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Full text of "Revista de Valencia"

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REVISTA  DE  VALENCIA. 


TOMO  II. 


DE    DICIEMBRE    DE    1881    A    FIN    DE    1882. 


Imprenta  de  Domenech.  Mar,  48 
VALENCIA. 


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índice. 


Alcahali  (Barón  de).  Fray  Juan  Gilabert 
Jofré. — Pág.  385. — El  hidalgo  de  las  fantas- 
mas.— Pág.  273. 

Amat  (Migueli.  La  primavera.  Tu  alma  y 
la  virtud  (poesía). — Pág.  316. 

Arigo  (Luis  María).  Gaspar  de  Aguijar. — 
Pág.  97. 

Asenjo  Barbíeri  (Francisco).  El  poeta  Gas- 
par Aguilar,    ¿fué  también  músico? — Pág.  302. 

Asensio  (José  María).  Estudio  sobre  un  ro- 
mance atribuido  á  Calderón. — Pág.  128. — Algu- 
nas notas  del  ingenioso  hidalgo  D.  Quijote  de  la 
M.inchn.— Pág.  241 . — Catálogo  de  la  biblioteca 
Cervantina. — P.ágs.  419,  463  y-558. 

Bétera  (Vizconde  de).  Desafío  de  D.  Pedro 
Maza  de  Lizana. — Pág.  i. — Coloqui  valenciano 
sobre  el  robo  del  copón  del  convento  de  Santo 
Domingo. — Pág.  181. 

Brel  (José).  I  Recuerdos  de  Poblet.— Pági- 
na 3.^3. 

Caballero  Infante  (Francisco).  Monedas 
árabes  acuñadas  en  el  reino  de  Valencia  (conti- 
nuación).— Págs.   217  y  400. 

Candela  (Manuel).  Epístola  elegiaca  (poe- 
sía).— Pág.  520. 

Claudio  Girbal  (Enrique).  Memorias  de  las 
predicaciones  y  milagros  de  San  Vicente  Fer- 
rer  en  Gerona. — Pág.  577. 

Crnilles  (Marqués  de).  Cosas  añejas:  Un  cau- 
dillo morellano. — Pág.  337. 

Ferrer  y  Julve  (Nicolás) .  Hijos  ilustres  de 
Morella. — Págs.  26,  122,  176,  224  y  267.— 
El  Rey  D.  Jaime  I  por  los  caminos  del  Maes- 
trazgo.— Pág.  529. 

García  Bravo  (Enrique).  El  alba  (poesía). 
—Pág.  405. 

García  Bravo  (Magdalena).  Gratitud  (poe- 
sía).— Pág.  327. 

Iranzo  y  Simón  (Víctor).  A  la  memoria  de 
D.  Josef  Orga  (poesía). — Pág.  168. — Lo  darrer 
jorn  de  Sagunt  (poesía  premiada  en  los  Jochs 
Floráis  del  Rat-Penat).— Pág.  448. 

Janini  Valero  ¡Juan).  El  supremo  escultor 
(poesía). — Pág.   232. 

Llombart  (Constantino).  Set  tinch  (poesía). 
—Pág.   251. 

Llórente  (Teodoro).  Versos  de  la  juventud' 
(poesía). — Pág.  15. — A  la  buena  memoria  de  don 


Cristóbal  Pascual  y  Genis  (poesía). — Pág.  I6I. 
— Arenas  del  desierto  en  un  reloj  (poesía). — Pá- 
gina 265. — A  la  señora  baronesa  de  Cortes  ('poe- 
sía).— Pág.  361. — -Tempesta  ¡romans). — Pági- 
na 395. — F.austo.  Trajedia  de  Goethe.  Traduc- 
ción castellana. — Pág.   582. 

María  de  la  Peña.  Una  crisis  matrimonial. 
Traducción  de  Fariña. — Pág.  5 11. 

Martí  (Juan  de  la  Cruz).  Un  sarao  en  Valen- 
cia en  el  siglo  XVI. — Pág.  464. 

Martin  (Arturo;.  El  palacio  del  Real. — Pá- 
gina 33- 

MatllCU  (Franccsch).  Cant  de  Germano  (poe- 
sía).— Pág.  300. 

Millas  (Manuel).  En  el  abanico  de  Encar- 
nación G.  de  P.  (poesía). — Pág.  277. 

Morro  de  Aguilar  (José).  Recuerdos  de  la 
Real  Cartuja  de  Valdecristo. — Págs.  19  y  611. 

Nognera  y  Aqnavera  (Vicente),  y  Martí- 
nez Aloy  (José).  Los  barones  del  reino  de  Va- 
lencia.— Pág.  289. 

Nnüez  de  Prado  (José).  Los  fantasmas 
(t.  de  V.  Hugo,  poesía). — Pág.  504. 

Ofliere.  La  Socied.ad  v.alenciana  de  biblió- 
filos.—Pág.   135. 

Perales  (Juan  Bautista).  El  mesón  de  la 
calle  de  Sagunto. — Pág.  319. — Traslación  del 
cuerpo  de  San  Vicente  Mártir. — Pág.   363. 

Pizcneta  (Féli.x).  A  la  Sra.  Doña  Cefe- 
rina  Pardo  déla  Casta  (poesía). — Pág.  II8. — 
D.  Cristóbal  Pascual  y  Genis  (estudio  biográfico 
y  literario). — Pág.  145. — Santa  Teresa  (poe- 
sía).— Pág.  461 . 

Puerto  Calatayud  (Pedro  J.)  El  cantar  de 
los  cantares  (poesía). — Pág.  361. 

Pnig  y  Torralba  (José   María)  y  Martí 

Grajales  (Francisco).  Orígenes  del  grabado  en 
Valencia. — Págs.  547  y  099. 

Qnerol  (Aurelio).  Algo  sobre  los  artistas  va- 
lencianos en  Madrid. — Págs.  82,  278  y  374. — 
Tot  sol  (poesia). — Pág.  417. 

Qnerol  (Vicente  \V.)  Canción  á  la  rosa 
(poesía). — Pág.  214. 

Reig  y  García  (Juan).  La  religión  y  la 
mujer  (poesía). — Pág.  470. 

Rodríguez  Guzmau  (Juan).  El  mundo  de 
los  poetas  (poesía). — Pág.  372. 

Serrano   y  Morales  (José  Enrique).  El 


priorato  de  San  Vicente. — Pág.  4I. — La  cocina 
española:  El  Ubre  de  Sent  Soui. — Pág.  171. 
— Breves  apuntes  de  la  orden  Carmelitana  y  de 
sus  conventos  en  Valencia. — Pág.  481. 

Torres  (José  María).  Doña  Teresa  Gil  de 
Vidaure. — Pág.  49. — Espada  del  Rey  D.  Jaime 
I  de  Aragón. — Pág.  103. — El  historiador  Vicia- 
11a. — Pág.  255. 

Ti'amoyeres  Blasco  (Luis).  La  sociedad 
industrial  en  Valencia,  bajo  el  reinado  de  D.  Jai- 
me I. — Pág.  4015. — Bibliógrafos  valencianos. — 
Pág.  433. 

Velasco  y  Santos  (Miguel).  Archivo  gene- 
ral del  reino  de  Valencia. — Pág.  193. 


Vilaiiova  (Juan).  La  estación  prehistórica  de 
Monóvar. — Pág  66. 

Villena      ¡Rafael).    Fé  (poesía). — Pág.  543. 

Vives  Ciscar  (José).  Los  diccionarios  y  vo- 
cabularios valencianos. — Pág.  74. — El  robo 
del  copón  de  Santo  Domingo. — Pág.  307. 


Crónica  mensual. — Págs.    44,   88,    138,   189, 

233.  283,  329.  381,  428,  473,  524.  571  y  619. 

Bibliografía  valenciana. — Págs.  46,  92,  142, 
190,  238,  286,  334.  3Ó4,  432.  475.  526,  575 
y  622. 

Necrología:  D.  José  de  Orga,  D.  José  Ova- 
ra.—Pág.  86. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."  DiciEMBRE    DE     1881. 


DESAFIO  DE  D.  PEDRO  MAZA  DE  LIZANA. 

SEÑOR  DE  MÓCENTE, 


CON 


D.  JUAN  FRANCISCO  PRÓXITA, 

Conde  de  Aversa  y  de  Almenara, 


ates   de  relatar  el  hecho  histórico  que  sirve  de  epígrafe  á  estas  h'neas, 
uzgamos  pertinente  decir  cuatro  palabras  acerca  de  los  fundadores  de 
las  ilustres  familias  de  Maza  y  de  Próxita  en  el  reino  de  Valencia. 
Abrigamos  la  esperanza  de  que  nuestros  lectores  las  han  de  leer  con  gusto. 

Familia  Maza. 

Según  Escolano  (1)  y  algunos  otros  historiadores,  esta  familia  llevó  primera- 
mente el  apellido  Ligana  por  tener  el  Señorío  de  la  villay  castillo  de  Ligana,  con 
otros  muchos  lugares  en  la  ribera  del  Fiscal  en  Aragón.  Añade  que  antepusieron 
á  este  el  apellido  Maza  en  1096,  en  el  sitio  y  toma  de  Huesca  (2),  pues  hallán- 
dose en  grande  peligro  el  rey  D.  Pedro  I  de  Aragón,  por  la  infinita  morisma  que 
sobre  él  Uovia  para  socorrer  á  los  moros  de  Huesca  que  tenia  sitiados,  acudieron 
á  servirle  entre  otros  caballeros,  D.  Ferriz  de  Ligana  y  D.  Fortuno  que  andaba 


Cl)     Escolano. — Décadas. — 1."  cd.  tomo  2.",  col.  1297, 
(2)     Batalla  Av  Alcora/:. 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


desterrado  en  Gascuña;  juntaron  trescientos  soldados  escogidos;  armáronlos  con 
mazas,  y  tan  valerosamente  pelearon  unos  y  otros  que  consiguieron  los  honores 
de  la  jornada.  El  rey,  en  recompensa,  perdonó  á  D.  Fortuno  y  le  mandó  que  to- 
mara por  armas  tres  mazas.  Esto  no  obstante,  en  un  noviliario  m.  s.  de  Valencia, 
que  tenemos  á  la  vista,  encontramos  que  no  es  aceptable  la  opinión  de  Esco- 
lano  en  la  parte  relativa  al  origen  del  apellido  Maza.  El  anónimo  autor  del  men- 
cionado m.  s.,  en  prueba  de  su  aserto,  cita  un  privilegio  de  población  del  año 
933,  concedido  por  Sancho  Abarca  é  inserto  en  las  páginas  75  y  76  de  los  Co- 
mentarios latinos  de  Blancas,  en  el  cual  aparecen,  como  último  de  los  testigos, 
unFerrizMaga,  y  como  secretario  un  Maga  deLigana.  De  manera  que  l63  años 
antes  de  la  toma  de  Huesca  existia  el  apellido  Maga  solo,  unido  y  antepuesto  al 
de  Ligana.  Igualmente  prueba  con  el  testimonio  de  Bleda  la  existencia  de  ambos 
apellidos  separados,  en  la  batalla  de  las  Navas  de  Tolosa  (l212)  y  en  las  con- 
quistas de  Mallorca,  de  Burriana  y  de  Valencia.  Lo  indudable  es  que  la  familia 
Maza  en  Aragón  perteneció  á  uno  de  los  28  linages  de  ricos  hombres  mesnade- 
ros,  y  que  al  venir  á  Valencia  para  su  conquista,  Blasco  Maza  quedó  ricamente 
heredado  en  ella  y  en  el  reino,  constituyendo  una  de  las  seis  casas  que  según 
Bleda,  tenian  poder  suficiente  para  hacer  guerra  á  los  moros  por  su  cuenta  y  ries- 
go, y  sin  mas  auxilio  que  los  de  su  nombre.  Estas  seis  casas  eran:  Alagon, 
Maza,  Zagra,  Cornel,  Moneada  y  Cardona. 

Familia  Próxita. 

Muerto  Manfredo  de  Sicilia  en  la  batalla  de  Benevento  (1266)  y  decapitado 
su  sobrino  Coradino,  en  la  plaza  del  Mercado  de  Ñapóles  (1268),  quedó  dueño 
absoluto  de  las  dos  Sicilias  Carlos  de  Anjou,  Conde  de  Pro  venza  y  hermano  me- 
nor de  San  Luis,  rey  de  Francia.  Los  soldados  franceses,  sostenedores  de  aquel 
trono,  y  muy  especialmente  Herberto  de  Orliens,  Virrey  de  Sicilia  y  Juan  de  San 
Remigio,  Gobernador  de  Palermo,  cometieron  todos  aquellos  atroces  atentados 
y  bárbaras  crueldades  que  hablan  de  provocar  mas  tarde  las  famosas  cuanto 
sangrientas  Vísperas  Sicilianas.  Juan  de  Próxita,  señor  de  la  Isla  Prochyta, 
dueño  de  una  gran  hacienda  en  Palermo,  noble,  doctor  en  ambos  derechos,  gran 
retórico  y  muy  afecto  al  rey  Manfredo,  en  cuyo  palacio  habíase  criado,  fué  una  de 
las  principales  víctimas  de  aquel  régimen  de  desatinadas  venganzas;  primeramente 
fué  desposeído  de  sus  bienes,  y  después  deshonrado  cobardemente  en  la  per- 
sona de  su  segunda  esposa.  El  ofendido  noble  juró  venganza,  y  con  objeto  de 
facilitar  la  realización  de  sus  propósitos,  fingióse  loco  por  espacio  de  tres  años. 
Merced  á  tan  ingenioso  recurso,  no  solamente  pudo  recorrer  sin  peligro  aquellos 
reinos  para  animar  y  disponer  en  favor  de  su  justa  causa  ala  nobleza  del  pais, 
si  que  también  marchar  á  Roma  y  á  Constantinopla  y  venir  á  Aragón  para 
ponerse  de  acuerdo  con  Nicolás  III,  con  Miguel  Paleólogo  y  muy  especialmente 


DESAFÍO    DE   D.    PEDRO   MAZA   DE   LIZANA. 


con  D.  Pedro  III,  el  Grande,  de  Aragón,  toda  vez  que  se  trataba  de  hacer  valer  los 
derechos  que  su  esposa  Doña  Constanza,  hija  de  Manfredo  y  prima  de  Coradino, 
.tenia  á  la  corona  de  Sicilia.  Próxita  hizo  su  papd  con  tal  cuidado  y  perfección,  que 
anunció  públicamente  la  proximidad  del  dia  de  la  venganza,  sin  que  esto  fuera 
obstáculo  para  que  llegado  aquel,  él  mismo  se  proporcionara  el  gusto  de  herir 
por  su  mano,  y  con  un  estoque  que  llevaba  oculto  en  la  caña  que  le  habia  ser- 
vido de  trompeta  durante  el  tiempo  de  su  fingida  locura,  al  odiado  Gobernador 
de  Palemio  (i),  en  la  famosa  ermita  de  la  Resurrección  el  dia  3o  de  Marzo  de 
1282,  que  se  inició  el  tristemente  célebre  movimiento  que  habia  de  poner  una 
corona  mas  sobre  las  sienes  de  los  reyes  de  Aragón. 

El  rey  D.  Pedro  premió  los  servicios  de  Juan  de  Próxita  con  las  Baronías  de 
Luchente  y  Cuatretonda  y  los  lugares  de  Pinet  y  Benicolet  en  el  reino'  de  Va- 
lencia, con  la  Baronía  de  Palma  y  Ador  en  la  huerta  de  Gandía,  y  con  el  lugar 
de  Benisanó,  junto  á  Liria.  Además  le  nombró  gran  Canciller  del  reino.  Guarda 
mayor  de  los  sellos  reales  y  presidente  de  su  Consejo,  y  le  dio  los  lugares  de 
San  Anastasio  y  Bomerino  en  Sicilia.  Andando  los  tiempos,  este  ilustre  linaje 
mereció  los  títulos  de  Conde  de  Aversa  en  Ñapóles, y  de  Almenara  en  Valencia. 

.    Desafio. 

Descendientes  de  las  dos  anteriores  fzmiilias  eran  D.  Pedro  Maza  de  Lizana, 
señor  de  Mogente,  conocido  por  "el  de  la  Batalla"  á  consecuencia  del  suceso  que 
vamos  á  narrar,  Virrey  y  Capitán  General  que  fué  de  Cerdeña,  y  D.  Juan  Fran- 
cisco de  Próxita,  Conde  de  Aversa  y  de  Almenara,  hombre  de  inquieta  condi- 
ción, segim  habian  probado  sus  discordias  y  luchas  con  los  Moneadas  y  Masco- 
nes. 

D.  Pedro  Maza  vendió  Alberique  al  Conde  de  Almenara,  y  después  de  ulti- 
mada la  venta,  aparecieron  algunos  censos  perpetuos:  reclamó  el  Conde  y  sobre 
si  habia  mediado  engaño  ó  no,  promovióse  cuestión  entre  ambos  nobles.  La  dis- 
puta fué  tomando  proporciones  y  al  fin  acudieron  al  terreno  de  las  armas,  tan 
trillado  en  aquella  época.  El  manuscrito  á  que  dejamos  hecha  referencia,  asegura 
que  cimigos  y  parientes  fonnaron  bandos;  que  á  pesar  de  la  justicia  hubo  escán- 
dalo y  verdaderos  combates  entre  ellos,  y  que  para  evitar  mayores  males  intervi- 
nieron personas  de  valía,  influencia  y  posición  en  Valencia,  personas  que  deseo- 
sas de  conseguir  un  arreglo,  lograron  una  tregua.  Laudable  era  el  propósito, 
pero  sin  duda  la  tregua  no  hizo  mas  que  personalizar  la  cuestión,  toda  vez  que 
sus  resultados  fueron  el  desafío  de  D.   Pedro  Maza  y  del  Conde  de  Almenara; 


(1)  Tomamos  estas  noticias  del  m.  s.  que  ya  dejamos  indicado,  y  debemos  advertir  que  según 
el  Sr.  Lafuente,  San  Remigio,  |el  Gobernador),  pudo  salvar  la  vida,  refugiándose  en  el  castillo  de 
Vicari. 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


bien  que  uno  y  otro  se  obligaron  por  sí  y  por  sus  parientes  y  amigos  i\  seguir  la 
fortuna  del  vencedor.  A  este  carácter  individual  de  la  lucha  se  refieren  las  dos 
cartas  que  vamos  á  copiar  en  lemosiny  en  castellano.  Ambos  documentos  exis- 
ten originales,  de  la  misma  manera  que  los  que  insertaremos  después,  en  el  Ar- 
chivo del  Excnio.  Sr.  Marqués  de  Dosaguas,  y  ambos  nos  parecen  preciosos  por  su 
forma  y  por  su  fondo.  Con  tal  fidelidad  guardan  la  huella  de  aquella  época  caballe- 
resca y  batalladora,  que  solamente  ellos  bastan  para  dar  á  conocer  los  caracteres 
distintivos,  las  costumbres,  la  manera  de  ser  de  todo  un  pueblo.  Esto  no  obstante, 
consideramos  una  verdadera  desgracia  no  haber  encontrado  las  cartas  del  Conde 
de  Almenara,  que  seguramente  serian  dignas  de  su  altivo  adversario  y  una  prue- 
ba mas  en  favor  de  nuestras  apreciaciones.  Hé  ahí  las  dos  cartas  de, que  venimos 
ocupándanos. 

Caria  de  D.  Pedro  Maza. 

Si  nostres  lletres,  spectable  Don  Joan  Francés  de  Proxita,  Coiiite  de  Alme- 
nara e  de  Anversa,  solament  havien  d'  esser  vistas  per  los  que  á  vos  e  a  mí  co- 
neixen,  axi  en  Napols  com  en  aquests  Regnes,  seguint  lo  que  es  de  ma  condició 
e  costum  no  satisfaría  á  les  viltats  que  mentint  dieu,  acompañant  vostra  falsa 
querella;  com  entre  aquells,  ma  vida  satisfent  a  ma  honra  respon  per  mi,  e 
vostre  vergoños  viure  es  tan  publich  quels  fa  certs,  son  en  vos  tan  abominables 
crims  com  en  molts  trobarse  poden:  eacusantvos  la  conciencia  del  crim  que 
letjament  fa  culpable  vostra  perversa  é  deshonesta  vida,  crech  dubtantvos  ho 
devia  dir,  sou  vos  cuytat  dirho  de  mi  falsament  e  mentiñt  per  ferme  semblant  a 
vos.  Ahon  coneguts  no  som,  no  hu  devien  tant  tembre,  mas  fiar  de  ma  honestat 
e  bondat,  y  es  tanta  que  ab  tot  vostre  vil  parlar  m'  en  done  molta  rabo.  No  for- 
zaré á  la  Uengua  a  dir  tan  lletjes  páranles  quals  son  mester  pera  manifestar  la 
veritat  de  vostres  obres  qui  us  fan  tal  que  del  venciment  (que)  de  vos  faré  no 
espere  a  teñir  molta  gloria.  E  si  us  digui  e  mostrí  com  pus  fus  prest  (ó  pronte) 
a  la  esperiencia  de  les  mans  vinguerem,  tais  camins  e  sendes  no  son  errades  ne 
impropies  ais  caballers  que  ab  sfor?  gotjen  mirar  los  perills  a  que  sa  honor  los 
obliga,  e  axí  u  teniu  vist  de  molts  en  aquest  Regne  e  de  parents  vostres  e  meus, 
e  en  altres  parts  de  persones  de  molta  reputado  e  estima,  mas  vostre  flac  e  te- 
meros ánimo  no  us  comporta  a  veure  lo  que  devieu  fer,  axí  com  ara  us  fa  dir  lo 
que  US  fora  millor  callaren.  E  los  engañs  e  fraus  que  dieu  de  mí,  debía  yo  rece- 
lar de  vos  per  teñir  coneguda  vostra  difamada  vida  y  aver  de  anar  al  lloch  hon 
me  asignareu  vos  degues  trobar,  puix  a  vos  tocava  demanarine.  E  responent  al 
que  dieu  del  general  de  aquest  Regne  (l),  cosa  tan  impertinent  a  nostre  pro- 
posit,  dich  mentiu  e  mentreu  quantes  voltes  ho  aven  dit  e  direu,  mas  vos  duptós 
de  proseguir  tan  mala  é  falsa  querella  com  teniu,  volrreu  ab  camins  exquisits  apar- 
tarvos  de  aquella;  e  no  es  temps  vos  ne  hatja  de  complaure.  E  venint  a  respon- 
dre  al  que  de  vostra  Uetra,  importa  major  necesitat,  feta  en  Alberich  a  3o  de 
Marz  propasat  é  a  mi  presentada  per  Marti  Alfonso  trompeta,  partida  per  a.  b.  c. 
soscrita  de  vostra  ma  e  de  vostres  armes  sagellada,  en  la  qual  dieu  (que)  quant 
contractí  ab  vos  de  la  venda  de  Alberich  sabia  haver  hi  censáis  perpetuáis  e  que 
adverant  ago,  a  vostra  requesta,  mo  combatreu  a  tota  ultranza,  a  que  responch 


,l)     (Juizá.s  alude  acjui  D.  Pedro  ;i  la  intervención  de  dieha  autorid.id  en  cslas  discordias, 


DESAFIO    DE    D.    PEDRO    DE    LIZANA. 


lo  que  totes  mes  lletres  rahonen,  que  quant  yo  iis  veni  a  Alberich  no  sabia  fos- 
sen  peqjetuals  los  censáis  que  Micer  Joan  Sans  me  porta  en  un  memorial  e 
aquell  per  part  vostrame  clona  ab  una  iletrado  creenza,  dientme(que)  havientro- 
bat  perpetuáis,  aquells  censáis  contcnguts  en  dit  memorial,  e  vos  advcrant  yo  luí 
sabia,  liaveu  mentit  e  mentreu  quantes  voltes  ho  haveu  dit  e  direu,  essent  content 
(de)  defrendreuslo  en  nom  de  noslre  Señor  Deu  e  de  la  gloriosa  Verge  Maria, 
mare  sua  e  del  ben  aventtirat  caualler  Sant  Jordi.  Yo,  Pero  Maza  de  Lizana  e 
Cornell,  defenent  ma  bona  justicia,  veritat  e  honor,  acepte  vostra  voluntaria  re- 
([uesta  de  batalla  a  tota  ultranza  e  fie  en  Ueu,  punint  e  castigant  vos,  atenyré  de 
vos  aquella  honor  que  rcquest  pot  haver  de  son  requeridor.  Les  armes  vos  divise 
a  caball,  ab  cavalls  de  la  brida,  encubertáis  ab  cubertes  e  francalets  de  brufol, 
testera  de  asser  e  coU  de  malla,  selles  acerades  acostumadas  de  portar  en  guerra 
e  les  nostres  persones  ab  cuyraces  cubertes  sens  rest,  gossets  e  falda  de  malla, 
alses  e  guardes  e  mitjes  manegues  de  malla,  en  la  ma  esquerra  manyopa  de  la 
llargaria  que  cascu  volrá  y  en  la  ma  dreta  guant  de  malla,  armes  de  cama  e  de 
cuxa  ab  escarpes  de  malla,  cabacets  e  bicoquet  ab  bauera  e  alpartes  de  malla, 
llances  de  ma  de  onge  pams  de  sta  e  hun  pam  de  ferro,  dues  spasses  de  quatre 
pams  e  mitch  clel  cap  del  pom  fins  á  la  pimta:  copagorses  de  dos  pams  del  cap 
del  pom  fins  a  la  punta:  les  quals  armes,  axi  de  les  persones  nostres  com  deis 
cavalls,  sien  del  pes  que  cascu  voldra  e  sens  nenguna  maestría,  segons  se  acostu- 
men  portar  en  guerra.  E  prench  a  carrech  cercar  lo  jutje  per  temps  de  sis  mesos 
e  per  mon  poder  haber  que  nostra  batalla  dexe  venir  á  fi,  e  no  podenllo  haver, 
lexe  lo  carrech  a  vos  per  spay  de  altres  sis  mesos  lo  haiau.  E  partixemen  a 
cercar  lo  jutje  per  dar  compliment  al  que  so  tengut,  axi  no  me  scrigau  que  á  mí 
ni  procurador  meu  no  trobareu  per  rebre  Uetra  vostra,  pues  no  es  necesari  com 
de  así  avant,  sien  mester  mes  obres  que  páranles.  La  present  vos  trasmet  per 
Antoni  Romeu  trompeta  de  casa  mia.  partida  per  A.  B.  C.  soscrita  de  la  mia  ma 
e  de  mies  armes  sagellada.  Peta  en  Woxent  a  7  del  Mes  de  Abril  del  any  1486. — 
Hay  un  sello. -^-Pero  Maza  de  Lizana  e  Cornell. 

Versión  castellana  de  la  carta  anterior. 

Si  nuestras  cartas,  respetable  D.  Juan  Francisco  de  Próxita,  Conde  de  Alme- 
nara y  de  Aversa,  solamente  hubieran  de  ser  vistas  por  los  que  á  vos  y  á  mí 
nos  conocen,  así  en  Ñapóles  como  en  estos  Reinos,  siguiendo  lo  que  constituye 
mi  manera  de  ser  y  mi  costumbre  no  me  hiciera  cargo  de  las  vilezas  que  con 
mentira  decís  al  dirigirme  vuestra  falsa  querella:  pues  para  aquellos  (los  que  nos 
conocen),  mi  vida  garantizando  mi  honra  responde  por  mí,  al  paso  que  vuestro 
vergonzoso  vivir  es  tan  público  que  les  asegura  en  vos  la  existencia  de  crímenes 
abominables  por  pocos  perpetrados:  y  acusándoos  la  conciencia  del  delito  de 
que  tan  feamente  os  hace  culpable  vuestra  perversa  y  deshonesta  vida,  creo,  que 
por  temor  de  que  yo  os  lo  echara  en  cara,  habéis  cuidado  de  ganarme  la  mano, 
para  decírmelo,  aunque  falsa  y  embusteramente,  antes  é  igualarme  á  vos.  Donde 
no  nos  conocen  no  debíais  temer  tanto,  antes  bien  fiar  en  mi  lealtad  y  en  mi 
bondad,  que  son  tales,  que  me  estoy  armando  de  paciencia  ante  vuestra  ruin 
palabrería:  no  obligaré  á  la  lengua  para  que  pronuncie  palabras  tan  feas  como 
fueran  necesarias,  para  poner  de  manifiesto  la  verdad  de  x-uestras  acciones,  que 
os  hacen  tal  que  de  vuestro  vencimiento  espero  sacar  bien  poca  gloria.  Os  dije 
y  demostré  que  estaba  pronto  á  llegar  á  la  prueba  de  las  manos,  porque  seme- 
jantes caminos  y  senderos  no  son  equivocados,  ni  menos  impropios  de  los  esfor- 
zados caballeros  que  se  deleitan  arrostrando  los  peligros  á  que  el  honor  les  obliga, 
y  así  habéis  podido  verlo  en  muchos  de  este  reino,  en  parientes  vuestros  y  míos, 
y  en  diversas  partes,  en  otros  de  grande  reputación  y  mucha  estima;  pero  vuestro 


REVISTA   DE  VALENCIA. 


ánimo  apocado  y  temeroso  no  os  deja  seguramente  obsen^ar  lo  que  debiais 
hacer,  bien  que  en  cambio  os  hace  decir  lo  que  mejor  os  fuera  callar.  Los  enga- 
ños y  acechanzas  que  en  mí  vislumbráis,  recelarlos  debiera  yo  de  vos  por  saber 
á  qué  atenerme  en  cuanto  á  vuestra  difamada  vida,  y  por  tener  que  acudir  al 
lugar  que  designéis  para  encontraros,  toda  vez  que  á  vos  os  tocaba  provocarme. 
En  cuanto  á  lo  que  decis  del  General  de  estos  Reinos  (verdadera  impertinencia 
para  nuestro  propósito),  digo  que  mentis  y  mentiréis-  cuantas  veces  lo  hayáis 
dicho  y  digáis,  aunque  vos,  medroso  de  proseguir  querella  tan  ruin  y  falsa  como 
la  emprendida,  buscareis  para  abandonarla  ingeniosos  medios,  sin  pensar  que 
para  que  yo  os  complazca  es  ya  demasiado  tarde.  Paso  ahora  á  contestar  á  la 
parte  mas  importante  de  vuestra  carta,  fechada  en  Alberique  á  3o  de  Marzo  pró- 
ximo pasado,  recibida  por  mano  de  IMartin  Alfonso,  heraldo,  partida  por  el  a.  b.  c, 
suscrita  de  \T.iestro  puño  y  letra  y  con  vuestras  armas  sellada.  En  ella  decís  que 
cuando  traté  con  vos  de  la  venta  de  Alberique,  conocía  yo  la  existencia  de  censos 
perpetuos,  y  que  en  abono  de  esto  y  á  vuestra  instancia  me  combatiréis  hasta 
el  último  extremo,  á  lo  que  respondo  con  lo  que  mis  cartas  todas  rezan;  cuando 
yo  os  vendí  Alberique  no  sabia  hubiese  los  censos  perpetuos  que  Micer  Juan 
Sans  me  trajo  en  una  nota  que  de  vuestra  parte  me  dio  con  una  carta  de 
creencia,  diciéndome  que  aparecían  perpetuos  los  censos  de  la  mencionada  nota; 
y  vos,  asegurando  que  yo  lo  sabia,  habéis  mentido  y  mentiréis  cuantas  veces  lo 
habéis  dicho  y  digáis,  dándome  yo  por  muy  contento  de  hacéroslo  bueno  en 
nombre  de  Dios  nuestro  Señor  y  de  la  gloriosa  Virgen  María,  su  madre,  y  del 
bienaventurado  caballero  San  Jorge.  Yo,  Pedro  Maza  de  Lizana  y  Comel,  en  de- 
fensa de  la  justicia,  de  la  verdad  y  de  mi  honor,  acepto  \'uestro  espontáneo  reto 
de  batalla  hasta  el  último  extremo,  y  en  Dios  fío  que  al  castigaros  conseguiré  de 
vos  tal  honra  cual  retado  puede  lograr  de  retador.  En  cuanto  á  la  elección  de 
armas;  el  combate  será  á  caballo,  con  caballos  á  la  brida,  encubertados  con  cu- 
biertas y  francaletes  de  bruza,  testera  de  acero  y  cuello  de  malla;  sillas  aceradas 
según  es  costumbre  llevar  á  la  guerra,  y  nuestros  cuerpos  con  corazas  cubiertas 
sin  cuerda;  goceletes  y  falda  de  malla;  alzas  y  guardas  y  medias  mangas  de 
malla;  en  la  mano  izquierda  manopla  de  la  longitud  que  cada  uno  quiera,  y  en 
la  derecha  guante  de  malla;  capacetes  con  bigotera  y  babero,  y  calzado 
de  malla;  lanzas  de  mano  de  once  palmos  de  hasta  y  uno  de  hierro;  dos  espadas 
de  cuatro  palmos  y  medio  desde  la  extremidad  superior  del  pomo  hasta  la  punta, 
y  corta-cuellos  (l)  de  dos  palmos  desde  dicha  extremidad  hasta  la  punta;  cu- 
yas armas,  así  las  nuestras  como  las  de  los  caballos,  serán  del  peso  que  cada 
lino  quiera  y  sin  adornos,  á  uso  de  guerra.  Yo  me  encargo  de  buscar  Juez 
del  campo  en  el  ténnino  de  seis  meses  y  de  hacer  cuanto  pueda  para  que 
deje  que  se  verifique  nuestro  desafío,  y  caso  de  no  conseguirlo  os  encargaré  de  la 
realización  de  nuestros  propósitos  por  otro  término  de  tiempo  igual.  Marchando 
en  busca  del  Juez,  en  cumplimiento  de  lo  que  he  ofrecido,  no  me  escribáis  porque 
ni  á  mí  ni  á  procurador  mío  habéis  de  encontrar  para  recibir  vuestra  carta,  por  lo 
demás  improcedente,  ya  que  de  hoy  en.  adelante  se  necesitan  mas  obras  que  ra- 
zones. Esta  os  envío  por  Antonio  Romeu,  heraldo  de  mi  casa,  cortada  por  a.  b.  c, 
escrita  de  mi  puño  y  letra  y  con  mis  armas  sellada.  Fecha  en  Mogente  á  7  de 
Abril  del  año  de  148Ó. — Pedro  Maza  de  Lizana  y  Cornel. 

Otra  carta  de  Pero  Masa. 

Per  apartarvos  de  lo  que  degudament  deguereu  proseguir,   spectable  Conde 
de  Almenara  e  de  Aversa,  vos  embarazan  mesclant  lo  que  falsament   dieu  del 


(1)    Espada  corta  de  dos  filos,  que  equivalía  al  puñal  de  graciar' 


desafío    de    D.    PEDRO    MAZA    DE    LIZAKA. 


General  ab  nostra  diferencia:  al  que  e  respost  lo  que  ma  honor  satisfeya  e  satisia 
dientvos,  con  dich,  menteu  e  mentreu  quantes  voltes  o  haveu  dit  e  direu.  Ne 
entre  els  discrets_  te  lloch  vostra  covarda  parenceria  perqué  si  de  ago  en  volgue- 
ren  combatrer  mes  que  per  vostra  temeraria  e  no  verdadera  querella,  devienme 
dir  ans  que  de  aquella  me  culparen,  e  molt  mes  que  vos  fora  y.o  aleare  (de)  de- 
fendreusho.  Ni  em  maravell  si  lo  mot  de  mentir  teniu  per  comu,  puix  es  tan 
propi  e  acostumat  a  vostra  falsa  e  reprovada  Uengua;  ne  altre  de  aquella  es  pot 
hoir  en  frau  y  engafis  e  publichs  robatoris  de  tots  aquells  ab  qui  contratan,  e 
per  50  son  vos  lo  qui  juntament  per  vostres  asefialades  maldats  e  crimines  viure 
peunició  e  castich  de  la  Magestat  del  Rey,  nostre  Señor,  deven  esperar,  e  yo  de 
-sa  Ex. cía  per  mos  servéis,  remuneració  e  gracies  he  hagut  y  espere.  E  si  us  digui 
en  ma  pasada  lletra  que  partia  per  corear  yutge  e  plaza,  haventvos  devisat  les 
armes  era  cosa  deguda  e  pertinent,  perqué  aceptada  vostra  falsa  e  mala  requesta 
de  batalla  no  creya  ab  tan  civils  rahons  haguereu  á  desistir  á  lo  que  per 
vostres  Uetres  é  mies  se  mostra  obligat.  Mas,  com  aquell  que  ab  manifets  delits, 
haveu  del  tot  la  v'ergoña  perduda,  cercan  ab  colorades  e  vils  páranles  desviarvos 
de  lo  que  falsament  haveu  emprés.  E  poría  us  dir  moltes  coses  per  les  quals  cla- 
rament  se  veuria  lo  que  us  he  volgut  defendre;  esser  nostra  diferencia  y  vos  per 
aquella  esser  tengut  (a)  combatreus,  pero  puix  veig  ab  tan  gran  confussió  de 
vostra  honor  apartarvos  de  lo  que  mentint  me  aveu  imposat,  desmentint  a  mi  de 
lo  que  per  totes  mes  Uetres  yo  he  adverat,  dexeu  ais  miradors  e  a  la  verificado 
de  nostres  Uetres.  E  vull  per  mon  poder  atallarvos  los  camins  per  hon  me  par 
volrieu  fogir  de  nostra  batalla,  com  aveu  fet  de  aquells  ahon  a  vostra  vergoña 
trobas  les  sendes  errades,  e  com  per  vostres  Uetres  de  batalla  fetes  en  Alberich  á 
3o  de  Marz  e  a  12  de  Abril,  partides  per  a.  b.  c,  scrites  de  vostra  ma  e  de  vostres 
armes  sagellades,  presentades  a  mi  per  Martí  Alfonso,  trompeta,  se  mostré  vos 
reptar  e  enculparme  que  com  vos  veni  á  Alberich,  sabia  haver  hi  censáis  perpe- 
tuáis e  que  mal  contratant,  vos  he  fet  maldat,  frau,  e  engañ;  a  que  us  respon 
haveu  mentit,  mentireu  e  mentreu  quantes  voltes  ho  haveu  dit  e  direu;  e  so  con- 
tent  (de)  defendreus  ho  per  batalla  a  tota  ultranza,  com  me  requiriu,  ab  les  armes 
per  mi  devisades.  Em  plan  los  censáis  que  dieu,  yo  sabia  esser  perpetuáis  se  en- 
-  tenga  de  aquells  que  haureu  vulgut  dir,  per  provehir  no  me  halan  pus  á  escriure 
ni  fer  proces  enfiust  de  nostres  Uetres.  E  si  algún  altre  cami  trobau  per  mes  íogir, 
lo  que  no  crech,  siau  cert  usaré  contra  vos  é  vostra  honor  de  tot  lo  que  com  á 
request  me  será  permes.  La  present  vos  trasmet  per  antoni  Romeu,  trompeta  de 
casa  mia,  partida  per  a.  b.  c,  soscrita  de  la  mía  ma  e  de  mes  armes  sagellada. 
Feta  en  la  mia  vila  de  Moxen  a  16  de  abril  del  any  1486. — Pedro  Mayor  de  Li- 
zana  e  Cornell. 

Versión  castellana  (l). 

Para  apartaros  de  lo  que  por  obligación  debierais  proseguir,  respetable  Conde 
de  Almenara  y  de  Aversa,  os  molestáis  trayendo  á  colación  lo  que  falsamente  decís 
del  General  con  respecto  á  nuestra  diferencia;  á  lo  que  he  contestado  lo  que  á 
mi  honor  cumplía  y  cumple,  diciéndoos,  como  os  digo,  mentís  y  mentiréis  cuantas 
veces  lo  hayáis  dicho  y  diréis.  Ni  propio  es  de  personas  serias  vuestra  cobarde 
artimaña,  porque  si  por  esto  querías  combatir  de  mejor  gana  que  por  vuestra 
temeraria  y  no  verdadera  querella,  decírmelo  debisteis  antes  de  culparme  por 
aquella,  que  mucho  mas  que  vos,  fuera  yo  alegre  de  defendéroslo.  Ni  me  ma- 


(1)  Advertimos  á  nuestros  lectoxes,  que  tanto  por  la  índole  de  los  documentos  traducidos, 
cuanto  por  la  insuficiencia  nuestra  y  la  falta  ab.soluta  de  buenas  obras  de  ayuda,  no  tienen  estas  tra- 
ducciones mas,pretension  que  la  de  facilitar  la  inteligencia  de  los  originales. 


<S  REVISTA    DE    VALENCIA. 


ravilla  que  la  palabra  mentir  tengáis  por  frecuente,  tan  propia  y  usual  es 
á  vuestra  falsa  y  reprobada  lengua,  ni  es  posible  escuchar  otra  mas  qiíe 
aquella,  anclando  siempre  con  fraudes,  engaños  y  públicos  latrocinios  para  todos 
los  que  con  vos  tratan.  Hé  aquí  precisamente,  que  sois  vos,  quien  por  sus  seña- 
ladas maldades  y  criminal  vivir,  debe  esperar  pena  y  castigo  deS.  M.  el  Rey,  nues- 
tro Señor,  que  yo  por  mis  servicios,  remuneración  y  gracias  he  tenido  y  espero.  Si 
en  mi  carta  anterior  os  dije  que  paftia  en  busca  de  juez  y  de  campo,  después  de 
haber  elegido  armas,  era  cosa  debida  y  pertinente,  porque  aceptado  vuestro  falso 
y  malo  reto  de  batalla,  no  creia  que  con  tan  buenas  palabras  hubierais  de  desistir 
de  aquello  á  que  por  vuestras  cartas  y  las  mias  quedabais  obligado.  Pero  a  se- 
mejanza de  quien  por  sus  manifiestos  delitos  perdió  del  todo  la  vergüenza,  tra- 
táis con  solapadas  y  viles  palabras  de  rehuir  el  injustificado  compromiso  en  que 
os  habéis  metido.  Podria  deciros  muchas  cosas  por  las  cuales  se  veria  lo  que  he 
querido  defenderos;  que  ha  habido  entre  nosotros  una  diferencia  y  que  vos 
por  ello  os  habéis  obligado  á  combatirme,  mas  viéndoos  apactar  con  tan  gran 
vergüenza  para  vuestra  honra,  de  lo  que  con  mentira  me  habéis  imputado,  des- 
mintiendo lo  que  en  todas  mis  cartas  he  asegurado,  dejaos  de  testigos  y  de  veri- 
ficaciones de  nuestras  cartas.  Quiero  hacer  cuanto  pueda  para  atajároslos  pasos 
por  donde  me  parece  querríais  huir  de  nuestra  batalla,  según  habéis  hecho  donde, 
para  vuestra  vergüenza,  habéis  equivocado  los  caminos.  Por  vuestras  cartas  de 
Alberique  á  3o  de  Marzo  y  12  de  Abril,  cortadas  por  a.  b..c.,  suscritas  de  \-ues- 
tro  puño  y  letra,  selladas  con  vuestras  armas  y  á  mí  presentadas  por  Martin 
Alfonso,  heraldo,  se  demuestra  que  vos  me  habéis  retado  y  acusado  de  haberos 
vendido  Alberique,  sabiendo  que  habia  censos  perpetuos  y  de  que  contratando  de 
mala  fé  os  he  hecho  lesión,  fraude  y  engaño.  A  esto  respondo  que  habéis  mentido, 
mentís  y  mentiréis  cuantas  veces  lo  hayáis  dicho  y  decís,  y  que  me  alegro  de 
sostenéroslo  en  batalla  á  muerte,  según  me  requirís,  y  con  las  annas  que  ya  he 
elegido.  Me  place  que  los  censos  que  decís  que  yo  sabia  eran  perpetuos  sean 
aquellos  que  hayáis  querido  indicar,  así  que  no  debéis  insistir  en  ello  ni  escribirme 
ni  promover  un  interminable  litigio  sobre  el  contenido  de  nuestras  cartas.  Si  aun 
encontraseis  alguna  otra  callejuela  por  donde  huir,  cosa  que  no  creo,  tened  la 
seguridad  de  que  he  de  hacer  contra  vos  y  vuestra  honra  cuanto  consienta  mi 
derecho  de  retado.  La  presente  os  envió  por  Antonio  Romeu,  heraldo  de  mi 
casa,  partida  por  a.  b.  c,  suscrita  de  mi  mano  y  sellada  con  mis  armas.  Fecha  en 
mi  villa  de  Mogente  á  lóde  Abril  de  1486. — Pedro  Maza  deLizanay  Cornel. — 
Hay  un  sello. 

Si  como  parece  desprenderse  del  contenido  de  esta  carta,  el  Conde  de  Al- 
menara pensó  y  trató  de  sacar  del  terreno  de  las  armas  para  llevarla  á  otro  mas 
pacífico,  y  sobre  todo,  mas  propio  de  una  cuestión  de  derecho,  su  discordia  con 
D.  Pedro  Maza,  no  solamente  viéremos  que  no  consiguió  su  objeto,  sino  que 
habremos  de  confesar,  que  al  parecer,  tenia  razón  su  adversario  al  decirle  que 
ya  era  demasiado  tarde. 

Ignoramos  si  D.  Pedro,  encargado  de  buscar  juez,  acudió  al  rey  Don 
Fernando  el  Católico,  según  afirma  el  M.  S.,  añadiendo  que  este  se  negó 
á  darles  campo;  lo  seguro  es  que  se  dirigió  al  de  Portugal,  que  le  contestó  una 
carta,  en  la  que  hace  declaraciones  que  hablan  muy  alto  en  favor  de  aquel  mo- 
narca y  del  estado  de  civilización  del  pueblo  portugués  en  aquella  época.  Juzguen 
nuestros  lectores  por  la  lectura  de  la  carta,  que  dice  así: 


DESAFIO    DE   D.    PEDRO    MAZ\    DE    LIZANA. 


En  el  sobre: — A  Dom  Pero  Maza  e  cornesa — Sor  das  baronías  de  Moxen  e 
de  Luchent  en  o  Regno  de  Valenca  Daragon. 

Dom  Pedro  amiguo:  Nos  dom  Johan  per  graga  de  Deus,  Rey  de  Portugal  e 
los  Algariies,  da  Aqiiem  e  da  aleumar  em  África  e  Sñor  da  Guinea,  Vos  imviamos 
muito  saludar.  Viraos  a  cta  que  nos  inviastes  per  mosen  Johaní  Soler  caul."  (i) 
leuador  da  presente  onuimos  o  que  de  vala  parte  nos  falou  (2)  e  nos  requereer  (3) 
nous  sooment  huna  bez  mas  per  tres  e  quatro  beces,  como  boon  e  fiel  paorele  (4) 
e  amiguo  voso  acerca  da  licenga  que  nos  envoyaves  a  pidir  por  mercez,  que  nos 
quisiéramos  outorgar  pa  em  nosa  corte  e  presente  Nos  aberdes  de  poer  em  obra 
e  com  efeito  o  campo  sobre  o  desafio  dant  (5)  vose  dom  Johan  Francess  de  Pro- 
xida,  Comde  Dauersa  e  Dalmenara.  E  depoys  esto  assi  tuvimos  onuido,  Nos  to- 
mamos consejo  acerca  de  voso  requem."  (6)  e  aryanos  (no  se  lee  bien)  (7)  que 
principalment  por  lo  que  pertenece  a  nosa  conciencia  como  por  os  Reis  destos 
nosos  Reinos,  nosos  antecesres  (sic)  nunca  costumaron  dar  lugar  a  semelhantes 
desafios,  e  assi  por  outros  alguns  respeitos  acordamos  que  nom  deviamos  de 
eneste  caso  satisfazer  a  voso  requerimento.  E  o  dito  Mosen  Joham  Soler  nos  tor- 
noii  outra  vez  a  sopear  pedibnos  por  mercez  da  vosa  parte,  que  pois  ante  ilbs  e 
em  estos  Reynos  vos  nom  dauomos  a  dita  licenca,  que  proveciese  que  os  capitanes 
das  cidades  e  villas  de  dito  noso  reyno  áó  Algarvedaalem  em  África  vos  la  disus 
(diesen)  ao  que  Ihe  respondimos  o  que  ia  respondido  tinihamos.  E  sabereeu 
que  mui  pouquos  dias  ha,  por  o  Marques  de  Astorga  y  Dom  Bernardino,  naturars 
dos  Reinos  da  Castella  somos  requeridos  que  hem  nosos  reinos  Ihes  daremos 
lugar  para  facer  outro  campo,  sobre  outro  desafio,  dantre  ellos  e  por  as  causas 
e  razones  ia  ditas  nos  escosamos  dalles.  Mas  en  todas  as  óutras  causas  que  de 
nos  e  de  nsos  reinos  vos  cumpsen,  (8)  por  afeigon  e  boa  voontad  que  vos  te- 
nemos, certo  que  folgaremos  de  vos  fazer  honra,  fauor  e  cresces  edén  este  funde- 
ment  nos  o  podréis  requerir  em  caso  que  os  (no  se  entiende)  favorezca?  Feita  em 
a  villa  deSantarem  a  11  ds.  do  mes  do  Julho  a  486. — El  Rey. 

Ante  la  negativa  del  Rey  de  Portugal.  D.  Pedro  Maza  se  dirigió  por  medio  del 
magnífico  Mossen  Diego  de  Soler  al  de  Navarra  que  enterado  de  la  pretensión 
del  Sr.  de  Moxent,  aceptó  solemnemente  el  cargo  de  juez  del  campo,  seña- 
lando para  la  batalla  el  dia  5  de  Febrero  de  1487  en  la  ciudad,  villa  ó  lugar 
en  que  á  la  sazón  se  encontrara,  y  envió  á  los  dos  nobles  contendientes  cartas 
asegurando,  bajo  su  buena  fé  y  real  palabra,  sus  personas  y  las  de  sus  acompa- 
ñantes y  los  bienes  de  todos.  Antonio  Romeu,  heraldo  del  de  Maza,  marchó 
inmediatamente  á  Almerara,  y  el  dia  26  de  Julio  de  1486,  ante  Pedro  Avella, 
notario,  notificó  la  oceptacion  del  rey  de  Navarra  al  Conde,  que  se  compro- 
metió á  comparecer  el  dia  señalado  para  la  batalla,  haciendo  constar  su  satis- 
facción y  contento  al  convencerse  de  que  no  en  balde  confió  en  el  valor  v  caba- 
llerosidad de  D.  Pedro. 

Hé  aquí  ahora  el  Memorial  pera  el  Sor.  Don  Pedro  Maza  per  lo  que  ha  de 
fer  en  sa  batalla,  documento  que  original  obra  en  nuestro  poder  y  que  conside- 
ramos verdaderamente  curioso. 

1."  Primo,  que  plegat  en  la  Senyoria  de  Bearn  on  sera  lo  alt  Rey  de  Nauarra, 
jutge  de  la  dita  batalla,  feta  Reverencia  a  aquell,  li  diga  compareix  dauant  sa 
altesa  pera  la  assignacio  de  plaza  que  feta  ha  al  comte  daversa  e  a  ell,  pera  el 


(1)  Cab.iIlei-o.  (5)  Entre. 

(2)  H.ibln.  (b)  Requirimlento. 

(3)  Requirió.  (-)  Encontramos. 

(4)  Palíente,  (8)  Cumpliesen  ó  necesitarais. 


lO  REVISTA   DE  VALENCIA. 


cinguem  jorn  de  Febrer,  quel  supplica  mane  designar  e  fer  apparellar  lo  loch  on 
se  teñen  a  combatre.  E  si  li  parra,  li  diga  lo  supplica  per  aquell  jorn  los  tinga  la 
dita  plaza  segon  offert  e  assignat  té  a  supplicacio  sua.  E  que  de  tot  lo  que  dirá 
e  respondra  lo  dit  alt  Rey,  sen  fara  fer  carta  publica,  supplicant  sa  altesa  li  done 
notari  o  notaris  pa  rebre  tots  sos  actes. 

2.  ítem  que  sperant  lo  dit  jorn  de  la  dita  assignasio  se  preparará  de  tot  lo 
que  sera  mester  pera  aquell  dia. 

3.  ítem  que  íeta  la  liza  laqual  ha  esser  de  certa  longaria  e  ampiarla  segons 
los  Reys  d'  armes  o  heraus  que  allí  serán  sabrán,  ab  dues  portes,  la  una  al 
leuant  y  laltra  al  ponent.  E  de  fora  la  dita  liza  senté  á  fer  una  altra  closa,  en 
mig  de  les  quals  han  a  estar  tres  tendes,  50  es  la  del  comte  d'  aversa  a  la  part 
de  leuant  a  la  porta  de  la  liga  e  la  tenda  del  dit  don  pero  maga  a  la  part  de 
ponent  segons  dit  es  de  la  tenda  del  comte  e  per  semblant  ha  etar  lo  cadafal  del 
Rey  e  jutge  sobredit  fet  é  construhit  en  mig  de  les  dos  liges. 

4.  ítem  que  lo  dia  assignat  de  la  batalla  de  gran  matí  hoirá  missa  en  sa  po- 
sada o  en  la  sglesia  o  llá  on  milis  li  parra  e  trametra  totes  ses  armes  a  la  tenda 
que  ya  será  parada  segons  dessus  es  dit,  ereparat  lo  cabaset  e  lanza  si  voldrá 
que  lo  patge  los  porte,  lo  qui  cavalgara  en  lo  cauall  ab  que  's  te  a  combatre. 

5.  Itera  cavalgara,  apres  hoida  missa,  en  una  acá  o  troter  o  muía  en  fa- 
llenca  de  no  poder  haber  acá  otroter,  bestit  ab  roba  de  stat  e  ab  lo  ventall  en  la 
raá  on  es  pintada  la  Santissima  Trinytat  e  la  gloriosa  verge  maria  e  altres  sants; 
e  acompanyat  de  tots  los  Senyors  que  ab  ell  serán  e  deis  de  la  cort  e  d'  altres 
que  hauer  pora  hiza  de  sa  posada  al  camp  o  liga  e  fer  ha  portar  sos  cavalls  en- 
paramentats  ab  sos  patges  e  lo  que  ha  de  fer  la  batalla  ab  son  coU  e  testeracu- 
bertes  é  paraments  de  armes  segons  se  te  a  combatre  e  portant  li  lo  patge  lo  ca- 
baset e  lanza  si  voldrá.  E  la  bandera  e  standart  hira  desplegat  dauant  los  cavalls 
portant  los  dites  persones  de  la  condicio  que  en  aquella  S.''^  se  acostuma. 

6.  ítem  plegat  a  la  liga,  descavalgara  en  la  tenda  e  eligirá  dos  padrins  los 
quals  entrevendran  en  mostrar  les  armes  ais  fels  ó  jutge,  si  beure  les  volra,  e  exa- 
minat  tot  lo  que  s'  ha  de  fer,  e  prestat  jurament  per  lo  dit  don  pero  maza  en  poder 
del  dit  Rey  o  Jutge  ó  deis  dits  fels,  se  armará  de  ses  armes  e  havent  se  a  vestir 
la  roba  de  armes,  la  fara  pendre  a  los  dits  dos  padrins  que  elegit  havrá,  e  ell  ge- 
nolls  en  térra  ab  les  mans  juntes  ó  plegades  dirá  dregant  (dirigiendo)  les  parau- 
les  a  nostre  SenyorDeu  e  los  nlls  al  cel,  dient,  "Senyor  supplichte  que  esta  roba 
d'  armes  quem  vist  ab  honor  lam  puga  despullar.,,  Dient  ago,  los  dits  dos  padrins 
li  vestirán  la  dita  roba  d'  armes,  é  levat  e  acabat  de  armar,  cavalcará  en  son 
cavall  que  haurá  fet  les  armes,  acó  en  lo  temps  que  li  será  ordenat  e  cavalgat, 
pendran  los  dits  dos  padrins  per  los  banichs  de  la  brida  a  peu  portant  davant  sí 
la  dita  bandera  e  standart  e  axi  entrara  per  la  porta  de  la  lica  que  sera  feta  á  la 
part  de  ponent.  E  ha  de  ser  en  una  de  dos  maneres,  segons  la  costum  de  aquella 
térra,  o  que  los  dits  dos  padrins  axi  portant  lo  ab  la  bandera  y  standart  davant 
fara  una  volta  per  dins  de  la  liza  tot  en  torn  de  tornant  á  la  dita  porta  de  ponent, 
posant  la  dita  bandera  e  standart  dins  la  dita  liza  a  cascuna  part  de  la  porta, 
ligant  la  bandera  a  dreta  e  le  standart  a  la  squerre.  E  los  dits  padrins  lo  tendrán 
deis  banichs  de  la  brida  tant  fins  sien  fets  los  tres  tochs  e  los  Reeys  d'  armes  o 
heraus,  dit  e  cridat  per  tres  voltes  "lexe  les  aler  per  far  lur  deure"  e  ja  los  padrins 
los  teñen  a  leixar. 

7.  ítem  que  en  lo  temps  que  sera  a  cavall  en  la  sua  tenda  ó  entrant  dins  la 
dita  liza  fará  cavaller  a  Don  pero  maza,  son  fill,  dient  li,  que  pera  que  li  recort  lo 
dia  que  ell  se  combat  ab  lo  Comte  d'  aversa. 

8.  ítem  que  si  aváns  de  entrar  en  la  dita  liza,  o  apres,  o  en  qualsevol  temps 
era  comes  per  lo  dit  alt  Rey  e  Jutge  que  possas  en  son  poder  les  dilferencies  e 


desafío   de   D.    PEDRO    MAZA    DE    LIZANA.  11 

batalla  que  ab  lo  Comte  d'  aversa  te,  li  deu  respondre  que  ell  es  stat  y  es  request 
per  lo  dit  Comte  e  1"  ha  de  seguir  en  lo  que  aquell  fará,  que  ab  ell  no  te  á  dir  li 
mes  sino  al  dit  Comte,  e  si  cas  se  seguija,  lo  dit  Comte  fos  grent  posar  ho  en 
poder  del  dit  Rey  e  Jutge,  puixs  ne  fos  cert  per  semblant  ho  deu  ell  fer,  que 
tots  temps  qii'  el  requeridor  se  redoexqa  de  batalla,  qu  es  lo  punt  alt 
gran  de  honor  que  entre  Cavallers  se  porta  a  Civilitat  de  compromes,  es  grandis- 
sima  honor  del  request.  E  si  tal  cosa  se  seguirá  no  s"  ha  de  mirar  sino  en  los 
motius  que  si  pendran  en  pronunciar,  que  per  no  poder  dir  altra  cosa  lo  dit  Jutge 
e  Rey  quant  al  Cyvil,  rémetrem  a  un  Rey  e  Senyor  qui  els  ho  determine  o  ais 
jutges  pactats  o  concordats  en  los  capitols  de  la  venda  de  Alberich.  E  quant  en 
■  la  batalla,  no  important  necesitat  de  combatre,  com  no  sia  cas  de  aquella,  asso 
ha  millor  datliber  de  vos  Senyor  don  pero  maza  e  deis  altres  S.o""  qui  ab  vos 
serán. 

9.  ítem  sis  sdeveniac  as  que  lo  dit  Comte  no  comparegues  pera  la  jornada,  e 
lo  dit  Rey  e  Jutge  volia  porrogar  per  letres  del  Rey,  nre,  Senyor,  o  per  impedi- 
ment  algu  del  dit  Comte  ó  per  qualsevol  altra  cosa  que  fer,  ne  enseguir  se  po- 
gues,  en  ago  a  molta  contra  star  lo  dit  don  pero  maza,  ab  páranles  molt  fortes 
e  punyents  dient,  no  deu  ne  pot  porrogar,  com  james  se  troba  jutje  algu  de 
batalla,  present  la  una  part  e  absent  l'altra,  dega  ni  puga  porrogar  semblant 
assignacio,  mayorment  sa  alteza  que  ab  páranles  affirmatives  en  les  Reyals  letres 
los  ha  assignat  lo  cinquem  jorn  de  Febrer;  e  no  sois  de  paraula  ajo  dirá  mas  ab 
supplicacions  y  scrits  y  ab  protests  y  altres  degudes  páranles  e  rahons  una  ó 
moltes,  fent  se  fer  carta  pública  una  ó  moltes  segons  li  semblara. 

^.  ítem  que  en  lo  dit  cas,  no  vengut  lo  dit  Comte  á  la  dita  jornada,  lo  dit 
don  pero  maza  deu  anar  á  la  dita  hora,  en  la  forma  que  davant  es  dit,  ab  totes  les 
ceremonies  que  faria  essent  hi  lo  dit  Comte,  e  stara  en  la  sua  tenda  y  sp^ara 
fins  passe  mitg  dia  que  cavalcará  armat  com  si  havia  a  combatre  e  hira  per  dins 
la  dita  liza  a  la  part  on  stara  lo  cadafal  del  alt  Rey  é  Jutge  e  feta  reverencia  a 
aquell,  li  dirá  que  sa  altesa  veu  com  sta  apparellat  de  combatre  ab  lo  dit  Comte 
d'aversa  son  Requeridor,  lo  qual  no  venya  ni  era  comparegut,  supplicando  li 
done  licencia  de  fer  los  actes  que  per  dret  d'armes,  stil  e  prática  de  cauallers  se 
deuen  fer,  e  que  mane  al  Rey  d'armes  o  herau,  que  ally  tendrá,  qu'  el  cride  per 
los  lochs  de  la  liza  qu'  es  deu,  e  manat  axí  per  lo  dit  Rey  e  Jutge  ally  en  aquell 
loch  mateix  fara  tocar  a  un  de  ses  trompetes,  de  aquel  so  dolorós  e  trist  que  s' 
acostuma  e  lo  Rey  d'armes  o  heraut  cridara:  "  Venyii,  venyii,  spectable  don  Johan 
fr atícese k  de  Proxita,  Compte  d  a  bnenara  ed'  aversa,  al  loch  e  plasa  de  vostra 
batalla,  a  vos  assignada  e  intimada  pera  el  present  dia  de  huy  qu'  es  lo  cinquem 
jorn  de  Febrer  del  any  de  la  Nativytat  de  nostre  Senyor  148"],  davant  lo  molt 
excellent  dan  yohan  Rey  de  Navarra,  Jutge  de  la  dita  batalla  e  sino  lo  specta- 
ble don  pero  Masa  de  Lizana  e  de  Cornell  com  a  deffensor  de  vostra  requesta 
procehyrá  contra  vos  e  vostra  honor  e  de  vostres  armes  axi  com  per  dret  d* 
armes,  stil  e  prática  de  cavallers  se  pertany  e  den  /er,„  y  axi,  hyrá  e  fvaa  la 
semblant  crida  e  actes  en  altres  tres  parts  de  la  dita  liza,  enaxi  que  han  a  esser 
quatre  les  parts  on  se  te  a  fer  la  dita  crida  e  actes,  present  lo  dit  don  pero  maza 
e  en  ago  a  esser  present  hun  notary  pera  que  ho  reba,  en  faga  carta  publica  e 
fetes  les  dites  quatre  crides,  ha  de  tomar  lo  dit  don  pero  maza  ab  tots  los  altres 
davant  lo  dit  Rey  e  Jutge  e  supplicar  e  requerir  aquell  mane  al  dit  notary  y 
scrivá,  de  tots  los  dits  actes  que  rebut  haurá  lín  fasa  carta  pública.  E  axi  rebuda 
per  lo  dit  notary,  s'  en  tomará  a  sa  tenda  e  sperara  en  aquella  fins  a  tres  ores 
apres  mitg  jorn.  que  tornara  a  cavatl  e  armat,  com  si  s'  havia  a  combatre,  ab  son 
Rey  d'.  armes  o  heraut,  trompetes  e  padrins  davant,  a  la  part  de  la  liza  on  stará 
lo  Rey  e  Jutge  e  dirá  e  supplicará  a  su  altesa  segons  es  dit  damunt,  e  fetes  les 


12  REVISTA    DE    VALE^'C1A. 


dites  qiiatre  crides  a  les  cutes  quatre  parts  de  la  lica  e  rebuta  per  lo  notar\"  los 
dits  actes  de  manament  del  dit  Rey  o  Jutge,  segons  dit  es  damunt,  s'  en  tornará 
a  sa  tenda,  on  stará  y  sperará  qu'  el  sol  se  ponga.  Apres  tornará  ab  tots  los  so- 
bredits,  davant  lo  dit  Rey  e  Jutge,  supplicantlo  mane  esser  fetes  les  terceres  crides, 
segons  damunt  es  dit,  les  quaís  fetes  en  les  quatre  parts  de  la  liza  ab  los  ma- 
teixos  tochs  de  trompeta  e  cridant  lo  Rey  d'  armes  o  heraut  les  mateixes  pá- 
ranles que  damunt,  sen  tornará  davant  lo  dit  Rey  supplicant  lo  mane  esser  fet 
de  tot,  acte  ó  carta  publica,  una  o  moltes,  quantes  a  sa  honor  mester  serán. 

11.  ítem  fetes  les  dites  coses  deu  requerir  esupplicar  al  dit  alt  Rey  e  Jutge 
que  com  la  hora  sia  ya  tarda  e  passada  de  aquella  que  cavallers  se  acostuma  e 
deu  combatre  e  hata  sperat  tot  aquell  jorn  assignat  per  sa  altesa  al  dit  Comte  d" 
aversa,  son  requeridor,  lo  qual  no  ha  comparegut  á  la  dita  jornada  é  son  stats 
fets  tots  los  actes  e  proceliments  que  fins  en  aquella  hora  se  convenia  de  fer,  no 
resta  sino  que  sa  altesa  li  done  licencia  e  facultat,  segons  es  permes  per  dret  de 
armes,  stil  e  prática  de  cavallers,  de  correrly  la  plasa  portant  la  figura  de  aquell 
rosegant  a  la  cua  de  son  cavall,  revesantli  les  armes  ligades  al  coU  de  la  figura 
de  aquell,  traentlo  axi  vergonyosament  de  la  diia  liza  com  á  confíis  é  veuQjit  de 
la  querella  e  batalla,  e  que  sa  altesa  lo  comdempne  en  totes  aquelles  penes  civils 
e  crimynals,  que  á  tal  requeridor,  confíis  é  vencut,  no  essent  comparegut  a  tan 
certa  jornada  de  batalla  per  sa  altesa  signada  com  axi  de  justicia,  dret,  stil  e 
prática  de  cavallers  fer  se  dega,  en  sia  tengut. 

12.  ítem  que  fet  acó,  se  fará  ligar  a  la  coa  de  son  cavall  la  dita  figura  en 
persona  del  Comte  d'  aversa  ab  les  armes  de  aquell  capa  valí,  ligadas  al  coll  de 
dita  figura,  e  axi  correrá  per  dos  voltes  de  1'  hun  cap  al  altre  de  la  dita  lis%e 
plasa,  precedint  en  ago  licencia  é  manament  del  dit  Rey  e  Jutge  en  aquesta 
for[^pi,  que  si  ell  ally  li  voldra  dar  la  sentencia  complida,  o  dant  facultad  de  fer 
lo  sobredit,  lo  qual  de  necesitat  se,  ha  de  fer  ans  que  hixca  de  la  dita  liza,  apres 
en  son  palau  li  pot  donar  la  sentencia  complida  no  sois  en  affecte  de  lo  que  es 
dit,  mes  encara  lo  ha  de  comdempnar  en  totes  les  despeses  per  ell  fetes  en  la 
dita  batalla  en  gran  suma,  scryvint  letras  á  la  majestat  del  Rey  nostre  Senyor  li 
fasa  pagar  de  bens  del  dit  comte  la  dita  quantitad.  qual  haura  comdempnat,  dins 
cert  temps  e  que  si  non  fara  ell  puga  precedir  a  marques  contra  vasalls  de  sa 
altesa,  pera  reintegrar  e  pagar  al  dit  don  pero  maza  e  complir  lo  de  justicia.  E 
correguda  la  plasa,  te  a  exir  lo  dit  don  pero  maza  per  la  porta  de  levant,  portant 
rosegant  la  dita  figura  e  armes,  segons  damunt  es  dit,  e  sa  bandera  e  standart 
davant,  acompanyat  de  tots  los  que  ab  ell  serán,  fins  a  la  posada. 

13.  ítem  si  es  seguirá  cas,  que  havent  a  fer  lo  dit  don  pero  maza  los  dits  actes 
en  conímnacia  del  dit  Comte  e  stant  en  fer  aquells,  en  qualsevuUa  ora  del  dia  lo 
dit  comte  plegara  á  la  dita  lisa,  puixs  fos  ans  de  hauerly  correguda  la  plasa  lo  dit 
don  pero  maca,  allegant  algún  infortuny  de  temps  o  altre,  pera  no  esser  pogut 
plegar  fins  en  aquella  ora,  e  demanara  porrogacio  de  jornada,  lo  dit  don  pero 
maza,  fetes  totes  les  rahons  que  ferse  poden,  senyaladament  que  en  cosa  que  tant 
li  anava  la  honor  devija  pendre  tal  temps  a  venyr,  que  no  li  fos  stat  freturos  pera 
hauer  tant  a  fallir  a  sa  honor,  mas  coneixent  lo  dit  Jutge  deure  la  allargar,  sera 
content,  puixs  lo  dit  comte  prenga  de  ally  avant  a  tot  ///;■  carrecJi  la  plaga,  puix 
lo  dit  don  pero  maza  cumplidament  ha  aus  fet  a  tots  lo  que  li  conveya  a  cas.  Sj 
plegaua  lo  dit  compte,  ya  lo  dit  don  pero  maza  haventli  correguda  la  placa  no  es 
cas  de  admetreli  nenguna  raho,  ny  lo  Jutge  lo  deu  tolrar,  ans  detenyr  y  pendre  la 
persona  de  aquell  y  executar  totes  les  penes  civyls  e  crimynals  e  dañs  que  con- 
demptat  haura. 

14.  ítem  si  es  seguirá  lo  que  es  conta  en  lo  antecedent  capital,  que  lo  dit 
comte,  plegant  al  dia  assignato  se  obtingues  porrogasio  de  jornada,  havent  ya  co- 


DESAFÍO    DE   D.    PEDRO    .MAZA  DE    LIZANA.  l3 


mensat  !o  dit  don  pero  maza  los  actes  contra  aquell,  aquells  dits  actes  fara  con- 
tinuar, e  aiitentichs  ab  tots  los  albres  haura  pera  major  salvetat  e  aument  de  sa 
onrra. 

15.  ítem  pera  provehyr  a  tot  lo  qii'  es  porra  seguyr  comparcnt  lo  dit  comtc 
a  la  dita  jornada  y  essent  mesos  dins  en  la  liza  y  en  cualsevol  temps  de  la  batalla 
que  lo  dit  Rey  lanzas  lo  bastó  y  's  prengués  la  dita  plasa,  lo  den,  tot  temps, 
supplicar  la  leixe  venyr  affi  segons  li  ha  offert  e  dient  lo  dit  comte  lo  semblant 
lo  deu  seguyr  lo  dit  don  pero  maza  dient  al  dit  Rey,  lo  dit  comte  parla  per  ab- 

'  diás. 

16.  ítem  que  s'  es  devenya  que  lo  dit  don  pero  maza  matas  lo  dit  comte  en 
la  dita  liza,  aquell  deuen  traure  rosegant  de  la  dita  liza  per  la  part  de  levant  e  lo 
dit  don  pero  maza  deu  exir  per  la  porta  mateixa,  portantlo  per  los  banichs  de  la 
brida  sos  padrins  segons  los  haura  posat  e  requerir  al  dit  Rey,  e  Jutge  condem- 
pue  lo  dit  Comte  en  totes  aquelles  coses  que  per  dret  de  armes,  stil  e  práctica  de 
cavallers  se  deu  fer  y  en  totes  les  despenses;  y  a^o  niateix  se  deu  fer  en  lo  cas  on 
lo  dit  comte  se  desdigués  o  restas  vengút. 

17.  ítem  en  quansevol  deis  dits  casos  que  y  haja  de  haber  condempnacii)  de 
despeses,  ha  mester  letres  pera  la  inajestat  del  Senyor  Rey  de  Navarra  e  Jutje 
de  la  batalla  pera  que  fasa  pagar  al  dit  don  pero  maza,  deis  bens  del  dit  Comte  en 
la  forma  que  segons  damunt  se  conté. 

Llegado  el  dia  5  de  Febrero  de  1487  y  hallándose  el  Rey  D.  Juan  de  Navarra 
en  su  palacio  dePauen  Bearn,  señaló  campo  para  la  batalla  en  laplaza  misma  del 
indicado  palacio,  según  refiere  Zurita  en  sus  anales,  4.'  parte,  libro  20,  cap.  69. 

Llenadas  todas  las  formalidades  expresadas  en  el  supra-inserto  memorial, 
siendo  padrinos  D.  Juan  de  Cardona,  Señor  de  Guadalest,  á  la  sazón  des- 
terrado en  Navarra,  por  el  de  Próxita;  y  por  D.  Pedro  Maza,  D.  Roger  Ladrón 
de  Pallas,  Vizconde  de  Chelva,  y  tercero  el  Gobernador  de  Bearn,  entraron  en 
la  liza  nuestros  dos  bizarros  valencianos,  armados  de  todas  armas  y  ginetes  en 
muy  ligeros  corceles .  Dos  veces  se  encontraron  furiosamente  en  msdio  del  pa- 
lenque y  á  todo  el  correr  de  sus  caballos,  y  á  la  tercera  cayó  al  suelo  el  do 
Almenara.  Apeóse  entonces  D.  Pedro,  y  ambos  tiraron  mano  á  las  espadas, 
empezando  nuevo  y  encarnizado  combate.  Desgraciadamente  para  el  Conde, 
habiéndose  estropeado  el  brazo  derecho  en  la  caida,  perdió  muy  en  breve  el  acero. 
Recogióle  Maza,  y  tan  cortes  como  valiente  se  lo  devolvió  diciendo,  que  ó  bien 
lo  esgrimiera  otra  vez  en  su  defensa,  ó  bien  suspendieran  el  combate  hasta  que 
recuperase  las  perdidas  fuerzas.  El  de  Almenara,  reconociendo  su  mala  fortuna, 
repuso  "El  duelo  ha  fenecido,  vos  y  yo  hemos  hecho  nuestro  deber,  conque  vos 
y  yo  quedamos  satisfechos,  los  jueces  declaren  por  vuestro  el  campo  que  desde 
aquí  os  doy  palabra  y  mano  de  ser  vuestro  amigo."  Llegaron  los  jueces  y  al- 
zándoles las  viseras  publicaron  sentencia  dando  al  Conde  de  Almenara  y  á  Don 
Pedro  Maza  por  valientes  y  esforzados  caballeros,  pero  á  D .  Pedro  por  mas 
afortunado. 

Juntos  y  amigos,  los  hasta  entonces  irreconciliables  enemigos,  sin  regresar  á 
Valencia,  marcharon  al  ejército  del  Rey  Católico  que  estaba  sobre  Málaga.  Pe- 


14  REVISTA   DE    VALENCIA. 


learon  como  buenos  hasta  la  rendición  de  la  plaza  y  para  volver  á  las  Cortes 
que  se  hablan  de  celebrar  en  Orihuela  en  1488,  confirmaron  las  amistades,  pres- 
tando el  homenage  en  manos  del  rey. 

De  esta  manera  terminaron  en  Valencia  los  bandos  de  estas  dos  familias, 
que  por  sustentar  tales  querellas,  arruinaron  el  patrimonio  de  sus  casas.  El  Conde 
de  Almenara,  arrepentido  de  su  inquieta  condición,  se  retiró  al  pueblo  de  su  título 
con  el  propósito  de  reparar  en  lo  posible  la  fortuna  de  sus  hijos. 

El  Vizconde  de  Bétera. 


VERSOS   DE   LA  JUVENTUD. 


UANDO  en  la  noche,  que  aman  tus  ojos  soñadores, 
Estremecido  el  pecho  por  dulce  agitación, 
[  Abres  á  los  dorados  sueños  de  los  amores 


El  alma,  y  á  las  brisas  nocturnas  tu  balcón; 

Cuando  tus  ojos  huyen  de  la  donnida  plaza 
Los  muros,  que  proyectan  siniestra  oscuridad, 
Y  tu  alma,  que  las  sombras  y  su  pavor  rechaza, 
En  el  azul  espacio  se  pierde  en  libertad: 

De  todas  esas  luces,  que  bellas  y  tranquilas 
Desde  lejanos  cielos  fulguran  sobre  tí, 
Cual  de  entreabiertos  ojos  las  trémulas  pupilas 
Que  siempre  están  hablándote,  hablándote  de  mí; 

¿A  cuál  de  ellas  los  ojos  humedecidos  giras? 
¿En  cuál  de  ellas  tú  buscas  la  claridad  mayor? 
¿A  cuál  asciende  de  ellas,  cuando  feliz  suspiras. 
El  ay  que  á  la  inocencia  dispútale  el  amor? 


De  esos  flotantes  orbes  en  la  dispersa  hueste, 
¿Cuál  es  el  que  en  sus  giros  no  pierdes  tú  jamás? 
Cuando  tu  fantasía  se  abre  á  su  luz  celeste, 
¿En  cuál  ves  mi  recuerdo?  ¿A  cuál  mi  nombre  das? 


l6  REVISTA   DE   VALENCIA. 


Flores  del  mismo  tallo,  gemelos  de  una  cuna, 
Algunos  juntos  nacen  y  mueren  á  la  vez: 
En  la  celeste  esfera  sus  órbitas  aduna 
El  ángel  cuya  lira  condúcelos  tal  vez. 

Soles  de  nuevos  mundos,  con  vividos  destellos 
Alumbran  de  sus  cielos  otros  la  soledad, 
Las  luces  apagando  de  los  que  entorno  de  ellos 
Avergonzados  radian  dudosa  claridad. 

Y  en  tenues  nubes  otros  de  polvo  diamantino 
El  pensamiento  llevan  donde  la  vista  no; 

Y  son  olas  de  estrellas  que  en  leve  remolino 
El  caos  en  sus  negras  borrascas  arrastró. 

Unos,  que  con  espanto  oontemplas,  arden  rojos, 
Quizás  encandecidos  por  interior  volcan; 
Sus  luces  otros  menguan,  cual  moribundos  ojos, 
Planetas  enfermizos  que  feneciendo  van. 

Su  rayo  unos  incierto  destellan  tremolante. 
Cual  tu  mirada  inquieta  cuando  se  fija  en  mí; 
Otros  serenos  lanzan  su  luz  limpia  y  constante, 
Cual  mis  absortos  ojos  clavados  siempre  en  tí. 

Y  todos  esos  astros,  de  resplandor  diverso, 

Y  todos  esos  mundos,  de  diferente  edad; 

Los  que  son  fijo  núcleo  de  incógnito  universo. 
Los  que,  sueltos  cometas,  surcan  la  inmensidad; 

Los  que  su  disco  esconden  en  los  profundos  cielos, 
Los  que  al  ocaso  brotan,  cual  luminosa  flor: 
Todos  hablan  al  alma  de  dichas  ó  consuelos, 
Todos  hablan  al  alma  de  eternidad  y  amor. 

Al  inefable  encanto  de  su  propicia  llama 
Brilla  el  de  nuestros  sueños  imaginario  bien; 
Al  corazón  que  goza  le  dice  su  luz:  ¡Ama! 
Al  corazón  que  sufre  le  dice  su  luz:  ¡Ven! 


VERSOS   DE   LA    JUVENTUD.  17 


Por  eso  cuando  tú  abres  á  las  calladas  brisas 
De  las  dormidas  noches  ¡oh  niña!  tu  balcón, 
A  la  hora  en  que  no  saben  los  labios  de  sonrisas, 
Y  de  suspiros  tiernos  se  llena  el  corazón; 

Tu  alma,  con  nuevas  alas  tiende  feliz  su  vuelo 
A  un  mundo  que  á  tu  infancia  desconocido  fué: 
Como   al  sol  volar  quiere  del  águila  el  poUuelo 
Si  en  el  zenit  excelso  resplandecer  lo  vé. 


II. 


Los  ojos  de  la  virgen  aman  á  las  estrellas, 

Y  las  estrellas  aman  su  magia  celestial; 

Los  liga  el  lazo  triste  que  une  á  las  cosas  bellas, 
Porque  proscritas  todas  perdieron  patria  igual. 

Por  eso  cuando  eleva  la  virgen  pensativa 
Al  cielo  su  mirada,  que  es  casi  una  oración, 
Si  entre  los  astros  y  ella  deslizase  furtiva 
Alguna  de  esas  sombras  que  hijas  del  alma  son; 

Si  atiende  á  tu  solemne  silencio  ¡oh  noche  muda! 
Cual  si  de  voz  amiga  soñase  el  timbre  oir; 
Si  un  nombre,  que  vacila  y  tembloroso  duda, 
Sus  palpitantes  labios  al  fin  logra  entreabrir: 

Los  ángeles  entonces  que  en  los  lejanos  cielos 
Adoran  á  la  virgen  de  corazón  en  flor. 
Afanes  vagos  sienten  de  indefinibles  celos; 

Y  oculto  en  sombras  tenues  feliz  rie  el  Amor. 

Si,  que  en  la  santa  noche  traspiran  de  nuestra  alma 
Los  sueños  que  escondidos  mas  en  su  fondo  están. 
Como  encantadas  flores  que  en  la  nocturna  calma 
Su  mas  secreto  aroma  libre  al  ambiente  dan. 

Asciendan  á  los  cielos,  ó  de  los  cielos  bajen, 
Purísimos  entonces  los  pensamientos  son: 


l8  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Dá  la  luz  de  los  astros  á  la  soñada  imagen 
No  sé  qué  misteriosa,  feliz  consagración. 

III. 

¡Dichoso  el  que,  nacido  bajo  contrario  signo. 
Sabe  cuando  luchando  con  su  infortunio  vá. 
Que  ignorado  del  mundo,  y  de  otro  mundo  digno. 
Un  ángel  á  los  cielos  hablando  de  él  está! 

Por  eso  quiero,  niña,  saber  si  hay  una  estrella 
Que  mirarás  mañana,  cual  la  miraste  ayer; 
Si  finges  de  mis  ojos  la  luz  en  su  luz  bella. 
Si  ansias  que  muera  el  dia  por  verla  renacer. 

Pues  cual  amante  esposo  que  en  el  augusto  templo 
Escucha  de  la  virgen  el  balbuciente  sí, 
Yo,  lejos  de  tu  lado,  dichoso  me  contemplo. 
Si  ante  el  abierto  cielo  piensas  también  en  mí. 

Teodoro  Llórente, 


RECUERDOS  DE  LA  REAL  CARTUJA  DE  VALDECRISTO. 


I. 


L  Orden  cartujano,  que  tuvo  principio  en  Grenoble  (año  1084),  por  fer- 
tvor  de  San  Bruno  y  sus  seis  compañeros,  bajo  la  autoridad  diocesana 
leí  obispo  San'  Hugon,  no  tardó  mucho  en  extenderse  por  toda  Euro- 
pa, una  vez  aprobados  sus  Estatutos  en  1160  por  el  Pontífice  Alejandro  III. 

España  fué  una  de  las  naciones  que  más  prontamente  respondieron  á  este 
llamamiento  religioso,  y  Tarragona  la  primera  ciudad  que  vio  levantar  cer- 
ca de  sus  muros  la  famosa  Cartuja  de  Scala-Dei.  Fundada  esta  en  1158  según 
unos,  (el  P.  D.  Antonio  IVIoreno,  visitador  de  la  provincia  de  Castilla)  ó  en  I167, 
según  otros,  (Abraham  Provio  en  sus  Anales  eclesiásticos)  por'  el  Rey  Don 
Alonso  II  de  Aragón,  fué  como  el  árbol  que  vino  á  prestar  sus  fnitos  y  á  exten- 
der su  savia  á  las  diez  y  siete  Cartujas  que  posteriormente  se  construyeron  en  Es- 
paña. 

La  segunda  que  se  edificó  fué  la  de  San  Pablo  de  la  Marina  ó  Maresme, 
distante  siete  leguas  de  Barcelona,  y  que  fundada  primeramente  para  monjes 
Benitos,  fué  después  compracfa  por  D.  Guillermo  Mongriu,  quien  la  dio  á  los  Car- 
tujos en  1269. 

La  tercera,  que  es  la  de  Porta-Cceli,  situada  en  el  llamado  entonces  Valle  de 
Lullen,  á  cuatro  leguas  de  Valencia,  la  fundó  el  limo.  Sr.  D.  Fr.  Andrés  Albalat, 
tercer  obispo  de  nuestra  ciudad  después  de  la  reconquista  del  Reino ,  poniendo  la 
primera  piedra,  acompañado  de  los  canónigos  y  gente  distinguida,  en  ó  de  Noviem- 
bre de  1272. 

La  cuarta  lo  fué  la  de  San  Jaime  de  Valparaíso,  en  1845,  establecida  en  un 
pueblo  de  Cataluña  llamado  Terraza,  por  Doña  Blanca  de  Centellas.  Esta  Cartuja 
y  la  de  San  Pablo  llegaron  á  suma  pobreza,  por  cuyo  motivo  el  año  1484  se 
fundieron  en  una  sola,  que  se  tituló  de  Montealegre. 


20  REVISTA   DE   VALENCU. 


Y  llegamos  á  la  quinta,  que  fué  la  de  Valdecristo,  de  la  que  voy  á  tratar,  como 
objeto  especial  de  estos  artículos. 

Únicamente  el  sentimiento  que  me  inspiran  las  bellezas  artísticas;  el  justo 
orgullo  que  á  todos  los  que  prestamos  rendido  homenaje  al  arte,  de^en  infundir- 
nos las  grandezas  monumentales  que  encierra  nuestro  Reino,  y  el  deseo  de  que 
no  quede  en  completo  olvido  uno  de  los  más  grandes,  más  ricos  y  más 
artísticos  de  los  monasterios  de  España,  ante  cuyos  escombros  se  postra  hoy 
todavía  el  caminante  y  se  indigna  el  pensador,  al  ver  que  nada  halla  respeto  ante 
el  orgullo  é  ignorancia  de  los  hombres,  es  lo  que  hoy  pone  la  pluma  en  mis 
manos  para  coordinar  los  datos  que,  en  mi  entusiasmo  por  reproducir  la 
memoria  del  Monasterio  del  Valdecristo,  he  podido  adquirir.  ¡Lástima  grande 
que  el  operario  no  corresponda  á  la  importancia  de  la  obra  que  la  casualidad  ha 
puesto  en  sus  manos! 

Empresa  superior  á  mis  escasas  fuerzas  es  ocuparme  en  un  Monasterio 
que  hoy  no  existe,  y  cuyas  ruinas  apenas  nos  dan  á  conocer  el  perímetro  de  lo 
que  fué.  Con  grandísimo  gusto  he  oido  siempre  de  los  autores  de  mis  dias  y  de 
mis  respetables  y  encanecidos  amigos,  los  entusiastas  relatos  de  aquel  monumen- 
tal edificio  que,  no  solo  abrigaba  eminentes  y  virtuosos  sabios  y  santos,  sino 
que  por  sus  riquezas  se  complacia  en  poseer  notabilidades  artísticas  de  los 
autores  de  primer  orden,  y  en  dar  albergue  á  la  caridad,  manteniendo  en  tiempos 
de  escasez  á  mas  de  trescientos  pobres,  aparte  de  lo  mucho  que  favorecían  á  las 
órdenes  mendicantes.  Estas  gratísimas  noticias,  avivadas  con  la  vista  constante 
de  objetos  preciosos,  que  perteneciendo  un  dia  á  aquel  Monasterio,  se  ven  hoy 
por  doquiera  esparcidos  en  los  pueblos  circunvecinos,  fueron  el  estimulante  que 
me  obligó  á  buscar  noticias  relativas  á  dicha  importante  fundación.  Al  coor- 
dinarlas y  darlas  á  luz,  creo  conveniente,  para  su  mejor  inteligencia,  dividirlas  en 
tres  partes: 

1."     Recuerdo  histórico  déla  Cartuja  de  Valdecristo. 
2.*    Relación  circunstanciada  de  los  objetos  mas  notables  que  contenia. 
3.^    Biografía  de  los  Priores  y  Monjes  valencianos  que  mas  se  distinguieron 
por  su  ciencia  y  por  su  virtud. 


En  el  Reino  de  Valencia,  provincia  de  Castellón  y  obispado  de  Segorbe,  á 
dos  kilómetros  por  la  parte  Sur  de  esta  ciudad,  término  de  la  villa  de  Altura, 
distante  de  ella  sobre  500  pasos,  estaba  fundado  el  Real  monasterio  de  Cartujos 
titulado  de  Valdecristo.  Tristísimo  era  el  estado  de  la  Iglesia  al  empezarse  las 
obras  de  este  convento:  un  pernicioso  cisma,  que  empezando  por  Urbano  VI  y 
Clemente  Vil,  terminó  á  los  cincuenta  y  uno  años  con  Martino  V,  afligía  y  pertur- 


RECUERDOS  DE  LA  REAL  CARTUJA  DE  VALDECRISTO.  21 

baba  la  paz  de  aquella,  y  las  conrliciones  del  reino  de  Aragón  no  eran  tampoco  las 
más  á  propósito  para  la  construcción  de  aquel  monumento;  pero  la  religiosidad 
y  finneza  del  Rey  D.  Martin  vencieron  todas  las  dificultades  que  pudieran  opo- 
nerse á  semejante  propósito. 

En  efecto,  fué  fundado  este  Real  monasterio  el  año  l385  por  los  magní- 
ficos y  piadosísimos  Reyes  D.  Pedro  IV  de  Aragón  y  sus  hijos  D.  Juan  y  Don 
Martin,  que  sucesivamente  ocuparon  aquel  trono;  todos  tres  demostraron  una 
gran  propensión  y  deferencia  á  la  religión  de  la  Cartuja;  pero  con  especialidad 
reinó  este  grande  afecto,  desde  sus  primeros  años,  en  el  infante  D.  Martin,  según 
el  mismo  confiesa  y  textifica  en  el  libro  de  los  amplísimos  privilegios  que  dio  á 
dicha  Cartuja,  cuyas  palabras  textuales  dicen  así: 

^'' La  fuente  de  la  Sabiduría  que  mana  en  las  Alturas,  saliendo  de  la  Boca  del 
Altísimo,  cuyo  agradable  y  suave  ímpetu  alegra  sobre  Id  Celestiat  Ciudad,  7ios 
hispirá  con  Misericordia  desde  nira.  Infancia,  que  hiciératnos  edificar  con  mu- 
cho cuidado  y  piadosa  Devociotí  Una  Casa  al  Rey  del  Cielo,  y  Fundar  v.n  Mo- 
nasterio para  su  sonora  Alabanza.  Este  deseo  tii  se  lo  llevó  el  viendo,  ni  des- 
vaneció de  ntro.  afecto  y  vohmtad  como  la  Nube,  antes  al  cotitrario,  nos  hicimos 
mas  fuerte  en  El,  etc.,  etc.  „  -  • 

Por  estas  palabras  se  manifiesta  cómo  este  piadoso  Príncipe  crecía  en  el 
deseo  de  edificar  la  mencionada  Casa;  deseo  y  entusiasmo  que  se  avivó  con  la 
familiaridad  y  cariño  que  tenia  con  D.  Bernardo  (¡lafábrega,  paje  de  su  padre,  y 
hombre  tan  apasionado  del  orden  cartujano  que,  á  los  pocos  años  de  estar  al 
servicio  del  Rey,  le  pidió  permiso  para  retirarse  y  tomar  el  hábito  en  el  Monas- 
terio de  Scala-Dei.  El  infante  visitaba  con  gran  frecuencia  al  P.  Qafábrega,  no 
tanto  para  consolarse  en  sus  religiosas  enseñanzas,  como  para  continuar  gozando 
de  su  trato  y  conversación  discretísima  y  agradable. 

En  este  tiempo  cumplió  el  infante  veinte  años,  y  determinó  su  padre  casarlo 
con  Doña  María  de  Luna,  hija  única  de  D.  Lope  de  Luna,  Señor  de  la  ciudad 
de  Segorbe  y  Conde  de  Luna,  de  los  castillos  de  Castella  y  de  Fuentes,  el  ma- 
yor de  los  ricos-hombres  por  linaje,  poder  y  Estados,  y  de  Doña  Brianda,  hija  de 
D.  Beltran,  Conde  de  Agabiota,  casamiento  que  se  celebró  en  Barcelona  en  el 
mes  de  Junio  de  1872,  y  por  el  que  el  Rey  D.  Pedro  en  6  de  Julio  de  este  año 
dio  á  su  hijo  la  baronía  de  Jérica,  convertida  en  condado;  de  modo  que  el  infante 
D.  Martin  se  titulaba  entonces  conde  de  Jérica  y  de  Luna,  y  señor  de  la  ciudad  de 
Segorbe  por  su  mujer,  que  la  recibió  en  dote. 

Ni  los  cuidados  y  deberes  que  consigo  trae  el  matrimonio,  ni  las  ocupaciones 
que  tenia  de  su  padre,  que  eran  muchas,  pudieron  embarazarle  de  acudir  frecuen- 
temente á  verse  con  su  amigo  el  P.  (^afábrega;  y  así  por  los  consejos  de  este, 
como  por  la  visiOn  horrible  que  dice  tuvo  un  dia  tomando  la  siesta,  en  que  le 
pareció  ver  bajar  á  Cristo  Ntro.  Señor  á  manera  de  Juez  airado  desde  el  Cielo  á 


REVISTA   DE  VALENCIA. 


la  tierra  á.  juzgar  á  los  mortales,  cop  todos  los  signos  que  el  evangelista  San 
Lúeas  dice  han  de  preceder  al  Juicio  final  en  el  Valle  de  Josafat,  resolvió  desde 
luego  fundar  la  Cartuja  que  deseaba,  para  poder  en  alguna  manera  templar 
aquel  tan  justo  rigor  que  el  Divino  Juez  habia  mostrado  contra  los  hombres;  y 
al  efecto,  empezó  por  escribir  al  Papa  Clemente  VII,  á  quien  entonces  obedecían 
España  y  Francia,  pidiéndole,  con  la  mayor  sumisión,  se  dignase  concederle  las 
licencias  necesarias  para  la  fundación  de  dicha  Casa,  concesión  que  no  tardó  en 
conseguir  del  Pontífice,  por  Bula  dada  en  Aviñon  á  2 1  de  Abril  del  año  de 
l383,  quinto  de  su  Pontificado.  Igualmente  escribió,  suplicando  dicha  licencia 
al  entonces  vigésimo  sexto  general  de  la  orden  D.  Guillenno  Reinaldo,  quien  la 
concedió  en  el  mismo  dia  que  el  Pontífice,  expidiendo  á  la  vez  mandato  y  orden 
á  los  PP.  priores  de  Porta-Coeli  y  Scala  Dei  para  que  tratasen  con  eficacia  el 
negocio  de  la  fundación  con  nuestro  infante,  dándoles  cumplidas  facultades  para 
aceptar  el  lugar  y  territorio  que  este  ofreciere,  si  lo  juzgaban  apto  y  proporcio- 
nado, y  concediéndoles  poder  para  poner  en  esta  nueva  casa  los  monjes  y  reli- 
giosos que  fueren  necesarios,  con  nombramiento  de  Prior  en  quien  mejor  les 
pareciese. 

Viendo,  pues,  D.  Martin  que  ya  tenia  las  licencias  indispensables  para  la 
nueva  fundación,  trató  desde  luego  de  buscar  el  lugar  más  conveniente;  pero  no 
siéndole  posible  entonces  determinarlo  por  sí,  puesto  que  su  augusto  padre  Don 
Pedro  habia  mandado  reunir  Cortes  de  su  reino  en  Monzón  á  24  de  Abril  de 
l383,  y  érale  forzoso  dejar  sus  Estados  para  acudir  á  ellas,  encomendó  el  ne- 
gocio á  personas  de  su  mayor  satisfacción,  como  lo  eran  el  Illmo.  Sr.  Obispo 
de  Segorbe  D.  Iñigo,  Mossen  Bonafat  de  San  Feliu,  procurador  general  de  sus 
Estados,  y  el  Prior  de  Porta-Coeli  D.  Simón  del  Castellets.  Puestos  de  acuerdo 
estos  comisionados,  y  deseosos  de  corresponder  á  tan  honrosa  confianza,  andu- 
vieron todos  tres  por  las  tierras  del  infante,  y  no  encontraban  en'ellas  sitio  que 
les  pareciese  competente.  Desde  Monzón,  instábales  con  reiteradas  cartas  el  prín- 
cipe, pidiendo  se  resolviesen;  pero  jamás  les  fué  posible,  quizá  porque  no  daban 
con  el  lugar  en  que  Dios  tenia  determinado  se  fundase  dicha  Cartuja. 

En  vista  de  ello,  aunque  ocupadísimo  D.  Martin  en  los  negocios  de  las 
Cortes,  atormentado  con  los  deseos  de  la  nueva  fundación,  determinó  acudir 
él  mismo  para  decidir  la  duda  del  sitio.  De  vuelta  en  sus  Estados,  procuró  in- 
quirir entre  los  suyos  si  habia  alguna  persona  que  hubiese  estado  en  Jenisalen  y 
visto  el  Valle  de  Josafat,  para  que  le  pudiese  dar  cumplida  noticia  de  aqu'fl  sitio. 
No  tardó  en  encontrarla,  pues  casualmente  era  venido  de  Tierra  Santa  por  aque- 
llos dias  un  peregrino,  á  quien  se  le  hizo  comparecer  ante  el  infante,  y  por  quien 
este  pudo  enterarse  de  cuanto  deseaba.  Altamente  satisfecho  con  las  noticias 
adquiridas,  y  admirado  del  talento  y  discreción  del  peregrino,  le  mandó  alojar  en 
su  palacio,  deteniéndole  algunos  dias,  para  que  visitase  sus  Estados  y  se  deter- 


RECUERDOS  DE  LA  REAL  CARTUJA  DE  VALDECRISTO.  23 


minase  el  sitio  apetecido,  de  acuerdo  con  la  respetable  comisión  nombrada  ante- 
riormente por  él. 

Al  efecto,  el  14  de  Marzo  de  l385,  estando  en  su  palacio  de  Segorbe,  mandó 
reunir  en  Junta  á  los  Sres.  Obispo  de  la  ciudad,  procurador  general  de  sus  Esta- 
dos y  Prior  de  Porta-Cceli,  y  con  audiencia  del  peregrino  y  otros  señores  de 
la  corte,  se  discutió  todo  lo  necesario  á  dicha  fundación,  detenninando  salir  al 
dia  siguiente  á  recorrer  los  Estados  del  infante.  Miércoles  15  de  Marzo,  subieron 
todos  á  Jérica,  en  donde,  después  de  haber  visto  todo  su  término,  descansaron 
aquella  noche,  para  continuar  los  rlias  inmediatos  por  el  de  Segorbe,  y  al  fin, 
viernes  17  por  la  tarde,  reconociendo  imas  masadas  ó  granjas,  que  habia  en  el 
sitio  en  que  hoy  se  ven  los  restos  del  Monasterio ,  esclarnó  el  peregrino: 
"■En  todo  lo  que  tengo  visto  no  he  Jiallado  puesto  que  mas  se  parezca  al  Valle  de 
yosafat,  que  esta  Hoya  ceñida  por  Altura  y  Segorbe,  por  rodearla  montes  á  seme- 
janza de  Jerusaleti.,,  Con  esta  importante  declaración  y  por  el  acuerdo  de 
todos  los  acompañantes,  se  determinó  que  una  de  las  masadas  ó  granjas  fuese 
la  Conreria,  y  al  cabo  del  valle  se  hiciese  la  Cartuja,  dando  gracias  á  Dios  por 
haber  encontrado  lugar  tan  á  propósito  para  lo  que  deseaban. 

Algimos,  obedeciendo  quizá  á  tradigones  antiguas,  han  dicho  que  aquellos 
terrenos  hablan  sido  una  pequeña  aldea  de  moros  llamada  "Canoves,,,  destruida 
en  tiempos  posteriores  á  la  Reconquista;  pero  esto  no  debe  ser  cierto,  pues  en 
los  libros  que  contienen  los  privilegios  que  el  Rey  D.  Martin  concedió  á 
la  Cartuja,  nada  se  dice  de  ello,  y  sí  que  habia  en  dicho  sitio  unas  masadas  ó 
granjas,  propiedad  la  una  de  Miguel  Just,  la  otra  de  Doña  Sevilla  López,  y  la 
otra  de  D.  Miguel  Castellón,  notario,  vecinos  todos  de  Segorbe. 

Determinado  ya  el  lugar,  y  convenido  lo  que  debia  hacerse  para  la  fundación, 
el  infante,  sin  pérdida  de  momento,  compró  las  referidas  granjas  que,  con  otras 
tierras,  más  4.0OO  libras  que  señaló  él,  y  2.000  su  mujer  Doña  María,  con  60 
cahíces  de  trigo  anuales  para  el  sustento  ordinario  de  los  religiosos,  entregó  al 
Prior  de  Porta-Cceli  D.  Simón  de  Castellets,  el  cual  lo  aceptó  é  incorporó  todo 
á  la  Religión  en  nombre  del  Padre  General  de  la  Orden  D.  Guillermo  Rei- 
naldo. Este  acto,  que  se  celebró  con  la  mayor  solemnidad  y  regocijo,  tuvo 
lugar  en  la  Catedral  de  Segorbe,  el  18  de  Marzo  de  1885,  sábado,  vigilia  de  la 
Dominica  z«  Pasimie,  al  cantar  el  Coro  el  himno  Vexilla  Regis  prodemit;  hallán- 
dose presentes  á  tan  grandiosa  ceremonia,  además  del  infante  D.  Martin  y  el 
padre  Simón  de  Castellets,  el  limo.  Señor  Arzobispo  de  Tarragona  D.  Iñigo,  el 
Obispo  de  Segorbe,  del  mismo  nombre,  los  Sres.  Obispos  de  Huesca  y  Candía, 
con  otras  notabilísimas  personas  del  Jleino  y  el  Cabildo  de  la  Catedral.  Al 
dia  siguiente,  domingo  19,  el  mismo  infante  dio  públicamente  á  su  nueva  Casa 
el  título  de  Valle  de  Jesucristo,  que  abreviado  llamamos  Valdecristo,  segim  se 
infiere  de  estas  palabras  de  la  fundación:  La  nueva  Casa  llámese  Valle  de  Jesu- 


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REVISTA   DE    VALENCIA. 


cristo,  y  queremos  que  asi  se  llame,  á  semejanza  y  devota  jiiemoria  de  aquel 
SoMiisimo  Valle  de  Josafat,  en  el  cual  sin  ninguna  duda  y  con  toda  fidelidad 
creemos  aparecerá  Nuestro  Señor  Jesu-CIiristo  en  el  dia  del  Jidcio  sobre  una 
blanca  Nube  acompañado  de  multitud  de  Angeles  y  Bienaoenturados,  con  los 
cuales  nos  ha<^a  poner  y  colocar  á  su  Diestra  por  las  buenas  obras  que  con  su 
Gracia  hemos  hecho  é  hiciéremos  en  adelante,  etc. 

Concluidos  estos  actos,  D.  Martin  pidió  con  las  mayores  instancias  al  Prior 
de  Porta-Coeli,  que  en  virtud  de  la  autoridad  que  tenia  concedida,  mandase  venir 
de  Scala-Dei  los  monjes  y  religiosos  que  le  pareciesen  necesarios  para  la  admi- 
nistración espiritual  y  temporal  de  la  nueva  Casa,  pues  gustaba  fuesen  de  aquella, 
y  que,  sobre  todos,  no  dejase  devenir  su  amigo  D.  Bernardo  Qafábrega.  En 
cumplimiento  de  esta  petición,  el  padre  D .  Simón  de  Castellets  escribió  á  Scala- 
Dei,  ordenando  bajo  santa  obediencia,  que,  recibida  la  patente,  viniesen  de  aquella 
Cartuja  cuatro  monjes  y  dos  conversos,  número  que  estimó  necesario  para  la 
nueva  fundación.  Entretanto,  el  Prior  de  Porta-Coeli  envió  un  religioso  para 
que  reparase  y  distribuyese  las  masadas  de  manera  que  pudiesen  habitarlas  los 
religiosos;  y  así  procuró  disponer  algunos  aposentos  en  forrña  de  celda,  y  una 
capilla  para  celebrar  los  Divinos  Oficio^,  según  la  costumbre  cartujana. 

A  la  vez  escribió  también  el  infante  á  D.  Bernardo  (¡^afabrega,  dándole  razón 
y  cuenta  de  lo  que  habia  hecho  hasta  entonces  en  su  nueva  fundación,  y  persua- 
diéndole viniese  luego  con  sus  compañeros,  según  consta  de  su  carta  fechada  en 
Benagviacil  á  27  de  Marzo  de  l385. 

En  virtud  de  estas  cartas,  pues,  el  Prior  de  Scala-Dei  D.  Juan  Berga  mandó 
venir,  recibidas  las  patentes,  á  los  padres  D.  Arnaldo  Ardueni,  D.  Bernardo  ^afá- 
brega,  D.  Juan  Fernando  y  D.  Francisco  Qaplana,  monjes  sacerdotes,  y  á  Fray 
Guillermo  Despuig  y  Fr.  Antonio  Qaplana,  religiosos  conversos,  los  cuales  par- 
tieron de  aquella  Cartuja  el  tercer  dia  de  Pascua  del  Espíritu  Santo,  á  23  de 
Mayo  del  citado  año  l3S5,  para  ser  las  piedras  fundamentales  del  nuevo  mo- 
nasterio. 

Llegados  á  Porta-Coeli  en  1."  del  siguiente  mes,  lo  pusieron  en  conocimiento 
del  Infante,  que  se  hallaba  á  la  sazón  en  Liria,  y  como  eran  tales  los  vehementes 
deseos  de  este,  que  no  daba  reposo  á  su  conciencia  hasta  ver  levantada  pronto 
la  nueva  Casa,  abandonó  desde  luego  aquella  población  para  reunirse  con  los 
religiosos  en  Porta-Coeli.  Desde  aquí  avisó  al  Obispo  y  al  Justicia  de  Segorbe,  que 
el  dia  5  haria  su  entrada  en  esta  Ciudad,  acompañado  de  los  citados  monjes,  á 
quienes  deseaba  se  les  recibiese  con  señaladas  muestras  de  atención,  ya  que  ve- 
nían á  ser  las  orimicias  de  su  nuevo  convento. 

Dispúsose  el  recibimiento  con  la  severidad  propia  de  todo  acto  religioso,  á  la 
vez  que  con  el  regocijo  natural  del  pueblo,  que  tomó  una  gran  parte  en  esta  ma- 
nifestación, y  el  dia  5  por  la  tarde  hospedó  Segorbe  al  infante,  su  señor,  al 


RECUERDO  DE  LA  REAL  CARTUJA  DE  VALDECRISTO.  25 


padre  D.  Simón  de  Castellets  y  á  los  seis  venerables  varones  que  les  acompaña- 
ban. Y  como  en  las  citadas  masadas  ó  granjas  todo  estaba  ya  preparado,  pues  ha- 
bíanse dispuesto  algimos  aposentos  y  una  capilla  para  celebrar  los  Oficios  Divinos, 
el  infante,  que  no  queria  demorar  mas  aquel  acto,  determinó  darles  cuanto  antes 
la  posesión  y  poner  la  primera  piedra  del  gran  monumento  que  pensaba  edificar. 
Al  efecto,  procurando  desplegar  la  mayor  solemnidad  y  regocijo,  con  la  asis- 
tencia y  acompañamiento  del  Obispo  y  clero  de  la  Catedral,  multitud  de  convi- 
dados y  un  inmenso  gentío  de  todos  los  pueblos  circunvecinos,  en  la  mañana  del 
8  de  Junio  de  1885,  diade  la  octava  del  Corpus,  salieron  procesionalmente  de  la 
ciudad  al  sitio  destinado,  donde  se  dio  posesión  de  la  nueva  Casa  á  los  men- 
cionados frailes,  se  celebró  la  primera  misa  en  la  citada  capilla,  y  se  colocó  la 
primera  piedra  del  grandioso  edificio  titulado  Cartuja  de  Valdecristo,  gobernando 
la  Iglesia  los  dos  Pontífices  Urbano  VI  y  Clemente'  Vil,  rigiendo  estos  reinos 
el  Rey  D.  Pedro  IV  de  Aragón,  y  estando  al  frente  de  la  Orden  el  reverendísimo 
padre  D.  Guillermo  Reinaldo,  á  los  3oi  años  que  existia  ya  la  institución  car- 
tujana. 

José  Morro  Aguilar. 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA. 


LA   FAMILIA   DE    ZURITA  Y    SU  ÚLTIMO    REPRESENTANTE. 


¡ORRiA  el  año  l344:  trabajando  el  rey  D.  Pedro  IV  de  Aragón  en  reducir 
á  su  obediencia  los  condados  del  Rosellon  y  de  Cerdaña,  y  estando 
con  su  real  en  Colibre,  armó  caballero  á  D.  Romeo  Martínez  de 
Zurita,  jueves  24  de  Junio,  en  la  festividad  de  San  Juan  Bautista,  y  serian  muy 
particulares  sus  servicios,  pues  mereció  él  solo  aquel  dia  este  favor;  lo  que  re- 
cuerda perfectamente  el  mismo  rey  en  su  CrÓ7iica,  lib.  3.°,  cap.  26. 

Desde  aquel  tiempo  figura  la  casa  de  Zurita  entre  una  de  las  principales  del 
reino  de  Aragón,  pero  ni  fué  la  primera  ocasión  aquella  en  que  se  distinguían 
los  de  su  linage,  ni  habia  de  ser  tampoco  la  última.  No  fué  la  primera,  porque 
en  el  Fuero  viejo  de  Castilla,  que  otorgó  el  rey  D.  Alonso,  el  que  ganó  á  Ubeda 
juntamente  con  su  esposa  la  reina  Doña  Leonor,  concedió  á  los  Concejos  de 
Castilla  todas  las  cartas  quetenian  del  rey  D.  Alonso  el  Viejo,  el  que  ganó  á  To- 
ledo, verificando  la  concesión  en  1 2 1 2  en  el  hospital  de  Burgos,  y  en  el  libro  4.°, 
título  2.°,  vendidas  é  compras,  figuran  ya  como  personajes  muy  principales  Don 
Diego  Martínez  de  Zurita  y  D.  Ñuño  de  Aguilar,  Adelantado  de  Castilla,  con 
otros  caballeros,  que  decidieron  las  diferencias  ocurridas  en  la  enajenación  de 
las  tierras. 

En  1247  y  1248  asistieron  los  Zuritas  á  la  conquista  y  toma  de  Sevilla,  re- 
presentados en  las  personas  de  D.  Pedro  Ruiz  de  Zurita  y  D.  Estévan  de  Zurita; 
y  por  sus  notables  ser\'icios  y  esclarecidos  hechos  fueron  heredados  en  ella,  se- 
gún parece  del  repartimiento  que  empezó  á  hacer  el  Santo  rey  D.  Fernando  y 
continuó  su  hijo  el  rey  D.  Alfonso  el  Sabio,  en  el  año  1258. 

En  l363  se  concertaron  el  infante  D.  Enrique  y  el  rey  D.  Pedro  IV  de 
Aragón,  y  unos  y  otros  para  mayor  seguridad  se  dieron  rehenes,  y  entre  los  ca- 


HIJOS    ILUSTRES   DE    IIORELLA. 
♦ 


balleros  de  Castilla  que  dio  el  conde  de  Trastamara,  se  contaron  los  hijos  de 
Gonzalo  Fernandez  de  Zurita. 

En  el  libro  del  Becerro,  que  se  empezó  á  escribir  en  tiempos  del  rey  Don 
Alonso  XI,  por  los  años  l325,  y  se  continuó  y  acabó  por  el  rey  D.  Pedro,  su 
hijo,  estaban  escritos  y  consignados  los  nombres  de  los  señores  y  caballeros  de 
la  tierra,  de  donde  eran  naturales  y  de  que  behetrías,  y  aUí  se  mencionan  los 
Zuritas  del  reino  de  Toledo,  los  de  la  Merindad  de  Monzón,  ó  sea  Zurita  de  la 
Fojada,  y  los  de  la  Merindad  de  Castro-Xeriz. 

Del  castillo  de  Zurita  de  los  Canes,  cuyas  rocas  baña  el  Tajo,  ayudando  por 
su  parte  á  hacer  mas  inespugnable  aquella  fortaleza,  escribe  con  mucha  exten- 
sión el  rey  D.  Alonso  el  Sabio  de  Castilla,  en  la  Crónica  general  de  España, 
parte  4.%  cap.  8,  fól.  842,  848  y  844,  en  que  celebra  su  fortaleza  y  el  regocijo  que 
tuvo  el  rey  D.  Alonso  VUI,  de  tomarle,  por  los  años  11 68,  después  de  largo 
cerco  y.  aprovecharse  de  cierta  industria.  Todavía  usan  los  Zuritas  en  su  escudo 
los  canes  riñendo  sobre  suelo  jaquelado,  en  memoria  de  los  que  solian  velar 
aquella  fortaleza  en  otros  tiempos. 

En  1826,  Alonso  de  Zurita  figura  como  uno  de  los  capitanes  mas  seña- 
lados  y  distinguidos  que  sirvieron  al  rey  D.  Jaime  II  en  la  isla  de  Cár- 
dena. 

En  1866,  por  orden  del  rey  D.  Pedro  IV  de  Aragón,  son '  designados  Don 
Portóles  de  Zurita  y  D.  Sancho  de  Pedro  para  disponer  junto  con  Fray  Pedro 
de  Aragón,  religioso  de  San  Francisco,  todo  lo  concerniente  á  la  tasación  de 
terrenos  y  preliminares  para  la  edificación  de  un  nuevo  convento  de  Predica- 
dores en  la  villa  de  Calatayud. 

En  1889,  á  12  de  Marzo,  labrándose  cierta  parte  de  la  iglesia  de  Santa  En- 
gracia, en  la  ciudad  de  Zaragoza,  se  descubrió  un  túmulo  de  mármol,  y  cavando 
hondo  hallaron  otro  vaso  de  piedra  muy  cerrado  con  betúmen;  abriendo  el 
vaso,  descubrieron  dos  túmulos,  en  el  uno  habia  un  rótulo  esculpido  en  la  piedra 
que  declaraba  ser  aquel  cuerpo  el  de  Santa  Engracia,  y  en  el  otro  se  leia  una 
inscripción  que  decía  ser  el  cuerpo  de  San  Lupercio,  mártir,  y  cerraron  el  vaso 
para  que  se  abriese  en  presencia  del  clero  y  de  todo  el  pueblo.  Después,  á  17 
del  mismo  mes,  estando  presentes  el  Prior  de  Santa  María  la  Mayor  y  el  Arce- 
diano de  Santa  Engracia  y  el  Prior  de  las  Carmelitas  y  el  Zahneditia  y  Jurados 
de  la  ciudad  y  muchos  caballeros  y  gran  parte  del  pueblo,  se  mandó  abrir  aquel 
primer  túmulo,  y  halláronle  lleno  de  reliquias  de  los  17  mártires  compañeros 
de  Santa  Engraf  ia,  y  de  las  Santas  Masas,  á  cuya  memoria  se  fundó  aquella 
iglesia.  El  Za/»íííf/«a  de  aquel  tiempo  era  D.  Raimimdo  de  Zurita,  como  puede 
verse  en  el  tomo  2.°  de  los  Anales  de  Aragón,  lib.  10,  cap.  48. 

Este  Raimimdo  de  Zurita,  Zalmedina  en  1889,  fué  en  el  año  1898  Jurado 
de  la  misma  Zaragoza,  y  prestó  por  ella  y  por  el  Brazo  de  las  Universidades  del 


28  ■  REVISTA   DE   VALENCIA. 

m 


reino  el  juramento  de  fidelidad  al  rey  D.  Martin  el  Humatio,  y  para  después  de 
sus  dias  á  su  hijo  también  D.  Martin,  rey  de  Sicilia. 

En  el  mismo  año  1898  el  capitán  D.  Antonio  Zurita,  con  su  compañía  y  las 
de  otros  capitanes  aragoneses,  pasó  á  Aviñon  á  defender  al  Cardenal  D.  Pedro 
Luna,  que  mas  adelante  fué  el  Papa  Benedicto  XIII,  conservándole  los  Zuritas 
gran  afecto  y  veneración  hasta  en  su  desgracia. 

En  el  año  1411  y  en  el  interregno  que  sucedió  por  la  muerte  del  rey  Don 
Martin,  fué  nombrado  lugarteniente  del  gobernador  de  Valencia  por  la  congre- 
gación de  aquel  reino,  D.  Nicolás  Zurita,  no  siendo  valenciano,  sino  aragonés, 
de  la  villa  de  Mosqueruela,  letrado  en  el  Derecho  civil,  el  cual,  además  de  dis- 
tinguirse de  un  modo  notable  en  el  desempeño  de  su  cargo,  dio  pniebas  de  su 
pericia  y  valor  militar,  destniyendo  y  aniquilando  grandes  cuadrillas  de  malhe- 
chores y  gente  desmandada  de  Castilla,  que  entraron  por  las  fronteras  de  Daroca 
y  pasaron,  robando  y  corriendo  la  tierra,  hasta  que  se  recogieron  al  castillo  de 
Valmadriz,  que  era  de  Zaragoza,  cuyos  Jurados  dieron  el  mando  de  la  gente 
que  enviaron  á  combatirlos,  á  D.  Nicolás  Zurita,  destrozándolos  el  dia  postrero 
del  mes  de  Julio  de.1429,  como  puede  verse  en  el  tomo  3.°  de  los  Anales,  libro 
l3,  cap.  54,  fól.  18. 

En  el  Condado  de  Ribagorza,  en  el  reino  de  Aragón,  del  que  hizo  donación 
D.  Jaime  II  á  su  hijo  D.  Pedro,  conde  de  Prades,  en  el  año  l322,  existían  varios 
señores  de  este  linaje,  y  en  el  instrumento  público  de  donación,  dice  aquel  rey,  se 
le  dá  sin  perjuicio  de  los  nobles  é  infanzones  de  aquel  Condado,  nombrando  entre 
ellos  áD.  Jordán  de  Zurita. 

En  1518  celebró  el  emperador  Carlos  V  en  Zaragoza  Cortes  del  reino,  y 
uno  de  los  caballeros  á  ellas  llamado  lo  fué  D.  Francisco  Zurita;  concurriendo 
también  después  á  las  que  tuvo  el  mismo  emperador  en  Monzón  en  1528,  se- 
gún se  vé  en  su  Registro,  y  lo  depone  Francisco  Andrés  de  Ustarroz  en  sus 
Anales  de  Aragón,  que  publicó  y  añadió  el  M.  Fr.  Miguel  Ramón  Zapater  (li- 
bro 4.",  cap.  21,  fól.  80). 

Por  los  años  1565,  Fr.  D.  Guillem  Ramón  Zurita,  del  Reino  de  Aragón, 
fué  uno  de  los  Caballeros  de  la  Orden  de  San  Juan  que  se  hallaron  en  el  sitio 
y  defensa  de  Malta,  y  refiere  su  memoria  y  heroicas  hazañas  Francisco  Balbí 
Corregió  en  la  relación  de  este  sitio. 

En  las  Cortes  de  1585  que  celebró  el  ReyD.  Felipe  1  en  la  villa  de  Mon- 
zón, tuvo  carta  de  llamamiento  D.  Francisco  Zurita,  señor  de  Rocafort,  como 
se  vé  en  el  proceso  de  dichas  Cortes,  de  donde  se  desprende  que  esta  familia 
tenia  representantes  en  Ribagorza  y  en  Mosqueruela,  así  como  también  en  Jerez 
de  la  Frontera,  siendo  los  de  este  punto  Señores  del  Villar  del  Salz;  y  su  suce- 
sión, grandes  parentescos,  honores  y  prerogativas  con  que  se  hallaba  enlazada 
esta  familia,  los  describe  largamente  Alonso  López  de  Haro    en   su  Nobiliario 


HIJOS    ILUSTRES  DE   MORELLA.  2g 

genealógico-^  así  como  también  D.  Gonzalo  Argote  de  Molina  en  su  Nobleza  de 
Atidalucia.  En  las  adiciones  al  libro  2°,  cap,  83,  no  solo  describe  el  escudo  de 
sus  armas  sino  que  dice:  "Es  hoy  mayorazgo  de  este  linage  en  la  ciudad  de  Jerez 
de  la  Frontera,  D.  Fernando  de  Zurita,  Señor  del  Villar  del  Salz,  Caballero  de 
los  mas  principales  de  ella,  cuyo  apellido  y  linage  hace  mas  famoso  Gerónimo 
Zurita,  Caballero  Aragonés,  del  Consejo  del  Rey  nuestro  Señor  y  su  Secretario 
de  la  santa  y  general  Inquisición  de  España  y  Coronista  de  los  reinos  de  Ara- 
gón. De  estos  mismos  Caballeros  Zuritas  de  Jerez,  y  de  otros  que  han  casado 
en  diferentes  partes  de  España  con  personas  de  gran  lustre  y  de  los  que  pasa- 
ron á  las  Indias,  escribe  D.  Juan  Florez  de  Ocariz  en  sus  Genealogías  del  nuevo 
remo  de  Granada. 

Es  sabido  que  en  el  Reino  de  Valencia,  en  lo  que  ahora  llamamos  provincia 
de  Castellón  y  junto  á  uno  de  los  afluentes  delGuadalope,  no  lejos  de  Morella, 
existe  una  villa  y  castillejo  con  el  nombre  de  Zurita,  Zorita  ó  Sorita,  que  de 
estas  distintas  maneras  la  especifican  los  historiadores  valencianos  y  la  nombran 
los  naturales  y  pueblos  ribereños;  de  la  cual  muchos  creen  que  procede  la  familia 
Zurita  y  que  allí  tuvo  su  solar,  por  conservar  allí  mismo  varias  é  importantes 
posesiones  hoy  en  el  dia,  como  sucede  con  la  Masía  de  la  Beana  y  de  la  Tor- 
reta,  el  Mas  deis  Coixos  y  el  de  En  Pere,  pero  no  es  exacto,  como  luego  veremos 
por  medio  de  otros  documentos  justificativos.  Y  si  en  tiempo  de  los  Romanos 
pudo  llamarse  Sor  sita  por  algún  acontecimiento  notable  ó  victoria  que  pudo 
alcanzarse  en  aquel  lugar,  como  quien  dice,  "aqiu  fué  la  suerte,  „  cual  pretenden 
el  Dr.  D.  Pedro  A.  Beuter,  el  Dr.  D.  Jaime  Prades  y  D.  Gaspar  de  Lafiguera,  en 
sus  respectivas  obras  Coronica  de  España,  Adoración  de  las  Sanias  Imágenes, 
Historia  de  Ntra.  Sra.  de  la  Balma,  en  cambio,  Escolano,  en  su  Historia  de 
Valencia,  parte  2.%  lib.  8.°,  duda  mucho  sobre  la  legitimidad  y  verdad  de  esta 
interpretación.  Lo  cierto  y  positivo  es  que  en  el  año  1210,  perdida  la  villa  de 
Salvatierra,  se  trasladó  la  Orden  de  Calatrava  á  esta  villa  de  Zurita,  recogién- 
dose en  ella  las  reliquias  que  hablan  quedado:  asi  lo  aseguran  y  testifican  en 
sus  Anales  del  Cister,  Fr.  Ángel  Manrique,  Obispo,  Fr.  Miguel  Ramón  Zapater, 
en  su  Cister  Militante  en  la  Orden  y  Caballería  de  Calatrava,  y  Fr.  Hipólito  Sara- 
per,  en  su  Montesa  ilustrada. 

Después,  en  1233,  D.  Blasco  de  Alagon,  Mayordomo  del  Reino  de  Aragón, 
donó  esta  villa  á  D.  Andrés  de  Peralta;  los  sucesores  de  estela  vendieron  á  la 
casa  de  Heredia  en  el  mismo  Reino,  y  D.  Blas  Fernandez  de  Heredia,  tutor  del 
niño  Juan  Fernandez  de  Heredia,  la  vendió  á  los  Jurados  de  Morella  por  el  pre- 
cio de  5,500  libras,  pasando  la  venta  ante  Guillen  de  Quadres,  en  20  de  Diciem- 
bre de  l367,  y  la  aprobó  y  confirmó  con  particular  decreto  el  Rey  D.  Pedro  IV, 
en  Barcelona,  en  el  año  siguiente  l368,  tomando  posesión  de  ella  D.  Ramón 
Cardona,  Jiu-ado  y  Síndico  de  Morella,  en  8  de  Enero  del  mismo  año,  siguiendo 


3o  REVISTA   DE  VALENCIA. 


poseyéndola  los  Jurados  de  Morella,  con  las  décimas  y  la  jurisdicion  civil  y  cri- 
minal, mero  y  mixto  imperio;  y  su  castillo  fué  fortificado  por  la  misma  Morella 
en  1463,  enviando  gente  y  por  capitán  á  Francisco  Punter,  para  defenderle  de 
las  hostilidades  que  motivó  con  su  separación,  en  tiempo  de  D.  Juan  II,  el  prin- 
cipado de  Cataluña. 

Es  cierto  que  muchos  naturales  del  Reino  de  Aragón  pasaron  á  otras  pro- 
vincias para  poblar  en  ellas  algimas  villas,  dando  nombre  á  estas,  continuán- 
dose el  suyo  de  esta  manera  hasta  en  la  actualidad,  y  que  esto  pudo  suceder 
con  los  Zuritas  al  establecerse  en  Aragón,  en  Valencia  y  en  el  llamado  en  otro 
tiempo  Reino  de  Toledo;  y  no  lo  es  menos  que  en  España  ha  sido  frecuente  que 
infinitos  Caballeros  é  Infanzones  se  han  apellidado  por  los  nombres  de  los  luga- 
res y  pueblos  que  señorearon,  conquistaron  ó  fueron  heredados,  y  lo  mismo  sus 
diviseros  y  alcaides,  pudiendo  sospechar  que  el  apellido  Zurita  le  obtendrían 
los  de  este  linage,  por  concurrir  en  sus  ascendientes  alguno  de  los  motivos  di- 
chos, bien  en  la  Zurita  de  Castilla,  bien  en  la  de  Valencia:  mas  sea  de  esto  lo 
que  fuere,  es  preciso  convenir  que  la  divisa  de  los  Zuritas  es  tan  antigua  como 
original.  Fórmanla  dos  canes  levantados  de  oro  en  campo  verde,  mordiéndose 
los  hombros,  ensangrentadas  las  bocas  y  sobre  un  suelo  jaquelado  de  plata  y 
azul. 

En  Castilla  hay  un  refrán  antiguo,  que  dá  mucha  materia  al  discurso,  y  dice: 
los  perros  de  Zurita,  mando  no  tienen  á  guien  morder,  se  lastifnan  unos  á  otros. 
En  Aragón,  se  espresa  de  otra  mauera:  los  perros  de  Zurita,  pocos  y  mal  ave- 
nidos, y  muchas  aplicaciones  tienen,  así  el  escudo  y  el  refrán  en  la  vida  de  las  fa- 
milias y  en  la  de  los  pueblos. 

El  Sr.  Covarruvias,  en  su  Tesoro  de  la  lengua  española,  sospecha  que  pudo 
tener  origen  la  frase  en  el  cerco  que  se  puso  á  Zurita,  si  con  el  hambre  que  tu- 
vieron los  perros  vinieron  á  comerse  unos  á  otros,  ó  también  que  un  Alcaide 
de  Zurita  tenia  unos  perros  muy  bravos,  que  estaban  de  dia  atados  y  soltándo- 
los á  la  noche,  no  hallando  á  quien  morder,  se  mordían  unos  á  otros.  Esta 
incertidumbre,  dá  á  entender  que  se  pudo  decir  esto  por  algunas  contiendas  que 
sucederían  entre  los  de  este  linage,  motivando  con  ellas  el  refrán,  con  alusión 
á  los  perros,  por  la  rabia  que  muestran  cuando  entre  sí  riñen. 

Pero  dejando  aparte  el  escudo  y  el  refrán,  podemos  desde  luego  sentar  una 
afirmación.  Los  Zuritas  mas  ilustres  proceden  de  Aragón,  sus  casas  solares 
existen  hoy  en  iMosqueruela  y  en  Cantavieja,  y  su  último  representante  es  hijo 
de  Morella.  Vamos  á  verlo. 


HIJOS    ILUSTRES    DE    MORELLA.  3l 


En  los  libros  antiguos  que  habia  en  la  Iglesia  de  Mosqueraela,  de  la  Co- 
fradía de  la  Virgen  de  Nuestra  Señora  y  de  San  Blas,  que  se  estableció  cu 
l3l4  inscribiéndose  por  cofrades  el  Rey  D.  Jaime  II  y  D.  Ximeno  de  Luna, 
Obispo  de  Zaragoza,  que  poco  después,  fué  Arzobispo  de  Tarragona  y  última- 
mente de  Toledo,  hay  continuada  memoria  de  los  de  este  linage,  desde  el  año 
1850  hasta  el  año  1484  por  este  orden:  Domingo  Zurita,  año  1850;  Juan  Zurita, 
l38o;  Juan  Zurita,  mayor,  1884. — D.  Nicolauy  D.  Juan  Zurita,  1418. — D.  Juan 
Zurita,  vicario,  1419. — D.  Juan  Zurita,  clérigo  y  D.  Nicolau,  1420. — D.  Gonzalvo 
de  Zurita,  1422. — Francisco  Zurita,  1427. — Gonzalvo  Zurita,  1429;  y  en  otros 
años,  se  halla  repetido  este  apellido  hasta  1458. — Domingo  Zurita  y  Gabriel 
Zurita,  1450. — D.  Guillem  Zurita,  1478. — Gabriel  Zurita,  1479 — el  cual  fué 
abuelo  de  el  célebre  D.  Gerónimo  Zurita;  casó  con  D.'  Andrea  Lor  de  Solsona, 
natural  de  aquella  villa,  y  tuvieron  al  Doctor  Miguel  Zurita  de  Alfaro,  padre  del 
mismo  D.  Gerónimo,  de  quien  dice  D.  Nicolás  Antonio  en  su  Biblioteca  espa- 
ñola, tomo  1.0,  fól.  458:  MichaelSurita  (nobilislnijjis  ab  antiqíw gentis  origo  est 
Mosqneruela,  oppidwn  comviunitatis  Teruelensis  Regid  Aragomce)  vetiis  fatni- 
Haris  aide  Ferdinandi  Regís  Catliolici. 

Pero,  por  si  no  merecieran  entera  fé  á  algunos  los  mencionados  libros,  pode- 
mos fortalecer  nuestra  opinión  con  un  documento  que  obra  en  nuestro  poder  y 
que  de  una  manera  bien  original  ha  llegado  á  nuestras  manos,  si  bien  mutilado. 
Es  una  Real  carta  Provisión  de  Executoria  dirigida  á  D.  Melchor  Zurita,  vecino 
de  la  villa  de  Cantavieja,  mediante  D.  José  Porcada,  su  procurador  y  curador 
adlites  de  las  personas  de  Doña  María  Josefa  Zurita,  D.  Joaquín  Zurita,  D.  Gaspar 
Zurita  y  D.  Lamberto  Zurita,  menores  de  14  años,  y  á  los  ayuntamientos  de  las 
villas  de  Mosqueruela,  Mirambel  y  Cantavieja,  en  la  sentencia  de  revista  que 
dio  la  Real  Audiencia  de  Zaragoza  en  17  de  Marzo  de  1741,  en  el  pleito  y  causa 
de  infanzonía;  y  allí  consta  que  "«/  la  villa  de  Mosqueruela,  existente  detitro  del 
^'■Reytio  de  Aragón,  de  tiempo  inmemorial,  hasta  por  los  años  i^oo,  habia  y  hubo 
^^Ufta  familia,  Casal  y  Palacio  de  sangre  y  naturaleza,  con  el  apellido  Zurita,  de 
^''manera  que  todos  los  descendie?ites  y  origÍ7iarios  de  dicha  casa  y  familia,  fueron 
"_y  eran  notorios  Hidalgos  é  Infanzones,  y  por  tales  conocidos,  tratados  y  repu- 
"■tados  píélicamente  en  la  referida  villa,  en  este  Rey  no  y  otras  partes,  usando  y 
"•gozando  de  los  privilegios  y  prerrogativas  que  otros  y  los  demás  Infanzones  del 
'^presente  Reyno  acostumbraron  y  acostumbran  gozar,  y  de  las  Armas  de  la  refe- 
^''r  ida  familia,  que  han  sido  y  son  la  figura  de  dos  perros  de  oro  empifiados,  ba- 
^Hallaiuio  en  suelo  Jaquelado  de  Azul  y  Blanco  ó  plata,  mordiéndose  aquellos  en- 
"tre  si,  usattdo  de  las  referidas  Armas  cotno  tales  Infanzones,  según  todo  ello  es 
""asi  verdad.  Que  entre  otros  originarios  y  descendieiites  de  dicho  Casal  y  Familia 
"de  Z7irita,fué  D.  Nicolás  Zurita,  vecino  de  diclia  villa,  dueño  y  posehedor  de 
'■'aquel,  que  vivia  por  los  atios  mil  cuatrocientos  treifita,  y  después,  y  este  como 


33  REVISTA   DE   VALENCIA. 


"'tal,  y  como  descendiente  de  Don  Romeo  Martínez  de  Zurita,  su  quinto  Abuelo, 
.  "'que  fué  armado  Caballero  en  veinticuatro  de  Junio  de  mil  trescientos  cuarenta 
"y  cuatro  por  el  Señor  Rey  Don  Pedro,  llamado  el  Quarto  de  Aragón,  como  asi 
"es  verdad  y  resulta  por  las  públicas  y  autéjiticas  historias,  fué  y  era  el  dicho 
"D.  Nicolás  Zurita,  notorio  hijodalgo  de  sangre,  y  naturaleza  y  por  tal  püblica- 
"mente  tenido  y  reputado;  y  de  su  legitimo  matrimonio  que  co?itrajo,  hievo  en 
"hijo  á  D.  Gonzalo  de  Zurita,  y  este  del  suyo  huvo  á  Don  Gabriel  Zurita,  y  este 
"del  suyo  con  Doña  Andrea  Lor  de  Solsona  huvo  en  dicha  villa  de  Mosqueruela, 
"entre  otros  hijos  á  Don  Miguel  Zurita  y  á  Don  Maíheo  Zurita:  Que  el  dicho 
"Don  Mig2iel  Zurita,  hijo  del  referido  Don  Gabriel  {llamado  después  el  Doctor 
"Miguel  Zurita  de  Alfar  o,  por  haber  en  esta  ciudad  residido  algunos  años)  de  su 
"legitimo  matrimonio  que  contrajo  en  la  presente  ciudad  de  Zaragoza  co?i  Doña 
"Ana  de  Castro  por  los  años  de  mil  quinientos  diez,  huvo  y  procreó  entre  otros 
"á  Don  Gerónimo  Zurita,  Historiador  Analista  de  este  reino,  y  que  el  dicho 
"Do?i  Gerónimo  Zurita,  del  matrimonio  que  contrajo  con  Doña  Juana  García 
"de  Olivan,  huvo  en  hijo  á  Don  Gerónimo  Zurita  segimdo,  etc.,, 

Sobra  con  lo  espuesto  para  indicar  la  procedencia  de  dos  personajes  antiguos 
de  esta  familia,  el  Analista  de  Aragón  y  el  Doctor  de  Alfaro. 

Y  también  es  bastante  lo  que  antecede  para  ver  que  los  Zuritas  de  Mosque- 
ruela, residentes  después  en  su  casa  de  Cantavieja,  han  tenido  hasta  nuestros 
dias  constante  y  digna  representación,  siendo  los  últimos  vastagos  de  esta  an- 
tigua y  noble  familia  D.  Francisco  de  Zurita,  casado  con  Doña  Mariana  Borraz, 
déla  familia  de  los  condes  de  Creixell,  cuyos  hijos  fueron  D.  Gaspar,  D.  Jaime, 
Presbítero,  Doña  Vicenta,  Doña  Magdalena,  Doña  Luisa  y  Doña  Agustina  Zu- 
rita, nacida  esta  última  en  Morella,  donde  ha  terminado  sus  dias  en  el  año  1878, 
legando  todos  sus  intereses  para  la  instrucción  y  beneficencia  pública.    ■ 

Bien  merecen,  pues,  el  Doctor  Zurita  de  Alfaro  una  biografía,  el  Analista 
de  Aragón  D.  Gerónimo  un  recuerdo,  y  Doña  Agustina  Zurita  y  Borraz,  por  lo 
menos,  un  testimonio  de  gratitud  por  parte  de  los  hijos  de  Morella.  Esta  deuda 
del  corazón,  les  pagaremos  en  los  artículos  sucesivos. 


Nicolás  Ferrer  y  Julve. 


EL  PALACIO  DEL  REAL. 


o  escribo  para  los  octogenarios  que,  en  su  priviles^'iada  edad,  han  co- 
nocido muchísimos  edificios  públicos,  derribados  hoy  para  convertir  su 
área  en  nuevas  barriadas  de  lujosas  casas,  ó  destinados  á  otros  ob- 
jetos que  aquel  para  el  que  se  levantaron;  ellos  los  conocieron  antes  de  desapa- 
recer bajo  la  destructora  piqueta,  ó  vieron  suceder  el  bullicio  y  la  animación 
de  acuartelada  tropa  ó  moderna  burocracia  á  la  soledad  y  ascetismo  de  la  vida 
contemplativa  del  claustro.  Escribo  para  los  que,  sin  llegar  á  la  edad  provecta, 
ignoren  quizás  el  destino  y  los  principales  sucesos  verificados  en  monumentos 
que  ya  no  existen;  escribo  para  los  que,  poco  enterados  de  la  historia  de  Valencia, 
por  no  ser  de  ella  vecinos,  quieran  conmigo  rendir  el  debido  tributo  á  la  tradi- 
ción y  á  las  fuentes  de  la  contemporánea  historia. 

Justo  es,  pues,  que  dedique  un  recuerdo  á  los  edificios  públicos  que  contaba 
Valencia,  y  han  desaparecido,  puesto  que  los  que  aun  permanecen  en  pió  y  res- 
ponden, asimismo,  á  las  varias  necesidades  que  les  dieron  origen,  ó  han  sufrido 
notables  trasformaciones,  dada  la  nueva  índole  y  el  desenvolvimiento  de  las 
instituciones  sociales,  entran,  unos  y  otros,  bajo  la  inmediata  inspección  de  nues- 
tros amigos  y  lectores;  justo  es,  también,  fijar  nuestra  atención  en  edificios  que 
fueron  testigos  de  brillantes  glorias,  de  heroicos  sucesos  importantes  en  la  mar- 
cha de  nuestros  estinguidos  fueros  y  nuestras  antiguas  libertades  munici- 
pales. 

Ninguno,  entre  todos  los  monvunentos  derribados,  merece,  por  estos  dife- 
rentes conceptos,  la  atención,  como  el  que  fué  Palacio  del  Real,  morada  pe- 
renne de  nuestros  vireyes  y  capitanes  generales,  y  accidental  de  los  monarcas 
que  visitaron  esta  ciudad.  Poco  y  contradictorio  se  ha  escrito  acerca  de  la  pri- 
mitiva fundación  del  referido  Palacio.  Nuestros  antiguos  historiadores  trataron 
este  asunto  muy  superficialmente,  y  con  la  falta  de  fijeza  y  sobra  de  hipérbole, 
achaque  añejo  en  ellos,  hasta  el  punto  de  no  saberse,  de  una  manera  concreta, 
la  primitiva  época  de  dicho  Real  sitio.  Esto,  no  obstante,  todo  hace  creer,  con 
¡Malo  de  Molina,  que  la  llamada  Hiieria  de  Ahimría,  no  estaba  situada  en  el  ter- 

3 


34  RF.VISTA    DE    valentía. 

reno  en  que  lioy  está  implantado  el  barrio  de  la  Corona,  y  sí  donde  se  levantó  la 
Alquería  del  Moro  Alibufat;  todo  parece  indicar  que  las  ojivales  celosías  donde 
;,  j  asomaban  graciosas  huríes  para  ver  llegar  desde  ellas  á  sus  galanes,  que  salían 
por  la  puerta  de  la  Xerea,  pasaron  á  formar  parte  del  palacio  morada  del  Cid 
Campeador,  cuando  este,  deseoso  de  adquirir  aquella  famosa  Alquería  de  Al- 
nuuiia  para  dominar  la  ciudad  desde  aquel  sitio  estratégico,  traia,  desde  el  Puig, 
su  victoriosa  enseña.  Allí  hubo  de  recibir  D.  Rodrigo  á  los  más  distinguidos  de 
la  Aljama  de  Valencia;  allí  es  donde  más  tarde  se  instaló  Don  Jaime  de  Aragón, 
trasladando  su  Real  desde  el  campamento  de  Ruzafa,  y  allí,  sin  duda,  se  siguieron 
con  el  mayor  secreto  las  negociaciones  que  dieron  término  á  la  capitulación  de 
esta  ciudad. 

No  está  en  lo  cierto  nuestro  respetable  maestro  el  Sr.  Boix  cuando  asegura, 
en  su  Historia  de  Valencia  refiriéndose  á  este  Palacio,  "que  Escolano  nada 
'■dice,  referente  á  la  existencia,  mas  que  en  el  de  los  Reyes,  que  nosotros  llama- 
"mos  el  Real,  tenemos  dos  Iglesias,  etc.,  etc.,,  puesto  que  en  el  capítulo  11  del 
libro  4."  de  la  1.'  Década  indica  Escolano  que  "este  mesmo  rey  Don  Pedro  ree- 
"dificó  el  palacio  que  llamamos  el  Real,  desotro  cabo  del  rio,  que  de  las  guerras 
"del  rey  Don  Pedro  el  Cruel  había  sido  por  los  castellanos  asolado  y  destruido,, 
\-  más  adelante,  en  el  mismo  capítulo  espresa  "dije  que  se  reedificó,  porque  en 
'"tiempo  de  los  moros  ya  habia  allí  mesmo  Palacio  Real,  como  lo  refiere  el  rey 
'"Conquistador  en  su  historia,  cuando  dice  que  al  punto  que  el  Rey  moro  de 
"Valencia  consintió  qué  se  arbolase  el  estandarte  cristiano  sobre  la  torre  del 
'"Temple  en  señal  de  rendimiento,  se  hallaba  el  dicho  rey  Conquistador  en  la 
"rambla  del  rio,  entre  el  Palacio  Real  y  el  muro,,  y  añade  "y  en  los  fueros  que 
"nos  dio  (número  18),  en  el  título  de  los  pasos,  espresamente  hace  mención 
"deste  palacio  edificado  en  la  vega  del  rio.  á  quien  también  llama  el  Real.,, 

No  es,  pues,  diminuta,  ni  poco  constante  noticia  de  Escolano,  la  que  confun- 
dió Esclapés,  según  el  Sr.  Boix,  ni  lo  dicho  en  sus  veinte  y  una  líneas  por  Pascual 
l'^sclapés,  en  el  Resumen  historial  puede  servir  oara  negar  en  absoluto  la  exis- 
tencia de  la  morisca  alquería,  su  destino  regio,  y  que  en  ella  permaneció  el  rey 
Don  Jaime  algún  tiempo,  pues  no  es  mas  que  una  creencia  suya  la  de  que  el 
Palacio  solo  tuvo  origen  en  1870,  cuando  Don  Pedro  IV  lo  mandó  levantar, 
confundiendo  la  creación  con  su  reedificación.  Por  otra  parte,  Esclapés,  en  su 
obra,  de  escasas  dimensiones,  no  trata  apenas  de  los  sucesos,  y  solo  se  ocupa  de 
la  fundación  y  conquista  de  la  ciudad,  en  treinta  páginas  (edición  de  José  Estévan), 
Tínica  parte  histórica,  puesto  que  luego  solo  describe  las  Iglesias,  tanto  la  Mayor, 
como  las  parroquiales,  los  conventos,  las  ermitas  y  otros  edificios  que  califica 
de  fábricas  insignes. 

Pudo  Escl^és,  á  no  querer  ser  tan  conciso,  citar  á  Fray  Francisco  Diago 
ruando  este  concienzudo  historiador,  en  el  capítulo  25,  libro  7.°  de  sus  Anales 


EL    PALACIO    DEL   REAL. 


dice,  al  tratar  de  la  capitulación  de  Valencia,  que  quedó  terminada  y  convenida 
definitivamente  entre  el  Arráez,  que  trajo  la  respuesta  de  Zaen,  y  el  rey  Don  Jaime 
"no  sin  haber  antes  comunicado  este  con  la  reina,  su  mujer,  que  también  estaba 
^en  Ruzafa;^,  pero  se  comprende  que  Esclapés  no  debió  hacer  hincapié  en  esto 
texto,  porque  en  la  misma  obra  del  erudito  fraile  dominico*  y  hasta  en  el  mismo 
capítulo,  se  lee;  "se  fué  el  rey  la  vuelta  de  aquella  torre  y  puesto  entre  los  nuw 
"ros  7  el  Real  (que  710  es  menos  antiguo  que  esto  el  Real  de  Valencia)  vio  su  Real 
"pendón  desde  allí  en  la  torre  del  Temple,  con  tan  grande  regocijo  interior,  que  le 
"saltaron  las  lágrimas.,, 

El  Sr.  Perales,  concienzudo  comentarista  de  Escolano,  en  sus  ampliaciones 
al  libro  9.°  de  este  historiador,  explica  muy  acertadamente  este  punto.  Es  indu- 
dable que  el  ejército  de  D.  Jaime  acampó  £n  Ruzafa,  donde  se  instaló  el  cuartel 
general  de  sus  tropas;  pero  también  lo  es  que  el  invicto  monarca  aragonés  re- 
corría el  asedio  de  esta  ciudad,  se  trasladaba  donde  su  presencia  era  mas  nece- 
saria para  atender  á  las  operaciones  del  sitio,  y  uno  de  los  puntos  que  tempo- 
ralmente ocupó  fué  la  huerta  de  Almunia,  en  donde  hubo  de  seguir  con  el  mayor 
secreto  las  negociaciones  de  la  capitulación,  secreto  imposible,  si  estas  negocia- 
ciones se  hubieran  entablado  en  el  cuartel  general  de  Ruzafa,  donde  solo  se 
firmó  la  espresada  capitulación.  Terminada  que  fué  esta  y  tomada  posesión  de 
.la  ciudad  por  D.  Jaime,  entonces  pasó  este  á  fijar  su  regia  morada  en  la  Almu- 
nia, tomando  esta  encantadora  alquería  el  nombre  de  Real. 

Siguiendo  á  Escolano,  y  á  la  mayor  parte  de  los  historiadores  que  dejamos 
mentados,  puede  asegurarse  que  D.  Pedro  IV  reedificó  en  iSyo  el  Palacio, 
puesto  que  los  castellanos  lo  hablan  asolado  y  destruido  en  la  -época  de  Don 
Pedro  el  Cruel  y  en  dos  cercos  que  en  aquellos  tiempos  sufrió  esta  ciudad. 

El  Sr.  BoLx,  dando  ,á  este  pasage  mas  crédito  que  á  otros  de  Esclapés,  que 
dice  en  su  Historla.l  que  "Z>.  Pedro  le  mandó  construir  al  tiempo  que  planteó 
"■las  murallas  que  hoy  time  la  ciudad,  que  fué  en  el  año  ij¡d'  niega  el  hecho  de 
la  reedificación  en  dicho  año,  puesto  que  la  fábrica  de  las  murallas  se  hizo  en 
1356,  é  indica  que  en  esta  última  fecha  ya  estaba  edificado,  y  en  l33l  le  habitó 
D.  Alonso  III  de  Cataluña  y  IV  de  Aragón.  Nada  obsta  en  contrario,  y  todo 
consiste  en  una  equivocación  de  Esclapés,  dando  como  hecha  en  im  mismo  año 
la  reedificación  del  Palacio  y  la  construcción  de  las  murallas.  Tampoco  significa 
nada  que  existiera  el  Real  en  l33l  y  i356  para  que  en  1870  fuera  necesaria  su 
reedificación  por  su  mal  estado. 

De  todos  modos,  y  sea  cual  fuera  el  año  en  que  se  reconstruyó,  debemos  al 
contemporáneo  y  erudito  D.  José  María  Zacarés,  celoso  investigador  de  las 
patrias  glorias,  una  verídica  descripción  del  Palacio  del  Real. 

"Su  área,  dice,  próximamente  era  la  misma  en  que  ahora  se  halla  la  monta- 
ñita  llamada  de  Elío  y  los  cuadros  del  jardin  que  la  circuyen.  Su  fachada  princi- 


36  REVISTA   DE    VALENCU. 


pal,  de  unos  igo  palmos  de  larga,  consistía  en  un  pórtico  abierto  formado  por 
siete  arcos  de  medio  punto,  sobre  el  que  se  alzaba  el  primer  piso  con  trece  bal- 
cones, otro  segiuido,  con  otros  trece,  y  la  boardilla  con  igual  número  de  ventanas 
apaisadas;  dos  torres  cuadradas  de  algima  mas  elevación,  colocadas  á  sus  ex- 
tremos, completaban  este  primer  cuerpo.  Tres  puertas  con  pilastras  resaltadas 
daban  ingreso  á  un  anchuroso  patio  en  el  que  se  hallaban  las  dos  espaciosas 
escaleras  cjue  recibían  la  luz  por  las  cúpulas  ó  medías  naranjas  que  cerraban 
sus  cajas;  tenían  un  solo  descanso  á  mitad  de  su  altura,  y  con  otro  tramo  des- 
embocaban la  una  en  el  saloncito  frontero  de  la  capilla,  y  la  otra  en  una  sala 
interior  contigua  á  la  misma;  las  gradas  ó  peldaños  de  ambas  eran  de  piedra 
con  barandilla  de  hierro,  y  sobre  sus  puertas  de  ingreso,  adornadas  de  colum- 
nas jónicas,  se  hallaban  los  escudos  de  las  armas  reales  de  Aragón,  sin  mas 
adorno  que  la  corona  y  unos  follages  á  los  lados.  La  capilla,  en  el  mismo  piso, 
bastante  espaciosa,  de  una  sola  nave,  con  pilastras  doradas,  de  orden  corintio, 
tenia  tres  altares,  el  mayor  ó  principal,  dedicado  á  Nuestra  Señora  de  los  An- 
geles; otro  pequeño  al  Santísimo  Cristo  de  la  Penitencia,  y  otro  á  San  Jaime 
Apóstol  y  á  Santa  Catalina,  que  se  construyó  cuando  se  hizo  la  obra  nueva. 
En  el  presbiterio,  á  la  parte  del  evangelio,  había  un  templete  formado  de  ocho 
columnas  pareadas,  de  orden  dórico,  de  mármol  jaspeado,  doradas  sus  bases  y 
capiteles,  así  como  el  friso,  cornisa  y  cascaron  <iue  le  cerraba:  dentro  de  él  se 
hallaban  colocados  el  sillón  y  mesita  destinados  para  la  Real  persona,  cuando 
bajaba  á  los  divinos  oficios,  pues  que  podía  asistir  á  ellos  en  las  dos  tribunas 
que  sobre  el  mismo  presbiterio  mandó  construir  el  rey  D.  Martin  á  su  regreso  de 
Sicilia;  el  piso  era  de  mármoles  azules  y  blancos. 

'"Del  primer  patio  se  pasaba  á  otro  cuadrado,  de  unos  ochenta  pies  de  área, 
circuido  de  un  pórtico  abierto;  en  su  piso  bajo  estaban  las  cuadras,  cocheras  y 
almacenes,  y  en  el  l.»  y  2.°  magníficas  habitaciones,  tales  como  la  sala  de  guar- 
dias, la  de  ugieres,  el  salón  que  servia  de  teatro,  las  cámaras  y  gabinetes  desti- 
nados para  las  Reales  personas,  la  galería  cjue  caía  á  los  jardines,  la  armería,  el 
archivo  y  demás  oficinas  correspondientes.  A  la  izquierda  de  este  cuerpo  se 
añadió  á  mediados  del  siglo  XV  un  pequeño  edificio  destinado  para  habitación 
de  los  jardineros,  conserjes,  guarda-bosques  y  otros  dependientes,  y  á  la  dere- 
cha otro  de  iguales  dimensiones  que  el  principal,  también  con  sus  dos  elevadas 
torres  cuadradas,  en  la  l.=  de  las  cuales  se  hallaba  colocado  el  reloj  que  antes 
habia  estado  á  la  parte  de  la  huerta,  dentro  de  un  casilicio  de  madera,  cubierto 
de  planchas  de  plomo,  con  su  giraldilla  y  dos  horarios,  uno  á  la  parte  del  Real 
y  otro  á  la  de  la  ciudad;  su  arquitectura,  á  escepcion  del  pórtico,  era  bastante 
parecida  á  la  del  cuerpo  principal  y  se  le  daba  el  título  de  la  obra  nueva,  por 
haberse  construido  en  todo  el  trascurso  del  siglo  XV  y  principios  del  XVI,  cuando 
las  ocupaba  el  capitán  general  y  virey  de  este  reino;  otra  parte  el  alcaide  del 
Real  Palacio,  gefe  de  todo  él  y  de  sus  dependientes  y  empleados,  con  jurisdicción 
civil  y  criminal  privativa,  y  el  resto  la  Real  Audiencia  desde  su  creación  por  el 
Sr.  D.  Pedro  IV  el  Ceremonioso,  en  l36l,  hasta  su  traslación  en  1751  al  Palacio 
de  la  antigua  Diputación  del  Reino,  donde  subsiste. 

"En  la  construcción  de  tan  extenso  y  magnífico  castillo  fueron  empleados  los 
mas  hábiles  arquitectos  ó  maestros  de  obras,  como  entonces  se  les  llamaba,  de 
sus  respectivas  épocas.  Alfonso  Valdomar,  el  mismo  que  tuvo  á  su  cargo  alargar 
la  Santa  Iglesia  Metropolitana  hasta  la  línea  de  su  torre  ó  Micalet,  construyendo 
el  nuevo  muro  y  nave  que  media  entre  la  puerta  principal  y  la  del  coro;  Pedro 
Compte,  el  célebre  maestro  de  la  casa  de  la  contratación;  Pedro  Viña,  su  com- 
pañero y  sucesor  en  la  continuación  de  las  obras  de  importancia  que  entonces 
hacia  la  ciudad  y  cabildo  eclesiástico,  y  otros  varios,  de  los  cuales  es  tal  la  escasez 


ÍL    PALACIO    DEt   REAf..  J,~ 

de  noticias,  que  no  nos  atrevemos  á  sentar  datos  aventurados.  Su  fábrica,  hasta 
la  altura  del  primer  piso,  era  generalmente  de  piedra  de  cantería,  de  tal  solidez 
y  espesor,  que  cuando  en  el  año  l8lO  se  trató  de  su  demolición,  no  faltaron  hom- 
bres decididos  que  se  ofrecieron  á  encerrarse  en  él  y  defenderlo,  considerándolo, 
y  con  razón,  como  un  fortísimo  castillo. 

"Falcó,  Carbonell,  los  dos  Ribaltas,  Vicente  Juan  Masip,  ó  el  grande  Juan 
(le  Joanes,  como  se  le  conoce  vulgarmente,  los  Espinosas,  Peralta,  Zariñena  v 
otros  célebres  artistas  y  pintores  valencianos,  habian  dejado  en  él  memorias  suyas, 
porque  el  Palacio  del  Real  era  mirado  como  un  centro  común,  como  una  cró- 
nica viva  de  esta  patria,  que  se  habian  esmerado  en  ataviar  todos  sus  hijos  emi- 
nentes. Las  bellezas  de  esta  última  ciase  que  era  posible  estraer  lo  fueron,  se"im 
tenemos  entendido,  y  colocadas  en  cota  Real  Academia  de  San  Carlos  y  otros 
parajes  oportunamente. 

"Durante  seis  siglos  lo  habitaron  setenta  y  ocho  vireyes  ó  capitanes  genera- 
les, siendo  el  primero  el  infante  D.  Jaime,  como  lugarteniente  de  esta  corona, 
por  su  padre  D.  Jaime  II,  en  iSlg,  y  el  último  el  conde  de  la  Conquista  en  1808; 
y  obtuvieron  el  gobierno  del  mismo  diez  y  siete  alcaides,  siendo  el  último  el  co- 
ronel D.  Miguel  Colina  de  Hutveldé  en  1810.  En  este  año,  las  circunstancias 
bien  sabidas  de  las  ocurrencias  de  la  época,  la  consternación  en  que  se  hallaba 
la  ciudad  con  motivo  de  ser  ocupado  por  los  ejércitos  franceses  la  mayor  parte 
del  reino,  y  haberlos  tenido  ya  á  sus  puertas  por  dos  distintas  causas,  que  no  es 
del  caso  expresar,  hicieron  temer  que  en  una  nueva  tentativa  se  hiciesen  inertes 
en  el  palacio,  y  fué  acordada  su  demolición,  sin  embargo  de  las  enérgicas  protes- 
tas y  denuedo  entusiasta  de  muchos  valientes  ciudadanos,  que  cual  los  impávidos 
hijos  de  Zaragoza  en  su  palacio  de  la  Aljafería,  preferían  sucumbir  entre  sus 
ruinas  á  que  desapareciese  el  mommiento  mas  glorioso  de  la  provincia.  En 
pocas  semanas  se  le  vio  reducido  á  escombros,  y  aun  estaba  en  pié  parte  del 
muro  de  su  primer  cuerpo,  cuando  se  presentó  ante  esta  ciudad  el  ejército 
francés,  al  mando  del  mariscal  Suchet,  colocó  tras  él  una  batería  de  morteros  y 
otra  de  cañones,  con  la  que  enfiló  la  muralla  que  habíamos  constniido  á  la  ca- 
beza del  puente  del  Mar;  el  batallón  de  Castilla  que  la  guarnecía  cañoneó  largo 
tiempo,  pero  sin  fruto,  aquellos  paredones,  y  entonces  se  conoció  el  inconcebible 
error  con  que  se  habia  procedido.  Después  de  aquella  época,  el  Sr.  Elío,  de  quien 
ya  hemos  hecho  mencioUj  pensó  en  alzarle,  de  nuevo;  lo  propuso  al  gobierno  y 
propuso  arbitrios  para  ello,  pero  este  gran  pensamiento  reparador  requería  sin 
duda  tiempos  mas  tranquilos.,, 

Hasta  aquí  el  distinguido  publicista  Sr.  Zacarés.  Sus  artículos,  insertos  en 
E¿  Fétiix,  periódico  del  año  1846,  son  notables  bajo  todos  conceptos.  El  señor 
Boix,  sigiúendo  al  P.  Teixidor,  también  conviene  en  que  con  el  beneficio  del 
tiempo  se  mejoró  notablemente  el  Real  Palacio.  El  copde  de  Paredes,  dice, 
luego  que  se  hizo  cargo  delvireinato  de  este  reino,  añadió  la  hermosa  galería 
que  caia  á  la  parte  de  la  ciudad,  y  así  quedó  igual  su  fachada,  porque  antes  las 
torres  colaterales  salían  á  fuera.  En  el  año  1744  se  lució  todo  el  exterior, 
porque  se  tenia  por  cosa  cierta  que  la  princesa  de  Parraa,  Doña  Isabel  de  Far- 
nesio,  que  venia  á  casarse  con  Felipe  V,  desembarcaría  en  Vinaroz  y  de  paso 
por  esta  ciudad  se  hospedaría  en  él,  aunque  no  sucedió  así.  Lucióse  otra  vez, 
interior  y  exteriomiente,  para  la  venida  de  Felipe  V  que  entró  en  Valencia  el 
viernes  5  de  Mayo  de  1719. 


38  REVISTA   DE    VALENCIA. 

• 

No  se  concibe  que  el  mismo  escritor  (Sr.  Boix)  que  en  su  Historia  de  la  ciudad 
y  reino  de  Valencia  nada  afirma  respecto  á  la  reedificación  del  Palacio  en  1870, 
no  lo  recordase  al  escribir  el  II  tomo  de  Valencia  histórica  y  topográfica  que 
se  pablic(')  para  la  Biblioteca  de  El  Diario  Mercantil,  puesto  que  entre  otras 
cosas  dice  que  "su  construcción  primitiva  pertenece  á  la  dominación  árabe,  y 
"después  de  lo  que  sufrió  este  Palacio  durante  las  guerras  con  el  rey  D.  Pedro 
"de  Castilla,  lo  reedificó  y  mejoró  D.  Pedro  IV  de  Aragón,  su  noble  competidor, 
"POR  LOS  AÑOS  iSjo".  ¡Contradicción  fragante,  que  parece  increible  en  tan 
distinguido  y  apreciable  publicista! 

El  respetable  anciano  Sr.  Orga,  fiel  testigo  de  nuestra  contemporánea  his- 
toria, publicó  en  la  revista  titulada  Valencia  Ilustrada  un  bien  escrito  artículo 
con  el  mismo  epígrafe  que  el  mal  pergeñado  que  hoy  ocupa  á  mis  lectores. 
¡Lástima  que  el  Sr.  Orga,  imitando  al  erudito  Zacarés,  en  su  escesiva  modestia, 
hayan  dejado  sus  inmejorables  trabajos  escritos  en  diferentes  artículos  y  publi- 
caciones periodísticas,  sin  compaginarlos,  coleccionarlos,  ampliarlos,  y  formar 
con  ellos  un  libro,  fuente  pura  y  cristahna  para  la  historia  contemporánea  de  Va- 
lencia! 

El  Sr.  Orga,  al  ocuparse  del  Palacio  del  Real,  dice  que  "allí,  según  unos, 
"Francisco,  según  otros  Guillem  de  Vinatea  y  de  Moneada,  recordaron  al  rey  el 
"sagrado  cumplimiento  de  los  fueros  del  reino  que  su  antecesor  concediera,  dis- 
"puestos  y  juramentados  á  morir  matando  á  sus  malos  consejeros  (respetando  la 
"inviolabilidad  sagrada  del  monarca)/«¿'.íí'-'/  los  que  fuesen.  Reconoció  el  rey  lo 
"justo  de  la  petición,  y  preguntando  á  estos  virtuosos  procuradores,  que  habían 
"confesado  y  comulgado  antes,  y  estaban  preparados  á  morir:  ¿Y  si  fuese  la 
"reina?  ¿Se  esceptuaba?  Pasma  la  contestación  de  Vinatea:  "De  madama  la  reina 
"no  se  ha  tratado." 

A  la  reimpresión  de  la  obra  de  Escolano,  hecha  por  los  Sres.  Terraza  y 
Aliena,  en  el  pasado  año  1880,  acompaña  una  lámina  del  Palacio  Real,  según  un 
cuadro  del  pintor  D.  Miguel  Parra,  que  dá  una  idea  bastante  aproximada  de  la 
descripción  fiel  y  exacta  hecha  por  el  Sr.  Zacarés. 

Fuera  de  las  noticias  consignadas  por  los  historiadores  de  que  llevamos  hecha 
mención,  nada  mas  se  dice  de  los  principales  acontecimientos  verificados  en  el 
referido  Palacio,  hasta  el  memorable  levantamiento  nacional  de  1808.  ¡Lamen- 
table laguna,  solo  explicable,  atendida  la  turbulencia  de  los  pasados  tiempos,  y 
la  escasez  de  escritores  aficionados  á  narrar  los  sucesos  de  su  pais,  acaecidos 
en  el  siglo  XVIII! 

Salvando,  pues,  esa  solución  de  continuidad,  debemos  trasladarnos  á  la  tarde 
del  24  de  Mayo  de  l8oS,  en  la  que  puestos  de  acuerdo  Bertrán  de  Lis  con  el 
P.  Rico,  Vidal  y  Ordoñez,  este  último  oficial  del  regimiento  de  Saboya,  se  diri- 
gieron al  Palacio  del  Real  con  el  objeto  de  solicitar  de  la  Autoridad  Militar  la 


EL    PALACIO    DEL    REAL.  09 

entrega  de  la  cindadela,  á  fin  de  secundar,  de  una  manera  explícita,  al  glorioso 
alzamiento  nacional  iniciado  por  Daoiz  y  Velarde,  y  el  grito  dado  por  el  pueblo 
y  el  palleter  Domenech  en  la  plaza  do  las  Pasas.  Negóse,  como  era  de  suponer, 
el  capitán  general  á  esta  demanda;  pero  el  pueblo,  que  á  la  sazón  se  habia  re- 
imido  en  grandes  grupos  en  la  vecina  plaza  de  Santo  Domingo,  invadió  el  anchu- 
roso patio  del  Palacio  y  di<j  muestras  inequívocas  de  no  querer  retirarse,  temeroso 
de  la  poca  decisión  del  general,  hasta  que  este  cejó  y  entregó  la  orden,  con  la 
que  marcharon  íI  la  cindadela,  se  posesionaron  de  ella,  y  se  apoderaron  de  ar- 
mas y  municiones. 

En  el  Palacio  referido  se  nombró  una  magna  junta,  compuesta  del  capitán 
general;  arzobispo  Company,  los  generales  residentes  en  la  plaza,  varios  gefes 
del  ejército  y  marina,  canónigos,  regente  y  magistrados  de  la  Audiencia,  fiscales 
y  alcaldes  del  crimen;  pero  deseoso  el  pueblo  de  que,  además  de  las  autoridades, 
tuvieran  cabida  en  ella  representantes  del  elemento  popular,  ya  que  popular  era 
el  movimiento,  se  accedió  á  esta  justa  petición,  formada  por  el  P.  Rico  y  por 
Manuel  Cortés,  y  en  su  consecuencia  se  convocó  á  otra  sesión  á  las  cinco  de  la 
tarde  del  25  de  Mayo,  en  dicho  Palacio,  entrando  en  dicha  junta  los  que  se  nom- 
braron representantes  del  pueblo. 

¡Lástima  que  tan  glorioso  alzamiento  se  manchase  con  los  tristísimos  sucesos 
de  la  cindadela!  El  canónigo  Calvo,  fanático  sacerdote,  acaudillando  la  hez  de 
la  sociedad,  entró  á  saco  en  ella,  á  los  primeros  dias  de  Junio,  y  degolló  inhu- 
manamente á  innumerables  franceses  allí  reclusos,  que  no  tenían  otro  delito  que 
serlo,  sin  que  pudieran  amansarlo  ni  las  aterradas  y  perplejas  autoridades,  ni  la 
comunidad  de  Santo  Domingo  que,  reunida  y  con  el  Santísimo  Sacramento,  se 
presentó  á  contener  aquellos  desmanes  y  defender  á  los  infelices  presos.  El 
P.  Colomer,  Manescau,  en  su  Manifiesto  como  alcalde  del  crimen,  y  el  Sr.  Boix, 
dan  pormenores  tristísimos  y  ciertos  de  aquellos  denigrantes  sucesos. 

El  7  de  Junio  se  celebró  en  el  Palacio  del  Real  otra  sesión  á  la  que  asistió 
ya,  como  vocal,  el  indigno  canónigo,  autor  de  los  increíbles  sucesos  del  5  y  del  6. 
Su  sola  presencia  repugnó  á  los  demás  compañeros,  y  el  P.  Rico,  hecho  intér- 
prete de  los  alarmados  sentimientos  de  la  población,  y  volviendo  por  los  fueros 
de  la  religión,  hollados  por  otro  sacerdote,  convirtióse  en  ángel  bueno  de  la  ca- 
ridad, para  oponerse  al  ángel  malo  d:l  esterminio,  é  increpando  como  se  mere- 
cía á  Calvo ,  le  echó  en  cara  sus  atroces  crímenes ,  consiguiendo  que  se  le 
formase  causa  y  se  le  trasladara  á  Palma  de  Mallorca.  Terminado  que  fué  el 
proces.o,  se  mandó  regresar  á  Calvo,  y  expió  su  delito,  en  garrote  vil  el  4  de 
Julio, 

Instalada  definitivamente  aquella  Junta,  presentóse  en  dicho  Palacio  la  pro- 
posición de  declarar  la  guerra  á  Francia,  ajustando  la  paz  con  Inglaterra.  El  ca- 
pitán general  se  vio  comprometido  en  su  crítica  situación,  Comenzó  por  apos- 


40  REVISTA   DE  VALENCIA. 


trofar  al  capitán  del  siglo  y  por  reconocer  la  justicia  de  la  causa  que  acababa 
de  abrazar  el  pueblo  valenciano,  y  terminó  su  cometido  temiendo  que  el  mismo 
pueblo,  que  entonces  les  colocaba  en  tal  aprieto,  mas  tarde  les  abandonarla, 
dejándoles  en  la  estacada.  Estas  palabras  causaron  la  debida  sensación,  y  hu- 
bieran producido  el  mayor  desaliento,  sin  las  patrióticas  que  pronunció  á  seguida 
el  joven  Vicente  Beltran  de  Lis.  Adoptáronse,  entre  otras  disposiciones,  la  de 
remitir  una  circular  á  las  provincias,  refiriendo  la  decisión  del  pueblo  valenciano 
á  resistir  la  invasión  francesa,  y  el  alistamiento  acordado  de  los  vecinos  desde 
los  18  hasta  los  40  años. 

Después  de  conseguir  los  patriotas,  débilmente  secundados  por  la  suprema 
autoridad  militar,  y  entregados  á  sus  escasos  recursos,  el  levantamiento  del  pri- 
mer sitio  puesto  á  esta  ciudad  por  el  mariscal  Moncey,  y  por  temor  á  otra  ten- 
tativa del  ejército  invasor,  decretó  la  Jimta  la  destniccion  del  Palacio  del  Real. 
Sus  escombros  formaron  la  montañita  que  aun  existe  en  el  jardin  del  mismo 
nombre,  y  desde  la  cual  se  domina  el  paseo  de  la  Alameda,  la  fértil  vega  y  la 
ciudad.  No  comprendieron  los  qtie  tal  acordaron,  que  destruían,  al  par  que  el  mejor 
recuerdo  de  las  glorias  de  Valencia,  un  punto  estratégico  que  por  su  solidez  pu- 
diera servir  para  cubrir  el  puente  del  Real  y  evitar  el  fácil  acceso  á  la  ciudad, 
sirviendo,  á  la  vez,  de  punto  avanzado  de  la  misma.  Triste  es  confesarlo;  pero  la 
desaparición  de  aquel  monumento  histórico,  dejó  para  siempre  un  hueco  en 
nuestra  arquitectura,  y  sirvió  como  muestra  imperecedera  para  hacer  comprender 
á  las  venideras  generaciones  que  la  ignorancia  supina  y  las  infundadas  preocu- 
paciones, aunque  tengan  un  móvil  patriótico,  y  hasta  cierto  punto  excusable,  solo 
conducen  á  desaciertos  tan  funestos  como  el  de  la  demolición  del  Palacio  del  Real. 

Siguió  el  jardin  donde  aquel  estuvo  implantado,  como  del  patrimonio  de  la 
Corona,  y  fué  cedido,  mas  tarde,  á  la  provincia,  estableciendo  uno  provincial  de 
aclimatación. 

Desde  la  demolición  del  Palacio,  y  siempre  que  los  reyes  han  visitado  esta 
ciudad,  se  han  alojado  ya  en  el  del  conde  de  Cervellon,  ya  en  la  capitanía  ge- 
neral. La  primera  inorada  fué  testigo  del  asesinato  del  infeliz  Saavedra  y  de  los 
sucesos  que,  á  consecuencia  del  pronunciamiento  de  Setiembre,  por  la  nueva  ley 
de  ayuntamientos,  produjeron  la  renuncia  de  la  reina  gobernadora,  en  1840,  y  su 
embarque  en  el  puerto  del  Grao.  x\llí  se  alojó  también  D.  Amadeo  de  Saboya, 
en  su  viaje  á  Valencia.  Restaurada  la  monarquía  en  Diciembre  de  1874,  el  co- 
legial de  Viena  ciñó  la  corona  que  la  revolución  de  Setiembre  de  1868  des- 
prendió de  las  sienes  de  su  madre,  y  á  su  paso  por  Valencia,  para  dirigirse  á  la 
renovada  corte,  se  alojó  D.  Alfonso  en  la  capitanía  general,  donde  parece  mucho 
mas  adecuado  cobijar  al  gefe  del  Estado,  que  en  un  palacio  particular,  siquiera 
sea  como  el  del  conde  de  Cervellon. 

Arturo  Mautin. 


HOJAS  SUELTAS. 


EL   PRIORATO   DE    SAN    MCENTE. 


;ONSiDER.\Mos  de  interés  especial  para  Valencia  la  publicación  de  todos 
aquellos  documentos  que  contribuyen  á  esclarecer,  con  datos  fehacien- 
tes, el  conocimiento  de  la  vida  de  su  ilustre  hijo  y  Patrono  San  Vicente 
Ferrer.  Por  esta  razón,  creemos  que  los  lectores  de  la  Revista  leerán  con  gUsto, 
la  carta  escrita  por  los  Jurados  de  la  ciudad  al  Rey,  que  el  eruditísimo  Padre 
Fr.  Josef  Teixidor  (l)  copió,  en  sus  Noticias  de  San  Vicente  Ferrer,  del  Manual 
7.°  de  Cartas  misivas  que  se  conserva  en  el  Archivo  de  este  Municipio. 

En  el  mismo  Manual  existen  otras  muchas  cartas  relativas  al  Santo,  copia- 
das también  por  el  P.  Teixidor;  pero  en  la  imposibilidad  de  reproducirlas  todas, 
nos  concretaremos  por  hoy  á  publicar  la  que  sigue,  por  la  cual  vemos  que  aquél 
ejerció  el  cargo  de  Prior  en  su  Convento  de  Predicadores  de  esta  ciudad,  en  el 
año  1379;  circyustancia  que  no  hallamos  referida  en  ninguno  de  sus  biógrafos 
que  hemos  examinado. 
La  carta  dice  así: 

(Sobrescrito.)  A  LA  ¡\IOLT  ALTA.  MAJESTAT  DE  NOSTRE  SEÑOR  LO  REY. 

Dentro.)  "SEÑOR  MOLT  EXCELENT. 

Ara  pochs  dies  ha  lo  religios  frare  Vicent  Ferrer,  Prior  del  Convent  deis 
Prehicadors  dasí,  que  novellament,  segons  dehia,  era  vengut  de  Barcelona, 
vench  a  nosaltres,  e  monstrans  una  carta  de  Comissio  a  ell  feta  per  lo  Cardenal 
de  Aragó  com  a  Legat  de  la  Seu  Apostolical  sobre  la  instrucció  de  la  se^-ona 
eleccio  de  Papa:   monstrans  axi  matex  una  Letra  closa  del  dit  Cardenal  endre- 


(1)     Entre    las  muchas  é  interesantes  obras  que    este  s.íbio   cuanto  nnodesto  dominico, cuva 

biograña  puede  verse  en  Fiister,  Biblioteca  Valenciana,  T.°  II,  pág.  74 — escribió  y  dejó  inéditas,  se 
encuentra  la  que  citamos  en  el  texto,  de  la  cual  creemos  que  no  se  conservan  mas  que  los  fia"- 
mentos  autógrafos  que  cuidadosamente  guardamos  en  nuestra  biblioteca,  y  á  los  cuales  libró  antes 
de  una  destrucción  segura  la  diligencia  de  nuestro  amigo  D.  J.  F    Sanmartin  y  Aguirre. 


4^  •  REVISTA   DE  VALENCU. 


gada  al  Consell  e  nosaltres;  e  pregans  lo  dit  Prior  que  com  ell  volgues  explicar 
aqiiests  afers  largament  al  ConseÜ,  fesein  aquel!  appellar  e  ajustar  a  dia  ceit. 
^íos,  ans  daltra  resposta,  li  demanam,  si  portava  daquesta  raho  Letra  de  vos, 
Senyor.  Resposnos ,  que  no,  axi  com  no  li  paria  obs,  per  quant  aquest  fet  era 
spiritual,  e  no  temporal,  o  semblants  paraules.  Nosaltres  consideran,  que  per 
relació  de  nostres  Missatjers,  que  per  aquesta  raho,  de  manament  vostre,  aviem 
tramesos  a  la  vostra  Reyal  presencia,  :ie  per  Letres  de  vos  Senyor,  ó  per  altra 
manera  no  sabiem,  ne  saber  podiem  que  vos,  Senyor,  haguesses,  o  hatjas  creada 
opinio,  ne  presa  part  sobre  les  dues  eleccions  de  Papa,  dixerem  al  dit  Prior:  que 
no  fariem  per  res  go  quens  demanava,  si  donchs  daquesta  laho  no  aviem  Letra 
de  manament,  o  de  assentiment  de  vos,  Senyor;  car  no  volieni,  ne  volem  passar 
un  punt  de  la  voluntad  vostra  sobre  aquests  afers,  ans  ab  aquella  conformar  de 
tot  en  tot  la  nostra  axi  coni  está  en  raho  vullam;  car  sots  Senyor  natural  nostre 
vuUam,  car  Princep  luolt  Catholich,  e  Christia  mol  ver.  E  ab  ago  ell  partí  de 
nos.  E  seguis  com  lo  dit  Prior,  segons  sabem,  en  privades  collacions  instruhis  e 
n.iantengues  la  dita  derrera  eleccio,  e  dixes,  que  per  aquesta  raho  entenia  anar 
en  altres  parts  daquest  Regne,  !o  Loctinent  de  Governador  e  nosaltres  dubtans, 
si  ago  plauria  o  no  a  la  vostra  Senyoria,  e  mayormen  consideran,  que  enguany 
al  Abad  de  Sistra,  que  per  part  de  la  primera  eleccio  de  Papa,  e  a  instruccio 
daquella  era  en  aquesta  ciutat,  no  fos  sofert  de  ell  fer  aci  alcana  instruccio  o 
induccio  per  part  sua:  fem  venir  lo  dit  Prior  ab  alcuns  Notables  Erares  de  son 
Convent  e  li  dixem:  Que  ell  cessas  de  tais  coses  almenys  tro  a  tant  que  haguessem 
consultat  vos  Senyor,  e  axi  ho  atorga  lo  dit  Prior.  On,  Senyor,  com  aquest  fet 
sia  a  Nos  de  gran  carrech,  e  majorment  com  no  sapiam  vostra  intencio,  suplicam 
a  la  Vostra  Reyal  Magnificencia,  ques  denye,  e  li  placía  per  merce  manar  a  nos- 
altres 90  que  li  plaura  que  fer  o  consentir  deyam  sobre  aquests  aíers,  o  almenys 
privadament  e  secreta  per  Letra  o  per  altra  manera  revelar  alcuna  cosa  senti- 
ment  si  e  en  quant  legut  sia  o  placia  a  la  vostra  Reyal  Senyoria,  La  qual  Nos- 
tre Senyor  Deus  per  sa  merce  mantenga  per  lonch  temps,  e  li  do  victoria  de 
tots  sos  enemichs;  Scrita  en  Valencia  á  XIX  dies  de  Deembre  en  lany  de  la 
Nativitat  de  Nostre  Senyor  MCCCLXXIX. 

Senyor 

Vostres  humils  ser\-idors  los  Jurats  de  Valencia, 
qui  besant  la  térra  davant  vostros  peus, 

se  comanen  en  vostra  merce  e  gracia.,, 

Vemos,  pues,  que  en  esta  carta  se  llama  á  Fr.  Vicente  Ferrer  Prior  repetida- 
mente, y  aunque  ,  segiui  refiere  el  P.  Teixidor,  ni  el  archivero  P.  Francisco  Sala, 
ni  el  P.  Falcó  en  sus  Alíales,  ni-  él  mismo  en  los  que  escribió,  pudieron  hacer 
mención  del  priorato  de  San  Vicente,  por  no  haberle  encontrado  citado  como  tal 
en  los  aranceles  ó  boxartes  de  escrituras  otorgadas  por  el  Convento,  esto  no 
puede  probar  que  no  ejerciera  dicho  cargo,  sino  únicamente  que  durante  el  corto 
tiempo  que  lo  desempeñó,  ningún  documento  público  otorgó  la  Comunidad. 

Por  lo  demás  á  que  hace  referencia  la  carta  transcrita,  ella  nos  demuestra 
también,  cuan  pronto  empezó  á  trabajar  el  Santo  en  favor  del  Pontífice  Cle- 
mente VII,  puesto  que  habiendo  empezado  el  cisma  que  tanto  afligió  á  la  Iglesia 
por  el  nombramiento  de  aquel  Papa,  que  tuvo  lugar  en  Fondi  el  19  de  Setiem- 
bre de  1378,  aunque  no  entró  en  Avignon  hasta  el  20  de  Junio  de  1870,  seis 


HOJAS    SUELTAS.  48 

meses  después  de  esta  fecha  ya  gestionaba  con  actividad  San  Vicente  por  sos- 
tener la  validez  de  la  segunda  elección,  para  lo  cual  se  disponía  á  recorrer  otros 
puntos  del  reino,  dando  con  esto  lugar  á  la  prudente  amonestación  de  ios  Jurados, 
que  se  oponian  á  que  lo  hiciera,  mientras  el  Monarca  no  se  decidiese  por  Urbano 
ó  por  Clemente. 

No  consta  la  respuesta  que  el  Ceremonioso  D.  Pedro  dio  á  la  pregunta  con 
que  terminaban  su  carta  los  Jurados,  pero  hace  suponer  que  fuera  ambigua  y 
evasiva  la  neutralidad  en  que  hasta  su  muerte  se  mantuvo  respecto  á  los  dos 
Pontífices. 

Lo  que  sí  afirma  Zurita  (l)  es  que  el  rey  prohibió  que  se  hicieran  por  los 
religiosos  semejantes  declaraciones  en  favor  de  Clemente  hasta  que  se  determi- 
vase  lo  grie  se  debía  seguir:  y  mandó  congregar  iodos  los  perlados  y  personas 
notables  de  letras  de  sus  reynos  y  mandó  secrestar  todos  los  bienes  y  rentas  que 
pertenecían  á  la  cántara  Apostólica  y  no  se  dio  lugar  que  se  obedeciesen  ningu- 
nas bullas  ni  letras  Apostólicas. 

Tal  yez  á  consecuencia  de  estas  órdenes  pasó  de  nuevo  el  Santo  á  Barce- 
lona para  dar  cuenta  verbal  de  su  conducta  al  cardenal  legado  D.  Pedro  de 
Luna,  y  entonces  debió  hacer  renuncia  de  su  prelacia,  puesto  que  fué  elegido 
Prior  el  P.  Fr.  Miguel  Mico,  cuya  elección  confirmó  el  Provincial  en  Barcelona 
á  28  de  Marzo  de  l38o,  y  de  su  patente  existia  traslado  auténtico  en  el  Archivo 
del  Convento. 

Por  lo  expuesto  creemos  que  el  tiempo  durante  el  cual  desempeñó  San  Vi- 
cente el  cargo  de  Prior  en  Valencia,  fué  desde  últimos  de  Octubre  de  1879  hasta 
primeros  de  Marzo  de  l38o,  siendo  muy  de  notar  que  en  esta  fecha  no  contaba 
mas  que  de  29  á  3o  años  de  edad,  si  hemos  de  seguir  la  opinión  mas  general- 
mente admitida,  de  que  nació  en  1850. 

J.  E.   SeRRAXO    V  MoRALE.';. 


(l)     Anales  Je  la  Corona  de  Aragón,  lilj,  X.  cap.  XXIV. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


A  Sociedad  del  Rat-Penat  inauguró  solemnemente  el  curso  el  dia  5  de 
Noviembre.  Su  nuevo  presidente,  D.  Rafael  Ferrer  y  Bigné,  cumplió  el 
deber  que  le  impone  el  reglamento,  leyendo  un  bien  pensado  discurso, 
en  el  que  se  ocupó  de  la  lengua  lemosina  y  sn  literatura  en  Valencia  y  Cata- 
luña, oponiéndose  á  la  tendencia  de  algiuios  escritores  catalanes  que  quieren 
absorber  el  idioma  valenciano  en  el  suyo.  En  esta  sesión  se  leyeron  bellas  poe- 
sías por  los  Sres.  Pizcueta,  Labaila,  Arroyo  y  Aimela,  Iranzo  y  Simón,  Llom- 
bart,  Rodriguez  Guzman,  Puig  y  Torralba,  y  Fombuena. 

Los  amadores  de  las  glorias  valencianas  han  continuado  sus  trabajos  con 
entusiasmo,  habiéndose  celebrado  ya  algunas  reuniones,  en  las  que  se  ha  rendido 
culto  á  la  música  y  á  la  poesía.  En  ellas  se  ha  dado  á  conocer  la  Cans¿i  deis  es- 
cursionistes,  letra  de  D.  Teodoro  Llórente  y  música  de  D.  Francisco  Giner,  y 
otra  melodía  titulada  Boires,  letra  del  Sr.  Iranzo  y  Simón  y  música  de  D.  Vicente 
Peidró.  Las  dos  gustaron  mucho. 

Una  sensible  pérdida  ha  experimentado  esta  Sociedad.  A  los  8t  años  ha 
fallecido  el  respetable  decano  de  sus  socios  D.  José  de  Orga,  modesto  escritor 
que  ha  prestado  á  las  letras  valencianas  útiles  servicios. 


En  el  Ateneo  han  comenzado  también  muy  animados  debates  en  sus  sec- 
ciones de  Ciencias  sociales  y  de  Ciencias  naturales.  Versan,  en  el  primero,  sobre 
la  compatibilidad  de  la  democracia  y  la  forma  monárquica,  tema  puesto  á  la  dis- 
cusión por  el  Sr.  Gaset  y  Lacasaña,  y  en  el  que  han  intervenido  ya  los  Sres.  Piz- 
cueta y  Jiménez  Valdivieso. 

En  la  sección  de  Ciencias  naturales  ha  puesto  al  debate  el  Sr.  Villanueva,  "Si 
las  condiciones  fisiológicas  de  la  mujer  son  adecuadas  para  el  estudio  y  ejercicio 
profesional,,,  cuestión  que  ha  dado  lugar  á  un  buen  discurso  del  Dr.  Lechon. 


La  Academia  de  la  Juventud  católica  ha  celebrado  algunas  reuniones  litera- 
rias. Llaman  mucho  la  atención  las  conferencias  que  está  dando  el  catedrático 
del  instituto  Sr.  Polo  y  Peyrolon,  explicando  lo  que  ha  visto  en  Tierra  Santa  en 
su  reciente  peregrinación. 


El  Instituto  médico  ha  promovido  un  interesante  debate  sobre  la  higiene  y 


CRÓNICA    MENSUAL.  45 


salubridad  de  nuestra  herniosa  capital,  algún  tanto  descuidada  en  este  concepto. 
Los  Doctores  Cantó  y  Gómez  Reig  han  terciado  en  él  con  gran  competencia. 


En  el  Ateneo  Mercantil  ha  disertado  D.  Antonio  de  la  Loma,  sobre  "Las  ven- 
tajas de  la  asociación  para  el  comercio,,,  y  en  otros  centros  instructivos  ha  habido 
discursos  y  conferencias,  de  los  que  tenemos  que  prescindir  por  no  alargar  de- 
masiado esta  ligera  crónica. 


Pero  no  podemos  pasar  por  alto  la  conferencia  que  en  la  Sociedad  de  Amigos 
del  Pais  dio  el  catedrático  de  la  Universidad  Central,  nuestro  paisano  D.  Juan 
Vilanova,  sobre  los  adelantos  de  las  ciencias  naturales  que  ha  podido  observar 
en  su  reciente  viaje  por  Francia  é  Italia.  El  Sr.  Vilanova  prometió  continuar 
estas  conferencias  cuando  regrese  de  Madrid  á  las  fiestas  de  Navidad.  Parte  de 
sus  instructivas  observaciones  las  ha  consignado  en  cartas  dirigidas  al  periódico 
Las  Proidncias,  que  son  muy  interesantes  para  los  hombres  científicos. 


La  Asociación  de  Maestros  carpinteros  inauguró  el  año  pasado  con  gran  so- 
lemnidad las  escuelas  nocturnas  que  ha  establecido.  Este  año  ha  hecho  una  bri- 
llante fiesta  de  aniversario,  interesante  por  los  discursos  quq.  en  ella  han  pronun- 
ciado los  Sres.  D.  César  San  toma,  D.  Emilio  Rivera,  D.  Félix  Pizcueta,  el  ca- 
nónigo Sr.  Cinijeda  y  Ros,  D.  Emilio  Borso,  el  presbítero  Sr.  Sarrion,  el  Sr.  Ro- 
dríguez de  Cepeda,  y  el  alcalde  D.  José  María  Sales,  felicitándose  todos  del  im- 
pulso que  se  dá  á  la  instrucción  popular. 


En  este  ramo  de  la  instrucción  popular  tenemos  que  consignar  el  estableci- 
miento del  Círculo  católico  obrero  cooperativo  de  San  Vicente  Ferrar,  instalado 
en  la  plaza  de  Coll.  Hay  escuelas  de  instrucción  primaria,  dibujo  lineal  y  lengua 
francesa,  é  ilustrados  sacerdotes  dan  moralizadoras  conferencias  á  los  alumnos. 


El  claustro  de  Derecho  de  nuestra  Universidad  ha  perdido  uno  de  sus  pro- 
fesores, el  doctor  D.  Narciso  Guillen,  catedrático  de  derecho  civil,  que  ha  falle- 
cido en  Jumilla. 

Por  permuta  con  el  Sr.  Mier,  ha  sido  nombrado  catedrático  de  derecho  ro- 
mano el  joven  profesor  D.  Vicente  Calabuig,  que  desempeñaba  esta  cátedra  en 
Oviedo,  y  que  es  uno  de  los  discípulos  mas  brillantes  de  la  escuela  valenciana. 


En  el  orden  artístico  no  tenemos  que  señalar  mas  novedad  que  el  concierto 
dado  en  el  teatro  Principal  por  la  pianista  bávara  Sofía  Menter,  que  nos  ha  sido 
presentada  con  el  título  de  rival  de  Rubinstein.  Exagerada  pretensión  es  esta 
rivalidad,  pero  ello  no  obsta  para  que  sea  una  artista  eminente  la  señorita 
Menter. 


*  * 


Dos  piezas  valencianas  se  han  estrenado  con  bastante  buen  éxito  en  el  tea- 
tro de  la  calle  de  Ruzafa,  El  Savt  del  abuelo,  original  del  Sr.  Colom,  y  Ah  totel 
que  mira  veu,  escrita  por  D.  Francisco  Palanca. 


bibliografía  valenciana. 


ISTER  Y  GUERIN:  LA  NUEVA  CIRUJIA  ANTISÉPTICA,  por  el 
Dr.  D.  Juan  Aguilar  y  Lara,  catedrático  de  la  Universidad  de  Va- 
lencia. Valencia,  librería  de  P.  Agilitar,  editor,  ivipr.  de  la  viuda  de 


Ayoldi,iS82{\). 


Honra  á  la  Facultad  de  Medicina  de  la  Universidad  de  Valencia  el  celo  y  la 
inteligencia  con  que  siguen  sus  profesores  todos  los  adelantos  de  la  ciencia.  Hace 
algunos  años,  el  distinguido  catedrático  Dr.  Ferrer  y  Viñerta,  practicó  por  pri- 
mera vez,  ante  varios  compañeros  suyos  y  alunnios  de  la  Facultad,  una  amputa- 
ción de  muslo,  según  el  método  del  ya  célebre  Lister,  cirujano  de  Edimburgo. 
Tuvo  esta  operación  el  éxito  mas  feliz,  y  aceptado  el  procedimiento,  que  inicia 
una  verdadera  revolución  quirúrgica,  seguida  en  Alemania  por  Wolckmann, 
popularizada  en  Francia  por  Lucas  Champonniere,  y  admitida  en  Italia  por  el 
profesor  Munich,  se  repitieron  en  Valencia  los  experimentos,  y  se  consagró,  con 
su  resultado,  este  nuevo  método. 

El  Dr.  Agiiilar  y  Lara  se  ha  propuesto  ahora  reunir  en  un  volumen  todo  lo 
que  se  sabe  y  se  ha  practicado  sobre  la  nueva  doctrina  antiséptica,  y  como  esta 
doctrina  no  está  circunscrita  al  procedimiento  de.  Lister,  sino  que  corresponden 
también  á  ella  el  método  del  profesor  francés  Mr.  Guerin,  el  del  cirujano  italiano 
Sr.  Paoli,  el  sistema  llamado  portugués,  de  todos  ellos  trata,  explicándolos  ex- 
tensamente, comenzando  por  exponer  la  doctrina  de  los  gérmenes  atmosféricos, 
base  de  todos  los  procedimientos  antisépticos,  y  analizando  después  estos  pro- 
cedimientos con  una  exposición  sencilla  y  clara  de  las  pruebas  experimentales 
que  los  avaloran,  y  de  la  manera  de  operar,  para  cuya  última  parte  vá  ilustrado 
este  libro  con  grabados. 

No  cabe  duda  que  esta  obra,  por  la  novedad  de  la  materia,  ha  de  ser  muy 
útil  á-  los  médicos  españoles,  á  quienes  presta  im  gran  servicio  el  Sr.  Aguilar 
y  Lara. 


(ij     Un  tomo  de  624  págs.  en  8.°  mayor,  de  venta    en  l.n  librería  de    P.   Aguilar,    Caballeros,  1, 
24  rs.  en  Valencia  y  28  hiera. 


SOCIEDAD  ECONÓMICA  DE  AMIGOS  DEL  PAÍS. 


PROGRAMA  DE  PREiMÍOS  DE  1882. 


ClfNCIAS    SOCIALES. 

Tiiiilo  di  socio  de  m'irilo  al  autor  del  mejor 
estudio  sobre  bienes  baldíos  y  destino  que  á 
estos  bienes  debiera  darse  eri  beneficio  de  la 
a¡;ricultura  y  de  los  trabajadores. 

TUitlo  de  socio  de  titirito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  sobre  el  examen  crítico-filo=ófico  del 
crédito  en  España  y  de  los  medios  mas  conve- 
nientes para  crear  establecimientos  que  estien- 
dan su  uso,  en  general  y  especialmente  en  be- 
neficio de  la  agricultura,  del  comercio  y  de  la 
industria. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  sobre  el  eximen  del  colonato  en  Va- 
lencia, su  conformidad  ó  contradicción  con  las 
leyes  económicas:  causas  de  su  actual  constitu- 
ción: ventajas  ó  inconvenientes  que  ofrezca  para 
la  propiedad,  la  producción  y  la  suerte  de  los 
trabajadores:  reformas  que  reclame  y  medios  de 
realizarlas. 

Título  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  sobre  los  medios  mas  adecuados  y  fá- 
ciles para  la  estincion  de  la  mendicidad  en  esta 
capital. 

ci encías  naturales.- 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  descriptiva  de  un  grupo  natural  de  la 
Fauna,  de  cualquiera  de  las  tres  provincias  del 
antiguo  reino  de  Valencia. 

Titulo  lie  socio  de  mérito  al  autor  del  mejor 
estudio  descriptivo  de  las  principales  rocas  y 
productos  naturales  de  su  descomposición,  de  la 
provincia  de  Alicante,  con  la  indicación  pre- 
cisa de  las  localidades  donde  se  encuentran  y 
de  sus  aplicaciones. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  que  realice  el  aná- 
lisis cuantitativo  de  aguas  minerales  que  no 
hayan  sido  analizadas  y  que  "se  encuentren  en 
una  de  las  tres  provincias  del  reino  de  Valencia. 

Medalla  de  mérito,  dorada,  al  autor  de  la  me- 
jor colección   do    ininerales  ú  fósiles,   acompa- 


ñando la  Memoria  descriptiva  de  su  yacimiento 
y  aplicaciones. 

A  las  Memorias  que  se  presenten  optando  .i 
los  premios  anteriores,  se  acompañarán  los  jus- 
tificantes de  los  trabajos.  Cuando  estos  consis- 
tan en  ejemplares  ó  láminas,  podrán  retirarsi- 
por  sus  autores,  tan  luego  se  verifique  la  adjudi- 
cación del  premio. 

Titulo   de  socio  de  mérito  al   autor   del  mejor 
estudio  científico  práctico  para  el  alumbramiento 
de  aguas  subterráneas  en  una  de  las  provincia 
del  antiguo  reino  de  Valencia. 

AGRICULTURA. 

Título  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  sobre  el  cultivo  del  arroz,  y  que  com- 
prenda: 

1."  Época  de  su  introducción  en  la  región 
valenciana. 

2.°  Su  descripción  y  variedades  mas  nota- 
bles. 

3.°     Su  cultivo. 

4.°  Enfermedades  y  accidentes,  sus  causas, 
medios  de  evitarlas. 

5.°  Estadística  de  terrenos  en  cultivo,  pro- 
ducción, valor  medio  en  un  quinquenio,  medios 
de  aumentarlo. 

Titulo  de  socio  de  mérito  á  la  mejor  Memcria 
referente  á  las  enfermedades  que  atacan  al  olivo 
en  la  región  valenciana,  dando  la  preferencia  á 
aquella  que  á  juicio  del  autor  ocasione  mas  per- 
juicios 6  haya  sido  menos  estudiada  hasta  de 
ahora. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
cartilla  agrícola  aplicable  á  la  región  valenciana, 
redactada  en  lenguage  claro  al  alcance  de  los 
labradores  y  con  la  traducción  en  valenciano. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  sobre  el  proyecto  de  establecimiento 
de  una  escuela  regional  de  Agricultura  para  la 
región  valenciana.  A  la  Memoria  deberán  acom- 
pañar los  planos  necesarios  para  su  mejor  in- 
teligencia. 


48 


REVISTA    DE    VALENXU. 


Medalla  de  míriío,  dardda,  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  referente  al  estudio  de  las  condiciones 
mas  apropiadas  para  la  propagación  y  cultivo 
de  las  especies  y  variedades  americanas  resis- 
tentes, mas  útiles  á  la  región  valenciana. 

¡Medalla  de  mérito,  dorada,  al  mejor  estudio 
sobre  las  condiciones  fisiológicas  de  las  diferen- 
tes variedades  de  vid  cultivadas  en  nuestra  re- 
gión, y  elección  de  la  variedad  mas  resistente  á 
las  enfermedades. 

Medalla  de  progreso,  de  plata,  al  autor  de  la 
mejor  descripción  de  las  variedades  mas  selectas 
de  frutales  cultivados  en  alguna  finca  de  la  pro- 
vincia de  Valencia.  A  este  trabajo  deberán  acom- 
pañar los  datos  económicos  que  servirán  de  com- 
probantes. 

Medalla  de  progreso,  de  plata,  al  autor  de  la 
mejor  Memoria  sobre  la  naturaleza  y  mas  útiles 
condiciones  que  deben  tener  los  terrenos  desti- 
nados al  cultivo  del  naranjo.  Prácticas  de  cul- 
tivo y  abonos  mas  conducentes. 

INDUSTRIA   Y    ARTES. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  que  aplique  los  principios  científicos 
al  estudio  de  los  pozos  artesianos  en  la  región 
valenciana,  bajo  cualquiera  de  los  múltiples  as- 
pectos que  presenta  la  cuestión. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  un  pro- 
vecto de  máquina  para  elevar  aguas  que  realice 
una  mejora  en  cuanto  á  la  manera  de  aplicar 
las  fuerzas  ó  en  cuanto  á  la  ejecución  material. 

Medalla  de  plata,  de  progreso,  al  fabricante  de 
loza  común  del  pais  que  presente  la  mejor  co- 
lección de  productos  de  su  fábrica,  digna  del 
premio  á  juicio  de  la  Sociedad. 

Medalla  de  plata,  de  progreso,  al  fabricante  de 
vino  de  naranja  que  realice  una  mejora  notable 
en  la  elaboración  de  este  producto  y  exponga  en 
una  detallada  Memoria  el  procediaiiento  mas 
ventajoso  para  obtenerlo  en  grandes  cantidades. 

Medalla  de  plata,  de  progreso,  al  industrial  que 
demuestre  haber  realizada  un  adelanto  digno  de 
recompensa  especial,  á  juicio  de  la  Sociedad,  en 
la  fabricación  á  que  se  encuentre  dedicado. 

