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REVISTA DE VALENCIA.
TOMO II.
DE DICIEMBRE DE 1881 A FIN DE 1882.
Imprenta de Domenech. Mar, 48
VALENCIA.
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índice.
Alcahali (Barón de). Fray Juan Gilabert
Jofré. — Pág. 385. — El hidalgo de las fantas-
mas.— Pág. 273.
Amat (Migueli. La primavera. Tu alma y
la virtud (poesía). — Pág. 316.
Arigo (Luis María). Gaspar de Aguijar. —
Pág. 97.
Asenjo Barbíeri (Francisco). El poeta Gas-
par Aguilar, ¿fué también músico? — Pág. 302.
Asensio (José María). Estudio sobre un ro-
mance atribuido á Calderón. — Pág. 128. — Algu-
nas notas del ingenioso hidalgo D. Quijote de la
M.inchn.— Pág. 241 . — Catálogo de la biblioteca
Cervantina. — P.ágs. 419, 463 y-558.
Bétera (Vizconde de). Desafío de D. Pedro
Maza de Lizana. — Pág. i. — Coloqui valenciano
sobre el robo del copón del convento de Santo
Domingo. — Pág. 181.
Brel (José). I Recuerdos de Poblet.— Pági-
na 3.^3.
Caballero Infante (Francisco). Monedas
árabes acuñadas en el reino de Valencia (conti-
nuación).— Págs. 217 y 400.
Candela (Manuel). Epístola elegiaca (poe-
sía).— Pág. 520.
Claudio Girbal (Enrique). Memorias de las
predicaciones y milagros de San Vicente Fer-
rer en Gerona. — Pág. 577.
Crnilles (Marqués de). Cosas añejas: Un cau-
dillo morellano. — Pág. 337.
Ferrer y Julve (Nicolás) . Hijos ilustres de
Morella. — Págs. 26, 122, 176, 224 y 267.—
El Rey D. Jaime I por los caminos del Maes-
trazgo.— Pág. 529.
García Bravo (Enrique). El alba (poesía).
—Pág. 405.
García Bravo (Magdalena). Gratitud (poe-
sía).— Pág. 327.
Iranzo y Simón (Víctor). A la memoria de
D. Josef Orga (poesía). — Pág. 168. — Lo darrer
jorn de Sagunt (poesía premiada en los Jochs
Floráis del Rat-Penat).— Pág. 448.
Janini Valero ¡Juan). El supremo escultor
(poesía). — Pág. 232.
Llombart (Constantino). Set tinch (poesía).
—Pág. 251.
Llórente (Teodoro). Versos de la juventud'
(poesía). — Pág. 15. — A la buena memoria de don
Cristóbal Pascual y Genis (poesía). — Pág. I6I.
— Arenas del desierto en un reloj (poesía). — Pá-
gina 265. — A la señora baronesa de Cortes ('poe-
sía).— Pág. 361. — -Tempesta ¡romans). — Pági-
na 395. — F.austo. Trajedia de Goethe. Traduc-
ción castellana. — Pág. 582.
María de la Peña. Una crisis matrimonial.
Traducción de Fariña. — Pág. 5 11.
Martí (Juan de la Cruz). Un sarao en Valen-
cia en el siglo XVI. — Pág. 464.
Martin (Arturo;. El palacio del Real. — Pá-
gina 33-
MatllCU (Franccsch). Cant de Germano (poe-
sía).— Pág. 300.
Millas (Manuel). En el abanico de Encar-
nación G. de P. (poesía). — Pág. 277.
Morro de Aguilar (José). Recuerdos de la
Real Cartuja de Valdecristo. — Págs. 19 y 611.
Nognera y Aqnavera (Vicente), y Martí-
nez Aloy (José). Los barones del reino de Va-
lencia.— Pág. 289.
Nnüez de Prado (José). Los fantasmas
(t. de V. Hugo, poesía). — Pág. 504.
Ofliere. La Socied.ad v.alenciana de biblió-
filos.—Pág. 135.
Perales (Juan Bautista). El mesón de la
calle de Sagunto. — Pág. 319. — Traslación del
cuerpo de San Vicente Mártir. — Pág. 363.
Pizcneta (Féli.x). A la Sra. Doña Cefe-
rina Pardo déla Casta (poesía). — Pág. II8. —
D. Cristóbal Pascual y Genis (estudio biográfico
y literario). — Pág. 145. — Santa Teresa (poe-
sía).— Pág. 461 .
Puerto Calatayud (Pedro J.) El cantar de
los cantares (poesía). — Pág. 361.
Pnig y Torralba (José María) y Martí
Grajales (Francisco). Orígenes del grabado en
Valencia. — Págs. 547 y 099.
Qnerol (Aurelio). Algo sobre los artistas va-
lencianos en Madrid. — Págs. 82, 278 y 374. —
Tot sol (poesia). — Pág. 417.
Qnerol (Vicente \V.) Canción á la rosa
(poesía). — Pág. 214.
Reig y García (Juan). La religión y la
mujer (poesía). — Pág. 470.
Rodríguez Guzmau (Juan). El mundo de
los poetas (poesía). — Pág. 372.
Serrano y Morales (José Enrique). El
priorato de San Vicente. — Pág. 4I. — La cocina
española: El Ubre de Sent Soui. — Pág. 171.
— Breves apuntes de la orden Carmelitana y de
sus conventos en Valencia. — Pág. 481.
Torres (José María). Doña Teresa Gil de
Vidaure. — Pág. 49. — Espada del Rey D. Jaime
I de Aragón. — Pág. 103. — El historiador Vicia-
11a. — Pág. 255.
Ti'amoyeres Blasco (Luis). La sociedad
industrial en Valencia, bajo el reinado de D. Jai-
me I. — Pág. 4015. — Bibliógrafos valencianos. —
Pág. 433.
Velasco y Santos (Miguel). Archivo gene-
ral del reino de Valencia. — Pág. 193.
Vilaiiova (Juan). La estación prehistórica de
Monóvar. — Pág 66.
Villena ¡Rafael). Fé (poesía). — Pág. 543.
Vives Ciscar (José). Los diccionarios y vo-
cabularios valencianos. — Pág. 74. — El robo
del copón de Santo Domingo. — Pág. 307.
Crónica mensual. — Págs. 44, 88, 138, 189,
233. 283, 329. 381, 428, 473, 524. 571 y 619.
Bibliografía valenciana. — Págs. 46, 92, 142,
190, 238, 286, 334. 3Ó4, 432. 475. 526, 575
y 622.
Necrología: D. José de Orga, D. José Ova-
ra.—Pág. 86.
REVISTA DE VALENCIA.
1." DiciEMBRE DE 1881.
DESAFIO DE D. PEDRO MAZA DE LIZANA.
SEÑOR DE MÓCENTE,
CON
D. JUAN FRANCISCO PRÓXITA,
Conde de Aversa y de Almenara,
ates de relatar el hecho histórico que sirve de epígrafe á estas h'neas,
uzgamos pertinente decir cuatro palabras acerca de los fundadores de
las ilustres familias de Maza y de Próxita en el reino de Valencia.
Abrigamos la esperanza de que nuestros lectores las han de leer con gusto.
Familia Maza.
Según Escolano (1) y algunos otros historiadores, esta familia llevó primera-
mente el apellido Ligana por tener el Señorío de la villay castillo de Ligana, con
otros muchos lugares en la ribera del Fiscal en Aragón. Añade que antepusieron
á este el apellido Maza en 1096, en el sitio y toma de Huesca (2), pues hallán-
dose en grande peligro el rey D. Pedro I de Aragón, por la infinita morisma que
sobre él Uovia para socorrer á los moros de Huesca que tenia sitiados, acudieron
á servirle entre otros caballeros, D. Ferriz de Ligana y D. Fortuno que andaba
Cl) Escolano. — Décadas. — 1." cd. tomo 2.", col. 1297,
(2) Batalla Av Alcora/:.
REVISTA DE VALENCIA.
desterrado en Gascuña; juntaron trescientos soldados escogidos; armáronlos con
mazas, y tan valerosamente pelearon unos y otros que consiguieron los honores
de la jornada. El rey, en recompensa, perdonó á D. Fortuno y le mandó que to-
mara por armas tres mazas. Esto no obstante, en un noviliario m. s. de Valencia,
que tenemos á la vista, encontramos que no es aceptable la opinión de Esco-
lano en la parte relativa al origen del apellido Maza. El anónimo autor del men-
cionado m. s., en prueba de su aserto, cita un privilegio de población del año
933, concedido por Sancho Abarca é inserto en las páginas 75 y 76 de los Co-
mentarios latinos de Blancas, en el cual aparecen, como último de los testigos,
unFerrizMaga, y como secretario un Maga deLigana. De manera que l63 años
antes de la toma de Huesca existia el apellido Maga solo, unido y antepuesto al
de Ligana. Igualmente prueba con el testimonio de Bleda la existencia de ambos
apellidos separados, en la batalla de las Navas de Tolosa (l212) y en las con-
quistas de Mallorca, de Burriana y de Valencia. Lo indudable es que la familia
Maza en Aragón perteneció á uno de los 28 linages de ricos hombres mesnade-
ros, y que al venir á Valencia para su conquista, Blasco Maza quedó ricamente
heredado en ella y en el reino, constituyendo una de las seis casas que según
Bleda, tenian poder suficiente para hacer guerra á los moros por su cuenta y ries-
go, y sin mas auxilio que los de su nombre. Estas seis casas eran: Alagon,
Maza, Zagra, Cornel, Moneada y Cardona.
Familia Próxita.
Muerto Manfredo de Sicilia en la batalla de Benevento (1266) y decapitado
su sobrino Coradino, en la plaza del Mercado de Ñapóles (1268), quedó dueño
absoluto de las dos Sicilias Carlos de Anjou, Conde de Pro venza y hermano me-
nor de San Luis, rey de Francia. Los soldados franceses, sostenedores de aquel
trono, y muy especialmente Herberto de Orliens, Virrey de Sicilia y Juan de San
Remigio, Gobernador de Palermo, cometieron todos aquellos atroces atentados
y bárbaras crueldades que hablan de provocar mas tarde las famosas cuanto
sangrientas Vísperas Sicilianas. Juan de Próxita, señor de la Isla Prochyta,
dueño de una gran hacienda en Palermo, noble, doctor en ambos derechos, gran
retórico y muy afecto al rey Manfredo, en cuyo palacio habíase criado, fué una de
las principales víctimas de aquel régimen de desatinadas venganzas; primeramente
fué desposeído de sus bienes, y después deshonrado cobardemente en la per-
sona de su segunda esposa. El ofendido noble juró venganza, y con objeto de
facilitar la realización de sus propósitos, fingióse loco por espacio de tres años.
Merced á tan ingenioso recurso, no solamente pudo recorrer sin peligro aquellos
reinos para animar y disponer en favor de su justa causa ala nobleza del pais,
si que también marchar á Roma y á Constantinopla y venir á Aragón para
ponerse de acuerdo con Nicolás III, con Miguel Paleólogo y muy especialmente
DESAFÍO DE D. PEDRO MAZA DE LIZANA.
con D. Pedro III, el Grande, de Aragón, toda vez que se trataba de hacer valer los
derechos que su esposa Doña Constanza, hija de Manfredo y prima de Coradino,
.tenia á la corona de Sicilia. Próxita hizo su papd con tal cuidado y perfección, que
anunció públicamente la proximidad del dia de la venganza, sin que esto fuera
obstáculo para que llegado aquel, él mismo se proporcionara el gusto de herir
por su mano, y con un estoque que llevaba oculto en la caña que le habia ser-
vido de trompeta durante el tiempo de su fingida locura, al odiado Gobernador
de Palemio (i), en la famosa ermita de la Resurrección el dia 3o de Marzo de
1282, que se inició el tristemente célebre movimiento que habia de poner una
corona mas sobre las sienes de los reyes de Aragón.
El rey D. Pedro premió los servicios de Juan de Próxita con las Baronías de
Luchente y Cuatretonda y los lugares de Pinet y Benicolet en el reino' de Va-
lencia, con la Baronía de Palma y Ador en la huerta de Gandía, y con el lugar
de Benisanó, junto á Liria. Además le nombró gran Canciller del reino. Guarda
mayor de los sellos reales y presidente de su Consejo, y le dio los lugares de
San Anastasio y Bomerino en Sicilia. Andando los tiempos, este ilustre linaje
mereció los títulos de Conde de Aversa en Ñapóles, y de Almenara en Valencia.
. Desafio.
Descendientes de las dos anteriores fzmiilias eran D. Pedro Maza de Lizana,
señor de Mogente, conocido por "el de la Batalla" á consecuencia del suceso que
vamos á narrar, Virrey y Capitán General que fué de Cerdeña, y D. Juan Fran-
cisco de Próxita, Conde de Aversa y de Almenara, hombre de inquieta condi-
ción, segim habian probado sus discordias y luchas con los Moneadas y Masco-
nes.
D. Pedro Maza vendió Alberique al Conde de Almenara, y después de ulti-
mada la venta, aparecieron algunos censos perpetuos: reclamó el Conde y sobre
si habia mediado engaño ó no, promovióse cuestión entre ambos nobles. La dis-
puta fué tomando proporciones y al fin acudieron al terreno de las armas, tan
trillado en aquella época. El manuscrito á que dejamos hecha referencia, asegura
que cimigos y parientes fonnaron bandos; que á pesar de la justicia hubo escán-
dalo y verdaderos combates entre ellos, y que para evitar mayores males intervi-
nieron personas de valía, influencia y posición en Valencia, personas que deseo-
sas de conseguir un arreglo, lograron una tregua. Laudable era el propósito,
pero sin duda la tregua no hizo mas que personalizar la cuestión, toda vez que
sus resultados fueron el desafío de D. Pedro Maza y del Conde de Almenara;
(1) Tomamos estas noticias del m. s. que ya dejamos indicado, y debemos advertir que según
el Sr. Lafuente, San Remigio, |el Gobernador), pudo salvar la vida, refugiándose en el castillo de
Vicari.
REVISTA DE VALENCIA.
bien que uno y otro se obligaron por sí y por sus parientes y amigos i\ seguir la
fortuna del vencedor. A este carácter individual de la lucha se refieren las dos
cartas que vamos á copiar en lemosiny en castellano. Ambos documentos exis-
ten originales, de la misma manera que los que insertaremos después, en el Ar-
chivo del Excnio. Sr. Marqués de Dosaguas, y ambos nos parecen preciosos por su
forma y por su fondo. Con tal fidelidad guardan la huella de aquella época caballe-
resca y batalladora, que solamente ellos bastan para dar á conocer los caracteres
distintivos, las costumbres, la manera de ser de todo un pueblo. Esto no obstante,
consideramos una verdadera desgracia no haber encontrado las cartas del Conde
de Almenara, que seguramente serian dignas de su altivo adversario y una prue-
ba mas en favor de nuestras apreciaciones. Hé ahí las dos cartas de, que venimos
ocupándanos.
Caria de D. Pedro Maza.
Si nostres lletres, spectable Don Joan Francés de Proxita, Coiiite de Alme-
nara e de Anversa, solament havien d' esser vistas per los que á vos e a mí co-
neixen, axi en Napols com en aquests Regnes, seguint lo que es de ma condició
e costum no satisfaría á les viltats que mentint dieu, acompañant vostra falsa
querella; com entre aquells, ma vida satisfent a ma honra respon per mi, e
vostre vergoños viure es tan publich quels fa certs, son en vos tan abominables
crims com en molts trobarse poden: eacusantvos la conciencia del crim que
letjament fa culpable vostra perversa é deshonesta vida, crech dubtantvos ho
devia dir, sou vos cuytat dirho de mi falsament e mentiñt per ferme semblant a
vos. Ahon coneguts no som, no hu devien tant tembre, mas fiar de ma honestat
e bondat, y es tanta que ab tot vostre vil parlar m' en done molta rabo. No for-
zaré á la Uengua a dir tan lletjes páranles quals son mester pera manifestar la
veritat de vostres obres qui us fan tal que del venciment (que) de vos faré no
espere a teñir molta gloria. E si us digui e mostrí com pus fus prest (ó pronte)
a la esperiencia de les mans vinguerem, tais camins e sendes no son errades ne
impropies ais caballers que ab sfor? gotjen mirar los perills a que sa honor los
obliga, e axí u teniu vist de molts en aquest Regne e de parents vostres e meus,
e en altres parts de persones de molta reputado e estima, mas vostre flac e te-
meros ánimo no us comporta a veure lo que devieu fer, axí com ara us fa dir lo
que US fora millor callaren. E los engañs e fraus que dieu de mí, debía yo rece-
lar de vos per teñir coneguda vostra difamada vida y aver de anar al lloch hon
me asignareu vos degues trobar, puix a vos tocava demanarine. E responent al
que dieu del general de aquest Regne (l), cosa tan impertinent a nostre pro-
posit, dich mentiu e mentreu quantes voltes ho aven dit e direu, mas vos duptós
de proseguir tan mala é falsa querella com teniu, volrreu ab camins exquisits apar-
tarvos de aquella; e no es temps vos ne hatja de complaure. E venint a respon-
dre al que de vostra Uetra, importa major necesitat, feta en Alberich a 3o de
Marz propasat é a mi presentada per Marti Alfonso trompeta, partida per a. b. c.
soscrita de vostra ma e de vostres armes sagellada, en la qual dieu (que) quant
contractí ab vos de la venda de Alberich sabia haver hi censáis perpetuáis e que
adverant ago, a vostra requesta, mo combatreu a tota ultranza, a que responch
,l) (Juizá.s alude acjui D. Pedro ;i la intervención de dieha autorid.id en cslas discordias,
DESAFIO DE D. PEDRO DE LIZANA.
lo que totes mes lletres rahonen, que quant yo iis veni a Alberich no sabia fos-
sen peqjetuals los censáis que Micer Joan Sans me porta en un memorial e
aquell per part vostrame clona ab una iletrado creenza, dientme(que) havientro-
bat perpetuáis, aquells censáis contcnguts en dit memorial, e vos advcrant yo luí
sabia, liaveu mentit e mentreu quantes voltes ho haveu dit e direu, essent content
(de) defrendreuslo en nom de noslre Señor Deu e de la gloriosa Verge Maria,
mare sua e del ben aventtirat caualler Sant Jordi. Yo, Pero Maza de Lizana e
Cornell, defenent ma bona justicia, veritat e honor, acepte vostra voluntaria re-
([uesta de batalla a tota ultranza e fie en Ueu, punint e castigant vos, atenyré de
vos aquella honor que rcquest pot haver de son requeridor. Les armes vos divise
a caball, ab cavalls de la brida, encubertáis ab cubertes e francalets de brufol,
testera de asser e coU de malla, selles acerades acostumadas de portar en guerra
e les nostres persones ab cuyraces cubertes sens rest, gossets e falda de malla,
alses e guardes e mitjes manegues de malla, en la ma esquerra manyopa de la
llargaria que cascu volrá y en la ma dreta guant de malla, armes de cama e de
cuxa ab escarpes de malla, cabacets e bicoquet ab bauera e alpartes de malla,
llances de ma de onge pams de sta e hun pam de ferro, dues spasses de quatre
pams e mitch clel cap del pom fins á la pimta: copagorses de dos pams del cap
del pom fins a la punta: les quals armes, axi de les persones nostres com deis
cavalls, sien del pes que cascu voldra e sens nenguna maestría, segons se acostu-
men portar en guerra. E prench a carrech cercar lo jutje per temps de sis mesos
e per mon poder haber que nostra batalla dexe venir á fi, e no podenllo haver,
lexe lo carrech a vos per spay de altres sis mesos lo haiau. E partixemen a
cercar lo jutje per dar compliment al que so tengut, axi no me scrigau que á mí
ni procurador meu no trobareu per rebre Uetra vostra, pues no es necesari com
de así avant, sien mester mes obres que páranles. La present vos trasmet per
Antoni Romeu trompeta de casa mia. partida per A. B. C. soscrita de la mia ma
e de mies armes sagellada. Peta en Woxent a 7 del Mes de Abril del any 1486. —
Hay un sello. -^-Pero Maza de Lizana e Cornell.
Versión castellana de la carta anterior.
Si nuestras cartas, respetable D. Juan Francisco de Próxita, Conde de Alme-
nara y de Aversa, solamente hubieran de ser vistas por los que á vos y á mí
nos conocen, así en Ñapóles como en estos Reinos, siguiendo lo que constituye
mi manera de ser y mi costumbre no me hiciera cargo de las vilezas que con
mentira decís al dirigirme vuestra falsa querella: pues para aquellos (los que nos
conocen), mi vida garantizando mi honra responde por mí, al paso que vuestro
vergonzoso vivir es tan público que les asegura en vos la existencia de crímenes
abominables por pocos perpetrados: y acusándoos la conciencia del delito de
que tan feamente os hace culpable vuestra perversa y deshonesta vida, creo, que
por temor de que yo os lo echara en cara, habéis cuidado de ganarme la mano,
para decírmelo, aunque falsa y embusteramente, antes é igualarme á vos. Donde
no nos conocen no debíais temer tanto, antes bien fiar en mi lealtad y en mi
bondad, que son tales, que me estoy armando de paciencia ante vuestra ruin
palabrería: no obligaré á la lengua para que pronuncie palabras tan feas como
fueran necesarias, para poner de manifiesto la verdad de x-uestras acciones, que
os hacen tal que de vuestro vencimiento espero sacar bien poca gloria. Os dije
y demostré que estaba pronto á llegar á la prueba de las manos, porque seme-
jantes caminos y senderos no son equivocados, ni menos impropios de los esfor-
zados caballeros que se deleitan arrostrando los peligros á que el honor les obliga,
y así habéis podido verlo en muchos de este reino, en parientes vuestros y míos,
y en diversas partes, en otros de grande reputación y mucha estima; pero vuestro
REVISTA DE VALENCIA.
ánimo apocado y temeroso no os deja seguramente obsen^ar lo que debiais
hacer, bien que en cambio os hace decir lo que mejor os fuera callar. Los enga-
ños y acechanzas que en mí vislumbráis, recelarlos debiera yo de vos por saber
á qué atenerme en cuanto á vuestra difamada vida, y por tener que acudir al
lugar que designéis para encontraros, toda vez que á vos os tocaba provocarme.
En cuanto á lo que decis del General de estos Reinos (verdadera impertinencia
para nuestro propósito), digo que mentis y mentiréis- cuantas veces lo hayáis
dicho y digáis, aunque vos, medroso de proseguir querella tan ruin y falsa como
la emprendida, buscareis para abandonarla ingeniosos medios, sin pensar que
para que yo os complazca es ya demasiado tarde. Paso ahora á contestar á la
parte mas importante de vuestra carta, fechada en Alberique á 3o de Marzo pró-
ximo pasado, recibida por mano de IMartin Alfonso, heraldo, partida por el a. b. c,
suscrita de \T.iestro puño y letra y con vuestras armas sellada. En ella decís que
cuando traté con vos de la venta de Alberique, conocía yo la existencia de censos
perpetuos, y que en abono de esto y á vuestra instancia me combatiréis hasta
el último extremo, á lo que respondo con lo que mis cartas todas rezan; cuando
yo os vendí Alberique no sabia hubiese los censos perpetuos que Micer Juan
Sans me trajo en una nota que de vuestra parte me dio con una carta de
creencia, diciéndome que aparecían perpetuos los censos de la mencionada nota;
y vos, asegurando que yo lo sabia, habéis mentido y mentiréis cuantas veces lo
habéis dicho y digáis, dándome yo por muy contento de hacéroslo bueno en
nombre de Dios nuestro Señor y de la gloriosa Virgen María, su madre, y del
bienaventurado caballero San Jorge. Yo, Pedro Maza de Lizana y Comel, en de-
fensa de la justicia, de la verdad y de mi honor, acepto \'uestro espontáneo reto
de batalla hasta el último extremo, y en Dios fío que al castigaros conseguiré de
vos tal honra cual retado puede lograr de retador. En cuanto á la elección de
armas; el combate será á caballo, con caballos á la brida, encubertados con cu-
biertas y francaletes de bruza, testera de acero y cuello de malla; sillas aceradas
según es costumbre llevar á la guerra, y nuestros cuerpos con corazas cubiertas
sin cuerda; goceletes y falda de malla; alzas y guardas y medias mangas de
malla; en la mano izquierda manopla de la longitud que cada uno quiera, y en
la derecha guante de malla; capacetes con bigotera y babero, y calzado
de malla; lanzas de mano de once palmos de hasta y uno de hierro; dos espadas
de cuatro palmos y medio desde la extremidad superior del pomo hasta la punta,
y corta-cuellos (l) de dos palmos desde dicha extremidad hasta la punta; cu-
yas armas, así las nuestras como las de los caballos, serán del peso que cada
lino quiera y sin adornos, á uso de guerra. Yo me encargo de buscar Juez
del campo en el ténnino de seis meses y de hacer cuanto pueda para que
deje que se verifique nuestro desafío, y caso de no conseguirlo os encargaré de la
realización de nuestros propósitos por otro término de tiempo igual. Marchando
en busca del Juez, en cumplimiento de lo que he ofrecido, no me escribáis porque
ni á mí ni á procurador mío habéis de encontrar para recibir vuestra carta, por lo
demás improcedente, ya que de hoy en. adelante se necesitan mas obras que ra-
zones. Esta os envío por Antonio Romeu, heraldo de mi casa, cortada por a. b. c,
escrita de mi puño y letra y con mis armas sellada. Fecha en Mogente á 7 de
Abril del año de 148Ó. — Pedro Maza de Lizana y Cornel.
Otra carta de Pero Masa.
Per apartarvos de lo que degudament deguereu proseguir, spectable Conde
de Almenara e de Aversa, vos embarazan mesclant lo que falsament dieu del
(1) Espada corta de dos filos, que equivalía al puñal de graciar'
desafío de D. PEDRO MAZA DE LIZAKA.
General ab nostra diferencia: al que e respost lo que ma honor satisfeya e satisia
dientvos, con dich, menteu e mentreu quantes voltes o haveu dit e direu. Ne
entre els discrets_ te lloch vostra covarda parenceria perqué si de ago en volgue-
ren combatrer mes que per vostra temeraria e no verdadera querella, devienme
dir ans que de aquella me culparen, e molt mes que vos fora y.o aleare (de) de-
fendreusho. Ni em maravell si lo mot de mentir teniu per comu, puix es tan
propi e acostumat a vostra falsa e reprovada Uengua; ne altre de aquella es pot
hoir en frau y engafis e publichs robatoris de tots aquells ab qui contratan, e
per 50 son vos lo qui juntament per vostres asefialades maldats e crimines viure
peunició e castich de la Magestat del Rey, nostre Señor, deven esperar, e yo de
-sa Ex. cía per mos servéis, remuneració e gracies he hagut y espere. E si us digui
en ma pasada lletra que partia per corear yutge e plaza, haventvos devisat les
armes era cosa deguda e pertinent, perqué aceptada vostra falsa e mala requesta
de batalla no creya ab tan civils rahons haguereu á desistir á lo que per
vostres Uetres é mies se mostra obligat. Mas, com aquell que ab manifets delits,
haveu del tot la v'ergoña perduda, cercan ab colorades e vils páranles desviarvos
de lo que falsament haveu emprés. E poría us dir moltes coses per les quals cla-
rament se veuria lo que us he volgut defendre; esser nostra diferencia y vos per
aquella esser tengut (a) combatreus, pero puix veig ab tan gran confussió de
vostra honor apartarvos de lo que mentint me aveu imposat, desmentint a mi de
lo que per totes mes Uetres yo he adverat, dexeu ais miradors e a la verificado
de nostres Uetres. E vull per mon poder atallarvos los camins per hon me par
volrieu fogir de nostra batalla, com aveu fet de aquells ahon a vostra vergoña
trobas les sendes errades, e com per vostres Uetres de batalla fetes en Alberich á
3o de Marz e a 12 de Abril, partides per a. b. c, scrites de vostra ma e de vostres
armes sagellades, presentades a mi per Martí Alfonso, trompeta, se mostré vos
reptar e enculparme que com vos veni á Alberich, sabia haver hi censáis perpe-
tuáis e que mal contratant, vos he fet maldat, frau, e engañ; a que us respon
haveu mentit, mentireu e mentreu quantes voltes ho haveu dit e direu; e so con-
tent (de) defendreus ho per batalla a tota ultranza, com me requiriu, ab les armes
per mi devisades. Em plan los censáis que dieu, yo sabia esser perpetuáis se en-
- tenga de aquells que haureu vulgut dir, per provehir no me halan pus á escriure
ni fer proces enfiust de nostres Uetres. E si algún altre cami trobau per mes íogir,
lo que no crech, siau cert usaré contra vos é vostra honor de tot lo que com á
request me será permes. La present vos trasmet per antoni Romeu, trompeta de
casa mia, partida per a. b. c, soscrita de la mía ma e de mes armes sagellada.
Feta en la mia vila de Moxen a 16 de abril del any 1486. — Pedro Mayor de Li-
zana e Cornell.
Versión castellana (l).
Para apartaros de lo que por obligación debierais proseguir, respetable Conde
de Almenara y de Aversa, os molestáis trayendo á colación lo que falsamente decís
del General con respecto á nuestra diferencia; á lo que he contestado lo que á
mi honor cumplía y cumple, diciéndoos, como os digo, mentís y mentiréis cuantas
veces lo hayáis dicho y diréis. Ni propio es de personas serias vuestra cobarde
artimaña, porque si por esto querías combatir de mejor gana que por vuestra
temeraria y no verdadera querella, decírmelo debisteis antes de culparme por
aquella, que mucho mas que vos, fuera yo alegre de defendéroslo. Ni me ma-
(1) Advertimos á nuestros lectoxes, que tanto por la índole de los documentos traducidos,
cuanto por la insuficiencia nuestra y la falta ab.soluta de buenas obras de ayuda, no tienen estas tra-
ducciones mas,pretension que la de facilitar la inteligencia de los originales.
<S REVISTA DE VALENCIA.
ravilla que la palabra mentir tengáis por frecuente, tan propia y usual es
á vuestra falsa y reprobada lengua, ni es posible escuchar otra mas qiíe
aquella, anclando siempre con fraudes, engaños y públicos latrocinios para todos
los que con vos tratan. Hé aquí precisamente, que sois vos, quien por sus seña-
ladas maldades y criminal vivir, debe esperar pena y castigo deS. M. el Rey, nues-
tro Señor, que yo por mis servicios, remuneración y gracias he tenido y espero. Si
en mi carta anterior os dije que paftia en busca de juez y de campo, después de
haber elegido armas, era cosa debida y pertinente, porque aceptado vuestro falso
y malo reto de batalla, no creia que con tan buenas palabras hubierais de desistir
de aquello á que por vuestras cartas y las mias quedabais obligado. Pero a se-
mejanza de quien por sus manifiestos delitos perdió del todo la vergüenza, tra-
táis con solapadas y viles palabras de rehuir el injustificado compromiso en que
os habéis metido. Podria deciros muchas cosas por las cuales se veria lo que he
querido defenderos; que ha habido entre nosotros una diferencia y que vos
por ello os habéis obligado á combatirme, mas viéndoos apactar con tan gran
vergüenza para vuestra honra, de lo que con mentira me habéis imputado, des-
mintiendo lo que en todas mis cartas he asegurado, dejaos de testigos y de veri-
ficaciones de nuestras cartas. Quiero hacer cuanto pueda para atajároslos pasos
por donde me parece querríais huir de nuestra batalla, según habéis hecho donde,
para vuestra vergüenza, habéis equivocado los caminos. Por vuestras cartas de
Alberique á 3o de Marzo y 12 de Abril, cortadas por a. b..c., suscritas de \-ues-
tro puño y letra, selladas con vuestras armas y á mí presentadas por Martin
Alfonso, heraldo, se demuestra que vos me habéis retado y acusado de haberos
vendido Alberique, sabiendo que habia censos perpetuos y de que contratando de
mala fé os he hecho lesión, fraude y engaño. A esto respondo que habéis mentido,
mentís y mentiréis cuantas veces lo hayáis dicho y decís, y que me alegro de
sostenéroslo en batalla á muerte, según me requirís, y con las annas que ya he
elegido. Me place que los censos que decís que yo sabia eran perpetuos sean
aquellos que hayáis querido indicar, así que no debéis insistir en ello ni escribirme
ni promover un interminable litigio sobre el contenido de nuestras cartas. Si aun
encontraseis alguna otra callejuela por donde huir, cosa que no creo, tened la
seguridad de que he de hacer contra vos y vuestra honra cuanto consienta mi
derecho de retado. La presente os envió por Antonio Romeu, heraldo de mi
casa, partida por a. b. c, suscrita de mi mano y sellada con mis armas. Fecha en
mi villa de Mogente á lóde Abril de 1486. — Pedro Maza deLizanay Cornel. —
Hay un sello.
Si como parece desprenderse del contenido de esta carta, el Conde de Al-
menara pensó y trató de sacar del terreno de las armas para llevarla á otro mas
pacífico, y sobre todo, mas propio de una cuestión de derecho, su discordia con
D. Pedro Maza, no solamente viéremos que no consiguió su objeto, sino que
habremos de confesar, que al parecer, tenia razón su adversario al decirle que
ya era demasiado tarde.
Ignoramos si D. Pedro, encargado de buscar juez, acudió al rey Don
Fernando el Católico, según afirma el M. S., añadiendo que este se negó
á darles campo; lo seguro es que se dirigió al de Portugal, que le contestó una
carta, en la que hace declaraciones que hablan muy alto en favor de aquel mo-
narca y del estado de civilización del pueblo portugués en aquella época. Juzguen
nuestros lectores por la lectura de la carta, que dice así:
DESAFIO DE D. PEDRO MAZ\ DE LIZANA.
En el sobre: — A Dom Pero Maza e cornesa — Sor das baronías de Moxen e
de Luchent en o Regno de Valenca Daragon.
Dom Pedro amiguo: Nos dom Johan per graga de Deus, Rey de Portugal e
los Algariies, da Aqiiem e da aleumar em África e Sñor da Guinea, Vos imviamos
muito saludar. Viraos a cta que nos inviastes per mosen Johaní Soler caul." (i)
leuador da presente onuimos o que de vala parte nos falou (2) e nos requereer (3)
nous sooment huna bez mas per tres e quatro beces, como boon e fiel paorele (4)
e amiguo voso acerca da licenga que nos envoyaves a pidir por mercez, que nos
quisiéramos outorgar pa em nosa corte e presente Nos aberdes de poer em obra
e com efeito o campo sobre o desafio dant (5) vose dom Johan Francess de Pro-
xida, Comde Dauersa e Dalmenara. E depoys esto assi tuvimos onuido, Nos to-
mamos consejo acerca de voso requem." (6) e aryanos (no se lee bien) (7) que
principalment por lo que pertenece a nosa conciencia como por os Reis destos
nosos Reinos, nosos antecesres (sic) nunca costumaron dar lugar a semelhantes
desafios, e assi por outros alguns respeitos acordamos que nom deviamos de
eneste caso satisfazer a voso requerimento. E o dito Mosen Joham Soler nos tor-
noii outra vez a sopear pedibnos por mercez da vosa parte, que pois ante ilbs e
em estos Reynos vos nom dauomos a dita licenca, que proveciese que os capitanes
das cidades e villas de dito noso reyno áó Algarvedaalem em África vos la disus
(diesen) ao que Ihe respondimos o que ia respondido tinihamos. E sabereeu
que mui pouquos dias ha, por o Marques de Astorga y Dom Bernardino, naturars
dos Reinos da Castella somos requeridos que hem nosos reinos Ihes daremos
lugar para facer outro campo, sobre outro desafio, dantre ellos e por as causas
e razones ia ditas nos escosamos dalles. Mas en todas as óutras causas que de
nos e de nsos reinos vos cumpsen, (8) por afeigon e boa voontad que vos te-
nemos, certo que folgaremos de vos fazer honra, fauor e cresces edén este funde-
ment nos o podréis requerir em caso que os (no se entiende) favorezca? Feita em
a villa deSantarem a 11 ds. do mes do Julho a 486. — El Rey.
Ante la negativa del Rey de Portugal. D. Pedro Maza se dirigió por medio del
magnífico Mossen Diego de Soler al de Navarra que enterado de la pretensión
del Sr. de Moxent, aceptó solemnemente el cargo de juez del campo, seña-
lando para la batalla el dia 5 de Febrero de 1487 en la ciudad, villa ó lugar
en que á la sazón se encontrara, y envió á los dos nobles contendientes cartas
asegurando, bajo su buena fé y real palabra, sus personas y las de sus acompa-
ñantes y los bienes de todos. Antonio Romeu, heraldo del de Maza, marchó
inmediatamente á Almerara, y el dia 26 de Julio de 1486, ante Pedro Avella,
notario, notificó la oceptacion del rey de Navarra al Conde, que se compro-
metió á comparecer el dia señalado para la batalla, haciendo constar su satis-
facción y contento al convencerse de que no en balde confió en el valor v caba-
llerosidad de D. Pedro.
Hé aquí ahora el Memorial pera el Sor. Don Pedro Maza per lo que ha de
fer en sa batalla, documento que original obra en nuestro poder y que conside-
ramos verdaderamente curioso.
1." Primo, que plegat en la Senyoria de Bearn on sera lo alt Rey de Nauarra,
jutge de la dita batalla, feta Reverencia a aquell, li diga compareix dauant sa
altesa pera la assignacio de plaza que feta ha al comte daversa e a ell, pera el
(1) Cab.iIlei-o. (5) Entre.
(2) H.ibln. (b) Requirimlento.
(3) Requirió. (-) Encontramos.
(4) Palíente, (8) Cumpliesen ó necesitarais.
lO REVISTA DE VALENCIA.
cinguem jorn de Febrer, quel supplica mane designar e fer apparellar lo loch on
se teñen a combatre. E si li parra, li diga lo supplica per aquell jorn los tinga la
dita plaza segon offert e assignat té a supplicacio sua. E que de tot lo que dirá
e respondra lo dit alt Rey, sen fara fer carta publica, supplicant sa altesa li done
notari o notaris pa rebre tots sos actes.
2. ítem que sperant lo dit jorn de la dita assignasio se preparará de tot lo
que sera mester pera aquell dia.
3. ítem que íeta la liza laqual ha esser de certa longaria e ampiarla segons
los Reys d' armes o heraus que allí serán sabrán, ab dues portes, la una al
leuant y laltra al ponent. E de fora la dita liza senté á fer una altra closa, en
mig de les quals han a estar tres tendes, 50 es la del comte d' aversa a la part
de leuant a la porta de la liga e la tenda del dit don pero maga a la part de
ponent segons dit es de la tenda del comte e per semblant ha etar lo cadafal del
Rey e jutge sobredit fet é construhit en mig de les dos liges.
4. ítem que lo dia assignat de la batalla de gran matí hoirá missa en sa po-
sada o en la sglesia o llá on milis li parra e trametra totes ses armes a la tenda
que ya será parada segons dessus es dit, ereparat lo cabaset e lanza si voldrá
que lo patge los porte, lo qui cavalgara en lo cauall ab que 's te a combatre.
5. Itera cavalgara, apres hoida missa, en una acá o troter o muía en fa-
llenca de no poder haber acá otroter, bestit ab roba de stat e ab lo ventall en la
raá on es pintada la Santissima Trinytat e la gloriosa verge maria e altres sants;
e acompanyat de tots los Senyors que ab ell serán e deis de la cort e d' altres
que hauer pora hiza de sa posada al camp o liga e fer ha portar sos cavalls en-
paramentats ab sos patges e lo que ha de fer la batalla ab son coU e testeracu-
bertes é paraments de armes segons se te a combatre e portant li lo patge lo ca-
baset e lanza si voldrá. E la bandera e standart hira desplegat dauant los cavalls
portant los dites persones de la condicio que en aquella S.''^ se acostuma.
6. ítem plegat a la liga, descavalgara en la tenda e eligirá dos padrins los
quals entrevendran en mostrar les armes ais fels ó jutge, si beure les volra, e exa-
minat tot lo que s' ha de fer, e prestat jurament per lo dit don pero maza en poder
del dit Rey o Jutge ó deis dits fels, se armará de ses armes e havent se a vestir
la roba de armes, la fara pendre a los dits dos padrins que elegit havrá, e ell ge-
nolls en térra ab les mans juntes ó plegades dirá dregant (dirigiendo) les parau-
les a nostre SenyorDeu e los nlls al cel, dient, "Senyor supplichte que esta roba
d' armes quem vist ab honor lam puga despullar.,, Dient ago, los dits dos padrins
li vestirán la dita roba d' armes, é levat e acabat de armar, cavalcará en son
cavall que haurá fet les armes, acó en lo temps que li será ordenat e cavalgat,
pendran los dits dos padrins per los banichs de la brida a peu portant davant sí
la dita bandera e standart e axi entrara per la porta de la lica que sera feta á la
part de ponent. E ha de ser en una de dos maneres, segons la costum de aquella
térra, o que los dits dos padrins axi portant lo ab la bandera y standart davant
fara una volta per dins de la liza tot en torn de tornant á la dita porta de ponent,
posant la dita bandera e standart dins la dita liza a cascuna part de la porta,
ligant la bandera a dreta e le standart a la squerre. E los dits padrins lo tendrán
deis banichs de la brida tant fins sien fets los tres tochs e los Reeys d' armes o
heraus, dit e cridat per tres voltes "lexe les aler per far lur deure" e ja los padrins
los teñen a leixar.
7. ítem que en lo temps que sera a cavall en la sua tenda ó entrant dins la
dita liza fará cavaller a Don pero maza, son fill, dient li, que pera que li recort lo
dia que ell se combat ab lo Comte d' aversa.
8. ítem que si aváns de entrar en la dita liza, o apres, o en qualsevol temps
era comes per lo dit alt Rey e Jutge que possas en son poder les dilferencies e
desafío de D. PEDRO MAZA DE LIZANA. 11
batalla que ab lo Comte d' aversa te, li deu respondre que ell es stat y es request
per lo dit Comte e 1" ha de seguir en lo que aquell fará, que ab ell no te á dir li
mes sino al dit Comte, e si cas se seguija, lo dit Comte fos grent posar ho en
poder del dit Rey e Jutge, puixs ne fos cert per semblant ho deu ell fer, que
tots temps qii' el requeridor se redoexqa de batalla, qu es lo punt alt
gran de honor que entre Cavallers se porta a Civilitat de compromes, es grandis-
sima honor del request. E si tal cosa se seguirá no s" ha de mirar sino en los
motius que si pendran en pronunciar, que per no poder dir altra cosa lo dit Jutge
e Rey quant al Cyvil, rémetrem a un Rey e Senyor qui els ho determine o ais
jutges pactats o concordats en los capitols de la venda de Alberich. E quant en
■ la batalla, no important necesitat de combatre, com no sia cas de aquella, asso
ha millor datliber de vos Senyor don pero maza e deis altres S.o"" qui ab vos
serán.
9. ítem sis sdeveniac as que lo dit Comte no comparegues pera la jornada, e
lo dit Rey e Jutge volia porrogar per letres del Rey, nre, Senyor, o per impedi-
ment algu del dit Comte ó per qualsevol altra cosa que fer, ne enseguir se po-
gues, en ago a molta contra star lo dit don pero maza, ab páranles molt fortes
e punyents dient, no deu ne pot porrogar, com james se troba jutje algu de
batalla, present la una part e absent l'altra, dega ni puga porrogar semblant
assignacio, mayorment sa alteza que ab páranles affirmatives en les Reyals letres
los ha assignat lo cinquem jorn de Febrer; e no sois de paraula ajo dirá mas ab
supplicacions y scrits y ab protests y altres degudes páranles e rahons una ó
moltes, fent se fer carta pública una ó moltes segons li semblara.
^. ítem que en lo dit cas, no vengut lo dit Comte á la dita jornada, lo dit
don pero maza deu anar á la dita hora, en la forma que davant es dit, ab totes les
ceremonies que faria essent hi lo dit Comte, e stara en la sua tenda y sp^ara
fins passe mitg dia que cavalcará armat com si havia a combatre e hira per dins
la dita liza a la part on stara lo cadafal del alt Rey é Jutge e feta reverencia a
aquell, li dirá que sa altesa veu com sta apparellat de combatre ab lo dit Comte
d'aversa son Requeridor, lo qual no venya ni era comparegut, supplicando li
done licencia de fer los actes que per dret d'armes, stil e prática de cauallers se
deuen fer, e que mane al Rey d'armes o herau, que ally tendrá, qu' el cride per
los lochs de la liza qu' es deu, e manat axí per lo dit Rey e Jutge ally en aquell
loch mateix fara tocar a un de ses trompetes, de aquel so dolorós e trist que s'
acostuma e lo Rey d'armes o heraut cridara: " Venyii, venyii, spectable don Johan
fr atícese k de Proxita, Compte d a bnenara ed' aversa, al loch e plasa de vostra
batalla, a vos assignada e intimada pera el present dia de huy qu' es lo cinquem
jorn de Febrer del any de la Nativytat de nostre Senyor 148"], davant lo molt
excellent dan yohan Rey de Navarra, Jutge de la dita batalla e sino lo specta-
ble don pero Masa de Lizana e de Cornell com a deffensor de vostra requesta
procehyrá contra vos e vostra honor e de vostres armes axi com per dret d*
armes, stil e prática de cavallers se pertany e den /er,„ y axi, hyrá e fvaa la
semblant crida e actes en altres tres parts de la dita liza, enaxi que han a esser
quatre les parts on se te a fer la dita crida e actes, present lo dit don pero maza
e en ago a esser present hun notary pera que ho reba, en faga carta publica e
fetes les dites quatre crides, ha de tomar lo dit don pero maza ab tots los altres
davant lo dit Rey e Jutge e supplicar e requerir aquell mane al dit notary y
scrivá, de tots los dits actes que rebut haurá lín fasa carta pública. E axi rebuda
per lo dit notary, s' en tomará a sa tenda e sperara en aquella fins a tres ores
apres mitg jorn. que tornara a cavatl e armat, com si s' havia a combatre, ab son
Rey d'. armes o heraut, trompetes e padrins davant, a la part de la liza on stará
lo Rey e Jutge e dirá e supplicará a su altesa segons es dit damunt, e fetes les
12 REVISTA DE VALE^'C1A.
dites qiiatre crides a les cutes quatre parts de la lica e rebuta per lo notar\" los
dits actes de manament del dit Rey o Jutge, segons dit es damunt, s' en tornará
a sa tenda, on stará y sperará qu' el sol se ponga. Apres tornará ab tots los so-
bredits, davant lo dit Rey e Jutge, supplicantlo mane esser fetes les terceres crides,
segons damunt es dit, les quaís fetes en les quatre parts de la liza ab los ma-
teixos tochs de trompeta e cridant lo Rey d' armes o heraut les mateixes pá-
ranles que damunt, sen tornará davant lo dit Rey supplicant lo mane esser fet
de tot, acte ó carta publica, una o moltes, quantes a sa honor mester serán.
11. ítem fetes les dites coses deu requerir esupplicar al dit alt Rey e Jutge
que com la hora sia ya tarda e passada de aquella que cavallers se acostuma e
deu combatre e hata sperat tot aquell jorn assignat per sa altesa al dit Comte d"
aversa, son requeridor, lo qual no ha comparegut á la dita jornada é son stats
fets tots los actes e proceliments que fins en aquella hora se convenia de fer, no
resta sino que sa altesa li done licencia e facultat, segons es permes per dret de
armes, stil e prática de cavallers, de correrly la plasa portant la figura de aquell
rosegant a la cua de son cavall, revesantli les armes ligades al coU de la figura
de aquell, traentlo axi vergonyosament de la diia liza com á confíis é veuQjit de
la querella e batalla, e que sa altesa lo comdempne en totes aquelles penes civils
e crimynals, que á tal requeridor, confíis é vencut, no essent comparegut a tan
certa jornada de batalla per sa altesa signada com axi de justicia, dret, stil e
prática de cavallers fer se dega, en sia tengut.
12. ítem que fet acó, se fará ligar a la coa de son cavall la dita figura en
persona del Comte d' aversa ab les armes de aquell capa valí, ligadas al coll de
dita figura, e axi correrá per dos voltes de 1' hun cap al altre de la dita lis%e
plasa, precedint en ago licencia é manament del dit Rey e Jutge en aquesta
for[^pi, que si ell ally li voldra dar la sentencia complida, o dant facultad de fer
lo sobredit, lo qual de necesitat se, ha de fer ans que hixca de la dita liza, apres
en son palau li pot donar la sentencia complida no sois en affecte de lo que es
dit, mes encara lo ha de comdempnar en totes les despeses per ell fetes en la
dita batalla en gran suma, scryvint letras á la majestat del Rey nostre Senyor li
fasa pagar de bens del dit comte la dita quantitad. qual haura comdempnat, dins
cert temps e que si non fara ell puga precedir a marques contra vasalls de sa
altesa, pera reintegrar e pagar al dit don pero maza e complir lo de justicia. E
correguda la plasa, te a exir lo dit don pero maza per la porta de levant, portant
rosegant la dita figura e armes, segons damunt es dit, e sa bandera e standart
davant, acompanyat de tots los que ab ell serán, fins a la posada.
13. ítem si es seguirá cas, que havent a fer lo dit don pero maza los dits actes
en conímnacia del dit Comte e stant en fer aquells, en qualsevuUa ora del dia lo
dit comte plegara á la dita lisa, puixs fos ans de hauerly correguda la plasa lo dit
don pero maca, allegant algún infortuny de temps o altre, pera no esser pogut
plegar fins en aquella ora, e demanara porrogacio de jornada, lo dit don pero
maza, fetes totes les rahons que ferse poden, senyaladament que en cosa que tant
li anava la honor devija pendre tal temps a venyr, que no li fos stat freturos pera
hauer tant a fallir a sa honor, mas coneixent lo dit Jutge deure la allargar, sera
content, puixs lo dit comte prenga de ally avant a tot ///;■ carrecJi la plaga, puix
lo dit don pero maza cumplidament ha aus fet a tots lo que li conveya a cas. Sj
plegaua lo dit compte, ya lo dit don pero maza haventli correguda la placa no es
cas de admetreli nenguna raho, ny lo Jutge lo deu tolrar, ans detenyr y pendre la
persona de aquell y executar totes les penes civyls e crimynals e dañs que con-
demptat haura.
14. ítem si es seguirá lo que es conta en lo antecedent capital, que lo dit
comte, plegant al dia assignato se obtingues porrogasio de jornada, havent ya co-
DESAFÍO DE D. PEDRO .MAZA DE LIZANA. l3
mensat !o dit don pero maza los actes contra aquell, aquells dits actes fara con-
tinuar, e aiitentichs ab tots los albres haura pera major salvetat e aument de sa
onrra.
15. ítem pera provehyr a tot lo qii' es porra seguyr comparcnt lo dit comtc
a la dita jornada y essent mesos dins en la liza y en cualsevol temps de la batalla
que lo dit Rey lanzas lo bastó y 's prengués la dita plasa, lo den, tot temps,
supplicar la leixe venyr affi segons li ha offert e dient lo dit comte lo semblant
lo deu seguyr lo dit don pero maza dient al dit Rey, lo dit comte parla per ab-
' diás.
16. ítem que s' es devenya que lo dit don pero maza matas lo dit comte en
la dita liza, aquell deuen traure rosegant de la dita liza per la part de levant e lo
dit don pero maza deu exir per la porta mateixa, portantlo per los banichs de la
brida sos padrins segons los haura posat e requerir al dit Rey, e Jutge condem-
pue lo dit Comte en totes aquelles coses que per dret de armes, stil e práctica de
cavallers se deu fer y en totes les despenses; y a^o niateix se deu fer en lo cas on
lo dit comte se desdigués o restas vengút.
17. ítem en quansevol deis dits casos que y haja de haber condempnacii) de
despeses, ha mester letres pera la inajestat del Senyor Rey de Navarra e Jutje
de la batalla pera que fasa pagar al dit don pero maza, deis bens del dit Comte en
la forma que segons damunt se conté.
Llegado el dia 5 de Febrero de 1487 y hallándose el Rey D. Juan de Navarra
en su palacio dePauen Bearn, señaló campo para la batalla en laplaza misma del
indicado palacio, según refiere Zurita en sus anales, 4.' parte, libro 20, cap. 69.
Llenadas todas las formalidades expresadas en el supra-inserto memorial,
siendo padrinos D. Juan de Cardona, Señor de Guadalest, á la sazón des-
terrado en Navarra, por el de Próxita; y por D. Pedro Maza, D. Roger Ladrón
de Pallas, Vizconde de Chelva, y tercero el Gobernador de Bearn, entraron en
la liza nuestros dos bizarros valencianos, armados de todas armas y ginetes en
muy ligeros corceles . Dos veces se encontraron furiosamente en msdio del pa-
lenque y á todo el correr de sus caballos, y á la tercera cayó al suelo el do
Almenara. Apeóse entonces D. Pedro, y ambos tiraron mano á las espadas,
empezando nuevo y encarnizado combate. Desgraciadamente para el Conde,
habiéndose estropeado el brazo derecho en la caida, perdió muy en breve el acero.
Recogióle Maza, y tan cortes como valiente se lo devolvió diciendo, que ó bien
lo esgrimiera otra vez en su defensa, ó bien suspendieran el combate hasta que
recuperase las perdidas fuerzas. El de Almenara, reconociendo su mala fortuna,
repuso "El duelo ha fenecido, vos y yo hemos hecho nuestro deber, conque vos
y yo quedamos satisfechos, los jueces declaren por vuestro el campo que desde
aquí os doy palabra y mano de ser vuestro amigo." Llegaron los jueces y al-
zándoles las viseras publicaron sentencia dando al Conde de Almenara y á Don
Pedro Maza por valientes y esforzados caballeros, pero á D . Pedro por mas
afortunado.
Juntos y amigos, los hasta entonces irreconciliables enemigos, sin regresar á
Valencia, marcharon al ejército del Rey Católico que estaba sobre Málaga. Pe-
14 REVISTA DE VALENCIA.
learon como buenos hasta la rendición de la plaza y para volver á las Cortes
que se hablan de celebrar en Orihuela en 1488, confirmaron las amistades, pres-
tando el homenage en manos del rey.
De esta manera terminaron en Valencia los bandos de estas dos familias,
que por sustentar tales querellas, arruinaron el patrimonio de sus casas. El Conde
de Almenara, arrepentido de su inquieta condición, se retiró al pueblo de su título
con el propósito de reparar en lo posible la fortuna de sus hijos.
El Vizconde de Bétera.
VERSOS DE LA JUVENTUD.
UANDO en la noche, que aman tus ojos soñadores,
Estremecido el pecho por dulce agitación,
[ Abres á los dorados sueños de los amores
El alma, y á las brisas nocturnas tu balcón;
Cuando tus ojos huyen de la donnida plaza
Los muros, que proyectan siniestra oscuridad,
Y tu alma, que las sombras y su pavor rechaza,
En el azul espacio se pierde en libertad:
De todas esas luces, que bellas y tranquilas
Desde lejanos cielos fulguran sobre tí,
Cual de entreabiertos ojos las trémulas pupilas
Que siempre están hablándote, hablándote de mí;
¿A cuál de ellas los ojos humedecidos giras?
¿En cuál de ellas tú buscas la claridad mayor?
¿A cuál asciende de ellas, cuando feliz suspiras.
El ay que á la inocencia dispútale el amor?
De esos flotantes orbes en la dispersa hueste,
¿Cuál es el que en sus giros no pierdes tú jamás?
Cuando tu fantasía se abre á su luz celeste,
¿En cuál ves mi recuerdo? ¿A cuál mi nombre das?
l6 REVISTA DE VALENCIA.
Flores del mismo tallo, gemelos de una cuna,
Algunos juntos nacen y mueren á la vez:
En la celeste esfera sus órbitas aduna
El ángel cuya lira condúcelos tal vez.
Soles de nuevos mundos, con vividos destellos
Alumbran de sus cielos otros la soledad,
Las luces apagando de los que entorno de ellos
Avergonzados radian dudosa claridad.
Y en tenues nubes otros de polvo diamantino
El pensamiento llevan donde la vista no;
Y son olas de estrellas que en leve remolino
El caos en sus negras borrascas arrastró.
Unos, que con espanto oontemplas, arden rojos,
Quizás encandecidos por interior volcan;
Sus luces otros menguan, cual moribundos ojos,
Planetas enfermizos que feneciendo van.
Su rayo unos incierto destellan tremolante.
Cual tu mirada inquieta cuando se fija en mí;
Otros serenos lanzan su luz limpia y constante,
Cual mis absortos ojos clavados siempre en tí.
Y todos esos astros, de resplandor diverso,
Y todos esos mundos, de diferente edad;
Los que son fijo núcleo de incógnito universo.
Los que, sueltos cometas, surcan la inmensidad;
Los que su disco esconden en los profundos cielos,
Los que al ocaso brotan, cual luminosa flor:
Todos hablan al alma de dichas ó consuelos,
Todos hablan al alma de eternidad y amor.
Al inefable encanto de su propicia llama
Brilla el de nuestros sueños imaginario bien;
Al corazón que goza le dice su luz: ¡Ama!
Al corazón que sufre le dice su luz: ¡Ven!
VERSOS DE LA JUVENTUD. 17
Por eso cuando tú abres á las calladas brisas
De las dormidas noches ¡oh niña! tu balcón,
A la hora en que no saben los labios de sonrisas,
Y de suspiros tiernos se llena el corazón;
Tu alma, con nuevas alas tiende feliz su vuelo
A un mundo que á tu infancia desconocido fué:
Como al sol volar quiere del águila el poUuelo
Si en el zenit excelso resplandecer lo vé.
II.
Los ojos de la virgen aman á las estrellas,
Y las estrellas aman su magia celestial;
Los liga el lazo triste que une á las cosas bellas,
Porque proscritas todas perdieron patria igual.
Por eso cuando eleva la virgen pensativa
Al cielo su mirada, que es casi una oración,
Si entre los astros y ella deslizase furtiva
Alguna de esas sombras que hijas del alma son;
Si atiende á tu solemne silencio ¡oh noche muda!
Cual si de voz amiga soñase el timbre oir;
Si un nombre, que vacila y tembloroso duda,
Sus palpitantes labios al fin logra entreabrir:
Los ángeles entonces que en los lejanos cielos
Adoran á la virgen de corazón en flor.
Afanes vagos sienten de indefinibles celos;
Y oculto en sombras tenues feliz rie el Amor.
Si, que en la santa noche traspiran de nuestra alma
Los sueños que escondidos mas en su fondo están.
Como encantadas flores que en la nocturna calma
Su mas secreto aroma libre al ambiente dan.
Asciendan á los cielos, ó de los cielos bajen,
Purísimos entonces los pensamientos son:
l8 REVISTA DE VALENCIA.
Dá la luz de los astros á la soñada imagen
No sé qué misteriosa, feliz consagración.
III.
¡Dichoso el que, nacido bajo contrario signo.
Sabe cuando luchando con su infortunio vá.
Que ignorado del mundo, y de otro mundo digno.
Un ángel á los cielos hablando de él está!
Por eso quiero, niña, saber si hay una estrella
Que mirarás mañana, cual la miraste ayer;
Si finges de mis ojos la luz en su luz bella.
Si ansias que muera el dia por verla renacer.
Pues cual amante esposo que en el augusto templo
Escucha de la virgen el balbuciente sí,
Yo, lejos de tu lado, dichoso me contemplo.
Si ante el abierto cielo piensas también en mí.
Teodoro Llórente,
RECUERDOS DE LA REAL CARTUJA DE VALDECRISTO.
I.
L Orden cartujano, que tuvo principio en Grenoble (año 1084), por fer-
tvor de San Bruno y sus seis compañeros, bajo la autoridad diocesana
leí obispo San' Hugon, no tardó mucho en extenderse por toda Euro-
pa, una vez aprobados sus Estatutos en 1160 por el Pontífice Alejandro III.
España fué una de las naciones que más prontamente respondieron á este
llamamiento religioso, y Tarragona la primera ciudad que vio levantar cer-
ca de sus muros la famosa Cartuja de Scala-Dei. Fundada esta en 1158 según
unos, (el P. D. Antonio IVIoreno, visitador de la provincia de Castilla) ó en I167,
según otros, (Abraham Provio en sus Anales eclesiásticos) por' el Rey Don
Alonso II de Aragón, fué como el árbol que vino á prestar sus fnitos y á exten-
der su savia á las diez y siete Cartujas que posteriormente se construyeron en Es-
paña.
La segunda que se edificó fué la de San Pablo de la Marina ó Maresme,
distante siete leguas de Barcelona, y que fundada primeramente para monjes
Benitos, fué después compracfa por D. Guillermo Mongriu, quien la dio á los Car-
tujos en 1269.
La tercera, que es la de Porta-Cceli, situada en el llamado entonces Valle de
Lullen, á cuatro leguas de Valencia, la fundó el limo. Sr. D. Fr. Andrés Albalat,
tercer obispo de nuestra ciudad después de la reconquista del Reino , poniendo la
primera piedra, acompañado de los canónigos y gente distinguida, en ó de Noviem-
bre de 1272.
La cuarta lo fué la de San Jaime de Valparaíso, en 1845, establecida en un
pueblo de Cataluña llamado Terraza, por Doña Blanca de Centellas. Esta Cartuja
y la de San Pablo llegaron á suma pobreza, por cuyo motivo el año 1484 se
fundieron en una sola, que se tituló de Montealegre.
20 REVISTA DE VALENCU.
Y llegamos á la quinta, que fué la de Valdecristo, de la que voy á tratar, como
objeto especial de estos artículos.
Únicamente el sentimiento que me inspiran las bellezas artísticas; el justo
orgullo que á todos los que prestamos rendido homenaje al arte, de^en infundir-
nos las grandezas monumentales que encierra nuestro Reino, y el deseo de que
no quede en completo olvido uno de los más grandes, más ricos y más
artísticos de los monasterios de España, ante cuyos escombros se postra hoy
todavía el caminante y se indigna el pensador, al ver que nada halla respeto ante
el orgullo é ignorancia de los hombres, es lo que hoy pone la pluma en mis
manos para coordinar los datos que, en mi entusiasmo por reproducir la
memoria del Monasterio del Valdecristo, he podido adquirir. ¡Lástima grande
que el operario no corresponda á la importancia de la obra que la casualidad ha
puesto en sus manos!
Empresa superior á mis escasas fuerzas es ocuparme en un Monasterio
que hoy no existe, y cuyas ruinas apenas nos dan á conocer el perímetro de lo
que fué. Con grandísimo gusto he oido siempre de los autores de mis dias y de
mis respetables y encanecidos amigos, los entusiastas relatos de aquel monumen-
tal edificio que, no solo abrigaba eminentes y virtuosos sabios y santos, sino
que por sus riquezas se complacia en poseer notabilidades artísticas de los
autores de primer orden, y en dar albergue á la caridad, manteniendo en tiempos
de escasez á mas de trescientos pobres, aparte de lo mucho que favorecían á las
órdenes mendicantes. Estas gratísimas noticias, avivadas con la vista constante
de objetos preciosos, que perteneciendo un dia á aquel Monasterio, se ven hoy
por doquiera esparcidos en los pueblos circunvecinos, fueron el estimulante que
me obligó á buscar noticias relativas á dicha importante fundación. Al coor-
dinarlas y darlas á luz, creo conveniente, para su mejor inteligencia, dividirlas en
tres partes:
1." Recuerdo histórico déla Cartuja de Valdecristo.
2.* Relación circunstanciada de los objetos mas notables que contenia.
3.^ Biografía de los Priores y Monjes valencianos que mas se distinguieron
por su ciencia y por su virtud.
En el Reino de Valencia, provincia de Castellón y obispado de Segorbe, á
dos kilómetros por la parte Sur de esta ciudad, término de la villa de Altura,
distante de ella sobre 500 pasos, estaba fundado el Real monasterio de Cartujos
titulado de Valdecristo. Tristísimo era el estado de la Iglesia al empezarse las
obras de este convento: un pernicioso cisma, que empezando por Urbano VI y
Clemente Vil, terminó á los cincuenta y uno años con Martino V, afligía y pertur-
RECUERDOS DE LA REAL CARTUJA DE VALDECRISTO. 21
baba la paz de aquella, y las conrliciones del reino de Aragón no eran tampoco las
más á propósito para la construcción de aquel monumento; pero la religiosidad
y finneza del Rey D. Martin vencieron todas las dificultades que pudieran opo-
nerse á semejante propósito.
En efecto, fué fundado este Real monasterio el año l385 por los magní-
ficos y piadosísimos Reyes D. Pedro IV de Aragón y sus hijos D. Juan y Don
Martin, que sucesivamente ocuparon aquel trono; todos tres demostraron una
gran propensión y deferencia á la religión de la Cartuja; pero con especialidad
reinó este grande afecto, desde sus primeros años, en el infante D. Martin, según
el mismo confiesa y textifica en el libro de los amplísimos privilegios que dio á
dicha Cartuja, cuyas palabras textuales dicen así:
^'' La fuente de la Sabiduría que mana en las Alturas, saliendo de la Boca del
Altísimo, cuyo agradable y suave ímpetu alegra sobre Id Celestiat Ciudad, 7ios
hispirá con Misericordia desde nira. Infancia, que hiciératnos edificar con mu-
cho cuidado y piadosa Devociotí Una Casa al Rey del Cielo, y Fundar v.n Mo-
nasterio para su sonora Alabanza. Este deseo tii se lo llevó el viendo, ni des-
vaneció de ntro. afecto y vohmtad como la Nube, antes al cotitrario, nos hicimos
mas fuerte en El, etc., etc. „ - •
Por estas palabras se manifiesta cómo este piadoso Príncipe crecía en el
deseo de edificar la mencionada Casa; deseo y entusiasmo que se avivó con la
familiaridad y cariño que tenia con D. Bernardo (¡lafábrega, paje de su padre, y
hombre tan apasionado del orden cartujano que, á los pocos años de estar al
servicio del Rey, le pidió permiso para retirarse y tomar el hábito en el Monas-
terio de Scala-Dei. El infante visitaba con gran frecuencia al P. Qafábrega, no
tanto para consolarse en sus religiosas enseñanzas, como para continuar gozando
de su trato y conversación discretísima y agradable.
En este tiempo cumplió el infante veinte años, y determinó su padre casarlo
con Doña María de Luna, hija única de D. Lope de Luna, Señor de la ciudad
de Segorbe y Conde de Luna, de los castillos de Castella y de Fuentes, el ma-
yor de los ricos-hombres por linaje, poder y Estados, y de Doña Brianda, hija de
D. Beltran, Conde de Agabiota, casamiento que se celebró en Barcelona en el
mes de Junio de 1872, y por el que el Rey D. Pedro en 6 de Julio de este año
dio á su hijo la baronía de Jérica, convertida en condado; de modo que el infante
D. Martin se titulaba entonces conde de Jérica y de Luna, y señor de la ciudad de
Segorbe por su mujer, que la recibió en dote.
Ni los cuidados y deberes que consigo trae el matrimonio, ni las ocupaciones
que tenia de su padre, que eran muchas, pudieron embarazarle de acudir frecuen-
temente á verse con su amigo el P. (^afábrega; y así por los consejos de este,
como por la visiOn horrible que dice tuvo un dia tomando la siesta, en que le
pareció ver bajar á Cristo Ntro. Señor á manera de Juez airado desde el Cielo á
REVISTA DE VALENCIA.
la tierra á. juzgar á los mortales, cop todos los signos que el evangelista San
Lúeas dice han de preceder al Juicio final en el Valle de Josafat, resolvió desde
luego fundar la Cartuja que deseaba, para poder en alguna manera templar
aquel tan justo rigor que el Divino Juez habia mostrado contra los hombres; y
al efecto, empezó por escribir al Papa Clemente VII, á quien entonces obedecían
España y Francia, pidiéndole, con la mayor sumisión, se dignase concederle las
licencias necesarias para la fundación de dicha Casa, concesión que no tardó en
conseguir del Pontífice, por Bula dada en Aviñon á 2 1 de Abril del año de
l383, quinto de su Pontificado. Igualmente escribió, suplicando dicha licencia
al entonces vigésimo sexto general de la orden D. Guillenno Reinaldo, quien la
concedió en el mismo dia que el Pontífice, expidiendo á la vez mandato y orden
á los PP. priores de Porta-Coeli y Scala Dei para que tratasen con eficacia el
negocio de la fundación con nuestro infante, dándoles cumplidas facultades para
aceptar el lugar y territorio que este ofreciere, si lo juzgaban apto y proporcio-
nado, y concediéndoles poder para poner en esta nueva casa los monjes y reli-
giosos que fueren necesarios, con nombramiento de Prior en quien mejor les
pareciese.
Viendo, pues, D. Martin que ya tenia las licencias indispensables para la
nueva fundación, trató desde luego de buscar el lugar más conveniente; pero no
siéndole posible entonces determinarlo por sí, puesto que su augusto padre Don
Pedro habia mandado reunir Cortes de su reino en Monzón á 24 de Abril de
l383, y érale forzoso dejar sus Estados para acudir á ellas, encomendó el ne-
gocio á personas de su mayor satisfacción, como lo eran el Illmo. Sr. Obispo
de Segorbe D. Iñigo, Mossen Bonafat de San Feliu, procurador general de sus
Estados, y el Prior de Porta-Coeli D. Simón del Castellets. Puestos de acuerdo
estos comisionados, y deseosos de corresponder á tan honrosa confianza, andu-
vieron todos tres por las tierras del infante, y no encontraban en'ellas sitio que
les pareciese competente. Desde Monzón, instábales con reiteradas cartas el prín-
cipe, pidiendo se resolviesen; pero jamás les fué posible, quizá porque no daban
con el lugar en que Dios tenia determinado se fundase dicha Cartuja.
En vista de ello, aunque ocupadísimo D. Martin en los negocios de las
Cortes, atormentado con los deseos de la nueva fundación, determinó acudir
él mismo para decidir la duda del sitio. De vuelta en sus Estados, procuró in-
quirir entre los suyos si habia alguna persona que hubiese estado en Jenisalen y
visto el Valle de Josafat, para que le pudiese dar cumplida noticia de aqu'fl sitio.
No tardó en encontrarla, pues casualmente era venido de Tierra Santa por aque-
llos dias un peregrino, á quien se le hizo comparecer ante el infante, y por quien
este pudo enterarse de cuanto deseaba. Altamente satisfecho con las noticias
adquiridas, y admirado del talento y discreción del peregrino, le mandó alojar en
su palacio, deteniéndole algunos dias, para que visitase sus Estados y se deter-
RECUERDOS DE LA REAL CARTUJA DE VALDECRISTO. 23
minase el sitio apetecido, de acuerdo con la respetable comisión nombrada ante-
riormente por él.
Al efecto, el 14 de Marzo de l385, estando en su palacio de Segorbe, mandó
reunir en Junta á los Sres. Obispo de la ciudad, procurador general de sus Esta-
dos y Prior de Porta-Cceli, y con audiencia del peregrino y otros señores de
la corte, se discutió todo lo necesario á dicha fundación, detenninando salir al
dia siguiente á recorrer los Estados del infante. Miércoles 15 de Marzo, subieron
todos á Jérica, en donde, después de haber visto todo su término, descansaron
aquella noche, para continuar los rlias inmediatos por el de Segorbe, y al fin,
viernes 17 por la tarde, reconociendo imas masadas ó granjas, que habia en el
sitio en que hoy se ven los restos del Monasterio , esclarnó el peregrino:
"■En todo lo que tengo visto no he Jiallado puesto que mas se parezca al Valle de
yosafat, que esta Hoya ceñida por Altura y Segorbe, por rodearla montes á seme-
janza de Jerusaleti.,, Con esta importante declaración y por el acuerdo de
todos los acompañantes, se determinó que una de las masadas ó granjas fuese
la Conreria, y al cabo del valle se hiciese la Cartuja, dando gracias á Dios por
haber encontrado lugar tan á propósito para lo que deseaban.
Algimos, obedeciendo quizá á tradigones antiguas, han dicho que aquellos
terrenos hablan sido una pequeña aldea de moros llamada "Canoves,,, destruida
en tiempos posteriores á la Reconquista; pero esto no debe ser cierto, pues en
los libros que contienen los privilegios que el Rey D. Martin concedió á
la Cartuja, nada se dice de ello, y sí que habia en dicho sitio unas masadas ó
granjas, propiedad la una de Miguel Just, la otra de Doña Sevilla López, y la
otra de D. Miguel Castellón, notario, vecinos todos de Segorbe.
Determinado ya el lugar, y convenido lo que debia hacerse para la fundación,
el infante, sin pérdida de momento, compró las referidas granjas que, con otras
tierras, más 4.0OO libras que señaló él, y 2.000 su mujer Doña María, con 60
cahíces de trigo anuales para el sustento ordinario de los religiosos, entregó al
Prior de Porta-Cceli D. Simón de Castellets, el cual lo aceptó é incorporó todo
á la Religión en nombre del Padre General de la Orden D. Guillermo Rei-
naldo. Este acto, que se celebró con la mayor solemnidad y regocijo, tuvo
lugar en la Catedral de Segorbe, el 18 de Marzo de 1885, sábado, vigilia de la
Dominica z« Pasimie, al cantar el Coro el himno Vexilla Regis prodemit; hallán-
dose presentes á tan grandiosa ceremonia, además del infante D. Martin y el
padre Simón de Castellets, el limo. Señor Arzobispo de Tarragona D. Iñigo, el
Obispo de Segorbe, del mismo nombre, los Sres. Obispos de Huesca y Candía,
con otras notabilísimas personas del Jleino y el Cabildo de la Catedral. Al
dia siguiente, domingo 19, el mismo infante dio públicamente á su nueva Casa
el título de Valle de Jesucristo, que abreviado llamamos Valdecristo, segim se
infiere de estas palabras de la fundación: La nueva Casa llámese Valle de Jesu-
24
REVISTA DE VALENCIA.
cristo, y queremos que asi se llame, á semejanza y devota jiiemoria de aquel
SoMiisimo Valle de Josafat, en el cual sin ninguna duda y con toda fidelidad
creemos aparecerá Nuestro Señor Jesu-CIiristo en el dia del Jidcio sobre una
blanca Nube acompañado de multitud de Angeles y Bienaoenturados, con los
cuales nos ha<^a poner y colocar á su Diestra por las buenas obras que con su
Gracia hemos hecho é hiciéremos en adelante, etc.
Concluidos estos actos, D. Martin pidió con las mayores instancias al Prior
de Porta-Coeli, que en virtud de la autoridad que tenia concedida, mandase venir
de Scala-Dei los monjes y religiosos que le pareciesen necesarios para la admi-
nistración espiritual y temporal de la nueva Casa, pues gustaba fuesen de aquella,
y que, sobre todos, no dejase devenir su amigo D. Bernardo Qafábrega. En
cumplimiento de esta petición, el padre D . Simón de Castellets escribió á Scala-
Dei, ordenando bajo santa obediencia, que, recibida la patente, viniesen de aquella
Cartuja cuatro monjes y dos conversos, número que estimó necesario para la
nueva fundación. Entretanto, el Prior de Porta-Coeli envió un religioso para
que reparase y distribuyese las masadas de manera que pudiesen habitarlas los
religiosos; y así procuró disponer algunos aposentos en forrña de celda, y una
capilla para celebrar los Divinos Oficio^, según la costumbre cartujana.
A la vez escribió también el infante á D. Bernardo (¡^afabrega, dándole razón
y cuenta de lo que habia hecho hasta entonces en su nueva fundación, y persua-
diéndole viniese luego con sus compañeros, según consta de su carta fechada en
Benagviacil á 27 de Marzo de l385.
En virtud de estas cartas, pues, el Prior de Scala-Dei D. Juan Berga mandó
venir, recibidas las patentes, á los padres D. Arnaldo Ardueni, D. Bernardo ^afá-
brega, D. Juan Fernando y D. Francisco Qaplana, monjes sacerdotes, y á Fray
Guillermo Despuig y Fr. Antonio Qaplana, religiosos conversos, los cuales par-
tieron de aquella Cartuja el tercer dia de Pascua del Espíritu Santo, á 23 de
Mayo del citado año l3S5, para ser las piedras fundamentales del nuevo mo-
nasterio.
Llegados á Porta-Coeli en 1." del siguiente mes, lo pusieron en conocimiento
del Infante, que se hallaba á la sazón en Liria, y como eran tales los vehementes
deseos de este, que no daba reposo á su conciencia hasta ver levantada pronto
la nueva Casa, abandonó desde luego aquella población para reunirse con los
religiosos en Porta-Coeli. Desde aquí avisó al Obispo y al Justicia de Segorbe, que
el dia 5 haria su entrada en esta Ciudad, acompañado de los citados monjes, á
quienes deseaba se les recibiese con señaladas muestras de atención, ya que ve-
nían á ser las orimicias de su nuevo convento.
Dispúsose el recibimiento con la severidad propia de todo acto religioso, á la
vez que con el regocijo natural del pueblo, que tomó una gran parte en esta ma-
nifestación, y el dia 5 por la tarde hospedó Segorbe al infante, su señor, al
RECUERDO DE LA REAL CARTUJA DE VALDECRISTO. 25
padre D. Simón de Castellets y á los seis venerables varones que les acompaña-
ban. Y como en las citadas masadas ó granjas todo estaba ya preparado, pues ha-
bíanse dispuesto algimos aposentos y una capilla para celebrar los Oficios Divinos,
el infante, que no queria demorar mas aquel acto, determinó darles cuanto antes
la posesión y poner la primera piedra del gran monumento que pensaba edificar.
Al efecto, procurando desplegar la mayor solemnidad y regocijo, con la asis-
tencia y acompañamiento del Obispo y clero de la Catedral, multitud de convi-
dados y un inmenso gentío de todos los pueblos circunvecinos, en la mañana del
8 de Junio de 1885, diade la octava del Corpus, salieron procesionalmente de la
ciudad al sitio destinado, donde se dio posesión de la nueva Casa á los men-
cionados frailes, se celebró la primera misa en la citada capilla, y se colocó la
primera piedra del grandioso edificio titulado Cartuja de Valdecristo, gobernando
la Iglesia los dos Pontífices Urbano VI y Clemente' Vil, rigiendo estos reinos
el Rey D. Pedro IV de Aragón, y estando al frente de la Orden el reverendísimo
padre D. Guillermo Reinaldo, á los 3oi años que existia ya la institución car-
tujana.
José Morro Aguilar.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA.
LA FAMILIA DE ZURITA Y SU ÚLTIMO REPRESENTANTE.
¡ORRiA el año l344: trabajando el rey D. Pedro IV de Aragón en reducir
á su obediencia los condados del Rosellon y de Cerdaña, y estando
con su real en Colibre, armó caballero á D. Romeo Martínez de
Zurita, jueves 24 de Junio, en la festividad de San Juan Bautista, y serian muy
particulares sus servicios, pues mereció él solo aquel dia este favor; lo que re-
cuerda perfectamente el mismo rey en su CrÓ7iica, lib. 3.°, cap. 26.
Desde aquel tiempo figura la casa de Zurita entre una de las principales del
reino de Aragón, pero ni fué la primera ocasión aquella en que se distinguían
los de su linage, ni habia de ser tampoco la última. No fué la primera, porque
en el Fuero viejo de Castilla, que otorgó el rey D. Alonso, el que ganó á Ubeda
juntamente con su esposa la reina Doña Leonor, concedió á los Concejos de
Castilla todas las cartas quetenian del rey D. Alonso el Viejo, el que ganó á To-
ledo, verificando la concesión en 1 2 1 2 en el hospital de Burgos, y en el libro 4.°,
título 2.°, vendidas é compras, figuran ya como personajes muy principales Don
Diego Martínez de Zurita y D. Ñuño de Aguilar, Adelantado de Castilla, con
otros caballeros, que decidieron las diferencias ocurridas en la enajenación de
las tierras.
En 1247 y 1248 asistieron los Zuritas á la conquista y toma de Sevilla, re-
presentados en las personas de D. Pedro Ruiz de Zurita y D. Estévan de Zurita;
y por sus notables ser\'icios y esclarecidos hechos fueron heredados en ella, se-
gún parece del repartimiento que empezó á hacer el Santo rey D. Fernando y
continuó su hijo el rey D. Alfonso el Sabio, en el año 1258.
En l363 se concertaron el infante D. Enrique y el rey D. Pedro IV de
Aragón, y unos y otros para mayor seguridad se dieron rehenes, y entre los ca-
HIJOS ILUSTRES DE IIORELLA.
♦
balleros de Castilla que dio el conde de Trastamara, se contaron los hijos de
Gonzalo Fernandez de Zurita.
En el libro del Becerro, que se empezó á escribir en tiempos del rey Don
Alonso XI, por los años l325, y se continuó y acabó por el rey D. Pedro, su
hijo, estaban escritos y consignados los nombres de los señores y caballeros de
la tierra, de donde eran naturales y de que behetrías, y aUí se mencionan los
Zuritas del reino de Toledo, los de la Merindad de Monzón, ó sea Zurita de la
Fojada, y los de la Merindad de Castro-Xeriz.
Del castillo de Zurita de los Canes, cuyas rocas baña el Tajo, ayudando por
su parte á hacer mas inespugnable aquella fortaleza, escribe con mucha exten-
sión el rey D. Alonso el Sabio de Castilla, en la Crónica general de España,
parte 4.% cap. 8, fól. 842, 848 y 844, en que celebra su fortaleza y el regocijo que
tuvo el rey D. Alonso VUI, de tomarle, por los años 11 68, después de largo
cerco y. aprovecharse de cierta industria. Todavía usan los Zuritas en su escudo
los canes riñendo sobre suelo jaquelado, en memoria de los que solian velar
aquella fortaleza en otros tiempos.
En 1826, Alonso de Zurita figura como uno de los capitanes mas seña-
lados y distinguidos que sirvieron al rey D. Jaime II en la isla de Cár-
dena.
En 1866, por orden del rey D. Pedro IV de Aragón, son ' designados Don
Portóles de Zurita y D. Sancho de Pedro para disponer junto con Fray Pedro
de Aragón, religioso de San Francisco, todo lo concerniente á la tasación de
terrenos y preliminares para la edificación de un nuevo convento de Predica-
dores en la villa de Calatayud.
En 1889, á 12 de Marzo, labrándose cierta parte de la iglesia de Santa En-
gracia, en la ciudad de Zaragoza, se descubrió un túmulo de mármol, y cavando
hondo hallaron otro vaso de piedra muy cerrado con betúmen; abriendo el
vaso, descubrieron dos túmulos, en el uno habia un rótulo esculpido en la piedra
que declaraba ser aquel cuerpo el de Santa Engracia, y en el otro se leia una
inscripción que decía ser el cuerpo de San Lupercio, mártir, y cerraron el vaso
para que se abriese en presencia del clero y de todo el pueblo. Después, á 17
del mismo mes, estando presentes el Prior de Santa María la Mayor y el Arce-
diano de Santa Engracia y el Prior de las Carmelitas y el Zahneditia y Jurados
de la ciudad y muchos caballeros y gran parte del pueblo, se mandó abrir aquel
primer túmulo, y halláronle lleno de reliquias de los 17 mártires compañeros
de Santa Engraf ia, y de las Santas Masas, á cuya memoria se fundó aquella
iglesia. El Za/»íííf/«a de aquel tiempo era D. Raimimdo de Zurita, como puede
verse en el tomo 2.° de los Anales de Aragón, lib. 10, cap. 48.
Este Raimimdo de Zurita, Zalmedina en 1889, fué en el año 1898 Jurado
de la misma Zaragoza, y prestó por ella y por el Brazo de las Universidades del
28 ■ REVISTA DE VALENCIA.
m
reino el juramento de fidelidad al rey D. Martin el Humatio, y para después de
sus dias á su hijo también D. Martin, rey de Sicilia.
En el mismo año 1898 el capitán D. Antonio Zurita, con su compañía y las
de otros capitanes aragoneses, pasó á Aviñon á defender al Cardenal D. Pedro
Luna, que mas adelante fué el Papa Benedicto XIII, conservándole los Zuritas
gran afecto y veneración hasta en su desgracia.
En el año 1411 y en el interregno que sucedió por la muerte del rey Don
Martin, fué nombrado lugarteniente del gobernador de Valencia por la congre-
gación de aquel reino, D. Nicolás Zurita, no siendo valenciano, sino aragonés,
de la villa de Mosqueruela, letrado en el Derecho civil, el cual, además de dis-
tinguirse de un modo notable en el desempeño de su cargo, dio pniebas de su
pericia y valor militar, destniyendo y aniquilando grandes cuadrillas de malhe-
chores y gente desmandada de Castilla, que entraron por las fronteras de Daroca
y pasaron, robando y corriendo la tierra, hasta que se recogieron al castillo de
Valmadriz, que era de Zaragoza, cuyos Jurados dieron el mando de la gente
que enviaron á combatirlos, á D. Nicolás Zurita, destrozándolos el dia postrero
del mes de Julio de.1429, como puede verse en el tomo 3.° de los Anales, libro
l3, cap. 54, fól. 18.
En el Condado de Ribagorza, en el reino de Aragón, del que hizo donación
D. Jaime II á su hijo D. Pedro, conde de Prades, en el año l322, existían varios
señores de este linaje, y en el instrumento público de donación, dice aquel rey, se
le dá sin perjuicio de los nobles é infanzones de aquel Condado, nombrando entre
ellos áD. Jordán de Zurita.
En 1518 celebró el emperador Carlos V en Zaragoza Cortes del reino, y
uno de los caballeros á ellas llamado lo fué D. Francisco Zurita; concurriendo
también después á las que tuvo el mismo emperador en Monzón en 1528, se-
gún se vé en su Registro, y lo depone Francisco Andrés de Ustarroz en sus
Anales de Aragón, que publicó y añadió el M. Fr. Miguel Ramón Zapater (li-
bro 4.", cap. 21, fól. 80).
Por los años 1565, Fr. D. Guillem Ramón Zurita, del Reino de Aragón,
fué uno de los Caballeros de la Orden de San Juan que se hallaron en el sitio
y defensa de Malta, y refiere su memoria y heroicas hazañas Francisco Balbí
Corregió en la relación de este sitio.
En las Cortes de 1585 que celebró el ReyD. Felipe 1 en la villa de Mon-
zón, tuvo carta de llamamiento D. Francisco Zurita, señor de Rocafort, como
se vé en el proceso de dichas Cortes, de donde se desprende que esta familia
tenia representantes en Ribagorza y en Mosqueruela, así como también en Jerez
de la Frontera, siendo los de este punto Señores del Villar del Salz; y su suce-
sión, grandes parentescos, honores y prerogativas con que se hallaba enlazada
esta familia, los describe largamente Alonso López de Haro en su Nobiliario
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 2g
genealógico-^ así como también D. Gonzalo Argote de Molina en su Nobleza de
Atidalucia. En las adiciones al libro 2°, cap, 83, no solo describe el escudo de
sus armas sino que dice: "Es hoy mayorazgo de este linage en la ciudad de Jerez
de la Frontera, D. Fernando de Zurita, Señor del Villar del Salz, Caballero de
los mas principales de ella, cuyo apellido y linage hace mas famoso Gerónimo
Zurita, Caballero Aragonés, del Consejo del Rey nuestro Señor y su Secretario
de la santa y general Inquisición de España y Coronista de los reinos de Ara-
gón. De estos mismos Caballeros Zuritas de Jerez, y de otros que han casado
en diferentes partes de España con personas de gran lustre y de los que pasa-
ron á las Indias, escribe D. Juan Florez de Ocariz en sus Genealogías del nuevo
remo de Granada.
Es sabido que en el Reino de Valencia, en lo que ahora llamamos provincia
de Castellón y junto á uno de los afluentes delGuadalope, no lejos de Morella,
existe una villa y castillejo con el nombre de Zurita, Zorita ó Sorita, que de
estas distintas maneras la especifican los historiadores valencianos y la nombran
los naturales y pueblos ribereños; de la cual muchos creen que procede la familia
Zurita y que allí tuvo su solar, por conservar allí mismo varias é importantes
posesiones hoy en el dia, como sucede con la Masía de la Beana y de la Tor-
reta, el Mas deis Coixos y el de En Pere, pero no es exacto, como luego veremos
por medio de otros documentos justificativos. Y si en tiempo de los Romanos
pudo llamarse Sor sita por algún acontecimiento notable ó victoria que pudo
alcanzarse en aquel lugar, como quien dice, "aqiu fué la suerte, „ cual pretenden
el Dr. D. Pedro A. Beuter, el Dr. D. Jaime Prades y D. Gaspar de Lafiguera, en
sus respectivas obras Coronica de España, Adoración de las Sanias Imágenes,
Historia de Ntra. Sra. de la Balma, en cambio, Escolano, en su Historia de
Valencia, parte 2.% lib. 8.°, duda mucho sobre la legitimidad y verdad de esta
interpretación. Lo cierto y positivo es que en el año 1210, perdida la villa de
Salvatierra, se trasladó la Orden de Calatrava á esta villa de Zurita, recogién-
dose en ella las reliquias que hablan quedado: asi lo aseguran y testifican en
sus Anales del Cister, Fr. Ángel Manrique, Obispo, Fr. Miguel Ramón Zapater,
en su Cister Militante en la Orden y Caballería de Calatrava, y Fr. Hipólito Sara-
per, en su Montesa ilustrada.
Después, en 1233, D. Blasco de Alagon, Mayordomo del Reino de Aragón,
donó esta villa á D. Andrés de Peralta; los sucesores de estela vendieron á la
casa de Heredia en el mismo Reino, y D. Blas Fernandez de Heredia, tutor del
niño Juan Fernandez de Heredia, la vendió á los Jurados de Morella por el pre-
cio de 5,500 libras, pasando la venta ante Guillen de Quadres, en 20 de Diciem-
bre de l367, y la aprobó y confirmó con particular decreto el Rey D. Pedro IV,
en Barcelona, en el año siguiente l368, tomando posesión de ella D. Ramón
Cardona, Jiu-ado y Síndico de Morella, en 8 de Enero del mismo año, siguiendo
3o REVISTA DE VALENCIA.
poseyéndola los Jurados de Morella, con las décimas y la jurisdicion civil y cri-
minal, mero y mixto imperio; y su castillo fué fortificado por la misma Morella
en 1463, enviando gente y por capitán á Francisco Punter, para defenderle de
las hostilidades que motivó con su separación, en tiempo de D. Juan II, el prin-
cipado de Cataluña.
Es cierto que muchos naturales del Reino de Aragón pasaron á otras pro-
vincias para poblar en ellas algimas villas, dando nombre á estas, continuán-
dose el suyo de esta manera hasta en la actualidad, y que esto pudo suceder
con los Zuritas al establecerse en Aragón, en Valencia y en el llamado en otro
tiempo Reino de Toledo; y no lo es menos que en España ha sido frecuente que
infinitos Caballeros é Infanzones se han apellidado por los nombres de los luga-
res y pueblos que señorearon, conquistaron ó fueron heredados, y lo mismo sus
diviseros y alcaides, pudiendo sospechar que el apellido Zurita le obtendrían
los de este linage, por concurrir en sus ascendientes alguno de los motivos di-
chos, bien en la Zurita de Castilla, bien en la de Valencia: mas sea de esto lo
que fuere, es preciso convenir que la divisa de los Zuritas es tan antigua como
original. Fórmanla dos canes levantados de oro en campo verde, mordiéndose
los hombros, ensangrentadas las bocas y sobre un suelo jaquelado de plata y
azul.
En Castilla hay un refrán antiguo, que dá mucha materia al discurso, y dice:
los perros de Zurita, mando no tienen á guien morder, se lastifnan unos á otros.
En Aragón, se espresa de otra mauera: los perros de Zurita, pocos y mal ave-
nidos, y muchas aplicaciones tienen, así el escudo y el refrán en la vida de las fa-
milias y en la de los pueblos.
El Sr. Covarruvias, en su Tesoro de la lengua española, sospecha que pudo
tener origen la frase en el cerco que se puso á Zurita, si con el hambre que tu-
vieron los perros vinieron á comerse unos á otros, ó también que un Alcaide
de Zurita tenia unos perros muy bravos, que estaban de dia atados y soltándo-
los á la noche, no hallando á quien morder, se mordían unos á otros. Esta
incertidumbre, dá á entender que se pudo decir esto por algunas contiendas que
sucederían entre los de este linage, motivando con ellas el refrán, con alusión
á los perros, por la rabia que muestran cuando entre sí riñen.
Pero dejando aparte el escudo y el refrán, podemos desde luego sentar una
afirmación. Los Zuritas mas ilustres proceden de Aragón, sus casas solares
existen hoy en iMosqueruela y en Cantavieja, y su último representante es hijo
de Morella. Vamos á verlo.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 3l
En los libros antiguos que habia en la Iglesia de Mosqueraela, de la Co-
fradía de la Virgen de Nuestra Señora y de San Blas, que se estableció cu
l3l4 inscribiéndose por cofrades el Rey D. Jaime II y D. Ximeno de Luna,
Obispo de Zaragoza, que poco después, fué Arzobispo de Tarragona y última-
mente de Toledo, hay continuada memoria de los de este linage, desde el año
1850 hasta el año 1484 por este orden: Domingo Zurita, año 1850; Juan Zurita,
l38o; Juan Zurita, mayor, 1884. — D. Nicolauy D. Juan Zurita, 1418. — D. Juan
Zurita, vicario, 1419. — D. Juan Zurita, clérigo y D. Nicolau, 1420. — D. Gonzalvo
de Zurita, 1422. — Francisco Zurita, 1427. — Gonzalvo Zurita, 1429; y en otros
años, se halla repetido este apellido hasta 1458. — Domingo Zurita y Gabriel
Zurita, 1450. — D. Guillem Zurita, 1478. — Gabriel Zurita, 1479 — el cual fué
abuelo de el célebre D. Gerónimo Zurita; casó con D.' Andrea Lor de Solsona,
natural de aquella villa, y tuvieron al Doctor Miguel Zurita de Alfaro, padre del
mismo D. Gerónimo, de quien dice D. Nicolás Antonio en su Biblioteca espa-
ñola, tomo 1.0, fól. 458: MichaelSurita (nobilislnijjis ab antiqíw gentis origo est
Mosqneruela, oppidwn comviunitatis Teruelensis Regid Aragomce) vetiis fatni-
Haris aide Ferdinandi Regís Catliolici.
Pero, por si no merecieran entera fé á algunos los mencionados libros, pode-
mos fortalecer nuestra opinión con un documento que obra en nuestro poder y
que de una manera bien original ha llegado á nuestras manos, si bien mutilado.
Es una Real carta Provisión de Executoria dirigida á D. Melchor Zurita, vecino
de la villa de Cantavieja, mediante D. José Porcada, su procurador y curador
adlites de las personas de Doña María Josefa Zurita, D. Joaquín Zurita, D. Gaspar
Zurita y D. Lamberto Zurita, menores de 14 años, y á los ayuntamientos de las
villas de Mosqueruela, Mirambel y Cantavieja, en la sentencia de revista que
dio la Real Audiencia de Zaragoza en 17 de Marzo de 1741, en el pleito y causa
de infanzonía; y allí consta que "«/ la villa de Mosqueruela, existente detitro del
^'■Reytio de Aragón, de tiempo inmemorial, hasta por los años i^oo, habia y hubo
^^Ufta familia, Casal y Palacio de sangre y naturaleza, con el apellido Zurita, de
^''manera que todos los descendie?ites y origÍ7iarios de dicha casa y familia, fueron
"_y eran notorios Hidalgos é Infanzones, y por tales conocidos, tratados y repu-
"■tados píélicamente en la referida villa, en este Rey no y otras partes, usando y
"•gozando de los privilegios y prerrogativas que otros y los demás Infanzones del
'^presente Reyno acostumbraron y acostumbran gozar, y de las Armas de la refe-
^''r ida familia, que han sido y son la figura de dos perros de oro empifiados, ba-
^Hallaiuio en suelo Jaquelado de Azul y Blanco ó plata, mordiéndose aquellos en-
"tre si, usattdo de las referidas Armas cotno tales Infanzones, según todo ello es
""asi verdad. Que entre otros originarios y descendieiites de dicho Casal y Familia
"de Z7irita,fué D. Nicolás Zurita, vecino de diclia villa, dueño y posehedor de
'■'aquel, que vivia por los atios mil cuatrocientos treifita, y después, y este como
33 REVISTA DE VALENCIA.
"'tal, y como descendiente de Don Romeo Martínez de Zurita, su quinto Abuelo,
. "'que fué armado Caballero en veinticuatro de Junio de mil trescientos cuarenta
"y cuatro por el Señor Rey Don Pedro, llamado el Quarto de Aragón, como asi
"es verdad y resulta por las públicas y autéjiticas historias, fué y era el dicho
"D. Nicolás Zurita, notorio hijodalgo de sangre, y naturaleza y por tal püblica-
"mente tenido y reputado; y de su legitimo matrimonio que co?itrajo, hievo en
"hijo á D. Gonzalo de Zurita, y este del suyo huvo á Don Gabriel Zurita, y este
"del suyo con Doña Andrea Lor de Solsona huvo en dicha villa de Mosqueruela,
"entre otros hijos á Don Miguel Zurita y á Don Maíheo Zurita: Que el dicho
"Don Mig2iel Zurita, hijo del referido Don Gabriel {llamado después el Doctor
"Miguel Zurita de Alfar o, por haber en esta ciudad residido algunos años) de su
"legitimo matrimonio que contrajo en la presente ciudad de Zaragoza co?i Doña
"Ana de Castro por los años de mil quinientos diez, huvo y procreó entre otros
"á Don Gerónimo Zurita, Historiador Analista de este reino, y que el dicho
"Do?i Gerónimo Zurita, del matrimonio que contrajo con Doña Juana García
"de Olivan, huvo en hijo á Don Gerónimo Zurita segimdo, etc.,,
Sobra con lo espuesto para indicar la procedencia de dos personajes antiguos
de esta familia, el Analista de Aragón y el Doctor de Alfaro.
Y también es bastante lo que antecede para ver que los Zuritas de Mosque-
ruela, residentes después en su casa de Cantavieja, han tenido hasta nuestros
dias constante y digna representación, siendo los últimos vastagos de esta an-
tigua y noble familia D. Francisco de Zurita, casado con Doña Mariana Borraz,
déla familia de los condes de Creixell, cuyos hijos fueron D. Gaspar, D. Jaime,
Presbítero, Doña Vicenta, Doña Magdalena, Doña Luisa y Doña Agustina Zu-
rita, nacida esta última en Morella, donde ha terminado sus dias en el año 1878,
legando todos sus intereses para la instrucción y beneficencia pública. ■
Bien merecen, pues, el Doctor Zurita de Alfaro una biografía, el Analista
de Aragón D. Gerónimo un recuerdo, y Doña Agustina Zurita y Borraz, por lo
menos, un testimonio de gratitud por parte de los hijos de Morella. Esta deuda
del corazón, les pagaremos en los artículos sucesivos.
Nicolás Ferrer y Julve.
EL PALACIO DEL REAL.
o escribo para los octogenarios que, en su priviles^'iada edad, han co-
nocido muchísimos edificios públicos, derribados hoy para convertir su
área en nuevas barriadas de lujosas casas, ó destinados á otros ob-
jetos que aquel para el que se levantaron; ellos los conocieron antes de desapa-
recer bajo la destructora piqueta, ó vieron suceder el bullicio y la animación
de acuartelada tropa ó moderna burocracia á la soledad y ascetismo de la vida
contemplativa del claustro. Escribo para los que, sin llegar á la edad provecta,
ignoren quizás el destino y los principales sucesos verificados en monumentos
que ya no existen; escribo para los que, poco enterados de la historia de Valencia,
por no ser de ella vecinos, quieran conmigo rendir el debido tributo á la tradi-
ción y á las fuentes de la contemporánea historia.
Justo es, pues, que dedique un recuerdo á los edificios públicos que contaba
Valencia, y han desaparecido, puesto que los que aun permanecen en pió y res-
ponden, asimismo, á las varias necesidades que les dieron origen, ó han sufrido
notables trasformaciones, dada la nueva índole y el desenvolvimiento de las
instituciones sociales, entran, unos y otros, bajo la inmediata inspección de nues-
tros amigos y lectores; justo es, también, fijar nuestra atención en edificios que
fueron testigos de brillantes glorias, de heroicos sucesos importantes en la mar-
cha de nuestros estinguidos fueros y nuestras antiguas libertades munici-
pales.
Ninguno, entre todos los monvunentos derribados, merece, por estos dife-
rentes conceptos, la atención, como el que fué Palacio del Real, morada pe-
renne de nuestros vireyes y capitanes generales, y accidental de los monarcas
que visitaron esta ciudad. Poco y contradictorio se ha escrito acerca de la pri-
mitiva fundación del referido Palacio. Nuestros antiguos historiadores trataron
este asunto muy superficialmente, y con la falta de fijeza y sobra de hipérbole,
achaque añejo en ellos, hasta el punto de no saberse, de una manera concreta,
la primitiva época de dicho Real sitio. Esto, no obstante, todo hace creer, con
¡Malo de Molina, que la llamada Hiieria de Ahimría, no estaba situada en el ter-
3
34 RF.VISTA DE valentía.
reno en que lioy está implantado el barrio de la Corona, y sí donde se levantó la
Alquería del Moro Alibufat; todo parece indicar que las ojivales celosías donde
;, j asomaban graciosas huríes para ver llegar desde ellas á sus galanes, que salían
por la puerta de la Xerea, pasaron á formar parte del palacio morada del Cid
Campeador, cuando este, deseoso de adquirir aquella famosa Alquería de Al-
nuuiia para dominar la ciudad desde aquel sitio estratégico, traia, desde el Puig,
su victoriosa enseña. Allí hubo de recibir D. Rodrigo á los más distinguidos de
la Aljama de Valencia; allí es donde más tarde se instaló Don Jaime de Aragón,
trasladando su Real desde el campamento de Ruzafa, y allí, sin duda, se siguieron
con el mayor secreto las negociaciones que dieron término á la capitulación de
esta ciudad.
No está en lo cierto nuestro respetable maestro el Sr. Boix cuando asegura,
en su Historia de Valencia refiriéndose á este Palacio, "que Escolano nada
'■dice, referente á la existencia, mas que en el de los Reyes, que nosotros llama-
"mos el Real, tenemos dos Iglesias, etc., etc.,, puesto que en el capítulo 11 del
libro 4." de la 1.' Década indica Escolano que "este mesmo rey Don Pedro ree-
"dificó el palacio que llamamos el Real, desotro cabo del rio, que de las guerras
"del rey Don Pedro el Cruel había sido por los castellanos asolado y destruido,,
\- más adelante, en el mismo capítulo espresa "dije que se reedificó, porque en
'"tiempo de los moros ya habia allí mesmo Palacio Real, como lo refiere el rey
'"Conquistador en su historia, cuando dice que al punto que el Rey moro de
"Valencia consintió qué se arbolase el estandarte cristiano sobre la torre del
'"Temple en señal de rendimiento, se hallaba el dicho rey Conquistador en la
"rambla del rio, entre el Palacio Real y el muro,, y añade "y en los fueros que
"nos dio (número 18), en el título de los pasos, espresamente hace mención
"deste palacio edificado en la vega del rio. á quien también llama el Real.,,
No es, pues, diminuta, ni poco constante noticia de Escolano, la que confun-
dió Esclapés, según el Sr. Boix, ni lo dicho en sus veinte y una líneas por Pascual
l'^sclapés, en el Resumen historial puede servir oara negar en absoluto la exis-
tencia de la morisca alquería, su destino regio, y que en ella permaneció el rey
Don Jaime algún tiempo, pues no es mas que una creencia suya la de que el
Palacio solo tuvo origen en 1870, cuando Don Pedro IV lo mandó levantar,
confundiendo la creación con su reedificación. Por otra parte, Esclapés, en su
obra, de escasas dimensiones, no trata apenas de los sucesos, y solo se ocupa de
la fundación y conquista de la ciudad, en treinta páginas (edición de José Estévan),
Tínica parte histórica, puesto que luego solo describe las Iglesias, tanto la Mayor,
como las parroquiales, los conventos, las ermitas y otros edificios que califica
de fábricas insignes.
Pudo Escl^és, á no querer ser tan conciso, citar á Fray Francisco Diago
ruando este concienzudo historiador, en el capítulo 25, libro 7.° de sus Anales
EL PALACIO DEL REAL.
dice, al tratar de la capitulación de Valencia, que quedó terminada y convenida
definitivamente entre el Arráez, que trajo la respuesta de Zaen, y el rey Don Jaime
"no sin haber antes comunicado este con la reina, su mujer, que también estaba
^en Ruzafa;^, pero se comprende que Esclapés no debió hacer hincapié en esto
texto, porque en la misma obra del erudito fraile dominico* y hasta en el mismo
capítulo, se lee; "se fué el rey la vuelta de aquella torre y puesto entre los nuw
"ros 7 el Real (que 710 es menos antiguo que esto el Real de Valencia) vio su Real
"pendón desde allí en la torre del Temple, con tan grande regocijo interior, que le
"saltaron las lágrimas.,,
El Sr. Perales, concienzudo comentarista de Escolano, en sus ampliaciones
al libro 9.° de este historiador, explica muy acertadamente este punto. Es indu-
dable que el ejército de D. Jaime acampó £n Ruzafa, donde se instaló el cuartel
general de sus tropas; pero también lo es que el invicto monarca aragonés re-
corría el asedio de esta ciudad, se trasladaba donde su presencia era mas nece-
saria para atender á las operaciones del sitio, y uno de los puntos que tempo-
ralmente ocupó fué la huerta de Almunia, en donde hubo de seguir con el mayor
secreto las negociaciones de la capitulación, secreto imposible, si estas negocia-
ciones se hubieran entablado en el cuartel general de Ruzafa, donde solo se
firmó la espresada capitulación. Terminada que fué esta y tomada posesión de
.la ciudad por D. Jaime, entonces pasó este á fijar su regia morada en la Almu-
nia, tomando esta encantadora alquería el nombre de Real.
Siguiendo á Escolano, y á la mayor parte de los historiadores que dejamos
mentados, puede asegurarse que D. Pedro IV reedificó en iSyo el Palacio,
puesto que los castellanos lo hablan asolado y destruido en la -época de Don
Pedro el Cruel y en dos cercos que en aquellos tiempos sufrió esta ciudad.
El Sr. BoLx, dando ,á este pasage mas crédito que á otros de Esclapés, que
dice en su Historla.l que "Z>. Pedro le mandó construir al tiempo que planteó
"■las murallas que hoy time la ciudad, que fué en el año ij¡d' niega el hecho de
la reedificación en dicho año, puesto que la fábrica de las murallas se hizo en
1356, é indica que en esta última fecha ya estaba edificado, y en l33l le habitó
D. Alonso III de Cataluña y IV de Aragón. Nada obsta en contrario, y todo
consiste en una equivocación de Esclapés, dando como hecha en im mismo año
la reedificación del Palacio y la construcción de las murallas. Tampoco significa
nada que existiera el Real en l33l y i356 para que en 1870 fuera necesaria su
reedificación por su mal estado.
De todos modos, y sea cual fuera el año en que se reconstruyó, debemos al
contemporáneo y erudito D. José María Zacarés, celoso investigador de las
patrias glorias, una verídica descripción del Palacio del Real.
"Su área, dice, próximamente era la misma en que ahora se halla la monta-
ñita llamada de Elío y los cuadros del jardin que la circuyen. Su fachada princi-
36 REVISTA DE VALENCU.
pal, de unos igo palmos de larga, consistía en un pórtico abierto formado por
siete arcos de medio punto, sobre el que se alzaba el primer piso con trece bal-
cones, otro segiuido, con otros trece, y la boardilla con igual número de ventanas
apaisadas; dos torres cuadradas de algima mas elevación, colocadas á sus ex-
tremos, completaban este primer cuerpo. Tres puertas con pilastras resaltadas
daban ingreso á un anchuroso patio en el que se hallaban las dos espaciosas
escaleras cjue recibían la luz por las cúpulas ó medías naranjas que cerraban
sus cajas; tenían un solo descanso á mitad de su altura, y con otro tramo des-
embocaban la una en el saloncito frontero de la capilla, y la otra en una sala
interior contigua á la misma; las gradas ó peldaños de ambas eran de piedra
con barandilla de hierro, y sobre sus puertas de ingreso, adornadas de colum-
nas jónicas, se hallaban los escudos de las armas reales de Aragón, sin mas
adorno que la corona y unos follages á los lados. La capilla, en el mismo piso,
bastante espaciosa, de una sola nave, con pilastras doradas, de orden corintio,
tenia tres altares, el mayor ó principal, dedicado á Nuestra Señora de los An-
geles; otro pequeño al Santísimo Cristo de la Penitencia, y otro á San Jaime
Apóstol y á Santa Catalina, que se construyó cuando se hizo la obra nueva.
En el presbiterio, á la parte del evangelio, había un templete formado de ocho
columnas pareadas, de orden dórico, de mármol jaspeado, doradas sus bases y
capiteles, así como el friso, cornisa y cascaron <iue le cerraba: dentro de él se
hallaban colocados el sillón y mesita destinados para la Real persona, cuando
bajaba á los divinos oficios, pues que podía asistir á ellos en las dos tribunas
que sobre el mismo presbiterio mandó construir el rey D. Martin á su regreso de
Sicilia; el piso era de mármoles azules y blancos.
'"Del primer patio se pasaba á otro cuadrado, de unos ochenta pies de área,
circuido de un pórtico abierto; en su piso bajo estaban las cuadras, cocheras y
almacenes, y en el l.» y 2.° magníficas habitaciones, tales como la sala de guar-
dias, la de ugieres, el salón que servia de teatro, las cámaras y gabinetes desti-
nados para las Reales personas, la galería cjue caía á los jardines, la armería, el
archivo y demás oficinas correspondientes. A la izquierda de este cuerpo se
añadió á mediados del siglo XV un pequeño edificio destinado para habitación
de los jardineros, conserjes, guarda-bosques y otros dependientes, y á la dere-
cha otro de iguales dimensiones que el principal, también con sus dos elevadas
torres cuadradas, en la l.= de las cuales se hallaba colocado el reloj que antes
habia estado á la parte de la huerta, dentro de un casilicio de madera, cubierto
de planchas de plomo, con su giraldilla y dos horarios, uno á la parte del Real
y otro á la de la ciudad; su arquitectura, á escepcion del pórtico, era bastante
parecida á la del cuerpo principal y se le daba el título de la obra nueva, por
haberse construido en todo el trascurso del siglo XV y principios del XVI, cuando
las ocupaba el capitán general y virey de este reino; otra parte el alcaide del
Real Palacio, gefe de todo él y de sus dependientes y empleados, con jurisdicción
civil y criminal privativa, y el resto la Real Audiencia desde su creación por el
Sr. D. Pedro IV el Ceremonioso, en l36l, hasta su traslación en 1751 al Palacio
de la antigua Diputación del Reino, donde subsiste.
"En la construcción de tan extenso y magnífico castillo fueron empleados los
mas hábiles arquitectos ó maestros de obras, como entonces se les llamaba, de
sus respectivas épocas. Alfonso Valdomar, el mismo que tuvo á su cargo alargar
la Santa Iglesia Metropolitana hasta la línea de su torre ó Micalet, construyendo
el nuevo muro y nave que media entre la puerta principal y la del coro; Pedro
Compte, el célebre maestro de la casa de la contratación; Pedro Viña, su com-
pañero y sucesor en la continuación de las obras de importancia que entonces
hacia la ciudad y cabildo eclesiástico, y otros varios, de los cuales es tal la escasez
ÍL PALACIO DEt REAf.. J,~
de noticias, que no nos atrevemos á sentar datos aventurados. Su fábrica, hasta
la altura del primer piso, era generalmente de piedra de cantería, de tal solidez
y espesor, que cuando en el año l8lO se trató de su demolición, no faltaron hom-
bres decididos que se ofrecieron á encerrarse en él y defenderlo, considerándolo,
y con razón, como un fortísimo castillo.
"Falcó, Carbonell, los dos Ribaltas, Vicente Juan Masip, ó el grande Juan
(le Joanes, como se le conoce vulgarmente, los Espinosas, Peralta, Zariñena v
otros célebres artistas y pintores valencianos, habian dejado en él memorias suyas,
porque el Palacio del Real era mirado como un centro común, como una cró-
nica viva de esta patria, que se habian esmerado en ataviar todos sus hijos emi-
nentes. Las bellezas de esta última ciase que era posible estraer lo fueron, se"im
tenemos entendido, y colocadas en cota Real Academia de San Carlos y otros
parajes oportunamente.
"Durante seis siglos lo habitaron setenta y ocho vireyes ó capitanes genera-
les, siendo el primero el infante D. Jaime, como lugarteniente de esta corona,
por su padre D. Jaime II, en iSlg, y el último el conde de la Conquista en 1808;
y obtuvieron el gobierno del mismo diez y siete alcaides, siendo el último el co-
ronel D. Miguel Colina de Hutveldé en 1810. En este año, las circunstancias
bien sabidas de las ocurrencias de la época, la consternación en que se hallaba
la ciudad con motivo de ser ocupado por los ejércitos franceses la mayor parte
del reino, y haberlos tenido ya á sus puertas por dos distintas causas, que no es
del caso expresar, hicieron temer que en una nueva tentativa se hiciesen inertes
en el palacio, y fué acordada su demolición, sin embargo de las enérgicas protes-
tas y denuedo entusiasta de muchos valientes ciudadanos, que cual los impávidos
hijos de Zaragoza en su palacio de la Aljafería, preferían sucumbir entre sus
ruinas á que desapareciese el mommiento mas glorioso de la provincia. En
pocas semanas se le vio reducido á escombros, y aun estaba en pié parte del
muro de su primer cuerpo, cuando se presentó ante esta ciudad el ejército
francés, al mando del mariscal Suchet, colocó tras él una batería de morteros y
otra de cañones, con la que enfiló la muralla que habíamos constniido á la ca-
beza del puente del Mar; el batallón de Castilla que la guarnecía cañoneó largo
tiempo, pero sin fruto, aquellos paredones, y entonces se conoció el inconcebible
error con que se habia procedido. Después de aquella época, el Sr. Elío, de quien
ya hemos hecho mencioUj pensó en alzarle, de nuevo; lo propuso al gobierno y
propuso arbitrios para ello, pero este gran pensamiento reparador requería sin
duda tiempos mas tranquilos.,,
Hasta aquí el distinguido publicista Sr. Zacarés. Sus artículos, insertos en
E¿ Fétiix, periódico del año 1846, son notables bajo todos conceptos. El señor
Boix, sigiúendo al P. Teixidor, también conviene en que con el beneficio del
tiempo se mejoró notablemente el Real Palacio. El copde de Paredes, dice,
luego que se hizo cargo delvireinato de este reino, añadió la hermosa galería
que caia á la parte de la ciudad, y así quedó igual su fachada, porque antes las
torres colaterales salían á fuera. En el año 1744 se lució todo el exterior,
porque se tenia por cosa cierta que la princesa de Parraa, Doña Isabel de Far-
nesio, que venia á casarse con Felipe V, desembarcaría en Vinaroz y de paso
por esta ciudad se hospedaría en él, aunque no sucedió así. Lucióse otra vez,
interior y exteriomiente, para la venida de Felipe V que entró en Valencia el
viernes 5 de Mayo de 1719.
38 REVISTA DE VALENCIA.
•
No se concibe que el mismo escritor (Sr. Boix) que en su Historia de la ciudad
y reino de Valencia nada afirma respecto á la reedificación del Palacio en 1870,
no lo recordase al escribir el II tomo de Valencia histórica y topográfica que
se pablic(') para la Biblioteca de El Diario Mercantil, puesto que entre otras
cosas dice que "su construcción primitiva pertenece á la dominación árabe, y
"después de lo que sufrió este Palacio durante las guerras con el rey D. Pedro
"de Castilla, lo reedificó y mejoró D. Pedro IV de Aragón, su noble competidor,
"POR LOS AÑOS iSjo". ¡Contradicción fragante, que parece increible en tan
distinguido y apreciable publicista!
El respetable anciano Sr. Orga, fiel testigo de nuestra contemporánea his-
toria, publicó en la revista titulada Valencia Ilustrada un bien escrito artículo
con el mismo epígrafe que el mal pergeñado que hoy ocupa á mis lectores.
¡Lástima que el Sr. Orga, imitando al erudito Zacarés, en su escesiva modestia,
hayan dejado sus inmejorables trabajos escritos en diferentes artículos y publi-
caciones periodísticas, sin compaginarlos, coleccionarlos, ampliarlos, y formar
con ellos un libro, fuente pura y cristahna para la historia contemporánea de Va-
lencia!
El Sr. Orga, al ocuparse del Palacio del Real, dice que "allí, según unos,
"Francisco, según otros Guillem de Vinatea y de Moneada, recordaron al rey el
"sagrado cumplimiento de los fueros del reino que su antecesor concediera, dis-
"puestos y juramentados á morir matando á sus malos consejeros (respetando la
"inviolabilidad sagrada del monarca)/«¿'.íí'-'/ los que fuesen. Reconoció el rey lo
"justo de la petición, y preguntando á estos virtuosos procuradores, que habían
"confesado y comulgado antes, y estaban preparados á morir: ¿Y si fuese la
"reina? ¿Se esceptuaba? Pasma la contestación de Vinatea: "De madama la reina
"no se ha tratado."
A la reimpresión de la obra de Escolano, hecha por los Sres. Terraza y
Aliena, en el pasado año 1880, acompaña una lámina del Palacio Real, según un
cuadro del pintor D. Miguel Parra, que dá una idea bastante aproximada de la
descripción fiel y exacta hecha por el Sr. Zacarés.
Fuera de las noticias consignadas por los historiadores de que llevamos hecha
mención, nada mas se dice de los principales acontecimientos verificados en el
referido Palacio, hasta el memorable levantamiento nacional de 1808. ¡Lamen-
table laguna, solo explicable, atendida la turbulencia de los pasados tiempos, y
la escasez de escritores aficionados á narrar los sucesos de su pais, acaecidos
en el siglo XVIII!
Salvando, pues, esa solución de continuidad, debemos trasladarnos á la tarde
del 24 de Mayo de l8oS, en la que puestos de acuerdo Bertrán de Lis con el
P. Rico, Vidal y Ordoñez, este último oficial del regimiento de Saboya, se diri-
gieron al Palacio del Real con el objeto de solicitar de la Autoridad Militar la
EL PALACIO DEL REAL. 09
entrega de la cindadela, á fin de secundar, de una manera explícita, al glorioso
alzamiento nacional iniciado por Daoiz y Velarde, y el grito dado por el pueblo
y el palleter Domenech en la plaza do las Pasas. Negóse, como era de suponer,
el capitán general á esta demanda; pero el pueblo, que á la sazón se habia re-
imido en grandes grupos en la vecina plaza de Santo Domingo, invadió el anchu-
roso patio del Palacio y di<j muestras inequívocas de no querer retirarse, temeroso
de la poca decisión del general, hasta que este cejó y entregó la orden, con la
que marcharon íI la cindadela, se posesionaron de ella, y se apoderaron de ar-
mas y municiones.
En el Palacio referido se nombró una magna junta, compuesta del capitán
general; arzobispo Company, los generales residentes en la plaza, varios gefes
del ejército y marina, canónigos, regente y magistrados de la Audiencia, fiscales
y alcaldes del crimen; pero deseoso el pueblo de que, además de las autoridades,
tuvieran cabida en ella representantes del elemento popular, ya que popular era
el movimiento, se accedió á esta justa petición, formada por el P. Rico y por
Manuel Cortés, y en su consecuencia se convocó á otra sesión á las cinco de la
tarde del 25 de Mayo, en dicho Palacio, entrando en dicha junta los que se nom-
braron representantes del pueblo.
¡Lástima que tan glorioso alzamiento se manchase con los tristísimos sucesos
de la cindadela! El canónigo Calvo, fanático sacerdote, acaudillando la hez de
la sociedad, entró á saco en ella, á los primeros dias de Junio, y degolló inhu-
manamente á innumerables franceses allí reclusos, que no tenían otro delito que
serlo, sin que pudieran amansarlo ni las aterradas y perplejas autoridades, ni la
comunidad de Santo Domingo que, reunida y con el Santísimo Sacramento, se
presentó á contener aquellos desmanes y defender á los infelices presos. El
P. Colomer, Manescau, en su Manifiesto como alcalde del crimen, y el Sr. Boix,
dan pormenores tristísimos y ciertos de aquellos denigrantes sucesos.
El 7 de Junio se celebró en el Palacio del Real otra sesión á la que asistió
ya, como vocal, el indigno canónigo, autor de los increíbles sucesos del 5 y del 6.
Su sola presencia repugnó á los demás compañeros, y el P. Rico, hecho intér-
prete de los alarmados sentimientos de la población, y volviendo por los fueros
de la religión, hollados por otro sacerdote, convirtióse en ángel bueno de la ca-
ridad, para oponerse al ángel malo d:l esterminio, é increpando como se mere-
cía á Calvo , le echó en cara sus atroces crímenes , consiguiendo que se le
formase causa y se le trasladara á Palma de Mallorca. Terminado que fué el
proces.o, se mandó regresar á Calvo, y expió su delito, en garrote vil el 4 de
Julio,
Instalada definitivamente aquella Junta, presentóse en dicho Palacio la pro-
posición de declarar la guerra á Francia, ajustando la paz con Inglaterra. El ca-
pitán general se vio comprometido en su crítica situación, Comenzó por apos-
40 REVISTA DE VALENCIA.
trofar al capitán del siglo y por reconocer la justicia de la causa que acababa
de abrazar el pueblo valenciano, y terminó su cometido temiendo que el mismo
pueblo, que entonces les colocaba en tal aprieto, mas tarde les abandonarla,
dejándoles en la estacada. Estas palabras causaron la debida sensación, y hu-
bieran producido el mayor desaliento, sin las patrióticas que pronunció á seguida
el joven Vicente Beltran de Lis. Adoptáronse, entre otras disposiciones, la de
remitir una circular á las provincias, refiriendo la decisión del pueblo valenciano
á resistir la invasión francesa, y el alistamiento acordado de los vecinos desde
los 18 hasta los 40 años.
Después de conseguir los patriotas, débilmente secundados por la suprema
autoridad militar, y entregados á sus escasos recursos, el levantamiento del pri-
mer sitio puesto á esta ciudad por el mariscal Moncey, y por temor á otra ten-
tativa del ejército invasor, decretó la Jimta la destniccion del Palacio del Real.
Sus escombros formaron la montañita que aun existe en el jardin del mismo
nombre, y desde la cual se domina el paseo de la Alameda, la fértil vega y la
ciudad. No comprendieron los qtie tal acordaron, que destruían, al par que el mejor
recuerdo de las glorias de Valencia, un punto estratégico que por su solidez pu-
diera servir para cubrir el puente del Real y evitar el fácil acceso á la ciudad,
sirviendo, á la vez, de punto avanzado de la misma. Triste es confesarlo; pero la
desaparición de aquel monumento histórico, dejó para siempre un hueco en
nuestra arquitectura, y sirvió como muestra imperecedera para hacer comprender
á las venideras generaciones que la ignorancia supina y las infundadas preocu-
paciones, aunque tengan un móvil patriótico, y hasta cierto punto excusable, solo
conducen á desaciertos tan funestos como el de la demolición del Palacio del Real.
Siguió el jardin donde aquel estuvo implantado, como del patrimonio de la
Corona, y fué cedido, mas tarde, á la provincia, estableciendo uno provincial de
aclimatación.
Desde la demolición del Palacio, y siempre que los reyes han visitado esta
ciudad, se han alojado ya en el del conde de Cervellon, ya en la capitanía ge-
neral. La primera inorada fué testigo del asesinato del infeliz Saavedra y de los
sucesos que, á consecuencia del pronunciamiento de Setiembre, por la nueva ley
de ayuntamientos, produjeron la renuncia de la reina gobernadora, en 1840, y su
embarque en el puerto del Grao. x\llí se alojó también D. Amadeo de Saboya,
en su viaje á Valencia. Restaurada la monarquía en Diciembre de 1874, el co-
legial de Viena ciñó la corona que la revolución de Setiembre de 1868 des-
prendió de las sienes de su madre, y á su paso por Valencia, para dirigirse á la
renovada corte, se alojó D. Alfonso en la capitanía general, donde parece mucho
mas adecuado cobijar al gefe del Estado, que en un palacio particular, siquiera
sea como el del conde de Cervellon.
Arturo Mautin.
HOJAS SUELTAS.
EL PRIORATO DE SAN MCENTE.
;ONSiDER.\Mos de interés especial para Valencia la publicación de todos
aquellos documentos que contribuyen á esclarecer, con datos fehacien-
tes, el conocimiento de la vida de su ilustre hijo y Patrono San Vicente
Ferrer. Por esta razón, creemos que los lectores de la Revista leerán con gUsto,
la carta escrita por los Jurados de la ciudad al Rey, que el eruditísimo Padre
Fr. Josef Teixidor (l) copió, en sus Noticias de San Vicente Ferrer, del Manual
7.° de Cartas misivas que se conserva en el Archivo de este Municipio.
En el mismo Manual existen otras muchas cartas relativas al Santo, copia-
das también por el P. Teixidor; pero en la imposibilidad de reproducirlas todas,
nos concretaremos por hoy á publicar la que sigue, por la cual vemos que aquél
ejerció el cargo de Prior en su Convento de Predicadores de esta ciudad, en el
año 1379; circyustancia que no hallamos referida en ninguno de sus biógrafos
que hemos examinado.
La carta dice así:
(Sobrescrito.) A LA ¡\IOLT ALTA. MAJESTAT DE NOSTRE SEÑOR LO REY.
Dentro.) "SEÑOR MOLT EXCELENT.
Ara pochs dies ha lo religios frare Vicent Ferrer, Prior del Convent deis
Prehicadors dasí, que novellament, segons dehia, era vengut de Barcelona,
vench a nosaltres, e monstrans una carta de Comissio a ell feta per lo Cardenal
de Aragó com a Legat de la Seu Apostolical sobre la instrucció de la se^-ona
eleccio de Papa: monstrans axi matex una Letra closa del dit Cardenal endre-
(1) Entre las muchas é interesantes obras que este s.íbio cuanto nnodesto dominico, cuva
biograña puede verse en Fiister, Biblioteca Valenciana, T.° II, pág. 74 — escribió y dejó inéditas, se
encuentra la que citamos en el texto, de la cual creemos que no se conservan mas que los fia"-
mentos autógrafos que cuidadosamente guardamos en nuestra biblioteca, y á los cuales libró antes
de una destrucción segura la diligencia de nuestro amigo D. J. F Sanmartin y Aguirre.
4^ • REVISTA DE VALENCU.
gada al Consell e nosaltres; e pregans lo dit Prior que com ell volgues explicar
aqiiests afers largament al ConseÜ, fesein aquel! appellar e ajustar a dia ceit.
^íos, ans daltra resposta, li demanam, si portava daquesta raho Letra de vos,
Senyor. Resposnos , que no, axi com no li paria obs, per quant aquest fet era
spiritual, e no temporal, o semblants paraules. Nosaltres consideran, que per
relació de nostres Missatjers, que per aquesta raho, de manament vostre, aviem
tramesos a la vostra Reyal presencia, :ie per Letres de vos Senyor, ó per altra
manera no sabiem, ne saber podiem que vos, Senyor, haguesses, o hatjas creada
opinio, ne presa part sobre les dues eleccions de Papa, dixerem al dit Prior: que
no fariem per res go quens demanava, si donchs daquesta laho no aviem Letra
de manament, o de assentiment de vos, Senyor; car no volieni, ne volem passar
un punt de la voluntad vostra sobre aquests afers, ans ab aquella conformar de
tot en tot la nostra axi coni está en raho vullam; car sots Senyor natural nostre
vuUam, car Princep luolt Catholich, e Christia mol ver. E ab ago ell partí de
nos. E seguis com lo dit Prior, segons sabem, en privades collacions instruhis e
n.iantengues la dita derrera eleccio, e dixes, que per aquesta raho entenia anar
en altres parts daquest Regne, !o Loctinent de Governador e nosaltres dubtans,
si ago plauria o no a la vostra Senyoria, e mayormen consideran, que enguany
al Abad de Sistra, que per part de la primera eleccio de Papa, e a instruccio
daquella era en aquesta ciutat, no fos sofert de ell fer aci alcana instruccio o
induccio per part sua: fem venir lo dit Prior ab alcuns Notables Erares de son
Convent e li dixem: Que ell cessas de tais coses almenys tro a tant que haguessem
consultat vos Senyor, e axi ho atorga lo dit Prior. On, Senyor, com aquest fet
sia a Nos de gran carrech, e majorment com no sapiam vostra intencio, suplicam
a la Vostra Reyal Magnificencia, ques denye, e li placía per merce manar a nos-
altres 90 que li plaura que fer o consentir deyam sobre aquests aíers, o almenys
privadament e secreta per Letra o per altra manera revelar alcuna cosa senti-
ment si e en quant legut sia o placia a la vostra Reyal Senyoria, La qual Nos-
tre Senyor Deus per sa merce mantenga per lonch temps, e li do victoria de
tots sos enemichs; Scrita en Valencia á XIX dies de Deembre en lany de la
Nativitat de Nostre Senyor MCCCLXXIX.
Senyor
Vostres humils ser\-idors los Jurats de Valencia,
qui besant la térra davant vostros peus,
se comanen en vostra merce e gracia.,,
Vemos, pues, que en esta carta se llama á Fr. Vicente Ferrer Prior repetida-
mente, y aunque , segiui refiere el P. Teixidor, ni el archivero P. Francisco Sala,
ni el P. Falcó en sus Alíales, ni- él mismo en los que escribió, pudieron hacer
mención del priorato de San Vicente, por no haberle encontrado citado como tal
en los aranceles ó boxartes de escrituras otorgadas por el Convento, esto no
puede probar que no ejerciera dicho cargo, sino únicamente que durante el corto
tiempo que lo desempeñó, ningún documento público otorgó la Comunidad.
Por lo demás á que hace referencia la carta transcrita, ella nos demuestra
también, cuan pronto empezó á trabajar el Santo en favor del Pontífice Cle-
mente VII, puesto que habiendo empezado el cisma que tanto afligió á la Iglesia
por el nombramiento de aquel Papa, que tuvo lugar en Fondi el 19 de Setiem-
bre de 1378, aunque no entró en Avignon hasta el 20 de Junio de 1870, seis
HOJAS SUELTAS. 48
meses después de esta fecha ya gestionaba con actividad San Vicente por sos-
tener la validez de la segunda elección, para lo cual se disponía á recorrer otros
puntos del reino, dando con esto lugar á la prudente amonestación de ios Jurados,
que se oponian á que lo hiciera, mientras el Monarca no se decidiese por Urbano
ó por Clemente.
No consta la respuesta que el Ceremonioso D. Pedro dio á la pregunta con
que terminaban su carta los Jurados, pero hace suponer que fuera ambigua y
evasiva la neutralidad en que hasta su muerte se mantuvo respecto á los dos
Pontífices.
Lo que sí afirma Zurita (l) es que el rey prohibió que se hicieran por los
religiosos semejantes declaraciones en favor de Clemente hasta que se determi-
vase lo grie se debía seguir: y mandó congregar iodos los perlados y personas
notables de letras de sus reynos y mandó secrestar todos los bienes y rentas que
pertenecían á la cántara Apostólica y no se dio lugar que se obedeciesen ningu-
nas bullas ni letras Apostólicas.
Tal yez á consecuencia de estas órdenes pasó de nuevo el Santo á Barce-
lona para dar cuenta verbal de su conducta al cardenal legado D. Pedro de
Luna, y entonces debió hacer renuncia de su prelacia, puesto que fué elegido
Prior el P. Fr. Miguel Mico, cuya elección confirmó el Provincial en Barcelona
á 28 de Marzo de l38o, y de su patente existia traslado auténtico en el Archivo
del Convento.
Por lo expuesto creemos que el tiempo durante el cual desempeñó San Vi-
cente el cargo de Prior en Valencia, fué desde últimos de Octubre de 1879 hasta
primeros de Marzo de l38o, siendo muy de notar que en esta fecha no contaba
mas que de 29 á 3o años de edad, si hemos de seguir la opinión mas general-
mente admitida, de que nació en 1850.
J. E. SeRRAXO V MoRALE.';.
(l) Anales Je la Corona de Aragón, lilj, X. cap. XXIV.
CRÓNICA MENSUAL.
A Sociedad del Rat-Penat inauguró solemnemente el curso el dia 5 de
Noviembre. Su nuevo presidente, D. Rafael Ferrer y Bigné, cumplió el
deber que le impone el reglamento, leyendo un bien pensado discurso,
en el que se ocupó de la lengua lemosina y sn literatura en Valencia y Cata-
luña, oponiéndose á la tendencia de algiuios escritores catalanes que quieren
absorber el idioma valenciano en el suyo. En esta sesión se leyeron bellas poe-
sías por los Sres. Pizcueta, Labaila, Arroyo y Aimela, Iranzo y Simón, Llom-
bart, Rodriguez Guzman, Puig y Torralba, y Fombuena.
Los amadores de las glorias valencianas han continuado sus trabajos con
entusiasmo, habiéndose celebrado ya algunas reuniones, en las que se ha rendido
culto á la música y á la poesía. En ellas se ha dado á conocer la Cans¿i deis es-
cursionistes, letra de D. Teodoro Llórente y música de D. Francisco Giner, y
otra melodía titulada Boires, letra del Sr. Iranzo y Simón y música de D. Vicente
Peidró. Las dos gustaron mucho.
Una sensible pérdida ha experimentado esta Sociedad. A los 8t años ha
fallecido el respetable decano de sus socios D. José de Orga, modesto escritor
que ha prestado á las letras valencianas útiles servicios.
En el Ateneo han comenzado también muy animados debates en sus sec-
ciones de Ciencias sociales y de Ciencias naturales. Versan, en el primero, sobre
la compatibilidad de la democracia y la forma monárquica, tema puesto á la dis-
cusión por el Sr. Gaset y Lacasaña, y en el que han intervenido ya los Sres. Piz-
cueta y Jiménez Valdivieso.
En la sección de Ciencias naturales ha puesto al debate el Sr. Villanueva, "Si
las condiciones fisiológicas de la mujer son adecuadas para el estudio y ejercicio
profesional,,, cuestión que ha dado lugar á un buen discurso del Dr. Lechon.
La Academia de la Juventud católica ha celebrado algunas reuniones litera-
rias. Llaman mucho la atención las conferencias que está dando el catedrático
del instituto Sr. Polo y Peyrolon, explicando lo que ha visto en Tierra Santa en
su reciente peregrinación.
El Instituto médico ha promovido un interesante debate sobre la higiene y
CRÓNICA MENSUAL. 45
salubridad de nuestra herniosa capital, algún tanto descuidada en este concepto.
Los Doctores Cantó y Gómez Reig han terciado en él con gran competencia.
En el Ateneo Mercantil ha disertado D. Antonio de la Loma, sobre "Las ven-
tajas de la asociación para el comercio,,, y en otros centros instructivos ha habido
discursos y conferencias, de los que tenemos que prescindir por no alargar de-
masiado esta ligera crónica.
Pero no podemos pasar por alto la conferencia que en la Sociedad de Amigos
del Pais dio el catedrático de la Universidad Central, nuestro paisano D. Juan
Vilanova, sobre los adelantos de las ciencias naturales que ha podido observar
en su reciente viaje por Francia é Italia. El Sr. Vilanova prometió continuar
estas conferencias cuando regrese de Madrid á las fiestas de Navidad. Parte de
sus instructivas observaciones las ha consignado en cartas dirigidas al periódico
Las Proidncias, que son muy interesantes para los hombres científicos.
La Asociación de Maestros carpinteros inauguró el año pasado con gran so-
lemnidad las escuelas nocturnas que ha establecido. Este año ha hecho una bri-
llante fiesta de aniversario, interesante por los discursos quq. en ella han pronun-
ciado los Sres. D. César San toma, D. Emilio Rivera, D. Félix Pizcueta, el ca-
nónigo Sr. Cinijeda y Ros, D. Emilio Borso, el presbítero Sr. Sarrion, el Sr. Ro-
dríguez de Cepeda, y el alcalde D. José María Sales, felicitándose todos del im-
pulso que se dá á la instrucción popular.
En este ramo de la instrucción popular tenemos que consignar el estableci-
miento del Círculo católico obrero cooperativo de San Vicente Ferrar, instalado
en la plaza de Coll. Hay escuelas de instrucción primaria, dibujo lineal y lengua
francesa, é ilustrados sacerdotes dan moralizadoras conferencias á los alumnos.
El claustro de Derecho de nuestra Universidad ha perdido uno de sus pro-
fesores, el doctor D. Narciso Guillen, catedrático de derecho civil, que ha falle-
cido en Jumilla.
Por permuta con el Sr. Mier, ha sido nombrado catedrático de derecho ro-
mano el joven profesor D. Vicente Calabuig, que desempeñaba esta cátedra en
Oviedo, y que es uno de los discípulos mas brillantes de la escuela valenciana.
En el orden artístico no tenemos que señalar mas novedad que el concierto
dado en el teatro Principal por la pianista bávara Sofía Menter, que nos ha sido
presentada con el título de rival de Rubinstein. Exagerada pretensión es esta
rivalidad, pero ello no obsta para que sea una artista eminente la señorita
Menter.
* *
Dos piezas valencianas se han estrenado con bastante buen éxito en el tea-
tro de la calle de Ruzafa, El Savt del abuelo, original del Sr. Colom, y Ah totel
que mira veu, escrita por D. Francisco Palanca.
bibliografía valenciana.
ISTER Y GUERIN: LA NUEVA CIRUJIA ANTISÉPTICA, por el
Dr. D. Juan Aguilar y Lara, catedrático de la Universidad de Va-
lencia. Valencia, librería de P. Agilitar, editor, ivipr. de la viuda de
Ayoldi,iS82{\).
Honra á la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia el celo y la
inteligencia con que siguen sus profesores todos los adelantos de la ciencia. Hace
algunos años, el distinguido catedrático Dr. Ferrer y Viñerta, practicó por pri-
mera vez, ante varios compañeros suyos y alunnios de la Facultad, una amputa-
ción de muslo, según el método del ya célebre Lister, cirujano de Edimburgo.
Tuvo esta operación el éxito mas feliz, y aceptado el procedimiento, que inicia
una verdadera revolución quirúrgica, seguida en Alemania por Wolckmann,
popularizada en Francia por Lucas Champonniere, y admitida en Italia por el
profesor Munich, se repitieron en Valencia los experimentos, y se consagró, con
su resultado, este nuevo método.
El Dr. Agiiilar y Lara se ha propuesto ahora reunir en un volumen todo lo
que se sabe y se ha practicado sobre la nueva doctrina antiséptica, y como esta
doctrina no está circunscrita al procedimiento de. Lister, sino que corresponden
también á ella el método del profesor francés Mr. Guerin, el del cirujano italiano
Sr. Paoli, el sistema llamado portugués, de todos ellos trata, explicándolos ex-
tensamente, comenzando por exponer la doctrina de los gérmenes atmosféricos,
base de todos los procedimientos antisépticos, y analizando después estos pro-
cedimientos con una exposición sencilla y clara de las pruebas experimentales
que los avaloran, y de la manera de operar, para cuya última parte vá ilustrado
este libro con grabados.
No cabe duda que esta obra, por la novedad de la materia, ha de ser muy
útil á- los médicos españoles, á quienes presta im gran servicio el Sr. Aguilar
y Lara.
(ij Un tomo de 624 págs. en 8.° mayor, de venta en l.n librería de P. Aguilar, Caballeros, 1,
24 rs. en Valencia y 28 hiera.
SOCIEDAD ECONÓMICA DE AMIGOS DEL PAÍS.
PROGRAMA DE PREiMÍOS DE 1882.
ClfNCIAS SOCIALES.
Tiiiilo di socio de m'irilo al autor del mejor
estudio sobre bienes baldíos y destino que á
estos bienes debiera darse eri beneficio de la
a¡;ricultura y de los trabajadores.
TUitlo de socio de titirito al autor de la mejor
Memoria sobre el examen crítico-filo=ófico del
crédito en España y de los medios mas conve-
nientes para crear establecimientos que estien-
dan su uso, en general y especialmente en be-
neficio de la agricultura, del comercio y de la
industria.
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria sobre el eximen del colonato en Va-
lencia, su conformidad ó contradicción con las
leyes económicas: causas de su actual constitu-
ción: ventajas ó inconvenientes que ofrezca para
la propiedad, la producción y la suerte de los
trabajadores: reformas que reclame y medios de
realizarlas.
Título de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria sobre los medios mas adecuados y fá-
ciles para la estincion de la mendicidad en esta
capital.
ci encías naturales.-
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria descriptiva de un grupo natural de la
Fauna, de cualquiera de las tres provincias del
antiguo reino de Valencia.
Titulo lie socio de mérito al autor del mejor
estudio descriptivo de las principales rocas y
productos naturales de su descomposición, de la
provincia de Alicante, con la indicación pre-
cisa de las localidades donde se encuentran y
de sus aplicaciones.
Titulo de socio de mérito al que realice el aná-
lisis cuantitativo de aguas minerales que no
hayan sido analizadas y que "se encuentren en
una de las tres provincias del reino de Valencia.
Medalla de mérito, dorada, al autor de la me-
jor colección do ininerales ú fósiles, acompa-
ñando la Memoria descriptiva de su yacimiento
y aplicaciones.
A las Memorias que se presenten optando .i
los premios anteriores, se acompañarán los jus-
tificantes de los trabajos. Cuando estos consis-
tan en ejemplares ó láminas, podrán retirarsi-
por sus autores, tan luego se verifique la adjudi-
cación del premio.
Titulo de socio de mérito al autor del mejor
estudio científico práctico para el alumbramiento
de aguas subterráneas en una de las provincia
del antiguo reino de Valencia.
AGRICULTURA.
Título de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria sobre el cultivo del arroz, y que com-
prenda:
1." Época de su introducción en la región
valenciana.
2.° Su descripción y variedades mas nota-
bles.
3.° Su cultivo.
4.° Enfermedades y accidentes, sus causas,
medios de evitarlas.
5.° Estadística de terrenos en cultivo, pro-
ducción, valor medio en un quinquenio, medios
de aumentarlo.
Titulo de socio de mérito á la mejor Memcria
referente á las enfermedades que atacan al olivo
en la región valenciana, dando la preferencia á
aquella que á juicio del autor ocasione mas per-
juicios 6 haya sido menos estudiada hasta de
ahora.
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
cartilla agrícola aplicable á la región valenciana,
redactada en lenguage claro al alcance de los
labradores y con la traducción en valenciano.
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria sobre el proyecto de establecimiento
de una escuela regional de Agricultura para la
región valenciana. A la Memoria deberán acom-
pañar los planos necesarios para su mejor in-
teligencia.
48
REVISTA DE VALENXU.
Medalla de míriío, dardda, al autor de la mejor
Memoria referente al estudio de las condiciones
mas apropiadas para la propagación y cultivo
de las especies y variedades americanas resis-
tentes, mas útiles á la región valenciana.
¡Medalla de mérito, dorada, al mejor estudio
sobre las condiciones fisiológicas de las diferen-
tes variedades de vid cultivadas en nuestra re-
gión, y elección de la variedad mas resistente á
las enfermedades.
Medalla de progreso, de plata, al autor de la
mejor descripción de las variedades mas selectas
de frutales cultivados en alguna finca de la pro-
vincia de Valencia. A este trabajo deberán acom-
pañar los datos económicos que servirán de com-
probantes.
Medalla de progreso, de plata, al autor de la
mejor Memoria sobre la naturaleza y mas útiles
condiciones que deben tener los terrenos desti-
nados al cultivo del naranjo. Prácticas de cul-
tivo y abonos mas conducentes.
INDUSTRIA Y ARTES.
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria que aplique los principios científicos
al estudio de los pozos artesianos en la región
valenciana, bajo cualquiera de los múltiples as-
pectos que presenta la cuestión.
Titulo de socio de mérito al autor de un pro-
vecto de máquina para elevar aguas que realice
una mejora en cuanto á la manera de aplicar
las fuerzas ó en cuanto á la ejecución material.
Medalla de plata, de progreso, al fabricante de
loza común del pais que presente la mejor co-
lección de productos de su fábrica, digna del
premio á juicio de la Sociedad.
Medalla de plata, de progreso, al fabricante de
vino de naranja que realice una mejora notable
en la elaboración de este producto y exponga en
una detallada Memoria el procediaiiento mas
ventajoso para obtenerlo en grandes cantidades.
Medalla de plata, de progreso, al industrial que
demuestre haber realizada un adelanto digno de
recompensa especial, á juicio de la Sociedad, en
la fabricación á que se encuentre dedicado.
COMERCIO.
Titttlo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria sobre el comercio de exportación de fru-
tas y legumbres de la región valenciana, consig-
nando el mayor número posible de datos sobre
los puntos de producción y consumo, medios mas
convenientes de trasporte, consignación, etc. etc.
Medalla d€ mérito, dorada, al autor del mejor
estudio sobre los arroces nacionales y extranje-
ros, bajo el punto de vista mercantil.
LITERATURA.
Titulo de sacio de mérito al autor del mejor tra-
bajo histórico crítico de los poetas lemosino-va-
lencianos de los siglos X\n[, XVII y XVllI.
Medalla de mérito, dorada, al autor del mejor
trabajo biográfico de un valenciano ilustre que
haya existido durante el tiempo que lleva de
vida esta Sociedad.
Utiajlor de plata y oro á la mejor oda en ho-
nor al trabajo.
Una /!or de plata á la mejor leyenda en verso
castellano ó valenciano sobre algún aconteci-
miento relacionado con la historia del antiguo
reino de Valencia.
BELLAS ARTES.
Titulo de socio sin cargas al autor de la mejor
Memoria histórica sobre la música religiosa en
Valencia durante los siglos XSTI y XVIII.
Medalla dorada, de mérito, al autor del mejor
trabajo crítico descriptivo sobre las escuelas de
pintura que están representadas en nuestro Museo
provincial, y proyecto de ordenación de este
para la mayor ¿ustracion de los artistas y aficio-
nados.
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria crítico artística de los principales mo-
numentos que del estilo gótico existen en la
provincia de Valencia.
EDUCACIÓN.
Titulo de socio de mérito al autor de la mejor
Memoria que se presente sobre la necesidad,
ventajas é inconvenientes de la instrucción pri-
maria obligatoria para todos los niños de ambos
sexos, terminando en su caso con un proyecto
de ley, sobre el mismo asunto, en el que se ha-
gan constar los medios de ejecución, estímulos á
los niños y correctivo para los que se opongan ó
dificulten dicha instrucción.
Titulo de socio de viérito al autor de la mejor
Memoria que se presente proponiendo los me-
dios de impedir la vagancia de los niños por las
calles y de proporcionarles un asilo en donde
reciban diariamente el indispensable alimento,
la educación y la instrucción elemental necesa
rias, y aprendan un oficio que les permita ser
útiles á sí mismos y á la sociedad.
Titulo de socio sin cargas al autor de la mejor
obra que se presente sobre las nociones y cono -
cimientos necesarios á las niñas para la mejor
administración y gobierno doméstico; entendién-
dose que dicha obra ha de ser original inédita.
Titulo de socio, sin cargas, al autor del com-
pendio mas sencillo y á propósito para aprender
á leer los niños y adultos en menos tiempo,
comprendiendo el silabario y catón, ó sea hasta
la lectura corrida .
Advertencia.
Todas las obras, colecciones, muestras, etc.,
que se prelenten optando á premio, deberán en-
tregarse en la casa social, calle del Mar, número
57, Valencia, antes de las doce de la noche del
30 de Setiembre; pasado cuyo plazo no serán ad-
mitidas.
Los trabajos que consistan en Memorias y
poesías serán precisamente anónimos y á ellos
acompañará un pliego cerrado que contenga un
lema igual al que los distinaa v la firma del au-
tor.
VALENCL\ 1881.— IMI'RUSTA DEDOME.N'EtlI, MAK, 4S.
REVISTA DE VALENCIA.
1." Enero DE 1882.
DOÑA TERESA GIL DE VIDAURE.
N sencillo monumento reducido á modesta urna de madera, forrada en
el exterior de damasco carmesí con galón de oro, sujeto por clavos
dorados, y en el interior de tafetán azul, y cerrada por una tapa de-
lantera, que abierta y dejada caer, permite distinguirá través de un cristal encajado
en el marco lo que ella contiene, yacen los despojos mortales de la bien amada
señora que compartió el tálamo y los honores del trono con D. Jaime I de Ara-
gón, aun cuando no llegara á ceñir en sus sienes la regia diadema.
No obstante que escritores tan juiciosos como el P. José Teixidor, en sus
obras inéditas, compuestas por los años de 1767, y el Barón de Tourtoulon, en
su excelente Historia de D. Jaime 1, hayan rectificado las novelescas noticias
que de Doña Teresa Gil de Vidaure nos habia trasmitido la generalidad de los
historiadores, séanos lícito narrar los principales acontecimientos de su vida,
añadiendo algunos detalles hasta ahora no publicados.
Hija de D. Juan Gil de Vidaure, caballero perteneciente á una familia que
el rey de Navarra D. García nombró por de las mas calificadas de la corona,
concurrían en Doña Teresa cuantas relevantes prendas, tanto morales como
físicas, pudieran desearse. Casada muy joven con Sancho Pérez de Lodosa, de
quien tuvo un hijo llamado como su padre, enviudó á poco, haciendo vida muy
honesta, entregada, especialmente, al cuidado de su vastago.
' Habiendo fallecido en el año de 1251 Doña Violante de Hungría, segimda
esposa de D. Jaime I, cautivado el Conquistador por la belleza y discreción de
la viuda de Sancho Pérez, intentó trabar relaciones amorosas con ella, no pu-
diendo vencer su honestidad sino bajo promesa formal de casamiento, que la
4.
50 REVISTA DE VALENCIA,
hizo. Considerándola ya, desde entonces, como á su legítima esposa, le señaló
morada correspondiente á su rango, concediéndole para siempre el que en
tiempo de moros habia sido en Valencia palacio de los reyes Lobo y Jayent
con todas las casas anexas al mismo, según consta de real privilegio refrendado
por su escribano Pedro de Capella, en Lérida á lo de Abril de 1255, cuyo
original se conservaba en el archivo del Monasterio de la Zaidía de esta
ciudad.
A poco de otorgada esta donación, sintiendo ya Doña Teresa en sus en-
trañas fruto de su segunda unión, le hace merced el Rey del castillo y Villa de
Jérica con sus dependencias para la misma y los hijos que de ella pudiera tener,
según privilegio expedido desde Zaragoza á 9 de Mayo de 1255.
Nacido de este enlace D. Jaime, apellidado de Jérica, por el Señorío que le
habia concedido el Conquistador, otórgales una nueva gracia á él y su madre
donándoles la Zaydia, con privilegio fechado en Lérida á 5 de Abril de 125o,
que dice así:
"Noverint universi quod Nos Jacobus, Dei gratia, Rex Aragonum, Majori-
"carum et Valentie, Comes Barchinone et Urgelli, et Dominus Montispesulani,
"per Nos et nostros damus et concedimus vobis Jacobo dilecto filio nostro et
"Domine Theresie Egidii et vestris in perpetuum per hereditatem propriam,
"francam et liberam, locum illum situm juxta civitatem Valentie qui dicitur Caadia
"cum ómnibus pertinentiis suis et domos infra muros civitatis Valentie et hortum
"in ejus termino prout melius et plenius predicta omnia cum suis pertinentiis ha-
"bebat et possidebat Archiepiscopus Narbone ex donatione quam inde feceramus
"que omnia habeatis vos et vestri in perpetuum cum introitibus et exitibus, affron-
"tationibus et suis pertinentiis universiis a celo in abyssum ad dandum, vendendum,
"impignorandum, alienandum, et ad omnes vestras et vestrorum volúntales cui
"et quibus volueritis inde libere perpetuo faciendas sine aliqua retentione nostra
"et nostrorum et cuilibet persone. Dat. Illerde, nonis Aprilis anuo Domini
"M.CC.LX. Signum Jacobi Dei gratia, Regis Aragonum, Majoricarum et Valentie,
"Comitis Barchinone et Urgelli et Dominus Montispesulani.
"Testes sunt R. de Montecatcno Jausbertus de Castronovo, Petrus de Monte-
"catcno G. de Cardona, Gauserandus de Pinos.
"Signum Petri de Capellades de mandato Domini Regis "qui pro domino G.
"Dei gratia Episcopi Ilerde Cancelario suo hec scribi fecit et clausit loco die et
"anno prefbcis."
En el mismo año habia nacido ya D. Pedro de Ayerve, hijo segundo de
Doña Teresa y D. Jaime, quien sustituía uno á otro hijo en los bienes que habia
dado á dichos dos Infantes, habidos con su muy amada y querida señora Teresa
Gil de Vidaure, ordenando que si morían los dos sin sucesión, pasaran sus bie-
nes á los otros hijos ó hijas que nacieran de él y de Doña Teresa.
Mas como la felicidad terrena es tan pasajera, aquella señora, que desde la
muerte de la reina Doña Violante, habia privado exclusivamente con Don
Jaime, el cual gobernaba gran parte de sus negocios por el consejo de una Dueña
muy principal, que se dccia Doña Teresa Gil de Vidaure, con la que vivía
D.* TERESA GIL DE VIDAURE. 5I
mticfio tiempo como con su mujer legitima; y assi se declaró después por sentencia,
que lo fué, según escribe Zurita, vióse atacada de una asquerosa lepra, azote
que tantos estragos causó en los siglos medios, y fué abandonada al punto por el
Conquistador, que se entregó ciegamente á los amores de su parienta Doña Be-
renguela Alfonso, hija del Infante D. Alfonso de Medina, con la pretensión de
tomarla por mujer legítima. Así lo afirmó el Rey en el cap. 127, fól. 108 de su
crónica, en el que relata que quiso confesarse con Fr. Amaldo de Segana, de
la orden de Predicadores, antes de entrar en batalla contra los moros, cuando
la conquista de Murcia, para impedirles el socorro que querían introducir en la
ciudad, á la que tenia sitiada en el año de 1266. — ■^'' Demaiiám, dice, áfrare Ar-
"■náu de Segarra que era Preycador é dixemli que voliem pendre penitencia dell
"é elldix que dixessem. E 7ios dixemli que á nostre senyor no li cnydauem teñir
"altre iort sÍ7io dona Ber enguera taii' solament e nos hauiem en cor de es ser ab
"ella nuus depeca^ é axi com Jiom deu es ser ab sa muller..,
Antes de partir á la conquista de Murcia, juzgando el rey que podia di-
solverse su enlace con Doña Teresa, escribió al Pontífice Clemente IV su teme-
raria pretensión; pero con celo digno de la autoridad apostólica, respondióle con
entereza el Papa, en 17 de Febrero de 1266, la caria que traen Rainaldo y Mar-
teñe, de la que es notable el párrafo que sigue: "Miramur plurimum qua licentia
"quo instinctu nobis petitionem obtuleris Deo contrariam abominabilem an-^elis
"et horainibus monstruosam. Non enim credere debuiste quod verum matrimo-
"nium vellemus disolvere et conjunctionis illicite poUui participio et consensu.
"Scire quidem ab olim te credimus, quod cum nobilem mulierem Teresiam per
"verba de futuro, prout tua littera continet desponsasti, licet verum non fuerit
"matrimonium sic tamen initiatum extitit, ut verum et consumatum fuerit carnali
"copula subsecuta. ¿Q'-ios ergo Deus conjunxit, Dei Vicarius quomodo separet?
"Absit a nobis hoc scelus.,,
Dedúcese de estas palabras que en la corte romana no se habia seguido hasta
entonces pleito sobre la validez ó nulidad del matrimonio de Doña Teresa con
el rey, ya que este, por su carta, informó al Pontífice de que solamente habia
dado palabra de casamiento, á la cual subsiguieron ayuntamiento camal y suce-
sión; y pareciéndole que esto no era matrimonio consumado, suplicaba á Su
Santidad lo declarase nulo; cuya ignorancia, verdadera ó afectada, repele el Pon-
tífice, concluyendo con decirle que no tiene autoridad para anular el matrimonio
válido . ¡Lejos de Nos tal maldad! añade; y consecuente el Papa en este tesón,
felicitando al rey por la victoria que habia alcanzado contra los sarracenos de
Murcia, le dice en carta de Julio 5 del propio año, que ya que con tanto valor
sabia triunfar de los moros, era suma ignominia de su real persona dejarse vencer
por las desordenadas pasiones de la carne.
Despreciando D. Jaime las reconvenciones de la Sede Pontificia, continuó
52 REVISTA DE VALENCIA.
en sus ilícitos amores con Doña Berengiiela, hasta que fallecida esta y cobrando
nueva afición por una dama casada, que abandonó á su marido, ya que no había
podido conseguir que el Papa declarase nulo su matrimonio con Doña Teresa,
insistiendo en la enfermedad de esta, pretendió el divorcio y ganó sentencia fa-
vorable, no en Roma, sino en Valencia, de la que apeló la repudiada, siendo de
creer que fundase su apelación en hallarse enteramente restablecida. Así lo
escribió el monarca al Pontífice Gregorio X, contestando á la carta que Su San-
tidad le dirigiera en 25 de Julio de 1275, reprendiéndole acremente el escándalo
de tener por manceba la nuijer legítima de un su vasallo; y negando el rey que
su concubina fuese legítima esposa de otro, le añade el Papa en carta de 22 de
Setiembre de aquel año: " Qiuim me etiaiii si constaret, ipsa a cuinslibet viri lege
"sohitam, tu adhuc alii alUgatus, non obstante divortii senietitia, qnaní asseris pro
"te latam, cum et tu ipsa fatearis eain appellationem suspensam, non posses sine
"■metuimmo et reaín adnlteris retiñere.,. Prosigue Su Santidad dirigiéndole las
mas severas censuras y le ordena que se separe al momento de su concubina,
bajo pena de excomunión.
Poco antes de que Doña Teresa fuese abandonada por D. Jaime, y quizás
presintiendo la pérdida de su cariño, fundó á principios del año 1265 el Monas-
terio de la Zaidía, con la invocación de Nuestra Señora de Gratia Dei, en el
sitio de la ^aadía de que había hecho donación el Rey en 5 de Abril de 1260,
según el privilegio antes citado. Escolano en el libro 5.°, columna 948, núm. 12
de sus Décadas, escribe: "Llamóse la Zaidía esta casa por ser jardín y casa de
campo de un moro llamado Zaidí, tan principal, que Proaza le hace Rey. Otros
dicen que eran baños de una mora rica llamada Zayda.,,
Todo ello se escribió caprichosamente; y aunque Diago en sus Anales
enmienda á Escolano, incurre también en algunas equivocaciones. Advirtamos
de paso que la palabra Qaadia como se lee en la donación, es lo mismo que
Zaydía, pues el invicto Rey, en el capítulo 76 de su crónica, hablando de la con-
quista de Valencia, al referirle Fernando Diez el partido que le ofrecía Zaen si
desistía de aquella empresa, dijo: "Quens faria un Alcacer á la faydía.,,
Comenzada la fundación del Monasterio, y hallándose el rey D. Jaime en
Valencia, concedió, en 1.° de Noviembre de 1265, ásu abadesa y demás religiosas,
que pudieran poseer cuantos bienes muebles ó raices les legaran los caballeros y
clérigos, y comprarlos de los mismos; y como no había precedido á la creación la
licencia del Ordinario, ni el consentimiento del Orden Cisterciense, impetróse y
otorgóla D. Fray Andrés Albalat, Obispo á la sazón de Valencia, con escritura
ante el notario de su curia, Mateo Soler, en 3l de Enero de 1266, á D. Fray
Berenguer, Abad de Benifazá, á D. Fray Arnaldo, Abad de Escarp, á Doña Bea-
triz de Anglesola, Doña Catalana y Doña GuíUerma, monjas cistercienses del
Monasterio de Vallbona, dispensando también facultad para poderse enterrar en
D.* ITRESA Gil, DK VIDAURE. 53
SU Iglesia los que en ella eligiesen sepultura. Y ordenó que dicha licencia fuese
de ningún valor si hasta el dia de Todos Santos del mismo año, el Capítulo
general del Cister no admitía esta fun lacion y la incorporaba en su orden; todo
lo cual aceptaron dichos dos Abades y religiosas fundadoras. Al parecer, no se
celebró Capítulo general hasta 1 268, y en este año se dio facultad á los mencio-
nados Abades, ó á uno de ellos, para incorporar á la religión el Monasterio de
la Zaydía.
Seguidamente, hallándose presentes el Abad de Benifazá, D. Fray Andrés de
Albalat, con los canónigos Guillem de Romaní, Arcediano de Játiva, Guillem de
Árenos y Domingo Mateu, como también Jaime de Albalat, Bartolomé Despont,
Bernardo Guillem, Mateo de Osea, clérigo, y Pedro Cátala; Doña Teresa Gil de
Vidaure, dijo: "Fntidamns, facimus etde tiovo coiistruitniís AJotiasía-iiim monia-
litctn Cistersiensíum,,, supliendo con esta fórmula la falta de las licencias del año
1265, en que le hí^ia fundado. Dio por bienes de dotación todo el sitio y término
de la Zaidía, sin decir nada de palacio, ni baños, ni jardines de reinas agarenas:
las 79 mazmodinas anuales que le pagaban varios enfiteutas sobre diferentes
tierras en el mismo término: 7 mazmodinas anuales que satisfacía Vidal de San-
tomera, y 147 mazmodinas y media anuas que percibía de diferentes casas conti-
guas al alcázar que fué de los reyes moros Lobo y Jayent, propiedad de dicha
señora. Las condiciones de esta dotación fueron, que la Abadesa y comunidad
por ningim título pudieran enagenar los citados bienes sin licencia ó del Infante
D. Jaime, su hijo, ó de los herederos de este: que mientras ella viviese no pudiera
admitirse en el Monasterio religiosa ni religioso, sin su permiso ó el de su apo-
derado; y que durante su vida fuese la fundadora patrona del Monasterio. Todo
lo cual pasó con escritura ante el notario Bernardo Pagan, en 10 de Febrero de
126S; y por cuanto la religión del Cister no había incorporado en el dia de
Todos Santos, como se previno en la licencia del Obispo, este, con su Cabildo,
declaró que, no obstante tal defecto, aprobaba y confirmaba la validez de la fun-
dación, de lo que autorizó con escritura Bernardo Castellet, notario de la Curia,
en 22 de Marzo de 1270.
A pesar del completo abandono en que Doña Teresa se veía por parte de
D. Jaime I, se conoce que á este no le era del todo indiferente la dueña de sus
pasados amores, como él la conceptuaba, pues deseando que adelantara la cons-
trucción del Monasterio, concedió facultad á la Abadesa, por privilegio expedido
en Valencia á 3 de Mayo (v nonas Madií) de 1271, de fabricar un horno para
hacer ladrillos y tejas con todas las oficinas necesarias, en la rambla que estaba
delante del Monasterio, del que la separaba la acequia, que es el terreno deno-
minado Llatio de la Zaidia, con libertad de venderlo, enagenarlo é hipotecarlo,
segim pareciere á la Comunidad. De esta donación dimanaba el dominio que te-
nia el Monasterio en dicho Llano, y siempre que allí se celebraban corridas de
5_|. kF.VISTA DE VAI.ENCÍA.
toros, pedia licencia el Hospital general á la Abadesa. Con esta concesión recibió
gran impulso la fábrica del Monasterio y de todas sus dependencias, levantándose
inmediato á él, un pequeño palacio denominado el Realet, que ocupó Doña Teresa
para vivienda suya cuando residía en Valencia.
Háse creído generalmente que dicha señora, después de olvidada por Don
Jaime, se retiró al convento de la Zaidía y que alli permaneció hasta su muerte,
habiendo tomado el hábito del Cister. Proviene este error de las Trovas, con
razón llamadas por algunos apócrifas, de Mesen Jaime Febrer, quien, hablando
del apellido Ayerve, dice en la primera de esta familia:
"D. Pedro de Ayerve es vostron germá
..Puix de vostron pare fiU es natural
.jHagut en Teresa que hui monja está, etc."
Supónese que Febrer escribió su obra en el verano del año 1276, y contra
lo que siente en la trova acabada de citar, habla una escritura^riginal, que vio el
P. Teixiddor, testigo de toda veracidad, en el archivo de la Zaidía, otorgada por
Doña Teresa Gil en Zaragoza, á 3 de Octubre de 12 78, ante el notario Sancho
López de Montaltet, que comenzaba así: "Sepan todos como Nos Doña Teresa
"Gil de Vidaure, Muler que fué del muy alto et noble D. Jaime por la gracia de
"Dios Rey de Aragón, de buena memoria, etc." A su otorgamiento fueron pre-
sentes los infantes D. Jaime y D. Pedro, sus hijos, que - prometieron con jura-
mento cumplir lo que en ella disponía su raadre, diciendo: "Et Nos D. Jaime et
"D. Pedro, fiUos del muy alto ct noble D. Jaime por la gracia de Dios Rey de
"Aragón, de buena memoria, et de Vos Doña Teresa Gil de Vidaure, muyller suya
"que fuestes, etc. Feyto que fué esto en Zaragoza, tercero entrante del mes de
"Octubre era millcsima trecentessima sexto décima."
Por el contexto de este documento échase de ver que, ni en 1278 residía en
Valencia Doña Teresa, ni había tomado el hábito de monja en el Monaste-
rio de la Zaidía. Tampoco lo era en el año de 1280, en que otorgó su testa-
mento nuncupativo, por y ante sí, del cual daremos un lijcro extracto. En él
se titula Doña Teresa, mujer que fué del limo. Sr. D. Jaime, Rey de Aragón,
y después del nombramiento do albaceas, elige su sepultura en el Monasterio
de Gracia, de Monjas cistercienses, en Valencia, al que deja mil morabatines de
oro para la fábrica de la Iglesia. Ordena que haya allí siempre dos capella-
nes ó clérigos, que celebren cada día por el alma de D. Jaime, la suya y las de
sus parientes. Manda que se haga allí una capilla, dedicada á San Salvador,
contigua á la Iglesia Mayor, en la que celebre uno de dichos dos sacerdotes,
para los cuales y construcción de la capilla, si esta no estuviera terminada antes
de morir la otorgante, lega otros mil morabatines, y encarga á su hijo D. Jaime
que esta sea provista de cáliz, libros y otrjs ornamentos, y de una lámpara que
arda en todo tiempo, de dia y de noche. Deja al mismo convento 600 moraba-
1). TliREbA ÜIL DE VIDAUIU..
tines de oro con los cuales se coaipren una heredad y sirvan sus rentas para
que las monjas celebren todos los años un aniversario por el Rey D. Jaime y
otro por la testadora, en el dia en que cada uno de los dos hubiese muerto, y
para que aquellas tengan buena pitanza en dichos dias, debiendo servir el resto
para las necesidades de las mismas en ayuda de los 20 sueldos que cada una
habia de recibir anualmente. Deja á dicho Monasterio cien ovejas de las suyas,
y si tantas no tuviere, ruega á su hijo D. Jaime que complete el número. Lega
varias cantidades á diferentes Conventos de monjas y frailes, establecidos en Va-
lencia, Aragón y Navarra. Ordena que sus albaceas den para comer á mil po-
bres, seis dineros á cada uno, y para vestir á cien pobres, doce sueldos por indi-
viduo. Deja á su nieto Sancho, hijo de Sancho Pérez de Lodosa, cien moraba-
tines, mandando que se los pague D. Pedro (de Ayerbe) hijo de la otorgante
y que procure que sea clérigo. ítem; á su nieto García, hijo también de Sancho
Pérez, le lega doscientos morabatines, recomendándolo á su hijo D. Jaime. Pro-
sigue haciendo diferentes mandas á sus parientes y lega las ropas de su casa de
Ayerbe á Doña Aldonza Cervera, casada con su hijo D. Pedro de Ayerbe, y
todas las restantes, do quiera que se hallaren, á Doña Elfa Fernandez de Azagra,
mujer de su hijo D. Jaime de Jcrica, con obligación de dar algunas piezas á sus
sobrinas Doña Teresa Corbarán y Doña Gracia. Exceptúa de estos legados el
lecho y la ropa de la testadora que fuere hallada en el Monasterio de Gracia,
todo lo cual sea para sus monjas. Dispone que los albaceas paguen sus deudas
de las rentas de Altura, Castelmontán, Tormo, Mora, Azuer, Cabanas, Boti-
niana, y Rosell, con sus molinos, conforme lo tenia ordenado en escritura auto-
rizada por Sancho López de Montaltet. Satisfechas las deudas, con objeto de
evitar contiendas entre su familia, deja á su hijo D. Jaime la villa de Altura,
que fué de Pedro Fernandez, hijo de D. Pedro Fernandez de Albarracin; la villa
de Castelmontán, sita en el reino de Valencia, que fué de D. García Ortiz de
Azagra; la villa de Mora, que la compró la otorgante de los albaceas de D. Gil
Garcés de Azagra, que dividía términos entre Alcalá y Teruel; el castillo de Tor-
mon, que compró de Doña Catalina González, mujer que fué de D. Anaya, lin-
dante con Teruel y las aldeas de Albarracin; y las casas que poseía en Zaragoza
dentro de la población en la parroquia de San Blas.
A su hijo D. Pedro, Cabanas y Azuer que fueron de D. Aznar de Estañes;
Botinyena. que habia comprado de los monjes de Veruela; la villa de Rosel si-
tuada cerca de Ayerve, que la compró de D. Gimeno Romeu; la villa y castillo
de Anvero; la heredad en Ayerve, que habia comprado de D. Pedro Ladrón, de-
biendo dar á su hija (de D. Pedro, nieta de la testadora) Teresa, doscientos mo-
rabatines de oro cuando llegara á edad conveniente, si aconteciera que Cons-
tanza, nieta de la otorgante, hija de su hijo Sancho Pérez de Lodosa, muriese
sin sucesión legítima. Deja también á su hijo D. Pedro la heredad y casas en
56 REVISTA DE VALENXtA.
Cascante. De los 2000 morabatines que le correspondian sobre los bienes de
su difunto hijo Sancho López de Lodosa, lega mil á su hijo D. Pedro y otros
mil á su nieto Pedro Sánchez, hijo de Sancho López. Quiere que si alguno de
sus hijos muriera sin legítima sucesión, el que ó los que sobrevivan hereden á
los otros. Careciendo de sucesión, pueda el que muriere disponer de todos sus
bienes muebles — ex'cepto de las armas de los castillos — y de dos mil maravedís
de oro, sobre los inmuebles, para quien quisiere; y teniendo hijos ilegítimos, uno
ó mas, disponga para cada uno de I.500 morabatines, con tal de que no pasen
de tres. Falleciendo todos los hijos de la otorgante sin legítima sucesión, deja
las villas de Altura y Castelmontán al Monasterio de Gracia, y en caso de que
según fuero de Valencia, no pudiera adquirirlas, véndanlas sus albaceas, y del
precio obtenido compren heredades ó censos para dicho Monasterio. A su nieta
Constanza Sánchez, hija de Sancho Pérez, le deja en tal caso las villas de Ca-
banas, Azuer y Botiñena, instituyendo herederos de las demás á otros parientes
suyos; y á falta de estos, manda que sus albaceas, que lo fueron Gil de Lihori,
su sobrino, Sancho Pérez, alcaide de Xérica, Sancho Abad y Gil de Vidaure,
vendan todas sus villas y lugares; los de Aragón, á conocimiento del Prior de
Predicadores de Huesca, y los de Valencia con Consejo del Prior de Predica-
dores de esta ciudad: que de su total precio se hagan cuatro partes; la una para
el Monasterio de la Zaidía; otra, se divida igualmente entre los de Iranzo y
Poblet; otra se reparta entre los monasterios cistercienses pobres de Aragón,
Cataluña y Navarra. De la cuarta y última mandó se hicieran cuatro porciones, de
las quedos se diesen á los religiosos de Santo Domingo, una á los de San Fran-
cisco, y la cuarta á las mujeres arrepentidas de Aragón, Cataluña y Navarra.
Bajo este testamento pasó á mejor vida en 15 de Julio de 1288 la discreta
señora que tanta influencia habia ejercido sobre D. Jaime. Conforme á lo que
habia dispuesto, fué sepultado su cuerpo en medio del altar mayor de la Iglesia
del Monasterio que fundara, como lo fueron también, cerca de ella, los cadá-
veres de su hijo D. Jaime de Jérica y de Doña Elfa Fernandez de Azagra,
esposa de este. En la espantosa avenida del Túria, que tuvo lugar en 27 de Se-
tiembre de 1517, y que tantos estragos causó en Valencia y sus arrabales,
inundó el agua la citada Iglesia y casi todo el Monasterio, hasta punto tal que
las monjas hubieron de abandonarlo, albergándose en casa de sus parientes.
Restituidas á su morada, limpiaron el templo del cieno que las aguas habían
depositado, y creyendo que el cuerpo de la reina habria padecido, encontráronle
entero, vistiendo el hábito y especialmente la túnica interior, con la misma lim-
pieza, integridad y lustre que pudiera tener al tiempo de amortajarla. Entonces,
sacándolo del enterramiento en que yacía, mandaron labrar una urna de piedra
y colocada en el lado de la epístola del a'tar mayor, fué trasladado á ella el
incorrupto cuerpo, en donde estuvo hasta 1Ó55.
D. TERESA GIL DE VIDAURE.
En este año, cuenta la crónica del Monasterio, qiie hallándose enferma de
peligro Doña Juana de Castellví, abadesa que fué dos veces del mismo, su so-
brina Doña Margarita de Corella, que era muy devota de Doña Teresa, visi-
tando con frecuencia desde las tribunas su venerable cuerpo, suplicóla con ahinco
que si por su intercesión y méritos alcanzaba su tia la salud, le haria un hábito
nuevo y adornada, en cuanto le fuese posible, su sepulcro. Oyó Dios su súplica,
mejoró la paciente y muy luego se. vio restablecida de su peligrosa dolencia.
Alegre y agradecida Doña Margarita manifestó á Doña Francisca de Vilaragut,
Abadesa entonces, y al P. M. D. Fr. Rafael Trabado, Abad de Valldigna y co-
misario general de la Congregación del Cister, la promesa que habia hecho á
la reina, rogando se la concediera permiso para cumplirla. Atendida benigna-
mente fué su justa demanda, designándose para abrir el sepulcro y vestirla
momia con el nuevo hábito el dia 26 de Setiembre de 1655.
Llegado este, abrióse la urna y hallaron entero el cuerpo de Doña Teresa,
todo unido desde los pies hasta la cabeza, sin desencaje de huesos, tan blanca la
piel como e¡ alabastro, que mas parecía ser de mármol que de carne. Faltábale la
mano izquierda, que se conocióla hablan cortado, seguramente para reliquia, y las
puntas de dos dedos de la derecha. La cinta con que le ataron los muslos, cuando
murió, habia marcado una hendidura que entraba hasta los huesos. Hasta los
ojos, sin hundir dentro de sus órbitas, se le veían secos, lo mismo que los labios
y la tez de la cara, revelando sus facciones haber sido las de un hermoso rostro,
sin faltarle mas que un diente, ostentándose los restantes blancos como los de
la boca mas esmeradamente cuidada.
Sacado el cuerpo, lleváronlo abadesa y religiosas en procesión, por los claus-
tros, al coro bajo, con música y gran solemnidad, colocándolo sobre un suntuoso
túmulo. Allí estuvo hasta el g de Octubre, en que se celebró el funeral, con inusi-
tada asistencia de gentes. Mientras tanto, en el lado de la epístola, descansando
sobre cuatro leones, levantóse un pedestal en que se pintaron las armas de Doña
Teresa y escribióse su nombre, y dia y año en que murió. Sobre é! mismo fué-
puesta la urna de madera, que es la propia en que hoy dia yace. Así que ter-
minó el aniversario, fué depositado en ella el cadáver, y cerráronla con dos
llaves, después de entonar los músicos un solemne responso.
En la gloriosa guerra de la Independencia, al aproximarse á la ciudad de las
flores los ejércitos franceses, ordenaron las autoridades locales, en el año 1809,
que fuesen demolidos el palacio del Real, el monasterio de la Zaidía y otros
edificios de extramuros, á fin de evitar que los invasores pudieran posesionarse
de puntos fuertes. Al abandonar las religiosas su morada, tomando la urna que
contenia la momia de Doña Teresa, y colocando en otra de madera de pino, casi
de la misma forma que la anterior, pero del todo clavada, sin adorno al-
gimo, ni tapa de cristal, los restos de D. Jaime de Jérica y de su mujer Doña
iS feEVISTA DE VALENCIA.
Elfa Fernandez de Azagra, lleváronlos consigo á la denominada Casa de la En-
señanza de Valencia, hoy del Excmo. Ayuntamiento, en donde se albergó la Co-
munidad. De allí pasó al Convento del Pilar y de este á la casa llamada de Reig,
en la plaza del Carmen, frente al Convento del mismo nombre. No abandonaron
nunca las monjas, á través de circunstancias tan azarosas, los preciados despojos
que con solícito afán guardaran siempre, hasta que labrado nuevo monasterio
en el mismo sitio que ocupó el demolido, colocaron los de Doña Teresa en el sa-
len que les servia de coro, á la parte de la epístola del altar mayor, en la
planta baja de la pequeña Iglesia que entonces pudo erigirse, desde la que, á
través de una reja de hierro, podia verse fácilmente la urna; y los de su hijo y
nuera, en un armario, á la parte interior del locutorio.
El curioso que visite este monumento, digno de ser siempre conservado, por
los interesantes recuerdos históricos que evoca, notará, al entrar en el reducido
patio que le sirve de portería, clavado encima del torno un cuadro al óleo, en que
está retratada Doña Teresa, vistiendo hábito de monja. La inscripción puesta al
pié del lienzo, dice así: "La V. S.-i R.n-i Doña Teresa Gil de Vidaure, fundadora
de este R.l Monasterio para Señoras Nobles que quieran ser Religiosas Cister-
sienses, cuyo Monasterio consagró á María S-m-i de Gracia, y en él jamás quiso
ser Abadesa, pero admitió gustosa el empleo de Portera, en que murió á 15 de
Julio de 1260.,,
Puede colegirse, de lo que llevamos dicho, que la inscripción adolece de algu-
nos errores. Ya hemos visto que Doña Teresa murió en 15 de Julio de 1285, y
ni el año de 1278, ni el año 1280, cuando otorgó su testamento, era monja. Si
lo fué, debió tomar el hábito en los dos ó tres postreros años de su vida; pero
lo que puede asegurarse con certeza, es que el monasterio no lo fundó para Se-
ñoras Nobles tan solamente, como espresa el rótulo. En el exordio de la escritura
de dotación, otorgada en 10 de Febrero de 12Ó8 ante Bernardo Pagan, dice
aquella Señora: ''Af/eciantes daré ope}-ani qua plurimi valeaní ad frngeni me-
lioris vite feliciter pertransire; y al hablar en este párrafo de muchos, no deter-
mina la clase social á que debían pertenecer las que ingresaran en el Convento,
sino que indistintamente podían ser admitidas tanto las de ilustre prosapia como
las de honrada plebeya familia.
Actualmente háse colocado la urna que encierra la momia de Doña Teresa
en el comulgatorio construido á la parte del Evangelio de la grandiosa nueva
Iglesia, que bendijo solemnemente el Excmo. é Illmo. Sr. D. Antolin Monescillo,
Arzobispo de esta Diócesis, en 25 de Noviembre de 1879, celebrándose al siguiente
dia la fiesta de gracias, en la cual predicó el elocuente Prelado.
'•La primera piedra del nuevo templo, (dice un artículo que insertó el Alma-
naque de Las Provincias para el año último) colocóse el dia de San José de
1865, y prosiguieron los trabajos durante catorce años, sin otro recurso que el de
D. TERESA GIL DE VIUAURE.
59
la inagotable caridad valenciana, á excepción de una pequeña cantidad que fué
otorgada por el Estado.
"Principiadas las obras, se recibieron limosnas de todas partes, y cuando se
creia que iban á paralizarse, se presentó un virtuoso propietario, que se en-
cargó del coste del altar mayor, mientras un venerable anciano, cuyo título de
nobleza nos está igualmente prohibido anunciar, se ofreció y pagó los altares
del crucero. A una tregua de poca importancia puso fin im celoso eclesiástico,
costeando toda la cúpula.
"Un periodo cortísimo de rifas de alhajas, suspendido por los crecidos dere-
chos al Estado, obligó á la comunidad á abrir una suscricion voluntaria, que cu-
brió parte de los gastos.
"La caridad contribuyó de muy distintas maneras á esta obra piadosa: ofi-
ciales y peones de albañil, presentándose en crecido número á trabajar de li-
mosna todos los dias festivos; los fabricantes de mosaicos, regalando los prs-
ciosos pisos de los dos coros: los fabricantes de azulejos de esta ciudad, Manises
y Cuart de Poblet, desprendiéndose de cuantos se necesitaron para los pisos del
comulgatorio, sacristía y otras dependencias; los alfareros del mismo pueblo
de Aldaya, Vinalesa, Moneada, Burjasot y Alfara del Patriarca, suministrando
también graciosamente atobas, atoboncs y ladrillos; los almacenistas de ma-
deras de esta capital, entregando una gran parte de la necesaria para puertas
y ventanas; algunos maestros carpinteros de la misma, confeccionándolos tam-
bién gratuitamente; los fabricantes de loza del referido Manises, proporcionando
mortero, mientras por otra parte se recibían limosnas de cal, arena, yeso y
piedra, trasportándolo los labradores de las inmediaciones con sus carros y ca-
ballerías; un pintor trabajando también gratuitamente; á la vez se recibía
yerro dulce, que regalaron dos almacenistas de esta ciudad con destino á rejas
de clausura; y para que nada faltara, una asociación de ebanistas tomó una gran
parte en el traslado y restauración de la sillería del coro actual al nuevo, termi-
nando por llamar la atención la preciosa talla y escultura de la nave y altares,
debidas al desprendimiento envidiable é inteligente mano de un distinguido es-
cultor de esta capital.
"Los planos y dirección de las obras de la nueva Iglesia son debidos al acre-
ditado arquitecto D. Joaquín María Calvo.
"El templo, con su espaciosa nave, encero y cúpula, pertenece al urden de
arquitectura corintia; es claustral, y se cuentan seis capillas, dos espaciosos coros,
alto y bajo, una magnífica sacristía y seis tribunas. La cúpula, formada por
ocho aristones con sus planicies, está asentada sobre una elegante galería, que
contiene diez y seis ventanales, cerrados con caprichosos trasparentes.''
Para terminar, séanos permitido dirigir unas cuantas frases de reconoci-
miento á las humildes vírgenes del Señor que, piadosamente entregadas al ejer-
cicio de las ascéticas prácticas de su religión, y al cuidado de las educandas que
se las confian, con tanta discreción como amabilidad nos han facilitado, debida-
mente autorizadas, la inspección de las urnas y los datos necesarios para escribir
este incorrecto artículo.
José María Torré?, Cronista de ]■ aleuda.
CANTO Á LA VIRGEN.
POESÍA PREMIADA CON EL LIRIO DE PLATA *
en el certamen de la Academia Bibliográfico-Mariana de Lérida,
celebrado el i6 de Ociiibre de 1881.
Mattr fulchra dilect'umis.
eñora, tú que sabes
El secreto del trino de las aves,
Xuncio de las auroras del estío;
Tú que en cauce de céspedes y flores
Aprisionas la rio,
Lira de melancólicos rumores.
Que tiembla de la tarde al beso frió;
Tú, cuyo nombre santo
La creación murmura
Y entusiastas arrullan en su canto
El pardo ruiseñor en la espesura,
El águila en los giros de su vuelo,
La alondra en la montaña,
La ola en el mar azul, en la cabana
El pastor, y el arcángel en el cielo;
Sobre el arpa del vate que suspira
Vibra hoy un rayo de tu luz, é inspira
Del poeta cristiano los acentos,
Que entre el rumor de mi canción sonora
Vá envuelto para tí, Reina y Señora,
Un mundo de amorosos pensamientos.
CANTO A LA VIRGEN. - 6l
¡Cuánto siempre te amé! Niño inocente,
Ya pronunciaba el labio balbuciente
Tu nombre placentero,
Más dulce que las mieles del romero
Y los gemidos de la oculta fuente.
Aun de mi tierna infancia eu la inocencia,
Mi buena madre me enseñaba á amarte,
Y entre sus brazos aprendí á invocarte
Como ángel tutelar de mi existencia.
Ella fué quien me dijo. Reina mia,
Al abrir á la luz los claros ojos,
Que aquel fulgor azul que yo veia,
Era un puro destello de los tuyos
Que dan perfume y resplandor al dia.
Me dijo que las candidas estrellas
Derraman lumbres bellas
Por que tú las enciendes en su vuelo,
Y que, cuando en el campo brotan flores,
Tú á sus hojas imprimes los colores
De los vergeles mágicos del cielo.
Yo, que tus glorias ensalzar oia,
Al paterno jardin loco corria
A coger flores para tí, Señora,
Y guirnaldas de lirios te formaba
Aun bañados con perlas de la aurora.
¡Con qué gozo adornaba
Con ellas la urna de oro
Que tu divina imagen encerraba!
¡Como, á veces, las flores.
Que se inclinaban á su mismo peso.
Acaso por pagar mi afecto ardiente.
Ledas rozaban mi risueña frente
Con un rumor que semejaba un beso!
Y luego, cuando el dia
Recogiendo sus límpidos cendales.
En el seno del mar se oscurecía,
Yo, al compás de los cantos maternales,
Cada noche soñaba
62 REVISTA DE VALENCU.
Que en un rayo sereno de la luna
Descendías al borde de mi cuna
A acariciar al niño que te amaba.
Crecí después, y el plácido cariño
Que te guardaba el niño,
Encendió un dia mi alma de poeta,
Y en versos pobres, pero siempre amantes,
Mi voz subió á tu trono en los instantes
De inspiración secreta.
¡Cual tu amor descubrióme el hondo arcano
De toda la creación! La luz del dia,
Inflamando el cristal del océano.
Tu mirada de amor me parecía;
Y la estrella primera
Que brotaba en el cielo de la noche,
Como un faro de luz, finjíme que era
El esmaltado broche
Que sujeta tu blonda cabellera.
¡Todo de tí me hablaba! El mar, el viento
Las guirnaldas flotantes de las nubes
En donde tienes elevado asiento,
Que sostienen en hombros los querubes;
Los luminosos rastros
Con que escribe tu nombre el áureo coro
Que en el éter fulgura, de los astros;
El cáliz entreabierto de las flores,
A donde van las mariposas de oro
Acaso por hablar de tus amores;
Las azucenas, blancas
Como las almas de los tiernos niños
Que tú del mundo arrancas
Porque no manche el cieno los armiños
De su pureza angelical; las rojas
Amapolas del prado.
Que á los besos del sol abren sus hojas.
Como á tu nombre el pecho enamorado:
CANTO A LA VIRGEN. 63
El encumbrado monte,
Que quizás por bañarse en tu fulgente
Mirada celestial, hunde la frente
En el sereno azul del horizonte;
Del gilguero la música inocente;
El gemir de las tórtolas, y el vago
Suspiro que se pierde
Sobre el espejo trémulo del lago;
Y allí, en los musgos de su orilla verde,
La escondida violeta,
Cuya fragancia misteriosa y pura.
Semeja la plegaria del poeta,
Que vuela sin rumor hasta tu altura.
Mas tarde, cuando el alma
El delirio sintió de los amores
Que al pecho juvenil roban la calma,
Mi amada y yo con lágrimas y flores
Ante tus aras nos postramos... Y ella,
La púdica doncella
Que ama mi corazón, en cuya frente
Puso el alba su luz resplandeciente
Y el casto amor su pudoroso velo.
De tí ¡oh Virgen! me hablaba
Y por fiel protectora te invocaba
De nuestro amor de cielo.
¡Cuántas veces, al pié de tus altares.
Enjugué el triste lloro
Que al corazón arrancan los pesares!
Y ¡cuántas, en las horas de desvelo.
Cuando el amargo duelo
Con la esperanza riñe dura guerra,
Alcé á tí mi plegaria fervorosa
En las alas de luz de la fé herniosa,
Puente que enlaza al cielo con la tierra!
Un dia fué, Señora, en que la muerte
Sobre mi hogar oscuro proyectaba
64 REVISTA DE VALENCIA.
Su triste sombra funeral... Gemía
Mi padre en lecho de dolor, y en tanto
Que las angustias últimas borraban
La luz de sus pupilas, se anegaban
Las de mi madre en congojoso llanto.
Contra el esfuerzo vano de la ciencia
Iba á pasar ¡oh Dios! el postrer grano
De arena en el reloj de su existencia,
¡Y tú lo detuviste con tu mano!
El corazón se sosegó en el pecho,
La muerte disipó su sombra fría,
Y la salud ansiada ¡oh Madre mia!
Volvió otra vez sobre el paterno lecho.
Desde entonces. Señora,
Tú eres en el hogar de la familia
Protección y remedio, luz y aurora.
Por eso la oración que se levanta
Del alma; la paz dulce que concilla
El gozo y la virtud; la voz que canta;
La palabra que brota de los labios;
La fervorosa plática; el humilde
Perdón de los agravios;
La cristiana templanza
Contra el encono impío; la alegría;
El dolor; los recuerdos; la esperanza;
Todo, Virgen del cielo,
Cuando de noble en el hogar se alcanza,
Canta de tus virtudes el consuelo.
¡Madre del corazón! ¡Cuál tu mirada
Desvanece la niebla asoladora
Del desengaño cruel! Aun en la aurora
De mi edad juvenil, mi alma cansada
Siento ya de luchar, y por las sendas
Del porvenir ignoto,
Mustia la frente, que el dolor abate,
Mis ojos sin las vendas
De la inocencia, que la duda ha roto.
CANTO A LA nRGEN.
65
Busco, soldado herido en el combate,
La paz del corazón bajo tus tiendas.
¡No me la niegues tú! Mira cual postro
En las losas del templo mi rodilla,
Y uno mi voz á la oración sencilla
Del buen pueblo creyente.
En lágrimas de amor bañado el rostro
Y en tu consuelo celestial la frente.
¿No ves. Señora? Préstanos la sombra
De tu manto real, tú que al espacio
Tienes de tu grandeza por alfombra
Y al sol por luminar de tu palacio;
Tú que pueblas en Mayo
De azucenas y rosas los vergeles.
De casta luna al encantado rayo;
Tú que vistes de plumas
Las alas de los pájaros del cielo,
Y al sol das fuego, y á la mar espumas.
Y á los torrentes sábanas de hielo.
No apartes de tus hijos la mirada
Y enciende en nuestras almas el delirio
De tu bendito amor. Virgen sagrada;
Para que al ver un dia
Abierta por tu mano la morada
Donde nos guardas eternal ventura,
Aspirando tus célicos aromas,
Volemos en redor de tu hermosura.
Como un tropel de místicas palomas.
Francisco Vives y Lierk.
LA ESTACIÓN PREHISTÓRICA DE MONÓVAR.
Sr. Director de La Revista de Valencia.
N medio de la punible indiferencia con que entre nosotros se miran los
asuntos referentes á la primitiva historia patria, debemos en rigor feli-
citarnos de la tendencia sobrado generalizada en el pais, á buscar so-
ñados tesoros, ora inspire la idea alguno de esos embaucadores llamados zaho-
ris, de quienes ya en su tiempo decia el insigne Padre Feyjóo que son unos so-
lemnes patarateros ó que tienen pacto con el diablo; ora la mantenga viva entre
ciertas gentes ese deseo, tan arraigado por desgracia, de alcanzar pronto y sin
gran trabajo, las ansiadas riquezas, que permitan entregarse después dXdolcef ár-
mente, como dicen los italianos, ó á la regalada holganza á que tantos irresisti-
blemente aspiran. Háme sugerido esta reflexión el hecho, con harta frecuencia
repetido, de ser el hallazgo de objetos de Arqueología histórica y prehistórica,
debido mas bien al afán con que ciertas gentes buscan las supuestas riquezas
enterradas por los moros y los judíos, al abandonar contra su voluntad la patria
adoptiva, que á pesquisas científicas debidamente organizadas, como se ha hecho
y continúa practicándose en otros países, donde esta clase de disquisiciones se
miran con verdadero interés, persuadidos los que cultivan el nuevo ramo del sa-
ber, de su verdadera y trascendental importancia. A este propósito no estará
de mas recordar el ejemplo, digno de ser imitado, que la Bélgica dio antes que
otra nación alguna, proponiendo el Ministro de Instrucción pública á la Cámara
que se destinara una respetable suma del presupuesto á la exploración regular y
ordenada de cuantas estaciones prehistóricas existieran y se encontraran en el
territorio, con el plausible propósito de esclarecer é ilustrar los primeros perio-
dos de la historia patria. Aceptada por el Gobierno y el Parlamento tan feliz
idea, votó este 3o ó 40.000 francos, y encargado el distinguido arqueólogo Don
Eduardo Dupont de realizar el atinado proyecto, no tardó en acopiar tantos y
tan valiosos materiales prehistóricos, que sobre haber estos servido de base para
LA ESTACIÓN PREmSTÓRICA DE MONÓVAR. 67
la creación de uno de los mejores Museos antropológicos y arqueológicos de Eu-
ropa, dieron también motivo para publicar aquel un gran número de memorias,
folletos, artículos, etc., y para que, visto el notable desarrollo que estos estudios
habian adquirido en aquel reducido, pero afortunado pais, acordara el Congreso
internacional de Antropología y Arqueología prehistóricas, celebrar en su capi-
tal una de las sesiones mas importantes de cuantas hasta el presente se han reali-
zado. Otro tanto pudiera decirse de Suecía, Noniega y Dinamarca, donde este
linage de exploraciones científicas tuvo su origen, razón que explica plausible-
mente la incomparable riqueza de sus museos; Francia, Inglaterra, Alemania,
Suiza, Italia y Portugal adoptaron poco tiempo después tan acertado procedi-
miento, organizando debidamente este género de investigaciones, é ilustrando el
asunto con multitud de obras, memorias y otros escritos análogos, que represen-
tan hoy la mas variada y sorprendente bibliografía con que en ramo otro algimo
se haya enriquecido el saber moderno.