COMERCIO. 

Titttlo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  sobre  el  comercio  de  exportación  de  fru- 
tas y  legumbres  de  la  región  valenciana,  consig- 
nando el  mayor  número  posible  de  datos  sobre 
los  puntos  de  producción  y  consumo,  medios  mas 
convenientes  de  trasporte,  consignación,  etc.  etc. 

Medalla  d€  mérito,  dorada,  al  autor  del  mejor 
estudio  sobre  los  arroces  nacionales  y  extranje- 
ros, bajo  el  punto  de  vista  mercantil. 

LITERATURA. 

Titulo  de  sacio  de  mérito  al  autor  del  mejor  tra- 
bajo histórico  crítico  de  los  poetas  lemosino-va- 
lencianos  de  los  siglos  X\n[,  XVII  y  XVllI. 

Medalla  de  mérito,  dorada,  al  autor  del  mejor 
trabajo  biográfico  de  un  valenciano  ilustre  que 


haya  existido  durante  el    tiempo   que    lleva  de 
vida  esta  Sociedad. 

Utiajlor  de  plata  y  oro  á  la  mejor  oda  en  ho- 
nor al  trabajo. 

Una  /!or  de  plata  á  la  mejor  leyenda  en  verso 
castellano  ó  valenciano  sobre  algún  aconteci- 
miento relacionado  con  la  historia  del  antiguo 
reino  de  Valencia. 

BELLAS    ARTES. 

Titulo  de  socio  sin  cargas  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  histórica  sobre  la  música  religiosa  en 
Valencia  durante  los  siglos  XSTI  y  XVIII. 

Medalla  dorada,  de  mérito,  al  autor  del  mejor 
trabajo  crítico  descriptivo  sobre  las  escuelas  de 
pintura  que  están  representadas  en  nuestro  Museo 
provincial,  y  proyecto  de  ordenación  de  este 
para  la  mayor  ¿ustracion  de  los  artistas  y  aficio- 
nados. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  crítico  artística  de  los  principales  mo- 
numentos que  del  estilo  gótico  existen  en  la 
provincia  de  Valencia. 

EDUCACIÓN. 

Titulo  de  socio  de  mérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  que  se  presente  sobre  la  necesidad, 
ventajas  é  inconvenientes  de  la  instrucción  pri- 
maria obligatoria  para  todos  los  niños  de  ambos 
sexos,  terminando  en  su  caso  con  un  proyecto 
de  ley,  sobre  el  mismo  asunto,  en  el  que  se  ha- 
gan constar  los  medios  de  ejecución,  estímulos  á 
los  niños  y  correctivo  para  los  que  se  opongan  ó 
dificulten  dicha  instrucción. 

Titulo  de  socio  de  viérito  al  autor  de  la  mejor 
Memoria  que  se  presente  proponiendo  los  me- 
dios de  impedir  la  vagancia  de  los  niños  por  las 
calles  y  de  proporcionarles  un  asilo  en  donde 
reciban  diariamente  el  indispensable  alimento, 
la  educación  y  la  instrucción  elemental  necesa 
rias,  y  aprendan  un  oficio  que  les  permita  ser 
útiles  á  sí  mismos  y  á  la  sociedad. 

Titulo  de  socio  sin  cargas  al  autor  de  la  mejor 
obra  que  se  presente  sobre  las  nociones  y  cono  - 
cimientos  necesarios  á  las  niñas  para  la  mejor 
administración  y  gobierno  doméstico;  entendién- 
dose que  dicha  obra  ha  de  ser  original  inédita. 

Titulo  de  socio,  sin  cargas,  al  autor  del  com- 
pendio mas  sencillo  y  á  propósito  para  aprender 
á  leer  los  niños  y  adultos  en  menos  tiempo, 
comprendiendo  el  silabario  y  catón,  ó  sea  hasta 
la  lectura  corrida . 

Advertencia. 

Todas  las  obras,  colecciones,  muestras,  etc., 
que  se  prelenten  optando  á  premio,  deberán  en- 
tregarse en  la  casa  social,  calle  del  Mar,  número 
57,  Valencia,  antes  de  las  doce  de  la  noche  del 
30  de  Setiembre;  pasado  cuyo  plazo  no  serán  ad- 
mitidas. 

Los  trabajos  que  consistan  en  Memorias  y 
poesías  serán  precisamente  anónimos  y  á  ellos 
acompañará  un  pliego  cerrado  que  contenga  un 
lema  igual  al  que  los  distinaa  v  la  firma  del  au- 
tor. 


VALENCL\     1881.— IMI'RUSTA  DEDOME.N'EtlI,  MAK,   4S. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."  Enero  DE  1882. 


DOÑA  TERESA  GIL  DE  VIDAURE. 


N  sencillo  monumento  reducido  á  modesta  urna  de  madera,  forrada  en 
el  exterior  de  damasco  carmesí  con  galón  de  oro,  sujeto  por  clavos 
dorados,  y  en  el  interior  de  tafetán  azul,  y  cerrada  por  una  tapa  de- 
lantera, que  abierta  y  dejada  caer,  permite  distinguirá  través  de  un  cristal  encajado 
en  el  marco  lo  que  ella  contiene,  yacen  los  despojos  mortales  de  la  bien  amada 
señora  que  compartió  el  tálamo  y  los  honores  del  trono  con  D.  Jaime  I  de  Ara- 
gón, aun  cuando  no  llegara  á  ceñir  en  sus  sienes  la  regia  diadema. 

No  obstante  que  escritores  tan  juiciosos  como  el  P.  José  Teixidor,  en  sus 
obras  inéditas,  compuestas  por  los  años  de  1767,  y  el  Barón  de  Tourtoulon,  en 
su  excelente  Historia  de  D.  Jaime  1,  hayan  rectificado  las  novelescas  noticias 
que  de  Doña  Teresa  Gil  de  Vidaure  nos  habia  trasmitido  la  generalidad  de  los 
historiadores,  séanos  lícito  narrar  los  principales  acontecimientos  de  su  vida, 
añadiendo  algunos  detalles  hasta  ahora  no  publicados. 

Hija  de  D.  Juan  Gil  de  Vidaure,  caballero  perteneciente  á  una  familia  que 
el  rey  de  Navarra  D.  García  nombró  por  de  las  mas  calificadas  de  la  corona, 
concurrían  en  Doña  Teresa  cuantas  relevantes  prendas,  tanto  morales  como 
físicas,  pudieran  desearse.  Casada  muy  joven  con  Sancho  Pérez  de  Lodosa,  de 
quien  tuvo  un  hijo  llamado  como  su  padre,  enviudó  á  poco,  haciendo  vida  muy 
honesta,  entregada,  especialmente,  al  cuidado  de  su  vastago. 
'  Habiendo  fallecido  en  el  año  de  1251  Doña  Violante  de  Hungría,  segimda 
esposa  de  D.  Jaime  I,  cautivado  el  Conquistador  por  la  belleza  y  discreción  de 
la  viuda  de  Sancho  Pérez,  intentó  trabar  relaciones  amorosas  con  ella,  no  pu- 
diendo  vencer  su  honestidad  sino  bajo   promesa   formal   de  casamiento,   que  la 

4. 


50  REVISTA   DE    VALENCIA, 


hizo.  Considerándola  ya,  desde  entonces,  como  á  su  legítima  esposa,  le  señaló 
morada  correspondiente  á  su  rango,  concediéndole  para  siempre  el  que  en 
tiempo  de  moros  habia  sido  en  Valencia  palacio  de  los  reyes  Lobo  y  Jayent 
con  todas  las  casas  anexas  al  mismo,  según  consta  de  real  privilegio  refrendado 
por  su  escribano  Pedro  de  Capella,  en  Lérida  á  lo  de  Abril  de  1255,  cuyo 
original  se  conservaba  en  el  archivo  del  Monasterio  de  la  Zaidía  de  esta 
ciudad. 

A  poco  de  otorgada  esta  donación,  sintiendo  ya  Doña  Teresa  en  sus  en- 
trañas fruto  de  su  segunda  unión,  le  hace  merced  el  Rey  del  castillo  y  Villa  de 
Jérica  con  sus  dependencias  para  la  misma  y  los  hijos  que  de  ella  pudiera  tener, 
según  privilegio  expedido  desde  Zaragoza  á  9  de  Mayo  de  1255. 

Nacido  de  este  enlace  D.  Jaime,  apellidado  de  Jérica,  por  el  Señorío  que  le 
habia  concedido  el  Conquistador,  otórgales  una  nueva  gracia  á  él  y  su  madre 
donándoles  la  Zaydia,  con  privilegio  fechado  en  Lérida  á  5  de  Abril  de  125o, 
que  dice  así: 

"Noverint  universi  quod  Nos  Jacobus,  Dei  gratia,  Rex  Aragonum,  Majori- 
"carum  et  Valentie,  Comes  Barchinone  et  Urgelli,  et  Dominus  Montispesulani, 
"per  Nos  et  nostros  damus  et  concedimus  vobis  Jacobo  dilecto  filio  nostro  et 
"Domine  Theresie  Egidii  et  vestris  in  perpetuum  per  hereditatem  propriam, 
"francam  et  liberam,  locum  illum  situm  juxta  civitatem  Valentie  qui  dicitur  Caadia 
"cum  ómnibus  pertinentiis  suis  et  domos  infra  muros  civitatis  Valentie  et  hortum 
"in  ejus  termino  prout  melius  et  plenius  predicta  omnia  cum  suis  pertinentiis  ha- 
"bebat  et  possidebat  Archiepiscopus  Narbone  ex  donatione  quam  inde  feceramus 
"que  omnia  habeatis  vos  et  vestri  in  perpetuum  cum  introitibus  et  exitibus,  affron- 
"tationibus  et  suis  pertinentiis  universiis  a  celo  in  abyssum  ad  dandum,  vendendum, 
"impignorandum,  alienandum,  et  ad  omnes  vestras  et  vestrorum  volúntales  cui 
"et  quibus  volueritis  inde  libere  perpetuo  faciendas  sine  aliqua  retentione  nostra 
"et  nostrorum  et  cuilibet  persone.  Dat.  Illerde,  nonis  Aprilis  anuo  Domini 
"M.CC.LX.  Signum  Jacobi  Dei  gratia,  Regis  Aragonum,  Majoricarum  et  Valentie, 
"Comitis  Barchinone  et  Urgelli  et  Dominus  Montispesulani. 

"Testes  sunt  R.  de  Montecatcno  Jausbertus  de  Castronovo,  Petrus  de  Monte- 
"catcno  G.  de  Cardona,  Gauserandus  de  Pinos. 

"Signum  Petri  de  Capellades  de  mandato  Domini  Regis  "qui  pro  domino  G. 
"Dei  gratia  Episcopi  Ilerde  Cancelario  suo  hec  scribi  fecit  et  clausit  loco  die  et 
"anno  prefbcis." 

En  el  mismo  año  habia  nacido  ya  D.  Pedro  de  Ayerve,  hijo  segundo  de 
Doña  Teresa  y  D.  Jaime,  quien  sustituía  uno  á  otro  hijo  en  los  bienes  que  habia 
dado  á  dichos  dos  Infantes,  habidos  con  su  muy  amada  y  querida  señora  Teresa 
Gil  de  Vidaure,  ordenando  que  si  morían  los  dos  sin  sucesión,  pasaran  sus  bie- 
nes á  los  otros  hijos  ó  hijas  que  nacieran  de  él  y  de  Doña  Teresa. 

Mas  como  la  felicidad  terrena  es  tan  pasajera,  aquella  señora,  que  desde  la 
muerte  de  la  reina  Doña  Violante,  habia  privado  exclusivamente  con  Don 
Jaime,  el  cual  gobernaba  gran  parte  de  sus  negocios  por  el  consejo  de  una  Dueña 
muy  principal,  que  se  dccia  Doña    Teresa  Gil  de   Vidaure,  con  la  que  vivía 


D.*  TERESA    GIL    DE    VIDAURE.  5I 


mticfio  tiempo  como  con  su  mujer  legitima; y  assi  se  declaró  después  por  sentencia, 
que  lo  fué,  según  escribe  Zurita,  vióse  atacada  de  una  asquerosa  lepra,  azote 
que  tantos  estragos  causó  en  los  siglos  medios,  y  fué  abandonada  al  punto  por  el 
Conquistador,  que  se  entregó  ciegamente  á  los  amores  de  su  parienta  Doña  Be- 
renguela  Alfonso,  hija  del  Infante  D.  Alfonso  de  Medina,  con  la  pretensión  de 
tomarla  por  mujer  legítima.  Así  lo  afirmó  el  Rey  en  el  cap.  127,  fól.  108  de  su 
crónica,  en  el  que  relata  que  quiso  confesarse  con  Fr.  Amaldo  de  Segana,  de 
la  orden  de  Predicadores,  antes  de  entrar  en  batalla  contra  los  moros,  cuando 
la  conquista  de  Murcia,  para  impedirles  el  socorro  que  querían  introducir  en  la 
ciudad,  á  la  que  tenia  sitiada  en  el  año  de  1266. — ■^'' Demaiiám,  dice,  áfrare  Ar- 
"■náu  de  Segarra  que  era  Preycador  é  dixemli  que  voliem  pendre  penitencia  dell 
"é  elldix  que  dixessem.  E  7ios  dixemli  que  á  nostre  senyor  no  li  cnydauem  teñir 
"altre  iort  sÍ7io  dona  Ber  enguera  taii' solament  e  nos  hauiem  en  cor  de  es  ser  ab 
"ella  nuus  depeca^  é  axi  com  Jiom  deu  es  ser  ab  sa  muller.., 

Antes  de  partir  á  la  conquista  de  Murcia,  juzgando  el  rey  que  podia  di- 
solverse su  enlace  con  Doña  Teresa,  escribió  al  Pontífice  Clemente  IV  su  teme- 
raria pretensión;  pero  con  celo  digno  de  la  autoridad  apostólica,  respondióle  con 
entereza  el  Papa,  en  17  de  Febrero  de  1266,  la  caria  que  traen  Rainaldo  y  Mar- 
teñe,  de  la  que  es  notable  el  párrafo  que  sigue:  "Miramur  plurimum  qua  licentia 
"quo  instinctu  nobis  petitionem  obtuleris  Deo  contrariam  abominabilem  an-^elis 
"et  horainibus  monstruosam.  Non  enim  credere  debuiste  quod  verum  matrimo- 
"nium  vellemus  disolvere  et  conjunctionis  illicite  poUui  participio  et  consensu. 
"Scire  quidem  ab  olim  te  credimus,  quod  cum  nobilem  mulierem  Teresiam  per 
"verba  de  futuro,  prout  tua  littera  continet  desponsasti,  licet  verum  non  fuerit 
"matrimonium  sic  tamen  initiatum  extitit,  ut  verum  et  consumatum  fuerit  carnali 
"copula  subsecuta.  ¿Q'-ios  ergo  Deus  conjunxit,  Dei  Vicarius  quomodo  separet? 
"Absit  a  nobis  hoc  scelus.,, 

Dedúcese  de  estas  palabras  que  en  la  corte  romana  no  se  habia  seguido  hasta 
entonces  pleito  sobre  la  validez  ó  nulidad  del  matrimonio  de  Doña  Teresa  con 
el  rey,  ya  que  este,  por  su  carta,  informó  al  Pontífice  de  que  solamente  habia 
dado  palabra  de  casamiento,  á  la  cual  subsiguieron  ayuntamiento  camal  y  suce- 
sión; y  pareciéndole  que  esto  no  era  matrimonio  consumado,  suplicaba  á  Su 
Santidad  lo  declarase  nulo;  cuya  ignorancia,  verdadera  ó  afectada,  repele  el  Pon- 
tífice, concluyendo  con  decirle  que  no  tiene  autoridad  para  anular  el  matrimonio 
válido .  ¡Lejos  de  Nos  tal  maldad!  añade;  y  consecuente  el  Papa  en  este  tesón, 
felicitando  al  rey  por  la  victoria  que  habia  alcanzado  contra  los  sarracenos  de 
Murcia,  le  dice  en  carta  de  Julio  5  del  propio  año,  que  ya  que  con  tanto  valor 
sabia  triunfar  de  los  moros,  era  suma  ignominia  de  su  real  persona  dejarse  vencer 
por  las  desordenadas  pasiones  de  la  carne. 

Despreciando  D.  Jaime  las   reconvenciones  de  la  Sede  Pontificia,   continuó 


52  REVISTA   DE  VALENCIA. 


en  sus  ilícitos  amores  con  Doña  Berengiiela,  hasta  que  fallecida  esta  y  cobrando 
nueva  afición  por  una  dama  casada,  que  abandonó  á  su  marido,  ya  que  no  había 
podido  conseguir  que  el  Papa  declarase  nulo  su  matrimonio  con  Doña  Teresa, 
insistiendo  en  la  enfermedad  de  esta,  pretendió  el  divorcio  y  ganó  sentencia  fa- 
vorable, no  en  Roma,  sino  en  Valencia,  de  la  que  apeló  la  repudiada,  siendo  de 
creer  que  fundase  su  apelación  en  hallarse  enteramente  restablecida.  Así  lo 
escribió  el  monarca  al  Pontífice  Gregorio  X,  contestando  á  la  carta  que  Su  San- 
tidad le  dirigiera  en  25  de  Julio  de  1275,  reprendiéndole  acremente  el  escándalo 
de  tener  por  manceba  la  nuijer  legítima  de  un  su  vasallo;  y  negando  el  rey  que 
su  concubina  fuese  legítima  esposa  de  otro,  le  añade  el  Papa  en  carta  de  22  de 
Setiembre  de  aquel  año:  "  Qiuim  me  etiaiii  si  constaret,  ipsa  a  cuinslibet  viri  lege 
"sohitam,  tu  adhuc  alii  alUgatus,  non  obstante  divortii  senietitia,  qnaní  asseris  pro 
"te  latam,  cum  et  tu  ipsa  fatearis  eain  appellationem  suspensam,  non  posses  sine 
"■metuimmo  et  reaín  adnlteris  retiñere.,.  Prosigue  Su  Santidad  dirigiéndole  las 
mas  severas  censuras  y  le  ordena  que  se  separe  al  momento  de  su  concubina, 
bajo  pena  de  excomunión. 

Poco  antes  de  que  Doña  Teresa  fuese  abandonada  por  D.  Jaime,  y  quizás 
presintiendo  la  pérdida  de  su  cariño,  fundó  á  principios  del  año  1265  el  Monas- 
terio de  la  Zaidía,  con  la  invocación  de  Nuestra  Señora  de  Gratia  Dei,  en  el 
sitio  de  la  ^aadía  de  que  había  hecho  donación  el  Rey  en  5  de  Abril  de  1260, 
según  el  privilegio  antes  citado.  Escolano  en  el  libro  5.°,  columna  948,  núm.  12 
de  sus  Décadas,  escribe:  "Llamóse  la  Zaidía  esta  casa  por  ser  jardín  y  casa  de 
campo  de  un  moro  llamado  Zaidí,  tan  principal,  que  Proaza  le  hace  Rey.  Otros 
dicen  que  eran  baños  de  una  mora  rica  llamada  Zayda.,, 

Todo  ello  se  escribió  caprichosamente;  y  aunque  Diago  en  sus  Anales 
enmienda  á  Escolano,  incurre  también  en  algunas  equivocaciones.  Advirtamos 
de  paso  que  la  palabra  Qaadia  como  se  lee  en  la  donación,  es  lo  mismo  que 
Zaydía,  pues  el  invicto  Rey,  en  el  capítulo  76  de  su  crónica,  hablando  de  la  con- 
quista de  Valencia,  al  referirle  Fernando  Diez  el  partido  que  le  ofrecía  Zaen  si 
desistía  de  aquella  empresa,  dijo:  "Quens  faria  un  Alcacer  á  la  faydía.,, 

Comenzada  la  fundación  del  Monasterio,  y  hallándose  el  rey  D.  Jaime  en 
Valencia,  concedió,  en  1.°  de  Noviembre  de  1265,  ásu  abadesa  y  demás  religiosas, 
que  pudieran  poseer  cuantos  bienes  muebles  ó  raices  les  legaran  los  caballeros  y 
clérigos,  y  comprarlos  de  los  mismos;  y  como  no  había  precedido  á  la  creación  la 
licencia  del  Ordinario,  ni  el  consentimiento  del  Orden  Cisterciense,  impetróse  y 
otorgóla  D.  Fray  Andrés  Albalat,  Obispo  á  la  sazón  de  Valencia,  con  escritura 
ante  el  notario  de  su  curia,  Mateo  Soler,  en  3l  de  Enero  de  1266,  á  D.  Fray 
Berenguer,  Abad  de  Benifazá,  á  D.  Fray  Arnaldo,  Abad  de  Escarp,  á  Doña  Bea- 
triz de  Anglesola,  Doña  Catalana  y  Doña  GuíUerma,  monjas  cistercienses  del 
Monasterio  de  Vallbona,  dispensando  también  facultad  para  poderse  enterrar  en 


D.*     ITRESA    Gil,    DK    VIDAURE.  53 


SU  Iglesia  los  que  en  ella  eligiesen  sepultura.  Y  ordenó  que  dicha  licencia  fuese 
de  ningún  valor  si  hasta  el  dia  de  Todos  Santos  del  mismo  año,  el  Capítulo 
general  del  Cister  no  admitía  esta  fun  lacion  y  la  incorporaba  en  su  orden;  todo 
lo  cual  aceptaron  dichos  dos  Abades  y  religiosas  fundadoras.  Al  parecer,  no  se 
celebró  Capítulo  general  hasta  1 268,  y  en  este  año  se  dio  facultad  á  los  mencio- 
nados Abades,  ó  á  uno  de  ellos,  para  incorporar  á  la  religión  el  Monasterio  de 
la  Zaydía. 

Seguidamente,  hallándose  presentes  el  Abad  de  Benifazá,  D.  Fray  Andrés  de 
Albalat,  con  los  canónigos  Guillem  de  Romaní,  Arcediano  de  Játiva,  Guillem  de 
Árenos  y  Domingo  Mateu,  como  también  Jaime  de  Albalat,  Bartolomé  Despont, 
Bernardo  Guillem,  Mateo  de  Osea,  clérigo,  y  Pedro  Cátala;  Doña  Teresa  Gil  de 
Vidaure,  dijo:  "Fntidamns,  facimus  etde  tiovo  coiistruitniís  AJotiasía-iiim  monia- 
litctn  Cistersiensíum,,,  supliendo  con  esta  fórmula  la  falta  de  las  licencias  del  año 
1265,  en  que  le  hí^ia  fundado.  Dio  por  bienes  de  dotación  todo  el  sitio  y  término 
de  la  Zaidía,  sin  decir  nada  de  palacio,  ni  baños,  ni  jardines  de  reinas  agarenas: 
las  79  mazmodinas  anuales  que  le  pagaban  varios  enfiteutas  sobre  diferentes 
tierras  en  el  mismo  término:  7  mazmodinas  anuales  que  satisfacía  Vidal  de  San- 
tomera,  y  147  mazmodinas  y  media  anuas  que  percibía  de  diferentes  casas  conti- 
guas al  alcázar  que  fué  de  los  reyes  moros  Lobo  y  Jayent,  propiedad  de  dicha 
señora.  Las  condiciones  de  esta  dotación  fueron,  que  la  Abadesa  y  comunidad 
por  ningim  título  pudieran  enagenar  los  citados  bienes  sin  licencia  ó  del  Infante 
D.  Jaime,  su  hijo,  ó  de  los  herederos  de  este:  que  mientras  ella  viviese  no  pudiera 
admitirse  en  el  Monasterio  religiosa  ni  religioso,  sin  su  permiso  ó  el  de  su  apo- 
derado; y  que  durante  su  vida  fuese  la  fundadora  patrona  del  Monasterio.  Todo 
lo  cual  pasó  con  escritura  ante  el  notario  Bernardo  Pagan,  en  10  de  Febrero  de 
126S;  y  por  cuanto  la  religión  del  Cister  no  había  incorporado  en  el  dia  de 
Todos  Santos,  como  se  previno  en  la  licencia  del  Obispo,  este,  con  su  Cabildo, 
declaró  que,  no  obstante  tal  defecto,  aprobaba  y  confirmaba  la  validez  de  la  fun- 
dación, de  lo  que  autorizó  con  escritura  Bernardo  Castellet,  notario  de  la  Curia, 
en  22  de  Marzo  de  1270. 

A  pesar  del  completo  abandono  en  que  Doña  Teresa  se  veía  por  parte  de 
D.  Jaime  I,  se  conoce  que  á  este  no  le  era  del  todo  indiferente  la  dueña  de  sus 
pasados  amores,  como  él  la  conceptuaba,  pues  deseando  que  adelantara  la  cons- 
trucción del  Monasterio,  concedió  facultad  á  la  Abadesa,  por  privilegio  expedido 
en  Valencia  á  3  de  Mayo  (v  nonas  Madií)  de  1271,  de  fabricar  un  horno  para 
hacer  ladrillos  y  tejas  con  todas  las  oficinas  necesarias,  en  la  rambla  que  estaba 
delante  del  Monasterio,  del  que  la  separaba  la  acequia,  que  es  el  terreno  deno- 
minado Llatio  de  la  Zaidia,  con  libertad  de  venderlo,  enagenarlo  é  hipotecarlo, 
segim  pareciere  á  la  Comunidad.  De  esta  donación  dimanaba  el  dominio  que  te- 
nia el  Monasterio  en  dicho  Llano,  y  siempre  que  allí  se  celebraban  corridas  de 


5_|.  kF.VISTA    DE    VAI.ENCÍA. 

toros,  pedia  licencia  el  Hospital  general  á  la  Abadesa.  Con  esta  concesión  recibió 
gran  impulso  la  fábrica  del  Monasterio  y  de  todas  sus  dependencias,  levantándose 
inmediato  á  él,  un  pequeño  palacio  denominado  el  Realet,  que  ocupó  Doña  Teresa 
para  vivienda  suya  cuando  residía  en  Valencia. 

Háse  creído  generalmente  que  dicha  señora,  después  de  olvidada  por  Don 
Jaime,  se  retiró  al  convento  de  la  Zaidía  y  que  alli  permaneció  hasta  su  muerte, 
habiendo  tomado  el  hábito  del  Cister.  Proviene  este  error   de   las    Trovas,  con 
razón  llamadas  por  algunos  apócrifas,  de  Mesen  Jaime  Febrer,  quien,  hablando 
del  apellido  Ayerve,  dice  en  la  primera  de  esta  familia: 
"D.  Pedro  de  Ayerve  es  vostron  germá 
..Puix  de  vostron  pare  fiU  es  natural 
.jHagut  en  Teresa  que  hui  monja  está,  etc." 

Supónese  que  Febrer  escribió  su  obra  en  el  verano  del  año  1276,  y  contra 
lo  que  siente  en  la  trova  acabada  de  citar,  habla  una  escritura^riginal,  que  vio  el 
P.  Teixiddor,  testigo  de  toda  veracidad,  en  el  archivo  de  la  Zaidía,  otorgada  por 
Doña  Teresa  Gil  en  Zaragoza,  á  3  de  Octubre  de  12 78,  ante  el  notario  Sancho 
López  de  Montaltet,  que  comenzaba  así:  "Sepan  todos  como  Nos  Doña  Teresa 
"Gil  de  Vidaure,  Muler  que  fué  del  muy  alto  et  noble  D.  Jaime  por  la  gracia  de 
"Dios  Rey  de  Aragón,  de  buena  memoria,  etc."  A  su  otorgamiento  fueron  pre- 
sentes los  infantes  D.  Jaime  y  D.  Pedro,  sus  hijos,  que  -  prometieron  con  jura- 
mento cumplir  lo  que  en  ella  disponía  su  raadre,  diciendo:  "Et  Nos  D.  Jaime  et 
"D.  Pedro,  fiUos  del  muy  alto  ct  noble  D.  Jaime  por  la  gracia  de  Dios  Rey  de 
"Aragón,  de  buena  memoria,  et  de  Vos  Doña  Teresa  Gil  de  Vidaure,  muyller  suya 
"que  fuestes,  etc.  Feyto  que  fué  esto  en  Zaragoza,  tercero  entrante  del  mes  de 
"Octubre  era  millcsima  trecentessima  sexto  décima." 

Por  el  contexto  de  este  documento  échase  de  ver  que,  ni  en  1278  residía  en 
Valencia  Doña  Teresa,  ni  había  tomado  el  hábito  de  monja  en  el  Monaste- 
rio de  la  Zaidía.  Tampoco  lo  era  en  el  año  de  1280,  en  que  otorgó  su  testa- 
mento nuncupativo,  por  y  ante  sí,  del  cual  daremos  un  lijcro  extracto.  En  él 
se  titula  Doña  Teresa,  mujer  que  fué  del  limo.  Sr.  D.  Jaime,  Rey  de  Aragón, 
y  después  del  nombramiento  do  albaceas,  elige  su  sepultura  en  el  Monasterio 
de  Gracia,  de  Monjas  cistercienses,  en  Valencia,  al  que  deja  mil  morabatines  de 
oro  para  la  fábrica  de  la  Iglesia.  Ordena  que  haya  allí  siempre  dos  capella- 
nes ó  clérigos,  que  celebren  cada  día  por  el  alma  de  D.  Jaime,  la  suya  y  las  de 
sus  parientes.  Manda  que  se  haga  allí  una  capilla,  dedicada  á  San  Salvador, 
contigua  á  la  Iglesia  Mayor,  en  la  que  celebre  uno  de  dichos  dos  sacerdotes, 
para  los  cuales  y  construcción  de  la  capilla,  si  esta  no  estuviera  terminada  antes 
de  morir  la  otorgante,  lega  otros  mil  morabatines,  y  encarga  á  su  hijo  D.  Jaime 
que  esta  sea  provista  de  cáliz,  libros  y  otrjs  ornamentos,  y  de  una  lámpara  que 
arda  en  todo  tiempo,  de  dia  y  de  noche.  Deja  al  mismo  convento   600  moraba- 


1).      TliREbA    ÜIL    DE    VIDAUIU.. 


tines  de  oro  con  los  cuales  se  coaipren  una  heredad  y  sirvan  sus  rentas  para 
que  las  monjas  celebren  todos  los  años  un  aniversario  por  el  Rey  D.  Jaime  y 
otro  por  la  testadora,  en  el  dia  en  que  cada  uno  de  los  dos  hubiese  muerto,  y 
para  que  aquellas  tengan  buena  pitanza  en  dichos  dias,  debiendo  servir  el  resto 
para  las  necesidades  de  las  mismas  en  ayuda  de  los  20  sueldos  que  cada  una 
habia  de  recibir  anualmente.  Deja  á  dicho  Monasterio  cien  ovejas  de  las  suyas, 
y  si  tantas  no  tuviere,  ruega  á  su  hijo  D.  Jaime  que  complete  el  número.  Lega 
varias  cantidades  á  diferentes  Conventos  de  monjas  y  frailes,  establecidos  en  Va- 
lencia, Aragón  y  Navarra.  Ordena  que  sus  albaceas  den  para  comer  á  mil  po- 
bres, seis  dineros  á  cada  uno,  y  para  vestir  á  cien  pobres,  doce  sueldos  por  indi- 
viduo. Deja  á  su  nieto  Sancho,  hijo  de  Sancho  Pérez  de  Lodosa,  cien  moraba- 
tines,  mandando  que  se  los  pague  D.  Pedro  (de  Ayerbe)  hijo  de  la  otorgante 
y  que  procure  que  sea  clérigo.  ítem;  á  su  nieto  García,  hijo  también  de  Sancho 
Pérez,  le  lega  doscientos  morabatines,  recomendándolo  á  su  hijo  D.  Jaime.  Pro- 
sigue haciendo  diferentes  mandas  á  sus  parientes  y  lega  las  ropas  de  su  casa  de 
Ayerbe  á  Doña  Aldonza  Cervera,  casada  con  su  hijo  D.  Pedro  de  Ayerbe,  y 
todas  las  restantes,  do  quiera  que  se  hallaren,  á  Doña  Elfa  Fernandez  de  Azagra, 
mujer  de  su  hijo  D.  Jaime  de  Jcrica,  con  obligación  de  dar  algunas  piezas  á  sus 
sobrinas  Doña  Teresa  Corbarán  y  Doña  Gracia.  Exceptúa  de  estos  legados  el 
lecho  y  la  ropa  de  la  testadora  que  fuere  hallada  en  el  Monasterio  de  Gracia, 
todo  lo  cual  sea  para  sus  monjas.  Dispone  que  los  albaceas  paguen  sus  deudas 
de  las  rentas  de  Altura,  Castelmontán,  Tormo,  Mora,  Azuer,  Cabanas,  Boti- 
niana,  y  Rosell,  con  sus  molinos,  conforme  lo  tenia  ordenado  en  escritura  auto- 
rizada por  Sancho  López  de  Montaltet.  Satisfechas  las  deudas,  con  objeto  de 
evitar  contiendas  entre  su  familia,  deja  á  su  hijo  D.  Jaime  la  villa  de  Altura, 
que  fué  de  Pedro  Fernandez,  hijo  de  D.  Pedro  Fernandez  de  Albarracin;  la  villa 
de  Castelmontán,  sita  en  el  reino  de  Valencia,  que  fué  de  D.  García  Ortiz  de 
Azagra;  la  villa  de  Mora,  que  la  compró  la  otorgante  de  los  albaceas  de  D.  Gil 
Garcés  de  Azagra,  que  dividía  términos  entre  Alcalá  y  Teruel;  el  castillo  de  Tor- 
mon,  que  compró  de  Doña  Catalina  González,  mujer  que  fué  de  D.  Anaya,  lin- 
dante con  Teruel  y  las  aldeas  de  Albarracin;  y  las  casas  que  poseía  en  Zaragoza 
dentro  de  la  población  en  la  parroquia  de  San  Blas. 

A  su  hijo  D.  Pedro,  Cabanas  y  Azuer  que  fueron  de  D.  Aznar  de  Estañes; 
Botinyena.  que  habia  comprado  de  los  monjes  de  Veruela;  la  villa  de  Rosel  si- 
tuada cerca  de  Ayerve,  que  la  compró  de  D.  Gimeno  Romeu;  la  villa  y  castillo 
de  Anvero;  la  heredad  en  Ayerve,  que  habia  comprado  de  D.  Pedro  Ladrón,  de- 
biendo dar  á  su  hija  (de  D.  Pedro,  nieta  de  la  testadora)  Teresa,  doscientos  mo- 
rabatines de  oro  cuando  llegara  á  edad  conveniente,  si  aconteciera  que  Cons- 
tanza, nieta  de  la  otorgante,  hija  de  su  hijo  Sancho  Pérez  de  Lodosa,  muriese 
sin  sucesión  legítima.  Deja   también  á  su  hijo    D.  Pedro    la   heredad  y  casas  en 


56  REVISTA    DE    VALENXtA. 


Cascante.  De  los  2000  morabatines  que  le  correspondian  sobre  los  bienes  de 
su  difunto  hijo  Sancho  López  de  Lodosa,  lega  mil  á  su  hijo  D.  Pedro  y  otros 
mil  á  su  nieto  Pedro  Sánchez,  hijo  de  Sancho  López.  Quiere  que  si  alguno  de 
sus  hijos  muriera  sin  legítima  sucesión,  el  que  ó  los  que  sobrevivan  hereden  á 
los  otros.  Careciendo  de  sucesión,  pueda  el  que  muriere  disponer  de  todos  sus 
bienes  muebles — ex'cepto  de  las  armas  de  los  castillos — y  de  dos  mil  maravedís 
de  oro,  sobre  los  inmuebles,  para  quien  quisiere;  y  teniendo  hijos  ilegítimos,  uno 
ó  mas,  disponga  para  cada  uno  de  I.500  morabatines,  con  tal  de  que  no  pasen 
de  tres.  Falleciendo  todos  los  hijos  de  la  otorgante  sin  legítima  sucesión,  deja 
las  villas  de  Altura  y  Castelmontán  al  Monasterio  de  Gracia,  y  en  caso  de  que 
según  fuero  de  Valencia,  no  pudiera  adquirirlas,  véndanlas  sus  albaceas,  y  del 
precio  obtenido  compren  heredades  ó  censos  para  dicho  Monasterio.  A  su  nieta 
Constanza  Sánchez,  hija  de  Sancho  Pérez,  le  deja  en  tal  caso  las  villas  de  Ca- 
banas, Azuer  y  Botiñena,  instituyendo  herederos  de  las  demás  á  otros  parientes 
suyos;  y  á  falta  de  estos,  manda  que  sus  albaceas,  que  lo  fueron  Gil  de  Lihori, 
su  sobrino,  Sancho  Pérez,  alcaide  de  Xérica,  Sancho  Abad  y  Gil  de  Vidaure, 
vendan  todas  sus  villas  y  lugares;  los  de  Aragón,  á  conocimiento  del  Prior  de 
Predicadores  de  Huesca,  y  los  de  Valencia  con  Consejo  del  Prior  de  Predica- 
dores de  esta  ciudad:  que  de  su  total  precio  se  hagan  cuatro  partes;  la  una  para 
el  Monasterio  de  la  Zaidía;  otra,  se  divida  igualmente  entre  los  de  Iranzo  y 
Poblet;  otra  se  reparta  entre  los  monasterios  cistercienses  pobres  de  Aragón, 
Cataluña  y  Navarra.  De  la  cuarta  y  última  mandó  se  hicieran  cuatro  porciones,  de 
las  quedos  se  diesen  á  los  religiosos  de  Santo  Domingo,  una  á  los  de  San  Fran- 
cisco, y  la  cuarta  á  las  mujeres  arrepentidas  de  Aragón,  Cataluña  y  Navarra. 
Bajo  este  testamento  pasó  á  mejor  vida  en  15  de  Julio  de  1288  la  discreta 
señora  que  tanta  influencia  habia  ejercido  sobre  D.  Jaime.  Conforme  á  lo  que 
habia  dispuesto,  fué  sepultado  su  cuerpo  en  medio  del  altar  mayor  de  la  Iglesia 
del  Monasterio  que  fundara,  como  lo  fueron  también,  cerca  de  ella,  los  cadá- 
veres de  su  hijo  D.  Jaime  de  Jérica  y  de  Doña  Elfa  Fernandez  de  Azagra, 
esposa  de  este.  En  la  espantosa  avenida  del  Túria,  que  tuvo  lugar  en  27  de  Se- 
tiembre de  1517,  y  que  tantos  estragos  causó  en  Valencia  y  sus  arrabales, 
inundó  el  agua  la  citada  Iglesia  y  casi  todo  el  Monasterio,  hasta  punto  tal  que 
las  monjas  hubieron  de  abandonarlo,  albergándose  en  casa  de  sus  parientes. 
Restituidas  á  su  morada,  limpiaron  el  templo  del  cieno  que  las  aguas  habían 
depositado,  y  creyendo  que  el  cuerpo  de  la  reina  habria  padecido,  encontráronle 
entero,  vistiendo  el  hábito  y  especialmente  la  túnica  interior,  con  la  misma  lim- 
pieza, integridad  y  lustre  que  pudiera  tener  al  tiempo  de  amortajarla.  Entonces, 
sacándolo  del  enterramiento  en  que  yacía,  mandaron  labrar  una  urna  de  piedra 
y  colocada  en  el  lado  de  la  epístola  del  a'tar  mayor,  fué  trasladado  á  ella  el 
incorrupto  cuerpo,  en  donde  estuvo  hasta  1Ó55. 


D.      TERESA    GIL    DE    VIDAURE. 


En  este  año,  cuenta  la  crónica  del  Monasterio,  qiie  hallándose  enferma  de 
peligro  Doña  Juana  de  Castellví,  abadesa  que  fué  dos  veces  del  mismo,  su  so- 
brina Doña  Margarita  de  Corella,  que  era  muy  devota  de  Doña  Teresa,  visi- 
tando con  frecuencia  desde  las  tribunas  su  venerable  cuerpo,  suplicóla  con  ahinco 
que  si  por  su  intercesión  y  méritos  alcanzaba  su  tia  la  salud,  le  haria  un  hábito 
nuevo  y  adornada,  en  cuanto  le  fuese  posible,  su  sepulcro.  Oyó  Dios  su  súplica, 
mejoró  la  paciente  y  muy  luego  se.  vio  restablecida  de  su  peligrosa  dolencia. 
Alegre  y  agradecida  Doña  Margarita  manifestó  á  Doña  Francisca  de  Vilaragut, 
Abadesa  entonces,  y  al  P.  M.  D.  Fr.  Rafael  Trabado,  Abad  de  Valldigna  y  co- 
misario general  de  la  Congregación  del  Cister,  la  promesa  que  habia  hecho  á 
la  reina,  rogando  se  la  concediera  permiso  para  cumplirla.  Atendida  benigna- 
mente fué  su  justa  demanda,  designándose  para  abrir  el  sepulcro  y  vestirla 
momia  con  el  nuevo  hábito  el  dia  26  de  Setiembre  de  1655. 

Llegado  este,  abrióse  la  urna  y  hallaron  entero  el  cuerpo  de  Doña  Teresa, 
todo  unido  desde  los  pies  hasta  la  cabeza,  sin  desencaje  de  huesos,  tan  blanca  la 
piel  como  e¡  alabastro,  que  mas  parecía  ser  de  mármol  que  de  carne.  Faltábale  la 
mano  izquierda,  que  se  conocióla  hablan  cortado,  seguramente  para  reliquia,  y  las 
puntas  de  dos  dedos  de  la  derecha.  La  cinta  con  que  le  ataron  los  muslos,  cuando 
murió,  habia  marcado  una  hendidura  que  entraba  hasta  los  huesos.  Hasta  los 
ojos,  sin  hundir  dentro  de  sus  órbitas,  se  le  veían  secos,  lo  mismo  que  los  labios 
y  la  tez  de  la  cara,  revelando  sus  facciones  haber  sido  las  de  un  hermoso  rostro, 
sin  faltarle  mas  que  un  diente,  ostentándose  los  restantes  blancos  como  los  de 
la  boca  mas  esmeradamente  cuidada. 

Sacado  el  cuerpo,  lleváronlo  abadesa  y  religiosas  en  procesión,  por  los  claus- 
tros, al  coro  bajo,  con  música  y  gran  solemnidad,  colocándolo  sobre  un  suntuoso 
túmulo.  Allí  estuvo  hasta  el  g  de  Octubre,  en  que  se  celebró  el  funeral,  con  inusi- 
tada asistencia  de  gentes.  Mientras  tanto,  en  el  lado  de  la  epístola,  descansando 
sobre  cuatro  leones,  levantóse  un  pedestal  en  que  se  pintaron  las  armas  de  Doña 
Teresa  y  escribióse  su  nombre,  y  dia  y  año  en  que  murió.  Sobre  é!  mismo  fué- 
puesta  la  urna  de  madera,  que  es  la  propia  en  que  hoy  dia  yace.  Así  que  ter- 
minó el  aniversario,  fué  depositado  en  ella  el  cadáver,  y  cerráronla  con  dos 
llaves,  después  de  entonar  los  músicos  un  solemne  responso. 

En  la  gloriosa  guerra  de  la  Independencia,  al  aproximarse  á  la  ciudad  de  las 
flores  los  ejércitos  franceses,  ordenaron  las  autoridades  locales,  en  el  año  1809, 
que  fuesen  demolidos  el  palacio  del  Real,  el  monasterio  de  la  Zaidía  y  otros 
edificios  de  extramuros,  á  fin  de  evitar  que  los  invasores  pudieran  posesionarse 
de  puntos  fuertes.  Al  abandonar  las  religiosas  su  morada,  tomando  la  urna  que 
contenia  la  momia  de  Doña  Teresa,  y  colocando  en  otra  de  madera  de  pino,  casi 
de  la  misma  forma  que  la  anterior,  pero  del  todo  clavada,  sin  adorno  al- 
gimo,  ni   tapa  de   cristal,  los  restos  de  D.  Jaime  de  Jérica   y  de  su  mujer  Doña 


iS  feEVISTA   DE   VALENCIA. 


Elfa  Fernandez  de  Azagra,  lleváronlos  consigo  á  la  denominada  Casa  de  la  En- 
señanza de  Valencia,  hoy  del  Excmo.  Ayuntamiento,  en  donde  se  albergó  la  Co- 
munidad. De  allí  pasó  al  Convento  del  Pilar  y  de  este  á  la  casa  llamada  de  Reig, 
en  la  plaza  del  Carmen,  frente  al  Convento  del  mismo  nombre.  No  abandonaron 
nunca  las  monjas,  á  través  de  circunstancias  tan  azarosas,  los  preciados  despojos 
que  con  solícito  afán  guardaran  siempre,  hasta  que  labrado  nuevo  monasterio 
en  el  mismo  sitio  que  ocupó  el  demolido,  colocaron  los  de  Doña  Teresa  en  el  sa- 
len que  les  servia  de  coro,  á  la  parte  de  la  epístola  del  altar  mayor,  en  la 
planta  baja  de  la  pequeña  Iglesia  que  entonces  pudo  erigirse,  desde  la  que,  á 
través  de  una  reja  de  hierro,  podia  verse  fácilmente  la  urna;  y  los  de  su  hijo  y 
nuera,  en  un  armario,  á  la  parte  interior  del  locutorio. 

El  curioso  que  visite  este  monumento,  digno  de  ser  siempre  conservado,  por 
los  interesantes  recuerdos  históricos  que  evoca,  notará,  al  entrar  en  el  reducido 
patio  que  le  sirve  de  portería,  clavado  encima  del  torno  un  cuadro  al  óleo,  en  que 
está  retratada  Doña  Teresa,  vistiendo  hábito  de  monja.  La  inscripción  puesta  al 
pié  del  lienzo,  dice  así:  "La  V.  S.-i  R.n-i  Doña  Teresa  Gil  de  Vidaure,  fundadora 
de  este  R.l  Monasterio  para  Señoras  Nobles  que  quieran  ser  Religiosas  Cister- 
sienses,  cuyo  Monasterio  consagró  á  María  S-m-i  de  Gracia,  y  en  él  jamás  quiso 
ser  Abadesa,  pero  admitió  gustosa  el  empleo  de  Portera,  en  que  murió  á  15  de 
Julio  de  1260.,, 

Puede  colegirse,  de  lo  que  llevamos  dicho,  que  la  inscripción  adolece  de  algu- 
nos errores.  Ya  hemos  visto  que  Doña  Teresa  murió  en  15  de  Julio  de  1285,  y 
ni  el  año  de  1278,  ni  el  año  1280,  cuando  otorgó  su  testamento,  era  monja.  Si 
lo  fué,  debió  tomar  el  hábito  en  los  dos  ó  tres  postreros  años  de  su  vida;  pero 
lo  que  puede  asegurarse  con  certeza,  es  que  el  monasterio  no  lo  fundó  para  Se- 
ñoras Nobles  tan  solamente,  como  espresa  el  rótulo.  En  el  exordio  de  la  escritura 
de  dotación,  otorgada  en  10  de  Febrero  de  12Ó8  ante  Bernardo  Pagan,  dice 
aquella  Señora:  ''Af/eciantes  daré  ope}-ani  qua  plurimi  valeaní  ad  frngeni  me- 
lioris  vite  feliciter  pertransire;  y  al  hablar  en  este  párrafo  de  muchos,  no  deter- 
mina la  clase  social  á  que  debían  pertenecer  las  que  ingresaran  en  el  Convento, 
sino  que  indistintamente  podían  ser  admitidas  tanto  las  de  ilustre  prosapia  como 
las  de  honrada  plebeya  familia. 

Actualmente  háse  colocado  la  urna  que  encierra  la  momia  de  Doña  Teresa 
en  el  comulgatorio  construido  á  la  parte  del  Evangelio  de  la  grandiosa  nueva 
Iglesia,  que  bendijo  solemnemente  el  Excmo.  é  Illmo.  Sr.  D.  Antolin  Monescillo, 
Arzobispo  de  esta  Diócesis,  en  25  de  Noviembre  de  1879,  celebrándose  al  siguiente 
dia  la  fiesta  de  gracias,  en  la  cual  predicó  el  elocuente  Prelado. 

'•La  primera  piedra  del  nuevo  templo,  (dice  un  artículo  que  insertó  el  Alma- 
naque de  Las  Provincias  para  el  año  último)  colocóse  el  dia  de  San  José  de 
1865,  y  prosiguieron  los  trabajos  durante  catorce  años,  sin  otro  recurso  que  el  de 


D.      TERESA    GIL   DE    VIUAURE. 


59 


la  inagotable  caridad  valenciana,  á  excepción  de  una  pequeña  cantidad  que  fué 
otorgada  por  el  Estado. 

"Principiadas  las  obras,  se  recibieron  limosnas  de  todas  partes,  y  cuando  se 
creia  que  iban  á  paralizarse,  se  presentó  un  virtuoso  propietario,  que  se  en- 
cargó del  coste  del  altar  mayor,  mientras  un  venerable  anciano,  cuyo  título  de 
nobleza  nos  está  igualmente  prohibido  anunciar,  se  ofreció  y  pagó  los  altares 
del  crucero.  A  una  tregua  de  poca  importancia  puso  fin  im  celoso  eclesiástico, 
costeando  toda  la  cúpula. 

"Un  periodo  cortísimo  de  rifas  de  alhajas,  suspendido  por  los  crecidos  dere- 
chos al  Estado,  obligó  á  la  comunidad  á  abrir  una  suscricion  voluntaria,  que  cu- 
brió parte  de  los  gastos. 

"La  caridad  contribuyó  de  muy  distintas  maneras  á  esta  obra  piadosa:  ofi- 
ciales y  peones  de  albañil,  presentándose  en  crecido  número  á  trabajar  de  li- 
mosna todos  los  dias  festivos;  los  fabricantes  de  mosaicos,  regalando  los  prs- 
ciosos  pisos  de  los  dos  coros:  los  fabricantes  de  azulejos  de  esta  ciudad,  Manises 
y  Cuart  de  Poblet,  desprendiéndose  de  cuantos  se  necesitaron  para  los  pisos  del 
comulgatorio,  sacristía  y  otras  dependencias;  los  alfareros  del  mismo  pueblo 
de  Aldaya,  Vinalesa,  Moneada,  Burjasot  y  Alfara  del  Patriarca,  suministrando 
también  graciosamente  atobas,  atoboncs  y  ladrillos;  los  almacenistas  de  ma- 
deras de  esta  capital,  entregando  una  gran  parte  de  la  necesaria  para  puertas 
y  ventanas;  algunos  maestros  carpinteros  de  la  misma,  confeccionándolos  tam- 
bién gratuitamente;  los  fabricantes  de  loza  del  referido  Manises,  proporcionando 
mortero,  mientras  por  otra  parte  se  recibían  limosnas  de  cal,  arena,  yeso  y 
piedra,  trasportándolo  los  labradores  de  las  inmediaciones  con  sus  carros  y  ca- 
ballerías; un  pintor  trabajando  también  gratuitamente;  á  la  vez  se  recibía 
yerro  dulce,  que  regalaron  dos  almacenistas  de  esta  ciudad  con  destino  á  rejas 
de  clausura;  y  para  que  nada  faltara,  una  asociación  de  ebanistas  tomó  una  gran 
parte  en  el  traslado  y  restauración  de  la  sillería  del  coro  actual  al  nuevo,  termi- 
nando por  llamar  la  atención  la  preciosa  talla  y  escultura  de  la  nave  y  altares, 
debidas  al  desprendimiento  envidiable  é  inteligente  mano  de  un  distinguido  es- 
cultor de  esta  capital. 

"Los  planos  y  dirección  de  las  obras  de  la  nueva  Iglesia  son  debidos  al  acre- 
ditado arquitecto  D.  Joaquín  María  Calvo. 

"El  templo,  con  su  espaciosa  nave,  encero  y  cúpula,  pertenece  al  urden  de 
arquitectura  corintia;  es  claustral,  y  se  cuentan  seis  capillas,  dos  espaciosos  coros, 
alto  y  bajo,  una  magnífica  sacristía  y  seis  tribunas.  La  cúpula,  formada  por 
ocho  aristones  con  sus  planicies,  está  asentada  sobre  una  elegante  galería,  que 
contiene  diez  y  seis  ventanales,  cerrados  con  caprichosos  trasparentes.'' 

Para  terminar,  séanos  permitido  dirigir  unas  cuantas  frases  de  reconoci- 
miento á  las  humildes  vírgenes  del  Señor  que,  piadosamente  entregadas  al  ejer- 
cicio de  las  ascéticas  prácticas  de  su  religión,  y  al  cuidado  de  las  educandas  que 
se  las  confian,  con  tanta  discreción  como  amabilidad  nos  han  facilitado,  debida- 
mente autorizadas,  la  inspección  de  las  urnas  y  los  datos  necesarios  para  escribir 
este  incorrecto  artículo. 

José  María  Torré?,  Cronista  de  ]■  aleuda. 


CANTO  Á  LA  VIRGEN. 

POESÍA    PREMIADA    CON    EL    LIRIO    DE    PLATA  * 

en  el  certamen  de  la  Academia  Bibliográfico-Mariana  de  Lérida, 
celebrado  el  i6  de  Ociiibre  de  1881. 

Mattr  fulchra  dilect'umis. 


eñora,  tú  que  sabes 
El  secreto  del  trino  de  las  aves, 
Xuncio  de  las  auroras  del  estío; 
Tú  que  en  cauce  de  céspedes  y  flores 
Aprisionas  la  rio, 
Lira  de  melancólicos  rumores. 
Que  tiembla  de  la  tarde  al  beso  frió; 
Tú,  cuyo  nombre  santo 
La  creación  murmura 
Y  entusiastas  arrullan  en  su  canto 
El  pardo  ruiseñor  en  la  espesura, 
El  águila  en  los  giros  de  su  vuelo, 
La  alondra  en  la  montaña, 
La  ola  en  el  mar  azul,  en  la  cabana 
El  pastor,  y  el  arcángel  en  el  cielo; 
Sobre  el  arpa  del  vate  que  suspira 
Vibra  hoy  un  rayo  de  tu  luz,  é  inspira 
Del  poeta  cristiano  los  acentos, 
Que  entre  el  rumor  de  mi  canción  sonora 
Vá  envuelto  para  tí,  Reina  y  Señora, 
Un  mundo  de  amorosos  pensamientos. 


CANTO    A   LA   VIRGEN.  -  6l 


¡Cuánto  siempre  te  amé!  Niño  inocente, 
Ya  pronunciaba  el  labio  balbuciente 
Tu  nombre  placentero, 
Más  dulce  que  las  mieles  del  romero 

Y  los  gemidos  de  la  oculta  fuente. 

Aun  de  mi  tierna  infancia  eu  la  inocencia, 
Mi  buena  madre  me  enseñaba  á  amarte, 

Y  entre  sus  brazos  aprendí  á  invocarte 
Como  ángel  tutelar  de  mi  existencia. 
Ella  fué  quien  me  dijo.  Reina  mia, 

Al  abrir  á  la  luz  los  claros  ojos, 
Que  aquel  fulgor  azul  que  yo  veia, 
Era  un  puro  destello  de  los  tuyos 
Que  dan  perfume  y  resplandor  al  dia. 
Me  dijo  que  las  candidas  estrellas 
Derraman  lumbres  bellas 
Por  que  tú  las  enciendes  en  su  vuelo, 

Y  que,  cuando  en  el  campo  brotan  flores, 
Tú  á  sus  hojas  imprimes  los  colores 

De  los  vergeles  mágicos  del  cielo. 


Yo,  que  tus  glorias  ensalzar  oia, 
Al  paterno  jardin  loco  corria 
A  coger  flores  para  tí,  Señora, 

Y  guirnaldas  de  lirios  te  formaba 
Aun  bañados  con  perlas  de  la  aurora. 
¡Con  qué  gozo  adornaba 

Con  ellas  la  urna  de  oro 

Que  tu  divina  imagen  encerraba! 

¡Como,  á  veces,  las  flores. 

Que  se  inclinaban  á  su  mismo  peso. 

Acaso  por  pagar  mi  afecto  ardiente. 

Ledas  rozaban  mi  risueña  frente 

Con  un  rumor  que  semejaba  un  beso! 

Y  luego,  cuando  el  dia 
Recogiendo  sus  límpidos  cendales. 
En  el  seno  del  mar  se  oscurecía, 

Yo,  al  compás  de  los  cantos  maternales, 
Cada  noche  soñaba 


62  REVISTA   DE  VALENCU. 


Que  en  un  rayo  sereno  de  la  luna 
Descendías  al  borde  de  mi  cuna 
A  acariciar  al  niño  que  te  amaba. 


Crecí  después,  y  el  plácido  cariño 
Que  te  guardaba  el  niño, 
Encendió  un  dia  mi  alma  de  poeta, 

Y  en  versos  pobres,  pero  siempre  amantes, 
Mi  voz  subió  á  tu  trono  en  los  instantes 
De  inspiración  secreta. 

¡Cual  tu  amor  descubrióme  el  hondo  arcano 
De  toda  la  creación!  La  luz  del  dia, 
Inflamando  el  cristal  del  océano. 
Tu  mirada  de  amor  me  parecía; 

Y  la  estrella  primera 

Que  brotaba  en  el  cielo  de  la  noche, 
Como  un  faro  de  luz,  finjíme  que  era 
El  esmaltado  broche 
Que  sujeta  tu  blonda  cabellera. 


¡Todo  de  tí  me  hablaba!  El  mar,  el  viento 
Las  guirnaldas  flotantes  de  las  nubes 
En  donde  tienes  elevado  asiento, 
Que  sostienen  en  hombros  los  querubes; 
Los  luminosos  rastros 
Con  que  escribe  tu  nombre  el  áureo  coro 
Que  en  el  éter  fulgura,  de  los  astros; 
El  cáliz  entreabierto  de  las  flores, 
A  donde  van  las  mariposas  de  oro 
Acaso  por  hablar  de  tus  amores; 
Las  azucenas,  blancas 
Como  las  almas  de  los  tiernos  niños 
Que  tú  del  mundo  arrancas 
Porque  no  manche  el  cieno  los  armiños 
De  su  pureza  angelical;  las  rojas 
Amapolas  del  prado. 
Que  á  los  besos  del  sol  abren  sus  hojas. 
Como  á  tu  nombre  el  pecho  enamorado: 


CANTO     A    LA  VIRGEN.  63 


El  encumbrado  monte, 

Que  quizás  por  bañarse  en  tu  fulgente 

Mirada  celestial,  hunde  la  frente 

En  el  sereno  azul  del  horizonte; 

Del  gilguero  la  música  inocente; 

El  gemir  de  las  tórtolas,  y  el  vago 

Suspiro  que  se  pierde 

Sobre  el  espejo  trémulo  del  lago; 

Y  allí,  en  los  musgos  de  su  orilla  verde, 

La  escondida  violeta, 

Cuya  fragancia  misteriosa  y  pura. 

Semeja  la  plegaria  del  poeta, 

Que  vuela  sin  rumor  hasta  tu  altura. 


Mas  tarde,  cuando  el  alma 
El  delirio  sintió  de  los  amores 
Que  al  pecho  juvenil  roban  la  calma, 
Mi  amada  y  yo  con  lágrimas  y  flores 
Ante  tus  aras  nos  postramos...  Y  ella, 
La  púdica  doncella 
Que  ama  mi  corazón,  en  cuya  frente 
Puso  el  alba  su  luz  resplandeciente 

Y  el  casto  amor  su  pudoroso  velo. 
De  tí  ¡oh  Virgen!  me  hablaba 

Y  por  fiel  protectora  te  invocaba 
De  nuestro  amor  de  cielo. 
¡Cuántas  veces,  al  pié  de  tus  altares. 
Enjugué  el  triste  lloro 

Que  al  corazón  arrancan  los  pesares! 

Y  ¡cuántas,  en  las  horas  de  desvelo. 
Cuando  el  amargo  duelo 

Con  la  esperanza  riñe  dura  guerra, 
Alcé  á  tí  mi  plegaria  fervorosa 
En  las  alas  de  luz  de  la  fé  herniosa, 
Puente  que  enlaza  al  cielo  con  la  tierra! 


Un  dia  fué,  Señora,  en  que  la  muerte 
Sobre  mi  hogar  oscuro  proyectaba 


64  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Su  triste  sombra  funeral...   Gemía 
Mi  padre  en  lecho  de  dolor,  y  en  tanto 
Que  las  angustias  últimas  borraban 
La  luz  de  sus  pupilas,  se  anegaban 
Las  de  mi  madre  en  congojoso  llanto. 
Contra  el  esfuerzo  vano  de  la  ciencia 
Iba  á  pasar  ¡oh  Dios!  el  postrer  grano 
De  arena  en  el  reloj  de  su  existencia, 
¡Y  tú  lo  detuviste  con  tu  mano! 
El  corazón  se  sosegó  en  el  pecho, 
La  muerte  disipó  su  sombra  fría, 
Y  la  salud  ansiada  ¡oh  Madre  mia! 
Volvió  otra  vez  sobre  el  paterno  lecho. 

Desde  entonces.  Señora, 
Tú  eres  en  el  hogar  de  la  familia 
Protección  y  remedio,  luz  y  aurora. 
Por  eso  la  oración  que  se  levanta 
Del  alma;  la  paz  dulce  que  concilla 
El  gozo  y  la  virtud;  la  voz  que  canta; 
La  palabra  que  brota  de  los  labios; 
La  fervorosa  plática;  el  humilde 
Perdón  de  los  agravios; 
La  cristiana  templanza 
Contra  el  encono  impío;  la  alegría; 
El  dolor;  los  recuerdos;  la  esperanza; 
Todo,  Virgen  del  cielo, 
Cuando  de  noble  en  el  hogar  se  alcanza, 
Canta  de  tus  virtudes  el  consuelo. 


¡Madre  del  corazón!  ¡Cuál  tu  mirada 
Desvanece  la  niebla  asoladora 
Del  desengaño  cruel!  Aun  en  la  aurora 
De  mi  edad  juvenil,  mi  alma  cansada 
Siento  ya  de  luchar,  y  por  las  sendas 
Del  porvenir  ignoto, 
Mustia  la  frente,  que  el  dolor  abate, 
Mis  ojos  sin  las  vendas 
De  la  inocencia,  que  la  duda  ha  roto. 


CANTO     A    LA     nRGEN. 


65 


Busco,  soldado  herido  en  el  combate, 
La  paz  del  corazón  bajo  tus  tiendas. 


¡No  me  la  niegues  tú!  Mira  cual  postro 
En  las  losas  del  templo  mi  rodilla, 

Y  uno  mi  voz  á  la  oración  sencilla 
Del  buen  pueblo  creyente. 

En  lágrimas  de  amor  bañado  el  rostro 

Y  en  tu  consuelo  celestial  la  frente. 
¿No  ves.  Señora?  Préstanos  la  sombra 
De  tu  manto  real,  tú  que  al  espacio 
Tienes  de  tu  grandeza  por  alfombra 

Y  al  sol  por  luminar  de  tu  palacio; 
Tú  que  pueblas  en  Mayo 

De  azucenas  y  rosas  los  vergeles. 
De  casta  luna  al  encantado  rayo; 
Tú  que  vistes  de  plumas 
Las  alas  de  los  pájaros  del  cielo, 

Y  al  sol  das  fuego,  y  á  la  mar  espumas. 

Y  á  los  torrentes  sábanas  de  hielo. 
No  apartes  de  tus  hijos  la  mirada 

Y  enciende  en  nuestras  almas  el  delirio 
De  tu  bendito  amor.  Virgen  sagrada; 
Para  que  al  ver  un  dia 

Abierta  por  tu  mano  la  morada 
Donde  nos  guardas  eternal  ventura, 
Aspirando  tus  célicos  aromas, 
Volemos  en  redor  de  tu  hermosura. 
Como  un  tropel  de  místicas  palomas. 


Francisco  Vives  y  Lierk. 


LA  ESTACIÓN  PREHISTÓRICA  DE  MONÓVAR. 


Sr.  Director  de  La  Revista  de  Valencia. 


N  medio  de  la  punible  indiferencia  con  que  entre  nosotros  se  miran  los 
asuntos  referentes  á  la  primitiva  historia  patria,  debemos  en  rigor  feli- 
citarnos de  la  tendencia  sobrado  generalizada  en  el  pais,  á  buscar  so- 
ñados tesoros,  ora  inspire  la  idea  alguno  de  esos  embaucadores  llamados  zaho- 
ris, de  quienes  ya  en  su  tiempo  decia  el  insigne  Padre  Feyjóo  que  son  unos  so- 
lemnes patarateros  ó  que  tienen  pacto  con  el  diablo;  ora  la  mantenga  viva  entre 
ciertas  gentes  ese  deseo,  tan  arraigado  por  desgracia,  de  alcanzar  pronto  y  sin 
gran  trabajo,  las  ansiadas  riquezas,  que  permitan  entregarse  después  dXdolcef ár- 
mente, como  dicen  los  italianos,  ó  á  la  regalada  holganza  á  que  tantos  irresisti- 
blemente aspiran.  Háme  sugerido  esta  reflexión  el  hecho,  con  harta  frecuencia 
repetido,  de  ser  el  hallazgo  de  objetos  de  Arqueología  histórica  y  prehistórica, 
debido  mas  bien  al  afán  con  que  ciertas  gentes  buscan  las  supuestas  riquezas 
enterradas  por  los  moros  y  los  judíos,  al  abandonar  contra  su  voluntad  la  patria 
adoptiva,  que  á  pesquisas  científicas  debidamente  organizadas,  como  se  ha  hecho 
y  continúa  practicándose  en  otros  países,  donde  esta  clase  de  disquisiciones  se 
miran  con  verdadero  interés,  persuadidos  los  que  cultivan  el  nuevo  ramo  del  sa- 
ber, de  su  verdadera  y  trascendental  importancia.  A  este  propósito  no  estará 
de  mas  recordar  el  ejemplo,  digno  de  ser  imitado,  que  la  Bélgica  dio  antes  que 
otra  nación  alguna,  proponiendo  el  Ministro  de  Instrucción  pública  á  la  Cámara 
que  se  destinara  una  respetable  suma  del  presupuesto  á  la  exploración  regular  y 
ordenada  de  cuantas  estaciones  prehistóricas  existieran  y  se  encontraran  en  el 
territorio,  con  el  plausible  propósito  de  esclarecer  é  ilustrar  los  primeros  perio- 
dos de  la  historia  patria.  Aceptada  por  el  Gobierno  y  el  Parlamento  tan  feliz 
idea,  votó  este  3o  ó  40.000  francos,  y  encargado  el  distinguido  arqueólogo  Don 
Eduardo  Dupont  de  realizar  el  atinado  proyecto,  no  tardó  en  acopiar  tantos  y 
tan  valiosos  materiales  prehistóricos,  que  sobre  haber  estos  servido  de  base  para 


LA  ESTACIÓN  PREmSTÓRICA  DE  MONÓVAR.  67 


la  creación  de  uno  de  los  mejores  Museos  antropológicos  y  arqueológicos  de  Eu- 
ropa, dieron  también  motivo  para  publicar  aquel  un  gran  número  de  memorias, 
folletos,  artículos,  etc.,  y  para  que,  visto  el  notable  desarrollo  que  estos  estudios 
habian  adquirido  en  aquel  reducido,  pero  afortunado  pais,  acordara  el  Congreso 
internacional  de  Antropología  y  Arqueología  prehistóricas,  celebrar  en  su  capi- 
tal una  de  las  sesiones  mas  importantes  de  cuantas  hasta  el  presente  se  han  reali- 
zado. Otro  tanto  pudiera  decirse  de  Suecía,  Noniega  y  Dinamarca,  donde  este 
linage  de  exploraciones  científicas  tuvo  su  origen,  razón  que  explica  plausible- 
mente la  incomparable  riqueza  de  sus  museos;  Francia,  Inglaterra,  Alemania, 
Suiza,  Italia  y  Portugal  adoptaron  poco  tiempo  después  tan  acertado  procedi- 
miento, organizando  debidamente  este  género  de  investigaciones,  é  ilustrando  el 
asunto  con  multitud  de  obras,  memorias  y  otros  escritos  análogos,  que  represen- 
tan hoy  la  mas  variada  y  sorprendente  bibliografía  con  que  en  ramo  otro  algimo 
se  haya  enriquecido  el  saber  moderno. 

Esta  marcha  regular  y  sensata,  que  como  base  del  verdadero  progreso  cien- 
tífico han  adoptado  todas  las  naciones  cultas,  forma  tan  extraño  contraste  con  lo 
que  sucede  entre  nosotros,  donde  la  mayor  parte  de  los  felices  descubrimientos 
arqueológicos  se  deben  al  acaso,  que  siquiera  sea  harto  poco  lisongero  para  la 
honra  patria,  he  creído  deber  llamar  la  atención  del  público  en  general,  por  la 
parte  que  pueda  corresponderle,  y  también  de  los  representantes  de  la  pública 
instrucción,  con  el  laudable  propósito  de  ver  si  por  el  generoso  concurso  de  to- 
dos, se  corrige  tan  lamentable  incuria.  Porque  es  de  notar,  por  otra  parte,  que 
como  consecuencia  natural  de  lo  que  aquí  sucede,  no  pocas  veces  se  pierden  las- 
timosamente inestimables  tesoros  arqueológicos,  por  la  lamentable  ignorancia  en 
que  se  encuentra  la  mayoría  de  los  que  guiados  por  muy  distintos  móviles,  v 
obedeciendo  á  las  interesadas  y  capciosas  indicaciones  de  los  embaucadores,  se 
dedican  á  buscar  ilusorios  tesoros,  pues  viéndose  chasqueados  en  sus  inmodera- 
dos deseos,  casi  siempre  abandonan,  cuando  no  mutilan  ó  destrozan  inconscien- 
temente los  restos  humanos  y  de  la  primitiva  industria,  sin  reparar  que  á  falta 
del  oro,  de  la  plata  ó  de  las  piedras  finas,  que  buscaban,  podrían  obtener  alguna 
ventaja  con  la  venta  de  dichos  objetos,  consiguiendo  de  este  modo  á  la  par  que 
una  verdadera  compensación  á  los  sacrificios  que  voluntariamente  se  imponen, 
otra  cosa  algo  mejor,  á  saber:  el  prestar  con  sus  hallazgos  un  inmenso  servicio 
á  la  historia  patria,  á  la  que  todos  estamos  obligados  á  contribuir. 

De  esperar  es  que  con  la  difusión  de  estos  estudios  por  el  pais,  para  lo  cual 
seria  muy  oportuno  que  se  organizara  una  especie  de  predicación  científica  hasta 
en  los  pueblos  mas  insignificantes,  se  vaya  levantando  paulatinamente  el  nivel 
intelectual  del  pais,  obteniendo  estela  inmensa  ventaja  de  no  continuar  siendo  víc- 
tima de  los  que  viven  á  expensas  de  la  ignorancia  y  del  inmoderado  afán  de  en- 
riquecerse á  poca  costa,  contrariando  la  sabia  máxima  de  Jesucristo,  de  que  con 


68  REVISTA   DE    VALENCIA. 


el  sudor  del  rostro  ha  de  vivir  el  hombre,  y  de  contribuir  con  sus  descubrimien- 
tos á  echar  las  bases  de  la  historia  primitiva,  completamente  ignorada  hasta  el 
presente. 

Por  fortuna,  á  veces,  aunque  no  muy  á  menudo  se  encuentra  algún  celoso 
adepto  de  la  ciencia  que,  apreciando  en  su  justo  valor  semejantes  hallazgos,  evita 
tamaños  desastres,  bien  sea  recogiendo  y  conservando  cuidadosamente  los  objetos 
que  casualmente  se  encuentran,  ó  avisando  á  losqiie  puedan  interesarse  en  estegé- 
nero  de  estudios,  y  consiguiendo  por  semejante  procedimiento  el  que  se  exami- 
nen las  condiciones  de  localidad,  tan  importantes  por  lo  común,  y  que  se  evite 
la  pérdida  de  documentos  á  veces  preciosos.  Precisamente,  esto  último  ha  ocurrido 
con  motivo  de  la  estación  de  Monóvar,  de  la  que  voy  á  dar  una  somera  reseña 
para  conocimiento  de  todos  y  con  el  fin  de  mantener  vivo  entre  ciertas  gentes  el 
fuello  sacro  de  la  ciencia  nueva.  Con  efecto,  hallándome  en  Madrid  y  próximo  á 
venir  á  nuestra  hermosa  Valencia,  con  el  fin  de  saludar  durante  las  Navidades  á 
los  hermanos  y  á  los  buenos  amigos,  como  V.,  señor  Director,  y  recojer  la  familia, 
recibí,  hará  como  unos  quince  días,  una  atenta  carta  en  la  queD.  Raimundo  Beren- 
t^uer,  ilustrado  farmacéutico  de  aquella  villa,  me  participaba  el  liallazgo  hecho  en 
un  punto  de  aquellos  alrededores,  de  varios  esqueletos  humanos,  de  cerámica  tosca 
y  armas  de  piedra;  contéstele  sin  pérdida  de  correo,  encareciéndole  la  importancia 
de  la  noticia  que  se  servia  comunicarme,  y  suplicándole  que  interpusiera  su  vali- 
mento  y  el  del  común  amigo  D.  Ciro  Pérez,  persona  de  arraigo  y  que  ha 
representado  varias  veces  el  distrito  en  la  Diputación  provincial,  para  que,  á  ser 
posible,  se  suspendieran  las  excavaciones  que  la  Sociedad  exploradora  del  tesoro 
estaba  practicando,  hasta  que  yo  pudiera  trasladarme  á  dicho  punto,  durante 
Icis  vacaciones  de  Navidad.  La  respuesta  del  Sr.  Berenguer  fué  todo  lo  satisfac- 
toria que  era  de  desear,  pues  anunciaba  que  me  esperarían  los  socios  para  conti- 
nuar las  pesquisas,  añadiendo  que  el  número  de  objetos  encontrados  era  mayor 
de  lo  que  en  la  primera  me  participaba.  Con  todos  estos  antecedentes  no  era 
difícil  comprender  el  ansia  con  que  veria  acercarse  el  dia  en  que  habia  de  em- 
prender la  correría  á  Monóvar,  con  tanto  mas  motivo,  cuanto  que  casi  al  propio 
tiempo  recibía  aviso  del  registrador  de  Hipotecas  de  Callosa  de  Ensarriá,  mi 
amigo  D.  José  Salva,  de  que  en  el  pueblo  de  Alfaz  y  partida  de  Albir,  roturando 
unos  terrenos,  habíanse  descubierto  hastaSO  esqueletos  humanos  y  gran  número 
de  vasijas  de  barro  y  de  metal.  Y  para  complemento  de  tan  gratas  impresiones, 
capaces  de  por  sí  de  inspirar  en  el  ánimo  mas  indiferente  los  mas  vivos  deseos  de 
ir  en  busca  de  tamañas  riquezas,  hé  aquí  que  un  ingeniero  belga,  el  Sr.  Siret,  á 
quien  tuve  el  gusto  de  conocer  en  Cuevas  de  Vera,  en  Mayo  último,  en  la  expe- 
dición que  hice  por  la  provincia  de  Almería,  de  regreso  de  Argelia,  me  participaba 
también  que  á  mas  de  la  estación  que  junto  á  dicha  ciudad  habia  visitado  con  él, 
acababa  de  descubrir,  en  unos  sepulcros  abiertos  en   Sierra  de  Almagro,  gran 


LA    ESTACIÓN    PREHISTÓRICA  DE   MONÓVAR.  69 

número  de  restos  humanos,  de  armas  de  piedra,  hueso  y  metal,  de  cerámica,  etc., 
acompañándome  unos  dibujos,  perfectamente  heclios,  de  lo  mas  notable,  y  la  in- 
vitación mas  galante  y  afectuosa  que  se  puede  imaginar.  Bajo  la  influencia  de 
semejantes  lisonjeras  noticias,  emprendí  el  viaje  á  Monóvar,  decidido  á  trasla- 
darme desde  allí  á  Cuevas  y  luego  á  Callosa  de  Ensarriá,  donde  me  atraía,  por 
otra  parte,  la  seguridad  de  encontrar  muchos  y  preciosos  ejemplares  de  equino- 
dermos fósiles,  en  la  localidad  llamada  Farines,  la  mas  rica,  tal  vez,  de  cuantas 
se  conocen  en  Europa,  pertenecientes  al  terreno  terciario  inferior  ó  numulítico,  y 
de  la  que  ya  poseo  una  serie  numerosa  de  especies.  Faltóme,  empero,  tiempo 
para  visitar  las  tres  mencionadas  localidades,  razón  por  la  cual,  dejando  para 
lugar  mas  oportuno  lo  de  Callosa,  Alfaz  y  Cuevas,  habré  de  limitarme  por  hoy  á 
reseñar  tan  solo  lo  de  Monóvar,  que,  como  V.  verá,  no  deja  de  ofrecer  grandí- 
simo interés. 

A  cosa  de  unos  dos  kilómetros  escasos  de  Monóvar,  en  dirección  hacia  el  E., 
existe  im  cerro  ó  colina,  conocida  con  el  nombre  de  Serreta  de  la  Vella,  formada 
de  caliza,  probablemente  terciaria,  que  levanta  unos  70  á  80  m.  sobre  aquel 
suelo  desigual  y  accidentado,  merced  á  la  gran  erosión  determinada  por  las  aguas, 
y  cubierto  de  una  gruesa  capa  de  depósito  ó  formación  diluvial  y  de  acarreo 
moderno.  En  la  falda  N.  y  occidental  de  dicha  colina  adviértense  varias  y  des- 
iguales grietas,  algunas  de  las  cuales  llegan  hasta  el  centro  del  monte,  comuni- 
cando con  una  salida  que  se  observa  en  la  parte  superior,  donde  ensancha  consi- 
derablemente. Todos  estos  accidentes  son  naturales,  debidos,  en  mi  concepto,  á 
dislocaciones  subterráneas,  quizás  resultado  de  algún  terremoto,  siquiera  no  se 
adviertan  grandes  trastornos  en  la  estratigrafía  de  aquel,  como  de  los  restantes 
cerros  que  representan  la  orografía  del  territorio. 

De  las  mencionadas  grietas,  algunas  son  tan  estrechas  y  tortuosas,  que  difícil- 
mente pueden  considerarse  propias  pira  que  el  hombre  las  habitara,  ni  siquiera 
como  abrigo  natural,  pues  además  de  lo  incómodo  del  siiio,  se  agrega  el  hallarse 
abiertas  también  por  arriba,  lo  cual  no  les  resguardaba  de  la  lluvia  ni  de  la  in- 
temperie. Otras,  por  el  contrario,  ofrecían  indudablemente  condiciones,  siquiera 
fueran  medianas,  de  habitabilidad,  lo  cual  autoriza  á  creer  que  aquellos  aborí- 
genes, verdaderos  ascendientes  de  los  que  andando  el  tiempo  y  cambiando  la  vida 
de  troglodita  por  la  de  habitante  de  moradas  mas  cómodas,  fundaron  el  antiguo 
Monóvar,  situado  mas  al  O.  de  la  población  actual,  se  guarecían  en  el  interior  del 
cerro,  sirviéndose  para  ello  de  las  aberturas  mas  expeditas,  y  destinando  las  res- 
tantes á  verdadero  enterramiento  de  muertos,  como  parece  atestiguarlo  el  ha- 
llazgo de  varios  esqueletos  humanos,  hasta  el  número  de  siete,  de  los  cuales 
solo  me  ha  sido  dado  recabar  tres  cráneos,  y  aun  estos  no  del  todo  completos 
merced  al  celo  del  Sr.  Berenguer,  q'iien  se  apresuró  á  manifestar  á  los  incons- 
cientes exploradores  cuánto  importaba  á  la  ciencia  el  conservar  aquellos  anti- 


70  REVISTA   DE    VALENCIA. 


gaos  y  venerandos  restos  de  sus  antepasados.  Los  restantes  huesos  humanos  y  al- 
gunos de  mamíferos,  desaparecieron  debajo  de  una  inmensa  masa  de  escombros, 
probablemente  rotos  é  inútiles  para  el  estudio,  por  efecto  de  lo  que  en  el  co- 
mienzo del  escrito  me  permití  indicar.  Curioso  hubiera  sido  ciertamente  hacer  un 
examen  minucioso  y  comparativo  de  todas  aquellas  osamentas;  pero,  por  mas 
diligencias  practicadas,  no  han  podido  salvarse  sino  los  tres  cráneos  indicados,  todos 
los  cuales  ofrecen  los  mismos  caracteres,  que  quizás  fueran  también  los  que  dis- 
tinguieran á  los  que  se  perdieron,  como  pertenecientes  á  la  misma  familia.  Los 
cráneos  son  pequeños  y  todos  ellos  braquicéfalos  ó  de  cabeza  corta;  los  huesos 
delgados;  los  dientes  molares  son  lisos  y  planos  en  la  superficie  de  la  corona, 
circunstancia  que  se  advierte  en  muchos  otros  esqueletos  de  los  tiempos  mas  an- 
tiguos, y  que  revelan  el  régimen  frugívoro  que  para  su  alimentación  seguían 
aquellos  individuos.  La  cara  es  ortognata,  ó  como  si  dijéramos  de  ángulo  facial 
muy  abierto,  carácter  que  casi  siempre  se  relaciona  con  un  grado  superior  de  cul- 
tura, como  en  el  caso  presente  parece  acreditarlo  la  índole  especial  de  los  obje- 
tos de  arte,  allí  y  junto  á  los  cadáveres  encontrados.  Pertenecen  aquellos,  con 
efecto,  al  final  del  periodo  que  los  arqueólogos  prehistóricos  llaman  neolítico  ó 
de  la  piedra  pulimentada,  y  al  comienzo  del  uso  de  los  metales,  á  juzgar  por  los 
restos  de  la  primitiva  industria,  que  se  han  salvado  y  obran  en  mi  poder,  mer- 
ced á  la  eficacia  con  que  ha  secundado  mis  deseos  el  Sr.  Berenguer,  recabando 
de  los  operarios  que  trabajaban  en  la  excavación  todo  lo  que  habían  recogido- 
Figuran  entre  dichos  utensilios  algunos  pocos  cuchillos  de  pedernal,  que  sin 
duda  conservaban  aquellos  aborígenes  monoverinos,  como  recuerdo  venerando 
de  otros  tiempos,  ya  que  la  época  en  que  ellos  vivían  allí  era  muy  posterior  á 
la  caracterizada  por  aquel  instrumento.  Circunstancia  es  esta  muy  digna  de  te- 
nerse en  cuenta,  pero  que  en  manera  alguna  debe  causar  extrafieza,  pues  se  re- 
pite con  bastante  frecuencia,  y  de  ello  voy  á  citar  mas  de  un  ejemplo,  habién- 
dose prolongado  el  uso  del  cuchillo  hasta  tiempos  relativamente  modernos  y  bien 
históricos  por  cierto,  pues  se  lee  en  la  BibHa  que  la  circuncisión  se  practicaba 
entre  los  hebreos  con  culthros  lapídeos.  Este  mismo  hecho  he  tenido  ocasión  de 
observar  en  la  lamosa  estación  de  Argecilla,  en  la  provincia  de  Guadalajara,  donde 
junto  con  muchos  y  preciosos  cuchillos  de  sílice,  encontré  varias  hachas  pulimen- 
tadas, flechas,  puntas  de  lanza,  sierras  y  otros  útiles,  que  corresponden  á  este 
último  periodo.  Otro  tanto  vi  en  Mayo  último  en  la  estación  de  Cuevas  de  Vera 
muy  próxima  á  la  ciudad,  estación  descubierta  por  el  distinguido  ingeniero  belga 
mi  amigo  Sr.  Siret,  quien  tuvo  la  fortuna  de  encontrar,  no  solo  cuchillos,  flechas 
y  puntas  de  lanza  bellísimas,  junto  con  hachas  pulimentadas  de  dioríta,  sino  tam- 
bién algunos  útiles  en  cobre,  y  además  varios  fragmentos  de  este  metal  nativo 
y  no  pocas  escorias  del  mismo.  Este  hecho,  que  se  repite  en  Monóvar,  reviste 
cierta  importancia,  pues  confirma  la  tesis  presentada  por  mí  en  el   Congreso  de 


LA    ESTACIÓN    PREHISTÓRICA    DE    MO  NOVAR.  71 

Arqueología  prehistórica  celebrado  en  Setiembre  de  1880  en  Lisboa,  relativo  á  la 
prelacion  del  cobre  respecto  del  bronce  en  la  fabricación  de  instrumentos  y  uten  - 
silios,  de  la  que  mas  adelante  daré  una  idea. 

Volviendo  ahora  á  lo  encontrado  en  Monóvar,  ó  por  lo  menos  á  lo  que  ha 
llegado  á  mis  manos,  pues  no  cabe  duda  de  que  mucho  debe  haberse  perdido 
por  la  ignorancia  y  consiguiente  incuria  de  los  buscadores  del  imaginario  tesoro, 
debo  mencionar  los  huesos  y  dientes  de  varios  mamíferos,  especialmente  de  ca- 
ballo primitivo  y  de  ciervo,  y  una  cantidad  fabulosa  de  caracoles  terrestres,  de 
cuyos  moluscos  debían  aquellos  tro;^doditas  alimentarse,  circunstancia  que  he 
visto  en  muchas  cuevas  de  la  provincia  de  Valencia,  y  sobre  todo  en  la  del  Par- 
palló  junto  á  Bárig,  en  la  Avellanera  de  Matamon,  cerca  de  Llombay,  y  en  otras 
varias. 

También  se  han  hallado  algunos  restos  de  conchas  marinas,  tales  como  pectén 
ó  peine,  especie  parecida  á  la  que  llevan  los  peregrinos,  y  el  Pectímciilus  puhinatiis 
que  vive  en  el  Mediterráneo.  El  corto  número  de  estas  conchas,  que  también  en- 
contré en  Parpalló  y  en  las  cuevas  de  San  Nicolás,  no  lejos  de  la  Ollería,  auto- 
riza á  creer  que  no  las  llevaba  allí  el  hombre  para  alimentarse  de  los  animales 
que  las  fabrican,  sino  mas  bien  para  convertirlas  en  objeto  de  adorno,  para  lo 
cual,  especialmente  los  Pectunculus,  los  perforaban  por  el  ápice,  llamado  nates 
por  los  naturalistas,  y  pasando  por  el  agujero  una  hebra  fuerte  vegetal  ó  algún 
tendón  de  ciervo,  caballo  ó  toro,  los  convertían  en  collares  análogos  á  los  que 
usan  aun  hoy  ciertas  tribus  salvajes  de  América  y  Asia.  Dos  ó  tres  aparecieron 
en  la  estación  de  Monóvar  así  dispuestos,  y  además  un  pedazo  de  concha  de 
mayor  tamaño,  aunque  de  la  propia  especie,  que  también  servia  de  adorno.  A 
veces  el  agujero  lo  agrandaban  hasta  el  punto  de  dejar  reducida  la  concha  á 
una  sección  circular,  como  de  un  centímetro,  con  lo  cual  fabricaban  un  brazalete 
como  los  que  poseo,  procedentes  de  diferentes  estaciones  de  la  provincia  de  Mur- 
cia, y — ¡coincidencia  singular!— al  mismo  objeto  destinan  aun  hoy  varias  conchas 
y  piedras  fáciles  de  labrar,  tales  como  la  esteatita,  llamada  pagodita,  los  pueblos 
semisalvajes  de  Java,  Sumatra  y  otras  regiones  orientales. 

Entre  las  hachas  pulmientadas,  las  hay  de  diorita  y  de  otras  rocas  duras  y 
tenaces,  ofreciendo  algunas  señales  evidentes  de  una  labra  muy  acabada  y  per- 
fecta; la  mayor  parte  presentan  un  solo  corte  en  bisel  en  la  extremidad  mas  ancha, 
y  una  de  ellas,  que  es  de  petrosilex,  sin  duda  alguna  debía  servirles  de  gubia, 
atendida  la  forma  y  disposición  del  borde  agudo,  que  es  algo  cur\'o.  Precisamente 
esta  estructura  distingue  á  las  hachas  pulimentadas  de  las  talladas,  correspondien- 
tes al  periodo  anterior,  las  cuales  son  agudas  en  la  extremidad  mas  delgada,  al 
paso  que  aquellas  ofrecen  un  borde  agudo  en  la  extremidad  mas  ancha,  circuns- 
tancia que  autoriza  hasta  cierto  punto  la  sospecha  de  que  el  hombre  las  desti- 
naba á  utensilios  tal  vez  agrícolas,  mejor  que  como  armas  ofensivas  ó  defensivas. 


72  REVISTA   DE   VALENCIA. 


También  se  conservan  algunas  piedras  planas,  de  forma  circular  ó  elíptica, 
destinadas  á  pulimentar  las  hachas  y  á  aguzar  el  borde  cortante,  razón  por  la 
cual  se  llaman  alisadores  ó  bruñidores. 

Por  último,  háuse  encontrado  en  la  estación  de  Monóvar  algunos  instrumen- 
tos de  metal,  habiendo  recabado  una  punta  de  flecha  ó  lanza,  que  á  juzgar  por  el 
color  rojo  y  el  aspecto  que  ofrece,  es  de  cobre  puro.  No  es  este  cif^rtamente  el 
único  caso  que  en  la  península  se  registra,  pues  en  el  dolmen  de  la  Ollería  en- 
contró años  hace  el  amigo  D.  José  Plá  varias  hachas  de  cobre  de  las  mas  primi- 
tivas, junto  con  otras  pulimentadas  de  diorita,  cuya  forma  reproducen  perfecta- 
mente aquellas.  Otro  tanto  cita  el  Sr.  Magpherson  en  su  Memoria  sobre  la  Cueva 
de  la  Mujer,  sita  no  lejos  de  Alhama  de  Granada,  sirviéndome  estos  anteceden- 
tes y  otros  recogidos   en  los  dólmenes  de  Extremadura  y  Galicia,  de  base  para 
sentar  y  defender  en  el  Congreso  de  Lisboa  la  tesis  de  que  el  uso  de  los  metales 
comenzó  por  el  del  cobre,  cuyo  periodo  hay  que  intercalar  entre  el  de  la  piedra 
pulimentada  y  el  del  bronce,  y  que  esta  industria  primitiva  era  indígena,  sin 
necesidad  de  apelar  á  la  intervención  de  las  razas  asiáticas  para  explicar  la  pre- 
sencia en  nuestro  territorio  de  semejantes  utensilios.  Esta  idea,  que  tiene  en  su 
favor  los  muchos  ejemplos  de  dentro  y  fuera  de  España,  que  pueden  citarse,  y 
cuyo  número  es  de  esperar  vaya  en  aumento  á  medida  que  se  multipliquen  las 
exploraciones  arqueológicas,  se  funda  también  en  el  sentido  común,  pues  parece 
natural  que  el  hombre  se  sirviera  de  un  cujrpo  simple,  antes  que  de  la  mezcla  ó 
aleación  de  dos  metales,  cobre  y  estaño,  en  proporciones   definidas,  que  es   lo 
que   representa  el  bronce.  Es  mas  que  probable,  casi  seguro,  que  viendo  nues- 
tros aborígenes  que  las  hachas  de  piedra  pulimentadas  no  satisfacían  las  crecien- 
tes necesidades  de  la  época,  y  tratando  de  encontrar  algima  sustancia  con  que 
reemplazarlas,  hubo  de    llamarles  la  atención  un  cuerpo   de  color   rojo  especial 
con  el  que  pudieron  imitar  las  mismas  armas  y  utensilios   del  anterior  periodo, 
valiéndose  de  las  mismas  piedras  convertidas  por  la  forma  en  verdaderos  marti- 
llos, y  solo  cuando  observaron   que  dicho  metal  era  sobrado  blando,  intentarían 
fundirlo  y   mezclarlo  con  otro  metal,  haciendo  para  ello   miles  de  ensayos  y  de 
tanteos   infructuosos,  hasta  dar  en  la  proposición   de  10   de  estaño  por  90  de 
cobre,  que  constituye  el  bronce.  Pretender  que  el  hombre  comenzó  á  servirse  de 
este  y  concluyó    por  el  cobre,   solo   porque  autoridades  tan  respetables   como 
Morlot  y  Nilsson  lo  han  dicho,  y  porque   con  frecuencia  los  objetos  de  cobre  se 
encuentran  á  la  superficie  ó  los  desentierra  la  azada  ó  el  arado,  es  seguir  ciega  y 
sistemáticamente  doctrinas  que,  si    un  dia   pudieron  tener  su  fundamento  en  la 
escasez  de  datos  que  á  la  sazón  se  advertía  en  el  campo  de  la  Prehistoria,   hoy, 
en  vista  de  los  muchos  materiales  que  se  poseen,  no  puede  razonablemente  de- 
fenderse. Pero  dejando  la  solución  del  problema  para  cuando  se  hayan  acopiado 
mayores  y  mas  valiosos  documentos,  completaremos  la  imperfecta    reseña  que 


LA  EStACION  PREHISTÓRICA  DE  MONÓVAR.  ^3 

nos  proponíamos  trazar  en  este  mal  perjeñado  escrito,  con  la  indicación  de  la 
cerámica  tosca,  de  color  negruzco  por  dentro,  lo  cual  supone  el  empleo  del  fuego 
para  endurecer  el  barro,  y  con  algunos  dibujos  digitales  y  estrías  angulares, 
características  del  periodo  neolítico,  que  aunque  por  desgracia  se  han  conser- 
vado pocos  fragmentos,  según  los  operarios  se  encontraron  bastantes,  que  hov 
quedan  sepultados  debajo  de  los  escombros.  Es,  pues,  la  estación  de  la  Serreta 
de  la  Vella,  en  territorio  de  Monóvar,  una  estación  neolítica  por  muchos  conceptos 
importante,  pero  muy  especialmente  por  el  hallazgo  de  instrumentos  de  cobre, 
circunstancia  que,  unida  á  las  demás  razones  que  quedan  indicadas,  corrobora 
la  opinión  de  que  el  uso  de  los  metales  comenzó  por  el  cobre  puro,  y  que  aque- 
lla industria  metalúrgica  era  á  la  sazón  indígena. 

Valencia  3 1  Diciembre. 

Juan  Vilanova. 


LOS  DICCIONARIOS  Y  VOCABULARIOS  VALENCIANOS. 


ASE  dicho  por  algunos  que  la  literatura  valenciana  no  podia  crecer  y 
desarrollarse,  por  la  carencia  de  diccionarios  y  vocabularios  que  lle- 
naran las  exigencias  de  un  idioma,  normalizando  las  producciones  litera- 
rias de  nuestros  escritores  contemporáneos.  Como  esta  apreciación  no  es  cierta 
en  absoluto,  nos  vemos  obligados  á  reunir  en  el  presente  artículo  las  noticias 
que  hemos  recogido,  conocidas  muchas  é  inéditas  otras,  de  los  diccionarios  y 
vocabularios  valencianos;  y  decimos  que  nos  vemos  obligados  á  ello,  porque 
amantes  de  la  verdad,  deseamos  colocar  las  cosas  en  su  verdadero  terreno,  sin 
exasperaciones,  ni  ensañamiento  contra  el  maternal  habla,  en  el  cual  se  escribie- 
ron nuestras  leyes,  y  de  la  que  se  valieron  nuestros  poetas  para  dar  una  prueba 
al  mundo  de  su  numen,  por  el  que  son  la  admiración  de  extraños  y  el  orgullo 
de  los  hijos  de  Valencia. 

Permítanos  el  benévolo  lector  que,  antes  de  entrar  en  materia,  hagamos  una 
pequeña  detención,  y  con  la  historia  en  la  mano  veamos  el  camino  que  el  idioma 
valenciano  ha  seguido  en  el  terreno,  de  la  literatura. 

Sin  ocuparnos  de  las  circunstancias  que  dieron  lugar  al  nacimiento  de  los 
idiomas  neo-latinos,  ni  de  la  influencia  ejercida  por  los  pueblos  del  Norte,  alte- 
rando la  lengua  del  Lacio,  es  lo  cierto  que  á  la  conquista  de  Valencia  concurrie- 
ron aventureros  de  todos  los  paises  y  gran  número  de  soldados  procedentes  de 
Aragón  y  Cataluña.  De  esta  fusión  de  individualidades  tan  heterogéneas,  nació  el 
valenciano,  que  mira  como  madre  al  lemosin  procedente  del  Langüedoc  y  esten- 
dido por  las  huestes  de  Carlo-Magno  cuando  conquistó  la  Marca-hispana  y  terre- 
nos colindantes. 

En  lemosin,  digan  lo  que  quieran  en  contrario  algunos  autores,  escribieron 
Jordi  del  Rey,  Jaume  Febrer,  Dionis  Guiot  y  Mattfrés  de  Bezeys,  primeros  poetas, 
que  si  no  nacieron  en  Valencia  vivieron  en  nuestra  ciudad  é  iniciaron  la  escuela 
lemosino-valenciana. 

La  marcha  que  el  tiempo  imprime  á  todas  las  cosas,  unida  á  la  continuada 


LOS     DICCIONARIOS.  75 


evolución  que  esperimentan  las  lenguas,  se  hizo  sentir  en  nuestros  escritores,  y 
ios  siglos  'XIV  y  XV  señalan,  particularmente  este  último,  la  edad  de  oro  de  la 
literatura  valenciana,  en  la  cual  florecieron  genios  tan  claros  como  Ausias- 
March,  Jordi  de  San  Jordi,  Jacme  March,  Jacme  Roig,  R0Í9  de  Corella,  Vinyoles, 
Fenollar,  Die?,  Roiz,  Balaguer  y  otros  varios  que  no  citamos.  Buena  muestra  de 
su  talento  y  laboriosidad  son  las  Justas  poéticas  que  conocemos  de  1474,  1482, 
1498,  otra  anónima,  que  según  la  opinión  del  Sr.  Salva,  pertenece  al  siglo  XV  y 
de  la  cual  no  se  conoce  mas  que  la  Salve  Regina,  de  Pere  Vilaspinosa,  y  las  de 
Sarita  Catalina  ^e.  1511,  María  deis  Dolor  s  de  1515,  y  segundo  de  la  Concep- 
ción de  1532,  que  aun  cuando  pertenecientes  al  siglo  XVI,  tienen  sus  composi- 
ciones el  gusto  y  modo  de  ser  de  los  certámenes  del  XV. 

La  unión  de  las  coronas  aragonesa  y  castellana  marcó  nueva  era  á  la  litera- 
tura local,  y  sufrieron  los  escritores  valencianos,  tal  vez  sin  pensarlo,  el  poder 
centralizador  y  absorvente  de  Castilla,  que  tendia  á  la  unidad  política,  borrando 
aquellos  caracteres  peculiares  de  otras  entidades  que  habian  dejado  de  serlo  á 
la  muerte  de  los  Reyes  Católicos. 

La  antigua  escuela,  representada  por  Moreno,  Fenollar,  Gazull,  Pineda,  Luis 
de  Borja,  Ferrandis,  Bertrán,  Oliver,  Vessach,  Ferrer  de  Blanes,  Gomis,  Gil,  etc., 
aun  continuó  pulsando  el  plectro  al  son  del  dulce  idioma  valenciano,  y  al  venir  la 
nueva  generación,  la  que  estaba  infiltrada  de  otras  ideas  y  no  habia  conocido  á 
Valencia  como  cabeza  de  un  reino,  se  dejó  llevar  del  gusto  de  su  épota  y  escri- 
bió en  castellano  desde  la  segunda  mitad  del   siglo  XVI  en  adelante. 

El  XVII  se  observa  idéntico  fenómeno,  y  mientras  el  castellano  avasalla  las 
bellas  letras,  el  latin  se  dedica  á  lo  teológico  y  á  las  ciencias  que  tenian  un  carác- 
ter universal,  como  las  médicas  y  físicas. 

El  triunfo  de  Felipe  V  y  la  supresión  que  este  hizo  en  1707  de  los  fueros 
valencianos,  tendiendo  con  ello  á  dar  mayor  fijeza  á  la  unidad  patria,  fué  un 
nuevo  golpe  que  experimentó  nuestra  habla,  desde  entonces  desterrada  de  los 
documentos  oficiales  y  sin  otro  amparo  que  el  lenguaje  vulgar  de  la  ciudad  y 
pueblos  que  constituyeron  su  antiguo  reino.  En  esta  época  aparece  Carlos  Ros, 
que  tuvo  verdadero  empeño  en  restaurarla,  y  sus  estudios  filológicos  y  gramati- 
cales, con  perseverante  constancia  emprendidos,  hicieron  revi\  ir  las  producciones 
populares  en  verso  valenciano,  no  desdeñándose  los  autores  en  alternarlas  con  ■ 
las  composiciones  castellanas,  impresas  con  motivo  de  las  fiestas  centenarias 
civiles  y  religiosas  que  se  celebraron  en  este  siglo.  El  indicado  Ros,  Collado, 
Ríos,  Ortiz,  Orellana  y  el  P.  Luis  Galiana  llevaron  á  cabo  la  restauración  de 
nuestra  antigua  habla. 

Desde  entonces,  y  especialmente  desde  l83o  hasta  nuestros  dias,  ha  fena- 
cido  el  valenciano  en  el  campo  de  la  literatura,  y  de  él  se  han  valido  bien  en  el 
género  dramático  ó  en  el  lírico,  escritores  de  reconocida   valía;  esto  exige   que 


76  REVISTA    DE    VAI.ENCU. 


las  corporaciones  ó  un  particular  entusiasta  recoja  los  materiales  dispersos  en  los 
machos  diccionarios  que  lioy  conocemos,  y  se  forme  unb  que  llene  las  condiciones 
apetecidas  por  el  curioso  y  el  hombre  de  letras.  El  Sr.  Lamarca  hizo  algo  en 
este  sentido,  si  bien  se  circunscribió  á  muy  escasos  límites,  y  el  Sr.  Escrig,  al  pu- 
blicar el  diccionario  mas  voluminoso  que  conocemos,  ni  escribió  un  trabajo  ver- 
daderamente concienzudo,  ni  de  utilidad  práctica. 

La  literatura  valenciana,  para  mantenerse  pura  y  sin  mistificación  de  otro 
lenguaje  análogo,  es  necesario  que  tenga  una  fuente  á  donde  acudan  los  que  des- 
conozcan el  valor  y  procedencia  de  los  términos  vulgares  ó  arcaicos. 

Si  la  necesidad  lo  exige,  el  tiempo  se  encargará  de  remediarlo  y  la  crítica  ha 
de  ejercer  indudablemente  presión  para  que  el  autor  que  realice  un  trabajo  tan 
honroso,  lo  haga  dentro  de  los  límites  de  lo  provechoso  y  de  lo  útil. 

J.  VrvES  Ciscar. 


Llibre  de  concordances  ,  DE  RiMS  E  coNCORDAES,  apellat  DicTiONARi  e  pri- 
mer ament  tractat  de  les  vocals,  e  apres  de  les  anudes  seguetit  P  orden  del  A.  B. 
C.  Entre  ellas  se  halla,  Presentado  e  Proleck  del  libre  de  co?icordances  apellat 
Dictionari,  ordenat  per  En  Jacme  March  a  instancia  del  molt  alt  e  poderos  se- 
nyor  En  Pere  per  la  gracia  de  Den  Rey  Darago-.efeiifeí  en  lany  AI.  CCC.LXXI. 
Cuaderno  manuscrito  en  folio  prolongado,  existente  en  la  Biblioteca  Colombina 
y  que  fué  adquirido  por  D.  Fernando  Colon  en  Barcelona,  según  nota  puesta 
en  la  primer  página  de  puño  y  letra  del  mismo  Colon. 

Cerda  en  sus  notas.al  Canto  del  Júria  de  Gil  Polo,  Villarroya,  Fuster,  Ama- 
dor de  los  Ríos  y  Ferrer  y  Bigné  se  extienden  en  consideraciones  acerca  de  la 
importancia  de  este  trabajo,  el  primero  que  se  conoce  en  la  literatura  valenciana 
y  quizás  de  las  distintas  literaturas  europeas;  no  queremos  decir,  empero,  se 
sujete  por  completo  á  las  reglas  que  mas  tarde  se  han  dictado  á  esta  clase  de 
producciones,  y  meramente  como  el  primer  monumento  lo  consignamos  aquí 
para  conocimiento  de  nuestros  lectores. 

Libro  de  alabanzas  d'las  lenguas  hebrea:  griega:  latina:  castellana  y  valen- 
ciana. Copilado  por  Martin  de  Viciana:  y  consagrado  al  Ilustre  Senado  de  la 
ínclita  y  coronada  ciudad  d'Valencia. — Impreso  con  licencia. — Impreso  en  Va- 
lencia en  casa  de  Joan  Navarro.  Año  MD.Lxxiiij.  vol.  en  4.",  let.  gótica. 

Esta  obrita,  la  cual  dá  á  entender  la  erudición  de  su  autor,  es  sumamente 
apreciable,  y  contiene  un  pequeño  vocabulario  para  demostrar  que  procede  mas 
directamente  el  valenciano  del  latin  que  el  castellano.  La  estima  que  desde  anti- 
guo se  la  tuvo,  unido  á  la  rareza  de  esta  primera  edición,  hizo  que  en  1765  se 
reprodujera  por  Salvador  Faulí  en  un  vol.  en  8.°,  y  últimamente  Llombart  la 
reprodujo  por  segunda  vez  en  1877  en  otro  pequeño  vol.  de  59  págs. 

Obras  de  Ausias  March. 

Edición  de  Baicelona,  1543,  por  Caries  Amorós,  dice  en  su  portada:  M¿ 
tma  declaratió  en  los  7narges  de  alguns  vocables  sciirs.,.  La  de  1545  de  la  misma 
ciudad  é  impresor  consigna  en  idéntico  lugar.  '^Pofades  totes  les  declarafiotis  deis 
uo cables  scurs  7Holt  largatnent  en  la  íaula.^ 


LOS     DICCIONARIOS.  77 


La  de  1555,  Valladolid,  en  casa  de  Sebastian  Martínez,  edición  castellana; 
"Sale  con  ellas  (las  obras)  el  Vocabulario  de  los  vocablos  en  ellas  contenidos,,, 
y  al  llegar  al  reverso  del  fól.  2l8  empieza  el  "Vocabulario  para  las  obras  del 
poeta  Ansias  March:  compuesto  por  Joan  de  Resa  capellán  de  su  Ma<^estad.  Diri- 
gido alllustrisimo  señor  Gougalo  Fernadez  de  Cardona  Duque  de  Sesa,  y  de  Ter- 
ranova.  Conde  de  Cabra  señor  de  la  casa  de  Vaena  etc.  luán  de  Resa  al  lector.,, — 
Siguen  12  reglas  dedicadas  al  conocimiento  ó  valor  de  los  vocablos  y  repre- 
sentación que  estos  tienen  en  la  escritura  valenciana,  según  las  obras  de  March, 
y  termina  con  dos  octavas  de  Jorge  de  Montemayor  en  elogio  de  dicho  Refa.  El 
Vocabulario  viene   luego  y  ocupa  los  53    últimos  folios  sumando   2698  voces. 

Juan  de  Resa  no  es  otro  que  Honorato  Juan,  uno  de  los  mas  eminentes  hijos 
que  ha  tenido  Valencia  en  el  siglo  XVI  y  á  quien  le  encargó  Felipe  II  la  edu- 
cación de  su  hijo  D.  Carlos.  Según  dicen  algunos  autores,  se  aficionó  este  prín- 
cipe á  la  lectura  de  los  poetas  españoles,  en  particular  de  March,  cuyos  versos  no 
comprendía  bien,  y  para  ello  le  escribió  su  maestro  un  pequeño  abecedario  va- 
lenciano de  voces  oscuras,  que  mas  tarde  insertó  al  vertirse  al  castellano  las  in- 
dicadas obras. 

La  edición  de  1560,  Barcelona,  en  casa  de  Claudi  Bornat. — Las  cuatro  últimas 
páginas  lo  componen  la  "  Taula  y  Alphabet  deis  vocables  fcurs"'  compuesta  en 
número  de  90  voces. 

Chronica,  o  comentaris  del  gloriofifim  e  inuic'i/im  rey  En  Jacme  Primer: 
Rey  Daragó  etc.  Has  ajnftat  de  non  la  declarado  de  les  páranles  obfcures.  En 
Valencia.  En  casa  de  la  vinda  de  Joati  Mey  Flandro.  ijjj,  fol.  mar.  17  hoj.  pre- 
liminares con  retrato  y  l35  fol.  que  comprenden  el  texto. 

Al  final  de  la  tabla  de  los  capítulos  ó  sean  las  hoj.  14  y  15,  se  encuentra  la 
"Tavla  de  les  páranles  dificils  qves  troben  en  la  Chronica  del  Iiniictisim  Rey  en 
Jacme,  axi  Uemosines  com  Arabigues,  com  franceses,  e  declarado  de  aquelles", 
la  cual  es  bastante  reducida  para  las  muchas  voces  que  se  insertan  en  este  libro. 

Palmireno.  Vocabulario  del  Humanista  compuefto  por  Lorenzo  Palniireno. 
—  Valentía.  Ex  tipografía  Petri  Huele,  in  platea  herbarie  ij6g.  Dos  partes,  la 
primera  comprende  las  signaturas  de  la  A.  hasta  la  K.'  y  la  segunda  128  pági- 
nas, inclusos  los  preliminares,  vol.  en  8.°  con  varias  láminas  en  madera. 

En  el  Auifo  para  el  curio/o  lector  (sig.  B  ij)  dice:  "Y  aunque  eso  no  fuese, 
basta  ver  que  si  no  hallo  vocablo  con  que  arromangar  vna  cosa  en  castellano, 
pongola  en  Valenciano,  Italiano,  ó  Francés,  o  lengua  Portuguesa"  (1). 

Anónimo.  Diccionario  Alphabetico  de  dicciones,  juntamente  castellanas  y 
valencianas,  (Ximeno,  t.  2,  pág.  858)  vol.  en  8."  de  876  págs.  de  las  cuales  180 
están  destinadas  á  un  discurso  laudatorio  del  habla  valenciana,  y  lo  restante  es 
el  diccionario.  Lo  escribió  un  cura,  hijo  de  este  reino,  y  cuyo  nombre  nos  es 
desconocido,  muy  erudito  y  versado  en  la  lengua  italiana  y  la  propia.  Su  in- 
tento fué  el  facilitar  su  estudio  á  los  castellanos,  y  mantenerla  pura  de  otras 
similares.  Terminóse  de  escribir  en  28  de  Febrero  de  1Ó47. 

Blanco.  Discurso  de  la  calidad  del  Notario,  y  Procurador.  En  Valencia, 
por  Juan  Bautista  Marzal,  1636,  en  4."  Formando   cuerpo  separado  y  al  final 


(l)     En  este  libro   se  encuentran  algunas  palabras  y    nombres  propios    valencianos  tal  cual  se 
«presaban  en  los  siglos  XV  y  XVI. 


78  REVISTA   DE    VALENCIA. 


se  encuentra  un  pequeño  diccionario  de  nombres  propios  de  oficios,  puestos  en 
valenciano,  que  ocupa  seis  hojas. 

ExuLVE.  Preclara  artis  notario  toini  dun  etc.  Vicetiíio  Joanne  ab  Exuhe 
auctore. — An7W  164^.  Valetitice  apiid  Silvestritm  Sparsa  Tipographiini. — Dos 
vol.  en  4.°,  y  escrito  en  latin. 

Esta  obra  contiene  un  Vocabulario  de  15  hojas,  que  se  encuentra  al  final  de  la 
tabla  de  los  capítulos  y  comienza  diciendo  Nombres  de  oficios^  termina  con  las  Dic- 
7titats  de  f vares.  Se  publicó  obedeciendo  á  las  disposiciones  dictadas  por  el 
Supremo  Tribunal  de  Castilla,  que  mandó  se  redactaran  los  instrumentos  públi- 
cos en  latin,  á  pesar  de  que  aun  se  ven  algunos  protocolos  escritos  en  valenciano 
á  principios  del  siglo  XVIII,  para  facilitar  á  los  notarios  la  equivalencia  en 
latin  de  los  nombres  propios  y  oficios  valencianos,  y  como  libro  de  texto  de  los 
estudiantes  que  concurrían  á  la  cátedra  de  Notariado  del  nuestra  Universidad,  la 
que  se  suprimió  por  bando  en  9  de  Marzo  de  1679  (l). 

Ros.  Breve  Diccionario  valenciano-castellano.  Escrito  por  Carlos  Ros.  No- 
tario Apostólico,  natural  de  esta  muy  noble.  Ilustre,  Antigua,  Leal,  Insigne,  Mag- 
nífica y  Coronada  Ciudad  de  Valencia,  á  laque  se  dedica.  En  Valencia  por  Joseph 
García,  en  la  plaza  deCalatrava  año  1789,  vol.  en  8."  que  consta  de  151  pági- 
nas, 5  de  dedicatoria,  3  de  la  aprobación,  3  sonetos  de  elogio  al  autor,  uno  de 
Antonio  Bordaza  de  Artazú,  otro  de  Leopoldo  Ignacio  Planells,  otro  de  Pascual 
Esclapés  de  Guilló  y  otra  décima  del  mismo  autor;  todo  lo  cual  ocupa  4  pág. 
el  prólogo  y  erratas  8  pág.  el  prefación  para  comprender  la  lengua  valenciana, 
leerla  y  escribirla  (ligeras  nociones  de  ortografía  y  prosodia),  15  pág.,  la  16  en 
blanco  y  desde  la  17  hasta  la  184  inclusive  el  diccionario  que  suma  unas  2100 
voces. 

"  Diccionario  valenciano-castellano,  escrito  por  Carlos  Ros.  Notario,  etcé- 
tera.— En  Valencia:  en  la  imprenta  de  Benito  Monfort,  junto  al  Hospital  de  los 
Estudiantes,  año  1764.  —4  pág.  dedicatoria,  14  pág.  juicio  crítico  y  razonado  de 
Don  Agustín  Sales,  las  15  siguientes  contienen  una  erudita  carta  del  P.  Fr. 
Luis  Galiana,  en  la  cual  intercala  el  cartel  de  desafío  dirigido  por  D.  Pedro  Maga  á 
D.  Juan  deVilaraguty  contestación  de  este  al  primero,  curiosos  documentos  escri- 
tos en  valenciano,  donde  se  citan  los  nombres  de  las  piezas  de  armería  que  se 
usaban  en  los  desafíos.  Sigue  el  prólogo  y  á  continuación  el  diccionario,  que  com- 
prende 350  pág.  y  termina  con  dos  romances,  el  primero  en  que  se  pintan  las 
armas  ó  blasones  de  Valencia,  y  que  empieza: 

Nopot  dir  al  lo  que  yo  etc. 

El  segundo,  escrito  en  monosílabos,  dice  así: 

Tu  rat,  qiii  tant  te  fac,  gran  etc. 

Esta  obríta  se  publicó  aumentada  notablemente  á  causa  de  la  mucha  acepta- 
ción que  tuvo  la  edición  anterior,  y  alcanzó  gran  popularidad  en  su  época. 

Diccionario  Valenciano-Castellano  de  voces   polysylabas,  escrito  por  Cár- 


(1)  Los  abogados  de  los  siglos  XVI  y  XVII  necesitaron  para  interpretar  con  verdadero  acierto 
las  palabras  obscuras  y  anticuadas  de  los  fueros,  de  vocabularios  y  diccionarios,  y  en  la  imposibili- 
dad de  tenerlos,  se  los  formaban  ellos  mismos  ó  anot.aban  al  margen  de  las  adiciones  la  equivalencia 
de  las  voces  desconocidas.  Villarroya  dice,  en  la  obra  que  citaremos  mas  adelante,  que  poseía  un 
manuscrito  debido  á  Gaspar  Gil  Polo. 


LOS    DICCIONARIOS.  79 


los  Ros,  Notario  etc.  vol.  en  4."  de  20l  hojas,  incompleto,  pues  no  llega  mas  que 
hasta  la  letra  M.  E. 

Hemos  cotejado  este  manuscrito  autógrafo  con  la  edición  de  1764,  y  resulta 
notablemente  ampliado,  habiendo  llegado  á  contar  en  la  letra  E  142  palabras, 
mientras  en  el  manuscrito  se  suman  2 18.  Ahora  bien  ¿se  destinaba  á  una  tercera 
edición,  ó  pertenecía  meramente  al  uso  particular  de  Ros? 

Ros.  Diccionario  valencimio-castellatio,  tínico  y  sÍ7igular  de  voces  monosílabas, 
manuscrito  en  4.°  de  2l3  hojas,  le  tenia  el  autor  en  su  poder,  según  Fuster  con- 
signa, y  cuyo  paradero  ignoramos. 

Mayans  y  SiscAR.  El  Sr.  Don  Juan  de  la  Cruz  Martí  nos  ha  facilitado  dos  vo- 
lúmenes en  4."  comprensivos  de  240  hojas  cada  uno,  y  que  componen  el  diccio- 
nario CastellaJio-Valencíano  autógrafo  é  inédito,  debido  á  la  pluma  de  D.  Grego- 
rio Mayans  y  Sisear,  del  cual  no  dan  noticia  Ximeno  y  Fuster  en  sus  respectivas 
BiblioteccLS.  Sin  disputa  alguna  es  el  diccionario  mas  completo  de  cuantos  hemos 
hojeado,  y  verdaderamente  hubiera  producido  su  autor  un  gran  ser^'icio  á  las  le- 
tras dándolo  á  la  estampa  y  aprovechando  para  un  uso  general,  lo  que  mera- 
mente le  servirla  á  sí  propio,  según  deducimos  de  su  lectura.  Compuesto  de  unas 
3o.oOO  voces  castellanas,  poco  mas  ó  menos,  se  buscan  las  equivalencias  en  va- 
lenciano en  mucho  menor  número,  lo  cual  no  hemos  podido  apreciar  con  exac- 
titud por  falta  de  tiempo,  pero  que  suponiendo  sean  la  sexta  parte  de  las  conte- 
nidas, siempre  resultará  un  número  mayor  de  voces  que  las  publicadas  por  los 
autores  del  siglo  pasado  y  mas  castizas  que  las  fijadas  por  Escrig  en  su  diccio- 
nario. La  erudición  y  conocimientos  filológicos  de  Mayans  así  nos  lo  hacen  pre- 
sumir. 

Dempere.  Diccionario  Valenciano-Castellano  por  el  P.  Fr.  Anselmo  Dem- 
pere,  religioso  mercenario.  Cinco  tomos  en  4.°  bastante  abultados  que  se  conser- 
vaban manuscritos  en  el  convento  del  Puig.  Esta  obra,  cuyo  paradero  nos  es 
desconocido  y  no  la  menciona  Fuster,  la  hemos  visto  muy  alabada  por  Villar- 
roya  en  sus  "Apuntamientos  para  escribir  la  Historia  del  derecho  valenciano." 

Sánelo.  Diccionario  Valenciano-Castellano,  ün  vol.  en  4°  tnamiscrito  de- 
bido á  la  pluma  de  D.  Majiuel  Sánelo. — Según  Fuster,  era  esta  obra  muy  co- 
piosa por  haberse  sacado  las  voces  de  los  documentos  antiguos  que  guarda 
nuestro  Archivo  municipal,  donde  estuvo  empleado  su  autor;  ignórase  el  para- 
dero de  este  interesante  manuscrito. 

Fuster.  Breve  vocabulario  valenci.\no  y  castellano  de  las  voces  mas  obs- 
curas y  a?Uicuadas. — Al  final  de  la  Biblioteca  valenciana  de  Fuster,  ó  sea  desde 
la  pág.  314  á  la  350  y  sumando  unas  3.500  voces.  Lo  incluyó  para  hacer  mas 
comprensible  á  los  lectores,  á  quienes  no  les  fuera  familiar  el  valenciano  antiguo, 
las  citas  y  poesías  que  intercalaba,  valiéndose  del  vocabulario  catalán-latino  de 
Nebrija,  el  que  compuso  Honorato  Juan  para  las  obras  de  Ausias-March,  y  el  de 
Carlos  Ros.  Se  hizo  una  tirada  aparte  en  el  mismo  año  é  imprenta  en  un  vól.  en 
8.°  de  142  pág.  incluso  el  prólogo. 

"  Vocabulario  de  itumosilabos  de  la  lengua  Valenciana. — Manuscrito  en 
folio  de  ij  Jioj.  y  en  su  mayoría  autógrafo,  de  D.  Justo  Pastor  y  Fuster.  Es 
curioso  porque  se  han  reunido  los  monosílabos  que,  como  es  sabido,  abundan 
.  mucho  en  el  valenciano.  Biblioteca  de  D.  José  E.  Serrano. 


8o  REVISTA    DE    VALEN'CIA. 


Lamarca.  Ensayo  de  un  Diccionario  valenciano-castellano,  por  D.  Luis 
Lámar ca  en  Valencia.  Imprenta  de  J.  Ferrer  de  Orga,  iSSg,  en  8.°  55  pág.  y  2 
de  prólogo;  contiene  lo3g  voces. 

El  erudito  Lamarca  indica  en  el  prólogo  las  razones  que  le  impulsaron  á 
publicar  el  cuaderno  de  voces  valencianas  que  para  su  uso  tenia,  y  délas  cuales 
descartó  aquellas  mas  vulgares,  que  estaban  al  alcance  de  todos. 

"  Ensayo  de  un  diccionario  Valenciano-Castellano,  Por  D.  Luis  Lamarca. 
Segunda  edición,  notablemente  aumentada.  Imprenta  de  J.  Ferrer  de  Orga,  1842. 
— Vol.  en  4.°  de  ~¡2  pág.  Contiene  dos  prólogos,  consignándose  en  el  primero  que 
por  haberse  agotado  la  primera  edición  se  publicó  esta  segunda,  aumentada  en 
mas  de  mil  voces. 

EscRiG.  Diccionario  valenciano-castellano, /í^r  D.  José  Escrig,  Abogado, 
dedicado  á  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  Pais  de  esta  ciudad  de  Valen- 
cia, y  dado  á  luz  bajo  la  protección  de  la  misma.  Imprenta  de  J.  Ferrer  de  Orga, 
1851.  Vol.  en  fól.  menor  con  dedicatoria,  prólogo,  censura  oficial,  escrita  por 
D.  V.  Boix,  sucinta  advertencia  sobre  la  ortografía  valenciana,  y  900  pág.  de  texto, 
sumando  un  total  de  77.000  voces. 

El  autor  de  esta  obra  no  hizo  mas  que  valencianizar,  digámoslo  así,  gran 
númsro  de  palabras  castellanas,  omitiendo  aquellas  voces  que  no  tienen  equiva- 
lencia alguna  en  el  idioma  nacional  como  albat,  cadell,  ranoch  y  otras  muchas 
que  no  citamos. 

Rosanes.  Miscelánea  que  comprende;  1.»  Un  Vocabulario  valenciano-cas- 
tellano. 2.°  Apuntes  para  facilitarla  enseñanza  de  la  Gramática  en  las  escuelas 
de  las  poblaciones  de  esta  provincia  en  que  no  se  habla  la  lengua  castellana,  por 
D.  Miguel  Rosanes.  Valencia  18Ó4.  Imprenta  de  José  M."  Ayoldi.  Vol.  en  8."  de 
140  pág. 

El  Vocabulario,  dividido  en  l3  grupos  é  inserto  desde  la  pág.  5.'  bástala 
69,  está  compuesto  de  las  voces  mas  vulgares  que  contiene  el  valenciano,  y  tiene 
por  objeto  facilitar  la  equivalencia  que  estas  palabras  tienen  en  el  castellano. 

Cabrera.  Vocabulario  Valenciano-Castellano,  ó  colección  de  todas  aquellas 
vocales  valencianas  de  mas  dificir  equivalencia  y  que  mas  difisren  del  castellano, 
por  D.  José  M.*  Cabrera.— Valencia.  Imprenta  de  P.  Campos,  Embajador  Vich, 
18Ó8. — Vol.  en  4.*  2  pág.  introducción  y  advertencia  y  46  de  texto.  Tiene 
escaso  valor. 

OBRAS  AUSILIARES  PARA  EL  ESTUDIO  Y  CONOCIMIENTO  DE 
LA  LENGUA  VALENCIANA. 

Expliciter  Liber  elegantiarum  Joanis  Stephani  civis  valentini.  Regia  aucto- 
rítate  7iotarii  publici.  Venetiis  impresus  auno  MCCCCLXXIX.  Colección  de 
frases  y  dicciones  latinas  y  valencianas  dedicadas  á  Ferrer  Torrella.  Este  raro 
volumen  es  muy  estimado  por  la  pureza  del  lemosin. 

Synonomos  del  Lemosin  en  latín.  Vol.  en  4.°  impreso  en  Valencia  por  Chris- 
tóval  Coffman  en  1502.  La  rareza  que  hoy  tienen  los  ejemplares  de  esta  obra 
nos  impide  poder  juzgarla  con  certeza  y  por  ello  meramente  la  citamos.  Algu- 
nos autores  la  suponen  de  Esteve  por  la  elegancia  de  la  construcción  latina. 


LOS    DI^JCIU^'AR1US.  •  8  1 


Ros.     Practica  de  la  Ortografía  castellana  y  valenciana,  por  Carlos  Ros. 
— En  Valencia,  por  el  heredero  de  Vicente  Cabrera,  1/32,  en  8." 

„  TractAt  de  Adages  é  refrans  valencians  y  práctica  pera  escriure  ab  per- 
fecció  la  Ile7ig7ia  valenciana,  por  Carlos  Ros; — por  José  García,  dos  ediciones, 
una  de  1784  y  otra  del  36.  La  práctica,  que  comprende  18  pág.  es  un  pequeño 
diccionario  de  voces  usuales. 

„  Epitome  del  Origen  y  grandezas  del  idioma  valenciano,  por  Carlos  Ros. — 
Imprenta  de  Cosme  Granja,  1733,  en  8." 

„  Cualidades/  Blasones  de  la  lengua  valenciana,  por  Carlos  Ros. — Impreso 
por  Josef  Esteban  Doh.  1752  en  4.° 

„  Corrección  de  Voces  y  frases  que  el  vulgo  ó  común  de  Valencia  usa  ó  lia 
introducido  hablando  (ú  queriendo  hablar)  en  su  jnatertto  idioma,  por  Carlos 
Ros. — Imprenta  de  Francisco  Hurguete,  I771j  en  8.° 

„  Beceroles  Valencianas:  ab  les  combinación  de  son  dialecte:  sylabes,  ó  ele- 
ments,  pera  la  formació  de  les  diccions  y  monosylabos  que  facilitarán  á  be  llegir, 
por  Carlos  Ros. — Manuscrito.  Ignórase  su  paradero.  Ximeno,  tom.  2."  pág.  292. 
Las  anteriores  obras  demuestran  los  profundos  conocimientos  filológicos  que 
poseia  su  autor,  cuyos  trabajos  se  encaminaron  á  restablecer  el  habla  patria,  muy 
decaída  durante  la  pasada  centuria. 

Sancho.  Silabario  de  Voces  lemosinas  j //ítw  de  enseñanza  de  este  idioma, 
para  la  lectura,  instrucción  é  inteligencia  de  los  escritos  lemosinos. 

Manuscrito  de  D.  Luis  Sancho,  que,  según  Fuster,  existia  en  el  archivo  de  la 
Sociedad  Económica,  en  cuyo  lugar  no  hemos  podido  hallarlo. 

Sánelo.  Silabario  de  Vocales  lemosinas  ó  valencianas,  por  D.  Manuel 
Joaquín  Sánelo.  Lo  presentó  en  1805  á  la  Sociedad  Económica,  donde  se  guarda 
manuscrito.  Cuaderno  en  fól.  de  3o  hoj.  dos  de  ellas  dedicatoria  y  las  restantes 
de  Silabario. 

Salva.     Compendio  de  la  gramática  castellana  de    D.  Pedro  Salva,  arre- 
glado para  el  uso  de  las  escuelas  con  tm  apéndice  muy  útil  para  los  niños  de  la 
provincia  de  Valencia.  Imprenta  de  J.  Ferrer    de   Orga,    l838,   vol.  en  8."   de 
128  pág. 

En  el  apéndice,  advierte  el  autor  los  valencianismos  en  que  suelen  incurrir 
los  hijos  de  este  país  al  hablar  el  castellano,  y  para  remediarlo,  relata  los  vicios 
de  pronunciación,  las  palabras  corrompidas,  voces  similares  al  castellano  y  que 
no  lo  son,  y  últimamente  (en  estremo  interesante)  algunas  voces  valencianas 
que  no  tienen  equivalencia  en  castellano. 

Formación  de  los  apellidos  LEMOsrNT:s.  Discurso  leido  en  la  Academia  de  la 
Juventud  Católica,  por  D.  José  Martínez  Aloy.  Véase  el  núm.  IV,  tomo  I,  de 
esta  Revista.  Se  han  tirado  algunos  ejemplares  aparte. 

Trabajo  curioso  y  el  primero  que  se  ha  escrito  sobre  materia  tan  interesante. 

Los  Sres.  Llombart,  y  Puig  y  Torralva,  han  obtenido  premios  en  los  Jochs 
Floráis  del  Rat  Penat,  por  sus  trabajos  de  Ortografía  valenciana,  que  aun  no  se 
han  publicado  y  por  lo  tanto  desconocemos. 


ALGO  SOBRE  LOS  ARTISTAS  VALENCIANOS  EN  MADRID. 


Sres.  Redactores  de  la  Revista  de  Valencia. 


¡is  queridos  amigos:  Se  extrañarán  VV.  de  que  haya  tenido  interrum- 
pidas por  largo  tiempo  estas  breves  cartas,  que  tienen  por  único  objeto 
ponerles  al  corriente  de  todo  cuanto  se  relaciona  con  las  obras  de  los 
artistas  valencianos  y  con  los  triunfos  que  les  proporcionan.  El  verano,  con  sus 
calores,  enerva  la  actividad  en  este  centro  del  arte  ó  aleja  de  él  á  quienes  le 
rinden  mas  fervoroso  culto.  De  ahí  mi  silencio,  que  respondía  al  silencio  de  los 

estudios. 

Sin  embargo,  este  año  ha  tenido  sus  ventajas  aquel  letargo,  pues  con  el 
trascurso  del  tiempo  se  han  ido  amenguando  los  disgustos  y  suavizando  las  as- 
perezas que  produjo  el  fallo  del  jurado  de  la  Exposición  del  mes  de  Mayo;  aspe- 
rezas y  disgustos  á  que  dan  siempre  origen  estos  grandes  certíímenes,  porque  ni 
es  posible  recompensar  á  todos  los  que  lo  apetecen,  ni  es  fácil  fundir  en  un  cri- 
terio común  á  los  que  defienden  las  varias  formas  y  aspiraciones  del  arte. 

Hoy,  mas  tranquilos  los  ánimos,  y  casi  olvidados  por  la  distancia  los  sinsa- 
bores de  la  lucha  y  del  amor  propio  ofendido,  vuelven  á  congregarse  pintores  y 
escultores  para  renacer  á  la  esperanza  y  buscar  honra  provechosa  en  el  trabajo 
del  porvenir. 

Resultado  de  esta  nueva  y  útil  concentración  ha  sido  la  Exposición  de  acua- 
relas, celebrada  recientemente  por  el  Círculo  de  Bellas-Artes,  y  de  la  cual  no  me 
ocupo,  porque  en  realidad  poco  presentaron  en  ella  nuestros  paisanos,  y  aun  ese 
poco,  de  escaso  valor. 

Más  interesantes  en  este  mismo  género  es  la  que  se  está  verificando  en  el 
local  que  posee  en  la  calle  del  Desengaño  el  conocido  comerciante  en  cuadros 
Sr.  Hernández. 

No  es  la  acuarela,  á  mi  juicio,  una  de  esas  manifestaciones  del  arte  llamadas 
á  ejercer  grande  influencia  en  las  escuelas  pictcSricas.  Falsa  de  color,   por  regla 


artista"S  valencianos.  ,S3 

general,  y  de  breve  duración  comparada  con  la  que  alcanzan  los  cuadros  al  óleo, 
no  puede,  como  estos,  servir  para  el  gran  decorado  de  los  salones,  y  tiene  que 
limitar  sus  pretensiones  á  figiirar  en  el  adorno  del  botidoir  de  las  damas  elegan- 
tes, haciendo  compañía  á  esos  miles  de  objetos  de  bronce,  porcelana  ó  'barro 
cocido  con  que  la  coquetería  guarnece  las  chimeneas  y  las  rinconeras. 

No  por  ello  deben  abandonar  su  cultivo  nuestros  artistas,  pues  como  en  su 
confección  se  ocupan  casi  exclusivamente  las  horas  de  la  noche,  sirve  para  adies- 
trar en  el  manejo  del  color  y  del  dibujo,  y  además  proporciona  pingües  beneficios 
y  los  proporcionará  mientras  dure  esa  ráfaga  de  la  moda  que  le  ha  dado  vida. 

La  Exposición  del  Sr.  Hernández  se  halla  reunida  en  un  local  tan  reducido 
que  no  permite  ver  las  obras  con  la  comodidad  debida:  altas  unas,  en  el  suelo 
otras,  superpuestas  aquellas  y  sin  número  las  mas,  se  necesita  grandísima  fuerza 
de  voluntad  para  ir  formando  juicio  en  aquel  desconcierto.  Y,  sin  embargo,  allí, 
en  medio  de  aquella  gran  confusión,  se  encuentran  las  mejores  aguadas  que  han 
visto  los  aficionados  de  Madrid. 

Para  nuestros  paisanos  que,  por  punto  general,  descuidan  mucho  esta  rama 
de  la  pintura,  era  muy  peligrosa  la  lucha.  ¿Cómo  entrar,  sin  grandes  desventajas, 
en  competencia  con  Fortuny,  el  maestro  de  la  acuarela,  que  supo  vigorizar  el 
color  dándole  todas  las  apariencias  del  óleo;  con  Pradilla,  que  mejor  qiie  nin'nm 
otro  vierte  sobre  el  papel  los  frescos  tonos  de  la  aguada,  y  con  Villegas  que, 
aun  cuando  menos  acuarelista  que  los  dos  nonjbrados,  dá  extraordinario  en- 
canto á  sus  obras  con  la  grandiosidad  del  conjunto  y  con  la  corrección  del  di- 
bujo? A  pesar  de  todo,  y  dicho  sea  en  honor  de  la  verdad,  los  valencianos  han 
desempeñado  muy  buen  papel.  Agrasot,  por  ejemplo,  presenta  dos  tipos  de 
aldeanas  de  León  pintados  á  conciencia.  Uno  de  ellos,  el  de  una  muchacha  que 
vá  con  un  cántaro  por  agua,  es,  sin  disputa,  uno  de  los  mejores  cuadros  del 
concurso. 

De  Emilio  Sala  hay  también  tres  obras  muy  notables;  sobre  todo,  las  que 
figuran  im  soldado  del  siglo  XVII,  vuelto  de  espaldas,  y  el  retrato  del  caricatu- 
rista Luque.  Una  y  otra  son  fresquísimas  de  color,  especialidad  en  la  que  se  dis- 
tingue siempre  nuestro  paisano. 

Luis  Franco  firma  una  acuarela  de  bastante  tamaño,  que  titula  Inocencia,  v 
representa  una  preciosa  niña  sentada  al  pié  de  la  escalinata  de  im  jardin,  con- 
templando, con  las  manos  cruzadas  sobre  las  rodillas,  á  im  grupo  de  palomas 
que  picotean  alegremente  su  comida.  Es  muy  buena  la  luz,  y  sobre  todo,  posee 
esa  elegancia  que  sabe  imprimir  Franco  á  casi  todas  sus  obras. 

De  los  dos  Nicolau,  de  Fenollera,  de  Monleon  y  de  Jover  hay  otras  menos 
importantes,  pero  que  no  por  ello  desmerecen  al  lado  de  las' otras,  contribuyendo 
por  lo  tanto  al  buen  nombre  de  sus  autores. 

Por  último,   José  Benlliure   figura  con  un  árabe  sentado  en    el   poyo  de 


84  REVISTA    DE    VALENCIA. 

lili  porlal  y  pulsando  un  instrumento  músico.  A  diferencia  de  lo  que  sucede  con 
las  demás  acuarelas  de  la  Exposición,  que  destacan  por  sus  colores  abrillantados, 
la  de  Benlliure  está  pintada  por  oscuro  y  produce  un  efecto  muy  nuevo.  La  ejecu- 
ción es  escelente  y  prueba  los  adelantos  que  de  dia  en  dia  hace  en  Roma  este 
artista. 

Y  ya  que  de  Benlliure  me  ocupo,  no  puedo  resistir  á  la  tentación  de  copiar 
aquí  algunos  párrafos  que  le  dedicó  hace  algún  tiempo  el  periódico  londonense 
The  Standard,  con  motivo  de  una  Exposición  celebrada  en  la  galería  de  ventas 
de  Mr.  Martin  Colnaghi: 

"Benlliure,  dice,  es  un  joven  español  que  cuenta  apenas  22  años.  Puede  ase- 
gurarse que  posee  un  verdadero  temperamento  de  pintor:  la  capacidad  de  ima- 
ginar y  la  capacidad  de  ver  bien.  El  público  le  quiere  más  cuando  observa  y  no 
tanto  cuando  imagina.  Pero  sus  obras  de  imaginación,  algimas  veces  monstruo- 
sas, no  carecen  de  gran  fuerza.  La  Dajisa  macabra  y  El  Sueño  son  dos  escogidas 
pruebas  de  ello.  En  la  Danza  macabra  toman  parte  Fausto  y  Margarita,  Paolo 
y  Francesca  y  otras  conocidas  parejas  amantes  ó  pecadoras.  El  Sr.  Benlliure  no 
carece  de  habilidad  para  las  ideas  poéticas,  pero  tiene  mucha  mas  aptitud  para 
lo  miserable  ó  lo  horrible.  En  El  Sueño,  por  ejemplo,  el  rostro  y  la  figura  del 
amante  soñador  están  solamente  indicados,  pero,  en  cambio,  los  objetos  repul- 
sivos que  constituyen  la  visión  han  sido  minuciosamente  trazados.  No  es  una 
¡maquinación  virginal  y  púdica,  pero  es  á  todas  luces  una  imaginación  fresca  y 
poderosa. 

"Al  trazar  las  escenas  de  la  vida  real  y  contemporánea,  el  Sr.  Benlliure  logra 
resultados  que  placen  mucho  mas.  Su  Plaza  de  San  Marcos  en  Venecia  es  una 
brillante  impresión  de  las  masas  de  variadas  formas  y  colores  vivísimos  que  lle- 
nan el  espacio  de  la  piazza.  En  primer  término  están  los  mozos  del  café  Florian, 
los  touristas  de  todas  las  naciones  y  la  bandada  gris,  agitada  y  voladora  de  las 
palomas  que  Miss  Montalba,  en  su  Academia,  ha  trazado  como  los  únicos  habi- 
tantes de  la  plaza  en  las  lluviosas  tardes  del  invierno.,, 

Dada  la  severidad  que  preside  á  las  críticas  de  los  periódicos  ingleses,  el 
juicio  del  diario  de  Londres  no  puede  ser  mas  halagüeño  para  el  joven  Benlliure. 

El  Ministerio  de  Fomento  ha  comprado,  para  que  figure  en  su  galería  de 
cuadros  de  autores  contemporáneos,  el  hermoso  paisaje  titulado  Therminalia,  que 
presentó  Antonio  Gomar  en  la  Exposición  de  Mayo. 

Este  artista  acaba  de  terminar  un  nuevo  lienzo  que  representa  el  barrio  de 
los  gitanos  en  Granada.  En  primer  término  se  ven  multitud  de  cuevas  abiertas  en 
la  roca,  á  semejanza  de  las  que  poseen  al  pié  de  los  Silos  los  habitantes  pobres 
de  Burjasot,  y  que  tan  conocidas  son  de  todos  los  valencianos.  A  la  derecha,  y 
en  segundo  término,  se  levanta  el  blanco  caserío  de  Granada,  iluminado  por  las  • 
últimas  claridades  del  sol  poniente.  Hay  triste  poesía  en  el  conjunto  á  causa  del 


ARTISTAS  VALENCIANOS.  85 

acierto  con  que  sabe  Gomar  imprimir,  sobre  el  lieiizo  los  variados  tonos  que  dá 
la  naturaleza  á  los  objetos  durante  los  crepúsculos. 

Del  mismo  artista  (que  no  perdona  medio  para  procurar  á  sus  cuadros  con- 
veniente variedad),  espero  para  dentro  de  poco  interesantes  trabajos,  pues  acaba 
de  realizar  un  viaje  á  Marruecos,  de  donde  ha  traido  un  rico  arsenal  de  estudios 
que  copian  monumentos,  caseríos,  agrupaciones  de  árboles  y  todo  cuanto  ha  en- 
contrado que  pueda  servirle  para  presentar  con  entera  verdad  esas  hermosas 
composiciones  árabes,  que  tanto  gustan  hoy  á  los  aficionados. 

Recientemente  se  han  sacado  á  conciurso  dos  plazas  de  pintura  y  una  de  es- 
cultura, pensionadas  en  Roma.  De  las  primeras  ha  obtenido  una  Muñoz  Degrain, 
y  la  de  escultura  ha  sido  para  Antonio  Moltó.  Ambos  artistas  han  dado  muestra 
brillante  de  su  aptitud  durante  su  permanencia  en  España,  y  es  de  creer  que 
acrecentarán  su  valía  y  su  reputación  estudiando  de  cerca  las  obras  admirables 
que  guarda  en  su  seno  la  capital  de  Italia. 

Tenninaré  esta  ligera  reseña  anunciándole  que  Jover  y  Martínez  Cubells  han 
recibido  el  encargo  de  decorar  parte  de  la  cúpula  de  la  magnífica  iglesia  de  San 
Francisco  el  Grande  en  esta  corte.  Tienen  empezado  ya  su  trabajo,  pero  como 
aun  se  halla  muy  atrasado,  me  reservo  dar  cuenta  de  él  para  cuando  lo  ter- 
minen. 

De  yV.  afectísimo  amigo,  ^  A.  Q. 

Madrid,  29  de  Diciembre  de  1881. 


necrología. 


D.  JOSÉ  DE  ORGA.— D.  JOSÉ  OVARA. 


ON  Cristóbal  Pascual  y  Genis,  D.  José  de  Orga,  D.  José  Ovara  y  Pi- 
quer:  lié  ahí  tres  nombres  que  la  muerte  inexorable  ha  borrado  déla 
nimierosa  lista  de  los  actuales  escritores  valencianos. 
El  Sr.  Pascual  y  Genis,  literato  distinguidísimo,  jurisconsulto  notable  y  po- 
lítico influente,    requiere  un  extenso  estudio,  que  .  la  Revista  de  Valencia  hará 
con   mucho   gusto;  á  los  otros    dos  escritores  mencionados,    muy  apreciables, 
aunque  mas  modestos,  vamos  á  consagrar  en  este  sitio  algunas  líneas. 

Don  José  de  Orga.  Los  que  asistían  á  las  sesiones  de  Lo  Rat-Penat,  veían 
siempre  en  ellas  á  un  anciano,  de  porte  humilde,  ya  encorvado  por  los  años, 
pero  en  cuyos  ojos  brillaba  aun  extraordinaria  viveza.  Cuando  libaba  el  caso 
de  leer  los  socios  sus  trabajos  literarios,  soHa  levantarse  pesadamente  del  escaño, 
subía  con  paso  trémulo  al  estrado,  y  leía  con  voz  velada  por  los  años  algunos 
versos  en  un  lemosin  artificioso  y  extraño,  ó  composiciones  en  prosa,  referentes 
casi  siempre  á  cosas  de  cincuenta  años  atrás. 

Aquel  buen  anciano,  amante  entusiasta  de  Valencia,  era  Orga,  á  quien 
todos  consideraban  como  decano  de  los  escritores  valencianos.  Había  nacido 
con  el  siglo  y  ha  vivido  hasta  los  ochenta  y  un  años. 

Su  especialidad  era  el  recuerdo  exacto  y  detallado  que  guardaba  de  todo  lo 
que  había  pasado  en  Valencia  durante  su  larga  vida.  Hijo  de  una  famosa  fa- 
milia de  tipógrafos  valencianos,  y  dedicado  á  este  arte  desde  sus  primeros  años, 
estuvo  en  relación  continua  con  periodistas,  escritores,  poetas  y  hombres  polí- 
ticos; tomó  parte  como  miliciano  en  nuestras  guerras  civiles,  y  tuvo  siempre  el 
afán  de  interesarse  bien  de  todo  lo  que  veía ,  y  como  era  feücísima  su  memoria, 
podía  considerársele  como  la  crónica  viva  de  Valencia. 

Los  trabajos  tipográficos  y  los  literarios  ocuparon  la  mayor  parte  de  su 
vida,  colaborando  en  El  Fénix,  Revista  Edetana  y  en  El  Diario  Mercantil, 
firmando  con  el  anagrama  de  Grao  ó  Agro.  Entre  sus  obras  debemos  citar  Va- 


KECROI.OGIA. 


laida  durante  la  guerra  civil  de  los  siete  anos,  un  vol.  en  4.°;  el  episodio  dra- 
mático en  iin  acto  Entrada  de  Alfonso  XII  en  Valencia,  en  1875;  el  arreglo  del 
teatro  francés  La  manclia  de  sangre,  drama  en  tres  actos  de  Ducange;  Angela, 
drama  de  Dumas,  y  Ángel  y  diablo,  obras  todas  muy  representadas  hasta  hace 
algimos  años.  De  Orga  son  la  traducción  é  impresión  de  gran  número  de  libre- 
tos de  ópera  italiana. 

Un  extenso  catálogo  pudiera  formarse  de  las  poesías,  artículos  sobre  historia 
valenciana,  biografías  y  otros  géneros  que  escribió  Orga  en  su  larga  vida,  cuya 
existencia  cortó  la  muerte  el  dia  7  de  Noviembre  último. 

¡Que  Dios  tenga  en  su  santa  gloria  al  respetable  anciano! 

Don  José  Ovar.\  v  Piquer.  El  6  de  Diciembre  dejó  de  existir,  á  la  edad 
de  44  años,  este  modesto  y  laborioso  autor  dramático.  Hijo  de  Valencia,  de- 
dicóse desde  su  juventud  al  estudio  de  la  pintura,  dando  pruebas  de  su  afición 
en  algunos  cuadros  al  óleo  y  especialmente  en  la  pintura  de  azulejos,  traba- 
jando en  la  fábrica  del  Sr.  Gastaldo. 

Siguiendo  el  ejemplo  de  otros  autores  populares,  tales  como  Balader,  Es- 
calante y  otros  muchos,  Ovara  dedicaba  parte  de  sus  ocios  al  cultivo  de  la 
poesía  valenciana,  especialmente  la  dramática,  consiguiendo  los  aplausos  del 
público  por  la  verdad  con  que  fotografió  muchos  tipos  vulgares  y  pintó  las  cos- 
tumbres del  pueblo. 

Los  achaques  consiguientes  á  la  falta  de  salud  tenían  apartado  al  Sr.  Ovara 
en  estos  años  últimos  del  cultivo  de  la  poesía,  escepcion  hecha  de  algunas  lec- 
turas que  dio  en  las  sesiones  celebradas  por  Lo  Rat-Penat,  á  cuya  Sociedad 
pertenecía. 

A  continuación  insértanos  una  lista  de  las  producciones  dramáticas  del  señor 
Ovara,  que  recordamos: 

La  guerra  en  pan.  El  tir  per  la  culata.  Un  clavari  escaldat.  El  dia  de 
Sen  Chuan.  ¡Lo  que  es  el  motí!  Un  aprenent  de  lleti.  Buscant  el  torró.  Un  altre 
Matusalem  (en  colaboración  con  Balader),  ¡Fuchint  de  les  bombes!  (con  Balader 
y  Escalante).  Reñir  per  los  irosos.  ¡Dimats  ij!  Per  tres  pesetas  y  micJta.  Un 
chui  de  faltes.  La  degolla.  El  cant  del  pato.  Bous  de  mort.  Nada  entres  platos. 
Ui  pintor  de  historia.  Les  males  ICengües.  La  novia  de  Albal.  Carta  canta.  Pare 
y  caballer  y  En  lo  saiit  y  lo.,  limosna,  y  las  zarzuelas  La  Pentinaora ,  El  Mata- 
lafer.   Garrota  de  segó  y  U  ánima  en  un  fil. 

Otras  producciones  dramáticas  creemos  conserva  inéditas  su  familia.  Además 
se  conocen  algiuias  poesías  líricas  en  valenciano,  y  en  la  Corona  poética  en 
honor  de  la  Virgen  de  los  Desamparados,  en  las  fiestas  centenarias  de  1867, 
se  insertó  una  poesía  también  en  lengua  provincial,  titulada  Proclama,  y  alu- 
siva á  la  festividad  que  se  conmemoraba, 


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CRÓNICA    MENSUAL. 


.\s  lelras,  el  loro,  la  política  han  tenido  una  gran  pérdida  en  Valencia: 
la  inesperada  y  repentina  muerte  del  Sr.  D.  Cristóbal  Pascual  y  Genis 
ha  producido  tan  honda  impresión,  por  las  prendas  personales  de  este 
buen  patricio,  y  por  las  circunstancias  que  le  acompañan,  que  no  po- 
demos negar  á  tan  sensible  acontecimiento  el  primer  lugar  en  esta  Crónica. 

El  Sr.Pascual  y  Genis  ha  muerto  en  el  noble  ejercicio  de  la  profesión  á  que 
habla  consagrado  su  vida;  ha  muerto  defendiendo  á  un  procesado  ante  el  Tri- 
bunal. 

Era  en  la  Sala  segunda  de  lo  Criminal:  veíase  un  proceso  por  asesinato  frus- 
trado en  el  partido  de  Chelva.  El  procesado  venia  absuelto  por  el  juzgado  de 
primera  instancia;  el  fiscal  pedia  la  absolución.  La  tarea  era  fácil,  pues,  para  el 
abogado  defensor.  El  Sr.  Pascual  y  Genis  estaba  hablando,  con  gran  serenidad, 
cuando  observaron  los  magistrados  y  curiales  que  se  detenia,  alzaba  los  ojos  al 
cielo  é  inclinaba  después  la  cabeza  sobre  el  escritorio.  Creyeron  al  pronto  que 
recapacitaba;  pero  al  ver  su  inmovilidad,  acudieron  alarmados  y  le  encontraron 
cadavérico. 

Fi"úrense  nuestros  lectores  la  dolorosa  sorpresa  que  esto  produjo;  buscáronse 
apresuradamente  médicos  y  sacerdotes,  y  muy  en  breve  se  llenó  la  Sala  de  los 
letrados  y  curiales  que  estaban  en  el  edificio,  y  de  otras  personas  que_  acudieron 
al  tener  noticia  de  tan  gran  desgracia. 

El  cadáver  fué  trasladado  al  salón  de  descanso  de  los  señores  abogados,  que 
se  convirtió  en  capilla  ardiente,  sirviéndole  de  mortaja  la  misma  honrosa  toga 
que  vestía  ante  el  Tribunal. 

El  entierro,  que  se  verificó  al  dia  siguiente,  presidido  por  las  autoridades 
superiores,  judicial,  civil  y  municipal,  reveló  las  simpatías  de  que  gozaba  el  di- 
funto. Toda  Valencia  se  agrupaba  al  paso  del  fúnebre  convoy. 

L.\  Revist.\  de  Valencia,  que  ha  sido  honrada  con  algunos  trabajos  poéticos 
de  este  distinguido  escritor,  se  adhiere  á  las  manifestaciones  de  duelo  que  ha 
producido  su  muerte,  y  en  uno  de  los  próximos  números  destinará  un  artículo  á 
reseñar  su  vida  y  sus  trabajos  científicos  y  literarios. 


El  dia  8  de  Diciembre,  fiesta  de  la  Inmaculada  Concepción,  es  el  señalado 
por  la  Sociedad  Económica  de  Amigos  del  Pais  para  la  solemne  sesión  pública 
en  que  dá  cuenta  de  sus  trabajos  durante  «1  año  y  distribuye  los  premios  ofrecidos. 

No  se  dá  hoy  á  este  acto  la  importancia  que  en  otros  tiempos;  pero  no  deja 


IRÓNICA    MENSU.M..  89 

de  ser  interesante.  Este  año  pronunció  un  oportuno  discurso  su  digno  director 
el  Exorno.  Sr.  D.  Antonio  Rodriguez  de  Cepeda,  y  se  repartieron  los  premios, 
que  aparte  de  los  que  se  adjudican  á  los  maestros  y  alumnos  de  instrucción  pri- 
maria, no  fueron  mas  que  dos:  medalla  de  plata,  á  D.  Francisco  Nogués,  por  sus 
almidones  de  arroz,  y  accésit  á  D.  Francisco  Polop  y  Diego,  por  una  memoria 
sobre  el  comercio  de  vinos. 

El  concurso  anunciado  por  la  Sociedad  Económica  quedó  casi  desierto.  Esto 
viene  repitiéndose  desde  hace  bastantes  años,  y  deja  en  actitud  algo  desairada  á 
tan  respetable  corporación.  Convendría  pensar  en  la  manera  de  remediarlo. 

*  * 

A  la  misma  Concepción  Inmaculada  de  María  Santísima  dedicó  sesión 
muy  solemne,  el  domingo,  dia  11,  la  Academia  de  la  Juventud  Católica.  El 
vicepresidente  primero  Dr.  D.  Vicente  Gadea  Orozco,  leyó  im  excelente  dis- 
curso sobre  la  virginidad  de  la  Madre  de  Dios;  leyéronse  poesías  de  los  señores 
Martínez  Torrejon,  Guzman  Guallar,  Brugada,  Escrig  y  Oloriz,  Sánchez  Cátala, 
Arroyo,  Rodríguez  Guzman,  Peris,  Vives  Liern,  y  Renau,  y  ejecutóse  música 
selecta. 

*  * 

El  Ateneo  está  cumpliendo  muy  bien  este  año:  todas  sus  secciones  trabajan 
con  fruto,  discutiendo  temas  interesantes.  En  la  de  ciencias  sociales  prosigue 
el  debate  sobre  la  compatibilidad  de  la  democracia  y  la  monarquía;  en  la  de 
ciencias  naturales,  continúa  el  no  menos  importante  sobre  la  aptitud  de  la 
mujer  para  las  profesiones,  y  toman  parte  en  él  personas  muy  competentes, 
y  en  la  de  literatura  é  historia,  ha  promovido  el  joven  escritor  D.  Francisco  Vi- 
ves Liern,  el  examen  crítico  de  la  oportunidad  y  conveniencia  del  cultivo  lite- 
rario de  la  lengua  valenciana,  declarándose  contra  él  por  considerarlo  opuesto  á 
la  tendencia  unitaria  de  la  cultura  contemporánea.  Varios  celosos  partidarios  del 
movimiento  que  simboliza  Lo  Rat-Penat,  se  disponen  á  combatir  estas  ideas  en 
el  Ateneo. 

Ha  dado,  además,  esta  corporación  una  velada  para  las  señoras,  que  estuvo 
muy  concurrida.  El  celoso  secretario  general  D.  Augusto  Danvila  y  Jaldero, 
leyó  un  discreto  discurso  sobre  la  condición  de  la  mujer  entre  los  hebreos,  y 
se  leyeron  también  poesías  de  los  señores  Llórente,  Rodríguez  Guzman,  Puig 
Boronat,  y  Puerto  Calatayud,  joven  escritor  este  último,  poco  conocido  en  el  Ate- 
neo, que  mereció  muy  buena  acogida  en  aquel  ilustrado  centro. 

Entre  las  piezas  de  música  ejecutadas,  llamaron  la  atención  las  que  cantó 
el  barítono  catalán  Sr.  Laban,  que  forma  parte  de  la  compañía  del  teatro 
Principal. 


*  * 


También  merece  plácemes  este  año  el  Instituto  Médico  Valenciano  por  los 
notables  trabajos  que  ha  emprendido,  y  por  cuya  iniciativa  debemos  felicitar 
á  su  celoso  presidente  D.  Joaquín  Serrano  Cañete. 

San  interesantísimas  las  conferencias  sobre  la  salubridad  é  higiene  de  Va- 
lencia, en  las  cuales  toman  parte  los  médicos  mas  entendidos;  y  son,  á  la  vez, 
digno  tributo  rendido  á  los  méritos  y  servicios  de  nuestros  mayores,  las  sesiones 


ge  REVISTA    DE    VALENCIA. 


apologéticas  destinadas  á  recordar  los  maestros  mas  eminentes  que  ha  tenido 
en  Valencia  el  arte  de  curar. 


En  la  última  de  estas  sesiones  apologéticas  el  Dr.  D.  Miguel  Mas  hizo  la 
biografía  de  D.  Juan  Bautista  Orivay  y  de  Monreal,  catedrático  de  griego,  de 
prima,  y  después  de  Hipócrates,  regente  de  diputado  por  el  brazo  real  desde 
1677  á  1680,  escritor  famoso  en  sus  tiempos,  cuyas  obras  analizó,  haciendo  su 
juicio  crítico. 

*  * 

Los  socios  del  Rat-Penat  no  están  muy  animados  este  año.  Sus  trabajos 
se  reducen  hasta  ahora  á  algunas  agradables  reuniones  literario-musicales,  de 
las  que  suelen  celebrar  los  domingos,  y  al  debate,  iniciado  por  el  Sr.  Pizcueta, 
en  la  Sección  de  Historia  sobre  las  diferencias  entre  las  Gemianías  de  Valencia 
y  las  Comunidades  de  Castilla. 

*  * 

Uno  de  los  poetas  y  escritores  mas  asiduos  del  Rat-Penat,  D.  Jacinto  La- 
baila,  está  coleccionando  sus  poesías  valencianas,  que  se  publicarán  en  un 
tomo,  con  la  traducción  castellana.  Se  titularán  Flors  del  vieu  hort. 

# 

El  distinguido  escritor  D.  FélLx  Pizcueta,  ha  sido  laureado  de  nuevo.  Ha 
obtenido  el  premio  prometido  por  el  Ateneo-Casino  de  la  clase  obrera  á  quien 
mejor  cantase  el  Progreso.  El  Sr.  Pizcueta,  muy  partidario  de  las  ideas  que 
simboliza  esa  halagüeña  palabra,  ha  escrito  una  extensa  y  bien  entonada 
oda,  merecedora  del  premio. 

Este  fué  adjudicado  en  la  solemne  sesión  que  dicho  Ateneo-Casino  ve- 
rificó, para  celebrar  su  aniversario.  Estaba  encargado  del  discurso  de  cos- 
timibre  el  Sr.  D.  Cirilo  Amorós,  que,  por  hallarse  en  Madrid,  remitió  por 
escrito  su  trabajo,  que  fué  oido  con  general  aplauso. 

* 

*  * 

En  la  Crónica  anterior,  dimos  cuenta  de  una  interesante  conferencia,  hecha 
en  la  Sociedad  de  Amigos  del  País,  por  el  docto  profesor  de  Ja  Universidad 
central,  D.  Juan  Vilanova,  sobre  los  adelantos  científicos  que  habia  tenido 
ocasión  de  observar  en  su  último  viaje  al  extranjero.  Aquellas  noticias  han  sido 
completadas  en  una  segunda  y  última  conferencia,  no  menos  interesante  (jue  la 
primera. 

* 

*  * 

Bajo  el  punto  de  vista  de  la  ciencia  en  sus  aplicaciones  prácticas,  es  también 
suceso  interesante  y  fausto,  la  inauguración  solemne  de  la  Estación  vitícola 
y  enológica  de  Sagunto,   celebrada  el  dia  28  con  gran   solemnidad  y  con  pre- 


CRÓNICA   MENSUAL.  9I 


sencia  del  Director  general  de  Agriculcutura,  Exorno.  Sr.  D.  Pedro  Acuña,  que 
vino  de  Madrid  con  este  objeto. 

Dicha  Estación  funcionaba  ya  hace  algún  tiempo,  pero  ahora  se  le  dará 
mayor  impulso. 

# 

*  * 

En  las  Escuelas  de  Artesanos  se  han  aumentado  las  enseñanzas  estableci- 
das con  algunas  clases  de  ampliación  de  la  instrucción  primaria,  moral,  urba- 
nidad y  ahorro.  Su  apertura  dio  luiíar  á  una  modesta  solemnidad,  en  la  que 
pronunció  un  oportuno  discurso  el  Sr.  Rodríguez  de  Cepeda,  honrado  con  la 
presidencia. 

También  se  han  inaugurado  las  clases  y  las  conferencias  del  Centro  católico 
cooperativo  de  San  Vicente  Ferrer.  El  dia  de  Navidad  se  solemnizó  esta  inau- 
guración, asistiendo  el  E.Kcmo.  é  limo.  Sr.  Arzobispo,  que  manifestó  su  apro- 
bación á  tan  laudable  instituto. 

* 

*  * 

La  musa  dramática  valenciana  se  ha  dado  á  conocer  últimamente  por  algu- 
nas piezas  festivas,  de  pocas  pretensiones,  y  que  han  logrado  los  fáciles  aplausos 
del  público  que  asiste  al  teatro  de  la  calle  de  Ruzafa.  El  apropósito  titulado 
El  benefisi  de  Mora,  del  Sr.  Colom;  la  pieza  Vahoro,  del  mismo  autor;  El  tio 
Sinagües,  del  Sr.  Burguet;  y  Bou-Ameina,  del  Sr.  Fombuena,  son  las  produccio- 
nes á  que  nos  referimos. 

*  * 

Hemos  comenzado  esta  Crófiica  lamentando  la  pérdida  de  un  ingenio  valen- 
ciano, y  vamos  á  terminarla  de  igual  manera.  En  mas  modesta  esfera  que  el 
Sr.  Pascual  y  Genis,  era  apreciado  y  aplaudido  el  Sr.  Ovara,  autor  de  numerosas 
obras  dramáticas  valencianas,  y  cuya  muerte  lloran  su  familia  y  amigos. 

En  otro  lugar  de  este  mismo  número  de  la  Revista  le  dedicaremos  un  hon- 
roso recuerdo. 


bibliografía  valenciana. 


LMANAQUE    DE    LAS    PROVINCIAS  para  1882,   regalo  á  los 
suscritores.  Valencia,  Imp.  de  Domenech.  1881  (l). 

Este  Almanaque,  que  está  ya  en  el  tercer  año  de  su  publicación,  es 
un  libro  mas  importante  de  lo  que  indica  su  modesto  título.  Es  una  especie  de 
anuario  ó  reseña  de  todo  lo  mas  notable  que  ha  ocurrido  durante  el  año  en 
Valencia,  en  las  varias  esferas  de  la  actividad  social.  Es  seguro  que  los  historia- 
dores valencianos  del  por\'enir  apreciarán  tanto  la  colección  de  estos  Abnana- 
ques  como  hoy  apreciamos  los  dietarios  de  antaño. 

Este  año  se  han  introducido  algunas  mejoras  en  esta  publicación,  entre  ellas 
la  reseña  bibliográfica,  que  es  muy  interesante,  pues  comprende  la  relación 
completa  de  todos  los  libros  que  se  han  dado  á  la  estampa  en  nuestra  ciudad, 
durante  el  año  1881. 

Forma  también  este  Almanaque  de  Las  Provincias  un  agradable  álbum  poé- 
tico: el  de  este  año  contiene  poesías  castellanas  de  la  señorita  Doña  Magdalena 
Bravo,  los  señores  D.  Juan  Rodríguez  Guzman,  D.  Cecilio  Miquel,  D.  Francisco 
Danviía,  D.  Paulino  Ortiz,  D.  J.  F.  Sanmartín  y  Aguirre,  D.  Manuel  IMillás,  Don 
Vicente  Greus,  D.  José  Oliver  y  García,  D.  Antonio  Verdes  Montenegro,  Don 
José  J.  Herrero.  D.  Constantino  Llombart,  D.  Juan  Janini,  D.  Vicente  Bellmont, 
D.  Miguel  Amat  y  Maestre,  D.  Pedro  Puerto  y  Calatayud  y  D.  Enrique  Gabal- 
don;  valencianas  de  D.  Teodoro  Llórente,  D.  Jacinto  Labaila,  D.  Rafael  Fer- 
rer  y  Bigné,  D.  Víctor  Iranzo,  D.  Juan  Rodríguez  Guzman,  D.  José  Arroyo,  Don 
José  Puig  y  Torralva,  D.  José  Fambuena;  catalanas,  de  D.  F.  Bartrina,  y  ma- 
llorquínas, de  D.  Gerónimo  Forteza. 

Además  contiene  artículos  en  prosa  de  los  señores  D.  Augusto  Danvila,  Don 
José  Martínez  Aloy,  D.  José  Brel,  D.  J.  E.  Serrano,  el  vizconde  de  Bétera,  el 
barón  de  Alcahalí,  D.  J.  Vives  Ciscar,  D.  E.  Vilar,  D.  Catalino  Alegre,  D.  An- 
tonio Frean,  D.  Juan  A.  Balbas,  D.  José  Vilanova  y  Piera,  D.  Juan  Reig  y  Flo- 
res, D.  N.  Ferrer  y  Julve,  D.  José  Arévalo  y  Baca. 

Pero  el  mayor  interés  de  este  Almanaque  consiste,  como  ya  hemos  dicho, 
en  la  completa  reseña  que  en  varios  artículos  hace  de  lo  ocurrido  en  Valencia, 
y  especialmente  en  el  orden  científico,  literario  y  artístico. 


LO  RAT-PENAT,  calendari   llemosí  corresponent  al  any  de   1 882,  <:<?;//- 


(1)    Un  tomo  en    8.'  prolongado,  de  350pags.Se  vende  en   la  Administración  de  Las  Prnñn- 
tas.  12  reales. 


BIBLIOGRAFÍA    VALENCIANA.  q3 


post  pe7-  JosEPH   M.    PuiG  ToRRALVA.    Valencia,   emprenta  de  Emili  Pasqual. 
1881  (1). 

Este  Almanaque,  fundado  hace  ocho  años  por  el  entusiasta  valencianista 
D.  Constantino  Liombart,  está  ahora  á  cargo  de  otro  valencianista  no  menos 
acérrimo,  el  Sr.  Puig  y  Torralva,  que  procura  darle  el  mayor  interés,  dentro  de 
su  especialidad,  que  es  reseñar  y  estimular  el  renacimiento  de  las  letras  lemosi- 
nas  en  Valencia. 

Este  año  ha  seguido  la  pauta  de  los  años  anteriores,  y  contiene  poesías  y 
composiciones  en  prosa  de  los  autores  valencianos,  catalanes  y  mallorquines. 
Doña  Luisa  Duran  de  León,  Doña  Magdalena  García  Bravo,  Doña  María  de 
Bell-lloch,  Doña  Dolores  Moncerdá  deMasiá,  Doña  Manuela  Inés  Rausell,  Doña 
Ana  de  Valdaura,  y  los  señores  Aguiló,  Aimirall,  Alonso,  Arroyo  y  Almela, 
Bassegoda,  Blanch  y  Romaní,  Bodria,  Careta  y  Vidal,  Domínguez  Arribas,  Fam- 
buena,  Fayos,  Ferrer  y  Bigné,  Fiter  é  Inglés,  Forteza,  Garriga,  Granell,  Iranzo 
y  Simón,  Labaila,  Liombart,  Llórente  (D.  Teodoro),  Llórente  (D.  Pascual), 
Martí  y  Grajales,  Masriera,  Matheu,  Millas,  Orga,  Pelay  Briz,  Peydró,  Pizcueta, 
Pons  Massaveu,  Puig  Torralva,  Roig  Ferrer,  Rodríguez  Guzman,  Rosselló,  San- 
martín y  Aguirre,  Santamaría,  Sevilla,  Serrano  (D.  A.),  Soriano  (D.  J.)  Ubach, 
Verdaguer  y  Verdú. 

A  esta  colección  de  poesías  y  artículos  en  prosa  precede  la  reseña  de  los 
trabajos  principales  hechos  durante  todo  el  año  1881  por  los  escritores  del  rena- 
cimiento lemosin  en  Valencia. 


CALENDARIO  DEL  MERCANTIL  VALENCIANO  para  1882,  regalo  á 
los  siiscritores.  Valencia,  Imprenta  dé  M.  Alafre  1881  (2). 

Este  año  ha  publicado  El  Mercantil  Valenciano,  siguiendo  el  ejemplo  de  Las 
Provincias,  un  almanaque,  cuya  mayor  parte  ocupa  la  colección  completa  de  las 
Constituciones  políticas  que  en  lo  qué  vá  de  siglo  ha  tenido  España  (y  no  son 
pocas)  desde  la  otorgada  por  José  Bonaparte  en  1808,  hasta  la  de  1876,  ahora 
vigente.  Contiene  además  algunas  poesías  de  los  señores  D.  Félix  Pizcueta,  Don 
Vicente  W.  Ouerol,  D.  Cristóbal  Pascual  y  Genis,  D.  P.  J.  Puerto,  y  artículos 
en  prosa  de  D.  Miguel  Moya,  D.  C.  Gómez  Reig,  D.  J.  Gimeno  y  Agius  y  Don 
J.  Vives  y  Ciscar. 

ERNEST  HAECKEL.  ENSAYOS  DE  PSICOLOGÍA  CELULAR,  versión 
española  por  Uswaldo  Codina,  licenciado  en  medicijia,  con  tm  prólogo  del  Dr.  Don 
Peregrin  Cas.anova,  Catedrático.  Valencia:  Pasciml  Aguilar,  editor.  Impr.  de 
José  M.  Blesa.  1882  (3). 

Muy  conocido  es  de  todos  los  que  se  dedican  á  las  ciencias  naturales  el  nom- 
bre del  distinguido  profesor  de  la  Universidad  de  Jena,  que  figura  al  frente  de 
este  interesante  librito.  Su  morfología  general  Aq\o%  orgamsmos,  su  monografía 


(1)  Un  volumen  en  8."  de  160  págs.  De  venta  en  las  principales  librerías.  Precio  una  pe- 
seta. 

'2)  Un  tomo  en  8."  prolongado,  de  240  págs.  No  se  anuncia  á  la  venta. 

(3)  Un  tomo  en    8.»  prolong.   de  144  págs.     con  24  grabados.   De    venta  en  la  librería    del 

editor;  8  reales. 


g4  REVISTA   DE    VALENCIA. 


sobre  las  espotijas  calcáreas,  su  reciente  sobre  las  medusas,  y  por  último,  una 
serie  de  Conferencias  populares  acerca  dé  los  diferentes  temas  de  Morfología 
filosófica,  son  los  timbres  mas  culminantes  de  tan  docto  profesor. 

De  estas  conferencias  científicas,  en  las  que  las  últimas  investigaciones  y 
adelantos  están  expuestos  de  una  manera  que  no  puede  ser  mas  lúcida,  se  han 
escogido  las  dos  que  contiene  el  volumen  de  que  nos  ocupamos.  La  primera 
expone  una  teoría  del  autor  para  explicar  los  problemas  dificilísimos  de  la  heren- 
cia y  la  reproducción;  la  segunda  trata  de  reducir  á  los  últimos  factores  anató- 
micos la  compleja  función  de  la  inteligencia. 

Ambas  cuestiones  las  trata  Haeckel  dejando  aparte  todo  lo  referente  al  espí- 
ritu, y  buscando  en  la  estructura  y  organización  de  la  materia  los  datos  uecesa- 
rios  para  resolver  tan  intrincados  problemas.  Llega  en  el  análisis  del  organismo 
hasta  la  célula,  que  ha  sido  considerada  hasta  ahora  como  su  factor  inicial,  y 
encuentra  en  ella  razones  suficientes  para  no  considerarla  como  elemento,  sino 
como  un  compuesto  armónico  de  elementos,  como  un  pequeño  organismo  ele- 
mental. Estos  elementos,  últimos  factores  morfológicos  de  la  organización,  los 
llama  Plastídnlos,  y  procura  explicar  sus  funciones.  En  cuanto  al  alma,  la  con- 
sidera como  una  simple  función  biológica,  y  supone  que  reside  en  esos  plastídulos. 

Estas  doctrinas,  enteramente  materialistas,  no  merecen  nuestras  simpatías, 
pero  no  desconocemos  que  requieren  atención  y  estudio,  puesto  que  informan 
una  parte  importantísima  del  movimiento  científico  contemporáneo,  y  en  este 
concepto,  es  interesante  la  obrita,  breve  en  páginas,  pero  abundante  en  doctrina, 
publicada  por  el  Sr.  Aguilar. 

NOVÍSIMA  LEGISLACIÓN  DE  AGUAS,  por  D.  José  María  Ros  y  Biosca, 
doctor  en  Administración  y  abogado  del  Estado.  Valencia,  Librería  de  Pascual 
Aguilar,  editor.  Impr.  de  José  AI.'-  Blesa.  1882  (l). 

Esta  obra  es  una  compilación,  anotada  estensamente,  de  las  leyes  y  regla- 
mentos que  rigen  en  materia  áe  aguas.  Comprende  las  leyes  dé  l3  de  Junio  de 
1879  sobre  aguas  terrestres,  y  de  7  de  Mayo  de  1880  sobre  aguas  del  mar  y 
puertos,  concordadas  con  la  de  aguas  de  1866  y  los  decretos  sobre  puertos  de 
1851  y  1852. 

El  Sr.  Ros  y  Biosca  ha  anotado  estas  leyes  con  las  disposiciones  de  otras 
que  les  son  aplicables,  sentencias  del  Tribunal  Supremo,  decisiones  del  Consejo 
de  Estado  y  otras  resoluciones  administrativas. 

Contiene  además  esta  obra  un  apéndice  interesante,  con  disposiciones  legales 
que  se  relacionan  con  el  asunto  de  aguas,  como  la  ley  y  el  reglamento  de  canales 
y  pantanos  de  riego  y  la  legislación  de  colonias  agrícolas.  Todo  ello  es  de  fre- 
cuente aplicación  en  nuestro  pais,  por  la  importancia  que  el  riego  tiene  en  la 
agricultura,  y  en  ese  concepto  el  presente  tratado  es  interesante,  no  solo  para 
los  abogados  y  funcionarios  administrativos,  sino  también  para  la  generalidad 
de  los  propietarios  y  agricultores. 

TRATADO  DE  PERSPECTIVA  LINEAL,  porD.  Gonzalo  SalvA,  Cátedra- 
tico  de  la  Escuela  de  Bellas  artes.  Valencia.  Impr.de  Ferrer  de  Orga.  iSSi{2). 


(1)  tJn  tomo  en  8.°,  mayor,  de  cerca  de  .seiscientas  páginas,  que  se  vende  á  20  reales  en  Valen- 
cia y  22  fuera.  Los  pedidos  al  editor,  calle  de  Caballeros,  l." 

(2)  Un  tomo  en  4.°  de  162  págs.,  y  un  álbum  con  41  láminas,  que  se  vende  en  la  librería  de 
Aguilar,  calle  del  Mar,  por  ."SO  reales. 


BIBLIOGRAFÍA    VALENCIANA.  95 


Esta  obra  ha  sido  ya  juzgada  por  la  prensa  y  por  los  artistas  de  una  manera 
muy  favorable.  Justísimos  son,  en  nuestro  concepto,  los  múltiples  elogios  con 
que  unos  y  otros  han  saludado  la  aparición  de  tan  importante  trabajo,  por  el 
cual  felicitamos  á  su  autor.  Todos  los  difíciles  problemas  que  con  la  perspectiva 
se  relacionan,  han  sido  expuestos  por  el  Sr.  Salva  con  tal  claridad  y  sencillez, 
que  aun  el  menos  versado  en  esta  clase  de  estudios  comprende  sin  esfuerzo 
alguno  las  proporciones  con  que  deben  aparecer  los  objetos  según  la  distancia  y 
la  posición  del  que  los  observe.  Desluce  mucho  un  cuadro  que  aparezcan  en  él 
figuras  bien  trazadas,  pero  desproporcionadas  en  el  tamaño,  así  como  la  equi- 
vocada proyección  de  un  rayo  de  luz  ó  la  inexacta  determinación  de  la  forma 
aparente  de  un  plano,  de  una  bóveda  ó  de  cualquier  detalle  arquitectónico. 

En  la  obra  de  que  nos  ocupamos  fija  el  Sr.  Salva  los  principios  científicos  á 
los  cuales  debe  amoldarse  el  lápiz  del  artista,  al  dar  forma  á  sus  concepciones, 
pero  sin  que  esto  suponga  una  subordinación  absoluta  del  sentimiento  artístico 
á  las  inflexibles  leyes  de  las  matemáticas,  ni  coarte  en  modo  alguno  las  manifes- 
taciones expontáneas  del  verdadero  genio. 

La  última  parte  del  libro  comprende  los  mas  importantes  Riidivienios  de 
Arquitectura,  con  los  que  aimienta  sobremanera  el  interés  de  la  obra,  ensanchando 
el  círculo  de  las  personas  que  pueden  utilizar  su  enseñanza.  No  es  únicamente 
el  artista  quien  tiene  á  menudo  que  describir  un  templo,  un  palacio  ó  un  monu- 
mento arquitectónico  cualquiera;  sucédele  esto  también  al  anticuario,  al  viajero 
y  en  general  á  todo  aquel  que  no  considera  como  una  masa  informe  de  iiiate- 
riales  los  acicalados  muros  ó  las  primorosas  columnas  de  las  más  admirables 
edificaciones.  En  la  obra  del  Sr.  Salva  se  encuentran  perfectamente  marcados  los 
caracteres  especiales  de  cada  uno  de  los  distintos  órdenes  de  arquitectura,  con 
la  denominación  propia  de  todas  sus  partes  y  adornos. 

A  este  libro,  cuya  impresión  es  clara  y  sobre  excelente  papel,  acompaña  un 
álbum  de  láminas  grabadas  en  plancha  de  acero,  en  las  que  se  hallan  pro- 
puestos y  demostrados  prácticamente  los    problemas  de  que  la  obra  se  ocupa. 


LA  PENA  DE  MUERTE  ante  la  necesidad,  la  justiclv  y  la  moral.  Corife- 
r encías  pronunciadas  ante  la  Academia  valenciana  de  Legislación  y  Jurispruden- 
cia, por  D.  Emilio  Borso  di  Carmixati,  con  mi  prólogo  de  D.  Cristóbal  Pascual  y 
Genís,  decano  del  Colegio  de  abogados  y  presidente  de  diclia  Academia.  Valencia. 
Imp.  de  José  Alaria  Bles  a. — 18S2  (l). 

Ya  hemos  dado  cuenta  en  esta  Revista  de  las  interesantes  conferencias  que 
sobre  la  pena  de  muerte  hizo  el  Sr.  Borso  el  año  pasado  en  la  Academia  de  Ju- 
risprudencia, mostrándose  acérrimo  adversario  de.  dicha  pena. 

Ahora  las  ha  dado  á  la  estampa  en  un  opúsculo,  que  ofrece  algún  interés, 
pues  jeasume  las  razones  que  se  han  alegado  por  diversos  autores  en  pro  y  en 
contra  de  esa  pena  tan  horrible  como  debatida. 

En  su  primera  conferencia  ocúpase  de  las  diferentes  escuelas  de  derecho  pe- 
nal, en  lo  relativo  á  la  pena  de  muerte,  siguiendo  la  marcha  progresiva  de  la  cien- 
cia, hasta  llegar  á  la  escuela  italiana,  representada  en  los  modernos  tiempos  por 
Carmignani  y  Carrara,  que  son  los  que  después  del  malogrado  C.  D.  A.  Roeder, 
sintetizan  los  últimos  adelantos  de  este  importantísimo  ramo  del  derecho. 

Completada  en  la  primera  conferencia  lo  que  pudiéramos  llamar  parte  his- 


Un  volumen  de  108  págs.  en  8."  prolongado.  Precio;  8  reales. 


g6  REVISTA   DE   VALE^•CIA. 


tórica  del  problema,  en  las  cuatro  restantes  ocúpase  de  los  puntos  de  vista  bajo 
los  cuales  puede  ser  estudiada  la  pena  de  muerte. 

Aumenta  el  interés  de  este  opúsculo  un  prólogo,  que  su  autor  encargó  al 
distinguido  jurisconsulto  Sr.  Pascual  y  Genis,  y  que  ha  sido  el  último  trabajo  lite- 
rario de  este  notable  escritor.  La  víspera  de  su  muerte  enviaba  el  prólogo  al  se- 
ñor Borso. 

En  dicho  prólogo,  el  Sr.  Pascual  y  Genis  se  muestra  igualmente  adversario 
de  la  pena  de  muerte,  hace  algunas  consideraciones  generales  sobre  ella  y  so- 
bre la  idea  abolicionista,  cada  dia  mas  estendida,  y  concluye  diciendo  que,  des- 
pués de  leer  pensando  estas  razonadas  conferencias  sobre  dicha  pena,  solo  cabe 
ya  esclamar:  "¡¡SUPRÍMASE!!" 

ELEMENTOS  DE  PSICOLOGÍA  por  D.  Manuel  Polo  y  Peirolon,  cate- 
drático del  Instituto  provincial. — Segunda  edición.  Valeficia.  Impr.  de  M.  Alu- 
fre.  1881. 

Como  recordarán  nuestros  lectores,  no  es  la  primera  vez  que  nos  ocupamos ' 
de  esta  obrita  elemental,  digna,  bajo  todos  conceptos,  de  la  aceptación  que  ha 
merecido  en  los  establecimientos  de  enseñanza.  Así  lo  demuestra  la  necesidad 
de  una  segunda  edición,  que  se  ha  hecho  antes  de  dar  principio  al  presente 
curso,  y  en  la  que  el  autor  ha  depurado  su  criterio,  mejorando  la  primera,  en  lo 
posible,  sin  alterar  el  plan  en  ella  propuesto  y  sin  cambiar  en  lo  mas  mínimo  la 
forma  general  que  revestía  la  explicación  de  las  materias.  Queda  completo 
ahora  el  conocimiento  de  las  mismas  en  varias  lecciones,  por  ejemplo  en  las 
referentes  á  la  sensibilidad  y  á  las  ^lociones  o7itológicas\  al  par  que  otras  resultan 
mas  expeditas  para  la  inteligencia  de  los  alumnos  con  la  reducción  de  algunos 
jiuntos  difíciles,  como  el  del  origen  de  las  ideas  y  de  la  composición  substancial  de 
los  cuerpos.  Plácenos  también  que  vayan  encabezados  los  Prolegómenos  de  la 
Psicología  con  las  nociones  sobre  la  Filosofía  en  general,  que  sea  dicho  de  paso, 
satisfacen  plenamente,  ya  por  el  orden  que  siguen,  ya  porque  sirviendo  de  punto 
de  partida  al  criterio  del  autor,  dan  cabal  idea  de  su  marcha  filosófica,  ya  en  fin, 
por  encerrar  en  tan  breve  espacio  todo  lo  que  los  principiantes  deben  saber  en 
este  punto. 

Dichas  modificaciones,  hechas  en  un  tratado  que  por  vez  primera  se  dio  á 
luz  muy  bien  pensado  y  correcto,  suponen  en  el  profesor  un  celo  esquisito  por  la 
enseñanza,  y  en  el  escritor  verdadera  sinceridad  y  buen  gusto. 


Il)     Un  volumen  en  8."  francés  de  256  p;'igs.,  y  se  vende  al  precio  de  12  reale.?  en  la  librería 
del  Sr.  Marti,  calle  de  Zaragoza. 

Valencia    1882. — Imi'RENta  de  Domenech.  Mar.  48. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

,  1.°,  Febrero  DE  1882. 


GASPAR  DE  AGUILAR. 


A  tanta  escelencia  vino 
De  su  trovar  el  valor, 
Que  de  Discreto  y  Divino, 
Mereció  nombre  y  honor. 

[a  Excma.  Diptüacion  provincial  de  f^/í'««'í3!,  secundando  las  entusias- 
tas miras  de  la  Sociedad  cuyo  nombre  y  cuyo  emblema  es  Lo  Rat 
Petiai,  ofrece  un  honroso  premio  al  escritor  que  mejor  desarrolle  el 
siguiente  tema:  Biografía  de  un  hijo  insigne  de  Valencia  y  juicio  critico  de  sus 
obras;  debiéndose  distinguir  este  trabajo  no  solo  por  su  mérito  literario,  sino  por 
la  novedad  y  valor  de  los  datos  que  contenga  (l). 

El  carácter  utilitario  de  la  sociedad  actual  se  revela  en  el  discreto  tema  pro- 
puesto por  la  Excma.  Diputación  provincial  de  Valencia,  pues,  á  decir  verdad, 
nada  puede  estimular  mas  á  los  valencianos  de  hoy  en  la  senda  del  estudio  y 
del  progreso,  que  el  conocimiento  de  los  valencianos  de  ayer,  cuyos  méritos  se 
evidencian  en  estas  justas  literarias,  remedo  de  las  que  celebraron  en  otro  ter- 
reno y  con  distinto  objeto  nuestros  antepasados,  pero  que  se  diferencian  de  ellas 


(1)  Esta  Memoria  fué  presentada  á  los  Juegos  Florales  del  Rat-Pen.it  de  1881.  La  Redacción 
de  la  Revista  dk  Valentía  la  ha  creido  muy  digna  de  publicarse,  porque  es  un  interesante  y 
c.xaeto  estudio  biográfico  y  bibliográfico  de  uno  de  los  poetas  valencianos  mas  celebrados  en  su 
tiempo,  y  cuyas  obras,  sin  embargo,  andan  hoy  oscurecidas  y  olvidadas. 

7 


qS  revista  de  valencia. 


porque  todos  los   adalides  en  vez   de   distintos    lemas,  llevan   en  su  escudo  la 
misma  significativa  divisa:  Por  Valencia  y  para  Valencia. 

Abierto  ya  el  palenque,  es  probable  que,  á  semejanza  del  año  anterior,  sean 
numerosos  los  campeones  que  para  medir  sus  armas  acudan  al  combate;  rudo 
ha  de  ser  este  y  difícil  la  victoria:  luchar  por  conseguirla  nuestro  único  propósito. 


« 

Valencia,  la  ciudad  del  Túria,  la  escogida  por  los  soldados  de  Viriato  para 
asentar  en  ella  su  residencia,  hasta  que  fueron  arrojados  por  las  huestes  de 
Ataúlfo,  la  valiosa  perla  que  los  sarracenos  poseyeron  casi  sin  interrupccion 
desde  el  siglo  octavo  hasta  que  en  1238  engastóla  á  su  corona  el  invicto  Don 
Jaime  I  de  Aragón,  cuenta  á  millares  los  nombres  de  sus  preclaros  hijos  que  se 
han  distinguido  en  todos  los  ramos  del  saber  humano. 

Según  esto,  nad'a  mas  fácil  que  llenar  algunas  páginas  con  la  historia  perso-» 
nal  de  cualquiera  de  ellos;  nada  mas  difícil,  sin  embargo,  teniendo  en  cuenta  las 
condiciones  impuestas  en  la  convocatoria  del  certamen. 

Hé  aquí  las  razones:  el  progresivo  movimiento  literario  que  se  inició  en 
nuestra  patria  á  consecuencia  de  los  sucesos  políticos  acaecidos  en  el  primer 
tercio  del  presente  siglo,  ha  originado  la  creación  de  nmltitud  de  sociedades  cuyo 
objeto  principal  es  el  cultivo  de  las  artes,  las  ciencias  y  las  letras;  sus  trabajos 
se  han  reproducido  incesantemente  en  el  libro  y  en  el  periódico,  todos  á  la  vez 
han  conocido  la  obra  y  el  individuo  que  la  produjo,  y  de  aquí  que  las  biografías 
de  cuantos  se  han  distinguido  desde  entonces  está  ya  hecha,  así  como  también 
el  juicio  crítico  de  los  frutos  de  su  ingé;aio,  á  los  cuales  debieron  su  celebridad. 

De  índole  distinta  son  los  obstáculos  que  se  ofrecen  al  tratar  de  los  valencia- 
nos que  en  los  siglos  precedentes  merecieron  el  dictado  de  insignes;  algunos  de 
ellos  alcanzaron  tanta  fama,  que  su  vida  y  sus  obras  son  por  demás  conocidas  y 
juzgadas;  en  este  caso  se  hallan  los  Santos  Vicente  Ferrer,  Luis  Bertrán  y  Fran- 
cisco de  Borja,  los  papas  Calixto  III  y  Alejandro  VI,  los  poetas  Ansias  March 
y  Gil  Polo,  los  artistas  Ribera  y  Juan  de  Joanes  el  filósofo  Luis  Vives,  el  bo- 
tánico Cavanilles,  el  matemático 'Tosca,  y  otros  muchos,  que  fuera  prolijo  enu- 
merar. 

Solo  entre  los  restantes  hay  que  elegir  al  esclarecido  varón,  cuya  vida  y  cu- 
yas creaciones  se  presten  á  desarrollar  el  tema  propuesto;  pero  embarazos  de 
otro  linage  se  presentan:  las  guerras  civiles  y  extranjeras,  los  accidentes  fortuitos, 
la  indiferencia  de  muchos  hombres  y  la  ignorancia,  ya  que  no  la  malicia,  de  los 
más,  han  hecho  desaparecer  la  mayor  parte  de  las  obras  de  nuestros  predece- 
sores; y  los  raros  ejemplares   que    de  tantas    contingencias  pudieron   librarse, 


GASPAR    DE   AGUILAR. 


99 


adquiridos  con  singular  afán  por  sabios  de  otras  naciones,  están  algunas  veces 
en  sitios  muy  lejanos,  y  no  es  posible  verlos  siquiera  en  el  breve  plazo  concedido 
para  este  género  de  estudios. 

Estas  consideraciones,  cuya  exactitud  no  puede  ocultarse  á  la  reconocida 
ilustración  de  los  Sres.  Mantenedores  del  Consistorio,  encargado  de  juzgar  las 
composiciones  que  se  presenten,  justifican  la  dificultad  antes  espresada,  y  li- 
mitan la  esfera  de  acción  de  quien  con  mas  atrevimiento  que  pericia,  era- 
prende  esta  tarea. 


* 
*  * 

Al  tratar  de  elegir  el  varón  insigne  del  cual  debemos  ocuparnos,  fíjase  invo- 
luntariamente nuestra  atención  en  la  multitud  de  ellos  que  florecieron  en  Valen- 
cia durante  el  siglo  XVI,  adquiriendo  con  sus  trabajos,  para  sí  merecida  fama,  y 
envidiado  renombre  para  la  ciudad  afortunada  donde  se  meció  su  cuna. 

Entre  tantos,  plácenos  dar  la  preferencia  á  D.  Gaspar  de  Abalar,  ilustre 
vate,  dé  sobresalientes  cualidades,  cuyos  escritos,  á  causa  del  sinnúmero  de  be- 
llezas que  encierran,  valiéronle  ser  distinguido  en  su  tiempo  con  honrosos  epí- 
tetos. 

Teniendo  en  cuenta  los  antecedentes  diseminados  en  las  obras  de  los  con 
temporáneos  de  Aguilar,  puede  ^segurarse  que  debió  nacer  al  comenzar  el  úl- 
timo tercio  del  siglo  XVI.  Sus  biógrafos,  desde  el  concienzudo  P.  Rodríguez 
hasta  el  erudito  Fuster,  convienen  en  que  D.  Gaspar  de  Agiúlar  fué  de  ilustre 
estirpe,  mas  ninguno  consigna  la  fecha  de  su  nacimiento,  ni  menos  los  nombres 
y  posición  social  de  sus  padres,  descuido  lamentable,  que  en  la  actualidad  no  es 
fácil  subsanar.  Sin  embargo,  merced  á  repetidas  y  laboriosas  investigaciones 
practicadas  para  conseguirlo,  hemos  podido  encontrar  la  partida  de  bautismo  (l) 
que  por  su  fecha  (14  de  Enero  de  1561),  nos  induce  á  creer  sea  la  de 
Gaspar  de  Aguilar,  pues  no  solo  aparecen  en  ella  el  propio  nombre  y  apellido, 
sino  también  los  muy  ilustres  de  Carros,  Muñoz  y  Perittsa,  caballeros  que 
sir\ñeron  de  padrinos  en  tan  solemne  acto,  lo  cual  confirma  el  aserto  á  que 
antes  hicimos  referencia. 


(1)     Hé  aqui  la  certificación  librada  por  el  archivero  de  la  parroquia  de   San  Martin: 

"ArcJiivo  de  San  Martin  di  Valencia. — Gaspar  Honorato,  hijo  de  Sliguel  Ángel  Aguilar,  fué  bauti- 

'zado  el  dia   14  de   Enero    de  mil  quinientos  sesenta  y   uno,  siendo  padrinos,  D.  Ramón  Carros, 

"D.  Juan  Jlufios  y  Gaspar  Pertusa,  Caballeros,  Madrina  Beatriz  Juana  Gil;  libro  2.°  de  Bautismos, 

"folio  269. 

"Y  para  que  conste  donde  convenga,  doy,  firmo  y  sello  el  presente  con  el  de  dicha  Parroquial 

"en  su  Archivo  á  15  de  Junio  de  I881. —  Vicentt  Rodrigo,  Btro.., 


loo  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Cuantos  han  hojeado  la  historia  Hteraria  de  Valencia  correspondiente  á  la 
época  eu  tiue  vivió  Aguilar,  conocen  la  famosa  Academia  llamada  de  los  Noc- 
ínrnos,  á  causa  de  la  hora  en  que  estos  celebraban  sus  jornadas,  los  miércoles  de 
cada  semana^  primero  en  casa  de  su  presidente  D.  Bernardo  Catalán  de  Valeriola 
y  después  en  la  de  su  sucesor  en  el  cargo,  D.  Gaspar  Mercader,  Conde  de  Buñol, 
ambos  poetas  y  ambos  notables  por  su  alcurnia  y  por  su  talento.  Entre  los  diez 
socios  fundadores,  todos  valenciatios  y  en  el  verano  de  su  jteventud,  según  consta 
en  el  preámbulo  de  las  Instituciones  á  que  se  sujetaron,  se  hallaba  D.  Gaspar  de 
Aguilar,  el  cual,  con  arreglo  á  lo  prescrito  en  el  capítulo  3."  de  aquellas,  adoptó 
el  nombre  académico  de  Sombra.  El  volumen  inédito,  dividido  en  tres  tomos, 
titulado  Noches  valenciatias,  que  en  tiempo  no  lejano  perteneció  al  bibliófilo  Don 
Pedro  Salva,  y  hoy  al  Sr.  Marqués  de  Heredia,  contiene  890  composiciones  leí- 
das en  las  88  sesiones  que  con  este  objeto  celebró  la  Academia  de  los  Nocturnos 
desde  su  instalación  el  dia  4  de  Octubre  de  1591,  hasta  la  terminación  de  sus 
tareas  el  l3  de  Abril  de  1594.  De  las  citadas  composiciones,  veinte  y  tres  son 
de  Aguilar,  quien  por  vez  primera  se  halla  mencionado  entre  los  escritores  con- 
temporáneos, no  obstante  que  su  lugar  en  la  Academia  de  los  Nocturnos ,  solo 
puede  explicarse  por  la  existencia  de  trabajos  anteriores,  en  los  cuales  debió 
mostrar  su  relevante  mérito. 

Muy  joven  todavía  y  á  consecuencia  del  renombre  que  le  valieron  sus  prime- 
ros ensayos  poéticos,  consiguió  ocupar  la  plaza  de  Secretario  del  Conde  de  Sinar- 
cas  y  Vizconde  de  Chelva  D.  Jaime  Ceferino  Ladrón  de  Pallas,  mereciendo  de 
este  repetidas  pruebas  de  estimación  y  afecto.  No  consta  en  parte  alguna  cuándo 
ni  por  qué  dejó  de  estar  al  servicio  del  ilustre  Conde;  mas  lo  cierto  es,  que  en  el 
Discurso  á  favor  de  las  Comedias,  escrito  á  principios  del  siglo  XVII  por  el  famoso 
predicador  D.  Antonio  Navarro,  canónigo  Magistral  que  fué  de  la  Colegial  de 
Villafranca,  se  cita  ya  á  Aguilar  como  poeta  dramático,  ejerciendo  á  la  sazón  el 
cargo  de  secretario  del  Duque  de  Gandía,  poderoso  magnate  que  le  dispensó 
durante  mucho  tiempo  favor  y  confianza  sin  límites. 

Los  variados  y  profundos  conocimientos  de  Aguilar  aparecen  en  cuantas  obras 
se  conocen  de  su  privilegiado  ingenio;  filósofo  y  humanista,  músico  y  poeta,  bri- 
lló en  todas  partes,  así  en  Valencia,  considerada  como  el  emporio  literario  de 
España,  á  causa  de  ser  muchos  y  renombrados  los  escritores  que  entonces  flore- 
cieron, como  en  la  Corte,  cuando  en  ella  residió,  pues  á  porfía  buscaban  su 
amigable  frato  las  personas  mas  distinguidas  por  su  talento,  mereciendo  de  todos 
el  expresivo  y  halagüeño  dictado  de  El  discreto  valenciano. 

En  la  sala  de  retratos  de  nuestro  Museo  Provincial  puede  verse  el  de  D.  Gas- 
par de  Aguilar,  debido  al  experto  pincel  de  su  amigo  el  célebre  artista  y  laureado 
poeta  Juan  de  Ribalta,  quien  lo  pintó  por  encargo  del  comendador  D .  Diego  de 
Vich,  tan  aficionado  á  las  letras  como  decidido  protector  de  las  artes.  Se  distingue 


GASPAR  DE  AGUILAR.  101 


de  entre  los  del  mismo  autor  allí  existentes,  porque  Ribalta,  conocedor  de  los 
estudios  favoritos  de  Aguijar,  quiso  caracterizarle  mejor  poniéndole  entre  las 
manos  un  Virgilio,  cuya  lectura  parece  interrumpida  por  la  meditación;  en  su 
mirada  se  adivina  la  profundidad  y  viveza  de  su  ingenio,  en  su  espaciosa  y  ele- 
vada frente,  marcada  con  las  huellas  que  suelen  imprimirla  los  estudios  y  las 
desgracias,  brilla  la  inteligencia,  y  el  varonil  conjunto  de  todas  sus  facciones,  re- 
vela á  la  vez  al  escritor  erudito  y  al  cortesano  distinguido. 


•  * 
#  * 


El  libro  mas  antiguo  que  de  Aguilar  se  conoce  es  un  tomo  en  8.",  publicado 
en  Valencia  por  Pedro  Patricio  Mey  en  1599,  cuyo  título  es  el  siguiente:  Fiestas 
nupciales  que  la  Ciudad  y  RHno  de  Valencia  han  hecho  en  elfelicishuo  casamiento 
del  Rey  D.  Felipe  nuestro  Señor  III deste  nombre  con  Doña  Margarita  de  Austria 
Reyna  y  Señora  miestra.  Este  libro  rarísimo  (l),  dedicado  por  Aguilar  al  Conde 
D.Jaime  Zeferino  Ladrón  de  Pallas,  Vizconde  de  Clielva,  de  quien  entonces  era 
secretario,  es  un  poema,  dividido  en  cuatro  cantos,  cada  uno  de  los  cuales  contiene 
cien  octavas  próximamente.  La  llegada  del  Rey  á  Denia  y  á  Valencia,  acompa- 
ñado de  su  hermana  Clara  Eugenia,  el  recibimiento  que  se  les  hizo  en  ambas 
poblaciones  y  los  regocijos  con  que  se  les  obsequió,  así  como  el  feliz  arribo  á 
Vinaroz  de  Doña  Margarita  de  Austria,  con  su  hermano  el  Archiduque  Alberto, 
prometido  esposo  de  la  Infanta  Clara,  constituyen  el  tanto  primero,  del  cual  nos 
parece  oportuno  citar  la  siguiente  octava,  en  extremo  curiosa,  porque  determina 
la  extensión  que  la  Albufera  de  Valencia,  en  donde  estuvo  cazando  D.  Felipe  III, 
tenia  en  aquella  época: 

Dista  de  la  ciudad  casi  dos  leguas 
Un  lago  que  entre  muchas  maravillas. 
Aunque  es  menor  que  el  golfo  de  las  Yeguas, 
Tiene  de  redondez  catorce  millas. 
Una  boca  cerrada  pone  treguas 
Entre  su  margen  verde  y  las  orillas 
Del  ancho  mar,  que  con  su  furia  loca 
Suele  á  veces  entrarse  por  su  boca. 

Son  objeto  del  segundo  canto  la  entrada  en  Valencia  de  la  futura  Reina,  con 
su  hermano  y  comitiva,  y  la  descripción  de  los  dos  casamientos,  efectuados  en  la 


(1)     Solo    hemos    visto  un  ejemplar,  que  cuidadosamente  conserva  en   su  selecta   biblioteca  el 
erudito  bibliófilo  valenciano  nuestro  querido  amigo  D.  Juan  de  la  Cruz  Martí. 


102  REVISTA    DE   VALENCIA. 


Catedral;  puede  colegirse  el  explendor  y  la  magnificencia  que  desplegó  la  ciudad 
en  tan  venturoso  dia,  leyendo  esta  otra  octava: 

No  puede  haber  lugar  do  estén  escritas 
Tantas  suertes  de  galas  y  de  trajes, 
Tantas  telas  costosas  y  exquisitas 
Tanto  lustre  y  valor,  tantos  plumajes, 
Y  así  sin  duda  fueran  infinitas 
Las  libreas  que  dieron  á  los  pajes, 
Pues  fueron  tan  sin  ni'unéro  y  sin  cuenta. 
Que  solo  de  Valencia  hubo  noventa. 

Los  dos  cantos  restantes  comprenden  la  detallada  reseña  de  las  fiestas  cele- 
bradas á  usanza  de  aquella  época,  siendo  notables  por  la'  proligidad  con  que  en 
ellos  se  citan  cuantas  personas,  todas  importantes,  intervinieron  en  los  saraos, 
justas,  torneos  y  juegos  de  cañas  y  alcancías,  así  de  la  ciudad  y  Reyno  de  Valen- 
cia, como  délas  que  componían  el  séquito  real  (l). 

La  impresión  que  produjo  este  poema  de  Aguilar,  puede  juzgarse  por  la  lec- 
tura de  los  siguientes  sonetos  encomiásticos  que  le  dedicaron  los  mas  famosos 
vates  de  su  tiempo: 

De  Don  Guilleíi  de  Castro. 


Como  en  el  cielo  impíreo  se  tratase 
Muchos  años  atrás,  de  que  se  hiciese 
El  mas  dichoso  casamiento,  y  fuese 
En  el  tiempo  que  mas  se  celebrase. 

Proveyó  porque  el  mundo  así  igualase 
Con  él  las  fiestas  que  á  su  causa  hubiese, 
Que  la  mejor  ciudad  se  las  hiciese, 

Y  el  ingenio  mayor  se  las  contase. 
Y  luego  la  Divina  Providencia 

Mandó  buscallos  desde  el  Tajo  al  Nilo, 

Y  en  el  dichoso  tiempo  de  las  bodas 
Hiziéronse  las  fiestas  en  Valencia, 

y  Aguilar  las  contó  con  tal  estilo, 

Que  fué  el  contallas  la  mayor  de  todas. 


(l)     Lo])L-  Je  Vega  .isistiij  á  dichas  fiestas  y  compuso  un  romance  nue  empieza  a.' 

A  las  bodas  venturosas 
De  Felipe  de  Madrid 
I^o  mejor  de  Manzanares 
Vino  á  Valencia  del  Cid. 


GASPAR   DE  AGUILAR.  103 


De  Don  Francisco  Juan  Pintor. 

Cual  sol  resplandeciente,  puro  y  claro, 
Valencia  se  mostró  en  el  casamiento 
Del  gran  Pheiipe,  en  lustre  y  ornamento, 
Y  en  pecho  afable,  á  todo  el  mundo  caro. 

Y  á  tí  Aguilar  cjue  con  estilo  raro 
(En  este  libro)  y  con  heroico  aliento, 
Lo  escribe  tu  divino  entendimiento, 
Al  Ag\iila  mas  noble  te  comparo. 

Con  tal  vista  tu  vuelo  se  gobierna, 
Contemplando  este  sol  en  sus  acciones, 
Que  el  uno  al  otro  os  hacéis  mercedes. 

De  suerte  que  Valencia  queda  eterna 
Por  tu  respeto,  y  ella  dio  ocasiones 
Para  que  tú  por  ella  eterno  quedes. 


De  Don  C.4rlos  Boíl. 

Valencia  en  el  felice  casamiento 
De  Filipo  tercero  poderoso, 
Hizo  para  dejarle  mas  glorioso 
Arcos  que  á  Iris  roban  el  asiento. 

Hizo  un  sarao  á  quien  mirando  atento. 
Paró  su  curso  Apolo  luminoso; 
Hizo  un  torneo  que  dejó  famoso 
Al  prado  que  al  gran  Túria  da  aposento. 

Hizo  alcancías  en  su  campo  llano, 
Y  hizo  para  darle  mayor  gusto, 
Justas  y  cañas,  de  inmortal  memoria. 

Aguilar  con  su  estilo  soberano 
En  verso  heroico  las  escribe  al  justo, 
¿Cuál  de  los  dos  merece  mayor  gloria? 

Con  motivo  de  los  notables  festejos  que  en  Valencia  se  celebraron  por  la 
Beatificación  del  Santo  Fray  Luis  Bertrán,  escribió  Gaspar  de  Aguilar  un  libro 
titulado:  Fiestas  que  la  insigne  ciudad  de  Valencia  lia  hecho  por  la  Beatifica- 
ción del  Santo  Fray  Luis  Bertrán,  junto  con  la  Comedia  que  se  representó  de  su 
vida  y  muerte,  y  el  certamen  poético  que  se  tuvo  en  el  Co7ivento  de  Predicadores, 
con  las  obras  de  los  poetas  y  sentencia.  Pedro  Patricio  Mey.  1608,  S."  A  este 
poema,  dividido  en  cuatro  cantos,  anteceden,  según  era  costumbre  en  aquella 
época,  varias  poesías  laudatorias,  algunas  de  las  cuales  citaremos  después;  el 
canto  primero,  compuesto  de  setenta  octavas,  describe  la  procesión  y  luminarias; 
en  el  segundo,  tras  de  quince  octavas,  hay  una  curiosa  Loa,  sirviendo  como  de 
prólogo  á  la  Comedia  en  tres  actos  de  la  vida  y  muerte  del  Santo  Fray  Luis 


104  ■  REVISTA    DE   VALENCIA. 


Bertrán;  forman  el  canto  tercero  setenta  y  tres  octavas,  y  lo  titula,  de  los  toros 
y  cañas,  y  fuegos  artificiales;  por  último,  el  canto  cuarto  lo  constituyen  cuantas 
poesías  se  presentaron  en  el  certamen  poético,  precedidas  de  diez  octavas  y  se- 
guidas del  vejamen  y  sentencia.  Hay  octavas  bellísimas  en  este  poema,  entro 
otras  la  quinta  del  canto  tercero,  en  la  cual,  refiriéndose  al  aspecto  que  ofrecían 
las  ventanas  de  la  plaza  del  Mercado,  donde  se  celebraron  los  toros,  dice: 

Como  las  bellas  casas  del  Mercado 

Todas  son  ojos  para  ver  las  fiestas, 
Y  de  paños  de  seda  y  de  brocado 
Están  enderezadas  y  compuestas; 
Las  damas,  es  negocio  averiguado, 
Que  suelen  parecer,  estando  puestas 
Entre  tantas  riquezas  y  despojos. 
Hermosas  niñas  de  tan  bellos  ojos. 

Las  ciento  siete  quintillas  que  forman  el  vejamen  ó  censura  festiva  de  las 
composiciones  presentadas  al  certamen,  son  casi  otros  tantos  epigramas  en  los 
cuales  se  advierte  la  perspicacia  y  el  buen  gusto  literario  de  Aguilar;  sirvan  de 
ejemplo  las  siguientes: 

Viendo  que  el  cartel  publican  Y  pues  en  cualquier  porfía 

Comienzan  á  murmurar  Se  suelen  siempre  morder, 

Los  poetas  que  se  pican  iQué  linda  cosa  seria 

De  ser  delfines,  que  al  mar  Si  se  pudiese  tener 

La  tormenta  pronostican.  Sin  poetas,  la  poesía! 

Y  mas  adelante  añade: 

Un  poeta  que  se  estrafia 
Desta  profusión  famosa, 
Truxo  con  astucia  y  maña 
Unos  pedazos  de  prosa. 
Medidos  con  una  caña. 

De  las  varias  poesías  encomiásticas,  es  si  no  la  mejor  la  mas  curiosa,  una 
suscrita  por  el  caballero  del  hábito  de  Alcántara,  Don  Diego  de  Vique,  pues  en 
ella  se  confirma  que  Aguilar  fué  hijo  de  Valencia. 

De  vuestros  merecimientos  Hoy  á  Valencia  á  mi  ver 

Bien  dijera  alguna  cosa,  Le  dais  ser,  si  ella  os  dio  el  ser. 

Si  tuvieran  mis  intentos  ,    Y  eterna  la  haréis  vivir 
De  vos  Águila  famosa.  Pues  tan  bien  sabéis  decir. 

La  pluma  y  los  pensamientos.  Lo  que  tan  bien  supo  hacer. 

El  Padre  Maestro  Fray  Vicente  Gómez  compuso  un  libro  refiriendo  cuanto 
se  hizo  en  Valencia,  desde  el  dia  en  que  se  recibió  la  nueva  de  la  Beatificación  de 
San  Luis  Bertrán,  hasta  el  último  de  las  solemnísimas  fiestas  con  que  se  celebró 
semejante  acontecimiento,  y  en  él  se  encuentran  antes  del  prólogo,  cuatro  déci- 


GASPAR    DE  AGUILAR.  lo5 


mas  de  Aguilar,  del  cual  dice  el  P.  Gómez  en  la  página  493-.  "No  escribiré  aquí 
"los  versos  que  al  premio  se  leyeron.,  por  no  repetir  lo  que  va  impreso  enptro  libro 
"de  las  mismas  fiestas,  que  en  verso  elegantísimo  compuso  el  famoso  poeta  Gas- 
"par  Aguilar.,, 

Otra  de  las  obras  que  mayor  celebridad  procuraron  á  nuestro  poeta,  fué  la 
titulada:  Espulsioii  de  los  Moros  de  España,  por  la  S.  C.  R.  Magestad  del  Rey 
Don  Phelipe  Tercero  nuestro  Señor. — Al  Excelenüsimo  Don  Francisco  Gomes 
de  Sandovaly  Rojas,  Duque  de  Lerma,  Marqués  de  Dénia,  Conde  de  Ampudia, 
etcétera.  Valencia.  Pedro  Patricio  Mey.  1610.  Este  rarísin^i  libro  en  8.",  que 
cual  nosotros,  pueden  examinar  los  curiosos  en  la  Biblioteca  Nacional,  es  un 
poema  dividido  en  ocho  cantos,  precedidos  de  numerosas  composiciones  lauda- 
torias, escritas  por  los  poetas  contemporáneos  mas  distinguidos,  en  castellano 
unas,  otras  en  latin  y  alguna  en  griego,  que  no  trascribimos  por  no  hacer  so- 
brado extenso  este  trabajo. 

En  las  567  octavas  que  forman  el  poema,  se  "desarrollan  sucesivamente  los 
siguientes  asuntos: 

Canto  l."  '"Persuade  la  Fé  al  Rey  nuestro  Señor,  á  que  saque  los  Moros 
"de  España;  y  hácense  prevenciones  para  comenzar  por  los  del  Reyno  de  Va- 
"lencia.,, 

Canto  2."  "Júntanse  los  Alfaquíes  del  Reyno  y  determinan  la  pacífica  em- 
"barcacion.  Llévanles  á  embarcar  sus  propios  señores,  y  de  la  muerte  de  Ab- 
"dalla,  resulta  el  juramento  de  Mellim.,, 

Canto  3."  "Levántanse  los  Moros  en  las  sierras  de  Alaguar,  y  Muela  de 
"Cortes.  Y  vienen  los  tercios  de  Ñapóles  y  de  Sicilia,  y  la  gente  del  Reyno  junto 
"con  las  compañías  de  caballos,  y  ponen  cerco  al  monte  de  Alaguar.,, 

Canto  4.°  "Después  de  haberse  valido  Don  Agustín  Mexia  de  muchos  me- 
"dios,  para  que  se  embarcasen  los  Moros  de  Alaguar  pacíficamente,  les  dá  la 
"batalla,  y  habiendo  muerto  tres  mil,  se  retiran  los  demás.,, 

Canto  5.°  "Cuenta  un  Peregrino  á  Don  Agustín  Mexia  el  suceso  de  la  Muela 
"de  Cortes,  y  las  rogativas  que  el  Patriarcha  Ar9obíspo  de  Valencia  mandó  ha- 
"zerpor  esta  guerra.,, 

Canto  6."  "Movidos  de  la  visión  que  ven  en  el  ayre  los  Moros  de  la  sierra 
"de  Alaguar  se  rinden,  y  se  embarcan,  y  tiene  fin  la  expulsión,  con  la  prisión  y 
"muerte  de  Turigi.,, 

Canto  7.°  "Házense  en  la  ciudad  de  Valencia  grandes  fiestas  por  la  felice 
"expulsión  de  Moros,  y  trátase  de  passo  de  las  expulsiones  de  Castilla  y  Aragón.,, 

Canto  8."  "Trátase  de  las  grandes  infelicidades  que  los  Moros  han  tenido 
"por  causa  de  la  expulsión,  y  del  bien  infinito  que  della  le  resulta  á  toda  Es- 
"paña.„ 

Del  resumen  de  este  último  canto  se  desprendo  cuál  es  el  pensamiento  fun- 
damental del  poema,  en  el  que  domina  la  fé  mas  ciega  y  se  advierte  por  doquiera 
la  piedad  mas  esquisita,  conforme  con  el  espíritu  de  la  época.  Seria  preciso  trascri- 
bir el  poema  entero  para  señalar  las  bellezas  que  contiene;  mas  ya  que  esto  no 
sea  posible,  nos  limitaremos  á  citar  dos  octavas,  una  del  canto  segundo  y  otra  del 


106  •  REVISTA   t)É   VALENCIA. 


séptimo.  Tiene  la  primera  el  mérito  de  consignar  el  modo  como  dejaban  pacífica- 
mente su  pais  natal  los  desgraciados  moros,  porque  Aguilar  es  siempre,  y  quizá  en 
demasía,  exacto  y  veraz  en  sus  descripciones.  La  segunda  octava  fija  el  número 
de  moros  expulsados  del  reino  de  Valencia,  número  que  en  el  orden  político, 
económico  y  social,  se  presta  á  tristísimas  consideraciones,  cuyo  desenvolvi- 
miento no  permite  la  índole  del  presente  escrito. 

OCT.WA  DEL  CANTO    2° 

Un  esquadron  de  Moros  y  de  Moras 
Vá  de  todos  oyendo  mil  ultrajes: 
Ellos  con  las  riquezas  y  tesoros: 

Y  ellas  con  los  adornos  y  los  trajes. 
Las  viejas  con  tristezas  y  con  lloros 
Van  haciendo  pucheros  y  visajes, 
Cargadas  todas  con  alhajas  viles, 

De  ollas,  sartenes,  cántaros,  candiles. 

Octava  del  canto  7.° 

De  Moros  queda  el  Reyno  despojado. 
Sin  que  Mahoma  en  su  favor  acuda, 

Y  entre  los  que  se  han  ido,  y  han  sacado, 
De  cie//¿o  y  treinta  mil  passan  sin  duda. 
La  fiera  espada  del  rigor  passado 

En  la  mano  del  Rey  quedó  desnuda. 

Para  sacar  esta  nación  malvada 

De  los  Reynos  de  Murcia  y  de  Granada. 

No  se  celebraron  en  Valencia  ni  fuera  de  ella  justas  literarias,  tan  comimes 
en  aquella  época,  sin  la  intervención  de  Aguilar;  en  unas  le  encontramos  como 
poeta  laureado,  en  otras  como  juez  y  secretario  del  tribunal  encargado  de  formular 
dictamen  acerca  de  las  composiciones  presentadas,  en  todas,  ocupando  siempre 
el  lugar  mas  distinguido. 

Hemos  visto  un  ejemplar,  considerado  ya  como  raro  en  1745,  de  la  Relación 
de  las  fiestas  que  el  Argobispo  y  cabildo  de  Valencia  hizieron  en  la  traslación 
de  la  Reliquia  del  glorioso  San  Vicente  Ferrer  á  este  Santo  Templo.  Sacada  á 
tus  por  su  devoción  y  mandamiento  por  el  Doctor  y  Canónigo  Francisco  Tár- 
rega  y  dirigida  á  los  Ilnstrísinios  Señores  Condes  de  Benavente.  Pedro  Patricio 
Mey.  1600,  S."  En  el  folio  53  hay  veinte  quintillas  dedicadas  al  letrero  del  Santo 
por  D.  Gaspar  de  Aguilar,  un  romance  del  mismo  en  la  página  1 12,  y  un  soneto 
pintando  un  retrato  del  glorioso  San  Vicente  Ferrer,  por  el  cual  dicho  poeta 
obtuvo  el  premio  ofrecido.  Hó  aquí  la  oferta  del  premio,  el  soneto  de  Aguilar  y 
el  vejamen  y  sentencia  de  Tárrega. 


GASPAR   DE    AGUILAR. 


107 


Oferta  del  premio,  {página  3oo). 


La.  Santa  Sabiduría 
Quiere  labrar  un  palacio 
Que  con  la  esfera  compitan 
Sus  ricos  y  hermosos  quartos. 
Y  porque  las  quadras  piensa 
Vestir  de  admirables  quadros, 
Hacer  la  esperiencia  quiere 
De  los  pinceles  mas  sabios. 


Por  prueba  pide  primero 
Un  soneto  castellano 
Que  de  Vicente  Ferrer 
Le  pinte  al  vivo  el  retrato. 
Y  porque  un  Topacio  en  oro 
Fué  la  vida  deste  Santo, 
Al  que  mejor  la  engrandezca 
Le  ofrece  en  oro  un  Topacio. 


Soneto  de  D.  Gaspar  de  Aguilar,  {página  260). 

Joan  ofreció  eXjazniin,  que  es  el  dechado 
De  su  virginidad  maravillosa, 
Diego  menor,  la  trascendente  rosa, 
Bernardo  amante,  el  alelí  morado. 

Domingo  noble,  el  lirio  aventajado, 
Antonio  fuerte,  la  azucena  hermosa, 
Thomas  subtil,  la  7tepta  provechosa, 
Lorenzo  mártyr,  el  clavel  leonado. 

Jacinto,  el  ar.raya7i  de  su  esperanga, 
Pablo,  la  maravilla  de  su  zelo, 
Francisco,  el  trébol,  que  humildad  promete. 
Con  estas  flores  dignas  de  alabanza 
Hizo  el  grande  Vincente  para  el  cielo 
Como  era  Valenciano,  un  ramillete. 


Vejamen,  (página  3o5). 

De  Aguilar  los  versos  bellos 
Son  los  mas  bellos  que  vi; 
Qué  imbidia  podrá  mordellos. 
Sino  es  que  se  siente  aquí 
El  mismo,  y  diga  mal  dellos? 
Con  ser  ansí,  no  me  apriete 
Si  le  diere  algmi  mal  rato, 

Y  á  mi  rigor  se  sugete, 
Pues  yo  le  pido  un  retrato, 

Y  el  me  imbia  un  ramillete. 


Sentencia,  (página  3i3j> 


Fallamos  que  de  Aguilar 
El  Soneto,  es  el  mas  fino, 
Y  ansí  de  justicia  gana 
La  fineza  del  anillo. 


108  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Con  motivo  de  las  fiestas  que  se  hicieron  en  Valencia  en  Abril  de  1619 
para  solemnizar  la  Beatificación  del  que  fiíé  su  Arzobispo  D.  Tomás  de  Villa- 
nueva,  celebróse  una  justa  literaria  y  poética,  siendo  Gaspar  Aguilar  Secretario 
del  Tribunal  nombrado  para  juzgar  las  composiciones  de  los  que  concurrieron  al 
certamen,  honor  que  solo  se  concedía  entonces  al  mas  distinguido  de  los  poetas; 
confirma  tan  lisongera  opinión  D.  Gerónimo  de  la  Vega,  presbítero  valenciano, 
en  el  libro  que  sobre  las  mismas  fiestas  publicó  en  1620,  cuando  dice,  en  la  pá- 
gina 532,  refiriéndose  á  Aguilar:  "poeta  valenciano,  honra  sin  duda  de  la  poesía 
"española,  pues  entre  los  de  esta  edad  mereció  por  sus  gallardos  versos,  el 
"nombre  de  Divino.,, 

Son  dignos  del  mayor  elogio  el  vejamen  y  sentencia  que,  precedido  de  una 
introducción,  formuló  Aguilar  en  cumplimiento  de  su  cargo;  el  vejamen  es  nota- 
bilísimo por  la  agudeza  que  rebosa  en  cada  una  de  sus  67  quintillas,  y  ofrece  la 
singularidad  de  que  las  seis  últimas  están  escritas  en  valenciano,  dialecto  rara 
vez  usado  por  nuestro  poeta,  quien  hace  gala  de  su  buen  gusto  literario  cuando 
motejando  por  incidencia  el  peculiar  estilo  del  Capellán  de  Felipe  III,  dice: 

Con  su  pecho  varonil 
Esquerdo  empuña  la  espada. 
Por  esta  invención  sutil 
De  la  nuevamente  usada, 
Girigonza   Gongoril. 

Más  bravo  está  que  un  león 
Por  detendella  ó  morir; 

Y  aunque  todos  cuantos  son 
Le  procuran  persuadir. 

Ni  dá  ni  escucha  razón. 

Con  todo  le  quiero  dar 
(Por  ser  su  amigo)  un  consejo, 

Y  es,  que  si  quiere  acertar, 
No  se  mire  en  ese  espejo. 
Que  es  aprender  á  inorar. 

A  las  obras  de  Aguilar  ya  mencionadas  hay  que  añadir  varias  composiciones 
suyas,  de  antiguo  conocidas,  é  intercaladas  bien  en  el  texto  de  otras  publicaciones, 
bien  en  algunos  cancioneros  manuscritos.  Tales  son,  por  ejemplo,  unas  ingenio- 
sas redondillas  que  dedicó  al  venerable  y  reverendo  presbítero  Mosen  Simón, 
cuya  vida  escribió  Domingo  Salcedo  de  Loayza. 

En  el  libro-  de  Varias  y  Diversas  Cosas  del  Doctor  Sebastian  Jordán,  hay  un 
romance  al  Santísimo  Sacramento,  siguiendo  la  metáfora  de  la  conjunción  magna 
de  Saturno  y  Júpiter,  Glosa  de  una  cuarteta  á  Cristo  crucificado,  el  Miserere  en 
romance,  que  consta  de  21  octavas.  Redondillas  á  las  palabras  de  la  Consagración 
y  "A  la  Purísima,"  Diálogo  entre  un  Moro,  un  Portugués,  un  Valenciano,  y  un 
Medianero. 


GASPAR    DE    AGUILAR.  IO9 


Precede  al  Reportori  deis  Furs,  compuesto  por  Micer  Nofre  Berthomeu  Gi- 
nart,  y  publicado  en  1608,  un  soneto  laudatorio,  escrito  eu  valenciano,  por 
Aguilar. 

Del  mismo,  se  encuentran  algunas  poesías  en  el  libro  de  Fiestas  celebradas 
en  Zaragoza  por  haber  promovido  Felipe  III  de  Castilla  al  lUmo.  Sr.  D.  Fray 
Luis  Aliaga  en  el  oficio  de  Inquisidor  general  de  España,  escrito  por  Luis  Diez 
de  Aux  y  publicado  en  1619. 

También  puede  leerse  alguna  composición  de  Aguilar  en  el  libro  que  se  pu- 
blicó en  Valencia  en  1602  describiendo  las  fiestas  poéticas  hechas  á  devoción  de 
Don  Bernando  Catalán. 

Asimismo  concurrió  Aguilar  al  certamen  poético  que  se  celebró  en  Valencia 
con  motivo  de  las  Fiestas  de  la  Inmaculada  Concepción  de  María  Madre  de  Dios, 
cuya  detallada  reseña  publicó  Juan  Nicolás   Crehades  en  1023. 

En  el  Prado  de  Valeficid,  novela  pastoril  de  suma  rareza,  escrita  por  Don 
Gaspar  Mercader,  y  publicada  en'lóoi,  hay  intercaladas  varias  composiciones 
de  los  poetas  valencianos  contemporáneos  mas  célebres,  y  por  lo  tanto  de  Agui- 
lar. En  la  página  146  dice  lo  siguiente:  "Acabado  ya  el  juego,  reconoció  el  pas- 
"tor  de  Dénia  las  prendas  que  en  su  poder  tenia,  y  consultando  las  penitencias 
"que  por  los  yerros  pasados  se  habían  de  dar  con  las  atapadas  que  lo  cercaban, 
"empezó  mandando  á  Fideno,  por  lo  que  tenia  de  galán  y  enamorado,  que  dijese 
"la  Fábula  de  Europa  en  tercetos.  Obedeció  Fideno,  pero  fué  pidiendo  licencia 
"para  valerse  de  unos  que  para  el  mismo  sugeto  habia  escrito  Gaspar  de  Aguilar, 
"'un  poeta  famoso  valenciano,  de  tanto  crédito,  que  por  solo  su  nombre  se  dis- 
"pensó  con  Fideno  para  que  los  dixese  con  mucho  gusto  de  los  que  ya  callando 
"esperaban.,, 

Esta  Fábula,  dirigida  á  Doña  Artemisa  de  Oria,  Duquesa  de  Gandía  y  Con- 
desa de  Oliva,  contiene  lio  tercetos,  y  en  ellos  pensamientos  delicadísimos,  se- 
gim  puede  apreciarse  en  los  que  á  continuación  copiamos: 

Que  como  son  sus  manos  tan  dichosas. 
Tienen  en  su  color  por  escelencia. 
Jazmines  blancos  y  encarnadas  rosas. 

De  tenerlas  por  flores  hay  licencia. 
Porque  cuando  las  coje,  no  se  halla 
De  la  flor  á  la  mano  diferencia. 

En  el  mismo  libro  hay  un  soneto  de  Aguilar,  y  suyas  son  también  las  si- 
guientes octavas,  incluidas  en  la  página  41  con  este  título:  Leonardo,  Estancas 
quejándose  de  sí,  del  tiempo  y  de  su  pastora,  cuyo  mérito  nos  induce  á  trascri- 
birlas: 

Caduco  tiempo,  que  la  culpa  tienes 
De  mis  pasados  juveniles  brios. 


lio  REVISTA   DE   VALENCIA. 


Si  tan  ligero  pasas  por  mis  bienes 
Como  pesado  por  los  males  mios; 
Así  tus  blancas  y  nevadas  sienes 
Se  vean  por  las  ninfas  de  estos  rios 
Coronados  con  himnos  y  cantares, 
Que  siempre  vueles  ó  que  siempre  pares . 

Cuando  miraba  el  bello  rostro  hermoso 
De  Venus,  á  quien  tuve  de  mi  parte, 
-  Corrías  tan  alegre  y  presuroso 
Que  solo  tu  pudieras  alcanzarte, 
"í  agora  que  en  estado  peligroso 
Miro  el  aspecto  de  Saturno  y  Marte 
Envuelto  en  saña,  cólera  y  braveza. 
Tropiezas  con  tu  misma  ligereza. 

Si  con  tu  mano  vengativa  vuelves 
La  rueda  mas  cruel  que  de  navajas, 

Y  la  ocasión  fatal  que  la  revuelves 
Los  bajos  subes  y  los  altos  bajas; 
Pues  en  darme  desdichas  te  resuelves 
¿Por  qué  en  darle  otra  vuelta  no  trabajas? 
Que  si  estoy  á  desdichas  condenado 
Mejor  es  caminar  que  estar  parado. 

Yo  soy  aquel  que  tuvo  tal  ventura 
Que  pudiera  gozar  de  los  despojos 
De  la  mayor  belleza  y  hermosura 
Que  ver  pudieran  los  humanos  ojos; 
Mas  como  la  mujer  siempre  procura 
Seguir  la  vanidad  de  sus  antojos. 
Perdí  mi  bien,  perdí  mi  confianza, 
Que  su  mayor  firmeza  es  la  mudanza. 

Luego  me  vi  anegado  y  consumido 
En  el  profundo  mar  de  mis  engaños, 
Cuyas  hinchadas  olas  me  han  traído 
A  que  padezca  daño  y  cause  daños; 

Y  dellas  acosado  y  perseguido. 
Quedo  en  mis  verdes  y  floridos  años. 
Como  la  verde  planta  á  quien  despojas 
De  sus  tempranas  verdinegras  hojas. 

Y  pues  tienes  el  mando  y  el  gobierno, 
De  los  fuertes  influjos  celestiales, 

Y  en  primavera,  otoño,  estío,  invierno. 
Padecen  por  tu  causa  los  mortales, 
Derriba,  ó  Tiempo,  con  olvido  eterno 
El  soberbio  edificio  de  mis  males. 
Pues  el  mas  principal  de  tus  oficios 
Es  derribar  los  fuertes  edificios. 


Por  último,  el  arte  musical  debe  también  á  Gaspar  de  Aguilar  la  enmienda  y 
corrección  de  unos  Principios  de  Canto  llano,  con  otras  vinchas  reglas  para  per- 
fectamente cantar,  libro  en  8.°,  dividido  en  2ó  capítulos,  y  dirigido  al  muy  ilustre 


GASPAR  DE   AGUILAR.  -  1 1 1 


señor  Don  Pedro  Manrique,  Obispo  de  Ciudad-Rodrigo  y  capellán  mayor  de  la  ca- 
pilla de  los  Reyes  nuevos  de  la  Santa  Iglesia  de  Toledo. 

Ag\iilar  no  fué  solo  poeta  lírico,  sino  también  dramático,  y  uno  de  los  mejores 
de  su  tiempo;  á  mas  de  la  comedia  citada  anteriormente  con  el  titulo  de  Vida  y 
muerte  de  San  Luis  Bertrán,  se  conocen  de  él  otras,  publicadas  en  los  libros 
que  á  continuación  se  expresan,  ambos  de  extraordinaria  rareza: 

Doce  comedias  famosas  de  cuatro  poetas  naturales  de  la  insigne  y  coronada 
Ciudad  de  Valencia,  año  i6og,  en  Barcelojia,  en  casa  de  Sebastian  de  Cormellas. 
Dos  de  ellas  son  de  Guillem  de  Castro,  seis  det  canónigo  Tárrega,  una  de  Mi- 
guel Beneito,  y  de  Gaspar  de  Aguilar  las  tres,  cuyos  títulos  son: 

La  gitana  melancólica. 

La  nuera  humilde. 

Y  Los  amantes  de  Cartago. 

Norte  de  la  poesia  Española  ilustrado  del  Sol  de  doce  comedias  (que  forman 
segunda  parte)  de  laureados  poetas  valeticianos,  año  1616 — en  Valencia—  Fe- 
lipe Mey.  De  ellas  cuatro  son  de  Ricardo  del  Túria,  tres  del  canónigo  Tárrega, 
una  de  Carlos  Boil,  y  cuatro  de  Gaspar  de  Aguilar,  á  saber: 

El  mercader  ama?ite. 

La  fuerza  del  interés. 

La  suerte  sin  esperanza. 

Y  El  gran  Patriarca  Don  Junn  de  Ribera. 

Asimismo  hay  una  comedia  que  lleva  por  título  La  venganza  honrosa  en  la 
Flor  de  las  comedias  de  España  de  diferentes  autores;  quinta  parte,  recopiladas 
por  Francisco  de  Avila. — Barcelona  encasa  de  Sebastian  Corniellas — 1616,  4.° 

Además  se  encuentran  sueltas: 

Las  amenidades  del  soñar. 

No  son  los  recelos  celos. 

El  caballero  del  Sacramento. 

Y  El  crisol  de  la  verdad;  esta  última  se  representó  en  Valencia  el  lunes  4 
de  Octubre  de  l6lg. 

Para  cerrar  el  catálogo  de  los  trabajos  literarios  que  de  Aguilar  se  conocen, 
solo  falta  añadir  un  bellísimo  epitalamio  que  escribió  al  celebrarse  la  boda  del 
egregio  Duque  de  Gandía  con  la  ilustre  Princesa  D'Oria  en  1023,  el  cual,  no  com- 
prendido por  sus  Señores  ó  siniestramente  interpretado,  lejos  de  procurarle  nue- 
vas ventajas  y  lauros  nuevos,  hízole  perder,  dice  el  P.  Rodríguez,  crédito  y  conve- 
niencias, y  de  allí  á  poco  salud  y  vida;  pero  verdaderamente  añade  que  para  quien 
sabe  el  numen  que  le  arrebató  á  componerle,  es  de  los  mayores  poemas  que  hay 
en  lo  metafórico.  Lástima  que  el  R.  P.  M.  no  dijese  cuanto  sabia  acerca  de  este 
asunto,  pues  hoy,  después  de  leer  cien  veces  el-  referido  poema,  no  es  fácil  adivi- 
nar en  qué  pudieron  juzgarse  ofendidos  por  el  infortunado  autor  sus  nobles  y 


112  •  REVISTA   DE    VALENCIA. 


opulentos  protectores  (l).  De  buen  grado  daríamos  á  conocer  esta  composición, 
que  Aguilar  tituló  Fábula  de  Eudimmi  y  la  L?ina,  ya  por  ser  la  última,  ya  por  los 
hermosos  pensamientos  que  contiene;  mas  siendo  sobrado  extensa  para  ello,  pues 
tiene  104  quintillas,  nos  limitaremos  á  citar  una,  como  muestra: 

Del  ciego  Amor  los  antojos 
A  matarle  comenzaban, 
Pues  le  causaban  enojos 
Los  nublados  que  pasaban 
Entre  la  Luna  y  sus  ojos. 

Aludiendo  sin  duda  á  las  desgracias  de  Aguilar,  dice  Lope  de  Vega  en  su  Jar- 
din,  epístola  XVIII,  dirigida  al  licenciado  Francisco  de  Rioja: 

Retrata  un  blanco  mármol  de  Liguria 
A  Gaspar  Aguilar,  á  quien  ha  hecho 
Avaro  el  siglo  en  no  premiarle  injuria. 

Al  mismo  suceso  hace  referencia  Vicente  Mariner  de  Alagon  en  su  elegía 
titulada  In  priscos  et  ccslebres  Valentinos  ( Opera  omnia  poética  Tornay,  lójj) 
cuando  dice: 

Fortuna  illi  impar  sine  limite  sed  tamen  aura 
lili  aflat  mentes  grandia  melifluee. 


*  * 

Si  otro  hijo  insigne  de  Valencia  que  Aguilar  hubiese  sido  objeto  de  nuestra 
predilección,  indudablemente  al  llegar  á  este  punto  soltáramos  la  pluma  con  ánimo 
desfallecido,  pues  no  es  empresa  fácil  emitir  el  juicio  crítico  de  las  obras  que 
nos  legaron  los  ingenios  de  las  pasadas  edades,  según  lo  comprueban  tantas 
controversias  literarias  por  esta  causa  originadas.  En  nuestro  caso,  la  dificultad 
queda  salvada  después  de  haber  examinado  no  solo  las  producciones  de  Aguilar, 
si  que  también  las  de  los  ilustres  escritores  que  de  ellas  se  han  ocupado;  cuando 
esto  se  ha  conseguido,  cuando  se  conoce  la  autorizada  opinión  de  los  contem- 
poráneos de  aquel  célebre  vate,  cuando  sus  nombres  son  tan  esclarecidos  y  sus 
juicios  tan  respetados,  el  nuestro  queda  formado,  pues  argüiría  gran  ignorancia 
y  sobrada  osadía  disentir  del  que  expusieron  talentos  superiores,  eterna  honra 
de  la  literatura  española. 


(i)     Se  dice  que  una  d.\iiia  de  la  duques.1,  desairada  por  Aguilar  y  olvidada  en  su  prtcma,  mo- 
tivó su  caida. 

(El  Fénix,  iomol,  núm.  U,  pág.  130). 


GASPAR   DE  AGUILAR.  1 13 


Sin  embargo,  en  la  imprescindible  necesidad  de  dar  á  conocer  nuestro  criterio 
acerca  de  las  obras  de  Aguilar,  ya  considerado  como  poeta  lírico,  ya  como  poeta 
dramático,  cúmplenos  hacer  constar,  ante  todo,  dos  cualidades  sobresalientes  que 
en  ambos  conceptos  le  distinguen,  á  saber:  moralidad  sin  tacha  y  castiza  dicción; 
moralidad  tan  esquisita  que  en  ningún  escrito  suyo  hay  un  pensamiento  capaz  de 
ruborizar  á  la  mas  púdica  doncella,  ni  al  hombre  mas  timorato;  castiza  dicción 
tanto  mas  notable,  cuanto  que  la  empleaba  un  hijo  de  aquella  antigua  Valencia, 
cuyo  lenguaje  usual,  hasta  en  el  pulpito  y  el  foro,  era  el  dialecto  del  pais.  Estos 
hechos  se  explican  porque  en  Aguilar  concurrían  circunstancias  especiales;  su  ca- 
ballerosidad era  congénita,  su  cortesanía  un  hábito,  su  instrucción  muy  superior, 
y  el  origen,  la  cultura  y  la  instrucción  se  manifiestan  siempre  en  todos  los  actos 
del  hombre  y  señaladamente  en  los  productos  de  su  ingenio.  Las  poesías  de 
Aguilar  infunden  en  el  espíritu  del  lector  la  mas  deleitable  complacencia;  cons- 
tantemente se  encuentra  en  ellas  delicadeza  en  los  pensamientos,  novedad  en  las 
imágenes,  finura  en  la  sátira,  verdad  en  las  descripciones  y  galanura  en  la  frase; 
por  eso  mereció  de  sus  coetáneos  el  sobrenombre  de  Discreto  unas  veces,  de 
Divino  otras  y  de  Famoso  siempre.  En  rigor  pudiera  decirse  que  el  estilo  de 
Aguilar  es  algún  tanto  conceptuoso  en  ciertas  ocasiones;  pero  esto,  que  hoy  mi- 
ramos como  defecto,  acaso  fuera  entonces  considerado  como  imprescindible  be- 
lleza, pues  es  sabido  que  en  literatura,  como  en  todas  las  manifestaciones  del 
humano  saber,  cada  época  tiene  sus  exigencias. 

Si  Aguilar  como  poeta  lírico  fué  uno  de  los  mejores  de  su  tiempo,  todavía 
alcanzó  mayor  reputación  como  dramático;  mas,  antes  de  juzgarle  bajo  este  punto 
de  vista,  bueno  será  remontarnos  á  siglos  anteriores,  y  examinar,  siquiera  sea 
brevemente  y  á  grandes  rasgos,  el  estado  en  que  se  hallaba  entonces  nuestro 
teatro. 

Nadie  ignora  que  Valencia  fué  el  primer  pueblo  de  España  en  donde  se  es- 
cribieron y  representaron  composiciones  dramáticas,  pues  ya  en  1894  figura 
Mosen-Domingo  Mascó,  consejero  del  Rey  D.  Juan  primero,  como  autor  de  una 
tragedia  titulada:  ^'L'hom  enamorat  y  la  femara  saíísfeia,,,  ejecutada  en  el  pala- 
cio llamado  del  Real. 

Tan  marcada  inclinación  debió  seguir  en  aumento,  pues  según  consta  en  las 
deliberaciones  de  los  Jurados  de  la  ciudad,  en  el  siglo  XV  tenia  esta  juglares  asa- 
lariados para  las  representaciones,  prueba  evidente  de  que  se  verificaban  con 
frecuencia. 

Atestigua  la  afición  extraordinaria  que  en  Valencia  se  desarrolló  hacia  las 
representaciones  escénicas,  el  hecho  de  ser  la  primera  población  de  España  que 
tuvo  edificio  propio  para  dicho  objeto,  refiriéndose  este  aserto  de  D.  Melchor 
Gaspar  de  Jovellanos  al  año  1526.  Por  esta  razón,  sin  duda,  cuando  el  célebre 
actor  y  poeta  dramático  Lope  de  Rueda,  recorrió  con  su  compañía  las  principa- 

8 


114  REVISTA    DE    VALENCIA. 


les  ciudades  de  España,  encontró  en  Valencia  elementos  suficientes  para  trabajar 
con  provecho  bastante  tiempo,  dando  ocasión  á  que  en  ella  se  coleccionaran  é 
imprimieran  muchas  de  sus  obras.  Estos  fueron  los  cimientos  de  la  distinguida 
escuela  valenciana,  la  cual  consiguió  aunar  el  gracejo  del  insigne  sevillano,  con 
el  festivo  donaire  característico  de  sus  nuevos  prosélitos,  siendo  entonces  el  prin- 
cipal de  ellos  Juan  de  Timoneda,  y  medio  siglo  después  Rey  de  Artieda,  Guillem 
de  Castro,  Francisco  Tárrega,  Gaspar  de  Aguilar  y  otros  muchos.  La  fama  de 
este  centro  literario  llamó  la  atención  de  Lope  de  Vega  cuando  sus  juveniles 
devaneos  obligáronle  á  dejar  la  corte  en  1585,  y  en  Valencia  no  solo  compuso 
muchas  de  sus  comedias,  sino  que  también  las  dio  á  la  estampa,  y  es  indudable 
que,  si  dos  años  de  trato  íntimo  con  Artieda,  Castro,  Tárrega  y  Aguilar  pudieron 
contribuir  á  estimular  la  prodigiosa  fecundidad  de  Lope  de  Vega,  este,  con  su  ge- 
nio portentoso,  imprimió  su  propio  carácter  á  las  producciones  de  aquellos.  A  este 
propósito  conviene  recordar  que  el  mismo  Lope  en  la  dedicatoria  de  su  comedia 
Virtud,  pobreza  y  mujer,  dice  así:  "En  España  no  se  guarda  el  arte  ya,  no  por  ig- 
"norancia,  pues  sus  primeros  inventores  Rueda  y  Naharro,  le  guardaban,  que  ape- 
"nas  ha  80  años  que  pasaron,  sino  por  seguir  el  estilo  mal  introducido  de  los  que 
"les  sucedieron." 

En  el  prólogo  de  El  Peregrino  en  su  Patria,  se  espresa  así:  "Y  adviertan  los 
"estranjeros  de  camino,  que  las  comedias  en  España  no  guardan  el  arte  y  que 
"yo  las  proseguí  en  el  estado  que  las  hallé,  sin  atreverme  á  guardar  los  precep- 
"tos  porque  con  aquel  rigor  de  ninguna  manera  fueran  oidas  de  los  españoles.,, 

Por  último,  todos  saben   de  memoria  que  en  su  Arte  de  hacer  Comedias, 

dijo: 

Escribo  por  el  arte  que  inventaron 
Los  que  el  común  aplauso  pretendieron. 
Porque,  como  las  paga  el  vulgo,  es  justo. 
Hablarle  en  necio  para  darle  gusto. 

Con  estos  antecedentes  volvamos  á  ocuparnos  de  Aguilar  y  de  sus  comedias: 
en  la  imposibilidad  de  analizarlas  todas,  y  á  fin  de  no  incurrir  en  molestas  repe- 
ticiones, nos  limitaremos  á  hacer  especial  mención  de  la  mejor  de  las  suyas, 
citada  con  elogio  por  Cervantes  en  el  capítulo  48  de  la  primera  parte  del  inmor- 
tal Quijote,  cuyo  título  es  El  Mercader  amante.  Su  argumento,  sobrado  inocente 
hoy,  nuevo  é  interesante  entonces,  es  el  siguiente:  Belisario,  rico  mercader,  es 
querido  por  dos  damas,  Labinia  y  Lidora,  ambas  discretas  y  ambas  hermosas; 
dudoso  en  la  elección,  á  causa  de  estas  mismas  dotes  que  las  dos  poseen 
en  igual  grado ,  y  temiendo  sean  sus  riquezas  móvil  de  tanto  cariño ,  dis- 
curre ponerlo  á  prueba,  fingiéndose  arruinado;  Lidora  entonces  manifiesta  su 
desvío  y  pretende  casarse  con  Astolfo  criado  de  Belisario,  que  se  supone  ha  ad- 
(juirido  la  fortuna  de  este,   mientras  que  Labinia,  perseverando  en  su  afecto. 


GASPAR   DE   AGUILAR. 


115 


desdeña  otros  enlaces  ventajosos,  siendo  en  su  consecuencia  la  que  toma  por 
esposa  el  amante  mercader. 

Esta  comedia,  de  la  cual  dice  el  eminente  literato  Gil  y  Zarate  que  á  poca 
costa  seria  una  comedia  clásica,  sin  duda  porque  en  ella  se  guarda  la  unidad  de 
lugar  y  en  lo  posible  la  de  tiempo,  vá  precedida  como  todas  las  de  Aguilar,  y 
según  costumbre  entonces,  de  una  Loa,  que  no  tiene  con  aquella  relación  alguna, 
en  cuyo  caso  se  encuentran  asimismo  las  coplas  puestas  al  fin. 

Las  tres  jornadas  de  esta  comedia  se  desarrollan  con  naturalidad,  hay  en 
ella  caracteres  bien  sostenidos,  soltura  en  el  diálogo,  y  es  común  encontrar 
primorosos  pensamientos  expresados  en  versos  fáciles,  que  sirven  de  preciosos 
marcos  á  cuadros  llenos  de  belleza  y  colorido.  Hé  aquí  cómo  expresa  Belisario 
su  indecisión  en  la  jornada  primera,  al  proponerle  Astolfo  que  elija'entre  Labinia 
y  Lidora: 


¿No  ves  que  no  puede  haber 
Elección  en  cosa  igual.'' 
Porque  si  á  escojer  me  arrojo 
De  las  dos,  por  tu  consejo. 
Puede  causarme  mi  antojo 
Mas  pesar  por  la  que  dejo. 


Que  no  por  la  que  escojo. 
Para  no  perder  ningima 
Fuera  negocio  escogido 
Que  me  hubiera  la  fortuna 
En  dos  hombres  dividido 
O  que  las  juntara  en  una. 


El  mismo  Belisario,  al  convencerse  de  que  Labinia  le  ama  aun,  creyéndole 
pobre,  exclama: 


Cielos,  de  estrellas  sembrados, 
Y  poblados  de  alegría, 
Como  la  ventura  mia 
Movidos  y  trastornados; 
Inconstantes  elementos. 
Ya  mansos,  ya  embravecidos. 
Que  todos  sois  parecidos 
En  todo  á  mis  pensamientos; 
Claras,  apacibles  fuentes, 
Frescos,  cristalinos  ríos. 
Que  os  crecen  los  ojos  mios 
Mil  veces  con  sus  corrientes; 
Arboles  que  dais  tributos 
A  los  toscos  labradores. 
Ya  con  hojas,  ya  con  flores, 
Ya  con  sombras,  ya  con  frutos; 


Montes  que  habéis  hecho  guerra 
Una  vez  al  firmamento; 
Aves  que  vais  por  el  viento. 
Fieras  que  pisáis  la  tierra. 
Frescos  jardines  y  huertas 
Do  amor  se  está  recreando; 
Casas  que  me  estáis  mirando 
Por  las  ventanas  y  puertas; 
Calles  que  puedo  pisaros 
A  pesar  de  mi  tormento. 
Piedras  que  ya  de  contento 
He  de  venir  á  tiraros. 
Sed  de  esta  verdad  espresa 
Testigos  de  aquí  adelante. 
Que  hay  una  mujer  amante 
Y  un  hombre  que  lo  confiesa. 


La  Gitana  melancólica,  comedia  cuyo  título  no  conviene  á  la  acción  que  en 
ella  se  desenvuelve,  es  de  gran  interés  dramático,  y  por  cierto  no  le  tiene  menor 
La  venganza  honrosa;  en  ambas  la  dicción  es  tan  fácil,  los  versos  tan  fluidos  y 
elegantes,  que  pueden  competir  ventajosamente  con  los  de  los  mejores  escritores; 


lió  REVISTA   DE   VALENCIA. 


en  prueba  de  ello  plácenos  transcribir  los   siguientes  del    acto  primero   de  Ln 
venganza  howosa: 


•"ü'- 


¿Y  es  muy  grande  ese  caudal? 
— Demás  de  ser  grande  y  bello, 
Es  un  busto  de  cristal, 
Con  oro  en  vez  de  cabello 

Y  en  vez  de  boca,  coral. 
Por  mejillas  tiene  ardientes 
Rubís,  esmeraldas  ricas 
Por  ojos  resplandecientes, 

Y  perlas  menudas,  chicas, 
Por  chicos,  menudos  dientes. 

Las  restantes  comedias  de  Aguilar  encierran  situaciones  casi  siempre  intere- 

.  santes,   trozos  de  excelente  versificación,  pero  falta  verdad  en  el  argumento,  el 

discreteo  es  excesivo  y  se  advierten  lamentables  extravíos,  hijos  á  la  vez  de  la 

brillante  imaginación  del  poeta  y  de  la  escuela  del  Fénix  de  los  ingenios,  á  la 

cual  pertenecía. 

Reasumiendo:  en  las  obras  dramáticas  de  Aguilar,  prescindiendo  de  su  plan 
mas  ó  menos  acertado,  y  de  su  desarrollo  mas  ó  menos  natural  y  lógico,  se  en- 
cuentra siempre  al  poeta  elegante  y  correcto,  de  fácil  y  sonora  dicción,  cuyas 
descripciones  respiran  inimitable  verdad  y  ternura  esquisita  los  afectos  que  ex- 
presa. 

En  tal  concepto  mereció  Aguilar  ser  citado  con  elogio  por  Agustín  de  Rojas 
en  la  famosa  Loa  inserta  en  su  Viaje  entretenido;  por  Cervantes,  ya  en  el  pró- 
logo de  sus  comedias,  ya  en  su  Viaje  al  Parnaso:  y  Lope  de  Vega  en  su  Laurel 
de  Apolo  le  dedica  este  recuerdo,  al  ocuparse  del  canónigo  Tárrega: 

Al  siempre  claro  Túria 
Hiciera  Apolo  injuria. 
Si  no  ciñera  de  oro  justamente 
Del  canónigo  Tárrega  la  frente. 
Que  ya  con  su  memoria  alarga  el  paso. 
Para  subir  al  palio  y  al  Parnaso, 
Con  Gaspar  Aguilar,  que  competía 
Con  él  en  la  dramática  poesía. 

Si  estas  alabanzas  de  los  contemporáneos  de  Aguilar,  pudieran  parecer  tal 
vez  exageradas,  la  circunstancia  de  haberse  reproducido  alguna  de  sus  obras 
por  el  erudito  Don  Eugenio  de  Ochoa  en  el  Tesoro  del  Teatro  Español,  impreso 
en  Paris  en  1840,  y  otras  en  la  Biblioteca  de  autores  españoles,  moderno  é  ines- 
timable monumento  elevado  á  la  literatura  patria  con  los  materiales  aportados 
por  los  escritores  eminentes  de  todas  las  épocas,  es  prueba  evidente  del  mérito 
intrínseco  que  en  ellas  se  encuentra,  y  la  mayor  sin  duda  de  la  justicia  con  que 
Valencia  le  cuenta  en  el  número  de  sus  hijos  mas  preclaros. 


GASPAR    DE    AGUILAR. 


117 


*    * 


Hemos  concluido  estos  apuntes,  á  los  cuales  solo  abona  el  buen  deseo  que 
nos  impulsó  á  escribirlos;  el  deseo  de  contribuir  al  mayor  renombre  del  valenciano 
insigne,  del  dulcísimo  poeta  cuyo  mérito  pocos  conocen,  pues  la  rareza  de  sus 
obras  es  tal  que  burla  las  pesquisas  de  los  mas  empeñados  bibliófilos.  Reim- 
primirlas y  popularizarlas  seria  prestar  un  gran  ser\-icio  á  la  literatura  patria,  y 
á  nadie  corresponde  la  iniciativa  en  este  asunto  sino  á  la  Sociedad  modesta  é 
ilustrada  que  se  cobija  bajo  las  alas  de  Lo  Rai-Penat,  con  el  exclusivo  y  levan- 
tado objeto  de  rendir  culto  á  las  glorias  de  Valencia  y  su  antiguo  Reino,  florón 
el  mas  preciado  de  la  Península  Española. 

Luis  María  Arico. 


■to 


A  LA  SEÑORA  DOÑA  CEFERINA  PARDO  DE  LA  CASTA, 


EN   LA   MUERTE  DE   SU   ESPOSO 


DON  CRISTÓBAL  PASCUAL  Y  GENIS. 


juANDo  con  planta  incierta, 
Después  del  triste  y  angustioso  dia, 
Traspasé  los  umbrales  de  tu  puerta, 

Todo  en  silencio  y  soledad  yacía 

En  aquella  mansión,  templo  sagrado 

Que  lué  de  vuestro  amor  y  mi  alegría. 

El  postigo  entornado 

La  luz  escasa  penetrar  dejaba 

En  el  vasto  salón  abandonado, 

Y  al  caminar  sobre  la  blanda  alfombra. 

Mi  conturbada  mente  imaginaba 

En  mis  pasos  oir  los  de  su  sombra, 

Que  huyendo  de  mi  llanto,  se  alejaba. 
Todo  lo  vi:  sobre  la  mesa  a(¡uella 

Junto  á  la  cual,  rendido  ó  animoso, 

Del  bien  y  la  verdad  siguió  la  huella. 

En  estéril  reposo. 

Como  está  en  el  sepulcro  el  cuerpo  iuimano, 

Se  veia  el  papel  en  que  trazara 

Frases  de  luz  con  insegura  mano; 

Allí  el  estante  de  los  libros  viejos. 

Amigos  de  la  pUícida  existencia, 

Que  le  dieron  vator  con  sus  consejos, 

Virtud  v  fé,  resifjnacion  v  ciencia. 


A    LA  SRA.  D."  CEFERINA  PARDO   DE  LA  CASTA.  1  IQ 


Y  allá,  frente  por  frente, 

La  noble  imagen  del  audaz  guerrero 
Que  á  la  victoria  encadenó  potente; 
Del  que  con  brazo  fiero 
Elevó,  de  epopeya  en  epopeya, 
Nuestra  idea  triunfante  al  Capitolio, 
Mientras  él  encontraba  junto  á  un  solio 
Una  Roca  Tarpeya. 

Y  en  la  extensa  pared  el  cuadro  antiguo 
Que  el  ánimo  contrista. 

En  que  Herodías  á  su  rey  presenta, 
Para  vengar  de  un  desamor  la  afrenta. 
La  sagrada  cabeza  del  Bautista. 
Todo  estaba  allí  aun:  sobre  la  silla 
La  impresión  de  su  cuerpo  se  notaba; 
El  libro  en  que  leyó  por  vez  postrera; 
El  periódico  inútil  que  arrojaba; 
El  premio  que  en  las  lides  consiguiera... 
Todo  estaba  allí  aun,  mas  él  no  estaba! 

Oí  el  canto  del  ave 
Que  antes,  alegre  en  su  prisión  dorada. 
Le  distraía  del  estudio  grave 
Por  saludar  la  luz  de  la  alborada, 

Y  que  entonces  mas  triste  era  á  mi  oído 
Que  el  cierzo  del  otoño  cuando  zumba, 
O  del  cuervo  la  voz  cuando  hace  nido 
En  el  sombrío  hueco  de  una  tumba. 

Y  tú  estabas  también,  cuerpo  sin  alma, 
Corazón  que,  perdidos  sus  amores. 
Pide  á  la  muerte  venturosa  calma; 

Y  tú  estabas  también,  triste,  abatida. 
Cegando  el  llanto  tu  mirada  inquieta, 
Flor  cuya  esencia  volará  perdida, 
Imagen,  nada  mas,  de  aquella  vida 
Que  con  la  suya  se  llevó  el  poeta. 
Vestal  que  al  pié  del  ara, 
Doblada  al  peso  del  dolor  la  frente, 
Mísera  no  repara 

Que  mientras  hace  su  oración  ferviente. 
La  sombra  en  el  espacio  se  desliza, 


120  REVISTA    DE    VALEN'CIA. 


Porque  el  fuego  sagrado 

Al  soplo  de  la  muerte  se  ha  apagado 

Y  no  torna  á  brotar  de  la  ceniza. 
Entonces  un  funesto  pensamiento 

A  mi  agitada  mente  trasportaba 

Su  última  idea  en  el  postrer  momento. 

Cuando,  mirando  en  torno,  no  te  hallaba. 

Cuando  veía  abrirse  sin  enojos 

Toda  la  eternidad  ante  sus  ojos. 

Yo  sé  bien  que  la  imagen  de  la  gloria. 

Las  fugaces  venturas  de  este  mundo, 

El  ansia  loca  de  saber  profundo, 

No  asaltaron  entonces  su  memoria. 

Si  aquel  cerebro  un  pensamiento  encierra 

Y  una  mirada  lanza  al  bien  perdido 
Al  sentirse  arrastrado  y  suspendido 
Entre  el  cielo  y  la  tierra, 

A  tí  van,  como  fueron  sus  amores, 
Como  vá  al  ancho  mar  rápido  el  rio, 

Y  al  espacio  el  aroma  de  las  flores 

Y  á  la  flor  la  frescura  del  rocío. 
A  tí  van  í\  decirte  con  voz  nuida: 
"Único  sol  de  mi  muriente  dia, 
Al  que  jamás  oscureció  la  duda. 
Eterno  huésped  de  la  mente  mia: 
Pronto  á  estallar  el  corazón,  quisiera 
Trocar  mi  gloria  por  tu  amor  ferviente, 

Y  el  último  laurel  que  lo  ciñera 
El  beso  de  tus  labios  á  mi  frente. 
Llora,  sí,  pero  no  la  eterna  ausencia 
Que  un  pasajero  amor  tan  solo  trunca: 
Para  dos  almas  contundidas,  nunca 
Se  cierra  con  lanada  la  existencia.,, 

Si  escuchaste  esa  voz,  mi  triste  amiga, 
¿Por  qué  no  cesa  tu  incansable  duelo? 
¿Por  qué  el  dolor  tu  pensamiento  ostiga? 
¿Por  qué  no  tiendes  tu  mirada  al  cielo? 

Ya  lo  oíste;  los  lazos  amorosos 
La  muerte  misma  á  queljrantar  no  alcanza; 
En  las  bodas  del  alma,  los  esposos 


A    LA  SRA.   D."    CEFERIMA    PARDO    DE    LA    CASTA.  121 


Viven  eternamente  en  la  esperanza. 

El  vendrá  sobre  tí,  y  á  cada  instante, 

Como  espíritu  errante, 

De  otra  nueva  pasión  celeste  lleno, 

Que  no  emponzoñe  con  su  risa  el  mundo, 

A  tu  lado  estará  como  ángel  bueno. 

Le  verás  de  tu  mente  en  lo  profundo 

Con  aquella  mirada  sin  enojos, 

Con  aquella  sonrisa  sin  agravios, 

AI  brotar  la  plegaria  de  tus  labios 

Y  el  llanto  de  tus  ojos. 

Le  verás  en  el  sol  que  brilla  ardiente. 
En  el  cénit,  cuando  las  mieses  dora, 
En  la  nube  sombría  de  occidente, 
En  el  primer  destello  de  la  aurora. 
El  soplo  de  la  brisa  perfumada 
Te  traerá  su  aliento, 

Y  hasta  la  voz  del  ave  en  la  enramada 
Tornará  la  canción  enamorada 

De  vuestra  juventud  al  pensamiento. 

Yo  envidio,  mientras  tú  lloras,  su  suerte, 
Que  el  triunfo  de  su  genio  fué  la  muerte, 
Su  corona  el  dolor  de  un  pueblo  entero, 

Y  al  terminar  esa  sangrienta  guerra 
Con  el  mal  y  el  error,  que  fué  su  historia, 
Vio  á  la  paz  esperándole  en  la  gloria, 

Y  á  la  gloria  cantándole  en  la  tierra, 
Hay  algo,  triste  amiga,  mas  sombrío. 
Que  es  lo  que  abruma  al  pensamiento  mío; 
Un  nombre  que  se  pierde  con  la  vida 
Solo  al  estéril  llanto  consagrada; 

Una  ilusión  en  nada  convertida, 

Y  una  esperanza  en  nada; 

Un  sepulcro  cubierto  de  maleza, 
Donde  nunca  se  encuentre  al  ser  amado. 
Que  en  el  húmedo  suelo  arrodillado 
Piense  en  el  muerto  mientras  llora  ó  reza. 


Félix  Pizcuf.ta. 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA. 


LA  FAMILIA  DE  7.rRTTA  Y  SUS  ÚLTIMOS  REPRESENTANTES. 


II. 


EL  DOCTOR  MIGUEL  ZURITA    DE   ALFARO. 


s  común  parecer  entre  historiadores  y  críticos  que  Ij  perspectiva  que 
presenta  el  siglo  XVI,  después  de  desastrosas  turbulencias  y  de  sensi- 
ble abandono  literario,  es  tan  grande  como  sorprendente  y  magestuosa. 
A  la  decadencia  de  las  letras,  á  la  falta  de  notabilidades  en  todos  los  ramos 
del  humano  saber,  á  la  exigüidad  de  descubrimientos  científicos  y  de  mejora- 
mientos artísticos,  sucede  con  asombroso  contraste  una  sorprendente  actividad 
literaria.  Renuévanse  las  doctrinas,  progresan  todos  los  estudios,  aparecen  nue- 
vos genios,  y  con  ellos,  ciencias,  artes,  literatura,  todo  se  perfecciona  y  engrandece. 
España  presenta  un  magnífico  espectáculo;  multitud  de  varones  ilustres  riva- 
lizan entre  sí,  no  tan  solo  por  el  mérito  de  sus  obras,  sino  por  el  noble  afán  de 
difundir  su  ilustración  dentro  del  pais  y  en  las  cátedras  extranjeras.  Entre  los  mé- 
dicos es  considerado  este  periodo  como  el  mas  brillante  de  la  gloria  de  la  medi- 
cina española,  y  muchos  le  apellidan  el  siglo  Jiipocrático  español.  En  ese  siglo 
en  que  se  crean  Universidades,  en  que  se  erigen  escuelas  de  medicina  práctica  y 
de  estudios  anatómicos,  en  que  se  inventan  medios  demostrativos  para  los  anfi- 
teatros, tales  como  las  estatuas  de  seda  por  Tabar,  en  que  se  describe  la  circula- 
ción pulmonar,  y  se  aprecia  y  vislumbra  la  general  por  el  inolvidable  y  desgraciado 


HIJOS  ILUSTRES    DE    JIORELLA. 


Miguel  Servet,  en  que  una  Doña  Oliva  de  Sabuco  publica  su  ingenioso  Sistema 
sobre  el  suco  nérveo,  en  que  se  introducen  en  la  terapéutica  agentes  tan  pode- 
rosos como  el  mercurio  y  los  leños  de  Indias,  en  que  se  enseña  á  hablar  á  los 
sordo-mudos,  y  á  desalar  el  agua  del  mar,  en  que  se  descubren  varios  géneros 
de  plantas  medicinales,  y  en  que  se  crean  distintos  hospitales  y  se  constituyen  varias 
órdenes  religiosas,  destinadas  á  la  curación  y  asistencia  de  enfermos,  en  ese  siglo 
grande  por  la  elocuencia  de  los  Leones,  de  los  Argensolas,  Herreras  y  Garcilasos, 
por  la  sabiduría  de  los  Mariana,  Morales  y  Mendoza,  Nebrija,  Abril,  Sánchez, 
Barba  y  Rojas  Montes  de  Oca  y  otros  muchos;  en  ese  siglo,  repetimos,  brilló  la 
casa  de  Zurita  mediante  dos  célebres  personajes;  uno  el  Doctor  Miguel  Zurita  de 
Alfaro,  otro  Don  Gerónimo  Zurita.  Aquel  es  el  padre  del  Cronista  de  los  Reinos 
de  Aragón,  y  discípulo  de  Hipócrates;  este  un  historiador  de  tanta  talla  como 
Morales,  Mendoza  ó  Mariana.  Fijemos  nuestra  consideración  en  los  detalles  bio- 
gráficos del  primero,  que  bien  lo  merece,  pues  aunque  careciera  de  otros  títulos, 
bastaria  el  ser  padre  de  un  sabio,  honra  de  España  y  rama  de  aquel  linaje,  para 
concedérsela  completísima. 

Nació  Miguel  Zurita  en  Mosqueruela,  villa  del  reino  de  Aragón,  donde  resi- 
día su  familia,  y  su  padre  D.  Gabriel,  deseoso  de  los  aumentos  temporales  y  es- 
pirituales de  su  hijo,  cuando  ya  tenia  edad  suficiente,  cuidó  de  que  recibiera  las 
primeras  órdenes,  para  que  así  pudiera  gozar  de  las  rentas  eclesiásticas  y  se  ayu- 
dase con  ellas  á  los  estudios,  á  que  le  veia  decididamente  inclinado.  Dispuso  su 
viaje  á  Zaragoza,  de  cuya  diócesis  era  entonces  Mosqueruela,  y  fué  ordenado  en 
dicha  ciudad  en  24  de  Octubre  de  1481,  ó  sea  á  últimos  del  siglo  XV,  por  Don 
Pedro  Pilares,  Obispo  Doliense,  titular  de  Don  Alonso  de  Aragón  y  Castilla, 
Administrador  perpetuo  del  Arzobispado  de  Zaragoza.  Las  órdenes  recibidas  se- 
rian sin  duda  las  primeras,  Tonsura  ó  á  lo  mas  Menores,  pues  el  estudiante  mudó 
presto  de  intención,  si  acaso  la  tuvo  de  ser  eclesiástico.  Trató  de  estudiar  la  me- 
dicina y  se  fué  á  profesarla  á  Salamanca.  Pudo  haberla  cursado  en  Huesca  ó  en 
Lérida,  bajo  la  dirección  de  maestros  muy  doctos  y  de  gran  renombre  en  aque- 
llos tiempos,  estando  mas  cerca  de  sii  familia,  pero  atraído  por  la  fama  de  la  es- 
cuela salmantina,  prescindió  de  sus  afectos  y  conveniencias  personales,  para  be- 
ber en  la  fuente  mas  abundosa  y  pura  de  aquella  época.  Zurita,  quedándose  se- 
glar y  al  seguir  los  estudios  de  sus  inclinaciones,  lo  hizo  con  conciencia,  sin  per- 
der el  tiempo,  sin  malgastar  la  hacienda  de  sus  padres  y  aprovechando  su  clara 
inteligencia.  Su  nombre  figuró  entre  los  mas  aventajados  y  estudiosos,  adquirió 
las  simpatías  de  sus  compañeros,  y  la  distinción  y  benevolencia  de  sus  profeso- 
res. Al  salir  de  Salamanca,  concluidos  los  cursos,  vínose  á  Huesca,  y  habiendo 
presentado  la  íé  ó  certificación  de  ellos  en  su  Universidad,  le  confirió  el  grado 
de  bachiller  en  medicina  Juan  de  Espes,  Dean  y  Canónigo  de  la  Iglesia  Cate- 
dral y  Canciller  de  la  misma  escuela,  en  9  de  Julio  de  1494.  Tuvo  por  padrino  á 


124  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Juan  de  Serra,  Doctor  en  Cánones,  Leyes,  Medicina  y  Filosofía,  y  en  todas  estas 
facultades  varón  muy  señalado. 

En  el  siguiente  año  1495  tuvo  ya  Miguel  Zurita  conducta  en  Alfaro,  villa 
principal  del  reino  de  Castilla,  ahora  ciudad,  y  crecia  de  tal  suerte  su  reputación 
y  nombre  en  su  profesión  ó  sea  en  el  ejercicio  de  su  facultad,  que  pasando  este 
misino  año  por  ella  el  Rey  Don  P'ernando  el  Católico  con  la  Reina  Doña  Isa- 
bel, de  vuelta  de  Tarazona,  en  que  celebró  Cortes  á  los  aragoneses,  hizo  que  le 
sirviera  de  médico  de  su  Real  Cámara,  lo  cual  no  fué  sin  duda  sin  grande  cono- 
cimiento y  examen  de  los  demás  médicos  que  acompañaban  al  monarca.  Desde 
aquel  entonces  siguió  siempre  al  servicio  de  los  Reyes  Católicos,  asentáronle  en 
los  libros  de  su  Real  Casa,  y  de  escojerle  para  médico  de  su  Cámara  en  Alfaro, 
.se  originó  el  llamarle  el  Doctor  Alfaro  en  muchos  privilegios  y  cartas  de  merce- 
des; y. él  no  se  olvidó  de  este  nombre,  como  principio  de  sus  medros  y  carrera, 
s  í  es  que  le  anadia  después  del  apellido  Zurita,  y  sus  mismos  hijos  fueron  se- 
ñalados muchas  veces  con  él. 

En  el  año  1497,  en  5  y  8  de  Julio,  recibió  en  la  Universidad  de  Huesca  los 
grados  de  Licenciado  y  Doctor  por  mano  del  mismo  canciller  D.  Juan  de  Es- 
pes,  volviendo  á  ser  su  padrino  Juan  Serra,  que  ya  le  habia  patrocinado  en  el 
grado  de  bachiller. 

En  1506  pasó  á  Ñapóles,  sirviendo  al  Rey  Don  Fernando,  en  la  galera  de 
Don  Bernaldo  de  Rojas,  Marqués  de  Dénia  y  Mayordomo  mayor  del  Rey.  De- 
túvose el  Monarca  poco  tiempo  en  Ñapóles,  con  motivo  de  la  muerte  del  Rey 
Don  Felipe  su  yerno,  ocurrida  en  25  de  Octubre  del  mismo  1506,  poniéndose 
en  gran  mudanza  todas  las  cosas,  pues  los  mismos  que  le  procuraron  antes  apar- 
tar de  Castilla,  solicitaron  después  con  este  motivo  su  pronto  regreso,  y  una  vez 
en  España  y  estando  en  Burgos  en  dia  l3  de  Diciembre,  entre  los  grandes  cui- 
dados que  allí  ocurrieron,  no  se  olvidó  el  Rey  de  gratificar  los  servicios  y  buena 
asistencia  y  letras  del  Doctor  Miguel  Zurita,  acto  que  honra  tanto  al  príncipe 
como  al  beneficiado:  aquel,  en  medio  de  sus  mayores  y  más  serias  ocupaciones, 
no  olvidó  á  su  médico;  este  le  correspondió  con  viva  adhesión.  Movido  el  Rey  de 
su  sabiduría  y  de  su  acertada  práctica,  ya  por  lo  que  habia  experimentado  en  su 
Real  persona,  ya  por  las  buenas  y  loables  costumbres  que  en  él  observó,  le  hizo 
su  proto-médico  en  todos  los  Reinos  y  Señoríos  de  la  Corona  de  Aragón,  como 
también  en  todos  los  de  Castilla,  León  y  Granada,  como  Administrador  general 
(jue  era  de  ellos  por  la  Reina  Doña  Juana  su  hija,  según  consta  por  su  Real  pri- 
vilegio refrendado  por  el  Protonotario  Miguel  Velazquez  Clemente,  distinción  no 
alcanzada  hasta  entonces  por  otro  comprofesor  ni  facultativo  contemporáneo. 

Casé  el  Doctor  Zurita  dos  veces;  en  primeras  nupcias  con  Doña  Constanza 
Diez,  de  la  que  tuvo  cuatro  hijos,  D.  Juan  Zurita,  Capellán  de  la  Reina  Doña 
Juana  y  del  l'.mperador  Carlos  V;Doña  María  Zurita,  que  casó  con  Don  Bernardo 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA.  -125 


Simón,  Doctor  en  Derechos  y  Regente  de  la  Real  Cancillería  de  Cerdeña;  Sor 
Catalina  Zurita,  religiosa  en  el  Monasterio  de  Pedralvas  en  Barcelona,  y  Sor 
Ana  Zurita,  Abadesa  del  Convento  de  Nuestra  Señora  de  la  villa  de  Montblanch 
en  Cataluña.  En  segundas  nupcias  fué  su  esposa  Doña  Ana  de  Castro,  por  los 
años  de  1510,  cuando  el  Rey  Don  Fernando  vino  á  celebrar  Cortes  en  Monzón 
á  los  aragoneses.  Y  viéndole  respetado  y  encontrándole  digno,  mandó  entonces 
Don  Fernando  insacular  en  los  oficios  de  la  ciudad  de  Zaragoza  al  Doctor  Zu- 
rita, viviendo  algunos  años  en  ella,  procreando  del  segundo  matrimonio  al  in- 
signe escritor  Gerónimo  Zurita,  que  nació  en  la  misma  Zaragoza  4  de  Diciembre 
de  1512.  Doce  años  después  moria  su  madre  en  Burgos  (año  1524),  donde  está 
sepultada  en  el  convento  de  San  Francisco.  Pero  antes  de  este  suceso  fueron 
tan  calificados  los  conocimientos  y  estudios  del  Doctor  Miguel  Zurita  de  AUaro, 
que  no  solo  los  respetaron  y  tuvieron  en  mucho  los  médicos  de  Cámara  de  los 
Reyes  Católicos,  sino  los  de  la  Reina  Doña  Juana  y  su  hijo  el  Emperador  Car- 
los V;  por  cuya  razón,  más  que  por  haber  sido  hechura  de  sus  abuelos  y  tener 
todos  los  grados  científicos  y  literarios,  le  honró  é  hizo  merced  el  Emperador,  en 
el  año  1519,  de  nombrarle  médico  de  su  Cámara  con  87.500  maravedís  de  renta 
anual,  como  acredita  la  cédula  siguiente: 

"Nos  la  Reina,  y  el  Rey  su  hijo,  hacemos  saber  á  vos  los  nuestros  Contado- 
''res  mayores,  que  nuestra  merced  y  voluntad  es  de  tomar  y  recibir  al  Doctor 
'Miguel  Zurita  de  Alfaro  por  nuestro  Físico,  y  que  haya  y  tenga  de  Nos  de  ra- 
ción y  quitación  en  cada  un  año  con  el  dicho  oficio  treinta  y  siete  mil  y  qui- 
'nientos  maravedís;  porque  vos  mandamos  que  lo  pongades  así  en  nuestros  li- 
"bros  y  nóminas,  que  vosotros  tenéis,  y  le  libréis  los  dichos  treinta  y  siete  mil  y 
'quinientos  maravedís  este  presente  año  de  la  fecha  desde  nuestro  Alvalá,  desde 
'el  dia  de  la  fecha  deste  Alvalá  hasta  el  fin  de  él,  é  dende  en  adelante  en 
cada  un  año  á  los  tiempos,  y  según  y  como,  y  cuando  libraredes  á  los  otros 
Nuestros  Físicos  los  semejantes  maravedís  que  dé  Nos  tienen;  y  asentad  el  tras- 
lado deste  nuestro  Alvalá  en  los  dichos  nuestros  libros,  y  sobrecscrito,  y  librado 
de  vosotros  ese  original,  lo  tornad  al  Doctor  Miguel  Zurita  de  Altaro,  para 
que  él  lo  tenga  por  título  de  dicho  oficio,  por  virtud  del  cual  mandamos  que  le 
sean  guardadas  todas  las  honras,  gracias,  mercedes,  franquezas  y  libertades,  pre- 
eminencias, prerogativas,  inmunidades,  y  todas  las  otras  cosas  que  por  razón 
del  nuestro  Físico  debéis  aver,  y  gozar,  y  vos  deven  ser  guardadas.  Fecha  en 
Zaragoza  á  quinze  dias  del  mes  de  Enero  de  mil  quinientos  diez  y  nueve  años. — • 
Yo  el  Rey. — Yo  Francisco  de  los  Cobos,  Secretario  de  la  Reina  y  del  Rey  su 
hijo  nuestros  señores,  la  fice  escribir  por  su  mandado.,, 

En  el  mismo  año,  á  2  de  Setiembre  y  estando  la  Corte  en  Barcelona,  le  hizo 
el  Rey  su  Protomédico  en  todos  los  Reinos  déla  Corona  de  Aragón,  según  consta 
por  el  Real  privilegio  refrendado  por  el  Secretario  Don  Hugo  de  Urries.  Y 
en  otro  privilegio  dado  en  la  ciudad  de  Toledo  á  27  de  Agosto  de  1525,  refren- 
dado por  el  mismo  Secretario,  le  dio,  para  durante  su  vida,  cinco  consignaciones 
sobre  la  Bailía  de  Huesca,  que  había  tenido  Mosen  Juan  Miguel  de  la  Nuza  y 
Doña  Isabel  su  hija,  reconociendo  en  entrambos,  que  lo  hace    en  consideración 


126  REVISTA   DE    VALENCIA. 


de  SUS  servicios,  y  los  que  cada  dia  añade,  con  otras  circunstancias  de  mucha 
estimación;  y  en  este  último  le  llama  Doctor  en  artes  y  medicina.  Logró  por  en- 
tero esta  merced,  enviando  el  año  siguiente  desde  Granada  ejecutoriales,  para 
que  sin  contradicción  alguna  le  pagase  luego  el  Baile  de  Huesca,  como  lo  eje- 
cutó, dando  cumplimiento  á  la  Real  Orden. 

Aquel  mismo  año  1525  enfermó  el  prisionero  de  Pavía,  el  Rey  Francisco  I 
de  Francia  en  el  Alcázar  de  Madrid,  de  melancolía  y  tristeza,  al  ver  que  se  dila- 
taba su  libertad  y  que  no  le  habia  visitado  el  Emperador  Carlos  V.  Para  aten- 
der á  tan  grave  dolencia  decidió  el  Emperador  dos  cosas:  primera,  que  fuera  á 
curarle  el  Doctor  Miguel  Zurita  de  Alfaro,  para  lo  cual  le  envió  con  carta  de 
credencial  á  Don  Fernando  de  Alarcon,  que  era  quien  custodiaba  y  tenia  en  su 
guarda  al  Rey  Cristianísimo;  y  segunda,  visitarle  después  él  mismo:  el  tenor  de 
la  carta  es  el  siguiente: 

"El  Rey. — Doctor  Dalfaro  nuestro  Médico;  porque  el  Cristianísiiiio  Rey  de 
"Francia  está  con  alguna  indisposición,  yo  vos  mando  que  luego  como  esta 
"veáis,  todas  cosas  dexadas,  os  partáis  y  vais  á  la  villa  de  Madrid  donde  está,  y 
"le  curéis  todo  el  tiempo  que  fuere  menester,  como  lo  haríades  á  mi  Real  per- 
"sona,  que  en  ello  seré  servido,  y  ii  oséis  á  Alarcon,  que  le  tiene  en  guarda,  que  él 
"os  guiará  como  lo  aveis  de  hazer:  Del  Bosque  de  Segovia  á  cinco  de  Setiembre 
"de  mil  quinientos  veinte  y  cinco  años.— Yo  el  Rey.,, 

Cumplió  la  orden  el  Doctor  Zurita,  mas  convencido  de  que  no  aprovechaban 
como  deseaba  su  asistencia  y  solicitud,  porque  las  enfermedades  del  espíritu  no 
son  fácilmente  dominadas  por  la  ciencia,  y  considerando  que  se  agravaba  sobrado 
la  del  Rey  de  Francia,  convino  con  Don  Fernando  de  Alarcon  dar  luego  aviso 
por  medio  de  posta  al  César,  que  estaba  entonces  en  la  aldea  de  San  Agustín, 
distante  seis  leguas  de  Madrid.  El  Emperador  se  apresuró  entonces  á  venir  á  ver  á 
su  rival  y  esta  impresión  favorable,  con  otros  sucesos  ocurridos  en  semejante 
ocasión  y'que  no  es  oportuno  ahora  referir,  hicieron  recobrar  la  salud  al  au- 
gusto prisionero. 

No  fué  esta  la  última  ocasión  en  que  se  distinguió  nuestro  Doctor,  ni  conclu- 
yeron aquí  las  deferencias  recibidas  de  los  monarcas.  Era  el  año  1529;  la  empe- 
ratriz Isabel  enfermó  de  unas  tercianas  en  Barcelona,  á  fines  de  Marzo,  y  le  ayudó 
á  combatirlas  y  curarlas  el  Doctor  Francisco  Villalobos,  Médico  también  de 
Cámara  del  Emperador,  y  después  del  rey  Don  Felipe  II,  su  hijo,  muy  conocido 
por  sus  escritos.  Procedieron  ambos  en  esta  asistencia  con  el  esmero  y  cuidado 
que  se  deja  comprender,  y  habiendo  informado  sobre  el  accidente  al  Emperador, 
les  favoreció  y  honró  con  la  respuesta  siguiente: 

"El  Rey. — Doctores,  vi  vuestras  letras,  y  téngoos  en  servicio  el  cuidado  que 
"tenéis  de  la  Emperatriz;  y  porque  de  su  indisposición  tengo  la  pena  é  congoja 
"que  es  razón,  aunque  sé  que  es  demasiado  encomendaros  su  servicio  y  su  cura, 
"todavía  os  mando,  y  encargo  mucho,  que  hagáis  en  ello  lo  que  deveis,  y  lo  que 
"haríades  con  mi  misma  persona,  pues  en  la  verdad  en  mas  terne  esto,  y  mayor 


HIJOS    ILUSTRES   DE    MORELLA.  127 


"servicio  recibiré,  como  confio  que  lo  haréis,  y  cada  dia  me  avisad  de   su  mejo- 
"ría:  De  Zaragoza  á  tres  de  Abril  de  mil  quinientos  é  veinte  y  nueve  años. — Yo 
.  "el  Rey. — Por  mandado  de  su  Magestad,  Francisco  de  los  Cobos.,, 

Dominaron  la  enfermedad,  la  combatieron  con  acierto  y  cesando  las  tercianas 

salió  el  Emperador  de  tan  gran  cuidado,  manifestándolo  con  alegría  y  satisfacción 

á  los  mismos  Doctores  por  la  que  se  sigue,  en  la  que  de  nuevo    les  encarga  su 

asistencia: 

"El  Rey. — Vi  vuestra  letra  de  cinco  del  presente,  y  he  olgado  en  estremo  de 
"haber  faltado  á  la  Emperatriz  la  terciana,-  y  de  la  buena  disposición  con  que 
"quedaba:  plegué  á  Nuestro  Señor  darle  la  salud  que  todos  deseamos.  Todavía 
"os  encomiendo  mucho,  que  tengáis  cuidado  de  ella,  así  en  la  convalecencia 
"como  después.  De  Zaragoza  XI  de  Abril  M.  D. XXIX. —Yo  el  Rey. — Por  man- 
"dado  de  su  Magestad,  Francisco  de  los  Cobos.,, 

Últimamente,  estando  ya  en  Barcelona  el  Emperador  en  compañía  de  la  Em- 
peratriz Isabel,  despachó  real  privilegio  y  por  él  ratificaba  al  Doctor  Zurita  el  ho- 
nor de  Protomédico  en  todas  las  tierras  y  Señoríos  de  la  Corona  de  Aragón  y  en 
los  de  Castilla,  dándole  el  mismo  honorario  que  gozaban  los  demás  médicos  de 
su  Real  Cámara. 

No  se  tiene  noticia  de  que  escribiese  obra  alguna.  El  ejercicio  profesional 
quizás  no  le  dejó  tiempo  para  ello,  ó  bien  no  llegaron  á  publicarse  sus  escritos^ 
pero  no  por  esto  goza  de  menos  celebridad  su  nombre,  y  Lucio  Marineo  Siculo, 
Coronista  de  los  Reyes  Católicos,  puede  decirse,  con  Morejon,  que  lo  ha  inmor- 
talizado en  una  de  sus  epístolas  impresas,  en  la  que  manifiesta  que  debíala  vida 
á  este  Médico  y  que  no  tenia  otra  cosa  con  que  recompensarle  mas  que  con  la 
vida  misma  que  le  liabia  conservado.  El  mismo  Emperador,  al  conceder  gracias  á 
su  hijo  Don  Gerónimo,  en  contemplación  de  los  muchos  servicios  de  su  padre, 
entre  ellas  el  oficio  de  Merino  ó  Juez  ordinario  y  Foral  de  la  ciudad  de  Barbas- 
tro  y  de  Almudevar,  lo  confiesa  diciendo:  '"''que  después  de  Dios  debía  la  vida  á 
su  continuo  cuidado  y  estudio,..,  palabras  que  bastan  para  calificar   su  ciencia. 

Nicolás  Ferrer  y  Julve. 


ESTUDIO  SOBRE  UN  ROMANCE 


QUE    SE    HA    QUERIDO    ATRIBUIR    A    D.    PeDRO    CaLDERON    DE    LA    BarCA. 


JN  los  días  consagrados  á  solemnizar  el  segundo  centenario  de  la 
muerte  del  gran  dramático  español  D.  Pedro  Calderón,  y  con  el  lau- 
dable intento  de  justificar  los  hechos  de  su  historia,  muchos  distingui- 
dos escritores  recogieron  á  manos  llenas  datos  y  noticias  en  cierto  Romance, 
publicado  por  el  insigne  colector  de  sus  obras  en  la  Biblioteca  de  autores  espa- 
ñoles. Y  como  quiera  que  ese  Romance  no  es  de  Calderón,  ni  á  su  persona  pue- 
den referirse  las  noticias  biográficas  que  contiene,  parécenos  obra  meritoria  dar 
á  conocer  á  los  aficionados  á  las  letras  españolas  las  pruebas  qiie  acreditan 
nuestra  opmion.  Conocerán  \o%  curiosos  q\  i?£i;;/««írí' íntegro;  y  evitaremos  los 
errores  que  pueden  nacer  de  que  siga  incluyéndose  entre  los  documentos,  para 
escribir  la  vida  del  célebre  poeta  madrileño,  y  como  hija  de  su  pluma,  esa  obrilla 
que  no  es  de  tan  elevado  origen  y  está  reconocida  por  mas  humilde  padre. 

Acudir  á  tiempo  es  facilitar  y  aumentar  la  eficacia  del  remedio;  no  tengamos 
otro  quid  pro  quo  tan  difícil  de  desembrollar,  como  el  de  la  Qincion  á  las  Ridiias 
de  Itálica,  laurel  arrancado  á  la  corona  de  Rodrigo  Caro,  y  puesto  cu  las  sienes 
de  Francisco  de  Rioja,  por  obra  y  gracia  de  una  ligereza  de  D.  Juan  J.  López 
Sedaño. 

En  el  niim.  35  del  excelente  periódico  titulado  Revista  Europea,  correspon- 
diente al  domingo  25  de  Octubre  de  1874,  aprovechamos  una  ocasión  para 
tocar  incidentalmente  este  punto  literario,  tratando  de  muchas  obrillas  ligeras 
atribuidas  á  Miguel  de  Cervantes  (l).  i\llí  se  fijó  la  cuestión  en  estos  términos: 


(O  Sol  y  wwM/í.— Cartas  á  los  insigacs  cervantistas  D.  José  de  Palacio  Vitery,  y  D.  Mariano 
l'ardo  df  Figucroa,  sobre  asuntos  y  zarandajas  de  crónica  escandalosa  cervantina. — Rciñsta  Euro- 
pea.— Año  I. — Tomo  II. — Número  35. 


ESTUDIOS    SOBRE   UN    ROMANCE.  129 


"Permítanme  W.  un  paréntesis,  que  demostrando  la  facilidad  de  equivo- 
"carse,  no  estará  aquí  fuera  de  lugar. 

"Conocedor,  como  pocos,  de  la  historia  del  arte  dramático,  y  entusiasta 
"como  el  que  más  de  sus  glorias,  siendo  al  propio  tiempo  gran  hablista  y  gran 
"poeta,  nuestro  amigo  Hartzenbusch  es  la  persona  mas  competente  para  este 
"género  de  investigaciones.  Y  sin  embargo,  no  es  infalible.  En  un  cuadernito  de 
"poesías  castellanas,  precioso  códice  en  8."  coleccionado  á  fines  del  siglo  XVII, 
"que  perteneció  al  difunto  Pbro.  D.  Jorge  Diez,  y  hoy  para  en  mi  librería,  en- 
"contró  con  el  nombre  de  D.  Pedro  Calderón  de  la  Barca,  un  precioso  Romance 
"á  una  dama,  que  deseaba  saber  su  estado,  persona  y  vida,  que  comienza: 

Curiosísima  señora, 
Tú,  que  mi  estado  preguntas, 
Y  de  inorib7is  et  vita 
E.xaminarme  procuras...  etc. 

"D.  Juan  Eugenio  examinó  la  composición,  la  encontró  en  el  estilo  del 
"gran  drómiático,  autor  de  La  Vida  es  sueño,  y  muy  digna  de  su  pluma,  y  como 
"obra  suya,  la  publicó  por  Apéndice  al  tomo  primero  de  las  obras  de  Lope  de 
"  Vega,  en  la  Bidlioíeca  de  autores  españoles.  Y  sin  embargo,  el  Romance  no  es 
"de  Calderón.  Fué  escrito  por  Dan  Carlos  Alberto  de  Cepeda  y  Gnsman,  lucido 
"ingenio  sevillano,  que  floreció  en  la  segunda  mitad  del  siglo  XVII,  y  cuyas 
"poesías  se  conservan  en  la  Colombina,  en  cóáice.  autógrafo  y  firmado  xe^eúád.'i 
"veces  por  el  autor  "(H.  H.  H. — 332. — 22).  Allí  está  íntegro  el  Romance,  con 
"el  final  que  falta  en  el  manuscrito  que  poseyó  el  presbítero  Diez  (l),  y  en  la 
"publicación  de  Hartzenbusch,  y  sin  las  alteraciones  que  hicieron  para  acomo- 
"darlo  á  la  vida  de  Calderón.  Cuando  esto  acontece  á  tal  maestro,  enseñanza 
"debe  ser  para  todos  los  discípulos.,, 

Hasta  aquí,  el  paréntesis  de  la  carta  publicada  en  el  año  1874.  Antes  de 
entrar  en  otras  reflexiones  críticas,  es  de  absoluta  necesidad  la  publicación  del 
Romadice  en  toda  su  integridad,  tal  como  se  encuentra  en  el  autógrafo  de  Cepeda 
y  Guzman. 

Una  dama  deseaba  canocer  á  Don  Carlos  y  saber  su   estado  y  vida,  y  el  lo 
supo  y  le  em'ió  este  papel: 

Curiosísima  señora,  Cualquiera  que  eres,  atiende. 

Tú,  que  mi  estado  preguntas,  Y  en  cómico  estilo  escucha, 

Y  de  moribus  et  vita  Que  he  de  decirte  un  romance 

Examinarme  procuras.  Para  quitarte  la  duda. 


(1)     Si  el  sabio  de  Hartzenbusch  hubiera  e.xaminado  el   Romance    entero,  ciertamente    no  diría 
que  era  obra  de  Calderón.  En  el  final  decae   visiblemente,  no  tanto  en  la  entonación  como  en  los 
conceptos. — El  colector  del  Códice,   para   prohijarlo  al  gran    dram.itico,  tuvo  que  introducir  mu- 
chas  variaciones  enteramente  arbitrarias.   Donde  dice    Cepeda  Naá  en  Sevilla,   se  puso  Nací  en 
Madrid;  donde  dice  el  de   Tapia  me  ordenó,    se  puso  el  de  Troya,  y  así  en  otros  lugares. 

9 


i3o 


REVISTA   DE  VALENCIA. 


Vá  de  retrato  primero; 
Luego,  si  quiere  la  Musa, 
Irá  de  costumbres,  bien 
Que  habré  de  callar  algunas. 

Sea  lámina  el  papel, 
Matiz  la  tinta,  la  pluma 
Pincel,  quiera  Dios  que  salga 
Parecida  mi  pintura. 

Yo  soy  un  hombre  de  tan 
Pequeñísima  estatura, 
Que  para  enano  es  muy  chica 

Y  para  pigmeo  es  mucha. 
Castellano  soy,  y  deudo 

(Allá  por  chismes  de  Asturias) 
De  dos  Jueces  de  Castilla, 
Lain  Calvo,  y  Ñuño  Rasura. 

Hablen  mollera  y  copete; 
Mira  que  de  cosas  juntas 
Te  he  dicho  en  cuatro  palabras; 
Pues  dije  Calvo  y  alcuña. 

Preñada  tengo  la  frente 
Sin  llegarle  el  parto  nunca; 
Teniendo  dolores  todas 
Las  crecientes  de  la  luna. 

Sobre  la  mollera  tengo 
Cierta  descalabradura 
Que  al  encaje  de  un  ladrillo 
Vino  pegada  esta  punta. 

Las  cejas  van  luego,  á  quien 
Desaliñadas  arrugas 
De  un  copete  mal  doblado 
Suele  tener  cejijuntas. 

No  me  hallan  los  ojos  todos, 
Si  atentos  no  me  los  buscan; 
Que  allá  en  dos  cuevas,  si  lloran, 
Uno  es  Huesca  y  otro  Júcar. 

A  ellos  suben  los  bigotes 
Desde  el  tronco  hasta  la  altura. 
Cuervos  que  los  he  criado 

Y  sacármelos  procuran. 
Pálido  tengo  el  color, 

La  tez  macilenta  y  mustia, 
Desde  que  me  aconteció 
El  espanto  de  unas  bubas. 

En  su  lugar  la  nariz 
Ni  bien  es  necia,  ni  aguda. 
Mas  de  dos  mil  gracias  tiene, 


Y  aun  con  tabaco  estornuda. 
La  boca  es  de  espuerta  rota, 

Que  aborta  por  las  roturas 
Cuanto  sabe  y  solo  guarda 
La  herramienta  de  la  gula. 

Mis  manos  son  pies  de  puerco 
Con  su  vello,  y  con  sus  uñas 
Que  á  comérmelas  tras  algo, 
Si  el  algo  fuera  grosura. 

El  talle  (si  gusta  el  sastre) 
Es  largo,  mas  si  no  gusta 
Es  corto,  que  él  manda  desde 
Mi  golilla  á  mi  cintura. 

De  aquí  á  la  liga  no  hay 
Cosa  ni  estéril  ni  oculta, 
Sino  cuatro  faltriqueras  ' 
Que  no  tienen  plus  ni  ulira. 

La  pierna  es  pierna  no  mas. 
Ni  jarifa  ni  robusta. 
Algún  tanto  cuanto  es  zamba 
Pero  no  zamba  canuta. 

Los  pies  solo  tengo  buenos, 
Aunque  tienen  mala  hechura, 
Ellos  son  anchos  y  largos 

Y  hasta  en  el  invierno  sudan. 
Este  soy  pintiparado 

Sin  lisonja  hacerme  alguna 

Y  si  así  soy  á  mi  vista 

¡Ay  Dios!  ¿cuál  seré  á  la  tuya? 

Dejemos  en  este  estado 
Mi  levantada  figura, 

Y  vamos  de  mis  progresos 
A  la  innumerable  chusma. 

Que  hoy  en  tu  servicio  tengo 
De  cejar  hasta  la  cuna. 
La  memoria  de  mis  años 
Hoy  no  me  aflija  entre  burlas. 

Nací  en  Sevilla  y  nací 
En  suerte  tan  importuna 
Que  á  D.  Ventura  de  tal. 
Conocí  no  mas  ventura. 

Crecí  y  mi  querido  padre 
(Con  religión  bien  astuta) 
Como  habia  en  otra  cosa 
Dio  en  que  habia  de  ser  cura. 

El  de  Tapia  (l)  me  ordenó 
De  las  primeras  tonsuras 


(l)     El  limo.  Sr.  D.  Fr.  Pedro  de  Tapia,  Arzobispo  de  Sevilla,    me  ordenó   en   10  de  Mayo 
de  1653. 


ESTUDIOS  SOBRE   UN    ROJIANCE. 


i3i 


De  cuyas  órdenes  solo 
La  coronilla  me  dura. 

Bachiller  por  Salamanca 
También  me  hizo  luego,  cuya 
Bachillería  es  licencia 
Que  en  mil  actos  me  disculpa. 

La  codicia  de  un  bolsillo 
En  la  literaria  justa 
De  un  Tomás  (l)  me  hizo  poeta 
¿Quién  no  ha  pecado  en  pecunia? 

Con  lo  cual  Bartulo  y  Baldo 
Se  me  quedaron  á  oscuras 

Y  en  lugar  de  aprender  leyes 
Hice  versos  en  ayunas. 

La  cómica  inclinación 
Me  llevó  á  la  farándula, 
Coplas  he  hecho,  si  buenas 
O  malas,  tú  te  las  juzga. 

Desde  letrado  á  poeta 
Pasé,  y  viendo  cuanto  acusan 
A  la  poesía  unos  viejos 
De  impertinencia  machucha, 

Traté  de  mudar  de  estado  (2) 

Y  por  mas  estrecha  y  justa 
Religión,  la  de  escudero 
Me  recibió  en  su  clausura. 

Aquí  discurra  el  lector 
(Si  es  que  hay  lector  que  discurra), 
Cuales  son  para  seguirlos 
Los  pasos  de  mi  fortuna. 

Gorrón,  poeta,  escudero 

He  sido,  y  seré ¡Oh  summa 

Paciencia  de  Job!  ¿tuviste 
Mas  calamidades  juntas....? 

Con  estas  tres  profesiones, 
¿Quién  imagina,  quién  duda, 
Que  habré  sido,  el  710,  e7t  viis  días 
De  cualquier  suegra  futura? 

Y  así  soltero,  hasta  hoy 
Me  quedé,  y  hoy  mas  que  nunca 
Por  razones  que  el  Marqués 
Mi  señor  tiene  la  culpa. 

Que  como  Caballerizo 
Me  hizo  su  excelencia  augusta, 
Huyen  todas,  por  no  ser 


Caballeriza  ninguna. 

De  este  desaire  de  todas 
Me  disculpo  con  algunas 
Que  sufrirán  mis  defectos 
Porque  los  suyos  les  sufra; 

Si  bien  el  dia  de  hoy 
Está  con  las  grandes  lluvias 
El  tiempo  tan  apurado, 
Que  hasta  amor  pasa  penuria. 

Mas  como  ajustarse  al  tiempo. 
Dice  un  sabio  que  es  cordura. 
Siendo  cóngnia  de  mi  amor 
Tres  damas,  con  dos  se  ajusta. 

Dos  damas  tengo,  y  no  mas, 
Que  en  la  compañía  mas  zurda 
Por  fuerza  ha  de  haber  quien  haga 
Primera  dama  y  segunda. 

Y  como  al  fin  por  el  tiempo 
Variar  hube  la  natura, 
De  las  dos  con  que  me  hallo 
Una  es  morena,  otra  rubia. 

Una  es  dama  de  alta  guisa 
Con  un  poco  de  abertura; 
De  baja  quizás  es  la  otra; 
Una  es  clara,  y  otra  es  culta. 

Una  es  fea,  y  otra  y  todo. 
Que  en  esto  solo  se  aunan; 
Porque  yo  mas  quiero  dos 
Fealdades  que  una  hermosura. 

A  entrambas  las  quiero  bien 
Aunque  allá  Platón  murmura 
Que  el  que  quiere  á  un  tiempo  á  dos 
No  quiere  bien  á  ningima. 

Miente  Platón,  porque  ¿qué  es 
Querer  bien  á  una  hermosura, 
Sino  querer  su  salud 
Sus  galas  y  sus  holguras? 

Pues  si  yo  quiero  que  tengan 
Mucha  salud,  fiestas  muchas, 
Y  muchas  galas,  aunque  (3) 
A  hechuras  paguen  hechuras. 

Y  para  aquesto  les  doy 
Permisión  con  tal  industria 
Que  parece  que  la  quito: 
¿De  qué  se  quejan  las  p ? 


(1)  Cuando  se  canonizó  Santo  Tomás  de  Villanueva,  fué  la  primera  vez  que  me  premiaron. 

(2)  Estuve  asistiendo  al  Exorno.  Sr.  Marqués  de  Vülanueva.  mi  padrino. 

(3)  Hasta  aquí   el  códice,  y  también  lo  publicado  por  Hartzenbusch.  El  resto  lo  hemos  copiajo 
del  manuscrito  de  la  Colombina  de  Cepeda  Guzman, 


l32 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


Bien  las  quiero,  y  yo  lo  digo 
Que  basta,  y  mas  que  lo  gruña 
Platón,  porque  ignora  que  esto 
Es  providencia  y  no  injuria. 

Porque  vé  aquí  usted,  señora, 
Que  no  tengo  mas  que  una 

Y  esta  mujer  se  me  monte 

Y  á  otro  galán  se  me  muda. 

¿Qué  he  de  hacer  hasta  hallar  quien 
La  cátedra  sustituya? 
¿He  de  ir  á  espulgar  un  galgo? 
¿Qué  hombre  honrado  un  galgo  espulga? 

Pues  vé  aquí  que  sin  mudarse 
Me  la  dé  una  calentura; 
¿Qué  tengo  de  hacer  en  tanto 
QÍie  ella  se  sangra  y  se  purga? 

¿Tengo,  pues,  de  ir  á  buscar 
Entre  peñascos  y  grutas 
La  cagada  del  lagarto? 
¿Quién  cosa  tan  puerca  busca? 

Quiero  pues,  que  no  se  mude, 
No  enferme  ¿no  es  cosa  dura 


Luego  el  ser  dos  es  lisonja 
Para  que  las  faltas  suplan, 
De  la  una  con  la  otra. 
De  la 'otra  con  la  una. 

Con  lo  cual  no  hay  accidente 
Que  me  aflixa  ni  me  apura. 
Con  saber  que  tengo  hecho 
El  gasto  de  mi  lujuria. 

Y  es  esto  tanta  verdad 
Que  deseando  á  dos  viudas. 
Lo  mas  que  me  consolaba 
En  aquesta  ausencia  injusta, 

Era  que  iba  á  Burgos,  donde 
Para  no  sentir  la  suya 

De  la  p de  Burgos 

Viera  las  reinas  caducas. 

Aqueste  es  mi  talle,  y  esta 
Mi  vida,  si  no  os  disgusta, 
De  la  primera  vacante 
Os  daré  la  investidura. 

Como  jamás  me  habléis 
En  esto  de  la  coyunda, 
Porque  yo  quiero  que  todas 
Me  gozen,  y  no  me  unzan. 


Conocido  en  todas  sus  partes  el  romance,  vamos  á  dedicarle  algunas  obser- 
vaciones.— Y  como  general  y  que  lo  comprende  todo,  la  que  resalta  del  contexto 
de  la  obra  misma:  su  autor  no  era  eclesiástico.  Cierto  que  lo  ordenó  el  Obispo 
D.  Fr.  Pedro  de  Tapia,  que  ocupó  la  Sede  sevillana  desde  el  año  1653  al  de  1657; 
pero  esto  fué  en  los  principios  de  la  vida  del  autor  del  romance,  que  después,  y 
como  en  el  mismo  expresa,  fué  á  estudiar  á  Salamanca  y  concurrió  á  la  Jiis!a 
poética  de  la  canonización  de  Santo  Tomás  de  Villanueva.  Recibió,  quien  escri- 
bió el  romance,  la  primera  tonsura;  pero  no  continuó  la  carrera  eclesiástica, 
por  eso  dice  con  notable  desenfado: 

De  cuyas  órdenes  solo 
La  coronilla  me  dura. 

Esto  puede  aplicarse  á  D.  Carlos  A.  de  Cepeda,  pero  de  ninguna  manera  con- 
viene á  D.  Pedro  Calderón  de  la  Barca.  Aquel  se  ordenó  de  menores,  y  ahorcó 
los  hábitos,  como  vulgarmente  se  dice,  para  no  acordarse  mas  de  ellos,  y  ser 

Gorrón,  poeta,  escudero, 

como  él  mismo  confiesa.  Calderón,  desde  que  se  ordenó   en    1651,  fué  sacer- 
dote ejemplar,  y  nunca  abandonó  su  sagrado  ministerio. 


ESTUDIOS  SOBRE   UN    ROMANCE.  l33 


Se  encuentran  en  el  romance  otros  muchos  indicios.  Después  de  ordenarse 
de  tonsura  el  poeta 

La  codicia  de  un  bolsillo 
En  la  literaria  justa 
De  un  Tomás,  me  hizo  poeta; 
¿Quién  no  ha  pecado  en  pecunia? 

Esto  dice  Cepeda.  Para  acomodarlo   á  Calderón  se  alteró   el  tercer  verso, 

escribiendo 

De  Isidro,  me  hizo  poeta, 

porque,  en  efecto.  Calderón  concurrió  á  la  Justa  poética  de  la  beatificación  del 
Santo  Patrono  de  Madrid  con  un  soneto  y  cuatro  octavas.  Pero  no  tuvieron  pre- 
sente los  que  hicieron  la  variante  que  en  aquella  Justa  á  nadie  se  premió  con 
dinero  ni  con  bolsillo.  En  el  certamen  de  los  sonetos,  se  ofreció  al  mejor  nn jarro 
de  plata;  al  segundo  2in  escritorio  de  ébano  y  ttiarfil,  y  al  tercero  unas  tnedias 
de  seda  de  ?¿ácar,  y  7inas  ligas  blancas  cmi  randas  de  oro.  Para  las  octavas  se 
ofrecieron  como  premio  á  las  mejores  7in  cabestrillo  de  oro;  á  las  segundas  un 
librillo  de  oro,  y  á  las  terceras  seis  varas  de  tafetán  de  nácar.  No  hubo,  pues, 
codicia  de  bolsillo,  ni  tal  pudo  decir  Calderón,  ni  se  refiere  el  romance  á  la  JiLSta 
de  San  Isidro,  sino  á  la  de  Santo  Tomás  de  Villanueva,  que  tuvo  efecto  en  el  año 
1658,  y  en  la  que  en  efecto,  hubo  premios  en  metálico,  alguno  de  los  cuales  lo- 
gró alcanzar  Cepeda  de  Guzman. 

Y  mal  podria  decir  Calderón  que  la  codicia  le  hizo  poeta  para  acudir  á  la 
Justa  literaria  de  San  Isidro  en  1620,  cuando  desde  l6l3  se  ejercitaba,  y  decia  de 
él  Lope  de  Vega: 

A  Don  Pedro  Calderón 
Admiran  en  competencia 
Cuantos  en  la  edad  antigua 
Celebran  Roma  y  Atenas. 

No  se  hizo  poeta  entonces  el  autor  de  El  Carro  del  Cielo;  éralo  ya,  y  muy  co- 
nocido y  celebrado  anteriormente. 

;Y  qué  diremos  de  la  conducta  particular  que  en  términos  generales  describe 
el  autor  del  romance?  ¿Hay  un  dato  siquiera  para  sospechar  que  cosa  tal  pudiera 
decir  el  gran  Don  Pedro  Calderón  de  la  Barca,  recordando  sus  hechos? 

Además  ni  era  el  incomparable  dramático  de  pequeñísima  estatura,  ni  des- 
cendía de  alcurnia  castellana,  sino  de  Asturias  y  Flandes;  y  en  cuanto  á  cualida- 
des morales,  aquella  boca 

Que  aborta  por  las  roturas 
cuanto  sabe... 

se  aviene  muy  mal  con  cuanto  se  alcanza  de  la  formalidad  y  austera  conversación 


l34  REVISTA    DE    VALENCIA. 


del  autor  de  la  Vida  es  sueño,  y  desdice  de  las  máximas  severas  que  producen  A 
secreto  agravio  secreta  venganza. 

Muchas  mas  consideraciones  se  desprenden  del  final  del  rotnattce,  que  acusa 
muy  á  las  claras  la  región  en  que  se  escribía,  y  la  época  á  que  corresponde;  mas 
como  quiera  que  es  muy  fácil  descifrarla  y  el  menos  versado  en  nuestra  historia 
literaria  habrá  de  conocerlas,  no  hemos  de  insistir. 

El  romatice  fué  publicado,  como  obra  de  Cepeda,  por  los  Sres.  D.  Juan  José 
Bueno,  D.  Francisco  de  B.  Palomo  y  D.  Ventura  Camacho,  en  la  obra  titulada 
Hijos  ilustres  de  Seinüa,  que  empezaron  á  dar  á  la  estampa  en  el  año  1850;  y 
como  tal  lo  anota  D.  Bartolomé  José  Gallardo  en  el  Ensayo  de  una  Biblioteca 
española  de  libros  raros  y  curiosos,  tomo  II,  col.  367;  pero  á  mayor  abunda- 
miento, y  según  dijimos,  se  conserva  íntegro,  autógrafo  y  firmado  en  el  códice  de 
Poesías  de  D.  Carlos  Alberto  de  Cepeda  y  Guzman,  que  guarda  la  rica  y  célebre 
Biblioteca  Colombina.  Su  texto  dice  que  no  es  obra  de  Calderón,  y  con  leerlo 
basta. 

J.  M.   AsENSIO. 


LA  SOCIEDAD  VALENCIANA    DE   BIBLIÓFILOS. 


FR.  DAMIÁN  FOXSECA  Y  MARTÍN  DE  VICIANA. 


¡ACE  ya  algunos  años  que  á  imitación  de  otras  semejantes,  establecidas 
en  Madrid,  Sevilla,  Zaragoza  y  Barcelona,  se  constituyó  en  esta  capital 
una  Sociedad  Valeficiaiui  de  Bibliófilos  bajo  la  presidencia  del  eru- 
dito y  por  todos  querido  y  respetado  patricio,  el  Excmo.  Sr.  Marqués  de 
Cáceres. 

La  nueva  Sociedad  no  tiene  mas  objeto,  directo  ni  indirecto,  que  la  publica- 
ción sucesiva  de  esa  multitud  de  obras  importantes  y  estimadas,  unas  veces  toda, 
vía  inéditas,  otras  anteriormente  publicadas,  pero  siempre  escasas  y  raras,  siempre 
difíciles  de  encontrar  para  el  hombre  observador  y  de  estudio;  no  aspira  en 
ningún  caso  á  la  recompensa  del  lucro.  He  ahí  porque,  á  fin  de  conservar  inalte- 
rable su  capital  social,  reponiendo  cuanto  se  gasta,  distribuye  por  partes  iguales 
entre  los  socios  y  suscritores  el  importe  total  de  gastos  originados  por  la 
publicación  de  cada  una  de  las  obras  que  vá  editando,  y  de  las  cuales  hace  solo 
doscientos  ejemplares.  Entre  estas  es  justo  y  natural  que  abunden  las  que,  bien 
por  el  cisunto,  bien  por  el  autor,  ofrecen  cierto  colorido  local  y  revelan  á  la 
vez  en  los  editores  la  noble  aspiración  de  dar  á  conocer  en  Valencia  y  fuera  de 
ella  la  incontestable  valía  de  algunos  autores  valencianos,  hoy,  por  desgracia, 
apenas  apreciados.  No  contraría  tan  generosos  propósitos  la  limitación  de  la  ti- 
rada, porque  hay  que  tener  muy  en  cuenta  que  se  trata  de  libros  que  revisten 
todo  el  carácter  de  verdaderas  fuentes  de  estudio  y  de  preciosos  orígenes  de 
conocimientos,  pero  que  precisamente  por  esto,  alcanzan  tan  pocos  lectores,  que 
podemos  asegurar  sin  temor  de  equivocamos,  que  sin  el  desinteresado  cariño 
de  los  bibliófilos,  llegarían  muy  en  breve  á  la  completa  destrucción  que  les 
amenaza  y  á  que  han  llegado  tantos  otros. 


l36  ■         REVISTA   DE   VALENCIA. 


La  Sociedad  que  nos  ocupa,  de  la  misma  manera  que  la  generalidad  de 
las  de  su  misma  índole,  presta  además  un  señaladísimo  servicio  al  arte  tipográ- 
fico, pues  en  virtud  de  todo  lo  que  dejamos  expuesto,  sus  publicaciones  son  un 
alarde  de  habilidad  y  de  gusto  para  los  impresores,  ordinariamente  obligados  á 
posponer  las  legítimas  exigencias  del  arte  á  las  desconsoladoras  imposiciones 
del  negocio. 

Dos  son  hasta  ahora  los  volúmenes  publicados  por  los  bibliófilos  valencia- 
nos:— ^'■Relación  de  la  expulsión  de  los  moriscos  del  reino  de  V alenda „  del  M. 
Fr.  Damián  Fonseca,  y  '■^ Segunda  parte  de  la  Crónica  de  Valencia,,,  compuesta 
por  Martin  de  Viciana. 

El  primero  forma  un  hernioso  tomo,  4."  español,  papel  de  hilo,  tipos  elze- 
virianos,  impresión  esmeradísima,  reproducción  foto-tipográfica  de  la  portada  im- 
presa del  original  (Roma. — Jacomo  Mascardo  MDCXII),  doscientas  veintiuna 
páginas  de  texto,  cuatro  de  índice  y  lista  de  suscritores,  y  im  bien  escrito 
Prólogo  por  M.  C.  y  M.,  iniciales  que  dejan  adivinar  el  nombre  y  apellidos  del 
primero  de  los  bibliógrafos  de  esta  capital.  En  dicho  prólogo  se  encuen- 
tran una  curiosa  biografía  del  dominico  portugués,  y  oportunas  é  imparciales  ob- 
servaciones acerca  del  asunto  de  su  libro.  Nosotros  solo  podemos  decir  aquí 
iiue  la  expulsión  de  los  moriscos  fué  un  acontecimiento  histórico,  de  naturaleza 
tan  compleja,  y  para  este  reino  de.  consecuencias  tan  trascendentales,  que  su  es- 
tudio aun  ha  de  inspirar  vivo  interés  por  largo  plazo,  añadiendo  que  el  Maestro 
Fray  Damián  Fonseca  lo  describe  y  narra  con  la  imparcialidad  exigible  al  histo- 
riador contemporáneo  del  suceso,  pero  también  con  el  conocimiento  exacto 
de  los  hechos,  que  solo  puede  conseguir  quien  fué  testigo  de  ellos. 

El  segimdo  volumen  es  un  precioso  tomo  en  folio;  papel  y  tipos  como  los 
del  anterior,  ciento  noventa  y  ocho  páginas  de  texto  á  dos  columnas;  magnífica 
reproducción  foto-tipográfica  de  la  portada  grabada  del  original  (Valencia. —  1 5Ó4)) 
cuairenta  y  nueve  escudos  de  armas  igualmente  reproducidos,  que  evidencian  una 
vez  mas  la  destreza  y  el  gusto  artístico  de  Don  José  Sancho  Rayón,  y  veintiimeve 
páginas  de  preliminares,  en  las  que  se  encuentra  una  Advertencia  al  lector,  digna 
bajo  todos  concepto^,  del  libro  de  Viciana,  y  de  la  fama  de  erudito  y  sabio  de 
que  justamente  goza  el  ilustrado  jefe  de  nuestra  biblioteca  universitaria.  El  se- 
ñor Torres  comienza  su  trabajo  con  una  interesante  biografía  de  Martin  de 
Viciana;  entra  luego  en  el  examen  bibliográfico  de  sus  obras,  y  después  de  de- 
mostrar la  misteriosa  cuanto  sensible  pérdida  de  la  primera  parte  de  su 
Crónica,  y  de  probar,  esto  no  obstante,  por  medio  de  poderosos  argumentos  la 
realidad  indudable  de  la  impresión,  pasa  á  enumerar  y  distinguir  las  tres  diferentes 
edi  ciones  que  se  hicieron  de  la  segunda,  estudia  y  examina  las  causas  que  pvi- 
dieron  impedir  siempre  la  terminación  de  aquellas,  y  por  último,  explica  las  adi- 
ciones y  anotaciones  hechas  mas    recientemente  por  Onofre  Esquerdo,  el  Cro- 


LA  SOCIEDAD  VALENCIANA  DE  BIBLIÓFILOS.  1  3/ 

nista  Sales  y  el  canónigo  Mayans,  y  que  van  con  el  carácter  de  apéndices  al  fin 
del  tomo  publicado  por  los  bibliófilos  valencianos. 

Para  comprender  toda  la  importancia  del  indicado  libro,  hay  que  advertir  que 
no  solo  se  trata  de  uno  de  los  que  se  consideran  como  de  primera  rareza,  sino 
de  un  verdadero  nobiliario,  en  que  se  hallan  los  orígenes  y  sucesos  de  ciento  diez 
y  siete  familias  de  las  mas  importantes  de  Valencia  en  el  siglo  XVI,  y  añadir  que 
muy  en  breve  verán  la  luz  la  tercera  y  cuarta  parte  de  la  misma  Crónica,  que  no 
son  menos  raras,  interesantes  y  estimadas,  toda  vez  que  en  ellas  se  ocupa  su- 
cesivamente Viciana  de  la  historia  de  los  reyes  y  de  los  pueblos  y  lugares  de  su 
patrimonio  en  este  reino  y  del  levantamiento  de  los  agennanados. 

Se  nos  asegura  que  además  de  la  tercera  y  cuarta  parte  de  Viciana,  está 
acordada  la  publicación  de  el  Diario  del  viaje  desde  Valencia  á  Andalucía  y 
Portugal,  del  Sr.  Pérez  Bayer,  obra  en  dos  tomos  é  inédita;  del  Norie  de  la  poe- 
sía, colección  muy  buscada  de  comedias  de  varios  autores  valencianos,  como  Gui- 
llem  de  Castro,  Ricardo  del  Túria,  G.  Aguüar  y  Tárrega;  del  Orbe  710710  de 
Pedro  Mártir  de  Angleria,  traducido  al  castellano,  y  de  varias  de  las  escasísimas 
obras  de  Timoneda;  y  hay  quien  afirma  que  de  la  primera  se  ha  encargado  un 
catedrático  de  esta  Universidad,  tan  ilustrado  como  modesto;  que  preparará  y 
dispondrá  la  segunda  una  persona  competentísima  de  la  Corte,  y  que  de  la  ter- 
cera se  ocupa  hace  tiempo  un  ilustradísimo  Padre  Escolapio,  muy  conocido  en 
esta  ciudad  como  orador  elocuente  y  castizo. 

Si,  cual  deseamos,  se  confirman  tan  agradables  noticias  y  el  tipógrafo  señor 
Alufre  y  su  regente  el  Sr.  Vives,  á  quienes  enviamos  nuestros  mas  sinceros  plá- 
cemes, continúan  trabajando  algunos  ratos  como  artistas,  y  no  como  industriales. 
Valencia  estará  de  enhorabuena,  y  la  Sociedad  valenciana  de  bibliófilos,  de  la 
misma  manera  que  su  entendido  impresor,  merecerá  bien  de  las  Letras. 

Ofhere. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


N  los  primeros  dias  del  año  dura   aun  en  todos  los  hogares  el  grato 
calor  de  Navidad,  y  hasta  pasado  algún  tiempo  no  se  reaniman  los  cír- 
culos literarios,  recobrando  entonces  la  vida  que  hicieron  languidecer 
las  fiestas  domésticas  de  las  Pascuas. 
Este  año  no  hacen  mala  campaña  las  sociedades  consagradas  á  las  ciencias, 

las  letras  y  las  artes,  y  tendremos  que  ser  lacónicos  para  dar  en  pocos  ])árrafos 

cuenta  de  sus  trabajos. 


El  Ateneo  ha  emprendido  una  interesante  controversia,  debatiendo  los  efectos 
que  en  la  literatura  española  ha  de  producir  el  renacimiento  lemosin.  Ya  digimos 
que  el  Sr.  Vives  Liern  habia  presentado  este  tema,  declarándose  adversario  del 
renacimiento.  Sus  argumentos  han  encontrado  contestación  en  dos  eniditos  dis- 
cursos de  los  Sres.  Martínez  Aloy  y  Vives  Ciscar  (D.  José);  pero  en  ayuda  del 
iniciador  del  debate  ha  venido  una  persona  muy  autorizada,  el  archivero  general 
de  Valencia  y  presidente  que  ha  sido  del  Ateneo,  D.  Miguel  Velasco  y  San- 
tos, que  en  una  estudiada  peroración  combatió  á  los  escritores  que  emplean  la 
lengua  valenciana,  considerando  anacrónico  é  imposible  su  restablecimiento  lite- 
rario, y  juzgándolo  inspirado  además  en  un  sentimiento  de  particularismo,  contra- 
rio á  la  unidad  nacional  y  algún  tanto  perjudicial  para  ella. 

Mientras  esto  debate  la  sección  de  literatura  del  Ateneo,  la  de  ciencias  exac- 
tas y  naturales  continúa  examinando  la  aptitud  profesional  de  la  mujer,  y  el 
presidente  de  la  Corporación,  el  doctor  Campa,  distinguido  catedrático  de  medi- 
cina, ha  sostenido  en  un  buen  discurso  que  la  mujer,  por  la  especialidad  de  su 
sexo,  tiene  en  la  sociedad  y  en  la  familia  una  misión  peculiar,  que  no  se  aviene 
bien  con  el  ejercicio  de  las  profesiones  científicas. 


El  Ateneo  ha  cumplido  un  deber  triste  y  grato  á  la  vez,  consagrando  una 
sesión  solemne  á  la  memoria  del  que  fué  su  dignísimo  presidente  D.  Cristóbal 
Pascual  y  Genis. 

El  joven  jurisconsulto  D.  Vicente  Dualde  fué  el  encargado  de  la  oración  de 
honras,  en  la  cual,  dejando  aparte  el  carácter  político  del  diiunto  y  sus  méritos 


CRÓXICA    JIEN5UAL.  l^^g 


profesionales,  ocupóse  de  él  como  filósofo  y  literato,  demostrando  los  títulos  que 
en  ambos  conceptos  tiene  al  general  aprecio. 

D.  Félix  Pizcueta,  D.  Paulino  Ortiz  y  D.  Teodoro  Llórente,  dedicaron  á  Pas- 
cual y  Genis  sentidas  composiciones  poéticas.  Alguna  de  ellas  la  publicamos  en 
este  mismo  número  de  la  Revista. 

También  ha  sido  honrada  la  memoria  del  Sr.  Pascual  y  Genis  en  el  Ateneo 
Casino-Obrero,  del  que  era  socio  protector.  Hizo  allí  su  elogio  el  Sr.  D.  Emilio 
Borso,  y  le  consagraron  poesías  de  los  Sres.  Rodríguez  Guzman,  Ortiz,  Pizcueta, 
Puig  y  Torralba  y  Hurguete,  estos  dos  últimos  en  valenciano. 


La  Sociedad  del  Ral-Penat,  en  la  misma  noche  en  que  el  Sr.  Velasco  im- 
pugnaba en  el  Ateneo  el  movimiento  literario  á  cuyo  frente  marcha,  prestaba 
un  buen  ser\úcio  á  Valencia  recordando  los  olvidados  méritos  de  uno  de  sus 
ilustres  hijos,  del  activo  y  emprendedor  vclhiter  D.  Joaquín  Manuel  Fes,  que  dio 
el  siglo  pasado  e.xtraordinario  impulso  á  la  industria  sedera  y  promovió  muchas 
mejoras  en  esta  ciudad.  La  vida  de  Fos  parece  una  novela,  la  novela  del  genio  in- 
dustrial, y  en  este  concepto  la  juzgamos  tan  interesante  y  tan  honrosa  para 
nuestra  patria,  que  nos  proponemos  darla  á  conocer  en  esta  Revista.  Mientras 
tanto,  enviamos  nuestros  plácemes  al  celoso  escritor  D.  Víctor  Iranzo,  que  leyó 
en  el  Rat-Penat  una  interesante  biografía,  con  ribetes  apologéticos  muy  bien 
puestos,  de  este  valenciano  benemérito. 

Un  mallorquín  muy  amante  también  del  renacimiento  lemosin,  D.  Gerónimo 
Forteza,  se  oqupó  de  él  en  una  conferencia  dada  en  el  mismo  centro  literario.  En 
ella  explicó  las  causas  legítimas  de  este  movimiento,  su  sana  índole  y  sus  buenos 
resultados. 

Finalmente,  el  Sr.  Pizcueta  ha  terminado  sus  disertaciones  históricas  y  criti- 
cas sobre  las  Germanías  de  Valencia,  comparadas  con  las  Comunidades  de  Cas- 
tilla. 


La  Academia  de  Medicina  y  Cirujía  ha  celebrado  la  apertura  del  curso  con 
la  acostumbrada  solemnidad,  leyendo  el  catedrático  doctor  D.  José  Crous  un 
discurso  de  mucho  fondo,  en  el  cual  trató  de  la  fisiología  patológica  de  la  locura, 
procurando  poner  en  armonía  la  doctrina  filosófica  del  vitalismo  de  Santo  Tomás 
con  los  conocimientos  modernos  de  la  patología  del  cerebro. 


El  Instituto  médico-valenciano,  de  cuya  actividad  en  el  presente  curso  hemos 
hecho  ya  honorífica  mención,  no  desmaya  en  su  científico  celo.  Han  sido  muy 
interesantes  las  conferencias  dadas  por  los  doctores  D.  Vicente  Peset  y  Cervera 
sobre  el  alumbrado  de  los  teatros  bajo  su  aspecto  higiénico,  y  D.  Constantino 
Gómez  sobre  las  epidemias  que  nos  amenazan. 


140  REVISTA    DE    VALENCIA. 


La  Sociedad  Valenciana  de  Agricultura  ha  reanudado  sus  útiles  conferencias. 
La  primera  ha  estado  á  cargo  del  profesor  D.  César  Santomá,  que  habló  de  la 
influencia  de  la  electricidad  sobre  la  vejetacion. 


Un  centro  mas,  recreativo  pero  con  puntas  y  ribetes  de  científico  y  literario, 
tenemos  en  Valencia.  El  dia  23,  en  que  se  celebra  el  Santo  de  S.  M.  el  Rey, 
inauguróse  solemnemente  el  Círculo  Militar,  á  cuya  fonnacion  ha  contribuido 
especialmente  nuestro  compatricio  el  ilustrado  brigadier  Sr.  Monleon. 

La  sesión  inaugiiral  fué  muy  solemne,  honrándola  con  su  asistencia  las  auto- 
ridades y  corporaciones.  El  veterano  teniente  general  Excmo.  Sr.  D.  Manuel 
Lassala,  que  la  presidió,  improvisó  un  discreto  discurso  sobre  la  unión  de  las 
letras  y  las  armas;  el  capitán  de  caballería  D.  Pedro  Font  de  Mora  leyó  la  me- 
moria de  costumbre,  y  después  se  recitaron  poesías  apropiadas  á  la  índole  de 
la  Sociedad,  entre  las  que  sobresalieron  algunas  del  elegante  escritor  y  digno 
comandante  D.  Paulino  Ortiz. 


Aquel  mismo  dia,  que  los  militares  honraban  de  esta  culta  manera,  publi- 
caba la  Gaceta  las  recompensas  honoríficas  concedidas  por  méritos  en  la  ense- 
ñanza, en  otras  profesiones  científicas,  en  la  industria  y  las  artes;  y  entre  ellas, 
debemos  consignar  las  que  se  han  dado  á  propuesta  del  Rector  de  este  distrito 
universitario,  según  las  instrucciones  del  ministro  de  Fomento. 

El  Dr.  D.  Juan  Juseu  y  Castañera,  antiguo,  laborioso  y  modesto  catedrático 
de  la  Facultad  de  Derecho,  ha  obtenido  una  encomienda  de  número  de  la  orden 
de  Isabel  la  Católica;  el  Dr.  D.  Francisco  Llorca,  director  del  Instituto  provincial 
de  Castellón,  y  también  catedrático  antigiio  y  benemérito,  la  misma  recompensa; 
D.  Pnidencio  Solís  y  Miguel,  profesor  de  la  Escuela  Normal,  que  reúne  las 
mismas  circunstancias,  cruz  de  caballero  de  la  Orden  de  Carlos  III;  D.  Ignacio 
Monfort,  maestro  de  instrucción  primaria  de  Chiva,  con  cuarenta  y  dos  años  de 
buenos  servicios,  cruz  de  caballero  de  Isabel  la  Católica;  y  D.  Alfonso  Barrera  y 
Calduch,  alumno  aventajadísimo  de  la  Facultad  de  Derecho,  igual  distinción. 

Es  excelente  idea  condecorar  á  los  buenos  discípulos  juntamente  con  los  bue- 
nos maestros. 


La  prensa  política  valenciana  ha  experimentado  algunos  cambios:  El  Diario 
de  Valencia  y  El  Comercio,  que  representaban  dos  fracciones  de  un  mismo  par- 
tido, se  han  fundido  en  un  solo  periódico,  que  se  titula  El  Constitucional;  y  El 
Mensagero,  órgano  de  los  posibilistas,  ha  pasado  á  ima  nueva  empresa,  tomando 
el  nombre  de  El  Lhtiverso. 

Este  publica  los  lunes  una  hoja  literaria,  de  cuya  dirección  se  ha  encargado 
el  conocido  escritor  D.  Jacinto  Labaila. 


CRÓNICA    MENSUAL.  I4I 


* 


De  Bellas  Artes  poco  tenemos  hoy  que  decir.  Nuestros  pintores  continúan 
trabajando,  y  pocos  dias  pasan  sin  que  aparezca  algún  nuevo  cuadrito  en  los 
escaparates  de  la  calle  de  Zaragoza;  pero  son  obras  de  escasa  importancia,  aun- 
que apreciables  en  su  género. 

La  única  digna  de  especial  mención  es  el  hermoso  cuadro  que  el  Sr.  Agrasot 
ha  enviado  á  la  Exposición  artística  de  Viena.  Es  de  tamaño  bastante  grande  y 
representa  una  gallarda  florista  valenciana,  con  el  traje  antiguo  de  nuestras 
labradoras.  Es  un  tipo  característico,  que  llamará  la  atención  en  las  orillas  del 
Danubio.  El  cuadro,  por  lo  demás,  está  ejecutado  con  el  primor  propio  del 
Sr.  Agrasot. 


Los  teatros  han  estado  animadísimos  en  el  mes  que  comprende  nuestra  Cró- 
nica, llevando  la  ventaja  el  arte  musical,  gracias  al  eminente  tenor  español  Don 
Julián  Gayarre,  que  ha  obtenido  en  el  Teatro  Principal  tantos  triunfos  como  han 
sido  las  funciones  (catorce)  en  que  ha  tomado  parte.  El  público  valenciano  se 
ha  visto  arrastrado  por  la  filarmonía,  y  ha  llenado  todas  las  noches  aquel  gran- 
dioso coliseo,  á  pesar  de  los  altos  precios  de  las  localidades.  Lucrezia,  La  Fa- 
vorita. La  Africana,  I  Pnritani  ed  i  cavalieri,  y  Aida,  han  sido  las  óperas 
cantadas  por  Gayarre,  distinguiéndose  especialmente  en  La  Favorita  y  Aida.  La 
contralto  Sra.  Biancolini,  la  tiple  absoluta  Sra.  Remondini,  la  tiple  ligera  señora 
Lodi,  y  el  barítono  Sr.  Laban,  son  los  artistas  que  mejor  han  secundado  al 
famoso  cantante  navarro. 


El  Teatro  de  Apolo  ha  querido  atraer  al  público  con  el  aliciente  de  un  vis- 
toso espectáculo  coreográfico,  y  ha  puesto  en  escena,  con  bastante  lujo,  el 
baile  Flama. 

¡Pobre  literatura  dramática!  Mientras  la  música  y  la  danza,  las  decoraciones 
fantásticas,  las  bailarinas  gallardas,  los  trajes  brillantes  y  los  resplandores  de  la 
luz  Drumont,  recrean  los  sentidos,  el  drama  y  la  comedia  no  saben  dónde  me- 
terse, ni  dan  apenas  señales  de  vida. 

Un  principiante,  lleno  de  entusiasmo  é  ingenuidad,  D.  Ricardo  Mateos  Gar- 
cía, ha  estrenado  en  el  Teatro  de  la  calle  de  Ruzafa,  un  drama  titulado  El  es- 
clavo de  Valencia,  y  referente  á  amores  de  una  princesa  mahometana  y  un  cautivo 
aragonés,  como  el  célebre  Marsilla. 

— Siempre  probaron  mal  los  moros  en  el  teatro,  dice  un  amigo  nuestro,  sin 
acordarse  de  Hartzenbusch. — Y  en  este  caso  no  andaba  descaminado. 

Otra  novedad  dramática,  también  de  poca  monta,  ha  sido  la  Revista  crítica 
titulada  Juicio  del  año,  y  puesta  en  escena  en  el  Teatro  de  la  Princesa,  obra  de 
los  Sres.  Torres  Orive  y  Cortina. 


bibliografía  valenciana. 


IIEOGRAFÍA  DESCRIPTIVO-RECREATIVA,  ó  una  excursión  fa- 
miliar POR  LAS  CAPITALES  DE  ESPAÑA,  Ubro  de  lectiira  para  las  escuelas, 
por  Andrés  Fernandez  Ollero.  Libro  I.  Séptima  edición.  Valencia. 
Imp.  de  Alufre.  1882  (l). 

Esta  obrita,  declarada  de  texto  para  las  escuelas  de  instrucción  primaria,  es 
muy  conocida,  y  prueba  de  la  aceptación  que  tiene  son  las  muchas  ediciones 
que  hay  que  hacer  de  ella.  Comprende  la  descripción  geográfica  é  histórica  de 
las  capitales  y  ciudades  de  España,  el  clima  de  sus  provincias,  los  rios  que  riegan 
su  suelo,  producciones,  hombres  célebres  y  otras  muchas  curiosidades. 

PRÁCTICAS  DE  TALLER,  por  C.  P.  B.  Shelley,  ingeniero  civil,  tra- 
ducido de  la  sexta  edición  inglesa  por  D.  Antonio  Cañada  y  Gisbert,  Comandante 
capita?t  de  Artillería.  Ilustrado  con  2og  grabados.  Valencia. — Iinpr.  de  Dome- 
nech,  18S2  (2). 

Este  tratado  tiene  por  objeto  dar,  bajo  una  forma  concisa,  una  explicación  de 
los  medios  empleados  para  el  trabajo  en  los  talleres  mecánicos,  y  ha  conseguido 
gran  reputación  en  Inglaterra  para  la  instrucción  industrial,  como  lo  prueba  el 
número  de  ediciones  que  ha  alcanzado. 

Sus  diferentes  capítulos  comprenden  todo  lo  concerniente  á  las  medidas  de 
longitud  y  métodos  de  medición,  herramientas  de  mano  para  el  trabajo  en  ma- 
dera, y  las  empleadas  para  metales,  formación  de  cantos  ó  bordes  rectos  y  su- 
perficies planas,  tornos  de  pedal,  tornos  mecánicos,  máquinas  de  taladrar  y  bar- 
renar, máquinas  de  cepillar,  limadores  y  de  acanalar,  punzones  y  tigeras 
mecánicas,  y  distribución  de  la  fuerza  motriz  á  las  máquinas  operadoras.  Todo 
está  explicado  con  sencillez  y  precisión,  que  es  lo  que  hay  que  desear  en  esta 
clase  de  tratados.  Y-estas  son  también  las  condiciones  de  la  traducción,  debida 
á  un  inteligente  militar  del  cuerpo  de  Artillería. 

ENSAYO  ESTADÍSTICO-TERRITORIAL  de  la  división  eclesi.4stica  por 
parroquias  de  la  Ciudad  de  Valencia  y  su  término  municipal ,  y  descripción 
de  los  edificios  urbanos  y  ámbito  rural  de  cada  ima  de  ellas,  por  D.  Asencio 
Cañizares. —  Valencia,  Imprenta  de  Matiuel  Alufre.  1881  (3). 

El  Sr.  Cañizares,  oficial  primero  del  Ayuntamiento  y  autor  del  Nomenclátor 
de  las  calles  y  plazas  de  Valencia,  ha  prestado  un  nuevo  servicio  á  la  ciudad,  ha- 
ciendo el  presente  trabajo  estadístico,  cuya  índole  está  explicada  suficientemente 
en  el  título.  Lo  ha  dedicado  al  Ayuntamiento,  que  ha  aceptado  la  dedicatoria,  y 
ha  contribuido  á  la  publicación. 

(1)  Un  tomito  en  8.°  de  128  páginas.  Nueve  pesetas  la  docena. 

(2)  Un  tomo  en  8."  francés,  de  352  p.ígs.  de  impresión  muy  esmerada,  con  escelentes  grabados 
intercalados  en  el  texto. 

(3)  Un  folleto  de  1 10  págs.  en  4.°,  que  se  halla  de  venta  en  las  piincipales  librerías.  Precio;  6  rs. 


LO  RAT-PENAT. 

SOCIETATDE  AMADORS  DE  LES  GLORIES  VALENCL\NES. 
JOCHS  FLORALS  DÉ  VALENCIA. 

CONVOCATORIA    PERA    'lS    DEL    PRESENT    ANY    MDCCCLXXXII. 


Contimiant  osla  Socictat  en  lo  lloable  pio- 
pósit  de  dur  avant  nostre  gloiiús  renaiximeiit 
lliterari-artistich,  y  cumplint  lo  dispost  per  los 
seus  estatuts,  celebrará  durant  la  fira  de  Juliol 
del  present  any  solemnes  "Joclis  Floráis;  y  ab 
eixe  fi  invita  á  pendre  part  en  ells  ais  escrilors 
y  artistes  dest  antich  Reyne,  ais  del  Principal 
de  Catalunya,  ais  de  les  Ules  Balears,  ais  de 
Provenfa  y  ais  de  totes  aquellcs  terres  ahon 
nostra  materna  llengua   es    parlada  ó  coneguda. 

Pera  la  qual  solemnitat,  seguit  la  costum  de 
llarg  tenips  establida  en  tais  casos,  regirá  lo 
següent 

CARTELL. 
PREíMIS  ORDINARIS. 

/•lor  natural. — Est  fremi  de  lumor  y  cortesía 
será  adjudica!  á  qui  resulte  ser  autor  de  la  mes 
inspirada  composició  poética,  sobre  tema  que 
's  deixa  al  bon  gust  deis  trovadors.  Qui  1'  ob- 
tinga  se  servirá  donarlo  á  la  dama  de  sa  elecció, 
la  qual,  proclamada  REINA  DE  LA  FESTA,  com 
de  antich  se  acostumava,  entregará  los  denles 
premis  ais  que  guanyats  los  bajen. 

Un  brot  de  Uorer  de  argent  y  or. — Se  adjudi- 
cará al  autor  del  millor  estudi  critich-artistich 
del  saló  dit  de  Corts,  existent  en  la  Real  Au- 
diencia de  nostra  ciutat. 

Un  obgecte  de  art,  al  autor  del  millor  dibuix 
en  forma  adecuada  pera  diploma,  tamany  de 
full  espanyol,  y  alegorich  á  esta  Societat. 

Un  obgecte  de  art,  al  autor  del  millor  bust, 
fanch  cuit,  tamany  natural,  del  rey  Jaime  I. 

Un  obgecte  de  art,  al  autor  del  millor  noc- 
turn  pera  piano  y  armonium  y  de  una  melo- 
dia  pera  cant  y  piano.  La  Uetra  será  valenciana 
á  elecció  del  autor  de  la  música. 


Premis  extraordinaris. 

Una  Joya  de  argent  ab  disttnts  atribuís,  oferta 
por  la  Éxcma.  Diputado  Piovincial. — Será  ad- 
judica! este  premi  al  autor  del  millor  estudi 
historich  sobre  el  art  de  la  seda  en  Valencia. 
Dit  treball  podrá  estar  escrit  en  castellá  ó  en 
valencia. 

Un  obgecte  d>  escritori  de  or  y  argent,  ab  lo  es- 
cut  de  armes  de  Valencia,  obsequi  del  Excm. 
Ajuntamení  de  esta  ciutat,  al  autor  de  la  mi- 
llor memoria  sobre  1'  orige,  vicisituts  y  organi- 
sació  que  tingueren  els  gremis  y  colegís  de  arts 
y  oficis  de  Valencia. — També  este  treball  se 
podrá  escriure  en  castellá  ó  valencia. 

Una  joya  alegórica  de  or  ab  los  escuts  de  Ca- 
talunya y  \^^lenc¡a.  Present  de  la  Excma.  Di- 
putado provincial  de  Barcelona,  al  poeta  que 
mes  inspiradament  celebre  la  fraternitat  deis  dos 
anomenats  pobles. 

TJn  brot  de  Uorer  de  argent.  —  Se  adjudicará 
esta  joya,  oferida  per  la  Societat  Económica  de 
Aniichs  del  pais  de  esta  ciutat,  al  autor  deis  mi- 
llors  apunts  histórichs  y  critichs  sobre  'Is  antichs 
gremis  de  Valencia  y  la  organizado  é  influen- 
cia económica  y  política  deis  mateíxos.  Estos 
apunts  se  escriui'án  en  castellá,  segons  indicació 
de  la  mencionada  Societat. 

Una  copa  de  argent,  present  del  .\teneu  cien- 
tifich,  lliterari  yartístícíi  d'  esta  ciutat,  al  autor 
del  millor  poema  de  curta  estensió,  sobre  un 
asunt  historich  ó  llegendari,  referent  ais  anals  ó 
tradicions  del  antich  reyne^de  Valencia. 

Un  obgecte  d  escritori  de  marbre  ab  utia  ale- 
goría de  argent,  regal  del  Ateneu  Casi  Obrer,  al 
autor  de  la  millor  memoria  sobre  la  industria  de 
la  sabateria  en  Valencia,  son  pasat,  estat  actual 
y  mijos  mes  convenients  pera  minorarla. 


144 


REVISTA    DE   VALENCIA. 


Una  rosa  de  argtnty  or,  oferta  per  el  Circuí 
Valencia,  al  autor  de  la  millor  biografía  y  elogi 
de  fray  Joan  Gilabert  Jofré,  fundador  del  Hos- 
pital d'  esta  ciutat.  Esta  biourafia  podrá  eseriu- 
res  en  castellá  ó  valencia. 

Un  álbum  sobre  la  historia  delgt-abaí  espanyol, 
regal  de  1' Asociació  Artístich-Arqueológica  Bar-, 
celonesa,  al  autor  del  millor  estudi  sobre  'Is 
origens  del  grabat  en  Valencia. 

TJna  joya  de  argcnt,  obsequi  del  M.  I .  señor 
President  honorari  que  fon  d'  esta  societat  Don 
Vicent  Boi.x,  al  autor  del  millor  drama  en  un  ó 
mes  actes. 

Un  escut  de  argeiit,  simulant  el  que  usen  los 
religiosos  de  la  Mercé,  ofert  que  lo  difunt  senyor 
D.  Bernat  Joseph  Escriba,  será  otorgatal  autor 
de  la  millor  llegenda  llemosina,  en  vers  ó  en  pro.sa, 
sobre  1'  orige  y  encontré  de  la  image  de  la  Ma- 
dona  deis  Angels,  en  lo  Puig;  entenentse  dita 
llegenda  fins  la  fabricaciú  del  convent  de  reli- 
giosos de  dita  orde,  per  iniciativa  del  pare  fray 
Pere  Nolasch. 

Un  pomell  de  vióleles  de  argent,  regal  de  la  se- 
ñora Doña  Isabel  de  La  Cerda  de  Andreu,  REINA 
DE  EESTA  deis  últims  Jochs  Floráis,  al  trovador 
que  millor  cante  les  glories  de  Valencia. 

Un  medalla  de  argent  ab  lo  bust  de  un  escri- 
tor valencia,  obsequi  de  D.  Leopoldo  García,  al 
autor  de  la  millor  llegenda  en  prosa  sobre  fets 
déla  historia  de  Valencia. 

Una  ploma  de  argent  daurat,  oferta  per  Don 
Vicent  Bellmont,  al  poeta  que  millor  cante  á  la 
memoria  del  ilustre  actor  D.  Julia  Romea. 

Ademes  deis  anteriors  preniis,  pera  la  con- 
cesió  deis  quals  se  atendrá,  no  solament  al  mérit 
relatiu,  sino  absolut,  se  podrán  coucedir  altres 


premis  y  accésits  consistents  en  wíí>íc;í)>!í  honori- 
fiques . 

Les  composicions  en  que  altra  cosa  no  se 
baja  prevengut,  deurán  ser  escrites  en  antich  ó 
modern  llemosi  Iliterari  d'  est  Reyne,  del  Princi- 
pal de  Catalunya  ó  de  les  liles  Mallorques,  pro- 
curant  los  autors  evitar  la  influencia  de  altres 
liengues  estranyes  á  nostra  paria,  y  haurán  de 
ser  inédites. 

Totes  les  obres  se  dirigirán  al  Secretari  de 
la  Societat,  piafa  del  Conde  Casal,  2,  avans  del 
migdia,  primer  del  sobredit  Juiiol  vinent,  acom- 
panyada  cascuna  de  un  plech  tancat,  que  contin- 
drá  lo  noni  del  autor  y  dura  en  lo  sobreescrit  lo 
mateix  lema  y  títul  de  aquella,  los  quals  plechs 
se  cremarán,  si  no  resulten  premiades  les  obres 
á  eiis  corresponents. 

La  Societat  se  reserva  per  un  any  lo  dret 
de  publicar  les  obres  premiades  y  de  estrenar 
les  dramátiques.  Les  de  dibuix  y  escultura  que- 
darán propietat  de  la  niateixa. 

Esta  Corporació  desija  que  tots  els  que  pren- 
guen  part  en  los  prúxims  Joclis  Floráis,  se  ins- 
piren en  lo  ver  amor  á  les  glorioses  tradicions 
de  la  patria. 

En  Junta  de  gobern,  celebrada  el  25  del  cor- 
rent  foren  nomenats  Mantenedors  pera  que  for- 
men el  Consistori  que  ha  de  jusgar  les  obres  que 
se  presenten  ,  los  senyors  D.  Rafel  Ferrer  y 
Bigné,  D.  Félix  Pizcueta,  D.  Tomás  Fortega, 
D.  Lluis  Arigo,  señor  vizconde  de  Hetera,  Don 
Antoni  Yerro  y  D.  Joseph  Jordá. 

Fon  escrit  y  firmal  lo  present  cartell  en  la 
ciutat  de  Vaiencia  á  26  de  Giner  de  1882. — Lo 
President,  Rafel  Ferrer  y  Bigné. — Lo  Secretari 
general,  Ferran  Reig  y  Flores. 


Valencia    1882  — I.mprenta  pe  Do.menech.  Mak,  48. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."  Marzo  de  1882. 


D.  CRISTÓBAL  PASCUAL  Y  GENÍS. 


ESTUDIO  BIOGRÁFICO  Y  LITERARIO. 


UY  pocas  personas  hemos  conocido  mas  sinceramente  enamoradas  de 
la  gloria  que  la  que  vá  á  ser  objeto  de  las  presentes  líneas.  Diríase 
que  esta  aspiración  de  su  alma  formaba  el  estímulo  mas  poderoso  de 
todos  sus  actos,  y  aun  abrigamos  la  seguridad  de  que  si,  á  semejanza  de  Séneca, 
se  hubiese  dejado  á  su  elección  el  género  de  muerte  á  que  habia  de  sucumbir, 
mirando  á  su  renombre,  prefiriera  la  que  por  accidente  alcanzó. 

En  efecto,  fallecer  en  el  desempeño  de  una  nobilísima  misión,  en  defensa  de 
lajusticia  y  amparo  de  la  pobreza;  realizando  un  acto  que  caía  á  la  vez  bajo  el 
dominio  del  derecho  y  de  la  caridad,  de  la  ciencia  y  de  la  virtud,  demostrando 
al  propio  tiempo  que  su  talento,  sus  envidiables  cualidades  morales;  caer  como 
César  mismo,  en  el  foro,  envuelto  con  la  toga  del  Padre  Conscripto,  al  golpe 
inopinado  de  enemigo  no  menos  cauteloso  que  Bruto,  era  digno  fin  de  una  exis- 
tencia de  lucha,  de  abnegación  y  de  sacrificios;  era  escribir  por  sí  mismo  y  con 
la  elocuencia  de  su  último  acto,  su  propia  apoteosis. 

Pero  ¿por  qué,  á  pesar  de  las  poderosas  facultades  de  que  tan  repetidas 
muestrcis  ha  dado  en  el  trascurso  de  su  vida,  y  á  pesar  de  hallarse  estimulado 
constantemente  por  el  legítimo  deseo  de  conquistar  un  nombre  glorioso,  no 
llegó  nuestro  inolvidable  paisano  á  la  altura  que  le  señalaban  sus  merecimientos? 

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146  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Fácil  es  contestar  á  esta  pregunta:  es  que  dos  enemigos  irreconciliables  de  la 
fortuna  y  de  la  gloria,  se  interponían  constantemente  en  su  camino;  la  modestia 
no  fingida  que  procede  de  la  dignidad,  y  el  trabajo  duro,  penoso  y  no  interrum- 
pido en  el  ejercicio  de  su  noble  profesión;  trabajo  cuyos  resultados  no  son  aque- 
llos que  pregonan  á  los  cuatro  vientos  las  trompetas  de  la  Fama. 

Pascual  y  Genis  era  uno  de  esos  hombres  escepcionales  que  ponen  en  no  ocu- 
par el  puesto  que  de  derecho  les  corresponde,  todo  el  empeño  que  muchos  otros 
en  conseguir  lo  que  nunca  merecieron.  A  semejanza  de  las  personas  verdade- 
ramente superiores,  no  tenia  en  sí  mismo,  en  sus  aptitudes  y  medios  una  com- 
pleta seguridad.  Veia  á  cada  paso  reputaciones  usurpadas,  necios  glorificados, 
notabilidades  creadas  al  calor  de  la  ignorancia  general  ó  de  las  obsesiones  gace- 
tillescas,  y  temia  confundirse  con  ellas;  recelaba  que  el  aplauso  y  el  elogio,  cuando 
resonaban  halagadores  en  su  oido,  pudiesen  ser  hijos  ó  de  la  torpe  lisonja  ó  de 
la  amistad  indulgente. 

¿Por  qué  no  decirlo?  Habia  otra  circunstancia  en  él,  que  hasta  cierto  punto 
esterilizaba  los  frutos  de  su  actividad  y  de  su  inteligencia,  y  esta  circunstancia 
era  la  duda.  Ninguna  doctrina,  ningún  hecho  se  hallaba  libre  para  él  de  un  frió 
examen,  aun  aquellas  cosas  que  constituían  sus  mas  arraigadas  convicciones;  y  '■ 
de  este  trabajo  intelectual  solía  resultar,  como  consecuencia,  la  duda,  y  como  ori- 
ginado por  esta,  el  desfallecimiento.  ¡Cuántas  veces  hemos  visto  asomar  á  sus 
labios  una  sonrisa  de  lástima  ó  de  incredulidad  ante  el  espectáculo  de  hechos  que 
nos  fascinaban!  Bien  es  verdad  que  esto  duraba  el  tiempo  necesario  para  que 
los  naturales  impulsos  de  su  alma  generosa  se  sobrepusiesen  á  aquel  instinto 
fatal  de  análisis  y  de  duda. 

Hé  aquí  las  razones  que  en  concepto  nuestro  le  impidieron  hacer  lo  nece- 
sario para  que  su  reputación  estuviera  á  la  altura  de  sus  merecimientos;  para 
elevar,  teniendo  fuerzas  sobradas  para  ello,  monumentos  imperecederos  de  su 
gloria,  que  la  perpetuaran  á  través  de  las  generaciones;  acaso  creía  que  la  memo- 
ria postuma  era,  como  todas  las  cosas,  lo  que  aseguraba  él  mismo  en  estos  versos 

valencianos: 

";Veus  la  pirámit  qual  cel  s'  en  munta 

Y  al  home  deixa  mut  y  sorpres? 

Puix  ahon  remata  finix  en  punta, 

En  punt,  la  punta;  y  el  punt,  en  res.,, 

Por  eso,  fuera  de  las  provincias  valencianas  en  donde  su  renombre  de  juris- 
consulto eminente,  pensador  profundo  y  poeta  inspiradísimo  era  general,  solo 
conocía  su  valiosa  importancia  aquel  reducido  número  de  personas  que  no  se 
limitan  á  estudiar  el  movimiento  intelectual  de  una  nación,  siguiendo  únicamente 
el  que  se  realiza  en  el  ámbito  estrecho  de  la  corte;  por  eso  quedó  reducido  hom- 
bre tan  ilustre,  de  tan  notables  y  variadas  aptitudes,  á  ser  una  celebridad  legional, 


biografía    de  D.    CRISTÓBAL    PASCUAL    Y    GENIS.  I47 


como  dirian  con  desden  muchos  habitantes  de  esa  villa  coronada,  en  donde  por 
cada  reputación  legítima  hay  cien  notabilidades  por  gracia  de  la  "Guia  de  foras- 
teros.,, 

Estudiándole  en  sí  mismo  y  en  sus   actos,  comprenderemos  lo  mucho  que 
valia  y  la  altura  envidiable  á  que  hubiese  podido  llegar. 


# 
*  « 


Nació  D.  Cristóbal  Pascual  y  Genis  en  nuestra  ciudad  el  dia  27  de  Febrero 
de  1823,  año  memorable  en  la  historia  de  nuestras  luchas  políticas.  La  existencia 
de  nuestro  malogrado  amigo  fué  un  sacrificio  continuo  en  aras  del  trabajo.  A  los 
cuatro  años  de  edad,  cuando  la  inmensa  mayoría  de  los  niños  apenas  pueden 
balbucear  las  palabras  pronunciadas  por  los  amorosos  labios  de  las  madres, 
Genis  leia  ya  de  corrido;  á  los  seis  años  leia  y  escribía  fácil  y  correctamente;  á  los 
siete  su  instrucción  primaria  habia  terminado,  y  se  hallaba  en  disposición  de  em- 
prender los  estudios  universitarios.  Impidióselo,  sin  embargo,  la  suspicacia  de 
aquellos  gobiernos  absolutos,  la  cual  llegaba  hasta  el  extremo  de  poner  las  eda- 
des como  medida  de  las  aptitudes. 

Estudiando  privadamente,  pasó  Genis  el  tiempo  necesario  para  cumplir  la 
edad  reglamentaria  y  poder  ser  admitido  á  los  estudios  de  segunda  enseñanza. 
Cómo  hizo  estos  y  los  superiores  de  derecho;  qué  suma  tan  inmensa  de  talento 
y  aplicación  empleó  en  su  carrera,  no  somos  nosotros  quienes  lo  hemos  de  de- 
cir, sino  las  notas  alcanzadas  en  los  exámenes,  siempre  las  primeras,  la  de  nemine 
discrepante  en  la  licenciatura,  que  fué,  para  lucimiento  del  graduando,  no  un  acto 
académico,  sino  una  verdadera  justa  científica. 

Las  felices  disposiciones  de  Genis  y  aquella  sorprendente  precocidad  intelec- 
tual maravillaban  á  todos  sus  maestros  y  cautivaban  la  consideración  y  el  respeto 
de  los  mismos  condiscípulos;  así  es,  que  nuestro  amigo  entró  ya  en  el  ejercicio  de 
su  profesión  y  en  la  vida  pública  precedido  de  la  gran  fama  universitaria  que  á 
voz  en  grito  pregonaban  sus  mismos  profesores. 

Durante  el  tiempo  de  su  carrera  y  en  los  momentos  escasos  de  ocio  que  tan 
graves  estudios  le  permitían,  Cristóbal  Pascual  se  entregaba  á  otros,  que  no  por 
ser  mas  deleitables,  necesitaban  menos  caudal  de  inteligencia  y  de  reflexión.  Nos 
referimos  á  los  estudios  literarios,  que  hubieran  llegado  á  ser  los  predilectos  de 
nuestro  amigo,  sin  la  imperiosa  necesidad  de  consagrarse  por  completo  á  los  de- 
beres de  la  profesión. 

En  1845,  á  los  veintidós  años  de  edad,  se  encontraba  Genis  ya  en  el  pleno 
de  su  desarrollo  intelectual  y  en  aptitud  de  dar  á  conocer  las  variadas  facultades 
que  le  adornaban. 


148  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Sus  brillantes  trabajos  en  el  foro;  sus  composiciones  literarias,  de  que  nos 
ocuparemos  después,  publicadas  en  los  periódicos  de  la  capital  de  mayor  cré- 
dito á  la  sazón,  en  una  época,  sobre  todo,  en  que  Valencia  se  hallaba  por  cir- 
cunstancias especiales  huérfana  de  verdaderos  ingenios  en  que  siempre  ha  so- 
bresalido, hicieron  que  se  fijase  en  él  la  general  atención,  como  en  una  legítima 
esperanza  del  pueblo  que  le  vio  nacer.  La  fortuna  le  sonreía,  y  nada  mas  fácil  que 
dejarse  conducir  por  ella  triunfalmente,  sin  mas  trabajo  por  parte  de  Genis  que  so- 
focar las  convicciones  de  su  razón  y  los  impulsos  de  su  conciencia.  Para  un  acto  de 
tal  naturaleza  no  habían  de  faltarle  en  aquellos  tiempos,  ni  en  otros  posteriores, 
ejemplos  de  fácil  imitación,  ni  á  su  talento  razones  para  cohonestar  semejante 
conducta.  Pero,  honrado  y  digno,  no  quiso  entrar  rastreándose  por  la  mezquina 
pu-'rta  que  dá  acceso,  según  la  fábula,  al  vasto  templo  de  la  Fortuna.  Profesaba 
en  política  y  en  filosofía  determinadas  ideas,  y  no  le  plugo  sacrificarlas  en  prove- 
cho propio;  proclamó,  por  el  contrario,  en  sus  discursos  y  en  sus  actos  lo  que 
era  y  á  lo  que  aspiraba,  cerrándose  voluntariamente  por  este  hecho  el  camino 
del  porvenir  por  la  condena  de  inhabilitación  absoluta  perpetua  que  pesaba  en- 
tonces sobre  su  partido. 

Hé  aquí  cómo  el  que  con  tan  buenos  auspicios  empezaba  las  carreras  del 
foro  y  de  la  literatura,  procurábase  por  sí  mismo  un  medio  de  esterilizar  los 
triunfos  en  ellas  conseguidos.  Ser  progresista  entonces  era  peor  que  en  posterio- 
res épocas  llamarse  ilegal  ó  demagogo;  negábase  á  los  que  profesaban  seme- 
jantes ideas,  aun  cuando  evidenciasen  su  talento,  ciertas  formas  de  buena  socie- 
dad y  ciertos  alardes  de  esquisita  cultura  que,  según  ellos,  solo  era  dado  poseer  á 
los  iniciados  en  aquellos  misterios  de  Epicúreo,  quienes  merced  á  estas  cualidades, 
eran  bien  vistos  allá  en  donde  se  dispensan  los  goces  del  poder  juntamente  con 
los  de  la  fortuna. 

Desde  entonces  se  manifestó  Genis  bajo  el  triple  aspecto  de  político,  literato 
y  hombre  de  ciencia,  sin  que  ninguna  de  estas  tres  aptitudes  menoscabase  á  las 
otras;  antes  al  contrario,  parecían  completarse  mutuamente  para  la  fomiacion  del 
conjunto  armónico  de  su  inteligencia.  Estudiándole  fisiológicamente  se  com- 
prende bien  aquella  admirable  generalización  de  facultades  que  le  distinguía.  El 
desarrollo  evidente  de  su  encéfalo  no  se  habia  verificado  á  espensas  de  los  demás 
órganos,  como  acontece  con  esos  seres  de  precocidad  asombrosa,  en  quienes 
toda  la  sabia  vital  se  acumula,  por  decirlo  así,  en  el  órgano  del  pensamiento, 
ocasionando  la  plétora  de  él,  en  medio  de  la  general  anemia  que  constituye  el  in- 
curable raquitismo.  El  cerebro  de  Genis  no  vivía  á  espensas  de  los  demás  órganos, 
ni  menoscababa  la  extensión  y  profundidad  del  pensamiento  el  ejercicio  de  las 
otras  funciones.  Entre  su  parte  intelectual,  moral  y  física,  habia  una  armonía  tan 
perfecta,  un  equilibrio  tan  sólido  y  estable,  como  entre  sus  aptitudes,  con  ser  tan 
variadas  y  contradictorias  al  parecer.  La  razón  severa  del  filósofo  se  avenía  per- 


BIOGRAFÍA   DE    D.    CRISTÓBAL    PASCUAL   Y    GENIS.  149 


íectamente  con  la  brillante  imaginación  del  poeta,  mientras  el  sentimiento  ener- 
vador  de  este  en  nada  se  oponia  á  la  fria  impasibilidad  y  al  enérgico  carácter  del 
político. 

Era  aquella  organización,  no  viciada  ni  entonces  ni  después  por  trastornos  y 
perturbaciones,  tipo  acabado  de  regidaridad;  sabia,  sentía  y  obraba  con  el  reposo 
y  la  calma  de  quien  siente,  piensa  y  obra  bien,  encontrando  verdadero  goce  en 
el  ejercicio  de  estas  tres  manifestaciones  de  su  espíritu. 

Como  la  parte  política  de  la  existencia  de  Genis,  sin  ser  la  que  realmente  le 
imprimió  carácter,  fué  la  que  alcanz.')  influencia  mayor  en  los  acontecimientos 
de  su  vida,  nos  vemos  en  la  necesidad  de  ocuparnos  de  ella  en  lugar  preferente, 
no  para  discutir  sus  ideas  ni  para  elogiarlas  siquiera,  sino  para  relatar  suscinta- 
mente  los  títulos  que  adquirió  á  la  pública  consideración,  y  los  servicios  que  hubo 
de  prestar  en  los  diferentes  cargos  que  á  causa  de  ellas  le  fueron  conferidos. 


*  * 


Genis  no  habia  militado  ostensiblemente  en  ningún  partido,  por  mas  que 
rindiera  culto  en  su  corazón  á  las  ideas  de  progreso,  que  le  han  merecido  cons- 
tantemente un  culto  sincero  y  entusiasta.  Parecía  mas  bien  por  aquella  época 
(jue  ninguna  inclinación  le  impulsara  á  la  vida  política  cuyas  agitaciones  y  vi- 
cisitudes eran  opuestas  á  su  carácter,  lleno  de  retraimiento  y  concentración,  y 
dado  á  la  soledad  y  al  estudio.  Los  acontecimientos  que  sucedieron  al  pronun- 
ciamiento de  1843,  la  felonía  del  partido  moderado  destruyendo  la  situación 
simbolizada  por  el  Duque  de  la  Victoria,  sirviéndose  para  ello  de  los  mismos 
incautos  progresistas  que  entraron  en  la  coalición,  determinó  á  Genis  á  colo- 
carse de  una  vez  en  el  sitio  que,  como  hombre  de  ideas  liberales,  y  ya  entonces 
democráticas,  antes  de  que  se  hablase  de  democracia  en  España,  le  correspondía. 

En  aquella  terrible  década  para  su  partido  de  1844  á  1854,  trabajó  Genis 
con  todas  sus  fuerzas  para  el  triunfo  de  las  ideas  que  defendía. 

Al  estallar  la  revolución  iniciadora  del  famoso  bienio.  Genis  no  lué  nada;  ni 
pidió,  ni  le  dieron;  contentóse  con  prestar  todo  su  apoyo  á  una  situación  cuyo 
término  próximo  se  adivinaba  por  los  elementos  que  la  constituían.  El  antiguo 
santonismo,  que  con  su  desacierto  había  perdido  la  causa  del  progreso  en  1843, 
tornaba  con  su  estrechez  de  miras,  sus  temores  á  la  libertad  y  la  suspicacia  que 
le  causaba  todo  elemento  joven,  á  preparar  la  ruina  de  aquella  situación. 

Defecto  era,  este  último  que  lamentamos,  propio  del  antiguo  partido  progre- 
sista y  de  que  no  está  libre  todavía  su  legítimo  sucesor;  su  prevención  contra  la 
juventud  ha  constituido  en  él  una  monomanía;  en  cambióse  encuentra  bien  y  á 
sus  anchas  entre  todos  los  elementos  viejos,  caducos,  é  impenitentes.  En  cual- 


150  REVISTA   DE   VALENCIA. 


quier  otro  partido  en  que  el  talento,  cierta  cultura  y  cierta  distinción  fueran  te- 
nidos en  algo,  Genis  hubiese  ocupado  un  puesto  distinguido  desde  el  primer  mo- 
mento, pero  necesitaba  dar  pruebas  de  sincero  patriotismo,  necesitaba  ir  ascen- 
diendo paulatinamente  en  la  escala  de  las  distinciones  según  sus  merecimientos. 
Por  de  pronto  Genis  fué,  durante  aquel  bienio,  periodista.  Con  Peris  y  Valero 
escribe  el  periódico  antidinástico  que  ha  visto  primeramente  la  luz  en  España, 
y  acompáñanles  en  la  redacción  del  mismo  el  malogrado  Calvet  y  el  estoico 
Don  Joaquín  Alfonso.  La  epidemia  colérica  obliga  á  Cristóbal  Pascual  á  acom- 
pañar á  su  familia  fuera  de  la  ciudad,  y  durante  su  ausencia  es  nombrado  sín- 
dico del  Ayuntamiento.  El  deber  le  obliga  á  abandonar  los  aires  puros  de  la 
montaña  y  regresar  á  la  ciudad  apestada,  cuando  todos  huían  de  ella  con  lágrimas 
en  los  ojos  y  luto  en  el  corazón.  El  hambre  y  la  epidemia  se  cebaban  en  Valen- 
cia, ocasionando  públicos  trastornos  cada  vez  de  más  difícil  solución;  las  arcas 
del  Municipio  se  hallaban  exhaustas  para  atender  á  tan  apremiantes  necesidades; 
pero  nuestro  amigo,  con  la  virilidad  cívica  q\ie  le  caracterizaba,  despreciando  la 
impopularidad,  y  atento  solo  á  la  salvación  de  Valencia,  propone  un  empréstito, 
que  se  hace  á  la  luz  del  dia,  con  noble  franqueza,  y  cuyas  bases  merecieron  la 
aprobación  y  el  elogio  de  los  patricios  mas  respetables  de  todos  los  partidos. 

Al  mismo  tiempo  que  realiza  esta  obra,  atiende  á  los  males  de  la  epidemia 
sin  permitirse  un  momento  de  descanso,  fijo  siempre  en  su  puesto  de  honor, 
comiendo  en  la  Casa  déla  ciudad  y  durmiendo  muchas  veces  sobre  los  bancos 
de  su  Consistorio .  El  discurre,  aconseja,  prevé,  y  su  actividad  febril  es  la  ad- 
miración de  todo  el  mundo. 

Comisionado  para  ir  á  Madrid,  á  fin  de  ijue  el  empréstito  se  apruebe  por  las 
Constituyentes,  es  nombrado  ausiliar  de  la  comisión  de  diputados  elegida  al 
efecto,  y  á  él  se  encarga  la  redacción  del  dictamen,  aprobado  sin  discusión  por 
el  Congreso,  y  con  aplauso  del  pueblo  valenciano. 

De  regreso  á  nuestra  ciudad,  á  pesar  de  que  la  epidemia  no  había  cesado, 
pide  en  una  proposición,  defendida  por  él  en  sesión  pública,  con  elocuentísima 
palabra,  la  abolición  de  la  inmoral  contribución  de  consumos,  legítimamente  abor- 
recida por  el  pueblo  entero,  y  el  2  de  Enero  de  1855,  como  todavía  no  se  hubiese 
realizado  la  ansiada  supresión,  estalla  en  Valencia  un  amenazador  motín,  y 
Genis  lo  apacigua,  redactando,  con  aquiescencia  del  gobernador  de  la  provincia, 
el  acuerdo  de  la  abolición  inmediata.  Pero,  práctico  ante  todo,  presenta  al  Ayun- 
tamiento un  plan  de  hacienda  sobre  la  base  del  inquilinato,  cuya  recaudación 
regularizó  de  una  manera  sencilla,  y  cuyos  rendimientos  suplían  con  ventaja  á 
los  del  suprimido  y  odioso  tributo. 

Tan  relevantes  servicios  obligaron  al  Ayuntamiento,  cuando  Genis  cesó  en 
el  cargo  de  Síndico,  á  nombrarle  su  Abogado  consultor,  cargo  que  rehusó 
por  razones  de  delicadeza,  que  apreciadas  debidamente  por  los  que  fueron  sus 


BIOGRAFÍA   DE    D.    CRISTÓBAL   PASCUAL    Y    GENIS.  Inl 


colegas,  le  tributaron,  á  falta  de  distinción  mayor,  un  solemne  voto  de  gracias, 
entregándole,  sin  pedirla  él,  una  certificación  comprensiva  de  todos  los  relevan- 
tes servicios  que  habia  prestado  en  aquella  época  á  la  ciudad  que  le  vio  nacer. 

Nombrado  fiscal  de  Hacienda,  dimite  en  cuanto  termina  la  situación  pro- 
gresista en  Julio  de  1856. 

En  18  de  F"ebrero  del  mismo  año,  en  medio  de  las  azarosas  circunstancias 
que  rodeaban  á  Genis,  contrajo  matrimonio  con  Doña  Severina  Pardo  de  la  Casta, 
dama  tan  distinguida  por  su  belleza  como  por  sus  virtudes  y  talento.  El  amor 
entrañable,  que  siempre  ha  tenido  un  altar  en  los  corazones  de  ambos  esposos, 
les  ha  hecho  inseparables  en  todos  tiempos  y  en  las  circunstancias  mas  críticas; 
pudiéndose  decir  que  las  persecuciones  contra  el  marido,  se  han  dirigido  al  par 
contra  la  resignada  esposa,  que  hoy  llora  con  inconsolables  lágrimas  la  muerte 
de  aquel  ser  tan  querido. 

Reunidos  los  hombres  del  partido  progresista  y  los  de  la  unión  liberal  de 
Valencia,  en  junta  magna,  para  acordar  la  marcha  que  debian  seguir  ante  el 
ministerio  O'Donell-Posada  en  1858,  Genis  se  declaró  -de  abierta  oposición 
á  aquel  ministerio,  oposición  que  mas  tarde  practicó  la  minoría  de  los  progre- 
sistas puros  en  las  Cortes.  No  obstante  esto,  triunfó,  como  candidato  de  oposi- 
ción, con  las  solas  fuerzas  de  su  partido,  en  las  elecciones  municipales  de  1861. 
Los  del  gobierno  quisieron  atraerle  con  el  nombramiento  de  Teniente  de  Al- 
calde, que  desempeñó  durante  el  bienio  de  1861  á  l863;  pero  viendo  que  Genis, 
al  frente  de  la  minoría  progresista  del  Municipio,  no  cejaba  en  su  oposición,  en 
el  segundo  bienio  hicieron  descender  al  Teniente  de  Alcalde  al  rango  de  simple 
concejal,  á  pesar  de  haber  confirmado  en  sus  cargos  á  los  demás  colegas  de 
alcaldía. 

Durante  el  periodo  azaroso  del  retraimiento  de  su  partido,  Genis  fué  nom- 
brado secretario  del  comité  de  Valencia,  ascendiendo  después  á  vicepresidente, 
en  cuyos  puestos  se  le  encontró  siempre,  á  pesar  de  las  circunstancias  que  iban 
tomando  por  momentos  un  tinte  pavoroso. 

Fué  comisionado  con  Peris  y  Valero  para  representar  al  partido  progresista 
de  la  provincia  en  el  famoso  banquete  de  los  Campos  Elíseos  de  Madrid,  y  con 
este  motivo  pronunció  un  discurso  en  la  tertulia  de  aquella  capital  anunciando 
ya  el  próximo  establecimiento  en  el  piis  del  régimen  democrático;  discurso  de  que 
se  habló  mucho  por  entonces,  y  que  le  conquistó  la  cariñosa  amistad  de  los 
mas  distinguidos  hombres  del  progresismo. 

En  1864  los  progresistas  y  demócratas  de  Valencia,  en  lucha  encarnizada 
con  moderados  y  absolutistas,  le  eligieron  de  nuevo  concejal,  y  el  Ayunta- 
miento, por  aclamación  y  á  pesar  de  las  opiniones  revolucionarias  de  Genis,  le 
nombró  síndico.  En  11  de  Junio  de  1S65  tuvo  lugar  la  famosa  conspiración  con- 
certada con  el  regimiento  de  Borbon,   que   se  hallaba  guarneciendo  á  Valencia, 


152  REVISTA   DE    VALENCIA. 


movimiento  que  debia  ser  secundado  por  otros  cuerpos  del  ejército  residentes 
en  la  capital.  Descubrióse  la  conspiración.  Genis  tuvo  que  esconderse,  y  le  for- 
maron causa,  juntamente  con  otros  demócratas  valencianos,  hasta  que  subiendo 
al  poder  el  general  O'Donell  cambió  la  faz  política  del  pais,  y  el  señor  Pascual 
se  presentó  al  juez  de  l/  instancia,  siendo  absuelto  pocos  dias  después  con  las 
declaraciones  mas  favorables  á  su  reputación. 

Apenas  puesto  en  libertad,  el  Ayuntamiento,  compuesto  en  su  mayoría  de 
adversarios  políticos,  le  mostró  sus  simpatías  é  indemnizó  cumplidamente  de  sus 
sufrimientos,  nombrándole  por  aclamación  su  primer  síndico,  en  medio  del  mayor 
entusiasmo.  Sobrevino  entonces  la  nueva  epidemia  colérica,  y  Genis  realizó  du- 
rante ella  verdaderos  prodigios  de  actividad  y  talento  para  hacer  mas  llevaderas 
las  consecuencias  del  mal;  y  tanto  celo  desplegó  en  la  creación  de  juntas  parro- 
quiales y  en  la  de  servicios  hospitalarios  y  de  beneficencia,  que  el  gobierno, 
contra  el  cual  conspiraba,  le  dio  las  gracias. 

Llega  de  nuevo  al  poder  el  general  Narvaez;  las  garantías  constitucionales 
se  suspenden;  Pascual  y  Genis,  comprendiendo  lo  crítico  de  su  situación,  firma 
en  2g  de  Julio  de  1866  cuantos  asuntos  pendientes  habia  al  despacho  de  la 
sindicatura,  y  se  despide  del  secretario  para  no  volver  á  parecer  en  la  vida  pú- 
blica, ni  como  concejal,  ni  siquiera  como  ciudadano. 

Al  dia  siguiente,  un  gefe  de  la  Guardia  civil,  seguido  de  la  correspondiente 
escolta,  llama  á  la  puerta  de  casa  Genis  cuando  rayaba  el  alba.  Se  le  quería 
conducir  á  Fernando  Póo,  pero  fallaron  los  cálculos  del  gobierno,  merced  á  los 
mas  acertados  de  D.  Cristóbal.  Este  no  se  hallaba  en  casa,  ni  nadie  supo  darles 
razón  de  su  paradero,  y  la  fuerza  armada  tuvo  que  retirarse,  sin  renunciar  por 
ello  á  la  persecución,  que  sin  cesar  continuó  desde  aquel  momento. 

Convaleciente  aun  de  una  grave  enfermedad  que  puso  en  inminente  peligro 
su  vida.  Genis  todavía  tuvo  que  sustraerse  á  las  recelosas  miradas  de  sus  incan- 
sables perseguidores,  tanto  mas  enconados  en  contra  suya  cuanto  mas  próxima 
veían  su  caida,  gracias  á  los  esfuerzos  incesantes  de  Genis  y  de  sus  correligio- 
narios. 

En  este  estado  de  perpetua  inquietud,  inseguridad  y  zozobra,  escondido 
siempre,  abandonados  sus  negocios,  único  patrimonio  con  que  contaba,  perma- 
neció hasta  la  noche  del  29  de  Setiembre  do  186S,  en  que  la  revolución  triunfante 
en  el  puente  de  Alcolea  estalló  poderosa  é  invencible  en  toda  España,  y  por 
consiguiente  en  esta  ciudad,  obligándole  á  abandonar  la  vida  de  forzado  reposo 
para  entregarse  á  un  trabajo  incansable.  Llegó  á  casa  del  Sr.  Peris  aquella 
noche  en  el  momento  en  que  este  pronunciaba  el  nombre  de  Genis  para  indivi- 
duo de  la  Junta  revolucionaria,  nombre  que  estaba  escribiendo  el  que  traza  tam- 
bién estas  líneas.  El  Sr.  Peris  ordenó  á  nu.-jtro  amigo  que  escribiese  la  proclama 
revolucionaria  al  pueblo  valenciano,  lo  cual  verificó  en  el  acto,  redactando  aquel 


BIOGRAFÍA    DE    D.    CRISTÓBAL    PASCUAL    Y    GENÍ3.  158 

conciso  y  elocuente  documento,  en  que  se  consignaban  los  deseos  y  aspiraciones 
de  España,  que  fueron  mas  tarde  el  ideal  realizado  por  la  revolución  triunfante. 

Ejerció  el  cargo  de  vice-presidente  de  aquella  Junta,  y  al  disolverse  fué  nom- 
brado individuo  de  la  Diputación  provincial,  elevándole  esta  á  la  presidencia. 
Allí  continuó  con  actividad  no  interrimipida  la  obra  que  habia  empezado  en  la 
Junta.  Pocas  diputaciones  habrán  hecho  con  medios  mas  escasos,  no  ya  tanto, 
pero  ni  siquiera  la  mitad  de  lo  que  hizo  aquella  en  circunstancias  bien  difíciles: 
amenazado  constantemente  el  orden  público,  exhaustas  las  arcas  provinciales,  y 
en  contra  suya  la  malevolencia  de  todos  los  partidos  enemigos  de  lo  existente  á 
la  sazón.  Trabajos  tan  asiduos  y  tan  fructíferos  se  debieron  principalmente  á  su 
iniciativa  y  al  ejemplo  personal  de  laboriosidad  que  daba  á  todas  horas. 

Como  vice-presidente  de  la  Diputación  provincial  desempeñó  dos  veces  inte- 
rinamente el  gobierno  civil  de  Valencia,  teniendo  ocasión  de  manifestar  sus 
conocimientos  administrativos  al  par  que  la  bondad  de  su  carácter,  su  espíritu 
conciliador  y  la  entereza  de  su  ánimo. 

Propuesto  candidato  para  diputado  de  las  Constituyentes,  fué  derrotado,  al 
parecer,  por  su  contrincante  el  marqués  de  Albaida,  en  la  circunscripción  de  Va- 
lencia, y  mas  tarde  alcanzaba  igual  éxito  su  candidatura  en  la  provincia  de  Cas- 
tellón, en  donde  luchaba  contra  dos  patrocinados  del  gobierno  por  la  influencia 
oficial,  de  que  él  no  gozaba  en  aquella  provincia,  obteniendo,  sin  embargo,  por 
solas  sus  simpatías,  siete  mil  quinientos  votos. 

Al  estallar  la  insurrección  federal  de  Valencia  en  la  madrugada  de  8  de  Oc- 
tubre de  l86g,  con  motivo  del  desarme  de  la  milicia  popular.  Genis  no  pudo 
trasladarse  á  su  puesto  al  lado  del  gobernador,  por  haberse  desarrollado  la 
lucha  principalmente  en  la  zona  que  ocupaba  su  casa,  cercada,  por  decirlo  así, 
de  fuertes  barricadas.  Allí  estuvo  incomunicado  hasta  el  dia  14,  en  que  siendo 
ya  inminente  el  bombardeo  y  deseando  poner  en  salvo  á  su  señora,  decidióse  á 
acompañarla  hasta  las  afueras  de  la  ciudad.  Hecho  prisionero  por  los  insurrec- 
tos, á  las  heroicas  gestiones  de  su  esposa,  y  al  afecto  social  y  político  de  todos 
los  caudillos  federales,  debió  la  salvación  de  su  existencia,  gravemente  compro- 
metida por  esos  exaltados  de  última  hora,  á  quienes  suele  encontrarse  en  las 
épocas  de  desgracia  para  la  libertad,  cómodamente  instalados  en  el  cuerpo  de 
policía  ó  en  la  ronda  de  consumos,  y  cuando  aquella  impera,  procurando  tras- 
ornar  á  todas  horas  el  orden  público  en  nombre  de  las  doctrinas  mas  avanzadas. 

Genis  fué  conducido  al  colegio  de  las  Escuelas  Pías,  en  donde  estaba  cons- 
tituido el  Directorio  federal,  en  medio  de  una  fuerte  escolta;  allí  fué  acogido  con 
vivas  simpatías  por  los  gefes  de  la  insurrección,  á  quienes  habia  conmovido  pro- 
fundamente la  prisión  de  Genis. 

Para  librarle  de  la  difícil  situación  en  que  se  hallaba,  nómbresele  individuo 
de  una  comisión  de  vecinos  pacíficos,  que  debia  gestionar  cerca  de  S.  A.  el  re- 


154  REVISTA    DE    VALENCIA. 


gente  del  reino  para  que  no  sufriese  Valencia  los  horrores  del  bombardeo  y  el 
asalto.  Son  indecibles  la  actividad,  energía  y  celo  que  Genis  demostró  en  esta 
comisión,  los  obstáculos  de  todo  género  que  tuvo  que  vencer  para  trasladarse 
primeramente  á  pié  con  sus  compañeros  á  Alcira,  desde  donde  conferenció  por 
telégrafo  con  el  presidente  del  Consejo  de  Ministros,  consiguiendo  la  formal 
promesa  del  gobierno  de  que  se  garantizaban  las  vidas  á  los  insurrectos  y  sxis 
gefes,  con  tal  de  que  se  entregasen  como  prisioneros  á  la  clemencia  de  S.  A. 

Lamentables  desaciertos  hicieron  ineficaz  este  ventajosísimo  resultado  de  la 
comisión;  Genis,  sin  embargo,  no  desesperó  por  ello,  y  como  Dios  le  dio  á  en- 
tender, se  trasladó  á  Madrid,  teniendo  que  luchar  en  este  viaje  con  el  destrozo  de 
la  via  férrea,  la  falta  de  vehículos  y  la  inseguridad  personal.  Llegó  á  Madrid  el 
dia  16;  era  ya  tarde;  á  aquellas  horas  la  ciudad  de  las  flores  lo  era  de  lágrimas. 
Vio  al  presidente  del  Consejo  de  Ministros  y  á  los  de  Estado  y  Marina,  obte- 
niendo del  primero  la  promesa,  cumplida  posteriormente,  de  que  en  cuanto  se 
rindieran  los  sublevados,  se  les  tratarla   con    la  mayor  benevolencia. 

Tantos  y  tan  señalados  servicios  á  su  provincia  valieron  al  Sr.  Genis  el  triunfo 
que  obtuvo  como  candidato  á  la  Diputación  á  Cortes  por  la  circunscripción  de  Já- 
tiva;  triunfo  disputado  por  los  carlistas,  que  presentaban  frente  al  de  Pascual,  el 
nombre  funestamente  célebre  de  D.  Ramón  Cabrera,  por  los  federales,  y  por  la 
unión  liberal,  cuyo  candidato  era  D.  Juan  Francisco  Camacho,  actual  ministro  de 
Hacienda.  Atacaron  su  acta  en  el  Congreso  carlistas,  alfonsinos  y  los  hipócritas 
partidarios  del  Sr.  Camacho;  pero  Genis  pronunció  tm  notable  discurso,  en  que 
destruyó  por  completo  las  razones  expuestas  en  contra  de  su  acta  por  los  Sres.  Vi- 
nader,  Alfaro,  Bugallal  y  Ruiz  Capdepon.  Tomó,  pues,  asiento  en  aquellas  Cortes 
Constituyentes,  formando  parte  de  mmierosas  y  trascendentales  comisiones, 
entre  ellas  la  de  reforma  del  Código  penal. 

Nombrado  abogado  fiscal  del  Tribunal  Supremo  en  27  de  Julio  de  1871, 
renunció  dicho  cargo  para  no  exponer  á  sus  electores  á  las  contingencias  de  una 
nueva  votación;  mas  tarde,  y  disueltas  aquellas  Cortes,  se  repitió  el  nombra- 
miento, sin  haberlo  él  solicitado,  ni  la  primera  ni  la  segunda  vez,  y  en  el 
mismo  año  fué  elegido  senador. 

Acaso  por  el  escesivo  trabajo  que  llevaba  consigo  el  ejercicio  de  las  funciones 
de  representante  del  pais  en  la  alta  Cámara  y  las  otras  jurídicas,  todavía  mas 
difíciles,  sufrió  en  Madrid  el  ataque  de  una  enfermedad  terrible,  que  paralizó  algún 
tanto  el  movimiento  en  las  extremidades  derechas,  dificultando  al  propio  tiempo 
de  una  manera  notable  la  pronunciación. 

El  último  acto  político,  como  senador,  realizado  por  el  Sr.  Genis,  fué  la  vota- 
ción de  la  república  al  dimitir  la  corona  el  rey  D.  Amadeo. 

Retiróse  después  á  Valencia,  dedicándose  de  nuevo  y  con  ardor  á  los  traba- 
jos propios  de  su  profesión  y  á  los  literarios.  Inútil   es  decir  que  estos  últimos 


BIOGRAFÍA   DE   D.    CRISTÓBAL   PASCUAL    Y    GBNl's.  155 

años  de  su  existencia  han  trascurrido  de  ese  modo,  alternando  aquellas  tareas 
con  las  de  organización  y  dirección  de  su  partido,  que  se  resiente,  y  se  resentirá 
por  espacio  de  mucho  tiempo,  de  las  dos  grandes  pérdidas  que  ha  experimentado 
en  el  espacio  de  cinco  años:  la  de  Peris  y  Valero  y  la  de  Pascual  y  Genis. 

Tal  ha  sido,  políticamente  considerado,  el  ilustre  patricio  cuya  muerte  todavía 
llora  Valencia. 


Con  ser  tan  grandes  los  merecimientos  contraidos  por  Genis  en  la  carrera 
política,  hasta  el  punto  de  que  bastarían  por  sí  solos  para  formar  una  reputación, 
no  llegan,  sin  embargo,  á  la  altura  de  los  del  literato  y  del  hombre  de  ciencia. 

Sus  actos  todos  en  este  punto,  sus  trabajos  y  sus  obras,  corresponden  muy 
bien  á  lo  que  era  Genis  psicológicamente,  son  hijos  legítimos  de  ese  modo  de 
ser  intelectual  y  de  sentir,  especialísimo  y  propiamente  suyo.  Observado  ligera- 
mente, aparecían  en  flagrante  contradicción  sus  ideas  y  sus  sentimientos;  unos  con 
otros,  la  afirmación  y  la  negación,  el  pro  y  el  contra,  la  duda  y  la  fé,  iban  mez- 
clados y  confundidos  á  veces  en  un  mismo  escrito  ó  en  un  solo  discurso;  pero  al 
fijarse  en  aquella  aparente  antimonia,  veníase  en  conocimiento  de  que  en  su  tra- 
bajo habia  expresado  fielmente  las  luchas  de  su  inteligencia,  aquellos  poderosos 
esfuerzos  analíticos,  para  encontrar  la  síntesis  suprema  de  aquello  que  estudia, 
de  aquello  que  trata,  ó  de  aquello  que  canta. 

Un  joven  y  ya  respetable  jurisconsulto,  tan  cariñoso  amigo  como  nosotros 
del  Sr.  Genis,  decia  en  el  discurso  apologético  de  este,  leido  en  el  Ateneo  de 
Valencia,  las  siguientes  frases  que  demuestran  el  conocimiento  que  de  nuestro 
biografiado  tenia  el  Sr  Diialde,  (jue  es  la  persona  que  nos  referimos: 


"Don  Cristóbal  Pascual  y  Genis,  no  se  sabe  si  obraba  de  cierto  y  determi- 
nado modo  por  ser  Kantiano  en  filosofía,  ó  si  era  Kantiano  como  consecuencia 
necesaria  de  su  idiosincracia  particular. 

Preguntadlo,  si  no,  á  sus  amigos  mas  íntimos;  reflexionad  los  que  tuvisteis 
esa  honra  sobre  sus  autos  y  sus  hechos  mas  culminantes,  y  encontrareis  la  ver- 
dad de  mi  aserto.  Pascual  y  Genis  sentía,  pensaba  y  quería  primero  instintiva- 
mente, como  todo  ser  humano,  después  reflexivamente,  con  plena  conciencia  de 
su  propio  ser,  con  conocimiento  perfecto  de  su  causa,  con  madura  análisis  de 
sus  facultades,  con  detenido  y  deliberado  estudio  del  individuo  hombre  y  del  in- 
dividuo humanidad. 

Genis  sentía  la  impresión  que  en  nuestro  espíritu  producen  los  efectos  mate- 
riales; adquiría  el  conocimiento  intuitivo  de  ellos,  que  es  el  primer  conocimiento 
del  filosofo,  determinaba  los  variados  elementos  de  la  materia  en  virtud  de  las 
ideas  de  espacio  y  tiempo,  inherentes  al  espíritu  como  independientes  de  la  sen- 


150  REVISTA    DE    VALENCIA. 


sacion  misma;  conocía  a  priori  el  valor  filosófico  de  aquellas  dos  ideas,  que  cons- 
tituyen la  forma,  pero  consecuente  con  su  idiosincracia  analítica,  desconfiaba  del 
valor  ontológico  de  esa  intuición,  de  la  certeza  de  ese  conocimiento  sensible,  de 
la  seguridad  de  todo  juicio  a  priori,  y  de  tal  modo  era  ingénito  esto  en  nuestro 
malo^Tado  amigo,  que  á  no  haberle  precedido  Kanten  el  mundo  filosófico.  Genis 
hubiese  presentido  la  posibilidad  de  un  conocimiento  considerado  solo  bajo  el 
punto  de  vista  de  la  forma  de  sus  fuentes  y  de  su  valor  intrínseco. 

Y  este  mismo  criterio  llevaba  á  todas  las  esferas  de  la  vida,  á  todos  los 
círculos  sociales:  amigo  cariñoso,  franco,  leal  mas  que  ningún  otro,  era  parco  y 
directo  en  conceder  esos  amistosos  afectos,  desconfiaba  de  los  hombres,  no  por 
sistema,  no  por  escepticismo,  sino  por  consecuencia  precisa  de  las  doctrinas  de 
su  maestro,  que  siempre  fueron  las  suyas.  Kant,  defensor  de  la  especie,  descon- 
fiaba muchas  veces  del  individuo;  no  se  hacia  ninguna  ilusión  respecto  de  los 
hombres  •  reconocía  que  no  obraban  según  un  plan  racional,  y  se  expresaba  de 
este  modo:  "No  es  posible  evitar  un  cierto  desagrado  cuando  se  ven  sus  hechos 
expuestos  en  el  gran  teatro  del  mundo,  y  cuando  no  se  encuentra  mas  que  tni 
tejido  de  necedades,  de  vanidades  pueriles,  muchas  veces  de  maldades,  y  de  ese 
espíritu  de  destrucción  que  anima  á  los  niños.,, 

Pero  Pascual  y  Genis  tenia  fé  ciega,  creencia  sin  límites,  esperanza  infinita 
en  la  existencia  de  una  ley  de  la  naturaleza  por  encima  de  la  movilidad  de  los 
intereses  individuales. ,, 


Hé  aquí  explicada  de  una  manera  magistral  esa  eterna  contradicción  apa- 
rente en  que  incurría  el  Sr.  Genis;  su  duda,  lo  hemos  dicho  en  otra  ocasión,  era 
la  de  aquel  que  marchaba  en  busca  de  la  verdad,  prevenido  prudentemente 
contra  el  error.  Con  la  antorcha  del  examen  en  la  mano,  penetraba  en  todos 
los  antros,  y  allí  acababa  por  hacerse  la  luz  donde  no  reinaban  mas  que  las  ti- 
nieblas. 

Esta  tendencia  y  un  cierto  sello  prestado  por  la  época  en  que  nació  á  la  viila 
de  la  inteli''encia,  caracterizaban  precisamente  á  Genis;  en  sus  controversias  del 
foro,  entre  las  que  hay  muchísimas  notables  y  algunas  sobresalientes,  además 
del  espíritu  de  examen  se  nota  el  de  polémica,  el  de  contiadiccion,  resabio  del 
antic'uo  escolasticismo,  bajo  cuya  impresión  comenzara  sus  estudios.  El  empeño 
decidido  á  argüir,  con  visible  tendencia  al  brillante  sofisma,  era  una  de  las  cuali- 
dades distintivas  de  Genis;  analizaba  hasta  la  minuciosidad,  no  ya  los  argumentos 
pero  también  hasta  las  palabras  del  contrario;  de  sus  manos  salía  deshecha,  no 
solamente  la  opinión  que  le  era  adversa,  sino  que  también  el  que  la  sustentaba, 
pudiendo  decir  de  él  muy  gráficamente  su  amigo  Peris  que  su  amigo  era  el  pri- 
mer disputador  de  este  país. 

Cuando  quería  era,  por  el  contrario,  fácil  y  conciso,  profundo  y  sintético:  \\\\ 
artículo  suyo,  una  disertación,  un  discurso,  eran,  por  la  sencillez  de  método  y  la 
compresión  del  resumen,  un  verdadero  tratado  sobre  la  materia  de  que  se  ocu- 
paba; decía  de  ella  todo  cuanto  podia  decirse  con  las  menos  palabras  posibles 
y  de  la  manera  mas  comprensiva   y  elegante  á  la  vez:  su    estilo  revelaba   al  li- 


BIOGRAFÍA    DE    D.    CRISTÓBAL    PASCUAL    Y    GENIS.  157 

terato  castizo  y  atildado,  pero  que  iiuia  sin  embargo,  del  amaneramiento.  Vivos 
están  aun  en  la  memoria  de  todos,  porque  son  de  ayer,  sus  últimos  discursos  en 
el  Ateneo  Científico,  en  el  Ateneo  Obrero,  en  el  Mercantil,  en  la  Academia  de 
Jurisprudencia  y  en  el  foro,  defendiendo  con  el  apasionado  acento  de  la  convic- 
ción al  periódico  de  su  partido,  y  sus  improvisaciones,  por  fin,  en  el  Ayunta- 
miento, á  donde  el  pueblo  valenciano  le  habia  enviado  al  fin  de  sus  dias  desde 
los  escaños  del  Senado,  para  que  al  frente  de  las  minorías  liberales  encauzase 
la  administración  desbordada  por  pasados  errores,  ineptitudes  y  negligencias. 

Y  estos  triunfos  oratorios  se  verificaban  á  pesar  de  aquella  terrible  enferme- 
dad que  habia  opuesto  la  barrera  de  los  impedimentos  físicos  á  la  expresión 
bella  y  franca  de  su  pensamiento.  Aquel  ataque  solo  dejó  como  rastro  un  li- 
gero entorpecimiento  en  la  pronunciación,  del  que  acababa  siempre  por  salir 
vencedor.  Al  cabo  de  algunos  instantes  que  estaba  en  el  uso  de  la  palabra,  el 
defecto  habia  desaparecido,  el  calor  de  la  idea  devolvía  su  integridad  orgánica 
al  medio  de  su  expresión,  fenómeno  algo  mas  notable  que  el  que  se  cuenta  de 
Demóstenes,  que  al  cabo  y  al  fin  triunfaba  de  la  tartamudez  por  la  tuerza  de  la 
voluntad. 

No  solamente  después  de  la  enfermedad  se  notaba  en  él  esto  que  acabamos 
de  indicar,  sino  que,  como  si  ella  hubiese  sido  un  rayo  de  nueva  luz  que  se  aña- 
diera á  la  intensa  de  su  inteligencia,  veíase  en'  él  aquella  claridad  de  juicio, 
aquella  facilísima  comprensión,  aquella  natural  elocuencia  que  hacia  exclamar  á 
un  poeta  de  los  mas  distinguidos  del  Ateneo:  "Genis  sabe  todo  lo  cjue  hay  que 
saber  de  todas  las  cosas,,  en  contradicción  de  una  frase  por  nosotros  muy  usada, 
en  que  para  calificar  á  un  ignorante  decíamos  que  no  sabia  nada  de  nada.  De 
tal  manera  tomaron  medro  las  facultades  intelectuales  de  Genis  después  de  la 
crisis  suprema  por  que  pasó  su  organización  física,  que  el  hombre  de  ciencia 
parecía  mas  profundo,  el  poeta  mas  inspirado,  el  político  mas  previsor,  ti 
trabajador  mas  activo  é  incansable.  Le  hemos  visto  con  asombro,  pero  con 
placer  también,  multiplicarse  para  atender,  y  siempre  con  lucidez  estrema,  á  los 
mil  encontrados  deberes  que  sobre  él  pesaban.  ¿Seria  acaso  el  presentimiento 
de  aquel  que  ha  contado  ya  las  horas  que  le  quedan  dé  vida  y  no  quiere 
desperdiciar  un  solo  minuto  de  ella?  No  lo  sabemos ;  pero  lo  cierto  es  que  su 
ardor  por  el  trabajo  era  fiebre  en  los  últimos  años  de  su  vida. 

El  dia  antes  de  su  muerte  terminaba  un  prólogo  de  cierta  obra  en  que  se 
defendía  el  derecho  á  la  vida;  comenzaba  sus  discursos  para  la  Academia,  en  que 
procuraba  demostrar  la  necesidad  de  introducir  lo  real  en  el  derecho  para  hallar 
lo  ideal  en  la  justicia,  y  á  la  vez  estudiaba  la  causa  durante  cuyo  intorme  murió; 
su  último  dia  fué  la  síntesis  abreviada  de  todos  los  de  su  existencia. 


158  REVISTA   DE   VALENCIA. 


*   * 


Pascual  y  Genis  figuró  también  en  el  campo  del  periodismo:  El  Justicia  y 
Los  Dos  Reinos,  de  Valencia;  La  Iberia  y  La  Nación,  de  Madrid,  le  contaron 
en  el  número  de  sus  brillantes  redactores;  de  este  último  periódico  fué  director 
de  1871  á  1873.  No  fué,  sin  embargo,  el  del  periodismo  político  el  ejercicio 
intelectual  á  que  mas  se  dedicó:  ese  trabajo  que  requiere  la  asiduidad  de  todos 
los  instantes  y  hasta  una  aptitud  aparte  de  todas  las  demás,  es  exclusivo  de  toda 
otra  ocupación,  y  mal  podia  dedicarse  á  él  quien  tenia  señalados  los  minutos 
para  sus  diversas  atenciones. 

Sus  artículos  eran,  no  de  polémica,  sino  de  ciencia,  política,  y  mas  general- 
mente de  crítica  literaria  y  artística.  Aquí  en  Valencia  llegó  á  formarse  una  re- 
putación, aun  en  edad  juvenil,  con  sus  revistas  dramáticas,  y  sobre  todo  con  las 
musicales,  que  adquirieron  mucho  crédito.  Juzgaba  bien  el  arte  lírico  y  la  expre- 
sión de  él,  porque  sabia  y  sentía;  no  eran  sus  juicios  insulsas  variaciones  hasta 
el  infinito  sobre  modelos  de  crítica  estereotipados  para  uso  de  medianías;  no  se 
ajustaba  á  unos  ciertos  formularios  salpicados  de  frases  técnicas  en  italiano  bar- 
barizado; sus  revistas  eran,  por  el  contrario,  la  expresión  sincera,  bella  y  clara  de 
lo  que  le  inspiraba  la  obra  y  las  condiciones  de  sus  intérpretes,  después  de  ma- 
duras reflexiones.  Todavía  los  que  se  preciaban  de  inteligentes  en  música  solían 
consultarlas  en  estos  últimos  años,  cuando  se  trataba  de  algiui  acontecimiento  de 
esta  índole. 

La  poesía  era,  entre  todas  sus  aficiones,  la  que  le  merecía  particular  pre- 
dilección y  la  que  formaba  su  encanto;  no  la  abandonó  ni  aun  en  los  instantes 
mas  azarosos  ó  mas  difíciles  de  su  existencia.  Admiraba  ver  al  hombre  ya  en  edad 
madura,  marcado  con  el  sello  de  anticipada  decrepitud,  abrumado  por  las  pre- 
ocupaciones políticas,  y  rendido  por  los  trabajos  de  la  ciencia  y  del  foro,  levan- 
tarse de  su  asiento  en  los  ateneos  y  sociedades,  subir  con  paso  vacilante  al 
estrado,  y  leer,  lleno  de  fé  y  entusiasmo,  como  el  más  joven  de  los  socios,  para 
quien  el  pensamiento  es  todavía  una  risueña  alborada  y  el  corazón  un  fecundo 
manantial  de  ternura,  hermosas  poesías  compuestas  para  aquel  mismo  acto  y 
acaso  en  aquella  misma  noche,  y  recibir  sonriendo  con  infantil  satisfacción  los 
aplausos,  siempre  justos  y  merecidos,  de  los  concurrentes. 