Esta marcha regular y sensata, que como base del verdadero progreso cien-
tífico han adoptado todas las naciones cultas, forma tan extraño contraste con lo
que sucede entre nosotros, donde la mayor parte de los felices descubrimientos
arqueológicos se deben al acaso, que siquiera sea harto poco lisongero para la
honra patria, he creído deber llamar la atención del público en general, por la
parte que pueda corresponderle, y también de los representantes de la pública
instrucción, con el laudable propósito de ver si por el generoso concurso de to-
dos, se corrige tan lamentable incuria. Porque es de notar, por otra parte, que
como consecuencia natural de lo que aquí sucede, no pocas veces se pierden las-
timosamente inestimables tesoros arqueológicos, por la lamentable ignorancia en
que se encuentra la mayoría de los que guiados por muy distintos móviles, v
obedeciendo á las interesadas y capciosas indicaciones de los embaucadores, se
dedican á buscar ilusorios tesoros, pues viéndose chasqueados en sus inmodera-
dos deseos, casi siempre abandonan, cuando no mutilan ó destrozan inconscien-
temente los restos humanos y de la primitiva industria, sin reparar que á falta
del oro, de la plata ó de las piedras finas, que buscaban, podrían obtener alguna
ventaja con la venta de dichos objetos, consiguiendo de este modo á la par que
una verdadera compensación á los sacrificios que voluntariamente se imponen,
otra cosa algo mejor, á saber: el prestar con sus hallazgos un inmenso servicio
á la historia patria, á la que todos estamos obligados á contribuir.
De esperar es que con la difusión de estos estudios por el pais, para lo cual
seria muy oportuno que se organizara una especie de predicación científica hasta
en los pueblos mas insignificantes, se vaya levantando paulatinamente el nivel
intelectual del pais, obteniendo estela inmensa ventaja de no continuar siendo víc-
tima de los que viven á expensas de la ignorancia y del inmoderado afán de en-
riquecerse á poca costa, contrariando la sabia máxima de Jesucristo, de que con
68 REVISTA DE VALENCIA.
el sudor del rostro ha de vivir el hombre, y de contribuir con sus descubrimien-
tos á echar las bases de la historia primitiva, completamente ignorada hasta el
presente.
Por fortuna, á veces, aunque no muy á menudo se encuentra algún celoso
adepto de la ciencia que, apreciando en su justo valor semejantes hallazgos, evita
tamaños desastres, bien sea recogiendo y conservando cuidadosamente los objetos
que casualmente se encuentran, ó avisando á losqiie puedan interesarse en estegé-
nero de estudios, y consiguiendo por semejante procedimiento el que se exami-
nen las condiciones de localidad, tan importantes por lo común, y que se evite
la pérdida de documentos á veces preciosos. Precisamente, esto último ha ocurrido
con motivo de la estación de Monóvar, de la que voy á dar una somera reseña
para conocimiento de todos y con el fin de mantener vivo entre ciertas gentes el
fuello sacro de la ciencia nueva. Con efecto, hallándome en Madrid y próximo á
venir á nuestra hermosa Valencia, con el fin de saludar durante las Navidades á
los hermanos y á los buenos amigos, como V., señor Director, y recojer la familia,
recibí, hará como unos quince días, una atenta carta en la queD. Raimundo Beren-
t^uer, ilustrado farmacéutico de aquella villa, me participaba el liallazgo hecho en
un punto de aquellos alrededores, de varios esqueletos humanos, de cerámica tosca
y armas de piedra; contéstele sin pérdida de correo, encareciéndole la importancia
de la noticia que se servia comunicarme, y suplicándole que interpusiera su vali-
mento y el del común amigo D. Ciro Pérez, persona de arraigo y que ha
representado varias veces el distrito en la Diputación provincial, para que, á ser
posible, se suspendieran las excavaciones que la Sociedad exploradora del tesoro
estaba practicando, hasta que yo pudiera trasladarme á dicho punto, durante
Icis vacaciones de Navidad. La respuesta del Sr. Berenguer fué todo lo satisfac-
toria que era de desear, pues anunciaba que me esperarían los socios para conti-
nuar las pesquisas, añadiendo que el número de objetos encontrados era mayor
de lo que en la primera me participaba. Con todos estos antecedentes no era
difícil comprender el ansia con que veria acercarse el dia en que habia de em-
prender la correría á Monóvar, con tanto mas motivo, cuanto que casi al propio
tiempo recibía aviso del registrador de Hipotecas de Callosa de Ensarriá, mi
amigo D. José Salva, de que en el pueblo de Alfaz y partida de Albir, roturando
unos terrenos, habíanse descubierto hastaSO esqueletos humanos y gran número
de vasijas de barro y de metal. Y para complemento de tan gratas impresiones,
capaces de por sí de inspirar en el ánimo mas indiferente los mas vivos deseos de
ir en busca de tamañas riquezas, hé aquí que un ingeniero belga, el Sr. Siret, á
quien tuve el gusto de conocer en Cuevas de Vera, en Mayo último, en la expe-
dición que hice por la provincia de Almería, de regreso de Argelia, me participaba
también que á mas de la estación que junto á dicha ciudad habia visitado con él,
acababa de descubrir, en unos sepulcros abiertos en Sierra de Almagro, gran
LA ESTACIÓN PREHISTÓRICA DE MONÓVAR. 69
número de restos humanos, de armas de piedra, hueso y metal, de cerámica, etc.,
acompañándome unos dibujos, perfectamente heclios, de lo mas notable, y la in-
vitación mas galante y afectuosa que se puede imaginar. Bajo la influencia de
semejantes lisonjeras noticias, emprendí el viaje á Monóvar, decidido á trasla-
darme desde allí á Cuevas y luego á Callosa de Ensarriá, donde me atraía, por
otra parte, la seguridad de encontrar muchos y preciosos ejemplares de equino-
dermos fósiles, en la localidad llamada Farines, la mas rica, tal vez, de cuantas
se conocen en Europa, pertenecientes al terreno terciario inferior ó numulítico, y
de la que ya poseo una serie numerosa de especies. Faltóme, empero, tiempo
para visitar las tres mencionadas localidades, razón por la cual, dejando para
lugar mas oportuno lo de Callosa, Alfaz y Cuevas, habré de limitarme por hoy á
reseñar tan solo lo de Monóvar, que, como V. verá, no deja de ofrecer grandí-
simo interés.
A cosa de unos dos kilómetros escasos de Monóvar, en dirección hacia el E.,
existe im cerro ó colina, conocida con el nombre de Serreta de la Vella, formada
de caliza, probablemente terciaria, que levanta unos 70 á 80 m. sobre aquel
suelo desigual y accidentado, merced á la gran erosión determinada por las aguas,
y cubierto de una gruesa capa de depósito ó formación diluvial y de acarreo
moderno. En la falda N. y occidental de dicha colina adviértense varias y des-
iguales grietas, algunas de las cuales llegan hasta el centro del monte, comuni-
cando con una salida que se observa en la parte superior, donde ensancha consi-
derablemente. Todos estos accidentes son naturales, debidos, en mi concepto, á
dislocaciones subterráneas, quizás resultado de algún terremoto, siquiera no se
adviertan grandes trastornos en la estratigrafía de aquel, como de los restantes
cerros que representan la orografía del territorio.
De las mencionadas grietas, algunas son tan estrechas y tortuosas, que difícil-
mente pueden considerarse propias pira que el hombre las habitara, ni siquiera
como abrigo natural, pues además de lo incómodo del siiio, se agrega el hallarse
abiertas también por arriba, lo cual no les resguardaba de la lluvia ni de la in-
temperie. Otras, por el contrario, ofrecían indudablemente condiciones, siquiera
fueran medianas, de habitabilidad, lo cual autoriza á creer que aquellos aborí-
genes, verdaderos ascendientes de los que andando el tiempo y cambiando la vida
de troglodita por la de habitante de moradas mas cómodas, fundaron el antiguo
Monóvar, situado mas al O. de la población actual, se guarecían en el interior del
cerro, sirviéndose para ello de las aberturas mas expeditas, y destinando las res-
tantes á verdadero enterramiento de muertos, como parece atestiguarlo el ha-
llazgo de varios esqueletos humanos, hasta el número de siete, de los cuales
solo me ha sido dado recabar tres cráneos, y aun estos no del todo completos
merced al celo del Sr. Berenguer, q'iien se apresuró á manifestar á los incons-
cientes exploradores cuánto importaba á la ciencia el conservar aquellos anti-
70 REVISTA DE VALENCIA.
gaos y venerandos restos de sus antepasados. Los restantes huesos humanos y al-
gunos de mamíferos, desaparecieron debajo de una inmensa masa de escombros,
probablemente rotos é inútiles para el estudio, por efecto de lo que en el co-
mienzo del escrito me permití indicar. Curioso hubiera sido ciertamente hacer un
examen minucioso y comparativo de todas aquellas osamentas; pero, por mas
diligencias practicadas, no han podido salvarse sino los tres cráneos indicados, todos
los cuales ofrecen los mismos caracteres, que quizás fueran también los que dis-
tinguieran á los que se perdieron, como pertenecientes á la misma familia. Los
cráneos son pequeños y todos ellos braquicéfalos ó de cabeza corta; los huesos
delgados; los dientes molares son lisos y planos en la superficie de la corona,
circunstancia que se advierte en muchos otros esqueletos de los tiempos mas an-
tiguos, y que revelan el régimen frugívoro que para su alimentación seguían
aquellos individuos. La cara es ortognata, ó como si dijéramos de ángulo facial
muy abierto, carácter que casi siempre se relaciona con un grado superior de cul-
tura, como en el caso presente parece acreditarlo la índole especial de los obje-
tos de arte, allí y junto á los cadáveres encontrados. Pertenecen aquellos, con
efecto, al final del periodo que los arqueólogos prehistóricos llaman neolítico ó
de la piedra pulimentada, y al comienzo del uso de los metales, á juzgar por los
restos de la primitiva industria, que se han salvado y obran en mi poder, mer-
ced á la eficacia con que ha secundado mis deseos el Sr. Berenguer, recabando
de los operarios que trabajaban en la excavación todo lo que habían recogido-
Figuran entre dichos utensilios algunos pocos cuchillos de pedernal, que sin
duda conservaban aquellos aborígenes monoverinos, como recuerdo venerando
de otros tiempos, ya que la época en que ellos vivían allí era muy posterior á
la caracterizada por aquel instrumento. Circunstancia es esta muy digna de te-
nerse en cuenta, pero que en manera alguna debe causar extrafieza, pues se re-
pite con bastante frecuencia, y de ello voy á citar mas de un ejemplo, habién-
dose prolongado el uso del cuchillo hasta tiempos relativamente modernos y bien
históricos por cierto, pues se lee en la BibHa que la circuncisión se practicaba
entre los hebreos con culthros lapídeos. Este mismo hecho he tenido ocasión de
observar en la lamosa estación de Argecilla, en la provincia de Guadalajara, donde
junto con muchos y preciosos cuchillos de sílice, encontré varias hachas pulimen-
tadas, flechas, puntas de lanza, sierras y otros útiles, que corresponden á este
último periodo. Otro tanto vi en Mayo último en la estación de Cuevas de Vera
muy próxima á la ciudad, estación descubierta por el distinguido ingeniero belga
mi amigo Sr. Siret, quien tuvo la fortuna de encontrar, no solo cuchillos, flechas
y puntas de lanza bellísimas, junto con hachas pulimentadas de dioríta, sino tam-
bién algunos útiles en cobre, y además varios fragmentos de este metal nativo
y no pocas escorias del mismo. Este hecho, que se repite en Monóvar, reviste
cierta importancia, pues confirma la tesis presentada por mí en el Congreso de
LA ESTACIÓN PREHISTÓRICA DE MO NOVAR. 71
Arqueología prehistórica celebrado en Setiembre de 1880 en Lisboa, relativo á la
prelacion del cobre respecto del bronce en la fabricación de instrumentos y uten -
silios, de la que mas adelante daré una idea.
Volviendo ahora á lo encontrado en Monóvar, ó por lo menos á lo que ha
llegado á mis manos, pues no cabe duda de que mucho debe haberse perdido
por la ignorancia y consiguiente incuria de los buscadores del imaginario tesoro,
debo mencionar los huesos y dientes de varios mamíferos, especialmente de ca-
ballo primitivo y de ciervo, y una cantidad fabulosa de caracoles terrestres, de
cuyos moluscos debían aquellos tro;^doditas alimentarse, circunstancia que he
visto en muchas cuevas de la provincia de Valencia, y sobre todo en la del Par-
palló junto á Bárig, en la Avellanera de Matamon, cerca de Llombay, y en otras
varias.
También se han hallado algunos restos de conchas marinas, tales como pectén
ó peine, especie parecida á la que llevan los peregrinos, y el Pectímciilus puhinatiis
que vive en el Mediterráneo. El corto número de estas conchas, que también en-
contré en Parpalló y en las cuevas de San Nicolás, no lejos de la Ollería, auto-
riza á creer que no las llevaba allí el hombre para alimentarse de los animales
que las fabrican, sino mas bien para convertirlas en objeto de adorno, para lo
cual, especialmente los Pectunculus, los perforaban por el ápice, llamado nates
por los naturalistas, y pasando por el agujero una hebra fuerte vegetal ó algún
tendón de ciervo, caballo ó toro, los convertían en collares análogos á los que
usan aun hoy ciertas tribus salvajes de América y Asia. Dos ó tres aparecieron
en la estación de Monóvar así dispuestos, y además un pedazo de concha de
mayor tamaño, aunque de la propia especie, que también servia de adorno. A
veces el agujero lo agrandaban hasta el punto de dejar reducida la concha á
una sección circular, como de un centímetro, con lo cual fabricaban un brazalete
como los que poseo, procedentes de diferentes estaciones de la provincia de Mur-
cia, y — ¡coincidencia singular!— al mismo objeto destinan aun hoy varias conchas
y piedras fáciles de labrar, tales como la esteatita, llamada pagodita, los pueblos
semisalvajes de Java, Sumatra y otras regiones orientales.
Entre las hachas pulmientadas, las hay de diorita y de otras rocas duras y
tenaces, ofreciendo algunas señales evidentes de una labra muy acabada y per-
fecta; la mayor parte presentan un solo corte en bisel en la extremidad mas ancha,
y una de ellas, que es de petrosilex, sin duda alguna debía servirles de gubia,
atendida la forma y disposición del borde agudo, que es algo cur\'o. Precisamente
esta estructura distingue á las hachas pulimentadas de las talladas, correspondien-
tes al periodo anterior, las cuales son agudas en la extremidad mas delgada, al
paso que aquellas ofrecen un borde agudo en la extremidad mas ancha, circuns-
tancia que autoriza hasta cierto punto la sospecha de que el hombre las desti-
naba á utensilios tal vez agrícolas, mejor que como armas ofensivas ó defensivas.
72 REVISTA DE VALENCIA.
También se conservan algunas piedras planas, de forma circular ó elíptica,
destinadas á pulimentar las hachas y á aguzar el borde cortante, razón por la
cual se llaman alisadores ó bruñidores.
Por último, háuse encontrado en la estación de Monóvar algunos instrumen-
tos de metal, habiendo recabado una punta de flecha ó lanza, que á juzgar por el
color rojo y el aspecto que ofrece, es de cobre puro. No es este cif^rtamente el
único caso que en la península se registra, pues en el dolmen de la Ollería en-
contró años hace el amigo D. José Plá varias hachas de cobre de las mas primi-
tivas, junto con otras pulimentadas de diorita, cuya forma reproducen perfecta-
mente aquellas. Otro tanto cita el Sr. Magpherson en su Memoria sobre la Cueva
de la Mujer, sita no lejos de Alhama de Granada, sirviéndome estos anteceden-
tes y otros recogidos en los dólmenes de Extremadura y Galicia, de base para
sentar y defender en el Congreso de Lisboa la tesis de que el uso de los metales
comenzó por el del cobre, cuyo periodo hay que intercalar entre el de la piedra
pulimentada y el del bronce, y que esta industria primitiva era indígena, sin
necesidad de apelar á la intervención de las razas asiáticas para explicar la pre-
sencia en nuestro territorio de semejantes utensilios. Esta idea, que tiene en su
favor los muchos ejemplos de dentro y fuera de España, que pueden citarse, y
cuyo número es de esperar vaya en aumento á medida que se multipliquen las
exploraciones arqueológicas, se funda también en el sentido común, pues parece
natural que el hombre se sirviera de un cujrpo simple, antes que de la mezcla ó
aleación de dos metales, cobre y estaño, en proporciones definidas, que es lo
que representa el bronce. Es mas que probable, casi seguro, que viendo nues-
tros aborígenes que las hachas de piedra pulimentadas no satisfacían las crecien-
tes necesidades de la época, y tratando de encontrar algima sustancia con que
reemplazarlas, hubo de llamarles la atención un cuerpo de color rojo especial
con el que pudieron imitar las mismas armas y utensilios del anterior periodo,
valiéndose de las mismas piedras convertidas por la forma en verdaderos marti-
llos, y solo cuando observaron que dicho metal era sobrado blando, intentarían
fundirlo y mezclarlo con otro metal, haciendo para ello miles de ensayos y de
tanteos infructuosos, hasta dar en la proposición de 10 de estaño por 90 de
cobre, que constituye el bronce. Pretender que el hombre comenzó á servirse de
este y concluyó por el cobre, solo porque autoridades tan respetables como
Morlot y Nilsson lo han dicho, y porque con frecuencia los objetos de cobre se
encuentran á la superficie ó los desentierra la azada ó el arado, es seguir ciega y
sistemáticamente doctrinas que, si un dia pudieron tener su fundamento en la
escasez de datos que á la sazón se advertía en el campo de la Prehistoria, hoy,
en vista de los muchos materiales que se poseen, no puede razonablemente de-
fenderse. Pero dejando la solución del problema para cuando se hayan acopiado
mayores y mas valiosos documentos, completaremos la imperfecta reseña que
LA EStACION PREHISTÓRICA DE MONÓVAR. ^3
nos proponíamos trazar en este mal perjeñado escrito, con la indicación de la
cerámica tosca, de color negruzco por dentro, lo cual supone el empleo del fuego
para endurecer el barro, y con algunos dibujos digitales y estrías angulares,
características del periodo neolítico, que aunque por desgracia se han conser-
vado pocos fragmentos, según los operarios se encontraron bastantes, que hov
quedan sepultados debajo de los escombros. Es, pues, la estación de la Serreta
de la Vella, en territorio de Monóvar, una estación neolítica por muchos conceptos
importante, pero muy especialmente por el hallazgo de instrumentos de cobre,
circunstancia que, unida á las demás razones que quedan indicadas, corrobora
la opinión de que el uso de los metales comenzó por el cobre puro, y que aque-
lla industria metalúrgica era á la sazón indígena.
Valencia 3 1 Diciembre.
Juan Vilanova.
LOS DICCIONARIOS Y VOCABULARIOS VALENCIANOS.
ASE dicho por algunos que la literatura valenciana no podia crecer y
desarrollarse, por la carencia de diccionarios y vocabularios que lle-
naran las exigencias de un idioma, normalizando las producciones litera-
rias de nuestros escritores contemporáneos. Como esta apreciación no es cierta
en absoluto, nos vemos obligados á reunir en el presente artículo las noticias
que hemos recogido, conocidas muchas é inéditas otras, de los diccionarios y
vocabularios valencianos; y decimos que nos vemos obligados á ello, porque
amantes de la verdad, deseamos colocar las cosas en su verdadero terreno, sin
exasperaciones, ni ensañamiento contra el maternal habla, en el cual se escribie-
ron nuestras leyes, y de la que se valieron nuestros poetas para dar una prueba
al mundo de su numen, por el que son la admiración de extraños y el orgullo
de los hijos de Valencia.
Permítanos el benévolo lector que, antes de entrar en materia, hagamos una
pequeña detención, y con la historia en la mano veamos el camino que el idioma
valenciano ha seguido en el terreno, de la literatura.
Sin ocuparnos de las circunstancias que dieron lugar al nacimiento de los
idiomas neo-latinos, ni de la influencia ejercida por los pueblos del Norte, alte-
rando la lengua del Lacio, es lo cierto que á la conquista de Valencia concurrie-
ron aventureros de todos los paises y gran número de soldados procedentes de
Aragón y Cataluña. De esta fusión de individualidades tan heterogéneas, nació el
valenciano, que mira como madre al lemosin procedente del Langüedoc y esten-
dido por las huestes de Carlo-Magno cuando conquistó la Marca-hispana y terre-
nos colindantes.
En lemosin, digan lo que quieran en contrario algunos autores, escribieron
Jordi del Rey, Jaume Febrer, Dionis Guiot y Mattfrés de Bezeys, primeros poetas,
que si no nacieron en Valencia vivieron en nuestra ciudad é iniciaron la escuela
lemosino-valenciana.
La marcha que el tiempo imprime á todas las cosas, unida á la continuada
LOS DICCIONARIOS. 75
evolución que esperimentan las lenguas, se hizo sentir en nuestros escritores, y
ios siglos 'XIV y XV señalan, particularmente este último, la edad de oro de la
literatura valenciana, en la cual florecieron genios tan claros como Ausias-
March, Jordi de San Jordi, Jacme March, Jacme Roig, R0Í9 de Corella, Vinyoles,
Fenollar, Die?, Roiz, Balaguer y otros varios que no citamos. Buena muestra de
su talento y laboriosidad son las Justas poéticas que conocemos de 1474, 1482,
1498, otra anónima, que según la opinión del Sr. Salva, pertenece al siglo XV y
de la cual no se conoce mas que la Salve Regina, de Pere Vilaspinosa, y las de
Sarita Catalina ^e. 1511, María deis Dolor s de 1515, y segundo de la Concep-
ción de 1532, que aun cuando pertenecientes al siglo XVI, tienen sus composi-
ciones el gusto y modo de ser de los certámenes del XV.
La unión de las coronas aragonesa y castellana marcó nueva era á la litera-
tura local, y sufrieron los escritores valencianos, tal vez sin pensarlo, el poder
centralizador y absorvente de Castilla, que tendia á la unidad política, borrando
aquellos caracteres peculiares de otras entidades que habian dejado de serlo á
la muerte de los Reyes Católicos.
La antigua escuela, representada por Moreno, Fenollar, Gazull, Pineda, Luis
de Borja, Ferrandis, Bertrán, Oliver, Vessach, Ferrer de Blanes, Gomis, Gil, etc.,
aun continuó pulsando el plectro al son del dulce idioma valenciano, y al venir la
nueva generación, la que estaba infiltrada de otras ideas y no habia conocido á
Valencia como cabeza de un reino, se dejó llevar del gusto de su épota y escri-
bió en castellano desde la segunda mitad del siglo XVI en adelante.
El XVII se observa idéntico fenómeno, y mientras el castellano avasalla las
bellas letras, el latin se dedica á lo teológico y á las ciencias que tenian un carác-
ter universal, como las médicas y físicas.
El triunfo de Felipe V y la supresión que este hizo en 1707 de los fueros
valencianos, tendiendo con ello á dar mayor fijeza á la unidad patria, fué un
nuevo golpe que experimentó nuestra habla, desde entonces desterrada de los
documentos oficiales y sin otro amparo que el lenguaje vulgar de la ciudad y
pueblos que constituyeron su antiguo reino. En esta época aparece Carlos Ros,
que tuvo verdadero empeño en restaurarla, y sus estudios filológicos y gramati-
cales, con perseverante constancia emprendidos, hicieron revi\ ir las producciones
populares en verso valenciano, no desdeñándose los autores en alternarlas con ■
las composiciones castellanas, impresas con motivo de las fiestas centenarias
civiles y religiosas que se celebraron en este siglo. El indicado Ros, Collado,
Ríos, Ortiz, Orellana y el P. Luis Galiana llevaron á cabo la restauración de
nuestra antigua habla.
Desde entonces, y especialmente desde l83o hasta nuestros dias, ha fena-
cido el valenciano en el campo de la literatura, y de él se han valido bien en el
género dramático ó en el lírico, escritores de reconocida valía; esto exige que
76 REVISTA DE VAI.ENCU.
las corporaciones ó un particular entusiasta recoja los materiales dispersos en los
machos diccionarios que lioy conocemos, y se forme unb que llene las condiciones
apetecidas por el curioso y el hombre de letras. El Sr. Lamarca hizo algo en
este sentido, si bien se circunscribió á muy escasos límites, y el Sr. Escrig, al pu-
blicar el diccionario mas voluminoso que conocemos, ni escribió un trabajo ver-
daderamente concienzudo, ni de utilidad práctica.
La literatura valenciana, para mantenerse pura y sin mistificación de otro
lenguaje análogo, es necesario que tenga una fuente á donde acudan los que des-
conozcan el valor y procedencia de los términos vulgares ó arcaicos.
Si la necesidad lo exige, el tiempo se encargará de remediarlo y la crítica ha
de ejercer indudablemente presión para que el autor que realice un trabajo tan
honroso, lo haga dentro de los límites de lo provechoso y de lo útil.
J. VrvES Ciscar.
Llibre de concordances , DE RiMS E coNCORDAES, apellat DicTiONARi e pri-
mer ament tractat de les vocals, e apres de les anudes seguetit P orden del A. B.
C. Entre ellas se halla, Presentado e Proleck del libre de co?icordances apellat
Dictionari, ordenat per En Jacme March a instancia del molt alt e poderos se-
nyor En Pere per la gracia de Den Rey Darago-.efeiifeí en lany AI. CCC.LXXI.
Cuaderno manuscrito en folio prolongado, existente en la Biblioteca Colombina
y que fué adquirido por D. Fernando Colon en Barcelona, según nota puesta
en la primer página de puño y letra del mismo Colon.
Cerda en sus notas.al Canto del Júria de Gil Polo, Villarroya, Fuster, Ama-
dor de los Ríos y Ferrer y Bigné se extienden en consideraciones acerca de la
importancia de este trabajo, el primero que se conoce en la literatura valenciana
y quizás de las distintas literaturas europeas; no queremos decir, empero, se
sujete por completo á las reglas que mas tarde se han dictado á esta clase de
producciones, y meramente como el primer monumento lo consignamos aquí
para conocimiento de nuestros lectores.
Libro de alabanzas d'las lenguas hebrea: griega: latina: castellana y valen-
ciana. Copilado por Martin de Viciana: y consagrado al Ilustre Senado de la
ínclita y coronada ciudad d'Valencia. — Impreso con licencia. — Impreso en Va-
lencia en casa de Joan Navarro. Año MD.Lxxiiij. vol. en 4.", let. gótica.
Esta obrita, la cual dá á entender la erudición de su autor, es sumamente
apreciable, y contiene un pequeño vocabulario para demostrar que procede mas
directamente el valenciano del latin que el castellano. La estima que desde anti-
guo se la tuvo, unido á la rareza de esta primera edición, hizo que en 1765 se
reprodujera por Salvador Faulí en un vol. en 8.°, y últimamente Llombart la
reprodujo por segunda vez en 1877 en otro pequeño vol. de 59 págs.
Obras de Ausias March.
Edición de Baicelona, 1543, por Caries Amorós, dice en su portada: M¿
tma declaratió en los 7narges de alguns vocables sciirs.,. La de 1545 de la misma
ciudad é impresor consigna en idéntico lugar. '^Pofades totes les declarafiotis deis
uo cables scurs 7Holt largatnent en la íaula.^
LOS DICCIONARIOS. 77
La de 1555, Valladolid, en casa de Sebastian Martínez, edición castellana;
"Sale con ellas (las obras) el Vocabulario de los vocablos en ellas contenidos,,,
y al llegar al reverso del fól. 2l8 empieza el "Vocabulario para las obras del
poeta Ansias March: compuesto por Joan de Resa capellán de su Ma<^estad. Diri-
gido alllustrisimo señor Gougalo Fernadez de Cardona Duque de Sesa, y de Ter-
ranova. Conde de Cabra señor de la casa de Vaena etc. luán de Resa al lector.,, —
Siguen 12 reglas dedicadas al conocimiento ó valor de los vocablos y repre-
sentación que estos tienen en la escritura valenciana, según las obras de March,
y termina con dos octavas de Jorge de Montemayor en elogio de dicho Refa. El
Vocabulario viene luego y ocupa los 53 últimos folios sumando 2698 voces.
Juan de Resa no es otro que Honorato Juan, uno de los mas eminentes hijos
que ha tenido Valencia en el siglo XVI y á quien le encargó Felipe II la edu-
cación de su hijo D. Carlos. Según dicen algunos autores, se aficionó este prín-
cipe á la lectura de los poetas españoles, en particular de March, cuyos versos no
comprendía bien, y para ello le escribió su maestro un pequeño abecedario va-
lenciano de voces oscuras, que mas tarde insertó al vertirse al castellano las in-
dicadas obras.
La edición de 1560, Barcelona, en casa de Claudi Bornat. — Las cuatro últimas
páginas lo componen la " Taula y Alphabet deis vocables fcurs"' compuesta en
número de 90 voces.
Chronica, o comentaris del gloriofifim e inuic'i/im rey En Jacme Primer:
Rey Daragó etc. Has ajnftat de non la declarado de les páranles obfcures. En
Valencia. En casa de la vinda de Joati Mey Flandro. ijjj, fol. mar. 17 hoj. pre-
liminares con retrato y l35 fol. que comprenden el texto.
Al final de la tabla de los capítulos ó sean las hoj. 14 y 15, se encuentra la
"Tavla de les páranles dificils qves troben en la Chronica del Iiniictisim Rey en
Jacme, axi Uemosines com Arabigues, com franceses, e declarado de aquelles",
la cual es bastante reducida para las muchas voces que se insertan en este libro.
Palmireno. Vocabulario del Humanista compuefto por Lorenzo Palniireno.
— Valentía. Ex tipografía Petri Huele, in platea herbarie ij6g. Dos partes, la
primera comprende las signaturas de la A. hasta la K.' y la segunda 128 pági-
nas, inclusos los preliminares, vol. en 8.° con varias láminas en madera.
En el Auifo para el curio/o lector (sig. B ij) dice: "Y aunque eso no fuese,
basta ver que si no hallo vocablo con que arromangar vna cosa en castellano,
pongola en Valenciano, Italiano, ó Francés, o lengua Portuguesa" (1).
Anónimo. Diccionario Alphabetico de dicciones, juntamente castellanas y
valencianas, (Ximeno, t. 2, pág. 858) vol. en 8." de 876 págs. de las cuales 180
están destinadas á un discurso laudatorio del habla valenciana, y lo restante es
el diccionario. Lo escribió un cura, hijo de este reino, y cuyo nombre nos es
desconocido, muy erudito y versado en la lengua italiana y la propia. Su in-
tento fué el facilitar su estudio á los castellanos, y mantenerla pura de otras
similares. Terminóse de escribir en 28 de Febrero de 1Ó47.
Blanco. Discurso de la calidad del Notario, y Procurador. En Valencia,
por Juan Bautista Marzal, 1636, en 4." Formando cuerpo separado y al final
(l) En este libro se encuentran algunas palabras y nombres propios valencianos tal cual se
«presaban en los siglos XV y XVI.
78 REVISTA DE VALENCIA.
se encuentra un pequeño diccionario de nombres propios de oficios, puestos en
valenciano, que ocupa seis hojas.
ExuLVE. Preclara artis notario toini dun etc. Vicetiíio Joanne ab Exuhe
auctore. — An7W 164^. Valetitice apiid Silvestritm Sparsa Tipographiini. — Dos
vol. en 4.°, y escrito en latin.
Esta obra contiene un Vocabulario de 15 hojas, que se encuentra al final de la
tabla de los capítulos y comienza diciendo Nombres de oficios^ termina con las Dic-
7titats de f vares. Se publicó obedeciendo á las disposiciones dictadas por el
Supremo Tribunal de Castilla, que mandó se redactaran los instrumentos públi-
cos en latin, á pesar de que aun se ven algunos protocolos escritos en valenciano
á principios del siglo XVIII, para facilitar á los notarios la equivalencia en
latin de los nombres propios y oficios valencianos, y como libro de texto de los
estudiantes que concurrían á la cátedra de Notariado del nuestra Universidad, la
que se suprimió por bando en 9 de Marzo de 1679 (l).
Ros. Breve Diccionario valenciano-castellano. Escrito por Carlos Ros. No-
tario Apostólico, natural de esta muy noble. Ilustre, Antigua, Leal, Insigne, Mag-
nífica y Coronada Ciudad de Valencia, á laque se dedica. En Valencia por Joseph
García, en la plaza deCalatrava año 1789, vol. en 8." que consta de 151 pági-
nas, 5 de dedicatoria, 3 de la aprobación, 3 sonetos de elogio al autor, uno de
Antonio Bordaza de Artazú, otro de Leopoldo Ignacio Planells, otro de Pascual
Esclapés de Guilló y otra décima del mismo autor; todo lo cual ocupa 4 pág.
el prólogo y erratas 8 pág. el prefación para comprender la lengua valenciana,
leerla y escribirla (ligeras nociones de ortografía y prosodia), 15 pág., la 16 en
blanco y desde la 17 hasta la 184 inclusive el diccionario que suma unas 2100
voces.
" Diccionario valenciano-castellano, escrito por Carlos Ros. Notario, etcé-
tera.— En Valencia: en la imprenta de Benito Monfort, junto al Hospital de los
Estudiantes, año 1764. —4 pág. dedicatoria, 14 pág. juicio crítico y razonado de
Don Agustín Sales, las 15 siguientes contienen una erudita carta del P. Fr.
Luis Galiana, en la cual intercala el cartel de desafío dirigido por D. Pedro Maga á
D. Juan deVilaraguty contestación de este al primero, curiosos documentos escri-
tos en valenciano, donde se citan los nombres de las piezas de armería que se
usaban en los desafíos. Sigue el prólogo y á continuación el diccionario, que com-
prende 350 pág. y termina con dos romances, el primero en que se pintan las
armas ó blasones de Valencia, y que empieza:
Nopot dir al lo que yo etc.
El segundo, escrito en monosílabos, dice así:
Tu rat, qiii tant te fac, gran etc.
Esta obríta se publicó aumentada notablemente á causa de la mucha acepta-
ción que tuvo la edición anterior, y alcanzó gran popularidad en su época.
Diccionario Valenciano-Castellano de voces polysylabas, escrito por Cár-
(1) Los abogados de los siglos XVI y XVII necesitaron para interpretar con verdadero acierto
las palabras obscuras y anticuadas de los fueros, de vocabularios y diccionarios, y en la imposibili-
dad de tenerlos, se los formaban ellos mismos ó anot.aban al margen de las adiciones la equivalencia
de las voces desconocidas. Villarroya dice, en la obra que citaremos mas adelante, que poseía un
manuscrito debido á Gaspar Gil Polo.
LOS DICCIONARIOS. 79
los Ros, Notario etc. vol. en 4." de 20l hojas, incompleto, pues no llega mas que
hasta la letra M. E.
Hemos cotejado este manuscrito autógrafo con la edición de 1764, y resulta
notablemente ampliado, habiendo llegado á contar en la letra E 142 palabras,
mientras en el manuscrito se suman 2 18. Ahora bien ¿se destinaba á una tercera
edición, ó pertenecía meramente al uso particular de Ros?
Ros. Diccionario valencimio-castellatio, tínico y sÍ7igular de voces monosílabas,
manuscrito en 4.° de 2l3 hojas, le tenia el autor en su poder, según Fuster con-
signa, y cuyo paradero ignoramos.
Mayans y SiscAR. El Sr. Don Juan de la Cruz Martí nos ha facilitado dos vo-
lúmenes en 4." comprensivos de 240 hojas cada uno, y que componen el diccio-
nario CastellaJio-Valencíano autógrafo é inédito, debido á la pluma de D. Grego-
rio Mayans y Sisear, del cual no dan noticia Ximeno y Fuster en sus respectivas
BiblioteccLS. Sin disputa alguna es el diccionario mas completo de cuantos hemos
hojeado, y verdaderamente hubiera producido su autor un gran ser^'icio á las le-
tras dándolo á la estampa y aprovechando para un uso general, lo que mera-
mente le servirla á sí propio, según deducimos de su lectura. Compuesto de unas
3o.oOO voces castellanas, poco mas ó menos, se buscan las equivalencias en va-
lenciano en mucho menor número, lo cual no hemos podido apreciar con exac-
titud por falta de tiempo, pero que suponiendo sean la sexta parte de las conte-
nidas, siempre resultará un número mayor de voces que las publicadas por los
autores del siglo pasado y mas castizas que las fijadas por Escrig en su diccio-
nario. La erudición y conocimientos filológicos de Mayans así nos lo hacen pre-
sumir.
Dempere. Diccionario Valenciano-Castellano por el P. Fr. Anselmo Dem-
pere, religioso mercenario. Cinco tomos en 4.° bastante abultados que se conser-
vaban manuscritos en el convento del Puig. Esta obra, cuyo paradero nos es
desconocido y no la menciona Fuster, la hemos visto muy alabada por Villar-
roya en sus "Apuntamientos para escribir la Historia del derecho valenciano."
Sánelo. Diccionario Valenciano-Castellano, ün vol. en 4° tnamiscrito de-
bido á la pluma de D. Majiuel Sánelo. — Según Fuster, era esta obra muy co-
piosa por haberse sacado las voces de los documentos antiguos que guarda
nuestro Archivo municipal, donde estuvo empleado su autor; ignórase el para-
dero de este interesante manuscrito.
Fuster. Breve vocabulario valenci.\no y castellano de las voces mas obs-
curas y a?Uicuadas. — Al final de la Biblioteca valenciana de Fuster, ó sea desde
la pág. 314 á la 350 y sumando unas 3.500 voces. Lo incluyó para hacer mas
comprensible á los lectores, á quienes no les fuera familiar el valenciano antiguo,
las citas y poesías que intercalaba, valiéndose del vocabulario catalán-latino de
Nebrija, el que compuso Honorato Juan para las obras de Ausias-March, y el de
Carlos Ros. Se hizo una tirada aparte en el mismo año é imprenta en un vól. en
8.° de 142 pág. incluso el prólogo.
" Vocabulario de itumosilabos de la lengua Valenciana. — Manuscrito en
folio de ij Jioj. y en su mayoría autógrafo, de D. Justo Pastor y Fuster. Es
curioso porque se han reunido los monosílabos que, como es sabido, abundan
. mucho en el valenciano. Biblioteca de D. José E. Serrano.
8o REVISTA DE VALEN'CIA.
Lamarca. Ensayo de un Diccionario valenciano-castellano, por D. Luis
Lámar ca en Valencia. Imprenta de J. Ferrer de Orga, iSSg, en 8.° 55 pág. y 2
de prólogo; contiene lo3g voces.
El erudito Lamarca indica en el prólogo las razones que le impulsaron á
publicar el cuaderno de voces valencianas que para su uso tenia, y délas cuales
descartó aquellas mas vulgares, que estaban al alcance de todos.
" Ensayo de un diccionario Valenciano-Castellano, Por D. Luis Lamarca.
Segunda edición, notablemente aumentada. Imprenta de J. Ferrer de Orga, 1842.
— Vol. en 4.° de ~¡2 pág. Contiene dos prólogos, consignándose en el primero que
por haberse agotado la primera edición se publicó esta segunda, aumentada en
mas de mil voces.
EscRiG. Diccionario valenciano-castellano, /í^r D. José Escrig, Abogado,
dedicado á la Sociedad Económica de Amigos del Pais de esta ciudad de Valen-
cia, y dado á luz bajo la protección de la misma. Imprenta de J. Ferrer de Orga,
1851. Vol. en fól. menor con dedicatoria, prólogo, censura oficial, escrita por
D. V. Boix, sucinta advertencia sobre la ortografía valenciana, y 900 pág. de texto,
sumando un total de 77.000 voces.
El autor de esta obra no hizo mas que valencianizar, digámoslo así, gran
númsro de palabras castellanas, omitiendo aquellas voces que no tienen equiva-
lencia alguna en el idioma nacional como albat, cadell, ranoch y otras muchas
que no citamos.
Rosanes. Miscelánea que comprende; 1.» Un Vocabulario valenciano-cas-
tellano. 2.° Apuntes para facilitarla enseñanza de la Gramática en las escuelas
de las poblaciones de esta provincia en que no se habla la lengua castellana, por
D. Miguel Rosanes. Valencia 18Ó4. Imprenta de José M." Ayoldi. Vol. en 8." de
140 pág.
El Vocabulario, dividido en l3 grupos é inserto desde la pág. 5.' bástala
69, está compuesto de las voces mas vulgares que contiene el valenciano, y tiene
por objeto facilitar la equivalencia que estas palabras tienen en el castellano.
Cabrera. Vocabulario Valenciano-Castellano, ó colección de todas aquellas
vocales valencianas de mas dificir equivalencia y que mas difisren del castellano,
por D. José M.* Cabrera.— Valencia. Imprenta de P. Campos, Embajador Vich,
18Ó8. — Vol. en 4.* 2 pág. introducción y advertencia y 46 de texto. Tiene
escaso valor.
OBRAS AUSILIARES PARA EL ESTUDIO Y CONOCIMIENTO DE
LA LENGUA VALENCIANA.
Expliciter Liber elegantiarum Joanis Stephani civis valentini. Regia aucto-
rítate 7iotarii publici. Venetiis impresus auno MCCCCLXXIX. Colección de
frases y dicciones latinas y valencianas dedicadas á Ferrer Torrella. Este raro
volumen es muy estimado por la pureza del lemosin.
Synonomos del Lemosin en latín. Vol. en 4.° impreso en Valencia por Chris-
tóval Coffman en 1502. La rareza que hoy tienen los ejemplares de esta obra
nos impide poder juzgarla con certeza y por ello meramente la citamos. Algu-
nos autores la suponen de Esteve por la elegancia de la construcción latina.
LOS DI^JCIU^'AR1US. • 8 1
Ros. Practica de la Ortografía castellana y valenciana, por Carlos Ros.
— En Valencia, por el heredero de Vicente Cabrera, 1/32, en 8."
„ TractAt de Adages é refrans valencians y práctica pera escriure ab per-
fecció la Ile7ig7ia valenciana, por Carlos Ros; — por José García, dos ediciones,
una de 1784 y otra del 36. La práctica, que comprende 18 pág. es un pequeño
diccionario de voces usuales.
„ Epitome del Origen y grandezas del idioma valenciano, por Carlos Ros. —
Imprenta de Cosme Granja, 1733, en 8."
„ Cualidades/ Blasones de la lengua valenciana, por Carlos Ros. — Impreso
por Josef Esteban Doh. 1752 en 4.°
„ Corrección de Voces y frases que el vulgo ó común de Valencia usa ó lia
introducido hablando (ú queriendo hablar) en su jnatertto idioma, por Carlos
Ros. — Imprenta de Francisco Hurguete, I771j en 8.°
„ Beceroles Valencianas: ab les combinación de son dialecte: sylabes, ó ele-
ments, pera la formació de les diccions y monosylabos que facilitarán á be llegir,
por Carlos Ros. — Manuscrito. Ignórase su paradero. Ximeno, tom. 2." pág. 292.
Las anteriores obras demuestran los profundos conocimientos filológicos que
poseia su autor, cuyos trabajos se encaminaron á restablecer el habla patria, muy
decaída durante la pasada centuria.
Sancho. Silabario de Voces lemosinas j //ítw de enseñanza de este idioma,
para la lectura, instrucción é inteligencia de los escritos lemosinos.
Manuscrito de D. Luis Sancho, que, según Fuster, existia en el archivo de la
Sociedad Económica, en cuyo lugar no hemos podido hallarlo.
Sánelo. Silabario de Vocales lemosinas ó valencianas, por D. Manuel
Joaquín Sánelo. Lo presentó en 1805 á la Sociedad Económica, donde se guarda
manuscrito. Cuaderno en fól. de 3o hoj. dos de ellas dedicatoria y las restantes
de Silabario.
Salva. Compendio de la gramática castellana de D. Pedro Salva, arre-
glado para el uso de las escuelas con tm apéndice muy útil para los niños de la
provincia de Valencia. Imprenta de J. Ferrer de Orga, l838, vol. en 8." de
128 pág.
En el apéndice, advierte el autor los valencianismos en que suelen incurrir
los hijos de este país al hablar el castellano, y para remediarlo, relata los vicios
de pronunciación, las palabras corrompidas, voces similares al castellano y que
no lo son, y últimamente (en estremo interesante) algunas voces valencianas
que no tienen equivalencia en castellano.
Formación de los apellidos LEMOsrNT:s. Discurso leido en la Academia de la
Juventud Católica, por D. José Martínez Aloy. Véase el núm. IV, tomo I, de
esta Revista. Se han tirado algunos ejemplares aparte.
Trabajo curioso y el primero que se ha escrito sobre materia tan interesante.
Los Sres. Llombart, y Puig y Torralva, han obtenido premios en los Jochs
Floráis del Rat Penat, por sus trabajos de Ortografía valenciana, que aun no se
han publicado y por lo tanto desconocemos.
ALGO SOBRE LOS ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID.
Sres. Redactores de la Revista de Valencia.
¡is queridos amigos: Se extrañarán VV. de que haya tenido interrum-
pidas por largo tiempo estas breves cartas, que tienen por único objeto
ponerles al corriente de todo cuanto se relaciona con las obras de los
artistas valencianos y con los triunfos que les proporcionan. El verano, con sus
calores, enerva la actividad en este centro del arte ó aleja de él á quienes le
rinden mas fervoroso culto. De ahí mi silencio, que respondía al silencio de los
estudios.
Sin embargo, este año ha tenido sus ventajas aquel letargo, pues con el
trascurso del tiempo se han ido amenguando los disgustos y suavizando las as-
perezas que produjo el fallo del jurado de la Exposición del mes de Mayo; aspe-
rezas y disgustos á que dan siempre origen estos grandes certíímenes, porque ni
es posible recompensar á todos los que lo apetecen, ni es fácil fundir en un cri-
terio común á los que defienden las varias formas y aspiraciones del arte.
Hoy, mas tranquilos los ánimos, y casi olvidados por la distancia los sinsa-
bores de la lucha y del amor propio ofendido, vuelven á congregarse pintores y
escultores para renacer á la esperanza y buscar honra provechosa en el trabajo
del porvenir.
Resultado de esta nueva y útil concentración ha sido la Exposición de acua-
relas, celebrada recientemente por el Círculo de Bellas-Artes, y de la cual no me
ocupo, porque en realidad poco presentaron en ella nuestros paisanos, y aun ese
poco, de escaso valor.
Más interesantes en este mismo género es la que se está verificando en el
local que posee en la calle del Desengaño el conocido comerciante en cuadros
Sr. Hernández.
No es la acuarela, á mi juicio, una de esas manifestaciones del arte llamadas
á ejercer grande influencia en las escuelas pictcSricas. Falsa de color, por regla
artista"S valencianos. ,S3
general, y de breve duración comparada con la que alcanzan los cuadros al óleo,
no puede, como estos, servir para el gran decorado de los salones, y tiene que
limitar sus pretensiones á figiirar en el adorno del botidoir de las damas elegan-
tes, haciendo compañía á esos miles de objetos de bronce, porcelana ó 'barro
cocido con que la coquetería guarnece las chimeneas y las rinconeras.
No por ello deben abandonar su cultivo nuestros artistas, pues como en su
confección se ocupan casi exclusivamente las horas de la noche, sirve para adies-
trar en el manejo del color y del dibujo, y además proporciona pingües beneficios
y los proporcionará mientras dure esa ráfaga de la moda que le ha dado vida.
La Exposición del Sr. Hernández se halla reunida en un local tan reducido
que no permite ver las obras con la comodidad debida: altas unas, en el suelo
otras, superpuestas aquellas y sin número las mas, se necesita grandísima fuerza
de voluntad para ir formando juicio en aquel desconcierto. Y, sin embargo, allí,
en medio de aquella gran confusión, se encuentran las mejores aguadas que han
visto los aficionados de Madrid.
Para nuestros paisanos que, por punto general, descuidan mucho esta rama
de la pintura, era muy peligrosa la lucha. ¿Cómo entrar, sin grandes desventajas,
en competencia con Fortuny, el maestro de la acuarela, que supo vigorizar el
color dándole todas las apariencias del óleo; con Pradilla, que mejor qiie nin'nm
otro vierte sobre el papel los frescos tonos de la aguada, y con Villegas que,
aun cuando menos acuarelista que los dos nonjbrados, dá extraordinario en-
canto á sus obras con la grandiosidad del conjunto y con la corrección del di-
bujo? A pesar de todo, y dicho sea en honor de la verdad, los valencianos han
desempeñado muy buen papel. Agrasot, por ejemplo, presenta dos tipos de
aldeanas de León pintados á conciencia. Uno de ellos, el de una muchacha que
vá con un cántaro por agua, es, sin disputa, uno de los mejores cuadros del
concurso.
De Emilio Sala hay también tres obras muy notables; sobre todo, las que
figuran im soldado del siglo XVII, vuelto de espaldas, y el retrato del caricatu-
rista Luque. Una y otra son fresquísimas de color, especialidad en la que se dis-
tingue siempre nuestro paisano.
Luis Franco firma una acuarela de bastante tamaño, que titula Inocencia, v
representa una preciosa niña sentada al pié de la escalinata de im jardin, con-
templando, con las manos cruzadas sobre las rodillas, á im grupo de palomas
que picotean alegremente su comida. Es muy buena la luz, y sobre todo, posee
esa elegancia que sabe imprimir Franco á casi todas sus obras.
De los dos Nicolau, de Fenollera, de Monleon y de Jover hay otras menos
importantes, pero que no por ello desmerecen al lado de las' otras, contribuyendo
por lo tanto al buen nombre de sus autores.
Por último, José Benlliure figura con un árabe sentado en el poyo de
84 REVISTA DE VALENCIA.
lili porlal y pulsando un instrumento músico. A diferencia de lo que sucede con
las demás acuarelas de la Exposición, que destacan por sus colores abrillantados,
la de Benlliure está pintada por oscuro y produce un efecto muy nuevo. La ejecu-
ción es escelente y prueba los adelantos que de dia en dia hace en Roma este
artista.
Y ya que de Benlliure me ocupo, no puedo resistir á la tentación de copiar
aquí algunos párrafos que le dedicó hace algún tiempo el periódico londonense
The Standard, con motivo de una Exposición celebrada en la galería de ventas
de Mr. Martin Colnaghi:
"Benlliure, dice, es un joven español que cuenta apenas 22 años. Puede ase-
gurarse que posee un verdadero temperamento de pintor: la capacidad de ima-
ginar y la capacidad de ver bien. El público le quiere más cuando observa y no
tanto cuando imagina. Pero sus obras de imaginación, algimas veces monstruo-
sas, no carecen de gran fuerza. La Dajisa macabra y El Sueño son dos escogidas
pruebas de ello. En la Danza macabra toman parte Fausto y Margarita, Paolo
y Francesca y otras conocidas parejas amantes ó pecadoras. El Sr. Benlliure no
carece de habilidad para las ideas poéticas, pero tiene mucha mas aptitud para
lo miserable ó lo horrible. En El Sueño, por ejemplo, el rostro y la figura del
amante soñador están solamente indicados, pero, en cambio, los objetos repul-
sivos que constituyen la visión han sido minuciosamente trazados. No es una
¡maquinación virginal y púdica, pero es á todas luces una imaginación fresca y
poderosa.
"Al trazar las escenas de la vida real y contemporánea, el Sr. Benlliure logra
resultados que placen mucho mas. Su Plaza de San Marcos en Venecia es una
brillante impresión de las masas de variadas formas y colores vivísimos que lle-
nan el espacio de la piazza. En primer término están los mozos del café Florian,
los touristas de todas las naciones y la bandada gris, agitada y voladora de las
palomas que Miss Montalba, en su Academia, ha trazado como los únicos habi-
tantes de la plaza en las lluviosas tardes del invierno.,,
Dada la severidad que preside á las críticas de los periódicos ingleses, el
juicio del diario de Londres no puede ser mas halagüeño para el joven Benlliure.
El Ministerio de Fomento ha comprado, para que figure en su galería de
cuadros de autores contemporáneos, el hermoso paisaje titulado Therminalia, que
presentó Antonio Gomar en la Exposición de Mayo.
Este artista acaba de terminar un nuevo lienzo que representa el barrio de
los gitanos en Granada. En primer término se ven multitud de cuevas abiertas en
la roca, á semejanza de las que poseen al pié de los Silos los habitantes pobres
de Burjasot, y que tan conocidas son de todos los valencianos. A la derecha, y
en segundo término, se levanta el blanco caserío de Granada, iluminado por las •
últimas claridades del sol poniente. Hay triste poesía en el conjunto á causa del
ARTISTAS VALENCIANOS. 85
acierto con que sabe Gomar imprimir, sobre el lieiizo los variados tonos que dá
la naturaleza á los objetos durante los crepúsculos.
Del mismo artista (que no perdona medio para procurar á sus cuadros con-
veniente variedad), espero para dentro de poco interesantes trabajos, pues acaba
de realizar un viaje á Marruecos, de donde ha traido un rico arsenal de estudios
que copian monumentos, caseríos, agrupaciones de árboles y todo cuanto ha en-
contrado que pueda servirle para presentar con entera verdad esas hermosas
composiciones árabes, que tanto gustan hoy á los aficionados.
Recientemente se han sacado á conciurso dos plazas de pintura y una de es-
cultura, pensionadas en Roma. De las primeras ha obtenido una Muñoz Degrain,
y la de escultura ha sido para Antonio Moltó. Ambos artistas han dado muestra
brillante de su aptitud durante su permanencia en España, y es de creer que
acrecentarán su valía y su reputación estudiando de cerca las obras admirables
que guarda en su seno la capital de Italia.
Tenninaré esta ligera reseña anunciándole que Jover y Martínez Cubells han
recibido el encargo de decorar parte de la cúpula de la magnífica iglesia de San
Francisco el Grande en esta corte. Tienen empezado ya su trabajo, pero como
aun se halla muy atrasado, me reservo dar cuenta de él para cuando lo ter-
minen.
De yV. afectísimo amigo, ^ A. Q.
Madrid, 29 de Diciembre de 1881.
necrología.
D. JOSÉ DE ORGA.— D. JOSÉ OVARA.
ON Cristóbal Pascual y Genis, D. José de Orga, D. José Ovara y Pi-
quer: lié ahí tres nombres que la muerte inexorable ha borrado déla
nimierosa lista de los actuales escritores valencianos.
El Sr. Pascual y Genis, literato distinguidísimo, jurisconsulto notable y po-
lítico influente, requiere un extenso estudio, que . la Revista de Valencia hará
con mucho gusto; á los otros dos escritores mencionados, muy apreciables,
aunque mas modestos, vamos á consagrar en este sitio algunas líneas.
Don José de Orga. Los que asistían á las sesiones de Lo Rat-Penat, veían
siempre en ellas á un anciano, de porte humilde, ya encorvado por los años,
pero en cuyos ojos brillaba aun extraordinaria viveza. Cuando libaba el caso
de leer los socios sus trabajos literarios, soHa levantarse pesadamente del escaño,
subía con paso trémulo al estrado, y leía con voz velada por los años algunos
versos en un lemosin artificioso y extraño, ó composiciones en prosa, referentes
casi siempre á cosas de cincuenta años atrás.
Aquel buen anciano, amante entusiasta de Valencia, era Orga, á quien
todos consideraban como decano de los escritores valencianos. Había nacido
con el siglo y ha vivido hasta los ochenta y un años.
Su especialidad era el recuerdo exacto y detallado que guardaba de todo lo
que había pasado en Valencia durante su larga vida. Hijo de una famosa fa-
milia de tipógrafos valencianos, y dedicado á este arte desde sus primeros años,
estuvo en relación continua con periodistas, escritores, poetas y hombres polí-
ticos; tomó parte como miliciano en nuestras guerras civiles, y tuvo siempre el
afán de interesarse bien de todo lo que veía , y como era feücísima su memoria,
podía considerársele como la crónica viva de Valencia.
Los trabajos tipográficos y los literarios ocuparon la mayor parte de su
vida, colaborando en El Fénix, Revista Edetana y en El Diario Mercantil,
firmando con el anagrama de Grao ó Agro. Entre sus obras debemos citar Va-
KECROI.OGIA.
laida durante la guerra civil de los siete anos, un vol. en 4.°; el episodio dra-
mático en iin acto Entrada de Alfonso XII en Valencia, en 1875; el arreglo del
teatro francés La manclia de sangre, drama en tres actos de Ducange; Angela,
drama de Dumas, y Ángel y diablo, obras todas muy representadas hasta hace
algimos años. De Orga son la traducción é impresión de gran número de libre-
tos de ópera italiana.
Un extenso catálogo pudiera formarse de las poesías, artículos sobre historia
valenciana, biografías y otros géneros que escribió Orga en su larga vida, cuya
existencia cortó la muerte el dia 7 de Noviembre último.
¡Que Dios tenga en su santa gloria al respetable anciano!
Don José Ovar.\ v Piquer. El 6 de Diciembre dejó de existir, á la edad
de 44 años, este modesto y laborioso autor dramático. Hijo de Valencia, de-
dicóse desde su juventud al estudio de la pintura, dando pruebas de su afición
en algunos cuadros al óleo y especialmente en la pintura de azulejos, traba-
jando en la fábrica del Sr. Gastaldo.
Siguiendo el ejemplo de otros autores populares, tales como Balader, Es-
calante y otros muchos, Ovara dedicaba parte de sus ocios al cultivo de la
poesía valenciana, especialmente la dramática, consiguiendo los aplausos del
público por la verdad con que fotografió muchos tipos vulgares y pintó las cos-
tumbres del pueblo.
Los achaques consiguientes á la falta de salud tenían apartado al Sr. Ovara
en estos años últimos del cultivo de la poesía, escepcion hecha de algunas lec-
turas que dio en las sesiones celebradas por Lo Rat-Penat, á cuya Sociedad
pertenecía.
A continuación insértanos una lista de las producciones dramáticas del señor
Ovara, que recordamos:
La guerra en pan. El tir per la culata. Un clavari escaldat. El dia de
Sen Chuan. ¡Lo que es el motí! Un aprenent de lleti. Buscant el torró. Un altre
Matusalem (en colaboración con Balader), ¡Fuchint de les bombes! (con Balader
y Escalante). Reñir per los irosos. ¡Dimats ij! Per tres pesetas y micJta. Un
chui de faltes. La degolla. El cant del pato. Bous de mort. Nada entres platos.
Ui pintor de historia. Les males ICengües. La novia de Albal. Carta canta. Pare
y caballer y En lo saiit y lo., limosna, y las zarzuelas La Pentinaora , El Mata-
lafer. Garrota de segó y U ánima en un fil.
Otras producciones dramáticas creemos conserva inéditas su familia. Además
se conocen algiuias poesías líricas en valenciano, y en la Corona poética en
honor de la Virgen de los Desamparados, en las fiestas centenarias de 1867,
se insertó una poesía también en lengua provincial, titulada Proclama, y alu-
siva á la festividad que se conmemoraba,
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CRÓNICA MENSUAL.
.\s lelras, el loro, la política han tenido una gran pérdida en Valencia:
la inesperada y repentina muerte del Sr. D. Cristóbal Pascual y Genis
ha producido tan honda impresión, por las prendas personales de este
buen patricio, y por las circunstancias que le acompañan, que no po-
demos negar á tan sensible acontecimiento el primer lugar en esta Crónica.
El Sr.Pascual y Genis ha muerto en el noble ejercicio de la profesión á que
habla consagrado su vida; ha muerto defendiendo á un procesado ante el Tri-
bunal.
Era en la Sala segunda de lo Criminal: veíase un proceso por asesinato frus-
trado en el partido de Chelva. El procesado venia absuelto por el juzgado de
primera instancia; el fiscal pedia la absolución. La tarea era fácil, pues, para el
abogado defensor. El Sr. Pascual y Genis estaba hablando, con gran serenidad,
cuando observaron los magistrados y curiales que se detenia, alzaba los ojos al
cielo é inclinaba después la cabeza sobre el escritorio. Creyeron al pronto que
recapacitaba; pero al ver su inmovilidad, acudieron alarmados y le encontraron
cadavérico.
Fi"úrense nuestros lectores la dolorosa sorpresa que esto produjo; buscáronse
apresuradamente médicos y sacerdotes, y muy en breve se llenó la Sala de los
letrados y curiales que estaban en el edificio, y de otras personas que_ acudieron
al tener noticia de tan gran desgracia.
El cadáver fué trasladado al salón de descanso de los señores abogados, que
se convirtió en capilla ardiente, sirviéndole de mortaja la misma honrosa toga
que vestía ante el Tribunal.
El entierro, que se verificó al dia siguiente, presidido por las autoridades
superiores, judicial, civil y municipal, reveló las simpatías de que gozaba el di-
funto. Toda Valencia se agrupaba al paso del fúnebre convoy.
L.\ Revist.\ de Valencia, que ha sido honrada con algunos trabajos poéticos
de este distinguido escritor, se adhiere á las manifestaciones de duelo que ha
producido su muerte, y en uno de los próximos números destinará un artículo á
reseñar su vida y sus trabajos científicos y literarios.
El dia 8 de Diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, es el señalado
por la Sociedad Económica de Amigos del Pais para la solemne sesión pública
en que dá cuenta de sus trabajos durante «1 año y distribuye los premios ofrecidos.
No se dá hoy á este acto la importancia que en otros tiempos; pero no deja
IRÓNICA MENSU.M.. 89
de ser interesante. Este año pronunció un oportuno discurso su digno director
el Exorno. Sr. D. Antonio Rodriguez de Cepeda, y se repartieron los premios,
que aparte de los que se adjudican á los maestros y alumnos de instrucción pri-
maria, no fueron mas que dos: medalla de plata, á D. Francisco Nogués, por sus
almidones de arroz, y accésit á D. Francisco Polop y Diego, por una memoria
sobre el comercio de vinos.
El concurso anunciado por la Sociedad Económica quedó casi desierto. Esto
viene repitiéndose desde hace bastantes años, y deja en actitud algo desairada á
tan respetable corporación. Convendría pensar en la manera de remediarlo.
* *
A la misma Concepción Inmaculada de María Santísima dedicó sesión
muy solemne, el domingo, dia 11, la Academia de la Juventud Católica. El
vicepresidente primero Dr. D. Vicente Gadea Orozco, leyó im excelente dis-
curso sobre la virginidad de la Madre de Dios; leyéronse poesías de los señores
Martínez Torrejon, Guzman Guallar, Brugada, Escrig y Oloriz, Sánchez Cátala,
Arroyo, Rodríguez Guzman, Peris, Vives Liern, y Renau, y ejecutóse música
selecta.
* *
El Ateneo está cumpliendo muy bien este año: todas sus secciones trabajan
con fruto, discutiendo temas interesantes. En la de ciencias sociales prosigue
el debate sobre la compatibilidad de la democracia y la monarquía; en la de
ciencias naturales, continúa el no menos importante sobre la aptitud de la
mujer para las profesiones, y toman parte en él personas muy competentes,
y en la de literatura é historia, ha promovido el joven escritor D. Francisco Vi-
ves Liern, el examen crítico de la oportunidad y conveniencia del cultivo lite-
rario de la lengua valenciana, declarándose contra él por considerarlo opuesto á
la tendencia unitaria de la cultura contemporánea. Varios celosos partidarios del
movimiento que simboliza Lo Rat-Penat, se disponen á combatir estas ideas en
el Ateneo.
Ha dado, además, esta corporación una velada para las señoras, que estuvo
muy concurrida. El celoso secretario general D. Augusto Danvila y Jaldero,
leyó un discreto discurso sobre la condición de la mujer entre los hebreos, y
se leyeron también poesías de los señores Llórente, Rodríguez Guzman, Puig
Boronat, y Puerto Calatayud, joven escritor este último, poco conocido en el Ate-
neo, que mereció muy buena acogida en aquel ilustrado centro.
Entre las piezas de música ejecutadas, llamaron la atención las que cantó
el barítono catalán Sr. Laban, que forma parte de la compañía del teatro
Principal.
* *
También merece plácemes este año el Instituto Médico Valenciano por los
notables trabajos que ha emprendido, y por cuya iniciativa debemos felicitar
á su celoso presidente D. Joaquín Serrano Cañete.
San interesantísimas las conferencias sobre la salubridad é higiene de Va-
lencia, en las cuales toman parte los médicos mas entendidos; y son, á la vez,
digno tributo rendido á los méritos y servicios de nuestros mayores, las sesiones
ge REVISTA DE VALENCIA.
apologéticas destinadas á recordar los maestros mas eminentes que ha tenido
en Valencia el arte de curar.
En la última de estas sesiones apologéticas el Dr. D. Miguel Mas hizo la
biografía de D. Juan Bautista Orivay y de Monreal, catedrático de griego, de
prima, y después de Hipócrates, regente de diputado por el brazo real desde
1677 á 1680, escritor famoso en sus tiempos, cuyas obras analizó, haciendo su
juicio crítico.
* *
Los socios del Rat-Penat no están muy animados este año. Sus trabajos
se reducen hasta ahora á algunas agradables reuniones literario-musicales, de
las que suelen celebrar los domingos, y al debate, iniciado por el Sr. Pizcueta,
en la Sección de Historia sobre las diferencias entre las Gemianías de Valencia
y las Comunidades de Castilla.
* *
Uno de los poetas y escritores mas asiduos del Rat-Penat, D. Jacinto La-
baila, está coleccionando sus poesías valencianas, que se publicarán en un
tomo, con la traducción castellana. Se titularán Flors del vieu hort.
#
El distinguido escritor D. FélLx Pizcueta, ha sido laureado de nuevo. Ha
obtenido el premio prometido por el Ateneo-Casino de la clase obrera á quien
mejor cantase el Progreso. El Sr. Pizcueta, muy partidario de las ideas que
simboliza esa halagüeña palabra, ha escrito una extensa y bien entonada
oda, merecedora del premio.
Este fué adjudicado en la solemne sesión que dicho Ateneo-Casino ve-
rificó, para celebrar su aniversario. Estaba encargado del discurso de cos-
timibre el Sr. D. Cirilo Amorós, que, por hallarse en Madrid, remitió por
escrito su trabajo, que fué oido con general aplauso.
*
* *
En la Crónica anterior, dimos cuenta de una interesante conferencia, hecha
en la Sociedad de Amigos del País, por el docto profesor de Ja Universidad
central, D. Juan Vilanova, sobre los adelantos científicos que habia tenido
ocasión de observar en su último viaje al extranjero. Aquellas noticias han sido
completadas en una segunda y última conferencia, no menos interesante (jue la
primera.
*
* *
Bajo el punto de vista de la ciencia en sus aplicaciones prácticas, es también
suceso interesante y fausto, la inauguración solemne de la Estación vitícola
y enológica de Sagunto, celebrada el dia 28 con gran solemnidad y con pre-
CRÓNICA MENSUAL. 9I
sencia del Director general de Agriculcutura, Exorno. Sr. D. Pedro Acuña, que
vino de Madrid con este objeto.
Dicha Estación funcionaba ya hace algún tiempo, pero ahora se le dará
mayor impulso.
#
* *
En las Escuelas de Artesanos se han aumentado las enseñanzas estableci-
das con algunas clases de ampliación de la instrucción primaria, moral, urba-
nidad y ahorro. Su apertura dio luiíar á una modesta solemnidad, en la que
pronunció un oportuno discurso el Sr. Rodríguez de Cepeda, honrado con la
presidencia.
También se han inaugurado las clases y las conferencias del Centro católico
cooperativo de San Vicente Ferrer. El dia de Navidad se solemnizó esta inau-
guración, asistiendo el E.Kcmo. é limo. Sr. Arzobispo, que manifestó su apro-
bación á tan laudable instituto.
*
* *
La musa dramática valenciana se ha dado á conocer últimamente por algu-
nas piezas festivas, de pocas pretensiones, y que han logrado los fáciles aplausos
del público que asiste al teatro de la calle de Ruzafa. El apropósito titulado
El benefisi de Mora, del Sr. Colom; la pieza Vahoro, del mismo autor; El tio
Sinagües, del Sr. Burguet; y Bou-Ameina, del Sr. Fombuena, son las produccio-
nes á que nos referimos.
* *
Hemos comenzado esta Crófiica lamentando la pérdida de un ingenio valen-
ciano, y vamos á terminarla de igual manera. En mas modesta esfera que el
Sr. Pascual y Genis, era apreciado y aplaudido el Sr. Ovara, autor de numerosas
obras dramáticas valencianas, y cuya muerte lloran su familia y amigos.
En otro lugar de este mismo número de la Revista le dedicaremos un hon-
roso recuerdo.
bibliografía valenciana.
LMANAQUE DE LAS PROVINCIAS para 1882, regalo á los
suscritores. Valencia, Imp. de Domenech. 1881 (l).
Este Almanaque, que está ya en el tercer año de su publicación, es
un libro mas importante de lo que indica su modesto título. Es una especie de
anuario ó reseña de todo lo mas notable que ha ocurrido durante el año en
Valencia, en las varias esferas de la actividad social. Es seguro que los historia-
dores valencianos del por\'enir apreciarán tanto la colección de estos Abnana-
ques como hoy apreciamos los dietarios de antaño.
Este año se han introducido algunas mejoras en esta publicación, entre ellas
la reseña bibliográfica, que es muy interesante, pues comprende la relación
completa de todos los libros que se han dado á la estampa en nuestra ciudad,
durante el año 1881.
Forma también este Almanaque de Las Provincias un agradable álbum poé-
tico: el de este año contiene poesías castellanas de la señorita Doña Magdalena
Bravo, los señores D. Juan Rodríguez Guzman, D. Cecilio Miquel, D. Francisco
Danviía, D. Paulino Ortiz, D. J. F. Sanmartín y Aguirre, D. Manuel IMillás, Don
Vicente Greus, D. José Oliver y García, D. Antonio Verdes Montenegro, Don
José J. Herrero. D. Constantino Llombart, D. Juan Janini, D. Vicente Bellmont,
D. Miguel Amat y Maestre, D. Pedro Puerto y Calatayud y D. Enrique Gabal-
don; valencianas de D. Teodoro Llórente, D. Jacinto Labaila, D. Rafael Fer-
rer y Bigné, D. Víctor Iranzo, D. Juan Rodríguez Guzman, D. José Arroyo, Don
José Puig y Torralva, D. José Fambuena; catalanas, de D. F. Bartrina, y ma-
llorquínas, de D. Gerónimo Forteza.
Además contiene artículos en prosa de los señores D. Augusto Danvila, Don
José Martínez Aloy, D. José Brel, D. J. E. Serrano, el vizconde de Bétera, el
barón de Alcahalí, D. J. Vives Ciscar, D. E. Vilar, D. Catalino Alegre, D. An-
tonio Frean, D. Juan A. Balbas, D. José Vilanova y Piera, D. Juan Reig y Flo-
res, D. N. Ferrer y Julve, D. José Arévalo y Baca.
Pero el mayor interés de este Almanaque consiste, como ya hemos dicho,
en la completa reseña que en varios artículos hace de lo ocurrido en Valencia,
y especialmente en el orden científico, literario y artístico.
LO RAT-PENAT, calendari llemosí corresponent al any de 1 882, <:<?;//-
(1) Un tomo en 8.' prolongado, de 350pags.Se vende en la Administración de Las Prnñn-
tas. 12 reales.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA. q3
post pe7- JosEPH M. PuiG ToRRALVA. Valencia, emprenta de Emili Pasqual.
1881 (1).
Este Almanaque, fundado hace ocho años por el entusiasta valencianista
D. Constantino Liombart, está ahora á cargo de otro valencianista no menos
acérrimo, el Sr. Puig y Torralva, que procura darle el mayor interés, dentro de
su especialidad, que es reseñar y estimular el renacimiento de las letras lemosi-
nas en Valencia.
Este año ha seguido la pauta de los años anteriores, y contiene poesías y
composiciones en prosa de los autores valencianos, catalanes y mallorquines.
Doña Luisa Duran de León, Doña Magdalena García Bravo, Doña María de
Bell-lloch, Doña Dolores Moncerdá deMasiá, Doña Manuela Inés Rausell, Doña
Ana de Valdaura, y los señores Aguiló, Aimirall, Alonso, Arroyo y Almela,
Bassegoda, Blanch y Romaní, Bodria, Careta y Vidal, Domínguez Arribas, Fam-
buena, Fayos, Ferrer y Bigné, Fiter é Inglés, Forteza, Garriga, Granell, Iranzo
y Simón, Labaila, Liombart, Llórente (D. Teodoro), Llórente (D. Pascual),
Martí y Grajales, Masriera, Matheu, Millas, Orga, Pelay Briz, Peydró, Pizcueta,
Pons Massaveu, Puig Torralva, Roig Ferrer, Rodríguez Guzman, Rosselló, San-
martín y Aguirre, Santamaría, Sevilla, Serrano (D. A.), Soriano (D. J.) Ubach,
Verdaguer y Verdú.
A esta colección de poesías y artículos en prosa precede la reseña de los
trabajos principales hechos durante todo el año 1881 por los escritores del rena-
cimiento lemosin en Valencia.
CALENDARIO DEL MERCANTIL VALENCIANO para 1882, regalo á
los siiscritores. Valencia, Imprenta dé M. Alafre 1881 (2).
Este año ha publicado El Mercantil Valenciano, siguiendo el ejemplo de Las
Provincias, un almanaque, cuya mayor parte ocupa la colección completa de las
Constituciones políticas que en lo qué vá de siglo ha tenido España (y no son
pocas) desde la otorgada por José Bonaparte en 1808, hasta la de 1876, ahora
vigente. Contiene además algunas poesías de los señores D. Félix Pizcueta, Don
Vicente W. Ouerol, D. Cristóbal Pascual y Genis, D. P. J. Puerto, y artículos
en prosa de D. Miguel Moya, D. C. Gómez Reig, D. J. Gimeno y Agius y Don
J. Vives y Ciscar.
ERNEST HAECKEL. ENSAYOS DE PSICOLOGÍA CELULAR, versión
española por Uswaldo Codina, licenciado en medicijia, con tm prólogo del Dr. Don
Peregrin Cas.anova, Catedrático. Valencia: Pasciml Aguilar, editor. Impr. de
José M. Blesa. 1882 (3).
Muy conocido es de todos los que se dedican á las ciencias naturales el nom-
bre del distinguido profesor de la Universidad de Jena, que figura al frente de
este interesante librito. Su morfología general Aq\o% orgamsmos, su monografía
(1) Un volumen en 8." de 160 págs. De venta en las principales librerías. Precio una pe-
seta.
'2) Un tomo en 8." prolongado, de 240 págs. No se anuncia á la venta.
(3) Un tomo en 8.» prolong. de 144 págs. con 24 grabados. De venta en la librería del
editor; 8 reales.
g4 REVISTA DE VALENCIA.
sobre las espotijas calcáreas, su reciente sobre las medusas, y por último, una
serie de Conferencias populares acerca dé los diferentes temas de Morfología
filosófica, son los timbres mas culminantes de tan docto profesor.
De estas conferencias científicas, en las que las últimas investigaciones y
adelantos están expuestos de una manera que no puede ser mas lúcida, se han
escogido las dos que contiene el volumen de que nos ocupamos. La primera
expone una teoría del autor para explicar los problemas dificilísimos de la heren-
cia y la reproducción; la segunda trata de reducir á los últimos factores anató-
micos la compleja función de la inteligencia.
Ambas cuestiones las trata Haeckel dejando aparte todo lo referente al espí-
ritu, y buscando en la estructura y organización de la materia los datos uecesa-
rios para resolver tan intrincados problemas. Llega en el análisis del organismo
hasta la célula, que ha sido considerada hasta ahora como su factor inicial, y
encuentra en ella razones suficientes para no considerarla como elemento, sino
como un compuesto armónico de elementos, como un pequeño organismo ele-
mental. Estos elementos, últimos factores morfológicos de la organización, los
llama Plastídnlos, y procura explicar sus funciones. En cuanto al alma, la con-
sidera como una simple función biológica, y supone que reside en esos plastídulos.
Estas doctrinas, enteramente materialistas, no merecen nuestras simpatías,
pero no desconocemos que requieren atención y estudio, puesto que informan
una parte importantísima del movimiento científico contemporáneo, y en este
concepto, es interesante la obrita, breve en páginas, pero abundante en doctrina,
publicada por el Sr. Aguilar.
NOVÍSIMA LEGISLACIÓN DE AGUAS, por D. José María Ros y Biosca,
doctor en Administración y abogado del Estado. Valencia, Librería de Pascual
Aguilar, editor. Impr. de José AI.'- Blesa. 1882 (l).
Esta obra es una compilación, anotada estensamente, de las leyes y regla-
mentos que rigen en materia áe aguas. Comprende las leyes dé l3 de Junio de
1879 sobre aguas terrestres, y de 7 de Mayo de 1880 sobre aguas del mar y
puertos, concordadas con la de aguas de 1866 y los decretos sobre puertos de
1851 y 1852.
El Sr. Ros y Biosca ha anotado estas leyes con las disposiciones de otras
que les son aplicables, sentencias del Tribunal Supremo, decisiones del Consejo
de Estado y otras resoluciones administrativas.
Contiene además esta obra un apéndice interesante, con disposiciones legales
que se relacionan con el asunto de aguas, como la ley y el reglamento de canales
y pantanos de riego y la legislación de colonias agrícolas. Todo ello es de fre-
cuente aplicación en nuestro pais, por la importancia que el riego tiene en la
agricultura, y en ese concepto el presente tratado es interesante, no solo para
los abogados y funcionarios administrativos, sino también para la generalidad
de los propietarios y agricultores.
TRATADO DE PERSPECTIVA LINEAL, porD. Gonzalo SalvA, Cátedra-
tico de la Escuela de Bellas artes. Valencia. Impr.de Ferrer de Orga. iSSi{2).
(1) tJn tomo en 8.°, mayor, de cerca de .seiscientas páginas, que se vende á 20 reales en Valen-
cia y 22 fuera. Los pedidos al editor, calle de Caballeros, l."
(2) Un tomo en 4.° de 162 págs., y un álbum con 41 láminas, que se vende en la librería de
Aguilar, calle del Mar, por ."SO reales.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA. 95
Esta obra ha sido ya juzgada por la prensa y por los artistas de una manera
muy favorable. Justísimos son, en nuestro concepto, los múltiples elogios con
que unos y otros han saludado la aparición de tan importante trabajo, por el
cual felicitamos á su autor. Todos los difíciles problemas que con la perspectiva
se relacionan, han sido expuestos por el Sr. Salva con tal claridad y sencillez,
que aun el menos versado en esta clase de estudios comprende sin esfuerzo
alguno las proporciones con que deben aparecer los objetos según la distancia y
la posición del que los observe. Desluce mucho un cuadro que aparezcan en él
figuras bien trazadas, pero desproporcionadas en el tamaño, así como la equi-
vocada proyección de un rayo de luz ó la inexacta determinación de la forma
aparente de un plano, de una bóveda ó de cualquier detalle arquitectónico.
En la obra de que nos ocupamos fija el Sr. Salva los principios científicos á
los cuales debe amoldarse el lápiz del artista, al dar forma á sus concepciones,
pero sin que esto suponga una subordinación absoluta del sentimiento artístico
á las inflexibles leyes de las matemáticas, ni coarte en modo alguno las manifes-
taciones expontáneas del verdadero genio.
La última parte del libro comprende los mas importantes Riidivienios de
Arquitectura, con los que aimienta sobremanera el interés de la obra, ensanchando
el círculo de las personas que pueden utilizar su enseñanza. No es únicamente
el artista quien tiene á menudo que describir un templo, un palacio ó un monu-
mento arquitectónico cualquiera; sucédele esto también al anticuario, al viajero
y en general á todo aquel que no considera como una masa informe de iiiate-
riales los acicalados muros ó las primorosas columnas de las más admirables
edificaciones. En la obra del Sr. Salva se encuentran perfectamente marcados los
caracteres especiales de cada uno de los distintos órdenes de arquitectura, con
la denominación propia de todas sus partes y adornos.
A este libro, cuya impresión es clara y sobre excelente papel, acompaña un
álbum de láminas grabadas en plancha de acero, en las que se hallan pro-
puestos y demostrados prácticamente los problemas de que la obra se ocupa.
LA PENA DE MUERTE ante la necesidad, la justiclv y la moral. Corife-
r encías pronunciadas ante la Academia valenciana de Legislación y Jurispruden-
cia, por D. Emilio Borso di Carmixati, con mi prólogo de D. Cristóbal Pascual y
Genís, decano del Colegio de abogados y presidente de diclia Academia. Valencia.
Imp. de José Alaria Bles a. — 18S2 (l).
Ya hemos dado cuenta en esta Revista de las interesantes conferencias que
sobre la pena de muerte hizo el Sr. Borso el año pasado en la Academia de Ju-
risprudencia, mostrándose acérrimo adversario de. dicha pena.
Ahora las ha dado á la estampa en un opúsculo, que ofrece algún interés,
pues jeasume las razones que se han alegado por diversos autores en pro y en
contra de esa pena tan horrible como debatida.
En su primera conferencia ocúpase de las diferentes escuelas de derecho pe-
nal, en lo relativo á la pena de muerte, siguiendo la marcha progresiva de la cien-
cia, hasta llegar á la escuela italiana, representada en los modernos tiempos por
Carmignani y Carrara, que son los que después del malogrado C. D. A. Roeder,
sintetizan los últimos adelantos de este importantísimo ramo del derecho.
Completada en la primera conferencia lo que pudiéramos llamar parte his-
Un volumen de 108 págs. en 8." prolongado. Precio; 8 reales.
g6 REVISTA DE VALE^•CIA.
tórica del problema, en las cuatro restantes ocúpase de los puntos de vista bajo
los cuales puede ser estudiada la pena de muerte.
Aumenta el interés de este opúsculo un prólogo, que su autor encargó al
distinguido jurisconsulto Sr. Pascual y Genis, y que ha sido el último trabajo lite-
rario de este notable escritor. La víspera de su muerte enviaba el prólogo al se-
ñor Borso.
En dicho prólogo, el Sr. Pascual y Genis se muestra igualmente adversario
de la pena de muerte, hace algunas consideraciones generales sobre ella y so-
bre la idea abolicionista, cada dia mas estendida, y concluye diciendo que, des-
pués de leer pensando estas razonadas conferencias sobre dicha pena, solo cabe
ya esclamar: "¡¡SUPRÍMASE!!"
ELEMENTOS DE PSICOLOGÍA por D. Manuel Polo y Peirolon, cate-
drático del Instituto provincial. — Segunda edición. Valeficia. Impr. de M. Alu-
fre. 1881.
Como recordarán nuestros lectores, no es la primera vez que nos ocupamos '
de esta obrita elemental, digna, bajo todos conceptos, de la aceptación que ha
merecido en los establecimientos de enseñanza. Así lo demuestra la necesidad
de una segunda edición, que se ha hecho antes de dar principio al presente
curso, y en la que el autor ha depurado su criterio, mejorando la primera, en lo
posible, sin alterar el plan en ella propuesto y sin cambiar en lo mas mínimo la
forma general que revestía la explicación de las materias. Queda completo
ahora el conocimiento de las mismas en varias lecciones, por ejemplo en las
referentes á la sensibilidad y á las ^lociones o7itológicas\ al par que otras resultan
mas expeditas para la inteligencia de los alumnos con la reducción de algunos
jiuntos difíciles, como el del origen de las ideas y de la composición substancial de
los cuerpos. Plácenos también que vayan encabezados los Prolegómenos de la
Psicología con las nociones sobre la Filosofía en general, que sea dicho de paso,
satisfacen plenamente, ya por el orden que siguen, ya porque sirviendo de punto
de partida al criterio del autor, dan cabal idea de su marcha filosófica, ya en fin,
por encerrar en tan breve espacio todo lo que los principiantes deben saber en
este punto.
Dichas modificaciones, hechas en un tratado que por vez primera se dio á
luz muy bien pensado y correcto, suponen en el profesor un celo esquisito por la
enseñanza, y en el escritor verdadera sinceridad y buen gusto.
Il) Un volumen en 8." francés de 256 p;'igs., y se vende al precio de 12 reale.? en la librería
del Sr. Marti, calle de Zaragoza.
Valencia 1882. — Imi'RENta de Domenech. Mar. 48.
REVISTA DE VALENCIA.
, 1.°, Febrero DE 1882.
GASPAR DE AGUILAR.
A tanta escelencia vino
De su trovar el valor,
Que de Discreto y Divino,
Mereció nombre y honor.
[a Excma. Diptüacion provincial de f^/í'««'í3!, secundando las entusias-
tas miras de la Sociedad cuyo nombre y cuyo emblema es Lo Rat
Petiai, ofrece un honroso premio al escritor que mejor desarrolle el
siguiente tema: Biografía de un hijo insigne de Valencia y juicio critico de sus
obras; debiéndose distinguir este trabajo no solo por su mérito literario, sino por
la novedad y valor de los datos que contenga (l).
El carácter utilitario de la sociedad actual se revela en el discreto tema pro-
puesto por la Excma. Diputación provincial de Valencia, pues, á decir verdad,
nada puede estimular mas á los valencianos de hoy en la senda del estudio y
del progreso, que el conocimiento de los valencianos de ayer, cuyos méritos se
evidencian en estas justas literarias, remedo de las que celebraron en otro ter-
reno y con distinto objeto nuestros antepasados, pero que se diferencian de ellas
(1) Esta Memoria fué presentada á los Juegos Florales del Rat-Pen.it de 1881. La Redacción
de la Revista dk Valentía la ha creido muy digna de publicarse, porque es un interesante y
c.xaeto estudio biográfico y bibliográfico de uno de los poetas valencianos mas celebrados en su
tiempo, y cuyas obras, sin embargo, andan hoy oscurecidas y olvidadas.
7
qS revista de valencia.
porque todos los adalides en vez de distintos lemas, llevan en su escudo la
misma significativa divisa: Por Valencia y para Valencia.
Abierto ya el palenque, es probable que, á semejanza del año anterior, sean
numerosos los campeones que para medir sus armas acudan al combate; rudo
ha de ser este y difícil la victoria: luchar por conseguirla nuestro único propósito.
«
Valencia, la ciudad del Túria, la escogida por los soldados de Viriato para
asentar en ella su residencia, hasta que fueron arrojados por las huestes de
Ataúlfo, la valiosa perla que los sarracenos poseyeron casi sin interrupccion
desde el siglo octavo hasta que en 1238 engastóla á su corona el invicto Don
Jaime I de Aragón, cuenta á millares los nombres de sus preclaros hijos que se
han distinguido en todos los ramos del saber humano.
Según esto, nad'a mas fácil que llenar algunas páginas con la historia perso-»
nal de cualquiera de ellos; nada mas difícil, sin embargo, teniendo en cuenta las
condiciones impuestas en la convocatoria del certamen.
Hé aquí las razones: el progresivo movimiento literario que se inició en
nuestra patria á consecuencia de los sucesos políticos acaecidos en el primer
tercio del presente siglo, ha originado la creación de nmltitud de sociedades cuyo
objeto principal es el cultivo de las artes, las ciencias y las letras; sus trabajos
se han reproducido incesantemente en el libro y en el periódico, todos á la vez
han conocido la obra y el individuo que la produjo, y de aquí que las biografías
de cuantos se han distinguido desde entonces está ya hecha, así como también
el juicio crítico de los frutos de su ingé;aio, á los cuales debieron su celebridad.
De índole distinta son los obstáculos que se ofrecen al tratar de los valencia-
nos que en los siglos precedentes merecieron el dictado de insignes; algunos de
ellos alcanzaron tanta fama, que su vida y sus obras son por demás conocidas y
juzgadas; en este caso se hallan los Santos Vicente Ferrer, Luis Bertrán y Fran-
cisco de Borja, los papas Calixto III y Alejandro VI, los poetas Ansias March
y Gil Polo, los artistas Ribera y Juan de Joanes el filósofo Luis Vives, el bo-
tánico Cavanilles, el matemático 'Tosca, y otros muchos, que fuera prolijo enu-
merar.
Solo entre los restantes hay que elegir al esclarecido varón, cuya vida y cu-
yas creaciones se presten á desarrollar el tema propuesto; pero embarazos de
otro linage se presentan: las guerras civiles y extranjeras, los accidentes fortuitos,
la indiferencia de muchos hombres y la ignorancia, ya que no la malicia, de los
más, han hecho desaparecer la mayor parte de las obras de nuestros predece-
sores; y los raros ejemplares que de tantas contingencias pudieron librarse,
GASPAR DE AGUILAR.
99
adquiridos con singular afán por sabios de otras naciones, están algunas veces
en sitios muy lejanos, y no es posible verlos siquiera en el breve plazo concedido
para este género de estudios.
Estas consideraciones, cuya exactitud no puede ocultarse á la reconocida
ilustración de los Sres. Mantenedores del Consistorio, encargado de juzgar las
composiciones que se presenten, justifican la dificultad antes espresada, y li-
mitan la esfera de acción de quien con mas atrevimiento que pericia, era-
prende esta tarea.
*
* *
Al tratar de elegir el varón insigne del cual debemos ocuparnos, fíjase invo-
luntariamente nuestra atención en la multitud de ellos que florecieron en Valen-
cia durante el siglo XVI, adquiriendo con sus trabajos, para sí merecida fama, y
envidiado renombre para la ciudad afortunada donde se meció su cuna.
Entre tantos, plácenos dar la preferencia á D. Gaspar de Abalar, ilustre
vate, dé sobresalientes cualidades, cuyos escritos, á causa del sinnúmero de be-
llezas que encierran, valiéronle ser distinguido en su tiempo con honrosos epí-
tetos.
Teniendo en cuenta los antecedentes diseminados en las obras de los con
temporáneos de Aguilar, puede ^segurarse que debió nacer al comenzar el úl-
timo tercio del siglo XVI. Sus biógrafos, desde el concienzudo P. Rodríguez
hasta el erudito Fuster, convienen en que D. Gaspar de Agiúlar fué de ilustre
estirpe, mas ninguno consigna la fecha de su nacimiento, ni menos los nombres
y posición social de sus padres, descuido lamentable, que en la actualidad no es
fácil subsanar. Sin embargo, merced á repetidas y laboriosas investigaciones
practicadas para conseguirlo, hemos podido encontrar la partida de bautismo (l)
que por su fecha (14 de Enero de 1561), nos induce á creer sea la de
Gaspar de Aguilar, pues no solo aparecen en ella el propio nombre y apellido,
sino también los muy ilustres de Carros, Muñoz y Perittsa, caballeros que
sir\ñeron de padrinos en tan solemne acto, lo cual confirma el aserto á que
antes hicimos referencia.
(1) Hé aqui la certificación librada por el archivero de la parroquia de San Martin:
"ArcJiivo de San Martin di Valencia. — Gaspar Honorato, hijo de Sliguel Ángel Aguilar, fué bauti-
'zado el dia 14 de Enero de mil quinientos sesenta y uno, siendo padrinos, D. Ramón Carros,
"D. Juan Jlufios y Gaspar Pertusa, Caballeros, Madrina Beatriz Juana Gil; libro 2.° de Bautismos,
"folio 269.
"Y para que conste donde convenga, doy, firmo y sello el presente con el de dicha Parroquial
"en su Archivo á 15 de Junio de I881. — Vicentt Rodrigo, Btro..,
loo REVISTA DE VALENCIA.
Cuantos han hojeado la historia Hteraria de Valencia correspondiente á la
época eu tiue vivió Aguilar, conocen la famosa Academia llamada de los Noc-
ínrnos, á causa de la hora en que estos celebraban sus jornadas, los miércoles de
cada semana^ primero en casa de su presidente D. Bernardo Catalán de Valeriola
y después en la de su sucesor en el cargo, D. Gaspar Mercader, Conde de Buñol,
ambos poetas y ambos notables por su alcurnia y por su talento. Entre los diez
socios fundadores, todos valenciatios y en el verano de su jteventud, según consta
en el preámbulo de las Instituciones á que se sujetaron, se hallaba D. Gaspar de
Aguilar, el cual, con arreglo á lo prescrito en el capítulo 3." de aquellas, adoptó
el nombre académico de Sombra. El volumen inédito, dividido en tres tomos,
titulado Noches valenciatias, que en tiempo no lejano perteneció al bibliófilo Don
Pedro Salva, y hoy al Sr. Marqués de Heredia, contiene 890 composiciones leí-
das en las 88 sesiones que con este objeto celebró la Academia de los Nocturnos
desde su instalación el dia 4 de Octubre de 1591, hasta la terminación de sus
tareas el l3 de Abril de 1594. De las citadas composiciones, veinte y tres son
de Aguilar, quien por vez primera se halla mencionado entre los escritores con-
temporáneos, no obstante que su lugar en la Academia de los Nocturnos , solo
puede explicarse por la existencia de trabajos anteriores, en los cuales debió
mostrar su relevante mérito.
Muy joven todavía y á consecuencia del renombre que le valieron sus prime-
ros ensayos poéticos, consiguió ocupar la plaza de Secretario del Conde de Sinar-
cas y Vizconde de Chelva D. Jaime Ceferino Ladrón de Pallas, mereciendo de
este repetidas pruebas de estimación y afecto. No consta en parte alguna cuándo
ni por qué dejó de estar al servicio del ilustre Conde; mas lo cierto es, que en el
Discurso á favor de las Comedias, escrito á principios del siglo XVII por el famoso
predicador D. Antonio Navarro, canónigo Magistral que fué de la Colegial de
Villafranca, se cita ya á Aguilar como poeta dramático, ejerciendo á la sazón el
cargo de secretario del Duque de Gandía, poderoso magnate que le dispensó
durante mucho tiempo favor y confianza sin límites.
Los variados y profundos conocimientos de Aguilar aparecen en cuantas obras
se conocen de su privilegiado ingenio; filósofo y humanista, músico y poeta, bri-
lló en todas partes, así en Valencia, considerada como el emporio literario de
España, á causa de ser muchos y renombrados los escritores que entonces flore-
cieron, como en la Corte, cuando en ella residió, pues á porfía buscaban su
amigable frato las personas mas distinguidas por su talento, mereciendo de todos
el expresivo y halagüeño dictado de El discreto valenciano.
En la sala de retratos de nuestro Museo Provincial puede verse el de D. Gas-
par de Aguilar, debido al experto pincel de su amigo el célebre artista y laureado
poeta Juan de Ribalta, quien lo pintó por encargo del comendador D . Diego de
Vich, tan aficionado á las letras como decidido protector de las artes. Se distingue
GASPAR DE AGUILAR. 101
de entre los del mismo autor allí existentes, porque Ribalta, conocedor de los
estudios favoritos de Aguijar, quiso caracterizarle mejor poniéndole entre las
manos un Virgilio, cuya lectura parece interrumpida por la meditación; en su
mirada se adivina la profundidad y viveza de su ingenio, en su espaciosa y ele-
vada frente, marcada con las huellas que suelen imprimirla los estudios y las
desgracias, brilla la inteligencia, y el varonil conjunto de todas sus facciones, re-
vela á la vez al escritor erudito y al cortesano distinguido.
• *
# *
El libro mas antiguo que de Aguilar se conoce es un tomo en 8.", publicado
en Valencia por Pedro Patricio Mey en 1599, cuyo título es el siguiente: Fiestas
nupciales que la Ciudad y RHno de Valencia han hecho en elfelicishuo casamiento
del Rey D. Felipe nuestro Señor III deste nombre con Doña Margarita de Austria
Reyna y Señora miestra. Este libro rarísimo (l), dedicado por Aguilar al Conde
D.Jaime Zeferino Ladrón de Pallas, Vizconde de Clielva, de quien entonces era
secretario, es un poema, dividido en cuatro cantos, cada uno de los cuales contiene
cien octavas próximamente. La llegada del Rey á Denia y á Valencia, acompa-
ñado de su hermana Clara Eugenia, el recibimiento que se les hizo en ambas
poblaciones y los regocijos con que se les obsequió, así como el feliz arribo á
Vinaroz de Doña Margarita de Austria, con su hermano el Archiduque Alberto,
prometido esposo de la Infanta Clara, constituyen el tanto primero, del cual nos
parece oportuno citar la siguiente octava, en extremo curiosa, porque determina
la extensión que la Albufera de Valencia, en donde estuvo cazando D. Felipe III,
tenia en aquella época:
Dista de la ciudad casi dos leguas
Un lago que entre muchas maravillas.
Aunque es menor que el golfo de las Yeguas,
Tiene de redondez catorce millas.
Una boca cerrada pone treguas
Entre su margen verde y las orillas
Del ancho mar, que con su furia loca
Suele á veces entrarse por su boca.
Son objeto del segundo canto la entrada en Valencia de la futura Reina, con
su hermano y comitiva, y la descripción de los dos casamientos, efectuados en la
(1) Solo hemos visto un ejemplar, que cuidadosamente conserva en su selecta biblioteca el
erudito bibliófilo valenciano nuestro querido amigo D. Juan de la Cruz Martí.
102 REVISTA DE VALENCIA.
Catedral; puede colegirse el explendor y la magnificencia que desplegó la ciudad
en tan venturoso dia, leyendo esta otra octava:
No puede haber lugar do estén escritas
Tantas suertes de galas y de trajes,
Tantas telas costosas y exquisitas
Tanto lustre y valor, tantos plumajes,
Y así sin duda fueran infinitas
Las libreas que dieron á los pajes,
Pues fueron tan sin ni'unéro y sin cuenta.
Que solo de Valencia hubo noventa.
Los dos cantos restantes comprenden la detallada reseña de las fiestas cele-
bradas á usanza de aquella época, siendo notables por la' proligidad con que en
ellos se citan cuantas personas, todas importantes, intervinieron en los saraos,
justas, torneos y juegos de cañas y alcancías, así de la ciudad y Reyno de Valen-
cia, como délas que componían el séquito real (l).
La impresión que produjo este poema de Aguilar, puede juzgarse por la lec-
tura de los siguientes sonetos encomiásticos que le dedicaron los mas famosos
vates de su tiempo:
De Don Guilleíi de Castro.
Como en el cielo impíreo se tratase
Muchos años atrás, de que se hiciese
El mas dichoso casamiento, y fuese
En el tiempo que mas se celebrase.
Proveyó porque el mundo así igualase
Con él las fiestas que á su causa hubiese,
Que la mejor ciudad se las hiciese,
Y el ingenio mayor se las contase.
Y luego la Divina Providencia
Mandó buscallos desde el Tajo al Nilo,
Y en el dichoso tiempo de las bodas
Hiziéronse las fiestas en Valencia,
y Aguilar las contó con tal estilo,
Que fué el contallas la mayor de todas.
(l) Lo])L- Je Vega .isistiij á dichas fiestas y compuso un romance nue empieza a.'
A las bodas venturosas
De Felipe de Madrid
I^o mejor de Manzanares
Vino á Valencia del Cid.
GASPAR DE AGUILAR. 103
De Don Francisco Juan Pintor.
Cual sol resplandeciente, puro y claro,
Valencia se mostró en el casamiento
Del gran Pheiipe, en lustre y ornamento,
Y en pecho afable, á todo el mundo caro.
Y á tí Aguilar cjue con estilo raro
(En este libro) y con heroico aliento,
Lo escribe tu divino entendimiento,
Al Ag\iila mas noble te comparo.
Con tal vista tu vuelo se gobierna,
Contemplando este sol en sus acciones,
Que el uno al otro os hacéis mercedes.
De suerte que Valencia queda eterna
Por tu respeto, y ella dio ocasiones
Para que tú por ella eterno quedes.
De Don C.4rlos Boíl.
Valencia en el felice casamiento
De Filipo tercero poderoso,
Hizo para dejarle mas glorioso
Arcos que á Iris roban el asiento.
Hizo un sarao á quien mirando atento.
Paró su curso Apolo luminoso;
Hizo un torneo que dejó famoso
Al prado que al gran Túria da aposento.
Hizo alcancías en su campo llano,
Y hizo para darle mayor gusto,
Justas y cañas, de inmortal memoria.
Aguilar con su estilo soberano
En verso heroico las escribe al justo,
¿Cuál de los dos merece mayor gloria?
Con motivo de los notables festejos que en Valencia se celebraron por la
Beatificación del Santo Fray Luis Bertrán, escribió Gaspar de Aguilar un libro
titulado: Fiestas que la insigne ciudad de Valencia lia hecho por la Beatifica-
ción del Santo Fray Luis Bertrán, junto con la Comedia que se representó de su
vida y muerte, y el certamen poético que se tuvo en el Co7ivento de Predicadores,
con las obras de los poetas y sentencia. Pedro Patricio Mey. 1608, S." A este
poema, dividido en cuatro cantos, anteceden, según era costumbre en aquella
época, varias poesías laudatorias, algunas de las cuales citaremos después; el
canto primero, compuesto de setenta octavas, describe la procesión y luminarias;
en el segundo, tras de quince octavas, hay una curiosa Loa, sirviendo como de
prólogo á la Comedia en tres actos de la vida y muerte del Santo Fray Luis
104 ■ REVISTA DE VALENCIA.
Bertrán; forman el canto tercero setenta y tres octavas, y lo titula, de los toros
y cañas, y fuegos artificiales; por último, el canto cuarto lo constituyen cuantas
poesías se presentaron en el certamen poético, precedidas de diez octavas y se-
guidas del vejamen y sentencia. Hay octavas bellísimas en este poema, entro
otras la quinta del canto tercero, en la cual, refiriéndose al aspecto que ofrecían
las ventanas de la plaza del Mercado, donde se celebraron los toros, dice:
Como las bellas casas del Mercado
Todas son ojos para ver las fiestas,
Y de paños de seda y de brocado
Están enderezadas y compuestas;
Las damas, es negocio averiguado,
Que suelen parecer, estando puestas
Entre tantas riquezas y despojos.
Hermosas niñas de tan bellos ojos.
Las ciento siete quintillas que forman el vejamen ó censura festiva de las
composiciones presentadas al certamen, son casi otros tantos epigramas en los
cuales se advierte la perspicacia y el buen gusto literario de Aguilar; sirvan de
ejemplo las siguientes:
Viendo que el cartel publican Y pues en cualquier porfía
Comienzan á murmurar Se suelen siempre morder,
Los poetas que se pican iQué linda cosa seria
De ser delfines, que al mar Si se pudiese tener
La tormenta pronostican. Sin poetas, la poesía!
Y mas adelante añade:
Un poeta que se estrafia
Desta profusión famosa,
Truxo con astucia y maña
Unos pedazos de prosa.
Medidos con una caña.
De las varias poesías encomiásticas, es si no la mejor la mas curiosa, una
suscrita por el caballero del hábito de Alcántara, Don Diego de Vique, pues en
ella se confirma que Aguilar fué hijo de Valencia.
De vuestros merecimientos Hoy á Valencia á mi ver
Bien dijera alguna cosa, Le dais ser, si ella os dio el ser.
Si tuvieran mis intentos , Y eterna la haréis vivir
De vos Águila famosa. Pues tan bien sabéis decir.
La pluma y los pensamientos. Lo que tan bien supo hacer.
El Padre Maestro Fray Vicente Gómez compuso un libro refiriendo cuanto
se hizo en Valencia, desde el dia en que se recibió la nueva de la Beatificación de
San Luis Bertrán, hasta el último de las solemnísimas fiestas con que se celebró
semejante acontecimiento, y en él se encuentran antes del prólogo, cuatro déci-
GASPAR DE AGUILAR. lo5
mas de Aguilar, del cual dice el P. Gómez en la página 493-. "No escribiré aquí
"los versos que al premio se leyeron., por no repetir lo que va impreso enptro libro
"de las mismas fiestas, que en verso elegantísimo compuso el famoso poeta Gas-
"par Aguilar.,,
Otra de las obras que mayor celebridad procuraron á nuestro poeta, fué la
titulada: Espulsioii de los Moros de España, por la S. C. R. Magestad del Rey
Don Phelipe Tercero nuestro Señor. — Al Excelenüsimo Don Francisco Gomes
de Sandovaly Rojas, Duque de Lerma, Marqués de Dénia, Conde de Ampudia,
etcétera. Valencia. Pedro Patricio Mey. 1610. Este rarísin^i libro en 8.", que
cual nosotros, pueden examinar los curiosos en la Biblioteca Nacional, es un
poema dividido en ocho cantos, precedidos de numerosas composiciones lauda-
torias, escritas por los poetas contemporáneos mas distinguidos, en castellano
unas, otras en latin y alguna en griego, que no trascribimos por no hacer so-
brado extenso este trabajo.
En las 567 octavas que forman el poema, se "desarrollan sucesivamente los
siguientes asuntos:
Canto l." '"Persuade la Fé al Rey nuestro Señor, á que saque los Moros
"de España; y hácense prevenciones para comenzar por los del Reyno de Va-
"lencia.,,
Canto 2." "Júntanse los Alfaquíes del Reyno y determinan la pacífica em-
"barcacion. Llévanles á embarcar sus propios señores, y de la muerte de Ab-
"dalla, resulta el juramento de Mellim.,,
Canto 3." "Levántanse los Moros en las sierras de Alaguar, y Muela de
"Cortes. Y vienen los tercios de Ñapóles y de Sicilia, y la gente del Reyno junto
"con las compañías de caballos, y ponen cerco al monte de Alaguar.,,
Canto 4.° "Después de haberse valido Don Agustín Mexia de muchos me-
"dios, para que se embarcasen los Moros de Alaguar pacíficamente, les dá la
"batalla, y habiendo muerto tres mil, se retiran los demás.,,
Canto 5.° "Cuenta un Peregrino á Don Agustín Mexia el suceso de la Muela
"de Cortes, y las rogativas que el Patriarcha Ar9obíspo de Valencia mandó ha-
"zerpor esta guerra.,,
Canto 6." "Movidos de la visión que ven en el ayre los Moros de la sierra
"de Alaguar se rinden, y se embarcan, y tiene fin la expulsión, con la prisión y
"muerte de Turigi.,,
Canto 7.° "Házense en la ciudad de Valencia grandes fiestas por la felice
"expulsión de Moros, y trátase de passo de las expulsiones de Castilla y Aragón.,,
Canto 8." "Trátase de las grandes infelicidades que los Moros han tenido
"por causa de la expulsión, y del bien infinito que della le resulta á toda Es-
"paña.„
Del resumen de este último canto se desprendo cuál es el pensamiento fun-
damental del poema, en el que domina la fé mas ciega y se advierte por doquiera
la piedad mas esquisita, conforme con el espíritu de la época. Seria preciso trascri-
bir el poema entero para señalar las bellezas que contiene; mas ya que esto no
sea posible, nos limitaremos á citar dos octavas, una del canto segundo y otra del
106 • REVISTA t)É VALENCIA.
séptimo. Tiene la primera el mérito de consignar el modo como dejaban pacífica-
mente su pais natal los desgraciados moros, porque Aguilar es siempre, y quizá en
demasía, exacto y veraz en sus descripciones. La segunda octava fija el número
de moros expulsados del reino de Valencia, número que en el orden político,
económico y social, se presta á tristísimas consideraciones, cuyo desenvolvi-
miento no permite la índole del presente escrito.
OCT.WA DEL CANTO 2°
Un esquadron de Moros y de Moras
Vá de todos oyendo mil ultrajes:
Ellos con las riquezas y tesoros:
Y ellas con los adornos y los trajes.
Las viejas con tristezas y con lloros
Van haciendo pucheros y visajes,
Cargadas todas con alhajas viles,
De ollas, sartenes, cántaros, candiles.
Octava del canto 7.°
De Moros queda el Reyno despojado.
Sin que Mahoma en su favor acuda,
Y entre los que se han ido, y han sacado,
De cie//¿o y treinta mil passan sin duda.
La fiera espada del rigor passado
En la mano del Rey quedó desnuda.
Para sacar esta nación malvada
De los Reynos de Murcia y de Granada.
No se celebraron en Valencia ni fuera de ella justas literarias, tan comimes
en aquella época, sin la intervención de Aguilar; en unas le encontramos como
poeta laureado, en otras como juez y secretario del tribunal encargado de formular
dictamen acerca de las composiciones presentadas, en todas, ocupando siempre
el lugar mas distinguido.
Hemos visto un ejemplar, considerado ya como raro en 1745, de la Relación
de las fiestas que el Argobispo y cabildo de Valencia hizieron en la traslación
de la Reliquia del glorioso San Vicente Ferrer á este Santo Templo. Sacada á
tus por su devoción y mandamiento por el Doctor y Canónigo Francisco Tár-
rega y dirigida á los Ilnstrísinios Señores Condes de Benavente. Pedro Patricio
Mey. 1600, S." En el folio 53 hay veinte quintillas dedicadas al letrero del Santo
por D. Gaspar de Aguilar, un romance del mismo en la página 1 12, y un soneto
pintando un retrato del glorioso San Vicente Ferrer, por el cual dicho poeta
obtuvo el premio ofrecido. Hó aquí la oferta del premio, el soneto de Aguilar y
el vejamen y sentencia de Tárrega.
GASPAR DE AGUILAR.
107
Oferta del premio, {página 3oo).
La. Santa Sabiduría
Quiere labrar un palacio
Que con la esfera compitan
Sus ricos y hermosos quartos.
Y porque las quadras piensa
Vestir de admirables quadros,
Hacer la esperiencia quiere
De los pinceles mas sabios.
Por prueba pide primero
Un soneto castellano
Que de Vicente Ferrer
Le pinte al vivo el retrato.
Y porque un Topacio en oro
Fué la vida deste Santo,
Al que mejor la engrandezca
Le ofrece en oro un Topacio.
Soneto de D. Gaspar de Aguilar, {página 260).
Joan ofreció eXjazniin, que es el dechado
De su virginidad maravillosa,
Diego menor, la trascendente rosa,
Bernardo amante, el alelí morado.
Domingo noble, el lirio aventajado,
Antonio fuerte, la azucena hermosa,
Thomas subtil, la 7tepta provechosa,
Lorenzo mártyr, el clavel leonado.
Jacinto, el ar.raya7i de su esperanga,
Pablo, la maravilla de su zelo,
Francisco, el trébol, que humildad promete.
Con estas flores dignas de alabanza
Hizo el grande Vincente para el cielo
Como era Valenciano, un ramillete.
Vejamen, (página 3o5).
De Aguilar los versos bellos
Son los mas bellos que vi;
Qué imbidia podrá mordellos.
Sino es que se siente aquí
El mismo, y diga mal dellos?
Con ser ansí, no me apriete
Si le diere algmi mal rato,
Y á mi rigor se sugete,
Pues yo le pido un retrato,
Y el me imbia un ramillete.
Sentencia, (página 3i3j>
Fallamos que de Aguilar
El Soneto, es el mas fino,
Y ansí de justicia gana
La fineza del anillo.
108 REVISTA DE VALENCIA.
Con motivo de las fiestas que se hicieron en Valencia en Abril de 1619
para solemnizar la Beatificación del que fiíé su Arzobispo D. Tomás de Villa-
nueva, celebróse una justa literaria y poética, siendo Gaspar Aguilar Secretario
del Tribunal nombrado para juzgar las composiciones de los que concurrieron al
certamen, honor que solo se concedía entonces al mas distinguido de los poetas;
confirma tan lisongera opinión D. Gerónimo de la Vega, presbítero valenciano,
en el libro que sobre las mismas fiestas publicó en 1620, cuando dice, en la pá-
gina 532, refiriéndose á Aguilar: "poeta valenciano, honra sin duda de la poesía
"española, pues entre los de esta edad mereció por sus gallardos versos, el
"nombre de Divino.,,
Son dignos del mayor elogio el vejamen y sentencia que, precedido de una
introducción, formuló Aguilar en cumplimiento de su cargo; el vejamen es nota-
bilísimo por la agudeza que rebosa en cada una de sus 67 quintillas, y ofrece la
singularidad de que las seis últimas están escritas en valenciano, dialecto rara
vez usado por nuestro poeta, quien hace gala de su buen gusto literario cuando
motejando por incidencia el peculiar estilo del Capellán de Felipe III, dice:
Con su pecho varonil
Esquerdo empuña la espada.
Por esta invención sutil
De la nuevamente usada,
Girigonza Gongoril.
Más bravo está que un león
Por detendella ó morir;
Y aunque todos cuantos son
Le procuran persuadir.
Ni dá ni escucha razón.
Con todo le quiero dar
(Por ser su amigo) un consejo,
Y es, que si quiere acertar,
No se mire en ese espejo.
Que es aprender á inorar.
A las obras de Aguilar ya mencionadas hay que añadir varias composiciones
suyas, de antiguo conocidas, é intercaladas bien en el texto de otras publicaciones,
bien en algunos cancioneros manuscritos. Tales son, por ejemplo, unas ingenio-
sas redondillas que dedicó al venerable y reverendo presbítero Mosen Simón,
cuya vida escribió Domingo Salcedo de Loayza.
En el libro- de Varias y Diversas Cosas del Doctor Sebastian Jordán, hay un
romance al Santísimo Sacramento, siguiendo la metáfora de la conjunción magna
de Saturno y Júpiter, Glosa de una cuarteta á Cristo crucificado, el Miserere en
romance, que consta de 21 octavas. Redondillas á las palabras de la Consagración
y "A la Purísima," Diálogo entre un Moro, un Portugués, un Valenciano, y un
Medianero.
GASPAR DE AGUILAR. IO9
Precede al Reportori deis Furs, compuesto por Micer Nofre Berthomeu Gi-
nart, y publicado en 1608, un soneto laudatorio, escrito eu valenciano, por
Aguilar.
Del mismo, se encuentran algunas poesías en el libro de Fiestas celebradas
en Zaragoza por haber promovido Felipe III de Castilla al lUmo. Sr. D. Fray
Luis Aliaga en el oficio de Inquisidor general de España, escrito por Luis Diez
de Aux y publicado en 1619.
También puede leerse alguna composición de Aguilar en el libro que se pu-
blicó en Valencia en 1602 describiendo las fiestas poéticas hechas á devoción de
Don Bernando Catalán.
Asimismo concurrió Aguilar al certamen poético que se celebró en Valencia
con motivo de las Fiestas de la Inmaculada Concepción de María Madre de Dios,
cuya detallada reseña publicó Juan Nicolás Crehades en 1023.
En el Prado de Valeficid, novela pastoril de suma rareza, escrita por Don
Gaspar Mercader, y publicada en'lóoi, hay intercaladas varias composiciones
de los poetas valencianos contemporáneos mas célebres, y por lo tanto de Agui-
lar. En la página 146 dice lo siguiente: "Acabado ya el juego, reconoció el pas-
"tor de Dénia las prendas que en su poder tenia, y consultando las penitencias
"que por los yerros pasados se habían de dar con las atapadas que lo cercaban,
"empezó mandando á Fideno, por lo que tenia de galán y enamorado, que dijese
"la Fábula de Europa en tercetos. Obedeció Fideno, pero fué pidiendo licencia
"para valerse de unos que para el mismo sugeto habia escrito Gaspar de Aguilar,
"'un poeta famoso valenciano, de tanto crédito, que por solo su nombre se dis-
"pensó con Fideno para que los dixese con mucho gusto de los que ya callando
"esperaban.,,
Esta Fábula, dirigida á Doña Artemisa de Oria, Duquesa de Gandía y Con-
desa de Oliva, contiene lio tercetos, y en ellos pensamientos delicadísimos, se-
gim puede apreciarse en los que á continuación copiamos:
Que como son sus manos tan dichosas.
Tienen en su color por escelencia.
Jazmines blancos y encarnadas rosas.
De tenerlas por flores hay licencia.
Porque cuando las coje, no se halla
De la flor á la mano diferencia.
En el mismo libro hay un soneto de Aguilar, y suyas son también las si-
guientes octavas, incluidas en la página 41 con este título: Leonardo, Estancas
quejándose de sí, del tiempo y de su pastora, cuyo mérito nos induce á trascri-
birlas:
Caduco tiempo, que la culpa tienes
De mis pasados juveniles brios.
lio REVISTA DE VALENCIA.
Si tan ligero pasas por mis bienes
Como pesado por los males mios;
Así tus blancas y nevadas sienes
Se vean por las ninfas de estos rios
Coronados con himnos y cantares,
Que siempre vueles ó que siempre pares .
Cuando miraba el bello rostro hermoso
De Venus, á quien tuve de mi parte,
- Corrías tan alegre y presuroso
Que solo tu pudieras alcanzarte,
"í agora que en estado peligroso
Miro el aspecto de Saturno y Marte
Envuelto en saña, cólera y braveza.
Tropiezas con tu misma ligereza.
Si con tu mano vengativa vuelves
La rueda mas cruel que de navajas,
Y la ocasión fatal que la revuelves
Los bajos subes y los altos bajas;
Pues en darme desdichas te resuelves
¿Por qué en darle otra vuelta no trabajas?
Que si estoy á desdichas condenado
Mejor es caminar que estar parado.
Yo soy aquel que tuvo tal ventura
Que pudiera gozar de los despojos
De la mayor belleza y hermosura
Que ver pudieran los humanos ojos;
Mas como la mujer siempre procura
Seguir la vanidad de sus antojos.
Perdí mi bien, perdí mi confianza,
Que su mayor firmeza es la mudanza.
Luego me vi anegado y consumido
En el profundo mar de mis engaños,
Cuyas hinchadas olas me han traído
A que padezca daño y cause daños;
Y dellas acosado y perseguido.
Quedo en mis verdes y floridos años.
Como la verde planta á quien despojas
De sus tempranas verdinegras hojas.
Y pues tienes el mando y el gobierno,
De los fuertes influjos celestiales,
Y en primavera, otoño, estío, invierno.
Padecen por tu causa los mortales,
Derriba, ó Tiempo, con olvido eterno
El soberbio edificio de mis males.
Pues el mas principal de tus oficios
Es derribar los fuertes edificios.
Por último, el arte musical debe también á Gaspar de Aguilar la enmienda y
corrección de unos Principios de Canto llano, con otras vinchas reglas para per-
fectamente cantar, libro en 8.°, dividido en 2ó capítulos, y dirigido al muy ilustre
GASPAR DE AGUILAR. - 1 1 1
señor Don Pedro Manrique, Obispo de Ciudad-Rodrigo y capellán mayor de la ca-
pilla de los Reyes nuevos de la Santa Iglesia de Toledo.
Ag\iilar no fué solo poeta lírico, sino también dramático, y uno de los mejores
de su tiempo; á mas de la comedia citada anteriormente con el titulo de Vida y
muerte de San Luis Bertrán, se conocen de él otras, publicadas en los libros
que á continuación se expresan, ambos de extraordinaria rareza:
Doce comedias famosas de cuatro poetas naturales de la insigne y coronada
Ciudad de Valencia, año i6og, en Barcelojia, en casa de Sebastian de Cormellas.
Dos de ellas son de Guillem de Castro, seis det canónigo Tárrega, una de Mi-
guel Beneito, y de Gaspar de Aguilar las tres, cuyos títulos son:
La gitana melancólica.
La nuera humilde.
Y Los amantes de Cartago.
Norte de la poesia Española ilustrado del Sol de doce comedias (que forman
segunda parte) de laureados poetas valeticianos, año 1616 — en Valencia— Fe-
lipe Mey. De ellas cuatro son de Ricardo del Túria, tres del canónigo Tárrega,
una de Carlos Boil, y cuatro de Gaspar de Aguilar, á saber:
El mercader ama?ite.
La fuerza del interés.
La suerte sin esperanza.
Y El gran Patriarca Don Junn de Ribera.
Asimismo hay una comedia que lleva por título La venganza honrosa en la
Flor de las comedias de España de diferentes autores; quinta parte, recopiladas
por Francisco de Avila. — Barcelona encasa de Sebastian Corniellas — 1616, 4.°
Además se encuentran sueltas:
Las amenidades del soñar.
No son los recelos celos.
El caballero del Sacramento.
Y El crisol de la verdad; esta última se representó en Valencia el lunes 4
de Octubre de l6lg.
Para cerrar el catálogo de los trabajos literarios que de Aguilar se conocen,
solo falta añadir un bellísimo epitalamio que escribió al celebrarse la boda del
egregio Duque de Gandía con la ilustre Princesa D'Oria en 1023, el cual, no com-
prendido por sus Señores ó siniestramente interpretado, lejos de procurarle nue-
vas ventajas y lauros nuevos, hízole perder, dice el P. Rodríguez, crédito y conve-
niencias, y de allí á poco salud y vida; pero verdaderamente añade que para quien
sabe el numen que le arrebató á componerle, es de los mayores poemas que hay
en lo metafórico. Lástima que el R. P. M. no dijese cuanto sabia acerca de este
asunto, pues hoy, después de leer cien veces el- referido poema, no es fácil adivi-
nar en qué pudieron juzgarse ofendidos por el infortunado autor sus nobles y
112 • REVISTA DE VALENCIA.
opulentos protectores (l). De buen grado daríamos á conocer esta composición,
que Aguilar tituló Fábula de Eudimmi y la L?ina, ya por ser la última, ya por los
hermosos pensamientos que contiene; mas siendo sobrado extensa para ello, pues
tiene 104 quintillas, nos limitaremos á citar una, como muestra:
Del ciego Amor los antojos
A matarle comenzaban,
Pues le causaban enojos
Los nublados que pasaban
Entre la Luna y sus ojos.
Aludiendo sin duda á las desgracias de Aguilar, dice Lope de Vega en su Jar-
din, epístola XVIII, dirigida al licenciado Francisco de Rioja:
Retrata un blanco mármol de Liguria
A Gaspar Aguilar, á quien ha hecho
Avaro el siglo en no premiarle injuria.
Al mismo suceso hace referencia Vicente Mariner de Alagon en su elegía
titulada In priscos et ccslebres Valentinos ( Opera omnia poética Tornay, lójj)
cuando dice:
Fortuna illi impar sine limite sed tamen aura
lili aflat mentes grandia melifluee.
* *
Si otro hijo insigne de Valencia que Aguilar hubiese sido objeto de nuestra
predilección, indudablemente al llegar á este punto soltáramos la pluma con ánimo
desfallecido, pues no es empresa fácil emitir el juicio crítico de las obras que
nos legaron los ingenios de las pasadas edades, según lo comprueban tantas
controversias literarias por esta causa originadas. En nuestro caso, la dificultad
queda salvada después de haber examinado no solo las producciones de Aguilar,
si que también las de los ilustres escritores que de ellas se han ocupado; cuando
esto se ha conseguido, cuando se conoce la autorizada opinión de los contem-
poráneos de aquel célebre vate, cuando sus nombres son tan esclarecidos y sus
juicios tan respetados, el nuestro queda formado, pues argüiría gran ignorancia
y sobrada osadía disentir del que expusieron talentos superiores, eterna honra
de la literatura española.
(i) Se dice que una d.\iiia de la duques.1, desairada por Aguilar y olvidada en su prtcma, mo-
tivó su caida.
(El Fénix, iomol, núm. U, pág. 130).
GASPAR DE AGUILAR. 1 13
Sin embargo, en la imprescindible necesidad de dar á conocer nuestro criterio
acerca de las obras de Aguilar, ya considerado como poeta lírico, ya como poeta
dramático, cúmplenos hacer constar, ante todo, dos cualidades sobresalientes que
en ambos conceptos le distinguen, á saber: moralidad sin tacha y castiza dicción;
moralidad tan esquisita que en ningún escrito suyo hay un pensamiento capaz de
ruborizar á la mas púdica doncella, ni al hombre mas timorato; castiza dicción
tanto mas notable, cuanto que la empleaba un hijo de aquella antigua Valencia,
cuyo lenguaje usual, hasta en el pulpito y el foro, era el dialecto del pais. Estos
hechos se explican porque en Aguilar concurrían circunstancias especiales; su ca-
ballerosidad era congénita, su cortesanía un hábito, su instrucción muy superior,
y el origen, la cultura y la instrucción se manifiestan siempre en todos los actos
del hombre y señaladamente en los productos de su ingenio. Las poesías de
Aguilar infunden en el espíritu del lector la mas deleitable complacencia; cons-
tantemente se encuentra en ellas delicadeza en los pensamientos, novedad en las
imágenes, finura en la sátira, verdad en las descripciones y galanura en la frase;
por eso mereció de sus coetáneos el sobrenombre de Discreto unas veces, de
Divino otras y de Famoso siempre. En rigor pudiera decirse que el estilo de
Aguilar es algún tanto conceptuoso en ciertas ocasiones; pero esto, que hoy mi-
ramos como defecto, acaso fuera entonces considerado como imprescindible be-
lleza, pues es sabido que en literatura, como en todas las manifestaciones del
humano saber, cada época tiene sus exigencias.
Si Aguilar como poeta lírico fué uno de los mejores de su tiempo, todavía
alcanzó mayor reputación como dramático; mas, antes de juzgarle bajo este punto
de vista, bueno será remontarnos á siglos anteriores, y examinar, siquiera sea
brevemente y á grandes rasgos, el estado en que se hallaba entonces nuestro
teatro.
Nadie ignora que Valencia fué el primer pueblo de España en donde se es-
cribieron y representaron composiciones dramáticas, pues ya en 1894 figura
Mosen-Domingo Mascó, consejero del Rey D. Juan primero, como autor de una
tragedia titulada: ^'L'hom enamorat y la femara saíísfeia,,, ejecutada en el pala-
cio llamado del Real.
Tan marcada inclinación debió seguir en aumento, pues según consta en las
deliberaciones de los Jurados de la ciudad, en el siglo XV tenia esta juglares asa-
lariados para las representaciones, prueba evidente de que se verificaban con
frecuencia.
Atestigua la afición extraordinaria que en Valencia se desarrolló hacia las
representaciones escénicas, el hecho de ser la primera población de España que
tuvo edificio propio para dicho objeto, refiriéndose este aserto de D. Melchor
Gaspar de Jovellanos al año 1526. Por esta razón, sin duda, cuando el célebre
actor y poeta dramático Lope de Rueda, recorrió con su compañía las principa-
8
114 REVISTA DE VALENCIA.
les ciudades de España, encontró en Valencia elementos suficientes para trabajar
con provecho bastante tiempo, dando ocasión á que en ella se coleccionaran é
imprimieran muchas de sus obras. Estos fueron los cimientos de la distinguida
escuela valenciana, la cual consiguió aunar el gracejo del insigne sevillano, con
el festivo donaire característico de sus nuevos prosélitos, siendo entonces el prin-
cipal de ellos Juan de Timoneda, y medio siglo después Rey de Artieda, Guillem
de Castro, Francisco Tárrega, Gaspar de Aguilar y otros muchos. La fama de
este centro literario llamó la atención de Lope de Vega cuando sus juveniles
devaneos obligáronle á dejar la corte en 1585, y en Valencia no solo compuso
muchas de sus comedias, sino que también las dio á la estampa, y es indudable
que, si dos años de trato íntimo con Artieda, Castro, Tárrega y Aguilar pudieron
contribuir á estimular la prodigiosa fecundidad de Lope de Vega, este, con su ge-
nio portentoso, imprimió su propio carácter á las producciones de aquellos. A este
propósito conviene recordar que el mismo Lope en la dedicatoria de su comedia
Virtud, pobreza y mujer, dice así: "En España no se guarda el arte ya, no por ig-
"norancia, pues sus primeros inventores Rueda y Naharro, le guardaban, que ape-
"nas ha 80 años que pasaron, sino por seguir el estilo mal introducido de los que
"les sucedieron."
En el prólogo de El Peregrino en su Patria, se espresa así: "Y adviertan los
"estranjeros de camino, que las comedias en España no guardan el arte y que
"yo las proseguí en el estado que las hallé, sin atreverme á guardar los precep-
"tos porque con aquel rigor de ninguna manera fueran oidas de los españoles.,,
Por último, todos saben de memoria que en su Arte de hacer Comedias,
dijo:
Escribo por el arte que inventaron
Los que el común aplauso pretendieron.
Porque, como las paga el vulgo, es justo.
Hablarle en necio para darle gusto.
Con estos antecedentes volvamos á ocuparnos de Aguilar y de sus comedias:
en la imposibilidad de analizarlas todas, y á fin de no incurrir en molestas repe-
ticiones, nos limitaremos á hacer especial mención de la mejor de las suyas,
citada con elogio por Cervantes en el capítulo 48 de la primera parte del inmor-
tal Quijote, cuyo título es El Mercader amante. Su argumento, sobrado inocente
hoy, nuevo é interesante entonces, es el siguiente: Belisario, rico mercader, es
querido por dos damas, Labinia y Lidora, ambas discretas y ambas hermosas;
dudoso en la elección, á causa de estas mismas dotes que las dos poseen
en igual grado , y temiendo sean sus riquezas móvil de tanto cariño , dis-
curre ponerlo á prueba, fingiéndose arruinado; Lidora entonces manifiesta su
desvío y pretende casarse con Astolfo criado de Belisario, que se supone ha ad-
(juirido la fortuna de este, mientras que Labinia, perseverando en su afecto.
GASPAR DE AGUILAR.
115
desdeña otros enlaces ventajosos, siendo en su consecuencia la que toma por
esposa el amante mercader.
Esta comedia, de la cual dice el eminente literato Gil y Zarate que á poca
costa seria una comedia clásica, sin duda porque en ella se guarda la unidad de
lugar y en lo posible la de tiempo, vá precedida como todas las de Aguilar, y
según costumbre entonces, de una Loa, que no tiene con aquella relación alguna,
en cuyo caso se encuentran asimismo las coplas puestas al fin.
Las tres jornadas de esta comedia se desarrollan con naturalidad, hay en
ella caracteres bien sostenidos, soltura en el diálogo, y es común encontrar
primorosos pensamientos expresados en versos fáciles, que sirven de preciosos
marcos á cuadros llenos de belleza y colorido. Hé aquí cómo expresa Belisario
su indecisión en la jornada primera, al proponerle Astolfo que elija'entre Labinia
y Lidora:
¿No ves que no puede haber
Elección en cosa igual.''
Porque si á escojer me arrojo
De las dos, por tu consejo.
Puede causarme mi antojo
Mas pesar por la que dejo.
Que no por la que escojo.
Para no perder ningima
Fuera negocio escogido
Que me hubiera la fortuna
En dos hombres dividido
O que las juntara en una.
El mismo Belisario, al convencerse de que Labinia le ama aun, creyéndole
pobre, exclama:
Cielos, de estrellas sembrados,
Y poblados de alegría,
Como la ventura mia
Movidos y trastornados;
Inconstantes elementos.
Ya mansos, ya embravecidos.
Que todos sois parecidos
En todo á mis pensamientos;
Claras, apacibles fuentes,
Frescos, cristalinos ríos.
Que os crecen los ojos mios
Mil veces con sus corrientes;
Arboles que dais tributos
A los toscos labradores.
Ya con hojas, ya con flores,
Ya con sombras, ya con frutos;
Montes que habéis hecho guerra
Una vez al firmamento;
Aves que vais por el viento.
Fieras que pisáis la tierra.
Frescos jardines y huertas
Do amor se está recreando;
Casas que me estáis mirando
Por las ventanas y puertas;
Calles que puedo pisaros
A pesar de mi tormento.
Piedras que ya de contento
He de venir á tiraros.
Sed de esta verdad espresa
Testigos de aquí adelante.
Que hay una mujer amante
Y un hombre que lo confiesa.
La Gitana melancólica, comedia cuyo título no conviene á la acción que en
ella se desenvuelve, es de gran interés dramático, y por cierto no le tiene menor
La venganza honrosa; en ambas la dicción es tan fácil, los versos tan fluidos y
elegantes, que pueden competir ventajosamente con los de los mejores escritores;
lió REVISTA DE VALENCIA.
en prueba de ello plácenos transcribir los siguientes del acto primero de Ln
venganza howosa:
•"ü'-
¿Y es muy grande ese caudal?
— Demás de ser grande y bello,
Es un busto de cristal,
Con oro en vez de cabello
Y en vez de boca, coral.
Por mejillas tiene ardientes
Rubís, esmeraldas ricas
Por ojos resplandecientes,
Y perlas menudas, chicas,
Por chicos, menudos dientes.
Las restantes comedias de Aguilar encierran situaciones casi siempre intere-
. santes, trozos de excelente versificación, pero falta verdad en el argumento, el
discreteo es excesivo y se advierten lamentables extravíos, hijos á la vez de la
brillante imaginación del poeta y de la escuela del Fénix de los ingenios, á la
cual pertenecía.
Reasumiendo: en las obras dramáticas de Aguilar, prescindiendo de su plan
mas ó menos acertado, y de su desarrollo mas ó menos natural y lógico, se en-
cuentra siempre al poeta elegante y correcto, de fácil y sonora dicción, cuyas
descripciones respiran inimitable verdad y ternura esquisita los afectos que ex-
presa.
En tal concepto mereció Aguilar ser citado con elogio por Agustín de Rojas
en la famosa Loa inserta en su Viaje entretenido; por Cervantes, ya en el pró-
logo de sus comedias, ya en su Viaje al Parnaso: y Lope de Vega en su Laurel
de Apolo le dedica este recuerdo, al ocuparse del canónigo Tárrega:
Al siempre claro Túria
Hiciera Apolo injuria.
Si no ciñera de oro justamente
Del canónigo Tárrega la frente.
Que ya con su memoria alarga el paso.
Para subir al palio y al Parnaso,
Con Gaspar Aguilar, que competía
Con él en la dramática poesía.
Si estas alabanzas de los contemporáneos de Aguilar, pudieran parecer tal
vez exageradas, la circunstancia de haberse reproducido alguna de sus obras
por el erudito Don Eugenio de Ochoa en el Tesoro del Teatro Español, impreso
en Paris en 1840, y otras en la Biblioteca de autores españoles, moderno é ines-
timable monumento elevado á la literatura patria con los materiales aportados
por los escritores eminentes de todas las épocas, es prueba evidente del mérito
intrínseco que en ellas se encuentra, y la mayor sin duda de la justicia con que
Valencia le cuenta en el número de sus hijos mas preclaros.
GASPAR DE AGUILAR.
117
* *
Hemos concluido estos apuntes, á los cuales solo abona el buen deseo que
nos impulsó á escribirlos; el deseo de contribuir al mayor renombre del valenciano
insigne, del dulcísimo poeta cuyo mérito pocos conocen, pues la rareza de sus
obras es tal que burla las pesquisas de los mas empeñados bibliófilos. Reim-
primirlas y popularizarlas seria prestar un gran ser\-icio á la literatura patria, y
á nadie corresponde la iniciativa en este asunto sino á la Sociedad modesta é
ilustrada que se cobija bajo las alas de Lo Rai-Penat, con el exclusivo y levan-
tado objeto de rendir culto á las glorias de Valencia y su antiguo Reino, florón
el mas preciado de la Península Española.
Luis María Arico.
■to
A LA SEÑORA DOÑA CEFERINA PARDO DE LA CASTA,
EN LA MUERTE DE SU ESPOSO
DON CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS.
juANDo con planta incierta,
Después del triste y angustioso dia,
Traspasé los umbrales de tu puerta,
Todo en silencio y soledad yacía
En aquella mansión, templo sagrado
Que lué de vuestro amor y mi alegría.
El postigo entornado
La luz escasa penetrar dejaba
En el vasto salón abandonado,
Y al caminar sobre la blanda alfombra.
Mi conturbada mente imaginaba
En mis pasos oir los de su sombra,
Que huyendo de mi llanto, se alejaba.
Todo lo vi: sobre la mesa a(¡uella
Junto á la cual, rendido ó animoso,
Del bien y la verdad siguió la huella.
En estéril reposo.
Como está en el sepulcro el cuerpo iuimano,
Se veia el papel en que trazara
Frases de luz con insegura mano;
Allí el estante de los libros viejos.
Amigos de la pUícida existencia,
Que le dieron vator con sus consejos,
Virtud v fé, resifjnacion v ciencia.
A LA SRA. D." CEFERINA PARDO DE LA CASTA. 1 IQ
Y allá, frente por frente,
La noble imagen del audaz guerrero
Que á la victoria encadenó potente;
Del que con brazo fiero
Elevó, de epopeya en epopeya,
Nuestra idea triunfante al Capitolio,
Mientras él encontraba junto á un solio
Una Roca Tarpeya.
Y en la extensa pared el cuadro antiguo
Que el ánimo contrista.
En que Herodías á su rey presenta,
Para vengar de un desamor la afrenta.
La sagrada cabeza del Bautista.
Todo estaba allí aun: sobre la silla
La impresión de su cuerpo se notaba;
El libro en que leyó por vez postrera;
El periódico inútil que arrojaba;
El premio que en las lides consiguiera...
Todo estaba allí aun, mas él no estaba!
Oí el canto del ave
Que antes, alegre en su prisión dorada.
Le distraía del estudio grave
Por saludar la luz de la alborada,
Y que entonces mas triste era á mi oído
Que el cierzo del otoño cuando zumba,
O del cuervo la voz cuando hace nido
En el sombrío hueco de una tumba.
Y tú estabas también, cuerpo sin alma,
Corazón que, perdidos sus amores.
Pide á la muerte venturosa calma;
Y tú estabas también, triste, abatida.
Cegando el llanto tu mirada inquieta,
Flor cuya esencia volará perdida,
Imagen, nada mas, de aquella vida
Que con la suya se llevó el poeta.
Vestal que al pié del ara,
Doblada al peso del dolor la frente,
Mísera no repara
Que mientras hace su oración ferviente.
La sombra en el espacio se desliza,
120 REVISTA DE VALEN'CIA.
Porque el fuego sagrado
Al soplo de la muerte se ha apagado
Y no torna á brotar de la ceniza.
Entonces un funesto pensamiento
A mi agitada mente trasportaba
Su última idea en el postrer momento.
Cuando, mirando en torno, no te hallaba.
Cuando veía abrirse sin enojos
Toda la eternidad ante sus ojos.
Yo sé bien que la imagen de la gloria.
Las fugaces venturas de este mundo,
El ansia loca de saber profundo,
No asaltaron entonces su memoria.
Si aquel cerebro un pensamiento encierra
Y una mirada lanza al bien perdido
Al sentirse arrastrado y suspendido
Entre el cielo y la tierra,
A tí van, como fueron sus amores,
Como vá al ancho mar rápido el rio,
Y al espacio el aroma de las flores
Y á la flor la frescura del rocío.
A tí van í\ decirte con voz nuida:
"Único sol de mi muriente dia,
Al que jamás oscureció la duda.
Eterno huésped de la mente mia:
Pronto á estallar el corazón, quisiera
Trocar mi gloria por tu amor ferviente,
Y el último laurel que lo ciñera
El beso de tus labios á mi frente.
Llora, sí, pero no la eterna ausencia
Que un pasajero amor tan solo trunca:
Para dos almas contundidas, nunca
Se cierra con lanada la existencia.,,
Si escuchaste esa voz, mi triste amiga,
¿Por qué no cesa tu incansable duelo?
¿Por qué el dolor tu pensamiento ostiga?
¿Por qué no tiendes tu mirada al cielo?
Ya lo oíste; los lazos amorosos
La muerte misma á queljrantar no alcanza;
En las bodas del alma, los esposos
A LA SRA. D." CEFERIMA PARDO DE LA CASTA. 121
Viven eternamente en la esperanza.
El vendrá sobre tí, y á cada instante,
Como espíritu errante,
De otra nueva pasión celeste lleno,
Que no emponzoñe con su risa el mundo,
A tu lado estará como ángel bueno.
Le verás de tu mente en lo profundo
Con aquella mirada sin enojos,
Con aquella sonrisa sin agravios,
AI brotar la plegaria de tus labios
Y el llanto de tus ojos.
Le verás en el sol que brilla ardiente.
En el cénit, cuando las mieses dora,
En la nube sombría de occidente,
En el primer destello de la aurora.
El soplo de la brisa perfumada
Te traerá su aliento,
Y hasta la voz del ave en la enramada
Tornará la canción enamorada
De vuestra juventud al pensamiento.
Yo envidio, mientras tú lloras, su suerte,
Que el triunfo de su genio fué la muerte,
Su corona el dolor de un pueblo entero,
Y al terminar esa sangrienta guerra
Con el mal y el error, que fué su historia,
Vio á la paz esperándole en la gloria,
Y á la gloria cantándole en la tierra,
Hay algo, triste amiga, mas sombrío.
Que es lo que abruma al pensamiento mío;
Un nombre que se pierde con la vida
Solo al estéril llanto consagrada;
Una ilusión en nada convertida,
Y una esperanza en nada;
Un sepulcro cubierto de maleza,
Donde nunca se encuentre al ser amado.
Que en el húmedo suelo arrodillado
Piense en el muerto mientras llora ó reza.
Félix Pizcuf.ta.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA.
LA FAMILIA DE 7.rRTTA Y SUS ÚLTIMOS REPRESENTANTES.
II.
EL DOCTOR MIGUEL ZURITA DE ALFARO.
s común parecer entre historiadores y críticos que Ij perspectiva que
presenta el siglo XVI, después de desastrosas turbulencias y de sensi-
ble abandono literario, es tan grande como sorprendente y magestuosa.
A la decadencia de las letras, á la falta de notabilidades en todos los ramos
del humano saber, á la exigüidad de descubrimientos científicos y de mejora-
mientos artísticos, sucede con asombroso contraste una sorprendente actividad
literaria. Renuévanse las doctrinas, progresan todos los estudios, aparecen nue-
vos genios, y con ellos, ciencias, artes, literatura, todo se perfecciona y engrandece.
España presenta un magnífico espectáculo; multitud de varones ilustres riva-
lizan entre sí, no tan solo por el mérito de sus obras, sino por el noble afán de
difundir su ilustración dentro del pais y en las cátedras extranjeras. Entre los mé-
dicos es considerado este periodo como el mas brillante de la gloria de la medi-
cina española, y muchos le apellidan el siglo Jiipocrático español. En ese siglo
en que se crean Universidades, en que se erigen escuelas de medicina práctica y
de estudios anatómicos, en que se inventan medios demostrativos para los anfi-
teatros, tales como las estatuas de seda por Tabar, en que se describe la circula-
ción pulmonar, y se aprecia y vislumbra la general por el inolvidable y desgraciado
HIJOS ILUSTRES DE JIORELLA.
Miguel Servet, en que una Doña Oliva de Sabuco publica su ingenioso Sistema
sobre el suco nérveo, en que se introducen en la terapéutica agentes tan pode-
rosos como el mercurio y los leños de Indias, en que se enseña á hablar á los
sordo-mudos, y á desalar el agua del mar, en que se descubren varios géneros
de plantas medicinales, y en que se crean distintos hospitales y se constituyen varias
órdenes religiosas, destinadas á la curación y asistencia de enfermos, en ese siglo
grande por la elocuencia de los Leones, de los Argensolas, Herreras y Garcilasos,
por la sabiduría de los Mariana, Morales y Mendoza, Nebrija, Abril, Sánchez,
Barba y Rojas Montes de Oca y otros muchos; en ese siglo, repetimos, brilló la
casa de Zurita mediante dos célebres personajes; uno el Doctor Miguel Zurita de
Alfaro, otro Don Gerónimo Zurita. Aquel es el padre del Cronista de los Reinos
de Aragón, y discípulo de Hipócrates; este un historiador de tanta talla como
Morales, Mendoza ó Mariana. Fijemos nuestra consideración en los detalles bio-
gráficos del primero, que bien lo merece, pues aunque careciera de otros títulos,
bastaria el ser padre de un sabio, honra de España y rama de aquel linaje, para
concedérsela completísima.
Nació Miguel Zurita en Mosqueruela, villa del reino de Aragón, donde resi-
día su familia, y su padre D. Gabriel, deseoso de los aumentos temporales y es-
pirituales de su hijo, cuando ya tenia edad suficiente, cuidó de que recibiera las
primeras órdenes, para que así pudiera gozar de las rentas eclesiásticas y se ayu-
dase con ellas á los estudios, á que le veia decididamente inclinado. Dispuso su
viaje á Zaragoza, de cuya diócesis era entonces Mosqueruela, y fué ordenado en
dicha ciudad en 24 de Octubre de 1481, ó sea á últimos del siglo XV, por Don
Pedro Pilares, Obispo Doliense, titular de Don Alonso de Aragón y Castilla,
Administrador perpetuo del Arzobispado de Zaragoza. Las órdenes recibidas se-
rian sin duda las primeras, Tonsura ó á lo mas Menores, pues el estudiante mudó
presto de intención, si acaso la tuvo de ser eclesiástico. Trató de estudiar la me-
dicina y se fué á profesarla á Salamanca. Pudo haberla cursado en Huesca ó en
Lérida, bajo la dirección de maestros muy doctos y de gran renombre en aque-
llos tiempos, estando mas cerca de sii familia, pero atraído por la fama de la es-
cuela salmantina, prescindió de sus afectos y conveniencias personales, para be-
ber en la fuente mas abundosa y pura de aquella época. Zurita, quedándose se-
glar y al seguir los estudios de sus inclinaciones, lo hizo con conciencia, sin per-
der el tiempo, sin malgastar la hacienda de sus padres y aprovechando su clara
inteligencia. Su nombre figuró entre los mas aventajados y estudiosos, adquirió
las simpatías de sus compañeros, y la distinción y benevolencia de sus profeso-
res. Al salir de Salamanca, concluidos los cursos, vínose á Huesca, y habiendo
presentado la íé ó certificación de ellos en su Universidad, le confirió el grado
de bachiller en medicina Juan de Espes, Dean y Canónigo de la Iglesia Cate-
dral y Canciller de la misma escuela, en 9 de Julio de 1494. Tuvo por padrino á
124 REVISTA DE VALENCIA.
Juan de Serra, Doctor en Cánones, Leyes, Medicina y Filosofía, y en todas estas
facultades varón muy señalado.
En el siguiente año 1495 tuvo ya Miguel Zurita conducta en Alfaro, villa
principal del reino de Castilla, ahora ciudad, y crecia de tal suerte su reputación
y nombre en su profesión ó sea en el ejercicio de su facultad, que pasando este
misino año por ella el Rey Don P'ernando el Católico con la Reina Doña Isa-
bel, de vuelta de Tarazona, en que celebró Cortes á los aragoneses, hizo que le
sirviera de médico de su Real Cámara, lo cual no fué sin duda sin grande cono-
cimiento y examen de los demás médicos que acompañaban al monarca. Desde
aquel entonces siguió siempre al servicio de los Reyes Católicos, asentáronle en
los libros de su Real Casa, y de escojerle para médico de su Cámara en Alfaro,
.se originó el llamarle el Doctor Alfaro en muchos privilegios y cartas de merce-
des; y. él no se olvidó de este nombre, como principio de sus medros y carrera,
s í es que le anadia después del apellido Zurita, y sus mismos hijos fueron se-
ñalados muchas veces con él.
En el año 1497, en 5 y 8 de Julio, recibió en la Universidad de Huesca los
grados de Licenciado y Doctor por mano del mismo canciller D. Juan de Es-
pes, volviendo á ser su padrino Juan Serra, que ya le habia patrocinado en el
grado de bachiller.
En 1506 pasó á Ñapóles, sirviendo al Rey Don Fernando, en la galera de
Don Bernaldo de Rojas, Marqués de Dénia y Mayordomo mayor del Rey. De-
túvose el Monarca poco tiempo en Ñapóles, con motivo de la muerte del Rey
Don Felipe su yerno, ocurrida en 25 de Octubre del mismo 1506, poniéndose
en gran mudanza todas las cosas, pues los mismos que le procuraron antes apar-
tar de Castilla, solicitaron después con este motivo su pronto regreso, y una vez
en España y estando en Burgos en dia l3 de Diciembre, entre los grandes cui-
dados que allí ocurrieron, no se olvidó el Rey de gratificar los servicios y buena
asistencia y letras del Doctor Miguel Zurita, acto que honra tanto al príncipe
como al beneficiado: aquel, en medio de sus mayores y más serias ocupaciones,
no olvidó á su médico; este le correspondió con viva adhesión. Movido el Rey de
su sabiduría y de su acertada práctica, ya por lo que habia experimentado en su
Real persona, ya por las buenas y loables costumbres que en él observó, le hizo
su proto-médico en todos los Reinos y Señoríos de la Corona de Aragón, como
también en todos los de Castilla, León y Granada, como Administrador general
(jue era de ellos por la Reina Doña Juana su hija, según consta por su Real pri-
vilegio refrendado por el Protonotario Miguel Velazquez Clemente, distinción no
alcanzada hasta entonces por otro comprofesor ni facultativo contemporáneo.
Casé el Doctor Zurita dos veces; en primeras nupcias con Doña Constanza
Diez, de la que tuvo cuatro hijos, D. Juan Zurita, Capellán de la Reina Doña
Juana y del l'.mperador Carlos V;Doña María Zurita, que casó con Don Bernardo
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. -125
Simón, Doctor en Derechos y Regente de la Real Cancillería de Cerdeña; Sor
Catalina Zurita, religiosa en el Monasterio de Pedralvas en Barcelona, y Sor
Ana Zurita, Abadesa del Convento de Nuestra Señora de la villa de Montblanch
en Cataluña. En segundas nupcias fué su esposa Doña Ana de Castro, por los
años de 1510, cuando el Rey Don Fernando vino á celebrar Cortes en Monzón
á los aragoneses. Y viéndole respetado y encontrándole digno, mandó entonces
Don Fernando insacular en los oficios de la ciudad de Zaragoza al Doctor Zu-
rita, viviendo algunos años en ella, procreando del segundo matrimonio al in-
signe escritor Gerónimo Zurita, que nació en la misma Zaragoza 4 de Diciembre
de 1512. Doce años después moria su madre en Burgos (año 1524), donde está
sepultada en el convento de San Francisco. Pero antes de este suceso fueron
tan calificados los conocimientos y estudios del Doctor Miguel Zurita de AUaro,
que no solo los respetaron y tuvieron en mucho los médicos de Cámara de los
Reyes Católicos, sino los de la Reina Doña Juana y su hijo el Emperador Car-
los V; por cuya razón, más que por haber sido hechura de sus abuelos y tener
todos los grados científicos y literarios, le honró é hizo merced el Emperador, en
el año 1519, de nombrarle médico de su Cámara con 87.500 maravedís de renta
anual, como acredita la cédula siguiente:
"Nos la Reina, y el Rey su hijo, hacemos saber á vos los nuestros Contado-
''res mayores, que nuestra merced y voluntad es de tomar y recibir al Doctor
'Miguel Zurita de Alfaro por nuestro Físico, y que haya y tenga de Nos de ra-
ción y quitación en cada un año con el dicho oficio treinta y siete mil y qui-
'nientos maravedís; porque vos mandamos que lo pongades así en nuestros li-
"bros y nóminas, que vosotros tenéis, y le libréis los dichos treinta y siete mil y
'quinientos maravedís este presente año de la fecha desde nuestro Alvalá, desde
'el dia de la fecha deste Alvalá hasta el fin de él, é dende en adelante en
cada un año á los tiempos, y según y como, y cuando libraredes á los otros
Nuestros Físicos los semejantes maravedís que dé Nos tienen; y asentad el tras-
lado deste nuestro Alvalá en los dichos nuestros libros, y sobrecscrito, y librado
de vosotros ese original, lo tornad al Doctor Miguel Zurita de Altaro, para
que él lo tenga por título de dicho oficio, por virtud del cual mandamos que le
sean guardadas todas las honras, gracias, mercedes, franquezas y libertades, pre-
eminencias, prerogativas, inmunidades, y todas las otras cosas que por razón
del nuestro Físico debéis aver, y gozar, y vos deven ser guardadas. Fecha en
Zaragoza á quinze dias del mes de Enero de mil quinientos diez y nueve años. — •
Yo el Rey. — Yo Francisco de los Cobos, Secretario de la Reina y del Rey su
hijo nuestros señores, la fice escribir por su mandado.,,
En el mismo año, á 2 de Setiembre y estando la Corte en Barcelona, le hizo
el Rey su Protomédico en todos los Reinos déla Corona de Aragón, según consta
por el Real privilegio refrendado por el Secretario Don Hugo de Urries. Y
en otro privilegio dado en la ciudad de Toledo á 27 de Agosto de 1525, refren-
dado por el mismo Secretario, le dio, para durante su vida, cinco consignaciones
sobre la Bailía de Huesca, que había tenido Mosen Juan Miguel de la Nuza y
Doña Isabel su hija, reconociendo en entrambos, que lo hace en consideración
126 REVISTA DE VALENCIA.
de SUS servicios, y los que cada dia añade, con otras circunstancias de mucha
estimación; y en este último le llama Doctor en artes y medicina. Logró por en-
tero esta merced, enviando el año siguiente desde Granada ejecutoriales, para
que sin contradicción alguna le pagase luego el Baile de Huesca, como lo eje-
cutó, dando cumplimiento á la Real Orden.
Aquel mismo año 1525 enfermó el prisionero de Pavía, el Rey Francisco I
de Francia en el Alcázar de Madrid, de melancolía y tristeza, al ver que se dila-
taba su libertad y que no le habia visitado el Emperador Carlos V. Para aten-
der á tan grave dolencia decidió el Emperador dos cosas: primera, que fuera á
curarle el Doctor Miguel Zurita de Alfaro, para lo cual le envió con carta de
credencial á Don Fernando de Alarcon, que era quien custodiaba y tenia en su
guarda al Rey Cristianísimo; y segunda, visitarle después él mismo: el tenor de
la carta es el siguiente:
"El Rey. — Doctor Dalfaro nuestro Médico; porque el Cristianísiiiio Rey de
"Francia está con alguna indisposición, yo vos mando que luego como esta
"veáis, todas cosas dexadas, os partáis y vais á la villa de Madrid donde está, y
"le curéis todo el tiempo que fuere menester, como lo haríades á mi Real per-
"sona, que en ello seré servido, y ii oséis á Alarcon, que le tiene en guarda, que él
"os guiará como lo aveis de hazer: Del Bosque de Segovia á cinco de Setiembre
"de mil quinientos veinte y cinco años.— Yo el Rey.,,
Cumplió la orden el Doctor Zurita, mas convencido de que no aprovechaban
como deseaba su asistencia y solicitud, porque las enfermedades del espíritu no
son fácilmente dominadas por la ciencia, y considerando que se agravaba sobrado
la del Rey de Francia, convino con Don Fernando de Alarcon dar luego aviso
por medio de posta al César, que estaba entonces en la aldea de San Agustín,
distante seis leguas de Madrid. El Emperador se apresuró entonces á venir á ver á
su rival y esta impresión favorable, con otros sucesos ocurridos en semejante
ocasión y'que no es oportuno ahora referir, hicieron recobrar la salud al au-
gusto prisionero.
No fué esta la última ocasión en que se distinguió nuestro Doctor, ni conclu-
yeron aquí las deferencias recibidas de los monarcas. Era el año 1529; la empe-
ratriz Isabel enfermó de unas tercianas en Barcelona, á fines de Marzo, y le ayudó
á combatirlas y curarlas el Doctor Francisco Villalobos, Médico también de
Cámara del Emperador, y después del rey Don Felipe II, su hijo, muy conocido
por sus escritos. Procedieron ambos en esta asistencia con el esmero y cuidado
que se deja comprender, y habiendo informado sobre el accidente al Emperador,
les favoreció y honró con la respuesta siguiente:
"El Rey. — Doctores, vi vuestras letras, y téngoos en servicio el cuidado que
"tenéis de la Emperatriz; y porque de su indisposición tengo la pena é congoja
"que es razón, aunque sé que es demasiado encomendaros su servicio y su cura,
"todavía os mando, y encargo mucho, que hagáis en ello lo que deveis, y lo que
"haríades con mi misma persona, pues en la verdad en mas terne esto, y mayor
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 127
"servicio recibiré, como confio que lo haréis, y cada dia me avisad de su mejo-
"ría: De Zaragoza á tres de Abril de mil quinientos é veinte y nueve años. — Yo
. "el Rey. — Por mandado de su Magestad, Francisco de los Cobos.,,
Dominaron la enfermedad, la combatieron con acierto y cesando las tercianas
salió el Emperador de tan gran cuidado, manifestándolo con alegría y satisfacción
á los mismos Doctores por la que se sigue, en la que de nuevo les encarga su
asistencia:
"El Rey. — Vi vuestra letra de cinco del presente, y he olgado en estremo de
"haber faltado á la Emperatriz la terciana,- y de la buena disposición con que
"quedaba: plegué á Nuestro Señor darle la salud que todos deseamos. Todavía
"os encomiendo mucho, que tengáis cuidado de ella, así en la convalecencia
"como después. De Zaragoza XI de Abril M. D. XXIX. —Yo el Rey. — Por man-
"dado de su Magestad, Francisco de los Cobos.,,
Últimamente, estando ya en Barcelona el Emperador en compañía de la Em-
peratriz Isabel, despachó real privilegio y por él ratificaba al Doctor Zurita el ho-
nor de Protomédico en todas las tierras y Señoríos de la Corona de Aragón y en
los de Castilla, dándole el mismo honorario que gozaban los demás médicos de
su Real Cámara.
No se tiene noticia de que escribiese obra alguna. El ejercicio profesional
quizás no le dejó tiempo para ello, ó bien no llegaron á publicarse sus escritos^
pero no por esto goza de menos celebridad su nombre, y Lucio Marineo Siculo,
Coronista de los Reyes Católicos, puede decirse, con Morejon, que lo ha inmor-
talizado en una de sus epístolas impresas, en la que manifiesta que debíala vida
á este Médico y que no tenia otra cosa con que recompensarle mas que con la
vida misma que le liabia conservado. El mismo Emperador, al conceder gracias á
su hijo Don Gerónimo, en contemplación de los muchos servicios de su padre,
entre ellas el oficio de Merino ó Juez ordinario y Foral de la ciudad de Barbas-
tro y de Almudevar, lo confiesa diciendo: '"''que después de Dios debía la vida á
su continuo cuidado y estudio,.., palabras que bastan para calificar su ciencia.
Nicolás Ferrer y Julve.
ESTUDIO SOBRE UN ROMANCE
QUE SE HA QUERIDO ATRIBUIR A D. PeDRO CaLDERON DE LA BarCA.
JN los días consagrados á solemnizar el segundo centenario de la
muerte del gran dramático español D. Pedro Calderón, y con el lau-
dable intento de justificar los hechos de su historia, muchos distingui-
dos escritores recogieron á manos llenas datos y noticias en cierto Romance,
publicado por el insigne colector de sus obras en la Biblioteca de autores espa-
ñoles. Y como quiera que ese Romance no es de Calderón, ni á su persona pue-
den referirse las noticias biográficas que contiene, parécenos obra meritoria dar
á conocer á los aficionados á las letras españolas las pruebas qiie acreditan
nuestra opmion. Conocerán \o% curiosos q\ i?£i;;/««írí' íntegro; y evitaremos los
errores que pueden nacer de que siga incluyéndose entre los documentos, para
escribir la vida del célebre poeta madrileño, y como hija de su pluma, esa obrilla
que no es de tan elevado origen y está reconocida por mas humilde padre.
Acudir á tiempo es facilitar y aumentar la eficacia del remedio; no tengamos
otro quid pro quo tan difícil de desembrollar, como el de la Qincion á las Ridiias
de Itálica, laurel arrancado á la corona de Rodrigo Caro, y puesto cu las sienes
de Francisco de Rioja, por obra y gracia de una ligereza de D. Juan J. López
Sedaño.
En el niim. 35 del excelente periódico titulado Revista Europea, correspon-
diente al domingo 25 de Octubre de 1874, aprovechamos una ocasión para
tocar incidentalmente este punto literario, tratando de muchas obrillas ligeras
atribuidas á Miguel de Cervantes (l). i\llí se fijó la cuestión en estos términos:
(O Sol y wwM/í.— Cartas á los insigacs cervantistas D. José de Palacio Vitery, y D. Mariano
l'ardo df Figucroa, sobre asuntos y zarandajas de crónica escandalosa cervantina. — Rciñsta Euro-
pea.— Año I. — Tomo II. — Número 35.
ESTUDIOS SOBRE UN ROMANCE. 129
"Permítanme W. un paréntesis, que demostrando la facilidad de equivo-
"carse, no estará aquí fuera de lugar.
"Conocedor, como pocos, de la historia del arte dramático, y entusiasta
"como el que más de sus glorias, siendo al propio tiempo gran hablista y gran
"poeta, nuestro amigo Hartzenbusch es la persona mas competente para este
"género de investigaciones. Y sin embargo, no es infalible. En un cuadernito de
"poesías castellanas, precioso códice en 8." coleccionado á fines del siglo XVII,
"que perteneció al difunto Pbro. D. Jorge Diez, y hoy para en mi librería, en-
"contró con el nombre de D. Pedro Calderón de la Barca, un precioso Romance
"á una dama, que deseaba saber su estado, persona y vida, que comienza:
Curiosísima señora,
Tú, que mi estado preguntas,
Y de inorib7is et vita
E.xaminarme procuras... etc.
"D. Juan Eugenio examinó la composición, la encontró en el estilo del
"gran drómiático, autor de La Vida es sueño, y muy digna de su pluma, y como
"obra suya, la publicó por Apéndice al tomo primero de las obras de Lope de
" Vega, en la Bidlioíeca de autores españoles. Y sin embargo, el Romance no es
"de Calderón. Fué escrito por Dan Carlos Alberto de Cepeda y Gnsman, lucido
"ingenio sevillano, que floreció en la segunda mitad del siglo XVII, y cuyas
"poesías se conservan en la Colombina, en cóáice. autógrafo y firmado xe^eúád.'i
"veces por el autor "(H. H. H. — 332. — 22). Allí está íntegro el Romance, con
"el final que falta en el manuscrito que poseyó el presbítero Diez (l), y en la
"publicación de Hartzenbusch, y sin las alteraciones que hicieron para acomo-
"darlo á la vida de Calderón. Cuando esto acontece á tal maestro, enseñanza
"debe ser para todos los discípulos.,,
Hasta aquí, el paréntesis de la carta publicada en el año 1874. Antes de
entrar en otras reflexiones críticas, es de absoluta necesidad la publicación del
Romadice en toda su integridad, tal como se encuentra en el autógrafo de Cepeda
y Guzman.
Una dama deseaba canocer á Don Carlos y saber su estado y vida, y el lo
supo y le em'ió este papel:
Curiosísima señora, Cualquiera que eres, atiende.
Tú, que mi estado preguntas, Y en cómico estilo escucha,
Y de moribus et vita Que he de decirte un romance
Examinarme procuras. Para quitarte la duda.
(1) Si el sabio de Hartzenbusch hubiera e.xaminado el Romance entero, ciertamente no diría
que era obra de Calderón. En el final decae visiblemente, no tanto en la entonación como en los
conceptos. — El colector del Códice, para prohijarlo al gran dram.itico, tuvo que introducir mu-
chas variaciones enteramente arbitrarias. Donde dice Cepeda Naá en Sevilla, se puso Nací en
Madrid; donde dice el de Tapia me ordenó, se puso el de Troya, y así en otros lugares.
9
i3o
REVISTA DE VALENCIA.
Vá de retrato primero;
Luego, si quiere la Musa,
Irá de costumbres, bien
Que habré de callar algunas.
Sea lámina el papel,
Matiz la tinta, la pluma
Pincel, quiera Dios que salga
Parecida mi pintura.
Yo soy un hombre de tan
Pequeñísima estatura,
Que para enano es muy chica
Y para pigmeo es mucha.
Castellano soy, y deudo
(Allá por chismes de Asturias)
De dos Jueces de Castilla,
Lain Calvo, y Ñuño Rasura.
Hablen mollera y copete;
Mira que de cosas juntas
Te he dicho en cuatro palabras;
Pues dije Calvo y alcuña.
Preñada tengo la frente
Sin llegarle el parto nunca;
Teniendo dolores todas
Las crecientes de la luna.
Sobre la mollera tengo
Cierta descalabradura
Que al encaje de un ladrillo
Vino pegada esta punta.
Las cejas van luego, á quien
Desaliñadas arrugas
De un copete mal doblado
Suele tener cejijuntas.
No me hallan los ojos todos,
Si atentos no me los buscan;
Que allá en dos cuevas, si lloran,
Uno es Huesca y otro Júcar.
A ellos suben los bigotes
Desde el tronco hasta la altura.
Cuervos que los he criado
Y sacármelos procuran.
Pálido tengo el color,
La tez macilenta y mustia,
Desde que me aconteció
El espanto de unas bubas.
En su lugar la nariz
Ni bien es necia, ni aguda.
Mas de dos mil gracias tiene,
Y aun con tabaco estornuda.
La boca es de espuerta rota,
Que aborta por las roturas
Cuanto sabe y solo guarda
La herramienta de la gula.
Mis manos son pies de puerco
Con su vello, y con sus uñas
Que á comérmelas tras algo,
Si el algo fuera grosura.
El talle (si gusta el sastre)
Es largo, mas si no gusta
Es corto, que él manda desde
Mi golilla á mi cintura.
De aquí á la liga no hay
Cosa ni estéril ni oculta,
Sino cuatro faltriqueras '
Que no tienen plus ni ulira.
La pierna es pierna no mas.
Ni jarifa ni robusta.
Algún tanto cuanto es zamba
Pero no zamba canuta.
Los pies solo tengo buenos,
Aunque tienen mala hechura,
Ellos son anchos y largos
Y hasta en el invierno sudan.
Este soy pintiparado
Sin lisonja hacerme alguna
Y si así soy á mi vista
¡Ay Dios! ¿cuál seré á la tuya?
Dejemos en este estado
Mi levantada figura,
Y vamos de mis progresos
A la innumerable chusma.
Que hoy en tu servicio tengo
De cejar hasta la cuna.
La memoria de mis años
Hoy no me aflija entre burlas.
Nací en Sevilla y nací
En suerte tan importuna
Que á D. Ventura de tal.
Conocí no mas ventura.
Crecí y mi querido padre
(Con religión bien astuta)
Como habia en otra cosa
Dio en que habia de ser cura.
El de Tapia (l) me ordenó
De las primeras tonsuras
(l) El limo. Sr. D. Fr. Pedro de Tapia, Arzobispo de Sevilla, me ordenó en 10 de Mayo
de 1653.
ESTUDIOS SOBRE UN ROJIANCE.
i3i
De cuyas órdenes solo
La coronilla me dura.
Bachiller por Salamanca
También me hizo luego, cuya
Bachillería es licencia
Que en mil actos me disculpa.
La codicia de un bolsillo
En la literaria justa
De un Tomás (l) me hizo poeta
¿Quién no ha pecado en pecunia?
Con lo cual Bartulo y Baldo
Se me quedaron á oscuras
Y en lugar de aprender leyes
Hice versos en ayunas.
La cómica inclinación
Me llevó á la farándula,
Coplas he hecho, si buenas
O malas, tú te las juzga.
Desde letrado á poeta
Pasé, y viendo cuanto acusan
A la poesía unos viejos
De impertinencia machucha,
Traté de mudar de estado (2)
Y por mas estrecha y justa
Religión, la de escudero
Me recibió en su clausura.
Aquí discurra el lector
(Si es que hay lector que discurra),
Cuales son para seguirlos
Los pasos de mi fortuna.
Gorrón, poeta, escudero
He sido, y seré ¡Oh summa
Paciencia de Job! ¿tuviste
Mas calamidades juntas....?
Con estas tres profesiones,
¿Quién imagina, quién duda,
Que habré sido, el 710, e7t viis días
De cualquier suegra futura?
Y así soltero, hasta hoy
Me quedé, y hoy mas que nunca
Por razones que el Marqués
Mi señor tiene la culpa.
Que como Caballerizo
Me hizo su excelencia augusta,
Huyen todas, por no ser
Caballeriza ninguna.
De este desaire de todas
Me disculpo con algunas
Que sufrirán mis defectos
Porque los suyos les sufra;
Si bien el dia de hoy
Está con las grandes lluvias
El tiempo tan apurado,
Que hasta amor pasa penuria.
Mas como ajustarse al tiempo.
Dice un sabio que es cordura.
Siendo cóngnia de mi amor
Tres damas, con dos se ajusta.
Dos damas tengo, y no mas,
Que en la compañía mas zurda
Por fuerza ha de haber quien haga
Primera dama y segunda.
Y como al fin por el tiempo
Variar hube la natura,
De las dos con que me hallo
Una es morena, otra rubia.
Una es dama de alta guisa
Con un poco de abertura;
De baja quizás es la otra;
Una es clara, y otra es culta.
Una es fea, y otra y todo.
Que en esto solo se aunan;
Porque yo mas quiero dos
Fealdades que una hermosura.
A entrambas las quiero bien
Aunque allá Platón murmura
Que el que quiere á un tiempo á dos
No quiere bien á ningima.
Miente Platón, porque ¿qué es
Querer bien á una hermosura,
Sino querer su salud
Sus galas y sus holguras?
Pues si yo quiero que tengan
Mucha salud, fiestas muchas,
Y muchas galas, aunque (3)
A hechuras paguen hechuras.
Y para aquesto les doy
Permisión con tal industria
Que parece que la quito:
¿De qué se quejan las p ?
(1) Cuando se canonizó Santo Tomás de Villanueva, fué la primera vez que me premiaron.
(2) Estuve asistiendo al Exorno. Sr. Marqués de Vülanueva. mi padrino.
(3) Hasta aquí el códice, y también lo publicado por Hartzenbusch. El resto lo hemos copiajo
del manuscrito de la Colombina de Cepeda Guzman,
l32
REVISTA DE VALENCIA.
Bien las quiero, y yo lo digo
Que basta, y mas que lo gruña
Platón, porque ignora que esto
Es providencia y no injuria.
Porque vé aquí usted, señora,
Que no tengo mas que una
Y esta mujer se me monte
Y á otro galán se me muda.
¿Qué he de hacer hasta hallar quien
La cátedra sustituya?
¿He de ir á espulgar un galgo?
¿Qué hombre honrado un galgo espulga?
Pues vé aquí que sin mudarse
Me la dé una calentura;
¿Qué tengo de hacer en tanto
QÍie ella se sangra y se purga?
¿Tengo, pues, de ir á buscar
Entre peñascos y grutas
La cagada del lagarto?
¿Quién cosa tan puerca busca?
Quiero pues, que no se mude,
No enferme ¿no es cosa dura
Luego el ser dos es lisonja
Para que las faltas suplan,
De la una con la otra.
De la 'otra con la una.
Con lo cual no hay accidente
Que me aflixa ni me apura.
Con saber que tengo hecho
El gasto de mi lujuria.
Y es esto tanta verdad
Que deseando á dos viudas.
Lo mas que me consolaba
En aquesta ausencia injusta,
Era que iba á Burgos, donde
Para no sentir la suya
De la p de Burgos
Viera las reinas caducas.
Aqueste es mi talle, y esta
Mi vida, si no os disgusta,
De la primera vacante
Os daré la investidura.
Como jamás me habléis
En esto de la coyunda,
Porque yo quiero que todas
Me gozen, y no me unzan.
Conocido en todas sus partes el romance, vamos á dedicarle algunas obser-
vaciones.— Y como general y que lo comprende todo, la que resalta del contexto
de la obra misma: su autor no era eclesiástico. Cierto que lo ordenó el Obispo
D. Fr. Pedro de Tapia, que ocupó la Sede sevillana desde el año 1653 al de 1657;
pero esto fué en los principios de la vida del autor del romance, que después, y
como en el mismo expresa, fué á estudiar á Salamanca y concurrió á la Jiis!a
poética de la canonización de Santo Tomás de Villanueva. Recibió, quien escri-
bió el romance, la primera tonsura; pero no continuó la carrera eclesiástica,
por eso dice con notable desenfado:
De cuyas órdenes solo
La coronilla me dura.
Esto puede aplicarse á D. Carlos A. de Cepeda, pero de ninguna manera con-
viene á D. Pedro Calderón de la Barca. Aquel se ordenó de menores, y ahorcó
los hábitos, como vulgarmente se dice, para no acordarse mas de ellos, y ser
Gorrón, poeta, escudero,
como él mismo confiesa. Calderón, desde que se ordenó en 1651, fué sacer-
dote ejemplar, y nunca abandonó su sagrado ministerio.
ESTUDIOS SOBRE UN ROMANCE. l33
Se encuentran en el romance otros muchos indicios. Después de ordenarse
de tonsura el poeta
La codicia de un bolsillo
En la literaria justa
De un Tomás, me hizo poeta;
¿Quién no ha pecado en pecunia?
Esto dice Cepeda. Para acomodarlo á Calderón se alteró el tercer verso,
escribiendo
De Isidro, me hizo poeta,
porque, en efecto. Calderón concurrió á la Justa poética de la beatificación del
Santo Patrono de Madrid con un soneto y cuatro octavas. Pero no tuvieron pre-
sente los que hicieron la variante que en aquella Justa á nadie se premió con
dinero ni con bolsillo. En el certamen de los sonetos, se ofreció al mejor nn jarro
de plata; al segundo 2in escritorio de ébano y ttiarfil, y al tercero unas tnedias
de seda de ?¿ácar, y 7inas ligas blancas cmi randas de oro. Para las octavas se
ofrecieron como premio á las mejores 7in cabestrillo de oro; á las segundas un
librillo de oro, y á las terceras seis varas de tafetán de nácar. No hubo, pues,
codicia de bolsillo, ni tal pudo decir Calderón, ni se refiere el romance á la JiLSta
de San Isidro, sino á la de Santo Tomás de Villanueva, que tuvo efecto en el año
1658, y en la que en efecto, hubo premios en metálico, alguno de los cuales lo-
gró alcanzar Cepeda de Guzman.
Y mal podria decir Calderón que la codicia le hizo poeta para acudir á la
Justa literaria de San Isidro en 1620, cuando desde l6l3 se ejercitaba, y decia de
él Lope de Vega:
A Don Pedro Calderón
Admiran en competencia
Cuantos en la edad antigua
Celebran Roma y Atenas.
No se hizo poeta entonces el autor de El Carro del Cielo; éralo ya, y muy co-
nocido y celebrado anteriormente.
;Y qué diremos de la conducta particular que en términos generales describe
el autor del romance? ¿Hay un dato siquiera para sospechar que cosa tal pudiera
decir el gran Don Pedro Calderón de la Barca, recordando sus hechos?
Además ni era el incomparable dramático de pequeñísima estatura, ni des-
cendía de alcurnia castellana, sino de Asturias y Flandes; y en cuanto á cualida-
des morales, aquella boca
Que aborta por las roturas
cuanto sabe...
se aviene muy mal con cuanto se alcanza de la formalidad y austera conversación
l34 REVISTA DE VALENCIA.
del autor de la Vida es sueño, y desdice de las máximas severas que producen A
secreto agravio secreta venganza.
Muchas mas consideraciones se desprenden del final del rotnattce, que acusa
muy á las claras la región en que se escribía, y la época á que corresponde; mas
como quiera que es muy fácil descifrarla y el menos versado en nuestra historia
literaria habrá de conocerlas, no hemos de insistir.
El romatice fué publicado, como obra de Cepeda, por los Sres. D. Juan José
Bueno, D. Francisco de B. Palomo y D. Ventura Camacho, en la obra titulada
Hijos ilustres de Seinüa, que empezaron á dar á la estampa en el año 1850; y
como tal lo anota D. Bartolomé José Gallardo en el Ensayo de una Biblioteca
española de libros raros y curiosos, tomo II, col. 367; pero á mayor abunda-
miento, y según dijimos, se conserva íntegro, autógrafo y firmado en el códice de
Poesías de D. Carlos Alberto de Cepeda y Guzman, que guarda la rica y célebre
Biblioteca Colombina. Su texto dice que no es obra de Calderón, y con leerlo
basta.
J. M. AsENSIO.
LA SOCIEDAD VALENCIANA DE BIBLIÓFILOS.
FR. DAMIÁN FOXSECA Y MARTÍN DE VICIANA.
¡ACE ya algunos años que á imitación de otras semejantes, establecidas
en Madrid, Sevilla, Zaragoza y Barcelona, se constituyó en esta capital
una Sociedad Valeficiaiui de Bibliófilos bajo la presidencia del eru-
dito y por todos querido y respetado patricio, el Excmo. Sr. Marqués de
Cáceres.
La nueva Sociedad no tiene mas objeto, directo ni indirecto, que la publica-
ción sucesiva de esa multitud de obras importantes y estimadas, unas veces toda,
vía inéditas, otras anteriormente publicadas, pero siempre escasas y raras, siempre
difíciles de encontrar para el hombre observador y de estudio; no aspira en
ningún caso á la recompensa del lucro. He ahí porque, á fin de conservar inalte-
rable su capital social, reponiendo cuanto se gasta, distribuye por partes iguales
entre los socios y suscritores el importe total de gastos originados por la
publicación de cada una de las obras que vá editando, y de las cuales hace solo
doscientos ejemplares. Entre estas es justo y natural que abunden las que, bien
por el cisunto, bien por el autor, ofrecen cierto colorido local y revelan á la
vez en los editores la noble aspiración de dar á conocer en Valencia y fuera de
ella la incontestable valía de algunos autores valencianos, hoy, por desgracia,
apenas apreciados. No contraría tan generosos propósitos la limitación de la ti-
rada, porque hay que tener muy en cuenta que se trata de libros que revisten
todo el carácter de verdaderas fuentes de estudio y de preciosos orígenes de
conocimientos, pero que precisamente por esto, alcanzan tan pocos lectores, que
podemos asegurar sin temor de equivocamos, que sin el desinteresado cariño
de los bibliófilos, llegarían muy en breve á la completa destrucción que les
amenaza y á que han llegado tantos otros.
l36 ■ REVISTA DE VALENCIA.
La Sociedad que nos ocupa, de la misma manera que la generalidad de
las de su misma índole, presta además un señaladísimo servicio al arte tipográ-
fico, pues en virtud de todo lo que dejamos expuesto, sus publicaciones son un
alarde de habilidad y de gusto para los impresores, ordinariamente obligados á
posponer las legítimas exigencias del arte á las desconsoladoras imposiciones
del negocio.
Dos son hasta ahora los volúmenes publicados por los bibliófilos valencia-
nos:— ^'■Relación de la expulsión de los moriscos del reino de V alenda „ del M.
Fr. Damián Fonseca, y '■^ Segunda parte de la Crónica de Valencia,,, compuesta
por Martin de Viciana.
El primero forma un hernioso tomo, 4." español, papel de hilo, tipos elze-
virianos, impresión esmeradísima, reproducción foto-tipográfica de la portada im-
presa del original (Roma. — Jacomo Mascardo MDCXII), doscientas veintiuna
páginas de texto, cuatro de índice y lista de suscritores, y im bien escrito
Prólogo por M. C. y M., iniciales que dejan adivinar el nombre y apellidos del
primero de los bibliógrafos de esta capital. En dicho prólogo se encuen-
tran una curiosa biografía del dominico portugués, y oportunas é imparciales ob-
servaciones acerca del asunto de su libro. Nosotros solo podemos decir aquí
iiue la expulsión de los moriscos fué un acontecimiento histórico, de naturaleza
tan compleja, y para este reino de. consecuencias tan trascendentales, que su es-
tudio aun ha de inspirar vivo interés por largo plazo, añadiendo que el Maestro
Fray Damián Fonseca lo describe y narra con la imparcialidad exigible al histo-
riador contemporáneo del suceso, pero también con el conocimiento exacto
de los hechos, que solo puede conseguir quien fué testigo de ellos.
El segimdo volumen es un precioso tomo en folio; papel y tipos como los
del anterior, ciento noventa y ocho páginas de texto á dos columnas; magnífica
reproducción foto-tipográfica de la portada grabada del original (Valencia. — 1 5Ó4))
cuairenta y nueve escudos de armas igualmente reproducidos, que evidencian una
vez mas la destreza y el gusto artístico de Don José Sancho Rayón, y veintiimeve
páginas de preliminares, en las que se encuentra una Advertencia al lector, digna
bajo todos concepto^, del libro de Viciana, y de la fama de erudito y sabio de
que justamente goza el ilustrado jefe de nuestra biblioteca universitaria. El se-
ñor Torres comienza su trabajo con una interesante biografía de Martin de
Viciana; entra luego en el examen bibliográfico de sus obras, y después de de-
mostrar la misteriosa cuanto sensible pérdida de la primera parte de su
Crónica, y de probar, esto no obstante, por medio de poderosos argumentos la
realidad indudable de la impresión, pasa á enumerar y distinguir las tres diferentes
edi ciones que se hicieron de la segunda, estudia y examina las causas que pvi-
dieron impedir siempre la terminación de aquellas, y por último, explica las adi-
ciones y anotaciones hechas mas recientemente por Onofre Esquerdo, el Cro-
LA SOCIEDAD VALENCIANA DE BIBLIÓFILOS. 1 3/
nista Sales y el canónigo Mayans, y que van con el carácter de apéndices al fin
del tomo publicado por los bibliófilos valencianos.
Para comprender toda la importancia del indicado libro, hay que advertir que
no solo se trata de uno de los que se consideran como de primera rareza, sino
de un verdadero nobiliario, en que se hallan los orígenes y sucesos de ciento diez
y siete familias de las mas importantes de Valencia en el siglo XVI, y añadir que
muy en breve verán la luz la tercera y cuarta parte de la misma Crónica, que no
son menos raras, interesantes y estimadas, toda vez que en ellas se ocupa su-
cesivamente Viciana de la historia de los reyes y de los pueblos y lugares de su
patrimonio en este reino y del levantamiento de los agennanados.
Se nos asegura que además de la tercera y cuarta parte de Viciana, está
acordada la publicación de el Diario del viaje desde Valencia á Andalucía y
Portugal, del Sr. Pérez Bayer, obra en dos tomos é inédita; del Norie de la poe-
sía, colección muy buscada de comedias de varios autores valencianos, como Gui-
llem de Castro, Ricardo del Túria, G. Aguüar y Tárrega; del Orbe 710710 de
Pedro Mártir de Angleria, traducido al castellano, y de varias de las escasísimas
obras de Timoneda; y hay quien afirma que de la primera se ha encargado un
catedrático de esta Universidad, tan ilustrado como modesto; que preparará y
dispondrá la segunda una persona competentísima de la Corte, y que de la ter-
cera se ocupa hace tiempo un ilustradísimo Padre Escolapio, muy conocido en
esta ciudad como orador elocuente y castizo.
Si, cual deseamos, se confirman tan agradables noticias y el tipógrafo señor
Alufre y su regente el Sr. Vives, á quienes enviamos nuestros mas sinceros plá-
cemes, continúan trabajando algunos ratos como artistas, y no como industriales.
Valencia estará de enhorabuena, y la Sociedad valenciana de bibliófilos, de la
misma manera que su entendido impresor, merecerá bien de las Letras.
Ofhere.
CRÓNICA MENSUAL.
N los primeros dias del año dura aun en todos los hogares el grato
calor de Navidad, y hasta pasado algún tiempo no se reaniman los cír-
culos literarios, recobrando entonces la vida que hicieron languidecer
las fiestas domésticas de las Pascuas.
Este año no hacen mala campaña las sociedades consagradas á las ciencias,
las letras y las artes, y tendremos que ser lacónicos para dar en pocos ])árrafos
cuenta de sus trabajos.
El Ateneo ha emprendido una interesante controversia, debatiendo los efectos
que en la literatura española ha de producir el renacimiento lemosin. Ya digimos
que el Sr. Vives Liern habia presentado este tema, declarándose adversario del
renacimiento. Sus argumentos han encontrado contestación en dos eniditos dis-
cursos de los Sres. Martínez Aloy y Vives Ciscar (D. José); pero en ayuda del
iniciador del debate ha venido una persona muy autorizada, el archivero general
de Valencia y presidente que ha sido del Ateneo, D. Miguel Velasco y San-
tos, que en una estudiada peroración combatió á los escritores que emplean la
lengua valenciana, considerando anacrónico é imposible su restablecimiento lite-
rario, y juzgándolo inspirado además en un sentimiento de particularismo, contra-
rio á la unidad nacional y algún tanto perjudicial para ella.
Mientras esto debate la sección de literatura del Ateneo, la de ciencias exac-
tas y naturales continúa examinando la aptitud profesional de la mujer, y el
presidente de la Corporación, el doctor Campa, distinguido catedrático de medi-
cina, ha sostenido en un buen discurso que la mujer, por la especialidad de su
sexo, tiene en la sociedad y en la familia una misión peculiar, que no se aviene
bien con el ejercicio de las profesiones científicas.
El Ateneo ha cumplido un deber triste y grato á la vez, consagrando una
sesión solemne á la memoria del que fué su dignísimo presidente D. Cristóbal
Pascual y Genis.
El joven jurisconsulto D. Vicente Dualde fué el encargado de la oración de
honras, en la cual, dejando aparte el carácter político del diiunto y sus méritos
CRÓXICA JIEN5UAL. l^^g
profesionales, ocupóse de él como filósofo y literato, demostrando los títulos que
en ambos conceptos tiene al general aprecio.
D. Félix Pizcueta, D. Paulino Ortiz y D. Teodoro Llórente, dedicaron á Pas-
cual y Genis sentidas composiciones poéticas. Alguna de ellas la publicamos en
este mismo número de la Revista.
También ha sido honrada la memoria del Sr. Pascual y Genis en el Ateneo
Casino-Obrero, del que era socio protector. Hizo allí su elogio el Sr. D. Emilio
Borso, y le consagraron poesías de los Sres. Rodríguez Guzman, Ortiz, Pizcueta,
Puig y Torralba y Hurguete, estos dos últimos en valenciano.
La Sociedad del Ral-Penat, en la misma noche en que el Sr. Velasco im-
pugnaba en el Ateneo el movimiento literario á cuyo frente marcha, prestaba
un buen ser\úcio á Valencia recordando los olvidados méritos de uno de sus
ilustres hijos, del activo y emprendedor vclhiter D. Joaquín Manuel Fes, que dio
el siglo pasado e.xtraordinario impulso á la industria sedera y promovió muchas
mejoras en esta ciudad. La vida de Fos parece una novela, la novela del genio in-
dustrial, y en este concepto la juzgamos tan interesante y tan honrosa para
nuestra patria, que nos proponemos darla á conocer en esta Revista. Mientras
tanto, enviamos nuestros plácemes al celoso escritor D. Víctor Iranzo, que leyó
en el Rat-Penat una interesante biografía, con ribetes apologéticos muy bien
puestos, de este valenciano benemérito.
Un mallorquín muy amante también del renacimiento lemosin, D. Gerónimo
Forteza, se oqupó de él en una conferencia dada en el mismo centro literario. En
ella explicó las causas legítimas de este movimiento, su sana índole y sus buenos
resultados.
Finalmente, el Sr. Pizcueta ha terminado sus disertaciones históricas y criti-
cas sobre las Germanías de Valencia, comparadas con las Comunidades de Cas-
tilla.
La Academia de Medicina y Cirujía ha celebrado la apertura del curso con
la acostumbrada solemnidad, leyendo el catedrático doctor D. José Crous un
discurso de mucho fondo, en el cual trató de la fisiología patológica de la locura,
procurando poner en armonía la doctrina filosófica del vitalismo de Santo Tomás
con los conocimientos modernos de la patología del cerebro.
El Instituto médico-valenciano, de cuya actividad en el presente curso hemos
hecho ya honorífica mención, no desmaya en su científico celo. Han sido muy
interesantes las conferencias dadas por los doctores D. Vicente Peset y Cervera
sobre el alumbrado de los teatros bajo su aspecto higiénico, y D. Constantino
Gómez sobre las epidemias que nos amenazan.
140 REVISTA DE VALENCIA.
La Sociedad Valenciana de Agricultura ha reanudado sus útiles conferencias.
La primera ha estado á cargo del profesor D. César Santomá, que habló de la
influencia de la electricidad sobre la vejetacion.
Un centro mas, recreativo pero con puntas y ribetes de científico y literario,
tenemos en Valencia. El dia 23, en que se celebra el Santo de S. M. el Rey,
inauguróse solemnemente el Círculo Militar, á cuya fonnacion ha contribuido
especialmente nuestro compatricio el ilustrado brigadier Sr. Monleon.
La sesión inaugiiral fué muy solemne, honrándola con su asistencia las auto-
ridades y corporaciones. El veterano teniente general Excmo. Sr. D. Manuel
Lassala, que la presidió, improvisó un discreto discurso sobre la unión de las
letras y las armas; el capitán de caballería D. Pedro Font de Mora leyó la me-
moria de costumbre, y después se recitaron poesías apropiadas á la índole de
la Sociedad, entre las que sobresalieron algunas del elegante escritor y digno
comandante D. Paulino Ortiz.
Aquel mismo dia, que los militares honraban de esta culta manera, publi-
caba la Gaceta las recompensas honoríficas concedidas por méritos en la ense-
ñanza, en otras profesiones científicas, en la industria y las artes; y entre ellas,
debemos consignar las que se han dado á propuesta del Rector de este distrito
universitario, según las instrucciones del ministro de Fomento.
El Dr. D. Juan Juseu y Castañera, antiguo, laborioso y modesto catedrático
de la Facultad de Derecho, ha obtenido una encomienda de número de la orden
de Isabel la Católica; el Dr. D. Francisco Llorca, director del Instituto provincial
de Castellón, y también catedrático antigiio y benemérito, la misma recompensa;
D. Pnidencio Solís y Miguel, profesor de la Escuela Normal, que reúne las
mismas circunstancias, cruz de caballero de la Orden de Carlos III; D. Ignacio
Monfort, maestro de instrucción primaria de Chiva, con cuarenta y dos años de
buenos servicios, cruz de caballero de Isabel la Católica; y D. Alfonso Barrera y
Calduch, alumno aventajadísimo de la Facultad de Derecho, igual distinción.
Es excelente idea condecorar á los buenos discípulos juntamente con los bue-
nos maestros.
La prensa política valenciana ha experimentado algunos cambios: El Diario
de Valencia y El Comercio, que representaban dos fracciones de un mismo par-
tido, se han fundido en un solo periódico, que se titula El Constitucional; y El
Mensagero, órgano de los posibilistas, ha pasado á ima nueva empresa, tomando
el nombre de El Lhtiverso.
Este publica los lunes una hoja literaria, de cuya dirección se ha encargado
el conocido escritor D. Jacinto Labaila.
CRÓNICA MENSUAL. I4I
*
De Bellas Artes poco tenemos hoy que decir. Nuestros pintores continúan
trabajando, y pocos dias pasan sin que aparezca algún nuevo cuadrito en los
escaparates de la calle de Zaragoza; pero son obras de escasa importancia, aun-
que apreciables en su género.
La única digna de especial mención es el hermoso cuadro que el Sr. Agrasot
ha enviado á la Exposición artística de Viena. Es de tamaño bastante grande y
representa una gallarda florista valenciana, con el traje antiguo de nuestras
labradoras. Es un tipo característico, que llamará la atención en las orillas del
Danubio. El cuadro, por lo demás, está ejecutado con el primor propio del
Sr. Agrasot.
Los teatros han estado animadísimos en el mes que comprende nuestra Cró-
nica, llevando la ventaja el arte musical, gracias al eminente tenor español Don
Julián Gayarre, que ha obtenido en el Teatro Principal tantos triunfos como han
sido las funciones (catorce) en que ha tomado parte. El público valenciano se
ha visto arrastrado por la filarmonía, y ha llenado todas las noches aquel gran-
dioso coliseo, á pesar de los altos precios de las localidades. Lucrezia, La Fa-
vorita. La Africana, I Pnritani ed i cavalieri, y Aida, han sido las óperas
cantadas por Gayarre, distinguiéndose especialmente en La Favorita y Aida. La
contralto Sra. Biancolini, la tiple absoluta Sra. Remondini, la tiple ligera señora
Lodi, y el barítono Sr. Laban, son los artistas que mejor han secundado al
famoso cantante navarro.
El Teatro de Apolo ha querido atraer al público con el aliciente de un vis-
toso espectáculo coreográfico, y ha puesto en escena, con bastante lujo, el
baile Flama.
¡Pobre literatura dramática! Mientras la música y la danza, las decoraciones
fantásticas, las bailarinas gallardas, los trajes brillantes y los resplandores de la
luz Drumont, recrean los sentidos, el drama y la comedia no saben dónde me-
terse, ni dan apenas señales de vida.
Un principiante, lleno de entusiasmo é ingenuidad, D. Ricardo Mateos Gar-
cía, ha estrenado en el Teatro de la calle de Ruzafa, un drama titulado El es-
clavo de Valencia, y referente á amores de una princesa mahometana y un cautivo
aragonés, como el célebre Marsilla.
— Siempre probaron mal los moros en el teatro, dice un amigo nuestro, sin
acordarse de Hartzenbusch. — Y en este caso no andaba descaminado.
Otra novedad dramática, también de poca monta, ha sido la Revista crítica
titulada Juicio del año, y puesta en escena en el Teatro de la Princesa, obra de
los Sres. Torres Orive y Cortina.
bibliografía valenciana.
IIEOGRAFÍA DESCRIPTIVO-RECREATIVA, ó una excursión fa-
miliar POR LAS CAPITALES DE ESPAÑA, Ubro de lectiira para las escuelas,
por Andrés Fernandez Ollero. Libro I. Séptima edición. Valencia.
Imp. de Alufre. 1882 (l).
Esta obrita, declarada de texto para las escuelas de instrucción primaria, es
muy conocida, y prueba de la aceptación que tiene son las muchas ediciones
que hay que hacer de ella. Comprende la descripción geográfica é histórica de
las capitales y ciudades de España, el clima de sus provincias, los rios que riegan
su suelo, producciones, hombres célebres y otras muchas curiosidades.
PRÁCTICAS DE TALLER, por C. P. B. Shelley, ingeniero civil, tra-
ducido de la sexta edición inglesa por D. Antonio Cañada y Gisbert, Comandante
capita?t de Artillería. Ilustrado con 2og grabados. Valencia. — Iinpr. de Dome-
nech, 18S2 (2).
Este tratado tiene por objeto dar, bajo una forma concisa, una explicación de
los medios empleados para el trabajo en los talleres mecánicos, y ha conseguido
gran reputación en Inglaterra para la instrucción industrial, como lo prueba el
número de ediciones que ha alcanzado.
Sus diferentes capítulos comprenden todo lo concerniente á las medidas de
longitud y métodos de medición, herramientas de mano para el trabajo en ma-
dera, y las empleadas para metales, formación de cantos ó bordes rectos y su-
perficies planas, tornos de pedal, tornos mecánicos, máquinas de taladrar y bar-
renar, máquinas de cepillar, limadores y de acanalar, punzones y tigeras
mecánicas, y distribución de la fuerza motriz á las máquinas operadoras. Todo
está explicado con sencillez y precisión, que es lo que hay que desear en esta
clase de tratados. Y-estas son también las condiciones de la traducción, debida
á un inteligente militar del cuerpo de Artillería.