No  es  posible  calcular  el  número  exacto  de  composiciones  poéticas  que  el 
Sr.  Genis  ha  escrito;  todos  los  periódicos  literarios  que  de  cuarenta  años  á  esta 
parte  se  han  publicado  en  Valencia,  y  aun  algunos  políticos,  las  contienen,  y  un 
dia  i\o  lejano  serán  coleccionadas,  supliendo  de  este  modo  una  omisión  del 
autor,  ocasionada  por  la  modestia. 

En    ellas  se  muestra  Genis  á  gran  altura;    su  tendencia  general    es  siempre 


BIOGRAFÍA    DE    D.    CRISTÓBAL    PASCUAL    Y    GENIS.  I59 


]a  misma:  le  anima  en  sus  cantos  ese  espíritu  moderno  que  tiene  por  objeto  ex- 
clusivo al  hombre,  su  dicha,  su  felicidad,  su  elevación  y  su  perfeccionamiento.  Es 
Genis,  si  así  es  posible  decirlo,  el  poeta  del  progreso,  y  su  voz  nuncio  de  lo  por- 
venir. Tiene  pensamientos  brillantes,  imágenes  atrevidas,  sentimiento  inmenso; 
muchas  veces  vacía  un  mundo  de  ideas  morales  ó  filosóficas  en  una  poesía,  obli- 
gando á  pensar;  otras  lanza  un  grito  de  indignación  ó  de  dolor,  y  arranca  una 
lágrima.  Leed  Las  tres  virtudes.  El  genio  y  la  poesía.  Dios,  Jesucristo,  El  Fer- 
ro-carril, A  la  muerte  de  Arólas,  A  la  de  Peiró,  y  otras  cien,  que  seria  prolijo 
enumerar,  y  hallareis  confirmados  aquellos  asertos. 

Sin  embargo,  descuidaba  de  intento  la  forma  de  sus  poesías;  en  esto,  como 
en  otras  muchas  cosas,  era  hijo  de  su  tiempo:  aquella  revolución  literaria  con- 
tra el  culteranismo,  contra  las  pomposas  galas  de  un  arte  casi  siempre  vacío, 
contra  la  espléndida  vestidura  que  servia  de  adorno  á  los  esqueletos;  aquella 
revolución  que  se  llamaba  romanticismo,  le  contó  en  el  número  de  sus  adeptos; 
poco  importaba  el  modo  cómo  expresase  la  idea,  si  lograba  expresarla  clara- 
mente, y  á  veces  este  deliberado  abandono  llega  á  oscurecer  la  brillantez  de  su 
inspiración. 

Al  fin  de  sus  dias,  cuando  reverdecieron  las  aficiones  poéticas  en  él,  se  en- 
contró con  un  mundo  literario  nuevo,  del  que  habia  permanecido  bastante 
tiempo  alejado;  no  existían  ya  exclusivismos  de  escuela;  la  elevación  de  la  idea 
se  hermanaba  perfectamente  con  la  belleza  de  la  forma;  habíase  tomado  lo  me- 
jor de  lo  clásico  y  lo  romántico  para  hacer  una  poesía  de  verdad  y  de  bondad, 
sin  que  dejase  por  ello  de  ser  hermosa.  Genis  comprendió  todo  cuanto  habia  de 
progresivo  en  ese  movimiento,  y  se  adhirió  á  él;  sus  últimas  poesías  son  ya 
modelo  acabado  de  perfección. 

También  hubo  de  preocuparle  la  idea  del  renacimiento  de  las  literaturas 
provinciales;  al  iniciarse  en  nuestro  pais,  no  lo  recibió  como  otros  muchos,  con- 
denándolo por  recelos  políticos  ó  desechándolo  con  desdenes  de  prosapia  (per- 
dónese la  frase).  Comprendió  que  nadie  es  mas  pobre  por  el  derecho  de  poseer 
mas,  y  que  un  pais  puede  tener  á  la  vez  distintas  literaturas  sin  que  sirvan  de 
obstáculo  las  unas  al  progresivo  desenvolvimiento  de  las  otras;  antes  al  contrario, 
pueden  contribuir  á  su  mutua  perfección. 

Escribió  una  poesía  lemosina,  y  para  contestar  á  aquellos  que  atribuyen  á 
los  partidarios  de  ese  movimiento  aficiones  oscurantistas  y  resabios  reacciona- 
rios, hace  en  ese  primer  canto  lemosin,  por  el  que  fué  laureado,  la  protesta  mas 
sentida  y  mas  bella  de  su  amor  al  progreso,  de  su  ciega  confianza  en  los  ar- 
canos del  porvenir.  Lo  crit  del  cel  es  uno  de  los  mejores  títulos  que  puede  pre- 
sentar el  renacimiento  á  la  consideración  pública. 

Para  que  nada  escapase  á  su  inteligente  actividad,  un  dia,  allá  en  sus  moce- 
dades, se  propone,  á  fuerza  de  leer  á  Byron,  hacer  poesías  en  inglés,  y  lo  consi- 


l60  REVISTA   DE   VALENCU. 


guió;  se  publicaron  en  el  periódico  de  Sevilla  El  Porvenii',  diciendo  de  ellas 
una  persona  inteligente  de  la  Gran-Bretaña,  que  aquellas  estrofas  eran  poesía, 
y  estaban  escritas  en  inglés,  pero  que  no  sabia  hasta  qué  punto  eran  poesía 
inglesa;  aludiendo  sin  duda  á  la  falta  de  ese  espíritu  especial  que  cada  raza  y 
cada  pueblo  tiene  para  su  poesía,  y  que  naciendo  con  el  hombre,  se  fecunda  sobre 
un  suelo,  bajo  un  cielo  y  á  la  luz  de  un  sol  distintos  para  cada  uno.  Calderón  y 
Shakespeare  no  coincidirían  jamás,  aun  cuando  pusiesen  para  ello  en  ejercicio 
toda  la  inmensidad  de  su  genio. 


*  ♦ 


Con  la  brevedad  que  exige  un  trabajo  destinado  á  ver  la  luz  en  publicacio- 
nes de  la  índole  de  la  presente,  hemos  dicho  cuanto  sabíamos  de  Genis  y  algo, 
muy  poco,  de  lo  que  pensábamos  de  él;  ¿qué  nos  falta  consignar?  ¿sus  cualida- 
des como  hombre  privado?  ¿como  hijo?  ^como  hermano?  ¿como  amigo?  No  es 
necesario;  el  dolor  de  todos  cuantos  le  conocieron  y  trataron  nos  demuestra 
la  bondad  que  atesoraba  el  corazón  del  finado.  Sobre  la  losa  de  su  sepulcro 
pudiera  grabarse  la  siguiente  inscripción:  "Aquí  yace  un  grande  hombre  que 
no  tuv'o,  sin  embargo,  enemigos.,,  Y  no  añadimos:  "ni  tampoco  envidiosos,,, 
porque  esto  último  no  seria  del  todo  exacto. 

Félix  Pizcueta. 


A  LA  BUENA  MEMORIA 


DE  D.  CRISTÓBAL  PASCUAL  Y  GENIS. 


¡EDITAEUNDO    pOCta 

De  espléndidas  fantasías, 
Que  á  la  inaccesible  meta 

El  paso  audaz  dirigías, 

Hermoso  tu  sueño  ha  sido: 

Cual  otro  Jacob  dormido, 

¡Oh  amante  del  Ideal! 

Tú  viste  al  linaje  humano 

Subir,  glorioso  y  ufano, 

La  escala  providencial. 

En  tus  magníficos  sueños, 
Al  son  de  celeste  coro. 
Viste  á  grandes  y  pequeños 
Subir  los  peldaños  de  oro: 
A  cada  paso  adelante, 
Bañábase  su  semblante 
En  mas  ardiente  arrebol; 
Y  en  horizontes  mas  bellos, 
Resplandecía  sobre  ellos 
La  Verdad,  eterní)  sol. 

Ceñida  de  astros  la  trente. 
Entre  flores  y  armonías. 
Por  la  escalera  esplendente 
Subir  y  bajar  veías 


¡Dulce  y  benéfico  bando! 
Conduciendo  y  ayudando 
A  la  pobre  Humanidad, 
La  Ciencia,  que  rasga  el  velo. 
El  Amor,  hijo  del  cielo, 

Y  la  hermosa  Libertad. 

¿Locas  fantasías  fueron? 
¿Fueron  soñadas  visiones? 
Yo  solo  sé  que  ellas  dieron, 
Entre  bellas  ilusiones. 
Nuevo  vigor  á  tu  vida, 
A  tu  sien,  del  rayo  herida, 
Renaciente  juventud, 

Y  á  tu  alma,  en  grata  alianza. 
De  la  Fé  y  de  la  Esperanza 
La  poderosa  virtud. 


No  sé  si  un  dia,  en  la  tierra, 
Ángel  glorioso  ó  caido, 
Condenado  á  eterna  guerra, 
O  del  mal  ya  redimido, 
El  hombre,  en  aurora  pura. 
El  astro  de  la  ventura 
Verá  sin  nubes  lucir; 

1? 


102 


REVISTA  DE   VALENCIA. 


Pero,  en  mis  eludas  inquietas, 
Os  doy  mi  aplauso.  Profetas 

Creyentes  del  Porvenir. 

Con  dulces  y  alegres  notas, 

Y  entrelazadas  las  manos. 
Cantad  las  cadenas  rotas. 
Cantad  los  pueblos  hermanos, 
Cantad  la  espada  envainada. 
Cantad  la  espiga  granada. 
Cantad  el  surco  feraz. 
Cantad  el  sonoro  yunque. 

Y  sin  que  el  odio  lo  trunque, 
Cantad  el  himno  de  paz. 

Cantad  la  natura  brava 
Vencida  en  tremendas  lides 
Por  la  omnipotente  clava 
De  la  Ciencia,  nuevo  Alcides; 
Cantad  al  hombre  triunfante; 

Y  cual  fieras  que  á  humillante 
Yugo  doblan  la  testuz. 
Sujetos  á  su  albedn'o. 
Tierra  y  mar,  calor  y  frió. 
Viento  y  rayo,  fuego  y  luz. 

Cantad  fecundos  combates. 
Cantad  incruentas  victorias, 

Y  si  es  cjue  queréis  ¡oh  vates! 
Cantar  las  mayores  glorias, 


La  sien  del  mortal  altiva 
Que  en  lucha  incansable  y  viva, 
Tantos  lauros  conquistó, 
Cantadla  también  doblada 
Ante  el  que  la  luz  sagrada 
Del  genio  en  ella  encendió! 

Alzad  las  mientes  al  cielo, 

Y  allí,  entre  soles  y  estrellas. 
Veréis  las  de  \aiestro  anhelo 
Soñadas  mansiones  bellas. 
En  sus  campos  inmortales 
Todos  vuestros  ideales 
Toman  vida,  cuerpo  y  ser, 

Y  dan  dulce  cumplim'iento 
Al  afán  calenturiento 

Del  desear  y  el  querer. 


Meditabundo  poeta 
De  espléndidas  fantasías. 
Has  llegado  ya  á  la  meta 
Que  aquí  en  vano  perseguías; 
A  tus  ansias  inseguras 
La  muerte  abrió  las  oscuras 
Puertas  de  la  Eternidad; 
Allí  el  sumo  Bien  empieza, 

Y  la  inefable  Belleza 

Y  la  suprema  Verdad. 

Teodoro  Llórente. 


!5v!;^ 


ESPADA  DEL  REY  D.  JAIME  I  DE  ARAGÓN. 


iON'SERVADA  en  el  Archivo  municipal  de  esta  ciudad,  y  tenida  el  amia  de 
que  vamos  á  ocuparnos  como  una  de  las  mas  preciadas  reliquias  del 
I  Rey  Conquistador,  cumple  á  nuestro  propósito  exponer  las  razones 
históricas  y  artísticas  que  en  contra  de  su  autenticidad  se  han  alegado,  á  las  que 
pueden  añadirse  otras,  que  si  no  del  todo  concluyentes  para  negarle  la  patente  de 
legítima,  bastan  para  sembrar  la  duda  en  el  ánimo  del  menos  escrupuloso  crítico. 

Cuéntanos  el  glorioso  monarca  en  el  Capítulo  32,  fól.  54  de  su  auto-biografía, 
que  hallándose  en  el  sitio  de  Burriana,  trajéronle  una  espada  de  Monzón,  que 
tenia  por  nombre  Tizona:  E  Jiavien  nos  aduyía  (escribe)  vna  spasa  de  Munssó 
que  hauia  noin  Tizó  que  era  molí  baña  auenturosa  á  aquells  qui  la  poi-taiien,  e 
volgíiem  la  vtes  leuar  que  la  lianza,  etc.  (l). 

Habiendo  enfermado  de  gravedad  D.  Jaime  en  Alcira,  presintiendo  su  cer- 
cana muerte,  llamó  á  su  hijo  D.  Pedro,  y  después  de  hacerle  varios  encargos 
respecto  á  la  gobernación  de  sus  Estados,  prosecución  de  la  guerra  contra  los  mo- 
ros y  conducta  que  debia  seguir  "renunció  entonces  el  reino  en  poder  del  Infante 
(dice  Diago)  y  tomó  el  hábito  del  Cistel,  con  intención  de  ir  á  Poblete  á  acabar 


(l)  El  Barón  de  Tourtoulon  en  su  excelente  Historia  de  D.  Jaimí,  dice  que  este  soberano 
po-eia  y  conservaba  la  Tizona  desde  el  día  que,  niño  aun,  salió  del  Castillo  de  Monzón,  y  que  era 
la  primera  arma  que  liabia  brillado  en  sus  manos  sobre  los  campos  de  batalla.  El  texto  de  la 
Crónica  real  parece  estar  en  discordancia  con  lo  que  tan  apreciable  escritor  asegura.  Al  decir  el 
monarca  e  havien  ñas  adityta,  esto  es,  y  Imbian  nos  traído  una  espada,  dio  á  entender  que  esta  arma 
no  la  llevaba  siempre  consigo,  sino  que  desde  Monzón  la  fué  enviada  á  Burriana.  Por  otra  parte, 
Beuter  supuso,  no  sabemos  con  qué  fundamento,  que  dicha  espada  perteneció  primero  á  un  Reli- 
gioso, Caballero  del  Temple,  que  liabi.jn  lo  muerto  en  Monzón,  mandó  c  docarla  sobre  su  sepulcro, 
y  que  desde  allí  se  la  enviaron  al  Rey, 


104  REVISTA    DE   VALENCIA. 


allí  SUS  dias  en  Religión,  en  caso  que  Dios  se  los  alargase.  Y  tomando  desde 
luego  su  espada  que  tenia  á  la  cabecera  de  la  cama,  en  la  qual  por  virtud  de  la 
divina  diestra  sietnpre  auia  sido  vencedor,  y  dándola  de  su  mano  al  Infante,  le 
dixo  que  peleara  varonilmente  con  ella.,.  Circunstancia  esta  última  que  el  Rey 
calla  en  su  Crónica. 

Debe  presumirse  que  la  espada  que  D.  Jaime  entregó  á  su  hijo  fué  la  Tizona 
ve?iturosa,  que  con  tanto  brío  y  fortuna  habia  manejado  y  con  no  menor  estima 
recibiría  D.  Pedro,  y  es  lícito  también  creer  que  al  desprenderse  este  de  ella  ó 
regalarla  alguno  de  sus  sucesores  en  el  trono  de  Aragón  á  la  ciudad  de  Valen- 
cia, haríase  constar  la  entrega  ó  donación,  bien  por  acta,  ya  por  escri- 
tura ó  en  forma  que  diere  constante  é  irrecusable  testimonio  de  merced  tan 
señalada.  Sin  embargo,  ni  entre  los  documentos  que  existen  en  el  Archivo  del 
Excmo.  Ayuntamiento,  ni  en  los  historiadores  y  cronistas,  ni  en  los  dietarios 
manuscritos  que  hemos  consultado,  se  descubre  la  mas  ligera  indicación  acerca 
de  quién  fuera  el  donante,  ó  de  por  cuál  título  fué  adquirida  y  en  qué  época 
hubo  de  llegar  esta  arma  gloriosa  del  mas  popular  de  nuestros  antiguos  reyes  á 
poder  de  la  Municipalidad. 

Natural  parecía  que  si  joya  de  tan  grandes  recuerdos  hubiérala  poseído  desde 
antiguos  tiempos,  hiciérase  pública  ostentación  de  ella  en  las  cívicas  festividades 
que  en  Valencia  tan  á  menudo  se  celebraban.  Que  no  la  tenia  en  la  conmemo- 
ración del  primer  centenar  de  la  conquista,  lo  prueba  el  Consejo  general  habido 
en  el  dia  29  de  Setiembre  del  año  l338,  que  se  halla  en  el  folio  245  del  Ma- 
nual de  Concells  de  esta  ciudad,  que  se  custodia  en  el  archivo  municipal,  y  que 
dice  así: 

"Primerament,  que  en  lo  dia  de  Sent  Dionís,  que  será  lo  noven  dia  del  mes 
de  Octubre  del  present  any  m.ccc.xxx.viij  se  faga  processó  general  de  Clergues 
é  de  Religiosos,  que  son  en  la  dita  ciutat,  la  qual  processó  ab  los  Prohomens  e 
poblé  de  la  dita  ciutat  partesca  ab  creus  de  la  Esgleya  Catedral  de  Nostra  Dona 
Santa  María,  e  anar  a  la  Esgleya"  del  Benaventurat  Mártir  Sent  Vicent,  lo  qual 
per  maiitenir  e  exaltar  la  fé  católica  volcli  sostenir  e  sufrir  martyri,  é  la  sua  sanch 
esser  escampada,  e  mort  sufrir  en  la  dita  Ciutat;  per  fer  laors  e  gracies  al  Nostre 
Senyor  Deus,  é  á  la  Verge  gloriosa  nostra  Dona  Santa  María,  mare  sua,  e  a 
tots  los  Sants  de  Paradis,  de  la  conquesta  de  la  Ciutat,  lo  qual  lo  Molt  Alt 
Senyor  en  Jacme,  de  bona  memoria,  presch  é  trasch  de  mans  deis  Infels,  é  liurá  • 
aquella  á  Faels  Christians  per  tal  quel  nom  de  Nostre  Senyor  Jesu  Christ  e  de 
la  Benaventurada  Verge  Mare  sua  e  deis  Sans  de  Paradis  hi  fos  benehit  i  loat..;.. 
Encara  ordena  lo  dit  Consell  que  per  tots  temps  cascun  any,  go  es,  en  lo  noven 
dia  del  mes  de  Octubre  se  faga  semblant  Processó  a  honor  de  Deu  e  de  la  Verge 
mare  sua,  e  de  tota  la  cort  celestial:  Que  en  les  Esgleyes  Parroquials  es  donen 
de  caritat  tres  dinés  axi  al  poch  com  al  gran:  e  que  ais  pobres  vergonyants  de  les 
Parroquies  sia  donat  lo  doble,  go  es,  á  cascuna  persona  de  la  casa  sis  diners. 
Encara  ordena  lo  dit  Consell,  que  de  la  dita  caritat  sia  donada  á  religioses,  é  a 
Dones  de  religió,  e  a  espitáis,  e  ais  pobres  de  la  cadena  que  vihuen  de  almoina.,, 

'"En  lo  dia  de  Divcnres  IX  du  mes  de  Octubre  del  any  damut  dit  fon  festa 


I 


LA    ESPADA    DEL    REY    D.    JALME    1.  lÓJ 


de  Sent  Dionís,  fon  fcta  la  dita  Processo  general  á  la  Esgleya  deSant  Vicent,  .'i 
la  qiial  Processo  foron  los  honrats  Pare  eii  Clmst  Frare  Sanxo  Bisbe  de  Sogorh 
e  de  Santa  María  de  Albarrací,  lo  qual  feu  lofici  e  sermona  en  Ramón  "Gastó 
Bisbe  de  Valencia,  e  lalt  Infant  en  Pere  de  Ribagorsa  e  de  Empuries  Comte 
e  alcuns  Barons.  Lo  Senyor  Rey  en  Pere,  qiii  era  en  la  dita  ciutat,  per 
ralló  de  discracia  no  pot  anar  á  la  dita  Processo,  ne  semblantment  la  Senyora 
Reina  Dona  María  muUer  sua.„ 

Ni  se  hace  mención  de  la  espada  en  el  II  centenar  del  afio  1488. 

Tampoco  figura  en  el  centenario  del  año  1588,  cuyas  fiestas  publicó  el  pre- 
gón de  4  de  Octubre  del  'mismo,  quj  se  halla  en  el  Mmmal,  señalado  con  el 
número  70. 

En  la  descripción  de  las  de  l638,  hecha  por  Marco  Antonio  Ortí,  impresa  en 
Valencia  en  1640  bajo  el  título  Siglo  guarió  de  la  conquista  de  Valencia,  ni  en 
las  que  tuvieron  lugar  en  el  siguiente,  referidas  por  D.  Joseph  Vicente  Ortí  y 
Mayor  en  libro  que  salió  estampado  en  1740,  tampoco  se  hace  mérito  de  la 
espada  en  cuestión. 

Ninguna  noticia  se  tenia  de  ella,  hasta  que  en  el  año  de  1666  se  la  encontró 
en  el  artesonado  ó  techo  de  un  zaquizamí  de  la  hoy  demolida  Casa  de  la 
ciudad,  arqueada  como  una  hoz  por  la  sujeción  de  unos  clavos;  sin  razón  justi- 
ficada afirmóse  desde  luego  que  habia  pertenecido  al  excelso  Conquistador.  Con 
tal  motivo,  se  dice,  dispuso  el  Consejo  que  su  Racional  la  llevara  en  todas  las 
procesiones  que  en  lo  sucesivo  se  celebraran  en  9  de  Octubre  de  cada  año,  dia 
de  San  Dionisio,  en  memoria  de  la  entrada  de  D.  Jaime  en  Valencia,  como  efec- 
tivamente se  realizó  en  el  mismo  año  1666,  predicando  en  la  Catedral  el  Doctor 
Gaspar  Blay  Arbuxech,  cuyo  sermón  en  lemosin  hemos  visto  impreso,  y  en  él 
se  ocupó  extensamente  de  la  espada;  pero  la  verdad  es  que  aunque  se  hizo 
pública  exhibición  de  ella  en  dicho  año,  ni  volvió  á  sacársela  en  los  siguientes,  ni 
figuró,  como  arriba  queda  expuesto,  en  el  centenar  de  1738,  ni  se  encuentra  la 
deliberación  ó  acuerdo  en  que  se  ordenó  que  la  llevara  anualmente  el  Racional 
de  la  Ciudad. 

¿Cómo  quedó  tan  oscurecida  la  feliz  nueva  de  hallazgo  digno  de  nunca  ser 
olvidado?  Esto  es  lo  que  no  podríamos  explicarnos  satisfactoriamente,  si  la  indi- 
ferencia mostrada  por  los  representantes  del  Municipio  que  con  posterioridad 
vinieron  sucediendo  á  los  que  conijionian  el  de  l66ó,  no  nos  autorizara  para 
congeturar  que  ni  fué  grande  y  duradero  el  entusiasmo  que  aquel  trofeo  excitó, 
ni  todos  debieron  reconocer  su  legitimidad.  Así  se  comprende  que  desde  la 
citada  fecha  permaneciera  relegada  al  olvido,  hasta  el  año  de  l838,  en  que,  al 
celebrarse  las  fiestas  del  sexto  centenar  de  la  Conquista,  tornó  á  ser  procesio- 
nalmente  mostrada. 

Tales  son  las  razones  históricas  que  deponen  su  contra  de  la  autenticidad  de 
la  espada  (jue  se  supone  perteneció  á  D.  Jaime,  y  por  si  no  se   estimaran  de 


l66  REVISTA   DE    VALENCIA. 

bastante  valer,  examinemos  si  las  de  inducción  y  artísticas  la  dejan  mejor  parada. 

Unánimes  convienen  los  historiadores  en  que  la  estatura  de  D.  Jaime  fué 
gigantesca,  y  así  lo  acredita  la  real  momia  que  desde  Poblet,  después  de  pro- 
fanado escandalosamente  en  l835  el  sepulcro  en  que  yacía,  fué  trasladada 
á  Tarragona,  eiv  cuya  Catedral  descansa  al  presente.  Hemos  oido  de  boca  de 
persona  tan  veraz  como  ilustrada,  que  tuvo  á  su  cargo  los  despojos  mortales 
del  augusto  monarca,  el  relato  de  la  comprobación  facultativa  que  se  hizo  para 
identificar  el  cadáver,  y  por  las  dimensiones  de  los  huesos  de  las  extremidades 
en  especial,  desprendidos  del  tronco,  y  en  general,  de  todos  los  que  la  compo- 
nen, resultaba  exacta  la  aserción  de  Montaner,  contemporáneo  del  Conquista- 
dor, tanto  respecto  á  que  era  de  atlética  talla,  como  de  cabellos  rubios,  un 
mechón  de  los  cuales  hemos  tenido  ocasión  de  inspeccionar,  á  la  vez  que  un 
diente,  que  desprendido  de  su  alvéolo  estaba  dentro  del  cráneo  de  la  momia,  y 
un  trozo  de  piel  del  pecho  de  esta. 

Ahora  bien:  al  trocar  D.  Jaime,  en  el  asedio  de  Burriana,  la  lanza  que 
comunmenie  usaba,  por  la  tizona,  debe  presumirse  que  la  nueva  arma  que  em- 
puñó, como  arma  de  combate,  y  nó  de  ceremonia,  hubo  de  reunir  condiciones 
tales,  que  pudiera  blandirse  con  éxito  sobre  las  malladas  vestiduras  de  los  con- 
trarios; y  la  que  posee  el  Excmo.  -Ayuntamiento,  aunque  de  finísimo  temple, 
no  parece  satisfacer  los  deseos  de  los  inteligentes  de  esta  materia. 

Otro  motivo  hace  dudar  de  su  autenticidad.  En  cuantos  sellos,  ora  de  plomo, 
ó  bien  de  cera,  que  de  D.  Jaime  hemos  visto — y  que  no  han  sido  pocos—  pendien- 
tes de  los  varios  privilegios  que  en  su  largo  reinado  expidió,  ni  en  tan  solo  uno 
de  ellos  ciñe  su  efigie  espada  como  la  de  que  tratamos.  En  los  primeros,  en  que 
aparece  representado  en  su  reverso  como  guerrero,  vá  á  caballo  con  paramen- 
tos, armado  de  lanza  con  banderola  y  escudo  embrazado.  En  el  anverso,  en  que 
figura  sentado  como  magistrado,  suele  tener  el  globo  en  la  mano  izquierda  y 
en  la  derecha  la  espada,  símbolo  de  la  justicia,  descansando,  horizontalmente 
atravesada,  sobre  sus  muslos.  La  forma  de  esta  es  la  de  un  montante  o  man- 
doble, con  la  empuñadura  de  cruz.  En  los  segundos,  en  donde  cabalga  también 
como  guerrero,  lleva  escudo  embrazado  en  la  izquierda,  y  espada  desnuda  en 
la  diestra  mano,  de  forma  igual  al  montante  de  los  de  plomo.  En  el  anverso  de 
los  de  cera,  está  exactamente  representado  como  en  el  de  los  plúmbeos. 

Hay  mas;  en  el  Museo  arqueológico  de  Tarragona  existen  los  interesantes  res- 
tos del  mausoleo  de  D.  Jaime,  recogidos  de  la  Iglesia  del  monasterio  de  Poblet,  y 
entre  ellos  la  estatua  yacente  del  Monarca,  dividida  en  dos  partes,  casi  por  la  mi- 
tad del  cuerpo,  mancas  cada  una  de  algunos  fragmentos.  Distingüese,  empero,  la 
espada,  primorosamente  labrada  en  mármol,  lo  propio  que  toda  la  estatua,  con 
ricos  detalles  tanto  en  el  talabarte  como  en  la  vaina,  y  en  particular  sobresalen 
los  escudos  de  Valencia  y  Aragón.  La  forma  de  dicha  espada  es  el  montante. 


LA    ESPADA   DEL    REY    D.    JAIME    L  I67 

con  empuñadura  de  cruz,  idéntica  en  un  todo  á  la  hoja  de  la  que  también  se 
guarda  en  dicho  Museo,  sacada  del  sepulcro  del  invicto  Rey  cuando  en  1885 
fué  profanado.  La  empuñadura  de  esta,  que  se  nos  aseguró  era  de  plata,  con 
piedras  preciosas,  fué  arrancada  entonces  por  los  desalmados  y  rapaces  profa- 
nadores, y  sustituyesela  algunos  años  después  con  la  de  hierro  que  ahora 
tiene.  De  forma  y  dimensiones  iguales  es  la  que  desde  Mallorca,  como  pertene- 
ciente asimismo  al  Conquistador,  fué  remitida  á  Madrid  en  l83l  y  depositada  en 
la  Armería  Real.  Otro  tanto  podemos  decir  de  la  espada  que  ciñe  la  estatua  del 
sepulcro  de  D.  Bernardo  Guillen  de  Entenza,  existente  en  la  Iglesia  de  Santa 
María  del  Puig.  ^ 

Si  la  espada  que  posee  el  Excmo.  Ayuntamiento  fuera  la  Tizona  de 
D.  Jaime,  arma  que  con  predilección  habia  brillado  siempre  en  las  reales  manos 
del  Conquistador  desde  su  infancia,  como  dice  Tourtoulon,  ¿no  parece  natural 
que  alguna  vez,  ya  en  sellos,  ora  en  estatuas,  ó  bien  en  pinturas,  se  le  hubiera 
representado  ciñendo  ó  empuñando  su  arma  favorita,  con  los  mismos  detalles 
y  forma  que  en  ella  se  notan? 

Por  último:  es  de  advertir  que  la  del  Archivo  Municipal  lleva  en  su  recazo 
una  marca  igual  á  la  señalada  con  el  núm.  óo  en  el  Catálogo  de  la  Real  Ar- 
mería. Si  hubiera  podido  averiguarse  quién  fué  el  fabricante  que  usó  dicha  mar- 
ca, fácil  habria  sido  salir  de  dudas;  pero  esta  es  ima  de  las  desconocidas  que  se 
incluyen  en  el  mencionado  Catálogo,  y  hasta  ahora  nadie  ha  dado  noticias  del 
armero  que  la  empleaba.  Sábese,  sí,  que  la  espada  que  lleva  la  marca  núm.  60 
perteneció  á  Doña  Isabel  la  Católica,  y  esta  circunstancia  induce  todavía  mas  á 
sospechar  contra  la  autenticidad  de  la  que  se  supone  ser  la  Tizona  de  D.  Jaime. 
Lógicamente  discurriendo,  no  es  de  creer  que  aquella  reina  se.  sirviera  de  un 
arma  en  el  prinjer  tercio  del  siglo  XIII  fabricada,  y  mas  verosímil  parece  que  lo 
fuera  de  intento  para  Doña  Isabel  la  espada  que  actualmente  conserva  la  Ar- 
mería Real.  En  tal  caso,  la  que  se  reputa  de  D.  Jaime  corresponde  á  la  misma 
época  que  la  de  la  Reina  Católica,  á  no  ser  que  quisiera  sostenerse  que  hubo 
dos  armeros  que  estampaban  marca  igual,  uno  en  el  siglo  XIII  y  otro  á  media- 
dos del  XV,  proposición  que  nunca  seria  admisible,  si  no  se  la  apoyaba  en  datos 
fidedignos  ó  razones  artísticas  incontrovertibles. 

Esto  es  nuestro  sentir,  y  amantes  crjmo  somos  de  la  verdad  histórica,  en  sus 
aras  depondremos  siempre  afecciones  ilusorias,  por  mas  que  con  su  engañadora 
apariencia  halaguen  nuestra  imaginación.  ¡Ojala  fuésemos  nosotros  los  ilusos  y 
pudiera  probarse  la  autenticidad  de  la  Tizona!  No  seríamos,  por  cierto,  los  últi- 
mos en  confesar  nuestro  error,  si  tal  aconteciera,  y  nuestro  júbilo  de  entonces 
compensaría  con  creces  el  desencanto  en  que  ahora  yacemos. 

José  María.  Torres, 
Cronista  di  Valeiuria. 


A  LA  MEMORIA  DE  D.  JOSEF  ORGA. 

Poesía  llegipa  en  la  sesión  que  celebra  lo  Rat-Pen/*  en  honor  d'  este  escriptor. 


ERMANS,  quant  en  la  casa  payral  de  vostres  abis 
Miren  que  1'  infant  pluia,  que  muts  están  los  llabis, 
Que  tots  vestixen  dol; 
Que  la  familia  tota  vora  la  llar  s'  ajunta, 

Y  qu'  els  esguarts  de  uns  y  altres  fan  sois  una  pregunta 

Sense  trovar  consol, 

No  pregunten  á  uns  y  altres  per  qué  son  esprit  plora, 
Ni  per  qué  la  tristesa  com  lo  veri  els  acora 

Y  els  deixa  estamordits; 
Vejan  deserta,  vnida,  la  patriarcal  cadira 

Hon  se  sentava  el  pare,  mirant  la  Uarga  tira 
De  SQS  filis  benehits. 

Ella,  sens  ven  ni  llengua,  vos  contará  la  historia 
D'  aquell  que,  vell,  tenia  tan  jove  la  memoria 

Y  tan  freschs  los  recorts, 

Que  nos  contava  glories  grandioses  d'  estes  terres, 

Y  parlava  de  Uetres,  de  Uuites  y  de  guerres, 

Deis  vins  ¡ay!  y  dols  morts. 

Davant  de  sa  memoria,  fent  ruñes  y  ferides, 
Pasaben  com  centelles  les  hostes  aguerrides 
Del  famós  Bonapart; 
Y  al  crit  qu"  el  cor  donava  de  patria  independencia, 
Se  unia  el  tro  que  á  Francia  con'.jstava  Valencia 
Ab  los  canons  de  Cuart. 


A   LA   MEMORIA   DE   D.    JOSEF    ORGA.  IÓQ 


Després  s'  ouia  alegre,  lo  cant  de  la  victoria, 

Y  al  toch  de  les  campanes  s"  iinia  la  cridoria 

Y  los  vítors  al  Rey: 
Oui  mes  tart  á  lo  poblé  sa  Uibertat  llevava, 

Y  forques  per  les  piases  y  los  carrers  alsava 

Sense  rahó  ni  lley. 

Pasaven,  com  fantasmes,  jorns  d'  amarga  tristesa. 
En  que  contra  una  nina  Iluitava  la  fieresa 
Del  facsiós  maiastruch, 

Y  pasaven  ¡oh  Patria!  ferits  y  sanguinosos 

Filis  y  germans  y  pares,  com  Uops  que  están  rabiosos, 
Ab  fusill  y  trabuch. 

Y  després  á  esta  Iluyta  seguía  la  bonansa, 

Y  en  lo  cel  de  la  Patria  brillava  la  esperansa 

Gloriosa  de  la  pau, 

Y  reberdien  totes  les  flors  de  lo  pervindre; 

Qu'  en  Iluyta  y  sense  Iluyta,  jamay  podrán  detindre 
Son  pas,  que  no  decau! 

Y  ab  la  claror  aquella  que  al  cel  enlluemava, 
Valencia  s'  engrandia,  gentil  s"  enjoyellava 

Ab  roses  y  clavells, 

Y  arts  y  ciencies  é  industries  formaven  sa  corona, 
Mentres  la  mar  vehina  duya  en  la  blava  ona 

Los  mercantils  vaixells. 

Y  s  obrien  escoles  hon  deprenia  el  poblé, 

Y  cants,  himnes  y  notes  cantaven  1'  esprit  noble 

Del  valencia  jardi; 

Y  Arólas,  lo  poeta,  mes  dols  que  les  aballes, 
Ses  orientáis  cantava,  desarrugant  les  selles 

Lo  graciós  Baldoví. 

Y  en  prosesó  pasaven  costums,  trajes  y  gestes 
Centenars  y  certámens,  y  societats  y  festes 

Del  poblé  valencia: 
Mentres  qu"  ell,  en  la  imprenta  fea  sa  llarga  via, 


l/O  REVISTA    DE  VALENCIA. 


Y  obrer,  poeta,  artiste,  ab  son  treball  vivia 
Giianyant  un  tros  de  pá. 

Tot  ha  pasat,  tot  pasa;  no  pasará  la  historia 
Del  pare  que  tan  viva  tenia  la  memoria 
Y  tan  viu  lo  recort, 
No  pasará,  qu  encara  qu"  está  deserta  y  sola 
La  patriarcal  cadira,  así  etern  reviscola 
Son  esprit  que  no  es  mort. 

Víctor  Tranzo  Simón'. 


LA    COCINA    ESPAÑOLA 

EL  LIBRE  DE  SENT  SOUI. 

•AL    HONORABLE    DOCTOR    THEBrSSEJL 
Miembro  de  la  Sociedad  de  Gastr¿moinos  y  cocineros  de  Londres. 


L'v  querido  señor  y  excelente  amigo; ' 

Dice  un  antiguo  adagio  castellano  que  A  falta  de  pan,  buenas  son 
tortas;  y  me  viene  á  las  mientes  su  recuerdo  al  empezar  esta  carta, 
porque  otro  que  yo  debiera  ser  el  autor  de  ella.  Si  nuestro  buen  amigo  D.  Fe- 
lipe Benicio  Navarro  hubiera  podido  examinar  por  sí  el  importante  códice  culi- 
nario que  por  sus  indicaciones  busqué,  y  del  cual  voy  á  ocuparme  (l),  él  hiciera, 
seguramente  con  mejor  acierto,  su  descripción  bibliográfica,  y  su  epístola,  más 
discreta  que  la  presente,  sazonada  con  noticias  curiosas  é  interesantes,  podría  pre-  _ 
sentarse  con  desembarazo  al  sabio  extranjero  que,  con  gallarda  pluma,  lo  mismo 
escribe  emditos  artículos  sobre  Cervantes  y  sus  obras,  que  ilustra  y  dá  nueva 
forma  á  la  historia  del  correo  español,  ó  refiere  los  yantares  y  conduchos  de  los 
reyes  de  España;  al  que  con  igual  maestría  se  expresa  en  alemán,  su  nativo 
idioma,  que  en  inglés  ó  francés,  latin  ó  castellano.  Pero  ya  que  al  doctísimo  ano- 
tador  del  Arte  Cisoria,  por  no  hallarse  en  Valencia,  no  le  ha  sido  posible  regis- 
trar el  códice  á  que  me  refiero,  no  he  de  reservar  yo  su  noticia  á  los  que,  como 
usted,  tienen  verdadero  derecho  á  conocerla,  y  se  complacen  en  el  estudio  de  las 
cuestiones  sitiológicas,  preparando  de  este  modo  el  terreno,  sobre  el  cual  ha  de 


(l)     Debí  c-1  inmediato    hallazgo  de  este  códice  i.  la  diligencia  y  amistad  del  entendido  jefe  d 
la  Biblioteca  Universitaria  D.  José  M.  Torres. 


172  REVISTA    DE    VALENCIA. 


levantarse  el  edificio  consagrado  á  contener  los  tastos  históricos  de  la  coíina 
española. 

En  la  Biblioteca  Provincial  y  Universitaria  de  esta  ciudad,  y  señalado  con  los 
números  92-4-18,  se  conserva  encuadernado  en  pergamino  un  volumen,  en  cuyo 
lomo  se  lee,  escrito  con  tinta  negra,  YARIOs  T°J)]  su  tamaño  es  de  272  y  195 
milímetros,  y  consta  al  todo  de  l38  hojas  y  las  dos  que  le  sirven  de  guardas. 

Según  expresa  su  inscripción,  son  varios  los  tratados  que  contiene,  de  mate- 
rias diversas  entre  sí,  todos  MSS.,  en  lemosin,  á  dos  columnas,  de  letra  de  fines 
del  siglo  XIV  ó  principios  del  XV,  papel  grueso,  letras  capitales  y  epígrafes 
generalmente  en  rojo  ó  azul,  y  en  algunas  de  sus  hojas  se  hallan  pinturas  tos- 
camente trazadas,  á  las  cuales  hace  referencia  el  texto  en  que  aparecen  interca- 
ladas. El  volumen  se  nos  presenta  incompleto  en  su  principio;  y  aunque  no  sea 
posible  precisar  las  hojas  que  le  faltan,  porque  la  numeración  en  algunas  ha  sido 
cortada  por  la  cuchilla  del  encuadernador,  y  en  las  demás  no  siempre  es  correla- 
tiva, me  induce  á  creer  que  son  quince  los  folios  arrancados,  encontrar  en  el 
margen  del  segundo  que  se  conserva  el  núm.  xvn.  Si  este  defecto  fuera  el  único, 
en  nada  perjudicaria  al  tratado  culinario  de  que  me  ocupo;  pero  por  desgracia 
también  él  aparece  mutilado,  siquiera  sea  en  pequeña  parte.  Empieza  en  el  an- 
verso del  folio  1 10  de  los  existentes,  como  continuando  la  tabla  de  las  viandas; 
y  en  la  descripción  de  ellas  que  luego  sigue,  se  encuentran,  en  efecto,  algunas 
no  mencionadas  en  la  parte  de  índice  que  se  conserva.  Fácil  resulta,  pues,  com- 
pletar éste,  sin  más  que  añadirle  los  epígrafes  de  las  primeras  recetas,  ó  sea 
hasta  la  sosengua  á  conills;  y  para  que  V.  forme  concepto  del  contenido  de  la 
obra  y  de  los  nombres  de  los  manjares,  creo  conveniente  copiar  la  lista  de  estos 
á  continuación,  con  la  misma  ortografía  del  original,  pero  sin  abreviaturas. 
Dice  así: 

Salsa  de  paguo  Salsa/a  bollets 

Salsa  blancha  Alos  quesos  ij) 

Salsa  camilina  Mostaya  nostrada 

Limonea  Salsa  vert 

Migraust  Solls  aquet  vulles 

Salsa  doques  Bruga 
Sosengua    a    conills/e    a   tota    altra      Celiandre 

carn  '  Broet  de  gallines 

Salsa  asaluatgina  Menyar  blanch 

Salsa  a  tota  carn  de  olla  Genestada 

Alidem  ab  ous  Salsa  de  congre 

Alidem  en  altra  manera  Agraj  ab  peix  ffrit 

Geladia/e  a  carn  assaluar  Ordiat 

Scabeig  a  peix  ffregit  Ordiat  eij  altra  manera 

Salsa  de  peix  en  aygua  Avenat 
Brou  de  confortar  a  obs  de  confortar     Avenat  en  altra  manera 

Amellat  Amido 


EL   LIBRE    DE    SENT    SOUL 


173 


let  de  ainetUes 
lentilles 

Flarines  ahou  lovat  de  inalakia 
Alberginies 
MorteroU 

ffreyures  de  cabrit/o  de  vedell 
Tripes  de  vedell  '' 

Cabrit  fassit  en  ast 
Resoles  de  cabrit 
Resoles  de  pasta 
lesques  de  formatge 
bunyols  de  pasta  ab  cus  e  formatge 
Menos  los  quals  formatge 
Macarrons 
Crespells 

Affarcir  capons/e  gallines 
Si  vols  fassir  spalla  de  molto  en  ast 
Panades  daudells  en  pa  (d'  ancellsr) 
Panades  de  polis 
Panades  de  lampressa 
Panada  de  peix 
lops/o  muyols  en  ast 
carabaces  blanqiies 
Pasta  negat 
letugat 

Colls  verts  ab  gallines 
'  Colls  ab  broii/e  grex  de  bou 
Bledes  de  troceha 
Sparegat 
leyt  mulcissa 
Ciuros  tendres 
ffaues  tendres 
Cabrit  en  ast  ab  la  pell 


Porcell  en  ast 

Semolla 

Perdiiis  en  olla 

Porioll 

Agras  mestregat 

CoU  porrera 

Torrons  amalallts 

bunyols  de  pasta  levada. 

Orelletes  de  pasta  levada 

ffaua  ffressa  ¿lancha 

Si  la  vols  fer  en  altra  manera  ab  Icyt 

de  amelles 
Si  vols  fassir  polls/ó  calamars 
Salsa  de  tuyina  salada 
Salsa  de  tuyina  frescha 
Salsa  francessa. 
Sosengua  aciprat 
ffreyures  de  dalffí 
Cañamos 
Cabrit  que  sia  tot  sanear  la  meytat  cuyt 

en  olla/e  la  meytat  rostit 
Ffacir  gallina  que  noy  aga  ous 
Janet 
Porrada 
Almodroch 

Spinats  a  dia  de  dejuni 
Ous  ferrats 
Alidem  ab  carn 
Arros 

ffaua  ffressa  en  altra  manera 
Botifara  de  coll  de  gallina 
Salsa  de  gallina  a  malalt 
Carn  de  porch  ffresch 


Ignoro  la  significación  de  algunas  palabras  de  las  que  dejo  escritas;  la  mayor 
parte  de  ellas  son  conocidamente  valencianas  y  de  fácil  traducción;  pero  otras,  ó 
por  haber  cesado  su  uso  hace  mucho  tiempo  y  carecer  de  léxicos  completos  de 
este  antiguo  dialecto,  ó  por  haber  sido  tomadas  de  idiomas  extraños,  á  la  ma- 
nera que  hoy  acontece  más  aun  que  entonces,  es  lo  cierto  que  no  he  podido 
precisar  su  equivalencia. 

'  Después  de  la  tabla,  y  sirviendo  de  introducción  al  recetario,  sigue  este  pár- 
rafo que  determina  el  motivo,  título,  año  y  otras  circunstancias  interesantes  de 
la  obra,  avmque,  á  mi  entender,  no  debe  considerarse  su  relato  como  artículo  de 
fé.  V.  juzgará  si  me  equivoco.  "Deueu  saber  que  en  aquest  libre  ha  scrit  Ixxxvij 
"menjars  (l)  en  quina  manera  sedeuen  appellar  ne  com  no/Deuets  saber  que  lo 


(1)     Aun<iuc  aquí  dice  que  son  87  lus  inanj;ires  descritos,  la  tabla  comprende  96. 


174  RE\aSTA   DE   VALENCIA. 


"dit  libre  es  ffeyt  per  los  scuders  que  son  stats  ab  los  senyors  grans  e  ab  los 
"bons  horneas  lo  dit  libre  fo  scrit  per  tal  que  aquells  qui  uo  sabien  les  coses 
"fer  ne  apparellar  los  bous  menjars  ne  les  bones  viandes  per  que  guardassen 
"e  legisen  lo  dit  libre  lo  cual  libre  es  appellat  de  sent  Soui/E  feu  lo  ell  dicta 
"vn  bon  honi/e  fort  bon  coch  lo  qual  coch  stave  ab  lo  rey  danglaterra//E  lo 
"coch  lo  ffeu  ab  consell  den  Pere  felip  scuder  del  dit  senyor  rey/E  feu  lo  en  lany 
"de  la  incarnació  de  nostre  senyor  que  ho.m  coptaue  Mil  e  xxnij.  E  los  scu- 
"ders  de  tota  la  térra  e  ells  cochs/e  los  ministradors  é  servidors  e  sots  mesos  a 
"lurs  senyors  que  tots  ho  loaren  heu  conformaren  heu  aproiiaren  que  bon  dictat 
"era/e  verdader." 

Hasta  ahora,  el  libro  más  antiguo  exclusivamente  de  cocina,  de  que  yo  tenia 
noticia,  era  el  que  en  1525  publicó  en  Toledo  el  célebre  Roberto  ó  Ruperto  de 
Ñola,  cocinero  que  fué  de  D.  Fernando ^el  Católico;  pues  aunque  en  otros  mu- 
chos, escritos  de  más  lejana  época,  especialmente  en  los  del  famoso  Médico 
Araaldo  de  Vilanova,  en  los  Cantares  del  renombrado  Archipreste  de  Hita,  en 
las  Ordinations  de  D.  Pedro  IV,  en  algunas  obras  de  los  Santos  Padres,  y 
hasta  en  los  libros  sagrados,  se  encuentran  datos  preciosos  para  la  más  higié- 
nica y  sabrosa  confección  de  las  viandas,  no  forman  un  cuerpo  homogéneo  de 
re  coquinaria,  ni  de  ella  se  ocupan  como  asunto  principal  ó  único. 

El  misno  Arte  Cisjria  de  D.  Enrique  de  Viilena,  es,  como  su  nombre  in- 
dica, .n  Is  bien  una  colección  de  reglas  para  trinchar  con  perfección,  que  para 
cocinar  con  esmero;  y  eso  que  no  pueden  ser  más  curiosas  é  interesantes  las  no- 
ticias que  contiene  acerca  de  todo  cuanto  con  la  mesa  se  relaciona. 

De  ser  cierto,  pues,  lo  que  respecto  al  origen  de  este  tratado  reza  el  párrafo 
transcrito,  y  aun  cuando  reduzcamos  su  antigüedad  algunas  ceiiturias,  siempre 
resultará  que  es  el  primero  que  en  su  género  se  conoce.  Pero  ¿hasta  qué  punto 
debemos  dar  crédito  á  las  palabras  del  reíerido  párrafo?  Esta  es  la  gran  dificul- 
tad.— V.  sabe  perfectamente  que  en  el  año  de  1024.  reinaba  en  Inglaterra  Ca- 
nuto, llamado  el  Grande,  y  que  este  rey,  al  dirigirse  en  peregrinación  á  Roma 
á  pié  y  con  la  alforja  al  hombro,  dio  ciertamente  mayor  prueba  de  sobriedad 
extremada,  que  de  ser  aficionado  á  tener  cocineros  tan  leídos  como  el  autor  del 
Libre  de  Sent  Soiii. — Pudo  suceder  muy  fácilmente  que  el  amanuense  ó  copista 
de  este  traslado  escribiera  Mil  e  xxini  en  vez  de  Mil  c  xxiin;  y  en  este  caso 
ya  me  explicarla  mejor,  que,  á  pesar  del  azaroso  reinado  de  Enrique  I,  gustase 
éste  de  los  placeres  de  una  buena  mesa,  y  tuviera  su  cocina  á  cargo  de  un  enten- 
dido jefe,  puesto  que,  según  nos  cuentan,  murió  por  haberse  excedido  en  comer 
lamprea. 

El  antes  citado  Sr.  Navarro  se  inclina  á  creer,  por  la  escasa  noticia  que  de 
esta  obra  pude  darle,  que  pertenece  á  la  segunda  mitad  del  siglo  XIII,  y  por 
mi  parte  fuera  muy  aventurado  pretender  fijarle  época.  Lo  que  sí  se  nota  desde 


EL    UBRE   DE    SENT    SOUI.  175 


luego  es  que  muclíos  de  los  manjares  que  en  ella  se  describen  han  pasado  á  los 
libros  de  los  tratadistas  posteriores.  La  salsa  de  pagua  con  que  comienza  el  Có- 
dice, es  indudablemente  la  misma  salsa  de  pavón  ó  pavo  real  de  la  que  el  se- 
ñor Navarro  se  ocupa  extensamente  en  sus  eruditas  Notas  al  Arte  Cisoria. 

Comprende  el  referido  tratado  nueve  hojas,  á  contar  desde  la  1 10  del  volu- 
men, como  llevo  dicho,  y  termina  con  la  receta  Aq /reyurés  de  por  cello  de  porch, 
aunque  después  aparece  escrito  con  distinta  letra  otra  para  guisar  gallinas. 

En  cuanto  al  niodus  operattdi,  por  regla  general  se  encuentra  expuesto  con 
bastante  claridad;  y  creo  que,  si  este  libro  se  le  hubiese  presentado  para  su  apro- 
bación al  presbítero  D.  Pascual  Sánchez,  no  hubiera  desdeñado  escribir  á  su 
frente  lo  que  apuntó  en  la  que,  fechada  en  Madrid  el  15  de  Julio  de  1745,  Y  fir- 
mada por  él,  puede  verse  al  principio  del  Nuevo  arte  de  Cocina  de  Juan  Alti- 
miras — Barcelona. — Bezares. — 1758,  8." — ....es  todo  muy  sólido;  y  no  solo  no 
coníiefte  proposición  opuesta  á  las  infalibles  verdades  de  nuestra  Santa  fé,  y 
buenas  costumbres,  pei'o  muy  digrio  que  se  dé  á  la  Imprenta  por  lo  sucinto  del 
compuesto  de  los  manjares.... 

Si  por  el  nombre  entra  V.  en  deseo  de  probar  alguno  de  aquellos,  ó  quisiera 
organizar  algún  banquete  arqueológico,  en  el  cual  se  sirviesen  como  postres  los 
riquísimos  bollos  de  alfajor  medinés,  tan  magistralmente  descritos  por  V.  en  la 
carta  que  con  este  objeto  tuvo  la  dignación  de  dirigirme  en  las  columnas  de  La 
Ilustración  Española  y  Americana,  del  8  Diciembre  1881,  y  cuya  abundante  y 
exquisita  muestra  saboreé  con  delicia ,  tendrá  verdadero  placer  en  remitirle 
como  testimonio  de  gratitud,  copia  íntegra  del  códice  titulado  de  Sent  Soui,  su 
devotísimo  y  siempre  muy  buen  amigo  Q.  B.  S.  M. 


J.  E.  Serrako  y  ¡Morales. 


Valencia,  23  de  Febrero  de  1882. 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA. 


LA  FAMILLV  DE  ZURITA  Y  SUS  ÚLTIMOS  REPRESENTANTES. 


III. 


D.  GERÓNIMO  ZURITA,  CORONISTA  DE  ARAGÓN. 


IsTE  nombre  respetable,  ¿quién  no  lo  ha  oído  pronunciar?  Nacido  en 
Zaragoza  en  4  de  Diciembre  de  1512  y  distinguido  por  la  naturaleza 
con  la  noljleza  de  su  estirpe  y  con  la  del  talento,  convenientemente 
dirigido  por  su  padre  durante  su  infancia,  estudió  después  en  Alcalá  de  Henares 
las  len^^uas  latina  y  griega,  la  retórica  con  el  famoso  Hernán  Nuñez  de  Guz- 
man,  llamado  comunmente  el  Comendador  griego,  de  cuya  escuela  salieron  dis- 
cípulos muy  aventajados,  siendo  uno  de  ellos  Zurita,  pues  poseyó  con  perfec- 
ción, propiedad  y  elegancia  el  idioma  latino,  los  primores  del  griego  y  los"  del 
español.  Supo  además  francés,  italiano,  portugués,  catalán  y  valenciano.  La 
cultura  de  su  ingenio,  su  amor  y  pasión  á  las  buenas  letras,  y  los  muchos  y 
loables  servicios  de  su  padre,  movieron  al  Emperador  Carlos  V  para  hacerle 
merced  en  1580  del  oficio  de  Merino  ó  Juez  ordinario  y  Foral  de  la  ciudad  de 
Barbastro  y  de  la  villa  de  Almudévar,  nombrándole  también  en  el  mismo  año 
CotUmuo  de  la  Real  Casa,  empleo  militar  de  mucha  calidad,  y  mas  tarde  Baile 
de  la  ciudad  de  Huesca. 

Consta  de  una  manera  auténtica  que  en  1587,  y  teniendo  26  años,  casó 
con  Doña  Juana  García  de  Olivar,  señora  muy  estimable  y  de  calidad,  de  quien 
tuvo  varios  hijos,  pasando  por  el  dolor  de  perderla  en  1548",  y  si  algo  pudo 
contribuir  á  mitigar  tal  pena  fué  indudablemente  el  nombramiento  que  recibió 
del  Reino  de  Aragón  de  Primer  Cormista  suyo. 


HIJOS  ILUSTRES    DE    MORELLA.  ,  I77 


Pudiéramos,  coa  gran  copia  de  datos,  y  siguiendo  á  Dormer,  en  sus  Progresos 
de  la  Historia  en  el  ReÍ7io  de  Aragón,  detallar  sus  aptitudes,  inteligencia  é  ilus- 
tración en  el  primer  tiempo  de  su  vida  ,  insertar  íntegras  algunas  de  sus  com- 
posiciones latinas  en  versos  muy  elegantes,  tan  celebradas  por  el  poeta  holan- 
dés Juan  Segundo,  y  por  el  napolitano  Juan  Pelusio,  y  reproducir  las  Elegías  que 
con  diversos  motivos'sus  amigos  le  dedicaban,  entre  ellos  Ambrosio  de  Morales, 
el  Doctor  Andrés,  D.  Jaime  Falcon  Caballero  del  hábito  de  Montesa,  D.  Juan 
Berzosa  Archivero  en  Roma  de  D.  Felipe  II,  y  el  Doctor  D.  Juan  Paez  de 
Castro,  su  Coronista  y  capellán,  muchas  con  este  epígrafe  '^Ad  Hieronimuin  Sn- 
r,itam,  Casar- Augjistanum  poetam;,,  también  apuntar  los  juicios  favorables  que 
sobre  él  han  emitido  muchos  críticos,  admirando  la  cultura  y  aliño,  la  disposi- 
ción y  la  gracia  en  el  manejo  de  la  lengua  latina  y  en  ajusfar  las  voces,  tanto 
que  D.  Nicolás  Antonio,  en  su  Biblioteca,  le  cuenta  entre  los  españoles  que  me- 
( jor  la  poseyeron;  pero  basta  á  nuestro  propósito  lo  dicho  y  consignar  que  pe- 
netró con  perfección  en  los  primores  de  la' griega,  de  suyo  más  difícil  en  lectura 
y  escritura.  Las  notas  y  enmiendas  que  hizo  al  Itinerario  de  Antonino  Pió,  que 
publicó  en  Colonia  en  lóoo  el  P.  Andrés  Schotto, — libro  de  los  más  estimados 
y  buscados  por  los  amantes  de  las  antigüedades,  junto  con  otro  volumen  en 
cuarto,  escrito  todo  de  mano  de  Zurita,  sobre  fragmentos  de  Phocio,  Patriarca  de 
Constantinopla,  existente  en  la  biblioteca  del  Conde  de  San  Clemente, — prue- 
ban lo  anteriormente  dicho. 

Mas,  para  completa  convicción  de  su  pericia  en  la  lengua  griega,  conviene 
advertir  que  se  remitieron  á  su  censura  y  examen  las  traducciones  de  algunos 
libros  de  este  idioma,  entre  ellos  en  1571,  y  de  parte  de  S.  M.,  uno  que  habia 
traducido  el  Secretario  Diego  Gradan  de  Alderete,  de  donde  se  deduce  qup  el 
crédito  que  habia  obtenido  de  poseer  bien  esta  lengua,  era  tanto,  que  se  le  en- 
comendaba lo  á  ella  referente,  y  se  tenia  buena  memoria  dé  su  persona  para 
asuntos  científicos  y  de  mayor  confianza  en  el  servicio  real.  El  papel  ú  oficio  en 
que  tal  comisión  se  le  confiara,  dice  así:  "Los  tres  libros  que  con  esta  serán,  han 
"venido  á  manos  del  Cardenal  mi  Señor  con  mucho  secreto,  y  con  el  mismo 
"deseo  que  v.  m.  pase  los  ojos  por  ellos;  uno  de  ellos  vá  traducido'  por  el  Secre- 
"tario  Diego  Gracian,  á  quien  lo  encomendó  su  Señoría  Ilustrísima,  y  el  fin  con 
"que  se  envían  á  v.  m.  es  para  que  vea  si  la  traducción  está  buena,  y  si  le  pare- 
"ciere  que  del  otro  converná  hazer  lo  mismo,  que  v.  m.  tome  el  trabajo  y  en  un 
"rato  desocupado  dé  v.  m.  á  entender  á  su  Señoría  Ilustrísima  lo  que  le  pare- 
"cerá  de  la  lectura,  y  de  la  importancia  que  podrá  ser  tenerse  acá  á  essos  por  lo 
"que  toca  al  servicio  de  su  Magestad.,, 

Esta  orden  estaba  escrita  por  el  Secretario  D.  Mateo  Velazquez,  pero  cer- 

■  rada  con  el  sello  Real,  y  esto  basta  para  indicar  su  procedencia.  Empezó  á  ser 

conocido  y  empez()  á   ser  estimado.  Sus  méritos  le  abrían  paso.   Tengamos  en 

12 


178  REVISTA    DE    VALENCIA. 


cuenta  tanta  ilustración,  porque  ha  de  contrastar  con  la  de  otros  individuos  de 
su  familia. 

En  cumplimiento  de  su  cargo  de  Coronista,  comenzó  á  copiar  y  recoger  mate- 
riales para  formar  ima  historia  del  Reino,  para  lo  cual  en  1549  ol^'tuvo  órdenes 
reales  para  el  registro  de  Archivos  y  Depósitos  particulares  de  papeles  y  noti- 
cias. Pasó  con  este  objeto  á  Sicilia  á  reconocer  sus  más  faifiosos  Archivos  y  Li- 
brerías, de  donde  trajo  muchos  volúmenes,  códices  y  escritos.  Fué  á  Ñapóles, 
estuvo  también  en  Roma,  y  después  de  recibir  distinciones  muy  honrosas  y  de 
adquirir  relaciones  con  grandes  personajes,  volvió  á  España,  deteniéndose  en 
Barcelona,  donde  registró  su  archivo  y  prestó  un  notable  servicio  al  Príncipe 
D.  Felipe,  buscando  y  coordinando  unos  documentos  que  le  habia  encomendado. 
,La  Diputación  de  Cataluña,  y  en  especial  el  Brazo  militar,  se  le  mostraron  muy 
propicios,  y  él  á  ellos  agradecido  por  la  benevolencia  con  que  le  franquearon  las 
memorias  que  necesitaba  para  la  historia.  En  una  palabra,  fué  diligente  investi- 
gador; y  conocedor  el  Rey  D.  Felipe  11,  de  sus  trabajos  y  fatigas,  que  ya  más 
antes  habia  celebrado,  le  hizo  en  1566  Secretario  de  su  Consejo  y  Cámara, 
indicando  á  la  par  que  le  seria  muy  grato  que  el  Cardenal  D.  Diego  de  Espi- 
nosa, Inquisidor  general,  le  diese  igual  cargo  en  el  Consejo  de  la  Inquisición 
para  las  cosas  y  despachos  que  hubiesen  de  ir  firmados  de  la  Real  mano. 

Demostraciones  á  que  antecedió  una  señaladísima  de  la  Ciudad  de  Zaragoza 
en  la  súplica  que  hizo  en  el  año  1559  á  la  princesa  Doña  Juana,  Gobernadora 
de  España,  sobre  que  se  le  proveyese  en  el  cargo  de  Proto-notario  de  los 
reinos  de  la  Corona  de  Aragón.  Era  en  este  tiempo  de  tanta  consideración  su 
mérito,  que  pensándose  en  coordinar  el  Archivo  general  de  Simancas,  se  le  dio 
Real  Comisión  para  ello;  mediante  la  cual,  lo  coordinó,  é  hizo  rúbrica  de  sus 
escrituras.  Continuándole  las  Reales  mercedes,  le  hizo  S.  M.  gracia  del  empleo 
de  Maestro  Racional  de  Zaragoza  _en  21  de  Enero  de  1571,  y  le  consultó  en 
diversas  ocasiones  en  asuntos  del  Real  servicio.  Del  mismo  modo  lo  hacían 
varones  muy  sabios  y  virtuosos.  En  medio  de  estos  obsequios  á  su  mérito,  dice 
Latassa  en  su  Biblioteca  de  Escritores  aragoneses,  era  invariable  su  moderación 
y  aplicación  al  cumplimiento  de  sus  destinos,  especialmente  á  los  de  su  Crtmica, 
trabajando  3o  años  en  sus  Anales,  sin  perdonar  gasto  alguno  ni  diligencia,  y 
con  este  objeto  formó  también  una  copiosa  y  selecta  librería,  así  de  libros  im- 
presos, como  manuscritos,  de  medallas  y  monedas  antiguas,  de  inscripciones  y 
de  otras  memorias  y  restos  de  antigüedad,  por  espacio  de  40  años:  biblioteca  de 
que  hizo  donación  á  la  Real  Cartuja  de  Aula  Dei,  de  Zaragoza,  por  la  grande 
devoción  que  le  tenia.  No  fué  menor  ni  inferior  la  que  profesó  al  Real  Monas- 
terio de  Santa  Engracia  de  la  misma  ciudad,  adonde  también  se  retiró  para 
perfeccionar  la  Historia  de  Aragón;  allí  señaló  su  sepultura,  y  allí  fué  depositado 
su  cadáver  en  1580,  en  que  falleció  el  3  de  Noviembre,  con  sentimiento  general. 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELL A.  17g 


Pasadps  algunos  dias,  puso  D.  Gerónimo  Zurita  de  Olivan,  su  hijo,  en  dicha 
sepultura  un  lucilo  con  los  blasones  de  su  linage;  y  pidió  al  docto  jesuita  Padre 
Andrés  Schotto,  catedrático  entonces  de  letras  humanas  en  Zaragoza,  que  escri- 
biese un  epitafio,  el  cual  también  se  imprimió  al  fin  del  Itinerario  de  Antonino 
Y\o,^  zo^\ó  QViXd,  Biblioteca  española!) .  Nicolás  Antonio,  tom.  l.°,  pág.  459, 
col.  2  y  es  el  que  sigue: 

Hieronynio  Suritae 

Michaelis  F.  Gabrielis.  N.  Caesaraugustano 

Historiae   Aragoniae 

Diligentissimo,  atque  electo  Scriptori 

Patri  B.  M.  Hieronymus  F.  Posuit. 

Vixit  Annos  LXVII.  Menses  XI. 

Obiit  Caesaraugustae 

IJI  Non.  Novemb.  MDÍ.XXX. 

"Era  dé  estatura  mediana,  rostro  largo  y  algo  moreno,  la  frente  espaciosa,  la 
nariz  corva  y  en  buena  proporción,  los  ojos  negros  y  muy  vivos,  pero  graves,  la 
barba  ancha,  y  la  arquitectura  del  cuerpo  bien  trabada,  las  acciones  sueltas,  por- 
que no  era  grueso;  vestia  el  trage  de  aquel  tiempo;  gorra  de  Milán,  calza  justa, 
y  capa  de  rodeo  con  capillo.,, 

La  modestia  del  padre  se  refleja  también  en  la  sobriedad  y  templanza  del 
hijo,  pues  no  refiere  en  la  inscripción  los  títulos  honoríficos  que  le  adornaron,  ni 
los  suyos  propios,  por  reconocer  sin  duda  que  no  se  unen  bien  el  desengaño  y 
la  vanidad.  Mas  nosotros  no  hemos  de  callar  lo  que  la  fama  ha  hecho  público; 
además  de  escritor  diligentísimo,  fué  el  primer  Coronista  del  reino  de  Aragón,  Se- 
cretario del  Consejo  del  Rey  D.  Felipe  II,  y  de  la  Cámara  en  el  Supremo  de  la 
llamada  entonces  Santa  y  general  Inquisición,  Contador  de  todas  las  de  la  Co- 
rona, Continuo  de  la  Casa  real  de  Castilla,  Maestro-Racional  de  la  ciudad  de 
Zaragoza,  y  Bayle  y  Merino  de  las  de  Huesca  y  Barbastro. 

El  Lugarteniente  general  de  Montesa  y  Comendador  de  Perpunchent,  poeta 
y  matemático  á  la  vez,  el  célebre  Fr.  D.  Jaime  Juan  Falcó,  se  lamenta  de  la 
muerte  de  Zurita  en  los  siguientes  versos: 

"Ingenium,  et  candor  Suritae  vivet  opinor, 
Vivet  dum  mundo  carmen,  et  historia. 
Historia,  k  carmen  dum  mundo  vivet,  opinor 
Vivet  Suritas  candor,  Sí  ingenium.,, 

Celebrar  de  verdadero  é  ingenioso  á  un  historiador  y  asegurar  que  han  de 
permanecer  siempre  apreciados  sus  escritos,  es  quizá  ima  de  las  alabanzas  ma- 
yores que  se  le  pueden  tributar. 


i8o 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


El  famoso  poeta  D.  Martín  de  Azagra  también  le  dedicó,  en  forma  de  epitafio, 
los  versos  que  siguen: 

"Dum  Salo,  dum  Sicoris,  dum  Cinga  augebit  Iberi, 

Duní  maris  augebit  nlagnus  Iberus  aquas, 
Post  ciñeres,  manesque  tuos,  heu  magne  Surtía 

Am/a/esgue  tui  tantarum  pondere  rerum, 
^terni  a;ternumte  sine  morte  dabunt.,, 

Juan  de  Hars,  natural  de  Ariscot  en  la  Brabancia,  compuso  este  otro: 

"Livius  Aragonum  iacet  hic  Zurita  sepulcro, 
Nil  magis:  hoc  dignus  nomine,  notus  erit. 

Historicum  studiis,  annales  nomine  vicit, 
Ipse  suum  nomen,  seque,  suosque  libros.,, 

Y  por  último,  el  elegante  Coronista  mayor  de  Castilla  y  de  las  Indias,  Gil 
González  Dávila,  conocedor  de  sus  obras,  después  de  llamarle  Tácito  y  Livio 
español  y  el  pyimero  que  han  tenido  en  la  historia  aquestos  Reinos,  le  dedicó  el 
siguiente  epitafio,  que  suple  la  brevedad  y  modestia  del  de  su  hijo: 

MEMORIyE    NON  PERITURíE 

HIERONIMVS  A  ZVRITA 

Vir  moribus,  litteris,  genio,  et  ingenio  egregie 

nobilitatus. 

In  Sancto  Inquisitionis  Senatu,  et  in  Regali  Consilio  ob  singularem 

prudentiam  Secretarius  designatus. 

In  eo  merita  maiora  fuere,  quam  prasmia. 

ANNALES  REGUM  ARAGONLE 

Regni  plené,  plañe,  et  puré,  solé  et  sale  conditos,  stilo  áureo, 

fausta,  feliciter  et  fortúnate 

disposuit. 

Abiit,  non  obiit,  nam  scripta  ejus  vetant  mori. 

Siluit  á  cálamo,  quievit  á  vita. 
III.  Non.  Mensis  Novembris  anni  MDLXXX. 

aetatis  sue  LXVII.  • 

A  concederle  Dios  mas  larga  vida,  hubiera  publicado  otras  obras  empezadas. 
Vida  del  Emperador  Carlos  V.— Hechos  de  D.  Felipe  II. 

NiCOLAS    FkRKER    V    JULVE. 


HOJAS   SUELTAS. 


COLOQUI   VALENCIANO 


SOBRE    EL    ROBO    DEL    COPÓN    DEL    CONVENTO    DE    SANTO    DOMINGO. 


L  16  de  Diciembre  de  1698  fué  robado  en  Valencia  un  copón,  con  varias 
hostias  consagradas,  de  la  capilla  del  Santo  Crucifijo  del  Real  Convento 
de  Predicadores.  Tres  dias  mas  tarde  y  después  del  escándalo  consi- 
guiente y  de  activas  cuanto  inútiles  pesquisas,  dicho  copón  fué  encontrado  en  el 
agujereado  tronco  de  un  olivo,  existente  en  el  huerto  de  Capuchinos,  de  los  arra- 
bales, que  habia  sido  plantado  y  cultivado  por  las  mismas  manos  del  venerable 
Patriarca,  Juan  de  Rivera.  Este  acontecimiento  sirvió  de  inspiración  al  autor  de 
"Coloqui,,  que  insertamos  á  continuación,  y  que  la  casualidad,  siempre  decidida  y 
constante  protectora  de  los  aficionados,  puso  hace  algún  tiempo  en  nuestro 
poder: 

EL  SUCCES  PER  HA  VER  FURTAT  LO  GLOBO 

DE  LA  IGLESIA  DE  SENT  DOMINGO.      • 


COLOQUI. 

Iníerlocuíoí-s.—h\  Notarla,  La  Medicina. 


NoT.     En  desagravi  de  Christo, 
moguda  del  cel  christiá, 
per  que  sempre  la  fé  es  troba 
constant  en  los  valencians, 
ya  que  en  les  armes  no  puch 


defensar  esta  maldat, 
he  de  ser  un  Pere  Pí  (l) 
desde  ponent  á  Uevant-. 
Entre  la  Justicia  y  yo 
la  havem  de  desagraviar. 


(1)     Pere  Pí. — Trompeta  de  esta  real  Audk-ncia,  y  como  tal,  encargado  de  publicar  por  medio  de 
pregón  todos  los  bandos  que  dictaban  los  Vireyes. 


l82 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


ella  en  obres,  yo  en  paraules, 
ya  que  no  puch  en  les  mans. 
Sempre  la  Justicia  es  Higa 
ais  furs  pera  castigar, 
pero  yo  be  em  desUigara 
si  la  potestat  trocam: 
perqué  en  Uoch  de  furs  buscara, 
vent  lo  conill  dins  lo  cau, 
un  luró  de  capa  groga 
que  me  '1  traguera  arrastrant. 
Puix  pera  els  lladres,  senyors, 
y  mes  de  esta  calitat, 
yo  faria  iins  furs  de  vidre 
pera  que  es  pugnen  trencar. 
Y  de  esta  manera  el  poblé 
que  aguarda  per  los  instants 
lo  castich  de  esta  osadía, 
quedara  com  en  juglar. 
Perqué  alió  que  es  dona  presto 
en  doble  es  sol  reputar, 
y  á  vegades  la  tardanza 
acostuma  criar  calis, 
y  les  coses  son  ben  fetes 
quant  se  fan  del  rich  al  rach. 

Med.     Notaría,  ¿de  qué  et  queixes 
y  tant  te  estás  Uamentant? 
Si  es  per  lo  dret  del  procés, 
¿eixe  acás  et  pot  faltar? 

NoT.      Em  queixe  de  que  á  un  fill  teu 
y  á  un  sacrilech  cátala, 
que  es  din  Joan  Batiste  Rafol, 
los  golls  no  els  hatgen  trencat. 

Med.     ¿Pus  qué  te  han  fet  estos  homens 
que  en  ells  tan  queixosa  estás? 

NoT.     Han  furtaf  lo  Sacrament 
de  la  casa  deis  Germans; 
la  prenda  mes  estimable 
que  fabrica,  Dijous  sanct, 
el  mestre  mes  primorós 
que  han  conegut  tots  los  nats; 
y  pera  memoria  de  ell 
la  esmalta  en  sa  propia  sanch 
deixant  son  retrato  en  ella, 
que  no  dirán  qual  es  qual. 
El  Senyor  Virrey  la  nova 
la  sabe  al  mateix  instant, 
y  atropellant  la  decencia 
de  Príncip  tan  soberá, 
sens  reparar  en  la  pinja, 


Med. 

NoT. 


Med. 


á  peu  y  per  mig  del  fanch 

sen  vá  anar  á  tota  presa 

á  Sent  Domingo,  mostrant 

en  la  pasió  de  catolich 

que  era  verdader  Guzman  (l), 

puix  per  los  ulls  exalava 

el  sentiment  del  fracás. 

¡Dijosa  patria,  Valencia, 

gloriat  mil  voltes,  ciutat, 

per  teñir  en  tal  conflit 

un  Argos  tan  vigilant, 

que  podrá  servir  de  espill 

á  tota  la  christiandat! 

Allí  asistí  la  noblea, 

allí  tots  los  magistrats, 

allí  cleros  y  convents, 

sens  faltar  lo  Mustasaf. 

Dispongueren  dar  grans  premis 

al  que  tan  dijós  será 

que  descobriga  al  autor 

de  un  sacrilegi  tan  gran. 

La  ciutat  á  tota  presa 

promete  dos  mil  ducats 

y  fonch  ab  vot  y  parer 

de  son  Concell  General, 

y  á  vista  de  agó,  mil  Iliures 

prometen  los  Deputats. 

Pero  digam,  aixó  es  diu 

y  no  se  en  paga  may  cap. 

El  Senyor  Virrey  y  Audiencia, 

prometen  deis  Cofres  Reals 

mil  Iliures,  donant  quatre  homens 

que  estiguen  fora  treball. 

Eixi  premi  de  la  Audiencia 

será  molt  dur  de  pelar, 

y  els  Reals  Cofres  no  ignores 

que  son  nius  sense  pardals; 

Benisanó  per  defora 

y  dins  pastís  sense  carn; 

y  pera  diro  tot  de  una 

y  no  deixar  que  ductar, 

''^vacuum  in  rerum  7iatura„ 

estos  cofres  han  provat. 

¿Has  vist  quant  en   carnestoltes 

vá  algún  home  desfrasat, 

en  una  caña  y  cordell 

ab  una  ííga  penjant, 

y  els  jichs  al  punt  que  la  vehuen 

lo  apetit  els  mou  la  fam, 


(l)    El  Virey  de  Valencia  en  aquella  época  era  D.  Alonso.  Pcre'z  de  Guzman, 


COLOQUI. 


i83 


y  tots  en  la  boca  uberta 
pera  poderla  agafar 
van  rendits  en  gran  encono 
buscant  lo  heme  en  gá  y  en  Uá, 
y  á  la  que  es  fá  ya  de  nit 
lo  home  en  la  figa  sen  vá 
y  els  gichs  tots  queden  dejuns 
•después  de  haver  treballat? 
Així  pues  son  estos  premis 
de  trompetes  y  tabals, 
y  aquells  homens  que  oferixcn 
que  els  trauran   de  los  treballs, 
s'entén  de  aquells  que  estar  solen 
presos  per  algún  punyal. 
NoT.      Quant  les  Iglesies  en  dol, 

los  veis  deis  temples  posats, 

ios  offisis  los  cantaren 

al  tó  de  Divendres  Sant, 

la  Ciutat  y  els  Cavallers 

en  vayetes  arrastrant, 

rogatives  comensaren, 

tot  lo  poblé  atarantant, 

batallosperlos  camins, 

los  correus  es  van  topant 

y  de  nit  la  Verge  Sancta 

que  anava  á  son  fiU  buscant, 

com  si  fos  Hierusalem 

aquesta  infeliz  ciutat, 

fent  los  carrers  de  amargura 

lo  resel  y  sobresalt, 

de  veure  segona  volta 

á  son  fiU  crusificat. 

Lo  Dijous  per  lo  matí 

á  les  deu  hores  poch  ans 

el  noble  Guzman  dijós 

(que  Deu  lo  guarde  molts  anys) 

Iliurá  del  conflit  al  poblé 

sois  en  dir,  "yalo  ham  trobat.,, 

Allí  vá  ser  la  alegría 

y  el  fondres  los  campanars, 

y  per  los  carrers  anaven 

les  norabones  rodant. 

Lo  que  conseguir  no  poden 

lo  Vicari  general, 

los  Ministres  de  Justicia, 

los  frares,  ni  els  capellans, 

ha  conseguit  un  fill  meu 

que  es  Joan  Batiste  Daza, 

honra  de  la  notaría, 

puix  en  esta  acció  ha  donat 

esta  gloria  á  son  colegi, 

sobre  tantes  que  en  té  ya, 


pues  es  públich  y  notori 
que  filis  de  sos  colegiáis 
han  donat  honra  á  Valencia, 
salut  á  infinits  malalts 
y  han  tengut  vot  decisiu 
en  Consilis  Generáis. 

Med.     ¿Qué  no  sabs  que  la  alabanza 
en  boca  propia  no  cap? 

NoT.     Calla,  lladre  aragonés, 

que  en  aquesta  acció  un  Uunar 
té  el  claustro  de  Medecina 
que  no  sel  veurá  borrat. 
¿Qué  dirán  los  de  Aragó? 
¿Qué  dirán  los  catalans, 
quant  sapien  que  dos  filis  seus 
han  venut  per  trenta  reals 
al  Redemptor  de  la  vida 
en  lo  Globo  que  han  furtat, 
puix  pesant  tres  onces  justes 
fan  los  trenta  reals  cabals? 

Med.     ¿Qué  han  de  dir?  Que  en  esta  térra 
aqueixa  fama  han  guanyat 
y  que  así  per  cosa  bona 
may  vé  ningún  Cátala. 

NoT.      A  Christo  en  Hierusalem 
escribas  lo  han  sentenciat, 
y  en  Valencia  del  perill 
sois  un  escriba  el  Iliurá. 

Med.     ¿En  quin  puesto  es  trobáel  Globo, 
en  quin  dia  y  quí  el  trobá? 

NoT.     Dins  del  hort  de  Capuxinos, 
y  es  cosa  molt  de  admirar 
que  si  en  altrehortel  prengueren 
en  aqueste  Icf  han  Iliurat. 
En  la  borrasca  de  penes 
que  pasaven  los  christians, 
de  veure  que  anava  á  pich 
de  nostra  gracia  la  ñau,     . 
al  veurela  sumergida 
en  una  concavitat 
que  la  vellea  de  un  abre 
en  la  soca  fabrica, 
al  descubrilo  les  rames, 
coneixent  per  los  cimals 
que  aquells  eren  de  olivera, 
cesaren  tots  los  afans, 
tingueren  ya  fí  les  penes, 
nostra  ferida  sana, 
puix  sempre  el  ram  de  olivera 
senyala  serenitat. 
Abre  que  el  Senyor  Patriarca 
lo  vá  plantar  per  ses  mans 


184 


REVISTA    DE    VALENCU. 


y  com  este  al  Sacrament 

en  lo  seu  cor  lo  hospeda, 

li  vá  manar  al  plantarlo 

que  en  son  cas  fera  altre  tant. 
jNIed.     El  obeir  la  olivera 

alió  que  se  li  ha  manat, 

¿es  delicte  pera  que 

la  hatgen  de  dequartezar? 

Eixa  pena  sois  la  dehuen 

aquells  que  allí  lo  han  portat. 
NoT.     No  se  li  fá  per  castich, 

ans  bé  los  fels  Valencians 

per  estimar  la  olivera 

cascú  en  vol  teñir  sa  part. 
Med.     Notaría,  així  em  pareix 

que  son  les  festes  del  gat, 

puix  de  tant  voler  els  filis 

seis  acostuma  menjar. 
NoT.     Al  tercer  dia  el  trobaren 

y  no  em  causa  nóvetat, 

que  al  tercer  es  cosa  vella 

en  Christo  el  resucitar. 

Si  en  lo  dijous  de  la  Cena 

de  tot  un  apostolat. 

en  ella  no  ialtá  un  Judes, 

ni  falta  tampoc  un  Joan, 

en  esta  de  Capuxinos 

lo  mateix  vaig  reparant, 

pues  tenini  un  Joan  y  un  Judes, 

pero  ab  gran  disparitat, 

que  allá  Calabrés  fonch  Judes, 

mes  en  esta  es  Cátala. 

Ouant  en  les  mans  lo  AgnusDei 

vá  teñir  aqueste  Joan, 

no  fonch  Joan  pera  el  cordero, 

Ilop  vá  ser,  pues  se  el  traga.  Med. 

Quant  lo  Alcayt  regoneixia 

de  la  olivera  el  forat, 

y  veu  el  panal  de  mel 

que  tot  los  anys  sol  criar, 


en  lo  afecte  que  el  buscava 
vá  dir  mostrant  ser  ell  Joan; 
"^«/  toUis  peccata  viundi,, 
"ara  si  que  te  he  trobat.,, 
Es  vá  vestir  de  alegría, 
es  despulla  del  pesar, 
imitant  á  les  Maries 
la  nova  vá  publicant; 
al  entrar  per  Sent  Domingo 
diu  á  la  Comunitat: 
'''di  ego  eiivi  vobis  tradam,, 
"vejan  que  me  hau  de  donar.„ 
La  religió  vent  la  nova 
á  gust  de  son  paladar, 
li  dona  infinites  grasies 
dient:  ^^Deu  liu  pagará  y, 
que  de  esta  manera  els  frares 
sempre  acostumen  pagar. 
El  poblé,  quant  vá  saber 
que  en  la  torre  de  Serrans 
estaba  ya  recondit 
este  parell  de  dansants, 
li  digué  al  Senyor  Virrey 
per  dependir  de  sa  má: 
^'crucifige,  crucifige,, 
"no  seis  done  Ilibertat.,, 

Y  pera  escarment  de  oprobis 
y  de  semblants  desacats, 

los  ministres  crimináis 
seguixquen  á  Tiracuello 
que  es  autor  mes  adequat. 

Y  en  fí,  Medesina,  tú 

en  mí  no  et  pots  comparar, 
perqué  yo  me  emporte  el  premi 
y  tú  el  castich  portarás. 
Ya  conech  que  tens  rahó 
y  es  presis  el  confesar 
que  Medesina  y  suaristes 
queden  ben  aparellats. 


Del  indicado  suceso  se  ocupan  con  mas  detenimiento  el  Doctor  Francisco 
CeXmd.  en  5\\  Saniisimo  Misterio  de  ^^ Agua  Viva,,  Valencia,  Tomás  Lúeas,  1762; 
Gaspar  Tahuenga  en  su  Lisa,  concisa  y  puntual  narración  del  sobre  todo  sa- 
crilego robo  del  Santísimo  Sacramento  del  Real  Convento  de  Predicadores  de 
Valencia ,  en  16  de  Diciembre  de  lógS,  y  dichosísimo  hallazgo  al  tercer  dia. 
Valencia,  Francisco  Mestre,  169S — Fól;  Juan  Bautista  Escuder,  en  su  Sermón  en 
desagravio  del  execrable  robo  del  soberano  Sacramento  de  la  Eucaristía  y  en 


CoLOnUI. 


¡tacimienio  de  gracias  por  su  hallacgo;  Valencia,  Jaime  Bordazar,  1699,  4.°  José 
Ortí  y  Moles  en  su  Romatice  endecasílabo  al  feliz  hallazgo  del  Saiiiisivio  Sacra- 
metito  que  se  robj  del  Real  Convento  de  Predicadores ,  Valencia,  Francisco 
Mestre,  1699 — Fól;  y  Tomás  Marina  en  sus  Cuatro  partes  de  un  milagro,  epilo- 
gadas á  las  cuatro  de  un  sermo7t  panegírico  en  el  Real  Cofn'ento  de  Predicado- 
res de  Valencia  ó  dia  6  de  la  octava  en  desagravios  del  sacrilego  robo  del  Pan 

Eucarístico ,  Valencia,  Diego  Vega,  1699 — 4.° 

V.    DE   B. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


o  decimos  con  sentimiento;  parécenos  que  el  movimiento  literario  de- 
cae en  Valencia.  Este  invierno  arrastran  vida  mas  lánguida  que  los 
anteriores  las  Sociedades  que  se  consagran  á  las  letras.  El  Ateneo  y 
el  Rat-Penat,  están  desanimados:  los  debates  que  se  promueven  ar- 
rástranse  trabajosos,  y  no  concluyen,  ó  concluyen  sin  escitar  interés. 

La  segunda  de  estas  corporaciones  literarias  ha  rendido,  sin  embargo,  hon- 
roso tributo  á  la  memoria  de  su  socio  y  fundador  el  Sr.  Orga.  Celebróse  sesión 
solemne,  bajo  la  presidencia  del  Sr.  Ferrer  y  Bigné,  leyendo  una  minuciosa  reseña 
biográfica  de  aquel  modesto  escritor  el  Sr.  Llombart,  que  puso  en  ella  de  mani- 
fiesto sus  muchos  merecimientos. 

Leyéronse  también  poesías  dedicadas  al  Sr.  Orga  por  la  señorita  Doña  Mag- 
dalena García  Bravo,  y  los  Sres.  Arroyo,  Iranzo  y  Bodria.  La  del  Sr.  Iranzo,  que 
gustó  mucho,  la  insertamos  en  este  número  de  la  Revista. 

Bajo  el  dosel  de  la  presidencia  veíase  el  retrato  del  Sr.  Orga,  obra  improvi- 
sada por  el  joven  artista  Sr.  Gallel. 

Del  mismo  fúnebre  tributo  fué  objeto  en  otra  solemne  sesión  el  Sr.  Pascual 
y  Genis,  honrado  ya  de  igual  manera  en  otras  corporaciones  literarias.  Digno 
era  el  señor  Pascual  del  afecto  del  Rat-Peiiaí.  Enamorado,  como  buen  demó- 
crata, de  los  ideales  del  porvenir,  miraba  al  principio  con  desden  el  renaci- 
miento lemosin ,  juzgándolo  anacrónico  y  artificial.  Pero,  al  establecerse  la 
sociedad  del  Rat-Penat,  al  ver  el  entusiasmo  con  que  cantaban  las  antiguas 
glorias  de  Valencia  los  nuevos  trovadores,  se  sintió  igualmente  entusiasmado,  y 
comenzó  de  pronto  á  versificar  en  valenciano.  Este  infiel  Saulo,  fué  luego  un 
Paulo  muy  decidido  de  la  nueva  escuela.  Justo  era,  pues,  que  esta  le  dedicase 
un  honroso  recuerdo. 

El  panegírico  del  Sr.  Pascual  y  Genis,  lo  hizo  su  amigo  y  correligionario 
D.  Félix  Pizcueta,  y  le  dedicaron  composiciones  poéticas  los  Sres.  Labaila, 
Bodria,  Puig  y  Torralva,  Fambuena  y  Costea. 

En  la  sección  de  Literatura  de  Lo  Rat-Penat,  D.  José  Bodria  dio  lectura  á  un 
bien  escrito  trabajo  literario,  en  que  se  ocupa  de  las  impresiones  de  un  viaje  al 
pueblo  de  Beniarjó,  en  el  distrito  de  Gandía,  en  donde  existió  la  casa  solariega 
del  ilustre  vate  valenciano  Ansias  March,  arruinada  y  destruida  poco  há,  y  de 
la  cual  solo  queda  una  pequeña  capilla.  ¡Bien  hacen  los  amadors  de  les  glories 
valencianes,  en  recordar  las  memorias  de  aquel  dulcísimo  poeta!  En  cualquier 
otro  pais,  serian  objeto  de  conmemoración  especial  esos  restos  de  su  arruinado 
hogar. 


CRÓNICA    MENSUAL.  iS'/ 


En  el  Ateneo  solamente  han  dado  señales  de  vida  las  secciones  de  Ciencias 
sociales  y  Ciencias  físicas,  continuando  en  la  primera  el  debate  sobre  la  compa- 
tibilidad de  la  monarquía  y  la  democracia,  en  el  cual  ha  pronunciado  un  buen 
discurso  el  Sr.  Puig  y  Boronat;  y  en  el  segundo,  el  de  la  aptitud  profesional  de 
la  mujer. 

♦ 

*  ■* 

Más  vida  que  esas  dos  sociedades  tiene  este  año  la  Academia  de  la  Juven- 
tud Católica.  Dícese  que  está  amortiguado  el  sentimiento  religioso,  y  sin  em- 
bargo, á  la  energía  de  ese  sentimiento  hay  que  atribuir  la  animación  que  se 
nota  en  este  centro  científico  y  literario. 

El  segundo  aniversario  de  su  reapertura,  hic  solemnizado  en  una  brillante 
sesión,  en  la  que  discutió  discretamente  D.  Fernando  M.  Pastor  acerca  del  si- 
gxiiente  tema:  "La  restauración  en  Cristo  de  la  ciencia,  es  el  ideal  de  la  Juven- 
tud Católica.,, 

Leyéronse  poesías  alusivas  al  acto,  por  los  socios  académicos  de  la  sección 
de  Literatura,  ejecutándose  piezas  musicales  en  los  intermedios,  por  los  socios 
de  la  sección  de  música,  dirigida  por  su  presidente  D.  José  Ubeda. 

La  sección  de  Filosofía  y  Letras  ha  emprendido  el  debate  de  un  difícil  tema, 
"Caracteres  esenciales  constitutivos  de  la  belleza,,,  en  el  cual  han  tomado  parte 
los  señores  Segura  y  Atienza,  Vives  Liern  y  Castellote  (D.  Salvador). 

El  distinguido  catedrático  de  Medicina  Dr.  Crous,  ha  comenzado  una  serie 
de  interesantes  conferencias,  cuyo  asunto  enuncia  así:  "La  locura  y  la  embria- 
guez ante  la  ciencia  médica  y  el  Código  penal.,, 


* 
*  # 

El  Instituto  Médico  Valenciano,  ha  proseguido  las  conferencias  sobre  la  sa- 
lubridad é  higiene  pública  en  Valencia.  El  Dr.  Cantó  ha  ocupado  dos  sesiones, 
hablando  de  este   importante  tema,  bajo  un  punto  de  vista  muy  práctico  y  útil.- 


*  * 

El  nuevo  Círculo  militar,  de  cuya  solemne  apertura  nos  ocupamos  en  la 
Crónica  anterior,  ha  comenzado  las  ofrecidas  conferencias  con  el  vigor  de  la 
juventud.  El  ilustrado  teniente  coronel  D.  Juan  Campos  y  Moles,  secretario  del 
gobierno  militar  de  esta  plaza,  habló  fácil  y  elegantemente  sobre  la  importancia 
militar,  demostrando  la  imposibilidad  de  suprimir  la  guerra  en  el  mundo,  y  el 
interesantísimo  papel  que,  dada  esta  necesidad,  desempeñan  los  ejércitos  en  la 
vida  social. 

Otros  estudiosos  militares  se  disponen  á  desenvolver  distintos  temas,  ade- 
cuados todos  ellos  al  objeto  especial  de  este  Círculo. 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


También  la  Sociedad  Valenciana  de  Agricultura  oye  de  vez  en  cuando  algu- 
nas útiles  disertaciones,  en  las  cuales  domina  el  interés  práctico  de  los  agricul- 
tores. En  el  periodo  que  comprende  esta  Crónica  tenemos  que  consignar  las  de 
los  entendidos  profesores  D.  Francisco  Castell  y  D.  Pedro  Fuster,  la  primera 
sobre  Influencia  de  los  agentes  físicos  en  la  vida  vegetal,  y  la  segunda,  que  ocupó 
varias  sesiones,  sobre  el  siguiente  tema:  Importancia  de  los  abonos  fosfatados 
y  determinación  práctica  de  la  cantidad  de  fosfato  que  existe  en  los  mismos. 


# 
*  # 


La  Universidad  de  Valencia  ha  experimentado  una  pérdida  muy  sensible:  el 
mas  joven  y  uno  de  sus  mas  distinguidos  profesores,  el  Dr.  D.  Vicente  Santa- 
maría de  Paredes,  catedrático  de  derecho  político  y  administrativo  en  la  Facultad 
de  Derecho,  ha  dejado  la  cátedra  para  ocupar  la  plaza,  que  ha  obtenido  por 
concurso,  de  vice-secretario  y  asesor  del  Banco  de  España. 

No  há  mucho  tuvimos  ocasión  de  hacer  justicia  á  la  ciencia  de  este  joven 
profesor,  con  motivo  de  su  libro  Tratado  de  dereclio  político,  y  hoy  hemos  de 
consignar  el  sentimiento  que  ha  causado  su  marcha,  no  solamente  en  la  Univer- 
sidad, sino  también  en  el  Ateneo,  del  que  había  sido  vice-presidente,  y  en  todos 
los  demás  centros  científicos. 


*  * 


Los  amantes  de  la  música  clásica,  cuyo  número  vá  .creciendo  en  Valencia, 
oyen  con  deleite  los  conciertos  que  en  los  salones  de  los  Amigos  del  País  dan 
los  profesores  del  Conservatorio.  Este  año  han  comenzado  con  lucimiento,  bajo 
la  dirección  del  entendido  maestro  D.  Salvador  Giner,  nuevo  director  de  aquel 
centro  musical.  En  estas  deliciosas  audiciones  ha  merecido  especiales  plácemes 
el  joven  profesor  de  violin  D.  Quintin  Matas,  que  es  ya  una  notabilidad  en  este 
instrumento. 


Con  el  título  de  Nuevo  Liceo  se  ha  inaugurado  una  sociedad  literaria,  y  prin- 
cipalmente teatral,  compuesta  de  entusiastas  jóvenes,  que  dan  sus  funciones  en 
el  lindo  teatrito  de  casa  de  Parcent.  La  música  y  la  poesía  figuran,  al  lado  de  la 
declamación,  entre  sus  honestos  esparcimientos. 

En  la  sesión  de  apertura,  el  presidente  de  la  nueva  Sociedad,  D.  Ricardo 
Cester,  pronunció  un  discurso  sobre  las  ventajas  que  reporta  el  cultivo  de  las 
bellas  letras. 

*  * 

La  prensa  cotidiana  de  esta  capital  se  ha  aumentado  con  un  nuevo  colega 
La  Correspondencia  de  Valencia,  cuyo  carácter  es  idéntico  al  de  la  famosa  y 
popular  Correspondencia  de  España. 


CRÓNICA   MEXSU/VL.  189 


Los  teatros  han  perdido,  con  motivo  de  la  entrada  de  Cuaresma,  la  anima- 
ción que  habia  en  ellos.  Fué  despedido  en  el  Principal,  con  entusiasta  ovación, 
el  famoso  tenor  español  Julián  Gayarre,  y  con  muchos  aplausos  y  obsequios 
también  las  demás  partes  de  la  compañía  de  ópera,  y  cerró  sus  puertas  aquel 
coliseo.  Cerrólas,  también,  el  de  Apolo;  fué  sustituida  en  el  de  la  Princesa  la 
compañía  de  zarzuela  por  qtra  ejusdem  furfiiris,  y  solamente  continuó  sin 
alteración  el  modesto  Teatro-Café*  de  la  calle  de  Ruzafa,  único  destinado 
ahora  en  Valencia  á  la  comedia  y  el  drama. 

Dos  de  estos  ha  estrenado  en  él  el  nuevo  y  fecundo  escritor  dramático  D.  Ri- 
cardo Mateos  García,  de  quien  hablamos  en  la  Crónica  anterior.  Uno  se  titula 
Be'atriz,  y  Yaaib  el  otro;  ambos  revelan  la  inexperiencia  del  autor,  lo  cual  no 
obsta  para  que  hayan  sido  recibidos  con  aplauso  por  aquel  indulgente 
público. 

En  el  mismo  teatro  estrenóse  con  buen  éxito  una  pieza  valenciana  en  un 
acto,  Tres  abelles  de  colmena,  original  del  Sr.  Civera  y  Roig.  No  tuvo  tanta 
suerte  otra  obra  de  igual  género,  A  sarpa  la  greila,  cuyo  autor  quedó  anónimo, 
porque  el  público  no  manifestó  deseos  de  conocerlo. 


Mas  brillantes  y  lisonjeros  que  esos  triunfos  dramáticos,  han  sido  los  que  ha 
obtenido  en  Barcelona  el  poeta  valenciano  D.  Antonino  Chocomeli.  En  el  teatro 
de  Romea  se  ha  estrenado  con  muchos  aplausos  un  drama  suyo  en  un  acto,  ti- 
tulado El  Vengador;  que  pertenece  al  género  romántico,  y  se  ha  representado 
después,  con  igual  éxito,  su  drama  en  tres  actos  D.  Carlos  de  Austria,  ya 
conocido  en  Valencia.  La  prensa  de  Barcelona  ha  hecho  grandes  elogios  de 
estas  obras  del  Sr.  Chocomeli. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA. 


OMPENDIO  DE  HISTORIA  MILITAR  DE  ESPAÑA,  por  el  te- 
niente CORONEL   DE   INFANTERÍA    D.    EnRIQUE   LlORENTE   Y   FERRANDO. 

Madrid.  Imp.  y  libr.  de  la  viuda  é  hijos  de  Alcántara.  1882  (1). 

Un  militar  valenciano,  que  maneja  con  igiial  gallardía  la  pluma  y  la  es- 
pada, es  el  autor  de  este  compendio,  que  tanto  por  la  materia  de  que  trata, 
como  por  la  forma  en  que  está  desarrollada,  puede  servir  de  instrucción  ó  de 
solaz  aun  á  la's  personas  mas  agenas  al  ejercicio  de  las  armas.  Un  prólogo,  muy 
bien  pensado,  explica  el  objeto  de  la  obra,  y  divide  la  historia  militar  en  dos 
grandes  periodos,  uno  anterior  y  otro  posterior  á  la  invención  de  la  pólvora; 
cuya  adopción  en  nuestro  pais  coincidió  con  el  renacimiento  del  arte  de  la 
guerra,  ó  sea  con  el  principio  del  reinado  de  Carlos  I. 

Comprende  la  obra  que  reseñamos  33  lecciones  ó  capítulos,  y  en  ellos  se  es- 
tudia tan  profundamente  como  permiten  los  estrechos  límites  de  un  libro  elemen- 
tal y  didáctico,  no  solamente  los  sucesos  mas  memorables  de  nuestra  historia, 
sino  también  el  origen  y  organización  de  los  ejércitos  españoles,  capitanes  ilus- 
tres que  florecieron  en  cada  época,  armamento,  vestuario,  manera  de  combatir  y 
todo  cuanto  se  relaciona  con  el  arte  de  la  guerra. 


NOCIONES  ELEMENTALES  DEL  ARTE  MILITAR,  por  los  tenientes 
CORONELES  D.  CÁNDIDO  Varona  V  D.  Enrique  Llorente.  Madrid,  hnp.  y  libr. 
de  la  Viuda  é  hijos  de  Alcántara.  1882  (2). 

El  mismo  Sr.  Llorente,  en  colaboración  con  otro  estudioso  gefe  militar,  ha 
escrito  esta  obrita,  mas  técnica  que  la  primera,  y  no  menos  notable  que  ella, 
por  la  vasta  instrucción  que  revela.  Es  el  arte  militar  el  conjunto  metódico 
de  preceptos  que  deben  aplicarse  para  salir  vencedor  del  enemigo,  y  abraza, 
por  tanto,  un  vastísimo  campo  de  investigaciones  científicas,  que  comprende 
cuatro  partes  principales,  á  saber:  la  Política  de  la  guerra,  la  Estrategia,  la 
Táctica  y  la  Logística  ó  arte  de  mover  las  tropas.  Compendiar  tan  variadas  ma- 
terias, dar  una  idea  general  de  ellas  á  los  jóvenes  alumnos  y  oficiales,  es  el  ob- 
jeto de  esta  obrita,  que  juzgamos  de  gran  utilidad  como  preparación  y  guia  de 
mas  profundos  estudios. 


(1)     Un  voli'imen  en  12.°  de  156  págs.^pero  de  mucha  lectura  por  lo  compacto  déla  impresión. 
Dos  pesetas  en  toda  España.  Los  pedidos  pueden  hacerse  al  autor,  en  la  Dirección  de  la  Guardia 
Civil. 
(2)     Un  volumen,  de  igual  forma,  con  I40  págs.,  2  pesetas. 


BIBLIOGRAFÍA    VALEKCUNA.  IQl 


ARMAS  PORTÁTILES  Y  TIRO  AL  BLANCO,  por  los  tenientes  co- 
roneles D.  Enrique-  Llórente  y  D.  Cándido  Varona.  Madrid.  Impr.  y  libr. 
de  la  viuda  é  hijos  de  Alcántara.  1882  (l). 

Una  tercera  obra,  escrita  y  publicada  también  por  los  Sres.  Llórente  y  Va- 
rona, viene  á  confirmar  la  reputación  científica  y  literaria  que  justamente  han 
ganado  estos  dos  laboriosos  oficiales.  Tras  de  una  reseña  histórica  de  las  armas 
en  general,  y  especialmente  de  las  artiias  de  fuego  portátiles  ó  manuables,  estú- 
dianse  en  este  tratado  los  diferentes  sistemas  de  armamento  que  se  hallan  en  uso 
en  los  ejércitos  modernos,  comparándose  sus  ventajas  é  inconvenientes.  Examina 
luego  las  pólvoras  y  cartuchos;  trata  de  la  conservación  de  las  armas;  explica  la 
teoría  y  la  práctica  cfel  tiro,  y  concluye  la  obra  con  un  apéndice  relativo  al  último 
concurso  de  tiradores. 

Todos  estos  opúsculos  militares  han  sido  declarados  de  texto  para  las  aca- 
demias y  conferencias  de  Infantería. 

ESTUDIO  CRITICO  DE  LA  INSTRUCCIÓN  PRIMARIA  EN  ESPAÑA, 
por  D.  Manuel  Meseguer  y  Conell.  —  Castellón,  Enero  1SS2  (2). 

El  autor  de  esta  obra  examina  la  instrucción  primaria  en  sus  múltiples  as- 
pectos, su  presente,  su  pasado  y  su  porvenir;  compara  nuestra  instrucción  con 
la  de  otras  naciones,  aportando  datos  curiosos  y  exponiendo  consideraciones 
oportunas;  demuestra  su  acción  directa  en  las  costumbres,  su  influencia  en  la 
reducción  de  la  criminalidad,  y  manifiesta  las  reformas  que  deben  adoptarse  para 
su  mejoramiento,  reclamado  por  la  pública  opinión  y  el  abandono  en  que  actual- 
mente se  encuentra  tan  importante  ramo. 

NOCIONES  DE  HIGIENE  PRIVADA  Y  SOCIAL,  por  D.  Emilio  Ri- 
bera GoxiEZ,  Doctor  en  ciencias  naturales  y  catedrático  del  Instituto  provhicial. 
Segunda  edición.—  Valencia.  Imp.  de  Manuel  Alufre,  1881  (í>). 

En  uno  de  los  primeros  números  de  esta  Revista,  -  nos  ocupamos  favorable- 
mente de  la  presente  obra  de  texto,  que  entonces  salia  á  luz  por  vez  primera. 
La  aceptación  que  tuvo  fué  tanta,  que  en  menos  de  un  año  quedó  agotada 
una  numerosa  edición,  habiendo  tenido  que  hacerse  la  segunda  bajo  idéntico 
plan,  aunque  corrigiendo  el  lenguaje  y  haciendo  algunas  pequeñas  adiciones 
que  el  continuo  progreso  de  la  Higiene  requiere. 

LA  MANCHA,  NARRACIONES  VENATORIAS,  seg^inda  parte  de  Los 
C.^.ADORES,  SU  autor  Enrique  Pérez  Escrich.  Madrid.  Imp.  de  Fortanet,  188 1  (4). 

Hé  aquí  un  libro  muy  interesante  para  los  cazadores,  y  algún  tanto  para  los 
que  no  lo  son.  Nuestro  paisano  el  popular  novelista  Sr.    Pérez  Escrich,  que  es 


(1)  Un  tomito  de  92  págs.  de  igual  forma,  1  peseta  75  cents. 

(2)  Un  tomo  en  4.°  menor  de  mas  de  220  págs.:  se  vende  á  6  rs.  en  la  librería  del  Sr.  Béllver, 
Castellón,  Tapinería,  6. 

(3)  Un  volumen  de  90  págs.  en  4.°  mayor,  que  se  vende  en  la  librería  de  D.  Pascual  Agxiilar, 
Caballeros,   1,  á  2  pesetas. 

{4)    Un  volumen,  de  340  págs .  en  8."  prolongado,  que  se  vende  en  la  librería  de  Pascual  Agui- 
lar.  Caballeros,  1,  al  precio  de  3  pesetas. 


iga  REVISTA    DE    VALENCIA. 


aficionadísimo  ala  escopeta,  publicó  en  1 876  con  el  título  de  Los  Cazadores,  un 
volumen  de  relaciones  y  anécdotas  de  caza,  que  gustó  mucho.  Ahora  ha  dado 
á  la  estampa  una  obra  del  mismo  género,  que  titula  La  Mancha,  porque  se  re- 
fieren al  pais  de  este  nombre  las  cacerías  cuyos  recuerdos  ha  consignado  en  ella. 
Pero  no  habla  solamente  de  liebres  y  perdices;  describe  al  mismo  tiempo,  de 
una  manera  donosa  y  agradable,  las  llanuras  manchegas,  los  pueblos,  sus  cos- 
tumbres, sus  fiestas  y  tradiciones.  El  Sr.  Escrich  sale  al  encuentro  de  la  general 
preocupación  que  condena  á  la  Mancha,  como  un  pais  desolado,  monótono  é 
insoportable;  dice  que  la  conocen  mal  los  que  la  juzgan  desde  los  coches  del 
ferro-carril,  que  atraviesa  precisamente  la  región  mas  árida  de  ella,  y  que  para 
apreciar  la  riqueza  de  su  suelo,  la  abundancia  desús  montes,  sus  dehesas  y.sus 
rios,  para  conocer  prácticamente  la  caballeresca  hospitalidad  de  los  manchegos, 
es  preciso  recorrer -el  pais  con  la  escopeta  al  hombro  y  el  perro  por  delante, 
como  él  lo  ha  hecho.  Bajo  este  punto  de  vista,  el  libro  del  Sr.  Escrich  es  intere- 
sante para  los  que  desean  conocer  la  España,  en  todas  sus  distintas  y  caracterís- 
ticas regiones.  Además,  la  amenidad  con  que  está  escrito,  hace  muy  agradable 
para  todos  su  lectura. 


Vai.KNC1.\     1882. — IMI'RKNTA  PE  DOMKNKCH,  MAK.   -tS. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1.^  Abril  de  i8Hl'. 


\RCH1V0    GENERAL  DEL  REINO  DE  VALENCIA  (i). 


N  L2  de  Setiembre  del   año    1419,  y  en  las  Cortes  ó  Parlamento  que 

en  Valencia  y  para  sus  regnícolas  celebraba  á  la  sazón  el  Rey  Don 

Alfonso  V,  á  petición  de  los  tres  brazos,  otorgó  el  Fuero  ú  Ordinacion 

sigiiiente; 

— "E  com  los  nostres  prothonari  e  secretaris  sen  porten  los  procesos  délas 
Corts  que  nos  tenim  en  Regne  de  Valencia  en  Cathalunya  e  en  altres  parts,  e 
encara  los  scriuans  de  manament  e  altres  scriuans  de  nostra  Cort  los  processos 
que  fan  no  lexen  los  registres  en  los  lochs  qiies  fan  tais  processos,  les  quales  co- 
ses redunden  en  gran  dan  déla  cosa  publica  del  dit  Regne  e  deis  habitadors  de 
aquell.  Per  go  ordenara  e  prouehim  perpetualment  e  manara  ais  dits  prothono- 
tori  secretaris  é  scriuans  de  manament  que  de  tots  los  processos  de  la  Cort  c 
qualseuol  altres  actes,  fets  en  la  Audiencia  nostra  e  de  nostres  successors  e  de 
nostre  ó  lur  Primogenit  ó  deuant  jutges,  tocants  lo  Regne  de  Valencia  ó  los  ha- 
bitadors de  aquell,  lexen  los  Registres  en  lo  Archiu  nostre,  lo  qual  tenim  dins  lo 
Reyal  de  la  ciutat;  e  que  deles  provissions,  libres,  actes  e  cartes,  axi  de  justicia 
com  de  gracia  o  altres  qualseuol,  tocants   fets  del  dit  Regne  o  deis  habitadors 


(1)  El  entendido  director  de  este  Arcliivo,  Sr.  D.  ISIiguel  Velasco  y  Santos  ha  escrito  el  pre- 
sente articulo  para  un  Anuario  de  Archivos  y  Bibliotecas  que  este  año  vá  á  publicarse,  y  ha 
tenido  la  amabilidad  de  honrar  con  él  las  columnas  de  la  REVISTA.  (N  lit  h  K.) 


194  REVISTA   DE    VALENTÍA. 


de  aquell,  sien  fets  registres  e  libres  spargos,  en  Tos  quals  les  ditas  coses  sien 
scrites  e  registrades:  los  quals  registres  e  libres,  feta  differencia  de  fets  a  fets,  se- 
gons  es  acostumat,  sien  intitulats  Registres  de  Regué  de  Valencia  en  axi  com  es 
a  dir:  Coinmime  Privium  Valentite;  Gratiarimi  Primiim  Val.  E  axi  deis  altres, 
axi  en  fet  com  en  nombre  del  dits  Registres.  E  que  advenint  lo  cas  quelos  dits 
Registres  deien  eser  possats  en  Archiu,  aquells  sien  messos  e  conservats  perpe- 
tualment  en  lo  dit  Archiu  del  nostre  Real  de  Valencia  en  manera  que  nos  e 
nostres  officials  e  encara  los  habitadors  del  dit  Regne  pus  facilment  puscam  e 
pusquen  hauer  90  que  hauren  e  hauran  necessari  deles  dites  cosses  e  actes. 
E  per  50  que  deles  coses  pasades  per  seniblant  dins  lo  dit  Regne  sien  trobats 
Registres,  otorgam  e  provehim  que  de  tots  los  Registres,  cartes  e  altres  actes 
de  tot  lo  temps  passat,  axi  de  aquells  que  son  recondits  en  1'  Archiu  de  Barchi- 
nona  com  encara  de  aquells  qui  son  de  pressent  en  poder  deis  prothonotaris  e 
secretaris  nostres,  sien  trets  transumpts  apart,  en  Registres  intitulats  segons 
dessus  es  dit,  (de)  totes  cartes  priuilegis  libres  e  provisions  e  altres  qualseuol  actes 
tocants  fets  del  dit  Regne  e  deis  habitadors  de  aquell.  E  aquells  dits  Registres 
nouells,  fets  a  despesses  del  dit  Regne  en  la  dita  forma,  sien  possats  e  meses  en 
lo  dit  Archiu  del  sobredit  Reyal  nostre  de  Valencia." — V.  de  funes,  Vic.  (Regist. 
en  el  lib.  2.°,  legajo  l.»,  div.  Aa  VII.%  Ser.  A,  Secc.  I.^  de  este  Archivo.) 

En  virtud  de  este  fuero  y  del  que  le  precede  (asimismo  otorgado  á  petición 
de  los  tres  brazos,  y  mandando  que  se  hiciera  lo  propio  con  los  papeles,  libros  y 
demás  instrumentos  referentes  á  la  administración  ó  régimen,  etc.,  del  regio  Pa- 
trimonio), en  el  Palacio  que  aquí  tenian  los  Reyes  comenzó  á  ser  depositada 
la  documentación  tocante  al  reino  de  Valencia,  constituyéndose  con  ella  su  j.\r- 

CHIVO  GENERAL. 

Parece,  sin  embargo,  que  el  pensamiento  del  Monarca,  realizado  en  su  pri- 
mera parte,  tropezó  en  la  segunda  con  obstáculos  que  no  se  saben  hoy;  las  co- 
pias ó  trasumptos  de  todo  lo  actuado  para  este  reino  de  Valencia  en  tiempos  an- 
teriores no  debieron  sacarse  ni  traerse;  y  por  ello  mas  tarde  los  diputados  valen- 
cianos, en  las  Cortes  que  en  1542  se  celebraban  en  Monzón,  solicitaron,  y  el  Rey 
les  concedió  que  "todos  los  registros  y  actos  referentes  á  esta  ciudad  y  reino,  que 
estaban  todavía  en  los  Archivos  de  Zaragoza  y  Barcelona,  fueran  restituidos  y 
se  depositaran  en  el  Archivo  del  Palacio  del  Real,  que  aquí  existia."  Descono- 
cidas causas  habían  impedido,  no  obstante,  aquella  traslación,  hasta  que  nueva- 
mente, á  petición  de  "su  Archivero  del  reino  de  Valencia,  Francisco  Juan  Mai- 
quez  de  Ares",  D.  Felipe  II  mandó  que  se  llevara  á  cabo  (l);  dando  al  efecto  sus 
letras  patentes,  á  fin  de  que  "sus  Archiveros  del  reino  de  Aragón  y  Principado  de 
Cataluña",  no  pusieran  obstáculos  al  susodicho  Maiquez  en  la  citada  traslación. 
Por  otra  carta  Real  (2),  sabemos  que,  en  efecto,  este  fué  á  Zaragoza  y  se  trajo 
de  allá  lo  que  allí  había.  El  Rey  mandó  que  se  le  indemnizara  por  los  causados 


(1)  R.  Ccdula,  dada  en  Madrid  á  14  de  Diciembre  de  1570. 

(2)  ídem  id.  id.  28  de  Enero  de  1571.— Registradas  ambas  en    el  lib.    3-'.  leg-  5°  de  la  divi- 
sión Aa  Vil.',  Ser.  A,  Secc.  I.*  de  este  Archivo. 


ARCHIVO     GENERAL. 


195 


gastos,  y  que  se  le  abonasen  cuantos  ocasionaran  asimismo  su  próximo  viaje  á 
Barcelona  y  el  traslado  á  Valencia  de  los  Registros,  libros  y  papeles  que  de  allá 
iba  á  traer;  mas  si,  por  último,  se  efectuó  el  viaje  ó  no  se  efectuó:  si  en  caso  afir- 
mativo, encontró  en  Barcelona  Maiquez,  para  incautarse  de  los  documentos,  di- 
ficultades invencibles  que  en  Zaragoza  no  tuviera,  es  lo  que  no  se  sabe.  El 
hecho  es  que  aun  allí  subsisten,  aunque  bien  conservados,  así  aquellos  Registros 
que  mandara  copiar  el  Rey  Alfonso  Y',  como  otros  muchos  actos,  procesos  y 
escrituras  que,  tocantes  al  reino  de  Valencia,  aquí  solo  interesan,  y  en  su  Archivo 
debieraif  encontrarse  (l). 

En  todo  lo  demás  cumpliéronse  los  fines  que  se  propuso  D.  Alfonso  V: 
cuanto  se  despachó  por  la  Cancillería  Real  para  este  reino  y  cuanto  se  actuaba 
en  sus  diversos  tribunales  quedó  aquí  desde  entonces,  formándose  con  ello  su 
ARcravo  GENERAL.  Parece,  sin  embargo,  que  no  toda  la  documentación  fué  desde 
luego  al  Palacio  del  Real,  como  queria  el  monarca:  los  papeles  y  libros  de  la 
Gobernación,  Diputación  ó  Generalidad,  Justicia  y  Sub-justicia  se  guardarían  res- 
pectivamente en  los  locales  ó  edificios  donde  esos  tribunales  se  hallaban  instala- 
dos, é  ignórase  si  tuvo  ó  si  no  tuvo  entonces  el  llamado  Archivero  del  Reino  in- 
tervención alguna  en  su  custodia  y  régimen.  A  su  directa  é  inmediata  inspección 
estaban  sometidos  únicamente  al  pronto  los  del  Real  Patrimonio,  Cancillería, 
Real  Audiencia  y  Maestre  racional  (los  únicos  acaso  que  se  guardaban  en  Pala- 


(1)  A  m.ís  de  estos  Registros,  y  según  el  Informe,  que,  sobre  el  paradero  de  los  papeles  universa- 
les de  la  Monarquía  española,  escribió  por  los  años  1726  el  Comisario  regio  D.  Santiago  Agustín  Riol, 
liabia  entonces  en  el  Archivo  de  Barcelona,  en  la  primera  pieza,  todo  un  armario  (el  21),  consa- 
grado á  papeles  sobre  negocios  generales  del  reino  de  Valencia:  el  22,  á'  los  de  esta  ciudad  y  villa 
de  Algecira  (Alcira);  y  el  28  y  29,  á  los  de  otros  lugares  de  este  mismo  reino.— En  el  Informe  his- 
tórico cronológico  palatino  legal,  que  publicó  mas  tarde  (Año  1782)  D.  José  Mariano  Ortiz  (Madrid, 
por  A.  de  Sotos)  se  lee'  asimismo  (pág.  48);  "Aviso  importante  para  el  lector. — Se  omiten  varios 
ejemplares  pertenecientes  al  siglo  pasado,  por  cuanto  los  Registros  del  reino  de  Valencia,  qtu  debieron. 
según  disposición  de  Fuero,  pasarse  al  Archivo  del  Real,  se  condujeron,  de  orden  del  Ministerio,  al 
principio  del  que  rige  al  de  Simancas .  „ 

En  vista  de  tales  testimonios,  el  Archivero  de  Valencia  escribió  á  un  compañero  de  Simancas, 
deseando  saber  qué  libros,  registros  y  papeles  habia  en  aquel  Archivo  sobre  asuntos  del  reino  de 
Valencia,  y  se  le  respondió:  "que  habia,  en  efecto,  hasta  el  15  de  Junio  de  1850,  en  que,  de  orden 
del  Gobierno,  se  remitieron  al  de  Barcelona,  los  siguientes: — Registros  de  Cancillería:  Offcialiuin 
Valentía  17  volúmenes  (años  1621  á  1700);  Diversorum  Val.  63  volúmenes  (1621  á  1700):  Commu- 
nium  Val.  58  volúmenes  (1621  á  1700);  y  de  asuntos  de  Hacienda,  Guerra,  Gracia  y  Justicia,  Fo- 
mento y  Gobernación,  ó  sean  relativos  á  la  administración  y  régimen  del  valenciano  reino,  hasta 
426  legajos.. 

Es  claro  y  evidente,  que  todos  estos  documentos  deben  estar  aquí,  donde  interesan  y  se  buscan, 
y  donde  están  los  similares,  mientras  haya  en  Valencia  por  lo  menos  Archivo  general.  Si  hasta 
el  presente  no  los  ha  reclamado  el  Archivero,  es  porque  aquí  no  tiene  sitio  donde  ponerlos  buena- 
mente, y  en  Barcelona,  al  menos,  es'.án  bien  conservados;  pero  en  cuanto  el  Archivo  se  mude  á  otro 
local  mayor,  ó  el  actual  se  ensanche,  procurará  el  Gobierno  y  tratarán  los  valencianos  mismos  de 
que  vengan  aquí,  ya  que  hasta  ahora  andan  tan  fuera  de  camino. 


IQÓ  REVISTA    DE    VALENCIA. 


cío),  y  el  cargo  de  Archivero  unióse  algo  mas  tarde  al  de  Coadjutor  de  la  Racio- 
nalía.  Tiempo  andando,  el  Baile  general,  que  funcionaba  en  edificio  aparte,  llevó 
á  este  su  documentación,  poniéndola  al  cuidado  de  un  Archivero  propio;  y  como 
los  papeles  de  las  demás  magistraturas,  que  no  actuaban  en  Palacio,  continua- 
ban asimismo  en  locales  distintos,  la  creación  de  D.  Alfonso  V  vino  á  quedar 
desvirtuada:  habia  varios  Archivos;  pero  no  Archivo  general.  Y  así  continuaron 
hasta  que,  ya  abolidos  los  Fueros  de  Valencia,  el  Rey  Felipe  V  los  puso  nueva- 
mente todos  al  cuidado  de  un  solo  Archivero  en  el  año  de  1716. 

¿De  qué  servia,  sin  embargo,  esta  unión  nominal  de  todos  los  Archivos, 
mientras  sus  documentos  permanecieran  separados  en  edificios  ó  locales  lejanos 
entre  sí,  mal  preparados  quizá  para  ese  efecto,  varios  de  ellos  sin  condiciones 
regulares  de  luz  y  de  ventilación,  poco  seguros  y  no  pudiendo  acaso  en  ellos 
ejercerse  los  cuidados  de  aseo,  limpieza  y  vigilancia,  que  son  los  que  dan  vida 
á  los  papeles,  libros  y  pergaminos  archivados?  Harto  sin  duda  hubo  de  cono- 
cerlo D.  Fernando  VI,  al  disponer  (año  de  1758),  que  desde  luego  se  señalara 
ó  procediese  á  buscar  edificio  donde  los  seis  Archivos  pudieran  de  hecho  re- 
unirse; encargando  á  la  vez  al  Archivero,  que  en  esta  fecha  misma  acababa  de 
nombrar,  mayor  esmero  y  vigilancia  en  el  ordenamiento  y  la  conservacioi^  de 
los  papeles,  rigiéndose  al  efecto  por  las  órdenes,  instrucciones,  etc.,  que  se  le 
enviarían  por  la  Secretaría  de  Estado  (l).  Malos  tiempos  aquellos  ciertamente, 
para  que  estas  medidas  llegaran  á  sazón:  las  guerras  y  disturbios,  que  estallaron 
á  poco,  harían  seguramente  que  quedaran  valdíos  lo§  proyectos  de  aquel  pací- 
fico Monarca. 

Su  hermano  y  sucesor,  tan  entusiasta  por  el  progreso  del  país,  especial- 
mente en  lo  que  se  refiere  á  las  llamadas .  artes  de  la  paz,  dio  nuevo  impulso 
al  anterior  proyecto.  En  20  de  Febrero  de  1770  designó  el  edificio  á  donde  los 
papeles  habían  de  trasladarse,  y  para  habilitarlo,  señaló  3.000  libras  valencia- 
nas (unos  25.000  rs.  en  moneda  actual),  á  mas  de  lo  que  produjese  en  venta 
la  casa  donde  estaban  los  papeles  de  la  Gobernación;  nombró  por  Archivero 
á  D.  Ignacio  Latre;  dióle  por  auxiliares  cuatro  oficíales  mas;  fijóles  sueldos,  y, 
respecto  al  material  científico,  encarecióles  vivamente  la  formación  de  índices  y 
el  celo  ó  diligencia  en  la  conservación  (2).  ¿Quién  creyera  que  hasta  Carlos  III, 
á  quien  tantas  mejoras  de  esta  índole  y  tan  soberbios  ó  suntuosos  monumentos 
debe  nuestra  nación,  iba  á  dejar  sin  realizar  aun  medida  tan  urgente  y  que  tan 
pocos  gastos  de  suyo  requería?  Cuarenta  años,  sin  embargo,  hubieron  de  pasar 
antes  que  la  anhelada  unión  y  traslación  de  los  Archivos  á  la  Casa  profesa  de 


(1)     Real  Orden  citada  por  Branchat,  DERECHOS  Y  REGALÍAS  DEL  REAL  PATRlilONlO  (Valencia, 
imprenta  de  Ferrer  de  Orga,  1786J,  tonuí  I,  N.  5.° 
(2      Real  Cédula,  también  citada  por  Branchat. 


ARCHIVO     GENERAI,.  197 

PP.  Jesinías  (que  es  donde  la  queria  el  mencionado  Soberanoj  empezara,  por 
fin,  á  efectuarse. 

Los  franceses  se  aproximaban  á  Valencia;  era  preciso  sustraer  á  los  riesgos 
(le  su  rapacidad  cuanto  tenia  verdadero  interés  para  los  valencianos;  el  Palacio 
del  Real  estaba  expuesto,  y  sacóse  de  allí  cuanto  pudiera  excitar  su  codicia  ó 
ser  por  los  franceses  quemado  y  destruido.  Precipitadamente  trasladáronse,  pues, 
á  la  ciudad  los  libros  y  papeles  que  allí  se  custodiaban,  y  se  depositaron  en  uno 
ó  dos  salones  del  citado  edificio:  estos  papeles  eran  los  de  Cancillería,  los  de  la 
Real  Audiencia,  Maestre  Racional  y  acaso  muchos  de  la  antigua  Bailía.  Y  se 
libraron  efectivamente  de  entera  destrucción;  mas  no  de  los  estragos  de  una 
francesa  bomba  que,  entrando  por  la  bóveda  del  salón  en  que  estaban  hacina- 
dos, sobre  ellos  reventó,  causando  los  efectos  que  deben  presumirse,  aunque 
no  filé  chica  fortuna  salvarlos  de  un  incendio. 

Muchos  años  hubieron  de  pasar  para  que  poco  á  poco,  ya  acabada  la  guer- 
ra, se  arreglaran  estanterías,  se  ordenaran  los  papeles  y  libros  y  saliera  por  fin 
el  desdichado  Archivo  de  aquel  revuelto  caos,  en  que  tales  angustias  le  habían 
puesto.  Consiguióse,  no  obstante;  y  logróse  también  que,  ya  posesionados  Jos 
papeles  de  su  nuevo  local,  negárase  el  Gobierno  á  sacarlos  de  allí,  cual  preten- 
dían los  PP.  Jesuítas,  al  reclamar  el  edificio  en  el  año  de  l832.  Pero,  después 
de  todo,  la  unión  dejos  Archivos  era  proyecto  aún:  el  de  la  antigua  Diputación 
ó  Generalidad  continuaba  en  un  piso  segundo  del  que  fuera  en  lo  antiguo  Pa- 
lacio de  las  Cortes,  actualmente  Real  Audiencia;  el  de  Gobernación  en  una 
vieja,  mezquina  casa  de  tres  pisos,  que  ya  de  iiunemorial  venia  ocupando;  ios 
del  Justicia  y  Sub- Justicia  donde,  á  lo  que  parece,  habían  estado  siempre,  en  dos 
ó  tres  salones  bajos  del  ruinoso  edificio  consistorial;  y  sometidos  á  la  jurisdic- 
ción del  Baile,  en  la  Bailía  misma,  casi  todos  los  documentos  importantes  que 
tocaban  á  la  administración  ó  régimen  del  antiguo  y  moderno  Patrimonio.  Ver- 
dad que  todos  ellos,  á  excepción  del  último,  hallábanse  al  cuidado  y  bajo  la 
custodia  del  Archivero  general;  pero,  ¿qué  vigilancia  podia  este  ejercer  en  tan 
inmenso  número  de  papeles  y  libros,  repartidos  en  edificios  separados,  muchos 
de  ellos  con  poquísima  luz,  escaseando  en  todos  el  aseo  y  la  ventilación,  tan 
necesarios  para  que  se  conserven  los  archivados  documentos?  ¿Qué  trabajos  de 
catalogación,  de  arreglo  ó  índice  se  podían  emprender  en  tales  condiciones, 
cuando  ni  casi  fondos  había  para  ese  efecto  y  cuando  el  reducido  personal  dia- 
riamente, para  una  simple  búsqueda,  tenia  á  veces  que  ir  de  casa  en  casa,  de 
salón  en  salón,  titubeando  y  supliendo  á  menudo  con  faroles  ó  linternas  de 
aceite  la  luz  del  sol,  que  allí  no  penetraba?  (l). 

(l)  La  plantilla  del  personal  y  lo  abonado  para  gastos  del  material  variaban  con  aneglo  á  las 
angustias  del  Tesoro:  lo  más  que  se  le  dio  fué  un  Archivero,  dos  oficiales  yiin  escribiente  y  s.ooOrj. 
para  material. 


IgS  REV^STA    DE    VALENCIA. 


Así  no  es  de  admirar  que  los  antecesores  del  que  esto  dice  hoy  gastaran 
casi  todos  su  existencia  oficial  en  una  lucha  estéril,  resistiendo  de  un  lado  á  las 
autoridades  de  la  localidad,  que,  deseando  utilizar  para  distinto  uso  los  diversos 
locales  por  los  papeles  ocupados,  pretendían  arrojarlos  de  allí;  del  otro  recur- 
riendo al  Gobierno  Central,  dictando  ó  proponiendo  en  tal  ó  cual  paraje  ó  edi- 
ficio la  reimion  de  los  Archivos,  y  hasta  arbitrando  los  recursos  ó  medios  con 
que  sin  gran  perjuicio  del  Erario  se  pudiera  sin  duda  efectuar  (l).  Terrible, 
inútil  lucha,  de  la  que  lentamente  y  no  sin  gran  esfuerzo  se  ha  salido  por  fin, 
gracias  al  justo  merecido  favor  que  en  nuestra  patria  han  alcanzado  por  fortuna 
los  estudios  histórico-arqueológicos,  á  los  que  tanto  debe  en  este  siglo  la  civili- 
zación. A  la  casa  profesa  de  PP.  Jesuítas,  donde,  como  se  ha  dicho,  estaban 
los  del  Real,  trajéronse  en  el  año  de  1845  lo?  papeles  de  la  antigua  Diputación; 
los  del  Justicia  y  Sub-Justicia,  por  derribo  total  del  edificio  ó  casa  dicha  de  la 
ciudad,  tuvieron  asimismo  que  traerse  precipitadamente  y  amontdViarse  en  los 
salones,  donde  estaban  los  otros,  en  Febrero  de  1859.  Faltaban  todavía  los  de 
Gobernación,  en  cuya  casa,  destinada  también  á  demolerse  por  la  común  utili- 
dad, no  era  posible  mas  tiempo  conservarlos;  y  faltaba,  antes  que  nada,  habili- 
tar para  este  efecto,  dar  ensanche,  proporciones,  seguridad  é  independencia  á 
aquella  parte  al  menos  del  citado  ex-convento,  en  que  tan  malamente  hablan 
podido  aquellos  recogerse.  Las  continuas,  vivísimas  gestiones  de  D.  Víctor 
Planté,  que  á  la  sazón  tenia  el  cargo  de  Archivero,  lograron  por  fortuna  éxito 
en  Madrid;  el  Ministerio  de  Fomento,  á  propuesta  de  la  Junta  de  Archivos, 
mandó  en  el  propio  año  formar  planos  y  calcular  el  presupuesto;  presentó  irnos 
y  otros  el  arquitecto  de  las  obras;  se  subastaron  estas  en  8  de  Setiembre  de 
1860;  se  empezaron  en  Junio  del  61;  se  acabaron  cinco  meses  después,  y  en  12 
de  Diciembre  de  aquel  dichoso  año,  trasladados  al  dispuesto  local  los  documen- 
tos de  la  antigua  Gobernación,  se  consumó  de  hecho  la  unión  apetecida.  El  de- 
seo y  el  plan,  que  442  años  antes  formulara  tan  explícitamente  el  Rey  Alfonso 
V,  eran  un  hecho  al  fin:  tenia  su  ARcm\'o  general  histórico  el  Reino  de 
Valencia. 

Verdad  que,  por  error  de  cálculo  respecto  á  la  capacidad,  por  la  angustiosa 
precipitación  con  que  se  hicieron  los  planos  y  proyectos,  por  la  impuesta  nece- 
sidad de  conciliar  el  coste  de  las  obras  con  los  apuros  del  Tesoro,  ó  por  todo  á 
la  vez,  ha  resultado  estrecho,  irregular  y  ruin  el  edificio;  que  no  caben  en  él  de- 
bidamente los  libros  y  papeles  de  los  Archivos  antedichos;  que  su  manejo,  aseo, 
arreglo  ú  orden  y  su  colocación  son  por  extremo  entretenidos  y  difíciles;  que 
por  estas  razones,  y  cuando  (á    petición  del   actual  Jefe  de  este  Archivo  y  al 


(l)     Sobre  ambas  cosas  se  guanla  en  el  Archivo  un  grandísimo  número  de  comunicaciones  ofi- 
ciales . 


ARCHIVO    GENERAL.  iQQ 

acabarse  el  año  de  1868),  se  incorporó  el  Archivo  de  la  antigua  suprimida  Bailía 
al  general  del  Reino,  fué  imposible  traer  sus  libros  y  papeles  á  este  mismo  lo- 
cal, permaneciendo  aun  en  el  que  antes  hablan  ocupado,  y  que  de  un  modo  lí 
otro,  hay  todavía  en  este  punto  muchísimo  que  hacer;  pero  á  lo  menos,  la  re- 
gular conservación  del  material  científico,  su  arreglo  y  catalogación,  y  hasta  el 
servicio  del  público,  que  acude  á  buscar  datos  y  noticias,  han  podido  por  último 
regularizarse,  y  el  que  durante  siglos  fuera  no  más  confuso,  dividido  y  revuelto 
almacén  de  documentos,  que  no  por  importantes  dejaban  de  perderse  en  com- 
pleto abandono  y  desconocimiento  de  su  propio  valer,  está  ya  convertido  en 
verdadero  ARcravo  rasxÓRico. 


n. 


Se  halla  instalado  esto  en  ima  parte  del  que  fué  convento  de  PP.  Jesuítas 
de  esta  ciudad,  para  ese  efecto  habilitado  hace  ya  algimos  años,  en  que  según 
se  ha  dicho,  de  orden  del  Gobierno  y  á  costa  del  Estado  se  aislaron  por  com- 
pleto de  lo  demás  del  edificio  algunas  de  sus  piezas,  se  le  añadieron  otras  de 
nueva  construcción  y  se  le  abrió  su  entrada  aparte  con  escalera  independiente. 

Mezquino,  irregular  y  á  todas  luces  incapaz  de  encerrar  debicjamente  el  rico 
material  científico  del  establecimiento,  este  local  divídese  en  dos  pisos,  comuni- 
cados entre  sí  por  dos  escalerillas,  una  al  aire,  de  madera  y  en  espiral,  otra  de 
obra,  que  vá  adherida  al  muro.  Una  pequeña  pieza,  que  es  donde  está'el  por- 
tero durante  las  horas  de  oficina;  otra  pieza  de  paso,  aunque  ya  con  estantes 
repletos  de  legajos;  dos  salones  á  derecha  é  izquierda,  abovedados  ambos,  de 
gran  elevación,  cuyas  paredes  hasta  el  arranque  de  la  bóveda  recubre  una  sen- 
cilla estantería,  y  paralelamente  á  esta,  en  el  sentido  longitudinal  de  ambos  sa- 
lones, dividiendo  en  tres  calles  ó  andenes  el  espacio  de  cada  cual  de  ellos,  otras 
estanterías  de  nueva  construcción,  forman  el  primer  piso,  donde  está  colocada 
casi  toda  la  documentación  de  las  Secciones  I.*,  11.*,  V.*,  Sub-seccion  11.^  y  Apén- 
dice. Sobre  la  pieza  doncTe  está  el  portero,'  é  igual  á  esta  en  dimensiones,  en  un 
piso  intermedio  está  la  destinada  á  despacho  del  Jefe,  en  cuya  estantería,  cons- 
truida con  algunos  restos  de  la  rica  y  artística  que  guardó  en  otros  dias  los  li- 
bros del  convento,  se  ha  colocado  casi  toda  la  serie  A  de  la  Sección  I.^,  algunos 
libros  de  los  mas  antiguos  de  la  Sección  III."  y  una  parte  también  de  los  volú- 
menes impresos  que  forman  hoy  la  Biblioteca  del  establecimiento. 

Subiendo  la  escalera  que  del  despacho  este  vá  al  piso  superior,  encima 
mismo  del  ya  dicho  despacho  hay   otra  piececita  abovedada,  que  dá  acceso  á 


2(X)  REVISTA    DE   VAT-EXCIA. 

Otras  dos  salas  grandes,  las  cuales  corresponden  al  plano  y  dimensiones  {salva  la 
de  la  altura)  de  los  salones  ya  descritos  del  piso  bajo.  Una  de  estas  dos  salas 
con  excelentes  luces  á  Norte  y  Sud,  y  en  cuya  estantería  se  custodia  íntegro  el 
fondo  de  la  Sección  IV.^,  sirve  ordinariamente  de  oficina  ó  pieza  de  trabajos  al 
personal  facultativo;  la  otra,  que  es  mayor  y  con  estantes  alrededor  y  aislados 
en  el  medio,  igual  que  los  de  -abajo,  contiene  íntegro  el  fondo  de  la  L*  Sub-sec- 
cion,  los  documentos  que  constituyen  la  serie  T  de  la  Sección  V.*,  y  en  fin,  los 
pergaminos  y  papeles  sueltos,  á  que  se  alude  en  la  Advertencia  general,  con  q\ie 
termina  el  Cuadro  de  clasificación  adjunto. 

Los  documentos  de  la  Sección  III.'  no  han  podido  traerse  á  este  local  por 
no  haber  sitio  en  donde  colocarlos;  siguen  todavía  encerrados  aparte  en  dos 
salas  ó  estancias  de  la  que  fué  casa  del  Baile,  hoy  arrendada  al  Ateneo^de  esta 
ciudad,  excepción  hecha  de  estas  dos  piezas  del  Archivo. 


III. 


CL.\SIFICACIOX  DE  LOS  FONDOS 

IJEL  ARCHIVO   GENERAL  HISTÓRICO  DEL  REINO   DE  VALEXCIA. 

Llamóse  Reino  de  Valencia  el  territorio  comprendido  entre  los  nos  Ebro  y 
Segura,  por  donde  ahora  se  extienden  las  provincias  de  Castellón,  Valencia  y 
Alicante;  territorio  arrancado  por  D.  Jaime  I  al  poder  musulmán  casi  á  media- 
dos del  siglo  XIII.o  y  al  que  otorgó,  con  fueros  especiales  para  regirse.y  gober- 
narse, una  especial  autonomía.  El  Rey  Felipe  V  abolió,  tiempo  andando,  el 
régimen  foral,  asimilando  el  referido  territorio,  á  la  administración  y  régimen 
de  las  demás  provincias  españolas;  y  pasaron  con  ello  al  patrimonio  de  la  his- 
toria así  las  viejas  leyes,  como  los  tribunales  y  magistraturas  en  que  vivia  en- 
camado el  susodicho  régimen;  empero  todo  lo  actuado  hasta  su  abolición  en 
dichos  tribunales,  por  lo  menos  aquello  por  ellos  consignado  en  libros  y  escri- 
turas, conservábase  entonces  casi  íntegro,  y  ha  venido  á  formar,  no  solo  como 
origen  (')  fuente  de  derechos  locales,  sino  como  genuino  histórico  museo,  lo  que 
se  llama  hoy  Archivo  general  del  reino  de  valencu. 

En  su  conjunto,  estudiar  todos  estos  antecedentes  y  memorias  equivale,  por 
tanto,  á  ver  activa  y  funcionando  aún,  una  administración,  que  pronto  hará  casi 
dos  siglos  acabó  ya  de  ser;  pero  que  tiene  todavía  vivísimas  raices  en  toda 
esta  región,  y  que  no  debe  jamás  aniquilarse  en  la  memoria  de  valencianos  y 
españoles.  De  esta  administración  aspira  á  dar  idea  la  clasificación,  que  del  iii- 


ARCHIvri      GENERAf.. 


201 


menso  número  de  papeles  y  libros,  conservados  en  el  Archivo  general,  se  ha 
hecho  hasta  el  presente,  y  que  se  expone  en  el  adjuntó  Cuadro. 


SECCIÓN  I  ■ 


ARCHIVO  DEL  REAL. 


Fórmase  esta  sección  con  lo  actuado  por  el  Consejo  ó  Real  Audiencia 
(Curia  Regís),  que  era,  además  de  Tribunal  primado  ó  superior,  un  cuerpo  con- 
sultivo de  los  Monarcas  y  Vireyes  en  negocios  difíciles  y  custodio  leal  de  leyes, 
fueros  y  mercedes  ó  gracias  otorgadas  al  reino  y  los  regnícolas  por  los  diversos 
soberanos. 

Se  tituló  del  Real  ya  desde  antiguo  este  primer  Archivo,  porque  Real  se 
llamaba  comunmente  el  Palacio  del  Rey,  donde  se  conservaban  todos  sus  libros 
y  papeles.  De  su  especial  riqueza  é  histórica  importancia  dá  idea  la  siguiente 
clasificación,  en  que  aparecen  enumerados  todos  los  documentos  que  contiene. 


Series. 


Divisiones.  Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos. 


Real 


A 

Registros 


A  a 

Cancille-,' 
ria. 


A  b  j 

Lugartenencia.  , 

A  c.  \ 


Número  de 
legajos  ó 

volúmenes. 


I.  Vendes  ivíntas],   donacions  y  privilegis.  (Años 

1342  .i  1437).  V^olúmenes .  7 

II.  Officialium  [nombramiento  de  empleados  públicos). 

(Años  1416  á  lé20) 25 

ni.     Castrorum    {tenencias)  et  Noíariorum  {nombra- 

viienlo  de  N'otarios).  (Años  1416  á  1 505).     .  ¡"1 

I\  .     ^x:í\\3xma  [Gracias  y  mercedes  otorgadas).  (Años 

1419  á  1478) ".      .  4 

V.     Itinerum  (Documentos  expedidos  yendo  la  Corte  de 

camino).  (Años  I432  á  I479) 20 

VI.     Pecunias  {Mandamientos  de  pago).   (Años  1419 

■■i  1478) .5 

Vil.     Curiffi  (Convocatorias    y  otros  documentos    sobre 

Cortes,.  {Añ9s  1419  is.  1542) 26 

VIII.     Reginale  {Lo   dcspac/iado  por    la    Cámara  de  la 

Xeina  jl/aria  desde  1424  á  1408] 23 

IX.     Camarre  Sicilias  et  Valentiae  {/dem  id.   tocante  á 

estos  dos  reinos) i5 

X.     Testaments,  etc.  {Lo  tocante    á  la  testamentaria 

de  diclia  Reina).  Años  I424  á  I460.    ...  lo 

XI.     Communium.  Años  1440  á  1622 204 

XII.     Diversorum.  Años  1419  á  1621 138 

XIII.  Sententlarum.  Años  1419  a  1498 u 

XIV.  Partium  Val.  [Cartas y  órdenes  reales  sobre  asun- 

tos poco  importantes).  Años  I560  á  1598.      .  12 

XV.     Epistolarum    (Registro  de   Reales  cartas).  Años 

1652  á  1707. 6 

I.     Curise  Locumtenentis.  Años  1591  á  1707..      .  98 

II.  Comunes  de  Chancillería.  Años  1521   .í  1705..  óó9 

III.  Diversos  de  Chancillería.  Años  1524  á  1707..  229 
I.     Registros   de   la  Real    Audiencia.  Años    175Ó 

á  1833 212 


202 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


Series. 


B 

Procesos  y 
sentencias. 


c 

Varios, 


Divisiones. 


Ba     • 
I  Procesos  no  ju- 
diciales. 


B  h 
P.  judiciales. 


B  c 
Sentencias. 

C  a. 
Cb. 
C  c. 
C  d. 
C  e. 


Subdivisiones  v  nomenclatura  de  los  documentos. 


Número   de 
legajos  ú 
volúmenes. 


I. 

II. 
III. 

IV. 

V. 
VI. 


II. 


III. 


P.  de  Corts.  (Actas  de  Cortes)  Afios  I419  á  1645.  20 

P.  de  Pdrlament.  Años  1463  á  1465.     ...  ¡. 

P.  de  Corts  per  Estaments .  Afios  1542  á  1699.  39 

P.  de  Greuges    {Ag>'avios  ó  conírafueros).    Año 

1437 1 

P.  del  desarme  de  los  Moriscos.  Año  1563.     .  3 

P.  del  Concilio   de  Sena  {Actas  y  decretos).  Año 

1423 .'     .     .  1 

P.  de  Madrid  {Definidos  por  el  Supremo  Coiisejo 

de  Aragón).  Años  I452  á  1653.  Leg. .      .      .  428 

P.  de  la  Real  Audiencia.  Siglos  XIV  á«XVlII. 

Leg 1311 

Sententiaruní  {Remisión    á  los  Registros  de  Can- 
cillería)   , 

Sentencies  {de   la  Real  Audiencia).  Años   I492 

á  1707.  Leg 187 

Conclusions  de  sentencies.  Volúm 163 

Cédulas  y  Pragmáticas 8 

Barcos  Reales ,, 

Ejército „ 

Hospitales  {de  Oran  y  Vinaroí) „ 

Junta  de  Valencia  [Actas  de  la  de  1825)..      .      .  3 


SECCIÓN  II.» 


ARCHIVO  DE  LA  GOBERNACIÓN. 


Los  libros  y  escrituras  que  encierra  esta  Sección,  proceden  todos  del  Tribu- 
nal ó  Corte  del  llamado  Portaní-vens  (Vicegerente),  de  General  Gobernador  del 
Reino,  dignidad  esta  última,  de  que  nacia  ya  investido  aquí  y  en  Cataluña, 
igual  que  en  Aragón,  el  Príncipe  heredero. 

Segundo  en  orden  é  intermedio  entre  los  ordinarios  y  el  Consejo  del  Rey  ó 
Real  Audiencia,  el  Tribunal  de  la  Gobernación  tenia  su  esfera  propia,  y  á  su 
jurisdicción  correspondía  infinidad  de  causas,  en  que  los  tribunales  ordinarios  no 
podían  entender  y  que  no  cabe  enumerar  en  este  sitio. 


Series. 

D 

Gubernati  - 
vo. 
E 

Contencio- 
so. 

F 

Criminal. 

G 

Ejecutivo. 


d: 


ivisiones. 

D  a. 
D  b. 
D   c. 

E  a. 
E  b. 
F  a. 
Fb. 
C  a. 
C  b. 
C  c. 
C  d. 


Número   de 

legajos  ó 

volúmenes. 


Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos. 

Facultades  y  atribuciones  del  Gobernador  general.. 

Visita  de  c.irceles? „ 

ídem  de  lugares  realengos'- , 

Jüdiciari  y  Minutarium.  Volúm.      .      .     .      .      .      .      •  30" 

Plets  et  Litium  ■^Pleitos] •  549 

Procesos 2§6 

Indultos?. „ 

Execucions 2.005 

Manaments  y  Empares 1 78 

Obligacions  y  Condenacions '  1 50 

\evíátis  {Ventas  de  liieties  embargados) •  339 


ARCHIVO     GENERAL. 


203 


SECCIÓN  m.« 


ARCHIVO     DE     LA   BAILI.A. 


En  este  Reino  de  Valencia  correspondía  al  Baile  general  dicere  jus,  6  sea 
discernir  el  derecho  entre  el  Fisco  y  los  particulares,  y  administrar  el  Patrimo- 
nio Real.  Tercero  en  importancia  mientras  duró  aquel  régimen,  el  Tribunal  del 
Baile  era  y  fué  superior  ó  definitivo  en  negocios  tocantes  al  regio  Patrimonio, 
pues  que  de  sus  sentencias  ni  aun  al  Consejo  ó  Real  Audiencia  cabia  la  ape- 
lación. 

Juez  privativo  el  Baile  general  de  moros  y  judíos  en  este  territorio,  él  cono- 
cía asimismo  de  los  negocios  de  aguas  y  de  pesca,  de  delitos  ó  crímenes  que 
se  perpetrasen  en  el  litoral,  de  naufragios,  etc.,  y  á  él  le  competía  autorizar  tam- 
bién el  armamento  de  galeras  y  barcos,  y  consentir  la  exportación  de  géneros 
vedados;  teniendo,  además  de  estas,  otras  atribuciones  que  fuera  largo  enu- 
merar. 


Series. 


Divisiones. 


Subdivisiones  v  nomenclatura  de  los  documentos. 


Xúmero  de 

legajos  ó 
volúmenes. 


H 

Generaiida-, 
des. 


H  a 
Bailia. 


Real 


II  b 
Patrimo- 


lAdm 


la* 

general. 


A  d  m  i  nis- 
t  ra  cion^ 
del  Real\ 
Patrimo- 
nio. .  .  . 


I  b 
Adm.  especial. 


I. 

11. 
111. 
IV. 

V. 

I. 

II. 

III. 

IV. 

I. 

II. 
III 
IV. 

V. 
VI. 

VII. 

MU. 
IX. 

I. 

II. 
III. 
IV. 

V. 


Paladii  [Palacio)  Furs  {Fueras)  y  Privilegis.  Si- 
glos xm  i  x\in.*  Voi 8 

Privilegis  y  Oidens  Reals.  Siglos  XTTT  á  XV.  .  ,"i 

Reales  Ordenes. 15 

Nombramientos  de  Oficiales 4 

'Le\.ri¿s  (Rerisli-o  de  Carias) 8 

Foi  aments  [Fundamentos   y  Enajenacions.  .      .  4 

Libro  negro 3 

Informes 1- 

Denuncias  {de  derechos  perdidos).  Año    l8o6.     .  7 

Letras  y  Privilegios.  Años  1360  á  1708.    .     .  37 

Capreves.  (Apeos  i  Cabreves).  Siglo  XV,.      .     .  10 

Arrendaments.  Años  1432  á  1707 '4 

Obligacions  y  Vendes.  Años  1437  á  l649-  ■     •  70 

Contratos*.  Años  1403  á  1707 31 

Censáis   (censales),  PensionSí  Violaris,  etc.  Em- 
piezan en  el  año  1245 5 

Rendes   (rentas)  y   Esdeveniments    (producios), 

Empiezan  en  el  año  13IO ñl 

Apoques  (recibos).  Años  1412  á  1707.    ...  78 

Drets  Reals  (derechos  reales) „ 

Albufera.   {Administración  de  la].  Aftos  1747  á 

1835 

Alicante  (Bailia  y  Htníano  de) , 

Bailias  locales 

Palacio  Real 

Varias  cuentas , 


ii04 


REVISTA   DE    VALENCIA. 


Series. 


Divisiones. 


Subdivisiones  v  nomenclatura  de  los  documentos. 


Número  de 

legajos  ó 
volúmenes. 


Tribunal  de/ 
laBailía. 


K 

.\ccesorio . 


J  a.  Execucions  y  Plets  (E;ecuciones  y  Pleitos).  Afios  1404  á 
1707 

J  b.  Manaments  y  Empares  (Mandamimtos  y  Embargos).  Afios 
1409  á  1702 

Provisions  de  Cadira.  Años  1594  á  1702 

Penyores  (Prendas)  y  Vendes.  Afios  I519  á  1705. 

Confiscacions  y  Coniposicions 

Serrahins  (Sarracenos)  í Manifestación  y  venta  de). 
Catius  (Cautivos)  (P-escntacion  de).  Afios  1419  a  1686.   . 

Procesos  y  actos  judiciales  {de  la  v.  de  Onda) 

Instancies.  Años  lo25  .i  1573 

Procesos  de  la  Superintendencia.  Años  170O  á  1754-  Leg. 
Expedientes  substanciados.  Afios  1711  .i  1836.      .     . 
Deliberaciones.  Años  1550  á  1707.  Volúni 

I.  Bulas  y  Privilegios.  Afios  1073  á  1476.. 

II.  Jutges  de  amortizacio  (Pra:ilegios  de  los). 

III.  Manifests  (Declaración  di  bienes  amtvtizados). 

IV.  Procesos  sobre  diezmos 

V.  ídem  sobre  diezmos  y  amortización 

VI.  Visites  de  amortizacio.  Años  1618  á  1648..     . 

VIL  Amortización  y  Sello  (Expedientes  sobre).   .     . 

\TII.     Informes   de  amortización 

I.  GmaX^es  (Guias  para  comerciar  en  Berbería). 

II.  Licencies  (A  los  mozos  para  embarcarse,  etc.). 

III.  Barones  ( yurisdiccion  de  varios).  Año  1493" 

IV.  Pescadores  y  otros  {P-eziilegios  de) 

K  b          /           V,  Germania  {Confiscación  de  bienes  á.varios  de  la).. 

Varios.        \         VI.     Concordias  {entre  el  Rey  Dcni  Pedro  de  Aragón  y 

Don  Enrique  de  Trastornara) 

VII 

VIII 


J 
J 
J 

J 
J 
J 
J 
J  j. 
J  k- 


Ka 

Amortización 

,'  diezmos. 


897 

75 
30 
81 

1 

•1 

-O 
70  ■ 

23 
112 
164 

32 
8 

n 

12 


15 

166 

3 

4 

a 
2 

1 
1 


SUB-SECCION  I.-i 


ARCHIVO  DEL  MESTRE  RACION.\L. 


Inferior  en  categoría  al  Baile  general,  aunque  con  facultades  para  tomar  á 
este  V  sus  subordinados  razón  de  su  manera  de  administrar  el  regio  Patrimo- 
nio,  y  para  examinar  y  definir  las  cuentas,  era  el  llamado /7/(?j/;'í'  (maestro)  Ra- 
cimal. 

Tenia  este  no  solo  obligación  de  intervenir  en  los  asuntos  del  Fisco  v  Patri- 
monio  Real,  sino  jurisdicción  privada  en  las  causas  civiles  de  sus  subordinados,  y 
el  deber  asimismo  de  hacer  que  se  guardasen  los  privilegios  que  gozaban  el 
Maestro,  los  Alcaides  y  demás  oficiales  de  la  Zeca  ó  Casa  de  moneda  de  Va- 
lencia. 

De  los  antecedentes  que  nos  quedan  de  esta  magistratura,  aneja  en  cierto 


ARCHIVO    GENERAL, 


205 


modo  á  la  Bailía  general,  se  halla  formada  laque  por  esta  causa  hemos  llamado 
Sub-seccion,  y  que  no  debe  enteramente  separarse  de  la  Sección  III.' 


Senes . 


Divisiones. 


Subdivisiones  v  uomenclaUíra  de  los  documentos. 


Número  de 

legajos  ó 
volúmenes. 


L  a.  Letres  y  provisions. 

L  b,  Defínicions 

Le.  

. .  1         I.     Patrimonio  antiguo 

p     .     '   .  }       II.     Patrimonio  moderno 

i-atrimonio.  -j      ^jj      panimonios  de  Reinas,  Infantes,  etc. 

Ll         I  .  .  .  (         I.     Tesorería  de  Aragón 

Real  Patri-Í      .^  ..  j       II.     Tesorería  de  Valencia 

monio.      I         ^^  "^  '"'  '      lU-     Tesorería  de  Reinas,  Infantes,  etc. 

.  .  I         I.     Receptoría 

„  \       II.     Cuentas  de  las  bailias  locales.  . 

uen.b.  }      jjj^     Incidentes   de  varias  bailias. 

M  a.  Amortización 

I  M  b.  Secuestros 

M         1  M  c.  Sello  Real 

Derechos^  St  d.  Naufragios 

fiscales.     1  M  e.  Clavería 

M  f.  .     Varias  cuentas 

M  g.  Obras,  etc 

.  Na  (I-     Personal 

r*l         I  Zeca  de  Valen-  j        II.     Compra  de  metales 

Varios.    (  cia.  '      III.     Acuñación.  .../.... 

N  b.  

N  c.  


SECCIÓN  IV.« 


ARCHIVO  DE  LA  GENERALIDAD  O  DIPUTACIÓN  DEL  REINO. 


A  los  gastos  comunes  del  Estado  contribuía  el  Reino  de  Valencia  con  dife- 
rentes sumas,  que  demandaba  el  Rey  y  que  las  Cortes  solian  otorgarle.  Mas  no 
era  el  Rey,  por  medio  de  sus  Ministros  li  Oficiales,  quien  decretaba  y  percibía  los 
tributos  é  impuestos  necesarios  para  cubrir  las  mencionadas  sumas:  que  este 
cargo  correspondía  á  una  especie  de  comisión  ó  junta  permanente,  llamada  Gene- 
ralidad  del  Reino,  la  cual  se  componía  de  diez  y  ocho  diputados,  que  á  dicho 
efecto  se  elegían  de  trienio  en  trienio  por  los  tres  brcizos  ó  Estamentos.  Seis  de 
ellos  eran  Oidores  (de  cuentas),  otros  seis  Contadores,  tres  Jueces  y  Adminis- 
iradores,  y  tres  Receptores  ó  Clavarios. 

Para  la  ejecución  de  todos  sus  acuerdos  la  Generalidad  nombraba  sus  Ofi- 
ciales ó  Ministros,  y  sobre  ellos  en  cuanto  al  desempeño  de  sus  funciones  pe- 
culiares, y  sobre  los  litigios  que  en  materia  de  tributos  ó  impuestos  solian  origi- 
narse, tenia  jurisdicción  completa  y  exclusiva. 

Innumerables  son  los  libros  y  cuadernos,  los  pergaminos  y  papeles  que   en- 


2o6 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


cerraba  su  Archivo,  y  con  los  cuales  se  ha  formado  ahora  esta  IV.*  Sección  del 

general  del  Reino. 

Número  de 
Series.  Divisiones.  Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos.  legajos   ú 


volúmenes. 


N 

Generali-  , 
dades. 


O 

Impuestos 

y 

exacciones 


Incidencias 
de  su  co- 
branza. 


O 

Salida    de  { 
fondos. 


N  a 

Ñ  b 

Ñ  c 

O  a. 

O  b. 
O  c. 
O  d. 
O  e. 

O  f. 

Og. 

Oh. 

O  i. 
O  j. 
O  k. 

ü  1. 

O  1!. 
P  a. 

P  b. 
Pe. 

P  d. 

P  e. 

P  f. 
Pg. 

Ph. 

Pi. 

P.  j. 

Qa. 

Qb. 
Qc. 

Qd. 
Qe. 

Qf. 
Q  g- 

Qh. 
o  i. 


Provisions  {Afios    y     acuerdos    de   la    Generalidad)    Años 

1418  á  1707.  Volúm 330 

Nótales  y  Protocols  [Minutas  y  Escrituras).  Años  I404 

.i  1710 390 

Letres  (^Registro  de  la  correspondencia:  entrada  y  salida).  Años 

1456  á  1715 16 

Mercadería  (Impuesto    sobre    los  géneros  exportados^ .    Años 

1412  á  1718 1.639 

Seda,  {/mpiiesio  sobre  la].  Años  1548  a  1687 45 

Seda  y  Pellejería  í/dem  id.).  Años  1457  á   1475.  ...  6 

Tnll  (C»/f  de  las  telas  para  la  venta).  Años  I415  á  1718.        l-8;!4 
Tall  de  les  sedes    (£1  mismo  impuesto  aplicado  al  corte  de 

las  telas  de  seda).  Años  1654  a  1685. 132 

Drets  vells  (El  antiguo  impuesto  titulado  Mercadería) .  Años 

1609  a   1718 1-082 

Drets  nous  (Impuesto  que  luego  se  llamó  doble  tari/a).  Años 

1608  á   1703 884 

Doble   tarifa    (Impuesto    sobre  géneros   exportados.) .    Años 

1627  .á    1718 981 

Sal  i' Impntesto  sobre  laj.  Años   1514  i  1679 39 

Vi   (vino)  /ídem  '.  Años   1621  á  1631 lOO 

Entrades  ,  Impuesto  sobre  géneros  importados J .   Años   I626 

á  1631 171 

Naips  [naipes)   Neu   [niez-e)  y  sombrers.   (Impuestos  sobre 

estos  artículos  ' .  Años  1606  á  1688.     , I6 

Leva  ( Repartimietito  d;  soldados" .  Años  1643  á  1704.  .     .  17 

Capitols  (Ordenanzas  para  la  cobranza  y  administración). 

Años   1400  .i  1445 1-T 

Comisions  (para  la  cobranza).  Años  I443  á   1707..     .     .  32 

Sohrtícolectes  (Cobranza  de  impuestos  atrasados).  Años  1520 

á  1718 47 

Feriats  y  responsives  (^^úfríJ  ai /^  cobrado  en  ferias).  Años 

1663  á   1718 16 

Monestirs  é  Inquisidors  (Exención  de  dchos.  o).  Años  1571 

á  1589 8 

Vecindari  del  Reino  de  Valencia.  Año  1646 5 

Judiciari  (Registro  de  las  disposiciones  judiciales  engeneral). 

Años   1457  á  1658 23 

Procesos  (Sobre  exacciony pago  di  impuestos  y  derechos).  Años 

1415  á   1584 139 

Execucions  (Registro  de  las  hechas  por  cobranza  de  créditos). 

Años  1571  á  1703 

Mananvents  y  Empares  (Aíandtvnieníos  y  embargos).  Años 

1438  .i  1613.     ., 

Claveria  (Registro  de  los  pagos  hechos  por  la).  Años   I406  408 

á  1709 

Contes  diversos  (Varias  cuentas).  Años  1472  .i  1583.      .  14 

Casa  de  les  armes  '•Material  de  guerra,  etc.)  Años  1580  á  9 

1704 .      .      ' 

Costa  marítima  (Guardas  de  la).  Años  1593  á  1707.  .      .  4 

Obres  [Cuenta  dealgunas  costeadas  por  la  generalidad].  Años  1 " 

1510  .i   1596 •     ■     • 

CensR\s  (Pensions  etc.  de).  Años  1407  á  1774-  ....  59 

Cesions  y  Procures  (de   créditos  para  cobrar).  Años  I491  lo 

■i  1573 

Albarans  I  Cédulas  para  el  cobro  en  Tesorería).  Años  I431  312 

á  1711 

Apoques  (Cartas  de  pago).  Años  1444  .i  1716.     .     .     ,  286 


ARCHIVO     GENERAL. 


207 


SKCCION  V.* 


ARCHIVO  DKL  JL'STICLA. 


En  Valencia  la  jurisdicción  ordinaria  se  ejerció  en  un  principio  por  uno  de 
sus  ciudadanos,  que  elegia  el  Rey  para  ese  efecto,  y  á  quien  el  vulgo  designaba 
con  el  nombre  de  Un  sol  ve/ti  (un  solo  vecino). 

Posteriormente  se  le  llamó  Justicia,  y  consistia  su  cargo  en  conocer  de  todos 
los  negocios,  así  civiles  como  criminales,  en  la  primera  instancia.  Mas  tarde,  no 
pudiendo  él  por  sí  solo  administrar  debidamente  la  justicia,  se  le  dio  un  compa- 
ñero, que  entendiera  en  las  causas  criminales;  quedando,  por  lo  tanto,  la  ordina- 
ria jurisdicción  dividida  entre  los  dos  Justicias,  civil  y  criminal. 

Del  importante  Archivo  del  Justicia  civil  apenas  se  ha  perdido  nada,  casi  todo 
se  guarda  en  este  General  del  Reino.  Del  del  Justicia  criminal  queda  poquísimo, 
y  por  eso,  así  como  también  porque,  después  de  todo,  ambos  ejercían  una  misma 
jurisdicción  (la  ordinaria),  habiendo  sido  antes  una  sola  esta  magistratiu-a,  al  fin 
partida  en  dos,  estos  antecedentes  se  han  unido  á  los  otros,  para  formar  con  to- 
dos esta  V.*  Sección. 


Series, 


R 

Contencio- 


S 
Ejecutivo. 


T 

Criminal . 


Divisiones . 


Ra. 
R  b. 
Re. 

R  d. 
Re. 
R  f. 
S  a. 
S  b. 
S  c. 
S  d. 

S  e. 

S  f. 

S  g. 

S  h. 

S  i. 

Sj. 

Ta. 
Tb. 
T  c. 
T  d. 


Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos. 

• 
Mesades  {Procesos  verbales  agrupados  por  meses). 
Requestes  i<¿m  á  requerimiento  de parte\  Xños  1317a  1707- 
Cures  y  tuteles  {Coníesion  y  nombramiento  de  tutores  y  cu- 
radores).     ,     .     .      , 

Demandes  é  instancies 

Peticions  y  Oposicions 

Judiciari  {Actas  de  juicios  verbales) 

Y.^tcMcions  (Ejecuciones por  sentencia  sobre  débitos).   .     . 
Scñpcions  {Trabas  y  desembargos  de  mobiliario,  etc.)., 
Tuhicions  y  Aseguraments  [Saca  de pretidás  por  deudas). 
Condenacions  y  Obligacions  {Condenas  y  compromiso  de 

los  condenados) 

Executori  y  Sparfes  {Relación  de  demandas  por  deudas, 

legados,  etc.) 

Penyores  y  Cadira  [Mandamientos  de  pago  y  excusen  ra- 
zonadas en  cotiira) 

Ofertes  (Designación  de  bienes,para  responder  á  la  ejecu- 
ción;  

Contumacies  (Registro  de  las  rebeldías,  para  proceder  <fl 

emiargoj 

RatioDS  (Oposiciones  de  los  rejtteridos  con  ejecucionj. 
Vendes  f  Registro  de  las  ventas  hechas  por  orden  dejtis- 

ticiaj..     . 

Antecedentes  criminales 

Páus  y  Treves  ffhcesy  Treguas) 

Letres  (Cartas  requisitorias  y  exhorlosj 


Número  de 

legajos  ó 
volúmenes. 


729 


208  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Número  de 

Series.  Divisiones.  Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos.  legajos  6 

volúmenes. 


U  a .  Notaris  ó  Escribans  y  Corredors   füfgisíro  de  los  que 

Juraban  estos  cargos J,     ,      ,  • 

.  U  b .  Be  de  anima  (Aprobación  de  cuentas  de  albaceas,  etc.)     .  , 

L'         I         U  c.  Manifests  y  depósits  ¡'Ikclaracion  de  legados  y  depósitos 

Guberna-    |  en  la  labia   de  la  ciudad J 

tivo .       /  U  d .  Manaments  y  Empares    (Véase   la  nota   general  de  la 

sección) ' .     .  777 

U  e .                 Real  Justicia  ^Registro  de  documentos  particulares  poste- 
rior á  los  Fueros) 29 

U  f .  Reales  Ejecutorias   f Reg-  de  títulos  y  reconocimientos  de 

nobleza 18 


SUB-SECCION  II.« 
ARCHIVO  DEL  SUB-JUSTICIA,  Ó  DE  TRESCIENTOS  SUELDOS. 

Aun  para  dos  era  excesivo  el  miinero  de  causas  que  debian  definirse  en  la 
primera  instancia;  por  lo  cual  en  el  año  de  1624  se  instituyó  un  tercero,  que  con 
el  nombre  de  Siib-justicia  se  encargara  de  las  civiles  de  menor  cuantía:  esto  es, 
de  aquellas  solamente,  en  que  la  suma  litigada  no  excediera  de  50  sueldos,  can- 
tidad que  mas  tarde  se  elevó  á  3oo.  Todo  el  Archivo,  pues,  del  Sub-justicia, 
vulgarmente  llamado  Juez  de  3oo  sueldos,  es  el  que  constituye  esta  segunda 
Sub-seccion,  que  tiene  muy  ciertaiiiente  escaso  valor  para  la  historia. 

Número  de 

Series.  Divisiones.  Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos.  legajos  ó 
volúmenes. 

Va.  iMÜcis.ñ  (Juicios  entre  partes) 

V  b.                Clams  de  Tales  {Reclamación   sobre  talas  ó  daños  en  los 
campos) 

V  1         Ve.  Corts   y  Corts  ^^  Juicios  serbales,   para   la  extracción  de 

ContencioJ  ,     pi'i'^J 

so.        \  ÍPeticions..  J 

V  d.  <  Demandes.  !  Procesillos  á  petición  de  parte 

'  Requestes .  ) 

V  e.  Oposicions  y  Reclamacions ., 

V  f.  Concesions  y  denegacions , 

V  g.  Apelacions ,     • 

i  Execucions  ''Juicios  ejectitivosj 

Xa.  .  Manaments  e.xecutoris 

(  Subastacions  (Remates  ó  subastas) 

X  b.  Penyores  {Exacción  ó  saca  de  prendas^ 

Y  ■  X  c.  Ofertes  í Designación  de  bietus  ó  efectos,  para  elpagoj. 
■^         /          X  d.                Tuhicions  y  Oposicions  ¡Aseguramiento  de  bietus). 

Ejecutivo.  \  X  e.  Condenacions   y  Obligacions  (Condenas  y   obligaciotus 

de  pago J 

X    f.  Manaments  y  Empares  CA/a«<á?ffií<«/íJjrfí/<is<)^  íffíiíw- 

é'^J ■      • 

X  5.  Vendes  f  Registro  de  vetttas  judiciales^ 

\  X  li.  Caplleutes  y  Fermanseríes     Inventarios   y  jiauwi).     . 


ARCHIVO    GENERAL. 


209 


Series. 


Y 

Gubernati- 
vo. 


Divisiones. 


Y  a. 

Y  b. 


Y  c. 


Y  d. 


Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos. 


Número  de 

legajos  ó 

volúmenes. 


Procesos  (^Sobre  servidumbres, pastos,    leñas,  etc.). 
Procures,    Cures  y  Tuteles  (^Designación  de    ellos,  para 

suplir  á  los  pupilos) 

Cuarts  pertanyents  al  Rey  {Multas  que  corresfondian  al 

Fisco) ' 

'  Registro  de  los  Notarios  {¡tic  sucesivamente  se  creabati). 
\  ídem    de  las  Emancipaciones  (o  mamimisioiies    autori- 

1      zadas) 

\  ídem  de    guardería,  etc .  {Nombramiento  de  guardas) , 


APÉNDICE. 


LO  EXTRAVAGANTE. 


En  este  liltimo  fondo  se  ha  incluido  hasta  hoy,  y  en  adelante  habrá  de  ir 
incluyéndose  cuanto  descabalado  y  suelto  haya  venido  ó  venga  á  incorporarse 
al  Archivo  general. 


Senes. 


Divisiones. 

Z 

a. 

¡. 

b. 

7. 

c. 

■/, 

d. 

L 

c. 

Subdivisiones  y  nomenclatura  de  los  documentos. 


Número  de 

legajos  ó 
volúmenes. 


Protocolos  y  Nótales  (De  escribanos    antiguos  y  moder- 
nos)          2536 

Varios  de  Comunidades  religiosas  suprimidas.  .     .     .  161 


IV. 


ESTADO  DE  LA   CATALOGACIÓN  O  ARREGLO   E  ÍNDICE  DE  ESTE    ARCHIVO. 


SECCIÓN  I.» 


Serie  A.—  Toda  la  serie  A  se  halla  arreglada  por  orden  cronológico  dentro 
de  las  materias  respectivas.  De  modo  que  las  búsquedas  son  relativamente  fáciles 
y  de  probable  éxito.  No  obstante,  como  sin  duda  algima  es  esta  serie  de  las 
mas  interesantes  bajo  el  aspecto  histórico,  necesita  muchísimo  un  índice  por  pa- 
peletas; y  ya  se  hubiera  hecho,  ó  comenzado  al  menos,  á  no  ser  tan  urgentes 
los  trabajos  de  arreglo  y  clasificación  en  otras  series  y  secciones,  que  tienen  para 
el  público  un  interés  mayor,  aunque  de  género  distinto. 

Serie  B. — El  estado  de  los  índices  de  esta  serie  es  el  siguiente:  La  División 
B  a  está  ordenada  cronológicamente,  y  dada  la  naturaleza  de  los  antecedentes 

14 


210  REVISTA   DE   VALENCIA. 


que  la  forman,  ya  se  comprenderá  que  basta  eso  para  el  servicio  público,  al 
menos  por  ahora  y  mientras  haya  trabajos  mas  precisos,  que  entretengan  al  per- 
sonal. 

En  la  división  B  b,  se  ha  formado  índice  cronológico  alfabético  (de  apelli- 
dos) de  las  Subdivisiones  I,  que  contiene  428  legajos  con  4.988  piezas,  y  11  que 
consta  de  1.3 11  legajos  con  54.954  piezas. 

En  la  división  B  c,  están  ordenadas  cronológicamente  las  Subdivisiones  II, 
que  comprende  187  legajos  con  78.595  piezas,  y  la  III,  que  consta  de  36  legajos, 
además  de  los  l63  volúmenes  ya  indicados. 

Serie  C. — Toda  esta  serie  se  halla  en  estudio  aún.  Por  eso  no  se  fija  el  nú- 
mero de  sus  legajos  y  volúmenes,  pues  hay  bastantes  todavía  que  han  de  reco- 
nocerse y_  estudiarse.  A  ella  sin  duda  corresponden  no  pocos  de  los  innumera- 
bles documentos  sueltos,  ya  en  pergamino,  ya  en  papel,  que  están  pidiendo  ser 
extractados  uno  á  uno,  como  se  hará  en  cuanto  se  pueda,  porque  muchos  son 
de  interés  para  la  historia. 


SECCIÓN  11.» 

Esta  Sección  se  está  reconociendo  y  arreglando  de  poco  tiempo  acá. 

Por  lo  ya  visto,  es  de  creer  que  haya  muy  poco  ó  nada  que  rectificar  en 
punto  á  series,  divisiones,  etc.,  pues,  aun  cuando  de  las  que  van  con  interro- 
gante no  han  parecido  todavía  antecedentes  verdaderos,  es  muy  probable  que  los 
haya,  toda  vez  que  señalan  otras  tantas  funciones,  que  de  hecho  ejercía  el  titulado 
Portante-veces  de  General  Gobertiador,  de  cuyo  tribunal  ó  corte  proceden  todos 
los  documentos  que  la  Sección  comprende. 

Dicho  se  está  que  no  hay  exactitud,  sino  aproximación,  así  en  el  número 
total  de  los  volúmenes  y  legajos,  como  en  los  que  se  asignan  á  cada  división  en 
el  estado  precedente. 


SECCIÓN  m.» 

Serie  H. — Toda  esta  serie  está  necesitando  un  índice  por  papeletas  y  se  le 
hará  en  cuanto  se  pueda,  siquiera  sea  suscinto.  Sin  embargo,  las  búsquedas  son 
fáciles  de  hacer  en  su  actual  estado:  únicamente  ofrecerían  grande  dificultad, 
ocasionando  pérdida  de  tiempo,  las  de  los  documentos  contenidos  en  los  cuatro 
gruesísimos  volúmenes  (gran  folio),  de  la  división /T^.  I,  que  son,  por  otra 
parte,  del  mayor  interés,  á  no  tener  al  frente  cada  tomo  su  índice  en  las  prime- 
ras páginas,  índice  que  consta  de  1.294  artículos,  referentes  á  igual  número  de  do- 


ARCHIVO    GENERAL.  3H 


cumentos  de  una  notable  antigüedad  y  curiosísimos   los  mas  para  el  estudio  de 
las  costumbres  valencianas. 

Serie  I. — Todas  las  divisiones  de  esta  serie  ó  tienen  repertorio  cronológico, 
ó  están  arregladas  por  este  mismo  orden: 

La  Subdivisión  I  tiene  índice  alfabético,  y  la  EX  comprende:  1.°,  Coses  veda- 
des  de  mar  y  térra,  43  volúmenes;  2.°,  Giiiatges  (Guias);  3.°,  Moravati;  \S>, 
Peage  y  Quema;  5.°,  Expolio  de  moriscos,  y  otros  varios  que  han  de  estudiarse  y 
arreglarse. 

Serie  y. — La  mayor  parte  de  las  subdivisiones  de  esta  serie  tienen  su  reper- 
torio cronológico. 

Serie  K. — A  escepcion  de  la  mas  numerosa  de  sus  divisiones  (Ka  vn), 
que  consta  de  3o  volúmenes  y  156  legajos  con  3.272  piezas,  y  que  se  halla 
ya  ordenada,  toda  esta  serie  ha  de  estudiarse  y  arreglarse,  así  que  se  hayan  hecho 
en  el  Archivo  arreglos  mucho  mas  urgentes. 

Por  eso  no  se  fija  el  número  de  los  legajos  y  volúmenes  en  muchas  de  las 
divisiones  que  comprende,  ni  se  han  determinado  todas  las  que  la  serie  abraza, 
• 


SUB-SECCION  I.» 

ARCHIVO    DEL  MESTRE  RACIONAL, 

En  esta  primera  Sub-seccion  no  se  ha  ordenado  aun;  están  reconociéndose  y 
agrupándose,  por  materias  y  asuntos,  todos  sus  libros  y  papeles,  para  ordenarlos 
luego  cronológicamente  y  hacer,  en  fin,  á  cada  documento,  volumen  ó  cuaderno 
la  correspondiente  papeleta. 

Délos  11  á  12.000  volúmenes,  que  podrá  comprender,  han  sido  hasta  el 
presente  reconocidos  y  agrupados  por  orden  de  materias  cronológicamente 
7.242,  siendo  otras  tantas  las  papeletas  hechas. 

La  clasificación,  por  tanto,  especialmente  en  lo  que  se  refiere  á  las  divisio- 
nes y  subdivisiones  dentro  de  cada  serie,  es  solo  por  ahora  provisional  y  habrá 
de  rehacerse,  ó  de  rectificarse  una  vez  que  termine  el  reconocimiento  y  pueda 
hacerse  el  estudio  formal  de  todos  estos  antecedentes  ó  escrituras. 


■Sección  iv,'  - 

Todas  las  divisiones  de  esta  sección  tienen  su  repertorio  cronológico,  que  en 
algunas  es  á  la  vez  topográfico  y  alfabético, 


212  REVISTA    DE    VALENCIA. 


SECCIÓN  V." 

Los  documentos  de  esta  sección  ofrecen  comunmente  poco  interés  histórico, 
literario  y  social,  siendo  por  ello  de  los  menos  buscados  por  el  público.  Es  mas: 
una  gran  parte,  por  efecto  sin  duda  del  escaso  cuidado,  poco  uso  y  aun  humedad 
del  sitio  en  que  se  conservaron  hasta  venir  aquí,  se  hallan  en  muy  mediano  es- 
tado de  conservación.  Por  ambas  causas  su  arreglo  y  clasificación  definitivas  se 
dejarán  para  lo  último. 

Solamente  se  ha  procedido  al  reconocimiento,  clasificación,  etc.,  de  las  tres 
divisiones  Ud,  Ue,  Ufáela.  serie  U,  porque  son,  al  contrario,  de  las  mas  impor- 
tantes del  Archivo  todo,  y  porque  en  ellas  acude  el  público  á  buscar  con  fre- 
cuencia confirmación  y  prueba  ó  afianzamiento  de  bienes  ó  derechos  y  de  prero- 
gativas  que  se  le  han  otorgado  en  otro  tiempo  y  que  suelen  ahora  disputár- 
sele. 

De  la  división  Ud  (que  es  una  especie  de  público  registro,  ih  que  de  orden 
del  Justicia  se  insertaban  literalmente  cuantos  documentos  presentaban  para  tal 
efecto  los  particulares,  temiendo  su  extravío  ó  pérdida)  se  ha  principiado  el  ín- 
dice, que  consta  ya  al  presente  de  16.782  artículos,  extracto  de  igual  número  de 
documentos. 

Se  ha  empezado  también  el  repertorio  ó  contra-índice  alfabético  de  apellidos, 
más  necesario  aún  que  el  cronológico,  habiendo  hechas  hasta  hoy  unas  900  pa- 
peletas. 


SUB-SECCION  11." 

ARCHIVO  DEL  SUB-JUSTICIA  ó  DE  TRESCIENTOS  SUELDOS. 

Esta  Sub-seccion  está  en  el  mismo  caso  que  la  sección  V.",  de  la  cual  de- 
pende y  á  la  que  es  adjunta,  siendo  menos  interesantes  todavía  sus  libros  y 
papeles. 

En  ninguna  de  las  dos  puede  fijarse  hoy  el  número  de  legajos  y  libros  ó 
volúmenes,  pues  han  de  recontarse  cuando  se  reconozcan  y  se  estudien  para 
el  arreglo  y  clasificación  definitivos:  porque  no  pueden  darse  por  tales  los  indi- 
cados hoy  en  el  antecedente  cuadro  á  las  dichas  Sección  y  Sub-seccion,  aun 
cuando  es  de  creer  que  habrá  muy  poco  que  rectificar,  dado  el  examen  que 
algo  someramente  se  ha  tenido  que  hacer  de  todos  sus  papeles. 


ARCHIVO      GENERAL.  2l3 


Apéndice.  I.o  extravagante. 

La  división  Za,  tiene  su  índice  ó  repertorio  cronológico-alfabético  de  los  No- 
tarios ó  escribanos  autorizantes.  Los  documentos  de  la  división  Zb,  proceden 
todos  del  Archivo  provincial  de  Propiedades  y  Derechos  del  Estado;  y  se  manda- 
ron trasladar  á  este  de  Real  orden  por  su  interés  histórico  literario  ó  artístico. 
Hízose  de  ellos,  al  venir,  un  inventaiio  muy  sucinto  (por  volúmenes  y  legajos)  y 
ha  empezado  á  formarse  un  índice  por  papeletas,  siendo  hasta  ahora  como  unos 
400  los  documentos  extractados. 

Advertencia  ge7ieral. — En  las  mudanzas  y  trastornos,  que  han  venido  su- 
friendo todos  estos  archivos  (Vjue  formaron  al  fin  el  General  del  Reino),  se  con- 
fundieron lastimosamente  los  pergaminos  y  papeles  sueltos  de  varias  proceden- 
cias; y  la  angustia  ó  estrechez  del  local  hizo  que  luego,  precipitadamente,  se 
recogieran  en  informes  líos,  para  embutirlos  á  lo  menos  dentro  de  los  estantes. 
Antes  de  proceder  á  la  separación  y  distribución  de  tales  documentos  entre  las 
respectivas  procedencias  ó  fondos,  ha  sido  necesario  ir  deshaciendo  aquellos 
h'os,  estirar  y  prensar  con  el  debido  esmero  los  pergaminos  y  papeles,  hacer  de 
estos  y  aquellos  una  separación  completa,  y  formar,  por  tamaños,  legajos  re 
guiares. 

Los  documentos  así  arreglados  hasta  hoy  serán:  en  pergamino  sobre  33.610, 
distribuidos  en  57  legajos;  y  en  papel  11.897,  repartidos  en  21  legajos. 

Quedarán  todavía  por  arreglar  unos  lOO  líos,  conteniendo  entre  pergaminos 
y  papeles  unas   loo.ooo  piezas  ó  documentos  sueltos;   y  aunque  en  su  mayor 
parte  ofrezcan  muy  escaso  interés  (porque  son  apocas,  albaranes,   etc.,)  urge  ■ 
reconocerlos,  separando  de  aquella  masa  general  é  incorporando  al  respectivo 
fondo  los  que  tienen  ú  ofrecen  una  importancia  real  y  positiva. 

Miguel  Velasco  y  Santos. 


CANCIÓN  Á  LA  ROSA. 


DEDICADA  A  MLLE.   P.    DE  B. 


L^NTA  una  vieja  fábula  que  cuando  el  Señor  quiso 
Poblar  de  humanos  seres  el  nuevo  Paraíso, 
Aun  virgen  de  dolor, 
Puso  en  las  manos  trémulas  de  la  primera  esposa, 
El  capullo  entreabierto  de  la  primera  rosa,   • 
Símbolo  del  amor. 


Joya  por  los  celestes  artífices  labrada, 

Y  para  la  que  dieron  sus  luces  la  alborada, 

Su  blanca  espuma  el  mar; 
Los  invisibles  ángeles  las  gasas  de  sus  velos 

Y  el  aire,  los  perfumes  y  aromas  de  los  cielos 

Robados  al  pasar. 


Para  las  ricas  tintas  de  sus  brillantes  hojas, 
Unieron  del  ocaso  las  llamaradas  rojas 

De  oriente  al  arrebol; 
Pidiéronle  al  rocío  sus  perlas  por  tesoro, 
Y  formaron  los  pétalos  de  su  corola  de  oro 

Con  los  rayos  del  sol. 


CANCIÓN  Á  LA  ROSA.  215 


La  rosa  desde  entonces,  de  la  materia  oscura 

Fué  la  transfigurada  esencia  ardiente  y  pura, 

Que  asciende  a!  ideal; 
Y  del  arbusto  humilde  sobre  la  frágil  rama 
Brilló  tranquila  y  fúlgida,  como  la  casta  llama 

De  un  pecho  virginal. 


De  entonces  que  es  la  rof;a  como  el  sagrado  emblema 
De  toda  inasequible  felicidad  suprema 

Que  los  ojos  no  ven. 
Adorno  en  los  festines;  ofrenda  en  los  altares; 
Corona  con  que  el  vate,  premio  de  sus  cantares, 
Ciñe  la  augusta  sien. 


Recuerdo  de  lejana  felicidad  perdida; 
Prenda  de  un  juramento  de  amores,  que  no  olvida 

Ninguno  de  los  dos. 
¿Quién  sabe  las  liistorias  de  dichas  ó  de  angustias 
Que  guardan  de  una  rosa  las  pobres  hojas  mustias 
Que  el  viento  lleva  en  pos? 


¿Quién  sabe  los  misterios  de  su  existencia  breve? 
¿Por  qué  la  engendra  y  mata  el  mismo  soplo  leve 

Del  céfiro  fugaz? 
¿Por  qué  es  la  obra  mas  frágil  de  Dios  y  la  mas  bella? 
¿Por  qué  es  la  imagen  triste  de  ese  placer  sin  huella 

De  la  ilusión  falaz? 


Algo  esa  flor  purísima  de  incomprensible  esconde. 
Como  im  reflejo  vago  de  aquella  patria  donde 

Reside  el  Sumo  Bien. 
No  se  engendró  en  el  barro  la  incorruptible  esencia 
Que,  en  su  divino  cáliz,  aun  guarda  la  inocencia 

Perdida  del  Edén. 


2l6  REVISTA    DE    VALENXU. 


Por  eso,  en  fiel  memoria  de  aquella  edad  primera, 
Cuando  renace  espléndida  la  verde  primavera, 

Vuelve  esa  flor  gentil, 
Como  el  eterno  símbolo  de  aquel  amor  profundo 
Que  renueva  el  consorcio  del  cielo  con  el  mundo 
A  cada  mes  de  Abril. 


í:nvio. 


Niña  feliz,  que  duermes  bajo  el  materno  arrullo. 
Como  en  cerrado  huerto  tiernísimo  capullo 

Dormido  en  un  rosal; 
Cuando  esas  flores  mires  abrirse  en  tus  ventanas, 
Piensa  que  son  las  rosas  las  candidas  hermanas 

De  tu  alma  celestial. 


V.  W.  OUEROL. 


Madrid.— Marzo  1882. 


MONEDAS  ÁRABES 


ACUÑADAS  EN  EL  ANTIGUO  REINO  DE  VALENCIA  (i). 


IV. 


oxQuiSTADA  Valeucia  por  los  Almorávides,  acúñanse  en  ella  durante 
jü  dominación  dinares  y  pequeñas  monedas  de  electrum,  ó  sea  una 
mezcla  de  oro  y  cobre.  Ignoramos  si  las  acuñaron  también  de  plata, 
vellón  y  cobre,  como  en  otras  poblaciones  lo  hicieron,  pues  no  han  llegado  á 
nuestros  dias  mas  que  dinares  y  las  monedas  de  electrum  antes  indicadas.  De  los 
primeros  los  tenemos  acuñados  por  Yusuf-ben-Texufin,  de  varios  tipos,  según 
luego  veremos,  y  de  su  hijo  y  sucesor  Alí,  de  un  solo  tipo.  Monedas  de  electrum 
solo  las  conocemos  de  este  segundo.  Por  desgracia,  tanto  del  uno  como  del  otro 
solo  hemos  visto  dinares  de  ciertos  y  determinados  años,  y  no  de  todos  los  que 
dominaron  en  esta  población,  comenzando  la  serie  hoy  conocida  por  un  diñar 
acuñado  en  496  de  la  Hegira  (de  J.  C.  1102),  terminando  con  otro  de  512,  y 
tampoco  de  todos  los  años  intermedios,  sino  de  algunos,  confonne  diremos  mas 
adelante. 

Ofrecen  estos  dinares  la  particularidad  de  ser  de  los  mas  bellos  y  mejor  acu- 
ñados de  los  numerosísimos  que  se  emitieron  durante  este  periodo  en  diferentes 
poblaciones  de  España  y  África,  siendo  de  suponer  que  tanto  en  Valencia,  como 
en  Denia  y  Murcia,  hubiera  buenos  grabadores,  pues  mientras  los  dinares  de  Se- 
villa, alguno  de  Granada  y  sobre  todo  los  de  Almería  son  rudos,  toscos  y  á 
veces  casi  ininteligibles,  excepción  hecha  de  los  acuñados  por  Texufin-ben-Alí, 
los  de  Valencia,  Denia  y  Murcia  están  perfectamente  grabados,  con  sus  leyendas 


(1)     Véanse  los  números  1.°,  3.»  y  6.°  de  la  RevIST.^,  págs,  12,  II5  y  260  del  tomo  I. 


2l8  REVISTA    DE    VALENCIA. 


íntegras  é  inteligibles,  ofreciendo    así  un  doble  interés  para  el  aficionado  á  los 
estudios  históricos,  como  para  el  amante  de  las  manifestaciones  artísticas. 


Pasemos  ahora  á  su  descripción  y  estudio.  El  diñar  mas  antiguo  que  conoce- 
mos acuñado  en  Valencia,  es  el  que  describimos  con  el  número  l ."  Existe  en  nuestra 
colección  y  hoy  se  publica  por  vez  primera,  habiendo  permanecido  hasta  el  dia 
completamente  inédito,  siendo  también  ejemplar  único. 
Dinares  de  Yusuf-ben-Texufin. 
N.'  1 .     En  medio  en  cuatro  líneas: 

No  (hay)  Dios  sino  Allah. 
Mahoma  (es)  mensagero  de  Allah. 
El  amir  Yusuf-ben 
Texufin. 
Margen.  Y  el  que  buscase  fuera  del  Islam  alguna  reHgion,  no  será  recibido  de 
él  y  él  en  la  otra  (vida)  de  los  descarriados  (l). 
II  área.     En  medio  en  cuatro  líneas: 

El  Imam 
Abd- 
AUah 
Amir  de  los  creyentes. 
Margen.     En  el  nombre  de  Allah  fué   acuñado  este   diñar   en  Valencia,  año 
seis  y  noventa  y  cuatrocientos  (496,  de  J.  C.  1102). 
N.°  .2.     En  medio  en  cuatro  líneas: 

No  (hay)  Dios  sino  Allah. 
Mahoma  (es)  mensagero  de  Allah. 
El  amir  Alí  hijo  del  amir 
Yusuf-ben-Texufin. 
Margen.     Como  el  del  número  anterior. 
II  área.     Igual  á   la  del  número  anterior,  variando  solo  en  la  fecha,  que  es 
497  (de  J.  C.  1103). 

El  ejemplar  descrito  es  de  mi  colección,  en  la  cual  hay  otros  tres  del  mismo 
tipo  con  la  fecha  498,  ofreciendo  uno  de  ellos  la   particularidad  de  que  sin  duda 
por  un  descuido  del  grabador  suprimieron  en  él  la  palabra  año,  y  así  dice,  en  Va- 
lencia 8  y  90  y  400  (498,  de  J.  C.,l  104). 
N.°  3.     En  medio  en  cuatro  líneas: 

No  (hay)  Dios  sino  Allah, 


(1)     Koran  sura  3.',  n.°99. 


ilONEDAS    ÁRABES.  2I9 


Mahoma  (es)  niensagero  de  AUah.  El  amir 
Yusuf  ben  Texufin. 
El  amir  Alí. 
Margen.     Como  el  de  los  números  anteriores. 
II  área."    Igiial  á  la  de  los  números  l  y  2,  variando  en  la  fecha  que  es  499 
(de  J.  C.  1105). 

El  ejemplar  descrito  es  de  mi  colección. 
N.°  4.     La  leyenda  de  la  1.*  área  es  igual  á  la  del  núm.  l. 
II.  área.     En  medio  en  cinco  líneas; 

El  Imam 
Abd- 
Allah. 
Amir  de  los  creyentes. 
El  amir  Alí. 
Margen.  En  el  nombre  de  AUah  fué  acuñado  este  diñar  en  Valencia,  año  9  y 
90  y  400  (499,  de  J.  C.  1 105.) 

El   ejemplar  descrito  es  de  mi  colección,  pudiéndose  considerar  como  iné- 
dito, pues  no  hemos  visto  citado  ninguno  de  este  tipo  y  fecha. 
N.°  5.     La  1.*  área  igual  J la  del  núm.  l. 
II  área.     La  leyenda  central,  igual  á  la  del  núm.  4. 
.    Margen.  En  el  nombre  de  Allah  fué  acuñado  este  diñar  en  Valencia,  año  500 
(de  J.  C.  1 106),  nuestra  defensa  es  Allah. 
El  diñar  descrito  es  de  mi  colección. 


Tales  son  los  dinares  que  hoy  conocemos  de  los  acuñados  por  Yusuf  en  Va- 
lencia. Pasemos  á  su  estudio. 

Por  su  simple  descripción  vemos  ya  que  existen  bastantes  diferencias  entre 
ellos  y  las  monedas  que  hemos  estudiado  como  pertenecientes  á  Valencia  en  la 
época  de  los  reyes  de  Taifas. 

En  la  1  .*  área  vemos  en  la  leyenda  central  que  los  Almorávides  no  pusieron 
mas  que  una  parte  de  la  profesión  de  fé  musulmana,  añadiendo  las  palabras 
"Mahoma (es)  mensagero  de  Allah.,,  En  vez  de  poner,  como  los  reyes  de  Taifas, 
ios  nombres  y  dictados  del  monarca  en  la  leyenda  central  de  la  2."  área,  los 
colocan  en  la  de  la  l.'  debajo  de  la  leyenda  religiosa,  añadiendo  en  ocasiones,  no 
solo  el  nombre  del  soberano  reinante  sino  también  el  de  su  hijo  y  sucesor,  como 
se  vé  en. las  descritas  en  los  números  2  y  3,  que  mencionan  al  amir  Alí,  en 
cuyo  nombre,  creemos  sin  ningún  género  de  duda,  que  se  alude  al  hijo  y  sucesor 
de  Yusuf,  presentándonos  el  núm.  2  la  particularidad  de  anteponer  su  nombre, 
por  razones  que  ignoramos,  al  de  su  padre,  denominándose  en  él,  el  amir  Alí,  hijo 


220  REMSTA   DE   VALENCU. 


del  ainir  Yusuf,  etc.,  leyenda  que  solo  hemos  visto  en  monedas  de  esta  época, 
existiendo  en  nuestra  colección  un  diñar  acuñado  en  Denia  en  498  de  la  Hegira 
que  también  presenta  la  misma  leyenda. 

Conténtase  Yusuf  en  estos  dinares  con  el  simple  título  de  amir,  ó  sea  prín- 
cipe, sin  aditamento  alguno,  al  contrario  de  lo  que  habían  hecho  anteS  de  él  ya 
los  califas  Ommeyas,  los  reyes  de  Taifas,  y  aun  como  veremos  lo  hizo  su  hijo 
y  sucesor  Alí.  En  todas  las  monedas  que  poseemos  de  Yusuf,  y  no  son  pocas, 
aunque  escasean  mas  que  las  de  Alí,  de  quien  son  mas  comunes  y  frecuentes, 
no  ostenta  mas  dictado  que  el  antes  dicho.  El  Sr.  Codera,  en  uno  de  sus  precio- 
sos trabajos  sobre  la  numismática'  arábigo-española,  indica  que  en  dinares  acu- 
ñados por  Yusuf  en  Segelmesa,  años  488,  84,  85,  86,  88  y  94,  toma  el  título  de 
amir  al  muslimin,  príncipe  de  los  musulmanes.  En  mi  colección  existen  dinares 
de  Segelmesa  de  todos  esos  años,  escepto  del  494,  y  en  ningimo  de  ellos  se  dá 
á  Yusuf  semejante  dictado;  en  todos  se  denomina  simplemente  amir. 

No  carece  de  importancia  este  dato  que  nos  ofrecen  las  monedas,  pues  se 
conocen  dos  textos  árabes ,  uno  de  Macrizi  y  otro  de  Ebn  Al-Atsir,  que  se 
hallan  en  contradicción  con  aquellas.  En  ambos  se  dice  que  tomó  Yusuf  en  Al- 
Andalus,  España,  el  título  de  Amir  al  muslmiin,  añadiendo  Macrizi  que  así  lo 
puso  en  las  monedas.  * 

Podría  hacerlo  en  otros  documentos,  pero  no  en  las  monedas.  Repetimos 
que  en  ningima  de  las  que  poseemos,  y  son  bastantes,  acuñadas  en  Segelmesa, 
Ceuta,  Agmat,  Almería,  Málaga,  Valencia,  Sevilla  y  Denia,  existe  semejante 
dictado,  lo  cual  nos  obliga  á  poner  en  duda  la  aserción  de  aquellos  autores,  al 
menos  en  cuanto  á  las  monedas.  Otro  tanto  sucede  en  las  que  hemos  visto 
citadas  de  Córdoba,  Baeza,  Granada  y  Xativa. 

En  el  margen  de  la  primera  área,  pusieron  los  almorávides,  desde  el  funda- 
dor de  la  secta  Ibrahim,  hasta  sus  últimos  sucesores  Texufin  é  Isaac,  así  como 
los  reyezuelos  que  imitaron  sus  monedas,  una  leyenda  tomada,  como  antes 
hemos  indicado  en  nota,  del  Koran,  sura  3.%  núm.  99,  apartándose  así  también 
de  la  costumbre  segiiida  en  España  y  Oriente  de  usar  la  misión  profética  para 
1  a  leyenda  religiosa  del  margen. 