ENSAYO ESTADÍSTICO-TERRITORIAL de la división eclesi.4stica por
parroquias de la Ciudad de Valencia y su término municipal , y descripción
de los edificios urbanos y ámbito rural de cada ima de ellas, por D. Asencio
Cañizares. — Valencia, Imprenta de Matiuel Alufre. 1881 (3).
El Sr. Cañizares, oficial primero del Ayuntamiento y autor del Nomenclátor
de las calles y plazas de Valencia, ha prestado un nuevo servicio á la ciudad, ha-
ciendo el presente trabajo estadístico, cuya índole está explicada suficientemente
en el título. Lo ha dedicado al Ayuntamiento, que ha aceptado la dedicatoria, y
ha contribuido á la publicación.
(1) Un tomito en 8.° de 128 páginas. Nueve pesetas la docena.
(2) Un tomo en 8." francés, de 352 p.ígs. de impresión muy esmerada, con escelentes grabados
intercalados en el texto.
(3) Un folleto de 1 10 págs. en 4.°, que se halla de venta en las piincipales librerías. Precio; 6 rs.
LO RAT-PENAT.
SOCIETATDE AMADORS DE LES GLORIES VALENCL\NES.
JOCHS FLORALS DÉ VALENCIA.
CONVOCATORIA PERA 'lS DEL PRESENT ANY MDCCCLXXXII.
Contimiant osla Socictat en lo lloable pio-
pósit de dur avant nostre gloiiús renaiximeiit
lliterari-artistich, y cumplint lo dispost per los
seus estatuts, celebrará durant la fira de Juliol
del present any solemnes "Joclis Floráis; y ab
eixe fi invita á pendre part en ells ais escrilors
y artistes dest antich Reyne, ais del Principal
de Catalunya, ais de les Ules Balears, ais de
Provenfa y ais de totes aquellcs terres ahon
nostra materna llengua es parlada ó coneguda.
Pera la qual solemnitat, seguit la costum de
llarg tenips establida en tais casos, regirá lo
següent
CARTELL.
PREíMIS ORDINARIS.
/•lor natural. — Est fremi de lumor y cortesía
será adjudica! á qui resulte ser autor de la mes
inspirada composició poética, sobre tema que
's deixa al bon gust deis trovadors. Qui 1' ob-
tinga se servirá donarlo á la dama de sa elecció,
la qual, proclamada REINA DE LA FESTA, com
de antich se acostumava, entregará los denles
premis ais que guanyats los bajen.
Un brot de Uorer de argent y or. — Se adjudi-
cará al autor del millor estudi critich-artistich
del saló dit de Corts, existent en la Real Au-
diencia de nostra ciutat.
Un obgecte de art, al autor del millor dibuix
en forma adecuada pera diploma, tamany de
full espanyol, y alegorich á esta Societat.
Un obgecte de art, al autor del millor bust,
fanch cuit, tamany natural, del rey Jaime I.
Un obgecte de art, al autor del millor noc-
turn pera piano y armonium y de una melo-
dia pera cant y piano. La Uetra será valenciana
á elecció del autor de la música.
Premis extraordinaris.
Una Joya de argent ab disttnts atribuís, oferta
por la Éxcma. Diputado Piovincial. — Será ad-
judica! este premi al autor del millor estudi
historich sobre el art de la seda en Valencia.
Dit treball podrá estar escrit en castellá ó en
valencia.
Un obgecte d> escritori de or y argent, ab lo es-
cut de armes de Valencia, obsequi del Excm.
Ajuntamení de esta ciutat, al autor de la mi-
llor memoria sobre 1' orige, vicisituts y organi-
sació que tingueren els gremis y colegís de arts
y oficis de Valencia. — També este treball se
podrá escriure en castellá ó valencia.
Una joya alegórica de or ab los escuts de Ca-
talunya y \^^lenc¡a. Present de la Excma. Di-
putado provincial de Barcelona, al poeta que
mes inspiradament celebre la fraternitat deis dos
anomenats pobles.
TJn brot de Uorer de argent. — Se adjudicará
esta joya, oferida per la Societat Económica de
Aniichs del pais de esta ciutat, al autor deis mi-
llors apunts histórichs y critichs sobre 'Is antichs
gremis de Valencia y la organizado é influen-
cia económica y política deis mateíxos. Estos
apunts se escriui'án en castellá, segons indicació
de la mencionada Societat.
Una copa de argent, present del .\teneu cien-
tifich, lliterari yartístícíi d' esta ciutat, al autor
del millor poema de curta estensió, sobre un
asunt historich ó llegendari, referent ais anals ó
tradicions del antich reyne^de Valencia.
Un obgecte d escritori de marbre ab utia ale-
goría de argent, regal del Ateneu Casi Obrer, al
autor de la millor memoria sobre la industria de
la sabateria en Valencia, son pasat, estat actual
y mijos mes convenients pera minorarla.
144
REVISTA DE VALENCIA.
Una rosa de argtnty or, oferta per el Circuí
Valencia, al autor de la millor biografía y elogi
de fray Joan Gilabert Jofré, fundador del Hos-
pital d' esta ciutat. Esta biourafia podrá eseriu-
res en castellá ó valencia.
Un álbum sobre la historia delgt-abaí espanyol,
regal de 1' Asociació Artístich-Arqueológica Bar-,
celonesa, al autor del millor estudi sobre 'Is
origens del grabat en Valencia.
TJna joya de argcnt, obsequi del M. I . señor
President honorari que fon d' esta societat Don
Vicent Boi.x, al autor del millor drama en un ó
mes actes.
Un escut de argeiit, simulant el que usen los
religiosos de la Mercé, ofert que lo difunt senyor
D. Bernat Joseph Escriba, será otorgatal autor
de la millor llegenda llemosina, en vers ó en pro.sa,
sobre 1' orige y encontré de la image de la Ma-
dona deis Angels, en lo Puig; entenentse dita
llegenda fins la fabricaciú del convent de reli-
giosos de dita orde, per iniciativa del pare fray
Pere Nolasch.
Un pomell de vióleles de argent, regal de la se-
ñora Doña Isabel de La Cerda de Andreu, REINA
DE EESTA deis últims Jochs Floráis, al trovador
que millor cante les glories de Valencia.
Un medalla de argent ab lo bust de un escri-
tor valencia, obsequi de D. Leopoldo García, al
autor de la millor llegenda en prosa sobre fets
déla historia de Valencia.
Una ploma de argent daurat, oferta per Don
Vicent Bellmont, al poeta que millor cante á la
memoria del ilustre actor D. Julia Romea.
Ademes deis anteriors preniis, pera la con-
cesió deis quals se atendrá, no solament al mérit
relatiu, sino absolut, se podrán coucedir altres
premis y accésits consistents en wíí>íc;í)>!í honori-
fiques .
Les composicions en que altra cosa no se
baja prevengut, deurán ser escrites en antich ó
modern llemosi Iliterari d' est Reyne, del Princi-
pal de Catalunya ó de les liles Mallorques, pro-
curant los autors evitar la influencia de altres
liengues estranyes á nostra paria, y haurán de
ser inédites.
Totes les obres se dirigirán al Secretari de
la Societat, piafa del Conde Casal, 2, avans del
migdia, primer del sobredit Juiiol vinent, acom-
panyada cascuna de un plech tancat, que contin-
drá lo noni del autor y dura en lo sobreescrit lo
mateix lema y títul de aquella, los quals plechs
se cremarán, si no resulten premiades les obres
á eiis corresponents.
La Societat se reserva per un any lo dret
de publicar les obres premiades y de estrenar
les dramátiques. Les de dibuix y escultura que-
darán propietat de la niateixa.
Esta Corporació desija que tots els que pren-
guen part en los prúxims Joclis Floráis, se ins-
piren en lo ver amor á les glorioses tradicions
de la patria.
En Junta de gobern, celebrada el 25 del cor-
rent foren nomenats Mantenedors pera que for-
men el Consistori que ha de jusgar les obres que
se presenten , los senyors D. Rafel Ferrer y
Bigné, D. Félix Pizcueta, D. Tomás Fortega,
D. Lluis Arigo, señor vizconde de Hetera, Don
Antoni Yerro y D. Joseph Jordá.
Fon escrit y firmal lo present cartell en la
ciutat de Vaiencia á 26 de Giner de 1882. — Lo
President, Rafel Ferrer y Bigné. — Lo Secretari
general, Ferran Reig y Flores.
Valencia 1882 — I.mprenta pe Do.menech. Mak, 48.
REVISTA DE VALENCIA.
1." Marzo de 1882.
D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENÍS.
ESTUDIO BIOGRÁFICO Y LITERARIO.
UY pocas personas hemos conocido mas sinceramente enamoradas de
la gloria que la que vá á ser objeto de las presentes líneas. Diríase
que esta aspiración de su alma formaba el estímulo mas poderoso de
todos sus actos, y aun abrigamos la seguridad de que si, á semejanza de Séneca,
se hubiese dejado á su elección el género de muerte á que habia de sucumbir,
mirando á su renombre, prefiriera la que por accidente alcanzó.
En efecto, fallecer en el desempeño de una nobilísima misión, en defensa de
lajusticia y amparo de la pobreza; realizando un acto que caía á la vez bajo el
dominio del derecho y de la caridad, de la ciencia y de la virtud, demostrando
al propio tiempo que su talento, sus envidiables cualidades morales; caer como
César mismo, en el foro, envuelto con la toga del Padre Conscripto, al golpe
inopinado de enemigo no menos cauteloso que Bruto, era digno fin de una exis-
tencia de lucha, de abnegación y de sacrificios; era escribir por sí mismo y con
la elocuencia de su último acto, su propia apoteosis.
Pero ¿por qué, á pesar de las poderosas facultades de que tan repetidas
muestrcis ha dado en el trascurso de su vida, y á pesar de hallarse estimulado
constantemente por el legítimo deseo de conquistar un nombre glorioso, no
llegó nuestro inolvidable paisano á la altura que le señalaban sus merecimientos?
10
146 REVISTA DE VALENCIA.
Fácil es contestar á esta pregunta: es que dos enemigos irreconciliables de la
fortuna y de la gloria, se interponían constantemente en su camino; la modestia
no fingida que procede de la dignidad, y el trabajo duro, penoso y no interrum-
pido en el ejercicio de su noble profesión; trabajo cuyos resultados no son aque-
llos que pregonan á los cuatro vientos las trompetas de la Fama.
Pascual y Genis era uno de esos hombres escepcionales que ponen en no ocu-
par el puesto que de derecho les corresponde, todo el empeño que muchos otros
en conseguir lo que nunca merecieron. A semejanza de las personas verdade-
ramente superiores, no tenia en sí mismo, en sus aptitudes y medios una com-
pleta seguridad. Veia á cada paso reputaciones usurpadas, necios glorificados,
notabilidades creadas al calor de la ignorancia general ó de las obsesiones gace-
tillescas, y temia confundirse con ellas; recelaba que el aplauso y el elogio, cuando
resonaban halagadores en su oido, pudiesen ser hijos ó de la torpe lisonja ó de
la amistad indulgente.
¿Por qué no decirlo? Habia otra circunstancia en él, que hasta cierto punto
esterilizaba los frutos de su actividad y de su inteligencia, y esta circunstancia
era la duda. Ninguna doctrina, ningún hecho se hallaba libre para él de un frió
examen, aun aquellas cosas que constituían sus mas arraigadas convicciones; y '■
de este trabajo intelectual solía resultar, como consecuencia, la duda, y como ori-
ginado por esta, el desfallecimiento. ¡Cuántas veces hemos visto asomar á sus
labios una sonrisa de lástima ó de incredulidad ante el espectáculo de hechos que
nos fascinaban! Bien es verdad que esto duraba el tiempo necesario para que
los naturales impulsos de su alma generosa se sobrepusiesen á aquel instinto
fatal de análisis y de duda.
Hé aquí las razones que en concepto nuestro le impidieron hacer lo nece-
sario para que su reputación estuviera á la altura de sus merecimientos; para
elevar, teniendo fuerzas sobradas para ello, monumentos imperecederos de su
gloria, que la perpetuaran á través de las generaciones; acaso creía que la memo-
ria postuma era, como todas las cosas, lo que aseguraba él mismo en estos versos
valencianos:
";Veus la pirámit qual cel s' en munta
Y al home deixa mut y sorpres?
Puix ahon remata finix en punta,
En punt, la punta; y el punt, en res.,,
Por eso, fuera de las provincias valencianas en donde su renombre de juris-
consulto eminente, pensador profundo y poeta inspiradísimo era general, solo
conocía su valiosa importancia aquel reducido número de personas que no se
limitan á estudiar el movimiento intelectual de una nación, siguiendo únicamente
el que se realiza en el ámbito estrecho de la corte; por eso quedó reducido hom-
bre tan ilustre, de tan notables y variadas aptitudes, á ser una celebridad legional,
biografía de D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS. I47
como dirian con desden muchos habitantes de esa villa coronada, en donde por
cada reputación legítima hay cien notabilidades por gracia de la "Guia de foras-
teros.,,
Estudiándole en sí mismo y en sus actos, comprenderemos lo mucho que
valia y la altura envidiable á que hubiese podido llegar.
#
* «
Nació D. Cristóbal Pascual y Genis en nuestra ciudad el dia 27 de Febrero
de 1823, año memorable en la historia de nuestras luchas políticas. La existencia
de nuestro malogrado amigo fué un sacrificio continuo en aras del trabajo. A los
cuatro años de edad, cuando la inmensa mayoría de los niños apenas pueden
balbucear las palabras pronunciadas por los amorosos labios de las madres,
Genis leia ya de corrido; á los seis años leia y escribía fácil y correctamente; á los
siete su instrucción primaria habia terminado, y se hallaba en disposición de em-
prender los estudios universitarios. Impidióselo, sin embargo, la suspicacia de
aquellos gobiernos absolutos, la cual llegaba hasta el extremo de poner las eda-
des como medida de las aptitudes.
Estudiando privadamente, pasó Genis el tiempo necesario para cumplir la
edad reglamentaria y poder ser admitido á los estudios de segunda enseñanza.
Cómo hizo estos y los superiores de derecho; qué suma tan inmensa de talento
y aplicación empleó en su carrera, no somos nosotros quienes lo hemos de de-
cir, sino las notas alcanzadas en los exámenes, siempre las primeras, la de nemine
discrepante en la licenciatura, que fué, para lucimiento del graduando, no un acto
académico, sino una verdadera justa científica.
Las felices disposiciones de Genis y aquella sorprendente precocidad intelec-
tual maravillaban á todos sus maestros y cautivaban la consideración y el respeto
de los mismos condiscípulos; así es, que nuestro amigo entró ya en el ejercicio de
su profesión y en la vida pública precedido de la gran fama universitaria que á
voz en grito pregonaban sus mismos profesores.
Durante el tiempo de su carrera y en los momentos escasos de ocio que tan
graves estudios le permitían, Cristóbal Pascual se entregaba á otros, que no por
ser mas deleitables, necesitaban menos caudal de inteligencia y de reflexión. Nos
referimos á los estudios literarios, que hubieran llegado á ser los predilectos de
nuestro amigo, sin la imperiosa necesidad de consagrarse por completo á los de-
beres de la profesión.
En 1845, á los veintidós años de edad, se encontraba Genis ya en el pleno
de su desarrollo intelectual y en aptitud de dar á conocer las variadas facultades
que le adornaban.
148 REVISTA DE VALENCIA.
Sus brillantes trabajos en el foro; sus composiciones literarias, de que nos
ocuparemos después, publicadas en los periódicos de la capital de mayor cré-
dito á la sazón, en una época, sobre todo, en que Valencia se hallaba por cir-
cunstancias especiales huérfana de verdaderos ingenios en que siempre ha so-
bresalido, hicieron que se fijase en él la general atención, como en una legítima
esperanza del pueblo que le vio nacer. La fortuna le sonreía, y nada mas fácil que
dejarse conducir por ella triunfalmente, sin mas trabajo por parte de Genis que so-
focar las convicciones de su razón y los impulsos de su conciencia. Para un acto de
tal naturaleza no habían de faltarle en aquellos tiempos, ni en otros posteriores,
ejemplos de fácil imitación, ni á su talento razones para cohonestar semejante
conducta. Pero, honrado y digno, no quiso entrar rastreándose por la mezquina
pu-'rta que dá acceso, según la fábula, al vasto templo de la Fortuna. Profesaba
en política y en filosofía determinadas ideas, y no le plugo sacrificarlas en prove-
cho propio; proclamó, por el contrario, en sus discursos y en sus actos lo que
era y á lo que aspiraba, cerrándose voluntariamente por este hecho el camino
del porvenir por la condena de inhabilitación absoluta perpetua que pesaba en-
tonces sobre su partido.
Hé aquí cómo el que con tan buenos auspicios empezaba las carreras del
foro y de la literatura, procurábase por sí mismo un medio de esterilizar los
triunfos en ellas conseguidos. Ser progresista entonces era peor que en posterio-
res épocas llamarse ilegal ó demagogo; negábase á los que profesaban seme-
jantes ideas, aun cuando evidenciasen su talento, ciertas formas de buena socie-
dad y ciertos alardes de esquisita cultura que, según ellos, solo era dado poseer á
los iniciados en aquellos misterios de Epicúreo, quienes merced á estas cualidades,
eran bien vistos allá en donde se dispensan los goces del poder juntamente con
los de la fortuna.
Desde entonces se manifestó Genis bajo el triple aspecto de político, literato
y hombre de ciencia, sin que ninguna de estas tres aptitudes menoscabase á las
otras; antes al contrario, parecían completarse mutuamente para la fomiacion del
conjunto armónico de su inteligencia. Estudiándole fisiológicamente se com-
prende bien aquella admirable generalización de facultades que le distinguía. El
desarrollo evidente de su encéfalo no se habia verificado á espensas de los demás
órganos, como acontece con esos seres de precocidad asombrosa, en quienes
toda la sabia vital se acumula, por decirlo así, en el órgano del pensamiento,
ocasionando la plétora de él, en medio de la general anemia que constituye el in-
curable raquitismo. El cerebro de Genis no vivía á espensas de los demás órganos,
ni menoscababa la extensión y profundidad del pensamiento el ejercicio de las
otras funciones. Entre su parte intelectual, moral y física, habia una armonía tan
perfecta, un equilibrio tan sólido y estable, como entre sus aptitudes, con ser tan
variadas y contradictorias al parecer. La razón severa del filósofo se avenía per-
BIOGRAFÍA DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS. 149
íectamente con la brillante imaginación del poeta, mientras el sentimiento ener-
vador de este en nada se oponia á la fria impasibilidad y al enérgico carácter del
político.
Era aquella organización, no viciada ni entonces ni después por trastornos y
perturbaciones, tipo acabado de regidaridad; sabia, sentía y obraba con el reposo
y la calma de quien siente, piensa y obra bien, encontrando verdadero goce en
el ejercicio de estas tres manifestaciones de su espíritu.
Como la parte política de la existencia de Genis, sin ser la que realmente le
imprimió carácter, fué la que alcanz.') influencia mayor en los acontecimientos
de su vida, nos vemos en la necesidad de ocuparnos de ella en lugar preferente,
no para discutir sus ideas ni para elogiarlas siquiera, sino para relatar suscinta-
mente los títulos que adquirió á la pública consideración, y los servicios que hubo
de prestar en los diferentes cargos que á causa de ellas le fueron conferidos.
* *
Genis no habia militado ostensiblemente en ningún partido, por mas que
rindiera culto en su corazón á las ideas de progreso, que le han merecido cons-
tantemente un culto sincero y entusiasta. Parecía mas bien por aquella época
(jue ninguna inclinación le impulsara á la vida política cuyas agitaciones y vi-
cisitudes eran opuestas á su carácter, lleno de retraimiento y concentración, y
dado á la soledad y al estudio. Los acontecimientos que sucedieron al pronun-
ciamiento de 1843, la felonía del partido moderado destruyendo la situación
simbolizada por el Duque de la Victoria, sirviéndose para ello de los mismos
incautos progresistas que entraron en la coalición, determinó á Genis á colo-
carse de una vez en el sitio que, como hombre de ideas liberales, y ya entonces
democráticas, antes de que se hablase de democracia en España, le correspondía.
En aquella terrible década para su partido de 1844 á 1854, trabajó Genis
con todas sus fuerzas para el triunfo de las ideas que defendía.
Al estallar la revolución iniciadora del famoso bienio. Genis no lué nada; ni
pidió, ni le dieron; contentóse con prestar todo su apoyo á una situación cuyo
término próximo se adivinaba por los elementos que la constituían. El antiguo
santonismo, que con su desacierto había perdido la causa del progreso en 1843,
tornaba con su estrechez de miras, sus temores á la libertad y la suspicacia que
le causaba todo elemento joven, á preparar la ruina de aquella situación.
Defecto era, este último que lamentamos, propio del antiguo partido progre-
sista y de que no está libre todavía su legítimo sucesor; su prevención contra la
juventud ha constituido en él una monomanía; en cambióse encuentra bien y á
sus anchas entre todos los elementos viejos, caducos, é impenitentes. En cual-
150 REVISTA DE VALENCIA.
quier otro partido en que el talento, cierta cultura y cierta distinción fueran te-
nidos en algo, Genis hubiese ocupado un puesto distinguido desde el primer mo-
mento, pero necesitaba dar pruebas de sincero patriotismo, necesitaba ir ascen-
diendo paulatinamente en la escala de las distinciones según sus merecimientos.
Por de pronto Genis fué, durante aquel bienio, periodista. Con Peris y Valero
escribe el periódico antidinástico que ha visto primeramente la luz en España,
y acompáñanles en la redacción del mismo el malogrado Calvet y el estoico
Don Joaquín Alfonso. La epidemia colérica obliga á Cristóbal Pascual á acom-
pañar á su familia fuera de la ciudad, y durante su ausencia es nombrado sín-
dico del Ayuntamiento. El deber le obliga á abandonar los aires puros de la
montaña y regresar á la ciudad apestada, cuando todos huían de ella con lágrimas
en los ojos y luto en el corazón. El hambre y la epidemia se cebaban en Valen-
cia, ocasionando públicos trastornos cada vez de más difícil solución; las arcas
del Municipio se hallaban exhaustas para atender á tan apremiantes necesidades;
pero nuestro amigo, con la virilidad cívica q\ie le caracterizaba, despreciando la
impopularidad, y atento solo á la salvación de Valencia, propone un empréstito,
que se hace á la luz del dia, con noble franqueza, y cuyas bases merecieron la
aprobación y el elogio de los patricios mas respetables de todos los partidos.
Al mismo tiempo que realiza esta obra, atiende á los males de la epidemia
sin permitirse un momento de descanso, fijo siempre en su puesto de honor,
comiendo en la Casa déla ciudad y durmiendo muchas veces sobre los bancos
de su Consistorio . El discurre, aconseja, prevé, y su actividad febril es la ad-
miración de todo el mundo.
Comisionado para ir á Madrid, á fin de ijue el empréstito se apruebe por las
Constituyentes, es nombrado ausiliar de la comisión de diputados elegida al
efecto, y á él se encarga la redacción del dictamen, aprobado sin discusión por
el Congreso, y con aplauso del pueblo valenciano.
De regreso á nuestra ciudad, á pesar de que la epidemia no había cesado,
pide en una proposición, defendida por él en sesión pública, con elocuentísima
palabra, la abolición de la inmoral contribución de consumos, legítimamente abor-
recida por el pueblo entero, y el 2 de Enero de 1855, como todavía no se hubiese
realizado la ansiada supresión, estalla en Valencia un amenazador motín, y
Genis lo apacigua, redactando, con aquiescencia del gobernador de la provincia,
el acuerdo de la abolición inmediata. Pero, práctico ante todo, presenta al Ayun-
tamiento un plan de hacienda sobre la base del inquilinato, cuya recaudación
regularizó de una manera sencilla, y cuyos rendimientos suplían con ventaja á
los del suprimido y odioso tributo.
Tan relevantes servicios obligaron al Ayuntamiento, cuando Genis cesó en
el cargo de Síndico, á nombrarle su Abogado consultor, cargo que rehusó
por razones de delicadeza, que apreciadas debidamente por los que fueron sus
BIOGRAFÍA DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS. Inl
colegas, le tributaron, á falta de distinción mayor, un solemne voto de gracias,
entregándole, sin pedirla él, una certificación comprensiva de todos los relevan-
tes servicios que habia prestado en aquella época á la ciudad que le vio nacer.
Nombrado fiscal de Hacienda, dimite en cuanto termina la situación pro-
gresista en Julio de 1856.
En 18 de F"ebrero del mismo año, en medio de las azarosas circunstancias
que rodeaban á Genis, contrajo matrimonio con Doña Severina Pardo de la Casta,
dama tan distinguida por su belleza como por sus virtudes y talento. El amor
entrañable, que siempre ha tenido un altar en los corazones de ambos esposos,
les ha hecho inseparables en todos tiempos y en las circunstancias mas críticas;
pudiéndose decir que las persecuciones contra el marido, se han dirigido al par
contra la resignada esposa, que hoy llora con inconsolables lágrimas la muerte
de aquel ser tan querido.
Reunidos los hombres del partido progresista y los de la unión liberal de
Valencia, en junta magna, para acordar la marcha que debian seguir ante el
ministerio O'Donell-Posada en 1858, Genis se declaró -de abierta oposición
á aquel ministerio, oposición que mas tarde practicó la minoría de los progre-
sistas puros en las Cortes. No obstante esto, triunfó, como candidato de oposi-
ción, con las solas fuerzas de su partido, en las elecciones municipales de 1861.
Los del gobierno quisieron atraerle con el nombramiento de Teniente de Al-
calde, que desempeñó durante el bienio de 1861 á l863; pero viendo que Genis,
al frente de la minoría progresista del Municipio, no cejaba en su oposición, en
el segundo bienio hicieron descender al Teniente de Alcalde al rango de simple
concejal, á pesar de haber confirmado en sus cargos á los demás colegas de
alcaldía.
Durante el periodo azaroso del retraimiento de su partido, Genis fué nom-
brado secretario del comité de Valencia, ascendiendo después á vicepresidente,
en cuyos puestos se le encontró siempre, á pesar de las circunstancias que iban
tomando por momentos un tinte pavoroso.
Fué comisionado con Peris y Valero para representar al partido progresista
de la provincia en el famoso banquete de los Campos Elíseos de Madrid, y con
este motivo pronunció un discurso en la tertulia de aquella capital anunciando
ya el próximo establecimiento en el piis del régimen democrático; discurso de que
se habló mucho por entonces, y que le conquistó la cariñosa amistad de los
mas distinguidos hombres del progresismo.
En 1864 los progresistas y demócratas de Valencia, en lucha encarnizada
con moderados y absolutistas, le eligieron de nuevo concejal, y el Ayunta-
miento, por aclamación y á pesar de las opiniones revolucionarias de Genis, le
nombró síndico. En 11 de Junio de 1S65 tuvo lugar la famosa conspiración con-
certada con el regimiento de Borbon, que se hallaba guarneciendo á Valencia,
152 REVISTA DE VALENCIA.
movimiento que debia ser secundado por otros cuerpos del ejército residentes
en la capital. Descubrióse la conspiración. Genis tuvo que esconderse, y le for-
maron causa, juntamente con otros demócratas valencianos, hasta que subiendo
al poder el general O'Donell cambió la faz política del pais, y el señor Pascual
se presentó al juez de l/ instancia, siendo absuelto pocos dias después con las
declaraciones mas favorables á su reputación.
Apenas puesto en libertad, el Ayuntamiento, compuesto en su mayoría de
adversarios políticos, le mostró sus simpatías é indemnizó cumplidamente de sus
sufrimientos, nombrándole por aclamación su primer síndico, en medio del mayor
entusiasmo. Sobrevino entonces la nueva epidemia colérica, y Genis realizó du-
rante ella verdaderos prodigios de actividad y talento para hacer mas llevaderas
las consecuencias del mal; y tanto celo desplegó en la creación de juntas parro-
quiales y en la de servicios hospitalarios y de beneficencia, que el gobierno,
contra el cual conspiraba, le dio las gracias.
Llega de nuevo al poder el general Narvaez; las garantías constitucionales
se suspenden; Pascual y Genis, comprendiendo lo crítico de su situación, firma
en 2g de Julio de 1866 cuantos asuntos pendientes habia al despacho de la
sindicatura, y se despide del secretario para no volver á parecer en la vida pú-
blica, ni como concejal, ni siquiera como ciudadano.
Al dia siguiente, un gefe de la Guardia civil, seguido de la correspondiente
escolta, llama á la puerta de casa Genis cuando rayaba el alba. Se le quería
conducir á Fernando Póo, pero fallaron los cálculos del gobierno, merced á los
mas acertados de D. Cristóbal. Este no se hallaba en casa, ni nadie supo darles
razón de su paradero, y la fuerza armada tuvo que retirarse, sin renunciar por
ello á la persecución, que sin cesar continuó desde aquel momento.
Convaleciente aun de una grave enfermedad que puso en inminente peligro
su vida. Genis todavía tuvo que sustraerse á las recelosas miradas de sus incan-
sables perseguidores, tanto mas enconados en contra suya cuanto mas próxima
veían su caida, gracias á los esfuerzos incesantes de Genis y de sus correligio-
narios.
En este estado de perpetua inquietud, inseguridad y zozobra, escondido
siempre, abandonados sus negocios, único patrimonio con que contaba, perma-
neció hasta la noche del 29 de Setiembre do 186S, en que la revolución triunfante
en el puente de Alcolea estalló poderosa é invencible en toda España, y por
consiguiente en esta ciudad, obligándole á abandonar la vida de forzado reposo
para entregarse á un trabajo incansable. Llegó á casa del Sr. Peris aquella
noche en el momento en que este pronunciaba el nombre de Genis para indivi-
duo de la Junta revolucionaria, nombre que estaba escribiendo el que traza tam-
bién estas líneas. El Sr. Peris ordenó á nu.-jtro amigo que escribiese la proclama
revolucionaria al pueblo valenciano, lo cual verificó en el acto, redactando aquel
BIOGRAFÍA DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENÍ3. 158
conciso y elocuente documento, en que se consignaban los deseos y aspiraciones
de España, que fueron mas tarde el ideal realizado por la revolución triunfante.
Ejerció el cargo de vice-presidente de aquella Junta, y al disolverse fué nom-
brado individuo de la Diputación provincial, elevándole esta á la presidencia.
Allí continuó con actividad no interrimipida la obra que habia empezado en la
Junta. Pocas diputaciones habrán hecho con medios mas escasos, no ya tanto,
pero ni siquiera la mitad de lo que hizo aquella en circunstancias bien difíciles:
amenazado constantemente el orden público, exhaustas las arcas provinciales, y
en contra suya la malevolencia de todos los partidos enemigos de lo existente á
la sazón. Trabajos tan asiduos y tan fructíferos se debieron principalmente á su
iniciativa y al ejemplo personal de laboriosidad que daba á todas horas.
Como vice-presidente de la Diputación provincial desempeñó dos veces inte-
rinamente el gobierno civil de Valencia, teniendo ocasión de manifestar sus
conocimientos administrativos al par que la bondad de su carácter, su espíritu
conciliador y la entereza de su ánimo.
Propuesto candidato para diputado de las Constituyentes, fué derrotado, al
parecer, por su contrincante el marqués de Albaida, en la circunscripción de Va-
lencia, y mas tarde alcanzaba igual éxito su candidatura en la provincia de Cas-
tellón, en donde luchaba contra dos patrocinados del gobierno por la influencia
oficial, de que él no gozaba en aquella provincia, obteniendo, sin embargo, por
solas sus simpatías, siete mil quinientos votos.
Al estallar la insurrección federal de Valencia en la madrugada de 8 de Oc-
tubre de l86g, con motivo del desarme de la milicia popular. Genis no pudo
trasladarse á su puesto al lado del gobernador, por haberse desarrollado la
lucha principalmente en la zona que ocupaba su casa, cercada, por decirlo así,
de fuertes barricadas. Allí estuvo incomunicado hasta el dia 14, en que siendo
ya inminente el bombardeo y deseando poner en salvo á su señora, decidióse á
acompañarla hasta las afueras de la ciudad. Hecho prisionero por los insurrec-
tos, á las heroicas gestiones de su esposa, y al afecto social y político de todos
los caudillos federales, debió la salvación de su existencia, gravemente compro-
metida por esos exaltados de última hora, á quienes suele encontrarse en las
épocas de desgracia para la libertad, cómodamente instalados en el cuerpo de
policía ó en la ronda de consumos, y cuando aquella impera, procurando tras-
ornar á todas horas el orden público en nombre de las doctrinas mas avanzadas.
Genis fué conducido al colegio de las Escuelas Pías, en donde estaba cons-
tituido el Directorio federal, en medio de una fuerte escolta; allí fué acogido con
vivas simpatías por los gefes de la insurrección, á quienes habia conmovido pro-
fundamente la prisión de Genis.
Para librarle de la difícil situación en que se hallaba, nómbresele individuo
de una comisión de vecinos pacíficos, que debia gestionar cerca de S. A. el re-
154 REVISTA DE VALENCIA.
gente del reino para que no sufriese Valencia los horrores del bombardeo y el
asalto. Son indecibles la actividad, energía y celo que Genis demostró en esta
comisión, los obstáculos de todo género que tuvo que vencer para trasladarse
primeramente á pié con sus compañeros á Alcira, desde donde conferenció por
telégrafo con el presidente del Consejo de Ministros, consiguiendo la formal
promesa del gobierno de que se garantizaban las vidas á los insurrectos y sxis
gefes, con tal de que se entregasen como prisioneros á la clemencia de S. A.
Lamentables desaciertos hicieron ineficaz este ventajosísimo resultado de la
comisión; Genis, sin embargo, no desesperó por ello, y como Dios le dio á en-
tender, se trasladó á Madrid, teniendo que luchar en este viaje con el destrozo de
la via férrea, la falta de vehículos y la inseguridad personal. Llegó á Madrid el
dia 16; era ya tarde; á aquellas horas la ciudad de las flores lo era de lágrimas.
Vio al presidente del Consejo de Ministros y á los de Estado y Marina, obte-
niendo del primero la promesa, cumplida posteriormente, de que en cuanto se
rindieran los sublevados, se les tratarla con la mayor benevolencia.
Tantos y tan señalados servicios á su provincia valieron al Sr. Genis el triunfo
que obtuvo como candidato á la Diputación á Cortes por la circunscripción de Já-
tiva; triunfo disputado por los carlistas, que presentaban frente al de Pascual, el
nombre funestamente célebre de D. Ramón Cabrera, por los federales, y por la
unión liberal, cuyo candidato era D. Juan Francisco Camacho, actual ministro de
Hacienda. Atacaron su acta en el Congreso carlistas, alfonsinos y los hipócritas
partidarios del Sr. Camacho; pero Genis pronunció tm notable discurso, en que
destruyó por completo las razones expuestas en contra de su acta por los Sres. Vi-
nader, Alfaro, Bugallal y Ruiz Capdepon. Tomó, pues, asiento en aquellas Cortes
Constituyentes, formando parte de mmierosas y trascendentales comisiones,
entre ellas la de reforma del Código penal.
Nombrado abogado fiscal del Tribunal Supremo en 27 de Julio de 1871,
renunció dicho cargo para no exponer á sus electores á las contingencias de una
nueva votación; mas tarde, y disueltas aquellas Cortes, se repitió el nombra-
miento, sin haberlo él solicitado, ni la primera ni la segunda vez, y en el
mismo año fué elegido senador.
Acaso por el escesivo trabajo que llevaba consigo el ejercicio de las funciones
de representante del pais en la alta Cámara y las otras jurídicas, todavía mas
difíciles, sufrió en Madrid el ataque de una enfermedad terrible, que paralizó algún
tanto el movimiento en las extremidades derechas, dificultando al propio tiempo
de una manera notable la pronunciación.
El último acto político, como senador, realizado por el Sr. Genis, fué la vota-
ción de la república al dimitir la corona el rey D. Amadeo.
Retiróse después á Valencia, dedicándose de nuevo y con ardor á los traba-
jos propios de su profesión y á los literarios. Inútil es decir que estos últimos
BIOGRAFÍA DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GBNl's. 155
años de su existencia han trascurrido de ese modo, alternando aquellas tareas
con las de organización y dirección de su partido, que se resiente, y se resentirá
por espacio de mucho tiempo, de las dos grandes pérdidas que ha experimentado
en el espacio de cinco años: la de Peris y Valero y la de Pascual y Genis.
Tal ha sido, políticamente considerado, el ilustre patricio cuya muerte todavía
llora Valencia.
Con ser tan grandes los merecimientos contraidos por Genis en la carrera
política, hasta el punto de que bastarían por sí solos para formar una reputación,
no llegan, sin embargo, á la altura de los del literato y del hombre de ciencia.
Sus actos todos en este punto, sus trabajos y sus obras, corresponden muy
bien á lo que era Genis psicológicamente, son hijos legítimos de ese modo de
ser intelectual y de sentir, especialísimo y propiamente suyo. Observado ligera-
mente, aparecían en flagrante contradicción sus ideas y sus sentimientos; unos con
otros, la afirmación y la negación, el pro y el contra, la duda y la fé, iban mez-
clados y confundidos á veces en un mismo escrito ó en un solo discurso; pero al
fijarse en aquella aparente antimonia, veníase en conocimiento de que en su tra-
bajo habia expresado fielmente las luchas de su inteligencia, aquellos poderosos
esfuerzos analíticos, para encontrar la síntesis suprema de aquello que estudia,
de aquello que trata, ó de aquello que canta.
Un joven y ya respetable jurisconsulto, tan cariñoso amigo como nosotros
del Sr. Genis, decia en el discurso apologético de este, leido en el Ateneo de
Valencia, las siguientes frases que demuestran el conocimiento que de nuestro
biografiado tenia el Sr Diialde, (jue es la persona que nos referimos:
"Don Cristóbal Pascual y Genis, no se sabe si obraba de cierto y determi-
nado modo por ser Kantiano en filosofía, ó si era Kantiano como consecuencia
necesaria de su idiosincracia particular.
Preguntadlo, si no, á sus amigos mas íntimos; reflexionad los que tuvisteis
esa honra sobre sus autos y sus hechos mas culminantes, y encontrareis la ver-
dad de mi aserto. Pascual y Genis sentía, pensaba y quería primero instintiva-
mente, como todo ser humano, después reflexivamente, con plena conciencia de
su propio ser, con conocimiento perfecto de su causa, con madura análisis de
sus facultades, con detenido y deliberado estudio del individuo hombre y del in-
dividuo humanidad.
Genis sentía la impresión que en nuestro espíritu producen los efectos mate-
riales; adquiría el conocimiento intuitivo de ellos, que es el primer conocimiento
del filosofo, determinaba los variados elementos de la materia en virtud de las
ideas de espacio y tiempo, inherentes al espíritu como independientes de la sen-
150 REVISTA DE VALENCIA.
sacion misma; conocía a priori el valor filosófico de aquellas dos ideas, que cons-
tituyen la forma, pero consecuente con su idiosincracia analítica, desconfiaba del
valor ontológico de esa intuición, de la certeza de ese conocimiento sensible, de
la seguridad de todo juicio a priori, y de tal modo era ingénito esto en nuestro
malo^Tado amigo, que á no haberle precedido Kanten el mundo filosófico. Genis
hubiese presentido la posibilidad de un conocimiento considerado solo bajo el
punto de vista de la forma de sus fuentes y de su valor intrínseco.
Y este mismo criterio llevaba á todas las esferas de la vida, á todos los
círculos sociales: amigo cariñoso, franco, leal mas que ningún otro, era parco y
directo en conceder esos amistosos afectos, desconfiaba de los hombres, no por
sistema, no por escepticismo, sino por consecuencia precisa de las doctrinas de
su maestro, que siempre fueron las suyas. Kant, defensor de la especie, descon-
fiaba muchas veces del individuo; no se hacia ninguna ilusión respecto de los
hombres • reconocía que no obraban según un plan racional, y se expresaba de
este modo: "No es posible evitar un cierto desagrado cuando se ven sus hechos
expuestos en el gran teatro del mundo, y cuando no se encuentra mas que tni
tejido de necedades, de vanidades pueriles, muchas veces de maldades, y de ese
espíritu de destrucción que anima á los niños.,,
Pero Pascual y Genis tenia fé ciega, creencia sin límites, esperanza infinita
en la existencia de una ley de la naturaleza por encima de la movilidad de los
intereses individuales. ,,
Hé aquí explicada de una manera magistral esa eterna contradicción apa-
rente en que incurría el Sr. Genis; su duda, lo hemos dicho en otra ocasión, era
la de aquel que marchaba en busca de la verdad, prevenido prudentemente
contra el error. Con la antorcha del examen en la mano, penetraba en todos
los antros, y allí acababa por hacerse la luz donde no reinaban mas que las ti-
nieblas.
Esta tendencia y un cierto sello prestado por la época en que nació á la viila
de la inteli''encia, caracterizaban precisamente á Genis; en sus controversias del
foro, entre las que hay muchísimas notables y algunas sobresalientes, además
del espíritu de examen se nota el de polémica, el de contiadiccion, resabio del
antic'uo escolasticismo, bajo cuya impresión comenzara sus estudios. El empeño
decidido á argüir, con visible tendencia al brillante sofisma, era una de las cuali-
dades distintivas de Genis; analizaba hasta la minuciosidad, no ya los argumentos
pero también hasta las palabras del contrario; de sus manos salía deshecha, no
solamente la opinión que le era adversa, sino que también el que la sustentaba,
pudiendo decir de él muy gráficamente su amigo Peris que su amigo era el pri-
mer disputador de este país.
Cuando quería era, por el contrario, fácil y conciso, profundo y sintético: \\\\
artículo suyo, una disertación, un discurso, eran, por la sencillez de método y la
compresión del resumen, un verdadero tratado sobre la materia de que se ocu-
paba; decía de ella todo cuanto podia decirse con las menos palabras posibles
y de la manera mas comprensiva y elegante á la vez: su estilo revelaba al li-
BIOGRAFÍA DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS. 157
terato castizo y atildado, pero que iiuia sin embargo, del amaneramiento. Vivos
están aun en la memoria de todos, porque son de ayer, sus últimos discursos en
el Ateneo Científico, en el Ateneo Obrero, en el Mercantil, en la Academia de
Jurisprudencia y en el foro, defendiendo con el apasionado acento de la convic-
ción al periódico de su partido, y sus improvisaciones, por fin, en el Ayunta-
miento, á donde el pueblo valenciano le habia enviado al fin de sus dias desde
los escaños del Senado, para que al frente de las minorías liberales encauzase
la administración desbordada por pasados errores, ineptitudes y negligencias.
Y estos triunfos oratorios se verificaban á pesar de aquella terrible enferme-
dad que habia opuesto la barrera de los impedimentos físicos á la expresión
bella y franca de su pensamiento. Aquel ataque solo dejó como rastro un li-
gero entorpecimiento en la pronunciación, del que acababa siempre por salir
vencedor. Al cabo de algunos instantes que estaba en el uso de la palabra, el
defecto habia desaparecido, el calor de la idea devolvía su integridad orgánica
al medio de su expresión, fenómeno algo mas notable que el que se cuenta de
Demóstenes, que al cabo y al fin triunfaba de la tartamudez por la tuerza de la
voluntad.
No solamente después de la enfermedad se notaba en él esto que acabamos
de indicar, sino que, como si ella hubiese sido un rayo de nueva luz que se aña-
diera á la intensa de su inteligencia, veíase en' él aquella claridad de juicio,
aquella facilísima comprensión, aquella natural elocuencia que hacia exclamar á
un poeta de los mas distinguidos del Ateneo: "Genis sabe todo lo cjue hay que
saber de todas las cosas,, en contradicción de una frase por nosotros muy usada,
en que para calificar á un ignorante decíamos que no sabia nada de nada. De
tal manera tomaron medro las facultades intelectuales de Genis después de la
crisis suprema por que pasó su organización física, que el hombre de ciencia
parecía mas profundo, el poeta mas inspirado, el político mas previsor, ti
trabajador mas activo é incansable. Le hemos visto con asombro, pero con
placer también, multiplicarse para atender, y siempre con lucidez estrema, á los
mil encontrados deberes que sobre él pesaban. ¿Seria acaso el presentimiento
de aquel que ha contado ya las horas que le quedan dé vida y no quiere
desperdiciar un solo minuto de ella? No lo sabemos ; pero lo cierto es que su
ardor por el trabajo era fiebre en los últimos años de su vida.
El dia antes de su muerte terminaba un prólogo de cierta obra en que se
defendía el derecho á la vida; comenzaba sus discursos para la Academia, en que
procuraba demostrar la necesidad de introducir lo real en el derecho para hallar
lo ideal en la justicia, y á la vez estudiaba la causa durante cuyo intorme murió;
su último dia fué la síntesis abreviada de todos los de su existencia.
158 REVISTA DE VALENCIA.
* *
Pascual y Genis figuró también en el campo del periodismo: El Justicia y
Los Dos Reinos, de Valencia; La Iberia y La Nación, de Madrid, le contaron
en el número de sus brillantes redactores; de este último periódico fué director
de 1871 á 1873. No fué, sin embargo, el del periodismo político el ejercicio
intelectual á que mas se dedicó: ese trabajo que requiere la asiduidad de todos
los instantes y hasta una aptitud aparte de todas las demás, es exclusivo de toda
otra ocupación, y mal podia dedicarse á él quien tenia señalados los minutos
para sus diversas atenciones.
Sus artículos eran, no de polémica, sino de ciencia, política, y mas general-
mente de crítica literaria y artística. Aquí en Valencia llegó á formarse una re-
putación, aun en edad juvenil, con sus revistas dramáticas, y sobre todo con las
musicales, que adquirieron mucho crédito. Juzgaba bien el arte lírico y la expre-
sión de él, porque sabia y sentía; no eran sus juicios insulsas variaciones hasta
el infinito sobre modelos de crítica estereotipados para uso de medianías; no se
ajustaba á unos ciertos formularios salpicados de frases técnicas en italiano bar-
barizado; sus revistas eran, por el contrario, la expresión sincera, bella y clara de
lo que le inspiraba la obra y las condiciones de sus intérpretes, después de ma-
duras reflexiones. Todavía los que se preciaban de inteligentes en música solían
consultarlas en estos últimos años, cuando se trataba de algiui acontecimiento de
esta índole.
La poesía era, entre todas sus aficiones, la que le merecía particular pre-
dilección y la que formaba su encanto; no la abandonó ni aun en los instantes
mas azarosos ó mas difíciles de su existencia. Admiraba ver al hombre ya en edad
madura, marcado con el sello de anticipada decrepitud, abrumado por las pre-
ocupaciones políticas, y rendido por los trabajos de la ciencia y del foro, levan-
tarse de su asiento en los ateneos y sociedades, subir con paso vacilante al
estrado, y leer, lleno de fé y entusiasmo, como el más joven de los socios, para
quien el pensamiento es todavía una risueña alborada y el corazón un fecundo
manantial de ternura, hermosas poesías compuestas para aquel mismo acto y
acaso en aquella misma noche, y recibir sonriendo con infantil satisfacción los
aplausos, siempre justos y merecidos, de los concurrentes.
No es posible calcular el número exacto de composiciones poéticas que el
Sr. Genis ha escrito; todos los periódicos literarios que de cuarenta años á esta
parte se han publicado en Valencia, y aun algunos políticos, las contienen, y un
dia i\o lejano serán coleccionadas, supliendo de este modo una omisión del
autor, ocasionada por la modestia.
En ellas se muestra Genis á gran altura; su tendencia general es siempre
BIOGRAFÍA DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS. I59
]a misma: le anima en sus cantos ese espíritu moderno que tiene por objeto ex-
clusivo al hombre, su dicha, su felicidad, su elevación y su perfeccionamiento. Es
Genis, si así es posible decirlo, el poeta del progreso, y su voz nuncio de lo por-
venir. Tiene pensamientos brillantes, imágenes atrevidas, sentimiento inmenso;
muchas veces vacía un mundo de ideas morales ó filosóficas en una poesía, obli-
gando á pensar; otras lanza un grito de indignación ó de dolor, y arranca una
lágrima. Leed Las tres virtudes. El genio y la poesía. Dios, Jesucristo, El Fer-
ro-carril, A la muerte de Arólas, A la de Peiró, y otras cien, que seria prolijo
enumerar, y hallareis confirmados aquellos asertos.
Sin embargo, descuidaba de intento la forma de sus poesías; en esto, como
en otras muchas cosas, era hijo de su tiempo: aquella revolución literaria con-
tra el culteranismo, contra las pomposas galas de un arte casi siempre vacío,
contra la espléndida vestidura que servia de adorno á los esqueletos; aquella
revolución que se llamaba romanticismo, le contó en el número de sus adeptos;
poco importaba el modo cómo expresase la idea, si lograba expresarla clara-
mente, y á veces este deliberado abandono llega á oscurecer la brillantez de su
inspiración.
Al fin de sus dias, cuando reverdecieron las aficiones poéticas en él, se en-
contró con un mundo literario nuevo, del que habia permanecido bastante
tiempo alejado; no existían ya exclusivismos de escuela; la elevación de la idea
se hermanaba perfectamente con la belleza de la forma; habíase tomado lo me-
jor de lo clásico y lo romántico para hacer una poesía de verdad y de bondad,
sin que dejase por ello de ser hermosa. Genis comprendió todo cuanto habia de
progresivo en ese movimiento, y se adhirió á él; sus últimas poesías son ya
modelo acabado de perfección.
También hubo de preocuparle la idea del renacimiento de las literaturas
provinciales; al iniciarse en nuestro pais, no lo recibió como otros muchos, con-
denándolo por recelos políticos ó desechándolo con desdenes de prosapia (per-
dónese la frase). Comprendió que nadie es mas pobre por el derecho de poseer
mas, y que un pais puede tener á la vez distintas literaturas sin que sirvan de
obstáculo las unas al progresivo desenvolvimiento de las otras; antes al contrario,
pueden contribuir á su mutua perfección.
Escribió una poesía lemosina, y para contestar á aquellos que atribuyen á
los partidarios de ese movimiento aficiones oscurantistas y resabios reacciona-
rios, hace en ese primer canto lemosin, por el que fué laureado, la protesta mas
sentida y mas bella de su amor al progreso, de su ciega confianza en los ar-
canos del porvenir. Lo crit del cel es uno de los mejores títulos que puede pre-
sentar el renacimiento á la consideración pública.
Para que nada escapase á su inteligente actividad, un dia, allá en sus moce-
dades, se propone, á fuerza de leer á Byron, hacer poesías en inglés, y lo consi-
l60 REVISTA DE VALENCU.
guió; se publicaron en el periódico de Sevilla El Porvenii', diciendo de ellas
una persona inteligente de la Gran-Bretaña, que aquellas estrofas eran poesía,
y estaban escritas en inglés, pero que no sabia hasta qué punto eran poesía
inglesa; aludiendo sin duda á la falta de ese espíritu especial que cada raza y
cada pueblo tiene para su poesía, y que naciendo con el hombre, se fecunda sobre
un suelo, bajo un cielo y á la luz de un sol distintos para cada uno. Calderón y
Shakespeare no coincidirían jamás, aun cuando pusiesen para ello en ejercicio
toda la inmensidad de su genio.
* ♦
Con la brevedad que exige un trabajo destinado á ver la luz en publicacio-
nes de la índole de la presente, hemos dicho cuanto sabíamos de Genis y algo,
muy poco, de lo que pensábamos de él; ¿qué nos falta consignar? ¿sus cualida-
des como hombre privado? ¿como hijo? ^como hermano? ¿como amigo? No es
necesario; el dolor de todos cuantos le conocieron y trataron nos demuestra
la bondad que atesoraba el corazón del finado. Sobre la losa de su sepulcro
pudiera grabarse la siguiente inscripción: "Aquí yace un grande hombre que
no tuv'o, sin embargo, enemigos.,, Y no añadimos: "ni tampoco envidiosos,,,
porque esto último no seria del todo exacto.
Félix Pizcueta.
A LA BUENA MEMORIA
DE D. CRISTÓBAL PASCUAL Y GENIS.
¡EDITAEUNDO pOCta
De espléndidas fantasías,
Que á la inaccesible meta
El paso audaz dirigías,
Hermoso tu sueño ha sido:
Cual otro Jacob dormido,
¡Oh amante del Ideal!
Tú viste al linaje humano
Subir, glorioso y ufano,
La escala providencial.
En tus magníficos sueños,
Al son de celeste coro.
Viste á grandes y pequeños
Subir los peldaños de oro:
A cada paso adelante,
Bañábase su semblante
En mas ardiente arrebol;
Y en horizontes mas bellos,
Resplandecía sobre ellos
La Verdad, eterní) sol.
Ceñida de astros la trente.
Entre flores y armonías.
Por la escalera esplendente
Subir y bajar veías
¡Dulce y benéfico bando!
Conduciendo y ayudando
A la pobre Humanidad,
La Ciencia, que rasga el velo.
El Amor, hijo del cielo,
Y la hermosa Libertad.
¿Locas fantasías fueron?
¿Fueron soñadas visiones?
Yo solo sé que ellas dieron,
Entre bellas ilusiones.
Nuevo vigor á tu vida,
A tu sien, del rayo herida,
Renaciente juventud,
Y á tu alma, en grata alianza.
De la Fé y de la Esperanza
La poderosa virtud.
No sé si un dia, en la tierra,
Ángel glorioso ó caido,
Condenado á eterna guerra,
O del mal ya redimido,
El hombre, en aurora pura.
El astro de la ventura
Verá sin nubes lucir;
1?
102
REVISTA DE VALENCIA.
Pero, en mis eludas inquietas,
Os doy mi aplauso. Profetas
Creyentes del Porvenir.
Con dulces y alegres notas,
Y entrelazadas las manos.
Cantad las cadenas rotas.
Cantad los pueblos hermanos,
Cantad la espada envainada.
Cantad la espiga granada.
Cantad el surco feraz.
Cantad el sonoro yunque.
Y sin que el odio lo trunque,
Cantad el himno de paz.
Cantad la natura brava
Vencida en tremendas lides
Por la omnipotente clava
De la Ciencia, nuevo Alcides;
Cantad al hombre triunfante;
Y cual fieras que á humillante
Yugo doblan la testuz.
Sujetos á su albedn'o.
Tierra y mar, calor y frió.
Viento y rayo, fuego y luz.
Cantad fecundos combates.
Cantad incruentas victorias,
Y si es cjue queréis ¡oh vates!
Cantar las mayores glorias,
La sien del mortal altiva
Que en lucha incansable y viva,
Tantos lauros conquistó,
Cantadla también doblada
Ante el que la luz sagrada
Del genio en ella encendió!
Alzad las mientes al cielo,
Y allí, entre soles y estrellas.
Veréis las de \aiestro anhelo
Soñadas mansiones bellas.
En sus campos inmortales
Todos vuestros ideales
Toman vida, cuerpo y ser,
Y dan dulce cumplim'iento
Al afán calenturiento
Del desear y el querer.
Meditabundo poeta
De espléndidas fantasías.
Has llegado ya á la meta
Que aquí en vano perseguías;
A tus ansias inseguras
La muerte abrió las oscuras
Puertas de la Eternidad;
Allí el sumo Bien empieza,
Y la inefable Belleza
Y la suprema Verdad.
Teodoro Llórente.
!5v!;^
ESPADA DEL REY D. JAIME I DE ARAGÓN.
iON'SERVADA en el Archivo municipal de esta ciudad, y tenida el amia de
que vamos á ocuparnos como una de las mas preciadas reliquias del
I Rey Conquistador, cumple á nuestro propósito exponer las razones
históricas y artísticas que en contra de su autenticidad se han alegado, á las que
pueden añadirse otras, que si no del todo concluyentes para negarle la patente de
legítima, bastan para sembrar la duda en el ánimo del menos escrupuloso crítico.
Cuéntanos el glorioso monarca en el Capítulo 32, fól. 54 de su auto-biografía,
que hallándose en el sitio de Burriana, trajéronle una espada de Monzón, que
tenia por nombre Tizona: E Jiavien nos aduyía (escribe) vna spasa de Munssó
que hauia noin Tizó que era molí baña auenturosa á aquells qui la poi-taiien, e
volgíiem la vtes leuar que la lianza, etc. (l).
Habiendo enfermado de gravedad D. Jaime en Alcira, presintiendo su cer-
cana muerte, llamó á su hijo D. Pedro, y después de hacerle varios encargos
respecto á la gobernación de sus Estados, prosecución de la guerra contra los mo-
ros y conducta que debia seguir "renunció entonces el reino en poder del Infante
(dice Diago) y tomó el hábito del Cistel, con intención de ir á Poblete á acabar
(l) El Barón de Tourtoulon en su excelente Historia de D. Jaimí, dice que este soberano
po-eia y conservaba la Tizona desde el día que, niño aun, salió del Castillo de Monzón, y que era
la primera arma que liabia brillado en sus manos sobre los campos de batalla. El texto de la
Crónica real parece estar en discordancia con lo que tan apreciable escritor asegura. Al decir el
monarca e havien ñas adityta, esto es, y Imbian nos traído una espada, dio á entender que esta arma
no la llevaba siempre consigo, sino que desde Monzón la fué enviada á Burriana. Por otra parte,
Beuter supuso, no sabemos con qué fundamento, que dicha espada perteneció primero á un Reli-
gioso, Caballero del Temple, que liabi.jn lo muerto en Monzón, mandó c docarla sobre su sepulcro,
y que desde allí se la enviaron al Rey,
104 REVISTA DE VALENCIA.
allí SUS dias en Religión, en caso que Dios se los alargase. Y tomando desde
luego su espada que tenia á la cabecera de la cama, en la qual por virtud de la
divina diestra sietnpre auia sido vencedor, y dándola de su mano al Infante, le
dixo que peleara varonilmente con ella.,. Circunstancia esta última que el Rey
calla en su Crónica.
Debe presumirse que la espada que D. Jaime entregó á su hijo fué la Tizona
ve?iturosa, que con tanto brío y fortuna habia manejado y con no menor estima
recibiría D. Pedro, y es lícito también creer que al desprenderse este de ella ó
regalarla alguno de sus sucesores en el trono de Aragón á la ciudad de Valen-
cia, haríase constar la entrega ó donación, bien por acta, ya por escri-
tura ó en forma que diere constante é irrecusable testimonio de merced tan
señalada. Sin embargo, ni entre los documentos que existen en el Archivo del
Excmo. Ayuntamiento, ni en los historiadores y cronistas, ni en los dietarios
manuscritos que hemos consultado, se descubre la mas ligera indicación acerca
de quién fuera el donante, ó de por cuál título fué adquirida y en qué época
hubo de llegar esta arma gloriosa del mas popular de nuestros antiguos reyes á
poder de la Municipalidad.
Natural parecía que si joya de tan grandes recuerdos hubiérala poseído desde
antiguos tiempos, hiciérase pública ostentación de ella en las cívicas festividades
que en Valencia tan á menudo se celebraban. Que no la tenia en la conmemo-
ración del primer centenar de la conquista, lo prueba el Consejo general habido
en el dia 29 de Setiembre del año l338, que se halla en el folio 245 del Ma-
nual de Concells de esta ciudad, que se custodia en el archivo municipal, y que
dice así:
"Primerament, que en lo dia de Sent Dionís, que será lo noven dia del mes
de Octubre del present any m.ccc.xxx.viij se faga processó general de Clergues
é de Religiosos, que son en la dita ciutat, la qual processó ab los Prohomens e
poblé de la dita ciutat partesca ab creus de la Esgleya Catedral de Nostra Dona
Santa María, e anar a la Esgleya" del Benaventurat Mártir Sent Vicent, lo qual
per maiitenir e exaltar la fé católica volcli sostenir e sufrir martyri, é la sua sanch
esser escampada, e mort sufrir en la dita Ciutat; per fer laors e gracies al Nostre
Senyor Deus, é á la Verge gloriosa nostra Dona Santa María, mare sua, e a
tots los Sants de Paradis, de la conquesta de la Ciutat, lo qual lo Molt Alt
Senyor en Jacme, de bona memoria, presch é trasch de mans deis Infels, é liurá •
aquella á Faels Christians per tal quel nom de Nostre Senyor Jesu Christ e de
la Benaventurada Verge Mare sua e deis Sans de Paradis hi fos benehit i loat..;..
Encara ordena lo dit Consell que per tots temps cascun any, go es, en lo noven
dia del mes de Octubre se faga semblant Processó a honor de Deu e de la Verge
mare sua, e de tota la cort celestial: Que en les Esgleyes Parroquials es donen
de caritat tres dinés axi al poch com al gran: e que ais pobres vergonyants de les
Parroquies sia donat lo doble, go es, á cascuna persona de la casa sis diners.
Encara ordena lo dit Consell, que de la dita caritat sia donada á religioses, é a
Dones de religió, e a espitáis, e ais pobres de la cadena que vihuen de almoina.,,
'"En lo dia de Divcnres IX du mes de Octubre del any damut dit fon festa
I
LA ESPADA DEL REY D. JALME 1. lÓJ
de Sent Dionís, fon fcta la dita Processo general á la Esgleya deSant Vicent, .'i
la qiial Processo foron los honrats Pare eii Clmst Frare Sanxo Bisbe de Sogorh
e de Santa María de Albarrací, lo qual feu lofici e sermona en Ramón "Gastó
Bisbe de Valencia, e lalt Infant en Pere de Ribagorsa e de Empuries Comte
e alcuns Barons. Lo Senyor Rey en Pere, qiii era en la dita ciutat, per
ralló de discracia no pot anar á la dita Processo, ne semblantment la Senyora
Reina Dona María muUer sua.„
Ni se hace mención de la espada en el II centenar del afio 1488.
Tampoco figura en el centenario del año 1588, cuyas fiestas publicó el pre-
gón de 4 de Octubre del 'mismo, quj se halla en el Mmmal, señalado con el
número 70.
En la descripción de las de l638, hecha por Marco Antonio Ortí, impresa en
Valencia en 1640 bajo el título Siglo guarió de la conquista de Valencia, ni en
las que tuvieron lugar en el siguiente, referidas por D. Joseph Vicente Ortí y
Mayor en libro que salió estampado en 1740, tampoco se hace mérito de la
espada en cuestión.
Ninguna noticia se tenia de ella, hasta que en el año de 1666 se la encontró
en el artesonado ó techo de un zaquizamí de la hoy demolida Casa de la
ciudad, arqueada como una hoz por la sujeción de unos clavos; sin razón justi-
ficada afirmóse desde luego que habia pertenecido al excelso Conquistador. Con
tal motivo, se dice, dispuso el Consejo que su Racional la llevara en todas las
procesiones que en lo sucesivo se celebraran en 9 de Octubre de cada año, dia
de San Dionisio, en memoria de la entrada de D. Jaime en Valencia, como efec-
tivamente se realizó en el mismo año 1666, predicando en la Catedral el Doctor
Gaspar Blay Arbuxech, cuyo sermón en lemosin hemos visto impreso, y en él
se ocupó extensamente de la espada; pero la verdad es que aunque se hizo
pública exhibición de ella en dicho año, ni volvió á sacársela en los siguientes, ni
figuró, como arriba queda expuesto, en el centenar de 1738, ni se encuentra la
deliberación ó acuerdo en que se ordenó que la llevara anualmente el Racional
de la Ciudad.
¿Cómo quedó tan oscurecida la feliz nueva de hallazgo digno de nunca ser
olvidado? Esto es lo que no podríamos explicarnos satisfactoriamente, si la indi-
ferencia mostrada por los representantes del Municipio que con posterioridad
vinieron sucediendo á los que conijionian el de l66ó, no nos autorizara para
congeturar que ni fué grande y duradero el entusiasmo que aquel trofeo excitó,
ni todos debieron reconocer su legitimidad. Así se comprende que desde la
citada fecha permaneciera relegada al olvido, hasta el año de l838, en que, al
celebrarse las fiestas del sexto centenar de la Conquista, tornó á ser procesio-
nalmente mostrada.
Tales son las razones históricas que deponen su contra de la autenticidad de
la espada (jue se supone perteneció á D. Jaime, y por si no se estimaran de
l66 REVISTA DE VALENCIA.
bastante valer, examinemos si las de inducción y artísticas la dejan mejor parada.
Unánimes convienen los historiadores en que la estatura de D. Jaime fué
gigantesca, y así lo acredita la real momia que desde Poblet, después de pro-
fanado escandalosamente en l835 el sepulcro en que yacía, fué trasladada
á Tarragona, eiv cuya Catedral descansa al presente. Hemos oido de boca de
persona tan veraz como ilustrada, que tuvo á su cargo los despojos mortales
del augusto monarca, el relato de la comprobación facultativa que se hizo para
identificar el cadáver, y por las dimensiones de los huesos de las extremidades
en especial, desprendidos del tronco, y en general, de todos los que la compo-
nen, resultaba exacta la aserción de Montaner, contemporáneo del Conquista-
dor, tanto respecto á que era de atlética talla, como de cabellos rubios, un
mechón de los cuales hemos tenido ocasión de inspeccionar, á la vez que un
diente, que desprendido de su alvéolo estaba dentro del cráneo de la momia, y
un trozo de piel del pecho de esta.
Ahora bien: al trocar D. Jaime, en el asedio de Burriana, la lanza que
comunmenie usaba, por la tizona, debe presumirse que la nueva arma que em-
puñó, como arma de combate, y nó de ceremonia, hubo de reunir condiciones
tales, que pudiera blandirse con éxito sobre las malladas vestiduras de los con-
trarios; y la que posee el Excmo. -Ayuntamiento, aunque de finísimo temple,
no parece satisfacer los deseos de los inteligentes de esta materia.
Otro motivo hace dudar de su autenticidad. En cuantos sellos, ora de plomo,
ó bien de cera, que de D. Jaime hemos visto — y que no han sido pocos— pendien-
tes de los varios privilegios que en su largo reinado expidió, ni en tan solo uno
de ellos ciñe su efigie espada como la de que tratamos. En los primeros, en que
aparece representado en su reverso como guerrero, vá á caballo con paramen-
tos, armado de lanza con banderola y escudo embrazado. En el anverso, en que
figura sentado como magistrado, suele tener el globo en la mano izquierda y
en la derecha la espada, símbolo de la justicia, descansando, horizontalmente
atravesada, sobre sus muslos. La forma de esta es la de un montante o man-
doble, con la empuñadura de cruz. En los segundos, en donde cabalga también
como guerrero, lleva escudo embrazado en la izquierda, y espada desnuda en
la diestra mano, de forma igual al montante de los de plomo. En el anverso de
los de cera, está exactamente representado como en el de los plúmbeos.
Hay mas; en el Museo arqueológico de Tarragona existen los interesantes res-
tos del mausoleo de D. Jaime, recogidos de la Iglesia del monasterio de Poblet, y
entre ellos la estatua yacente del Monarca, dividida en dos partes, casi por la mi-
tad del cuerpo, mancas cada una de algunos fragmentos. Distingüese, empero, la
espada, primorosamente labrada en mármol, lo propio que toda la estatua, con
ricos detalles tanto en el talabarte como en la vaina, y en particular sobresalen
los escudos de Valencia y Aragón. La forma de dicha espada es el montante.
LA ESPADA DEL REY D. JAIME L I67
con empuñadura de cruz, idéntica en un todo á la hoja de la que también se
guarda en dicho Museo, sacada del sepulcro del invicto Rey cuando en 1885
fué profanado. La empuñadura de esta, que se nos aseguró era de plata, con
piedras preciosas, fué arrancada entonces por los desalmados y rapaces profa-
nadores, y sustituyesela algunos años después con la de hierro que ahora
tiene. De forma y dimensiones iguales es la que desde Mallorca, como pertene-
ciente asimismo al Conquistador, fué remitida á Madrid en l83l y depositada en
la Armería Real. Otro tanto podemos decir de la espada que ciñe la estatua del
sepulcro de D. Bernardo Guillen de Entenza, existente en la Iglesia de Santa
María del Puig. ^
Si la espada que posee el Excmo. Ayuntamiento fuera la Tizona de
D. Jaime, arma que con predilección habia brillado siempre en las reales manos
del Conquistador desde su infancia, como dice Tourtoulon, ¿no parece natural
que alguna vez, ya en sellos, ora en estatuas, ó bien en pinturas, se le hubiera
representado ciñendo ó empuñando su arma favorita, con los mismos detalles
y forma que en ella se notan?
Por último: es de advertir que la del Archivo Municipal lleva en su recazo
una marca igual á la señalada con el núm. óo en el Catálogo de la Real Ar-
mería. Si hubiera podido averiguarse quién fué el fabricante que usó dicha mar-
ca, fácil habria sido salir de dudas; pero esta es ima de las desconocidas que se
incluyen en el mencionado Catálogo, y hasta ahora nadie ha dado noticias del
armero que la empleaba. Sábese, sí, que la espada que lleva la marca núm. 60
perteneció á Doña Isabel la Católica, y esta circunstancia induce todavía mas á
sospechar contra la autenticidad de la que se supone ser la Tizona de D. Jaime.
Lógicamente discurriendo, no es de creer que aquella reina se. sirviera de un
arma en el prinjer tercio del siglo XIII fabricada, y mas verosímil parece que lo
fuera de intento para Doña Isabel la espada que actualmente conserva la Ar-
mería Real. En tal caso, la que se reputa de D. Jaime corresponde á la misma
época que la de la Reina Católica, á no ser que quisiera sostenerse que hubo
dos armeros que estampaban marca igual, uno en el siglo XIII y otro á media-
dos del XV, proposición que nunca seria admisible, si no se la apoyaba en datos
fidedignos ó razones artísticas incontrovertibles.
Esto es nuestro sentir, y amantes crjmo somos de la verdad histórica, en sus
aras depondremos siempre afecciones ilusorias, por mas que con su engañadora
apariencia halaguen nuestra imaginación. ¡Ojala fuésemos nosotros los ilusos y
pudiera probarse la autenticidad de la Tizona! No seríamos, por cierto, los últi-
mos en confesar nuestro error, si tal aconteciera, y nuestro júbilo de entonces
compensaría con creces el desencanto en que ahora yacemos.
José María. Torres,
Cronista di Valeiuria.
A LA MEMORIA DE D. JOSEF ORGA.
Poesía llegipa en la sesión que celebra lo Rat-Pen/* en honor d' este escriptor.
ERMANS, quant en la casa payral de vostres abis
Miren que 1' infant pluia, que muts están los llabis,
Que tots vestixen dol;
Que la familia tota vora la llar s' ajunta,
Y qu' els esguarts de uns y altres fan sois una pregunta
Sense trovar consol,
No pregunten á uns y altres per qué son esprit plora,
Ni per qué la tristesa com lo veri els acora
Y els deixa estamordits;
Vejan deserta, vnida, la patriarcal cadira
Hon se sentava el pare, mirant la Uarga tira
De SQS filis benehits.
Ella, sens ven ni llengua, vos contará la historia
D' aquell que, vell, tenia tan jove la memoria
Y tan freschs los recorts,
Que nos contava glories grandioses d' estes terres,
Y parlava de Uetres, de Uuites y de guerres,
Deis vins ¡ay! y dols morts.
Davant de sa memoria, fent ruñes y ferides,
Pasaben com centelles les hostes aguerrides
Del famós Bonapart;
Y al crit qu" el cor donava de patria independencia,
Se unia el tro que á Francia con'.jstava Valencia
Ab los canons de Cuart.
A LA MEMORIA DE D. JOSEF ORGA. IÓQ
Després s' ouia alegre, lo cant de la victoria,
Y al toch de les campanes s" iinia la cridoria
Y los vítors al Rey:
Oui mes tart á lo poblé sa Uibertat llevava,
Y forques per les piases y los carrers alsava
Sense rahó ni lley.
Pasaven, com fantasmes, jorns d' amarga tristesa.
En que contra una nina Iluitava la fieresa
Del facsiós maiastruch,
Y pasaven ¡oh Patria! ferits y sanguinosos
Filis y germans y pares, com Uops que están rabiosos,
Ab fusill y trabuch.
Y després á esta Iluyta seguía la bonansa,
Y en lo cel de la Patria brillava la esperansa
Gloriosa de la pau,
Y reberdien totes les flors de lo pervindre;
Qu' en Iluyta y sense Iluyta, jamay podrán detindre
Son pas, que no decau!
Y ab la claror aquella que al cel enlluemava,
Valencia s' engrandia, gentil s" enjoyellava
Ab roses y clavells,
Y arts y ciencies é industries formaven sa corona,
Mentres la mar vehina duya en la blava ona
Los mercantils vaixells.
Y s obrien escoles hon deprenia el poblé,
Y cants, himnes y notes cantaven 1' esprit noble
Del valencia jardi;
Y Arólas, lo poeta, mes dols que les aballes,
Ses orientáis cantava, desarrugant les selles
Lo graciós Baldoví.
Y en prosesó pasaven costums, trajes y gestes
Centenars y certámens, y societats y festes
Del poblé valencia:
Mentres qu" ell, en la imprenta fea sa llarga via,
l/O REVISTA DE VALENCIA.
Y obrer, poeta, artiste, ab son treball vivia
Giianyant un tros de pá.
Tot ha pasat, tot pasa; no pasará la historia
Del pare que tan viva tenia la memoria
Y tan viu lo recort,
No pasará, qu encara qu" está deserta y sola
La patriarcal cadira, así etern reviscola
Son esprit que no es mort.
Víctor Tranzo Simón'.
LA COCINA ESPAÑOLA
EL LIBRE DE SENT SOUI.
•AL HONORABLE DOCTOR THEBrSSEJL
Miembro de la Sociedad de Gastr¿moinos y cocineros de Londres.
L'v querido señor y excelente amigo; '
Dice un antiguo adagio castellano que A falta de pan, buenas son
tortas; y me viene á las mientes su recuerdo al empezar esta carta,
porque otro que yo debiera ser el autor de ella. Si nuestro buen amigo D. Fe-
lipe Benicio Navarro hubiera podido examinar por sí el importante códice culi-
nario que por sus indicaciones busqué, y del cual voy á ocuparme (l), él hiciera,
seguramente con mejor acierto, su descripción bibliográfica, y su epístola, más
discreta que la presente, sazonada con noticias curiosas é interesantes, podría pre- _
sentarse con desembarazo al sabio extranjero que, con gallarda pluma, lo mismo
escribe emditos artículos sobre Cervantes y sus obras, que ilustra y dá nueva
forma á la historia del correo español, ó refiere los yantares y conduchos de los
reyes de España; al que con igual maestría se expresa en alemán, su nativo
idioma, que en inglés ó francés, latin ó castellano. Pero ya que al doctísimo ano-
tador del Arte Cisoria, por no hallarse en Valencia, no le ha sido posible regis-
trar el códice á que me refiero, no he de reservar yo su noticia á los que, como
usted, tienen verdadero derecho á conocerla, y se complacen en el estudio de las
cuestiones sitiológicas, preparando de este modo el terreno, sobre el cual ha de
(l) Debí c-1 inmediato hallazgo de este códice i. la diligencia y amistad del entendido jefe d
la Biblioteca Universitaria D. José M. Torres.
172 REVISTA DE VALENCIA.
levantarse el edificio consagrado á contener los tastos históricos de la coíina
española.
En la Biblioteca Provincial y Universitaria de esta ciudad, y señalado con los
números 92-4-18, se conserva encuadernado en pergamino un volumen, en cuyo
lomo se lee, escrito con tinta negra, YARIOs T°J)] su tamaño es de 272 y 195
milímetros, y consta al todo de l38 hojas y las dos que le sirven de guardas.
Según expresa su inscripción, son varios los tratados que contiene, de mate-
rias diversas entre sí, todos MSS., en lemosin, á dos columnas, de letra de fines
del siglo XIV ó principios del XV, papel grueso, letras capitales y epígrafes
generalmente en rojo ó azul, y en algunas de sus hojas se hallan pinturas tos-
camente trazadas, á las cuales hace referencia el texto en que aparecen interca-
ladas. El volumen se nos presenta incompleto en su principio; y aunque no sea
posible precisar las hojas que le faltan, porque la numeración en algunas ha sido
cortada por la cuchilla del encuadernador, y en las demás no siempre es correla-
tiva, me induce á creer que son quince los folios arrancados, encontrar en el
margen del segundo que se conserva el núm. xvn. Si este defecto fuera el único,
en nada perjudicaria al tratado culinario de que me ocupo; pero por desgracia
también él aparece mutilado, siquiera sea en pequeña parte. Empieza en el an-
verso del folio 1 10 de los existentes, como continuando la tabla de las viandas;
y en la descripción de ellas que luego sigue, se encuentran, en efecto, algunas
no mencionadas en la parte de índice que se conserva. Fácil resulta, pues, com-
pletar éste, sin más que añadirle los epígrafes de las primeras recetas, ó sea
hasta la sosengua á conills; y para que V. forme concepto del contenido de la
obra y de los nombres de los manjares, creo conveniente copiar la lista de estos
á continuación, con la misma ortografía del original, pero sin abreviaturas.
Dice así:
Salsa de paguo Salsa/a bollets
Salsa blancha Alos quesos ij)
Salsa camilina Mostaya nostrada
Limonea Salsa vert
Migraust Solls aquet vulles
Salsa doques Bruga
Sosengua a conills/e a tota altra Celiandre
carn ' Broet de gallines
Salsa asaluatgina Menyar blanch
Salsa a tota carn de olla Genestada
Alidem ab ous Salsa de congre
Alidem en altra manera Agraj ab peix ffrit
Geladia/e a carn assaluar Ordiat
Scabeig a peix ffregit Ordiat eij altra manera
Salsa de peix en aygua Avenat
Brou de confortar a obs de confortar Avenat en altra manera
Amellat Amido
EL LIBRE DE SENT SOUL
173
let de ainetUes
lentilles
Flarines ahou lovat de inalakia
Alberginies
MorteroU
ffreyures de cabrit/o de vedell
Tripes de vedell ''
Cabrit fassit en ast
Resoles de cabrit
Resoles de pasta
lesques de formatge
bunyols de pasta ab cus e formatge
Menos los quals formatge
Macarrons
Crespells
Affarcir capons/e gallines
Si vols fassir spalla de molto en ast
Panades daudells en pa (d' ancellsr)
Panades de polis
Panades de lampressa
Panada de peix
lops/o muyols en ast
carabaces blanqiies
Pasta negat
letugat
Colls verts ab gallines
' Colls ab broii/e grex de bou
Bledes de troceha
Sparegat
leyt mulcissa
Ciuros tendres
ffaues tendres
Cabrit en ast ab la pell
Porcell en ast
Semolla
Perdiiis en olla
Porioll
Agras mestregat
CoU porrera
Torrons amalallts
bunyols de pasta levada.
Orelletes de pasta levada
ffaua ffressa ¿lancha
Si la vols fer en altra manera ab Icyt
de amelles
Si vols fassir polls/ó calamars
Salsa de tuyina salada
Salsa de tuyina frescha
Salsa francessa.
Sosengua aciprat
ffreyures de dalffí
Cañamos
Cabrit que sia tot sanear la meytat cuyt
en olla/e la meytat rostit
Ffacir gallina que noy aga ous
Janet
Porrada
Almodroch
Spinats a dia de dejuni
Ous ferrats
Alidem ab carn
Arros
ffaua ffressa en altra manera
Botifara de coll de gallina
Salsa de gallina a malalt
Carn de porch ffresch
Ignoro la significación de algunas palabras de las que dejo escritas; la mayor
parte de ellas son conocidamente valencianas y de fácil traducción; pero otras, ó
por haber cesado su uso hace mucho tiempo y carecer de léxicos completos de
este antiguo dialecto, ó por haber sido tomadas de idiomas extraños, á la ma-
nera que hoy acontece más aun que entonces, es lo cierto que no he podido
precisar su equivalencia.
' Después de la tabla, y sirviendo de introducción al recetario, sigue este pár-
rafo que determina el motivo, título, año y otras circunstancias interesantes de
la obra, avmque, á mi entender, no debe considerarse su relato como artículo de
fé. V. juzgará si me equivoco. "Deueu saber que en aquest libre ha scrit Ixxxvij
"menjars (l) en quina manera sedeuen appellar ne com no/Deuets saber que lo
(1) Aun<iuc aquí dice que son 87 lus inanj;ires descritos, la tabla comprende 96.
174 RE\aSTA DE VALENCIA.
"dit libre es ffeyt per los scuders que son stats ab los senyors grans e ab los
"bons horneas lo dit libre fo scrit per tal que aquells qui uo sabien les coses
"fer ne apparellar los bous menjars ne les bones viandes per que guardassen
"e legisen lo dit libre lo cual libre es appellat de sent Soui/E feu lo ell dicta
"vn bon honi/e fort bon coch lo qual coch stave ab lo rey danglaterra//E lo
"coch lo ffeu ab consell den Pere felip scuder del dit senyor rey/E feu lo en lany
"de la incarnació de nostre senyor que ho.m coptaue Mil e xxnij. E los scu-
"ders de tota la térra e ells cochs/e los ministradors é servidors e sots mesos a
"lurs senyors que tots ho loaren heu conformaren heu aproiiaren que bon dictat
"era/e verdader."
Hasta ahora, el libro más antiguo exclusivamente de cocina, de que yo tenia
noticia, era el que en 1525 publicó en Toledo el célebre Roberto ó Ruperto de
Ñola, cocinero que fué de D. Fernando ^el Católico; pues aunque en otros mu-
chos, escritos de más lejana época, especialmente en los del famoso Médico
Araaldo de Vilanova, en los Cantares del renombrado Archipreste de Hita, en
las Ordinations de D. Pedro IV, en algunas obras de los Santos Padres, y
hasta en los libros sagrados, se encuentran datos preciosos para la más higié-
nica y sabrosa confección de las viandas, no forman un cuerpo homogéneo de
re coquinaria, ni de ella se ocupan como asunto principal ó único.
El misno Arte Cisjria de D. Enrique de Viilena, es, como su nombre in-
dica, .n Is bien una colección de reglas para trinchar con perfección, que para
cocinar con esmero; y eso que no pueden ser más curiosas é interesantes las no-
ticias que contiene acerca de todo cuanto con la mesa se relaciona.
De ser cierto, pues, lo que respecto al origen de este tratado reza el párrafo
transcrito, y aun cuando reduzcamos su antigüedad algunas ceiiturias, siempre
resultará que es el primero que en su género se conoce. Pero ¿hasta qué punto
debemos dar crédito á las palabras del reíerido párrafo? Esta es la gran dificul-
tad.— V. sabe perfectamente que en el año de 1024. reinaba en Inglaterra Ca-
nuto, llamado el Grande, y que este rey, al dirigirse en peregrinación á Roma
á pié y con la alforja al hombro, dio ciertamente mayor prueba de sobriedad
extremada, que de ser aficionado á tener cocineros tan leídos como el autor del
Libre de Sent Soiii. — Pudo suceder muy fácilmente que el amanuense ó copista
de este traslado escribiera Mil e xxini en vez de Mil c xxiin; y en este caso
ya me explicarla mejor, que, á pesar del azaroso reinado de Enrique I, gustase
éste de los placeres de una buena mesa, y tuviera su cocina á cargo de un enten-
dido jefe, puesto que, según nos cuentan, murió por haberse excedido en comer
lamprea.
El antes citado Sr. Navarro se inclina á creer, por la escasa noticia que de
esta obra pude darle, que pertenece á la segunda mitad del siglo XIII, y por
mi parte fuera muy aventurado pretender fijarle época. Lo que sí se nota desde
EL UBRE DE SENT SOUI. 175
luego es que muclíos de los manjares que en ella se describen han pasado á los
libros de los tratadistas posteriores. La salsa de pagua con que comienza el Có-
dice, es indudablemente la misma salsa de pavón ó pavo real de la que el se-
ñor Navarro se ocupa extensamente en sus eruditas Notas al Arte Cisoria.
Comprende el referido tratado nueve hojas, á contar desde la 1 10 del volu-
men, como llevo dicho, y termina con la receta Aq /reyurés de por cello de porch,
aunque después aparece escrito con distinta letra otra para guisar gallinas.
En cuanto al niodus operattdi, por regla general se encuentra expuesto con
bastante claridad; y creo que, si este libro se le hubiese presentado para su apro-
bación al presbítero D. Pascual Sánchez, no hubiera desdeñado escribir á su
frente lo que apuntó en la que, fechada en Madrid el 15 de Julio de 1745, Y fir-
mada por él, puede verse al principio del Nuevo arte de Cocina de Juan Alti-
miras — Barcelona. — Bezares. — 1758, 8." — ....es todo muy sólido; y no solo no
coníiefte proposición opuesta á las infalibles verdades de nuestra Santa fé, y
buenas costumbres, pei'o muy digrio que se dé á la Imprenta por lo sucinto del
compuesto de los manjares....
Si por el nombre entra V. en deseo de probar alguno de aquellos, ó quisiera
organizar algún banquete arqueológico, en el cual se sirviesen como postres los
riquísimos bollos de alfajor medinés, tan magistralmente descritos por V. en la
carta que con este objeto tuvo la dignación de dirigirme en las columnas de La
Ilustración Española y Americana, del 8 Diciembre 1881, y cuya abundante y
exquisita muestra saboreé con delicia , tendrá verdadero placer en remitirle
como testimonio de gratitud, copia íntegra del códice titulado de Sent Soui, su
devotísimo y siempre muy buen amigo Q. B. S. M.
J. E. Serrako y ¡Morales.
Valencia, 23 de Febrero de 1882.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA.
LA FAMILLV DE ZURITA Y SUS ÚLTIMOS REPRESENTANTES.
III.
D. GERÓNIMO ZURITA, CORONISTA DE ARAGÓN.
IsTE nombre respetable, ¿quién no lo ha oído pronunciar? Nacido en
Zaragoza en 4 de Diciembre de 1512 y distinguido por la naturaleza
con la noljleza de su estirpe y con la del talento, convenientemente
dirigido por su padre durante su infancia, estudió después en Alcalá de Henares
las len^^uas latina y griega, la retórica con el famoso Hernán Nuñez de Guz-
man, llamado comunmente el Comendador griego, de cuya escuela salieron dis-
cípulos muy aventajados, siendo uno de ellos Zurita, pues poseyó con perfec-
ción, propiedad y elegancia el idioma latino, los primores del griego y los" del
español. Supo además francés, italiano, portugués, catalán y valenciano. La
cultura de su ingenio, su amor y pasión á las buenas letras, y los muchos y
loables servicios de su padre, movieron al Emperador Carlos V para hacerle
merced en 1580 del oficio de Merino ó Juez ordinario y Foral de la ciudad de
Barbastro y de la villa de Almudévar, nombrándole también en el mismo año
CotUmuo de la Real Casa, empleo militar de mucha calidad, y mas tarde Baile
de la ciudad de Huesca.
Consta de una manera auténtica que en 1587, y teniendo 26 años, casó
con Doña Juana García de Olivar, señora muy estimable y de calidad, de quien
tuvo varios hijos, pasando por el dolor de perderla en 1548", y si algo pudo
contribuir á mitigar tal pena fué indudablemente el nombramiento que recibió
del Reino de Aragón de Primer Cormista suyo.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. , I77
Pudiéramos, coa gran copia de datos, y siguiendo á Dormer, en sus Progresos
de la Historia en el ReÍ7io de Aragón, detallar sus aptitudes, inteligencia é ilus-
tración en el primer tiempo de su vida , insertar íntegras algunas de sus com-
posiciones latinas en versos muy elegantes, tan celebradas por el poeta holan-
dés Juan Segundo, y por el napolitano Juan Pelusio, y reproducir las Elegías que
con diversos motivos'sus amigos le dedicaban, entre ellos Ambrosio de Morales,
el Doctor Andrés, D. Jaime Falcon Caballero del hábito de Montesa, D. Juan
Berzosa Archivero en Roma de D. Felipe II, y el Doctor D. Juan Paez de
Castro, su Coronista y capellán, muchas con este epígrafe '^Ad Hieronimuin Sn-
r,itam, Casar- Augjistanum poetam;,, también apuntar los juicios favorables que
sobre él han emitido muchos críticos, admirando la cultura y aliño, la disposi-
ción y la gracia en el manejo de la lengua latina y en ajusfar las voces, tanto
que D. Nicolás Antonio, en su Biblioteca, le cuenta entre los españoles que me-
( jor la poseyeron; pero basta á nuestro propósito lo dicho y consignar que pe-
netró con perfección en los primores de la' griega, de suyo más difícil en lectura
y escritura. Las notas y enmiendas que hizo al Itinerario de Antonino Pió, que
publicó en Colonia en lóoo el P. Andrés Schotto, — libro de los más estimados
y buscados por los amantes de las antigüedades, junto con otro volumen en
cuarto, escrito todo de mano de Zurita, sobre fragmentos de Phocio, Patriarca de
Constantinopla, existente en la biblioteca del Conde de San Clemente, — prue-
ban lo anteriormente dicho.
Mas, para completa convicción de su pericia en la lengua griega, conviene
advertir que se remitieron á su censura y examen las traducciones de algunos
libros de este idioma, entre ellos en 1571, y de parte de S. M., uno que habia
traducido el Secretario Diego Gradan de Alderete, de donde se deduce qup el
crédito que habia obtenido de poseer bien esta lengua, era tanto, que se le en-
comendaba lo á ella referente, y se tenia buena memoria dé su persona para
asuntos científicos y de mayor confianza en el servicio real. El papel ú oficio en
que tal comisión se le confiara, dice así: "Los tres libros que con esta serán, han
"venido á manos del Cardenal mi Señor con mucho secreto, y con el mismo
"deseo que v. m. pase los ojos por ellos; uno de ellos vá traducido' por el Secre-
"tario Diego Gracian, á quien lo encomendó su Señoría Ilustrísima, y el fin con
"que se envían á v. m. es para que vea si la traducción está buena, y si le pare-
"ciere que del otro converná hazer lo mismo, que v. m. tome el trabajo y en un
"rato desocupado dé v. m. á entender á su Señoría Ilustrísima lo que le pare-
"cerá de la lectura, y de la importancia que podrá ser tenerse acá á essos por lo
"que toca al servicio de su Magestad.,,
Esta orden estaba escrita por el Secretario D. Mateo Velazquez, pero cer-
■ rada con el sello Real, y esto basta para indicar su procedencia. Empezó á ser
conocido y empez() á ser estimado. Sus méritos le abrían paso. Tengamos en
12
178 REVISTA DE VALENCIA.
cuenta tanta ilustración, porque ha de contrastar con la de otros individuos de
su familia.
En cumplimiento de su cargo de Coronista, comenzó á copiar y recoger mate-
riales para formar ima historia del Reino, para lo cual en 1549 ol^'tuvo órdenes
reales para el registro de Archivos y Depósitos particulares de papeles y noti-
cias. Pasó con este objeto á Sicilia á reconocer sus más faifiosos Archivos y Li-
brerías, de donde trajo muchos volúmenes, códices y escritos. Fué á Ñapóles,
estuvo también en Roma, y después de recibir distinciones muy honrosas y de
adquirir relaciones con grandes personajes, volvió á España, deteniéndose en
Barcelona, donde registró su archivo y prestó un notable servicio al Príncipe
D. Felipe, buscando y coordinando unos documentos que le habia encomendado.
,La Diputación de Cataluña, y en especial el Brazo militar, se le mostraron muy
propicios, y él á ellos agradecido por la benevolencia con que le franquearon las
memorias que necesitaba para la historia. En una palabra, fué diligente investi-
gador; y conocedor el Rey D. Felipe 11, de sus trabajos y fatigas, que ya más
antes habia celebrado, le hizo en 1566 Secretario de su Consejo y Cámara,
indicando á la par que le seria muy grato que el Cardenal D. Diego de Espi-
nosa, Inquisidor general, le diese igual cargo en el Consejo de la Inquisición
para las cosas y despachos que hubiesen de ir firmados de la Real mano.
Demostraciones á que antecedió una señaladísima de la Ciudad de Zaragoza
en la súplica que hizo en el año 1559 á la princesa Doña Juana, Gobernadora
de España, sobre que se le proveyese en el cargo de Proto-notario de los
reinos de la Corona de Aragón. Era en este tiempo de tanta consideración su
mérito, que pensándose en coordinar el Archivo general de Simancas, se le dio
Real Comisión para ello; mediante la cual, lo coordinó, é hizo rúbrica de sus
escrituras. Continuándole las Reales mercedes, le hizo S. M. gracia del empleo
de Maestro Racional de Zaragoza _en 21 de Enero de 1571, y le consultó en
diversas ocasiones en asuntos del Real servicio. Del mismo modo lo hacían
varones muy sabios y virtuosos. En medio de estos obsequios á su mérito, dice
Latassa en su Biblioteca de Escritores aragoneses, era invariable su moderación
y aplicación al cumplimiento de sus destinos, especialmente á los de su Crtmica,
trabajando 3o años en sus Anales, sin perdonar gasto alguno ni diligencia, y
con este objeto formó también una copiosa y selecta librería, así de libros im-
presos, como manuscritos, de medallas y monedas antiguas, de inscripciones y
de otras memorias y restos de antigüedad, por espacio de 40 años: biblioteca de
que hizo donación á la Real Cartuja de Aula Dei, de Zaragoza, por la grande
devoción que le tenia. No fué menor ni inferior la que profesó al Real Monas-
terio de Santa Engracia de la misma ciudad, adonde también se retiró para
perfeccionar la Historia de Aragón; allí señaló su sepultura, y allí fué depositado
su cadáver en 1580, en que falleció el 3 de Noviembre, con sentimiento general.
HIJOS ILUSTRES DE MORELL A. 17g
Pasadps algunos dias, puso D. Gerónimo Zurita de Olivan, su hijo, en dicha
sepultura un lucilo con los blasones de su linage; y pidió al docto jesuita Padre
Andrés Schotto, catedrático entonces de letras humanas en Zaragoza, que escri-
biese un epitafio, el cual también se imprimió al fin del Itinerario de Antonino
Y\o,^ zo^\ó QViXd, Biblioteca española!) . Nicolás Antonio, tom. l.°, pág. 459,
col. 2 y es el que sigue:
Hieronynio Suritae
Michaelis F. Gabrielis. N. Caesaraugustano
Historiae Aragoniae
Diligentissimo, atque electo Scriptori
Patri B. M. Hieronymus F. Posuit.
Vixit Annos LXVII. Menses XI.
Obiit Caesaraugustae
IJI Non. Novemb. MDÍ.XXX.
"Era dé estatura mediana, rostro largo y algo moreno, la frente espaciosa, la
nariz corva y en buena proporción, los ojos negros y muy vivos, pero graves, la
barba ancha, y la arquitectura del cuerpo bien trabada, las acciones sueltas, por-
que no era grueso; vestia el trage de aquel tiempo; gorra de Milán, calza justa,
y capa de rodeo con capillo.,,
La modestia del padre se refleja también en la sobriedad y templanza del
hijo, pues no refiere en la inscripción los títulos honoríficos que le adornaron, ni
los suyos propios, por reconocer sin duda que no se unen bien el desengaño y
la vanidad. Mas nosotros no hemos de callar lo que la fama ha hecho público;
además de escritor diligentísimo, fué el primer Coronista del reino de Aragón, Se-
cretario del Consejo del Rey D. Felipe II, y de la Cámara en el Supremo de la
llamada entonces Santa y general Inquisición, Contador de todas las de la Co-
rona, Continuo de la Casa real de Castilla, Maestro-Racional de la ciudad de
Zaragoza, y Bayle y Merino de las de Huesca y Barbastro.
El Lugarteniente general de Montesa y Comendador de Perpunchent, poeta
y matemático á la vez, el célebre Fr. D. Jaime Juan Falcó, se lamenta de la
muerte de Zurita en los siguientes versos:
"Ingenium, et candor Suritae vivet opinor,
Vivet dum mundo carmen, et historia.
Historia, k carmen dum mundo vivet, opinor
Vivet Suritas candor, Sí ingenium.,,
Celebrar de verdadero é ingenioso á un historiador y asegurar que han de
permanecer siempre apreciados sus escritos, es quizá ima de las alabanzas ma-
yores que se le pueden tributar.
i8o
REVISTA DE VALENCIA.
El famoso poeta D. Martín de Azagra también le dedicó, en forma de epitafio,
los versos que siguen:
"Dum Salo, dum Sicoris, dum Cinga augebit Iberi,
Duní maris augebit nlagnus Iberus aquas,
Post ciñeres, manesque tuos, heu magne Surtía
Am/a/esgue tui tantarum pondere rerum,
^terni a;ternumte sine morte dabunt.,,
Juan de Hars, natural de Ariscot en la Brabancia, compuso este otro:
"Livius Aragonum iacet hic Zurita sepulcro,
Nil magis: hoc dignus nomine, notus erit.
Historicum studiis, annales nomine vicit,
Ipse suum nomen, seque, suosque libros.,,
Y por último, el elegante Coronista mayor de Castilla y de las Indias, Gil
González Dávila, conocedor de sus obras, después de llamarle Tácito y Livio
español y el pyimero que han tenido en la historia aquestos Reinos, le dedicó el
siguiente epitafio, que suple la brevedad y modestia del de su hijo:
MEMORIyE NON PERITURíE
HIERONIMVS A ZVRITA
Vir moribus, litteris, genio, et ingenio egregie
nobilitatus.
In Sancto Inquisitionis Senatu, et in Regali Consilio ob singularem
prudentiam Secretarius designatus.
In eo merita maiora fuere, quam prasmia.
ANNALES REGUM ARAGONLE
Regni plené, plañe, et puré, solé et sale conditos, stilo áureo,
fausta, feliciter et fortúnate
disposuit.
Abiit, non obiit, nam scripta ejus vetant mori.
Siluit á cálamo, quievit á vita.
III. Non. Mensis Novembris anni MDLXXX.
aetatis sue LXVII. •
A concederle Dios mas larga vida, hubiera publicado otras obras empezadas.
Vida del Emperador Carlos V.— Hechos de D. Felipe II.
NiCOLAS FkRKER V JULVE.
HOJAS SUELTAS.
COLOQUI VALENCIANO
SOBRE EL ROBO DEL COPÓN DEL CONVENTO DE SANTO DOMINGO.
L 16 de Diciembre de 1698 fué robado en Valencia un copón, con varias
hostias consagradas, de la capilla del Santo Crucifijo del Real Convento
de Predicadores. Tres dias mas tarde y después del escándalo consi-
guiente y de activas cuanto inútiles pesquisas, dicho copón fué encontrado en el
agujereado tronco de un olivo, existente en el huerto de Capuchinos, de los arra-
bales, que habia sido plantado y cultivado por las mismas manos del venerable
Patriarca, Juan de Rivera. Este acontecimiento sirvió de inspiración al autor de
"Coloqui,, que insertamos á continuación, y que la casualidad, siempre decidida y
constante protectora de los aficionados, puso hace algún tiempo en nuestro
poder:
EL SUCCES PER HA VER FURTAT LO GLOBO
DE LA IGLESIA DE SENT DOMINGO. •
COLOQUI.
Iníerlocuíoí-s.—h\ Notarla, La Medicina.
NoT. En desagravi de Christo,
moguda del cel christiá,
per que sempre la fé es troba
constant en los valencians,
ya que en les armes no puch
defensar esta maldat,
he de ser un Pere Pí (l)
desde ponent á Uevant-.
Entre la Justicia y yo
la havem de desagraviar.
(1) Pere Pí. — Trompeta de esta real Audk-ncia, y como tal, encargado de publicar por medio de
pregón todos los bandos que dictaban los Vireyes.
l82
REVISTA DE VALENCIA.
ella en obres, yo en paraules,
ya que no puch en les mans.
Sempre la Justicia es Higa
ais furs pera castigar,
pero yo be em desUigara
si la potestat trocam:
perqué en Uoch de furs buscara,
vent lo conill dins lo cau,
un luró de capa groga
que me '1 traguera arrastrant.
Puix pera els lladres, senyors,
y mes de esta calitat,
yo faria iins furs de vidre
pera que es pugnen trencar.
Y de esta manera el poblé
que aguarda per los instants
lo castich de esta osadía,
quedara com en juglar.
Perqué alió que es dona presto
en doble es sol reputar,
y á vegades la tardanza
acostuma criar calis,
y les coses son ben fetes
quant se fan del rich al rach.
Med. Notaría, ¿de qué et queixes
y tant te estás Uamentant?
Si es per lo dret del procés,
¿eixe acás et pot faltar?
NoT. Em queixe de que á un fill teu
y á un sacrilech cátala,
que es din Joan Batiste Rafol,
los golls no els hatgen trencat.
Med. ¿Pus qué te han fet estos homens
que en ells tan queixosa estás?
NoT. Han furtaf lo Sacrament
de la casa deis Germans;
la prenda mes estimable
que fabrica, Dijous sanct,
el mestre mes primorós
que han conegut tots los nats;
y pera memoria de ell
la esmalta en sa propia sanch
deixant son retrato en ella,
que no dirán qual es qual.
El Senyor Virrey la nova
la sabe al mateix instant,
y atropellant la decencia
de Príncip tan soberá,
sens reparar en la pinja,
Med.
NoT.
Med.
á peu y per mig del fanch
sen vá anar á tota presa
á Sent Domingo, mostrant
en la pasió de catolich
que era verdader Guzman (l),
puix per los ulls exalava
el sentiment del fracás.
¡Dijosa patria, Valencia,
gloriat mil voltes, ciutat,
per teñir en tal conflit
un Argos tan vigilant,
que podrá servir de espill
á tota la christiandat!
Allí asistí la noblea,
allí tots los magistrats,
allí cleros y convents,
sens faltar lo Mustasaf.
Dispongueren dar grans premis
al que tan dijós será
que descobriga al autor
de un sacrilegi tan gran.
La ciutat á tota presa
promete dos mil ducats
y fonch ab vot y parer
de son Concell General,
y á vista de agó, mil Iliures
prometen los Deputats.
Pero digam, aixó es diu
y no se en paga may cap.
El Senyor Virrey y Audiencia,
prometen deis Cofres Reals
mil Iliures, donant quatre homens
que estiguen fora treball.
Eixi premi de la Audiencia
será molt dur de pelar,
y els Reals Cofres no ignores
que son nius sense pardals;
Benisanó per defora
y dins pastís sense carn;
y pera diro tot de una
y no deixar que ductar,
''^vacuum in rerum 7iatura„
estos cofres han provat.
¿Has vist quant en carnestoltes
vá algún home desfrasat,
en una caña y cordell
ab una ííga penjant,
y els jichs al punt que la vehuen
lo apetit els mou la fam,
(l) El Virey de Valencia en aquella época era D. Alonso. Pcre'z de Guzman,
COLOQUI.
i83
y tots en la boca uberta
pera poderla agafar
van rendits en gran encono
buscant lo heme en gá y en Uá,
y á la que es fá ya de nit
lo home en la figa sen vá
y els gichs tots queden dejuns
•después de haver treballat?
Així pues son estos premis
de trompetes y tabals,
y aquells homens que oferixcn
que els trauran de los treballs,
s'entén de aquells que estar solen
presos per algún punyal.
NoT. Quant les Iglesies en dol,
los veis deis temples posats,
ios offisis los cantaren
al tó de Divendres Sant,
la Ciutat y els Cavallers
en vayetes arrastrant,
rogatives comensaren,
tot lo poblé atarantant,
batallosperlos camins,
los correus es van topant
y de nit la Verge Sancta
que anava á son fiU buscant,
com si fos Hierusalem
aquesta infeliz ciutat,
fent los carrers de amargura
lo resel y sobresalt,
de veure segona volta
á son fiU crusificat.
Lo Dijous per lo matí
á les deu hores poch ans
el noble Guzman dijós
(que Deu lo guarde molts anys)
Iliurá del conflit al poblé
sois en dir, "yalo ham trobat.,,
Allí vá ser la alegría
y el fondres los campanars,
y per los carrers anaven
les norabones rodant.
Lo que conseguir no poden
lo Vicari general,
los Ministres de Justicia,
los frares, ni els capellans,
ha conseguit un fill meu
que es Joan Batiste Daza,
honra de la notaría,
puix en esta acció ha donat
esta gloria á son colegi,
sobre tantes que en té ya,
pues es públich y notori
que filis de sos colegiáis
han donat honra á Valencia,
salut á infinits malalts
y han tengut vot decisiu
en Consilis Generáis.
Med. ¿Qué no sabs que la alabanza
en boca propia no cap?
NoT. Calla, lladre aragonés,
que en aquesta acció un Uunar
té el claustro de Medecina
que no sel veurá borrat.
¿Qué dirán los de Aragó?
¿Qué dirán los catalans,
quant sapien que dos filis seus
han venut per trenta reals
al Redemptor de la vida
en lo Globo que han furtat,
puix pesant tres onces justes
fan los trenta reals cabals?
Med. ¿Qué han de dir? Que en esta térra
aqueixa fama han guanyat
y que así per cosa bona
may vé ningún Cátala.
NoT. A Christo en Hierusalem
escribas lo han sentenciat,
y en Valencia del perill
sois un escriba el Iliurá.
Med. ¿En quin puesto es trobáel Globo,
en quin dia y quí el trobá?
NoT. Dins del hort de Capuxinos,
y es cosa molt de admirar
que si en altrehortel prengueren
en aqueste Icf han Iliurat.
En la borrasca de penes
que pasaven los christians,
de veure que anava á pich
de nostra gracia la ñau, .
al veurela sumergida
en una concavitat
que la vellea de un abre
en la soca fabrica,
al descubrilo les rames,
coneixent per los cimals
que aquells eren de olivera,
cesaren tots los afans,
tingueren ya fí les penes,
nostra ferida sana,
puix sempre el ram de olivera
senyala serenitat.
Abre que el Senyor Patriarca
lo vá plantar per ses mans
184
REVISTA DE VALENCU.
y com este al Sacrament
en lo seu cor lo hospeda,
li vá manar al plantarlo
que en son cas fera altre tant.
jNIed. El obeir la olivera
alió que se li ha manat,
¿es delicte pera que
la hatgen de dequartezar?
Eixa pena sois la dehuen
aquells que allí lo han portat.
NoT. No se li fá per castich,
ans bé los fels Valencians
per estimar la olivera
cascú en vol teñir sa part.
Med. Notaría, així em pareix
que son les festes del gat,
puix de tant voler els filis
seis acostuma menjar.
NoT. Al tercer dia el trobaren
y no em causa nóvetat,
que al tercer es cosa vella
en Christo el resucitar.
Si en lo dijous de la Cena
de tot un apostolat.
en ella no ialtá un Judes,
ni falta tampoc un Joan,
en esta de Capuxinos
lo mateix vaig reparant,
pues tenini un Joan y un Judes,
pero ab gran disparitat,
que allá Calabrés fonch Judes,
mes en esta es Cátala.
Ouant en les mans lo AgnusDei
vá teñir aqueste Joan,
no fonch Joan pera el cordero,
Ilop vá ser, pues se el traga. Med.
Quant lo Alcayt regoneixia
de la olivera el forat,
y veu el panal de mel
que tot los anys sol criar,
en lo afecte que el buscava
vá dir mostrant ser ell Joan;
"^«/ toUis peccata viundi,,
"ara si que te he trobat.,,
Es vá vestir de alegría,
es despulla del pesar,
imitant á les Maries
la nova vá publicant;
al entrar per Sent Domingo
diu á la Comunitat:
'''di ego eiivi vobis tradam,,
"vejan que me hau de donar.„
La religió vent la nova
á gust de son paladar,
li dona infinites grasies
dient: ^^Deu liu pagará y,
que de esta manera els frares
sempre acostumen pagar.
El poblé, quant vá saber
que en la torre de Serrans
estaba ya recondit
este parell de dansants,
li digué al Senyor Virrey
per dependir de sa má:
^'crucifige, crucifige,,
"no seis done Ilibertat.,,
Y pera escarment de oprobis
y de semblants desacats,
los ministres crimináis
seguixquen á Tiracuello
que es autor mes adequat.
Y en fí, Medesina, tú
en mí no et pots comparar,
perqué yo me emporte el premi
y tú el castich portarás.
Ya conech que tens rahó
y es presis el confesar
que Medesina y suaristes
queden ben aparellats.
Del indicado suceso se ocupan con mas detenimiento el Doctor Francisco
CeXmd. en 5\\ Saniisimo Misterio de ^^ Agua Viva,, Valencia, Tomás Lúeas, 1762;
Gaspar Tahuenga en su Lisa, concisa y puntual narración del sobre todo sa-
crilego robo del Santísimo Sacramento del Real Convento de Predicadores de
Valencia , en 16 de Diciembre de lógS, y dichosísimo hallazgo al tercer dia.
Valencia, Francisco Mestre, 169S — Fól; Juan Bautista Escuder, en su Sermón en
desagravio del execrable robo del soberano Sacramento de la Eucaristía y en
CoLOnUI.
¡tacimienio de gracias por su hallacgo; Valencia, Jaime Bordazar, 1699, 4.° José
Ortí y Moles en su Romatice endecasílabo al feliz hallazgo del Saiiiisivio Sacra-
metito que se robj del Real Convento de Predicadores , Valencia, Francisco
Mestre, 1699 — Fól; y Tomás Marina en sus Cuatro partes de un milagro, epilo-
gadas á las cuatro de un sermo7t panegírico en el Real Cofn'ento de Predicado-
res de Valencia ó dia 6 de la octava en desagravios del sacrilego robo del Pan
Eucarístico , Valencia, Diego Vega, 1699 — 4.°
V. DE B.
CRÓNICA MENSUAL.
o decimos con sentimiento; parécenos que el movimiento literario de-
cae en Valencia. Este invierno arrastran vida mas lánguida que los
anteriores las Sociedades que se consagran á las letras. El Ateneo y
el Rat-Penat, están desanimados: los debates que se promueven ar-
rástranse trabajosos, y no concluyen, ó concluyen sin escitar interés.
La segunda de estas corporaciones literarias ha rendido, sin embargo, hon-
roso tributo á la memoria de su socio y fundador el Sr. Orga. Celebróse sesión
solemne, bajo la presidencia del Sr. Ferrer y Bigné, leyendo una minuciosa reseña
biográfica de aquel modesto escritor el Sr. Llombart, que puso en ella de mani-
fiesto sus muchos merecimientos.
Leyéronse también poesías dedicadas al Sr. Orga por la señorita Doña Mag-
dalena García Bravo, y los Sres. Arroyo, Iranzo y Bodria. La del Sr. Iranzo, que
gustó mucho, la insertamos en este número de la Revista.
Bajo el dosel de la presidencia veíase el retrato del Sr. Orga, obra improvi-
sada por el joven artista Sr. Gallel.
Del mismo fúnebre tributo fué objeto en otra solemne sesión el Sr. Pascual
y Genis, honrado ya de igual manera en otras corporaciones literarias. Digno
era el señor Pascual del afecto del Rat-Peiiaí. Enamorado, como buen demó-
crata, de los ideales del porvenir, miraba al principio con desden el renaci-
miento lemosin , juzgándolo anacrónico y artificial. Pero, al establecerse la
sociedad del Rat-Penat, al ver el entusiasmo con que cantaban las antiguas
glorias de Valencia los nuevos trovadores, se sintió igualmente entusiasmado, y
comenzó de pronto á versificar en valenciano. Este infiel Saulo, fué luego un
Paulo muy decidido de la nueva escuela. Justo era, pues, que esta le dedicase
un honroso recuerdo.
El panegírico del Sr. Pascual y Genis, lo hizo su amigo y correligionario
D. Félix Pizcueta, y le dedicaron composiciones poéticas los Sres. Labaila,
Bodria, Puig y Torralva, Fambuena y Costea.
En la sección de Literatura de Lo Rat-Penat, D. José Bodria dio lectura á un
bien escrito trabajo literario, en que se ocupa de las impresiones de un viaje al
pueblo de Beniarjó, en el distrito de Gandía, en donde existió la casa solariega
del ilustre vate valenciano Ansias March, arruinada y destruida poco há, y de
la cual solo queda una pequeña capilla. ¡Bien hacen los amadors de les glories
valencianes, en recordar las memorias de aquel dulcísimo poeta! En cualquier
otro pais, serian objeto de conmemoración especial esos restos de su arruinado
hogar.
CRÓNICA MENSUAL. iS'/
En el Ateneo solamente han dado señales de vida las secciones de Ciencias
sociales y Ciencias físicas, continuando en la primera el debate sobre la compa-
tibilidad de la monarquía y la democracia, en el cual ha pronunciado un buen
discurso el Sr. Puig y Boronat; y en el segundo, el de la aptitud profesional de
la mujer.
♦
* ■*
Más vida que esas dos sociedades tiene este año la Academia de la Juven-
tud Católica. Dícese que está amortiguado el sentimiento religioso, y sin em-
bargo, á la energía de ese sentimiento hay que atribuir la animación que se
nota en este centro científico y literario.
El segundo aniversario de su reapertura, hic solemnizado en una brillante
sesión, en la que discutió discretamente D. Fernando M. Pastor acerca del si-
gxiiente tema: "La restauración en Cristo de la ciencia, es el ideal de la Juven-
tud Católica.,,
Leyéronse poesías alusivas al acto, por los socios académicos de la sección
de Literatura, ejecutándose piezas musicales en los intermedios, por los socios
de la sección de música, dirigida por su presidente D. José Ubeda.
La sección de Filosofía y Letras ha emprendido el debate de un difícil tema,
"Caracteres esenciales constitutivos de la belleza,,, en el cual han tomado parte
los señores Segura y Atienza, Vives Liern y Castellote (D. Salvador).
El distinguido catedrático de Medicina Dr. Crous, ha comenzado una serie
de interesantes conferencias, cuyo asunto enuncia así: "La locura y la embria-
guez ante la ciencia médica y el Código penal.,,
*
* #
El Instituto Médico Valenciano, ha proseguido las conferencias sobre la sa-
lubridad é higiene pública en Valencia. El Dr. Cantó ha ocupado dos sesiones,
hablando de este importante tema, bajo un punto de vista muy práctico y útil.-
* *
El nuevo Círculo militar, de cuya solemne apertura nos ocupamos en la
Crónica anterior, ha comenzado las ofrecidas conferencias con el vigor de la
juventud. El ilustrado teniente coronel D. Juan Campos y Moles, secretario del
gobierno militar de esta plaza, habló fácil y elegantemente sobre la importancia
militar, demostrando la imposibilidad de suprimir la guerra en el mundo, y el
interesantísimo papel que, dada esta necesidad, desempeñan los ejércitos en la
vida social.
Otros estudiosos militares se disponen á desenvolver distintos temas, ade-
cuados todos ellos al objeto especial de este Círculo.
REVISTA DE VALENCIA.
También la Sociedad Valenciana de Agricultura oye de vez en cuando algu-
nas útiles disertaciones, en las cuales domina el interés práctico de los agricul-
tores. En el periodo que comprende esta Crónica tenemos que consignar las de
los entendidos profesores D. Francisco Castell y D. Pedro Fuster, la primera
sobre Influencia de los agentes físicos en la vida vegetal, y la segunda, que ocupó
varias sesiones, sobre el siguiente tema: Importancia de los abonos fosfatados
y determinación práctica de la cantidad de fosfato que existe en los mismos.
#
* #
La Universidad de Valencia ha experimentado una pérdida muy sensible: el
mas joven y uno de sus mas distinguidos profesores, el Dr. D. Vicente Santa-
maría de Paredes, catedrático de derecho político y administrativo en la Facultad
de Derecho, ha dejado la cátedra para ocupar la plaza, que ha obtenido por
concurso, de vice-secretario y asesor del Banco de España.
No há mucho tuvimos ocasión de hacer justicia á la ciencia de este joven
profesor, con motivo de su libro Tratado de dereclio político, y hoy hemos de
consignar el sentimiento que ha causado su marcha, no solamente en la Univer-
sidad, sino también en el Ateneo, del que había sido vice-presidente, y en todos
los demás centros científicos.
* *
Los amantes de la música clásica, cuyo número vá .creciendo en Valencia,
oyen con deleite los conciertos que en los salones de los Amigos del País dan
los profesores del Conservatorio. Este año han comenzado con lucimiento, bajo
la dirección del entendido maestro D. Salvador Giner, nuevo director de aquel
centro musical. En estas deliciosas audiciones ha merecido especiales plácemes
el joven profesor de violin D. Quintin Matas, que es ya una notabilidad en este
instrumento.
Con el título de Nuevo Liceo se ha inaugurado una sociedad literaria, y prin-
cipalmente teatral, compuesta de entusiastas jóvenes, que dan sus funciones en
el lindo teatrito de casa de Parcent. La música y la poesía figuran, al lado de la
declamación, entre sus honestos esparcimientos.
En la sesión de apertura, el presidente de la nueva Sociedad, D. Ricardo
Cester, pronunció un discurso sobre las ventajas que reporta el cultivo de las
bellas letras.
* *
La prensa cotidiana de esta capital se ha aumentado con un nuevo colega
La Correspondencia de Valencia, cuyo carácter es idéntico al de la famosa y
popular Correspondencia de España.
CRÓNICA MEXSU/VL. 189
Los teatros han perdido, con motivo de la entrada de Cuaresma, la anima-
ción que habia en ellos. Fué despedido en el Principal, con entusiasta ovación,
el famoso tenor español Julián Gayarre, y con muchos aplausos y obsequios
también las demás partes de la compañía de ópera, y cerró sus puertas aquel
coliseo. Cerrólas, también, el de Apolo; fué sustituida en el de la Princesa la
compañía de zarzuela por qtra ejusdem furfiiris, y solamente continuó sin
alteración el modesto Teatro-Café* de la calle de Ruzafa, único destinado
ahora en Valencia á la comedia y el drama.
Dos de estos ha estrenado en él el nuevo y fecundo escritor dramático D. Ri-
cardo Mateos García, de quien hablamos en la Crónica anterior. Uno se titula
Be'atriz, y Yaaib el otro; ambos revelan la inexperiencia del autor, lo cual no
obsta para que hayan sido recibidos con aplauso por aquel indulgente
público.
En el mismo teatro estrenóse con buen éxito una pieza valenciana en un
acto, Tres abelles de colmena, original del Sr. Civera y Roig. No tuvo tanta
suerte otra obra de igual género, A sarpa la greila, cuyo autor quedó anónimo,
porque el público no manifestó deseos de conocerlo.
Mas brillantes y lisonjeros que esos triunfos dramáticos, han sido los que ha
obtenido en Barcelona el poeta valenciano D. Antonino Chocomeli. En el teatro
de Romea se ha estrenado con muchos aplausos un drama suyo en un acto, ti-
tulado El Vengador; que pertenece al género romántico, y se ha representado
después, con igual éxito, su drama en tres actos D. Carlos de Austria, ya
conocido en Valencia. La prensa de Barcelona ha hecho grandes elogios de
estas obras del Sr. Chocomeli.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA.
OMPENDIO DE HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA, por el te-
niente CORONEL DE INFANTERÍA D. EnRIQUE LlORENTE Y FERRANDO.
Madrid. Imp. y libr. de la viuda é hijos de Alcántara. 1882 (1).
Un militar valenciano, que maneja con igiial gallardía la pluma y la es-
pada, es el autor de este compendio, que tanto por la materia de que trata,
como por la forma en que está desarrollada, puede servir de instrucción ó de
solaz aun á la's personas mas agenas al ejercicio de las armas. Un prólogo, muy
bien pensado, explica el objeto de la obra, y divide la historia militar en dos
grandes periodos, uno anterior y otro posterior á la invención de la pólvora;
cuya adopción en nuestro pais coincidió con el renacimiento del arte de la
guerra, ó sea con el principio del reinado de Carlos I.
Comprende la obra que reseñamos 33 lecciones ó capítulos, y en ellos se es-
tudia tan profundamente como permiten los estrechos límites de un libro elemen-
tal y didáctico, no solamente los sucesos mas memorables de nuestra historia,
sino también el origen y organización de los ejércitos españoles, capitanes ilus-
tres que florecieron en cada época, armamento, vestuario, manera de combatir y
todo cuanto se relaciona con el arte de la guerra.
NOCIONES ELEMENTALES DEL ARTE MILITAR, por los tenientes
CORONELES D. CÁNDIDO Varona V D. Enrique Llorente. Madrid, hnp. y libr.
de la Viuda é hijos de Alcántara. 1882 (2).
El mismo Sr. Llorente, en colaboración con otro estudioso gefe militar, ha
escrito esta obrita, mas técnica que la primera, y no menos notable que ella,
por la vasta instrucción que revela. Es el arte militar el conjunto metódico
de preceptos que deben aplicarse para salir vencedor del enemigo, y abraza,
por tanto, un vastísimo campo de investigaciones científicas, que comprende
cuatro partes principales, á saber: la Política de la guerra, la Estrategia, la
Táctica y la Logística ó arte de mover las tropas. Compendiar tan variadas ma-
terias, dar una idea general de ellas á los jóvenes alumnos y oficiales, es el ob-
jeto de esta obrita, que juzgamos de gran utilidad como preparación y guia de
mas profundos estudios.
(1) Un voli'imen en 12.° de 156 págs.^pero de mucha lectura por lo compacto déla impresión.
Dos pesetas en toda España. Los pedidos pueden hacerse al autor, en la Dirección de la Guardia
Civil.
(2) Un volumen, de igual forma, con I40 págs., 2 pesetas.
BIBLIOGRAFÍA VALEKCUNA. IQl
ARMAS PORTÁTILES Y TIRO AL BLANCO, por los tenientes co-
roneles D. Enrique- Llórente y D. Cándido Varona. Madrid. Impr. y libr.
de la viuda é hijos de Alcántara. 1882 (l).
Una tercera obra, escrita y publicada también por los Sres. Llórente y Va-
rona, viene á confirmar la reputación científica y literaria que justamente han
ganado estos dos laboriosos oficiales. Tras de una reseña histórica de las armas
en general, y especialmente de las artiias de fuego portátiles ó manuables, estú-
dianse en este tratado los diferentes sistemas de armamento que se hallan en uso
en los ejércitos modernos, comparándose sus ventajas é inconvenientes. Examina
luego las pólvoras y cartuchos; trata de la conservación de las armas; explica la
teoría y la práctica cfel tiro, y concluye la obra con un apéndice relativo al último
concurso de tiradores.
Todos estos opúsculos militares han sido declarados de texto para las aca-
demias y conferencias de Infantería.
ESTUDIO CRITICO DE LA INSTRUCCIÓN PRIMARIA EN ESPAÑA,
por D. Manuel Meseguer y Conell. — Castellón, Enero 1SS2 (2).
El autor de esta obra examina la instrucción primaria en sus múltiples as-
pectos, su presente, su pasado y su porvenir; compara nuestra instrucción con
la de otras naciones, aportando datos curiosos y exponiendo consideraciones
oportunas; demuestra su acción directa en las costumbres, su influencia en la
reducción de la criminalidad, y manifiesta las reformas que deben adoptarse para
su mejoramiento, reclamado por la pública opinión y el abandono en que actual-
mente se encuentra tan importante ramo.
NOCIONES DE HIGIENE PRIVADA Y SOCIAL, por D. Emilio Ri-
bera GoxiEZ, Doctor en ciencias naturales y catedrático del Instituto provhicial.
Segunda edición.— Valencia. Imp. de Manuel Alufre, 1881 (í>).
En uno de los primeros números de esta Revista, - nos ocupamos favorable-
mente de la presente obra de texto, que entonces salia á luz por vez primera.
La aceptación que tuvo fué tanta, que en menos de un año quedó agotada
una numerosa edición, habiendo tenido que hacerse la segunda bajo idéntico
plan, aunque corrigiendo el lenguaje y haciendo algunas pequeñas adiciones
que el continuo progreso de la Higiene requiere.
LA MANCHA, NARRACIONES VENATORIAS, seg^inda parte de Los
C.^.ADORES, SU autor Enrique Pérez Escrich. Madrid. Imp. de Fortanet, 188 1 (4).
Hé aquí un libro muy interesante para los cazadores, y algún tanto para los
que no lo son. Nuestro paisano el popular novelista Sr. Pérez Escrich, que es
(1) Un tomito de 92 págs. de igual forma, 1 peseta 75 cents.
(2) Un tomo en 4.° menor de mas de 220 págs.: se vende á 6 rs. en la librería del Sr. Béllver,
Castellón, Tapinería, 6.
(3) Un volumen de 90 págs. en 4.° mayor, que se vende en la librería de D. Pascual Agxiilar,
Caballeros, 1, á 2 pesetas.
{4) Un volumen, de 340 págs . en 8." prolongado, que se vende en la librería de Pascual Agui-
lar. Caballeros, 1, al precio de 3 pesetas.
iga REVISTA DE VALENCIA.
aficionadísimo ala escopeta, publicó en 1 876 con el título de Los Cazadores, un
volumen de relaciones y anécdotas de caza, que gustó mucho. Ahora ha dado
á la estampa una obra del mismo género, que titula La Mancha, porque se re-
fieren al pais de este nombre las cacerías cuyos recuerdos ha consignado en ella.
Pero no habla solamente de liebres y perdices; describe al mismo tiempo, de
una manera donosa y agradable, las llanuras manchegas, los pueblos, sus cos-
tumbres, sus fiestas y tradiciones. El Sr. Escrich sale al encuentro de la general
preocupación que condena á la Mancha, como un pais desolado, monótono é
insoportable; dice que la conocen mal los que la juzgan desde los coches del
ferro-carril, que atraviesa precisamente la región mas árida de ella, y que para
apreciar la riqueza de su suelo, la abundancia desús montes, sus dehesas y.sus
rios, para conocer prácticamente la caballeresca hospitalidad de los manchegos,
es preciso recorrer -el pais con la escopeta al hombro y el perro por delante,
como él lo ha hecho. Bajo este punto de vista, el libro del Sr. Escrich es intere-
sante para los que desean conocer la España, en todas sus distintas y caracterís-
ticas regiones. Además, la amenidad con que está escrito, hace muy agradable
para todos su lectura.
Vai.KNC1.\ 1882. — IMI'RKNTA PE DOMKNKCH, MAK. -tS.
REVISTA DE VALENCIA.
1.^ Abril de i8Hl'.
\RCH1V0 GENERAL DEL REINO DE VALENCIA (i).
N L2 de Setiembre del año 1419, y en las Cortes ó Parlamento que
en Valencia y para sus regnícolas celebraba á la sazón el Rey Don
Alfonso V, á petición de los tres brazos, otorgó el Fuero ú Ordinacion
sigiiiente;
— "E com los nostres prothonari e secretaris sen porten los procesos délas
Corts que nos tenim en Regne de Valencia en Cathalunya e en altres parts, e
encara los scriuans de manament e altres scriuans de nostra Cort los processos
que fan no lexen los registres en los lochs qiies fan tais processos, les quales co-
ses redunden en gran dan déla cosa publica del dit Regne e deis habitadors de
aquell. Per go ordenara e prouehim perpetualment e manara ais dits prothono-
tori secretaris é scriuans de manament que de tots los processos de la Cort c
qualseuol altres actes, fets en la Audiencia nostra e de nostres successors e de
nostre ó lur Primogenit ó deuant jutges, tocants lo Regne de Valencia ó los ha-
bitadors de aquell, lexen los Registres en lo Archiu nostre, lo qual tenim dins lo
Reyal de la ciutat; e que deles provissions, libres, actes e cartes, axi de justicia
com de gracia o altres qualseuol, tocants fets del dit Regne o deis habitadors
(1) El entendido director de este Arcliivo, Sr. D. ISIiguel Velasco y Santos ha escrito el pre-
sente articulo para un Anuario de Archivos y Bibliotecas que este año vá á publicarse, y ha
tenido la amabilidad de honrar con él las columnas de la REVISTA. (N lit h K.)
194 REVISTA DE VALENTÍA.
de aquell, sien fets registres e libres spargos, en Tos quals les ditas coses sien
scrites e registrades: los quals registres e libres, feta differencia de fets a fets, se-
gons es acostumat, sien intitulats Registres de Regué de Valencia en axi com es
a dir: Coinmime Privium Valentite; Gratiarimi Primiim Val. E axi deis altres,
axi en fet com en nombre del dits Registres. E que advenint lo cas quelos dits
Registres deien eser possats en Archiu, aquells sien messos e conservats perpe-
tualment en lo dit Archiu del nostre Real de Valencia en manera que nos e
nostres officials e encara los habitadors del dit Regne pus facilment puscam e
pusquen hauer 90 que hauren e hauran necessari deles dites cosses e actes.
E per 50 que deles coses pasades per seniblant dins lo dit Regne sien trobats
Registres, otorgam e provehim que de tots los Registres, cartes e altres actes
de tot lo temps passat, axi de aquells que son recondits en 1' Archiu de Barchi-
nona com encara de aquells qui son de pressent en poder deis prothonotaris e
secretaris nostres, sien trets transumpts apart, en Registres intitulats segons
dessus es dit, (de) totes cartes priuilegis libres e provisions e altres qualseuol actes
tocants fets del dit Regne e deis habitadors de aquell. E aquells dits Registres
nouells, fets a despesses del dit Regne en la dita forma, sien possats e meses en
lo dit Archiu del sobredit Reyal nostre de Valencia." — V. de funes, Vic. (Regist.
en el lib. 2.°, legajo l.», div. Aa VII.% Ser. A, Secc. I.^ de este Archivo.)
En virtud de este fuero y del que le precede (asimismo otorgado á petición
de los tres brazos, y mandando que se hiciera lo propio con los papeles, libros y
demás instrumentos referentes á la administración ó régimen, etc., del regio Pa-
trimonio), en el Palacio que aquí tenian los Reyes comenzó á ser depositada
la documentación tocante al reino de Valencia, constituyéndose con ella su j.\r-
CHIVO GENERAL.
Parece, sin embargo, que el pensamiento del Monarca, realizado en su pri-
mera parte, tropezó en la segunda con obstáculos que no se saben hoy; las co-
pias ó trasumptos de todo lo actuado para este reino de Valencia en tiempos an-
teriores no debieron sacarse ni traerse; y por ello mas tarde los diputados valen-
cianos, en las Cortes que en 1542 se celebraban en Monzón, solicitaron, y el Rey
les concedió que "todos los registros y actos referentes á esta ciudad y reino, que
estaban todavía en los Archivos de Zaragoza y Barcelona, fueran restituidos y
se depositaran en el Archivo del Palacio del Real, que aquí existia." Descono-
cidas causas habían impedido, no obstante, aquella traslación, hasta que nueva-
mente, á petición de "su Archivero del reino de Valencia, Francisco Juan Mai-
quez de Ares", D. Felipe II mandó que se llevara á cabo (l); dando al efecto sus
letras patentes, á fin de que "sus Archiveros del reino de Aragón y Principado de
Cataluña", no pusieran obstáculos al susodicho Maiquez en la citada traslación.
Por otra carta Real (2), sabemos que, en efecto, este fué á Zaragoza y se trajo
de allá lo que allí había. El Rey mandó que se le indemnizara por los causados
(1) R. Ccdula, dada en Madrid á 14 de Diciembre de 1570.
(2) ídem id. id. 28 de Enero de 1571.— Registradas ambas en el lib. 3-'. leg- 5° de la divi-
sión Aa Vil.', Ser. A, Secc. I.* de este Archivo.
ARCHIVO GENERAL.
195
gastos, y que se le abonasen cuantos ocasionaran asimismo su próximo viaje á
Barcelona y el traslado á Valencia de los Registros, libros y papeles que de allá
iba á traer; mas si, por último, se efectuó el viaje ó no se efectuó: si en caso afir-
mativo, encontró en Barcelona Maiquez, para incautarse de los documentos, di-
ficultades invencibles que en Zaragoza no tuviera, es lo que no se sabe. El
hecho es que aun allí subsisten, aunque bien conservados, así aquellos Registros
que mandara copiar el Rey Alfonso Y', como otros muchos actos, procesos y
escrituras que, tocantes al reino de Valencia, aquí solo interesan, y en su Archivo
debieraif encontrarse (l).
En todo lo demás cumpliéronse los fines que se propuso D. Alfonso V:
cuanto se despachó por la Cancillería Real para este reino y cuanto se actuaba
en sus diversos tribunales quedó aquí desde entonces, formándose con ello su
ARcravo GENERAL. Parece, sin embargo, que no toda la documentación fué desde
luego al Palacio del Real, como queria el monarca: los papeles y libros de la
Gobernación, Diputación ó Generalidad, Justicia y Sub-justicia se guardarían res-
pectivamente en los locales ó edificios donde esos tribunales se hallaban instala-
dos, é ignórase si tuvo ó si no tuvo entonces el llamado Archivero del Reino in-
tervención alguna en su custodia y régimen. A su directa é inmediata inspección
estaban sometidos únicamente al pronto los del Real Patrimonio, Cancillería,
Real Audiencia y Maestre racional (los únicos acaso que se guardaban en Pala-
(1) A m.ís de estos Registros, y según el Informe, que, sobre el paradero de los papeles universa-
les de la Monarquía española, escribió por los años 1726 el Comisario regio D. Santiago Agustín Riol,
liabia entonces en el Archivo de Barcelona, en la primera pieza, todo un armario (el 21), consa-
grado á papeles sobre negocios generales del reino de Valencia: el 22, á' los de esta ciudad y villa
de Algecira (Alcira); y el 28 y 29, á los de otros lugares de este mismo reino.— En el Informe his-
tórico cronológico palatino legal, que publicó mas tarde (Año 1782) D. José Mariano Ortiz (Madrid,
por A. de Sotos) se lee' asimismo (pág. 48); "Aviso importante para el lector. — Se omiten varios
ejemplares pertenecientes al siglo pasado, por cuanto los Registros del reino de Valencia, qtu debieron.
según disposición de Fuero, pasarse al Archivo del Real, se condujeron, de orden del Ministerio, al
principio del que rige al de Simancas . „
En vista de tales testimonios, el Archivero de Valencia escribió á un compañero de Simancas,
deseando saber qué libros, registros y papeles habia en aquel Archivo sobre asuntos del reino de
Valencia, y se le respondió: "que habia, en efecto, hasta el 15 de Junio de 1850, en que, de orden
del Gobierno, se remitieron al de Barcelona, los siguientes: — Registros de Cancillería: Offcialiuin
Valentía 17 volúmenes (años 1621 á 1700); Diversorum Val. 63 volúmenes (1621 á 1700): Commu-
nium Val. 58 volúmenes (1621 á 1700); y de asuntos de Hacienda, Guerra, Gracia y Justicia, Fo-
mento y Gobernación, ó sean relativos á la administración y régimen del valenciano reino, hasta
426 legajos..
Es claro y evidente, que todos estos documentos deben estar aquí, donde interesan y se buscan,
y donde están los similares, mientras haya en Valencia por lo menos Archivo general. Si hasta
el presente no los ha reclamado el Archivero, es porque aquí no tiene sitio donde ponerlos buena-
mente, y en Barcelona, al menos, es'.án bien conservados; pero en cuanto el Archivo se mude á otro
local mayor, ó el actual se ensanche, procurará el Gobierno y tratarán los valencianos mismos de
que vengan aquí, ya que hasta ahora andan tan fuera de camino.
IQÓ REVISTA DE VALENCIA.
cío), y el cargo de Archivero unióse algo mas tarde al de Coadjutor de la Racio-
nalía. Tiempo andando, el Baile general, que funcionaba en edificio aparte, llevó
á este su documentación, poniéndola al cuidado de un Archivero propio; y como
los papeles de las demás magistraturas, que no actuaban en Palacio, continua-
ban asimismo en locales distintos, la creación de D. Alfonso V vino á quedar
desvirtuada: habia varios Archivos; pero no Archivo general. Y así continuaron
hasta que, ya abolidos los Fueros de Valencia, el Rey Felipe V los puso nueva-
mente todos al cuidado de un solo Archivero en el año de 1716.
¿De qué servia, sin embargo, esta unión nominal de todos los Archivos,
mientras sus documentos permanecieran separados en edificios ó locales lejanos
entre sí, mal preparados quizá para ese efecto, varios de ellos sin condiciones
regulares de luz y de ventilación, poco seguros y no pudiendo acaso en ellos
ejercerse los cuidados de aseo, limpieza y vigilancia, que son los que dan vida
á los papeles, libros y pergaminos archivados? Harto sin duda hubo de cono-
cerlo D. Fernando VI, al disponer (año de 1758), que desde luego se señalara
ó procediese á buscar edificio donde los seis Archivos pudieran de hecho re-
unirse; encargando á la vez al Archivero, que en esta fecha misma acababa de
nombrar, mayor esmero y vigilancia en el ordenamiento y la conservacioi^ de
los papeles, rigiéndose al efecto por las órdenes, instrucciones, etc., que se le
enviarían por la Secretaría de Estado (l). Malos tiempos aquellos ciertamente,
para que estas medidas llegaran á sazón: las guerras y disturbios, que estallaron
á poco, harían seguramente que quedaran valdíos lo§ proyectos de aquel pací-
fico Monarca.
Su hermano y sucesor, tan entusiasta por el progreso del país, especial-
mente en lo que se refiere á las llamadas . artes de la paz, dio nuevo impulso
al anterior proyecto. En 20 de Febrero de 1770 designó el edificio á donde los
papeles habían de trasladarse, y para habilitarlo, señaló 3.000 libras valencia-
nas (unos 25.000 rs. en moneda actual), á mas de lo que produjese en venta
la casa donde estaban los papeles de la Gobernación; nombró por Archivero
á D. Ignacio Latre; dióle por auxiliares cuatro oficíales mas; fijóles sueldos, y,
respecto al material científico, encarecióles vivamente la formación de índices y
el celo ó diligencia en la conservación (2). ¿Quién creyera que hasta Carlos III,
á quien tantas mejoras de esta índole y tan soberbios ó suntuosos monumentos
debe nuestra nación, iba á dejar sin realizar aun medida tan urgente y que tan
pocos gastos de suyo requería? Cuarenta años, sin embargo, hubieron de pasar
antes que la anhelada unión y traslación de los Archivos á la Casa profesa de
(1) Real Orden citada por Branchat, DERECHOS Y REGALÍAS DEL REAL PATRlilONlO (Valencia,
imprenta de Ferrer de Orga, 1786J, tonuí I, N. 5.°
(2 Real Cédula, también citada por Branchat.
ARCHIVO GENERAI,. 197
PP. Jesinías (que es donde la queria el mencionado Soberanoj empezara, por
fin, á efectuarse.
Los franceses se aproximaban á Valencia; era preciso sustraer á los riesgos
(le su rapacidad cuanto tenia verdadero interés para los valencianos; el Palacio
del Real estaba expuesto, y sacóse de allí cuanto pudiera excitar su codicia ó
ser por los franceses quemado y destruido. Precipitadamente trasladáronse, pues,
á la ciudad los libros y papeles que allí se custodiaban, y se depositaron en uno
ó dos salones del citado edificio: estos papeles eran los de Cancillería, los de la
Real Audiencia, Maestre Racional y acaso muchos de la antigua Bailía. Y se
libraron efectivamente de entera destrucción; mas no de los estragos de una
francesa bomba que, entrando por la bóveda del salón en que estaban hacina-
dos, sobre ellos reventó, causando los efectos que deben presumirse, aunque
no filé chica fortuna salvarlos de un incendio.
Muchos años hubieron de pasar para que poco á poco, ya acabada la guer-
ra, se arreglaran estanterías, se ordenaran los papeles y libros y saliera por fin
el desdichado Archivo de aquel revuelto caos, en que tales angustias le habían
puesto. Consiguióse, no obstante; y logróse también que, ya posesionados Jos
papeles de su nuevo local, negárase el Gobierno á sacarlos de allí, cual preten-
dían los PP. Jesuítas, al reclamar el edificio en el año de l832. Pero, después
de todo, la unión dejos Archivos era proyecto aún: el de la antigua Diputación
ó Generalidad continuaba en un piso segundo del que fuera en lo antiguo Pa-
lacio de las Cortes, actualmente Real Audiencia; el de Gobernación en una
vieja, mezquina casa de tres pisos, que ya de iiunemorial venia ocupando; ios
del Justicia y Sub- Justicia donde, á lo que parece, habían estado siempre, en dos
ó tres salones bajos del ruinoso edificio consistorial; y sometidos á la jurisdic-
ción del Baile, en la Bailía misma, casi todos los documentos importantes que
tocaban á la administración ó régimen del antiguo y moderno Patrimonio. Ver-
dad que todos ellos, á excepción del último, hallábanse al cuidado y bajo la
custodia del Archivero general; pero, ¿qué vigilancia podia este ejercer en tan
inmenso número de papeles y libros, repartidos en edificios separados, muchos
de ellos con poquísima luz, escaseando en todos el aseo y la ventilación, tan
necesarios para que se conserven los archivados documentos? ¿Qué trabajos de
catalogación, de arreglo ó índice se podían emprender en tales condiciones,
cuando ni casi fondos había para ese efecto y cuando el reducido personal dia-
riamente, para una simple búsqueda, tenia á veces que ir de casa en casa, de
salón en salón, titubeando y supliendo á menudo con faroles ó linternas de
aceite la luz del sol, que allí no penetraba? (l).
(l) La plantilla del personal y lo abonado para gastos del material variaban con aneglo á las
angustias del Tesoro: lo más que se le dio fué un Archivero, dos oficiales yiin escribiente y s.ooOrj.
para material.
IgS REV^STA DE VALENCIA.
Así no es de admirar que los antecesores del que esto dice hoy gastaran
casi todos su existencia oficial en una lucha estéril, resistiendo de un lado á las
autoridades de la localidad, que, deseando utilizar para distinto uso los diversos
locales por los papeles ocupados, pretendían arrojarlos de allí; del otro recur-
riendo al Gobierno Central, dictando ó proponiendo en tal ó cual paraje ó edi-
ficio la reimion de los Archivos, y hasta arbitrando los recursos ó medios con
que sin gran perjuicio del Erario se pudiera sin duda efectuar (l). Terrible,
inútil lucha, de la que lentamente y no sin gran esfuerzo se ha salido por fin,
gracias al justo merecido favor que en nuestra patria han alcanzado por fortuna
los estudios histórico-arqueológicos, á los que tanto debe en este siglo la civili-
zación. A la casa profesa de PP. Jesuítas, donde, como se ha dicho, estaban
los del Real, trajéronse en el año de 1845 lo? papeles de la antigua Diputación;
los del Justicia y Sub-Justicia, por derribo total del edificio ó casa dicha de la
ciudad, tuvieron asimismo que traerse precipitadamente y amontdViarse en los
salones, donde estaban los otros, en Febrero de 1859. Faltaban todavía los de
Gobernación, en cuya casa, destinada también á demolerse por la común utili-
dad, no era posible mas tiempo conservarlos; y faltaba, antes que nada, habili-
tar para este efecto, dar ensanche, proporciones, seguridad é independencia á
aquella parte al menos del citado ex-convento, en que tan malamente hablan
podido aquellos recogerse. Las continuas, vivísimas gestiones de D. Víctor
Planté, que á la sazón tenia el cargo de Archivero, lograron por fortuna éxito
en Madrid; el Ministerio de Fomento, á propuesta de la Junta de Archivos,
mandó en el propio año formar planos y calcular el presupuesto; presentó irnos
y otros el arquitecto de las obras; se subastaron estas en 8 de Setiembre de
1860; se empezaron en Junio del 61; se acabaron cinco meses después, y en 12
de Diciembre de aquel dichoso año, trasladados al dispuesto local los documen-
tos de la antigua Gobernación, se consumó de hecho la unión apetecida. El de-
seo y el plan, que 442 años antes formulara tan explícitamente el Rey Alfonso
V, eran un hecho al fin: tenia su ARcm\'o general histórico el Reino de
Valencia.
Verdad que, por error de cálculo respecto á la capacidad, por la angustiosa
precipitación con que se hicieron los planos y proyectos, por la impuesta nece-
sidad de conciliar el coste de las obras con los apuros del Tesoro, ó por todo á
la vez, ha resultado estrecho, irregular y ruin el edificio; que no caben en él de-
bidamente los libros y papeles de los Archivos antedichos; que su manejo, aseo,
arreglo ú orden y su colocación son por extremo entretenidos y difíciles; que
por estas razones, y cuando (á petición del actual Jefe de este Archivo y al
(l) Sobre ambas cosas se guanla en el Archivo un grandísimo número de comunicaciones ofi-
ciales .
ARCHIVO GENERAL. iQQ
acabarse el año de 1868), se incorporó el Archivo de la antigua suprimida Bailía
al general del Reino, fué imposible traer sus libros y papeles á este mismo lo-
cal, permaneciendo aun en el que antes hablan ocupado, y que de un modo lí
otro, hay todavía en este punto muchísimo que hacer; pero á lo menos, la re-
gular conservación del material científico, su arreglo y catalogación, y hasta el
servicio del público, que acude á buscar datos y noticias, han podido por último
regularizarse, y el que durante siglos fuera no más confuso, dividido y revuelto
almacén de documentos, que no por importantes dejaban de perderse en com-
pleto abandono y desconocimiento de su propio valer, está ya convertido en
verdadero ARcravo rasxÓRico.
n.
Se halla instalado esto en ima parte del que fué convento de PP. Jesuítas
de esta ciudad, para ese efecto habilitado hace ya algimos años, en que según
se ha dicho, de orden del Gobierno y á costa del Estado se aislaron por com-
pleto de lo demás del edificio algunas de sus piezas, se le añadieron otras de
nueva construcción y se le abrió su entrada aparte con escalera independiente.
Mezquino, irregular y á todas luces incapaz de encerrar debicjamente el rico
material científico del establecimiento, este local divídese en dos pisos, comuni-
cados entre sí por dos escalerillas, una al aire, de madera y en espiral, otra de
obra, que vá adherida al muro. Una pequeña pieza, que es donde está'el por-
tero durante las horas de oficina; otra pieza de paso, aunque ya con estantes
repletos de legajos; dos salones á derecha é izquierda, abovedados ambos, de
gran elevación, cuyas paredes hasta el arranque de la bóveda recubre una sen-
cilla estantería, y paralelamente á esta, en el sentido longitudinal de ambos sa-
lones, dividiendo en tres calles ó andenes el espacio de cada cual de ellos, otras
estanterías de nueva construcción, forman el primer piso, donde está colocada
casi toda la documentación de las Secciones I.*, 11.*, V.*, Sub-seccion 11.^ y Apén-
dice. Sobre la pieza doncTe está el portero,' é igual á esta en dimensiones, en un
piso intermedio está la destinada á despacho del Jefe, en cuya estantería, cons-
truida con algunos restos de la rica y artística que guardó en otros dias los li-
bros del convento, se ha colocado casi toda la serie A de la Sección I.^, algunos
libros de los mas antiguos de la Sección III." y una parte también de los volú-
menes impresos que forman hoy la Biblioteca del establecimiento.
Subiendo la escalera que del despacho este vá al piso superior, encima
mismo del ya dicho despacho hay otra piececita abovedada, que dá acceso á
2(X) REVISTA DE VAT-EXCIA.
Otras dos salas grandes, las cuales corresponden al plano y dimensiones {salva la
de la altura) de los salones ya descritos del piso bajo. Una de estas dos salas
con excelentes luces á Norte y Sud, y en cuya estantería se custodia íntegro el
fondo de la Sección IV.^, sirve ordinariamente de oficina ó pieza de trabajos al
personal facultativo; la otra, que es mayor y con estantes alrededor y aislados
en el medio, igual que los de -abajo, contiene íntegro el fondo de la L* Sub-sec-
cion, los documentos que constituyen la serie T de la Sección V.*, y en fin, los
pergaminos y papeles sueltos, á que se alude en la Advertencia general, con q\ie
termina el Cuadro de clasificación adjunto.
Los documentos de la Sección III.' no han podido traerse á este local por
no haber sitio en donde colocarlos; siguen todavía encerrados aparte en dos
salas ó estancias de la que fué casa del Baile, hoy arrendada al Ateneo^de esta
ciudad, excepción hecha de estas dos piezas del Archivo.
III.
CL.\SIFICACIOX DE LOS FONDOS
IJEL ARCHIVO GENERAL HISTÓRICO DEL REINO DE VALEXCIA.
Llamóse Reino de Valencia el territorio comprendido entre los nos Ebro y
Segura, por donde ahora se extienden las provincias de Castellón, Valencia y
Alicante; territorio arrancado por D. Jaime I al poder musulmán casi á media-
dos del siglo XIII.o y al que otorgó, con fueros especiales para regirse.y gober-
narse, una especial autonomía. El Rey Felipe V abolió, tiempo andando, el
régimen foral, asimilando el referido territorio, á la administración y régimen
de las demás provincias españolas; y pasaron con ello al patrimonio de la his-
toria así las viejas leyes, como los tribunales y magistraturas en que vivia en-
camado el susodicho régimen; empero todo lo actuado hasta su abolición en
dichos tribunales, por lo menos aquello por ellos consignado en libros y escri-
turas, conservábase entonces casi íntegro, y ha venido á formar, no solo como
origen (') fuente de derechos locales, sino como genuino histórico museo, lo que
se llama hoy Archivo general del reino de valencu.
En su conjunto, estudiar todos estos antecedentes y memorias equivale, por
tanto, á ver activa y funcionando aún, una administración, que pronto hará casi
dos siglos acabó ya de ser; pero que tiene todavía vivísimas raices en toda
esta región, y que no debe jamás aniquilarse en la memoria de valencianos y
españoles. De esta administración aspira á dar idea la clasificación, que del iii-
ARCHIvri GENERAf..
201
menso número de papeles y libros, conservados en el Archivo general, se ha
hecho hasta el presente, y que se expone en el adjuntó Cuadro.
SECCIÓN I ■
ARCHIVO DEL REAL.
Fórmase esta sección con lo actuado por el Consejo ó Real Audiencia
(Curia Regís), que era, además de Tribunal primado ó superior, un cuerpo con-
sultivo de los Monarcas y Vireyes en negocios difíciles y custodio leal de leyes,
fueros y mercedes ó gracias otorgadas al reino y los regnícolas por los diversos
soberanos.
Se tituló del Real ya desde antiguo este primer Archivo, porque Real se
llamaba comunmente el Palacio del Rey, donde se conservaban todos sus libros
y papeles. De su especial riqueza é histórica importancia dá idea la siguiente
clasificación, en que aparecen enumerados todos los documentos que contiene.
Series.
Divisiones. Subdivisiones y nomenclatura de los documentos.
Real
A
Registros
A a
Cancille-,'
ria.
A b j
Lugartenencia. ,
A c. \
Número de
legajos ó
volúmenes.
I. Vendes ivíntas], donacions y privilegis. (Años
1342 .i 1437). V^olúmenes . 7
II. Officialium [nombramiento de empleados públicos).
(Años 1416 á lé20) 25
ni. Castrorum {tenencias) et Noíariorum {nombra-
viienlo de N'otarios). (Años 1416 á 1 505). . ¡"1
I\ . ^x:í\\3xma [Gracias y mercedes otorgadas). (Años
1419 á 1478) ". . 4
V. Itinerum (Documentos expedidos yendo la Corte de
camino). (Años I432 á I479) 20
VI. Pecunias {Mandamientos de pago). (Años 1419
■■i 1478) .5
Vil. Curiffi (Convocatorias y otros documentos sobre
Cortes,. {Añ9s 1419 is. 1542) 26
VIII. Reginale {Lo dcspac/iado por la Cámara de la
Xeina jl/aria desde 1424 á 1408] 23
IX. Camarre Sicilias et Valentiae {/dem id. tocante á
estos dos reinos) i5
X. Testaments, etc. {Lo tocante á la testamentaria
de diclia Reina). Años I424 á I460. ... lo
XI. Communium. Años 1440 á 1622 204
XII. Diversorum. Años 1419 á 1621 138
XIII. Sententlarum. Años 1419 a 1498 u
XIV. Partium Val. [Cartas y órdenes reales sobre asun-
tos poco importantes). Años I560 á 1598. . 12
XV. Epistolarum (Registro de Reales cartas). Años
1652 á 1707. 6
I. Curise Locumtenentis. Años 1591 á 1707.. . 98
II. Comunes de Chancillería. Años 1521 .í 1705.. óó9
III. Diversos de Chancillería. Años 1524 á 1707.. 229
I. Registros de la Real Audiencia. Años 175Ó
á 1833 212
202
REVISTA DE VALENCIA.
Series.
B
Procesos y
sentencias.
c
Varios,
Divisiones.
Ba •
I Procesos no ju-
diciales.
B h
P. judiciales.
B c
Sentencias.
C a.
Cb.
C c.
C d.
C e.
Subdivisiones v nomenclatura de los documentos.
Número de
legajos ú
volúmenes.
I.
II.
III.
IV.
V.
VI.
II.
III.
P. de Corts. (Actas de Cortes) Afios I419 á 1645. 20
P. de Pdrlament. Años 1463 á 1465. ... ¡.
P. de Corts per Estaments . Afios 1542 á 1699. 39
P. de Greuges {Ag>'avios ó conírafueros). Año
1437 1
P. del desarme de los Moriscos. Año 1563. . 3
P. del Concilio de Sena {Actas y decretos). Año
1423 .' . . 1
P. de Madrid {Definidos por el Supremo Coiisejo
de Aragón). Años I452 á 1653. Leg. . . . 428
P. de la Real Audiencia. Siglos XIV á«XVlII.
Leg 1311
Sententiaruní {Remisión á los Registros de Can-
cillería) ,
Sentencies {de la Real Audiencia). Años I492
á 1707. Leg 187
Conclusions de sentencies. Volúm 163
Cédulas y Pragmáticas 8
Barcos Reales ,,
Ejército „
Hospitales {de Oran y Vinaroí) „
Junta de Valencia [Actas de la de 1825).. . . 3
SECCIÓN II.»
ARCHIVO DE LA GOBERNACIÓN.
Los libros y escrituras que encierra esta Sección, proceden todos del Tribu-
nal ó Corte del llamado Portaní-vens (Vicegerente), de General Gobernador del
Reino, dignidad esta última, de que nacia ya investido aquí y en Cataluña,
igual que en Aragón, el Príncipe heredero.
Segundo en orden é intermedio entre los ordinarios y el Consejo del Rey ó
Real Audiencia, el Tribunal de la Gobernación tenia su esfera propia, y á su
jurisdicción correspondía infinidad de causas, en que los tribunales ordinarios no
podían entender y que no cabe enumerar en este sitio.
Series.
D
Gubernati -
vo.
E
Contencio-
so.
F
Criminal.
G
Ejecutivo.
d:
ivisiones.
D a.
D b.
D c.
E a.
E b.
F a.
Fb.
C a.
C b.
C c.
C d.
Número de
legajos ó
volúmenes.
Subdivisiones y nomenclatura de los documentos.
Facultades y atribuciones del Gobernador general..
Visita de c.irceles? „
ídem de lugares realengos'- ,
Jüdiciari y Minutarium. Volúm. . . . . . . • 30"
Plets et Litium ■^Pleitos] • 549
Procesos 2§6
Indultos?. „
Execucions 2.005
Manaments y Empares 1 78
Obligacions y Condenacions ' 1 50
\evíátis {Ventas de liieties embargados) • 339
ARCHIVO GENERAL.
203
SECCIÓN m.«
ARCHIVO DE LA BAILI.A.
En este Reino de Valencia correspondía al Baile general dicere jus, 6 sea
discernir el derecho entre el Fisco y los particulares, y administrar el Patrimo-
nio Real. Tercero en importancia mientras duró aquel régimen, el Tribunal del
Baile era y fué superior ó definitivo en negocios tocantes al regio Patrimonio,
pues que de sus sentencias ni aun al Consejo ó Real Audiencia cabia la ape-
lación.
Juez privativo el Baile general de moros y judíos en este territorio, él cono-
cía asimismo de los negocios de aguas y de pesca, de delitos ó crímenes que
se perpetrasen en el litoral, de naufragios, etc., y á él le competía autorizar tam-
bién el armamento de galeras y barcos, y consentir la exportación de géneros
vedados; teniendo, además de estas, otras atribuciones que fuera largo enu-
merar.
Series.
Divisiones.
Subdivisiones v nomenclatura de los documentos.
Xúmero de
legajos ó
volúmenes.
H
Generaiida-,
des.
H a
Bailia.
Real
II b
Patrimo-
lAdm
la*
general.
A d m i nis-
t ra cion^
del Real\
Patrimo-
nio. . . .
I b
Adm. especial.
I.
11.
111.
IV.
V.
I.
II.
III.
IV.
I.
II.
III
IV.
V.
VI.
VII.
MU.
IX.
I.
II.
III.
IV.
V.
Paladii [Palacio) Furs {Fueras) y Privilegis. Si-
glos xm i x\in.* Voi 8
Privilegis y Oidens Reals. Siglos XTTT á XV. . ,"i
Reales Ordenes. 15
Nombramientos de Oficiales 4
'Le\.ri¿s (Rerisli-o de Carias) 8
Foi aments [Fundamentos y Enajenacions. . . 4
Libro negro 3
Informes 1-
Denuncias {de derechos perdidos). Año l8o6. . 7
Letras y Privilegios. Años 1360 á 1708. . . 37
Capreves. (Apeos i Cabreves). Siglo XV,. . . 10
Arrendaments. Años 1432 á 1707 '4
Obligacions y Vendes. Años 1437 á l649- ■ • 70
Contratos*. Años 1403 á 1707 31
Censáis (censales), PensionSí Violaris, etc. Em-
piezan en el año 1245 5
Rendes (rentas) y Esdeveniments (producios),
Empiezan en el año 13IO ñl
Apoques (recibos). Años 1412 á 1707. ... 78
Drets Reals (derechos reales) „
Albufera. {Administración de la]. Aftos 1747 á
1835
Alicante (Bailia y Htníano de) ,
Bailias locales
Palacio Real
Varias cuentas ,
ii04
REVISTA DE VALENCIA.
Series.
Divisiones.
Subdivisiones v nomenclatura de los documentos.
Número de
legajos ó
volúmenes.
Tribunal de/
laBailía.
K
.\ccesorio .
J a. Execucions y Plets (E;ecuciones y Pleitos). Afios 1404 á
1707
J b. Manaments y Empares (Mandamimtos y Embargos). Afios
1409 á 1702
Provisions de Cadira. Años 1594 á 1702
Penyores (Prendas) y Vendes. Afios I519 á 1705.
Confiscacions y Coniposicions
Serrahins (Sarracenos) í Manifestación y venta de).
Catius (Cautivos) (P-escntacion de). Afios 1419 a 1686. .
Procesos y actos judiciales {de la v. de Onda)
Instancies. Años lo25 .i 1573
Procesos de la Superintendencia. Años 170O á 1754- Leg.
Expedientes substanciados. Afios 1711 .i 1836. . .
Deliberaciones. Años 1550 á 1707. Volúni
I. Bulas y Privilegios. Afios 1073 á 1476..
II. Jutges de amortizacio (Pra:ilegios de los).
III. Manifests (Declaración di bienes amtvtizados).
IV. Procesos sobre diezmos
V. ídem sobre diezmos y amortización
VI. Visites de amortizacio. Años 1618 á 1648.. .
VIL Amortización y Sello (Expedientes sobre). . .
\TII. Informes de amortización
I. GmaX^es (Guias para comerciar en Berbería).
II. Licencies (A los mozos para embarcarse, etc.).
III. Barones ( yurisdiccion de varios). Año 1493"
IV. Pescadores y otros {P-eziilegios de)
K b / V, Germania {Confiscación de bienes á.varios de la)..
Varios. \ VI. Concordias {entre el Rey Dcni Pedro de Aragón y
Don Enrique de Trastornara)
VII
VIII
J
J
J
J
J
J
J
J j.
J k-
Ka
Amortización
,' diezmos.
897
75
30
81
1
•1
-O
70 ■
23
112
164
32
8
n
12
15
166
3
4
a
2
1
1
SUB-SECCION I.-i
ARCHIVO DEL MESTRE RACION.\L.
Inferior en categoría al Baile general, aunque con facultades para tomar á
este V sus subordinados razón de su manera de administrar el regio Patrimo-
nio, y para examinar y definir las cuentas, era el llamado /7/(?j/;'í' (maestro) Ra-
cimal.
Tenia este no solo obligación de intervenir en los asuntos del Fisco v Patri-
monio Real, sino jurisdicción privada en las causas civiles de sus subordinados, y
el deber asimismo de hacer que se guardasen los privilegios que gozaban el
Maestro, los Alcaides y demás oficiales de la Zeca ó Casa de moneda de Va-
lencia.
De los antecedentes que nos quedan de esta magistratura, aneja en cierto
ARCHIVO GENERAL,
205
modo á la Bailía general, se halla formada laque por esta causa hemos llamado
Sub-seccion, y que no debe enteramente separarse de la Sección III.'
Senes .
Divisiones.
Subdivisiones v uomenclaUíra de los documentos.
Número de
legajos ó
volúmenes.
L a. Letres y provisions.
L b, Defínicions
Le.
. . 1 I. Patrimonio antiguo
p . ' . } II. Patrimonio moderno
i-atrimonio. -j ^jj panimonios de Reinas, Infantes, etc.
Ll I . . . ( I. Tesorería de Aragón
Real Patri-Í .^ .. j II. Tesorería de Valencia
monio. I ^^ "^ '"' ' lU- Tesorería de Reinas, Infantes, etc.
. . I I. Receptoría
„ \ II. Cuentas de las bailias locales. .
uen.b. } jjj^ Incidentes de varias bailias.
M a. Amortización
I M b. Secuestros
M 1 M c. Sello Real
Derechos^ St d. Naufragios
fiscales. 1 M e. Clavería
M f. . Varias cuentas
M g. Obras, etc
. Na (I- Personal
r*l I Zeca de Valen- j II. Compra de metales
Varios. ( cia. ' III. Acuñación. .../....
N b.
N c.
SECCIÓN IV.«
ARCHIVO DE LA GENERALIDAD O DIPUTACIÓN DEL REINO.
A los gastos comunes del Estado contribuía el Reino de Valencia con dife-
rentes sumas, que demandaba el Rey y que las Cortes solian otorgarle. Mas no
era el Rey, por medio de sus Ministros li Oficiales, quien decretaba y percibía los
tributos é impuestos necesarios para cubrir las mencionadas sumas: que este
cargo correspondía á una especie de comisión ó junta permanente, llamada Gene-
ralidad del Reino, la cual se componía de diez y ocho diputados, que á dicho
efecto se elegían de trienio en trienio por los tres brcizos ó Estamentos. Seis de
ellos eran Oidores (de cuentas), otros seis Contadores, tres Jueces y Adminis-
iradores, y tres Receptores ó Clavarios.
Para la ejecución de todos sus acuerdos la Generalidad nombraba sus Ofi-
ciales ó Ministros, y sobre ellos en cuanto al desempeño de sus funciones pe-
culiares, y sobre los litigios que en materia de tributos ó impuestos solian origi-
narse, tenia jurisdicción completa y exclusiva.
Innumerables son los libros y cuadernos, los pergaminos y papeles que en-
2o6
REVISTA DE VALENCIA.
cerraba su Archivo, y con los cuales se ha formado ahora esta IV.* Sección del
general del Reino.
Número de
Series. Divisiones. Subdivisiones y nomenclatura de los documentos. legajos ú
volúmenes.
N
Generali- ,
dades.
O
Impuestos
y
exacciones
Incidencias
de su co-
branza.
O
Salida de {
fondos.
N a
Ñ b
Ñ c
O a.
O b.
O c.
O d.
O e.
O f.
Og.
Oh.
O i.
O j.
O k.
ü 1.
O 1!.
P a.
P b.
Pe.
P d.
P e.
P f.
Pg.
Ph.
Pi.
P. j.
Qa.
Qb.
Qc.
Qd.
Qe.
Qf.
Q g-
Qh.
o i.
Provisions {Afios y acuerdos de la Generalidad) Años
1418 á 1707. Volúm 330
Nótales y Protocols [Minutas y Escrituras). Años I404
.i 1710 390
Letres (^Registro de la correspondencia: entrada y salida). Años
1456 á 1715 16
Mercadería (Impuesto sobre los géneros exportados^ . Años
1412 á 1718 1.639
Seda, {/mpiiesio sobre la]. Años 1548 a 1687 45
Seda y Pellejería í/dem id.). Años 1457 á 1475. ... 6
Tnll (C»/f de las telas para la venta). Años I415 á 1718. l-8;!4
Tall de les sedes (£1 mismo impuesto aplicado al corte de
las telas de seda). Años 1654 a 1685. 132
Drets vells (El antiguo impuesto titulado Mercadería) . Años
1609 a 1718 1-082
Drets nous (Impuesto que luego se llamó doble tari/a). Años
1608 á 1703 884
Doble tarifa (Impuesto sobre géneros exportados.) . Años
1627 .á 1718 981
Sal i' Impntesto sobre laj. Años 1514 i 1679 39
Vi (vino) /ídem '. Años 1621 á 1631 lOO
Entrades , Impuesto sobre géneros importados J . Años I626
á 1631 171
Naips [naipes) Neu [niez-e) y sombrers. (Impuestos sobre
estos artículos ' . Años 1606 á 1688. , I6
Leva ( Repartimietito d; soldados" . Años 1643 á 1704. . . 17
Capitols (Ordenanzas para la cobranza y administración).
Años 1400 .i 1445 1-T
Comisions (para la cobranza). Años I443 á 1707.. . . 32
Sohrtícolectes (Cobranza de impuestos atrasados). Años 1520
á 1718 47
Feriats y responsives (^^úfríJ ai /^ cobrado en ferias). Años
1663 á 1718 16
Monestirs é Inquisidors (Exención de dchos. o). Años 1571
á 1589 8
Vecindari del Reino de Valencia. Año 1646 5
Judiciari (Registro de las disposiciones judiciales engeneral).
Años 1457 á 1658 23
Procesos (Sobre exacciony pago di impuestos y derechos). Años
1415 á 1584 139
Execucions (Registro de las hechas por cobranza de créditos).
Años 1571 á 1703
Mananvents y Empares (Aíandtvnieníos y embargos). Años
1438 .i 1613. .,
Claveria (Registro de los pagos hechos por la). Años I406 408
á 1709
Contes diversos (Varias cuentas). Años 1472 .i 1583. . 14
Casa de les armes '•Material de guerra, etc.) Años 1580 á 9
1704 . . '
Costa marítima (Guardas de la). Años 1593 á 1707. . . 4
Obres [Cuenta dealgunas costeadas por la generalidad]. Años 1 "
1510 .i 1596 • ■ •
CensR\s (Pensions etc. de). Años 1407 á 1774- .... 59
Cesions y Procures (de créditos para cobrar). Años I491 lo
■i 1573
Albarans I Cédulas para el cobro en Tesorería). Años I431 312
á 1711
Apoques (Cartas de pago). Años 1444 .i 1716. . . , 286
ARCHIVO GENERAL.
207
SKCCION V.*
ARCHIVO DKL JL'STICLA.
En Valencia la jurisdicción ordinaria se ejerció en un principio por uno de
sus ciudadanos, que elegia el Rey para ese efecto, y á quien el vulgo designaba
con el nombre de Un sol ve/ti (un solo vecino).
Posteriormente se le llamó Justicia, y consistia su cargo en conocer de todos
los negocios, así civiles como criminales, en la primera instancia. Mas tarde, no
pudiendo él por sí solo administrar debidamente la justicia, se le dio un compa-
ñero, que entendiera en las causas criminales; quedando, por lo tanto, la ordina-
ria jurisdicción dividida entre los dos Justicias, civil y criminal.
Del importante Archivo del Justicia civil apenas se ha perdido nada, casi todo
se guarda en este General del Reino. Del del Justicia criminal queda poquísimo,
y por eso, así como también porque, después de todo, ambos ejercían una misma
jurisdicción (la ordinaria), habiendo sido antes una sola esta magistratiu-a, al fin
partida en dos, estos antecedentes se han unido á los otros, para formar con to-
dos esta V.* Sección.
Series,
R
Contencio-
S
Ejecutivo.
T
Criminal .
Divisiones .
Ra.
R b.
Re.
R d.
Re.
R f.
S a.
S b.
S c.
S d.
S e.
S f.
S g.
S h.
S i.
Sj.
Ta.
Tb.
T c.
T d.
Subdivisiones y nomenclatura de los documentos.
•
Mesades {Procesos verbales agrupados por meses).
Requestes i<¿m á requerimiento de parte\ Xños 1317a 1707-
Cures y tuteles {Coníesion y nombramiento de tutores y cu-
radores). , . . ,
Demandes é instancies
Peticions y Oposicions
Judiciari {Actas de juicios verbales)
Y.^tcMcions (Ejecuciones por sentencia sobre débitos). . .
Scñpcions {Trabas y desembargos de mobiliario, etc.).,
Tuhicions y Aseguraments [Saca de pretidás por deudas).
Condenacions y Obligacions {Condenas y compromiso de
los condenados)
Executori y Sparfes {Relación de demandas por deudas,
legados, etc.)
Penyores y Cadira [Mandamientos de pago y excusen ra-
zonadas en cotiira)
Ofertes (Designación de bienes,para responder á la ejecu-
ción;
Contumacies (Registro de las rebeldías, para proceder <fl
emiargoj
RatioDS (Oposiciones de los rejtteridos con ejecucionj.
Vendes f Registro de las ventas hechas por orden dejtis-
ticiaj.. .
Antecedentes criminales
Páus y Treves ffhcesy Treguas)
Letres (Cartas requisitorias y exhorlosj
Número de
legajos ó
volúmenes.
729
208 REVISTA DE VALENCIA.
Número de
Series. Divisiones. Subdivisiones y nomenclatura de los documentos. legajos 6
volúmenes.
U a . Notaris ó Escribans y Corredors füfgisíro de los que
Juraban estos cargos J, , , •
. U b . Be de anima (Aprobación de cuentas de albaceas, etc.) . ,
L' I U c. Manifests y depósits ¡'Ikclaracion de legados y depósitos
Guberna- | en la labia de la ciudad J
tivo . / U d . Manaments y Empares (Véase la nota general de la
sección) ' . . 777
U e . Real Justicia ^Registro de documentos particulares poste-
rior á los Fueros) 29
U f . Reales Ejecutorias f Reg- de títulos y reconocimientos de
nobleza 18
SUB-SECCION II.«
ARCHIVO DEL SUB-JUSTICIA, Ó DE TRESCIENTOS SUELDOS.
Aun para dos era excesivo el miinero de causas que debian definirse en la
primera instancia; por lo cual en el año de 1624 se instituyó un tercero, que con
el nombre de Siib-justicia se encargara de las civiles de menor cuantía: esto es,
de aquellas solamente, en que la suma litigada no excediera de 50 sueldos, can-
tidad que mas tarde se elevó á 3oo. Todo el Archivo, pues, del Sub-justicia,
vulgarmente llamado Juez de 3oo sueldos, es el que constituye esta segunda
Sub-seccion, que tiene muy ciertaiiiente escaso valor para la historia.
Número de
Series. Divisiones. Subdivisiones y nomenclatura de los documentos. legajos ó
volúmenes.
Va. iMÜcis.ñ (Juicios entre partes)
V b. Clams de Tales {Reclamación sobre talas ó daños en los
campos)
V 1 Ve. Corts y Corts ^^ Juicios serbales, para la extracción de
ContencioJ , pi'i'^J
so. \ ÍPeticions.. J
V d. < Demandes. ! Procesillos á petición de parte
' Requestes . )
V e. Oposicions y Reclamacions .,
V f. Concesions y denegacions ,
V g. Apelacions , •
i Execucions ''Juicios ejectitivosj
Xa. . Manaments e.xecutoris
( Subastacions (Remates ó subastas)
X b. Penyores {Exacción ó saca de prendas^
Y ■ X c. Ofertes í Designación de bietus ó efectos, para elpagoj.
■^ / X d. Tuhicions y Oposicions ¡Aseguramiento de bietus).
Ejecutivo. \ X e. Condenacions y Obligacions (Condenas y obligaciotus
de pago J
X f. Manaments y Empares CA/a«<á?ffií<«/íJjrfí/<is<)^ íffíiíw-
é'^J ■ •
X 5. Vendes f Registro de vetttas judiciales^
\ X li. Caplleutes y Fermanseríes Inventarios y jiauwi). .
ARCHIVO GENERAL.
209
Series.
Y
Gubernati-
vo.
Divisiones.
Y a.
Y b.
Y c.
Y d.
Subdivisiones y nomenclatura de los documentos.
Número de
legajos ó
volúmenes.
Procesos (^Sobre servidumbres, pastos, leñas, etc.).
Procures, Cures y Tuteles (^Designación de ellos, para
suplir á los pupilos)
Cuarts pertanyents al Rey {Multas que corresfondian al
Fisco) '
' Registro de los Notarios {¡tic sucesivamente se creabati).
\ ídem de las Emancipaciones (o mamimisioiies autori-
1 zadas)
\ ídem de guardería, etc . {Nombramiento de guardas) ,
APÉNDICE.
LO EXTRAVAGANTE.
En este liltimo fondo se ha incluido hasta hoy, y en adelante habrá de ir
incluyéndose cuanto descabalado y suelto haya venido ó venga á incorporarse
al Archivo general.
Senes.
Divisiones.
Z
a.
¡.
b.
7.
c.
■/,
d.
L
c.
Subdivisiones y nomenclatura de los documentos.
Número de
legajos ó
volúmenes.
Protocolos y Nótales (De escribanos antiguos y moder-
nos) 2536
Varios de Comunidades religiosas suprimidas. . . . 161
IV.
ESTADO DE LA CATALOGACIÓN O ARREGLO E ÍNDICE DE ESTE ARCHIVO.
SECCIÓN I.»
Serie A.— Toda la serie A se halla arreglada por orden cronológico dentro
de las materias respectivas. De modo que las búsquedas son relativamente fáciles
y de probable éxito. No obstante, como sin duda algima es esta serie de las
mas interesantes bajo el aspecto histórico, necesita muchísimo un índice por pa-
peletas; y ya se hubiera hecho, ó comenzado al menos, á no ser tan urgentes
los trabajos de arreglo y clasificación en otras series y secciones, que tienen para
el público un interés mayor, aunque de género distinto.
Serie B. — El estado de los índices de esta serie es el siguiente: La División
B a está ordenada cronológicamente, y dada la naturaleza de los antecedentes
14
210 REVISTA DE VALENCIA.
que la forman, ya se comprenderá que basta eso para el servicio público, al
menos por ahora y mientras haya trabajos mas precisos, que entretengan al per-
sonal.
En la división B b, se ha formado índice cronológico alfabético (de apelli-
dos) de las Subdivisiones I, que contiene 428 legajos con 4.988 piezas, y 11 que
consta de 1.3 11 legajos con 54.954 piezas.
En la división B c, están ordenadas cronológicamente las Subdivisiones II,
que comprende 187 legajos con 78.595 piezas, y la III, que consta de 36 legajos,
además de los l63 volúmenes ya indicados.
Serie C. — Toda esta serie se halla en estudio aún. Por eso no se fija el nú-
mero de sus legajos y volúmenes, pues hay bastantes todavía que han de reco-
nocerse y_ estudiarse. A ella sin duda corresponden no pocos de los innumera-
bles documentos sueltos, ya en pergamino, ya en papel, que están pidiendo ser
extractados uno á uno, como se hará en cuanto se pueda, porque muchos son
de interés para la historia.
SECCIÓN 11.»
Esta Sección se está reconociendo y arreglando de poco tiempo acá.
Por lo ya visto, es de creer que haya muy poco ó nada que rectificar en
punto á series, divisiones, etc., pues, aun cuando de las que van con interro-
gante no han parecido todavía antecedentes verdaderos, es muy probable que los
haya, toda vez que señalan otras tantas funciones, que de hecho ejercía el titulado
Portante-veces de General Gobertiador, de cuyo tribunal ó corte proceden todos
los documentos que la Sección comprende.
Dicho se está que no hay exactitud, sino aproximación, así en el número
total de los volúmenes y legajos, como en los que se asignan á cada división en
el estado precedente.
SECCIÓN m.»
Serie H. — Toda esta serie está necesitando un índice por papeletas y se le
hará en cuanto se pueda, siquiera sea suscinto. Sin embargo, las búsquedas son
fáciles de hacer en su actual estado: únicamente ofrecerían grande dificultad,
ocasionando pérdida de tiempo, las de los documentos contenidos en los cuatro
gruesísimos volúmenes (gran folio), de la división /T^. I, que son, por otra
parte, del mayor interés, á no tener al frente cada tomo su índice en las prime-
ras páginas, índice que consta de 1.294 artículos, referentes á igual número de do-
ARCHIVO GENERAL. 3H
cumentos de una notable antigüedad y curiosísimos los mas para el estudio de
las costumbres valencianas.
Serie I. — Todas las divisiones de esta serie ó tienen repertorio cronológico,
ó están arregladas por este mismo orden:
La Subdivisión I tiene índice alfabético, y la EX comprende: 1.°, Coses veda-
des de mar y térra, 43 volúmenes; 2.°, Giiiatges (Guias); 3.°, Moravati; \S>,
Peage y Quema; 5.°, Expolio de moriscos, y otros varios que han de estudiarse y
arreglarse.
Serie y. — La mayor parte de las subdivisiones de esta serie tienen su reper-
torio cronológico.
Serie K. — A escepcion de la mas numerosa de sus divisiones (Ka vn),
que consta de 3o volúmenes y 156 legajos con 3.272 piezas, y que se halla
ya ordenada, toda esta serie ha de estudiarse y arreglarse, así que se hayan hecho
en el Archivo arreglos mucho mas urgentes.
Por eso no se fija el número de los legajos y volúmenes en muchas de las
divisiones que comprende, ni se han determinado todas las que la serie abraza,
•
SUB-SECCION I.»
ARCHIVO DEL MESTRE RACIONAL,
En esta primera Sub-seccion no se ha ordenado aun; están reconociéndose y
agrupándose, por materias y asuntos, todos sus libros y papeles, para ordenarlos
luego cronológicamente y hacer, en fin, á cada documento, volumen ó cuaderno
la correspondiente papeleta.
Délos 11 á 12.000 volúmenes, que podrá comprender, han sido hasta el
presente reconocidos y agrupados por orden de materias cronológicamente
7.242, siendo otras tantas las papeletas hechas.
La clasificación, por tanto, especialmente en lo que se refiere á las divisio-
nes y subdivisiones dentro de cada serie, es solo por ahora provisional y habrá
de rehacerse, ó de rectificarse una vez que termine el reconocimiento y pueda
hacerse el estudio formal de todos estos antecedentes ó escrituras.
■Sección iv,' -
Todas las divisiones de esta sección tienen su repertorio cronológico, que en
algunas es á la vez topográfico y alfabético,
212 REVISTA DE VALENCIA.
SECCIÓN V."
Los documentos de esta sección ofrecen comunmente poco interés histórico,
literario y social, siendo por ello de los menos buscados por el público. Es mas:
una gran parte, por efecto sin duda del escaso cuidado, poco uso y aun humedad
del sitio en que se conservaron hasta venir aquí, se hallan en muy mediano es-
tado de conservación. Por ambas causas su arreglo y clasificación definitivas se
dejarán para lo último.
Solamente se ha procedido al reconocimiento, clasificación, etc., de las tres
divisiones Ud, Ue, Ufáela. serie U, porque son, al contrario, de las mas impor-
tantes del Archivo todo, y porque en ellas acude el público á buscar con fre-
cuencia confirmación y prueba ó afianzamiento de bienes ó derechos y de prero-
gativas que se le han otorgado en otro tiempo y que suelen ahora disputár-
sele.
De la división Ud (que es una especie de público registro, ih que de orden
del Justicia se insertaban literalmente cuantos documentos presentaban para tal
efecto los particulares, temiendo su extravío ó pérdida) se ha principiado el ín-
dice, que consta ya al presente de 16.782 artículos, extracto de igual número de
documentos.
Se ha empezado también el repertorio ó contra-índice alfabético de apellidos,
más necesario aún que el cronológico, habiendo hechas hasta hoy unas 900 pa-
peletas.
SUB-SECCION 11."
ARCHIVO DEL SUB-JUSTICIA ó DE TRESCIENTOS SUELDOS.
Esta Sub-seccion está en el mismo caso que la sección V.", de la cual de-
pende y á la que es adjunta, siendo menos interesantes todavía sus libros y
papeles.
En ninguna de las dos puede fijarse hoy el número de legajos y libros ó
volúmenes, pues han de recontarse cuando se reconozcan y se estudien para
el arreglo y clasificación definitivos: porque no pueden darse por tales los indi-
cados hoy en el antecedente cuadro á las dichas Sección y Sub-seccion, aun
cuando es de creer que habrá muy poco que rectificar, dado el examen que
algo someramente se ha tenido que hacer de todos sus papeles.
ARCHIVO GENERAL. 2l3
Apéndice. I.o extravagante.
La división Za, tiene su índice ó repertorio cronológico-alfabético de los No-
tarios ó escribanos autorizantes. Los documentos de la división Zb, proceden
todos del Archivo provincial de Propiedades y Derechos del Estado; y se manda-
ron trasladar á este de Real orden por su interés histórico literario ó artístico.
Hízose de ellos, al venir, un inventaiio muy sucinto (por volúmenes y legajos) y
ha empezado á formarse un índice por papeletas, siendo hasta ahora como unos
400 los documentos extractados.
Advertencia ge7ieral. — En las mudanzas y trastornos, que han venido su-
friendo todos estos archivos (Vjue formaron al fin el General del Reino), se con-
fundieron lastimosamente los pergaminos y papeles sueltos de varias proceden-
cias; y la angustia ó estrechez del local hizo que luego, precipitadamente, se
recogieran en informes líos, para embutirlos á lo menos dentro de los estantes.
Antes de proceder á la separación y distribución de tales documentos entre las
respectivas procedencias ó fondos, ha sido necesario ir deshaciendo aquellos
h'os, estirar y prensar con el debido esmero los pergaminos y papeles, hacer de
estos y aquellos una separación completa, y formar, por tamaños, legajos re
guiares.
Los documentos así arreglados hasta hoy serán: en pergamino sobre 33.610,
distribuidos en 57 legajos; y en papel 11.897, repartidos en 21 legajos.
Quedarán todavía por arreglar unos lOO líos, conteniendo entre pergaminos
y papeles unas loo.ooo piezas ó documentos sueltos; y aunque en su mayor
parte ofrezcan muy escaso interés (porque son apocas, albaranes, etc.,) urge ■
reconocerlos, separando de aquella masa general é incorporando al respectivo
fondo los que tienen ú ofrecen una importancia real y positiva.
Miguel Velasco y Santos.
CANCIÓN Á LA ROSA.
DEDICADA A MLLE. P. DE B.
L^NTA una vieja fábula que cuando el Señor quiso
Poblar de humanos seres el nuevo Paraíso,
Aun virgen de dolor,
Puso en las manos trémulas de la primera esposa,
El capullo entreabierto de la primera rosa, •
Símbolo del amor.
Joya por los celestes artífices labrada,
Y para la que dieron sus luces la alborada,
Su blanca espuma el mar;
Los invisibles ángeles las gasas de sus velos
Y el aire, los perfumes y aromas de los cielos
Robados al pasar.
Para las ricas tintas de sus brillantes hojas,
Unieron del ocaso las llamaradas rojas
De oriente al arrebol;
Pidiéronle al rocío sus perlas por tesoro,
Y formaron los pétalos de su corola de oro
Con los rayos del sol.
CANCIÓN Á LA ROSA. 215
La rosa desde entonces, de la materia oscura
Fué la transfigurada esencia ardiente y pura,
Que asciende a! ideal;
Y del arbusto humilde sobre la frágil rama
Brilló tranquila y fúlgida, como la casta llama
De un pecho virginal.
De entonces que es la rof;a como el sagrado emblema
De toda inasequible felicidad suprema
Que los ojos no ven.
Adorno en los festines; ofrenda en los altares;
Corona con que el vate, premio de sus cantares,
Ciñe la augusta sien.
Recuerdo de lejana felicidad perdida;
Prenda de un juramento de amores, que no olvida
Ninguno de los dos.
¿Quién sabe las liistorias de dichas ó de angustias
Que guardan de una rosa las pobres hojas mustias
Que el viento lleva en pos?
¿Quién sabe los misterios de su existencia breve?
¿Por qué la engendra y mata el mismo soplo leve
Del céfiro fugaz?
¿Por qué es la obra mas frágil de Dios y la mas bella?
¿Por qué es la imagen triste de ese placer sin huella
De la ilusión falaz?
Algo esa flor purísima de incomprensible esconde.
Como im reflejo vago de aquella patria donde
Reside el Sumo Bien.
No se engendró en el barro la incorruptible esencia
Que, en su divino cáliz, aun guarda la inocencia
Perdida del Edén.
2l6 REVISTA DE VALENXU.
Por eso, en fiel memoria de aquella edad primera,
Cuando renace espléndida la verde primavera,
Vuelve esa flor gentil,
Como el eterno símbolo de aquel amor profundo
Que renueva el consorcio del cielo con el mundo
A cada mes de Abril.
í:nvio.
Niña feliz, que duermes bajo el materno arrullo.
Como en cerrado huerto tiernísimo capullo
Dormido en un rosal;
Cuando esas flores mires abrirse en tus ventanas,
Piensa que son las rosas las candidas hermanas
De tu alma celestial.
V. W. OUEROL.
Madrid.— Marzo 1882.
MONEDAS ÁRABES
ACUÑADAS EN EL ANTIGUO REINO DE VALENCIA (i).
IV.
oxQuiSTADA Valeucia por los Almorávides, acúñanse en ella durante
jü dominación dinares y pequeñas monedas de electrum, ó sea una
mezcla de oro y cobre. Ignoramos si las acuñaron también de plata,
vellón y cobre, como en otras poblaciones lo hicieron, pues no han llegado á
nuestros dias mas que dinares y las monedas de electrum antes indicadas. De los
primeros los tenemos acuñados por Yusuf-ben-Texufin, de varios tipos, según
luego veremos, y de su hijo y sucesor Alí, de un solo tipo. Monedas de electrum
solo las conocemos de este segundo. Por desgracia, tanto del uno como del otro
solo hemos visto dinares de ciertos y determinados años, y no de todos los que
dominaron en esta población, comenzando la serie hoy conocida por un diñar
acuñado en 496 de la Hegira (de J. C. 1102), terminando con otro de 512, y
tampoco de todos los años intermedios, sino de algunos, confonne diremos mas
adelante.
Ofrecen estos dinares la particularidad de ser de los mas bellos y mejor acu-
ñados de los numerosísimos que se emitieron durante este periodo en diferentes
poblaciones de España y África, siendo de suponer que tanto en Valencia, como
en Denia y Murcia, hubiera buenos grabadores, pues mientras los dinares de Se-
villa, alguno de Granada y sobre todo los de Almería son rudos, toscos y á
veces casi ininteligibles, excepción hecha de los acuñados por Texufin-ben-Alí,
los de Valencia, Denia y Murcia están perfectamente grabados, con sus leyendas
(1) Véanse los números 1.°, 3.» y 6.° de la RevIST.^, págs, 12, II5 y 260 del tomo I.
2l8 REVISTA DE VALENCIA.
íntegras é inteligibles, ofreciendo así un doble interés para el aficionado á los
estudios históricos, como para el amante de las manifestaciones artísticas.
Pasemos ahora á su descripción y estudio. El diñar mas antiguo que conoce-
mos acuñado en Valencia, es el que describimos con el número l ." Existe en nuestra
colección y hoy se publica por vez primera, habiendo permanecido hasta el dia
completamente inédito, siendo también ejemplar único.
Dinares de Yusuf-ben-Texufin.
N.' 1 . En medio en cuatro líneas:
No (hay) Dios sino Allah.
Mahoma (es) mensagero de Allah.
El amir Yusuf-ben
Texufin.
Margen. Y el que buscase fuera del Islam alguna reHgion, no será recibido de
él y él en la otra (vida) de los descarriados (l).
II área. En medio en cuatro líneas:
El Imam
Abd-
AUah
Amir de los creyentes.
Margen. En el nombre de Allah fué acuñado este diñar en Valencia, año
seis y noventa y cuatrocientos (496, de J. C. 1102).
N.° .2. En medio en cuatro líneas:
No (hay) Dios sino Allah.
Mahoma (es) mensagero de Allah.
El amir Alí hijo del amir
Yusuf-ben-Texufin.
Margen. Como el del número anterior.
II área. Igual á la del número anterior, variando solo en la fecha, que es
497 (de J. C. 1103).
El ejemplar descrito es de mi colección, en la cual hay otros tres del mismo
tipo con la fecha 498, ofreciendo uno de ellos la particularidad de que sin duda
por un descuido del grabador suprimieron en él la palabra año, y así dice, en Va-
lencia 8 y 90 y 400 (498, de J. C.,l 104).
N.° 3. En medio en cuatro líneas:
No (hay) Dios sino Allah,
(1) Koran sura 3.', n.°99.
ilONEDAS ÁRABES. 2I9
Mahoma (es) niensagero de AUah. El amir
Yusuf ben Texufin.
El amir Alí.
Margen. Como el de los números anteriores.
II área." Igiial á la de los números l y 2, variando en la fecha que es 499
(de J. C. 1105).
El ejemplar descrito es de mi colección.
N.° 4. La leyenda de la 1.* área es igual á la del núm. l.
II. área. En medio en cinco líneas;
El Imam
Abd-
Allah.
Amir de los creyentes.
El amir Alí.
Margen. En el nombre de AUah fué acuñado este diñar en Valencia, año 9 y
90 y 400 (499, de J. C. 1 105.)
El ejemplar descrito es de mi colección, pudiéndose considerar como iné-
dito, pues no hemos visto citado ninguno de este tipo y fecha.
N.° 5. La 1.* área igual J la del núm. l.
II área. La leyenda central, igual á la del núm. 4.
. Margen. En el nombre de Allah fué acuñado este diñar en Valencia, año 500
(de J. C. 1 106), nuestra defensa es Allah.
El diñar descrito es de mi colección.
Tales son los dinares que hoy conocemos de los acuñados por Yusuf en Va-
lencia. Pasemos á su estudio.
Por su simple descripción vemos ya que existen bastantes diferencias entre
ellos y las monedas que hemos estudiado como pertenecientes á Valencia en la
época de los reyes de Taifas.
En la 1 .* área vemos en la leyenda central que los Almorávides no pusieron
mas que una parte de la profesión de fé musulmana, añadiendo las palabras
"Mahoma (es) mensagero de Allah.,, En vez de poner, como los reyes de Taifas,
ios nombres y dictados del monarca en la leyenda central de la 2." área, los
colocan en la de la l.' debajo de la leyenda religiosa, añadiendo en ocasiones, no
solo el nombre del soberano reinante sino también el de su hijo y sucesor, como
se vé en. las descritas en los números 2 y 3, que mencionan al amir Alí, en
cuyo nombre, creemos sin ningún género de duda, que se alude al hijo y sucesor
de Yusuf, presentándonos el núm. 2 la particularidad de anteponer su nombre,
por razones que ignoramos, al de su padre, denominándose en él, el amir Alí, hijo
220 REMSTA DE VALENCU.
del ainir Yusuf, etc., leyenda que solo hemos visto en monedas de esta época,
existiendo en nuestra colección un diñar acuñado en Denia en 498 de la Hegira
que también presenta la misma leyenda.
Conténtase Yusuf en estos dinares con el simple título de amir, ó sea prín-
cipe, sin aditamento alguno, al contrario de lo que habían hecho anteS de él ya
los califas Ommeyas, los reyes de Taifas, y aun como veremos lo hizo su hijo
y sucesor Alí. En todas las monedas que poseemos de Yusuf, y no son pocas,
aunque escasean mas que las de Alí, de quien son mas comunes y frecuentes,
no ostenta mas dictado que el antes dicho. El Sr. Codera, en uno de sus precio-
sos trabajos sobre la numismática' arábigo-española, indica que en dinares acu-
ñados por Yusuf en Segelmesa, años 488, 84, 85, 86, 88 y 94, toma el título de
amir al muslimin, príncipe de los musulmanes. En mi colección existen dinares
de Segelmesa de todos esos años, escepto del 494, y en ningimo de ellos se dá
á Yusuf semejante dictado; en todos se denomina simplemente amir.
No carece de importancia este dato que nos ofrecen las monedas, pues se
conocen dos textos árabes , uno de Macrizi y otro de Ebn Al-Atsir, que se
hallan en contradicción con aquellas. En ambos se dice que tomó Yusuf en Al-
Andalus, España, el título de Amir al muslmiin, añadiendo Macrizi que así lo
puso en las monedas. *
Podría hacerlo en otros documentos, pero no en las monedas. Repetimos
que en ningima de las que poseemos, y son bastantes, acuñadas en Segelmesa,
Ceuta, Agmat, Almería, Málaga, Valencia, Sevilla y Denia, existe semejante
dictado, lo cual nos obliga á poner en duda la aserción de aquellos autores, al
menos en cuanto á las monedas. Otro tanto sucede en las que hemos visto
citadas de Córdoba, Baeza, Granada y Xativa.
En el margen de la primera área, pusieron los almorávides, desde el funda-
dor de la secta Ibrahim, hasta sus últimos sucesores Texufin é Isaac, así como
los reyezuelos que imitaron sus monedas, una leyenda tomada, como antes
hemos indicado en nota, del Koran, sura 3.% núm. 99, apartándose así también
de la costumbre segiiida en España y Oriente de usar la misión profética para
1 a leyenda religiosa del margen.
Observamos en estos dinares, que en la leyenda central de su 2.' área se re-
conoce el imamato ó soberanía religiosa de un Abd-Allah, el cual también se
proclama en ellos amir al muminin, ó sea príncipe de los creyentes. Quién sea
este Abd-Allah, ya lo discutimos al ocuparnos de igual nombre, que figura en
monedas de Al-Mothaffir, de Valencia, y allí convinimos con la ilustrada opi-
nión de los Sres. Cerda de Villarestau y Codera, que en él se simboliza el califa
de Oriente, que á la sazón reinara, aunque dándole el nombre genérico de
Abd-Allah, ó sea el siervo de Allah, cualquiera que fuese el patronímico suyo,
sin embargo de que en algunos, como sucede en dinares de Mohamad ben Saad,
MONEDAS ÁRABES. 221
acuñados en Valencia y Murcia, se le denomina Al-Mostekfi billah, que tal era el
nombre que llevaba en la epóca de acuñación de estos dinares el califa orien-
tal, leyéndose el de Al-Mufi en uno acuñado para ¿Baeza, Jaén y Sevilla? en 546,
descrito por el Sr. Codera en su escelente tratado de numismática arábigo-
española.
Según textos de Soiuti y Abulfeda, que cita el conde Castiglioni en su des-
cripción de las monedas cúficas del museo de Milán, de Ebn Al-Atsir y de Ma-
crizi, es indudable que tal nombre se dá en las monedas al califa de Oriente,
pues de él dicen los unos que recibió Yusuf la investidura del territorio, y los
otros que este título de amir al rauminin quedó reser\'ado para los califas orien-
tales, cuya supremacía reconocían los príncipes almorávides.