Observamos  en  estos  dinares,  que  en  la  leyenda  central  de  su  2.'  área  se  re- 
conoce el  imamato  ó  soberanía  religiosa  de  un  Abd-Allah,  el  cual  también  se 
proclama  en  ellos  amir  al  muminin,  ó  sea  príncipe  de  los  creyentes.  Quién  sea 
este  Abd-Allah,  ya  lo  discutimos  al  ocuparnos  de  igual  nombre,  que  figura  en 
monedas  de  Al-Mothaffir,  de  Valencia,  y  allí  convinimos  con  la  ilustrada  opi- 
nión de  los  Sres.  Cerda  de  Villarestau  y  Codera,  que  en  él  se  simboliza  el  califa 
de  Oriente,  que  á  la  sazón  reinara,  aunque  dándole  el  nombre  genérico  de 
Abd-Allah,  ó  sea  el  siervo  de  Allah,  cualquiera  que  fuese  el  patronímico  suyo, 
sin  embargo  de  que  en  algunos,  como  sucede  en  dinares  de  Mohamad  ben  Saad, 


MONEDAS    ÁRABES.  221 


acuñados  en  Valencia  y  Murcia,  se  le  denomina  Al-Mostekfi  billah,  que  tal  era  el 
nombre  que  llevaba  en  la  epóca  de  acuñación  de  estos  dinares  el  califa  orien- 
tal, leyéndose  el  de  Al-Mufi  en  uno  acuñado  para  ¿Baeza,  Jaén  y  Sevilla?  en  546, 
descrito  por  el  Sr.  Codera  en  su  escelente  tratado  de  numismática  arábigo- 
española. 

Según  textos  de  Soiuti  y  Abulfeda,  que  cita  el  conde  Castiglioni  en  su  des- 
cripción de  las  monedas  cúficas  del  museo  de  Milán,  de  Ebn  Al-Atsir  y  de  Ma- 
crizi,  es  indudable  que  tal  nombre  se  dá  en  las  monedas  al  califa  de  Oriente, 
pues  de  él  dicen  los  unos  que  recibió  Yusuf  la  investidura  del  territorio,  y  los 
otros  que  este  título  de  amir  al  rauminin  quedó  reser\'ado  para  los  califas  orien- 
tales, cuya  supremacía  reconocían  los  príncipes  almorávides. 

Por  último,  monedas  acuñadas  por  Alí,  en  los  últimos  años  de  su  reinado, 
por  su  hijo  Texufin  y  otros,  en  las  que  se  añade  al  título  de  amir  al  muminin 
al-abasi,  (el  abasida),  no  nos  permiten  ya  poner  lioy  en  duda  la  exactitud  con 
que  el  distinguido  numismático  Sr.  D.  Manuel  Cerda  de  ViHarestau  atribuyó  el 
nombre  de  Abd-Allah  al  califa  de  Oriente. 

También  en  este  punto  conviene  corregir  un  error  en  que  cayó  Macrizi  al 
asegurar  que  en  los  dinares  de  Yusuf,  se  denomina  á  Abd-Allah  al-abasi.  En  nin- 
guno de  los  que  poseemos  y  hemos  visto  citados,  figura  semejante  aditamento, 
y  necesario  es  llegar,  según  antes  hemos  dicho,  á  los  últimos  años  del  reinado 
de  Alí,  para  encontrar  aplicado  el  nombre  al-abasi  á  Abd-Allah. 

En  la  leyenda  marginal  de  la  2.*  área  se  indica  el  lugar  de  la  acuñación  y  el 
año,  añadiendo  algunas  veces,  como  sucede  en  la  del  núm.  5,  una  fórmula  reli- 
giosa, sucediendo  lo  propio  en  algunos  dinares  de  Alí. 

No  entro  aquí  en  el  estudio  de  ciertos  signos  y  letras  sueltas  que  se  encuen- 
tran en  alguno  que  otro  diíaar,  acuñado  en  Valencia  por  los  Almorávides,  por- 
que en  realidad  ignoramos  su  valor  exacto,  y  además  no  creo  que  tengan  tanta 
importancia  como  ha  querido  suponer  Mr.  Stanley  en  su  excelente  catálogo  des- 
criptivo de  las  monedas  orientales  existentes  en  el  Museo  Británico. 


Pasemos  ahora,  para  terminar  el  estudio  de  las  monedas  acuñadas  en  Va- 
lencia por  los  Almorávides,  á  la  descripción  de  las  que  conocemos,  emitidas 
por  Alí,  hijo  y  sucesor  de  Yusuf. 

Ali  ben  Yusuf. 
De  500  á  537  de  la  Hegira. 
Conócense  de  él,  el  diñar  y  pequeña  moneda  de  electrum  siguientes: 
Núm.  1.     En  medio  en  cuatro  líneas: 

No  (hay)  Dios  sino  Allah. 
Mahoma  (es)  mensagero  de  Allah. 


222  REVISTA  DE   VALENCIA. 


Amir  de  los  muslimes  Alí. 
Aben  (sic)  Yusuf. 
Margen.     Como  el  de  los  dinares  descritos  de  Yusuf.  # 

II  área.     En  medio  en  cuatro  líneas. 

El  Imán 

Abd- 

Allah 

Amir  de  los  creyentes. 

Margen.     En  el  nombre  de  AUah,  el  clemente,  el  misericordioso,  fué  acuñado 

este  diñar  en  Valencia,  año  500,  (de  J.  C.  1106). 

El  ejemplar  descrito  es  de  mi  colección,  en  ella  existen  otros  de  igual  tipo 
pero  de  los  años  504,  508  y  512.  Los  hemos  visto  citados  de  505. 

Del  de  500   poseemos  una  pequeña  variedad,  consistente   en  añadir  á  la 
leyenda  del  margen  de  la  2.»  área  las  palabras  mi  defensa.  También  el  de  512 
ofrece  la  particularicJad  de  que  en  él  se  emplea  la  palabra  árabe  ama  en  vez  de 
saftata,  para  expresar  la  voz  castellana  año. 
Núm,  2.     En  medio  en  dos  líneas: 

No  (hay)  Dios  sino 
Allah.  Solo  él. 
n  área.     En  medio  en  dos  líneas. 

Amir  de  los  muslimes. 
Alí  ben  Yusuf. 
Pequeña  moneda  de  electnim  de  nuestra  colección. 

Aunque  esta  moneda  carece  de  leyendas  marginales,  y  no  se  indica  en  ella 
zeca  ni  data,  creemos,  sin  embargo,  que  está  acuñada  en  Valencia,  por  la  se- 
mejanza de  sus  caracteres  epigráficos  y  metal  con  las  que  de  igual  clase  hemos 
descrito  al  ocuparnos  de  las  de  Al-Manzur,  Al-Mothaffir,  Al-Mamun  y  Al-Kadir 
y  que  resueltamente  hemos  atribuido  á  dicha  población.  Además,  la  frecuencia 
con  que  en  ella  se  encuentran  nos  hace  confirmar  mas  nuestra  creencia. 

Poco  tenemos  que  añadir  á  lo  que  hemos  dicho  al  ocupamos  de  los  dinares 
de  Yusuf,  pues  de  la  descripción  que  de  los  de  Alí  hemos  hecho,  se  vé  que  sus 
leyendas,  escepcion  hecha  del  nombre  del  monarca,  son  casi  iguales.  Solo  hare- 
mos notar  que  en  sus  dinares  toma  decididamente  Alí  el  dictado  de  amir  al 
muslimina,  ó  sea  príncipe  de  los  muslimes  ó  musulmanes,  reservando  el  Je 
amir  al  muminina  ó  príncipe  de  los  creyentes  para  el  califa  de  Bagdad. 

También  en  estos  dinares  y  monedas  de  electrum  se  encuentran  letras 
sueltas  y  signos,  cuya  interpretación  creemos  hoy  por  hoy,  no  teniendo  mas 
datos  que  los  que  nos  ofrecen  las  monedas,  si  no  imposible,  muy  aventurada  al 
menos. 

Tales  son  las  monedas  que  se  conocen  como  acuñadas  en  Valencia  por  los 


MONEDAS    ÁRABES.  223 


Almorávides.  En  el  siguiente  artículo  terminaremos  nuestro  estudio  sobre  la 
numismática  arábigo-valenciana,  ocupándonos  de  las  acuñadas  en  esta  ciudad 
durante  el  periodo  intemiedio  entre  los  Almorávides  y  Almohades,  de  las  emi- 
tidas por  estos  y  con  posterioridad  á  ellos. 

Francisco  Caballero  Infante. 


HIJOS  ILUSTRES  DE   MORELLA. 


LOS    ÚLTIMOS    ZURITAS. 


IV. 


D."  AGUSTINA  ZURITA  Y  BORRAS  Y    SU  HERJI.\NO   D.     GASPAR. 


¡ACió  esta  señora  en  Morella  en  los  primeros  años  del  siglo  actual;  fue- 
ron sus  padres  D.  Francisco  Zurita  y  Doña  Mariana  Borras,  que  aun- 
I  que  avecindados  en  Cantavieja  y  viviendo  en  su  casa  solariega,  situada 
en  la  plaza  principal  de  la  villa,  donde  aun  subsiste  con  su  escudo  de  armas, 
proveían  al  cuidado  de  sus  haciendas  y  masadas,  situadas  unas  en  aquel  término 
y  otras  en  los  de  Mirambel,  La  Mata,  Todolella,  Zurita,  Valderrobres,  Beceite  y 
también  en  Morella,  á  donde  y  por  ser  natural  de  ella  su  madre  y  tener  alh'  casa 
y  distinguidos  parientes  en  las  familias  de  Creixell,  Feliu,  Lafiguera  y  Borras,  se 
trasladaban  por  largas  temporadas,  compartiendo  de  este  modo  su  residencia  y 
cultivando  sus  afecciones. 

Sus  hermanos  por  orden  de  sucesión,  fueron:  D.  Gaspar,  el  primogénito,  que 
enlazó  con  una  señora  de  La  Torre,  distinguida  familia  de  Peñarroya,  íuémaes- 
trante  de  la  Real  de  Zaragoza,  varias  veces  alcalde  de  Morella,  valeroso  gefe  en 
la  guerra  de  la  Independencia  y  murió  sin  hijos;  D.  Jaime,  presbítero  y  benefi- 
ciado de  Morella;  Doña  Vicenta,  que  nacida  en  Cantavieja,  murió  soltera;  Doña 
Magdalena,  nacida  en  Morella,  casada  con  el  célebre  militar  y  literato  D.  José 
Marzo:  murieron  ambos  sin  sucesión;  Doña  Luisa,  soltera,  fallecida  en  el  año 
l863  en  Morella  y  natural  de  allí;  y  la  última  y  mas  joven.  Doña  Agustina,  hija 
también  de  la  ya  hoy  novísima  ciudad. 

Eran  muy  niñas  estas  señoras  cuando  la  tempestad  foraiada  mas  allá  de  los 
Pirineos  se  preparaba  á  estallar  en  España.  El  entusiasmo  con  que  Morella  sa- 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA.  225 


ludo  el  advenimiento  de  Carlos  IV  se  apagó  bien  pronto  con  el  desprestigio  de 
la  privanza  de  Godoy  y  las  noticias  de  la  revolución  francesa;  las  trasmitidas  por 
los  periódicos  pusieron  al  corriente  á  todos  los  pueblos  de  España  del  vértigo  y 
furor  que  se  apoderó  de  la  nación  vecina:  el  culto  á  la  diosa  Razón,  la  proclama- 
ción de  la  igualdad^  fraternidad,  el  sangriento  fin  en  un  patíbulo  de  Luis  XVI, 
de  María  Antonieta,  de  la  bondadosa  Isabel,  de  tanta  inocente  víctima,  de  tanto 
ciudadano  pacífico,  de  tanto  clérigo  y  persona  ilustre,  hacían  horripilante  á  nues- 
tros abuelos  el  cuadro  de  aquella  revolución,  cuyos  detalles  relataban  circuns- 
tanciadamente muchos  sacerdotes,  que  escapando  del  puñal  demagógico  y  de  las 
pesquisas  revolucionarias,  atravesaron  el  Pirineo  para  buscar  en  España  tran- 
quila hospitalidad. 

Llegaron  á  Morella  algunos  de  estos  atribulados  clérigos  franceses,  y  á 
cuantos  se  presentaron  les  dio  hospedaje  en  sus  conventos  y  en  las  casas  par- 
ticulares, abriendo  además  una  suscricion,  por  medio  de  la  cual,  atendió  decoro- 
samente á  su  manutención  y  subsistencia.  El  ilustrado  y  verídico  historiador  Don 
José  Segura  y  Barreda,  nos  dice  en  el  tomo  III  de  Morella  y  sus  aldeas,  cap.»  4.°, 
que  el  clero  de  la  villa  pasó  de  sus  rentas  cinco  reales  diarios  por  cada  uno, 
cantidad  que  llegó  á  ser  insoportable,  porque  el  número  aumentaba  cada  dia. 
Pero  que  cuando  en  la  capital  del  reino  se  presenció  el  triste  cuadro  de  .que  se 
desterraran  también  á  los  sacerdotes  y  religiosas  ursulinas,  solo  por  ser  francesas, 
hallaron  un  abrigo  á  la  sombra  de  nuestros  riscos  y  entre  las  breñas  de  nuestra 
montaña.  Tenemos  las  cuentas  de  los  gastos  que  ocasionaron  los  huéspedes,  y 
suben  algunos  miles  de  reales. „  No  olvidemos  este  hecho. 

Declaró  España  la  guerra  á  Francia;  un  ejército  nuestro,  atravesando  el  Piri- 
neo, fué  á  buscar  las  tropas  de  la  República  en  su  mismo  país;  obtuvimos  ven- 
tajas en  un  principio,  pero  no  tardamos  en  experimentar  desastres,  en  repasar 
la  línea  div'isoria  de  ambas  naciones  y  ver  á  los  franceses  apoderarse  de  parte  de 
las  Provincias  Vascongadas  y  de  Cataluña;  la  plaza  de  Figueras,  si  volvió  á  nuestro 
poder,  fué  por  el  vergonzoso  tratado  de  1 796,  cediendo  á  Francia  la  isla  de  Santo 
Domingo  y  entregándole  28  millones  de  pesos  fuertes,  ló.OCXD  hombres  de  infan- 
tería, 8.000  de  caballería,  15  navios  de  h'nea  con  su  tripulación  y  otras  humilla- 
ciones. A  pesar  de  todo  esto,  D.  Manuel  Godoy  era  declarado  príncipe  de  la 
paz,  por  haber  firmado  la  que  era  ruina  de  nuestra  nación. 

Bajo  estas  impresiones  empezó  la  guerra  de  la  Independencia.  Napoleón  se 
convino  con  Carlos  IV  en  dividir  Portugal  en  tres  pequeños  reinos  y  en  fran- 
quear el  camino  á  sus  tropas.  Junot,  con  su  división,  se  apoderó  de  todo  aquel 
territorio,  cuyos  príncipes,  como  es  sabido,  se  embarcaron  para  el  Brasil,  de- 
jando un  gobierno  provisional,  y  aquel  general  tomó  posesión  del  reino  en  nom- 
bre del  emperador  francés.  Lo  mismo  quiso  hacer  de  España,  y  el  numeroso 
ejército  que  envió  á  esta  tierra,  dividido  en  grandes  cuerpos,  se  apoderó  casi  á  la 


220  REVISTA    DE    VALEXCIA. 


vez  de  San  Sebastian  y  Pamplona,  de  Barcelona  y  Monjuí,  de  Figueras  y  otros 
fuertes,  avanzando  con  su  traición  hasta  el  corazón  del  reino. 

¿Qué  habia  de  suceder?....  La  indignación  se  sintió  en  todos  los  pechos,  la 
consternación  y  el  miedo  se  pintaron  en  todos  los  rostros,  el  odio  se  encendió 
en  todos  los  corazones,  el  grito  de  independencia  fué  unánime  y  espontáneo 
en  todos  los  ángulos  de  la  Península.  Abdica  Carlos  IV,  sube  al  trono  Fer- 
nando VIT;  fingiendo  amistad  aun  con  los  reyes  de  España,  logra  Napoleón  que 
ambos  vayan  á  Bayona;  una  vez  allí,  abandona  su  disimulo,  les  despoja,  les 
obliga  á  renunciar  sus  derechos  y  recoge  la  corona  que  de  sus  sienes  arrebata.  Y 
á  todo  esto  Murat  ocupaba  ya  la  capital  de  España  y  las  plazas  principales.  El  2 
de  Mayo  llega;  el  pueblo,  cansado  de  tanta  traición  y  perfidia,  se  subleva;  la 
sangre  de  los  españoles,  leales  y  entusiastas,  corre  por  las  calles  de  Madrid: 
Daoiz  y  Velarde,  víctimas  de  su  lealtad,  son  las  primeras  inmoladas  por  la  inde- 
pendencia de  la  patria.  Toda  España  se  estremece  y  levanta  contra  el  ejército 
invasor.  Valencia,  una  de  las  primeras,  responde  al  grito  patriótico  de  la  capital 
de  la  monarquía,  y  Morella,  al  tener  noticia  del  2  de  Mayo,  se  irritó  tanto,  que 
todo  su  vecindario  pedia  venganza,  revelando  bien  pronto  sus  sentimientos  y  su 
actitud  con  la  creación  de  una  Junta  de  defensa  y  salvación,  y  formando  un  bata- 
llón de  milicia,  en  el  que  se  alistaron  todos  los  jóvenes,  sin  excepción  alguna,  lle- 
gando á  6oo  plazas,  y  nombrando  por  comandante  del  mismo  á  D.  Gaspar  Zurita. 

Era  preciso  recordar  todo  esto,  que  parecerá  extemporáneo  en  la  biografía 
de  una  señora,  para  comprender  su  carácter,  su  instrucción,  sus  sentimientos,  y 
apreciar  los  rasgos  principales  y  mas  decisivos  de  su  vida,  relacionándolos  con  su 
época  y  con  los  de  su  familia. 

Tenia  apenas  ocho  años,  cuando  después  de  oir  á  sus  padres  lamentarse  de 
las  desdichas  de  la  revolución  de  Francia  y  de  procurar  leal  hospedaje  á  los  expa- 
triados víctimas  de  la  tormenta,  presenciaba  el  aparato  bélico  que  precedía  en  su 
pueblo  y  en  su  casa  á  la  tormenta  misma.  Ella  y  sus  hermanas  rezaban  con  su 
madre  y  pedían  á  Dios  por  el  bien  y  la  paz  de  España,  mientras  su  padre,  sus 
hermanos  y  parientes  se  entregaban,  con  todas  las  demás  clases  de  Morella,  á 
proveer  de  armas  y  municiones  la  plaza  y  el  castillo,  y  á  ejercitarse  en  el  manejo 
necesario  para  la  defensa  nacional.  A  su  tio  D.  Luis  Borras  se  le  dio  la  comisión 
de  comprar  armaniento  y  municiones;  á  D.  Manuel  Ouerol  la  de  proveer  la 
plaza  de  comestibles:  á  D.  Joaquín  Domenech  la  de  reparar  las  fortificaciones; 
y  artillado  el  castillo  con  l6  piezas  traídas  de  Peñíscola,  se  formó  una  compañía 
de  artilleros,  de  la  que  formaban  parte  los  mismos  eclesiásticos,  con  todo  lo  cual 
el  entusiasmo  y  el  patriotismo  eran  grandes  y  la  animación  mucha,  y  aun  mayor 
si  cabe,  cuando  allí  se  supo  la  victoria  de  Bailen  y  la  heroica  defensa  de  Zara- 
goza en  su  primer  sitio.  Presentían  los  hijos  de  Morella  un  fin  rápido  á  la  guerra 
de  l8o8,  pero  les  engañó  su  deseo. 


HIJOS    ILUSTRES    DE    MORELLA.  22? 


El  mariscal  Soult,  con  el  3.°  y  5.°  cuerpo  del  ejército  imperial,  se  apoderó  de 
Zaragoza,  á  pesar  del  heroismo  de  sus  defensores:  Vathier,  con  1800  infantes  y 
500  caballos  penetró  en  el  Bajo  Aragón,  Calanda,  Alcañíz  y  sus  contornos,  diri- 
giéndose á  Morella  con  la  idea  de  apoderarse  de  la  plaza,  considerada  como 
base  de  operaciones  para  entrar  en  el  remo  de  Valencia  y  darse  la  mano  con  las 
tropas  francesas  que  operaban  en  Cataluña. 

La  turbación,  la  confusión  y  el  desorden  siguieron  á  esta  noticia.  Las  comu- 
nidades religiosas  de  San  Francisco  y  San  Agustín,  las  monjas  agustinas  y  una 
gran  parte  del  clero  se  dispersaron  y  huyeron  á  los  pueblos  vecinos,  porque  sa- 
bían que  el  blanco  de  los  rencores  del  gefe  francés  era  principalmente  los  ecle- 
siásticos; familias  enteras  atribuladas  abandonaban  sus  hogares  en  busca  de  las 
cuevas  y  breñas  de  las  montañas  para  lograr  una  seguridad  ilusoria,  y  la  de 
Zurita  hizo  otro  tanto,  dirigiéndose  la  madre  con  las  hijas,  todas  solteras  á  la 
sazón,  á  su  masada  y  posesión  llamada  Torre-Segura  y  Genoveta,  camino  de 
Ares.  Mientras  tanto  su  hermano  D.  Gaspar,  al  frente  del  batallón  de  milicia- 
nos y  con  una  compañía  del  regimiento  de  América,  después  de  disponer  la 
defensa  de  la  plaza ,  marchó  con  arrojo  á  ocupar  las  alturas  de  Monroyo 
y  la  Pobleta  de  Morella,  con  el  fin  de  impedir  el  paso  al  aguerrido  ejército 
invasor. 

El  dia  11  de  Marzo  salió  el  comandante  Zurita  de  Morella;  confiado  en  el 
entusiasmo  y  decisión  de  los  milicianos,  ocupó  algunas  alturas  y  desfiladeros, 
abrió  fosos  en  el  camino  y  obstruyó  el  paso  con  barricadas  de  troncos  de  pino 
y  follaje.  Dice  el  Sr.  Segura  á  este  propósito:  "Eran  los  primeros  ensayos  de 
su  valor  y  no  contaban  con  el  cálculo  meditado  de  los  enemigos!....,,  Es  la 
verdad.  Allí  animaba  á  todos  el  patriotismo,  pero  no  se  contaba  ni  el  número 
ni  la  calidad  del  enemigo. 

Al  amanecer  el  dia  16  de  Marzo,  algunas  compañías  de  franceses  salieron^ 
de  Monroyo,  pero  después  de  reconocer  el  terreno  se  retiraron,  dejando  nuestros 
milicianos  las  avanzadas  para  replegarse  en  la  Pobleta,  no  dudando  que  aque- 
lla tarde  ó  el  siguiente  dia,  tendrían  que  atacar  al  enemigo  ó  defender  sus 
posiciones.  Al  otro  dia,  seis  compañías  francesas  y  un  escuadrón  de  caballería, 
se  empeñaron  en  desalojar  de  los  puntos  ocupados  á  los  morellanos;  pero  estos, 
fuertes  en  sus  parapetos,  rechazaron  el  ataque,  matando  algún  caballo  é  hiriendo 
á  varios  ginetes.  No  esperaban  los  enemigos  una  resistencia  tan  tenaz,  y  por 
esto  pidieron  refuerzo  de  Alcañíz,  precisamente  cuando  llegaba  una  columna 
de  los  que  hablan  entrado  en  Zaragoza.  El  dia  19  llegaron  á  Monroyo  seis  mil 
franceses,  y  enviando  de  vanguardia  algunas  compañías,  se  dividieron  los  demás 
en  dos  mitades,  con  el  objeto  de  cortar  la  retirada  á  los  morellanos,  que  igno- 
raban la  llegada  de  aquella  fuerza.  Rompióse  el  fuego,  llevando  alguna  ventaja 
nuestras  tropas;  pero  un  paisano  de  Monroyo  avisó  á  D.  Gaspar  Zurita  del 


228  REVISTA    DE    VALENCIA. 


peligro  en  que  se  encontraban,  pues  una  división  de  tres  mil  hombres,  tomaba 
las  alturas  de  San  Marcos.  Dio  orden  para  que  replegándose  las  compañías 
apostadas,  rompiesen  la  línea  enemiga,  cuando  los  franceses  se  arrojaron  sobre 
nuestras  tropas. 

En  vano  Zurita  les  alentaba  é  infundía  serenidad,  porque  al  verse  rodeados 
sus  milicianos  por  todas  partes  de  enemigos,  se  dispersaron,  quedando  el  gefe 
solo  con  unos  cien  hombres,  que  pudieron  escapar  y  entrar  en  Morella,  gracias 
á  que  conocían  el  terreno. 

"El  20  llegaron  las  tropas  de  Napoleón  á  la  vista  de  Morella,  ocupando  las 
alturas  de  San  Pedro  Mártir  y  los  llanos  del  Prat.  El  2 1  por  la  mañana  llegó  á 
Santa  Lucía,  ermita  distante  un  tiro  de  fusil  de  la  plaza,  un  edecán  con  una 
compañía  de  granaderos,  y  adelantándose  un  cabo  con  algunos  soldados,  en- 
tregó un  oficio  para  el  gobernador.  En  él  se  pedia  la  entrega  de  la  plaza,  ofre- 
ciéndose la  salida  libre  á  la  clase  de  tropa  con  sus  armas  y  bagajes.  Solo  contaba 
Morella  con  100  soldados,  y  reunido  consejo,  determinó  marcharse,  pues  era 
temeridad  defender  la  plaza  contra  los  ataques  de  siete  mil  infantes  y  ochocientos 
caballos,  provistos  además  de  un  tren  de  montaña.  Abiertas  las  puertas,  sali(') 
la  escasa  guarnición  y  los  franceses  pisaron  por  vez  primera  las  calles  desiertas 
porque  los  vecinos  ó  se  marcharon  ó  estaban  ocultos  en  sus  casas.  El  trato  que 
dieron  á  los  paisanos  fué  cruel,  y  un  tributo  de  cien  o/¿,cas  de  oro,  raciones  y 
cuanto  por  entonces  necesitaban,  fué  el  primer  sacrificio  de  los  morellanos  en  la 
guerra  de  la  Independencia.  Inutilizaron  ocho  cañones  de  hierro,  y  llevándose  los 
demás,  con  los  pertrechos  y  ropas  del  hospital,  se  marcharon  el  día  25,  dejando 
abandonada  la  plaza."  Hasta  aquí  el  historiador  mencionado,  y  nosotros  aña- 
dimos: cuando  atribulada  marchaba  á  Torre-Segura  Doña  Mariana  Borras  con 
sus  hijas,  lleno  el  corazón  de  congoja  por  la  suerte  que  cabria  á  su  hijo  Don 
Gaspar  y  por  tener  enfermo  á  su  esposo  D.  Francisco,  acompañada  solo  de 
algunos  leales  servidores  de  la  casa,  de  repente,  y  al  llegar  al  Mas  del  Pas,  fué 
detenida  la  comitiva  por  una  avanzada  francesa,  que  las  hizo  prisioneras,  impi- 
diendo continuaran  su  camino  y  obligándolas  á  retroceder  á  la  plaza  en  medio 
de  bayonetas.  Aquella  señora,  temiendo  un  atropello  y  desacato  en  la  persona 
de  sus  hijas,  dirigióse  con  energía  al  gefe  de  la  fuerza  y  apostrofándole  con  dolor 
pero  con  resolución,  díjole  quiénes  eran  y  pidióle  por  su  honor  militar  que  las 
protegiese  y  librase  de  los  insultos  de  la  soldadesca.  Conmovió  la  actitud  y  dig- 
nidad de  la  madre  al  gefe  francés,  y  lejos  de  maltratarlas,  les  guardó  las  consi- 
deraciones debidas  á  su  clase,  acompañándolas  á  Morella  y  poniéndoles  una 
guardia  en  la  puerta  de  su  misma  casa:  quedaron  libres  cuando  el  dia  25  dejaron 
los  franceses  abandonada  la  plaza. 

No  fué  aquel  el  último  susto  y  sobresalto  que  pasaron.  La  fiebre  tífica, 
que  tantos  estragos  causaba  en  otras  capitales,  se  desarrolló  también  en  Morella, 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA.  229 


tocando  sus  consecuencias  esta  familia,  y  dejando  muy  mal  parada  la  salud  de  su 
padre  D.  Francisco. 

El  desastre  de  las  tropas  españolas  de  Belchite  y  el  amilanamiento  de  los 
soldados  dispersos  y  bisónos  qus  llegaban  á  Morella,  junto  con  el  reducido  nú- 
mero de  voluntarios  que  la  custodiaban,  puso  otra  vez  la  fortaleza  en  manos 
de  los  franceses  que  entraron  pidiendo  raciones  y  dinero,  volviéndose  por 
el  camino  de  Aragón.  El  hambre,  la  guerra  y  la  peste  hacian  estragos  en  el 
pais. 

En  el  año  l8l0  el  general  Suchet  recibió  la  orden  de  atravesar  el  reino  de 
Aragón  para  dirigirse  á  Valencia.  Dividió  el  mariscal  sus  fuerzas  dando  una 
división  al  brigadier  Habert,  que  desde  Alcañíz  pasó  á  Morella  con  400  hombres; 
los  soldados  que  la  guarnecían  se  marcharon  á  los  montes  y  entró  sin  oposición 
el  francés,  imponiendo  al  pueblo  una  fuerte  contribución,  llevándose  en  rehenes 
á  sugetos  principales  de  la  villa,  para  obligar  á  satisfacer  el  pedido,  tratándolos 
cruelmente. 

Y  otra  vez  dejaron  los  franceses  á  Morella  y  otra  vez  en  24  de  Abril  se  re- 
unen  milicianos  y  reclutas  con  una  columna  española  y  los  batallones  de  Peñís- 
cola  y  Morella,  comandados  por  D.  Gaspar  Zurita,  y  vuelven  á  posesionarse  de 
Monroyo  y  Peñarroya:  unidas  estas  fuerzas  á  600  hombres  del  regimiento  de 
Saboya,  á  800  de  Caro  y  I.OOO  voluntarios  de  Orihuela,  marcharon  á  Alcañíz, 
en  donde  atacaron  con  denuedo  una  columna  enemiga,  obligándola  á  refugiarse 
en  el  castillo,  mas  sabiendo  que  el  enemigo  recibió  refuerzo,  se  retiraron  orde- 
nadamente á  Morella. 

Cada  salida,  cada  escursion  de  Zurita,  era  un  motivo  de  tribulación  para  su 
madre  y  hermanas.  He  oido  decir  muchas  veces  á  las  dos  menores;  "nos  hemos 
criado  entre  sustos  y  lágrimas.,,  No  se  vivia  entonces  de  otro  modo. 

El  ejército  francés  era  superior  en  número  y  en  inteligencia,  es  cierto;  pero 
hablan  adquirido  sus  gefes  la  convicción  de  que  los  españoles  eran  de  un  carác- 
ter indomable,  y  que  una  derrota  de  una  división  no  importaba  para  que  al  dia 
siguiente  les  armasen  una  celada  y  consiguiera  la  bravura  de  paisanos  mal  ar- 
mados lo  que  no  hablan  logrado  la  táctica  y  la  disciplina. 

En  los  dias  23  y  24  de  Junio  de  1810,  á  las  puertas  mismas  de  Morella,  se  re- 
tinen para  atacar  al  general  francés  Mont-Marié,  y  después  de  desplegar  este 
todos  sus  batallones,  sobre  5.000  hombres,  tiene  que  retirarse  á  la  plaza,  cansado 
deundiadefuego;  al  siguiente  (24  de  Junio),  vuelven  á  salir,  vuelven  los  nuestros 
mandados  por  Odonejú  á  atacarles,  dura  el  fuego  desde  las  primeras  horas  de  la 
mañana  hasta  las  dos  de  la  tarde,  pierden  y  recuperan  unos  y  otros  diversas 
posiciones,  se  suceden  los  ataques  á  la  bayoneta  y  las  cargas  de  caballería, 
hasta  que  finalmente  los  nuestros  se  retiraron  hacia  Vallivanasin  pérdidas  de  con- 
sideración y   sin  que  el   extranjero  pudiera  cantar  victoria.  Los  morellanos  te- 


23o  REVISTA   DE    VALENCU. 


nian  por  espectadores  de  su  bravura  á  sus  esposas,  i\  sus  madres,  á  sus  hermanas. 
y  los  hombres  mas  inofensivos  se  volvieron  leones  defendiendo  á  su  familia  y  á 
su  patria. 

El  6  de  Julio  de  este  año  la  guarnición  francesa  no  contaba  mas  que  con 
200  hombres;  Falcó  ataca  la  plaza  con  2000  y  entra:  aquella  se  retira  al  castillo, 
este  ocupa  toda  la  población:  el  29  del  mismo  mes  vuelven  á  perderla  los  espa- 
ñoles y  la  recupera,  después  de  otra  batalla  en  los  alrededores,  el  general  Mont- 
Marié.  Los  guerrilleros  acechan,  buscan  y  aprovechan  la  ocasión,  y  la  ocasión 
vuelve  á  presentarse  en  l.°  de  Enero  de  1811,  escalando  la  muralla  el  arrojado 
sargento  Milian,  que  con  media  compañía  se  ocultó  en  dos  casas  y  atacó  á  los 
franceses  cuando  la  guarnición  del  castillo  baj(>  descuidada  á  la  población  :í 
pasar  un  rato  de  solaz.  Cincuenta  prisioneros  y  algunos  heridos  franceses  fué 
el  resultado  de  esta  atrevida  tentativa;  llevóse  Milian  su  presa,  pero  sufrieron 
las  represalias  los  hijos  de  la  población:  el  historiador  mencionado  dice  á  este 
propósito:  "El  comandante  Perroni  mandó  aprisionar  á  cuantos  paisanos  en- 
contró en  las  calles.  Eran  tantos,  que  la  plaza  alta  del  castillo  no  era  capaz  para 
contenerlos,  y  al  cielo  raso,  en  medio  del  invierno,  sufrieron  todas  las  penalidades 
del  hambre,  el  frió  y  los  malos  tratamientos.,, 

Allí  se  reunieron  mas  adelante  los  de  otros  pueblos  inmediatos  mante- 
nidos en  rehenes,  y  ni  se  respetó  el  carácter  del  sacerdote,  ni  el  honor  de  la 
casada,  ni  el  candor  de  la  doncella.  En  8  de  Abril  de  l8l3  las  partidas  de  guer- 
rilleros, mandadas  por  el  P.  Nebot,  asaltan  de  nuevo  la  plaza  junto  á  la  Torre 
Beneito,  obligan  á  la  tropa  á  retirarse  al  castillo  y  destrozan  la  casa  del  gober- 
nador; á  la  mañana  siguiente  y  después  de  racionarse,  se  marcharon,  pero  no 
pudiendo  vengarse  el  francés  en  los  soldados  españoles,  se  vengó  en  los  paisa- 
nos, fusilando  16  al  pié  del  castillo,  apareciendo  sus  cadáveres  el  día  17  en  la 
capilla  de  la  comunión  de  la  Iglesia  mayor,  horrorizando  al  pueblo  con  aquella 
bárbara  medida. 

El  19,  á  pesar  de  ello,  repitieron  los  españoles  otro  asalto,  por  la  parte  de 
los  portales  de  San  Mateo,  Forcall  y  el  Estudio,  haciendo  retirar  al  castillo  á  las 
tropas  de  la  guarnición.  El  20  entraron  por  tercera  vez,  abrieron  las  puertas 
á  los  españoles  y  penetró  en  la  población  el  fraile  Nebot  con  3ooo  voluntarios, 
se  alojó  en  las  casas  é  intimó  la  rendición  al  castillo,  aunque  inútilmente.  Hasta 
el  22  de  Octubre  de  l8l3  no  quedó  libre  Morella  de  la  dominación  extranjera, 
siendo  preciso  para  ello  que  el  general  Elío,  con  dos  baterías  de  cañones  situadas 
en  el  Carraixet  y  una  de  obuses  en  Colleí  del  vent  disparase  sin  tregua  contra 
el  castillo,  y  aun  no  fué  bastante;  se  trajeron  de  Vinaróz  cañones  de  16  y  de 
á  24,  y  entonces  cayó  para  siempre  en  ruinas  la  célebre  torre  Celoquia,  baluarte 
donde  tremoló  por  vez  primera  la  bandtira  de  la  reconquista,  convertida  en 
acjuellas  circunstancias  en  depósito  de  víveres.  Capituló  el  gobernador  y  cayó 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA. 


231 


prisionera  de  guerra  toda  la  guarnición,  quedando  libre  Morella  de  la  dominación 
francesa. 

En  otro  artícxiJo,  pues  este  se  vá  haciendo  nuiy  largo ,  veremos  lo  que,  des- 
jjues  de  aquella  tremenda  lucha,  hizo  la  patriótica  familia  de  Zurita. 

Nicolás  Ferrer  y  Julve. 


EL  SUPREMO  ESCULTOR. 


SONETO. 


"''l  alma  humana,  del  dolor  herida, 
O  en  su  ardiente  deseo  contrariada, 
S^l  Ignora  por  qué  causa  es  desgraciada 
Al  sentirse  sin  culpa  perseguida. 

Tal  la  marmórea  piedra  resentida, 
Al  ser  con  duro  acero  golpeada, 
Vése  por  el  artista  maltratada, 
Ignorando  por  qué  vá  combatida. 

En  eco  fiel  de  su  inspirada  idea, 
Do  belleza  divina  resplandece. 
El  tosco  canto  el  escultor  trasforma. 

Así  Dios  nuestras  almas  embellece: 
El  dolor  es  cincel  con  que  golpea, 
Yes  el  supremo  amor  su  justa  norma. 

Ju.\N  Janini  Valero. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


ECAE  el  movimiento  literario  en  Valencia^'  Nos  hacemos  esta  preginita 
!  porque  observamos  con  dolor  que  este  año,  aunque  funcionan  las  So- 
i¡  ciedades  que  se  dedican  á  este  género  de  estudios,  arrastran  vida  lán- 
uida;  parece  que  falte  en  ellas  calor  y  expontaneidad.  Esperamos  que 
á  este  pasagero  desmayo  suceda  muy  pronto  un  nuevo  impulso,  de  esos  que  son 
propios  del  vivaz,  aunque  algo  inconstante  carácter  valenciano. 


El  Ateneo  es  buena  prueba  de  esa  especie  de  cansancio  que  creemos  notar 
en  los  centros  literarios  de  Valencia.  No  falta  esta  sociedad  á  su  importante 
misión;  pero  parece  que  la  cumple  con  cierta  Irialdad. 

A  la  gloriosa  memoria  del  Sr.  Moreno  Nieto  dedicó  una  solemne  sesión. 
Nadie  mas  digno  de  ser  honrado,  y  llorado  á  la  vez,  en  todos  los  Ateneos  de 
España,  que  ese  hombre  eminente,  que  por  muchos  años  ha  sido  el  alma  del 
Ateneo  de  Madrid.  En  el  de  Valencia,  encargóse  de  hacer  su  elogio  su  aventa- 
jado discípulo,  el  joven  doctor  Sr.  Puig  y  Boronat,  y  cumplió  como  bueno.  En 
un  razonado  discurso,  describió  perfectamente  los  rasgos  principales  de  la  fisono- 
mía moral  y  científica  de  ese  profesor,  gloria  de  su  pais. 

También  ha  celebrado  el  Ateneo  una  agradable,  aunque  poco  concurrida, 
velada  literaria-musical,  en  la  cual  dieron  á  conocer  trabajos  en  prosa  y  verso 
los  Sres.  Chocomeli  (D.  Antonino),  Llombart  y  Danvila  (D.  Augusto). 

Las  secciones  de  Ciencias  sociales  y  naturales  han  continuado  el  debate  de 
los  temas  que  están  dilucidando.  En  la  primera  han  disertado  sobre  la  democra- 
cia los  Sres.  Valdivieso  y  Gaset,  y  en  la  segimda  ha  hablado  largamente  sobre 
las  aptitudes  intelectuales  de  la  mujer  el  Dr.  Mas,  que  propende  á  equipararla  al 
hombre  en  este  concepto. 

Lo  que  quedó  en  alto  es  el  debate  con  tanto  calor  comenzado  en  la  sección 
de  Literatura  sobre  el  renacimiento  lemosin. 


El  Rat-Penat.  que  cultiva  ese  renacimiento,  ha  celebrado  algunas  confereil' 
cías  interesantes.  D.  José  Vives  y  Ciscar  se  ocupó  de  los  orígenes  de  las  vecinas 
poblaciones  marítimas  del  Grao  y  el  Cabañal,  dando  lugar  á  una  curiosa  polémica 
en  la  prensa;  y  D.  Luis  Tramoyeres  y  Blasco  comenzó  una  serie  de  interesantes 
lecciones  sobre  los  gremios  valencianos,  considerados  históricamente,  asunto  de 


234  REVISTA   DE   VALENCIA. 


vivo  interés  para  el  cual  ha  ofrecido  el  Ayuntamiento  un  premio  en  los  Juegos 
Florales. 

El  Centro  escursionista  de  esta  corporación,  hizo  una  agradable  visita  á  la 
histórica  ciudad  de  Játiva,  que  tan  glorioso  lugar  ocupa  en  las  crónicas  valen- 
cianas. Sus  antiguas  iglesias,  llenas  de  preciosos  retablos,  su  pintoresco  castillo, 
sus  restos  romanos  y  árabes  todo  fué  examinado  por  los  entusiastas  escursio- 
nistas. 


*  * 


La  Academia  de  la  Juventud  Católica,  poco  tiempo  há  restablecida,  como  sa- 
ben nuestros  lectores,  conserva  aun  el  vigor  que  desfallece  en  otras  sociedades 
análogas.  Sus  sesiones  se  repiten  con  frecuencia  y  están  muy  concurridas. 

Notable  fué,  y  digna  de  su  honroso  objeto,  la  dedicada  á  la  memoria  del 
inspirado  poeta  é  ingenioso  escritor  D.  José  Selgas  y  Carrasco,  qiie  por  sus  ar- 
raigados sentimientos  religiosos,  era  especialmente  querido  de  los  jóvenes  cató- 
licos de  Valencia:  D.    José  Prósper  Bremon    le    dedicó  un  discreto   panegírico. 

La  fiesta  de  Santc?  Tomás  de  Aquino  dio  lugar  á  otra  solemne  sesión  en 
honor  de  este  gran  maestro  de  la  doctrina  católica.  El  docto  profesor  y  piadoso 
sacerdote  Dr.  D.  Salvador  Castellote  disertó  sobre  la  física  racional  de  Santo 
Tomás,  y  le  consagraron  poesías  el  mismo  Sr.  Castellote,  y  los  Sres.  Arroyo  y 
Almela,  y  Peris  Pascual. 

La  sesión  de  San  José  fué  igualmente  brillante,  y  ofreció,  como  el  año  an- 
terior, la  peculiaridad  de  ser  Josés  de  nombre  todos  los  que  loaron  al  Patriarca 
de  la  Iglesia  universal .  D.  José  Vives  Ciscar  hizo  el  discurso,  que  versó  sobre 
la  diferencia  entre  el  arte  cristiano  y  el  pagano,  y  las  poesías  que  se  leyeron 
eran  debidas  á  siete  Pepes,  á  saber:  Guzman  y  Guallar,  Escrig  y  Oloris,  Zapa- 
ter  y  Ugeda,  Martínez  Aloy,  Thous,  Sanchis  Cátala  y  Arroyo. 

Con  ser  solemnes  todas  estas  sesiones,  aun  lo  fué  mas,  y  embellecida  por 
el  sexo  hermoso,  la  que  se  celebró  el  viernes  de  Dolores,  con  carácter  apro- 
piado á  la  Semana  de  Pasión.  El  joven  catedrático  del  Instituto  Provincial,  se- 
ñor Polo  y  Peirolon,  dirigió  la  palabra  al  concurso,  dando  á  la  nnijer  cristiana 
saludables  consejos.  La  sección  de  Música  cantó  las  Siete  Palabras,  y  las  glo- 
searon  los  poetas  Sres.  Brugada,  Martínez  Aloy,  Guzman  Guallar,  Escrig,  ¿an- 
chis  Cátala,  Rodríguez  Guzman  y  Vives  Liern. 

Nos  hemos  estendido  mucho,  hablando  de  la  Juventud  Católica,  y  solo  pode- 
mos indicar  que  entre  los  trabajos  de  las  secciones  han  llamado  la  atención 
las  conferencias  de  la  de  Filosofía  y  letras  sobre  la  belleza  y  la  fealdad,  esté- 
ticamente consideradas.  Sobre  el  segundo  de  estos  puntos,  disertó,  con  arreglo 
á  la  doctrina  tomista,  el  Sr.  Aguilar  y  Morro. 


*  * 


El  Seminario  Conciliar  ha  honrado  también,  como  el  año  pasado,  la  memo- 
ria de  Santo  Tomás,  el  día  que  la  Iglesia  celebra  la  fiesta  de  este  varón  in- 
signe. Un  aventajado  colegial,  el  Sr.  Ferrairo,  hizo  el  elogio  del  Santo,  leyeron 
poesías  escritas  en  su  alabanza,  en  castellano,  los  Sres.  Castellote  y  Ruiz  Cas- 
tellanos, y  en  latin,  el  erudito  profesor  Sr.  Genovés.  El  Obispo  electo  de  Santa- 
cruz  de  Tenerile,  Sr.  Ccrvera,  (|ue  presidia  esta  fiesta  académica,  dióle  fin  con 
su  autorizada  palabra. 


CRÓNICA    MENSUAL.  235 


El  Círculo  militar  está  demostrando  que  es  algo  mas  que  un  nuevo  centro  de 
pasatiempo  y  recreo.  En  el  periodo  que  comprende  nuestra  Cró?iica,  ha  cele- 
brado tres  instructivas  conferencias,  discutiendo  el  médico  militar  Sr.  Freán  sobre 
la  caridad  en  los  campos  de  batalla,  y  los  ilustrados  oficiales  D.  Julián  Sans  y 
D.  Modesto  Navarro,  sobre  las  guerras  napoleónicas  y  la  instrucción  intelectual 
militar  respectivamente. 


El  Instituto  Médico  valenciano  celebró,  con  la  acostiunbrada  solemnidad,  la 
sesión  pública  anual,  en  la  que  dá  cuenta  de  sus  útiles  tareas.  Léese  en  esta 
sesión  un  discurso  científico,  y  estaba  encargado  de  él  este  año  el  Sr.  Peset  y 
Cervera,  que  lleva  con  honra  un  nombre  ya  distinguidísimo  en  la  profesión 
médica,  y  especialmente  en  aquel  centro  científico.  .Su  trabajo  fué  bueno  y  opor- 
tuno: habló  de  los  mártires  de  la  ciencia,  recordando  la  memorable  abnegación 
de  los  que  se  han  sacrificado  en  aras  del  adelanto  científico,  que  redunda  en 
bien  de  la  humanidad. 

El  certamen  anual  del  Instituto  Médico  no  dio  resultado;  no  han  merecido 
premio  las  obras  presentadas.  Veremos  si  el  nuevo  certamen  se  vé  mas  favore- 
cido. En  otro  lugar  publicamos  el  programa. 

El  celoso  profesor  Dr.  D.  Amallo  Gimeno,  que  sigue  con  ahinco  los  progre- 
sos de  1^1  ciencia  á  que  está  dedicado,  ha  comenzado  en  el  Instituto  Médico 
unas  lecciones  interesantísimas  sobre  electroterapia. 

Y  han  continuado  las  conferencias  sobre  higiene  y  salubridad  de  Valencia, 
tomando  parte  en  ellas  los  doctores  Guillem  y  Marzo,  Gómez  (D.  Constantino) 
y  Ferrer  y  Julve.  El  punto  se  ha  dado  por  insuficientemente  discutido,  y  lo  ha 
sido,  en  verdad,  larga  y  luminosamente.  Ahora  solo  falta  que  haga  el  resumen 
el  presidente  del  Instituto,  Dr.  Serrano  y  Cañete. 

■*  * 

En  su  esfera  especial,  cumple  bien  sus  fines  la  Sociedad  valenciana  de  Agri- 
cultura. Han  sido  interesantes  y  prácticas  las  conferencias  que  sobre  los  fosfatos 
y  su  aplicación  al  cultivo  ha  dado  el  entendido  catedrático  Dr.  D.  Pedro 
Fuster.  / 

*  * 

Aun  tenemos  que  consignar  mas  conferencias.  En  el  Ateneo  Mercantil  dio 
una  muy  interesante  el  conocido  hombre  político  D.  Estanislao  García  Monfort, 
ocupándose  de  los  gremios,  su  índole,  su  historia  y  su  influencia.  Apoyando  el 
pensamiento  sostenido  por  el  Sr.  Pérez  Pujol  y  por  el  periódico  Las  Provincias, 
expuso  la  conveniencia  de  reconstituir  las  asociaciones  gremiales,  con  el  carác- 
ter de  voluntarias  y  libres. 

De  las  mismas  asociaciones  gremiales,  habló  en  el  Ateneo-Casino  Obrero 
D.  Félix  Pizcueta.  Es  tema  que  está  de  moda,  y  que  tiene,  en  verdad,  impor- 
tancia social. 

*  * 

Las  escursiones  artístico-arqueológicas,  introducidas  en  Valencia  por  el  Rat- 
Penat  han  sido  aceptadas  por  la  Sociedad  Arqueológica.   La  primera  la  ha  de- 


236  REVISTA   DE    VALENCIA. 


dicado  á  Almenara,  cuyos  restos  romanos  son  verdaderamente  interesantes. 
Sirvió  de  guia  y  mentor  á  los  escursionistas  de  la  Arqueológica,  como  había 
servido  á  los  del  Rat-Penat,  el  médico  de  aquella  villa  D.  Luis  Cebrian,  escritor 
y  poeta  laureado,  que  ha  hecho  un  estudio  especial  de  aquellas  antigüedades, 
estudio  que  pronto  daremos  á  conocer  á  nuestros  lectores. 


En  la  Facultad  de  Derecho  de  nuestra  Universidad,  se  han  verificado  ejer- 
cicios de  oposición  para  proveer  una  plaza  de  Catedrático  auxiliar.  Los  oposi- 
tores han  sido  D.  Rafael  Rodríguez  de  Cepeda  y  D.  Fernando  Ros.  Ambos  han 
quedado  bien,  y  uno  y  otro  obtuvieron  votos  del  tribunal,  logrando  mayoría  el 
primero.  Le  felicitamos. 


La  prensa  valenciana  se  ha  aumentado  con  tres  nuevos  periódicos:  La  Re- 
vista vinícola.  La  Institutriz  y  la  Gaceta  de  los  hospitales,  publicaciones  dedica- 
das al  objeto  especial  que  su  título  indica. 

* 

*  * 

Un  poeta  valenciano  ha  obtenido  señaladísimo  triunfo  en  Madrid. 

Pocos  años  há  dióse  á  conocer  entre  los  jóvenes  de  nuestro  Ateneo  que  con 
mas  entusiasmo  cultivaban  la  literatura,  D.  José  Herrero,  hijo  de  Requena,  cu- 
yas viriles  inspiraciones,  expresadas  en  rotundos  versos,  arrancaban  siempre 
muchos  aplausos. 

El  Sr.  Herrero  se  trasladó  luego  á  Madrid,  donde  á  la  vez  que  proseguía 
sus  estudios,  dedicóse  á  trabajos  periodísticos,  y  por  lo  que  ahora  vemos,  tam- 
bién á  perfeccionar  su  feliz  estro,  pues  en  el  Ateneo  de  aquella  corte  acababa 
de  dar  una  lectura  de  poesías,  que  le  ha  proporcionado  en  Madrid  los  aplausos 
á  que  estaba  acostumbrado  en  Valencia. 

Entre  las  composiciones  leídas,  es  notable  una  leyenda  titulada  D.  yaiiiie 
de  Aye7-be. 

*  * 

Entre  los  muchos  cuadritos  que  los  artistas  valencianos  tienen  la  costumbre 
de  exponer  en  la  calle  de  Zaragoza,  han  llamado  mucho  la  atención  dos  que 
acreditarían,  sí  no  estuviese  ya  acreditada,  la  maestría  de  sus  autores. 

Uno  de  ellos  es  de  D.  Joaquín  Agrasot.  En  él  vemos  las  puertas  de  la  cate- 
dral de  León,  hermosa  página  del  arte  arquitectónico  español,  en  el  momento 
en  que  vá  á  comenzar  una  procesión.  Una  pareja  de  guardias  civiles  á  caballo, 
aguarda  para  abrir  paso  al  séquito  religioso;  á  un  extremo  aguarda  también  una 
banda  de  música;  clérigos  con  cirios  y  estandartes  salen  del  oscuro  templo; 
gente  de  la  ciudad  y  del  campo  se  agrupa  para  ver  la  procesión,  y  un  sol  her- 
mosísimo lo  inunda  todo  con  sus  fulgores. 

Esta  luz  viva  que  llena  todo  el  lienzo,  privando  al  pintor  del  agradable  re- 
curso del  claro-oscuro,  era  una  gran  dificultad,  cjue  el  Sr.  Agrasot  ha  vencido 
con  mucho  acierto.  A  pesar  de  la  fuerza  de  la  luz,  nada  chilla  ni  desentona  en 
su  cuadro,  en   el  que  se  detienen   los  ojos  con  especial   deleite.  Las  figuras  son 


CRÓNICA   MENSUAL.  SS? 


todas  muy  propias,  muy  bien  plantadas,  habiendo  sacado  el  artista  gran  partido 
de  la  variedad  de  trajes,  algunos  de  ellos  muy  pintorescos. 


El  otro  cuadro  á  que  nos  referimos  es  una  escena  de  costumbres  valencia- 
nas, debida  al  elegante  y  primoroso  pincel  de  D.  José  Brel.  A  la  puerta  de  un 
molino,  en  nuestra  hermosísima  huerta,  donde  todo  brilla  y  sonríe,  llega  un 
apuesto  mancebo,  montado  en  su  jaca,  vistosamente  enjaezada,  tremolando  en 
la  mano  el  pañuelo  de  la  joya,  conquistado  en  las  carreras.  Una  muchacha, 
guapa  como  unas  perlas,  y  ataviada  ricamente  á  la  usanza  de  nuestras  antiguas 
labradoras,  sale  corriendo  á  recibir  aquel  presente  de  su  prometido.  El  padre  y 
un  respetable  cura  miran  la  escena,  sentados  en  un  poyo;  la  madre  acude  tam- 
bién, levantando  en  brazos  á  un  pequeñuelo. 

Este  poético  episodio,  de  tan  delicado  gusto,  está  interpretado  con  la  maes- 
tría propia  del  Sr.  Brel.  El  dibujo  es  irreprochable,  el  colorido  muy  brillante,  los 
trajes  y  demás  accesorios  están  tratados  con  escrupulosa  e.xactitud.  El  paisaje 
del  fondo  es  encantador. 

Esta  obra,  que  corresponde  muy  bien  á  la  reputación  del  Sr.  Brel,  y  que 
parece  ejecutada  y  concluida  con  aniore  por  este  concienzudo  artista,  está  desti- 
nada á  Inglaterra. 

# 

*  * 

Novedades  musicales;  una  interesante  audición  de  los  alumnos  del  Conser- 
vatorio, que  probó  sus  notables  adelantos;  dos  excelentes  conciertos  dados  en 
el  teatro  de  la  Princesa  por  la  sociedad  que  dirige  el  maestro  Sr.  Valls;  y  los 
que  en  el  teatro  Principal  ha  celebrado  la  Estudiantina  Figaro,  compañía  de 
tañedores  de  guitarra  y  vihuela,  que  hace  algunos  años  recorre  el  mundo, 
haciendo  admirar  su  maestría  en  esos  instrumentos  populares  de  nuestra 
patria. 

* 

*  # 

Novedades  teatrales;  muy  poco,  casi  nada.  Nuestro  compatricio  D.  Daniel 
Banquells,  bajo  de  la  compañía  de  zarzuela  que  actúa  en  el  teatro  de  la  Zar- 
zuela, ha  arreglado  con  el  título  Fuego  y  estopa,  una  pieza  catalana  que  lleva 
el  nombre  de  Cel  rogent,  y  que  es  por  cierto  muy  bonita.  Pero  en  el  arreglo 
ha  perdido,  y  obtuvo  poco  éxito. 


^^I^ 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA. 


NSAYO  DE  ÜN  CURSO  DE  FILOSOFÍA  ELEMENTAL,  por  Don- 
Enrique  OuESADA  Y  Salvador,  Catedrático  del  Instituto  de  Murcia. 
Parte  tercera.  Etica. —  Valejicia.  hiip.  de  Emilio  Pascual.  1881  (t). 

Completa  este  tratado  la  obra  de  texto  que  ha  publicado  el  celoso  profesor 
Sr.  Ouesada,  y  es  digno  del  buen  concepto  que  merecieron  la  Psicología  y  la 
Lógica.  Dividido  en  dos  partes  (Etica  general  y  Etica  particular),  comprende 
veinticuatro  lecciones,  donde  las  diversas  materias  aparecen  rigurosamente  en- 
lazadas. Dicha  circunstancia  supone  un  completo  dominio  de  la  ciencia  que  se 
estudia.  Las  lecciones  sobre  los  principios  constitutivos  de  la  moralidad,  base  de 
los  deberes  del  hombre  para  con  Dios,  para  consigo  mismo  y  para  sus  semejan- 
tes, van  precedidas  de  una  introducción,  perfectamente  razonada,  sobre  la  im- 
portancia de  este  ramo  del  saber  humano  y  sus  relaciones  con  las  ciencias  so- 
ciales y  con  la  religión.  Este  examen  sirve  de  preparación  á  otro  mas  extenso 
acerca  de  si  puede  y  debe  demostrarse  la  existencia  de  Dios.  El  Sr.  Quesada 
opina  que  no,  y  aduce  para  ello  razones  bastante  claras  y  precisas.  "La 
discusión  de  la  existencia  de  Dios,  dice,  no  indica  progreso  alguno  intelectual, 
porque  quien  pregunta  duda  y  quien  duda,  ignora;  luego  el  que  pregimta  si  hay 
Dios,  no  le  conoce  convenientemente.,, 

La  fónnula  que  el  autor  establece  como  base  de  la  filosofía  subjetiva  para 
sus  resultados  mas  provechosos,  no  es  el  7iosce  te  ipsiim  de  los  antiguos,  sino 
el  nosce  te  in  ?ne,  inspirado  por  el  amor  divino  á  las  inteligencias  rectas  y  á  los 
corazones  sanos. 

Esta  obra  no  necesita  mas  recomendación  que  la  lectura  de  algunas  páginas. 
Felicitamos  por  ella  á  su  autor. 


LEY  DE  RECLUTAMIENTO  Y  REEMPLAZO  DEL  EJÉRCITO,  de  28 
de  Agosto  de  i8jS,  reformada  por  la  de  S  de  Enero  de  1882,  anotadas  por 
D.  Vicente  Du.\lde  Furió  y  D.  Manuel  Cortés  BELLmo,  abogados  del  ilustre 
colegio  de  esta  ciudad.  Valencia.  Librería  de  P.  Aguilar.  Imprenta  de  José 
María  Blesa,  1882  (2). 


(1)  Forma  este  tratado  un  voliunen  en  8."  menor,  de  224  páginas,  sin  indicación  de  precio  ni 
Jjuntos  de  venta. 

(2)  Un  tomo  en  8.°,  de  ,30o  páginas,  que  se  vende  en  la  librería  de  su  autor,  calle  de  Cahalle- 
ro.s,  1;  precio:  8  reales. 


BIBLIOGRAFÍA    VAI.ENCLANA.  2.39 


Apenas  se  ha  promulgado  la  reforma  de  la  ley  de  reemplazo  del  ejército,  dos 
distiiií^iiidos  abogados  de  Valencia,  se  han  apresurado  á  publicar  este  tratado, 
de  gran  aplicación  práctica  para  todos  los  que  tienen  cjue  intervenir  en  los 
asuntos  de  quintas.  Comprende,  además  de  las  dos  leyes  citadas,  el  reglamento 
y  cuadro  de  inutilidades  físicas,  las  leyes  para  el  servicio  de  la  marinería,  y 
otras  disposiciones  de  interés  general,  todas  ellas  con  anotaciones  oportunas  c 
interesantes. 


MES  DE  MARZO.  Meditaciones  sobre  el  Patria.rca  San  José,  ir  aducidas  y 
adicionadas  con  uva  corona  poética,  por  D.  José  Arroyo  y  Almela,  presbítero, 
Segunda  edición.  Valencia,  hnprenía  de  Emilio  Pascual.  1882  (i). 

Este  librito  forma  parte  de  una  Colección  ascética,  (¡ue  publica  el  conocido 
editor  D.  Juan  Mariana  y  Sanz.  Al  interés  que  tiene  para  las  personas  devotas 
del  Patrono  de  la  Iglesia  universal,  se  une  algún  mérito  literario,  pues  el  señor 
Arroyo,  poeta  distinguido,  lo  ha  enriquecido  con  numerosas  composiciones,  en 
varios  metros,  en  todas  las  cuales  respira  la  afectuosa  piedad  de  este  buen 
sacerdote. 


(1)     Un  pequefto   volumen  de  212  páginas,  que  se  vende  á    4  rs.  en  rústica  y  6  en    piel,  en  las 
librerías  del  Sr.  Mariana  v  Sanz. 


INSTITUTO   MÉDICO   VALENCIANO. 


PROGRAMA  DE  PREMIOS  PARA  EL  ANO  l883. 


L  interés  que  esta  corporación  ha  deuios- 
!|uado  siempre  por  el  adelanto  de  las  cien- 
cias que  son  de  su  competencia,  le  liace  hoy, 
como  en  años  anteriores,  dirigir  un  llamamiento 
á  los  amantes  del  saber,  con  el  objeto  de  que 
proporcionen  abundantes  trabajos  cuya  recom- 
pensa propone  el  Instituto  á  continuación. 

CUESTIÓN  DE  MEDICINA. 

¿Son  hoy  mas  frecuentes  las  enfermedades  del 
corazón,  la  tisis  y  la  locura?  En  caso  afirma- 
tivo, ¿á  qué  causas  deben  esta  frecuencia? 

CUESTIÓN  DE  CIRUJÍA. 

Juicio  critico  del  tratamiento  quirúrgico  de 
las  varices. 

CUESTIÓN  DE  FARMACIA. 

Medios  prácticos  de  conseguir  la  dosificación 
de  los  principios  activos  en  los  estrados  medi- 
cinales. Conservación  de  los  mismos. 


CUESTIÓN  DE  CIENCIAS  AUSILIARES. 

Estudio  de  aplicación  á  las  ciencias  médicas 
de  la  unidad  de  las  fuerzas. 

PREMIO  EXTRAORDINARIO. 

Una  pluma  de  plata  con  una  esmeralda,  oferta 
del  doctor  Ferrer  Julve,  al  autor  del  mejor  tra- 
bajo sobre  el  siguiente  tema;  ¿Cuándo  está  indi- 
cada la  traqueotomia?  Juicio  critico  de  los  pro- 
cederes hasta  hoy  conocidos  para  practicar  esta 
operación.  A  este  premio  pueden  concursar  to- 
dos los  profesores,  incluso  los  socios  residentes. 

Para  la  resolución  de  cada  una  de  las  prece- 
dentes cuestiones,  se  ofrecen  tres  premios:  el 
primero  consiste  en  tina  medalla  de  oro,  en 
cuyo  anverso  irá  esculpido  el  sello  de  la  Corpo- 
ración, en  el  reverso  grabado  "Al  mérito  de 
D,  N.   N.,„   ó    sea  el   nombre  y    apellido   del 


agraciado;  y  además  el  título  de  Sucio  de  mérito, 
constando  el  concepto  por  que  se  haya  expedido. 
El  secundo  ó  accésit,  consiste  en  el  mismo  titulo 
de  Socio  de  mérito,  constando  el  concepto  por 
que  se  ha  expedido.  Y  el  tercero  en  el  de  Socio 
adicto . 

Las  memorias  para  el  concurso  podrán  ser  es- 
critas en  castellano,  latin,  francés,  portugués,  in- 
glés ó  italiano:  no  se  podrán  firmar  ni  podrán  ser 
admitidas  como  directa  ó  indirectamente  se  den 
á  conocer  sus  autores,  é  irán  acompañadas  de 
un  pliego  cerrado,  en  cuyo  sobre  se  lea  un  le- 
ma 6  proposición  igual  á  la  que  figure  en  el 
principio  de  la  memoria  respectiva,  y  en  su  in- 
terior deberán  constar  la  firma  entera  del  autor, 
con  los  títulos  que  haya  obtenido  y  su  residen- 
cia. Podrán  ser  dirigidas,  francas  de  porte,  i 
cualquiera  de  los  Secretarios  de  la  Corporación, 
quienes  las  recibirán  hasta  1.°  de  Diciembre  in- 
clusive del  año  actual,  siendo  desde  luego  pro- 
piedad de  la  misma.  Podrán  optar  á  los  premios 
los  profesores  de  medicina,  cirujia  y  fiírmacia, 
bien  sean  del  pais  ó  extranjeros,  incluso  los 
socios  de  la  Corporación,  á  escepcion  de  los  re- 
sidentes. 

Cerrado  el  concurso,  una  Comisión  especia] 
expondrá  su  dictamen  á  la  Junta  general,  el  que 
versará  acerca  del  mérito  absoluto  de  las  memo- 
rias presentadas:  y  censuradas  ya  por  la  última, 
se  abrirán  los  pliegos  correspondientes  á  las  me- 
morias premiadas,  quemándose  acto  continuo  los 
de  las  restantes.  Avisados  con  oportunidad  los 
Señores  á  quienes  se  haya  acordado  premio, 
acudirán  por  si  ó  por  persona  debidamente 
autoiizada,  al  aniversario  cuadragésimo-tercero, 
(¡ue  se  celebrará  el  31  de  Marzo  de  1883,  en 
cuyo  acto  se  les  conferirán  los  premios. 

Valencia  31  de  Marzo  de  1882. — El  Presi- 
dente, Joaquín  Serrano  Cañete. — P.  A.  D.  I.: 
El  Secretario  de  Gobierno,  Manuel  Olmos. 

Nota.  El  Secretario  de  üobierno  vive  calle 
del  Torno,  núm.  11,  bajo,  y  el  de  Correspon- 
dencias, plaza  de  Cisneros,  núm.  1,  3.» 


Valencia.  Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48. — 1882. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 


1."  Mayo  de  i  8» 2. 


ALGUNAS  NOTAS 

PREPARADAS    PARA    UN    NUEVO    COMENTARIO    DE    EL    INGENIOSO    HID.S.LGO    DON    QUIJOTE 

DE    LA    MANCHA. 


AlSr.  D.  José  M.^  Torres, 
dignisimo  Cronista  de  la  ciudad  di  Valencia , 


¡EBO  un  gran  beneficio  á  las  preciosas  carias  que  V.,  mi  bondadoso 
amigo,  ha  dirigido  A  los  Cervatitístas  españoles  (i).  Ellas  vinieron  á 
demostrarme  una  vez  mas,  que  no  hay  asunto  agotado  cuando  se 
sabe  tratar  con  ingenio,  y  que  el  venero  cervantino  es  tan  rico,  tan  copioso,  tan 
exhuberante,  que  siempre  se  encuentra  algo  nuevo  que  saborear  cuando  á  su 
estudio  nos  consagramos. 

Al  repasar  las  referidas  cartas,  tan  galana  y  graciosamente  escritas,  con  sus 
recónditas  noticias  y  atinadas  observaciones,  se  me  desvaneció  por  completo  un 
escrúpulo  que  en  mi  cabeza  iba  tomando  asiento,  al  leer  una  y  otra  vez  que  los 
cervantistas  manoseamos  demasiado  las  obras  de  nuestro  autor  predilecto,  que 
vemos  visiones  en  ellas,  y  solo  de  Cervantes  sabemos  hablar,  sin  poder  ya  decir 
nada  que  no  esté  dicho  y  repetido. 


,i)    Revista  de  valencia.— Tomo  I,  pá^s.  5,  48,  94  y '580. 


Ki 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


No:  las  cartas  de  V.  patentizan  que  hay  mucho  en  la  vida  y  en  las  obras 
del  celebrado  escritor  que  no  se  ha  dicho  todavía,  y  que  al  escribirlo  de  la 
manera  que  V.  sabe  hacerlo,  produce  á  un  tiempo  mismo  deleite  y  utilidad  á 
los  lectores,  enriqueciendo  á  la  vez  nuestra  historia  literaria  con  datos  y  noticias 
peregrinas.  Animado  por  tal  ejemplo,  quisiera  poder  enviar  á  V.  desde  luego 
el  tanto  tiempo  hace  ofrecido  trabajo  comparativo  de  los  Novísimos  biógrafos 
de  Cervantes;  pero  esta  labor  crítica  es  prolija,  detenida,  por  su  misma  índole, 
y  como  las  buenas  acciones  no  deben  dejarse  para  luego,  y  yo  debo  á  V.  por 
mil  conceptos  gratitud,  no  quiero  esperar,  y  le  dirijo  como  de  vanguardia,  Algu- 
nas notas  de  las  muchas  que  tengo  reunidas,  para  un  nuevo  comentario  del 
Quijote,  cuyo  proyecto  de  prólogo  vio  la  luz  en  el  núm.  l6  del  excelente  pe- 
riódico titulado  La  Academia,  que  hace  dos  á  tres  años  se  publicaba  en  Bar- 
celona. 

La  noticia  del  motivo  de  ese  comentario,  y  de  la  edición  á  que  debia  acom- 
pañar, es  bastante  curiosa,  y  tal  vez  algún  dia  me  decida  á  relatarla  á  V.  para 
que  haga  de  ella  el  uso  que  mas  le  agrade;  como  puede  hacerlo  de  la  presente 
y  de  las  adjuntas  7iotas,  en  la  buena  inteligencia  de  que  el  destmo  que  V.  quiera 
darles  será  siempre  el  mejor  en  el  concepto  de  su  amigo  y  apasionado  O.  B.  .S.  M. 

José  M.  Asensio. 


NOTAS. 


I. 

Por  Real  cédula  fecha  en  Valladolid  á  26  dias  del  mes  de  Setiembre  de  1604, 
se  concedió  Privilegio  á  Miguel  de  Cervantes,  para  que  él  ó  quien  su  poder 
hubiere,  y  no  otra  persona  alguna,  pudiera  imprimir  en  todos  los  reinos  de 
Castilla  por  tiempo  de  diez  años,  un  libro  que  ya  habia  sido  examinado  por  el 
Consejo,  cumpliéndose  todas  las  diligencias  exigidas  en  la  premática  sobre  la 
impresión  de  los  libros. 

Cautos  y  precavidos  los  Señores,  apuntaban  que  todas  las  veces  que  se  hu- 
biera de  imprimir  el  dicho  libro  durante  los  diez  años,  hubiera  de  presentarse  al 
mismo  Consejo,  juntamente  con  el  original  que  quedaba  rubricado  en  cada  plana 
y  firmado  al  fia  por  el  Escribano  de  Cámara,  para  que  se  corrigiera,  viendo  si 
la  impresión  estaba  conforme  con  el  original,  previniendo  que  las  erratas  se 
hablan  de  corregir  en  impreso,  y  llevando  la  escrupulosidad  al  extremo  de 
mandar  al  impresor  no  imprimiera  el  principio  ni  el  pliego  primero,  ni  entregara 


ALGUNAS    NOTAS.,  243 


mas  de  un  solo  ejemplar  al  autor  hasta  que  el  libro  estuviera  corregido  y  tasado, 
porque  en  el  primer  pliego  se  habia  de  contener  el  privilegio,  la  aprobación,  la 
tasa  y  erratas. 

El  dia  1."  de  Diciembre,  el  licenciado  Francisco  Murcia  de  la  Llana,  dá 
testimonio  de  lo  haber  correcto,  y  dice  que  el  libro  no  tiene  cosa  digna  que  no 
corresponda  á  su  original;  por  lo  cual,  el  testimonio  de  erratas,  puede  llamarse 
negativo  en  el  lenguaje  usual. 

Bien  pronto  se  descubre,  al  hojear  el  volumen,  que  el  licenciado  corrector 
pasó  muy  á  la  lijera  el  cotejo,  ó  tenia  muy  ancha  la  manga  en  materia  de  erra- 
tas, á  pesar  de  tener  por  oficio  el  revisarlas,  de  lo  cual  ofrecen  repetidas  prue- 
bas las  obras  publicadas  en  el  primer  tercio  del  siglo;  y  esta  lijereza  da  lugar  á 
muchas  y  detenidas  consideraciones. 

Como  consecuencia  de  estos  documentos,  á  veinte  dias  del  mes  de  Diciembre 
del  año  1604,  el  Escribano  de  Cámara  del  Rey,  Juan  Gallo  de  Andrada,  tenia 
sobre  su  mesa  ochenta  y  tres  pliegos  de  papel  impreso,  que  los  Señores  habían 
tasado  á  tres  y  medio  maravedís  cada  uno,  y  estendia  su  certificado  para  que 
constase  en  la  primera  hoja  de  todos  los  ejemplares. 

Muy  lejos  estaba,  á  no  dudarlo,  el  buen  Escribano  Gallo  de  Andrada,  de  cal- 
cular la  importancia  de  aquella  certificación  que  acababa  de  expedir;  y  ni  aun 
le  pasaba  por  las  mientes  el  v'alor  real  de  aquellos  ochenta  y  tres  pliegos  de 
papel,  que  tenia  delante,  impresos  por  Juan  de  la  Cuesta,  á  costa  de  Francisco 
de  Robles,  librero  del  Rey. 

Pero  es  de  notar,  que  á  pesar  del  mandato  terminante  del  Monarca,  re- 
frendado por  aquel  mismo  Escribano  de  Cámara  Gallo  de  Andrada,  que  tres 
meses  después  tasaba  el  libro,  en  el  primer  pliego,  donde  se  incluyeron  Privile- 
gio, erratas  y  tasa,  no  se  impr¡mi(')  la  Aprobación,  sin  la  cual  no  debia  correr  en 
público  el  volumen. 

No  se  alcanza  la  razón  de  esta  falta;  pero  ella  nos  priva  de  conocer  la  opi- 
nión y  los  nombres  de  los  aprobantes  de  El  Ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la 
Mancha,  compuesto  por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra;  que  este  era  el  título 
de  aquel  libro,  cuyos  ochenta  y  tres  pliegos  de  papel  tasó  concienzuda  y  es- 
crupulosamente el  buen  Gallo  de  Andrada  en  tres  y  medio  maravedís  cada 
uno. 

Ignoramos  qué  número  de  ejemplares  estampó  el  librero  del  Rey,  pero  es  lo 
cierto  que  se  los  arrebataron  de  las  manos,  y  sin  su  permiso  hicieron  en  Lisboa 
sendas  ediciones  Jorge  Rodríguez  y  Pedro  Crasbeeck;  aquel  en  un  tomo  en  4.°, 
semejante  al  original,  aunque  hecho  á  dos  columnas;  este  en  un  lindísimo  volu- 
men en  8.",  que  es  hoy  uno  de  los  mas  raros  artículos  de  la  bibliografía  cervan . 
tina.  En  el  mismo  año  estampó  y  dio  al  público  una  nueva  edición  el  mismo 
Juan  de  la  Cuesta,  habiendo  obtenido   antes  privilegio  que  asegurase  sus  dere- 


244  REVISTA   DK    VALENCIA. 


chos  en  Aragón  y  Portugal;  y  ya  con  su  permiso,  imprimió  por  dos  veces  el 
libro  Pedro  Patricio  Mey  en  la  ciudad  de  Valencia. 

Habremos  de  repetir  que  no  se  sabe  el  número  de  ejemplares  que  de  estas 
ediciones  se  estamparon;  y  mucho  mas  difícil  seria  el  averiguar  el  número  de 
tomos  que  se  han  hecho  de  las  trescientas  ediciones  de  El  Inge7iioso  hidalgo, 
que  aproximadamente  ese  es  el  número  de  las  publicadas  hasta  esta  fecha. 

Quisiéramos  haber  podido  ver  la  cara  del  buen  Escribano  Gallo  de  An- 
drada,  si  alguien  le  hubiera  dicho  que  de  aquellos  pliegos,  tasados  por  él  á  tres 
y  medio  maravedises,  hablan  de  correr  por  el  mundo  dos  millones  y  medio  de 
tomos,  poco  mas  ó  menos,  y  que  habia  de  valer  á  cuarenta  ó  cincuenta  duros 
la  copia,  impresa  por  Ibarra,  Tonson,  Gorchs,  Hachette  ó  Didot,  con  dibujos  y 
grabados  de  Coypel,  de  Selma,  de  Joannot,  de  Gustavo  Doré  y  Ricardo  Balaca. 
Dios  es  bueno  para  mercader,  dice  ese  eterno  Sancho  de  quien  copió  Cervantes 
su  Sancho  Panza;  y  en  esta  máxima  de  filosofía  popular,  se  encierra  la  solu- 
ción de  muchas  cuestiones  y   el  secreto  de  mil  torpezas  mundanas. 

No  repetiremos  lo  que  ya  en  ocasión  parecida  á  la  presente  dejamos  no- 
tado, sobre  las  causas  y  méritos  que  avaloran  estas  primitivas  impresiones,  y 
hacen  precioso  su  estudio  y  conocimieiito  (ij. 

Ciertamente,  si  Juan  Gallo  de  Andrada  hubiera  conocido  la  fortuna  reser- 
vada al  libro  que  tasaba,  se  hubiera  preguntado:  ¿Cuál  es  el  mérito  de  esta  obra, 
para  que  así  se  ocupen  de  ella  todos  los  pensadores  ilustres  de  todas  las  na- 
ciones cultas?  ¿Qué  asimto  es  este  que  tal  popularidad  alcanza? 


II. 

Un  loco  y  un  rústico,  anciano  aquél,  y  nada  joven  éste,  caballero  el  uno 
sobre  el  rocin  mas  flaco  y  estenuado,  y  sentado  el  otro  en  el  mas  pacífico  de 
los  jumentos,  recorren  en  amigable  compañía  el  mundo  hace  mas  de  dos  siglos 
y  medio,  engolfados  en  sabrosísimos  coloquios.  Ni  ellos  se  han  cansado,  ni  can- 
san jamás  á  los  que  con  ellos  traban  conocimiento  en  su  peregrinación. 

Antes  por  el  contrario;  si  en  otro  tiempo  solo  podia  saberse  su  historia  le- 
yéndola en  el  libro  donde  la  dejó  escrita  su  inimitable  cronista,  hoy  compiten 
buriles  y  pinceles,  mármoles  y  bronces,  para  ponerla  á  vista  de  todos  con  ma- 
yor claridad,  esplendor  y  magnificencia. 

Rodéales  tal  encanto,  tienen  tanto  atractivo,  que  hasta  han  logrado  hacer 
simpáticas  é  interesantes  á  aquellas  pobres  bestias  que  los  llevan.  Y  cuanta  que 
á  cada  paso  tropiezan  y  son  víctimas  de  mil  desdichas,  de  infinitas  penalidades, 


'l)     Revista  de  España,  M.vdiul,  l86v,  tomo  IX,  m'nii.  :i5, 


ALGUNAS      NOTAS.  245 


hijas  de  su  buen  deseo,  de  sus  aspiraciones  ilimitadas,  y  al  propio  tiempo  de  su 
falta  de  conocimiento  de  los  hombres  y  de  las  cosas.  Si  se  equivocan  por  locura 
ó  por  inocencia,  nunca  queda  bien  declarado;  pero  es  lo  cierto  que  no  ven  las 
cosas  como  son  en  sí,  que  la  realidad  se  les  escapa,  la  malicia  se  les  oculta,  y 
á  cada  paso,  caminando  por  el  sendero  del  idealismo,  dan  de  cabeza  contra  las 
piedras  de  la  vida  real,  y  se  desbaratan  una  ilusión  en  cada  golpe. 

Sin  embargo,  son  incorregibles.  La  bondad  y  la  inocencia  están  en  el  fondo 
de  su  alma,  y  salen  á  la  superficie  á.  pesar  de  todos  los  descalabros.  Por  eso 
son  siempre  simpáticos. 

Aspiran  á  mejorar  el  mundo,  y  tienen  la  suerte  de  todos  los  redentores. 

La  concepción,  ya  se  comprende  por  estas  ligerísimas  indicaciones,  es 
grande,  mas  a\in,  es  trascendental,  importante,  digna  del  genio.  La  forma  es 
tan  bella  como  el  pensamiento,  estéticamente  considerada:  y  bien  puede  esti- 
marse que  en  la  elevada  concepción  de  Cervantes,  nacieron  juntas  la  esencia  y 
la  expresión,  el  fondo  y  el  colorido. 

Porque  Cervantes,  según  el  atinado  concepto  y  la  feliz  expresión  de  Víctor 
Hugo,  atesora  en  sí  los  tres  dones  superiores.  La  creación,  que  produce  los 
tipos  y  viste  de  carne  y  hueso  las  ideas;  la  invención,  que  hace  chocar  las  pa- 
siones con  los  hechos,  rompe  al  hombre  contra  el  destino,  y  produce  el  drama; 
la  imaginación,  que  como  sol,  dá  tonos  por  do  quiera,  y  presentando  el  relieve 
dala  vida.  '' 

La  galería  de  figuras  del  Quijote^  y^  generalizando  la  idea,  todas  las  figuras 
presentadas  por  Cervantes,  tienen  animación,  vida,  realidad;  se  mueven  y  agitan 
con  carácter  verdadero,  parecen  individuos  de  la  gran  familia  que  vemos  cons- 
tantemente á  nuestro  lado,  y  por  eso  no  es  censurable  el  empeño  de  muchos 
admiradores  del  inmortal  escritor,  que  se  obstinan  en  buscar  un  origen  para 
cada  figura,  creyendo  que  tanta  verdad  no  puede  ser  producto  de  la  observación 

mas  perspicaz,  sino  que  son  copias  aquellos  delicados  tipos que  tipos  son  en 

realidad,  y  no  retratos. 

La  observación  verdaderamente  reflexiva,  esencialmente  filos(')fica,  unida  á 
una  poderosa  inventiva,  á  una  inmensa  facultad  creadora,  es  el  verdadero  ori- 
ginal de  D.  Quijote  y  de  Sancho  Panza,  como  de  toda  la  sociedad  que  les 
acompaña;  por  eso  dice  con  notable  exactitud  D.  Diego  Clemencin  (prólogo, 
página  XXIII,)  que  "halló  el  molde  de  su  héroe  en  la  naturaleza,  hermoseada 
"por  su  fecunda  y  feliz  imaginación.., 

Filósofo  y  artista  el  autor  de  El  Ingenioso  hidalgo,  del  dato  conocido  de- 
ducía y  generalizaba;  de  lo  real  se  el$«^^iia-cil. ideal.  No  desnaturaliza,  no  empe- 
queñece las  concepciones,  ni  amengua  su  mérito  el  conocer  el  punto  de  origen, 
de  partida.  El  genio  sale  de  la -tierra,  pero  su  vuelo  se  pierde  en  la  inmensidad. 
La  marmita  hirviendo  observada  por  Papin,  es  la  madre  de  esas  máquinas  que 


246  REVISTA   DE   VAI.ENCU. 


hoy  recorren  el  globo  con  pasmosa  velocidad,  difundiendo  la  vida,  comunicando 
las  ideas,  propagando  la  civilización. 

La  observación  de  Cervantes  era  profunda;  su  ingenio  vivísimo  penetraba  al 
fondo  de  los  caracteres.  Desde  los  vicios  del  individuo,  desde  las  cualidades  mo- 
rales de  la  clase,  abarcaba  su  mirada  la  esencia  del  alma  humana Por  eso  no 

seria  de  estrañar  que,  sin  ser  retrato  ni  caricatura,  tuviera  original  y  aun  origina- 
les la  figura  de  D071  Quijote. 


lU. 


DEDICATORIA. 

La  dedicatoria  de  la  primera  parte  del  Qtdxoie,  presenta  un  verdadero 
enigma,  que  hasta  hoy  permanece  envuelto  en  misterio,  enteramente  in- 
descifrable. 

Cervantes,  que  pensaba  con  tanta  novedad,  que  escribía  con  tan  galana 
frase  y  flexible  estilo,  compuso  su  epístola  dedicatoria  al  Duque  de  Bejar,  con 
palabras  y  conceptos  hurtados  á  Fernando  de  Herrera  y  al  maestro  Francisco 
de  Medina.  La  primera  página  que  se  lee  en  El  Ingenioso  Hidalgo  es  un  plagio; 
y  como  no  puede  alcanzarse  la  causa  de  fenómeno  tan  raro  y  singular,  debo 
contentarme,  aun  á  riesgo  de  aparecer  difuso  en  estos  principios,  con  dejar 
consignados  los  datos,  para  que  todos  los  lectores  puedan  juzgar  por  sí 
mismos. 

Al  Sr.  D.  Juan  E.  Hartzenbusch,  á  quien  tanto  bueno  se  le  debe  en  la  lite- 
ratura española,  somos  deudores  de  este  precioso  descubrimiento.  Respondió 
inmediatamente  el  Sr.  D.  Nicolás  Diaz  de  Benjumea,  y  su  carta  dio  motivo  á  un 
saladísimo  desenfado  del  Sr.  D.  Cayetano  Alberto  de  la  Barrera,  cuyo  autó- 
grafo poseo,  y  al  insertarlo  gozará  el  público  de  esa  página  inédita  de  aquel 
profundo  cervantista. 

En  comunicado  dirigido  al  periódico  titulado  Las  A'oiicias,  que  se  publicaba 
en  Madrid,  inserto  en  el  número  correspondiente  al  24  de  Abril  de  1S64,  y 
después  de  copiar  las  Dedicatorias  de  las  Anoiacimtes  de  Fernando  de  Herrera 
á  las  obras  de  Garcilaso,  y  del  Ligenioso  Hidalgo,  y  un  párrafo  del  Prólogo  del 
Maestro  Francisco  de  Medina  á  la  primera  de  aquellas  obras,  decia  Hart- 
zenbusch: 

"Es  evidente  que  la  dedicatoria  del  Quijote  está  formada  con  palabras  y 
cláusulas  de  la  dedicatoria  de  las  obras  (le  Garcilaso,  hecha  por  Fernando  de 
Herrera,  y  del  Prólogo  de  Medina,  publicados  quince  años  antes.  Que  el  autor 
del  Ingenioso  Hidalgo  no  necesitaba  de   Herrera,  de  Medina  ni  de  otro  escritor 


ALGUNAS    NOTAS.  247 


para  extender  una  breve  carta  de  cortesía,  no  puede  dudarse:  ,por  qué  se 
valdría,  pues,  de  trabajos  ágenos?  ¿Habn'ale  condenado  los  propios  algun  censor 
inepto,  no  contejiiendose  en  los  limites  de  su  ignorancia.-  Nos  limitaremos  á  in- 
dicar la  especie,  sin  empeño  de  sostenerla.  Quizá  la  dedicatoria  de  Cervantes 
al  Duque  de  Béjar  fué  otra;  quizás  el  Duque  la  consultó  con  alj^no  que  pensó 
de  ella  mal,  creyendo  que  envolvía  alusiones  desfavorables  á  personas  de  su 
cariño;  y  hecho  el  reparo  á  Cervantes,  recurrió  él  á  un  arbitrio  ingenioso: 
tomó  palabras  (de  otro  autor  y  otro  tiempo)  cuya  intención  y  espíritu  no 
pudieran  tacharse  de  sospechosas;  dijo  así  cuanto  quiso,  y  apareció  no  ser  él 
el  que  lo  decia.  Recuérdese  que  á  la  escena  del  eclesiástico  y  D.  Quijote,  cuando 
comió  por  primera  vez  en  casa  del  Duque  (Parte  II,  capítulo  XXXI),  se  atri- 
buye origen  histórico.,, 

Respondió  á  los  dos  dias  D.  Nicolás  Diaz  de   Benjumea,  en  los  términos 
que  se  contienen  en  la  impugnación  de  la  Barrera: 


-NOTA 

al  articulo  del  St.  D.  J.  E.  Hartzenbusch  sobre  la  Dedicatoria  de  la/iarie  /.'  del  Quijote,  i  observatio- 
nes  al  qtu  publicó  en  contatazion  D.  Nicolás  Diaz  de  Btnjuima,  por  D.  Cayetano  Alberto  de  la  Barrera. 

Por  lo  que  á  mí  toca,  francamente  diré,  que  sorprendido  con  la  obser- 
vazion  del  Sr.  Hartzenbusch  (adviértase  que  tengo  manejado  repetidamente  el 
tal  Garzi-Laso  comentado  por  Herrera,  i  nunca  he  fijado  la  atenzion  en  su 
Dedicatoria),  no  azierto  á  esplicar  de  manera  alguna  el  fin  que  pudo  llevar 
Zervantes  en  plagio  tan  evidente,  i  que  tan  conozido  debió  ser  entonzes,  pues 
que  tan  solo  hablan  transcurrido  25  años  desde  la  publicazion  del  Garzi-Laso 
anotado;  obra  que  habla  merezido  la  mayor  estimazion  de  los  eruditos. 

El  Sr.  Hartzenbusch  le  esplica  privadamente,  i  con  su  feliz  ingenio,  conjetu- 
rando que  acaso  dirigió  Zervantes  otra  primitiva  i  diversa  dedicatoria  á  su  mal 
agradecido  Mezenas  (M  S.  se  sobrentiende)  i  que  observándola  mal  rezibida, 
tal  vez  por  su  tendenzia  i  espíritu,  la  sustituyó  con  la  impresa,  que  no  podia  ser 
tachada  bajo  ningún  conzepto,  dado  que  emanaba  de  un  famoso  i  respetado  es- 
critor, i  habia  sido  admitida  por  el  Marqués  de  Ayamonte  i  publicada  sin  el  me- 
nor obstáculo. 

Como  granizo  en  albarda  saltó  al  dia  siguiente,  i  en  el  mismo  periódico 
Las  Noticias,  el  perínclito  Benjumea,  Prinzipe  de  los  Zervantistas,  i  flor  i  nata 
de  los  comentadores.  Por  de  contado  este  señor,  para  contestar  ó  corresponder 
á  la  eszitazion  del  encubierto  articulista,  no  ha  nezesitado  mas  que  acudir  á  sus 
magnos  Comentarios  filosl^ficos,  en  elaborazion  ó  elaborados;  espezie  de  quijo- 
tesco maná,  que  sabe  á  todo  i  lo  sabe  todo  en  cuanto  á  Zervantes  i  á  su  obra 
imnortal  atañe  ó  perteneze.  Allí  est.i,  pues,  consignada  esa  observazion,  vieja 
ya  i  pasada  en  cuenta  para  el  Sr.  Benjumea. 

El  que  11^  lo  crea, 
Que  vaya  i  lo  vea. 

El  Sr.  Arrazola,  por  lo  menos,  debe  haberlo  creído  como  artículo  de  fé. 

Oigamos  la  inapelable  cuanto  infalible  dezision  del  comentador  por  esze- 
lenzia: 

Partiendo  del  principio  de  que  nada  huelga  en  'el  Quijote,   según  espresion 


248  REVISTA    DE    VALENCIA. 


del  mas  anti-espiritual  de  sus  críticos,  la  dedicatoria  dcbia  forzosamente  contri- 
buir en  su  linea  al  complemento  de  su  plaii. 

Para  comprender  esto,  es  necesario  despojarse  de  las  preocupaciones  de  la 
tradición  propagada  por  Rios,  acerca  de  la  lectura  del  0\\\]o\.e  en  casa  del 
Duque  de  Béjar.  Es  itnposible  que  el  auditorio  de  este  ignorantisiino  magnate, 
compuesto  de  aduladores,  de  hombres  que  eran  el  reverso  de  la  medalla  de 
Cervantes,  aplaudiese  su  obra.  Al  contrario ,  y  de  aquí  provino  el  colocarse 
Cervantes,  con  respecto  al  Duque  de  Bcjar,  en  la  situación  del  célebre  Jolinsan 
con  respecto  al  noble  Cliesterfield.  Cervantes  estaba  por  ima  parte  comprometido, 
y  por  otra  desahuciado  en  su  íiegocio  de  elección  de  ñlecenas,  y  por  esto  le  sugÍ7-ió 
su  Í7igémo  la  idea  de  hacer  de  la  dedicatoria  una  sátira  disimulada,  eii  el  solo 
he  dio  de  escoger  por  materia  la  ya  muy  trabajada  del  vulgo,  la  común  entre 
los  escritores  de  aquella  desdichada  ¿poca,  en  que  poco  importaba  la  bondad  de 
un  libro,  si  no  se  amparaba  bajo  el  manto  de  un  poderoso,  como  si  fuese  delin- 
cuente en  busca  de  asilo;  y  por  forma  la  del  elegante  y  sabio  Herrera,  en  un  libro 
que  habia  sido  de  muy  diverso  modo  aceptado  por  el  Marqués  de  Ayatnoute.  El 
modo  de  cometizar,  '"En  fé  del  acogimiento....,,  muestra  ya  lo  delicado  de  su 
ironía,  consigiñendo  con  la  redacción  de  su  dedicatoria,  no  desesperar  del  todo 
del  buen  suceso,  cumplir  su  compromiso  con  el  duque,  satirizar  la  costumbre  de 
los  escritores,  evitarse  el  buscar  frases  de  adulación,  y  poner  en  su  caso  de  mani- 
fiesto la  diferencia  que  habia  entre  un  Mecenas  ilustrado  y  u?i  estidto;  pues  las 
mistnas  palabras  que  alcanzaron  protección  y  acogida  en  el  uno,  alcanzaron  des- 
precio é  indiferencia  en  el  otro.  La  copia, pues,  hecha  por  Cervantes  en  la  dedi- 
catoria de  un  libro  que  mereció  favor  y  que  corría  en  manos  de  todos,  era  la 
sátira  mas  fina  y  punzante,  la  única  que  pudiera  usar  en  la  situación  en  que  la 
conducta  del  ignorante  duque  le  Jtabia  colocado,  pues  no  hay  sátira  mas  amarga 
que  la  de  elogiar  en  un  hombre  las  calidades  y  méritos  de  que  carece. 

Difizilmente  pudieran  amontonar-se  mas  dislates  en  el  reduzido  pasaje  que 
acabamos  de  trasladar:  ni  seria  mui  fázil  el  discurrir,  para  esplicazion  del  hecho 
que  nos  ocupa,  suposiziones  mas  gratuitas,  absurdas  i  groseras. —  Preszindamos 
del  mayor  ó  menor  asenso  que  deba  dar-se  á  la  que  refirió  D.  Vizente  de  los 
Rios  como  iradizian  azerca  de  la  lectura  del  Quijote  en  casa  del  Duque  de 
Béjar.  Pero  ¿con  qué  derecho,  ni  qué  asomo  siquiera  de  fundamento  califica  el 
Sr.  Benjumea  de  ignorante,  ignorantísimo  i  estulto  al  espresado  magnate?  ;Ouién 
le  ha  dado  lista  de  las  personas  que  componían  lo  que  él  llama  el  auditorio  del 
mismo  Duque?  -Tor  dónde  sabe  que  eran  adulado^'es,  ni  si  eran  el  anverso  ó  el 
reverso  de  la  medalla  del  Autor  del  Quijote? 

Por  de  pronto,  i  sin  fatigar-se  mucho,  tres,  ó  mas  bien  cuatro  hechos  pueden 
arrojar-se  le  á  la  cara  que  desmienten  la  gratuita  calificazion  que  hace  del 
Duque. 

En  Valladolid,  á  20  de  Setiembre  de  l6o3,  habia  dedicado  al  mismo  prózer 
el  insigne  antcquerano  Pedro  de  Espinosa  su  coleczion  antológica  denominada 
Flores  de  Poetas  ilustres,  que  se  imprimió  en  dicha  ziudad,  año  de'1605.  Ade- 
más de  la  Dedicatoria,  lleva  este  tal  libro  á  su  prinzipio  un  eszelente  Soneto  del 
Contador  Juan  López  del  Valle.  (Poeta  zelebrado  por  Zervantes  en  el  Viaje  del 
Par7iaso),  "A  la  grandeza  del  Duque  de  Béjar,.,  composizion  que  empieza: 

"Recebid  blandamente,  ¡oh  luz  de  Líspañal 

Las  Flores  de  las  Musas  mas  perfectas;,, 
i  acaba: 

"Vos  rama  al  fin  de  magestades  francas, 

Debéis  en  honra  de  tan  doctas  frentes 

Hacer  sombra,  si  sombra  hay  en  luz  tanta.,, 


ALGUNAS     NOTAS. 


249 


Cristóbal  de  ¡ilesa,  el  fecundo  i  distinguido  Poeta  (que  por  cierto  no  se  mos- 
tr()  adulador  con  el  Conde  de  Léitios,  ni  con  algunos  grandes  Ingenios,  incluso 
Lope  de  Vega)  merezió  espezial  favor  i  señalada  proteczion  del  Duque  de  Ba- 
jar, á  quien  acompañó  por  algún  tiempo  en  su  palazio  de  la  villa  del  mismo 
nombre,  donde  con  elegante  pluma  escribió,  en  elójio  del  ilustrado  magnate  i 
de  su  esposa,  varias  composiziones  poéticas.  De  ellas  escojió  i  dio  á  la  estampa 
en  su  coleczion  titulada:  Las  Éclogas  y  Geórgicas  de  Virgilio,  y  Rimas,  y  el 
Pmnpeyo,  tragedia  {Madrid:  1618)  siete  sonetos,  en  imo  de  los  cuales  llama  al 
Duque  ^'sii  Apolo. ^, 

Dio  el  de  Béjar  una  prueba  incontestable  del  aprezio  que  le  merezian  los 
hombres  de  feliz  injénio  i  buenos  estudios  literarios,  elijiendo  para  su  secretario 
al  escribano  Miguel  Moreno,  Autor  de  las  Novelas:  El  curioso  Amante  i  La  des- 
dicha eji  la  constancia;  del  Diálogo  en  defensa  de  damas;  de  las  Flores  de  Es- 
paña  (coleczion  de  Epigramas,  impresa  en  Ronia:  i6^j),  i  de  otras  varias  obras- 
justador  alabado  por  Lope  en  el  zertámen  de  la  Beatificazion  de  San  Isidro  año 
de  1620;  i  que  por  su  erudizion  i  facundia  fué  nombrado  para  acompañar  al 
obispo  de  Córdoba  i  á  D.  Juan  de  Chumazero  en  la  comisión  que  llevaron  á 
Roma,  donde  falleció  á  la  edad  de  45  años,  en  el  de  16.35  (l)- 

Que  "Cervantes  estaba  por  una  parte  comprometido  y  por  otra  deshuciado 
"en  su  negocio  de  elección  de  Mecenas.,, — ¿Quién  ha  revelado  esto  al  Sr.  Dias 
de  Benjumea'í  ¿Habla  por  ventura  con  los  espíritus,  como  allá  Mr.  Rose":  No  es 
de  estrañar  que  le  hayan  tomado  querenzia,  siendo,  como  lo  es  en  efecto  el 
mas  espiritual  de  los  comentadores  del  Quijote. 

Y  ¿qué  diremos  de  aquello  de  "lo  delicado  de  la  ironía,,,  i  de  lo  otro  de  "no 
"desesperar  del  todo  del  buen  suceso,  cumplir  su  compromiso...  etc.,  etc.  i  de 
lo  dé  mas  allá,  i  de  lo  que  vendrá  luego,  si  Dios  no  tiene  de  su  mano  á  ese  para- 
dojista  i  palabrero  eterno? — Que  el  Señor  nos  dé  pazienzia,  i  nos  lo  tome  en 
cuenta'.,. 


Hasta  aquí  la  cuestión  en  el  estado  en  que  la  dejaron  Hartzenbusch  Ben- 
jumea  y  la  Barrera.  En  todo  el  tiempo  trascurrido  hasta  el  dia  de  hoy,  no  ha 
dado  un  solo  paso,  ó  á  lo  menos  no  ha  llegado  á  nuestra  noticia  dato  alguno 
sobre  estremo  tan  importante  como  curioso.  El  plagio  está  patente,  pero  la 
esplicacion  no  se  encuentra,  ni  tal  vez  podrá  darse  ningima  que  sea  satisfac- 
toria. 

¡Misterio  hay  en  la  Dedicatoria  de  la  primera  parte  del  Ingenioso  Hidalo-o. 
Su  lectura  detenida  infunde  verdaderamente  sospechas,  porque  sus  miembros 
no  están  perfectamente  relacionados,  sus  conceptos  no  se  corresponden  con  la 
claridad  y  severa  lógica  á  que  nos  acostumbra  Cervantes.  Las  frases  copiadas 
de  otros  autores  por  escritor  tan  original,  y  que  se  envanecía  de  inventar  con 
gran  rareza,  aumentan  las  dudas;  pero  casi  estamos  inclinados  á  preguntar  si 
entraña  gravedad  verdadera  ese  logogrifo,  (>  no  significa  mas  que  un  capricho. 


4J     Yaztn  sus  restos  mort.iles  en  la  iglesia  de  Santiago  tie  los  Españoles,  de  Roma.  Fué  natuial 
de  Villacastin. 


25o  REVISTA    DE    VALENCIA. 


una  burla,  ó  quizá   un   deseo  de  terminar   con  facilidad   una  cuestión  enojosa, 
accediendo  á  exigencias  de  una  clase  descontentadiza  y  suspicaz. 

El  enigma  está  propuesto,  planteado  el  problema.  ¿Tendrá  alguna  vez  solu- 
ción acertada? 

José  M.  Asensio. 
(Se  cofitiui/íirá.) 


SET  TINCH. 


QUINTA  PARAULA  DE  JESUCRIST  EN  LA  CREU. 


Sitio. 

úvoLS  y  vents  de  tempestat  batallen; 
Cel  y  térra  patixen  ¡...tot  es  dol! 
iOmbres  lo  crim  del  Gólgota  envoltallen; 


¡S'  ha  apagat  per  complet  la  llum  del  sol! 

Sinestre  resplandor  de  roja  flama, 
Lo  negre  vel  deis  núvols  desgarrant, 
Rápit  allunienar  lo  tétrich  drama 
Se  ven  en  les  tenebres  cada  instant. 

Tres  creus  dalt  lo  Calvar!  ensangrentades 
Deixen  vore  los  raigs  ab  sos  fulgors; 
Riu  deis  pacients  la  xusma  á  carcallades, 
Plora  la  santa  Mare  deis  Dolors. 

Plora  de  Jesucrist  les  agoníes, 
Plora  els  escarnís  que  els  sayons  li  fan; 
Y  ¡ay!  lo  deixeble  Joan  y  les  Marías 
Plorant  també  junt  á  la  creu  están. 


Furiós  r  buraca  gruny...!  lo  tro  redóla 
Per  la  concavitat  del  firmament; 
Y  mentres  d'  Eli  blasfema  la  jentoia, 
Sagella  ab  sanch  lo  Just  son  testament. 


252  REVISTA    DE   VALENCIA. 


Eli,  del  martiri  en  la  terrible  estona, 
Quan  de  dolor  la  térra  se  estremix, 
Fins  á  sos  propis  enemichs  perdona, 
La  salvació  al  Bon  Lladre  li  oferix. 

EU,  ans  que  1'  esperit  al  Etern  Pare, 
Li  entregue  en  lo  suplici,  els  ha  donat 
A  son  deixeble  amat,  mare  en  sa  niare, 
Fill,  á  sa  mare,  en  son  deixeble  amat. 

Baix  lo  pelat  Calvari  1"  iníern  brama; 

Y  al  cel  la  vista  algant  sense  conort: 
"Pare,  ¿per  qué  m"  abandoneu?,,  esclama, 
Al  vores  ya  en  les  ansies  de  la  mort. 

Un  febrosench  '"¡Set  tinch!"  en  1'  agonía 
Pareixen  pronunciar  sos  llavis  sechs; 
Mes  no  1'  entén  la  faramalla  impía, 

Y  á  sa  pietat  contesta  ab  sos  renechs. 

Y  EU,  qu  anegar  lo  mon  poguera  en  1'  hora 
Ab  un  altre  diluvi  universal, 
¿Aigua  acás  buscará,  mentres  1'  acora 
Del  esperit  la  set  inmaterial? 

¿Set  d'  aigua  Aquell  que  de  la  mar  inquieta 
Sol  refrenar  los  ímpetus  bravius, 

Y  pot,  si  vol,  omplir  nostre  planeta 
De  cascades,  de  fonts,  de  llachs  y  rius' 

;Set  d'  aigua  Aquell  que  de  matí  y  vesprada 
Escampa  sobr  els  camps  sos  richs  tresors, 
Ouan  en  son  pur  alé  fresca  rosada 
Els  envia  á  les  plantes  y  á  les  flors? 

¿Set  d'  aigua  Aquell  que  en  cristalines  urnes 
Liquides  perles  dona  ais  manantials, 
Fent  que  els  torrents  ab  ses  nacrades  purnes 
Brollen  dende  els  altísims  penyascals...? 


SET    TINCH.  253 


¡No  es  aigua  lo  que  vol  1'  áuinia  sena! 
¿Qué  r  importa  sofrir  al  Redentor? 
No  es  d'  aigua,  no,  la  set  que  sense  treua 
Ses  entranyes  devora:  es  set  de  amor. 

Ardeuta  set  de  que  la  humana  rasa 
Aplegué  á  tindre  un  jorn,  per  sa  bondat, 
\Jn  Deu,  una  familia  y  una  casa 
Ahon  viure  en  pau,  amor,  fé  y  Uibertat. 

Ardenta  set  de  que  en  lo  mon  no  imperen 
La  iniquitat,  la  forga  ó  la  pasió, 

Y  en  la  conciencia  de  les  gents  prosperen 
La  justicia,  la  lley  y  la  rahó. 

Ardenta  set  de  (jue  (juant  1'  home  esbare, 
Tots  pera  alearlo  li  allarguém  les  mans, 
Ya  que  en  lo  cel  tenim  un  mateix  Pare, 
Ya  que  tots  en  la  térra  som  gemians. 

Eixa  rónega  set  atormentarli 
Sent  de  sa  vida  en  los  moments  ya  breus, 

Y  allivi,  per  bandeig,  fingint  donarli 
L'  estol  se  acosta  deis  traydorsjudeus. 

Set  que  á  la  soldadesca  se  li  antoixa 
Fácil  Uevarli  al  que  la  estíl  patint, 

Y  de  Jesús  en  la  darrer  congoixa, 
Lo  sacrifici  inmeus  goja  escarnint. 

Una  esponja  en  vinagre  y  fel  li  banya 
Pera  aplacar  sa  inextinguible  set, 

Y  nugada  al  estrem  de  llarga  canya 
L'  alca  y  deis  llavis  li  la  posa  á  tret. 

¡Fel  y  vinagre  al  que  de  niel  hiblea, 
Sa  pura  sanch  escampa  ab  greus  dolors. 
Pera  qu"  eternament  la  panacea 
Siga  que  cure  els  danys  deis  pecadors! 


254  REVISTA   DE   VALENCIA. 


¡Sublim  abnegado,  qu"  ells  no  comprenen! 
Jesús  r  amarga  pócima  es  beurá? 
Retrona  la  montanya;  ¡els  raigs  la  enconen! 
Deixeulo,  malastruchs,  deixeulo  ya. 

¡Fel  y  vinagre!  Ensemps  que  la  refusa, 
"Per  vosaltres,  esclama,  á  morir  vinch; 
Mon  cor  en  foch  de  caritat  s'  abrasa; 
Set  tinch  de  amor,  humanitat,  set  tinch.,, 

CONSTANTÍ    LlOMBART. 


EL    HISTORIADOR    VICIANA. 


(') 


^'UE^"0  ESTUDIO  BIOGRÁFICO. 


OMPAÑEROS  de  armas  del  invicto  Jaime  I  de  Aragón,  fueron — en  la 
codiciada  presa  de  Burriana — los  ascendientes  de  Rafael  Martin  de  Vi- 
ciana.  Oriunda  su  familia  del  antiquísimo  Vicus  Ausoftettsis  romano, 
del  que  tomó  su  apellido,  y  no  de  extranjera  regia  estirpe,  según  por  mas  enalte- 
cerla supuso  nuestro  cronista,  quedó  radicada  en  aquella  pintoresca  y  rica  villa 
desde  su  conquista  de  poder  de  los  sarracenos;  y  como  nobles  de  la  mas  califi- 
cada nobleza,  fueron  reputados  siempre  todos  sus  individuos. 

Penúltimo  vastago  de  la  misma  nuestro  historiador,  allí  vino  al  mundo  en 
el  año  de  1502.  Su  abuelo  D.  Martin  de  Viciana,  muy  dado  á  las  letras,  pero 
mas  diestro  aun  en  las  armas,  fué  Consejero  del  Rey  D.  Fernando  el  Católico  y 
Portaut-veces  de  general  gobernador  de  este  antiguo  reino,  desde  el  rio  de 
Uxó  arriba,  hacia  las  partes  del  Maestrazgo  y  Cataluña,  de  cuya  demarcación 
era  la  capital  ó  cabeza  Castellón  de  la  Plana,  donde,  ejerciendo  ya  dicho  cargo, 
le  hallamos  en  el  año  1482,  en  que  ante  el  notario  Jaime  Martí,  funda  un  bene- 
ficio en  la  Iglesia  parroquial  de  Burriana,  bajo  la  invocación  de  Santa  Ana,  en 
el  altar  del  mismo  título,  cuyo  patronato  deja  á  su  hijo  D.  Rampston,  y  descen- 


(1)  Saben  los  lectores  de  esta  REVISTA  que  laSociedatl  Valenciana  de  Bibliófilos  est.í  publicando 
la  Crónica  de  Viciana,  y  que  al  frente  de  esta  nueva  publicación  vá  un  interesante  estudio  biográ- 
fico y  bibliográfico  de  ese  ilustre  historiador  y  de  su  obra,  debido  al  erudito  cronista  de  Valencia 
Don  José  María  Torres.  Como  estos  libros  de  los  bibliófilos  tienen,  por  sus  especiales  condiciones, 
limit.ada  circulación,  creemos  prestar  un  servicio  á  los  amantes  de  las  letras  reproduciendo  en  e3te 
lugar  la  parte  biográfica  del  estudio  del  Sr.  Torres.  (Nota  de  la  R.) 


256  REVISTA   DE    VALENCIA. 


dencia  del  mismo,  y  faltando  ella,  á  los  parientes  mas  cercanos.  Y  se  desprende 
que  le  tenia  en  mucho  aprecio  aquel  monarca,  porque  el  dia  mismo  en  que 
tomó  á  Granada — 2  de  Enero  de  1492 — le  comunic<)  este  fausto  suceso  por  real 
carta  fechada  en  aquella  ciudad. 

Establecido  en  ^'alencia  el  Tribunal  de  la  Inquisición  y  perteneciendo  á 
la  regia  corte  los  bienes  que  sufrían  condena  por  delitos  de  herética  y  apos- 
tólica pravedad,  fuéle  confiscada  íi  cierta  ón/j'a  y  heclñcera  una  casa,  en  la  calle 
de  la  Cruz  Nueva,  inmediata  al  hoy  derruido  convento  de  monjas  Canonesas 
de  San  Cristóbal.  De  ella  hizo  graciosa  donación  D.  Fernando  el  Católico 
á  su  Consejero,  y  en  mi  tris  estuvo  de  que  no  vinera  al  suelo  á  impulsos  de  la 
piqueta  de  los  agermanados,  por  el  odio  que  profesaban  á  todos  los  nobles,  y 
singularmente  á  D.  -Ranipston  de  Viciana,  hijo  de  D.  Martin  y  tio  de  nuestro 
cronista. 

Habia  sucedido  el  D.  Rampston  á  su  padre  en  el  cargo  de  Portan t-veces  de 
gobernador  en  la  Plana,  y  no  solamente  logró  mantener,  durante  las  altera- 
ciones de  la  Gemianía,  en  la  obediencia  del  rey  á  casi  todas  las  poblaciones  de 
su  jurisdicción,  si  que  además  supo  imponerse  á  las  que  mostraban  sus  simpa- 
tías por  los  que  en  armas  se  habían  levantado  y  las  paseaban  triunfantes  por 
toda  la  gobernación  de  Valencia.  Designado  luego  por  el  Consejo  para  mandar 
una  de  las  huestes  que,  organizada  en  Benicarló,  habia  de  unirse  al  ejército 
puesto  á  las  órdenes  de  D.  Alonso  de  Aragón,  duque  de  Segorbe,  salió  á 
campaña  en  el  año  1521,  acreditando  su  valor  en  cuantos  lances  se  ofrecieron, 
marcadamente  en  la  célebre  jornada  en  que  quedaron  derrotados  los  sediciosos 
sobre  el  campo  de  Murviedro.  Los  grandes  servicios  que  prestó,  valiéronle  ser 
nombrado  gobernador  de  esta,  entonces  villa,  y  su  castillo,  con  facultad  de  re- 
tener el  otro  gobierno,  aparte  de  los  especiales  honores  con  que  le  distinguió 
el  virey  D.  Diego  Hurtado  de  Mendoza,  conde  de  Melito,  y  los  señalados  que 
alcanzó  del  mismo  emperador. 

Tampoco  anduvieron  remisos  en  esta  guerra  D.  Jaime  Viciana,  caudillo  de 
las  banderas  de  la  Plana  y  de  su  capital,  Castellón,  y  D.  Martin  de  Viciana, 
hermano  de  D.  Rampston  y  padre  de  nuestro  cronista.  Habia  sido  el  segundo, 
paje  de  D.  Fernando  el  Católico,  era  caballero  del  hábito  de  Calatrava,  y  por 
su  lealtad  y  excelentes  dotes  quedó  encargado  del  gobierno  que  ejercía  su  her- 
mano— durante  la  ausencia  del  mismo — y  de  la  defensa  de  la  villa  de  Burriana. 

En  el  año  1522  pasó  á  Zaragoza,  destinado  como  mayordomo  al  servicio 
de  D.  Fernando  de  Aragón,  nieto  del  rey  Católico,  arzobispo  que  fué  mas  ade- 
lante de  aquella  Metropolitana  Sede;  y  en  cierta  conjuración  que  se  fraguó  en 
aquel  reino,  en  que  también  andaba  la  mano'  de  los  alterados  de  la  Gemianía, 
le  mataron  sacrilegamente  dentro  de  la  Iglesia  de  Alcañiz,  á  tiempo  que  se  ce- 
lebraba la  misa  conventual,  dia  de  la   Ascensión  del  Señor,  por  defender  con 


EL    HISTORIADOR    VICIANA.  257 


heroico  denuedo  al  citado  D.  Fernando,  Comendador  que  era  entonces  de  dicha 
ciudad,  perteneciente  á  la  orden  de  Calatrava,  quien  mandó  que  se  erigiese,  en 
el  castillo  de  la  misma,  decorosa  sepultura  para  los  restos  de  su  infortunado  y 
leal  servidor,  en  donde  realmente  fueron  depositados. 

Nuestro  cronista,  que  á  la  sazón  contaba  veinte  años,  habia  emprendido 
desde  niño  los  estudios  en  esta  capital,  teniendo  por  compañeros  á  otros  jóve- 
nes de  las  primeras  familias,  que  luego  fueron  personajes  de  distinción,  según 
él  mismo  nos  lo  refiere  en  la  2."  parte  de  su  Crónica,  hablando  de  Don 
Juan  Aguiló  Romcu  de  Codinats ,  con  estas  palabras:  "en  las  escuelas, 
donde  le  conoscí,  ya  se  leuantaua  con  pensamientos  altos  y  con  un  asseo  y 
ser  de  persona  de  mucha  calidad;  y  assi  luego  que  fué  de  mas  hedad,  hallán- 
dose sin  padre  y  só  potestad  de  tutor,  se  fué  á  Sevilla,,,  etc. 

No  consta  justificado  que  Viciana  tomase  en  esta  Universidad  literaria  el 
grado  de  doctor  en  ambos  derechos,  como  alguno  de  sus  biógrafos  escriben; 
antes  bien,  creemos  que  ni  á  la  licenciatura  debió  optar,  porque  atendido  su 
carácter,  no  es  de  presumir  que  hubiera  callado  esta  circunstancia,  cuando  de 
todas  las  que  podian  favorecerle  nos  hizo  puntual  relación.  Mas  no  puede  du- 
darse, en  cambio,  que  dio  muestras  de  precocidad  de  ingenio,  y  que  desde  su 
infancia  leyó  con  aprovechamiento,  cobrando  decidida  inclinación  á  los  estudios 
históricos,  pues  á  los  quince  años,  en  27  de  Setiembre  de  1517,  comenzó  la 
1.^  parte  de  su  Crónica,  y  en  componer  las  cuatro  de  que  consta,  pasáronse  cua- 
renta y  ocho  y  medio,  hasta  que  dio  terminada  la  cuarta  en  ló  de  Marzo 
de  1566. 

No  entraremos  á  discutir  el  mayor  ó  menor  mérito  de  esta  obra,  porque 
para  poder  formar  exacto  juicio  sobre  ella,  preciso  nos  seria  conocerla  por  com- 
pleto. Su  primera  parte  murió  para  siempre,  por  lo  visto,  apenas  dada  á  luz, 
y  ni  el  mas  leve  fragmento  se  ha  logrado  salvar  ó  descubrir,  según  ocasión  de 
exponer  tendremos  luego.  Para  escribir  las  tres  restantes,  Viciana,  contemporá- 
neo de  Zurita,  recurrió  á  las  mismas  fuentes  que  este.  Inspeccionó  los  archivos 
públicos  y  particulares,  y  si  bien  la  2.''  parte  de  la  Crónica  debe  ser  concep- 
tuada como  un  tratado  genealógico  ó  nobiliario  de  las  familias  de  este  antiguo 
reino,  las  noticias  que  nos  dá  son  todas  ajustadas  á  los  documentos  que  se  le 
facilitaron,  como  acontece  en  la  3."  parte  al  hablar  de  las  ciudades,  villas  y  pue- 
blos, llamadas  reales,  que  estaban  incorporadas  á  la  Corona.  Consagrada  la  4.^ 
y  última  á  relatar  los  sucesos  acaecidos  en  este  pais,  durante  el  levantamiento 
de  los  agermanados,  de  los  que  fué  testigo  presencial,  si  no  escrita  con  abso- 
luta imparcialidad,  como  algunos  pretenden,  hemos  de  convenir,  abogando 
siempre  por  los  fueros  de  la  verdad,  en  que  se  ciñó  á  ella  mas  que  ningún  otro, 
aun  cuando  no  hubiera  sido  de  extrañar  que  se  mostrase  algo  parcial  quien  habia 
perdido  á  su  padre,  inmolado  por  los  sediciosos.  Viciana,  sin  embargo,  atendió 

17 


258  REVISTA   DE    VALENCIA. 


mas  que  á  lo  que  su  apasionamiento  pudiera  dictarle,  á  la  resultancia  de  las 
piezas  justificativas  que  tuvo  á  la  vista,  y  que  le  proporcionó  Francisco  Selles, 
secretario  del  virey  D.  Diego  Hurtado  de  Mendoza,  por  mandado  de  este, 
consistentes  en  el  registro  original  de  las  cartas,  provisiones  y  órdenes  reserva- 
das que  se  expidieron,  para  que  con  vías  verdad  yo  pudiera  escriuir  esta  liys- 
toria,  dice  el  propio  Viciana  en  esta  misma  parte. 

Vencida  la  Gemianía,  es  cuando  nuestro  cronista  hubo  de  continuar  sus 
estudios  de  Humanidades  y  oir,  tal  vez,  algún  curso  de  Derecho  en  esta  es- 
cuela, prosiguiendo,  á  la  par,  la  composición  de  la  obra  que  hemos  mencio- 
nado, comenzada  en  Setiembre  de  1517.  Nada  de  positivo  hemos  podido  inqui- 
rir tocante  á  este  periodo  de  su  vida,  y  solo  sí  nos  consta,  que  por  la  corte  ó 
tribunal  de  la  Ciobernacion  de  esta  ciudad,  á  instancia  de  D.  Sancho  de  Car- 
dona, almirante  de  Aragón,  marqués  de  Guadalest,  se  mandó  en  21  de  No- 
viembre de  1533  á  Martin  de  Viciana,  señor  que  se  titulaba  de  Carabona,  que 
no  hiciese  actos  algunos  concernientes  á  dicho  lugar,  situado  en  el  término  de 
Burriana. 

Publicadas  ya  las  cuatro  partes  de  la  Crónica  de  Valencia,  parece  ser  que 
los  recursos  económicos  de  Viciana  iban  mas  en  menguante  que  en  creciente,  y 
que  necesitó  emplearse  en  algo  para  vivir  con  decoro.  Así  dá  margen  á  sos- 
pecharlo un  acuerdo  del  Municipio  de  Nules,  tomado  en  11  de  Agosto  de  1566, 
en  virtud  del  cual,  "como  quiera  que  por  el  discreto  Martin  de  Viciana,  notario, 
"se  haya  hecho  cierta  crónica,  en  la  cual  trata  de  la  Gemianía  que  hubo  en  el 
"presente  reino,  en  la  cual  guerra  la  presente  villa  de  Nules  soportó  muy 
"grandes  trabajos,  por  tener,  como  tuvo,  asentado  el  campo  en  la  misma,  y 
"por  ello  la  alaba  en  gran  manera,  por  haberlo  hecho  tan  bien  en  favor  de  la 
"magestad  del  Rey;  y  por  cuanto  el  dicho  Viciana  ha  sido  nombrado  Notario 
"de  los  Jurados  de  la  villa  de  Burriana,  y  es  persona  de  mucha  honra,  que  tra- 
"bajará  mucho  para  que  haya  paz  entre  la  baronía  de  Nules  y  dicha  villa  de 
"Burriana;  por  tanto,  si  le  parecía  al  Consejo,  podrá  dársele  algún  aguinaldo 
"por  los  trabajos  que  ha  tenido  en  loar  dicha  villa,  como  igualmente  por  el 
"mucho  bien  que  puede  causarnos;  y  así,  todo  el  espresado  Consejo  fué  de  pa- 
"recer  que  se  le  diese  alguna  cosa  que  fuese  honesta,,  etc. 

El  acta  de  esta  sesión,  redactada  en  valenciano,  que  casi  literalmente  hemos 
traducido,  nos  certifica  que  Rafael  Martin  Viciana  estaba  ejerciendo  el  cargo  de 
Notario  en  su  villa  natal,  habiéndole  elegido  por  suyo  los  Jurados  de  la  misma. 
Revela  también  que  nuestro  cronista  gozaba  de  algún  prestigio  entre  sus  com- 
patricios, y  por  eso  los  de  Nules  aspiraban  á  ganarse  su  voluntad,  con  ánimo 
de  (jue  coadyuvara  á  la  concordia  de  ambas  villas,  casi  siempre  enemistadas  por 
la  candente  y  perpetua  cuestión  sobre  aguas  de  riego.  Y  parece  oponerse  al 
sentir  de  los  (juc  dijeron  que  Viciana  se  graduó  de  doctor  en  ambos  derechos, 


EL  HISTORIADOR  VICIANA. 


259 


porque  no  era  lo  regular  en  aquella  época  que  el  investido  con  tan  honroso 
título  descendiera  al  ejercicio  de  una  profesión  que,  si  en  mucha  estima  tenida 
nunca  habilitaba  para  llegar  á  los  altos  cargos  confiados  á  los  primeros,  ni  lle- 
vaba consigo  anexa  la  calidad  de  noble,  que  por  lo  común  ganaba  el  graduado 
in  utroque  jure.  Esto  nos  afirma  mas  en  la  creencia  de  que  Rafael  Martin  de 
Viciana,  si  acaso,  estudió  ó  asistió  á  oir  algún  curso  de  Derecho  en  nuestra  Uni- 
versidad, pero  no  todos  los  que  bastaban  pana  el  ejercicio  de  la  abogacía. 

Poco  sabemos  del  último  periodo  de  su  vida,  ni  menos  hemos  podido  averi- 
guar el  año  en  que  ocurrió  su  fallecimiento.  Pruebas  corregidas  teníamos  de  estos 
apuntes  cuando  un  feliz  acaso  nos  deparó,  sin  buscarlos,  datos  inesperados  que 
nos  permiten  asegurar  alcanzó  edad  octogenaria.  En  un  volumen  manuscrito  en 
el  último  tercio  del  siglo  XVI  y  en  el  primero  del  XVII,  sin  nombre  de  autor 
titulado  Fama  pc>stnma  de  San  Luis  Beriran,  que  procedente  de  la  librería  del 
que  fué  Monasterio  de  Predicadores  de  esta  ciudad,  se  conserva  en  su  Biblioteca 
universitaria  y  provincial,  dice,  el  que  lo  compuso,— en  el  capítulo  VII,  que  se 
refiere  á  los  meses  de  Noviembre  y  Diciembre  de  1581 — poco  mas  ó  menos  lo 
que  sigue:  "Martin  de  Viciana,  historiador  bien  conocido,  vivia  en  la  villa  de 
"Burriana,  su  patria,  al  tiempo  que  murió  en  Valencia  Fray  Luis  Bertrán.  Luego 
"que  supo  su  bienaventurada  muerte,  se  consoló  con  lo  que  debía  consolarse 
"todo  católico  valenciano,  y  fué,  tener  en  defensa  del  reino  de  Valencia,  á  mas 
"de  las  dos  columnas  de  entrambos  Vicentes,  otra  tercera  que  era  el  dicho  Ber- 
"tran.  Fuéle  tan  devoto  mientras  vivia,  que  deseando  saber  su  tránsito  y  algunas 
"de  las  muchas  particularidades  que  le  siguieron,  mostrando  señales  de  su  santa 
"vida  y  trasmigración  á  la  eterna,  escribió  desde  Burriana,  con  fecha  19  de  No- 
"viembre  del  mismo  año  (1581)  al  P.  Maestro  Fray  Vicente  Justiniano  Antist  pi- 
"diéndole  que  de  ello  le  informara  y  le  enviase  alguna  parte  de  la  túnica,  correa, 
"zapato  ú  otra  cosa  de  las  que  llevara  el  santo  al  tiempo  que  voló  al  cielo,  pues 
"no  se  daba  por  contento  de  tener  dos  cartas,  escritas  todas  de  manos  del  santo, 
"que  guardaba  con  amor  y  devoción.  El  mensajero  que  trajo  la  carta,  le  llevó  un 
"pedazo  de  escapulario  del  santo  y  la  respuesta  del  Maestro  Antist  con  fecha  2 1 
"del  propio  mes.  Recibió  Viciana  la  reliquia  con  gran  gozo  y  estimación,  pero 
"diciéndole  el  P.  Justiniano  en  su  carta,  que  la  prisa  del  portador,  muchedumbre 
"de  excelencias  que  se  descubrían  de  la  santidad  en  vida  y  muerte  de  Fray  Luis 
"Bertrán  y  ocupaciones  propias,  le  impedían  que  pudiera  satisfacer  su  gran  deseo 
"de  saberlas  por  su  boca,  mas  que  en  breve  sacaría  á  luz  la  historia  con  que  á  to- 
"dos  seria  manifiesta  su  santidad.  Repitió  Viciana  segunda  epístola,  fechada  en 
"Burriana  á35  del  mismo  mes,  en  la  cual,  teniendo  por  cierto,  decía,  que  el  Virey 
"habría  dado  razón  al  Rey  y  este  al  Papa,  y  el  Patriarca  D.  Juan  de  Ribera  á 
"ambos,  de  los  portentos  de  la  vida  y  muerte  del  santo,  y  consideradas  la  facili- 
"dad  con  que  se  podrían  formar  los  procesos,  como  de  cosas  notorias  y  cercanas. 


200  REVISTA   DE  VALENCIA. 


"y  la  solicitud  con  que  lo  procurarían  los  Jurados  de  Valencia,  esperaba  que 
"juntos  Virey,  Patriarca  y  Jurados  pudiesen  abreviar  mucho  el  curso  de  todo  lo 
"necesario  para  la  Canonización.  Y  protesta  de  su  ansia  efi  la  edad  octogenaria, 
"por  verle  aun  canonizado  para  poder  decir  con  el  santo  Simeón:  Nuiíc  dimittis 
'■^sennwi  imiin.„ 

Cónstanos  asimismo  que  Viciana  contrajo  matrimonio,  del  que  dejó  un  hijo 
llamado  Mateo,  que  no  obstante  haber  casado  tres  veces,  no  logró  alcanzar  su- 
cesión. De  él  hemos  visto  testimonio  de  una  información  que  promovió  ante  el 
gobernador  de  esta  ciudad,  librada  por  Juan  Daza,  notario  de  ella,  en  12  de 
Abril  de  1601,  en  la  que  se  declara  la  nobleza  de  D.  Martin  de  Viciana,  que  le  fué 
concedida  por  el  rey  D.  Juan  II  de  Aragón,  con  privilegio  dado  en  Calatayud  a  28 
de  Setiembre  1461,  y  que  confirmó  Carlos  I  en  Monzón  á  15  de  Setiembre  de 
1542,  en  que  dice  que  Cosme  y  Rafael  Martin  de  Viciana  (nuestro  cronista)  son 
nietos  y  descendientes  de  D.  Martin  de  Viciana,  gobernador  de  Castellón.  Y  en 
la  sentencia  pronunciada  en  dicha  información,  se  añade  que  D.  Mateo  de  Vi- 
ciana era  legítimo  hijo  descendiente  por  línea  masculina  de  dicho  Martin  de  ^  icia- 
na,  sobrino  de  Rampston  de  Viciana,  gobernadores  respectivamente  de  la  Plana, 
é  hijo  de  Rafael  Martin  de  Viciana;  y  que  por  tanto  constaba  que  el  citado 
Mateo  era  de  linaje,  parentela  y  prosapia  de  los  Vicianas,  y  por  consiguiente, 
caballero  generoso  de  sangre  y  descendencia  militar. 

Mateo  Viciana  otorgó  su  último  testamento  en  esta  ciudad,  ante  el  notario 
Miguel  Alavés,  en  3  de  Diciembre  de  1625,  instituyendo  por  heredera  á  Santa 
Ana  de  Burriana,  y  fundando  una  administración  de  mas  de  dos  mil  libras 
valencianas  (quince  mil  reales)  de  renta,  para  diferentes  celebraciones  y  obras 
pías.  Dejó  administradores  al  vicario  perpetuo  y  á  un  beneficiado  del  clero 
de  dicha  villa,  y  entre  los  bienes  que  la  componían,  se  contaba  la  casa 
solar  de  sus  mayores,  donada  en  tiempo  de  la  conquista  por  D.  Jaime  I  á 
Rampston  de  Viciana:  dos  alquerías  con  sus  tierras,  denominada  la  una  del  Salí, 
en  la  que  se  fabricaba  azúcar;  y  un  censo,  de  capital  de  mil  libras,  que  le  res- 
pondía la  villa. 

Murió  en  Valencia,  y  conforme  á  su  postrera  voluntad  fué  conducido  su  ca- 
dáver á  Burriana,  y  depositado  en  la  sepultura  de  los  suyos,  erigida  al  lado  del 
altar  mayor,  en  la  pieza  de  racionalato,  sitio  que  antes  de  la  reedificación  de  la 
Iglesia  lo  ocupaba  la  capilla  de  Santa  Ana,  del  patronato  de  esta  familia. 

Al  cabo  de  algunos  años,  dos  caballeros  de  Játiva  descendientes  de  Doña 
María  de  Próxita  y  Valeriola,  movieron  pleito  contra  dicha  administración  por 
los  dotes  de  sus  mujeres,  ganáronlo,  y  les  fueron  adjudicados  todos  los  bienes 
á  ella  sujetos  por  Mateo  de  Viciana. 

El  manuscrito  del  que  tomamos  estos  datos,  cuya  fecha  incierta  no  podemos 
determinar,  pero  de  letra  que  semeja  ser  de  mediados  del  siglo  j)róximo  pasado, 


EL    HISTORIADOR    VICIANA.  201 


flice  que  la  casa  solar  de  la  familia  de  Viciana,  es  la  que  al  presente  poseen 
los  herederos  de  José  Gosalbo  y  Soler,  ó  sea  la  primera  á  mano  izquierda,  en- 
trando por  el  portal  de  Valencia.  Poco  luibiéramos  fiado  de  las  noticias  de 
aquel  anónimo  documento,  ni  de  él  hiciéramos  mención,  á  no  resultar  que  el 
que  los  daba,  callando  su  nombre,  era  merecedor  de  entero  crédito.  Hoy,  gra- 
cias á  la  buena  ventura  que  nos  lo  proporcionó,  y  á  los  mejores  oficios  del  mo- 
desto cuanto  ilustrado  sacerdote  D.  Manuel  Llanes  y  Montull,  natural  de  Bur- 
riana,  hemos  podido  poner  en  claro,  que  la  casa  solar  de  los  Vicianas,  que  en 
el  siglo  pasado  poseía  la  familia  de  los  Gosalbos,  es  la  situada  en  la  calle  del 
Medio,  núm.  2,  de  la  espresada  villa,  propia  actualmente  de  la  viuda  de  Don 
Juan  Bautista  Gibernau.  A  este  señor  la  vendió  el  barón  de  Terrateig,  que  entre 
sus  apellidos  lleva  también  el  de  Gosalbo,  y  el  escudo  de  armas  de  los  Vicianas 
que  sobre  la  puerta  de  aquel  edificio  se  ostentaba,  fué  retirado  por  dicho  título, 
colocándolo  en  una  almazara  contigua  á  otra  casa  de  su  propiedad,  puesta  en  la 
calle  de  la  Merced,  núm.  l,  en  donde  al  presente  se  muestra. 


Pasando  ahora  al  examen  bibliográfico  de  las  obras  de  Rafael  Martin  de 
Viciana,  sabido  es  que  además  de  las  cuatro  partes  de  la  Crónica  de  Valencia, 
compuso  también  otra  obrita  titulada  Alabanzas  de  las  lenguas  hebrea,  griega, 
latina,  castellanay  valenciana,  en  4.",  impresa  en  esta  ciudad  por  Juan  Navarro 
en  1574,  dedicándola  al  ilustre  Senado  de  la  misma.  Trata  en  ella  del  origen  y 
excelencias  de  las  lenguas  castellana  y  valenciana,  y  en  la  Dedicatoria  pide  al 
Senado  "le  perdone  por  haber  vertido  esta  obra  de  valenciano  en  castellano: 
"que  por  la  misma  causa  (añade)  hube  de  vertir  la  Crónica  de  Valencia  y  el 
"Libro  de  la  Nobleza  é  Hidalguía,  Armas  y  Blassones,  y  el  Libro  de  Recreación  de 
^los  dias  calurosos  de  Julio,  que  después  de  haberlos  copilado,  en  la  versión  de 
"todos  ellos  tuve  otro  tanto  trabajo  solamente  por  hacerlos  comunicables  á 
"otras  muchas  Provincias.,,  De  lo  cual  se  deduce,  que  aparte  de  las  obras  referi- 
das, produjo  el  libro  Recreación  de  los  dias  calurosos  de  Julio,  del  que  memoria 
ninguna  nos  ha  quedado;  y  que  después  de  haberlas  compuesto  en  valenciano, 
las  vertió  todas  al  castellano.  Esto,  que  por  una  parte  fué  un  bien,  nos  ha  pri- 
vado del  gusto  de  poder  aquilatar  la  pericia  de  nuestro  Cronista  en  el  manejo  de 
su  nativa  lengua,  á  pesar  de  que  en  la  época  en  que  escribió  caminaba  ella  rápi- 
damente á  su  decadencia,  ó  mejor  dicho,  había  decaído  casi  del  todo  y  solo 
alguna  que  otra  vez  vino  á  dar  señales  de  su  literaria  existencia.  No  es  de  supo- 
ner, por  lo  tanto,  que  Viciana  la  reanimase,  dotándola  de  aquella  exhuberante 
vida,  galanura  y  explendor  de  que  gozó  en  los  siglos  XIV,  XV  y  principios  del 
XVI,  pero  nos  atrevemos  á  asegurar,  sí,  que  de  cualquier  traza  que  hubiera 
escrito  en  valenciano,  habríalo  hecho  mejor  que  en  castellano.  Y  con  decir  esto 


202  REVISTA   DE    VALENCIA. 


ninguna  ofensa  creemos  causarle;  que  él  mismo  hubo  de  reconocer  sus  faltas  de 
lenguaje — quizás  por  habérselas  criticado  alguien,  apenas  publicadas  las  dos  pri- 
meras partes  de  su  Crónica — pues  en  el  prólogo  de  la  tercera,  después  de  excu- 
sar los  yerros  que  cometiera  el  impresor,  añade:  "La  segunda  falta  será  mia  e 
"aquella  en  una  de  dos  maneras.  O  en  la  lengua,  que  por  ser  yo  valenciano  no 
"escriviere  tan  polido  Castellano  qual  se  habla  en  Toledo,  e  quanto  en  esto 
"merezco  perdón:  porque  la  lengua  Castellana  es  diferente  entre  si  por  tener 
"los  reynos  diversos  e  espaciosos:  e  sino  scrivo  Toledano  alómenos  escrivo  en 
"todo  Castellano  e  harto  mejor  que  no  fueron  scritos  los  antiguos  libros  propios 
"Castellanos.  Y  el  lector  que  en  esto  se  pare  á  reprehendemie,  será  como  los 
"judios  por  quien  se  dixo:  Litera  occidit:  Spiritus  autem  vivificat.  No  se  detenga 
"pues  (yo  se  lo  mego)  el  benigno  lector  en  estas  menudencias,  que  por  aduer- 
"tir  en  ellas  se  desauierta  délo  que  mas  importa  saber  y  entender  déla  hystoria. 
"Y  la  otra  falta  podría  ser  en  la  sentencia  ó  narraciones,  y  pues  desde  aquí  con- 
"fiesso  ser  el  menor  de  los  scriptores,  yo  les  ruego,  que  en  pago  de  lo  que  hé 
"trabajado  en  les  dar  halgo  que  les  agrade,  ó  no  haya  sabido,  me  quieran  en 
"particular  auisar  de  sus  descuydos,  que  no  pueden  ser  sino  muchos  para  que  me 
"enmiende  de  ellos,  que  yo  prometo  de  lo  hazer,  y  agradescer  al  que  nie  hiziere 
"este  beneficio.,, 

Los  bibliógrafos  extrañarán  acaso  que  hayamos  dicho  no  sernos  posible 
apreciar  el  mérito  de  Viciana  como  escritor  lemosin,  siendo  así  que  D.  Justo 
Pastor  Fuster,  en  sus  Adiciones  y  correcciones  á  las  Bibliotecas  de  Rodríguez  y 
Ximeno,  atribuye  á  nuestro  Cronista  una  traducción  lemosína  de  la  que  hizo  en 
latín  de  la  Económica  de  Aristóteles  Leonardo  Aretino,  ó  por  mejor  decir,  un 
Comentario  ó  exposición  de  los  libros  de  aquel  gran  filósofo,  que  tratan  del 
régimen  ó  gobierno  de  la  casa;  y  otra  traducción,  también  lemosína,  del  Libro 
de  virtuosas  costumbres  de  Lucio  Anneo  Séneca.  Estas  noticias  las  comunicó  á 
Fuster  el  ilustre  valenciano  D.  Francisco  Pérez  Bayer,  quien,  en  uno  de  sus 
viajes  al  Escorial,  tropezó,  en  la  Biblioteca  de  este  famoso  Monasterio  con  un 
Códice  que  llevaba  la  siguiente  marca:  III  D.jj.  Ocasión  de  examinarlo  hemos 
tenido  nosotros  también,  y  la  carta  valenciana  que  precede  á  la  primera  traduc- 
ción— carta  que  no  solo  puede  citarse  como  modelo  del  género  epistolar,  si  que 
como  muestra  de  la  mas  primorosa  y  elegaate  habla  valenciana — nos  convenció 
de  que  el  Sr.  Pérez  Bayer,  no  obstante  su  grandísima  erudición  y  delicada 
crítica,  se  había  equivocado.  La  lectura  sola  del  epígrafe  de  aquella,  abona 
nuestra  opinión.  Dice  así:  Letra  iramesa  per  lo  noble  Mossen  Marti  de  Viciaría, 
Governador  en  Regne  de  Valencia  á  la  noble  Dona  Daniiata  muller  siia  etc. 
Dá  cuenta,  en  el  texto,  el  traductor  á  su  esposa,  de  que  llegado  á  la  capital  de 
su  gobierno,  eran  muchos  y  grandes  sus  trabajos  en  los  graves  asuntos  que  le 
embargaban,  señaladamente  la  persecución  de  bandoleros,  de  que  el  país  estaba 


EL  HISTORIADOR  VICIANA.  203 


infestado;  pero  que  robaba  algunos  momentos  á  su  descanso  de  por  la  noche 
para  dedicarlos  á  su  discreta  y  ausente  compañera,  que,  dotada  de  relevantes 
prendas,  no  vería  mal,  antes  recibiría  con  agrado,  la  traducción  de  la  Económica 
de  Aristóteles,  en  que  tan  buenas  reglas  se  establecen  para  la  acertada  dirección 
y  provechoso  régimen  de  la  casa. 

Semejante  carta,  así  como  las  traducciones  arriba  nombradas,  son,  sin  que 
duda  nos  quepa,  de  D.  Martin  de  Viciana,  abuelo  del  Cronista,  paje  y  del  Con- 
sejo que  había  sido  del  Rey  Católico,  muy  dado  á  las  letras,  pero  mas  diestro 
aun  en  las  armas,  según  antes  hemoj  dicho.  No  hubo  otro  de  su  lamilia  y  de 
su  nombre  y  apellido,  sino  él,  que  fuese  Portant-veces  de  general  gobernador  de 
la  Plana,  en  propiedad.  Ya  podria  objetarse  que  también  ejerció  el  mismo  cargo 
su  hijo  D.  Martin  de  Viciana,  caballero  de  la  Orden  de  Calatrava;  pero  este  lo 
obtuvo  delegadamente  y  por  tan  poco  y  azaroso  tiempo,  que  no  es  de  presumir 
le  fuera  dable  llevar  á  cabo  ambas  versiones  desde  que  se  encargó  de  la  goberna- 
ción de  aquella  provincia  á  mediados  leí  año  1521  hasta  que  murió  en  Alcañiz  á 
manos  de  los  de  la  gemianía  en  Mayo  de  1522. 

Y  hecha  esta  aclaración,  cuya  oportunidad  ajuicio  de  nuestros  lectores  entre- 
gamos, pasemos  á  ver  la  suerte  que  en  su  impresión  sufrieron  las  obras  históricas 
de  nuestro  Cronista. 


Con  sobrada  razón  asegura  el  Dr.  Ximeno  en  el  tomo  I,  tólio  167  de  su  obra 
Escritores  del  reino  de  Valencia,  que  los  libros  de  Viciana  pueden  contarse  entre 
los  raros  del  mundo  literario,  porque  la  experiencia  acredita  cuan  pocas  veces 
puede  hallarse  el  libro  ó  parte  III  de  la  Crónica  de  Valencia,  y  que  es  mucho 
mas  difícil  algún  fragmento  de  cualesquiera  de  las  tres  impresiones  y  aun  de  lograr 
la  cuarta  que  de  esta  II  parte  se  hicieron — según  ocasión  tendremos  de  decir- 
como  también  encontrar  estampada  la  IV  parte.  Y  lo  que  mas  admira  es,  que 
apareciendo — aunque  muy  de  tarde  en  tarde — algún  ejemplar  de  estos  dos  tomos, 
que  padecieron  extraordinaria  persecución  por  la  claridad  con  que  hablaban  y 
por  no  contentar  á  todos,  no  haya  podido  descubrirse  ni  aun  indicio  de  dónde 
exista  la  I  parte  de  la  Crónica — manuscrita  tan  solo  que  fuese — en  que  trataba 
de  la  fundación  y  conquista  de  Valencia,  y  describía  sus  anales  de  próspera  y 
adversa  fortuna  por  mas  de  trescientos  años,  siendo  así  que  no  se  ofrecían  en 
ella  los  motivos  de  contradicción  ni  animosidad  que  las  otras  suscitaron.  Cuantas 
pesquisas  para  dar  con  la  misma  se  han  intentado  han  sido  estériles,  no  obstante 
que  el  eruditísimo  D.  Gregorio  Mayans,  con  su  extraordinaria  actividad,  y  por  el 
cargo  tan  á  propósito  que  desempeñaba,  empleó  buena  parte  de  sus  afanes, 
para  conseguirlo,  llegando  á  prometer  veinte  y  cinco  doblones — son  sus  palabras 
— al  que  le  presentara  un  ejemplar.  El  P.   Rodríguez  y  el   Dr.  Ximeno,  en  sus 


204  REVISTA   DE    VALENCIA. 


respectivas  Bibliotecas — artículo  de  Viciana,  confiesan  que  tampoco  acertaron  á 
verlo.  El  diligente  D.  Francisco  Cerda  y  Rico  visitó  casi  todas  las  Bibliotecas  de 
España,  buscándolo,  y  pidió  noticias  á  muchas  de  las  de  Europa,  sin  que  nin- 
cjuna  le  fuera  suministrada,  y  no  cejando  en  su  empeño,  dijo,  en  las  notas  al 
Canto  del  Türia  de  La  Diana  de  Gil  Polo,  que  la  reimprimiría  si  algimo 
se  lo  proporcionaba.  Y  el  distinguido  D.  Francisco  Xavier  BorniU, — por  demás 
apasionado  á  las  obras  de  nuestro  Viciana, — que  alcanzó  reunir  la  II,  III  y  IV 
parte  impresas,  con  mas  varios  fragmentos  de  las  distintas  impresiones  que  de 
la  II  y  III  se  hicieron — dicha  á  él  exciasivamente  reservada — no  pudo  ad- 
quirir ni  restos  siquiera  de  la  tan  apetecida  II. 

Todo  ello  dio  motivo  á  varios  para  pensar  que  esta  nunca  fuera  estampada, 
creyendo  algiuios  que  Viciana  tomó  por  tal  la  abreviada  relación  histórica  que 
figiira  al  frente  de  la  colección  de  privilegios  concedidos  á  Valencia  por  el  Rey 
D.  Jaime  I  de  Aragón  y  sus  sucesores,  titulada  Aiireum  opus;  y  opinando  otros 
— entre  ellos  el  canónigo  D.  Vicente  Blasco — que  tampoco  la  habia  trabajado 
Viciana,  dedicándose  puramente  á  continuar  la  historia  de  Beuter,  á  la  cual 
reputaba  como  primera  parte  de  la  Crónica  de  Valencia,  y  por  II,  III  y  IV 
las  que  el  propio  Viciana  habia  compuesto.  Pero  unos  y  otros  se  equivocaron, 
y  fuera  de  duda  está  que  él  trabajó   la  I  parte  y  que  realmente  fué  impresa. 

Sobre  lo  primero,  no  hay  que  aducir  mas  testigos  que  al  mismo  Rafael 
Martin  de  Viciana,  el  cual  cita  á  menudo  la  historia  compuesta  por  Beuter,  dis- 
tinguiéndola de  su  I  parte;  y  con  hacer  frecuentes  remisiones  á  esta,  demuestra 
que  contenia  ciertos  capítulos  y  tratados  de  diversas  cosas,  que  en  la  de  Beuter 
no  se  encuentran. 

Menos  puede  dudarse  que  se  imprimiese  la  primera  parte  de  la  Crónica:  lo 
uno  porque  habiéndose  impreso  las  otras,  habia  mas  razón  para  hacerlo  en  esta, 
que  era  la  primera,  y  ningima  susceptibilidad  afectaba,  como  podia  herirla  en  la 
segunda  y  cuarta:  lo  otro,  porque  en  el  postrer  capítulo  de  la  última,  hablando 
de  todas,  pide  que  se  disimulen  los  yerros  del  impresor  y  corrector:  y  lo  otro, 
porque  en  el  frontis  de  la  segunda  parte,  como  en  el  de  la  tercera,  se  dice  impri- 
mirse "con  Privilegio  Real,  según  se  contiene  en  la  primera  parte  desta  Chronyca.,, 

José  María  Torres, 

Cronista  di  Valencia. 


ARENAS  DEL  DESIERTO  EN  UN  RELOJ. 


Trndiiccion  de  I.ongrcllow. 


|,  RF.VE  montón  de  arena  que  en  el  desierto  ardiente 
De  la  encendida  Arabia  barriera  el  vendaval, 
Espía  de  las  horas,  sumiso  á  nuestra  mente. 
Hoy  eres  en  tu  encierro  de  límpido  cristal. 

¡Cuántos  y  cuántos  siglos,  tendida  en  las  llanuras, 
Resplandeciste  al  rayo  del  sol  abrasador! 
¡Cuántas  tú  presenciaste  glorias  y  desventuras! 
¡Cuánto  tú  conociste  de  júbilo  y  dolor! 

Quizás  te  holl(')  el  camello  del  nido  Ismaelita 
Cuando  llevaba  lejos  del  desdichado  hogar 
Al  hijo  predilecto  que  la  traición  maldita 
A  los  paternos  brazos  lograba  arrebatar. 

Quizás  en  el  camino  de  los  ansiados  goces, 
Tú  bajo  el  pié  crujías  del  salvador  Moisés; 
Quizás  los  carros  bélicos  de  Faraón  veloces, 
Lanzábante  á  los  aires,  como  trillada  mies. 


Quizás  viste  á  la  dulce,  purísima  María, 
El  Dios-niño  en  los  brazos,  cruzar  la  soledad, 
Cuando  el  erial  desierto  resplandecer  hacia 
Con  luces  de  esperanza,  de  fé  y  de  caridad. 


266  REVISTA   DE   VALENCIA. 


Y  al  sobrio  anacoreta,  que  en  la  desierta  orilla 
Del  Mar  Rojo  ó  debajo  las  palmas  de  Engaddí, 

A  media  voz  repite,  con  voluntad  sencilla, 
Los  inspirados  salmos  del  viejo  Adonaí. 

Y  al  mercader  errante,  que  en  larga  caravana, 
A  la  oriental  Bassora  dirige  el  tardo  pié; 

Y  al  dócil  peregrino,  que  de  región  lejana, 
A  la  soñada  Meca  marcha  con  ciega  lé. 

Todo  eso  quizás  viste,  breve  montón  de  arena: 
Hoy,  en  la  angosta  cárcel  de  límpido  cristal. 
Sujeta  al  caprichoso  poder  que  te  encadena. 
Cuentas  de  los  minutos  la  sucesión  fatal. 

En  tí  los  ojos  clavo,  y  rota  la  muralla. 
Veo  en  el  vago  fondo  del  diáfano  confín. 
El  árido  desierto  sin  límite  ni  valla, 
El  cielo  inmaculado,  sin  término  ni  fin. 

Y  de  tus  áureos  átomos  el  hilo  trasparente, 
Dilátase  al  impulso  de  un  soplo  burlador, 

Y  convertida  vuelas  en  torbellino  ardiente, 
Agigantada  tromba,  vorágine  de  horror. 

Y  allá  en  el  firmamento,  que  enrojeció  el  ocaso, 

Y  en  el  inmenso  yermo,  que  reposaba  en  paz. 
Corres,  ennegreciendo  tierra  y  cielo  á  tu  paso, 

Y  seguirte  no  puede  mi  pensamiento  audaz. 

¡Ah!  la  visión  se  estingiie,  muere  el  fulgor  incierto; 
Abísmanse  en  el  fondo  del  cóncavo  reló 
El  cielo  enrojecido  y  el  árido  desierto; 
¡Adiós,  ensueños!  La  hora  de  arena  trascurrió. 


Teodoro  Llórente. 


HIJOS  ILUSTRES  DE   MORELLA. 


LOS    ÚLTIMOS    ZURITAS. 


V. 


d/   AGUSTINA  ZURITA  Y  BORRAS  Y   SU   HERMANO    D.    GASPAR. 


jELATANDo  los  sen'icios  prestados  á  la  patria  por  la  ilustre  familia  de  ios 
Zurita,  y  especialmente  de  su  último  representante  D.  Gaspar,  llega- 
mos á  la  pacificación  de  España ,  conseguida  por  la  espulsion  de  los 
invasores  franceses. 

Entonces  se  entregaron  todas  las  familias  á  la  alegría  y,  expansión  en  cele- 
bridad de  tan  fausto  acontecimiento,  olvidando  por  unos  dias  los  disgustos,  los 
ultrajes  y  las  pérdidas  de  la  guerra.  La  de  Zurita,  que  andaba  medio  dispersa, 
volvió  á  reunirse  ganando  en  honra  y  consideración  de  sus  conciudadanos  por 
el  digno  comportamiento  de  D.  Gaspar  durante  toda  la  lucha  de  la  Independen- 
cia, si  bien  mermados  sus  intereses.  En  virtud  de  su  probado  y  relevante 
patriotismo,  el  gobierno  le  concedió  una  gran  cruz,  que  si  no  nos  informaron  mal, 
fué  la  de  Carlos  III;  la  población,  no  una  sino  varias  veces,  le  nombró  Alcalde 
primero  deMorella,  y  mas  tarde,  en  el  año  l823,  cuando  quedaron  anuladas  las 
disposiciones  del  gobierno  constitucional  y  fueron  desarmadas  las  milicias  urba- 
nas, es  sabido  que  por  disposición  superior  se  crearon  cuerpos  de  voluntarios 
realistas,  pasando  las  armas  de  unas  manos  á  otras;  pues  bien,  entonces  se  form(') 
un  batallón  de  voluntarios  realistas  y  D.  Gaspar  Zurita  fué  nombrado  su  coman- 
dante, en  virtud  de  lo  cual  y  con  la  cooperación  del  gobernador  D.  Antonio 
Ronda,  lo  regularizó,  lo  armó,  equipó  y  le  dio  su  bandera,  siendo  bendecida  esta 
solemnemente  en  la  Iglesia  mayor  ó  Arciprestal  el  24  de  Octulire   de   1S24, 


268  REVISTA   DE    VALENCIA. 


jurándola  fidelidad  su  fuerza  y  las  autoridades  todas.  Continuó  al  frente  del  bata- 
llón hasta  el  año  1827. 

Al  ocurrir  la  sublevación  de  Cataluña  dejó  de  ser  comandante  del  batallón 
D.  Gaspar  Zurita,  y  en  su  reemplazo  fué  nombrado  D.  Joaquín  López,  coman- 
dante de  caballería  y  secretario  de  Samper.  Pasaron  años,  volvió  á  ser  nom- 
brado mas  adelante  gefe  del  batallón  Zurita,  y  habiendo  recibido  en  el  año  33 
orden  superior  de  entregar  las  armas,  lo  formó  en  el  llano  del  Estudio,  leyó  la 
orden  del  gobierno  y  exhortando  á  las  fuerzas  de  su  mando  á  la  obediencia,  las 
depositaron  sin  réplica  en  casa  del  gobernador  de  la  plaza  D.  Carlos  Vitoria, 
que  vivía  en  casa  de  Borraz,  hoy  de  los  condes  de  Creixell.  Con  este  acto  de 
subordinación  y  obediencia  terminó  la  vida  militar  de  D.  Gaspar  Zurita,  pero  no 
sus  trabajos  y  penalidades,  ni  los  disgustos  de  su  familia.  Bien  conocía  cuánto 
repugnaba  aquella  entrega  á  sus  voluntarios  y  lo  que  tenia  de  depresiva  para  su 
persona,  pero  ante  todo  era  preciso  dar  ejemplo  y  lo  dio  obedeciendo  y  acatando 
la  disposición  autoritaria.  En  este  espejo  se  pudieran  mirar  muchos  personajes 
de  la  época  actual,  que  algo  enseña  á  los  hombres  de  honor.  Aquella  misma 
tarde  de  la  entrega  de  armas,  empezó  la  oscitación  en  las  masas;  por  la  noche 
acudieron  á  casa  del  gobernador,  y  apoderándose  á  viva  fuerza  de  los  fusiles 
los  que  antes  los  habian  manejado,  muerto  ya  Fernando  VII,  dieron  el  grito  de 
viva  D.  Carlos.  El  batallón  nombró  por  su  comandante  á  D.  José  Mestre. 

Habiendo  cundido  la  noticia  de  lo  ocurrido  en  Morella  por  las  tierras  del 
contorno,  empezaron  á  afluir  allí  y  reunirse  parte  de  los  batallones  de  Liria, 
Villareal,  Alcalá,  Vinaróz  y  una  gran  porción  de  aragoneses.  Vino  el  barón  de 
Hervés  y  lo  proclamaron  general,  tomando  el  mando  de  todas  las  fuerzas  y 
quedando  al  frente  de  aquel  movimiento. 

La  historia  se  ha  encargado  de  decir  lo  demás  y  el  triste  fin  que  tuvieron  el 
gobernador  Vitoria  y  el  barón  de  Hervés.  D.  Gaspar  Zurita,  enfermo,  se  retiró 
á  su  casa  de  Cantavieja,  pero  considerado  mas  tarde  como  individuo  de  la  Junta 
carlista  de  Morella,  le  destacaron  una  compañía  de  infantería  y  una  sección  de 
caballería  para  que  lo  trajeran  prisionero  á  esta  última  plaza.  Pocos  dias  perma- 
necicj  encerrado  en  la  casa  de  la  villa.  Junto  con  el  arcipreste  Sr.  Roda,  con 
D.  Sebastian  Segura,  abogado,  con  el  cura  de  la  parroquia  de  San  Miguel  señor 
Mestre,  y  con  el  subdelegado  de  policía  Sr.  Sorribes,  fué  trasladado  á  Castellón 
de  la  Plana,  sufriendo  indebidamente  por  el  camino  mil  insultos  y  amenazas  de 
las  fuerzas  de  voluntarios  que  les  acompañaban,  que  no  bajaban  de  400  hom- 
bres. En  Castellón  la  diligencia  y  solicitud  de  la  amistad  de  una  familia  digní- 
sima, la  de  Cardona,  alivió  algunos  sufrimientos,  y  desde  allí  hasta  Valencia 
cuatro  soldados  y  un  cabo  de  Coraceros  del  Rey  fueron  su  única  escolta,  presen- 
tándolos al  capitán  general.  Esta  autoridad  dispuso  que  los  capellanes  queda- 
ran detenidos  en  el  Palacio  Arzobispal  y  los  paisanos  en  la  Ciudadela. 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA.  269 


Sin  que  nadie  pasase  á  tomarles  declaración,  permanecieron  cincuenta  dias 
encerrados,  señalándose  después  á  Zurita  Valencia  por  cárcel,  lo  que  le  permitió 
hospedarse  en  casa  de  su  primo  D.  Mariano  Borraz,  conde  de  Creixell,  que  le 
prodigó  atenciones  y  cuidados,  cual  sabia  y  correspondia  á  su  bondadoso  y  noble 
carácter  y  al  parentesco  que  los  unia. 

Llegó  el  cólera  de  i834;  todo  el  mundo  que  pudo  procuró  huir  de  la  epide- 
mia que  en  Valencia  hacia  estragos;  Zurita,  esclavo  de  su  palabra,  no  pudo  dejar 
la  población:  su  mismo  criado  Patricio  Ferrer  y  Rambla,  que  no  le  habia  abando- 
nado un  momento  desde  Morella,  pensó  en  retirarse,  horrorizado  de  tanta  mor- 
tandad, y  al  comunicárselo  después  de  mil  vacilaciones,  se  afectó  tanto  su  amo, 
que  no  pudo  menos  de  abrazarle  y  derramar  abundantes  lágrimas,  pidiéndole  que 
no  le  abandonase,  pues  su  familia  estaba  lejos,  sus  parientes  ausentes  y  él  quedaba 
preso,  solo  y  enfermo;  ¿quién  le  asistiria?....  También  se  enterneció  el  fiel  sir- 
viente y  conmovido  le  prometió  de  una  manera  solemne  que,  aunque  le  costase 
la  vida,  no  le  abandonaría  nunca,  lo  cual  así  cumplió. 

Marcharon  al  huerto  de  Frígola,  y  allí  pasaron  ambos  la  tormenta  salvando 
la  vida.  D.  Gaspar  Zurita,  agradecido,  le  prometió  recompensarle  y  atender 
decorosamente  á  su  subsistencia,  legándole  parte  de  sus  intereses  é  instándole 
á  que  buscase  un  Notario,  á  fin  de  consignar  su  voluntad;  Patricio  fué  desin- 
teresado, y  se  consideró  satisfecho  con  el  cariño  de  su  señor,  y  no  conociendo 
ningim  notario,  tampoco  pensó  buscarlo.  Triste  cosa  para  ambos;  pues  dos 
años  mas  tarde,  D.  Gaspar  Zurita,  reunido  con  sus  hermanas,  que  prescindiendo 
de  peligros  vinieron  á  Valencia  por  estar  á  su  lado,  para  haced  e  mas  llevadero 
su  triste  cautiverio,  murió  ab  intesiaio,  y  el  fiel  servidor  se  qued(')  sin  la  prome- 
tida recompensa,  y  aunque  fué  recibido  en  la  misma  calidad  de  criado  por  su 
hermana  Doña  Agustina,  también  esta  falleció  sin  legarle  nada:  hoy  tiene  aquel 
82  años,  y  le  hace  falta  aquella  pensión  tan  bien  ganada  y  tan  solemnemente 
prometida.  Sépanlo  sus  albaceas. 

Sin  haberle  tomado  declaración  una  vez,  ni  haberle  notificado  nunca  una 
providencia,  concluyó  sus  dias  Zurita  en  Valencia,  dia  del  Domingo  de  Ramos 
del  año  1887,  habitando  una  casa  de  la  calle  del  Embajador  Vich,  de  la  parro- 
quia de  San  Martin,  en  donde  se  celebraron  sus  funerales.  La  causa  próxima 
de  su  muerte,  la  atribuyeron  sus  hermanas  á  un  grave  disgusto  ocasionado  por 
la  lectura  de  un  papel  que  pregonaban  los  ciegos  por  la  calle,  con  noticias  de 
Morella;  lo  hizo  comprar,  se  enteró  de  su  contenido,  y  en  él  se  relataban  los 
fusilamientos  verificados  en  aquella  población,  recaídos  en  muchas  personas  que 
desde  antiguo  estimaba  y  eran  sus  amigos.  Su  sensibilidad  no  pudo  soportar  tan 
terrible  impresión,  y  una  pulmonía  fulminante  cortó  el  hilo  de  su  vida.  El  cariño 
fraternal  fué  el  único  consuelo  en  sus  últimos  momentos;  decimos  mal,  tuvo 
otro  mayor,  representado  en  su  fé  religiosa,  en  su  resignación  cristiana,  en  su 


270  REVISTA   DE    VALENCIA. 


consecuencia  política,  en  su  lealtad  nunca  desmentida  y  en  el  amor  á  su 
patria.  D.  E.  P. 

Aunque  nacido  en  Valderrobles,  Morella  no  puede  olvidarle,  y  justo  es  que 
quien  como  animoso  soldado  defendió  su  independencia,  y  como  hombre  civil 
la  representó  dignamente  en  sus  Concejos,  estando  al  frente  de  su  Municipio 
repetidas  veces,  pueda  y  deba  ser  considerado  en  la  historia  como  otro  de  sus 
hijos  ilustres. 

Sus  cariñosas  hermanas,  abatidas  y  desconsoladas,  escasas  de  recursos,  y 
embargados  en  parte  sus  intereses  por  la  prisión  de  D.  Gaspar,  decidieron  des- 
pués de  su  muerte,  y  cumplida  su  amorosa  y  fraternal  misión,  retirarse  de  Va- 
lencia y  buscar  albergue  en  el  Maestrazgo,  cerca  de  sus  tierras,  para  no  molestar 
ni  ser  gravosas  á  parientes  ni  amigos.  Dejaron  la  paz  y  el  sosiego  de  la  capital 
por  los  sobresaltos  de  Morella,  Mirambel  y  Cantavieja,  teatro  muy  principal  á  la 
sazón  de  la  guerra  civil.  Errantes  por  los  caminos,  y  huyendo  de  las  cohmi- 
nas  de  uno  y  otro  bando,  parecía  que  las  buscaban,  pues  siempre  tropezaban 
con  ellas.  Para  lograr  pasar  desapercibidas,  ¡cuántas  veces  hubieron  de  mudar 
de  residencia...!  Hemos  sido  testigos  presenciales,  y  damos  fé  de  lo  que  aun  he- 
mos visto. 

Concluyó,  por  fin,  la  desastrosa  y  funesta  guerra  civil  de  los  siete  años,  la 
que  ahora  podemos  llamar  primera,  que  hubiera  permitido  Dios  fuese  la  última! 
Al  penetrar  en  sus  casas  de  Morella  y  Cantavieja,  las  encontraron  saqueadas. 
Ni  un  espejo  de  Venecia,  ni  una  silla  de  Moscovia,  ni  una  araña  de  Bohemia,  ni 
uno  solo  de'  los  muebles  de  gusto  y  valor,  traídos  por  su  padre  de  Italia  cuando 
su  casamiento,  ni  un  cuadro  de  los  muchos  que  adornaban  sus  salones,  ni  las 
ropas  de  su  madre,  ni  las  joyas  y  pedrerías  de  sus  abuelos,  con  tanto  cariño  y 
religiosidad  guardados todo,  todo  lo  perdieron,  y  allí  solo  quedaron  las  pa- 
redes conmovidas  por  la  persecución  de  los  saqueadores  en  busca  de  supuestos 
tesoros  escondidos,  y  pisos  estropeados  y  ennegrecidos  del  golpear  de  los  fusi- 
les y  de  las  huellas  del  fuego.  Era  cosa  de  llorar,  pero  pudieron  luego  conso- 
larse echando  una  mirada  á  cuanto  les  rodeaba;  á  su  alrededor  habia  muchos 
viejos  pobres  y  desvalidos,  que  hablan  perdido  sus  hijos;  muchas  tamilias  mas 
desgraciadas;  huérfanos  que  quedaron  sin  padres,  sin  pan  y  sin  casa,  viudas 
desamparadas  y  míseras,  y  pueblos  mártires,  sin  iglesia,  sin  archivo  municipal, 
saqueados  y  quemados.  Todas  esas  familias  eran  conocidas,  y  sabiaii  los  nom- 
bres de  los  desvalidos:  los  pueblos  los  tenían  á  la  vista.  Cantavieja,  Mirambel, 
Forcall 

En  medio  de  su  estrechez,  aun  pudieron  hacer  mucho  bien  y  desempeñar  el 
papel  de  Providencia  con  tanto  desgraciado,  pero  con  tal  modestia  y  sigilo,  que 
la  mano  izquierda  ignoraba  lo  que  practicaba  la  derecha. 

Al  cabo  de  años,  la  sencillez  de  su  vida,  su  (¡rden,  su  método  y  economía, 


HIJOS  ILUSTRES  DE  MORELLA.  27 1 


habían  reparado  aquella  anterior  penuria  y  ahogo.  Doña  Luisa  y  Doña  Vicenta 
continuaron  compartiendo  su  residencia  entre  Morella  y  Cantavieja.  Doña  Mag- 
dalena, casada  con  el  militar  y  poeta  D.  José  Marzo,  fijó  primero  su  residencia 
en  Mirambel,  después  se  avecindaron  en  Cantavieja,  donde  ambos  acabaron  sus 
dias,  dejando  casi  todos  sus  intereses  para  los  pobres  y  Hospital  de  aquella  villa. 
Y  Doña  Agustina  Zurita,  la  menor,  casada  con  el  distinguido  propietario  y  abo- 
gado D.  Francisco  Colomer,  se  estableció  al  principio  en  Villafamés;  desde  allí 
se  trasladaba  por  temporadas  á  Tortosa,  Morella  y  Cantavieja,  donde  sus  otras 
hermanas  y  parientes  residían.  No  conservaron  odio  ni  rencor  contra  sus  in- 
justos despojadores.  Jamás  salió  de  su  boca  una  frase  indigna  que  debieran 
recoger.  Nunca  se  albergó  en  su  pecho  el  deseo  de  la  venganza.  Su  educación  y 
sus  piadosos  sentimientos  se  sobreponían  á  todo,  pero  nunca  pudieron  olvidar  la 
pena  de  verse  privadas  de  las  joyas  y  alhajas  de  su  madre  y  abuelos. 
Allí  donde  residieron  lograron  consideración,  deferencia  y  simpatías.  Por  fin, 
pagando  el  tributo  común,  y  después  de  alcanzar  bastante  longevidad,  fallecie- 
ron las  tres  últimas,  y  sucesivamente  en  Morella,  de  pulmonía,  como  su  her- 
mano, en  Valencia,  y  como  su  antepasado  D.  Gerónimo,  el  Cronista,  en  Zara- 
goza, viéndose  acumulados  los  intereses  y  patrimonio  de  todas  ellas,  además  del 
de  la  familia  de  Colomer  en  Doña  Agustina  Zurita,  último  representante  de 
toda  su  casa. 

Esta  señora,  para  sellar  la  nobleza  y  distinción  de  todos  los  suyos,  dispuso 
su  última  voluntad  con  un  rasgo  de  generosidad  y  cariño  hacia  Morella  y  el 
Maestrazgo,  digno  de  admiración,  de  aplauso  y  de  agradecimiento  eterno. — En 
su  testamento  se  lee  lo  siguiente: 

Cláusula  testamentaria: 

"Siendo  nuestra  voluntad  que  de  todos  nuestros  bienes  se  funde  en  Morella 
"un  Colegio  de  enseñanza  para  instrucción  de  la  juventud,  y  que  dicho  Colegio 
"sea  dirigido  por  P.  P.  de  la  Compañía  de  Jesús,  si  en  el  espacio  de  veinte  años 
"fuese  posible  su  instalación,  y  que  en  defecto  del  referido  Instituto  sea  dirigido 
"por  P.  P.  Escolapios:  se  solicitará  el  permiso  correspondiente  para  su  aproba- 
"cion  é  instalación,  y  conseguido  que  fuere,  se  destinarán  todos  nuestros  bienes 
"para  la  fundación  y  dotación  del  mismo,  pudiendo  nuestros  albaceas  entregar 
"á  los  Directores  ó  Superiores  del  Instituto  las  mismas  fincas  y  muebles  nuestros 
"que  se  hallaren,  ó  bien  el  producto  que  resulte  de  la  venta  total  lí  parcial  de 
"dichos  bienes,  que  podrán  efectuar  si  bien  les  pareciera,, 

"Mas  en  el  caso  que  ninguna  de  las  predichas  fundaciones  pudiera  efec- 
"tuarse,  que  se  vendan  todos  los  bienes  por  los  albaceas,  y  su  producto  se  divi- 
"dirá  en  tres  partes  iguales:  una  para  el  Hospital  y  Casa  Misericordia  de 
"Valencia,  por  mitad,  otra  tercera  parte  para  misas,  limosnas  á  los  pobres  y  ne- 
"cesidades  de  las  Iglesias  de  los  pueblos  en  que  radiquen  nuestros  bienes.  Y  la 
"última  tercera  parte,  la  mitad  para  el  ensanche  de  la  Capilla  de  la  Comunión 
"de  la  Iglesia  Arciprestal  de  Morella,  y  la  otra  mitad,  6.000  rs.  vellón  para 
"Ntra.  Sra.  de  Vallivana,  4.500  rs.  Virgen  de  la  Fuente  de  Castellfort,  3.000 


372  REVISTA   DE   VALENCIA. 


"reales  Ntra.  Sra.  de  la  Baliua,  y  lo  restante  de  dicha  mitad  en  objetos  piadosos 
"á  voluntad  de  los  Albaceas.,, 

Ultima  disposicmi:  "Si  en  algún  tiempo  el  Convento  de  Religiosos  ó  el  Co- 
'"legio  de  enseñanza  se  suprimieran  ó  se  quisiera  dar  otro  destino,  se  venderán 
"dichos  muebles  por  los  albaceas,  y  su  producto  lo  invertirán  en  misas,  en  so- 
"corro  de  pobres  y  en  otros  objetos  piadosos,  á  voluntad  de  los  albaceas.,, 

"Heredero  universal  el  Colegio,  si  se  funda,  y  de  no,  las  almas  do  nuestros 
"mayores,  hermanos,  parientes,  y  los  pobres.,, 

iQué  mejor  epitafio...!  Morella  debe  ser  agradecida  y  levantarle  una  estatua 
que  eternice  sus  caritativos  sentimientos.  La  que  durante  toda  su  vida  fué  ver- 
dadera madre  de  los  pobres,  no  encontrando  mas  placer  que  en  hacer  bien,  y  á 
su  muerte  lega  toda  su  cuantiosa  fortuna  para  propagar  la  instrucción  de  la 
juventud,  bien  merece  que  no  se  olvide,  y  que  su  nombre  figure  en  el  Catálogo 
de  los  hijos  ilustres  de  la  reina  del  Maestrazgo. 

Agustina  Zurita,  descansa  en  paz:  eres  el  último  representante  de  tu  escla- 
recido linage,  y  no  necesitas  mas  laureles  ni  coronas:  tu  espíritu  ya  está  en  el 
cielo;  acá  en  la  tierra  tu  nombre  queda  grabado  con  letras  de  oro  en  las  páginas 
de  la  historia,  y  las  generaciones  venideras  te  aclamarán  con  justicia  la  bien- 
hechora del  Maestrazgo,  porque  has  pensado  en  lo  que  no  pensaron  ni  polí- 
ticos ni  guerreros,  en  ilustrar  á  la  juventud,  fundando  sólidamente  en  Morella 
el  alcázar  de  la  paz,  para  desde  allí  difundir  la  civilización  de  los  pueblos. 

NíCOLAS    FeRRER    V    JULVE, 


EL  HIDALGO  DE  LAS  FANTASMAS. 


HISTORIETA    VALENCIANA. 


jxTRE  las  encantadoras  ciudades  de  la  risueña  Italia,  era  Ñápeles,  allá 
por  los  años  mil  cuatrocientos,  glorioso  palenque  de  las  milicias  espa- 
ñolas, y  fecundo  campo  de  intrigas  para  los  caballeros  españoles.  To- 
dos los  jóvenes  de  ardido  corazón  y  carácter  aventurero,  aguijoneados  por  el 
deseo  de  visitar  luengas  tierras,  se  alistaban  presurosos  bajo  las  banderas  del 
rey  Alonso  V,  y  abandonaban  sonrientes  el  hogar  paterno,  embarcándose  hacia 
Italia,  llena  su  alma  de  esperanzas  y  su  mente  de  ilusiones. 

Distinguióse  entre  todos  estos  un  D.  Gaspar  de  Marradas,  gallardo  caballero 
valenciano,  de  linajuda  prosapia,  que  hubo  de  darse  tal  maña  de  valiente,  ena- 
morado y  pendenciero,  que  á  los  pocos  meses  de  su  llegada  á  Ñapóles,  era  la 
pesadilla  de  los  galanes,  el  ídolo  de  las  hermosas  y  la  providencia  de  las  dueñas 
y  rodrigones. 

Residía  á  la  sazón  en  aquella  ciudad  un  noble  francés  llamado  Mr.  Fierre 
Mennié,  que  habia  por  esposa  á  una  encantadora  y  virtuosa  dama,  de  negros  y 
adormidos  ojos,  sonrosado  color,  cabellos  rubios,  flexible  talle  y  sutil  ingenio. 

Amante  afortunado  Marradas,  no  vaciló  en  poner  sitio  á  la  honradez  de  Doña 
Violante,  que  así  se  nombraba,  esgrimiendo  todas  sus  armas  de  seducción,  pues 
érase  una  conquista  tenida  como  imposible,  por  los  mas  diestros  burladores. 

Enojada  primero  la  dama  por  la  ofensiva  audacia  del  joven,  esquiva  después, 
é  indecisa  á  la  postre,  acabó  por  enamorarse  del  arrojo,  esplendidez  y  discreción 
del  spagnuolo  ardito,  como  le  llamaban  sus  compañeros  de  aventuras. 

Ya  en  la  fatal  pendiente  y  á  la  sombra  del  falso  misterio  con  que  suelen  tran- 
sigir los  enamorados,  empezaron  sus  adúlteros  amores,  familiarizándose  poco  á 
poco  con  el  constante  peligro  que  les  amenazaba,  á  medida  que  el  tiempo,  la 
casualidad  ó  su  cinismo  iban  allanándoles  obstáculos,  que  juzgaran  insuperables. 

Mucho  la  maledicencia,  algo  la  envidia  y  poco  la  piedad,  contribuyeron  á  qu? 

18 


274  REVISTA   DE    VALENCIA. 


la  noticia  del  amoroso  triunfo  de  Marradas   se  extendiese  por  la  población,  to- 
mando proporciones  alarmantes  para  otro  corazón  mas  apocado  que  el  suyo. 

El  eco  de  las  hablillas,  hubo  de  llegar  á  oidos  del  ultrajado  esposo,  que  si 
bien  generosamente  las  despreció,  como  cakunniosas  para  su  fiel  Doña  Violante 
y  para  su  amigo  querido,  no  puedo  sustraerse  á  la  idea  de  la  posibilidad,  y  al  ar- 
did de  la  observación.  Y  es  lo  cierto,  que  al  ñn,  por  fútiles  motivos  se  concertó 
un  duelo  entre  ambos  caballeros:  duelo  que  al  verificarse  en  la  pintoresca  cam- 
piña de  las  riberas  de  Bayas,  trocó  en  viuda,  esposa  y  amante  abandonada  á  la 
infortunada  dama. 

Perpetrado  el  crimen  y  huyendo  á  la  par  de  la  justicia  y  de  su  conciencia, 
partióse  Marradas  á  Venecia,  ciudad  la  mas  á  propósito  para  eslabonar  de  nuevo 
sus  aventuras  y  devaneos. 

Es  fama  que  al  caer  con  el  pecho  atravesado  el  caballero  francés,  pronuncii'i, 
dirigiéndose  á  su  matador,  estas  sentenciosas  palabras:  "  Vouloir  tromper  le  cid 
c  est  folie n  frase  que  se  esculpió  en  el  alma  de  Marradas  y  que  en  lo  sucesivo 
siempre  recordaba  ó  fantaseaba  oir  en  los  momentos  mas  agradables  de  su  vida. 

Muy  poca  importancia  le  dio  al  principio  á  esta  alucinación,  atribuyéndola  á 
en^^endros  de  su  escitado  temperamento  nervioso,  pero  andando  el  tiempo,  se 
aceatuó  de  tal  modo,  subyugando  su  espíritu,  que  acabó  por  imprimir  nuevo  giro 
á  la  existencia  azarosa  que  arrastraba. 

Aquella  voz  tenue  y  lejana,  que  á  raiz  del  trágico  suceso  solo  acibaraba 
sus  momentos  de  placer,  le  acompañaba  al  fin  á  todas  partes,  no  bastando  á 
desvanecer  su  eco  sin  sonido  los  placeres  ni  la  crápula.  Cuando  en  la  orgía  el 
vino  rebosaba  en  las  copas  y  el  deleite  en  los  cárdenos  labios  de  los  comensales, 
sus  beldades  favoritas  se  lo  repetian  inconscientemente  á  guisa  de  caricia;  cuando 
huyendo  del  bullicio  de  los  festines,  buscaba  la  soledad  de  la  naturaleza,  los 
ruiseñores  del  Lido  la  modulaban  con  sus  trinos  entre  las  frondas  de  los  bosques; 
cuando,  llegada  la  noche,  corria  á  su  casa  en  busca  de  reposo,  el  viento  lafingia 
al  batir  sus  húmedas  alas  por  los  canales  y  lagunas,  y  si  por  acaso  alguna  vez  el 
oido  daba  tregua  á  tan  implacable  martirio,  sus  distraídos  ojos  por  doquiera 
veían  inscrita  también  la  terrible  sentencia,  en  las  aguas,  dibujada  por  la  quilla 
de  su  góndola,  y  en  los  cielos,  esmaltada  por  los  astros. 

Abrumado  por  aquel  grito  inacabable  de  la  conciencia,  le  saltearon  justificados 
escrúpulos  sobre  su  salvación,  y  desengañado  al  fin  de  lo  falaces  que  son  los  pla- 
ceres, decidió  abandonar  la  sociedad  y  dedicar  el  tiempo  que  le  restara  de  vida, 
á  la  mortificación  y  penitencia  en  desagravio  de  pasadas  culpas. 

Embarcándose  en  una  galera  española,  tornó  á  Valencia,  é  instalado  en 
su  casa  solar,  calle  de  los  Soleros,  frente  al  palacio  de  Gerónimo  Vich,  (i)  se 


(l)     Hoy  calle  de  Gascons, 


EL   HIDALGO  -DE  LAS  FANTASMAS.  275 


aisló  por  completo  del  mundo,  esquivando  el   trato,  hasta  de  sus   parientes, 
amigos  y  deudos. 

Por  espacio  de  algún  tiempo,  la  oración,  los  ayunos  y  los  cilicios  anublaron 
algo  el  recuerdo  de  sus  errores,  dándole  treguas  á  la  meditación  y  al  descanso 
de  la  fatídica  voz  de  su  víctima,  que  tanto  le  habia  atormentado,  cuando  (según 
cuentan  añejos  y  polvorientos  pergaminos)  (i)  llegó  la  Noche  de  Difuntos  del 
año  1450. 

La  Naturaleza,  participando  de  la  fúnebre  solemnidad  que  la  Iglesia  comne- 
moraba,  y  de  la  horrible  calamidad  que  afligía  á  Valencia,  habia  dado  á  la  noche 
sus  tintas  mas  sombrías.  El  viento  se  abismaba  por  entre  las  desiertas  y  encru- 
cijadas calles,  gimiendo  como  un  alma  en  pena;  la  lluvia  azotaba  los  retablos,  y 
sus  moribundos  farolillos  proyectaban  á  intervalos  fantásticas  ráfagas  luminosas 
en  los  avecinados  muros;  el  lúgubre  silencio  que  por  doquiera  reinaba,  solo  era 
turbado  por  el  tañido  de  las  campanas  de  la  Seo,  que  doblaban  á  muerto,  y  por 
el  tácito  y  acompasado  paso  de  los  enterradores,  que  conducían  cadáveres  de 
apestados  á  la  última  morada. 

Encerrado  en  su  casa,  y  postrado  ante  un  crucifijo,  rezaba  fervorosamente 
Marradas  el  oficio  de  difuntos,  cuando  creyó  oír  de  nuevo  la  fatídica  sentencia 
de  su  adormecida  pesadilla.  Juzgándolo  tentación  del  enemigo  ú  aberración  de 
sus  sentidos,  procuró  taparse  los  oídos  y  redoblar  las  plegarias;  pero  aquel  Vou- 
loir  trontper  le  del  c  est  folie,  tenue,  lejano,  apenas  inteligible,  á  poco  trecho, 
tornó  á  vibrar  mas  claro,  mas  próximo,  dentro  ya  de  la  habitación. 

Asido  convulsivamente  nuestro  caballero  á  la  cruz  de  su  reclinatorio,  se  es- 
tremecía y  rezaba  en  alta  voz,  como  para  ahuyentar  un  conjuro,  pero  sus  piado- 
sos esfuerzos  fueron  vanos  ¡c  est  folie!....  volvió  á  repetir  la  voz,  ya  junto  á  su 
oido,  á  la  vez  que  sentía  posarse  sobre  su  hombro  una  mano  tan  dura,  cual  sí 
llevara  guantelete  de  granito.  Volvió  Marradas  el  despavorido  semblante,  y  ¿cuál 
no  seria  su  terror  al  verse  frente  al  fantasma  de  Mr.  Mennié,  que  con  el  pecho  roto 
y  la  espada  en  la  diestra,  le  retaba,  por  permisión  de  Dios,  á  nuevo  y  decisivo 
combate? 

Sobrecogido  de  espanto,  se  negó  obstinadamente  Marradas;  pero  á  sus  pro- 
testas de  desagravio,  á  sus  megos,  á  sus  lágrimas,  solb  respondía  la  visión  con 
una  sonrisa  horrible.  Invocó  fervorosamente  el  auxilio  divino  para  que  se  desva- 
neciera. ¡Menguada  esperanza!  A  los  retos  sucedieron  las  amenazas,  y  á  las  ame- 
nazas los  denuestos,  exacerbando  al  fin  de  tal  modo  al  penitente,  que  asiendo 
en  un  rapto  de  corage  su  olvidada  espada,  con  el  cerebro  próximo  á   estallar, 


(1)     Curioso  manuscrito  do  D.  Onofre  Esquerdo,  que   nos  ha  facilitado  nuestro  querido  aniii^o 
y  distinguido  bibliófilo  D.  José  E.  Serrano  y  Morales, 


276  REVISTA    DE    VALENCIA. 


cerró  contra  la  sombra  del  engañado  esposo,  sosteniendo  luengo   rato  reñida 
pendencia  con  aquel  impalpable  enemigo. 

Alarmados  por  el  ruido,  acudieron  los  criados,  y  su  pánico  no  tuvo  límites  al 
ver  cómo  desapareció  el  fantasma,  dejando  á  Marradas  tendido  sobre  el  pavi- 
mento, jadeante  y  maltrecho,  con  una  herida  en  el  brazo  derecho,  de  la  que 
le  manaba  abundosa  sangre. 

Mucho  se  comentó  en  la  ciudad  el  acontecimiento,  atribuyéndolo  algunos, 
más  á  venganza  humana  que  divina,  creyendo  pocos  ser  ima  alucinación,  y 
muchos  superchería:  pero,  á  la  postre,  el  cura  roció  el  aposento  con  agua  ben- 
dita, sanó  el  herido,  y  se  olvidó  el  suceso. 

Algún  tiempo  después,  con  motivo  de  la  canonización  de  San  Vicente  Fer- 
rer,  y  siendo  jurados  En  Guillem  Mascó,  Luis  Castelví,  Juan  Gomis,  Antonio 
Pellicer  y  En  Pedro  Bou,  se  celebraron  lucidas  fiestas  en  la  ciudad,  y  todos  los 
nobles  hicieron  cuantiosas  limosnas  á  las  Iglesias  y  Monasterios.  Y  según  cuenta 
la  tradición,  D.  Gaspar  de  Marradas,  que  fué  uno  de  los  mas  espléndidos  en 
sus  piadosos  donativos,  al  volver  un  dia,  ya  anochecido,  del  convento  de  la 
Zaydía,  topó  de  nuevo  con  la  sombra  del  caballero  francés,  que  le  apostrofó 
duramente;  diéronse  al  aire  las  espadas,  lucharon  con  saña  los  combatientes,  y 
el  penitente  caballero  cayó  al  fin  con  el  pecho  atravesado  á  los  pies  del  fan- 
tasma, murmurando  también  troniper  le  ciel  c"  est folie. 

Al  siguiente  dia,  después  de  unas  honras  fúnebres  muy  suntuosas,  celebra- 
das en  la  parroquia  de  San  Martin,  fué  depositado  el  cadáver  de  nuestro  hé- 
roe en  el  enterramiento  de  sus  mayores  (l).  Y.... 

No  digamos  mas,  que  es  tiempo 

De  dar  fin  á  este  tragedia. 

Cuyo  principal  objeto 

Ha  sido  mezclar  verdades 

Con  fabulosos  inventos  (2). 


El  Barón  de  Alcahalí. 


(ij     Capilla  de  las  Almas  de  la  susodicha  parroquia, 
(j)     El  ^íillardo  español,  Cervantes  Saavedra. 


EN  EL  ABANICO  DE  ENCARNACIÓN  G.  DE  P. 


L  examinarte  un  dia 
un  buen  poeta  y  amigo, 
en  inspirada  poesía 
A  tu  dueña,  y  dueña  mia. 
Puso  en  parangón  contigo. 

Y,  ó  dejo  de  ser  quien  soy, 
O  á  probar  á  mi  vez  voy 
Que  de  tu  dueña  hechicera 
La  antítesis  verdadera 
En  tí  contemplando  estoy. 

Comenzando  por  tu  pié, 
¡Oh,  abanico!  te  diré, 
Que  aun  cuando  en  China  nacido. 
No  á  su  moda  te  has  ceñido, 
Como  bien  claro  se  vé. 

Y  aunque  lo  ostentas  brillante 
Con  el  barniz  charolado, 
¡Cómo  ponerlo  delante 
Del  pié  breve  y  bien  calzado 
Que  luce  tu  dueña  amante! 

Si  á  la  razón  no  te  avienes 
Y  reniegas  de  tu  estrella, 
Te  diré,  por  mas  (jue  penes, 


Que  solo  un  encanto  tienes, 
El  pertenecer  á  Ella. 

¿Qué  son,  dime,  los  colores 
De  tus  toscas  florecillas, 
Al  lado  de  los  fulgores 
Que  irradian  sus  dos  megillas 
Entre  nácares  y  flores? 

No  hay  hechizos  ni  aun  postizos 
En  tí,  mueble  japonés, 

Y  ella  encierra  mil  hechizos 
Naturales,  cual  sus  rizos, 
De  la  cabeza  á  los  pies. 

Por  no  hacerte  mas  agravios 
Nada  de  tu  cierre  digo: 
Aprende,  pues  es  de  sabios; 
¡Mira  cuál  cierra  sus  labios 

Y  sus  ojos!  torpe  amigo. 
Para  hacer  aire,  á  mi  ver. 

Sirve  tan  solo  tu  ser; 
Mas  sin  sufrir  un  desaire, 
¡Cómo  comparar  tu  aire 
Al  aire  de  tal  mujer! 

Manuel  Millas. 


!tP 


LOS  ARTISTAS  VALENCIANOS  EN  MADRID. 


x  el  espacio  de  un  año  hemos  tenido  en  Madrid  las  siguientes  exposi- 
:  dones  de  Bellas-Artes:  dos  en  Mayo  de  188 1:  la  Nacional  y  la  de  la 
!  Sociedad  de  acuarelistas;  una  en  Noviembre:  la  del  Círculo  de  Bellas- 
Artes;  otra  en  Diciembre:  la  del  comerciante  Sr.  Hernández,  y  otra  en  Marzo  de 
1882:  la  del  Círculo  de  Bellas-Artes. — Para  el  próximo  mes  de  Mayo  tenemos 
en  perspectiva  una  del  comerciante  Sr.  Bosch;  otra  del  Sr.  Hernández  y  la 
anual  de  la  Sociedad  de  acuarelistas. 

Cualquiera  creerá,  al  ver  la  frecuencia  con  que  se  suceden  estos  concursos, 
que  estamos  en  un  periodo  de  gran  desarrollo  artístico,  y  que  se  ha  operado 
notable  trasformacion  en  las  condiciones  de  este  mercado,  convirtiéndose,  como 
por  obra  de  encantamiento,  en  uno  de  los  mejores  del  mundo.  Desgraciada- 
mente, no  es  así,  pues  solo  circunstancias  eventuales,  que  de  un  momento  á 
otro  pueden  desaparecer,  han  ocasionado  la  ebullición  artística  que  acabo  de 
señalar. 

Por  im  lado,  cierta  rivalidad  entablada  entre  la  Sociedad  de  acuarelistas  y 
el  Círculo  de  Bellas-Artes,  y  por  otro  el  talento  mercantil  del  Sr.  Hernández, 
(jue  supo,  con  un  golpe  de  habilidad,  realizar  pingües  beneficios  en  su  exposi- 
ción de  la  calle  del  Desengaño — á  que  hice  referencia  en  mi  carta  anterior, — 
golpe  de  habilidad  que  ha  despertado  la  codicia  de  otros  comerciantes  en  cua- 
dros; hé  ahí  las  causas  determinantes  de  ese  renacimiento  á  que  asistimos,  y 
del  que,  ó  mucho  me  engaño,  ó  dentro  de  poco  tiempo  nos  quedará  solo  el 
recuerdo. 

¡Ojalá  no  fuese  así,  y  los  grandes  capitalistas  que  en  Madrid  residen  se 
hubiesen  convencido  de  que  deben  dedicar  una  modesta  parte  de  su  fortuna  al 
alivio  de  esa  inmensa  pléyade  de  jóvenes  que,  con  el  pincel  ó  el  escoplo,  bus- 
can un  pedazo  de  gloria.  Dios  sabe  con  cuántas  amarguras  obtenido! 

No  faltan  en  Madrid  personas  que  se  dediquen  á  recorrer  los  estudios,  para 


LOS  ARTISTAS  VALENCIAÍÍOS  EN   MADRID.  279 

estar  al  tanto  de  lo  que  producen  los  pintores,  y  que  de  vez  en  cuando  sacrifi- 
quen algunos  miles  de  reales  en  la  compra  de  cuadros;  pero  son  pocos,  muy 
pocos,  los  verdaderos  aficionados  que  compran  por  gusto  personal,  por  puro 
amore  y  para  coleccionar  las  obras  del  genio  en  los  salones  de  sus  palacios. 
Muchos  de  ellos — hasta  algunos  que  gozan  envidiable  posición, — son  vergonzo- 
sos mercaderes,  que  siguen  con  atenta  mirada  los  vaivenes  pecuniarios  de  los 
artistas,  para  aprovechar  el  momento  crítico,  comprando  á  bajo  precio  lienzos 
que  mas  tarde  han  de  vender,  compensándoles  con  creces  el  interés  del  desem- 
bolso hecho. 

No  es  oro,  pues,  todo  lo  que  reluce  en  la  vida  del  artista.  Los  que  asistimos 
de  cerca  á  la  lucha  permanente  en  que  viven  los  obreros  de  las  Bellas-Artes; 
los  que  un  dia  y  otro  vemos  los  tristes  desengaños  que  les  produce  la  realidad, 
ora  dejando  sin  recompensa  los  frutos  de  largo  y  detenido  estudio,  ora  poster- 
gando al  favoritismo — cuando  de  obras  oficiales  se  trata — á  los  que  cuentan 
con  una  larga  lista  de  méritos,  por  nadie  controvertida,  no  podemos  menos  de 
lamentarnos  de  la  mermada  cosecha  que  les  produce  el  campo  de  lo  bello  á  los 
que  con  mas  ahinco  é  inteligencia  lo  cultivan. 

Una  buena  parte  del  mal  que  dejo  señalado,  se  debe  á  los  mismos  artistas, 
pues  con  sus  continuas  rivalidades  y  su  falta  de  cohesión,  permiten  muchas  veces 
que  se  menosprecie  el  mérito,  y  que  medianías  audaces  se  encaramen  á  los  me- 
jores puestos  y  obtengan  la  ejecución  de  aquellos  trabajos  que  solo  al  talento 
se  debían  otorgar. 

Así,  por  ejemplo,  cuando  todos  creían  que  el  naciente  Círculo  de  Bellas- 
Artes  serviría  de  lazo  de  unión  entre  pintores  y  escultores,  y  que  su  sala  de 
exposición  lograría  emanciparles  de  la  tiranía  de  los  marchants ,  se  observa  con 
dolor  que  nada  de  esto  se  consigue,  y  que  los  concursos  son  pobres,  por  dos 
razones  principalísimas:  la  primera,  porque  gran  número  de  artistas  desde- 
ñan el  concurrir,  y  la  segunda,  porque  muchos  de  los  que  llevan  sus  obras, 
miran  con  abandono  la  exposición,  y  cuelgan  de  sus  paredes, — tal  vez  por 
puro  compromiso, — no  cuadros  hechos,  sino  el  ligero  apunte,  el  borroso  estudio, 
el  indescifrable  boceto,  ó  algo,  en  fin,  que  ni  sirve  para  la  venta  ni  para  iniciar 
á  los  profanos  en  los  secretos  del  arte. 

La  exposición  abierta  en  el  mencionado  Círculo  á  fines  del  mes  de  Marzo, 
no  abunda  tanto  como  todas  sus  predecesoras  en  esta  clase  de  nimiedades; 
pero,  aun  así  y  todo,  se  advierte  que  una  buena  parte  de  los  pintores  creen  sal- 
dar cuentas  con  su  conciencia  artística,  dando  el  nombre  de  Margarita  á  un  re- 
trato de  mujer  vulgar,  que  lleva  en  las  manos  una  joya  cualquiera,  el  de  Ofelia 
á  una  sencilla  cabeza  de  estudio  con  cuatro  flores  en  la  cabellera,  y  el  de  Da- 
lila  á  una  gitana  armada  con  unas  tijeras. 

Los  pocos  artistas  valencianos   que  han   tomado  parte  en  dicha  exhibición 


28o  REVISTA   DE   VALESCIA. 


uo  se  han  visto  libres  de  aquel  mal,  y  así  es  que  no  tenemos  ocasión  de  hablar 
de  ninguna  obra  que  revele  gríinde  ingenio  ó  notoria  originalidad.  Estudios  me- 
jor ó  peor  ejecutados,  y  sencillas  tablitas  en  las  que  el  pincel  ha  corrido  con 
mas  ó  menos  fortuna:  he  ahí  todo  lo  que  la  escuela  valenciana  tiene  en  los  sa- 
lones de  la  calle  del  Barquillo. 

Plácido  Frémcés  abre  la  Usta  de  nuestros  péiisanos  con  un  buen  retrato  de 
señora,  en  el  que,  sin  negar  el  parecido  que  pueda  tener,  debemos  notar  que  el 
autor  ha  puesto  tal  vez  mas  cuidado  en  la  ejecución  de  las  manos  y  del  traje 
que  en  lo  esencial,  que  era  la  cabeza. 

Luis  Franco  ha  llevado  otro  retrato,  muy  bien  hecho,  de  una  hermosa  niña, 
vestida  modestamente  de  negro  y  blanco,  al  cual,  quizás  porque  el  modelo 
finje  tener  los  ojos  clavados  en  el  cielo,  titula  Plegaria.  Del  mismo  autor  hay 
otra  cabeza  de  estudio:  la  de  un  negro.  A  nuestro  juicio,  esta  se  halla  pintada 
con  mas  energía  y  acierto  que  la  anterior. 

De  Eugenio  Gimeno,  artista  á  quien  solo  conodamos  por  los  preciosos  cro- 
mos con  que  ha  adornado  muchas  de  las  obras  publicadas  por  las  casas  de 
Montaner  y  Simón,  y  Espasa  hermanos,  de  Barcelona,  hay  la  linda  cabecita  de 
una  joven  parisiense,  cubierta  con  elegante  sombrero,  al  que  adornan  plumas 
y  flores.  Es  una  buena  muestra  de  lo  que  puede  hacer  este  autor  en  la  pintura 
al  óleo,  si  se  dedica  en  adelante  á  ella  con  mas  entusiasmo  que  lo  ha  hecho 
hasta  ahora.  En  la  sección  de  acuarelas,  expone  el  mismo  autor  una  figura 
que  representa  un  lacayo.  Sin  grandes  pretensiones,  tiene,  no  obstante,  acierto 
en  la  combinación  del  color,  y  prueba  que  Gimeno  conoce  mas  los  secretos  de 
la  aguada  que  los  del  óleo. 

Gomar,  que  tan  bien  sabe  sorprender  en  sus  paisajes  los  mas  primorosos 
incidentes  de  la  naturaleza,  ha  acudido  modestamente  al  concurso  que  reseña- 
mos, supuesto  que  solo  aparecen  con  su  firma  dos  diminutas  tablas,  que  copian 
con  la  exactitud  de  ima  fotografía, — eso  sí, — dos  detalles  de  la  ciudad  á  que 
consagra  todos  siis  amores  de  artista:  de  Granada.  La  primera  es  una  pobre  vi- 
vienda que  "titula  La  casa  de  Jábate,  toda  blanca,  toda  colgada  de  jaulas  y 
llena  de  tiestos  y  arbustos  en  flor,  la  cual  se  destaca  entre  im  grupo  de  copudos 
:irboles,  que  la  sombrean.  La  otra,  denominada  El  carril  de  S.  Ceálio,  figura 
una  calle  en  cuesta,  por  la  que  baja  una  especie  de  atargea,  destinada  tal  vez  a  1 
desagüe  de  la  parte  alta  de  la  población  en  los  clias  de  Uuvias  torrenciales.  Flan- 
quean y  coronan  el  cuadro  pintorescas  casitas,  bellamente  agrupadas,  á  las  que, 
como  en  la  otra  tablita,  no  falta  el  poético  adorno  de  las  flores  y  de  las  plantas. 