Por último, monedas acuñadas por Alí, en los últimos años de su reinado,
por su hijo Texufin y otros, en las que se añade al título de amir al muminin
al-abasi, (el abasida), no nos permiten ya poner lioy en duda la exactitud con
que el distinguido numismático Sr. D. Manuel Cerda de ViHarestau atribuyó el
nombre de Abd-Allah al califa de Oriente.
También en este punto conviene corregir un error en que cayó Macrizi al
asegurar que en los dinares de Yusuf, se denomina á Abd-Allah al-abasi. En nin-
guno de los que poseemos y hemos visto citados, figura semejante aditamento,
y necesario es llegar, según antes hemos dicho, á los últimos años del reinado
de Alí, para encontrar aplicado el nombre al-abasi á Abd-Allah.
En la leyenda marginal de la 2.* área se indica el lugar de la acuñación y el
año, añadiendo algunas veces, como sucede en la del núm. 5, una fórmula reli-
giosa, sucediendo lo propio en algunos dinares de Alí.
No entro aquí en el estudio de ciertos signos y letras sueltas que se encuen-
tran en alguno que otro diíaar, acuñado en Valencia por los Almorávides, por-
que en realidad ignoramos su valor exacto, y además no creo que tengan tanta
importancia como ha querido suponer Mr. Stanley en su excelente catálogo des-
criptivo de las monedas orientales existentes en el Museo Británico.
Pasemos ahora, para terminar el estudio de las monedas acuñadas en Va-
lencia por los Almorávides, á la descripción de las que conocemos, emitidas
por Alí, hijo y sucesor de Yusuf.
Ali ben Yusuf.
De 500 á 537 de la Hegira.
Conócense de él, el diñar y pequeña moneda de electrum siguientes:
Núm. 1. En medio en cuatro líneas:
No (hay) Dios sino Allah.
Mahoma (es) mensagero de Allah.
222 REVISTA DE VALENCIA.
Amir de los muslimes Alí.
Aben (sic) Yusuf.
Margen. Como el de los dinares descritos de Yusuf. #
II área. En medio en cuatro líneas.
El Imán
Abd-
Allah
Amir de los creyentes.
Margen. En el nombre de AUah, el clemente, el misericordioso, fué acuñado
este diñar en Valencia, año 500, (de J. C. 1106).
El ejemplar descrito es de mi colección, en ella existen otros de igual tipo
pero de los años 504, 508 y 512. Los hemos visto citados de 505.
Del de 500 poseemos una pequeña variedad, consistente en añadir á la
leyenda del margen de la 2.» área las palabras mi defensa. También el de 512
ofrece la particularicJad de que en él se emplea la palabra árabe ama en vez de
saftata, para expresar la voz castellana año.
Núm, 2. En medio en dos líneas:
No (hay) Dios sino
Allah. Solo él.
n área. En medio en dos líneas.
Amir de los muslimes.
Alí ben Yusuf.
Pequeña moneda de electnim de nuestra colección.
Aunque esta moneda carece de leyendas marginales, y no se indica en ella
zeca ni data, creemos, sin embargo, que está acuñada en Valencia, por la se-
mejanza de sus caracteres epigráficos y metal con las que de igual clase hemos
descrito al ocuparnos de las de Al-Manzur, Al-Mothaffir, Al-Mamun y Al-Kadir
y que resueltamente hemos atribuido á dicha población. Además, la frecuencia
con que en ella se encuentran nos hace confirmar mas nuestra creencia.
Poco tenemos que añadir á lo que hemos dicho al ocupamos de los dinares
de Yusuf, pues de la descripción que de los de Alí hemos hecho, se vé que sus
leyendas, escepcion hecha del nombre del monarca, son casi iguales. Solo hare-
mos notar que en sus dinares toma decididamente Alí el dictado de amir al
muslimina, ó sea príncipe de los muslimes ó musulmanes, reservando el Je
amir al muminina ó príncipe de los creyentes para el califa de Bagdad.
También en estos dinares y monedas de electrum se encuentran letras
sueltas y signos, cuya interpretación creemos hoy por hoy, no teniendo mas
datos que los que nos ofrecen las monedas, si no imposible, muy aventurada al
menos.
Tales son las monedas que se conocen como acuñadas en Valencia por los
MONEDAS ÁRABES. 223
Almorávides. En el siguiente artículo terminaremos nuestro estudio sobre la
numismática arábigo-valenciana, ocupándonos de las acuñadas en esta ciudad
durante el periodo intemiedio entre los Almorávides y Almohades, de las emi-
tidas por estos y con posterioridad á ellos.
Francisco Caballero Infante.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA.
LOS ÚLTIMOS ZURITAS.
IV.
D." AGUSTINA ZURITA Y BORRAS Y SU HERJI.\NO D. GASPAR.
¡ACió esta señora en Morella en los primeros años del siglo actual; fue-
ron sus padres D. Francisco Zurita y Doña Mariana Borras, que aun-
I que avecindados en Cantavieja y viviendo en su casa solariega, situada
en la plaza principal de la villa, donde aun subsiste con su escudo de armas,
proveían al cuidado de sus haciendas y masadas, situadas unas en aquel término
y otras en los de Mirambel, La Mata, Todolella, Zurita, Valderrobres, Beceite y
también en Morella, á donde y por ser natural de ella su madre y tener alh' casa
y distinguidos parientes en las familias de Creixell, Feliu, Lafiguera y Borras, se
trasladaban por largas temporadas, compartiendo de este modo su residencia y
cultivando sus afecciones.
Sus hermanos por orden de sucesión, fueron: D. Gaspar, el primogénito, que
enlazó con una señora de La Torre, distinguida familia de Peñarroya, íuémaes-
trante de la Real de Zaragoza, varias veces alcalde de Morella, valeroso gefe en
la guerra de la Independencia y murió sin hijos; D. Jaime, presbítero y benefi-
ciado de Morella; Doña Vicenta, que nacida en Cantavieja, murió soltera; Doña
Magdalena, nacida en Morella, casada con el célebre militar y literato D. José
Marzo: murieron ambos sin sucesión; Doña Luisa, soltera, fallecida en el año
l863 en Morella y natural de allí; y la última y mas joven. Doña Agustina, hija
también de la ya hoy novísima ciudad.
Eran muy niñas estas señoras cuando la tempestad foraiada mas allá de los
Pirineos se preparaba á estallar en España. El entusiasmo con que Morella sa-
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 225
ludo el advenimiento de Carlos IV se apagó bien pronto con el desprestigio de
la privanza de Godoy y las noticias de la revolución francesa; las trasmitidas por
los periódicos pusieron al corriente á todos los pueblos de España del vértigo y
furor que se apoderó de la nación vecina: el culto á la diosa Razón, la proclama-
ción de la igualdad^ fraternidad, el sangriento fin en un patíbulo de Luis XVI,
de María Antonieta, de la bondadosa Isabel, de tanta inocente víctima, de tanto
ciudadano pacífico, de tanto clérigo y persona ilustre, hacían horripilante á nues-
tros abuelos el cuadro de aquella revolución, cuyos detalles relataban circuns-
tanciadamente muchos sacerdotes, que escapando del puñal demagógico y de las
pesquisas revolucionarias, atravesaron el Pirineo para buscar en España tran-
quila hospitalidad.
Llegaron á Morella algunos de estos atribulados clérigos franceses, y á
cuantos se presentaron les dio hospedaje en sus conventos y en las casas par-
ticulares, abriendo además una suscricion, por medio de la cual, atendió decoro-
samente á su manutención y subsistencia. El ilustrado y verídico historiador Don
José Segura y Barreda, nos dice en el tomo III de Morella y sus aldeas, cap.» 4.°,
que el clero de la villa pasó de sus rentas cinco reales diarios por cada uno,
cantidad que llegó á ser insoportable, porque el número aumentaba cada dia.
Pero que cuando en la capital del reino se presenció el triste cuadro de .que se
desterraran también á los sacerdotes y religiosas ursulinas, solo por ser francesas,
hallaron un abrigo á la sombra de nuestros riscos y entre las breñas de nuestra
montaña. Tenemos las cuentas de los gastos que ocasionaron los huéspedes, y
suben algunos miles de reales. „ No olvidemos este hecho.
Declaró España la guerra á Francia; un ejército nuestro, atravesando el Piri-
neo, fué á buscar las tropas de la República en su mismo país; obtuvimos ven-
tajas en un principio, pero no tardamos en experimentar desastres, en repasar
la línea div'isoria de ambas naciones y ver á los franceses apoderarse de parte de
las Provincias Vascongadas y de Cataluña; la plaza de Figueras, si volvió á nuestro
poder, fué por el vergonzoso tratado de 1 796, cediendo á Francia la isla de Santo
Domingo y entregándole 28 millones de pesos fuertes, ló.OCXD hombres de infan-
tería, 8.000 de caballería, 15 navios de h'nea con su tripulación y otras humilla-
ciones. A pesar de todo esto, D. Manuel Godoy era declarado príncipe de la
paz, por haber firmado la que era ruina de nuestra nación.
Bajo estas impresiones empezó la guerra de la Independencia. Napoleón se
convino con Carlos IV en dividir Portugal en tres pequeños reinos y en fran-
quear el camino á sus tropas. Junot, con su división, se apoderó de todo aquel
territorio, cuyos príncipes, como es sabido, se embarcaron para el Brasil, de-
jando un gobierno provisional, y aquel general tomó posesión del reino en nom-
bre del emperador francés. Lo mismo quiso hacer de España, y el numeroso
ejército que envió á esta tierra, dividido en grandes cuerpos, se apoderó casi á la
220 REVISTA DE VALEXCIA.
vez de San Sebastian y Pamplona, de Barcelona y Monjuí, de Figueras y otros
fuertes, avanzando con su traición hasta el corazón del reino.
¿Qué habia de suceder?.... La indignación se sintió en todos los pechos, la
consternación y el miedo se pintaron en todos los rostros, el odio se encendió
en todos los corazones, el grito de independencia fué unánime y espontáneo
en todos los ángulos de la Península. Abdica Carlos IV, sube al trono Fer-
nando VIT; fingiendo amistad aun con los reyes de España, logra Napoleón que
ambos vayan á Bayona; una vez allí, abandona su disimulo, les despoja, les
obliga á renunciar sus derechos y recoge la corona que de sus sienes arrebata. Y
á todo esto Murat ocupaba ya la capital de España y las plazas principales. El 2
de Mayo llega; el pueblo, cansado de tanta traición y perfidia, se subleva; la
sangre de los españoles, leales y entusiastas, corre por las calles de Madrid:
Daoiz y Velarde, víctimas de su lealtad, son las primeras inmoladas por la inde-
pendencia de la patria. Toda España se estremece y levanta contra el ejército
invasor. Valencia, una de las primeras, responde al grito patriótico de la capital
de la monarquía, y Morella, al tener noticia del 2 de Mayo, se irritó tanto, que
todo su vecindario pedia venganza, revelando bien pronto sus sentimientos y su
actitud con la creación de una Junta de defensa y salvación, y formando un bata-
llón de milicia, en el que se alistaron todos los jóvenes, sin excepción alguna, lle-
gando á 6oo plazas, y nombrando por comandante del mismo á D. Gaspar Zurita.
Era preciso recordar todo esto, que parecerá extemporáneo en la biografía
de una señora, para comprender su carácter, su instrucción, sus sentimientos, y
apreciar los rasgos principales y mas decisivos de su vida, relacionándolos con su
época y con los de su familia.
Tenia apenas ocho años, cuando después de oir á sus padres lamentarse de
las desdichas de la revolución de Francia y de procurar leal hospedaje á los expa-
triados víctimas de la tormenta, presenciaba el aparato bélico que precedía en su
pueblo y en su casa á la tormenta misma. Ella y sus hermanas rezaban con su
madre y pedían á Dios por el bien y la paz de España, mientras su padre, sus
hermanos y parientes se entregaban, con todas las demás clases de Morella, á
proveer de armas y municiones la plaza y el castillo, y á ejercitarse en el manejo
necesario para la defensa nacional. A su tio D. Luis Borras se le dio la comisión
de comprar armaniento y municiones; á D. Manuel Ouerol la de proveer la
plaza de comestibles: á D. Joaquín Domenech la de reparar las fortificaciones;
y artillado el castillo con l6 piezas traídas de Peñíscola, se formó una compañía
de artilleros, de la que formaban parte los mismos eclesiásticos, con todo lo cual
el entusiasmo y el patriotismo eran grandes y la animación mucha, y aun mayor
si cabe, cuando allí se supo la victoria de Bailen y la heroica defensa de Zara-
goza en su primer sitio. Presentían los hijos de Morella un fin rápido á la guerra
de l8o8, pero les engañó su deseo.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 22?
El mariscal Soult, con el 3.° y 5.° cuerpo del ejército imperial, se apoderó de
Zaragoza, á pesar del heroismo de sus defensores: Vathier, con 1800 infantes y
500 caballos penetró en el Bajo Aragón, Calanda, Alcañíz y sus contornos, diri-
giéndose á Morella con la idea de apoderarse de la plaza, considerada como
base de operaciones para entrar en el remo de Valencia y darse la mano con las
tropas francesas que operaban en Cataluña.
La turbación, la confusión y el desorden siguieron á esta noticia. Las comu-
nidades religiosas de San Francisco y San Agustín, las monjas agustinas y una
gran parte del clero se dispersaron y huyeron á los pueblos vecinos, porque sa-
bían que el blanco de los rencores del gefe francés era principalmente los ecle-
siásticos; familias enteras atribuladas abandonaban sus hogares en busca de las
cuevas y breñas de las montañas para lograr una seguridad ilusoria, y la de
Zurita hizo otro tanto, dirigiéndose la madre con las hijas, todas solteras á la
sazón, á su masada y posesión llamada Torre-Segura y Genoveta, camino de
Ares. Mientras tanto su hermano D. Gaspar, al frente del batallón de milicia-
nos y con una compañía del regimiento de América, después de disponer la
defensa de la plaza , marchó con arrojo á ocupar las alturas de Monroyo
y la Pobleta de Morella, con el fin de impedir el paso al aguerrido ejército
invasor.
El dia 11 de Marzo salió el comandante Zurita de Morella; confiado en el
entusiasmo y decisión de los milicianos, ocupó algunas alturas y desfiladeros,
abrió fosos en el camino y obstruyó el paso con barricadas de troncos de pino
y follaje. Dice el Sr. Segura á este propósito: "Eran los primeros ensayos de
su valor y no contaban con el cálculo meditado de los enemigos!....,, Es la
verdad. Allí animaba á todos el patriotismo, pero no se contaba ni el número
ni la calidad del enemigo.
Al amanecer el dia 16 de Marzo, algunas compañías de franceses salieron^
de Monroyo, pero después de reconocer el terreno se retiraron, dejando nuestros
milicianos las avanzadas para replegarse en la Pobleta, no dudando que aque-
lla tarde ó el siguiente dia, tendrían que atacar al enemigo ó defender sus
posiciones. Al otro dia, seis compañías francesas y un escuadrón de caballería,
se empeñaron en desalojar de los puntos ocupados á los morellanos; pero estos,
fuertes en sus parapetos, rechazaron el ataque, matando algún caballo é hiriendo
á varios ginetes. No esperaban los enemigos una resistencia tan tenaz, y por
esto pidieron refuerzo de Alcañíz, precisamente cuando llegaba una columna
de los que hablan entrado en Zaragoza. El dia 19 llegaron á Monroyo seis mil
franceses, y enviando de vanguardia algunas compañías, se dividieron los demás
en dos mitades, con el objeto de cortar la retirada á los morellanos, que igno-
raban la llegada de aquella fuerza. Rompióse el fuego, llevando alguna ventaja
nuestras tropas; pero un paisano de Monroyo avisó á D. Gaspar Zurita del
228 REVISTA DE VALENCIA.
peligro en que se encontraban, pues una división de tres mil hombres, tomaba
las alturas de San Marcos. Dio orden para que replegándose las compañías
apostadas, rompiesen la línea enemiga, cuando los franceses se arrojaron sobre
nuestras tropas.
En vano Zurita les alentaba é infundía serenidad, porque al verse rodeados
sus milicianos por todas partes de enemigos, se dispersaron, quedando el gefe
solo con unos cien hombres, que pudieron escapar y entrar en Morella, gracias
á que conocían el terreno.
"El 20 llegaron las tropas de Napoleón á la vista de Morella, ocupando las
alturas de San Pedro Mártir y los llanos del Prat. El 2 1 por la mañana llegó á
Santa Lucía, ermita distante un tiro de fusil de la plaza, un edecán con una
compañía de granaderos, y adelantándose un cabo con algunos soldados, en-
tregó un oficio para el gobernador. En él se pedia la entrega de la plaza, ofre-
ciéndose la salida libre á la clase de tropa con sus armas y bagajes. Solo contaba
Morella con 100 soldados, y reunido consejo, determinó marcharse, pues era
temeridad defender la plaza contra los ataques de siete mil infantes y ochocientos
caballos, provistos además de un tren de montaña. Abiertas las puertas, sali(')
la escasa guarnición y los franceses pisaron por vez primera las calles desiertas
porque los vecinos ó se marcharon ó estaban ocultos en sus casas. El trato que
dieron á los paisanos fué cruel, y un tributo de cien o/¿,cas de oro, raciones y
cuanto por entonces necesitaban, fué el primer sacrificio de los morellanos en la
guerra de la Independencia. Inutilizaron ocho cañones de hierro, y llevándose los
demás, con los pertrechos y ropas del hospital, se marcharon el día 25, dejando
abandonada la plaza." Hasta aquí el historiador mencionado, y nosotros aña-
dimos: cuando atribulada marchaba á Torre-Segura Doña Mariana Borras con
sus hijas, lleno el corazón de congoja por la suerte que cabria á su hijo Don
Gaspar y por tener enfermo á su esposo D. Francisco, acompañada solo de
algunos leales servidores de la casa, de repente, y al llegar al Mas del Pas, fué
detenida la comitiva por una avanzada francesa, que las hizo prisioneras, impi-
diendo continuaran su camino y obligándolas á retroceder á la plaza en medio
de bayonetas. Aquella señora, temiendo un atropello y desacato en la persona
de sus hijas, dirigióse con energía al gefe de la fuerza y apostrofándole con dolor
pero con resolución, díjole quiénes eran y pidióle por su honor militar que las
protegiese y librase de los insultos de la soldadesca. Conmovió la actitud y dig-
nidad de la madre al gefe francés, y lejos de maltratarlas, les guardó las consi-
deraciones debidas á su clase, acompañándolas á Morella y poniéndoles una
guardia en la puerta de su misma casa: quedaron libres cuando el dia 25 dejaron
los franceses abandonada la plaza.
No fué aquel el último susto y sobresalto que pasaron. La fiebre tífica,
que tantos estragos causaba en otras capitales, se desarrolló también en Morella,
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 229
tocando sus consecuencias esta familia, y dejando muy mal parada la salud de su
padre D. Francisco.
El desastre de las tropas españolas de Belchite y el amilanamiento de los
soldados dispersos y bisónos qus llegaban á Morella, junto con el reducido nú-
mero de voluntarios que la custodiaban, puso otra vez la fortaleza en manos
de los franceses que entraron pidiendo raciones y dinero, volviéndose por
el camino de Aragón. El hambre, la guerra y la peste hacian estragos en el
pais.
En el año l8l0 el general Suchet recibió la orden de atravesar el reino de
Aragón para dirigirse á Valencia. Dividió el mariscal sus fuerzas dando una
división al brigadier Habert, que desde Alcañíz pasó á Morella con 400 hombres;
los soldados que la guarnecían se marcharon á los montes y entró sin oposición
el francés, imponiendo al pueblo una fuerte contribución, llevándose en rehenes
á sugetos principales de la villa, para obligar á satisfacer el pedido, tratándolos
cruelmente.
Y otra vez dejaron los franceses á Morella y otra vez en 24 de Abril se re-
unen milicianos y reclutas con una columna española y los batallones de Peñís-
cola y Morella, comandados por D. Gaspar Zurita, y vuelven á posesionarse de
Monroyo y Peñarroya: unidas estas fuerzas á 600 hombres del regimiento de
Saboya, á 800 de Caro y I.OOO voluntarios de Orihuela, marcharon á Alcañíz,
en donde atacaron con denuedo una columna enemiga, obligándola á refugiarse
en el castillo, mas sabiendo que el enemigo recibió refuerzo, se retiraron orde-
nadamente á Morella.
Cada salida, cada escursion de Zurita, era un motivo de tribulación para su
madre y hermanas. He oido decir muchas veces á las dos menores; "nos hemos
criado entre sustos y lágrimas.,, No se vivia entonces de otro modo.
El ejército francés era superior en número y en inteligencia, es cierto; pero
hablan adquirido sus gefes la convicción de que los españoles eran de un carác-
ter indomable, y que una derrota de una división no importaba para que al dia
siguiente les armasen una celada y consiguiera la bravura de paisanos mal ar-
mados lo que no hablan logrado la táctica y la disciplina.
En los dias 23 y 24 de Junio de 1810, á las puertas mismas de Morella, se re-
tinen para atacar al general francés Mont-Marié, y después de desplegar este
todos sus batallones, sobre 5.000 hombres, tiene que retirarse á la plaza, cansado
deundiadefuego; al siguiente (24 de Junio), vuelven á salir, vuelven los nuestros
mandados por Odonejú á atacarles, dura el fuego desde las primeras horas de la
mañana hasta las dos de la tarde, pierden y recuperan unos y otros diversas
posiciones, se suceden los ataques á la bayoneta y las cargas de caballería,
hasta que finalmente los nuestros se retiraron hacia Vallivanasin pérdidas de con-
sideración y sin que el extranjero pudiera cantar victoria. Los morellanos te-
23o REVISTA DE VALENCU.
nian por espectadores de su bravura á sus esposas, i\ sus madres, á sus hermanas.
y los hombres mas inofensivos se volvieron leones defendiendo á su familia y á
su patria.
El 6 de Julio de este año la guarnición francesa no contaba mas que con
200 hombres; Falcó ataca la plaza con 2000 y entra: aquella se retira al castillo,
este ocupa toda la población: el 29 del mismo mes vuelven á perderla los espa-
ñoles y la recupera, después de otra batalla en los alrededores, el general Mont-
Marié. Los guerrilleros acechan, buscan y aprovechan la ocasión, y la ocasión
vuelve á presentarse en l.° de Enero de 1811, escalando la muralla el arrojado
sargento Milian, que con media compañía se ocultó en dos casas y atacó á los
franceses cuando la guarnición del castillo baj(> descuidada á la población :í
pasar un rato de solaz. Cincuenta prisioneros y algunos heridos franceses fué
el resultado de esta atrevida tentativa; llevóse Milian su presa, pero sufrieron
las represalias los hijos de la población: el historiador mencionado dice á este
propósito: "El comandante Perroni mandó aprisionar á cuantos paisanos en-
contró en las calles. Eran tantos, que la plaza alta del castillo no era capaz para
contenerlos, y al cielo raso, en medio del invierno, sufrieron todas las penalidades
del hambre, el frió y los malos tratamientos.,,
Allí se reunieron mas adelante los de otros pueblos inmediatos mante-
nidos en rehenes, y ni se respetó el carácter del sacerdote, ni el honor de la
casada, ni el candor de la doncella. En 8 de Abril de l8l3 las partidas de guer-
rilleros, mandadas por el P. Nebot, asaltan de nuevo la plaza junto á la Torre
Beneito, obligan á la tropa á retirarse al castillo y destrozan la casa del gober-
nador; á la mañana siguiente y después de racionarse, se marcharon, pero no
pudiendo vengarse el francés en los soldados españoles, se vengó en los paisa-
nos, fusilando 16 al pié del castillo, apareciendo sus cadáveres el día 17 en la
capilla de la comunión de la Iglesia mayor, horrorizando al pueblo con aquella
bárbara medida.
El 19, á pesar de ello, repitieron los españoles otro asalto, por la parte de
los portales de San Mateo, Forcall y el Estudio, haciendo retirar al castillo á las
tropas de la guarnición. El 20 entraron por tercera vez, abrieron las puertas
á los españoles y penetró en la población el fraile Nebot con 3ooo voluntarios,
se alojó en las casas é intimó la rendición al castillo, aunque inútilmente. Hasta
el 22 de Octubre de l8l3 no quedó libre Morella de la dominación extranjera,
siendo preciso para ello que el general Elío, con dos baterías de cañones situadas
en el Carraixet y una de obuses en Colleí del vent disparase sin tregua contra
el castillo, y aun no fué bastante; se trajeron de Vinaróz cañones de 16 y de
á 24, y entonces cayó para siempre en ruinas la célebre torre Celoquia, baluarte
donde tremoló por vez primera la bandtira de la reconquista, convertida en
acjuellas circunstancias en depósito de víveres. Capituló el gobernador y cayó
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA.
231
prisionera de guerra toda la guarnición, quedando libre Morella de la dominación
francesa.
En otro artícxiJo, pues este se vá haciendo nuiy largo , veremos lo que, des-
jjues de aquella tremenda lucha, hizo la patriótica familia de Zurita.
Nicolás Ferrer y Julve.
EL SUPREMO ESCULTOR.
SONETO.
"''l alma humana, del dolor herida,
O en su ardiente deseo contrariada,
S^l Ignora por qué causa es desgraciada
Al sentirse sin culpa perseguida.
Tal la marmórea piedra resentida,
Al ser con duro acero golpeada,
Vése por el artista maltratada,
Ignorando por qué vá combatida.
En eco fiel de su inspirada idea,
Do belleza divina resplandece.
El tosco canto el escultor trasforma.
Así Dios nuestras almas embellece:
El dolor es cincel con que golpea,
Yes el supremo amor su justa norma.
Ju.\N Janini Valero.
CRÓNICA MENSUAL.
ECAE el movimiento literario en Valencia^' Nos hacemos esta preginita
! porque observamos con dolor que este año, aunque funcionan las So-
i¡ ciedades que se dedican á este género de estudios, arrastran vida lán-
uida; parece que falte en ellas calor y expontaneidad. Esperamos que
á este pasagero desmayo suceda muy pronto un nuevo impulso, de esos que son
propios del vivaz, aunque algo inconstante carácter valenciano.
El Ateneo es buena prueba de esa especie de cansancio que creemos notar
en los centros literarios de Valencia. No falta esta sociedad á su importante
misión; pero parece que la cumple con cierta Irialdad.
A la gloriosa memoria del Sr. Moreno Nieto dedicó una solemne sesión.
Nadie mas digno de ser honrado, y llorado á la vez, en todos los Ateneos de
España, que ese hombre eminente, que por muchos años ha sido el alma del
Ateneo de Madrid. En el de Valencia, encargóse de hacer su elogio su aventa-
jado discípulo, el joven doctor Sr. Puig y Boronat, y cumplió como bueno. En
un razonado discurso, describió perfectamente los rasgos principales de la fisono-
mía moral y científica de ese profesor, gloria de su pais.
También ha celebrado el Ateneo una agradable, aunque poco concurrida,
velada literaria-musical, en la cual dieron á conocer trabajos en prosa y verso
los Sres. Chocomeli (D. Antonino), Llombart y Danvila (D. Augusto).
Las secciones de Ciencias sociales y naturales han continuado el debate de
los temas que están dilucidando. En la primera han disertado sobre la democra-
cia los Sres. Valdivieso y Gaset, y en la segimda ha hablado largamente sobre
las aptitudes intelectuales de la mujer el Dr. Mas, que propende á equipararla al
hombre en este concepto.
Lo que quedó en alto es el debate con tanto calor comenzado en la sección
de Literatura sobre el renacimiento lemosin.
El Rat-Penat. que cultiva ese renacimiento, ha celebrado algunas confereil'
cías interesantes. D. José Vives y Ciscar se ocupó de los orígenes de las vecinas
poblaciones marítimas del Grao y el Cabañal, dando lugar á una curiosa polémica
en la prensa; y D. Luis Tramoyeres y Blasco comenzó una serie de interesantes
lecciones sobre los gremios valencianos, considerados históricamente, asunto de
234 REVISTA DE VALENCIA.
vivo interés para el cual ha ofrecido el Ayuntamiento un premio en los Juegos
Florales.
El Centro escursionista de esta corporación, hizo una agradable visita á la
histórica ciudad de Játiva, que tan glorioso lugar ocupa en las crónicas valen-
cianas. Sus antiguas iglesias, llenas de preciosos retablos, su pintoresco castillo,
sus restos romanos y árabes todo fué examinado por los entusiastas escursio-
nistas.
* *
La Academia de la Juventud Católica, poco tiempo há restablecida, como sa-
ben nuestros lectores, conserva aun el vigor que desfallece en otras sociedades
análogas. Sus sesiones se repiten con frecuencia y están muy concurridas.
Notable fué, y digna de su honroso objeto, la dedicada á la memoria del
inspirado poeta é ingenioso escritor D. José Selgas y Carrasco, qiie por sus ar-
raigados sentimientos religiosos, era especialmente querido de los jóvenes cató-
licos de Valencia: D. José Prósper Bremon le dedicó un discreto panegírico.
La fiesta de Santc? Tomás de Aquino dio lugar á otra solemne sesión en
honor de este gran maestro de la doctrina católica. El docto profesor y piadoso
sacerdote Dr. D. Salvador Castellote disertó sobre la física racional de Santo
Tomás, y le consagraron poesías el mismo Sr. Castellote, y los Sres. Arroyo y
Almela, y Peris Pascual.
La sesión de San José fué igualmente brillante, y ofreció, como el año an-
terior, la peculiaridad de ser Josés de nombre todos los que loaron al Patriarca
de la Iglesia universal . D. José Vives Ciscar hizo el discurso, que versó sobre
la diferencia entre el arte cristiano y el pagano, y las poesías que se leyeron
eran debidas á siete Pepes, á saber: Guzman y Guallar, Escrig y Oloris, Zapa-
ter y Ugeda, Martínez Aloy, Thous, Sanchis Cátala y Arroyo.
Con ser solemnes todas estas sesiones, aun lo fué mas, y embellecida por
el sexo hermoso, la que se celebró el viernes de Dolores, con carácter apro-
piado á la Semana de Pasión. El joven catedrático del Instituto Provincial, se-
ñor Polo y Peirolon, dirigió la palabra al concurso, dando á la nnijer cristiana
saludables consejos. La sección de Música cantó las Siete Palabras, y las glo-
searon los poetas Sres. Brugada, Martínez Aloy, Guzman Guallar, Escrig, ¿an-
chis Cátala, Rodríguez Guzman y Vives Liern.
Nos hemos estendido mucho, hablando de la Juventud Católica, y solo pode-
mos indicar que entre los trabajos de las secciones han llamado la atención
las conferencias de la de Filosofía y letras sobre la belleza y la fealdad, esté-
ticamente consideradas. Sobre el segundo de estos puntos, disertó, con arreglo
á la doctrina tomista, el Sr. Aguilar y Morro.
* *
El Seminario Conciliar ha honrado también, como el año pasado, la memo-
ria de Santo Tomás, el día que la Iglesia celebra la fiesta de este varón in-
signe. Un aventajado colegial, el Sr. Ferrairo, hizo el elogio del Santo, leyeron
poesías escritas en su alabanza, en castellano, los Sres. Castellote y Ruiz Cas-
tellanos, y en latin, el erudito profesor Sr. Genovés. El Obispo electo de Santa-
cruz de Tenerile, Sr. Ccrvera, (|ue presidia esta fiesta académica, dióle fin con
su autorizada palabra.
CRÓNICA MENSUAL. 235
El Círculo militar está demostrando que es algo mas que un nuevo centro de
pasatiempo y recreo. En el periodo que comprende nuestra Cró?iica, ha cele-
brado tres instructivas conferencias, discutiendo el médico militar Sr. Freán sobre
la caridad en los campos de batalla, y los ilustrados oficiales D. Julián Sans y
D. Modesto Navarro, sobre las guerras napoleónicas y la instrucción intelectual
militar respectivamente.
El Instituto Médico valenciano celebró, con la acostiunbrada solemnidad, la
sesión pública anual, en la que dá cuenta de sus útiles tareas. Léese en esta
sesión un discurso científico, y estaba encargado de él este año el Sr. Peset y
Cervera, que lleva con honra un nombre ya distinguidísimo en la profesión
médica, y especialmente en aquel centro científico. .Su trabajo fué bueno y opor-
tuno: habló de los mártires de la ciencia, recordando la memorable abnegación
de los que se han sacrificado en aras del adelanto científico, que redunda en
bien de la humanidad.
El certamen anual del Instituto Médico no dio resultado; no han merecido
premio las obras presentadas. Veremos si el nuevo certamen se vé mas favore-
cido. En otro lugar publicamos el programa.
El celoso profesor Dr. D. Amallo Gimeno, que sigue con ahinco los progre-
sos de 1^1 ciencia á que está dedicado, ha comenzado en el Instituto Médico
unas lecciones interesantísimas sobre electroterapia.
Y han continuado las conferencias sobre higiene y salubridad de Valencia,
tomando parte en ellas los doctores Guillem y Marzo, Gómez (D. Constantino)
y Ferrer y Julve. El punto se ha dado por insuficientemente discutido, y lo ha
sido, en verdad, larga y luminosamente. Ahora solo falta que haga el resumen
el presidente del Instituto, Dr. Serrano y Cañete.
■* *
En su esfera especial, cumple bien sus fines la Sociedad valenciana de Agri-
cultura. Han sido interesantes y prácticas las conferencias que sobre los fosfatos
y su aplicación al cultivo ha dado el entendido catedrático Dr. D. Pedro
Fuster. /
* *
Aun tenemos que consignar mas conferencias. En el Ateneo Mercantil dio
una muy interesante el conocido hombre político D. Estanislao García Monfort,
ocupándose de los gremios, su índole, su historia y su influencia. Apoyando el
pensamiento sostenido por el Sr. Pérez Pujol y por el periódico Las Provincias,
expuso la conveniencia de reconstituir las asociaciones gremiales, con el carác-
ter de voluntarias y libres.
De las mismas asociaciones gremiales, habló en el Ateneo-Casino Obrero
D. Félix Pizcueta. Es tema que está de moda, y que tiene, en verdad, impor-
tancia social.
* *
Las escursiones artístico-arqueológicas, introducidas en Valencia por el Rat-
Penat han sido aceptadas por la Sociedad Arqueológica. La primera la ha de-
236 REVISTA DE VALENCIA.
dicado á Almenara, cuyos restos romanos son verdaderamente interesantes.
Sirvió de guia y mentor á los escursionistas de la Arqueológica, como había
servido á los del Rat-Penat, el médico de aquella villa D. Luis Cebrian, escritor
y poeta laureado, que ha hecho un estudio especial de aquellas antigüedades,
estudio que pronto daremos á conocer á nuestros lectores.
En la Facultad de Derecho de nuestra Universidad, se han verificado ejer-
cicios de oposición para proveer una plaza de Catedrático auxiliar. Los oposi-
tores han sido D. Rafael Rodríguez de Cepeda y D. Fernando Ros. Ambos han
quedado bien, y uno y otro obtuvieron votos del tribunal, logrando mayoría el
primero. Le felicitamos.
La prensa valenciana se ha aumentado con tres nuevos periódicos: La Re-
vista vinícola. La Institutriz y la Gaceta de los hospitales, publicaciones dedica-
das al objeto especial que su título indica.
*
* *
Un poeta valenciano ha obtenido señaladísimo triunfo en Madrid.
Pocos años há dióse á conocer entre los jóvenes de nuestro Ateneo que con
mas entusiasmo cultivaban la literatura, D. José Herrero, hijo de Requena, cu-
yas viriles inspiraciones, expresadas en rotundos versos, arrancaban siempre
muchos aplausos.
El Sr. Herrero se trasladó luego á Madrid, donde á la vez que proseguía
sus estudios, dedicóse á trabajos periodísticos, y por lo que ahora vemos, tam-
bién á perfeccionar su feliz estro, pues en el Ateneo de aquella corte acababa
de dar una lectura de poesías, que le ha proporcionado en Madrid los aplausos
á que estaba acostumbrado en Valencia.
Entre las composiciones leídas, es notable una leyenda titulada D. yaiiiie
de Aye7-be.
* *
Entre los muchos cuadritos que los artistas valencianos tienen la costumbre
de exponer en la calle de Zaragoza, han llamado mucho la atención dos que
acreditarían, sí no estuviese ya acreditada, la maestría de sus autores.
Uno de ellos es de D. Joaquín Agrasot. En él vemos las puertas de la cate-
dral de León, hermosa página del arte arquitectónico español, en el momento
en que vá á comenzar una procesión. Una pareja de guardias civiles á caballo,
aguarda para abrir paso al séquito religioso; á un extremo aguarda también una
banda de música; clérigos con cirios y estandartes salen del oscuro templo;
gente de la ciudad y del campo se agrupa para ver la procesión, y un sol her-
mosísimo lo inunda todo con sus fulgores.
Esta luz viva que llena todo el lienzo, privando al pintor del agradable re-
curso del claro-oscuro, era una gran dificultad, cjue el Sr. Agrasot ha vencido
con mucho acierto. A pesar de la fuerza de la luz, nada chilla ni desentona en
su cuadro, en el que se detienen los ojos con especial deleite. Las figuras son
CRÓNICA MENSUAL. SS?
todas muy propias, muy bien plantadas, habiendo sacado el artista gran partido
de la variedad de trajes, algunos de ellos muy pintorescos.
El otro cuadro á que nos referimos es una escena de costumbres valencia-
nas, debida al elegante y primoroso pincel de D. José Brel. A la puerta de un
molino, en nuestra hermosísima huerta, donde todo brilla y sonríe, llega un
apuesto mancebo, montado en su jaca, vistosamente enjaezada, tremolando en
la mano el pañuelo de la joya, conquistado en las carreras. Una muchacha,
guapa como unas perlas, y ataviada ricamente á la usanza de nuestras antiguas
labradoras, sale corriendo á recibir aquel presente de su prometido. El padre y
un respetable cura miran la escena, sentados en un poyo; la madre acude tam-
bién, levantando en brazos á un pequeñuelo.
Este poético episodio, de tan delicado gusto, está interpretado con la maes-
tría propia del Sr. Brel. El dibujo es irreprochable, el colorido muy brillante, los
trajes y demás accesorios están tratados con escrupulosa e.xactitud. El paisaje
del fondo es encantador.
Esta obra, que corresponde muy bien á la reputación del Sr. Brel, y que
parece ejecutada y concluida con aniore por este concienzudo artista, está desti-
nada á Inglaterra.
#
* *
Novedades musicales; una interesante audición de los alumnos del Conser-
vatorio, que probó sus notables adelantos; dos excelentes conciertos dados en
el teatro de la Princesa por la sociedad que dirige el maestro Sr. Valls; y los
que en el teatro Principal ha celebrado la Estudiantina Figaro, compañía de
tañedores de guitarra y vihuela, que hace algunos años recorre el mundo,
haciendo admirar su maestría en esos instrumentos populares de nuestra
patria.
*
* #
Novedades teatrales; muy poco, casi nada. Nuestro compatricio D. Daniel
Banquells, bajo de la compañía de zarzuela que actúa en el teatro de la Zar-
zuela, ha arreglado con el título Fuego y estopa, una pieza catalana que lleva
el nombre de Cel rogent, y que es por cierto muy bonita. Pero en el arreglo
ha perdido, y obtuvo poco éxito.
^^I^
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA.
NSAYO DE ÜN CURSO DE FILOSOFÍA ELEMENTAL, por Don-
Enrique OuESADA Y Salvador, Catedrático del Instituto de Murcia.
Parte tercera. Etica. — Valejicia. hiip. de Emilio Pascual. 1881 (t).
Completa este tratado la obra de texto que ha publicado el celoso profesor
Sr. Ouesada, y es digno del buen concepto que merecieron la Psicología y la
Lógica. Dividido en dos partes (Etica general y Etica particular), comprende
veinticuatro lecciones, donde las diversas materias aparecen rigurosamente en-
lazadas. Dicha circunstancia supone un completo dominio de la ciencia que se
estudia. Las lecciones sobre los principios constitutivos de la moralidad, base de
los deberes del hombre para con Dios, para consigo mismo y para sus semejan-
tes, van precedidas de una introducción, perfectamente razonada, sobre la im-
portancia de este ramo del saber humano y sus relaciones con las ciencias so-
ciales y con la religión. Este examen sirve de preparación á otro mas extenso
acerca de si puede y debe demostrarse la existencia de Dios. El Sr. Quesada
opina que no, y aduce para ello razones bastante claras y precisas. "La
discusión de la existencia de Dios, dice, no indica progreso alguno intelectual,
porque quien pregunta duda y quien duda, ignora; luego el que pregimta si hay
Dios, no le conoce convenientemente.,,
La fónnula que el autor establece como base de la filosofía subjetiva para
sus resultados mas provechosos, no es el 7iosce te ipsiim de los antiguos, sino
el nosce te in ?ne, inspirado por el amor divino á las inteligencias rectas y á los
corazones sanos.
Esta obra no necesita mas recomendación que la lectura de algunas páginas.
Felicitamos por ella á su autor.
LEY DE RECLUTAMIENTO Y REEMPLAZO DEL EJÉRCITO, de 28
de Agosto de i8jS, reformada por la de S de Enero de 1882, anotadas por
D. Vicente Du.\lde Furió y D. Manuel Cortés BELLmo, abogados del ilustre
colegio de esta ciudad. Valencia. Librería de P. Aguilar. Imprenta de José
María Blesa, 1882 (2).
(1) Forma este tratado un voliunen en 8." menor, de 224 páginas, sin indicación de precio ni
Jjuntos de venta.
(2) Un tomo en 8.°, de ,30o páginas, que se vende en la librería de su autor, calle de Cahalle-
ro.s, 1; precio: 8 reales.
BIBLIOGRAFÍA VAI.ENCLANA. 2.39
Apenas se ha promulgado la reforma de la ley de reemplazo del ejército, dos
distiiií^iiidos abogados de Valencia, se han apresurado á publicar este tratado,
de gran aplicación práctica para todos los que tienen cjue intervenir en los
asuntos de quintas. Comprende, además de las dos leyes citadas, el reglamento
y cuadro de inutilidades físicas, las leyes para el servicio de la marinería, y
otras disposiciones de interés general, todas ellas con anotaciones oportunas c
interesantes.
MES DE MARZO. Meditaciones sobre el Patria.rca San José, ir aducidas y
adicionadas con uva corona poética, por D. José Arroyo y Almela, presbítero,
Segunda edición. Valencia, hnprenía de Emilio Pascual. 1882 (i).
Este librito forma parte de una Colección ascética, (¡ue publica el conocido
editor D. Juan Mariana y Sanz. Al interés que tiene para las personas devotas
del Patrono de la Iglesia universal, se une algún mérito literario, pues el señor
Arroyo, poeta distinguido, lo ha enriquecido con numerosas composiciones, en
varios metros, en todas las cuales respira la afectuosa piedad de este buen
sacerdote.
(1) Un pequefto volumen de 212 páginas, que se vende á 4 rs. en rústica y 6 en piel, en las
librerías del Sr. Mariana v Sanz.
INSTITUTO MÉDICO VALENCIANO.
PROGRAMA DE PREMIOS PARA EL ANO l883.
L interés que esta corporación ha deuios-
!|uado siempre por el adelanto de las cien-
cias que son de su competencia, le liace hoy,
como en años anteriores, dirigir un llamamiento
á los amantes del saber, con el objeto de que
proporcionen abundantes trabajos cuya recom-
pensa propone el Instituto á continuación.
CUESTIÓN DE MEDICINA.
¿Son hoy mas frecuentes las enfermedades del
corazón, la tisis y la locura? En caso afirma-
tivo, ¿á qué causas deben esta frecuencia?
CUESTIÓN DE CIRUJÍA.
Juicio critico del tratamiento quirúrgico de
las varices.
CUESTIÓN DE FARMACIA.
Medios prácticos de conseguir la dosificación
de los principios activos en los estrados medi-
cinales. Conservación de los mismos.
CUESTIÓN DE CIENCIAS AUSILIARES.
Estudio de aplicación á las ciencias médicas
de la unidad de las fuerzas.
PREMIO EXTRAORDINARIO.
Una pluma de plata con una esmeralda, oferta
del doctor Ferrer Julve, al autor del mejor tra-
bajo sobre el siguiente tema; ¿Cuándo está indi-
cada la traqueotomia? Juicio critico de los pro-
cederes hasta hoy conocidos para practicar esta
operación. A este premio pueden concursar to-
dos los profesores, incluso los socios residentes.
Para la resolución de cada una de las prece-
dentes cuestiones, se ofrecen tres premios: el
primero consiste en tina medalla de oro, en
cuyo anverso irá esculpido el sello de la Corpo-
ración, en el reverso grabado "Al mérito de
D, N. N.,„ ó sea el nombre y apellido del
agraciado; y además el título de Sucio de mérito,
constando el concepto por que se haya expedido.
El secundo ó accésit, consiste en el mismo titulo
de Socio de mérito, constando el concepto por
que se ha expedido. Y el tercero en el de Socio
adicto .
Las memorias para el concurso podrán ser es-
critas en castellano, latin, francés, portugués, in-
glés ó italiano: no se podrán firmar ni podrán ser
admitidas como directa ó indirectamente se den
á conocer sus autores, é irán acompañadas de
un pliego cerrado, en cuyo sobre se lea un le-
ma 6 proposición igual á la que figure en el
principio de la memoria respectiva, y en su in-
terior deberán constar la firma entera del autor,
con los títulos que haya obtenido y su residen-
cia. Podrán ser dirigidas, francas de porte, i
cualquiera de los Secretarios de la Corporación,
quienes las recibirán hasta 1.° de Diciembre in-
clusive del año actual, siendo desde luego pro-
piedad de la misma. Podrán optar á los premios
los profesores de medicina, cirujia y fiírmacia,
bien sean del pais ó extranjeros, incluso los
socios de la Corporación, á escepcion de los re-
sidentes.
Cerrado el concurso, una Comisión especia]
expondrá su dictamen á la Junta general, el que
versará acerca del mérito absoluto de las memo-
rias presentadas: y censuradas ya por la última,
se abrirán los pliegos correspondientes á las me-
morias premiadas, quemándose acto continuo los
de las restantes. Avisados con oportunidad los
Señores á quienes se haya acordado premio,
acudirán por si ó por persona debidamente
autoiizada, al aniversario cuadragésimo-tercero,
(¡ue se celebrará el 31 de Marzo de 1883, en
cuyo acto se les conferirán los premios.
Valencia 31 de Marzo de 1882. — El Presi-
dente, Joaquín Serrano Cañete. — P. A. D. I.:
El Secretario de Gobierno, Manuel Olmos.
Nota. El Secretario de üobierno vive calle
del Torno, núm. 11, bajo, y el de Correspon-
dencias, plaza de Cisneros, núm. 1, 3.»
Valencia. Imprenta de Domenech, Mar, 48. — 1882.
REVISTA DE VALENCIA.
1." Mayo de i 8» 2.
ALGUNAS NOTAS
PREPARADAS PARA UN NUEVO COMENTARIO DE EL INGENIOSO HID.S.LGO DON QUIJOTE
DE LA MANCHA.
AlSr. D. José M.^ Torres,
dignisimo Cronista de la ciudad di Valencia ,
¡EBO un gran beneficio á las preciosas carias que V., mi bondadoso
amigo, ha dirigido A los Cervatitístas españoles (i). Ellas vinieron á
demostrarme una vez mas, que no hay asunto agotado cuando se
sabe tratar con ingenio, y que el venero cervantino es tan rico, tan copioso, tan
exhuberante, que siempre se encuentra algo nuevo que saborear cuando á su
estudio nos consagramos.
Al repasar las referidas cartas, tan galana y graciosamente escritas, con sus
recónditas noticias y atinadas observaciones, se me desvaneció por completo un
escrúpulo que en mi cabeza iba tomando asiento, al leer una y otra vez que los
cervantistas manoseamos demasiado las obras de nuestro autor predilecto, que
vemos visiones en ellas, y solo de Cervantes sabemos hablar, sin poder ya decir
nada que no esté dicho y repetido.
,i) Revista de valencia.— Tomo I, pá^s. 5, 48, 94 y '580.
Ki
REVISTA DE VALENCIA.
No: las cartas de V. patentizan que hay mucho en la vida y en las obras
del celebrado escritor que no se ha dicho todavía, y que al escribirlo de la
manera que V. sabe hacerlo, produce á un tiempo mismo deleite y utilidad á
los lectores, enriqueciendo á la vez nuestra historia literaria con datos y noticias
peregrinas. Animado por tal ejemplo, quisiera poder enviar á V. desde luego
el tanto tiempo hace ofrecido trabajo comparativo de los Novísimos biógrafos
de Cervantes; pero esta labor crítica es prolija, detenida, por su misma índole,
y como las buenas acciones no deben dejarse para luego, y yo debo á V. por
mil conceptos gratitud, no quiero esperar, y le dirijo como de vanguardia, Algu-
nas notas de las muchas que tengo reunidas, para un nuevo comentario del
Quijote, cuyo proyecto de prólogo vio la luz en el núm. l6 del excelente pe-
riódico titulado La Academia, que hace dos á tres años se publicaba en Bar-
celona.
La noticia del motivo de ese comentario, y de la edición á que debia acom-
pañar, es bastante curiosa, y tal vez algún dia me decida á relatarla á V. para
que haga de ella el uso que mas le agrade; como puede hacerlo de la presente
y de las adjuntas 7iotas, en la buena inteligencia de que el destmo que V. quiera
darles será siempre el mejor en el concepto de su amigo y apasionado O. B. .S. M.
José M. Asensio.
NOTAS.
I.
Por Real cédula fecha en Valladolid á 26 dias del mes de Setiembre de 1604,
se concedió Privilegio á Miguel de Cervantes, para que él ó quien su poder
hubiere, y no otra persona alguna, pudiera imprimir en todos los reinos de
Castilla por tiempo de diez años, un libro que ya habia sido examinado por el
Consejo, cumpliéndose todas las diligencias exigidas en la premática sobre la
impresión de los libros.
Cautos y precavidos los Señores, apuntaban que todas las veces que se hu-
biera de imprimir el dicho libro durante los diez años, hubiera de presentarse al
mismo Consejo, juntamente con el original que quedaba rubricado en cada plana
y firmado al fia por el Escribano de Cámara, para que se corrigiera, viendo si
la impresión estaba conforme con el original, previniendo que las erratas se
hablan de corregir en impreso, y llevando la escrupulosidad al extremo de
mandar al impresor no imprimiera el principio ni el pliego primero, ni entregara
ALGUNAS NOTAS., 243
mas de un solo ejemplar al autor hasta que el libro estuviera corregido y tasado,
porque en el primer pliego se habia de contener el privilegio, la aprobación, la
tasa y erratas.
El dia 1." de Diciembre, el licenciado Francisco Murcia de la Llana, dá
testimonio de lo haber correcto, y dice que el libro no tiene cosa digna que no
corresponda á su original; por lo cual, el testimonio de erratas, puede llamarse
negativo en el lenguaje usual.
Bien pronto se descubre, al hojear el volumen, que el licenciado corrector
pasó muy á la lijera el cotejo, ó tenia muy ancha la manga en materia de erra-
tas, á pesar de tener por oficio el revisarlas, de lo cual ofrecen repetidas prue-
bas las obras publicadas en el primer tercio del siglo; y esta lijereza da lugar á
muchas y detenidas consideraciones.
Como consecuencia de estos documentos, á veinte dias del mes de Diciembre
del año 1604, el Escribano de Cámara del Rey, Juan Gallo de Andrada, tenia
sobre su mesa ochenta y tres pliegos de papel impreso, que los Señores habían
tasado á tres y medio maravedís cada uno, y estendia su certificado para que
constase en la primera hoja de todos los ejemplares.
Muy lejos estaba, á no dudarlo, el buen Escribano Gallo de Andrada, de cal-
cular la importancia de aquella certificación que acababa de expedir; y ni aun
le pasaba por las mientes el v'alor real de aquellos ochenta y tres pliegos de
papel, que tenia delante, impresos por Juan de la Cuesta, á costa de Francisco
de Robles, librero del Rey.
Pero es de notar, que á pesar del mandato terminante del Monarca, re-
frendado por aquel mismo Escribano de Cámara Gallo de Andrada, que tres
meses después tasaba el libro, en el primer pliego, donde se incluyeron Privile-
gio, erratas y tasa, no se impr¡mi(') la Aprobación, sin la cual no debia correr en
público el volumen.
No se alcanza la razón de esta falta; pero ella nos priva de conocer la opi-
nión y los nombres de los aprobantes de El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra; que este era el título
de aquel libro, cuyos ochenta y tres pliegos de papel tasó concienzuda y es-
crupulosamente el buen Gallo de Andrada en tres y medio maravedís cada
uno.
Ignoramos qué número de ejemplares estampó el librero del Rey, pero es lo
cierto que se los arrebataron de las manos, y sin su permiso hicieron en Lisboa
sendas ediciones Jorge Rodríguez y Pedro Crasbeeck; aquel en un tomo en 4.°,
semejante al original, aunque hecho á dos columnas; este en un lindísimo volu-
men en 8.", que es hoy uno de los mas raros artículos de la bibliografía cervan .
tina. En el mismo año estampó y dio al público una nueva edición el mismo
Juan de la Cuesta, habiendo obtenido antes privilegio que asegurase sus dere-
244 REVISTA DK VALENCIA.
chos en Aragón y Portugal; y ya con su permiso, imprimió por dos veces el
libro Pedro Patricio Mey en la ciudad de Valencia.
Habremos de repetir que no se sabe el número de ejemplares que de estas
ediciones se estamparon; y mucho mas difícil seria el averiguar el número de
tomos que se han hecho de las trescientas ediciones de El Inge7iioso hidalgo,
que aproximadamente ese es el número de las publicadas hasta esta fecha.
Quisiéramos haber podido ver la cara del buen Escribano Gallo de An-
drada, si alguien le hubiera dicho que de aquellos pliegos, tasados por él á tres
y medio maravedises, hablan de correr por el mundo dos millones y medio de
tomos, poco mas ó menos, y que habia de valer á cuarenta ó cincuenta duros
la copia, impresa por Ibarra, Tonson, Gorchs, Hachette ó Didot, con dibujos y
grabados de Coypel, de Selma, de Joannot, de Gustavo Doré y Ricardo Balaca.
Dios es bueno para mercader, dice ese eterno Sancho de quien copió Cervantes
su Sancho Panza; y en esta máxima de filosofía popular, se encierra la solu-
ción de muchas cuestiones y el secreto de mil torpezas mundanas.
No repetiremos lo que ya en ocasión parecida á la presente dejamos no-
tado, sobre las causas y méritos que avaloran estas primitivas impresiones, y
hacen precioso su estudio y conocimieiito (ij.
Ciertamente, si Juan Gallo de Andrada hubiera conocido la fortuna reser-
vada al libro que tasaba, se hubiera preguntado: ¿Cuál es el mérito de esta obra,
para que así se ocupen de ella todos los pensadores ilustres de todas las na-
ciones cultas? ¿Qué asimto es este que tal popularidad alcanza?
II.
Un loco y un rústico, anciano aquél, y nada joven éste, caballero el uno
sobre el rocin mas flaco y estenuado, y sentado el otro en el mas pacífico de
los jumentos, recorren en amigable compañía el mundo hace mas de dos siglos
y medio, engolfados en sabrosísimos coloquios. Ni ellos se han cansado, ni can-
san jamás á los que con ellos traban conocimiento en su peregrinación.
Antes por el contrario; si en otro tiempo solo podia saberse su historia le-
yéndola en el libro donde la dejó escrita su inimitable cronista, hoy compiten
buriles y pinceles, mármoles y bronces, para ponerla á vista de todos con ma-
yor claridad, esplendor y magnificencia.
Rodéales tal encanto, tienen tanto atractivo, que hasta han logrado hacer
simpáticas é interesantes á aquellas pobres bestias que los llevan. Y cuanta que
á cada paso tropiezan y son víctimas de mil desdichas, de infinitas penalidades,
'l) Revista de España, M.vdiul, l86v, tomo IX, m'nii. :i5,
ALGUNAS NOTAS. 245
hijas de su buen deseo, de sus aspiraciones ilimitadas, y al propio tiempo de su
falta de conocimiento de los hombres y de las cosas. Si se equivocan por locura
ó por inocencia, nunca queda bien declarado; pero es lo cierto que no ven las
cosas como son en sí, que la realidad se les escapa, la malicia se les oculta, y
á cada paso, caminando por el sendero del idealismo, dan de cabeza contra las
piedras de la vida real, y se desbaratan una ilusión en cada golpe.
Sin embargo, son incorregibles. La bondad y la inocencia están en el fondo
de su alma, y salen á la superficie á. pesar de todos los descalabros. Por eso
son siempre simpáticos.
Aspiran á mejorar el mundo, y tienen la suerte de todos los redentores.
La concepción, ya se comprende por estas ligerísimas indicaciones, es
grande, mas a\in, es trascendental, importante, digna del genio. La forma es
tan bella como el pensamiento, estéticamente considerada: y bien puede esti-
marse que en la elevada concepción de Cervantes, nacieron juntas la esencia y
la expresión, el fondo y el colorido.
Porque Cervantes, según el atinado concepto y la feliz expresión de Víctor
Hugo, atesora en sí los tres dones superiores. La creación, que produce los
tipos y viste de carne y hueso las ideas; la invención, que hace chocar las pa-
siones con los hechos, rompe al hombre contra el destino, y produce el drama;
la imaginación, que como sol, dá tonos por do quiera, y presentando el relieve
dala vida. ''
La galería de figuras del Quijote^ y^ generalizando la idea, todas las figuras
presentadas por Cervantes, tienen animación, vida, realidad; se mueven y agitan
con carácter verdadero, parecen individuos de la gran familia que vemos cons-
tantemente á nuestro lado, y por eso no es censurable el empeño de muchos
admiradores del inmortal escritor, que se obstinan en buscar un origen para
cada figura, creyendo que tanta verdad no puede ser producto de la observación
mas perspicaz, sino que son copias aquellos delicados tipos que tipos son en
realidad, y no retratos.
La observación verdaderamente reflexiva, esencialmente filos(')fica, unida á
una poderosa inventiva, á una inmensa facultad creadora, es el verdadero ori-
ginal de D. Quijote y de Sancho Panza, como de toda la sociedad que les
acompaña; por eso dice con notable exactitud D. Diego Clemencin (prólogo,
página XXIII,) que "halló el molde de su héroe en la naturaleza, hermoseada
"por su fecunda y feliz imaginación..,
Filósofo y artista el autor de El Ingenioso hidalgo, del dato conocido de-
ducía y generalizaba; de lo real se el$«^^iia-cil. ideal. No desnaturaliza, no empe-
queñece las concepciones, ni amengua su mérito el conocer el punto de origen,
de partida. El genio sale de la -tierra, pero su vuelo se pierde en la inmensidad.
La marmita hirviendo observada por Papin, es la madre de esas máquinas que
246 REVISTA DE VAI.ENCU.
hoy recorren el globo con pasmosa velocidad, difundiendo la vida, comunicando
las ideas, propagando la civilización.
La observación de Cervantes era profunda; su ingenio vivísimo penetraba al
fondo de los caracteres. Desde los vicios del individuo, desde las cualidades mo-
rales de la clase, abarcaba su mirada la esencia del alma humana Por eso no
seria de estrañar que, sin ser retrato ni caricatura, tuviera original y aun origina-
les la figura de D071 Quijote.
lU.
DEDICATORIA.
La dedicatoria de la primera parte del Qtdxoie, presenta un verdadero
enigma, que hasta hoy permanece envuelto en misterio, enteramente in-
descifrable.
Cervantes, que pensaba con tanta novedad, que escribía con tan galana
frase y flexible estilo, compuso su epístola dedicatoria al Duque de Bejar, con
palabras y conceptos hurtados á Fernando de Herrera y al maestro Francisco
de Medina. La primera página que se lee en El Ingenioso Hidalgo es un plagio;
y como no puede alcanzarse la causa de fenómeno tan raro y singular, debo
contentarme, aun á riesgo de aparecer difuso en estos principios, con dejar
consignados los datos, para que todos los lectores puedan juzgar por sí
mismos.
Al Sr. D. Juan E. Hartzenbusch, á quien tanto bueno se le debe en la lite-
ratura española, somos deudores de este precioso descubrimiento. Respondió
inmediatamente el Sr. D. Nicolás Diaz de Benjumea, y su carta dio motivo á un
saladísimo desenfado del Sr. D. Cayetano Alberto de la Barrera, cuyo autó-
grafo poseo, y al insertarlo gozará el público de esa página inédita de aquel
profundo cervantista.
En comunicado dirigido al periódico titulado Las A'oiicias, que se publicaba
en Madrid, inserto en el número correspondiente al 24 de Abril de 1S64, y
después de copiar las Dedicatorias de las Anoiacimtes de Fernando de Herrera
á las obras de Garcilaso, y del Ligenioso Hidalgo, y un párrafo del Prólogo del
Maestro Francisco de Medina á la primera de aquellas obras, decia Hart-
zenbusch:
"Es evidente que la dedicatoria del Quijote está formada con palabras y
cláusulas de la dedicatoria de las obras (le Garcilaso, hecha por Fernando de
Herrera, y del Prólogo de Medina, publicados quince años antes. Que el autor
del Ingenioso Hidalgo no necesitaba de Herrera, de Medina ni de otro escritor
ALGUNAS NOTAS. 247
para extender una breve carta de cortesía, no puede dudarse: ,por qué se
valdría, pues, de trabajos ágenos? ¿Habn'ale condenado los propios algun censor
inepto, no contejiiendose en los limites de su ignorancia.- Nos limitaremos á in-
dicar la especie, sin empeño de sostenerla. Quizá la dedicatoria de Cervantes
al Duque de Béjar fué otra; quizás el Duque la consultó con alj^no que pensó
de ella mal, creyendo que envolvía alusiones desfavorables á personas de su
cariño; y hecho el reparo á Cervantes, recurrió él á un arbitrio ingenioso:
tomó palabras (de otro autor y otro tiempo) cuya intención y espíritu no
pudieran tacharse de sospechosas; dijo así cuanto quiso, y apareció no ser él
el que lo decia. Recuérdese que á la escena del eclesiástico y D. Quijote, cuando
comió por primera vez en casa del Duque (Parte II, capítulo XXXI), se atri-
buye origen histórico.,,
Respondió á los dos dias D. Nicolás Diaz de Benjumea, en los términos
que se contienen en la impugnación de la Barrera:
-NOTA
al articulo del St. D. J. E. Hartzenbusch sobre la Dedicatoria de la/iarie /.' del Quijote, i observatio-
nes al qtu publicó en contatazion D. Nicolás Diaz de Btnjuima, por D. Cayetano Alberto de la Barrera.
Por lo que á mí toca, francamente diré, que sorprendido con la obser-
vazion del Sr. Hartzenbusch (adviértase que tengo manejado repetidamente el
tal Garzi-Laso comentado por Herrera, i nunca he fijado la atenzion en su
Dedicatoria), no azierto á esplicar de manera alguna el fin que pudo llevar
Zervantes en plagio tan evidente, i que tan conozido debió ser entonzes, pues
que tan solo hablan transcurrido 25 años desde la publicazion del Garzi-Laso
anotado; obra que habla merezido la mayor estimazion de los eruditos.
El Sr. Hartzenbusch le esplica privadamente, i con su feliz ingenio, conjetu-
rando que acaso dirigió Zervantes otra primitiva i diversa dedicatoria á su mal
agradecido Mezenas (M S. se sobrentiende) i que observándola mal rezibida,
tal vez por su tendenzia i espíritu, la sustituyó con la impresa, que no podia ser
tachada bajo ningún conzepto, dado que emanaba de un famoso i respetado es-
critor, i habia sido admitida por el Marqués de Ayamonte i publicada sin el me-
nor obstáculo.
Como granizo en albarda saltó al dia siguiente, i en el mismo periódico
Las Noticias, el perínclito Benjumea, Prinzipe de los Zervantistas, i flor i nata
de los comentadores. Por de contado este señor, para contestar ó corresponder
á la eszitazion del encubierto articulista, no ha nezesitado mas que acudir á sus
magnos Comentarios filosl^ficos, en elaborazion ó elaborados; espezie de quijo-
tesco maná, que sabe á todo i lo sabe todo en cuanto á Zervantes i á su obra
imnortal atañe ó perteneze. Allí est.i, pues, consignada esa observazion, vieja
ya i pasada en cuenta para el Sr. Benjumea.
El que 11^ lo crea,
Que vaya i lo vea.
El Sr. Arrazola, por lo menos, debe haberlo creído como artículo de fé.
Oigamos la inapelable cuanto infalible dezision del comentador por esze-
lenzia:
Partiendo del principio de que nada huelga en 'el Quijote, según espresion
248 REVISTA DE VALENCIA.
del mas anti-espiritual de sus críticos, la dedicatoria dcbia forzosamente contri-
buir en su linea al complemento de su plaii.
Para comprender esto, es necesario despojarse de las preocupaciones de la
tradición propagada por Rios, acerca de la lectura del 0\\\]o\.e en casa del
Duque de Béjar. Es itnposible que el auditorio de este ignorantisiino magnate,
compuesto de aduladores, de hombres que eran el reverso de la medalla de
Cervantes, aplaudiese su obra. Al contrario , y de aquí provino el colocarse
Cervantes, con respecto al Duque de Bcjar, en la situación del célebre Jolinsan
con respecto al noble Cliesterfield. Cervantes estaba por ima parte comprometido,
y por otra desahuciado en su íiegocio de elección de ñlecenas, y por esto le sugÍ7-ió
su Í7igémo la idea de hacer de la dedicatoria una sátira disimulada, eii el solo
he dio de escoger por materia la ya muy trabajada del vulgo, la común entre
los escritores de aquella desdichada ¿poca, en que poco importaba la bondad de
un libro, si no se amparaba bajo el manto de un poderoso, como si fuese delin-
cuente en busca de asilo; y por forma la del elegante y sabio Herrera, en un libro
que habia sido de muy diverso modo aceptado por el Marqués de Ayatnoute. El
modo de cometizar, '"En fé del acogimiento....,, muestra ya lo delicado de su
ironía, consigiñendo con la redacción de su dedicatoria, no desesperar del todo
del buen suceso, cumplir su compromiso con el duque, satirizar la costumbre de
los escritores, evitarse el buscar frases de adulación, y poner en su caso de mani-
fiesto la diferencia que habia entre un Mecenas ilustrado y u?i estidto; pues las
mistnas palabras que alcanzaron protección y acogida en el uno, alcanzaron des-
precio é indiferencia en el otro. La copia, pues, hecha por Cervantes en la dedi-
catoria de un libro que mereció favor y que corría en manos de todos, era la
sátira mas fina y punzante, la única que pudiera usar en la situación en que la
conducta del ignorante duque le Jtabia colocado, pues no hay sátira mas amarga
que la de elogiar en un hombre las calidades y méritos de que carece.
Difizilmente pudieran amontonar-se mas dislates en el reduzido pasaje que
acabamos de trasladar: ni seria mui fázil el discurrir, para esplicazion del hecho
que nos ocupa, suposiziones mas gratuitas, absurdas i groseras. — Preszindamos
del mayor ó menor asenso que deba dar-se á la que refirió D. Vizente de los
Rios como iradizian azerca de la lectura del Quijote en casa del Duque de
Béjar. Pero ¿con qué derecho, ni qué asomo siquiera de fundamento califica el
Sr. Benjumea de ignorante, ignorantísimo i estulto al espresado magnate? ;Ouién
le ha dado lista de las personas que componían lo que él llama el auditorio del
mismo Duque? -Tor dónde sabe que eran adulado^'es, ni si eran el anverso ó el
reverso de la medalla del Autor del Quijote?
Por de pronto, i sin fatigar-se mucho, tres, ó mas bien cuatro hechos pueden
arrojar-se le á la cara que desmienten la gratuita calificazion que hace del
Duque.
En Valladolid, á 20 de Setiembre de l6o3, habia dedicado al mismo prózer
el insigne antcquerano Pedro de Espinosa su coleczion antológica denominada
Flores de Poetas ilustres, que se imprimió en dicha ziudad, año de'1605. Ade-
más de la Dedicatoria, lleva este tal libro á su prinzipio un eszelente Soneto del
Contador Juan López del Valle. (Poeta zelebrado por Zervantes en el Viaje del
Par7iaso), "A la grandeza del Duque de Béjar,., composizion que empieza:
"Recebid blandamente, ¡oh luz de Líspañal
Las Flores de las Musas mas perfectas;,,
i acaba:
"Vos rama al fin de magestades francas,
Debéis en honra de tan doctas frentes
Hacer sombra, si sombra hay en luz tanta.,,
ALGUNAS NOTAS.
249
Cristóbal de ¡ilesa, el fecundo i distinguido Poeta (que por cierto no se mos-
tr() adulador con el Conde de Léitios, ni con algunos grandes Ingenios, incluso
Lope de Vega) merezió espezial favor i señalada proteczion del Duque de Ba-
jar, á quien acompañó por algún tiempo en su palazio de la villa del mismo
nombre, donde con elegante pluma escribió, en elójio del ilustrado magnate i
de su esposa, varias composiziones poéticas. De ellas escojió i dio á la estampa
en su coleczion titulada: Las Éclogas y Geórgicas de Virgilio, y Rimas, y el
Pmnpeyo, tragedia {Madrid: 1618) siete sonetos, en imo de los cuales llama al
Duque ^'sii Apolo. ^,
Dio el de Béjar una prueba incontestable del aprezio que le merezian los
hombres de feliz injénio i buenos estudios literarios, elijiendo para su secretario
al escribano Miguel Moreno, Autor de las Novelas: El curioso Amante i La des-
dicha eji la constancia; del Diálogo en defensa de damas; de las Flores de Es-
paña (coleczion de Epigramas, impresa en Ronia: i6^j), i de otras varias obras-
justador alabado por Lope en el zertámen de la Beatificazion de San Isidro año
de 1620; i que por su erudizion i facundia fué nombrado para acompañar al
obispo de Córdoba i á D. Juan de Chumazero en la comisión que llevaron á
Roma, donde falleció á la edad de 45 años, en el de 16.35 (l)-
Que "Cervantes estaba por una parte comprometido y por otra deshuciado
"en su negocio de elección de Mecenas.,, — ¿Quién ha revelado esto al Sr. Dias
de Benjumea'í ¿Habla por ventura con los espíritus, como allá Mr. Rose": No es
de estrañar que le hayan tomado querenzia, siendo, como lo es en efecto el
mas espiritual de los comentadores del Quijote.
Y ¿qué diremos de aquello de "lo delicado de la ironía,,, i de lo otro de "no
"desesperar del todo del buen suceso, cumplir su compromiso... etc., etc. i de
lo dé mas allá, i de lo que vendrá luego, si Dios no tiene de su mano á ese para-
dojista i palabrero eterno? — Que el Señor nos dé pazienzia, i nos lo tome en
cuenta'.,.
Hasta aquí la cuestión en el estado en que la dejaron Hartzenbusch Ben-
jumea y la Barrera. En todo el tiempo trascurrido hasta el dia de hoy, no ha
dado un solo paso, ó á lo menos no ha llegado á nuestra noticia dato alguno
sobre estremo tan importante como curioso. El plagio está patente, pero la
esplicacion no se encuentra, ni tal vez podrá darse ningima que sea satisfac-
toria.
¡Misterio hay en la Dedicatoria de la primera parte del Ingenioso Hidalo-o.
Su lectura detenida infunde verdaderamente sospechas, porque sus miembros
no están perfectamente relacionados, sus conceptos no se corresponden con la
claridad y severa lógica á que nos acostumbra Cervantes. Las frases copiadas
de otros autores por escritor tan original, y que se envanecía de inventar con
gran rareza, aumentan las dudas; pero casi estamos inclinados á preguntar si
entraña gravedad verdadera ese logogrifo, (> no significa mas que un capricho.
4J Yaztn sus restos mort.iles en la iglesia de Santiago tie los Españoles, de Roma. Fué natuial
de Villacastin.
25o REVISTA DE VALENCIA.
una burla, ó quizá un deseo de terminar con facilidad una cuestión enojosa,
accediendo á exigencias de una clase descontentadiza y suspicaz.
El enigma está propuesto, planteado el problema. ¿Tendrá alguna vez solu-
ción acertada?
José M. Asensio.
(Se cofitiui/íirá.)
SET TINCH.
QUINTA PARAULA DE JESUCRIST EN LA CREU.
Sitio.
úvoLS y vents de tempestat batallen;
Cel y térra patixen ¡...tot es dol!
iOmbres lo crim del Gólgota envoltallen;
¡S' ha apagat per complet la llum del sol!
Sinestre resplandor de roja flama,
Lo negre vel deis núvols desgarrant,
Rápit allunienar lo tétrich drama
Se ven en les tenebres cada instant.
Tres creus dalt lo Calvar! ensangrentades
Deixen vore los raigs ab sos fulgors;
Riu deis pacients la xusma á carcallades,
Plora la santa Mare deis Dolors.
Plora de Jesucrist les agoníes,
Plora els escarnís que els sayons li fan;
Y ¡ay! lo deixeble Joan y les Marías
Plorant també junt á la creu están.
Furiós r buraca gruny...! lo tro redóla
Per la concavitat del firmament;
Y mentres d' Eli blasfema la jentoia,
Sagella ab sanch lo Just son testament.
252 REVISTA DE VALENCIA.
Eli, del martiri en la terrible estona,
Quan de dolor la térra se estremix,
Fins á sos propis enemichs perdona,
La salvació al Bon Lladre li oferix.
EU, ans que 1' esperit al Etern Pare,
Li entregue en lo suplici, els ha donat
A son deixeble amat, mare en sa niare,
Fill, á sa mare, en son deixeble amat.
Baix lo pelat Calvari 1" iníern brama;
Y al cel la vista algant sense conort:
"Pare, ¿per qué m" abandoneu?,, esclama,
Al vores ya en les ansies de la mort.
Un febrosench '"¡Set tinch!" en 1' agonía
Pareixen pronunciar sos llavis sechs;
Mes no 1' entén la faramalla impía,
Y á sa pietat contesta ab sos renechs.
Y EU, qu anegar lo mon poguera en 1' hora
Ab un altre diluvi universal,
¿Aigua acás buscará, mentres 1' acora
Del esperit la set inmaterial?
¿Set d' aigua Aquell que de la mar inquieta
Sol refrenar los ímpetus bravius,
Y pot, si vol, omplir nostre planeta
De cascades, de fonts, de llachs y rius'
;Set d' aigua Aquell que de matí y vesprada
Escampa sobr els camps sos richs tresors,
Ouan en son pur alé fresca rosada
Els envia á les plantes y á les flors?
¿Set d' aigua Aquell que en cristalines urnes
Liquides perles dona ais manantials,
Fent que els torrents ab ses nacrades purnes
Brollen dende els altísims penyascals...?
SET TINCH. 253
¡No es aigua lo que vol 1' áuinia sena!
¿Qué r importa sofrir al Redentor?
No es d' aigua, no, la set que sense treua
Ses entranyes devora: es set de amor.
Ardeuta set de que la humana rasa
Aplegué á tindre un jorn, per sa bondat,
\Jn Deu, una familia y una casa
Ahon viure en pau, amor, fé y Uibertat.
Ardenta set de que en lo mon no imperen
La iniquitat, la forga ó la pasió,
Y en la conciencia de les gents prosperen
La justicia, la lley y la rahó.
Ardenta set de (jue (juant 1' home esbare,
Tots pera alearlo li allarguém les mans,
Ya que en lo cel tenim un mateix Pare,
Ya que tots en la térra som gemians.
Eixa rónega set atormentarli
Sent de sa vida en los moments ya breus,
Y allivi, per bandeig, fingint donarli
L' estol se acosta deis traydorsjudeus.
Set que á la soldadesca se li antoixa
Fácil Uevarli al que la estíl patint,
Y de Jesús en la darrer congoixa,
Lo sacrifici inmeus goja escarnint.
Una esponja en vinagre y fel li banya
Pera aplacar sa inextinguible set,
Y nugada al estrem de llarga canya
L' alca y deis llavis li la posa á tret.
¡Fel y vinagre al que de niel hiblea,
Sa pura sanch escampa ab greus dolors.
Pera qu" eternament la panacea
Siga que cure els danys deis pecadors!
254 REVISTA DE VALENCIA.
¡Sublim abnegado, qu" ells no comprenen!
Jesús r amarga pócima es beurá?
Retrona la montanya; ¡els raigs la enconen!
Deixeulo, malastruchs, deixeulo ya.
¡Fel y vinagre! Ensemps que la refusa,
"Per vosaltres, esclama, á morir vinch;
Mon cor en foch de caritat s' abrasa;
Set tinch de amor, humanitat, set tinch.,,
CONSTANTÍ LlOMBART.
EL HISTORIADOR VICIANA.
(')
^'UE^"0 ESTUDIO BIOGRÁFICO.
OMPAÑEROS de armas del invicto Jaime I de Aragón, fueron — en la
codiciada presa de Burriana — los ascendientes de Rafael Martin de Vi-
ciana. Oriunda su familia del antiquísimo Vicus Ausoftettsis romano,
del que tomó su apellido, y no de extranjera regia estirpe, según por mas enalte-
cerla supuso nuestro cronista, quedó radicada en aquella pintoresca y rica villa
desde su conquista de poder de los sarracenos; y como nobles de la mas califi-
cada nobleza, fueron reputados siempre todos sus individuos.
Penúltimo vastago de la misma nuestro historiador, allí vino al mundo en
el año de 1502. Su abuelo D. Martin de Viciana, muy dado á las letras, pero
mas diestro aun en las armas, fué Consejero del Rey D. Fernando el Católico y
Portaut-veces de general gobernador de este antiguo reino, desde el rio de
Uxó arriba, hacia las partes del Maestrazgo y Cataluña, de cuya demarcación
era la capital ó cabeza Castellón de la Plana, donde, ejerciendo ya dicho cargo,
le hallamos en el año 1482, en que ante el notario Jaime Martí, funda un bene-
ficio en la Iglesia parroquial de Burriana, bajo la invocación de Santa Ana, en
el altar del mismo título, cuyo patronato deja á su hijo D. Rampston, y descen-
(1) Saben los lectores de esta REVISTA que laSociedatl Valenciana de Bibliófilos est.í publicando
la Crónica de Viciana, y que al frente de esta nueva publicación vá un interesante estudio biográ-
fico y bibliográfico de ese ilustre historiador y de su obra, debido al erudito cronista de Valencia
Don José María Torres. Como estos libros de los bibliófilos tienen, por sus especiales condiciones,
limit.ada circulación, creemos prestar un servicio á los amantes de las letras reproduciendo en e3te
lugar la parte biográfica del estudio del Sr. Torres. (Nota de la R.)
256 REVISTA DE VALENCIA.
dencia del mismo, y faltando ella, á los parientes mas cercanos. Y se desprende
que le tenia en mucho aprecio aquel monarca, porque el dia mismo en que
tomó á Granada — 2 de Enero de 1492 — le comunic<) este fausto suceso por real
carta fechada en aquella ciudad.
Establecido en ^'alencia el Tribunal de la Inquisición y perteneciendo á
la regia corte los bienes que sufrían condena por delitos de herética y apos-
tólica pravedad, fuéle confiscada íi cierta ón/j'a y heclñcera una casa, en la calle
de la Cruz Nueva, inmediata al hoy derruido convento de monjas Canonesas
de San Cristóbal. De ella hizo graciosa donación D. Fernando el Católico
á su Consejero, y en mi tris estuvo de que no vinera al suelo á impulsos de la
piqueta de los agermanados, por el odio que profesaban á todos los nobles, y
singularmente á D. -Ranipston de Viciana, hijo de D. Martin y tio de nuestro
cronista.
Habia sucedido el D. Rampston á su padre en el cargo de Portan t-veces de
gobernador en la Plana, y no solamente logró mantener, durante las altera-
ciones de la Gemianía, en la obediencia del rey á casi todas las poblaciones de
su jurisdicción, si que además supo imponerse á las que mostraban sus simpa-
tías por los que en armas se habían levantado y las paseaban triunfantes por
toda la gobernación de Valencia. Designado luego por el Consejo para mandar
una de las huestes que, organizada en Benicarló, habia de unirse al ejército
puesto á las órdenes de D. Alonso de Aragón, duque de Segorbe, salió á
campaña en el año 1521, acreditando su valor en cuantos lances se ofrecieron,
marcadamente en la célebre jornada en que quedaron derrotados los sediciosos
sobre el campo de Murviedro. Los grandes servicios que prestó, valiéronle ser
nombrado gobernador de esta, entonces villa, y su castillo, con facultad de re-
tener el otro gobierno, aparte de los especiales honores con que le distinguió
el virey D. Diego Hurtado de Mendoza, conde de Melito, y los señalados que
alcanzó del mismo emperador.
Tampoco anduvieron remisos en esta guerra D. Jaime Viciana, caudillo de
las banderas de la Plana y de su capital, Castellón, y D. Martin de Viciana,
hermano de D. Rampston y padre de nuestro cronista. Habia sido el segundo,
paje de D. Fernando el Católico, era caballero del hábito de Calatrava, y por
su lealtad y excelentes dotes quedó encargado del gobierno que ejercía su her-
mano— durante la ausencia del mismo — y de la defensa de la villa de Burriana.
En el año 1522 pasó á Zaragoza, destinado como mayordomo al servicio
de D. Fernando de Aragón, nieto del rey Católico, arzobispo que fué mas ade-
lante de aquella Metropolitana Sede; y en cierta conjuración que se fraguó en
aquel reino, en que también andaba la mano' de los alterados de la Gemianía,
le mataron sacrilegamente dentro de la Iglesia de Alcañiz, á tiempo que se ce-
lebraba la misa conventual, dia de la Ascensión del Señor, por defender con
EL HISTORIADOR VICIANA. 257
heroico denuedo al citado D. Fernando, Comendador que era entonces de dicha
ciudad, perteneciente á la orden de Calatrava, quien mandó que se erigiese, en
el castillo de la misma, decorosa sepultura para los restos de su infortunado y
leal servidor, en donde realmente fueron depositados.
Nuestro cronista, que á la sazón contaba veinte años, habia emprendido
desde niño los estudios en esta capital, teniendo por compañeros á otros jóve-
nes de las primeras familias, que luego fueron personajes de distinción, según
él mismo nos lo refiere en la 2." parte de su Crónica, hablando de Don
Juan Aguiló Romcu de Codinats , con estas palabras: "en las escuelas,
donde le conoscí, ya se leuantaua con pensamientos altos y con un asseo y
ser de persona de mucha calidad; y assi luego que fué de mas hedad, hallán-
dose sin padre y só potestad de tutor, se fué á Sevilla,,, etc.
No consta justificado que Viciana tomase en esta Universidad literaria el
grado de doctor en ambos derechos, como alguno de sus biógrafos escriben;
antes bien, creemos que ni á la licenciatura debió optar, porque atendido su
carácter, no es de presumir que hubiera callado esta circunstancia, cuando de
todas las que podian favorecerle nos hizo puntual relación. Mas no puede du-
darse, en cambio, que dio muestras de precocidad de ingenio, y que desde su
infancia leyó con aprovechamiento, cobrando decidida inclinación á los estudios
históricos, pues á los quince años, en 27 de Setiembre de 1517, comenzó la
1.^ parte de su Crónica, y en componer las cuatro de que consta, pasáronse cua-
renta y ocho y medio, hasta que dio terminada la cuarta en ló de Marzo
de 1566.
No entraremos á discutir el mayor ó menor mérito de esta obra, porque
para poder formar exacto juicio sobre ella, preciso nos seria conocerla por com-
pleto. Su primera parte murió para siempre, por lo visto, apenas dada á luz,
y ni el mas leve fragmento se ha logrado salvar ó descubrir, según ocasión de
exponer tendremos luego. Para escribir las tres restantes, Viciana, contemporá-
neo de Zurita, recurrió á las mismas fuentes que este. Inspeccionó los archivos
públicos y particulares, y si bien la 2.'' parte de la Crónica debe ser concep-
tuada como un tratado genealógico ó nobiliario de las familias de este antiguo
reino, las noticias que nos dá son todas ajustadas á los documentos que se le
facilitaron, como acontece en la 3." parte al hablar de las ciudades, villas y pue-
blos, llamadas reales, que estaban incorporadas á la Corona. Consagrada la 4.^
y última á relatar los sucesos acaecidos en este pais, durante el levantamiento
de los agermanados, de los que fué testigo presencial, si no escrita con abso-
luta imparcialidad, como algunos pretenden, hemos de convenir, abogando
siempre por los fueros de la verdad, en que se ciñó á ella mas que ningún otro,
aun cuando no hubiera sido de extrañar que se mostrase algo parcial quien habia
perdido á su padre, inmolado por los sediciosos. Viciana, sin embargo, atendió
17
258 REVISTA DE VALENCIA.
mas que á lo que su apasionamiento pudiera dictarle, á la resultancia de las
piezas justificativas que tuvo á la vista, y que le proporcionó Francisco Selles,
secretario del virey D. Diego Hurtado de Mendoza, por mandado de este,
consistentes en el registro original de las cartas, provisiones y órdenes reserva-
das que se expidieron, para que con vías verdad yo pudiera escriuir esta liys-
toria, dice el propio Viciana en esta misma parte.
Vencida la Gemianía, es cuando nuestro cronista hubo de continuar sus
estudios de Humanidades y oir, tal vez, algún curso de Derecho en esta es-
cuela, prosiguiendo, á la par, la composición de la obra que hemos mencio-
nado, comenzada en Setiembre de 1517. Nada de positivo hemos podido inqui-
rir tocante á este periodo de su vida, y solo sí nos consta, que por la corte ó
tribunal de la Ciobernacion de esta ciudad, á instancia de D. Sancho de Car-
dona, almirante de Aragón, marqués de Guadalest, se mandó en 21 de No-
viembre de 1533 á Martin de Viciana, señor que se titulaba de Carabona, que
no hiciese actos algunos concernientes á dicho lugar, situado en el término de
Burriana.
Publicadas ya las cuatro partes de la Crónica de Valencia, parece ser que
los recursos económicos de Viciana iban mas en menguante que en creciente, y
que necesitó emplearse en algo para vivir con decoro. Así dá margen á sos-
pecharlo un acuerdo del Municipio de Nules, tomado en 11 de Agosto de 1566,
en virtud del cual, "como quiera que por el discreto Martin de Viciana, notario,
"se haya hecho cierta crónica, en la cual trata de la Gemianía que hubo en el
"presente reino, en la cual guerra la presente villa de Nules soportó muy
"grandes trabajos, por tener, como tuvo, asentado el campo en la misma, y
"por ello la alaba en gran manera, por haberlo hecho tan bien en favor de la
"magestad del Rey; y por cuanto el dicho Viciana ha sido nombrado Notario
"de los Jurados de la villa de Burriana, y es persona de mucha honra, que tra-
"bajará mucho para que haya paz entre la baronía de Nules y dicha villa de
"Burriana; por tanto, si le parecía al Consejo, podrá dársele algún aguinaldo
"por los trabajos que ha tenido en loar dicha villa, como igualmente por el
"mucho bien que puede causarnos; y así, todo el espresado Consejo fué de pa-
"recer que se le diese alguna cosa que fuese honesta,, etc.
El acta de esta sesión, redactada en valenciano, que casi literalmente hemos
traducido, nos certifica que Rafael Martin Viciana estaba ejerciendo el cargo de
Notario en su villa natal, habiéndole elegido por suyo los Jurados de la misma.
Revela también que nuestro cronista gozaba de algún prestigio entre sus com-
patricios, y por eso los de Nules aspiraban á ganarse su voluntad, con ánimo
de (jue coadyuvara á la concordia de ambas villas, casi siempre enemistadas por
la candente y perpetua cuestión sobre aguas de riego. Y parece oponerse al
sentir de los (juc dijeron que Viciana se graduó de doctor en ambos derechos,
EL HISTORIADOR VICIANA.
259
porque no era lo regular en aquella época que el investido con tan honroso
título descendiera al ejercicio de una profesión que, si en mucha estima tenida
nunca habilitaba para llegar á los altos cargos confiados á los primeros, ni lle-
vaba consigo anexa la calidad de noble, que por lo común ganaba el graduado
in utroque jure. Esto nos afirma mas en la creencia de que Rafael Martin de
Viciana, si acaso, estudió ó asistió á oir algún curso de Derecho en nuestra Uni-
versidad, pero no todos los que bastaban pana el ejercicio de la abogacía.
Poco sabemos del último periodo de su vida, ni menos hemos podido averi-
guar el año en que ocurrió su fallecimiento. Pruebas corregidas teníamos de estos
apuntes cuando un feliz acaso nos deparó, sin buscarlos, datos inesperados que
nos permiten asegurar alcanzó edad octogenaria. En un volumen manuscrito en
el último tercio del siglo XVI y en el primero del XVII, sin nombre de autor
titulado Fama pc>stnma de San Luis Beriran, que procedente de la librería del
que fué Monasterio de Predicadores de esta ciudad, se conserva en su Biblioteca
universitaria y provincial, dice, el que lo compuso,— en el capítulo VII, que se
refiere á los meses de Noviembre y Diciembre de 1581 — poco mas ó menos lo
que sigue: "Martin de Viciana, historiador bien conocido, vivia en la villa de
"Burriana, su patria, al tiempo que murió en Valencia Fray Luis Bertrán. Luego
"que supo su bienaventurada muerte, se consoló con lo que debía consolarse
"todo católico valenciano, y fué, tener en defensa del reino de Valencia, á mas
"de las dos columnas de entrambos Vicentes, otra tercera que era el dicho Ber-
"tran. Fuéle tan devoto mientras vivia, que deseando saber su tránsito y algunas
"de las muchas particularidades que le siguieron, mostrando señales de su santa
"vida y trasmigración á la eterna, escribió desde Burriana, con fecha 19 de No-
"viembre del mismo año (1581) al P. Maestro Fray Vicente Justiniano Antist pi-
"diéndole que de ello le informara y le enviase alguna parte de la túnica, correa,
"zapato ú otra cosa de las que llevara el santo al tiempo que voló al cielo, pues
"no se daba por contento de tener dos cartas, escritas todas de manos del santo,
"que guardaba con amor y devoción. El mensajero que trajo la carta, le llevó un
"pedazo de escapulario del santo y la respuesta del Maestro Antist con fecha 2 1
"del propio mes. Recibió Viciana la reliquia con gran gozo y estimación, pero
"diciéndole el P. Justiniano en su carta, que la prisa del portador, muchedumbre
"de excelencias que se descubrían de la santidad en vida y muerte de Fray Luis
"Bertrán y ocupaciones propias, le impedían que pudiera satisfacer su gran deseo
"de saberlas por su boca, mas que en breve sacaría á luz la historia con que á to-
"dos seria manifiesta su santidad. Repitió Viciana segunda epístola, fechada en
"Burriana á35 del mismo mes, en la cual, teniendo por cierto, decía, que el Virey
"habría dado razón al Rey y este al Papa, y el Patriarca D. Juan de Ribera á
"ambos, de los portentos de la vida y muerte del santo, y consideradas la facili-
"dad con que se podrían formar los procesos, como de cosas notorias y cercanas.
200 REVISTA DE VALENCIA.
"y la solicitud con que lo procurarían los Jurados de Valencia, esperaba que
"juntos Virey, Patriarca y Jurados pudiesen abreviar mucho el curso de todo lo
"necesario para la Canonización. Y protesta de su ansia efi la edad octogenaria,
"por verle aun canonizado para poder decir con el santo Simeón: Nuiíc dimittis
'■^sennwi imiin.„
Cónstanos asimismo que Viciana contrajo matrimonio, del que dejó un hijo
llamado Mateo, que no obstante haber casado tres veces, no logró alcanzar su-
cesión. De él hemos visto testimonio de una información que promovió ante el
gobernador de esta ciudad, librada por Juan Daza, notario de ella, en 12 de
Abril de 1601, en la que se declara la nobleza de D. Martin de Viciana, que le fué
concedida por el rey D. Juan II de Aragón, con privilegio dado en Calatayud a 28
de Setiembre 1461, y que confirmó Carlos I en Monzón á 15 de Setiembre de
1542, en que dice que Cosme y Rafael Martin de Viciana (nuestro cronista) son
nietos y descendientes de D. Martin de Viciana, gobernador de Castellón. Y en
la sentencia pronunciada en dicha información, se añade que D. Mateo de Vi-
ciana era legítimo hijo descendiente por línea masculina de dicho Martin de ^ icia-
na, sobrino de Rampston de Viciana, gobernadores respectivamente de la Plana,
é hijo de Rafael Martin de Viciana; y que por tanto constaba que el citado
Mateo era de linaje, parentela y prosapia de los Vicianas, y por consiguiente,
caballero generoso de sangre y descendencia militar.
Mateo Viciana otorgó su último testamento en esta ciudad, ante el notario
Miguel Alavés, en 3 de Diciembre de 1625, instituyendo por heredera á Santa
Ana de Burriana, y fundando una administración de mas de dos mil libras
valencianas (quince mil reales) de renta, para diferentes celebraciones y obras
pías. Dejó administradores al vicario perpetuo y á un beneficiado del clero
de dicha villa, y entre los bienes que la componían, se contaba la casa
solar de sus mayores, donada en tiempo de la conquista por D. Jaime I á
Rampston de Viciana: dos alquerías con sus tierras, denominada la una del Salí,
en la que se fabricaba azúcar; y un censo, de capital de mil libras, que le res-
pondía la villa.
Murió en Valencia, y conforme á su postrera voluntad fué conducido su ca-
dáver á Burriana, y depositado en la sepultura de los suyos, erigida al lado del
altar mayor, en la pieza de racionalato, sitio que antes de la reedificación de la
Iglesia lo ocupaba la capilla de Santa Ana, del patronato de esta familia.
Al cabo de algunos años, dos caballeros de Játiva descendientes de Doña
María de Próxita y Valeriola, movieron pleito contra dicha administración por
los dotes de sus mujeres, ganáronlo, y les fueron adjudicados todos los bienes
á ella sujetos por Mateo de Viciana.
El manuscrito del que tomamos estos datos, cuya fecha incierta no podemos
determinar, pero de letra que semeja ser de mediados del siglo j)róximo pasado,
EL HISTORIADOR VICIANA. 201
flice que la casa solar de la familia de Viciana, es la que al presente poseen
los herederos de José Gosalbo y Soler, ó sea la primera á mano izquierda, en-
trando por el portal de Valencia. Poco luibiéramos fiado de las noticias de
aquel anónimo documento, ni de él hiciéramos mención, á no resultar que el
que los daba, callando su nombre, era merecedor de entero crédito. Hoy, gra-
cias á la buena ventura que nos lo proporcionó, y á los mejores oficios del mo-
desto cuanto ilustrado sacerdote D. Manuel Llanes y Montull, natural de Bur-
riana, hemos podido poner en claro, que la casa solar de los Vicianas, que en
el siglo pasado poseía la familia de los Gosalbos, es la situada en la calle del
Medio, núm. 2, de la espresada villa, propia actualmente de la viuda de Don
Juan Bautista Gibernau. A este señor la vendió el barón de Terrateig, que entre
sus apellidos lleva también el de Gosalbo, y el escudo de armas de los Vicianas
que sobre la puerta de aquel edificio se ostentaba, fué retirado por dicho título,
colocándolo en una almazara contigua á otra casa de su propiedad, puesta en la
calle de la Merced, núm. l, en donde al presente se muestra.
Pasando ahora al examen bibliográfico de las obras de Rafael Martin de
Viciana, sabido es que además de las cuatro partes de la Crónica de Valencia,
compuso también otra obrita titulada Alabanzas de las lenguas hebrea, griega,
latina, castellanay valenciana, en 4.", impresa en esta ciudad por Juan Navarro
en 1574, dedicándola al ilustre Senado de la misma. Trata en ella del origen y
excelencias de las lenguas castellana y valenciana, y en la Dedicatoria pide al
Senado "le perdone por haber vertido esta obra de valenciano en castellano:
"que por la misma causa (añade) hube de vertir la Crónica de Valencia y el
"Libro de la Nobleza é Hidalguía, Armas y Blassones, y el Libro de Recreación de
^los dias calurosos de Julio, que después de haberlos copilado, en la versión de
"todos ellos tuve otro tanto trabajo solamente por hacerlos comunicables á
"otras muchas Provincias.,, De lo cual se deduce, que aparte de las obras referi-
das, produjo el libro Recreación de los dias calurosos de Julio, del que memoria
ninguna nos ha quedado; y que después de haberlas compuesto en valenciano,
las vertió todas al castellano. Esto, que por una parte fué un bien, nos ha pri-
vado del gusto de poder aquilatar la pericia de nuestro Cronista en el manejo de
su nativa lengua, á pesar de que en la época en que escribió caminaba ella rápi-
damente á su decadencia, ó mejor dicho, había decaído casi del todo y solo
alguna que otra vez vino á dar señales de su literaria existencia. No es de supo-
ner, por lo tanto, que Viciana la reanimase, dotándola de aquella exhuberante
vida, galanura y explendor de que gozó en los siglos XIV, XV y principios del
XVI, pero nos atrevemos á asegurar, sí, que de cualquier traza que hubiera
escrito en valenciano, habríalo hecho mejor que en castellano. Y con decir esto
202 REVISTA DE VALENCIA.
ninguna ofensa creemos causarle; que él mismo hubo de reconocer sus faltas de
lenguaje — quizás por habérselas criticado alguien, apenas publicadas las dos pri-
meras partes de su Crónica — pues en el prólogo de la tercera, después de excu-
sar los yerros que cometiera el impresor, añade: "La segunda falta será mia e
"aquella en una de dos maneras. O en la lengua, que por ser yo valenciano no
"escriviere tan polido Castellano qual se habla en Toledo, e quanto en esto
"merezco perdón: porque la lengua Castellana es diferente entre si por tener
"los reynos diversos e espaciosos: e sino scrivo Toledano alómenos escrivo en
"todo Castellano e harto mejor que no fueron scritos los antiguos libros propios
"Castellanos. Y el lector que en esto se pare á reprehendemie, será como los
"judios por quien se dixo: Litera occidit: Spiritus autem vivificat. No se detenga
"pues (yo se lo mego) el benigno lector en estas menudencias, que por aduer-
"tir en ellas se desauierta délo que mas importa saber y entender déla hystoria.
"Y la otra falta podría ser en la sentencia ó narraciones, y pues desde aquí con-
"fiesso ser el menor de los scriptores, yo les ruego, que en pago de lo que hé
"trabajado en les dar halgo que les agrade, ó no haya sabido, me quieran en
"particular auisar de sus descuydos, que no pueden ser sino muchos para que me
"enmiende de ellos, que yo prometo de lo hazer, y agradescer al que nie hiziere
"este beneficio.,,
Los bibliógrafos extrañarán acaso que hayamos dicho no sernos posible
apreciar el mérito de Viciana como escritor lemosin, siendo así que D. Justo
Pastor Fuster, en sus Adiciones y correcciones á las Bibliotecas de Rodríguez y
Ximeno, atribuye á nuestro Cronista una traducción lemosína de la que hizo en
latín de la Económica de Aristóteles Leonardo Aretino, ó por mejor decir, un
Comentario ó exposición de los libros de aquel gran filósofo, que tratan del
régimen ó gobierno de la casa; y otra traducción, también lemosína, del Libro
de virtuosas costumbres de Lucio Anneo Séneca. Estas noticias las comunicó á
Fuster el ilustre valenciano D. Francisco Pérez Bayer, quien, en uno de sus
viajes al Escorial, tropezó, en la Biblioteca de este famoso Monasterio con un
Códice que llevaba la siguiente marca: III D.jj. Ocasión de examinarlo hemos
tenido nosotros también, y la carta valenciana que precede á la primera traduc-
ción— carta que no solo puede citarse como modelo del género epistolar, si que
como muestra de la mas primorosa y elegaate habla valenciana — nos convenció
de que el Sr. Pérez Bayer, no obstante su grandísima erudición y delicada
crítica, se había equivocado. La lectura sola del epígrafe de aquella, abona
nuestra opinión. Dice así: Letra iramesa per lo noble Mossen Marti de Viciaría,
Governador en Regne de Valencia á la noble Dona Daniiata muller siia etc.
Dá cuenta, en el texto, el traductor á su esposa, de que llegado á la capital de
su gobierno, eran muchos y grandes sus trabajos en los graves asuntos que le
embargaban, señaladamente la persecución de bandoleros, de que el país estaba
EL HISTORIADOR VICIANA. 203
infestado; pero que robaba algunos momentos á su descanso de por la noche
para dedicarlos á su discreta y ausente compañera, que, dotada de relevantes
prendas, no vería mal, antes recibiría con agrado, la traducción de la Económica
de Aristóteles, en que tan buenas reglas se establecen para la acertada dirección
y provechoso régimen de la casa.
Semejante carta, así como las traducciones arriba nombradas, son, sin que
duda nos quepa, de D. Martin de Viciana, abuelo del Cronista, paje y del Con-
sejo que había sido del Rey Católico, muy dado á las letras, pero mas diestro
aun en las armas, según antes hemoj dicho. No hubo otro de su lamilia y de
su nombre y apellido, sino él, que fuese Portant-veces de general gobernador de
la Plana, en propiedad. Ya podria objetarse que también ejerció el mismo cargo
su hijo D. Martin de Viciana, caballero de la Orden de Calatrava; pero este lo
obtuvo delegadamente y por tan poco y azaroso tiempo, que no es de presumir
le fuera dable llevar á cabo ambas versiones desde que se encargó de la goberna-
ción de aquella provincia á mediados leí año 1521 hasta que murió en Alcañiz á
manos de los de la gemianía en Mayo de 1522.
Y hecha esta aclaración, cuya oportunidad ajuicio de nuestros lectores entre-
gamos, pasemos á ver la suerte que en su impresión sufrieron las obras históricas
de nuestro Cronista.
Con sobrada razón asegura el Dr. Ximeno en el tomo I, tólio 167 de su obra
Escritores del reino de Valencia, que los libros de Viciana pueden contarse entre
los raros del mundo literario, porque la experiencia acredita cuan pocas veces
puede hallarse el libro ó parte III de la Crónica de Valencia, y que es mucho
mas difícil algún fragmento de cualesquiera de las tres impresiones y aun de lograr
la cuarta que de esta II parte se hicieron — según ocasión tendremos de decir-
como también encontrar estampada la IV parte. Y lo que mas admira es, que
apareciendo — aunque muy de tarde en tarde — algún ejemplar de estos dos tomos,
que padecieron extraordinaria persecución por la claridad con que hablaban y
por no contentar á todos, no haya podido descubrirse ni aun indicio de dónde
exista la I parte de la Crónica — manuscrita tan solo que fuese — en que trataba
de la fundación y conquista de Valencia, y describía sus anales de próspera y
adversa fortuna por mas de trescientos años, siendo así que no se ofrecían en
ella los motivos de contradicción ni animosidad que las otras suscitaron. Cuantas
pesquisas para dar con la misma se han intentado han sido estériles, no obstante
que el eruditísimo D. Gregorio Mayans, con su extraordinaria actividad, y por el
cargo tan á propósito que desempeñaba, empleó buena parte de sus afanes,
para conseguirlo, llegando á prometer veinte y cinco doblones — son sus palabras
— al que le presentara un ejemplar. El P. Rodríguez y el Dr. Ximeno, en sus
204 REVISTA DE VALENCIA.
respectivas Bibliotecas — artículo de Viciana, confiesan que tampoco acertaron á
verlo. El diligente D. Francisco Cerda y Rico visitó casi todas las Bibliotecas de
España, buscándolo, y pidió noticias á muchas de las de Europa, sin que nin-
cjuna le fuera suministrada, y no cejando en su empeño, dijo, en las notas al
Canto del Türia de La Diana de Gil Polo, que la reimprimiría si algimo
se lo proporcionaba. Y el distinguido D. Francisco Xavier BorniU, — por demás
apasionado á las obras de nuestro Viciana, — que alcanzó reunir la II, III y IV
parte impresas, con mas varios fragmentos de las distintas impresiones que de
la II y III se hicieron — dicha á él exciasivamente reservada — no pudo ad-
quirir ni restos siquiera de la tan apetecida II.
Todo ello dio motivo á varios para pensar que esta nunca fuera estampada,
creyendo algiuios que Viciana tomó por tal la abreviada relación histórica que
figiira al frente de la colección de privilegios concedidos á Valencia por el Rey
D. Jaime I de Aragón y sus sucesores, titulada Aiireum opus; y opinando otros
— entre ellos el canónigo D. Vicente Blasco — que tampoco la habia trabajado
Viciana, dedicándose puramente á continuar la historia de Beuter, á la cual
reputaba como primera parte de la Crónica de Valencia, y por II, III y IV
las que el propio Viciana habia compuesto. Pero unos y otros se equivocaron,
y fuera de duda está que él trabajó la I parte y que realmente fué impresa.
Sobre lo primero, no hay que aducir mas testigos que al mismo Rafael
Martin de Viciana, el cual cita á menudo la historia compuesta por Beuter, dis-
tinguiéndola de su I parte; y con hacer frecuentes remisiones á esta, demuestra
que contenia ciertos capítulos y tratados de diversas cosas, que en la de Beuter
no se encuentran.
Menos puede dudarse que se imprimiese la primera parte de la Crónica: lo
uno porque habiéndose impreso las otras, habia mas razón para hacerlo en esta,
que era la primera, y ningima susceptibilidad afectaba, como podia herirla en la
segunda y cuarta: lo otro, porque en el postrer capítulo de la última, hablando
de todas, pide que se disimulen los yerros del impresor y corrector: y lo otro,
porque en el frontis de la segunda parte, como en el de la tercera, se dice impri-
mirse "con Privilegio Real, según se contiene en la primera parte desta Chronyca.,,
José María Torres,
Cronista di Valencia.
ARENAS DEL DESIERTO EN UN RELOJ.
Trndiiccion de I.ongrcllow.
|, RF.VE montón de arena que en el desierto ardiente
De la encendida Arabia barriera el vendaval,
Espía de las horas, sumiso á nuestra mente.
Hoy eres en tu encierro de límpido cristal.
¡Cuántos y cuántos siglos, tendida en las llanuras,
Resplandeciste al rayo del sol abrasador!
¡Cuántas tú presenciaste glorias y desventuras!
¡Cuánto tú conociste de júbilo y dolor!
Quizás te holl(') el camello del nido Ismaelita
Cuando llevaba lejos del desdichado hogar
Al hijo predilecto que la traición maldita
A los paternos brazos lograba arrebatar.
Quizás en el camino de los ansiados goces,
Tú bajo el pié crujías del salvador Moisés;
Quizás los carros bélicos de Faraón veloces,
Lanzábante á los aires, como trillada mies.
Quizás viste á la dulce, purísima María,
El Dios-niño en los brazos, cruzar la soledad,
Cuando el erial desierto resplandecer hacia
Con luces de esperanza, de fé y de caridad.
266 REVISTA DE VALENCIA.
Y al sobrio anacoreta, que en la desierta orilla
Del Mar Rojo ó debajo las palmas de Engaddí,
A media voz repite, con voluntad sencilla,
Los inspirados salmos del viejo Adonaí.
Y al mercader errante, que en larga caravana,
A la oriental Bassora dirige el tardo pié;
Y al dócil peregrino, que de región lejana,
A la soñada Meca marcha con ciega lé.
Todo eso quizás viste, breve montón de arena:
Hoy, en la angosta cárcel de límpido cristal.
Sujeta al caprichoso poder que te encadena.
Cuentas de los minutos la sucesión fatal.
En tí los ojos clavo, y rota la muralla.
Veo en el vago fondo del diáfano confín.
El árido desierto sin límite ni valla,
El cielo inmaculado, sin término ni fin.
Y de tus áureos átomos el hilo trasparente,
Dilátase al impulso de un soplo burlador,
Y convertida vuelas en torbellino ardiente,
Agigantada tromba, vorágine de horror.
Y allá en el firmamento, que enrojeció el ocaso,
Y en el inmenso yermo, que reposaba en paz.
Corres, ennegreciendo tierra y cielo á tu paso,
Y seguirte no puede mi pensamiento audaz.
¡Ah! la visión se estingiie, muere el fulgor incierto;
Abísmanse en el fondo del cóncavo reló
El cielo enrojecido y el árido desierto;
¡Adiós, ensueños! La hora de arena trascurrió.
Teodoro Llórente.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA.
LOS ÚLTIMOS ZURITAS.
V.
d/ AGUSTINA ZURITA Y BORRAS Y SU HERMANO D. GASPAR.
jELATANDo los sen'icios prestados á la patria por la ilustre familia de ios
Zurita, y especialmente de su último representante D. Gaspar, llega-
mos á la pacificación de España , conseguida por la espulsion de los
invasores franceses.
Entonces se entregaron todas las familias á la alegría y, expansión en cele-
bridad de tan fausto acontecimiento, olvidando por unos dias los disgustos, los
ultrajes y las pérdidas de la guerra. La de Zurita, que andaba medio dispersa,
volvió á reunirse ganando en honra y consideración de sus conciudadanos por
el digno comportamiento de D. Gaspar durante toda la lucha de la Independen-
cia, si bien mermados sus intereses. En virtud de su probado y relevante
patriotismo, el gobierno le concedió una gran cruz, que si no nos informaron mal,
fué la de Carlos III; la población, no una sino varias veces, le nombró Alcalde
primero deMorella, y mas tarde, en el año l823, cuando quedaron anuladas las
disposiciones del gobierno constitucional y fueron desarmadas las milicias urba-
nas, es sabido que por disposición superior se crearon cuerpos de voluntarios
realistas, pasando las armas de unas manos á otras; pues bien, entonces se form(')
un batallón de voluntarios realistas y D. Gaspar Zurita fué nombrado su coman-
dante, en virtud de lo cual y con la cooperación del gobernador D. Antonio
Ronda, lo regularizó, lo armó, equipó y le dio su bandera, siendo bendecida esta
solemnemente en la Iglesia mayor ó Arciprestal el 24 de Octulire de 1S24,
268 REVISTA DE VALENCIA.
jurándola fidelidad su fuerza y las autoridades todas. Continuó al frente del bata-
llón hasta el año 1827.
Al ocurrir la sublevación de Cataluña dejó de ser comandante del batallón
D. Gaspar Zurita, y en su reemplazo fué nombrado D. Joaquín López, coman-
dante de caballería y secretario de Samper. Pasaron años, volvió á ser nom-
brado mas adelante gefe del batallón Zurita, y habiendo recibido en el año 33
orden superior de entregar las armas, lo formó en el llano del Estudio, leyó la
orden del gobierno y exhortando á las fuerzas de su mando á la obediencia, las
depositaron sin réplica en casa del gobernador de la plaza D. Carlos Vitoria,
que vivía en casa de Borraz, hoy de los condes de Creixell. Con este acto de
subordinación y obediencia terminó la vida militar de D. Gaspar Zurita, pero no
sus trabajos y penalidades, ni los disgustos de su familia. Bien conocía cuánto
repugnaba aquella entrega á sus voluntarios y lo que tenia de depresiva para su
persona, pero ante todo era preciso dar ejemplo y lo dio obedeciendo y acatando
la disposición autoritaria. En este espejo se pudieran mirar muchos personajes
de la época actual, que algo enseña á los hombres de honor. Aquella misma
tarde de la entrega de armas, empezó la oscitación en las masas; por la noche
acudieron á casa del gobernador, y apoderándose á viva fuerza de los fusiles
los que antes los habian manejado, muerto ya Fernando VII, dieron el grito de
viva D. Carlos. El batallón nombró por su comandante á D. José Mestre.
Habiendo cundido la noticia de lo ocurrido en Morella por las tierras del
contorno, empezaron á afluir allí y reunirse parte de los batallones de Liria,
Villareal, Alcalá, Vinaróz y una gran porción de aragoneses. Vino el barón de
Hervés y lo proclamaron general, tomando el mando de todas las fuerzas y
quedando al frente de aquel movimiento.
La historia se ha encargado de decir lo demás y el triste fin que tuvieron el
gobernador Vitoria y el barón de Hervés. D. Gaspar Zurita, enfermo, se retiró
á su casa de Cantavieja, pero considerado mas tarde como individuo de la Junta
carlista de Morella, le destacaron una compañía de infantería y una sección de
caballería para que lo trajeran prisionero á esta última plaza. Pocos dias perma-
necicj encerrado en la casa de la villa. Junto con el arcipreste Sr. Roda, con
D. Sebastian Segura, abogado, con el cura de la parroquia de San Miguel señor
Mestre, y con el subdelegado de policía Sr. Sorribes, fué trasladado á Castellón
de la Plana, sufriendo indebidamente por el camino mil insultos y amenazas de
las fuerzas de voluntarios que les acompañaban, que no bajaban de 400 hom-
bres. En Castellón la diligencia y solicitud de la amistad de una familia digní-
sima, la de Cardona, alivió algunos sufrimientos, y desde allí hasta Valencia
cuatro soldados y un cabo de Coraceros del Rey fueron su única escolta, presen-
tándolos al capitán general. Esta autoridad dispuso que los capellanes queda-
ran detenidos en el Palacio Arzobispal y los paisanos en la Ciudadela.
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 269
Sin que nadie pasase á tomarles declaración, permanecieron cincuenta dias
encerrados, señalándose después á Zurita Valencia por cárcel, lo que le permitió
hospedarse en casa de su primo D. Mariano Borraz, conde de Creixell, que le
prodigó atenciones y cuidados, cual sabia y correspondia á su bondadoso y noble
carácter y al parentesco que los unia.
Llegó el cólera de i834; todo el mundo que pudo procuró huir de la epide-
mia que en Valencia hacia estragos; Zurita, esclavo de su palabra, no pudo dejar
la población: su mismo criado Patricio Ferrer y Rambla, que no le habia abando-
nado un momento desde Morella, pensó en retirarse, horrorizado de tanta mor-
tandad, y al comunicárselo después de mil vacilaciones, se afectó tanto su amo,
que no pudo menos de abrazarle y derramar abundantes lágrimas, pidiéndole que
no le abandonase, pues su familia estaba lejos, sus parientes ausentes y él quedaba
preso, solo y enfermo; ¿quién le asistiria?.... También se enterneció el fiel sir-
viente y conmovido le prometió de una manera solemne que, aunque le costase
la vida, no le abandonaría nunca, lo cual así cumplió.
Marcharon al huerto de Frígola, y allí pasaron ambos la tormenta salvando
la vida. D. Gaspar Zurita, agradecido, le prometió recompensarle y atender
decorosamente á su subsistencia, legándole parte de sus intereses é instándole
á que buscase un Notario, á fin de consignar su voluntad; Patricio fué desin-
teresado, y se consideró satisfecho con el cariño de su señor, y no conociendo
ningim notario, tampoco pensó buscarlo. Triste cosa para ambos; pues dos
años mas tarde, D. Gaspar Zurita, reunido con sus hermanas, que prescindiendo
de peligros vinieron á Valencia por estar á su lado, para haced e mas llevadero
su triste cautiverio, murió ab intesiaio, y el fiel servidor se qued(') sin la prome-
tida recompensa, y aunque fué recibido en la misma calidad de criado por su
hermana Doña Agustina, también esta falleció sin legarle nada: hoy tiene aquel
82 años, y le hace falta aquella pensión tan bien ganada y tan solemnemente
prometida. Sépanlo sus albaceas.
Sin haberle tomado declaración una vez, ni haberle notificado nunca una
providencia, concluyó sus dias Zurita en Valencia, dia del Domingo de Ramos
del año 1887, habitando una casa de la calle del Embajador Vich, de la parro-
quia de San Martin, en donde se celebraron sus funerales. La causa próxima
de su muerte, la atribuyeron sus hermanas á un grave disgusto ocasionado por
la lectura de un papel que pregonaban los ciegos por la calle, con noticias de
Morella; lo hizo comprar, se enteró de su contenido, y en él se relataban los
fusilamientos verificados en aquella población, recaídos en muchas personas que
desde antiguo estimaba y eran sus amigos. Su sensibilidad no pudo soportar tan
terrible impresión, y una pulmonía fulminante cortó el hilo de su vida. El cariño
fraternal fué el único consuelo en sus últimos momentos; decimos mal, tuvo
otro mayor, representado en su fé religiosa, en su resignación cristiana, en su
270 REVISTA DE VALENCIA.
consecuencia política, en su lealtad nunca desmentida y en el amor á su
patria. D. E. P.
Aunque nacido en Valderrobles, Morella no puede olvidarle, y justo es que
quien como animoso soldado defendió su independencia, y como hombre civil
la representó dignamente en sus Concejos, estando al frente de su Municipio
repetidas veces, pueda y deba ser considerado en la historia como otro de sus
hijos ilustres.
Sus cariñosas hermanas, abatidas y desconsoladas, escasas de recursos, y
embargados en parte sus intereses por la prisión de D. Gaspar, decidieron des-
pués de su muerte, y cumplida su amorosa y fraternal misión, retirarse de Va-
lencia y buscar albergue en el Maestrazgo, cerca de sus tierras, para no molestar
ni ser gravosas á parientes ni amigos. Dejaron la paz y el sosiego de la capital
por los sobresaltos de Morella, Mirambel y Cantavieja, teatro muy principal á la
sazón de la guerra civil. Errantes por los caminos, y huyendo de las cohmi-
nas de uno y otro bando, parecía que las buscaban, pues siempre tropezaban
con ellas. Para lograr pasar desapercibidas, ¡cuántas veces hubieron de mudar
de residencia...! Hemos sido testigos presenciales, y damos fé de lo que aun he-
mos visto.
Concluyó, por fin, la desastrosa y funesta guerra civil de los siete años, la
que ahora podemos llamar primera, que hubiera permitido Dios fuese la última!
Al penetrar en sus casas de Morella y Cantavieja, las encontraron saqueadas.
Ni un espejo de Venecia, ni una silla de Moscovia, ni una araña de Bohemia, ni
uno solo de' los muebles de gusto y valor, traídos por su padre de Italia cuando
su casamiento, ni un cuadro de los muchos que adornaban sus salones, ni las
ropas de su madre, ni las joyas y pedrerías de sus abuelos, con tanto cariño y
religiosidad guardados todo, todo lo perdieron, y allí solo quedaron las pa-
redes conmovidas por la persecución de los saqueadores en busca de supuestos
tesoros escondidos, y pisos estropeados y ennegrecidos del golpear de los fusi-
les y de las huellas del fuego. Era cosa de llorar, pero pudieron luego conso-
larse echando una mirada á cuanto les rodeaba; á su alrededor habia muchos
viejos pobres y desvalidos, que hablan perdido sus hijos; muchas tamilias mas
desgraciadas; huérfanos que quedaron sin padres, sin pan y sin casa, viudas
desamparadas y míseras, y pueblos mártires, sin iglesia, sin archivo municipal,
saqueados y quemados. Todas esas familias eran conocidas, y sabiaii los nom-
bres de los desvalidos: los pueblos los tenían á la vista. Cantavieja, Mirambel,
Forcall
En medio de su estrechez, aun pudieron hacer mucho bien y desempeñar el
papel de Providencia con tanto desgraciado, pero con tal modestia y sigilo, que
la mano izquierda ignoraba lo que practicaba la derecha.
Al cabo de años, la sencillez de su vida, su (¡rden, su método y economía,
HIJOS ILUSTRES DE MORELLA. 27 1
habían reparado aquella anterior penuria y ahogo. Doña Luisa y Doña Vicenta
continuaron compartiendo su residencia entre Morella y Cantavieja. Doña Mag-
dalena, casada con el militar y poeta D. José Marzo, fijó primero su residencia
en Mirambel, después se avecindaron en Cantavieja, donde ambos acabaron sus
dias, dejando casi todos sus intereses para los pobres y Hospital de aquella villa.
Y Doña Agustina Zurita, la menor, casada con el distinguido propietario y abo-
gado D. Francisco Colomer, se estableció al principio en Villafamés; desde allí
se trasladaba por temporadas á Tortosa, Morella y Cantavieja, donde sus otras
hermanas y parientes residían. No conservaron odio ni rencor contra sus in-
justos despojadores. Jamás salió de su boca una frase indigna que debieran
recoger. Nunca se albergó en su pecho el deseo de la venganza. Su educación y
sus piadosos sentimientos se sobreponían á todo, pero nunca pudieron olvidar la
pena de verse privadas de las joyas y alhajas de su madre y abuelos.
Allí donde residieron lograron consideración, deferencia y simpatías. Por fin,
pagando el tributo común, y después de alcanzar bastante longevidad, fallecie-
ron las tres últimas, y sucesivamente en Morella, de pulmonía, como su her-
mano, en Valencia, y como su antepasado D. Gerónimo, el Cronista, en Zara-
goza, viéndose acumulados los intereses y patrimonio de todas ellas, además del
de la familia de Colomer en Doña Agustina Zurita, último representante de
toda su casa.
Esta señora, para sellar la nobleza y distinción de todos los suyos, dispuso
su última voluntad con un rasgo de generosidad y cariño hacia Morella y el
Maestrazgo, digno de admiración, de aplauso y de agradecimiento eterno. — En
su testamento se lee lo siguiente:
Cláusula testamentaria:
"Siendo nuestra voluntad que de todos nuestros bienes se funde en Morella
"un Colegio de enseñanza para instrucción de la juventud, y que dicho Colegio
"sea dirigido por P. P. de la Compañía de Jesús, si en el espacio de veinte años
"fuese posible su instalación, y que en defecto del referido Instituto sea dirigido
"por P. P. Escolapios: se solicitará el permiso correspondiente para su aproba-
"cion é instalación, y conseguido que fuere, se destinarán todos nuestros bienes
"para la fundación y dotación del mismo, pudiendo nuestros albaceas entregar
"á los Directores ó Superiores del Instituto las mismas fincas y muebles nuestros
"que se hallaren, ó bien el producto que resulte de la venta total lí parcial de
"dichos bienes, que podrán efectuar si bien les pareciera,,
"Mas en el caso que ninguna de las predichas fundaciones pudiera efec-
"tuarse, que se vendan todos los bienes por los albaceas, y su producto se divi-
"dirá en tres partes iguales: una para el Hospital y Casa Misericordia de
"Valencia, por mitad, otra tercera parte para misas, limosnas á los pobres y ne-
"cesidades de las Iglesias de los pueblos en que radiquen nuestros bienes. Y la
"última tercera parte, la mitad para el ensanche de la Capilla de la Comunión
"de la Iglesia Arciprestal de Morella, y la otra mitad, 6.000 rs. vellón para
"Ntra. Sra. de Vallivana, 4.500 rs. Virgen de la Fuente de Castellfort, 3.000
372 REVISTA DE VALENCIA.
"reales Ntra. Sra. de la Baliua, y lo restante de dicha mitad en objetos piadosos
"á voluntad de los Albaceas.,,
Ultima disposicmi: "Si en algún tiempo el Convento de Religiosos ó el Co-
'"legio de enseñanza se suprimieran ó se quisiera dar otro destino, se venderán
"dichos muebles por los albaceas, y su producto lo invertirán en misas, en so-
"corro de pobres y en otros objetos piadosos, á voluntad de los albaceas.,,
"Heredero universal el Colegio, si se funda, y de no, las almas do nuestros
"mayores, hermanos, parientes, y los pobres.,,
iQué mejor epitafio...! Morella debe ser agradecida y levantarle una estatua
que eternice sus caritativos sentimientos. La que durante toda su vida fué ver-
dadera madre de los pobres, no encontrando mas placer que en hacer bien, y á
su muerte lega toda su cuantiosa fortuna para propagar la instrucción de la
juventud, bien merece que no se olvide, y que su nombre figure en el Catálogo
de los hijos ilustres de la reina del Maestrazgo.
Agustina Zurita, descansa en paz: eres el último representante de tu escla-
recido linage, y no necesitas mas laureles ni coronas: tu espíritu ya está en el
cielo; acá en la tierra tu nombre queda grabado con letras de oro en las páginas
de la historia, y las generaciones venideras te aclamarán con justicia la bien-
hechora del Maestrazgo, porque has pensado en lo que no pensaron ni polí-
ticos ni guerreros, en ilustrar á la juventud, fundando sólidamente en Morella
el alcázar de la paz, para desde allí difundir la civilización de los pueblos.
NíCOLAS FeRRER V JULVE,
EL HIDALGO DE LAS FANTASMAS.
HISTORIETA VALENCIANA.
jxTRE las encantadoras ciudades de la risueña Italia, era Ñápeles, allá
por los años mil cuatrocientos, glorioso palenque de las milicias espa-
ñolas, y fecundo campo de intrigas para los caballeros españoles. To-
dos los jóvenes de ardido corazón y carácter aventurero, aguijoneados por el
deseo de visitar luengas tierras, se alistaban presurosos bajo las banderas del
rey Alonso V, y abandonaban sonrientes el hogar paterno, embarcándose hacia
Italia, llena su alma de esperanzas y su mente de ilusiones.
Distinguióse entre todos estos un D. Gaspar de Marradas, gallardo caballero
valenciano, de linajuda prosapia, que hubo de darse tal maña de valiente, ena-
morado y pendenciero, que á los pocos meses de su llegada á Ñapóles, era la
pesadilla de los galanes, el ídolo de las hermosas y la providencia de las dueñas
y rodrigones.
Residía á la sazón en aquella ciudad un noble francés llamado Mr. Fierre
Mennié, que habia por esposa á una encantadora y virtuosa dama, de negros y
adormidos ojos, sonrosado color, cabellos rubios, flexible talle y sutil ingenio.
Amante afortunado Marradas, no vaciló en poner sitio á la honradez de Doña
Violante, que así se nombraba, esgrimiendo todas sus armas de seducción, pues
érase una conquista tenida como imposible, por los mas diestros burladores.
Enojada primero la dama por la ofensiva audacia del joven, esquiva después,
é indecisa á la postre, acabó por enamorarse del arrojo, esplendidez y discreción
del spagnuolo ardito, como le llamaban sus compañeros de aventuras.
Ya en la fatal pendiente y á la sombra del falso misterio con que suelen tran-
sigir los enamorados, empezaron sus adúlteros amores, familiarizándose poco á
poco con el constante peligro que les amenazaba, á medida que el tiempo, la
casualidad ó su cinismo iban allanándoles obstáculos, que juzgaran insuperables.
Mucho la maledicencia, algo la envidia y poco la piedad, contribuyeron á qu?
18
274 REVISTA DE VALENCIA.
la noticia del amoroso triunfo de Marradas se extendiese por la población, to-
mando proporciones alarmantes para otro corazón mas apocado que el suyo.
El eco de las hablillas, hubo de llegar á oidos del ultrajado esposo, que si
bien generosamente las despreció, como cakunniosas para su fiel Doña Violante
y para su amigo querido, no puedo sustraerse á la idea de la posibilidad, y al ar-
did de la observación. Y es lo cierto, que al ñn, por fútiles motivos se concertó
un duelo entre ambos caballeros: duelo que al verificarse en la pintoresca cam-
piña de las riberas de Bayas, trocó en viuda, esposa y amante abandonada á la
infortunada dama.
Perpetrado el crimen y huyendo á la par de la justicia y de su conciencia,
partióse Marradas á Venecia, ciudad la mas á propósito para eslabonar de nuevo
sus aventuras y devaneos.
Es fama que al caer con el pecho atravesado el caballero francés, pronuncii'i,
dirigiéndose á su matador, estas sentenciosas palabras: " Vouloir tromper le cid
c est folie n frase que se esculpió en el alma de Marradas y que en lo sucesivo
siempre recordaba ó fantaseaba oir en los momentos mas agradables de su vida.
Muy poca importancia le dio al principio á esta alucinación, atribuyéndola á
en^^endros de su escitado temperamento nervioso, pero andando el tiempo, se
aceatuó de tal modo, subyugando su espíritu, que acabó por imprimir nuevo giro
á la existencia azarosa que arrastraba.
Aquella voz tenue y lejana, que á raiz del trágico suceso solo acibaraba
sus momentos de placer, le acompañaba al fin á todas partes, no bastando á
desvanecer su eco sin sonido los placeres ni la crápula. Cuando en la orgía el
vino rebosaba en las copas y el deleite en los cárdenos labios de los comensales,
sus beldades favoritas se lo repetian inconscientemente á guisa de caricia; cuando
huyendo del bullicio de los festines, buscaba la soledad de la naturaleza, los
ruiseñores del Lido la modulaban con sus trinos entre las frondas de los bosques;
cuando, llegada la noche, corria á su casa en busca de reposo, el viento lafingia
al batir sus húmedas alas por los canales y lagunas, y si por acaso alguna vez el
oido daba tregua á tan implacable martirio, sus distraídos ojos por doquiera
veían inscrita también la terrible sentencia, en las aguas, dibujada por la quilla
de su góndola, y en los cielos, esmaltada por los astros.
Abrumado por aquel grito inacabable de la conciencia, le saltearon justificados
escrúpulos sobre su salvación, y desengañado al fin de lo falaces que son los pla-
ceres, decidió abandonar la sociedad y dedicar el tiempo que le restara de vida,
á la mortificación y penitencia en desagravio de pasadas culpas.
Embarcándose en una galera española, tornó á Valencia, é instalado en
su casa solar, calle de los Soleros, frente al palacio de Gerónimo Vich, (i) se
(l) Hoy calle de Gascons,
EL HIDALGO -DE LAS FANTASMAS. 275
aisló por completo del mundo, esquivando el trato, hasta de sus parientes,
amigos y deudos.
Por espacio de algún tiempo, la oración, los ayunos y los cilicios anublaron
algo el recuerdo de sus errores, dándole treguas á la meditación y al descanso
de la fatídica voz de su víctima, que tanto le habia atormentado, cuando (según
cuentan añejos y polvorientos pergaminos) (i) llegó la Noche de Difuntos del
año 1450.
La Naturaleza, participando de la fúnebre solemnidad que la Iglesia comne-
moraba, y de la horrible calamidad que afligía á Valencia, habia dado á la noche
sus tintas mas sombrías. El viento se abismaba por entre las desiertas y encru-
cijadas calles, gimiendo como un alma en pena; la lluvia azotaba los retablos, y
sus moribundos farolillos proyectaban á intervalos fantásticas ráfagas luminosas
en los avecinados muros; el lúgubre silencio que por doquiera reinaba, solo era
turbado por el tañido de las campanas de la Seo, que doblaban á muerto, y por
el tácito y acompasado paso de los enterradores, que conducían cadáveres de
apestados á la última morada.
Encerrado en su casa, y postrado ante un crucifijo, rezaba fervorosamente
Marradas el oficio de difuntos, cuando creyó oír de nuevo la fatídica sentencia
de su adormecida pesadilla. Juzgándolo tentación del enemigo ú aberración de
sus sentidos, procuró taparse los oídos y redoblar las plegarias; pero aquel Vou-
loir trontper le del c est folie, tenue, lejano, apenas inteligible, á poco trecho,
tornó á vibrar mas claro, mas próximo, dentro ya de la habitación.
Asido convulsivamente nuestro caballero á la cruz de su reclinatorio, se es-
tremecía y rezaba en alta voz, como para ahuyentar un conjuro, pero sus piado-
sos esfuerzos fueron vanos ¡c est folie!.... volvió á repetir la voz, ya junto á su
oido, á la vez que sentía posarse sobre su hombro una mano tan dura, cual sí
llevara guantelete de granito. Volvió Marradas el despavorido semblante, y ¿cuál
no seria su terror al verse frente al fantasma de Mr. Mennié, que con el pecho roto
y la espada en la diestra, le retaba, por permisión de Dios, á nuevo y decisivo
combate?
Sobrecogido de espanto, se negó obstinadamente Marradas; pero á sus pro-
testas de desagravio, á sus megos, á sus lágrimas, solb respondía la visión con
una sonrisa horrible. Invocó fervorosamente el auxilio divino para que se desva-
neciera. ¡Menguada esperanza! A los retos sucedieron las amenazas, y á las ame-
nazas los denuestos, exacerbando al fin de tal modo al penitente, que asiendo
en un rapto de corage su olvidada espada, con el cerebro próximo á estallar,
(1) Curioso manuscrito do D. Onofre Esquerdo, que nos ha facilitado nuestro querido aniii^o
y distinguido bibliófilo D. José E. Serrano y Morales,
276 REVISTA DE VALENCIA.
cerró contra la sombra del engañado esposo, sosteniendo luengo rato reñida
pendencia con aquel impalpable enemigo.
Alarmados por el ruido, acudieron los criados, y su pánico no tuvo límites al
ver cómo desapareció el fantasma, dejando á Marradas tendido sobre el pavi-
mento, jadeante y maltrecho, con una herida en el brazo derecho, de la que
le manaba abundosa sangre.
Mucho se comentó en la ciudad el acontecimiento, atribuyéndolo algunos,
más á venganza humana que divina, creyendo pocos ser ima alucinación, y
muchos superchería: pero, á la postre, el cura roció el aposento con agua ben-
dita, sanó el herido, y se olvidó el suceso.
Algún tiempo después, con motivo de la canonización de San Vicente Fer-
rer, y siendo jurados En Guillem Mascó, Luis Castelví, Juan Gomis, Antonio
Pellicer y En Pedro Bou, se celebraron lucidas fiestas en la ciudad, y todos los
nobles hicieron cuantiosas limosnas á las Iglesias y Monasterios. Y según cuenta
la tradición, D. Gaspar de Marradas, que fué uno de los mas espléndidos en
sus piadosos donativos, al volver un dia, ya anochecido, del convento de la
Zaydía, topó de nuevo con la sombra del caballero francés, que le apostrofó
duramente; diéronse al aire las espadas, lucharon con saña los combatientes, y
el penitente caballero cayó al fin con el pecho atravesado á los pies del fan-
tasma, murmurando también troniper le ciel c" est folie.
Al siguiente dia, después de unas honras fúnebres muy suntuosas, celebra-
das en la parroquia de San Martin, fué depositado el cadáver de nuestro hé-
roe en el enterramiento de sus mayores (l). Y....
No digamos mas, que es tiempo
De dar fin á este tragedia.
Cuyo principal objeto
Ha sido mezclar verdades
Con fabulosos inventos (2).
El Barón de Alcahalí.
(ij Capilla de las Almas de la susodicha parroquia,
(j) El ^íillardo español, Cervantes Saavedra.
EN EL ABANICO DE ENCARNACIÓN G. DE P.
L examinarte un dia
un buen poeta y amigo,
en inspirada poesía
A tu dueña, y dueña mia.
Puso en parangón contigo.
Y, ó dejo de ser quien soy,
O á probar á mi vez voy
Que de tu dueña hechicera
La antítesis verdadera
En tí contemplando estoy.
Comenzando por tu pié,
¡Oh, abanico! te diré,
Que aun cuando en China nacido.
No á su moda te has ceñido,
Como bien claro se vé.
Y aunque lo ostentas brillante
Con el barniz charolado,
¡Cómo ponerlo delante
Del pié breve y bien calzado
Que luce tu dueña amante!
Si á la razón no te avienes
Y reniegas de tu estrella,
Te diré, por mas (jue penes,
Que solo un encanto tienes,
El pertenecer á Ella.
¿Qué son, dime, los colores
De tus toscas florecillas,
Al lado de los fulgores
Que irradian sus dos megillas
Entre nácares y flores?
No hay hechizos ni aun postizos
En tí, mueble japonés,
Y ella encierra mil hechizos
Naturales, cual sus rizos,
De la cabeza á los pies.
Por no hacerte mas agravios
Nada de tu cierre digo:
Aprende, pues es de sabios;
¡Mira cuál cierra sus labios
Y sus ojos! torpe amigo.
Para hacer aire, á mi ver.
Sirve tan solo tu ser;
Mas sin sufrir un desaire,
¡Cómo comparar tu aire
Al aire de tal mujer!
Manuel Millas.
!tP
LOS ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID.
x el espacio de un año hemos tenido en Madrid las siguientes exposi-
: dones de Bellas-Artes: dos en Mayo de 188 1: la Nacional y la de la
! Sociedad de acuarelistas; una en Noviembre: la del Círculo de Bellas-
Artes; otra en Diciembre: la del comerciante Sr. Hernández, y otra en Marzo de
1882: la del Círculo de Bellas-Artes. — Para el próximo mes de Mayo tenemos
en perspectiva una del comerciante Sr. Bosch; otra del Sr. Hernández y la
anual de la Sociedad de acuarelistas.
Cualquiera creerá, al ver la frecuencia con que se suceden estos concursos,
que estamos en un periodo de gran desarrollo artístico, y que se ha operado
notable trasformacion en las condiciones de este mercado, convirtiéndose, como
por obra de encantamiento, en uno de los mejores del mundo. Desgraciada-
mente, no es así, pues solo circunstancias eventuales, que de un momento á
otro pueden desaparecer, han ocasionado la ebullición artística que acabo de
señalar.
Por im lado, cierta rivalidad entablada entre la Sociedad de acuarelistas y
el Círculo de Bellas-Artes, y por otro el talento mercantil del Sr. Hernández,
(jue supo, con un golpe de habilidad, realizar pingües beneficios en su exposi-
ción de la calle del Desengaño — á que hice referencia en mi carta anterior, —
golpe de habilidad que ha despertado la codicia de otros comerciantes en cua-
dros; hé ahí las causas determinantes de ese renacimiento á que asistimos, y
del que, ó mucho me engaño, ó dentro de poco tiempo nos quedará solo el
recuerdo.
¡Ojalá no fuese así, y los grandes capitalistas que en Madrid residen se
hubiesen convencido de que deben dedicar una modesta parte de su fortuna al
alivio de esa inmensa pléyade de jóvenes que, con el pincel ó el escoplo, bus-
can un pedazo de gloria. Dios sabe con cuántas amarguras obtenido!
No faltan en Madrid personas que se dediquen á recorrer los estudios, para
LOS ARTISTAS VALENCIAÍÍOS EN MADRID. 279
estar al tanto de lo que producen los pintores, y que de vez en cuando sacrifi-
quen algunos miles de reales en la compra de cuadros; pero son pocos, muy
pocos, los verdaderos aficionados que compran por gusto personal, por puro
amore y para coleccionar las obras del genio en los salones de sus palacios.
Muchos de ellos — hasta algunos que gozan envidiable posición, — son vergonzo-
sos mercaderes, que siguen con atenta mirada los vaivenes pecuniarios de los
artistas, para aprovechar el momento crítico, comprando á bajo precio lienzos
que mas tarde han de vender, compensándoles con creces el interés del desem-
bolso hecho.
No es oro, pues, todo lo que reluce en la vida del artista. Los que asistimos
de cerca á la lucha permanente en que viven los obreros de las Bellas-Artes;
los que un dia y otro vemos los tristes desengaños que les produce la realidad,
ora dejando sin recompensa los frutos de largo y detenido estudio, ora poster-
gando al favoritismo — cuando de obras oficiales se trata — á los que cuentan
con una larga lista de méritos, por nadie controvertida, no podemos menos de
lamentarnos de la mermada cosecha que les produce el campo de lo bello á los
que con mas ahinco é inteligencia lo cultivan.
Una buena parte del mal que dejo señalado, se debe á los mismos artistas,
pues con sus continuas rivalidades y su falta de cohesión, permiten muchas veces
que se menosprecie el mérito, y que medianías audaces se encaramen á los me-
jores puestos y obtengan la ejecución de aquellos trabajos que solo al talento
se debían otorgar.
Así, por ejemplo, cuando todos creían que el naciente Círculo de Bellas-
Artes serviría de lazo de unión entre pintores y escultores, y que su sala de
exposición lograría emanciparles de la tiranía de los marchants , se observa con
dolor que nada de esto se consigue, y que los concursos son pobres, por dos
razones principalísimas: la primera, porque gran número de artistas desde-
ñan el concurrir, y la segunda, porque muchos de los que llevan sus obras,
miran con abandono la exposición, y cuelgan de sus paredes, — tal vez por
puro compromiso, — no cuadros hechos, sino el ligero apunte, el borroso estudio,
el indescifrable boceto, ó algo, en fin, que ni sirve para la venta ni para iniciar
á los profanos en los secretos del arte.
La exposición abierta en el mencionado Círculo á fines del mes de Marzo,
no abunda tanto como todas sus predecesoras en esta clase de nimiedades;
pero, aun así y todo, se advierte que una buena parte de los pintores creen sal-
dar cuentas con su conciencia artística, dando el nombre de Margarita á un re-
trato de mujer vulgar, que lleva en las manos una joya cualquiera, el de Ofelia
á una sencilla cabeza de estudio con cuatro flores en la cabellera, y el de Da-
lila á una gitana armada con unas tijeras.
Los pocos artistas valencianos que han tomado parte en dicha exhibición
28o REVISTA DE VALESCIA.
uo se han visto libres de aquel mal, y así es que no tenemos ocasión de hablar
de ninguna obra que revele gríinde ingenio ó notoria originalidad. Estudios me-
jor ó peor ejecutados, y sencillas tablitas en las que el pincel ha corrido con
mas ó menos fortuna: he ahí todo lo que la escuela valenciana tiene en los sa-
lones de la calle del Barquillo.
Plácido Frémcés abre la Usta de nuestros péiisanos con un buen retrato de
señora, en el que, sin negar el parecido que pueda tener, debemos notar que el
autor ha puesto tal vez mas cuidado en la ejecución de las manos y del traje
que en lo esencial, que era la cabeza.
Luis Franco ha llevado otro retrato, muy bien hecho, de una hermosa niña,
vestida modestamente de negro y blanco, al cual, quizás porque el modelo
finje tener los ojos clavados en el cielo, titula Plegaria. Del mismo autor hay
otra cabeza de estudio: la de un negro. A nuestro juicio, esta se halla pintada
con mas energía y acierto que la anterior.
De Eugenio Gimeno, artista á quien solo conodamos por los preciosos cro-
mos con que ha adornado muchas de las obras publicadas por las casas de
Montaner y Simón, y Espasa hermanos, de Barcelona, hay la linda cabecita de
una joven parisiense, cubierta con elegante sombrero, al que adornan plumas
y flores. Es una buena muestra de lo que puede hacer este autor en la pintura
al óleo, si se dedica en adelante á ella con mas entusiasmo que lo ha hecho
hasta ahora. En la sección de acuarelas, expone el mismo autor una figura
que representa un lacayo. Sin grandes pretensiones, tiene, no obstante, acierto
en la combinación del color, y prueba que Gimeno conoce mas los secretos de
la aguada que los del óleo.
Gomar, que tan bien sabe sorprender en sus paisajes los mas primorosos
incidentes de la naturaleza, ha acudido modestamente al concurso que reseña-
mos, supuesto que solo aparecen con su firma dos diminutas tablas, que copian
con la exactitud de ima fotografía, — eso sí, — dos detalles de la ciudad á que
consagra todos siis amores de artista: de Granada. La primera es una pobre vi-
vienda que "titula La casa de Jábate, toda blanca, toda colgada de jaulas y
llena de tiestos y arbustos en flor, la cual se destaca entre im grupo de copudos
:irboles, que la sombrean. La otra, denominada El carril de S. Ceálio, figura
una calle en cuesta, por la que baja una especie de atargea, destinada tal vez a 1
desagüe de la parte alta de la población en los clias de Uuvias torrenciales. Flan-
quean y coronan el cuadro pintorescas casitas, bellamente agrupadas, á las que,
como en la otra tablita, no falta el poético adorno de las flores y de las plantas.
El mas incansable de nuestros marinistas — y ya se puede suponer que hablo
de Monleon, — figura con dos marinas tituladas Un canal en Holanda y La peña
del Buey en Laredo. Aquella representa u;ia tranquila estension de agua, donde
se balancean gallardamente algunas embarcaciones. La s^unda exhibe en pri-
Los ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID. 28l
mer término un agudo peñón, de aspecto pizarroso, contra el que chocan, levan-
tando nubes de espuma, las encrespadas olas del mar Cantábrico. Un buque
corre allí cerca los peligros de ir á estrellarse, arrastrado por el temporal. En
una y en otra se vé la exacta fidelidad con que reproduce Monleon los variados
aspectos del agua, y que le ha valido desde hace largos años el figurar á la
cabeza de los que en España se dedican á este género de pintura.
Por último, en la sala de acuarelas hay una del Sr. Jover, que titula Recuer-
dos, y otra del Sr. Plá y Valor, que representa una campesina italiana.
Como se vé, no descuella por su importancia ninguna de las obras expues-
tas por los valencianos. Solo puede consolarnos — si esto es un consuelo — el
hecho de que tampoco las demás provincias de España han aportado mayor
suma de elementos que la nuestra á la exposición del Círculo.
Aparte de estas noticias, bien pocas puedo comunicar á los lectores de la
Revista.
Recientemente tuve ocasión de ver un retrato al óleo que D. Francisco Do-
mingo ha remitido desde Paris, donde reside, á un hermano suyo avecindado en
Madrid. Es el de una preciosa niña rubia, hija de aquel notable pintor. Cuatro
pinceladas han bastado al artista para hacer una obra maestra, que es el encanto
de cuantos la contemplan. ¡Qué pinceladas! Cada una de ellas vale mas que
muchos cuadros. No es posible poner en duda que Domingo es hoy el maestro
de los pintores valencianos por su ejecución, por su color, por la diiícil senci-
llez que revisten sus obras. ¡Lástima grande que su alejamiento de la patria
nos impida admirar con mas frecuencia sus inestimables producciones!
José Benlliure ha enviado desde Roma dos acuarelas, para su venta
en Madrid. Son dos cabezas de tamaño natural: la de un viejo de luenga barba
blanca, que ojea con interés un abultado infolio, y la de una gallarda muchacha
de mirada picaresca, que ostenta en su abultado pelo, en su provocativo seno y
cogidas entre sus afilados dedos gran número de rosas frescas cual sus meji-
llas. De la manera con que está hecho nada hay que decir, pues sabido es que
Benlliure goza hoy justísima reputación, no solo en España, sino también en
el extranjero.
Juntamente con las dos acuarelas citadas, ha remitido el pintor mencionado
otra de su hermano Juan Antonio, que representa á un anciano, abstraído en
sus oraciones, y desgranando un grueso rosario. Si bien este artista no se halla
aun á la altura de su hermano mayor, se observa en cada nuevo trabajo suyo
que pertenece á la madera de los buenos pintores, y no han de pasar muchos
años sin que su firma se cotice al lado de las (jue hoy tienen mejor crédito.
¿Quién no conoce esa hermosa colección de volúmenes, coquetamente
encuadernados, con relieves de oro y de colores, que se publica en Barcelona
con el nombre de Aríe y Letras? ¿Quién, al pasar la vista por las páginas de los
282
REVISTA DE VALENCIA.
tomos que contienen los Cuentos de Andersen, La Jiija del Rey de Egipto ó El
Nabab, no se ha recreado contemplando las primorosas viñetas de Pellicer,
Mestres y Mélida, que los adornan? Pues bien, — y esta es mi última noticia, —
nuestro celebrado paisano Emilio Sala, ha recibido el encargo de ilustrar dos
de los volúmenes próximos á publicarse. El uno contendrá El lazarillo de Tor-
vies, y el otro el poema de Campoamor, denominado El Drama universal. —
Desde ahora lo recomiendo á los amantes de lo bello.
Madrid, 15 de Abril de 1882.
A.Q.
CRÓNICA MENSUAL.
\ de ser hoy comienzo de nuestra Crónica un fúnebre homenage. La
Revista de Valencia ha perdido á uno de sus apreciables colabora-
dores, el Dr. D. José Biosca y Mejía. La implacable muerte ha cor-
tado prematuramente el hilo de su existencia, dedicada al servicio de
Dios, de la sociedad y de la ciencia. ¡Premie el cielo sus virtudes!
El dia de Jueves Santo eran conducidos al Campo Santo los restos de este
ilustrado sacerdote. Una traidora pulmonía habia destruido su salud y su vida en
breves dias. Los alumnos del Colegio Valentino, del que era fundador y director,
los padres de la mayor parte de ellos, y muchas personas distinguidas en el pro-
fesorado ó el cultivo de las letras, daban testimonio, acompañando tristemente el
cadáver, de la pérdida que Valencia habia experimentado.
Los estudios de antigüedades eran los favoritos del Sr. Biosca, que dedicaba
á ellos los pocos momentos de solaz que le dejaba la enseñanza. Habia contri-
buido á la formación de la Sociedad Arqueológica Valenciana, y era al morir su
vice-presidente, título que equivale al de presidente efectivo, porque la presiden-
cia corresponde en esta Sociedad al director de la Económica de Amigos del
Pais, bajo cuya protección vive. En nuestra Revista habia dado muestras de su
afición á esos estudios en los artículos sobre las Antigüedades de Sagnnto, pu-
blicados en el primer volumen.
Era el Sr. Biosca hijo de Almansa, donde nació en 27 de Setiembre de 1841,
y se distinguió por su aplicación desde los primeros años. Tenia mucha aptitud
para la música, y á ella querían dedicarlo sus padres; pero su vocación por el
sacerdocio les disuadió de aquel propósito. Estudió en el Seminario Conciliar de
Murcia hasta el cuarto curso de Teología, y terminó su carrera en el de Valen-
cia. En 1.° de Enero de 18Ó8 dijo la primera misa, y en 1871, doctor ya en
Filosofía y letras, estableció el Colegio Valentino de primera y segunda ense-
ñanza, que supo elevar á considerable altura con sus incesantes desvelos.
*
*■ *
Vá terminando ya lo que pudiéramos llamar estación literaria. Las fiestas
de Semana Santa y Pascua, primero, el influjo enervador de la primavera, des-
pués, producen la desanimación en los Ateneos y Academias. Corta será, por
tanto, nuestra Crónica.
El Ateneo científico-literario y artístico apenas ha dado señales de vida. Sola-
mente tenemos que añadir á sus anteriores trabajos una conferencia de D. Juan
Robert y Bordes, en la que expuso los inconvenientes del tratado de comercio
284 REVISTA DE VALENCÍA.
coa Francia para las industrias españolas, y la contestación del Sr. Giménez
Valdivieso, sosteniendo las ideas del übre-cámbio.
En la Sociedad del Rat Penat hubo el miércoles de Semana Santa una sesión
muy solemne de carácter religioso. Cantáronse las Siete Palabras y leyéronse
poesías alusivas á cada una de ellas, de los Sres. Pizcueta, Iranzo y Simón,
Llombart, Arroyo y Almela, Ferrer y Bigné y Rodríguez Guzman.
*
* *
La Academia de la Juventud Católica dedicó al patrono de Valencia, San
Vicente Ferrer, una sesión literaria, cuyos trabajos eran todos en idioma valen-
ciano. El discurso apologético de aquel gran patricio y apóstol estuvo á cargo
de D. Germán Mata.
En una sesión de la sección de literatura ha dado á conocer el Sr. Guzman
Guallar un drama, que pareció muy bien á los que escucharon su lectura.
* *
En el Círculo Militar se ha establecido un Ateneo, que contribuirá sin duda á
la mayor cultura de su clase que dá vida á aquel centro de reunión. En el acto
de su solemne apertura hizo im discreto discurso inaugural el veterano é ilus-
trado general Sr. Lassala; el celoso médico militar D. Antonio Frean, evocó
gloriosos recuerdos hablando del poder militar de España en las orillas del
Guad-el-Jelü, y se leyeron con general aplauso poesías de los Sres. Ortiz (Don
Paulino), Grande y Pérez Montoro, aventajados discípulos de Ercilla en armas
y letras.
* *
La Sociedad Arqueológica valenciana ha celebrado su sesión pública anual
dedicándola á la buena memoria del digno vice-presidente que ha perdido, Don
José Biosca y Megía.
Habia escrito este para la referida sesión el discurso reglamentario, que ver-
saba "Sobre el origen y desenvolvimiento de la Arqueología.,, Este discurso pos-
tumo fué leido, obteniendo grandes aplausos, que aumentaron el sentimiento por
la pérdida de una persona tan digna como era su ilustrado autor.
* *
La Sociedad Valenciana de Agricultura está ocupándose con plausible activi-
dad en la preparación del Congreso Agronómico que ha de celebrarse en esta
capital durante la feria del próximo Julio. Se ha nombrado para dirigir estos pre-
parativos una comisión, en la cual están representados la Sociedad de Amigos
del Pais y el Ateneo. Es presidente de ella D. Felicísimo Llórente y Olivares, y
figuran como vocales D. Eduardo Amorós, D. César Santomá, D. Ángel Do-
menech, D. Pedro Fuster, D. José Arévalo y Baca y D. José Sanz Bremon.
CRÓNICA MENSUAL. 285
Parece que llega la hora de terminar el monumento que Valencia dedica á
D. Jaime el Conquistador, y cuyo pedestal está hace algunos años en la plaza-
jardín de la Aduana, aguardando la estatua ecuestre de aquel gran rey.
Este importante trabajo artístico ha sido encargado á los notables escultores
de Barcelona, hermanos Vallmitjana, que piden dos años para hacer el modelo.
Después ha de fundirse en bronce la estatua, de modo que aun tardará algo en
tenninarse este monumento.
* *
Con la Pascua Florida ha comenzado la última parte de la temporada teatral.
Tenemos compañías de zarzuela en el teatro Principal y el de Apolo, y actúa
en el de la calle de Ruzafa un cuadro de declamación y otro para piezas y zar-
zuelitas catalanas.
La novedad de mas bulto ha sido la representación en el teatro de Apolo de
la zarzuela La Tempestad, letra deD. Miguel Ramos Cardón y música del joven
compositor valenciano D. Ruperto Chapí, hijo de Villena. La circunstancia de
haber venido á Valencia los autores para dirigir los ensayos y asistir á la repre-
sentación, dio á esta mayor interés. El é.xito fué un triunfo completo para el
poeta y el compositor. Además de obtener aplausos y coronas en el teatro,
fueron obsequiados con banquetes y giras campestres por los escritores valen-
cianos y la Sociedad de Conciertos.
Esta dispuso con tan plausible motivo una gran función de música instru-
mental, en la cual se dio á conocer con igual é.xito que La Levipestad la gran-
diosa pieza de concierto del Sr. Chapí titulada La Corte de Granada, fantasía
morisca, que tiene armonías muy originales y valientes, y una instrumentación
riquísima. El Sr. Chapí quiso que formaran parte de este concierto obras de los
compositores valencianos D. Salvador Giner y D. José Espí y Ulrich, y así se
hizo, compartiendo los tres maestros los aplausos entusiastas del público.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA.
BRAS FESTIVAS SATÍRICAS Y SERIAS, EN PROSA Y EN
VERSO, DE D. FRANCISCO DE OUEVEDO Y VILLEGAS.
hátctoii de lujo ordenada por D. Juan Bautista Perales. Terraza,
Aliena y cotnp.^, editores. Valencia, imprenta de Juan Gnix, 18S2 (l).
Los editores Terraza y Aliena, que dieron á luz la Historia de Valeftcia por
Escolano, adornada con láminas cromo-litografiadas, han emprendido otra pu-
blicación ilustrada, la de las obras completas del insigne ingenio español Don
Francisco de Ouevedo. Popular ee como el que más el nombre de este escritor,
pero la mayoría de las gentes le considera únicamente como festivo poeta y satí-
rico novelista, quedando reservado á los eruditos el conocimiento exacto de sus
múltiples y variadas obras. No está, pues, de más que estas se generalicen, como
indudablemente sucederá por medio de la edición presente. Se ha encargado de
dirigirla D. Juan Bautista Perales, que no habrá tenido que hacer grandes trabajos
de investigación y confrontación bibliográfica, puesto que esta empresa estaba ya
realizada á naedida de los deseos mas exigentes, por el erudito D. Aureliano Fer-
nandez Guerra y Orbe, que estuvo encargado de coleccionar y revisar las obras de
Ouevedo para la Biblioteca de Autores españoles, del Sr. Rivadeneyra. A pesar de
ello, y aunque reconoce el Sr. Perales que no es fácil mejorar lo hecho, dice que
ha tenido á la vista buen número de ediciones antiguas y modernas y las copias
manuscritas que existen en diferentes museos. También ha seguido la califica-
ción hecha por el Sr. Guerra y Orbe de las obras de Ouevedo, divididas en varias
secciones, que comprenden los discursos ascéticos y filosóficos, discursos políticos,
discursos satíricos-morales, discursos crítico-literarios y discursos festivos.
Está adornada esta edición con láminas cromo-litográficas, cuyos originales
han sido encargados á los principales artistas valencianos. En las primeras en-
tregas, que tenemos á la vista, hay algunas de ellas debidas á los Sres. Peiró,
Pinazo, y otros conocidos pintores, que tienen algún mérito; y la ejecución de los
cromos bastante esmerada, es debida al Sr. Pérez.
(ij Esta obra formará dos tomos, comprendiendo uno de ellos las obras en prosa, y el otro las
poéticas, y se publica por entregas de ocho páginas en folio, que cuestan un real. Se suscribe en
Valencia, casa editorial, calle del Embajador Vich, 19.
BIBLIOGRAFÚ VALENCIANA. 287
LA IGLESIA LIBRE EN EL ESTADO LIBRE, por el Conde de Moxta-
LEMBERT, traducción y prólogo de D. Vicente Piño y Vilanova. Valencia, hnp.
de La Nueva Alianza. 1882 (1).
El Sr. Piño, promotor fiscal de Sagunto y persona aficionadísima á estu-
dios filosóficos, ha creído que para sostener y generalizar sus ideas tavo-
rables á la completa separación de la Iglesia y el Estado, era conveniente dar á
la estampa, traducidos al castellano, los dos discursos pronunciados por el ilustre
conde de Montalembert, en el Congreso Católico de ¡Malinas, celebrado en l863,
en los cuales enarboló la bandera con el famoso lema La Iglesia libre en el Es-
tado libre.
Así lo ha hecho, dando á luz el presente opúsculo, en el cual dichos discur-
sos van precedidos de un prólogo, encaminado á expresar la opinión del traduc-
tor en tan delicada materia. Opina el Sr. Piño que ninguna relación jurídica
existe entre lo espiritual y lo temporal, entre la Iglesia y el Estado, y que deben
vivir independientes y separados. "No se trata de combatir á la Iglesia, dice,
como institución santa, como sociedad religiosa, como comunión cristiana; no se
trata de dar la preferencia á ninguna de las confesiones conocidas; trátase de
que la Iglesia esté separada de los negocios terrenales, de que no se inmiscuya
ni ejerza su influencia en el Estado, de que no aspire á que el Estado la reco-
nozca como la única verdadera, con exclusión de otro culto, trátase de que la
Iglesia no deba s\\ poder á ingerencia estraña, no vrca á expensas del Estado.,,
Estas son las ideas del Sr. Piño, en cuyo apoyo invoca las doctrinas de un
escritor tan religioso y tan católico como el conde de Montalembert.
MANUAL TEÓRICO-PRACTICO DE LO CONTENCIOSO- ADMINIS-
TRATIVO Y DEL PROCEDIMIENTO ESPECLÜL EN LOS ASUNTOS DE HACIENDA, por Don
Fermín Abella. Madrid, hnpr. de E. de la Villa, 1882 (2).
Nuestro compatricio, el Director propietario de la Revista titulada El Con-
sidtor de los Ayimtamie^itos y Juzgados municipales, ha prestado un buen servicio
á los que necesiten conocer los procedimientos y la jurisprudencia en los asuntos
contencioso-administrativos, publicando este completo Tratado, en el que encon-
trarán todo lo que se refiere á ese ramo tan poco conocido de la mayor parte de
los abogados.
Comprende tres partes principales el trabajo del Sr. Abella: la primera con-
tiene un estudio detenido de la organización, atribuciones, competencia y modo
de funcionar de cada uno de los tribunales contencioso-administrativos, términos
para interponer las demandas, reglas para los litigios, competencias de jurisdic-
ción, etc.; la segunda sección la fomia toda la parte legislativa, referente á estas
materias; y la tercera una serie ordenada de formularios para todas clases de
reclamaciones gubernativas y contenciosas.
(1) Un volumen en 8.» de 152 págs.
'2) Un tomo de 712 págs. en 4.° Precio: 10 pesetas. Administración: Madrid, plaza de la
Villa, 4.
LO RAT-PENAT..
SOCIETAT DE AMADORS DE LES GLORIES VALEN'CL^NES.
ADITAMENT AL CARTELL DELS JOCHS FLORALS.
CONVOCATORIA PERA' LS DEL PRESENT ANY
MDCCCLXXXII.
(IV DE SA INSTITUCIÜl.
j STA Societat posa en coneiximent de tots
els que per nostra gloriosa lliteratura se
inieresen, els nous premis que demprés de pu-
blicat el Cartell li han segut oferts, y que la
junta de gobern. en sesió celebrada el dia 8 de
este mes, ha acordat afegir al programa en la
forma següent:
PREMIS EXTR.\ORDINAEIS.
Vn ohjtctt de art, obsequi de la Excma. Dipu-
tació provincial de Alacant. Será adjudicat est
premi al autor del millor romans en el que se
recordé algún fet curios é iniportant de la his-
toria de la Corona de Aragó.
Una Joya ck argiKí, oferta per la Excma. Di-
putació provincial de Castelló, al autor del mi-
llor y mes complet catálech biográfich deis filis
ilustres de aquella provincia.
Una ploma de argml, ab reUetis di or, present
de la junta de les Escoles de Artesans, al autor
de la millor composició sobre el tema: "Una vi-
sita á les Escoles de Artesans . „
Esta composició, si se presenta en prosa, po-
drá escriures en castellá ó valencia. Sois en la
última llengua, si es en vers.
Un objecíe de art, regal de la Societat de so-
corros é instructiva de Mestres fusters, al autor
de la millor monografía referent ais origens del
gremi de fusters, y vicisituts per que ha pasat
dit grerai fins nostres dies.
Este premi se adjudicará al treball, en caste-
llá ó valencia, que mes datos inédits reunixca.
Pera la concesió deis anteriors premis regirán
les condicions que se determinen en el Cartell
publicat el dia 26 de Giner últim.
Lo qual fá publich esta Societat, per mig de
la present adició, pera que aplegué á coneixi-
ment deis poetes y escritors valencians, catalans
y mallorquins, que desigen, com antigament se
dia, tirar á la joya.
Fon escrit y firmat en la ciutat de Valencia
el dia g deMaig de 1' any 1882. — Rafel Ferrer
y Bigné, president. — Ferran Reig y Flores, se-
cretar! general.
Valencia. Imprenta de Do.menech, RIar, 48. — 1882.
REVISTA DE VALENCIA.
1." luMO DE l8b2.
LOS BARONES DEL REINO DE VALENCIA.
ESTUDIO HISTÓRICO
POR DON VICENTE NOGUERA AQUAVERA Y DON JOSÉ MARTÍNEZ ALOV,
íucHAS son las opiniones que respecto á la etimología de la palabra
barón se han sustentado, pero pueden lógicamente reducirse á dos
I principales: la que sostiene su procedencia de las lenguas septentrio-
nales, y la que por el contrario, la deriva de los antiguos idiomas pertene-
cientes á las razas que dieron al mundo los primeros destellos de civilización.
Sostienen la primera escritores tan eminentes como Diez, Marca, Burguy,
Madramany y otros no menos ilustres.
Diez, ante la forma ber, que en el siglo XII tuvo en Francia la palabra baro,
sospecha si procede esta del antiguo alto-aleman béran y del ^odo bairav., con-
ducir.
Pedro de Marca {Marc. Hisp., lib. ÍII, cap. VIII, pág. 257), á quien sigue
Madramany en su Tratado de la 7iobleza de la corona de Aragón, considera
que la voz teutónica bliar, que significa hombre, originó la palabra barón , apH-
390 REVISTA DE VALENCIA.
cada en un principio para designar á todas las personas del sexo masculino, y
concretada mas tarde á aquellos que fueron constituidos en una dignidad supe-
rior. Y hasta presiune si la voz barón sustituyó al primitivo baro cuando este
sufrió dicha reducción.
Finalmente, Burguy deriva la palabra que estudiamos de la anglo-sajona
beorn, equivalente también á hombre.
La segunda opinión es la mas corriente y generalizada entre los autores, de
los cuales citaremos algunos para determinar ios puntos mas divergentes de sus
doctrinas.
San Isidoro (Orig., lib. IX, cap. IV), Du Canga (Glos., ioin. I, f. jjo, z:
Baro), Moreno de Vargas, (Nob¿. de Esp., dis. XIII, pág. j^, n. 16), Berganza
(Ahí. de Esp., ¿ib. V, cap. VIH, pág. ¿Ss), el P. Guardiola, Andrés Alciato, Ca-
piblanca, Alberico, Calepino y otros muchos, que seria prolijo eniunerar, hacen
derivar el baro latino directamente del griego baryis, barus, pesado ó grave,
aplicado en la Edad Media á determinadas personas, en el sentido de hombres
de respeto.
Pero Gerónimo Blancas, {Arag. Rer. Com., tit. de Optim. pág. joj), Vidal de
Canyellas, Miguel del Molino, Monlau y otros fíjanse en el vir latino como orí-
gen de aquella palabra, y del ablativo viro deducen las sucesivas corrupciones
varo y baro, que dan lugar á la forma barón de las lenguas castellana, francesa,
inglesa, baró de la catalana, bar de la provenzal y de la alemana, y barone de
la italiana.
De propósito hemos reservado para el último lugar la opinión de Blancas,
por parecemos la mas acertada.
Barcia, en su Diccionario general etimológico de la lengua española, refuta
por completo la doctrina de Diez, haciendo observar que el francés ber fué em-
pleado en la Edad Media como nominativo de barón, cuyo término deriva evi-
dentemente del bajo latin baro, y no del sajón bearn, beorn, ni del frison bern.
No deja de tener visos de probabilidad la etimología de Marca, pues bien
puede el bhar teutónico dar lugar al baro neo-latino, pero debe tenerse pre-
sente que los idioitias septentrionales no han llegado hasta nosotros en su pri-
mitiva pureza, sino adulterados por la lengua del Lacio, que influyó en todos
los pueblos. Y así, el bliar de las razas germánicas, que antes pasó por las
formas ivar y iver, debió provenir indudablemente del ablativo latino viro; de
manera que la palabra baro derivó en unos países directamente de la lengua
LOS BARONES DEL REINO DE VALENCIA. 29 1
de los romanos, y en otras hubo de pasar antes por la forma germánica. Bajo
este concepto , es admisible la opinión de Marca.
No así la de Burguy, que buscando la fuente en el frison bem, criatura, for-
ma el bearn anglo-sajon, niño, y el beorn, hombre, deduciendo de aquí el baro
latino, mediante un desarrollo gradual y ascendente en el valor de la palabra
y unas derivaciones que no reúnen las mayores condiciones fonéticas. Tal vez
fuera aceptable esta ingeniosa etiinología, si no existieran otras mucho mas sen-
cillas y naturales.
Difícil es probar que el barys, barus griego originara nuestro baro de la Edad
Media, porque atendiendo á sus varias significaciones en las distintas épocas
de la historia, dedúcese que dicha palabra fué aplicada y desarrollada por el
pueblo en paises en los cuales ninguna influencia egercia la lengua griega. Este
origen puede concebirse solamente en los vocablos técnicos adoptados por los
sabios, que para la explicación de su ciencia necesitan usar voces nuevas, que for-
man con raices de las lenguas madres.
De estas mismas refutaciones á las anteriores etimologías se desprende que
la susodicha palabra baro procede en todos los casos, mas ó menos directamente
del viro latino; y para mayor abundamiento recordaremos un diploma, que según
Madramany, se halla en el monasterio de Generez, por el cual Guillermo Sán-
chez, Duque de Vasconia, llama á sus magnates Barones ó Virones indistinta-
mente; que la forma faro, corrupción evidente de varo y viro, fué usada en un
principio, segim cita Littré; y finalmente, que su primitiva significación fué la de
hombre ó varón, aplicada con especialidad á los individuos de la raza genná-
nica en el sentido de hombres por excelencia.
Pudiéramos determinar la generación de la palabra baro7i, por medio de las
siguientes acepciones:
Vir. — Hombre.
Varo. — Varón.
Baro. — .Señor.
Barón. — Título honorífico.
II.
A principios de la Edad Media adoptaron el título de barón algiuios de los
principales magnates de Francia; pero desde el siglo VI en adelante hízose
ya peculiar de los príncipes de sangre real y de los señores de vasallos que de-
pendían directamente del rey.
En Alemania se aplicó también el nombre de barojí á los señores de la pri-
2g2 REVISTA DE VALENCIA.
mera nobleza, pero no fué su uso tan general ni referido á personas tan preemi-
nentes, porque el dictado de noble fué siempre allí considerado en mayor estima
por su significación y por su antigüedad.
Los grandes de Inglaterra. lo usaron ya en el año looo, según se desprende
de una carta de Enrique I, en la que establecía que todos sus barcnies le pidieran
licencia para casar á sus hijas.
Bajo el mismo concepto existían aquellos en otros reinos que no enumera-
mos, excepción hecha de la Escocia, en donde Malcom III (siglo XII) creó unos
títulos honoríficos con la denominación peculiar de barones.
Las leyes y costumbres de Francia introdujeron en España la palabra barón
como calificativo de nobleza. Carlos el Hermoso, rey de Francia, escribió una carta
á D. Alfonso de Castilla, haciéndolo barón y rico-hombre de Navarra.
Los principales capitanes que ayudaron á Carlo-Magno y su hijo Ludovico á
la conquista de Cataluña, se denominaron barones, y á su tenor todos los señores
que obtuvieron feudos, con cualquier clase de jurisdicción que fuese, suprema,
media ó ínfima.
En Aragón, por el contrario, solo se denominaron barones los ricos-hom-
bres que obtenían de los reyes, en honor ó feudo honrado, las tierras conquista-
das á los moros, adquiriendo sobre sus vasallos, llamados serviíutis, la suprema
jurisdicción ó potestad absoluta de la vida de los mismos, sin concesión de re-
curso á superior autoridad.
Castilla se sustrajo á la influencia de las costumbres estranjeras, porque su
especial situación en el centro de la península ibérica, rodeada de árabes y pe-
leando con ellos, la incomunicaba del resto de Europa. La nobleza adoptó allí
el dictado de ricos-hombres, y consideraba como estranjero el título de barón.
Así se desprende de la ley lo, tít. 25, Partida 4^, escrita con posterioridad á los
tiempos á que nos referimos, en la cual declaraba el Rey Sabio que "Ricos
"homes son, segund costumbre de España, los que en otras tierras dicen condes
"ó barones.,,
Puede, pues, sentarse, como antecedente necesario para el estudio de los
barones en nuestro reino, que antes de realizarse la conquista del mismo eran
conocidos aquellos en casi todas las monarquías de Europa, pero no como título
especial, sino como dictado de nobleza, cuya significación fué mas ó menos lata
según los distintos tiempos y países.
III.
D. Jaime I. (pie unía á la circunstancia de militar valiente la de hombre de
Estado sagaz y previsor, habla comprendido (¡uc el feudalismo, con las facultades
LOS BARONES DEL REINO DE VALENCIA. 2q3
que le coucedian los fueros aragoneses, era un peligro constante para la monar-
quía y para los vasallos.
En su niñez todavía, vióse ya precisado á vestir una prestada cota para batirse
con los ambiciosos barones, que creian llegado el momento de escalar el trono y
usurpar sus derechos.
Las acciones de guerra mas importantes violas comprometidas por la actitud
de los nobles, siempre dispuestos á censurar la conducta del monarca aragonés,
y descontentos siempre de sus gracias y liberalidades.
Su vida entera habia sido una lu:'.\a constante con sus magnates, pero lucha
estéril, que oprimía su espíritu, que amargaba la satisfacción de sus gloriosas
acciones, que marchitaba en su frente los abundantes laureles de la victoria.
La misma conquista de nuestro reino, halló tantos obstáculos por parte de
los barones aragoneses, que el invencible D. Jaime llegó á desesperar en una
ocasión suprema, y se lanzó contra los muros de Burriana á pecho descubierto
y desembrazado del escudo, para qu? la muerte viniera á sacarle de la situación
angustiosa en que le habian colocado sus nobles desagradecidos.
No era, pues, de esperar que al repartir entre estos nuestra tierra, por virtud
de conquista, les concediera aquella suprema potestad que gozaban en Aragón
y que ya D. Pedro II habia creido necesario cercenar.
La organización social y militar de aquella época hacia necesario el reparto
de las tierras conquistadas y la continuación por lo tanto del feudalismo. D. Jaime
hubo de doblegarse á estas exigencias de los tiempos, pero supo neutralizarlas
por medio de una prudente parquedad eu la concesión de territorios y juris-
dicción.
La ciudad, las villas mas importantes, las poblaciones mas numerosas y de
mejores condiciones climatológicas y estratégicas, quedaron reservadas á la
corona, que estableció sobre ellas la beneficiosa legislación de los Fueros, notable
por su espíritu liberal y perfección relativa.
Los caballeros que con su sangre habian regado nuestra fértil vega, aquellos
que con sus lanzas hicieron la corte á la incansable ÜMiia del rey conquistador,
recibieron sus merecidos premios, adquiriendo la propiedad de dilatados campos,
espaciosos solares y ricas alquerías.
Pero los señores feudales, que seguidos de sus vasallos, desplegado el pendón
y enhiesta la cimera, habian abandonado sus castillos para ausiliar á D. Jaime eu
la temeraria conquista, exigieron naturalmente la concesión de honores y feudos
en los dominios conquistados, según antigua costumbre y pactos que con ante-
rioridad se fonnalizaron.
Estos honores y feudos establecidos sobre villas, castillos y estados ó terri-
torios fronterizos, tomaron el nombre, ya generalizado en aquella época, de baro-
íiias, y los señores que los obtuvieron se denominaron barones, encargados
294 REVISTA DE VALENCIA.
de la defensa de las poblaciones, administración de justicia y percepción de im-
puestos.
Los barones creados por D. Jaime á raiz de la conquista fueron escasos en
número. La tradición constante de la nobleza valenciana asegura que fueron
doce precisamente los que merecieron tal distinción, y viene reconociendo en
ellos desde antiguo una clase aristocrática superior á toda otra nobleza de
nuestro reino.
Tal acotación hecha al número de los barones de la conquista, tiene en
nuestro concepto un fundamento arbitrario y común en la Edad Media á casi
todos los países.
Cataluña afirmaba que su reconquista era debida á Carlo-Magno y su hijo
Ludovico, auxiliados por nueve barones ú señores feudales, que formaron el nú-
cleo de la nobleza catalana.
A su imitación, Mallorca determinó también en nueve el número de los mag-
nates que desembarcaron con D. Jaime I en aquella isla y dieron lugar á las
nueve casas, á las que casi toda la nobleza mallorquína se precia de perte-
necer.
Aragón tenia fijado en doce el número de los ricos-homes de natura, ú sean
los nobles antiquísimos, que gobernaron su territorio en aquel tiempo en que
aun no se habia elegido nuevo príncipe , después de la triste pérdida de Es-
paña.
Y de la misma manera. Valencia fijó también en doce el número de sus pri-
mitivos barones, por mas que historiadores y genealogistas no hayan podido
nunca llegar á un acuerdo en la designación de estas doce baronías.
No parece probable que D. Jaime limitara su voluntad para la concesión de
honores á ese número determinado; estaba en su ánimo reducirlo en lo posible,
y por eso fué en cambio pródigo en el repartimiento de las tierras. Pero el ince-
sante clamoreo de los nobles, que pedían el cumplimiento de los fueros arago-
neses, las exigencias de algunos señores feudales, venidos de extrañas tierras
para auxiliar la conquista, y el recuerdo de promesas otorgadas en momentos
de angustia y abandono, le obligaron á establecer paulatinamente nuevas baro-
nías, que eran otros tantos capítulos de transacción con sus magnates.
No fueron, por tanto, creadas todas las baronías de nuestro reino en el acto
de la conquista, ni se concretaron á doce las concedidas por el invicto rey, pero
fué su número harto reducido, y la distinción bastante superior á toda otra, para
que sus descendientes puedan sin disputa considerarse los primeros nobles del
reino de Valencia.
Fuera temeraria empresa enumerar tales baronías y acotar su número; ma-
chas de ellas se perdieron, recuperando los reyes la jurisdicción de que volunta-
riamente se habían despojado; otras confundieron su nombre con feudos poste-
LOS BARONES DEL REINO DE VALENCIA. 295
riores y de mayor consideración, y otras se enagenaron repetidas veces, disminu-
yendo su importancia hasta el punto de extinguirse su memoria.
Los barones valencianos de creación posterior á la conquista, que se consi-
deraban sucesores de aquellas, han hecho esfuerzos en todos tiempos para de-
mostrarlo y para renovar con sus títulos el antiguo catálogo. Por eso lo vemos
siempre distinto, segim la época en que aparece, el autor que lo consigna, ó el
archivo en que se encuentra.
Don Josef Mariano Ortiz, inteligente y erudito genealogista de la nobleza
valenciana, enriquecia la representación que hizo á favor de D. Pascual Merca-
der de Calatayud (l), con unas curiosas ilustraciones acerca del título de barón,
é intercaló por nota la relación de doce barones creados por D. Jaime I, según
el Real Registro Jacobi siiper diversis de 1234 á 1248. Imprimióse esta repre-
sentación en Madrid en 1788. Y casi al mismo tiempo anotaba el mismo
Ortiz la Disertación histórica de la procesión del Corpus de Valencia con el
catálogo de los barones, referido al mismo Real Registro, pero de tal modo va-
riado, que solo hay conformidad en seis baronías de las doce que se citan.
Esto nos indica claramente el criterio que debemos seguir para su acepta-
ción.
En el proemio é introducción de los fueros de nuestro reino, dictados por
el rey conquistador, se consigna haber escuchado el consejo de once nobles ba-
rones y otras muchas mas personas de preeminencia, como arzobispos, obispos y
prohombres de la ciudad. Fueron estos once barones D. Ramón Folch, D. Pedro
y D. Guillemio de Moneada, D. Ramón Berenguer, D. Ramón de Peralta, Don
Pedro Fernandez de Albarracin, D. Pedro Cornel, D. García Romeu, D. Ximeiio
D'orrea, D. Artal de Luna y D. Gimeno Pérez.
Todos poseían sus baronías ó feudos en Aragón y Cataluña, pero la mayor
parte de ellos consiguieron nuevos estados en Valencia, viniendo á ser los pri-
meros barones de nuestro reino.
Don Guillermo de Moneada, biznieto de Pedro II, adquirió la baronía sobre
el castillo y villa de Nules.
Don Pedro Fernandez, señor de Albarracin, la adquirió sobre el castillo y vi-
lla de Chelva.
Don Pedro Cornel, rico-hombre de naturaleza, sobre el castillo de Yillamar-
chante.
Don Artal de Luna, perteneciente á la rama Ferrench, de la poderosa casa
aragonesa de Luna, condecorado también con la rica-hombría, fué eregido barón
de los castillos de Paterna y Manises.
(1) Nos ha facilit.ido un ejemplar de este cuaderno, nuestro buen amigo D. José E. Serrano,
á quien damos desde aquí las gracias.
2q6 revista de valencia.
Y D. Ximeno Pérez Tarazona, mesnadero, lugar-teniente del rey en Va-
lencia, fué creado por el mismo barón de Árenos, á pesar de que los fueros ara-
goneses limitaban la concesión de baronías á los ricos-hombres de naturaleza.
Mas tarde se le dio posesión del estado y castillo de Andilla.
Si alguna vez pudo adolecer D. Jaime de favoritismo, fué sin duda con este
caballero, cuyas desusadas recompensas disgustaron seriamente á la aristocracia
de Aragón. Su nombre, sin embargo, aparece el último en el proemio de los
fueros, porque los demás barones jamás se hubieron dejado posponer de quien
no lo era por natura.
De otros consta también la concesión de estados en nuestro reino á raiz de
su conquista. D. Cauterio, caballero romano, obtuvo las baronías de Torres-
Torres y Serra.
D. Juan González de Heredia, descendiente de los ocho caballeros Here-
dias que sacrificaron sus vidas socorriendo á Pedro II contra Morell, obtuvo la
del castillo y villa de Asuevar.
D. Berenguer de Entenza, pariente del rey, rico-hombre aragonés, la de
Chiva y Pedralva.
D. Rodrigo de Lizana, señor de Lizana, que en un tiempo se defendiera con-
tra D. Jaime, hasta que este tomó por asalto su castillo y villa, reconciliiindose
después, obtuvo las baronías de Montroy, Buñol y Macastre.
El infante D. Fernando la del castillo y villa de Liria.
D. Ximeno de Tovía, que tanto se habia distinguido en la conquista de
Játiva, de cuyo castillo fué posteriormente alcaide, obtuvo la baronía de Mont-
serrat.
En Carroz, noble sajón que puso al servicio de D. Jaime una poderosa
nave para la expedición de Mallorca, obtuvo la del castillo y villa de Rebollet.
D. Raimundo de RocafuU, pariente del rey y descendiente de los antiguos
señores de Montpeller, obtuvo la del castillo y honor de Corvera.
D. Pedro Sanz, notario y repostero mayor del rey, la del castillo y estado
de Montornés.
Diego de Crespí, procedente de Gerona, la del lugar de Sumacárcel.
Sancho de Pina, infanzón de Jaca, la de Benidoleig.
Y así algiuios otros, que es aventurado determinar.
Hora es ya que examinemos los derechos concedidos por D. Jaiuie I á los
barones valencianos.
Hemos indicado ijue este rey valeroso, p^ro pru<lente, tuvo necesidad de
LOS BARONES DEL REINO DE VALENCIA.
297
transigir con sus nobles, evitando tal vez un conflicto sangriento, y concederles
determinadas baronías, á las cuales no alcanzasen las disposiciones generales de
los fueros.
Sacrificóse, pues, de un modo considerable el espíritu de estos, que tendía á
centralizar la jurisdicción, pero no por ello dejaron de acotarse los derechos que
habían de ejercer los barones en sus hotiores respectivos.
Bajo tres puntos de vista debemos estudiar tales derechos: como propieta-
rios, como señores territoriales y como señores jurisdiccionales.
Como propietarios, tuvieron autorización para enagenarlos, bien por medio
de venta, donación, cambio ú otro cualquier contrato; para disponer de ellos
en testamento, tuvieren ó no hijos, y legarlos á un noble, caballero ó burgués, y
para desmembrarlos hasta lo infinito, cediendo cada una de las porciones á
cambio de cargos ó servicios, con tal que no cambiaran su posición respecto
al soberano, esto es, que reconociesen siempre haberlos en feudo honrado por
este y no por oiro señor ó príncipe.
Como señores territoriales podían transferir á sus vasallos el dominio útil
de solares para levantar edificios y de tierras para el cultivo, reservándose el
directo sobre el suelo con todos aquellos servicios, impuestos y condiciones que
hubiesen tenido á bien establecer en los fueros y cartas de población y encar-
tamientos.
Sin necesidad de pacto, tenían sobre los dueños útiles los derechos de auto-
ridad, fadiga y husmo.
La autoridad é postal consistía en el derecho de adquirir nuevamente las
tierras dadas en feudo alodial; si el dueño directo lo reclamaba para hacer cons-
tar su soberanía, debía devolverio á los diez dias, pero sí mediaba cuestión con
su vasallo, podia retenerlo hasta la terminación del litigio.
La fadiga era el derecho del barón á adquirir la finca por el precio mismo á
que se vendía. Podia usarse dentro del plazo de treinta dias, ú contar desde el
de la denuncia ó noticia.
Y el luisino era un tributo dado al barón en las ventas y enagenacíones
de las fincas enfitéuticas por su reconocimiento y por la nueva investidura que
adquiría el comprador. Consistía en la décima parte del precio.
Pero estas disposiciones eran tan solo aplicables en el caso de no existir
pactos sobre los mismos, caso poco frecuente, porque cada barón, al posesio-
narse de su territorio, dictaba sus fueros especiales, de acuerdo con los nuevos
moradores.
Los barones, como señores jurisdiccionales, tenían la consideración de prín-
cipes en sus territorios, si bien reconociendo que su autoridad era delegada por
el rey.
Fueron j)or tanto revestidos del importante derecho de jurisdicción sobre sus
298 REVISTA DE VALENCU.
vasallos, pero no sin graneles restricciones impuestas por D. Jaime I, cuya polí-
tica se elevaba muchos siglos sobre su época.
Conocían, pues, los barones todos los litigios, aun cuando se tratara de
viñas, casas ó campos poseídos en alodio, con tal que estuvieran comprendidos
en el territorio del señorío. Pero se reservaba á los vasallos el derecho de apela-
ción para ante el Justicia de Valencia, derecho jamás reconocido por los fueros
aragoneses, y que raras veces llegó al terreno de la práctica en nuestro reino.
En el derecho criminal fué todavía mas adelante el rey conquistador, y se
reservó la justicia de sangre ó justicia personal, declarando que esta es del im-
perio y que el príncipe no puede cederla á quien quiera que sea. De esta manera
quedaron los barones imposibilitados de castigar á sus vasallos con penas corpo-
rales, y de repetir, por consiguiente, en nuestro reino los frecuentes abusos que
en otros países hicieron odioso el feudalismo.
En realidad, pues, carecieron los primitivos barones del mero imperio, y aun
el mixto fué muy restringido en la parte criminal.
Estas disposiciones imprimieron á nuestros fueros el carácter popular que en
todos tiempos han tenido, y explican satisfactoriamente la resistencia que á su
aceptación opuso la nobleza de Aragón, cuyos ricos-hombres estaban acostum-
brados á disponer libremente del honor, de la vida y de los bienes de sus feuda-
tarios.
El establecimiento de los feudos basaba esencialmente en la defensa de las
fronteras, encargadas á los barones, que no dejaron de cumplir su cometido, siquier
tan solo fuere por el propio interés de conservar sus castillos y lugares. Podían
de consiguiente exigir de sus vasallos los servicios personales, organizarlos mili-
tarmente y conducirlos al campo de batalla, no solamente dentro del territorio,
sino á donde quiera que llevasen su pendón, movidos por los intereses parti-
culares ó la defensa de la monarquía.
Correspondía á los barones el nombramiento de los cargos judiciales y ad-
ministrativos, como bailes, justicias, capitulares, escribanos, etc., en quienes de-
legaban parte de su jurisdicción para que en su nombre la egerciesen. Y lleva-
ban á las Cortes del Reino la voz de sus castillos, villas y lugares, formando
parte del estamento militar, para la consolidación de sus preeminencias y la re-
presentación de sus vasallos.
Todos estos derechos pertenecían al fuero privativo.
Su adquisición era tan solo legítima mediante título escrito, según el
Fuero 10, defeudis, que prevenía su nulidad si donchs á ell otorgat de nos
specialment ó espressa ab carta.
Temeroso D. Jaime de que las atrevidas limitaciones que imponía al feuda-
lismo en nuestra tierra, fueran algún dia barrenadas por la censurable benigni-
dad de sus sucesores, dispuso, finalmente, que nengnn privilegi que de vos, ve
LOS BARONES DEL REIXO DE VALENCIA.
299
deis nostres será donaí, contra aquest nostre stabliment perdurable, nengima va-
lor, ne fermetat ?io Jiaja.
Tales son los rasgos mas característicos que hemos hallado para formar una
¡dea de lo que fueron las baronías del reino en tiempo del rey conquistador. En
posteriores capítulos examinaremos las vicisitudes que sufrieron con el transcurso
de los tiempos, y este estudio deberá conducirnos á determinar su situación en
las distintas categorías de nuestra nobleza oficial ó titulada.
CANT DE GERMANO.
^rLLS el" en Jaume: Catalans,
Mallorquins y Valencians:
Bebém tots com bons germans.
Filis d' en Jaume: Catalans.
Mallorquins y Valencians;
Bebém tots com bons germans.
Tots plegats, soni la filiada
D' aquell Rey sense parell,
Ou" en sa espasa may cansada
No hi deixá sortir rovell;
D' aquell Rey qu omplí sa empresa
De son cor ab I' ardidesa,
De sa ploma ab la sabiesa
Y ab la Uuní de son consell.
D' allavors, bermellejaren
Barrejats nostres penons,
Y les fites s' axamplaren
Deis realmes campanyons;
D' allavors, si' n fem memoria,
Compartim 1' antiga gloria:
Si germans som per 1" historia,
Per la Uen^ua som bessons
Filis d' en Jaume: Catalans,
Mallorquins y Valencians: v
Bebém tots com bons germans.
Filis d' en Jaume: Catalans,
Mallorquins y Valencians:
Bebém tots com bons germans.
Eli, Mallorca la sultana,
Eli, Valencia la Ueal,
Relligá á la llur germana
Del Montseny y del Puigmal;
Y á sa llengua, que hi brotava
Tan bon punt ell hi arribava,
Per batetx y regó y sava
Li dona sa sanch real.
Mes, si '1 temps d' aquell gran Pare
Es de doldre y d" anyorar,
D' aquests temps que corren ara
Xo n' hem pas de renegar:
Que, germans en pau y en guerra,
Ara 'ns Higa ab bras de ferré
Lo vapor per sobre térra,
Quasi '1 Uamp per sota mar.
CANT DE GERMANO.
3oi
Filis d' en Jaume: Catalans,
Mallorquins y Valencians:
Bebém tots com bons "erinaus.
La ruina ja á la vora....
Patria, patria, quan sia hora
Fins la sanch te donarcm!
Un sol crit de renaxensa
Nostres cors ha somogut;
Bullent d' ánima y de pensa
S' ha enardit la joventut;
Noms perduts de reys y sabis
Han tornat á nostres llabis;
Y 'I ilengnatje sant deis avis
Com un riu ha rexunííut.
Filis d' en Jaume: Catalans,
¡Mallorquins y Valencians:
Bebém tots com bons germans.
Filis d' en Jaume: Catalans,
Mallorquins y Valencians:
Bebém tots com bons germans.
Lo temps nou nos agermana
Tant y mes que '1 temps passat;
Ab sa forsa sobrehumana
Nostra sava ha renovat:
Y á sa veu, qu 'ns crida clara.
Que som filis tots d' una mare,
Nostre cor respon encara:
Renaxensa es germandat!
Com tres branques d' una soca.
Una patria tots formem;
Com les moisés á la roca,
L' amor nostre hi aferrem:
Y plorem avuy quan plora
Monc5tir de Poblct. 18 de Maig de 1882.
Filis d' en Jaume: Catalans,
Mallorquins y Valencians:
Bebém tots com bons germans.
Francesch Matheu.
EL POETA GASPAR AGUILAR
FUE TAMBIÉN MÚSICO?
sTA pregunta causará gran extrañeza á todos los que hayan leido el
i excelente estudio bio-bibliográfico del Sr. D. Luis María Arigo, pu-
I blicado en la Revista de Valencia, correspondiente al l ." de Febrero
del corriente año.
En dicho estudio (pág. lOO) se considera á Aguilar como filósofo y huma-
nista, músico y poeta; y mas adelante (pág. l lo), dice textualmente el Sr. Arigo:
"Por último, el arte musical debe también á Gaspar de Aguilar la enmienda y
corrección de unos Principios de Canto llano, con otras muchas reglas para
perfectamente cantar, libro en S.°, dividido en 26 capítulos, y dirigido al Muy
Ilustre Sr. D. Pedro Manrique, Obispo de Ciudad-Rodrigo y capellán mayor de
la capilla de los Reyes nuevos de la santa Iglesia de Toledo.,,
Tan rotundas afirmaciones no pudieron menos de hacerme abrir tanto ojo,
como suele decirse vulgarmente; porque ocupado yo hace muchos años en alle-
gar elementos para mis estudios histórico-musicales, y no hallando entre mis
apuntes biográficos noticia alguna que me diera á conocer al insigne vate valen-
ciano como cultivador del arte de la música, era para mí una verdadera sor-
presa y vm grandísimo placer, el de poder incluir en mi catálogo de músicos
españoles el nombre del célebre autor de El Mercader amatite.
Desgraciadamente, la duda vino enseguida á apoderarse de mi espíritu, al
considerar que la única prueba que dá el Sr. Arigo de que Aguilar era músico,
es la cita del libro que dejo atrás copiada, y esta, no solo no me parece bastante
fehaciente, sino que, al contrario, la creo negativa.
Por los términos en que el Sr. Arigo dá cuenta del tal libro, parece que no
lo ha visto y que ha tomado la noticia de la papeleta de D. Bartolomé José
Gallardo, publicada por los Sres. Zarco del Valle y Sancho Rayón, en el
tomo 1.0 de su Ensayo; pero yo, que tuve el gusto de verlo y estudiarlo hace
EL POETA GASPAR DE AGUILAR. 3o3
ya mucho tiempo en la Biblioteca Colombina, donde se halla en im tomo de
misceláneas, en 8.°, registrado G. 87. 29., daré aquí su portada, la cual, encabe-
zada por una estampeta que representa un santo obispo, dice así:
(£ "■Arte de principios \ de canto llaiio: nuetimnente etnendado y \ corregido
por Gaspar de Agiiilar. Con \ otras viiicJias reglas necesarias para per \ fecta-
mente cantar. Dirigido al muy illu- \ stre señor el señor don Pedro manriqne j
Obispo de Ciudad rodrigo y Capellán \ ?nayor de la capilla de los reyes nueiios
de I la sancta yglesia de Toledo.,,
En 8.°, letra gótica, sin lugar ni año, 16 hojas sin foliación, en dos cuader-
nos con las signaturas a-b, á 23 y 24 renglones por página, en papel con la fili-
grana de la mano abierta y una estrella sobre el dedo corazón.
Dedicatoria, en que el autor dice, entre otras cosas: " Vuestra illustre señoría
¡tallará en breiie voluniine copilado lo que por nmcJios libros está esparcido.,.
La obra consta de 26 cortos capítulos (sin notas de música) y concluye el
verso de la última hoja con estas palabras: "7 suplico entienden y corrijan los
defectos y errores de lo que por mi industria y trabajo copilé: y do tmtchas
gracias á nuestro señor á cuyo honor y reuerencia y alaban ga se ordeno. Qiti
viiiit et regttat per cuítela seculorum sécula. Amen. — (E Deo gratias.,.
Como se vé, las señas principales de este libro concuerdan con las del que
cita el Sr. Arigo, debiendo, por lo tanto, suponerse que ambos son uno mis-
mo, mientras el Sr. Arigo no pruebe lo contrario. En esta inteligencia, voy á
hacer algunas observaciones.
La primera que se me ocurre, es referente al nombre del autor, la cual no
tengo noticia de que haya sido hecha por nadie antes de ahora, y que consiste
solo en la preposición de, colocada entre el nombre y el apellido de nuestro
poeta.
Lope de Vega, amigo suyo, no le nombraba con tal preposición. Simplemente
Gaspar Agtiilar, dice en la epístola á Rioja, citada por el Sr. Arigo, y tam-
bién en el Latir el de Apolo. Otros autores coetáneos suyos tampoco lo citan con
la tal preposición. Pero ¿qué mas? él mismo, en la Academia de los Noctitrjtos, y
en sus libros de las Fiestas de San Luis Beltran y de la Expulsión de los tnoros
se firma Gaspar Agtiilar sin el consabido de, y lo mismo se nota en las pri-
meras ediciones de sus comedias. Finalmente, en la partida de bautismo, feliz-
mente encontrada por el Sr. Arigo (y que yo también creo sea la verdadera
de nuestro poeta), se nombra al padre de este Miguel Ángel Aguilar, sin de.
Algunos biógrafos modernos, entre los cuales figura Nicolás Antonio, y al-
gimos colectores é impresores de época posterior ya lo citan con la preposición
susodicha; pero en esto, me parece que debemos atenernos al uso del mismo
autor, y de sus contemporáneos y amigos personales.
Esta, que parece una observación baladí, es, sin embargo, de cierta impor-
304 REVISTA DE VALENCIA.
tancia para la biografía de nuestro poeta y para el objeto que me propongo res-
pecto al citado libro de música.
El autor de este se dice Gaspar de Aguilar; y como la coincidencia de nom-
bre y apellido, es precisamente la que, en mi concepto, ha hecho al Sr. Arigo
caer en el error de atribuir tal obra al poeta, por esto hago notar el uso de la
referida preposición en épocas posteriores á la vida del vate valenciano, y no
antes, con relación al mismo, salvo alguna excepción.
El error del Sr. Arigo es, sin embargo, muy disculpable en cualquiera que
no se ocupe asiduamente en trabajos biográficos; porque á veces se tropieza con
algunas coincidencias tan extrañas, que marean al mas práctico investigador,
sobre todo cuando se hallan dos sugetos de iguales nombres y apellidos. A pro-
pósito de esto, se me viene á la memoria el hecho de que uno de los mejores
<')rganos existentes en la Catedral de Toledo, fué construido en el siglo XVI
por un organero llamado Gonzalo Fernandez de Córdova, quien no hay nece-
sidad de decir que no era el Gran Capitán.
Respecto á las fechas del nacimiento y muerte de nuestro poeta, nada puede
afirmarse todavía, pero no cabe duda alguna en que floreció durante los últimos
años del siglo XVI y mas particularmente en los primeros del XVII. La Aca-
demia de los Nocturnos, fué fundada en 1591 por hombres que decían hallarse
en el verano de su juventud. Esta frase es muy elástica y puede dar motivo á
diferentes interpretaciones; pero si se toma en cuenta que entre los fundadores y
los adheridos inmediatamente se contaban el canónigo Tárrega, el capitán Rei
de Artieda, D. Guillem de Castro y otros sugetos decorados con títulos de Doc-
tor, Maestro ó Licenciado, de muchos de los cuales se sabe que nacieron en el
tercer cuarto del siglo XVI, podremos considerar que la frase verano de la
juventud sea equivalente á edad viril, y que por lo tanto, la de los académicos
nocturnos andaría entre los 25 y 50 años próximamente, aunque entre aquellos
figurara alguno como Guillen de Castro, que á la sazón contaba 22.
El erudito La Barrera calcula que Aguilar hubo de nacer por los años de
1568. El Sr. Arigo, en su reciente descubrimiento de la partida bautismal, lo
considera nacido en 1561, fecha que se relaciona bien con la fundación de la
Academia de los Nocturnos, en cuya época Aguilar podía contar unos 3o años,
hallándose por consiguiente en el verano de su juventud ó sea en su edad viril.
El mismo La Barrera afirma que murió el año i623, de edad ya provecta; de
modo que, ya se tome ó no como auténtica la partida de bautismo descubierta
por el Sr. Arigo, siempre viene á sacarse la conclusión de que Aguilar alcanzó
próximamente la edad de 55 á 62 años, habiendo nacido en la segunda mitad
del siglo XVI.
Veamos ahora cuándo se publicó el Arte de principios de canto llaiw, que el
Sr. Arigo atribuye á nuestro poeta.
EL POETA GASPAR AGUILAfe. 305
El tal librejo, por todas las señas que dejo atrás apuntadas, demuestra que
fué impreso en la primera mitad del siglo XVI, y aunque no tiene fecha, tam-
poco la necesita, pues su dedicatoria á D. Pedro Manrique, Obispo de Ciudad-
Rodrigo nos la declara con bastante aproximación.
Este D. Pedro Manrique fué obispo de la referida diócesis desde el año 1585
hasta el 20 de Diciembre de 1538, en que el Papa Paulo III le dio el Capelo
cardenalicio, yéndose luego D. Pedro á Roma, donde murió de la peste en
1589, sin que antes ni después de él se haya conocido en Ciudad-Rodrigo otro
obispo que se llamara Pedro Manrique.
Por lo tanto, el libro en cuestión puede afirmarse que fué impreso entre los
años de 1585 y 1588, cuando aun no Jiabia nacido el poeta Gaspar Aguilar.
Para negar esta verdad evidente, seria necesario forzar mucho la máquina
del entendimiento; porque si al poeta valenciano se le quisiera hacer autor de
un libro publicado, lo mas tarde el año 1588, habria que considerarle á la sazón
de una edad, al menos, de 18 años, y, por consecuencia, nacido el año 1520.
Partiendo de esta hipótesis, resultarla que cuando cooperó á la fundación
de la Academia de los Nocturnos, tendría sobre 70 años; edad que no se puede
llamar verano de la juventud, sino mas bien otoño de la vejez; y si recordamos
aquellos versos suyos, publicados en 1610, donde, lamentándose de su de sgra
cia, dice:
"Luego me vi anegado y consumido
En el profundo mar de mis engaños,
Cuyas hinchadas olas me han traido
A que padezca daño y cause daños;
Y dellas acosado y perseguido.
Quedo en mis verdes y floridos años.
Como la verde planta á quien despojas
De sus tempranas verdinegras hojas.,,
¡Buena verdura y bonitas flores las de un poeta nonagenario!.... Finalmente,
habria que conceder que su edad pasaba de los cien años, cuando compuso la
Fábula de Endhniony la Luna, cuyas primeras quintillas dicen:
"Del amor loco atrevido Los llantos no suspendiera,
El caso mas señalado Por no suspender los mios.
Canto y lloro enternecido: Tú, bella Nise gentil.
Canto, por ser escuchado; Pues tienes tales despojos
Lloro, por ser entendido. En tu frente de marfil.
Para engrandecer mi canto Que el abrir tus bellos ojos
De la suerte que deseo, Sirve á la tierra de Abril,
Holgara que el cielo santo Con tu hermoso resplandor
En todo me hiciera Orfeo, Cierra estos mis ojos luego,
Sino en suspender el llanto. Y á falta de otro primor.
Piedras, árboles y rios, Podré cantar como ciego
Como Orfeo á mí trujera ' Este milagro de Amor.,,
Solo por mis desvarios, , , . ,
S')
3o6 REVISTA DE VALENCIA.
¿Se escribe así con ua siglo á cuestas?.... Pero dejémonos de absurdas supo-
siciones, y comparemos solamente el lengiiaje del libro de canto llano con el
que usaba el poeta Aguilar, y veremos que es absolutamente imposible que
ambos sean producto de un mismo ingenio, ni aun de una misma época.
¿Pero quién es el Gaspar de Aguilar, autor del libro de canto llano?.... Lo
ignoro. Únicamente puedo decir, con pleno conocimiento, que el tal libro es una
rapsodia ó plagio de escasísimo valor artístico y menor aun literario, libro de
pane qiicerendo, escrito al parecer por algún cantor de los muchos que aturdían
las iglesias, y hacían rechinar las prensas españolas, publicando de continuo arte-
cillas semejantes, de que se hacia gran consumo en catedrales, seminarios, cole-
gios y conventos.
Creo, pues, que se haría manifiesto agravio al insigne vate del Túria, atribu-
yéndole la paternidad, ni aun la corrección del expresado libro, el cual mas le
acreditaría de plagiario vulgar que de músico distinguido.
Ahora bien; si en este libro se funda únicamente el Sr. Arigo para decir que
el poeta Aguilar era también músico, me parece haber demostrado que no es
sólido el fundamento. Pero sí el Sr. Arigo tiene otras pruebas mas fehacientes,
yo me alegraría mucho de que las hiciera públicas, porque redundarían en honra
del poeta, y entonces su nombre podría figurar también en la historia musical al
lado de Juan del Encina, D. Luis Milán, Vicente Espinel, Gregorio Silvestre
y otros grandes ingenios españoles, que brillaron al par en la poesía y en la
música.
Francisco Asenjo Barbieri.
EL ROBO DEL COPÓN DE SANTO DOMINGO.
Sr.... V. DE B,
uv Sr. mió: No tengo el gusto de adivinar quién podrá ser la persona
que usa tales iniciales, si bien vislumbro en ellas á un valenciano
amante de las cosas de esta ciudad y afecto á la literatura, según he
colegido del curioso romance que vi inserto en el número IV de esta Revista,
sección de Hojas sueltas, del robo del Copón de Santo Domingo, suceso que,
por cierto, dio lugar á que se escribieran, por autores valencianos y forasteros,
varias composiciones, publicadas unas, inéditas todavía otras, y que forman cu
conjunto un expontáneo certamen. Sin otro objeto, pues, por mi parte que el
mismo que V. se propuso al dar á conocer aquel interesante romance, aumen-
tando al propio tiempo el extenso catálogo de nuestros escritores, y como testi-
monio también de la simpatía que me inspira su afición á rebuscar papeles y
noticias antiguas, me tomo la libertad de dedicarle estos cuantos renglones, ofre-
ciéndome con este motivo de V. amigo y servidor
O. B. S. M.
J. Vives Ciscar.
El martes l6 de Diciembre de 1698 fué un dia de verdadero luto para Va-
lencia. Una mano sacrilega habia robado de la capilla de Nuestra Señora del
Rosario, del convento de Santo Domingo, el globo de oro que contenia algimas
sagradas formas: los frailes, sin perder minuto, participaron tan criminal suceso
al Virey de este reino Don Alonso Pérez de Guzman, quien á su vez lo trasmi-
tió por medio de un rápido correo al rey Carlos II, é inmediatamente acudió al
Cabildo metropolitano, para que este informara al Arzobispo D. Fray Tomás
de Rocaberti, que á la sazón se hallaba en la Corte egerciendo el importante
308 REVISTA DE VALENCIA.
cargo de Inquisidor general de España. Al propio tiempo celebró un consejo
con los canónigos, al que fué llamado D. Juan Castellví y Coloma, Gobernador
que era á la sazón de Valencia, hijo de una de las mas nobles familias de la ciu-
dad, y que junto con su hermano el célebre marqués de Villatorcas, habia sido
menino de Carlos II, en cuya Corte adquirieron ambos una vasta y sólida
instniccion, siendo cultivadores entusiastas de las letras y de las musas.
Reunidas tan respetables autoridades, y después de condenar el sacrilego
crimen, tomaron las siguientes medidas, con el objeto de descubrir á sus autores:
Primera: cerrar las puertas de la ciudad, no perinitiendo la salida á nadie mas
que á las autoridades ó sus delegados. Segunda: prohibir que ninguna de las
naves abandonase el Grao sin que antes fuesen registradas por los ministros de
justicia. Tercera: visitar las casas de gentes de mal vivir y enviar patrullas de
ministriles por los caminos cercanos á la ciudad, para que detuvieran á toda
persona sospechosa. Cuarta y última: ofrecer un premio de mil libras valencia-
nas al que denunciase al autor del delito.
La iglesia en tanto, especialmente los Padres dominicos, no cesaron de diri-
gir preces al Altísimo para que permitiera la recuperación de los objetos sus-
traídos. El Virey llamó á su palacio al notario Juan Bautista Dayá ó Daza, uno
de los ministros de justicia que mas se distinguian por su perspicacia y talento
especial para descubrir á los autores de los hurtos y fechorías, que por aquel
entonces se ejecutaban en la ciudad, á quien encomendó con especial cuidado
la práctica de aquellas diligencias mas oportunas, á fin de que la justicia no
quedase burlada. Encaminóse el activo ministro á las tiendas y talleres de los
orfebres valencianos, por si alguno les habia llevado á vender el objeto ó frag-
mentos del mismo, encontrando un platero que le dijo se habia presentado en
su casa cierto forastero, quien le enseñó un globo de oro para su venta, ale-
gando ser encargo del cura de su pueblo, que se desprendía de él por necesidades
urgentes en la parroquia, y habiéndole ofrecido treinta reales de plata valencia-
nos, no quiso venderlo por tan reducido precio. Adquiridas que fueron las se-
ñas del que se presiunia autor del robo, comenzó el notario sus pesquisas, dando
por resultado aquella misma noche la prisión de un catalán llamado Juan, á
quien se encerró en las torres de Serranos, y sobre el cual recalan vivísimas
sospechas. Dayá en tanto averiguaba haber entrado el catalán en esta ciudad
junto con un aragonés, que por asuntos de comercio habia venido, y valiéndose
de su nombre, tuvo repetidas conferencias con el preso, que duraron martes y
miércoles, y después de haber roto el obstinado silencio en que se encerró, pudo
conseguir se confesase autor del delito y dijese el sitio donde escondió el globo,
en vista de la imposibilidad de venderlo, por el efecto causado en Valencia, y
las activas pesquisas déla justicia.
En la madrugada del jueves l8, pasó el susodicho notario, juntamente con
EL ROBO DEL COPÓN DE SANTO DOMINGO. SOQ
el alcaide de Serranos, á practicar un reconocimiento en el huerto del convento
de Capuchinos, extramuros de la ciudad, donde encontraron en el hueco del
tronco de un olivo (que por mas señ¿is plantó el Patriarca de Antioquía y Arzo-
bispo de Valencia D. Juan de Rivera,) el globo robado, con algunos, aunque me-
nudos fragmentos, de las sagradas fonnas. Con la rapidez del rayo tuvo Valencia
conocimiento del suceso, llenándose de alborozo el pecho de sus católicos habi-
tantes; y todos á porfía quisieron acompañar á las autoridades al lugar del
hallazgo, sin que lo impidiera la abundante lluvia que constantemente caia desde
el martes, ni los barrizales del trayecto. El Virey, el Gobernador, la primera no-
bleza, unos montados á caballo, otros á pié y con luces encendidas, seguidos de
gran acompañamiento, y finalmente, una lujosa carroza (cuyas muías se
desbocaron, aunque fueron inmediatamente detenidas, por las detonaciones de
arcabuces y mosquetes que disparaba el alborozado pueblo,) en la cual iba el
preste D. Antonio Grau, se dirigieron procesionalmente á Sto. Domingo, donde
entregaron el globo; con motivo de tan feliz suceso, hubo en la Iglesia Ca-
tedral, conventos y parroquias solemnes funciones de desagravio durante
algunos dias, en las que los PP. Escuder, Marina y otros famosos oradores to-
maron parte, predicando notabilísimos sermones , irnos que existen impresos y
otros que nos son desconocidos.
Así que llegó á Madrid el aviso que á Carlos II y al Arzobispo de Va-
lencia enviaron respectivamente el Virey y cabildo, acordaron venir, para que
de este modo se conocieran los sentimientos del monarca y no quedara impune
tan censurable crimen, pero no hubo necesidad del viaje por haberse recibido in-
mediatamente la noticia del descubrimiento de su autor y hallazgo del copón.
El Rey publicó una cédula en la que felicitaba cordialmente á las autorida-
des por su celo y diligencia, encargándoles castigasen con mano fuerte al sacri-
lego ladrón, lo cual tuvo lugar después de sustanciarse una breve cuanto rápida
causa, en la que se le sentenció á la horca, pena que se le impuso, al mes escaso
del hecho, en la plaza del Mercado, á cuyo espectáculo concurrió una muche-
dumbre inmensa de habitantes de la ciudad y pueblos vecinos.
Ante la serie de extrañas circunstancias que rodearon el crimen, calificadas
de milagrosas por la piedad de los hijos de Valencia, no permanecieron indife-
rentes sus poetas, y con la mayor expontaneidad escribieron sobre el suceso una
colección de composiciones en lengua castellana ó valenciana, cuya mayoría su-
ponemos obra en estos momentos en nuestro poder (l), entre las que deben ha-
llarse muchas inéditas, fundándonos para ello en estar sus originales manuscri-
(l) En un curioso volumen en 4.°, de Varios, formado por Ortí, y cuyo conocimiento lo debe-
mos á nuestro especial amigo el E.xcrao. Sr. Conde de Trígona, que galantemente nos lo ha faci-
litado.
3lO RE\aSTA DE VALENCIA.
tos de distintas letras y haberse colocado el nombre del autor con letra autó-
grafa de D. José Ortí y Moles, poeta y fomentador entusiasta de las Academias
que se establecieron en nuestra ciudad á finales del siglo XVII y principios
delXVin(l).
Los nombres que figuran en las veinticuatro composiciones coleccionadas,
cinco de ellas impresas y las restantes manuscritas, son de los siguientes autores:
del P. Tafalla , capuchino profeso, unas décimas sério-jocosas (2); del canónigo
D. Vicente Noguera, un soneto; del jesuita P. Ordines, unas décimas, que luego
insertaremos, circuladas clandestinamente por Valencia; del gobernador D. Juan
de Castellví y Coloma, dos romances dedicados al virey y un soneto en italiano;
de D. Vicente Torres, unas elegantes octavas reales (3); de D. Tomás Soler, un
romance endecasílabo (4); de D. José Ortí y Moles, un romance heroico, tres
(1) Nuestro querido amigo D. José E. Serrano, publicó en el núm. X del tomo 1,° de la pre-
sente Revista un curioso articulo referente á las Academias que existieron en Valencia durante el
siglo XVII, adelantando algunas ligeras noticias de la que se fundó en 1703, y como una curiosi-
dad podemos añadir aquí las noticias que sobre la misma hemos adquirido. La componían los si-
guientes cultivadores de las Musas: Sr. Conde de Villafranqueza, D. Miguel Cátala, D. Antonio
Escrivá de Ixar, D. Galceran de Mercader y Cervellon, D. Vicente Zapata de Calatayut, D. Josef
Carroz, D. Josef Mercader, Sr. Conde de Cervellon y de Bufiol, y D. Josef Ortí y Moles. El pri-
mer torneo literario se celebró el 7 de Marzo del indicado año 1703, siendo jueces T). Juan Per-
tusa y Bonastre, caballero del hábito de Montesa, el Conde de Casal y D. Miguel Moscarell del
hábito de San Juan, habiéndose premiado á D. Vicente Zapata por el mejor mote que decia:
Pintase un corazón abrasándose.
MOTE.
Desde que me abraso, vivo,
y defiendo hasta morir,
que solo amar es vivir.
Como mejor torneante, á D. Antonio Escrivá de Ixar, que pintó un castillo con ventanas y
puertas cerradas y bajo el siguiente mote;
En él se encierra la Idea.
Finalmente, como mas galán, lo fué el conde de Villafranqueza, que pintó un rayo con los si-
guientes versos;
Abrasa, pero no hiere,
que abrir bocas al dolor,
fuera desayrar mi amor.
Los desastrosos sucesos ocurridos en Valencia durante la guerra de sucesión, impidieron flore-
ciera mucho esta Academia, que se disolvió á los dos años escasos de fundada. ,
(2) Al Sacrilego Hurto y Feliz Hallazgo de Christo Sacramentado. — Al final se lee: Véndese en
Casa Yusepe Parra, Librero, enfrente el Micalete de la Seo. Dos hoj. en 4.° sin fol.
(3) Al Sacrilego Robo del Santissimo Sacramento, hurtado del Real Convento de Predicadores,
y hallazgo en el Huerto de Capuchinos día de la Expectación, en el tronco de un Olivo. — Cuatro
hoj. en 4.° sin año ni sitio de impresión.
(4) Al mas Sacrilego Robo, dichosamente hallado en el hueco Tronco de vn Olivo; lugar donde
algunos años fabricaron las abejas vn panal, y en el del Suseso, no han continuado. Persona que deve
ser obedecida en las insinuaciones por respetos de la debida atención, mandó se escriviese el si-
guiente.— Dos hoj. en 4." sin pie de imprenta ni año.
EL ROBO DEL COPÓN DE SANTO DOMINGO.
3il
sonetos en castellano y otro en valenciano; del licenciado Ginés Campillo y
Baile, presbítero de la villa de Elche, un soneto; del doctor Combes, beneficiado
de la Catedral, una glosa de pésimo gusto; de D. José Arifio, un soneto y un
romance; de Isidro Costa, un soneto y un romance, y tres romances, un soneto
y unas décimas de autores anónimos (l).
Hemos escogido las composiciones que nos han parecido mejores, y dare-
mos la preferencia al siguiente romance, que figura como debido á la pluma de una
mujer de esta ciudad, que á ser cierto esto, es lástima no haya llegado hasta
nosotros su nombre, ni podamos presumirlo, por mas que hayamos hojeado de-
tenidamente las bibliografías valencianas.
AL HALLAZGO DEL SANTÍSSIMO SACRAMENTO.
ROMANZE.
A la Torre de los Cielos,
á la ave llena de gracia,
á la Madre de Jesús
Señora de la Esperanza;
la que con mas caridad
siendo la hora llegada,
fué Aurora que truxo al sol,
y anunciadora del Alva.
A esta Señora le pido
que me asista con su gracia,
para declarar al mundo
una maravilla rara,
que ha sucedido en Valencia,
porque lo sepa la fama,
año de mil y seiscientos
noventa y ocho se pasan,
á diez y seis de Diziembre
un martes por la mañana
en el Convento dichoso
en la esclarezida casa
del que siendo Luz del mundo
sobre sus hombros le ampara:
á cuya feliz estrella
tantos astros acompañan,
que formando un claro cielo
dan luz á la Iglesia Santa,
del querido de María,
de Domingo, cuya llama
alcanzó el santo rosario
el que al infierno amedranta.
En aqueste Santuario,
que es de virtudes guirnalda,
faltó: no se si lo diga,
porque el corazón me falta,
pero con vuestra Usencia,
Señor mió de mi alma,
diré que faltasteys Vos
del sagrario donde estabays.
Aquí de la turbación,
aquí la admiración valga.
(1) Sin nombre de autor é impresos figuran los siguientes: Romance al lastimoso Svcesso de Aver
hvrtadO el Santissimo Sacramento del Real Convento de Santo Domingo de Valencia, dia 16 de
Diziembre del año I698, Y averie encontrado en el de Capuchinos, á 18 de los mismos, dia de la
Virgen de la Esperanza. — Dos hoj. sin foliación ni pie de imprenta.
En el Hverto de los Mvy Reverendos, Religiossisimos Padres Capvchinos se hallan dos olivos
en poca distancia de tierra, y no aviendo logrado el vno, que en el se depositasse el robado globo
del Santissimo Sacramento (que sea alabado para siempre) le dá vexamen al olivo, que venturoso
lo consiguió.. — Al final: Véndese en Casa de Yusepe Parra, Librero, enfrente el Mic.alete de la Seo. —
Dos hoj. en 4.° sin fol. ni año.
Hemos registrado las obras de Rodríguez, Ximeno y Fuster, en las que no se menciona á los
vates Torres, Ordines, Tafalla, Soler, Costa y Ariño, y respecto á Castellv! solo citan de este
apellido al célebre marqués de Villatorcas,
312
REVISTA DE VALENCIA.
aquí el Sacristán se turba,
aquí el sentido le falta:
aviso da al Superior,
y la familia turbada,
toda la casa lamenta,
todos lloran la desgracia;
que como falta la prenda
del alma mas estimada
no ay dolor que iguale al suyo,
pena que á la suya valga.
Súbense al Real al punto,
y al señor Visorrey davan
parte de su desconsuelo,
y la angustia en que se hallavan.
O Príncipe esclarezido!
ó campeón de la fama!
segundo Joseph de Egipto;
que si en la escritura sacra
fué de su Padre Jacob
el Hijo que mas amava,
porque le envió aquel trigo
que á su familia faltava,
oy podrá dezir Domingo,
y podrá dezir la fama,
aquí con mas propiedad,
y con mayor eficazia:
este es mi querido Hijo,
este el Guzman de mi casa,
pues con tanta diligencia
raehabuelto el pan que me falta;
y bolviendo á nuestro intento
al punto se ordena, y manda
que al Palacio Arzobispal
se enbiasse una embaxada
á su General Vicario
que la Mitra rije, y manda
por nuestro Pastor ausente
que Dios mantenga en su gracia;
y al punto su Señoría
con prudencia muy Christiana
con alas de su gran zelo,
y el valor que le acompaña,
se sube en una Carroza,
y á Santo Domingo marcha.
Se hazen grandes diligencias
que es imposible contarlas;
Mandan cerrar la ciudad;
que en el Mar ninguno entrara;
los Tribunales le buscan,
los Ministros, que no faltan
grandes premios al pregón;
pero no se supo nada.
porque hasta el tercero dia
no se logró la esperanza.
Pasó el Martes en efecto
y el Miércoles de mañana
se aumentaron los lamentos,
el sentimiento y las ansias;
Pónese luto la Iglesia,
ciérranse todas las casas,
y oscureze el Sol sus luces;
mas el dolor se aumentava.
Amanezió el dia Jueves,
quando la Iglesia nos canta
aquella esperanza cierta,
que la Fénix, pura y casta
tuvo de ver en sus bragos
al que es del Cielo Monarca.
No podria ser por menos
que Jueves se publicaran
1"S triunfos del Sacramento
y el consuelo de las almas.
Dichoso dia por cierto,
pues tiene mil circunstancias
para ser del Sacramento
dia propio en la semana.
Jueves celebró el Señor
el cordero de la Pascua,
y apartado de los suyos
á orar al huerto se entrava;
y ofrezió á su Padre eterno
todas las culpas humanas.
Enfin en Jueves logró
nuestra valerosa Patria
el hallazgo que desea,
y el laurel que le faltava.
Hallan al sol eucaristico
en la capuchina casa
al tronco de un verde olivo
que en sus entrañas le guarda;
que siempre ha sido el olivo
el Iris de la bonanza,
pues del arca de Noé
salió una Paloma blanca
y quando traxo el olivo
ya se acabó la borrasca.
Llenóse el Pueblo de fiesta,
y de clarines la fama,
de sonoro estruendo el ayre,
de regozijos las Plazas.
Yá en San Martin se celebra
la fiesta de la Esperanza,
cu regozijo, y contento,
dando á Maria las gracias,
EL ROBO DEL COPÓN DE SANTO DOMINGO. 3l3
porque es la niña de Dios, el Sol que no se ausentara,
y quiso que no faltara porque su ardiente deseo
'para el dia de su fiesta á esto les obügava,
la verdadera esperanza. compensando en su presencia
A la tarde en procesión toda la ausencia pasada,
salió la Ruth soberana Dia de Santo Thomas
á recoger las espigas en la Metropolitana
que en el huerto la esperaran. cantará el noble cabildo
Se junta el clavel divino, el Te-Deum por las gracias,
y la Rosa hermosa y casta, - Conque concluyo el romanze
y en aplauso general pues de lo que en esto falta
Suelve el Señor á su casa. en el siguiente daré (i)
Pues el concurso del Pueblo breve noticia á la fama,
es lo que se me olvidava, ofreziéndole á la Reyna
y por no cansar diré Luzero de la esperanza,
solamente una palabra, en quien esperemos todos,
y es que á mi me parezió porque nos alcanze gracia,
que la Devoción passava para que acabando bien
á detener qual Josué gozemos la gloria santa. — Amen.
El Gobernador Castellví nos dá á conocer su numen poético en varias com-
posiciones castellanas, y que poseia correctamente el italiano, según podrá juz-
gársele por el siguiente soneto:
AL LATRONE, CHE VOLENDO RAPIRE LA LAMPA DA LA MADONA
DEL Rosario, rubi) il Sacramento.
SONETO ITALIANO.
Motta da 1' ambitione quella mano
superba, atroce, barbara, é crudelle
vol rapire I luce chiare é belle
ch' ofre á Maria il Popólo Christiauo. ,
Vede che il suo intento tenta invano
per che imitando 1' Angelo rubelle,
dal Cielo di Dominico le stelle
col ratto eclisa fiero, et inhumano.
Ruba, ruba crudelle quella fiama
é non vada quest' altra in tua preda,
ascolta r ambitione che ti chiama:
Ma non, che volé il Figlio che si veda
che r honor di la Matre tanto 1' ama.
Che altra volta per lei partir si creda.
Por mas que la reputación literaria de Orti y Moles sea conocida de todos,
por lo original, intercalaremos algo suyo.
Soneto en consonans torzats fet derepent en una conversado.
(l) Estos versos dan á entendt:r que hubo una segunda parto del romance, desconocida para
nosotros, y ambas debieron imprimirse.
3i4
REVISTA DE VALENCIA.
AL ROBO Y A LA TROBADA DE EL SANTISIM SACRAMENT.
SONETO.
Un dia que per ploiire y hiagué — fancli,
ohi dir, al passar Yo per lo — trench.
que el santissim roba un bribó — mostrench.
ulls de renoch, de chuliola y — cranch.
Ouesumintse les formes, en un — tranch,
sen ana á vendré el globo: ay lo — podench!
cert que Yo el rostiría com á — arench,
pera veurel cantar com un — carranch.
Esta, al fi, bribonada grosa — fonch;
mes Deu mirant de nostra fé lo^ — rich,
sosegá el cor, que estava fent trach — tracli;
Pues allá en Caputjinos, en un-»-tronch
de olivera, tragueren sense — pich,
lo que casi li costa á Grau un — bach.
Finalmente, el jesuita Ordines, valiéndose del anónimo, critico los festejos y á
los que en ellos tomaron parte. Por mas que los ejemplares andaban manus-
critos, se reprodujeron á millares y circularon de mano en mano, presumién-
dose el nombre de su autor al conocer la intención que tenían y el gracejo con
que estaban escritos: nuestros lectores podrán apreciarlos, leyendo estos versos.
A LES PESTES DEL GLOBO DEL SACRAMENT DE SENT DOMINGO.
DEZIMES.
Dihuen que el content orats
sol tornar, y molt bé ho crech,
puíx veig en un bell en sech
gran montó de desbarats:
aqüestes solemnitats
no venen al cas present,
puix no deixen que la gent
taza el concepte degut
de lo que es haver perdut
el Sanctissim Sacrament.
Mes ben servit Deu sería
de que els Frares y Prior
aplacasen al Senyor
plorant de nit, y de dia:
y que en penitencia pía
de dijuni y disciplina,
á la Magestad Divina
donassen satisfació,
pera alcanzar lo perdó:
lo demes es xilindrina.
Quant les festes es dediquen
al desagravi de Deu,
no crech sien de honor seu.
si els pecats es multipliquen:
que homens y dones es fiquen
per los convents á montó,
y pera oír lo sermó
estiga el temple rebolt,
y vatja lo Diable solt,
aíxó jamay pot ser bó. '
Que es fazen les Procesons,
y que en los carrers pintats
es vetjen mil desbarats
de Poetes motilons;
y que mil Gazafatons
escrits en beu de lloor,
parlen de Nostre senyor
ab molt poca reverencia,
segiüntse tanta indecencia,
aíxó es pitjor que pitjor.
Perqué el Globo es bá trobar
en lo tronch de una olivera,
ya partiren de carrera
los frares al Colmenar;
y luego es va publicar
per Valencia, per gran ditja.
El. ROBO DEL COPÓN DE SANTO DOMINGO.
315
qiiant de les formes ni mitja
se ha encontrat, y en dupte está
si al Santissim; y á ago es fá
tanta festa en tal desditja?
Dihuen que una cara es veu
del Patriarcha gravada
en una ascleta tallada
de la olivera, memeu;
que acás cara de Jueu
lo Patriarcha tenia?
Es una gran boberia
atribuyr á miracle,
lo que es mas cara de sacre,
que bona fisonomía.
A?ó em pareix que ve á ser
lo míratele del penjat,
que viu, fonch canonizat
per la verge del Roser:
Ouant Deu prodigis vol fer
no deixa res que duptar;
lo que es cas de ponderar
es, que á aquell abre anara
el Senyor, pero la cara
encara no puch tragar.
Grans papers se han publicat,
y molts plens de adulació,
en que ha let ostentado
tof hom de sa habilitat;
mes ningú se ha recordat
de Dayá, pera alabar
la gran trayció de enganyar
al lladre, inspirat de Deu,
quant tot á ell se li deu,
y no li volen pagar.
Molt es que algú no ha glosat,
que Christo enutjat está
perqué maixqueres no yha,
ni vol fer bous la Ciutat:
per un sois Deu adorat
enteniment! que á montons
se están fisgant les Nacions,
dient que tot son festetes,
tabalets y donsaynetes,
paperets y procesons.
Acabe com comenzí,
de que el content ens té locos,
perqué ferli á Deu tants cocos
es obrar sense juhí:
pregue el Frare caputjí,
y tot hom em compostura,
á Deu y á la Verge pura,
puix que el Cel está irritat,
per este grave pecat;
que '1 demés es oradura.
LA PRIMAVERA.
TU ALMA Y LA VIRTUD.
(EN EL ÁLBUM DE UNA NLNA.)
N blanca nube que dora
¡El sol que sus rayos templa,
Brillante lluvia esparciendo
De diamantes y de perlas,
La candida sien ceñida
De rosas y de azucenas,
Riente, gentil, hermosa.
Con su juventud eterna,
Símbolo de la esperanza,
Y encanto de la inocencia,
Ya torna en alas del tiempo
¡Oh niña! la Primavera.
El iris de mil colores,
Formando una faja inmensa.
Signo de paz y ventura,
Los cielos une á la tierra:
Y cantan vientos y mares
Y los prados y las selvas:
"Primavera bien venida,
Bendita, bendita seas.,,
Más brilla el azul del cielo.
Sus ondas el mar serena,
Y murmurando los rios
Descubren ya sus riberas;
Y sus cristales rizando.
Golondrina viajera.
Canta, mirándose en ellos,
"Bendita, bendita seas.,,
De hojas y flores los árboles,
Y de rumores se pueblan:
Espacioso dosel forman
Cuando se enlazan y besan
Y oculta la tortolilla
De amor exhala sus quejas.
Con melancólico arrullo
Diciendo: "Bendita seas.,,
De césped mullido lecho
Ofrécenos la pradera,
Donde descansan ó pacen
Bulliciosas las ovejas.
Que el blanco vellón acrecen
Y la dulce leche aumentan;
Y á la sombra el pastor canta:
"Bendita mil veces seas.,,
Reverdecen los tomillos
Que de aroma el viento llenan,
Y las abejas fecundas.
Revoloteando inquietas.
LA PRIMAVERA.
317
El néctar roban y huyen
Y al par que alegres se alejan,
Con blando susurro dicen:
"Bendita, bendita seas.,,
Ya los pámpanos coronan
La seca vid, que se eleva
De los olmos en los brazos,
Que enamorados la esperan,
Y el ruiseñor, con sus trinos.
Que el encanto al alma llevan,
En la solitaria noche
Repite: "Bendita seas.,,
El cristalino arroyuelo
(De la vida imagen bella,
¡Más feliz cuanto ignorada!)
Del monte baja á la vega:
Bordan su orilla las flores,
Que á mirarse én él se acercan,
Y al contemplarlas murmura
Sin cesar: "Bendita seas.,,
El cefirillo ligero
Tiende las alas y juega
Entre las flores, que amantes
Le dan perfumes y perlas;
A despertar á las aves
En sus nidos luego vuela,
Y al mecerlas en las ramas
Suspira: "Bendita seas.,,
Y la alondra matutina
Que cantando al cielo vuela;
La mariposa brillante
Que en sus alas oro lleva;
Y la purpurina rosa,
Y la nevada azucena,
Y el encendido clavel
Y la cárdena violeta,
(De la virtud mas hermosa.
El mas delicado emblema)
Cuanto vive y cuanto siente,
De amor palpita y se alegra,
Y en mil sonidos diversos
Ecos, murmullos y lenguas
A la reina de Abril canta:
"Bendita, bendita seas.,,
II.
Y ese inmenso y dulce canto
Que hoy el Orbe todo eleva,
¿Por qué un eco misterioso
En tu corazón encuentra,
Y cual la estación sonríes
De ventura y de fé llena?
Porque está tu alma ¡oh niña!
En consonancia con ella.
Porque esa lumbre que baña
Y alegra campos y selvas....
Es cual la luz de la aurora
De tu vida, luz serena
Que dora tus pensamientos
Y tus sueños.... ¡niña bella!
¡Ojalá siempre tranquilos
Y dulces, cual hoy, los tengas!
Porque esas brillantes gotas
De rocío, que contemplas
En el cáliz de las flores
Que tú acaricias y besas....
Cual tu corazón, ocultan
Un tesoro de pureza....
Guarda avara ese tesoro
¡Flor mas hermosa que aquellas!
Porque esa nave que miras
Surcar las ondas serenas,
Al blando impulso del céfiro
Que juega en las blancas velas,
Acaricia, cual tu alma,
Esperanzas lisongeras....
¡Ojalá en el mar del mundo
Undir las tuyas no veas!
Porque esa inmensa armonía
Que de encanto el mundo llena,
3l8
REVISTA DE VALENCIA.
Y forma la voz del viento,
Del mar, del monte y la vega,
Es, cual tu oración, un himno.
Himno de amor que á Dios vuela...,
Aunque es mas grande y mas pura
La plegaria que tú elevas.
Porque ese gozo inefable
Que tu espíritu enagena.
Más que en Abril y en sus galas,
En tu corazón se encuentra,
Pues si el pesar nos anubla
Doquier hay llanto y tristeza,
Mas si rie el alma.... rie
Toda la naturaleza.
Porque ese azul de los cielos.
Del campo las flores bellas.
Del arroyuelo el murmullo.
Del bosque la oculta senda.
De las brisas el suspiro,
De la tórtola las quejas,
Del cisne las blancas plumas.
Del ruiseñor las endechas....
Son imágenes purísimas
De la paz y la inocencia....
Y la inocencia y la paz
Sonríen en tu alma bella...!
Goza, pues, niña, y bendice
Al cielo, y en él espera,
Que una sonrisa de Dios
Dio al mundo la Primavera.
III.
¿Y pasará.'... Como sombra
Cual humo que el viento lleva:
Y así.... el expléndido Estío,
De tibias noches, serenas,
¡Noches de amor!... Y el Otoño,
Riente, la copia llena
De los placeres, mostrando,
En la vacilante diestra..,.
Y, en alas del Aquilón,
El cano Invierno, que encierra
En el sagrada recinto
Del hogar sus dulces fiestas.
Todo cambia.... ¡Ay del que vive
Cual si el gozo eterno fuera...!
Van las sombras de la noche,
Tras de la lumbre febea;
La tempestad tras el Iris,
Ruge amenazante y fiera;
Al oasis del desierto
Sigue el desierto de arena:
El llanto sigue á las risas,
Y al placer siguen las penas...!
¿Y nada existe en el mundo
Que firme y estable sea?
La virtud, hija del cielo,
¡La virtud solo es eterna!
Aquella que en la palabra
De Dios se apoya y espera:
Que halla luz entre las sombras,
Paz en la ruda tormenta,
Entre los páramos flores.
Tesoro oculto en las penas.
No temas, pues, que tu dicha
Del tiempo en los brazos muera.
Que si pierden sus encantos
El mar, el monte y la vega.
El ave sus dulces trinos
Y sus hojas la azucena.
Tu virtud, flor de la fé.
Que en el alma oculta llevas.
Es luz que nunca se extingue.
Es flor que nunca se seca....
¡Eeliz quien su aroma aspire
Y sus puros rayos beba!
Miguel Amat,
TRADICIONES VALENCIANAS.
i:l mesón de la calle de sagunto.
|e un recuerdo curioso é interesante que encierra entre sus muchas
tradiciones la histórica y antiquísima calle de Sagunto, extramuros de
!|\'alencia, pocos viajeros y no muchos valencianos tendrán noticia.
Saliendo de la ciudad del Cid por la puerta y torres de Serranos, se encuen-
tra á la bajada del magnífico puente del mismo nombre, y al otro lado del
Túria, la entrada de la calle de Sagunto ó de Murviedro; nombre, con que ha
sido designada por espacio de muchos centenares de años, desde el tiempo de
los godos hasta la sétima década del siglo presente. Entre las primeras casas de
la acera izquierda, destácase una de buen aspecto y área extensa, de moderna
construcción, marcada con el número 25, de espaciosa entrada, para dar paso y
cómodo albergue á los carreteros y caminantes que acuden á la ciudad del l'úria,
procedentes de Aragón y de las comarcas comprendidas entre este reino y el
manso Guadalaviar, hábilmente sangrado por los árabes. La referida casa es un
mesón; útilísimo establecimiento donde halla el viajero abrigo, descanso y co-
modidad, como una de las grandes ventajas que ofrecen al caminante los pue-
blos organizados; pues por indiferente que ello nos parezca, es la instalación de
las posadas uno de los servicios mas importantes que prestaron á la sociedad
los pueblos cultos.
Nadie que examine á la ligera la reciente construcción de la casa que nos
ocupa, creerá, al ver su elegante y risueña fachada, que la planta baja es un
mesón; aunque así lo expresa una muestra de madera que á guisa de banderola
sobresale de la puerta con un rótulo que dice: Posada de Aragón. En la parte
superior de la fachada hay un retablo de azulejos con las imágenes de San Es-
teban y San Vicente Mártir, con un de que precede al nombre de estos santos,
y que parece revelar el que antes de ahora llevaba el mesón. No referimos los
320 REVISTA DE VALENCIA.
cambios de dueños ni las vicisitudes ó prosperidades del referido edificio donde
se encuentra la posada; pero sí conviene advertir, que no obstante su reedifica-
ción, consiste su primera particularidad en que está destinado al mismo objeto
desde hace ya muchos siglos: pudiéndose añadir con toda seguridad, que es el
mesón de la calle de Sagunto el mas antiguo de cuantos subsisten en Europa y
tal vez en todo el mundo.
Su espacioso patio, sus anchas cuadras y sus cómodos aposentos del piso
bajo, han sido visitados y servido de albergue á gran número de generaciones
de diferentes razas, sectas y familias; y en torno de la lumbre de aquel hogar ó
aspirando la brisa de las auras marítimas bajo el tachonado cielo de una noche
de verano, hánse reunidos en el interior del mesón, cobijados bajo un mismo
techo, pasajeros de diversos pueblos, entre los que figuran los antiguos roma-
nos, los vándalos, godos, árabes, moros de todas las razas, judíos, bohemios,
castellanos del Cid, soldados de D. Jaime, acompañamiento de los embajado-
res, misioneros y potentados de lejanos y diferentes países. Si las paredes, el
piso, el techo y los materiales de aquella casa pudiesen retener como el te-
léfono los sonidos de todas las conversaciones que han resonado bajo sus arcos,
para trasmitírnoslas como ese preciado y hablador instrumento, creación de la
ciencia moderna, es indudable que constituirían todas ellas un libro mas valioso,
mas científico, mas interesante, que cuantos puedan brotar de la inspirada pluma
de los poetas y producir el talento de los sabios.
Pero á la mente del observador y del curioso acude una duda, fácil de des-
vanecer al preguntarse, no sin cierto asombro de incredulidad: ¿Cómo se ave-
rigua la antigüedad del mesón de la calle de Sagunto?
La respuesta es muy sencilla: Por medio de la tradición, que justifica un
monumento permanente en aquella casa, el cual viene á poner en claro algunos
puntos hasta hoy oscuros de la historia de Valencia.
Jimto á la puerta principal del mesón se encuentra la segunda, mas pequeña
y estrecha que la primera, con la escalera que dá ascenso á las habitaciones de
los altos. En el primer tramo, y empotrada en la pared, se descubre una co-
lumna de piedra toscamente labrada, como basa de una arcada secundaria ó de
aposento interior, á la cual estuvo atado San Vicente, según se lee en una ins-
cripción sobrepuesta, que condensa en dos palabras la breve historia que vamos
á referir.
II.
Toca á su termino el año 3o2 de la era cristiana.
Una tarde fria, húmeda y desapacible, como suelen ser las del mes de Di-
EL MESÓN DE LA CALLE DE SAGUNTO. 321
ciembre, anuncia á los habitantes de Valencia que la noche será aun mas fria,
cruda é insoportable para ellos, habituados á un clima suave y embalsamado
como el de los jardines del Edén. Pero la inclemencia de un dia de riguroso
invierno no impide á la población acudir cuasi en masa hacia la calle de Sagunto
(nombre que ya llevaba en aquel tiempo), la cual se halla invadida de curiosos
ó desocupados, al decir de los oficiales de justicia y dependientes del prefecto,
á quienes enoja la presencia de tanta gente en aquel sitio. Y no es solo la calle
extramuros la que se halla invadida de familias de la ciudad; el puente de tablas
levantado sobre el Túria, como débil broche que une las opuestas orillas, está
igualmente lleno de curiosos; y por la extensa superficie del rio, cuyas aguas
aparecen rojas y preñadas por las lluvias y las avenidas de la estación, surcan
varias barquichuelas a remo y á vela, trasportando de un lado á otro nuevos
concurrentes, que se agolpan á la entrada del arrabal ó se extienden por las
orillas del rio, dirigiendo la vista ú la calle de Sagunto.
Toda esta multitud se halla contenida por algunos soldados y ediles encar-
gados de mantener el orden y conservar libre el paso de la calle, dejando el
espacio suficiente para que puedan transitar por el medio de ella dos hombres á
caballo. No lo consiguen sin grande esfuerzo, y sin dejar de oir protestas é in-
terjecciones por parte del pueblo, que murmura y se exalta ante las bruscas
maneras de la fuerza pública; pero se apiñan unos sobre otros, cuando los sol-
dados pasan, cierran los labios y obedecen.
— Es particular, dice uno de aquellos ediles, dirigiéndose á su compañero; nunca
pude creer que dos hombres oscuros, presos y maniatados, excitaran tan vi\a-
mente la ciu^iosidad de todo ese pueblo que ahí se agolpa para verlos pasar,
como si se tratara de coronar al César de Roma ó de tributar los honores del
triunfo á un general conquistador.
— Te expresas así, porque ignoras el interés que despiertan en el pueblo de
Valencia esos dos hombres que van á llegar de un instante á otro,
— Sé que son cristianos, y esto basta.
— Añade que uno de ellos, el llamado Vicente, es hijo de padres valencianos:
aunque nacido en Huesca, tiene aquí todos sus parientes, sus amigos y sus de-
votos, y á más del cariño que sus deudos le profesan, produce la admiración de
las gentes por sus virtudes, por sus talentos y por los milagros que se le atri-
buyen, y mas que todo tal vez, por la valentía de sus predicaciones en Cesa-
raugusta, en Huesca, en Roma y donde quiera que posa su planta, sin que le
arredre el poder del imperio, ni le imponga la magestad de los dioses ni de los
templos romanos, á los que ha declarado una guerra tenaz y empeñada. Guerra
insensata que nuestro poderoso Daciano se ha propuesto terminar por medio
de un castigo terrible, que está pronto á ejecutar en la persona de Vicente.
— ;Y el otro que le acompaña, quién es?
?!
322 REVISTA DE VALENCIA.
— Un anciano llamado Valero, persona de gran representación entre los cris-
tianos, pues desempeña el alto cargo de obispo cesaraugnstano; es el gefe y pastor
de Vicente, y obispo y diácono vienen á Valencia de orden de Daciano, para
hacerles apostatar públicamente de sus creencias, ó hacerles pagar con la vida,
en caso contrario, la temeridad de predicar en público contra los dioses de
Roma.
— ¿Y por qué ha elegido el pretor la ciudad de Valencia para castigar á esos
cristianos, siéndole mas fácil quitarles la vida en Huesca ó en Cesaraugusta,
donde les cogió prisioneros?
— Precisamente porque son cristianos casi todos los habitantes de Valencia,
á excepción de unos pocos que componen ó viven en torno del mundo oficial.
Los repetidos edictos ni las extraordinarias medidas de rigor no bastan para
hacer abjurar á este pueblo de sus creencias religiosas; y para amedrentarle en
cabeza agena con un castigo ejemplar, vienen á la ciudad esos dos cristianos
á quienes la población ama y respeta grandemente, y cuyas cabezas verá rodar
por el suelo, si no abjuran antes públicamente de las doctrinas del Evangelio.
— ¿Y no teme Daciano que el pueblo de Valencia se levante en masa dispuesto
á libertar á esos dos cristianos?
— Está perfectamente previsto ese caso, y esta es la razón de encontrarnos
aquí nosotros, por lo que pueda suceder, como auxiliares de la fuerza pública.
Los dos ediles continuaron hablando en voz baja, sin dejar de vigilar su
puesto de observación, mientras otros de sus compañeros acechaban cuidadosa-
mente á la multitud, esperando oir una palabra sospechosa ó sorprender una
seña, un gesto ó la menor demostración que les revelase algún plan oculto que
por parte del pueblo se temia y se sospechaba, no sin fundamento, encaminado
á arrancar del poder de los sayones á los dos cristianos prisioneros.
Ninguno de ellos debió fijarse, sin embargo, en una barca mayor que las
demás, conducida por cuatro remeros y provista de su vela, que llevaba ple-
gada, y sentados en la popa tres respetables patricios en quienes se fijaron las
miradas de gran número de personas, como si aquellos personajes tuvieran
gran representación social y notable ascendiente entre las masas. La barca
cruzó el rio, atracó en la opuesta orilla, y los tres personajes saltaron á tierra,
viéndose al instante rodeados de muchos hombres, -que saludáronles con gran
respeto y con quienes hablaron misteriosamente en voz baja.
—¿Está todo dispuesto? preguntó el mas anciano de los tres.
— Todo como lo ordenaste, Emilio. Apenas aparezcan en el extremo del ar-
rabal los dos prisioneros custodiados por los sayones, todo el pueblo se arremo-
linará sobre el puente como para contemplar al venerable obispo y á su fidelí-
simo diácono, tu pariente. La multitud les cederá el paso hasta que lleguen á la
mitad del puente, donde una oleada de la muchedumbre cerrará con los sóida-
EL MESÓN ÜE LA CALLE DE SAGUNTO. 323
(los, que no dejarán de echar mano á las armas, para abrirse paso á través de
las masas. Todos emprenderemos entonces la fuga arrastrando con nosotros á
los prisioneros hasta dejarles en salvo. ¿No son estas tus órdenes?
— Perfectamente comprendidas: solo deseo que sean bien ejecutadas. '
— Haremos cuanto humanamente podamos.
— Debo advertiros aun, que mi barca y las de mis buenos amigos irán cos-
teando el puente para prestaros aiLxilio en el momento supremo: y si en aquel
instante de confusión os fuere mas fácil y hacedero valeros de las embarcaciones
para salvar á los prisioneros, aprovechaos de este recurso por el lado que os
conviniere, que si ellos entran en alguna de estas barcas, podéis contarlos por
libres, porque están todas las precauciones tomadas para ponerlos en salvo.
— Se hará como mandáis, señor.
— ¡Mas qué veo! Parece que el pueblo se agita y todos dirigen la vista hacia
la calle de Sagunto. ¡Ah, sí; son los prisioneros que llegan ya. ¡Ea, corazón se-
reno, y cada cual á su puesto!
Toda la gente comenzó entonces á arremolinarse. Los que solo eran simples
cariosos, procuraron penetrar por la apiñada multitud que obstruía el arrabal,
mas no así los que obedecían una consigna, que se estrecharon cuanto pudieron
en el puente esperando la ocasión de promover el motin, mientras algunos pa-
tricios gritaban al pueblo que acudiese al puente como punto más á propósito
para ver de cerca á los venerables cristianos que acababan de penetrar, conve-
nientemente escoltados, por el extremo del arrabal.
Un grito compacto, unísono y prolongado resonó en el espacio, salido de los
pechos de la inmensa multitud.
— ¡Ahí están! ¡Ahí estánl gritaron millares de voces al distinguir ya cerca á
los prisioneros cristianos.
Eran ellos, en efecto, que venían maniatados, como malhechores, entre una
escolta de soldados, de á caballo y algunos infantes, formando entre todos una
fuerza respetable, que no bajaba de cien hombres, pues no se necesitaba menos
para custodiar á dos cristianos indefensos, incapaces de soñar con la fuga ni de
proyectar la más leve defensa, cuando siempre se hallaban dispuestos á morir
exhortando á sus verdugos y bendiciendo á sus perseguidores, muchos de los
cuales convertíanse en aquellos momentos á la verdadera fé de Jesucristo.
Valero, el venerable obispo de Zaragoza ó Cesaraugusta, como entonces se
llamaba la capital de Aragón, era un anciano septuagenario, de luenga y nevada
barba, de ojos hundidos y rostro macilento por las fatigas de tan largo y penoso
viaje, en el que experimentó el santo prelado toda clase de sufrimientos; pero
su mirada era tranquila, sereno su semblante; dulce y seguro su acento, como la
voz de los profetas: su empolvada túnica de lana y las humildes sandalias que
cubrían sus descarnados pies, no impedían que el continente del anciano fuese
324 REVISTA DE VALENCIA.
noble, magestuoso y distinguido, como el de los Apóstoles, cuya presencia cau-
tivaba y atraia á las gentes. Una cruz de plata brillaba aun en su pecho, y en el
dedo anular de su diestra el anillo de pastor, que hablan respetado los soldados,
temerosos, sin duda, de que aquellos distintivos que tan grande respeto infundían
á los cristianos, fuesen poderosos amuletos que protegían su vida á despecho
de todos los edictos de los emperadores romanos.
El otro prisionero era su diácono Vicente, de poco mtís de treinta años; llevaba
la cara rapada, y sus ojos y su fisonomía expresaban la tranquilidad de un
alma que aun moraba en su cuerpo, y ya tenia más digno lugar en la celeste
mansión de los santos y de los mártires. Vestía, como su venerable pastor, una
túnica de lana burda, traia los pies desnudos y ensangrentados, y su brazo dere-
cho se hallaba fuertemente unido por medio de cordeles al izquierdo del pastor,
á quien trataba con gran respeto y sumisión, como mayor en edad y dignidad, y
á quien amaba por sus virtudes, como sacerdote y como prelado.
El cansancio de tan largo camino, la fatiga que revelaban sus cuerpos encor-
vados por el sufrimiento, y ateridos por el frió, no les impedia mirar con ojos de
piedad á los soldados de la escolta, á quienes exhortaban con palabras de man-
sedumbre á abjurar de sus errores y á seguir las doctrinas del Salvador del
mundo, crucificado en el Gólgota por redimir á los hombres.
Apenas penetraron en el arrabal, precedidos del numeroso gentío que habia
salido á su recibimiento, la muchedumbre que les vio llegar dio un grito de res-
petuoso entusiasmo, de simpatía y de cariño hacia aquellos sacerdotes maniata-
dos, dóciles, humildes y sufridos, como discípulos de un Dios de bondad, de
mansedumbre y de misericordia, que solo tuvo palabras de consuelo y de perdón
para sus implacables enemigos.
— ¡Salud á los apóstoles de Cristo!
Fué el grito unánime cien veces repetido por la multitud, al contemplar á
los venerables prisioneros, custodiados por los sayones romanos.
Sorprendida y admirada la fuerza pública por aquellas voces de entusiasmo
que parecían un grito sedicioso, como enérgica protesta contra la orden del cruel
Daciano, prepararon las armas para herir al pueblo; pero los gritos de saluta-
ción repitiéronse en cien puntos diferentes, coartando la acción de los soldados,
que no sabían á qué atenerse, ni los geíes se atrevían á dictar órdenes de rigor
para no exaltar á la multitud y provocar una sangrienta tragedia, cuando todo
podía evitarse con alguna calma y la necesaria presencia de ánimo. El oleaje de
las masas que precedía á los sacerdotes prisioneros, invadió en un instante el
puente de tablas, que apenas si podía contener el peso de la muchedumbre: allí
se arremolinó toda aquella gente, esperando la señal de la consigna, para poner
en práctica el plan de la conspiración, proyectado por los parientes y amigos del
diácono, que eran también las personas mas influyentes de la ciudad.
EL MESÓN* DE LA CALLE DE SAGUNTO. 325
De pronto reinó \\n silencio misterioso, inexplicable, imponente, porque el
mutismo de las masas suele ser casi siempre precursor del huracán popular. La
multitud que esperaba sobre el puente, permaneció un instante inmóvil, todos con
la vista fija hacia la calle de Sagunto, por donde debian asomar los prisioneros,
que tardaban en aparecer, y el pueblo comenzaba á impacientarse. El silencio
del pueblo estalló al fin en un rumor sordo, confuso y amenazador, al cundir de
boca en boca, como una chispa eléctrica, la voz de que los prisioneros hablan
sido encerrados en el mesón de la calle de Sagunto, donde debian pernoctar hasta
el dia siguiente, que serian llevados á la presencia del prefecto.
Así se lo decian algunos hombres al personaje que parecía gefe de los cons-
piradores y deudo cercano del diácono Vicente. Contrariado por semejante
nueva el respetable patricio, demostró el despecho de que se hallaba poseído y
dio todavía algimas órdenes á los cabos del pueblo para intentar un golpe de
inano que pudiese salvar á los prisioneros.
— Es preciso, añadió, vigilar el mesón, introducirse en la casa como simples
pasajeros, y obsequiar á los soldados de la guardia, dándoles á beber cuanto
quisieren. Después hay que aprovecharse de su sueño; y á media noche, cuando
todo se halle en profundo silencio, romperemos las cadenas de los prisioneros,
dándoles libertad por la puerta que dá al campo. Nada se ha perdido, si sabemos
aprovechar los instantes.
Antes que el buen patricio terminase de hablar, vióse rodeado de soldados,
y sintió que una mano de hierro se posaba en su hombro, y que una voz des-
agradable, como la del verdugo, le decia:
— Date preso, Emilio, tú y los tuyos. Habéis sido descubiertos y vais á morir
antes que los cristianos prisioneros.
Toda resistencia fué inútil; sus palabras les hablan delatado, y hubieron de
ceder, dejándose maniatar y segiiir á la gente armada: cnizaron por el centro
de la multitud, que no tardó en disolverse atemorizada por aquel ejemplo, y
antes de cerrarse la noche quedó completamente despejado el puente y el arra-
bal, y solo los soldados de la guardia ocupaban el mesón donde custodiaban á
San Valero y á San Vicente.
Las fundadas sospechas de una conmoción popular no hablan salido fallidas.
Los sabuesos de las autoridades supieron olfatear el rastro de la conspiración,
dando al fin con la cabeza del movimiento, que se desvaneció en un instante,
como hemos visto. No esperaba, sin embargo, el prefecto de la ciudad tan sen-
cillo desenlace, pues al contemplar la actitud del pueblo, habla comprendido los
sucesos que podian tener lugar en el puente, y á fin de evitar toda escena des-
agradable, dio orden de que pernoctasen los prisioneros en el mesón de la calle
de Sagunto, encargando á la tropa ejerciese la mas esquisita vigilancia sobre
ellos y sobre el pueblo, obstinado en dar libertad á aquellos cristianos.
32Ó REVISTA DE VALENCIA.
San Valero y San Vicente fueron separados uno de otro y encerrados en di-
ferentes aposentos. El diácono fué llevado á una pieza de la planta baja y amar-
rado á una columna de piedra, basa del arco de aquella parte del edificio, la cual
se conserva todavía en el mismo sitio, como mudo y elocuente testimonio de la
tradición que referimos. Penosa y horrible debió ser la noche que allí pasó el San-
to diácono, y así lo expresan los cronistas cuando dicen que comenzó su marti-
rio en la calle de Sagunto.
Al dia siguiente fueron conducidos á la ciudad los dos prisioneros y encerra-
dos en distintos calabozos. Al llegar al puente del Túria, hiciéronles observar
los soldados hasta una docena de cadáveres, que yacían en el suelo, separadas
las cabezas de sus troncos. El primero de ellos era el patricio Emilio.
— Ayer, dijo el centurión, estos hombres vinieron á este sitio con intento de
salvaros, oponiéndose, insensatos, á las órdenes del pretor: hoy contempláis
vosotros sus cadáveres, manando aun sangre esas cabezas, segadas por orden de
Daciano, como primer ejemplo que os presenta de su autoridad y omnímodo
poder.
— ¿Eran cristianos esos patricios? preguntó San Valero.
—Presumo que sí, pues casi todos los valencianos lo son.
— Dichosos ellos, replicó el venerable anciano, que han conseguido la palma
del martirio y se hallan ya disfrutando de la presencia del Señor.
Los dos sacerdotes rezaron en voz baja las oraciones de los difuntos, mien-
tras recorrían el camino que les separaba de su cárcel, á donde fueron conduci-
dos por la tropa que les custodiaba.
La historia de estos Santos mártires refiere detalladamente el proceso de su
martirio y de sii muerte, y consérvanse aun venerandos recuerdos de su estancia
en la ciudad. La tradición enmudece allí donde habla la historia, y no nos cor-
responde prolongar estas páginas refiriendo hechos de todos conocidos y depu-
rados en el crisol de los anales eclesiásticos. Solo añadiremos que el martirio de
San Vicente terminó con su vida el dia 22 de Enero del año 3o3, fecha xin tanto
combatida y disputada, y la más generalmente adoptada por sus apologistas.
Su cadáver fué arrojado á un muladar, donde los cristianos le erigieron un
santuario, que lleva aun el nombre de San Vicente de la Roqueta, y donde vol-
veremos á encontrarle cuando tratemos de la traslación de su cuerpo.
Tal es la sencilla historia que nos ofrece la tradición del mesón de la calle
de Sagunto, extramuros de Valencia.
Juan B. Perales.
GRATITUD.
Á MIS DISTINGUIDOS AMIGOS E. P., J. F. Y C. LL.
uso Dios en la corola
De las delicadas flores
Mil encantos seductores
Y perfume celestial,
Y dio al alba su aureola
De zafiros y de plata,
Que radiante se retrata
Del arroyo en el cristal.
Agradecida la ondina
Besa la arena brillante
Que le ofrece á un mismo instante
Lecho blando y tumba fiel;
Y á la linfa cristalina
Que dá frescura al ambiente,
Agradecida, su frente
Inclina esbelto laurel.
Dio á los campos la belleza,
A los rios su murmullo,
A la tórtola el arrullo,
Al sol vivo resplandor,
A la palma gentileza,
Al susurro del follaje
El misterioso lenguaje
Con que habla de paz y amor.
Todo expresa en su idioma
Mudo, leve ó armonioso
De este sentimiento hermoso
La ternura celestial;
El alba que pura asoma
A la luz que la ilumina.
Y á la nube blanquecina
El lucero matinal;
Y en el corazón sensible,
Cual perfume misterioso.
De gratitud el dichoso
.Sentimiento hizo brotar,
Y con encanto indecible,
De una celeste dulzura,
Por doquier la imagen pura
Se vé tranquila brillar.
La violeta perfumada
Al girasol que la mira,
Al céfiro que suspira
El aroma arrobador,
La azucena nacarada
A la brisa misteriosa,
A la noche silenciosa
De los astros el fulgor;
328
REVISTA DE VALENCIA.
Y el vate que en sus cauciones
Solo expresa el sentimiento,
Inspira su pensamiento
La íj;ratitud al sentir,
Y á sobrehumanas regiones
Se eleva, trocando el suelo
Por un explendente cielo
De topacios y zafir.
¡Magdalena G.\rcía Bravo.
CRÓNICA MENSUAL.
'n'emigos son los calores de Mayo del movimiento artístico y literario,
jjero cuando ya iba cesando ese movimiento, vino á reanimarlo la poé-
tica fiesta de Ntra. Sra. de los Desamparados.
La Sociedad El Rat-Petiat ha contribuido á ella este año de una
manera muy interesante, haciendo cantar en la Catedral, en las vísperas de esa
gran fiesta, una Salve que tenia la peculiaridad de estar escrita su letra en valen-
ciano, y de ser obra su música" del aplaudido maestro D. Francisco Asenjo Bar-
bieri. Es este muy amigo de todo lo popular, y en tal concepto apasionado del
Rat-Penat. Pidió á esta corporación literaria una Salve en valenciano, para dedi-
carla á nuestra insigne Patrona, y compuesta la letra por D. Jacinto Labaila,
aplicóle una música que ha resultado inspiradísin>a. Los aniadors de les glories
i'alencianes promovieron su ejecución, como hemos dicho, en el grandioso templo
Metropolitano, por una numerosa y selecta capilla, de la que formalia parte la de
aquella Catedral y la Sociedad de conciertos dirigida por el Sr. Valls. Esta
novedad llamó tanto la atención, que no filé bastante capaz el templo para el
concurso numerosísimo que á él acudió. La Salve correspondió bien á lo que se
esperaba del maestro Barbieri. Tiene marcadísimo sabor religioso, una severa
magestad propia del templo cristiano, y al mismo tiempo (esto es lo mas carac-
terístico y nuevo de la obra) cierto aire popular de encantador efecto, por haber
utilizado delicadamente el autor elementos tomados á nuestros cantos nacio-
nales.
La misma noche celebraba Lo Rat-Pennt la fiesta de la Patrona de Valencia,
dedicándole una sesión, en la que leíanse composiciones de la poetisa señora
Rausell, y de los Sres. Llórente, Pizcueta, Arroyo, Iranzo, Llombart, Puig,
Bodria y Costea, dedicadas todas á la Virgen de los Desamparados. Asistió á
esta sesión el canónigo de Vich y Mestre en Gay Saber D. Jaime Collell, que
vino expresamente á Valencia para la fiesta de los Desamparados, é invitado para
dar á conocer alguna de sus composiciones, leyó la patriótica y valiente poesía,
titulada Lagettt delany vuit, premiada en los Juegos florales, que escitó grande-
mente el entusiasmo de los socios del Rat-Penat. A instancia de estos, leyó
también el magnífico pasaje de la Leyenda de Monserrat, de Verdaguer, refe-
rente al encuentro de la Virgen, mereciendo igual aceptación.
A la siguiente noche celebró otra solemne velada con igual objeto la Acá-
RF.VISTA DE VAI.FNCIA.
demia de la Juventud Católica, explanando D. José Escrig de Oloriz en un
excelente discurso, el tema siguieTite: "El culto de María Santísima es tan nece-
sario como poético. „ También se leyeron poesías de los Sres. Sánchez Cátala y
Martínez Torrejon, y tomó parte en la sesión el Sr. CoUell, leyendo su preciosa
Cansó del inicalel.
El Círculo Militar es una de las sociedades que mas prolongan este año sus
trabajos. El comandante de artillería D. Felipe Maté ha dado una interesante
conferencia sobre los antiguos aparatos balísticos y las modernas piezas de batir,
y el capitán de la misma arma, Sr. Cañada, otra no menos interesante, sobre
el estado actual de la industria militar.
En el Ateneo Mercantil el ilustrado profesor D. César Santomá hizo una útil
conferencia sobre la producción y el comercio vinícola. Mezclando lo agradable
con lo provechoso, leyéronse bellas poesías de los Sres. Rodríguez Guzman,
Llombart y Bodria.
La muerte del inolvidable D. Vicente Boix dejó vacante en el Instituto Pro-
vincial la cátedra de Historia, y para proveerla se han hecho oposiciones en
Madrid. Ha sido agraciado con ella un joven zaragozano, D. Manuel Zabala.
D. Blas Valero, catedrático auxiliar de esta escuela que tomó parte en esas
oposiciones, ha obtenido la cátedra de igual asignatura en el Instituto de Reus.
También ha sido nombrado catedrático de la facultad de Medicina en la Uni-
versidad de Santiago el doctor valenciano D. Manuel Candela, en virtud del
decreto que dá ingreso en el profesorado á los que habiendo obtenido el primer
lugar en ternas de oposiciones á cátedras, fueron postergados en el nombra-
mieiito.
En cambio ha sufrido la Universidad de Valencia la gran pérdida del digno
decano de la facultad de Medicina Dr. D. Francisco Navarro y Rodrigo, que ha
sucumbido víctima de la tisis, cuando aun estaba lejos de llegar á la cincuentena.
Hijo de una familia labradora de Cheste, mostró gran aptitud para el estu-
dio desde sus primeros años, siguiendo con extraordinaria brillantez su carrera
en esta Universidad, y ganando por oposición, aun muy joven, la cátedra de
Anatomía, que ha desempeñado hasta su fallecimiento. Era tan modesto como
docto, y además de estar al corriente de todos los adelantos de la Medicina y
de explicarlos con luminosa sencillez á sus discípulos, tenia especialísima pericie
para las operaciones quirúrgicas, en las cuales adquirió envidiable reputación.
Ha dejado escritos dos tomos de un tratado de sifiliografía, especialidad en la
cual era competentísimo.
Otra pérdida ha experimentado la enseñanza en Valencia con la muerte, ya
en edad avanzada, del P. Vicente Julián de las Escuelas Pías. Nacido en Tor-
CRÓNICA MENSUAL. 33 1
rente, de familia humilde, era valenciano hasta la médula de sus huesos, pero
sobre todos los rasgos de su carácter resaltaban su piedad, su afecto á la niñez
y su pasión por la enseñanza. A ella se dedicó hasta sus últimos años, y
habiendo sido rector en las Escuelas Pías de Valencia, Albarracin y Utiel, y
después de haber obtenido todos los honores de la Orden, nunca quiso jubi-
larse y ha nuierto dando lecciones á los niños mas pequeñuelos.
Hay en Liria una antigua iglesia llamada del Buen Pastor, hace tiempo cer-
rada al culto y que ahora amenaza ruina. Por atribuirla en aquella población al
siglo XII y juzgarla por tanto notable resto arquitectónico, pidieron que la
examinase la Junta Provincial de monumentos históricos y arqueológicos.
Delegó esta á una comisión muy competente, la cual visitó aquel vetusto
templo, cuya antigüedad no es tanta, pues es evidentemente posterior á la
reconquista. Respecto á su mérito, no es tan grande que merezca una costosa
restauración, mucho menos existiendo en Liria otra iglesia, la de la Sangre, de
la misma época, mas notable y bien consensuada. Lo que ha recomendado la
comisión que se conserve, es un antiguo cuadro que hay en el mismo templo
representando pasages de la vida de Jesucristo.
* *
Cerraron ya sus puertas todos los teatros. Como novedad digna de mención
solo podemos consignar el estreno en el de la calle de Ruzafa de un drama
romántico, titulado Los Dos Besos, muy exagerado y de poco meollo, obra de los
Sres. Mateo García y Latorre, autor el primero de otras obras estrenadas en
aquel teatro, y principiante el segimdo, á quien hemos de recomendar que no
siga los pasos peligrosos del Sr. Echegaray, genio potente pero extraviado.
, El mes de Mayo dio agradable fin en Valencia con la exposición de plantas
y flores, dispuesta por la Sociedad de Agricultura en el hermoso jardín de la
Glorieta. No salimos del terreno artístico al felicitarnos de que progrese en
Valencia la culta afición á las flores, en ninguna parte tan digna de ser fomen-
tada como en este país, en que tan pródigamente ha derramado sus dones la
naturaleza.
LO RAT-PENAT EN POBLET, SANTAS CREL'S Y TARRAGONA.
Merece capítulo aparte la escursion hecha por el Centro escursionista del
Rat-Penat, á los históricos monasterios de Poblet y Santas Creus y su visita á
las antigüedades de Tarragona. Además del interés que ofrece la contempla-
ción de aquellos monumentos de las glorias patrias, ha tenido este viaje la im-
portancia de una manifestación cariñosísima de fraternidad literaria entre Va-
lencia y Cataluña. '
La idea y la iniciativa de esta escursion fué debida al presidente del men-
332 REVISTA DE VALENCIA.
clonado Centro, D. Teodoro Llórente, que la propuso á los redactores del
periódico de Barcelona La Reiiaixetisa, centro de los escritores catalanistas.
Aceptado el pensamiento con entusiasmo, se ha realizado en la forma que su-
mariamente referimos.
La noche del 17 de Mayo, víspera de la Ascensión del Señor, reuníanse en
Tarragona los escursionistas, procedentes de Barcelona los unos, y de Valencia
los otros. Estos eran los Sres. Llórente (D. Teodoro, D. Felicísimo y D. Pas-
cual), Pizcueta, Gargallo, Cebrian (D. Luis), Vives Ciscar (D. José), Martínez
Aloy, Díaz (D. Bernardo), Burguete (D. Enrique), Cantos, García (D. Leandro),
Brel, Domenech (D. Luis), y Reig y Flores (D. Fernando).
Al frente de los catalanes iba, dirigiendo la partida, el joven y simpático
Matheu y Fornells, inspirado poeta lírico; y figuraban entre ellos el respetable
maestro D. Mariano Aguilrj, tan querido de los valencianos: el místico Verda-
guer, famoso en toda Europa por su Atlántida; su íntimo compañero el canónigo
Collell, poeta de tanta fibra como es enérgico y conmovedor en su elocuencia
sagrada; D. Ángel Quimera, poeta patriótico de igual fibra y director de La
Renaixe7isa; D. Dámaso Calvet, que está escribiendo el precioso poema de la
reconquista de Mallorca; Riera y Beltran, que ha conquistado este año la flor en
los Juegos florales; D. Juan Balari, el sabio lengüista y catedrático de la Uni-
versidad de Barcelona; D. Emilio Vilanova, el festivo escritor de las costumbres
de aquella capital; Gaudí, el arquitecto; D. Alvaro Verdaguer, librero y literato:
su sobrino, Baixeras, joven pintor de mucho brío; D. Manuel Pau, entusiasta
catalanista, que viene de Paris por asistir á los Juegos florales y á esta escursion;
el Sr. Serra y Capdelacreu, docto archivero de Vich, y otros, animados todos de
igual espíritu.
La expedición fué una continua fiesta de fraternización, de entusiasmo lite-
rario, de exaltación patriótica. El jueves por la mañana, después de visitar el
sepulcro del Rey conquistador, en la Catedral de Tarragona, marcharon los
expedicionarios por el ferro-carril de Tarragona á Lérida, á Espluga de Fran-
colí, en donde almorzaron, y á las primeras horas de la tarde se dirigieron al
famoso y vandálicamente profanado monasterio, que guardó por muchos siglos
los restos de aquel monarca insigne. Renunciamos á tratar la impresión que
les produjeron aquellas ruinas: no es para descrita en breves líneas; puede ser
que hable de ello, en las columnas de esta Revista, alguno de los que tuvieron
la dicha de asistir á esa visita, repetida aquella noche, á la luz fantástica de las
hachas de viento y las luces de Bengala; y otra vez, á la mañana siguiente, á las
primeras luces de la risueña aurora.
El viernes por la tarde volvían los escursionistas á la estación de Espluga, y
tomando el tren descendente, llegaban hasta la de la Plana, donde les aguarda-
ban caniiajes que los llevaron ;í la [lopulosa c industrial villa de Valls. Fueron
recibidos allí afectuosamente por los catalanistas de la población, que les hicie-
ron ver los pocos restos antiguos que conserva; y el sábado, muy temprano,
emprendieron el viaje á Santas Creus, monasterio que puede emular con el de
Poblet por sus timbres históricos, y compartir con él el dictado de Escorial de
la Corona Aragonesa, puesto que guarda, entre otros muchos y muy ilustres, los
sepulcros de los reyes D. Pedro el Grande y D. Jaime 11, y del invicto almirante
Roger de Lauria.
La visita á Santas Creus fué gratísima para los expedicionarios. Lo deleita-
ble del sitio, la severa belleza del bizantino monasterio, la grandeza de sus
recuerdos históricos, embargaron su ánimo, y el entusiasmo contenido rompió
sus diques en el banquete fraternal, cuyos brindis, discursos, poesías, plácemes
y aclamaciones turbaron de una manera desusada la soledad de aquellos vene-
CRÓNICA MENSUAL. 333
rabies restos, terminando tan conmovedora jornada con los responsos cantados
por el canónigo Collell, y contestados por todos sus compañeros, ante la tumba
de D. Pedro el Grande.
Ya era la noche muy entrada cuando los viajeros llegaron á Valls. AHÍ
habia dispuesto el Centro de lectura una agradable fiesta en honor suyo. Los
xiquets de Valls, famosos en toda Cataluña por sus ejercicios gimnásticos,
hicieron en obsequio de los forasteros sus atrevidas torres, y en el Salón de
dicho Centro hubo una velada literaria, en la que tomaron parte los principales
escritores de la expedición.
El domingo por la mañana se trasladaron los escursionistas á Tarragona,
donde debia terminar aquella campaña de arte, de poesía y de amor patrio.
Poco tiempo habia para examinar los monumentos de la ciudad mas antigua
de España; pero se aprovechó perfectamente, gracias á la amabilidad y especial
pericie del director del Museo arqueológico D. Buenaventura Hernández Sana-
huja. En una rápida visita hízoles ver lo mas notable de aquel rico Museo, de la
Catedral y algunos otros antiquísimos templos, de los restos romanos esparcidos
por la ciudad, y de los famosos muros ciclópeos.
La despedida fué cariñosísima: á reveure gritaban los catalanes, deseosos
de que se repitiesen, con análogos motivos, encuentros tan agradables, y contes-
taban los valencianos invitándoles á venir á nuestro hermoso pais para conti-
nuar esta fiesta de hermandad poética y patriótica, de la que debe estar satisfe-
cha la Sociedad del Rat-Penat, y por cuyo éxito le enviamos nuestros plácemes.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA.
A PROPIEDAD INTELECTUAL. Legislación española y extran-
jera, comentada, concordada y explicada, según la historia, la filosofía,
la jurisprudencia y los tratados, por el Dr. D. Manuel Danvila y
Collado. Madrid, hnpr. de La Correspondencia de España, 1882 (l).
Esta obra completa la iniciativa que el Sr. Danvila tomó en la legislatura
de 187Ó á 1877, en unión de los Sres. Balaguer, Carreras y González, Caste-
iar, Santos, Nuñez de Arce y Escobar, y que produjo la ley de 10 de Enero de
1879, que G. Hachette, presidente del sindicato para protección de la propiedad
intelectual en Francia, en exposición dirigida al ministro de Negocios extranjeros,
califica como la ley mas liberal de Europa.
Toda ley nueva exige medidas secundarias para su desenvolvimiento, y aun-
que el reglamento de 3 de Setiembre de 1880, en cuya redacción tomó bastante
parte el autor de la ley, explica y completa algunas de sus disposiciones, era
indispensable que el libro viniera á facilitar la aplicación de la misma en los
diversos casos que son posibles en la vida de los negocios y de los intereses.
El libro del Sr. Danvila comienza por una Introducción bajo el título de Lo
que ha sido, lo que es y lo que debe ser en España la propiedad intelectual,
que revela los profundos conocimientos que tiene el autor en esta materia, los
cuales se amplían en la Historia de la propiedad intelectual en España, com-
pletando estos trabajos lo que el autor llama principios fundamentales , y es
el examen filosófico de las razones que se han alegado en pro y en contra de la
perpetuidad de la propiedad intelectual, de que se muestra entusiasta defensor.
Se inserta la legislación antigua, la vigente en la actualidad y en los anteriores
Tratados, con un juicio crítico de los mismos. Se dá cuenta de la legislación
novísima y de la formación parlamentaria de la ley, para venir después á comen-
tar todas sus disposiciones y las del reglamento, incluso el de Teatros, que es la
parte mas importante del libro, en el cual se insertan íntegros los Tratados
vigentes, con otro juicio crítico de los mismos, y termina la obra con la Legisla-
ción extranjera, que comprende la de 23 países en Europa, Asia, África y Amé-
(1) Un tomo en 4." de 904 págs., se vende en Madiid al preciu de lo pesetas ejemplar en
las oficinas de La Correspondencia de España, calle Mayor, 120, y en Valencia al precio de 12 pese-
tas en el Almacén de pianos de D. Mariano Daufau, Abadía de San Martin, 14, principal.
En los pedidos por mayor se liará una reliaja convencional.
bibliografLv valenclvna. 335
rica, dando el texto íntegro de las leyes vigentes en la mayor parte de dichos
paisas. La obra se completa con un índice alfabético y analítico de materias,
(lue ha de ser de grandísima utilidad para conocer y encontrar desde luego
cuanto se desee consultar, y un índice general, con que termina el libro.
Este interesa no solo al escritor y al artista en sus diversas manifestaciones,
sino que es útil á los encargados de la administración de justicia y á los letrados,
notarios y demás que por su profesión intervienen en las contiendas judiciales,
y para los diplomáticos, los cuales pueden prestar el inmenso servicio de facilitar
nuevos tratados con todos aquellos países donde se habla la lengua de Cer-
vantes.
TENEDURÍA DE LIBROS. Exposición teórica de los métodos de partida
simple, doble y logismográfico, can aplicaciones prácticas de los mismos, por
D. Blas Goytre y Blasco, comisario de Guerra graduado, profesor de la Aca-
demia del cuerpo administrativo del ejercito. Obra declarada de texto para la en-
señanza de dicho establecimiesto. Aladrid. Impr. del cuerpo administrativo del
ejército. 1S82 (i).
El Sr. Goytre es paisano nuestro. Al escribir su obra, se ha propuesto dotar
á los alumnos de la Academia de administración del ejército de un tratado
basado en el método logismográfico, aplicado á la descripción de las operaciones
económicas, método que se sigue hoy en el ministerio de la Guerra, y en concepto
de ensayo en la Dirección general del cuerpo é Intendencia de Castilla la IS'ueva.
La necesidad de difundir dicho sistema y de todos cuantos han sido adopta-
dos antes de su invención, sirve, como hemos dicho, al Sr. Goytre para desarro-
llar en su obra las mas completas nociones de la Teneduría de libros. El tratado
es, pues, interesante, y todas las operaciones están expuestas con novedad y
bajo un concepto elevado, pero práctico. Por todo ello felicitamos á nuestro
ilustrado paisano.
TRADICIONES ESPAÑOLAS. Valencia y su provincia, por D. Juan B.
Perales. Tomo /., Madrid. Est. tip. de G. Estrada. 1882 (2).
La Biblioteca Enciclopédica Popidar Ilustrada, que publica en Madrid Don
Gregorio Estrada, vá á enriquecerse en una colección de tradiciones populares,
referentes á todas las regiones de la península española.
Es indudable que independiente de los grandes hechos de la historia, encier-
ran todas las provincias una serie de tradiciones mas ó menos interesantes y
verosímiles, escritas unas ó trasmitidas las mas de padres á hijos, y conserva-
das á través de los siglos y las generaciones, que constituirán siempre el 1 ibro
mas querido de los pueblos.
Esta colección de Tradiciones españolas ha comenzado por las de la pro-
vincia de Valencia, recogidas y redactadas por un laborioso escritor, que de
(l) La obra forma un volumen en 4.° prolongado, de 394 páginas, buen papel y clara impresión,
y se halla de venta en las principales librerías al precio de seis pesetas ejemplar.
C2) Un tomo en 8." de 148 páginas. Precio: 6 rs. en rústica y 8 en tela. Por íuscricion cues-
tan 4 rs. y 6 respectivamente los tomos de la Biblioteca Etuiclopidica Popular, y se suscribe en
su Administración, calle del Dr. Fourquet, 7, Madrid.
336 REVISTA DE VALENCIA.
pocos años á esta parte ha consagrado su actividad al estudio de la historia va-
lenciana. Nos referimos á D. Juan B. Perales, de cuya continuación de la Cró-
nica de Escolano hemos tenido ocasión de ocuparnos en el primer volumen de
esta Revista.
La presente obra del Sr. Perales contendrá dos tomos; el que tenemos á la
vista comprende las siguientes tradiciones:
Adon Hiram. — Indivil y ¡\Iandonio. — La virtuosa Lauronesa. — El mesón de
la calle de Sagunto. — La madre hambrienta. — El príncipe Hermenegildo. — Tras-
lación del cuerpo de San Vicente Mártir. — La escala de la doncella. — La Zaidía.
—La puerta de Valldigna. — La plaza de San Francisco.
El segundo tomo comprenderá Tradiciones posteriores á la reconquista.
En este trabajo literario el Sr. Perales no pretende hacer trabajos de inves- .
tigaciones históricas; limítase á tomar de las tradiciones algunos hechos que
ofrecen interés dramático, y los convierte en agradables historietas, conser-
vando su fondo tradicional, y añadiéndoles detalles que contribuyan á presentar
viva la acción.
Para muestra de estos episodios históricos ó legendarios, útiles para populari-
zar el conocimiento de los pasados sucesos, insertamos en este mismo número
una de las tradiciones contenidas en el volumen que examinamos.
COMBINACIONES CIRCULARES, por el P. Salvador Puchades, sacer-
dote de las Escuelas Pías de Valencia. Valencia. Imprenta de M. Alufre.
1882 (i).
Este opúsculo tiene pocas páginas, pero ofrece notable interés para los
estudios matemáticos. El autor, después de algunas indicaciones preliminares,
establece, con suma claridad y exactitud, los tipos de pennntac iones, el níiniero
de permutaciones de cada uno de ellos, y sus permutaciones circulares, pasando
enseguida á hallar la fórmula general de ¡as permutaciones circulares diferentes,
la cual aplica á un problema interesante. Hallada la fórmula general que resuelve
el problema, y puestos varios ejemplos, examina las combi>iaciones contenidas
en otras combinaciones, cuyo estudio le lleva como por la mano á sentar y de-
mostrar un teorema tan nuevo como elegante. Este nuevo teorema, que él
llama de las combinaciones, lo aplica de varias maneras á variedad de casos de
carácter general, y luego desciende, para mayor ilustración, á casos par-
ticulares.
Termina el opúsculo con un apéndice, que contiene la demostración elemen-
tal de algunas propiedades del triángulo.
(1) Un folleto de 28 páginas en 8.
Valencia. Imprenta de Domenech, Mar, 48. — 1882.
REVISTA DE VALENCIA.
1." [ULIO DE 1882.
COSAS AÑEJAS,
UN CAUDILLO MORELLANO.
|.\ montuosa región que Morella domina desde el vértice de su cónico
emplazamiento, aquellos peñascosos riscos á cuyo abrigo aun vegetan
añosas y robustas encinas y corpulentos robles, si bien en número y
extensión menor de lo que convenia, bordeando los escalonados y desiguales
campos donde penosamente siembra y recoge exiguo sustento el sobrio labrador
que habita en ellos, llevan en sí un sello de dureza, como reflejo de su composi-
ción geológica y déla influencia de los rigores del clima, diametralmente opuesto
al perfecto nivel y dilatado horizonte, á la suavidad del terreno, grata tempe-
ratura y exuberante vegetación de que vive rodeado el laborioso labrador de la
huerta de Valencia. Unos y otros hablan el lemosin, fraternizando en el lenguaje
materno, como fraternizan en lo histórico de su origen y vicisitudes. Ora se les
juzgue descendientes de atrevidos navegantes griegos, de colonos romanos, ó
mas modernamente de aguerridos soldados del Cid, de D. Blasco de Alagon ó
del gran Jaime I, revelan en su semblante, por lo general de bien detalladas fac-
ciones, y en la gentileza de su apostura, ingénita en los naturales de todo pais
quebrado, una elevación de espíritu y una prontitud y seguridad en la acción, que
los hace simpáticos, así como lo selvático de la región en que viven, cautiva la
admiración de todo observador.
338 REVISTA DE VALENCU.
El extenso territorio á que nos referimos, ha llegado á casi los dos tercios
de nuestro siglo, cerrado á toda comunicación regular: cruzado solo de intransi-
tables sendas de herradura, y sin ser apenas frecuentado ni conocido, excepción
hecha de las épocas de guerras civiles, de tristísimo recuerdo, en que ha servido
de baluarte natural para la resistencia y la tenacidad de causas desesperadas.
Hoy, que excelentes vias de comunicación, como queriendo borrar los regueros de
la sangre fratricidamente derramada, han abierto y franqueado el paso con pin-
toresco trazado á través de tortuosos barrancos y empinados cerros; y que el
frecuente trato y la recíproca comunicación hacen conocer en lo material por
todos medios la comarca morellana, no se consigue menos con las impor-
tantes publicaciones de su historia, las de sus hijos ilustres y de otros ramos, tra-
bajos todos de bien templadas y competentes plumas, que literariamente vindi-
can el olvido sufrido por aquella escondida región. Empresas laudables, á
cuyos autores felicitamos con entusiasmo, y de quienes nos parece de justicia se-
guir el ejemplo, sin ánimo de originar competencia, para compilar algunas no-
ticias de un distinguido morellano, de quien por falta de datos concretos ú otras
causas involuntarias, no se han ocupado con el merecido detenimiento.
Radicó en Morella, desde la época de la reconquista, la familia de Ciurana,
procedente del castillo y lugar de este nombre en las montañas de Cataluña. En
recompensa de la continuada serie de servicios de los de este apellido, Gonzalo
Ciurana fué heredado en una casa sita en la plaza llamada deis Tarascons, en
dicha villa; y la desahogada posición que alcanzaron este y otros de su familia,
la revelan las adquisiciones sucesivas de varios predios rústicos en aquellas cer-
canías por los años de 124Ó á 1268, cuyos pergaminos existen entre la titula-
clon de alguna de las fincas que les pertenecieron. Mosen Febrer dedicó una de
sus célebres trobas á reseñar el escudo de armas y los servicios y premios de
Benito Ciurana, coincidiendo nuestros datos con algimos de los aducidos por
aquel autor, y dejando libre dicha troba de la sospecha de anacronismo y aun de
originalidad, que sus comentadores ó editores atrajeron por intereses secundarios
sobre la poética é histórica obra del heráldico escritor.
Ilustre miembro de esta esclarecida familia fué D. Berenguer de Ciurana y
Rosell, que es el caudillo á quien se consagra este artículo. Su padre D. Jaime
Ciurana fué caballero de Santiago, y sirvió de paje al infortunado D. Carlos, prín-
cipe de Viana, durante su encarcelamiento en el castillo de Morella, cerca del
año 1461. No puede precisarse la fecha del nacimiento de D. Berenguer, ni
aun la de su casamiento, pues los libros mas antiguos de bautismos y desposo-
rios de la Parroquia Mayor de aquella villa, solo datan desde 1535 el de los pri-
meros, y desde 1568 el de los segundos, posteriores en casi mas de una genera-
ción al personaje de nuestro relato. Sin embargo, no es aventurado asegurar
que, aun concediéndole sobre 60 años de vida, conocido como es el dia de su
UN CAUDILLO MORELLANO.
339
,s
fallecimiento, su natalicio debió ocurrir por los años 1475, y su primer casa
miento al finalizar la centuria. Casó en primeras nupcias con Doña Bárbara Mo-
ragúes, dama digna de mención por haber soportado las prolongadas y penosa'
ausencias que el carácter batallador y guerrero de su consorte le imponía, y cjue
no por ser de resultados gloriosos y extraordinarios, podian disipar el dolor v
sinsabores de la separación. La segunda vez contrajo matrimonio con Doña Ca-
talina Argent, que le sobrevivió, aunque sin dejar sucesión.
El mas remoto documento honorífico que poseemos de nuestro D. Beren-
gxier, es el real despacho pergamíneo con firma autógrafa de D. Fernando el Ca-
tóhco, expedido en Toro á 3o de Marzo de 1505, en el que por fallecimiento de
Jaime Montó y Ram, fué nombrado Baile de Morella, con todas las preeminen-
cias y atribuciones con que su predecesor lo habla sido desde 1494. notán-
dose, en prueba de la importancia representativa y no pecimiaria de este oficio,
que solo tenia de salario 15 libras; esto es, 56 pesetas 48 cents, al año. Consta
que ya estaba en ejercicio de su autoridad en 12 de Mayo del mismo año, y
la continuó ejerciendo toda su vida, que no terminó hasta el 24 de Febrero
de 1545-
A poco de posesionarse de su cargo y de la alcaidía del famoso castillo de
Morella, que le estaba aneja, tuvieron lugar las empresas navales contra Mazar-
quivir y Or^n, que acometió y llevó á cabo el gran genio del Cardenal D. Fran-
cisco Ximenez de Cisneros, que avezado á los magnánimos ejemplos de Doña
Isabel y D. Fernando, supo regir en persona, á impulsos de aquel gran corazón
abrasado de patriotismo, bajo la encendida púrpura cardenalicia. Al anunciarse
de nuevo empresas análogas, confiadas al acreditado almirante el conde Pedro
Navarro, so color de amparar al destronado Muley-Abdalla, pero con ánimo de
que en los dominios berberiscos prevaleciese, como una alta política aconsejaba,
la influencia de la nación española, D. Berenguer Ciurana, entusiasmado por lo
colosal de la empresa, y ávido de la gloria que reportaba, concibió y llevó á cabo
una idea singular, tanto mas notable cuanto que era nacida entre montañas dis-
tantes de las costas y los puertos, donde es difícil la noción de naves ni aventuras
marítimas; y, sin embargo, su carácter le impulsó á seguir la armada con una
nave que armó, equipó y mantuvo á sus costas, mientras duraron aquellas em-
presas, no vacilando, para llevarlo á efecto y procurarse los suficientes recursos,
en desprenderse de la mejor y mas bien pagada posesión que tenia. Ni le falta-
ron, en honor sea dicho de los naturales del pais, secuaces valerosos que
se alistaron bajo sus órdenes, para formar entre la gente de desembarco y guar-
nición de la nave. Fué uno de ellos Guillen Cros, notario de Morella, á quien
debe calificarse de constante camarada deD. Berenguer, y con quien debió unirle
una amistad y confianza á toda prueba. Son raros los actos públicos de este que
no autorizara la fé pública que tenia encomendada aquel.
340 REVISTA DE VALENCIA.
El denodado Ciiirana se halló en la armada del conde Pedro Navarro contra
Mazarouivir, llevando por su segundo á Mosen Gaspar Despens y Cubells, don-
cel, vecino de Morella; la nave que montaba era conocida por la del Baile de Mo-
relia, y después de aquella brillante empresa, fué á recoger el refuerzo prepa-
rado en Ibiza, á las órdenes de Gerónimo Vianelo, haciéndose de nuevo á la vela
el 1." de Enero de 1510. El desembarco, asalto y toma de Bujia tuvo lugar á
los seis dias, y la ciudad fué saqueada: seguidamente se acometió el campamento
enemigo, distante ocho leguas, y desbaratado el ejército contrario, Muley Ab-
dalla, soltándose de su prisión, se amparó del vencedor, y Argel, Túnez, Tede-
liz y Mostagán volvieron á su obediencia.
Cupo á D. Berenguer en el reparto del botin una esclava, la cual conservó,
y con el tiempo llevó á Morella, donde fué bautizada con el nombre de Juana.
Mas adelante pasó á poder y servicio del muy noble Frey D. Gerónimo Pardo de
la Casta, Comendador mayor de la Orden militar de Montesa, en cuyo hecho
apoya este la declaración razonada que prestó en 1550, en crédito de los ser-
vicios de los Ciurana.
La peste comenzó á cebarse en la armada: una de las víctimas fué el more-
llano D.Tomás Despens y Cubells, hermano de Mosen Gaspar, el cual servia en
la nave de D. Berenguer: esta calamidad obligó al conde Pedro Navarro á salir el
7 de Julio de aquel año y tomar la vuelta de Favagnana, isleta próxima á Trapani.
Allí recibió el refuerzo de once galeras y otros bajeles, que acudieron de Ñapóles,
reuniendo con esto bajo su insignia hasta 14.000 hombres. Dirigióse contra Trí-
poli, alzada también con su jeque en rebelión: desembarcó su gente, y repartida en
dos cuerpos, entró en la pelea, que fué muy brava; en dos horas que duró murie-
ron sobre 5.000 moros, y se entró á escalas vistas en la ciudad, siendo luego en-
tregada al saqueo.
Estaba muy avanzado el verano, cuando D. García de Toledo, con 7.000 hom-
bres, se hizo á la vela desde Málaga, para reunirse en Trípoli con Navarro y asu-
mir el mando de la expedición preparada contra los Gelvez, también rebelados
contra su legítimo rey: partieron con toda celeridad, y el miércoles 28 de Agosto
arribaron y desembarcaron en la isla y tierra firme inmediata, sin impedimento al-
guno.
El ardid de los moros y el denodado arrojo de D. García, ocasionaron el desas-
tre, que este pagó con su vida, fracasando la intentada conquista; Navarro, con-
forme á la orden que tenia , envió á Ñapóles las galeras de aquella proceden-
cia, y navegó hacia Trípoli con las demás. Corrió fortuna por espacio de ocho
dias, y llegó al puerto el 19 de Setiembre; para su guarda dejó 3.O0O hom-
bres y despidió los demás, conservando solo 4.000 hombres y el resto de su ar-
mada para correr la costa de África: mas el tiempo le fué contrario y se vio obli-
gado á invernar en la isla de Lampedusa, en las costas de Sicilia.
UN CAUDILLO MORELLANO. 3-1.1
Ciurana, al ser despedida la armada, se retiró con su nave, sin haber dejado
jamás de seguirla en aquellas conquistas, hasta que el conde Pedro Navarro, pa-
sando á Italia, dice un testigo (l) perdió la armada. Estos servicios i'ueron á su
cuenta y riesgo, tanto, que en apoyo de su dicho, el mismo deponente afirma que
poseia, por haberla comprado á D. Berenguer, la casa de este en la plaza deis
Tarascons de Morella; y que después de haberla vendido mostró arrepentirse,
porque procedía de merced real que uno de los reyes de Aragón hizo á un
antepasado suyo por razón de conquista.
Estos y muchos otros pormenores se deducen de la información aludida, y
que en virtud de reales cartas de los reyes de Hungría y de Bohemia D. Maxi-
miliano y Doña María, esta regente y lugar-teniente de los reinos de España,
por su hermano el Rey y Emperador Carlos I, dirigidas al Maestre racional y al
Baile general del reino de Valencia, desde Valladolid á 26 de Octubre de 1550,
suministró D. Juan Antonio Ciurana y Ciurana, nieto de D. Berenguer, en cré-
dito de los servicios de su familia, deponiendo en ella muy respetables personas,
testigos oculares los mas de determinados hechos. El traslado de que nos va-
lemos está sacado de los libros registros de la Bailía general por Miguel Juan
Rodríguez in Diversorum ValF- fol. CXXXXIV.
En 1511 entró en Morella D. Berenguer con la satisfacción propia del triunfo
y el noble orgullo de haber contribuido personalmente al éxito de aquellas
proezas: llevaba como trofeo vivo de sus victorias la joven esclava que hemos
mencionado, sin otros muchos, que las vicisitudes de los tiempos han hecho des-
aparecer; pues se ha conservado memoria en la villa hasta de las armaduras de
este caudillo, que parece eran nieladas de oro y azul, y de las que existieron va-
rias piezas hasta la época de la invasión francesa.
Pocos años se mantuvieron ociosas esas armas, ni en reposo el aguerrido es-
píritu de Ciurana. La muerte deD. Fernando el Católico y el advenimiento al
trono de D. Carlos I, con las complicaciones y descontento que se originaron de
ello, trajeron la azarosa época de las Gemianías del reino de Valencia con todas
las consecuencias y desastres consiguientes á una guerra civil. Morella , villa
real y con voto en Cortes, desde antiguo y en todo tiempo permaneció fiel á los
predecesores del joven príncipe que ascendía al trono, y quiso continuar en su
obediencia y fidelidad, sin adherirse al movimiento de Valencia, "por cuanto en
"ella se hacia cumplida justicia sin haber personas que la contuviesen, ni ningún
"barón ó señor de sus contornos lexausaba la menor demasía (2)". El célebre Gui-
llem SoroUa, Vicente Mocholi y Francisco Deona, síndicos y enviados especiales
{\) D. Gaspar DcspL-ns y Cubells.
(2) Crónica particular de Morella duraniv.- la rebelión de las Gemianías del reino de Valencia,
M. S.
3^2 REVISTA DE VALENCIA.
con credencial de los Trece de Valencia, visitaron la villa, instando á sus mora-
dores á agermanarse; pero sus proposiciones fueron rechazadas por las razones
antes dichas; y al punto que los emisarios partieron, la justicia y jurados convo-
caron á todos los hombres de bien de la villa, y se determinó el armamento
para defenderse de cualquiera agresión.
La elección de capitán tuvo lugar el 20 de Agosto de 1520, y recayó en el
Baile D. Berenguer Ciurana, cuyo carácter y condiciones le hacian idóneo para
semejante cargo. Su camarada de Berbería Guillermo Cros fué enviado á Zara-
goza para proveerse de armas, tambores y banderas, y recibidas que fueron, los
morellanos se dedicaron afanosos á instruirse en su manejo y en evoluciones mi-
litares, probando esta previsión el genio militar y la práctica de guerra, de su
recien electo capitán: "Comenzaron á ejercitarse en ellas, dice la crónica citada,
"con tan buena voluntad y ánimo, que era cosa de maravillarse del firme pro-
"pósito é innata lealtad que mostraban todos.,,
Una de las primeras hazañas de esta bisoña tropa, fué la sorpresa de Villa-
franca, Portell y Forcall ejecutada en una noche, merced á una marcha forzada
de diez y seis horas: estos tres lugares correspondían á la jurisdicción de More-
Ua; y la sorpresa tuvo por objeto apresar los cabezas ó capitanes de la Gemia-
nía formada en ellos; golpe de audacia que se llevó á efecto, si bien andando
el tiempo sobreseyeron en el proceso que instruían, medíante carta que les
dirigió el Gobernador del reino de Valencia.
Menos pacíficos algunos de San Mateo, instigados por una mala voz, se des-
mandaron y acometieron la casa del administrador de aquella encomienda, á
quien y á su criado, aunque indefenso, dieron muerte, atemorizando á la parte
sensata de la población. La noticia de este atropello voló á Morella, y su bandera
corrió á donde peligraba el orden, como sin connivencia previa lo hacia desde
Benicarló el Comendador mayor D. Francisco Despuíg, que mandaba en gefe
las fuerzas leales de aquella comarca, llamada Maestrazgo viejo de Montesa.
El correo que este despachó á Morella para que acudiese la gente de amias
de la villa, la encontró ya en el camino, en el quebrado barranco de Vallibana,
que servia de carretera ó vía de comunicación entre ambas poblaciones: sobre la
marcha, el experto D. Berenguer, con puntualidad militar, contestó por escrito al
Comendador mayor, el punto y hora donde se hallaría al amanecer del siguiente
día, que era el 21 de Junio.
Verificólo así, y cambiados los saludos y arganizado el plan estratégico, se le
encomendó el ataque'por la parte de Chert, que dada la señal, acometió con de-
nuedo, mientras las demás fuerzas lo verificaban por otros puntos. Seis horas
duró el combate, que terminó incendiando la puerta y penetrando en la pobla-
ción. Los mas comprometidos de los sitiados se hicieron fuertes en la torre de la
iglesia parroquial.
UN CAUDILLO MORELLANO. 848
Reunido al punto el consejo de guerra para continuar el asedio de esta, ó
levantarlo, por la posibilidad de que aquellos fuesen socorridos, prevaleció el
animoso arranque del Baile de Morella, cuyo voto fué de que si no habia otra
bandera que se encargara, él, con la suya, se ofrecia á dar rendida la torre antes
de tres dias. Este alarde de valor disipó todas las vacilaciones , y aceptado el
ofrecimiento, se dispuso á cumplirlo. Los del consejo le dieron desde luego todo
el despojo que dentro de la torre hubiera, y los vecinos honrados le presenta-
ron en el acto doscientos ducados para agasajo a los que mas se distinguiesen, de
los que solo aceptó cincuenta, con este objeto, y se le hizo presente de un rico
azafate de plata. D. Berenguer sobrepujó en esta ocasión con su genio y peri-
cia militar á los demás capitanes y gente de guerra que allí concurrieron; reve-
lando bien su competencia en el arte el ardid que empleó para batir la torre,
disponiendo, con fuertes maderos, un mantelete capaz de resguardar á veinte
hombres, con el que, auxiliado del fuego que hacian sus escopeteros desde las
casas circunvecinas, se aproximaron al pié del campanario, á cuya puerta, que
dá al exterior de la iglesia, pusieron fuego, y arrojando dentro gran cantidad
de haces de paja encendidos, obligaron á los sitiados á entregarse á discreción,
no obstante la desesperada resistencia que hacian, así con armas de fuego, como
arrojando sobre el mantelete hasta las piedras de sillería de lo alto de la torre.
Dio libertad á las mujeres y niños allí refugiados, y puso los prisioneros á dis-
posición del capitán general de aquellas fuerzas; y dando, en alarde triunfal, una
vuelta por la plaza, volvió la bandera á la casa del señor de Villores, donde se
hospedaba Ciurana: y "porque el general dio un poco de sinsabor, así se expresa
"la crónica, á los de Morella sobre la bandera de la hermandad de San Mateo
"cogida en la torre, el capitán (Ciurana) en el acto ú. tambor batiente salió de
"la villa y regresó á Morella." Estas textuales frases demuestran elocuentemente
el temple de alma de nuestro morellano y de su gente.
Retrájol^s esta desavenencia en su empinada villa algún tiempo, mante-
niéndose en una actitud defensiva y expectante mientras la fortuna, siempre
mudable, de la guerra, daba en otras partes del reino la victoria á los agerma-
nados, y el Virey D. Diego Hurtado de Mendoza, conde de Melito, se veia re-
ducido á ampararse en Denia y bajo sus almendrales durante un año, dia por
dia.
La penuria y escaseces con que se sostenía la contienda proporcionó á Don
Berenguer ocasión de patentizar su desprendimiento y los recursos de que dis-
ponía. El Comendador mayor de Montesa, gefe principal de las fuerzas en el
Maestrazgo, se vio en el conflicto de haberle de pedir prestada la suma que
ahora parece exigua, de 45 libras 4 sueldos de moneda valenciana, esto es, 167
pesetas 66 céntimos; si bien en aquellas circunstancias fuera importante, y otras
consideraciones aumentasen su entidad. Muerto el Comendador, su hermano el
344 REVISTA DE VALENCIA.
Maestre Frey Bernardo Despuig otorgó reconocimiento de la deuda, por despa-
cho dado en el castillo de Montesa á 17 de Mayo de 1536, prometiendo que á
toda hora que se cobrase del regio Erario alguna cantidad de las que era en de-
ber al difunto por los gastos de aquel tiempo, seria la primera á cancelarse esta
deuda, por haber sido contraída para la reducción del reino á la obediencia de
S. M. y no corresponder solventarla ni al tesoro de la Orden ni al peculio del
Comendador mayor.
El 3o de Junio de 1521, habiendo amagado á Catí las fuerzas de los ager-
inanados, dirigidas al Maestrazgo á las órdenes de Miguel Estellés, como ca-
pitán general, acordó Morella que D. Berenguer, con 200 hombres, marchase
á hacerle frente, quedando 400 mas para custodiar la villa: hízolo así, lle-
vando la bandera su alférez Pedro Sancho , ocupando los pasos y desfiladeros
convenientes. Estellés, poco diestro en estrategia, avanzó demasiado en el pais,
que no podia considerar como amigo: el cebo del botin obtenido en el saqueo
de la morería de Alcalá de Chisvert y otros lugares, relajó bastante su ejército;
y el Duque de Segorbe, con denodado ánimo, le cortó la retirada en las marjales
de Oropesa. Ciurana, que la madrugada de aquel dia 8 de Julio habia ocupado
á Borriol con su bien dispuesta gente, forzó la marcha para acudir á tiempo á
la pelea; esta fué tan breve como eficaz, y no pudo ya tomar parte en
ella: pero "hízoles el señor Duque mucho agasajo alojándolos á su voluntad,,
dice la crónica.
Situado el ejército del Duque en Nules, engrosado con las fuerzas del Co-
mendador mayor y de D. Luis Boteller, el Virey confió á D. Berenguer el
importante cargo de pagador del ejército real, sin dejar la capitanía de Morella:
poseemos las instrucciones auténticas que le dio por escrito desde Peñíscola,
fechadas en 5 de Setiembre de dicho año, y refrendadas por su secretario Fran-
cisco Celles.
Esta misión, de gran importancia, era reconocimiento tácito de la aptitud mi-
litar del agraciado para clasificar y retribuir las diferentes fuerzas alH congregadas;
las facultades que deja á su discreción y cautela, con el especial encargo de que
"á todo se puede dar asiento, conservando siempre el campo (ejército) de ma-
"nera que no se deshaga," atestiguan la no \'ulgar competencia en cosas de
guerra, y la respetabilidad y aptitud que reuuia Ciurana para el delicado en-
cargo que se le confiara.
El consejo de capitanes que reunió el Duque de Segorbe en Almenara
para presentar batalla al ejército agermanado de Valencia, que mandaba el Ju-
rado Jaime Ros, decidió que así se hiciese tan luego como el enemigo estu-
viese á la vista; y en atención á su proximidad, se acordó que aquella noche
diese la guardia la capitanía de Morella, por ser gente mas de fatiga. Al
siguiente dia, avisados los contrarios, "la bandera de Morella y la de Onda
UN CAUDILLO MORELLANO. 345
"promovieron cuestión sobre cuál de las dos iría en la vanguardia El Du-
"que dividió la gente en tres cuerpos de á 500 hombres cada uno, y dio la van-
"guardia á la bandera de Morella, de que era capitán D. Berenguer Ciurana
"AI grito de "victoria" se dio la arremetida, siendo los primeros en el choque
"los de Morella, y cargaron tan denodadamente que arrollaron las primeras
"filas y los enemigos, dejando caer todos las picas, se declararon en fu^a.
"La bandera de Morella íbales siempre al alcance y los siguió, con otra de
"Castellón, hasta el arrabal de Murviedro , donde hicieron alto debajo de unas
"moreras, como una media hora, y luego poco á poco se volvieron por el
"camino real."
Habiendo reunido mayores refuerzos el Virey, que desde el 14 al 21 de Se-
tiembre se habia trasladado á Nales, tomó el mando del ejército real. Murvie-
dro se le rindió por confabulación, y para ocuparlo, el Maestre racional Don
Juan Escrivá de Romaní, que habia intervenido en los tratos, tomó de noche
cuarenta hombres de Morella, con su capitán Ciurana y su alférez Pedro San-
cho, llevando la bandera enfundada, y subió al castillo, no sin riesgo, porque
no todos los de la villa estaban conformes en la entrega. Dos dias después, el
Virey, con todo el ejército, vino á Murviedro, y subió á la fortaleza, donde
"hizo llegar á Mosen Berenguer Ciurana y á Mosen Damián de Monserrat, ca-
"pitanes de Morella, y les encomendó el castillo, encargándoselo mucho. Pa-
"reció bien al Virey y demás señores del campo, que debia quedar en Mur\-ie-
"dro alguna guarnición y acordaron que las dos compañías de Morella, por
"ser de confianza, permaneciesen allí; y así lo dijeron á dichos capitanes; á lo
"que estos contestaron que pues cumplía al servicio de S. M. eran gustosos
"en ello.""
Esta segunda compañía, ó bandera de Morella, capitaneada Dor D. Damián
Monserrat, era parte de los 400 hombres que vimos retuvo aquella villa para
su defensa, cuando envió á D. Berenguer para hacer frente al ejército de Estellés.
El Virey, en carta fechada desde Peñíscola el 14 de Setiembre "porque ya se
"aprietan estas cosas para llegar al cabo de ellas," mandó al Justicia y Jurados
que además de los 200 hombres ordinarios que ya estaban en el ejército, esco-
giesen otros tantos, los que mejor y mas hábiles le parecieran: y por otra carta
despachada en Nules á 2 1 de Setiembre, ordenó que sin detenerse un punto
viniesen á incorporarse al ejército de su mando.
No precisa la crónica que seguimos cuá:ndo estas compañías de Morella de-
jaron de dar la guarnición á Mun'iedro: pero como al poco tiempo, y merced "á
la reunión del cuerpo de ejército del Marqués de los Velez con el del Virey,
este ocupó á Valencia, aposentándose por primera vez en el palacio del Real,
debe inferirse que cesando la causa, aquel castillo fué encomendado á otros
guardas.
346 REVISTA DE VALENCIA.
En breve, y al disponerse el ataque á Alcira desde el arrabal de San Agus-
tín, después de haber pasado el rio con acertada estrategia, vuelve á encon-
trarse al capitán Ciurana y su bizarra gente en los puntos de mayor peligro y
distinción.
"Hizo pregón el Virey que á la primera bandera que entrase en la cabeza
"del puente de San Agustin se le darían doscientos ducados. La brecha estaba
"alta, como á diez palmos del suelo, mas sobre los escombros podia subirse
"Las primeras banderas que asaltaron y subieron fueron las del Comendador
"mayor de Montesa, la del capitán Vilanova y la del capitán Ciurana ha-
"ciendo dos ó tres esfuerzos se aplanó el escombro y no acabaron de subir; y
"visto por el Virey que era tiempo perdido, los mandó retirar."
El sitio de Alcira duró un mes: cuando ya la artillería habia consumido
todas las municiones, y la gente se hallaba cansada, la bandera de Morella, con
otras cinco, salió de noche á una emboscada para cortar el paso á unos
3.000 hombres que de Játiva iban en socorro de los sitiados: pero cruzaron el
rio dos leguas mas arriba, y viendo frustrado el objeto, el Virey levantó el sitio
y marchó contra Játiva. Dado asalto á esta ciudad, sin éxito, se entablaron ne-
gociaciones con los sitiados, dándose rehenes por ambas partes: el caballeroso
D. Rodrigo Hurtado de Mendoza, marqués de Zenete, lo fué por parte de su
hermano el Virey; una de las condiciones puestas por los sitiados, para evi-
tarse el saqueo, era la de que el ejército fuese despedido: la aceptó y cumplió
con demasiada buena fé el conde de Melito, y la compañía de D. Berenguer
Ciurana regresó á Morella.
Los parlamentos para la rendición de Játiva, duraron hasta entrado el
verano siguiente, el de 1522, con tan menguada suerte "que á no ser que
"quiso Dios que el emperador llegó el Virey se perdiera y la Gemianía se
"recobrara, "' dice sintéticamente la crónica: "Cuando S. M. llegó, mandó á
"todas las villas reales del reino que luego sin tardanza marcharan al campo
"del Virey sobre Játiva. La villa de Morella concurrió con ICO hombres, que
"no se le pidieron mas, con el mismo capitán Mosen Berenguer Ciurana, y par-
"tii) de la villa el ló de Agosto. Pasaron gran riesgo híista llegar á Játiva
"se rindió la ciudad y el castillo, y como S. M. habia mandado que las tropas
"no entraran para que no saqueasen, el Virey tomó la gente de Morella é hizo
"abrir una sola puerta y se la encomendó, rogándole mucho que impidiese entrar
"á ningún soldado Entró el Virey en Játiva: al dia siguiente le fué entregada
"Alcira: y como las cosas estaban allanadas, Ciurana pidió al Virey la licencia,
"el cual repuso que era muy de razón y se la concedió. ''
Játiva, pues, debió á la bizarría y disciplina militar del caudillo morellano,
y á la honradez y subordinación de sus soldados, su salvaguardia, y el quedar
lil)re del saqueo que las costumbres de la guerra en aquellos tiempos autorí-
UN CAUDILLO MORELLANO. 847
zaban: y plácenos consignar este hecho como uno de los mas distinguidos y
honoríficos que realizó en su carrera nuestro ilustre morellano.
Llegada á Morella la bandera, se le hizo un recibimiento triunfal, con pro-
cesión y acción de gracias en la iglesia Arciprestal, y al finalizar, una bien con-
certada comparsa de pastores, muy al propósito de la fiesta, cantó un villan-
cico en honor de los regidores de la villa.
El Virey habia concedido á Morella tres piezas de artillería, de las que se
tomaron en Murviedro á los agermanados, á saber: "la de los panaderos, la de
'ios carpinteros, y la tercera decían era de los peraires, muy buenas, y las me-
"jores que tenían con el señal de cada oficio, escepto la que se decía era
"de los peraires, porque se lo habían quitado, y la villa tiene dichas piezas
"muy bien aderezadas y guardadas. "
Este importante trofeo debió desvanecer aquel poco de sinsabor que vimos
sufrió Ciurana y su gente por no haber conseguido el primer despojo que abatió
en la torre de San Mateo. La mudanza de tiempos han hecho reducir á campanas
de reloj el metal de aquellas piezas de artillería: mas donde quiera que exista y
bajo cualquiera forma, revela tres puntos notables: el ardimiento y el genio de
los valencianos fundiendo artillería para la lucha: el arrojo de un puñado de
morellanos y de su capitán para tomarlas á pecho descubierto en campo raso, v
la^esterilidad de toda guerra civil, que desvanece sus mismos móviles y deshace
hasta los instrumentos bélicos, así como modifica la opinión cuyos lamentables
extravíos arrastran á lamentables excesos. Solo subsiste el simbólico tafetán de
la bandera que D. Berenguer sostuvo con tanto valor y esforzado brazo.
Por tercera vez duró poco el reposo en que estuvieron las armas de Ciurana
y su aguerrido contingente.
En 1526 estalló la rebelión de los moriscos del reino, que se hicieron fuer-
tes en la elevada sierra de Espadan. D. Gerónimo Cabanilles, gerente-voces de
lugarteniente de general gobernador y regente de lugartenencia del Reino
por despacho que conservamos auténtico, dado en Valencia á 7 de Mayo de
aquel año, "por ser conveniente con gente de armas y mano fuerte reducir á
"los moros rebelados y fortificados en dicha sierra, y confiado en la fé, bondad
"y esfuerzo de D. Berenguer Ciurana, baile de Morella, y su acreditada experien-
"cia en cosas de guerra, " le nombró capitán para levantar 250 hombres con el
sueldo acostumbrado, bien en el reino de Valencia ó el de Aragón, donde mas
oportuno lo creyere, confiriéndole las facultades correspondientes.
D. Juan de Lanuza, lugarteniente y capitán general de Aragón, por despa-
cho dado en Zaragoza á 2 1 de Abril y dirigido á las Justicias de aquel reino,
y en especial á las de Alcañíz, Caspe, Montalvan y lugares de la terna de Cala-
trava, y bailías de Cantavieja y Castellote, comarcanos á Morella, hízoles saber
que D. Juan Ciurana, hijo de D. Berenguer, iba con su licencia y en real servicio
348 REVISTA DE VALENCIA.
á reclutar hasta I.OOO hombres en dichas poblaciones y conducirlos al reino de
Valencia para expugnar los moros rebeldes y encastillados en la sierra de Espa-
dan, mandándoles darle todo el favor y ayuda que hubiera menester. El 4 de
Julio presentó D. Juan Ciurana dicha conducta á Frey Francisco Cabrero, gober-
nador de las villas de Calatrava, y le dio puntual obedecimiento.
Trece dias después, organizadas ya las compañías de Morella, salieron de la
villa para su destino. Sabedor el experimentado D. Berenguer de que 3o moros,
procedentes de Aragón, pasaban por aquellas cercanías para reunirse á los de la
Sierra de Espadan, destacó á su hijo D. Juan para cortarles el paso, y este bi-
zarro cuanto infortunado joven, hizo sus primeras armas contra ellos, llevando
solo 12 hombres y al alférez D. Gaspar Despens; dioles alcance en las Segarras,
asediándoles en las casas de este nombre, donde se hablan refugiado, y consiguió
se le rindieran los que quedaron vivos.
El 19 llegaron estas fuerzas á Onda, reuniéndose á las que mandaba el ani-
moso Duque de Segorbe, para quien fué de gran satisfacción volver á ver á su
frente al aguerrido D. Berenguer y su bien armada y experta gente. Al dia si-
guiente avanzaron contra Villahin, desalojando á los moros de sus atrinchera-
mientos: siete veces se rehicieron, pero al fin sucumbieron. El Duque sentó sus
reales en la villa; obligándole lo inaccesible de la montaña á esperar refuerzos
para atacarla. En la noche del 26 de Julio guardaba uno de los puestos mas pe-
ligrosos la gente de Morella, cuando un tropel de moros, con un ataque brusco,
cayó sobre ella: la lucha fué cuerpo á cuerpo, y el bizarro D. Juan Ciurana su-
cumbió, batiéndose, y fué degollado. Su alférez y el célebre cronista D. Martin de
Viciana reanimaron las fuerzas y consiguieron hacer retroceder al enemigo; este
último, en su crónica, dice: "vi matar á mi lado en Villahin á D. Juan Ciurana,
caballero y capitán de Morella."
Las circunstancias que concurrian en el muerto aquilataban el dolor de su
pérdida. Era hijo único de D. Berenguer, á quien estaba reservada la heroica
abnegación de verle cortar la vida, y casi dejar extinguida su familia. D. Juan era
recien casado con su sobrina Doña Ursola Isabel Ciurana y Berga, y dejaba á
esta en cinta; el postumo que nació fué digno sucesor en hechos y honores
de su ilustre abuelo y de su desgraciado padre. El infortunio no amilanó el tem-
ple de alma del veterano caudillo; continuó sin vacilar la campaña, formando en
el cuerpo que mandaba el Duque de Segorbe y rivalizando con los 3. 000 tudes-
cos que acudieron en su ausilio, al mando de Rocandulfo, gefe experimentado
que debia conducirlos á Italia. Otros 500 extranjeros, mandados por Pérez Arnal,
y 1.500 valencianos á las órdenes de Figuerola, completaban los refuerzos que
reunió el Duque en su comprometida empresa. El 18 de Setiembre se ganó una
altura contrapuesta á la sierra, y aquella noche acampó el ejército sobre el
monte. Al siguiente dia se dio el ataque general por cuatro puntos, arrollando
UN CAUDILLO MORELLANO. 349
cuantas defensas opusieron los rebeldes, hasta que el valiente Martin Vizcaino
plantó su bandera sobre el reducto principal. Obtenida la victoria, el ejército fué
despedido; las compañías regresaron á los pueblos de su procedencia, ufanas del
completo triunfo conseguido: pero la de Morella, ásu entrada en la villa, en vez
de los vítores y aplausos de otras ocasiones, tributo el sentido pésame al padre
y á la joven viuda del malogrado Ciurana.
En consideración á este desgraciado suceso, el Emperador y Rey Carlos I, por
real despacho expedido en Monzón á 2Ó de Junio de 1528, concedió á D. Beren-
guer Ciurana que después de sus dias le sucediese en la Bailía de Morella su nieto
D. Juan Antonio Ciurana y Berga, vitaliciamente, en atención á los méritos y
servicios suyos y de su hijo único, muerto en el ataque á la sierra de Espadan;
con facultad que si ocurriese la sucesión en pupilar edad, rigiese el oficio el tutor.
Por esto y por la imperecedera memoria de los hechos de D. Berenguer, el cargo
de Baile radicó en sus descendientes varones por mas de iSOaños, hasta que el
último de ellos, por no menores servicios, vino á morir en Valencia.
Los cuidados de familia, consiguientes á. la desgracia sobrevenida, y la edad
ya avanzada de nuestro caudillo, debieron atenuar sus bélicas aficiones: pasó los
veinte años de su vida dedicado á sus intereses y á imbuir en su nieto, en quien
cifraba con fundamento las esperanzas de su sucesión, los severos principios que
su acrisolado proceder reveló en todas sus acciones. Numerosos dociunentos
demuestran sus desvelos por la mejora de su hacienda y por la colocación en
matrimonio del referido su nieto con Doña Bárbara Berga y Gil de Palomar, á
que concurrió en 3 de Mayo de 1544, según las capitulaciones autorizadas por
Miguel Guimeríí, notario de Cinchtorres, en donde la contrayente residía.
Un año escaso antes, este bravo caballero, aleccionado en los mejores princi-
pios y con singular presencia de ánimo, hallándose sano, otorgó testamento en su
casa-habitacion en Morella, á 14 de Abril de 1543; y más adelante, el 19 de Febrero
de 1545, dictó un codicilo: documentos ambos por su contenido y sus frases dignos
del testador: autorizólos ambos el notario Gaspar Punter, que los publicó según
fueros de Valencia, en la casa donde viviendo habitaba aquel, tres dias después
de su muerte: esta acaeció el 24 de Febrero de 1545, y conforme á lo por él
dispuesto, se le enterró en su sepultura propia en la capilla de San Bernardino
de la iglesia del convento de San Francisco de dicha villa, al pié del castillo, cuya
alcaidía, unida al hallazgo, tan largos años y con tanto honor habia ejercido.
D. Berenguer Ciurana fué un distinguido y ejemplar personaje de su época;
honor de su familia, é ilustre hijo de la antigua villa que le vio nacer, y lloró su
muerte. Sobresale en su carácter el espíritu militar y caballeroso: su propensión
fué hacer la guerra donde la hubiese: tipo exacto de los legendarios mesnaderos
que acudían donde el pendón real les señalase campo, le hemos visto combatir
por mar y tierra en África y en España; donde quiera que hubiese enemigos
350
REVISTA DE VALENCIA.
contra quienes esgrimir sus bien templadas armas,, campeón decidido del orden
y salvaí,'uardia irresistible de la propiedad y la honra de los vencidos. Acaso no
sea un caudillo á gusto de todos; pero sus últimas proezas contra los moros rebe-
lados en Espadan, los mismos que á su lado hablan tal vez combatido en Alme-
nara, Alcira y Játiva, demuestran que su brazo no se movia sino á impulso de
la mas leal obediencia y un acendrado deber; el ningim lucro obtenido de sus
empresas, y el dejar sellada con la propia sangre de su hijo único la serie de
sus relevantes servicios, realzan la magnanimidad y distinción de este ilustre
morellano, circunstancias todas que nos han impulsado á consagrarle estos ren-
glones, y reportar estas cosas añejas á los benévolos lectores de la Revista de
Valencia.
El Marqués de Cruilles,
Á LA SENYORA BARONESA DE CORTES
QUAN FON PROCLAMADA REVNA
DELS lOCHS FLORALS DEL RAT-PENAT.
GTS te aclaiiiaven, ¡oh baronesa!
' Plens d' entusiasme, de amor, de fe;
Tcts esclaus eren de ta bellesa:
Ouan esa flama brillava encesa
U me digué:
"Reyna 1" han feta, ¿reyna de qué?"
-•"De un hermós reyne: la Poesia.
De un mon riquísim: lo ver Amor, "
Aixís ii dia,
Y en tant la boca y els ulls obria
Aquell indocte preguntador.
"Sobre les altes, negres teulades
Hon forsa perden altres reynats;
Hon entre boyres y nubolades
Busquen les animes enamorades
Aquells ensómits que 'Is son mes grats,
Pié de misteri,
Cobert de un vel,
S" estén sens fites son vast imperi,
Mig en la térra, mig en lo cel.
353 REVISTA DE VALENCIA.
A la llum dolsa de lluna trista,
Al raig piirísim del triunfant sol,
Allí apareixeii á nostra vista
Ombres glorioses eu llarch estol.
Sobre la roca, de Ilors cenyida,
Morint 11 endressa sa despedida
Al ingrat jove Safo inmortal;
Bebent Falerno, desfullant roses,
Tibul envia ses amoroses
Queixes á Lesbia, tendrá á son mal.
A Na Teresa Ansias March canta.
Entre carts aspres purísim Ilir;
Y á sa Heloisa, mística y santa,
Ven Abelardo, que ' 1 cor li encanta,
En la nit fosca del monestir.
En los ombrivols horts de Valclusa,
Conduit Petrarca per casta Musa,
Corona á Laura d" eternes flors;
Y allá entre núbols lluny se divisa
Al Alhighieri que emperadisa
A la doncella deis seus amors.
¡Ilusió sempre pura y novella!
¡Dija impalpable! ¡Goig no lograt!
¡Blanques fantasmes que veu sobre ella
Volar eternes la Humanitat!
¡Plors de agradosa melanconía!
¡Conort dolcísim que Deu envia!
¡Adivinances de un mon millor!
¡Ouin hermós reyne, la Poesía!
¡Ouin vast iniperi, lo ver Amor! "
Tots te aclamaven, oh baronesa,
Y ya en sa pensa la lluní encesa,
Aquell indocte, " ¡^"itor! digué,
Eixa corona de ideal bellesa
A ninguna altra caurá tan bé!"
Teodoro Llórente.
RECUERDOS DE POBLET Y SANTAS CREUS.
:i>K. D. VICE.NTK W. gUEKüL
Querido amigo:
lo soñador que tú eres, á la delicada manera que tienes de sentir, y
por el culto que has rendido siempre á todo lo que á nuestras patrias
glorias se refiere, comprendo cuánto sentinas no poder acompañarnos
á Poblet y Santas Creus; por mi parte, debo decir que tanto se echó de menos
tu presencia, que frecuentemente se pronunció tu nombre durante toda nuestra
escursion. Yo habia formado propósito de escribir dándote cuenta detallada de
todo lo que vimos; pero como quiera que de ello Las Provincias y El Mercan-
til Valenciano hicieron una descripción lan exacta como sentida, temeraria
presunción hubiera sido por mi parte querer llevar leña al bosque; y por lo
mismo, me limitaré á manifestarte alguna de las impresiones que mas honda
huella han dejado en mi memoria, reservando para otros mas expertos la parte
descriptiva, y el juicio crítico que hayan formado de cuanto á tan grata expe-
dición se refiera.
Al penetrar en el monasterio de Poblet, me sentí abrumado ante la grandeza
y melancolía de cuadro tan colosal: la magestad de los siglos se halla impresa
en sus derruidos nmros, en sus elevadas y ruinosas bóvedas, en sus inmensos
arcos y en sus innumerables y destruidos sepulcros. El ambiente que bajo aque-
llas augustas bóvedas se respira, es el ambiente de otras edades, es un ambiente
que embriaga y hace olvidar la época en que vivimos: en la atmósfera que aque-
llos muros encierran, flotan las sombras venerandas del Pasado, que recorren
aquellos espacios, lamentando la ingratitud con que hemos correspondido á tan-
tas glorias como nos legaron.
Yo he creido oir sus quejumbrosas voces en el viento, que al penetrar por
23
354 REVISTA DE VALENXIA.
aquellos solitarios y abandonados claustros, gime á lo largo de sus muros, muje
al chocar contra los robustos botareles, ó silba al quebrarse en la arista de una
rota ojiva. Y al aspirar el aire que por aquellas ruinas circula, saturado por el
olor del polvo de los siglos, creí percibir las emanaciones de otras edades;
pero cuando contemplé bárbaramente destrozado tan gran monumento, que
guarda las tradiciones mas gloriosas de mi patria, me sentí combatido por los
mas opuestos y encontrados sentimientos, hasta el punto de senne imposible
definir el verdadero estado de mi alma: asombro y admiración ante tales gran-
dezas, indignación al ver que tanta desolación y ruinas solo datan del año 1885
y son obra de la mano del hombre ; algo parecido á la desesperación al pensar
que jamás volverá á ser lo que fué, que es irreparable tan gran catástrofe; pero
todos estos sentimientos, sintiéndolos á la vez, sin saber por algunos momentos
cuál de ellos se apoderarla y dominaría mi espíritu: por fin, las lágrimas se agol-
paron á mis ojos, desahogando el dolor y la pena que dentro de mi pecho sen-
tía. Hubo momentos en que bajo aquellas bóvedas me fui enojoso á mí mismo:
con el traje y las ideas del presente siglo, me parecía yo un anacronismo; mi
prosaica y vulgar figura, al vagar por debajo de aquellos imponentes arcos, se
destacaba sobré un fondo demasiado grande, demasiado soberbio. Yo, amante de
nuestras patrias glorias y humilde creyente en el Dios de mis padres, al sentarme
sobre aquellas ruinas , recordando nuestra pasada grandeza, y ver al mismo
tiempo los arcos que se desploman, las columnas truncadas, los ricos y elegantes
capiteles rodando á mis pies, los sepulcros despedazados, las estatuas mutiladas
y las aras derribadas, me lamenté con el treno del profeta, y no pude menos de
exclamar: "La casa de nuestra santificación y de nuestra gloria, en donde te
"alabaron nuestros padres, se ha convertido en llamas de fuego, y todas nuestras
"cosas preciosas han parado en ruinas.,,
Amigo mío, fuerza es confesarlo; nuestro siglo ha sido muy cruel y muy in-
grato para con la memoria de nuestros antepasados: envanecidos con nuestra
civilización, y en nombre de la libertad, hemos reducido á escombros, hemos
destrozado las páginas mas brillantes de nuestra historia, para sentarnos orgu-
llosos sobre sus ruinas, como sentóse el bárbaro, ensoberbecido de su fuerza,
sobre los destrozados restos de las antiguas civilizaciones. Solo el fanatismo es
el que puede cometer crímenes tan horrendos y causar tan grandes desastres: y
ianatismo fué el que armó la mano del hombre con la tea incendiaria para
aniquilar el venerando monasterio de Poblet ; porque para mí, tan fanático es
Torquemada quemando en nombre de un Dios de paz, como Robespierre dego-
llando en nombre de la libertad. ¿Qué culpa cometieron nuestros antepasados
para insultar y profanar sus sagrados restos, sino el haber tenido unos descen-
dientes tan ingratos como nosotros? ¿Por qué renegar de su memoria, si por mu-
cho (jue tratemos de borrarla, de ellos ha de hablar la historia antes que de
RECUERDOS DE POBLET Y SANTAS CREUS. 355
nosotros? ¿No fueron parte, no formaron enlazado eslabón de esa larga cadena
llamada Humanidad? Perdona, amigo mió, estas lamentaciones, hijas de mi indig-
nación y del dolor que me causó el triste y desolado cuadro que á mi vista se
desplegaba.
El famoso monasterio de Poblet data del año 1120, pero como quiera
que fué continuado y terminado en épocas posteriores, no presenta en toda su
pureza un estilo único y concreto: en él se vé claramente la época de transición
gótica-bizantina. Sus riquezas arquitectónicas exceden á toda ponderación: el
templo consta de tres naves: en la del centro, en el punto donde corresponde al
crucero y á la parte del evangelio, se levantan, bajo de un inmenso arco y sobre
otro arco escarzano, los destrozados sepulcros de D. Jaime I, D. Pedro IV de
Aragón y sus dos esposas; frente á estos, formando pendant, están los sepulcros
(destrozados también), de D. Alfonso II, D. Juan I, sus respectivas consortes y
otros grandes personajes; del coro, que era un portento de riqueza, y que es-
taba en la nave del centro, no queda absolutamente nada; de las dos naves
laterales, la de la derecha contiene varias capillas, y la de la izquierda carece de
ellas por exigirlo así la orden del Cister. El altar mayor y el presbiterio, de már-
mol blanco, son de la época del Renacimiento; en su ornamentación, de una ex-
tremada delicadeza, creí descubrir algo de la escuela italiana; pero he de decirte,
amigo mió, que tales preciosidades, tales notas arquitectónicas de otra época, por
bellas que sean, bajo aquellas venerables y severas bóvedas me hacian el mismo
efecto que una rica chorrera de encajes puesta sobre el acerado pecho de un
guerrero de la Edad Media. Los claustros, principalmente los llamados de San
Esteban, son una maravilla del arte; en ellos se vé mas claramente precisada la
época de transición; las caladas ojivas de sus arcos se apoyan sobre robustos
pilares fomiados de hazes de columnas bizantinas; la riqueza, variedad y número
de sus capiteles excede á toda ponderación. Allí se encuentran capiteles historia-
dos con pasajes del Antiguo Testamento, otros que ostentan la variada y exube-
rante vejetacion del expléndido Oriente; los hay cuajados de pedrería ó bien
formando canastillos de cuerda, etc., etc. Pero una de las maravillas mas nota-
bles que sin duda algima aquel monasterio encierra, es su sala capitular; las dos
ventanas que decoran su pórtico son del gusto mas delicado y exquisito. Paso
por alto lá biblioteca, el inmenso noviciado, etc., etc., pues necesitarla un volu-
men para describir cuanto hay de notable, y no lograrla mas que cansarte, sin
que pudiese dar una idea aproximada de lo que aquello es.
Una de las muchas cosas que me llamaron la atención en el monasterio de
Poblet, fué que en medio de su oriental riqueza arquitectónica, no se puede dar
un paso sin que la idea de la muerte surja delante de nosotros: tal es el inmenso
número de sus sepulcros; y esto es precisamente lo que para mí le dá el carác^
ter grandioso é imponente que tiene.
35Ó REVISTA DE VALENCIA.
Pero ;ay amigo! no queda ningún sepiliere que no haya sido profanado; y
una de las impresiones que mas horror me han causado fué el ver que to-
dos, absolutamente todos, han sido brutalmente destrozados: vistos de lejos,
parece que sobre ellos se haya dejado caer una gran mancha negra de tinta,
pero, cuando á ellas te acercas, ves horribles y dentellados agujeros de todas
formas y tamaños.
El ladrón, al romper con su piqueta aquellas losas sepulcrales en busca de
tesoros, ó el fanático, al despedazarlos para descargar su rabia queriendo ven-
i'arse del pasado, dejaron penetrar un rayo de luz en aquellas tinieblas é hicieron
desaparecer el misterio de la tumba, dejando al descubierto tan solo la miseria
humana, un montón de áridos y calcinados huesos. No pretendo ni me incumbe
saber quiénes fueron los violadores del secreto que aquellas tumbas guardaban;
pero sí diré, que nuestra nación, ni por su historia ni por su carácter, ha sido
capaz, ella sola de por sí, de cometer semejantes sacrilegios; y si en aquellos ca-
lamitosos tiempos se dieron casos como el que al presente lamentamos por des-
"racia, fué copia del mal ejemplo que recientemente habia dado la Francia. La
Francia fué y ha sido la única nación del mundo que, en nombre de una filosofía
atea é intransigente, penetró en la mansión de la muerte, y allí, donde los odios
acaban, ella, llena de rencor y poseída de satánico orgullo, usurpó los atributos
de un Dios, y erigiéndose en tribunal de la humanidad, citó á su inicuo juicio á
los que habian sido juzgados por el Eterno, para negarles ó concederles im pu-
ñado de tierra con que cubrir sus restos.
Debo decirte que era muy grande mi curiosidad por ver lo que aquellos se-
pulcros contenían; el conserje facilitó una escalera de mano, y al subir, no sin
cierta emoción, acerqué mi cara, tapando con ella la poca luz que por el agujero
penetraba, y al ver aquella negra oscuridad, creí que me asomaba á esas miste-
riosas y desconocidas regiones de donde jamás se vuelve. Metí mi trémula mano
en aquel fondo y saqué un destrozado cráneo, que besé con respeto, devolviéndolo
á la tumba que lo reclamaba. Y ahora que hablo de los sepulcros de Poblet, no
recuerdo quién de los expedicionarios nombró al Escorial, comparando este con
aquel; no creo haya semejanza alguna entre ambos. El orgullo de im hombre le-
vantó el Escorial de Castilla; la piedad y fé de todo un pueblo levantaron el Esco-
rial de Cataluña. La arquitectura del primero es ecléctica, su trazo rígido le imprime
un aspecto frió y helado como su fundador. La magestuosa y rica arquitectura
del segundo pertenece á una época que tenia inspiración propia; bajo aquellas
bóvedas se percibe aun el rescoldo de la fé ardiente de los antiguos tiempos; al
vagar por el Escorial temería uno encontrarse con la enlutada y tétrica figura de
Felipe 11. En Poblet desearíamos se levantaran de sus sepulcros nuestros glo-
riosos y queridos reyes de Aragón, para admirarles y rendirles un tributo do
nuestro amor. El panteón del Escorial exclusivamente guarda las cenizas de
RECUERDOS DE POBLET V SANTAS CREUS. 35";
aquellos reyes que tan solo lo fueron por la gracia de Dios. El panteón de Po-
blet, no solo guarda las cenizas de los populares monarcas aragoneses, sino tam-
bién las de sus subditos; al lado de la tumba de un rey descansa el humilde hiju
del pueblo que, por sus méritos ó su saber, llegó á empuñar el báculo abacial;
cerca de donde reposan las cenizas de una reina, se vé la sepultura de una
pobre y oscura monja, sin mas títulos que sus virtudes, y la sepultura de un doctor
alterna con la de un guerrero , que después de haber peleado en cien batallas,
justo era que descansara en el seno de su patria y cerca de aquellos por quie-
nes v'ertió su sangre, por su Dios y j.or su rey. Con solo mirar los dos panteo-
nes, el del Escorial y el de Poblet, se viene en conocimiento del carácter é insti-
tuciones políticas que rigieron á ambos pueblos.
Cuatro horas nos costó de recorrer el monasterio de Poblet y el palacio del
rey D. Martin; cansados nos retiramos para restaurar nuestras fuerzas, y á las
once de la noche volvimos al monasterio, para verlo á la luz de las antorchas;
nada te digo del fantástico efecto qu¿ aquellas rojizas luces produjeron al disi-
par las densas tinieblas del templo: ya lo leerlas en los periódicos antes citados.
Rezamos una salve, cantada como la cantan en Monserrat ante la imagen de la
Virgen; las altas horas de la noche, aquellas naves alumbradas por la oscilante
y movible luz de las antorchas, el vigoroso claro-oscuro que producía en los
rompimientos de los elevados arcos, aquellas bóvedas retmnbando otra vez al
eco de las plegarias, á uno y otro lado levantándose los destrozados sepul-
cros de los reyes, todo ofrecía una escena mas para sentirla que para des-
cribirla. Terminada la salve, y precedidos de dos virtuosos sacerdotes, que con
nosotros venian, nos dirigimos á los claustros entonando la letanía. Unas veces,
toda el ala de su claustro quedaba en la mas profunda y pavorosa oscuridad,
mientras otras, se veia alumbrada por los rojizos reflejos de las antorchas, ha-
ciendo resaltar los calados de las o; 'vas sobre su fondo oscuro; y al pasar pro-
cesionalmente por delante de aquellas largas hileras de sepulcros, creia ver aso-
mar sobre el fondo negro de sus aportillados agujeros la pálida y demacrada faz
de los finados, que se incorporaban para ver quiénes eran los que iban á turbar su
sueño de muerte, pidiendo clemencia á la madre de Dios. En los patios del mo-
nasterio crecen altas y espesas yerbas, y las pálidas luces de bengala colocadas
en lo alto de las cornisas producían un efecto encantador; parecía que los claus-
tros de trasparente mármol surgían de un verde y diáfano mar de cristal.
Cerca de la una de la madrugada seria cuando di con mi cuerpo en el le-
cho: necesidad tenían cuerpo y alma de reposo; sin embargo , mi escitacion
nerviosa era extremada y por mas que hice no pude conciliar el sueño. Al día
siguiente me levanté muy temprano, y á las cuatro y media de la madnigada
estaba en la puerta de la hospedc:!'a, teniendo delante de mí el monasterio;
pocos pasos necesitaba dar para penetrar en él: pero temiendo no se apoderase
358 REVISTA DE VALENCIA.
de mí la nostalgia del dia anterior, desistí de ello, y me senté, pensando en lo
que en otros tiempos pasarla y se verla desde aquel mismo sitio en que estaba.
El bello paisaje que ante mi vista se extendía, los risueños montes del Priorato,
bañados por la tenue y diáfana luz que al nacimiento del dia precede, la calma
y silencio que en torno mió reinaba, eran sobrados alicientes para exaltar la
imaginación: déjeme llevar de ella, y rae creí retrospectivamente trasportado á
una mañana del año 1278. Veía aquellos contornos y montes vecinos llenos de
una gran muchedumbre, que después de haber pasado la noche bajo provisio-
nales tiendas, bajaba presurosa por las laderas; extendía la vista á otras lonta-
nanzas y descubría por el blanco y polvoriento camino^ negro cordón de gentes
que como larga y movible serpiente, al unirse con el que bajaba de las vecinas
colinas, se engrosaba avanzando hacia donde yo estaba, como una inmensa ola
humana. En la apiñada multitud, que llenaba las dos plazas, el atrio y todo lo
que pertenece al recinto exterior del convento, solo podian abrirse paso los
escuderos cuando llevaban del diestro los encabestrados caballos, que asombrados
del ruido y de la gente, relinchaban y se levantaban de manos al ser conducidos
á las cuadras. Los soldados iban y venían recibiendo ó trasmitiendo órdenes; los
caballeros descabalgaban; los pajes buscaban á sus señores, y continuamente veía
llegar nuevos personajes; la hospedería, el convento y todas sus dependencias
estaban atestados de ilustres huéspedes: allí habían acudido arzobispos, obispos,
abades, priores, abadesas, hombres de órdenes, condes, barones, mesnaderos,
ciudadanos, hombres de villa, y por fin, gente de todas clases y condiciones; allí
estaban también los reyes, sus hijos, las reinas y sus nietos ; qué diré, allí veía
congregado todo lo más grande de Aragón, Valencia y Cataluña. Salvado el
atrio, y franqueada la puerta, que posteriormente se llamó Puerta Dorada, donde
se recibía á los reyes, me encaminaba directamente á la iglesia: su antiguo pórtico
bizantino estaba colgado de ricos paños de terciopelo negro con franjas y bor-
lones de oro, ostentando los blasones de los tres reinos; largas y apretadas filas
de soldados á uno y otro lado, guardaban las puertas y contenían á la gente:
envuelto en una misteriosa oscuridad, el templo presentaba un aspecto imponente
y magestuoso: del tercio inferior de sus elevados y macizos pilares hasta el pavi-
mento, caían inmensos crespones negros.
Admirable era el golpe de vista que ofrecía el coro; toda la comimidad, con
sus blancos y aristocráticos hábitos, los obispos, arzobispos, abades mitrados
empuñando los báculos de oro, estaban sentados en grandes y tallados sillones
de alerce, coronados por elegantes y filigranados doseletes, sostenidos por columna
de trasparentes jaspes; todas aquellas figuras se asemejaban á los santos que los
artistas del Renacimiento pintaban sobre el fondo de ricos altares ú hornazinas.
Gran alfombra se extendía por toda la nave central hasta el altar mayor; en el
presbiterio y al lado del Evangelio, alzábase rico dosel, listado de amarillo y rojo,
RECUERDOS DE POBLET Y SANTAS CREUS. 35g
bajo del cual aparecía la arrogante figura de Pedro el Grande. Su noble y altiva
cabeza cenia achatada corona, cayendo sus largos cabellos sobre el armiño de
blanca muceta; riquísimo ropón estofado de oro le llegaba hasta los pies; las
tachonadas correas de las que pendía su espada, servíanle de ceñidor, y su mano
derecha se apoyaba sobre riquísimo puñal de argentada pedrería; el largo y
negro manto de los reyes de Aragón, al caer por su peso sobre las gradas del
solio se arremolinaba, quebrándose sus pliegues en zigs-zags. Jamás artista alguno
soñó un trazo de figura tan noble y tan grandioso. A su lado se veía á la reina, su
esposa, rodeada de las infantas y altas damas de la corte, que con sus angostas
túnicas bizantinas, sus joyeros ceñidos á las caderas, los cabellos recojidos en
redecillas de perlas, y sus gargantas adornadas con largos collares, asemejaban
á esas vírgenes con trajes orientales que se ven en las puertas de nuestras
basílicas.
Delante, y á la derecha del monarca, inmóvil, con el estoque real desnudo,
estaba el rey de armas. En el altar, y ante imnensa ara bizantina, oficiaba un
arzobispo con todo el ceremonial que en las grandes solemnidades se acostum-
bra. En el centro de la nave, y sobre una ancha plataforma, elevábase el féretro
sobre el que se veía la corona y manto real, sostenida por un elevado túmulo,
cubierto de terciopelos, que mostraban entre los pesados pliegues de sus ángulos
las barras de Aragón. En las gradas, y al rededor del viejo catafalco, veia unos
hombres que, por su aspecto y mo'lo de vestir, formaban extraño contraste en
medio de tanta riqueza, tal lujo y variedad de trajes. Altos, enjutos, de oscura
y tostada tez, sus cabellos caian encrespados sobre sus robustos hombros, barba
larga é ¡rusta, vestían una gonela, cubrían sus piernas unas calzas de cuero, y
sus pies calzaban abarcas de lo mismo; de su cintura pendía desmesurado cuchi-
llo, y una lanza empuñaba su derecha. Eran estos los almogabares, los soldados
predilectos del rey Conquistador; eran los terribles almogabares, que llegaron
á ser para Italia lo que en nuestros dias fueron los huíanos para la Francia, y
justo era que aquellos valientes, siempre fieles á su rey, y que jamás le aban-
donaron, ayudándole en los mas duros y temerarios trances, fiíesen los que cus-
todiasen sus cenizas. Por fin, el sacrificio principiaba al resplandor de cíen blan-
dones; el humo del incienso, la escasa luz que filtraba por los vidrios de colores,
la gente que llenaba aquellas largas naves, todo contribuía á formar tan densa
atmósfera, que la arquitectura del templo parecía envuelta en una espesa gasa.
De pronto, el numeroso coro de monjes entonaba el Dies irce, el órgano soltaba
todo el armónico estruendo de sus voces, los ámbitos del templo retemblaban,
aquellas terribles estrofas subían en magestuoso tono como los crescendos de Ros-
sini y terminaban en un inmenso alarido de angustia y de terror. Diríase que una
tormenta de los grandes mares estallaba bajo las bóvedas del templo de Dios,
y en el silencioso intervalo de cada versículo se oia el acompasado doblar de las
36o REVISTA DE VALENCIA.
campanas, cuyas melancólicas vibraciones iban en alas del viento á perderse en
los vecinos montes Gloriosos y tristes recuerdos de mis antepasados; sagrado
amor de la patria; dulces y encantadoras armonías de una religión santa y au-
gusta; terribles misterios del sepulcro, ¡cómo inundáis el alma de inefables triste-
zas! Mi pecho no puede contener tantas emociones; mi corazón comprimido
palpita con violencia; un nudo agarrota mi garganta, tiembla mi pulso y el llanto
borra las letras que escribo Perdona, amigo mió, mi locura; habia principiado
por fingirme que asistía á los funerales del Rey D. Jaime, y ¿lo confesaré? llegué
á olvidar que era solo ficción; llegué á enternecerme.
Tal es el hombre; nosotros, hijos de un siglo materialista y positivo, hemos
abandonado nuestras casas para ir á demandar á los monumentos de otras eda-
des, recuerdos de un pasado mas grande que el nuestro; el corazón siempre nos
pide algo que no puede darnos el presente, y cuando esto no basta, busca espe-
ranzas desconocidas en el oscuro porvenir.
Por último, para justificar la indignación y la pena que me causaron la van-
dálica destniccion del monasterio de Poblet, terminaré esta larga y pesada carta
repitiendo lo que un célebre escritor francés, al hablar de las ruinas en general,
dice; "cuando son obra del tiempo, nada tienen de desagradable, porque la na-
"turaleza trabaja á la par de los años; si son obra de la mano del hombre, son
"mas bien devastaciones que ruinas, y solo ofrecen la imagen de la nada sin la
"acción de un poder reparador; obra de la desgracia, que no de los años, parecen
"unos cabellos blancos en una cabeza juvenil; las destrucciones de los hombres
"son, por otra parte, mucho más violentas y completas que las de los años: estos
"minan, aquellos dernmiban."
José Brel.
EL CANTAR DE LOS CANTARES.
(traducción del CAPIT. II DEL LIBRO DE SALOMÓN.^
Nigra stim, sed formosa, filia: Jenualem, siait
tahernacula Cedar, siaií pelles Salomonis.
NoUte me cmisiderarc qiiod fusca sim. ipiia de-
cohravit me sol.
(Cap. I, Ver. 4 y 5'
'ijAS de Jeriisalem:
Soy morena y codiciable,
Cual de Cedar las cabanas,
Cual las tiendas del rey grande;
No miréis que soy morena
Porque el sol osó miraraie
— Soy la rosa de Saron,
Soy el lirio de los valles;
— Que entre todas las doncellas
He sido para mi amante
Cual lirio entre las espinas,
Cual rosa entre los zarzales.
— Y es mi amado entre mancebos
Cual manzano entre los árboles;
Sentada bajo su sombra
Probé su fruto agradable,
Y en su cámara del vino
Aspiré perfumes suaves.
— ¡Mantenedme con manzanas,
Con aromas sustentadme,
Que desfallezco de amor!
— Cuando despierte, rogadle
Que con su izquierda me tenga
Y con su diestra me abrace.
— Hijas de Jenisalem,
Dejad que duerma mi amante...
¡Yo os conjiu-o por las corzas
Y las ciervas de los valles!
Respetad todas su sueño,
Y que á su placer descanse.
— Ya oigo la voz de mi amado:
Ya le veo aproximarse,
Saltando sobre los rnontes
Y los collados gigantes,
— Al cabrito de los ciervos
Y á los gamos semejante:
363
REVISTA DE VALENCIA.
Ya está tras la pared nuestra.
Entre las rejas mostrándose,
Mirando por las ventanas
Y diciendo con voz suave:
— "¡Vente, compañera mia!
¡Hermosa mia, levántate!
— ¡Ven! Ya ha pasado el invierno',
La lluvia cesó há un instante,
Hánse mostrado las flores
Y el eco de nuestros valles
Ya ha repetido la triste
Voz de la tórtola amante;
— Higos prodiga la higuera,
Olores la vid que nace;
— ¡Vente, compañera miai
¡Hermosa mia, levántate!
— Paloma mia, que moras
En escarpados parajes,
Y en el hueco de las peñas
Tu nido de plumas haces,
Déjame oir la voz tuya,
Déjame ver tu semblante.
Porque es muy dulce tu acento
Y es tu faz incomparable.
— ¡Vente, compañera mia!
¡Hermosa mia, levántate!,,
— Cazad las zorras pequeñas
Que por el monte se esparcen
Y echan á perder las viñas
Que comienzan á mostrarse.
— Mi amado es mió y yo suya,
Y yo le digo al dejarle:
"Hasta que el dia despunte
Y que las sombras se marchen,
Yo esperaré tu regreso.
Torna, mi amado, á buscarme,
Al cabrito de los ciervos
Y á los gamos semejante.,,
Pedro J. Puerto Calatavud.
TRADICIONES VALENCIANAS.
TRASLACIÓN DEL CUERPO DE SAN VICENTE MÁRTIR
A raza gótica liabia degenerado lastimosamente, incurriendo á su vez
en los mismos vicios y defectos que el pueblo romano. Como fué
conquistada por los godos la altiva y poderosa Roma, riiientras los
patricios se entregaban á la impúdica bacanal de sus desórdenes , y los empera-
dores á la satisfacción de sus placeres y de sus vicios , fueron igualmente con-
quistados los godos españoles por el regalo y la molicie á que se hallaban
entregados los magnates , imitadores de sus indignos reyes, á quienes pinta la
historia con los más negros colores de inmoralidad por sus desordenados ape-
titos, por su desenfreno y sus crímenes. Una raza guerrera, vigorosa, como
habia sido antes la familia goda, venia triunfante desde el fondo de la Arabia,
blandiendo la espada de sus gloriosas conquistas, á avasallar la monarquía gó-
tica de España, regida á la sazón por el débil y desgraciado monarca D. Rodrigo.
Los árabes penetraron en España como en una tierra de promisión, según
las brillantes y poéticas descripciones que unos á otros se hacían de las fértiles
comarcas de la Bélica, y realmente quedaron sorprendidos de asombro al pisar
las hermosas regiones que ellos habían soñado y descrito en su portentosa fan-
tasía, inferior, no obstante, á la realidad de lo que veían. Juzgaron que esta
tierra era el Edén ofrecido por el Profeta á los creyentes, y resolviéronse á con-
quistarla á todo trance, cualquiera que fuere el número de los enemigos y los
riesgos que necesitaran vencer para llevar á cabo su conquista.
El conde Teodomiro, capitán general de Andalucía, no contaba con fuerzas
suficientes para resistir la poderosa irrupción mahometana, y escribió al monarca
pidiéndole los necesarios refuerzos, y aconsejándole viniese personalmente á la
cabeza de su ejército. No se hizo esperar D. Rodrigo. Reunió un ejército nu-
304 REVISTA DE VALENCIA.
meroso, v puesto al frente de sus tropas, vino á acampar en las márgenes del
Guadalete , donde se libró la mas sangrienta y desdichada batalla que presen-
ciaron los pueblos y los siglos. La traición de algunos personajes godos decidió
el éxito de la lucha. D. Rodrigo sucumbió con el valor, con la dignidad y bi-
zarría de un rey caballero , aunque otra cosa se hayan permitido decir algunos
apasionados cronistas. Los árabes, vencedores en aquella terrible jornada, que-
daron dueños de Andalucía, sin mas oposición que la que pudo hacerles , con
las débiles fuerzas escapadas de la matanza, el buen conde Teodomiro. Este
valeroso caudillo, tan injustamente tratado en las crónicas antiguas, vino mo-
lestando dia y noche al ejército musulmán hasta penetrar en tierra de Murcia,
donde hubiera sido aniquilado por los árabes , si no recurriera á un ingenioso
ardid, del que supo sacar gran partido , negociando con el generoso Abdelaziz,
que le concedió la soberanía de Orihuela, Lorca y toda la tierra llamada desde
entonces de Tadmir, nombre que daban los árabes al conde Teodomiro.
La defensa de la nación fué harto débil por parte de los españoles ; los
árabes se posesionaron de toda la Península, á escepcion de las montañas de
Asturias y de Jaca, de donde brotó la restauración de la monarquía española
en Castilla y en Aragón, ó sea en los reinos de Asturias y de Sobrarbe. Valen-
cia cayó, como las demás ciudades y provincias, en poder de las tropas musul-
manas, á los tres años después de la batalla del Guadalete, dada en 711.
Las familias de los valencianos que no quisieron someterse á las leyes del
vencedor, emigraron á las montañas de Jaca ó de Asturias, donde trasladáronse
algunos monjes con las reliquias de los mártires , y fundaron , según se cuenta,
un templo para custodiarlas, á cuya sombra y amparo se constituyeron viviendas
que vinieron á formar muy en breve una ciudad , á la que se dio el nombre de
Oviedo.
Abderramán I, califa de Córdoba, expidió una orden cruel para que fuesen
derribadas las iglesias de los cristianos, y se hiciesen desaparecer las reliquias de
los Santos , y entonces tuvo lugar en Valencia la traslación del cuerpo de San
Vicente Mártir, según refiere la tradición, que es como sigue.
II.
Corría el año 780 de la era cristiana, y hacia ya sesenta y seis que domina-
ban los árabes en la ciudad de Valencia. Ocupaban los cristianos un barrio
extremo de la población, agrupados en torno de la iglesia del Santo Sepulcro
(hoy de San Bartolomé;, fundada por el emperador Constantino. El perímetro
TRASLACIÓN DEL CUERPO DE SAN VICENTE MÁRTIR. 305
(le la ciudad tomaba de dia en dia nuevos vuelos, ensanchada y embellecida
por los musulmanes, en tanto quedaba cada vez más reducida la población de
los mozárabes, nombre que se daba á los cristianos que vivian entre los moros,
pues no ocupaban ya sino el citado barrio, al que la tradición ha dado el nom-
bre de Rebatitis.
Un domingo, después de la hora del medio dia, hallábanse congregados eu
la iglesia del Santo Sepulcro los principales vecinos de la población cristiana,
entre los que se encontraba algún venerable sacerdote, á mas de los naturales
de la parroquia, encargados de sostener el culto y de administrar á sus feligreses
los ausilios espirituales.
Parecían reunidos en aquel sitio para tratar de algún asunto muy grave, y
así era en efecto, pues hablan tomado la precaución de cerrar las puertas del
templo, cerciorándose antes de que no se hallaba entre los circunstantes ninguna
persona que no inspirase á todos la mas absoluta confianza. Motivó la reunión
un decreto del califa Abderramán , ordenando que se purificasen las principales
iglesias de los cristianos, para convertirlas en mezquitas musulmanas, contravi-
niendo á los pactos estipulados por sus antecesores en la época de la conquista.
Un sacerdote ya entrado en años hacia uso de la palabra, prestándole su
auditorio suma atención, pues á todos interesaba igualmente tomar un acuerdo.
— La orden dictada por el califa de Córdoba, decia el sacerdote, acaba de des-
pojarnos del primer templo de la ciudad, de nuestra iglesia mayor, de la cual
fui el último deán; y ya no he conocido pastor, porque no puede haberlo allí
donde no hay rebaño. Los moros juraron respetar. nuestros templos y vivien-
das, nuestras leyes y propiedades, nuestras costumbres y familias , y no ocupar
el territorio sino militarmente, y ya veis á qué han quedado reducidas sus pro-
mesas. Ellos ocupan los palacios y edificios públicos de la ciudad; han derribado
calles, manzanas y barrios enteros, levantando serrallos, jardines y moradas
para sus familias allí donde antes habitaban los cristianos , señores y propieta-
rios de la ciudad, como de las haciendas recibidas de sus abuelos. La población
goda no ha podido soportar la miseria á que la condenó ese pueblo de infieles,
y el mayor número de familias ha emigrado á las montañas de Jaca ó de As-
turias, para reunirse con los valientes cristianos restauradores de la monarquía
gótica, que avanzará paso á paso con la visible protección del cielo, á recon-
quistar las ciudades y provincias que nos legaron nuestros abuelos y no supieron
defender nuestros padres. Los cristianos que no emigraron y sobreviven en esta
ciudad han quedado reducidos al escaso número de vecinos que nos hallamos
congregados en este sitio, número que cada dia decrece y decrecerá tal vez,
hasta desaparecer por completo, porque no es posible prosperar en la esclavitud,
ni tampoco es fácil prever cuál será el fin que nos aguarda, si continuamos vi-
viendo en esta tierra profanada por la planta del invasor, impregnada del am-
366 REVISTA DE VALENCIA.
biente del islamismo importado por los creyentes del falso profeta. No creáis
que les basta lo hecho , ni les satisface habernos arrebatado los templos. Bien
sabéis lo que ordena el califa acerca de las reliquias de nuestros gloriosos már-
tires : que se destruyan, que desaparezcan por completo, para que se entibie la
fé de nuestro pueblo, pues careciendo de objetos de veneración y de aquellas
reliquias que obran milagros, desaparecerá completamente el cristianismo de la
tierra española, y dominarán ellos en absoluto sin el menor obstáculo por parte
de los naturales. Fijaos bien, hermanos mios, en la bárbara orden del califa, y
decidme si podremos consentir que se profane el santuario que la piedad de
Constantino erigió al sagrado cuerpo de nuestro mártir San Vicente: decidme
también si podremos tolerar que manos impías y sacrilegas se posen en el cuerpo
del Santo para reducirlo á polvo y esparcirle por el viento.
— No, no: ex'clamaron todos. Debemos preservar de la profanación de los isla-
mitas el sagrado cuerpo de nuestro glorioso mártir. Debemos morir todos antes
que tolerar que uno solo de ellos profane con sacrilega planta aquel santuario.
— No basta, queridos hermanos, hacer juramentos; es necesario poder llevarlos
á cabo para cumplirlos. Todos estamos dispuestos á morir por la fé de nuestros
mayores: pues suponed que morimos todos, y se pierde la fé porque no quede
imo solo que pueda observarla: en este caso habrán perecido también las creen-
cias, si no hay quien las observ^e, y no se trata de que perezcan sino de salvar-
las. Importa, pues, buscar un medio que nos permita poner el cuerpo del Santo
á cubierto de todo atropello por parte de los árabes.
— Labremos un altar subterráneo en la misma ermita de San Vicente ó en esta
iglesia del Santo Sepulcro, donde podamos depositar el sagrado cuerpo ocultán-
dolo á la vista del invasor, y venerarle nosotros hasta que Dios se apiade de
nuestro pueblo y se sirva enviarnos tiempos mejores.
— La idea fuera buena y aceptable si tuviésemos tiempo para labrar el altar
subterráneo, y pudiésemos evitar que fuese descubierto por los invasores; si
respetasen ellos nuestros templos y santuarios , todo lo cual es muy difícil,
pues olvidáis que en adelante no respetarán ya los lugares sagrados de nuestra
devoción y respeto. Proponed, pues, otro medio más seguro y más fácil.
— Proponedlo, vos, deán, como hombre de experiencia y de más luces que
nosotros.
— Tengo ya estudiado el único medio hábil que encuentro de salvar el Santo,
y es el siguiente: sustraeremos con gran disimulo el sagrado cuerpo , y le lleva-
remos al Grao, donde una nave aparejada al objeto, le recibirá en depósito. Los
sacerdotes que aun vivimos de los que un dia formábamos parte del clero cate-
dral, nos constituiremos en guardia y custodia del Santo , con las familias de
vosotros, que gustareis acompañarnos. La nave dará la vuelta á la Península, y
Dios será servido conducirnos felizmente á tierra de Asturias, donde no ha de
TRASLACIÓN DEL CUERPO DE SAN VICENTE MÁRTIR. 307
faltarnos lugar cómodo y seguro para depositar el Santo entre españoles cris-
tianos.
— ¿Y creéis, venerable dean^ (jue no sufrirá la nave algún contratiempo por
parte de los moros?
— Dios se servirá ampararnos y protejernos hasta salir del Estrecho de Gades.
Una vez que saludemos las olas del Océano, os respondo de nuestra seguridad,
porque nada tenemos que temer en la inmensidad de los mares.
—¿Cuándo creéis que debe ser trasportado al buque el cuerpo del Santo
mártir?
— Ahora mismo si fuera posible, pues no hay tiempo que perder, por si los
sectarios de Mahoma se les ocurre cumplimentar la orden del califa.
— ¿No podría hacerse el traslado después de cerrada la noche?
— Infundiría sospechas quizá, y juzgo preferible la luz del sol, hora en que des-
pachan sus buques los mercaderes.
—Tomemos, pues, las disposiciones oportunas, y dentro de una hora puede
hallarse el santo cuerpo en la nave.
— ¿Alguno de vosotros está dispuesto á abandonar esta tierra para venirse
con el Santo al reino de Asturias?
— Varías familias enteras os acompañaremos, venerable deán: los que aquí
queden rogarán á Dios por la prosperidad de nuestro viaje, como nosotros ro-
garemos por ellos, desde el punto á donde Dios fuere servido llevarnos.
III.
Diez ó doce días van trascurridos desde que tuvo lugar aquella congrega-
ción de cristianos en la iglesia del Santo Sepulcro de Valencia.
Una nave de gran porte voga con viento próspero por los últimos límites
del Estrecho de Gades, y una tripulación munerosa, compuesta de cristianos de
ambos sexos, de diversas condiciones y edades, contempla desde el castillo de
popa las encrespadas olas del Océano, que hacen cabecear al buque como el
casco de una nuez, en cuyo hecho nadie se fija, absortos todos en la soledad del
ancho mar, y en la hermosa vegetación que cubre, como espesa alfombra, la
tierra que á la derecha de la nave se divisa, cuando solo restan ya algunas
brazas para trasponer aquella lengua de tierra y salir á lo ancho del Océano.
— ¿Qué tierra es aquella? Habían preguntado los tripulantes al patrón de la
barca,
368 REVISTA DE VALENCIA.
— Los Algarbes, último extremo de la Lusitauia. •■""
— -¿Hay moros en esta tierra?
—Presumo que no, como no iiayan llegado aquí por mar, porque necesitaban
haber franqueado el caudaloso Guadiana; pero no lo sé de fijo, porque me cuido
poco de las cosas que pasan en la tierra.
Los tripulantes suplicaron al piloto acercase cuanto pudiese la nave íi tierra
para poder examinar de cerca la costa. Condescendió el piloto, no sin refunfuñar
entre dientes, porque temia los riesgos del vajío hallándose tan cerca del
Océano. Entonces fué cuando la tripulación se presentó en masa sobre cubierta
;í disfrutar de la agradable vista que presenta aquel extremo de la costa portu-
guesa. Se hallaban próximos al ángulo que forma aquel cabo avanzando hacia el
Océano, donde se distingue hoy una vieja torre que embellece la perspectiva
que desde muy lejos admira el navegante al salir del Estrecho. Preguntaron al
piloto qué nombre llevaba aquella montaña que se interna en el mar, y contestó
que era conocida de los geógrafos y navegantes con el nombre de Proinovtorio
Sacro.
— Hermanos mios, gritó como inspirado el deán de Valencia, dirigiéndose á los
cristianos que le acompañaban: que sea conocida de hoy más esta tierra con el
nombre de Cabo de San Vicente.
— Sí, sí; en conmemoración de haber pasado por aquí el cuerpo del Santo. ¡Ho-
nor al Cabo de San Vicente!
—-Esta tierra parece desierta, continuó diciendo el deán; ¿no podíamos ponerla
bajo la protección de San Vicente Mártir, erigiéndole aquí un templo y fun-
dando una colonia que ofreceríamos luego á los reyes de Asturias?
— ¿Si tuviéramos seguridad de no ser atacados de los moros? Contestaron al-
gunos entre confiados y dudosos.
— Por ahora podéis desechar ese temor, replicó el piloto; pero no debéis fiar
mucho del dia de mañana, porque bien veis que es corta la distancia que media
entre este pais y las costas de África, y mas tarde ó mas temprano vendrán á
posesionarse de esta tierra, y pudierais pasarlo no muy bien , á menos que no
hiciera un milagro San Vicente.
En aquel instante la nave dio un chasquido y una violenta sacudida, que
hizo perder el equilibrio á casi todos los pasajeros que se hallaban de pié á
bordo.
— ¡Maldición! exclamó el pilólo. Encallada la nave en un banco de arena; en-
callada por mi blanda condescendencia con esta gente. ¡Al agua los botes y todo
el mundo á tierra; es forzoso aligerar la nave para que flote por sí misma antes
que sea pasto del viento y de las olas!
En un instante fueron echados los botes al agua para desembarcar á los
tripulantes, mientras los marineros, unos recogían las velas, otros ayudaban á
TRASLACIÓN DEL CUERPO DE SAN VICENTE MÁRTIR. 36g
desembarcar á los pasajeros, y otros comenzaban á aligerar la nave de su pesado
cargamento.
Así que se vio en tierra el deán, dióse á recorrer la montaña con algunos de
sus compañeros, subiendo á los puntos mas elevados para dirigir la visual á larga
distancia, esperando reconocer el terreno, por si veía indicio de población mora
ó cristiana. No debió quedar descontento de sus investigaciones , porque al re-
unirse de nuevo con los aturdidos cristianos sus compañeros , presentóse con ri-
sueño semblante y procuró consolarles á todos.
La operación de descargar la nave fué larga y penosa. Allí trascurrió el dia,
resignándose los pasajeros á pasar la noche en tierra. Al amanecer del dia si-
giiiente flotó la nave por sí misma por efecto de la marea , fenómeno que sor-
prende grandemente á los costeños del Mediterráneo por lo poco sensible que
es en este mar el flujo y reflujo. Entonces hubo que cargar de nuevo la barca,
mas al comenzar esta segimda operación, advirtió el piloto la presencia de al-
gunas velas, que venian hacia el Cabo con viento en popa, y temiendo fuesen
piratas africanos que iban en su persecución, desplegó velas , á favor de un
viento fresco, y después de encargar á los pasajeros se escondiesen en las breñas
del monte, se hizo al mar, diciendo que no tardarla en volver por ellos.
Hombres y mujeres, niños y viejos indistintamente prorr\impieron en copioso
llanto al ver alejarse la barca, como si aquel débil leño fuese la misma patria
que les abandonaba en su quebranto, arrojándoles á una tierra desconocida.
Procuró el deán consolarles á todos, diciéndoles que la barca no tardaría en
regresar, para llevarles á tierra de Asturias.
— Y si Dios en sus inescrutables juicios hubiese dispuesto que la barca no vuelva
mas por nosotros, tampoco tenemos por qué quejarnos: es que el glorioso már-
tir San Vicente no quiere salir de la tierra que lleva ya su nombre ; desea, por
el contrario, que le erijamos aquí un templo, á cuyo amparo y protección fun-
daremos un pueblo, al que Dios hará feliz y venturoso.
Todos parecieron calmarse con las palabras del sacerdote, pero no era fácil
olvidar la advertencia del piloto sobre la peligrosa vecindad de África y acerca
de la presencia de las naves que parecían enemigas y se acercaban con gran
rapidez, impulsadas por el viento. Felizmente seguían otro rumbo, pues en vez
de dirigirse al Cabo se inclinaron mas al Sur, en demanda de la costa africana.
Pasado este peligro , y reanimados los valencianos emigrantes con las pa-
labras del buen deán , entregáronse en brazos de su fé religiosa , y diéronse á
buscar sitio á propósito para fundar una población , en tanto regresaba ó no la
nave, que algunos de ellos daban ya por perdida.
Se ignoran los percances que pudieron ocurrir á la barca, pero es lo cierto
que no regresó, y de aquí dedujo con gran oportunidad el deán, que habría nau-
fragado ó caído en poder de piratas , cuya desgraciada suerte les estaba reser-
24
370 REVISTA DE VALENTÍA.
vada á todos ellos, y Dios se habla valido de aquellos medios para librarles de
la muerte ó de la esclavitud por intercesión de San Vicente , que habia obrado
el milagro para salvar aquel puñado de familias.
Con esto creció la fé y la confianza en todos ellos, y no tardaron en levan-
tar un pequeño santuario, donde colocaron el cuerpo del santo mártir: en torno
del templo edificáronse sus chozas, y de todo ello resultó una población, á la
que dieron el nombre de San Vicente, fundada por aquellas familias valencianas
en el último confin de España y de Europa.
IV.
No expresa la tradición con suficiente claridad cuánto tiempo disfrutó aquella
colonia las dulzuras de la paz, pero parece indudable que trascurrieron algunas
generaciones, viviendo en completa calma en aquel lugar tranquilo, sin que los
moros africanos se atrevieran á molestarles, por el terrible escarmiento que
hizo en ellos Abderramán de Córdoba, cuando Alí-ben-Mongheith desembarcó
con nmnerosas tropas al occidente de los Algarbes. Probable es que la pequeña
colonia permaneciese segura é independiente al abrigo de algún tratado de paz
con los moros vecinos, dueños á la sazón del Algarbe y de la costa occidental
de la Lusitania, como supo crearse un estado independiente el conde Teodo-
miro en tierra de Murcia, y en nuestros dias se conservan también independien-
tes algunos estados como Monaco, y las repúblicas de San Marino y de Andorra,
consideradas por los diplomáticos como una curiosidad política. Así nos expli-
camos únicamente este punto, que no revela la tradición, acerca del largo tiempo
que permanecieron aquellos colonos en el Cabo de San Vicente.
Allí vivían dichosos los hijos y nietos de los valencianos fundadores de la
colonia, depositarios de la tradición que acerca del cuerpo de San Vicente reco-
gieron de sus padres. Reinaba ya en Portugal su primer rey Alfonso Enriquez,
hacia el año 1112, cuando llegó al Cabo de San Vicente un caudillo moro lla-
mado Abul Hacem. Espoleados los moros por la victoriosa espada de Enrique
de Borgoña y de su hijo Alfonso Enriquez, hubieron de correrse al Sur de los
Algarbes, y en estas correrías fué cuando Abul Hacem penetró en la colonia de
los cristianos, haciéndolos á todos cautivos y arrasando hasta los cimientos sus
pobres moradas y su venerado templo.
Alfonso Enriquez ganó el 25 de Julio de 1189 la memorable batalla de
Campo-Ourique, en la que venció á cinco reyes moros, asegurando en esta jor-
nada la independencia de Portugal y la derrota del islamismo en la región lusi-
TRASLACIÓN DEL CUERPO DE SAN VICENTE 1LÍRTIR. 371
tana. Entre los prisioneros hechos en la batalla, encontrábanse algunos cristianos
del Cabo de San Vicente , cautivados años antes por el moro Abul Hacem.
Conmovido el victorioso monarca al oir la relación de los cristianos, resolvió
rescatar el cuerpo de San Vicente, convencido de que se hallaba oculto entre las
ruinas, pues al edificar los valencianos el pequeño templo, tuvieron la precaución
de labrar una bóveda donde depositaron el cuerpo del Santo para salvarle de
cualquier contratiempo.
No era aun D. Alfonso dueño de los Algarbes, y mal podia llegar al último
límite de aquel reino antes de conquistarle, poseyendo aun mucha tierra en sus
Estados los moros. Felizmente conquistó á Santarem en II45, y como tres años
después se apoderase de Lisboa , el rey pudo ya permitirse un paseo marítimo
hasta el Cabo de San Vicente, donde guiado por los cristianos , descubrió al fin
el cuerpo del Santo , sobre cuya sepultura parece que se posaban algunos
cuer\'os.
Trasladado á la nave, dio el rey la vuelta á Lisboa, acompañado igualmente
de los cuervos, añade la tradición, que parece no querían abandonar la custodia
del Santo. Este es el origen de las armas de Lisboa dadas á la ciudad por Al-
fonso Enriquez, según refieren algunos narradores.
El cuerpo del mártir fué depositado en la Iglesia Mayor, y se llamó de San
Vicente la puerta de la ciudad por donde verificó su entrada. Este hecho tuvo
lugar el año 1173, después que el rey hubo finnado una tregua con los moros
para que le diesen tiempo de buscar los restos del Santo y poderlos trasladar
tranquilamente á sus Estados. En Lisboa mandó erigir un templo bajo la advo-
cación de San Vicente para colocar el cuerpo del mártir. Tres años después fué
trasladado á la ciudad de Braga, donde debe conservarse actualmente.
Juan B. Perales.
EL MUNDO DE LOS POETAS.
¡EN, la noche nos convida;
Es apacible y serena.
Ven á pasear conmigo
Por la vecina alameda,
Y te daré á conocer
El mundo de los poetas.
Salgamos de la ciudad,
En donde durmiendo quedan
Tanto dichoso que llora
Y tanto infeliz que sueña.
Crucemos el ancho rio
Que de su ánfora de piedra
Desciende en claros raudales
Desde la vecina sierra.
¿Escuchas ese rumor?
No es el agua que se estrella
En las piedras de su lecho.
No es el viento que se queja:
Es el himno misterioso
Que hasta los cielos elevan
Los espíritus errantes
Que animan toda la tierra.
Mira en las ondas del rio,
Donde la luna refleja,
A las ondinas tegiendo
Tapiz de nácar y perlas.
¿No ves de aquí cómo brillan?
Allá á lo lejos ligera
¿No has visto cruzar el rio
Una, en sus velos envuelta?
¿No oyes desde aquí el bullicio
De sus risas y sus fiestas?
.Oh! no puedes confundirlo
Con la música que presta
A sus voces el chocar
Del agua sobre las piedras.
Pasemos pronto, bien mió,
Que no quiero que te vean
Y te arranquen de mis brazos
Para aclamarte su reina.
Ven por aquí, que se escuchan
Las quejas de Filomela,
Que está contando á la noche
Los motivos de sus penas.
Sin temor de que Tereo
Le mande cortar la lengua.
¿Escuchas? ¿No te parece
Que en su garganta gorjea
Tierno ruiseñor? Mas, calla.
Porque si al oirte piensa
Que vas para darle envidia,...
Puede morir de tristeza.
Por ese cuadro de flores
Donde los genios se albergan.
He visto cruzar una hada:
Sigámosla; en la plazuela
Con que termina este anden
Tendrán la danza dispuesta
EL MUNDO DE LOS POETAS.
373
A los rayos de la luna...
¡Oh! ¡Qué bellas son, qué bellas!
Allí danzan reunidas;
Mira los ojos de aquella;
Si fueran mas expresivos,
Los creyera tuyos. Esa
Tiene tu mano de nieve
Y tu hermosa cabellera;
Si fuera un poco mas larga,
Y la mano mas pequeña.
Aquella tiene tu talle,
Pero eres tú mas esbelta.
La otra tiene tu sonrisa,
Pero no tan hechicera.
¡Cómo se parecen todas
A tí! Mas no son tan bellas.
Son la imagen de un espejo;
Pero no quien la refleja.
Entre esas hadas y tú
Hay la distancia que media
Entre el sueño y lo real
Que hallamos en la existencia.
¿Estás cansada? Del césped
Yo te haré un lecho que pueda
Darte plácido reposo.
Mientras cuento de una reina
Hermosa y enamorada.
La historia. ¿Pero', qué piensas?
¿Prestas atención al viento
Que mueve las hojas secas?
¿Dices que es rumor de voces,
Que son armonías nuevas?
No temas; son los espíritus
Que el aire cruzan y pueblan;
Esos son los habitantes
Del mundo de los poetas:
Pensamientos no nacidos.
Ideas que ya son muertas,
Fantasmas, que á nuestro paso
La mente imagina, crea,
Y anima con el sagrado
Fuego de la inteligencia.
En ese mundo mejor,
Del vate dulce vivienda,
Puedes vivir tú también.
De sus goces compañera;
Y verás como al crear.
Sus creaciones reflejan
Tu imagen , porque su alma
También tu imagen la llena.
J. Rodríguez Guzman.
LOS ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID-
|:oMo anunciaba en mi carta anterior,* hemos llegado al periodo álgido
de las Exposiciones de Bellas-Artes. Tres, nada menos, se han abierto
en poco tiempo, y todas ellas han revelado notable adelanto sobre
las verificadas anteriormente. No es mi ánimo detenerme á hacer observaciones
sobre la importancia que han tenido estos concursos, porque, como vulgarmente
se dice, liay vincha tela cortada^ lo mas razonable será entrar de buenas á pri-
meras en materia, satisfaciendo así la curiosidad de los lectores por conocer lo
que los artistas valencianos han presentado en cada uno de aquellos. '
Exposición de la Sociedad de Acu.a.relistas.
Pocas obras de nuestros paisanos, pero sin género de duda y sin discutible
vanidad, las mas sobresalientes.
En primera fila Luis Franco, con tres acuarelas de relevante mérito. La que
titula Galantería J?aiiienca, representa el restaurant de un baile de máscaras,
donde se halla sentada una preciosa muchacha de ojos provocativos y sonrisa
incitante, apurando de un sorbo una copa de vino. Junto á ella un tipo de torero,
de esos que tanto abundan á la puerta del Café Imperial, vistiendo el caracte-
rístico traje corto, y dispuesto á escanciar otra copa tan pronto como haya des-
aparecido tras de los labios sonrosados de la dama la última gota del sabroso
néctar. Otra acuarela del mismo autor es la que denomina el catálogo En amena
conversación. Es una modesta niña, próxima á vestir de tiros largos, la cual,
interrumpiendo un momento su bordado, y apoyando las manos en el bastidor,
se ha puesto á hablar... ¿con quién...? Con el que mira el cuadro, pues en él
tiene fijos sus hermosos ojos y á él se dirige aquella inocente sonrisa que tanto
agrada al espectador. Ambas aguadas poseen esa elegancia que distingue á las
obras de Franco, revelan que el asunto ha sido estudiado detenidamente, y ava-
loran mas y mas las buenas condiciones del artista para la acuarela, en cuyo
LOS ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID. 375
género es hoy uno de nuestros mejores pintores. Por eso las dos citadas han
merecido el honor de ser adquiridas por la familia real.
Tan buena como las obras de Franco, y algo mas notable por el vigor con
que está tratada, es una Qibeza del siglo XVI, que'presenta José Benlliure. Pa-
rece imposible que con los tonos frescos y falsos de la aguada pueda llegarse á
obtener resultados tan sorprendentes por su verdad como los que se ven en el
cirrugado rostro de aquel anciano, que parece arrancado de un lienzo al óleo.
De Antonio Gomar hay una lindísima colección de dibujos, que reproducen
paisajes de Granada, Tánger y algunos otros puntos. Son hojas arrancadas al
álbum de un verdadero artista.
Cierra la página de los valencianos el Sr. Jover con una gran acuarela, que
representa á un joven sentado junto á una ventana. Aunque buena de dibujo y
ejecución, nos parece que el autor ha abusado algo del carmín.
Exposición Bosch.
Agrasot presenta un cuadro rico de luz y modelo de dibujo, que figura un
grupo de mujeres leonesas, sentadas unas y de pié otras, hilando tranquilamente
á la puerta de una modesta vivienda. La agrupación está bien entendida, contri-
buyendo, con lo pintoresco de los trajes, á hacer la obra extremadamente simpá-
tica. Del mismo autor hay otro lienzo muy pequeño, pero que es una alhaja por
el carácter local que tiene y el acierto con que se han dado las pocas pinceladas
que lo constituyen. Unos labradores valencianos llegan montados en sus jacas
á la puerta de una alquería, sombreada por pomposo emparrado, donde son re-
cibidos con gran alborozo por los vecinos de la casa. Solo la fotografía es capaz
de reproducir, con la pasmosa exactitud que ha logrado el autor, estas escenas
de la vida real. No podemos tributar los mismos elogios al tipo de labradora
valenciana, que exhibe el mismo Sr. Agrasot, porque, aun cuando buena de di-
bujo, le falta modelado, resulta plana de figura y sobra lienzo al asunto.
José Benlliure. De este artista hay un cuadrito antiguo, pero muy gracioso.
Por un expléndido jardin se pasean varias encopetadas damas, vestidas con trajes
de principios de siglo, cuando de pronto, un estudiante audaz y poco escnipuloso
en materia de amoríos, se echa á los pies de la mas bella para declararle sus
pensamientos. Un perrillo de lanas, asombrado de tanta familiaridad, acomete al
joven enamorado, enseñándole los afilados dientes. Está bien sentido el natural,
bien combinados los personajes y ejecutado con la facilidad propia del autor.
Adorna también los salones de Bosch una acuarela figurando un árabe, muy re-
comendable por su color, á pesar de la sobriedad con que está tratada.
Mariano Benlliure. Hasta hoy era conocido el nombre de este artista como el
376 REVISTA DE VALENCIA.
de un escultor de grandes esperanzas. En adelante figurará también entre los
pintores, y creo fundadamente que al lado de los buenos. Con efecto, en la Ex-
posición de que me ocupo, ha presentado dos acuarelas que copian: la una un
muchacho romano, cantando al pié de un árbol, y la otra una bacante, que toca
la pandereta reclinada sobre unos almohadones. Ambas llaman la atención de
los inteligente? por su color fresco, por la soltura con que están hechas y prin-
cipalmente por la corrección del dibujo. Me asegura persona bien enterada, que
son el primer trabajo pictórico del autor, y bajo este punto de vista son doble-
mente dignas de aplauso.
Entre las obras expuestas descuella, por su brillante colorido, por el iriode-
lado y por lo jugosa, una rubia cabecita de mujer que ostenta al cuello un pa-
ñuelo encarnado. Al pié aparece el nombre de Antonio Cortina.
Llegamos al príncipe de nuestros pintores, á Francisco Domingo. Allí tiene
el retrato de su hija, de que me ocupé en la carta anterior, el cual ha sido colo-
cado en competencia con otro de Raimundo Madrazo. Esta comparación, en vez
de perjudicarle, le ha hecho ganar muchísimo. También está representado por
el boceto de una batalla del primer imperio, divinamente apuntada, y por dos
dibujos al carbón figurando á Velazquez y á un anciano, los cuales son un pro-
digio de soltura y habilidad en el manejo del claro-oscuro.
De algún tiempo á esta parte Bernardo Ferrandiz habia perdido su persona-
lidad artística para entregarse á una serie de desvarios que lamentaban cuantos
habian tenido el gusto de aplaudir sus primeras obras. En la Exposición de que
me ocupo, ha recobrado su carácter y — con satisfacción lo digo, — vuelve á ser
aquel Ferrandiz que todos conocemos, tan típico en sus concepciones, tan lleno
de verdad en los detalles y tan agudo en el pensamiento. En su cuadro El natu-
ralista, aparece un ancho salón rodeado de estanterías henchidas de ejemplares
zoológicos, y enmedio de él un aficionado á esta clase de estudios que inter-
nunpe su labor para mirar con ojos expresivos las desarrolladas extremidades
inferiores de una robusta moza que se encarama por una escalera de mano para
depositar en lo último de la estantería una notable muestra de la familia de las
palmípedas. Nuestra enhorabuena al autor, unida al deseo de que no vuelva á
apartarse de la senda que le trazó su ingenio.
Seis cuadros tiene Franco, pero como la mayor parte son apuntes ligeros ú
obras sin grandes pretensiones, nos limitaremos á hablar del que se titula La
casa de empeños, que es uno de los mejores que han salido de su pincel. Un viejo
prestamista, que lleva impresa en su defectuosa fisonomía toda la avaricia del
alma, extiende delante de varias empingoratadas señoras una lujosa colcha de
seda, de cuya riqueza parece hacer el elogio con ánimo de venderla á buen pre-
cio. En segundo término, un dependiente del honrado establecimiento, hace la
tasación de varios objetos presentados por una pobre mujer que oculta el rostro
LOS ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID. 3^^
y las lágrimas con el pañuelo. ¡Triste contraste de la vida, que Franco ha pin-
tado con tanta verdad, que el dejo amargo con que impresiona no se borra
fácilmente de la memoria!
Germán Gómez se dá á conocer con un cuadrito que representa dos juglares
á la puerta de un salón cubierto de tapices, y otro que figura el patio de un
cuartel, donde varios soldados se entretienen escuchando la lectura de un romance
de ciego. Este último tiene figuras muy lindas, con mucho carácter y actitudes
bien estudiadas.
De Monleon hay dos marinas, denominadas E/ Escalda en Amberes y Nau-
fragio en las costas de Asturias. Son dos reproducciones mas de esos lienzos
que han dado al autor la reputación de que goza.
Una extensa galería repleta de tiestos con flores y sombreada por una vid- á
á lo lejos la pintoresca sierra de Granada, y dos muchachas, con bordados pa-
ñuelos de Manila, que contemplan el panorama asomadas á la balaustrada, todo
esto constituye un cuadro lleno de luz y de vida, á cuyo pié aparece la firma de
Muñoz Degrain.
Así como en las composiciones musicales, sucede generalmente que en la
introducción se señala un motivo sobre el cual gira toda la obra, así también en
la moderna escuela pictórica se defiende y pone en práctica por algunos autores
de talento la oportunidad, y en determinados casos la conveniencia, de pintar los
cuadros, tomando por base una sola nota de color. Aun cuando la teoría parezca
algo extraña á primera vista, hay que convenir, sin embargo, en que, no porque
en un lienzo predomine el rojo, el azul ó el blanco, ha de ser desagradable ó
malo, sino que, por el contrario, en muchas ocasiones será hasta una buena copia
de la verdad, pues sabido es que el color del cielo ó el de la habitación suelen
dar á los objetos un viso determinado que predomina en toda la escena, que se
desarrolla bajo la influencia de aquel tono. Ignacio Pinazo revela una gran
tendencia á ese estilo, y ya lo demostró en su cuadro La muerte del Rey Don
Jaime, donde campea un color nacarado. En su último lienzo, que titula La
edad de oro, y que lo compone la figura de una niña desnuda, echada sobre
ricas telas de seda, jugando con unas flores y un gatito, sigue por el camino
trazado, y, dicho sea en honor de la verdad, los resultados que hasta ahora ha
obtenido pueden calificarse de buenos, pues en medio de lo sobresaliente de la
nota blanca se vé una gran energía de pincel, excelente dominio del color, y
sobre todo un bulto y un modelado en las carnes, que hacen de su cuadro uno
de los mas agradables de la Exposición. Formando pareja con este hay otro
cuadro, del que considero ocioso el ocuparme, porque ya filé juzgado, y por
cierto muy favorablemente, cuando Pinazo, pensionado á la sazón en Roma, lo
remitió á la Diputación de Valencia. Es el que, bajo el nombre de Idilio, repre-
senta un niño tendido en el suelo y tocando unas tibias.
378 REVISTA DE VALENCIA.
Tenninaré la parte referente á la Esposicion Bosch, hablando de Emilio Sala.
Nada quiero decir de su colección de retratos, en cuyo género no reconoce rival,
y hoy mismo le ha proporcionado la honra de que la infanta Doña Paz le encar-
gase el suyo; nada tampoco del cuadro que lleva por epígrafe El mievo Sileno,
porque es harto conocido desde que formó parte del decorado de la Catitina
Atnericatta. Me limitaré á hablar de su última obra ; Valle de lágrimas] La escena
pasa en los montes de León: la noche se viene encima y las últimas luces del
crepúsculo amarillean en la atmósfera. ¡Cuan triste es el paisaje con su alta
maleza y sus agudos guijarros! Sin embargo, es mas triste aun el drama que se
desenviielve. Una joven, pobremente vestida, y en cuyo rostro se pintan con
tremenda verdad el amargo pesar y una gran energía, lleva en brazos, para
librarlo á la voracidad de las fieras, el cadáver de su madre, muerta en im acci-
dente desgraciado. ¡Horrible trance para la hija, en cuya figura el artista ha ver-
tido todo el encanto de su talento y de su paleta! Como todas las obras de
Sala, esta ha dado lugar á animadas controversias. Crítico ha habido que la ha
tachado de iiatiiralisia en su peor acepción, y esto merece unas pocas palabras.
Desde que Emilio Zola dibujó en sus novelas con descamada verdad las esce-
nas mas repugnantes de la vida, y bautizó con el nombre de naturalismo su
escuela exagerada, hemos caido en la tentación de designar con este nombre á
todo lo que queremos motejar, haciéndolo aparecer como repulsivo á los ojos
del público. Por eso los enemigos de Sala han apellidado naturalista su obra,
faltos de otra anna con que combatirla. ¡Error grave, que no puedo admitir en la
ocasión presente, porque el cuadro de nuestro artista es altamente poético en
medio de su realidad! Si Sala hubiese querido seguir en la pintura el camino
trazado por Zola en sus novelas, le habría ofrecido el cuadro de que tratamos,
motivo suficiente para marcar esa tendencia. ¿Cómo? De una manera bien sen-
cilla: cambiando la posición de las figuras. La diferencia entre el estilo de nuestro
paisano y la del novelista francés se halla así bien manifiesta: Zola, pintando este
lienzo, habría colocado el cadáver de la madre del lado del espectador, y Sala
(con muy buen acuerdo) lo ha ocultado casi en su totalidad por la hennosa
figura de la hija. ¿Cabe, pues, motejar de naturalista en su peor acepción un
lienzo donde todo rebosa nobles sentimientos, y en el cual lo repulsivo solo se
vé en la parte indispensable para la verdad del contraste? Táchesele de natiu-a-
lista ó califíquesele simplemente de realista, el último cuadro de Sala será siempre
uno de los mejores que hasta hoy ha producido su pincel.
Salón Hernández.