El  mas  incansable  de  nuestros  marinistas — y  ya  se  puede  suponer  que  hablo 
de  Monleon, — figura  con  dos  marinas  tituladas  Un  canal  en  Holanda  y  La  peña 
del  Buey  en  Laredo.  Aquella  representa  u;ia  tranquila  estension  de  agua,  donde 
se  balancean  gallardamente  algunas  embarcaciones.  La   s^unda  exhibe  en  pri- 


Los  ARTISTAS  VALENCIANOS  EN  MADRID.  28l 

mer  término  un  agudo  peñón,  de  aspecto  pizarroso,  contra  el  que  chocan,  levan- 
tando nubes  de  espuma,  las  encrespadas  olas  del  mar  Cantábrico.  Un  buque 
corre  allí  cerca  los  peligros  de  ir  á  estrellarse,  arrastrado  por  el  temporal.  En 
una  y  en  otra  se  vé  la  exacta  fidelidad  con  que  reproduce  Monleon  los  variados 
aspectos  del  agua,  y  que  le  ha  valido  desde  hace  largos  años  el  figurar  á  la 
cabeza  de  los  que  en  España  se  dedican  á  este  género  de  pintura. 

Por  último,  en  la  sala  de  acuarelas  hay  una  del  Sr.  Jover,  que  titula  Recuer- 
dos, y  otra  del  Sr.  Plá  y  Valor,  que  representa  una  campesina  italiana. 

Como  se  vé,  no  descuella  por  su  importancia  ninguna  de  las  obras  expues- 
tas por  los  valencianos.  Solo  puede  consolarnos — si  esto  es  un  consuelo — el 
hecho  de  que  tampoco  las  demás  provincias  de  España  han  aportado  mayor 
suma  de  elementos  que  la  nuestra  á  la  exposición  del  Círculo. 

Aparte  de  estas  noticias,  bien  pocas  puedo  comunicar  á  los  lectores  de  la 
Revista. 

Recientemente  tuve  ocasión  de  ver  un  retrato  al  óleo  que  D.  Francisco  Do- 
mingo ha  remitido  desde  Paris,  donde  reside,  á  un  hermano  suyo  avecindado  en 
Madrid.  Es  el  de  una  preciosa  niña  rubia,  hija  de  aquel  notable  pintor.  Cuatro 
pinceladas  han  bastado  al  artista  para  hacer  una  obra  maestra,  que  es  el  encanto 
de  cuantos  la  contemplan.  ¡Qué  pinceladas!  Cada  una  de  ellas  vale  mas  que 
muchos  cuadros.  No  es  posible  poner  en  duda  que  Domingo  es  hoy  el  maestro 
de  los  pintores  valencianos  por  su  ejecución,  por  su  color,  por  la  diiícil  senci- 
llez que  revisten  sus  obras.  ¡Lástima  grande  que  su  alejamiento  de  la  patria 
nos  impida  admirar  con  mas  frecuencia  sus  inestimables  producciones! 

José  Benlliure  ha  enviado  desde  Roma  dos  acuarelas,  para  su  venta 
en  Madrid.  Son  dos  cabezas  de  tamaño  natural:  la  de  un  viejo  de  luenga  barba 
blanca,  que  ojea  con  interés  un  abultado  infolio,  y  la  de  una  gallarda  muchacha 
de  mirada  picaresca,  que  ostenta  en  su  abultado  pelo,  en  su  provocativo  seno  y 
cogidas  entre  sus  afilados  dedos  gran  número  de  rosas  frescas  cual  sus  meji- 
llas. De  la  manera  con  que  está  hecho  nada  hay  que  decir,  pues  sabido  es  que 
Benlliure  goza  hoy  justísima  reputación,  no  solo  en  España,  sino  también  en 
el  extranjero. 

Juntamente  con  las  dos  acuarelas  citadas,  ha  remitido  el  pintor  mencionado 
otra  de  su  hermano  Juan  Antonio,  que  representa  á  un  anciano,  abstraído  en 
sus  oraciones,  y  desgranando  un  grueso  rosario.  Si  bien  este  artista  no  se  halla 
aun  á  la  altura  de  su  hermano  mayor,  se  observa  en  cada  nuevo  trabajo  suyo 
que  pertenece  á  la  madera  de  los  buenos  pintores,  y  no  han  de  pasar  muchos 
años  sin  que  su  firma  se  cotice  al  lado  de  las  (jue  hoy  tienen  mejor  crédito. 

¿Quién  no  conoce  esa  hermosa  colección  de  volúmenes,  coquetamente 
encuadernados,  con  relieves  de  oro  y  de  colores,  que  se  publica  en  Barcelona 
con  el  nombre  de  Aríe  y  Letras?  ¿Quién,  al  pasar  la  vista  por  las  páginas  de  los 


282 


REVISTA    DE  VALENCIA. 


tomos  que  contienen  los  Cuentos  de  Andersen,  La  Jiija  del  Rey  de  Egipto  ó  El 
Nabab,  no  se  ha  recreado  contemplando  las  primorosas  viñetas  de  Pellicer, 
Mestres  y  Mélida,  que  los  adornan?  Pues  bien, — y  esta  es  mi  última  noticia, — 
nuestro  celebrado  paisano  Emilio  Sala,  ha  recibido  el  encargo  de  ilustrar  dos 
de  los  volúmenes  próximos  á  publicarse.  El  uno  contendrá  El  lazarillo  de  Tor- 
vies,  y  el  otro  el  poema  de  Campoamor,  denominado  El  Drama  universal. — 
Desde  ahora  lo  recomiendo  á  los  amantes  de  lo  bello. 


Madrid,  15  de  Abril  de  1882. 


A.Q. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


\  de  ser  hoy  comienzo  de  nuestra  Crónica  un  fúnebre  homenage.  La 
Revista  de  Valencia  ha  perdido  á  uno  de  sus  apreciables  colabora- 
dores, el  Dr.  D.  José  Biosca  y  Mejía.  La  implacable  muerte  ha  cor- 
tado prematuramente  el  hilo  de  su  existencia,  dedicada  al  servicio  de 
Dios,  de  la  sociedad  y  de  la  ciencia.  ¡Premie  el  cielo  sus  virtudes! 

El  dia  de  Jueves  Santo  eran  conducidos  al  Campo  Santo  los  restos  de  este 
ilustrado  sacerdote.  Una  traidora  pulmonía  habia  destruido  su  salud  y  su  vida  en 
breves  dias.  Los  alumnos  del  Colegio  Valentino,  del  que  era  fundador  y  director, 
los  padres  de  la  mayor  parte  de  ellos,  y  muchas  personas  distinguidas  en  el  pro- 
fesorado ó  el  cultivo  de  las  letras,  daban  testimonio,  acompañando  tristemente  el 
cadáver,  de  la  pérdida  que  Valencia  habia  experimentado. 

Los  estudios  de  antigüedades  eran  los  favoritos  del  Sr.  Biosca,  que  dedicaba 
á  ellos  los  pocos  momentos  de  solaz  que  le  dejaba  la  enseñanza.  Habia  contri- 
buido á  la  formación  de  la  Sociedad  Arqueológica  Valenciana,  y  era  al  morir  su 
vice-presidente,  título  que  equivale  al  de  presidente  efectivo,  porque  la  presiden- 
cia corresponde  en  esta  Sociedad  al  director  de  la  Económica  de  Amigos  del 
Pais,  bajo  cuya  protección  vive.  En  nuestra  Revista  habia  dado  muestras  de  su 
afición  á  esos  estudios  en  los  artículos  sobre  las  Antigüedades  de  Sagnnto,  pu- 
blicados en  el  primer  volumen. 

Era  el  Sr.  Biosca  hijo  de  Almansa,  donde  nació  en  27  de  Setiembre  de  1841, 
y  se  distinguió  por  su  aplicación  desde  los  primeros  años.  Tenia  mucha  aptitud 
para  la  música,  y  á  ella  querían  dedicarlo  sus  padres;  pero  su  vocación  por  el 
sacerdocio  les  disuadió  de  aquel  propósito.  Estudió  en  el  Seminario  Conciliar  de 
Murcia  hasta  el  cuarto  curso  de  Teología,  y  terminó  su  carrera  en  el  de  Valen- 
cia. En  1.°  de  Enero  de  18Ó8  dijo  la  primera  misa,  y  en  1871,  doctor  ya  en 
Filosofía  y  letras,  estableció  el  Colegio  Valentino  de  primera  y  segunda  ense- 
ñanza, que  supo  elevar  á  considerable  altura  con  sus  incesantes  desvelos. 

* 
*■  * 

Vá  terminando  ya  lo  que  pudiéramos  llamar  estación  literaria.  Las  fiestas 
de  Semana  Santa  y  Pascua,  primero,  el  influjo  enervador  de  la  primavera,  des- 
pués, producen  la  desanimación  en  los  Ateneos  y  Academias.  Corta  será,  por 
tanto,  nuestra  Crónica. 

El  Ateneo  científico-literario  y  artístico  apenas  ha  dado  señales  de  vida.  Sola- 
mente tenemos  que  añadir  á  sus  anteriores  trabajos  una  conferencia  de  D.  Juan 
Robert  y  Bordes,   en  la  que  expuso  los  inconvenientes  del  tratado  de  comercio 


284  REVISTA  DE  VALENCÍA. 


coa  Francia  para    las  industrias   españolas,  y   la  contestación  del  Sr.  Giménez 
Valdivieso,  sosteniendo  las  ideas  del  übre-cámbio. 


En  la  Sociedad  del  Rat  Penat  hubo  el  miércoles  de  Semana  Santa  una  sesión 
muy  solemne  de  carácter  religioso.  Cantáronse  las  Siete  Palabras  y  leyéronse 
poesías  alusivas  á  cada  una  de  ellas,  de  los  Sres.  Pizcueta,  Iranzo  y  Simón, 
Llombart,  Arroyo  y  Almela,  Ferrer  y  Bigné  y  Rodríguez  Guzman. 

* 

*  * 

La  Academia  de  la  Juventud  Católica  dedicó  al  patrono  de  Valencia,  San 
Vicente  Ferrer,  una  sesión  literaria,  cuyos  trabajos  eran  todos  en  idioma  valen- 
ciano. El  discurso  apologético  de  aquel  gran  patricio  y  apóstol  estuvo  á  cargo 
de  D.  Germán  Mata. 

En  una  sesión  de  la  sección  de  literatura  ha  dado  á  conocer  el  Sr.  Guzman 
Guallar  un  drama,  que  pareció  muy  bien  á  los  que  escucharon  su  lectura. 

*  * 

En  el  Círculo  Militar  se  ha  establecido  un  Ateneo,  que  contribuirá  sin  duda  á 
la  mayor  cultura  de  su  clase  que  dá  vida  á  aquel  centro  de  reunión.  En  el  acto 
de  su  solemne  apertura  hizo  im  discreto  discurso  inaugural  el  veterano  é  ilus- 
trado general  Sr.  Lassala;  el  celoso  médico  militar  D.  Antonio  Frean,  evocó 
gloriosos  recuerdos  hablando  del  poder  militar  de  España  en  las  orillas  del 
Guad-el-Jelü,  y  se  leyeron  con  general  aplauso  poesías  de  los  Sres.  Ortiz  (Don 
Paulino),  Grande  y  Pérez  Montoro,  aventajados  discípulos  de  Ercilla  en  armas 
y  letras. 


*  * 


La  Sociedad  Arqueológica  valenciana  ha  celebrado  su  sesión  pública  anual 
dedicándola  á  la  buena  memoria  del  digno  vice-presidente  que  ha  perdido,  Don 
José  Biosca  y  Megía. 

Habia  escrito  este  para  la  referida  sesión  el  discurso  reglamentario,  que  ver- 
saba "Sobre  el  origen  y  desenvolvimiento  de  la  Arqueología.,,  Este  discurso  pos- 
tumo fué  leido,  obteniendo  grandes  aplausos,  que  aumentaron  el  sentimiento  por 
la  pérdida  de  una  persona  tan  digna  como  era  su  ilustrado  autor. 


*  * 


La  Sociedad  Valenciana  de  Agricultura  está  ocupándose  con  plausible  activi- 
dad en  la  preparación  del  Congreso  Agronómico  que  ha  de  celebrarse  en  esta 
capital  durante  la  feria  del  próximo  Julio.  Se  ha  nombrado  para  dirigir  estos  pre- 
parativos una  comisión,  en  la  cual  están  representados  la  Sociedad  de  Amigos 
del  Pais  y  el  Ateneo.  Es  presidente  de  ella  D.  Felicísimo  Llórente  y  Olivares,  y 
figuran  como  vocales  D.  Eduardo  Amorós,  D.  César  Santomá,  D.  Ángel  Do- 
menech,  D.  Pedro  Fuster,  D.  José  Arévalo  y  Baca  y  D.  José  Sanz  Bremon. 


CRÓNICA    MENSUAL.  285 


Parece  que  llega  la  hora  de  terminar  el  monumento  que  Valencia  dedica  á 
D.  Jaime  el  Conquistador,  y  cuyo  pedestal  está  hace  algunos  años  en  la  plaza- 
jardín  de  la  Aduana,  aguardando  la  estatua  ecuestre  de  aquel  gran  rey. 

Este  importante  trabajo  artístico  ha  sido  encargado  á  los  notables  escultores 
de  Barcelona,  hermanos  Vallmitjana,  que  piden  dos  años  para  hacer  el  modelo. 
Después  ha  de  fundirse  en  bronce  la  estatua,  de  modo  que  aun  tardará  algo  en 
tenninarse  este  monumento. 


*  * 


Con  la  Pascua  Florida  ha  comenzado  la  última  parte  de  la  temporada  teatral. 
Tenemos  compañías  de  zarzuela  en  el  teatro  Principal  y  el  de  Apolo,  y  actúa 
en  el  de  la  calle  de  Ruzafa  un  cuadro  de  declamación  y  otro  para  piezas  y  zar- 
zuelitas  catalanas. 

La  novedad  de  mas  bulto  ha  sido  la  representación  en  el  teatro  de  Apolo  de 
la  zarzuela  La  Tempestad,  letra  deD.  Miguel  Ramos  Cardón  y  música  del  joven 
compositor  valenciano  D.  Ruperto  Chapí,  hijo  de  Villena.  La  circunstancia  de 
haber  venido  á  Valencia  los  autores  para  dirigir  los  ensayos  y  asistir  á  la  repre- 
sentación, dio  á  esta  mayor  interés.  El  é.xito  fué  un  triunfo  completo  para  el 
poeta  y  el  compositor.  Además  de  obtener  aplausos  y  coronas  en  el  teatro, 
fueron  obsequiados  con  banquetes  y  giras  campestres  por  los  escritores  valen- 
cianos y  la  Sociedad  de  Conciertos. 

Esta  dispuso  con  tan  plausible  motivo  una  gran  función  de  música  instru- 
mental, en  la  cual  se  dio  á  conocer  con  igual  é.xito  que  La  Levipestad  la  gran- 
diosa pieza  de  concierto  del  Sr.  Chapí  titulada  La  Corte  de  Granada,  fantasía 
morisca,  que  tiene  armonías  muy  originales  y  valientes,  y  una  instrumentación 
riquísima.  El  Sr.  Chapí  quiso  que  formaran  parte  de  este  concierto  obras  de  los 
compositores  valencianos  D.  Salvador  Giner  y  D.  José  Espí  y  Ulrich,  y  así  se 
hizo,  compartiendo  los  tres  maestros  los  aplausos  entusiastas  del  público. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA. 


BRAS  FESTIVAS  SATÍRICAS  Y  SERIAS,  EN  PROSA  Y  EN 
VERSO,  DE  D.  FRANCISCO  DE  OUEVEDO  Y  VILLEGAS. 
hátctoii  de  lujo  ordenada  por  D.  Juan  Bautista  Perales.  Terraza, 
Aliena  y  cotnp.^,  editores.  Valencia,  imprenta  de  Juan  Gnix,  18S2  (l). 

Los  editores  Terraza  y  Aliena,  que  dieron  á  luz  la  Historia  de  Valeftcia  por 
Escolano,  adornada  con  láminas  cromo-litografiadas,  han  emprendido  otra  pu- 
blicación ilustrada,  la  de  las  obras  completas  del  insigne  ingenio  español  Don 
Francisco  de  Ouevedo.  Popular  ee  como  el  que  más  el  nombre  de  este  escritor, 
pero  la  mayoría  de  las  gentes  le  considera  únicamente  como  festivo  poeta  y  satí- 
rico novelista,  quedando  reservado  á  los  eruditos  el  conocimiento  exacto  de  sus 
múltiples  y  variadas  obras.  No  está,  pues,  de  más  que  estas  se  generalicen,  como 
indudablemente  sucederá  por  medio  de  la  edición  presente.  Se  ha  encargado  de 
dirigirla  D.  Juan  Bautista  Perales,  que  no  habrá  tenido  que  hacer  grandes  trabajos 
de  investigación  y  confrontación  bibliográfica,  puesto  que  esta  empresa  estaba  ya 
realizada  á  naedida  de  los  deseos  mas  exigentes,  por  el  erudito  D.  Aureliano  Fer- 
nandez Guerra  y  Orbe,  que  estuvo  encargado  de  coleccionar  y  revisar  las  obras  de 
Ouevedo  para  la  Biblioteca  de  Autores  españoles,  del  Sr.  Rivadeneyra.  A  pesar  de 
ello,  y  aunque  reconoce  el  Sr.  Perales  que  no  es  fácil  mejorar  lo  hecho,  dice  que 
ha  tenido  á  la  vista  buen  número  de  ediciones  antiguas  y  modernas  y  las  copias 
manuscritas  que  existen  en  diferentes  museos.  También  ha  seguido  la  califica- 
ción hecha  por  el  Sr.  Guerra  y  Orbe  de  las  obras  de  Ouevedo,  divididas  en  varias 
secciones,  que  comprenden  los  discursos  ascéticos  y  filosóficos,  discursos  políticos, 
discursos  satíricos-morales,  discursos  crítico-literarios  y  discursos  festivos. 

Está  adornada  esta  edición  con  láminas  cromo-litográficas,  cuyos  originales 
han  sido  encargados  á  los  principales  artistas  valencianos.  En  las  primeras  en- 
tregas, que  tenemos  á  la  vista,  hay  algunas  de  ellas  debidas  á  los  Sres.  Peiró, 
Pinazo,  y  otros  conocidos  pintores,  que  tienen  algún  mérito;  y  la  ejecución  de  los 
cromos  bastante  esmerada,  es  debida  al  Sr.  Pérez. 


(ij  Esta  obra  formará  dos  tomos,  comprendiendo  uno  de  ellos  las  obras  en  prosa,  y  el  otro  las 
poéticas,  y  se  publica  por  entregas  de  ocho  páginas  en  folio,  que  cuestan  un  real.  Se  suscribe  en 
Valencia,  casa  editorial,  calle  del  Embajador  Vich,  19. 


BIBLIOGRAFÚ  VALENCIANA.  287 


LA  IGLESIA  LIBRE  EN  EL  ESTADO  LIBRE,  por  el  Conde  de  Moxta- 
LEMBERT,  traducción  y  prólogo  de  D.  Vicente  Piño  y  Vilanova.  Valencia,  hnp. 
de  La  Nueva  Alianza.  1882  (1). 

El  Sr.  Piño,  promotor  fiscal  de  Sagunto  y  persona  aficionadísima  á  estu- 
dios filosóficos,  ha  creído  que  para  sostener  y  generalizar  sus  ideas  tavo- 
rables  á  la  completa  separación  de  la  Iglesia  y  el  Estado,  era  conveniente  dar  á 
la  estampa,  traducidos  al  castellano,  los  dos  discursos  pronunciados  por  el  ilustre 
conde  de  Montalembert,  en  el  Congreso  Católico  de  ¡Malinas,  celebrado  en  l863, 
en  los  cuales  enarboló  la  bandera  con  el  famoso  lema  La  Iglesia  libre  en  el  Es- 
tado  libre. 

Así  lo  ha  hecho,  dando  á  luz  el  presente  opúsculo,  en  el  cual  dichos  discur- 
sos van  precedidos  de  un  prólogo,  encaminado  á  expresar  la  opinión  del  traduc- 
tor en  tan  delicada  materia.  Opina  el  Sr.  Piño  que  ninguna  relación  jurídica 
existe  entre  lo  espiritual  y  lo  temporal,  entre  la  Iglesia  y  el  Estado,  y  que  deben 
vivir  independientes  y  separados.  "No  se  trata  de  combatir  á  la  Iglesia,  dice, 
como  institución  santa,  como  sociedad  religiosa,  como  comunión  cristiana;  no  se 
trata  de  dar  la  preferencia  á  ninguna  de  las  confesiones  conocidas;  trátase  de 
que  la  Iglesia  esté  separada  de  los  negocios  terrenales,  de  que  no  se  inmiscuya 
ni  ejerza  su  influencia  en  el  Estado,  de  que  no  aspire  á  que  el  Estado  la  reco- 
nozca como  la  única  verdadera,  con  exclusión  de  otro  culto,  trátase  de  que  la 
Iglesia  no  deba  s\\  poder  á  ingerencia  estraña,  no  vrca  á  expensas  del  Estado.,, 

Estas  son  las  ideas  del  Sr.  Piño,  en  cuyo  apoyo  invoca  las  doctrinas  de  un 
escritor  tan  religioso  y  tan  católico  como  el  conde  de  Montalembert. 


MANUAL  TEÓRICO-PRACTICO  DE  LO  CONTENCIOSO- ADMINIS- 
TRATIVO Y  DEL  PROCEDIMIENTO  ESPECLÜL  EN  LOS  ASUNTOS  DE  HACIENDA,  por  Don 

Fermín  Abella.  Madrid,  hnpr.  de  E.  de  la  Villa,  1882  (2). 

Nuestro  compatricio,  el  Director  propietario  de  la  Revista  titulada  El  Con- 
sidtor  de  los  Ayimtamie^itos y  Juzgados  municipales,  ha  prestado  un  buen  servicio 
á  los  que  necesiten  conocer  los  procedimientos  y  la  jurisprudencia  en  los  asuntos 
contencioso-administrativos,  publicando  este  completo  Tratado,  en  el  que  encon- 
trarán todo  lo  que  se  refiere  á  ese  ramo  tan  poco  conocido  de  la  mayor  parte  de 
los  abogados. 

Comprende  tres  partes  principales  el  trabajo  del  Sr.  Abella:  la  primera  con- 
tiene un  estudio  detenido  de  la  organización,  atribuciones,  competencia  y  modo 
de  funcionar  de  cada  uno  de  los  tribunales  contencioso-administrativos,  términos 
para  interponer  las  demandas,  reglas  para  los  litigios,  competencias  de  jurisdic- 
ción, etc.;  la  segunda  sección  la  fomia  toda  la  parte  legislativa,  referente  á  estas 
materias;  y  la  tercera  una  serie  ordenada  de  formularios  para  todas  clases  de 
reclamaciones  gubernativas  y  contenciosas. 


(1)     Un  volumen  en  8.»  de  152  págs. 

'2)     Un    tomo  de   712  págs.    en  4.°  Precio:   10   pesetas.  Administración:    Madrid,  plaza   de  la 
Villa,  4. 


LO   RAT-PENAT.. 

SOCIETAT  DE  AMADORS  DE  LES  GLORIES  VALEN'CL^NES. 

ADITAMENT    AL    CARTELL    DELS    JOCHS    FLORALS. 

CONVOCATORIA  PERA'  LS  DEL  PRESENT  ANY 

MDCCCLXXXII. 

(IV  DE  SA  INSTITUCIÜl. 


j  STA  Societat  posa  en  coneiximent  de  tots 
els  que  per  nostra  gloriosa  lliteratura  se 
inieresen,  els  nous  premis  que  demprés  de  pu- 
blicat  el  Cartell  li  han  segut  oferts,  y  que  la 
junta  de  gobern.  en  sesió  celebrada  el  dia  8  de 
este  mes,  ha  acordat  afegir  al  programa  en  la 
forma  següent: 

PREMIS    EXTR.\ORDINAEIS. 

Vn  ohjtctt  de  art,  obsequi  de  la  Excma.  Dipu- 

tació  provincial  de  Alacant.  Será  adjudicat  est 
premi  al  autor  del  millor  romans  en  el  que  se 
recordé  algún  fet  curios  é  iniportant  de  la  his- 
toria de  la  Corona  de  Aragó. 

Una  Joya  ck  argiKí,  oferta  per  la  Excma.  Di- 
putació  provincial  de  Castelló,  al  autor  del  mi- 
llor y  mes  complet  catálech  biográfich  deis  filis 
ilustres  de  aquella  provincia. 

Una  ploma  de  argml,  ab  reUetis  di  or,  present 
de  la  junta  de  les  Escoles  de  Artesans,  al  autor 
de  la  millor  composició  sobre  el  tema:  "Una  vi- 
sita á  les  Escoles  de  Artesans .  „ 


Esta  composició,  si  se  presenta  en  prosa,  po- 
drá escriures  en  castellá  ó  valencia.  Sois  en  la 
última  llengua,  si  es  en  vers. 

Un  objecíe  de  art,  regal  de  la  Societat  de  so- 
corros é  instructiva  de  Mestres  fusters,  al  autor 
de  la  millor  monografía  referent  ais  origens  del 
gremi  de  fusters,  y  vicisituts  per  que  ha  pasat 
dit  grerai  fins  nostres  dies. 

Este  premi  se  adjudicará  al  treball,  en  caste- 
llá ó  valencia,  que  mes  datos  inédits  reunixca. 

Pera  la  concesió  deis  anteriors  premis  regirán 
les  condicions  que  se  determinen  en  el  Cartell 
publicat  el  dia  26  de  Giner  últim. 

Lo  qual  fá  publich  esta  Societat,  per  mig  de 
la  present  adició,  pera  que  aplegué  á  coneixi- 
ment deis  poetes  y  escritors  valencians,  catalans 
y  mallorquins,  que  desigen,  com  antigament  se 
dia,  tirar  á  la  joya. 

Fon  escrit  y  firmat  en  la  ciutat  de  Valencia 
el  dia  g  deMaig  de  1'  any  1882. — Rafel  Ferrer 
y  Bigné,  president. — Ferran  Reig  y  Flores,  se- 
cretar! general. 


Valencia.  Imprenta  de  Do.menech,  RIar,  48. — 1882. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 


1."     luMO    DE     l8b2. 


LOS  BARONES  DEL  REINO   DE  VALENCIA. 


ESTUDIO  HISTÓRICO 


POR    DON    VICENTE    NOGUERA    AQUAVERA    Y    DON    JOSÉ    MARTÍNEZ    ALOV, 


íucHAS  son  las  opiniones  que   respecto   á  la  etimología  de  la  palabra 
barón  se  han  sustentado,  pero    pueden  lógicamente  reducirse  á  dos 
I  principales:  la  que  sostiene  su  procedencia  de  las  lenguas  septentrio- 
nales, y  la  que  por    el  contrario,    la   deriva  de  los  antiguos   idiomas  pertene- 
cientes á  las  razas    que  dieron  al  mundo  los  primeros  destellos  de  civilización. 
Sostienen   la  primera  escritores  tan   eminentes  como  Diez,    Marca,  Burguy, 
Madramany  y  otros  no  menos  ilustres. 

Diez,  ante  la  forma  ber,  que  en  el  siglo  XII  tuvo  en  Francia  la  palabra  baro, 
sospecha  si  procede  esta  del  antiguo  alto-aleman  béran  y  del  ^odo  bairav.,  con- 
ducir. 

Pedro  de  Marca  {Marc.  Hisp.,  lib.  ÍII,  cap.  VIII,  pág.  257),  á  quien  sigue 
Madramany  en  su  Tratado  de  la  7iobleza  de  la  corona  de  Aragón,  considera 
que  la  voz  teutónica  bliar,  que  significa  hombre,  originó   la  palabra  barón ,  apH- 


390  REVISTA    DE    VALENCIA. 


cada  en  un  principio  para  designar  á  todas  las  personas  del  sexo  masculino,  y 
concretada  mas  tarde  á  aquellos  que  fueron  constituidos  en  una  dignidad  supe- 
rior. Y  hasta  presiune  si  la  voz  barón  sustituyó  al  primitivo  baro  cuando  este 
sufrió  dicha  reducción. 

Finalmente,  Burguy  deriva  la  palabra  que  estudiamos  de  la  anglo-sajona 
beorn,  equivalente  también  á  hombre. 

La  segunda  opinión  es  la  mas  corriente  y  generalizada  entre  los  autores,  de 
los  cuales  citaremos  algunos  para  determinar  ios  puntos  mas  divergentes  de  sus 
doctrinas. 

San  Isidoro  (Orig.,  lib.  IX,  cap.  IV),  Du  Canga  (Glos.,  ioin.  I,  f.  jjo,  z: 
Baro),  Moreno  de  Vargas,  (Nob¿.  de  Esp.,  dis.  XIII, pág.  j^,  n.  16),  Berganza 
(Ahí.  de  Esp.,  ¿ib.  V,  cap.  VIH,  pág.  ¿Ss),  el  P.  Guardiola,  Andrés  Alciato,  Ca- 
piblanca,  Alberico,  Calepino  y  otros  muchos,  que  seria  prolijo  eniunerar,  hacen 
derivar  el  baro  latino  directamente  del  griego  baryis,  barus,  pesado  ó  grave, 
aplicado  en  la  Edad  Media  á  determinadas  personas,  en  el  sentido  de  hombres 
de  respeto. 

Pero  Gerónimo  Blancas,  {Arag.  Rer.  Com.,  tit.  de  Optim.  pág.  joj),  Vidal  de 
Canyellas,  Miguel  del  Molino,  Monlau  y  otros  fíjanse  en  el  vir  latino  como  orí- 
gen  de  aquella  palabra,  y  del  ablativo  viro  deducen  las  sucesivas  corrupciones 
varo  y  baro,  que  dan  lugar  á  la  forma  barón  de  las  lenguas  castellana,  francesa, 
inglesa,  baró  de  la  catalana,  bar  de  la  provenzal  y  de  la  alemana,  y  barone  de 
la  italiana. 

De  propósito  hemos  reservado  para  el  último  lugar  la  opinión  de  Blancas, 
por  parecemos  la  mas  acertada. 


Barcia,  en  su  Diccionario  general  etimológico  de  la  lengua  española,  refuta 
por  completo  la  doctrina  de  Diez,  haciendo  observar  que  el  francés  ber  fué  em- 
pleado en  la  Edad  Media  como  nominativo  de  barón,  cuyo  término  deriva  evi- 
dentemente del  bajo  latin  baro,  y  no  del  sajón  bearn,  beorn,  ni  del  frison  bern. 

No  deja  de  tener  visos  de  probabilidad  la  etimología  de  Marca,  pues  bien 
puede  el  bhar  teutónico  dar  lugar  al  baro  neo-latino,  pero  debe  tenerse  pre- 
sente que  los  idioitias  septentrionales  no  han  llegado  hasta  nosotros  en  su  pri- 
mitiva pureza,  sino  adulterados  por  la  lengua  del  Lacio,  que  influyó  en  todos 
los  pueblos.  Y  así,  el  bliar  de  las  razas  germánicas,  que  antes  pasó  por  las 
formas  ivar  y  iver,  debió  provenir  indudablemente  del  ablativo  latino  viro;  de 
manera  que  la  palabra  baro  derivó  en  unos  países  directamente   de  la  lengua 


LOS  BARONES   DEL  REINO   DE  VALENCIA.  29 1 


de  los  romanos,  y  en  otras  hubo  de  pasar  antes  por  la  forma  germánica.  Bajo 
este  concepto ,  es  admisible  la  opinión  de  Marca. 

No  así  la  de  Burguy,  que  buscando  la  fuente  en  el  frison  bem,  criatura,  for- 
ma el  bearn  anglo-sajon,  niño,  y  el  beorn,  hombre,  deduciendo  de  aquí  el  baro 
latino,  mediante  un  desarrollo  gradual  y  ascendente  en  el  valor  de  la  palabra 
y  unas  derivaciones  que  no  reúnen  las  mayores  condiciones  fonéticas.  Tal  vez 
fuera  aceptable  esta  ingeniosa  etiinología,  si  no  existieran  otras  mucho  mas  sen- 
cillas y  naturales. 

Difícil  es  probar  que  el  barys,  barus  griego  originara  nuestro  baro  de  la  Edad 
Media,  porque  atendiendo  á  sus  varias  significaciones  en  las  distintas  épocas 
de  la  historia,  dedúcese  que  dicha  palabra  fué  aplicada  y  desarrollada  por  el 
pueblo  en  paises  en  los  cuales  ninguna  influencia  egercia  la  lengua  griega.  Este 
origen  puede  concebirse  solamente  en  los  vocablos  técnicos  adoptados  por  los 
sabios,  que  para  la  explicación  de  su  ciencia  necesitan  usar  voces  nuevas,  que  for- 
man con  raices  de  las  lenguas  madres. 

De  estas  mismas  refutaciones  á  las  anteriores  etimologías  se  desprende  que 
la  susodicha  palabra  baro  procede  en  todos  los  casos,  mas  ó  menos  directamente 
del  viro  latino;  y  para  mayor  abundamiento  recordaremos  un  diploma,  que  según 
Madramany,  se  halla  en  el  monasterio  de  Generez,  por  el  cual  Guillermo  Sán- 
chez, Duque  de  Vasconia,  llama  á  sus  magnates  Barones  ó  Virones  indistinta- 
mente; que  la  forma  faro,  corrupción  evidente  de  varo  y  viro,  fué  usada  en  un 
principio,  segim  cita  Littré;  y  finalmente,  que  su  primitiva  significación  fué  la  de 
hombre  ó  varón,  aplicada  con  especialidad  á  los  individuos  de  la  raza  genná- 
nica  en  el  sentido  de  hombres  por  excelencia. 

Pudiéramos  determinar  la  generación  de  la  palabra  baro7i,  por  medio  de  las 
siguientes  acepciones: 

Vir. — Hombre. 

Varo. — Varón. 

Baro. — .Señor. 

Barón. — Título  honorífico. 


II. 


A  principios  de  la  Edad  Media  adoptaron  el  título  de  barón  algiuios  de  los 
principales  magnates  de  Francia;  pero  desde  el  siglo  VI  en  adelante  hízose 
ya  peculiar  de  los  príncipes  de  sangre  real  y  de  los  señores  de  vasallos  que  de- 
pendían directamente  del  rey. 

En  Alemania  se  aplicó  también  el  nombre  de  barojí  á  los  señores  de  la  pri- 


2g2  REVISTA   DE   VALENCIA. 


mera  nobleza,  pero  no  fué  su  uso  tan  general  ni  referido  á  personas  tan  preemi- 
nentes, porque  el  dictado  de  noble  fué  siempre  allí  considerado  en  mayor  estima 
por  su  significación  y  por  su  antigüedad. 

Los  grandes  de  Inglaterra. lo  usaron  ya  en  el  año  looo,  según  se  desprende 
de  una  carta  de  Enrique  I,  en  la  que  establecía  que  todos  sus  barcnies  le  pidieran 
licencia  para  casar  á  sus  hijas. 

Bajo  el  mismo  concepto  existían  aquellos  en  otros  reinos  que  no  enumera- 
mos, excepción  hecha  de  la  Escocia,  en  donde  Malcom  III  (siglo  XII)  creó  unos 
títulos  honoríficos  con  la  denominación  peculiar  de  barones. 

Las  leyes  y  costumbres  de  Francia  introdujeron  en  España  la  palabra  barón 
como  calificativo  de  nobleza.  Carlos  el  Hermoso,  rey  de  Francia,  escribió  una  carta 
á  D.  Alfonso  de  Castilla,  haciéndolo  barón  y  rico-hombre  de  Navarra. 

Los  principales  capitanes  que  ayudaron  á  Carlo-Magno  y  su  hijo  Ludovico  á 
la  conquista  de  Cataluña,  se  denominaron  barones,  y  á  su  tenor  todos  los  señores 
que  obtuvieron  feudos,  con  cualquier  clase  de  jurisdicción  que  fuese,  suprema, 
media  ó  ínfima. 

En  Aragón,  por  el  contrario,  solo  se  denominaron  barones  los  ricos-hom- 
bres que  obtenían  de  los  reyes,  en  honor  ó  feudo  honrado,  las  tierras  conquista- 
das á  los  moros,  adquiriendo  sobre  sus  vasallos,  llamados  serviíutis,  la  suprema 
jurisdicción  ó  potestad  absoluta  de  la  vida  de  los  mismos,  sin  concesión  de  re- 
curso á  superior  autoridad. 

Castilla  se  sustrajo  á  la  influencia  de  las  costumbres  estranjeras,  porque  su 
especial  situación  en  el  centro  de  la  península  ibérica,  rodeada  de  árabes  y  pe- 
leando con  ellos,  la  incomunicaba  del  resto  de  Europa.  La  nobleza  adoptó  allí 
el  dictado  de  ricos-hombres,  y  consideraba  como  estranjero  el  título  de  barón. 
Así  se  desprende  de  la  ley  lo,  tít.  25,  Partida  4^,  escrita  con  posterioridad  á  los 
tiempos  á  que  nos  referimos,  en  la  cual  declaraba  el  Rey  Sabio  que  "Ricos 
"homes  son,  segund  costumbre  de  España,  los  que  en  otras  tierras  dicen  condes 
"ó  barones.,, 

Puede,  pues,  sentarse,  como  antecedente  necesario  para  el  estudio  de  los 
barones  en  nuestro  reino,  que  antes  de  realizarse  la  conquista  del  mismo  eran 
conocidos  aquellos  en  casi  todas  las  monarquías  de  Europa,  pero  no  como  título 
especial,  sino  como  dictado  de  nobleza,  cuya  significación  fué  mas  ó  menos  lata 
según  los  distintos  tiempos  y  países. 


III. 


D.  Jaime  I.  (pie  unía  á  la  circunstancia  de  militar  valiente  la   de  hombre  de 
Estado  sagaz  y  previsor,  habla  comprendido  (¡uc  el  feudalismo,  con  las  facultades 


LOS  BARONES  DEL  REINO   DE    VALENCIA.  2q3 


que  le  coucedian  los  fueros  aragoneses,  era  un  peligro  constante  para  la  monar- 
quía y  para  los  vasallos. 

En  su  niñez  todavía,  vióse  ya  precisado  á  vestir  una  prestada  cota  para  batirse 
con  los  ambiciosos  barones,  que  creian  llegado  el  momento  de  escalar  el  trono  y 
usurpar  sus  derechos. 

Las  acciones  de  guerra  mas  importantes  violas  comprometidas  por  la  actitud 
de  los  nobles,  siempre  dispuestos  á  censurar  la  conducta  del  monarca  aragonés, 
y  descontentos  siempre  de  sus  gracias  y  liberalidades. 

Su  vida  entera  habia  sido  una  lu:'.\a  constante  con  sus  magnates,  pero  lucha 
estéril,  que  oprimía  su  espíritu,  que  amargaba  la  satisfacción  de  sus  gloriosas 
acciones,  que  marchitaba  en  su  frente  los  abundantes  laureles  de  la  victoria. 

La  misma  conquista  de  nuestro  reino,  halló  tantos  obstáculos  por  parte  de 
los  barones  aragoneses,  que  el  invencible  D.  Jaime  llegó  á  desesperar  en  una 
ocasión  suprema,  y  se  lanzó  contra  los  muros  de  Burriana  á  pecho  descubierto 
y  desembrazado  del  escudo,  para  qu?  la  muerte  viniera  á  sacarle  de  la  situación 
angustiosa  en  que  le  habian  colocado  sus  nobles  desagradecidos. 

No  era,  pues,  de  esperar  que  al  repartir  entre  estos  nuestra  tierra,  por  virtud 
de  conquista,  les  concediera  aquella  suprema  potestad  que  gozaban  en  Aragón 
y  que  ya  D.  Pedro  II  habia  creido  necesario  cercenar. 

La  organización  social  y  militar  de  aquella  época  hacia  necesario  el  reparto 
de  las  tierras  conquistadas  y  la  continuación  por  lo  tanto  del  feudalismo.  D.  Jaime 
hubo  de  doblegarse  á  estas  exigencias  de  los  tiempos,  pero  supo  neutralizarlas 
por  medio  de  una  prudente  parquedad  eu  la  concesión  de  territorios  y  juris- 
dicción. 

La  ciudad,  las  villas  mas  importantes,  las  poblaciones  mas  numerosas  y  de 
mejores  condiciones  climatológicas  y  estratégicas,  quedaron  reservadas  á  la 
corona,  que  estableció  sobre  ellas  la  beneficiosa  legislación  de  los  Fueros,  notable 
por  su  espíritu  liberal  y  perfección  relativa. 

Los  caballeros  que  con  su  sangre  habian  regado  nuestra  fértil  vega,  aquellos 
que  con  sus  lanzas  hicieron  la  corte  á  la  incansable  ÜMiia  del  rey  conquistador, 
recibieron  sus  merecidos  premios,  adquiriendo  la  propiedad  de  dilatados  campos, 
espaciosos  solares  y  ricas  alquerías. 

Pero  los  señores  feudales,  que  seguidos  de  sus  vasallos,  desplegado  el  pendón 
y  enhiesta  la  cimera,  habian  abandonado  sus  castillos  para  ausiliar  á  D.  Jaime  eu 
la  temeraria  conquista,  exigieron  naturalmente  la  concesión  de  honores  y  feudos 
en  los  dominios  conquistados,  según  antigua  costumbre  y  pactos  que  con  ante- 
rioridad se  fonnalizaron. 

Estos  honores  y  feudos  establecidos  sobre  villas,  castillos  y  estados  ó  terri- 
torios fronterizos,  tomaron  el  nombre,  ya  generalizado  en  aquella  época,  de  baro- 
íiias,  y  los    señores  que  los   obtuvieron   se  denominaron  barones,  encargados 


294  REVISTA    DE    VALENCIA. 


de  la  defensa  de  las  poblaciones,  administración  de  justicia  y  percepción  de  im- 
puestos. 

Los  barones  creados  por  D.  Jaime  á  raiz  de  la  conquista  fueron  escasos  en 
número.  La  tradición  constante  de  la  nobleza  valenciana  asegura  que  fueron 
doce  precisamente  los  que  merecieron  tal  distinción,  y  viene  reconociendo  en 
ellos  desde  antiguo  una  clase  aristocrática  superior  á  toda  otra  nobleza  de 
nuestro  reino. 

Tal  acotación  hecha  al  número  de  los  barones  de  la  conquista,  tiene  en 
nuestro  concepto  un  fundamento  arbitrario  y  común  en  la  Edad  Media  á  casi 
todos  los  países. 

Cataluña  afirmaba  que  su  reconquista  era  debida  á  Carlo-Magno  y  su  hijo 
Ludovico,  auxiliados  por  nueve  barones  ú  señores  feudales,  que  formaron  el  nú- 
cleo de  la  nobleza  catalana. 

A  su  imitación,  Mallorca  determinó  también  en  nueve  el  número  de  los  mag- 
nates que  desembarcaron  con  D.  Jaime  I  en  aquella  isla  y  dieron  lugar  á  las 
nueve  casas,  á  las  que  casi  toda  la  nobleza  mallorquína  se  precia  de  perte- 
necer. 

Aragón  tenia  fijado  en  doce  el  número  de  los  ricos-homes  de  natura,  ú  sean 
los  nobles  antiquísimos,  que  gobernaron  su  territorio  en  aquel  tiempo  en  que 
aun  no  se  habia  elegido  nuevo  príncipe ,  después  de  la  triste  pérdida  de  Es- 
paña. 

Y  de  la  misma  manera.  Valencia  fijó  también  en  doce  el  número  de  sus  pri- 
mitivos barones,  por  mas  que  historiadores  y  genealogistas  no  hayan  podido 
nunca  llegar  á  un  acuerdo  en  la  designación  de  estas  doce  baronías. 

No  parece  probable  que  D.  Jaime  limitara  su  voluntad  para  la  concesión  de 
honores  á  ese  número  determinado;  estaba  en  su  ánimo  reducirlo  en  lo  posible, 
y  por  eso  fué  en  cambio  pródigo  en  el  repartimiento  de  las  tierras.  Pero  el  ince- 
sante clamoreo  de  los  nobles,  que  pedían  el  cumplimiento  de  los  fueros  arago- 
neses, las  exigencias  de  algunos  señores  feudales,  venidos  de  extrañas  tierras 
para  auxiliar  la  conquista,  y  el  recuerdo  de  promesas  otorgadas  en  momentos 
de  angustia  y  abandono,  le  obligaron  á  establecer  paulatinamente  nuevas  baro- 
nías, que  eran  otros  tantos  capítulos  de  transacción  con  sus  magnates. 

No  fueron,  por  tanto,  creadas  todas  las  baronías  de  nuestro  reino  en  el  acto 

de  la  conquista,  ni  se  concretaron  á  doce  las  concedidas  por  el  invicto  rey,  pero 

fué  su  número  harto  reducido,  y  la  distinción  bastante  superior  á  toda  otra,  para 

que  sus  descendientes  puedan  sin  disputa  considerarse  los   primeros  nobles  del 

reino  de  Valencia. 

Fuera  temeraria  empresa  enumerar  tales  baronías  y  acotar  su  número;  ma- 
chas de  ellas  se  perdieron,  recuperando  los  reyes  la  jurisdicción  de  que  volunta- 
riamente se  habían  despojado;  otras  confundieron  su  nombre  con  feudos  poste- 


LOS    BARONES    DEL   REINO    DE    VALENCIA.  295 

riores  y  de  mayor  consideración,  y  otras  se  enagenaron  repetidas  veces,  disminu- 
yendo su  importancia  hasta  el  punto  de  extinguirse  su  memoria. 

Los  barones  valencianos  de  creación  posterior  á  la  conquista,  que  se  consi- 
deraban sucesores  de  aquellas,  han  hecho  esfuerzos  en  todos  tiempos  para  de- 
mostrarlo y  para  renovar  con  sus  títulos  el  antiguo  catálogo.  Por  eso  lo  vemos 
siempre  distinto,  segim  la  época  en  que  aparece,  el  autor  que  lo  consigna,  ó  el 
archivo  en  que  se  encuentra. 

Don  Josef  Mariano  Ortiz,  inteligente  y  erudito  genealogista  de  la  nobleza 
valenciana,  enriquecia  la  representación  que  hizo  á  favor  de  D.  Pascual  Merca- 
der de  Calatayud  (l),  con  unas  curiosas  ilustraciones  acerca  del  título  de  barón, 
é  intercaló  por  nota  la  relación  de  doce  barones  creados  por  D.  Jaime  I,  según 
el  Real  Registro  Jacobi  siiper  diversis  de  1234  á  1248.  Imprimióse  esta  repre- 
sentación en  Madrid  en  1788.  Y  casi  al  mismo  tiempo  anotaba  el  mismo 
Ortiz  la  Disertación  histórica  de  la  procesión  del  Corpus  de  Valencia  con  el 
catálogo  de  los  barones,  referido  al  mismo  Real  Registro,  pero  de  tal  modo  va- 
riado, que  solo  hay  conformidad  en  seis  baronías  de  las  doce  que  se  citan. 

Esto  nos  indica  claramente  el  criterio  que  debemos  seguir  para  su  acepta- 
ción. 

En  el  proemio  é  introducción  de  los  fueros  de  nuestro  reino,  dictados  por 
el  rey  conquistador,  se  consigna  haber  escuchado  el  consejo  de  once  nobles  ba- 
rones y  otras  muchas  mas  personas  de  preeminencia,  como  arzobispos,  obispos  y 
prohombres  de  la  ciudad.  Fueron  estos  once  barones  D.  Ramón  Folch,  D.  Pedro 
y  D.  Guillemio  de  Moneada,  D.  Ramón  Berenguer,  D.  Ramón  de  Peralta,  Don 
Pedro  Fernandez  de  Albarracin,  D.  Pedro  Cornel,  D.  García  Romeu,  D.  Ximeiio 
D'orrea,  D.  Artal  de  Luna  y  D.  Gimeno  Pérez. 

Todos  poseían  sus  baronías  ó  feudos  en  Aragón  y  Cataluña,  pero  la  mayor 
parte  de  ellos  consiguieron  nuevos  estados  en  Valencia,  viniendo  á  ser  los  pri- 
meros barones  de  nuestro  reino. 

Don  Guillermo  de  Moneada,  biznieto  de  Pedro  II,  adquirió  la  baronía  sobre 
el  castillo  y  villa  de  Nules. 

Don  Pedro  Fernandez,  señor  de  Albarracin,  la  adquirió  sobre  el  castillo  y  vi- 
lla de  Chelva. 

Don  Pedro  Cornel,  rico-hombre  de  naturaleza,  sobre  el  castillo  de  Yillamar- 
chante. 

Don  Artal  de  Luna,  perteneciente  á  la  rama  Ferrench,  de  la  poderosa  casa 
aragonesa  de  Luna,  condecorado  también  con  la  rica-hombría,  fué  eregido  barón 
de  los  castillos  de  Paterna  y  Manises. 


(1)     Nos  ha  facilit.ido  un  ejemplar  de  este  cuaderno,  nuestro  buen  amigo   D.  José  E.  Serrano, 
á  quien  damos  desde  aquí  las  gracias. 


2q6  revista  de  valencia. 


Y  D.  Ximeno  Pérez  Tarazona,  mesnadero,  lugar-teniente  del  rey  en  Va- 
lencia, fué  creado  por  el  mismo  barón  de  Árenos,  á  pesar  de  que  los  fueros  ara- 
goneses limitaban  la  concesión  de  baronías  á  los  ricos-hombres  de  naturaleza. 
Mas  tarde  se  le  dio  posesión  del  estado  y  castillo  de  Andilla. 

Si  alguna  vez  pudo  adolecer  D.  Jaime  de  favoritismo,  fué  sin  duda  con  este 
caballero,  cuyas  desusadas  recompensas  disgustaron  seriamente  á  la  aristocracia 
de  Aragón.  Su  nombre,  sin  embargo,  aparece  el  último  en  el  proemio  de  los 
fueros,  porque  los  demás  barones  jamás  se  hubieron  dejado  posponer  de  quien 
no  lo  era  por  natura. 

De  otros  consta  también  la  concesión  de  estados  en  nuestro  reino  á  raiz  de 
su  conquista.  D.  Cauterio,  caballero  romano,  obtuvo  las  baronías  de  Torres- 
Torres  y  Serra. 

D.  Juan  González  de  Heredia,  descendiente  de  los  ocho  caballeros  Here- 
dias  que  sacrificaron  sus  vidas  socorriendo  á  Pedro  II  contra  Morell,  obtuvo  la 
del  castillo  y  villa  de  Asuevar. 

D.  Berenguer  de  Entenza,  pariente  del  rey,  rico-hombre  aragonés,  la  de 
Chiva  y  Pedralva. 

D.  Rodrigo  de  Lizana,  señor  de  Lizana,  que  en  un  tiempo  se  defendiera  con- 
tra D.  Jaime,  hasta  que  este  tomó  por  asalto  su  castillo  y  villa,  reconciliiindose 
después,  obtuvo  las  baronías  de  Montroy,  Buñol  y  Macastre. 

El  infante  D.  Fernando  la  del  castillo  y  villa  de  Liria. 

D.  Ximeno  de  Tovía,  que  tanto  se  habia  distinguido  en  la  conquista  de 
Játiva,  de  cuyo  castillo  fué  posteriormente  alcaide,  obtuvo  la  baronía  de  Mont- 
serrat. 

En  Carroz,  noble  sajón  que  puso  al  servicio  de  D.  Jaime  una  poderosa 
nave  para  la  expedición  de  Mallorca,  obtuvo  la  del  castillo  y  villa  de  Rebollet. 

D.  Raimundo  de  RocafuU,  pariente  del  rey  y  descendiente  de  los  antiguos 
señores  de  Montpeller,  obtuvo  la  del  castillo  y  honor  de  Corvera. 

D.  Pedro  Sanz,  notario  y  repostero  mayor  del  rey,  la  del  castillo  y  estado 
de  Montornés. 

Diego  de  Crespí,  procedente  de  Gerona,  la  del  lugar  de  Sumacárcel. 

Sancho  de  Pina,  infanzón  de  Jaca,  la  de  Benidoleig. 

Y  así  algiuios  otros,  que  es  aventurado  determinar. 


Hora  es  ya  que  examinemos  los  derechos  concedidos  por  D.  Jaiuie  I  á  los 
barones  valencianos. 

Hemos  indicado  ijue  este  rey  valeroso,  p^ro  pru<lente,  tuvo    necesidad  de 


LOS    BARONES    DEL    REINO    DE    VALENCIA. 


297 


transigir  con  sus  nobles,  evitando  tal  vez  un  conflicto  sangriento,  y  concederles 
determinadas  baronías,  á  las  cuales  no  alcanzasen  las  disposiciones  generales  de 
los  fueros. 

Sacrificóse,  pues,  de  un  modo  considerable  el  espíritu  de  estos,  que  tendía  á 
centralizar  la  jurisdicción,  pero  no  por  ello  dejaron  de  acotarse  los  derechos  que 
habían  de  ejercer  los  barones  en  sus  hotiores  respectivos. 

Bajo  tres  puntos  de  vista  debemos  estudiar  tales  derechos:  como  propieta- 
rios, como  señores  territoriales  y  como  señores  jurisdiccionales. 

Como  propietarios,  tuvieron  autorización  para  enagenarlos,  bien  por  medio 
de  venta,  donación,  cambio  ú  otro  cualquier  contrato;  para  disponer  de  ellos 
en  testamento,  tuvieren  ó  no  hijos,  y  legarlos  á  un  noble,  caballero  ó  burgués,  y 
para  desmembrarlos  hasta  lo  infinito,  cediendo  cada  una  de  las  porciones  á 
cambio  de  cargos  ó  servicios,  con  tal  que  no  cambiaran  su  posición  respecto 
al  soberano,  esto  es,  que  reconociesen  siempre  haberlos  en  feudo  honrado  por 
este  y  no  por  oiro  señor  ó  príncipe. 

Como  señores  territoriales  podían  transferir  á  sus  vasallos  el  dominio  útil 
de  solares  para  levantar  edificios  y  de  tierras  para  el  cultivo,  reservándose  el 
directo  sobre  el  suelo  con  todos  aquellos  servicios,  impuestos  y  condiciones  que 
hubiesen  tenido  á  bien  establecer  en  los  fueros  y  cartas  de  población  y  encar- 
tamientos. 

Sin  necesidad  de  pacto,  tenían  sobre  los  dueños  útiles  los  derechos  de  auto- 
ridad, fadiga  y  husmo. 

La  autoridad  é  postal  consistía  en  el  derecho  de  adquirir  nuevamente  las 
tierras  dadas  en  feudo  alodial;  si  el  dueño  directo  lo  reclamaba  para  hacer  cons- 
tar su  soberanía,  debía  devolverio  á  los  diez  dias,  pero  sí  mediaba  cuestión  con 
su  vasallo,  podia  retenerlo  hasta  la  terminación  del  litigio. 

La  fadiga  era  el  derecho  del  barón  á  adquirir  la  finca  por  el  precio  mismo  á 
que  se  vendía.  Podia  usarse  dentro  del  plazo  de  treinta  dias,  ú  contar  desde  el 
de  la  denuncia  ó  noticia. 

Y  el  luisino  era  un  tributo  dado  al  barón  en  las  ventas  y  enagenacíones 
de  las  fincas  enfitéuticas  por  su  reconocimiento  y  por  la  nueva  investidura  que 
adquiría  el  comprador.  Consistía  en  la  décima  parte  del  precio. 

Pero  estas  disposiciones  eran  tan  solo  aplicables  en  el  caso  de  no  existir 
pactos  sobre  los  mismos,  caso  poco  frecuente,  porque  cada  barón,  al  posesio- 
narse de  su  territorio,  dictaba  sus  fueros  especiales,  de  acuerdo  con  los  nuevos 
moradores. 

Los  barones,  como  señores  jurisdiccionales,  tenían  la  consideración  de  prín- 
cipes en  sus  territorios,  si  bien  reconociendo  que  su  autoridad  era  delegada  por 
el  rey. 

Fueron  j)or  tanto  revestidos  del  importante  derecho  de  jurisdicción  sobre  sus 


298  REVISTA  DE  VALENCU. 


vasallos,  pero  no  sin  graneles  restricciones  impuestas  por  D.  Jaime  I,  cuya  polí- 
tica se  elevaba  muchos  siglos  sobre  su  época. 

Conocían,  pues,  los  barones  todos  los  litigios,  aun  cuando  se  tratara  de 
viñas,  casas  ó  campos  poseídos  en  alodio,  con  tal  que  estuvieran  comprendidos 
en  el  territorio  del  señorío.  Pero  se  reservaba  á  los  vasallos  el  derecho  de  apela- 
ción para  ante  el  Justicia  de  Valencia,  derecho  jamás  reconocido  por  los  fueros 
aragoneses,  y  que  raras  veces  llegó  al  terreno  de  la  práctica  en  nuestro  reino. 

En  el  derecho  criminal  fué  todavía  mas  adelante  el  rey  conquistador,  y  se 
reservó  la  justicia  de  sangre  ó  justicia  personal,  declarando  que  esta  es  del  im- 
perio y  que  el  príncipe  no  puede  cederla  á  quien  quiera  que  sea.  De  esta  manera 
quedaron  los  barones  imposibilitados  de  castigar  á  sus  vasallos  con  penas  corpo- 
rales, y  de  repetir,  por  consiguiente,  en  nuestro  reino  los  frecuentes  abusos  que 
en  otros  países  hicieron  odioso  el  feudalismo. 

En  realidad,  pues,  carecieron  los  primitivos  barones  del  mero  imperio,  y  aun 
el  mixto  fué  muy  restringido  en  la  parte  criminal. 

Estas  disposiciones  imprimieron  á  nuestros  fueros  el  carácter  popular  que  en 
todos  tiempos  han  tenido,  y  explican  satisfactoriamente  la  resistencia  que  á  su 
aceptación  opuso  la  nobleza  de  Aragón,  cuyos  ricos-hombres  estaban  acostum- 
brados á  disponer  libremente  del  honor,  de  la  vida  y  de  los  bienes  de  sus  feuda- 
tarios. 

El  establecimiento  de  los  feudos  basaba  esencialmente  en  la  defensa  de  las 
fronteras,  encargadas  á  los  barones,  que  no  dejaron  de  cumplir  su  cometido,  siquier 
tan  solo  fuere  por  el  propio  interés  de  conservar  sus  castillos  y  lugares.  Podían 
de  consiguiente  exigir  de  sus  vasallos  los  servicios  personales,  organizarlos  mili- 
tarmente y  conducirlos  al  campo  de  batalla,  no  solamente  dentro  del  territorio, 
sino  á  donde  quiera  que  llevasen  su  pendón,  movidos  por  los  intereses  parti- 
culares ó  la  defensa  de  la  monarquía. 

Correspondía  á  los  barones  el  nombramiento  de  los  cargos  judiciales  y  ad- 
ministrativos, como  bailes,  justicias,  capitulares,  escribanos,  etc.,  en  quienes  de- 
legaban parte  de  su  jurisdicción  para  que  en  su  nombre  la  egerciesen.  Y  lleva- 
ban á  las  Cortes  del  Reino  la  voz  de  sus  castillos,  villas  y  lugares,  formando 
parte  del  estamento  militar,  para  la  consolidación  de  sus  preeminencias  y  la  re- 
presentación de  sus  vasallos. 

Todos  estos  derechos  pertenecían  al  fuero  privativo. 

Su  adquisición  era  tan  solo  legítima  mediante  título  escrito,  según  el 
Fuero  10,  defeudis,  que  prevenía  su  nulidad  si  donchs  á  ell  otorgat  de  nos 
specialment  ó  espressa  ab  carta. 

Temeroso  D.  Jaime  de  que  las  atrevidas  limitaciones  que  imponía  al  feuda- 
lismo en  nuestra  tierra,  fueran  algún  dia  barrenadas  por  la  censurable  benigni- 
dad de  sus  sucesores,  dispuso,  finalmente,  que  nengnn  privilegi  que  de  vos,  ve 


LOS    BARONES    DEL    REIXO    DE    VALENCIA. 


299 


deis  nostres  será  donaí,  contra  aquest  nostre  stabliment  perdurable,  nengima  va- 
lor, ne  fermetat  ?io  Jiaja. 

Tales  son  los  rasgos  mas  característicos  que  hemos  hallado  para  formar  una 
¡dea  de  lo  que  fueron  las  baronías  del  reino  en  tiempo  del  rey  conquistador.  En 
posteriores  capítulos  examinaremos  las  vicisitudes  que  sufrieron  con  el  transcurso 
de  los  tiempos,  y  este  estudio  deberá  conducirnos  á  determinar  su  situación  en 
las  distintas  categorías  de  nuestra  nobleza  oficial  ó  titulada. 


CANT  DE  GERMANO. 


^rLLS  el"  en  Jaume:  Catalans, 
Mallorquins  y  Valencians: 


Bebém  tots  com  bons  germans. 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans. 
Mallorquins  y  Valencians; 
Bebém  tots  com  bons  germans. 


Tots  plegats,  soni  la  filiada 
D'  aquell  Rey  sense  parell, 
Ou"  en  sa  espasa  may  cansada 
No  hi  deixá  sortir  rovell; 
D'  aquell  Rey  qu  omplí  sa  empresa 
De  son  cor  ab  I'  ardidesa, 
De  sa  ploma  ab  la  sabiesa 
Y  ab  la  Uuní  de  son  consell. 


D'  allavors,  bermellejaren 
Barrejats  nostres  penons, 
Y  les  fites  s'  axamplaren 
Deis  realmes  campanyons; 
D'  allavors,  si'  n  fem  memoria, 
Compartim  1'  antiga  gloria: 
Si  germans  som  per  1"  historia, 
Per  la  Uen^ua  som  bessons 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans, 
Mallorquins  y  Valencians:  v 
Bebém  tots  com  bons  germans. 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans, 
Mallorquins  y  Valencians: 
Bebém  tots  com  bons  germans. 


Eli,  Mallorca  la  sultana, 
Eli,  Valencia  la  Ueal, 
Relligá  á  la  llur  germana 
Del  Montseny  y  del  Puigmal; 
Y  á  sa  llengua,  que  hi  brotava 
Tan  bon  punt  ell  hi  arribava, 
Per  batetx  y  regó  y  sava 
Li  dona  sa  sanch  real. 


Mes,  si  '1  temps  d'  aquell  gran  Pare 
Es  de  doldre  y  d"  anyorar, 
D'  aquests  temps  que  corren  ara 
Xo  n'  hem  pas  de  renegar: 
Que,  germans  en  pau  y  en  guerra, 
Ara  'ns  Higa  ab  bras  de  ferré 
Lo  vapor  per  sobre  térra, 
Quasi  '1  Uamp  per  sota  mar. 


CANT    DE    GERMANO. 


3oi 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans, 
Mallorquins  y  Valencians: 
Bebém  tots  com  bons  "erinaus. 


La  ruina  ja  á  la  vora.... 
Patria,  patria,  quan  sia  hora 
Fins  la  sanch  te  donarcm! 


Un  sol  crit  de  renaxensa 
Nostres  cors  ha  somogut; 
Bullent  d'  ánima  y  de  pensa 
S'  ha  enardit  la  joventut; 
Noms  perduts  de  reys  y  sabis 
Han  tornat  á  nostres  llabis; 
Y  'I  ilengnatje  sant  deis  avis 
Com  un  riu  ha  rexunííut. 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans, 
¡Mallorquins  y  Valencians: 
Bebém  tots  com  bons  germans. 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans, 
Mallorquins  y  Valencians: 
Bebém  tots  com  bons  germans. 

Lo  temps  nou  nos  agermana 
Tant  y  mes  que  '1  temps  passat; 
Ab  sa  forsa  sobrehumana 
Nostra  sava  ha  renovat: 
Y  á  sa  veu,  qu  'ns  crida  clara. 
Que  som  filis  tots  d'  una  mare, 
Nostre  cor  respon  encara: 
Renaxensa  es  germandat! 


Com  tres  branques  d'  una  soca. 
Una  patria  tots  formem; 
Com  les  moisés  á  la  roca, 
L'  amor  nostre  hi  aferrem: 
Y  plorem  avuy  quan  plora 


Monc5tir  de  Poblct.   18  de  Maig  de  1882. 


Filis  d'  en  Jaume:  Catalans, 
Mallorquins  y  Valencians: 
Bebém  tots  com  bons  germans. 


Francesch  Matheu. 


EL  POETA  GASPAR  AGUILAR 


FUE  TAMBIÉN  MÚSICO? 


sTA  pregunta  causará  gran  extrañeza  á  todos  los  que  hayan  leido  el 
i  excelente  estudio  bio-bibliográfico  del  Sr.  D.  Luis  María  Arigo,  pu- 
I  blicado  en  la  Revista  de  Valencia,  correspondiente  al  l ."  de  Febrero 
del  corriente  año. 

En  dicho  estudio  (pág.  lOO)  se  considera  á  Aguilar  como  filósofo  y  huma- 
nista, músico  y  poeta;  y  mas  adelante  (pág.  l  lo),  dice  textualmente  el  Sr.  Arigo: 
"Por  último,  el  arte  musical  debe  también  á  Gaspar  de  Aguilar  la  enmienda  y 
corrección  de  unos  Principios  de  Canto  llano,  con  otras  muchas  reglas  para 
perfectamente  cantar,  libro  en  S.°,  dividido  en  26  capítulos,  y  dirigido  al  Muy 
Ilustre  Sr.  D.  Pedro  Manrique,  Obispo  de  Ciudad-Rodrigo  y  capellán  mayor  de 
la  capilla  de  los  Reyes  nuevos  de  la  santa  Iglesia  de  Toledo.,, 

Tan  rotundas  afirmaciones  no  pudieron  menos  de  hacerme  abrir  tanto  ojo, 
como  suele  decirse  vulgarmente;  porque  ocupado  yo  hace  muchos  años  en  alle- 
gar elementos  para  mis  estudios  histórico-musicales,  y  no  hallando  entre  mis 
apuntes  biográficos  noticia  alguna  que  me  diera  á  conocer  al  insigne  vate  valen- 
ciano como  cultivador  del  arte  de  la  música,  era  para  mí  una  verdadera  sor- 
presa y  vm  grandísimo  placer,  el  de  poder  incluir  en  mi  catálogo  de  músicos 
españoles  el  nombre  del  célebre  autor  de  El  Mercader  amatite. 

Desgraciadamente,  la  duda  vino  enseguida  á  apoderarse  de  mi  espíritu,  al 
considerar  que  la  única  prueba  que  dá  el  Sr.  Arigo  de  que  Aguilar  era  músico, 
es  la  cita  del  libro  que  dejo  atrás  copiada,  y  esta,  no  solo  no  me  parece  bastante 
fehaciente,  sino  que,  al  contrario,  la  creo  negativa. 

Por  los  términos  en  que  el  Sr.  Arigo  dá  cuenta  del  tal  libro,  parece  que  no 
lo  ha  visto  y  que  ha  tomado  la  noticia  de  la  papeleta  de  D.  Bartolomé  José 
Gallardo,  publicada  por  los  Sres.  Zarco  del  Valle  y  Sancho  Rayón,  en  el 
tomo  1.0  de  su  Ensayo;  pero  yo,  que  tuve  el   gusto  de  verlo  y  estudiarlo  hace 


EL  POETA   GASPAR    DE  AGUILAR.  3o3 

ya  mucho  tiempo  en  la  Biblioteca  Colombina,  donde  se  halla  en  im  tomo  de 
misceláneas,  en  8.°,  registrado  G.  87.  29.,  daré  aquí  su  portada,  la  cual,  encabe- 
zada por  una  estampeta  que  representa  un  santo  obispo,  dice  así: 

(£     "■Arte  de  principios  \  de  canto  llaiio:  nuetimnente  etnendado  y  \  corregido 
por  Gaspar  de  Agiiilar.  Con  \  otras  viiicJias  reglas  necesarias  para  per  \  fecta- 
mente  cantar.  Dirigido  al  muy  illu-  \  stre  señor  el  señor  don  Pedro  manriqne  j 
Obispo  de  Ciudad  rodrigo  y  Capellán  \  ?nayor  de  la  capilla  de  los  reyes  nueiios 
de  I  la  sancta  yglesia  de  Toledo.,, 

En  8.°,  letra  gótica,  sin  lugar  ni  año,  16  hojas  sin  foliación,  en  dos  cuader- 
nos con  las  signaturas  a-b,  á  23  y  24  renglones  por  página,  en  papel  con  la  fili- 
grana de  la  mano  abierta  y  una  estrella  sobre  el  dedo  corazón. 

Dedicatoria,  en  que  el  autor  dice,  entre  otras  cosas:  "  Vuestra  illustre  señoría 
¡tallará  en  breiie  voluniine  copilado  lo  que  por  nmcJios  libros  está  esparcido.,. 

La  obra  consta  de  26  cortos  capítulos  (sin  notas  de  música)  y  concluye  el 
verso  de  la  última  hoja  con  estas  palabras:  "7  suplico  entienden  y  corrijan  los 
defectos  y  errores  de  lo  que  por  mi  industria  y  trabajo  copilé:  y  do  tmtchas 
gracias  á  nuestro  señor  á  cuyo  honor  y  reuerencia  y  alaban ga  se  ordeno.  Qiti 
viiiit  et  regttat  per  cuítela  seculorum  sécula.  Amen. — (E  Deo  gratias.,. 

Como  se  vé,  las  señas  principales  de  este  libro  concuerdan  con  las  del  que 
cita  el  Sr.  Arigo,  debiendo,  por  lo  tanto,  suponerse  que  ambos  son  uno  mis- 
mo, mientras  el  Sr.  Arigo  no  pruebe  lo  contrario.  En  esta  inteligencia,  voy  á 
hacer  algunas  observaciones. 

La  primera  que  se  me  ocurre,  es  referente  al  nombre  del  autor,  la  cual  no 
tengo  noticia  de  que  haya  sido  hecha  por  nadie  antes  de  ahora,  y  que  consiste 
solo  en  la  preposición  de,  colocada  entre  el  nombre  y  el  apellido  de  nuestro 
poeta. 

Lope  de  Vega,  amigo  suyo,  no  le  nombraba  con  tal  preposición.  Simplemente 
Gaspar  Agtiilar,  dice  en  la  epístola  á  Rioja,  citada  por  el  Sr.  Arigo,  y  tam- 
bién en  el  Latir  el  de  Apolo.  Otros  autores  coetáneos  suyos  tampoco  lo  citan  con 
la  tal  preposición.  Pero  ¿qué  mas?  él  mismo,  en  la  Academia  de  los  Noctitrjtos,  y 
en  sus  libros  de  las  Fiestas  de  San  Luis  Beltran  y  de  la  Expulsión  de  los  tnoros 
se  firma  Gaspar  Agtiilar  sin  el  consabido  de,  y  lo  mismo  se  nota  en  las  pri- 
meras ediciones  de  sus  comedias.  Finalmente,  en  la  partida  de  bautismo,  feliz- 
mente encontrada  por  el  Sr.  Arigo  (y  que  yo  también  creo  sea  la  verdadera 
de  nuestro  poeta),  se  nombra  al  padre  de  este  Miguel  Ángel  Aguilar,  sin  de. 

Algunos  biógrafos  modernos,  entre  los  cuales  figura  Nicolás  Antonio,  y  al- 
gimos  colectores  é  impresores  de  época  posterior  ya  lo  citan  con  la  preposición 
susodicha;  pero  en  esto,  me  parece  que  debemos  atenernos  al  uso  del  mismo 
autor,  y  de  sus  contemporáneos  y  amigos  personales. 

Esta,  que  parece  una  observación  baladí,  es,  sin  embargo,  de  cierta  impor- 


304  REVISTA   DE    VALENCIA. 


tancia  para  la  biografía  de  nuestro  poeta  y  para  el  objeto  que  me  propongo  res- 
pecto al  citado  libro  de  música. 

El  autor  de  este  se  dice  Gaspar  de  Aguilar;  y  como  la  coincidencia  de  nom- 
bre y  apellido,  es  precisamente  la  que,  en  mi  concepto,  ha  hecho  al  Sr.  Arigo 
caer  en  el  error  de  atribuir  tal  obra  al  poeta,  por  esto  hago  notar  el  uso  de  la 
referida  preposición  en  épocas  posteriores  á  la  vida  del  vate  valenciano,  y  no 
antes,  con  relación  al  mismo,  salvo  alguna  excepción. 

El  error  del  Sr.  Arigo  es,  sin  embargo,  muy  disculpable  en  cualquiera  que 
no  se  ocupe  asiduamente  en  trabajos  biográficos;  porque  á  veces  se  tropieza  con 
algunas  coincidencias  tan  extrañas,  que  marean  al  mas  práctico  investigador, 
sobre  todo  cuando  se  hallan  dos  sugetos  de  iguales  nombres  y  apellidos.  A  pro- 
pósito de  esto,  se  me  viene  á  la  memoria  el  hecho  de  que  uno  de  los  mejores 
<')rganos  existentes  en  la  Catedral  de  Toledo,  fué  construido  en  el  siglo  XVI 
por  un  organero  llamado  Gonzalo  Fernandez  de  Córdova,  quien  no  hay  nece- 
sidad de  decir  que  no  era  el  Gran  Capitán. 

Respecto  á  las  fechas  del  nacimiento  y  muerte  de  nuestro  poeta,  nada  puede 
afirmarse  todavía,  pero  no  cabe  duda  alguna  en  que  floreció  durante  los  últimos 
años  del  siglo  XVI  y  mas  particularmente  en  los  primeros  del  XVII.  La  Aca- 
demia de  los  Nocturnos,  fué  fundada  en  1591  por  hombres  que  decían  hallarse 
en  el  verano  de  su  juventud.  Esta  frase  es  muy  elástica  y  puede  dar  motivo  á 
diferentes  interpretaciones;  pero  si  se  toma  en  cuenta  que  entre  los  fundadores  y 
los  adheridos  inmediatamente  se  contaban  el  canónigo  Tárrega,  el  capitán  Rei 
de  Artieda,  D.  Guillem  de  Castro  y  otros  sugetos  decorados  con  títulos  de  Doc- 
tor, Maestro  ó  Licenciado,  de  muchos  de  los  cuales  se  sabe  que  nacieron  en  el 
tercer  cuarto  del  siglo  XVI,  podremos  considerar  que  la  frase  verano  de  la 
juventud  sea  equivalente  á  edad  viril,  y  que  por  lo  tanto,  la  de  los  académicos 
nocturnos  andaría  entre  los  25  y  50  años  próximamente,  aunque  entre  aquellos 
figurara  alguno  como  Guillen  de  Castro,  que  á  la  sazón  contaba  22. 

El  erudito  La  Barrera  calcula  que  Aguilar  hubo  de  nacer  por  los  años  de 
1568.  El  Sr.  Arigo,  en  su  reciente  descubrimiento  de  la  partida  bautismal,  lo 
considera  nacido  en  1561,  fecha  que  se  relaciona  bien  con  la  fundación  de  la 
Academia  de  los  Nocturnos,  en  cuya  época  Aguilar  podía  contar  unos  3o  años, 
hallándose  por  consiguiente  en  el  verano  de  su  juventud  ó  sea  en  su  edad  viril. 
El  mismo  La  Barrera  afirma  que  murió  el  año  i623,  de  edad  ya  provecta;  de 
modo  que,  ya  se  tome  ó  no  como  auténtica  la  partida  de  bautismo  descubierta 
por  el  Sr.  Arigo,  siempre  viene  á  sacarse  la  conclusión  de  que  Aguilar  alcanzó 
próximamente  la  edad  de  55  á  62  años,  habiendo  nacido  en  la  segunda  mitad 
del  siglo  XVI. 

Veamos  ahora  cuándo  se  publicó  el  Arte  de  principios  de  canto  llaiw,  que  el 
Sr.  Arigo  atribuye  á  nuestro  poeta. 


EL  POETA   GASPAR   AGUILAfe.  305 


El  tal  librejo,  por  todas  las  señas  que  dejo  atrás  apuntadas,  demuestra  que 
fué  impreso  en  la  primera  mitad  del  siglo  XVI,  y  aunque  no  tiene  fecha,  tam- 
poco la  necesita,  pues  su  dedicatoria  á  D.  Pedro  Manrique,  Obispo  de  Ciudad- 
Rodrigo  nos  la  declara  con  bastante  aproximación. 

Este  D.  Pedro  Manrique  fué  obispo  de  la  referida  diócesis  desde  el  año  1585 
hasta  el  20  de  Diciembre  de  1538,  en  que  el  Papa  Paulo  III  le  dio  el  Capelo 
cardenalicio,  yéndose  luego  D.  Pedro  á  Roma,  donde  murió  de  la  peste  en 
1589,  sin  que  antes  ni  después  de  él  se  haya  conocido  en  Ciudad-Rodrigo  otro 
obispo  que  se  llamara  Pedro  Manrique. 

Por  lo  tanto,  el  libro  en  cuestión  puede  afirmarse  que  fué  impreso  entre  los 
años  de  1585  y  1588,  cuando  aun  no  Jiabia  nacido  el  poeta  Gaspar  Aguilar. 

Para  negar  esta  verdad  evidente,  seria  necesario  forzar  mucho  la  máquina 
del  entendimiento;  porque  si  al  poeta  valenciano  se  le  quisiera  hacer  autor  de 
un  libro  publicado,  lo  mas  tarde  el  año  1588,  habria  que  considerarle  á  la  sazón 
de  una  edad,  al  menos,  de  18  años,  y,  por  consecuencia,  nacido  el  año  1520. 

Partiendo  de  esta  hipótesis,  resultarla  que  cuando   cooperó  á  la  fundación 

de  la  Academia  de  los  Nocturnos,  tendría  sobre  70  años;  edad  que  no  se  puede 

llamar  verano  de  la  juventud,  sino  mas  bien  otoño  de  la  vejez;  y  si  recordamos 

aquellos  versos  suyos,  publicados  en  1610,  donde,  lamentándose  de  su  de  sgra 

cia,  dice: 

"Luego  me  vi  anegado  y  consumido 
En  el  profundo  mar  de  mis  engaños, 
Cuyas  hinchadas  olas  me  han  traido 
A  que  padezca  daño  y  cause  daños; 
Y  dellas  acosado  y  perseguido. 
Quedo  en  mis  verdes  y  floridos  años. 
Como  la  verde  planta  á  quien  despojas 
De  sus  tempranas  verdinegras  hojas.,, 

¡Buena  verdura  y  bonitas  flores  las  de  un  poeta  nonagenario!....  Finalmente, 
habria  que  conceder  que  su  edad  pasaba  de  los  cien  años,  cuando  compuso  la 
Fábula  de  Endhniony  la  Luna,  cuyas  primeras  quintillas  dicen: 

"Del  amor  loco  atrevido  Los  llantos  no  suspendiera, 

El  caso  mas  señalado  Por  no  suspender  los  mios. 
Canto  y  lloro  enternecido:  Tú,  bella  Nise  gentil. 

Canto,  por  ser  escuchado;  Pues  tienes  tales  despojos 

Lloro,  por  ser  entendido.  En  tu  frente  de  marfil. 

Para  engrandecer  mi  canto  Que  el  abrir  tus  bellos  ojos 

De  la  suerte  que  deseo,  Sirve  á  la  tierra  de  Abril, 
Holgara  que  el  cielo  santo  Con  tu  hermoso  resplandor 

En  todo  me  hiciera  Orfeo,  Cierra  estos  mis  ojos  luego, 

Sino  en  suspender  el  llanto.  Y  á  falta  de  otro  primor. 

Piedras,  árboles  y  rios,  Podré  cantar  como  ciego 

Como  Orfeo  á  mí  trujera  '  Este  milagro  de  Amor.,, 

Solo  por  mis  desvarios,  ,     ,     .     , 


S') 


3o6  REVISTA   DE  VALENCIA. 


¿Se  escribe  así  con  ua  siglo  á  cuestas?....  Pero  dejémonos  de  absurdas  supo- 
siciones, y  comparemos  solamente  el  lengiiaje  del  libro  de  canto  llano  con  el 
que  usaba  el  poeta  Aguilar,  y  veremos  que  es  absolutamente  imposible  que 
ambos  sean  producto  de  un  mismo  ingenio,  ni  aun  de  una  misma  época. 

¿Pero  quién  es  el  Gaspar  de  Aguilar,  autor  del  libro  de  canto  llano?....  Lo 
ignoro.  Únicamente  puedo  decir,  con  pleno  conocimiento,  que  el  tal  libro  es  una 
rapsodia  ó  plagio  de  escasísimo  valor  artístico  y  menor  aun  literario,  libro  de 
pane  qiicerendo,  escrito  al  parecer  por  algún  cantor  de  los  muchos  que  aturdían 
las  iglesias,  y  hacían  rechinar  las  prensas  españolas,  publicando  de  continuo  arte- 
cillas  semejantes,  de  que  se  hacia  gran  consumo  en  catedrales,  seminarios,  cole- 
gios y  conventos. 

Creo,  pues,  que  se  haría  manifiesto  agravio  al  insigne  vate  del  Túria,  atribu- 
yéndole la  paternidad,  ni  aun  la  corrección  del  expresado  libro,  el  cual  mas  le 
acreditaría  de  plagiario  vulgar  que  de  músico  distinguido. 

Ahora  bien;  si  en  este  libro  se  funda  únicamente  el  Sr.  Arigo  para  decir  que 
el  poeta  Aguilar  era  también  músico,  me  parece  haber  demostrado  que  no  es 
sólido  el  fundamento.  Pero  sí  el  Sr.  Arigo  tiene  otras  pruebas  mas  fehacientes, 
yo  me  alegraría  mucho  de  que  las  hiciera  públicas,  porque  redundarían  en  honra 
del  poeta,  y  entonces  su  nombre  podría  figurar  también  en  la  historia  musical  al 
lado  de  Juan  del  Encina,  D.  Luis  Milán,  Vicente  Espinel,  Gregorio  Silvestre 
y  otros  grandes  ingenios  españoles,  que  brillaron  al  par  en  la  poesía  y  en  la 
música. 

Francisco  Asenjo  Barbieri. 


EL  ROBO  DEL  COPÓN  DE  SANTO  DOMINGO. 


Sr....    V.    DE    B, 


uv  Sr.  mió:  No  tengo  el  gusto  de  adivinar  quién  podrá  ser  la  persona 
que  usa  tales  iniciales,  si  bien  vislumbro  en  ellas  á  un  valenciano 
amante  de  las  cosas  de  esta  ciudad  y  afecto  á  la  literatura,  según  he 
colegido  del  curioso  romance  que  vi  inserto  en  el  número  IV  de  esta  Revista, 
sección  de  Hojas  sueltas,  del  robo  del  Copón  de  Santo  Domingo,  suceso  que, 
por  cierto,  dio  lugar  á  que  se  escribieran,  por  autores  valencianos  y  forasteros, 
varias  composiciones,  publicadas  unas,  inéditas  todavía  otras,  y  que  forman  cu 
conjunto  un  expontáneo  certamen.  Sin  otro  objeto,  pues,  por  mi  parte  que  el 
mismo  que  V.  se  propuso  al  dar  á  conocer  aquel  interesante  romance,  aumen- 
tando al  propio  tiempo  el  extenso  catálogo  de  nuestros  escritores,  y  como  testi- 
monio también  de  la  simpatía  que  me  inspira  su  afición  á  rebuscar  papeles  y 
noticias  antiguas,  me  tomo  la  libertad  de  dedicarle  estos  cuantos  renglones,  ofre- 
ciéndome con  este  motivo  de  V.  amigo  y  servidor 

O.  B.  S.  M. 

J.  Vives  Ciscar. 


El  martes  l6  de  Diciembre  de  1698  fué  un  dia  de  verdadero  luto  para  Va- 
lencia. Una  mano  sacrilega  habia  robado  de  la  capilla  de  Nuestra  Señora  del 
Rosario,  del  convento  de  Santo  Domingo,  el  globo  de  oro  que  contenia  algimas 
sagradas  formas:  los  frailes,  sin  perder  minuto,  participaron  tan  criminal  suceso 
al  Virey  de  este  reino  Don  Alonso  Pérez  de  Guzman,  quien  á  su  vez  lo  trasmi- 
tió por  medio  de  un  rápido  correo  al  rey  Carlos  II,  é  inmediatamente  acudió  al 
Cabildo  metropolitano,  para  que  este  informara  al  Arzobispo  D.  Fray  Tomás 
de  Rocaberti,  que  á  la  sazón  se  hallaba  en  la  Corte  egerciendo  el  importante 


308  REVISTA   DE    VALENCIA. 


cargo  de  Inquisidor  general  de  España.  Al  propio  tiempo  celebró  un  consejo 
con  los  canónigos,  al  que  fué  llamado  D.  Juan  Castellví  y  Coloma,  Gobernador 
que  era  á  la  sazón  de  Valencia,  hijo  de  una  de  las  mas  nobles  familias  de  la  ciu- 
dad, y  que  junto  con  su  hermano  el  célebre  marqués  de  Villatorcas,  habia  sido 
menino  de  Carlos  II,  en  cuya  Corte  adquirieron  ambos  una  vasta  y  sólida 
instniccion,  siendo  cultivadores  entusiastas  de  las  letras  y  de  las  musas. 

Reunidas  tan  respetables  autoridades,  y  después  de  condenar  el  sacrilego 
crimen,  tomaron  las  siguientes  medidas,  con  el  objeto  de  descubrir  á  sus  autores: 
Primera:  cerrar  las  puertas  de  la  ciudad,  no  perinitiendo  la  salida  á  nadie  mas 
que  á  las  autoridades  ó  sus  delegados.  Segunda:  prohibir  que  ninguna  de  las 
naves  abandonase  el  Grao  sin  que  antes  fuesen  registradas  por  los  ministros  de 
justicia.  Tercera:  visitar  las  casas  de  gentes  de  mal  vivir  y  enviar  patrullas  de 
ministriles  por  los  caminos  cercanos  á  la  ciudad,  para  que  detuvieran  á  toda 
persona  sospechosa.  Cuarta  y  última:  ofrecer  un  premio  de  mil  libras  valencia- 
nas al  que  denunciase  al  autor  del  delito. 

La  iglesia  en  tanto,  especialmente  los  Padres  dominicos,  no  cesaron  de  diri- 
gir preces  al  Altísimo  para  que  permitiera  la  recuperación  de  los  objetos  sus- 
traídos. El  Virey  llamó  á  su  palacio  al  notario  Juan  Bautista  Dayá  ó  Daza,  uno 
de  los  ministros  de  justicia  que  mas  se  distinguian  por  su  perspicacia  y  talento 
especial  para  descubrir  á  los  autores  de  los  hurtos  y  fechorías,  que  por  aquel 
entonces  se  ejecutaban  en  la  ciudad,  á  quien  encomendó  con  especial  cuidado 
la  práctica  de  aquellas  diligencias  mas  oportunas,  á  fin  de  que  la  justicia  no 
quedase  burlada.  Encaminóse  el  activo  ministro  á  las  tiendas  y  talleres  de  los 
orfebres  valencianos,  por  si  alguno  les  habia  llevado  á  vender  el  objeto  ó  frag- 
mentos del  mismo,  encontrando  un  platero  que  le  dijo  se  habia  presentado  en 
su  casa  cierto  forastero,  quien  le  enseñó  un  globo  de  oro  para  su  venta,  ale- 
gando ser  encargo  del  cura  de  su  pueblo,  que  se  desprendía  de  él  por  necesidades 
urgentes  en  la  parroquia,  y  habiéndole  ofrecido  treinta  reales  de  plata  valencia- 
nos, no  quiso  venderlo  por  tan  reducido  precio.  Adquiridas  que  fueron  las  se- 
ñas del  que  se  presiunia  autor  del  robo,  comenzó  el  notario  sus  pesquisas,  dando 
por  resultado  aquella  misma  noche  la  prisión  de  un  catalán  llamado  Juan,  á 
quien  se  encerró  en  las  torres  de  Serranos,  y  sobre  el  cual  recalan  vivísimas 
sospechas.  Dayá  en  tanto  averiguaba  haber  entrado  el  catalán  en  esta  ciudad 
junto  con  un  aragonés,  que  por  asuntos  de  comercio  habia  venido,  y  valiéndose 
de  su  nombre,  tuvo  repetidas  conferencias  con  el  preso,  que  duraron  martes  y 
miércoles,  y  después  de  haber  roto  el  obstinado  silencio  en  que  se  encerró,  pudo 
conseguir  se  confesase  autor  del  delito  y  dijese  el  sitio  donde  escondió  el  globo, 
en  vista  de  la  imposibilidad  de  venderlo,  por  el  efecto  causado  en  Valencia,  y 
las  activas  pesquisas  déla  justicia. 

En  la  madrugada  del  jueves  l8,  pasó  el  susodicho  notario,  juntamente  con 


EL  ROBO  DEL  COPÓN  DE  SANTO  DOMINGO.  SOQ 

el  alcaide  de  Serranos,  á  practicar  un  reconocimiento  en  el  huerto  del  convento 
de  Capuchinos,  extramuros  de  la  ciudad,  donde  encontraron  en  el  hueco  del 
tronco  de  un  olivo  (que  por  mas  señ¿is  plantó  el  Patriarca  de  Antioquía  y  Arzo- 
bispo de  Valencia  D.  Juan  de  Rivera,)  el  globo  robado,  con  algunos,  aunque  me- 
nudos fragmentos,  de  las  sagradas  fonnas.  Con  la  rapidez  del  rayo  tuvo  Valencia 
conocimiento  del  suceso,  llenándose  de  alborozo  el  pecho  de  sus  católicos  habi- 
tantes; y  todos  á  porfía  quisieron  acompañar  á  las  autoridades  al  lugar  del 
hallazgo,  sin  que  lo  impidiera  la  abundante  lluvia  que  constantemente  caia  desde 
el  martes,  ni  los  barrizales  del  trayecto.  El  Virey,  el  Gobernador,  la  primera  no- 
bleza, unos  montados  á  caballo,  otros  á  pié  y  con  luces  encendidas,  seguidos  de 
gran  acompañamiento,  y  finalmente,  una  lujosa  carroza  (cuyas  muías  se 
desbocaron,  aunque  fueron  inmediatamente  detenidas,  por  las  detonaciones  de 
arcabuces  y  mosquetes  que  disparaba  el  alborozado  pueblo,)  en  la  cual  iba  el 
preste  D.  Antonio  Grau,  se  dirigieron  procesionalmente  á  Sto.  Domingo,  donde 
entregaron  el  globo;  con  motivo  de  tan  feliz  suceso,  hubo  en  la  Iglesia  Ca- 
tedral, conventos  y  parroquias  solemnes  funciones  de  desagravio  durante 
algunos  dias,  en  las  que  los  PP.  Escuder,  Marina  y  otros  famosos  oradores  to- 
maron parte,  predicando  notabilísimos  sermones ,  irnos  que  existen  impresos  y 
otros  que  nos  son  desconocidos. 

Así  que  llegó  á  Madrid  el  aviso  que  á  Carlos  II  y  al  Arzobispo  de  Va- 
lencia enviaron  respectivamente  el  Virey  y  cabildo,  acordaron  venir,  para  que 
de  este  modo  se  conocieran  los  sentimientos  del  monarca  y  no  quedara  impune 
tan  censurable  crimen,  pero  no  hubo  necesidad  del  viaje  por  haberse  recibido  in- 
mediatamente la  noticia  del  descubrimiento  de  su  autor  y  hallazgo  del  copón. 
El  Rey  publicó  una  cédula  en  la  que  felicitaba  cordialmente  á  las  autorida- 
des por  su  celo  y  diligencia,  encargándoles  castigasen  con  mano  fuerte  al  sacri- 
lego ladrón,  lo  cual  tuvo  lugar  después  de  sustanciarse  una  breve  cuanto  rápida 
causa,  en  la  que  se  le  sentenció  á  la  horca,  pena  que  se  le  impuso,  al  mes  escaso 
del  hecho,  en  la  plaza  del  Mercado,  á  cuyo  espectáculo  concurrió  una  muche- 
dumbre inmensa  de  habitantes  de  la  ciudad  y  pueblos  vecinos. 

Ante  la  serie  de  extrañas  circunstancias  que  rodearon  el  crimen,  calificadas 
de  milagrosas  por  la  piedad  de  los  hijos  de  Valencia,  no  permanecieron  indife- 
rentes sus  poetas,  y  con  la  mayor  expontaneidad  escribieron  sobre  el  suceso  una 
colección  de  composiciones  en  lengua  castellana  ó  valenciana,  cuya  mayoría  su- 
ponemos obra  en  estos  momentos  en  nuestro  poder  (l),  entre  las  que  deben  ha- 
llarse muchas  inéditas,  fundándonos  para  ello  en  estar  sus  originales  manuscri- 


(l)  En  un  curioso  volumen  en  4.°,  de  Varios,  formado  por  Ortí,  y  cuyo  conocimiento  lo  debe- 
mos á  nuestro  especial  amigo  el  E.xcrao.  Sr.  Conde  de  Trígona,  que  galantemente  nos  lo  ha  faci- 
litado. 


3lO  RE\aSTA    DE   VALENCIA. 


tos  de  distintas  letras  y  haberse  colocado  el  nombre  del  autor  con  letra  autó- 
grafa de  D.  José  Ortí  y  Moles,  poeta  y  fomentador  entusiasta  de  las  Academias 
que  se  establecieron  en  nuestra  ciudad  á  finales  del  siglo  XVII  y  principios 
delXVin(l). 

Los  nombres  que  figuran  en  las  veinticuatro  composiciones  coleccionadas, 
cinco  de  ellas  impresas  y  las  restantes  manuscritas,  son  de  los  siguientes  autores: 
del  P.  Tafalla  ,  capuchino  profeso,  unas  décimas  sério-jocosas  (2);  del  canónigo 
D.  Vicente  Noguera,  un  soneto;  del  jesuita  P.  Ordines,  unas  décimas,  que  luego 
insertaremos,  circuladas  clandestinamente  por  Valencia;  del  gobernador  D.  Juan 
de  Castellví  y  Coloma,  dos  romances  dedicados  al  virey  y  un  soneto  en  italiano; 
de  D.  Vicente  Torres,  unas  elegantes  octavas  reales  (3);  de  D.  Tomás  Soler,  un 
romance  endecasílabo  (4);  de  D.  José  Ortí  y  Moles,  un  romance  heroico,  tres 


(1)  Nuestro  querido  amigo  D.  José  E.  Serrano,  publicó  en  el  núm.  X  del  tomo  1,°  de  la  pre- 
sente Revista  un  curioso  articulo  referente  á  las  Academias  que  existieron  en  Valencia  durante  el 
siglo  XVII,  adelantando  algunas  ligeras  noticias  de  la  que  se  fundó  en  1703,  y  como  una  curiosi- 
dad podemos  añadir  aquí  las  noticias  que  sobre  la  misma  hemos  adquirido.  La  componían  los  si- 
guientes cultivadores  de  las  Musas:  Sr.  Conde  de  Villafranqueza,  D.  Miguel  Cátala,  D.  Antonio 
Escrivá  de  Ixar,  D.  Galceran  de  Mercader  y  Cervellon,  D.  Vicente  Zapata  de  Calatayut,  D.  Josef 
Carroz,  D.  Josef  Mercader,  Sr.  Conde  de  Cervellon  y  de  Bufiol,  y  D.  Josef  Ortí  y  Moles.  El  pri- 
mer torneo  literario  se  celebró  el  7  de  Marzo  del  indicado  año  1703,  siendo  jueces  T).  Juan  Per- 
tusa  y  Bonastre,  caballero  del  hábito  de  Montesa,  el  Conde  de  Casal  y  D.  Miguel  Moscarell  del 
hábito  de  San  Juan,  habiéndose  premiado  á  D.  Vicente  Zapata  por  el  mejor  mote  que  decia: 

Pintase  un  corazón  abrasándose. 
MOTE. 
Desde  que  me  abraso,  vivo, 
y  defiendo  hasta  morir, 
que  solo  amar  es  vivir. 
Como  mejor  torneante,  á    D.  Antonio  Escrivá  de  Ixar,  que  pintó   un  castillo  con    ventanas  y 
puertas  cerradas  y  bajo  el  siguiente  mote; 

En  él  se  encierra  la  Idea. 
Finalmente,  como  mas  galán,  lo  fué  el  conde  de  Villafranqueza,  que  pintó  un  rayo  con  los  si- 
guientes  versos; 

Abrasa,  pero  no  hiere, 
que  abrir  bocas  al  dolor, 
fuera  desayrar  mi  amor. 
Los  desastrosos  sucesos  ocurridos  en  Valencia  durante   la  guerra  de  sucesión,  impidieron  flore- 
ciera mucho  esta  Academia,  que  se  disolvió  á  los  dos  años  escasos  de  fundada.  , 

(2)  Al  Sacrilego  Hurto  y  Feliz  Hallazgo  de  Christo  Sacramentado. — Al  final  se  lee:  Véndese  en 
Casa  Yusepe  Parra,  Librero,  enfrente  el  Micalete  de  la  Seo.  Dos  hoj.  en  4.°  sin  fol. 

(3)  Al  Sacrilego  Robo  del  Santissimo  Sacramento,  hurtado  del  Real  Convento  de  Predicadores, 
y  hallazgo  en  el  Huerto  de  Capuchinos  día  de  la  Expectación,  en  el  tronco  de  un  Olivo. — Cuatro 
hoj.  en  4.°  sin  año  ni  sitio  de  impresión. 

(4)  Al  mas  Sacrilego  Robo,  dichosamente  hallado  en  el  hueco  Tronco  de  vn  Olivo;  lugar  donde 
algunos  años  fabricaron  las  abejas  vn  panal,  y  en  el  del  Suseso,  no  han  continuado.  Persona  que  deve 
ser  obedecida  en  las  insinuaciones  por  respetos  de  la  debida  atención,  mandó  se  escriviese  el  si- 
guiente.— Dos  hoj.  en  4."  sin  pie  de  imprenta  ni  año. 


EL  ROBO  DEL  COPÓN  DE  SANTO  DOMINGO. 


3il 


sonetos  en  castellano  y  otro  en  valenciano;  del  licenciado  Ginés  Campillo  y 
Baile,  presbítero  de  la  villa  de  Elche,  un  soneto;  del  doctor  Combes,  beneficiado 
de  la  Catedral,  una  glosa  de  pésimo  gusto;  de  D.  José  Arifio,  un  soneto  y  un 
romance;  de  Isidro  Costa,  un  soneto  y  un  romance,  y  tres  romances,  un  soneto 
y  unas  décimas  de  autores  anónimos  (l). 

Hemos  escogido  las  composiciones  que  nos  han  parecido  mejores,  y  dare- 
mos la  preferencia  al  siguiente  romance,  que  figura  como  debido  á  la  pluma  de  una 
mujer  de  esta  ciudad,  que  á  ser  cierto  esto,  es  lástima  no  haya  llegado  hasta 
nosotros  su  nombre,  ni  podamos  presumirlo,  por  mas  que  hayamos  hojeado  de- 
tenidamente las  bibliografías  valencianas. 

AL  HALLAZGO  DEL  SANTÍSSIMO   SACRAMENTO. 


ROMANZE. 


A  la  Torre  de  los  Cielos, 
á  la  ave  llena  de  gracia, 
á  la  Madre  de  Jesús 
Señora  de  la  Esperanza; 
la  que  con  mas  caridad 
siendo  la  hora  llegada, 
fué  Aurora  que  truxo  al  sol, 
y  anunciadora  del  Alva. 
A  esta  Señora  le  pido 
que  me  asista  con  su  gracia, 
para  declarar  al  mundo 
una  maravilla  rara, 
que  ha  sucedido  en  Valencia, 
porque  lo  sepa  la  fama, 
año  de  mil  y  seiscientos 
noventa  y  ocho  se  pasan, 
á  diez  y  seis  de  Diziembre 
un  martes  por  la  mañana 
en  el  Convento  dichoso 
en  la  esclarezida  casa 


del  que  siendo  Luz  del  mundo 
sobre  sus  hombros  le  ampara: 
á  cuya  feliz  estrella 
tantos  astros  acompañan, 
que  formando  un  claro  cielo 
dan  luz  á  la  Iglesia  Santa, 
del  querido  de  María, 
de  Domingo,  cuya  llama 
alcanzó  el  santo  rosario 
el  que  al  infierno  amedranta. 
En  aqueste  Santuario, 
que  es  de  virtudes  guirnalda, 
faltó:  no  se  si  lo  diga, 
porque  el  corazón  me  falta, 
pero  con  vuestra  Usencia, 
Señor  mió  de  mi  alma, 
diré  que  faltasteys  Vos 
del  sagrario  donde  estabays. 
Aquí  de  la  turbación, 
aquí  la  admiración  valga. 


(1)  Sin  nombre  de  autor  é  impresos  figuran  los  siguientes:  Romance  al  lastimoso  Svcesso  de  Aver 
hvrtadO  el  Santissimo  Sacramento  del  Real  Convento  de  Santo  Domingo  de  Valencia,  dia  16  de 
Diziembre  del  año  I698,  Y  averie  encontrado  en  el  de  Capuchinos,  á  18  de  los  mismos,  dia  de  la 
Virgen  de  la  Esperanza. — Dos  hoj.  sin  foliación  ni  pie  de  imprenta. 

En  el  Hverto  de  los  Mvy  Reverendos,  Religiossisimos  Padres  Capvchinos  se  hallan  dos  olivos 
en  poca  distancia  de  tierra,  y  no  aviendo  logrado  el  vno,  que  en  el  se  depositasse  el  robado  globo 
del  Santissimo  Sacramento  (que  sea  alabado  para  siempre)  le  dá  vexamen  al  olivo,  que  venturoso 
lo  consiguió.. — Al  final:  Véndese  en  Casa  de  Yusepe  Parra,  Librero,  enfrente  el  Mic.alete  de  la  Seo. — 
Dos  hoj.  en  4.°  sin  fol.  ni  año. 

Hemos  registrado  las  obras  de  Rodríguez,  Ximeno  y  Fuster,  en  las  que  no  se  menciona  á  los 
vates  Torres,  Ordines,  Tafalla,  Soler,  Costa  y  Ariño,  y  respecto  á  Castellv!  solo  citan  de  este 
apellido  al  célebre  marqués  de  Villatorcas, 


312 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


aquí  el  Sacristán  se  turba, 

aquí  el  sentido  le  falta: 

aviso  da  al  Superior, 

y  la  familia  turbada, 

toda  la  casa  lamenta, 

todos  lloran  la  desgracia; 

que  como  falta  la  prenda 

del  alma  mas  estimada 

no  ay  dolor  que  iguale  al  suyo, 

pena  que  á  la  suya  valga. 

Súbense  al  Real  al  punto, 

y  al  señor  Visorrey  davan 

parte  de  su  desconsuelo, 

y  la  angustia  en  que  se  hallavan. 

O  Príncipe  esclarezido! 

ó  campeón  de  la  fama! 

segundo  Joseph  de  Egipto; 

que  si  en  la  escritura  sacra 

fué  de  su  Padre  Jacob 

el  Hijo  que  mas  amava, 

porque  le  envió  aquel  trigo 

que  á  su  familia  faltava, 

oy  podrá  dezir  Domingo, 

y  podrá  dezir  la  fama, 

aquí  con  mas  propiedad, 

y  con  mayor  eficazia: 

este  es  mi  querido  Hijo, 

este  el  Guzman  de  mi  casa, 

pues  con  tanta  diligencia 

raehabuelto  el  pan  que  me  falta; 

y  bolviendo  á  nuestro  intento 

al  punto  se  ordena,  y  manda 

que  al  Palacio  Arzobispal 

se  enbiasse  una  embaxada 

á  su  General  Vicario 

que  la  Mitra  rije,  y  manda 

por  nuestro  Pastor  ausente 

que  Dios  mantenga  en  su  gracia; 

y  al  punto  su  Señoría 

con  prudencia  muy  Christiana 

con  alas  de  su  gran  zelo, 

y  el  valor  que  le  acompaña, 

se  sube  en  una  Carroza, 

y  á  Santo  Domingo  marcha. 

Se  hazen  grandes  diligencias 

que  es  imposible  contarlas; 

Mandan  cerrar  la  ciudad; 

que  en  el  Mar  ninguno  entrara; 

los  Tribunales  le  buscan, 

los  Ministros,  que  no  faltan 

grandes  premios  al  pregón; 

pero  no  se  supo  nada. 


porque  hasta  el  tercero  dia 
no  se  logró  la  esperanza. 
Pasó  el  Martes  en  efecto 
y  el  Miércoles  de  mañana 
se  aumentaron  los  lamentos, 
el  sentimiento  y  las  ansias; 
Pónese  luto  la  Iglesia, 
ciérranse  todas  las  casas, 
y  oscureze  el  Sol  sus  luces; 
mas  el  dolor  se  aumentava. 
Amanezió  el  dia  Jueves, 
quando  la  Iglesia  nos  canta 
aquella  esperanza  cierta, 
que  la  Fénix,  pura  y  casta 
tuvo  de  ver  en  sus  bragos 
al  que  es  del  Cielo  Monarca. 
No  podria  ser  por  menos 
que  Jueves  se  publicaran 
1"S  triunfos  del  Sacramento 
y  el  consuelo  de  las  almas. 
Dichoso  dia  por  cierto, 
pues  tiene  mil  circunstancias 
para  ser  del  Sacramento 
dia  propio  en  la  semana. 
Jueves  celebró  el  Señor 
el  cordero  de  la  Pascua, 
y  apartado  de  los  suyos 
á  orar  al  huerto  se  entrava; 
y  ofrezió  á  su  Padre  eterno 
todas  las  culpas  humanas. 
Enfin  en  Jueves  logró 
nuestra  valerosa  Patria 
el  hallazgo  que  desea, 
y  el  laurel  que  le  faltava. 
Hallan  al  sol  eucaristico 
en  la  capuchina  casa 
al  tronco  de  un  verde  olivo 
que  en  sus  entrañas  le  guarda; 
que  siempre  ha  sido  el  olivo 
el  Iris  de  la  bonanza, 
pues  del  arca  de  Noé 
salió  una  Paloma  blanca 
y  quando  traxo  el  olivo 
ya  se  acabó  la  borrasca. 
Llenóse  el  Pueblo  de  fiesta, 
y  de  clarines  la  fama, 
de  sonoro  estruendo  el  ayre, 
de  regozijos  las  Plazas. 
Yá  en  San  Martin  se  celebra 
la  fiesta  de  la  Esperanza, 
cu  regozijo,  y  contento, 
dando  á  Maria  las  gracias, 


EL  ROBO  DEL  COPÓN  DE  SANTO  DOMINGO.  3l3 


porque  es  la  niña  de  Dios,  el  Sol  que  no  se  ausentara, 

y  quiso  que  no  faltara  porque  su  ardiente  deseo 

'para  el  dia  de  su  fiesta  á  esto  les  obügava, 

la  verdadera  esperanza.  compensando  en  su  presencia 

A  la  tarde  en  procesión  toda  la  ausencia  pasada, 

salió  la  Ruth  soberana  Dia  de  Santo  Thomas 

á  recoger  las  espigas  en  la  Metropolitana 

que  en  el  huerto  la  esperaran.  cantará  el  noble  cabildo 

Se  junta  el  clavel  divino,  el  Te-Deum  por  las  gracias, 

y  la  Rosa  hermosa  y  casta,         -  Conque  concluyo  el  romanze 

y  en  aplauso  general  pues  de  lo  que  en  esto  falta 

Suelve  el  Señor  á  su  casa.  en  el  siguiente  daré  (i) 

Pues  el  concurso  del  Pueblo  breve  noticia  á  la  fama, 

es  lo  que  se  me  olvidava,  ofreziéndole  á  la  Reyna 

y  por  no  cansar  diré  Luzero  de  la  esperanza, 

solamente  una  palabra,  en  quien  esperemos  todos, 

y  es  que  á  mi  me  parezió  porque  nos  alcanze  gracia, 

que  la  Devoción  passava  para  que  acabando  bien 

á  detener  qual  Josué  gozemos  la  gloria  santa. — Amen. 

El  Gobernador  Castellví  nos  dá  á  conocer  su  numen  poético  en  varias  com- 
posiciones castellanas,  y  que  poseia  correctamente  el  italiano,  según  podrá  juz- 
gársele por  el  siguiente  soneto: 

AL  LATRONE,  CHE  VOLENDO  RAPIRE  LA  LAMPA  DA  LA  MADONA 

DEL  Rosario,  rubi)  il  Sacramento. 

SONETO  ITALIANO. 

Motta  da  1'  ambitione  quella  mano 

superba,  atroce,  barbara,  é  crudelle 

vol  rapire  I  luce  chiare  é  belle 

ch'  ofre  á  Maria  il  Popólo  Christiauo.        , 
Vede  che  il  suo  intento  tenta  invano 

per  che  imitando  1'  Angelo  rubelle, 

dal  Cielo  di  Dominico  le  stelle 

col  ratto  eclisa  fiero,  et  inhumano. 
Ruba,  ruba  crudelle  quella  fiama 

é  non  vada  quest'  altra  in  tua  preda, 

ascolta  r  ambitione  che  ti  chiama: 
Ma  non,  che  volé  il  Figlio  che  si  veda 

che  r  honor  di  la  Matre  tanto  1'  ama. 

Che  altra  volta  per  lei  partir  si  creda. 

Por  mas  que  la  reputación  literaria  de   Orti  y  Moles  sea  conocida  de  todos, 
por  lo  original,  intercalaremos  algo  suyo. 

Soneto  en  consonans  torzats  fet  derepent  en  una  conversado. 


(l)     Estos   versos    dan  á  entendt:r  que  hubo  una    segunda  parto  del  romance,  desconocida  para 
nosotros,  y  ambas  debieron  imprimirse. 


3i4 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


AL  ROBO  Y  A  LA  TROBADA  DE  EL  SANTISIM  SACRAMENT. 

SONETO. 

Un  dia  que  per  ploiire  y  hiagué — fancli, 

ohi  dir,  al  passar  Yo  per  lo — trench. 

que  el  santissim  roba  un  bribó — mostrench. 

ulls  de  renoch,  de  chuliola  y — cranch. 
Ouesumintse  les  formes,  en  un — tranch, 

sen  ana  á  vendré  el  globo:  ay  lo — podench! 

cert  que  Yo  el  rostiría  com  á — arench, 

pera  veurel  cantar  com  un — carranch. 
Esta,  al  fi,  bribonada  grosa — fonch; 

mes  Deu  mirant  de  nostra  fé  lo^ — rich, 

sosegá  el  cor,  que  estava  fent  trach — tracli; 
Pues  allá  en  Caputjinos,  en  un-»-tronch 

de  olivera,  tragueren  sense — pich, 

lo  que  casi  li  costa  á  Grau  un — bach. 

Finalmente,  el  jesuita  Ordines,  valiéndose  del  anónimo,  critico  los  festejos  y  á 
los  que  en  ellos  tomaron  parte.  Por  mas  que  los  ejemplares  andaban  manus- 
critos, se  reprodujeron  á  millares  y  circularon  de  mano  en  mano,  presumién- 
dose el  nombre  de  su  autor  al  conocer  la  intención  que  tenían  y  el  gracejo  con 
que  estaban  escritos:  nuestros  lectores  podrán  apreciarlos,  leyendo  estos  versos. 

A  LES  PESTES  DEL  GLOBO  DEL  SACRAMENT  DE  SENT  DOMINGO. 


DEZIMES. 


Dihuen  que  el  content  orats 
sol  tornar,  y  molt  bé  ho  crech, 
puíx  veig  en  un  bell  en  sech 
gran  montó  de  desbarats: 
aqüestes  solemnitats 
no  venen  al  cas  present, 
puix  no  deixen  que  la  gent 
taza  el  concepte  degut 
de  lo  que  es  haver  perdut 
el  Sanctissim  Sacrament. 

Mes  ben  servit  Deu  sería 
de  que  els  Frares  y  Prior 
aplacasen  al  Senyor 
plorant  de  nit,  y  de  dia: 
y  que  en  penitencia  pía 
de  dijuni  y  disciplina, 
á  la  Magestad  Divina 
donassen  satisfació, 
pera  alcanzar  lo  perdó: 
lo  demes  es  xilindrina. 

Quant  les  festes  es  dediquen 
al  desagravi  de  Deu, 
no  crech  sien  de  honor  seu. 


si  els  pecats  es  multipliquen: 
que  homens  y  dones  es  fiquen 
per  los  convents  á  montó, 
y  pera  oír  lo  sermó 
estiga  el  temple  rebolt, 
y  vatja  lo  Diable  solt, 
aíxó  jamay  pot  ser  bó.    ' 

Que  es  fazen  les  Procesons, 
y  que  en  los  carrers  pintats 
es  vetjen  mil  desbarats 
de  Poetes  motilons; 
y  que  mil  Gazafatons 
escrits  en  beu  de  lloor, 
parlen  de  Nostre  senyor 
ab  molt  poca  reverencia, 
segiüntse  tanta  indecencia, 
aíxó  es  pitjor  que  pitjor. 

Perqué  el  Globo  es  bá  trobar 
en  lo  tronch  de  una  olivera, 
ya  partiren  de  carrera 
los  frares  al  Colmenar; 
y  luego  es  va  publicar 
per  Valencia,  per  gran  ditja. 


El.  ROBO  DEL  COPÓN  DE  SANTO  DOMINGO. 


315 


qiiant  de  les  formes  ni  mitja 
se  ha  encontrat,  y  en  dupte  está 
si  al  Santissim;  y  á  ago  es  fá 
tanta  festa  en  tal  desditja? 

Dihuen  que  una  cara  es  veu 
del  Patriarcha  gravada 
en  una  ascleta  tallada 
de  la  olivera,  memeu; 
que  acás  cara  de  Jueu 
lo  Patriarcha  tenia? 
Es  una  gran  boberia 
atribuyr  á  miracle, 
lo  que  es  mas  cara  de  sacre, 
que  bona  fisonomía. 

A?ó  em  pareix  que  ve  á  ser 
lo  míratele  del  penjat, 
que  viu,  fonch  canonizat 
per  la  verge  del  Roser: 
Ouant  Deu  prodigis  vol  fer 
no  deixa  res  que  duptar; 
lo  que  es  cas  de  ponderar 
es,  que  á  aquell  abre  anara 
el  Senyor,  pero  la  cara 
encara  no  puch  tragar. 

Grans  papers  se  han  publicat, 
y  molts  plens  de  adulació, 
en  que  ha  let  ostentado 


tof  hom  de  sa  habilitat; 
mes  ningú  se  ha  recordat 
de  Dayá,  pera  alabar 
la  gran  trayció  de  enganyar 
al  lladre,  inspirat  de  Deu, 
quant  tot  á  ell  se  li  deu, 
y  no  li  volen  pagar. 

Molt  es  que  algú  no  ha  glosat, 
que  Christo  enutjat  está 
perqué  maixqueres  no  yha, 
ni  vol  fer  bous  la  Ciutat: 
per  un  sois  Deu  adorat 
enteniment!  que  á  montons 
se  están  fisgant  les  Nacions, 
dient  que  tot  son  festetes, 
tabalets  y  donsaynetes, 
paperets  y  procesons. 

Acabe  com  comenzí, 
de  que  el  content  ens  té  locos, 
perqué  ferli  á  Deu  tants  cocos 
es  obrar  sense  juhí: 
pregue  el  Frare  caputjí, 
y  tot  hom  em  compostura, 
á  Deu  y  á  la  Verge  pura, 
puix  que  el  Cel  está  irritat, 
per  este  grave  pecat; 
que  '1  demés  es  oradura. 


LA  PRIMAVERA. 


TU    ALMA    Y    LA    VIRTUD. 


(EN  EL  ÁLBUM  DE  UNA  NLNA.) 


N  blanca  nube  que  dora 
¡El  sol  que  sus  rayos  templa, 
Brillante  lluvia  esparciendo 

De  diamantes  y  de  perlas, 

La  candida  sien  ceñida 

De  rosas  y  de  azucenas, 

Riente,  gentil,  hermosa. 

Con  su  juventud  eterna, 

Símbolo  de  la  esperanza, 

Y  encanto  de  la  inocencia, 
Ya  torna  en  alas  del  tiempo 
¡Oh  niña!  la  Primavera. 

El  iris  de  mil  colores, 
Formando  una  faja  inmensa. 
Signo  de  paz  y  ventura, 
Los  cielos  une  á  la  tierra: 

Y  cantan  vientos  y  mares 

Y  los  prados  y  las  selvas: 
"Primavera  bien  venida, 
Bendita,  bendita  seas.,, 

Más  brilla  el  azul  del  cielo. 
Sus  ondas  el  mar  serena, 

Y  murmurando  los  rios 
Descubren  ya  sus  riberas; 


Y  sus  cristales  rizando. 
Golondrina  viajera. 
Canta,  mirándose  en  ellos, 
"Bendita,  bendita  seas.,, 

De  hojas  y  flores  los  árboles, 

Y  de  rumores  se  pueblan: 
Espacioso  dosel  forman 
Cuando  se  enlazan  y  besan 

Y  oculta  la  tortolilla 

De  amor  exhala  sus  quejas. 
Con  melancólico  arrullo 
Diciendo:  "Bendita  seas.,, 

De  césped  mullido  lecho 
Ofrécenos  la  pradera, 
Donde  descansan  ó  pacen 
Bulliciosas  las  ovejas. 
Que  el  blanco  vellón  acrecen 

Y  la  dulce  leche  aumentan; 

Y  á  la  sombra  el  pastor  canta: 
"Bendita  mil  veces  seas.,, 

Reverdecen  los  tomillos 
Que  de  aroma  el  viento  llenan, 

Y  las  abejas  fecundas. 
Revoloteando  inquietas. 


LA    PRIMAVERA. 


317 


El  néctar  roban y  huyen 

Y  al  par  que  alegres  se  alejan, 
Con  blando  susurro  dicen: 
"Bendita,  bendita  seas.,, 

Ya  los  pámpanos  coronan 
La  seca  vid,  que  se  eleva 
De  los  olmos  en  los  brazos, 
Que  enamorados  la  esperan, 

Y  el  ruiseñor,  con  sus  trinos. 
Que  el  encanto  al  alma  llevan, 
En  la  solitaria  noche 
Repite:  "Bendita  seas.,, 

El  cristalino  arroyuelo 
(De  la  vida  imagen  bella, 
¡Más  feliz  cuanto  ignorada!) 
Del  monte  baja  á  la  vega: 
Bordan  su  orilla  las  flores, 
Que  á  mirarse  én  él  se  acercan, 

Y  al  contemplarlas  murmura 
Sin  cesar:  "Bendita  seas.,, 

El  cefirillo  ligero 
Tiende  las  alas  y  juega 
Entre  las  flores,  que  amantes 
Le  dan  perfumes  y  perlas; 
A  despertar  á  las  aves 
En  sus  nidos  luego  vuela, 

Y  al  mecerlas  en  las  ramas 
Suspira:  "Bendita  seas.,, 

Y  la  alondra  matutina 
Que  cantando  al  cielo  vuela; 
La  mariposa  brillante 
Que  en  sus  alas  oro  lleva; 

Y  la  purpurina  rosa, 

Y  la  nevada  azucena, 

Y  el  encendido  clavel 

Y  la  cárdena  violeta, 

(De  la  virtud  mas  hermosa. 
El  mas  delicado  emblema) 
Cuanto  vive  y  cuanto  siente, 
De  amor  palpita  y  se  alegra, 


Y  en  mil  sonidos  diversos 
Ecos,  murmullos  y  lenguas 
A  la  reina  de  Abril  canta: 
"Bendita,  bendita  seas.,, 

II. 

Y  ese  inmenso  y  dulce  canto 
Que  hoy  el  Orbe  todo  eleva, 
¿Por  qué  un  eco  misterioso 
En  tu  corazón  encuentra, 

Y  cual  la  estación  sonríes 
De  ventura  y  de  fé  llena? 

Porque  está  tu  alma  ¡oh  niña! 
En  consonancia  con  ella. 
Porque  esa  lumbre  que  baña 

Y  alegra  campos  y  selvas.... 
Es  cual  la  luz  de  la  aurora 
De  tu  vida,  luz  serena 
Que  dora  tus  pensamientos 

Y  tus  sueños....  ¡niña  bella! 
¡Ojalá  siempre  tranquilos 

Y  dulces,  cual  hoy,  los  tengas! 
Porque  esas  brillantes  gotas 

De  rocío,  que  contemplas 

En  el  cáliz  de  las  flores 

Que  tú  acaricias  y  besas.... 

Cual  tu  corazón,  ocultan 

Un  tesoro  de  pureza.... 

Guarda  avara  ese  tesoro 

¡Flor  mas  hermosa  que  aquellas! 

Porque  esa  nave  que  miras 
Surcar  las  ondas  serenas, 
Al  blando  impulso  del  céfiro 
Que  juega  en  las  blancas  velas, 
Acaricia,  cual  tu  alma, 
Esperanzas  lisongeras.... 
¡Ojalá  en  el  mar  del  mundo 
Undir  las  tuyas  no  veas! 

Porque  esa  inmensa  armonía 
Que  de  encanto  el  mundo  llena, 


3l8 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


Y  forma  la  voz  del  viento, 
Del  mar,  del  monte  y  la  vega, 
Es,  cual  tu  oración,  un  himno. 
Himno  de  amor  que  á  Dios  vuela..., 
Aunque  es  mas  grande  y  mas  pura 
La  plegaria  que  tú  elevas. 

Porque  ese  gozo  inefable 
Que  tu  espíritu  enagena. 
Más  que  en  Abril  y  en  sus  galas, 
En  tu  corazón  se  encuentra, 
Pues  si  el  pesar  nos  anubla 
Doquier  hay  llanto  y  tristeza, 
Mas  si  rie  el  alma....  rie 
Toda  la  naturaleza. 

Porque  ese  azul  de  los  cielos. 
Del  campo  las  flores  bellas. 
Del  arroyuelo  el  murmullo. 
Del  bosque  la  oculta  senda. 
De  las  brisas  el  suspiro, 
De  la  tórtola  las  quejas, 
Del  cisne  las  blancas  plumas. 
Del  ruiseñor  las  endechas.... 

Son  imágenes  purísimas 
De  la  paz  y  la  inocencia.... 

Y  la  inocencia  y  la  paz 
Sonríen  en  tu  alma  bella...! 
Goza,  pues,  niña,  y  bendice 
Al  cielo,  y  en  él  espera, 
Que  una  sonrisa  de  Dios 
Dio  al  mundo  la  Primavera. 

III. 

¿Y  pasará.'...  Como  sombra 

Cual  humo  que  el  viento  lleva: 

Y  así....  el  expléndido  Estío, 
De  tibias  noches,  serenas, 
¡Noches  de  amor!...  Y  el  Otoño, 
Riente,  la  copia  llena 


De  los  placeres,  mostrando, 

En  la  vacilante  diestra..,. 

Y,  en  alas  del  Aquilón, 

El  cano  Invierno,  que  encierra 

En  el  sagrada  recinto 

Del  hogar  sus  dulces  fiestas. 

Todo  cambia....  ¡Ay  del  que  vive 

Cual  si  el  gozo  eterno  fuera...! 

Van  las  sombras  de  la  noche, 

Tras  de  la  lumbre  febea; 

La  tempestad  tras  el  Iris, 

Ruge  amenazante  y  fiera; 

Al  oasis  del  desierto 

Sigue  el  desierto  de  arena: 

El  llanto  sigue  á  las  risas, 

Y  al  placer  siguen  las  penas...! 
¿Y  nada  existe  en  el  mundo 

Que  firme  y  estable  sea? 
La  virtud,  hija  del  cielo, 
¡La  virtud  solo  es  eterna! 
Aquella  que  en  la  palabra 
De  Dios  se  apoya  y  espera: 
Que  halla  luz  entre  las  sombras, 
Paz  en  la  ruda  tormenta, 
Entre  los  páramos  flores. 
Tesoro  oculto  en  las  penas. 

No  temas,  pues,  que  tu  dicha 
Del  tiempo  en  los  brazos  muera. 
Que  si  pierden  sus  encantos 
El  mar,  el  monte  y  la  vega. 
El  ave  sus  dulces  trinos 

Y  sus  hojas  la  azucena. 
Tu  virtud,  flor  de  la  fé. 

Que  en  el  alma  oculta  llevas. 
Es  luz  que  nunca  se  extingue. 
Es  flor  que  nunca  se  seca.... 
¡Eeliz  quien  su  aroma  aspire 

Y  sus  puros  rayos  beba! 


Miguel  Amat, 


TRADICIONES  VALENCIANAS. 


i:l  mesón   de  la   calle  de  sagunto. 


|e  un  recuerdo  curioso  é  interesante  que  encierra  entre  sus  muchas 
tradiciones  la  histórica  y  antiquísima  calle  de  Sagunto,  extramuros  de 
!|\'alencia,  pocos  viajeros  y  no  muchos  valencianos  tendrán  noticia. 

Saliendo  de  la  ciudad  del  Cid  por  la  puerta  y  torres  de  Serranos,  se  encuen- 
tra á  la  bajada  del  magnífico  puente  del  mismo  nombre,  y  al  otro  lado  del 
Túria,  la  entrada  de  la  calle  de  Sagunto  ó  de  Murviedro;  nombre,  con  que  ha 
sido  designada  por  espacio  de  muchos  centenares  de  años,  desde  el  tiempo  de 
los  godos  hasta  la  sétima  década  del  siglo  presente.  Entre  las  primeras  casas  de 
la  acera  izquierda,  destácase  una  de  buen  aspecto  y  área  extensa,  de  moderna 
construcción,  marcada  con  el  número  25,  de  espaciosa  entrada,  para  dar  paso  y 
cómodo  albergue  á  los  carreteros  y  caminantes  que  acuden  á  la  ciudad  del  l'úria, 
procedentes  de  Aragón  y  de  las  comarcas  comprendidas  entre  este  reino  y  el 
manso  Guadalaviar,  hábilmente  sangrado  por  los  árabes.  La  referida  casa  es  un 
mesón;  útilísimo  establecimiento  donde  halla  el  viajero  abrigo,  descanso  y  co- 
modidad, como  una  de  las  grandes  ventajas  que  ofrecen  al  caminante  los  pue- 
blos organizados;  pues  por  indiferente  que  ello  nos  parezca,  es  la  instalación  de 
las  posadas  uno  de  los  servicios  mas  importantes  que  prestaron  á  la  sociedad 
los  pueblos  cultos. 

Nadie  que  examine  á  la  ligera  la  reciente  construcción  de  la  casa  que  nos 
ocupa,  creerá,  al  ver  su  elegante  y  risueña  fachada,  que  la  planta  baja  es  un 
mesón;  aunque  así  lo  expresa  una  muestra  de  madera  que  á  guisa  de  banderola 
sobresale  de  la  puerta  con  un  rótulo  que  dice:  Posada  de  Aragón.  En  la  parte 
superior  de  la  fachada  hay  un  retablo  de  azulejos  con  las  imágenes  de  San  Es- 
teban y  San  Vicente  Mártir,  con  un  de  que  precede  al  nombre  de  estos  santos, 
y  que  parece  revelar  el  que  antes  de  ahora  llevaba  el  mesón.  No  referimos  los 


320  REVISTA    DE  VALENCIA. 


cambios  de  dueños  ni  las  vicisitudes  ó  prosperidades  del  referido  edificio  donde 
se  encuentra  la  posada;  pero  sí  conviene  advertir,  que  no  obstante  su  reedifica- 
ción, consiste  su  primera  particularidad  en  que  está  destinado  al  mismo  objeto 
desde  hace  ya  muchos  siglos:  pudiéndose  añadir  con  toda  seguridad,  que  es  el 
mesón  de  la  calle  de  Sagunto  el  mas  antiguo  de  cuantos  subsisten  en  Europa  y 
tal  vez  en  todo  el  mundo. 

Su  espacioso  patio,  sus  anchas  cuadras  y  sus  cómodos  aposentos  del  piso 
bajo,  han  sido  visitados  y  servido  de  albergue  á  gran  número  de  generaciones 
de  diferentes  razas,  sectas  y  familias;  y  en  torno  de  la  lumbre  de  aquel  hogar  ó 
aspirando  la  brisa  de  las  auras  marítimas  bajo  el  tachonado  cielo  de  una  noche 
de  verano,  hánse  reunidos  en  el  interior  del  mesón,  cobijados  bajo  un  mismo 
techo,  pasajeros  de  diversos  pueblos,  entre  los  que  figuran  los  antiguos  roma- 
nos, los  vándalos,  godos,  árabes,  moros  de  todas  las  razas,  judíos,  bohemios, 
castellanos  del  Cid,  soldados  de  D.  Jaime,  acompañamiento  de  los  embajado- 
res, misioneros  y  potentados  de  lejanos  y  diferentes  países.  Si  las  paredes,  el 
piso,  el  techo  y  los  materiales  de  aquella  casa  pudiesen  retener  como  el  te- 
léfono los  sonidos  de  todas  las  conversaciones  que  han  resonado  bajo  sus  arcos, 
para  trasmitírnoslas  como  ese  preciado  y  hablador  instrumento,  creación  de  la 
ciencia  moderna,  es  indudable  que  constituirían  todas  ellas  un  libro  mas  valioso, 
mas  científico,  mas  interesante,  que  cuantos  puedan  brotar  de  la  inspirada  pluma 
de  los  poetas  y  producir  el  talento  de  los  sabios. 

Pero  á  la  mente  del  observador  y  del  curioso  acude  una  duda,  fácil  de  des- 
vanecer al  preguntarse,  no  sin  cierto  asombro  de  incredulidad:  ¿Cómo  se  ave- 
rigua la  antigüedad  del  mesón  de  la  calle  de  Sagunto? 

La  respuesta  es  muy  sencilla:  Por  medio  de  la  tradición,  que  justifica  un 
monumento  permanente  en  aquella  casa,  el  cual  viene  á  poner  en  claro  algunos 
puntos  hasta  hoy  oscuros  de  la  historia  de  Valencia. 

Jimto  á  la  puerta  principal  del  mesón  se  encuentra  la  segunda,  mas  pequeña 
y  estrecha  que  la  primera,  con  la  escalera  que  dá  ascenso  á  las  habitaciones  de 
los  altos.  En  el  primer  tramo,  y  empotrada  en  la  pared,  se  descubre  una  co- 
lumna de  piedra  toscamente  labrada,  como  basa  de  una  arcada  secundaria  ó  de 
aposento  interior,  á  la  cual  estuvo  atado  San  Vicente,  según  se  lee  en  una  ins- 
cripción sobrepuesta,  que  condensa  en  dos  palabras  la  breve  historia  que  vamos 
á  referir. 


II. 


Toca  á  su  termino  el  año  3o2  de  la  era  cristiana. 

Una  tarde  fria,  húmeda  y  desapacible,  como  suelen  ser  las  del  mes  de  Di- 


EL    MESÓN    DE    LA    CALLE   DE    SAGUNTO.  321 


ciembre,  anuncia  á  los  habitantes  de  Valencia  que  la  noche  será  aun  mas  fria, 
cruda  é  insoportable  para  ellos,  habituados  á  un  clima  suave  y  embalsamado 
como  el  de  los  jardines  del  Edén.  Pero  la  inclemencia  de  un  dia  de  riguroso 
invierno  no  impide  á  la  población  acudir  cuasi  en  masa  hacia  la  calle  de  Sagunto 
(nombre  que  ya  llevaba  en  aquel  tiempo),  la  cual  se  halla  invadida  de  curiosos 
ó  desocupados,  al  decir  de  los  oficiales  de  justicia  y  dependientes  del  prefecto, 
á  quienes  enoja  la  presencia  de  tanta  gente  en  aquel  sitio.  Y  no  es  solo  la  calle 
extramuros  la  que  se  halla  invadida  de  familias  de  la  ciudad;  el  puente  de  tablas 
levantado  sobre  el  Túria,  como  débil  broche  que  une  las  opuestas  orillas,  está 
igualmente  lleno  de  curiosos;  y  por  la  extensa  superficie  del  rio,  cuyas  aguas 
aparecen  rojas  y  preñadas  por  las  lluvias  y  las  avenidas  de  la  estación,  surcan 
varias  barquichuelas  a  remo  y  á  vela,  trasportando  de  un  lado  á  otro  nuevos 
concurrentes,  que  se  agolpan  á  la  entrada  del  arrabal  ó  se  extienden  por  las 
orillas  del  rio,  dirigiendo  la  vista  ú  la  calle  de  Sagunto. 

Toda  esta  multitud  se  halla  contenida  por  algunos  soldados  y  ediles  encar- 
gados de  mantener  el  orden  y  conservar  libre  el  paso  de  la  calle,  dejando  el 
espacio  suficiente  para  que  puedan  transitar  por  el  medio  de  ella  dos  hombres  á 
caballo.  No  lo  consiguen  sin  grande  esfuerzo,  y  sin  dejar  de  oir  protestas  é  in- 
terjecciones por  parte  del  pueblo,  que  murmura  y  se  exalta  ante  las  bruscas 
maneras  de  la  fuerza  pública;  pero  se  apiñan  unos  sobre  otros,  cuando  los  sol- 
dados pasan,  cierran  los  labios  y  obedecen. 

— Es  particular,  dice  uno  de  aquellos  ediles,  dirigiéndose  á  su  compañero;  nunca 
pude  creer  que  dos  hombres  oscuros,  presos  y  maniatados,  excitaran  tan  vi\a- 
mente  la  ciu^iosidad  de  todo  ese  pueblo  que  ahí  se  agolpa  para  verlos  pasar, 
como  si  se  tratara  de  coronar  al  César  de  Roma  ó  de  tributar  los  honores  del 
triunfo  á  un  general  conquistador. 

— Te  expresas  así,  porque  ignoras  el  interés  que  despiertan  en  el  pueblo  de 
Valencia  esos  dos  hombres  que  van  á  llegar  de  un  instante  á  otro, 

— Sé  que  son  cristianos,  y  esto  basta. 

— Añade  que  uno  de  ellos,  el  llamado  Vicente,  es  hijo  de  padres  valencianos: 
aunque  nacido  en  Huesca,  tiene  aquí  todos  sus  parientes,  sus  amigos  y  sus  de- 
votos, y  á  más  del  cariño  que  sus  deudos  le  profesan,  produce  la  admiración  de 
las  gentes  por  sus  virtudes,  por  sus  talentos  y  por  los  milagros  que  se  le  atri- 
buyen, y  mas  que  todo  tal  vez,  por  la  valentía  de  sus  predicaciones  en  Cesa- 
raugusta,  en  Huesca,  en  Roma  y  donde  quiera  que  posa  su  planta,  sin  que  le 
arredre  el  poder  del  imperio,  ni  le  imponga  la  magestad  de  los  dioses  ni  de  los 
templos  romanos,  á  los  que  ha  declarado  una  guerra  tenaz  y  empeñada.  Guerra 
insensata  que  nuestro  poderoso  Daciano  se  ha  propuesto  terminar  por  medio 
de  un  castigo  terrible,  que  está  pronto  á  ejecutar  en  la  persona  de  Vicente. 

— ;Y  el  otro  que  le  acompaña,  quién  es? 

?! 


322  REVISTA   DE    VALENCIA. 


— Un  anciano  llamado  Valero,  persona  de  gran  representación  entre  los  cris- 
tianos, pues  desempeña  el  alto  cargo  de  obispo  cesaraugnstano;  es  el  gefe  y  pastor 
de  Vicente,  y  obispo  y  diácono  vienen  á  Valencia  de  orden  de  Daciano,  para 
hacerles  apostatar  públicamente  de  sus  creencias,  ó  hacerles  pagar  con  la  vida, 
en  caso  contrario,  la  temeridad  de  predicar  en  público  contra  los  dioses  de 
Roma. 

— ¿Y  por  qué  ha  elegido  el  pretor  la  ciudad  de  Valencia  para  castigar  á  esos 
cristianos,  siéndole  mas  fácil  quitarles  la  vida  en  Huesca  ó  en  Cesaraugusta, 
donde  les  cogió  prisioneros? 

— Precisamente  porque  son  cristianos  casi  todos  los  habitantes  de  Valencia, 
á  excepción  de  unos  pocos  que  componen  ó  viven  en  torno  del  mundo  oficial. 
Los  repetidos  edictos  ni  las  extraordinarias  medidas  de  rigor  no  bastan  para 
hacer  abjurar  á  este  pueblo  de  sus  creencias  religiosas;  y  para  amedrentarle  en 
cabeza  agena  con  un  castigo  ejemplar,  vienen  á  la  ciudad  esos  dos  cristianos 
á  quienes  la  población  ama  y  respeta  grandemente,  y  cuyas  cabezas  verá  rodar 
por  el  suelo,  si  no  abjuran  antes  públicamente  de  las  doctrinas  del  Evangelio. 

—  ¿Y  no  teme  Daciano  que  el  pueblo  de  Valencia  se  levante  en  masa  dispuesto 
á  libertar  á  esos  dos  cristianos? 

— Está  perfectamente  previsto  ese  caso,  y  esta  es  la  razón  de  encontrarnos 
aquí  nosotros,  por  lo  que  pueda  suceder,  como  auxiliares  de  la  fuerza  pública. 
Los  dos  ediles  continuaron  hablando  en  voz  baja,  sin  dejar  de  vigilar  su 
puesto  de  observación,  mientras  otros  de  sus  compañeros  acechaban  cuidadosa- 
mente á  la  multitud,  esperando  oir  una  palabra  sospechosa  ó  sorprender  una 
seña,  un  gesto  ó  la  menor  demostración  que  les  revelase  algún  plan  oculto  que 
por  parte  del  pueblo  se  temia  y  se  sospechaba,  no  sin  fundamento,  encaminado 
á  arrancar  del  poder  de  los  sayones  á  los  dos  cristianos  prisioneros. 

Ninguno  de  ellos  debió  fijarse,  sin  embargo,  en  una  barca  mayor  que  las 
demás,  conducida  por  cuatro  remeros  y  provista  de  su  vela,  que  llevaba  ple- 
gada, y  sentados  en  la  popa  tres  respetables  patricios  en  quienes  se  fijaron  las 
miradas  de  gran  número  de  personas,  como  si  aquellos  personajes  tuvieran 
gran  representación  social  y  notable  ascendiente  entre  las  masas.  La  barca 
cruzó  el  rio,  atracó  en  la  opuesta  orilla,  y  los  tres  personajes  saltaron  á  tierra, 
viéndose  al  instante  rodeados  de  muchos  hombres,  -que  saludáronles  con  gran 
respeto  y  con  quienes  hablaron  misteriosamente  en  voz  baja. 

—¿Está  todo  dispuesto?  preguntó  el  mas  anciano  de  los  tres. 

— Todo  como  lo  ordenaste,  Emilio.  Apenas  aparezcan  en  el  extremo  del  ar- 
rabal los  dos  prisioneros  custodiados  por  los  sayones,  todo  el  pueblo  se  arremo- 
linará sobre  el  puente  como  para  contemplar  al  venerable  obispo  y  á  su  fidelí- 
simo diácono,  tu  pariente.  La  multitud  les  cederá  el  paso  hasta  que  lleguen  á  la 
mitad  del  puente,  donde  una  oleada  de  la  muchedumbre  cerrará  con  los  sóida- 


EL  MESÓN  ÜE  LA  CALLE  DE  SAGUNTO.  323 


(los,  que  no  dejarán  de  echar  mano  á  las  armas,  para  abrirse  paso  á  través  de 
las  masas.  Todos  emprenderemos  entonces  la  fuga  arrastrando  con  nosotros  á 
los  prisioneros  hasta  dejarles  en  salvo.  ¿No  son  estas  tus  órdenes? 

— Perfectamente  comprendidas:  solo  deseo  que  sean  bien  ejecutadas.  ' 

— Haremos  cuanto  humanamente  podamos. 

— Debo  advertiros  aun,  que  mi  barca  y  las  de  mis  buenos  amigos  irán  cos- 
teando el  puente  para  prestaros  aiLxilio  en  el  momento  supremo:  y  si  en  aquel 
instante  de  confusión  os  fuere  mas  fácil  y  hacedero  valeros  de  las  embarcaciones 
para  salvar  á  los  prisioneros,  aprovechaos  de  este  recurso  por  el  lado  que  os 
conviniere,  que  si  ellos  entran  en  alguna  de  estas  barcas,  podéis  contarlos  por 
libres,  porque  están  todas  las  precauciones  tomadas  para  ponerlos  en  salvo. 

— Se  hará  como  mandáis,  señor. 

— ¡Mas  qué  veo!  Parece  que  el  pueblo  se  agita  y  todos  dirigen  la  vista  hacia 
la  calle  de  Sagunto.  ¡Ah,  sí;  son  los  prisioneros  que  llegan  ya.  ¡Ea,  corazón  se- 
reno, y  cada  cual  á  su  puesto! 

Toda  la  gente  comenzó  entonces  á  arremolinarse.  Los  que  solo  eran  simples 
cariosos,  procuraron  penetrar  por  la  apiñada  multitud  que  obstruía  el  arrabal, 
mas  no  así  los  que  obedecían  una  consigna,  que  se  estrecharon  cuanto  pudieron 
en  el  puente  esperando  la  ocasión  de  promover  el  motin,  mientras  algunos  pa- 
tricios gritaban  al  pueblo  que  acudiese  al  puente  como  punto  más  á  propósito 
para  ver  de  cerca  á  los  venerables  cristianos  que  acababan  de  penetrar,  conve- 
nientemente escoltados,  por  el  extremo  del  arrabal. 

Un  grito  compacto,  unísono  y  prolongado  resonó  en  el  espacio,  salido  de  los 
pechos  de  la  inmensa  multitud. 

— ¡Ahí  están!  ¡Ahí  estánl  gritaron  millares  de  voces  al  distinguir  ya  cerca  á 
los  prisioneros  cristianos. 

Eran  ellos,  en  efecto,  que  venían  maniatados,  como  malhechores,  entre  una 
escolta  de  soldados,  de  á  caballo  y  algunos  infantes,  formando  entre  todos  una 
fuerza  respetable,  que  no  bajaba  de  cien  hombres,  pues  no  se  necesitaba  menos 
para  custodiar  á  dos  cristianos  indefensos,  incapaces  de  soñar  con  la  fuga  ni  de 
proyectar  la  más  leve  defensa,  cuando  siempre  se  hallaban  dispuestos  á  morir 
exhortando  á  sus  verdugos  y  bendiciendo  á  sus  perseguidores,  muchos  de  los 
cuales  convertíanse  en  aquellos  momentos  á  la  verdadera  fé  de  Jesucristo. 

Valero,  el  venerable  obispo  de  Zaragoza  ó  Cesaraugusta,  como  entonces  se 
llamaba  la  capital  de  Aragón,  era  un  anciano  septuagenario,  de  luenga  y  nevada 
barba,  de  ojos  hundidos  y  rostro  macilento  por  las  fatigas  de  tan  largo  y  penoso 
viaje,  en  el  que  experimentó  el  santo  prelado  toda  clase  de  sufrimientos;  pero 
su  mirada  era  tranquila,  sereno  su  semblante;  dulce  y  seguro  su  acento,  como  la 
voz  de  los  profetas:  su  empolvada  túnica  de  lana  y  las  humildes  sandalias  que 
cubrían   sus  descarnados  pies,  no  impedían  que  el  continente  del  anciano  fuese 


324  REVISTA    DE    VALENCIA. 


noble,  magestuoso  y  distinguido,  como  el  de  los  Apóstoles,  cuya  presencia  cau- 
tivaba y  atraia  á  las  gentes.  Una  cruz  de  plata  brillaba  aun  en  su  pecho,  y  en  el 
dedo  anular  de  su  diestra  el  anillo  de  pastor,  que  hablan  respetado  los  soldados, 
temerosos,  sin  duda,  de  que  aquellos  distintivos  que  tan  grande  respeto  infundían 
á  los  cristianos,  fuesen  poderosos  amuletos  que  protegían  su  vida  á  despecho 
de  todos  los  edictos  de  los  emperadores  romanos. 

El  otro  prisionero  era  su  diácono  Vicente,  de  poco  mtís  de  treinta  años;  llevaba 
la  cara  rapada,  y  sus  ojos  y  su  fisonomía  expresaban  la  tranquilidad  de  un 
alma  que  aun  moraba  en  su  cuerpo,  y  ya  tenia  más  digno  lugar  en  la  celeste 
mansión  de  los  santos  y  de  los  mártires.  Vestía,  como  su  venerable  pastor,  una 
túnica  de  lana  burda,  traia  los  pies  desnudos  y  ensangrentados,  y  su  brazo  dere- 
cho se  hallaba  fuertemente  unido  por  medio  de  cordeles  al  izquierdo  del  pastor, 
á  quien  trataba  con  gran  respeto  y  sumisión,  como  mayor  en  edad  y  dignidad,  y 
á  quien  amaba  por  sus  virtudes,  como  sacerdote  y  como  prelado. 

El  cansancio  de  tan  largo  camino,  la  fatiga  que  revelaban  sus  cuerpos  encor- 
vados por  el  sufrimiento,  y  ateridos  por  el  frió,  no  les  impedia  mirar  con  ojos  de 
piedad  á  los  soldados  de  la  escolta,  á  quienes  exhortaban  con  palabras  de  man- 
sedumbre á  abjurar  de  sus  errores  y  á  seguir  las  doctrinas  del  Salvador  del 
mundo,  crucificado  en  el  Gólgota  por  redimir  á  los  hombres. 

Apenas  penetraron  en  el  arrabal,  precedidos  del  numeroso  gentío  que  habia 
salido  á  su  recibimiento,  la  muchedumbre  que  les  vio  llegar  dio  un  grito  de  res- 
petuoso entusiasmo,  de  simpatía  y  de  cariño  hacia  aquellos  sacerdotes  maniata- 
dos, dóciles,  humildes  y  sufridos,  como  discípulos  de  un  Dios  de  bondad,  de 
mansedumbre  y  de  misericordia,  que  solo  tuvo  palabras  de  consuelo  y  de  perdón 
para  sus  implacables  enemigos. 
— ¡Salud  á  los  apóstoles  de  Cristo! 

Fué  el  grito  unánime  cien  veces  repetido  por  la  multitud,  al  contemplar  á 
los  venerables  prisioneros,  custodiados  por  los  sayones  romanos. 

Sorprendida  y  admirada  la  fuerza  pública  por  aquellas  voces  de  entusiasmo 
que  parecían  un  grito  sedicioso,  como  enérgica  protesta  contra  la  orden  del  cruel 
Daciano,  prepararon  las  armas  para  herir  al  pueblo;  pero  los  gritos  de  saluta- 
ción repitiéronse  en  cien  puntos  diferentes,  coartando  la  acción  de  los  soldados, 
que  no  sabían  á  qué  atenerse,  ni  los  geíes  se  atrevían  á  dictar  órdenes  de  rigor 
para  no  exaltar  á  la  multitud  y  provocar  una  sangrienta  tragedia,  cuando  todo 
podía  evitarse  con  alguna  calma  y  la  necesaria  presencia  de  ánimo.  El  oleaje  de 
las  masas  que  precedía  á  los  sacerdotes  prisioneros,  invadió  en  un  instante  el 
puente  de  tablas,  que  apenas  si  podía  contener  el  peso  de  la  muchedumbre:  allí 
se  arremolinó  toda  aquella  gente,  esperando  la  señal  de  la  consigna,  para  poner 
en  práctica  el  plan  de  la  conspiración,  proyectado  por  los  parientes  y  amigos  del 
diácono,  que  eran  también  las  personas  mas  influyentes  de  la  ciudad. 


EL  MESÓN*  DE  LA  CALLE  DE  SAGUNTO.  325 

De  pronto  reinó  \\n  silencio  misterioso,  inexplicable,  imponente,  porque  el 
mutismo  de  las  masas  suele  ser  casi  siempre  precursor  del  huracán  popular.  La 
multitud  que  esperaba  sobre  el  puente,  permaneció  un  instante  inmóvil,  todos  con 
la  vista  fija  hacia  la  calle  de  Sagunto,  por  donde  debian  asomar  los  prisioneros, 
que  tardaban  en  aparecer,  y  el  pueblo  comenzaba  á  impacientarse.  El  silencio 
del  pueblo  estalló  al  fin  en  un  rumor  sordo,  confuso  y  amenazador,  al  cundir  de 
boca  en  boca,  como  una  chispa  eléctrica,  la  voz  de  que  los  prisioneros  hablan 
sido  encerrados  en  el  mesón  de  la  calle  de  Sagunto,  donde  debian  pernoctar  hasta 
el  dia  siguiente,  que  serian  llevados  á  la  presencia  del  prefecto. 

Así  se  lo  decian  algunos  hombres  al  personaje  que  parecía  gefe  de  los  cons- 
piradores y  deudo  cercano  del  diácono  Vicente.  Contrariado  por  semejante 
nueva  el  respetable  patricio,  demostró  el  despecho  de  que  se  hallaba  poseído  y 
dio  todavía  algimas  órdenes  á  los  cabos  del  pueblo  para  intentar  un  golpe  de 
inano  que  pudiese  salvar  á  los  prisioneros. 

— Es  preciso,  añadió,  vigilar  el  mesón,  introducirse  en  la  casa  como  simples 
pasajeros,  y  obsequiar  á  los  soldados  de  la  guardia,  dándoles  á  beber  cuanto 
quisieren.  Después  hay  que  aprovecharse  de  su  sueño;  y  á  media  noche,  cuando 
todo  se  halle  en  profundo  silencio,  romperemos  las  cadenas  de  los  prisioneros, 
dándoles  libertad  por  la  puerta  que  dá  al  campo.  Nada  se  ha  perdido,  si  sabemos 
aprovechar  los  instantes. 

Antes  que  el  buen  patricio  terminase  de  hablar,  vióse  rodeado  de  soldados, 
y  sintió  que  una  mano  de  hierro  se  posaba  en  su  hombro,  y  que  una  voz  des- 
agradable, como  la  del  verdugo,  le  decia: 

— Date  preso,  Emilio,  tú  y  los  tuyos.  Habéis  sido  descubiertos  y  vais  á  morir 
antes  que  los  cristianos  prisioneros. 

Toda  resistencia  fué  inútil;  sus  palabras  les  hablan  delatado,  y  hubieron  de 
ceder,  dejándose  maniatar  y  segiiir  á  la  gente  armada:  cnizaron  por  el  centro 
de  la  multitud,  que  no  tardó  en  disolverse  atemorizada  por  aquel  ejemplo,  y 
antes  de  cerrarse  la  noche  quedó  completamente  despejado  el  puente  y  el  arra- 
bal, y  solo  los  soldados  de  la  guardia  ocupaban  el  mesón  donde  custodiaban  á 
San  Valero  y  á  San  Vicente. 

Las  fundadas  sospechas  de  una  conmoción  popular  no  hablan  salido  fallidas. 
Los  sabuesos  de  las  autoridades  supieron  olfatear  el  rastro  de  la  conspiración, 
dando  al  fin  con  la  cabeza  del  movimiento,  que  se  desvaneció  en  un  instante, 
como  hemos  visto.  No  esperaba,  sin  embargo,  el  prefecto  de  la  ciudad  tan  sen- 
cillo desenlace,  pues  al  contemplar  la  actitud  del  pueblo,  habla  comprendido  los 
sucesos  que  podian  tener  lugar  en  el  puente,  y  á  fin  de  evitar  toda  escena  des- 
agradable, dio  orden  de  que  pernoctasen  los  prisioneros  en  el  mesón  de  la  calle 
de  Sagunto,  encargando  á  la  tropa  ejerciese  la  mas  esquisita  vigilancia  sobre 
ellos  y  sobre  el  pueblo,  obstinado  en  dar  libertad  á  aquellos  cristianos. 


32Ó  REVISTA  DE    VALENCIA. 


San  Valero  y  San  Vicente  fueron  separados  uno  de  otro  y  encerrados  en  di- 
ferentes aposentos.  El  diácono  fué  llevado  á  una  pieza  de  la  planta  baja  y  amar- 
rado á  una  columna  de  piedra,  basa  del  arco  de  aquella  parte  del  edificio,  la  cual 
se  conserva  todavía  en  el  mismo  sitio,  como  mudo  y  elocuente  testimonio  de  la 
tradición  que  referimos.  Penosa  y  horrible  debió  ser  la  noche  que  allí  pasó  el  San- 
to diácono,  y  así  lo  expresan  los  cronistas  cuando  dicen  que  comenzó  su  marti- 
rio en  la  calle  de  Sagunto. 

Al  dia  siguiente  fueron  conducidos  á  la  ciudad  los  dos  prisioneros  y  encerra- 
dos en  distintos  calabozos.  Al  llegar  al  puente  del  Túria,  hiciéronles  observar 
los  soldados  hasta  una  docena  de  cadáveres,  que  yacían  en  el  suelo,  separadas 
las  cabezas  de  sus  troncos.  El  primero  de  ellos  era  el  patricio  Emilio. 

— Ayer,  dijo  el  centurión,  estos  hombres   vinieron  á  este  sitio  con  intento  de 
salvaros,    oponiéndose,  insensatos,  á  las  órdenes  del  pretor:   hoy   contempláis 
vosotros  sus  cadáveres,  manando  aun  sangre  esas  cabezas,  segadas  por  orden  de 
Daciano,  como  primer  ejemplo  que  os  presenta  de  su  autoridad  y  omnímodo 
poder. 
— ¿Eran  cristianos  esos  patricios?  preguntó  San  Valero. 
—Presumo  que  sí,  pues  casi  todos  los  valencianos  lo  son. 
— Dichosos  ellos,  replicó  el  venerable  anciano,  que  han  conseguido  la  palma 
del  martirio  y  se  hallan  ya  disfrutando  de  la  presencia  del  Señor. 

Los  dos  sacerdotes  rezaron  en  voz  baja  las  oraciones  de  los  difuntos,  mien- 
tras recorrían  el  camino  que  les  separaba  de  su  cárcel,  á  donde  fueron  conduci- 
dos por  la  tropa  que  les  custodiaba. 

La  historia  de  estos  Santos  mártires  refiere  detalladamente  el  proceso  de  su 
martirio  y  de  sii  muerte,  y  consérvanse  aun  venerandos  recuerdos  de  su  estancia 
en  la  ciudad.  La  tradición  enmudece  allí  donde  habla  la  historia,  y  no  nos  cor- 
responde prolongar  estas  páginas  refiriendo  hechos  de  todos  conocidos  y  depu- 
rados en  el  crisol  de  los  anales  eclesiásticos.  Solo  añadiremos  que  el  martirio  de 
San  Vicente  terminó  con  su  vida  el  dia  22  de  Enero  del  año  3o3,  fecha xin  tanto 
combatida  y  disputada,  y  la  más  generalmente  adoptada  por  sus  apologistas. 

Su  cadáver  fué  arrojado  á  un  muladar,  donde  los  cristianos  le  erigieron  un 
santuario,  que  lleva  aun  el  nombre  de  San  Vicente  de  la  Roqueta,  y  donde  vol- 
veremos á  encontrarle  cuando  tratemos  de  la  traslación  de  su  cuerpo. 

Tal  es  la  sencilla  historia  que  nos  ofrece  la  tradición  del  mesón  de  la  calle 
de  Sagunto,  extramuros  de  Valencia. 


Juan  B.  Perales. 


GRATITUD. 


Á  MIS  DISTINGUIDOS  AMIGOS  E.  P.,  J.  F.  Y  C.  LL. 


uso  Dios  en  la  corola 
De  las  delicadas  flores 
Mil  encantos  seductores 

Y  perfume  celestial, 

Y  dio  al  alba  su  aureola 
De  zafiros  y  de  plata, 
Que  radiante  se  retrata 
Del  arroyo  en  el  cristal. 


Agradecida  la  ondina 
Besa  la  arena  brillante 
Que  le  ofrece  á  un  mismo  instante 
Lecho  blando  y  tumba  fiel; 
Y  á  la  linfa  cristalina 
Que  dá  frescura  al  ambiente, 
Agradecida,  su  frente 
Inclina  esbelto  laurel. 


Dio  á  los  campos  la  belleza, 
A  los  rios  su  murmullo, 
A  la  tórtola  el  arrullo, 
Al  sol  vivo  resplandor, 
A  la  palma  gentileza, 
Al  susurro  del  follaje 
El  misterioso  lenguaje 
Con  que  habla  de  paz  y  amor. 


Todo  expresa  en  su  idioma 
Mudo,  leve  ó  armonioso 
De  este  sentimiento  hermoso 
La  ternura  celestial; 
El  alba  que  pura  asoma 
A  la  luz  que  la  ilumina. 
Y  á  la  nube  blanquecina 
El  lucero  matinal; 


Y  en  el  corazón  sensible, 
Cual  perfume  misterioso. 
De  gratitud  el  dichoso 
.Sentimiento  hizo  brotar, 
Y  con  encanto  indecible, 
De  una  celeste  dulzura, 
Por  doquier  la  imagen  pura 
Se  vé  tranquila  brillar. 


La  violeta  perfumada 
Al  girasol  que  la  mira, 
Al  céfiro  que  suspira 
El  aroma  arrobador, 
La  azucena  nacarada 
A  la  brisa  misteriosa, 
A  la  noche  silenciosa 
De  los  astros  el  fulgor; 


328 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


Y  el  vate  que  en  sus  cauciones 
Solo  expresa  el  sentimiento, 
Inspira  su  pensamiento 
La  íj;ratitud  al  sentir, 


Y  á  sobrehumanas  regiones 
Se  eleva,  trocando  el  suelo 
Por  un  explendente  cielo 
De  topacios  y  zafir. 


¡Magdalena  G.\rcía  Bravo. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


'n'emigos  son  los  calores  de  Mayo  del  movimiento  artístico  y  literario, 
jjero  cuando  ya  iba  cesando  ese  movimiento,  vino  á  reanimarlo  la  poé- 
tica fiesta  de  Ntra.  Sra.  de  los  Desamparados. 

La  Sociedad  El  Rat-Petiat  ha  contribuido  á  ella  este  año  de  una 
manera  muy  interesante,  haciendo  cantar  en  la  Catedral,  en  las  vísperas  de  esa 
gran  fiesta,  una  Salve  que  tenia  la  peculiaridad  de  estar  escrita  su  letra  en  valen- 
ciano, y  de  ser  obra  su  música"  del  aplaudido  maestro  D.  Francisco  Asenjo  Bar- 
bieri.  Es  este  muy  amigo  de  todo  lo  popular,  y  en  tal  concepto  apasionado  del 
Rat-Penat.  Pidió  á  esta  corporación  literaria  una  Salve  en  valenciano,  para  dedi- 
carla á  nuestra  insigne  Patrona,  y  compuesta  la  letra  por  D.  Jacinto  Labaila, 
aplicóle  una  música  que  ha  resultado  inspiradísin>a.  Los  aniadors  de  les  glories 
i'alencianes  promovieron  su  ejecución,  como  hemos  dicho,  en  el  grandioso  templo 
Metropolitano,  por  una  numerosa  y  selecta  capilla,  de  la  que  formalia  parte  la  de 
aquella  Catedral  y  la  Sociedad  de  conciertos  dirigida  por  el  Sr.  Valls.  Esta 
novedad  llamó  tanto  la  atención,  que  no  filé  bastante  capaz  el  templo  para  el 
concurso  numerosísimo  que  á  él  acudió.  La  Salve  correspondió  bien  á  lo  que  se 
esperaba  del  maestro  Barbieri.  Tiene  marcadísimo  sabor  religioso,  una  severa 
magestad  propia  del  templo  cristiano,  y  al  mismo  tiempo  (esto  es  lo  mas  carac- 
terístico y  nuevo  de  la  obra)  cierto  aire  popular  de  encantador  efecto,  por  haber 
utilizado  delicadamente  el  autor  elementos  tomados  á  nuestros  cantos  nacio- 
nales. 


La  misma  noche  celebraba  Lo  Rat-Pennt  la  fiesta  de  la  Patrona  de  Valencia, 
dedicándole  una  sesión,  en  la  que  leíanse  composiciones  de  la  poetisa  señora 
Rausell,  y  de  los  Sres.  Llórente,  Pizcueta,  Arroyo,  Iranzo,  Llombart,  Puig, 
Bodria  y  Costea,  dedicadas  todas  á  la  Virgen  de  los  Desamparados.  Asistió  á 
esta  sesión  el  canónigo  de  Vich  y  Mestre  en  Gay  Saber  D.  Jaime  Collell,  que 
vino  expresamente  á  Valencia  para  la  fiesta  de  los  Desamparados,  é  invitado  para 
dar  á  conocer  alguna  de  sus  composiciones,  leyó  la  patriótica  y  valiente  poesía, 
titulada  Lagettt  delany  vuit,  premiada  en  los  Juegos  florales,  que  escitó  grande- 
mente el  entusiasmo  de  los  socios  del  Rat-Penat.  A  instancia  de  estos,  leyó 
también  el  magnífico  pasaje  de  la  Leyenda  de  Monserrat,  de  Verdaguer,  refe- 
rente al  encuentro  de  la  Virgen,  mereciendo  igual  aceptación. 

A  la  siguiente  noche  celebró  otra  solemne  velada   con  igual  objeto  la  Acá- 


RF.VISTA    DE    VAI.FNCIA. 


demia  de  la  Juventud  Católica,  explanando  D.  José  Escrig  de  Oloriz  en  un 
excelente  discurso,  el  tema  siguieTite:  "El  culto  de  María  Santísima  es  tan  nece- 
sario como  poético. „  También  se  leyeron  poesías  de  los  Sres.  Sánchez  Cátala  y 
Martínez  Torrejon,  y  tomó  parte  en  la  sesión  el  Sr.  CoUell,  leyendo  su  preciosa 
Cansó  del  inicalel. 


El  Círculo  Militar  es  una  de  las  sociedades  que  mas  prolongan  este  año  sus 
trabajos.  El  comandante  de  artillería  D.  Felipe  Maté  ha  dado  una  interesante 
conferencia  sobre  los  antiguos  aparatos  balísticos  y  las  modernas  piezas  de  batir, 
y  el  capitán  de  la  misma  arma,  Sr.  Cañada,  otra  no  menos  interesante,  sobre 
el  estado  actual  de  la  industria  militar. 


En  el  Ateneo  Mercantil  el  ilustrado  profesor  D.  César  Santomá  hizo  una  útil 
conferencia  sobre  la  producción  y  el  comercio  vinícola.  Mezclando  lo  agradable 
con  lo  provechoso,  leyéronse  bellas  poesías  de  los  Sres.  Rodríguez  Guzman, 
Llombart  y  Bodria. 


La  muerte  del  inolvidable  D.  Vicente  Boix  dejó  vacante  en  el  Instituto  Pro- 
vincial la  cátedra  de  Historia,  y  para  proveerla  se  han  hecho  oposiciones  en 
Madrid.  Ha  sido  agraciado  con  ella  un  joven  zaragozano,  D.  Manuel  Zabala. 
D.  Blas  Valero,  catedrático  auxiliar  de  esta  escuela  que  tomó  parte  en  esas 
oposiciones,  ha  obtenido  la  cátedra  de  igual  asignatura  en  el  Instituto  de  Reus. 

También  ha  sido  nombrado  catedrático  de  la  facultad  de  Medicina  en  la  Uni- 
versidad de  Santiago  el  doctor  valenciano  D.  Manuel  Candela,  en  virtud  del 
decreto  que  dá  ingreso  en  el  profesorado  á  los  que  habiendo  obtenido  el  primer 
lugar  en  ternas  de  oposiciones  á  cátedras,  fueron  postergados  en  el  nombra- 
mieiito. 


En  cambio  ha  sufrido  la  Universidad  de  Valencia  la  gran  pérdida  del  digno 
decano  de  la  facultad  de  Medicina  Dr.  D.  Francisco  Navarro  y  Rodrigo,  que  ha 
sucumbido  víctima  de  la  tisis,  cuando  aun  estaba  lejos  de  llegar  á  la  cincuentena. 

Hijo  de  una  familia  labradora  de  Cheste,  mostró  gran  aptitud  para  el  estu- 
dio desde  sus  primeros  años,  siguiendo  con  extraordinaria  brillantez  su  carrera 
en  esta  Universidad,  y  ganando  por  oposición,  aun  muy  joven,  la  cátedra  de 
Anatomía,  que  ha  desempeñado  hasta  su  fallecimiento.  Era  tan  modesto  como 
docto,  y  además  de  estar  al  corriente  de  todos  los  adelantos  de  la  Medicina  y 
de  explicarlos  con  luminosa  sencillez  á  sus  discípulos,  tenia  especialísima  pericie 
para  las  operaciones  quirúrgicas,  en  las  cuales  adquirió  envidiable  reputación. 
Ha  dejado  escritos  dos  tomos  de  un  tratado  de  sifiliografía,  especialidad  en  la 
cual  era  competentísimo. 


Otra  pérdida  ha  experimentado  la  enseñanza  en  Valencia  con  la  muerte,  ya 
en  edad  avanzada,  del   P.  Vicente  Julián  de  las  Escuelas  Pías.  Nacido  en  Tor- 


CRÓNICA    MENSUAL.  33 1 


rente,  de  familia  humilde,  era  valenciano  hasta  la  médula  de  sus  huesos,  pero 
sobre  todos  los  rasgos  de  su  carácter  resaltaban  su  piedad,  su  afecto  á  la  niñez 
y  su  pasión  por  la  enseñanza.  A  ella  se  dedicó  hasta  sus  últimos  años,  y 
habiendo  sido  rector  en  las  Escuelas  Pías  de  Valencia,  Albarracin  y  Utiel,  y 
después  de  haber  obtenido  todos  los  honores  de  la  Orden,  nunca  quiso  jubi- 
larse y  ha  nuierto  dando  lecciones  á  los  niños  mas  pequeñuelos. 


Hay  en  Liria  una  antigua  iglesia  llamada  del  Buen  Pastor,  hace  tiempo  cer- 
rada al  culto  y  que  ahora  amenaza  ruina.  Por  atribuirla  en  aquella  población  al 
siglo  XII  y  juzgarla  por  tanto  notable  resto  arquitectónico,  pidieron  que  la 
examinase  la  Junta  Provincial  de  monumentos  históricos  y  arqueológicos. 
Delegó  esta  á  una  comisión  muy  competente,  la  cual  visitó  aquel  vetusto 
templo,  cuya  antigüedad  no  es  tanta,  pues  es  evidentemente  posterior  á  la 
reconquista.  Respecto  á  su  mérito,  no  es  tan  grande  que  merezca  una  costosa 
restauración,  mucho  menos  existiendo  en  Liria  otra  iglesia,  la  de  la  Sangre,  de 
la  misma  época,  mas  notable  y  bien  consensuada.  Lo  que  ha  recomendado  la 
comisión  que  se  conserve,  es  un  antiguo  cuadro  que  hay  en  el  mismo  templo 
representando  pasages  de  la  vida  de  Jesucristo. 


*  * 


Cerraron  ya  sus  puertas  todos  los  teatros.  Como  novedad  digna  de  mención 
solo  podemos  consignar  el  estreno  en  el  de  la  calle  de  Ruzafa  de  un  drama 
romántico,  titulado  Los  Dos  Besos,  muy  exagerado  y  de  poco  meollo,  obra  de  los 
Sres.  Mateo  García  y  Latorre,  autor  el  primero  de  otras  obras  estrenadas  en 
aquel  teatro,  y  principiante  el  segimdo,  á  quien  hemos  de  recomendar  que  no 
siga  los  pasos  peligrosos  del  Sr.  Echegaray,  genio  potente  pero  extraviado. 


,  El  mes  de  Mayo  dio  agradable  fin  en  Valencia  con  la  exposición  de  plantas 
y  flores,  dispuesta  por  la  Sociedad  de  Agricultura  en  el  hermoso  jardín  de  la 
Glorieta.  No  salimos  del  terreno  artístico  al  felicitarnos  de  que  progrese  en 
Valencia  la  culta  afición  á  las  flores,  en  ninguna  parte  tan  digna  de  ser  fomen- 
tada como  en  este  país,  en  que  tan  pródigamente  ha  derramado  sus  dones  la 
naturaleza. 


LO  RAT-PENAT  EN  POBLET,  SANTAS  CREL'S  Y  TARRAGONA. 

Merece  capítulo  aparte  la  escursion  hecha  por  el  Centro  escursionista  del 
Rat-Penat,  á  los  históricos  monasterios  de  Poblet  y  Santas  Creus  y  su  visita  á 
las  antigüedades  de  Tarragona.  Además  del  interés  que  ofrece  la  contempla- 
ción de  aquellos  monumentos  de  las  glorias  patrias,  ha  tenido  este  viaje  la  im- 
portancia de  una  manifestación  cariñosísima  de  fraternidad  literaria  entre  Va- 
lencia y  Cataluña.  ' 

La  idea   y  la  iniciativa  de  esta  escursion  fué  debida  al  presidente  del  men- 


332  REVISTA    DE    VALENCIA. 


clonado  Centro,  D.  Teodoro  Llórente,  que  la  propuso  á  los  redactores  del 
periódico  de  Barcelona  La  Reiiaixetisa,  centro  de  los  escritores  catalanistas. 
Aceptado  el  pensamiento  con  entusiasmo,  se  ha  realizado  en  la  forma  que  su- 
mariamente referimos. 

La  noche  del  17  de  Mayo,  víspera  de  la  Ascensión  del  Señor,  reuníanse  en 
Tarragona  los  escursionistas,  procedentes  de  Barcelona  los  unos,  y  de  Valencia 
los  otros.  Estos  eran  los  Sres.  Llórente  (D.  Teodoro,  D.  Felicísimo  y  D.  Pas- 
cual), Pizcueta,  Gargallo,  Cebrian  (D.  Luis),  Vives  Ciscar  (D.  José),  Martínez 
Aloy,  Díaz  (D.  Bernardo),  Burguete  (D.  Enrique),  Cantos,  García  (D.  Leandro), 
Brel,  Domenech  (D.  Luis),  y  Reig  y  Flores  (D.  Fernando). 

Al  frente  de  los  catalanes  iba,  dirigiendo  la  partida,  el  joven  y  simpático 
Matheu  y  Fornells,  inspirado  poeta  lírico;  y  figuraban  entre  ellos  el  respetable 
maestro  D.  Mariano  Aguilrj,  tan  querido  de  los  valencianos:  el  místico  Verda- 
guer,  famoso  en  toda  Europa  por  su  Atlántida;  su  íntimo  compañero  el  canónigo 
Collell,  poeta  de  tanta  fibra  como  es  enérgico  y  conmovedor  en  su  elocuencia 
sagrada;  D.  Ángel  Quimera,  poeta  patriótico  de  igual  fibra  y  director  de  La 
Renaixe7isa;  D.  Dámaso  Calvet,  que  está  escribiendo  el  precioso  poema  de  la 
reconquista  de  Mallorca;  Riera  y  Beltran,  que  ha  conquistado  este  año  la  flor  en 
los  Juegos  florales;  D.  Juan  Balari,  el  sabio  lengüista  y  catedrático  de  la  Uni- 
versidad de  Barcelona;  D.  Emilio  Vilanova,  el  festivo  escritor  de  las  costumbres 
de  aquella  capital;  Gaudí,  el  arquitecto;  D.  Alvaro  Verdaguer,  librero  y  literato: 
su  sobrino,  Baixeras,  joven  pintor  de  mucho  brío;  D.  Manuel  Pau,  entusiasta 
catalanista,  que  viene  de  Paris  por  asistir  á  los  Juegos  florales  y  á  esta  escursion; 
el  Sr.  Serra  y  Capdelacreu,  docto  archivero  de  Vich,  y  otros,  animados  todos  de 
igual  espíritu. 

La  expedición  fué  una  continua  fiesta  de  fraternización,  de  entusiasmo  lite- 
rario, de  exaltación  patriótica.  El  jueves  por  la  mañana,  después  de  visitar  el 
sepulcro  del  Rey  conquistador,  en  la  Catedral  de  Tarragona,  marcharon  los 
expedicionarios  por  el  ferro-carril  de  Tarragona  á  Lérida,  á  Espluga  de  Fran- 
colí,  en  donde  almorzaron,  y  á  las  primeras  horas  de  la  tarde  se  dirigieron  al 
famoso  y  vandálicamente  profanado  monasterio,  que  guardó  por  muchos  siglos 
los  restos  de  aquel  monarca  insigne.  Renunciamos  á  tratar  la  impresión  que 
les  produjeron  aquellas  ruinas:  no  es  para  descrita  en  breves  líneas;  puede  ser 
que  hable  de  ello,  en  las  columnas  de  esta  Revista,  alguno  de  los  que  tuvieron 
la  dicha  de  asistir  á  esa  visita,  repetida  aquella  noche,  á  la  luz  fantástica  de  las 
hachas  de  viento  y  las  luces  de  Bengala;  y  otra  vez,  á  la  mañana  siguiente,  á  las 
primeras  luces  de  la  risueña  aurora. 

El  viernes  por  la  tarde  volvían  los  escursionistas  á  la  estación  de  Espluga,  y 
tomando  el  tren  descendente,  llegaban  hasta  la  de  la  Plana,  donde  les  aguarda- 
ban caniiajes  que  los  llevaron  ;í  la  [lopulosa  c  industrial  villa  de  Valls.  Fueron 
recibidos  allí  afectuosamente  por  los  catalanistas  de  la  población,  que  les  hicie- 
ron ver  los  pocos  restos  antiguos  que  conserva;  y  el  sábado,  muy  temprano, 
emprendieron  el  viaje  á  Santas  Creus,  monasterio  que  puede  emular  con  el  de 
Poblet  por  sus  timbres  históricos,  y  compartir  con  él  el  dictado  de  Escorial  de 
la  Corona  Aragonesa,  puesto  que  guarda,  entre  otros  muchos  y  muy  ilustres,  los 
sepulcros  de  los  reyes  D.  Pedro  el  Grande  y  D.  Jaime  11,  y  del  invicto  almirante 
Roger  de  Lauria. 

La  visita  á  Santas  Creus  fué  gratísima  para  los  expedicionarios.  Lo  deleita- 
ble del  sitio,  la  severa  belleza  del  bizantino  monasterio,  la  grandeza  de  sus 
recuerdos  históricos,  embargaron  su  ánimo,  y  el  entusiasmo  contenido  rompió 
sus  diques  en  el  banquete  fraternal,  cuyos  brindis,  discursos,  poesías,  plácemes 
y  aclamaciones  turbaron  de  una  manera  desusada  la  soledad  de  aquellos  vene- 


CRÓNICA    MENSUAL.  333 


rabies  restos,  terminando  tan  conmovedora  jornada  con  los  responsos  cantados 
por  el  canónigo  Collell,  y  contestados  por  todos  sus  compañeros,  ante  la  tumba 
de  D.  Pedro  el  Grande. 

Ya  era  la  noche  muy  entrada  cuando  los  viajeros  llegaron  á  Valls.  AHÍ 
habia  dispuesto  el  Centro  de  lectura  una  agradable  fiesta  en  honor  suyo.  Los 
xiquets  de  Valls,  famosos  en  toda  Cataluña  por  sus  ejercicios  gimnásticos, 
hicieron  en  obsequio  de  los  forasteros  sus  atrevidas  torres,  y  en  el  Salón  de 
dicho  Centro  hubo  una  velada  literaria,  en  la  que  tomaron  parte  los  principales 
escritores  de  la  expedición. 

El  domingo  por  la  mañana  se  trasladaron  los  escursionistas  á  Tarragona, 
donde  debia  terminar  aquella  campaña  de  arte,  de  poesía  y  de  amor  patrio. 
Poco  tiempo  habia  para  examinar  los  monumentos  de  la  ciudad  mas  antigua 
de  España;  pero  se  aprovechó  perfectamente,  gracias  á  la  amabilidad  y  especial 
pericie  del  director  del  Museo  arqueológico  D.  Buenaventura  Hernández  Sana- 
huja.  En  una  rápida  visita  hízoles  ver  lo  mas  notable  de  aquel  rico  Museo,  de  la 
Catedral  y  algunos  otros  antiquísimos  templos,  de  los  restos  romanos  esparcidos 
por  la  ciudad,  y  de  los  famosos  muros  ciclópeos. 

La  despedida  fué  cariñosísima:  á  reveure  gritaban  los  catalanes,  deseosos 
de  que  se  repitiesen,  con  análogos  motivos,  encuentros  tan  agradables,  y  contes- 
taban los  valencianos  invitándoles  á  venir  á  nuestro  hermoso  pais  para  conti- 
nuar esta  fiesta  de  hermandad  poética  y  patriótica,  de  la  que  debe  estar  satisfe- 
cha la  Sociedad  del  Rat-Penat,  y  por  cuyo  éxito  le  enviamos  nuestros  plácemes. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA. 


A  PROPIEDAD  INTELECTUAL.  Legislación  española  y  extran- 
jera, comentada,  concordada  y  explicada,  según  la  historia,  la  filosofía, 
la  jurisprudencia  y  los  tratados,  por  el  Dr.  D.  Manuel  Danvila  y 
Collado.  Madrid,  hnpr.  de  La  Correspondencia  de  España,  1882  (l). 

Esta  obra  completa  la  iniciativa  que  el  Sr.  Danvila  tomó  en  la  legislatura 
de  187Ó  á  1877,  en  unión  de  los  Sres.  Balaguer,  Carreras  y  González,  Caste- 
iar,  Santos,  Nuñez  de  Arce  y  Escobar,  y  que  produjo  la  ley  de  10  de  Enero  de 
1879,  que  G.  Hachette,  presidente  del  sindicato  para  protección  de  la  propiedad 
intelectual  en  Francia,  en  exposición  dirigida  al  ministro  de  Negocios  extranjeros, 
califica  como  la  ley  mas  liberal  de  Europa. 

Toda  ley  nueva  exige  medidas  secundarias  para  su  desenvolvimiento,  y  aun- 
que el  reglamento  de  3  de  Setiembre  de  1880,  en  cuya  redacción  tomó  bastante 
parte  el  autor  de  la  ley,  explica  y  completa  algunas  de  sus  disposiciones,  era 
indispensable  que  el  libro  viniera  á  facilitar  la  aplicación  de  la  misma  en  los 
diversos  casos  que  son  posibles  en  la  vida   de  los  negocios  y  de  los  intereses. 

El  libro  del  Sr.  Danvila  comienza  por  una  Introducción  bajo  el  título  de  Lo 
que  ha  sido,  lo  que  es  y  lo  que  debe  ser  en  España  la  propiedad  intelectual, 
que  revela  los  profundos  conocimientos  que  tiene  el  autor  en  esta  materia,  los 
cuales  se  amplían  en  la  Historia  de  la  propiedad  intelectual  en  España,  com- 
pletando estos  trabajos  lo  que  el  autor  llama  principios  fundamentales ,  y  es 
el  examen  filosófico  de  las  razones  que  se  han  alegado  en  pro  y  en  contra  de  la 
perpetuidad  de  la  propiedad  intelectual,  de  que  se  muestra  entusiasta  defensor. 

Se  inserta  la  legislación  antigua,  la  vigente  en  la  actualidad  y  en  los  anteriores 
Tratados,  con  un  juicio  crítico  de  los  mismos.  Se  dá  cuenta  de  la  legislación 
novísima  y  de  la  formación  parlamentaria  de  la  ley,  para  venir  después  á  comen- 
tar todas  sus  disposiciones  y  las  del  reglamento,  incluso  el  de  Teatros,  que  es  la 
parte  mas  importante  del  libro,  en  el  cual  se  insertan  íntegros  los  Tratados 
vigentes,  con  otro  juicio  crítico  de  los  mismos,  y  termina  la  obra  con  la  Legisla- 
ción extranjera,  que  comprende  la  de  23  países  en  Europa,  Asia,  África  y  Amé- 


(1)     Un  tomo  en  4."  de   904  págs.,  se  vende  en  Madiid  al    preciu  de    lo  pesetas  ejemplar   en 
las  oficinas  de  La  Correspondencia  de  España,  calle  Mayor,   120,  y  en  Valencia  al  precio  de  12  pese- 
tas en  el  Almacén  de  pianos  de  D.  Mariano  Daufau,  Abadía  de  San  Martin,  14,  principal. 
En  los  pedidos  por  mayor  se  liará  una  reliaja  convencional. 


bibliografLv  valenclvna.  335 


rica,  dando  el  texto  íntegro  de  las  leyes  vigentes  en  la  mayor  parte  de  dichos 
paisas.  La  obra  se  completa  con  un  índice  alfabético  y  analítico  de  materias, 
(lue  ha  de  ser  de  grandísima  utilidad  para  conocer  y  encontrar  desde  luego 
cuanto  se  desee  consultar,  y  un  índice  general,  con  que  termina  el  libro. 

Este  interesa  no  solo  al  escritor  y  al  artista  en  sus  diversas  manifestaciones, 
sino  que  es  útil  á  los  encargados  de  la  administración  de  justicia  y  á  los  letrados, 
notarios  y  demás  que  por  su  profesión  intervienen  en  las  contiendas  judiciales, 
y  para  los  diplomáticos,  los  cuales  pueden  prestar  el  inmenso  servicio  de  facilitar 
nuevos  tratados  con  todos  aquellos  países  donde  se  habla  la  lengua  de  Cer- 
vantes. 


TENEDURÍA  DE  LIBROS.  Exposición  teórica  de  los  métodos  de  partida 
simple,  doble  y  logismográfico,  can  aplicaciones  prácticas  de  los  mismos,  por 
D.  Blas  Goytre  y  Blasco,  comisario  de  Guerra  graduado,  profesor  de  la  Aca- 
demia del  cuerpo  administrativo  del  ejercito.  Obra  declarada  de  texto  para  la  en- 
señanza de  dicho  establecimiesto.  Aladrid.  Impr.  del  cuerpo  administrativo  del 
ejército.  1S82  (i). 

El  Sr.  Goytre  es  paisano  nuestro.  Al  escribir  su  obra,  se  ha  propuesto  dotar 
á  los  alumnos  de  la  Academia  de  administración  del  ejército  de  un  tratado 
basado  en  el  método  logismográfico,  aplicado  á  la  descripción  de  las  operaciones 
económicas,  método  que  se  sigue  hoy  en  el  ministerio  de  la  Guerra,  y  en  concepto 
de  ensayo  en  la  Dirección  general  del  cuerpo  é  Intendencia  de  Castilla  la  IS'ueva. 

La  necesidad  de  difundir  dicho  sistema  y  de  todos  cuantos  han  sido  adopta- 
dos antes  de  su  invención,  sirve,  como  hemos  dicho,  al  Sr.  Goytre  para  desarro- 
llar en  su  obra  las  mas  completas  nociones  de  la  Teneduría  de  libros.  El  tratado 
es,  pues,  interesante,  y  todas  las  operaciones  están  expuestas  con  novedad  y 
bajo  un  concepto  elevado,  pero  práctico.  Por  todo  ello  felicitamos  á  nuestro 
ilustrado  paisano. 

TRADICIONES  ESPAÑOLAS.  Valencia  y  su  provincia,  por  D.  Juan  B. 
Perales.  Tomo  /.,  Madrid.  Est.  tip.  de  G.  Estrada.  1882  (2). 

La  Biblioteca  Enciclopédica  Popidar  Ilustrada,  que  publica  en  Madrid  Don 
Gregorio  Estrada,  vá  á  enriquecerse  en  una  colección  de  tradiciones  populares, 
referentes  á  todas  las  regiones  de  la  península  española. 

Es  indudable  que  independiente  de  los  grandes  hechos  de  la  historia,  encier- 
ran todas  las  provincias  una  serie  de  tradiciones  mas  ó  menos  interesantes  y 
verosímiles,  escritas  unas  ó  trasmitidas  las  mas  de  padres  á  hijos,  y  conserva- 
das á  través  de  los  siglos  y  las  generaciones,  que  constituirán  siempre  el  1  ibro 
mas  querido  de  los  pueblos. 

Esta  colección  de  Tradiciones  españolas  ha  comenzado  por  las  de  la  pro- 
vincia de  Valencia,   recogidas  y  redactadas  por  un  laborioso   escritor,    que  de 


(l)  La  obra  forma  un  volumen  en  4.°  prolongado,  de  394  páginas,  buen  papel  y  clara  impresión, 
y  se  halla  de  venta  en  las  principales  librerías  al  precio  de  seis  pesetas  ejemplar. 

C2)  Un  tomo  en  8."  de  148  páginas.  Precio:  6  rs.  en  rústica  y  8  en  tela.  Por  íuscricion  cues- 
tan 4  rs.  y  6  respectivamente  los  tomos  de  la  Biblioteca  Etuiclopidica  Popular,  y  se  suscribe  en 
su  Administración,  calle  del  Dr.  Fourquet,  7,  Madrid. 


336  REVISTA    DE    VALENCIA. 


pocos  años  á  esta  parte  ha  consagrado  su  actividad  al  estudio  de  la  historia  va- 
lenciana. Nos  referimos  á  D.  Juan  B.  Perales,  de  cuya  continuación  de  la  Cró- 
nica de  Escolano  hemos  tenido  ocasión  de  ocuparnos  en  el  primer  volumen  de 
esta  Revista. 

La  presente  obra  del  Sr.  Perales  contendrá  dos  tomos;  el  que  tenemos  á  la 
vista  comprende  las  siguientes  tradiciones: 

Adon  Hiram. — Indivil  y  ¡\Iandonio. — La  virtuosa  Lauronesa. — El  mesón  de 
la  calle  de  Sagunto. — La  madre  hambrienta. — El  príncipe  Hermenegildo. — Tras- 
lación del  cuerpo  de  San  Vicente  Mártir. — La  escala  de  la  doncella. — La  Zaidía. 
—La  puerta  de  Valldigna. — La  plaza  de  San  Francisco. 

El  segundo  tomo  comprenderá  Tradiciones  posteriores  á  la  reconquista. 

En  este  trabajo  literario  el  Sr.  Perales  no  pretende  hacer  trabajos  de  inves- . 
tigaciones  históricas;  limítase  á  tomar   de  las   tradiciones   algunos  hechos  que 
ofrecen   interés   dramático,   y   los   convierte  en  agradables  historietas,  conser- 
vando su  fondo  tradicional,  y  añadiéndoles  detalles  que  contribuyan  á  presentar 
viva  la  acción. 

Para  muestra  de  estos  episodios  históricos  ó  legendarios,  útiles  para  populari- 
zar el  conocimiento  de  los  pasados  sucesos,  insertamos  en  este  mismo  número 
una  de  las  tradiciones  contenidas  en  el  volumen  que  examinamos. 


COMBINACIONES  CIRCULARES,  por  el  P.  Salvador  Puchades,  sacer- 
dote  de  las  Escuelas  Pías  de  Valencia.  Valencia.  Imprenta  de  M.  Alufre. 
1882  (i). 

Este  opúsculo  tiene  pocas  páginas,  pero  ofrece  notable  interés  para  los 
estudios  matemáticos.  El  autor,  después  de  algunas  indicaciones  preliminares, 
establece,  con  suma  claridad  y  exactitud,  los  tipos  de  pennntac iones,  el  níiniero 
de  permutaciones  de  cada  uno  de  ellos,  y  sus  permutaciones  circulares,  pasando 
enseguida  á  hallar  la  fórmula  general  de  ¡as  permutaciones  circulares  diferentes, 
la  cual  aplica  á  un  problema  interesante.  Hallada  la  fórmula  general  que  resuelve 
el  problema,  y  puestos  varios  ejemplos,  examina  las  combi>iaciones  contenidas 
en  otras  combinaciones,  cuyo  estudio  le  lleva  como  por  la  mano  á  sentar  y  de- 
mostrar un  teorema  tan  nuevo  como  elegante.  Este  nuevo  teorema,  que  él 
llama  de  las  combinaciones,  lo  aplica  de  varias  maneras  á  variedad  de  casos  de 
carácter  general,  y  luego  desciende,  para  mayor  ilustración,  á  casos  par- 
ticulares. 

Termina  el  opúsculo  con  un  apéndice,  que  contiene  la  demostración  elemen- 
tal de  algunas  propiedades  del  triángulo. 


(1)     Un  folleto  de  28  páginas  en  8. 


Valencia.  Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48. — 1882. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."     [ULIO    DE     1882. 


COSAS  AÑEJAS, 


UN     CAUDILLO     MORELLANO. 


|.\  montuosa  región  que  Morella  domina  desde  el  vértice  de  su  cónico 
emplazamiento,  aquellos  peñascosos  riscos  á  cuyo  abrigo  aun  vegetan 
añosas  y  robustas  encinas  y  corpulentos  robles,  si  bien  en  número  y 
extensión  menor  de  lo  que  convenia,  bordeando  los  escalonados  y  desiguales 
campos  donde  penosamente  siembra  y  recoge  exiguo  sustento  el  sobrio  labrador 
que  habita  en  ellos,  llevan  en  sí  un  sello  de  dureza,  como  reflejo  de  su  composi- 
ción geológica  y  déla  influencia  de  los  rigores  del  clima,  diametralmente  opuesto 
al  perfecto  nivel  y  dilatado  horizonte,  á  la  suavidad  del  terreno,  grata  tempe- 
ratura y  exuberante  vegetación  de  que  vive  rodeado  el  laborioso  labrador  de  la 
huerta  de  Valencia.  Unos  y  otros  hablan  el  lemosin,  fraternizando  en  el  lenguaje 
materno,  como  fraternizan  en  lo  histórico  de  su  origen  y  vicisitudes.  Ora  se  les 
juzgue  descendientes  de  atrevidos  navegantes  griegos,  de  colonos  romanos,  ó 
mas  modernamente  de  aguerridos  soldados  del  Cid,  de  D.  Blasco  de  Alagon  ó 
del  gran  Jaime  I,  revelan  en  su  semblante,  por  lo  general  de  bien  detalladas  fac- 
ciones, y  en  la  gentileza  de  su  apostura,  ingénita  en  los  naturales  de  todo  pais 
quebrado,  una  elevación  de  espíritu  y  una  prontitud  y  seguridad  en  la  acción,  que 
los  hace  simpáticos,  así  como  lo  selvático  de  la  región  en  que  viven,  cautiva  la 
admiración  de  todo  observador. 


338  REVISTA    DE    VALENCU. 


El  extenso  territorio  á  que  nos  referimos,  ha  llegado  á  casi  los  dos  tercios 
de  nuestro  siglo,  cerrado  á  toda  comunicación  regular:  cruzado  solo  de  intransi- 
tables sendas  de  herradura,  y  sin  ser  apenas  frecuentado  ni  conocido,  excepción 
hecha  de  las  épocas  de  guerras  civiles,  de  tristísimo  recuerdo,  en  que  ha  servido 
de  baluarte  natural  para  la  resistencia  y  la  tenacidad  de  causas  desesperadas. 
Hoy,  que  excelentes  vias  de  comunicación,  como  queriendo  borrar  los  regueros  de 
la  sangre  fratricidamente  derramada,  han  abierto  y  franqueado  el  paso  con  pin- 
toresco trazado  á  través  de  tortuosos  barrancos  y  empinados  cerros;  y  que  el 
frecuente  trato  y  la  recíproca  comunicación  hacen  conocer  en  lo  material  por 
todos  medios  la  comarca  morellana,  no  se  consigue  menos  con  las  impor- 
tantes publicaciones  de  su  historia,  las  de  sus  hijos  ilustres  y  de  otros  ramos,  tra- 
bajos todos  de  bien  templadas  y  competentes  plumas,  que  literariamente  vindi- 
can el  olvido  sufrido  por  aquella  escondida  región.  Empresas  laudables,  á 
cuyos  autores  felicitamos  con  entusiasmo,  y  de  quienes  nos  parece  de  justicia  se- 
guir el  ejemplo,  sin  ánimo  de  originar  competencia,  para  compilar  algunas  no- 
ticias de  un  distinguido  morellano,  de  quien  por  falta  de  datos  concretos  ú  otras 
causas  involuntarias,  no  se  han  ocupado  con  el  merecido  detenimiento. 

Radicó  en  Morella,  desde  la  época  de  la  reconquista,  la  familia  de  Ciurana, 
procedente  del  castillo  y  lugar  de  este  nombre  en  las  montañas  de  Cataluña.  En 
recompensa  de  la  continuada  serie  de  servicios  de  los  de  este  apellido,  Gonzalo 
Ciurana  fué  heredado  en  una  casa  sita  en  la  plaza  llamada  deis  Tarascons,  en 
dicha  villa;  y  la  desahogada  posición  que  alcanzaron  este  y  otros  de  su  familia, 
la  revelan  las  adquisiciones  sucesivas  de  varios  predios  rústicos  en  aquellas  cer- 
canías por  los  años  de  124Ó  á  1268,  cuyos  pergaminos  existen  entre  la  titula- 
clon  de  alguna  de  las  fincas  que  les  pertenecieron.  Mosen  Febrer  dedicó  una  de 
sus  célebres  trobas  á  reseñar  el  escudo  de  armas  y  los  servicios  y  premios  de 
Benito  Ciurana,  coincidiendo  nuestros  datos  con  algimos  de  los  aducidos  por 
aquel  autor,  y  dejando  libre  dicha  troba  de  la  sospecha  de  anacronismo  y  aun  de 
originalidad,  que  sus  comentadores  ó  editores  atrajeron  por  intereses  secundarios 
sobre  la  poética  é  histórica  obra  del  heráldico  escritor. 

Ilustre  miembro  de  esta  esclarecida  familia  fué  D.  Berenguer  de  Ciurana  y 
Rosell,  que  es  el  caudillo  á  quien  se  consagra  este  artículo.  Su  padre  D.  Jaime 
Ciurana  fué  caballero  de  Santiago,  y  sirvió  de  paje  al  infortunado  D.  Carlos,  prín- 
cipe de  Viana,  durante  su  encarcelamiento  en  el  castillo  de  Morella,  cerca  del 
año  1461.  No  puede  precisarse  la  fecha  del  nacimiento  de  D.  Berenguer,  ni 
aun  la  de  su  casamiento,  pues  los  libros  mas  antiguos  de  bautismos  y  desposo- 
rios de  la  Parroquia  Mayor  de  aquella  villa,  solo  datan  desde  1535  el  de  los  pri- 
meros, y  desde  1568  el  de  los  segundos,  posteriores  en  casi  mas  de  una  genera- 
ción al  personaje  de  nuestro  relato.  Sin  embargo,  no  es  aventurado  asegurar 
que,  aun  concediéndole  sobre  60  años  de  vida,  conocido  como  es   el  dia  de  su 


UN    CAUDILLO    MORELLANO. 


339 


,s 


fallecimiento,  su  natalicio  debió  ocurrir  por  los  años  1475,  y  su  primer  casa 
miento  al  finalizar  la  centuria.  Casó  en  primeras  nupcias  con  Doña  Bárbara  Mo- 
ragúes,  dama  digna  de  mención  por  haber  soportado  las  prolongadas  y  penosa' 
ausencias  que  el  carácter  batallador  y  guerrero  de  su  consorte  le  imponía,  y  cjue 
no  por  ser  de  resultados  gloriosos  y  extraordinarios,  podian  disipar  el  dolor  v 
sinsabores  de  la  separación.  La  segunda  vez  contrajo  matrimonio  con  Doña  Ca- 
talina Argent,  que  le  sobrevivió,  aunque  sin  dejar  sucesión. 

El  mas  remoto  documento  honorífico  que  poseemos  de  nuestro  D.  Beren- 
gxier,  es  el  real  despacho  pergamíneo  con  firma  autógrafa  de  D.  Fernando  el  Ca- 
tóhco,  expedido  en  Toro  á  3o  de  Marzo  de  1505,  en  el  que  por  fallecimiento  de 
Jaime  Montó  y  Ram,  fué  nombrado  Baile  de  Morella,  con  todas  las  preeminen- 
cias y  atribuciones  con  que  su  predecesor  lo  habla  sido  desde  1494.  notán- 
dose, en  prueba  de  la  importancia  representativa  y  no  pecimiaria  de  este  oficio, 
que  solo  tenia  de  salario  15  libras;  esto  es,  56  pesetas  48  cents,  al  año.  Consta 
que  ya  estaba  en  ejercicio  de  su  autoridad  en  12  de  Mayo  del  mismo  año,  y 
la  continuó  ejerciendo  toda  su  vida,  que  no  terminó  hasta  el  24  de  Febrero 
de  1545- 

A  poco  de  posesionarse  de  su  cargo  y  de  la  alcaidía  del  famoso  castillo  de 
Morella,  que  le  estaba  aneja,  tuvieron  lugar  las  empresas  navales  contra  Mazar- 
quivir  y  Or^n,  que  acometió  y  llevó  á  cabo  el  gran  genio  del  Cardenal  D.  Fran- 
cisco Ximenez  de  Cisneros,  que  avezado  á  los  magnánimos  ejemplos  de  Doña 
Isabel  y  D.  Fernando,  supo  regir  en  persona,  á  impulsos  de  aquel  gran  corazón 
abrasado  de  patriotismo,  bajo  la  encendida  púrpura  cardenalicia.  Al  anunciarse 
de  nuevo  empresas  análogas,  confiadas  al  acreditado  almirante  el  conde  Pedro 
Navarro,  so  color  de  amparar  al  destronado  Muley-Abdalla,  pero  con  ánimo  de 
que  en  los  dominios  berberiscos  prevaleciese,  como  una  alta  política  aconsejaba, 
la  influencia  de  la  nación  española,  D.  Berenguer  Ciurana,  entusiasmado  por  lo 
colosal  de  la  empresa,  y  ávido  de  la  gloria  que  reportaba,  concibió  y  llevó  á  cabo 
una  idea  singular,  tanto  mas  notable  cuanto  que  era  nacida  entre  montañas  dis- 
tantes de  las  costas  y  los  puertos,  donde  es  difícil  la  noción  de  naves  ni  aventuras 
marítimas;  y,  sin  embargo,  su  carácter  le  impulsó  á  seguir  la  armada  con  una 
nave  que  armó,  equipó  y  mantuvo  á  sus  costas,  mientras  duraron  aquellas  em- 
presas, no  vacilando,  para  llevarlo  á  efecto  y  procurarse  los  suficientes  recursos, 
en  desprenderse  de  la  mejor  y  mas  bien  pagada  posesión  que  tenia.  Ni  le  falta- 
ron, en  honor  sea  dicho  de  los  naturales  del  pais,  secuaces  valerosos  que 
se  alistaron  bajo  sus  órdenes,  para  formar  entre  la  gente  de  desembarco  y  guar- 
nición de  la  nave.  Fué  uno  de  ellos  Guillen  Cros,  notario  de  Morella,  á  quien 
debe  calificarse  de  constante  camarada  deD.  Berenguer,  y  con  quien  debió  unirle 
una  amistad  y  confianza  á  toda  prueba.  Son  raros  los  actos  públicos  de  este  que 
no  autorizara  la  fé  pública  que  tenia  encomendada  aquel. 


340  REVISTA   DE   VALENCIA. 


El  denodado  Ciiirana  se  halló  en  la  armada  del  conde  Pedro  Navarro  contra 
Mazarouivir,  llevando  por  su  segundo  á  Mosen  Gaspar  Despens  y  Cubells,  don- 
cel, vecino  de  Morella;  la  nave  que  montaba  era  conocida  por  la  del  Baile  de  Mo- 
relia,  y  después  de  aquella  brillante  empresa,  fué  á  recoger  el  refuerzo  prepa- 
rado en  Ibiza,  á  las  órdenes  de  Gerónimo  Vianelo,  haciéndose  de  nuevo  á  la  vela 
el  1."  de  Enero  de  1510.  El  desembarco,  asalto  y  toma  de  Bujia  tuvo  lugar  á 
los  seis  dias,  y  la  ciudad  fué  saqueada:  seguidamente  se  acometió  el  campamento 
enemigo,  distante  ocho  leguas,  y  desbaratado  el  ejército  contrario,  Muley  Ab- 
dalla,  soltándose  de  su  prisión,  se  amparó  del  vencedor,  y  Argel,  Túnez,  Tede- 
liz  y  Mostagán  volvieron   á  su  obediencia. 

Cupo  á  D.  Berenguer  en  el  reparto  del  botin  una  esclava,  la  cual  conservó, 
y  con  el  tiempo  llevó  á  Morella,  donde  fué  bautizada  con  el  nombre  de  Juana. 
Mas  adelante  pasó  á  poder  y  servicio  del  muy  noble  Frey  D.  Gerónimo  Pardo  de 
la  Casta,  Comendador  mayor  de  la  Orden  militar  de  Montesa,  en  cuyo  hecho 
apoya  este  la  declaración  razonada  que  prestó  en  1550,  en  crédito  de  los  ser- 
vicios de  los  Ciurana. 

La  peste  comenzó  á  cebarse  en  la  armada:  una  de  las  víctimas  fué  el  more- 
llano  D.Tomás  Despens  y  Cubells,  hermano  de  Mosen  Gaspar,  el  cual  servia  en 
la  nave  de  D.  Berenguer:  esta  calamidad  obligó  al  conde  Pedro  Navarro  á  salir  el 
7  de  Julio  de  aquel  año  y  tomar  la  vuelta  de  Favagnana,  isleta  próxima  á  Trapani. 
Allí  recibió  el  refuerzo  de  once  galeras  y  otros  bajeles,  que  acudieron  de  Ñapóles, 
reuniendo  con  esto  bajo  su  insignia  hasta  14.000  hombres.  Dirigióse  contra  Trí- 
poli, alzada  también  con  su  jeque  en  rebelión:  desembarcó  su  gente,  y  repartida  en 
dos  cuerpos,  entró  en  la  pelea,  que  fué  muy  brava;  en  dos  horas  que  duró  murie- 
ron sobre  5.000  moros,  y  se  entró  á  escalas  vistas  en  la  ciudad,  siendo  luego  en- 
tregada al  saqueo. 

Estaba  muy  avanzado  el  verano,  cuando  D.  García  de  Toledo,  con  7.000  hom- 
bres, se  hizo  á  la  vela  desde  Málaga,  para  reunirse  en  Trípoli  con  Navarro  y  asu- 
mir el  mando  de  la  expedición  preparada  contra  los  Gelvez,  también  rebelados 
contra  su  legítimo  rey:  partieron  con  toda  celeridad,  y  el  miércoles  28  de  Agosto 
arribaron  y  desembarcaron  en  la  isla  y  tierra  firme  inmediata,  sin  impedimento  al- 
guno. 

El  ardid  de  los  moros  y  el  denodado  arrojo  de  D.  García,  ocasionaron  el  desas- 
tre, que  este  pagó  con  su  vida,  fracasando  la  intentada  conquista;  Navarro,  con- 
forme á  la  orden  que  tenia ,  envió  á  Ñapóles  las  galeras  de  aquella  proceden- 
cia, y  navegó  hacia  Trípoli  con  las  demás.  Corrió  fortuna  por  espacio  de  ocho 
dias,  y  llegó  al  puerto  el  19  de  Setiembre;  para  su  guarda  dejó  3.O0O  hom- 
bres y  despidió  los  demás,  conservando  solo  4.000  hombres  y  el  resto  de  su  ar- 
mada para  correr  la  costa  de  África:  mas  el  tiempo  le  fué  contrario  y  se  vio  obli- 
gado á  invernar  en  la  isla  de  Lampedusa,  en  las  costas  de  Sicilia. 


UN   CAUDILLO    MORELLANO.  3-1.1 


Ciurana,  al  ser  despedida  la  armada,  se  retiró  con  su  nave,  sin  haber  dejado 
jamás  de  seguirla  en  aquellas  conquistas,  hasta  que  el  conde  Pedro  Navarro,  pa- 
sando á  Italia,  dice  un  testigo  (l)  perdió  la  armada.  Estos  servicios  i'ueron  á  su 
cuenta  y  riesgo,  tanto,  que  en  apoyo  de  su  dicho,  el  mismo  deponente  afirma  que 
poseia,  por  haberla  comprado  á  D.  Berenguer,  la  casa  de  este  en  la  plaza  deis 
Tarascons  de  Morella;  y  que  después  de  haberla  vendido  mostró  arrepentirse, 
porque  procedía  de  merced  real  que  uno  de  los  reyes  de  Aragón  hizo  á  un 
antepasado  suyo  por  razón  de  conquista. 

Estos  y  muchos  otros  pormenores  se  deducen  de  la  información  aludida,  y 
que  en  virtud  de  reales  cartas  de  los  reyes  de  Hungría  y  de  Bohemia  D.  Maxi- 
miliano y  Doña  María,  esta  regente  y  lugar-teniente  de  los  reinos  de  España, 
por  su  hermano  el  Rey  y  Emperador  Carlos  I,  dirigidas  al  Maestre  racional  y  al 
Baile  general  del  reino  de  Valencia,  desde  Valladolid  á  26  de  Octubre  de  1550, 
suministró  D.  Juan  Antonio  Ciurana  y  Ciurana,  nieto  de  D.  Berenguer,  en  cré- 
dito de  los  servicios  de  su  familia,  deponiendo  en  ella  muy  respetables  personas, 
testigos  oculares  los  mas  de  determinados  hechos.  El  traslado  de  que  nos  va- 
lemos está  sacado  de  los  libros  registros  de  la  Bailía  general  por  Miguel  Juan 
Rodríguez  in  Diversorum  ValF-  fol.  CXXXXIV. 

En  1511  entró  en  Morella  D.  Berenguer  con  la  satisfacción  propia  del  triunfo 
y  el  noble  orgullo  de  haber  contribuido  personalmente  al  éxito  de  aquellas 
proezas:  llevaba  como  trofeo  vivo  de  sus  victorias  la  joven  esclava  que  hemos 
mencionado,  sin  otros  muchos,  que  las  vicisitudes  de  los  tiempos  han  hecho  des- 
aparecer; pues  se  ha  conservado  memoria  en  la  villa  hasta  de  las  armaduras  de 
este  caudillo,  que  parece  eran  nieladas  de  oro  y  azul,  y  de  las  que  existieron  va- 
rias piezas  hasta  la  época  de  la  invasión  francesa. 

Pocos  años  se  mantuvieron  ociosas  esas  armas,  ni  en  reposo  el  aguerrido  es- 
píritu de  Ciurana.  La  muerte  deD.  Fernando  el  Católico  y  el  advenimiento  al 
trono  de  D.  Carlos  I,  con  las  complicaciones  y  descontento  que  se  originaron  de 
ello,  trajeron  la  azarosa  época  de  las  Gemianías  del  reino  de  Valencia  con  todas 
las  consecuencias  y  desastres  consiguientes  á  una  guerra  civil.  Morella ,  villa 
real  y  con  voto  en  Cortes,  desde  antiguo  y  en  todo  tiempo  permaneció  fiel  á  los 
predecesores  del  joven  príncipe  que  ascendía  al  trono,  y  quiso  continuar  en  su 
obediencia  y  fidelidad,  sin  adherirse  al  movimiento  de  Valencia,  "por  cuanto  en 
"ella  se  hacia  cumplida  justicia  sin  haber  personas  que  la  contuviesen,  ni  ningún 
"barón  ó  señor  de  sus  contornos  lexausaba  la  menor  demasía  (2)".  El  célebre  Gui- 
llem  SoroUa,  Vicente  Mocholi  y  Francisco  Deona,  síndicos  y  enviados  especiales 


{\)     D.    Gaspar  DcspL-ns  y  Cubells. 

(2)     Crónica  particular  de  Morella  duraniv.-  la  rebelión  de  las  Gemianías  del  reino  de  Valencia, 
M.  S. 


3^2  REVISTA   DE    VALENCIA. 


con  credencial  de  los  Trece  de  Valencia,  visitaron  la  villa,  instando  á  sus  mora- 
dores á  agermanarse;  pero  sus  proposiciones  fueron  rechazadas  por  las  razones 
antes  dichas;  y  al  punto  que  los  emisarios  partieron,  la  justicia  y  jurados  convo- 
caron á  todos  los  hombres  de  bien  de  la  villa,  y  se  determinó  el  armamento 
para  defenderse  de  cualquiera  agresión. 

La  elección  de  capitán  tuvo  lugar  el  20  de  Agosto  de  1520,  y  recayó  en  el 
Baile  D.  Berenguer  Ciurana,  cuyo  carácter  y  condiciones  le  hacian  idóneo  para 
semejante  cargo.  Su  camarada  de  Berbería  Guillermo  Cros  fué  enviado  á  Zara- 
goza para  proveerse  de  armas,  tambores  y  banderas,  y  recibidas  que  fueron,  los 
morellanos  se  dedicaron  afanosos  á  instruirse  en  su  manejo  y  en  evoluciones  mi- 
litares, probando  esta  previsión  el  genio  militar  y  la  práctica  de  guerra,  de  su 
recien  electo  capitán:  "Comenzaron  á  ejercitarse  en  ellas,  dice  la  crónica  citada, 
"con  tan  buena  voluntad  y  ánimo,  que  era  cosa  de  maravillarse  del  firme  pro- 
"pósito  é  innata  lealtad  que  mostraban  todos.,, 

Una  de  las  primeras  hazañas  de  esta  bisoña  tropa,  fué  la  sorpresa  de  Villa- 
franca,  Portell  y  Forcall  ejecutada  en  una  noche,  merced  á  una  marcha  forzada 
de  diez  y  seis  horas:  estos  tres  lugares  correspondían  á  la  jurisdicción  de  More- 
Ua;  y  la  sorpresa  tuvo  por  objeto  apresar  los  cabezas  ó  capitanes  de  la  Gemia- 
nía formada  en  ellos;  golpe  de  audacia  que  se  llevó  á  efecto,  si  bien  andando 
el  tiempo  sobreseyeron  en  el  proceso  que  instruían,  medíante  carta  que  les 
dirigió  el  Gobernador  del  reino  de  Valencia. 

Menos  pacíficos  algunos  de  San  Mateo,  instigados  por  una  mala  voz,  se  des- 
mandaron y  acometieron  la  casa  del  administrador  de  aquella  encomienda,  á 
quien  y  á  su  criado,  aunque  indefenso,  dieron  muerte,  atemorizando  á  la  parte 
sensata  de  la  población.  La  noticia  de  este  atropello  voló  á  Morella,  y  su  bandera 
corrió  á  donde  peligraba  el  orden,  como  sin  connivencia  previa  lo  hacia  desde 
Benicarló  el  Comendador  mayor  D.  Francisco  Despuíg,  que  mandaba  en  gefe 
las  fuerzas  leales  de  aquella  comarca,  llamada  Maestrazgo  viejo  de  Montesa. 
El  correo  que  este  despachó  á  Morella  para  que  acudiese  la  gente  de  amias 
de  la  villa,  la  encontró  ya  en  el  camino,  en  el  quebrado  barranco  de  Vallibana, 
que  servia  de  carretera  ó  vía  de  comunicación  entre  ambas  poblaciones:  sobre  la 
marcha,  el  experto  D.  Berenguer,  con  puntualidad  militar,  contestó  por  escrito  al 
Comendador  mayor,  el  punto  y  hora  donde  se  hallaría  al  amanecer  del  siguiente 
día,  que  era  el  21  de  Junio. 

Verificólo  así,  y  cambiados  los  saludos  y  arganizado  el  plan  estratégico,  se  le 
encomendó  el  ataque'por  la  parte  de  Chert,  que  dada  la  señal,  acometió  con  de- 
nuedo, mientras  las  demás  fuerzas  lo  verificaban  por  otros  puntos.  Seis  horas 
duró  el  combate,  que  terminó  incendiando  la  puerta  y  penetrando  en  la  pobla- 
ción. Los  mas  comprometidos  de  los  sitiados  se  hicieron  fuertes  en  la  torre  de  la 
iglesia  parroquial. 


UN    CAUDILLO    MORELLANO.  848 


Reunido  al  punto  el  consejo  de  guerra  para  continuar  el  asedio  de  esta,  ó 
levantarlo,  por  la  posibilidad  de  que  aquellos  fuesen  socorridos,  prevaleció  el 
animoso  arranque  del  Baile  de  Morella,  cuyo  voto  fué  de  que  si  no  habia  otra 
bandera  que  se  encargara,  él,  con  la  suya,  se  ofrecia  á  dar  rendida  la  torre  antes 
de  tres  dias.  Este  alarde  de  valor  disipó  todas  las  vacilaciones  ,  y  aceptado  el 
ofrecimiento,  se  dispuso  á  cumplirlo.  Los  del  consejo  le  dieron  desde  luego  todo 
el  despojo  que  dentro  de  la  torre  hubiera,  y  los  vecinos  honrados  le  presenta- 
ron en  el  acto  doscientos  ducados  para  agasajo  a  los  que  mas  se  distinguiesen,  de 
los  que  solo  aceptó  cincuenta,  con  este  objeto,  y  se  le  hizo  presente  de  un  rico 
azafate  de  plata.  D.  Berenguer  sobrepujó  en  esta  ocasión  con  su  genio  y  peri- 
cia militar  á  los  demás  capitanes  y  gente  de  guerra  que  allí  concurrieron;  reve- 
lando bien  su  competencia  en  el  arte  el  ardid  que  empleó  para  batir  la  torre, 
disponiendo,  con  fuertes  maderos,  un  mantelete  capaz  de  resguardar  á  veinte 
hombres,  con  el  que,  auxiliado  del  fuego  que  hacian  sus  escopeteros  desde  las 
casas  circunvecinas,  se  aproximaron  al  pié  del  campanario,  á  cuya  puerta,  que 
dá  al  exterior  de  la  iglesia,  pusieron  fuego,  y  arrojando  dentro  gran  cantidad 
de  haces  de  paja  encendidos,  obligaron  á  los  sitiados  á  entregarse  á  discreción, 
no  obstante  la  desesperada  resistencia  que  hacian,  así  con  armas  de  fuego,  como 
arrojando  sobre  el  mantelete  hasta  las  piedras  de  sillería  de  lo  alto  de  la  torre. 
Dio  libertad  á  las  mujeres  y  niños  allí  refugiados,  y  puso  los  prisioneros  á  dis- 
posición del  capitán  general  de  aquellas  fuerzas;  y  dando,  en  alarde  triunfal,  una 
vuelta  por  la  plaza,  volvió  la  bandera  á  la  casa  del  señor  de  Villores,  donde  se 
hospedaba  Ciurana:  y  "porque  el  general  dio  un  poco  de  sinsabor,  así  se  expresa 
"la  crónica,  á  los  de  Morella  sobre  la  bandera  de  la  hermandad  de  San  Mateo 
"cogida  en  la  torre,  el  capitán  (Ciurana)  en  el  acto  ú.  tambor  batiente  salió  de 
"la  villa  y  regresó  á  Morella."  Estas  textuales  frases  demuestran  elocuentemente 
el  temple  de  alma  de  nuestro  morellano  y  de  su  gente. 

Retrájol^s  esta  desavenencia  en  su  empinada  villa  algún  tiempo,  mante- 
niéndose en  una  actitud  defensiva  y  expectante  mientras  la  fortuna,  siempre 
mudable,  de  la  guerra,  daba  en  otras  partes  del  reino  la  victoria  á  los  agerma- 
nados,  y  el  Virey  D.  Diego  Hurtado  de  Mendoza,  conde  de  Melito,  se  veia  re- 
ducido á  ampararse  en  Denia  y  bajo  sus  almendrales  durante  un  año,  dia  por 
dia. 

La  penuria  y  escaseces  con  que  se  sostenía  la  contienda  proporcionó  á  Don 
Berenguer  ocasión  de  patentizar  su  desprendimiento  y  los  recursos  de  que  dis- 
ponía. El  Comendador  mayor  de  Montesa,  gefe  principal  de  las  fuerzas  en  el 
Maestrazgo,  se  vio  en  el  conflicto  de  haberle  de  pedir  prestada  la  suma  que 
ahora  parece  exigua,  de  45  libras  4  sueldos  de  moneda  valenciana,  esto  es,  167 
pesetas  66  céntimos;  si  bien  en  aquellas  circunstancias  fuera  importante,  y  otras 
consideraciones  aumentasen  su  entidad.  Muerto  el  Comendador,  su  hermano  el 


344  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Maestre  Frey  Bernardo  Despuig  otorgó  reconocimiento  de  la  deuda,  por  despa- 
cho dado  en  el  castillo  de  Montesa  á  17  de  Mayo  de  1536,  prometiendo  que  á 
toda  hora  que  se  cobrase  del  regio  Erario  alguna  cantidad  de  las  que  era  en  de- 
ber al  difunto  por  los  gastos  de  aquel  tiempo,  seria  la  primera  á  cancelarse  esta 
deuda,  por  haber  sido  contraída  para  la  reducción  del  reino  á  la  obediencia  de 
S.  M.  y  no  corresponder  solventarla  ni  al  tesoro  de  la  Orden  ni  al  peculio  del 
Comendador  mayor. 

El  3o  de  Junio  de  1521,  habiendo  amagado  á  Catí  las  fuerzas  de  los  ager- 
inanados,  dirigidas  al  Maestrazgo  á  las  órdenes  de  Miguel  Estellés,  como  ca- 
pitán general,  acordó  Morella  que  D.  Berenguer,  con  200  hombres,  marchase 
á  hacerle  frente,  quedando  400  mas  para  custodiar  la  villa:  hízolo  así,  lle- 
vando la  bandera  su  alférez  Pedro  Sancho ,  ocupando  los  pasos  y  desfiladeros 
convenientes.  Estellés,  poco  diestro  en  estrategia,  avanzó  demasiado  en  el  pais, 
que  no  podia  considerar  como  amigo:  el  cebo  del  botin  obtenido  en  el  saqueo 
de  la  morería  de  Alcalá  de  Chisvert  y  otros  lugares,  relajó  bastante  su  ejército; 
y  el  Duque  de  Segorbe,  con  denodado  ánimo,  le  cortó  la  retirada  en  las  marjales 
de  Oropesa.  Ciurana,  que  la  madrugada  de  aquel  dia  8  de  Julio  habia  ocupado 
á  Borriol  con  su  bien  dispuesta  gente,  forzó  la  marcha  para  acudir  á  tiempo  á 
la  pelea;  esta  fué  tan  breve  como  eficaz,  y  no  pudo  ya  tomar  parte  en 
ella:  pero  "hízoles  el  señor  Duque  mucho  agasajo  alojándolos  á  su  voluntad,, 
dice  la  crónica. 

Situado  el  ejército  del  Duque  en  Nules,  engrosado  con  las  fuerzas  del  Co- 
mendador mayor  y  de  D.  Luis  Boteller,  el  Virey  confió  á  D.  Berenguer  el 
importante  cargo  de  pagador  del  ejército  real,  sin  dejar  la  capitanía  de  Morella: 
poseemos  las  instrucciones  auténticas  que  le  dio  por  escrito  desde  Peñíscola, 
fechadas  en  5  de  Setiembre  de  dicho  año,  y  refrendadas  por  su  secretario  Fran- 
cisco Celles. 

Esta  misión,  de  gran  importancia,  era  reconocimiento  tácito  de  la  aptitud  mi- 
litar del  agraciado  para  clasificar  y  retribuir  las  diferentes  fuerzas  alH  congregadas; 
las  facultades  que  deja  á  su  discreción  y  cautela,  con  el  especial  encargo  de  que 
"á  todo  se  puede  dar  asiento,  conservando  siempre  el  campo  (ejército)  de  ma- 
"nera  que  no  se  deshaga,"  atestiguan  la  no  \'ulgar  competencia  en  cosas  de 
guerra,  y  la  respetabilidad  y  aptitud  que  reuuia  Ciurana  para  el  delicado  en- 
cargo que  se  le  confiara. 

El  consejo  de  capitanes  que  reunió  el  Duque  de  Segorbe  en  Almenara 
para  presentar  batalla  al  ejército  agermanado  de  Valencia,  que  mandaba  el  Ju- 
rado Jaime  Ros,  decidió  que  así  se  hiciese  tan  luego  como  el  enemigo  estu- 
viese á  la  vista;  y  en  atención  á  su  proximidad,  se  acordó  que  aquella  noche 
diese  la  guardia  la  capitanía  de  Morella,  por  ser  gente  mas  de  fatiga.  Al 
siguiente  dia,   avisados  los  contrarios,  "la  bandera  de   Morella  y  la  de  Onda 


UN    CAUDILLO    MORELLANO.  345 


"promovieron  cuestión  sobre  cuál  de  las  dos  iría  en  la  vanguardia El  Du- 

"que  dividió  la  gente  en  tres  cuerpos  de  á  500  hombres  cada  uno,  y  dio  la  van- 

"guardia  á  la  bandera  de  Morella,  de  que  era  capitán  D.  Berenguer  Ciurana 

"AI  grito  de  "victoria"  se  dio  la  arremetida,  siendo  los  primeros  en  el  choque 
"los  de  Morella,  y  cargaron    tan  denodadamente   que  arrollaron  las  primeras 

"filas y  los  enemigos,  dejando  caer  todos  las  picas,  se  declararon  en  fu^a. 

"La  bandera  de  Morella  íbales  siempre  al  alcance y  los  siguió,  con  otra  de 

"Castellón,  hasta  el  arrabal  de  Murviedro ,  donde  hicieron  alto  debajo  de  unas 
"moreras,  como  una  media  hora,  y  luego  poco  á  poco  se  volvieron  por  el 
"camino  real." 

Habiendo  reunido  mayores  refuerzos  el  Virey,  que  desde  el  14  al  21  de  Se- 
tiembre se  habia  trasladado  á  Nales,  tomó  el  mando  del  ejército  real.  Murvie- 
dro se  le  rindió  por  confabulación,  y  para  ocuparlo,  el  Maestre  racional  Don 
Juan  Escrivá  de  Romaní,  que  habia  intervenido  en  los  tratos,  tomó  de  noche 
cuarenta  hombres  de  Morella,  con  su  capitán  Ciurana  y  su  alférez  Pedro  San- 
cho, llevando  la  bandera  enfundada,  y  subió  al  castillo,  no  sin  riesgo,  porque 
no  todos  los  de  la  villa  estaban  conformes  en  la  entrega.  Dos  dias  después,  el 
Virey,  con  todo  el  ejército,  vino  á  Murviedro,  y  subió  á  la  fortaleza,  donde 
"hizo  llegar  á  Mosen  Berenguer  Ciurana  y  á  Mosen  Damián  de  Monserrat,  ca- 
"pitanes  de  Morella,  y  les  encomendó  el  castillo,  encargándoselo  mucho.  Pa- 
"reció  bien  al  Virey  y  demás  señores  del  campo,  que  debia  quedar  en  Mur\-ie- 

"dro  alguna  guarnición y  acordaron  que  las  dos  compañías  de  Morella,   por 

"ser  de  confianza,  permaneciesen  allí;  y  así  lo  dijeron  á  dichos  capitanes;  á  lo 
"que  estos  contestaron  que  pues  cumplía  al  servicio  de  S.  M.  eran  gustosos 
"en  ello."" 

Esta  segunda  compañía,  ó  bandera  de  Morella,  capitaneada  Dor  D.  Damián 
Monserrat,  era  parte  de  los  400  hombres  que  vimos  retuvo  aquella  villa  para 
su  defensa,  cuando  envió  á  D.  Berenguer  para  hacer  frente  al  ejército  de  Estellés. 
El  Virey,  en  carta  fechada  desde  Peñíscola  el  14  de  Setiembre  "porque  ya  se 
"aprietan  estas  cosas  para  llegar  al  cabo  de  ellas,"  mandó  al  Justicia  y  Jurados 
que  además  de  los  200  hombres  ordinarios  que  ya  estaban  en  el  ejército,  esco- 
giesen otros  tantos,  los  que  mejor  y  mas  hábiles  le  parecieran:  y  por  otra  carta 
despachada  en  Nules  á  2 1  de  Setiembre,  ordenó  que  sin  detenerse  un  punto 
viniesen  á  incorporarse  al  ejército  de  su  mando. 

No  precisa  la  crónica  que  seguimos  cuá:ndo  estas  compañías  de  Morella  de- 
jaron de  dar  la  guarnición  á  Mun'iedro:  pero  como  al  poco  tiempo,  y  merced  "á 
la  reunión  del  cuerpo  de  ejército  del  Marqués  de  los  Velez  con  el  del  Virey, 
este  ocupó  á  Valencia,  aposentándose  por  primera  vez  en  el  palacio  del  Real, 
debe  inferirse  que  cesando  la  causa,  aquel  castillo  fué  encomendado  á  otros 
guardas. 


346  REVISTA    DE    VALENCIA. 


En  breve,  y  al  disponerse  el  ataque  á  Alcira  desde  el  arrabal  de  San  Agus- 
tín, después  de  haber  pasado  el  rio  con  acertada  estrategia,  vuelve  á  encon- 
trarse al  capitán  Ciurana  y  su  bizarra  gente  en  los  puntos  de  mayor  peligro  y 
distinción. 

"Hizo  pregón  el  Virey  que  á  la  primera  bandera  que  entrase  en  la  cabeza 
"del  puente  de  San  Agustin  se  le  darían  doscientos  ducados.  La  brecha  estaba 

"alta,  como  á  diez  palmos  del  suelo,  mas  sobre  los  escombros  podia  subirse 

"Las  primeras  banderas  que  asaltaron  y  subieron  fueron  las  del  Comendador 

"mayor   de  Montesa,   la  del  capitán  Vilanova  y  la   del  capitán  Ciurana ha- 

"ciendo  dos  ó  tres  esfuerzos  se  aplanó  el  escombro  y  no  acabaron  de  subir;  y 
"visto  por  el  Virey  que  era  tiempo  perdido,  los  mandó  retirar." 

El  sitio  de  Alcira  duró  un  mes:  cuando  ya  la  artillería  habia  consumido 
todas  las  municiones,  y  la  gente  se  hallaba  cansada,  la  bandera  de  Morella,  con 
otras  cinco,  salió  de  noche  á  una  emboscada  para  cortar  el  paso  á  unos 
3.000  hombres  que  de  Játiva  iban  en  socorro  de  los  sitiados:  pero  cruzaron  el 
rio  dos  leguas  mas  arriba,  y  viendo  frustrado  el  objeto,  el  Virey  levantó  el  sitio 
y  marchó  contra  Játiva.  Dado  asalto  á  esta  ciudad,  sin  éxito,  se  entablaron  ne- 
gociaciones con  los  sitiados,  dándose  rehenes  por  ambas  partes:  el  caballeroso 
D.  Rodrigo  Hurtado  de  Mendoza,  marqués  de  Zenete,  lo  fué  por  parte  de  su 
hermano  el  Virey;  una  de  las  condiciones  puestas  por  los  sitiados,  para  evi- 
tarse el  saqueo,  era  la  de  que  el  ejército  fuese  despedido:  la  aceptó  y  cumplió 
con  demasiada  buena  fé  el  conde  de  Melito,  y  la  compañía  de  D.  Berenguer 
Ciurana  regresó  á  Morella. 

Los  parlamentos  para  la  rendición  de  Játiva,  duraron  hasta  entrado  el 
verano  siguiente,  el  de    1522,  con  tan  menguada  suerte  "que  á  no  ser    que 

"quiso  Dios  que  el  emperador  llegó el  Virey  se  perdiera  y  la  Gemianía  se 

"recobrara,  "'  dice  sintéticamente  la  crónica:  "Cuando  S.  M.  llegó,  mandó  á 
"todas  las  villas  reales  del  reino  que  luego  sin  tardanza  marcharan  al  campo 
"del  Virey  sobre  Játiva.  La  villa  de  Morella  concurrió  con  ICO  hombres,  que 
"no  se  le  pidieron  mas,  con  el  mismo  capitán  Mosen  Berenguer  Ciurana,  y  par- 

"tii)  de  la  villa  el  ló  de  Agosto.  Pasaron  gran   riesgo   híista  llegar  á  Játiva 

"se  rindió  la  ciudad  y  el  castillo,  y  como  S.  M.  habia  mandado  que  las  tropas 
"no  entraran  para  que  no  saqueasen,  el  Virey  tomó  la  gente  de  Morella  é  hizo 
"abrir  una  sola  puerta  y  se  la  encomendó,  rogándole  mucho  que  impidiese  entrar 

"á  ningún  soldado Entró  el  Virey  en  Játiva:  al  dia  siguiente  le  fué  entregada 

"Alcira:  y  como  las  cosas  estaban  allanadas,  Ciurana  pidió  al  Virey  la  licencia, 
"el  cual  repuso  que  era  muy  de  razón  y  se  la  concedió. '' 

Játiva,  pues,  debió  á  la  bizarría  y  disciplina  militar  del  caudillo  morellano, 
y  á  la  honradez  y  subordinación  de  sus  soldados,  su  salvaguardia,  y  el  quedar 
lil)re  del  saqueo  que  las  costumbres   de  la  guerra  en  aquellos    tiempos  autorí- 


UN    CAUDILLO    MORELLANO.  847 


zaban:  y  plácenos  consignar  este  hecho  como    uno  de  los  mas  distinguidos  y 
honoríficos  que  realizó  en  su  carrera  nuestro  ilustre  morellano. 

Llegada  á  Morella  la  bandera,  se  le  hizo  un  recibimiento  triunfal,  con  pro- 
cesión y  acción  de  gracias  en  la  iglesia  Arciprestal,  y  al  finalizar,  una  bien  con- 
certada comparsa  de  pastores,  muy  al  propósito  de  la  fiesta,  cantó  un  villan- 
cico en  honor  de  los  regidores  de  la  villa. 

El  Virey  habia  concedido  á  Morella  tres  piezas  de  artillería,  de  las  que  se 
tomaron  en  Murviedro  á  los  agermanados,  á  saber:  "la  de  los  panaderos,  la  de 
'ios  carpinteros,  y  la  tercera  decían  era  de  los  peraires,  muy  buenas,  y  las  me- 

"jores  que  tenían con  el  señal   de   cada  oficio,  escepto  la  que  se  decía  era 

"de  los  peraires,  porque  se  lo    habían  quitado,  y  la  villa    tiene   dichas  piezas 
"muy  bien  aderezadas  y  guardadas. " 

Este  importante  trofeo  debió  desvanecer  aquel  poco  de  sinsabor  que  vimos 
sufrió  Ciurana  y  su  gente  por  no  haber  conseguido  el  primer  despojo  que  abatió 
en  la  torre  de  San  Mateo.  La  mudanza  de  tiempos  han  hecho  reducir  á  campanas 
de  reloj  el  metal  de  aquellas  piezas  de  artillería:  mas  donde  quiera  que  exista  y 
bajo  cualquiera  forma,  revela  tres  puntos  notables:  el  ardimiento  y  el  genio  de 
los  valencianos  fundiendo  artillería  para  la  lucha:  el  arrojo  de  un  puñado  de 
morellanos  y  de  su  capitán  para  tomarlas  á  pecho  descubierto  en  campo  raso,  v 
la^esterilidad  de  toda  guerra  civil,  que  desvanece  sus  mismos  móviles  y  deshace 
hasta  los  instrumentos  bélicos,  así  como  modifica  la  opinión  cuyos  lamentables 
extravíos  arrastran  á  lamentables  excesos.  Solo  subsiste  el  simbólico  tafetán  de 
la  bandera  que  D.  Berenguer  sostuvo  con  tanto  valor  y  esforzado  brazo. 

Por  tercera  vez  duró  poco  el  reposo  en  que  estuvieron  las  armas  de  Ciurana 
y  su  aguerrido  contingente. 

En  1526  estalló  la  rebelión  de  los  moriscos  del  reino,  que  se  hicieron  fuer- 
tes en  la  elevada  sierra  de  Espadan.  D.  Gerónimo  Cabanilles,  gerente-voces  de 
lugarteniente  de  general  gobernador  y  regente  de  lugartenencia  del  Reino 
por  despacho  que  conservamos  auténtico,  dado  en  Valencia  á  7  de  Mayo  de 
aquel  año,  "por  ser  conveniente  con  gente  de  armas  y  mano  fuerte  reducir  á 
"los  moros  rebelados  y  fortificados  en  dicha  sierra,  y  confiado  en  la  fé,  bondad 
"y  esfuerzo  de  D.  Berenguer  Ciurana,  baile  de  Morella,  y  su  acreditada  experien- 
"cia  en  cosas  de  guerra, "  le  nombró  capitán  para  levantar  250  hombres  con  el 
sueldo  acostumbrado,  bien  en  el  reino  de  Valencia  ó  el  de  Aragón,  donde  mas 
oportuno  lo  creyere,  confiriéndole  las  facultades  correspondientes. 

D.  Juan  de  Lanuza,  lugarteniente  y  capitán  general  de  Aragón,  por  despa- 
cho dado  en  Zaragoza  á  2 1  de  Abril  y  dirigido  á  las  Justicias  de  aquel  reino, 
y  en  especial  á  las  de  Alcañíz,  Caspe,  Montalvan  y  lugares  de  la  terna  de  Cala- 
trava,  y  bailías  de  Cantavieja  y  Castellote,  comarcanos  á  Morella,  hízoles  saber 
que  D.  Juan  Ciurana,  hijo  de  D.  Berenguer,  iba  con  su  licencia  y  en  real  servicio 


348  REVISTA    DE    VALENCIA. 


á  reclutar  hasta  I.OOO  hombres  en  dichas  poblaciones  y  conducirlos  al  reino  de 
Valencia  para  expugnar  los  moros  rebeldes  y  encastillados  en  la  sierra  de  Espa- 
dan, mandándoles  darle  todo  el  favor  y  ayuda  que  hubiera  menester.  El  4  de 
Julio  presentó  D.  Juan  Ciurana  dicha  conducta  á  Frey  Francisco  Cabrero,  gober- 
nador de  las  villas  de  Calatrava,  y  le  dio  puntual  obedecimiento. 

Trece  dias  después,  organizadas  ya  las  compañías  de  Morella,  salieron  de  la 
villa  para  su  destino.  Sabedor  el  experimentado  D.  Berenguer  de  que  3o  moros, 
procedentes  de  Aragón,  pasaban  por  aquellas  cercanías  para  reunirse  á  los  de  la 
Sierra  de  Espadan,  destacó  á  su  hijo  D.  Juan  para  cortarles  el  paso,  y  este  bi- 
zarro cuanto  infortunado  joven,  hizo  sus  primeras  armas  contra  ellos,  llevando 
solo  12  hombres  y  al  alférez  D.  Gaspar  Despens;  dioles  alcance  en  las  Segarras, 
asediándoles  en  las  casas  de  este  nombre,  donde  se  hablan  refugiado,  y  consiguió 
se  le  rindieran  los  que  quedaron  vivos. 

El  19  llegaron  estas  fuerzas  á  Onda,  reuniéndose  á  las  que  mandaba  el  ani- 
moso Duque  de  Segorbe,  para  quien  fué  de  gran  satisfacción  volver  á  ver  á  su 
frente  al  aguerrido  D.  Berenguer  y  su  bien  armada  y  experta  gente.  Al  dia  si- 
guiente avanzaron  contra  Villahin,  desalojando  á  los  moros  de  sus  atrinchera- 
mientos: siete  veces  se  rehicieron,  pero  al  fin  sucumbieron.  El  Duque  sentó  sus 
reales  en  la  villa;  obligándole  lo  inaccesible  de  la  montaña  á  esperar  refuerzos 
para  atacarla.  En  la  noche  del  26  de  Julio  guardaba  uno  de  los  puestos  mas  pe- 
ligrosos la  gente  de  Morella,  cuando  un  tropel  de  moros,  con  un  ataque  brusco, 
cayó  sobre  ella:  la  lucha  fué  cuerpo  á  cuerpo,  y  el  bizarro  D.  Juan  Ciurana  su- 
cumbió, batiéndose,  y  fué  degollado.  Su  alférez  y  el  célebre  cronista  D.  Martin  de 
Viciana  reanimaron  las  fuerzas  y  consiguieron  hacer  retroceder  al  enemigo;  este 
último,  en  su  crónica,  dice:  "vi  matar  á  mi  lado  en  Villahin  á  D.  Juan  Ciurana, 
caballero  y  capitán  de  Morella." 

Las  circunstancias  que  concurrian  en  el  muerto  aquilataban  el  dolor  de  su 
pérdida.  Era  hijo  único  de  D.  Berenguer,  á  quien  estaba  reservada  la  heroica 
abnegación  de  verle  cortar  la  vida,  y  casi  dejar  extinguida  su  familia.  D.  Juan  era 
recien  casado  con  su  sobrina  Doña  Ursola  Isabel  Ciurana  y  Berga,  y  dejaba  á 
esta  en  cinta;  el  postumo  que  nació  fué  digno  sucesor  en  hechos  y  honores 
de  su  ilustre  abuelo  y  de  su  desgraciado  padre.  El  infortunio  no  amilanó  el  tem- 
ple de  alma  del  veterano  caudillo;  continuó  sin  vacilar  la  campaña,  formando  en 
el  cuerpo  que  mandaba  el  Duque  de  Segorbe  y  rivalizando  con  los  3. 000  tudes- 
cos que  acudieron  en  su  ausilio,  al  mando  de  Rocandulfo,  gefe  experimentado 
que  debia  conducirlos  á  Italia.  Otros  500  extranjeros,  mandados  por  Pérez  Arnal, 
y  1.500  valencianos  á  las  órdenes  de  Figuerola,  completaban  los  refuerzos  que 
reunió  el  Duque  en  su  comprometida  empresa.  El  18  de  Setiembre  se  ganó  una 
altura  contrapuesta  á  la  sierra,  y  aquella  noche  acampó  el  ejército  sobre  el 
monte.  Al  siguiente  dia  se  dio  el  ataque  general  por  cuatro  puntos,  arrollando 


UN    CAUDILLO    MORELLANO.  349 


cuantas  defensas  opusieron  los  rebeldes,  hasta  que  el  valiente  Martin  Vizcaino 
plantó  su  bandera  sobre  el  reducto  principal.  Obtenida  la  victoria,  el  ejército  fué 
despedido;  las  compañías  regresaron  á  los  pueblos  de  su  procedencia,  ufanas  del 
completo  triunfo  conseguido:  pero  la  de  Morella,  ásu  entrada  en  la  villa,  en  vez 
de  los  vítores  y  aplausos  de  otras  ocasiones,  tributo  el  sentido  pésame  al  padre 
y  á  la  joven  viuda  del  malogrado  Ciurana. 

En  consideración  á  este  desgraciado  suceso,  el  Emperador  y  Rey  Carlos  I,  por 
real  despacho  expedido  en  Monzón  á  2Ó  de  Junio  de  1528,  concedió  á  D.  Beren- 
guer  Ciurana  que  después  de  sus  dias  le  sucediese  en  la  Bailía  de  Morella  su  nieto 
D.  Juan  Antonio  Ciurana  y  Berga,  vitaliciamente,  en  atención  á  los  méritos  y 
servicios  suyos  y  de  su  hijo  único,  muerto  en  el  ataque  á  la  sierra  de  Espadan; 
con  facultad  que  si  ocurriese  la  sucesión  en  pupilar  edad,  rigiese  el  oficio  el  tutor. 
Por  esto  y  por  la  imperecedera  memoria  de  los  hechos  de  D.  Berenguer,  el  cargo 
de  Baile  radicó  en  sus  descendientes  varones  por  mas  de  iSOaños,  hasta  que  el 
último  de  ellos,  por  no  menores  servicios,  vino  á  morir  en  Valencia. 

Los  cuidados  de  familia,  consiguientes  á.  la  desgracia  sobrevenida,  y  la  edad 
ya  avanzada  de  nuestro  caudillo,  debieron  atenuar  sus  bélicas  aficiones:  pasó  los 
veinte  años  de  su  vida  dedicado  á  sus  intereses  y  á  imbuir  en  su  nieto,  en  quien 
cifraba  con  fundamento  las  esperanzas  de  su  sucesión,  los  severos  principios  que 
su  acrisolado  proceder  reveló  en  todas  sus  acciones.  Numerosos  dociunentos 
demuestran  sus  desvelos  por  la  mejora  de  su  hacienda  y  por  la  colocación  en 
matrimonio  del  referido  su  nieto  con  Doña  Bárbara  Berga  y  Gil  de  Palomar,  á 
que  concurrió  en  3  de  Mayo  de  1544,  según  las  capitulaciones  autorizadas  por 
Miguel  Guimeríí,  notario  de  Cinchtorres,  en  donde  la  contrayente  residía. 

Un  año  escaso  antes,  este  bravo  caballero,  aleccionado  en  los  mejores  princi- 
pios y  con  singular  presencia  de  ánimo,  hallándose  sano,  otorgó  testamento  en  su 
casa-habitacion  en  Morella,  á  14  de  Abril  de  1543;  y  más  adelante,  el  19  de  Febrero 
de  1545,  dictó  un  codicilo:  documentos  ambos  por  su  contenido  y  sus  frases  dignos 
del  testador:  autorizólos  ambos  el  notario  Gaspar  Punter,  que  los  publicó  según 
fueros  de  Valencia,  en  la  casa  donde  viviendo  habitaba  aquel,  tres  dias  después 
de  su  muerte:  esta  acaeció  el  24  de  Febrero  de  1545,  y  conforme  á  lo  por  él 
dispuesto,  se  le  enterró  en  su  sepultura  propia  en  la  capilla  de  San  Bernardino 
de  la  iglesia  del  convento  de  San  Francisco  de  dicha  villa,  al  pié  del  castillo,  cuya 
alcaidía,  unida  al  hallazgo,  tan  largos  años  y  con  tanto  honor  habia  ejercido. 

D.  Berenguer  Ciurana  fué  un  distinguido  y  ejemplar  personaje  de  su  época; 
honor  de  su  familia,  é  ilustre  hijo  de  la  antigua  villa  que  le  vio  nacer,  y  lloró  su 
muerte.  Sobresale  en  su  carácter  el  espíritu  militar  y  caballeroso:  su  propensión 
fué  hacer  la  guerra  donde  la  hubiese:  tipo  exacto  de  los  legendarios  mesnaderos 
que  acudían  donde  el  pendón  real  les  señalase  campo,  le  hemos  visto  combatir 
por  mar  y  tierra  en  África  y  en  España;  donde  quiera  que  hubiese  enemigos 


350 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


contra  quienes  esgrimir  sus  bien  templadas  armas,,  campeón  decidido  del  orden 
y  salvaí,'uardia  irresistible  de  la  propiedad  y  la  honra  de  los  vencidos.  Acaso  no 
sea  un  caudillo  á  gusto  de  todos;  pero  sus  últimas  proezas  contra  los  moros  rebe- 
lados en  Espadan,  los  mismos  que  á  su  lado  hablan  tal  vez  combatido  en  Alme- 
nara, Alcira  y  Játiva,  demuestran  que  su  brazo  no  se  movia  sino  á  impulso  de 
la  mas  leal  obediencia  y  un  acendrado  deber;  el  ningim  lucro  obtenido  de  sus 
empresas,  y  el  dejar  sellada  con  la  propia  sangre  de  su  hijo  único  la  serie  de 
sus  relevantes  servicios,  realzan  la  magnanimidad  y  distinción  de  este  ilustre 
morellano,  circunstancias  todas  que  nos  han  impulsado  á  consagrarle  estos  ren- 
glones, y  reportar  estas  cosas  añejas  á  los  benévolos  lectores  de  la  Revista  de 
Valencia. 

El  Marqués  de  Cruilles, 


Á    LA    SENYORA    BARONESA    DE    CORTES 


QUAN    FON    PROCLAMADA    REVNA 


DELS     lOCHS     FLORALS     DEL     RAT-PENAT. 


GTS  te  aclaiiiaven,  ¡oh  baronesa! 

'  Plens  d'  entusiasme,  de  amor,  de  fe; 
Tcts  esclaus  eren  de  ta  bellesa: 
Ouan  esa  flama  brillava  encesa 

U  me  digué: 
"Reyna  1"  han  feta,  ¿reyna  de  qué?" 


-•"De  un  hermós  reyne:  la  Poesia. 
De  un  mon  riquísim:  lo  ver  Amor, " 

Aixís  ii  dia, 
Y  en  tant  la  boca  y  els  ulls  obria 
Aquell  indocte  preguntador. 


"Sobre  les  altes,  negres  teulades 
Hon  forsa  perden  altres  reynats; 
Hon  entre  boyres  y  nubolades 
Busquen  les  animes  enamorades 
Aquells  ensómits  que  'Is  son  mes  grats, 
Pié  de  misteri, 
Cobert  de  un  vel, 
S"  estén  sens  fites  son  vast  imperi, 
Mig  en  la  térra,  mig  en  lo  cel. 


353  REVISTA    DE    VALENCIA. 


A  la  llum  dolsa  de  lluna  trista, 
Al  raig  piirísim  del  triunfant  sol, 
Allí  apareixeii  á  nostra  vista 
Ombres  glorioses  eu  llarch  estol. 
Sobre  la  roca,  de  Ilors  cenyida, 
Morint  11  endressa  sa  despedida 
Al  ingrat  jove  Safo  inmortal; 
Bebent  Falerno,  desfullant  roses, 
Tibul  envia  ses  amoroses 
Queixes  á  Lesbia,  tendrá  á  son  mal. 
A  Na  Teresa  Ansias  March  canta. 
Entre  carts  aspres  purísim  Ilir; 

Y  á  sa  Heloisa,  mística  y  santa, 
Ven  Abelardo,  que  '  1  cor  li  encanta, 
En  la  nit  fosca  del  monestir. 

En  los  ombrivols  horts  de  Valclusa, 
Conduit  Petrarca  per  casta  Musa, 
Corona  á  Laura  d"  eternes  flors; 

Y  allá  entre  núbols  lluny  se  divisa 
Al  Alhighieri  que  emperadisa 

A  la  doncella  deis  seus  amors. 


¡Ilusió  sempre  pura  y  novella! 
¡Dija  impalpable!  ¡Goig  no  lograt! 
¡Blanques  fantasmes  que  veu  sobre  ella 
Volar  eternes  la  Humanitat! 
¡Plors  de  agradosa  melanconía! 
¡Conort  dolcísim  que  Deu  envia! 
¡Adivinances  de  un  mon  millor! 
¡Ouin  hermós  reyne,  la  Poesía! 
¡Ouin  vast  iniperi,  lo  ver  Amor!  " 


Tots  te  aclamaven,  oh  baronesa, 
Y  ya  en  sa  pensa  la  lluní  encesa, 
Aquell  indocte,  "  ¡^"itor!  digué, 
Eixa  corona  de  ideal  bellesa 
A  ninguna  altra  caurá  tan  bé!" 


Teodoro  Llórente. 


RECUERDOS  DE  POBLET  Y  SANTAS  CREUS. 


:i>K.  D.   VICE.NTK  W.  gUEKüL 


Querido  amigo: 


lo  soñador  que  tú  eres,  á  la  delicada  manera  que  tienes  de  sentir,  y 
por  el  culto  que  has  rendido  siempre  á  todo  lo  que  á  nuestras  patrias 
glorias  se  refiere,  comprendo  cuánto  sentinas  no  poder  acompañarnos 
á  Poblet  y  Santas  Creus;  por  mi  parte,  debo  decir  que  tanto  se  echó  de  menos 
tu  presencia,  que  frecuentemente  se  pronunció  tu  nombre  durante  toda  nuestra 
escursion.  Yo  habia  formado  propósito  de  escribir  dándote  cuenta  detallada  de 
todo  lo  que  vimos;  pero  como  quiera  que  de  ello  Las  Provincias  y  El  Mercan- 
til Valenciano  hicieron  una  descripción  lan  exacta  como  sentida,  temeraria 
presunción  hubiera  sido  por  mi  parte  querer  llevar  leña  al  bosque;  y  por  lo 
mismo,  me  limitaré  á  manifestarte  alguna  de  las  impresiones  que  mas  honda 
huella  han  dejado  en  mi  memoria,  reservando  para  otros  mas  expertos  la  parte 
descriptiva,  y  el  juicio  crítico  que  hayan  formado  de  cuanto  á  tan  grata  expe- 
dición se  refiera. 

Al  penetrar  en  el  monasterio  de  Poblet,  me  sentí  abrumado  ante  la  grandeza 
y  melancolía  de  cuadro  tan  colosal:  la  magestad  de  los  siglos  se  halla  impresa 
en  sus  derruidos  nmros,  en  sus  elevadas  y  ruinosas  bóvedas,  en  sus  inmensos 
arcos  y  en  sus  innumerables  y  destruidos  sepulcros.  El  ambiente  que  bajo  aque- 
llas augustas  bóvedas  se  respira,  es  el  ambiente  de  otras  edades,  es  un  ambiente 
que  embriaga  y  hace  olvidar  la  época  en  que  vivimos:  en  la  atmósfera  que  aque- 
llos muros  encierran,  flotan  las  sombras  venerandas  del  Pasado,  que  recorren 
aquellos  espacios,  lamentando  la  ingratitud  con  que  hemos  correspondido  á  tan- 
tas glorias  como  nos  legaron. 

Yo  he  creido  oir  sus  quejumbrosas  voces  en  el  viento,  que  al  penetrar  por 

23 


354  REVISTA  DE  VALENXIA. 


aquellos  solitarios  y  abandonados  claustros,  gime  á  lo  largo  de  sus  muros,  muje 
al  chocar  contra  los  robustos  botareles,  ó  silba  al  quebrarse  en  la  arista  de  una 
rota  ojiva.  Y  al  aspirar  el  aire  que  por  aquellas  ruinas  circula,  saturado  por  el 
olor  del  polvo  de  los  siglos,  creí  percibir  las  emanaciones  de  otras  edades; 
pero  cuando  contemplé  bárbaramente  destrozado  tan  gran  monumento,  que 
guarda  las  tradiciones  mas  gloriosas  de  mi  patria,  me  sentí  combatido  por  los 
mas  opuestos  y  encontrados  sentimientos,  hasta  el  punto  de  senne  imposible 
definir  el  verdadero  estado  de  mi  alma:  asombro  y  admiración  ante  tales  gran- 
dezas, indignación  al  ver  que  tanta  desolación  y  ruinas  solo  datan  del  año  1885 
y  son  obra  de  la  mano  del  hombre ;  algo  parecido  á  la  desesperación  al  pensar 
que  jamás  volverá  á  ser  lo  que  fué,  que  es  irreparable  tan  gran  catástrofe;  pero 
todos  estos  sentimientos,  sintiéndolos  á  la  vez,  sin  saber  por  algunos  momentos 
cuál  de  ellos  se  apoderarla  y  dominaría  mi  espíritu:  por  fin,  las  lágrimas  se  agol- 
paron á  mis  ojos,  desahogando  el  dolor  y  la  pena  que  dentro  de  mi  pecho  sen- 
tía. Hubo  momentos  en  que  bajo  aquellas  bóvedas  me  fui  enojoso  á  mí  mismo: 
con  el  traje  y  las  ideas  del  presente  siglo,  me  parecía  yo  un  anacronismo;  mi 
prosaica  y  vulgar  figura,  al  vagar  por  debajo  de  aquellos  imponentes  arcos,  se 
destacaba  sobré  un  fondo  demasiado  grande,  demasiado  soberbio.  Yo,  amante  de 
nuestras  patrias  glorias  y  humilde  creyente  en  el  Dios  de  mis  padres,  al  sentarme 
sobre  aquellas  ruinas ,  recordando  nuestra  pasada  grandeza,  y  ver  al  mismo 
tiempo  los  arcos  que  se  desploman,  las  columnas  truncadas,  los  ricos  y  elegantes 
capiteles  rodando  á  mis  pies,  los  sepulcros  despedazados,  las  estatuas  mutiladas 
y  las  aras  derribadas,  me  lamenté  con  el  treno  del  profeta,  y  no  pude  menos  de 
exclamar:  "La  casa  de  nuestra  santificación  y  de  nuestra  gloria,  en  donde  te 
"alabaron  nuestros  padres,  se  ha  convertido  en  llamas  de  fuego,  y  todas  nuestras 
"cosas  preciosas  han  parado  en  ruinas.,, 

Amigo  mío,  fuerza  es  confesarlo;  nuestro  siglo  ha  sido  muy  cruel  y  muy  in- 
grato para  con  la  memoria  de  nuestros  antepasados:  envanecidos  con  nuestra 
civilización,  y  en  nombre  de  la  libertad,  hemos  reducido  á  escombros,  hemos 
destrozado  las  páginas  mas  brillantes  de  nuestra  historia,  para  sentarnos  orgu- 
llosos sobre  sus  ruinas,  como  sentóse  el  bárbaro,  ensoberbecido  de  su  fuerza, 
sobre  los  destrozados  restos  de  las  antiguas  civilizaciones.  Solo  el  fanatismo  es 
el  que  puede  cometer  crímenes  tan  horrendos  y  causar  tan  grandes  desastres:  y 
ianatismo  fué  el  que  armó  la  mano  del  hombre  con  la  tea  incendiaria  para 
aniquilar  el  venerando  monasterio  de  Poblet ;  porque  para  mí,  tan  fanático  es 
Torquemada  quemando  en  nombre  de  un  Dios  de  paz,  como  Robespierre  dego- 
llando en  nombre  de  la  libertad.  ¿Qué  culpa  cometieron  nuestros  antepasados 
para  insultar  y  profanar  sus  sagrados  restos,  sino  el  haber  tenido  unos  descen- 
dientes tan  ingratos  como  nosotros?  ¿Por  qué  renegar  de  su  memoria,  si  por  mu- 
cho (jue  tratemos  de  borrarla,  de  ellos  ha  de  hablar  la  historia  antes  que  de 


RECUERDOS  DE  POBLET  Y  SANTAS  CREUS.  355 

nosotros?  ¿No  fueron  parte,  no  formaron  enlazado  eslabón  de  esa  larga  cadena 
llamada  Humanidad?  Perdona,  amigo  mió,  estas  lamentaciones,  hijas  de  mi  indig- 
nación y  del  dolor  que  me  causó  el  triste  y  desolado  cuadro  que  á  mi  vista  se 
desplegaba. 

El  famoso  monasterio  de  Poblet  data  del  año  1120,  pero  como  quiera 
que  fué  continuado  y  terminado  en  épocas  posteriores,  no  presenta  en  toda  su 
pureza  un  estilo  único  y  concreto:  en  él  se  vé  claramente  la  época  de  transición 
gótica-bizantina.  Sus  riquezas  arquitectónicas  exceden  á  toda  ponderación:  el 
templo  consta  de  tres  naves:  en  la  del  centro,  en  el  punto  donde  corresponde  al 
crucero  y  á  la  parte  del  evangelio,  se  levantan,  bajo  de  un  inmenso  arco  y  sobre 
otro  arco  escarzano,  los  destrozados  sepulcros  de  D.  Jaime  I,  D.  Pedro  IV  de 
Aragón  y  sus  dos  esposas;  frente  á  estos,  formando  pendant,  están  los  sepulcros 
(destrozados  también),  de  D.  Alfonso  II,  D.  Juan  I,  sus  respectivas  consortes  y 
otros  grandes  personajes;  del  coro,  que  era  un  portento  de  riqueza,  y  que  es- 
taba en  la  nave  del  centro,  no  queda  absolutamente  nada;  de  las  dos  naves 
laterales,  la  de  la  derecha  contiene  varias  capillas,  y  la  de  la  izquierda  carece  de 
ellas  por  exigirlo  así  la  orden  del  Cister.  El  altar  mayor  y  el  presbiterio,  de  már- 
mol blanco,  son  de  la  época  del  Renacimiento;  en  su  ornamentación,  de  una  ex- 
tremada delicadeza,  creí  descubrir  algo  de  la  escuela  italiana;  pero  he  de  decirte, 
amigo  mió,  que  tales  preciosidades,  tales  notas  arquitectónicas  de  otra  época,  por 
bellas  que  sean,  bajo  aquellas  venerables  y  severas  bóvedas  me  hacian  el  mismo 
efecto  que  una  rica  chorrera  de  encajes  puesta  sobre  el  acerado  pecho  de  un 
guerrero  de  la  Edad  Media.  Los  claustros,  principalmente  los  llamados  de  San 
Esteban,  son  una  maravilla  del  arte;  en  ellos  se  vé  mas  claramente  precisada  la 
época  de  transición;  las  caladas  ojivas  de  sus  arcos  se  apoyan  sobre  robustos 
pilares  fomiados  de  hazes  de  columnas  bizantinas;  la  riqueza,  variedad  y  número 
de  sus  capiteles  excede  á  toda  ponderación.  Allí  se  encuentran  capiteles  historia- 
dos con  pasajes  del  Antiguo  Testamento,  otros  que  ostentan  la  variada  y  exube- 
rante vejetacion  del  expléndido  Oriente;  los  hay  cuajados  de  pedrería  ó  bien 
formando  canastillos  de  cuerda,  etc.,  etc.  Pero  una  de  las  maravillas  mas  nota- 
bles que  sin  duda  algima  aquel  monasterio  encierra,  es  su  sala  capitular;  las  dos 
ventanas  que  decoran  su  pórtico  son  del  gusto  mas  delicado  y  exquisito.  Paso 
por  alto  lá  biblioteca,  el  inmenso  noviciado,  etc.,  etc.,  pues  necesitarla  un  volu- 
men para  describir  cuanto  hay  de  notable,  y  no  lograrla  mas  que  cansarte,  sin 
que  pudiese  dar  una  idea  aproximada  de  lo  que  aquello  es. 

Una  de  las  muchas  cosas  que  me  llamaron  la  atención  en  el  monasterio  de 
Poblet,  fué  que  en  medio  de  su  oriental  riqueza  arquitectónica,  no  se  puede  dar 
un  paso  sin  que  la  idea  de  la  muerte  surja  delante  de  nosotros:  tal  es  el  inmenso 
número  de  sus  sepulcros;  y  esto  es  precisamente  lo  que  para  mí  le  dá  el  carác^ 
ter  grandioso  é  imponente  que  tiene. 


35Ó  REVISTA    DE  VALENCIA. 


Pero  ;ay  amigo!  no  queda  ningún  sepiliere  que  no  haya  sido  profanado;  y 
una  de  las  impresiones  que  mas  horror  me  han  causado  fué  el  ver  que  to- 
dos, absolutamente  todos,  han  sido  brutalmente  destrozados:  vistos  de  lejos, 
parece  que  sobre  ellos  se  haya  dejado  caer  una  gran  mancha  negra  de  tinta, 
pero,  cuando  á  ellas  te  acercas,  ves  horribles  y  dentellados  agujeros  de  todas 
formas  y  tamaños. 

El  ladrón,  al  romper  con  su  piqueta  aquellas  losas  sepulcrales  en  busca  de 
tesoros,  ó  el  fanático,  al  despedazarlos  para  descargar  su  rabia  queriendo  ven- 
i'arse  del  pasado,  dejaron  penetrar  un  rayo  de  luz  en  aquellas  tinieblas  é  hicieron 
desaparecer  el  misterio  de  la  tumba,  dejando  al  descubierto  tan  solo  la  miseria 
humana,  un  montón  de  áridos  y  calcinados  huesos.  No  pretendo  ni  me  incumbe 
saber  quiénes  fueron  los  violadores  del  secreto  que  aquellas  tumbas  guardaban; 
pero  sí  diré,  que  nuestra  nación,  ni  por  su  historia  ni  por  su  carácter,  ha  sido 
capaz,  ella  sola  de  por  sí,  de  cometer  semejantes  sacrilegios;  y  si  en  aquellos  ca- 
lamitosos tiempos  se  dieron  casos  como  el  que  al  presente  lamentamos  por  des- 
"racia,  fué  copia  del  mal  ejemplo  que  recientemente  habia  dado  la  Francia.  La 
Francia  fué  y  ha  sido  la  única  nación  del  mundo  que,  en  nombre  de  una  filosofía 
atea  é  intransigente,  penetró  en  la  mansión  de  la  muerte,  y  allí,  donde  los  odios 
acaban,  ella,  llena  de  rencor  y  poseída  de  satánico  orgullo,  usurpó  los  atributos 
de  un  Dios,  y  erigiéndose  en  tribunal  de  la  humanidad,  citó  á  su  inicuo  juicio  á 
los  que  habian  sido  juzgados  por  el  Eterno,  para  negarles  ó  concederles  im  pu- 
ñado de  tierra  con  que  cubrir  sus  restos. 

Debo  decirte  que  era  muy  grande  mi  curiosidad  por  ver  lo  que  aquellos  se- 
pulcros contenían;  el  conserje  facilitó  una  escalera  de  mano,  y  al  subir,  no  sin 
cierta  emoción,  acerqué  mi  cara,  tapando  con  ella  la  poca  luz  que  por  el  agujero 
penetraba,  y  al  ver  aquella  negra  oscuridad,  creí  que  me  asomaba  á  esas  miste- 
riosas y  desconocidas  regiones  de  donde  jamás  se  vuelve.  Metí  mi  trémula  mano 
en  aquel  fondo  y  saqué  un  destrozado  cráneo,  que  besé  con  respeto,  devolviéndolo 
á  la  tumba  que  lo  reclamaba.  Y  ahora  que  hablo  de  los  sepulcros  de  Poblet,  no 
recuerdo  quién  de  los  expedicionarios  nombró  al  Escorial,  comparando  este  con 
aquel;  no  creo  haya  semejanza  alguna  entre  ambos.  El  orgullo  de  im  hombre  le- 
vantó el  Escorial  de  Castilla;  la  piedad  y  fé  de  todo  un  pueblo  levantaron  el  Esco- 
rial de  Cataluña.  La  arquitectura  del  primero  es  ecléctica,  su  trazo  rígido  le  imprime 
un  aspecto  frió  y  helado  como  su  fundador.  La  magestuosa  y  rica  arquitectura 
del  segundo  pertenece  á  una  época  que  tenia  inspiración  propia;  bajo  aquellas 
bóvedas  se  percibe  aun  el  rescoldo  de  la  fé  ardiente  de  los  antiguos  tiempos;  al 
vagar  por  el  Escorial  temería  uno  encontrarse  con  la  enlutada  y  tétrica  figura  de 
Felipe  11.  En  Poblet  desearíamos  se  levantaran  de  sus  sepulcros  nuestros  glo- 
riosos y  queridos  reyes  de  Aragón,  para  admirarles  y  rendirles  un  tributo  do 
nuestro  amor.  El   panteón  del  Escorial  exclusivamente  guarda  las   cenizas  de 


RECUERDOS   DE   POBLET    V    SANTAS    CREUS.  35"; 


aquellos  reyes  que  tan  solo  lo  fueron  por  la  gracia  de  Dios.  El  panteón  de  Po- 
blet,  no  solo  guarda  las  cenizas  de  los  populares  monarcas  aragoneses,  sino  tam- 
bién las  de  sus  subditos;  al  lado  de  la  tumba  de  un  rey  descansa  el  humilde  hiju 
del  pueblo  que,  por  sus  méritos  ó  su  saber,  llegó  á  empuñar  el  báculo  abacial; 
cerca  de  donde  reposan  las  cenizas  de  una  reina,  se  vé  la  sepultura  de  una 
pobre  y  oscura  monja,  sin  mas  títulos  que  sus  virtudes,  y  la  sepultura  de  un  doctor 
alterna  con  la  de  un  guerrero ,  que  después  de  haber  peleado  en  cien  batallas, 
justo  era  que  descansara  en  el  seno  de  su  patria  y  cerca  de  aquellos  por  quie- 
nes v'ertió  su  sangre,  por  su  Dios  y  j.or  su  rey.  Con  solo  mirar  los  dos  panteo- 
nes, el  del  Escorial  y  el  de  Poblet,  se  viene  en  conocimiento  del  carácter  é  insti- 
tuciones políticas  que  rigieron  á  ambos  pueblos. 

Cuatro  horas  nos  costó  de  recorrer  el  monasterio  de  Poblet  y  el  palacio  del 
rey  D.  Martin;  cansados  nos  retiramos  para  restaurar  nuestras  fuerzas,  y  á  las 
once  de  la  noche  volvimos  al  monasterio,  para  verlo  á  la  luz  de  las  antorchas; 
nada  te  digo  del  fantástico  efecto  qu¿  aquellas  rojizas  luces  produjeron  al  disi- 
par las  densas  tinieblas  del  templo:  ya  lo  leerlas  en  los  periódicos  antes  citados. 
Rezamos  una  salve,  cantada  como  la  cantan  en  Monserrat  ante  la  imagen  de  la 
Virgen;  las  altas  horas  de  la  noche,  aquellas  naves  alumbradas  por  la  oscilante 
y  movible  luz  de  las  antorchas,  el  vigoroso  claro-oscuro  que  producía  en  los 
rompimientos  de  los  elevados  arcos,  aquellas  bóvedas  retmnbando  otra  vez  al 
eco  de  las  plegarias,  á  uno  y  otro  lado  levantándose  los  destrozados  sepul- 
cros de  los  reyes,  todo  ofrecía  una  escena  mas  para  sentirla  que  para  des- 
cribirla. Terminada  la  salve,  y  precedidos  de  dos  virtuosos  sacerdotes,  que  con 
nosotros  venian,  nos  dirigimos  á  los  claustros  entonando  la  letanía.  Unas  veces, 
toda  el  ala  de  su  claustro  quedaba  en  la  mas  profunda  y  pavorosa  oscuridad, 
mientras  otras,  se  veia  alumbrada  por  los  rojizos  reflejos  de  las  antorchas,  ha- 
ciendo resaltar  los  calados  de  las  o; 'vas  sobre  su  fondo  oscuro;  y  al  pasar  pro- 
cesionalmente  por  delante  de  aquellas  largas  hileras  de  sepulcros,  creia  ver  aso- 
mar sobre  el  fondo  negro  de  sus  aportillados  agujeros  la  pálida  y  demacrada  faz 
de  los  finados,  que  se  incorporaban  para  ver  quiénes  eran  los  que  iban  á  turbar  su 
sueño  de  muerte,  pidiendo  clemencia  á  la  madre  de  Dios.  En  los  patios  del  mo- 
nasterio crecen  altas  y  espesas  yerbas,  y  las  pálidas  luces  de  bengala  colocadas 
en  lo  alto  de  las  cornisas  producían  un  efecto  encantador;  parecía  que  los  claus- 
tros de  trasparente  mármol  surgían  de  un  verde  y  diáfano  mar  de  cristal. 

Cerca  de  la  una  de  la  madrugada  seria  cuando  di  con  mi  cuerpo  en  el  le- 
cho: necesidad  tenían  cuerpo  y  alma  de  reposo;  sin  embargo ,  mi  escitacion 
nerviosa  era  extremada  y  por  mas  que  hice  no  pude  conciliar  el  sueño.  Al  día 
siguiente  me  levanté  muy  temprano,  y  á  las  cuatro  y  media  de  la  madnigada 
estaba  en  la  puerta  de  la  hospedc:!'a,  teniendo  delante  de  mí  el  monasterio; 
pocos  pasos  necesitaba  dar  para  penetrar  en  él:  pero  temiendo  no  se  apoderase 


358  REVISTA   DE   VALENCIA. 


de  mí  la  nostalgia  del  dia  anterior,  desistí  de  ello,  y  me  senté,  pensando  en  lo 
que  en  otros  tiempos  pasarla  y  se  verla  desde  aquel  mismo  sitio  en  que  estaba. 
El  bello  paisaje  que  ante  mi  vista  se  extendía,  los  risueños  montes  del  Priorato, 
bañados  por  la  tenue  y  diáfana  luz  que  al  nacimiento  del  dia  precede,  la  calma 
y  silencio  que  en  torno  mió  reinaba,  eran  sobrados  alicientes  para  exaltar  la 
imaginación:  déjeme  llevar  de  ella,  y  rae  creí  retrospectivamente  trasportado  á 
una  mañana  del  año  1278.  Veía  aquellos  contornos  y  montes  vecinos  llenos  de 
una  gran  muchedumbre,  que  después  de  haber  pasado  la  noche  bajo  provisio- 
nales tiendas,  bajaba  presurosa  por  las  laderas;  extendía  la  vista  á  otras  lonta- 
nanzas y  descubría  por  el  blanco  y  polvoriento  camino^  negro  cordón  de  gentes 
que  como  larga  y  movible  serpiente,  al  unirse  con  el  que  bajaba  de  las  vecinas 
colinas,  se  engrosaba  avanzando  hacia  donde  yo  estaba,  como  una  inmensa  ola 
humana.  En  la  apiñada  multitud,  que  llenaba  las  dos  plazas,  el  atrio  y  todo  lo 
que  pertenece  al  recinto  exterior  del  convento,  solo  podian  abrirse  paso  los 
escuderos  cuando  llevaban  del  diestro  los  encabestrados  caballos,  que  asombrados 
del  ruido  y  de  la  gente,  relinchaban  y  se  levantaban  de  manos  al  ser  conducidos 
á  las  cuadras.  Los  soldados  iban  y  venían  recibiendo  ó  trasmitiendo  órdenes;  los 
caballeros  descabalgaban;  los  pajes  buscaban  á  sus  señores,  y  continuamente  veía 
llegar  nuevos  personajes;  la  hospedería,  el  convento  y  todas  sus  dependencias 
estaban  atestados  de  ilustres  huéspedes:  allí  habían  acudido  arzobispos,  obispos, 
abades,  priores,  abadesas,  hombres  de  órdenes,  condes,  barones,  mesnaderos, 
ciudadanos,  hombres  de  villa,  y  por  fin,  gente  de  todas  clases  y  condiciones;  allí 

estaban  también  los  reyes,  sus  hijos,  las  reinas  y  sus  nietos ;  qué  diré,  allí  veía 

congregado  todo  lo  más  grande  de  Aragón,  Valencia  y  Cataluña.  Salvado  el 
atrio,  y  franqueada  la  puerta,  que  posteriormente  se  llamó  Puerta  Dorada,  donde 
se  recibía  á  los  reyes,  me  encaminaba  directamente  á  la  iglesia:  su  antiguo  pórtico 
bizantino  estaba  colgado  de  ricos  paños  de  terciopelo  negro  con  franjas  y  bor- 
lones de  oro,  ostentando  los  blasones  de  los  tres  reinos;  largas  y  apretadas  filas 
de  soldados  á  uno  y  otro  lado,  guardaban  las  puertas  y  contenían  á  la  gente: 
envuelto  en  una  misteriosa  oscuridad,  el  templo  presentaba  un  aspecto  imponente 
y  magestuoso:  del  tercio  inferior  de  sus  elevados  y  macizos  pilares  hasta  el  pavi- 
mento, caían  inmensos  crespones  negros. 

Admirable  era  el  golpe  de  vista  que  ofrecía  el  coro;  toda  la  comimidad,  con 
sus  blancos  y  aristocráticos  hábitos,  los  obispos,  arzobispos,  abades  mitrados 
empuñando  los  báculos  de  oro,  estaban  sentados  en  grandes  y  tallados  sillones 
de  alerce,  coronados  por  elegantes  y  filigranados  doseletes,  sostenidos  por  columna 
de  trasparentes  jaspes;  todas  aquellas  figuras  se  asemejaban  á  los  santos  que  los 
artistas  del  Renacimiento  pintaban  sobre  el  fondo  de  ricos  altares  ú  hornazinas. 
Gran  alfombra  se  extendía  por  toda  la  nave  central  hasta  el  altar  mayor;  en  el 
presbiterio  y  al  lado  del  Evangelio,  alzábase  rico  dosel,  listado  de  amarillo  y  rojo, 


RECUERDOS  DE  POBLET  Y  SANTAS  CREUS.  35g 


bajo  del  cual  aparecía  la  arrogante  figura  de  Pedro  el  Grande.  Su  noble  y  altiva 
cabeza  cenia  achatada  corona,  cayendo  sus  largos  cabellos  sobre  el  armiño  de 
blanca  muceta;  riquísimo  ropón  estofado  de  oro  le  llegaba  hasta  los  pies;  las 
tachonadas  correas  de  las  que  pendía  su  espada,  servíanle  de  ceñidor,  y  su  mano 
derecha  se  apoyaba  sobre  riquísimo  puñal  de  argentada  pedrería;  el  largo  y 
negro  manto  de  los  reyes  de  Aragón,  al  caer  por  su  peso  sobre  las  gradas  del 
solio  se  arremolinaba,  quebrándose  sus  pliegues  en  zigs-zags.  Jamás  artista  alguno 
soñó  un  trazo  de  figura  tan  noble  y  tan  grandioso.  A  su  lado  se  veía  á  la  reina,  su 
esposa,  rodeada  de  las  infantas  y  altas  damas  de  la  corte,  que  con  sus  angostas 
túnicas  bizantinas,  sus  joyeros  ceñidos  á  las  caderas,  los  cabellos  recojidos  en 
redecillas  de  perlas,  y  sus  gargantas  adornadas  con  largos  collares,  asemejaban 
á  esas  vírgenes  con  trajes  orientales  que  se  ven  en  las  puertas  de  nuestras 
basílicas. 

Delante,  y  á  la  derecha  del  monarca,  inmóvil,  con  el  estoque  real  desnudo, 
estaba  el  rey  de  armas.  En  el  altar,  y  ante  imnensa  ara  bizantina,  oficiaba  un 
arzobispo  con  todo  el  ceremonial  que  en  las  grandes  solemnidades  se  acostum- 
bra. En  el  centro  de  la  nave,  y  sobre  una  ancha  plataforma,  elevábase  el  féretro 
sobre  el  que  se  veía  la  corona  y  manto  real,  sostenida  por  un  elevado  túmulo, 
cubierto  de  terciopelos,  que  mostraban  entre  los  pesados  pliegues  de  sus  ángulos 
las  barras  de  Aragón.  En  las  gradas,  y  al  rededor  del  viejo  catafalco,  veia  unos 
hombres  que,  por  su  aspecto  y  mo'lo  de  vestir,  formaban  extraño  contraste  en 
medio  de  tanta  riqueza,  tal  lujo  y  variedad  de  trajes.  Altos,  enjutos,  de  oscura 
y  tostada  tez,  sus  cabellos  caian  encrespados  sobre  sus  robustos  hombros,  barba 
larga  é  ¡rusta,  vestían  una  gonela,  cubrían  sus  piernas  unas  calzas  de  cuero,  y 
sus  pies  calzaban  abarcas  de  lo  mismo;  de  su  cintura  pendía  desmesurado  cuchi- 
llo, y  una  lanza  empuñaba  su  derecha.  Eran  estos  los  almogabares,  los  soldados 
predilectos  del  rey  Conquistador;  eran  los  terribles  almogabares,  que  llegaron 
á  ser  para  Italia  lo  que  en  nuestros  dias  fueron  los  huíanos  para  la  Francia,  y 
justo  era  que  aquellos  valientes,  siempre  fieles  á  su  rey,  y  que  jamás  le  aban- 
donaron, ayudándole  en  los  mas  duros  y  temerarios  trances,  fiíesen  los  que  cus- 
todiasen sus  cenizas.  Por  fin,  el  sacrificio  principiaba  al  resplandor  de  cíen  blan- 
dones; el  humo  del  incienso,  la  escasa  luz  que  filtraba  por  los  vidrios  de  colores, 
la  gente  que  llenaba  aquellas  largas  naves,  todo  contribuía  á  formar  tan  densa 
atmósfera,  que  la  arquitectura  del  templo  parecía  envuelta  en  una  espesa  gasa. 
De  pronto,  el  numeroso  coro  de  monjes  entonaba  el  Dies  irce,  el  órgano  soltaba 
todo  el  armónico  estruendo  de  sus  voces,  los  ámbitos  del  templo  retemblaban, 
aquellas  terribles  estrofas  subían  en  magestuoso  tono  como  los  crescendos  de  Ros- 
sini  y  terminaban  en  un  inmenso  alarido  de  angustia  y  de  terror.  Diríase  que  una 
tormenta  de  los  grandes  mares  estallaba  bajo  las  bóvedas  del  templo  de  Dios, 
y  en  el  silencioso  intervalo  de  cada  versículo  se  oia  el  acompasado  doblar  de  las 


36o  REVISTA   DE   VALENCIA. 


campanas,  cuyas  melancólicas  vibraciones  iban  en  alas  del  viento  á  perderse  en 

los  vecinos  montes Gloriosos  y  tristes  recuerdos  de  mis  antepasados;  sagrado 

amor  de  la  patria;  dulces  y  encantadoras  armonías  de  una  religión  santa  y  au- 
gusta; terribles  misterios  del  sepulcro,  ¡cómo  inundáis  el  alma  de  inefables  triste- 
zas! Mi  pecho  no  puede  contener  tantas  emociones;  mi  corazón  comprimido 
palpita  con  violencia;  un  nudo  agarrota  mi  garganta,  tiembla  mi  pulso  y  el  llanto 

borra  las  letras  que  escribo Perdona,  amigo  mió,  mi  locura;  habia  principiado 

por  fingirme  que  asistía  á  los  funerales  del  Rey  D.  Jaime,  y  ¿lo  confesaré?  llegué 
á  olvidar  que  era  solo  ficción;  llegué  á  enternecerme. 

Tal  es  el  hombre;  nosotros,  hijos  de  un  siglo  materialista  y  positivo,  hemos 
abandonado  nuestras  casas  para  ir  á  demandar  á  los  monumentos  de  otras  eda- 
des, recuerdos  de  un  pasado  mas  grande  que  el  nuestro;  el  corazón  siempre  nos 
pide  algo  que  no  puede  darnos  el  presente,  y  cuando  esto  no  basta,  busca  espe- 
ranzas desconocidas  en  el  oscuro  porvenir. 

Por  último,  para  justificar  la  indignación  y  la  pena  que  me  causaron  la  van- 
dálica destniccion  del  monasterio  de  Poblet,  terminaré  esta  larga  y  pesada  carta 
repitiendo  lo  que  un  célebre  escritor  francés,  al  hablar  de  las  ruinas  en  general, 
dice;  "cuando  son  obra  del  tiempo,  nada  tienen  de  desagradable,  porque  la  na- 
"turaleza  trabaja  á  la  par  de  los  años;  si  son  obra  de  la  mano  del  hombre,  son 
"mas  bien  devastaciones  que  ruinas,  y  solo  ofrecen  la  imagen  de  la  nada  sin  la 
"acción  de  un  poder  reparador;  obra  de  la  desgracia,  que  no  de  los  años,  parecen 
"unos  cabellos  blancos  en  una  cabeza  juvenil;  las  destrucciones  de  los  hombres 
"son,  por  otra  parte,  mucho  más  violentas  y  completas  que  las  de  los  años:  estos 
"minan,  aquellos  dernmiban." 

José  Brel. 


EL  CANTAR  DE  LOS  CANTARES. 


(traducción  del  CAPIT.  II  DEL  LIBRO  DE  SALOMÓN.^ 


Nigra  stim,  sed  formosa,  filia:  Jenualem,  siait 
tahernacula  Cedar,  siaií  pelles  Salomonis. 

NoUte  me  cmisiderarc  qiiod fusca  sim.  ipiia  de- 
cohravit  me  sol. 

(Cap.  I,  Ver.  4  y  5' 


'ijAS  de  Jeriisalem: 
Soy  morena  y  codiciable, 
Cual  de  Cedar  las  cabanas, 
Cual  las  tiendas  del  rey  grande; 
No  miréis  que  soy  morena 
Porque  el  sol  osó  miraraie 

—  Soy  la  rosa  de  Saron, 
Soy  el  lirio  de  los  valles; 

—  Que  entre  todas  las  doncellas 
He  sido  para  mi  amante 

Cual  lirio  entre  las  espinas, 
Cual  rosa  entre  los  zarzales. 

— Y  es  mi  amado  entre  mancebos 
Cual  manzano  entre  los  árboles; 
Sentada  bajo  su  sombra 
Probé  su  fruto  agradable, 
Y  en  su  cámara  del  vino 
Aspiré  perfumes  suaves. 


— ¡Mantenedme  con  manzanas, 
Con  aromas  sustentadme, 
Que   desfallezco  de  amor! 

— Cuando  despierte,  rogadle 
Que  con  su  izquierda  me  tenga 

Y  con  su  diestra  me  abrace. 
— Hijas  de  Jenisalem, 

Dejad  que  duerma  mi  amante... 
¡Yo  os  conjiu-o  por  las  corzas 

Y  las  ciervas  de  los  valles! 
Respetad  todas  su  sueño, 

Y  que  á  su  placer  descanse. 

— Ya  oigo  la  voz  de  mi  amado: 
Ya  le  veo  aproximarse, 
Saltando  sobre  los  rnontes 

Y  los  collados  gigantes, 

— Al  cabrito  de  los  ciervos 

Y  á  los  gamos  semejante: 


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REVISTA   DE    VALENCIA. 


Ya  está  tras  la  pared  nuestra. 
Entre  las  rejas  mostrándose, 
Mirando  por  las  ventanas 

Y  diciendo  con  voz  suave: 
— "¡Vente,  compañera  mia! 

¡Hermosa  mia,  levántate! 

— ¡Ven!  Ya  ha  pasado  el  invierno', 
La  lluvia  cesó  há  un  instante, 
Hánse  mostrado  las  flores 

Y  el  eco  de  nuestros  valles 
Ya  ha  repetido  la  triste 
Voz  de  la  tórtola  amante; 

— Higos  prodiga  la  higuera, 
Olores  la  vid  que  nace; 

— ¡Vente,  compañera  miai 
¡Hermosa  mia,  levántate! 

— Paloma  mia,  que  moras 
En  escarpados  parajes, 

Y  en  el  hueco  de  las  peñas 


Tu  nido  de  plumas  haces, 
Déjame  oir  la  voz  tuya, 
Déjame  ver  tu  semblante. 
Porque  es  muy  dulce  tu  acento 

Y  es  tu  faz  incomparable. 
— ¡Vente,  compañera  mia! 

¡Hermosa  mia,  levántate!,, 

— Cazad  las  zorras  pequeñas 
Que  por  el  monte  se  esparcen 

Y  echan  á  perder  las  viñas 
Que  comienzan  á  mostrarse. 

— Mi  amado  es  mió  y  yo  suya, 

Y  yo  le  digo  al  dejarle: 
"Hasta  que  el  dia  despunte 

Y  que  las  sombras  se  marchen, 
Yo  esperaré  tu  regreso. 
Torna,  mi  amado,  á  buscarme, 
Al  cabrito  de  los  ciervos 

Y  á  los  gamos  semejante.,, 

Pedro  J.  Puerto  Calatavud. 


TRADICIONES  VALENCIANAS. 


TRASLACIÓN  DEL  CUERPO  DE  SAN  VICENTE  MÁRTIR 


A  raza  gótica  liabia  degenerado  lastimosamente,  incurriendo  á  su  vez 
en  los  mismos  vicios  y  defectos  que  el  pueblo  romano.  Como  fué 
conquistada  por  los  godos  la  altiva  y  poderosa  Roma,  riiientras  los 
patricios  se  entregaban  á  la  impúdica  bacanal  de  sus  desórdenes ,  y  los  empera- 
dores á  la  satisfacción  de  sus  placeres  y  de  sus  vicios ,  fueron  igualmente  con- 
quistados los  godos  españoles  por  el  regalo  y  la  molicie  á  que  se  hallaban 
entregados  los  magnates  ,  imitadores  de  sus  indignos  reyes,  á  quienes  pinta  la 
historia  con  los  más  negros  colores  de  inmoralidad  por  sus  desordenados  ape- 
titos, por  su  desenfreno  y  sus  crímenes.  Una  raza  guerrera,  vigorosa,  como 
habia  sido  antes  la  familia  goda,  venia  triunfante  desde  el  fondo  de  la  Arabia, 
blandiendo  la  espada  de  sus  gloriosas  conquistas,  á  avasallar  la  monarquía  gó- 
tica de  España,  regida  á  la  sazón  por  el  débil  y  desgraciado  monarca  D.  Rodrigo. 

Los  árabes  penetraron  en  España  como  en  una  tierra  de  promisión,  según 
las  brillantes  y  poéticas  descripciones  que  unos  á  otros  se  hacían  de  las  fértiles 
comarcas  de  la  Bélica,  y  realmente  quedaron  sorprendidos  de  asombro  al  pisar 
las  hermosas  regiones  que  ellos  habían  soñado  y  descrito  en  su  portentosa  fan- 
tasía, inferior,  no  obstante,  á  la  realidad  de  lo  que  veían.  Juzgaron  que  esta 
tierra  era  el  Edén  ofrecido  por  el  Profeta  á  los  creyentes,  y  resolviéronse  á  con- 
quistarla á  todo  trance,  cualquiera  que  fuere  el  número  de  los  enemigos  y  los 
riesgos  que  necesitaran  vencer  para  llevar  á  cabo  su  conquista. 

El  conde  Teodomiro,  capitán  general  de  Andalucía,  no  contaba  con  fuerzas 
suficientes  para  resistir  la  poderosa  irrupción  mahometana,  y  escribió  al  monarca 
pidiéndole  los  necesarios  refuerzos,  y  aconsejándole  viniese  personalmente  á  la 
cabeza  de  su  ejército.  No  se  hizo  esperar  D.  Rodrigo.  Reunió  un  ejército  nu- 


304  REVISTA   DE   VALENCIA. 

meroso,  v  puesto  al  frente  de  sus  tropas,  vino  á  acampar  en  las  márgenes  del 
Guadalete ,  donde  se  libró  la  mas  sangrienta  y  desdichada  batalla  que  presen- 
ciaron los  pueblos  y  los  siglos.  La  traición  de  algunos  personajes  godos  decidió 
el  éxito  de  la  lucha.  D.  Rodrigo  sucumbió  con  el  valor,  con  la  dignidad  y  bi- 
zarría de  un  rey  caballero ,  aunque  otra  cosa  se  hayan  permitido  decir  algunos 
apasionados  cronistas.  Los  árabes,  vencedores  en  aquella  terrible  jornada,  que- 
daron dueños  de  Andalucía,  sin  mas  oposición  que  la  que  pudo  hacerles ,  con 
las  débiles  fuerzas  escapadas  de  la  matanza,  el  buen  conde  Teodomiro.  Este 
valeroso  caudillo,  tan  injustamente  tratado  en  las  crónicas  antiguas,  vino  mo- 
lestando dia  y  noche  al  ejército  musulmán  hasta  penetrar  en  tierra  de  Murcia, 
donde  hubiera  sido  aniquilado  por  los  árabes ,  si  no  recurriera  á  un  ingenioso 
ardid,  del  que  supo  sacar  gran  partido ,  negociando  con  el  generoso  Abdelaziz, 
que  le  concedió  la  soberanía  de  Orihuela,  Lorca  y  toda  la  tierra  llamada  desde 
entonces  de  Tadmir,  nombre  que  daban  los  árabes  al  conde  Teodomiro. 

La  defensa  de  la  nación  fué  harto  débil  por  parte  de  los  españoles ;  los 
árabes  se  posesionaron  de  toda  la  Península,  á  escepcion  de  las  montañas  de 
Asturias  y  de  Jaca,  de  donde  brotó  la  restauración  de  la  monarquía  española 
en  Castilla  y  en  Aragón,  ó  sea  en  los  reinos  de  Asturias  y  de  Sobrarbe.  Valen- 
cia cayó,  como  las  demás  ciudades  y  provincias,  en  poder  de  las  tropas  musul- 
manas, á  los  tres  años  después  de  la  batalla  del  Guadalete,  dada  en  711. 

Las  familias  de  los  valencianos  que  no  quisieron  someterse  á  las  leyes  del 
vencedor,  emigraron  á  las  montañas  de  Jaca  ó  de  Asturias,  donde  trasladáronse 
algunos  monjes  con  las  reliquias  de  los  mártires  ,  y  fundaron ,  según  se  cuenta, 
un  templo  para  custodiarlas,  á  cuya  sombra  y  amparo  se  constituyeron  viviendas 
que  vinieron  á  formar  muy  en  breve  una  ciudad ,  á  la  que  se  dio  el  nombre  de 
Oviedo. 

Abderramán  I,  califa  de  Córdoba,  expidió  una  orden  cruel  para  que  fuesen 
derribadas  las  iglesias  de  los  cristianos,  y  se  hiciesen  desaparecer  las  reliquias  de 
los  Santos ,  y  entonces  tuvo  lugar  en  Valencia  la  traslación  del  cuerpo  de  San 
Vicente  Mártir,  según  refiere  la  tradición,  que  es  como  sigue. 


II. 


Corría  el  año  780  de  la  era  cristiana,  y  hacia  ya  sesenta  y  seis  que  domina- 
ban los  árabes  en  la  ciudad  de  Valencia.  Ocupaban  los  cristianos  un  barrio 
extremo  de  la  población,  agrupados  en  torno  de  la  iglesia  del  Santo  Sepulcro 
(hoy  de  San  Bartolomé;,  fundada  por  el  emperador  Constantino.  El  perímetro 


TRASLACIÓN   DEL    CUERPO    DE    SAN    VICENTE    MÁRTIR.  305 


(le  la  ciudad  tomaba  de  dia  en  dia  nuevos  vuelos,  ensanchada  y  embellecida 
por  los  musulmanes,  en  tanto  quedaba  cada  vez  más  reducida  la  población  de 
los  mozárabes,  nombre  que  se  daba  á  los  cristianos  que  vivian  entre  los  moros, 
pues  no  ocupaban  ya  sino  el  citado  barrio,  al  que  la  tradición  ha  dado  el  nom- 
bre de  Rebatitis. 

Un  domingo,  después  de  la  hora  del  medio  dia,  hallábanse  congregados  eu 
la  iglesia  del  Santo  Sepulcro  los  principales  vecinos  de  la  población  cristiana, 
entre  los  que  se  encontraba  algún  venerable  sacerdote,  á  mas  de  los  naturales 
de  la  parroquia,  encargados  de  sostener  el  culto  y  de  administrar  á  sus  feligreses 
los  ausilios  espirituales. 

Parecían  reunidos  en  aquel  sitio  para  tratar  de  algún  asunto  muy  grave,  y 
así  era  en  efecto,  pues  hablan  tomado  la  precaución  de  cerrar  las  puertas  del 
templo,  cerciorándose  antes  de  que  no  se  hallaba  entre  los  circunstantes  ninguna 
persona  que  no  inspirase  á  todos  la  mas  absoluta  confianza.  Motivó  la  reunión 
un  decreto  del  califa  Abderramán ,  ordenando  que  se  purificasen  las  principales 
iglesias  de  los  cristianos,  para  convertirlas  en  mezquitas  musulmanas,  contravi- 
niendo á  los  pactos  estipulados  por  sus  antecesores  en  la  época  de  la  conquista. 
Un  sacerdote  ya  entrado  en  años  hacia  uso  de   la  palabra,  prestándole  su 
auditorio  suma  atención,  pues  á  todos  interesaba  igualmente  tomar  un  acuerdo. 
— La  orden  dictada  por  el  califa  de  Córdoba,  decia  el  sacerdote,  acaba  de  des- 
pojarnos del  primer  templo  de  la  ciudad,  de  nuestra  iglesia  mayor,  de  la  cual 
fui  el  último  deán;  y  ya  no  he  conocido  pastor,  porque  no  puede  haberlo  allí 
donde  no  hay  rebaño.  Los  moros  juraron  respetar. nuestros   templos  y  vivien- 
das, nuestras  leyes  y  propiedades,  nuestras  costumbres  y  familias ,  y  no  ocupar 
el  territorio  sino  militarmente,  y  ya  veis  á  qué  han  quedado  reducidas  sus  pro- 
mesas. Ellos  ocupan  los  palacios  y  edificios  públicos  de  la  ciudad;  han  derribado 
calles,  manzanas  y  barrios  enteros,  levantando   serrallos,  jardines  y  moradas 
para  sus  familias  allí  donde  antes  habitaban  los  cristianos ,   señores  y  propieta- 
rios de  la  ciudad,  como  de  las  haciendas  recibidas  de  sus  abuelos.  La  población 
goda  no  ha  podido  soportar  la  miseria  á  que  la  condenó  ese  pueblo  de  infieles, 
y  el  mayor  número  de  familias  ha  emigrado  á  las  montañas  de  Jaca  ó  de  As- 
turias, para  reunirse  con  los  valientes  cristianos  restauradores  de  la  monarquía 
gótica,  que  avanzará  paso  á  paso  con  la  visible  protección  del  cielo,  á  recon- 
quistar las  ciudades  y  provincias  que  nos  legaron  nuestros  abuelos  y  no  supieron 
defender  nuestros  padres.  Los  cristianos  que  no  emigraron  y  sobreviven  en  esta 
ciudad  han  quedado  reducidos  al  escaso  número  de  vecinos  que  nos  hallamos 
congregados  en  este  sitio,  número  que  cada  dia  decrece  y  decrecerá  tal  vez, 
hasta  desaparecer  por  completo,  porque  no  es  posible  prosperar  en  la  esclavitud, 
ni  tampoco  es  fácil  prever  cuál  será  el  fin  que  nos  aguarda,   si  continuamos  vi- 
viendo en  esta  tierra  profanada  por  la  planta  del  invasor,  impregnada  del  am- 


366  REVISTA    DE    VALENCIA. 


biente  del  islamismo  importado  por  los  creyentes  del  falso  profeta.  No  creáis 
que  les  basta  lo  hecho ,  ni  les  satisface  habernos  arrebatado  los  templos.  Bien 
sabéis  lo  que  ordena  el  califa  acerca  de  las  reliquias  de  nuestros  gloriosos  már- 
tires :  que  se  destruyan,  que  desaparezcan  por  completo,  para  que  se  entibie  la 
fé  de  nuestro  pueblo,  pues  careciendo  de  objetos  de  veneración  y  de  aquellas 
reliquias  que  obran  milagros,  desaparecerá  completamente  el  cristianismo  de  la 
tierra  española,  y  dominarán  ellos  en  absoluto  sin  el  menor  obstáculo  por  parte 
de  los  naturales.  Fijaos  bien,  hermanos  mios,  en  la  bárbara  orden  del  califa,  y 
decidme  si  podremos  consentir  que  se  profane  el  santuario  que  la  piedad  de 
Constantino  erigió  al  sagrado  cuerpo  de  nuestro  mártir  San  Vicente:  decidme 
también  si  podremos  tolerar  que  manos  impías  y  sacrilegas  se  posen  en  el  cuerpo 
del  Santo  para  reducirlo  á  polvo  y  esparcirle  por  el  viento. 

— No,  no:  ex'clamaron  todos.  Debemos  preservar  de  la  profanación  de  los  isla- 
mitas el  sagrado  cuerpo  de  nuestro  glorioso  mártir.  Debemos  morir  todos  antes 
que  tolerar  que  uno  solo  de  ellos  profane  con  sacrilega  planta  aquel  santuario. 

— No  basta,  queridos  hermanos,  hacer  juramentos;  es  necesario  poder  llevarlos 
á  cabo  para  cumplirlos.  Todos  estamos  dispuestos  á  morir  por  la  fé  de  nuestros 
mayores:  pues  suponed  que  morimos  todos,  y  se  pierde  la  fé  porque  no  quede 
imo  solo  que  pueda  observarla:  en  este  caso  habrán  perecido  también  las  creen- 
cias, si  no  hay  quien  las  observ^e,  y  no  se  trata  de  que  perezcan  sino  de  salvar- 
las. Importa,  pues,  buscar  un  medio  que  nos  permita  poner  el  cuerpo  del  Santo 
á  cubierto  de  todo  atropello  por  parte  de  los  árabes. 

— Labremos  un  altar  subterráneo  en  la  misma  ermita  de  San  Vicente  ó  en  esta 
iglesia  del  Santo  Sepulcro,  donde  podamos  depositar  el  sagrado  cuerpo  ocultán- 
dolo á  la  vista  del  invasor,  y  venerarle  nosotros  hasta  que  Dios  se  apiade  de 
nuestro  pueblo  y  se  sirva  enviarnos  tiempos  mejores. 

— La  idea  fuera  buena  y  aceptable  si  tuviésemos  tiempo  para  labrar  el  altar 
subterráneo,  y  pudiésemos  evitar  que  fuese  descubierto  por  los  invasores;  si 
respetasen  ellos  nuestros  templos  y  santuarios ,  todo  lo  cual  es  muy  difícil, 
pues  olvidáis  que  en  adelante  no  respetarán  ya  los  lugares  sagrados  de  nuestra 
devoción  y  respeto.  Proponed,  pues,  otro  medio  más  seguro  y  más  fácil. 

— Proponedlo,  vos,  deán,  como  hombre  de  experiencia  y  de  más  luces  que 
nosotros. 

— Tengo  ya  estudiado  el  único  medio  hábil  que  encuentro  de  salvar  el  Santo, 
y  es  el  siguiente:  sustraeremos  con  gran  disimulo  el  sagrado  cuerpo ,  y  le  lleva- 
remos al  Grao,  donde  una  nave  aparejada  al  objeto,  le  recibirá  en  depósito.  Los 
sacerdotes  que  aun  vivimos  de  los  que  un  dia  formábamos  parte  del  clero  cate- 
dral, nos  constituiremos  en  guardia  y  custodia  del  Santo  ,  con  las  familias  de 
vosotros,  que  gustareis  acompañarnos.  La  nave  dará  la  vuelta  á  la  Península,  y 
Dios  será  servido  conducirnos  felizmente  á  tierra  de  Asturias,  donde  no  ha  de 


TRASLACIÓN   DEL   CUERPO   DE   SAN   VICENTE   MÁRTIR.  307 


faltarnos  lugar  cómodo  y  seguro  para  depositar  el  Santo  entre  españoles  cris- 
tianos. 

— ¿Y  creéis,  venerable  dean^  (jue  no  sufrirá  la  nave  algún  contratiempo  por 
parte  de  los  moros? 

— Dios  se  servirá  ampararnos  y  protejernos  hasta  salir  del  Estrecho  de  Gades. 
Una  vez  que  saludemos  las  olas  del  Océano,  os  respondo  de  nuestra  seguridad, 
porque  nada  tenemos  que  temer  en  la  inmensidad  de  los  mares. 

—¿Cuándo  creéis  que  debe  ser  trasportado  al  buque  el  cuerpo  del  Santo 
mártir? 

— Ahora  mismo  si  fuera  posible,  pues  no  hay  tiempo  que  perder,  por  si  los 
sectarios  de  Mahoma  se  les  ocurre  cumplimentar  la  orden  del  califa. 

— ¿No  podría  hacerse  el  traslado  después  de  cerrada  la  noche? 

— Infundiría  sospechas  quizá,  y  juzgo  preferible  la  luz  del  sol,  hora  en  que  des- 
pachan sus  buques  los  mercaderes. 

—Tomemos,  pues,  las  disposiciones  oportunas,  y  dentro  de  una  hora  puede 
hallarse  el  santo  cuerpo  en  la  nave. 

— ¿Alguno  de  vosotros  está  dispuesto  á  abandonar  esta  tierra  para  venirse 
con  el  Santo  al  reino  de  Asturias? 

— Varías  familias  enteras  os  acompañaremos,  venerable  deán:  los  que  aquí 
queden  rogarán  á  Dios  por  la  prosperidad  de  nuestro  viaje,  como  nosotros  ro- 
garemos por  ellos,  desde  el  punto  á  donde  Dios  fuere  servido  llevarnos. 


III. 


Diez  ó  doce  días  van  trascurridos  desde  que  tuvo   lugar  aquella  congrega- 
ción de  cristianos  en  la  iglesia  del  Santo  Sepulcro  de  Valencia. 

Una  nave  de  gran  porte  voga  con  viento  próspero  por  los  últimos  límites 
del  Estrecho  de  Gades,  y  una  tripulación  munerosa,  compuesta  de  cristianos  de 
ambos  sexos,  de  diversas  condiciones  y  edades,  contempla  desde  el  castillo  de 
popa  las  encrespadas  olas  del  Océano,  que  hacen  cabecear  al  buque  como  el 
casco  de  una  nuez,  en  cuyo  hecho  nadie  se  fija,  absortos  todos  en  la  soledad  del 
ancho  mar,  y  en  la  hermosa  vegetación  que  cubre,  como  espesa  alfombra,  la 
tierra  que  á  la  derecha  de  la  nave  se  divisa,  cuando  solo  restan  ya  algunas 
brazas  para  trasponer  aquella  lengua  de  tierra  y  salir  á  lo  ancho  del  Océano. 
— ¿Qué  tierra  es  aquella?  Habían  preguntado  los  tripulantes  al  patrón  de  la 
barca, 


368  REVISTA    DE    VALENCIA. 


— Los  Algarbes,  último  extremo  de  la  Lusitauia.  •■"" 

— -¿Hay  moros  en  esta  tierra? 

—Presumo  que  no,  como  no  iiayan  llegado  aquí  por  mar,  porque  necesitaban 
haber  franqueado  el  caudaloso  Guadiana;  pero  no  lo  sé  de  fijo,  porque  me  cuido 
poco  de  las  cosas  que  pasan  en  la  tierra. 

Los  tripulantes  suplicaron  al  piloto  acercase  cuanto  pudiese  la  nave  íi  tierra 
para  poder  examinar  de  cerca  la  costa.  Condescendió  el  piloto,  no  sin  refunfuñar 
entre  dientes,  porque  temia  los  riesgos  del  vajío  hallándose  tan  cerca  del 
Océano.  Entonces  fué  cuando  la  tripulación  se  presentó  en  masa  sobre  cubierta 
;í  disfrutar  de  la  agradable  vista  que  presenta  aquel  extremo  de  la  costa  portu- 
guesa. Se  hallaban  próximos  al  ángulo  que  forma  aquel  cabo  avanzando  hacia  el 
Océano,  donde  se  distingue  hoy  una  vieja  torre  que  embellece  la  perspectiva 
que  desde  muy  lejos  admira  el  navegante  al  salir  del  Estrecho.  Preguntaron  al 
piloto  qué  nombre  llevaba  aquella  montaña  que  se  interna  en  el  mar,  y  contestó 
que  era  conocida  de  los  geógrafos  y  navegantes  con  el  nombre  de  Proinovtorio 
Sacro. 

—  Hermanos  mios,  gritó  como  inspirado  el  deán  de  Valencia,  dirigiéndose  á  los 
cristianos  que  le  acompañaban:  que  sea  conocida  de  hoy  más  esta  tierra  con  el 
nombre  de  Cabo  de  San  Vicente. 

— Sí,  sí;  en  conmemoración  de  haber  pasado  por  aquí  el  cuerpo  del  Santo.  ¡Ho- 
nor al  Cabo  de  San  Vicente! 

—-Esta  tierra  parece  desierta,  continuó  diciendo  el  deán;  ¿no  podíamos  ponerla 
bajo  la  protección  de  San  Vicente  Mártir,  erigiéndole  aquí  un  templo  y  fun- 
dando una  colonia  que  ofreceríamos  luego  á  los  reyes  de  Asturias? 

— ¿Si  tuviéramos  seguridad  de  no  ser  atacados  de  los  moros?  Contestaron  al- 
gunos entre  confiados  y  dudosos. 

— Por  ahora  podéis  desechar  ese  temor,  replicó  el  piloto;  pero  no  debéis  fiar 
mucho  del  dia  de  mañana,  porque  bien  veis  que  es  corta  la  distancia  que  media 
entre  este  pais  y  las  costas  de  África,  y  mas  tarde  ó  mas  temprano  vendrán  á 
posesionarse  de  esta  tierra,  y  pudierais  pasarlo  no  muy  bien  ,  á  menos  que  no 
hiciera  un  milagro  San  Vicente. 

En  aquel  instante  la  nave  dio  un  chasquido  y  una  violenta  sacudida,  que 
hizo  perder  el  equilibrio  á  casi  todos  los  pasajeros  que  se  hallaban  de  pié  á 
bordo. 

— ¡Maldición!  exclamó  el  pilólo.  Encallada  la  nave  en  un  banco  de  arena;  en- 
callada por  mi  blanda  condescendencia  con  esta  gente.  ¡Al  agua  los  botes  y  todo 
el  mundo  á  tierra;  es  forzoso  aligerar  la  nave  para  que  flote  por  sí  misma  antes 
que  sea  pasto  del  viento  y  de  las  olas! 

En  un  instante  fueron  echados  los  botes  al  agua  para  desembarcar  á  los 
tripulantes,  mientras   los  marineros,  unos  recogían  las  velas,  otros  ayudaban  á 


TRASLACIÓN    DEL    CUERPO    DE    SAN    VICENTE    MÁRTIR.  36g 


desembarcar  á  los  pasajeros,  y  otros  comenzaban  á  aligerar  la  nave  de  su  pesado 
cargamento. 

Así  que  se  vio  en  tierra  el  deán,  dióse  á  recorrer  la  montaña  con  algunos  de 
sus  compañeros,  subiendo  á  los  puntos  mas  elevados  para  dirigir  la  visual  á  larga 
distancia,  esperando  reconocer  el  terreno,  por  si  veía  indicio  de  población  mora 
ó  cristiana.  No  debió  quedar  descontento  de  sus  investigaciones ,  porque  al  re- 
unirse de  nuevo  con  los  aturdidos  cristianos  sus  compañeros ,  presentóse  con  ri- 
sueño semblante  y  procuró  consolarles  á  todos. 

La  operación  de  descargar  la  nave  fué  larga  y  penosa.  Allí  trascurrió  el  dia, 
resignándose  los  pasajeros  á  pasar  la  noche  en  tierra.  Al  amanecer  del  dia  si- 
giiiente  flotó  la  nave  por  sí  misma  por  efecto  de  la  marea ,  fenómeno  que  sor- 
prende grandemente  á  los  costeños  del  Mediterráneo  por  lo  poco  sensible  que 
es  en  este  mar  el  flujo  y  reflujo.  Entonces  hubo  que  cargar  de  nuevo  la  barca, 
mas  al  comenzar  esta  segimda  operación,  advirtió  el  piloto  la  presencia  de  al- 
gunas velas,  que  venian  hacia  el  Cabo  con  viento  en  popa,  y  temiendo  fuesen 
piratas  africanos  que  iban  en  su  persecución,  desplegó  velas ,  á  favor  de  un 
viento  fresco,  y  después  de  encargar  á  los  pasajeros  se  escondiesen  en  las  breñas 
del  monte,  se  hizo  al  mar,  diciendo  que  no  tardarla  en  volver  por  ellos. 

Hombres  y  mujeres,  niños  y  viejos  indistintamente  prorr\impieron  en  copioso 
llanto  al  ver  alejarse  la  barca,  como  si  aquel  débil  leño  fuese  la  misma  patria 
que  les  abandonaba  en  su  quebranto,  arrojándoles  á  una  tierra  desconocida. 

Procuró  el  deán  consolarles  á  todos,  diciéndoles  que  la  barca  no  tardaría  en 
regresar,  para  llevarles  á  tierra  de  Asturias. 

— Y  si  Dios  en  sus  inescrutables  juicios  hubiese  dispuesto  que  la  barca  no  vuelva 
mas  por  nosotros,  tampoco  tenemos  por  qué  quejarnos:  es  que  el  glorioso  már- 
tir San  Vicente  no  quiere  salir  de  la  tierra  que  lleva  ya  su  nombre ;  desea,  por 
el  contrario,  que  le  erijamos  aquí  un  templo,  á  cuyo  amparo  y  protección  fun- 
daremos un  pueblo,  al  que  Dios  hará  feliz  y  venturoso. 

Todos  parecieron  calmarse  con  las  palabras  del  sacerdote,  pero  no  era  fácil 
olvidar  la  advertencia  del  piloto  sobre  la  peligrosa  vecindad  de  África  y  acerca 
de  la  presencia  de  las  naves  que  parecían  enemigas  y  se  acercaban  con  gran 
rapidez,  impulsadas  por  el  viento.  Felizmente  seguían  otro  rumbo,  pues  en  vez 
de  dirigirse  al  Cabo  se  inclinaron  mas  al  Sur,  en  demanda  de  la  costa  africana. 

Pasado  este  peligro ,  y  reanimados  los  valencianos  emigrantes  con  las  pa- 
labras del  buen  deán ,  entregáronse  en  brazos  de  su  fé  religiosa ,  y  diéronse  á 
buscar  sitio  á  propósito  para  fundar  una  población ,  en  tanto  regresaba  ó  no  la 
nave,  que  algunos  de  ellos  daban  ya  por  perdida. 

Se  ignoran  los  percances  que  pudieron  ocurrir  á  la  barca,  pero  es  lo  cierto 
que  no  regresó,  y  de  aquí  dedujo  con  gran  oportunidad  el  deán,  que  habría  nau- 
fragado ó  caído  en  poder  de  piratas ,  cuya  desgraciada  suerte  les  estaba  reser- 

24 


370  REVISTA    DE    VALENTÍA. 


vada  á  todos  ellos,  y  Dios  se  habla  valido  de  aquellos  medios  para  librarles  de 
la  muerte  ó  de  la  esclavitud  por  intercesión  de  San  Vicente ,  que  habia  obrado 
el  milagro  para  salvar  aquel  puñado  de  familias. 

Con  esto  creció  la  fé  y  la  confianza  en  todos  ellos,  y  no  tardaron  en  levan- 
tar un  pequeño  santuario,  donde  colocaron  el  cuerpo  del  santo  mártir:  en  torno 
del  templo  edificáronse  sus  chozas,  y  de  todo  ello  resultó  una  población,  á  la 
que  dieron  el  nombre  de  San  Vicente,  fundada  por  aquellas  familias  valencianas 
en  el  último  confin  de  España  y  de  Europa. 


IV. 


No  expresa  la  tradición  con  suficiente  claridad  cuánto  tiempo  disfrutó  aquella 
colonia  las  dulzuras  de  la  paz,  pero  parece  indudable  que  trascurrieron  algunas 
generaciones,  viviendo  en  completa  calma  en  aquel  lugar  tranquilo,  sin  que  los 
moros  africanos  se  atrevieran  á  molestarles,  por  el  terrible  escarmiento  que 
hizo  en  ellos  Abderramán  de  Córdoba,  cuando  Alí-ben-Mongheith  desembarcó 
con  nmnerosas  tropas  al  occidente  de  los  Algarbes.  Probable  es  que  la  pequeña 
colonia  permaneciese  segura  é  independiente  al  abrigo  de  algún  tratado  de  paz 
con  los  moros  vecinos,  dueños  á  la  sazón  del  Algarbe  y  de  la  costa  occidental 
de  la  Lusitania,  como  supo  crearse  un  estado  independiente  el  conde  Teodo- 
miro  en  tierra  de  Murcia,  y  en  nuestros  dias  se  conservan  también  independien- 
tes algunos  estados  como  Monaco,  y  las  repúblicas  de  San  Marino  y  de  Andorra, 
consideradas  por  los  diplomáticos  como  una  curiosidad  política.  Así  nos  expli- 
camos únicamente  este  punto,  que  no  revela  la  tradición,  acerca  del  largo  tiempo 
que  permanecieron  aquellos  colonos  en  el  Cabo  de  San  Vicente. 

Allí  vivían  dichosos  los  hijos  y  nietos  de  los  valencianos  fundadores  de  la 
colonia,  depositarios  de  la  tradición  que  acerca  del  cuerpo  de  San  Vicente  reco- 
gieron de  sus  padres.  Reinaba  ya  en  Portugal  su  primer  rey  Alfonso  Enriquez, 
hacia  el  año  1112,  cuando  llegó  al  Cabo  de  San  Vicente  un  caudillo  moro  lla- 
mado Abul  Hacem.  Espoleados  los  moros  por  la  victoriosa  espada  de  Enrique 
de  Borgoña  y  de  su  hijo  Alfonso  Enriquez,  hubieron  de  correrse  al  Sur  de  los 
Algarbes,  y  en  estas  correrías  fué  cuando  Abul  Hacem  penetró  en  la  colonia  de 
los  cristianos,  haciéndolos  á  todos  cautivos  y  arrasando  hasta  los  cimientos  sus 
pobres  moradas  y  su  venerado  templo. 

Alfonso  Enriquez  ganó  el  25  de  Julio  de  1189  la  memorable  batalla  de 
Campo-Ourique,  en  la  que  venció  á  cinco  reyes  moros,  asegurando  en  esta  jor- 
nada la  independencia  de  Portugal  y  la  derrota  del  islamismo  en  la  región  lusi- 


TRASLACIÓN    DEL    CUERPO    DE    SAN    VICENTE    1LÍRTIR.  371 


tana.  Entre  los  prisioneros  hechos  en  la  batalla,  encontrábanse  algunos  cristianos 
del  Cabo  de  San  Vicente ,  cautivados  años  antes  por  el  moro  Abul  Hacem. 
Conmovido  el  victorioso  monarca  al  oir  la  relación  de  los  cristianos,  resolvió 
rescatar  el  cuerpo  de  San  Vicente,  convencido  de  que  se  hallaba  oculto  entre  las 
ruinas,  pues  al  edificar  los  valencianos  el  pequeño  templo,  tuvieron  la  precaución 
de  labrar  una  bóveda  donde  depositaron  el  cuerpo  del  Santo  para  salvarle  de 
cualquier  contratiempo. 

No  era  aun  D.  Alfonso  dueño  de  los  Algarbes,  y  mal  podia  llegar  al  último 
límite  de  aquel  reino  antes  de  conquistarle,  poseyendo  aun  mucha  tierra  en  sus 
Estados  los  moros.  Felizmente  conquistó  á  Santarem  en  II45,  y  como  tres  años 
después  se  apoderase  de  Lisboa ,  el  rey  pudo  ya  permitirse  un  paseo  marítimo 
hasta  el  Cabo  de  San  Vicente,  donde  guiado  por  los  cristianos ,  descubrió  al  fin 
el  cuerpo  del  Santo  ,  sobre  cuya  sepultura  parece  que  se  posaban  algunos 
cuer\'os. 

Trasladado  á  la  nave,  dio  el  rey  la  vuelta  á  Lisboa,  acompañado  igualmente 
de  los  cuervos,  añade  la  tradición,  que  parece  no  querían  abandonar  la  custodia 
del  Santo.  Este  es  el  origen  de  las  armas  de  Lisboa  dadas  á  la  ciudad  por  Al- 
fonso Enriquez,  según  refieren  algunos  narradores. 

El  cuerpo  del  mártir  fué  depositado  en  la  Iglesia  Mayor,  y  se  llamó  de  San 
Vicente  la  puerta  de  la  ciudad  por  donde  verificó  su  entrada.  Este  hecho  tuvo 
lugar  el  año  1173,  después  que  el  rey  hubo  finnado  una  tregua  con  los  moros 
para  que  le  diesen  tiempo  de  buscar  los  restos  del  Santo  y  poderlos  trasladar 
tranquilamente  á  sus  Estados.  En  Lisboa  mandó  erigir  un  templo  bajo  la  advo- 
cación de  San  Vicente  para  colocar  el  cuerpo  del  mártir.  Tres  años  después  fué 
trasladado  á  la  ciudad  de  Braga,  donde  debe  conservarse  actualmente. 

Juan  B.  Perales. 


EL  MUNDO   DE  LOS  POETAS. 


¡EN,  la  noche  nos  convida; 
Es  apacible  y  serena. 
Ven  á  pasear  conmigo 
Por  la  vecina  alameda, 

Y  te  daré  á  conocer 

El  mundo  de  los  poetas. 
Salgamos  de  la  ciudad, 
En  donde  durmiendo  quedan 
Tanto  dichoso  que  llora 

Y  tanto  infeliz  que  sueña. 
Crucemos  el  ancho  rio 
Que  de  su  ánfora  de  piedra 
Desciende  en  claros  raudales 
Desde  la  vecina  sierra. 

¿Escuchas  ese  rumor? 
No  es  el  agua  que  se  estrella 
En  las  piedras  de  su  lecho. 
No  es  el  viento  que  se  queja: 
Es  el  himno  misterioso 
Que  hasta  los  cielos  elevan 
Los  espíritus  errantes 
Que  animan  toda  la  tierra. 
Mira  en  las  ondas  del  rio, 
Donde  la  luna  refleja, 
A  las  ondinas  tegiendo 
Tapiz  de  nácar  y  perlas. 

¿No  ves  de  aquí  cómo  brillan? 
Allá  á  lo  lejos  ligera 
¿No  has  visto  cruzar  el  rio 


Una,  en  sus  velos  envuelta? 
¿No  oyes  desde  aquí  el  bullicio 
De  sus  risas  y  sus  fiestas? 
.Oh!  no  puedes  confundirlo 
Con  la  música  que  presta 
A  sus  voces  el  chocar 
Del  agua  sobre  las  piedras. 
Pasemos  pronto,  bien  mió, 
Que  no  quiero   que  te  vean 
Y  te  arranquen  de  mis  brazos 
Para  aclamarte  su  reina. 

Ven  por  aquí,  que  se  escuchan 
Las  quejas  de  Filomela, 
Que  está  contando  á  la  noche 
Los  motivos  de  sus  penas. 
Sin  temor  de  que  Tereo 
Le  mande  cortar  la  lengua. 
¿Escuchas?  ¿No  te  parece 
Que  en  su  garganta  gorjea 
Tierno  ruiseñor?  Mas,  calla. 
Porque  si  al  oirte  piensa 
Que  vas  para  darle  envidia,... 
Puede  morir  de  tristeza. 

Por  ese  cuadro  de  flores 
Donde  los  genios  se  albergan. 
He  visto  cruzar  una  hada: 
Sigámosla;  en  la  plazuela 
Con  que  termina  este  anden 
Tendrán  la  danza  dispuesta 


EL    MUNDO    DE    LOS    POETAS. 


373 


A  los  rayos  de  la  luna... 

¡Oh!  ¡Qué  bellas  son,  qué  bellas! 

Allí  danzan  reunidas; 

Mira  los  ojos  de  aquella; 

Si  fueran  mas  expresivos, 

Los  creyera  tuyos.  Esa 

Tiene  tu  mano  de  nieve 

Y  tu  hermosa  cabellera; 

Si  fuera  un  poco  mas  larga, 

Y  la  mano  mas  pequeña. 
Aquella  tiene  tu  talle, 
Pero  eres  tú  mas  esbelta. 
La  otra  tiene  tu  sonrisa, 
Pero  no  tan  hechicera. 
¡Cómo  se  parecen  todas 

A  tí!  Mas  no  son  tan  bellas. 
Son  la  imagen  de  un  espejo; 
Pero  no  quien  la  refleja. 
Entre  esas  hadas  y  tú 
Hay  la  distancia  que  media 
Entre  el  sueño  y  lo  real 
Que  hallamos  en  la  existencia. 

¿Estás  cansada?  Del  césped 
Yo  te  haré  un  lecho  que  pueda 
Darte  plácido  reposo. 


Mientras  cuento  de  una  reina 
Hermosa  y  enamorada. 
La  historia.  ¿Pero',  qué  piensas? 
¿Prestas  atención  al  viento 
Que  mueve  las  hojas  secas? 
¿Dices  que  es  rumor  de  voces, 
Que  son  armonías  nuevas? 
No  temas;  son  los  espíritus 
Que  el  aire  cruzan  y  pueblan; 
Esos  son  los  habitantes 
Del  mundo  de  los  poetas: 
Pensamientos  no  nacidos. 
Ideas  que  ya  son  muertas, 
Fantasmas,  que  á  nuestro  paso 
La  mente  imagina,  crea, 

Y  anima  con  el  sagrado 
Fuego  de  la  inteligencia. 

En  ese  mundo  mejor, 
Del  vate  dulce  vivienda, 
Puedes  vivir  tú  también. 
De  sus  goces  compañera; 

Y  verás  como  al  crear. 
Sus  creaciones  reflejan 

Tu  imagen ,   porque  su  alma 
También  tu  imagen  la  llena. 


J.  Rodríguez  Guzman. 


LOS   ARTISTAS  VALENCIANOS  EN  MADRID- 


|:oMo  anunciaba  en  mi  carta  anterior,*  hemos  llegado  al  periodo  álgido 
de  las  Exposiciones  de  Bellas-Artes.  Tres,  nada  menos,  se  han  abierto 
en  poco  tiempo,  y  todas  ellas  han  revelado  notable  adelanto  sobre 
las  verificadas  anteriormente.  No  es  mi  ánimo  detenerme  á  hacer  observaciones 
sobre  la  importancia  que  han  tenido  estos  concursos,  porque,  como  vulgarmente 
se  dice,  liay  vincha  tela  cortada^  lo  mas  razonable  será  entrar  de  buenas  á  pri- 
meras en  materia,  satisfaciendo  así  la  curiosidad  de  los  lectores  por  conocer  lo 
que  los  artistas  valencianos  han  presentado  en  cada  uno  de  aquellos. ' 


Exposición  de  la  Sociedad  de  Acu.a.relistas. 


Pocas  obras  de  nuestros  paisanos,  pero  sin  género  de   duda  y  sin  discutible 
vanidad,  las  mas  sobresalientes. 

En  primera  fila  Luis  Franco,  con  tres  acuarelas  de  relevante  mérito.  La  que 
titula  Galantería  J?aiiienca,  representa  el  restaurant  de  un  baile  de  máscaras, 
donde  se  halla  sentada  una  preciosa  muchacha  de  ojos  provocativos  y  sonrisa 
incitante,  apurando  de  un  sorbo  una  copa  de  vino.  Junto  á  ella  un  tipo  de  torero, 
de  esos  que  tanto  abundan  á  la  puerta  del  Café  Imperial,  vistiendo  el  caracte- 
rístico traje  corto,  y  dispuesto  á  escanciar  otra  copa  tan  pronto  como  haya  des- 
aparecido tras  de  los  labios  sonrosados  de  la  dama  la  última  gota  del  sabroso 
néctar.  Otra  acuarela  del  mismo  autor  es  la  que  denomina  el  catálogo  En  amena 
conversación.  Es  una  modesta  niña,  próxima  á  vestir  de  tiros  largos,  la  cual, 
interrumpiendo  un  momento  su  bordado,  y  apoyando  las  manos  en  el  bastidor, 
se  ha  puesto  á  hablar...  ¿con  quién...?  Con  el  que  mira  el  cuadro,  pues  en  él 
tiene  fijos  sus  hermosos  ojos  y  á  él  se  dirige  aquella  inocente  sonrisa  que  tanto 
agrada  al  espectador.  Ambas  aguadas  poseen  esa  elegancia  que  distingue  á  las 
obras  de  Franco,  revelan  que  el  asunto  ha  sido  estudiado  detenidamente,  y  ava- 
loran mas  y  mas  las  buenas  condiciones  del  artista  para  la  acuarela,  en  cuyo 


LOS    ARTISTAS    VALENCIANOS    EN    MADRID.  375 


género  es  hoy  uno  de  nuestros  mejores  pintores.  Por  eso  las  dos  citadas  han 
merecido  el  honor  de  ser  adquiridas  por  la  familia  real. 

Tan  buena  como  las  obras  de  Franco,  y  algo  mas  notable  por  el  vigor  con 
que  está  tratada,  es  una  Qibeza  del  siglo  XVI,  que'presenta  José  Benlliure.  Pa- 
rece imposible  que  con  los  tonos  frescos  y  falsos  de  la  aguada  pueda  llegarse  á 
obtener  resultados  tan  sorprendentes  por  su  verdad  como  los  que  se  ven  en  el 
cirrugado  rostro  de  aquel  anciano,  que  parece  arrancado  de  un  lienzo  al  óleo. 

De  Antonio  Gomar  hay  una  lindísima  colección  de  dibujos,  que  reproducen 
paisajes  de  Granada,  Tánger  y  algunos  otros  puntos.  Son  hojas  arrancadas  al 
álbum  de  un  verdadero  artista. 

Cierra  la  página  de  los  valencianos  el  Sr.  Jover  con  una  gran  acuarela,  que 
representa  á  un  joven  sentado  junto  á  una  ventana.  Aunque  buena  de  dibujo  y 
ejecución,  nos  parece  que  el  autor  ha  abusado  algo  del  carmín. 


Exposición  Bosch. 

Agrasot  presenta  un  cuadro  rico  de  luz  y  modelo  de  dibujo,  que  figura  un 
grupo  de  mujeres  leonesas,  sentadas  unas  y  de  pié  otras,  hilando  tranquilamente 
á  la  puerta  de  una  modesta  vivienda.  La  agrupación  está  bien  entendida,  contri- 
buyendo, con  lo  pintoresco  de  los  trajes,  á  hacer  la  obra  extremadamente  simpá- 
tica. Del  mismo  autor  hay  otro  lienzo  muy  pequeño,  pero  que  es  una  alhaja  por 
el  carácter  local  que  tiene  y  el  acierto  con  que  se  han  dado  las  pocas  pinceladas 
que  lo  constituyen.  Unos  labradores  valencianos  llegan  montados  en  sus  jacas 
á  la  puerta  de  una  alquería,  sombreada  por  pomposo  emparrado,  donde  son  re- 
cibidos con  gran  alborozo  por  los  vecinos  de  la  casa.  Solo  la  fotografía  es  capaz 
de  reproducir,  con  la  pasmosa  exactitud  que  ha  logrado  el  autor,  estas  escenas 
de  la  vida  real.  No  podemos  tributar  los  mismos  elogios  al  tipo  de  labradora 
valenciana,  que  exhibe  el  mismo  Sr.  Agrasot,  porque,  aun  cuando  buena  de  di- 
bujo, le  falta  modelado,  resulta  plana  de  figura  y  sobra  lienzo  al  asunto. 

José  Benlliure.  De  este  artista  hay  un  cuadrito  antiguo,  pero  muy  gracioso. 
Por  un  expléndido  jardin  se  pasean  varias  encopetadas  damas,  vestidas  con  trajes 
de  principios  de  siglo,  cuando  de  pronto,  un  estudiante  audaz  y  poco  escnipuloso 
en  materia  de  amoríos,  se  echa  á  los  pies  de  la  mas  bella  para  declararle  sus 
pensamientos.  Un  perrillo  de  lanas,  asombrado  de  tanta  familiaridad,  acomete  al 
joven  enamorado,  enseñándole  los  afilados  dientes.  Está  bien  sentido  el  natural, 
bien  combinados  los  personajes  y  ejecutado  con  la  facilidad  propia  del  autor. 
Adorna  también  los  salones  de  Bosch  una  acuarela  figurando  un  árabe,  muy  re- 
comendable por  su  color,  á  pesar  de  la  sobriedad  con  que  está  tratada. 

Mariano  Benlliure.  Hasta  hoy  era  conocido  el  nombre  de  este  artista  como  el 


376  REVISTA    DE   VALENCIA. 


de  un  escultor  de  grandes  esperanzas.  En  adelante  figurará  también  entre  los 
pintores,  y  creo  fundadamente  que  al  lado  de  los  buenos.  Con  efecto,  en  la  Ex- 
posición de  que  me  ocupo,  ha  presentado  dos  acuarelas  que  copian:  la  una  un 
muchacho  romano,  cantando  al  pié  de  un  árbol,  y  la  otra  una  bacante,  que  toca 
la  pandereta  reclinada  sobre  unos  almohadones.  Ambas  llaman  la  atención  de 
los  inteligente?  por  su  color  fresco,  por  la  soltura  con  que  están  hechas  y  prin- 
cipalmente por  la  corrección  del  dibujo.  Me  asegura  persona  bien  enterada,  que 
son  el  primer  trabajo  pictórico  del  autor,  y  bajo  este  punto  de  vista  son  doble- 
mente dignas  de  aplauso. 

Entre  las  obras  expuestas  descuella,  por  su  brillante  colorido,  por  el  iriode- 
lado  y  por  lo  jugosa,  una  rubia  cabecita  de  mujer  que  ostenta  al  cuello  un  pa- 
ñuelo encarnado.  Al  pié  aparece  el  nombre  de  Antonio  Cortina. 

Llegamos  al  príncipe  de  nuestros  pintores,  á  Francisco  Domingo.  Allí  tiene 
el  retrato  de  su  hija,  de  que  me  ocupé  en  la  carta  anterior,  el  cual  ha  sido  colo- 
cado en  competencia  con  otro  de  Raimundo  Madrazo.  Esta  comparación,  en  vez 
de  perjudicarle,  le  ha  hecho  ganar  muchísimo.  También  está  representado  por 
el  boceto  de  una  batalla  del  primer  imperio,  divinamente  apuntada,  y  por  dos 
dibujos  al  carbón  figurando  á  Velazquez  y  á  un  anciano,  los  cuales  son  un  pro- 
digio de  soltura  y  habilidad  en  el  manejo  del  claro-oscuro. 

De  algún  tiempo  á  esta  parte  Bernardo  Ferrandiz  habia  perdido  su  persona- 
lidad artística  para  entregarse  á  una  serie  de  desvarios  que  lamentaban  cuantos 
habian  tenido  el  gusto  de  aplaudir  sus  primeras  obras.  En  la  Exposición  de  que 
me  ocupo,  ha  recobrado  su  carácter  y — con  satisfacción  lo  digo, — vuelve  á  ser 
aquel  Ferrandiz  que  todos  conocemos,  tan  típico  en  sus  concepciones,  tan  lleno 
de  verdad  en  los  detalles  y  tan  agudo  en  el  pensamiento.  En  su  cuadro  El  natu- 
ralista, aparece  un  ancho  salón  rodeado  de  estanterías  henchidas  de  ejemplares 
zoológicos,  y  enmedio  de  él  un  aficionado  á  esta  clase  de  estudios  que  inter- 
nunpe  su  labor  para  mirar  con  ojos  expresivos  las  desarrolladas  extremidades 
inferiores  de  una  robusta  moza  que  se  encarama  por  una  escalera  de  mano  para 
depositar  en  lo  último  de  la  estantería  una  notable  muestra  de  la  familia  de  las 
palmípedas.  Nuestra  enhorabuena  al  autor,  unida  al  deseo  de  que  no  vuelva  á 
apartarse  de  la  senda  que  le  trazó  su  ingenio. 

Seis  cuadros  tiene  Franco,  pero  como  la  mayor  parte  son  apuntes  ligeros  ú 
obras  sin  grandes  pretensiones,  nos  limitaremos  á  hablar  del  que  se  titula  La 
casa  de  empeños,  que  es  uno  de  los  mejores  que  han  salido  de  su  pincel.  Un  viejo 
prestamista,  que  lleva  impresa  en  su  defectuosa  fisonomía  toda  la  avaricia  del 
alma,  extiende  delante  de  varias  empingoratadas  señoras  una  lujosa  colcha  de 
seda,  de  cuya  riqueza  parece  hacer  el  elogio  con  ánimo  de  venderla  á  buen  pre- 
cio. En  segundo  término,  un  dependiente  del  honrado  establecimiento,  hace  la 
tasación  de  varios  objetos  presentados  por  una  pobre  mujer  que  oculta  el  rostro 


LOS   ARTISTAS    VALENCIANOS   EN    MADRID.  3^^ 


y  las  lágrimas  con  el  pañuelo.  ¡Triste  contraste  de  la  vida,  que  Franco  ha  pin- 
tado con  tanta  verdad,  que  el  dejo  amargo  con  que  impresiona  no  se  borra 
fácilmente  de  la  memoria! 

Germán  Gómez  se  dá  á  conocer  con  un  cuadrito  que  representa  dos  juglares 
á  la  puerta  de  un  salón  cubierto  de  tapices,  y  otro  que  figura  el  patio  de  un 
cuartel,  donde  varios  soldados  se  entretienen  escuchando  la  lectura  de  un  romance 
de  ciego.  Este  último  tiene  figuras  muy  lindas,  con  mucho  carácter  y  actitudes 
bien  estudiadas. 

De  Monleon  hay  dos  marinas,  denominadas  E/  Escalda  en  Amberes  y  Nau- 
fragio en  las  costas  de  Asturias.  Son  dos  reproducciones  mas  de  esos  lienzos 
que  han  dado  al  autor  la  reputación  de  que  goza. 

Una  extensa  galería  repleta  de  tiestos  con  flores  y  sombreada  por  una  vid-  á 
á  lo  lejos  la  pintoresca  sierra  de  Granada,  y  dos  muchachas,  con  bordados  pa- 
ñuelos de  Manila,  que  contemplan  el  panorama  asomadas  á  la  balaustrada,  todo 
esto  constituye  un  cuadro  lleno  de  luz  y  de  vida,  á  cuyo  pié  aparece  la  firma  de 
Muñoz  Degrain. 

Así  como  en  las  composiciones  musicales,  sucede  generalmente  que  en  la 
introducción  se  señala  un  motivo  sobre  el  cual  gira  toda  la  obra,  así  también  en 
la  moderna  escuela  pictórica  se  defiende  y  pone  en  práctica  por  algunos  autores 
de  talento  la  oportunidad,  y  en  determinados  casos  la  conveniencia,  de  pintar  los 
cuadros,  tomando  por  base  una  sola  nota  de  color.  Aun  cuando  la  teoría  parezca 
algo  extraña  á  primera  vista,  hay  que  convenir,  sin  embargo,  en  que,  no  porque 
en  un  lienzo  predomine  el  rojo,  el  azul  ó  el  blanco,  ha  de  ser  desagradable  ó 
malo,  sino  que,  por  el  contrario,  en  muchas  ocasiones  será  hasta  una  buena  copia 
de  la  verdad,  pues  sabido  es  que  el  color  del  cielo  ó  el  de  la  habitación  suelen 
dar  á  los  objetos  un  viso  determinado  que  predomina  en  toda  la  escena,  que  se 
desarrolla  bajo  la  influencia  de  aquel  tono.  Ignacio  Pinazo  revela  una  gran 
tendencia  á  ese  estilo,  y  ya  lo  demostró  en  su  cuadro  La  muerte  del  Rey  Don 
Jaime,  donde  campea  un  color  nacarado.  En  su  último  lienzo,  que  titula  La 
edad  de  oro,  y  que  lo  compone  la  figura  de  una  niña  desnuda,  echada  sobre 
ricas  telas  de  seda,  jugando  con  unas  flores  y  un  gatito,  sigue  por  el  camino 
trazado,  y,  dicho  sea  en  honor  de  la  verdad,  los  resultados  que  hasta  ahora  ha 
obtenido  pueden  calificarse  de  buenos,  pues  en  medio  de  lo  sobresaliente  de  la 
nota  blanca  se  vé  una  gran  energía  de  pincel,  excelente  dominio  del  color,  y 
sobre  todo  un  bulto  y  un  modelado  en  las  carnes,  que  hacen  de  su  cuadro  uno 
de  los  mas  agradables  de  la  Exposición.  Formando  pareja  con  este  hay  otro 
cuadro,  del  que  considero  ocioso  el  ocuparme,  porque  ya  filé  juzgado,  y  por 
cierto  muy  favorablemente,  cuando  Pinazo,  pensionado  á  la  sazón  en  Roma,  lo 
remitió  á  la  Diputación  de  Valencia.  Es  el  que,  bajo  el  nombre  de  Idilio,  repre- 
senta un  niño  tendido  en  el  suelo  y  tocando  unas  tibias. 


378  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Tenninaré  la  parte  referente  á  la  Esposicion  Bosch,  hablando  de  Emilio  Sala. 
Nada  quiero  decir  de  su  colección  de  retratos,  en  cuyo  género  no  reconoce  rival, 
y  hoy  mismo  le  ha  proporcionado  la  honra  de  que  la  infanta  Doña  Paz  le  encar- 
gase el  suyo;  nada  tampoco  del  cuadro  que  lleva  por  epígrafe  El  mievo  Sileno, 
porque  es  harto  conocido  desde  que  formó  parte  del  decorado  de  la  Catitina 
Atnericatta.  Me  limitaré  á  hablar  de  su  última  obra  ;  Valle  de  lágrimas]  La  escena 
pasa  en  los  montes  de  León:  la  noche  se  viene  encima  y  las  últimas  luces  del 
crepúsculo  amarillean  en  la  atmósfera.  ¡Cuan  triste  es  el  paisaje  con  su  alta 
maleza  y  sus  agudos  guijarros!  Sin  embargo,  es  mas  triste  aun  el  drama  que  se 
desenviielve.  Una  joven,  pobremente  vestida,  y  en  cuyo  rostro  se  pintan  con 
tremenda  verdad  el  amargo  pesar  y  una  gran  energía,  lleva  en  brazos,  para 
librarlo  á  la  voracidad  de  las  fieras,  el  cadáver  de  su  madre,  muerta  en  im  acci- 
dente desgraciado.  ¡Horrible  trance  para  la  hija,  en  cuya  figura  el  artista  ha  ver- 
tido todo  el  encanto  de  su  talento  y  de  su  paleta!  Como  todas  las  obras  de 
Sala,  esta  ha  dado  lugar  á  animadas  controversias.  Crítico  ha  habido  que  la  ha 
tachado  de  iiatiiralisia  en  su  peor  acepción,  y  esto  merece  unas  pocas  palabras. 
Desde  que  Emilio  Zola  dibujó  en  sus  novelas  con  descamada  verdad  las  esce- 
nas mas  repugnantes  de  la  vida,  y  bautizó  con  el  nombre  de  naturalismo  su 
escuela  exagerada,  hemos  caido  en  la  tentación  de  designar  con  este  nombre  á 
todo  lo  que  queremos  motejar,  haciéndolo  aparecer  como  repulsivo  á  los  ojos 
del  público.  Por  eso  los  enemigos  de  Sala  han  apellidado  naturalista  su  obra, 
faltos  de  otra  anna  con  que  combatirla.  ¡Error  grave,  que  no  puedo  admitir  en  la 
ocasión  presente,  porque  el  cuadro  de  nuestro  artista  es  altamente  poético  en 
medio  de  su  realidad!  Si  Sala  hubiese  querido  seguir  en  la  pintura  el  camino 
trazado  por  Zola  en  sus  novelas,  le  habría  ofrecido  el  cuadro  de  que  tratamos, 
motivo  suficiente  para  marcar  esa  tendencia.  ¿Cómo?  De  una  manera  bien  sen- 
cilla: cambiando  la  posición  de  las  figuras.  La  diferencia  entre  el  estilo  de  nuestro 
paisano  y  la  del  novelista  francés  se  halla  así  bien  manifiesta:  Zola,  pintando  este 
lienzo,  habría  colocado  el  cadáver  de  la  madre  del  lado  del  espectador,  y  Sala 
(con  muy  buen  acuerdo)  lo  ha  ocultado  casi  en  su  totalidad  por  la  hennosa 
figura  de  la  hija.  ¿Cabe,  pues,  motejar  de  naturalista  en  su  peor  acepción  un 
lienzo  donde  todo  rebosa  nobles  sentimientos,  y  en  el  cual  lo  repulsivo  solo  se 
vé  en  la  parte  indispensable  para  la  verdad  del  contraste?  Táchesele  de  natiu-a- 
lista  ó  califíquesele  simplemente  de  realista,  el  último  cuadro  de  Sala  será  siempre 
uno  de  los  mejores  que  hasta  hoy  ha  producido  su  pincel. 

Salón  Hernández. 

De  los  trabajos  expuestos  en  el  hotel  Arenzana,  muchos  son  ya  conocidos 
del  público,  y  esta  circunstancia  me  escusa  de  hablar  de  ellos.  Así,  por  ejemplo. 


LOS    ARTISTAS    VALENCIANOS    EN    MADRID.  379 

nada  diré  de  varios  cuadritos  de  Domingo  pertenecientes  á  su  primera  época, 
los  cuales,  aunque  muy  notables,  no  se  hallan  á  la  altura  que  alcanzan  hoy  sus 
producciones;  nada  tampoco  del  Giiilleni  de  Vinatea,  de  Emilio  Sala,  que  han 
visto  ya  todos  los  aficionados,  y  le  valió  al  autor  una  medalla  de  oro  y  ser  repu- 
tado maestro  en  el  manejo  del  colorido;  nada  de  unos  diminutos  lienzos  de  Franco, 
pintados  con  gran  verdad,  pero  que,  como  los  de  Domingo,  pecan  de  antiguos; 
nada  del  boceto  del  Ótelo  y  Desdéniona,  expuesto  por  Muñoz  Degrain,  y  nada, 
por  último,  de  las  marinas  de  Monleon,  porque  me  veria  obligado  á  repetir  lo 
que  tantas  veces  se  ha  dicho  de  ellas.  Descartadas,  pues,  estas  obras  y  algunas 
otras  de  poca  importancia,  pasaré  á  ocuparme  de  las  que  mejor  representan  á 
nuestra  ya  célebre  escuela. 

Entre  los  aficionados  de  Valencia  gozan  de  justa  fama  los  hermosos  grupos 
de  flores  que  pinta  la  diestra  mano  de  Aparici;  pero  en  Madrid  apenas  son  cono- 
cidos aquellos  frescos  botiqiiets,  á  los  que  solo  falta  la  fragancia  para  luchar  con 
los  que  producen  los  jardines.  En  la  Exposición  Hernández  es  donde  he  visto 
aparecer  por  vez  primera  á  nuestro  paisano  con  dos  telas  de  abanico,  que  figuran 
varias  hojas  de  begonia  la  una  y  un  pomo  de  claveles  la  otra.  Con  decir  que 
han  sido  las  primeras  telas  de  abanico  que  se  han  vendido,  está  hecho  su  elogio. 

En  uno  de  los  sitios  de  honor,  precisamente  al  lado  de  los  objetos  presen- 
tados por  las  infantas  Doña  Paz  y  Doña  Eulalia,  se  destaca  una  cabeza  de  negro, 
pintada  á  la  acuarela,  con  mucha  valentía,  por  José  Benlliure.  Es  la  obra  mas 
acabada  de  este  autor  que  he  visto  en  los  últimos  tiempos,  y  una  de  las  que 
mas  honran  el  salón  Hernández.  Benlliure  pnieba  que  no  pierde  el  tiempo; 
que  estudia  más  y  más  cada  dia,  y  que  ha  dejado  ya  de  ser  una  gran  esperanza 
para  revelarse  uno  de  nuestros  mejores  pintores. 

De  su  hermano  Juan  Antonio  hay  otras  dos  aguadas,  que  figuran  un  tocador 
de  tibias  y  un  campagfiiiolo  italiano,  las  cuales  indican  una  vez  más  la  marcha 
lenta,  pero  segura,  de  este  joven  por  la  buena  senda. 

Vivirá  mas  que  trinchas  celebridades,  ha  dicho  un  crítico  contemplando  la 
cabeza  de  un  perro  pintada  al  óleo  por  Domingo;  y  así  es  la  verdad,  pues  con 
el  pincel  y  el  color  no  es  posible  hacer  más  de  lo  que  hay  en  aquella  diminuta 
tabla,  destinada  á  perpetuar  el  hocico  chato,  los  ojos  vivos  y  la  melena  café  con 
leche  de  un  perrillo  inglés. 

Lleno  de  sol,  rebosando  alegría,  henchido  de  color  y  con  una  perspectiva 
aérea  que  extiende  hasta  el  infinito  el  horizonte,  es  |el  cuadro  de  Gomar  que 
representa  el  Albaicin  de  Granada.  Todos  cuantos  le  contemplan  aseguran  ser 
esta  una  de  las  obras  mas  completas  de  nuestro  paisano,  y  yo  tengo  el  gusto  de 
repetirlo  aquí.  Sin  embargo,  al  tributarle  este  aplauso,  que  tan  bien  se  ha 
ganado  Gomar,  estimo  oportuno  hacerle  una  observación.  ¿Por  qué  ese  empeño 
en  repetir  constantemente  el  campo  y  las  casas  de  Granada?  ¿No  teme  que  el 


38o  REVISTA    DE    VALENCIA. 


público  se  canse  de  este  género  y  acabe  por  encontrarlo  monótono.  Sin  salir  de 
España  tiene  el  artista  ancho  espacio  donde  ejercitar  su  habilidad,  cambiando  el 
aspecto  de  sus  cuadros.  Ahí  están,  por  ejemplo,  los  pinares  de  Cuenca,  ricos  de 
luz  y  de  verdor  en  verano,  tristes  y  encorvados  por  la  nieve  en  el  invierno;  las 
breñas  fantásticas  de  Despeñaperros;  los  olivares  cenicientos  de  Andalucía;  los 
bosques  de  naranjos  y  palmeras  de  Valencia,  dominados  por  los  campanarios 
característicos  de  los  pueblos;  el  campo  seco  de  Castilla  con  su  escasa  y  empol- 
vada vegetación;  las  pobladas  cumbres  de  la  costa  Cantábrica  con  sus  árboles 
achaparrados,  su  color  oscuro,  su  permanente  humedad  y  su  cielo  plomizo;  y 
ahí,  por  último,  todos  los  antiguos  lugares  de  la  Península,  dominados  por  los 
viejos  castillos,  y  cerrados  por  las  mas  viejas  torres  y  imirallas,  donde  las  yedras 
y  el  liquen  sujetan  ó  cubren  las  ya  mal  unidas  piedras.  ¿No  encontraría  en  todo 
esto  motivos  abundantes  el  Sr.  Gomar  para  seguir  empujando  el  movimiento 
revolucionario  que  operó  en  el  paisaje,  y  del  cual  se  están  aprovechando  todos  los 
que  han  venido  tras  de  él? 

Finalmente,  Nicolau  Huguet  figura  con  im  lienzo  lleno  de  labradores  valen- 
cianos bailando  en  una  pradera.  El  artista,  que  conoce  muy  el  lugar  de  la  acción, 
le  ha  dado  carácter,  pero  carecen  de  vida  y  de  movimiento  las  figuras. 

Estas  tres  Exposiciones  han  cerrado  dignamente  el  año  artístico.  Grande 
fuera  mi  alegría  si  la  escuela  valenciana  me  proporcionase  en  el  próximo  tan- 
tos motivos  como  en  el  que  termina,  para  aplaudirla  y  alentarla. 

A.  O. 
Madrid   15  Junio  1882. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


ES  de  la  recolección  es  el  de  Junio;  pero  no  en  el  campo  literario.  El 
calor  cierra  los  Ateneos,  Academias  y  demás  Centros  de  esta  índole, 
y  hasta  parece  que  amortigua  la  inspiración  poética.  Así  es  que  nues- 
tra Crónica  será  hoy  breve  y  desabrida. 


*  * 


El  Ateneo,  como  las  demás  sociedades  análogas,  está  ya  en  vacaciones,  de 
hecho,  cuando  no  de  derecho,  y  se  prepara  para  la  viniente  campaña.  Al  efecto, 
ha  renovado  su  junta  directiva,  que  queda  constituida  de  la  siguiente  manera: 

Presidente,  D.Manuel  Atard;  vicepresidentes,  D.  Julio  Magranery  D.  Ramón 
Sarrion;  director  del  Boletín,  D.  Francisco  de  P.  Campa;  bibliotecario,  D.  José 
Puig  Boronat;  tesorero,  D.  José  Martínez  Aloy;  secretario,  D.  Francisco  Vives 
Liern;  vicesecretarios,  D.  Félix  Benimelí  y  D.  José  María  Burguera.  Socio  en- 
cargado del  discurso,  D.  Vicente  Dualde. 

Será  Presidente  de  la  sección  de  Literatura  el  Sr.  Pízcueta,  y  vices,  los  señores 
Chocomeli  y  Milego;  de  la  de  Ciencias  sociales  los  Sres.  D.  Prudencio  Solís,  Don 
Fernando  Ros  y  D.  Ricardo  Serrano;  de  la  de  Ciencias  naturales  los  Sres.  Mas, 
Cantó  y  Ferrer,  y  de  la  de  Bellas-Artes  los  Sres.  Yerro,  Balanza  y  Nicolau. 


Lo  Rat-Penat  ha  celebrado  en  el  teatro  Principal  la  función  que  anualmente 
dedica  al  fomento  de  la  literatura  dramática  valenciana,  y  que  ha  estado  muy 
concurrida.  No  se  ponían  en  escena  obras  nuevas,  como  hubiera  deseado  la  So- 
ciedad, porque  un  drama  que  escribía  al  efecto  el  Sr.  Llombart,  no  lo  terminó  á 
tiempo.  A  falta  de  novedades,  eligiéronse  cuatro  piezas  cómicas,  de  las  mas 
aplaudidas  del  repertorio  valenciano.  Diremos  de  ellas  cuatro  palabras; 

La  broma  de  sabó,  del  Sr.  Liern,  es  una  de  las  producciones  mas  ligeras  de 
este  festivo  escritor.  No  tiene  argumento,  y  las  situaciones  son  forzadas;  pero  se 
oye  con  gusto  el  diálogo,  agradable  siempre  y  chistoso. 

Miseria  y  coinpañia,  del  Sr.  Balader,  es,  como  todas  las  de  este  concienzudo 
autor,  una  obra  muy  bien  escrita  y  bien  desarrollada;  pero  le  falta  relieve  dra- 
mático, y  esto  hace  que  no  produzca  un  efecto  escénico  que  corresponda  á  su 
mérito  literario. 


382  REVISTA    DE   VALENCIA. 


La  escaleta  del  divioni,  del  Sr.  Escalante,  es  uno  de  los  mas  acertados  par- 
tos del  fecundo  ingenio  de  su  autor,  que  no  queremos  creer  se  haya  agotado, 
aunque  lo  hace  temer  el  mucho  tiempo  que  permanece  estéril.  En  su  género,  no 
puede  darse  cosa  mas  divertida;  y  ejecutada  con  esmero,  como  lo  fué  anteano- 
che, hizo  las  delicias  del  auditorio,  que  aplaudió  con  entusiasmo,  llamando  á  la 
escena  al  Sr.  Escalante. 

También  fué  llamado  á  escena,  por  los  que  no  sabian  que  no  le  es  posible, 
por  desgracia,  presentarse  en  ella,  el  autor  de  Un  aprenent  de  llati,  obra  del  di- 
funto Sr.  Ovara.  Hay  en  esta  pieza  un  tipo  de  estudiante  torpe,  glotón  y  burdo, 
que  el  Sr.  Mora  interpreta  de  una  manera  tan  valiente,  que  hace  reir  al  mas  gra- 
ve y  formal.  A  esto  se  debe,  en  gran  parte,  el  éxito  de  ese  saínete,  de  regulares 
condiciones  literarias,  por  otra  parte. 


* 
#  * 

Al  hablar  de  producciones  dramáticas,  nos  viene  á  las  mientes,  y  lo  consig- 
namos con  gusto,  el  buen  éxito  que  ha  tenido  en  Madrid  la  comedia  de  nuestro 
compatricio  D.  Enrique  Gaspar,  titulada  El  Problema.  Desde  la  China,  en  donde 
reside,  la  envió  hace  algún  tiempo,  y  la  desecharon  las  empresas  de  los  princi- 
pales teatros  de  aquella  corte.  Ahora,  con  mejor  acuerdo,  la  ha  dado  á  la  escena 
la  del  teatro  de  Apolo,  obteniendo  honra  y  provecho. 


*  * 

La  junta  encargada  del  monumento  que  ha  de  erigirse  al  rey  Conquistador, 
cuyo  pedestal  está  reclamando  hace  tiempo,  en  medio  de  la  plaza  de  la  Aduana, 
la  estatua  ecuestre  que  ha  de  coronarlo,  ha  encargado  este  difícil  trabajo  artís- 
tico á  los  escultores  de  Barcelona  D.  Venancio  y  D.  Agapito  Vallmitjana,  que 
se  han  comprometido  á  concluir  el  modelo  destinado  á  la  fundición,  dentro  de 
dos  años. 

Ya  que  no  hay  en  Valencia  escultores  que  puedan  encargarse  de  una  obra  de 
tanto  empeño,  plácenos  que  pongan  la  mano  en  ella  hijos  de  la  antigua  corona 
de  Aragón,  que  con  tanta  gloria  ciñó  aquel  invicto  monarca. 

¡Qué  dia  tan  grande  será  para  la  ciudad  del  Túria  aquel  en  que  cumpla  su 
deuda  de  gratitud  para  con  su  libertador  famosísimo! 


*  * 

Con  las  solemnes  ceremonias  del  ritual  católico,  se  ha  bendecido  la  pri- 
mera piedra  en  la  construcción  de  dos  nuevas  iglesias.  Una  de  ellas,  que  será  un 
bonito  templo,  de  orden  ojival,  trazado  por  el  acreditado  arquitecto  D.  José 
Camaña,  es  la  capilla  del  Asilo  del  marqués  de  Campo ;  la  otra,  mas  modesta, 
se  destina  al  nuevo  convento  de  religiosas  Adoratrices  del  Santísimo  Sa- 
cramento. 

*    * 

Mientras  se  levantan  nuevos  templos  y  establecimientos  benéficos,  peligra  la 


CRÓNICA   MENSUAL.  383 


existencia  de  uno  de  los  hospicios  que  más  honran  á  Valencia,  del  que  tiene 
historia  más  larga  y  gloriosa.  El  Colegio  Imperial  de  Niños  Huérfanos  de  San 
Vicente  Ferrer  está  en  la  mayor  penuria,  porque  la  conversión  de  la  deuda  ha 
cercenado  sobremanera  sus  recursos,  reduciendo  los  intereses  de  las  láminas  in- 
transferibles que  se  le  dieron  en  cambio  de  sus  enagenados  bienes.  El  sentimiento 
público  ha  respondido  á  la  voz  del  Clavario  de  aquel  Colegio,  que  ha  hecho  pú- 
blicos sus  apuros,  y  se  preparan  suscriciones,  colectas,  funciones  dramáticas  y 
otros  medios  de  acudir  en  auxilio  de  los  huérfanos  que  allí  reciben  sustento  y 
educación. 


La  Sociedad  de  Conciertos  que  dirige  el  maestro  Sr.  Valls,  ha  comenzado 
los  que  dá' durante  los  veranos  en  el  Skating- Carden.  (.;por  qué  no  hablar  en 
castellano?),  y  en  ellos  ha  dado  á  conocer  una  lindísima  pieza  del  aplaudido 
compositor  D.  José  Espí  y  Utrich.  Titúlase  Alégrelo  caprichoso,  y  se  distingue, 
como  todas  las  de  su  autor,  por  la  elegancia  y  buen  gusto  de  sus  acordes. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA. 


LEMENTOS  DE  MATEMÁTICAS,  por  D.  Pedro  Aluga  y  Millan, 
catedrático  del  Instituto  de  Castellón,  Aritmética  y  Algebra.  Caste- 
llón. Imprenta  de  José  Armengot.  18S2  (i). 


El  autor  de  este  tratado,  que  es  un  profesor  muy  antiguo  y  ducho  en  la  en- 
señanza de  los  Institutos,  ha  comprendido  que  por  la  corta  edad  de  los  alumnos 
que  cursan  las  matemáticas  en  aquellos  establecimientos,  y  por  las  condiciones 
cíe  los  estudios  que  en  ellos  se  hacen,  adolecen  la  mayor  parte  de  los  libros  de 
texto  de  esta  asignatura  del  defecto  de  que  no  son  fácilmente  comprensibles 
para  dichos  alumnos.  Ha  puesto,  pues,  todo  su  empeño  en  hacer  una  exposición 
sumamente  sencilla  de  la  materia,  y  lo  ha  logrado ,  haciendo  que  penetren  fácil- 
mente en  todas  las  inteligencias  las  reglas  de  la  Aritmética  y  el  Algebra,  partes 
que  comprende  el  volumen  que  acaba  de  dar  á  luz,  y  por  el  cual  le  felicitamos. 


ROMA  CAPITAL  DE  ITALIA,  traducción  del  italiano.  Valencia,  librería 
de  y.  Marti.  Impr.  de  la  Vhida  de  Ayoldi.  18S2  (2). 

Este  folleto  está  destinado  á  probar  que  Roma,  capital  del  orbe  católico,  no 
puede  ser  al  mismo  tiempo  capital  del  reino  de  Italia.  Este  tema  está  desen- 
vuelto con  muchas  é  importantes  consideraciones  políticas,  que  dan  alguna  no- 
vedad á  un  tema  tan  controvertido  en  la  polémica  política  de  nuestros  tiempos. 


(1)  Un  tomo  en  8."  mayor,  de  cerca  de  600  págs..  que  se  vende  en  las  principales  librerías. 
Precio:  30  rs. 

(2)  Un  folleto  de  54  págs,  en  8.°  prolongado. — Precio:  un  real. 


Valencia.  Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48,-1882. 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

i."  Agosto  de   1882. 


FRAY  JUAN  GILABERT  JOFRE- 


ECUNDA  ha  sido  Valencia  en  hijos  ilustres,  que  honrando  el  suelo  que 
los  vio  nacer,  han  dejado  en  pos  de  su  camino  por  la  vida  una  lumi- 
nosa estela  de  virtud,  ciencia,  arte  ó  valor,  que  á  través  de  los  siglos 
nos  marca  el  derrotero  de  su  inmortalidad,  imponiéndonos  el  grato  deber  de  re- 
cordar sus  virtudes  y  popularizar  sus  hazañas,  ora  como  justo  y  sagrado  tri- 
buto á  su  memoria,  ora  como  ejemplo  y  provechosa  enseñanza  para  las  gene- 
raciones futuras. 

Mientras  todas  las  naciones  y  todos  los  reinos  se  envanecen  de  tener  mucho 
que  imitar  de  los  insignes  varones  que  les  precedieron,  Valencia,  que  se  admira 
anft  los  prodigiosos  lienzos  de  Joanes,  Espinosa  y  Ribalta,  que  estudia 
con  Mayans,  Escolano  y  Cabanilles,  lucha  y  vence  con  el  recuerdo  de  los  En- 
tenza,  rie  y  canta  con  Gil  Polo  y  Ansias  March,  y  se  postra  y  reza  ante  fray 
Vicente  Ferrer;  esta  Valencia  tan  amante  de  su  gloria,  tiene  casi  olvidado  el 
nombre  de  Jofré,  que  además  de  ser  una  lumbrera  de  su  siglo,  fué  el  padre  de 
los  pobres  y  el  fundador  de  su  bendito  hospital. 

A  fuer  de  imparciales,  hemos  de  confesar  que  algo  se  trabajó  en  pasados 
tiempos  para  desvanecer  algunas  dudas  que,  respecto  á  la  vida  y  beatificación 
del  P.  Jofré,  existen.  El  P.  Talamanco,  el  P.  Guimerán  y  el  P.  Martínez  nos  lega- 
ron curiosos  datos  referentes  á  este  venerable,  pero  tuvieron  la  imprevisión,  eu 


386  REVISTA    DE    VALENCIA. 


muchos  de  los  pasajes  de  sus  discretas  obras,  de  hacer  importantes  afirmacio- 
nes sin  citar  los  documentos  que  les  sirvieron  de  orientación,  y  que  siempre 
prestan  autenticidad  á  todo  relato  histórico.  Esto  ha  dado  margen  á  que  se 
haya  considerado  como  apasionados  á  dichos  autores;  y  estos  ligerísimos 
apuntes  solo  tienen  por  objeto  contribuir  á  tornar  á  su  quicio  varios  hechos 
([ue,  por  error  torcido,  interpretación  ó  carencia  de  auténticos  antecedentes,  han 
llegado  hasta  nosotros  lamentablemente  desfigurados. 


II. 


Preclaro  vastago  de  las  ilustres  familias  de  Gilabert  (l)  y  de  Jofré  (2)  é  hijo 
de  Francisco  y  Juana,  de  dichos  apellidos,  nació  en  Valencia  el  santo  patricio 
que  nos  ocupa,  á  fines  del  año  1850,  época  calamitosa  para  la  ciudad,  que  ago- 
biada por  la  peste  y  esquilmada  por  la  guerra  contra  el  Rey  de  Castilla,  hallá- 
base en  un  estado  tal,  de  retracimiento  y  despoblación,  que  contra  fuero  pres- 
cindía el  Consejo  de  las  formalidades  legales  para  el  nombramiento  del  Jus- 
ticia (3). 

Según  afirma  la  Crónica  del  Hospital  en  su  libro  Becerro,  fué  bautizado  en 
la  Parroquia  de  Sta.  Catalina,  y  según  opinión  que  tenemos  por  mas  fundada, 
en  la  Iglesia  de  San  Antonio  Abad,  posteriormente  reedificada  y  dedicada  á 
San  Martin  por  el  Rey  V  de  este  nombre  (4). 

La  casa  de  estos  ilustres  señores,  que  ha  dado  nombre  á  la  calle,  fué  en 
1623  comprada  por  los  Jurados  Mosen  Vicent  Navarro  de  Casque,  Mosen  Fran- 
cés Valls  de  Ariño,  y  En  Pere  Juan  Calahorra,  para  dar  ensanche  á  la  Pesca- 
dería, y  así  consta  en  el  libro  declaratorio  de  las  fincas-compradas  por  la  ciudad 
para  usos  públicos.  Pues  en  el  folio  167,  claramente  se  lee:  '"Casa  deis  Chofrens 
"á  plasos  pera  Peixcatería.  „ 

Errado  anduvo  tambiem  el  anónimo  fraile  de  la  Crónica  antes  citada,  al 
asegurar  que  después  de  estudiar  con  extraordinario  lucimiento  la  Gramática  y  hu- 
manides,  cuando  apenas  contaba  16  años,  tomó  el  hábito  de  monge  en  el  Cfon- 
vento  de  Ntra.  Sra.  del  Puig.  Porque,  prescindiendo  de  lo  prematura  que  supone 


(1)  Archivo  de  Barcelona.  Rcgisti.)   13.  De  las  gracias  á  lo.s  Nobles. 

(2)  Mosen  Jaume  Febier.  Troba  CCLXXV. — Saniper.  Montesa  Ilustiada. 

(3)  Escolauo.  Historia  de  Valencia. 

(4)  Fúndase  sin  duda  esta  opinión  del  P.  Talamanco,  en  que  la  calle  de  Chofrens  donde  es- 
taba situada  la  casa  solariega  de  esta  familia,  era  de  la  filigresía  de  San  Mailin,  pero  es  aventu- 
rado el  asegurarlo  porque  ni  en  el  Archivo  de  esta  Parroquia,  ni  en  el  de  Sta.  Catalina,  ni  en  el 
Ilospit.il  que  he  revisado  minuciosamente,   hay  antecedente  alguno  que  lo  asevere. 


FRAY  JUAN  GILABERT  JOFRÉ.  387 


esa  solemne  ceremonia,  que  por  causas  agenas  al  deseo  del  joven  devoto,  no 
se  realizó  hasta  el  año  l370,  cuando  contaba  20  de  edad,  el  maestro  Guime- 
rán,  Comendador  de  la  Orden,  nos  dice  que  alcanzado  el  desarrollo  intelectual 
competente,  se  dio  al  estudio  del  Derecho  Civil  y  Canónico,  en  la  Universidad 
de  Lérida,  con  objeto  de  vivir  en  el  siglo  ejerciendo  dicha  facultad,  en  la  cual 
llegó  hasta  el  grado  de  Doctor  (l);  y  que  por  repugnar  á  su  natural  dulce  y 
benéfico  las  contiendas  forenses,  tan  poco  en  armonía  con  su  ingénita  santidad, 
deseando  acercarse  á  Dios,  trocó  los  pensamientos  del  mundo  por  los  del  cielo, 
y  vistiendo  el  hábito  de  mercenario  se  dedicó  á  la  Teología,  llegando  á.  ser  muy 
en  breve  una  liunbrera  en  letras  divinas,  el  que  poco  antes  lo  fuera  en  las 
profanas. 


III. 


Ya  religioso  nuestro  joven  Gilabert,  la  ejemplaridad  de  sus  costumbres,  sus 
piadosos  sentimientos  y  sus  escepcionales  dotes  de  inteligencia,  prontamente 
le  captaron  el  aprecio  de  los  compañeros,  que  cotidianamente  veian  aumentar 
los  frutos  de  su  evangélica  palabra  en  todo  el  reino  de  Valencia,  frutos  (jue 
mas  tarde  hablan  de  estenderse  á  Castilla,  Cataluña,  Andalucía,  Italia,  Francia 
y  África.     , 

Comendador  de  Mont-Blanc  primero.  Prelado  de  Lérida  después,  Sub-Elec- 
tor  de  Carcasona  luego,  y  Vicario  general  del  Monasterio  del  Puig  á  la  postre 
del  primer  período  de  su  vida,  fué  siempre  Gilabert  el  mas  decidido  campeón 
de  la  caridad  cristiana. 

A  la  muerte  del  General  de  la  Orden,  el  V.  Tauste,  y  elección  del  sabio 
P.  Taxal,  que  á  la  sazón  era  prior  de  Barcelona,  aquel  convento  nombró  á  Jofré 
para  sustituirle,  con  el  entusiasta  beneplácito  del  nuevo  General.  Pero  esta 
elección  fué  revocada  por  Benedicto  XIII  para  colocar  en  tal  dignidad  á  Fray 
Bartolomé  Semforés,  su  allegado  y  servidor.  Con  la  mansedumbre  que  era 
patrimonio  de  su  carácter,  recibió  Jofré  aquella  contrariedad  de  amor  propio 
que,  en  vez  de  molestarle,  tan  superior  era  á  las  humanas  miserias,  le  satis- 
fizo, porque  le  brindaba  una  ocasión  de  volver  á  su  convento,  como  lo  veri- 
ficó, no  sin  haber  sido  nombrado  antes,  á  despecho  suyo.  Definidor  General  en 
el  Concilio  celebrado  en  Barcelona  el  año  1406. 


(1)  Lo  considero  inexacto,  porque  en  la  LTniversidad  de  Lérida  solo  se  graduó  en  Decretos, 
como  lo  demuestran  todos  los  pasaportes  y  cartas  del  Rey  D.  Martin  á  Benedicto  XIII,  hablándole 
de  Jofrc.  que  existen  en  el  Archivo  de  Barcelona.  Documentos  en  los  que  únicamente  se  le  llanuí 
Detretls  Licenciatus, 


388  REVISTA    DE    VALENCLA. 


Instalado  de  nuevo  en  el  Puig,  siempre  con  la  sed  insaciable  de  llevar  almas 
á  Dios,  reanudó  sus  apostólicos  trabajos,  tratando  de  reformar  las  costumbres 
de  los  pueblos  limítrofes,  casi  en  absoluto  entregados  al  mahometismo,  hasta 
que  el  P.  Hugo  de  Vargas,  Obispo  de  Valencia,  logró  hacerle  aceptar  el  cargo 
de  Comendador  de  la  ciudad,  obligándole  de  esta  suerte  á  verter  la  evangélica 
semilla  donde  con  tanto  anhelo  se  la  deseaba. 

Fray  Pedro  de  S.  Cecilio  nos  dice  que  tan  inspirada  y  sabiamente  ocupó  la 
cátedra  del  Espíritu  Santo  en  los  varios  sermones  predicados  por  él  en  Valencia, 
que  en  todos  se  escedió  á  sí  mismo,  siendo  innumerables  las  conversiones,  y 
delirante  el  entusiasmo  que  el  pueblo  sentia  por  aquel  humilde  religioso,  que 
fascinaba  con  su  palabra,  edificaba  con  sus  costumbres  y  enternecía  con  su  in- 
acabable caridad  cristiana. 

Por  aquella  época  predicó  en  la  Iglesia  Mayor  la  tan  celebrada  Cuaresma 
do  1409,  yes  fama  que  al  trasladarse  desde  su  convento  á  la  Catedral  en  la 
mañana  del  domingo  24  de  Febrero  (l)  (y  no  en  4  de  Abril  como  afirma  la 
Crónica  del  Hospital)  hubo  de  topar  en  la  calle  de  En-Bou  con  un  grupo  de 
traviesos  mozalvetes,  que  después  de  enfurecer  intencionalmente  á  un  pobre  de- 
mente, lo  habían  macerado,  dejándole  jadeante  y  maltrecho. 

Como  suele  suceder  las  mas  veces  en  la  historia  de  los  pueblos,  que  he- 
chos sin  importancia  suelen  determinar  trascendentales  acontecimientos,  aquí 
la  casualidad  de  presenciar  Fr.  Gilabert  aquella  escena  de  salvagismo,  dio  por 
resultado  que  se  fundara  un  Hospital  para  dementes. 

Horrorizado  aquel  siervo  de  Dios,  que  á  la  sazón  iba  á  predicar  á  las  gentes 
el  amor  al  prógimo,  de  lo  que  había  presenciado,  con  lágrimas  en  los  ojos  subió 
.  á  la  divina  cátedra,  y  después  de  cumplida  su  evangélica  misión,  hizo  im  llama- 
miento á  la  piedad  de  los  valencianos,  diciéndoles  (2):  "En  la  present,  ha  molta 
"obra  pía  é  de  gran  caritat  é  sustentado:  empero  una  hi  manca,  qu'  es  de  gran 
"necesitat,  so  es  un  Hospital,  ó  casa  hon  los  pobres  inocents  é  furiosos  forent 
"acollits.  Car  molts  pobres  inocents  é  furiosos  van  per  aquesta  ciutat,  los  cuals 
"pasen  grans  desaires  de  fam,  fret  é  injuries.  Per  tal  com  per  sa  inocensia  é 
"furor  no  saben  guanyar  ni  demanar  lo  que  han  menester  per  sustentado  de 
"llur  vida;  é  per  so  dormen  per  les  carrers  é  pereixen  de  fam  é  de  fret,  ó  moltes 
"malvades  persones  no  habent  Deu  davant  los  ulls  de  sa  conciencia,  los  fan 
"moltes  injuries;  é  senyaladament  lia  hon  les  troben  adormíts  los  nafren  é  maten 
"alguns,  é  algunes  fembres  inocents  aonten.  E  axí  mateix  los  pobres  furiosos  fan 


(1)  Esclapés.  Resumen  de  la  Historia  de  la  antigüedad  de  Valencia,  p.  113,  n-°  149- — Fr.  Fran- 
cisco Boil.  Cámara  Angelical  de  Ntra.  Sra.  del  Puche,  p.  II8. — Orellana.  Valencia  Antigua. — 
Felipe  Guimer.ín,  p.  251. 

(2)  Tomado  de  los  autos  oiiginales  de  la  fundación  del  Hospital  de  Valencia, 


FRAY    JUAN    GILABERT    JOFRÉ.  889 


"dany  á  moltes  persones  anant  perla  ciutat,  é  aqüestes  coses  son  notories  á  tola 
'■  la  ciutat;  perqué  seria  santa  cosa  é  obra  molt  santa  que  en  Valencia  fos  feta 
"una  habitació  ó  hospital  en  que  seniljlants  folls  é  inocents  estiguesen  en  tal  ma- 
"nera  que  no  anasen  per  la  ciutat  ni  pogiiesen  fer  dany  nil  s  se  fos  fet.„ 

Acabado  el  semion  se  reunieron,  según  costumbre,  á  departir  en  la  plaza  de 
la  Seo,  varios  amigos,  nombrados  Lorenzo  Salom,  Bernardo  Andreii,  Fernando 
García,  Francisco  Barceló,  Pedro  Zaplana,  Jaime  Domínguez,  Pedro  Pedrera, 
Sancho  Calvo,  Juan  Armengol,  Esteban  Volenza  y  Pedro  Bónia:  y  el  primero, 
inflamado  de  un  evangélico  entusiasmo,  les  propuso  la  formación  de  una  Cofradía 
que  remediara  los  males  de  que  tan  elocuentemente  se  había  lamentado  Fray 
Gilabert. 

Con  júbilo  fué  acogida  la  idea  por  aquel  grupo  de  caritativos  valencianos. 
Sometieron  el  proyecto  á  la  aprobación  de  Jofré,  que  henchido  de  alegría  vio 
realizarse,  como  por  encanto,  el  ensueño  que  tantas  veces  habia  acariciado;  y 
sin  dar  tregua  formaron  la  asociación,  depositando  previamente  25  escudos 
cada  uno  de  los  doce  congregantes. 

Con  sin  igual  asiduidad  y  celo  se  dedicaron  á  proporcionarse  recursos  que 
les  ayudasen  en  su  benéfica  obra,  hallándolos  con  creces,  como  ha  sucedido  en 
Valencia  siempre  que  en  nombre  de  la  Caridad  se  ha  acudido  á  sus  hijos. 

Habidos  algunos  fondos,  se  eligió  para  la  edificación  del  Hospital,  un  ter- 
reno plantado  de  moreras  con  algunas  casitas,  existente  á  la  salida  de  la  ciudad 
por  la  puerta  deis  y^í/í'Wí  ( ij,  propiedad  de  Bernardo  Borrel  y  Nicolás  Samuel, 
que  lo  cedieron  mediante  la  suma  de  500  florines  (2). 

LorenzoSalom,  nombrado  por  sus  compañeros  futuro  "hospitaler.,,  hizo  valer 
su  prestigio  cerca  de  D.  Martin  de  Aragón,  y  secundado  por  Fray  Gilabert. 
llamado  por  el  Monarca  '"su  amado  familiar,,  (3),  lograron  se  les  concediera  la 
facultad  de  amortizar  el  patio  ó  terreno,  sobre  el  que  habían  de  levantar  el 
edificio  en  proyecto  (4),  y  una  Bula  del  Pontífice,  concesoría  de  un  Beneficio  con 
el  nombre  de  Vicaría,  y  bajo  la  advocación  de  Ntra.  Sra.  de  los  Inocentes,  por 
ser  el  Hospital  destinado  á  los  dementes  ó  folls. 

Con  tan  augustos  padrinos,  aquella  Casa  de  la  Caridad  abrió  sus  puertas  á  los 
pobres  el  día  i."de  Junio  de  1410  (5),  y  pocos  años  después  amplii')  su  admi- 
sión á  los  expósitos,  absorbiendo  al  fin  los  hospitales  particulares  de  En-Conill, 
En-Bou,  En-Clapés,  San  Llácer,  y  otras  fundaciones  que  iban  perdiendo  su  razón 
de  ser. 


(1)  Junto  á  la  actual  ermita  de  Santa  Lucía. 

(2  Equivalentes  á  4. "05  rs.  30  ms.  de  nuestra  moneda. 

(3)  Talamanco  cita  el  pasaporte  dado  á  Jofre  en  1407,  que  contiene  esa  frase. 

[4)  Carta  Orden  Real  dada  en  Barcelona  1  2  Diciembre  1409. 

(,=.)  26  Febrero  1410,  IV  Kalcnd.as  Mortui,  anno  XV,  Pontf.  Benediclus  XIII. 


3g(J  REVISTA    DE    VALENCIA. 


IV. 


Llegado  el  año  1410,  cuando  alcanzaba  Jofré  60  de  edad,  sorprendióle  la 
agradable  nueva  de  que  Fray  Vicente  Ferrer  volvía  á  Valencia,  con  objeto  de 
ayudarle  en  la  predicación,  para  ver  de  suavizar  las  asperezas  que  mediaban 
entre  las  fracciones  de  Vilaraguts  y  Centelles,  que  constituian  un  constante  peli- 
gro para  la  tranquilidad  pública. 

Acompañado  de  los  jurados  y  gran  numero  de  gentes,  salió  Jofré  á  recibir 
al  sabio  dominico,  que  le  dijo  al  abrazarlo:  ''Una  empresa  tratamos,  un  fin 
pretendemos,  seamos  á  una,,,  frases  que  agradeció  tanto  Gilabert,  que  lo  deci- 
dieron á  seguir  al  Santo  por  el  mundo,  á  guisa  de  coadjutor,  cosa  que  pronto 
realizó,  previa  la  venia  de  su  General. 

Conocedor  el  apóstol  Vicente  de  la  inteligencia,  discreción  y  excepcionales 
dotes  oratorias  que  adornaban  á  su  nuevo  compañero,  no  vaciló  en  compartir 
con  él  sus  trabajos,  como  lo  pnieba  el  hecho  de  predicar  á  la  par  en  Salamanca 
en  el  año  1411,  el  primero  en  San  Juan  de  Bórbalos,  donde  se  conserva  aun 
hoy  el  pulpito,  y  el  segundo  en  el  barrio  de  la  judería. 

Esta  circunstancia  nos  trae  á  las  mientes  un  memorable  suceso,  que  no  po- 
demos pasar  por  alto,  porque  fué  el  que  cimentó  la  fama  de  santidad  de  nuestro 
Gilabert. 

Contestes  están  todos  los  historiadores  que  de  esta  materia  tratan,  en  que  la 
Divina  Providencia  obró  un  portentoso  milagro  para  confirmación  de  la  fé  y 
confusión  del  judaismo;  pero  en  lo  que  no  andan  tan  acordados  es  en  quién  fué 
el  varón  elegido  por  Dios  para  realizarlo. 

Atribuyese  generalmente  á  San  Vicente,  el  hecho  de  introducirse  furtiva- 
mente en  una  Sinagoga  de  Salamanca,  mientras  celebraban  los  judios  el  sába- 
do, y  lograr  que  le  escucharan,  llevando  la  persuasión  al  ánimo  de  algunos,  que 
milagrosamente  vieron  estampada  en  su  frente  una  cruz  blanca,  que  muy  presto 
ostentaron  todos,  porque  al  ver  el  prodigio,  la  conversionse  hizo  general. 

El  P.  Salmerón,  en  sus  Recuerdos  Históricos,  y  Fray  Vicente  Justiniano  Antist, 
en  la  vida  del  Santo,  lo  confirman;  pero  nosotros,  con  Fray  Francisco  Boil  y  Fray 
Francisco  Martínez,  en  sus  historias  del  Monasterio  del  Puig,  y  con  D.  Bernardo 
Dorado  (Historia  de  Salamanca),  creemos  mas  verosímil  fuera  el  autor  del  mi- 
lagro Fray  Gilabert. 

Si  está  fuera  de  duda  que  mientras  Mosen  Ferrer  predicaba  en  lo  mas 
granado  de  la  ciudad,  Jofré,  por  indicación  suya,  lo  hacia  en  el  arrabal  de  la  otra 
vanda  del  rio  (1);  y  si  existe  el  precedente  de  varias  milagrosas  conversiones 


[i)      Beniarilo  Doiailo. 


FRAY  JUAN  GILABERT  JOFRK.  39 1 


fruto  de  su  inspirada  palabra  (l)  ¿por  que  ha  de  negársele  esta  gloria,  cuando 
ella  en  nada  aminora  la  santidad  de  Fray  Vicente? 

A  mayor  abundamiento,  los  hist  >riadores  salmantinos  nos  aseguran  que  la 
población,  agradecida  á  los  inmensos  beneficios  recibidos  de  Fray  Gilabert,  le 
cedió  la  sinagoga  de  los  ya  cristianizados,  para  que  la  habitasen  algunos  PP.  de 
la  Orden  Mercenaria.  Allí  se  fundó  el  célebre  colegio  de  Vera-Cruz,  donde  se 
rinde  culto  público  á  nuestro  venerable,  y  los  Ordinarios  de  sus  visitas  le  dan 
incienso  como  Beato  y  bienhechor  de  la  ciudad  (2). 

Después  de  bautizar  á  los  judies  convertidos,  poniéndoles  por  nombre 
Vicente  (apellido  muy  generalizado  hoy  en  Castilla)  como  tributo  de  respeto 
á  su  querido  maestro,  volvió  al  monasterio  de  Ntra.  Sra.  del  Puig,  donde 
lo  reclamaban  sus  deberes  de  Vicario  y  sus  aficiones  espirituales  á  la  Madre 
de  Dios. 

En  1416,  con  el  beneplácito  del  reformador  de  la  Cofradía  de  los  Desam- 
parados, D.  Alonso,  Rey  de  Aragón,  y  demás  asociados,  decidió  hacer  una 
imagen  que  simbolizara  la  Virgen  de  los  Inocentes,  y  á  la  que  en  lo  sucesivo 
se  consagrasen  los  cultos.  Después  de  prolijas  indecisiones,  se  encomendó  el 
trabajo  á  tres  jóvenes  artífices  forasteros  (3),  que  modelaron  en  brevísimo 
plazo  la  que  hoy  adoramos  como   nuestra  madre  y  patrona. 

Terminadas  estas  piadosas  ocupaciones,  sea  por  complacer  á  Fray  Antonio 
Cucxol,  General  de  la  Orden,  que  deseaba  asistiese  Jofré  al  Concilio  de  Cons- 
tanza, sea  por  la  vehemente  inclinación  que  sentía  de  finalizar  sus  días  ayu- 
dando á  S.  Vicente  en  la  predicación,  renunció  la  encomienda  y  se  tornó  de 
nuevo  junto  al  Santo,  que  á  la  sazón  se  hallaba  en  I'rancia. 

Poco  disfrutó  esta  vez  Fray  Gilabert  de  la  amable  compañía  de  Vicente, 
porque  á  los  pocos  días  de  su  llegada,  se  le  apareció  al  Santo  la  Madre  de  Dios, 
diciéndole:  Vicenti  rédale  filium  viemii  Gilí  Jiectum  Ordini  meo,  fratribus  s///s 
regresum  eius  ainde  ex  obtantibus;  iiolo  enini  quod  in  vía  extra  suuin  Monas- 
teriurn  deficiat.  Insiiper  annuntiabis  ei  inmiiientaiii  sua;  moriis  Iiorain  (4). 

Cumplió  S.  Vicente  el  mandato,  diciendo  á  su  amado  compañero  que  retor- 
nase al  Monasterio,  porque  sus  hermanos  lo  deseaban,  y  porque  Dios  habia 
decidido  que  acabase  su  vida  en  aquella  santa  casa. 

La  tierna  despedida  de  aquellos  santos  varones  solo  pudo  igualarse  con 
la  alegría  de  una  próxima  bienandanza  eterna. 

Partióse  hacia  el   convento   Gilabert,  haciendo  las  jornadas  con  la  premura 


1  Felipe  Guimeían. — Historia   de  la  Orden  de  la  Merced,  p.   2ó5;   y  Fray  Marline;.,  p.  215. 

2;  Gil  González  Dávila.  Historia  de  las  antigüedades  de  Salamanca. 

I3¡  La  piadosa  tradición  los  llama  peregilnos,  y  los  cree  ángeles. 

:4)  CrniiR-a  Sacri  et  militarls  Onünis  Beatc  M.arie  de  Marcede.  Fralre  Bernardo  Bargas,  p.  258. 


3g2  REVISTA   DE    VALENCÍA. 


(¡ue  le  permitía  su  achacoso  cuerpo,  llegando  á  la  fin  el  día  l8  de  Mayo  de  1417. 

El  Comendador  y  los  religiosos  salieron  á  recibirle  (l)  con  toda  la  pompa  á 
que  sus  virtudes  le  hacian  acreedor;  pero  presto,  muy  presto,  se  anubló  aquel 
inusitado  gozo,  porque  al  llegar  á  la  puerta  del  santuario  y  postrarse  de  hinojos 

ante  su  Prelado  en  señal  de  obediencia ,  espiró  aquel  escogido  del  Señor  con 

las  manos  cruzadas  y  la  sonrisa  en  los  labios. 

Sin  duda  por  divina  revelación,  supo  inmediatamente  el  suceso  S.  Vicente,  y 
lo  puso  en  conocimiento  de  sus  discípulos,  que  celebraron  en  sufragio  de  su 
alma  una  solemne  misa  de  Requiera,  en  la  que  ofició  é  hizo  el  panegírico  del 
difunto  su  desconsolado  amigo  y  maestro. 


V. 


Terminado  ya  el  resumen  biográfico  de  tan  insigne  compatricio,  nos  resta 
todavía,  para  dar  cima  á  estos  apuntes,  ocuparnos  ligeramente,  porque  el  asunto 
es  harto  espinoso,  de  la  generalizada  opinión  de  los  autores,  respecto  al  cuerpo 
del  Venerable,  del  culto  que  se  le  rinde  y  de  las  gestiones  para  la  beatificación 
prematuramente  frustradas  en  1777. 

Convienen  todos  los  autores  en  que  el  cadáver  de  Fray  Gilabert  Jotré,  después 
de  permanecer  doce  dias  expuesto  á  la  piadosa  curiosidad  pública,  fué  enterrado 
ísin  que  se  le  notaran  señales  de  descomposición),  en  la  cripta  común  de  los 
religiosos  del  propio  Monasterio  del  Puig,  donde  pennaneció  hasta  que  con  mo- 
tivo de  la  resurrección  del  palaciego  Ramón  Blanc  fa)  ó  de  la  muerte  de  S.  Luis 
Beltran  (3),  se  le  trasladó  al  cóncavo  de  la  pared  medianera,  entre  las  capillas 
de  la  iglesia  de  San  Pedro  Nolasco  y  del  Smo.  Cristo,  donde  permaneci(')  hasta 
el  año  de  1585;  época  en  que  por  temor  de  que  se  perdiesen  aquellos  vene- 
rables restos  (4J,  se  exhumó  de  nuevo  el  cadáver,  para  depositarlo  en  una  urna 
acristalada,  que  sirve  de  basamento  al  Archivo  de  reliquias. 

Asegura  Guimeran  que  al  ser  traladado  ;i  mas  sagrado  lugar  esta  segunda 
vez,  se  encontró  el  cuerpo  del  Venerable  perfectamente  entero,  flexible  y  colo- 
reado, como  si  acabara  de  espirar. 

Sin  negar  ninguno    de  los  hechos  poitentosos  que  hizo  Dios,  por  medio  do 


(1)  Dicen  los  Cronistas  de  la  Orden,  que  las  campanas  lanzadas  al  \-uelo  por  invisibles  manos 
avisaron  la  llegada  de  Fray  Gilabert. 

(2)  P.  Talamanco,  pág.  237;  Francisco  Boil,  Historia  del  Puig;  Francisco  Ballesteros,    Sacro, 
Plantel. 

(3j     Fray  Martínez. 

(4)     P.  Talamanco,   pág.  24S.  Moviéronse  á  descubrirle  porque    las   mudanzas  de  fábrica  y   lo? 
años,  hablan  gastado  la  inscrijicion  ijuc  decian  ser  de  Gilabert. 


FRAY   JUAN    GILABF.RT    JOFRÉ.  898 


los  mortales  restos  de  aquel  su  humilde  siervo,  permítasenos  apuntar  algunas 
ligeras  observaciones,  no  con  la  argucia  escéptica.  sino  con  la  fé  piadosa  del 
que  desea  contribuir  á  esclarecer  un  asunto  tan  delicado  como  el  que  nos  ocupa. 

En  primer  lugar,  suponemos  que  solo  por  la  milagrosa  resurrección  del  caba- 
llero (1)  Blanc,  no  se  cambiaría  de  sitio  el  cadáver  de  un  religioso  enterrado 
seis  meses  antes.  La  muerte  de  San  Luis  Beltran,  tampoco  se  nos  alcanza  cu 
que  pudiera  influir  para  la  traslación,  porque  ni  era  de  la  misma  orden,  ni  fué 
depositado  en  la  misma  iglesia.  Quédanos  el  recurso  de  suponer  que  se  deseaba 
colocarlo  en  un  lugar  mas  distinguido,  pero  aun  admitida  esta  versión,  ¿de  que 
medio  se  valieron  aquellos  mongas  para  conocer  en  un  enterrcuniento  común, 
cuáles  era  los  restos  de  Jofré?  En  honor  á  la  verdad,  no  se  nos  alcanza  el  proce- 
dimiento que  hubieron  de  emplear,  que  pensando  cuerdamente,  debió  ser  muy 
aventurado  y  expuesto  á  lamentables  tnieques. 

Sin  haber  tampoco  ninguna  razón  que  justificara  un  nuevo  cambio  de  sepul- 
cro, mas  que  el  indiscreto  celo  de  algimos  PP.  que  de  buena  fé  fomentaban  el 
culto  público  hacia  Gilabert,  en  el  año  158.3  se  lanzaron  otra  vez  aquellos  santos 
varones  en  busca  del  cuerpo  del  venerable,  cuyo  sepulcro,  ó  habia  desaparecidí) 
por  las  mudanzas  de  fábrica,  ó  habia  perdido  su  inscripción. 

Aunque  el  hallazgo  volvía  á  ser  difícil  después  de  ló8  años,  y  entre  los 
numerosos  sepulcros  honrosos  que  habia  en  la  iglesia  desde  su  fundación,  cre- 
yeron (2)  encontrarlo  en  la  capilla  del  Smo.  Christo,  y  solemnemente  lo  trasla- 
daron al  Archivo  de  las  reliquias,  como  antes  hemos  indicado,  donde  hoy  se 
venera  en  un  estado  de  incorruptibilidad  maravilloso. 

La  simple  inspección  ocular  basta  para  apreciar  lo  ilusoria  que  es  la  incor- 
ruptibilidad del  posible  cuerpo  de  Jofré.  Hállase  este  en  completo  estado  de 
exicacion  ó  corrupción  seca,  tal  como  debieron  exhumarlo  en  1585,  porque  no  es 
admisible  (jue  un  cadáver  permanezca  durante  un  siglo  en  perfecto  estado  do 
conservación  y  flexibilidad,  y  en  el  siglo  viviente  se  desfigure  hasta  el  punto  que 
este  lo  está. 

Probable  es  también  que  á  dicho  cuerpo,  si  fuera  el  de  Fray  Gilabert,  hubiera 
siempre  acompañado  alguna  señal,  pergamino  ó  sello,  que  garantizara  su  auten- 
ticidad, al  propio  tiempo  que  la  de  las  traslaciones  de  sepultura. 

Ni  esta  señal  ha  existido,  ni  los  autores  contemporáneos  se  ocupan  de  dichas 
traslaciones,  ni  es  verosímil  que  para  honrar  unos  restos  mortales,  se  saquen 
de  un  enterramiento  sagrado  y  se  depositen  en  el  armario  de  una  sacristía.  Ni  aun 
admitiendo  (y  es  mucho  admitir)  la  total  independencia  de  la  jurisdicción  de  los 
Ordinarios  en  ese  monasterio,  se  concibe   cómo   los  Ilustres   PP.  de  la  Orden 


(1)     Ocurrió  el  día  13  de  Enero  de  1478  cuando  el  rey  D.  Alfonso  visitó  el  Monasterio  del  Puig. 
(2;     P.  Guimerán  y  Boil. 


394  REVISTA   DE    VALENCIA. 

pudieron  prescindir  tan  en  absoluto  de  las  fomialidades  que  la  Iglesia  exige 
siempre  para  casos  análogos. 

Todas  estas  razones  debieron  pesar  en  el  ánimo  de  los  fiscales  eclesiásticos 
al  incoarse  en  1777  el  expediente  de  beatificación,  que  se  sobreseyó  con  gran 
amargura  délos  valencianos,  y  especialmente  de  la  Junta  del  Hospital,  iniciadora 
de  la  idea. 

Los  invasores  franceses,  que  tan  sangriento  rastro  de  ruina  y  destraccion 
dejaron  en  nuestra  patria,'  codiciosos  de  los  tesoros  que  encerraba  el  relicario, 
profanaron  los  restos  del  venerable,  sacando  la  urna  del  lugar  que  ocupaba,  y 
dejándola  hacinada,  con  otros  objetos  sin  valor,  en  una  de  las  habitaciones  del 
monasterio:  triste  suceso  que  dio  margen  á  que,  cuando  posteriomiente  y  con 
el  respeto  debido  (aunque  incompletos  por  faltarle  al  cuerpo  la  mano  izquierda), 
fueron  devueltos  al  relicario  que  antes  ocuparon,  algunos  espíritus  escnipulosos 
se  retrajeran  del  culto,  dudando  de  su  legitimidad. 

En  12  de  Abril  de  1849  la  Junta  del  Hospital  acordó  se  impetrara  el  corres- 
pondiente penniso  para  trasladar  á  la  iglesia  de  aquel  establecimiento  el  asen- 
dereado cuerpo  de  Jofré;  y  comisionaron  á  D.  Pedro  de  Asís,  al  Marqués  de 
Serdañola,  á  D.  Antonio  La-Cuadra  y  á  D.  Fermín  Gonzalo  Morón. 

Laudable  acuerdo,  que  tropezó  con  insuperables  dificultades,  quedando  en  la 
categoría  de  un  buen  deseo,  como  anteriormente  había  ocurrido  con  la  beati- 
ficación, que  hoy  difícilmente  se  conseguiría. 

Grato  fuera  para  Valencia  el  conseguir  esa  honra ,  pero  sospechamos  que 
habremos  de  limitarnos  á  rendir  un  tributo  de  admiración  y  respeto  á  la  memo- 
ria de  aquel  héroe  inmortal  de  la  caridad,  pidiéndole  á  Dios  nos  conceda,  para 
bien  de  nuestra  patria  y  gloria  suya,  muchos  seres  tan  privilegiados  como  lo  fué 
el  mercenario  Fray  Juan  Gilabert  Jofré. 

Hoy  que  el  indiferentismo  es,  por  desgracia,  el  emblema  del  siglo,  necesita- 
mos mas  de  esos  ilustres  varones,  que  sin  duda  piadoso  el  cielo  nos  manda,  para 
que  guien  nuestros  pasos  y  sean  el  lazo  de  unión  entre  la  divinidad  y  el  hombre. 

El.    B.-VRON    DK    AlCAHALÍ. 


I 


TEMPESTA. 


ROMAXS  PREMIAT  EN   LOS  JOCHS  FLORALS  DEL   RAT-PENAT. 


I. 

EGRA  es  la  nit,  orajosa, 
Xiiila  '1  vent,  rodóla  i  tro; 


Brilla 'i  llamp  per  fer  mes  negra 
Mes  tétrica  la  foscor. 

Serra  y  pía,  camins  y  viles, 
Deserts  y  muts  están  tots; 
Solament  á  la  tempesta 
Lo  térratrémol  respon. 

jMonestir  de  Santes  Creus, 
Que  alces  gegant  y  paurós 
Ta  corona  enmarletada 
En  mig  de  penyals  y  boschs, 

¿Quina  es  eixa  llum  que  "t  dona 
Reflets  de  sanch  y  de  foch? 
¿Quines  les  veus  que  tes  voltes 
Omplin  d'  esglay  y  soroll? 

No  es  la  vesllum  esgroguida 
De  la  llantia  en  mig  del:  cor. 
No  es  deis  monjos,  de  blandí  hábit, 
La  conhortant  oració; 

Es  r  Incendi  y  1'  Estermini, 
Fum  y  flama,  crits  y  colps, 
juraments  y  carcallades, 
Rlasíemies  y  maldicions. 

Los  penitents  y  els  ascetes 
Fugitius  están  ó  morts; 


Volcats  los  altars,  per  térra 
Van  los  Sants  á  tomballons. 

La  Impietat,  mig  ubriagada, 
Beu  en  los  cálzers  á  dolí; 
Munta  r  Escami  á  la  trona, 
Obri  '1  Robo  els  panteons. 

La  Enveja  esportella  els  marlires; 
Cendres  aventa  el  Rencor; 
Corre,  ab  corona  de  flames, 
D'  assí  enllá  la  Destrucció. 

Fosca  nit,  feste  mes  fosca, 
Y  encara  no  hu  serás  prou: 
Pera  ofegar  la  cridoria, 
Xiuleu,  vents;  rodoleu,  trons. 

Y  si  no  podeu  detindre 
Tal  desori  y  tal  afront, 
Cel  burlat  y  escarnit,  digues: 
Los  teus  raigs  ¿pera  qué  els  volsi" 


II. 

Dos  ombres  de  la  muralla 
Han  sortit,  juntes  les  dos; 
Per  ella  han  pasat  com  pasa 
Per  lo  vidre  ó  1'  aigua  el  sol. 

Acaminen  y  acaminen 
Ab  ferm  pas  y  altívol  front; 


30 


REVISTA   DE    VALENCIA. 


Ni  esguart  ni  páranla  cambien: 
¿Ahon  van?  ¿Qné  volen?  ¿Oui  son? 

L'  un  porta  capell  de  ferro, 
L'  altre  du  corona  de  or; 
Ets  dos  van  ab  mantells  negres, 
Ab  resonants  esperons. 

Groga  com  cera  es  la  cara, 
Sech  lo  llavi,  1'  uU  febrós: 
Ningú  al  vórelos  diria 
Si  son  de  este  ó  1'  altre  nion. 

Y  acaminen  y  acaminen 
Erts  y  miits,  altius  y  forts: 
Rectes  van  com  dos  sagetes, 
Llaugers  van  com  dos  visions. 

L"  buraca  pasa  y  no  Is  toca; 
No  'Is  banya  1'  aigua  que  plou; 
La  roca  á  son  pas  se  aplana,         , 
S'  aparten  branques  y  tronchs. 
Munten  al  cim  de  la  serra, 
Baixen  de  la  valí  al  fons; 
Noves  serres  y  valls  noves 
Munten  y  baixen  de  non. 

Y  acaminen  y  acaminen 
Sense  treua  ni  repós, 
Mentres  la  térra  trontollen 
Vents  y  pluja,  llamps  y  trons. 


III. 

¿Ouin  misterios  rebombori 
En  estranya  confusió 
Ouan  ells  en  la  tosca  pasen 
A  una  banda  y  altra  s'  ou? 

Dringar  de  armes,  veus  de  alarma, 
Vítors,  himnes  y  Ilahors, 
Trompetes,  carros  de  guerra 
Rodolant,  caballs  al  trot, 

Bramits  de  la  mar,  canturies 
Deis  naugers,  esgarrifós 


Topetar  de  dos  navilis, 
Crits  de  abordage  y  de  mort. 

Y  quan  lo  Uamp  illumena 
La  nit  fosca,  es  ven  per  tot 
En  les  boyres  blanquinoses 
Algo  que  surt  y  que  's  mou; 

Helms  y  llanses  que  espurnegen, 
Senyeres  y  gonfanons, 
Caballers,  infants,  maynades, 
Exércits,  castells  y  forts. 

Van  los  arquers  per  les  llomes, 
Per  la  valí  en  llarch  estol 
Horneas  de  peu,  per  la  plana 
Los  cabalcants  esquadrons. 

¡Mes  enllá,  les  aigues  blaves 
.Solquen  baixells  voladors; 
Mes  enllá  llunyanes  terres 
Omplin  daurats  horizonts: 

En  la  plaja  mauritana 
Tunes,  doblegant  lo  coU; 
Palermo,  tocant  á  vespres; 
L'  Etna,  vomitant  mes  foch; 

Messina  aclamant  gojosa 
Al  capdill  Ilibertador; 
Rurdeus,  admirant  incrédula 
Al  rey  mes  caballeros. 

Pasa  el  llanip;  altra  vegada 
Silenci,  quietut,  negror; 

Y  en  la  tétrica  foscuria 
Solament  se  veu  y  s'  ou 

Ais  dos  caminants  sinistres, 
Erts  y  muts,  altius  y  forts, 
Ab  los  ampies  mantells  negres 

Y  els  resonants  esperons. 


IV. 

Dos  llores  la  cjue  acaminen 
Sense  treua  ni  repós; 


TEMPESTA. 


397 


Aspra  costera  devalleu 
Portats  en  ales  del  torb. 

Allá  baix  gruny  y  blanqueja 
Lo  Francoli,  humflat  y  gros; 
Apleguen,  y  á  la  altra  riva 
Pasen  sens  barca  ni  pont. 

Munten  la  oposta  costera; 
Quan  dobleguen  lo  pujol, 
Lo  pas,  per  primera  vulta, 
Detenen  de  sopte  els  dos. 

Ardix  espuma  de  ira 
En  sos  ulls  hundits  y  loschs; 
La  ma  porten  á  la  espassa; 
Los  dits  claven  en  lo  poní. 

Inmensa,  infernal  foguera 
Veuen  llampegar  enfront: 
Lo  flamareig  al  cel  munta: 
La  fumaguera  ompli     1   bosch. 

¡Poblet!  ¡Tomba  del  gran  Jaume! 
¡Guardiíí  deis  patris  honors! 
;Oui  posa  mantell  de  flames 
En  tos  muscles  de  colós? 

Guaitant  la  flama,  els  espectres 
Se  fan  mes  ombrius  y  grochs; 
Pareix  que  creixquen  sos  membres 

Y  s'  agegante  el  seu  cós. 
Diu  al  del  capell  de  ferro, 

El  de  la  corona  de  or: 
"Aneni,"  y  el  camí  seguixen 
Erts  y  muts,  altius  y  forts. 
A  son  rostre  cadavérich 
Dona  '1  incendi  un  tint  roig; 

Y  darrere  d'  ells  s"  allarga 
Son  ombra,  d '    estrany  contorn. 

Al  gótich  portal  arriven 
Hon  Sicilia  y  Aragó 
En  les  pedrés  ennegrides 
Esculpiren  sos  blasons. 

Avansa  el  de  la  corona: 
Truca  ab  la  espassa  dos  colps, 


Y  com  vuida  sepultura. 
Rimbomba  tol  1'  interior. 

Una  veu  fonda,  fondisima, 
Pregunta  allá  dins:  "¿Qui  sou? 
— Obriu,  soch  lo  Rey  en  Pere,— 

Y  Roger  de  Lanria  yo... 
Les  dos  ventalles  de  roure 

Rodaren  sense  remor, 

Y  (juedá  oberta  la  gola 
Del  colosal  pórtalo. 


V. 

Les  gegantines  pilastres 
S'  aixequen  en  la  foscor: 
Amunt,  tot  es  fum  y  flama: 
Avall.  tenebres  y  dol. 

Fugiren  els  incendiaris 
Penedits  i')  plens  de  por; 
.S'    ouen  sois,  en  lo  silenci 
Cruixits  y  espetechs  del  foch. 

Allá,  en  la  negra  foscuria, 
Pinta  'i  rogench  resplandor 
Una  fantástica  image. 
Que  s'  acosta  poch  á  poch. 