De los trabajos expuestos en el hotel Arenzana, muchos son ya conocidos
del público, y esta circunstancia me escusa de hablar de ellos. Así, por ejemplo.
LOS ARTISTAS VALENCIANOS EN MADRID. 379
nada diré de varios cuadritos de Domingo pertenecientes á su primera época,
los cuales, aunque muy notables, no se hallan á la altura que alcanzan hoy sus
producciones; nada tampoco del Giiilleni de Vinatea, de Emilio Sala, que han
visto ya todos los aficionados, y le valió al autor una medalla de oro y ser repu-
tado maestro en el manejo del colorido; nada de unos diminutos lienzos de Franco,
pintados con gran verdad, pero que, como los de Domingo, pecan de antiguos;
nada del boceto del Ótelo y Desdéniona, expuesto por Muñoz Degrain, y nada,
por último, de las marinas de Monleon, porque me veria obligado á repetir lo
que tantas veces se ha dicho de ellas. Descartadas, pues, estas obras y algunas
otras de poca importancia, pasaré á ocuparme de las que mejor representan á
nuestra ya célebre escuela.
Entre los aficionados de Valencia gozan de justa fama los hermosos grupos
de flores que pinta la diestra mano de Aparici; pero en Madrid apenas son cono-
cidos aquellos frescos botiqiiets, á los que solo falta la fragancia para luchar con
los que producen los jardines. En la Exposición Hernández es donde he visto
aparecer por vez primera á nuestro paisano con dos telas de abanico, que figuran
varias hojas de begonia la una y un pomo de claveles la otra. Con decir que
han sido las primeras telas de abanico que se han vendido, está hecho su elogio.
En uno de los sitios de honor, precisamente al lado de los objetos presen-
tados por las infantas Doña Paz y Doña Eulalia, se destaca una cabeza de negro,
pintada á la acuarela, con mucha valentía, por José Benlliure. Es la obra mas
acabada de este autor que he visto en los últimos tiempos, y una de las que
mas honran el salón Hernández. Benlliure pnieba que no pierde el tiempo;
que estudia más y más cada dia, y que ha dejado ya de ser una gran esperanza
para revelarse uno de nuestros mejores pintores.
De su hermano Juan Antonio hay otras dos aguadas, que figuran un tocador
de tibias y un campagfiiiolo italiano, las cuales indican una vez más la marcha
lenta, pero segura, de este joven por la buena senda.
Vivirá mas que trinchas celebridades, ha dicho un crítico contemplando la
cabeza de un perro pintada al óleo por Domingo; y así es la verdad, pues con
el pincel y el color no es posible hacer más de lo que hay en aquella diminuta
tabla, destinada á perpetuar el hocico chato, los ojos vivos y la melena café con
leche de un perrillo inglés.
Lleno de sol, rebosando alegría, henchido de color y con una perspectiva
aérea que extiende hasta el infinito el horizonte, es |el cuadro de Gomar que
representa el Albaicin de Granada. Todos cuantos le contemplan aseguran ser
esta una de las obras mas completas de nuestro paisano, y yo tengo el gusto de
repetirlo aquí. Sin embargo, al tributarle este aplauso, que tan bien se ha
ganado Gomar, estimo oportuno hacerle una observación. ¿Por qué ese empeño
en repetir constantemente el campo y las casas de Granada? ¿No teme que el
38o REVISTA DE VALENCIA.
público se canse de este género y acabe por encontrarlo monótono. Sin salir de
España tiene el artista ancho espacio donde ejercitar su habilidad, cambiando el
aspecto de sus cuadros. Ahí están, por ejemplo, los pinares de Cuenca, ricos de
luz y de verdor en verano, tristes y encorvados por la nieve en el invierno; las
breñas fantásticas de Despeñaperros; los olivares cenicientos de Andalucía; los
bosques de naranjos y palmeras de Valencia, dominados por los campanarios
característicos de los pueblos; el campo seco de Castilla con su escasa y empol-
vada vegetación; las pobladas cumbres de la costa Cantábrica con sus árboles
achaparrados, su color oscuro, su permanente humedad y su cielo plomizo; y
ahí, por último, todos los antiguos lugares de la Península, dominados por los
viejos castillos, y cerrados por las mas viejas torres y imirallas, donde las yedras
y el liquen sujetan ó cubren las ya mal unidas piedras. ¿No encontraría en todo
esto motivos abundantes el Sr. Gomar para seguir empujando el movimiento
revolucionario que operó en el paisaje, y del cual se están aprovechando todos los
que han venido tras de él?
Finalmente, Nicolau Huguet figura con im lienzo lleno de labradores valen-
cianos bailando en una pradera. El artista, que conoce muy el lugar de la acción,
le ha dado carácter, pero carecen de vida y de movimiento las figuras.
Estas tres Exposiciones han cerrado dignamente el año artístico. Grande
fuera mi alegría si la escuela valenciana me proporcionase en el próximo tan-
tos motivos como en el que termina, para aplaudirla y alentarla.
A. O.
Madrid 15 Junio 1882.
CRÓNICA MENSUAL.
ES de la recolección es el de Junio; pero no en el campo literario. El
calor cierra los Ateneos, Academias y demás Centros de esta índole,
y hasta parece que amortigua la inspiración poética. Así es que nues-
tra Crónica será hoy breve y desabrida.
* *
El Ateneo, como las demás sociedades análogas, está ya en vacaciones, de
hecho, cuando no de derecho, y se prepara para la viniente campaña. Al efecto,
ha renovado su junta directiva, que queda constituida de la siguiente manera:
Presidente, D.Manuel Atard; vicepresidentes, D. Julio Magranery D. Ramón
Sarrion; director del Boletín, D. Francisco de P. Campa; bibliotecario, D. José
Puig Boronat; tesorero, D. José Martínez Aloy; secretario, D. Francisco Vives
Liern; vicesecretarios, D. Félix Benimelí y D. José María Burguera. Socio en-
cargado del discurso, D. Vicente Dualde.
Será Presidente de la sección de Literatura el Sr. Pízcueta, y vices, los señores
Chocomeli y Milego; de la de Ciencias sociales los Sres. D. Prudencio Solís, Don
Fernando Ros y D. Ricardo Serrano; de la de Ciencias naturales los Sres. Mas,
Cantó y Ferrer, y de la de Bellas-Artes los Sres. Yerro, Balanza y Nicolau.
Lo Rat-Penat ha celebrado en el teatro Principal la función que anualmente
dedica al fomento de la literatura dramática valenciana, y que ha estado muy
concurrida. No se ponían en escena obras nuevas, como hubiera deseado la So-
ciedad, porque un drama que escribía al efecto el Sr. Llombart, no lo terminó á
tiempo. A falta de novedades, eligiéronse cuatro piezas cómicas, de las mas
aplaudidas del repertorio valenciano. Diremos de ellas cuatro palabras;
La broma de sabó, del Sr. Liern, es una de las producciones mas ligeras de
este festivo escritor. No tiene argumento, y las situaciones son forzadas; pero se
oye con gusto el diálogo, agradable siempre y chistoso.
Miseria y coinpañia, del Sr. Balader, es, como todas las de este concienzudo
autor, una obra muy bien escrita y bien desarrollada; pero le falta relieve dra-
mático, y esto hace que no produzca un efecto escénico que corresponda á su
mérito literario.
382 REVISTA DE VALENCIA.
La escaleta del divioni, del Sr. Escalante, es uno de los mas acertados par-
tos del fecundo ingenio de su autor, que no queremos creer se haya agotado,
aunque lo hace temer el mucho tiempo que permanece estéril. En su género, no
puede darse cosa mas divertida; y ejecutada con esmero, como lo fué anteano-
che, hizo las delicias del auditorio, que aplaudió con entusiasmo, llamando á la
escena al Sr. Escalante.
También fué llamado á escena, por los que no sabian que no le es posible,
por desgracia, presentarse en ella, el autor de Un aprenent de llati, obra del di-
funto Sr. Ovara. Hay en esta pieza un tipo de estudiante torpe, glotón y burdo,
que el Sr. Mora interpreta de una manera tan valiente, que hace reir al mas gra-
ve y formal. A esto se debe, en gran parte, el éxito de ese saínete, de regulares
condiciones literarias, por otra parte.
*
# *
Al hablar de producciones dramáticas, nos viene á las mientes, y lo consig-
namos con gusto, el buen éxito que ha tenido en Madrid la comedia de nuestro
compatricio D. Enrique Gaspar, titulada El Problema. Desde la China, en donde
reside, la envió hace algún tiempo, y la desecharon las empresas de los princi-
pales teatros de aquella corte. Ahora, con mejor acuerdo, la ha dado á la escena
la del teatro de Apolo, obteniendo honra y provecho.
* *
La junta encargada del monumento que ha de erigirse al rey Conquistador,
cuyo pedestal está reclamando hace tiempo, en medio de la plaza de la Aduana,
la estatua ecuestre que ha de coronarlo, ha encargado este difícil trabajo artís-
tico á los escultores de Barcelona D. Venancio y D. Agapito Vallmitjana, que
se han comprometido á concluir el modelo destinado á la fundición, dentro de
dos años.
Ya que no hay en Valencia escultores que puedan encargarse de una obra de
tanto empeño, plácenos que pongan la mano en ella hijos de la antigua corona
de Aragón, que con tanta gloria ciñó aquel invicto monarca.
¡Qué dia tan grande será para la ciudad del Túria aquel en que cumpla su
deuda de gratitud para con su libertador famosísimo!
* *
Con las solemnes ceremonias del ritual católico, se ha bendecido la pri-
mera piedra en la construcción de dos nuevas iglesias. Una de ellas, que será un
bonito templo, de orden ojival, trazado por el acreditado arquitecto D. José
Camaña, es la capilla del Asilo del marqués de Campo ; la otra, mas modesta,
se destina al nuevo convento de religiosas Adoratrices del Santísimo Sa-
cramento.
* *
Mientras se levantan nuevos templos y establecimientos benéficos, peligra la
CRÓNICA MENSUAL. 383
existencia de uno de los hospicios que más honran á Valencia, del que tiene
historia más larga y gloriosa. El Colegio Imperial de Niños Huérfanos de San
Vicente Ferrer está en la mayor penuria, porque la conversión de la deuda ha
cercenado sobremanera sus recursos, reduciendo los intereses de las láminas in-
transferibles que se le dieron en cambio de sus enagenados bienes. El sentimiento
público ha respondido á la voz del Clavario de aquel Colegio, que ha hecho pú-
blicos sus apuros, y se preparan suscriciones, colectas, funciones dramáticas y
otros medios de acudir en auxilio de los huérfanos que allí reciben sustento y
educación.
La Sociedad de Conciertos que dirige el maestro Sr. Valls, ha comenzado
los que dá' durante los veranos en el Skating- Carden. (.;por qué no hablar en
castellano?), y en ellos ha dado á conocer una lindísima pieza del aplaudido
compositor D. José Espí y Utrich. Titúlase Alégrelo caprichoso, y se distingue,
como todas las de su autor, por la elegancia y buen gusto de sus acordes.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA.
LEMENTOS DE MATEMÁTICAS, por D. Pedro Aluga y Millan,
catedrático del Instituto de Castellón, Aritmética y Algebra. Caste-
llón. Imprenta de José Armengot. 18S2 (i).
El autor de este tratado, que es un profesor muy antiguo y ducho en la en-
señanza de los Institutos, ha comprendido que por la corta edad de los alumnos
que cursan las matemáticas en aquellos establecimientos, y por las condiciones
cíe los estudios que en ellos se hacen, adolecen la mayor parte de los libros de
texto de esta asignatura del defecto de que no son fácilmente comprensibles
para dichos alumnos. Ha puesto, pues, todo su empeño en hacer una exposición
sumamente sencilla de la materia, y lo ha logrado , haciendo que penetren fácil-
mente en todas las inteligencias las reglas de la Aritmética y el Algebra, partes
que comprende el volumen que acaba de dar á luz, y por el cual le felicitamos.
ROMA CAPITAL DE ITALIA, traducción del italiano. Valencia, librería
de y. Marti. Impr. de la Vhida de Ayoldi. 18S2 (2).
Este folleto está destinado á probar que Roma, capital del orbe católico, no
puede ser al mismo tiempo capital del reino de Italia. Este tema está desen-
vuelto con muchas é importantes consideraciones políticas, que dan alguna no-
vedad á un tema tan controvertido en la polémica política de nuestros tiempos.
(1) Un tomo en 8." mayor, de cerca de 600 págs.. que se vende en las principales librerías.
Precio: 30 rs.
(2) Un folleto de 54 págs, en 8.° prolongado. — Precio: un real.
Valencia. Imprenta de Domenech, Mar, 48,-1882.
REVISTA DE VALENCIA.
i." Agosto de 1882.
FRAY JUAN GILABERT JOFRE-
ECUNDA ha sido Valencia en hijos ilustres, que honrando el suelo que
los vio nacer, han dejado en pos de su camino por la vida una lumi-
nosa estela de virtud, ciencia, arte ó valor, que á través de los siglos
nos marca el derrotero de su inmortalidad, imponiéndonos el grato deber de re-
cordar sus virtudes y popularizar sus hazañas, ora como justo y sagrado tri-
buto á su memoria, ora como ejemplo y provechosa enseñanza para las gene-
raciones futuras.
Mientras todas las naciones y todos los reinos se envanecen de tener mucho
que imitar de los insignes varones que les precedieron, Valencia, que se admira
anft los prodigiosos lienzos de Joanes, Espinosa y Ribalta, que estudia
con Mayans, Escolano y Cabanilles, lucha y vence con el recuerdo de los En-
tenza, rie y canta con Gil Polo y Ansias March, y se postra y reza ante fray
Vicente Ferrer; esta Valencia tan amante de su gloria, tiene casi olvidado el
nombre de Jofré, que además de ser una lumbrera de su siglo, fué el padre de
los pobres y el fundador de su bendito hospital.
A fuer de imparciales, hemos de confesar que algo se trabajó en pasados
tiempos para desvanecer algunas dudas que, respecto á la vida y beatificación
del P. Jofré, existen. El P. Talamanco, el P. Guimerán y el P. Martínez nos lega-
ron curiosos datos referentes á este venerable, pero tuvieron la imprevisión, eu
386 REVISTA DE VALENCIA.
muchos de los pasajes de sus discretas obras, de hacer importantes afirmacio-
nes sin citar los documentos que les sirvieron de orientación, y que siempre
prestan autenticidad á todo relato histórico. Esto ha dado margen á que se
haya considerado como apasionados á dichos autores; y estos ligerísimos
apuntes solo tienen por objeto contribuir á tornar á su quicio varios hechos
([ue, por error torcido, interpretación ó carencia de auténticos antecedentes, han
llegado hasta nosotros lamentablemente desfigurados.
II.
Preclaro vastago de las ilustres familias de Gilabert (l) y de Jofré (2) é hijo
de Francisco y Juana, de dichos apellidos, nació en Valencia el santo patricio
que nos ocupa, á fines del año 1850, época calamitosa para la ciudad, que ago-
biada por la peste y esquilmada por la guerra contra el Rey de Castilla, hallá-
base en un estado tal, de retracimiento y despoblación, que contra fuero pres-
cindía el Consejo de las formalidades legales para el nombramiento del Jus-
ticia (3).
Según afirma la Crónica del Hospital en su libro Becerro, fué bautizado en
la Parroquia de Sta. Catalina, y según opinión que tenemos por mas fundada,
en la Iglesia de San Antonio Abad, posteriormente reedificada y dedicada á
San Martin por el Rey V de este nombre (4).
La casa de estos ilustres señores, que ha dado nombre á la calle, fué en
1623 comprada por los Jurados Mosen Vicent Navarro de Casque, Mosen Fran-
cés Valls de Ariño, y En Pere Juan Calahorra, para dar ensanche á la Pesca-
dería, y así consta en el libro declaratorio de las fincas-compradas por la ciudad
para usos públicos. Pues en el folio 167, claramente se lee: '"Casa deis Chofrens
"á plasos pera Peixcatería. „
Errado anduvo tambiem el anónimo fraile de la Crónica antes citada, al
asegurar que después de estudiar con extraordinario lucimiento la Gramática y hu-
manides, cuando apenas contaba 16 años, tomó el hábito de monge en el Cfon-
vento de Ntra. Sra. del Puig. Porque, prescindiendo de lo prematura que supone
(1) Archivo de Barcelona. Rcgisti.) 13. De las gracias á lo.s Nobles.
(2) Mosen Jaume Febier. Troba CCLXXV. — Saniper. Montesa Ilustiada.
(3) Escolauo. Historia de Valencia.
(4) Fúndase sin duda esta opinión del P. Talamanco, en que la calle de Chofrens donde es-
taba situada la casa solariega de esta familia, era de la filigresía de San Mailin, pero es aventu-
rado el asegurarlo porque ni en el Archivo de esta Parroquia, ni en el de Sta. Catalina, ni en el
Ilospit.il que he revisado minuciosamente, hay antecedente alguno que lo asevere.
FRAY JUAN GILABERT JOFRÉ. 387
esa solemne ceremonia, que por causas agenas al deseo del joven devoto, no
se realizó hasta el año l370, cuando contaba 20 de edad, el maestro Guime-
rán, Comendador de la Orden, nos dice que alcanzado el desarrollo intelectual
competente, se dio al estudio del Derecho Civil y Canónico, en la Universidad
de Lérida, con objeto de vivir en el siglo ejerciendo dicha facultad, en la cual
llegó hasta el grado de Doctor (l); y que por repugnar á su natural dulce y
benéfico las contiendas forenses, tan poco en armonía con su ingénita santidad,
deseando acercarse á Dios, trocó los pensamientos del mundo por los del cielo,
y vistiendo el hábito de mercenario se dedicó á la Teología, llegando á. ser muy
en breve una liunbrera en letras divinas, el que poco antes lo fuera en las
profanas.
III.
Ya religioso nuestro joven Gilabert, la ejemplaridad de sus costumbres, sus
piadosos sentimientos y sus escepcionales dotes de inteligencia, prontamente
le captaron el aprecio de los compañeros, que cotidianamente veian aumentar
los frutos de su evangélica palabra en todo el reino de Valencia, frutos (jue
mas tarde hablan de estenderse á Castilla, Cataluña, Andalucía, Italia, Francia
y África. ,
Comendador de Mont-Blanc primero. Prelado de Lérida después, Sub-Elec-
tor de Carcasona luego, y Vicario general del Monasterio del Puig á la postre
del primer período de su vida, fué siempre Gilabert el mas decidido campeón
de la caridad cristiana.
A la muerte del General de la Orden, el V. Tauste, y elección del sabio
P. Taxal, que á la sazón era prior de Barcelona, aquel convento nombró á Jofré
para sustituirle, con el entusiasta beneplácito del nuevo General. Pero esta
elección fué revocada por Benedicto XIII para colocar en tal dignidad á Fray
Bartolomé Semforés, su allegado y servidor. Con la mansedumbre que era
patrimonio de su carácter, recibió Jofré aquella contrariedad de amor propio
que, en vez de molestarle, tan superior era á las humanas miserias, le satis-
fizo, porque le brindaba una ocasión de volver á su convento, como lo veri-
ficó, no sin haber sido nombrado antes, á despecho suyo. Definidor General en
el Concilio celebrado en Barcelona el año 1406.
(1) Lo considero inexacto, porque en la LTniversidad de Lérida solo se graduó en Decretos,
como lo demuestran todos los pasaportes y cartas del Rey D. Martin á Benedicto XIII, hablándole
de Jofrc. que existen en el Archivo de Barcelona. Documentos en los que únicamente se le llanuí
Detretls Licenciatus,
388 REVISTA DE VALENCLA.
Instalado de nuevo en el Puig, siempre con la sed insaciable de llevar almas
á Dios, reanudó sus apostólicos trabajos, tratando de reformar las costumbres
de los pueblos limítrofes, casi en absoluto entregados al mahometismo, hasta
que el P. Hugo de Vargas, Obispo de Valencia, logró hacerle aceptar el cargo
de Comendador de la ciudad, obligándole de esta suerte á verter la evangélica
semilla donde con tanto anhelo se la deseaba.
Fray Pedro de S. Cecilio nos dice que tan inspirada y sabiamente ocupó la
cátedra del Espíritu Santo en los varios sermones predicados por él en Valencia,
que en todos se escedió á sí mismo, siendo innumerables las conversiones, y
delirante el entusiasmo que el pueblo sentia por aquel humilde religioso, que
fascinaba con su palabra, edificaba con sus costumbres y enternecía con su in-
acabable caridad cristiana.
Por aquella época predicó en la Iglesia Mayor la tan celebrada Cuaresma
do 1409, yes fama que al trasladarse desde su convento á la Catedral en la
mañana del domingo 24 de Febrero (l) (y no en 4 de Abril como afirma la
Crónica del Hospital) hubo de topar en la calle de En-Bou con un grupo de
traviesos mozalvetes, que después de enfurecer intencionalmente á un pobre de-
mente, lo habían macerado, dejándole jadeante y maltrecho.
Como suele suceder las mas veces en la historia de los pueblos, que he-
chos sin importancia suelen determinar trascendentales acontecimientos, aquí
la casualidad de presenciar Fr. Gilabert aquella escena de salvagismo, dio por
resultado que se fundara un Hospital para dementes.
Horrorizado aquel siervo de Dios, que á la sazón iba á predicar á las gentes
el amor al prógimo, de lo que había presenciado, con lágrimas en los ojos subió
. á la divina cátedra, y después de cumplida su evangélica misión, hizo im llama-
miento á la piedad de los valencianos, diciéndoles (2): "En la present, ha molta
"obra pía é de gran caritat é sustentado: empero una hi manca, qu' es de gran
"necesitat, so es un Hospital, ó casa hon los pobres inocents é furiosos forent
"acollits. Car molts pobres inocents é furiosos van per aquesta ciutat, los cuals
"pasen grans desaires de fam, fret é injuries. Per tal com per sa inocensia é
"furor no saben guanyar ni demanar lo que han menester per sustentado de
"llur vida; é per so dormen per les carrers é pereixen de fam é de fret, ó moltes
"malvades persones no habent Deu davant los ulls de sa conciencia, los fan
"moltes injuries; é senyaladament lia hon les troben adormíts los nafren é maten
"alguns, é algunes fembres inocents aonten. E axí mateix los pobres furiosos fan
(1) Esclapés. Resumen de la Historia de la antigüedad de Valencia, p. 113, n-° 149- — Fr. Fran-
cisco Boil. Cámara Angelical de Ntra. Sra. del Puche, p. II8. — Orellana. Valencia Antigua. —
Felipe Guimer.ín, p. 251.
(2) Tomado de los autos oiiginales de la fundación del Hospital de Valencia,
FRAY JUAN GILABERT JOFRÉ. 889
"dany á moltes persones anant perla ciutat, é aqüestes coses son notories á tola
'■ la ciutat; perqué seria santa cosa é obra molt santa que en Valencia fos feta
"una habitació ó hospital en que seniljlants folls é inocents estiguesen en tal ma-
"nera que no anasen per la ciutat ni pogiiesen fer dany nil s se fos fet.„
Acabado el semion se reunieron, según costumbre, á departir en la plaza de
la Seo, varios amigos, nombrados Lorenzo Salom, Bernardo Andreii, Fernando
García, Francisco Barceló, Pedro Zaplana, Jaime Domínguez, Pedro Pedrera,
Sancho Calvo, Juan Armengol, Esteban Volenza y Pedro Bónia: y el primero,
inflamado de un evangélico entusiasmo, les propuso la formación de una Cofradía
que remediara los males de que tan elocuentemente se había lamentado Fray
Gilabert.
Con júbilo fué acogida la idea por aquel grupo de caritativos valencianos.
Sometieron el proyecto á la aprobación de Jofré, que henchido de alegría vio
realizarse, como por encanto, el ensueño que tantas veces habia acariciado; y
sin dar tregua formaron la asociación, depositando previamente 25 escudos
cada uno de los doce congregantes.
Con sin igual asiduidad y celo se dedicaron á proporcionarse recursos que
les ayudasen en su benéfica obra, hallándolos con creces, como ha sucedido en
Valencia siempre que en nombre de la Caridad se ha acudido á sus hijos.
Habidos algunos fondos, se eligió para la edificación del Hospital, un ter-
reno plantado de moreras con algunas casitas, existente á la salida de la ciudad
por la puerta deis y^í/í'Wí ( ij, propiedad de Bernardo Borrel y Nicolás Samuel,
que lo cedieron mediante la suma de 500 florines (2).
LorenzoSalom, nombrado por sus compañeros futuro "hospitaler.,, hizo valer
su prestigio cerca de D. Martin de Aragón, y secundado por Fray Gilabert.
llamado por el Monarca '"su amado familiar,, (3), lograron se les concediera la
facultad de amortizar el patio ó terreno, sobre el que habían de levantar el
edificio en proyecto (4), y una Bula del Pontífice, concesoría de un Beneficio con
el nombre de Vicaría, y bajo la advocación de Ntra. Sra. de los Inocentes, por
ser el Hospital destinado á los dementes ó folls.
Con tan augustos padrinos, aquella Casa de la Caridad abrió sus puertas á los
pobres el día i."de Junio de 1410 (5), y pocos años después amplii') su admi-
sión á los expósitos, absorbiendo al fin los hospitales particulares de En-Conill,
En-Bou, En-Clapés, San Llácer, y otras fundaciones que iban perdiendo su razón
de ser.
(1) Junto á la actual ermita de Santa Lucía.
(2 Equivalentes á 4. "05 rs. 30 ms. de nuestra moneda.
(3) Talamanco cita el pasaporte dado á Jofre en 1407, que contiene esa frase.
[4) Carta Orden Real dada en Barcelona 1 2 Diciembre 1409.
(,=.) 26 Febrero 1410, IV Kalcnd.as Mortui, anno XV, Pontf. Benediclus XIII.
3g(J REVISTA DE VALENCIA.
IV.
Llegado el año 1410, cuando alcanzaba Jofré 60 de edad, sorprendióle la
agradable nueva de que Fray Vicente Ferrer volvía á Valencia, con objeto de
ayudarle en la predicación, para ver de suavizar las asperezas que mediaban
entre las fracciones de Vilaraguts y Centelles, que constituian un constante peli-
gro para la tranquilidad pública.
Acompañado de los jurados y gran numero de gentes, salió Jofré á recibir
al sabio dominico, que le dijo al abrazarlo: ''Una empresa tratamos, un fin
pretendemos, seamos á una,,, frases que agradeció tanto Gilabert, que lo deci-
dieron á seguir al Santo por el mundo, á guisa de coadjutor, cosa que pronto
realizó, previa la venia de su General.
Conocedor el apóstol Vicente de la inteligencia, discreción y excepcionales
dotes oratorias que adornaban á su nuevo compañero, no vaciló en compartir
con él sus trabajos, como lo pnieba el hecho de predicar á la par en Salamanca
en el año 1411, el primero en San Juan de Bórbalos, donde se conserva aun
hoy el pulpito, y el segundo en el barrio de la judería.
Esta circunstancia nos trae á las mientes un memorable suceso, que no po-
demos pasar por alto, porque fué el que cimentó la fama de santidad de nuestro
Gilabert.
Contestes están todos los historiadores que de esta materia tratan, en que la
Divina Providencia obró un portentoso milagro para confirmación de la fé y
confusión del judaismo; pero en lo que no andan tan acordados es en quién fué
el varón elegido por Dios para realizarlo.
Atribuyese generalmente á San Vicente, el hecho de introducirse furtiva-
mente en una Sinagoga de Salamanca, mientras celebraban los judios el sába-
do, y lograr que le escucharan, llevando la persuasión al ánimo de algunos, que
milagrosamente vieron estampada en su frente una cruz blanca, que muy presto
ostentaron todos, porque al ver el prodigio, la conversionse hizo general.
El P. Salmerón, en sus Recuerdos Históricos, y Fray Vicente Justiniano Antist,
en la vida del Santo, lo confirman; pero nosotros, con Fray Francisco Boil y Fray
Francisco Martínez, en sus historias del Monasterio del Puig, y con D. Bernardo
Dorado (Historia de Salamanca), creemos mas verosímil fuera el autor del mi-
lagro Fray Gilabert.
Si está fuera de duda que mientras Mosen Ferrer predicaba en lo mas
granado de la ciudad, Jofré, por indicación suya, lo hacia en el arrabal de la otra
vanda del rio (1); y si existe el precedente de varias milagrosas conversiones
[i) Beniarilo Doiailo.
FRAY JUAN GILABERT JOFRK. 39 1
fruto de su inspirada palabra (l) ¿por que ha de negársele esta gloria, cuando
ella en nada aminora la santidad de Fray Vicente?
A mayor abundamiento, los hist >riadores salmantinos nos aseguran que la
población, agradecida á los inmensos beneficios recibidos de Fray Gilabert, le
cedió la sinagoga de los ya cristianizados, para que la habitasen algunos PP. de
la Orden Mercenaria. Allí se fundó el célebre colegio de Vera-Cruz, donde se
rinde culto público á nuestro venerable, y los Ordinarios de sus visitas le dan
incienso como Beato y bienhechor de la ciudad (2).
Después de bautizar á los judies convertidos, poniéndoles por nombre
Vicente (apellido muy generalizado hoy en Castilla) como tributo de respeto
á su querido maestro, volvió al monasterio de Ntra. Sra. del Puig, donde
lo reclamaban sus deberes de Vicario y sus aficiones espirituales á la Madre
de Dios.
En 1416, con el beneplácito del reformador de la Cofradía de los Desam-
parados, D. Alonso, Rey de Aragón, y demás asociados, decidió hacer una
imagen que simbolizara la Virgen de los Inocentes, y á la que en lo sucesivo
se consagrasen los cultos. Después de prolijas indecisiones, se encomendó el
trabajo á tres jóvenes artífices forasteros (3), que modelaron en brevísimo
plazo la que hoy adoramos como nuestra madre y patrona.
Terminadas estas piadosas ocupaciones, sea por complacer á Fray Antonio
Cucxol, General de la Orden, que deseaba asistiese Jofré al Concilio de Cons-
tanza, sea por la vehemente inclinación que sentía de finalizar sus días ayu-
dando á S. Vicente en la predicación, renunció la encomienda y se tornó de
nuevo junto al Santo, que á la sazón se hallaba en I'rancia.
Poco disfrutó esta vez Fray Gilabert de la amable compañía de Vicente,
porque á los pocos días de su llegada, se le apareció al Santo la Madre de Dios,
diciéndole: Vicenti rédale filium viemii Gilí Jiectum Ordini meo, fratribus s///s
regresum eius ainde ex obtantibus; iiolo enini quod in vía extra suuin Monas-
teriurn deficiat. Insiiper annuntiabis ei inmiiientaiii sua; moriis Iiorain (4).
Cumplió S. Vicente el mandato, diciendo á su amado compañero que retor-
nase al Monasterio, porque sus hermanos lo deseaban, y porque Dios habia
decidido que acabase su vida en aquella santa casa.
La tierna despedida de aquellos santos varones solo pudo igualarse con
la alegría de una próxima bienandanza eterna.
Partióse hacia el convento Gilabert, haciendo las jornadas con la premura
1 Felipe Guimeían. — Historia de la Orden de la Merced, p. 2ó5; y Fray Marline;., p. 215.
2; Gil González Dávila. Historia de las antigüedades de Salamanca.
I3¡ La piadosa tradición los llama peregilnos, y los cree ángeles.
:4) CrniiR-a Sacri et militarls Onünis Beatc M.arie de Marcede. Fralre Bernardo Bargas, p. 258.
3g2 REVISTA DE VALENCÍA.
(¡ue le permitía su achacoso cuerpo, llegando á la fin el día l8 de Mayo de 1417.
El Comendador y los religiosos salieron á recibirle (l) con toda la pompa á
que sus virtudes le hacian acreedor; pero presto, muy presto, se anubló aquel
inusitado gozo, porque al llegar á la puerta del santuario y postrarse de hinojos
ante su Prelado en señal de obediencia , espiró aquel escogido del Señor con
las manos cruzadas y la sonrisa en los labios.
Sin duda por divina revelación, supo inmediatamente el suceso S. Vicente, y
lo puso en conocimiento de sus discípulos, que celebraron en sufragio de su
alma una solemne misa de Requiera, en la que ofició é hizo el panegírico del
difunto su desconsolado amigo y maestro.
V.
Terminado ya el resumen biográfico de tan insigne compatricio, nos resta
todavía, para dar cima á estos apuntes, ocuparnos ligeramente, porque el asunto
es harto espinoso, de la generalizada opinión de los autores, respecto al cuerpo
del Venerable, del culto que se le rinde y de las gestiones para la beatificación
prematuramente frustradas en 1777.
Convienen todos los autores en que el cadáver de Fray Gilabert Jotré, después
de permanecer doce dias expuesto á la piadosa curiosidad pública, fué enterrado
ísin que se le notaran señales de descomposición), en la cripta común de los
religiosos del propio Monasterio del Puig, donde pennaneció hasta que con mo-
tivo de la resurrección del palaciego Ramón Blanc fa) ó de la muerte de S. Luis
Beltran (3), se le trasladó al cóncavo de la pared medianera, entre las capillas
de la iglesia de San Pedro Nolasco y del Smo. Cristo, donde permaneci(') hasta
el año de 1585; época en que por temor de que se perdiesen aquellos vene-
rables restos (4J, se exhumó de nuevo el cadáver, para depositarlo en una urna
acristalada, que sirve de basamento al Archivo de reliquias.
Asegura Guimeran que al ser traladado ;i mas sagrado lugar esta segunda
vez, se encontró el cuerpo del Venerable perfectamente entero, flexible y colo-
reado, como si acabara de espirar.
Sin negar ninguno de los hechos poitentosos que hizo Dios, por medio do
(1) Dicen los Cronistas de la Orden, que las campanas lanzadas al \-uelo por invisibles manos
avisaron la llegada de Fray Gilabert.
(2) P. Talamanco, pág. 237; Francisco Boil, Historia del Puig; Francisco Ballesteros, Sacro,
Plantel.
(3j Fray Martínez.
(4) P. Talamanco, pág. 24S. Moviéronse á descubrirle porque las mudanzas de fábrica y lo?
años, hablan gastado la inscrijicion ijuc decian ser de Gilabert.
FRAY JUAN GILABF.RT JOFRÉ. 898
los mortales restos de aquel su humilde siervo, permítasenos apuntar algunas
ligeras observaciones, no con la argucia escéptica. sino con la fé piadosa del
que desea contribuir á esclarecer un asunto tan delicado como el que nos ocupa.
En primer lugar, suponemos que solo por la milagrosa resurrección del caba-
llero (1) Blanc, no se cambiaría de sitio el cadáver de un religioso enterrado
seis meses antes. La muerte de San Luis Beltran, tampoco se nos alcanza cu
que pudiera influir para la traslación, porque ni era de la misma orden, ni fué
depositado en la misma iglesia. Quédanos el recurso de suponer que se deseaba
colocarlo en un lugar mas distinguido, pero aun admitida esta versión, ¿de que
medio se valieron aquellos mongas para conocer en un enterrcuniento común,
cuáles era los restos de Jofré? En honor á la verdad, no se nos alcanza el proce-
dimiento que hubieron de emplear, que pensando cuerdamente, debió ser muy
aventurado y expuesto á lamentables tnieques.
Sin haber tampoco ninguna razón que justificara un nuevo cambio de sepul-
cro, mas que el indiscreto celo de algimos PP. que de buena fé fomentaban el
culto público hacia Gilabert, en el año 158.3 se lanzaron otra vez aquellos santos
varones en busca del cuerpo del venerable, cuyo sepulcro, ó habia desaparecidí)
por las mudanzas de fábrica, ó habia perdido su inscripción.
Aunque el hallazgo volvía á ser difícil después de ló8 años, y entre los
numerosos sepulcros honrosos que habia en la iglesia desde su fundación, cre-
yeron (2) encontrarlo en la capilla del Smo. Christo, y solemnemente lo trasla-
daron al Archivo de las reliquias, como antes hemos indicado, donde hoy se
venera en un estado de incorruptibilidad maravilloso.
La simple inspección ocular basta para apreciar lo ilusoria que es la incor-
ruptibilidad del posible cuerpo de Jofré. Hállase este en completo estado de
exicacion ó corrupción seca, tal como debieron exhumarlo en 1585, porque no es
admisible (jue un cadáver permanezca durante un siglo en perfecto estado do
conservación y flexibilidad, y en el siglo viviente se desfigure hasta el punto que
este lo está.
Probable es también que á dicho cuerpo, si fuera el de Fray Gilabert, hubiera
siempre acompañado alguna señal, pergamino ó sello, que garantizara su auten-
ticidad, al propio tiempo que la de las traslaciones de sepultura.
Ni esta señal ha existido, ni los autores contemporáneos se ocupan de dichas
traslaciones, ni es verosímil que para honrar unos restos mortales, se saquen
de un enterramiento sagrado y se depositen en el armario de una sacristía. Ni aun
admitiendo (y es mucho admitir) la total independencia de la jurisdicción de los
Ordinarios en ese monasterio, se concibe cómo los Ilustres PP. de la Orden
(1) Ocurrió el día 13 de Enero de 1478 cuando el rey D. Alfonso visitó el Monasterio del Puig.
(2; P. Guimerán y Boil.
394 REVISTA DE VALENCIA.
pudieron prescindir tan en absoluto de las fomialidades que la Iglesia exige
siempre para casos análogos.
Todas estas razones debieron pesar en el ánimo de los fiscales eclesiásticos
al incoarse en 1777 el expediente de beatificación, que se sobreseyó con gran
amargura délos valencianos, y especialmente de la Junta del Hospital, iniciadora
de la idea.
Los invasores franceses, que tan sangriento rastro de ruina y destraccion
dejaron en nuestra patria,' codiciosos de los tesoros que encerraba el relicario,
profanaron los restos del venerable, sacando la urna del lugar que ocupaba, y
dejándola hacinada, con otros objetos sin valor, en una de las habitaciones del
monasterio: triste suceso que dio margen á que, cuando posteriomiente y con
el respeto debido (aunque incompletos por faltarle al cuerpo la mano izquierda),
fueron devueltos al relicario que antes ocuparon, algunos espíritus escnipulosos
se retrajeran del culto, dudando de su legitimidad.
En 12 de Abril de 1849 la Junta del Hospital acordó se impetrara el corres-
pondiente penniso para trasladar á la iglesia de aquel establecimiento el asen-
dereado cuerpo de Jofré; y comisionaron á D. Pedro de Asís, al Marqués de
Serdañola, á D. Antonio La-Cuadra y á D. Fermín Gonzalo Morón.
Laudable acuerdo, que tropezó con insuperables dificultades, quedando en la
categoría de un buen deseo, como anteriormente había ocurrido con la beati-
ficación, que hoy difícilmente se conseguiría.
Grato fuera para Valencia el conseguir esa honra , pero sospechamos que
habremos de limitarnos á rendir un tributo de admiración y respeto á la memo-
ria de aquel héroe inmortal de la caridad, pidiéndole á Dios nos conceda, para
bien de nuestra patria y gloria suya, muchos seres tan privilegiados como lo fué
el mercenario Fray Juan Gilabert Jofré.
Hoy que el indiferentismo es, por desgracia, el emblema del siglo, necesita-
mos mas de esos ilustres varones, que sin duda piadoso el cielo nos manda, para
que guien nuestros pasos y sean el lazo de unión entre la divinidad y el hombre.
El. B.-VRON DK AlCAHALÍ.
I
TEMPESTA.
ROMAXS PREMIAT EN LOS JOCHS FLORALS DEL RAT-PENAT.
I.
EGRA es la nit, orajosa,
Xiiila '1 vent, rodóla i tro;
Brilla 'i llamp per fer mes negra
Mes tétrica la foscor.
Serra y pía, camins y viles,
Deserts y muts están tots;
Solament á la tempesta
Lo térratrémol respon.
jMonestir de Santes Creus,
Que alces gegant y paurós
Ta corona enmarletada
En mig de penyals y boschs,
¿Quina es eixa llum que "t dona
Reflets de sanch y de foch?
¿Quines les veus que tes voltes
Omplin d' esglay y soroll?
No es la vesllum esgroguida
De la llantia en mig del: cor.
No es deis monjos, de blandí hábit,
La conhortant oració;
Es r Incendi y 1' Estermini,
Fum y flama, crits y colps,
juraments y carcallades,
Rlasíemies y maldicions.
Los penitents y els ascetes
Fugitius están ó morts;
Volcats los altars, per térra
Van los Sants á tomballons.
La Impietat, mig ubriagada,
Beu en los cálzers á dolí;
Munta r Escami á la trona,
Obri '1 Robo els panteons.
La Enveja esportella els marlires;
Cendres aventa el Rencor;
Corre, ab corona de flames,
D' assí enllá la Destrucció.
Fosca nit, feste mes fosca,
Y encara no hu serás prou:
Pera ofegar la cridoria,
Xiuleu, vents; rodoleu, trons.
Y si no podeu detindre
Tal desori y tal afront,
Cel burlat y escarnit, digues:
Los teus raigs ¿pera qué els volsi"
II.
Dos ombres de la muralla
Han sortit, juntes les dos;
Per ella han pasat com pasa
Per lo vidre ó 1' aigua el sol.
Acaminen y acaminen
Ab ferm pas y altívol front;
30
REVISTA DE VALENCIA.
Ni esguart ni páranla cambien:
¿Ahon van? ¿Qné volen? ¿Oui son?
L' un porta capell de ferro,
L' altre du corona de or;
Ets dos van ab mantells negres,
Ab resonants esperons.
Groga com cera es la cara,
Sech lo llavi, 1' uU febrós:
Ningú al vórelos diria
Si son de este ó 1' altre nion.
Y acaminen y acaminen
Erts y miits, altius y forts:
Rectes van com dos sagetes,
Llaugers van com dos visions.
L" buraca pasa y no Is toca;
No 'Is banya 1' aigua que plou;
La roca á son pas se aplana, ,
S' aparten branques y tronchs.
Munten al cim de la serra,
Baixen de la valí al fons;
Noves serres y valls noves
Munten y baixen de non.
Y acaminen y acaminen
Sense treua ni repós,
Mentres la térra trontollen
Vents y pluja, llamps y trons.
III.
¿Ouin misterios rebombori
En estranya confusió
Ouan ells en la tosca pasen
A una banda y altra s' ou?
Dringar de armes, veus de alarma,
Vítors, himnes y Ilahors,
Trompetes, carros de guerra
Rodolant, caballs al trot,
Bramits de la mar, canturies
Deis naugers, esgarrifós
Topetar de dos navilis,
Crits de abordage y de mort.
Y quan lo Uamp illumena
La nit fosca, es ven per tot
En les boyres blanquinoses
Algo que surt y que 's mou;
Helms y llanses que espurnegen,
Senyeres y gonfanons,
Caballers, infants, maynades,
Exércits, castells y forts.
Van los arquers per les llomes,
Per la valí en llarch estol
Horneas de peu, per la plana
Los cabalcants esquadrons.
¡Mes enllá, les aigues blaves
.Solquen baixells voladors;
Mes enllá llunyanes terres
Omplin daurats horizonts:
En la plaja mauritana
Tunes, doblegant lo coU;
Palermo, tocant á vespres;
L' Etna, vomitant mes foch;
Messina aclamant gojosa
Al capdill Ilibertador;
Rurdeus, admirant incrédula
Al rey mes caballeros.
Pasa el llanip; altra vegada
Silenci, quietut, negror;
Y en la tétrica foscuria
Solament se veu y s' ou
Ais dos caminants sinistres,
Erts y muts, altius y forts,
Ab los ampies mantells negres
Y els resonants esperons.
IV.
Dos llores la cjue acaminen
Sense treua ni repós;
TEMPESTA.
397
Aspra costera devalleu
Portats en ales del torb.
Allá baix gruny y blanqueja
Lo Francoli, humflat y gros;
Apleguen, y á la altra riva
Pasen sens barca ni pont.
Munten la oposta costera;
Quan dobleguen lo pujol,
Lo pas, per primera vulta,
Detenen de sopte els dos.
Ardix espuma de ira
En sos ulls hundits y loschs;
La ma porten á la espassa;
Los dits claven en lo poní.
Inmensa, infernal foguera
Veuen llampegar enfront:
Lo flamareig al cel munta:
La fumaguera ompli 1 bosch.
¡Poblet! ¡Tomba del gran Jaume!
¡Guardiíí deis patris honors!
;Oui posa mantell de flames
En tos muscles de colós?
Guaitant la flama, els espectres
Se fan mes ombrius y grochs;
Pareix que creixquen sos membres
Y s' agegante el seu cós.
Diu al del capell de ferro,
El de la corona de or:
"Aneni," y el camí seguixen
Erts y muts, altius y forts.
A son rostre cadavérich
Dona '1 incendi un tint roig;
Y darrere d' ells s" allarga
Son ombra, d ' estrany contorn.
Al gótich portal arriven
Hon Sicilia y Aragó
En les pedrés ennegrides
Esculpiren sos blasons.
Avansa el de la corona:
Truca ab la espassa dos colps,
Y com vuida sepultura.
Rimbomba tol 1' interior.
Una veu fonda, fondisima,
Pregunta allá dins: "¿Qui sou?
— Obriu, soch lo Rey en Pere,—
Y Roger de Lanria yo...
Les dos ventalles de roure
Rodaren sense remor,
Y (juedá oberta la gola
Del colosal pórtalo.
V.
Les gegantines pilastres
S' aixequen en la foscor:
Amunt, tot es fum y flama:
Avall. tenebres y dol.
Fugiren els incendiaris
Penedits i') plens de por;
.S' ouen sois, en lo silenci
Cruixits y espetechs del foch.
Allá, en la negra foscuria,
Pinta 'i rogench resplandor
Una fantástica image.
Que s' acosta poch á poch.
Triple corona y garlanda
Condal cenyixent son front;
Sobre garlanda y corones,
Les ales obri un dragó.
Per los muscles y la espala
Cau lo cabell, blanch y ros;
Es com neu la barbellera;
Lo esguart entre trist y dols.
De ferro, que '1 temps robella.
Cobert va, deis peus al coll;
Sobre el ferro un hábit porta
D' estamenya blanquinós.
Mostra en lo pit la creu santa,
Penja al costat lo Tigó,
398
REVISTA DE VALEN'CIA.
Y lluminosa celistia
Flameja en tot lo seu eos.
Sant ó rey, giierrer ó frare.
Aniína, espectre ó visió,
A son pas 1' ombra se aclara,
La flama fiimeja y mor.
Los dos caminants sinistres
Endobleguen los genolls,
Y ab veu llacrimosa criden:
"Pare" i' un, 1" altre "Senyor.
Y entre ruñes y fogueres
En mig del temple paurós
.Al rey Jaume lo rey Pere
Li parlaba estes rahons.
VI.
—Pare, yo no sé quans sigles
Dorguí '1 somni de la mort,
Escoltant dintre '1 sepulcre
Absoltes, planys y oracions.
Afadigat de la Iluyta,
Be se assopegava '1 cor,
Aguardant de la trompeta
Del Judici '1 suprem tocli.
No la trompeta del Ángel.
La del infern sentí yo,
Y de gent malavirada
L' irreverent atropoU.
Obrich els ulls: tót es negre,
— Mon Roger, pregunte ;dorms.-
— Así estich: maneu — baix térra
Sa veu contesta, allí prop.
¡Cóm s' estremexía "1 temple!
¡Cóm bramava 1' avalotl
De sopte, en 1' urna de jaspi
Sent los esclafits y els colps.
La sanch glassada, brusenta
Torna al pit, fas im esfors,
M' alse, y en la fosca 'm trove
Viu y dret, sens saber com.
Com fulla que '1 vent senporta,
Forsa inresistible 'm mou.
Y assí vich ¡oh Rey y Pare!
A plorar greuges majors.
¡Malestrugues flamerades,
Sortides no sé d" ahon.
Si aquestos murs respectáreu.
Lo demés caldn'a poch!
Devoreu ma sepultura,
Mon cós feu cendres y pols,
No toqueu, flames, la tomba
Del gran rey, grat al Senyor.
¡Bon Jesús, Verge María,
Gran Apóstol del meu nom,
Del foch que en mon pit bullía
Doneimie una espuma sois,
Y ais del altars y sepulcres
Indignes profanadors,
Poséumelos cara á cara, -
Poséumelos front á front!"
Aixís irat, el rey Pere
Digué: lo Conqueridor
Mirant al cel, responía:
— Perdonemlos: Deu ho vol!
VII.
"¿Veus els Uamps, Infant En Pere?
¿Escoltes el vent y els trons?
¡Ouí sap si aqueixa borrasca
Dona ais caraps mes fruyts y flors!
¡Oh terratrémols del pobles!
¡Llampegades! ¡Convulsions!
¡Ouí sap si en eixes tempestes
S' áfona ó s" aLxeca '1 mon!
Vents de angunia y d' estermini
Xiulen ab estranvs udols;
TEMPESTA.
399
Tot s" estremix y es derrumba:
Potser se renova tot.
Viiy sobre nosaltres cauen
Del inon vell los enderrochs;
Demá, les glories antigües
Brollarán sobre '1 mon nou.
No f esglayes, rey En Pere,
Pasa '1 núbol, lo sol no;
Ab sageta Uuminosa
Fronte ó tart, les ombres romp.
Ya veig com venen joyoses
Novelles generacions;
Ya 'Is murs profanáis alsarse
Veig novament, pié de goig.
Entre "Is altars y els sepulcres.
Com veus profétiques, oixch
Les falageres Uoanses
Deis renadius trovadors.
Y agermanats abrasantse
Pasat y Esdevenidor,
Relliga la patria Historia
Los diamantins esclavons.
VIH.
Mentres En Jaume aixis dia,
Brotava allá, en la foscor,
De Uuminosos espectres
Numerosísim estol.
Deis esportellats sepilieres.
Deis destruits panteons,
Surtien muts, misteriosos.
Impalpables, voladors.
Los reys, ab ceptre y corona;
Vestides de vellut y or,
Les regines; ab espassa
Flamejant, diichs y barons;
Ab sa gramalla vermella
Los ciutadans y prohoms;
Ab daurat bácul lo bisve;
Ab ploma y Ilibre " 1 doctor.
Soldats y capdills, pagesos
Y príncips, llechs y priors,
En apretades ringleres
Encerclaven al Rey tots.
Y altres espectres s' alsaven
Darrere; y en tranquil vol
Venien altres, y uns altres,
Formant fantástiqíies hosts.
Imagens d' estranya mena,
De diferents temps y Uochs,
Esperits deis que ya foren.
Deis que han de ser, deis que son,
Aixecávense joyosos
Del sepulcre ó del bressol,
Animats per lo purísim
Sentiment del patri amor.
Calla '1 Rey: tost ells brandaven
En les mans paumes ó llors,
Y les resonantes voltes
Omplia un cántich gloriós.
La tempesta s' allunyava;
Joliu despimtava el jorn;
Ombres, nenies y fantasmes
Mudaven forma y color;
Per lo finestral sens vidres
Entra '1 primer raig del sol,
Y com esqueixada boyra
Desparegué y fugí tot.
TEODORa Llórente.
MONEDAS ÁRABES
ACUÑADAS EN EL ANTIGUO REINO DE VALENCIA.
V Y ULTIMU (i .
KL período iiue pudiéramos denominar intermedio entre almorávides y
almoliades, han llegado á nuestros dias dos preciosos dinares, acuña-
dos en Valencia, por su rey y de Murcia, Abu Abdallah Mohammad
l)en Saad ben Mardanix, acerca del cual encontramos curiosas noticias en un
artículo publicado recientemente por el sabio arabista holandés Mr. Dozy, en la
tercera edición de sus Investigaciones sobre la historia y la literatura de España
durante la edad media, y que por referirse á un personaje que indudablemente
debió adquirir suma importancia en su época, á juzgar por el considerable
número de monedas suyas, acuñadas en su inmensa mayoría en Murcia, que
conocemos, creemos agradará su lectura á aquellas personas que se dedican al
estudio de la historia patria.
Ignórase su verdadera procedencia, pues mientras algunos escritores dicen
(jue era árabe, teniendo él tal pretensión, otros le creen descendiente de la tribu
deDjodzam y otros déla de Todjib. No falta quien, como Dozy, opine que pro-
vendría de renegados, fundándose en que el nombre de su tatarabuelo Mardanix
es la corrupción del apellido español Martínez, el hijo de Martin, Martinizzi en
los documentos latinos del siglo XII, como se vé en la historia compostelana.
Dozy se inclina á creer que era de estraccion española y cristiana; que su
bisabuelo se hizo musulmán, y que su familia, como tantas otras que se halla-
ban en igual caso, trataba de adherirse á la nobleza árabe. En sus acciones no
desmentía á veces su origen, al contrario: se complacía en vestirse como sus
vecinos los cristianos, llevaba las mismas armas que estos, enjaezaba sus ca-
ballos de la misma manera y le agradaba hablar la lengua de aquellos. Sus
(l) Véanse los artículos anteriores en el tomo I." de esta Revista, pags. 12, 115 y 2óo. y en el
presente II." tomo, pág. 215.
MONEDAS ÁRABES. 40I
soldados eran en su mayoría castellanos, navarros ó catalanes; hacia construir
para ellos casas y abundantes tabernas, con gran escándalo de los rígidos mu-
sulmanes; se los atraía por sus larguezas, y para poder hacerlas estrujaba á sus
\asallos á fuerza de impuestos. Recompensó á uno de sus mejores caballeros
navarros, Pedro Ruiz de Azagra, dándole la villa de Santa María de Albarracin,
con su territorio, que este caballero hizo erigir en Obispado. Su política cons-
tante fué aliarse estrechamente con los Príncipes cristianos, comprando la pro-
tección del Rey de Aragón, del de Castilla y del Conde de Barcelona, obligán-
dose á pagarles un tributo que, respecto de estos dos últimos, no bajaba de la
enomie suma anual de 50.000 mitcales. A creer á un cronista anglo-normando
de esta época, Mohammad era vasallo de aquellos, y el Rey de Castilla quien
reinaba verdaderamente en Murcia y Valencia. Sonando mal su nonmbre árabe
en los oidos cristianos, estos le denominaban constantemene el Rey Lope, el Rey
D. Lope ó D. Lobo. Veia aliados, amigos, hermanos en todos los príncipes
de la cristiandad, y enviaba magníficos presentes de oro, seda, caballos y came-
llos al rey de Inglaterra Enrique II, quien á su vez se los hacia. En fin, fué tal
su reputación entre los enemigos de sus creencias, que un siglo después de su
muerte, el Papa Alejandro IV, en una bula del año 1258, le llamó "el rey Lope
de gloriosa memoria,,.
Parece que bajo algunos aspectos era digno (le tal elogio. Fué hombre de
una gran sagacidad y, según las circunstancias, sabia perdonar noblemente ó
castigar con severidad. Dotado de una fuerza prodigiosa y excelente ginete, tenia
un valor á toda prueba, y en las batallas e.xponia su persona y su vida, hasta el
punto que, según Maccari, era necesario recordarle que im general en gefe tiene
otros deberes que cumplir que un simple soldado. Sus oficiales apreciaban en él
otras cualidades. El los convidaba, así como á sus grandes dignatarios, los lunes y
jueves á un festín en una de las salas de su palacio, y para divertirles hacia cantar
y bailar á hermosas jóvenes, mientras que el vino corría á torrentes, distribuyendo
á veces entre aquellos la plata que habia servido en el banquete. No era pues
de estrañar que im Príncipe tan generoso fuese el ídolo de sus guerreros. Tácha-
sele, sin embargo, por su insaciable lubricidad.
Tales son las curiosas noticias que, relativas á la personalidad de este rey,
hemos podido encontrar, gracias á la esquisita diligencia de Mr. Dozy, interesado
en el estudio de la época arábiga de nuestra historia.
Pasemos ahora á la descripción y estudio de los dos dinares, acuñados en
Valencia, por Mohammad ben Saad, únicos que hasta ahora conocemos, como
emitidos por él en dicha ciudad.
Número I. En medio en cinco líneas:
Allah
No (hay) Dios sino,
26
402 REVISTA DE VALENCIA.
Mahoma (es) mensajero de Allah,
El amir Mohammad
ibn Saad.
Margen. Y el que buscase fuera del Islam alguna religión no será recibido
de él, y él en la otra (vida) de los descarriados.
II área. En medio en cuatro líneas.
El imam
Abd-
Allah
amir de ios creyentes.
Margen. En el nombre de Allah fué acuñado este diñar en Valencia, año
seis, y cuarenta y quinientos (546: de J. C. II51).
El ejemplar descrito pertenece á mi colección, y solo se conoce otro exacta-
mente igual, que existe en el Museo arqueológico nacional (Madrid). Ambos se
hallan copiados de otro igual, también de mi colección, pero acuñado en Mur-
cia en 543.
Número II. En el centro en siete líneas:
No (hay) Dios sino
Allah.
Mahoma (es) mensagero de Allah.
Se adhiere á la cuerda de Allah
El amir Abu Abd- Allah
Mohammad ben Saad, ayúdele
Allah.
Margen. En el nombre de Dios, y el que buscase, etc., como en el número
anterior.
II. área. En medio en cinco líneas:
El imam
Abu Abd-Allah
Mohammad al Moktafa
liarari-Allah, amir
de los creyentes, Al-Abbasi.
Margen. En el nombre de Allah, el clemente, el misericordioso, fué acu-
ñado este diñar en Valencia, año ocho y cuarenta y quinientos (548: de J. C.
1153).
El único ejemplar que se conoce de este diñar e.viste en el Museo arqueo-
lógico de Madrid, y se halla imitado de otros acuñados en Murcia con leyendas
iguales, aunque algo variadas en su distribución, en los años 542, 547, 548,
550, 551, 552, 553 y 554-
Estos dinares son muy interesantes, porque además de confirmar la noticia
JIONEDAS ÁRABES. 408
(le la dominación de Mohanimad en Valencia, nos ofrecen también algunos da-
tos curiosos, como son: l." Darnos á conocer algunos de los nombres y genea-
logía de aquel rey. 2.° El uso ó empleo en ellas de la frase alcoránica "se ad-
hiere á la cuerda ó vínculo de Allah el amir, etc.,, que en monedas españolas
solo hemos visto usado en este diñar y en los que hemos citado como acuña-
dos en Murcia. 3.° El reconocimiento en ellos del imamato de Abd-Allah, quien
indudablemente, por los calificativos con que se le designa, es el califa que por
entonces reinaba en Oriente, y que en efecto, de 53o al 555 fué Al-moktafa.
De la época de la denominación almohade en Valencia, solo han llegado á
nuestros dias unas monedas pequeñas de plata, de forma cuadrada, y cuya des-
cripción es la siguiente:
En el centro en cuatro líneas.
No (hay) Dios sino Allah:
El mando todo él Ces) para Allah;
No (hay) fuerza sino en Allah
Valencia.
II área. En el centro en tres líneas.
Allah nuestro Señor,
Mahoma nuestro enviado.
Al-Mahdi nuestro imán.
Careciendo tales monedas de data y de nombre de soberano á quien atribuir-
las, no es fácil determinar el año de su acuñación, aunque es indudable, por
las fórmulas religioso-políticas que en ellas se contienen y el reconocerse en las
mismas el imamato de Al-Mahdi, el fundador de la secta almohade, que perte-
necen á esta época. Como hace observar perfectamente el Sr. Codera en su es-
calente Tratado de numismática arábigo-española, no debemos suponer, se^un
algunos lo hacen, que todas estas monedas fueran emitidas por Al-Mahdi, puesto
que las hay acuñadas en poblaciones que no fueron conquistadas por los al-
mohades hasta después de la muerte de aquel personaje.
Para terminar el estudio de las monedas árabes acuñadas en Valencia,
réstanos tan solo describir una, de casi igual tipo que las almohades, aunque
de un soberano conocido en nuestra historia.
En un hallazgo de cerca de 600 monedas, de plata, de forma cuadrada, per'
fenecientes en su inmensa mayoría á los almohades, que tuvo lugar en el verano
de 1879 sn esta provincia, aunque ignoramos con exactitud la localidad, apare-
cieron entre ellas tres, cuya lectura nos obligó á atribuirlas á Abu Chomail Zeyan,
último rey árabe de Valencia. Dichos ejemplares existen uno en la colección del
.Sr. Codera (Madrid), otro en la del Sr. Andüjar (Valencia) y el tercero en la
mia.
Hé aquí su descripción:
404 REVISTA DE VAI.ENCIA.
Eli el centro en tres líneas:
El amir Al-Muwayed Billah
El Mochegid fi Sabil
AUah Abu-Chomail.
II área. En medio en cuatro líneas:
AUah nuestro Señor,
Mahoma nuestro enviado
Al-Abbasi nuestro imam
Valencia.
Estas monedas son importantísimas, pues nos dan á conocer los nombres y
títulos de Zeyan, quien en ellas toma los lakbas de Al-Muwayed Billah (el que
es ayudado por Allah), y de el Mochegid fi Sabil AUah (el que hace la guerra
santa por el camino de Allah). Ofrecen también la particularidad, cual las de
Mahfot de Niebla y otras, de reconocer el imamato del Abbasida y no del
Mahdi. Es de creer que cualquier dia aparezcan doblas de oro de Zeyan, pues
según noticias que debemos al Sr. Codera, consta en documentos de la época,
que corrieron muchas con el nombre de Zeyanies.
Al poner fin á estos desaliñados artículos sobre la numismática arábigo-va-
lenciana, réstanos, después de dar las mas expresivas gracias á los distinguidos
propietarios y director de esta Revista, por habernos pennitido que figuren en
sus columnas, recomendar á las personas que se interesan por el estudio de la
historia patria, tan importante y mal conocida durante este período, que procu-
ren por todos los medios que estén á su alcance la conservación de cuantos
monumentos, tanto arquitectónicos como epigráficos, numismáticos, etc., al
mismo se refieran, y que lleguen á sus manos ó tengan noticias de ellos, seguros
de que con su conser\'acion prestarán nuevas luces para su esclarecimiento, y que
contribuirán quizás á la adquisición de nuevos é ignorados datos históricos.
Francisco Caballero íniante.
EL ALBA ""
jIuiÉN al mirar de Juana
La esbelta y hermosísima figura.
Su dorado cabello ensortijado
Que besa enamorado
Su frente blanca, candorosa y pura:
Sus ojos verde-mar encantadores,
Mas claros que los asdos matinales
Cuando lucen sus rayos seductores
En el cielo de zonas tropicales:
Su nariz recta y bella sombreando
Dos pétalos risueños de una rosa.
Que lucen, su frescura acariciando,
Las nacaradas perlas
Que ostenta aquella boca tan graciosa:
Su cuello que envidiara
El cisne mas esbelto de los lagos,
Y su cintura airosa.
Flexible cual la caña de los rios.
Que del aura risueña á los halagos
Dobla su talle en tiernos amoríos;
¿Quién, lector, no diria,
Y mas en im pais del Mediodía,
Que Juana era mujer y muy hermosa?
(l ) Introducción de un poema inédito, titulado El din del Anicr
406 REVISTA DE VALENCIA.
Mas si luego observara
Que no nubla el albor de aquella ireute
La sombra mas sutil, y que serena
Tranquila y esplendente
Resplandece su fúlgida mirada.
Como de Abril la mágica alborada,
Y que su fresca boca, sonriente
No exhala inadvertida ni un suspiro,
Y en revoltoso giro
Con su gentil viveza
Divaga alegre, como entre las flores
La mariposa de sutil belleza,
Y que en todo se fija sin ver nada,
Y no se fija en sí cuando se aliña;
¿Quién no esclamara, al verla embelesada.
Que Juana es aun nniy niña?
II.
Juana es niña y mujer: naciera en Mayn,
Y quince cuenta ya de su existencia.
Que pasaron tranquilos y serenos
Sin tocar el albor de su inocencia;
Pero una sombra estraña
Hoy se dibuja en su preciosa frente.
Pareciendo indicar que \\n ¡¡ensamiento
La atormenta tenaz y dulcemente.
De la vida en el alba
La suya se meció, como esa hora
Que no tiene ni sombras ni colores,
biocente y sencilla precursora
De la rosada matinal aurora.
Que dá vida á los campos y á las flores.
Quince Mayos pasaron, y no guarda
Recuerdos de alegrías ni pesares,
Y ese tiempo tan vago é indeciso
En que no sintió penas ni alegrías, ' ;.•
Como sueño feliz del paraíso '.t
.Será el mas envidiado de sus dias.
i
EL ALBA. 407
Por fin, después de quince primaveras,
Llegó á la primavera de la vida,
Y el pensamiento que en su mente anida,
Vago y sin forma, cual vapor celeste,
Como aurora del dia iiias sereno.
La arrebata, la atrae y la embelesa.
Cual si estuviera de armonías lleno,
Y allá en su mente con amor lo besa,
Haciendo que su boca fresca y pura.
Mas que el aura de im rio perfumada.
Deje escapar suspiros de ventura
A tiempo que una lágrima insegura
Rueda por su mejilla nacarada.
III.
"¿Qué tengo, se decia.
En sí pensando por la vez primera.
Qué será esta ventura tan estraña.
Que llena de alegría
Todo mi ser y tanto á un tiempo dafia"
;Oué será este placer, que penar hace,
Y este dolor que me deleita tanto.
Que en suspirar mi pecho se deshace?
;Por qué suspiro yo? ;Qué es im suspiro?'
Voy á volverme loca, madre mia.
No sé queme sucede, yo deliro
Poco hace que en jugar me entreteaia.
Las horas sin sentir se deslizaban,
Y hoy mis juguetes bellos.
Tristes esperan de su dueña triste
Las caricias que há poco disfrutaban.
Algo de nuevo hoy en mi ser existe,
Que yo no sé esplicar. ;cómo esplicarlo?
;Se lo diré á mi madre....? No lo digo,
Aunque sufra el castigo
De no saberlo nunca, porque siento
Que cuesta mas decirlo que ignorarlo.
4o8
REVISTA DE VALENCIA.
IV.
Así la herniosa Juana
En una confusión y un laberinto
Mas claros que la luz de la mañana.
Sin saberse esplicar lo que sentia,
Mas y mas se perclia:
Y es que Juana, inocente y candorosa,
Como tu y yo, lectora, no advertía
Que á ser mujer tan solo comenzaba
Y que de la niñez se despedia.
Por eso sus juguetes olvidaba,
Y un ideal su mente acariciando,
Vago, pero risueño y mas hermoso
Que al viajero triste del desierto
hiesperado oasis delicioso.
Que sin verlo afanosa predecía;
Atrayéndola á sí, tierno, amoroso,
-Suavemente á otra edad la conducía.
Enrique García Bravo.
I
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL EN VALENCIA,
BAJO EL RF.IXADO DE DON" JAIME I ( 1 ).
\. conquista de Valencia por el invicto monarca aragonés completó la
misión política y social que se habia propuesto realizar. Dueño de
!) Provenza, Cataluña, Mallorca y Aragón, necesitaba afianzar su poder
mediante la posesión de esta ciudad, y á conseguir ese propósito dedicó sus esfuer-
zos, trabajando sin descanso y sin tregua. Cómo realizó semejante idea y alcanz('>
la victoria, no es de este lugar, y cuyos hechos son, por otra parte, conocidos
de nuestros lectores.
Los elementos que constituían el ejército del Conquistador eran iguales á
todos los de la época. El rey y su corte, los señores feudales y sus vasallos, las
milicias comunales, y fuerzas mercenarias formadas por aventureros procedentes
de distintos paises y lejanas tierras, perteneciendo á todas las clases sociales,
y que seguían la enseña real, no por la gloria, sino por el provecho que pu-
diera alcanzarles en la presa de la ciudad.
No se componía de otros elementos el ejército o milicia de D. Jaime,
según luego veremos en los repartimientos que hizo después de conquistada
Valencia. En él aparecen catalanes, aragoneses, provenzales, franceses, italianos
y gentes de otros pueblos. Entre ellos habia mercaderes, burgueses, menes-
trales, etc., y al decir de la Crónica de D. Jaime, en el campamento no faltaba
nada, viéndose abundancia de todos los artículos necesarios á la vida.
Con esa organización, -peculiar, como queda dicho, á todos los ejércitos de
aquellos tiempos, se dispuso el rey á la conquista de Valencia. Firmóse la ca-
pitulación el 28 de Setiembre de 1238, y el 9 de Octubre realizaba su entrada el
(1) Extracto del capitulo II de la "Memoria sobre el origen, vicisitudes y organización que han
tenido los gremios y colegios de artes y oficios en Valencia,,, premiada en los Juegos Florales que
acaba de celebrar I.o Rat-Petial.
410 REVISTA DE VALENCIA.
caudillo. Desde aquel momento, como dice un liistoriador, el rey de Aragón,
Cataluña y Mallorca, alcanzó la cuarta corona, y nosotros añadimos que con-
siguió crear un nuevo pueblo, que, andando el tiempo, habia de adquirir carácter
propio y especialísimo.
Conseguida la conquista, procedió el rey á repartir entre todos los que
hablan contribuido á la empresa las tierras, casas y heredades de los vencidos,
conforme á la costumbre de la época. En virtud de estos repartos, Valencia pudo
asegurarse contra las tentativas de los árabes, organizándose, mediante el in-
terés, un nuevo pueblo, ligado á la ciudad por esa misma propiedad.
Por tal acto, creáronse gran número de propietarios, feudatarios y censata-
rios, según el principio á que habia sido subordinada la distribución. Las per-
sonas que obtuvieron repartimientos lo fueron de varias clases. Primeramente
aparecen los Barones, siguen las iglesias, servidores palatinos y clero; luego las
Universidades que concurrieron á la conquista con sus huestes comunales, y no
pocos árabes y judíos que hablan prestado al rey señalados servicios, en cum-
plimiento de lo ofrecido en el Privilegio otorgado en Lérida, año de 1236, con-
firmado por otro fechado en la propia ciudad en 1246.
Mediante ese reparto, que fué la base política y social del reino de Valencia,
nos encontramos, como queda dicho, tres clases de gentes: los barones, á quie-
nes repartió honores; caballeros de conqtúsía, que obtuvieron /í??i!íj?í'J, y el resto
de los espedicionarios o pobladores, á quienes dio i\txxz.% francas, constituyendo
la mayor parte de la propiedad inmueble, recibida á. cejriso, y jnás adelante en
pleno dominio. A nuestro propósito solo cumple ocuparnos de la tercera clase,
dentro de la cual se comprenden todos aquellos que estaban dedicados á la in-
dustria, al comercio, á la agricultura y á las ciencias y artes. A estos les corres-
pondieron las casas (alberchs) y talleres {obrador s) que en la ciudad ocupaban
los árabes, sustituyendo los nuevos pobladores á los industriales vencidos.
Bajo el nombre de repartición á los de Jaca , Zaragoza, Barcelona, y otras
poblaciones, se incluyen y figuran individuos que sjercian distintas profesiones.
Del contesto de esos repartimientos se desprende que, al ocupar á Valencia las
huestes de D. Jaime, encontraron sitios especiales donde estaban domiciliados
ciertos oficios, mediante una organización de policía.
Los vencedores ocuparon, pues, los barrios denominados la Sillería, Drape-
rla, Tintorería, Armería, Zapatería, Espartería. Adovería, Argentería, Carni-
cería, Cambios, y algunas otras calles á que dieron nombre como la de Zaragoza.
Barcelona, etc.
Queda fuera de toda duda, ([ue á los vencedores, les fué muy de su
agrado establecerse en los sitios mismos que los árabes tenían destinados para
la fabricación y venta de sus productos industriales, sitios que son con poca
diferencia los mismos (|ue hoy conocemos, ó bien en sus cercanías. La lama
LA SOCIEDAD 1NDUSTRL\L EN VALENCIA. 41 1
que Valencia gozaba en España de rica y fértil, y la importancia que adquirii')
desde los primeros años de la conquista, atrajeron á ella gran número de arte-
sanos de distintos puntos de la Península, y muy especialmente de Cataluña,
Aragón y Mediodía de Francia, los cuales llevaron los conocimientos de sus res-
pectivas industrias, difundiendo el espíritu de asociación, según lo practicaban
ampliamente en sus respectivos países.
No solamente obtuvieron repartimientos todos los industriales que acompa-
ñaron al ejército ó formaban parte de él, sino también los que, según hemos
dicho, vinieron á la ciudad poco después de tomada á los árabes. La propiedad
repartida á los industriales, dentro de Valencia, la constituían casas, talleres,
despachos (taules) y huertos, A los que concurrieron á la Conquista se les
dio generalmente /V'írwí/ww ^///¿(?;7í?;/, y ;i los que la poblaron posteriormente,
atraídos por la fama de la nueva ciudad, la obtuvieron á censo, figiirandp eu
esta clase lostaíf^s l"operátonum j de los vencidos. El censo variaba según
la importancia y número de las fincas, figurando desde dos morabatínes anuales
en adelante, y el pago se verificaba por Navidad.
Como queda demostrado, los orígenes de la industria cristiano-valenciana
están íntimamente enlazados con el origen de la propiedad inmueble en estíi
ciudad, naciendo ambas al mismo tiempo, y desarrollándose al calor de las insti-
tuciones forales, que las prestaron robusta fuerza. Y por lo que toca al estado
de cultura que alcanzarían los industriales valencianos en sus primeros tiempos,
pudiera rastrearse por las obras que nos restan de aquella época; pero bastaní
dejar consignado que los beneficiados en los repartos eran todos maestros en sus
respectivas artes, y bajo tal concepto aparece vinculado en ellos el carácter
individualista que revestían las profesiones mecánicas, localizándose los secretos
del procedimiento y fabricación entre los individuos de una familia, constituida
ésta, no solo por los vínculos de la sangre, sino también por los de la enseñanza,
mediante el patronato que los maestros ejercían sobre sus operarios, viviendo
en continua y constante comunión.
Juntamente con la población cristiana subsistió en este período la mahome-
tana y judía. Por la capitulación de Valencia entre D. Jaime y Ben-Zeyan, se
pactó la salida franca de la ciudad de los árabes que no quisieron someterse al
poder del monarca aragonés. Muchos fueron los que se, aprovecharon de la capi-
tulación y abandonaron los sitios donde habían nacido; pero otros, llevados tai
vez por la fuerza del afecto, ó por distintas causas, quedáronse en la ciudad y
muchos más en los pueblos, bajo la denominación de moriscos. En los repartí- \\
mientos figuran musulmanes y judíos, que pof servicios especiales obtienen seña-
lados beneficios de D. Jaime. Pertenecen generaknente los primeros á la clase
de agricultores, y los segundos á la de artesanos, médicos, criados palatinos y
otras ocu[iacioiies.
412 - REVISTA DE VALENCIA.
En cuanto á su participación en el régimen municipal, estaba limitada al
nombramiento de sus jueces, pero no quedaban exentos de la observancia de la
ley común á los ciudadanos de Valencia. Dictó D. Jaime varias disposiciones
á fin de regularizar la situación de los moriscos y judíos que moraban en este
reino, y con respecto á este trabajo, importa señalar la prohibición que se les
impuso de que no trabajasen "en los dies de les festes publicament dintre la
ciutat, ne lora en alguna part del regne de Valencia, mes dintre de lurs cases
pui.v obrar, ne no tinguen obradors uberts en los dies de les festes, etc., (l).
De semejante precepto, y de otros muchos que pudiéramos citar, se deduce
que eran en bastante número los individuos de aquellas dos razas que en Valen-
cia se dedicaban á las profesiones mecánicas, mediante la tolerancia y espíritu
de libertad que informaban todos los actos del monarca. .
n.
Conquistada la ciudad, hechos los repartos y allanadas las no pocas dificul-
tades que se le presentaron para realizar su obra á D. Jaime, dedicóse éste á la
tarea de dotar á la nueva población de leyes que regulasen las relaciones de los
pobladores entre sí, y de estos con las demás instituciones.
No es de este lugar discutir el origen que tuvieron los Furs, si fueron dados
en Cortes ó en reunión de prohombres, y si tuvieron el carácter de pacto, cons-
titución ó concesión. Para nosotros basta el hecho de su existencia, reconociendo
que los Furs dados en 1270, contienen conceptos relativos al derecho muy su-
periores á los reinantes en aquel tiempo. Reconocen el respeto á la per-
sonalidad, desterrando penas como la de servidumbre, el principio de igualdad
ante la ley, la publicidad en los juicios y otros extremos que hacen de la obia de
D. Jaime, uno de los primeros Códigos españoles.
La organización municipal en el tiempo que nos ocupa no es bien conocida.
Pero puede afirmarse que el rey dejaba la mayor libertad á los habitantes de
la ciudad para la administración de sus intereses conumales. Un privilegio dado
el l3 de Setiembre de 1245 autorizaba el nombramiento de cuatro magistrados
llamados jurados (jiirats), en unión de un cuerpo consultivo fonnado por un
detenninado número de consejeros (consellers). unos y otros procedían de la
clase de hombres honrados. En los primeros existia el poder ejecutivo, y en los
segundos el deliberante y consultivo. Otro privilegio de 124Ó puso á la ciudad
en posesión completa de sus franquicias municipales, y desde ese momento,
adciuirió la autoridad municipal doA'alencia a<]uel carácter de respetabilidad de
(l) Furs, lib. I, nili. VIII.
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL EN VALENCIA. 4l3
que tantos ejemplos nos dá la Historia. Como funcionarios ausiliares del régimen
comunal encontramos, creados por D. Jaime, los inspectores de oficios (veedors),
los de muros y ralladores, los de impuestos, los de riego (cequiers) y otros.
La organización de las clases sociales en Valencia en los primeros años de
la Conquista no aparece muy determinada, pero puede formarse juicio por
la división que existia en otros estados de la corona de Aragón, y por la que se
desprende de los fueros y privilegios. De donde se puede deducir que los ciuda-
danos honrados (probi-hominis) constituían un gran núcleo de la población, y
tenian por lo tanto extensa participación en el gobierno de la ciudad, especial-
mente en la consejería.
Juntamente con todas esas organizaciones, aparecen y se desarrollan los
oficios mecánicos. Cuáles eran estos, es asunto difícil de resolver; pero hay datos
que prueban no ser muy extensa la producción industrial en Valencia y nos lo
demuestran, no obstante el sistema prohibicionista que entonces imperaba, los
muchos productos manufacturados á quienes dispensó D. Jaime del pago de
derechos á su entrada y paso {peaige) en el reino y la ciudad (i).
Y sea cual fuere el número de artesanos que constituyesen los oficios que
funcionaban en Valencia durante la época que reseñamos, ellos son los primeros
monumentos de la industria valenciana. En los repartimientos de D. Jaime solo
figura el oficio de zapateros como organizado, y bajo tal concepto recibe dona-
ciones. Según un privilegio dado en Lérida, año de 1242, confirmatorio del
repartimiento, se dio al oficio de zapateros, como á tal, ó á sus prohombres, varios
(1) H¿ aquí uua nota de algunos productos industriales, cuya entrada estaba exenta de dere-
chos ó satisfacían tan solo una escasa cantidad por paso (pcat^é):
Lances, astes, ascones, ferro quisia obrat, acer quisia obrat, vestidures e draps talláis, é cosits
draps de Ut, e alcuna cosa que vinga dins caixa, aygua rosada, raudor, carbó, canem filat, o obrat,
e alcuna filaba, e fil de li, e de stopa boix, vidre, blanquet, borra, lana filada, nou de xarch,
nous noscades, moles de molins, e desmolar, barques, caxes canades, barráis, alcuna obra de fust, e
deferrc, oUes, canters e qualque altra obra de térra, pales de fust, e de ferré, manechs dexades, c
de cavechs, e de destrals, ferradures de besties, e de galotxes, o alcuna obra de ferré, de coure e
de lauto, e doram.
Tovalles, tovallons de Franga, o alcuna obra de palma, e de vergues, e de jonchs, astores de
spart, almatrach, alls, cebes, e tota ortaliga, anaps, scudelles, talladors morters, gerres, frens, spe-
rons, streps, argons de selles, bats, taules, banchs, fusos, borses, correges, braguers, guants, pedaQ de
paper, vexells de vi, cups de vi que venen, e es apportat per mar, tonells, botes, dogues, cercols,
vimens, cingles, cinyells, cabestres, asts, ferres, graylles, loces, caces, olles de coure, pasteres, ros
de vi, sal, morters de térra, e de coure, cayjats, e tota fusta, scuts, spaces segovianes, penats,
rahors, tesores, coltells, vahines.
Ballestes, capells de ferré, e de vergues, elms cofes," capellines, guarnions, cubertes de cors, e
de cavall, e totes altres armadures de fust, e de ferré, claus, clavadures, forrellats, cadenats, forques.
savenes, capells, bugarenys, cobertors, manils de lana, e de li, candelobres. pintes, aguUes, alnis.
oses, peix fresch, gavadals, cedas, fusta, tea, orgens, ploma, coxins, azur.
Furs. lib. IX. rub. XXXII.
^14 REVISTA DE VALENCIA.
talleres (obradors) en la partida denominada Valí del Paradis, tres adoverias
en Roteros y algunas tierras en diferentes puntos, todo ello mediante un censo
anual de 104 moravatines. No tenemos datos respecto á otros oficios, pues en
el repartimiento solamente aparecen nombrados fescepcion de los zapateros)
individuos que ejercian ministerios mecánicos, como hemos visto anteriormente.
Muchos son los industriales que se encuentran en ese caso y pertenecen á los
oficios de plateros (argenters) sastres, perganimeros, corregeros (corregers).
pañeros (drapers), tejedores, carniceros, freneros, carpinteros, armeros, correos
(troters), pelijeros (pellicers), forjadores de palas ( palaforgers), pintores, bar-
beros, escribientes, calafates, thitoreros, acemileros, alfareros (escudellers) y
alguno más.
La única organización que tales oficios debieron tener en los primeros años
de la conquista, seria la de calles y barrios donde estaba domiciliada la fabrica-
ción y venta de los géneros que aquellos producían, cuya distribución fué la
misma que encontraron al tomar la ciudad á los árabes. Pero no pasaron mu-
chos años, cuando ya encontramos organizados algunos de esos oficios para
realizar imidos sus individuos los deberes religiosos, auxiliarse en sus enferme-
dades, dar sepultura al cuerpo del compañero, conmemorar solemnemente el
Santo Patrono del oficio, comer en comunidad una vez al año y otras prácticas
religiosas y de beneficencia. No han llegado hasta nosotros, los capítulos li
ordenanzas que regulasen esas asociaciones que figuran con el nombre de cofra-
días y almoinas, pero es indudable su existencia, según nos lo demuestra entre
otros datos, el mismo rey D. Jaime, quien visto sin duda los abusos y contien-
das que se promovían entre cofradías y hermandades, prohibió tenninan teniente
su existencia, bajo la pena de muerte, alcanzando la prohibición á todo el
reino (1).
Y que debió cumplirse con todo rigor lo ordenado, nos lo prueba el
preámbulo de las ordenanzas que en 1829 dio á varios oficios de Valencia Don
Alfonso III, donde se expresa la prohibición de D. Jaime, que alcanzaba á todas
las cofradías y congregaciones, excepto la llamada de San Jaime, indicando que
procedió así el monarca "propter confratrum abussum aut alias rationalibus in-
ductos.,,
No conocemos hoy con certeza esas causas; pero juzgando por lo ocurrido
en otros puntos, puede afirmarse que debió ser la rivalidad entre los oficios, el
espíritu de cuerpo, el obligar por la fuerza á ingresar en la cofradía á individuos
del mismo arte ó profesión, el repartimiento de cuotas, la no dación de cuentas
(1) El texto del Fuero es como sigue: "Vedam sots pena del cors: que no sien l'eytes conlVadies
sagramentals, ne conspiracions; so es raals empreniments entre alguns pobladors, 6 habitadors del
regne de Valencia é de la ciutat. o entre akuns oficiáis. „ Furs. lib. II, rub. XXIV.
LA SOCIEDAD INDUSTRIAL EN VALENCIA. 4- 1 5
y Otras causas generales á la asociación gremial durante los siglos XIII y XR'.
Aunque, como hemos dicho, no han llegado á nuestras manos las orde-
nanzas ó capítulos de esas primeras asociaciones, importa hacer constar que,
dado caso que se escribieran, no contendrian disposición alguna técnica, ni sobro
el derecho de ejercer libremente el oficio, admisión de aprendices y otros extra-
ños que figuran en las ordenanzas gremiales desde mediados del siglo XIV y
posteriores.
Pero en cambio, el legislador dictó algunas reglas encaminadas á mantener
los principios de orden entre los industriales, y evitar que estos cometiesen
engaños y fraudes, alterando en su calidad ó precio los objetos relativos á su
arte ó comercio, ó usaran de cualquier otro medio en perjuicio del consumidor.
Bajo este concepto, encontramos que D. Jaime ordena que en todos los oficios
hagan elección los jurados de dos "veedores que entiendan en los fraudes que
puedan cometer los industriales. Concede luego á los maestros la autoridad y
jurisdicción necesaria para castigar por sí mismo los robos, hurtos, estafas ó
daños causados por sus aprendices, añadiendo: "E així que no sien tenguts de
respondre á nos ne á la Cort; ne aquelles persones no sien oydes per nos ne
perla Cort daquell castigament cjue será feyt.,, Añadiendo: "Que ningún senyor
ni maestre no puixen fer justicia corporal de son ser\^ent, de son deixeble ne
de son cautiu, es á saber, tolre alcu de sos menbres, exi com es ma ó peu, o
ñas ó orelles, ó uUs, ne altres coses semblants; E sil senyor te pres algún hóme
Christia servent ó deixable seu: que de deu dias avant si no sen poden avenir
ab duy que el servent ol dexeble se puxa clamar á la cort del senyor daquella
presó, é la justicia que do á cascu son dret (l).„
En cuanto á las industrias fiscalizadas, figuran aquellas que revisten un inte-
rés de primera necesidad, y que el legislador creyó podia ser adulterada su fa-
bricación en daño del público. Impone penas álos plateros (argenters) que alteren
la ley del oro, plata ú otros metales, ó bien defrauden el peso; prohibe el que
los pintores usen en sus trabajos plata por oro; manda que los fabricantes y co-
merciantes en paños juren todos los años en poder del justicia, no faltar á va-
rias disposiciones sobre la venta, exactitud en la medida, no confabularse con los
sastres, expresando al comprador la naturaleza del paño, procedencia, etc., es-
tableciendo, para el caso de faltar, un arbitraje de hombres buenos. Los sastres,
corredores de comercio, horneros, panaderos (fiaquers) y otros, estaban sujetos
á ciertas disposiciones, inspiradas en el propio criterio que hemos señalado, y que
en cierto modo, son generales á todas las legislaciones de la época.
De todo lo expresado hasta aquí, podemos deducir que, durante el reinado de
l) Fiirs, lib. VI, lub. XIII.
4l6 REVISTA DE VALENCIA.
D. lainie en Valencia, ó sea des Je que conquistó y pobló la ciudad en 1238 hasta
su muerte, ocurrida el 21 de Julio de 1276, se establecieron gran número de
profesiones mecánicas, se organizaron los oficios en Cofradías para realizar un fin
religioso y de beneficencia mutua; que la condición de los artesanos y menestra-
les valencianos era muy superior á la que tenian en otros paises; que desde los
primeros momentos adquirieron influencia política, entrando á formar parte del
Consejo, y teniendo representación en el jurado; que las disposiciones legislativas
sobre los oficios, industrias y comercio, estaban inspiradas en los mas amplios
principios de libertad, á fin de protejer la naciente industria y atraer el concurso
de artesanos; que la fiscalización ejercida por el poder, solo puede considerarse
como una medida de policía, no apareciendo la reglamentación que figura en
otros paises, y aun en Valencia, en los reinados posteriores.
Tal es, someramente espuesto, el cuadro que nos ofrece la sociedad para los
fines industriales durante el reinado de D. Jaime I, y que dio origen á la potente,
vigorosa y general organización cjue alcanzaron los gremios en los reinados suce-
sivos, abrazando con sus ordenanzas todas las manifestaciones de la vida artís-
tica del pueblo valenciano.
Luis TR.\MoYEREá Blasco.
TOT SOL,
Ir^JLs aucells per los iiiibols
Is^l Enlairen el sen vol
Cantant joyoses cobles
Quant amaneix lo jorn;
Y al bech tots ells portantne
Brins d " herba com el or.
Entre el brancaje ombrívol
S' amaguen dintre el bosch.
Y llaveras pregunte:
¿Per qué me anyore yo?
En lo desert de 1" África
Desperta lo Ueó,
Gira los ulls feréstech,
Ovira, s trova sol,
Y un bram ompli les rajes
Del vent, de gom á gom:
Y lluny, en la montanya.
Un altre bram respon.
Y llavoras pregunte:
¿Per qué me anyore yo?
Entre les verdes ones,
Desde els penyals del port,
Veig joganers cercarse
Los peixos de color,
Y en baumes cristallines.
Allá del mar al fons,
En Hit de tendrás algufs
Se ajunten dos á dos.
Y llavoras pregunte:
;Per (juc me anyore yo?
Quant ve la primavera.
Lo raig ardent del sol
Lo pía y la serra ompli
Per tot arreu de flors.
Que el polen de la vida
Ais arbres del entorn
Trameten en les ales
Fredes del ventijol.
Y llavoras pregunte:
¿Per qué me anyore yo?
Sota la arcada gótica,
Dintre lo temple fosch.
Al peu de 1" ara santa
Lo grave sacerdot.
Ai.xeca les mans purés.
Estén sa bendicció,
Y s' ouen feels promeses
Y bategar de cors.
Y llavoras pregunte;
;Fer qué me anyore yo?
Ya canta la niuada
418
REVISTA DE VALENCIA.
Entre el fuUam del bosch;
Ya en lo desert de 1' África
Salta el cadeli joyos;
Ya brolla vida nova
Allá del mar al fons;
Ya en los plans y la serra
Fruvt s" ha tornat la flor:
Ya la afanyosa mare
Agrunsa lo bresol.
¡Ya sé, naturalea,
Per qué me anyore yo!
A. OUEROL.
i,
CATÁLOGO
DE LA BIBLIOTECA CERVANTINA DE D. JOSÉ MARÍA ASENSIO,
VECINO DE SEVILLA.
PARTE PRLMKR A. —EDICIONES DEL OULXOTE.
1 NTRODUCCION.
OBSERVACIONES
SOBRE LAS EDICIONES PRIMITIVAS DE EL INGENIOSO HIDALGO
Don Quixote de la Mancha.
Excnio. Sr. D, Pascual de Gavanzos.
[ muy querido amigo; debo á V. varias noticias bibliográficas, y no sé,
en verdad, ccnno he de comenzar á pagar la deuda. Escojo, pues, para
asunto de esta carta, reunir algunos datos referentes á las primeras
ediciones de £1 Ingenioso Hidalgo; y no por que tenga la pretensión de poder
decir en cuanto á ellas, algo de mayor sustancia ó que sea digno de fijar la aten-
ción de V., sino por la razón sencillísima, de que este asunto vendrá como na-
cido para servir de introito ó pasadizo al Catálogo de obras de Miguel de Cer-
vantes, y de las que hacen referencia á su vida y escritos, comprensivo de las
<]ue existen en mi modesta librería, que hace mucho tiempo ofrecí enviarle, con
el interesado propósito de que me lo adicione y aumente; y también porque tal
vez, á la sombra del nombre ilustre de Cervantes, merced al interés que inspira
cuanto á su grande obra se refiere, logren pasar, sin ser notados, los descuidos
del actual cronista.
Mas como quiera que el olreciilo Catálooo ha de abrazar única v csclusiva-
420 REVISTA DR VALENCIA.
mente las obras de que poseo ejemplares, debo empezar advirtiendo que no
tengo todas las que voy á citar en esta carta. De las ocho ediciones que proba-
blemente se estamparon en el año 1605 solo poseo tres; las dos hechas en
Lisboa por Jorge Rodríguez— iu 4.° — y por Pedro Crasbeeck — in 8.°, — y una de
las que dio á luz en Valencia Pedro Patricio Mey. Pero aunque no las tengo
todas, conozco y he manejado seis de las ocho mentadas (que no creo habrá
muchos cervantistas que puedan decir otro tanto), pues amen de las tres citadas,
que en este momento están sobre mi mesa, he debido á la buena amistad de V.
hacer el cotejo de las dos ediciones valencianas de igual año y fecha; así como
en la agradable y afectuosa compañía de nuestro querido Hartzenbusch com-
pulsé las dos que hizo el primitivo editor Juan de la Cuesta.
Pero vamos al asunto, y no anticipemos ideas. La Nota de ediciones del
Qiiixoíe que insertó el diligentísimo, erudito y juicioso D. Martin Fernandez de
Navarrete, en su vida de Ce)"oantes (Parte IL), necesita hoy grandes adiciones y
correcciones, porque desde el año iSu) hasta ahora la bibliografia ha trabaja-
do mucho é ilustrado muchas dudas. — Limitémonos en esta carta á lo que se
refiere á la primera publicación de la obra inmortal, y á las ediciones (¡ue de
ella se hicieron en el mismo año 1Ó05.
Las colocaremos por su ckden:
1." — El Ingenioso \ Hidalgo Don Quijote de la Mancha \ compuesto por ¡Mi-
guel de Cervantes I Saavedra | . Dirigido al Dvque de Beiar, | Marqués de Gibra-
leon, conde de | Benalcagar, y Baña | res, Vizconde de la Puebla de Alcozer,
Señor de | las villas de Capilla, Curiel, y | Burguillos. |
Año, (Escudo del imp.) 1605.
Con privilegio | En Madrid. Por Juan de la Cuesta. | Véndese en casa de
Francisco de Robles, librero del Rey nuestro señor. ]
En 4." — 3l2 hojas foliadas, con 24 de Preliminares y otras 8 al fin sin
foliación.
2.= — El Ingenioso \ hidalgo Don Quixoie de la Mancha \ compuesto por Mi-
guel de Cervantes | Saavedra ¡ Dirigido al Dvque de Beiar | Marqués de Gibra-
leon, Conde de Barcelona, y Baña | res. Vizconde de la Puebla de Alcocer, señor
de I las villas de Capilla, Curiel, y ] Burgillos.
Año (E. del Im.) 1605.
Con Privilegio de Castilla, Aragón y Portugal | En Madrid. P<5r Juan de la
Cuesta. I Véndese en casa de Francisco Robles, librero del Rey nuestro señor.
En 4." — 3l6 folios — 12 hojas al principio y 4 al fin sin foliación, que son las
que ocupa la tabla.
Indudablemente este es el orden en (jue fiíeron publicadas las dos ediciones
de El Ingenioso Hidalgo, hechas por el mismo editor y en el mismo año; como
haciéndose cargo de las circunstancias de una v otra lo sostuvo el Sr. D. Vicente
CATÁLOGO. 42 1
Salva, en la parte segunda de su Catálogo de libros españoles y portugueses, pu-
blicada en Londres en 1829, y en un precioso artículo titulado — i Ha sido juzgado
el Don Quixote según esta obra merece?, y lo han confirmado luego con discretas
observaciones el Sr. D. Juan E. Hartzenbusch y otros distinguidos bibliógrafos.
La primera de esas ediciones, aunque lleva la fecha del año 1605 en la poi-
tada, bien podría llamarse de 1604, pues ya, á mediados de este año, se estaba-
imprimiendo, siendo de fecha 2Ó de .Setiembre el Privilegio, y estando ya con-
cluido la edición en el mes de Diciembre, pues la tasa es del 20 de dicho mes.
Por no haber llevado esta edición i)rimera privilegio para el reino de Portugal
ni para el de Aragón, reimprimieron allí la obra, sirviéndose de aquella, como
veremos después.
Esta edición, segunda de Juan de la Cuesta, es notable desde la portada; pues
las erratas de Conde de Barcelona, y señor de la villa de Burgillos, demues-
tran la prisa que había por darla á luz, para evitar con los nuevos Privilegios
otras ediciones furtivas.
3." En Lisboa: empresso con ligencia do .Santo Oficio. — Por Jorge Rodrí-
guez.— Año 1605.
El privilegio Real tiene la fecha de g de Febrero de 1605.— La licencia
de la Inquisición el 26 del mismo mes, y. la del Gobierno de Lisboa de l.° de
Marzo.
4.'' El Ingenio \ so Hidalgo, Doi \ Quixote de la Mancha \ compuesto por
.Miguel de Cer | vantes Saavedra | (debajo lleva dos figuritas que representan un
jinete armado de todas armas en dirección hicia la ir:quierda,y detrás un peón
también armado, y ambos con lanzas), con licencia de la Santa luíiuisicion: | En
Lisboa. I Impreso por Pedro Crasbeeck: | Año M. D. C. V.
8." menor, — de 448 páginas y 12 mas sin folios, de portada y preliminares.
Signaturas: A. K K K.
Lleva licencia de 25 de Marzo de 1Ó05, dada en Lisboa,
f)."" El Ingenioso | Hidalgo Don Qui \ xote de la Mancha. \ Compuesto por Mi-
guel de Ceruantes | Saauedra. | Dirigido al Dvque de | Bejar, Marqués de Gi-
braleon, Conde de Benalcagar, y | Bañares, Vizconde de la Puebla de Alcozer,
Señor | de las Villas de Capilla, Curiel, | y Burguillos. | (Grabadito con un caba-
llero con lanza en ristre en actitud de acometer). Impreso con licencia, en Va-
lencia; en casa de | Pedro Patricio Mey, 1605. | .'\ costa de Jusepe Ferrer,
mercader de libros I delante la Diputación.
8.0, de 768 páginas y ló hojas al principio, sin foliar, de portada, prelimi-
nares y tabla.
La aprobación lleva fecha en Valencia á 18 de Julio de 1Ó05.
6.* En Valencia, en casa de Peilro Patricio Mey. Año 1605. | V\\ tomo
en 8."
4'22 REVISTA DE VALENCIA.
Solo se diferencian estas dos ediciones en el grabadito de madera que la
primera lleva en la portada, según lo aseguraba V. en sus notas á la traduc-
ción de la Historia de la Literatura española, escrita por Mr. J. Ticknor, y he
comprobado yo luego á vista del ejemplar que V. conserva. Otras diferencias ti-
pográficas ha notado el diligente bibliófilo D. Pedro Salva, y pueden verse en el
Catálogo de la Biblioteca de Salva, Valencia, Ferrer de Orga, 1872, tomo II.
— pág. 38.
7.' En Pamplona ó en Barcelona. — Año 1605-— Un aficionado á libros cas-
tellanos, residente en la Haya, guardaba ejemplar de esta edición, según noti-
cia consignada en las notas á Ticknor: noticia por demás verosímil, porque en
Barcelona se repetían inmediatamente todas las ediciones de nuestros buenos
libros en el siglo XVII; lo cual no necesita comprobación para las personas en-
tendidas, pues podrían citarse á centenares los libros allí reimpresos.
8.*, Lisboa. — 1605. — Un tomo en 8." — La conoció y citó el Sr. Salva en el
artículo referido ¡:Ha sido juzgado el Ouixote según esta obra merecer Pero no
dio descripción de ella ni la hemos encontrado en sus catálogos de Londres de
1826 y 29, ni en los de París de l835 y 1846.
A muchas observaciones dá lugar el cotejo de estas ediciones primitivas.
Principiemos por repetir y fijar lo que dijo D. Juan Eugenio Hartzenbusch, hacién-
dose cargo de las dos que hizo Juan de la Cuesta á costa de Juan de Robles.
Usted sabe muy bien que no es una \ anidad pueril, ni el mero deseo de
ostentar proligidad y exactitud, lo que hace á los cervantistas detenerse tanto
en esas distinciones. Hay en la edición principe pasajes muy señalados, en que
se descubre el verdadero texto escrito por Cervantes, mucho mejor que en las
ediciones sucesivas. Recuerde V. aquellas palabras: — Olvidábaseme decir — que
aparecen en la aventura del cuerpo muerto, cap. 19, y de las que tan brillante
¡lartido ha sabido sacar nuestro amigo Hartzenbusch para restablecer el texto
en la edición de Argamasilla, salvando una grave contradicción que en todas
las demás se nota, mal que pese á follones malandrines, que no son capaces de
hacer lo que él, ni mucho menos, aunque le muerdan muy á su sabor.
Otras muchas y muy notables variantes se encuentran; pero la que ahora
hace á mi propósito, porque basta por sí sola para dar gran importancia á la
edición primera y á las que de ella provienen, es la que ocurre en el cap. 26
de la parte tercera. Trata de la imitación que de Beltenebrós hizo Don Qnixote,
convirtieudo en Peña-Pobre las asperezas de Sierra-Morena, y dice:
"Ea pues, manos á la obra, venid á mi memoria cosas de Amadis, y ensc-
''ñadme por donde tengo de comengar á imitaros; mas ya sé que lo mas que el
'•liizo, fué rezar, y encomendarse á Dios: pero que haré de rosario que no le
"tengo? En esto le vino el pensamiento, c ;nio le haria, y fué que rasgó ima tira
"de la camisa que andana coligando, y dióle Jioiir-e ñudos, el vno mas gordo que
CATÁLOGO. 4'j;!
'^/fls demás, y esto le sirvió de rosario el tiempo que allí estuvo, donde rezó
"vn millón de Ave Marías...
Este notabilísimo rasgo, omitido inmediatamente en la edición segunda, que
el mismo Cuesta comenzí) ;'i imprimir apenas puso en circulación la primera,
habia pasado enteramente desconocido hasta que lo hizo notar Hartzenbusch;
y monta que las palabras allí estampadas están en perfecta consonancia con lo
que luego se dice en el capítulo 85, Parte cuarta. — Las voces de Sancho y de
Don Quixoie interrumpen la sabrosa lectura de El Curioso Impertinente en
punto crítico; alármase el ventero so-^pechando la suerte que sus cueros sufrían:
"Y con esto entró en el aposento y todos tras el y hallaron á Don Quixoie
"en el mas extraño trage del mimdo. Estaba en camisa, la cual no era tan
"cumplida, que por delante le acabase de cubrir los muslos, y por drfrás tenia
'''seis dedos inenos.^
Esta falta era consecuencia de la tira ijue se arrancó para rosario.
Pero ocúrreme una pregunta, á la cual no es fácil hoy dar solución; ¿Quién
hizo la variación de ese concepto?.... Yo sospecho mucho que no fué cosa del
autor Las palabras que sustituyeron á las primitivas no me parecen de Cer-
vantes:
"Ea pues, manos á la obra, venid á mi memoria cosas de Amadis, y ense-
"ñadme por donde tengo de comenzar á imitaros; mas ya sé que lo mas que él
"hizo fué rezar, y así lo haré yo. Y sirviéronle de rosario ntias agallas grandes
^de im alcornoque, que ensartó de que hizo un diez. .,
Lo subrayado fué lo que se varió, f repito que no me parecen de la pluma
del autor esas frases. Los aprobantes tampoco las suprimieron, ni fueron repro-
badas por la Inquisición, pues no constan en ninguno de los índices, y mas bien
parece ser obra la variante de algún escrúpulo del editor.
Otra observación se enlaza con la de esas notables palabras suprimidas, que
también es de importancia suma, porque puede servirnos para fijar el orden de
las ediciones hechas en el año 1605.
Como la primera edición de Juan de la Cuesta no llevaba Privilegio más
que para Castilla, los editores de Portugal la repitieron impunemente antes que
el librero Robles pudiera impedirlo. Las ediciones de Jorge Rodríguez y de Pe-
dro Crasbeeck (números 3 y 4 de nuestra nota) proceden de la primitiva, y
puede convencerse cualquiera de ello, viendo que conservan lo de la tira de la
camisa, convertida en rosario por medio de once ñudos, que no lo hay en nin-
guna de las que proceden de la segunda de Juan de la Cuesta, y así no apare-
cen ya en las de Valencia de l^edro Patricio Mey, por lo que podemos suponer
fundadamente que se hicieron de acuerdo con el dueño de la obra, y después
que habia obtenido Privilegio para el Reino de Aragón.
Raro es que ninguno de los anotadores de El Ingenioso Hidalgo, ni los mu.
424 REVISTA nr, valencia.
chos biógrafos del inmortal autor hayan dado cuenta de esas palabras hasta que
lo hizo Hartzenbusch, gues no se encuentran únicamente, como este lo creia en
la edición primitiva, cuya rareza podia disculpar la omisión, sino que están igual-
mente en las dichas ediciones de Lisboa.
Pero hay más todavía. Estas ediciones de Lisboa llevan sendas aprobacio-
nes: la de Rodríguez, de la Santa Inquisición, fecha 2Ó de Febrero de 1605, y la
de Crasbeeck de la Inquisición también, pero diferente, fechada en 27 de Marzo
después de la censura del padre agustino Fray Antonio Freiré, que expresa que
"assí como vay iiaon leva cojisa dissoante á doutrina cathólica, et polla muita
"i'loqiieticia et engenlio que nelle viostra ó Autor, vie parece digno que peía.
^'honesto entreteniviiento se ivipriviai'
Ya que no se conoce la opinión que formaron del Quixote los aprobantes
de la primera parte en Madrid, y que ignoramos hasta sus nombres, curioso es
dar publicidad á la censura de Lisboa, con tanto más motivo, cuanto que esta
edición de Crasbeeck no ha sido conocida, según parece, por nadie hasta hoy.
Ocho ediciones, á lo menos, de una obra de entretenimiento, hechas en un
mismo año, dicen lo bastante en favor de la aceptación general que obtuvo desde
el momento de su aparición, cerrando, á mi vez, la puerta á la indiferencia, que
suponían los que sostuvieron la existencia del Buscapié, siendo buen argumento
para demostrar la falsedad del pastel que adobó D. Adolfo de Castro, y que
todavía siguen pegando con mal acuerdo, á continuación del Ingenioso Hidalgo,
algunos editores de Madrid.
Y como quiera que cuanto se relaciona con la aparición del Quixote, tiene
cierta importancia, y hay á un tiempo ánimo decidido en algimos, y tendencia en
nuichos, de dar al libro un tinte auto-biográfico, y al autor un carácter poco
compatible con las instituciones de su tiempo, vamos á hablar, para concluir,
del escudo que Juan de la Cuesta puso en la portada de las primeras ediciones.
De esto me he ocupado ya, pero ahora daré á V. cuantos datos he podido
reunir. Supone el corifeo de esta moderna cruzada, D. Nicolás Díaz de Benju-
mea, que al escribir recónditas elucubraciones, Miguel de Cervantes, que
deseaba que andando los siglos viniera un novísimo comentador á descifrar sus
enigmas, formó ó compuso el escudo que había de ponerse al frente de su obra,
con el significativo lema de Post teiiebras spero lucem. Sobre este tema, con va-
riaciones, dando gran importancia á cada una de las partes del escudo, que se
supone hijo de un pensamiento trascendental, y suponiendo que apareció por
primera vez en el Romancero general de 1604, cuando ya Juan de la Cuesta
estaba en correspondencia con Cervantes, está formado el Correo de Alquife;
pero el cimiento es falso, y el edificio no puede ser sólido.
El escudo de la mano con el halcón encapirotado, el león dormido y el
lema, lo usó primeramente Adriano Ghemartio en 1570; luego lo heredó Pedro
'.«I
rAiAi.óGíj. 425
de Ma'lrigal, siendo probablemente los mismos grabados los que fueron pasando
de mano en mano, sin con-ecciones ni añadiduras, y ya en mal estado, y con gran
deterioro, lo usó por última vez, que yo sepa, el impresor Mateo Espinosa y Ar-
teaga.
Vea V. la nota de los libros que lle\ aron escudo;
1570. — Ars comprendiaria gramática, per Petrum Barahonam.^\"aliiso!eti
e.vudevat Adrianus (jheniartius. — l,")?"-
1589.— Los deziceis dibros de las epístolas ó cartas de M. Tidio Cicerov, \\\\-
garmente llamadas familiares, traducidas de lengua latina en castellana por el
Doctor Pedro Simón Abril, natural de Alcaraz. — En Madrid en casa de Pedro
Madrigal — año 15S9 — 8." — 471 páginas, una hoja al fin y ocho al principio sin
foliar.
Esta obra ile\a el escudo pequeño de que antes hablábamos.
15Q2. — Comentarios de D. Bernardino de Metidoqa, de lo sucedido en las
Guerras de los Payses Baxos, desde el Año de. 1567. hasta el de. 1577. con
privilegio. — En Madrid, por Pedro Madrigal, — ^Año de. 1592. — 4.", 336 folios
con 8 hojas al principio, y 12 al fin sin foliar.
(Tengo ejemplar de este libro.)
1598. — Aniso de caqadores y ca^a, — Ordenado por el D. Pedro Nuñez do
Auendaño: letrado de D. Pedro Yñigo de Mendoga tercero deste nombre.
Duque del Infantado. — Con nueuas Adicciones. (Escudo del Impresor) Con pri-
uilegio. — En Madrid. En casa de Pedro Madrigal. — Año de 1593.
En folio. — 17 fojas, — paginación 3 — 34. — sig. A. 2.— c, 4. — La primera
edición de este libro es de Alcalá, Joan de Brocar — 1543 — en 8." — letra de
tórtis.
(Noticia de D. Eduardo de Mariátegui, poseedor del libro.)
lóoo. — Desempeño del Patrhnonio de sv Magestad, Y de los Reynos, sin
daño del Rey y bassallos, y con descanso y aliuio de todos. Por medio de los
Erarios públicos y Montes de Piedad — por Luys Valle de la Cerda. — En Ma-
drid,— En casa de Pedro Madrigal, Año M. D. C. — 4." — 189 folios. — Al fin
dice:
Imprimióse este libro á costa, y j)or orden del Reyno, en las CiVtes que se
congregaron En Madrid, el año passado de 1599. (Aquí el escudo del impresor.)
En casa de Pedro Madrigal, Año M. D. C.
1602. — Romancero General, en que se contienen todos los romances que
andan impresos en las nueve partes de romanceros. Aora nuevamente impresso
y enmendado con licencia. En Medina del Campo, Por Juan Godinez de Millis.
A costa de Pedro Ossete y Antonio Cuello, libreros de Valladolid. — Año 1602.
4.°, 362 folios á dos columnas, y 8 de portada y preliminares. — El escudo
lleva trocadas las palabras por torpeza del grabador; y debajo tiene la cifra A G.,
que demuestra fué el que usó el antiguo impresor Adriano Ghemartio.
1604. — Romancero General, en que se contienen todos los Romances que
andan impressos. Aora nuevamente añadido y enmendado. Año 1604 — con
4_'() . RKVISTA DE VALENCIA.
licencia en Madrid, por Juan de la Cuesta. Véndese en casa de Francisco López.
4.°, 500 hojas á dos columnas.
1605. — Aravco domado. Conipvesto por el licenciado Pedro de Oña, natu-
ral de los Infantes de Engol, en Chile, Colegial del Real Colegio Mayor de San
Felipe y San Marcos, fundado en la ciudad de Lima. — Año 1605. — Con privi-
legio. En Madrid, por Juan de la Cuesta.
8.°, 342 hojas, con 16 al principio y dos al fin sin foliar. — Lleva el escudo
pequeño.
(Poseo ejemplar de este poema.)
1605. — El Ingenioso Hidalgo D. Quixote de la Mancha. TEs la edición
(jue lleva el numero 1 .» de nuestra nota. )
IÓ05. — El Ingenioso Hidalgo D. Quixote de la Manclia. (Es la edición
número 2.° de la nota, con privilegio de Castilla, Aragón y Portugal.)
l6l3. — Lugares comunes de conceptos, dichos y sentencias en diversas mate-
rias.— Compuesto por el licenciado Juan de Aranda. vecino de Jaén, año 161 3,
con privilegio en Madrid por Juan de la Cuesta.
(Tengo ejemplares de este libro.)
l6l3. —Novelas Exemplares de Miguel de Cervantes Saauedra. — Año l6l3,
con privilegio de Castilla, y de los Reynos de la Corona de Aragón. — En Madrid
por Juan de la Cuesta. — 4.° — 286 hojas.
(Tiene im precioso ejemplar de este libro, que ha tenido ocasión de exa-
minar, el Serenísimo Sr. Duque de Montpensier.)
1615. — Segunda parte del Ingenioso caballero Don Quixote de la 11 lancha.
jior Miguel de Cervantes Saavedra, autor de su primera parte. Año (escudo del
impresor) 1615. — En Madrid, por Juan de la Cuesta.
(Tengo ejemplar de esta otra edición.) — Véase el número del catálogo.
1618. — Refranes hechos por Hernando Nuñe.z Pinciano.--YM ¡Madrid por
Juan déla Cuesta. — Año 1618. — 4.° — 385 hojas. Al fi'>lio 121 principia la filo-
sofía vulgar de Juan de Mal-lara, vezino de Seuilla.
(También tengo ejemplar de este libro.)
1668. ^Epistolas familiares, de D. Antonio de Guevara, Obispo de Mondo-
fteudo, etc. Año 1668. Con privilegio. En Madrid, por Matheo de Espinosa y
Arteaga. A costa de Juan de Calatayud y Montenegro, mercader de libros, vén-
dese en su casa á la plazuela de Santo Domingo y en Palacio.
(También poseo ejemplar de este libro. )
No ha sido breve la lista, pero tampoco creo que podrá parecer cansada, si
se atiende á su importancia; pues con este y otros datos semejantes se puedo
cerrar la puerta á esas falsas interpretaciones del Quixote, que por más que
tiemuestren ingenio, pecan de absurdas, considerándolas seriamente.
A todo esto que á V. dejo dicho, y á otras muchas cosas que por sabidas se
callan, dá lugar al cotejo de las primeras ediciones de esa obra inmortal, libro
CATALOGO .
427
singularísimo entre los de entretenimiento, que con ninguno sufre comparación,
y que ha sido y será la desesperación de los ingenios por su galanura, su inven-
ción y su portentosa pintura de las grandezas y debilidades del corazón hu-
mano; por la variedad de sus episodios y la multiplicidad de sus personajes,
hijos todos de la más verdadera observación, sin necesidad de que se presten
agenas galas al libro, que en nada pueden contribuir á aumentar su mérito.
Supla la bondad de V. lo mucho que faltará en esta desaliñada carta, y pre-
párese á recibir otra con el Catálogo de mi Biblioteca cervantbia, que le debe
á V. mucho, como mucho le debe su verdadero amigo
losii María Asiínsio.
CRÓNICA MENSUAL.
ÁNSE celebrado por cuarta vez los Juegos Florales del Rat-Peiiat, y
vemos con satisfacción que no decae la brillantez de esta hermosa
fiesta del renacimiento lemosin en Valencia.
Como los años anteriores, verificóse en el teatro Principal, de-
corado con mucho gusto y favorecido por un público distinguidísimo, en el que
figuraban las damas mas bellas de la ciudad del Cid. Dejaremos aparte la des-
cripción del espléndido aspecto que presentaba aquel elegante coliseo , para
referir brevemente el acto literario que en él se celebraba.
D. Vicente Pueyo y Ariño, síndico del Ayuntamiento, ocupó el sillón de
la presidencia por ausencia del señor alcalde. Tenia á su lado á D. Rafael Fer-
rer y Bigné, presidente de Lo Rat-Peiiat.
Abierta la sesión, el Sr. Ferrer pronunció un elocuente discurso. Espuso
el carácter de nuestros Juegos Florales, distinto del que habia animado á los
antiguos de la Provenza, Mallorca, Cataluña y Valencia, y diverso igualmente
de los que en la actualidad se celebran en el antiguo Principado y en el Me-
diodía de Francia. Manifestó las tendencias de Lo Rai-Petiat, favorables á forti-
ficar la vida regional en usos y costumbres, artes, ciencia y literatura, creando
robustos organismos dentro del general del Estado.
Acto continuo, el secretario del consistorio de mantenedores, D. Luis Arigo,
principió la publicación de los premios. Anunció que la flor natural habia sido
adjudicada á la poesía titulada El poeta á la reina deis Joc/is Fiarais. Abierta
la plica, el señor presidente leyó el nombre del autor, que es el conocido
escritor D. Jacinto Labaila.
El poeta laureado recibió Xd. flor natural, que era una magnífica rosa. Inme-
diatamente, y acompañado por cuatro socios del Rat-Penat, se dirigió al palco
([ue ocupaba la bella y distinguida señorita Doña Magdalena García Bravo, que
cultiva también la poesía , y le entregó la flor.
Fué aquel un acto solemnísimo y conmovedor. Cuando apareció la señorita
García Bravo á la puerta del corredor de las butacas, apoyada en el brazo del
jioeta laureado, precedida de los cuatro socios de Lo Ra'-Penat, delante de los
cuales marchaban los maceros de la ciudad y dos lindas aldeanas, vestidas con
un rico traje característico del pais, llevando en sus manos elegantes canastillos
de flores para ofrecer á la nueva soberana de la poesía, el entusiasmo no conocía
límites.
Radiante de belleza estaba la nueva reina de la fiesta: sus naturales gracias,
su candor y su aire naturalmente digno, estaban velados ¡lor la modestia y
confusión, proilacida por l;is ovaciones de c]ue era objeto.
CRÓNICA llENSUAL. 429
Vestía un maguítico vestido de fall blanco-perla de Lion, adornado con
llores artificiales del mejor gusto; un collar con un precioso medallón, y en su
encantadora cabeza una diadema en que se veian engastadas multitud de pie-
dras preciosas.
Continuando la publicación de los premios, resultaron adjudicados de la si-
giiiente manera:
Accésits á la flor natural; A D. Jerónimo Forteza, por su poesía Les Estre-
lles, y á la señorita García Bravo, momentos antes elegida Reina de la fiesta,
por su composición Cant de amor.
El entusiasmo del distinguido concurso aumentó al hacerse esta última pro-
clamación, y los aplausos y los bravos eran tanto más ruidosos cuanto más bri-
llaba la modestia en el interesante rostro de la simpática poetisa, confundida por
aquel brillantísimo triunfo.
El segundo premio se adjudicó al conocido artista D. José Gallel, por su di-
bujo para diploma de la Sociedad; el tercero concedido lo fué á D. Amánelo
Amorós, autor de un nocturno para piano y armonium, con el título Trisis
recorts, y á D. Vicente Peidró otro premio por una melodía con letra valen-
ciana para canto y piano, ambos jóvenes compositores de esta ciudad.
Estos son los premios ordinarios ofrecidos por Lo Rat-Penat. Los estraor-
dinarios se adjudicaron en la forma que sigue:
El del Excmo. Ayuntamiento de esta ciudad, á D. Luis Tramoyeres Blasco,
por su Memoria sobre gremios de Valencia , y un diploma de honor al
Sr. Marqués de Cruilles, por otra Memoria sobre el propio asunto.
El de la Excma. Diputación provincial de Barcelona al laureado poeta don
Juan Rodríguez Guzman, por su poesía A lagermandat de Valencia y Barcelona.
Dos accésits se concedieron á este premio, siendo agraciado con el primero
de ellos el distinguido poeta catalán y viestre en gay saber D. Francisco Ubach
y Vinyeta, y con el segundo otro poeta catalán. D. Guillermo Tell.
El premio de la Excma. Diputación provincial de Alicante se adjudicó al
director de Las Provincias, D. Teodoro Llórente, por su romance Tempesta,
que publicamos en este número.
Se concedieron cuatro accésits por las composiciones siguientes: Atenes per
AragÍK del Sr. Ubach y Vinyeta; Lo repte, de D. Carmelo Calvo y Rodríguez; Lo
peiró de En Blay, de D. José Nebot, de Villareal de la Plana, y Noblesa obliga,
de D. José Puig y Torralba.
El premio de la Excma. Diputación provincial de Castellón se dio á Don
Vicente del Cacho y D. Luis Cebrian, por su catálogo biográfico de hijos ilustres
de aquella provincia.
El del Ateneo Científico y Literario de esta ciudad, al mejor poema de corta
extensión, sobre un asunto histórico ó legendario del antiguo reino de Valencia,
se adjudicó al laureado vate D. Víctor Tranzo y Simón, por su composición Lo
darrer jorn de Sagunt.
El del Círculo X'alenciano, al autor de la mejor biografía y elogio de fray
Juan Gilabert Jofré, fundador del Hospital de esta ciudad, á D. José Zapater y
Ugeda. Y otro premio, al mismo tenia, consistente en un diploma de honor, á
D. Francisco Cantó.
El de la Asociación artística arqueológica barcelonesa, al estudio sobre los
orígenes del grabado en Valencia, se dio á los Sres. Puig y Torralva y Martí
Grajales.
4^0 REVISTA UE VALENCIA.
El de la Junta de las Escuelas de Artesanos, al que mejor describa una visita
A las citadas escuelas, se adjudicó á D. Carmelo Navarro Reverter, y el accésit
á D. Antonio Milego.
El premio creado por el nunca olvidado D. Vicente Boix, al autor del mejor
drama valenciano en uno ó más actos, no se concedió, pero sí el accésit al titu-
lado Lo dit de Den, que resultó ser de D. Manuel Millas.
Tampoco se adjudicó el de Doña Isabel de la Cerda de Andreu, Reina de la
festa de los Juegos Florales del pasado año, al trovador que mejor cante las
glorias de Valencia, concediéndose un accésit á D. Francisco Ubach y Vinyeta.
Y por último, el de D. Vicente Bellmont, al poeta que mejor cante á la me-
moria del ilustre actor D. Julián Romea, tampoco se adjudicó; pero por indica-
ción de aquel señor se dio á La leyenda del obrero, visita á la Escuela de
Artesanos, que ha alcanzado el accésit al premio ofrecido por dicha Sociedad.
De las composiciones premiadas, solamente se leyeron las poesías de los se-
ñores Labaila, Rodríguez Guzman, Llórente é Tranzo, y la de la señorita García
Bravo.
Terminada la adjudicación de premios, pronunció un elocuente discurso el
presidente del Jurado, Sr. Pizcueta, manifestando que la idea del renacimiento es
robustecer el sentimiento provincial, vivificando su lengua, su literatura, sus usos
y costumbres, su sentido científico y artístico, todavía no contaminados por las
corrientes deletéreas del pesimismo; dio el significado propio á las ideas de fé.
patria y amor, que tan esclusivo le tenían antiguamente; aseguró que el desper-
tar del sentimiento provincial era el despertar de la nación entera, porque robus-
teciendo las partes se robustecía necesariamente el conjunto; y auguró, por fin.
los más grandes destinos á Valencia, que por la actividad unida á la viva inteli-
gencia de sus hijos, habia de colocarse al frente del progreso en España. Tuvo
un recuerdo á las reinas de las fiestas anteriores y á los presidentes del Jurado
que le habian precedido en aquel honroso sitio, y terminó con un arranque pa-
triótico, manifestando que nunca, ni por ningún motivo. Valencia pensaría un solo
momento en dejar de ser hija amantísima de la generosa y épica España.
Hizo uso despne.s de la palabra el laureado poeta mallorquín, individuo del
jurado, Sr. D. Tomás Forteza, quien en un breve, pero bellísimo discurso en
castiza lengua mallorquína, espuso los motivos de unión y fraternidad que
existían, ya por la naturaleza, ya por el idioma, ya por la historia entre nuestro
antiguo reino y las islas Baleares. Saludó á los poetas premiados, y con nobles y
elegantes frases á Valencia entera.
Para terminar el acto, el Sr. Pueyo y Ariño, que lo presidia en nombre del
Ayuntamiento, dio las gracias á cuantos habian concurrido al esplendor de aque-
lla fiesta con su presencia ó con sus actos, y terminó con frases de elogio para
Lo Rat-Penat y de entusiasta cariño para Valencia.
Además de los Juegos Florales, y aparte de las diversiones y espectáculos
que les son propios, las Ferias nos han dado este año, para estímulo y fomento
del arte y la riqueza pública, una Exposición industrial en la Lonja de la Seda,
preparada por el Ateneo-Casino Obrero; dos Exposiciones de Bellas-Artcs, una
lie ellas en el salón del teatro Principal, y otra en un pabellón establecido ad
hoc en la Alameda, y el Congreso Nacional ,\gi-oni'>m¡co.
CRÓNICA MENSUAL. 43 1
Este, que es lo más importante de cuanto acabamos de mencionar, no entra
en el círculo de nuestra Revista; tampoco la Exposición industrial, que no ha
sido mas que un incompleto mostruario de algunas fabricaciones; y en cuanto á
las obras de arte exhibidas en las dos Exposiciones de este género, hemos de
decir que, aunque habia entre ellas algunas apreciables, estaban lejos de res-
ponder á lo que vale hoy dia la Escuela valenciana. Recoger de prisa en los es-
tudios de los pintores unas cuantas docenas de cuadritos ó bocetos, que es lo
que hicieron los promovedores de estas exposiciones, es cosa fácil, pero que
hace formar inexacta idea de nuestros artistas á los muchísimos forasteros
que vienen á las Ferias.
La Sociedad Lo Rat-Penat ha renovado su junta de gobierno para el curso
próximo. Ha quedado constituida en la siguiente forma:
Presidente, D. Vicente Pueyo y Ariño; Vice 1.°, D. José Arroyo y Almela;
•j.°, D. Víctor Iranzo y Simón; tesorero, D. Luis Cebrian; contador, D. Manuel
Hernández; bibliotecario, D. Luis Tramoyeres Blasco; vocales, D. Ignacio Vi-
dal, D. Alejandro Manglano, D. José Vives Ciscar, D. Juan Antonio Montesinos,
D. Matías Llorca, D. José Puig; Secretario general, D. Fernando Reig y Flores:
Vice 1.0, D. Honorato Berga, y 2." D. Julio Oltra.
Además fueron elegidos: D. Teodoro Llórente, presidente del Centro escur-
sionista; D. Rafael Ferrer y Bigné, de la sección de Literatura; D. Juan de la
Cruz Martí, de la de Ciencias Histórico-Arqueológicas: D. Germán Gómez, de
la de pintura, escultura y artes anexas, y D. Agustín Paya, de la de música.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA-
-CCIOXES CLÍNICAS SOBRE LA TISIS PULMONAR, pronuncia-
das en el curso acadiviico de iSSo á Si, por elDw. D. José Crous Ca-
siíLLA, Catedrático de Patología medica en la Universidad de Valen-
cia.—Valencia, hnp. de José J/. Blesa. — l^^l (l).
Aunque leemos en la portada la fecha de l88l, por haber comenzado la im-
presión aquel año, corresponde al presente la publicación de estas Lecciones.
en las cuales ha acreditado su competencia el distmguido catedrático de Patalo-
gía en nuestra Universidad valenciana.
No son mas que la reproducción, en términos lacónicos y sencillos, de lo
que dijo á sus discípulos en el citado curso, y constituyen una monografía muy
completa de la terrible enfermedad que tantos estragos causa, y que parece
mas odiosa, porque precisamente se ensaña en la florida y sonriente juventud.
El Sr. Crous estudia la distribución geográfica de la tuberculosis pulmonar.
y sus causas determinantes; hace la anatomía patológica de esta enfermedad,
examina sus síntomas, señala las enfermedades que pueden confundirse con
ella; trata de sus tratamientos, del farmacológico, del dietético y del profitéutico,
y concluye con algunas reglas para evitar el contagio.
(i) Un tomo en 4.° de 184 páginas
Vale.'ícia. Imprenta de Domenech, Mar, 48. — 1882.
m
REVISTA DE VALENCIA.
1." Setiembre de 1882.
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS.
) puede negarse, sin notoria injusticia, que en el extenso campo de la
bibliografía española. Valencia ocupa lugar distinguido y preeminente.
Y aun siendo empresa dificultosa hablar sin pasión y con verdad de
las cosas propias, ¿quién ha de escatimarnos la gloria de ser entre todas las pro-
vincias de España, la primera en ocuparse, con sujeción á método y orden, de
los escritores propios, señalando las obras que produjeron y las particularidades
que las distinguen? Este cuidado en recojer y guardar con fidelidad escrupulosa
los hechos de varones ilustres por su ingenio y arte, es y ha sido siempre loado;
estimándose hombres cultos, agradecidos y amantes de su patria, aquellos que
sin perdonar fatigas ni desvelos emprendieron la tarea de historiar el movimien-
to literario de su pais, fonnando catálogos primero, luego memorias, y teritu-
nando con bibliotecas, trabajos todos de grandísima utilidad.
Y si de esa consideración descendemos ó otra, ¿quién osará negar que este
antiguo reino ha florecido en letras tanto como el que más de toda España?
Fácilmente pudiéramos citar aquí los elogios que hombres de gran sabiduría es-
cribieron de nuestros ingenios, y las alabanzas que prodigaron á sus obras, si se-
mejante trabajo fuera necesario, tratándose de hechos que podrán estar sujetos
á la envidia y apasionado juicio de los extraños, pero nunca á la duda.
No es nuestro propósito extendernos en disquisiciones bibliográficas. Como
28
434 REVISTA DE VALENCL\.
indica el título, este trabajo redúcese á un catálogo délos bibliógrafos valencianos,
prescindiendo de todos aquellos que no son naturales de esta provincia. Copioso
seria el número, si hubiéramos de anotar desde Taxandro, que fué el primero en
publicar su catálogo de escritores españoles, hasta los que últimamente lo han
hecho con gran acierto. Seria necesario, en tal caso, no olvidar á Escoto, Pinelo,
Nicolás Antonio, Frackenau y otros, que tomaron á su cargo la formación de bi-
bliotecas de autores españoles, recogiendo con suma diligencia noticias de nues-
tros escritores (l).
Entre nosotros, Onofre Almudevar puede considerarse como el fundador
de la bibliografía valenciana. En la discreta prefación que precede á Lo Soinpni
de Joan Joan, de Jaime Gazuli, que reimprimió en 1561, se lamenta del olvido
en que estaban los más excelentes poetas valencianos, contribuyendo á ello lo
raras que se habían hecho sus obras, por lo que se propone de nuevo darlas
á la estampa.
Pero, aunque Almudevar citó á varios autores, poetas especialmente, el
primero, que los agrupó por facultades y expresó los títulos de sus obras, fué
en 1599 el Dr. Pedro Agustín Morlá, en una epístola latina, que vá al frente
de su Emporio de cuestiones de ambos derechos, al que siguieron Escolano,
Bodi, Mariner, Váida y Esquerdo; publicando unos, dejando inéditos otros, catá-
logos, vidas y elogios de los autores que florecieron hasta su tiempo.
Dejaron delineada esos escritores la traza de una obra más completa y
universal, idea que perfeccionó con nueva diligencia el P. Fr. José Rodríguez,
dando noticias de setecientos escritores valencianos. Completó la Biblioteca
Valentina el Dr. D. \'ícente Ximeno, con los Escritores del reino de Valencia,
obra que perfeccionaba con adiciones, enmiendas y correcciones D. Justo Pas-
tor Fuster. Constituyen las obras de los tres autores citados, la más completa
historia bibliográfica regional de España.
Otros muchos siguieron recogiendo noticias, y el Catálogo que publica-
mos muestra la serie que, iniciada en 1599. ^a continuado hasta el presente
(1) En los índices de manuscristos de la Biblioteca Nacional, B. b. 182, figuran unas Adiñonts
á la Biilioteca de esertiores di Valencia. Es un vol. en 4.°, con II9 liojas útiles numeradas y 19 sin
foliar, encuaderñacion en holandesa. Contiene varias adiciones .i las Bibliotecas de Rodríguez y Xi-
meno, y noticias de obras y escritores naturales de las provincias de Toledo, Navarra y Aragón, reco-
piladas y en su mayor parte enviadas .i D. Andrés González de Barcia, por varios eruditos. Según
nos participa nuestro amigo el ilustrado Jefe del Archivo general de este reino, D. Miguel Velasco
y Santos, que ha tenido ocasic.n de examinar el manuscrito, las notas bibliográficas de que se com-
pone están generalmente mezcladas ó confundidas, sin orden ni separación. Noticias biográficas
hay pocas ó ningunas; casi todas las notas se reducen á dar cuenia de las obras publicadas ó escrít.Ts por
autores no mentados siquiera en las Bibliotecas anteriormente publicadas, ó de quienes allí no se
hace mérito de que llegaran á escribirse. De este trabajo inédito de Barcia, habla con elogio D. Gre-
gorio Mayans, en la censura á los escritores de Ximeno,
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS. 485
año, segiin puede verse por la relación cronológica siguiente, que no juzgamos
completa, pero sí aproximada. Otros, con mejor acierto, no les sería difícil
llevar á la perfección el trabajo que sometemos á los ilustrados lectores de la
Revista.
Luis Tramoyeres Bl.\sco.
MoRLÁ (Pedro Agustín). — Jurisconsulto valenciano. Le cita Ximeno, t. r.
207. Escribió la siguiente obra:
— "Emporium utriusque Juris quaestionum, in usu forensis admodum frequen-
tium. Valenti£e per Alvarum Franco, et Didacum de la Torre. 1599." fól.
Este volumen es la primera parte de las cinco de que debia constar. Le precede
una epístola al Suavissimo et Imvianissimo lector i, donde se hace' una enumeración
de los escritores valencianos que hablan florecido hasta su tiempo, y de algunos
contemporáneos; el orden que sigue es el de las facultades que ejercieron, y á
todos les precede su correspondiente elogio. Como es sumamente rara la obra
de Morlá, y no todos los ejemplares contienen la epístola, traducimos la parte
que se ocupa de los escritores. Entre los gramáticos nombra á Oliver y Sam-
per, por las que publicaron, que compara á la famosa de Antonio de Ncbrija.
Entre los poetas Ansias March, Jaume, Roig, de quien añade que fué traducido
por el Petrarca; Bautista Agnés y su descripción poética de la Albufera; Gil
Polo, el autor de la Diana; Felipe Mey, el traductor de las Metamorfosis de
Ovidio; el conde de Elda D. Francisco Coloma, Luis Rlilá, el autor del Cortesano,
imitador de Cicerón en su libro De oratore, y otros muchos, de quienes dice
que se reunían en casa de D. Bernardo Cátala, y que esperaba que se publica-
rían en breve sus trabajos; indicación bien clara á la Academia de los Nocturnos.
Entre los historiadores, á Pedro Beuter, Viciana, Bartolomé Fachs, el historia-
dor de Alfonso V; Jaime Conesa, Fr. Tomás Vesach, autor de una Vida de
Sanca Catalina de Sena; Gregorio Satorres, Bartolomé Salón, el biógrafo de
Santo Tomás de Villanueva; Cristóbal Moreno, autor de una Vida del Beato
Nicolás Factor; Diego Mas, Vicente Justiniano Antist por sus vidas de S. Vi-
cente Ferrer, S. Lilis Beltran, Fr. Luis de Granada y otras, y Juan de Madaria-
ga, también biógrafo.
Entre los retóricos menciona al médico Semper, á Francisco Juan Bardaxí, á
Agesilao Palmireno, Furió Ceriol, Vicente Saura, Damián Savalls, Juan Costa
como traductor de los Diálogos de León Hebreo, Vicente Blas García y Pedro
Nuñez.
Entre los matemáticos á Pedro Juan Oliver, por sus notas á Pomponio Mela,
Jaime Juan Falcó, Pedro Ruiz , Pedro Monzó, Bartolomé Antist, Juan Salón, y el
popular Jerónimo Cortés.
436 REVISTA DE VALENCIA.
¡Quién podrá contar los lógicos y filósofos! exclama Morlá. Cita á Pedro
Monzó, por su Compendio de instituciones dialécticas; al doctor Salaya, por sus
Comentarios á las obras de Aristóteles; á Gregorio Arcis (Arciño), por sus tra-
bajos sobre Porfirio; al canónigo Monllor, por sus elucubraciones sobre la Ente-
lechia (Endelechia escribe Morlá; de Aristóteles; José Pascual , Pedro Nuñez,
Justiniano Antist, Blas Verdú, Antonio Juan Andrés, el jesuíta Benito Perera,
por sus comentarios al filósofo griego; Diego Mas, profesor de teología en la Uni-
versidad y también comentador del referido filósofo, Gerónimo Plá, comentador
de la Lógica .
Entre los médicos, recuerda los nombres del Dr. Collado, por su libro de
Ómnibus et de indicationibus; Pedro Jaime Esteve, por su tratado de Epidemias
V sus traducciones en latín del griego Nicandro; Almenar, que se ocupó del Morbo
saltico; Gavaldá, por sus Cuestiones juédicas; Ledesma, por sus comentarios á
iAvicena; Jimeno, autor de unas Instituciones médicas; Pedro Tamarít, por su Re
médica; Pascual, por su práctica y observaciones; Pereda, por sus escolios; y el
Compendio de Filosofía médica que escribió Blessa; Polo, autor de una defensa
de la escuela de medicina de Valencia, que había sido maltratada por otro indivi-
duo de esta profesión en Barcelona: Jaime Segarra, autor de Natura humana, y
de otras muchas obras que su temprana muerte no le dejó concluir; Virúes, autor
del tratado de las heridas en la cabeza; y últimamente, el cirujano Larissa, por el
libro que escribió de su profesión. Entre los teólogos, nombra en primer lugar,
como es justo, á San Vicente Ferrer, no solamente por sus virtudes y santidad,
sino también por sus sermones y sus obras de Vites spiritualis, Tractatus Consola-
torius, Inteniationibus circa Fidem, De adventu Avtichristi, dedicada al Papa Be-
nedicto XIII, anotaciones y comentarios á la Biblia, el libro de las ceremonias de
la misa; Bonifacio Ferrer, General de la orden de los cartujos, y hermano de
S. Vicente, que escribió la historia del cisma de Pisa; el V. Fr. Juan Mícó, que
escribió Officinm de Pretioso Sanguine Christi, aprobado por la Santa Sede; Fr.
José Anglés, por sus Flores Theologice; Jaime Gil, por su Officiicm trafisfigura-
tíoftum Christi; el V. Juan Fort, por su libro de revelaciones; Fr, Francisco Xime-
nez, obispo deElna, por su historia eclesiástica, Libro de los angeles, &c. (á este
escritor le supone equivocadamente valenciano Morlá) ; Pedro Juan Beuter, por
sus Comentarios á la Biblia y Tratado de confesores; Francisco Jover, que publicó
Santiones eclesiásticas; Jaime de Valencia, por sus exposiciones á los Salmos, y
á los profetas menores; Tomás Rey, por sus tratados sobre la inmaculada Con-
cepción; Dr. Salaya, por su tratado sobre Pedro Lombardo; Luis Vives, á quien
llama e.vplendor y adorno de su patria, por sus libros comentarios á la ciudad
de Dios de S. Agustín, de Veritate Fidei Catholicce, de Corruptis dtsciplinis, In-
troducciones ad veram sapientam, Allegorias eglogarum Virgilii, Pueriles Í7tsii-
tntiones, Declamationes in Antonium Nebricensem, y otros tratados que escribió
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS. 43?
este insigne valenciano y que no eran conocidos en su patria; Luis Gómez, obispo
(le Sarno, por su Reculas Canccllmiia; Aposiolicce; Fernando Loaces, por sus tra-
tados de conversión de los agarenos,. del matrimonio del rey de Inglaterra, de
Jure oppide Mulensi, y comentarios á varias leyes romanas ; Juan Bautista Car-
dona, por sus tratados De expufigendis luereíicorum nominibus, de Bibliothecis
. ac Dipticis; el canónigo Bernardo Pérez, por su impugnación contra el Alcorán;
Fr. Juan Marqués, por sus sermones; José Luchian, por su erudita obra de la Con-
versión de S. Pablo; Baltasar Surió, por sus sermones y su obra de varones ilus-
tres de la orden de Sto. Domingo en la provincia de Aragón; Jaime Bleda, por
sus tratados sobre el Sacramento de la Eucaristía; Jaime Prades, por su obra
sobre el culto de las santas imágenes; Juan Figuerola, canónigo de Valencia, por
sus controversias inéditas contra los judíos, sarracenos, &c. que legó á su cabildo;
Fr. Gerónimo Pérez, por sus comentarios á la teología de Sto. Tomás; Juan Blas
Navarro, por su tratado sobre la autoridad de la Iglesia Romana; Juan Bautista
Navarro, Jaime Ferruz, por las oraciones que pronunció en el Concilio de Trento,
y que se imprimieron en sus Actas; Andrés Capilla, obispo de Urge!, por sus
comentarios á Jeremías, y su libro titulado Consuelo de nuestra peregrinado?/;
el franciscano Cristóbal Moreno, por sus piadosos libros de Jornadas para el
Cielo, Luz de Simples, &c. y otros igualmente necesarios para la verdadera piedad;
el jesuíta Bernardo Pérez, por sus útilísimos comentarios al Génesis; el preclarísimo
José Esteve, obispo de Veste (Italia) y después de Orihuela, por sus escritos en
defensa del Sumo Pontífice; Damián Giner, franciscano, profesor de Scoto, por
sus cuestiones, distinciones y escolios, imitando á Sto. Tomás; Fr. Miguel Barto-
lomé Salón, doctor en Theología, que escribió unos comentarios al libro de jus-
ticia del referido Sto. Tomás; Honorato Figuerola, inquisidor de Valencia, que
escribió unas adiciones á Zanchino y Campegio; el dominico Justiniano Antist.
gran defensor de la Inmaculada Concepion; y Pedro Luis Beuter, jesuíta, por sus
comentarios /« iii Par/, de Incartiat. (Sto. Tomás.)
Otros muchos, añade Morlá, cuyos libros corren por todo el mundo, quizá
fueran también valencianos, pero su memoria ha destruido el tiempo, y quizá mi
torpeza no haya podido averiguar su patria.
En cuanto á los jurisperitos valencianos, si volvemos los ojos, los encontra-
remos á uno estudiando el derecho civil y el humano, y á otro el canónico y
divino, y á otros enseñándolos en la Universidad, ó bien practicándolos en el
Supremo Senado Real de Valencia.
Menciona individualmente á Pedro Belluga, por su Spccubmi Principis, obra
de gran utilidad y suma doctrina, por la que Carlos Molireus y otros le han
apellidado el Bartulo valenciano; Juan Mercader, Guillermo Jafer y Giner Ra-
baza, por sus comentarios manuscritos á los fueros de Valencia, que se conser-
vaban en el Supremo Consejo de Aragón ; el Doctor Tomás Cerda de Tallada,
438 UE\nSTA DE VALENCIA.
consejero en la Real Audiencia Valentina, que también escribió algunos comen-
tarios á los fueros, y el libro ingeniosísimo de Visita de la Cárcel; el eximio
Doctor Pedro Marcos Martí, por su preclara y útilísima obra de hiterpretationem
sup. Text. in cap. A/ferie mihi gladiujn de prcssmnpiionibus.
EscoLANO (Gaspar). — En su "Historia de Valencia,' lib. 5, cap. xxui, men-
ciona muchos autores valencianos.
BoDiN (Miguel Juan). — "Bibliotheca valentina de viris doctis et scriptoribus
valentinis." Quedó MS. á la muerte del autor. Ximeno,_en la prefación al tomo
primero, dice: "si se supiera el paradero de esta obra, sería digna de mucho apre-
cio, por ser de tal autor."
Mariner de Alagox (Vicente). — Uno de los más fecundos poetas latinos que
ha tenido España. Según Nicolás Antonio, compuso más de trescientos ochenta
mil versos, así latinos como griegos. Murió por los años l636. Se ocupan de su
vida y obras Ximeno, 1. 1, 333, y Fuster, 1. 1, 239. Se cita por su
— "Elegía in priscos, et celebres valentini regni poetas, qui aliqua operum flo-
ruerunt praestantia, tum latino camiine, tum etiam et vulgari." Forma parte de
las obras poéticas y oraciones suyas, que publicó en Tornay, por Luis PiUhet,
1633, en 8.°
Valda (D. Ju.\n B.^utista de); — Este autor, de quien se ocupan Rodríguez.
118, y Ximeno, t. n. 50, publicó la obra "Solemnes fiestas que celebró Valen-
cia á la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Por el supremo Decreto
de N. SS. Pontífice Alexandro Vil. En Valencia, por Gerónimo Vilagrasa,
l653." En 4.° En el capítulo XXI trae un catálogo de valencianos ilustres en
letras, ciencias y milicia.
M.A.THEU S.ANZ (LoRENZo). — Publicó uu Catálogo de valencianos ilustres, entre
los que se cuentan gran número de escritores, y forma parte de la obrita titulada
"Crítica de reflexión y censura de las censuras. Valencia, 1658." En 12. °
Martínez de la Vega (Gerónimo). — Sacerdote, natural de Valencia. Ejerció
varios cargos eclesiásticos , y el último la vicaría perpetua del Hospital ge-
neral de esta ciudad, donde falleció el 6 de Enero de l6ó8. Fué hombre docto,
poeta de no escaso numen, y diligente en la adquisición de buenos libros, lo-
grando reunir una selecta biblioteca. De sus obras se ocupan Rodríguez, pági-
nas 167, 184, Ximeno, t. i. 323, 11. 56, Fuster, t. 260, adonde remitimos al
lector curioso. Para nuestro intento solo nos ocuparemos de la obra sobre va-
lencianos ilustres que compuso, y quedó manuscrita. Los dos últimos biblió-
grafos no vieron dicho trabajo, indicando que eran varios apuntamientos en
los que recogió cuantas noticias pudo de los hijos del reino , insignes en san-
tidad, letras, armas, oficios y dignidades. Muerto nuestro autor, sin acabar la
obra, la continuó su sobrino D. Laurean.^ Martínez de la Vega, que añadió á
las observ'aciones de su tio las noticias modernas y otras muchas de las anti-
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS. 4^9
guas que habia alcanzado con su estudio, y dividió la obra en tres volúmenes,
uno de su tio y dos propios. Pero habiendo ocurrido su muerte poco después,
pasaron los tres tomos, por disposición testamentaria del autor, á la biblioteca
de D. Hipólito de Samper y Gordejuela, que residía en Madrid. Al fallecimiento
de este, volvieron á Valencia los dos tomos compuestos por Laureano, for-
mando parte de la biblioteca de D. José de Castelví , marqués de Villatorcas,
de donde desaparecieron pocos años después, y hasta la fecha no tenemos no-
ticia alguna de su parad_^ero.
Más afortunados hemos sido respecto al tomo que podemos llamar primero.
Por noticia que suministró D. Gregorio Mayans á Xmieno, sabíamos que en la
copiosa librería de D. Luis de Salazar, en Madrid, existia dicha obra, que jun-
tamente con todos los libros que la constituían, legó al monasterio de Monser-
rate de la corte. Nuevamente se pierde el hilo de la obra, pero continuando
nuestras pesquisas, adquirimos el convencimiento de encontrarse en la Acade-
mia de la Historia. Efectivamente, en su rica Biblioteca, sala de MSS, (Est. 4,
gr. 1.') la encontró un amigo nuestro, ilustrado archivero. No habiéndose descrito
hasta la fecha, lo hacernos nosotros minuciosamente, aprovechando la nota
facilitada. El título de la obra, tal como hoy se conoce, es así;
m
H. 23.
VIDAS,
DE
Varones Ilustre^
Valencianos
POR
Vicario Gen.
Martínez de
Vega.
Rajo el título, en el tercio inferior, un tallo de hojarasca trazado á pluma,
y la asignatura antigua del volumen, 47.° En el primer renglón del título, se dis-
tinguen los trazos de las letras de otra palabra escrita anteriormente. Se obser-
van los de la T y R (T y R) en su parte superior , de donde se puede deducir
que lo escrito anteriormente fué THEATRO. Este es el título que Ximeno dá al
MS. No tiene portada. Los primeros varones ilustres de quienes trata, son:
D. Juan Fernandez de Heredia. D. Luys Berenguer, Confesor y Emba-
D. Carlos Boyl. xadordel Rey Católico D. Fernando.
D. Felipe Mei. D. Juan de Castro, maestro del p.^
Athanasia Geronyma Vicenta. S. Ignacio de Loyola.
D. Alberto de Claramont. D. Juan Bautista Torron.
El muy docto P. D. Miguel Torres. D. Antonio Molina.
440 REVISTA DE VALENCIA.
El dotor Vicente Molina. Fr. Christoval Pérez de Rosa.
D. Gil de Redon.* Fr. Gaspar Centoli.
Y los últimos: Yv. Gerónimo Roslá.
Fr. Pedro de Madrid. Fr. Jayme Belsa.
Fr. Agustín de Prado. Fr. Martin Romeu.
Fr. Juan Bautista Vidal. Fr. Nicolás Burras.
Padre Bernardo García. Fr. Francisco Sans.
Fray Felipe Puche. Fr. Ramón Juan.
Fr. Jayme Finestrosa. Fr. Pedro Valentín.
Fr. Vicente Peñarroja. Fr. Daniel Surita.
Fr. Jayme Colomer. Fr. Miguel Pena.
Fr. Carlos Bartoli. Fr. Bartolomé Piera.
Fr. Christoval Mercader. D. Joseph Estevan.
Estos últimos fueron monjes de la Orden de San Gerónimo, y sus vidas,
según lo refiere el autor de ellas, están tomadas de la Tercera Parte de la His-
toria de la dicha Orden , escrita por el P. Fr. José de Sigüenza. La vida del
P. Fr. Gaspar Centoli y las de los otros que siguen, todos monjes del convento
de San Gerónimo de Gandía, fueron escritas con las noticias contenidas en la
verdadera, aunque breve Relación, que de los venerables Padres del dirho con-
vento tenia el autor en su poder. Las de Fr. Francisco Sanz y de los siguientes
monjes, unos de San Gerónimo de Gandía y otros de la Murta, del reino de
Valencia, están asimismo tomadas de la dicha Tercera Parte de la Historia que
escribió el P. Sigüenza.
El libro es en folio y está escrito por solo una mano, hasta la página 1026,
que es la que contiene la vida de D. José Estevan. Desde la página siguiente es
de otra mano, y comprende esta adición tres cuadernos, los dos primeros de á
diez hojas cada uno, y el tercero de tres. En estas hojas vá escrita largamente
la vida del venerable Siervo Fray Andrés Ibernon. No está completa al final,
pues concluye así en la página 45 " ellos (según parece) le advertían, &c. Es-
tando en Gandía una mujer apretada de un recio parto y embiando á nuestro"
En dos pliegos sueltos al fin del volumen, numerados ahora 59-65 en con-
tinuación á los cuadernos suplementarios del mismo, que estaban sin numera-
ción, se ponen los nombres de los varoiies, cuyas vidas están escritas en el
libro. Los de la primera y tres letras últimas son los que copiamos:
A. Aduarte, D. Francisco.
Ababui.x, D. Juan. Aguilar, Marcelo.
Abendaño, Cyrilo. Aguilar, Miguel.
Abella, Gerónyma. Alba, D. Juan de.
Abella, Gerónyma, menor. Aibalat, D. Andrés.
Abuzeit, Zeyt. Aliaga, D. Isidoro.
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS.
441
Alexandre, Pedro.
Almendares, Gerónimo.
Alvir, D. Miguel.
Alzira, Sta. María de.
Amigó, D. Joachin.
Andrés, Martin.
Andrés, D. Pedro.
Ángel, F.
Angélico, Hermitano.
Anglesola, Gerónimo.
Anjon, D. Thomás.
Añon, D. Sancho.
Antolin, Bartholomé.
Antonio, Fr. Francisco.
Aragón, D. Alonso de.
Aragón, D. Juan de.
Aranda, Mossen Francisco.
Arandiga, Fray Miguel. ♦
Arazil, Fr. Luis de.
Arazil, Melchor.
Arzedel, Juan.
Argudo, Juan.
Assencio, Fr.
Assencio, Fray Francisco.
Assio, D. Thomás.
Athanasia.
Avanto, D. Martin.
Avila, Fr. Francisco de.
Austria, D. Jorge de.
Ayala, D. Martin de.
U.
V.
Valencia, Fr. Ángel de.
Valencia, Fr. Benito de.
Valencia, Fr. Benito.
Valencia, Fr. Benito de.
Valencia, Fr. Francisco de.
Valencia, Jayme de.
Valencia, Josef de.
Valencia, Luis de.
Valencia, Fr. Miguel de.
Valencia, Fr. Thomás de.
Valentín, Fr. Pedro.
Valeriola, Fr. Gerónymo.
Valero, D. Juan.
Vendrell, Fr. Nicolás.
Vidal, Fr. Juan Bautista.
Villanueva, D. Thomás de.
Villena, Sor Isabel,
(o) D.« Elionor.
Visquió, D. Gerónymo.
Vives, Fr. Antonio.
Vives, Antonio (o) Josef.
Vives, Sor Gerónyma.
X.
Ximenes, Bartholomé Martyr.
Ximeno, Sor Esperanca.
Ximeno, Juan.
Z.
Zapata, D.° Angela.
Zapater, Gerónimo.
Zeit, Abuzeyt.
Urbina, D. Pedro.
EsQUERDo (Onofre). — De quien hablan Rodríguez, págs. 202 y 472, y Ximeno,
t. 11, l32. Fué muy versado en la historia de Valencia; desempeñó varios car-
gos públicos, y dejó algunas obras MSS. Entre ellas la siguiente;
— "Catálogo de los hijos de Valencia, y del Reino, que han impreso libros y
tratados en todas ciencias y facultades, en lenguas materna, latina y castellana,
intitulado Ingenios Valencianos." En 4." Ximeno vio el original en la librería
de D. Vicente Salvador y del Olmo. No se tiene noticia de su paradero.
Ortí V FiGUEROLA (D. Francisco). — En sus ^'Memorias históricas de la fttn-
442 REVISTA DE VAI.ENCIA.
dación y progresos de la insigne Universidad de Valencia. Madrid 1780, en
4.°, inserta en el capítulo 11 un catálogo que comprende 112 autores, extrac-
tados casi todos de Rodríguez.
También D. Miguel Velasco y Santos, en su ^^Reseña histórica de la Uni-
versidad de Valencia, 1868," publica en la pág. 141 un catálogo de Hijos ihis-
ires de la Universidad de Valencia, que ejercieron el profesorado en las pri-
meras Universidades de España y del extranjero.
RoDRiGxrez (Fr. José). — Nacicí en Valencia el 8 de Agosto de l63o y murió
el 28 de Noviembre de 1708. Fué religioso Trinitario calzado, y á sus desvelos
se debe la primera biblioteca provincial que tiene España. Estando imprimiendo
su obra y en la página 468, falleció Rodríguez, faltando imprimir el prólogo, ín-
dices y algunas enmiendas. Recogidos todos los papeles por el M. Fr. Ignacio
Savalls, añadió algunos artículos; pero no obstante las muchas gestiones que
se practicaron, no pudo lograrse continuara la impresión. En este estado, y
habiendo muerto Savalls, se tuvo noticia de que Ximeno estaba terminando la pu-
blicación del tomo primero de los escritores, y entonces sacáronla á luz, no bien
corregida y enmendada, como pudiera haberse hecho y hubiera sido de desear.
Déla vida y obras de Rodríguez hablan Ximeno. t. 11, 145, y Fuster, t. n, 2. Su
principal obra es la siguiente:
— "Biblioteca Valentina, compuesta por el M. R. P. M. Fr. Josef Rodríguez,
Ministro del Real Convento del Remedio de Valencia, Cronifta general del
Orden de la SS. Trinidad en la provincia de Aragón. Por su muerte, interriun-
pida su impresión. Aora continuada y aumentada con el prólogo y originales del
mismo autor. Añadidas algunas enmiendas y correcciones, como las dexó el
autor entre fus originales, con que le mejoran muchos lunares de fu obra. Jún-
tase la continuación de la misma obra, hecha por el M. R. P. M. Fr. Ignacio
Savalls, del mismo Orden Provincial, y nombrado Cronista de la provincia de
Aragón. Dedicada á la M. I. ciudad de Valencia. (Escudo de la orden y los del
reino y ciudad.) Con licencia; En la misma, por Joseph Thomás Lucas, impreffor
del limo. Sr. Ob. Inq. Gen. Año MDCC.XLVIII. Se hallará en la Sacríftía del
Real Convento del Remedio de efta ciudad."
Un vol. en fól. á dos columnas. VIII hojas de dedicatoria, tasa y aprobación,
VIII de prólogo, 614 págs. texto, con índices y tablas. Inserta al final varios apén-
dices de escritores anónimos, y de cuya patria se duda fuera Valencia, y de aque-
llos autores que se han ocupado de Valencia ó su reino.
Ximeno (Vicente). — Fué doctor en Sagrada teología , beneficiado en la
glesia Metropolitana, y Académico valenciano. Falleció en esta ciudad el 18
de Agosto de 17Ó4. Fuster, t. n, pág. 52, menciona las obras que dio á luz, pero
ninguna alcanzó la importancia de la que sigue:
• — "Escritores del reyno de Valencia, chronológicamente ordenados desde el
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS. 443
año M.CC. XXXVIII. de !a chriftiana conquifta de la mifma ciudad, hafta el de
.M.DCC.XLVII. Por Vicente Ximeno, Presbítero, &c. Al Ilustríssimo , y reveren-
dísimo señor D. Andrés Mayoral, arzobispo de dicha Santa iglesia, del Consejo
de fu Magestad, &c. Tomo l Contiene los escritores que han florecido hasta el
año M.DC.L. y una noticia preliminar de los más antiguos. (Armas del arzo-
bispo Mayoral.) En Valencia; En la oficina de Joseph Estevan Dolz, impressor
del S. Oficio. Año M.DCC.XLVII."
— "Tomo n. Contiene los escritores que han florecido defde el año M.DC.Ll.
hafta el de M.DCC.XLVIII. y principios de XLIX. y cinco índices, uno parti-
cular de efte tomo, y quatro generales á toda la obra. En Valencia: En la ofici-
na de Joseph Estevan Dolz, impressor del S. Oficio. Año M.DCC.XLIX."
En fól. á dos columnas. El primero tiene VI hojas de dedicatoria, II de la
aprobación del P. Fr. Jacinto Segura, VI de la dada por Don Gregorio Ma-
yans y Sisear, I de licencia y tasa, III de la carta de Don José Vicente Ortí al
autor, VIII de Prefaccion y X de Noticia Preliminar, 368 págs. de texto y
IV de índice.
El segimdo vol. comprende VIII hojas de una muy erudita Carta que escri-
bió al autor el M. R. P. Andrés Marcos Burriel, IV de Carta del Señor Doctor
Don Asensio Sales al autor, I de licencia y tasa, IV de Advertencia, 385 pá-
ginas, de texto y XLII de índices y tablas de materias.
Ximeno, en la Noticia Preliminar del tomo primero, habla de la introducción
de las letras en el reino de Valencia y de sus más antiguos escritores, esto es,
de aquellos que florecieron antes de la conquista del rey Don Jaime en el año
1238. Pocos son en número los autores que trae de aquellos tiempos , perte-
neciendo todos al período latino, sin particular mención de los árabes. A par-
tir del año 1270, sigue anotando cronohjgicamente los escritores valencia-
nos, y abre la serie de ellos Mossen Jorge, y el último que corresponde al
año 1650, es Sor Julia Ferrer , religiosa dominica. El total de autores hijos
de este reino que menciona es el de 524, bien que no todos los que reconoce
como á tales lo son, habiendo algunos que pertenecen á otros reinos, pero
también son en gran número los que omite. Comienza el tomo segundo por
el año 1651, y abre la serie la memorable Sor Inés de la Cruz , agustina descal-
za, y termina en el de 1749 por e' P- Doctor Felipe Seguer, dando puntual
noticia en dicho volumen de 577 autores, que hacen un total de 1 101. cifra
que demuestra la suma diligencia de Ximeno.
Mayans (Gregorio). — "Specimen bibliothecae hispano majansianae, sive idea
novi Catalogi critici operum scriptorum hispanorum, quae habet in sua Bibliothe-
ca Gregorius Majansius generosus valentinus. Ex museo Davis Clementis. — Han-
noverae, impensis Jo. Guil. Shmidii. MoccLin." En 4.° Los autores valencianos,
cuyas obras describe, son: Juan Miravet, pág. 39.— Juan Luis Vives, 40.— Juan
444 REVISTA DE VALENCIA.
Ángel, 50. — Francisco Decio, 74. — Andrés Sampere, 76. — Juan Torrella, 78. —
Pedro Juan Nuñez, 79. — Federico Furió Ceriol, 102. — Pedro Juan Perpiñá,
115. — Vicente Blas García, 125. — Felipe Mey, 184. — Vicente Trilles, 189. —
Vicente García Ordofiez de Lloris, 145. — Antonio Bordasar, 148. — Cristóbal
Coret, 157. — Juan Pérez Castiel, 161. — Miguel Giner, 166. — José Joaquín Lor-
ga, 166. — Carlos Ros, 168.
Galiana (Fr. Luis). — Fuster, t. 11, 60, inserta el catálogo de todas sus obras,
tanto MSS. como impresas. Se menciona en este artículo por las que siguen:
— "Memorias de los varones señalados en virtud, letras y armas, naturales
de la antigua, noble y leal Villa de Ontiniente." Vol. MS. en 4.°, que con las
licencias necesarias para su impresión, guardábase en la librería del Convento
de Santo Domingo de la citada villa, y hoy creemos para en poder del general
Cervino.
— "Addiciones i correcciones á los dos tomos de Efcriptores Valencianos del
Dr. V.'^ Ximeno, empezadas por el Sr. Fr. Luis Galiana de Onteniente, i prose-
guidas por Fr. Joseph Texidor." MS. letra de la época. 486 págs. en 4.° Bi-
blioteca de la Universidad.
Teixidor (P. Fr. José).— "Memoria de algunos insignes catedráticos de la
Universidad de Valencia," en las cuales se contienen biografías de Juan de Sa-
laya, Juan Andrés Strany, Juan Luis Vives, Juan Sorcuso Palminero, Jaime Fer-
riz, Juan Blas Navarro, Luis Alcanys, Gerónimo Torrella, Pedro Jaime Esteve,
Pedro Juan Nuñez, Jerónimo M\moz y otros. Algunas de esas biografías las
\itilizo indudablemente Fuster para sus ediciones á Ximeno. Las citadas memo-
rias forman parte de los materiales que tenia recogidos el P. Teixidor para con-
tinuar la '"Historia de los Estudios antiguos y modernos de Valencia," que iné-
dita guarda en su Biblioteca el Sr. Serrano.
Cerda y Rico (Don Francisco). — "Notas al Canto de Túria, ó noticias his-
ti')ricas de algunos poetas que en él se celebran."
Forman parte de La Diana enamorada por Gaspar Gil Polo, edición de
Sancha, Madrid 1778, en 8.°, y comprenden desde la página 267 á la 523.
Fuster, t. n, pág. 289, al ocuparse de Cerda, dice: "Las eruditas notas de Cerda
ilustran mucho la historia literaria de los poetas lemosines, naturales del reino
de Valencia, celebrados por Polo en el Canto del Túria, y me han ayudado
infinito para esta Biblioteca." Efectivamente, los cincuenta y cuatro varones
ilustres y poetas de que hace mención Gil Polo en el Canto del Túria, están
anotados y ampliados por Cerda, constituyendo sus notas ini verdadero arsenal
de noticias que han servido de guia para ulteriores trabajos. Mácenlas doble-
mente recomendables algunas composiciones poéticas que inserta.
Fuster (D. Justo Pastor). —Hijo de D. Manuel Fuster y Meinbrado, li-
brero en esta ciudad, de quien conocemos una obra titulada Varios sucesos y
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS. 445
memorias de esta ciudad de Valencia y su. reino, &c. Tres gruesos volúmenes MS.
en folio, hoy en poder de nuestro amigo el ilustrado bibliófilo D. José E. Serrano.
En el tomo ii escribió un catálogo de "Varones ilustres en santidad, letras y
armas, naturales de Valencia y su reino," en que dá noticia de más de 1.200 su-
getos, sin contar las mujeres. Una buena parte de aquellos fueron escritores.
Nació el autor de que nos ocupamos en Valencia, el dia 9 de Agosto de
1761. Estudió gramática en las aulas del Cabildo, y filosofía en la Universidad
literaria, demostrando desde pequeño grande afición á la bibliografía, fomentada
por el continuo manejo de libros, á cuyo comercio fué dedicado por su padre.
Murió Fuster en esta ciudad, el3l de Enero de 1885.
Varias son las obras que escribió nuestro diligente librero. Impresas, solo
conocemos dos, la Biblioteca Valenciana y un Vocabulario lemosin. Las res-
tantes han quedado manuscritas, y á la muerte de su hijo D. José Gregorio
Fuster, pasaron á la biblioteca del señor Serrano. Si no recordamos mal , son:
una ^'■Disertación sobre la antigüedad de la tipografía española y el estableci-
miento de este noble arte en Valencia, con antelación á todas las demás ciudades
de España;" una Memoria sobre los libros de Caballería, otra sobre los poetas
valencianos, y varios apuntes referentes á la literatura y lengua valenciana.
— "Biblioteca valenciana de los escritores que florecieron hasta nuestros dias.
Con adiciones y enmiendas á la de D. Vicente Ximeno. Por D. Justo Pastor
Fuster, socio de Mérito de la Real Sociedad Económica de Valencia y su Reino.
Tomo primero. Contiene los autores hasta el año 1700. (Escudo de la Sociedad
Económica.) Valencia: Imprenta y librería de José Ximeno, frente al Migue-
lete. 1827."
—"Biblioteca de los Escritores que florecieron hasta nuestros dias y de los
que aun viven. Con adiciones y enmiendas á la de D. Vicente Ximeno. Por
D. Justo Pastor Fuster, socio de Mérito dé la Real Sociedad Económica de
Valencia y su Reino. Tomo segundo. (Escudo de la Sociedad.) Valencia: Im-
prenta y librería de Ildefonso Mompié. Año l83o."
En fól. á dos columnas ambos volúmenes. El primero tiene II hojas de
dedicatoria á la Sociedad Económica, X de prólogo , XXI que comprende la
Biblioteca arábigo-valenciana y 856 págs. de texto, de las que 38 forjnan un
Breve vocabulario valenciano y castellano de las voces vías obscuras ó anticua-
das, y 6 el índice de apellidos.
El segundo vol. lo forman IV hojas de Prólogo y 548 págs. de texto, de
las que 6 son índice de apelüdos , 10 de índice general de las cosas más nota-
bles de la obra, y 2 de fé de erratas.
Fuster siguió idéntico método al empleado por Ximeno en la redacción de
su obra, tanto bajo el aspecto tipográfico como en el de exposición. En el pri-
mer tomo, como hemos dicho, se dá noticia de los escritores árabes que flore-
440 REVISTA DE VALENCIA.
cieron desde el siglo IV de la Egira , hasta el VIH. Este trabajo lo tomó de
la Biblioteca Arábigo-escurialense de Casiri , que no piulo disfrutar Ximeno.
El primero de que trata es de Isa Ben Mohamad Alabderita, y el último Abu
Falib Aboel Gebar, natural de Alcira, haciendo un total de 12/ escritores ará-
bigos valencianos, entre los que se cuentan algunas mujeres. De los autores
cristianos, el primero que menciona es Mosen Jorge, año 1270, y el postrero
Fr. Agustín Avila, que corresponde á 1700. El total de autores de que se ocupa
es el de 462, de los que una buena parte menciona Ximeno, aunque fueron
ampliadas y corregidas sus noticias por Fuster. El tomo segundo comienza por
Fr. Francisco de la Concepción, 1701, y termina con Fr. Jorge Comin y Beu-
zon, 1829; sigue una noticia de las publicaciones hechas por la Sociedad Eco-
nómica de Amigos del Pais, y varias adiciones y correcciones á toda la obra.
Hemos contado en este segundo volumen 485 autores, que unidos á los del
primero, hacen un total de 947, y si bien algunos solo figuran como á traduc-
tores, ó porque imprimieron un sermón, no por eso puede regatearse el valor
é importancia que en la Historia general de la literatura española tiene el an-
tiguo reino de Valencia.
Lamarga (D. Luis). — '■'El Teatro de Valencia, desde su origen hasta nues-
tros dias. Valencia. Impr. Ferrer de Orga, 1840." En 8." Desde la página 51 á la
58in serta un Catálogo de ardores dramáticos valeíicianos.
También contiene noticias de escritores de este antiguo reino, el folleto "Va-
lencia vindicada en el carácter de sus naturales, l83i."
Salva y Mallen (D. Pedro). — "Catálogo de la Biblioteca de Salva, escrito
por D. Pedro Salva y Mallen, y enriquecido con las descripciones de otras mu-
chas obras de sus ediciones. Valencia. Imprenta de Ferrer de Orga, á espaldas
del teatro Principal. 1872." Dos vols. en 4.°
— "Cancionero de la Academia de los Nocturnos de Valencia, extractado de
sus actas originales, por D. Pedro Salva. Valencia, 1868," en 12.°
Tanto en la primera como en la segunda obra, inserta gran número de no-
ticias de escritores valencianos.
Ferrer y Bigné (D. Rafael). — "Estudio crítico sobre los poetas valencia-
nos de los siglos XIII, XIV y XV. Valencia. 1878. Imprenta de José Rius."
Un volumen en 4.° de 84 páginas. Fué premiado con una abeja de oro en
el certamen literario celebrado el dia 8 de Diciembre de 1871, por la Sociedad
Económica de Amigos del Pais. En él se ocupa el Sr. Ferrer de setenta y
nueve poetas valencianos. Contiene datos muy interesantes para la historia
general de la literatura valenciana.
MuNDiNA Milallave (D. Bernardo). — "Historia, geografía y estadística de la
provincia de Castellón, por Castellón. 1878. Imprenta y librería de Rovira
hermanos, Mayor, 96." En 4." 662 págs.
BIBLIÓGRAFOS VALENCIANOS. 447
El autor describe por orden alfabético todos los pueblos de su provincia, y
al final, y bajo el epígrafe Hombres célebres, dá sumaria cuenta de los princi-
pales de cada localidad. Los escritores están tomados de las Bibliotecas de
Ximeno y Fuster.
Llombart (D. Constantino).— '-Los filis de la Morta-viva. Apunts bio-bi-
bliografichs pera la historia del renaiximent Iliterari llemosí en Valencia, per
En Constantí Llombart. Valencia. Emprenta d' En Emili Pascual, editor, pla^a
del Temple, 6, 1879." En 4." Continúa su publicación, y se ha repartido el
cuaderno decimoquinto, que llega hasta la página 480.
Fué premiada esta obra con un brote de laurel de piala en los Juegos Flo-
rales, celebrados por Lo Rat-Penat el 24 de Julio de 1879. Su autor se ocupa
de todos los escritores valencianos, á partir de Carlos Ros, que han escrito en
lengua materna, ó bien han procurado el fomento de la literatura regional.
Tramoyeres Blasco (D. Luis).— "Periódicos de Valencia. Apuntes para
formar una Biblioteca de los publicados desde 1526 hasta nuestros dias. Valencia,
Imprenta de Domenech, Mar, 48. 1881." En fól. 140 págs. Tirada especial de
25 ejemplares. Este trabajo se publicó en el primer año de esta Revista, pero
la edición por separado vá ampliada y corregida.
Vives Ciscar (Dr. D. José). — "Los diccionarios y vocabularios valencianos,
hnprenta de Domenech, Mar, 48. 1882." En 4.", 21 págs. Tirada especial de
40 ejemplares. El señor Vives se ocupa de todos los escritores valencianos que
han tratado de lexicolografía lemosina.
Cacho v Cebrian (D. Vicente del v D. Luis).— "Catalech biografich de filis
ilustres de la provincia de Castelló." MS. en fol. — Esta obra ha obtenido el pre-
mio ofrecido por la Diputación de Castellón en los Juegos Florales celebrados
por Lo Rat-Penat el corriente año. Contiene muy curiosas noticias de escritores
y artistas castellonenses. No se ha dado á la estampa todavía .
LO DARRER JORN DE SAGUNT.
(Obra poética premiada en los Jochs Florals del RAT-PENAT).
DEDICATORIA.
Sr. D. Teodor Llórente.
iN'CH un deure de gratitut ab vosté, y pera cumplirlo, cumplint ensemps
ab lo carinyo y respecte que li profese, no trove altre mig mes que
dedicarli este pobret trevall, fruyt de ses llisons y consells.
Com á mestre qu' es vosté meu , mírelo ab ulls de bondat, y permetixcan\
escudarlo ab son nom, que será pera d' ell com la senyal de la Creu pera
el cristiá : penyora de salvació y senyera d' avans, que conqueri.x ab sa fé lo
que desija.
Vcistre (ieLxeble,
Víctor Iranzo Simón.
LO DARRER JORN DE SAGUNT,
I.
Tot es dol en Sagunt: s' ou en la plana
Remors d' exércits: 1' aliga romana
Dorm ó somía en son gloriós pasat;
No (lorm lo saguntí, no dorm la fera
Ouant nafrada y ferida, encara espera
Que 1' enemich traidor torne al combat.
\-
LO DARRER JORN DE SAGUNT. 449
Vingué udolant de 1' africana térra,
Llamps y tempestes, destruccions y guerra
Races Uigant al carro victoriós,
Y abeurantse en la sanch y lo carnage
De pobles ignocents. I' esguart salvagc
Fixá en Sagunt lo gegantí colós.
El seguix un esbart de aus famolenques
Que ab ses ales feixugnes y negrenqnes
Omplin y endolen lo blavench espay;
Del combatent rastregen les petjades.
Son al botí per lo áfrica cridadas,
Son del vensut lo pahorós esglay.
Davant de la ciutat planta les tendes.
Arrasa els camps, asóla les viviendes.
Les catapultes posa en lloch segur,
L' estral d' acer en lo rocaní esmola,
Mentres lo dart enees se revLxcola
Dins de Sagunt, volant per dalt del mur.
Per los carrers de la ciutat, un dia
Empori del comers, la nielengía
Ha estés ses ales, aturant lo vol;
La mort ab sa corbella los murs volta,
Y ab lo ressó de son petjar s" escolta
L' ay del que jau morint sense consol.
Allí tots son guerrers: flama brusenta
Ardix en tots los pits, á tots espenta
Lo patriótich anhel de Ilibertat.
Fins, los histrions, ab sa burlesca cara,
Y los trendres fadrins sens peí encara,
Tots empunyen les armes del combat.
Temples y escoles, monuments y cases
Ruñes son tot: per vies y per piases
Crida á batalla 'I bélicos clan',
Y se venen, mesclats entre los mabres
Deis temples asolats, blochs y cadavres
Deis defensors del poblé saguntí.
Afadigats, rendits per la matansa,
Sense lo dols couort de la esperansa,
Sense aliments, sense aigua els manantials;
Ni 's planyen los ancians, ni els infants ploren,
450 RE\aSTA DE VALENCIA.
Ni les mullers á sos marits anyoren,
Ni preguen per sos ídols les vestals.
Son molts los joms de mort y de tristesa,
Moltes les nits de Uuyta y de fieresa,
Moltes les hores de patir etem;
Cada moment la Uuyta es mes amarga,
Cada minut que hiig, se fá mes llarga,
Cada segon que arriba, es im infem.
¡Y quín infernl Assí cau y s' aplana
L' arch atrevit de construcció romana,
Allá lo foch brusent crema tresors;
Y al rodolar deis murs, que se partixen,
Y al espetech del foch, bravenchs s" unLxen
Los crits de los sitiats y els sitiadors.
De la inmortal ciutat vá lo cercle ampie
Cartago reduint; yo no té eixample:
Ara s' asóla un miu", altre després;
Lo tesó del guerrer nous murs fabrica,
Mentres la saguntina falarica
Sembra la inort p' el camp cartaginés.
A un nou asalt cent altres succeixen;
Saguntins y africans á mils perixen
Y altres braus defensors surten al camp;
Altívola, duptosa, la Victoria
D' un punt al altre vá; sos raigs de gloria
A tots ferixen com lo foch del llanip.
Pero Sagunt, encorralat, fet ruñes,
A péntols sos marlets y ses colunes,
Sens mes ausili (¡u el darrer conhort,
¿Podrá contar los joms de sa existencia
Sense que avans arribe la impotencia
Del que se entrega en brasos de la mort?
Alcon y Alcorco, admiradors del noble
Brau procedir d' aquell patriótich poblé.
En secret concertar volen la pau;
Res d' assó sap la gent, que unánim pensa
En fer mes estremada la defensa
Y en que val mes morir que ser esclau.
LO DARRER JORN DE SAGUNT. 451
II.
Es r hora del matí; naturalesa
Sembla que prenga part en la tristesa
Que aflig al poblé, enmantellat de do!;
Ni enllá en la fosca arbreda 1' aucell canta,
Ni en los turons 1' alcina se ageganta,
Ni en la vehina mar despunta el sol.
Lo fort mistral fueteja les campinyes
Y los pámpols arranca de les vinyes,
Que roden ab los brins deis nius desfets;
Per les polsoses márgens y riveres,
Sense fulles ni fruits, les oliveres
Semblen esgarrifosos esquelets.
Quant així lo trist jorn al mon aviva,
Al campament deis saguntins arriba
Alcorce, demanant vore al Senat;
De son caball de guerra d' un bot salta,
Deixa ses armes y lo temps li falta
Pera entrar dins de la inmortal ciutat.
La veu de que en Sagunt es 1' iber noble
S' escampa com un llamp per tot lo poblé;
"Alcorco de la pau es portador."
Per mes que 1' odi esmole la corbella,
¿Quí no voldrá la pau? ¡si es santa y bella!
¡Si es com bresca ensucrada sa dolsor!
Mentres que lo Senat al cercle aplega,
En 1' ampia plasa el poblé se congrega
Pera escoltar la veu del amich fel:
Ses paraules serán de mort ó vida,
Y la gent lo contempla esbalahida.
Plena de angunia y febrosench anhel.
Grandiós y sorprendent es 1' espectacle;
Dins r hemicicle, lo suprem oracle
Per los guerrers mes braus representat:
Allí Murro, Metisco, Pholo y Gías:
452 REVISTA DE VALENCIA.
Hosto, Lido, Teron, Grayo, Durias
Y Dauno, 1' elocuent, lo celebrat.
EUs son los sacerdots del sacre temple,
Los Iluytadors que donen bon eixemple,
O 'Is sabis que dictaren furs y lleys;
Los qu' en los terratrémols grans deis pobles
Salven y salvarán ab sos fets nobles
A les pasades y á les noves greys.
Afora, com lo fluix que fan les ones,
Guerrers, y gichs y grans, y homens y dones,
Omplin del hemicicle lo llindar,
Y sense que los llabis tremolegen,
Sense qu' els iiUs mes vius parpapallegen,
¡Guantes coses se diuen sens parlar!
Alcorco ab Murro breu coloqui entaula;
S' alsa del seu sitial, ya la paraula
Pren en sos llabis formes y vivor;
Imposa r ansietat que en los pits nia:
Lo silenci es tan gran, que se podria
Sentir lo bategar de cada cor.
"Noble Senat,— esclama, ab tremolosa
Veu de carinyo, Alcorco — perillosa
Es la misió que á vostre camp me ha dut;
Per r amistat que á vostres cors me Higa,
Per vostra rassa, de ma rassa amiga.
Oh Sagunt valerós, pau y salut.
En busca d' ella vinch y ab ella os crida
Nostra antiga amistat may desmentida
En la dijosa, ni en 1' abciaga sort:
¡Deu sab, que per curarvos vostres pene s.
En holocaust de amor, sanch de mes venes
Vos donada, per trovar conhort!
Yo vos he vist en la vehina serra
Lluytar y mes lluytar, caurer á térra
He vist vostres muralles al ensemp;
Y encara que no veig vostre esfors caure,
Minvant los defensors, podrá decaure
Vostre valor á lo volar del temps.
Y si lo vostre honor en lluytar pensa.
¿Com aneu á allargar vostra defensa
LO DARRER JÜRN DE SAGUNT. 458
Si hau de ser tots vensuts y capbusatsr
¡Si la mateixa Roma, vostra aliada
Oblida per son dany I.i íé jurada
Y á vostra sort vos deixa abandonáis!
¡Abandonats del tot! puix no altra cosa
Demostra ab son menysprey la superviosa
Nació que, á tot faltant, coniet tal crim:
Y mentres que Iluyteu en les muralles,
Ofega vostre plany ab ses rialles
Y el front enfona en lo fangos tarquim.
Y si Roma, faltanvos, no os ajuda,
Si la esperanza la teniu perduda,
¿Qué aneu á fer ab vostra amarga sort?
¡Les verdinegres branques de 1' alsina,
Los rochs apinyonats de pedra fina
Cahuen á térra al tenatrémol fort!
Cartago no voldrá deixar sa presa;
Al vencervos, á Roma deixa ofesa:
Roma n' es I' enemich d' aqiiest Atlant.
A Sagunt y á lo mon pendra per arres
Per poderla desfer entre ses garres
Y per cruixir sos membres de gegant.
De assí, noble Senat, bé la porfía
De guanyar á Sagunt: no ni há dia
En que Aníval no el conté per esciau.
Per 5Ó sa terquetat no maravella;
Per 9Ó mon amistat vos aconsella
Que acepten com á bú lo jou de pau.
Anival vol que tots surtau á fora,
Que deixeu la ciutat com á penyora
De sumisió completa á sos mandats;
Vos deixa vostres camps, vostres haciendes,
Y vos senyala un lloch hon les viviendes
Pugau alsar los nobles desterrats.
Cumplint sa omnipotencia soberana,
Com dur castich de guerra, vos demana
L' argent y 1' or del poblé saguntí;
Vos dona en cambi Uibertat y vida,
Y vos promet la pau que al bé convida;
Mes vol que desarmáis ixcau de assí.
454 ' REVISTA DE VALENCU.
Un alarit inmens, ruch y salvage
Com de tigres cercats en lo boscage,
S' ou y retrona per el ampio espay;
Es lo crit de furor, crit de protesta,
Ab que lo poblé saguntí contesta
A un parlament de pau no escoltat may.
Los senadors, de sos sitiáis alsantse,
Volten á Murro altiu, que avalantsantse
Surt á la plasa com ferit lleó;
Y contemplant les gents que lo redegen,
Y mirant los csguarts, que tots flamegen,
Aixís al poblé diu, ab veu de tro.
"Companys, amichs, germans, filis de ma vida.
No sé si es un cobart, d" arma afeblida,
El qu' en aqueixe Uóch nos ha parlat;
No sé mes que xiulant per mes orelles
Han pasat ses paraules com centelles,
Y de vergonya el front m' han flamejat.
Y la vergonya, en tots veig que resalta;
La veig tota enrogida en cada gaita,
La veig encesa arrosegant el cor;
La veig entre brusentes flamerades,
La veig en les colunes arrunades:
No la veig en lo front del vencedor.
¿Y quí es lo vencedor? ¿Per qué s' apella
Així, quant si Sagunt vuy s' esportella,
No s' esportella el cor deis saguntins?
¿Per qué nos oferix pau vergonyosa.
Si mentres im aleñe, ens farán nosa
Proposicions tan baixes y ruins?
¿Y qiu' coneix ruindat en nostra rassa?
¿Quí deixará lo llar de nostra casa
Asóles, vuida, en pahorós dcsert?
¿Quí deixará els altars del nostre temple?
¿Quí deixará ais companys, donant 1' eixemple
De desjunyir lo valerós concert?
¿Quí deixará les cendres deis bons avís
Pera que befa siguen ais agravis
Del enemich, ansiós del rich botí?
¿Quí deixará rocorts de sa infantessa?
LO DARRER JORN DE SAGUNT. 455
¿Ouí deixará lo Uoch, ahon sa promesa
Ab llabi sonrisent li dona el sí?
¡Qué perduda tenim tota esperansa!....
La de morir nos queda; no se atansa
Per agó en son camí la humanitat;
Gota de sanch donada en tal martiri.
Se torna, al caure en térra, brot de Iliri,
Que despedix flairors de Ilibertat;.
¡Llibertat, Ilibertat! ¡Deesa volguda!
Avans que tú nos deixes, remoguda
Hem de deixar la térra en qu' hem naixcut:
Per ton flairor etem, per nostra gloria,
De Sagunt ha de dir un jorn la historia
Que no fon may esclau, ni fon vensut."
Un altre crit mes fort, crit de venjansa
Lo poblé entusiasmat corajós Uansa,
Retorcentse les mans y alsant lo front:
Lo crit aquell, que per la valí s' áfona.
En los oits del áfrica retrona,
Y pasa retronat per tot lo mon.
"¿Qué vol nostre enemich? — diu ab fieresa
Lo poblé saguntí — ¿IS'ústra riquesa?
¿Nostres tesors? ¿Quant de valor tením?
Vinga per ells; Sagunt, sois per defendres
Tornará sos tesors en fum y en cendres,
Que aventará després desde 1' alt cim.
Vinga per ells; qu' en gegantesca falla
Los trovará brusents, ardint com palla
Encesa al vent furiós de tempestat;
¡Y si muUers y filis nos demanara,
Nostres filis y muUers en mig del ara
Jaurien per salvar la llibertat!
Y dit a?ó, per los carrers s" allunta
Tota la gent, que ais breus minuts s" ajunta,
Omplint altra vegada el sagrat lloch;
Ahon ya la falla, ardent, espurnoteja,
Y ahon vá la multitut, que la rodeja,
Llansant 1' or y I' argent á dins del foch.
Uns duen en ses mans caixes y arquilles
D' or cincellat, y perlcs y conquilles,
45Ó REVISTA DE VALENCU.
Y escuts batuts per ciclops y Vulcans,
Hon r art grava la veritable escena
D' aquell interesant rapte ele Elena,
Ab la Iluyta deis grechs y deis troyans.
Altres, afadigats, sens podres moure,
Van carregats de trípodes de coure,
Cadires de or ó artistichs escabells;
O estatúes en que 1" or suplix ais mabres,
O gots d' ámbar y argent, ó canelabres
De bronze, orlats de sátiros y aucells.
Altres duen al bras ánfores, píen es
De richs perfums, ú olimpiques ofrenes,
O los premis guanyats en lo combat;
Esclaus forsuts, doblades les espales,
Duen sitiáis y Hits, ídols y gales
O lo talam de ibori del niagnat.
Acariciant les mares á ses filies,
Arranquen de sos colls les gargantilles,
Y de son dit se lleven 1" anell de or;
L' anell de la esperansa may perduda.
Que '1 aymador dona á sa ben-volguda
Ouan li parla de son primer amor.
Mig rientse, s' acosten les doncelles
Al foch brusent, que s' enamora d' elles
Y les besa, Uepant sos cabells ruUs;
Y de sa resplandor enamorades,
Li donen sos joyells, ses arracades,
Y el trist y dols mirar de sos clars uUs.
Munyequeres d' argent y pedrés fines,
Arracades de nacre y coralines,
Tretes del fons del mar p' el nauxer grech,
Corona d' or guanyada en la carrera,
Tot es Uansat á dins de la foguera
Que té del raig la Uum y 1' espetech.
Tot es Uansat dintre la roja flama,
Qu' es dividix á mils, y que soflama
Ab doble foch lo pit deis Iluytadors;
Qu' en los esguarts deis saguntins se mira
Y qu' en los uUs xisporroteja de ira,
Y cju' en encesa sanch flameja els cors.
LO DARRER JORN DE SAGUNT. 457
Y en mig de la furienta flamerada,
Entre tions encesos, mig velada
Per lo foch y lo fum, com un sol ciar.
La image de la Patria carinyosa
Surt del flameig, brillant y mes hermosa
Que Venus surt del aigua de la mar.
Y tot se veu brusent, la nubolada
Que puja per la volta platejada;
L' aire enrarit que udola vers ponent;
Lo fum rogi-negrench que giravolta,
Lo crit, la flastomía que s' ascolta,
Tot té son raig de foch, tot brilla ardent.
Los forts acers qu' els Iluytadors blandixen
A la calor del foch se recandixen,
Cremant la cara de ses nyervudes mans;
Y el mateix foch ab sa calor aixuga
La primerenca llágrima poruga
Que aguaita ais ulls deis famolenchs infans.
A la calor del foch, la set oblida
Lo llavi ardent; s' encona la ferida
Que du en lo cor lo poblé saguntí;
De la mamella sema, com ruin soca,
Se despenja I' infant, obri la boca
Y s' alleta de foch y de veri.
Y en entusiasme sant, "Ixcam á fora
— Diu Murro á sos guerrcrs — arriba 1' hora
De fer Sagunt son postrimer arranch;
Mentres que assí, brucenta ardix la falla;
Allí, qu" ardixca el foch de la batalla;
Córrega á dolls la saguntina sanch.
Que dalt lo mur les dones nos esperen.
Que si tardeni, los ánims no s' alteren:
O morts ó vencedors assí serém,
Un sois que torne viu, pera memoria
D' aquest poblé inmortal, lo raig de gloria
Dura en son front: jvensuts no tornarém!"
Y quant arriba esta orde a les orelles,
Carrer amunt s' allunten les doncelles,
Frenen al bras les mares á sos nins;
Y com Ueons tancats liargues centuries
458 REMSTA DE VALENCIA.
Entre els rocams y els pins de ses boscuries,
Ixen al canip los nobles saguntins.
m.
Finíx lo jorn; les ombres misterioses
De la nit endolada, pahoroses
Eixamplen son mantell turons avall.
En apinyat estol, per 1' aspra via
Baixen los saguntins: Murro los guía:
Murro, que marxa al front ab son caball.
Lo fort mistral ofega ses petjades,
Amaguen al estol les envoyrades
Ombres negrenques de la trista nit;
Ab lo silenci de la mort avancen
Y ab lo furor de lo lleó se llancen
Al campament del áfrica dormit.
¡Brau, corajós atach! Mastins de presa
No desfán ab sos dents ab mes fieresa
Al Ilop entre ses garres cap-ficat;
Quant r enemich tomant en sa pahura
Cau damunt d" élls, la valí y la planura
Son un carner de sanch y mortandat.
A lo primer impuls, ningu se adona
D' aquell turbio de sanch qu' els abrahona,
D' aquell cridar confús, d' aquell sorolh
Xo veuen en la ombra á quí combatre,
No coneixen lo bras qu" els vol abatre;
Mes senten los acers clavats al coll.
Entre los combatents, Murro s' aixeca,
Com lo roure en lo bosch; ix sa veu seca
Com la del tro, que per 1' espay retruny;
Sembla que aplane timbes y montanyes,
Ouant dientlos ¡cobarts!, en ses entranyes
Fica r acer blandit per son brau puny.
Per trovarse ab Anival tot ho arrolla,
Trinxa, arrasa, desfá, ferix, degoUa;
1
LO BARRER JORN DE SAGUNT. 459
La sanch esguita sa febrosa pell;
Y quant á Anival ya mes prop s' el mira,
Cridant ¡venjanca! del caball se tira,
Y fet un Ilop, se llanga damunt d' ell.
Bras á bras s' escometen, se abrahonen.
Per los colps se coneixen y se adonen
De que liuyta un gegant y altre gegant;
Cos á eos s" emparellen, Uuyten, breguen.
Se revolquen en térra, se moseguen;
Murro aixeca lo front. Murro ix triunfant.
Lo triunfador en lo perill no pensa;
Ab sos genolls lo pit d' Anival prensa;
Lo curt acer en 1' una má blandix;
Agarra ab 1' altra má sa llarga crenja;
Ab los uUs no s' el mira, que s" el menja;
Y ab los llabis no el parla, 1' escupix.
"Te tiuch, te tinch per fí." — Diu Murro, á I" liora
Que en sa dextra la daga venjadora
Va á obrir en les entranyes ampie clot,
Pero al ensemps, traidora, vil espasa
Per la espala de part á part el pasa,
Y Murro cau á térra sens dir mot.
Los saguntins, que anaven fent carrera
Seguint de Murro la triunfal senyera,
Com llamps cauen damunt deis africans;
Y ab ses espases, per lo foch brusentes,
Y atrontollantho tot, á bachs y á espantes.
Arranquen lo cadavre de ses mans.
Y posantlo damunt 1' escut de guerra,
Fan á son pes sotraquejar la térra,
Com quant, badantse, surt volcánich foch;
En torn de Murro fan una muralla,
Se llancen altra volta á la batalla
Y per lo mig avancen poch á poch.
Y poch á poch y ab orde se retiren;
Y á cada pas, se paren y se giren,
Al enemich ferint y masacrant;
¡Anar, matar, morir, tornar enrera,
Omplir de morts lo camp y la rivera,
Y tornar y entrar dins, fon un instant!
46o REVISTA DE VALENCIA.
Se acosten á tallar la retirada
Contra ells los africans; davant la entrada
Tornen los saguntins á ferse forts;
¡Ouant menos son pera Iluytar, mes creixen!
¡Quant mes es lo perill, mes grans pareixen!
¡Quant mes enemichs hi há, mes son los morts!
Les nines y les dones, corajoses
Baixen del miir ninós, folies, tebroses,
Compartixen ab ells lo dur treball;
Fins á lo punt mes perillos avancen,
Y com feres carnívores ne Maneen
Tions encesos barbacana avall.
Aferráis á les roques, qu' els rebugen,
Y á la Ilum deis tions, se veu com pugen
Els africans ab sanguinos anhel;
Uns ais altres s' agarren, s' encadenen:
¡Semblen damnats que dins del infern penen
Y volen junts abrahonar lo cel!
Y se veuen ses cares sanguinoses,
Y ses mans, que s' agarren tremoloses
Ais pichs ferrenys del saguntí penyal;
Y s' ou lo crit d' Anival, qu' els espenta,
Y "avant,' "avant,'' els diu ab veu valenta;
"Tingau á punt 1' acer y lo destral."
Y per los murs y les parets trencades,
Y per les portes per 1" astral badades.
Aguaita avall la saguntina gent;
Totes les mans los forts punyals blandixen;
Totes les boques parlen, malahixen;
Tots los esguarts 1' espay veuen ruent.
Y lo combat seguix, y se mamprenen
Uns y altres, y ab mes furia se defenen,
Y el mur mig arrunat ilanga un cruixit;
Les portes entreobertes s' esportellen.
Y els saguntins al punt, veent com s' estellen,
Per portes y per murs posen son pit.
Mentres que així los héroes s' eternixen,
Les teulades de dalt se desprendixen;
Cauen palaus y cases á millers;
Lo fort castell á pentols cau, se asóla
LO BARRER jORN DE SAGUNT. 46 1
Y r or fundit bullintne, se rescola
Per les goles obertes deis carrers.
Y en mig la plasa, y á la Uum rogenca
D' aquella falla heroica, famolenca
De cremar y engolir la inmensitat;
Los saguntins nafrats, qu en térra jauen,
Arrastranse á genoUs, en ella cauen
Clamant; Independencia y Uibertat!
Altres, á qiii les forces ya lis manquen,
Obrin mes ses ferides, y s" arranquen
La carn de ses entranyes á bocins;
Los vells, mig atontáis, de les despulles
Deis morts, agarren les tallantes fuUes
Y fins lo mánech claven cor en dins.
Les matrones, á dura mort resoltes,
DesUinguides, ses Uargues trenes soltes.
Los ulls oberts, de llagrimes eixuts;
Se tiren á la falla qu elles feren.
Los brasos estenent, com si volgueren
En ells estrenyier á sos filis perduts.
Prócers, esclaus, histrions y cortesanes
Se tiren per les altes barbacanes,
O claven en sos pits aguts punyals;
Les doncelles, vetUant per sa puresa
Se tiren dins la falla, que les besa
Y qu' encubrix ses formes virginals.
Y al' hora, un alarit inmens estalla;
Sagunt no es ya Sagunt, es una falla
Qu' ais cuatre vents xisporrejant ardix;
Les ñames corren, per 1' espay s' en munten.
Les d' un estrem ab 1' altre estrem s' aj unten,
A brafades lo foch p' els murs se n ix.
Y entra en Sagunt Anival, y ab corage
Per ahon atura son esguart salvage,
Ovira fum y sanch, cendres y dol;
Aixeca els ulls al cel, clamant venjan^a;
Vers Roma el pensament verinós Uanga,
Y aixís esclama ab pahorós udol.
"¡Sagunt es mort! Ses cendres son mon soli;
Ara, ¡á Roma! ¡á pujar al Capitoli!
402 REVISTA DE VALEN'CIA.
¡Vull qu en sa sanch s" abeure mon caball!"
Y dit ajó, sos nyervis se congelen,
Ab tant de foch y fum, sos uUs s" entelen,
Y siirt ab sos guerrers costes avall.
Y r incendi seguíx, xisporroteja,
Els vells singlers ab son fornall caldeja;
Ab ses pumes encén roures y pins;
Penetra per les conques de la serra;
Escalfa les entranyes de la térra;
Arriba á los turons mes gegantins.
Y corre el foch per valls y per riveres,
Y crema dins ses coves á les feres
Ou' estremixen 1" espay ab sos udols;
Y biiU en 1" aigua de la mar bravia,
Y encén lo raig del Iluminar del dia,
Y s' encama en lo pit deis espanyols.
Y ardix, ardix y creix ab arrogancia
En lo cor de Viriato, y en Numancia,
Y en los fets deis heroichs lusitans;
Y flameja en los ulls del brau Pelayo,
Y espurneja en les roques del Moncayo,
En la Uuyta ab los vándals y africans.
¡Y ardix, ardix! Etern llamp de tempesta,
Bruseja per llargs segles de conquesta,
En Iluyta á mort contra 1" alarb infel;
Y Uampega en los ulls deis Cits y els Jaumes,
Y flameja en los verts Uorers y paumes
Conquerits per Ferrant y Na Isabel.
Y ardix, ardix, ardix per mar y térra
Ahon la espanyola gent ha estat en guerra,
En Pavía, en Lepant, en Trafalgar;
Y ardix, mig amagant sa flamerada,
En la perduda roca, abandonada,
Hont s' aixeca lo nostre Gibraltar.
Y ardix, ardLx brusent en les montanyes
Sanguinoses del Bnich, y en les entranyes
Deis espanyols en Iluyta ab 1' estranger;
Y ardix en Zaragoza y en Girona,
Y á un Dos de Maig lo foch del infem dona,
Y Uamps de guerra ais ulls d' un Palleter.
LO DARRl.R JORN DE SAGUNT.
463
Y ardix, ardix en vives flamerades
Desde el Mongó fins ais jardins de Gades,
Desde el Monseny ais Pirineus vehins;
Y ardix y ardrá, qu' Espanya es una falla,
Y Sagunt es 1' espill hon s' en niiralla,
Y tots los espanyols son saguntins.
Víctor Iranzo Simón.
UN SARAO EN VALENCIA EN EL SIGLO XVL
CANDO Valencia recibió la nueva de que su rey Felipe III habia elegido
esta ciudad para teatro de sus bodas, el clero, nobleza y pueblo qui-
sieron á porfía mostrarse tan generosos como agradecidos á tan alta
distinción, rivalizando entre sí para significar su reconocimiento.
Suntuosos arcos de triunfo se levantaron, las más preciosas telas engalana-
ron las ventanas y paredes de la población, las flores se derramaron profusa-
mente, y cuanto habia de grande y magestuoso todo parecia poco para obsequiar
á los monarcas. Los fuegos de artificio, danzas, encamisadas, torneos, alcancías,
corridas de toros, hogueras, luminarias y los más espléndidos banquetes se habían
sucedido unos á otros, cuando los honorables Jurados de la ciudad determinaron
dar un baile á los reales huéspedes, como fin de fiestas y muestra del amor que
Valencia les profesaba.
El 24 de Abril de 1599 estaba el edificio llamado Lonja de Mercaderes
ricamente adornado y cubierto de preciosos tapices de Flandes, tejidos con las
más hermosas sedas y el oro más brillante; un precioso dosel de telas del
mismo metal ostentábase en una de las paredes laterales del salón principal
(entonces uno de los mejores de Europa), circuyéndole además un elegante
estrado; de tal esplendor fué su iluminación, que millares de hachones, colocados
desde el pavimento hasta la techumbre, convirtieron sus esbeltas columnas en
pilares de luz.
El Mercado y avenidas de la dicha Lonja eran un mar de cabezas humanas
que ondulante se movia por disfrutar en parte de tan regia función, y la multi-
tud de guardias casi era impotente para contener la continua oleada.
En cuanto llegaron los Jurados de la ciudad, que vestían con magníficas
gramallas de brocado, precedidos de timbales, añafiles y maceros, abriéronse
las puertas del salón á los que en nombre de Valencia debían recibir á sus mo-
narcas y demás personas invitadas.
Profusión de carrozas empezaron á cruzar, aunque con dificultad, en las que
UN SARAO EN VALENCIA.
iban las damas y caballeros de la primera nobleza española y extranjera, y no
parecía sino que se hablan trasladado á Valencia las más preciosas piedras y
perlas del Oriente, al mirar la multitud de estas que lucian los concurrentes en
aquella ocasión.
Pocos momentos después pisaban las alfombradas gradas por do se ascendía
al salón, las encantadoras hijas del cristalino Túria, más dignas de que las pin-
tase el minucioso á la par que verídico pincel de Franch, que no nuestra tosca
pluma, como muchas igualmente bellas, que de lejanos países honraron nuestro
suelo.
Una de las primeras señoras que atravesó sus puertas fué Doña Laura de
Cervellon, en compañía de Doña Victoria de Mercader, admirando á propios y
extraños por la elegancia de sus trajes y ricos joyeles; esta última llevaba un
vestido de raso grana con bordados de oro; al mismo tiempo, por otra puerta
penetraba Doña María Vich con Doña María Figuerola, ostentando no menos
riqueza y elegancia. Siguió á estas Doña Francisca Ros, con saya azul y pasa-
manos de oro, llamando la atención por su belleza y distinguido porte, así como
Doña Geróniraa Sanz, tan linda y acicalada como aquella. Doña Vicenta Zano-
guera fué una de las que más riqueza ostentaron en pedrería.
Los Jurados recibían á los concurrentes con toda clase de respetuosas de-
mostraciones, acompañando en particular á las señoras, cuando habiéndose pre-
sentado Doña Blanca de Cardona, esposa del gobernador de Valencia, D. Jaime
Ferrer, con su hija Doña Francisca, condesa de Sinarcas, aquellos las suplicaron
que se dignasen sustituirles, auxiliadas por sus egregios esposos, en tan delicada
como agradable misión.
Aceptaron tan distinguido encargo, y no solo las recibían, sino que, tomán-
dolas las manos, las conducían al lugar dispuesto para el objeto.
Doña Blanca vestía un elegante traje de raso con muestras de terciopelo y
realces de oro; en su cabeza llevaba un precioso tocado con multitud de diaman-
tes de gran precio; la condesa, su hija, vestía de raso de oro columbino, ador-
nado de rica pedrería. Llegó á seguida la señora de Bicorp, que admiró á la
concurrencia por presentarse cubierta de tela de oro rizo; Doña Juana de Villa-
nova brilló en esta función, tanto por sus gracias, cuanto por los adornos de gran
precio que la cubrían, únicamente comparables con los que ostentaba Doña El-
vira Zanoguera. Estas y las encantadoras hermanas Doña Isabel y Doña Vicenta
Villarrasa, en compañía de Doña Rufina Aliaga, que vestía un traje de raso
blanco con multitud de flores bordadas de sus propios colores, bastarían para
hacer memorable este festín, sino las siguiesen Doña Luisa Jofré y Doña Elena
Castelví, que á su noble apostura unieron el brillo del sinnúmero de diamantes
deque iban adornadas. No con menos lujo y esplendor vinieron Doña Leonor
Pallas, Doña Juana Peñarroja, Doña Catalina Despuig y otras damas que com-
30
466 REVISTA DE VALENCIA.
petian con estas por sus encantos y atavíos, entre las cuales plácenos citar á
Doña Ana Duarte, Doña Gerónima Castelví, María Salat, Isabel Muñoz, las
hermanas Francisca y Gerónima Sanz, Magdalena de Castro, Vicenta y Lucrecia
Boil, Isabel de Dijar, María Pallas, Ana Belvis, Teodora Artes, Francisca Lioris,
María FenoUet, Ana de Casalduch, y cien y cien más que no enumeramos para
no pecar de prolijos.
Fácil es comprender que fueron acompañadas estas damas por los caballe-
ros á quienes unian lazos de parentesco ó amistad; en la imposibilidad de citar-
los todos, nos limitaremos á consignar los nombres de algunos de ellos, tanto es-
pañoles como extranjeros: Mendo Enriquez, Iñigo de Cardona, Juan Vilaragut,
Gaspar Mercader, el señor de Bicorp y su hijo, el de Sarria, el de Gilet, condes
de Faura, de Saldaña, de Uzeda, Pondevan, Morata, Paredes, Barlemon, el de
Buñol y Almenara, con los marqueses de Poveda, Monte Claros y Torrenova,
Villalba, Serralbo, duque de Turci, y otros muchos que, como los anteriores, en
los collares, talabartes, escarcelas, gorras, armas y adornos de sus ricos trajes,
iban cubiertos de la más costosa pedrería.
En suma; más de trescientas personas habian ocupado los lujosos estrados
de aquel recinto, que por la hermosura, riqueza y galas, más debió parecer es-
tancia de las hadas que reunión de seres humanos, cuando un grito general
anunció la llegada de SS. MM. y AA.; tanto las damas como los caballeros se
pusieron en pié, esperando ansiosos saludar á sus reyes; los vivas más entusiastas
se sucedían unos á otros cuando empezó á entrar la regia comitiva; delante iban
los maceros de la ciudad, en cuyas gramallas de paño rojo, guarnecidas de ter-
ciopelo de igual color, se destacaba en oro el escudo de Valencia; seguíanles los
guardias de á pié de S. M. con magníficos trajes, y tras estos multitud de caba-
lleros con tanta diversidad de telas, colores y adornos de metales preciosos, que
era cosa digna de admiración.
Cuatro reyes de armas, en cuyas dalmáticas llevaban bordadas las amias rea-
les, precedían á los grandes de España y de otras naciones, entre los que se
contaban los duques del Infantado, de Gandía, de Híjar, Aumale y Alburquerque,
el almirante de Castilla, el marqués de los Velez, los condes de Miranda, Lemos
y Benavente, los príncipes de Oria, Marruecos, de Malfeta y Orange, D. Pedro y
D. Juan de Médicis. El conde de Alba de Lista (también grande), entró después
solo y con el bastón que usaba por ser camarero mayor de S. M. la reina, y Don
Juan de Idiazquez seguía á éste, por ser caballerizo mayor del rey, en compañía
del caballero Dictristan, que también lo era del archiduque Carlos.
Entraron por fin SS. MM. y AA. con tal lujo y esplendor, que dejaron ab-
sorta á la concurrencia. La reina y la archiduquesa ocupaban el centro; el rey
llevaba la derecha, el archiduque la izquierda; Felipe III vestía un traje de bro-
cado y grana, con multitud de bordados de oro, cubierto de diamantes de ines-
UN SARAO EN VALENCIA. 467
timable valor; adornaba su peclio, á la par que el Toisón de oro, uu rico collar,
regalo ó presente de los Médicis, que contenia tres mil diamantes; también lle-
vaba un reloj de igual procedencia y pedrería. Cubria su cabeza una gorra de
terciopelo negro con plumas blancas y encarnadas, sujetas por una joya de gran
valor. S. M. la reina vestia traje azul, tan claro, que parecía blanco, á causa do
los bordados de plata que lo cubrían, matizado de rubíes y otras preciosas pie-
dras. De su cuello pendia una ancha cadena de diamantes, y de ella un rico
joyel; sobre su hermosa cabeza y dorado cabello llevaba una gorrita adornada
de plumas y martinetes, de igual pedrería que la de su traje.
S. A. la archiduquesa de Austria, Doña Isabel Clara Eugenia, vistió este dia
de igual tela y bordadura que su hermano el rey D. Felipe, así como el archi-
duque vistió los mismos colores que S.,M. la reina. La archiduquesa llevaba una
graciosa gorrita con plumas, martinetes y multitjid de gruesas perlas que, cayendo
entre sus rizos negros cual azabache, aumentaban su hermosura. El archiduque,
que sin duda no quiso presentarse en esta ocasión con menos riqueza y elegan-
cia que los reyes, sobre su traje azul ostentaba tanta pedrería como aquellos y
como su esposa, luciendo el rico Toisón de oro que el rey en aquel dia, y en la
capilla de palacio, puso por su mano á éste, así como también al príncipe de
Malfeta y al almirante de Castilla.
Seguía á las personas reales la duquesa de Gandía Doña Juana de Velasco,
camarista mayor de la reina Margarita, y más de cincuenta señoras, que eran las
damas al servicio de S. M. y A., vestidas con gran magnificencia, llevando mu-
chas de ellas gorras como las que usaban la reina y la archiduquesa.
Tomaron asiento SS. MM. y AA. en el dosel que se les tenia preparado, y
junto á éste las damas y caballeros de su séquito; los vivas más entusiastas se
repetían por todo el ámbito del salón, á que correspondieron los reyes con los
más corteses saludos y demostraciones de amor, como también á las galantes
frases de las personas que, con el mayor respeto, contestaban á las preguntas
con que aquellos les honraran.
Pasados breves momentos se presentó el cabeza de los Jurados, acompañado
de todos los que componían la representación de la ciudad, á suplicar á los reyes
se dignasen aceptar una colación (como entonces se llamaba), que en nombre de
Valencia tenían la satisfacción de ofrecerles. Aceptaron los reyes con la más
benévola cordialidad esta delicada invitación, pasando á una pieza inmediata,
donde había dispuesta una mesa tan rica como suntuosa, cubierta con más de
doscientos platos de esquisitos y caprichosos dulces afectando variadas formas,
como de naves, puentes, arcos de triunfo, torres, leones, chapines, sombreros,
peces y cuanto puede crear la imaginación.
Los monarcas, á la vista de tanta abundancia y esplendidez, quisieron
que las damas y caballeros allí reunidos participasen de aquel obsequio, y
408 REVISTA DE VALENCIA.
con gran contento de los reyes desapareció;, en breve, cuanto contenia dicha
mesa.
No queremos pasar en silencio un incidente ocurrido, cuando los monarcas
dejaron la estancia en que tuvo lugar lo que hoy llamarian atnbigíi, pues prjieba
la religiosidad de aquellas edades.
Hablan los reyes entrado á ver la capilla, que estaba ricamente colgada de
preciosos brocados y cubierto su altar de costosas joyas, cuando la campana de un
templo vecino anunció con su tañido la oración del Ave-María, á cuyos ecos
SS. MM., doblando las rodillas, empezaron á reatar e\ Afig-e/tis domini, siguiendo
su ejemplo los príncipes y la multitud de magnates y altas damas que les seguian.
Concluida esta oración, y después de darse recíprocamente las buenas noches,
entraron de nuevo en el salón en que debia verificarse el suntuoso sarao.
Ocuparon el solio las reales personas, colocándose la reina y archiduquesa
en el centro, el rey á la derecha, el archiduque á la izquierda, y detrás de estos
los caballerizos mayores, que lo eran el conde de Lerma y el señor Dictristan,
con la camarista mayor de la reina. Doña Juana de Velasco, duquesa de Gandía;
los príncipes y caballeros del Toisón estaban sentados y cubiertos junto al trono,
mientras los otros señores permanecieron de pié con las gorras en las manos;
las damas ocuparon magníficos bancos cubiertos de terciopelo verde, pero sin
respaldo, y colocados de este modo empezó el sarao.
Salió el conde de Lerma con Doña Leonor de Cavanilles, encantadora dama
que unió á sus gracias el venir vestida con saya de plata pura, bordada de oro,
é hicieron coii la mayor destreza sus imidanzas en la alta y baja, especie de
contradanza usada entonces.
A continuación, el almirante de Castilla, con Doña María Vich, que iba cu-
bierta de chapería de oT-o, esmaltada en Sevilla, mostraron su agilidad y gracia
de un modo maravilloso.
Con un raso de oro columbino y cubierta de diamantes, la vizcondesa de
Chelva, en compañía del duque de Gandía, lució después su peregrino donaire.
El marqués de los Velez y Doña Eugenia de Borja, bailaron de tal modo,
que merecieron que un testigo ocular dijese que causaron tonnento y gloria
juntamente.
El apuesto conde de Almenara, acompañado de Doña Hipólita Centelles,
preciosa joven, según nos han dicho todos los escritores de la época, fueron de
los' que más llamaron la atención de los concurrentes; esta señorita danzó sola
ante tan escogida reunión, y con general aplauso, la Danza de la Marica.
El baile entonces en moda, llamado la Pavana, fué ejecutado por el conde
de Navarrés, y las graciosas Doña María de Borja y Doña Hipólita Centelles,
causando no menos admiración que poco antes habia producido doña María
Vich cuando, sola también, bailó lo que se llamaba el Contra-paso.
UN SARAO EN VALENCIA.
469
La joven y encantadora esposa del valiente caballero milanés Marco Antonio
Musefí, Doña Ursola de Soler, que vestía una saya de oro de Flandes, con flores
hechas de diamantes, con D. Juan de Borja, comendador mayor de Montesa;
D. Luis Fortesa, Doña Teodora Guardiola, D. Pedro Roca y Doña Hipólita
Centelles, con otras damas y caballeros, fueron los últimos que bailaron lo que
entonces llamaban la Serdaneta, concluyendo el sarao con el baile dicho el
Furioso.
Antes de retirarse el galante y joven monarca, quiso dar una muestra de su
amor y complacencia á esta leal ciu !ad, poniéndose de pié y descubriendo su
real cabeza mientras las damas allí reunidas besaron las manos á su esposa y á
su hermana, acción que llenó de entusiasmo y reconocimiento los corazones de
cuantos lo presenciaron ó supieron.
A muy altas horas de la noche tornaban los monarcas á su real palacio, el
rey y archiduque montados en briosos caballos, y como escoltando la soberbia
carroza en que iban la reina y archiduquesa de Austria, entre más de trescientas
hachas que los alumbraban, y seguidos de un pueblo que les aclamó con el más
férvido entusiasmo.
Juan de la Cruz Martí.
LA RELIGIÓN Y LA MUJER
v.
leída en un concierto de la sociedad económica de amigos del país.
o con trova de amor, dulce y sentida,
Puede ofreceros deleitoso canto
El alma, que rendida
De una amada mujer quedó al encanto.
Huyó la juventud; sobre mi frente
El sol no centellea,
Y de lafria mente
Brota sin gala y sii\ calor la idea.
Mas tú. Señor, que el universo llenas
Con tu grandeza, inspiraras mi acento,
Si sube á las serenas
Alturas de la fé mi pensamiento:
A tu sagrado canto de alabanzas
Se eleve el canto unido
De la mujer, que alcanza
Eterno gozo, por tu amor sentido.
Si el hombre pudo el centellante acero
Ensangrentar en fratricida guerra,
Y ver á sus pies, fiero,
Muda postrarse la afligida tierra.
Solo, Señor, al corazón hiciste
Del mundo soberano,
Y á la mujer digiste
Del corazón el misterioso arcano.
LA RELIGIÓN Y LA MUJER. 47 í
La casta virgen cual sagrado templo
A Dios ofrece inmaculada el alma:
Apóstol por su ejemplo.
Sabe del mártir conquistar la palma:
Y la que el hombre imaginó vencida,
Del hombre vencedora,
Al corazón la vida
Feliz devuelve, que la fé atesora.
Yo de mi madre por el santo anhelo
Te conocí, Señor: amante esposa
Me reveló tu cielo,
Cual ángel tuyo para mí bondosa.
Y al nacer á la vida el bien que adoro,
Infeliz aunque bella
No será, si el tesoro
De tu gracia, mi Dios, viertes sobre ella.
Vosotras las que aquí puras canciones
Escuchasteis y célica armonía;
Y en vuestros corazones
El amor con la fé se confundía;
Reinad por siempre en los amantes pechos,
Y vuestro culto inspire
La fé, porque deshechos
Sus santos lazos el amor no mire.
¡Guay del que siente el corazón vacío,
Y al mundo muestra, con el torvo ceño,
El torcedor impío
De la conciencia que agitó su sueño!
Dichosa tú, si á sus afanes niegas
Del vencedor la palma;
¡Ayl de tí, si le entregas
Tu riqueza inmortal, que está en el alma.
¿Y pudo el hombre en su soberbia vana
Negarte ¡oh Dios! si te proclama el mundo,
La riente mañana.
La inmensidad del piélago profundo.
472 REVISTA DE Valencia.
El genio audaz, que en los espacios vuela,
De tu gloria el anhelo,
La mujer que consuela,
Imagen de los ángeles del cielo?
Ella es la Religión, que amor la nuieve
Y amor es caridad: por las edades
Trazó su planta leve
Estela luminosa de bondades.
Ella es la paz, del mundo bienhechora;
La luz del claro dia;
Ella el bien atesora;
Ella es la pura, la inmortal María.
Yo viva en tí, Señor, y en tí yo muera:
Por la memoria de mi madre santa,
Que junto á tí me espera;
Por el amor que mi existencia encanta,
Y por el bien de mi inocente hija.
Amarte ¡oh Dios! te juro;
Que la impiedad me aflija
Yo guardaré tu sentimiento puro.
Juan Reig v García.
CRÓNICA MENSUAL.
! I no tuviera la costumbre fuerza de ley, prescindiríamos de escribir este
mes la Crónica cjue aparece en todos los números de la Remsta de
Valencia, porque tenemos que confesar humildemente que en el arte
de escribir, no hemos llegado al grado de perfeccionamiento necesa-
rio para escribir sin decir nada, aunque esta habilidad se va liaciendo común en
nuestros dias. Y esa habilidad seria indispensable para hacer la historia del fene-
cido mes de Agosto en Valencia, bajo el punto de vista científico, literario y artís-
tico, por supuesto, que de otro género no han faltado acontecimientos, más ó
menos importantes.
Vacaciones completas han tenido y continúan teniendo las ciencias, las le-
tras y las artes, y no puede ser otra cosa, cerrados, como están, los centros de
enseñanza, las Academias, Ateneos, sociedades y hasta los teatros. Si alguien
tiene la virtud, ó la triste obligación, de hacer trabajos de aquel género en estos
meses en que el calor convida al descanso y la molicie, los hace en su casa, y no
conoceremos sus obras hasta más tarde.
Producto de anteriores trabajos, han salido á luz, sin embargo, algunos li-
bros, que darian suficiente materia á nuestra Crónica, si no destinásemos capí-
tulo aparte á la revista bibliográfica. Lo que podemos decir en el presente, es que
muy pronto se publicará una colección cíe poesías de vates valencianos. Estará
dedicada al bello sexo, y como es natural, tendrán carácter exótico y galante las
composiciones en él incluidas. Según nuestras noticias, Arólas es el poeta que
rompe la marcha, y siguiendo Boix, Bonilla, Aparisi, Benedito, Pascual y Genis
y otros, que fueron nuestros maestros — ¡maestros perdidos ya, por desgracia! —
desfilan los poetas que ya han sazonado, los que están ahora en flor y los que
comienzan á abrir el capullo. Este libro es un obsequio que hace la Redacción de
Las Provincias á sus suscritoras.
Otra obra, terminada ya, pero aun no dada á la estampa, es la que por en-
cargo de S. M. la Reina, ha escrito nuestra apreciable y distinguida paisana la
señora baronesa de Cortes, tan conocida en el miuido literiario, con el pseudú-
AU
REVISTA DE VALENCIA.
mino de María de la Feña. Es luia recopilación de pensamientos de Santa Te-
resa de Jesús, á la que dá interés de actualidad el próximo centenario de aquella
gran doctora de la Iglesia.
*
Ese centenario será solemnizado por el Ateneo, que le consagrará una so-
lemne sesión literaria, celebrando también en esta ocasión ima 'exposición artís-
tica. La nueva junta directiva, que preside el Sr. D. Manuel Atard, se propone
dar gran impulso á los trabajos de esta Sociedad. Mucho nos alegraremos de
que recobre la animación que disfrutó en años anteriores, y que en los últimos
ha ido decayendo.
Los conciertos del joven pianista catalán D. Isaac Albeniz, han sido la única
novedad del mes de Agosto en el terreno artístico. Los críticos musicales han
dicho que este notable concertista está en camino de rivalizar con Rubinstein;
no se puede hacer mayor elogio de él. En Valencia primero, y en Alcoy des-
pués, el Sr. Albeniz ha alcanzado entusiastas aplausos.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA.
flDA. VIRTUDES Y MILAGROS de la Venerable Madre SOR JO-
SEFA MARÍA DE SANTA INÉS de BenigAnlm, escrita por el
Dr. D. Felipe Benavent, -^ adicionada por í'/Dr. D. Juan Bautista
Martínez y Tormo. — Valencia, Iiiipr. de N. Riiis Mon/ort. 1882 (1).
La Madre Inés de Benigánim es una Venerable que goza de gran fama de san-
tidad en buena parte del reino de Valencia. Humilde religiosa, que vivió en el si-
glo XVII, en el cual estaba tan arraigada la devoción y era tan viva la fé en
nuestro pueblo, no se distinguió por su superior inteligencia, ni por sus brillantes
cualidades; era, por el contrario, una monja de tal sencillez, que parecía extrema-
da aun en aquellos buenos tiempos; pero de im celo religioso vivísimo, que fué
recompensado por continuas éxtasis y apariciones, y por la realización de hechos
que parecieron milagrosos á sus coetáneos.
Instada la causa de beatificación y canonización después de su muerte, si-
guió sus lentos trámites, hasta que en l838, el Sumo Pontífice Gregorio XVI
concedió la categoría de Venerable á la monja de Benigánim. Paralizóse luego
el expediente, hasta que ahora ha sido removido de nuevo por instancias de
las religiosas agustinas del convento de aquel pueblo, á cuya comunidad perte-
neció la Venerable, habiendo sido nombrado postulador de la causa en esta
diócesis el vicario del mismo convento, Dr. D. Juan Bautista Martínez y Tormo,
y en Roma el prelado doméstico de Su Santidad, nuestro compatricio Dr. D. Sil-
vestre Rongier.
El primero de estos dos celosos sacerdotes, deseando extender el conocimien-
to de las virtudes de la Madre Inés, ha dado á la estampa nuevamente la rela-
ción de su vida. Cuatro ediciones se hablan hecho (y todas se agotaron), de la
que escribió el siglo pasado el Dr. D. Tomás Álcente Tosca, presbítero del ora-
torio de San Felipe de Neri. Existia inédita otra vida de aquella religiosa, debida
á su confesor y director espiritual, cuyo manuscrito se conservaba en el conven-
to de' Benigánim. Esta es la que ahora ha salido á luz, adicionada por el Sr. Mar-
tínez, que, además de intercalar los datos sacados del archivo del convento y los
que constan en el proceso de Beatificación, sobre la vida de la Madre Inés, ha
(1) Esta obra se ha publicado á expensas de Lis Religiosas agustinas de Benigánim, y forma un
gran tomo en 4.° de 612 págs., con láminas lito^rafi.adas y fotografiadas. De venta en el citado con'
vento, y en Valencia. librería de los sucesores de Badal. Precio: con una litografía, 20 reales; con
once fotografías además, .501 certificada por cl correo, 26 y 56 reales.
476 ' REVISTA DE VALENCIA.
añadido la historia de ese proceso, y los muchos milagros que hasta nuestros
dias se han venido atribuyendo á la intercesión de aquella buena sierva de
Dios.
Escusamos decir que esta obra está escrita en un sentido marcadamente pia-
doso, y que ha sido sometida á la censura eclesiástica, habiéndola obtenido muy
favorable.
* *
UN HABITANTE DE LA SANGRE, Aventuras extraordinaiuas de un
GLÓBULO RO]o; LA ESTÉTICA DE LAS CIENCIAS MEDICAS, por el D.íi.ctor
D. Amalio Gimeno, catedrático de la facilitad de Medicina de Valencia. — Valen-
cia, hnpr. de M. Alufre. 1882 {\).
Hé aquí dos obritas de corta extensión, que se han publicado en un solo vo-
lumen, y que en pocas páginas encierran mucho mérito, cualidad no tan fre-
cuente en estos tiempos que pueda excusársele especialísimo aplauso.
En la primera de ellas , su distinguido autor, siguiendo los procedimientos
popularizados por Julio Verne, se ha propuesto escribir lo que pudiéramos llamar
novela de medicina, y presentar con todas las galas de la poesía y los tonos del
colorido, las bellezas de una ciencia, que, si vista por el lado vulgar, se hace re-
pugnante é indigesta para la generalidad, no deja de tener bellezas sin cuento al
escudriñar el arcano misterioso de nuestro organismo.
Allá por el año 1878, cuando apenas habia abandonado el Dr. Gimeno el
suelo que le vio nacer, causaban la admiración del Madrid científico los artícu-
los que sobre El habitante de la sangre trazó con mano maestra en las colum-
nas de El Genio médico; artículos que, cual su libro de hoy, nacieron de un en-
sueño tenido al dormirse de fatiga en presencia de una preparación microscópi-
ca, como declara en ja introducción de su novela.
Ahora ha completado aquellos trabajos, y nos presenta una historia fantásti-
ca del glóbulo rojo, basada en datos rigurosamente científicos.
La trama de la novela, llena de curiosísimos episodios, no puede ser más in-
geniosa: leucocito, glóbulo blanco de la sangre, nace á orillas de la carótida, don-
de Qowoze Á hematies , glóbulo. rojo y compañero de aventuras; penetran en un
vaso linfático del cuello y llegan á la ciudad (ganglio), donde se unen á epitclica
ó célula de epitelio; en una vena se verifica el terrible duelo en que sucumben
hematíes y cancerosa (célula del cáncer), los sobrevivientes atraviesan la antesa-
la del corazón (aurículas) y el salón de columnas (ventrículos), y rodeados de
sangre azul — que es la peor de las sangres, — siguen el curso de la arteria pulmo-
nar hasta llegar á estos órganos; un golpe de tos hace que el primitivo leucocito
salga á la boca en un esputo y vaya á parar al estómago, donde presencia una
asamblea de los alimentos; entabla amistosas relaciones con una gota de agua, y
es testigo, en el duodeno, de la muerte de cierta enorme tenia ó solitaria por el
veneno del kuso. Absorbido nuevamente por las venas que van al hígado, des-
cubre los secretos del organismo, desde la fecundación en la matriz hasta el
pensamiento en el cerebro, concluyendo por alimentar un cáncer, tras de cuya
estirpacion fué á parar á la platina del microscopio, para convertirse al fin en
polvo mineral... y dar pávulo á la fogosa imaginación del Dr. Gimeno, que pone
así al alcance de todos las mil y una maravillosas trasformaciones del glóbulo
(1) Este libro, publicado para regalarlo á los suscvitores del periódico Xa Crónlia Medica, forma
un tomo en 8.", de 282 páginas, y se vende á 10 rs.
bibliografLv V'alenciaxa. 477
rojo, de pequenez incomprensible; — pues caben 1.000,000 de ellos en la sangre
pegada á la punta de un alfiler; — pero de estructura tan complicada, que encier-
ra, á no dudarlo, el secreto de la nutrición animal.
Tal es la historia del Habitante de la sangre, tal es el pensamiento de
la bella producción de Amalio Gimeno. No es bastante este breve resumen
para dar á conocer sus encantos; se necesita leer el libro con la detención de
quien .estudia, cosa tanto más fácil, cuanto que el deleite que proporciona ex-
cluye de todo punto la fatiga. Pocas veces, como ahora, ha conseguido su autor
el doble propósito de instruir deleitando, porque lo que el libro tiene de esen-
cia es verdad, y lo que tiene de literatura es hermoso.
La obra del Sr. Gimeno está destinada á tener gran aceptación, así en
el mundo científico como en el mundo literario. Dentro de pocos dias el Habi-
tante de la sangre, traducido al francés por un distinguido profesor de aquella
nación, entrará á formar parte de esas corrientes generales de la inteligencia de
que, para nosotros, parecen valla insuperable los Pirineos.
La segunda parte de esta publicación, ó sea La estética en las ciencias me-
dicas, contiene seis capítulos. Con el epígrafe de Fallida mors, analiza, en ga-
lanos y poéticos períodos, la importancia de la anatomía, base de la medicina,
cuyo estudio tropezó con tantas dificultades para verse libre de trabas. En El
campo del microscopio señala las maravillas de este aparato delator de lo infini-
tamente pequeño; elevando luego el ánimo hasta el conocimiento del universo
y de Dios, porque los ojos de la razón en el médico ilustrado, señalan la exis-
tencia del Supremo Hacedor, mejor que suelen hacerlo los ojos vendados por
el fanatismo de cualquiera clase.
El capítulo titulado El f ando de la retorta, sirve al Dr. Gimeno para de-
mostrar que, de las oscuras tradiciones de la alquimia y la astrología, nacieron
la astronomía y la química, con sus necesarios adelantos en medicina. En La ley
de la vida y La ley de la muerte, pinta el autor achnirablemente las metamor-
fosis de la materia, que formando el hombre, vuelve más tarde á la tierra de
que procedía; y en La hnmafiidad, dibuja la figura serena y noble del médico,
héroe oscuro, mártir ignorado que, á trueque de todos los riesgos, enjuga las
lágrimas del enfermo y mitiga sus dolores.
* *
GüI A DE TIERRA SANTA, y relato de la peregrinación general españo-
la Á los santos lugares en Octubre de i88i, por D. M.\nual Polo y Pevro-
uys., peregrino. — Palma. Tipof. Católica-Balear. 1S82 (l).
Ño cabe, en rigor, esta obra en el catálogo que mensualmente publi-
camos con el título de Bibliografii valenciana. Comprendemos en él los li-
bros impresos en Valencia, y los escritos por autores valencianos, aunque se
den á la estampa en otra parte; y ni el autor de la presente obra es natural de
las provincias valencianas, ni en ellas se ha estampado el libro. Pero, por una
parte, del Sr. Polo y Peyrolon, digno catedrático de nuestro Instituto provin-
cial, puede decirse que ha recibido ya carta de naturaleza en la república lite-
raria de Valencia, y por otra parte, á su libro, aquí escrito, no puede negarse
que" tiene, por este motivo, algo de valenciano. Por eso vamos á ocuparnos de él.
El Sr. Polo fomió parte de una peregrinación de católicos, que, partiendo
de Barcelona el 26 de Setiembre de 1881, á bordo del vapor Santiago, condu-
(1) Un tomo de 424 págs., en 8.°: precio 2'50 pesetas.
478 REVISTA DE VALENCIA.
ciendo ciento cinco devotos viajeros, visitó los lugares santificados por las es-
cenas de la Redención, regresando á España el 3o del siguiente Octubre.
Este interesante viaje relata el Sr. Polo, con lenguaje casi siempre conmo-
vido, por la emoción que el verdadero cristiano experimenta en presencia de los
sitios que le recuerdan los misterios más sublimes de la religión. Muchas des-
cripciones de la Tierra Santa se han escrito, antes y después del famoso Itinerario
de París ii Jerusalen, del vizconde de Chateaubriand; pero esta materia siempre
ofrece interés. El libro del Sr. Polo no carece de él, ni aimpara los que han leido
las brillantes descripciones del autor del Genio del cristianismo, y las que hizo des-
pués en su poético viaje á Oriente el inspirado Lamartine; por lo menos, ofrece
el aliciente de darnos á conocer el estado actual de aquellos paises. Jaffa, Ra-
ma, Jerusalen (cuyos monumentos, antigüedades y alrededores describe minu-
ciosamentej, Bretánia, Gericó, el Jordán, el Mar Muerto, Belén, Nazaret, Tibe-
riadas, el Monte Tabor, el Carmelo y otros lugares que todos tenemos presen-
tes en la imaginación, nos lo describe el autor de este libro con tanta claridad
como exactitud. No hay que decir, pues, si será interesante su lectura.
*
FOLLETO ESCRITO para justificar que la Bandera que pusieron los
MOROS, para señal, en la torre de Ali-Bufat, no es la Real Bandera del
Ejército Conquistador de Valencia, por D. Rafael Vives Azpiroz. — Valen-
cia. Impr. de Jiian Guix. 1882 (l).
El autor de este opúsculo es un valenciano amante celoso de las glorias de
su patria, que con motivo de las discusiones á que dio lugar la Señera de Va-
lencia, llevada á Madrid para las fiestas del centenario de Calderón, y de los
artículos que en esta Revista ha dedicado el Sr. Torres á dicha Señera y al Pen-
dón de la Conquista, se ha propuesto aclarar la verdadera significación y pro-
cedencia de las históricas banderas conservadas en el Archivo de la ciudad.
Estas banderas son tres:
1.' La Bandera llamada de la Conquista.
Esto es, la que como señal tremoló en la torre de Ali-Bufat.
2.* El antiguo Pendón de la ciudad.
Que ya existia en tiempo de las Gemianías.
3." Y la Real Señera del ejército conquistador de Valencia.
La bandera de la Conquista y el antiguo Pendón de la Ciudad se conservan
dentro de dos pirámides de cristal, colocadas una enfrente de la otra.
La Real Señera, dentro de un baúl de baqueta, juntamente con la espada
del rey D. Jaime, y las dos llaves doradas, que en señal de pleitesía se le entre-
garon al Rey D. Felipe V á su entrada en esta ciudad.
* *
HISTORIA DE ESPAÑA. Resumen de las explicaciones de un curso de
Historia de España, por D. Jóse Sanz Bremon, catedrático del Instituto de Cas-
tellón.— Valencia. Impr. de M. Alafre. 18S2 (2)
Escribir un compendio histórico parece cosa fácil, y en verdad es, no fácil,
sino facilísima escribirlo de cualquier modo. Pero hacer un buen compendio de
(1) Un folleto, de 22 p.í«s. en 4.°, que el autor no h.i puesto í\ la venta.
(2) Untoin)en8.° prolongado, de 312 pags., que se vende en las principales librerías.
Precio, 4 pesetas.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA. 479
cualquiera historia, es empresa por demás dificultosa. Hay que decir mucho en
pocas palabras, y no caer en el común defecto de dar una árida é incorrecta
relación de nombres propios, de fechas y lugares, difíciles de retener en la
memoria. El secreto de hacer un buen compendio histórico estriba en saber
elegir los sucesos culminantes, relatándolos de manera que se comprendan
bien sus conexiones.
De la historia patria se han hecho muchos compendios, para uso de las es-
cuelas, institutos y otros centros de enseñanzas; casi todos son muy malos. El
que acaba de publicar el Sr. Sanz Bremon, nos ha parecido bastante aceptable.
Compréndese, solamente, con hojearlo, que el autor conoce bien la Historia de
España como se estudia hoy dia. El método y las divisiones de su compendio
son lógicos y acertados, y á la relación de los sucesos, añade algunas indica-
ciones sobre el estado social y la cultura de las diferentes edades á que se re-
fiere su trabajo. Creemos, pues, que llenará bien su objeto, y felicitamos por
ello ásu modesto y laborioso autor.
novísima legislación del impuesto de derechos rea-
les Y trasmisión de bienes, VIGENTE DESDE 1.° DE Enero de 1882,
por el Dr. D. José María Ros y Biosca, abogado del Estado. Editor, D. Pas-
cual Aguilar. — Valencia. Iinpr. de la viuda de Ayoldi. JSS2 (ij.
Este es un libro de utilidad práctica para los que necesitan enterarse del ramo
de la legislación á que se refiere. Comienza su autor por una introducción histó-
rica, en la que traza á grandes rasgos la naturaleza económica del impuesto,
causas de su origen, modificaciones que ha sufrido, haciendo un extenso y deta-
llado resumen de su legislación.
Sigue luego la ley deSi de Diciembre de 1881 reformando dicho impuesto, y
el real decreto creando el cuerpo especial de Liquidadores, de conformidad con
la misma ley.
Viene después el reglamento para la realización y administración del impues-
to, en el que se han intercalado epígrafes que facilitan grandemente su consulta,
cuyos artículos están anotados con las resoluciones de la Dirección general, y
con las doctrinas de derecho necesarias para el conocimiento y alcance de sus
disposiciones.
Al reglamento oficial acompaña la tariia, que comprende los actos y contra-
tos sujetos al impuesto, desde i." de Agosto de 1845 hasta la reforma introdu-
cida por la ley de 3l de Diciembre de 1881.
Termina la obra con una colección de formularios, muy útil, porque pone al
alcance de todos el conocimiento de los expedientes á que dá lugar dicho regla ■
mentó, y por consiguiente la manera práctica de ejercer los derechos y cumplir
las obligaciones que el mismo impone, y tiende á facilitar y uniformar la tramita-
ción de aquellos.
novísimo manual del secretario de ayuntamiento, />í7r
Rodolfo Sánchez Rodríguez, ex-secretario de Ayuntamiento. — Valencia. Im-
prenta de la viuda de Ayoldi. 1882 (2).
Esta obrita, dedicada á los secretarios, alcaldes y jueces municipales, con-
(1) Forma esta obra un tomo de 409 páginas en 8.°, esmeradamente impreso; y se vende
en casa de su editor, Caballeros 1, al precio de una peseta.
(2) Un tomito en 8.°, de 160 págs., que se vende á 4 rs. en la librería de Pascual Aguilar,
480 REVISTA DE VALENCIA.
tiene una guia de los servicios periódicos y de mayor interés, con un extracto
de las leyes y reglamentos relativos á la renta del sello y timbre del Estado,
subsidio industrial, cédulas personales, consumos, quintas, elecciones, pósitos,
suministros, guardería rural, cobranza de débitos á la Hacienda, bagajes, mon-
das y otras disposiciones interesantes.
Esta ligera compilación puede prestar, pues, alguna utilidad á los secretarios
de ayuntamientos y otros agentes administrativos.
ESTABLECIMIENTO BALXEOTERÁPICO DE SANTA ANA, por Don
Miguel Zapater, médico-director del misino. — Valencia. Imprenta de la viuda de
Ayoldi, 1882 (1).
Esta publicación es una monografía completa de los baños de Santa Ana, y
á la vez una guia para el bañista. En ella se describe el establecimiento y su si-
tuación topográfica, se consigna el análisis de las aguas, se habla extensamente
de las enfermedades á que son aplicables, se determina su tratamiento, y se dan
otras noticias de interés para los enfermos.
TRES ABELLES DE COLMENA, comedu. bilingüe, de costumbres valen-
ciajias, en 7m acto y en verso, por D. Antonio Roig y Sivera. — Gandía, hnpr. de
la viuda de Jaci^ito Orts. 1882 (2).
Esta pieza cómica, que según dice el mismo autor, pertenece al género
labriego, es decir, que pinta los tipos y costumbres de nuestros labradores, fué
estrenada con muy buen éxito, según ya digimos, en el teatro de la calle de
Ruzafa, el dia 1 ." de Febrero último.
Plácenos que lleve su publicación el nombre de Gandía. Esto indica la cre-
ciente cultura de las poblaciones valencianas, en las que se vá generalizando el
elemento civilizador de la imprenta.
[1; Un folleto de 2Spags., en folio, con la vista del establecimiento en lámina litograñada.
(2; Un folleto, en 4.°, de 28 pñgs., sin indicación de precio.
Valencia. Imprenta de Domenech, Mar, 48. — 1882.
REMSTA DE VALENCIA.
1." Octubre de 1882.
BREVES APUNTES HISTÓRICOS
DE LA ORDEN CARMECITANA Y DE SUS CONVENTOS EN VALENCIA,
A mi queridísimo amigo el Sr. Vizconde de Bétera, etc., etc.
Por los años 926 antes de J. C, hallándose el Profeta San Elias orando so-
bre la cumbre del monte Carmelo, para que acabase una terrible sequía con que
Dios castigaba al pueblo de Israel, vio elevarse desde el mar ima pequeña nube-
cilla, que, á la vez que le anunciaba el agua deseada, le representó también á la
Santísima Virgen, manantial inagotable que, con sus dones, habia de fecundar
aquel sagrado monte. Poco tiempo después, en aquel mismo sitio, erigió, segini
tradición de sus discípulos, una especie de colegio ó comunidad, en obsequio á la
Reina de los Angeles, donde fuese alabado su santo nombre, y de esta suerte
dejó fundado el que podríamos llamar primer monasterio de la Orden Carme-
litana.
Habia el Santo Profeta, por mandato de Dios , ungido sucesor suyo á
Elíseo, hijo de Saphat, de la ciudad de Abelmeula, en la tribu de Manases, y de
santidad tan grande, que se le considera igual á los ángeles. Este, pues, que-
dó encargado del gobierno de la Orden, cuando doce años después de instituida
fué arrebatado su Maestro.
San Jerc'mimo, San Isidoro y otros muchos autores están conformes en con-
siderar á Elias y Elíseo como fundadores del monaquismo en el Antiguo Tes-
tamento, así como, en el Nuevo, proclaman como primeros propagadores de es-
tos institutos, á San Juan Bautista, San Pablo y San Antonio. El P. Francisco
482 REVISTA DE VALENCIA.
Suarez, de la Compañía de Jesús, dice que '"es muy antigua y recibida tradi-
"cion, que la religión del Carmen trae su origen desde el tiempo de los Apósto-
"les, y señaladamente desde que la instituyó San Elias en el Carmelo, de quien
"tomó su nombre, la cual tradición tenemos nosotros por verdadera.,, Así lo
han declarado también por sus Bulas muchos Pontífices, hasta Benedicto XIII,
que por Breve expedido en I725i ^ petición de la Orden, mandó colocar en el
Vaticano, entre las de los demás fundadores y Patriarcas, la estatua de San Elias,
á la cual se puso una inscripción que dice: Universus Carme litarwn Ordo Fnn-
datorisuo Sancto Elitz Propheta; erexit anno t-j2-j.
Gran impulso recibió esta institución bajo el gobierno del diligente Elíseo, y
habiendo aumentado considerablemente el número de aquellos rehgiosos, pidie-
ron al sucesor de San Elias que les permitiese pasar el Jordán y hacerse habita-
ción, cortando cada uno de la selva la madera que necesitase, á lo cual accedió
el Santo. A los 65 años de estar al frente de la Orden y 107 de edad, enfermó
Elíseo, y después de haber recibido la visita del rey Joas, murió y fué enterrado
ea Samaría. Sus huesos, que posteriormente se juntaron con los de Abdías y San
Juan Bautista, fueron sacados y quemados por Juliano el Apóstata, año 362,
según afirman SanEpifanio, Cap. 15. San Jerónimo, Epist. 27 y otros. Recogidas
estas sagradas cenizas por los cristianos, las colocaron en Jerusalen, y desde
allí fueron trasladadas más tarde á Smirna y después á Genova. La cabeza fué
llevada á Ravena, y se conserva con gran veneración en la iglesia de S. Apoli-
nar (1).
Renunciamos á referir quiénes fueron los sucesores de Elíseo, por conside-
rarlo fuera de nuestro objeto, que se reduce á consignar ligeras noticias de la Or-
den, y pasar luego una rápida ojeada sobre los conventos Carmelitas de Valencia.
Pocos años después de la Pasión y Muerte del Redentor, los religiosos del
Carmelo levantaron una capilla en un lado del monte, junto á la fuente de San
Elias, donde se juntaban todos los dias para cantar las alabanzas y dirigir sus
¡¡reces á la Madre de Dios; siendo de este modo aquellos monjes los primeros
que edificaron un oratorio en honra de la Santísima Virgen.
En el año 3l0 de nuestra era, dejó el nombre ó título de Orden profético
que hasta entonces había tenido, para tomar los que la profesaban, el de Eremi-
tas ó Zenobítas, que les dio San Speridion; y hacia el 412, S. Caprasio, prior del
Monte Carmelo, recibió de su maestro el Patriarca Juan Silvano la regla á que
debían sujetarse los religiosos. De tal suerte se iban extendiendo aquellos,
que según refiere el jurisconsulto Carlos Tapia, "En tiempo de Constantino
"Magno, tenia dicha Orden cuatro provincias, una en Tierra-Santa, otra en The-
(1) García Calahorra.- -Breve Coiiip. del orig. y antigüedad de la S<i,s;r. reí. del Carmen. — Ma-
drid.— M. Martin, 1766. — 4.°
BREVES APUNTES HISTÓRICOS. • 488
"baida, otra en Chipre y otra en Egipto; y Santa Elena les fundó dos Conven-
"tos, uno en el Monte-Carmelo y otro de monjas en Jerusalen, llamado del
"Santo Sepulcro.,,
No faltaron para los monjes del Carmen persecuciones y martirios en los
tiempos en que cruelmente se castigaba á los que profesaban la religión del Cru-
cificado. Y para dar una idea del gran número de los que perecieron por su fé,
bastará consignar que, según refiere el P. Calahorra, fueron más de treinta mil
los víctimas del furor de Omár, por los años óSg. Para distinguirlos, les obligó
á llevar capas listadas, en vez de las blancas que antes usaban, y así continuaron
hasta que, hacia 1287, consiguieron del Papa Honorio IV el restablecimiento de
las antiguas.
A pesar de los muchos trabajos que padecieron los religiosos durante el largo
período que los enemigos de la Cruz ocuparon la primera vez la Palestina, nun-
ca desampararon el Monte Carmelo, cuna de su instituto, y consta que desde
allí vinieron á Italia en 743 los eremitas Ginés, Basilides y cinco compañeros
más para fundar los conventos de Florencia, Sena y Pisa.
Después de la conquista de Tierra-Santa por Godofredo de Bouillon en
1099, San Bertoldo de Malefaida, Doctor Parisiense, cjue habia ido con el ejér-
cito cristiano para visitar los Santos Lugares, marchó al Monte Carmelo, y con
el consentimiento y voluntad de todos los monjes, fué elegido General de la Or-
den por Aimerico, Patriarca de Antioquía y Legado que era del Papa. Tuvo
lugar esta elección 2067 años después de instituida la religión Carmelitana por
San Elias, y 70 antes de que Santo Domingo y San Francisco fundaran las su-
yas; si bien éstas, por la circunstancia de haber sido confirmadas por Bula Pon-
tificia en 1224, ó sea dos años antes que aquella, y por el Privilegio de preceden-
cia que les concedió San Pió V, tienen el derecho de primacía.
A San Bertoldo sucedió en el Generalato, San Brocardo, natural de Jerusalen,
el cual recibió en 1209 de San Alberto, Patriarca de aquella ciudad, la segunda
regla, que este habia recopilado, con mejor forma y método, de la del Patriarca
Juan, y es la que, confirmada por Bula de Honorio III en 1226, fué luego mitigada
por Inocencio IV, Eugenio IV y Pió II. La fecha en que Inocencio IV concedió
licencia á los Carmelitas y Agustinos para fundar y vivir en poblado, como las
demás religiones, fué el año 1248, y desde entonces adquirieron el carácter de
mendicantes, dejando el de eremitas que antes tuvieron. De aquí nace el que
entre estas dos órdenes se atienda para la primacía á la mayor antigüedad de la
fundación de los conventos, y cuando esta es dudosa, como sucede en Valencia,
surgen cuestiones y pleitos que en esta ciudad se transigieron, conviniendo am-
bas partes en que turnarían por años en la precedencia. En Barcelona iban in-
terpolados unos y otros.
La religión carmelitana ha tenido también desde muy antiguo, como otros
484 ' REVISTA DE VALENCIA.
institutos religiosos, su llamada Orden Tercera, en la que siempre han figurado
piadosísimas personas que, sin sujetarse á la vida monástica, han observado en
lo posible la Regla, con libre voluntad en unos casos, y en otros mediante ciertos
votos, viniendo á constituirse en un estado intermedio entre los seglares y los
monjes. Ignórase la fecha en que tuvo principio esta Tercera Orden, pero es
opinión muy generalizada la de que existia mucho antes de que fuese apro-
bada por los Pontífices Nicolás V en 7 de Octubre de 1452, y Sixto IV en 1476.
Acerca del origen del escapulario, que usan tanto los religiosos como los devo-
tos del Carmen, conocido es el suceso que los historiadores refieren. Según
ellos, lo recibió en 1251 San Simón Stock, sexto general de la Orden, hallándose
en oración, de manos de la Santísima \"írgen, concediéndole la gracia de que
los Carmelitas que muriesen con él no se condenarían.
A mediados del siglo XIII introdujéronse en España aquellos religiosos, y en
el trascurso de pocos años fundaron los primeros conventos de Toledo, Huesca,
Paralada, Sangüesa, Lérida y Valencia, que incorporados á los de Aquitania,
se erigieron en provincia de este nombre; pero habiéndose fundado poco después
los de Zaragoza, Barcelona y Gerona, se separaron en 1297 de los de Aqui-
tania, y se erigió la provincia de España que se llamó así por comprender to-
dos los que en ella había. Posteriormente fué aumentando el número de los con-
ventos y creándose nuevas provincias, siendo la última que se erigió la de An-
dalucía en 1508.
Y omitiendo, por las razones arriba expuestas, la serie de Generales que
ha tenido la religión de que nos ocupamos, mencionaremos únicamente, ade-
más de los ya citados , al P. Fray Juan Bautista Rossi ó Rúbeo , como él
mismo escribía latinizando su apellido , que fué electo para dicho cargo
en el Capítulo celebrado en Roma el año 1564, y que pasó luego á Es-
paña, donde presidió dos Capítulos Provinciales, y favoreció en gran manera á
la Seráfica madre Teresa de Jesús, gloria de las letras, y Santa reformadora de
su Orden. A él cupo la suerte de aprobar en 156Ó las primitivas Constituciones
que con facultades Apostólicas concedidas por el Pontífice Pío IV en 1545,
había escrito poco antes la Santa, y por las cuales se rigieron los conventos
de Carmelitas Descalzos, hasta que se modificaron en el Capítulo Provincial
celebrado en Alcalá de Henares el año 1581 (l). Fechada en Avila á 27 de
Abril de 1567 se halla la Patente con que el P. Rúbeo autorizó á Santa Tere-
sa, para "que pueda tomar y recibir casas, iglesias, sitios y lugares en cada
"parte de Castilla, en nombre de nuestra Orden, para hacer monasterios de mon-
(l) Estas primitivas Constituciones se publicaron por primera vez en la Bib. de AA. Espa-
ñoles de Rivadeneyra. — Obras de Santa Teresa. — Edición dirigida y anotada por D. Vicente
Lafuentc.
BREVES APUNTES HISTÓRICOS. 485
"jas Carmelitas debajo de nuestra inmediata obediencia.,, Y para ampliar
más las atribuciones de la Santa fundadora, expidió el mismo P. Rúbeo nueva
Patente en Madrid, á l6 de Mayo de aquel año, en la cual declara que su licen-
cia se entiende de toda Castilla "Nueva y Vieja,,, y además la autoriza "para
"que puedan ir con ella algunas monjas, las que quisieren ir con la nuestra hija
"Teresa. „
Las razones en que la Santa apoyaba su deseo de reformar la Regla, nos las
revela ella misma en el libro de su Vida, cap. xxxii, donde dice: "Pensaba, qué
"podría hacer por Dios, y pensé, quo lo primero era seguir el llamamiento que
"su Magestad me habia hecho á la Religión, guardando mi regla con la mayor
"perfecion que pudiese: y aunque en la casa donde estaba habia muchas sier-
"vas de Dios, y era harto servido en ella, á causa de tener gran necesidad,
"salían las monjas muchas veces á partes, adonde con toda honestidad y religión
"podíamos estar: y también no estaba fundada en su primer rigor la regla,
"sino guardábase conforme á lo que en toda la Orden, que es con Bula de re-
"laxación, y también otros inconvenientes, que me parecía á nn' tenia mucho re-
"galo, por ser la casa grande y deleitosa...,,
Empezó, pues, la Santa á tratar con una íntima amiga suya los medios para
realizar la reforma que proyectaba y para dotar con rentas suficientes á la nueva
fundación. Grandes fueron las contrariedades y tenaz la oposición que por parte
de sus mismas compañeras tuvo que sufrir, hasta el punto de que el P. Provin-
cial, que antes la apoyaba, mudó de parecer y llegó á oponerse á la reforma, di-
ciendo que las rentas con que contaban eran pocas é inseguras, y la contradic-
ción mucha. Su mismo confesor la escribió para que desistiese de su propósito,
lo cual la produjo más pena que todo cuanto hasta entonces habia sufrido, pero
obedeció el mandato, y durante cinco ó seis meses no entendió ni habló de este
negocio, según ella mismía refiere. Después de este tiempo, y habiendo cam-
biado de Rector el Colegio, obtuvo nuevamente de su Confesor licencia para
procurar la reforma, y alentada siempre por la revelación divina y con voluntad
sobrehumana, consiguió fundar el primer monasterio de la Descalcez, que se lla-
mó de San José, en Avila. Siguieron á este el de Medina del Campo, Malagon
y Valladolid, desde donde envió con licencias y patente del General, al Santo
Fr. Juan de la Cruz, para que fundara un convento de frailes Descalzos en Du-
ruelo. Con incansable actividad fundó después los monasterios de Toledo, Pas-
trana. Salamanca, Alba, Segovia, Veas y Sevilla, y desde allí envió á fundar ej
de Caravaca; siguieron después las fundaciones de la Santa en Villanueva de la
Jara, Palencia y Soria, desde donde envió á fundar el de Granada, y últimamente
erigió el de Burgos, en el que se dijo la primera misa el 19 de Abril de 1582)
pocos meses antes de morir la Santa.
En 1Ó09 dividióse en dos la provincia religiosa de Castilla, que antes coni-
486 REVISTA DE VALENCIA.
prendía la Nueva y la Vieja, pero volvieron á reunirse en el Capítulo celebrado
en Valladolid el año 1642.
Consignadas estas brevísimas noticias histi^-icas de la Orden, pasamos á in-
dicar también rápidamente algunas, acerca de sus conventos en esta ciudad.
Convento del Carmen. — Valencia fué, como hemos dicho, una de las pri-
meras ciudades de España en que buscaron alojamiento los PP. Carmelitas, y
por privilegio del rey D. Pedro de Aragón, fechado el 17 de Noviembre de
I28r, que en extracto publicaron Esclapés y Garulo, consta la Real licencia
concedida al Prior y religiosos de Nuestra Señora del Carmen, "pera comprar
"cases y horts extramuros de Roteros, pera construir y reedificar nou convent
"eo habitado pera dit Prior y religiosos" (l).
Por donación que les hizo D. Iñigo Blasco á 15 de las kalendas de Diciem-
bre de aquel mismo año, adquirieron una casa y huerto en el referido barrio de
Roteros, y autorizados por el orivilegio del monarca compraron á SanciaLlopis
un patio y corral contiguos por precio de 190 sueldos. Instalados ya los frai-
les en estos edificios, eligieron Prior al P. Arnaldo de Bascher, y erigieron una
capilla bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen.
En el año 1288, no considerando aún suficiente el solar de que disponían
para la nueva construcción, suplicaron al rey D. Alfonso III que les autorízase
para adquirir más terrenos, á lo cual acedió aquél por privilegio del citado año.
Y por otro fechado á 3 de los idus de Abril de 12g8, á petición de ellos, les au-
torizó el iiiisiiio Rey, dice Ortiz, para adquirir bienes raices dentro y fuera de
esta ciudad, por valor de 5.000 sueldos, que sirvieran para patrimonio del con-
vento. Es evidente la equivocación de Ortíz al atribuir á D. Alfonso un privi-
legio fechado en 1298, siendo así que habia muerto en 18 de Junio de 1291.
Debió ser, pues, D. Jaime II quien lo concediera, y autorizados por él, compraron
otros dos huertos en el barrio de Roteros, perdonándoles el monarca, por privi-
legio de 27 de Marzo de 1298, los derechos que por razón de estas compras
debían pagar al Erario.
Para evitar las molestias y los entorpecimientos que ocasionaban á la obra
el tránsito de gentes por una calle y huerto lindantes con el convento, solicita-
ron y obtuvieron del mismo rey licencia para cerrarlo; y con los donativos y
mandas de los particulares pudieron continuar la edificación. El 18 de Noviembre
de 1343 consagróse la capilla de la Virgen por D. Jaime Cigó, Obispo de Lé-
rida, con comisión del que lo era de esta ciudad D. Ramón Gastón. En dicha
(1) D. José Mariano Ortiz, en su Carla en que se dá noticia di algunas antigüedades del Real Con-
vento de Nuestra Señora del Cór«í«.— Valencia.— Orga.—M.DCC.LXXIX, y el señor marqués de
Cruilles en su excelente Guia Urbana de Valencia, al referirse á este documento, dicen que autorizaba
á los PP. para edificar en vez de reedificar, que es el verbo que en aquel se usa, según Esclapes, y
:jue hace suponer la existencia del convento con anterioridad á la fecha de su concesión.
BREVES APUNTES HISTÓRICOS. 487
capilla se colocó una cédula en pergamino, que después se encontró y tuvo la
ocurrencia de publicar en forma de romance, D. José María Ortiz en el folleto
de que hemos hecho mención.
Por privilegio de D. Pedro IV, en 1346 pudiéronlos frailes adquirir censos
eiifitéuticos en capital de 2.000 sueldos de renta al año; y por el que les con-
cedió en 1348 se apropiáronla calle cerrada que habia junto al Convento. En
l36g extendióse más el edificio, reformándose su primitiva planta, también con
privilegio del mismo rey, que además dispuso aquel año, que en adelante los
escribanos de la ciudad se congregasen en el Convento el dia de S. Lúeas, para
tratar de sus asuntos y comer con los PP.; y que hubieran de celebrar dos ani-
versarios perpetuos los dias de Lunes Santo y 29 de Diciembre, alternativamen-
te, entre los conventos de Predicadores, San Francisco, El Carmen y San Agus-
tín, con retribución de 50 sueldos cada uno.
En 20 de Febrero de 1394, el rey D. Juan I de Aragón concedió al con-
vento facultad para subrogar, trocar y adquirir bienes raices en capital de 400
sueldos.
Fué gran favorecedor de este monasterio, y costeó el altar mayor de su
iglesia D. Rodrigo Diaz de Aux, Gobernador General del reino, por lo cual, en
1474, le autorizó el P. Prior para que fijara allí sus armas ó blasones y para que
hieran sepultados en su iglesia él y sus sucesores.
El archivo del convento hallabas? situado en el claustro bajo, y en la terri-
ble inundación que causó el Túria el domingo 27 de Setiembre de 1517, pene-
traron las aguas en aquel, mojando y destniyendo los importantes documentos
que allí se giiardaban.
Renovóse la iglesia en 1655, y en su fachada se supone que trabajaron Rai-
mundo y Julio Capuz, bajo la dirección del P. Fr. Gaspar Sanmartí, religioso de
este convento, pero Pons cree que es obra de algún discípulo de Muñoz.
Entre los muchos hijos ilustres que ha tenido esta Santa Casa se encuen-
tran D. Fr. Pedro Olginat de Médicis, Obispo electo de Orihuela, D. Fr. Anas-
tasio Vives de Rocamora, Obispo de Segorbe, D. Fr. Andrés Capero, Obispo
de Lugo y después de Teruel, y el M. Fr. Miguel Alfonso de Carranza, Provin-
cial de la de Aragón, Vicario general de su orden en España, y fundador del
convento de Xátiva y de otro jutUo á Silla. Murió, según dice Escolano,
en 1606.
Al suprimirse este convento en l83ó, la Academia de S. Carlos pidió quel
se destinara para Museo provincial de pinturas, y allí quedó instalado este
desde aquella fecha. De la iglesia tomó posesión en 1841 el Reverendo Clero
de Santa Cruz, cuya parroquial es hoy.
— La En-carnacion. — A principios del siglo XVI, en 1502, segim Escolano,
ó en el año anterior, segiui Esclapés y otros autores, el P. Fr. Luis Mercader,
488 REVISTA DE VALENXIA.
Prior de la Cartuja de Yaldecrist, y el M. Fr. Pedro Estanya, (Esteban le apelli-
dan Esclapés y Gando) fundaron en esta ciudad el convento de Carmelitas
calzadas de la Encarnación, en el sitio que hoy ocupa, junto á la plaza de su
nombre. Posteriormente fué ensanchado y mejorado por el Obispo de Se-
gorbe D. Jofré de Borja, y en la capilla de la Comunión de su iglesia están se-
pultados D. Jaime Tafalla y Doña Marcela Soler de Tafalla^ que fallecieron en
1629, y que, según expresa la inscripción latina de su lápida, sirvió con celo á
los pobres enfermos del Hospital.
— Santa Ana. — El rey Don Jaime el Conquistador asignó por los
años 1289 una casa frente al morro de la ciudad, para que la ocupase cierta
hermandad de mujeres, llamada de Santa Ana, de la cual no se tiene más noti-
cia hasta que por escritura otorgada en 7 de Noviembre de 1514, ante Juan
Arbeca, las beatas de la Tercera Orden del Carmen compraron á Juan Esteve,
mercader, por precio de 60 libras, una casa contigua á dicho recogimiento, y allí
erigieron una pequeña iglesia y establecieron un Beaterío que, en 1564, se con-
virtió en clausura, á ruego de las mismas beatas, pasando Sor Isabel Sanchis,
del Convento de la Encarnación, á ordenar esta nueva fundación de su Orden,
con la advocación de Santa x\na; lo cual consta por escritura otorgada por el
clero parroquial de San Lorenzo y la nombrada Sor Isabel Sanchis. Xo contando
esta con recursos bastantes para sostener el Convento, lo puso en 5 de Julio de
1580, bajo el amparo del Patriarca D. Juan de Ribera, que se hizo cargo de él,
concediéndole la protección que necesitaba.
En 12 de Febrero de 1887, se traslararon las monjas de este Convento al de
la Encarnación, y el edificio destinóse para casa-galera ó correccional de muje-
res, hasta que derribado hace pocos años compró su solar D. José Soriano Pla-
cent, y en él ha edificado dos bonitas casas.
— San José. — Consideramos este convento el primero que hubo en Va-
lencia de la regla refomiada por Santa Teresa. Escolano (l) afimia que se
fundó en 1588, mientras que el llamado de San Felipe no tuvo principio, segim
el mismo autor, hasta el siguiente año. Ignoramos, pues, las razones en que se
apoya nuestro respetado amigo el erudito autor de la Guia Urbana de Valencia,
para conceder la primacía de la Descalcez en esta ciudad al convento de San
Felipe.
El sitio en que primero se estableció el de que ahora tratamos , fué en
un local muy próximo á la parroquia de S. Andrés, pero en 1609 se trasladaron
las monjas al monasterio que hoy ocupan en la plaza del Portal Nuevo.
El citado Escolano dice que vinieron de JSIadrid los fundadores de esta Casa,
y esto nos parece más probable, tratándose de implantar una nueva regla, que lo
(1) Dec. de la Hist. de Val. T.° I., col. 971. (Edic. ant.)
BREVES APUNTES mSTORICOS. 489
que refieren Esclapés y otros autores, de que para su fundación salieron del con-
vento de San Cristóbal Sor Juana de San José, Sor Magdalena de San Cristó-
bal y Sor Juana Cisternes.
— San Felipe. — Casi todos los autores convienen en que la fecha de su fun-
dación fué el año 1589, y para ello vinieron también de Madrid algunos Padres.
El sitio donde primero se estableció, dice Fuster y Membrado (l) que fué de-
lante del convento de San Agustín, casa en la que, cuando él escribía, habitaba
Ensebio Mocholí, y creemos fuera una de las que se designan en la Guia Urbana.
A los pocos años, gracias á un donativo que les hizo D. Joaquín Roca de la
Serna, Regente de la Audiencia, pudieron trasladarse de casa y pasaron á la calle
de Cuarte, extramuros, ganando en comodidad y anchuras. En 4 de Octubre de
1626 trasladaron los PP. con gran solemnidad el Santísimo Sacramento desde la
iglesia antigua á la nueva. Este convento existia aún demarcado con el núm. i
de dicha calle en 1825, al publicarse una Guia de la ciudad, titulada Valencia
en la mano. Posteriormente fué demolido, y en su lugar se edificaron casas (2).
— Corpus-Christi. — Este es el último de los de su Orden que se fundó
en Valencia, aunque no podemos fijar con exactitud la fecha en que tuvo
principio. Fuster y Membrado dice que fué en 1652, Esclapés afirma que en
21 de Noviembre de 1Ó82, y otros suponen que en 1684. Hallábase primero
este convento, extramuros de la ciudad, próximo á la puerta de Ruzafa y á la
derecha de la calle que conduce á dicho pueblo, hoy barrio de la ciudad; pero
por sus malas condiciones higiénicas tuvieron las religiosas necesidad de aban-
donarlo, y en 3o de Abril de lógS, según Esclapés, ó en 1699, según Fuster, se
trasladaron á otro que habian erigido frente al portal de la Corona. La primera
piedra para la nueva iglesia se colocó por el Arzobispo D. Juan Tomás de Ro-
caberti en 15 de Octubre de 16S7, pero debieron estar suspendidas las obras al-
gún tiempo ó hacerlas muy lentamente, puesto que el tantas veces citado Fus-
ter refiere que se terminaron en sus dias, y que dijo la primera misa el 15 de
Octubre de 173g, el limo. Sr. D. Andrés Mayoral, Arzobispo de la diócesis.
(1) Sucesos memorables de Valencia y su reino, tomo I, página 135. Obra inédita y cuyo m. s.
original y autógrafo conservamos en nuestra biblioteca.
(2) Muy próximo al local que últimamente ocupaba este convento, ó sea en la plaza que se
llamó de la Cals, hoy de Santa Úrsula, existia desde el siglo XVI un recogimiento de mujeres arre-
pentidas, llamado de Ntra. Sra. de la Misericordia, donde también se educaban algunas^niñas des-
amparadas. Vestian el hábito de la Tercera Orden del Carmen, y se regian por las Constituciones
que les dio su fundadora Juana Zucala, aprobadas por Julio III en 1552. ^Pero disuelta aquella
comunidad por el Patriarca D. Juan de Ribera, fundó en su mismo edificio un convento bajo la
advocación de Santa Úrsula, cuyas religiosas, si bien para su gobierno interior se rigen por las
Constituciones de Santa Teresa, son descalzas de San Agustín, y por esta razón no incluimos dicho
convento entre los de carmelitas de Valencia.
490 REVISTA DE VALENCIA.
siendo el predicador en aquella festividad el Dr. D. Vicente Gregori , Magistral
de la Metropolitana.
En 1823, con ocasión del segundo sitio puesto á la ciudad por las fuerzas
realistas de Bessieres, al entrar algunos milicianos en la iglesia de este con-
vento, encontraron abierta una escalera que conducia á un subterráneo donde
los sitiadores preparaban una mina. Salieron inmediatamente para advertir á
sus compañeros lo que habian visto, y regresando juntos á la iglesia encontra-
ron ya en ella á los enemigos. Entonces, dice un historiador de aquellos suce-
sos: "trabóse la pelea con tal encarnizamiento por la proximidad de los comba-
" tientes, que no pudiendo hacer uso de la pcílvora, lucharon á la bayoneta, á
"culatazos, á pedradas y hasta á brazo partido, logrando los milicianos, no
"obstante su menor nvimero, desalojar á los facciosos del edificio." A pesar de
las precauciones que en adelante se tomaron por aquella parte, los sitiadores
cargaron con grandes fuerzas, y las bombas destruyeron al fin la media naranja
de la iglesia y la parte alta de algunas paredes, que después hubieron de reedi-
ficarse.
En la actualidad, con motivo de estar próximo á cumplirse el tercer Cente-
nario de la muerte de Santa Teresa de Jesús, se preparan grandes fiestas en
todos los conventos existentes de la Orden Carmelitana, para tributarle las hon-
ras, que tan justamente merece por sus virtudes y saber, la Seráfica Doctora que
en el siglo se llamó Teresa Sánchez de Cepeda, Dávila y Ahumada.
J. E. Serrano y Morales.
SANTA TERESA.
ADRE Teresa, gravé
Siendo niño en mi memoria
La ingenua y sencilla historia
Que hizo de sí su mercé.
De mancebo la olvidé,
Creyendo mi pensamiento
Imaginado portento,
Sueño, quimera ó visión, '
Tanta noble aspiración
De un inmenso sentimiento.
Hoy, tras dilatados años
De lucha tenaz y ruda.
En que me ofreció la duda
Por laureles desengaños;
Hoy, entre errores y amaños
Que acibaran el vivir.
Veo una verdad lucir,
Y es, que como vos, entiendo
Que es fácil vivir muriendo
Del dolor de no morir.
Perdonadme, pues, Señora,
Si, orgulloso ó atrevido,
Lo que vos sentisteis, mido
Por lo que yo siento ahora.
Este afán que me devora
Por un bien que nunca empieza,
Lo expresó con más grandeza
Vuestra constante ansiedad
Que es, si no en intensidad,
Igual en naturaleza.
Por él conozco el dolor
De que estuvo esa alma llena.
Buscando un amor sin pena
Solo en el supremo amor;
El inextinguible ardor
Con que entre angustias y llanto
Marchabais tras el encanto
Que dá con solo un destello,
Lo infinitamente bello.
Lo infinitamente santo.
Conozco lo que es cruzar
El árido y triste suelo,
Llevando en la mente un cielo
Que no se puede alcanzar.
Sé lo que sufre al luchar
Contra el incierto destino,
De la vida en el camino,
Nuestro espíritu indefenso.
Tendiendo siempre á lo inmenso
Y amarrado á lo mezquino.
Sé que hay momentos, Señora,
En que tanto el llanto crece.
Que hasta llanto nos parece
El rocío de la aurora;
Queja del ave canora
El trino de su amor fiel;
El placer, ansia cruel,
Y toda verdad delirio,
402
REVISTA DE VALENCIA.
Y corona de martirio
La corona de laurel.
En tan suprema ocasión,
Si la fe no se ha extinguido,
Buscamos el bien perdido
En más serena región;
Tras la mundana ilusión,
Que vemos desvanecida,
Viene otra ilusión querida,
Y ansiando gozar su calma,
Se despierta en nuestra alma
El hastío de la vida.
Ese perpetuo luchar
Inextinguible y profundo,
Que no hay dichas en el mundo
Que lo puedan mitigar;
El ansia de despertar
De este sueño, acongojado.
Pensando ver confirmado
Lo que al hombre se ha ofrecido.
De que solo el que ha creido
Será bienaventurado.
Mas si el alma dolorida.
No vislumbra en lontananza
Ni la más leve esperanza
De otra vida tras la vida;
Desesperada, abatida,
Falta de vigor y aliento.
En el combate sangriento
Que en su suerte ha de influir.
Ni aun se atreve á resistir
Segura del vencimiento.
¡Feliz tú, cuya ansiedad
Tan pronto el cielo colmó,
Que aun en vida te mostró
Reflejos de su verdad!
Triste el que en su ceguedad
No alcanza ni aun á alcanzarte.
De quien no sabe admirarte,
De quien, en su aciaga suerte,
Aunque pueda comprenderte,
Jamás logrará imitarte.
F. PlZCUETA.
CATÁLOGO
DE LA BIBLIOTECA CERVANTINA DE D. JOSÉ MARÍA ASENSIO,
VECINO DE SEVILLA.
PARTE PRIMERA.— EDICIONES DEL QUIXOTE (>]•
EDICIONES DEL SIGLO XYII.
1. 1605. E! ingenio \ so hidalgo Don \ Qtiix ote de la Mancha \ Compuesto
por Miguel de Cer \ uantes Saavedra. | (Estainpeta con dos figuritas, caballero
armado de todas armas con lanaa al hombro, seguido de escudero á pié con espa-
da y lanza.) — Con licencia de la S. Inquisición. | En Lisboa: impreso por Pedro
Crasbeeck | Año M.DC.V.
in 8.° — 448 hojas foliadas, y 13 al principio sin foliación que comprenden
portada, licencia, prólogo del autor y versos del mismo. — Al Fol. I empieza el
texto. — Suprimió el editor en la portada y en los preliminares la Dedicatoria al
Duque de Bejar.
Rara avis: no se ha puesto en venta en ningún catálogo. — D. Pedro Salva,
que tenia en su riquísima colección las dos ediciones de Madrid hechas por J. de
la Cuesta, las dos de Valencia de 1605 y la de Lisboa de Rodríguez, no tenia
esta. — En la Biblioteca española de libros raros se describe al n.° 1766 un ejem-
plar de la Biblioteca de D. Pascual Gayangos.
Esta edición de Lisboa y la siguiente son las verdaderamente 2.'' y 3.^ del
Quixote, copiadas de la l." de Madrid, como lo prueban las palabras variadas
luego en el cap. XXVI. (Véase el art. Sobre las primitivas ediciones del Inge-
nioso Hidalgo, Revista de España. — Madrid 10 de Agosto — 1869 — )
2. 1605. El ingenioso ládalgo... Q\.z. Em Lisboa. Impresso con ligenga do
Santo officio, por lorge Rodríguez.
in 4." á dos cois. 210 hojas foliadas, 10 sin foliación. {Lln<a estámpela de
caballero y escudero en la portada.)
(Mr. Ouarich ha anunciado en ventados ej.^ n.°^ 16.Ó42 — 48 de su cat.
Bibliotheca hispana. — D. Pedro Salva n." i544--Bibliot. esp. de libros raros,
n." 1767.)
Salva no habia visto mas ejemplar que el suyo.
(1) Véase la página 419, correspondiente al mes de Agosto.
494 REVISTA DE VALENCIA.
3. 1605. El ingenioso \ hidalgo Don Qid \ xote de la Mancha \ Compuesto
por Miguel de Ceruantes 1 Saavedra ] Dirigido al Duque de | Bejar, Marqués de
Gibraleon, Conde de Benalfar y | Bañares, Vizconde de la Puebla de Alcocer,
Señor | de las villas de Capilla, Curiel I y Burguillos. — {Estampeta de un caba-
llero acometiendo lanza en ristre.) — Impreso con licencia en Valencia, en casa de
Pedro Patricio Mey, 1605. — A costa de lusepe Ferrer, mercader de libros de-
lante de la Diputación.
in 8.°— 16 hojas de preliminares y 768 de texto. — El índice vá entre los pre-
liminares.
(Es de notar que el grabadito de la portada se parece mucho al que lleva el
Qiiixote de Avellaneda — Tarragona — Roberto — 1614.)
Rarísima. — Anunciada por la casa de Tross — Cat. V. de 1879 — "•" 1.550
en 350 frs.
4. 1605. Madrid. — Juan de la Cuesta — 1Ó05.
(Reproducción foto-tipo-grálica hecha por D. Francisco López Fabra.)
5. 1607. El I ingenioso \ Hidalgo Don \ Qiiixote de la \ Manxlia \ Com-
puesto por I Miguel de Ceruantes Saavedra. | En Bruselas. — Por Roger Velpius
impresor de sus Altezas, en 1' Águila de oro, cerca de Palacio, Año 1607.
in 8.° — 592 páginas foliadas — 12 hojas al principio y 4 al fin sin foliar.
Rarísima. — ^Es la primera edición que se hizo fuera de España. — Anunciada
por Tross — -Cat. VI de 1874 n.° 3353. — Edition aussi rare que les premieres
publiées en Espagne — 180 frs. — Ex libri de D. José M. de Álava y Urbina.
6. 1610. El ingenioso \ hidalgo \ Dotí Quixote \ de la Mancha \ Compues-
to por Miguel de Ceruantes | Saavedra. | — All' Illmo. Señor el Sig. Conde Vita-
liano Visconde. {Estampeta?) En Milán. Por el heredero de Pedro mártir Locarni
y Juan Bautista Bidello. — Año 1610 — Con licencia de Superiores y Preuile-
gio.
in8.°— ló hojas de preliminares, y 772 páginas de texto.
{Muy rara. — Segunda edición fuera de España. — Es digna de atención la
Dedicatoria al Conde Vitaliano, con la cual sustituyeron los editores la de Cer-
vantes al Duque de Bejai'.)
Catálogo de D. Pedro Salva n." 1550. Bibl. esp. de libros raros y curiosos
n.° 1769.— Tross— Cat. n.» XVII— año 1881— n.° 5450—90 írs.
7. 1611. En Bruselas — Por Roger Velpius y Humberto Antonio —
Año 1611.
in 8.° — 5S3 págs.— 8 hojas al principio y 4 al fin sin foliar.
{Muy rara. — Ouaritch — n.° 16,645 de su Cats. aprecia esta I.-" parte unida
á la 2.* de l6ló, que luego sentaré, en 28 libs.)
8. 1615. Parte segunda \ del Ingenioso \ cavallero Don \ Quixote de la \
Alancha. \ Por Miguel de Ceruantes Saavedra, autor de su primera parte. — En
Madrid. — Por Juan de la Cuesta — IÓ15.
in 4." — 280 hojas foliadas, 8 al principio y 4 al fin sin foliación.
Editio princeps — infinitamente mas rara que la 1." de la primera parte. —
Salva (D. Pedro) n." 1552.
Quaritch — n.° 16,641 anuncia esta edición príncipe de la 2.^ parte miida á la
1.^ de la edición del año 1608 — en 150 libras ¡15.000 rs.ü
catAlugo. 495
9- 1615. Madrid — Cuesta— 1615.
(Reproducción foto-tipo-gráfica de la anterior por López Fabra.
10. 1616. Parte segunda. — En Bruselas; por Huberto Antonio, impresor
jurado cerca del Palacio. — 1616.
En 8." — 8 hojas de preliminares y 6S7 pág. Forma ejemplar completo con la
siguiente, ambas encuadernadas en la época en pasta igual. — Salva 182Ó —
n." 2653—3 libs. 15 s. ó ds.
11. 1617. Primera parte. — En Bruselas. Por Huberto Antonio, Impresor
desús Altezas, en la Águila de oro, cerca de Palacio. — Año 1617.
En 8.° — 8 hojas de preliminares, 583 ps. y 4 hojas al fin sin foliación.
12. 1647. Primera \ y \ segunda parte \ del ingenioso hidalgo ! Don Qni-
xote de la \ Mancha, \ compuesto por Miguel de Cervantes | Saauedra. | — A
Don Antonio de Vargas | Zapata, Ayala y Manrique, Marqués de la Torre, — ■
Visconde de Linares, señor de la villa de Ibancrispin, | Regidor perpetuo de la
ciudad de Toledo, y | Menino de la Reyna nuestra | señora. | — Año 1647 —
con licencia. | En Madrid. En la Imprenta Real. A costa de luán Antonio Bonet
y Francisco Serrano, Mercaderes de libros.
En 4.° — 481 hojas foliadas — 2 al principio y l al fin sin foliar. — Van seguidas
las dos partes. — Al f." l33 está la portada de la segunda.
Rara. — Hermoso ejemplar con ex-libri de Gavin Crookshanks — M. D .
(Suprimieron en esta edición la Dedicatoria y los versos que anteceden á la
Parte 1.' — y la Dedicatoria á la Segunda Parte.)
13- 1655. Primera y Segunda (sic) del ingenioso hidalgo Don Quixote
de la Mancha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra. — Al Sr. D. Fran-
cisco Zapata.
En Madrid, por Melchor Sánchez — 1655 — Dos tomos en 4.° á dos colum-
nas.— No tengo mas que el l." falto de portada. — 6 hojas de preliminares v 172
de texto. — No respondo de la exacta correspondencia; copio del catálogo de
Salva la portada, n.° 1556. — Tampoco tenia Salva la 2.* parte.
14. 16Ó2. Primera y segunda parte del Ingenioso hidalgo Don Qui.vote
de la Maficha, compuesto por Miguel de Cervantes Saavedra. — Año 1662 — con
licencia. En Madrid por Mateo Fernandez, Impressor del Rey nuestro Señor.
— A costa de Gabriel León, Mercader de libros .
Un tomo en 4.° — 352 folios á 2 columnas. — Al folio 173 empieza la Se-
gunda parte, con portada especial, pero sin preliminar alguno.
(Edición nuiy rara, no mencionada por Brunet ni por Salva. — Ex-libri de
D. José Enrique Serrano, de Valencia. )
15. 1662. Vida y hechos \ del Ingenioso cavallero \ Don Quixote \ de
la Mancha, \ compuesta | Por Miguel de Cervantes Saauedra. | Parte pri-
mera.
En Bruselas, en la imprenta de Juan Mommarte, Impresor jurado. — Año
1662. — Con Licencia y Privilegio.
Dos tomos 8.° — Es la primera edición que se publicó adornada con láminas.
Y también la primera en que se alteró el título puesto por Cervantes á su li-
bro.
(Tiene en la portada estámpela curiosa, figurando un árbol, cuyos frutos
496 REVISTA DE VALE^XIA.
cojea el Tiempo y la Esperanza, con el lema '■''Fost tenebras spero liicein.'" —
Dedicatoria notable á D. Antonio F. de Córdoba.)
16. 1671. En Bruselas, A costa de Pedro de la Calle. — Año 1671. — Con.
licencia y Privilegio.
Dos tomos 8." — Láminas copiadas de la anterior.
17. 1673. En Ambares, En casa de Geronymo y Juanbautista Verduf-
fen. — 2 tomos 8.° láminas. —-Ex-libri de lord Eliok
18. 1674. Madrid. — Por Andrés García de la Iglesia. — Año de 1674. — A
costa de D. María Armenteros. Véndese en trente de S. Felipe. — La se-
gunda parte. — En Madrid, por Roque Rico de Miranda, Impresor de libros.
Año de M.DC.LXXIV.
En 4.° — 2 tomos. — Ambos dedicados al Sr. D. Francisco María Grillo — con
treinta y cuatro láminas grabadas por Diego Obregon, teniendo presentes en
algunas las de la edición de Bruselas.
19. Sine auno tiec loco. — Primera parte. — Vida y hechos \ del ingenioso ca-
ballero Don Quixote \ de la Mancha \ compuesta por | Miguel de Cer\'antes Saa-
vedra. | Nueva edición corregida, ilustrada y añadida; antes con treinta y cinco
láminas muy donosas y apropiadas ala materia. Y ahora últimamente con la
Dedicatoria al mismo Don Quixote, escripta por su chronista y traducida con
imponderable desvelo y trabajo. — Tomo primero.
En 4.° 254 págs. y 4 hojas al principio sin foliar. — La portada orlada con
viñeta tipográfica. — Las láminas son malísimamente copiadas y peor grabadas
las mismas de Obregon. — (Se coloca en este lugar por ser parecida á las edi-
ciones de Mateo Fernandez y de la Iglesia, aunque peor.)
20. 1697.— En Ambercs, Por Juan Bautista Verdussen, M.DC.XCVII.
Años. — Con licencia y privilegio.
2 tomos 8.° — con láminas; unas copiadas de las de 1Ó62 y 1Ó71 — otras nue-
vas muy defectuosas.
SIGLO XVIII.
1. Vida I y hechos | del | Ingenioso Cavallero | Don Quixote | de la Man-
cha I compuesta por Miguel de Cervantes Saavedra. | Tomo I y II. | — Pliegos
88 y med. j Con licencia | En Barcelona; En la Imprenta administrada por Mar-
tin Gilabert. | Año 1704; Delante de la Retoría de N. S. del Pino.
En 4." á dos cois. — Seis hojas de preliminares sin foliación — sigs. 1. — 2. — 3.
— Al Fo!. I empieza el texto. — 690 pag. — y tre-s hojas al fin sin foliación que
ocupan las Tablas. La portada es de letras rojas y negras, alternando los renglo-
nes.— Sin portada especial, á la pág. 339 empieza la Secunda Parte, bajo el
título de
Quinta Parte del Ingenioso Idalgo Don Quixote de la ¿lancha.
Esta primera edición del siglo XVIII es bastante rara, y una de las pocas
que se hicieron en España durante la guerra de sucesión. Debió servir de origi-
CATÁLOGO. 497
nal para ella la de Valencia de Pedro Patricio Mey. — En la Primera Parte su-
primieron la Tassa— Licencia — Privilegio y dedicatoria al Dut[ue de Bejar. — En
la segimda van suprimidos todos los preliminares y el Prólogo de Cervantes.
2. Vida, y hechos | del ingenioso Cavallero | Don Quixote | de la Mancha |
compuesta | por Miguel de Cervantes Saavedra | Parte Primera | Nueva edición
corregida y | ilustrada con treinta y cinco láminas muy donosas y apropiadas |
a la materia ! ofrecidos al Máximo Doctor de la Iglesia San Gerónimo | Viñeta
coii ¡as figuras de Dulzinea en un ntedallon en lo alto; al pié D. Qidxote a caballo
y Sandio á pie junto al rucio; á los lados Arnadis y Rolando. \ Con licencia, en
Madrid: A costa de Francisco Lasso Mercader de libros. Año de 1714.
Dos tomos en 4.° — Portadas en letras rojas y negras, alternadas. — El l .° 6
hojas de preliminares, 35'i págs. y dos hojas al fin sin foliación para las Tablas.
— El 2." 370 págs., una hoja de portada y dos al fin de tablas sin foliar. — La
viñeta de la portada del Tomo 2." representa en alto un medallón central con el
busto de Merlin, á los lados en sendos sillones Sancho Panza Gobernador y
Dulcinea encantándose y delante en plano mas bajo Don Quixote caballero de
los Leones.
De los Preliminares no se conservó mas que el Prólogo de la Primera Parte;
sustituyendo la Dedicatoria al Duque de Bejar con otra Al lustre de la Reli-
gioh Católica.... San Gerónimo.
Edición rara, cuyos grabados son dignos de atención.
3. En Amberes. — Por Juan Bautista Verdussen M.D.C.C.XIX.
Dos tomos 8.° — -Láminas repetidas de las ediciones de los Verdussen de 1678
y 1697. -Edición de surtido sin nada que la haga recomendable. — Hay ejem-
plares con los nombres de Henrico y Cornelio Verdussen.
Ex libri del Sr. D. Luis Bretón y Vedra, cónsul de Méjico en Lisboa.
4. Vida, y hechos | del Ingenioso Cavallero | Don Quijote | de la Mancha,
I compuesta | por Miguel de Cervantes Saabedra. | Nueva edición, ] corregida,
ilustrada,' y añadida; | antes, con treinta y cinco láminas muy donosas, | y apro-
piadas á la materia. | Y aora últimamente | con la dedicatoria al mismo D. Qui-
xote, I escrita por su Chronista, descubierta y traducida con | imponderable des-
velo, y trabajo. — Tomo primero. — Año (estampeta con la Fama, que en el
banderín de la trompa ostenta las iniciales del editor J. A. P. y al rededor el
lema — Docta per orbeni scripta fero) 1780. — Con licencia: en Madrid, en la
Imprenta de la Viuda'de Blas de | Villa-Nueva, en la calle de Alcalá. | A costa
de Juan Antonio Pimentel, Mercader de libros á la Puerta del Sol.
En la portada del tomo segundo hay una variación: — y aora idtimamente \
con el resto de las obras poéticas \ de los Académicos de la Argamasilla, Jial la-
das por el mas \ célebre adivinador de nuestros tie7npos \
Y en efecto, llevan ambas partes esas insulsas novedades que la ignorancia y
el deseo de especulación iban introduciendo en la obra de Cervantes. En cambio
suprimieron los versos del autor que anteceden á la Primera Parte.
Dos tomos en 4.° — á dos columnas el texto, y á renglón seguido los preli-
minares, prólogos y tablas.
5- Vida y hechos del ingenioso Cavallero etc.... Nueva ediccion, corregida,
ilustrada y añadida en esta última por el original de su autor... Año 1785.—
Con licencia: en Madrid, por Antonio Sanz, y á su costa. Véndese en su imprenta
en la plazuela de la calle de la Paz.
498 REVISTA DE VALENCIA.
Dos tomos en 4.° — Portadas en tinta roja y negra. — En la portada, se-
mejante en todo á la de la edición del número anterior, excepto en lo que
hemos copiado, se notan las variaciones que iba introduciendo la codicia edi-
torial.
A pesar de anunciar esta que va corregida por el original es bastante incor-
recta.
6- Vida y hechos del Ingenioso hidalgo etc.... En León de Francia. A costa
de J. y C. Bonnardel. MDCCXXXVI. — Con licencia de los Superiores.
Dos tomos 8.° — Con láminas imitadas de las ediciones de Bruselas y Ambe-
res. — Esta edición es quizá la primera que en castellano se imprimió en Fran-
cia.— Ex libri grabado, con sombrero, cruz y báculo episcopal, y en cinta
pendiente con cruz española, el lema virtiUe et mérito. En el centro El obispo
de la Concepción de Chile.
7. Vida y hechos del Ingenioso hidalgo Don Ouixote de la Mancha. Com-
puesta por Miguel de Cervantes Saavedra. — En quatro tomos. — En Londres.
Por J. y R. Tonson.— MDCCXXXVIII.
Cuatro tomos en 4." con hermosos grabados. Poco seria cuanto en elogio de
esta magnífica edición pudiéramos apuntar. Ella sola basta para acreditar el buen
gusto y la ilustración de Lord Carteret, que la dirigió. — Lleva la vida de Cer-
vantes, escrita por primera vez, con verdadera erudición, por D. Gregorio Mayans;
y aunque se hem ponderado mucho las impropiedades de los trajes y tipos, son
muy dignas de estudio sus láminas por la manera de expresar en ellas los pen-
samientos de Cervantes. La cuestión sobre el origen del retrato que la adorna
inventado por Kent, no es de este lugar.
8. Vida y hechos del Ingenioso Hidalgo... etc. Con muy bellas estampas,
grabadas sobre los dibujos de Coy peí, primer pintor del Rey de Francia. — En
quatro tomos.— En Haia, Por P. (¡losse y A. Moetjeus. — M.DCC.XLIV.
Cuatro preciosos tomos en 8." — con la vida de Cervantes por Mayans, y de-
licadas láminas abiertas por J. Folkema sobre los dibujos de C. Coypel.
Este ejemplar tiene en las guardas del tomo 1." la firma de Samuel Creen,
y fecha 17Ó9 — y luego escritas de sii mano estas frases (del cap. 40 de la par-
te w.y. " O Autor celebérrimo! O Don Quijote dichoso! O Dulcinea famosa! O
Sancho Panza gracioso! Todos juntos i cada uno de por si, viváis siglos infini-
tos para gusto i ge?ieral pasatiempo de los vivientes!
En el catálogo de Tross — n.° VI del año 1874 — n.° 3354 se anunció un
ejemplar en 36 frs. Vale hoy mucho más.
9. Vida y hechos del Ingenioso Cavallero... etc. — En Madrid: en la Imprenta
de Juan de San Martin. -Se hallará en su librería, calle de la Montera. —
Año MDCCL.
Al tomo I antecede la Vida de Miguel de Cervantes Saavedra, Autor Don
Gregorio Mayans i Sisear, Bibliotecario del Rei Nuestro Señor. — Quarta im-
presiotí, según la primera.
Ocupa la vida, con su Dedicatoria al Barón Carteret, licencia, censura, etc.,
72 págs. á dos columnas; con paginación separada empieza el texto del Quixote
sin preliminares de ninguna clase, que ocupa 879 págs. á 2 col.
El tomo II, en el ejemplar- que tengo á la vista, está impreso por D. Pedro
Alonso y Padilla en el mismo año.
CATÁLOGO. 499
10. Vida y hechos del ingenioso Caballero... etc. — Con licencia. — Barce-
lona: por Juan Jolis, impresor.
Cuatro tomos en 8." — Edición bastante clara adornada con malísimos gra-
bados copiados de las anteriores ediciones de Madrid.
11. Vida y hechos del Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha... etc.
En Amsterdam y en Lipsia, por Arkstee y Mercus. — MDCCLV.
Cuatro tomos en 8." — portada á dos tintas con un precioso grabadito en
acero que representa La verdad.
Nada decimos de esta edición ni de sus láminas, pues creemos es la misma
de La Haya que dejamos anotada con el n.° 8, — con portadas diferentes.
12. Vida y hechos del ingenioso cavallero... etc. — Tarragona: En la Im-
prenta de Joseph Barber, año 1757.
Cuatro tomos en 8." con los mismos grabados de la edición de Barcelona,
1755- — Es bastante rara.
13. Vida, y hechos del Ingenioso Caballero... etc. — Con licencia: En Ma-
drid. En la Imprenta de Andrés Ramírez, á expensas de D. Pedro Joseph
Alonso y Padilla, librero de Cámara del Rey, Año 1764.
Dos tomos en 4.° á dos columnas, con láminas muy malas; pero la ediciones
de las mejores por la claridad y buena estampación. — No la conoció Navarrete.
14. Vida, y hechos del Ingenioso Cavallero... etc. — Con licencia: En Ma-
drid, año de 1765, en la Imprenta de Manuel Martin, calle de la Cruz, donde
se hallará. — A costa de la Hermandad de San Juan Evangelista de Impresores
de esta corte.
Cuatro tomos en 8.° — con 44 láminas en madera, tan endebles como todas
las de esta época y editor.
15. Vida y hechos del Ingenioso Caballero Don Quixote... etc. — Nueva
edición corregida é ilustrada con varias láminas finas, y la Vida del Autor. —
Madrid. MDCCLXXI. — Por D. Joachin de Ibarra, Impresor de cámara de S. M.
Cuatro tomos en 8.° — Edición clara y bastante correcta. Las láminas graba-
das por Monfort sobre dibujos de Camarón. — jLástima que todavía conservara
Ibarra la adulteración del título, y la insulsa Dedicatoria á Don Quixote!
16. Vida y hechos... etc. Madrid. MDCCLXXVII.--En la Imprenta de Don
Antonio de Sancha.
Cuatro tomos en 8." — Es edición muy parecida á la anterior de Ibarra, y
salió adornada con las mismas láminas. Dedicatoria, etc.
17. Vida y hechos del ingenioso caballero, etc. — Madrid, MDCCLXXVII. —
En la imprenta de D. Manuel Martin, calle de la Cruz, donde se hallará.
Cuatro tomos 8." — Los dos últimos llevan fecha de 1778. — Adornada con
láminas en madera á la cabeza de los capítulos, como la de 17Ó5 de este mismo
editor. Es edición de surtido que no tiene circunstancia que la recomiende.
18. El ingenioso hidalgo D. Quixote de la Mancha, compuesto por Miguel
de Cervantes Saavedra. — Nueva edición corregida por la Real Academia Espa-
ñola.— Con superior permiso. — En Madrid: por D. Joaquín Ibarra, impresor de
Cámara de S. ¡\I. y de la Real Academia. — MDCCLXXX.
500 REVISTA DE VALENCIA.
Cuatro tomos 4.° mayor con 32 láminas, dibujadas y grabadas por los me-
jores artistas de España.
Esta hermosa edición es tributo debido al gran escritor, y honra á la Real
Academia y á la Nación. Hoy es bastante rara, y mi ejemplar tiene las láminas
antes de la letra, y conserva su primitiva encuademación en tafilete fino.
Ya por la ilustración de la Real Academia, corre aquí el te.\to sin altera-
ciones, habiéndose acudido á las fuentes y descartado cuantas adiciones habia
introducido la ignorancia en los impresores. Además se la enriqueció con el
Análisis del Quixote y la Vida de Cervantes, por D. Vicente de los Rios, con
nuevos documentos que la hacen muy apreciable.
19. Historia del famoso caballero Don Ouixote de la Mancha... con anota-
ciones, índices y varias lecciones, por el Reverendo D. Juan Bowle. — Londres:
White, Emsley, Payne y Robson. — MDCCLXXI. — Tomo primero. — Los otros
cinco — Salisbury — Eduardo Easton.
Seis tomos en 4.° mayor. *
El trabajo del Dr. Bowle es el primero de cuantos se hicieron sobre la
grande obra de Cervantes, y asombra que un extranjero consagrara catorce
años de estudio á la ilustración y esplicacion de un libro castellano.
20. Vida y hechos del ingenioso caballero Don Ouixote de la Mancha.
Compuesta por Miguel de Cervantes Saauedra. Nueva edición: repartida en qua-
tro tomos en octavo para la mayor comodidad: corregida é ilustrada con qua-
renta y cuatro estampas. — Tomo I. — Dedicado al mismo D. Ouixote. — Ma-
drid MDCCLXXXII. — Por Don Manuel Martin, calle de la Cruz, donde se ha-
llará.— Con las licencias necesarias.
Otra repetición por el impresor Martin de sus anteriores ediciones.
21. El Ingenioso hidalgo Don Quixote... etc. Nueva edición corregida por la
Real Academia Española, — con superior permiso: En Madrid, por Don Joachin
Ibarra, impresor de cámara de S. M. y de la Real Academia. — MDCCLXXXII.
Cuatro tomos en 8.° — con láminas dibujadas por D. Isidro y D. Rafael
Carnicero, grabadas por Selma, Tejada, Muntaner y otros.
El alto precio que alcanzó la primera edición publicada por la Academia, y
el aplauso con que fué acogida, la hicieron pensar desde luego en repetir la
impresión, en condiciones más económicas, para que pudiera ser adquirida por
todos los amantes de la literatura.
Es una preciosa edición, y más todavía en la forma que vá en la nota si-
guiente, en la cual no he visto más ejemplar que el que poseo.
22. El ingenioso hidalgo Don Quixote... etc.
Es la misma edición del número anterior, segunda de la Real Academia,
hecha por Ibarra, pero dividida en ocho volúmenes, con portadas impresas es-
pecialmente para encuadernar separadamente los ocho libros.
El ejemplar que conservo está encuadernado en pasta fina y con el corte
dorado de la época de la edición.
23. El ingenioso hidalgo... etc. Tercera edición corregida por la Real Aca-
demia española. — Madrid: En la imprenta de la Academia: por la viuda de
Ibarra, hijos y comp." MDCCLXXXVII.
Seis tomos en 8."— como las dos anteriores de la Academia la acompaña el
Análisis del Quixote y la Vida de Cervantes por D. Vicente de los Rios.
CATÁLOGO. 501
El pronto despacho de la edición de 1782, hizo necesaria la impresión de
esta tercera, que se dividió en seis tomos para hacerla más cómoda y manejable.
24. El ingenioso hidalgo... con superior permiso. Madrid en la imprenta
Real. MDCCXCVII.
Seis tomos 16. ° — Preciosa edición hecha para mostrar el adelanto de la ti-
pografía en la imprenta Real, por su regente D. Andrés Ponce de Quiñones,
quien la dedicó al Príncipe de la Paz.
En ella se incluyó una interesante noticia biográfica de Cervantes, escrita
por el gran poeta D. ¡Manuel José Quintana.
25. El ingenioso hidalgo... etc. Nueva edición, corregida de nuevo, con
nuevas notas, con nuevas estampas, con nuevo análisis y con la vida del autor
nuevamente aumentada por D. Juan Antonio Pellicer... En Madrid, por Don Ga-
Ijriel de Sancha, año MDCCXCVII.
Cinco tomos 8.° mayor. -^Es una de las ediciones que mayor aprecio gozan
entre los entendidos. La Vida del autor contiene muchos datos interesantes, y
las Notas encierran gran número de noticias curiosas, aunque se acusa á Pelli-
cer de haber metido la hoz mas de lo permitido en la mies del Dr. Bowle, va-
liéndose de su trabajo transformándolo y sin citarlo.
Las láminas que la adornan son también apreciables. Tengo un hermoso
ejemplar en gran papel, de los que se tiraron muy pocos.
26. El ingenioso hidalgo... Nueva edición corregida de nuevo... etc., por
D. Juan Antonio Pellicer. — En Madrid, por D. Gabriel de Sancho. — 1798. —
1799 — 1800.
Nueve tomos 12.'' — Repetición completa de la edición anterior en 1797, ha-
biendo dejado para el último tomo la Vida de Cervantes.
Las láminas son también muy bellas, dibujadas por Paret y grabadas por
Moreno de Tejada.
SIGLO XVIII.— EDICIONES EXTRANJERAS.
1. Hisioire de I admirable Doft Quixotte de la Ulanche. — Nouvelle edition
revüe et corrigée d' une infinité de fautes (jui s' etoient glisseés dans les editions
precedentes. — A Paris, chez la veuve Barbin, au Palais, sur le perron de la
Sainte Chápele,— M.DCCIV.
Seis tomos 12." — Portadas á dos tintas, negra y roja.
Los 4 tomos primeros contienen la traducción del Qui.Kote de Cervantes,
que está íntegro, aunque la Parte Primera aparece con 48 capítulos, en vez de
los 52 que tiene el original, pero la diferencia consiste en haber reducido á dos
capítulos la novela de El curioso iniperiinente, y á uno solo los tres de la His-
toria del cautivo. — Al final del tomo cuarto se ha alterado el texto, suprimiendo
todo el cap. 74, y añadiendo al fin del 73 un párrafo que comienza Don Qui-
xoie tamba efectivament malade, soit que ce fut du déplaisir de se voir vaincu...
etcétera, para dejaral héroe con vida. — En el tomo 5.° — sin noticia alguna del
autor ni de la obra, empieza la contitiuacion\ siendo de notar que en esta edición,
primera que conocemos continuada en los capítulos 1." y 2.*, no llevan epígrafe.
El cap. 1.° empieza con estas palabras: — '*í//¿ auíre árabe rechercha avec beaucoup
502 REVISTA DE VALENCU.
'■'de sbin ce qui etoit devcnu I' incomparable Iteras de la Manche...'^ Consta de 6l
capítulos, y después de esta edición se reimprimió en las de 1722 y 1793, además
de la de 1741 de que dio cuenta el Sr. D. Gerónimo Moran en su Vida de Cer-
vantes.— Las láminas de esta edición son tomadas en general de las ediciones
de Amberes y Bruselas, pero tiene algunas nuevas dignas de atención; debién-
dose notar, por último, la falta del nombre del autor en la portada, aunque
consta luego en la Advertencia del autor.
Yo estimo la contimiacio^i, obra de Filleau de Saint-Martin, pero he visto in-
dicado como autor de ella á Robert de Challes.
2. Histoire de V admirable Don Qnicliitte de la Manche. — Nouvelle edition.
— Revüe, corrigée et augmenteé.
A Paris, Par la compagnie des libraires. — M.DCC.XXII. Avec Privilegedu rol.
Seis tomos 8.° — Es una repetición de la edición que hemos reseñado con el
n.° 1, pero los dos últimos tomos tienen variado el título, y dicen: Continiiatimí
de í Histoire de I' Admirable Don Qnicltotte... etc. Notándose únicamente que
en esta edición llevan epígrafe todos los capítulos de la contimiacion, que carecen
de él en la de 1704.
3- State nouvelle et veritable de /" Historie et des aventures de V incompa-
rable Don Qnicltotte de la ]\lanche — Traduite d' un manuscrit espagnol de Cid
Hamet Benenyely son veritable historien.
A Paris, chez Charles le olere, Ouay des Agustins, Guillaume Saugrain,
Pierre Huet, del Palais, et Pierre Prault, Ouay des Gesones.
Seis tomos 8." — con treinta láminas firmadas Antoine , y dos planchas de
música. — El tomo 6." contiene, Histoire de Sandio Pansa, alcalde de Blandanda,
servant de sixieme et dernier volume á la snite nouvelle des avantures de Don
Qidchotte.
En el núm. l32 de la Revista de España— Madrid 1878 — tomo 33 — página
461, se publicó un artículo crítico-descriptivo de esta obra, bajo el título de — Los
continuadores del ingenioso Hidalgo.
Tal vez esta continuación no debiera figurar en esta parte del presente Ca-
tálogo, pues no la tengo unida á ninguna edición del Ouixote. Mas como quiera
que parece impresa para correr unida á la obra de Cervantes, como la anterior,
le he dado cabida en él. La stdte noiivele eo más extensa que la obra original.
4. De voornaamste gavellen van den wonóerlyken Eo7i Qidchot, door den
beroemden Picart den Romein...
In s' Hage-By Pieter de Hondt— M.D.CC.XLVI.
(Las principales aventuras del valeroso caballero Don Ouixote representadas
en figuras por Picart Romano por dibujos de Coypel, en XXXI láminas.)
No es esta una edición del Ouixote, pero lo es de una gran parte, que sirve
de explicación á los preciosos dibujos de Carlos Coypee, que se propuso repre-
sentar artísticamente las aventuras del higenioso Hidalgo.
Hay edición con el texto en francés.
5. Vita £ azioni deW Ingegnoso Cittadino D. Chisciotte della Manda di
Cervantes Saavedra; tradotta del Spagnuolo in Italiano, Da Lorenzo Franciosini
Fiorentinio. — Quinta Edizione.
In Venezia, MDCCLV.^Appresso Guglielmo Zeríetti, con Licenza de Supe-
riori, é Privilegio.
4 tomos 8." •
CATALOGO.
5o3
Giambatista Pascual al Lettore. — A' curiosi lettori Lorenzo Franciosini. —
Prólogo de Cervantes. — Brevi notizie intorno a Michele Cervantes Saavedra
autora di Don Chisciotte, tratte dalla vita di lui scritta da Don Gregorio Mayans
é Ciscar, Bibliotecario del Re di Spagna. — índice. — Licencia. — Nei rifformatori
dello studio di Padova etc. — Datti 9 Giugno 1750. — Texto.
No tradujo Franciosini los versos que anteceden á la primera Parte, ni tam-
poco los preliminares de la Segunda. La Primera Parte va dividida en cuatro
libros, y la Segunda empieza como quinto libro en la pág. 58 del tomo III.
6. Hiscoire de 1' Admirable Don Ouichotte de la Mancha, traduite de 1' es-
pagnol de Michel de Cervantes. — Nouvelle edition re\T.ie, corrigée et augmentée.
A Lyon de 1' Imprimerie d' Amable Léroy. iVgS.
Seis tomos 8.°— Es repetición en todo de las de 1704 y 1722.
7. O engenhoso fidalgo Don Ouixote de la Mancha, por Miguel de Cervan-
tes Saavedra. — Traduzido em vulgar.
Lisboa, na typografía Roliandiana. 1754. Com licen^a da Real Meza da
comisao Oerae sobre ó exame, é censura dos livros.
Seis tomos 8."
Se suprimieron por el editor todos los preliminares de las dos partes. Ambos
empiezan sin prólogo, ni preámbulo alguno en su respectivo Cap. I.
LOS FANTASMAS.
(TRADUCCIÓN DE \' í C T O R HUGO)
yo he visto morir jóvenes bellas!
Mas tal es el destino de la vida;
La cauta muerte, á la existencia unida,
Su presa necesita devorar.
Preciso es que la yerba de los campos
Caiga, por la mordaz segur cortada;
Que en el baile la turba alborozada
Huelle las frescas rosas al danzar.
Preciso es que el arroyo de aguas vivas
Por el valle se agote en su carrera,
Y que cruce, volando por la esfera,
Del relámpago el rápido fulgor;
Preciso es que el Abril celoso queme
Con sus crudas heladas y rigores
El manzano engreído de sus flores,
Nieve primaveral de grato olor.
Esa es la vida, sí; después del dia,
Viene la noche, de pavor cubierta,
Y al término de todo se despierta
Del infierno ó la gloria en el confín;
En torno á la gran mesa del banquete
La ansiosa multitud acude presto;
Mas algún convidado deja el puesto
Vacío, y se levanta antes del fin.
LOS FANTASMAS. 505
II.
¡Ay! ¡yo las vi morir! era una de ellas
Del suave color que nace el dia;
Y lánguida la otra parecía
Oír vago concierto celestial;
Sostén daba á su frente con la mano
Otra prendida en amorosa llama;
Como el ave al volar dobla la rama,
Rompió el alma su cuerpo virginal.
Pálida una, enferma y delirante,
Pronunciaba, en su vago desacuerdo.
Un nombre, del que no queda recuerdo;
Otra se fué extinguiendo como el son
Del arpa melancólico y suave
Cuando se pierde en alas de la brisa;
Otra, al morir, tenia la sonrisa
De un ángel en celeste aparición.
¡Flores de un dia, que al nacer uuirioron!
Alciones, que en sus nidos fluctuantes,
Anegaron las olas inconstantes
Con repentino y rápido furor;
Palomas enviadas por el cielo.
Todas bellas, alegres y gentiles,
Que contaban sus años por Abriles,
Coronadas de gracias y de amor.
¡Y muertos ¡ay! tantos hermosos seres,
Sin aliento, sin voz y sin mirada,
Sepultos ya bajo la piedra heladal
¡Tanta luz, extinguido su explendor!
¡Cuánta flor antes de sazón cogida!
¡Oh! dejadme, que vaya, en mis congojas,
Hollando al paso las marchitas hojas,
A perderme del bosque en lo interior.
¡Dulces fantasmas! Cuando allá en la sombra
Yo vago solitario y pensativo, .
Ellas vienen con vuelo alternativo.
En voz baja, conmigo á platicar;
506 REVISTA DE VALENCIA.
AHÍ, el dudoso resplandor del dia
Ya me muestra ó me oculta su ropaje,
Y veo entre las sombras del ramaje
Sus ojos fulgurantes chispear.
Mi alma es tierna hermana y cariñosa
De esas sombras tan llenas de hermosura;
De la vida y la muerte la ley dura
Entre nosotros sin vigor quedó;
Ya les guio sus pasos, ya les tomo,
Absorto en mi ilusión, sus alas bellas,
Y muerto estoy yo entonces, como ellas,
O vivas están ellas, como yo.
A todas mis fantásticas ideas
Ellas prestan su forma. ¡Yo las veo!
Y me llaman con candido deseo;
Después comienzan todas á danzar
Rodeando una tumba entrelazadas;
Luego desaparecen una á una,
Y cuando ya me quedo sin ninguna.
Meditando, me pongo á recordar.
III.
i Ay! una, sobre todo, ¡un ángel era!
¡Una española! levantado el seno,
Aun de suspiros inocentes lleno,
La tez blanca, los labios de coral;
Negros los ojos, vivos y rasgados,
Y el ardiente mirar de la española,
Y ese canto inefable, esa aureola,
Que corona una frente virginal.
Y no murió de amor, que para ella
El amor venturoso no tenia
Placeres ni combates todavía;
Nada su corazón hizo latir;
Cuando al ver su hermosura y su donaire.
Todos en ella al punto se fijaban,
Y "¡qué hermosa!" los hombres esclamaban.
Nadie al oido se lo fué á decir.
LOS FANTASMAS. 507
Su pasión era el baile, y fué su muerte;
¡El baile deslumbrante y deliciosol
Sus cenizas aun, en su reposo.
Se extremecen con súbito temblor.
Cuando en la noche plácida y serena
Alguna nube blanca y trasparente,
Mecida por el viento suavemente,
A la luna le danza en deredor.
Su pasión era el baile; si por dicha
Se acercaba una fiesta, la doncella
Tres dias sin cesar pensaba en ella,
Y tres noches soñaba sin cesar.
Y mujeres, y músicas y danzas
Venian á turbar su dulce sueño,
Y en torno de su lecho con empeño
A reir con placer y alborotar.
Y después las alhajas, los collares
Los ceñidores de tisú bordados.
Los encajes, los giiantes perfumados,
Las pulseras de perlas y coral;
Las telas más sutiles que las alas
De la abeja, las blondas, los zarcillos.
Cintas para llenar mil canastillos,
Flores, que valen un palacio real.
Y ya empezada la nocturna fiesta,
Acudia gentil con sus hermanas,
A par de ella risueñas y galanas,
Frotando el abanico de placer;
Y al lado de sus lindas compañeras.
Su corazón saltaba de alegría,
Cuando la orquesta súbito rompia.
Haciendo el gran salón extremecer.
Grato era el ver á la gallarda joven.
Revolviendo fugaz el cuerpo airoso,
Y agitando á su impulso vagoroso
La leve falda de flotante tul;
Sus grandes ojos negros relucían
De la mantilla bajo el negro encaje.
Cual doble estrella por entre un celaje
Brilla en la frente de la noche azul.
5Ó8 REVISTA DE VALENCIA.
Todo era en ella risa y alegría;
¡Pobre niña! nosotros distraidos,
En los ratos de ocio entristecidos
La admiramos mil veces al danzar;
En el baile solaz no encuentra el alma;
Allí vuela entre flores la ceniza
Y por faldas de seda se desliza,
Y á vueltas del placer anda el pesar.
Mas ella por el baile seducida
Sin respirar volaba y revolaba,
Y, radiante de gozo, se embriagaba
Con la armonía dulce del laúd,
Con las flores, las Lámparas de oro.
Las luces del salón resplandeciente,
El murmullo agradable de la gente
Y el reir de la alegre juventud.
¡Oh! ¡qué placer saltar enloquecida
Entre la multitud, y confundidos
Sentir multiplicarse los sentidos
Del baile en la revuelta rapidez;
Sin saber "si en el raudo torbellino
Se aleja de la tierra arrebatada,
O si huella una ola, que encrespada
A sus plantas arrollase tal vez!
Mas ¡ay! que con la luz de la mañana
Preciso era partir, y descubierta
Quedar irnos instantes á la puerta,
Esperando el mantón en el umbral.
Entonces aterrida y temblorosa
Sentia la inocente bailarina
Por la desnuda espalda alabastrina
Deslizarse el ambiente matinal.
¡Qué triste amanecer el baile deja!
¡Adiós adornos, galas y alegría!
A las dulces canciones sucedía
La tos ronca, molesta y pertinaz;
A los ojos radiantes y encendidos.
Los ojos sin brillar casi apagados,
Y al placer de los tintes sonrosados.
La fiebre inquieta de azulada faz.
LOS FANTASMAS. 509
IV.
¡Ya no existe! ¡Tenia quince años!
¡Tan bella, tan gentil, tan adorada!
Murió, al salir del baile, una alborada,
Que á todos aterrados nos dejó;
¡Ay! de los brazos de su madre loca,
Adornada con todo su atavío.
Para dormirla en el sepulcro umbrío
La muerte con sus manos la tomó.
Aun contaba bailar la hermosa niña
Alegremente en la cercana fiesta;
Tan callada la muerte fué y tan presta
Su cuerpo delicado á arrebatar;
Las rosas, que la víspera se abrieron,
En medio del festín resplandeciente.
En guirnalda ceñidas á su frente.
Se fueron en la tumba á marchitar.
V.
¡Y su madre infeliz, que puesto habia
Tanto amor y afán tanto en el hechizo
De este vaso sutil y quebradizo,
Ignorando destino tan fatal!
¡Que tantas noches se pasó velando
En su infancia, con males importuna,
Pequeñuela, acallándola en la cuna,
O en el blando re^íazo maternal!
¿A qué tantos afanes? Muerta ahora
La hermosa joven, lívida, entregada
A los gusanos de la tumba helada
Duerme envuelta en profunda lobreguez;
Y si allá del sepulcro en las regiones.
En una noche del invierno yerta,
Algún festin de muertos la despierta,
De la luna á la fria palidez;
510 REVISTA DE VALENCIA.
Un espectro, de risa repugnante,
Con atavío pavoroso y triste,
En lugar de su madre es quien la asiste,
Y la llama, y la atrae con afán.
Con un beso fatal sus labios hiela,
Y la nudosa mano de esqueleto
Pasa por sus cabellos que, en inquieto
Vuelo, ondeantes por la espalda van.
Y después temblorosa la conduce
A la danza fatal, y en el etéreo
Espacio suspendido el coro aéreo
Se revuelve en la sombra sin cesar.
Y en el pardo horizonte se levanta
Pálida y ancha la naciente luna,
Que vá bordando en plata una por una
Las franjas de las nubes al pasar.
VI.
Y vosotras, doncellas, para quienes
El baile alegre es la delicia sola.
Pensad en la gentil niña española,
Que para siempre guarda el ataúd;
Llena de gozo, con ligera mano,
Iba risueña, la cerviz erguida.
Recogiendo las rosas de la vida,
Belleza, amor, placer y juventud.
¡Pobre niña! vagando en los festines
De ese ramo magnífico de flores
Concertaba los nítidos colores;
Mas pronto su placer se disipó.
' ¡Infeliz en igual grado y hermosa!
En el más venturoso desvarío,
Como Ofelia arrastrada por el rio,
Cogiendo flores del verge4, murió!
José Nu.ñez de Prado.
UNA CRISIS MATRIMONIAL.
NARRx^ClON ITALIANA DE SALVATORE FARIÑA,
VERTIDA AL ESPAÑOL
POR
MARÍA DE LA PEÑA.
[- cuarto que habitaba yo por entonces estaba, sin duda, más alto de
lo necesario, reflexión que me repetía invariablemente cuatro veces
todos los dias, es decir, cada vez que asaltaba los ciento doce esca-
lones que me separaban de la multitud callejera; pero como llegado arriba, go-
zaba desde mi ventana de un magnífico paisaje de tejas y chimeneas, no queria
abandonarlo. Otra razón me asistía: era ésta, que en cuatro meses habla cono-
cido á todos los vecinos, y como quiera que entre los de un barrio rara vez no
se encuentra alguno de quien se deba vivir muy lejos, permanecí contento con
los mios, entre los cuales se hallaba la pareja conyugal más célebre que he tra-
tado en mi vida.
Decir que elSr. Sulpicio y la Sra. Conchita eran legítima mitad el uno del
otro, no seria una simple figura retórica, porque entre los dos apenas si con-
taban la suficiente cantidad de tejidos y de músculos para formar una criatura
humana medianamente nutrida; á pesar de lo cual, poniendo los años del uno
encima de los del otro, pasaban, con creces, de siglo y medio; y si imaginaria,
mentente (el decoro no lo permite de otra manera), coloco á la Sra Conchita
en pié sobre el cráneo del Sr. Sulpicio, habría de resignarme á ver taladrado el
techo de mi estancia por la femenil cabeza, y eso que mi techo no tenia menor
altura de trescientos cincuenta centímetros.
Cuando VV. hayan resuelto estos problemas aritméticos , encontrarán ante
sí el exacto retrato de los cónyuges, y los verán, como yo los veo, largos, fla-
512 REVISTA DE VALENCIA.
eos, endebles, de cabezas encanecidas, de caras surcadas por amigas, de ojos
hundidos y negro-mate.
Vivian juntos, partiendo lecho y mesa, con las vicisitudes de cincuenta y
cinco años de matrimonio, y tanto se hablan mirado á la cara, que poco á poco
llegaron á parecerse en gestos y en facciones, hasta el punto de que, á no ser
por las respectivas narices, hubiérase dicho que Sulpicio y Conchita eran her-
manos, y hermanos gemelos. Pero las narices no se sometieron á la identidad
de la costumbre, manteniéndose tales cuales eran en su origen; y yo afirmo ú
ustedes que no las habia más antitéticas, al menos no me ha tocado ver otras
tan rebeldes en mi vida. La del marido era encorvada, forma de pico de águila,
cual curioso que mira lo que entra por la boca: la de la Sra. Conchita era re-
mangada, como prudente que no quiere inquietar con su vigilancia los sabrosos
manjares que ve pasar. Estos símiles no me pertenecen; tuvieron su origen en
la mesa conyugal cincuenta y cuatro años y once meses antes de mi relación, en
un momento de recíproca cólera, á causa de un guiso que estaba ahumado.
Fué aquella la primera nube del cielo conyugal; pero fué nube y negra; por-
que así como del guisado pasó á la nariz, así de la nariz pasó á la costumbre, y
de la costumbre á los genios, de suerte que acabaron los dos por arrastrar de
mala gana la cadena del matrimonio.
Conchita habló de volver a la casa paterna; Sulpicio opinó que lo hiciese sin
demora; pero considerando que el viaje de novios les habia alejado de los pa-
dres de Conchita doscientas millas del lugar de la catástrofe, se defirió la cosa.
La gran palabra se habia pronunciado, sin embargo: ¡separación! ¡separa-
ción!
Al siguiente dia Sulpicio pensó que de manos sagradas habia recibido aquel
tesoro virginal; recordó el tierno discurso que le habia pronunciado su suegro al
entregárselo; trajo á su memoria el juramento que prestó de hacer feliz á su es-
posa; reflexionó, por último, en otra porción de circHnstancias, con prudencia y
con tino, y acabó por persuadirse de que estaba en el deber de convencer á
Conchita para que permaneciese bajo el techo conyugal.
Por otra parte, Conchita, mujer juiciosa si las hay, habia meditado nuicho
en los consejos que recibiera de su mamá, en el si que pronunció al pié de
los altares, en la alegría de sus amigas solteras, en el dolor de sus parientes,
y, en fin, en que Sulpicio no era un mal hombre, pues á no haber ocurrido la
desgracia deque el guisado
Cuando Sulpicio volvió con semblante risueño cerca de su esposa, Conchita
lo recibió con la más bella sonrisa de su repertorio; se estrecharon las manos, se
abrazaron con efusión, hicieron las paces.
Habian cedido uno y otro, pero en el fondo» quedó planteada la contienda.
Aquella contienda fué preludio de mil borrascas del mismo género, que llegaron
UNA CRISIS MATRIMONIAL. 5l3
hasta la calle y casa donde ahora vivían. Algunas veces la vecindad escuchaba
con sobresalto una voz aguda y chillona en medio de la escalera; ¡es Conchita!
se decian los vecinos. Era Conchita. La desgraciada, después de haber lanzado á
su tirano todos los epítetos más graciosos, acumulados durante cincuenta y cinco
años de meditaciones sobre la rabia, sin conseguir que se agotasen las respues-
tas ofensivas de él, le soltaba, por fin, un chillido horroroso al ver que el viejo
se habia puesto en salvo escalera abajo: entonces desde la puerta de la habita-
ción le lanzaba el último dicterio con implacable hiria: ¡picaro! ¡picaro!
La vecindad acudia inmediatamente á socorrer á Conchita con el último con-
suelo que de antemano conocíamos todos, y era dejarla hablar hasta que se di-
sipase por completo su cólera.
Cuidado con tenerla lástima y con decirla que no merecía tal suerte y que
su marido era un mentecato: aun cuando pareciese apagado el fuego de su ren-
cor, revivía entonces en otra forma, protestando de que si ella sufría á su Sulpi-
cio, era por su propia voluntad; que nadie mejor que ella sabía lo que eraSulpi-
cío. y que no necesitaba que ninguno le enseñase á leer en el corazón de su que-
rido Sulpicio, que ella lo conocía muy bien de largo tiempo, y que en el fondo
era bastante mejor que otros muchos.
Pasado el primer ímpetu, y cuando la escalera quedaba solitaria, la anciana
salía de sus habitaciones ocultándose, volvía á un lado y á otro la cabeza, cu-
bierta de amplía cofia de encaje negro, bajaba unos escalones, y cuando estaba
segura de no ser vista, llamaba á la puerta de la Sra. Nina, joven viuda, que
vivía con su achacoso tio, amigo de Sulpicio.
Conchita sabia que su marido quería en extremo á la joven, y no tan solo
no estaba celosa, sino que invocaba su intercesión para liacer las paces.
Casi al mismo tiempo, el marido fugitivo regresaba furtivamente á casa,
subia anhelante las escaleras y entraba en mi cuarto; porque también él sabia
que Conchita me estimaba mucho, y que una palabra mía era influyente, casi
decisiva en su ánimo: así es que me encomendaba la misión de volverle la tran-
quilidad doméstica.
II.
Por mí parte, poco me costaba el papel de conciliador; ni creo que á la se-
ñora Nina le costase mucho más. Cuando Conchita me veía, sin permitirme soltar
palabra de la embajada, estrechándome la diestra entre sivs nudosas manos, mo-
viendo la cabeza y alzando los ojos al techo, me demostraba todo el dolor que
sentía por lo acaecido, su intención de hacer paces, y la gratitud de que por
mis buenos oficios me era acreedora.
En el fondo de la situación era evidente que Conchita no podía vivir sepa-
:!:;
514 REVISTA DE VALENCIA.
rada de su Sulpicio, y que Sulpicio tampoco podia vivir sin su Conchita. Se ama-
ban como se habian amado siempre, á su modo belicoso, pero se amaban cuan-
to es posible amarse en la tierra.
Cuando Sulpicio, ya arrepentido, aparecía en la puerta de su habitación, dán-
dose cierto aire de indiferente, por no mostrarse emocionado, Conchita recor-
daba la costura, y buscaba ufana el dedal y las tijeras en el fondo de su bol-
sillo.
Yo en aquel momento tomaba la puerta, si podia, ó sacaba la cabeza por la
ventana, ó bien me entretenía en hojear un libro. Entonces Sulpicio se aproxi-
maba á Conchita, Conchita se volvia á Sulpicio, y los dos se acercaban un poco
más, hasta que por fin veia, de reojo, que se estrechaban las temblorosas manos,
aproximábanse los semblantes iluminados por cariñosa sonrisa, y dulces lágri-
mas calan acanaladas por los surcos de la vejez... En fin, se abrazaban fuerte-
mente, mientras yo seguia distraído, mirando un cuadro, ó decia que el sol era
expléndido, cuando llovía á mares; y pensaba entre mí que aquellas lágrimas
siempre eran jóvenes; que aquellas sonrisas de invierno eran tan tiernas y tan
propias como las de la primera de la vida.
Una vez la borrasca fué tan tremenda, que antes de que las dos naves en-
trasen de arribada en el puerto matrimonial se necesitaron muchas horas y mu-
chas negociaciones. La palabra separación se habia pronunciado por los dos, y
ninguno queria ser el primero en arrepentirse de haberla dicho.
Para evitar la diplomacia de la vecindad, los cónyuges habian huido cada
uno por su lado. La criada era una muchachuela medio simple, que los ancianos
tenian recogida de lástima, la cual, como no se enteraba nunca de lo que ocurría,
solo supo darme razón de que los amos habian salido uno después de otro. Me
instalé, pues, en la habitación de los prófugos, me senté delante de la chimenea,
aticé el fuego y esperé. Era un magnífico diade invierno, el sol brillaba á través
délos cristales y los tizones chisporroteaban gozosos. Yo estaba alegre, trataba
de adivinar en forma de charada cuál de los dos volvería primero bajo el techo
conyugal... ¿Cuál? Conchita, no habia que dudarlo: en aquel instante oí crujir un
vestido; me levanto, me vuelvo... y me encuentro cara á cara con la Sra. Nina,
la joven del tercero, la viuda.
Pareció sorprendida de verme, y un poco turbada, sin duda porque habia
entrado con la familiaridad que tenia por costumbre; así es que en su aire un
tanto inquieto se denotaba el deseo de hallar quién me dijese que usaba de un
derecho adquirido desde antiguo.
En tanto yo me habia inclinado saludándola, é intentado hablarla, pero ella
se adelantó:
— ¿No está en casa la Sra. Conchita?
— Ni el Sr. Sulpicio, repuse; espero al uno ó á la otra.
UNA CRISIS MATRIMONIAL. 515
— También yo buscaba á una ú á otro; volveré...
La ausencia del matrimonio parecia inquietarla: no se movió.
— Si V. desea esperar, yo seré el que vuelva...
— Gracias... Tal vez viene V. por...
— Por la misma causa...
Así diciendo, me separé de la chimenea como invitándola á entrar: un mi-
nuto después estaba sentada en mi silla. También yo me quedé.
La Sra. Nina no me conocía; pero yo conocía muy bien á la señora
Nina. Muchas veces, desde mi ventana, abierta sobre la suya, habia aprendido
de memoria el color de sus cabellos, esperando en vano que Dios me diese á
conocer el de sus pupilas; un dia la hice huir tosiendo: desde entonces no volví
á toser en la ventana.
Aquellas blancas manecitas, que tantas veces habia visto teclear sobre el
antepecho de su mirador, tenian las palmas delante del fuego, y aquella cara,
que poco antes era para mí un misterio, se apareció descubierta. ¡Ah! la señora
Nina era hermosa, ó por lo menos, ¡me gustaba tanto!
Al notar que permanecía de pié, me hizo una indicación llena de cortesía,
para que me sentase; esperamos silenciosos: nadie venia; siguió el silencio, cuya
duración iba siendo pesada, y para cortarlo, habló ella de Sulpicio, y de Con-
chita yo.
Cuando supo el oficio que yo desempeñaba desde que tuve la suerte de
conocerlos, la viuda sonrió con bondad. ¡Qué bella sonrisa! ¡Qué magníficos
dientes!
— ¡Es una desgracia! ¡pasar cincuenta y cinco años de la vida sin lograr en-
tenderse! dijo poco después.
—Yo lo tengo por una bagatela, repuse, pues en el fondo se quieren mucho.
¿No es cierto?
La viuda hizo un mohin y no contestó.
— Tales contrastes, añadí, son, respecto á ellos,, como el viento que separa
una ola de otra; las sacude y las vuelve á unir para formar una misma su-
perficie. No creo que puedan vivir dos personas juntas largo tiempo sin enco-
lerizarse alguna vez.
Decididamente, la viuda no quena contestar; bajó la cabeza y comenzó á
remover las cenizas como impaciente. Callé.
— ¿Qué hora es? preguntó notando que su silencio me ofendía.
— Las cuatro.
— Es tarde; tengo que marcharme; volveré...
— En verdad, faltan trece minutos para las cuatro... añadí.
La Sra. Nina se sonrió y no se fué.
Yo no sabia por qué, pero mi corazón tocaba á gloria.
5l6 REVISTA DE VALENCIA.
Hé aquí á Sulpicio y Conchita, los dos cogidos del brazo.
— ¿Se han hecho paces? preguntamos con la mirada la Sra. Nina y yo.
— Sí, señores, contestaron á la vez comprendiéndolo.
— Venia á ver á VV.; ahora me voy, porque es tarde, dijo Nina.
Conchita estaba de buen humor; las arrugas de su cara tenían la movible
expresión de las grandes alegrías, y sus ojillos chispeaban de gozo.
— Menos mal, dijo, puesto que el Sr. D. Carlos le ha hecho compañía.
Al oir aquella frase, mi corazón se echó á vuelo, y la viuda se puso encar-
nada. Se marchó; me marché al punto, y todo el dia pensé en ella; la noche la
pasé soñando, y el siguiente dia en la ventana. Por dicha me vio, la saludé, y
durante un mes no falté á las mismas horas con la misma fortuna; una vez me
atreví á sonreír, otra vez se atrevió á sonreirme... y cinco meses y ocho días
después estrechaba legítimamente entre mis brazos á la Sra. Nina, que... ya no
era viuda.
III.
Eramos felices; habitábamos una casita apartada del ruido y la baraúnda de
-la ciudad; nuestras ventanas no miraban hacia casa de molesto vecindario; el sol
nos visitaba desde el alba hasta la tarde, dando con la viveza de su luz color
de fiesta á nuestros muebles recien comprados.
El anciano tio de Nina no habia querido unir sus achaques á nuestra felici-
dad, según decía, y se quedó viviendo en el pueblo con una hermana. Y en ver-
dad, nos bastaban nuestras ilusiones para estar acompañados; cualquiera otra
compañía nos hubiera sido importuna. Nuestra casita de color de rosa estaba
poblada de fantasías del mismo tono; el porvenir se presentaba en sueños y lo
aguardábamos encantados. ¿Será necesario advertir que tenia maneras de una
delicadeza exquisita, sonrisa dulcísima, la mirada serena como un rayo de luna,
la voz armoniosa como una palabra de consuelo, y tal modo gracioso de colo-
car sus manos sobre mis hombros y decirme te quiero sin hablar, que yo ha-
bría pasado la vida entera mirándola? .
Tan solo le noté un defecto; al pasar de una á otra habitación cerraba las
puertas con violencia. Alguna vez, interrumpido en mis fantasías por un portazo,
habría hecho inadvertidamente un movimiento de enojo, si al instante no hu-
biese asomado su carita sonrosada. A pesar de todo, mi corazón seguía la-
tiendo con júbilo constante, y no era posible otra cosa.
¿Es preciso advertir también, que yo era un marido poco menos que perfecto?
No la dejaba sola nunca, ó por lo menos rara vez y el tiempo más breve posible;
no la contradecía jamás: adivinando sus deseos, solo tenia para ella palabras
agradables; por mantener su buen humor inventalia mil niñerías; y esto, i;o
UNA CRISIS MATRIMONIAL. 517
obstante, yo podía ser acusado de otro gran defecto: era distraído. Por correr
tras de locas fantasías olvidaba que al sonreirme, ella reclamaba otra sonrisa;
que á sus burlonas observaciones contestaba con seriedad, y que su dulce mi-
rada solía encontrar la mía contemplando las nubes.
Sin duda la suerte no reúne tan feos defectos para que formen la imagen de
la paz conyugal; así es que llegó un día mi distracción á su último grado: cerró
ella la puerta con mayor estruendo que nunca, se me escapó un ¡eh!, lo oyó,
me arrepentí, era tarde: otro día Nina me dejó pensativo, pues se marchó de
puntillas, cerrando la puerta con mi! precauciones para no hacer ruido... El es
trépito de las fraguas de Vulcano no me habría hecho saltar de la silla como
aquella precaución. La seguí, la abracé, nos reimos; pero se había roto la con-
fianza; nos habíamos reprochado nuestras acciones, no éramos perfectos.
Por más que hizo Nina, le fué imposible corregirse; solo lo advertía después
de pecar, y entonces tomaba un aire entre doliente y burlón, que la hacía más
hermosa.
En cuanto á mí, todo fué inútil; ya podía bajar la cabeza arrepentido, ya po-
día abrir desmesuradamente los ojos cuando me sorprendía por los espacios
imaginarios; siempre descubría lo poco que adelantábamos en el camino de la
perfección, á pesar de lo cual la luna de miel se prolongaba de luna en luna,
deslizándose muchas sin la más leve sombra.
Fué un dia horrible del despiadado Julio, de aquellos en que el sol enlo-
quece y el calor abrasa... Jura ella haber sido la primera, diciéndome: "quisiera
saber en qué-piensas, quiero saberlo...''; pero no lo creáis, la primera ofensa
salió de mis labios en forma de una torpe palabra, que no pude aprisionar
entre mis dientes sin que quedase la mitad fuera. Sea de un modo ó de otro,
ello es que uno de los dos contestó altivamente á su contrarío; éste repuso con
violencia alguna frase dura; después hubo ironías sarcástícas, y en fin acabó
Nina por llorar, y yo por sentir el corazón oprimido.
En otra ocasión, el mismo exordio nos llevó á las mismas conclusiones, y
otra vez algo más allá.
— Esta vida es intolerable, dijo ella.
— ¡Es verdad! repuse para encolerizarla.
— ¡Verdad! ¡Verdad! ¡Ah! Ya lo sabia yo: estás cansado de mí; hace casi un
año que te consideras preso.
— Diez meses, dije.
— -Que te parecen diez años; lo he conocido desde que sucedió: nuestra feli-
cidad ha durado mucho. ¡Ah! ¡cuan desgraciada soy! Acabarás por odiarme, sí
ya no me odias; pero yo también acabaré por aborrecerte.
Yo me deshacía en ganas de cogerla entre mis brazos y correr, cargado
con ella y con todo su enojo, hasta que la hiciese reír y me gritase ¡áasfa!: tenia
5l8 ' HKVISTA DE VALENCIA.
deseos de mil locuras, que la conquistasen; me ocurrían los mejores propósitos
que puedan ocurrir al más paciente marido, para lo cual la miré de soslayo, pero
lo vio y me volvió la espalda. Adelanté entonces un paso hacia ella, y se mar-
chó á otro aposento sin aguardarme. Esta repulsa me indujo á salir por el lado
contrario, y tomé la escalera de la calle con aire decidido, aun cuando el re-
mordimiento principiaba á escocerme antes de comenzar la cruel venganza que
discurría.
Anduve largo rato sin poderme apartar de las cercanías del paraíso en que
anidaba mi felicidad. Recordé á Sulpicio y á Conchita, los buenos amigos de la
víspera; pensaba que yo no tenia quien cumpliese cerca de Nina mi oficio de
pacificarla; y después de todo, con la mejor gana del mundo, lo hubiese con-
fiado á cualquiera. Reflexionaba que era la primera vez que reñíamos; pero
¡¡¡quién sabe si aquello podría repetirse!!! Era preciso volver, consolarla, quitarle
en lo posible su pena, y darle ánimos con la seguridad de que nunca, nunca vol-
veríamos atener que reprocharnos nada; pero... ¿y si en lugar de oirme indul-
gente me rechazaba desdeñosa? ¡Ay! ¡Cuánto hubiera ofrecido porque á mi pri-
mera palabra dulce respondiese con amor, y porque riendo y llorando juntos,
no hubiéramos vuelto á recordar aquella desagradable escena!
Estas refle.xiones me condujeron dos ó tres veces hasta el umbral de mi
casa, y otras tantas me alejaron de él; por fin, conseguí vencer la incertidumbre,'
crucé el portal, subí los escalones de cuatro en cuatro, y me presenté ante ella.
Habia salido al encuentro deshecha en lágrimas y ocultando la cara entre sus
manos, sin hablar: pasé un brazo por su cintura, la atraje hacia mí y la llevé
al salón, donde, sentándola sobre mis rodillas, aparté sus manos del triste
rostro, acercando el mió y le pedí perdón; pero en vez de perdonarme rom-
, pió á llorar, rodeó sus brazos á mi cuello y apoyó la cabeza sobre mi
hombro.
Mi corazón estallaba: las maneras de Nina expresaban una desgracia. iQué
habia ocurrido en mi ausencia? '
Nuevas caricias y entrecortadas palabras, cien medrosas interrogaciones, y
por fin un fuerte sollozo.
— ¡Ha muerto! dijo.
— ¿Quién?
— ¡Conchita, la pobre Conchita!
Callé; si he de decir verdad, la noticia no me dolió gran cosa. La pobre mu-
jer corria hacia los ochenta tiempo há, y el cementerio habia esperado bastante
para archivar su pergamino. Respeté, sin embargo, la sensibilidad de Nina, que,
dando tregua al llanto, movió la cabeza y dijo melancólicamente:
— ¡Helos separados ya!
— ¿Quién te ha dado la noticia?
UNA CRISIS MATRIMONIAL. SIQ
— Una amiga que ha venido á visitarme. La pobre Conchita nnirii) antes de
ayer, casi de repente.
— ¿Y Sulpicio?
— Está desesperado; no habla, parece que se le va la cabeza,
— Será preciso ir á verlo.
— Sí, querido Carlos, vé al instante.
Me marché: ¡ay de mí! el pobre viejo no habia podido resistir las tristezas
de su soledad, y aquella noche, pocas horas después que se llevaron á la com-
pañera de su vida, se tendió en el lecho solitario, persuadido de no ver la nueva
aurora. Su cadavérico semblante parecía sonreír, como si hubiera querido decir-
me que ni aun la muerte habia podido separarlos.
Tórneme á casa triste, pero con una tristeza dulce que me confortaba; no
quise dar la noticia á mi pobre mujer, la cual la supo por personas extrañas, aun
cuando á mi presencia.
Así que nos quedamos solos, se me acercó medrosa, y me dijo:
— ¡Carlos!
—¡Nina.!
Tampoco nosotros nos separaremos nunca. ;No es verdad?
FIN.
epístola elegiaca.
A MI BUEN AMIGO EL DISTINGUIDO PUBLICISTA D. JULIÁN SETTIER, EN LA MUERTE
DE MI MADRE.
1 el amor ni la ciencia, amigo mió,
Jamás de la salud tan bien cuitados,
i. Triunfar pudieron en la horrenda lucha;
Ni el amor ni la ciencia un solo instante
El sordo paso de la parca impía
Para consuelo nuestro detuvieron.
Tras luengos dias de infinitas ansias
De acervas inquietudes y temores,
Llegó el momento aciago y doloroso
De infausta novedad, aunque esperado,
Pues nunca la esperanza de amarguras
Avezó el corazón á los tormentos.
¡Qué instante más cruel! ¡Qué horrible pena!
¡Y cuál tortura el recordarlo al alma!
El sol velado amaneció aquel dia;
La luz del alba entre grisientas nubes
Filtróse opaca en la modesta estancia
Do el amor de los hijos y el esposo
Rebia gota á gota el sufrimiento.
Allí en el lecho, do feliz la madre.
Uno tras otro acarició á sus hijos,
Y al son de melancólicas baladas
Les dio su pecho y vigiló su sueño,
Allí en revuelta confusión ahora.
Empapado con lágrimas calientes
El blanco lino (jue su seno oculta,
EPÍSTOLA ELEGÍACA. 5-1
Trémulo el labio y la mirada incierta
Alza los brazos bendiciendo á todos;
— Un corazón muy grande á cada uno
Legar quisiera por herencia santa;
¡Adiós, mis hijos, en la excelsa gloria
Velará por vosotros vuestra madre! —
Dijo; y fijando su pupila triste
Con esfuerzo supremo y angustioso,
A todos nos miró por vez postrera
Para damos postrera despedida.
Renuncio, amigo, á describir sereno.
El vértigo, el delirio ó la locura
Que en forma de sollozos y suspiros
Creó allí un coro funeral y extraño:
¡Con qué ansiedad bebimos su mirada!
Por sostenerla algunos más instantes.
Diera el que menos su existencia entera.
Al calor de las lágrimas y besos
Soñamos detener aquella vida
Que la nuestra formara con su sangre;
Mas todo en vano fué: ¡oh estéril cienciíil
El rítmico estertor ya se apagaba
Y el pulso en la radial ya se extinguía.
Preso yo entonces de terror y espanto,
Entre mis manos oprimí sus sienes,
Mientras otros sus miembros, casi frios.
Con ósculos ardientes caldeaban.
A su Irente acerqué mis labios secos,
Fiebre del alma mitigar ansiando,
Y ¡oh dolor sobrehumano, inconcebible!
¡Aquella frente á la que orl<') diadema
De maternal constancia la más pura,
Era un pedazo de materia inerte.
Húmedo máriiiol que me heló hasta el alma!
No así el cerebro que, convulso, inquieto,
Golpeaba la mente delirante.
Por sus angostas vias desfilando
En confuso tropel tristes ideas.
¡Adiós caricias tiernas de la infancia!
¡Adiós aliento generoso y dulce
522 REVISTA DE VALENCIA.
Que guiaste imperfecta adolescencia!
¡Adiós amado y plácido consejo,
Que nos forjaste impenetrable escudo
En las batallas de la edad madura!
¡Adiós idilios, cantos de alegría!
Que ya en tu torno ¡oh madre! no podremos
Contarte nuestras cuitas y placeres;
Ni al declinar de la muriente tarde
Rezar contigo la oración bendita
Cuando la brisa de la noche esparza
De la campana los tranquilos ecos
Entre sus anchos perfumados pliegues.
Ni á tu lado los hijos de tus hijos
Escucharán los hechos portentosos
De algún siervo de Dios ó mártir santo
La historia de la Virgen sin mancilla,
O acaso de la Biblia sacrosanta
Encantadora ó mágica leyenda.
¡Adiós de la familia castos goces!
Que ya en las fiestas del hogar sencillas
Habrá un vacío en la adornada mesa,
Y no podrás partir ya con nosotros
El manjar, al llevártelo á tu boca.
Y vendrán las alegres navidades,
Y ni tu mano besarán tus hijos,
Ni tus nietos con tiernas manecitas
Pedirte ya podrán los aguinaldos.
¡Adiós, oh madre! Mas ¿por qué yo evoco
En mi daño y el tuyo, oh buen amigo.
Tanto recuerdo de placer que fuera?
¿Por qué sin darme cuenta te atormento,
Al quererme yo mismo atormentarme?
Mas joven aun que yo, pues eras niño,
Tví perdiste á tu madre idolatrada;
Tras ella, para colmo de desdichas
También tu padre la buscó en el cielo,
Dejando en orfandad inconsolable
A su infantil y dilatada prole...
Perdona, pues, si al derramar mi llanto
Sobre las penas que tu pecho afligen
EPÍSTOLA ELEGIACA. 523
Osado removí tibias cenizas
Del volcan que tu esijíritu enardece.
Que en los cielos del alma tormentosos
Las penas son las nubes que acibaran,
Es el dolor el lacerante rayo,
Y es el llanto la lluvia bienhechora
Que al agitado corazón serena,
Si esa lluvia desciende sobre el suelo
Que amistad cultivara en santa calma
Bella y hermosa, cual ninguna, al punto
Brota la flor de los consuelos pura.
Aunque con tristes kígrimas se riegue.
Tú, que en instantes para mí dichosos,
Y á tu lado no há mucho en esa Corte,
Do en revuelto y confuso torbellino
De hombres, cosas, ideas y sucesos
El siglo marcha á su destino ignoto,
Decias envidiar mi rara estrella,
Ya ves, cuan pronto sus fugaces brillos
Con mi intenso dolor palidecieron.
Lejos, pues, sombras de placer livianas;
Huid, fantasmas de la dicha incierta;
Que allá en el fondo de la hirviente copa
Con que al goce la vida nos incita.
Libar deberé siempre amargas luces:
Que ya en el mundo mi destino adverso.
Será, mi amigo, el suspirar del triste,
Sufrir la ausencia del amor perdida,
Ansiar gozarle en la suprema altura,
¡Solo envidiar á los que tengan madre!
INI. Candela.
Qls^
CRÓNICA MENSUAL.
ETiEMBRE es uiia página en blanco en el Almanaque de las Musas: las
Ciencias, las Letras y las Artes carecen de crónica durante esta agra-
dable estación, consagrada á los placeres campestres. Vendrán los
primeros dias de Octubre, y con ellos la apertura de las aulas, de
las academias y ateneos: entonces tendremos algo que decir: hoy no encuentra
nuestra pluma materia de que ocuparse.
* *
Lo más que podemos hacer es anunciar trabajos en preparación, que saldrán
en la próxima temporada literaria. Entre ellos cuéntase la traducción del Fausto,
de Goethe, por nuestro compañero de Redacción D. Teodoro Llórente.
Todos los aficionados á la poesía en Valencia conocen algo de esta versión,
en la cual su autor ha trabajado en diferentes épocas, y que hace más de ocho'
años tenia abandonada. Varios periódicos han publicado fragmentos de ella. No
comprende más que la primera parte del célebre poema alemán, la referente á
los amores de Margarita y el Doctor, por arte diabólico rejuvenecido.
En España no se ha publicado ningiuia traducción en verso del Faiisio, ni
las habia en prosa buenas, hasta que hace poco tiempo se dio á luz la del señor
English, revisada por el reputado literato D. Juan Valera, y enriquecida con la
versión poética de algimos pasajes, hecha por este distinguido escritor. Pero
esta edición, muy lujosa, muy cara, y difícil de manejar por su gran tamaño, no
se ha popularizado.
Por eso ofrece interés la traducción del Si^. Llórente, de cuyas condiciones
literarias no hemos de hablar nosotros. Publicarála la acreditada Biblioteca de
Artes y Letras, que editan en Barcelona los Sres. Domenech hermanos, y que
ha sabido hermanar la economía con el esmero artístico en sus hermosos libros.
También se publicará pronto la colección de poesías valencianas del cono-
cido poeta y presidente que ha sido de la Sociedad del Rat-Penat, D. Jacinto
Labaila. Esta antología lemosina lleva el título de Flors del me u hort.
Y se vá á dar á la estampa otra colección de poesías de dos ingenios va-
lencianos: D. Juan Rodríguez Guzman, tantas veces laureado, y D. Ricardo Bru-
guda, que aunque no tan conocido, dedícase también con buen éxito al cultivo
de las musas.
CRÓNICA MENSUAL.
525
Eso en Valencia; en Madrid anunciase la publicación de otro tomo de ver-
sos del fecundo escritor valenciano D. José Sanmartín y Aguirre, que ha de ti-
tularse Música celestial; y en Barcelona una colección de leyendas , cuentos y
otros trabajos análogos^ en prosa valenciana, de nuestro compatricio el modesto
escritor D. t^rancisco Fayos, que titula á su obra Plansons.
De estas dos publicaciones podremos ya ocuparnos en el próximo númer o
de nuestra Rei'ista .
D. Francisco Peris y Pascual, ilustrado sacerdote que se dedica con fortuna
á la poesía religiosa, y debe á ella repetidos lauros, acaba de obtener otro en
el Certamen celebrado en Manresa. Ha ganado una hoja de palma de plata, por
una oda Al martirio de Sarita Inés.
El Teatro de la calle de Ruzafa ha abierto ya sus puertas. Actúa en él, bajo
la dirección de D. Manuel Calvo, una compañía de declamación, muy aceptable,
dada la categoría de aquel modesto coliseo.
bibliografía valenciana.
;r ATADO COMPLETO DE LEGISLACIÓN HIPOTECARIA,
concordada con las leyes del fiotariado y del impuesto de derechos
reales, por D. Federico Soler y Castelló. — Madrid. 1S82 (l).
La legislación referente al registro de la propiedad inmueble ha adquirido
tal complicación, que es considerada como el ramo más difícil del derecho espa-
ñol. Las trascendentales reformas que ha sufrido y sii naturaleza especial, que
se relaciona con casi todas las manifestaciones de la vida jurídica y administrati-
va, son causa de que exija para la comprensión de sus disposiciones el deteni-
do estudio de todos los preceptos legales á que las mismas se refieren. ,
Esta es la misión que ha toujado á su cargo nuestro ilustrado compatricio el
autor de la obra que nos ocupa, metodizando el articulado de la ley hipotecaria
y concordando con ella las leyes del notariado, la del impuesto de derechos rea-
les y todas cuantas disposiciones del derecho civil y mercantil se relacionan con
la misma.
Y no satisfecho con esto, ha señalado las diferencias entre la ley hipotecaria
de Ultramar y la de la Península, ha insertado las resoluciones de la Dirección
general de los registros desde su creación hasta la fecha, con las diferentes sen-
tencias del Tribunal Supremo de Justicia, fijando la verdadera inteligencia de la
ley, y ha reunido, por fin, en unidad de doctrina, cuanto se ha dicho sobre el
particular en las Academias, Ateneos, periódicos profesionales y luminosos co-
mentarios como los de los Sres. La-Serna, Hernández, Ariza, Pantoja, Pedrero,
Galindo de Vera, Caravantes y otros.
Todo ello viene á constituir una obra completa, que ha de prestar una uti-
lidad evidente, no solo á los llamados á ocupar las oficinas del registro, la cáte-
dra del derecho y el despacho del abogado y del notario, sino también á toda,
suerte de administradores y propietarios, á quienes tanto interesa la acertada
inscripción de sus derechos reales, la seguridad de sus contratos, las oportunas
cancelaciones y el conocimiento de los derechos que en todos casos haya de de-
vengar la Hacienda.
íl) Forma la obra un volumen en 4.°, de 700 páginas, muy compacta impresión, y se vende
al precio de 12 pesetas en toda España, tranco de porte v certificado, dirigiéndose los pedidos .á la
librería de D. Gregorio Hernando, Arenal, 11, ó á casa del autor, Argensula, 13, tercero derecha,
ambos en Madrid.
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA. 527
^ PENSAMIENTOS DE SANTA TERESA DE JESÚS, extractados de sus
obras, para servir de meditación en cada dia del año, por la Baronesa de Cortes.
Madrid. Tip. del Asilo Huérfanos del S. C. de Jesus, 18S2 (l).
S. M. la reina Doña María Cristina de Austria honró á la distinguida escri-
tora valenciana, que tan apreciada es en los círculos literarios de la corte con el
pseudónimo de María de la Peña, haciéndole el encargo de publicar un librito
de Pensamientos entresacados de las obras de Santa Teresa, destinando sus
productos á la compra del antiguo convento donde nació la Santa.
Tenemos á la vista este libro, que será leido con mucho gusto, no solo por
las personas piadosas, sino también por las aficionadas á toda buena lectura.
Solo el que conoce las obras de la doctora de Avila, puede compreu<ler la
dificultad que encierra el entresacar de ellas aquellos pensamientos en que más
brillan las cualidades que la hiciera populares, como son la sencillez del len-
guaje, el candor y naturalidad, y la elevación de las ideas, que encantan aun
á los que apenas la comprenden.
El propósito de la reina fué, en efecto, oportuno, patriótico y santo, y hasta
en haber encomendado el trabajo á la modesta é ihistrada dama, obró la augus-
ta señora con feliz acuerdo.
Por cualquier lado que abráis e! libro tropezareis con bellísimos pensamien-
tos, siempre sencillos y claros, adornados algunos con ingeniosas comparacio-
nes y oportunas imágenes que aclaran la idea, notándose en otros el gracioso
desaliño que tanto deleitaba á fray Luis de León.
Están sacados, principalmente, de la Vida de la Santa, escrita por ella misma,
Las moradas. El camino de perfección. Conceptos del amor de Dios, Exclamacio-
nes del alma á Dios, Avisos de la Santa Madre , Las fitndaciones y Cartas,
aunque también ha consultado otros escritos.
Para llevar esta obra á feliz término eu el poco tiempo que le dejaban libres
los cuidados que debia prestar á una enferma querida, ha sido preciso todo el
tacto, toda la discreción y todo el buen gusto literario que atesora la piadosí-
sima baronesa.
ELEMENTOS DE HISTORIA NATURAL, por D. Emtlio Ribera Gó-
mez, catedrático de esta asigtiatura en el Instituto proviiicial de Valencia. Se-
gunda edicioti. Valencia. Itnpr. de Manuel Alufre, 1882 (2).
Hace tres años se publicó la primera edición de esta obra de texto, y es-
tando ya agotada, su ilustrado autor la ha dado nuevamente á la estampa. No
se ha limitado á una nueva reimpresión: como es continuo el progreso de las
ciencias naturales^ como todos los dias la investigación aduce nuevos datos que
aumentan su riquísimo caudal, el Sr. Ribera, que es profesor celosísimo de ese
ramo del saber humano, ha revisado cuidadosamente su libro, adicionándolo
con los últimos adelantos, á la vez que lo purgaba de algunas incorrecciones
que se deslizaron en la primera edición.
(1) Esta obra, primorosamente impresa, forma un lindo volumen de 194 pág. en 8.° Se vende
en la librería de los sucesores de Badal: dos pesetas en rústica, y tres, encuadernado elegantemente.
(2' Forma esta obra un hermoso volumen en 4.°, de 492 p.igs., de buena impresión, con 265
grabados en cobre, intercalados en el texto, tres 1,-iminas cromolitografiadas y una en negro. Se
vende á 1 2 pesetas en las principales librerías.
52S REVISTA DE VALENCIA.
Era ya, y ahora lo es con mayor razón, un libro de texto muy apreciable
este de que nos ocupamos. Su autor se ha propuesto proporcionar, bajo el me-
nor volumen posible, la suma de conocimientos histórico-n atúrales necesaria
para que un alumno, que no se dedique á estudios superiores de la bellísima cien-
cia de la naturaleza, encuentre en esta obra los suficientes para representar
dignamente el papel de hombre ilustrado, que es tan difícil hoy de llenar sin po-
seer noticias algo detalladas sobre todos los ramos de las ciencias de observa-
ción. Para lo que se exige en la segunda enseñanza, es quizás demasiado volu-
minosa esta obra; pero está dispuesta de manera que pueda el alumno pres-
cindir de los pormenores en que entra para ampliación de muchos puntos.
Respecto á la disposición y extensión relativa de las materias, el Sr. Ribera
ha dado á la Anatomía y Filosofía mayor desarrollo que el que suele tener en
compendios de esta clase, lo cual nos parece bien, porque son conocimientos
indispensables para toda clase de personas. En Zoología ha adoptado las cla-
sificaciones de Claus y Gegembaur, y en Botánica las de Sachs y DecandoUe,
muy modernas las tres primeras, y arregladas al método natural, y magistral
siempre la última. Respecto á la Mineralogía, la falta de conocimientos quími-
cos de los alumnos de los Institutos, impide seguir las clasificaciones modernas,
y sigue el autor la de Hauy, aunque separándose de ella en la clasificación de
algunos grupos.
Como requiere una obra de esta índole, vá enriquecida la presente con nu-
merosos grabados, que dan idea clara de los objetos que representan.
En las Exposiciones de Valencia de 1879 y 1881, ha sido premiado este
libro con medalla de primera clase.
Valencia. Imprenta de Do.mknech. Mak. 48. — i8t>-j
REVISTA DE VALENCIA.
1." Noviembre de 1882.
EL REY D. JAlMi-, 1 POR LUS CAMINOS DEL MAESTRAZGO.
JESDE que el invicto rey D. Jaime trató de veras de emprender la con-
quista del reino de Valencia hasta la fecha en que escribimos, esto
i es, durante seis siglos y medio, no han variado ni mejorado los me-
dios de comunicación existentes entre dos grandes zonas ó regiones compren-
didas dentro de los reinos de Aragón y Valencia. De Teruel á Alcañiz, de Te-
ruel á Cantavieja, de Cantavieja á Morella, se tropiezan hoy con los mismos
accidentes y dificultades, y se pisan los mismos caminos de herradura que 600
años atrás. Parece increíble que dos grandes porciones de provincias importan-
tes, enclavadas dentro del perímetro de lo que ha venido llamándose Maes -
trazgo, teatro frecuente de guerras encarnizadas y de luchas fratricidas, dos
provincias que, como las demás de la nación, pagan al Estado sus contribuciones
para vivir, cual las otras viven, al amparo de los adelantos modernos, hayan
quedado tan postergadas y desatendidas en sus medios de comunicación.
Y no es que los tiempos y los sucesos hayan dejado de advertir repetida-
mente á los hombres que dirigen la cosa pública, la necesidad de abrir caminos
y carreteras; no es tampoco que los moradores de esas regiones montañosas de
Castellón y Teruel, tan honrados como sufridos, tan sufridos como valientes y
morigerados, no quieran vivir en concierto con los demás pueblos limítrofes ó
con las provincias vecinas, ni que hayan omitido indicar á sus autoridades y
representantes de todos tiempos la precisión de esas vias para llevar al litoral
sus producciones, é importar á las montañas las que, ricas y abundantes, propor-
cionan las fértiles llanuras y llegan por el litoral: ni menos que desconozcan por
34
53o REVISTA DE VALENCU.
completo lo que la tierra que pisan guarda en su seno, esos abundantes y ex-
plotables filones de lignito, azabache, hierro, cobre, plomos, azufre, cobalto,
jaspes, mármoles, etc.; ni que sucesos recientes, tristemente deplorables por re-
petidos, hayan dejado de confirmar la razón de sus demandas y dado ocasión
oportuna para satisfacer tan natxiral y común aspiración: la ley de la fatalidad
parece presidir estos resultados, si la fatalidad fuera el regulador de los destinos
liumanos.
Pero no, es que el tiempo y las tormentas políticas arrancaron de cuajo los
caracteres levantados y patrióticos; es que pesa la losa del olvido sobre las co-
marcas que sombrean las torres de Teruel y baña el Guadalope, y no hay mano
bastante vigorosa que la levante; es que antagonismos y rivalidades infundadas
se han apoderado de los corazones que laten en la parte alta y en la parte baja
de una misma circunscripción, al amor de mezquinos intereses, que abogan, al
parecer, por el aislamiento: es, en fin, que los hombres, á fuerza de olvidar la
historia patria, desconocen ya que Alcañiz, Teruel y Morella se dieron la mano
im dia para acudir á las llanuras de la Plana y abatir la Media Luna: en una pa-
labra, amortiguando lo que debía avivarse, y exagerando lo que para siempre
debiera extinguirse, atizando odios y separando voluntades, se ha llegado, por
desgracia, á una situación del todo inconveniente é insostenible, caracterizada
principalmente hoy por la indiferencia y por la inercia. La inercia y la indiferen-
cia, pues, nos proponemos combatir, utilizando dos recuerdos históricos. Está
representado el primero en los sufrimientos por que pasó el gran rey de Aragón
y su ejército al comenzar la reconquista del reino por Ares y Morella, para des-
cender después á Burriana y llegar á Valencia. Simbolizan el segimdo las pena-
lidades anejas á los sitios y asaltos de Morella y Cantavieja en las dos últimas
guerras civiles, por falta de caminos y carreteras. Los primeros los refieren las
crónicas; los segundos son de ayer, sobran actores y testigos presenciales para
reclamar su aseveración, que á ser preciso invocarla, acudiríamos primero á los
compañeros de Oraá y Espartero, generales de Doña Isabel 11, después á Pala-
cios, Despujols , Jovellar y Martínez Campos, generales y ministros de D. Al-
fonso XII, quienes al luchar porfiadamente años atrás en aquel terreno con
el ejército carlista del Centro, cimentaban el trono del monarca que hoy rige
felizmente los destinos de España.
II.
Repasemos la Historia. — Encontrábase D. Jaime I en la ciudad de Alcañiz,
punto que solía elegir algunas veces para descanso y solaz, como también para
sostener pláticas amistosas con el Maestre del Temple D. Hugo de Folcalquer:
EL KEY D. JAIME I, 531
allí se presentó al rey D. Blasco de Alagon, proscrito delreino durante dos años
[)or cierta acción censurable que no es del caso relatar, y después de obtenido
el perdón, atendidas su calidad y antecedentes, se reanudaron las anticuas re-
laciones que le unian al monarca y se renovaron las mutuas confianzas. Un dia
D. Jaime recibió la importante noticia de haber sus tropas conquistado la isla de
Ibiza. Enardecióle la nueva y pensó que no debia descansar mientras tuviera
moros que combatir en las fronteras de su reino. Los prohombres y personajes
de su corte le felicitaron por el suceso; pero él, piadoso y lleno de fé, recordando
que el poder viene de lo alto, quiso dar gracias al Dios de los ejércitos, y en
compañía de sus caballeros se dirigió al templo de Nuestra Señora de Nazaret
y dispuso se cantase un solemne Te-Deiim. Terminada la función, subieron al
castillo para disfrutar del encantador panorama que desde allí se descubre re-
gado todo él por las maasas aguas del Guadalope. Desde la encumbrada y blanca
sierra de Palomita, junto á Cantavieja, hasta las inmediaciones de Caspe, que
baña el Ebro, todo lo abarcaba la vista. Era im dia sereno; un historiador ilus-
tre dice: "El sol daba vida y esplendor al cristal del rio que reflejaba la imagen
de los árboles y plantas de su ribera; una suave brisa agitaba blandamente el
lirio y el rosal; allá en lontananza, sobre los altos cerros, se divisaba el cielo
con su hermoso azul: apenas empañaba el horizonte alguna nubécula. "¡Oh,
tras esos montes, dijo el Maestre del Hospital, se halla el reino de Valencia,
el más hermoso, el más rico, el que está sembrado de fuertes castillos y bañado
por las aguas del mar. Señor, vos que en los primeros años de vuestra vida
habéis engastado tan preciosas perlas en la corona de los reyes de Aragón;
(¡ue tan feliz habéis sido en los combates, que parecéis un instrumento de la
Providencia para barrer de este suelo español esa basura inmunda de los ma-
hometanos; que habéis agregado á estos reinos las islas de Mallorca é Ibiza,
mirad, ahí os espera un reino, el camino está abierto á vuestras conquistas,
vuestros soldados que surcaron los mares, mejor pasarán esas montañas y ba-
jarán á las hermosas campiñas del Edén de nuestra España." Entonces, vol-
viéndose á D. Blasco, continuó Folcalquer: "Pero mejor que yo os dará razón
cumplida vuestro mayordomo, práctico en ese terreno, y que puede saber las
riquezas que encierra."
Había oído el de Alagon las palabras del Maestre, y como le animaban los
mismos sentimientos, repuso: "Cierto, Señor, ese país que tenéis á las puertas
"de vuestro reino es la mejor tierra y la más bella del mundo. E es la iiielloi-
^Herra e la pus bella del }non." dice en su Crónica el mismo D. Jaime: "Yo, que
he estado más de dos años en Valencia, puedo asegurar que no se encuentra
un lugar más delicioso que aquella ciudad y su reino: vegas fértiles, pintorescas
riberas , floridos jardines , fuertes castillos , todo se reúne allí para embelesar
con sus encantos al que tiene la dicha de poder habitar en ese dilatado jardín.
532 REVISTA DE VALENCIA.
Si mis consejos debéis tomar, emprended esa conquista; y no sea lo primero
reducir fuertes castillos, sino comenzar por Borriana, pues sentada en un llano
no lejos de vuestros dominios y cerca del mar, podréis recibir recursos, y antes
de un mes será vuestra la población con la ayuda de Dios. — Esto mismo he
oido muchas veces, dijo entonces el Maestre del Hospital." Un discreto historia-
dor añade, no era menester tanto para inclinar el ánimo de D. Jaime, que ardia
en deseos de emprender la conquista.
La resolución no se hizo esperar. Quedaron conformes, y para que el acuerdo
surtiera el efecto que todos deseaban, se encargó el rey de invitar á los caballe-
ros y ricos-hombres, prevenir lo necesario para el ataque y defensa, y procurar
las provisiones para las tropas. "Pero entre tanto, dijo á D. Blasco, bien podéis
reunir pertrechos de guerra, no estéis ociosos; arrojad de sus guaridas á los
moros que se mantienen en estos términos, que yo os haré señor de los casti-
llos que vos conquistareis." Y el rey, activo y enérgico, se marchó desde luego
á las montañas de Teruel, mientras D. Blasco invitaba á los caballeros del ter-
ritorio para realizar un atrevido proyecto.
Todo esto cuentan las crónicas y las historias, con más ó menos detalles,
pero siempre conviniendo en lo sustancial, en empezar la reconquista y en su
viaje á Teruel.
III.
Desde Alcañiz ¿por dónde se fué á Teruel? Lo callan los historiadores, pero
presumimos que el arrojo y bravura de D. Jaime no le impedirla el escuchar los
consejos de la prudencia, y siguiendo los impulsos del instinto de conservación,
procurarla caminar por donde habia camino y amparo, esto es, buscando siem-
pre la sombra protectora de las fortalezas y montañas dominadas por sus sol-
dados y caballeros. Debió cruzar, pues, la vega que le separaba de Calanda,
atravesar las Contiendas, dejando á la izquierda el Guadalope, acercarse al Mas
de las Matas, remontar hasta los muros de Castellote, dirigirse hacia Bordón y
castillo fronterizo de Olocau, para seguir apoyado por los caballeros hospitalarios
de San Juan, posesionados de las torres de Mirambel y del fuerte castillo de Can-
tavieja; descansar allí para continuar por Fortanete, Villarroya de los Pinares
y AUepuz, y después de cruzar la fria y peligrosa sierra del Povo y Corvalan,
páramo de la Siberia, cementerio de muchos caminantes, que sucumben entre
los hielos, las ventiscas y remolinos de la nieve, hoy como entonces, y por fin,
alcanzar refugio y abrigo en los edificios turolenses; ó bien desde Alcañiz tomar
la derecha de Calanda, y por Alcorisa, Los Olmos, Berge, Alloza, Montalvan,
huyendo de la temible loma de San Just, meterse en Teruel por Alfambra.
Y no presumimos que se desviase mucho de este itinerario, por dos razones:
una por no meterse en tierra de moros y procurar contratiempos prematuros
EL REY D. JAI.ME I. ^3^
á SU preconcebido plan: otra por ser de los mas breves para llegar pronta y
rectamente á la capital de la que hoy se llama su provincia.
Pregúntese á los naturales del pa"s, á los mismos diputados provinciales de
lo que se dice Tierra baja, cuando acuden á la capital para celebrar sesiones,
á los quintos y á sus familias cuando les acompañan para verificar la entrega, si
ese camino, en pleno siglo XIX, no es un camino de amargura en invierno y en
verano...! Todo el que dispone de algún recurso y atiende á su propia conserva-
ción, jsabeis lo que hace? Esquivarlo, buscar el litoral, dirigirse k Tortosa, to-
mar el tren y recorrer el trayecto que puede en ferro-carril hasta Sagunto , allí
montar en la diligencia, y por Segorbe, Jérica, Barracas y Sardón alcanzar la en-
trada en Teruel por la parte opuesta. D. Jaime no podia hacer otro tanto:
para andar con libertad habia de conquistar primero el suelo que pisase por la
Plana.
IV.
Ocupado en ciertos preparativos de guerra, y distraído al mismo tiempo en
cacerías dejavalíes en las montañas de Albarracin, pasó á Exea con D. Pedro
Fernandez de Azagra, D. Acorella y otros caballeros, y un dia, al acabar de co-
mer, llegó un mensajero enviado por los peones ó guerrilleros de Temel, que
al mando de un valiente almogávar, hacían la guerra en la frontera valenciana,
y le dijo: "Señor, vuestros soldados han entrado en Ares, y en su castillo ondea
la bandera de Aragón; esperan vuestras órdenes y vuestro auxilio para conser-
varlo.,, El rey, parece ser que quedó corrido, sin poder hablar, porque descono-
cía la situación y la importancia de aquella fortaleza, pero 1). Acorella que ha-
bia estado en el terreno, exclamó: "Albricias, Señor, albricias por tan gran vic-
toria. Mirad que Ares es un fuerte castillo en la entrada del reino de Valencia,
y podréis conservarlo, por más esfuerzos que hagan los moros para recuperarle.
Lo que ahora importa es marchar allí inmediatamente y dar auxilio á los peo-
nes de Teruel, que esperarán con ansia vuestra llegada.,, D. Jaime no se dur-
mió. Aquella misma tarde trasmitió sus órdenes escritas á Teruel, previniendo
á D. Fernando Díaz, á D. Rodrigo Ortiz y otros caballeros, que allí estaban,
que inmediatamente salieran con sus tropas para Alfambra, en donde le encon-
trarían aquella noche; añadiendo que fuesen provistos de comestible para una
marcha rápida. Al anochecer estaban ya todos reunidos, descansaron hasta me-
dianoche, y al rayar el alba se encontraban en el puerto de Monteagudo; pa-
saron por el Povo y durmieron aquella noche en Villarroya de los Pinares. Al
dia siguiente salieron; y al penetrar en el bosque, un ballestero de á caballo se
dirigió cortesmente al rey, y le dijo: "Señor, D. Blasco de Alagon os saluda,
y me envía para deciros que Morella está en su poder.,, Esta noticia turbó y dis-
gustó al rey, porque D. Blasco se anticipaba á sus designios, y además porque
534 REnSTA DE VALE^•CIA.
recordó la promesa hecha al mismo de hacerle señor de los castillos que con-
quistara. Una consulta rápida al aire libre hizo que D. Fernando Diaz, dijera al
oido al rey: "Señor, dejemos á Ares, porque Morella es gran cosa, y mejor fuera
que se hallara en poder de los moros que en el de D. Blasco. Morella no es
plaza de im caballero, y un castillo fuerte al rey debe pertenecer.'' Cuentan las
crónicas que D. Pedro Fernandez de Azagra y D. Acorella, opinaban por se-
guir el camino emprendido de Ares, y de allí pasar á Morella, pero Diaz insistió
en que urgía llegar pronto á esta plaza, y aconsejó al rey que dispusiera que los
soldados dejaran los zurrones en la brigada, y ligeros como gamos siguieran el
trote de los caballos, para llegar á Morella antes del amanecer del dia siguiente.
Todo esto pasaba el 5 de Enero de 1232.
En un pais en que es vulgar y verdadero el refrán que dice: en Agosto frió
en rostro, no deberá estrañarnos que se sintiera riguroso el invierno, y que se
hiciera penosa la marcha por los senderos de aquellas escarpadas y abniptas
montañas al ejército del rey D. Jaime. Para caminar con más desembarazo,
dejó atrás las acémilas, tomó algimas compañías de peones de Teruel, y después
de cruzar la sierra de Mosqneruela y términos de Cantavieja, Iglesuela del Cid
y Mirambel, llegó al anochecer á Cinchtorres, en cuyo punto vadeó con su gente
el rio de las Calderas ó Caldés, ladeó el Bergantes y fué á parar á media legua
de Morella, precisamente en el sitio donde desagua el barranco llamado de la
Pinella, de más atractivos para un geólogo que para un giierrero. Es difícil dar
idea exacta de los accidentes y quebraduras de aquel camino á quien no lo
conozca. Los que, hijos del país, lo hemos recorrido y atravesado con distintos
motivos y en épocas de paz, sabemos que se necesita hábito y gran resistencia
física para soportar, sin menoscabo de la salud, las molestias que ocasiona tan
ruda jornada. Se cabalga bien en las llanuras, pero no se puede trotar ni galopar
en las pendientes, y cuesta abajo es de precepto desmontar para no caer en un
precipicio de los muchos que abundan en los caminos del Maestrazgo. D. Jaime
debió llegar rendido al pié de la cuesta de Morella, después de un camino tan
largo y penoso, y como si no fueran bastante á probar su decisión y energía los
obstáculos del itinerario ya vencidos, se encontró sin albergue, en despoblado y
con im cielo plomizo y amenazador, que empezó desapiadado á soltar tan abun-
dantes copos de nieve, que en breve espacio se cubrieron los montes y los valles
de una blanca capa ó sudario. El viento azotaba los rostros de aquellos valien-
tes guerreros; la ventisca turbaba su vista, el frió entorpecía sus músculos y
dificultaba sus movimientos, el enemigo estaba cerca, enfrente..., era preciso no
malograr el plan... ¿qué hacer!'... El bravo rey de Aragón no se amilanó. Su-
bióse á un poyo ó montecillo que hay á mil pasos de la población, y que desde
entonces se llama les Roques del Puig del Rey, para inspeccionar y reconocer la
fortaleza que tan próxima estaba y tanto codiciaba, dispuso apostar centinelas
EL REY D. JAIME I. 585
de infantería y caballería en sitios en que no pudieran ser advertidos, distribuyó
su gente, y luego se metió él en una pequeña gruta ó cueva, que aun subsiste,
y que fué el lujoso palacio que le albergó en aquella noche tormentosa.
El verídico historiador de Morella D. José Segura, dice á este propósito:
"El 6 de Enero, fiesta de la Epifanía, fué el dia más cruel para D. Jaime-
Agua y nieve, empujadas por el viento, caian sobre el rey de Aragón, que no
tenia otro abrigo que una rústica y reducida cueva, y como si esto no fuera
bastante, su triste palacio no tenia comestible alguno, y el monarca, cuyas haza-
ñas pregonaba el mundo, no pudo comer un pedazo de pan, ni calentar sus
manos en todo el dia.„
D. Jaime recuerda esto con tanta sencillez en su Crónica, que no podemos
resistir el deseo de copiar sus palabras;
E estiguem aguí sperant la compañía é iaqtiez tota la nit en aqiiell piiig, é
nwch se temps de fien... . é feyen molía, é venia ab pluja, que nuil hom nos gosaba
descubrir la cara, per paor que la tie:í nol tocas é haguem á endemá que no
vienjam 7ti haguerem, de la nit, que minjam en Villaroya tro al terser dia á
hora devespres.
Para honrar su gloriosa memoria, el dia en que Valencia festejaba el último
centenario de su muerte, decidimos la familia del Excmo. Sr. Conde de Crei-
xell y la mia, ambas reunidas, visitar este memorable sitio, que aun se conserva
al Oeste del Castillo de Morella, próximo al paseo llamado de la Alameda y no
lejos del Campo Santo. Las peripecias de la última guerra civil le han conver-
tido en un pequeño fuerte ó reducto avanzado de la plaza; su configuración
exterior ha cambiado algo de aspecto: la cueva, aunque destrozada, subsiste. Es
lástima grande que los hombres destruyan lo que ha respetado el tiempo, y más
sensible aun que por gratitud no se fije allí una columna ó pirámide con una
leyenda que recuerde á los presentes y venideros los sufrimientos de aquel gran
rey al empezar la reconquista del reino de Valencia.
V.
D. Blasco ya estaba en el castillo y era dueño de la población. ¿Cómo logró
esto? Siendo su sueño dorado apoderarse de Morella, procedió con cautela y
sigilo é invitó á los caballeros del contorno de Alcañiz para un asunto impor-
tante. Acudieron al llamamiento, les propusp apoderarse por sorpresa del cas-
tillo cuando los moros que lo guarnecían bajasen á la población; aceptaron el
proyecto, y en dia determinado salió la expedición á sus ór<ienes para llegar al
pueblo de Villores al amanecer, después al Forcall y luego á Morella, en cuyos
alrededores ya fueron descubiertos por los vigilantes centinelas del castillo, que
536 REVISTA DE VALENCIA.
malograron la sorpresa, D. Blasco se desquitó emprendiendo la tala de los cam-
pos cultivados por los moros, para infundirles terror, y estos, para evitar mayo-
res males, le enviaron un parlamento ó comisión, al frente de la cual iban los
hijos del Rey Zeit Abuzeyt, á la sazón allí desterrados, y que eran muy adictos
al mismo, pues nada menos que le debian la vida. Cargados de ricos presentes,
alhajas, dinero y viandas, salieron de la fortaleza y se dirigieron con bandera de
paz al campamento de D. Blasco, que aguardaba la embajada en medio de un
bosquecillo.
Al avistarse se reconocieron, abrazaron y entablaron larga plática, siendo el
resultado de ella, que los caballeros de uno y otro bando comieran y holgaran
juntos, refiriéndose mutuamente sus propias aventuras. Los infantes proscritos
hablaron á parte y á solas con D. Blasco, le manifestaron su viva gratitud por
su anterior protección en Valencia, y le dijeron que disponiendo del castillo
como disponían de sus llaves, estaban dispuestos á abrirle sus puertas, para que
entrando los cristianos acabara su destierro. Parecióle bien al caudillo aragonés
lo propuesto, y conformes con el plan para ejecutar el acuerdo, en día determi-
nado esperaron unos y otros el momento convenido. D. Blasco, por de pronto,
había de volverse hacía el bajo Aragón, pero en día prefijado habia de entrar
con sigilo en el barranco de la Pinella, á la sazón poblado de pinar (que hoy
ya no existe), y ellos, desde el castillo, harían la primera señal con una luz, que
indicaría que la guarnición dormía; la segunda señal seria una hoguera, que recla-
maría la aproximación del mismo D. Blasco y algunos caballeros á la puerta
Ferriza, y al distinguir la tercera, la puerta del castillo estaría franca y abierta.
Así se convino y así se hizo. D. Blasco, por de pronto, regresó á Alcañiz, y no
hizo falta el día de la cita, con toda su mesnada, situándose, impaciente por el éxito
de empresa tan ardua, á una legua de Morella. Se emboscó en la Pinella, fija la
vista en el castillo; llegó la noche, y á altas horas apareció sobre las almenas la
luz tan deseada, después otra, después quedó franca y practicable la puerta
Ferriza, y allí aguardaban los infantes moros, que le dijeron "silencio y seguid-
nos.,, D. Blasco y los demás, espada en mano, penetraron en el castillo, se apo-
deraron del alcaide y su familia, que dormían, y según antiguas crónicas, aquellos
españoles fueron sobrado crueles, pues se precipitaron sobre los indefensos
moros, los pasaron á cuchillo y colgaron sus cadáveres de las almenas, y á otros
los despeñaron desde lo alto de las rocas; pocos momentos después tremolaba
sobre la torre Celogjiia, que es la más elevada, la bandera de la reconquista, sa-
cudiendo para siempre el yugo de la opresión que cinco siglos antes cargaron
Tarik y Muza sobre la cerviz de los morellanos.
Por todas estas razones se encontraban D. Blasco dentro de la fortaleza y el
Rey D. Jaime I en la cueva ó gruta de les Roques del Piiig.
EL REY D. JAIXrE I. 53?
VI.
Llegó el dia 7 de Enero de 1232. El campo apareció nevado, pero el sol
esplendente, y D. Blasco bajó del castillo por la puerta Ferrisa para entrar en
la población; mas á poca distancia de la misma, como á irnos cien pasos de dicha
puerta, fué detenido por D. Fernando Pérez de Pina, que se hallaba de gefe de
guardias, y le mandó, en nombre del rey, que hiciera alto. Resistióse D. Blasco;
pero los guardias, fuertes y decididos^ no le permitieron dar un paso más; avisa-
ron al rey, y este le mandó comparecer á su presencia, sin dejarle entrar en
Morella. En su virtud, siguió á Pérez de Pina, que le condujo á la gruta donde
el rey se encontraba.
Lo que pasó en aquella animada y larga conferencia lo refieren distintos
historiadores, con más ó menos detalles, conviniendo todos en lo sustancial; la
escena, el lugar y los personajes merecerían un lienzo de Rosales, Domingo ó
Pradilla, y puesto que el mismo D. Jaime lo consigna en su Crónica , para no
desfigurarla, reproducimos literal la conversación y los preliminares. Dice el Rey
historiador:
"Ouant vench al sol exit, don Blasco venchsi veer ab V. en los caualls, e sos
perpunts vestits, e els scuders quils portauen lurs armes: e veeren lo deuallar
nostres guaytes per la costa en jus. E don Ferrando Peris de Pina, qui era cap
de les guaytes enuians tantost missatge, qiie don Blasco hi volia entrar, e que
manassem que faessen. E enuiam lus a dir, que si entrar hi volia, que no li
lexassen entrar, e que vingues dauant nos. E ans que nostre missatge fos lia,
don Blasco cuytauas de entrar, com abans podia. E Ferrando Peris de Pina
acostas á ell, e dix li: que sera don Blasco? e ell respos, vull entrar en Morella:
e manare com ho facen, e puix anare a veer lo rey. E entant acostas á ell
aquell qui nos hauiem trames, e dix li á la orella, que nos mañanen que no li
lexassen entrar. E dix Ferrando Peris, don Blasco lo rey vol que anets de-
uant ell. Diets al rey ades seré ab ell, sino que un poch he ha demanar. E ell
respos, sapiats que nous hi lexara hom entrar tro anets deuant ell, pus ago ma
trames á dir. E tantost acostas en guisa á ell, que si fugir volgues no ho po-
gues fer. E don Blasco vee que ha fer se hauia, gira la regna, é vench ne vers
nos e els nostres guaytes ab ell.
E ell descaualga deuant nos, e nos leuam nos per ell. E piux assech se de-
nant nos ell e Don Pero Ferrandis, e Don Acorella, e Azeytabuzeyt, e dix que
volia parlar ab nos a una part; e faem lus tots partir daqui, sino nos, e ell. E
dix nos, ea senyore quem volets? e nos dixem, nos vos direm a que don Blas-
co vos hi fots, e fots mon majordom e hom qui nos hauem molt amat, e ben
feyt, e que tenits térra per nos. E Deus, segons vos manets enuiat a dir aus
dat era est Hogar, qui es tant fort e tant nomenat, que jatsia que vos mereixcats
tot be que haguessets es Hogar, que no fa per nul hom del mon, sino a rey;
hon vos pregam per la naturalea que hauets ab nos, e per lo be quens hauem
feyt, e per go car sots nostre majordom, que vullats lo castell per nos; en tal
manera queus facaní tan de be a vos, e ais vostres, que tot lo mon diga que boa
538 RE\aSTA DE VALENCIA,
guardo vos haiiem retut per lo ser\'ici quens hauet feit. E ell dix? Senyor noiis
raembre la carta que vos nos hauets feil? e nos dixem, si membra be; e dir vos
hem com din, que si vos guanyauets alcuna re de moros, que fos vostra. E ell
dix: Senyor aixi es ver. E nos dixem li, don Blasco ben sabets vos que aquest
giiany no attany a vos per aquesta raho: car aquest es un castell qui val tant
com un comptat ab ses pertinences. Mes ago pertany a vos de fer, que puix Deus
vos ha dat tant bon Hogar, e quel me podest retre, que vos quel me retáis; e
que yous faga tant de be que coneguen els homens que servici mauets feyt, e yo
fer lous he de bon grat. E ell dix: Senyor acordarme, e respondreus. E eixi a una
part ab lili cauallers que hi hauia, e vench a nos quant se fo acordat, e dix:
Senyor volets hauer de tot en tot Morella? e nos dixem don Blasco beu podets
entendre que volem que nos lajam: que ha nos fa, e a vos fa lals queus hauem
profer. E ell dix: puix yo veig vostra volentat que vos la volets hauer, e quem
proferits tant de be queu seguiré, e quem piau que vos lajats. E prech vos una
cosa, que puix Morella vos volets hauer, quem fagats tanta damor que yo la
tinga per vos: que be es raho, puix yo laus ret, que la tinga per vos milis que
nul hom del regne. E nos responem li quens pleya molt: e dixem li, puix aixi
es anem deuant don Pero Ferrandis, e don Acorella, e Azeytabuzeyt, e els al-
tres cauallers, e que sapien com la tenits per nos. E ell dix que li pleya, e anam
deuant ells. E ell dix: Senyor vos faets a mi carta, que si yo prenia alcun Hogar
de moros, que fos meus: pero per tot ago tant es lo be quem hauets feit, e aquell
que diets quem farets que be es raho que si yous puch fer alcun servici quel vos
faja. E es ma volentat que puix vos volets que aquell castell sia vostre, queu
sia, e yo quiu vull. E prech vos que vullats que yol tinga per vos, que major
raho es que yol tinga que nul hom de vostre regne. E nos dixem li que li ho
greyem; e que li guardonariem lo servici quens habia feyt. E entant fermá els
genoUs deuant nos, efeu nos aqui matei.x homenatge de mans, e de boca, com
tenia lo castell de Morella per nos. E nos stiguem aquell dia aqui, e en laltre dia
partim nos en, e anam nos en a Ares, e cobranilo, e donam ais peons per fo
car lauien en blat al Sarrahins, tant que ells foren pagats de nos."
Así terminó aquella plática interesante; consintió el rey en que D. Blasco
tuviera el castülo en su nombre, y llamando, como dice él mismo, á Zeit-Abu-
zeyt y otros caballeros, para que sirvieran de testigos, se celebró el convenio,
cediendo D. Jaime el señorío, pero reconociendo D. Blasco por señor natural
directo al rey. A todo esto eran ya las dos ó tres de la tarde, hora de vespres,
y como en dos dias ni D. Jaime, ni los caballeros, ni la tropa habían comido,
entraron en Morella con gran regocijo de ellos mismos y de la población cris-
tiana.
Parecerá increíble á muchos que todo un rey pasase hambre y frío, y que
su corte y ejército no tuviera un pedazo de pan para llevarse á la boca durante
dos dias; y sin embargo, nada más cierto. Leyendo su Crónica él mismo, lo con-
signa y lo asevera del modo siguiente:
"E nos de trot e darlot passam lo riu de Calders e anam nos entro al riu
qui passa al peu de la costa de Morella. E quant fom aqui, dos peons alforrats
aconseguiren ab nos en una, e demanam lus deis altres hon eren, é dixeren que
venien: e pujam la costa, e som a un puiget quis seya a la costa de Morella, e
nieterem li uom lo Piiig del Rey. E estiguem aqui sperant la companya (¡ue
EL REY D. JAIME. I. 539
venia, e apparellain nostres guaytes a caiiall e a peu, que nul hom no pojíues
entrar, ni exir tro en laltre día que haguessem nostre acord. E jagueni tola la
nuit en aquel Puig: e mochse temps de neu, car era ja passada la festa de Sant
Miquel, e feyen molta, e venia ab pluja que nul hom no gosava descobrir la
cara per paor que la neu nol tocas. E els caualls, e les besties jayen en una
foya que si feya, e dega, e della hon podien, si que els adzembles que duyen lo
conduit a nos, aquella nuyt no pogueren pujar ne deuallar a ells, per paor que
aquells del castell no ho faessen saber a don Blasco, ne quels hi entras major
poder. E haguem a endurar que no menjam, ne beguem de la nuyt que nien-
jam en la Vilaroja, tro al tercer dia a hora de vespres, ne nos, ne els cauallers,
ne les besties (l)."
Al dia siguiente, el rey, acompañado de su corte y ejército, marchó á Ares, y
después de recompensar á los peones de Teruel que tan bien hablan sabido apo-
derarse de fortaleza tan importante, se dirigió á Teruel por los mismos caminos
ya recorridos á la bajada, con ánimo de pasar á Zaragoza, y de esta ciudad á
Navarra, como así lo hizo, en donde le llamaban asuntos del mayor interés.
VII.
Pues bien: el viajero curioso que quiera hoy seguir el mismo itinerario que
siguió el rey D. Jaime en esta penosa jornada de la conquista de Morella, puede
hacerlo sin inconveniente, y pasar por los mismos vericuetos, laderas, pendientes
y barrancos que habia en el siglo XIII, sin lograr pisar en pleno siglo XIX ni un
palmo de carretera. ¿Es honroso para España, es digno para las provincias de
Teruel y Castellón, es conveniente para el Maestrazgo semejante indiferencia y
abandono? La experiencia, la política, la previsión y la equidad, ¿no demandan
otra conducta?...
La guerra civil de los siete años y la más reciente, aunque menos larga, prin-
cipiada después de la revolución de 1868 y terminada por el actual monarca, que
con justicia es apellidado el Pacificador, ¿no vienen á darnos la triste razón de
nuestras quejas y á animarnos en sostener y recalcar nuestras aspiraciones? No
podemos menos de pedir y pedimos caminos, pedimos carreteras, tenemos de-
recho también á ferro-carriles y telégrafos, y á todo lo que conduzca y represente
el adelanto y la civilización de los pueblos.
Morella, Cantavieja, Alcañiz, Mirambel, Forcall, Benifazá, ¡cuántos recuerdos
despiertan!... ¡De cuántos españoles son triste cementerio!... ¡Cuántos os vieron
que no volverán jamás á veros!...
En una noche tan fria y ventiscosa como la que describe D. Jaime en su
Crónica, cubiertos los montes y barrancos de ligera capa de nieve, la mejor alfom-
(l¡ Cap.* líll, Fol. XLIin vuelto. CrónUa del ijlorios llev en lacn
540
REVISTA DE VALENXIA.
bra para apachar el niido de los pasos de los caminantes, un puñado de soldados
visónos mal alimentados y peor vestidos y armados, para no morirse de frió
en la inacción, reunidos en el molino llamado de Adell, decidieron asaltar el
castillo de Morella. El pensamiento lo concibió el oficial carlista que les man-
daba, Alió, después de acercarse varias veces y en distintas horas á los alrede-
dores de la fortaleza, con el fin de inspeccionarla y hacerse cargo del sitio más
accesible" v unánimes todos en la empresa, decididos á vencer ó morir, salen á
media noche del dia 25 de Enero del año l83ó, provistos de una escala; llegan
sin ser vistos á Puig del Rey, luego al cementerio, luego á la Alameda y últi-
mamente al pié de los muros de la fortaleza, junto á la Torre ó garita llamada
de la Fárdala: aplican al peñón la escala, trepan uno tras otro; es corta: bajan,
se suben unos sobre los hombros de los otros, sobre los últimos la escala, sobre
la escala los hombres, y con arrojo y temeridad sin igual á una altura increíble
trepan 72 y penetran en el castillo: las guardias se ven sorprendidas, los disparos
comienzan, la resistencia se improvisa desordenadamente, los cañones y las
«ranadas de mano dan la victoria á los soldados carlistas, y la guarnición y el
«obernador Portillo, representante de las tropas de Doña Isabel 11, después de
una resistencia tan inútil como desgraciada, tienen que retirarse de la población y
abandonar la plaza. Una hoguera encendida en el cuerpo más alto del castillo,
junto á la derniida Torre Celoquia, anuncia á los morellanos y á todo el Maes-
trazc'o que la fortaleza conquistada en otro tiempo por P. Jaime á los sarracenos,
pertenece al ejército de D. Carlos!...
La alegría de un bando fué la desesperación y el terror del opuesto, y los
hombres reflexivos, imparciales y sensatos, pensaron que aquel suceso habia de
ocasionar hondas perturbaciones en la comarca, y acarrear muchas desgracias á
toda España. Pasaron dias, pasaron meses y años, y así sucedió. El gobierno de
Doña Isabel no pudo resignarse á la pérdida definitiva de aquella fortaleza y
trató de recuperarla. El general D. Marcelino Oráa la puso sitio en 24 de Julio
de l838; se apoderó de las montañas vecinas y de los caminos principales, es-
tableciendo su cuartel general hacia el Norte, en las masías llamadas la Alxup y
la Pedrera: D. Ramón Cabrera, general carlista, estaba enfrente, obser\'ando
sus movimientos y atendiendo á la provisión y subsistencias de la plaza, desde
¡Muela de la Garumba, donde también tenia su cuartel general. El sitiador fué,
hablando en puridad, el sitiado. Para mantener el ejército que mandaba, nece-
sitaba grandes remesas de provisiones y medios de subsistencia; cada convoy
remitido desde Alcañiz no llegaba á su destino sin una batalla reñida y previa,
no siempre ganada, y el ejército liberal sufrió hambre y hubo de apelar á las
mieses de los campos y á tostar el trigo entre las piedras, para acallar malamente
tanta escasez y necesidad. La fortaleza resistió, la población se mantuvo ani-
mosa, y la defensa que hizo su gobernador el gefe O'Callagan, fué asidua y
EL REY D. JAIME I. 541
cumplida. Sentado en la torre redonda cerca del Portal de San Miguel, dictaba
órdenes, y presenciaba serenamente como los cañones enemigos batian brecha
en aquellas altas y robustas murallas. Tres asaltos dio el ejército de Doña Isa-
bel, sin más resultado que perder la gente más escogida de toda clase de armas,
y de todas las compañías de preferencia, inclusas las de Pardiñas. Oráa se re-
tiró á Alcafiiz ordenadamente en 19 de Agosto, demostrando á las claras su
pericia de general, pero sin lograr su objeto. Morella quedó algo mal parada por
el fuego de artillería y en poder del ejército de D. Carlos. El problema estaba
planteado para más adelante; andando el tiempo lo resolvió el general Espar-
tero. Si los medios de comunicación hubieran sido otros, si de Teruel á Canta-
vieja, si desde Castellón á Morella, si de Morella á Alcañiz, hubieran existido las
carreteras que hoy enlazan las dos últimas poblaciones, tal vez, ó probablemente
el éxito hubiera sido distinto; pero en aquel entonces no existían más medios de
comunicación que los que dejaron los moros, los mismos caminos de herradura
que utilizó D. Jaime I en la época de la reconquista. El general Espartero tropezó
después con las mismas dificultades; pero terminada la guerra civil en las pro-
vincias vascas por medio del abrazo de Vergara, pudo venir al Centro con todo
el ejército del Norte, y sitiar y ganar á Morella, devolviéndola á la obediencia y
dominio del gobierno de Doña Isabel II.
Lo mismo podemos repetir de Cantavieja, con la diferencia de que Cantavieja
no es fuerte por sí, como Morella; es fuerte por su incomunicación, por su aisla-
miento, porque no tiene una carretera que la ponga en relación con la ca-
pital de su provincia, Teruel, ni tampoco con Morella y Castellón, y no habién-
dola no puede llegar ni destrozar sus muros un tren formal de artillería. Así y
todo, ya la hemos visto en dos' guerras civiles, dos veces sitiada y dos veces
arruinada. Jovellar, Despujol, Martínez Campos, San Miguel, todos saben cuánto
les costó llegar á aquellas montañas y triunfar de sus enemigos. Los que ama-
mos aquel país, porque en él hemos nacido y pasado los días más hermosos de
la vida; los que allí tenemos las cenizas de nuestos mayores, y nuestras afec-
ciones y parientes y amigos verdaderos y nuestra casa, no podemos ver con sa-
tisfacción repetirse las guerras, que arruinan á las familias, y renovarse los si-
tios y asaltos, que destrozan y maltratan nuestros pueblos , nuestros templos y
nuestras viviendas. Y poco importa que á nombre de la libertad y de la civilización
se asesine en Cantavieja á 42 paisanos indefensos y á clérigos inocentes, y se
lancen por las ventanas del hospital los enfermos y heridos peña abajo, ¡cruel-
dad increíble!; si en Mirambel, á nombre de la religión, se quema la iglesia par-
roquial con el Señor Sacramentado allí dentro, y se le prende fuego, con todo el
archivo municipal, dejándonos despojados, y hasta sin libros parroquiales. Poco
importa que en el Forcall se repitan las mismas escenas por un bando; que
en Benifazá quede escrita de un modo indeleble la iniquidad y el refinamiento del
54^
REVISTA DE VALENCIA.
Odio entre hermanos; si en otros pueblos desde Teruel á Alcañiz cometen pa-
recidos excesos los del opuesto. Todo es arruinar á la patria. Basta ya de
guerras civiles. Basta ya de odios; y crueldades. Emprendamos unidos la cam-
paña de la paz. Háganse caminos y carreteras en todas partes; háganse también
en el Maestrazgo; sacudamos la inercia y la indiferencia que nos consume , y
seamos cautos y previsores para el porvenir.
El rey D. Alfonso Xll ha pronunciado hace poco en tierra de Huesca fra-
ses elocuentes, recordando la epopeya aragonesa. Ha llegado la hora, dijo, de
que las granjas sustituyan á los castillos, las máquinas agrícolas á los canotiés,
y el aviar de la familia á la guerra. Y esto lo decia al inaugurar las obras de
un ferro-carril, el de Canfranc. Tomemos acta de ellas, y sean el emblema de
la indemnización que reclaman los pueblos de esa comarca, tan maltratada como
desatendida, enclavada en las provincias de Teruel y Castellón, y perteneciente
al antiguo reino de Valencia, llamada el Maestrazgo.
Nicolás Ferrer v Julve.
FE.
A MI DISTINGUIDO AMIGO D. JOSÉ HERRERO.
"La fé fs la vida.
ú, que pulsas la lira del poeta;
Tú, que te inflamas en el sacro fuego
De la divina inspiración inquieta;
Tú, que te rindes al ferviente ruego,
Como se rinde el corazón herido
A la beldad que le robó el sosiego,
Has de verme sereno y decidido
De la contraria suerte á los embates,
Y has de escuchar mi voz, hoy que atrevido,
Quiero cantar la edad de los combates,
Como cantaron las edades de oro
En dulces versos los antiguos vates.
Desde esta soledad, en donde moro.
Tiendo mi vista por el ancho mundo,
Y su funesta corrupción deploro;
Pues, cual la nave que en el mar profundo
Vaga á merced de la borrasca fiera.
Juguete vil del ábrego iracundo,
Así también la humanidad entera
Medrosa vaga entre la sombra oscura
Que el negro error esparce en su carrera;
¡Carrera de dolor y de amargura.
En la que el hombre sin cesar suspira.
Lamentando su eterna desventura!
Por donde quiera que la mente gira.
544 REVISTA 1)E VALENCIA.
Se oye el fragor de sordas tempestades,
Y atmósfera de fuego se respira.
Inciertas las modernas sociedades,
Siguen del vicio las tortuosas sendas.
Esclavas de sus locas vanidades,
Y dando á impuros odios libres riendas,
Derraman, sin piedad, sangre inocente
En mezquinas y estériles .contiendas.
Hijo yo de este siglo indiferente,
Lucho ¡ay de mí! con incansable brío,
Por detener el invasor torrente;
Mas ¿quién encauza el desbordado rio.
Cuando vallas y límites rompiendo
Muestra su incontrastable poderío?
¡Mísera condición!... De Dios huyendo
Ciega y tenaz la humanidad se agita.
En pos de falsos ídolos corriendo,
Y no escucha esa voz que así le grita,
Desde el solio inmutable y permanente:
¡Égo sum via, et v evitas et vital (l).
¿Dónde posar la atribulada frente?
El calor sofocante de las ciencias
Ahoga en el labio la oración ferviente;
Mata la fé; destruye las creencias,
Y arroja el germen de la duda impía
En el seno de todas las conciencias.
¿No lo ves? ¿no lo ves?... Esta agonía;
Esta lucha, este afán, no es ¡ay! delirio
De nuestra destemplada fantasía.
Es que tronchado se deshoja el lirio;
Es que en aquesta lid no hay otra palma
Que la que oírece al mártir el martirio.
Es que se aleja de su centro el alma;
Es que se siente ya desfallecida,
Y busca en su dolor reposo y calma.
Mas ¿cómo hallar la dicha perseguida?
¿Cómo oponer á la maldad un freno,
Si la luz de la fé yace extinguida?
(l) S.Juan. Cap. 14, ver. 6.'
FE. 545
¿Cómo beber el resplandor sereno
De la Verdad, si cuanto el orbe encierra
Es corrupción, y podredumbre, y cieno?
¿Cómo encontrar, en fin, sobre la tierra
La suspirada paz, si el mundo todo
Templos y altares levantó á la guerra?
¡Ay!... No nacen las flores entre el lodo.
Ni entre las charcas fructifica el grano,
Ni se llega á la gloria de este modo.
La misma libertad es sueño vano;
Pues cuando el hombre de la fé se olvida.
Lleva en la duda su mayor tirano.
Ella es la que, cual víbora escondida.
Vierte en el corazón mustio y sombrío
Esa hiél que emponzoña nuestra vida.
Ella es la que hunde el alma en el vací(
Como se hunde. la nave hecha pedazos
En el fondo del piélago bravio.
Ella quebranta los sagrados lazos
De la dulce amistad; ella envenena
De la mujer querida los abrazos.
Y ella, inhumana, cual traidora hiena.
Con sus glaciales risas escarnece
Del triste pecho la profunda pena.
Por ella el arte excelso se envilece,
Y en el fango del mundo se degrada:
Por ella la ilusión se desvanece;
El pensamiento incierto se anonada;
Y la razón, sin brújula ni guia,
De su alto pedestal cae derrocada.
Sí, caro amigo, sí; tú, que algún dia
Llegar podrás á la soñada meta,
En alas de la hermosa poesía;
Tú, que del vago porvenir profeta.
Eres, cantando, trovador divino,
Y eres, lidiando, valeroso atleta.
Acata, acata el fallo del destino,
Y esparce la semilla bienhechora
De la fé y del amor en tu camino:
Oue si estalla la nube asoladora.
35
546
REVISTA DE VALENCIA.
Y refugio no buscas, abrazado
A la fé, como á enseña salvadora,
Encontrarás ¡oh vate! al fin privado
De sosiego y de paz tu ánimo fuerte;
Verás tu dulce encanto disipado;
Maldecirás tu desastrosa suerte,
Y sentirás el frió de la duda,
Aun más frió que el frió de la muerte.
¿Cómo nuestra alma, de virtud desnuda.
Ha de huir los escollos de la vida,
Si la fé, que es la vida, no le escuda?
¡Ah!... Desprecia esa secta corrompida,
Y del mundo en el piélago infinito
Sea siempre la fé tu única egida;
Para que, ahogando el penetrante grito
De ese interno dolor, que aun desconoces.
Puedes nutrir tu corazón marchito
Con la esperanza de futuros goces.
Rafael Villena.
orígenes del grabado en valencia.
APUNTES HISTÓRICOS Y CRÍTICOS.
Trabajo premiado con el álbum ofrecido por la Asociación artístico-arqueológica barcelonesa, en los
Juegos Florales de Valencia celebrados en 29 de Julio de 1882, escrito por José M. Puig Tor-
ralva y Francisco Marti Grajales, y dedicado al distinguitlo profesor de grabado de la Academia
de San Carlos, D. Ricardo Franch y Mira.
DOS palabras.
La falta de datos suficientes y lo confuso de algunos nos hizo soltar la
pluma al intentar el año pasado emprender esta tarea. Hoy la comenzamos de
nuevo con más abundantes y positivos datos, movidos primordialmente por el
cariño que nos merecen las cosas de nuestra tierra.
En estos apuntes hemos procurado reunir algunos datos publicados y otros
inéditos, que formarán la base de un completo estudio de tan interesante tema,
el dia que una persona verdaderamente competente se proponga terminar el
trabajo que hoy empezamos.
Hemos entendido por orígenes del grabado, desde los primeros tiempos en
que este aparece en Valencia, hasta la creación de la Real Academia de San
Carlos; pues desde esta fecha, creándose una escuela de grabado en ella , en
1 765, salieron discípulos tan afamados que , como Esteve, elevaron á gran al-
tura este arte entre nosotros.
En los siglos XIV, XV y XVI dio pocos frutos este arte en Valencia. En el
siglo XVII comienza una serie de buenos grabadores á enaltecer el floreciente
arte, y en los siglos XVIII y XIX el grabado alcanza el más perfecto cultivo.
En estos cuatro siglos liltimos, Ribalta, Ribera, Conchillos, Victoria, Rava-
nals, Rovira, Galcerán, Planes, Moles, Espinos, Monfort, López Enguídanos,
Selma, Jordán, Mas, Esteve y Blasco colocan el grabado valenciano en el más
alto lugar.
548 REVISTA DE VALENCIA.
¿Qué pasaba entre tanto en Europa?
En el siglo XVI se presenta la decadencia en el grabado alemán. Francia no
ofrece más que mezquinas producciones hasta el siglo XVII; Inglaterra aun se
mostraba más mengiiada; pero España, si al principio aparecia dormida, no tardó
en despertar, produciendo sus mejores maestros. Cano, Carducho, Murillo, Sa-
rabia, Liaño y Coello, que admiraban con sus prodigiosos agua-fuertes.
Los artistas valencianos ocupan , pues, un distinguido lugar, no solo entre
los grabadores españoles, sino entre los de toda Europa.
II.
ORÍGENES DEL GRABADO EN EL MUNDO.
Según varios historiadores, en la más remota antigüedad ya se grababa en
la China y el Japón sobre madera para la impresión de los naipes; mas no falta
quien niega este aserto, trasladando el origen del grabado al siglo VIII, y atri-
buyendo su invención á los dibujantes é iluminadores encargados de hacer los
rótulos de los libros y capítulos, que los calígrafos y primeros impresores deja-
ban en blanco.
Hay quien supone también que la propagación del juego de los naipes en el
siglo XIII, inspiró á los alemanes el estampar las cartas y difundirlas por Europa
como artículo de comercio, en el que ejercían el monopolio.
Esta última opinión es la cierta, pues e.xiste una ordenanza del rey San Luis
en 1254, prohibiendo jugar á los dados y á los naipes.
El honor de haber aplicado por primera vez el grabado á los naipes corres-
ponde á la Alemania y á la Holanda; pues Lorenzo Coster, de Harlem, impri-
mió naipes y estampas religiosas antes de que se imprimiesen los libros. No cabe
duda de que al grabado de los naipes siguió el de las estampas, y á este la im-
presión de los libros. Los primeros grabadores se dedicaron pronto á hacer es-
tampas de imágenes religiosas, artículo muy socorrido, dadas las ideas de la
época.
Y en efecto, el primer grabado que se conoce en el mundo es una estampa
religiosa impresa en 1428. Representa á San Cristóbal, y en su grosera ejecu-
ción y en su incorrecto dibujo, se notan los caracteres comunes á todo ensayo
de un arte nuevo. Pronto acompañaron á estas imágenes inscripciones y leyendas
piadosas, impresas también, é indudablemente debieron inspirar á Guttenberg su
prodigioso arte tipográfico, ó sea la impresión con caracteres movibles.
La prueba de que el libro siguió á la estampa es que los primeros Hbros se
hacían bajo formas tabularías, verdaderas plaiichas que se estampaban á mano,
orígenes del ÜRABADO.
549
lardándose algún tiempo á establecerse la composición con caracteres movibles,
primero grabados y después fundidos.
Las obras ilustradas con grabados en madera son más antiguas que la im-
prenta. Antes de 1480 se esculpieron en madera estampas para una Biblia lla-
mada de los pobres {Biblia pauperum), de la que existe un ejemplar en la Bi-
blioteca Nacional de Madrid. Este incunable es manustrito; primeramente se es-
tamparon los grabados, y después los calígrafos llenaron los vacios que dejaron
los estampadores.
Cuando mas tarde los discípulos de Guttenberg (Juan Gensfleich), propaga-
ron por Europa el sencillo y asombroso descubrimiento de la imprenta, Valencia,
la llamada Atenas del Mediterráneo por su ilustración y amor al progreso, fué
la primera ciudad de España en que se estableció una imprenta, bajo la dirección
de Palmars y Spindoler, empleándose el grabado en madera en las primeras
ediciones. Sucesivamente Mateo Flandero y Pedro Brim, fundaron establecimien-
tos tipográficos en Zaragoza y Barcelona respectivamente.
La gran corona de Aragón fué, pues, la primera en España que hizo trabajar
á la imprenta, y, como después veremos, fué también la primera en que se gra-
baron estampas. No podia menos de ser así, siendo como era cuerpo y alma de
las ciencias, artes, comercio é industria de España.
III.
PRIMERAS CLASES DE GRABADO EN LA ESTAMPACIÓN.
El grabado, esa imprenta del arte, como acertadamente lo califica el distin-
guido bibliófilo D. Isidoro Rosell y Torres, tiene todas las cualidades necesarias
para dar á conocer con fidelidad las obras de arte, y trasmitir de generación en
generación, á través de los países, las más preciadas creaciones que tanto la
pintura como la escultura y arquitectura han producido, y que ella reproduce y
vulgariza, abaratando su precio.
Hé aquí las principales divisiones del grabado para la estampación:
Grabado en madera: es el más antiguo de los procedimientos conocidos, y
se sirve del relieve de la madera para producir la estampación sobre el papel;
las partes socabadas por el buril en aquella son las que resultan blancas en la
impresión; mecanismo sencillo y natural, que debió ser el primeramente ideado
para la reproducción de las imágenes.
Grabado en metal: se vale de medios diametralmente opuestos; las partes
que sobresalen son las que producen en la estampación los claros del papel, y
las partes entrantes, ó sea el rayado que el buril, la punta ó cualquier otro instru-
550 REVISTA DE VALENCIA.
mentó análogo producen en el metal, son las que recibiendo la tinta dan las diver-
sas graduaciones del negro, según su intensidad y combinaciones. La invención
del grabado en metal ó calcografía se atribuye á Martin Schongares, de Aus-
burgo, en el segundo tercio del siglo XV.
Grabado al agua-fuerte: este procedimiento, descubierto, según unos, por Al-
berto Durero, y según otros por Parmesano, es de menos trabajo en su parte
mecánica, y más propio por tanto para que el verdadero ingenio se dé á conocer
á través de las dificultades. No tiene que luchar el artista ni con la dureza del
metal, ni con el complicado rayado del buril, que exige un trabajo limpio y es-
merado; la mano corre con soltura sobre el lijero barniz que cubre el cobre, si-
guiendo la inspiración artística, y el líquido corrosivo, mordiendo después sobre-
las partes descubiertas del metal, le evita el trabajo pesado y detenido, y obtiene
un resultado de tan variados y pintorescos efectos como el dibujo al lápiz. Casi
todos los grandes pintores se han servido de este artístico procedimiento.
Hay también grabados al liiwio y á la maniere 7wire ó á la inglesa, por haber
merecido gran aceptación en la Inglaterra.
IV.
orígenes del grabado en valencia.
¿Cuándo se estableció en Valencia tan ventajoso y productivo arte?
¿Eué Valencia la primera ciudad española en emplearlo, ó se adelantó algtma
otra á ella?
Son estos dos puntos que conviene aclarar, lo que no se logrará sin alguna
dificultad, nacida de la falta de datos positivos en las poquísimas obras que se
ocupan, y estas incidentalmente, de los orígenes del grabado en nuestra patria.
En los siglos XV y posteriores solamente aparecen firmados los grabados en
madera con un monagrama, y esta cifra no basta para determinar la fecha, nom-
bre del autor y población en que se hace la obra.
Hay, sin embargo, una excepción: aparece una estampa representando á la
Virgen del Rosario, rodeada de santos de la Orden de Predicadores, y entre
ellos el Papa y el rey de Aragón; hay tanibiem una escena milagrosa, y en la
parte superior quince casillas representando los quince misterios del Santísimo
Rosario. La estampa está firmada por F. F. Francesc Domenec 14SS (l). Esta
lámina tiene rasgos característicos y formas verdaderamente españolas, dibu-
(1) Algunos han leído 1455, pero por el retr.ito del Papa Inocencio VIII y hi p-ilabra biaul-
gcncia que llev.T la estampa y otros datos, se deduce sin duda que es hecha en I488. Se conserva
en la Biblioteca Nacional de Madrid.
I
ORÍGENES DEL GRABADO. 551
jadas en cada uno de los más insignificantes detalles, lo cual prueba que ya en
la más remota antigüedad sabian nuestros artistas dar á sus obras carácter propio
nacional, y más genuinamente en las regiones valenciana y catalana. Su mérito
artístico no puede desmerecer de las más antiguas producciones calcográfi-
cas, si atendemos á la época en que fueron trazados sus sencillos y fáciles con-
tornos. No se nos manifiesta en ella el arte disponiendo de sus breves medios de
ejecución, ni libre de las trabas en el manejo de un instrumento poco usado aun,
y que obra sobre una materia dura y resistente. Grabada, sin duda, esta estampa
para la propaganda de la nueva devoción, y tirándose de ella quizás millares de
ejemplares, se observan rayas algo bruscas y duras, ya por la inesperiencia del
artista en el manejo del buril, ya porque, al parecer, debió retocarse más de una
vez para aumentar la circulación entre la gente piadosa.
Los catalanes han querido apropiarse la paternidad de esta obra, citando
para ello tres fútiles argumentos. Primero, que el apellido Domenecb es catalán.
Segiüido, que en ella aparece la imagen de Santa Eulalia, patrona de Barcelona.
Y tercero, que Domenech la grabó en el convento de Santa Catalina de Barce-
lona. A estos tres puntos contestaremos: Primero, que el apellido Domenech es
igualmente catalán que valenciano. Segundo, que también aparece en 1581 y en
Lo Llibre de consells, hecho por el maestro Jaime Roig en Valencia, una estampa
representando á la Purísima Concepción, en la que se ve á Santa Eulalia, y no
obstante serla patrona de Barcelona, la obra no es catalana. Igual argumento,
y con mayor fundamento hubiéramos podido presentar nosotros con respecto á
la misma estampa, pues aparece en ella, y en primer término, San Vicente Fer-
rer (l), hijo y patrón de nuestro reino, quien hacia pocos años que habia sido
canonizado. En el tercer punto queremos que conteste por nosotros el erudito
escritor catalán D. Isidoro Rosell y Torres, que dice: "En cuanto á la patria
del grabador, acaso pudiera señalarse Cataluña ó Valencia, si atendemos al
timbre lemosin de su apellido, mas en cuanto al punto donde se grabó definiti-
vamente, no se puede asegurar en cuál de los dos reinos.,,
Está visto, pues, que es gastar el tiempo en vanas suposiciones el intentar
probar la patria del grabado y del grabador. Lo cierto es que, valenciano ó cata-
lán, pertenece á la gran Corona de Aragón, lo cual es motivo para enorgulle-
cerse ambos países.
Como anterior á esta se cita la que representa al príncipe de Viana; pero es
discutible este aserto, porque el carácter del grabado, parecido al agua-fuerte, es
muy probable que sea de principios del siglo XVI. Figura en ella de pié, el joven
(1) El distinguido académico de la Historia, D. Gregorio Cruzada Villaamil, cree como nosotros
que la estampa es valenciana y hecha en 1 \óh, con motivo de la canonización de San Vicente
Ferrer,
552
REVISTA LIK VALENCIA.
y malogrado príncipe, cubierto con una hopalanda ceñida por la cintura, de
cuello alto y manga ancha y ahuecada. Cubre su cabeza un birrete propio de la
época, y le rodea una aureola que parece denotar su celestial beatitud; con la
mano derecha parece curar las dolencias de una niña que esK'i de pié á su lado,
y de la izquierda sale un rótulo, en el que se lee esta leyenda: qjii se hunñliat
exaltabur; en este mismo lado, y mirando al margen de la estampa, hay una
figura en actitud de orar, y en el opuesto, la cabeza tan solo de otra, que sin
duda quedó por terminar. Tan sencilla composición está figurada bajo una bóveda
sostenida por cuatro ligeras columnas, y encima, en los ángulos superiores de la
estampa, los escudos de Aragón, Navarra y Cataluña. A cada uno de los lados
del Príncipe se leen estas palabras: Carohis Realus, y en el margen inferior estos
versos:
O senyor rey de Gloria
Donans victoria
E á los morts santa gloria
E á los bons exaltament
E á los mals convertiment.
Amen.
Se cree que se publicó en 1461. Esta grabada en hierro ü otro metal por el
método del agua-fuerte, esto es, con líneas trazadas por el buril y series de pun-
tos indicando las sombras con extremada minuciosidad.
También los catalanes han querido apropiársela, sin ningún fundamento, ale-
gando el amor que Cataluña profesaba á su desventurado Príncipe. ¿No podria
haberse hecho también en Valencia? En contestación á esta pregunta debemos
recordar la amistad, cariño y relaciones que guardaba con los valencianos, entre
los que distinguió con particular afecto á su íntimo compañero de desventuras
Ausias-March, y al clásico Roiz de Corella, de quien se conserva la correspon-
dencia entre este y el malogrado Príncipe de Viana.
El tiempo que estuvo prisionero en Játiva motivó también el que creciera el
afecto que ya el pueblo valenciano le profesaba.
Hemos reseñado brevemente estas dos más antiguas estampas, que, como
se ha visto, no admiten duda de que están hechas en la antigua Corona de
Aragón, y de esta, en la parte en que se habla nuestro idioma. No podemos
asegurar que sean hijas de Valencia, pero tienen más probabilidades de serlo de
este reino que, de Cataluña.
¿Cuándo comenzó positivamente el grabado en Valencia? No nos cabe nin-
guna duda de que en el siglo XIV se debía grabar en Valencia, pues consta en
una deliberación de 26 de Junio de 1884, (]ue en esta fecha se dio principio á la
orígenes del grabado. 553
fabricación de los naipes en esta ciudad, y sabido es que para fabricarlos se
empleaba entonces el grabado.
El poeta Jaime Roig, en su Cudolada ó Libro de las Mujeres y Consejos
escrito en 1460, dice lo siguiente;
Jochs de náyps
De nit jugavem
Ab dos rumflavem,
Ella partia,
Sovint prenia
Les copes totes,
Trinca de sotes,
Si ans juava
Copes Uansava
Pui.x nom volia...
Lo cual nos demuestra que el uso de! juego de los naipes estaba ya muy
popularizado en el siglo XV.
V.
PRIMERAS OBRAS ILU.STRADAS.
En el siglo XV aparece la primera obra ilustrada que se conoce, titulada La
vida de Sancía Catharma de Sena, por Miguel Pérez. Salió á luz en Valencia,
¿'any de la jamndissima nativitat del redemptor y salvador nosíre se?iyor Deu
Jesucrist á XI del mes de Maig Mil. CCCCLXXXXIIII, según palabras tes-
tuales de la obra. Tras de la portada hay grabada en madera una imagen de la
santa. Esta fué la primer obra ilustrada que apareció en España, y por tanto en
Valencia, primera ciudad de que se conocen grabados con datos irrecu-
sables.
Después de esta, nos resta describir someramente otras obras ilustradas que
aparecieron á fines del siglo XV, y durante todo el siglo XVI, que á nuestro pa-
recer dan palmaria idea del grabado en madera en aquella época.
Lo procés de les olives ó dispida des jóvetis y des vells, fet per alguns trova-
dors avant novienats, etc. Todos los que intervienen en la cuestión están repre-
sentados en las láminas que acompañan á la obra, sentados en sillas alrededor
de un laurel, junto al que hay cuatro palomas, y más lejos, aunque no sigue
las reglas de la perspectiva, se ve representado á Johan Johan. En otra de las
554 REVISTA DE VALENCU.
estampas se ve al citado Johan acostado en tierra y no lejos de dos laureles y
un ciprés. En primer término un conejo comiendo la yerba del campo, y en
último un galgo que corre tras de una liebre, cuatro palomas y un buho parado
tranquilamente en la copa de un árbol. Si de estos grabados toscos y rudos no
resulta la belleza del arte, al menos pintan al vivo los pasajes de la obra que
ilustran, y sirven de comentario ala historia del origen del grabado en Valencia.
Esta obra se acabó de imprimir en casa de Lope de la Roca Alemany, en 23
de Octubre de 1497. Está impresa en cuarto, y con caracteres góticos, seguií
costumbre de la época.
Obra á llaors de San Cristofol, dada á luz en 3 de Febrero de 1498, es
decir, cuatro meses después que la anterior. No abundan en ella los grabados,
y solamente podrán citarse tres, dos en la portada, por ambas caras, represen-
tando á San Cristóbal con orla festoneada bastante regular, y otro al fin, com-
puesto de tres figuras: un Crucifijo, la Virgen y la Magdalena. Este folleto fué
impreso por Pedro Tringer.
Llibre de cotisells fet per lo mapiifich mestre Jaume Roig, los quals son inolt
profitososy saludables, aixipera el régimen y orde de ben viiire com p' ang^nentar
la devoció á la piiritat y concepció de la sacratíssima ver ge María. Se acabó de
imprimir en casa de Francisco Diaz Romano en 3o de Junio de 1501. La por-
tada contiene una Concepción, y al final aparece la Virgen sentada con Jesús en
los brazos y dos Santas á cada lado, dos de ellas con los nombres apuntados de
Santa Dorotea y Santa Eulalia. Basta, como elogio de esta lámina, el decir que
su carácter recuerda los magníficos agua-fuertes de Durero.
La vida de Santa Magdalena en cables de Mosen Jaiime Gazidl, es indudable-
mente la obra con más lujo estampada y la más abundante en grabados que se
conoce de principios del siglo XVI. Fué estampada por Juan Xofré en 1505, á
costa de Fray Gabriel Pellicer. Es un libro rarisimo y apenas conocido en el
mundo bibliográfico, y que en casi todas sus páginas contiene algún grabado. No
nos detendremos á reseñarlos todos, mas sí describiremos el primero por el
marcado carácter de devoción que denota en su autor. Aparece en él Mosen
Jaime Gazull, arrodillado frente á Santa Magdalena, pidiéndole inspiración para
escribir con acierto su obra. Es admirable la perfección de este grabado, como
de todos los demás que contiene la obra.
Obres conteniplatives ó de molta devoció 7iovament trovades en loors de la
Saníissima Creii. Se imprimió en 1 5 16, y contiene una lámina en madera que
representa á N. S. Jesucristo crucificado, su Santísima Madre, San Juan y la
Magdalena.
Libro de las maravillas del mundo, por Juan de Mandavila. Obra curiosísima
con doce grabados muy originales, aunque algo toscos, y representando todos
ellos figuras estrambóticas. Se imprimió por Jorge Costilla en 1521.
orígenes del grabado. 555
Los triunfos de Apiano. Un tomo en folio impreso en Valencia por Juan
Xofré en 20 de Agosto de 1522. Hay un grabado, escudo del impresor, que
representa una sílfide entre dos troncos de viñas, y dos conejos, uno á cada
lado.
La Asimció de la Si/ia. Verge Maria\ folleto impreso en 1527 por Juan
Xofré. Contiene una notabilísima estampa grabada en madera representando á
la Virgen.
Silenos de Alcíbiades, por Erasmo. Acabóse de imprimir esta obra en Va-
lencia á 4 de Setiembre de 1529. Tiene en su portada un grabado representando
á un hombre sentado frente á una mesa en actitud de escribir, y con varios libros
por tierra.
La vida, niartyri y trasladó deis gloriosos viartyrs é reals princeps Sants
Abdó y Señen: É la vida del glorias bisbe é martyr Sant Pons, advocáis deis llaii-
radors contra la pedra y tempestáis. Esta obrita, de la que únicamente se conoce
el ejemplar que obra en poder de nuestro estimado amigo el erudito bibliófilo
D. Juan de la Cruz Martí, es un poemita escrito en verso valenciano por el vene-
rable Juan Bautista Agnes. Contiene dos grabados, uno la portada, que repre-
senta á San Abdon y San Señen, y otro el reverso, representando á Jesús cru-
cificado, las Marías y San Juan . El grabado está hecho con perfección y revela
estilo alemán. Está impresa en 1542 por Juan Navarro.
Missa de Vigilia eicnstodia diva MaricB Virginus ad postidandam ejiís cus-
todie proteccionem. Impresa en Valencia por Juan Mey en 1544- Contiene dos
grabados, uno con orla y sin ella el otro, representando los dos la Virgen del
Rosario con varias dignidades de la Iglesia, y al reverso de la estampa, con orla,
hay otra pequeña que representa la Ascensión de la Virgen , muy bien gra-
bada.
El verdadero suceso de la famosa batalla de Roncesvalles, por Francisco
Garrido de Villena, caballero valenciano. Libro impreso en 1555, por Juan Mey.
Contiene varias viñetas y un buen retrato del autor, de forma ovalada.
Les cobles de bella de vos en amores, hará 7tovametit írobades, por Juan Ti-
moneda. Se imprimió este pliego en 1555, y en ella hay un grabado que repre-
senta á un hombre tocando la guitarra delante de una dama, tras de la que
aparece una casa.
Les copies de dali Miguel Portam ácasa, por Juan Timoneda. Este pliego,
impreso el mismo año que el anterior, contiene en su primer página un grabado
representando el nacimiento de Jesús.
Escribe Juan Timoneda, natural valenciano, en loor del glorioso Sant Vi-
cente Ferrer. Es también un pliego suelto, impreso el mismo año que los ante-
riores, y en el que hay una imagen de San Vicente, circundada de una orla.
Rotnattce de la sacratísima pasión de Nuestro Redentor Jesucristo, por Juan
-)-,0 REVISTA DE \ ALENCIA.
JO'
Timoneda. Impreso en la misma época y condiciones que los anteriores. Forma
dos hojas en cuarto, con dos laminitas, una representando á Jesús ante Pilatos
y la otra á Jesús despojado de sus vestiduras.
Crónica é comeníari del gloriosissim rey En Jaume lo Cojiqueridor. Tomo
en folio impreso por la viuda de Juan Mey Tlandero en 1557. La portada con-
tiene un escudo con las amias imperiales de Carlos V, y al reverso un retrato
del invicto Jaime I.
Floresta de varias poesías, por Diego Ramírez Pagan. Se acabó de imprimir
en 19 de Diciembre de 1562 en casa de Juan Navarro. Es un tomo en 8.°, en el
que hay un retrato del autor, grabado en madera, y de muy correcto dibujo.
La passion de Nuestro Señor Jesucristo según San Juan, por D. Alonso Gi-
rón y de Rebolledo. Impresa en Valencia por Juan Mey en 1563. Es un tomo
en 8.° con varias láminas en madera, con escenas de la muerte del Re-
dentor.
Las fantossisitnas comedias de Alonso de la Vega. Impreso en 1566. Son
tres comedias, al frente de las cuales aparece el retrato del autor.
Sobremesa y alivio de caminantes, por Juan Timoneda. Acabóse de imprimir
en 5 de Mayo de 1569 por Juan Navarro. Aparece en él cuatro veces el retrato
de Timoneda, en el que por impericia del grabador salió el letrero al revés; el
retrato está coronado de laureles. En el Buenaviso se encuentra también este
retrato.
Vocabulario del humanista, por Palmireno, obrita impresa en 1569 por Pedro
Huete. Contiene seis grabaditos, de bastante buena ejecución, representando uno
de ellos el retrato del distinguido filósofo valenciano Luis Vives.
El Trnanesco, de Juan de Timoneda. Impreso en 1570, aparece un grabado
que representa un pescador, rodeado de la leyenda Con siifrimietito y callar
suelo pescar.
Libro de Alaban fas de las lenguas , por Martin de Viciana. Opúsculo im-
preso por Juan Navarro en 1574, y en cuya portada hay un casco parecido al
del Conquistador, junto al que hay un escudito con las barras de Aragón. Al
reverso de la portada se vé un correcto retrato de Viciana.
Tragicotnedia de Calixto y Melibea. Impresa por Juan Navarro en 1575- Es
un tomito en 8.° con dos láminas en madera, una de ellas representando ima
casa, á cuya puerta sale una mujer, y en la otra una joven que se tira de una
torre, frente á la que hay otra mujer de mayor tamaño.
Gramática latina, por Andrés Sempere, valenciano. Se imprimió en esta
ciudad por Pedro Huete en 1579. En su portada hay un retrato del autor, muy
bien ejecutado.
Historia de Santa Catalina, mártir, poi- Felipe Ponce. Un tomo de iSo p¿í-
ginas en folio, impreso en Valencia por los herederos de Juan Navarro gn 1585-
orígenes del grabado. 557
Hay un retrato ovalado del autor, y una imagen de la Santa, dibujo del mismo
autor.
Lletres. — Les estillades y amor oses lletres travieses por Baltasar Siulot á
la sua senyora, y per ella d ell. Forma ocho páginas en 8.°, impresas en Valen-
cia, por Alvaro Franco en 1598. La portada representa un hombre y una mujer,
y entre ambos un arbolito.
Interminable y pesada seria la lista de las obras grabadas durante los dos
primeros siglos de la introducción de la imprenta, por lo que creemos que las in-
cluidas responden suficientemente á nuestro pensamiento.
VI.
PRIMER GRABADOR OUE FIRMA SUS OBRAS.
¿Quién es el primer grabador valenciano?
Dos son los primeros que firman sus obras. Fray Francisco Domenech en
1488, y el pintor Francisco Ribalta á fines del siglo XVI.
Como hemos visto, del primero solamente sabemos con certeza que era
fraile, como se desprende de las cifras F. F., y que era valenciano ó catalán,
según se deduce de su apellido.
¿No serian Domenech y su grabado valencianos?
Nada hay de positivo, pero algo induce á creer ver en la estampa y junto
al Papa Inocencio VIII, la imagen de San Vicente Ferrer arrodillado, y acom-
pañado de su inscripción Tímete Deum, et date illi limiorem. No es muy aventu-
rado, como ya digimos, el creer que este grabado se hiciere con motivo de la
canonización del apóstol valenciano.
Pero si, como hemos dicho, no se puede asegurar que fuera este grabador el
primero que en Valencia firma sus obras, en cambio no nos cabe ninguna duda
de que Ribalta lo hizo así.
De Ribalta solo conocemos un sacrificio de Isaac, agua fuerte, notabilísima
por más de un concepto, de 17 por 22 centímetros de magnitud, y hecha con el
vigor y maestría de este artista. Este grabado, que nadie cita, y que tenemos la
gran satisfacción de dar á conocer por vez primera, obra en poder del erudito
bibliófilo D. Juan de la Cruz Martí, ya citado, que nos ha prometido publicar
sobre él un artículo, que indudablemente será leido con interés por todos los
valencianos amantes de las cosas de su tierra.
(Se concluirá).
3i
^
CATÁLOGO
DE LA BIBLIOTECA CERVANTINA DE D. JOSÉ MARÍA ASENSIO,
VECINO DE SEVILLA.
PARTE PRIMERA.— EDICIONES DEL QUIXOTE
EDICIONES DEL SIGLO XIX.
1 . E¿ ifigenioso hidalgo D. Qmxoie de la Mancha, compuesto por Miguel de
Cervantes Saavedra .
— Berlin — por Enrique Frolich — 1804.
Seis tomos en 8." — Los cuatro primeros contienen el texto íntegro, con to-
dos sus preliminares, conforme con el de Pellicer. Los dos restantes, la vida del
autor, y el Discurso preliminar del mismo, y Notas también de Pellicer, del
Dr. Bowle, y de D. Luis Ideler, que hizo la edición, dedicándola al Sr. Augusto
Federico Wolf. — La primera edición hecha en nuestro siglo es alemana.
2. El ingenioso hidalgo.., etc.— -En Burdeos, por la imp. de Juan Pinard. —
Año XII. M.DCCCIV.
Cuatro tomos en 8.° — Edición perfectamente impresa, cuyo texto se tomó
de las ediciones publicadas por la Real Academia Española. La precede la vida
de Cervantes por Quintana, que salió á luz en la del 797.
3. Historia del iiigenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, compuesto
por Miguel de Cervantes Saavedra.
— Barcelona. En la imp. de Sierra y Martí, año 1808. — Con las licencias ne-
cesarias.
Seis tomos en 12." — Conservaron todavía en esta edición la insulsa dedicato-
ria Al valiente y atidante Don Quixote de la Mancha, alias el caballero de la
Triste figura, Cide Hamete Benengeli, su chronisía, y el título alterado; faltas
imperdonables después de tres ediciones de la Real Academia Española, la de la
Imprenta Real y las dos de Pellicer.
4. Vida y hechos del ingenioso caballero... etc. Con las licencias necesarias.
— Madrid: Por la viuda de Basco López. Año de 1808.
(1] Véanse ias págs. 419 correspondiente al mes de Agosto, y la 463 al de Octubre,
CATALOGO. 559
Cuatro tomos en 8." — Edición de surtido sin condiciones que la hagan re-
comendable.
5. El ingenioso Hidalgo... etc. Nueva edición, conforme en todo á la de la
Real Academia Española, hecha en Madrid en 1782. — Edición hecha bajo la
dirección de José Rene Masson.
En París, por Bossange y Masson, calle de Tournon, núm. 6, y en Londres,
14, pral. Malbouroug, street.--l8l4.
Siete tomos en 16.° — Es una bonita edición y ya bastante escasa. Las lámi-
nas son copiadas de las de la edición de la Real Academia, y lleva además la
mayor parte de las Notas de Pellicer.
6. El ingenioso Hidalgo... etc. Nueva edición corregida por el Rdo. D. Felipe
Fernandez, A. M., natural de Xerez de la Frontera, etc. London: expensas de
Lackington, Allien y C.^ Templo de las Musas, Finsbury-Square, etc. — 1814.
Cuatro tomos en 12." — Edición esmeradamente impresa por P. y F. Clarke,
adornada con el retrato de Cervantes copiado del ideado por Kent para la edi-
ción de 1738.
7. El ingenioso Hidalgo... etc. En Burdeos, en la imprenta de Pedro Beau-
me.— 1815.
Cuatro tomos en 8." — Es edición apreciable, repetición en todo de la de
Juan Pinard de 1804.
8. El ingenioso Hidalgo... etc. Cuarta edición corregida por la Real Academia
española.
Madrid, en la imprenta Real, año de 18 19.
Cinco tomos en 8.", con láminas.
Esta nueva edición académica, no es mera repetición de las anteriores. Se
eligió para original de la 1.* Parte la edición de 1Ó08, anotando las variantes
de las de 1605 — y conservando el Análisis hecho por D. Vicente de los Rios,
se publicó por primera vez la Vida de Cervantes, escrita por D. Martin Fernan-
dez Navarrete, verdadero monuniento literario que basta para cimentar la fama
de su autor. — Las veinte láminas que acompañan á esta edición son de asuntos
nuevos, dibujadas por Ribelles y grabadas por Enguídanos y Blanco. — El retrato
de Cervantes también se grabó de nuevo por D. Blas AmetUer.
9. El ingenioso hidalgo... &., París, Baudry, rué du coq, n." 9, y Teof. Bar-
rois, quai Voltaire, n." 11. — 1825. Seis tomos en l6.° — Preciosa edición destinada
á formar parte de la Colección de las mejores obras escj-itas en lengua española.
10. Obras escogidas de Miguel de Cervantes. — Nueva edición clásica, arre-
glada, corregida é ilustrada con notas históricas, gramaticales y críticas, por don
Agustín García de Arrieta.
París. En la librería hispano-francesa de Bossange, padre, calle de Richelieu,
n.°6o.— 1826.
El ingenioso hidalgo ocupa seis volúmenes en 16.", nítidamente impresos en
la imprenta de Fermín Didot. — Refundió Arrieta la Vida de Cervantes escrita
por Navarrete, y el Análisis del Quixote de D. Vicente de los Rios.
11. El ingenioso hidalgo... etc., Madrid, 1826, — Imprenta de D. Miguel de
Burgos.
56o
REVISTA DE VALENCIA.
Dos tonios en 8.° — Edición económica "sin mas añadiduras ni aderezos que
los que sacó de manos de su discretísimo autor."
e
12. El ingenioso hidalgo... etc. Edición en miniatura, enteramente conform
á la última corregida y publicada por la Real Academia Española.— Paris, en la
Imprenta de Julio Didot, calle del Puente de Lodi, n." 6. — 1827.
Un tomo en 32." — Con láminas. — Lleva \m-a. Advertencia preliminar, y al fin
algimas notas y observaciones del editor D. Joaquín M. Ferrer.
Ex libri, con dedicatoria autógrafa del Dr. Thebnssem.
-^o'
13. El ingenioso hidalgo... etc.— Madrid: imprenta de los hijos de Doña Ca-
talina Piñuelas, calle del Amor de Dios, n." 14. — 1829.
Cuatro tomos en 8." — Con láminas y portadas grabadas. Forma parte de la
colección de Obras escojidas de Miguel de Cervantes, que publicaron los edito-
res en once volúmenes. Es edición bella y bastante correcta.
14. El i?igetiioso hidalgo... etc. Madrid: Imp. titulada Ramos y C— 1829.
Cuatro tomos en 8.° — Edición de surtido, bastante buena, y que solo con-
tiene el texto del Quixote.
15. El ingenioso hidalgo... etc. Con un diccionario español y alemán sobre
el Don Oui.xote de la Mancha.— Berlin, por G. Fincke.— i83l.
Seis tomos en ló.° — Lleva al fin un estracto de las Anotaciones del Doctor
Juan Bowle, y la Vida de Cervantes y Análisis del Quixote, por D. Vicente de
los Ríos. — Es una lindísima edición, muy digna de estudio.
16. El itigetiioso hidalgo... etz. Zaragoza.- — Imp. de Polo y Monge, herma-
nos.— Abril de i83i.
Dos tomos en 8.° — Edición de surtido con algunas láminas de escaso mo-
nto.
17. El ingenioso hidalgo... etc. Segunda edición en miniatura, por Don Joa-
quín María Ferrer. — Paris: Imp. de Julio Didot. — 1832.
Dos tomos en 32." — Edición de gran mérito, y bastante escasa. Es repetición
de la que hizo el mismo Sr. Ferrer en 1827, usando regletas para mayor clari-
dad de la impresión. Cada tomo contiene una Parte del Quixote.
18. El Í7igetiioso hidalgo... etc. Nueva edición, conforme en todo á la última
de la Real Academia Española, con las notas de C. J. A. Pellicer, dedicada á
la nación española. — Barcelona: Imp. de la viuda é hijos de Gorchs. — Con licen-
cia.— i832.
Seis tomos en 8." mayor. — Los cuatro primeros contienen el texto del Quixote,
llevando al fin de cada uno las notas de Pellicer. El 5." contiene el Análisis del
Quixote por Rios, la Vida de Cervarites, por Navarrete, y el Elogio, por D. José
Mor de Fuentes. — El 6.° lo llenan las Nuevas anotaciones de D. V. Joaquín
Bastús y Carrera. — Es una buena edición.
19. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervan-
tes Saavedra.— Parte primera. — Barcelona: Imp. de A. Bergues y C", calle de
Escudellers, n." i3. — Con licencia, Abril de l832.
Seis tomos en 32. ' — Es una graciosa edición adornada con grabados por Pa-
blo Alabern, y forma parte de la Biblioteca selecta, portátil y económica.
CATÁLOGO. 561
20. El ingenioso hidalgo... etc. Edición conforme á la de la Real Academia
Española, con la vida, análisis y notas críticas y curiosas, por Pellicer. — (En la
portada un molino de viento, entre cuyas aspas está sobrepuesto un caballe-
ro armado. — Paris — en casa de Baudry, librero. — g Rué de Coq. S. Honoré
—1832.
7 tomos en 16." — Esta edición no figura en la lista indagatoria de López
Fabra.
21. Madrid: Fuentenebro. — 1832. — 4 tomos en 8.° — Edición común y de
surtido.
22. Zaragoza; Polo y Monge. — 1887. — Dos tomos en 8." — Tampoco me^
rece especial mención.
23. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel
Cervantes Saavedra. Nueva edición clásica, ilustrada con notas históricas, gra-
maticales y críticas, por la Academia Española, sus individuos de número Pelli-
cer, Arrieta y Clemencin. Enmendada y corregida por Francisco Sales, A. M.
Instructor de francés y español en la Universidad de Harvard, en Cambridgia,
Estado de Massachusetts, Norte, América. — En dos tomos. — Parte I. Tomo I,
Segunda edición.
— Boston: se hallará en las librerías de esta ciudad de los Sres.' Perkins y
Marvin; Carlos C. Little v C.^*; Jaime Muurde y C; Crocker v Breuster; y San
Burdett.— 1837.
2 tomos 4.° Es edición muy apreciable. La adornan 10 láminas grabadas al
trazo, y el retrato de Cervantes por D. C. Johnston. Lleva el prólogo que puso
Clemencin á su comentario.
24. El ingenioso hidalgo... etc. Comentado por Don Diego Clemencin.—
Madrid. En la oficina de D. E. Aguado, impresor de cámara de S. M. y de su
real casa. — 1833- — i83q.
Seis tomos en 4.° — Edición esmeradísima, y que por el trabajo del comenta-
dor presenta uno de los textos más recomendables del Quixote. Nadie podrá
desconocer el mérito del erudito comentario de D. Diego Clemencin, por más
que haya sido blanco de diferentes censuras; de unos por notarlo de prolijo, de
otros por creer que trataba de rebajar el mérito de Cervantes.
25. El ingenioso hidalgo... etc. Edición adornada con 800 láminas, repar-
tidas por el texto. — Barcelona. Imprenta de Antonio Bergues y Compañía,
calle de Escudellers, núm. 2, MDCCCXXXIX.
Dos tomos en 4.° mayor. — Es una hermosa edición. Precede la extensa y
nueva Noticia sobre la vida y escritos de Cervantes. La Primera Parte lleva
todos sus preliminares; pero en la Segunda se suprimió la importante Aproba-
ción del Licdo. Márquez Torres: supresión que desde entonces ha sido conti-
nuada en casi todas las ediciones catalanas. Los grabados son los mismos di-
bujados por Johannot y abiertos en madera por Leloir y otros para la edición
de Paris de l836.
26. Historia de la vida y he dios del ingenioso hidalgo Don Quijote de la
Mancha. — Ultima edición completísima conforme al original primitivo. — Ma-
drid: Imprenta de la venta pública, calle de Preciados, núm. 25 — 1840.
Cuatro tomos en 8.° — Los editores tuvieron el mal acuerdo de tomar para
36
502 REVISTA DE VALENCIA.
original primitivo una de las peores ediciones del siglo anterior, y la copiaron
servilmente con su título alterado, y su dedicatoria al valiente y acidante Don
Qiüxote, etc., ignorancia imperdonable, después de tantas ediciones correctas.
Lleva unos grabaditos tan infelices como la edición.
27. Vida y hechos del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. — Obra
original de Don Miguel de Cervantes Saavedra. — Edición económica — Barce-
lona.— Imprenta de J. Mayol y Compañía — 1841.
Tres tomos en 8." — Basta y sobra con la portada para conocer lo que será
la edición. La ilustran unos grabaditos de D. P. Alabern, en cuyas letras han
lucido también su ingenio los editores: por ejemplo — Paga Sandio en la manta
lo que D. Quijote debia en la venta.
28. El ingenioso hidal^^o... etc. Obra adornada de 125 estampas litográficas,
y publicada por Masse y Decaen impresores, litógrafos y editores, callejón de
Santa Clara, núm. 8: — Mé.xico. — Impreso por Ignacio Cumplido, calle de los
Rebeldes, núm. 2,— MDCCCXLII.
Dos tomos en 4.° — Es una buena edición y de las primeras, si no es la pri-
mera estampada en la América española. Lleva notas de Pellicer, y las lito-
grafías están tomadas de anteriores ediciones en su mayor parte.
29. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel
de Cervantes Saavedra. — Nueva edición.— Madrid: 1844. — Establecimiento tipo-
gráfico de D. Francisco P. Mellado.
Dos tomos 8. o — Forma parte déla Biblioteca popular económica que publicaba
el editor Mellado, y para adornarla se repartieron doce láminas.
30. El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha. — Nueva edición cor-
regida y anotada por D. Eugenio de Ochoa.— París — librería de Carlos Hingray
— 10 calle de Seine— 1844.
Un tomo en 8." — Edición apreciable, que sigue el texto de Clemencin, y
lleva algunas Notas bien escogidas.
31 . El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel
de Cervantes Saavedra, con la vida de Cervantes por D. M. j". de Navarrete. —
París: Baudry, librería europea, núm. 3, quai Malaquais, cerca del pont des
arts.— 1845.
Un tomo en 4.° — CXIX — óygpágs. — Lleva el retrato de Cervantes grabado
por Geoffroy. Es el tomo l." de los cuatro de obras de Cervantes que imprimió
el editor Baudry en su colección de los mejores ardores españoles.
32. Madrid: Manuel Rivadeneyra— 1846.— Un tomo 4.° á 2 cois.— Forma
parte de las obras de Cervantes en el tomo l.° de la Biblioteca de autores
españoles, que en aquel año comenzó á publicar Rivadeneyra, y han terminado
sus sucesores en el de 1880— aunque dejando sin concluir y manca la Biblio-
teca, que hará siempre á D. Manuel benemérito de las letras. — Acompaña á
este libro una nueva y excelente vida de Cervantes por D. Buenaventura Carlos
Aribau.
33. El ingenioso hidalgo... Novísima edición clásica, ilustrada con notas
históricas, gramaticales y críticas, según las de la Acadenúa española, y sus
inilividuos de número Pellicer, Arrieta, Clemencin, y por F. Sales, A. M. —
CATÁLOGO. 563
Aumentada con el BUSCAPIÉ, anotado por D. Adolfo de Castro. — Grabados
ejecutados por los mejores artistas españo les, — Madrid: imprenta y librería do
Gaspar y Roig, editores — calle del Príncipe, núm. 4. — 1850.
Un tomo en 4.° — Además de todo lo anunciado en la portada, lleva al fin
esta edición las Observaciones del Sr. D. Juan E. Hartzenbuclis al comentario
del Quijote por D. Diego Clemencin, y la Vida de Cervantes que escri-
bió D. Manuel José Quintana para la edición de la Imprenta Real de 1797,
— y varias composiciones poéticas de D. Miguel A. Príncipe, D. Rafael Galvez
Amandí, D. Gregorio Romero Sarrañaga, D. José Zorrilla, D. Juan Martínez
Villergas, D. Teodoro Guerrero, D. Ramón de Satorres y D. José H. García de
Ouevedo.
A pesar de todos estos adornos, y de la viaza del Buscapié, esta edición
clásica goza poco aprecio entre los entendidos.
34. El ingenioso hidalgo... Madrid— Biblioteca universal — 1S51.
Un tomo en folio, á dos columnas. — Lleva los grabados de la edición de
Bergnes de 1889 — y la cuarta edición del Buscapié con un discurso preliminar
nuevo, y nuevas notas por su autor D. Adolfo de Castro. — También la ilustra
la vida de Cervantes tal como la escribió y publicó Quintana en 1757.
35. El ingenioso hidalgo... Nueva edición ilustrada con las Notas de Pellicer,
y adornada con láminas finas, bajo la dirección de D. Francisco BonossoPiferrer.
—Madrid: en casa del editor, calle de Preciados, núm. 68 — 1853. — Imprenta de
D. José RepuUés, calle del Nuncio — 19, pral.
Cuatro tomos en 4.° — Las láminas son también las de I^ edición de Sancha,
muy gastadas.
36. El ingenioso Hidalgo... Sevilla. — Tena hermanos, editores, calle de la
Cuna, núm. 76. — Juan Moyano, impresor, calle de Pajaritos, núm. 12. — 1854.
Dos tomos en 8.° — Los grabados son ejucutados por Benedicto, copiando los
de ediciones anteriores. — Lleva números de llamada en el texto para un tercer
tomo de Notas que no llegó á publicarse.
Es la primera edición conocida del ingenioso hidalgo estampada en Sevilla,
y se ha hecho muy rara, por haberse perdido en el mar gran número de ejem-
plares que se enviaban á América.
37. Don Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel Cervantes Saavedra.
— Nueva edición. Ilustrada con láminas de colores aparte del texto. — Madrid:
establecimiento tipográfico de D. F. de P. Mellado, calle de Santa Teresa, nú-
mero 8. — 1855.
Dos tomos en 4.° — Están suprimidos en esta edición todos los preliminares
de ambas partes, y alterado el título en la forma que hemos estampado. Lleva
láminas litografiadas por C. Nanteuil, que no se encuentran en todos los ejem-
plares; y además se repartió una colección de otras doce en gran tamaño, todas
bastante apreciables, siendo de notar la que representa á Cervantes.
38. El ingenioso hidalgo... con la vida de Cen'antes, por D. M. F. de Navar-
rete. — París, V. Baudry, librería europea, cerca del palacio des beaux-arts. — 1855.
Un tomo en 4.° — Estampado en la imprenta de E. Thunot y C." — En los
preliminares de la parte segunda falta la Aprobación del Licdo. Márquez Tor-
res.— Lleva un retrato de Cervantes grabado en cobre, y una lámina alegórica
al frente de la portada.
364 ■ REVISTA DE VALENCIA.
39. El Qnixote para iodos, abreviado y anotado por un entusiasta de su
autor Miguel de Cervantes Saavedra. — Madrid. Imprenta de José Rodrigiiez,
Factor, 9. — 1856.
Un tomo en 4.° — Ex libri impreso dentro de una orla de viñeta — de la li-
brería del Doctor D. Juan Manuel Alvarez, canónigo de Toledo.- — Es notable
el Prólogo del Abreviador, que lo fué el Sr. D. Fernando de Castro, por las
opiniones que sustenta, y por las razones que alega para las supresiones y
abreviaciones.
40. El Ingefñoso hidalgo... Barcelona. Imprenta de Tomás Gorchs, edi-
tor.—1859.
Dos tomos marca imperial. — Expléndida edición, y ciertamente una de las
mejores que se han hecho del Quixote. Lleva el te.xto de Cervantes sin notas
ni comentarios, y únicamente se permitieron los editores la libertad, algo injus-
tificada, de suprimirla aprobación del Licdo. Márquez Torres á la Segunda Par-
te, achaque común en todas las ediciones catalanas. — La adornan doce láminas
dibujadas por nuestros mejores artistas, siendo notables los encabezamientos de
las dos partes.
41. El ingenioso hidalgo... Edición ilustrada con las notas de Pellicer, Cle-
mencin y otros, repartidas por el contexto. — Barcelona. Imprenta de Narciso
Ramirez, Escudillers, 40, piso 1." — 1S59.
Dos tomos en 8.° — Forma parte de la biblioteca económica que se tituló La
Maravilla, y es edición de surtido y muy poco recomendable.
42. El ingenioso hidalgo D. Qnixote de la Mancha. — Según el texto corre-
gido y anotado por el Sr. Ochoa. — Nueva edición americana, acompañada de
un ensayo histórico sobre la vida y escritos de Cervantes. Por el Dr. Jorge
Ticknor, autor de la historia de la literatura española. — Nueva- York: John
Appleton y compañía, 448 y 445, calle de Broadway. — 1861.
Un tomo en 8.° — Ex libri — Es propiedad de José Conrado Hernandes. — Al
reverso de la portada lleva escrito lo siguiente: — A D. Manuel P. Salgado, su
amiqo Mariano Bosch y Arroyo. — Y más abajo de la misma letra: — "Si el ca-
"tecismo y la Biblia deben acompañar á todo buen cristiano, el Quixote no debe
"separarlo de sí aquel que guste de las letras y hable la hermosa lengua es-
"pañola.,,
43. El ingenioso hidalgo... Adornado con láminas sueltas. — Madrid. Mur-
cia y Martí, editores. — Cruz Verde, 12. — 1862.
Dos tomos 8." — Edición de surtido . Las láminas tan infelices como la edición.
44. El Í7igenioso hidalgo... Edición corregida con especial estudio de la
primera, por D. J. E. Hartzenbusch — Argamasilla de Alba, imprenta de don
Manuel Rivadeneira (casa que fué prisión de Cervantes). — 1863.
Cuatro tomos en 16." — Es una preciosa edición delicadamente impresa, y de
gran importancia por el prólogo y notas con que la ilustró el insigne Hartzen-
busch, y revelan su saber, su buen ingenio, y el profundo estudio que habia he-
cho de la inmortal obra de Cervantes. — Lleva un lindísimo retrato grabado por
Goutierre y el facsímile de una carta de Cervantes.
45. Barcelona. — Sociedad editorial La Maravilla, calle de Aviñó, núm. 20,
— Madrid, librería española. Relatores, 12, — 1863.
CATÁLOGO. 5Ó5
Un tomo en 4." — Lleva solamente el texto del Qiiixote, sin vida del a\itor
ni notas. Suprimida la aprobación de \a parle segimda. — La edición es agrada-
ble.— Las láminas en madera de escaso mérito.
46. El ingenioso hidalgo. . . Nueva edición adornada con láminas en cobre y
facsímiles de Cervantes. — Madrid. En la Imprenta Nacional. — 1863.
Tres tomos folio imperial. — En los dos primeros se contiene el texto del
Quixote, con la particularidad de no haber palabra alguna dividida de un ren-
glón á otro. — El tomo 3.° comprende \z. vida de Cervantes, nuevamente escrita
por D. Jerónimo Moran. — Las láminas son las de la edición de la Academia
en 1780.
47. El ingenioso hidalgo D. Quijote de la Mancha, compuesto por Miguel
de Cervantes Saavedra. — Edición conforme á la última, corregida por la Acade-
mia española, con notas para la buena inteligencia del texto (viñeta de don
Quijote hablando á Sanchoj. — París, librería de Garnier hermanos, calle des
Saints-Peres, núm. 6. — 18Ó4.
Un tomo en 4.° — 768 — xliv, págs. con 8 láminas. Es un volumen preciosa-
mente impreso en Corbeille, imprenta de Crete, y comprende todo el Quijote
con una vida de Cervantes extractada de la de Navarrete.
48. Obras completas de Cervantes, dedicadas áS. A. R. el Sermo. Sr. Infan-
te D. Sebastian Gabriel de Borbon y Braganza. Madrid. Imprenta de D. Ma-
nuel Rivadeneira, calle de la Madera, núm. 8. — 1863.
Doce tomos en 4." — Los tomos 3.°, 4.", 5.° y 6.° contienen:
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, texto corregido con espe-
cial estudio de la primera edición, por D. J. E. Hartzenbusch. — Argamasilla de
Alba. Imprenta de D. Manuel Rivadeneira (casa que fué prisión de Cervan-
tes).—l8ó3.
Verdadero monumento en honor de Cervantes, como joya literaria y tipo-
gráfica. Solo se tiraron 3lo ejemplares, de ellos diez en papel amarillento in-
glés.— El mió es de estos. — Núm. 3o3.
49. El ingenioso hidalgo... Novísima edición con notas históricas, críticas y
gramaticales de la Academia españoh, Pellicer, Arríela, Clemencin , Cuesta, Ja-
ner, etc. — Aumentada con el BUSCAPIÉ, anotado por D. Adolfo de Castro. —
Adornada con 3oo grabados intercalados en el texto, láminas sueltas y el retra-
to del autor grabado en acero.— Madrid. Imprenta y librería de Gaspar y Roig,
editores, calle del Príncipe, núm. 4. — 18Ó4.
Un tomo en 4.'' — Pertenece á la Biblioteca ilustrada que publicaban los
editores, que ofrecieron la edición al público por 25 rs. — Las láminas son las de
las anteriores ediciones de los mism is. — Al año siguiente repitieron la edición,
poniendo en la portada el escudo de Juan de la Cuesta de la primera edición.
50. Urbano Manini, editor. — Administración, calle de San Bernardo, núme-
ro 11..— Madrid.— 1868.
Dos tomos en 4.° — Edición popular que se publicó á 4 maravedises el pliego
de 8 páginas. — A pesar de tal baratura no es despreciable, y lleva catorce lámi-
nas en madera, dibujadas por Urrabieta.
51. El Quijote de los niños, abreviado por un entusiasta de su autor. — Ma-
5ÓÓ REVISTA DE VALENCIA.
drid. Imprenta de F. Martínez García, calle de Segovia, núm. 26. — 1870.
Un tomo en 8.° — Esta edición es la 4." de la abreviación hecha por D. Fer-
nando de Castro, para que sirviera de texto en las escuelas, según deseaba el
sabio D. Alberto Lista.
52. El ingenioso idalgo... Edición ilustrada con ocho magníficas láminas
sueltas. — Valencia: librería de Pascual Aguilar, Caballeros, l. — 1872.
Dos tomos en 8.° — Edición de surtido, muy compacta, y en la que sola-
mente llama la atención el retrato de Cervantes, dibujado por Peyró.
53. Edición conforme á la última corregida por la Academia española, con
la vida del autor y notas para la buena inteligencia del texto.— París, librería de
Garnier hermanos, calle des Saints-Péres, núm. 6. — 1873.
Un tomo en 8.° — Es un bonito volumen que contiene todo el Qiiixoíe en
reducido espacio, adornado con algunas láminas en madera de escaso mérito. —
Fué impreso en Clichy, por Pablo Dupont y C.»
54. Leipzig: F. A. Brockhaus. — 1S74.
Dos tomos en 8.» — Perfectamente impresos, y en los que solo se nota la
falta de la Aprobación de la segunda parte.
55. El ingenioso hidalgo... Nueva edición corregida y revisada. — Londres:
librería de Chatto y Windus. — 1874.
Un tomo en S.° — Perfectamente impreso y que encierra en volumen muy
manuable y de clara lectura todo el texto del Quizóte.
56. Madrid: 1875. — Biblioteca universal ilustrada. Plaza de la Armería, nú-
mero 4.— Establecimiento tipográfico de J. Amallo Muñoz, Cuesta de Ramón,
núm. 3.
Dos tomos en folio. — Impresos en letra gruesa y con división de párrafos.
Los grabados casi todos son dibujos de Barnetto. A pesar de sus pretensiones,
esta edición puede calificarse como de surtido.
57. Elingenioso hidalgo... Dibujos de Gustavo Doré, grabados por H. Pi-
san.— Barcelona. — Imprenta y librería religiosa y científica del heredero de don
Pablo Riera.— Robador, 24 y 26.— MDCCCLXXV.
Dos tomos folio imperial. — La celebridad en los dibujos de Gustavo Doré,
y la oportunidad de darlos á conocer en una edición española, fueron la causa de
esta. Si entre esos dibujos hay algunos dignos de censura por impropiedades y
faltas de carácter, en cambio hay muchos superiores á toda ponderación. No
contiene más que el texto del Qnixote, y aun con la falta de la Aprobación de
la segunda parte.,
58. El ingenioso hidalgo... Y^x\Aé\\á\i\a. edición adornada con preciosas lá-
minas, debidas al reputado artista D. Ramón Puiggarí, y un mapa de los luga-
res recorridos por el héroe manchego. — Barcelona. — Imprenta de L. Obradors
y P. Sulé, Rambla de Santa Mónica, núm. 19. — 1876.
Dos tomos en folio á dos columnas. — Calificada <\q e.xplcndida por los edito-
res, no pasa, sin embargo, de edición de surtido, con diez medianos grabados,
uno de ellos un pésimo retrato de Cervantes.
59. Elingenioso hidalgo... Primera parte.— C. Palacios hermanos, editores.
CATÁLOGO. 567
— 46, Alcalá, 46. — Madrid. — Imprenta de Lázaro Maroto, San Juan, 23.
— 1877.
Un tomo en ló.° — Forma parte de la Biblioteca de la infancia , y creemos
no se publicó más que esta primera parte muy abreviada y sin preliminar al-
guno. Tiene veinte laminitas litografiadas al cromo.
60. El ingenioso hidalgo... Impreso por primera vez en Madrid por Juan
de la Cuesta el año de 1605, y ahora de nuevo publicado por vez primera en
Cádiz por D. José Rodríguez Rodriguez bajo la dirección de D. Ramón de León
Mainez, director de la Crónica de los Cervantistas. — Cádiz: 1S76-79. Tipograñ'a
la Mercantil, de D. José R. y Rodriguez, Sacramento, Sg.
Cinco tomos en 8.° — El primero contiene la Vida de Cervajites por León
Mainez, dirigida al Cervantista inglés A. Duffield, y los otros cuatro el texto del
Quizóte; pero como la numeración se puso correlativa, resulta que el tomo que
dice en la portada Tomo II, es el primero de la obra. — Lleva notas al pié de las
páginas, y otras además al fin de cada capítulo, y algunas veces también su co-
mentario.— Por hacer la edición muy barata (l8 rs. los cinco volúmenes) se hizo
en papel malísimo.
61. El ingenioso hidalgo... Edición conforme á la última corregida por la
Academia española, con notas para la buena inteligencia del texto. — París; li-
brería de Garnier hermanos, des Saints-Péres, núm. 6. — 1878.
Un tomo en 4." — Es un precioso volumen estampado en Corbeille en la im-
prenta de Créte, como el que dejamos anotado al núm. 47, del cual es repetición
exacta en el texto, notas y láminas .
62. El ingenioso hidalgo... Nue\ a edición, conforme á la corregida y pu-
blicada por la Real Academia española, precedida de unas Observaciones sobre
Cervantes y su obra maestra, por D. Antonio de BoíaruU y Broca, ilustrada con
100 cromos y 200 dibujos originales de Apeles Mestres, grabados por Fran-
cisco Furté. — Barcelona: Juan Aleu y Fugarull, editor-impresor , Tallers, 3o.
MDCCCLXXIX.
Dos tomos en folio. — Esta edición dice en la portada todas sus condiciones;
siendo de advertir que los 100 cromos se redujeron á 26, y los grabados á un
centenar de ellos. — La tipografi'a es excelente.
63. Sevilla: 1879. — Francisco Alvarez y C.% impresores de cámara de S. M.
y de SS. AA. RR.— Tetuan, 24.
Un tomo en 16." — Preciosa edición, aunque de diñ'cil lectura por la clase
de papel empleado en ella.
64. El ingetiioso hidalgo... Edición monumental exornada con riquísimas
láminas grabadas en acero por los más aventajados artistas españoles. — Barce-
lona. Biblioteca ilustrada de Espasa hermanos, editores. Calle de las Cortes,
núm. 223.
Dos tomos en folio imperial. — Es una hermosa edición nítidamente impresa,
y para cuyo adorno se emplearon las láminas, encabezamientos y letras capitales
que se hicieron para la edición de Tomás Gorchs, señalada con el núm. 40. —
Tanto la una como la otra llevan anotadas las variantes de la edición l.* de
1605 con la de 1608 y alguna otra; pero en esta edición de Espasa se ha
hecho, no sabemos por quién, una variación, introduciendo el robo del rucio en
otro lugar que parece más lógico y apropiado.
568 REVISTA DE VALENCIA.
65. Madrid. — Moya y Plaza, libreros y editores, calle de Carretas, núm. 8.
— i88o.
Dos tomos en 32." — Lindísima edición en miniatura.
66. El ingenioso Judaico... Lujosa edición, exornada con 377 magníficas
láminas, dibujadas por el afamado Gustavo Doré. — Segunda edición. — Barcelo-
na: Imprenta y librería religiosa y científica del heredero de D. P. Riera. — Ro-
bador, 24y 26.— MDCCCLXXX.
Un tomo gran iólio á 2 cois. — Edición á precio reducido para aprovechar
y popularizar los dibujos de Doré que sirvieron para la de 1875, anotada con
el núm. 57.
67. El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cer-
vantes Saavedra. — Primera edición económica.
Barcelona imprenta de Luis Tasso Serra. — 1881.
Un tomo. — 8." mayor — 372 ps.
Notable por su precio, por la pequenez da la letra empleada en la impre-
sión.— Entre los preliminares de la Parte II falta la Aprobación del Licdo. Már-
quez Torres, notada en todas las impresiones catalanas.
68. Barcelona: Montaner y Simón, editores. — Nueva edición, dirigida por
D. Nicolás Díaz de Benjumea é ilustrada por D. Ricardo Balaca.
En curso de publicación.
SIGLO XIX, EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS.
1. Londres: Whittingham. — 1809. Traducción Jarvis — con cuatro grabadi-
tos en acero. — 4 tomos en 16."
2. Paris: Renauart. — 1S20. — Traducción Florian — con grabados en meda-
llones.— 4 tomos en 8."
Esta edición, muy apreciada en Francia, es hoy bastante rara. — Los graba-
dos que representan cuatro escenas en cada uno, en cuatro óvalos, son recuer-
dos y repeticiones de las anteriores en España y Francia.
3. O Engenhoso fidalgo Dom Quixote de la lilancha, por Miguel de Cervan-
tes Saavedra. — Traducgao portugueza, adomada com 25 estampas finas.
— Paris, na officina de Pillet ainé, rúa de Grands Augustins, n." 7. — l83o.
Ocho tomos 12.° — En esta traducción se suprimieron todos los preliminares
y hasta los Prólogos, tanto de la primera como de la segunda parte. Es hoy
bastante rara.
4. Paris: Fermín Didot.— 1858. — Traducción de Viardot. — Un tomo en 8."
5. L' ingenieux hidalgo D. Quicholte de la Mamha, par Miguel de Cervantes
Saavedra. — Traduction de Louis Viardot avec les dessins de Gustave Doré
graves par H. Pisan. — Paris, librairie de L. Hachette et C.ia — Boulevard Saint
Germain n.° 77,— M.DCCC.LXlIt.
CATALOGO. 569
Dos tomos fúlio imperial. — Magnífica edición perfectamente estampada, y
ciertamente una de las mejores que se han hecho de la inmortal obra. Los di-
bujos de Doré son admirables bajo el punto de vista artístico, aunque no carez-
can de lunares especialmente en cuanto á propiedad de los trajes, y más aun
en los tipos del caballero y el escudero. Sin embargo, tanta ha sido su celebri-
dad que han recorrido las prensas de todas las naciones de Europa.
6- Histoire de V admirable D. Quichote de la Manclie — par Cervantes de
Saavedra. — Illustrée de 64 vignettes par Bertall et Forest.
— París. — Librairie Hachette et C.i<; Boulevard Saint Germain — "9 — 1874.
Forma parte de la Bibliotheque rose illustrée. — Un tomo en 8.° y\\\. —
358 págs.
Es una abreviación del Quixole en que no solamente se han suprimido todos
los preliminares de ambas partes, la novela del curioso impertinente ., las histo-
rias del cautivo, de Doña Clara, Cardotiio, Dorotea, Lucinda y D. femando,
sino también muchas aventuras de la primera y de la segunda parte.
Los 12Ó capítulos que componen la obra original quedan reducidos á 28,
bastante abreviados.
7. O Engenhoso Fidalgo D. Quichote déla Mancha, por Miguel de Cer-
vantes Saavedra. — Traductores Vizcondes de Castilho é de Azevedo E M. Pin-
heiro Chagas. — MDCCCLXXVI— LXXVIII. — Imprensa da Companhia litte-
raria, l32 campo dos Mártires da patria, 182. — Porto.
Dos tomos folio imperial. — Magnífica edición para dar cabida á los dibujos
de Gustavo Doré, que bastaría por sí sola para honrar la tipografía lusitana. —
La traducción empezada por el señor vizconde de Castilho , insigne literato,
fué continuada por la desgraciada muerte de éste, por el no menos ilustre viz-
conde de Acevedo, desde el cap. 85 en la primera parte, y por fallecimiento de
estese hizo cargo de terminarla traducción el Sr. Pinheiro Chagas. — Dignas son
de especial memoria y estudio las traducciones hechas á la lengua de Camoens,
de la obra inmortal de Cervantes.
Obsequio del Excmo. Sr. D. Antonio A. de Carvalho Monteiro.
8. Paris. Hetzal. — Sin año. — Traductionnouvelle de Lucien Biart, precedée
d' vme notice sur la vie et 1' oeuvre de Cervantes... par Prósper Merimée. — Cua-
tro tomos en 8."
9. London: George Routledge aud sons. — Sin año. — Traducción Jarvis.
— La adornan algunos grabados en madera. — Un tomo en 8."
10 London: Fréderic Warne aud Co. — Sin año. — Traducción Motteux. —
Forma parte de una biblioteca titulada "The Chandes Classics." Lleva grabados
en madera en el encabezamiento de algunos capítulos. — Un tomo en 8.°
11. London: Fréderic Warne aud Co. — Sin año. — Traducción Motteux.
— Edición enteramente distinta de la anterior, pero como no tienen año de im-
presión se clasifican arbitrariamente. — Pertenece á la colección '"The Chandos
"Library." — Un tomo en 8."
12. The History of Djn Quixote , by Cervantes. — -The text edited by
J. W. Clark. M. A. Felow of Trinity CoUege Cambridge. — Ad á. biographical
notice of Cervantes, By F. Feignmonth Shore. M. A. — Ilustrated by Gus-
570 REVISTA DE VALENCIA.
tave Doré. — London. — Cassell , Petter and Galpin. Ludgate-Hill . — Shi año.
Un tomo en 4.° mayor. — 787 págs.
Edición de lujo en magnífico papel, con una extensa lista antes del pró-
logo, de todas las personas que han ilustrado la obra.
Obsequio del Sr. D. Luis Bretón y Vedra, cónsul de Méjico en Lisboa.
13. París: Hachette. — Typographie de Ch. Laliure. — Sin año. — Traduc-
ción de Viardot. — Dos tomos en 8."
Ex libri de Mr. Armand Cruchon.
14. Leyden: D. Noothven van Goor. — Traducción de Mr. C. Schuller Fot
Peursum. — Con 32 láminas en litografía copiadas al trazo de las de Gustavo Do-
ré.— Sin año. — Un tomo en 4.° — Regalo del Dr. Tliebjisseni.
15. London: J. C. Ximmo aud Bain. — 1S80. — Traducción Motteux edi-
ted with notes and memoir by John G. Lockart. — Con diez y seis grabaditos al
agua fuerte, por R. de los Rios. — Cuatro tomos en 8.° — Preciosa edición.
16. London: C. Kegan Paul de Co.— 1881.
A new transtation from the origináis oí 1605 and 1608. — By Alexander Ja-
mes Duffield.
Tres tomos en 4.° — La edición es hermosa; la traducción notabilísima y
digna de tanto estudio como aprecio. — Va precedida de un trabajo sobre Cer-
vantes y sus traductores, la literatura caballeresca y otros puntos de gran
interés.
17. París: Librairie del' enfance et de lajeunesse E. Ducrocq. — Sin año. —
Edition revue et corrigée par M. L' abbé Lejeune... Illustrée de 20 grands de-
seins par M. M. Celestin Nanteuil, Bouchot et De moraine.
Un tomo 8." — No es traducción, sino abreviación y continuación del Quijote.
Las dos partes l.^ y 2." son extracto mínimo de las de Cervantes. — La parte
3.* sacada de las continuaciones francesas.
Regalo del Sr. D. Luis Bretón y Vedra.
CRÓNICA MENSUAL.
CTUBRE nos ha devuelto la animación de la vida intelectual: todos los
centros de enseñanzas y las sociedades científicas y literarias han
abierto sus puertas y comenzado de nuevo sus útiles tareas.
La Universidad abrió la marcha, como de costumbre, con su so-
lemne apertura: los doctores del claustro vistieron sus mucetas de vivos colores
y se encasquetaron los birretes con las vistosas borlas, para oir el discurso re-
glamentario, que estaba encomendado este año al distinguido catedrático de la
facultad de Derecho, Dr. D. Vicente Gadeay Orozco.
Versó su notable disertación sobre el concepto de la verdadera ciencia, y
estaba inspirado por las ideas de la escuela católico-ultramontana, de la cual es
el autor ferviente partidario.
Pasando revista á los distintos sistemas filosóficos, desde la más remota an-
tigüedad, trató de demostrar que si la ciencia fué el adorno más preciado
de la humana criatura al salir de las manos de su Hacedor, y constituirá
uno de ios dones de su futura é imperecedera existencia, no pasa de ser en la
presente vida una novilísima, á la par que irresistible é insaciable aspiración
de un espíritu caido, pero criado por Dios á su imagen y semejanza.
El Seminario Conciliar celebró también solemnemente el comienzo del
curso, asistiendo á la sesión inaugural el docto Prelado. El orador, que lo era
el Dr. D. Miguel Estévan Ruiz, hizo una correcta oración latina.
El tema era: De ea qucB est in honiine cogniiione Dei, que desarrolló con el
lucimiento y erudición propias del Sr. Ruiz. Tomó por base del tema la doctrina
del Concilio Ecuménico y de los Santos Padres, especialmente la del angélico
doctor Santo Tomás. Apoyado en dicha doctrina, espuso que el conocimiento de
Dios es natural en el hombre, mediante la revelación de Dios á nuestros primeros
padres. Combatió las teorías panteistas, que niegan el conocimiento de Dios con-
forme la revelación divina, terminando con un elogio del Seminario; de la ense-
ñanza teológica, según Santo Tomás, que en el mismo se dá, y del Prelado, que
tanto ha contribuido á su explendor.
En la Escuela de Bellas-Artes se solemnizó igualmente la apertura por la
real Academia de San Carlos, que está al frente de ella, y uno de sus individuos,
el ingeniero de minas D. José Vilanova y Piera, leyó el discurso, cuyo asunto
era el carácter positivista de la arquitectura en el siglo XIX. Siguiendo la cos-
tumbre de hermanar en esta solemnidad la poesía y el arte, dióse lectura tam-
bién á la composición poética que uno de nuestros mejores ingenios, D. Juan
Rodríguez Guzman, había escrito en honor del famoso matemático y arquitecto
Padre Tosca.
* *
572 REVISTA DE VALENCIA.
Después de los centros oficiales de enseñanza, celebraron su apertura las so-
ciedades libres que en Valencia con tanto provecho se dedican al cultivo de las
ciencias, letras y artes, y á propagar la instrucción en diferentes órdenes de co-
nocimientos.
En la apertura del. Ateneo, el distinguido pintor D. JoséBrel leyó el discur-
so de reglamento, que versó sobre el realismo en el arte. El orador combatió
enérgicamente las tendencias materialistas é irreligiosas de la época presente,
que producen un grosero sensualismo en el terreno artístico.
La Academia de la Juventud Católica dedicó la sesión inaugural de este
curso á conmemorar el sétimo centenario del nacimiento de San Francisco de
Asís, pronunciando un discurso alusivo el catedrático de la Universidad Doctor
D. José María Llopis, presidente de la Academia, y leyéndose poesías, escritas
al efecto, por los Sres. Guzman y Guallar, Sanchis Cátala, Brugada y Arroyo.
La Asociación de Católicos repartió los premios anuales á sus alumnos, y
en este solemne acto, el canónigo Dr. D. José Cirujeda pronunció un discurso
para probar que la instrucción católica es la verdadera.
El Círculo Católico obrero de San Vicente Ferrer dedicó también su primera
sesión de este curso al glorioso patriarca de Asís, haciendo su apología el cate-
drático del Instituto Sr. Polo y Peyrolon.
En el Ateneo mercantil hulDo igualmente reparto de premios. El discurso estu-
vo á cargo del joven y distinguido letrado Sr. Serrano Larrey, que discutió filo-
sóficamente sobre la sociabilidad humana y el concepto del Estado.
En el Conservatorio de Música, la sesión inaugural tuvo un carácter apro-
piado al objeto de este establecimiento. Hubo un notable concierto, en el que
demostraron sus adelantos los discípulos más aventajados.
El Ateneo-Casino Obrero solemnizó con música y canto su reapertura, y
el Sr. Bayarri leyó un discurso, cuyo tema era la apología de las ciencias.
La Junta de las Escuelas de Artesanos celebró sesión solemne para dar
cuenta de sus trabajos en el año último y distribuir los premios.
. La Asociación de maestros carpinteros, que todos los años reviste de
gran solemnidad la apertura de sus escuelas, celebró una sesión imiy brillante,
en la cual, el reputado jurisconsulto D. Emilio Borso hizo un discurso en de-
mostración de que las sociedades obreras en los tiempos presentes no son un
peligro.
Otra sociedad de parecida índole , la Constructora Valenciana , solemnizó
igualmente el comienzo del curso, y en ella disertó el joven letrado D. Juan
Reig y Flores, sobre la instrucción del obrero.
La Sociedad escolar, titulada Juventud legista, comenzó sus tareas, leyendo
el aplicado alumno D. Antonio María Messa y Balanzat una disertación sobre
las legítimas.
¡Cuan satisfactorio es el movimiento intelectual que revelan todas estas so-
ciedades! Y aun quedan algunas, entre ellas, la muy importante del Rat-Penat,
que no comenzarán sus tareas hasta Noviembre.
*
* *
El Ateneo y la Juventud Católica manifiestan en este curso muy buenos prc
pósitos, y hay en ambas corporaciones notable animación. No enumeramos los
trabajos de todas sus secciones, limitándonos á reseñar las sesiones solemnes
que han consagrado al tercer centenario del glorioso tránsito de la doctora in-
signe de la Iglesia española, Santa Teresa de Jesús,
CRÓNICA MENSUAL. 573
El Ateneo hizo, con este motivo, un llamamiento á las señoras que acudie-
ron solícitas á honrar á la que tanto' honra á su sexo. La velada, que tuvo el
carácter de literario-musical, fué brillantísima-. El Sr. Puig y Boronat leyó un
oportuno discurso sobre Santa Teresa y sus obras, y se dieron á conocer inspi-
radas poesías, con la grata novedad de encargarse de su lectura bellas señoritas.
Las poesías eran de la señorita Doña Magdalena Garcia Bravo, y da los señores
Pizcueta, Liem y Rodríguez Guzman. La del Sr. Pizcueta, verdaderamente ins-
pirada, la conocen ya los lectores de esta RE\asTA.
Igualmente brillante, y favorecida con la presencia del bello sexo, fué la
velada de la Juventud Católica. Allí fué el orador el joven catedrático Sr. Polo
y Peyrolon, que hizo un excelente panegírico de la gran doctora, y los poetas
que la cantaron, los Sres. Zapater y Ugeda, Bragada, Guzman y Guallar, Alegre,
Arroyo, Sanchis Cátala, Llanes y Rodríguez Guzman.
También el círculo obrero católico de San Vicente Ferrer tributó análogo
obsequio á Santa Teresa, haciendo su panegírico el Sr. Sanchis Cátala, y al-
ternando la poesía con la música.
* *
El Instituto Médico Valenciano no celebra su sesión solemne y pública al
comienzo del curso, sino al aniversario de su fundación, en el mes de Marzo.
Ahora ha comenzado sus sesiones, dedicando una con carácter de apologé-
tica, á un sabio profesor que hace algimos años bajó á la tumba prematura-
mente, al Dr. D. Ignacio Vidal, cuyo elogio hizo el Dr. D. Nicolás Ferrer y Julve.
Es posible que en el siguiente número de esta Revista demos á conocer este
trabajo.
* *
El docto profesor de geología en la Universidad Central, é infatigable pro-
pagandista de la ciencia, Dr. D. Juan Vilanova y Piera, de regreso del extran-
jero, en donde ha asistido á varios congresos científicos, ha dado interesantes
conferencias en el Ateneo, la Sociedad de Agricultura y el Instituto Médico,
explicando algunos de los puntos más interesantes que ei^ esos Congresos se
han tratado.
* *
La prensa política valenciana se ha aumentado con la aparición del perió-
dico semanal, titulado Los Distritos, órgano de una fracción del partido repu-
blicano posibilista.
* *
En las aulas de nuestra Universidad ha tenido lugar una novedad, muy
grata para los amantes de la instrucción. Por primera vez han asistido dos se-
ñoritas al curso preparatorio de la Facultad de Medicina.
Con ese motivo, el profesor Sr. Arévalo y Baca encareció lo que significaba
la presencia de las dos alumnas en la clase, señalando nuevos horizontes á la
instrucción y porvenir de la mujer, y terminó diciendo que los alumnos no ol-
vidarían la galantería propia del estudiante español, guardando todo género
de consideraciones á las dos señoras que desde ayer eran compañeras de estu-
dio. Todos los alumnos celebraron las levantadas y oportunas frases del se-
ñor Arévalo, y en honor á la verdad debemos hacer constar que todos mos-
tráronse animados de la míís esquisita galantería.
574 REVISTA DE VALENCIA.
Las dos aliimnas tomaron asiento en las sillas colocadas junto á los bancos
de los alumnos.
Consignemos otra novedad, que aunque de carácter industrial, tiene cierto
aspecto científico : el alumbrado por medio de la luz eléctrica, establecido por
primera vez en Valencia, en la tienda de ropas de D. Antonio Conejos, calle de
San Vicente, y en la fábrica de fundición El Vulcano.
* *
Fuera de Valencia, tenemos que dar cuenta de dos certámenes literarios,
celebrados en poblaciones de estas provincias; uno en Carcagente, con motivo
del centenario de San Francisco de Asís; y otro en Alcoy, en honor igualmente
del centenario de Santa Teresa. En ambos eran numerosos los temas propues-
tos, y se repartieron muchos premios ofrecidos por distintas corporaciones. Nos
falta espacio para enumerarlos.
* *
En una heredad que en término de Alcira. y junto al camino de Daimuz,
posee el rico propietario de Rafelcofer, D. Manuel Barber y Ciscar, se han en-
contrado dos lápidas romanas. La primera contiene la inscripción que sigue:
THYMELE
H. S. E.
VSTICVS
SVO. F. Q.
El presbítero D. Roque Chabas, de Dénia, la ha leido así: Thymele está
enterrado aquí. Rustico cuidó se pusiera (esta memoria) á su hijo.
La segunda lápida tiene la inscripción toscamente labrada, y aparece en
estos términos:
CN. SAVFEIVS
CN. L. E Hl
AN XVIII. H. S. E.
El propio Sr. Chabas la lee: Aquí está enterrado Cneo Sanfeio Hesiqíiio
liberto de Cneo de i8 años.
El dueño de las citadas lápidas ha tenido el cuidado de colocarlas en una
casa de su propiedad en el pueblo de Rafelcofer, adosándolas al muro de la
misma.
bibliografía valenciana.
ANCIONERO AMOROSO.— Poesías de autores valencianos con-
temporáneos.— Valencia, Teodoro Llo7-eiite y cojnpañia, editores. Im-
prenta de Domenech. 18S2 (l).
La Biblioteca familiar, que publica el periódico Las Proviticias, como obse-
quio á sus suscritores, se ha enriquecido con un nuevo volumen muy interesante
para todos los apasionados á la poesía. Como indica su título, todas las que
contiene este libro pertenecen al género erótico, y son debidas á ingenios valen-
cianos de la presente época, comenzando por el famoso Arólas y siguiendo
todos los que más se han distinguido en el cultivo de las musas hasta el pre-
sente dia.
Verdaderamente puede envanecerse Valencia de ser patria fecunda de ins-
pirados poetas, así como lo es también de artistas eminentes. Setenta y ocho
autores contiene la antología ó ramillete poético de que hablamos: entre ellos,
naturalmente, hay algunos superiores por todos conceptos á los otros; pero en
todos se observa fácil y elegante versificación, pensamientos elevados, tiernos
ó sentidos, corrección y buen gusto. Son una prueba de que la escuela literaria
de Valencia puede competir con todas las de España y aventajar á muchas
de ellas.
Los poetas que han contribuido á esta publicación son: Juan Arólas, Vicente
Boix, Antonio Aparisi Guijarro, Manuel Benedito, Juan Antonio Almela, José
María Bonilla, Cristóbal Pascual y Genis, Francisco de P. Gras, Gregorio Gis-
bert, José Zapater y Ugeda, Peregrin García Cadena, Francisco Danviía, Miguel
de Castells, Pedro María Yayo, Eduardo Atard, José Iranzo, Jacinto Labaila,
Juan Reig y García, Juan de la Cruz Martí, José Puig y Caracena, Joaquín Ser-
rano Cañete, José de Castells, Rafael María Liern, Rafael Blasco, Vicente W.
Querol, Enrique Escrig y González, Teodoro Llórente, Carmelo Calvo, Miguel
Amat, Rafael Ferrer y Bigné, Eduardo Gómez Mazparrota, Féli.x Pizcueta, Luis
Fabra y Cavero, Vicente Greus, Antonio Corzo y Barrera, Rafael Monares,
Vicente Bellmont, Luis Alfonso, Enrique de Villarroya, A. Guix, Francisco
Calvo, Antonino Chocomeli, Adrián Viudes, Carlos Testor, Juan Rodríguez de
Guzman, Jacobo Sales, Genaro Genovés, Enrique García Bravo, Manuel Millas,
J. F. Sanmartín y Aguirre, Vicente Piño, Ricardo de Brugada, Balbino García,
(1) Forma este libro un volumen, elegantemente impreso ele 216 páginas en 4.°, y se vende
la administración de Las Provincias, por 8 reales.
)76 REVISTA DE VALENCIA.
Juan P. de Giizman, Joaquin María Llácer, Constantino Llonibart, Víctor Iranzo
Simón, Juan Janini Valero, Luis Cebrian. Antonio Milego, Ricardo Cester, Víc-
tor Navarro, Mariano Batllés, Leandro Torróme y Ros, José Aguirre y Matiol,
José Bodría, Rafael Chocomeli, Manuel Torres y Orive, Fernando Reig y Flo-
res, José Herrero, Juan Reig y Flores, Manuel Peris Fuentes, Francisco Vives
Liern y Pedro J. Puerto. Esta colección de poesías vá precedida de un prólogo ó
dedicatoria á las lectoras, escrito también en verso, por D. Teodoro Llórente, que
es quien las ha recopilado.
MENUDENCL^S. — Colección de chistes, cuentos, anécdotas, epígrajias
Y otras zarandajas, por Ramiro Ripolles Ramos. Castellón, Imprenta de la
Asociación tipográfica. 1882 (l).
Este librito comprende gran número de poesías, todas ellas cortas y de
carácter festivo ó epigramático. El autor manifiesta mucha facilidad para versifi-
car, pero abusa de esta facilidad y escribe con algún descuido, rebajando el
mérito literario de sus composiciones. Entre estas hay algunas que tienen cierta
gracia, pero otras pecan de sosas y vulgares. No es posible reunir 3 16 composi-
ciones de esta índole, discretas é ingeniosas, y originales todas ellas. Por otra
parte, hay algunas sobradamente licenciosas, por lo cual no podemos dar aplauso
completo á esta colección, de la cual podrían entresacarse algunas que ofreciesen
amena y decorosa lectura.
(1) Esta colección de poesías está impresa en un lindo librito en 8,° de 192 páginas, que se ha
puesto i la venta en el Centro editorial de la Asociaciacion tipográfica de Castellón, Enniedio, 40.
Precio 4 reales.
Valencia. Imprenta de Domenech, Mar, 48. — 1882
REVISTA DE VALENCIA.
1." Diciembre de 1882.
MEMORIAS
DE LAS PREDICACIONES Y ¡MILAGROS DE SAN VICENTE FERRER
EN GERONA.
foRRiAel año de gracia de 1409, y la ciudad de Gerona, contra la
:ual pesaba entredicho puesto por el Regente del Oficialato Ecle-
, siástico de la misma (al parecer por razón de enterramientos en la
iglesia del convento de San Francisco de Asís), deliberó, representada por
el Jurado, escribir al ya entonces célebre padre maestro en sagrada teología
Fr. Vicente, quien á principios del sobredicho año recorría las poblaciones del
Rosellón, llamado frecuentemente por las universidades de las mismas para arre-
glar y componer diferencias de distintos géneros, y en las cuales acostumbrábase
nombrarle juez arbitro, ya que tanta era la fama de sus conocimientos y san-
tidad.
La ciudad envió á Fr. Vicente un mensajero con cartas credenciales, fecha-
das del 12 de Marzo, y aun cuando de su contenido no se desprenda con clari-
dad el objeto de llamarle, es presumible que las instrucciones verbales, dadas al
ciudadano enviado, versarían especialmente sobre el asunto indicado (1). Si eran
ó no importantes las razones alegadas por los Jurados y apremiante la presencia
(1) Dice así un curioso documento, copiado del libro Correspondencia de los Jurados de 140^ al
1411, del Archivo municipal, bastante mal trecho:
"Al molt Reverent para, frare Vicenc fl'ierrer) mestra en la Sta. teología. Molt reverent para;
tota aquesta Ciutat ha sobirá (desig?) placie á la vostta Reverencia que vullats venir (ad?) car es-
perara ab la ajuda ne nostra senyor deu e profit gran e utilitat á les animes de moltí. E sobra
acó trametem á vos lonrat en Johan Rovira ciutadá nostra, pregantvos que en tot co á quant In
."^7
578 REVISTA DE VALENCIA.
de Fr. Vicente en Gerona, bien lo demostró éste con la premura con que llegó
á la ciudad, entrando ya en ella el 3o del mismo mes, ó sea diez y ocho dias
después de escrita la carta; diligencia digna de notarse, si se atiende á los me-
dios de viajar en aquella época, y que aquel santo religioso tenia por costumbre
seguir predicando por todos los lugares del tránsito (l).
Por documentos que obraban en el archivo de este convento de Predicado-
res, constaba que el dia de la llegada del Santo coincidió ser el sábado inme-
diato al Domingo de Ramos, entrando en la ciudad con numerosa comitiva,
hospedándose en el convento de la Orden, y siendo objeto de una acogida y re-
cibimiento tan dignos, así por parte de los religiosos como de los ciudadanos,
según lo demostraron con obras, enviándole el ilustre Jurado el dia del Jueves
Santo, que fué á los 4 de Abril, abundancia de pescado y otros comestibles pa-
ra sustento del Santo y de su séquito (2).
Se sabe asimismo que predicó muchas veces, y entre ellas el dia l3 de dicho
mes de Abril, en cuya ocasión, por ser el auditorio tan numeroso, (cerca de veinte
mil almas), según constaba del manual del discreto notario Juan de Font ó ^a-
font, fué preciso predicar fuera de la iglesia, al pié de la escalinata que conduce
al convento de Dominicos. En memoria de este suceso, los devotos señalaron
con una rejita á guisa de cruz de hierro, en el mismo suelo, el punto en donde te-
nia puestos los pies, la cual aun hoy subsiste, abriendo en la pared vecina una
especie de capillita ó nicho, en el que se colocó una cruz esculturada y dorada, y
debajo de ella una gran lápida de mármol blanco, empotrada en la pared, donde
se leen unos versos que el Santo recitó en el sermón (3^.
dit Johan Rovira á vos dirá e explicará sobre aqueles diles coses vuUals dar créenla e plena fe. E
si algunes coses molt Reverent para, podem fer (etc.) a XII de marc del any ^ICCCC1X„
Con igual fecha escribieron los Jurados al Rey para que interviniese en el alzamiento del en-
tredicho fulminante contra la ciudad con motivo de las demasías á que aludimos en el texto. Es-
cribieron asimismo á D. Francisco de Blanes, obispo recien trasladado de Gerona á Barcelona.
Déjase por lo tanto entender que no fué otra, ó por lo menos fué esta la principal razón que tu-
\ieron para dirigir la carta sobredicha á San Vicente Ferrer, el cual, verdadero ángel de paz, obró
en esta ciudad las maravillas que refieren sus biógrafos, predicando en campo abierto á las mu-
chedumbres que atraía la fama de sus milagros y santidad.
(1) Según apuntan algunos biógrafos del Santo, Fr. Vicente estuvo viajando á pié veintidós
años, de modo que habiendo durado su predicación y evangélicas misiones los últimos treinta y
cuatro años de su vida, se sigue que anduvo á pié por varias provincias, desde el año 36 de su
edad al 58 de su vida, hasta que habiéndosele llagado una pierna, fuéle preciso valerse de un hu-
milde pollino en los doce últimos años de su predicación, ó sea desde el año I407 hasta el de
1419 en que murió.
(2) Tomamos estos datos y la mayor parte de los siguientes de una A'ovtna del Santo, la cual se
celebra en este convento de Santo Domingo, publicada, según .iparece en las licencias para la im-
presión, en el año 175o, época en que seguramente se introdujo en Gerona aquella devoción á
San Vicente.
(3) Hoy dia solamente queda el zócalo <'. peana ile dicha cruz y la siguiente inscripción que
MEMORIAS DE SAN VICENTE FERRER. 579
Despréndese que el asunto de esta predicación versó sobre el Juicio Final,
que fué el tema predilecto del Santo, según en Aviñon mandárale el mismo
Cristo. Declaró la enhorabuena que el Ángel de la Guarda dará al alma de su
recomendado que murió en gracia y satisfizo plenamente sus culpas con peni-
tencias, ó sufriendo trabajos y males como purgatorio, con paciencia, ó indul-
gencias, oraciones y otras buenas obras; cantándole los parabienes después del
juicio, así particular como universal (l).
La tradición piadosa nos ha conservado el recuerdo de dos especiales mila-
gros que San Vicente obró en aquella ocasión. Cuenta, pues, que una mujer
del lugar de Salt, distante tres cuartos de hora de Gerona, estaba deseosa de
oir los sermones de aquel, y que oponiéndose el marido, la fervorosa mujer se
subió al terrado de su casa, oyendo todo cuanto predicara el Santo al pié de la
suponemos fijada en aquel lu!;ar por iniciativa de los religiosos del Convento de Dominicos, aten-
diendo al contenido de la última linea de la misma.
PREDIC.\NT EN AQUEST.A. E3CAL.A. LO GLORK S
S. VICENT FERRER DEL ORDE DE PREDICADORS
A CERCA DE \aNT MIL PERSONES \ l3 DE ABRIL
1409, DIGUÉ QUE AC.\BAT LO lUDICl FIN.\L QUANT
LOS ANGELS ACOMPANVARAN ALS BENAVENTURATS
al cel, á cada hú dells cantarán lo següent.
fcellk dies, foelix hora
foelix te.mpus, fcelix mora
quibds peccata dimissisti.
fcelix dies, fcelix hoka
fcelix tempus, fcelix moka
guibus christo adhcesisti.
fcelix dies, fcelix hora,
fcelix tempus, fcelix moka
QUIBÜS PvENITENTIAM ECilSTI.
Á FUNDATIONE CONVENTUS .\NNO I56.
Por otra parte, inútilmente hemos procurado leer la memoria autorizada por el citado notario
^erundense; (^afont, ya que el manual correspondiente á dicho año, si bien se encuentra en este Ar-
chivo de protocolos, está lastimosamente maltrecho, como otros muchos, por efecto, sin duda, de
las inundaciones, sitios y otras calamidades que con frecuencia ha sufrido Gerona.
(1) Ya es sabido que San Vicente Ferrer aseguraba ser él mismo aquel Ángel del Apocalypsls
que San Juan describiera volando por los aires, teniendo el Evangelio eterno para evangelizar á to-
das las gentes, y diciendo con grandes voces; Tiiiiete D¿wii et daU illi honorem, etc. iCap. XIV,
vr. 6 y 7), y que para probarlo obró un singular milagro en Salamanca, resucitando á una difunta
para que asegurase ser el el ángel revelado al Evangelista. Así este milagro, como el segundo de
los sucedidos en Gerona, se hallan continuados tanto en la iiovtna citada como en la Historia de
San Vicente Ferrer , escrita por Fr. Serafín Tomás Miguel , y aumentada por Fr. Francisco
Vidal y ¡Vlicó, publicada por la Biblioteca universal de autores cate lieos. Madrid, 1856, paginas
154-55 y 185-
58o REVISTA DE VALEXCIA.
escalera antes mencionada, con tal claridad, que punto por punto contaba des-
pués todo cuanto en el sermón se habia dicho.
El otro milagro obrado por el Santo en dicha predicación, el cual parece se
hallaba autenticado en el archivo del convento, fué como sigue: Habia en Gerona
un matrimonio, en el cual faltaba la paz completamente, dando el marido á la
mujer malos tratos por causa de celos indiscretos y diabólicos, pretestando que
era ilegítimo ó adulterino el hijo que aquella criaba. La inocente esposa, des-
pués de tentados muchos medios, en vano pretendió destruir la ceguedad en que
el marido se hallaba, hasta que por último fué á consolarse con Fr. Vicente por
medio de confesión, contándole la causa de su desconsuelo. Viendo el Santo la
inocencia de la mujer, mandóle que por la tarde asistiese al sermón que habia
de predicar, llevando el niño con ella, y que dijese al marido que asimismo
concurriese, com» efectivamente sucedió. Reprendiendo en el sermón los vicios
y pecados, y especialmente los juicios temerarios y vanas sospechas, para que el
marido se desengañase, con imperio del cielo llamó por su propio nombre al
niño, que estaba en brazos de su madre, mandándole que dejase el pecho de la
misma y fuese á abrazarse con su padre. Y la criatura, con general admiración,
sin que nunca hubiese andado (contarla unos ocho meses), pasó por en medio
de la multitud, y atravesando la Rambla buscó á su padre, y hallándole, se abrazó
con él, y milagrosamente dijo: ¡Este y no otro es mi legitimo padre'. Pasmado el
marido, con muchas lágrimas de arrepentimiento, pidió á la esposa que le per-
donase, devolviéndole delante de todos la fama que tan indiscretamente le ha-
bia quitado.
La segunda vez que San Vicente entró en Gerona, de que hemos encontra-
do noticia, no nos parece justificada lo bastante. Dice el librito piadoso de don-
de la sacamos, que por el mes de Julio de 1411, estando en esta ciudad, vistió
el habito por el convento de la Orden á Fr. Antonio Aredo, con autoridad que
al electo tenia del Reverendo Padre Provincial y Convento, según se dice cons-
taba en el libro viejo de profesiones de este convento, página ii in fine (l). Si
realmente en esta fecha estuvo el Santo en esta ciudad, no hemos podido averi-
guar las causas ó motivos, como no fuese para apaciguar los bandos que enton-
ces se agitaban en estos reinos, con motivo de hallarse vacante el trono por
muerte del rey D. Martin de Aragón.
(1) Consta as! de 1 repetida Ntmcna. Esto no obstante, esta noticia está en completa contra-
dicción con lo que afirma el autor de la Historia que acaba de citarse, quien asegura en la página
180, que en todo el mes de Julio de I4U Fr. Vicente estuvo en la ciudad de Toledí^. ¿Copiaría
nial el autor de la Novítia el año del hecho á que alude? ¿Seria acaso el año I415 cuando, tal vez
de paso para asistir al Concilio de Constanza, estuvo el Santo en Gerona? No es fácil resolver
semejante duda, como lo hubiéramos tal vez conseguido, á poder compulsar el libro de profesiones
de este Convento gerundense, en cuya autoridad se apoya tal noticia.
MEMORIAS DE SAN VICE^'TE FERRER. 58 1
Tales son las noticias que hemos sabido hallar de aquel Santo, relacionadas
con nuestra ciudad (l). Sensible es que las injurias del tiempo y de los hombres
hayan destruido otros monumentos cjue habrían podido suministrarnos recuer-
dos más detallados. Esto no obstante, los que dejamos apuntados son bastantes
para enorgullecemos piadosamente de haber merecido Gerona ocupar alguna
página en la historia de tan interesante figura, como lo fué ciertamente San Vi-
cente Ferrer, al cual, sin embargo, se ha pretendido, tal vez con criterio más. apa-
sionado que reflexivo , por parte de algunos pocos historiadores, novelistas y
poetas, atribuirle faltas humanas de cierta trascendencia, olvidándose de la san-
tidad inmaculada de su peregrinación mortal. Poco ó nada podrán aquellas im-
putaciones para empañar el claro espejo de las innumerables virtudes que res-
plandecieron en el apostólico religioso, que tanta influencia ejerció en la marcha
espiritual y política de muchos pueblos de Europa; solicitado en todas partes
como reformador de las costumbres de su época, y pacificador de banderías y
turbulencias, que ensangrentaron n'isstros antiguos reinos; de aquel virtuoso
fraile providencial, profetizado por el Apóstol de la Revelación.
Enrique Claudio Girbal,
Cronista de Gerona.
(1) No queremos dejar de consignar un hecho altamente curioso de la vida del Santo, por lo
nue tiene relación con uno de nuestros más célebres gerundenses. Parece que á últimos dc-l año
1412,1a ciudad de Valencia, patria de San Vicente, le hizo un acojimieuto solemnísimo, saliendo
;i esperarle los Jurados, ricamente vestidos, acompañados de todo el clero y nobleza en ¡irocesion .
las religiones con cruces altas, y todos los gremios y oficios con banderas y músicas, colocando al
último al Santo debajo riquísimo palio y entrando de este modo en la población. Entre otros seña-
lados sugetos, salió á esperar á Fr. Vicente Ferrer, Fr. Francisco Ximenes ú E.'cinienis, franciscano,
varón doctísimo, á quien por lo mismo la propia ciudad de Valencia habia costeado el grado de
doctor en teología en la Universidad de Lérida. Era familiar y amigo íntimo de San Vicente, y
viéndole entrar con tanta celebridad y pompa, volvióse á él, diciéndole con amistosa franqueza: —
Padre Maestro, iqiiéhace aliora la vanidad? A lo cual discretamente contestó aquel; — Amigo, vá y
'viene, aunque por la gracia de Dios no se detiene. "Fué la pregunta — dice el biógrafo del cual toma-
mos la noticia — oportuna y prudente, como de quien comprendía el peligro en que incurren aque-
llos que se ven tan aplaudidos y venerados de los hombres, como se veia San Vicente; pero fué
la respuesta de humilde y santo. Fué de humilde, puesto que no negó la tentación de vanidad que
estaba sufriendo, como no la negaron San Agustín ¡5. Aug. ir. j/, in Joan. S. Gregor. mor. e. ult.)
y San Gregorio, y fué juntamente respuesta de santo, ya que gran perfección arguye en un sugeto
verse coronar de laureles y crecidísimas alabanzas, como entonces se veía San Vicente, sin que en
su interior hallase apego ó asiento la vanidad., — Historia de San Vicente Ferrer citada, páginas
205 y 206.
FAUSTO.
TRAJEDIA DE GOETHE.
TRADUCCIÓN CASTELLANA DE D. TEODORO LLÓRENTE (l).
(fragmento).
DE NOCHE.
El! un a/iosen/o gólii'o, estreclw, con elevada bÓMda, FAUSTO ¡iiírniijpiilfl ¡miado á su fupitrt.
Fausto.
fisiCA, Metafísica, Derecho,
Medicina después, y Teología
También ¡ay Dios! por mi desgracia, todo,
Todo lo escudriñé con ansia viva,
Y hoy, ¡pobre loco de infeliz mollera!
¿Qué es lo que sé? Lo mismo que sabia.
Doctor me llamo, dígome maestro,
Y hace diez años ya que abajo, arriba,
Acá y allá, y á diestra y á siniestra.
El escolar rebaño mi voz guia.
¡Solo pude aprender que no sé nada,
Y el alma en la contienda está rendida!
Bachiller ó doctor, seglar ó preste,
Nadie su ciencia ¡guala con la mia;
Ni escrúpulo ni duda me atormentan;
Ni demonio ni infierno me intimidan;
Y así, de sombras y de espantos libre,
Huvó todo el encanto de mi vida.
(l) La jff/Mflííi-a que vela luz en Barcelona, con el titulo de Arles y Litros, va á publicar la
traducción de la primera parte de este famoso poema, hecha por el Sr. Llórente, de quien hemos
obtenido autorización para dar á conocer este fragmento á los lectores de nuestra REVISTA.
FAUSTO.
583
Al hombre inútil, para el bien estéril,
Nada puedo enseñar (jue de algo sirva.
Y sin caudal, ni crédito, ni honores.
Vida arrastro que un can despreciaría.
Doyme á la Magia, pues. ¡Oh, si pudiera
El vigor del Espíritu, que anima
Al Verbo humano, la secreta clave
Revelarme de todos los enigmas!
No con pálido afán svi'.ara sangre
Para hacer comprender lo que mi misma
Razón no comprendió; y en las entrañas
Penetrando del mundo, encontraría
Del eterno Poder vivificante.
Allí dentro, las fuentes escondidas,
Y no hiciera, en insulsas peroratas,
Tráfago insustancial de charla ambigua.
A mi angustioso afán, oh luna llena,
Dá por última vez tu luz amiga;
¡Cuántas, á media noche, tus destellos
Bebí ansioso, postrado en esta silla,
Cuando aquí, entre voUimenes y folios,
Tristes y misteriosos descendían!
¡Fuérame dado en tu viviente lumbre
Feliz vagar sobre las altas cimas;
En los astros seguir los vagarosos
Espíritus; flotar con tu indecisa
Muriente claridad en las praderas.
Y olvidando las ásperas vigilias
Del inútil saber, en tu rocío
Bañar feliz la sien enardecida!
¡Aun yazgo en esta cárcel tenebrosa.
Rincón inmundo, madriguera indigna.
En donde hasta la pura luz del cielo
La pintada vidriera nubla y filtra!
Cíñeme en torno cúmulo de libros,
Que el polvo ensucia y muerde la polilla;
Papelotes y viejos pergaminos
Suben al techo en apretadas pilas.
Cóncavos vidrios, botes y redomas.
Extraaos instramentos hechos trizas.
5^4 REVISTA DE VALENCIA.
— Única y triste herencia de mis padres-
Mi vida llenan, si mi vida es vida!
¿Y pregunto por qué medroso y débil
Mi desmayado corazón palpita?
¿Y pregunto por qué mortal angustia
Mis flacas pulsaciones paraliza?
Lo pregunto, y sin tí, Naturaleza,
En cuyo seno Dios nos forma y cria,
En el polvo, en el humo y la carcoma,
Vivo enterrado entre osamentas frías!
¡Fuera de aquí! ¡Luz! ¡Aire! ¡Campo abierto!
Este libro me dá segura guia:
Por la mano del docto Nostradamus
Fueron todas sus páginas escritas.
El curso aprenderé de las estrellas,
Y de nueva virtud mi alma provista,
Sabré como el Espíritu invocado
Al invocante Espíritu adoctrina.
No los signos simbólicos la mente
Solo con reglas áridas descifra:
Pues que vagáis. Espíritus, en torno,
Oid, y contestad á la voz mia.
(Abre el libro y se presenta el signo del Macrocosmos').
¡Cuan sabrosa fruición, ante esa imagen,
Mi ser inunda y mi sentido anima!
Por mis arterias y mis nervios corre
El santo hervor de renaciente vida.
¿Fué un Dios acaso quien trazó ese signo,
Que el hondo afán del corazón mitiga,
Al Espíritu presta nuevas alas
Y á la Naturaleza el velo quita?
¿Un Dios yo mismo soy? Todo á mis ojos
Aparece distinto; en esas h'aeas
Vi á la Naturaleza productora.
Que al alma está patente y sometida.
El Sabio dijo bien — hoy lo comprendo: —
"Barrera impenetrable no limita
El mundo del Espíritu: ¿está muerto
Tu pobre corazón, tu ahiKi rendida?
Álzate, pues, y tu terrena frente
FAUSTO. 585
oo'o
Baña en el rocicler del nuevo dia!"
(Contempla el signo).
Todo se mueve, completando el todo,'
Y cada parte enlázase distinta;
Los celestes Espíritus, que ascienden
Y descienden al par en dobles filas,
Pasan de mano en mano el áureo sello;
Y en el éter batiendo alas benditas.
Van de la tierra al cielo, cielo y tierra
Llenando de inefables armonías.
¡Bella visión, pero visión al cabo!
¿Cómo asir y estrechar á la infinita
Naturaleza, y esprimir sus pechos?
Manantial ellos son de toda vida;
De ellos penden los cielos y la tierra;
Su fecundo raudal todo lo anima,
Y en vano pide mi sediento labio
Una gota, no más de esa ambrosía.
( Vuelve la hoja invo Imitar iatnenie y vé el signo del Espirita de la Tierra.)
¡Cuánto es diversa. Genio de la Tierra,
Tu acción! Estás más cerca, y á tu vista
Crecen mis bríos, cual si rojo mosto
Inundara mi ser: con frente erguida
Quiero lanzarme al mundo; afrontar quiero
Sus infortunios, afrontar sus dichas;
Provocar la tormenta, y sin espanto
Ver la nave á mis pies rota y hundida.
Pero, nublóse el cielo;
La luna en él se eclipsa;
Mi lámpara se apaga,
Y ráfagas rojizas
Descienden y circundan
Mi sien descolorida.
Vertiginoso anhelo
Dentro de mí palpita,
Y siento que el Espíritu
Siniestro se aproxima.
¡Rasga el velo! ¡Aparece!
¡Cuál sufre el alma mia!
Por abrir nuevo cauce
^86 REVISTA DE VALENCIA.
Mis sentimientos lidian,
Y hacia tí, fatal Genio,
Todos se precipitan.
Preséntate, aunque fuere
Al precio de mi vida!
{Toma el libro y proiiuncia misteriosamente el nombre del Espíritu. Enciéndese
una luz rojiza y trémula. El Espíritu aparece en ella.)
El Espíritu.
¿Quién me llama?
Fausto.
¡Vision espantadora!
El Espíritu.
Audaz me evocas, á venir me obligas,
y ahora...
Fausto.
Me aterra tu presencia. Aparta...
El Espíritu.
Con largo afán Uamábasme, y querías
Ver mi semblante y escuchar mi acento;
Cedo á tu voz, presentóme á tu vista:
¿Qué cobarde congoja rinde y postra
Tu valor sobrehumano? ¿Quién tu altiva
Evocación rindió? ¿Por qué desmaya
El corazón soberbio, que en sus vivas
Palpitaciones engendraba un mundo,
Y con su propia savia lo nutría?
¿Cómo sucumbes, si tender el vuelo
Al par de los Espíritus querías?
¡Y eres tú Fausto, el Fausto que me invoca!
¡Eres tú Fausto, y despreciable hormiga,
Al soplo solo de mi voz, heladas
Temblaron tus entrañas conmovidas!
FAUSTO. 587
Fausto.
¡Oh, no, roja visión, hijo del fuego!
Soy Fausto, soy tu igual; no me intimidas.
El Espíritu.
En la incesante ráfaga
De actividad contíima.
Vuelo de arriba abajo;
Vuelo de abajo arriba;
Y en ese veloz torno.
Que el Tiempo mueve y gira,
Mis dedos impalpables
Las tenues hebras hilan
De la vida y la muerte,
De la muerte y la vida.
Tejiendo á Dios, en el telar eterno,
La que viste inmortal túnica viva.
Fausto.
¡Cómo sintiendo voy que á tí me acerco,'
Espíritu que flotas y te agitas
Sobre el mundo!
El Espíritu.
Al Espíritu que sueñas
Y tu mente concibe, te aproximas,
No á mí.
Fausto (aterrado).
¿No á tP Pues, dime; -'á quién? ¿Imagen
Soy de Dios, y ni á tí llegar podría? (Llaiíian).
¡Oh! ¡Mal haya!... Es mi fámulo. Destruye
Mi ventura y los éxtasis disipa.
En el pleno esplendor de mis visiones,
¿Para qué, impertinente, tu visita?
i88 REVISTA DE VALEN'CIA.
(Eiitra Wagner con bata y gorro de dormir. Fausto le vuelve la espalda vial-
hianorado.)
Wagner.
¡Perdón! Tu voz, que á mí llega,
Es la que me trajo aquí;
Que recitabas creí
Alguna trajedia griega.
Y hubiera, á fé, gran placer
'En saberlas declamar,
Que hoy ese arte, á no dudar,
Útilísimo ha de ser;
Pues alguien dijo, señor,
Recuérdelo en este instante,
Que dar puede un comediante
Lección á un predicador.
Fausto.
Dársela podrá muy bien,
Si es el cura, por acaso,
Otro comediante, caso
Que ocurrir suele también.
Wagner.
Quien en su estancia sombría
Vive en retiro profundo,
Y sale no más al nnuido
En algún solemne dia;
Quien, si llega á percibirlo,
Es por angosto agujero.
Mal puede, á lo que yo infiero.
Conmoverlo y dirigirlo.
Fausto.
No ha de lograrlo jamás
Quien en su pecho no sienta
Arder la llama violenta
Con que abrase á los demás.
FAUSTO.
589
Pasa aquí todos tus ratos
Estudiando; mata el hambre
Con esta merienda fiambre
De las sobras de otros platos;
Y acumulando á montones
Los textos, que has hecho trizas,
Sopla sobre sus cenizas
Con enérgicos pulmones!
Brotará menguada llama,
Y es posible que á ese precio
El niño, el simple y el necio
Tu nombre den á la fama;.
Mas, si fuere tu ambición
Los corazones mover,
Ha de brotar tu saber
De tu propio corazón.
Wagner.
Lo que al vulgo halaga más
Es la pomposa elocuencia,
Y en esa difícil ciencia
Aun me encuentro muy atrás.
Fausto.
Busca mas dignos laureles
Y adelanta poco á poco...
¿Quieres hacer como el loco
Que agita los cascabeles?
Afeite de todas clases
Es á la verdad ajeno;
Si has de decir algo bueno
No vayas cazando frases;
Pues son las palabras huecas,
Que brillante oropel cubre.
Ráfaga estéril de Octubre
Que mueve las hojas secas.
590 > REVISTA DE VALENCIA.
Wagner .
Incierta y breve es la vida,
Largo el arte, y en tan alta
Empresa á veces nos falta
La razón desvanecida.
Quien llegar al fin intenta
Afán sufre luengo y rudo,
Y en el camino, á menudo
El pobre diablo revienta.
Fausto.
La sed del alma no calma
Un árido pergamino:
Ese manantial divino
Lo lleva en su fondo el alma.
Wagner.
También la imaginación
Goza cuando el vuelo tiende
Y el Espíritu comprende
De otra edad y otra región.
De antigua ciencia los rastros -
Descubre, y disfruta viendo
Cómo el hombre va subiendo
Y subiendo...
Fausto.
¡Hasta los astros!
jOué es el pasado, en verdad?
Un libro sellado: sombras
Y dudas. ¿Qué es lo que nombras
Espíritu de otra edad?
La doctrina, nueva ó vieja,
De aqueste ó aquel autor.
Que su propio resplandor
Sobre sus tiempos refleja.
FAUSTO. 591
Si bien lo miras, ¡qué enojos!
Su luz es sombra no más;
Y de ella separarás
Desencantados los ojos;
Pues su genio, que de lejos
Brilla con rayos propicios,
Es costal de desperdicios.
Almacén de trastos viejos,
Y escenario en conclusión,
Do acompasados se agitan
Y bellas frases recitan
Monigotes de cartón.
Wagner.
¿Y el universo? ;Y el hombre?
;Saber su esencia no cabe?
Fausto.
¿Saber? ¡Pensar que se sabe!
¿Quién dar puede el propio nombre
A las cosas? Si en la tierra
Alguien descubre esa oculta
Ciencia, y en sí no sepulta
Los arcanos que ella encierra,
Al derramar esa luz.
Que al hombre obcecado hiere.
Víctima infelice, muere
En la hoguera ó en la cruz.
Pero, adiós: la noche vuela;
Ya es tarde; basta por hoy.
Wagner.
Oyéndote, como estoy.
Pasara la noche en vela.
Pero mañana son Pascuas,
Y, si molestarte no es.
Dos preguntas te haré, ó tres.
Que me tienen ahora en ascuas,
5g2 REVISTA DE VALENCIA.
Amo el saber de tal modo,
Que incesante por él lucho;
A tu lado aprendí mucho;
Mas saberlo quiero todo. (Sale.)
Fausto (Solo).
Nunca abandona la esperanza al loco
Soñador de quimeras; áurea mina
Busca en la tierra ansioso; ¡qué fortuna
Si al cabo dá con una sabandija!
Y en el propio lugar do la celeste
Legión de los Espíritus me hostiga,
La voz sonó de tan pueril querella!
¡No importa! Tu presencia intempestiva,
Hijo vulgar de la ralea humana,
No habrá sido enojosa ni perdida.
Pues me arrancó al afán desesperado
Que ya todo mi ser extremecia.
Fué la visión tan colosal, que hálleme
Pigmeo ante ella, y desmayé á su vista.
Hijo de Dios, al misterioso espejo
De la eterna verdad llegar quería,
Y los terrenos lazos desatando.
Contemplaba feliz la luz divina.
Superior al querub, en el regazo
Del mundo derramé mi propia vida,
Y mezclando mi sangre con su savia,
Audaz soñé la Creación ya mia.
¡Estéril presunción! Una palabra
Rayo fué que fulgura y me aniquila. -
Medir no puedo mi poder contigo:
Mis tristes voces á venir te obligan;
Pero no te aprisionan. A tu lado,
¡Cuan grande y cu;ín pequeño me sentia!
Pero, á la suerte incierta de la triste
Humanidad arrójanme tus iras.
¿Quién marcará mi norte y mi sendero?
¿Seguiré los impulsos que me guian?
¡Ay! El camino de la vida obstruyen
FAUSTO. 5g3
Dolores, desengaños y desdichas.
La más sublime aspiración del alma
Siempre grosera escoria impurifica,
Y al conquistar los bienes de la tierra,
Juzgamos ilusión, sueño y mentira
El bien mayor. Si generoso arranque
Al noble corazón dá fuego y vida,
Vertiginoso el torbellino humano
Ese sagrado afán seca y marchita.
La eternidad á su ambición no basta
Cuando rompe á volar la fantasía,
Y el rincón más angosto es suficiente
Para encerrar, ai cabo, nuestras dichas.
El corazón taladra la zozobra,
Robándonos la paz y la alegría,
Y el secreto pesar en él engendra.
La zozobra, con máscaras distintas.
Se disfraza, y sin tregua nos persigue,
Casa ó corte, mujer, hijos, familia.
Agua, fuego, puñal ó bebedizo.
Y así el mortal, en ansiedad continua,
Teme el peligro cuando no le amaga,
O llora el bien que disfrutar podría.
¿Semejante yo á Dios? ¡Vana quimera!
Semejante al gusano, que se abriga
En el polvo, y de polvo alimentado,
Muerte le dá y sepulcro quien lo pisa.
¿Polvo no son los viejos cachivaches
Que llenan esa negra estantería,
Y cuyo sucio fárrago en un mundo
De hoUin, carcoma y aridez me abisma?
¿Daránme lo que anhelo? Devorando
Volumen tras volumen, ¿qué hallaría?
Que si algxm hombre se creyó dichoso,
A sí mismos los más se martirizan .
¿Y tú, por qué, burlona calavera,
Por esas huecas órbitas me miras?
Para decirme que cual lucho y sufro,
Tu espíritu pugnaba y padecía,
Y sediento de luz, por senda errada
3S
594
REVISTA DE VALENCIA.
Fué á sumergirse en las tinieblas frias.
¿Qué me decís, retortas y alambiques?
Mofa callada en la pared sombría
Hacéis quizás á mi insensato duelo,
Ruedas y tubos, frascos y vasijas!
A la puerta llegué: la vi cerrada;
La llave me faltaba, os la pedia;
Y aún aquí, portentosos instrumentos.
Me tenéis á la puerta sin abrirla.
Naturaleza sus secretos guarda
Misteriosa, velada en pleno dia,
Y no abrirán palancas ni ganzúas
Lo que cerró implacable á nuestra vista.
¡Armatostes inútiles! ¡Legado
De mi padre y sus áridas vigilias!
Pended ociosos del siniestro muro
Que la lámpara ahumó, siempre encendida.
Más me valiera mi caudal escaso
Gastar, que conservarlo con fatiga:
¿Para qué quieres la paterna herencia.
Si no la gozas? Al presente aplica
Las riquezas: es carga agobiadora
El oro, cuando no lo necesitas.
Mas ¿por qué allí claváronse mis ojos?
¿Es aquel frasco imán de mis pupilas?
¿Por qué me halaga, como en selva oscura
Luna apacible, que de pronto brilla?
Yo te saludo, mágica redoma,
Y llego á tí con mano extremecida,
Reverenciando en tu licor precioso
Del humano saber las maravillas.
Esencia de los jugos que adormecen.
Mezcla de las ponzoñas que asesinan,
Muestra á tu dueño tu virtud suprema.
Al mirarte, mi afán se tranquiliza;
Al asirte, mi angustia se modera,
Y la interior tormenta se apacigua.
En alta mar mi espíritu navega,
Su brillante cristal el aura riza,
Y me llama el fulgor de nueva aurora
FAUSTO. 595
A nuevo puerto en encantada orilla.
Carro de fuego, que veloces alas
Conducen por los aires, se aproxima:
Nuevo camino me abrirá en los cielos
Do pura mana la perpetua vida.
¿Podré gozar, gusano de la tierra,
El bien excelso, la inmortal delicia?
¡Podré, sí! ¿Qué me falta? Las espaldas
Volver al sol que aquí nos ilumina:
Abrir audaz la puerta misteriosa.
Cuyo umbral nuestro pié temblando pisa.
Hora es ya de probar que emular puede
Con la ensalzada majestad divina
La humana condición. No más espantos
Al borde de esa inescrutada sima,
Do la imaginación tiembla azorada
Con los espectros que forjó ella misma,
Y en cuya boca ante nosotros arden
Las llamas del infierno maldecidas.
Voy á tentar el salto pavoroso.
Aunque la oscura nada me reciba.
Sal otra vez del protector estuche,
Sal, olvidada copa cristalina,
Que un tiempo, en el festín de mis abuelos,
Serenabas las frentes pensativas.
De mano en mano sin cesar pasabas,
Y al pasar, cada cual, por ley antigua.
Agotaba de un sorbo el hondo seno
Y las viejas historias esculpidas
En tu metal precioso relataba.
¡Cuántas veladas, al placer propicias,
De mi dichosa edad, tú me recuerdas!
Hoy no puedo ofrecerte, copa amiga,
A feliz comensal, ni en tu alabanza
Aguzaré el ingenio, cual solía.
Pócima embriagadora el cáliz llena.
Preparada por mí, por mí escogida;
¡Ultima libación, con toda el alma
Te consagro á la aurora, al nuevo día!
(Lleva la copa á los labios).
596 . REVISTA DE VALENCIA.
VUELO DE CAMPANAS Y COROS.
CORO DE ÁNGELES .
¡Cristo ha resucitado!
¡Júbilo al hombre y paz!
¡Al hombre aprisionado
Por el fatal pecado,
Que al corazón llagado
Enróscase tenaz!
FAUSTO.
¿Qué lejano clamor, qué voces puras
Mi labio apartan de la copa impía?
;Celebra ya, sonora, la campana
Tu alborada feliz, Pascua bendita?
¿Cantáis vosotros, apacibles coros.
Las palabras que el Ángel repetía,
Y que en la negra noche del sepulcro
Nuncian la nueva Ley y la publican?
CORO DE MUJERES.
Sus miembros con yerbas
Y aromas ungimos;
Nosotras, sus siervas.
Sepulcro le dimos.
A nuestra ternura
Debió la envoltura;
Mas ¡ay! ¿qué será?
Ya en la sepultura
El Cristo no está.
CORO DE ÁNGELES.
¡Cristo ha resucitado!
¡Dichoso el hombre fiel.
Que amante y resignado,
Del infortunio airado
Sufrió la prueba cruel!
FAUSTO. - 597
Fausto.
¿Por qué hasta el polvo, do rendido yazgo,
Descienden las celestes armonías?
A otro más blando corazón halaguen:
Yo comprendo el mensaje que me envían;
Mas falta al alma fé, y es el prodigio
Hijo querido de la lé sumisa.
Volar no puedo á las esferas, donde
Nuncia la Buena Nueva voz divina;
Pero, á ese acento encariñada, el alma
A sus lejanos ecos se reanima.
Hubo un tiempo en que un ósculo del cielo
El domingo á mis sienes descendía;
Goces mil anunciaba la campana,
Y era santa oración mi mayor dicha.
Hondo, sereno, irresistible impulso
Llevábame á los bosques y campiñas,
Y allí, entre dulces lágrimas, un mundo
Dentro del joven corazón nacía.
La voz, que hoy suena, del sagrado bronce,
Señaló á mi niñez sus alegrías,
Y las serenas fiestas de los campos
Que el esplendor primaveral nos brindan.
Ese recuerdo de infantil ventura
Mi pié detiene en la fatal orilla;
¡Sonad, dulces sonad, himnos celestes!
Pues el llanto brotó, volví á la vida.
Coro de discípulos.
Glorioso alzó el vuelo
Y rápido al cÍjIo
Subió el Inmortal:
Glorioso, potente.
Ya reina esplendente,
Bebiendo en la fuente
La esencia vital.
Nosotros en '.auto,
598 RE\aSTA DE VALENCÍA.
Bañados en llanto,
Quedamos sin tí.
Espanto siniestro
Nubló el gozo nuestro,
Pues soloSj maestro,
Nos dejas aquí.
Coro de ángeles.
¡Cristo ha resucitado!
La voz triunfal retumba.
Dejad el lecho helado.
Muertos, y abrid la tumba.
Vosotros, hijos de Eva,
Los que decís su Nueva,
Los que esperáis su cielo,
Los que coméis su pan.
Cesad en vuestro duelo:
Aunque el Señor se eleva.
Presente á vuestro duelo
Está y á vuestro afán.
orígenes del grabado en valencia (i).
VII.
grabadores valencianos hasta la creación de la
academia de san carlos.
SIGLO XVI
Francisco Ribalta.
jsTE célebre pintor es, sin disputa, el primer grabador valenciano que
firmó sus producciones, como se deduce de la única estampa que de
él se conoce hasta el dia, y de la que ya nos hemos ocupado en su
sitio correspondiente.
Hay muchas opiniones sobre la fecha de su nacimiento, siendo lo más pro-
bable el que naciese en Castellón de la Plana, en 1555.
Muy joven aun, pasó á Valencia á estudiar la pintura; mas tuvo que ausen-
tarse y dirigirse á Roma, á causa de los amores que en tan tierna edad le inspi-
ró la hija de su maestro. En Roma se dedicó con verdadero afán á estudiar los
buenos modelos de la escuela italiana, copiando las más célebres producciones
de Rafael, de los Carraccios, y sobre todo de Sebastian del Piombo.
De Roma vino perfeccionado en su arte, y al verse en Valencia, se fué á
Gasa de su novia en ocasión en que su padre habia salido, y viendo en su estu-
dio vm cuadro medio bosquejado, cogió los pinceles y en pocos momentos lo
dejó terminada Regresó el maestro á su casa y quedó admirado de aquel pro-
digio, y dirigiéndose á su hija, le dijo en tono de desprecio que con el autor de
aquella pintura debia casarse, y no con el desdichado Ribalta. — "Pues ese á quien
tanto aborrecéis es el autor", le dijo su hija, y el maestro, que en otro tiempo
habia despedido de su casa al principiante, tuvo que casar á su hija con Ribalta,
que ya podia ser su maestro.
Obra de este artista es una Cena, que por encargo del arzobispo y virrey,
(1) Véase la página nútn. 547 de esta Revista, correspondiente al mes de Noviembre último.
600 REVISTA DE VALENCIA.
D. Juan de Ribera, pintó para la iglesia-colegio, fundado por aquel prelado. Es
este cuadro de composición y colorido tan admirables, que de Madrid vino ex-
presamente Carduchopara copiarlo, y no lo pudo lograr con completa perfección.
Las cualidades que distinguen á Ribalta entre los artistas de su época, son
el buen gusto en el dibujo, y cierto aire de nobleza poco común, conocimiento
anatómico, colorido, con frecuencia algo duro, y generalmente natural, y bien
empastado.
Murió Francisco Ribalta en Valencia, en 14 de Enero de 1628, dejando un
hijo, distinguido pintor.
José Ribera.
Este célebre pintor y grabador nació en Játiva á 12 de Enero de 1588,
siendo hijo de Luis Ribera y Margarita Gil.
Desde muy joven se dedicó á la pintura y dibujo, bajo la dirección de Fran-
cisco Ribalta, de quien acabamos de ocuparnos, y del que fué uno de los más
aventajados discípulos.
Al abandonar su patria pasó á Italia, donde adquirió, después de muchos
sufrimientos, una ventajosa reputación, contrayendo matrimonio con la hija de
un rico comerciante de cuadros, que vivia en Ñapóles.
Entre otros cuadros, pintó Ribera: un San Genaro, saliendo del fuego, de
gran belleza y corrección; un San Bartolomé desollado, y descubierta la anato-
mía interna del brazo; Prometeo, á quien un buitre arranca las entrañas; los
tormentos de Tántalo, Sísifo é Ixion, este último admirable por su propiedad.
Como grabador, Cean Bermudez le conoce 26 láminas. Pero el distinguido
escritor D. Isidoro Rosell solo cita 18, cuyos títulos son los siguientes:
Asuntos religiosos: l. Jesucristo muerto. 2. San Sebastian. 3. San Gerónimo,
leyendo. 4. San Gerónimo oyendo la trompeta del juicio final. 5. Otro San Ge-
rónimo. 6. San Bartolomé. 7. San Pedro, llorando.
Asuntos profanos; 8. Cabeza de hombre, g. Otra con berrugas. 10. El
Poeta. 11. El Centauro y el Tritón. 12. El Sátiro azotado. l3. Sileno (de esta
lámina hay dos variantes). 14. D. Juan de Austria. Esta lámina, una de las más
notables, ha sido después alterada, cambiando la cabeza de D. Juan por la de
Carlos II. 15. Catorce estudios de ojos. ló. Estudios de bocas. 17. Estudios de
orejas. 18. Escudos de armas. También se le conoce un San Genaro, y diversos
grabados pequeños hechos en 1628.
M." G."
¿Mari.vno Glmeno?
De este grabador del siglo XVI no hemos podido hallar noticias biográficas.
orígenes del grabado. 601
y tan solo se deduce su existencia por un grabado, facsimil del Cáliz de la Cena
que se conserva en Valencia, muy limpio y correcto.
SIGLO X\1I.
Gregorio Heredia.
Sacerdote, de cuya historia no se tiene ningún dato, y solo consta en el
"Manual de Consejos de la ciudad", nüm. 186, que á 22 de Mayo de 1662 se
mandó pagar á Mosen Gregorio Heredia, presbítero, 37 libras para grabar una
Purísima Concepción, que está en las fiestas reseñadas por Belda.
Fray Luis Claros.
Pintor bastante celebrado del siglo XVII, de quien se conserva un eran
cuadro, que estaba en el testero del refectorio del convento de San Agustín. En
el libro de las fiestas celebradas en Valencia en 1668 á San Juan de Mata y San
Félix de Valois, hay un geroglífico grabado por él.
N. M.A.CIP.
No es conocido este grabador , del que solamente se sabe la existencia
por un escudo de armas que lleva una homilia hecha en 1667. Lo cita, además
como grabador valenciano, el catálogo publicado por la Asociación artística ar-
queológica barcelonesa.
Francisco Quesadez.
Orellana deduce de alguna nota, que existió un grabador de este nombre,
en el siglo XVII, y por su carácter valenciano y otras conjeturas, sospecha que
era de este pais. La lámina del túmulo de las exequias de Felipe IV en 1666
está hecha por él, siendo también suyas la portada del libro Luces de la au-
rora, de Francisco de la Torre, en 1665, y la portada y retrato de la obra Murs
é valls, de Joseph Lop, en 1674, obras que por sí solas acreditan como buen
grabador á Quesadez.
Vicente Guilló.
Según una nota de los libros parroquiales de Alcalá de Gisbert, nació este
pintor y grabador en dicha villa á mediados del siglo XVII. Residió algún tiempo
en Barcelona, y se dice que habiendo pintado los cuadros de las paredes, hasta
la cornisa, de la iglesia de San Juan de Valencia, íué menospreciado su trabajo,
y se encargó la bóveda á Palomino, desaire que le ocasionó la muerte á los po-
cos dias. Tuvo un hijo. que se llamó Antonio.
502 REVISTA DE VALENCIA.
Figuran entre sus obras más notables una Adoración de los Reyes, de la
iglesia del Hospital de Tarragona, y un grabado de la imagen del Santísimo
Cristo, copia de Coello.
Juan Felipe.
De este grabador valenciano de principios del siglo XVII, solo se deduce la
existencia por dos grabados, portada y retrato de Matheu y Sanz, que figuran
en la obra titulada De regimine urbis et regni Valetitice, publicada en 1654.
JU.\N CONCHILLOS FaLCÓ.
Nació este insigne pintor en Valencia, y fué discípulo del celebrado pintor de
batallas Esteban March. Tuvo una academia particular en su casa, por haber
fracasado el pensamiento que con algunos compañeros tuvo de fundar una
academia general de Bellas-Artes.
Habiendo venido á Valencia el famoso Palomino, fué uno de los íntimos
amigos de este pintor sevillano.
De Conchillos solo se conoce un grabado, que representa á Jesucristo,
la Virgen, San Juan y la Magdalena. No hemos visto esta lámina, ni sus biógra-
fos hablan de su mérito.
Acometido de un accidente de perlesía en los últimos años de su vida,
quedó paralítico, y más tarde, con motivo de las desgracias que le acontecieron
durante la guerra de Sucesión, padeció muchísimo y perdió la vida en la ciudad
que le vio nacer, en 14 de Mayo de 1711.
Juan Crisóstomo M.\rtinez.
Es indudable el mejor de los grabadores del siglo XVII. Natural de Va-
lencia, no se sabe con exactitud la fecha de su nacimiento, debiendo ser á
principios del siglo . La ciudad le pensionó en Flandes con 800 libras, siendo
tanta la confianza que inspiró á bs concejeros, que no encontrando á nadie
que le afianzara el cobro, la ciudad le anticipó 200 libras.
Murió en Flandes en 1694.
Se conservan de su mano veinte láminas de anatomía, una estampa del
arzobispo Ribera, otras del venerable Sarrio, del canónigo Melchor Trister,
del papa Inocencio, y otros. La corrección, igualdad de las líneas y esmerado
aseo con que están hechas sus obras, nos inducen á considerarle como uno de
los mejores grabadores valencianos.
orígenes del grabado. 6o3
José García Hidalgo.
A pesar de las noticias que él mismo dejó impresas de su vida, no se sabe
el punto ni la fecha de su nacimiento. Unos lo hacen valenciano, y fijan á
Mur\'iedro como su patria, lo cual dice Cean que por sí mismo se desvanece,
pues en este reino le llamaban el Castellano. Debemos hacer observar que en
esta provincia se llaman castellanos á los nacidos en los distritos de Requena y
Chelva hasta Ademúz, y también es posible que el sobrenombre le viniera de
haber estado mucho tiempo fuera de su patria, pero á pesar de todo esto, no po-
demos afirmar ni negar ninguno de estos dos extremos por falta de datos. Aten-
diendo á la época de los viajes hechos á Murcia, Roma y Madrid, y las veces
que estuvo en esta capital, debió haber nacido, poco más ó menos, hacia el año
165Ó. Fué discípulo de Villacis y Gilarte, profesores muy acreditados, que le ins-
truyeron en las reglas del diseño. Pasó después á Roma, donde estuvo bajo la
dirección de Jacinto Brandi, y le dieron también sus lecciones Morata, Cortona
y Salvator Rosa, al ver sus buenas disposiciones.
Trasladado á Madrid adquirió gran reputación como pintor, y Felipe V le
llegó á nombrar pintor de cámara.
De sus obras pictóricas, que son muchas y muy preciadas, pueden dar fé Va-
lencia, Madrid, Guadalajara, Sigüenza y otras ciudades, no conociéndosele como
grabador mas que por una cartilla de principios y reglas del diseño , que de-
lineó, grabó é imprimió en 169I. Tampoco se sabe fijamente cuándo murió,
diciendo algunos que se retiró á un convento, donde acabó religiosamente su
vida á principios del siglo XVIII.
José Candi.
Residia en esta ciudad, de donde se cree que sea natural, á mediados del
siglo XVII. Trabajaba con corrección, siendo de su mano la portada y láminas
del libro titulado Fiestas á la Concepción, por Juan Bautista Balda, en l6Ó2.
En IÓ73 dibujó las láminas del libro de las fiestas á San Luis Bertrán, en la
primera de las cuales se lee Joseph Candi, Valen, in ven, delin pictor, por lo
que se viene en conocimiento de que también era pintor. Fué llamado poco
después á la corle, donde el rey D. Cários II le nombró, en 1687, ayudante de
trazador mayor de las obras del regio alcázar y casas contiguas, con el sueldo
anual de 100 ducados. Falleció en Madrid en 1696.
el canónigo Vicente Victora.
Nació en la ciudad de Valencia en 1658, y fué uno de los mejores discípulos
6ü4 REVISTA DE VALENCIA.
de Carlos Marati, en Roma. Su vastísima erudición en Bellas-artes, numismática,
heráldica y demás, le hicieron acreedor al renombre de Segundo Céspedes,
como le denomina el erudito Cean Bermudez. Cosme III, el gran duque de Tos-
cana, quiso recompensar su talento , nombrándole su pintor. Por este tiempo
hizo el único grabado que hoy dia se conoce de su mano, copia de una tabla de
Rafael de Urbino, que está colocada en el altar mayor de la iglesia de Araceli
de Foligno, y representa á la Santísima Virgen María con Jesús en sus rodillas,
San Juan Bautista, San Gerónimo y San Francisco, contemplándola; grabado de
gran mérito y corrección. El Papa le nombró su anticuario, dándole además una
canongía en Játiva. Su muerte, ocurrida en Roma en 17 12, privó á Valencia, su
patria, de un hijo insigne.
Juan Bautista Ravanals.
Nació en Valencia en 1678, y con su ingenio y aplicación llegó á obtener
gran fama en el grabado. A los veinticinco años, ó sea en l7o3, hizo un gra-
bado representando la figura ecuestre del rey D. Felipe V, En 1706 hizo el
retrato del venerable Fray Gregorio Ridaura. La bella portada del Centro de la
fé ortodoxa, y varias láminas del Siglo V de la Conquista, por Ortí y Moles,
están hechas por él. En 1744. apareció, también de su mano, el retrato del
entonces arzobispo de Valencia, D. Andrés Mayoral. Murió en esta ciudad en la
calle del Torno de San Cristóbal", se ingnora en qué año. Sus grabados abun-
dantes, y que' no relatamos por no hacernos pesados, tienen más igualdad en las
rayas, que cprreccion en el dibujo, mas no dejan de tener un conjunto agradable.
Hipólito Rovira Brocandel.
Vio la luz en esta ciudad el distinguido grabador de que vamos á ocuparnos,
en i3 de Agosto de lógS. Fué uno de los que acudieron á la Academia fun-
dada por el celebrado pintor Evaristo Muñoz. Muy niño aun empezó los estudios
del grabado, ramo de las Bellas-artes, al que tenia mucha afición, llegando á
grabar estampas con mucha corrección y aseo. En 1715 le fué encargado, por
el conocido pintor Palomino, el grabado de la portada de! Museo Pictórico,
cuyo dibujo le remitió; mas como Rovira encontrara cierta incorrección en la
pierna de la matrona que representaba la geometría, la' enmendó y se la devol-
vió, escribiéndole al propio tiempo, con uña modestia de que se encuentran po-
cos casos, pidiéndole perdón por su atrevimiento, y su aprobación para seguir
el grabado. Palomino no tuvo otro remedio que confesar su defecto, y se la
mandó á Hipólito para su ejecución. En ella no se encuentra la soltura de buril
y la corrección que se vé en las posteriores portadas, hechas por Juan Palomino,
pero se distinguen los adelantos que en pocos años habia hecho.
orígenes del gr,\Bjvdo. 605
Cansado ya de lo poco que adelantaba en esta ciudad, y deseando perfec-
cionarse niíís, tomó con gran entusiasmo el camino de Roma, cuando apenas
contaba treinta años. Allí, pasando muchos trabajos por la falta de sustento y
estado precario en que se encontraba, hizo la mejor obra que salió de sus ma-
nos, y es la copia de la galería del palacio Farnesio, hecha de claro oscuro, y
que tanto llamó la atención de los inteligentes y maestros de la ciudad de Roma,
y de la (juc dijo el célebre Sebastian Conca, que ni Aníbal Carracci la hubiera
hecho mejor.
Las incomodidades que, como antes digimos, sufría; el exceso de trabajo, la
mala alimentación y corto descanso, le trastornaron la cabeza de tal modo, que
al volver de Roma perdió lo que habia adelantado.
Murió en el hospital de esta ciudad en ó de Noviembre de 1765. Fué uno de
los mejores burilistas de su época, siendo prueba de ello los abundantes graba-
dos que dejó, de los que solo citaremos aquí la estampa del Beato Juan de
Ribera, varias láminas del Siglo V. de la Conquista, de Ortí y iMoles, y otros,
como la portada del Museo Pictórico y la galería que antes hemos reseñado.
SIGLO XVIll.
Diego Castells.
En 1727 grabó una estampa de escaso mérito, que representa á la venera-
ble madre Sor Gertrudis Anglesola, en ademan de hacer oración ante el Santísimo
Sacramento.
Fernandiz y Nogués.
A principios del pasado siglo (1780) habían en Alicante dos grabadores de
estos apellidos, ignorándose sus nombres, patria, fecha de su nacimiento y muer-
te. Están citados como valencianos, por el catálogo de la Asociación artístico-ar-
queológica Barcelonesa.
Cristób.\l Jacinto Belda.
Valenciano, muy celebrado como grabador y pendolista, por lo que la reina
le dio colocación en el real palacio.
En 1738 grabó el mapa que se encuentra al final del Resumen historial de
Valencia, de Esclapés, y varias láminas del Siglo V de la Conquista, lo que de-
muestra su gran competencia en el arte á que se dedicó .
Juan Bautista Brú.
Este pintor y grabador valenciano es tan solo conocido por el catálogo de
Óo6 REVISTA DE VALENCIA.
grabadores de la Asociación artístico-arqueológica barcelonesa, y de sus obras
apenas se sabe la existencia de un cuaderno de Historia natural. Murió en 1740.
V. NOGUÉS.
En la vida de la venerable Gertrudis Anglesola, publicada en Valencia por
José Tomás Lúeas en 1748, hay una lámina que representa á esta madre aba-
desa en oración, firmada por V. Nogués C. R. I. F. Es un grabado muy bien eje-
cutado y de buen efecto.
José Fortea.
Discípulo de Apolinar Larraga en pintura, y de HipólitoRovira en el graba-
do, pintó bajo la dirección de este último el monumento que se coloca en
la catedral de esta ciudad en Semana Santa. Grabó el plano topográfico de esta
capital, delineado por el insigne matemático el padre Tomás Vicente Tosca. Se
conoce también de su mano un San Vicente Ferrer. Murió en i 751.
J.^ Alagarda.
Se le conocen dos estampas de muy mal gusto, grabadas al agua fuerte: una
San Antonio de Pádua, y otra Santa María Magdalena, firmadas: Alagarda
Scidpt. Valentía i'jjO.
Francisco Giner.
Vecino de Valencia, donde grababa al buril, por el año 1752, estampas
de devoción bastantes correctas. Se le conocen una Santa Teresa, un San
luán de la Cruz, un San Felipe de Neri y un San Francisco de Sales.
H. (¿Hipólito?) Ricarte.
En la Vida de San Luis Gonzaga, traducida del italiano por el P. Juan
de Acosta, é impresa en Valencia en 1751, hay una estampa representando
al santo casi de cuerpo entero, y firmada por H. Ricarte Sculp.
Joaquín Ballester.
Natural de Valencia, nació á principios del siglo XVII. Se conocen de
este grabador una estampa representando dos angelitos, y otra á Elío, lámina
que, al parecer, pertenecía á algún libro.
ORÍGENES DEL GRABADO. 607
Joaquín Giner.
Nació en Játiva en 1728 ó 1780, y aprendió el dibujo y grabado en Valencia.
Entre las varias láminas que de este distinguido grabador se conocen, se
encuentran un San Juan de Mata, y los retratos del papa Benedicto XIV, de !a
reina doña Bárbara y del célebre Padre Tosca.
Su prematura muerte, acaecida en Valencia en 1756, impidió que llegase
a ser uno de nuestros primeros grabadores, como su destreza para el buril
prometía.
Carlos Francia.
Pocas noticias se encuentran de este grabador, de principios del pasado
siglo. En una estampa hecha en 1759, se firma Carolus Francia Inv Pirixi
el sciilp Val.^ ano ij^g. En 1762, y en el libro de las fiestas hechas á San Vi-
cente Ferrer, con motivo del tercer centenario de su canonización , escrito
por el P. Tomás Serrano, aparecen firmadas por él las dos vistas colocadas al
final del libro, y que representan una la naumaqnia y una parte de la ciudad
de Valencia, vista desde San Pió V, y la otra una escenografía de la casa de
Valeriola. Según consta en dicho libro, fué adornista muy distinguido.
José Espinos.
Este pintor y grabador valenciano nació en esta ciudad en 15 de Enero
de 1721.
Estudió la pintura bajo la dirección de D. Luis Martínez y 1). Evaristo
Muñoz.
Grabó con bastante corrección al buril y al agua-fuerte algunas láminas,
siendo conocidas entre ellas un San José, una Santa Polonia y un San José
de Calasanz. Fué padre del distínguido pintor de flores D. Benito Espinos,
y murió en Valencia en 1784.
Vicente Galceran Alapont.
Nació en la calle de la Corona de esta ciudad en 1720. Fué discípulo de
los distinguidos grabadores D. Juan Bautista Ravalans y D. Hipólito Rovira.
A los once años de edad, grabó una lámina representando al apóstol
valenciano San Vicente Ferrer.
Su aplicación y constancia le hicieron en poco tiempo famoso en su noble
arte. En 1750 estuvo en Madrid y retocó unas estampas mandadas hacer
por el cardenal Portocarrero, para el coro del cabildo de Toledo.
Óuy • REVISTA DE VALENCIA.
Son obra suya varias láminas del Espectáculo de la naturaleza, Matiar-
quia Hebrea y Escuela del caballo.
En 1762, la Real Academia de San Fernando le nombró individuo de
mérito.
Regresado á esta ciudad, grabó tres láminas de la Concepción, una de ellas
copia del cuadro de Joanes, una Virgen del Pilar, el retratro del conde de
Aranda, otro del obispo de Canarias, un San Venancio, y otras muchísimas,
hasta el fabuloso número de setecientas. Es sin disputa uno de los más correc-
tos grabadores del siglo XVIII. Murió en Valencia en 9 de Julio de 1788.
Pascual Cucó.
Natural de Valencia, donde nació á principios ó mediados del siglo XVIII.
En 14 de Agosto de 1773 recibió el título de académico de mérito de San
Carlos de esta ciudad. ¡Murió en 15 de Abril de 1793.
Pedro Pascual Moles.
Nació en Valencia en 1741. Estudió la pintura bajo la dirección de José
Vergan y José Camarón , siendo en el grabado discípulo del distinguido Gal-
cerán.
En 1759 pasó á Barcelona, donde continuó sus estudios con el grabador ca-
talán TraniuUes. La Real Academia de San Fernando le nombró individuo
supernumerario, y la Junta de comercio de Barcelona le tfoncedió una pensión
por ocho años para poder seguir el estudio del grabado en Paris, á donde mar-
chó en 1766, y donde fué discípulo de Mr. Dupui.
Entre las láminas grabadas en Paris que más se distinguen, figuran un San
Gregorio, un San Juan Bautista en el desierto, el retrato del duque de Alba y
del cura Rolet, la pesca del cocodrilo, que dedicó al consulado barcelonés, y
una ninfa.
En 1774 fué nombrado individuo de mérito de la Academia francesa, obte-
niendo igual honor de la de San Carlos en 1769, y de la de San Fernando
en 1770.
Regresado á Barcelona, fué director de dibujo en una academia formada por
la junta de comercio de aquella ciudad. Grabó al acero de un modo admi-
rable, siendo, á nuestro parecer, el mejor de los grabadores valencianos.
Murió en la ciudad condal en 26 de Octubre de 1797-
ToM.4s Planes.
Este distinguido grabador valenciano, padre del no menos celebrado pintor
orígenes del grabado. 609
de flores y pintor al fresco consumado D. Lilis, profesor que fué de la Acade-
mia de San Carlos, vino al mundo en Valencia en 1707.
Planes fué quien persuadió á Felipe V de que se hiciesen en España los
breviarios, misales y demás libros litúrgicos, que se traian de Amberes.
Fué grabador fecundo y correcto. Citaremos algunos grabados, entre los
muchísimos que hizo, y entre ellos el retrato de la Madre Inés de Moneada; el
plano de la ciudad de Valencia; la portada y varias estampas, que representan
altares del libro redactado por el erudito D. Vicente Ortí y Moles; un retrato
de la venerable Luisa Zaragoza de Carlet, y el de la Madre Gerónima Dolz.
Murió en esta ciudad en 1798, á la avanzada edad de 91 años.
Manuel Brú.
Nació este grabador en esta ciudad en 1736. Estudió el grabado bajo la di-
rección de su hermano D. Francisco, distinguiéndose por su aplicación y labo-
riosidad. En 1777 la Academia de San Carlos de esta ciudad le agració con el
título de Director honorario de grabado, obteniendo además el dia l." de Abril
de 1779 si nombramiento de Teniente director de este arte, con ejercicio. Mu-
chísimos son los grabados de Brú; pero su obra más conocida es un grabado,
copia del Salvador de Joanes existente en Fuente la Higuera.
Murió en 7 de Mayo de 1802.
Manuel Monfort.
Natural de Valencia, donde nació á fines del primer tercio del siglo XVIII.
Fué hijo del conocido impresor D. Benito. A la creación de la Academia
de San Carlos en 1765, fué nombrado profesor. En 17S4 mereció la distinción
de ser nombrado tesorero-administrador de la Real Biblioteca, director de la Im-
prenta y fundición real, y director de pensionados en la corte por la Academia
de esta ciudad.
Son innumerables los grabados que salieron de su mano, todos magníficos.
Murió en los primeros años de este siglo.
Joaquín Fabregat.
Nació este distinguido grabador en Torreblanca (Castellón), en 174S.
Por haber disfrutado un beneficio eclesiástico en nuestra ciudad, muchos le
conocían por Mosen Joaquín. Se dedicó al grabado, adquiriendo mucha fama,
pasando después á Madrid, y ganando allí, cuando solo tenia 24 años, un pre-
mio en las oposiciones abiertas por la Academia de San Fernando. Fué nom-
brado académico de mérito de la misma, y de la de San Carlos de esta ciudad.
39
ÓIO
REVISTA DE VALENCIA.
Últimamente, marchó á Méjico con el cargo de director de grabado de aquellas
escuelas, con el sueldo de 2.000 libras anuales, y allí murió á principios de
este siglo.
Entre sus obras son notables la estampa de San Bernardo Corleon, re-
ligioso capuchino, con motivo de su canonización en 1780; una lámina de San
Joaquín y Santa Ana, criando á la Santísima Virgen María, copia de una pintura
de Lluch Jordán; varias láminas del D071 Quijote de la Academia, y una lámina
simbolizando al rio Tdria, que se encuentra en la Diana enamorada^ impresa
en 1779 en Madrid por Sancha,
RECUERDOS DE LA REAL CARTUJA DE VALDECRISTO (O-
II.
u.\NDo el amor á la patria y á la religión anima nuestros sentimientos
y dirige nuestras inteligencias; cuando el principio de unidad religiosa
y de la emancipación agarena impelía á nuestros ilustres campeones
y soldados de la Edad ¡Media á la reconquista de su territorio; cuando los reyes
y príncipes obtenían por ello señaladas victorias, y un éxito completo coro-
naba sus más arriesgadas empresas, no es extraño que veamos levantar esos
grandes monumentos de arte que, como la Cartuja de Valdecristo, no solo
perpetúan un hecho glorioso ó un acontecimiento extraordinario, sino que
nos dan á conocer el espíritu de aquella época, y cómo los monarcas agrade-
cían á Dios los señalados favores que de su omnipotencia constantemente
recibían.
Por nuestro artículo anterior hemos tenido ocasión de ver los esfuerzos
que hizo D. Martin para la fundación de aquel monasterio: hemos asistido á
la posesión de los primeros monjes: hemos oído la primera misa que se cele-
bró en la capilla provisional, y hemos presenciado la colocación de la primera
piedra de aquel gran monumento. Sigámosle en su edificación, y veremos los
inmensos capitales que en ella se emplearon, y el destino que sus departa-
mentos tuvieron.
Gran gozo tuvo el infante D. i\Iartin al ver ya creada su nueva Cartuja y
destinada al servicio de Dios. Faltábale, sin embargo, un pastor espiritual que,
formando á la cabeza de aquella pequeña grey, la gobernase con sus ense-
ñanzas, la confortase con su ejemplo y consejos, y la aumentase con su predi-
cación evangélica; y al efecto, escribió nuevamente al general de la Orden para
que se sirviese nombrar el prior de esta casa, dándole conocimiento de todo lo
hecho hasta entonces, y pidiéndole licencia para que su mujer Doña María de
(l) Véase la página 19 de esta Rkvista, correspondiente al mes de Diciembre del año último.
6l2 REVISTA DE VALENCIA.
Luna pudiera entrar una vez al año en aquel monasterio, con una compañera
honesta, después que estuviese acabada la obra y hecha la clausura.
El Reverendísimo P. D. Guillermo Reinaldo, contestó al infante con fecha
22 de Julio de i385, lo siguiente:
"ínclito y prepotente Señor: Todo lo que me escribisteis y mandasteis por
el portador de estas, lo encomendé y encomiendo en ellas á nro. Venerable
hermano D. Simón de Castellets, ahora Prior de Escala Dey, dándole facultad
de encorporar de nuevo en Xra. Religión Vuestra Casa del Valle de Jesu-
christo, y de proveherla de Rector según el veneplácito de Vuestra Voluntad, y
de hacer todo aquello que pareciere necesario á Vuestra Magnificencia, para
la disposición del Drecho, Rector y personas de la Religión, que en ella
residen, á las quales por estas Letras concedo Tricenario. Lo demás qué pueda
entrar cada año en Vuestro Monasterio Vuestra Muger Doña María con una
Compañera honesta, después que estuviese hedificado, no puedo yo concederlo,
porque mas pertenece esta licencia al Capitulo General, la qual como confio
no os negará en tiempo y lugar oportuno, queriéndolo assí Nro. Señor Jesu-
christo; el qual os encamine y conserve Vuestro Estado con toda prosperi-
dad: Dada en la Gran Cartuxa á 22 de el Mes de Julio del año 1885. — De
Vuestra Excelen.» himiilde Siervo. El Prior de la Gran Cartuxa indigno.,,
Con la misma fecha recibió también el entonces prior de ScalaDei, D. Simón
de Caítellets, el mandato del General, encomendándole que según la voluntad
del infante D. Martin, proveyese á la casa de Valdecristo de rector, á quien
por aquellas letras le concedía facultad de recibir novicios al hábito y á todos
los estados de ella.
El infante, que en estos asuntos quería proceder con todo el acierto posible,
aunque tenia particular inclinación hacia su amigo D . Bernardo ^afábrega para
rector y prelado de dicho convento, investigó, sin embargo, los ánimos y con-
sultó la opinión de los otros religiosos venidos para la fundación, y advirtió
cierta tendencia y decidido afecto hacia el P. D. Juan Berga, cuya suave condi-
ción, especial virtud y entendido gobierno, habían experimentado ya en su casa
de ScalaDei; y no queriendo contrariarles en lo más mínimo, propuso para
primer rector de su nueva casa al citado P. D. Juan Berga.
Aprobado este nombramiento por D. Simón de Castellets, y comunicado al
entonces prior -de Porta-Cceli, no tardó este muchos días en dejar aquella cartu-
ja para tomar posesión del rectorado de Valdecristo en 15 de Agosto de i385;
rectorado que fué convertido en priorato por el Capítulo general, que se cele-
bró en el inmediato año l386.
Al día siguiente de la toma de posesión, reunida ya esta nueva comuni-
dad, de acuerdo con D. Martin, eligió á D. Arnaldo Ardueni para el cargo de
Vicario, y á D. Bernardo Qafábrega para el de Procurador y Conrer. Los pri-
meros que en esta casa tomaron el hábito de manos de D. Juan Berga en l386,
fueron, como monje, D. Juan Jorbas, y como converso, Fr. iMatheo Azemari.
LA CARTUJA DE VALDECRISTO. 6l3
#
# #
Si el pensamiento y propósito i!e D. Martin habian tenido su debido cum-
plimiento en la parte religiosa, no sucedía así en la parte artística, ó que pu-
diéramos llamar profana. El infante, á la vez que concibió la idea de crear
una nueva Cartuja, de dotar á la Iglesia de un nuevo convento, pensó revestir
á este de toda la suntuosidad y grandeza posible, edificándole de manera que,
adelantándose al renacimiento del arte, diese á conocer á las generaciones
venideras el impulso que en aquella época iba recibiendo este por la coopera-
ción de reyes y nobles. Y es que el rey D. Martin, sino el iniciador del mo-
vimiento literario y artístico que en tiempos de Juan I empezó á nacer en Ara-
gón, y especialmente en Cataluña, por la creación del consistorio de la Gaya-
Ciencia, fué al menos el que mayor impulso procuró darles, dotando á esta
sociedad espléndidamente; asistiendo en persona á las reuniones de aquel Con-
greso literario; instituyendo diferentes premios, que eran adjudicados en públicos
certámenes; tomando gran interés por estas justas de la inspiración; y de este
modo, la literatura lemosina recibió el gran desarrollo que se nota en tiempos
de D. Fernando de Antequera, y cuyos efectos aun se hacen sentir en el dia,
no solo en Cataluña, sino también en Valencia, donde la lengua de oc tiene
hoy constantes cultivadores. No es estraño, pues, que estas aficiones litera-
rias y artísticas del rey D. Martin se dieran á conocer en todos sus actos y en
todas sus manifestaciones, y que, como Felipe II, pretendiese edificar un monu-
mento que inmortalizase su nombre, á la vez que honrase con ello al Supremo
Hacedor.
Pero la España de Pedro IV el Ceremonioso, ni la de D. Martin el Hu-
mano, no era la de Felipe II, ni D. Martin era todavía rey cuando que-
ría empezar las obras del referido monasterio. Necesitaba, para llevar á cabo su
pensamiento, mayores capitales y medios de los que entonces podia disponer,
y así procuró la cooperación de su padre D. Pedro, no solo para que la funda-
ción fuese real, sino también para que le ayudase con algunos donativos y rentas.
El rey aceptó el pensamiento de su hijo con tanto placer y generosidad,
que tomando por su cuenta la continuación de la obra, le dio el título de Fun-
dación real; confirmó nuevamente los donativos y rentas que para ello habian
destinado D. Martin y D." María de Luna; incorporó á la Cartuja el gran mo-
lino de Xérica, con todas las regalías y hervazes de la población y su Tenencia;
aumentó la dotación del convento en 1.000 libras anuales, y destinó á la edifi-
cación grandes sumas, á pesar del estado relativamente mísero y pobre á que
por incesantes, guerras interiores y exteriores, y por las pretensiones y turbación
constante de los partidarios de la Union, habia quedado reducido el hermoso sue-
lo del entonces reino de Aragón. Todas estas concesiones constan confirmadas
6i4
REVISTA DE VALENCIA.
por el Real Privilegio dado en Barcelona en 3o de Enero de 1 386, que co-
mienza: In Dei nomini et beata Virginis Maria... etc., etc.
Empezóse la obra de dicha Cartuja en el mes de Marzo de l386. Los reli-
giosos á la sazón reunidos en aquellas masadas, no podian cumplir con las re-
glas de su instituto, ni podian continuar por mucho tiempo aquella forma de
vida. Habia que acudir, pues, á lo más preciso, y al efecto, lo primero que se
mandó edificar, fué un claustro y seis Celdas, junto á las cuales se hicieron ha-
bitaciones para el infante y su esposa, donde se retiraban ambos siempre que
las ocupaciones de sus Estados les daban lugar. Poco tiempo después se dio
principio á la obra de la antigua iglesia de San Martin, que, si fué la prime-
ra en edificarse, ha sido la que más han respetado los tiempos y los hombres
y hoy todavía se conserva, aunque convertida — ¡oh ignominia! — -en establo y
pajar. Está señalada con el núm. 3, en el piano de la Cartuja que á continua-
ción ponemos, y que debemos al ilustrado cronista de Segorbe, Excmo. señor
D. Gonzalo Valero,
1. Puerta pral.— 2. Iglesia.— 3. Ermita de S. Martin.— 4. Id. del Sepulcro.— 5. Sacristía: sobre
ella el archivo.— 6. Claustro pequeño: de mármoles.— 7. Refectorio.— 8. Cocina.— g. Celda prio-
ral.— 10. Celdas de religiosos, con huertos.— li. Celda del a^ua.- 12. Ermita de las almas.—
13. Claustro grande.— 14. Cementerio de religiosos.— 15. Id. de los criados.— 16. Salida á las
huertas.— 17. Huertas.— 18. Almazara.— 19. Hospedería y botica —20. Dependencias de carpin-
tería y cerrajería — 21. Una de las varias dependencias de labor, 6 casa de criados. — 22. Patio
principal. 23. El infierno, llamándole así porque allí se guisaba de carne.— 24. Antiguas celdas.—
25. Huertas de las antiguas celdas.— 26. Carrera que llamaban de la Cartuja.
LA CARTUJA DE VALDECRISTO. 6 15
Con el fin de dar verdadero impulso á estas edificaciones, el rey D. Pedro
mandó que trabajasen en ellas todas las aljamas de moros de Segorbe, Altura
y Valí de Amonadid, contribuyendo estos pueblos con el tragin, piedra de can-
tería, madera, carruajes y pertrechos necesarios. No puede determinarse cierta-
mente quién seria el artífice que estaba al frente en la construcción de la primi-
tiva iglesia, claustro y celdas; pero se cree fundadamente fuese Juan Pedro
Terol, afamado maestro de albañil, vecino de Segorbe, pues consta por una
Apoca original, extendida en pergamino y autorizada por el notario público de
Segorbe D. Bartolomé Dinsa, en 3 de Octubre de l387, conservada en el archi-
vo de esta Cartuja, que el Conrer D. Bernardo ^afábrega, con orden del In-
fante, habia entregado á Juan Pedro Terol, Maestro albañil, á cuenta de la obra
de iglesia y claustro, la cantidad de loo florines de oro de Aragón. ¡Lástima
grande que no hayan podido reunirse todas las Apocas justificantes de las en-
tregas particulares que á dicha cuenta se iban dando! El P. D. Joaquín Vivas
dice que eran muchas, y tacha á los Padres antiguos de descuido por no haber-
las conservado, ó no haberlo anotado para memoria de lo venidero. Lo cierto .
es, que trabajando continuamente todas las aljamas de moros antes menciona-
das, contando con abundancia de medios y de capitales, estas obras duraron
más de trece años. Verdad es, que se hicieron á la vez grandiosos subterráneos,
destinados á cisternas, pozos y bodegas, y que para el desagüe, se construyó el
magnífico acueducto que, empezando en la bodega llamada de San Martin, ter-
minaba en el barranco próximo á la Cartuja por la parte del Mediodía (l).
Concluida la obra de la iglesia en los últimos dias del mes de Diciembre de
1490, difirióse su consagración hasta el mes de Noviembre del siguiente año,
porque el ya rey de Aragón D. Martin quería asistir personalmente á aquella
ceremonia y darle toda la suntuosidad y magnificencia posible.
En efecto, desembarazado de las grandes ocupaciones que el gobierno de
Aragón y de Sicilia le proporcionaba, y altamente reconocido á las gracias y
constantes favores que recibía de la Providencia, quiso desplegar en aquel acto
toda su grandeza, y convocando á los nobles é invitando á todos los prelados
de su reino, el dia 5 de Noviembre de 1401 llegó el rey á su casa de Valdecris-
to, acompañado de su corte y de un séquito brillante, compuesto de nobles,
prelados y ricos-hombres de estos reinos, y el día i3 del mismo mes y año se
celebraron con extraordinaria solemnidad las severas ceremonias de la bendi-
ción y consagración de la iglesia, que fué dedicada al obispo San Martin, como
especial patrono del rey. Verificáronse estos actos religiosos por el reveren-
dísimo padre D. Fray Antonio, arzobispo de Alhenas, hallándose presen-
(1) Estas obras subterráneas existen to^ivía y el acueducto mide sobre 7 palmos de alt > por
4 de ancho.
5l6 REVISTA DE VALENCLA..
tes con D. Martin y su corte, el conde de Prades y numerosa nobleza de estos
reinos, el cardenal de Cathania, D. Pedro de Serra; D. Dalmau , arzobispo
de Tarragona; D. Francisco, obispo de Segorbe y Albarracin; D. Hugo, obis-
po de Valencia; D. Antonio, obispo de Tortosa; D. Domingo, obispo de
Lérida; D. Juan, obispo de Eltna; D. Andrés, obispo de Gerona; D. Juan,
obispo de Tarazona y D. Jorge, obispo de Vich. Todos juntos concedieron
38o dias de indulgencia á todos los que en el dia de la Dedicación visitasen
dicha iglesia. Terminada la bendición y consagración, el rey colocó sobre el
altar mayor un relicario preciosísimo de oro, en el que puso una magnífica y
riquísima cruz de Signum Crucis; ordenó que se trajesen reliquias de San Mar-
tin y de otros muchos Santos para depositarlas en este templo y para su ador-
no, multitud de ropas preciosas y casullas de su real capilla; y por último, man-
dó que se trajesen los cuerpos de D. Luis Coronel y D. Dalmao de Zerbellon,
caballeros y ricos hombres de Aragón, muy estimados de nuestro rey, que ha-
biendo muerto en aquel tiempo, quería que se les depositase en dos ricas ur-
nas fijadas en el testero de la pared de dicha iglesia, colocando junto á ellas
banderas, pavesesy escudos con sus divisas y armas.
Concluidas estas solemnes ceremonias, viéndose D. Martin más poderoso
con el título de rey, dio nuevas alas á sus magnánimos deseos en favor del
engrandecimiento de esta su casa, y no contento con las edificaciones hechas,
y con haber confirmado y ampliado los privilegios y donaciones concedidas por
su padre y por su hermano que, como reyes anteriores á él habíanse declarado
también fundadores de este Convento, pretendió edificar otras obras mucho
más suntuosas y artísticas, en armonía con sus grandes aspiraciones y poder;
pero los acontecimientos que entonces se iban desarrollando en el reino de Ara-
gón, no permitían que continuase por más tiempo en la Cartuja, y fué preciso
aplazar estos proyectos para una época posterior.
La muerte de la mujer del rey de Sicilia, su hijo, y las negociaciones para
darle nueva esposa por una parte, y por otra, las luchas intestinas entre los
ricos-hombres y caballeros, al frente de cuyos bandos aparecen los Gurreas y
los Lunas, los Centellas y los Soleres, los Lanuzas y los Cerdán, hicieron ne-
cesario en 1404 la convocación de las cortes generales de Maella, á las que
asisti;') el rey, aunque enfermo, con el clero, ricos-hombres, caballeros y pro-
curadores, y después de hablar en un largo discurso de los males que sufría el
país por las discordias suscitadas entre los nobles, concluyó exponiendo que
quería dar orden para que su hijo el rey de Sicilia viniese á Aragón, á fin de
que jurándole como sucesor suyo, viese y entendiese por sí mismo cómo los
monarcas de este reino debían guardar y conservar las libertades de la tierra.
En esta ocasión, habiendo venido el rey de Sicilia con dicho motivo, fué
cuando, después de las ceremonias del rcciljimiento y juramento como príncipe
LA CARTUJA DE VALDECRISTO. 6l7
heredero, su padre D. Martin quiso traerle á la Cartuja de Valdecristo para que,
tomando posesión de ella, rindiese un tributo de agradecimiento al Señor, po-
niendo por su mano la primera piedra de las nuevas edificaciones que intentaba
realizar en esta casa.
Llegados á ella en los primeros dias del mes de Abril de 1405, dispusieron
todo lo necesario de pertrechos y materiales para dar principio á la nueva y
magnífica obra de la iglesia mayor y claustro llamado de mármoles, y el dia
20, después de celebrar solemnemente los oficios divinos en la iglesia de San
Martin, y una misa que dijo el Ilustrísimo Sr. D. Iñigo de Valltera, arzobispo
de Tarragona, con asistencia de los reyes y su corte respectiva, multitud de
obispos y la mayor nobleza de Aragón y de Sicilia, el príncipe D. Martin puso
la primera piedra de la nueva iglesia y claustro, piedra que según unas memo-
rias antiquísimas conservadas en el archivo de dicha casa, era notabilísima en
el artificio, rniracidosa factus, de figura especial, al modo de la montaña de
Monserrat, abierta por medio, en cuya hendidura puso el rey su padre la segimda
piedra, que era una cruz de mármol con muchas reliquias y alhajas, encajadas
en ellas algunas monedas y documentos de aquella época (l).
Algunas sublevaciones que por entonces tuvieron lugar en Sicilia, apresura-
ron la marcha del príncipe á aquella isla (Agosto 1405), quedándose los reyes
de Aragón algunos dias más en esta casa, durante los cuales, queriendo Doña
María coadyuviir á la grandeza de este convento, y hacer por su cuenta alguna
obra que llevase impreso el sello de su generosidad, mandó edificar á sus ex-
pensas el claustro grande, y al rededor y sobre él, doce magníficas celdas con
sus huertos, la prioral y nuevas habitaciones para ella y su esposo, con comuni-
caciones á la iglesia, señalando de sus rentas diez mil florines anuales hasta que
se acabase la obra (2).
Los reyes venían con frecuencia á esta casa, en la que descansando alguno
dias, dirigían por sí mismos las citadas obras, y asistían al coro de dia y de
noche, como si fueran los más fervorosos cartujos: hasta que la inesperada y
desconsoladora muerte de D." María de Luna, en Villareal, á 29 de Diciembre
(1) Estas edificaciones, señaladas en el plano con los números 2, 4, 5, 6, 7 >' 8, están en el dia
derruidas, excepto la iglesia mayor, que todavía conserva la puerta, estilo gótico, y las paredes
laterales.
(2) Estas obras, construidas al rededor del cementerio grande, están señaladas en el plano con
los números 9, 10 y 11. En el dia solo quedan de ellas las paredes laterales, que circundan un fron-
doso campo plantado de olivos, el cual, según declaración del actual dueño D. Manuel Ten, mide
sobre doce hanegadas. Se conservan aun algunas puertas de las que daban acceso á las celdas y
servían de paso á los huertecitos de las mismas . Las columnitas, estilo compuesto, del claustro
grande y algunas puertas mármoles, se han utilizado para edificaciones públicas y privadas de Segor-
bey Altura; y algunas grandes columnas de precioso mármol aun se ven envueltas entre los escom-
bros de la Cartuja.
6l8
REVISTA DE VALENCIA.
de 1406, y posteriormente la necesidad de asistir á su corte en Barcelona y Va-
lencia, obligaron á D. Martin á dejar pasar algún tiempo sin visitar la Car-
tuja. Sin embargo, subdelegaba en sus ausencias al P. Qafábrega, y á pesar de
sus muchas ocupaciones, no olvidaba nunca á su casa de Valdecristo : consta
por varias cartas conservadas en el archivo de la Cartuja, que el rey se que-
jaba con frecuencia á su amigo D. Bernardo ^afábrega, de que no escribiese so-
bre el convento, ni le diese cuenta del estado de sus obras, y consta igualmente
que, para la prosecución de estas y para engrandecer cada vez más esta Car-
tuja, hizo por entonces grandísimas donaciones y privilegios, que por su impor-
tancia y por las grandes consideraciones á que se prestan no quiero dejar de
consignar en estos recuerdos históricos.
José Morro Aguil.\r,
CRÓx^íICA MENSUAL.
i la crónica del mes pasado dábamos cuenta de la apertura del curso
en los establecimientos de enseñanza y sociedades instructivas: no ha
concluido este capítulo; aun tenemos que consignar nuevas aperturas.
En los primeros dias de iVoviembre celebróse la del Rat-Penat,
en solemne sesión presidida por el Sr. Alcalde. D. Vicente Pueyo y Ariño, pre-
sidente de la Sociedad, leyó un breve discurso, explicando su instituto, y los
amadors de les glories vale^iciaíies tuvieron ocasión de aplaudir bellas poesías
de los Sres. Labaila, Iranzo, Llombart, Puig Torralva, Bodría, y Aguirre y Matiol.
Este último, que no era conocido como cultivador de las letras valencianas,
fué recibido con entusiasmo en el gremio del Rat-Penat.
* ■*
Otra apertura muy brillante fué la del Círculo Militar, en cuya solemnidad,
presidida por el veterano general Excmo. Sr. D. Manuel Lassala, leyó el secre-
tario de la corporación, comandante D. Juan Campos y Moles, un discurso sobre
la invasión fenicia en España. Leyéronse también poesías del comandante don
Paulino Ortiz, y del alférez D. Francisco del Rio; pero lo más notable fué el
elocuente discurso pronunciado por el capitán D. Federico Madariaga, sobre los
deberes que los adelantos modernos imponen á la milicia.
* *
En el Ateneo han comenzado los trabajos de las secciones. El Dr. D. Mi-
guel Más, presidente de la de Ciencias naturales; D. Prudencio Solís, de la de
Ciencias sociales, y D. Félix Pizcueta, de la de Literatura, han expuesto, res-
pectivamente, los temas que han de discutirse en cada una de ellas.
La exposición de los temas que hizo el Sr. Más, en sentido pronunciada-
mente positivista, dio lugar á que el catedrático de la Universidad central, señor
Vilanova y Piera, diese una importante conferencia, cuyo tema fué "el darwi-
nismo considerado con relación á los datos que suministra la paleontología,,,
pero de este asunto concreto tomó pié el disertante para combatir las ideas
materialistas, que se presentan hoy revestidas de cierto aparato científico.
El Ateneo ha honrado también á un escritor valenciano que, después de
bastantes años de ausencia, vuelve á establecerse en su patria, el aplaudido poeta
dramático D. Raiael i\Iaría Liern. Dedicóle una velada literario-musical, que
estuvo animadísima. El Sr. Liern correspondió á la galantería del Ateneo, con
una composición humorística, que fué muy aplaudida. Leyéronse también versos
62 o REVISTA DE VALENCU.
de los Sres. Ortiz, Sanmartin y Aguirre, Jorreto, Pizcueta, Greus, Fambuena,
Testor, Vives Lieni y Puerto Calatayud.
No ha sido esta la única reunión literario-musical del Ateneo. Otras se han
celebrado, en las cuales, el ánimo de los oyentes , se ha deleitado con ins-
piradas poesías y escogidas piezas de música. El Sr. Aguirre y Matiol , de cuya
presentación en el Rat-Penat , como cultivador de las letras lemosinas, hemos
dado noticia más arriba , fué también muy aplaudido , en el Ateneo , como poeta
castellano, por una composición que leyó , titulada Ocaso. El sentimiento es la
cualidad predominante en los versos del Sr. Aguirre , á quien auguramos lison-
jeros triunfos, si continúa consagrando su ingenio á las Musas.
También en la Academia de la Juventud Católica han comenzado las sec-
ciones sus trabajos, siendo muy animadas las discusiones sobre el periodismo
bajo su aspecto científico, literario y moral. Son igualmente interesantes las con-
ferencias que está dando el joven y ya distinguido sacerdote Sr. Llanes Mon-
tuU, sobre el Papa y la libertad de conciencia.
* 4
El Ateneo-Casino Obrero ha sido la sociedad escogida por el distinguido
hombre público D. Cirilo Amorós, para hacer pública propaganda á favor de la
reconstitución de los gremios. Con este objeto pronunció un importante discurso,
que fué muy aplaudido por los oyentes, y elogiado después por la prensa; y algu-
nos jóvenes abogados, discípulos del Sr. Amorós, han seguido desarrollando
aquel tema en conferencias sucesivas.
* *
El Sr. Polo y Peyrolón ha dado una conferencia sobre las huelgas en el
Círculo Católico-Obrero de San Vicente Ferrer, combatiendo las tendencias
anárquicas que agitan á las clases trabajadoras.
* *
Un médico alemán, viajero infatigable, que ha recorrido buena parte del
mundo, el doctor Bechtinger, ha estado de paso en Valencia, y ha dado dos con-
ferencias, una en el Ateneo y otra en la sociedad de Agricultura, hablando de
las islas Occeánicas y del Asia septentrional , y fijándose principalmente en la
propagación de la lepra que los chinos han llevado á algunas partes de la
Occeanía.
El centro escursionista del Rat-Penat hizo una agradable visita al antiguo y
suntuoso monasterio de San Miguel de los Reyes, fundación de los duques de
Calabria, y convertido hoy en establecimiento penal; á la hermosa iglesia del
pueblo de Foyos, y al castillo señorial de la ilustre familia de los Sorell, que se
conserva aun, si bien desmantelado y bastante ruinoso, en el pueblo de Albalat,
que lleva el nombre de aquellos opulentos señores.
* *
CRÓNICA MENSUAL. 021
hl Saltamai'ti, periódico jocoso y satírico que fundó en otros tiempos el se-
ñor Liern, y tuvo entonces muclia voga, ha reaparecido al regresar á Valencia
aquel festivo escritor. También ha comenzado á publicarse otro periódico de la
misma índole, que se titula El Látigo.
* *
Están abiertos ya todos los teatros de Valencia, excepto el de Apolo, que
este invierno permanece cerrado. La compañía de ópera italiana que actúa en
el teatro Principal no ha satisfecho al público, y ha sufrido ya algunas modifica-
ciones. En el de la Princesa reina la zarzuela, consiguiendo bastante favor, y en
el de la calle de Ruzafa continúa sus representaciones la compañía dramática
que dirige D. Manuel Calvo, y en la cual se distingue la dama joven señorita
Bernal. En este modesto coliseo se ha estrenado con buen éxito una pieza joco-
sa del Sr. Liern, bastante apayasada, que se titula CacJmpin en Catarrocha, la
cual tiene algunas lijeras piezas de música, compuestas por el maestro D. Eduar-
do Giménez.
'n^.^XKi.
bibliografía valenciana.
A ILUSTRACIÓN DE LOS NIÑOS, por el arzobispo de Valencu.—
Valencia, imprenta de Nicasio Riiis. 1882 (l).
U El docto prelado, Excmo. é limo. Sr. D. Antolin Monescillo, ha
puesto al frente de este librito el precepto de Horacio , lectorem deleclan-
do, pariterque monendo, porque se ha propuesto difundir sanas ideas con
la amenidad que atrae á los niños. La obra de que nos ocupamos es una colec-
ción de articulitos dialogados, de asunto diferente, bajo epígrafes oportunísimos,
que ora atrayendo á los labios alegre sonrisa, como en Las Cananas de la Man-
cha, ora cautivando el alma con emociones dulcísimas, como en El Peregrino y
el Ventero, van infiltrando suavemente en el corazón sentimientos de piedad,
y saludables consejos en la memoria, y encaminando al entendimiento hacia las
purísimas fuentes de la verdadera sabiduría.
La rosa y el jazniin y La civilización y ehnaterialismo, son críticas severas
de la tontería, y de la creencia funesta y equivocada del moderno positivismo,
para el cual no hay más allá del placer, ni otro progreso que el industrial.
Otras veces, como en los Ensayos de composición y El maestro y el niño, dá
el autor de este modesto y útil librito verdaderas lecciones sobre el arte de es-
cribir y hablar bien, y en los Ayes del alma y del corazón hallamos un modelo
acabado de santa unción y piedad.
En cuanto á su mérito literario, hay en estos articulitos la originalidad que
caracteriza al Sr. Monescillo como escritor. Ha estudiado mucho los autores es-
pañoles del siglo de oro de nuestra literatura, y estas lecturas le han dado afi-
ciones arcaicas, que se reflejan en su estilo, llegando á pecar de artificioso, tanto
por el empleo de vocablos no vulgares, como por el giro algo extraño que dá á
la construcción. En ocasiones, estas cualidades dan cierto encanto á la frase y
revisten de alguna novedad el pensamiento; en otros casos hacen fatigosa la
lectura, y difícil de seguir la idea.
Esta, en el presente libro, es muy varia; en algunos diálogos tiene verdadera
profundidad, en otros no pasa de ser una especie dejuguetillo, adecuado á la in-
teligencia de los niños, á quienes está consagrado.
Es plausible ciertamente que al par que se dedica con celo incansable á la
predicación y á los demás deberes de su elevado y difícil cargo, se consagre el
digno arzobispo de Valencia á escribir obras, siempre apreciables en sus diver-
sos géneros, y útiles al fin moral y religioso que se propone.
(1) Un tomo de 3:^6 púginas en 8.°
BIBLIOGRAFÍA VALENCIANA. Ó23
MANUAL DE HIGIENE PÚBLICA Y PRIVADA, por el Dr. Armand 1?.
Paulier, alumno interno de los hospitales de París, traducido al español por don
Alvaro Arnau y Clemente, licenciado en medicina y cirujia,y anotado por el doc-
tor D. Constantino Gomes, catedrático de dicha asig^natura en la facidtad de
medicina de Valencia. — Valeftcia. 1882 (1).
En esta obra encuentra el lector claramente reasumido cuanto de nuevo se
ha escrito hasta nuestros dias sobre el importante tema del código de la salud,
la Higiene, cuyo objeto no es otro que prolongar la vida. La introducción,
escrita por el joven é inteligente catedrático Dr. D. Constantino Gómez, es
digna de la obra, y en ella se relata con levantado estilo la historia é importan-
cia de la ciencia que se describe. El libro se divide en tres partes: Higiene ge-
neral ó conocimiento de los agentes exteriores, alimento, atmóslera, etc.; Higie-
ne individual, ó sean condiciones particulares de cada organismo y temperamento,
é Higiene pública, ó reglas higiénicas aplicables á todos, y que deben practicarse
en todo tiempo y ocasión.
En esta última parte, que es la más extensa, trata el autor: 1 ° De las razas
_ y las diferencias que entre sí las distinguen, ya con relación á la talla, ya al esta-
do orgánico, fisiológico y patológico, ya bajo el punto de vista de la vitalidad y
mortalidad. 2.0 Z'í' la demografía, ciencia moderna, verdadero libro mayor de
la contabilidad humana, bajo cuya inspección se halla el conocimiento de las cau-
sas que influyen en el movimiento de población de los pueblos. 3.° De las liabi-
taciones públicas, comprendiendo en este epígrafe la higiene de las ciudades y
todo cuanto con ellas, en este concepto, se relaciona. 4." De la Alimentación pií-
blica, señalando los efectos que produce en las poblaciones la abundancia ó ca-
restía de los víveres y los impuestos de consumos, obrando como causa de des-
población. 5.° Délas profcsio7ies, estudiadas ya en general, ya particularmente,
dictando las precauciones que deben adoptarse en ellas. 6.° Epidemiología; en
esta sección estudia, por último, la infección, el contagio, la endemia, y las epi-
demias y los medios que han de seguirse para prevenir y combatir estas temi-
bles enfermedades, mencionando los diferentes específicos que, con mayor ó me-
nor éxito, se han empleado para sustraerse á tan devastadores azotes.
CUADROS SINÓPTICOS-DESCRIPTIVOS DE FISIOLOGÍA HUMANA,
POR EL Dr. J. Aguilar Lara, catedrático de esta Universidad. Valencia, libre-
ría de Pascual Aguilar. Imprenta de José María Blesa. 1S82 (2).
Este libro se halla dividido en 114 lecciones, agrupadas en varias secciones.
La primera se ocupa de la fisiología general, insistiendo mucho en la utilidad de
la experimentación para robar ala naturaleza los secretos biológicos. La segunda
sección comprende las funciones de nutrición y los de relación; la tercera las
funciones de reproducción, comprendiendo las cuestiones de generación, des-
arrollo de las edades y herencias.
Todo esto está reasumido por medio de cuadros sinópticos, de modo que
cada lección solo comprende una hoja, y viene á ser como una especie de índice
(1) La obra, esmeradamente impresa, ha sido publicada por el conocido editor D. Pascual
.\guilar, y forma un tomj de 728 págs. en 4.° mayor. Se vende á 48 rs. en Valencia y 50 fuera.
(2) Un tomo en folio de 204 páginas, que se vende á 24 rs. en la librería del editor P. Aguilar.
624 REVISTA DE VALENCIA.
razonado de la materia, muy útil para que la tengan presente los estudiantes
de medicina, para conocimiento de la asiiínatura.
Es digna de alabanza, pues, esta publicación para su objeto especial, y su-
pone esludios muy detenidos y gran espíritu de orden y clasificación en su con-
cienzudo autor, que sostiene dignamente la buena reputación de que goza la
escuela de Medicina de Valencia.
NOCIONES DE HIGIENE PRIVADA Y SOCIAL, por el Dr. D. Emilio
Ribera, catedrático del Instituto proviticial . — Segunda edición.-^ Valencia. Im-
prenta de Alufre. 1882 (l).
En menos de un año ha quedado agotada la primera edición de esta obra de
texto, escrita por el catedrático de la asignatura en nuestro Instituto provincial.
La nueva edición , escrita bajo idéntico plan y con algunas correcciones en el
lenguaje y estilo, contiene varias adiciones que los últimos progresos de la Hi-
giene requerían, y sir\'e de complemento al ' Tratado de Historia Natural, es-
crito por este laborioso profesor, para sus alumnos.
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(1) Un volumen de 90 páginas en 4.'
Vale.ncia. Lmprentade Domenech, JUr, 48. — 1882.
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302
V11R3
t.2
Revista de Valencia
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