Triple  corona  y  garlanda 
Condal  cenyixent  son  front; 
Sobre  garlanda  y  corones, 
Les  ales  obri  un  dragó. 

Per  los  muscles  y  la  espala 
Cau  lo  cabell,  blanch  y  ros; 
Es  com  neu  la  barbellera; 
Lo  esguart  entre  trist  y  dols. 

De  ferro,  que  '1  temps  robella. 
Cobert  va,  deis  peus  al  coll; 
Sobre  el  ferro  un  hábit  porta 
D'  estamenya  blanquinós. 

Mostra  en  lo  pit  la  creu  santa, 
Penja  al  costat  lo  Tigó, 


398 


REVISTA    DE   VALEN'CIA. 


Y  lluminosa  celistia 
Flameja  en  tot  lo  seu  eos. 

Sant  ó  rey,  giierrer  ó  frare. 
Aniína,  espectre  ó  visió, 
A  son  pas  1'  ombra  se  aclara, 
La  flama  fiimeja  y  mor. 

Los  dos  caminants  sinistres 
Endobleguen  los  genolls, 

Y  ab  veu  llacrimosa  criden: 
"Pare"  i'  un,  1"  altre  "Senyor. 

Y  entre  ruñes  y  fogueres 
En  mig  del  temple  paurós 
.Al  rey  Jaume  lo  rey  Pere 
Li  parlaba  estes  rahons. 


VI. 

—Pare,  yo  no  sé  quans  sigles 
Dorguí  '1  somni  de  la  mort, 
Escoltant  dintre  '1  sepulcre 
Absoltes,  planys  y  oracions. 

Afadigat  de  la  Iluyta, 
Be  se  assopegava  '1  cor, 
Aguardant  de  la  trompeta 
Del  Judici  '1  suprem  tocli. 

No  la  trompeta  del  Ángel. 
La  del  infern  sentí  yo, 
Y  de  gent  malavirada 
L'  irreverent  atropoU. 

Obrich  els  ulls:  tót  es  negre, 
— Mon  Roger,  pregunte  ;dorms.- 
— Así  estich:  maneu — baix  térra 
Sa  veu  contesta,  allí  prop. 

¡Cóm  s'  estremexía  "1  temple! 
¡Cóm  bramava  1'  avalotl 
De  sopte,  en  1'  urna  de  jaspi 
Sent  los  esclafits  y  els  colps. 

La  sanch  glassada,  brusenta 
Torna  al  pit,  fas  im  esfors, 


M'  alse,  y  en  la  fosca  'm  trove 
Viu  y  dret,  sens  saber  com. 

Com  fulla  que  '1  vent  senporta, 
Forsa  inresistible  'm  mou. 
Y  assí  vich  ¡oh  Rey  y  Pare! 
A  plorar  greuges  majors. 

¡Malestrugues  flamerades, 
Sortides  no  sé  d"  ahon. 
Si  aquestos  murs  respectáreu. 
Lo  demés  caldn'a  poch! 

Devoreu  ma  sepultura, 
Mon  cós  feu  cendres  y  pols, 
No  toqueu,  flames,  la  tomba 
Del  gran  rey,  grat  al  Senyor. 

¡Bon  Jesús,  Verge  María, 
Gran  Apóstol  del  meu  nom, 
Del  foch  que  en  mon  pit  bullía 
Doneimie  una  espuma  sois, 

Y  ais  del  altars  y  sepulcres 
Indignes  profanadors, 
Poséumelos  cara  á  cara,    - 
Poséumelos  front  á  front!" 

Aixís  irat,  el  rey  Pere 
Digué:  lo  Conqueridor 
Mirant  al  cel,  responía: 
—  Perdonemlos:  Deu  ho  vol! 


VII. 

"¿Veus  els  Uamps,  Infant  En  Pere? 
¿Escoltes  el  vent  y  els  trons? 
¡Ouí  sap  si  aqueixa  borrasca 
Dona  ais  caraps  mes  fruyts  y  flors! 

¡Oh  terratrémols  del  pobles! 
¡Llampegades!  ¡Convulsions! 
¡Ouí  sap  si  en  eixes  tempestes 
S'  áfona  ó  s"  aLxeca  '1  mon! 

Vents  de  angunia  y  d'  estermini 
Xiulen  ab  estranvs  udols; 


TEMPESTA. 


399 


Tot  s"  estremix  y  es  derrumba: 
Potser  se  renova  tot. 

Viiy  sobre  nosaltres  cauen 
Del  inon  vell  los  enderrochs; 
Demá,  les  glories  antigües 
Brollarán  sobre  '1  mon  nou. 

No  f  esglayes,  rey  En  Pere, 
Pasa  '1  núbol,  lo  sol  no; 
Ab  sageta  Uuminosa 
Fronte  ó  tart,  les  ombres  romp. 

Ya  veig  com  venen  joyoses 
Novelles  generacions; 
Ya  'Is  murs  profanáis  alsarse 
Veig  novament,  pié  de  goig. 

Entre  "Is  altars  y  els  sepulcres. 
Com  veus  profétiques,  oixch 
Les  falageres  Uoanses 
Deis  renadius  trovadors. 

Y  agermanats  abrasantse 
Pasat  y  Esdevenidor, 
Relliga  la  patria  Historia 
Los  diamantins  esclavons. 


VIH. 

Mentres  En  Jaume  aixis  dia, 
Brotava  allá,  en  la  foscor, 
De  Uuminosos  espectres 
Numerosísim  estol. 

Deis  esportellats  sepilieres. 
Deis  destruits  panteons, 
Surtien  muts,  misteriosos. 
Impalpables,  voladors. 

Los  reys,  ab  ceptre  y  corona; 


Vestides  de  vellut  y  or, 
Les  regines;  ab  espassa 
Flamejant,  diichs  y  barons; 

Ab  sa  gramalla  vermella 
Los  ciutadans  y  prohoms; 
Ab  daurat  bácul  lo  bisve; 
Ab  ploma  y  Ilibre  "  1  doctor. 

Soldats  y  capdills,  pagesos 

Y  príncips,  llechs  y  priors, 
En  apretades  ringleres 
Encerclaven  al  Rey  tots. 

Y  altres  espectres  s'  alsaven 
Darrere;  y  en  tranquil  vol 
Venien  altres,  y  uns  altres, 
Formant  fantástiqíies  hosts. 

Imagens  d'  estranya  mena, 
De  diferents  temps  y  Uochs, 
Esperits  deis  que  ya  foren. 
Deis  que  han  de  ser,  deis  que  son, 

Aixecávense  joyosos 
Del  sepulcre  ó  del  bressol, 
Animats  per  lo  purísim 
Sentiment  del  patri  amor. 

Calla  '1  Rey:  tost  ells  brandaven 
En  les  mans  paumes  ó  llors, 

Y  les  resonantes  voltes 
Omplia  un  cántich  gloriós. 

La  tempesta  s'  allunyava; 
Joliu  despimtava  el  jorn; 
Ombres,  nenies  y  fantasmes 
Mudaven  forma  y  color; 

Per  lo  finestral  sens  vidres 
Entra  '1    primer  raig  del  sol, 

Y  com  esqueixada  boyra 
Desparegué  y  fugí  tot. 


TEODORa  Llórente. 


MONEDAS  ÁRABES 


ACUÑADAS    EN    EL    ANTIGUO    REINO  DE    VALENCIA. 


V   Y    ULTIMU    (i  . 


KL  período  iiue  pudiéramos  denominar  intermedio  entre  almorávides  y 
almoliades,  han  llegado  á  nuestros  dias  dos  preciosos  dinares,  acuña- 
dos en  Valencia,  por  su  rey  y  de  Murcia,  Abu  Abdallah  Mohammad 
l)en  Saad  ben  Mardanix,  acerca  del  cual  encontramos  curiosas  noticias  en  un 
artículo  publicado  recientemente  por  el  sabio  arabista  holandés  Mr.  Dozy,  en  la 
tercera  edición  de  sus  Investigaciones  sobre  la  historia  y  la  literatura  de  España 
durante  la  edad  media,  y  que  por  referirse  á  un  personaje  que  indudablemente 
debió  adquirir  suma  importancia  en  su  época,  á  juzgar  por  el  considerable 
número  de  monedas  suyas,  acuñadas  en  su  inmensa  mayoría  en  Murcia,  que 
conocemos,  creemos  agradará  su  lectura  á  aquellas  personas  que  se  dedican  al 
estudio  de  la  historia  patria. 

Ignórase  su  verdadera  procedencia,  pues  mientras  algunos  escritores  dicen 
(jue  era  árabe,  teniendo  él  tal  pretensión,  otros  le  creen  descendiente  de  la  tribu 
deDjodzam  y  otros  déla  de  Todjib.  No  falta  quien,  como  Dozy,  opine  que  pro- 
vendría de  renegados,  fundándose  en  que  el  nombre  de  su  tatarabuelo  Mardanix 
es  la  corrupción  del  apellido  español  Martínez,  el  hijo  de  Martin,  Martinizzi  en 
los  documentos  latinos  del  siglo  XII,  como  se  vé  en  la  historia  compostelana. 

Dozy  se  inclina  á  creer  que  era  de  estraccion  española  y  cristiana;  que  su 
bisabuelo  se  hizo  musulmán,  y  que  su  familia,  como  tantas  otras  que  se  halla- 
ban en  igual  caso,  trataba  de  adherirse  á  la  nobleza  árabe.  En  sus  acciones  no 
desmentía  á  veces  su  origen,  al  contrario:  se  complacía  en  vestirse  como  sus 
vecinos  los  cristianos,  llevaba  las  mismas  armas  que  estos,  enjaezaba  sus  ca- 
ballos de  la  misma  manera  y  le  agradaba  hablar   la  lengua   de   aquellos.  Sus 


(l)     Véanse  los  artículos  anteriores  en  el  tomo  I."  de  esta  Revista,  pags.  12,  115  y  2óo.  y  en  el 
presente  II."  tomo,  pág.  215. 


MONEDAS   ÁRABES.  40I 


soldados  eran  en  su  mayoría  castellanos,  navarros  ó  catalanes;  hacia  construir 
para  ellos  casas  y  abundantes  tabernas,  con  gran  escándalo  de  los  rígidos  mu- 
sulmanes; se  los  atraía  por  sus  larguezas,  y  para  poder  hacerlas  estrujaba  á  sus 
\asallos  á  fuerza  de  impuestos.  Recompensó  á  uno  de  sus  mejores  caballeros 
navarros,  Pedro  Ruiz  de  Azagra,  dándole  la  villa  de  Santa  María  de  Albarracin, 
con  su  territorio,  que  este  caballero  hizo  erigir  en  Obispado.  Su  política  cons- 
tante fué  aliarse  estrechamente  con  los  Príncipes  cristianos,  comprando  la  pro- 
tección del  Rey  de  Aragón,  del  de  Castilla  y  del  Conde  de  Barcelona,  obligán- 
dose á  pagarles  un  tributo  que,  respecto  de  estos  dos  últimos,  no  bajaba  de  la 
enomie  suma  anual  de  50.000  mitcales.  A  creer  á  un  cronista  anglo-normando 
de  esta  época,  Mohammad  era  vasallo  de  aquellos,  y  el  Rey  de  Castilla  quien 
reinaba  verdaderamente  en  Murcia  y  Valencia.  Sonando  mal  su  nonmbre  árabe 
en  los  oidos  cristianos,  estos  le  denominaban  constantemene  el  Rey  Lope,  el  Rey 
D.  Lope  ó  D.  Lobo.  Veia  aliados,  amigos,  hermanos  en  todos  los  príncipes 
de  la  cristiandad,  y  enviaba  magníficos  presentes  de  oro,  seda,  caballos  y  came- 
llos al  rey  de  Inglaterra  Enrique  II,  quien  á  su  vez  se  los  hacia.  En  fin,  fué  tal 
su  reputación  entre  los  enemigos  de  sus  creencias,  que  un  siglo  después  de  su 
muerte,  el  Papa  Alejandro  IV,  en  una  bula  del  año  1258,  le  llamó  "el  rey  Lope 
de  gloriosa  memoria,,. 

Parece  que  bajo  algunos  aspectos  era  digno  (le  tal  elogio.  Fué  hombre  de 
una  gran  sagacidad  y,  según  las  circunstancias,  sabia  perdonar  noblemente  ó 
castigar  con  severidad.  Dotado  de  una  fuerza  prodigiosa  y  excelente  ginete,  tenia 
un  valor  á  toda  prueba,  y  en  las  batallas  e.xponia  su  persona  y  su  vida,  hasta  el 
punto  que,  según  Maccari,  era  necesario  recordarle  que  im  general  en  gefe  tiene 
otros  deberes  que  cumplir  que  un  simple  soldado.  Sus  oficiales  apreciaban  en  él 
otras  cualidades.  El  los  convidaba,  así  como  á  sus  grandes  dignatarios,  los  lunes  y 
jueves  á  un  festín  en  una  de  las  salas  de  su  palacio,  y  para  divertirles  hacia  cantar 
y  bailar  á  hermosas  jóvenes,  mientras  que  el  vino  corría  á  torrentes,  distribuyendo 
á  veces  entre  aquellos  la  plata  que  habia  servido  en  el  banquete.  No  era  pues 
de  estrañar  que  im  Príncipe  tan  generoso  fuese  el  ídolo  de  sus  guerreros.  Tácha- 
sele, sin  embargo,  por  su  insaciable  lubricidad. 

Tales  son  las  curiosas  noticias  que,  relativas  á  la  personalidad  de  este  rey, 
hemos  podido  encontrar,  gracias  á  la  esquisita  diligencia  de  Mr.  Dozy,  interesado 
en  el  estudio  de  la  época  arábiga  de  nuestra  historia. 

Pasemos  ahora  á  la  descripción  y  estudio  de  los  dos  dinares,  acuñados  en 
Valencia,  por  Mohammad  ben  Saad,  únicos  que  hasta  ahora  conocemos,  como 
emitidos  por  él  en  dicha  ciudad. 

Número  I.  En  medio  en  cinco  líneas: 
Allah 
No  (hay)  Dios  sino, 

26 


402  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Mahoma  (es)  mensajero  de  Allah, 
El  amir  Mohammad 
ibn  Saad. 
Margen.  Y  el  que  buscase  fuera  del  Islam  alguna  religión  no    será  recibido 
de  él,  y  él  en  la  otra  (vida)  de  los  descarriados. 
II  área.  En  medio  en  cuatro  líneas. 
El  imam 
Abd- 
Allah 

amir  de  ios  creyentes. 
Margen.  En  el  nombre  de  Allah  fué  acuñado  este  diñar  en  Valencia,  año 
seis,  y  cuarenta  y  quinientos  (546:  de  J.  C.  II51). 

El  ejemplar  descrito  pertenece  á  mi  colección,  y  solo  se  conoce  otro  exacta- 
mente igual,  que  existe  en  el  Museo  arqueológico  nacional  (Madrid).  Ambos  se 
hallan  copiados  de  otro  igual,  también  de  mi  colección,  pero  acuñado  en  Mur- 
cia en  543. 

Número  II.  En  el  centro  en  siete  líneas: 
No  (hay)  Dios  sino 
Allah. 

Mahoma  (es)  mensagero  de  Allah. 
Se  adhiere  á  la  cuerda  de  Allah 
El  amir  Abu  Abd- Allah 
Mohammad  ben  Saad,  ayúdele 
Allah. 
Margen.  En  el  nombre  de  Dios,  y  el  que  buscase,  etc.,  como  en  el  número 
anterior. 

II.  área.  En  medio  en  cinco  líneas: 
El  imam 
Abu  Abd-Allah 
Mohammad  al  Moktafa 
liarari-Allah,  amir 
de  los  creyentes,  Al-Abbasi. 
Margen.     En  el  nombre  de  Allah,  el  clemente,  el    misericordioso,  fué  acu- 
ñado este  diñar  en  Valencia,  año  ocho  y  cuarenta  y  quinientos  (548:  de  J.  C. 
1153). 

El  único  ejemplar  que  se  conoce  de  este  diñar  e.viste  en  el  Museo  arqueo- 
lógico de  Madrid,  y  se  halla  imitado  de  otros  acuñados  en  Murcia  con  leyendas 
iguales,  aunque  algo  variadas  en  su  distribución,  en  los  años  542,  547,  548, 
550,  551,  552,  553  y  554- 

Estos  dinares  son  muy  interesantes,  porque  además  de  confirmar  la  noticia 


JIONEDAS    ÁRABES.  408 


(le  la  dominación  de  Mohanimad  en  Valencia,  nos  ofrecen  también  algunos  da- 
tos curiosos,  como  son:  l."  Darnos  á  conocer  algunos  de  los  nombres  y  genea- 
logía de  aquel  rey.  2.°  El  uso  ó  empleo  en  ellas  de  la  frase  alcoránica  "se  ad- 
hiere á  la  cuerda  ó  vínculo  de  Allah  el  amir,  etc.,,  que  en  monedas  españolas 
solo  hemos  visto  usado  en  este  diñar  y  en  los  que  hemos  citado  como  acuña- 
dos en  Murcia.  3.°  El  reconocimiento  en  ellos  del  imamato  de  Abd-Allah,  quien 
indudablemente,  por  los  calificativos  con  que  se  le  designa,  es  el  califa  que  por 
entonces  reinaba  en  Oriente,  y  que  en  efecto,  de  53o  al  555  fué  Al-moktafa. 

De  la  época  de  la  denominación  almohade  en  Valencia,  solo  han  llegado  á 
nuestros  dias  unas  monedas  pequeñas  de  plata,  de  forma  cuadrada,  y  cuya  des- 
cripción es  la  siguiente: 

En  el  centro  en  cuatro  líneas. 

No  (hay)  Dios  sino  Allah: 
El  mando  todo  él  Ces)  para  Allah; 
No  (hay)  fuerza  sino  en  Allah 
Valencia. 
II  área.     En  el  centro  en  tres  líneas. 

Allah  nuestro  Señor, 
Mahoma  nuestro  enviado. 
Al-Mahdi  nuestro  imán. 

Careciendo  tales  monedas  de  data  y  de  nombre  de  soberano  á  quien  atribuir- 
las, no  es  fácil  determinar  el  año  de  su  acuñación,  aunque  es  indudable,  por 
las  fórmulas  religioso-políticas  que  en  ellas  se  contienen  y  el  reconocerse  en  las 
mismas  el  imamato  de  Al-Mahdi,  el  fundador  de  la  secta  almohade,  que  perte- 
necen á  esta  época.  Como  hace  observar  perfectamente  el  Sr.  Codera  en  su  es- 
calente Tratado  de  numismática  arábigo-española,  no  debemos  suponer,  se^un 
algunos  lo  hacen,  que  todas  estas  monedas  fueran  emitidas  por  Al-Mahdi,  puesto 
que  las  hay  acuñadas  en  poblaciones  que  no  fueron  conquistadas  por  los  al- 
mohades hasta  después  de  la  muerte  de  aquel  personaje. 

Para  terminar  el  estudio  de  las  monedas  árabes  acuñadas  en  Valencia, 
réstanos  tan  solo  describir  una,  de  casi  igual  tipo  que  las  almohades,  aunque 
de   un  soberano  conocido  en  nuestra  historia. 

En  un  hallazgo  de  cerca  de  600  monedas,  de  plata,  de  forma  cuadrada,  per' 
fenecientes  en  su  inmensa  mayoría  á  los  almohades,  que  tuvo  lugar  en  el  verano 
de  1879  sn  esta  provincia,  aunque  ignoramos  con  exactitud  la  localidad,  apare- 
cieron entre  ellas  tres,  cuya  lectura  nos  obligó  á  atribuirlas  á  Abu  Chomail  Zeyan, 
último  rey  árabe  de  Valencia.  Dichos  ejemplares  existen  uno  en  la  colección  del 
.Sr.  Codera  (Madrid),  otro  en  la  del  Sr.  Andüjar  (Valencia)  y  el  tercero  en  la 
mia. 

Hé  aquí  su  descripción: 


404  REVISTA   DE   VAI.ENCIA. 


Eli  el  centro  en  tres  líneas: 

El  amir  Al-Muwayed  Billah 

El  Mochegid  fi  Sabil 

AUah  Abu-Chomail. 
II  área.  En  medio  en  cuatro  líneas: 

AUah  nuestro  Señor, 

Mahoma  nuestro  enviado 

Al-Abbasi  nuestro  imam 
Valencia. 
Estas  monedas  son  importantísimas,  pues  nos  dan  á  conocer  los  nombres  y 
títulos  de  Zeyan,  quien  en  ellas  toma  los  lakbas  de  Al-Muwayed  Billah  (el  que 
es  ayudado  por  Allah),  y  de  el  Mochegid  fi  Sabil  AUah  (el  que  hace  la  guerra 
santa  por  el  camino  de  Allah).  Ofrecen  también  la  particularidad,  cual  las  de 
Mahfot  de  Niebla  y  otras,  de  reconocer  el  imamato  del  Abbasida  y  no  del 
Mahdi.  Es  de  creer  que  cualquier  dia  aparezcan  doblas  de  oro  de  Zeyan,  pues 
según  noticias  que  debemos  al  Sr.  Codera,  consta  en  documentos  de  la  época, 
que  corrieron  muchas  con  el  nombre  de  Zeyanies. 

Al  poner  fin  á  estos  desaliñados  artículos  sobre  la  numismática  arábigo-va- 
lenciana, réstanos,  después  de  dar  las  mas  expresivas  gracias  á  los  distinguidos 
propietarios  y  director  de  esta  Revista,  por  habernos  pennitido  que  figuren  en 
sus  columnas,  recomendar  á  las  personas  que  se  interesan  por  el  estudio  de  la 
historia  patria,  tan  importante  y  mal  conocida  durante  este  período,  que  procu- 
ren por  todos  los  medios  que  estén  á  su  alcance  la  conservación  de  cuantos 
monumentos,  tanto  arquitectónicos  como  epigráficos,  numismáticos,  etc.,  al 
mismo  se  refieran,  y  que  lleguen  á  sus  manos  ó  tengan  noticias  de  ellos,  seguros 
de  que  con  su  conser\'acion  prestarán  nuevas  luces  para  su  esclarecimiento,  y  que 
contribuirán  quizás  á  la  adquisición  de  nuevos  é  ignorados  datos  históricos. 

Francisco  Caballero  íniante. 


EL  ALBA  "" 


jIuiÉN  al  mirar  de  Juana 
La  esbelta  y  hermosísima  figura. 
Su  dorado  cabello  ensortijado 
Que  besa  enamorado 
Su  frente  blanca,  candorosa  y  pura: 
Sus  ojos  verde-mar  encantadores, 
Mas  claros  que  los  asdos  matinales 
Cuando  lucen  sus  rayos  seductores 
En  el  cielo  de  zonas  tropicales: 
Su  nariz  recta  y  bella  sombreando 
Dos  pétalos  risueños  de  una  rosa. 
Que  lucen,  su  frescura  acariciando, 
Las  nacaradas  perlas 
Que  ostenta  aquella  boca  tan  graciosa: 
Su  cuello  que  envidiara 
El  cisne  mas  esbelto  de  los  lagos, 

Y  su  cintura  airosa. 

Flexible  cual  la  caña  de  los  rios. 
Que  del  aura  risueña  á  los  halagos 
Dobla  su  talle  en  tiernos  amoríos; 
¿Quién,  lector,  no  diria, 

Y  mas  en  im  pais  del  Mediodía, 

Que  Juana  era  mujer  y  muy  hermosa? 


(l )     Introducción  de  un  poema  inédito,  titulado  El  din  del  Anicr 


406  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Mas  si  luego  observara 
Que  no  nubla  el  albor  de  aquella  ireute 
La  sombra  mas  sutil,  y  que  serena 
Tranquila  y  esplendente 
Resplandece  su  fúlgida  mirada. 
Como  de  Abril  la  mágica  alborada, 

Y  que  su  fresca  boca,  sonriente 

No  exhala  inadvertida  ni  un  suspiro, 

Y  en  revoltoso  giro 
Con  su  gentil  viveza 

Divaga  alegre,  como  entre  las  flores 
La  mariposa  de  sutil  belleza, 

Y  que  en  todo  se  fija  sin  ver  nada, 

Y  no  se  fija  en  sí  cuando  se  aliña; 
¿Quién  no  esclamara,  al  verla  embelesada. 
Que  Juana  es  aun  nniy  niña? 


II. 

Juana  es  niña  y  mujer:  naciera  en  Mayn, 

Y  quince  cuenta  ya  de  su  existencia. 
Que  pasaron  tranquilos  y  serenos 
Sin  tocar  el  albor  de  su  inocencia; 
Pero  una  sombra  estraña 

Hoy  se  dibuja  en  su  preciosa  frente. 
Pareciendo  indicar  que  \\n  ¡¡ensamiento 
La  atormenta  tenaz  y  dulcemente. 

De  la  vida  en  el  alba 
La  suya  se  meció,  como  esa  hora 
Que  no  tiene  ni  sombras  ni  colores, 
biocente  y  sencilla  precursora 
De  la  rosada  matinal  aurora. 
Que  dá  vida  á  los  campos  y  á  las  flores. 
Quince  Mayos  pasaron,  y  no  guarda 
Recuerdos  de  alegrías  ni  pesares, 

Y  ese  tiempo  tan  vago  é  indeciso 

En  que  no  sintió  penas  ni  alegrías,  '    ;.• 

Como  sueño  feliz  del  paraíso  '.t 

.Será  el  mas  envidiado  de  sus  dias. 


i 


EL    ALBA.  407 


Por  fin,  después  de  quince  primaveras, 
Llegó  á  la  primavera  de  la  vida, 

Y  el  pensamiento  que  en  su  mente  anida, 
Vago  y  sin  forma,  cual  vapor  celeste, 
Como  aurora  del  dia  iiias  sereno. 

La  arrebata,  la  atrae  y  la  embelesa. 
Cual  si  estuviera  de  armonías  lleno, 

Y  allá  en  su  mente  con  amor  lo  besa, 
Haciendo  que  su  boca  fresca  y  pura. 
Mas  que  el  aura  de  im  rio  perfumada. 
Deje  escapar  suspiros  de  ventura 

A  tiempo  que  una  lágrima  insegura 
Rueda  por  su  mejilla  nacarada. 


III. 


"¿Qué  tengo,  se  decia. 
En  sí  pensando  por  la  vez  primera. 
Qué  será  esta  ventura  tan  estraña. 
Que  llena  de  alegría 
Todo  mi  ser  y  tanto  á  un  tiempo  dafia" 
;Oué  será  este  placer,  que  penar  hace, 

Y  este  dolor  que  me  deleita  tanto. 
Que  en  suspirar  mi  pecho  se  deshace? 
;Por  qué  suspiro  yo?  ;Qué  es  im  suspiro?' 
Voy  á  volverme  loca,  madre  mia. 

No  sé  queme  sucede,  yo  deliro 

Poco  hace  que  en  jugar  me  entreteaia. 
Las  horas  sin  sentir  se  deslizaban, 

Y  hoy  mis  juguetes  bellos. 
Tristes  esperan  de  su  dueña  triste 
Las  caricias  que  há  poco  disfrutaban. 
Algo  de  nuevo  hoy  en  mi  ser  existe, 
Que  yo  no  sé  esplicar.  ;cómo  esplicarlo? 
;Se  lo  diré  á  mi  madre....?  No  lo  digo, 
Aunque  sufra  el  castigo 

De  no  saberlo  nunca,  porque  siento 
Que  cuesta  mas  decirlo  que  ignorarlo. 


4o8 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


IV. 

Así  la  herniosa  Juana 
En  una  confusión  y  un  laberinto 
Mas  claros  que  la  luz  de  la  mañana. 
Sin  saberse  esplicar  lo  que  sentia, 
Mas  y  mas  se  perclia: 

Y  es  que  Juana,  inocente  y  candorosa, 
Como  tu  y  yo,  lectora,  no  advertía 
Que  á  ser  mujer  tan  solo  comenzaba 

Y  que  de  la  niñez  se  despedia. 
Por  eso  sus  juguetes  olvidaba, 

Y  un  ideal  su  mente  acariciando, 
Vago,  pero  risueño  y  mas  hermoso 
Que  al  viajero  triste  del  desierto 
hiesperado  oasis  delicioso. 

Que  sin  verlo  afanosa  predecía; 
Atrayéndola  á  sí,  tierno,  amoroso, 
-Suavemente  á  otra  edad  la  conducía. 


Enrique  García  Bravo. 


I 


LA  SOCIEDAD  INDUSTRIAL  EN  VALENCIA, 


BAJO    EL     RF.IXADO    DE    DON"    JAIME    I    (  1  ). 


\.  conquista  de  Valencia  por  el  invicto  monarca  aragonés  completó  la 
misión  política  y  social  que  se  habia  propuesto  realizar.  Dueño  de 
!)  Provenza,  Cataluña,  Mallorca  y  Aragón,  necesitaba  afianzar  su  poder 
mediante  la  posesión  de  esta  ciudad,  y  á  conseguir  ese  propósito  dedicó  sus  esfuer- 
zos, trabajando  sin  descanso  y  sin  tregua.  Cómo  realizó  semejante  idea  y  alcanz('> 
la  victoria,  no  es  de  este  lugar,  y  cuyos  hechos  son,  por  otra  parte,  conocidos 
de  nuestros  lectores. 

Los  elementos  que  constituían  el  ejército  del  Conquistador  eran  iguales  á 
todos  los  de  la  época.  El  rey  y  su  corte,  los  señores  feudales  y  sus  vasallos,  las 
milicias  comunales,  y  fuerzas  mercenarias  formadas  por  aventureros  procedentes 
de  distintos  paises  y  lejanas  tierras,  perteneciendo  á  todas  las  clases  sociales, 
y  que  seguían  la  enseña  real,  no  por  la  gloria,  sino  por  el  provecho  que  pu- 
diera alcanzarles  en  la  presa  de  la  ciudad. 

No  se  componía  de  otros  elementos  el  ejército  o  milicia  de  D.  Jaime, 
según  luego  veremos  en  los  repartimientos  que  hizo  después  de  conquistada 
Valencia.  En  él  aparecen  catalanes,  aragoneses,  provenzales,  franceses,  italianos 
y  gentes  de  otros  pueblos.  Entre  ellos  habia  mercaderes,  burgueses,  menes- 
trales, etc.,  y  al  decir  de  la  Crónica  de  D.  Jaime,  en  el  campamento  no  faltaba 
nada,  viéndose  abundancia  de  todos  los  artículos  necesarios  á  la  vida. 

Con  esa  organización, -peculiar,  como  queda  dicho,  á  todos  los  ejércitos  de 
aquellos  tiempos,  se  dispuso  el  rey  á  la  conquista  de  Valencia.  Firmóse  la  ca- 
pitulación el  28  de  Setiembre  de  1238,  y  el  9  de  Octubre  realizaba  su  entrada  el 


(1)  Extracto  del  capitulo  II  de  la  "Memoria  sobre  el  origen,  vicisitudes  y  organización  que  han 
tenido  los  gremios  y  colegios  de  artes  y  oficios  en  Valencia,,,  premiada  en  los  Juegos  Florales  que 
acaba  de  celebrar  I.o  Rat-Petial. 


410  REVISTA   DE    VALENCIA. 


caudillo.  Desde  aquel  momento,  como  dice  un  liistoriador,  el  rey  de  Aragón, 
Cataluña  y  Mallorca,  alcanzó  la  cuarta  corona,  y  nosotros  añadimos  que  con- 
siguió crear  un  nuevo  pueblo,  que,  andando  el  tiempo,  habia  de  adquirir  carácter 
propio  y  especialísimo. 

Conseguida  la  conquista,  procedió  el  rey  á  repartir  entre  todos  los  que 
hablan  contribuido  á  la  empresa  las  tierras,  casas  y  heredades  de  los  vencidos, 
conforme  á  la  costumbre  de  la  época.  En  virtud  de  estos  repartos,  Valencia  pudo 
asegurarse  contra  las  tentativas  de  los  árabes,  organizándose,  mediante  el  in- 
terés, un  nuevo  pueblo,  ligado  á  la  ciudad  por  esa  misma  propiedad. 

Por  tal  acto,  creáronse  gran  número  de  propietarios,  feudatarios  y  censata- 
rios, según  el  principio  á  que  habia  sido  subordinada  la  distribución.  Las  per- 
sonas que  obtuvieron  repartimientos  lo  fueron  de  varias  clases.  Primeramente 
aparecen  los  Barones,  siguen  las  iglesias,  servidores  palatinos  y  clero;  luego  las 
Universidades  que  concurrieron  á  la  conquista  con  sus  huestes  comunales,  y  no 
pocos  árabes  y  judíos  que  hablan  prestado  al  rey  señalados  servicios,  en  cum- 
plimiento de  lo  ofrecido  en  el  Privilegio  otorgado  en  Lérida,  año  de  1236,  con- 
firmado por  otro  fechado  en  la  propia  ciudad  en  1246. 

Mediante  ese  reparto,  que  fué  la  base  política  y  social  del  reino  de  Valencia, 
nos  encontramos,  como  queda  dicho,  tres  clases  de  gentes:  los  barones,  á  quie- 
nes repartió  honores;  caballeros  de  conqtúsía,  que  obtuvieron /í??i!íj?í'J,  y  el  resto 
de  los  espedicionarios  o  pobladores,  á  quienes  dio  i\txxz.%  francas,  constituyendo 
la  mayor  parte  de  la  propiedad  inmueble,  recibida  á.  cejriso,  y  jnás  adelante  en 
pleno  dominio.  A  nuestro  propósito  solo  cumple  ocuparnos  de  la  tercera  clase, 
dentro  de  la  cual  se  comprenden  todos  aquellos  que  estaban  dedicados  á  la  in- 
dustria, al  comercio,  á  la  agricultura  y  á  las  ciencias  y  artes.  A  estos  les  corres- 
pondieron las  casas  (alberchs)  y  talleres  {obrador s)  que  en  la  ciudad  ocupaban 
los  árabes,  sustituyendo  los  nuevos  pobladores  á  los  industriales  vencidos. 

Bajo  el  nombre  de  repartición  á  los  de  Jaca ,  Zaragoza,  Barcelona,  y  otras 
poblaciones,  se  incluyen  y  figuran  individuos  que  sjercian  distintas  profesiones. 
Del  contesto  de  esos  repartimientos  se  desprende  que,  al  ocupar  á  Valencia  las 
huestes  de  D.  Jaime,  encontraron  sitios  especiales  donde  estaban  domiciliados 
ciertos  oficios,  mediante  una  organización  de  policía. 

Los  vencedores  ocuparon,  pues,  los  barrios  denominados  la  Sillería,  Drape- 
rla,  Tintorería,  Armería,  Zapatería,  Espartería.  Adovería,  Argentería,  Carni- 
cería, Cambios,  y  algunas  otras  calles  á  que  dieron  nombre  como  la  de  Zaragoza. 
Barcelona,  etc. 

Queda  fuera  de  toda  duda,  ([ue  á  los  vencedores,  les  fué  muy  de  su 
agrado  establecerse  en  los  sitios  mismos  que  los  árabes  tenían  destinados  para 
la  fabricación  y  venta  de  sus  productos  industriales,  sitios  que  son  con  poca 
diferencia  los  mismos  (|ue   hoy  conocemos,  ó  bien   en  sus   cercanías.  La   lama 


LA  SOCIEDAD  1NDUSTRL\L  EN   VALENCIA.  41 1 


que  Valencia  gozaba  en  España  de  rica  y  fértil,  y  la  importancia  que  adquirii') 
desde  los  primeros  años  de  la  conquista,  atrajeron  á  ella  gran  número  de  arte- 
sanos de  distintos  puntos  de  la  Península,  y  muy  especialmente  de  Cataluña, 
Aragón  y  Mediodía  de  Francia,  los  cuales  llevaron  los  conocimientos  de  sus  res- 
pectivas industrias,  difundiendo  el  espíritu  de  asociación,  según  lo  practicaban 
ampliamente  en  sus  respectivos  países. 

No  solamente  obtuvieron  repartimientos  todos  los  industriales  que  acompa- 
ñaron al  ejército  ó  formaban  parte  de  él,  sino  también  los  que,  según  hemos 
dicho,  vinieron  á  la  ciudad  poco  después  de  tomada  á  los  árabes.  La  propiedad 
repartida  á  los  industriales,  dentro  de  Valencia,  la  constituían  casas,  talleres, 
despachos  (taules)  y  huertos,  A  los  que  concurrieron  á  la  Conquista  se  les 
dio  generalmente /V'írwí/ww  ^///¿(?;7í?;/,  y  ;i  los  que  la  poblaron  posteriormente, 
atraídos  por  la  fama  de  la  nueva  ciudad,  la  obtuvieron  á  censo,  figiirandp  eu 
esta  clase  lostaíf^s  l"operátonum  j  de  los  vencidos.  El  censo  variaba  según 
la  importancia  y  número  de  las  fincas,  figurando  desde  dos  morabatínes  anuales 
en  adelante,  y  el  pago  se  verificaba  por  Navidad. 

Como  queda  demostrado,  los  orígenes  de  la  industria  cristiano-valenciana 
están  íntimamente  enlazados  con  el  origen  de  la  propiedad  inmueble  en  estíi 
ciudad,  naciendo  ambas  al  mismo  tiempo,  y  desarrollándose  al  calor  de  las  insti- 
tuciones forales,  que  las  prestaron  robusta  fuerza.  Y  por  lo  que  toca  al  estado 
de  cultura  que  alcanzarían  los  industriales  valencianos  en  sus  primeros  tiempos, 
pudiera  rastrearse  por  las  obras  que  nos  restan  de  aquella  época;  pero  bastaní 
dejar  consignado  que  los  beneficiados  en  los  repartos  eran  todos  maestros  en  sus 
respectivas  artes,  y  bajo  tal  concepto  aparece  vinculado  en  ellos  el  carácter 
individualista  que  revestían  las  profesiones  mecánicas,  localizándose  los  secretos 
del  procedimiento  y  fabricación  entre  los  individuos  de  una  familia,  constituida 
ésta,  no  solo  por  los  vínculos  de  la  sangre,  sino  también  por  los  de  la  enseñanza, 
mediante  el  patronato  que  los  maestros  ejercían  sobre  sus  operarios,  viviendo 
en  continua  y  constante  comunión. 

Juntamente  con  la  población  cristiana  subsistió  en  este  período  la  mahome- 
tana y  judía.  Por  la  capitulación  de  Valencia  entre  D.  Jaime  y  Ben-Zeyan,  se 
pactó  la  salida  franca  de  la  ciudad  de  los  árabes  que  no  quisieron  someterse  al 
poder  del  monarca  aragonés.  Muchos  fueron  los  que  se, aprovecharon  de  la  capi- 
tulación y  abandonaron  los  sitios  donde  habían  nacido;  pero  otros,  llevados  tai 
vez  por  la  fuerza  del  afecto,  ó  por  distintas  causas,  quedáronse  en  la  ciudad  y 
muchos  más  en  los  pueblos,  bajo  la  denominación  de  moriscos.  En  los  repartí-  \\ 
mientos  figuran  musulmanes  y  judíos,  que  pof  servicios  especiales  obtienen  seña- 
lados beneficios  de  D.  Jaime.  Pertenecen  generaknente  los  primeros  á  la  clase 
de  agricultores,  y  los  segundos  á  la  de  artesanos,  médicos,  criados  palatinos  y 
otras  ocu[iacioiies. 


412  -  REVISTA   DE   VALENCIA. 


En  cuanto  á  su  participación  en  el  régimen  municipal,  estaba  limitada  al 
nombramiento  de  sus  jueces,  pero  no  quedaban  exentos  de  la  observancia  de  la 
ley  común  á  los  ciudadanos  de  Valencia.  Dictó  D.  Jaime  varias  disposiciones 
á  fin  de  regularizar  la  situación  de  los  moriscos  y  judíos  que  moraban  en  este 
reino,  y  con  respecto  á  este  trabajo,  importa  señalar  la  prohibición  que  se  les 
impuso  de  que  no  trabajasen  "en  los  dies  de  les  festes  publicament  dintre  la 
ciutat,  ne  lora  en  alguna  part  del  regne  de  Valencia,  mes  dintre  de  lurs  cases 
pui.v  obrar,  ne  no  tinguen  obradors  uberts  en  los  dies  de  les  festes,  etc.,  (l). 

De  semejante  precepto,  y  de  otros  muchos  que  pudiéramos  citar,  se  deduce 
que  eran  en  bastante  número  los  individuos  de  aquellas  dos  razas  que  en  Valen- 
cia se  dedicaban  á  las  profesiones  mecánicas,  mediante  la  tolerancia  y  espíritu 
de  libertad  que  informaban  todos  los  actos  del  monarca. . 


n. 

Conquistada  la  ciudad,  hechos  los  repartos  y  allanadas  las  no  pocas  dificul- 
tades que  se  le  presentaron  para  realizar  su  obra  á  D.  Jaime,  dedicóse  éste  á  la 
tarea  de  dotar  á  la  nueva  población  de  leyes  que  regulasen  las  relaciones  de  los 
pobladores  entre  sí,  y  de  estos  con  las  demás  instituciones. 

No  es  de  este  lugar  discutir  el  origen  que  tuvieron  los  Furs,  si  fueron  dados 
en  Cortes  ó  en  reunión  de  prohombres,  y  si  tuvieron  el  carácter  de  pacto,  cons- 
titución ó  concesión.  Para  nosotros  basta  el  hecho  de  su  existencia,  reconociendo 
que  los  Furs  dados  en  1270,  contienen  conceptos  relativos  al  derecho  muy  su- 
periores á  los  reinantes  en  aquel  tiempo.  Reconocen  el  respeto  á  la  per- 
sonalidad, desterrando  penas  como  la  de  servidumbre,  el  principio  de  igualdad 
ante  la  ley,  la  publicidad  en  los  juicios  y  otros  extremos  que  hacen  de  la  obia  de 
D.  Jaime,  uno  de  los  primeros  Códigos  españoles. 

La  organización  municipal  en  el  tiempo  que  nos  ocupa  no  es  bien  conocida. 
Pero  puede  afirmarse  que  el  rey  dejaba  la  mayor  libertad  á  los  habitantes  de 
la  ciudad  para  la  administración  de  sus  intereses  conumales.  Un  privilegio  dado 
el  l3  de  Setiembre  de  1245  autorizaba  el  nombramiento  de  cuatro  magistrados 
llamados  jurados  (jiirats),  en  unión  de  un  cuerpo  consultivo  fonnado  por  un 
detenninado  número  de  consejeros  (consellers).  unos  y  otros  procedían  de  la 
clase  de  hombres  honrados.  En  los  primeros  existia  el  poder  ejecutivo,  y  en  los 
segundos  el  deliberante  y  consultivo.  Otro  privilegio  de  124Ó  puso  á  la  ciudad 
en  posesión  completa  de  sus  franquicias  municipales,  y  desde  ese  momento, 
adciuirió  la  autoridad  municipal  doA'alencia  a<]uel  carácter  de   respetabilidad  de 


(l)     Furs,  lib.  I,  nili.  VIII. 


LA  SOCIEDAD  INDUSTRIAL   EN  VALENCIA.  4l3 

que  tantos  ejemplos  nos  dá  la  Historia.  Como  funcionarios  ausiliares  del  régimen 
comunal  encontramos,  creados  por  D.  Jaime,  los  inspectores  de  oficios  (veedors), 
los  de  muros  y  ralladores,  los  de  impuestos,  los  de  riego  (cequiers)  y  otros. 

La  organización  de  las  clases  sociales  en  Valencia  en  los  primeros  años  de 
la  Conquista  no  aparece  muy  determinada,  pero  puede  formarse  juicio  por 
la  división  que  existia  en  otros  estados  de  la  corona  de  Aragón,  y  por  la  que  se 
desprende  de  los  fueros  y  privilegios.  De  donde  se  puede  deducir  que  los  ciuda- 
danos honrados  (probi-hominis)  constituían  un  gran  núcleo  de  la  población,  y 
tenian  por  lo  tanto  extensa  participación  en  el  gobierno  de  la  ciudad,  especial- 
mente en  la  consejería. 

Juntamente  con  todas  esas  organizaciones,  aparecen  y  se  desarrollan  los 
oficios  mecánicos.  Cuáles  eran  estos,  es  asunto  difícil  de  resolver;  pero  hay  datos 
que  prueban  no  ser  muy  extensa  la  producción  industrial  en  Valencia  y  nos  lo 
demuestran,  no  obstante  el  sistema  prohibicionista  que  entonces  imperaba,  los 
muchos  productos  manufacturados  á  quienes  dispensó  D.  Jaime  del  pago  de 
derechos  á  su  entrada  y  paso  {peaige)  en  el  reino  y  la  ciudad  (i). 

Y  sea  cual  fuere  el  número  de  artesanos  que  constituyesen  los  oficios  que 
funcionaban  en  Valencia  durante  la  época  que  reseñamos,  ellos  son  los  primeros 
monumentos  de  la  industria  valenciana.  En  los  repartimientos  de  D.  Jaime  solo 
figura  el  oficio  de  zapateros  como  organizado,  y  bajo  tal  concepto  recibe  dona- 
ciones. Según  un  privilegio  dado  en  Lérida,  año  de  1242,  confirmatorio  del 
repartimiento,  se  dio  al  oficio  de  zapateros,  como  á  tal,  ó  á  sus  prohombres,  varios 


(1)  H¿  aquí  uua  nota  de  algunos  productos  industriales,  cuya  entrada  estaba  exenta  de  dere- 
chos ó  satisfacían  tan  solo  una  escasa  cantidad  por  paso  (pcat^é): 

Lances,  astes,  ascones,  ferro  quisia  obrat,  acer  quisia  obrat,  vestidures  e  draps  talláis,  é  cosits 
draps  de  Ut,  e  alcuna  cosa  que  vinga  dins  caixa,  aygua  rosada,  raudor,  carbó,  canem  filat,  o  obrat, 
e  alcuna  filaba,  e  fil  de  li,  e  de  stopa  boix,  vidre,  blanquet,  borra,  lana  filada,  nou  de  xarch, 
nous  noscades,  moles  de  molins,  e  desmolar,  barques,  caxes  canades,  barráis,  alcuna  obra  de  fust,  e 
deferrc,  oUes,  canters  e  qualque  altra  obra  de  térra,  pales  de  fust,  e  de  ferré,  manechs  dexades,  c 
de  cavechs,  e  de  destrals,  ferradures  de  besties,  e  de  galotxes,  o  alcuna  obra  de  ferré,  de  coure  e 
de  lauto,  e  doram. 

Tovalles,  tovallons  de  Franga,  o  alcuna  obra  de  palma,  e  de  vergues,  e  de  jonchs,  astores  de 
spart,  almatrach,  alls,  cebes,  e  tota  ortaliga,  anaps,  scudelles,  talladors  morters,  gerres,  frens,  spe- 
rons,  streps,  argons  de  selles,  bats,  taules,  banchs,  fusos,  borses,  correges,  braguers,  guants,  pedaQ  de 
paper,  vexells  de  vi,  cups  de  vi  que  venen,  e  es  apportat  per  mar,  tonells,  botes,  dogues,  cercols, 
vimens,  cingles,  cinyells,  cabestres,  asts,  ferres,  graylles,  loces,  caces,  olles  de  coure,  pasteres,  ros 
de  vi,  sal,  morters  de  térra,  e  de  coure,  cayjats,  e  tota  fusta,  scuts,  spaces  segovianes,  penats, 
rahors,  tesores,  coltells,  vahines. 

Ballestes,  capells  de  ferré,  e  de  vergues,  elms  cofes,"  capellines,  guarnions,  cubertes  de  cors,  e 
de  cavall,  e  totes  altres  armadures  de  fust,  e  de  ferré,  claus,  clavadures,  forrellats,  cadenats,  forques. 
savenes,  capells,  bugarenys,  cobertors,  manils  de  lana,  e  de  li,  candelobres.  pintes,  aguUes,  alnis. 
oses,  peix  fresch,  gavadals,  cedas,  fusta,  tea,  orgens,  ploma,  coxins,  azur. 

Furs.  lib.  IX.  rub.  XXXII. 


^14  REVISTA    DE    VALENCIA. 


talleres  (obradors)  en  la  partida  denominada  Valí  del  Paradis,  tres  adoverias 
en  Roteros  y  algunas  tierras  en  diferentes  puntos,  todo  ello  mediante  un  censo 
anual  de  104  moravatines.  No  tenemos  datos  respecto  á  otros  oficios,  pues  en 
el  repartimiento  solamente  aparecen  nombrados  fescepcion  de  los  zapateros) 
individuos  que  ejercian  ministerios  mecánicos,  como  hemos  visto  anteriormente. 
Muchos  son  los  industriales  que  se  encuentran  en  ese  caso  y  pertenecen  á  los 
oficios  de  plateros  (argenters)  sastres,  perganimeros,  corregeros  (corregers). 
pañeros  (drapers),  tejedores,  carniceros,  freneros,  carpinteros,  armeros,  correos 
(troters),  pelijeros  (pellicers),  forjadores  de  palas  ( palaforgers),  pintores,  bar- 
beros, escribientes,  calafates,  thitoreros,  acemileros,  alfareros  (escudellers)  y 
alguno  más. 

La  única  organización  que  tales  oficios  debieron  tener  en  los  primeros  años 
de  la  conquista,  seria  la  de  calles  y  barrios  donde  estaba  domiciliada  la  fabrica- 
ción y  venta  de  los  géneros  que  aquellos  producían,  cuya  distribución  fué  la 
misma  que  encontraron  al  tomar  la  ciudad  á  los  árabes.  Pero  no  pasaron  mu- 
chos años,  cuando  ya  encontramos  organizados  algunos  de  esos  oficios  para 
realizar  imidos  sus  individuos  los  deberes  religiosos,  auxiliarse  en  sus  enferme- 
dades, dar  sepultura  al  cuerpo  del  compañero,  conmemorar  solemnemente  el 
Santo  Patrono  del  oficio,  comer  en  comunidad  una  vez  al  año  y  otras  prácticas 
religiosas  y  de  beneficencia.  No  han  llegado  hasta  nosotros,  los  capítulos  li 
ordenanzas  que  regulasen  esas  asociaciones  que  figuran  con  el  nombre  de  cofra- 
días y  almoinas,  pero  es  indudable  su  existencia,  según  nos  lo  demuestra  entre 
otros  datos,  el  mismo  rey  D.  Jaime,  quien  visto  sin  duda  los  abusos  y  contien- 
das que  se  promovían  entre  cofradías  y  hermandades,  prohibió  tenninan teniente 
su  existencia,  bajo  la  pena  de  muerte,  alcanzando  la  prohibición  á  todo  el 
reino  (1). 

Y  que  debió  cumplirse  con  todo  rigor  lo  ordenado,  nos  lo  prueba  el 
preámbulo  de  las  ordenanzas  que  en  1829  dio  á  varios  oficios  de  Valencia  Don 
Alfonso  III,  donde  se  expresa  la  prohibición  de  D.  Jaime,  que  alcanzaba  á  todas 
las  cofradías  y  congregaciones,  excepto  la  llamada  de  San  Jaime,  indicando  que 
procedió  así  el  monarca  "propter  confratrum  abussum  aut  alias  rationalibus  in- 
ductos.,, 

No  conocemos  hoy  con  certeza  esas  causas;  pero  juzgando  por  lo  ocurrido 
en  otros  puntos,  puede  afirmarse  que  debió  ser  la  rivalidad  entre  los  oficios,  el 
espíritu  de  cuerpo,  el  obligar  por  la  fuerza  á  ingresar  en  la  cofradía  á  individuos 
del  mismo  arte  ó  profesión,  el  repartimiento  de  cuotas,  la  no  dación  de  cuentas 


(1)  El  texto  del  Fuero  es  como  sigue:  "Vedam  sots  pena  del  cors:  que  no  sien  l'eytes  conlVadies 
sagramentals,  ne  conspiracions;  so  es  raals  empreniments  entre  alguns  pobladors,  6  habitadors  del 
regne  de  Valencia  é  de  la  ciutat.  o  entre  akuns  oficiáis. „  Furs.  lib.  II,  rub.  XXIV. 


LA  SOCIEDAD   INDUSTRIAL  EN  VALENCIA.  4- 1 5 

y  Otras  causas  generales  á  la  asociación  gremial  durante  los  siglos  XIII  y  XR'. 

Aunque,  como  hemos  dicho,  no  han  llegado  á  nuestras  manos  las  orde- 
nanzas ó  capítulos  de  esas  primeras  asociaciones,  importa  hacer  constar  que, 
dado  caso  que  se  escribieran,  no  contendrian  disposición  alguna  técnica,  ni  sobro 
el  derecho  de  ejercer  libremente  el  oficio,  admisión  de  aprendices  y  otros  extra- 
ños que  figuran  en  las  ordenanzas  gremiales  desde  mediados  del  siglo  XIV  y 
posteriores. 

Pero  en  cambio,  el  legislador  dictó  algunas  reglas  encaminadas  á  mantener 
los  principios  de  orden  entre  los  industriales,  y  evitar  que  estos  cometiesen 
engaños  y  fraudes,  alterando  en  su  calidad  ó  precio  los  objetos  relativos  á  su 
arte  ó  comercio,  ó  usaran  de  cualquier  otro  medio  en  perjuicio  del  consumidor. 
Bajo  este  concepto,  encontramos  que  D.  Jaime  ordena  que  en  todos  los  oficios 
hagan  elección  los  jurados  de  dos  "veedores  que  entiendan  en  los  fraudes  que 
puedan  cometer  los  industriales.  Concede  luego  á  los  maestros  la  autoridad  y 
jurisdicción  necesaria  para  castigar  por  sí  mismo  los  robos,  hurtos,  estafas  ó 
daños  causados  por  sus  aprendices,  añadiendo:  "E  així  que  no  sien  tenguts  de 
respondre  á  nos  ne  á  la  Cort;  ne  aquelles  persones  no  sien  oydes  per  nos  ne 
perla  Cort  daquell  castigament  cjue  será  feyt.,,  Añadiendo:  "Que  ningún  senyor 
ni  maestre  no  puixen  fer  justicia  corporal  de  son  ser\^ent,  de  son  deixeble  ne 
de  son  cautiu,  es  á  saber,  tolre  alcu  de  sos  menbres,  exi  com  es  ma  ó  peu,  o 
ñas  ó  orelles,  ó  uUs,  ne  altres  coses  semblants;  E  sil  senyor  te  pres  algún  hóme 
Christia  servent  ó  deixable  seu:  que  de  deu  dias  avant  si  no  sen  poden  avenir 
ab  duy  que  el  servent  ol  dexeble  se  puxa  clamar  á  la  cort  del  senyor  daquella 
presó,  é  la  justicia  que  do  á  cascu  son  dret  (l).„ 

En  cuanto  á  las  industrias  fiscalizadas,  figuran  aquellas  que  revisten  un  inte- 
rés de  primera  necesidad,  y  que  el  legislador  creyó  podia  ser  adulterada  su  fa- 
bricación en  daño  del  público.  Impone  penas  álos  plateros  (argenters)  que  alteren 
la  ley  del  oro,  plata  ú  otros  metales,  ó  bien  defrauden  el  peso;  prohibe  el  que 
los  pintores  usen  en  sus  trabajos  plata  por  oro;  manda  que  los  fabricantes  y  co- 
merciantes en  paños  juren  todos  los  años  en  poder  del  justicia,  no  faltar  á  va- 
rias disposiciones  sobre  la  venta,  exactitud  en  la  medida,  no  confabularse  con  los 
sastres,  expresando  al  comprador  la  naturaleza  del  paño,  procedencia,  etc.,  es- 
tableciendo, para  el  caso  de  faltar,  un  arbitraje  de  hombres  buenos.  Los  sastres, 
corredores  de  comercio,  horneros,  panaderos  (fiaquers)  y  otros,  estaban  sujetos 
á  ciertas  disposiciones,  inspiradas  en  el  propio  criterio  que  hemos  señalado,  y  que 
en  cierto  modo,  son  generales  á  todas  las  legislaciones  de  la  época. 

De  todo  lo  expresado  hasta  aquí,  podemos  deducir  que,  durante  el  reinado  de 


l)     Fiirs,  lib.  VI,  lub.  XIII. 


4l6  REVISTA    DE   VALENCIA. 


D.  lainie  en  Valencia,  ó  sea  des  Je  que  conquistó  y  pobló  la  ciudad  en  1238  hasta 
su  muerte,  ocurrida  el  21  de  Julio  de  1276,  se  establecieron  gran  número  de 
profesiones  mecánicas,  se  organizaron  los  oficios  en  Cofradías  para  realizar  un  fin 
religioso  y  de  beneficencia  mutua;  que  la  condición  de  los  artesanos  y  menestra- 
les valencianos  era  muy  superior  á  la  que  tenian  en  otros  paises;  que  desde  los 
primeros  momentos  adquirieron  influencia  política,  entrando  á  formar  parte  del 
Consejo,  y  teniendo  representación  en  el  jurado;  que  las  disposiciones  legislativas 
sobre  los  oficios,  industrias  y  comercio,  estaban  inspiradas  en  los  mas  amplios 
principios  de  libertad,  á  fin  de  protejer  la  naciente  industria  y  atraer  el  concurso 
de  artesanos;  que  la  fiscalización  ejercida  por  el  poder,  solo  puede  considerarse 
como  una  medida  de  policía,  no  apareciendo  la  reglamentación  que  figura  en 
otros  paises,  y  aun  en  Valencia,  en  los  reinados  posteriores. 

Tal  es,  someramente  espuesto,  el  cuadro  que  nos  ofrece  la  sociedad  para  los 
fines  industriales  durante  el  reinado  de  D.  Jaime  I,  y  que  dio  origen  á  la  potente, 
vigorosa  y  general  organización  cjue  alcanzaron  los  gremios  en  los  reinados  suce- 
sivos, abrazando  con  sus  ordenanzas  todas  las  manifestaciones  de  la  vida  artís- 
tica  del  pueblo  valenciano. 


Luis  TR.\MoYEREá  Blasco. 


TOT    SOL, 


Ir^JLs  aucells  per  los  iiiibols 
Is^l  Enlairen  el  sen  vol 
Cantant  joyoses  cobles 
Quant  amaneix  lo  jorn; 

Y  al  bech  tots  ells  portantne 
Brins   d "  herba  com  el  or. 
Entre  el  brancaje  ombrívol 
S'  amaguen  dintre  el  bosch. 

Y  llaveras  pregunte: 
¿Per  qué  me  anyore  yo? 

En  lo  desert  de  1"    África 
Desperta  lo  Ueó, 
Gira  los  ulls  feréstech, 
Ovira,  s  trova  sol, 

Y  un  bram  ompli  les  rajes 
Del  vent,  de  gom  á  gom: 

Y  lluny,  en  la  montanya. 
Un  altre  bram  respon. 

Y  llavoras  pregunte: 
¿Per  qué  me  anyore  yo? 

Entre  les  verdes  ones, 
Desde  els  penyals  del  port, 
Veig  joganers  cercarse 
Los  peixos  de  color, 

Y  en  baumes  cristallines. 
Allá  del  mar  al  fons, 


En  Hit  de  tendrás  algufs 
Se  ajunten  dos  á  dos. 

Y  llavoras  pregunte: 
;Per  (juc  me  anyore  yo? 

Quant  ve  la  primavera. 
Lo  raig  ardent  del  sol 
Lo  pía  y  la  serra  ompli 
Per  tot  arreu  de  flors. 
Que  el  polen  de  la  vida 
Ais  arbres  del  entorn 
Trameten  en  les  ales 
Fredes  del   ventijol. 

Y  llavoras  pregunte: 
¿Per  qué  me  anyore  yo? 

Sota  la  arcada  gótica, 
Dintre  lo  temple  fosch. 
Al  peu  de  1"  ara  santa 
Lo  grave  sacerdot. 
Ai.xeca  les    mans  purés. 
Estén  sa  bendicció, 

Y  s'  ouen  feels  promeses 

Y  bategar  de  cors. 

Y  llavoras  pregunte; 
;Fer  qué  me  anyore  yo? 

Ya  canta  la  niuada 


418 


REVISTA   DE    VALENCIA. 


Entre  el  fuUam  del  bosch; 
Ya  en  lo  desert  de  1'  África 
Salta  el   cadeli  joyos; 
Ya  brolla  vida  nova 
Allá  del  mar  al  fons; 
Ya  en   los  plans  y   la  serra 
Fruvt  s"  ha  tornat  la  flor: 


Ya  la  afanyosa  mare 
Agrunsa  lo  bresol. 


¡Ya  sé,  naturalea, 
Per  qué  me  anyore  yo! 


A.     OUEROL. 


i, 


CATÁLOGO 


DE  LA  BIBLIOTECA  CERVANTINA  DE  D.  JOSÉ  MARÍA  ASENSIO, 

VECINO    DE    SEVILLA. 

PARTE   PRLMKR A. —EDICIONES  DEL  OULXOTE. 

1  NTRODUCCION. 

OBSERVACIONES 

SOBRE      LAS      EDICIONES      PRIMITIVAS       DE       EL       INGENIOSO      HIDALGO 

Don  Quixote  de  la   Mancha. 

Excnio.  Sr.  D,  Pascual  de  Gavanzos. 


[  muy  querido  amigo;  debo  á  V.  varias  noticias  bibliográficas,  y  no  sé, 
en  verdad,  ccnno  he  de  comenzar  á  pagar  la  deuda.  Escojo,  pues,  para 
asunto  de  esta  carta,  reunir  algunos  datos  referentes  á  las  primeras 
ediciones  de  £1  Ingenioso  Hidalgo;  y  no  por  que  tenga  la  pretensión  de  poder 
decir  en  cuanto  á  ellas,  algo  de  mayor  sustancia  ó  que  sea  digno  de  fijar  la  aten- 
ción de  V.,  sino  por  la  razón  sencillísima,  de  que  este  asunto  vendrá  como  na- 
cido para  servir  de  introito  ó  pasadizo  al  Catálogo  de  obras  de  Miguel  de  Cer- 
vantes, y  de  las  que  hacen  referencia  á  su  vida  y  escritos,  comprensivo  de  las 
<]ue  existen  en  mi  modesta  librería,  que  hace  mucho  tiempo  ofrecí  enviarle,  con 
el  interesado  propósito  de  que  me  lo  adicione  y  aumente;  y  también  porque  tal 
vez,  á  la  sombra  del  nombre  ilustre  de  Cervantes,  merced  al  interés  que  inspira 
cuanto  á  su  grande  obra  se  refiere,  logren  pasar,  sin  ser  notados,  los  descuidos 
del  actual  cronista. 

Mas  como  quiera  que  el  olreciilo  Catálooo  ha  de  abrazar  única  v  csclusiva- 


420  REVISTA    DR  VALENCIA. 


mente  las  obras  de  que  poseo  ejemplares,  debo  empezar  advirtiendo  que  no 
tengo  todas  las  que  voy  á  citar  en  esta  carta.  De  las  ocho  ediciones  que  proba- 
blemente se  estamparon  en  el  año  1605  solo  poseo  tres;  las  dos  hechas  en 
Lisboa  por  Jorge  Rodríguez— iu  4.° — y  por  Pedro  Crasbeeck — in  8.°, — y  una  de 
las  que  dio  á  luz  en  Valencia  Pedro  Patricio  Mey.  Pero  aunque  no  las  tengo 
todas,  conozco  y  he  manejado  seis  de  las  ocho  mentadas  (que  no  creo  habrá 
muchos  cervantistas  que  puedan  decir  otro  tanto),  pues  amen  de  las  tres  citadas, 
que  en  este  momento  están  sobre  mi  mesa,  he  debido  á  la  buena  amistad  de  V. 
hacer  el  cotejo  de  las  dos  ediciones  valencianas  de  igual  año  y  fecha;  así  como 
en  la  agradable  y  afectuosa  compañía  de  nuestro  querido  Hartzenbusch  com- 
pulsé las  dos  que  hizo  el  primitivo  editor  Juan  de  la  Cuesta. 

Pero  vamos  al  asunto,  y  no  anticipemos  ideas.  La  Nota  de  ediciones  del 
Qiiixoíe  que  insertó  el  diligentísimo,  erudito  y  juicioso  D.  Martin  Fernandez  de 
Navarrete,  en  su  vida  de  Ce)"oantes  (Parte  IL),  necesita  hoy  grandes  adiciones  y 
correcciones,  porque  desde  el  año  iSu)  hasta  ahora  la  bibliografia  ha  trabaja- 
do mucho  é  ilustrado  muchas  dudas. — Limitémonos  en  esta  carta  á  lo  que  se 
refiere  á  la  primera  publicación  de  la  obra  inmortal,  y  á  las  ediciones  (¡ue  de 
ella  se  hicieron  en  el  mismo  año  1Ó05. 

Las  colocaremos  por  su  ckden: 

1." — El  Ingenioso  \  Hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha  \  compuesto  por  ¡Mi- 
guel de  Cervantes  I  Saavedra  |  .  Dirigido  al  Dvque  de  Beiar,  |  Marqués  de  Gibra- 
leon,  conde  de  |  Benalcagar,  y  Baña  |  res,  Vizconde  de  la  Puebla  de  Alcozer, 
Señor  de  |  las  villas  de  Capilla,  Curiel,  y  |  Burguillos.  | 

Año,   (Escudo  del  imp.)    1605. 

Con  privilegio  |  En  Madrid.  Por  Juan  de  la  Cuesta.  |  Véndese  en  casa  de 
Francisco  de  Robles,  librero  del  Rey  nuestro  señor.  ] 

En  4." — 3l2  hojas  foliadas,  con  24  de  Preliminares  y  otras  8  al  fin  sin 
foliación. 

2.= — El  Ingenioso  \  hidalgo  Don  Quixoie  de  la  Mancha  \  compuesto  por  Mi- 
guel de  Cervantes  |  Saavedra  ¡  Dirigido  al  Dvque  de  Beiar  |  Marqués  de  Gibra- 
leon,  Conde  de  Barcelona,  y  Baña  |  res.  Vizconde  de  la  Puebla  de  Alcocer,  señor 
de  I  las  villas  de  Capilla,  Curiel,  y  ]  Burgillos. 

Año  (E.  del  Im.)  1605. 

Con  Privilegio  de  Castilla,  Aragón  y  Portugal  |  En  Madrid.  P<5r  Juan  de  la 
Cuesta.  I  Véndese  en   casa  de  Francisco  Robles,  librero  del  Rey  nuestro  señor. 

En  4." — 3l6  folios — 12  hojas  al  principio  y  4  al  fin  sin  foliación,  que  son  las 
que  ocupa  la  tabla. 

Indudablemente  este  es  el  orden  en  (jue  fiíeron  publicadas  las  dos  ediciones 
de  El  Ingenioso  Hidalgo,  hechas  por  el  mismo  editor  y  en  el  mismo  año;  como 
haciéndose  cargo  de  las  circunstancias  de  una  v  otra  lo  sostuvo  el  Sr.  D.  Vicente 


CATÁLOGO.  42 1 


Salva,  en  la  parte  segunda  de  su  Catálogo  de  libros  españoles  y  portugueses,  pu- 
blicada en  Londres  en  1829,  y  en  un  precioso  artículo  titulado — i  Ha  sido  juzgado 
el  Don  Quixote  según  esta  obra  merece?,  y  lo  han  confirmado  luego  con  discretas 
observaciones  el  Sr.  D.  Juan  E.  Hartzenbusch  y  otros  distinguidos  bibliógrafos. 

La  primera  de  esas  ediciones,  aunque  lleva  la  fecha  del  año  1605  en  la  poi- 
tada,  bien  podría  llamarse  de  1604,  pues  ya,  á  mediados  de  este  año,  se  estaba- 
imprimiendo,  siendo  de  fecha  2Ó  de  .Setiembre  el  Privilegio,  y  estando  ya  con- 
cluido la  edición  en  el  mes  de  Diciembre,  pues  la  tasa  es  del  20  de  dicho  mes. 
Por  no  haber  llevado  esta  edición  i)rimera  privilegio  para  el  reino  de  Portugal 
ni  para  el  de  Aragón,  reimprimieron  allí  la  obra,  sirviéndose  de  aquella,  como 
veremos  después. 

Esta  edición,  segunda  de  Juan  de  la  Cuesta,  es  notable  desde  la  portada;  pues 
las  erratas  de  Conde  de  Barcelona,  y  señor  de  la  villa  de  Burgillos,  demues- 
tran la  prisa  que  había  por  darla  á  luz,  para  evitar  con  los  nuevos  Privilegios 
otras  ediciones  furtivas. 

3."  En  Lisboa:  empresso  con  ligencia  do  .Santo  Oficio. — Por  Jorge  Rodrí- 
guez.— Año  1605. 

El  privilegio  Real  tiene  la  fecha  de  g  de  Febrero  de  1605.— La  licencia 
de  la  Inquisición  el  26  del  mismo  mes,  y.  la  del  Gobierno  de  Lisboa  de  l.°  de 
Marzo. 

4.''  El  Ingenio  \  so  Hidalgo,  Doi  \  Quixote  de  la  Mancha  \  compuesto  por 
.Miguel  de  Cer  |  vantes  Saavedra  |  (debajo  lleva  dos  figuritas  que  representan  un 
jinete  armado  de  todas  armas  en  dirección  hicia  la  ir:quierda,y  detrás  un  peón 
también  armado,  y  ambos  con  lanzas),  con  licencia  de  la  Santa  luíiuisicion:  |  En 
Lisboa.  I  Impreso  por  Pedro  Crasbeeck:  |  Año  M.  D.  C.  V. 

8."  menor, — de  448  páginas  y    12  mas  sin  folios,  de  portada  y  preliminares. 

Signaturas:  A.  K  K  K. 

Lleva  licencia  de  25  de  Marzo  de  1Ó05,  dada  en  Lisboa, 
f).""  El  Ingenioso  |  Hidalgo  Don  Qui  \  xote  de  la  Mancha.  \  Compuesto  por  Mi- 
guel de  Ceruantes  |  Saauedra.  |  Dirigido  al  Dvque  de  |  Bejar,  Marqués  de  Gi- 
braleon,  Conde  de  Benalcagar,  y  |  Bañares,  Vizconde  de  la  Puebla  de  Alcozer, 
Señor  |  de  las  Villas  de  Capilla,  Curiel,  |  y  Burguillos.  |  (Grabadito  con  un  caba- 
llero con  lanza  en  ristre  en  actitud  de  acometer).  Impreso  con  licencia,  en  Va- 
lencia; en  casa  de  |  Pedro  Patricio  Mey,  1605.  |  .'\  costa  de  Jusepe  Ferrer, 
mercader  de  libros  I  delante  la  Diputación. 

8.0,  de  768  páginas  y  ló  hojas  al  principio,  sin  foliar,  de  portada,  prelimi- 
nares y  tabla. 

La  aprobación  lleva  fecha  en  Valencia  á    18  de  Julio  de  1Ó05. 
6.*     En  Valencia,  en  casa  de  Peilro  Patricio   Mey.   Año    1605.  |  V\\  tomo 
en  8." 


4'22  REVISTA   DE    VALENCIA. 

Solo  se  diferencian  estas  dos  ediciones  en  el  grabadito  de  madera  que  la 
primera  lleva  en  la  portada,  según  lo  aseguraba  V.  en  sus  notas  á  la  traduc- 
ción de  la  Historia  de  la  Literatura  española,  escrita  por  Mr.  J.  Ticknor,  y  he 
comprobado  yo  luego  á  vista  del  ejemplar  que  V.  conserva.  Otras  diferencias  ti- 
pográficas ha  notado  el  diligente  bibliófilo  D.  Pedro  Salva,  y  pueden  verse  en  el 
Catálogo  de  la  Biblioteca  de  Salva,  Valencia,  Ferrer  de  Orga,  1872,  tomo  II. 
— pág.  38. 

7.'  En  Pamplona  ó  en  Barcelona. — Año  1605-— Un  aficionado  á  libros  cas- 
tellanos, residente  en  la  Haya,  guardaba  ejemplar  de  esta  edición,  según  noti- 
cia consignada  en  las  notas  á  Ticknor:  noticia  por  demás  verosímil,  porque  en 
Barcelona  se  repetían  inmediatamente  todas  las  ediciones  de  nuestros  buenos 
libros  en  el  siglo  XVII;  lo  cual  no  necesita  comprobación  para  las  personas  en- 
tendidas, pues  podrían  citarse  á  centenares  los  libros  allí  reimpresos. 

8.*,  Lisboa. — 1605. — Un  tomo  en  8." — La  conoció  y  citó  el  Sr.  Salva  en  el 
artículo  referido  ¡:Ha  sido  juzgado  el  Ouixote  según  esta  obra  merecer  Pero  no 
dio  descripción  de  ella  ni  la  hemos  encontrado  en  sus  catálogos  de  Londres  de 
1826  y  29,  ni  en  los  de  París  de  l835  y  1846. 

A  muchas  observaciones  dá  lugar  el  cotejo  de  estas  ediciones  primitivas. 
Principiemos  por  repetir  y  fijar  lo  que  dijo  D.  Juan  Eugenio  Hartzenbusch,  hacién- 
dose cargo  de  las  dos  que  hizo  Juan  de  la  Cuesta  á  costa  de  Juan  de  Robles. 

Usted  sabe  muy  bien  que  no  es  una  \  anidad  pueril,  ni  el  mero  deseo  de 
ostentar  proligidad  y  exactitud,  lo  que  hace  á  los  cervantistas  detenerse  tanto 
en  esas  distinciones.  Hay  en  la  edición  principe  pasajes  muy  señalados,  en  que 
se  descubre  el  verdadero  texto  escrito  por  Cervantes,  mucho  mejor  que  en  las 
ediciones  sucesivas.  Recuerde  V.  aquellas  palabras: — Olvidábaseme  decir — que 
aparecen  en  la  aventura  del  cuerpo  muerto,  cap.  19,  y  de  las  que  tan  brillante 
¡lartido  ha  sabido  sacar  nuestro  amigo  Hartzenbusch  para  restablecer  el  texto 
en  la  edición  de  Argamasilla,  salvando  una  grave  contradicción  que  en  todas 
las  demás  se  nota,  mal  que  pese  á  follones  malandrines,  que  no  son  capaces  de 
hacer  lo  que  él,  ni  mucho  menos,  aunque  le  muerdan  muy  á  su  sabor. 

Otras  muchas  y  muy  notables  variantes  se  encuentran;  pero  la  que  ahora 
hace  á  mi  propósito,  porque  basta  por  sí  sola  para  dar  gran  importancia  á  la 
edición  primera  y  á  las  que  de  ella  provienen,  es  la  que  ocurre  en  el  cap.  26 
de  la  parte  tercera.  Trata  de  la  imitación  que  de  Beltenebrós  hizo  Don  Qnixote, 
convirtieudo  en  Peña-Pobre  las  asperezas  de  Sierra-Morena,  y  dice: 

"Ea  pues,  manos  á  la  obra,  venid  á  mi  memoria  cosas  de  Amadis,  y  ensc- 
''ñadme  por  donde  tengo  de  comengar  á  imitaros;  mas  ya  sé  que  lo  mas  que  el 
'•liizo,  fué  rezar,  y  encomendarse  á  Dios:  pero  que  haré  de  rosario  que  no  le 
"tengo?  En  esto  le  vino  el  pensamiento,  c  ;nio  le  haria,  y  fué  que  rasgó  ima  tira 
"de  la  camisa  que  andana  coligando,  y  dióle  Jioiir-e  ñudos,  el  vno  mas  gordo  que 


CATÁLOGO.  4'j;! 


'^/fls  demás,  y  esto  le  sirvió  de  rosario  el  tiempo  que  allí  estuvo,  donde  rezó 
"vn  millón  de  Ave  Marías... 

Este  notabilísimo  rasgo,  omitido  inmediatamente  en  la  edición  segunda,  que 
el  mismo  Cuesta  comenzí)  ;'i  imprimir  apenas  puso  en  circulación  la  primera, 
habia  pasado  enteramente  desconocido  hasta  que  lo  hizo  notar  Hartzenbusch; 
y  monta  que  las  palabras  allí  estampadas  están  en  perfecta  consonancia  con  lo 
que  luego  se  dice  en  el  capítulo  85,  Parte  cuarta. — Las  voces  de  Sancho  y  de 
Don  Quixoie  interrumpen  la  sabrosa  lectura  de  El  Curioso  Impertinente  en 
punto  crítico;  alármase  el  ventero  so-^pechando  la  suerte  que  sus  cueros  sufrían: 

"Y  con  esto  entró  en  el  aposento  y  todos  tras  el  y  hallaron  á  Don  Quixoie 
"en  el  mas  extraño  trage  del  mimdo.  Estaba  en  camisa,  la  cual  no  era  tan 
"cumplida,  que  por  delante  le  acabase  de  cubrir  los  muslos,  y  por  drfrás  tenia 
'''seis  dedos  inenos.^ 

Esta  falta  era  consecuencia  de  la  tira  ijue  se  arrancó  para  rosario. 

Pero  ocúrreme  una  pregunta,  á  la  cual  no  es  fácil  hoy  dar  solución;  ¿Quién 
hizo  la  variación  de  ese  concepto?....  Yo  sospecho  mucho  que  no  fué  cosa  del 
autor Las  palabras  que  sustituyeron  á  las  primitivas  no  me  parecen  de  Cer- 
vantes: 

"Ea  pues,  manos  á  la  obra,  venid  á  mi  memoria  cosas  de  Amadis,  y  ense- 
"ñadme  por  donde  tengo  de  comenzar  á  imitaros;  mas  ya  sé  que  lo  mas  que  él 
"hizo  fué  rezar,  y  así  lo  haré  yo.  Y  sirviéronle  de  rosario  ntias  agallas  grandes 
^de  im  alcornoque,  que  ensartó  de  que  hizo  un  diez. ., 

Lo  subrayado  fué  lo  que  se  varió,  f  repito  que  no  me  parecen  de  la  pluma 
del  autor  esas  frases.  Los  aprobantes  tampoco  las  suprimieron,  ni  fueron  repro- 
badas por  la  Inquisición,  pues  no  constan  en  ninguno  de  los  índices,  y  mas  bien 
parece  ser  obra  la  variante  de  algún  escrúpulo  del  editor. 

Otra  observación  se  enlaza  con  la  de  esas  notables  palabras  suprimidas,  que 
también  es  de  importancia  suma,  porque  puede  servirnos  para  fijar  el  orden  de 
las  ediciones  hechas  en  el  año  1605. 

Como  la  primera  edición  de  Juan  de  la  Cuesta  no  llevaba  Privilegio  más 
que  para  Castilla,  los  editores  de  Portugal  la  repitieron  impunemente  antes  que 
el  librero  Robles  pudiera  impedirlo.  Las  ediciones  de  Jorge  Rodríguez  y  de  Pe- 
dro Crasbeeck  (números  3  y  4  de  nuestra  nota)  proceden  de  la  primitiva,  y 
puede  convencerse  cualquiera  de  ello,  viendo  que  conservan  lo  de  la  tira  de  la 
camisa,  convertida  en  rosario  por  medio  de  once  ñudos,  que  no  lo  hay  en  nin- 
guna de  las  que  proceden  de  la  segunda  de  Juan  de  la  Cuesta,  y  así  no  apare- 
cen ya  en  las  de  Valencia  de  l^edro  Patricio  Mey,  por  lo  que  podemos  suponer 
fundadamente  que  se  hicieron  de  acuerdo  con  el  dueño  de  la  obra,  y  después 
que  habia  obtenido  Privilegio  para  el  Reino  de  Aragón. 

Raro  es  que  ninguno  de  los  anotadores  de  El  Ingenioso  Hidalgo,  ni  los  mu. 


424  REVISTA  nr,  valencia. 


chos  biógrafos  del  inmortal  autor  hayan  dado  cuenta  de  esas  palabras  hasta  que 
lo  hizo  Hartzenbusch,  gues  no  se  encuentran  únicamente,  como  este  lo  creia  en 
la  edición  primitiva,  cuya  rareza  podia  disculpar  la  omisión,  sino  que  están  igual- 
mente en  las  dichas  ediciones  de  Lisboa. 

Pero  hay  más  todavía.  Estas  ediciones  de  Lisboa  llevan  sendas  aprobacio- 
nes: la  de  Rodríguez,  de  la  Santa  Inquisición,  fecha  2Ó  de  Febrero  de  1605,  y  la 
de  Crasbeeck  de  la  Inquisición  también,  pero  diferente,  fechada  en  27  de  Marzo 
después  de  la  censura  del  padre  agustino  Fray  Antonio  Freiré,  que  expresa  que 
"assí  como  vay  iiaon  leva  cojisa  dissoante  á  doutrina  cathólica,  et  polla  muita 
"i'loqiieticia  et  engenlio  que  nelle  viostra  ó  Autor,  vie  parece  digno  que  peía. 
^'honesto  entreteniviiento  se  ivipriviai' 

Ya  que  no  se  conoce  la  opinión  que  formaron  del  Quixote  los  aprobantes 
de  la  primera  parte  en  Madrid,  y  que  ignoramos  hasta  sus  nombres,  curioso  es 
dar  publicidad  á  la  censura  de  Lisboa,  con  tanto  más  motivo,  cuanto  que  esta 
edición  de  Crasbeeck  no  ha  sido  conocida,  según  parece,  por  nadie  hasta  hoy. 

Ocho  ediciones,  á  lo  menos,  de  una  obra  de  entretenimiento,  hechas  en  un 
mismo  año,  dicen  lo  bastante  en  favor  de  la  aceptación  general  que  obtuvo  desde 
el  momento  de  su  aparición,  cerrando,  á  mi  vez,  la  puerta  á  la  indiferencia,  que 
suponían  los  que  sostuvieron  la  existencia  del  Buscapié,  siendo  buen  argumento 
para  demostrar  la  falsedad  del  pastel  que  adobó  D.  Adolfo  de  Castro,  y  que 
todavía  siguen  pegando  con  mal  acuerdo,  á  continuación  del  Ingenioso  Hidalgo, 
algunos  editores  de  Madrid. 

Y  como  quiera  que  cuanto  se  relaciona  con  la  aparición  del  Quixote,  tiene 
cierta  importancia,  y  hay  á  un  tiempo  ánimo  decidido  en  algimos,  y  tendencia  en 
nuichos,  de  dar  al  libro  un  tinte  auto-biográfico,  y  al  autor  un  carácter  poco 
compatible  con  las  instituciones  de  su  tiempo,  vamos  á  hablar,  para  concluir, 
del  escudo  que  Juan  de  la  Cuesta  puso  en  la  portada  de  las  primeras  ediciones. 

De  esto  me  he  ocupado  ya,  pero  ahora  daré  á  V.  cuantos  datos  he  podido 
reunir.  Supone  el  corifeo  de  esta  moderna  cruzada,  D.  Nicolás  Díaz  de  Benju- 
mea,  que  al  escribir  recónditas  elucubraciones,  Miguel  de  Cervantes,  que 
deseaba  que  andando  los  siglos  viniera  un  novísimo  comentador  á  descifrar  sus 
enigmas,  formó  ó  compuso  el  escudo  que  había  de  ponerse  al  frente  de  su  obra, 
con  el  significativo  lema  de  Post  teiiebras  spero  lucem.  Sobre  este  tema,  con  va- 
riaciones, dando  gran  importancia  á  cada  una  de  las  partes  del  escudo,  que  se 
supone  hijo  de  un  pensamiento  trascendental,  y  suponiendo  que  apareció  por 
primera  vez  en  el  Romancero  general  de  1604,  cuando  ya  Juan  de  la  Cuesta 
estaba  en  correspondencia  con  Cervantes,  está  formado  el  Correo  de  Alquife; 
pero  el  cimiento  es  falso,  y  el  edificio  no  puede  ser  sólido. 

El  escudo  de  la  mano  con  el  halcón  encapirotado,  el  león  dormido  y  el 
lema,  lo  usó  primeramente  Adriano  Ghemartio  en  1570;  luego  lo  heredó  Pedro 


'.«I 


rAiAi.óGíj.  425 


de  Ma'lrigal,  siendo  probablemente  los  mismos  grabados  los  que  fueron  pasando 
de  mano  en  mano,  sin  con-ecciones  ni  añadiduras,  y  ya  en  mal  estado,  y  con  gran 
deterioro,  lo  usó  por  última  vez,  que  yo  sepa,  el  impresor  Mateo  Espinosa  y  Ar- 
teaga. 

Vea  V.  la  nota  de  los  libros  que  lle\  aron  escudo; 

1570. — Ars  comprendiaria  gramática,  per  Petrum  Barahonam.^\"aliiso!eti 
e.vudevat  Adrianus  (jheniartius. —  l,")?"- 

1589.—  Los  deziceis  dibros  de  las  epístolas  ó  cartas  de  M.  Tidio  Cicerov,  \\\\- 
garmente  llamadas  familiares,  traducidas  de  lengua  latina  en  castellana  por  el 
Doctor  Pedro  Simón  Abril,  natural  de  Alcaraz. — En  Madrid  en  casa  de  Pedro 
Madrigal — año  15S9 — 8." — 471  páginas,  una  hoja  al  fin  y  ocho  al  principio  sin 
foliar. 

Esta  obra  ile\a  el  escudo  pequeño  de  que  antes  hablábamos. 

15Q2. — Comentarios  de  D.  Bernardino  de  Metidoqa,  de  lo  sucedido  en  las 
Guerras  de  los  Payses  Baxos,  desde  el  Año  de.  1567.  hasta  el  de.  1577.  con 
privilegio. — En  Madrid,  por  Pedro  Madrigal, — ^Año  de.  1592. — 4.",  336  folios 
con  8  hojas  al  principio,  y  12  al  fin  sin  foliar. 

(Tengo  ejemplar  de  este  libro.) 

1598. — Aniso  de  caqadores  y  ca^a, — Ordenado  por  el  D.  Pedro  Nuñez  do 
Auendaño:  letrado  de  D.  Pedro  Yñigo  de  Mendoga  tercero  deste  nombre. 
Duque  del  Infantado. —  Con  nueuas  Adicciones.  (Escudo  del  Impresor)  Con  pri- 
uilegio. — En  Madrid.  En  casa  de  Pedro  Madrigal. — Año  de  1593. 

En  folio. — 17  fojas, — paginación  3 — 34. — sig.  A.  2.— c,  4. — La  primera 
edición  de  este  libro  es  de  Alcalá,  Joan  de  Brocar — 1543 — en  8." — letra  de 
tórtis. 

(Noticia  de  D.  Eduardo  de  Mariátegui,  poseedor  del  libro.) 

lóoo. — Desempeño  del  Patrhnonio  de  sv  Magestad,  Y  de  los  Reynos,  sin 
daño  del  Rey  y  bassallos,  y  con  descanso  y  aliuio  de  todos.  Por  medio  de  los 
Erarios  públicos  y  Montes  de  Piedad — por  Luys  Valle  de  la  Cerda. — En  Ma- 
drid,— En  casa  de  Pedro  Madrigal,  Año  M.  D.  C. — 4." — 189  folios. — Al  fin 
dice: 

Imprimióse  este  libro  á  costa,  y  j)or  orden  del  Reyno,  en  las  CiVtes  que  se 
congregaron  En  Madrid,  el  año  passado  de  1599.  (Aquí  el  escudo  del  impresor.) 
En  casa  de  Pedro  Madrigal,  Año  M.  D.  C. 

1602. — Romancero  General,  en  que  se  contienen  todos  los  romances  que 
andan  impresos  en  las  nueve  partes  de  romanceros.  Aora  nuevamente  impresso 
y  enmendado  con  licencia.  En  Medina  del  Campo,  Por  Juan  Godinez  de  Millis. 
A  costa  de  Pedro  Ossete  y  Antonio  Cuello,  libreros  de  Valladolid. — Año  1602. 

4.°,  362  folios  á  dos  columnas,  y  8  de  portada  y  preliminares. — El  escudo 
lleva  trocadas  las  palabras  por  torpeza  del  grabador;  y  debajo  tiene  la  cifra  A  G., 
que  demuestra  fué  el  que  usó  el  antiguo  impresor  Adriano  Ghemartio. 

1604. — Romancero  General,  en  que  se  contienen  todos  los  Romances  que 
andan   impressos.  Aora  nuevamente  añadido  y  enmendado.    Año    1604 — con 


4_'()  .  RKVISTA  DE  VALENCIA. 


licencia  en  Madrid,  por  Juan  de  la  Cuesta.  Véndese  en  casa  de  Francisco  López. 
4.°,  500  hojas  á  dos  columnas. 

1605. — Aravco  domado.  Conipvesto  por  el  licenciado  Pedro  de  Oña,  natu- 
ral de  los  Infantes  de  Engol,  en  Chile,  Colegial  del  Real  Colegio  Mayor  de  San 
Felipe  y  San  Marcos,  fundado  en  la  ciudad  de  Lima. — Año  1605. — Con  privi- 
legio. En  Madrid,  por  Juan  de  la  Cuesta. 

8.°,  342  hojas,  con  16  al  principio  y  dos  al  fin  sin  foliar. — Lleva  el  escudo 
pequeño. 

(Poseo  ejemplar  de  este  poema.) 

1605. — El  Ingenioso  Hidalgo  D.  Quixote  de  la  Mancha.  TEs  la  edición 
(jue  lleva  el  numero  1 .»  de  nuestra  nota. ) 

IÓ05. — El  Ingenioso  Hidalgo  D.  Quixote  de  la  Manclia.  (Es  la  edición 
número  2.°  de  la  nota,  con  privilegio  de  Castilla,  Aragón  y  Portugal.) 

l6l3. —  Lugares  comunes  de  conceptos,  dichos  y  sentencias  en  diversas  mate- 
rias.— Compuesto  por  el  licenciado  Juan  de  Aranda.  vecino  de  Jaén,  año  161 3, 
con  privilegio  en  Madrid  por  Juan  de  la  Cuesta. 

(Tengo  ejemplares  de  este  libro.) 

l6l3.  —Novelas  Exemplares  de  Miguel  de  Cervantes  Saauedra. — Año  l6l3, 
con  privilegio  de  Castilla,  y  de  los  Reynos  de  la  Corona  de  Aragón. — En  Madrid 
por  Juan  de  la  Cuesta. — 4.° — 286  hojas. 

(Tiene  im  precioso  ejemplar  de  este  libro,  que  ha  tenido  ocasión  de  exa- 
minar, el  Serenísimo  Sr.  Duque  de  Montpensier.) 

1615. — Segunda  parte  del  Ingenioso  caballero  Don  Quixote  de  la  11  lancha. 
jior  Miguel  de  Cervantes  Saavedra,  autor  de  su  primera  parte.  Año  (escudo  del 
impresor)  1615. — En  Madrid,  por  Juan  de  la  Cuesta. 

(Tengo  ejemplar  de  esta  otra  edición.) — Véase  el  número  del  catálogo. 

1618. — Refranes  hechos  por  Hernando  Nuñe.z  Pinciano.--YM  ¡Madrid  por 
Juan  déla  Cuesta. — Año  1618. —  4.° — 385  hojas.  Al  fi'>lio  121  principia  la  filo- 
sofía vulgar  de  Juan  de  Mal-lara,  vezino  de  Seuilla. 

(También  tengo  ejemplar  de  este  libro.) 

1668.  ^Epistolas  familiares,  de  D.  Antonio  de  Guevara,  Obispo  de  Mondo- 
fteudo,  etc.  Año  1668.  Con  privilegio.  En  Madrid,  por  Matheo  de  Espinosa  y 
Arteaga.  A  costa  de  Juan  de  Calatayud  y  Montenegro,  mercader  de  libros,  vén- 
dese en  su  casa  á  la  plazuela  de  Santo  Domingo  y  en  Palacio. 

(También  poseo  ejemplar  de  este  libro. ) 

No  ha  sido  breve  la  lista,  pero  tampoco  creo  que  podrá  parecer  cansada,  si 
se  atiende  á  su  importancia;  pues  con  este  y  otros  datos  semejantes  se  puedo 
cerrar  la  puerta  á  esas  falsas  interpretaciones  del  Quixote,  que  por  más  que 
tiemuestren  ingenio,  pecan  de  absurdas,  considerándolas  seriamente. 

A  todo  esto  que  á  V.  dejo  dicho,  y  á  otras  muchas  cosas  que  por  sabidas  se 
callan,  dá  lugar  al  cotejo  de  las  primeras  ediciones  de  esa  obra  inmortal,  libro 


CATALOGO . 


427 


singularísimo  entre  los  de  entretenimiento,  que  con  ninguno  sufre  comparación, 
y  que  ha  sido  y  será  la  desesperación  de  los  ingenios  por  su  galanura,  su  inven- 
ción y  su  portentosa  pintura  de  las  grandezas  y  debilidades  del  corazón  hu- 
mano; por  la  variedad  de  sus  episodios  y  la  multiplicidad  de  sus  personajes, 
hijos  todos  de  la  más  verdadera  observación,  sin  necesidad  de  que  se  presten 
agenas  galas  al  libro,  que  en  nada  pueden  contribuir  á  aumentar  su  mérito. 

Supla  la  bondad  de  V.  lo  mucho  que  faltará  en  esta  desaliñada  carta,  y  pre- 
párese á  recibir  otra  con  el  Catálogo  de  mi  Biblioteca  cervantbia,  que  le  debe 
á  V.  mucho,  como  mucho  le  debe  su  verdadero  amigo 

losii  María   Asiínsio. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


ÁNSE  celebrado  por  cuarta  vez  los  Juegos  Florales  del  Rat-Peiiat,  y 
vemos  con  satisfacción  que  no  decae  la  brillantez  de  esta  hermosa 
fiesta  del  renacimiento  lemosin  en  Valencia. 

Como  los  años  anteriores,  verificóse  en  el  teatro  Principal,  de- 
corado con  mucho  gusto  y  favorecido  por  un  público  distinguidísimo,  en  el  que 
figuraban  las  damas  mas  bellas  de  la  ciudad  del  Cid.  Dejaremos  aparte  la  des- 
cripción del  espléndido  aspecto  que  presentaba  aquel  elegante  coliseo ,  para 
referir  brevemente  el  acto  literario  que  en  él  se  celebraba. 

D.  Vicente  Pueyo  y  Ariño,  síndico  del  Ayuntamiento,  ocupó  el  sillón  de 
la  presidencia  por  ausencia  del  señor  alcalde.  Tenia  á  su  lado  á  D.  Rafael  Fer- 
rer  y  Bigné,  presidente  de  Lo  Rat-Peiiat. 

Abierta  la  sesión,  el  Sr.  Ferrer  pronunció  un  elocuente  discurso.  Espuso 
el  carácter  de  nuestros  Juegos  Florales,  distinto  del  que  habia  animado  á  los 
antiguos  de  la  Provenza,  Mallorca,  Cataluña  y  Valencia,  y  diverso  igualmente 
de  los  que  en  la  actualidad  se  celebran  en  el  antiguo  Principado  y  en  el  Me- 
diodía de  Francia.  Manifestó  las  tendencias  de  Lo  Rai-Petiat,  favorables  á  forti- 
ficar la  vida  regional  en  usos  y  costumbres,  artes,  ciencia  y  literatura,  creando 
robustos  organismos  dentro  del  general  del  Estado. 

Acto  continuo,  el  secretario  del  consistorio  de  mantenedores,  D.  Luis  Arigo, 
principió  la  publicación  de  los  premios.  Anunció  que  la  flor  natural  habia  sido 
adjudicada  á  la  poesía  titulada  El  poeta  á  la  reina  deis  Joc/is  Fiarais.  Abierta 
la  plica,  el  señor  presidente  leyó  el  nombre  del  autor,  que  es  el  conocido 
escritor  D.  Jacinto  Labaila. 

El  poeta  laureado  recibió  Xd.  flor  natural,  que  era  una  magnífica  rosa.  Inme- 
diatamente, y  acompañado  por  cuatro  socios  del  Rat-Penat,  se  dirigió  al  palco 
([ue  ocupaba  la  bella  y  distinguida  señorita  Doña  Magdalena  García  Bravo,  que 
cultiva  también  la  poesía ,  y  le  entregó  la  flor. 

Fué  aquel  un  acto  solemnísimo  y  conmovedor.  Cuando  apareció  la  señorita 
García  Bravo  á  la  puerta  del  corredor  de  las  butacas,  apoyada  en  el  brazo  del 
jioeta  laureado,  precedida  de  los  cuatro  socios  de  Lo  Ra'-Penat,  delante  de  los 
cuales  marchaban  los  maceros  de  la  ciudad  y  dos  lindas  aldeanas,  vestidas  con 
un  rico  traje  característico  del  pais,  llevando  en  sus  manos  elegantes  canastillos 
de  flores  para  ofrecer  á  la  nueva  soberana  de  la  poesía,  el  entusiasmo  no  conocía 
límites. 

Radiante  de  belleza  estaba  la  nueva  reina  de  la  fiesta:  sus  naturales  gracias, 
su  candor  y  su  aire  naturalmente  digno,  estaban  velados  ¡lor  la  modestia  y 
confusión,  proilacida  por  l;is  ovaciones  de  c]ue  era  objeto. 


CRÓNICA    llENSUAL.  429 


Vestía  un  maguítico  vestido  de  fall  blanco-perla  de  Lion,  adornado  con 
llores  artificiales  del  mejor  gusto;  un  collar  con  un  precioso  medallón,  y  en  su 
encantadora  cabeza  una  diadema  en  que  se  veian  engastadas  multitud  de  pie- 
dras preciosas. 


Continuando  la  publicación  de  los  premios,  resultaron  adjudicados  de  la  si- 
giiiente  manera: 

Accésits  á  la  flor  natural;  A  D.  Jerónimo  Forteza,  por  su  poesía  Les  Estre- 
lles, y  á  la  señorita  García  Bravo,  momentos  antes  elegida  Reina  de  la  fiesta, 
por  su  composición  Cant  de  amor. 

El  entusiasmo  del  distinguido  concurso  aumentó  al  hacerse  esta  última  pro- 
clamación, y  los  aplausos  y  los  bravos  eran  tanto  más  ruidosos  cuanto  más  bri- 
llaba la  modestia  en  el  interesante  rostro  de  la  simpática  poetisa,  confundida  por 
aquel  brillantísimo  triunfo. 

El  segundo  premio  se  adjudicó  al  conocido  artista  D.  José  Gallel,  por  su  di- 
bujo para  diploma  de  la  Sociedad;  el  tercero  concedido  lo  fué  á  D.  Amánelo 
Amorós,  autor  de  un  nocturno  para  piano  y  armonium,  con  el  título  Trisis 
recorts,  y  á  D.  Vicente  Peidró  otro  premio  por  una  melodía  con  letra  valen- 
ciana para  canto  y  piano,  ambos  jóvenes  compositores  de  esta  ciudad. 

Estos  son  los  premios  ordinarios  ofrecidos  por  Lo  Rat-Penat.  Los  estraor- 
dinarios  se  adjudicaron  en  la  forma  que  sigue: 

El  del  Excmo.  Ayuntamiento  de  esta  ciudad,  á  D.  Luis  Tramoyeres  Blasco, 
por  su  Memoria  sobre  gremios  de  Valencia ,  y  un  diploma  de  honor  al 
Sr.  Marqués    de   Cruilles,    por    otra  Memoria  sobre  el  propio    asunto. 

El  de  la  Excma.  Diputación  provincial  de  Barcelona  al  laureado  poeta  don 
Juan  Rodríguez  Guzman,  por  su  poesía  A  lagermandat  de  Valencia  y  Barcelona. 

Dos  accésits  se  concedieron  á  este  premio,  siendo  agraciado  con  el  primero 
de  ellos  el  distinguido  poeta  catalán  y  viestre  en gay  saber  D.  Francisco  Ubach 
y  Vinyeta,  y  con  el  segundo  otro  poeta  catalán.  D.  Guillermo  Tell. 

El  premio  de  la  Excma.  Diputación  provincial  de  Alicante  se  adjudicó  al 
director  de  Las  Provincias,  D.  Teodoro  Llórente,  por  su  romance  Tempesta, 
que  publicamos  en  este  número. 

Se  concedieron  cuatro  accésits  por  las  composiciones  siguientes:  Atenes per 
AragÍK  del  Sr.  Ubach  y  Vinyeta;  Lo  repte,  de  D.  Carmelo  Calvo  y  Rodríguez;  Lo 
peiró  de  En  Blay,  de  D.  José  Nebot,  de  Villareal  de  la  Plana,  y  Noblesa  obliga, 
de  D.  José  Puig  y  Torralba. 

El  premio  de  la  Excma.  Diputación  provincial  de  Castellón  se  dio  á  Don 
Vicente  del  Cacho  y  D.  Luis  Cebrian,  por  su  catálogo  biográfico  de  hijos  ilustres 
de  aquella  provincia. 

El  del  Ateneo  Científico  y  Literario  de  esta  ciudad,  al  mejor  poema  de  corta 
extensión,  sobre  un  asunto  histórico  ó  legendario  del  antiguo  reino  de  Valencia, 
se  adjudicó  al  laureado  vate  D.  Víctor  Tranzo  y  Simón,  por  su  composición  Lo 
darrer  jorn  de  Sagunt. 

El  del  Círculo  X'alenciano,  al  autor  de  la  mejor  biografía  y  elogio  de  fray 
Juan  Gilabert  Jofré,  fundador  del  Hospital  de  esta  ciudad,  á  D.  José  Zapater  y 
Ugeda.  Y  otro  premio,  al  mismo  tenia,  consistente  en  un  diploma  de  honor,  á 
D.  Francisco  Cantó. 

El  de  la  Asociación  artística  arqueológica  barcelonesa,  al  estudio  sobre  los 
orígenes  del  grabado  en  Valencia,  se  dio  á  los  Sres.  Puig  y  Torralva  y  Martí 
Grajales. 


4^0  REVISTA    UE    VALENCIA. 

El  de  la  Junta  de  las  Escuelas  de  Artesanos,  al  que  mejor  describa  una  visita 
A  las  citadas  escuelas,  se  adjudicó  á  D.  Carmelo  Navarro  Reverter,  y  el  accésit 
á  D.  Antonio  Milego. 

El  premio  creado  por  el  nunca  olvidado  D.  Vicente  Boix,  al  autor  del  mejor 
drama  valenciano  en  uno  ó  más  actos,  no  se  concedió,  pero  sí  el  accésit  al  titu- 
lado Lo  dit  de  Den,  que  resultó  ser  de  D.  Manuel  Millas. 

Tampoco  se  adjudicó  el  de  Doña  Isabel  de  la  Cerda  de  Andreu,  Reina  de  la 
festa  de  los  Juegos  Florales  del  pasado  año,  al  trovador  que  mejor  cante  las 
glorias  de  Valencia,  concediéndose  un  accésit  á  D.  Francisco  Ubach  y  Vinyeta. 

Y  por  último,  el  de  D.  Vicente  Bellmont,  al  poeta  que  mejor  cante  á  la  me- 
moria del  ilustre  actor  D.  Julián  Romea,  tampoco  se  adjudicó;  pero  por  indica- 
ción de  aquel  señor  se  dio  á  La  leyenda  del  obrero,  visita  á  la  Escuela  de 
Artesanos,  que  ha  alcanzado  el  accésit  al  premio  ofrecido  por  dicha  Sociedad. 


De  las  composiciones  premiadas,  solamente  se  leyeron  las  poesías  de  los  se- 
ñores Labaila,  Rodríguez  Guzman,  Llórente  é  Tranzo,  y  la  de  la  señorita  García 
Bravo. 

Terminada  la  adjudicación  de  premios,  pronunció  un  elocuente  discurso  el 
presidente  del  Jurado,  Sr.  Pizcueta,  manifestando  que  la  idea  del  renacimiento  es 
robustecer  el  sentimiento  provincial,  vivificando  su  lengua,  su  literatura,  sus  usos 
y  costumbres,  su  sentido  científico  y  artístico,  todavía  no  contaminados  por  las 
corrientes  deletéreas  del  pesimismo;  dio  el  significado  propio  á  las  ideas  de  fé. 
patria  y  amor,  que  tan  esclusivo  le  tenían  antiguamente;  aseguró  que  el  desper- 
tar del  sentimiento  provincial  era  el  despertar  de  la  nación  entera,  porque  robus- 
teciendo las  partes  se  robustecía  necesariamente  el  conjunto;  y  auguró,  por  fin. 
los  más  grandes  destinos  á  Valencia,  que  por  la  actividad  unida  á  la  viva  inteli- 
gencia de  sus  hijos,  habia  de  colocarse  al  frente  del  progreso  en  España.  Tuvo 
un  recuerdo  á  las  reinas  de  las  fiestas  anteriores  y  á  los  presidentes  del  Jurado 
que  le  habian  precedido  en  aquel  honroso  sitio,  y  terminó  con  un  arranque  pa- 
triótico, manifestando  que  nunca,  ni  por  ningún  motivo.  Valencia  pensaría  un  solo 
momento  en  dejar  de  ser  hija  amantísima  de  la  generosa  y  épica  España. 

Hizo  uso  despne.s  de  la  palabra  el  laureado  poeta  mallorquín,  individuo  del 
jurado,  Sr.  D.  Tomás  Forteza,  quien  en  un  breve,  pero  bellísimo  discurso  en 
castiza  lengua  mallorquína,  espuso  los  motivos  de  unión  y  fraternidad  que 
existían,  ya  por  la  naturaleza,  ya  por  el  idioma,  ya  por  la  historia  entre  nuestro 
antiguo  reino  y  las  islas  Baleares.  Saludó  á  los  poetas  premiados,  y  con  nobles  y 
elegantes  frases  á  Valencia  entera. 

Para  terminar  el  acto,  el  Sr.  Pueyo  y  Ariño,  que  lo  presidia  en  nombre  del 
Ayuntamiento,  dio  las  gracias  á  cuantos  habian  concurrido  al  esplendor  de  aque- 
lla fiesta  con  su  presencia  ó  con  sus  actos,  y  terminó  con  frases  de  elogio  para 
Lo  Rat-Penat  y  de  entusiasta  cariño  para  Valencia. 


Además  de  los  Juegos  Florales,  y  aparte  de  las  diversiones  y  espectáculos 
que  les  son  propios,  las  Ferias  nos  han  dado  este  año,  para  estímulo  y  fomento 
del  arte  y  la  riqueza  pública,  una  Exposición  industrial  en  la  Lonja  de  la  Seda, 
preparada  por  el  Ateneo-Casino  Obrero;  dos  Exposiciones  de  Bellas-Artcs,  una 
lie  ellas  en  el  salón  del  teatro  Principal,  y  otra  en  un  pabellón  establecido  ad 
hoc  en  la  Alameda,  y  el  Congreso  Nacional  ,\gi-oni'>m¡co. 


CRÓNICA    MENSUAL.  43  1 


Este,  que  es  lo  más  importante  de  cuanto  acabamos  de  mencionar,  no  entra 
en  el  círculo  de  nuestra  Revista;  tampoco  la  Exposición  industrial,  que  no  ha 
sido  mas  que  un  incompleto  mostruario  de  algunas  fabricaciones;  y  en  cuanto  á 
las  obras  de  arte  exhibidas  en  las  dos  Exposiciones  de  este  género,  hemos  de 
decir  que,  aunque  habia  entre  ellas  algunas  apreciables,  estaban  lejos  de  res- 
ponder á  lo  que  vale  hoy  dia  la  Escuela  valenciana.  Recoger  de  prisa  en  los  es- 
tudios de  los  pintores  unas  cuantas  docenas  de  cuadritos  ó  bocetos,  que  es  lo 
que  hicieron  los  promovedores  de  estas  exposiciones,  es  cosa  fácil,  pero  que 
hace  formar  inexacta  idea  de  nuestros  artistas  á  los  muchísimos  forasteros 
que  vienen  á  las  Ferias. 


La  Sociedad  Lo  Rat-Penat  ha  renovado  su  junta  de  gobierno  para  el  curso 
próximo.  Ha  quedado  constituida  en  la  siguiente  forma: 

Presidente,  D.  Vicente  Pueyo  y  Ariño;  Vice  1.°,  D.  José  Arroyo  y  Almela; 
•j.°,  D.  Víctor  Iranzo  y  Simón;  tesorero,  D.  Luis  Cebrian;  contador,  D.  Manuel 
Hernández;  bibliotecario,  D.  Luis  Tramoyeres  Blasco;  vocales,  D.  Ignacio  Vi- 
dal, D.  Alejandro  Manglano,  D.  José  Vives  Ciscar,  D.  Juan  Antonio  Montesinos, 
D.  Matías  Llorca,  D.  José  Puig;  Secretario  general,  D.  Fernando  Reig  y  Flores: 
Vice  1.0,  D.  Honorato  Berga,  y  2."  D.  Julio  Oltra. 

Además  fueron  elegidos:  D.  Teodoro  Llórente,  presidente  del  Centro  escur- 
sionista;  D.  Rafael  Ferrer  y  Bigné,  de  la  sección  de  Literatura;  D.  Juan  de  la 
Cruz  Martí,  de  la  de  Ciencias  Histórico-Arqueológicas:  D.  Germán  Gómez,  de 
la  de  pintura,  escultura  y  artes  anexas,  y  D.   Agustín  Paya,  de  la  de  música. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA- 


-CCIOXES  CLÍNICAS  SOBRE  LA  TISIS  PULMONAR,  pronuncia- 
das en  el  curso  acadiviico  de  iSSo  á  Si,  por  elDw.  D.  José  Crous  Ca- 
siíLLA,  Catedrático  de  Patología  medica  en  la  Universidad  de  Valen- 
cia.—Valencia,  hnp.  de  José  J/.  Blesa.  —  l^^l  (l). 


Aunque  leemos  en  la  portada  la  fecha  de  l88l,  por  haber  comenzado  la  im- 
presión aquel  año,  corresponde  al  presente  la  publicación  de  estas  Lecciones. 
en  las  cuales  ha  acreditado  su  competencia  el  distmguido  catedrático  de  Patalo- 
gía  en  nuestra  Universidad  valenciana. 

No  son  mas  que  la  reproducción,  en  términos  lacónicos  y  sencillos,  de  lo 
que  dijo  á  sus  discípulos  en  el  citado  curso,  y  constituyen  una  monografía  muy 
completa  de  la  terrible  enfermedad  que  tantos  estragos  causa,  y  que  parece 
mas  odiosa,  porque  precisamente  se  ensaña  en  la  florida  y  sonriente  juventud. 

El  Sr.  Crous  estudia  la  distribución  geográfica  de  la  tuberculosis  pulmonar. 
y  sus  causas  determinantes;  hace  la  anatomía  patológica  de  esta  enfermedad, 
examina  sus  síntomas,  señala  las  enfermedades  que  pueden  confundirse  con 
ella;  trata  de  sus  tratamientos,  del  farmacológico,  del  dietético  y  del  profitéutico, 
y  concluye  con  algunas  reglas  para  evitar  el  contagio. 


(i)     Un  tomo  en  4.°  de  184  páginas 


Vale.'ícia.  Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48. — 1882. 


m 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."  Setiembre  de   1882. 


BIBLIÓGRAFOS  VALENCIANOS. 


)  puede  negarse,  sin  notoria  injusticia,  que  en  el  extenso  campo  de  la 
bibliografía  española.  Valencia  ocupa  lugar  distinguido  y  preeminente. 
Y  aun  siendo  empresa  dificultosa  hablar  sin  pasión  y  con  verdad  de 
las  cosas  propias,  ¿quién  ha  de  escatimarnos  la  gloria  de  ser  entre  todas  las  pro- 
vincias de  España,  la  primera  en  ocuparse,  con  sujeción  á  método  y  orden,  de 
los  escritores  propios,  señalando  las  obras  que  produjeron  y  las  particularidades 
que  las  distinguen?  Este  cuidado  en  recojer  y  guardar  con  fidelidad  escrupulosa 
los  hechos  de  varones  ilustres  por  su  ingenio  y  arte,  es  y  ha  sido  siempre  loado; 
estimándose  hombres  cultos,  agradecidos  y  amantes  de  su  patria,  aquellos  que 
sin  perdonar  fatigas  ni  desvelos  emprendieron  la  tarea  de  historiar  el  movimien- 
to literario  de  su  pais,  fonnando  catálogos  primero,  luego  memorias,  y  teritu- 
nando  con  bibliotecas,  trabajos  todos  de  grandísima  utilidad. 

Y  si  de  esa  consideración  descendemos  ó  otra,  ¿quién  osará  negar  que  este 
antiguo  reino  ha  florecido  en  letras  tanto  como  el  que  más  de  toda  España? 
Fácilmente  pudiéramos  citar  aquí  los  elogios  que  hombres  de  gran  sabiduría  es- 
cribieron de  nuestros  ingenios,  y  las  alabanzas  que  prodigaron  á  sus  obras,  si  se- 
mejante trabajo  fuera  necesario,  tratándose  de  hechos  que  podrán  estar  sujetos 
á  la  envidia  y  apasionado  juicio  de  los  extraños,  pero  nunca  á  la  duda. 

No  es  nuestro  propósito  extendernos  en  disquisiciones  bibliográficas.  Como 

28 


434  REVISTA   DE   VALENCL\. 


indica  el  título,  este  trabajo  redúcese  á  un  catálogo  délos  bibliógrafos  valencianos, 
prescindiendo  de  todos  aquellos  que  no  son  naturales  de  esta  provincia.  Copioso 
seria  el  número,  si  hubiéramos  de  anotar  desde  Taxandro,  que  fué  el  primero  en 
publicar  su  catálogo  de  escritores  españoles,  hasta  los  que  últimamente  lo  han 
hecho  con  gran  acierto.  Seria  necesario,  en  tal  caso,  no  olvidar  á  Escoto,  Pinelo, 
Nicolás  Antonio,  Frackenau  y  otros,  que  tomaron  á  su  cargo  la  formación  de  bi- 
bliotecas de  autores  españoles,  recogiendo  con  suma  diligencia  noticias  de  nues- 
tros escritores  (l). 

Entre  nosotros,  Onofre  Almudevar  puede  considerarse  como  el  fundador 
de  la  bibliografía  valenciana.  En  la  discreta  prefación  que  precede  á  Lo  Soinpni 
de  Joan  Joan,  de  Jaime  Gazuli,  que  reimprimió  en  1561,  se  lamenta  del  olvido 
en  que  estaban  los  más  excelentes  poetas  valencianos,  contribuyendo  á  ello  lo 
raras  que  se  habían  hecho  sus  obras,  por  lo  que  se  propone  de  nuevo  darlas 
á  la  estampa. 

Pero,  aunque  Almudevar  citó  á  varios  autores,  poetas  especialmente,  el 
primero,  que  los  agrupó  por  facultades  y  expresó  los  títulos  de  sus  obras,  fué 
en  1599  el  Dr.  Pedro  Agustín  Morlá,  en  una  epístola  latina,  que  vá  al  frente 
de  su  Emporio  de  cuestiones  de  ambos  derechos,  al  que  siguieron  Escolano, 
Bodi,  Mariner,  Váida  y  Esquerdo;  publicando  unos,  dejando  inéditos  otros,  catá- 
logos, vidas  y  elogios  de  los  autores  que  florecieron  hasta  su  tiempo. 

Dejaron  delineada  esos  escritores  la  traza  de  una  obra  más  completa  y 
universal,  idea  que  perfeccionó  con  nueva  diligencia  el  P.  Fr.  José  Rodríguez, 
dando  noticias  de  setecientos  escritores  valencianos.  Completó  la  Biblioteca 
Valentina  el  Dr.  D.  \'ícente  Ximeno,  con  los  Escritores  del  reino  de  Valencia, 
obra  que  perfeccionaba  con  adiciones,  enmiendas  y  correcciones  D.  Justo  Pas- 
tor Fuster.  Constituyen  las  obras  de  los  tres  autores  citados,  la  más  completa 
historia  bibliográfica  regional  de  España. 

Otros  muchos  siguieron  recogiendo  noticias,  y  el  Catálogo  que  publica- 
mos   muestra  la  serie  que,   iniciada  en  1599.  ^a  continuado  hasta  el  presente 


(1)  En  los  índices  de  manuscristos  de  la  Biblioteca  Nacional,  B.  b.  182,  figuran  unas  Adiñonts 
á  la  Biilioteca  de  esertiores  di  Valencia.  Es  un  vol.  en  4.°,  con  II9  liojas  útiles  numeradas  y  19  sin 
foliar,  encuaderñacion  en  holandesa.  Contiene  varias  adiciones  .i  las  Bibliotecas  de  Rodríguez  y  Xi- 
meno, y  noticias  de  obras  y  escritores  naturales  de  las  provincias  de  Toledo,  Navarra  y  Aragón,  reco- 
piladas y  en  su  mayor  parte  enviadas  .i  D.  Andrés  González  de  Barcia,  por  varios  eruditos.  Según 
nos  participa  nuestro  amigo  el  ilustrado  Jefe  del  Archivo  general  de  este  reino,  D.  Miguel  Velasco 
y  Santos,  que  ha  tenido  ocasic.n  de  examinar  el  manuscrito,  las  notas  bibliográficas  de  que  se  com- 
pone están  generalmente  mezcladas  ó  confundidas,  sin  orden  ni  separación.  Noticias  biográficas 
hay  pocas  ó  ningunas;  casi  todas  las  notas  se  reducen  á  dar  cuenia  de  las  obras  publicadas  ó  escrít.Ts  por 
autores  no  mentados  siquiera  en  las  Bibliotecas  anteriormente  publicadas,  ó  de  quienes  allí  no  se 
hace  mérito  de  que  llegaran  á  escribirse.  De  este  trabajo  inédito  de  Barcia,  habla  con  elogio  D.  Gre- 
gorio Mayans,  en  la  censura  á  los  escritores  de  Ximeno, 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS.  485 


año,  segiin  puede  verse  por  la  relación  cronológica  siguiente,  que  no  juzgamos 
completa,  pero  sí  aproximada.  Otros,  con  mejor  acierto,  no  les  sería  difícil 
llevar  á  la  perfección  el  trabajo  que  sometemos  á  los  ilustrados  lectores  de  la 
Revista. 

Luis  Tramoyeres  Bl.\sco. 


MoRLÁ  (Pedro  Agustín). — Jurisconsulto  valenciano.  Le  cita  Ximeno,  t.  r. 
207.  Escribió  la  siguiente  obra: 

— "Emporium  utriusque  Juris  quaestionum,  in  usu  forensis  admodum  frequen- 
tium.  Valenti£e  per  Alvarum  Franco,  et  Didacum  de  la  Torre.  1599."  fól. 

Este  volumen  es  la  primera  parte  de  las  cinco  de  que  debia  constar.  Le  precede 
una  epístola  al  Suavissimo  et  Imvianissimo  lector  i,  donde  se  hace' una  enumeración 
de  los  escritores  valencianos  que  hablan  florecido  hasta  su  tiempo,  y  de  algunos 
contemporáneos;  el  orden  que  sigue  es  el  de  las  facultades  que  ejercieron,  y  á 
todos  les  precede  su  correspondiente  elogio.  Como  es  sumamente  rara  la  obra 
de  Morlá,  y  no  todos  los  ejemplares  contienen  la  epístola,  traducimos  la  parte 
que  se  ocupa  de  los  escritores.  Entre  los  gramáticos  nombra  á  Oliver  y  Sam- 
per,  por  las  que  publicaron,  que  compara  á  la  famosa  de  Antonio  de  Ncbrija. 
Entre  los  poetas  Ansias  March,  Jaume,  Roig,  de  quien  añade  que  fué  traducido 
por  el  Petrarca;  Bautista  Agnés  y  su  descripción  poética  de  la  Albufera;  Gil 
Polo,  el  autor  de  la  Diana;  Felipe  Mey,  el  traductor  de  las  Metamorfosis  de 
Ovidio;  el  conde  de  Elda  D.  Francisco  Coloma,  Luis  Rlilá,  el  autor  del  Cortesano, 
imitador  de  Cicerón  en  su  libro  De  oratore,  y  otros  muchos,  de  quienes  dice 
que  se  reunían  en  casa  de  D.  Bernardo  Cátala,  y  que  esperaba  que  se  publica- 
rían en  breve  sus  trabajos;  indicación  bien  clara  á  la  Academia  de  los  Nocturnos. 
Entre  los  historiadores,  á  Pedro  Beuter,  Viciana,  Bartolomé  Fachs,  el  historia- 
dor de  Alfonso  V;  Jaime  Conesa,  Fr.  Tomás  Vesach,  autor  de  una  Vida  de 
Sanca  Catalina  de  Sena;  Gregorio  Satorres,  Bartolomé  Salón,  el  biógrafo  de 
Santo  Tomás  de  Villanueva;  Cristóbal  Moreno,  autor  de  una  Vida  del  Beato 
Nicolás  Factor;  Diego  Mas,  Vicente  Justiniano  Antist  por  sus  vidas  de  S.  Vi- 
cente Ferrer,  S.  Lilis  Beltran,  Fr.  Luis  de  Granada  y  otras,  y  Juan  de  Madaria- 
ga,  también  biógrafo. 

Entre  los  retóricos  menciona  al  médico  Semper,  á  Francisco  Juan  Bardaxí,  á 
Agesilao  Palmireno,  Furió  Ceriol,  Vicente  Saura,  Damián  Savalls,  Juan  Costa 
como  traductor  de  los  Diálogos  de  León  Hebreo,  Vicente  Blas  García  y  Pedro 
Nuñez. 

Entre  los  matemáticos  á  Pedro  Juan  Oliver,  por  sus  notas  á  Pomponio  Mela, 
Jaime  Juan  Falcó,  Pedro  Ruiz  ,  Pedro  Monzó,  Bartolomé  Antist,  Juan  Salón,  y  el 
popular  Jerónimo  Cortés. 


436  REVISTA    DE    VALENCIA. 


¡Quién  podrá  contar  los  lógicos  y  filósofos!  exclama  Morlá.  Cita  á  Pedro 
Monzó,  por  su  Compendio  de  instituciones  dialécticas;  al  doctor  Salaya,  por  sus 
Comentarios  á  las  obras  de  Aristóteles;  á  Gregorio  Arcis  (Arciño),  por  sus  tra- 
bajos sobre  Porfirio;  al  canónigo  Monllor,  por  sus  elucubraciones  sobre  la  Ente- 
lechia  (Endelechia  escribe  Morlá;  de  Aristóteles;  José  Pascual ,  Pedro  Nuñez, 
Justiniano  Antist,  Blas  Verdú,  Antonio  Juan  Andrés,  el  jesuíta  Benito  Perera, 
por  sus  comentarios  al  filósofo  griego;  Diego  Mas,  profesor  de  teología  en  la  Uni- 
versidad y  también  comentador  del  referido  filósofo,  Gerónimo  Plá,  comentador 
de  la  Lógica . 

Entre  los  médicos,  recuerda  los  nombres  del  Dr.  Collado,  por  su  libro  de 
Ómnibus  et  de  indicationibus;  Pedro  Jaime  Esteve,  por  su  tratado  de  Epidemias 
V  sus  traducciones  en  latín  del  griego  Nicandro;  Almenar,  que  se  ocupó  del  Morbo 
saltico;  Gavaldá,  por  sus  Cuestiones  juédicas;  Ledesma,  por  sus  comentarios  á 
iAvicena;  Jimeno,  autor  de  unas  Instituciones  médicas;  Pedro  Tamarít,  por  su  Re 
médica;  Pascual,  por  su  práctica  y  observaciones;  Pereda,  por  sus  escolios;  y  el 
Compendio  de  Filosofía  médica  que  escribió  Blessa;  Polo,  autor  de  una  defensa 
de  la  escuela  de  medicina  de  Valencia,  que  había  sido  maltratada  por  otro  indivi- 
duo de  esta  profesión  en  Barcelona:  Jaime  Segarra,  autor  de  Natura  humana,  y 
de  otras  muchas  obras  que  su  temprana  muerte  no  le  dejó  concluir;  Virúes,  autor 
del  tratado  de  las  heridas  en  la  cabeza;  y  últimamente,  el  cirujano  Larissa,  por  el 
libro  que  escribió  de  su  profesión.  Entre  los  teólogos,  nombra  en  primer  lugar, 
como  es  justo,  á  San  Vicente  Ferrer,  no  solamente  por  sus  virtudes  y  santidad, 
sino  también  por  sus  sermones  y  sus  obras  de  Vites  spiritualis,  Tractatus  Consola- 
torius,  Inteniationibus  circa  Fidem,  De  adventu  Avtichristi,  dedicada  al  Papa  Be- 
nedicto XIII,  anotaciones  y  comentarios  á  la  Biblia,  el  libro  de  las  ceremonias  de 
la  misa;  Bonifacio  Ferrer,  General  de  la  orden  de  los  cartujos,  y  hermano  de 
S.  Vicente,  que  escribió  la  historia  del  cisma  de  Pisa;  el  V.  Fr.  Juan  Mícó,  que 
escribió  Officinm  de  Pretioso  Sanguine  Christi,  aprobado  por  la  Santa  Sede;  Fr. 
José  Anglés,  por  sus  Flores  Theologice;  Jaime  Gil,  por  su  Officiicm  trafisfigura- 
tíoftum  Christi;  el  V.  Juan  Fort,  por  su  libro  de  revelaciones;  Fr,  Francisco  Xime- 
nez,  obispo  deElna,  por  su  historia  eclesiástica,  Libro  de  los  angeles,  &c.  (á  este 
escritor  le  supone  equivocadamente  valenciano  Morlá)  ;  Pedro  Juan  Beuter,  por 
sus  Comentarios  á  la  Biblia  y  Tratado  de  confesores;  Francisco  Jover,  que  publicó 
Santiones  eclesiásticas;  Jaime  de  Valencia,  por  sus  exposiciones  á  los  Salmos,  y 
á  los  profetas  menores;  Tomás  Rey,  por  sus  tratados  sobre  la  inmaculada  Con- 
cepción; Dr.  Salaya,  por  su  tratado  sobre  Pedro  Lombardo;  Luis  Vives,  á  quien 
llama  e.vplendor  y  adorno  de  su  patria,  por  sus  libros  comentarios  á  la  ciudad 
de  Dios  de  S.  Agustín,  de  Veritate  Fidei  Catholicce,  de  Corruptis  dtsciplinis,  In- 
troducciones ad  veram  sapientam,  Allegorias  eglogarum  Virgilii,  Pueriles  Í7tsii- 
tntiones,  Declamationes  in  Antonium  Nebricensem,  y  otros  tratados  que  escribió 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS.  43? 


este  insigne  valenciano  y  que  no  eran  conocidos  en  su  patria;  Luis  Gómez,  obispo 
(le  Sarno,  por  su  Reculas  Canccllmiia;  Aposiolicce;  Fernando  Loaces,  por  sus  tra- 
tados de  conversión  de  los  agarenos,.  del  matrimonio  del  rey  de  Inglaterra,  de 
Jure  oppide  Mulensi,  y  comentarios  á  varias  leyes  romanas ;  Juan  Bautista  Car- 
dona, por  sus  tratados  De  expufigendis  luereíicorum  nominibus,  de  Bibliothecis 
.  ac  Dipticis;  el  canónigo  Bernardo  Pérez,  por  su  impugnación  contra  el  Alcorán; 
Fr.  Juan  Marqués,  por  sus  sermones;  José  Luchian,  por  su  erudita  obra  de  la  Con- 
versión de  S.  Pablo;  Baltasar  Surió,  por  sus  sermones  y  su  obra  de  varones  ilus- 
tres de  la  orden  de  Sto.  Domingo  en  la  provincia  de  Aragón;  Jaime  Bleda,  por 
sus  tratados  sobre  el  Sacramento  de  la  Eucaristía;  Jaime  Prades,  por  su  obra 
sobre  el  culto  de  las  santas  imágenes;  Juan  Figuerola,  canónigo  de  Valencia,  por 
sus  controversias  inéditas  contra  los  judíos,  sarracenos,  &c.  que  legó  á  su  cabildo; 
Fr.  Gerónimo  Pérez,  por  sus  comentarios  á  la  teología  de  Sto.  Tomás;  Juan  Blas 
Navarro,  por  su  tratado  sobre  la  autoridad  de  la  Iglesia  Romana;  Juan  Bautista 
Navarro,  Jaime  Ferruz,  por  las  oraciones  que  pronunció  en  el  Concilio  de  Trento, 
y  que  se  imprimieron  en  sus  Actas;  Andrés  Capilla,  obispo  de  Urge!,  por  sus 
comentarios  á  Jeremías,  y  su  libro  titulado  Consuelo  de  nuestra  peregrinado?/; 
el  franciscano  Cristóbal  Moreno,  por  sus  piadosos  libros  de  Jornadas  para  el 
Cielo,  Luz  de  Simples,  &c.  y  otros  igualmente  necesarios  para  la  verdadera  piedad; 
el  jesuíta  Bernardo  Pérez,  por  sus  útilísimos  comentarios  al  Génesis;  el  preclarísimo 
José  Esteve,  obispo  de  Veste  (Italia)  y  después  de  Orihuela,  por  sus  escritos  en 
defensa  del  Sumo  Pontífice;  Damián  Giner,  franciscano,  profesor  de  Scoto,  por 
sus  cuestiones,  distinciones  y  escolios,  imitando  á  Sto.  Tomás;  Fr.  Miguel  Barto- 
lomé Salón,  doctor  en  Theología,  que  escribió  unos  comentarios  al  libro  de  jus- 
ticia del  referido  Sto.  Tomás;  Honorato  Figuerola,  inquisidor  de  Valencia,  que 
escribió  unas  adiciones  á  Zanchino  y  Campegio;  el  dominico  Justiniano  Antist. 
gran  defensor  de  la  Inmaculada  Concepion;  y  Pedro  Luis  Beuter,  jesuíta,  por  sus 
comentarios  /«  iii  Par/,  de  Incartiat.  (Sto.  Tomás.) 

Otros  muchos,  añade  Morlá,  cuyos  libros  corren  por  todo  el  mundo,  quizá 
fueran  también  valencianos,  pero  su  memoria  ha  destruido  el  tiempo,  y  quizá  mi 
torpeza  no  haya  podido  averiguar  su  patria. 

En  cuanto  á  los  jurisperitos  valencianos,  si  volvemos  los  ojos,  los  encontra- 
remos á  uno  estudiando  el  derecho  civil  y  el  humano,  y  á  otro  el  canónico  y 
divino,  y  á  otros  enseñándolos  en  la  Universidad,  ó  bien  practicándolos  en  el 
Supremo  Senado  Real  de  Valencia. 

Menciona  individualmente  á  Pedro  Belluga,  por  su  Spccubmi  Principis,  obra 
de  gran  utilidad  y  suma  doctrina,  por  la  que  Carlos  Molireus  y  otros  le  han 
apellidado  el  Bartulo  valenciano;  Juan  Mercader,  Guillermo  Jafer  y  Giner  Ra- 
baza,  por  sus  comentarios  manuscritos  á  los  fueros  de  Valencia,  que  se  conser- 
vaban en  el  Supremo  Consejo  de  Aragón ;  el  Doctor  Tomás  Cerda  de  Tallada, 


438  UE\nSTA    DE    VALENCIA. 


consejero  en  la  Real  Audiencia  Valentina,  que  también  escribió  algunos  comen- 
tarios á  los  fueros,  y  el  libro  ingeniosísimo  de  Visita  de  la  Cárcel;  el  eximio 
Doctor  Pedro  Marcos  Martí,  por  su  preclara  y  útilísima  obra  de  hiterpretationem 
sup.  Text.  in  cap.  A/ferie  mihi  gladiujn  de  prcssmnpiionibus. 

EscoLANO  (Gaspar). — En  su  "Historia  de  Valencia,'  lib.  5,  cap.  xxui,  men- 
ciona muchos  autores  valencianos. 

BoDiN  (Miguel  Juan).  — "Bibliotheca  valentina  de  viris  doctis  et  scriptoribus 
valentinis."  Quedó  MS.  á  la  muerte  del  autor.  Ximeno,_en  la  prefación  al  tomo 
primero,  dice:  "si  se  supiera  el  paradero  de  esta  obra,  sería  digna  de  mucho  apre- 
cio, por  ser  de  tal  autor." 

Mariner  de  Alagox  (Vicente). — Uno  de  los  más  fecundos  poetas  latinos  que 
ha  tenido  España.  Según  Nicolás  Antonio,  compuso  más  de  trescientos  ochenta 
mil  versos,  así  latinos  como  griegos.  Murió  por  los  años  l636.  Se  ocupan  de  su 
vida  y  obras  Ximeno,  1. 1,  333,  y  Fuster,  1. 1,  239.  Se  cita  por  su 

—  "Elegía  in  priscos,  et  celebres  valentini  regni  poetas,  qui  aliqua  operum  flo- 
ruerunt  praestantia,  tum  latino  camiine,  tum  etiam  et  vulgari."  Forma  parte  de 
las  obras  poéticas  y  oraciones  suyas,  que  publicó  en  Tornay,  por  Luis  PiUhet, 
1633,  en  8.° 

Valda  (D.  Ju.\n  B.^utista  de); — Este  autor,  de  quien  se  ocupan  Rodríguez. 
118,  y  Ximeno,  t.  n.  50,  publicó  la  obra  "Solemnes  fiestas  que  celebró  Valen- 
cia á  la  Inmaculada  Concepción  de  la  Virgen  María.  Por  el  supremo  Decreto 
de  N.  SS.  Pontífice  Alexandro  Vil.  En  Valencia,  por  Gerónimo  Vilagrasa, 
l653."  En  4.°  En  el  capítulo  XXI  trae  un  catálogo  de  valencianos  ilustres  en 
letras,  ciencias  y  milicia. 

M.A.THEU  S.ANZ  (LoRENZo). — Publicó  uu  Catálogo  de  valencianos  ilustres,  entre 
los  que  se  cuentan  gran  número  de  escritores,  y  forma  parte  de  la  obrita  titulada 
"Crítica  de  reflexión  y  censura  de  las  censuras.  Valencia,  1658."  En  12. ° 

Martínez  de  la  Vega  (Gerónimo). — Sacerdote,  natural  de  Valencia.  Ejerció 
varios  cargos  eclesiásticos  ,  y  el  último  la  vicaría  perpetua  del  Hospital  ge- 
neral de  esta  ciudad,  donde  falleció  el  6  de  Enero  de  l6ó8.  Fué  hombre  docto, 
poeta  de  no  escaso  numen,  y  diligente  en  la  adquisición  de  buenos  libros,  lo- 
grando reunir  una  selecta  biblioteca.  De  sus  obras  se  ocupan  Rodríguez,  pági- 
nas 167,  184,  Ximeno,  t.  i.  323,  11.  56,  Fuster,  t.  260,  adonde  remitimos  al 
lector  curioso.  Para  nuestro  intento  solo  nos  ocuparemos  de  la  obra  sobre  va- 
lencianos ilustres  que  compuso,  y  quedó  manuscrita.  Los  dos  últimos  biblió- 
grafos no  vieron  dicho  trabajo,  indicando  que  eran  varios  apuntamientos  en 
los  que  recogió  cuantas  noticias  pudo  de  los  hijos  del  reino ,  insignes  en  san- 
tidad, letras,  armas,  oficios  y  dignidades.  Muerto  nuestro  autor,  sin  acabar  la 
obra,  la  continuó  su  sobrino  D.  Laurean.^  Martínez  de  la  Vega,  que  añadió  á 
las  observ'aciones  de  su  tio  las  noticias  modernas  y  otras  muchas  de  las  anti- 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS.  4^9 


guas  que  habia  alcanzado  con  su  estudio,  y  dividió  la  obra  en  tres  volúmenes, 
uno  de  su  tio  y  dos  propios.  Pero  habiendo  ocurrido  su  muerte  poco  después, 
pasaron  los  tres  tomos,  por  disposición  testamentaria  del  autor,  á  la  biblioteca 
de  D.  Hipólito  de  Samper  y  Gordejuela,  que  residía  en  Madrid.  Al  fallecimiento 
de  este,  volvieron  á  Valencia  los  dos  tomos  compuestos  por  Laureano,  for- 
mando parte  de  la  biblioteca  de  D.  José  de  Castelví ,  marqués  de  Villatorcas, 
de  donde  desaparecieron  pocos  años  después,  y  hasta  la  fecha  no  tenemos  no- 
ticia alguna  de  su  parad_^ero. 

Más  afortunados  hemos  sido  respecto  al  tomo  que  podemos  llamar  primero. 
Por  noticia  que  suministró  D.  Gregorio  Mayans  á  Xmieno,  sabíamos  que  en  la 
copiosa  librería  de  D.  Luis  de  Salazar,  en  Madrid,  existia  dicha  obra,  que  jun- 
tamente con  todos  los  libros  que  la  constituían,  legó  al  monasterio  de  Monser- 
rate  de  la  corte.  Nuevamente  se  pierde  el  hilo  de  la  obra,  pero  continuando 
nuestras  pesquisas,  adquirimos  el  convencimiento  de  encontrarse  en  la  Acade- 
mia de  la  Historia.  Efectivamente,  en  su  rica  Biblioteca,  sala  de  MSS,  (Est.  4, 
gr.  1.')  la  encontró  un  amigo  nuestro,  ilustrado  archivero.  No  habiéndose  descrito 
hasta  la  fecha,  lo  hacernos  nosotros  minuciosamente,  aprovechando  la  nota 
facilitada.  El  título  de  la  obra,  tal  como  hoy  se  conoce,  es  así; 

m 

H.  23. 
VIDAS, 

DE 

Varones  Ilustre^ 
Valencianos 

POR 

Vicario  Gen. 
Martínez  de 
Vega. 
Rajo  el  título,  en  el  tercio  inferior,  un  tallo  de  hojarasca  trazado    á  pluma, 
y  la  asignatura  antigua  del  volumen,  47.°  En  el  primer  renglón  del  título,  se  dis- 
tinguen los  trazos  de  las  letras  de  otra  palabra  escrita  anteriormente.  Se  obser- 
van los  de  la  T  y  R  (T   y   R)  en  su  parte  superior  ,  de  donde  se  puede  deducir 
que  lo  escrito  anteriormente  fué  THEATRO.  Este  es  el  título  que  Ximeno  dá  al 
MS.  No  tiene  portada.  Los  primeros  varones  ilustres  de  quienes  trata,  son: 
D.  Juan  Fernandez  de  Heredia.  D.  Luys  Berenguer,  Confesor  y  Emba- 

D.  Carlos  Boyl.  xadordel  Rey  Católico  D.  Fernando. 

D.  Felipe  Mei.  D.  Juan   de  Castro,  maestro   del  p.^ 

Athanasia  Geronyma  Vicenta.  S.  Ignacio  de  Loyola. 

D.  Alberto  de  Claramont.  D.  Juan  Bautista  Torron. 

El  muy  docto  P.  D.  Miguel  Torres.  D.  Antonio  Molina. 


440  REVISTA    DE    VALENCIA. 


El  dotor  Vicente  Molina.  Fr.  Christoval  Pérez  de  Rosa. 

D.  Gil  de  Redon.*  Fr.  Gaspar  Centoli. 

Y  los  últimos:  Yv.  Gerónimo  Roslá. 

Fr.  Pedro  de  Madrid.  Fr.  Jayme  Belsa. 

Fr.  Agustín  de  Prado.  Fr.  Martin  Romeu. 

Fr.  Juan  Bautista  Vidal.  Fr.  Nicolás  Burras. 

Padre  Bernardo  García.  Fr.  Francisco  Sans. 

Fray  Felipe  Puche.  Fr.  Ramón  Juan. 

Fr.  Jayme  Finestrosa.  Fr.  Pedro  Valentín. 

Fr.  Vicente  Peñarroja.  Fr.  Daniel  Surita. 

Fr.  Jayme  Colomer.  Fr.  Miguel  Pena. 

Fr.  Carlos  Bartoli.  Fr.  Bartolomé  Piera. 

Fr.  Christoval  Mercader.  D.  Joseph  Estevan. 

Estos  últimos  fueron  monjes  de  la  Orden  de  San  Gerónimo,  y  sus  vidas, 
según  lo  refiere  el  autor  de  ellas,  están  tomadas  de  la  Tercera  Parte  de  la  His- 
toria de  la  dicha  Orden ,  escrita  por  el  P.  Fr.  José  de  Sigüenza.  La  vida  del 
P.  Fr.  Gaspar  Centoli  y  las  de  los  otros  que  siguen,  todos  monjes  del  convento 
de  San  Gerónimo  de  Gandía,  fueron  escritas  con  las  noticias  contenidas  en  la 
verdadera,  aunque  breve  Relación,  que  de  los  venerables  Padres  del  dirho  con- 
vento tenia  el  autor  en  su  poder.  Las  de  Fr.  Francisco  Sanz  y  de  los  siguientes 
monjes,  unos  de  San  Gerónimo  de  Gandía  y  otros  de  la  Murta,  del  reino  de 
Valencia,  están  asimismo  tomadas  de  la  dicha  Tercera  Parte  de  la  Historia  que 
escribió  el  P.  Sigüenza. 

El  libro  es  en  folio  y  está  escrito  por  solo  una  mano,  hasta  la  página  1026, 
que  es  la  que  contiene  la  vida  de  D.  José  Estevan.  Desde  la  página  siguiente  es 
de  otra  mano,  y  comprende  esta  adición  tres  cuadernos,  los  dos  primeros  de  á 
diez  hojas  cada  uno,  y  el  tercero  de  tres.  En  estas  hojas  vá  escrita  largamente 
la  vida  del  venerable  Siervo  Fray  Andrés  Ibernon.  No  está  completa  al  final, 
pues  concluye  así  en  la  página  45  " ellos  (según  parece)  le  advertían,  &c.  Es- 
tando en  Gandía  una  mujer  apretada  de  un  recio  parto  y  embiando  á  nuestro" 

En  dos  pliegos  sueltos  al  fin  del  volumen,  numerados  ahora  59-65  en  con- 
tinuación á  los  cuadernos  suplementarios  del  mismo,  que  estaban  sin  numera- 
ción, se  ponen  los  nombres  de  los  varoiies,  cuyas  vidas  están  escritas  en  el 
libro.  Los  de  la  primera  y  tres  letras  últimas  son  los  que  copiamos: 

A.  Aduarte,  D.  Francisco. 

Ababui.x,  D.  Juan.  Aguilar,  Marcelo. 

Abendaño,  Cyrilo.  Aguilar,  Miguel. 

Abella,  Gerónyma.  Alba,  D.  Juan  de. 

Abella,  Gerónyma,  menor.  Aibalat,  D.  Andrés. 

Abuzeit,  Zeyt.  Aliaga,  D.  Isidoro. 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS. 


441 


Alexandre,  Pedro. 
Almendares,  Gerónimo. 
Alvir,  D.  Miguel. 
Alzira,  Sta.  María  de. 
Amigó,  D.  Joachin. 
Andrés,  Martin. 
Andrés,  D.  Pedro. 
Ángel,  F. 

Angélico,  Hermitano. 
Anglesola,  Gerónimo. 
Anjon,  D.  Thomás. 
Añon,  D.  Sancho. 
Antolin,  Bartholomé. 
Antonio,  Fr.  Francisco. 
Aragón,  D.  Alonso  de. 
Aragón,  D.  Juan  de. 
Aranda,  Mossen  Francisco. 
Arandiga,  Fray  Miguel.      ♦ 
Arazil,  Fr.  Luis  de. 
Arazil,  Melchor. 
Arzedel,  Juan. 
Argudo,  Juan. 
Assencio,  Fr. 
Assencio,  Fray  Francisco. 
Assio,  D.  Thomás. 
Athanasia. 
Avanto,  D.  Martin. 
Avila,  Fr.  Francisco  de. 
Austria,  D.  Jorge  de. 
Ayala,  D.  Martin  de. 
U. 


V. 
Valencia,  Fr.  Ángel  de. 
Valencia,  Fr.  Benito  de. 
Valencia,  Fr.  Benito. 
Valencia,  Fr.  Benito  de. 
Valencia,  Fr.  Francisco  de. 
Valencia,  Jayme  de. 
Valencia,  Josef  de. 
Valencia,  Luis  de. 
Valencia,  Fr.  Miguel  de. 
Valencia,  Fr.  Thomás  de. 
Valentín,  Fr.  Pedro. 
Valeriola,  Fr.  Gerónymo. 
Valero,  D.  Juan. 
Vendrell,  Fr.  Nicolás. 
Vidal,  Fr.  Juan  Bautista. 
Villanueva,  D.  Thomás  de. 
Villena,  Sor  Isabel, 
(o)  D.«  Elionor. 
Visquió,  D.  Gerónymo. 
Vives,  Fr.  Antonio. 
Vives,  Antonio  (o)  Josef. 
Vives,  Sor  Gerónyma. 

X. 
Ximenes,  Bartholomé  Martyr. 
Ximeno,  Sor  Esperanca. 
Ximeno,  Juan. 

Z. 
Zapata,  D.°  Angela. 
Zapater,  Gerónimo. 
Zeit,  Abuzeyt. 


Urbina,  D.  Pedro. 

EsQUERDo  (Onofre). — De  quien  hablan  Rodríguez,  págs.  202  y  472,  y  Ximeno, 
t.  11,  l32.  Fué  muy  versado  en  la  historia  de  Valencia;  desempeñó  varios  car- 
gos públicos,  y  dejó  algunas  obras  MSS.  Entre  ellas  la  siguiente; 

— "Catálogo  de  los  hijos  de  Valencia,  y  del  Reino,  que  han  impreso  libros  y 
tratados  en  todas  ciencias  y  facultades,  en  lenguas  materna,  latina  y  castellana, 
intitulado  Ingenios  Valencianos."  En  4."  Ximeno  vio  el  original  en  la  librería 
de  D.  Vicente  Salvador  y  del  Olmo.  No  se  tiene  noticia  de  su  paradero. 

Ortí  V  FiGUEROLA  (D.  Francisco). — En  sus  ^'Memorias  históricas  de  la  fttn- 


442  REVISTA    DE    VAI.ENCIA. 


dación  y  progresos  de  la  insigne  Universidad  de  Valencia.  Madrid  1780,  en 
4.°,  inserta  en  el  capítulo  11  un  catálogo  que  comprende  112  autores,  extrac- 
tados casi  todos  de  Rodríguez. 

También  D.  Miguel  Velasco  y  Santos,  en  su  ^^Reseña  histórica  de  la  Uni- 
versidad de  Valencia,  1868,"  publica  en  la  pág.  141  un  catálogo  de  Hijos  ihis- 
ires  de  la  Universidad  de  Valencia,  que  ejercieron  el  profesorado  en  las  pri- 
meras Universidades  de  España  y  del  extranjero. 

RoDRiGxrez  (Fr.  José). — Nacicí  en  Valencia  el  8  de  Agosto  de  l63o  y  murió 
el  28  de  Noviembre  de  1708.  Fué  religioso  Trinitario  calzado,  y  á  sus  desvelos 
se  debe  la  primera  biblioteca  provincial  que  tiene  España.  Estando  imprimiendo 
su  obra  y  en  la  página  468,  falleció  Rodríguez,  faltando  imprimir  el  prólogo,  ín- 
dices y  algunas  enmiendas.  Recogidos  todos  los  papeles  por  el  M.  Fr.  Ignacio 
Savalls,  añadió  algunos  artículos;  pero  no  obstante  las  muchas  gestiones  que 
se  practicaron,  no  pudo  lograrse  continuara  la  impresión.  En  este  estado,  y 
habiendo  muerto  Savalls,  se  tuvo  noticia  de  que  Ximeno  estaba  terminando  la  pu- 
blicación del  tomo  primero  de  los  escritores,  y  entonces  sacáronla  á  luz,  no  bien 
corregida  y  enmendada,  como  pudiera  haberse  hecho  y  hubiera  sido  de  desear. 
Déla  vida  y  obras  de  Rodríguez  hablan  Ximeno.  t.  11,  145,  y  Fuster,  t.  n,  2.  Su 
principal  obra  es  la  siguiente: 

— "Biblioteca  Valentina,  compuesta  por  el  M.  R.  P.  M.  Fr.  Josef  Rodríguez, 
Ministro  del  Real  Convento  del  Remedio  de  Valencia,  Cronifta  general  del 
Orden  de  la  SS.  Trinidad  en  la  provincia  de  Aragón.  Por  su  muerte,  interriun- 
pida  su  impresión.  Aora  continuada  y  aumentada  con  el  prólogo  y  originales  del 
mismo  autor.  Añadidas  algunas  enmiendas  y  correcciones,  como  las  dexó  el 
autor  entre  fus  originales,  con  que  le  mejoran  muchos  lunares  de  fu  obra.  Jún- 
tase la  continuación  de  la  misma  obra,  hecha  por  el  M.  R.  P.  M.  Fr.  Ignacio 
Savalls,  del  mismo  Orden  Provincial,  y  nombrado  Cronista  de  la  provincia  de 
Aragón.  Dedicada  á  la  M.  I.  ciudad  de  Valencia.  (Escudo  de  la  orden  y  los  del 
reino  y  ciudad.)  Con  licencia;  En  la  misma,  por  Joseph  Thomás  Lucas,  impreffor 
del  limo.  Sr.  Ob.  Inq.  Gen.  Año  MDCC.XLVIII.  Se  hallará  en  la  Sacríftía  del 
Real  Convento  del  Remedio  de  efta  ciudad." 

Un  vol.  en  fól.  á  dos  columnas.  VIII  hojas  de  dedicatoria,  tasa  y  aprobación, 
VIII  de  prólogo,  614  págs.  texto,  con  índices  y  tablas.  Inserta  al  final  varios  apén- 
dices de  escritores  anónimos,  y  de  cuya  patria  se  duda  fuera  Valencia,  y  de  aque- 
llos autores  que  se  han  ocupado  de  Valencia  ó  su  reino. 

Ximeno    (Vicente). — Fué   doctor    en  Sagrada   teología ,    beneficiado    en  la 

glesia  Metropolitana,  y  Académico  valenciano.  Falleció  en  esta  ciudad  el    18 

de  Agosto  de  17Ó4.  Fuster,  t.  n,  pág.  52,  menciona  las  obras  que  dio  á  luz,  pero 

ninguna  alcanzó  la  importancia  de  la  que  sigue: 

• — "Escritores  del  reyno  de  Valencia,  chronológicamente  ordenados  desde  el 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS.  443 

año  M.CC. XXXVIII.  de  !a  chriftiana  conquifta  de  la  mifma  ciudad,  hafta  el  de 
.M.DCC.XLVII.  Por  Vicente  Ximeno,  Presbítero,  &c.  Al  Ilustríssimo  ,  y  reveren- 
dísimo señor  D.  Andrés  Mayoral,  arzobispo  de  dicha  Santa  iglesia,  del  Consejo 
de  fu  Magestad,  &c.  Tomo  l  Contiene  los  escritores  que  han  florecido  hasta  el 
año  M.DC.L.  y  una  noticia  preliminar  de  los  más  antiguos.  (Armas  del  arzo- 
bispo Mayoral.)  En  Valencia;  En  la  oficina  de  Joseph  Estevan  Dolz,  impressor 
del  S.  Oficio.  Año  M.DCC.XLVII." 

— "Tomo  n.  Contiene  los  escritores  que  han  florecido  defde  el  año  M.DC.Ll. 
hafta  el  de  M.DCC.XLVIII.  y  principios  de  XLIX.  y  cinco  índices,  uno  parti- 
cular de  efte  tomo,  y  quatro  generales  á  toda  la  obra.  En  Valencia:  En  la  ofici- 
na de  Joseph  Estevan  Dolz,  impressor  del  S.  Oficio.  Año  M.DCC.XLIX." 

En  fól.  á  dos  columnas.  El  primero  tiene  VI  hojas  de  dedicatoria,  II  de  la 
aprobación  del  P.  Fr.  Jacinto  Segura,  VI  de  la  dada  por  Don  Gregorio  Ma- 
yans  y  Sisear,  I  de  licencia  y  tasa,  III  de  la  carta  de  Don  José  Vicente  Ortí  al 
autor,  VIII  de  Prefaccion  y  X  de  Noticia  Preliminar,  368  págs.  de  texto  y 
IV  de  índice. 

El  segimdo  vol.  comprende  VIII  hojas  de  una  muy  erudita  Carta  que  escri- 
bió al  autor  el  M.  R.  P.  Andrés  Marcos  Burriel,  IV  de  Carta  del  Señor  Doctor 
Don  Asensio  Sales  al  autor,  I  de  licencia  y  tasa,  IV  de  Advertencia,  385  pá- 
ginas, de  texto  y  XLII  de  índices  y  tablas  de  materias. 

Ximeno,  en  la  Noticia  Preliminar  del  tomo  primero,  habla  de  la  introducción 
de  las  letras  en  el  reino  de  Valencia  y  de  sus  más  antiguos  escritores,  esto  es, 
de  aquellos  que  florecieron  antes  de  la  conquista  del  rey  Don  Jaime  en  el  año 
1238.  Pocos  son  en  número  los  autores  que  trae  de  aquellos  tiempos  ,  perte- 
neciendo todos  al  período  latino,  sin  particular  mención  de  los  árabes.  A  par- 
tir del  año  1270,  sigue  anotando  cronohjgicamente  los  escritores  valencia- 
nos, y  abre  la  serie  de  ellos  Mossen  Jorge,  y  el  último  que  corresponde  al 
año  1650,  es  Sor  Julia  Ferrer ,  religiosa  dominica.  El  total  de  autores  hijos 
de  este  reino  que  menciona  es  el  de  524,  bien  que  no  todos  los  que  reconoce 
como  á  tales  lo  son,  habiendo  algunos  que  pertenecen  á  otros  reinos,  pero 
también  son  en  gran  número  los  que  omite.  Comienza  el  tomo  segundo  por 
el  año  1651,  y  abre  la  serie  la  memorable  Sor  Inés  de  la  Cruz ,  agustina  descal- 
za, y  termina  en  el  de  1749  por  e'  P-  Doctor  Felipe  Seguer,  dando  puntual 
noticia  en  dicho  volumen  de  577  autores,  que  hacen  un  total  de  1 101.  cifra 
que  demuestra  la  suma  diligencia  de  Ximeno. 

Mayans  (Gregorio). — "Specimen  bibliothecae  hispano  majansianae,  sive  idea 
novi  Catalogi  critici  operum  scriptorum  hispanorum,  quae  habet  in  sua  Bibliothe- 
ca  Gregorius  Majansius  generosus  valentinus.  Ex  museo  Davis  Clementis. — Han- 
noverae,  impensis  Jo.  Guil.  Shmidii.  MoccLin."  En  4.°  Los  autores  valencianos, 
cuyas  obras  describe,  son:  Juan  Miravet,  pág.   39.— Juan  Luis  Vives,  40.— Juan 


444  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Ángel,  50. — Francisco  Decio,  74. — Andrés  Sampere,  76. — Juan  Torrella,  78. — 
Pedro  Juan  Nuñez,  79. — Federico  Furió  Ceriol,  102. — Pedro  Juan  Perpiñá, 
115. — Vicente  Blas  García,  125. — Felipe  Mey,  184. — Vicente  Trilles,  189. — 
Vicente  García  Ordofiez  de  Lloris,  145. — Antonio  Bordasar,  148. — Cristóbal 
Coret,  157. — Juan  Pérez  Castiel,  161. — Miguel  Giner,  166. — José  Joaquín  Lor- 
ga,  166. — Carlos  Ros,  168. 

Galiana  (Fr.  Luis). — Fuster,  t.  11,  60,  inserta  el  catálogo  de  todas  sus  obras, 
tanto  MSS.  como  impresas.  Se  menciona  en  este  artículo  por  las  que  siguen: 

— "Memorias  de  los  varones  señalados  en  virtud,  letras  y  armas,  naturales 
de  la  antigua,  noble  y  leal  Villa  de  Ontiniente."  Vol.  MS.  en  4.°,  que  con  las 
licencias  necesarias  para  su  impresión,  guardábase  en  la  librería  del  Convento 
de  Santo  Domingo  de  la  citada  villa,  y  hoy  creemos  para  en  poder  del  general 
Cervino. 

— "Addiciones  i  correcciones  á  los  dos  tomos  de  Efcriptores  Valencianos  del 
Dr.  V.'^  Ximeno,  empezadas  por  el  Sr.  Fr.  Luis  Galiana  de  Onteniente,  i  prose- 
guidas por  Fr.  Joseph  Texidor."  MS.  letra  de  la  época.  486  págs.  en  4.°  Bi- 
blioteca de  la  Universidad. 

Teixidor  (P.  Fr.  José).— "Memoria  de  algunos  insignes  catedráticos  de  la 
Universidad  de  Valencia,"  en  las  cuales  se  contienen  biografías  de  Juan  de  Sa- 
laya,  Juan  Andrés  Strany,  Juan  Luis  Vives,  Juan  Sorcuso  Palminero,  Jaime  Fer- 
riz,  Juan  Blas  Navarro,  Luis  Alcanys,  Gerónimo  Torrella,  Pedro  Jaime  Esteve, 
Pedro  Juan  Nuñez,  Jerónimo  M\moz  y  otros.  Algunas  de  esas  biografías  las 
\itilizo  indudablemente  Fuster  para  sus  ediciones  á  Ximeno.  Las  citadas  memo- 
rias forman  parte  de  los  materiales  que  tenia  recogidos  el  P.  Teixidor  para  con- 
tinuar la  '"Historia  de  los  Estudios  antiguos  y  modernos  de  Valencia,"  que  iné- 
dita guarda  en  su  Biblioteca  el  Sr.  Serrano. 

Cerda  y  Rico  (Don  Francisco). — "Notas  al  Canto  de  Túria,  ó  noticias  his- 
ti')ricas  de  algunos  poetas  que  en  él  se  celebran." 

Forman  parte  de  La  Diana  enamorada  por  Gaspar  Gil  Polo,  edición  de 
Sancha,  Madrid  1778,  en  8.°,  y  comprenden  desde  la  página  267  á  la  523. 
Fuster,  t.  n,  pág.  289,  al  ocuparse  de  Cerda,  dice:  "Las  eruditas  notas  de  Cerda 
ilustran  mucho  la  historia  literaria  de  los  poetas  lemosines,  naturales  del  reino 
de  Valencia,  celebrados  por  Polo  en  el  Canto  del  Túria,  y  me  han  ayudado 
infinito  para  esta  Biblioteca."  Efectivamente,  los  cincuenta  y  cuatro  varones 
ilustres  y  poetas  de  que  hace  mención  Gil  Polo  en  el  Canto  del  Túria,  están 
anotados  y  ampliados  por  Cerda,  constituyendo  sus  notas  ini  verdadero  arsenal 
de  noticias  que  han  servido  de  guia  para  ulteriores  trabajos.  Mácenlas  doble- 
mente recomendables  algunas  composiciones  poéticas  que  inserta. 

Fuster  (D.  Justo  Pastor).  —Hijo  de  D.  Manuel  Fuster  y  Meinbrado,  li- 
brero en  esta  ciudad,  de  quien   conocemos  una  obra  titulada  Varios  sucesos  y 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS.  445 


memorias  de  esta  ciudad  de  Valencia  y  su.  reino,  &c.  Tres  gruesos  volúmenes  MS. 
en  folio,  hoy  en  poder  de  nuestro  amigo  el  ilustrado  bibliófilo  D.  José  E.  Serrano. 

En  el  tomo  ii  escribió  un  catálogo  de  "Varones  ilustres  en  santidad,  letras  y 
armas,  naturales  de  Valencia  y  su  reino,"  en  que  dá  noticia  de  más  de  1.200  su- 
getos,  sin  contar  las  mujeres.  Una  buena  parte  de  aquellos  fueron  escritores. 

Nació  el  autor  de  que  nos  ocupamos  en  Valencia,  el  dia  9  de  Agosto  de 
1761.  Estudió  gramática  en  las  aulas  del  Cabildo,  y  filosofía  en  la  Universidad 
literaria,  demostrando  desde  pequeño  grande  afición  á  la  bibliografía,  fomentada 
por  el  continuo  manejo  de  libros,  á  cuyo  comercio  fué  dedicado  por  su  padre. 
Murió  Fuster  en  esta  ciudad,  el3l  de  Enero  de  1885. 

Varias  son  las  obras  que  escribió  nuestro  diligente  librero.  Impresas,  solo 
conocemos  dos,  la  Biblioteca  Valenciana  y  un  Vocabulario  lemosin.  Las  res- 
tantes han  quedado  manuscritas,  y  á  la  muerte  de  su  hijo  D.  José  Gregorio 
Fuster,  pasaron  á  la  biblioteca  del  señor  Serrano.  Si  no  recordamos  mal ,  son: 
una  ^'■Disertación  sobre  la  antigüedad  de  la  tipografía  española  y  el  estableci- 
miento de  este  noble  arte  en  Valencia,  con  antelación  á  todas  las  demás  ciudades 
de  España;"  una  Memoria  sobre  los  libros  de  Caballería,  otra  sobre  los  poetas 
valencianos,  y  varios  apuntes  referentes  á  la  literatura  y  lengua  valenciana. 

— "Biblioteca  valenciana  de  los  escritores  que  florecieron  hasta  nuestros  dias. 
Con  adiciones  y  enmiendas  á  la  de  D.  Vicente  Ximeno.  Por  D.  Justo  Pastor 
Fuster,  socio  de  Mérito  de  la  Real  Sociedad  Económica  de  Valencia  y  su  Reino. 
Tomo  primero.  Contiene  los  autores  hasta  el  año  1700.  (Escudo  de  la  Sociedad 
Económica.)  Valencia:  Imprenta  y  librería  de  José  Ximeno,  frente  al  Migue- 
lete.  1827." 

—"Biblioteca  de  los  Escritores  que  florecieron  hasta  nuestros  dias  y  de  los 
que  aun  viven.  Con  adiciones  y  enmiendas  á  la  de  D.  Vicente  Ximeno.  Por 
D.  Justo  Pastor  Fuster,  socio  de  Mérito  dé  la  Real  Sociedad  Económica  de 
Valencia  y  su  Reino.  Tomo  segundo.  (Escudo  de  la  Sociedad.)  Valencia:  Im- 
prenta y  librería  de  Ildefonso  Mompié.  Año  l83o." 

En  fól.  á  dos  columnas  ambos  volúmenes.  El  primero  tiene  II  hojas  de 
dedicatoria  á  la  Sociedad  Económica,  X  de  prólogo ,  XXI  que  comprende  la 
Biblioteca  arábigo-valenciana  y  856  págs.  de  texto,  de  las  que  38  forjnan  un 
Breve  vocabulario  valenciano  y  castellano  de  las  voces  vías  obscuras  ó  anticua- 
das, y  6  el  índice  de  apellidos. 

El  segundo  vol.  lo  forman  IV  hojas  de  Prólogo  y  548  págs.  de  texto,  de 
las  que  6  son  índice  de  apelüdos  ,  10  de  índice  general  de  las  cosas  más  nota- 
bles de  la  obra,  y  2  de  fé  de  erratas. 

Fuster  siguió  idéntico  método  al  empleado  por  Ximeno  en  la  redacción  de 
su  obra,  tanto  bajo  el  aspecto  tipográfico  como  en  el  de  exposición.  En  el  pri- 
mer tomo,  como  hemos  dicho,  se  dá  noticia  de  los  escritores  árabes  que  flore- 


440  REVISTA   DE    VALENCIA. 


cieron  desde  el  siglo  IV  de  la  Egira ,  hasta  el  VIH.  Este  trabajo  lo  tomó  de 
la  Biblioteca  Arábigo-escurialense  de  Casiri ,  que  no  piulo  disfrutar  Ximeno. 
El  primero  de  que  trata  es  de  Isa  Ben  Mohamad  Alabderita,  y  el  último  Abu 
Falib  Aboel  Gebar,  natural  de  Alcira,  haciendo  un  total  de  12/  escritores  ará- 
bigos valencianos,  entre  los  que  se  cuentan  algunas  mujeres.  De  los  autores 
cristianos,  el  primero  que  menciona  es  Mosen  Jorge,  año  1270,  y  el  postrero 
Fr.  Agustín  Avila,  que  corresponde  á  1700.  El  total  de  autores  de  que  se  ocupa 
es  el  de  462,  de  los  que  una  buena  parte  menciona  Ximeno,  aunque  fueron 
ampliadas  y  corregidas  sus  noticias  por  Fuster.  El  tomo  segundo  comienza  por 
Fr.  Francisco  de  la  Concepción,  1701,  y  termina  con  Fr.  Jorge  Comin  y  Beu- 
zon,  1829;  sigue  una  noticia  de  las  publicaciones  hechas  por  la  Sociedad  Eco- 
nómica de  Amigos  del  Pais,  y  varias  adiciones  y  correcciones  á  toda  la  obra. 
Hemos  contado  en  este  segundo  volumen  485  autores,  que  unidos  á  los  del 
primero,  hacen  un  total  de  947,  y  si  bien  algunos  solo  figuran  como  á  traduc- 
tores, ó  porque  imprimieron  un  sermón,  no  por  eso  puede  regatearse  el  valor 
é  importancia  que  en  la  Historia  general  de  la  literatura  española  tiene  el  an- 
tiguo reino  de  Valencia. 

Lamarga  (D.  Luis). — '■'El  Teatro  de  Valencia,  desde  su  origen  hasta  nues- 
tros dias.  Valencia.  Impr.  Ferrer  de  Orga,  1840."  En  8."  Desde  la  página  51  á  la 
58in  serta  un  Catálogo  de  ardores  dramáticos  valeíicianos. 

También  contiene  noticias  de  escritores  de  este  antiguo  reino,  el  folleto  "Va- 
lencia vindicada  en  el  carácter  de  sus  naturales,  l83i." 

Salva  y  Mallen  (D.  Pedro). — "Catálogo  de  la  Biblioteca  de  Salva,  escrito 
por  D.  Pedro  Salva  y  Mallen,  y  enriquecido  con  las  descripciones  de  otras  mu- 
chas obras  de  sus  ediciones.  Valencia.  Imprenta  de  Ferrer  de  Orga,  á  espaldas 
del  teatro  Principal.   1872."  Dos  vols.  en  4.° 

— "Cancionero  de  la  Academia  de  los  Nocturnos  de  Valencia,  extractado  de 
sus  actas  originales,  por  D.  Pedro  Salva.  Valencia,  1868,"  en   12.° 

Tanto  en  la  primera  como  en  la  segunda  obra,  inserta  gran  número  de  no- 
ticias de  escritores  valencianos. 

Ferrer  y  Bigné  (D.  Rafael). — "Estudio  crítico  sobre  los  poetas  valencia- 
nos de  los  siglos  XIII,  XIV  y  XV.  Valencia.  1878.  Imprenta  de  José  Rius." 

Un  volumen  en  4.°  de  84  páginas.  Fué  premiado  con  una  abeja  de  oro  en 
el  certamen  literario  celebrado  el  dia  8  de  Diciembre  de  1871,  por  la  Sociedad 
Económica  de  Amigos  del  Pais.  En  él  se  ocupa  el  Sr.  Ferrer  de  setenta  y 
nueve  poetas  valencianos.  Contiene  datos  muy  interesantes  para  la  historia 
general  de  la  literatura  valenciana. 

MuNDiNA  Milallave  (D.  Bernardo). — "Historia,  geografía  y  estadística  de  la 

provincia  de  Castellón,  por Castellón.  1878.   Imprenta  y  librería   de  Rovira 

hermanos,  Mayor,  96."  En  4."  662  págs. 


BIBLIÓGRAFOS    VALENCIANOS.  447 


El  autor  describe  por  orden  alfabético  todos  los  pueblos  de  su  provincia,  y 
al  final,  y  bajo  el  epígrafe  Hombres  célebres,  dá  sumaria  cuenta  de  los  princi- 
pales de  cada  localidad.  Los  escritores  están  tomados  de  las  Bibliotecas  de 
Ximeno  y  Fuster. 

Llombart  (D.  Constantino).— '-Los  filis  de  la  Morta-viva.  Apunts  bio-bi- 
bliografichs  pera  la  historia  del  renaiximent  Iliterari  llemosí  en  Valencia,  per 
En  Constantí  Llombart.  Valencia.  Emprenta  d'  En  Emili  Pascual,  editor,  pla^a 
del  Temple,  6,  1879."  En  4."  Continúa  su  publicación,  y  se  ha  repartido  el 
cuaderno  decimoquinto,  que  llega  hasta  la  página  480. 

Fué  premiada  esta  obra  con  un  brote  de  laurel  de  piala  en  los  Juegos  Flo- 
rales, celebrados  por  Lo  Rat-Penat  el  24  de  Julio  de  1879.  Su  autor  se  ocupa 
de  todos  los  escritores  valencianos,  á  partir  de  Carlos  Ros,  que  han  escrito  en 
lengua  materna,  ó  bien  han  procurado  el  fomento  de  la  literatura  regional. 

Tramoyeres  Blasco  (D.  Luis).— "Periódicos  de  Valencia.  Apuntes  para 
formar  una  Biblioteca  de  los  publicados  desde  1526  hasta  nuestros  dias.  Valencia, 
Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48.  1881."  En  fól.  140  págs.  Tirada  especial  de 
25  ejemplares.  Este  trabajo  se  publicó  en  el  primer  año  de  esta  Revista,  pero 
la  edición  por  separado  vá  ampliada  y  corregida. 

Vives  Ciscar  (Dr.  D.  José). — "Los  diccionarios  y  vocabularios  valencianos, 
hnprenta  de  Domenech,  Mar,  48.  1882."  En  4.",  21  págs.  Tirada  especial  de 
40  ejemplares.  El  señor  Vives  se  ocupa  de  todos  los  escritores  valencianos  que 
han  tratado  de  lexicolografía  lemosina. 

Cacho  v  Cebrian  (D.  Vicente  del  v  D.  Luis).— "Catalech  biografich  de  filis 
ilustres  de  la  provincia  de  Castelló."  MS.  en  fol. — Esta  obra  ha  obtenido  el  pre- 
mio ofrecido  por  la  Diputación  de  Castellón  en  los  Juegos  Florales  celebrados 
por  Lo  Rat-Penat  el  corriente  año.  Contiene  muy  curiosas  noticias  de  escritores 
y  artistas  castellonenses.  No  se  ha  dado  á  la  estampa  todavía . 


LO   DARRER  JORN  DE  SAGUNT. 


(Obra  poética  premiada  en  los  Jochs  Florals  del  RAT-PENAT). 


DEDICATORIA. 


Sr.  D.  Teodor  Llórente. 

iN'CH  un  deure  de  gratitut  ab  vosté,  y  pera  cumplirlo,  cumplint  ensemps 

ab  lo  carinyo   y  respecte  que  li  profese,  no  trove  altre  mig  mes  que 

dedicarli  este  pobret  trevall,  fruyt  de  ses  llisons  y  consells. 

Com  á  mestre  qu'  es  vosté  meu ,  mírelo  ab  ulls  de  bondat,  y   permetixcan\ 

escudarlo  ab  son  nom,  que  será  pera  d'  ell  com   la  senyal   de  la  Creu  pera 

el  cristiá :  penyora  de  salvació  y  senyera  d'  avans,    que  conqueri.x  ab  sa  fé  lo 

que  desija. 

Vcistre  (ieLxeble, 

Víctor  Iranzo  Simón. 


LO  DARRER  JORN  DE  SAGUNT, 


I. 


Tot  es  dol  en  Sagunt:  s'  ou  en  la  plana 
Remors  d'  exércits:  1'  aliga  romana 
Dorm  ó  somía  en  son  gloriós  pasat; 
No  (lorm  lo  saguntí,  no  dorm  la  fera 
Ouant  nafrada  y  ferida,  encara  espera 
Que  1'  enemich  traidor  torne  al  combat. 


\- 


LO  DARRER    JORN    DE    SAGUNT.  449 


Vingué  udolant  de  1'  africana  térra, 
Llamps  y  tempestes,  destruccions  y  guerra 
Races  Uigant  al  carro  victoriós, 

Y  abeurantse  en  la  sanch  y  lo  carnage 
De  pobles  ignocents.  I'  esguart  salvagc 
Fixá  en  Sagunt  lo  gegantí  colós. 

El  seguix  un  esbart  de  aus  famolenques 
Que  ab  ses  ales  feixugnes  y  negrenqnes 
Omplin  y  endolen  lo  blavench  espay; 
Del  combatent  rastregen  les  petjades. 
Son  al  botí  per  lo  áfrica  cridadas, 
Son  del  vensut  lo  pahorós  esglay. 

Davant  de  la  ciutat  planta  les  tendes. 
Arrasa  els  camps,  asóla  les  viviendes. 
Les  catapultes  posa  en  lloch  segur, 
L'  estral  d'  acer  en  lo  rocaní  esmola, 
Mentres  lo  dart  enees  se  revLxcola 
Dins  de  Sagunt,  volant  per  dalt  del  mur. 

Per  los  carrers  de  la  ciutat,  un  dia 
Empori  del  comers,  la  nielengía 
Ha  estés  ses  ales,  aturant  lo  vol; 
La  mort  ab  sa  corbella  los  murs  volta, 

Y  ab  lo  ressó  de  son  petjar  s"  escolta 
L'  ay  del  que  jau  morint  sense  consol. 

Allí  tots  son  guerrers:  flama  brusenta 
Ardix  en  tots  los  pits,  á  tots  espenta 
Lo  patriótich  anhel  de  Ilibertat. 
Fins,  los  histrions,  ab  sa  burlesca  cara, 

Y  los  trendres  fadrins  sens  peí  encara, 
Tots  empunyen  les  armes  del  combat. 

Temples  y  escoles,  monuments  y  cases 
Ruñes  son  tot:  per  vies  y  per  piases 
Crida  á  batalla  'I  bélicos  clan', 

Y  se  venen,  mesclats  entre  los  mabres 
Deis  temples  asolats,  blochs  y  cadavres 
Deis  defensors  del  poblé  saguntí. 

Afadigats,  rendits  per  la  matansa, 
Sense  lo  dols  couort  de  la  esperansa, 
Sense  aliments,  sense  aigua  els  manantials; 
Ni  's  planyen  los  ancians,  ni  els  infants  ploren, 


450  RE\aSTA   DE  VALENCIA. 


Ni  les  mullers  á  sos  marits  anyoren, 
Ni  preguen  per  sos  ídols  les  vestals. 

Son  molts  los  joms  de  mort  y  de  tristesa, 
Moltes  les  nits  de  Uuyta  y  de  fieresa, 
Moltes  les  hores  de  patir  etem; 
Cada  moment  la  Uuyta  es  mes  amarga, 
Cada  minut  que  hiig,  se  fá  mes  llarga, 
Cada  segon  que  arriba,  es  im  infem. 

¡Y  quín  infernl  Assí  cau  y  s'  aplana 
L'  arch  atrevit  de  construcció  romana, 
Allá  lo  foch  brusent  crema  tresors; 

Y  al  rodolar  deis  murs,  que  se  partixen, 

Y  al  espetech  del  foch,  bravenchs  s"  unLxen 
Los  crits  de  los  sitiats  y  els  sitiadors. 

De  la  inmortal  ciutat  vá  lo  cercle  ampie 
Cartago  reduint;  yo  no  té  eixample: 
Ara  s'  asóla  un  miu",  altre  després; 
Lo  tesó  del  guerrer  nous  murs  fabrica, 
Mentres  la  saguntina  falarica 
Sembra  la  inort  p'  el  camp  cartaginés. 

A  un  nou  asalt  cent  altres  succeixen; 
Saguntins  y  africans  á  mils  perixen 

Y  altres  braus  defensors  surten  al  camp; 
Altívola,  duptosa,  la  Victoria 

D'  un  punt  al  altre  vá;  sos  raigs  de  gloria 
A  tots  ferixen  com  lo  foch  del  llanip. 

Pero  Sagunt,  encorralat,  fet  ruñes, 
A  péntols  sos  marlets  y  ses  colunes, 
Sens  mes  ausili  (¡u  el  darrer  conhort, 
¿Podrá  contar  los  joms  de  sa  existencia 
Sense  que  avans  arribe  la  impotencia 
Del  que  se  entrega  en  brasos  de  la  mort? 

Alcon  y  Alcorco,  admiradors  del  noble 
Brau  procedir  d'  aquell  patriótich  poblé. 
En  secret  concertar  volen  la  pau; 
Res  d'  assó  sap  la  gent,  que  unánim  pensa 
En  fer  mes  estremada  la  defensa 

Y  en  que  val  mes  morir  que  ser  esclau. 


LO  DARRER  JORN  DE  SAGUNT.  451 


II. 


Es  r  hora  del  matí;  naturalesa 
Sembla  que  prenga  part  en  la  tristesa 
Que  aflig  al  poblé,  enmantellat  de  do!; 
Ni  enllá  en  la  fosca  arbreda  1'  aucell  canta, 
Ni  en  los  turons  1'  alcina  se  ageganta, 
Ni  en  la  vehina  mar  despunta  el  sol. 

Lo  fort  mistral  fueteja  les  campinyes 

Y  los  pámpols  arranca  de  les  vinyes, 
Que  roden  ab  los  brins  deis  nius  desfets; 
Per  les  polsoses  márgens  y  riveres, 
Sense  fulles  ni  fruits,  les  oliveres 
Semblen  esgarrifosos  esquelets. 

Quant  així  lo  trist  jorn  al  mon  aviva, 
Al  campament  deis  saguntins  arriba 
Alcorce,  demanant  vore  al  Senat; 
De  son  caball  de  guerra  d'  un  bot  salta, 
Deixa  ses  armes  y  lo  temps  li  falta 
Pera  entrar  dins  de  la  inmortal  ciutat. 

La  veu  de  que  en  Sagunt  es  1'  iber  noble 
S'  escampa  com  un  llamp  per  tot  lo  poblé; 
"Alcorco  de  la  pau  es  portador." 
Per  mes  que  1'  odi  esmole  la  corbella, 
¿Quí  no  voldrá  la  pau?  ¡si  es  santa  y  bella! 
¡Si  es  com  bresca  ensucrada  sa  dolsor! 

Mentres  que  lo  Senat  al  cercle  aplega, 
En  1'  ampia  plasa  el  poblé  se  congrega 
Pera  escoltar  la  veu  del  amich  fel: 
Ses  paraules  serán  de  mort  ó  vida, 

Y  la  gent  lo  contempla  esbalahida. 
Plena  de  angunia  y  febrosench  anhel. 

Grandiós  y  sorprendent  es  1'  espectacle; 
Dins  r  hemicicle,  lo  suprem  oracle 
Per  los  guerrers  mes  braus  representat: 
Allí  Murro,  Metisco,  Pholo  y  Gías: 


452  REVISTA    DE    VALENCIA. 

Hosto,  Lido,  Teron,  Grayo,  Durias 

Y  Dauno,  1'  elocuent,  lo  celebrat. 

EUs  son  los  sacerdots  del  sacre  temple, 
Los  Iluytadors  que  donen  bon  eixemple, 
O  'Is  sabis  que  dictaren  furs  y  lleys; 
Los  qu'  en  los  terratrémols  grans  deis  pobles 
Salven  y  salvarán  ab  sos  fets  nobles 
A  les  pasades  y  á  les  noves  greys. 

Afora,  com  lo  fluix  que  fan  les  ones, 
Guerrers,  y  gichs  y  grans,  y  homens  y  dones, 
Omplin  del  hemicicle  lo  llindar, 

Y  sense  que  los  llabis  tremolegen, 
Sense  qu'  els  iiUs  mes  vius  parpapallegen, 
¡Guantes  coses  se  diuen  sens  parlar! 

Alcorco  ab  Murro  breu  coloqui  entaula; 
S'  alsa  del  seu  sitial,  ya  la  paraula 
Pren  en  sos  llabis  formes  y  vivor; 
Imposa  r  ansietat  que  en  los  pits  nia: 
Lo  silenci  es  tan  gran,  que  se  podria 
Sentir  lo  bategar  de  cada  cor. 

"Noble  Senat,— esclama,  ab  tremolosa 
Veu  de  carinyo,  Alcorco — perillosa 
Es  la  misió  que  á  vostre  camp  me  ha  dut; 
Per  r  amistat  que  á  vostres  cors  me  Higa, 
Per  vostra  rassa,  de  ma  rassa  amiga. 
Oh  Sagunt  valerós,  pau  y  salut. 

En  busca  d'  ella  vinch  y  ab  ella  os  crida 
Nostra  antiga  amistat  may  desmentida 
En  la  dijosa,  ni  en  1'  abciaga  sort: 
¡Deu  sab,  que  per  curarvos  vostres  pene  s. 
En  holocaust  de  amor,  sanch  de  mes  venes 
Vos  donada,  per  trovar  conhort! 

Yo  vos  he  vist  en  la  vehina  serra 
Lluytar  y  mes  lluytar,  caurer  á  térra 
He  vist  vostres  muralles  al  ensemp; 

Y  encara  que  no  veig  vostre  esfors  caure, 
Minvant  los  defensors,  podrá  decaure 
Vostre  valor  á  lo  volar  del  temps. 

Y  si  lo  vostre  honor  en  lluytar  pensa. 
¿Com  aneu  á  allargar  vostra  defensa 


LO    DARRER    JÜRN    DE    SAGUNT.  458 

Si  hau  de  ser  tots  vensuts  y  capbusatsr 
¡Si  la  mateixa  Roma,  vostra  aliada 
Oblida  per  son  dany  I.i  íé  jurada 

Y  á  vostra  sort  vos  deixa  abandonáis! 
¡Abandonats  del  tot!  puix  no  altra  cosa 

Demostra  ab  son  menysprey  la  superviosa 
Nació  que,  á  tot  faltant,  coniet  tal  crim: 

Y  mentres  que  Iluyteu  en  les  muralles, 
Ofega  vostre  plany  ab  ses  rialles 

Y  el  front  enfona  en  lo  fangos  tarquim. 
Y  si  Roma,  faltanvos,  no  os  ajuda, 

Si  la  esperanza  la  teniu  perduda, 
¿Qué  aneu  á  fer  ab  vostra  amarga  sort? 
¡Les  verdinegres  branques  de  1'  alsina, 
Los  rochs  apinyonats  de  pedra  fina 
Cahuen  á  térra  al  tenatrémol  fort! 

Cartago  no  voldrá  deixar  sa  presa; 
Al  vencervos,  á  Roma  deixa  ofesa: 
Roma  n'  es  I'  enemich  d'  aqiiest  Atlant. 
A  Sagunt  y  á  lo  mon  pendra  per  arres 
Per  poderla  desfer  entre  ses  garres 

Y  per  cruixir  sos  membres  de  gegant. 
De  assí,  noble  Senat,  bé  la  porfía 

De  guanyar  á  Sagunt:  no  ni  há  dia 
En  que  Aníval  no  el  conté  per  esciau. 
Per  5Ó  sa  terquetat  no  maravella; 
Per  9Ó  mon  amistat  vos  aconsella 
Que  acepten  com  á  bú  lo  jou  de  pau. 

Anival  vol  que  tots  surtau  á  fora, 
Que  deixeu  la  ciutat  com  á  penyora 
De  sumisió  completa  á  sos  mandats; 
Vos  deixa  vostres  camps,  vostres  haciendes, 

Y  vos  senyala  un  lloch  hon  les  viviendes 
Pugau  alsar  los  nobles  desterrats. 

Cumplint  sa  omnipotencia  soberana, 
Com  dur  castich  de  guerra,  vos  demana 
L'  argent  y  1'  or  del  poblé  saguntí; 
Vos  dona  en  cambi  Uibertat  y  vida, 

Y  vos  promet  la  pau  que  al  bé  convida; 
Mes  vol  que  desarmáis  ixcau  de  assí. 


454  '  REVISTA    DE   VALENCU. 


Un  alarit  inmens,  ruch  y  salvage 
Com  de  tigres  cercats  en  lo  boscage, 
S'  ou  y  retrona  per  el  ampio  espay; 
Es  lo  crit  de  furor,  crit  de  protesta, 
Ab  que  lo  poblé  saguntí  contesta 
A  un  parlament  de  pau  no  escoltat  may. 

Los  senadors,  de  sos  sitiáis  alsantse, 
Volten  á  Murro  altiu,  que  avalantsantse 
Surt  á  la  plasa  com  ferit  lleó; 

Y  contemplant  les  gents  que  lo  redegen, 

Y  mirant  los  csguarts,  que  tots  flamegen, 
Aixís  al  poblé  diu,  ab  veu  de  tro. 

"Companys,  amichs,  germans,  filis  de  ma  vida. 
No  sé  si  es  un  cobart,  d"  arma  afeblida, 
El  qu'  en  aqueixe  Uóch  nos  ha  parlat; 
No  sé  mes  que  xiulant  per  mes  orelles 
Han  pasat  ses  paraules  com  centelles, 

Y  de  vergonya  el  front  m'  han  flamejat. 
Y  la  vergonya,  en  tots  veig  que  resalta; 

La  veig  tota  enrogida  en  cada  gaita, 
La  veig  encesa  arrosegant  el  cor; 
La  veig  entre  brusentes  flamerades, 
La  veig  en  les  colunes  arrunades: 
No  la  veig  en  lo  front  del  vencedor. 

¿Y  quí  es  lo  vencedor?  ¿Per  qué  s'  apella 
Així,  quant  si  Sagunt  vuy  s'  esportella, 
No  s'  esportella  el  cor  deis  saguntins? 
¿Per  qué  nos  oferix  pau  vergonyosa. 
Si  mentres  im  aleñe,  ens  farán  nosa 
Proposicions  tan  baixes  y  ruins? 

¿Y  qiu'  coneix  ruindat  en  nostra  rassa? 
¿Quí  deixará  lo  llar  de  nostra  casa 
Asóles,  vuida,  en  pahorós  dcsert? 
¿Quí  deixará  els  altars  del  nostre  temple? 
¿Quí  deixará  ais  companys,  donant  1'  eixemple 
De  desjunyir  lo  valerós  concert? 

¿Quí  deixará  les  cendres  deis  bons  avís 
Pera  que  befa  siguen  ais  agravis 
Del  enemich,  ansiós  del  rich  botí? 
¿Quí  deixará  rocorts  de  sa  infantessa? 


LO  DARRER  JORN  DE  SAGUNT.  455 

¿Ouí  deixará  lo  Uoch,  ahon  sa  promesa 
Ab  llabi  sonrisent  li  dona  el  sí? 

¡Qué  perduda  tenim  tota  esperansa!.... 
La  de  morir  nos  queda;  no  se  atansa 
Per  agó  en  son  camí  la  humanitat; 
Gota  de  sanch  donada  en  tal  martiri. 
Se  torna,  al  caure  en  térra,  brot  de  Iliri, 
Que  despedix  flairors  de  Ilibertat;. 

¡Llibertat,  Ilibertat!  ¡Deesa  volguda! 
Avans  que  tú  nos  deixes,  remoguda 
Hem  de  deixar  la  térra  en  qu'  hem  naixcut: 
Per  ton  flairor  etem,  per  nostra  gloria, 
De  Sagunt  ha  de  dir  un  jorn  la  historia 
Que  no  fon  may  esclau,  ni  fon  vensut." 
Un  altre  crit  mes  fort,  crit  de  venjansa 
Lo  poblé  entusiasmat  corajós  Uansa, 
Retorcentse  les  mans  y  alsant  lo  front: 
Lo  crit  aquell,  que  per  la  valí  s'  áfona. 
En  los  oits  del  áfrica  retrona, 
Y  pasa  retronat  per  tot  lo  mon. 

"¿Qué  vol  nostre  enemich? — diu  ab  fieresa 
Lo  poblé  saguntí — ¿IS'ústra  riquesa? 
¿Nostres  tesors?  ¿Quant  de  valor  tením? 
Vinga  per  ells;  Sagunt,  sois  per  defendres 
Tornará  sos  tesors  en  fum  y  en  cendres, 
Que  aventará  després  desde  1'  alt  cim. 

Vinga  per  ells;  qu'  en  gegantesca  falla 
Los  trovará  brusents,  ardint  com  palla 
Encesa  al  vent  furiós  de  tempestat; 
¡Y  si  muUers  y  filis  nos  demanara, 
Nostres  filis  y  muUers  en  mig  del  ara 
Jaurien  per  salvar  la  llibertat! 

Y  dit  a?ó,  per  los  carrers  s"  allunta 
Tota  la  gent,  que  ais  breus  minuts  s"  ajunta, 
Omplint  altra  vegada  el  sagrat  lloch; 
Ahon  ya  la  falla,  ardent,  espurnoteja, 
Y  ahon  vá  la  multitut,  que  la  rodeja, 
Llansant  1'  or  y  I'  argent  á  dins  del  foch. 

Uns  duen  en  ses  mans  caixes  y  arquilles 
D'  or  cincellat,  y  perlcs  y  conquilles, 


45Ó  REVISTA    DE    VALENCU. 


Y  escuts  batuts  per  ciclops  y  Vulcans, 
Hon  r  art  grava  la  veritable  escena 
D'  aquell  interesant  rapte  ele  Elena, 
Ab  la  Iluyta  deis  grechs  y  deis  troyans. 

Altres,  afadigats,  sens  podres  moure, 
Van  carregats  de  trípodes  de  coure, 
Cadires  de  or  ó  artistichs  escabells; 
O  estatúes  en  que  1"  or  suplix  ais  mabres, 
O  gots  d'  ámbar  y  argent,  ó  canelabres 
De  bronze,  orlats  de  sátiros  y  aucells. 

Altres  duen  al  bras  ánfores,  píen  es 
De  richs  perfums,  ú  olimpiques  ofrenes, 
O  los  premis  guanyats  en  lo  combat; 
Esclaus  forsuts,  doblades  les  espales, 
Duen  sitiáis  y  Hits,  ídols  y  gales 
O  lo  talam  de  ibori  del  niagnat. 

Acariciant  les  mares  á  ses  filies, 
Arranquen  de  sos  colls  les  gargantilles, 

Y  de  son  dit  se  lleven  1"  anell  de  or; 
L'  anell  de  la  esperansa  may  perduda. 
Que  '1  aymador  dona  á  sa  ben-volguda 
Ouan  li  parla  de  son  primer  amor. 

Mig  rientse,  s'  acosten  les  doncelles 
Al  foch  brusent,  que  s'  enamora  d'  elles 

Y  les  besa,  Uepant  sos  cabells  ruUs; 

Y  de  sa  resplandor  enamorades, 

Li  donen  sos  joyells,  ses  arracades, 

Y  el  trist  y  dols  mirar  de  sos  clars  uUs. 
Munyequeres  d'  argent  y  pedrés  fines, 

Arracades  de  nacre  y  coralines, 
Tretes  del  fons  del  mar  p'  el  nauxer  grech, 
Corona  d'  or  guanyada  en  la  carrera, 
Tot  es  Uansat  á  dins  de  la  foguera 
Que  té  del  raig  la  Uum  y  1'  espetech. 

Tot  es  Uansat  dintre  la  roja  flama, 
Qu'  es  dividix  á  mils,  y  que  soflama 
Ab  doble  foch  lo  pit  deis  Iluytadors; 
Qu'  en  los  esguarts  deis  saguntins  se  mira 

Y  qu'  en  los  uUs  xisporroteja  de  ira, 

Y  cju'  en  encesa  sanch  flameja  els  cors. 


LO    DARRER    JORN    DE    SAGUNT.  457 


Y  en  mig  de  la  furienta  flamerada, 
Entre  tions  encesos,  mig  velada 

Per  lo  foch  y  lo  fum,  com  un  sol  ciar. 
La  image  de  la  Patria  carinyosa 
Surt  del  flameig,  brillant  y  mes  hermosa 
Que  Venus  surt  del  aigua  de  la  mar. 

Y  tot  se  veu  brusent,  la  nubolada 
Que  puja  per  la  volta  platejada; 

L'  aire  enrarit  que  udola  vers  ponent; 
Lo  fum  rogi-negrench  que  giravolta, 
Lo  crit,  la  flastomía  que  s'  ascolta, 
Tot  té  son  raig  de  foch,  tot  brilla  ardent. 

Los  forts  acers  qu'  els  Iluytadors  blandixen 
A  la  calor  del  foch  se  recandixen, 
Cremant  la  cara  de  ses  nyervudes  mans; 

Y  el  mateix  foch  ab  sa  calor  aixuga 
La  primerenca  llágrima  poruga 

Que  aguaita  ais  ulls  deis  famolenchs  infans. 

A  la  calor  del  foch,  la  set  oblida 
Lo  llavi  ardent;  s'  encona  la  ferida 
Que  du  en  lo  cor  lo  poblé  saguntí; 
De  la  mamella  sema,  com  ruin  soca, 
Se  despenja  I'  infant,  obri  la  boca 

Y  s'  alleta  de  foch  y  de  veri. 

Y  en  entusiasme  sant,  "Ixcam  á  fora 

— Diu  Murro  á  sos  guerrcrs — arriba  1'  hora 
De  fer  Sagunt  son  postrimer  arranch; 
Mentres  que  assí,  brucenta  ardix  la  falla; 
Allí,  qu"  ardixca  el  foch  de  la  batalla; 
Córrega  á  dolls  la  saguntina  sanch. 

Que  dalt  lo  mur  les  dones  nos  esperen. 
Que  si  tardeni,  los  ánims  no  s'  alteren: 
O  morts  ó  vencedors  assí  serém, 
Un  sois  que  torne  viu,  pera  memoria 
D'  aquest  poblé  inmortal,  lo  raig  de  gloria 
Dura  en  son  front:  jvensuts  no  tornarém!" 

Y  quant  arriba  esta  orde  a  les  orelles, 
Carrer  amunt  s'  allunten  les  doncelles, 
Frenen  al  bras  les  mares  á  sos  nins; 

Y  com  Ueons  tancats  liargues  centuries 


458  REMSTA    DE    VALENCIA. 


Entre  els  rocams  y  els  pins  de  ses  boscuries, 
Ixen  al  canip  los  nobles  saguntins. 


m. 


Finíx  lo  jorn;  les  ombres  misterioses 
De  la  nit  endolada,  pahoroses 
Eixamplen  son  mantell  turons  avall. 
En  apinyat  estol,  per  1'  aspra  via 
Baixen  los  saguntins:  Murro  los  guía: 
Murro,  que  marxa  al  front  ab  son  caball. 

Lo  fort  mistral  ofega  ses  petjades, 
Amaguen  al  estol  les  envoyrades 
Ombres  negrenques  de  la  trista  nit; 
Ab  lo  silenci  de  la  mort  avancen 
Y  ab  lo  furor  de  lo  lleó  se  llancen 
Al  campament  del  áfrica  dormit. 

¡Brau,  corajós  atach!  Mastins  de  presa 
No  desfán  ab  sos  dents  ab  mes  fieresa 
Al  Ilop  entre  ses  garres  cap-ficat; 
Quant  r  enemich  tomant  en  sa  pahura 
Cau  damunt  d"  élls,  la  valí  y  la  planura 
Son  un  carner  de  sanch  y  mortandat. 

A  lo  primer  impuls,  ningu  se  adona 
D'  aquell  turbio  de  sanch  qu'  els  abrahona, 
D'  aquell  cridar  confús,  d'  aquell  sorolh 
Xo  veuen  en  la  ombra  á  quí  combatre, 
No  coneixen  lo  bras  qu"  els  vol  abatre; 
Mes  senten  los  acers  clavats  al  coll. 

Entre  los  combatents,  Murro  s'  aixeca, 
Com  lo  roure  en  lo  bosch;  ix  sa  veu  seca 
Com  la  del  tro,  que  per  1'  espay  retruny; 
Sembla  que  aplane  timbes  y  montanyes, 
Ouant  dientlos  ¡cobarts!,  en  ses  entranyes 
Fica  r  acer  blandit  per  son  brau  puny. 

Per  trovarse  ab  Anival  tot  ho  arrolla, 
Trinxa,  arrasa,  desfá,  ferix,  degoUa; 


1 


LO  BARRER  JORN  DE  SAGUNT.  459 


La  sanch  esguita  sa  febrosa  pell; 

Y  quant  á  Anival  ya  mes  prop  s'  el  mira, 
Cridant  ¡venjanca!  del  caball  se  tira, 

Y  fet  un  Ilop,  se  llanga  damunt  d'  ell. 
Bras  á  bras  s'  escometen,  se  abrahonen. 

Per  los  colps  se  coneixen  y  se  adonen 
De  que  liuyta  un  gegant  y  altre  gegant; 
Cos  á  eos  s"  emparellen,  Uuyten,  breguen. 
Se  revolquen  en  térra,  se  moseguen; 
Murro  aixeca  lo  front.  Murro  ix  triunfant. 

Lo  triunfador  en  lo  perill  no  pensa; 
Ab  sos  genolls  lo  pit  d'  Anival  prensa; 
Lo  curt  acer  en  1'  una  má  blandix; 
Agarra  ab  1'  altra  má  sa  llarga  crenja; 
Ab  los  uUs  no  s'  el  mira,  que  s"  el  menja; 

Y  ab  los  llabis  no  el  parla,  1'  escupix. 

"Te  tiuch,  te  tinch  per  fí." — Diu  Murro,  á  I"  liora 
Que  en  sa  dextra  la  daga  venjadora 
Va  á  obrir  en  les  entranyes  ampie  clot, 
Pero  al  ensemps,  traidora,  vil  espasa 
Per  la  espala  de  part  á  part  el  pasa, 

Y  Murro  cau  á  térra  sens  dir  mot. 

Los  saguntins,  que  anaven  fent  carrera 
Seguint  de  Murro  la  triunfal  senyera, 
Com  llamps  cauen  damunt  deis  africans; 

Y  ab  ses  espases,  per  lo  foch  brusentes, 

Y  atrontollantho  tot,  á  bachs  y  á  espantes. 
Arranquen  lo  cadavre  de  ses  mans. 

Y  posantlo  damunt  1'  escut  de  guerra, 
Fan  á  son  pes  sotraquejar  la  térra, 

Com  quant,  badantse,  surt  volcánich  foch; 
En  torn  de  Murro  fan  una  muralla, 
Se  llancen  altra  volta  á  la  batalla 

Y  per  lo  mig  avancen  poch  á  poch. 

Y  poch  á  poch  y  ab  orde  se  retiren; 

Y  á  cada  pas,  se  paren  y  se  giren, 
Al  enemich  ferint  y  masacrant; 
¡Anar,  matar,  morir,  tornar  enrera, 
Omplir  de  morts  lo  camp  y  la  rivera, 

Y  tornar  y  entrar  dins,  fon  un  instant! 


46o  REVISTA    DE   VALENCIA. 


Se  acosten  á  tallar  la  retirada 
Contra  ells  los  africans;  davant  la  entrada 
Tornen  los  saguntins  á  ferse  forts; 
¡Ouant  menos  son  pera  Iluytar,  mes  creixen! 

¡Quant  mes  es  lo  perill,  mes  grans  pareixen! 

¡Quant  mes  enemichs  hi  há,  mes  son  los  morts! 
Les  nines  y  les  dones,  corajoses 

Baixen  del  miir  ninós,  folies,  tebroses, 

Compartixen  ab  ells  lo  dur  treball; 

Fins  á  lo  punt  mes  perillos  avancen, 

Y  com  feres  carnívores  ne  Maneen 
Tions  encesos  barbacana  avall. 

Aferráis  á  les  roques,  qu'  els  rebugen, 

Y  á  la  Ilum  deis  tions,  se  veu  com  pugen 
Els  africans  ab  sanguinos  anhel; 

Uns  ais  altres  s'  agarren,  s'  encadenen: 
¡Semblen  damnats  que  dins  del  infern  penen 

Y  volen  junts  abrahonar  lo  cel! 

Y  se  veuen  ses  cares  sanguinoses, 

Y  ses  mans,  que  s'  agarren  tremoloses 
Ais  pichs  ferrenys  del  saguntí  penyal; 

Y  s'  ou  lo  crit  d'  Anival,  qu'  els  espenta, 

Y  "avant,'  "avant,''  els  diu  ab  veu  valenta; 
"Tingau  á  punt  1'  acer  y  lo  destral." 

Y  per  los  murs  y  les  parets  trencades, 

Y  per  les  portes  per  1"  astral  badades. 
Aguaita  avall  la  saguntina  gent; 

Totes  les  mans  los  forts  punyals  blandixen; 
Totes  les  boques  parlen,  malahixen; 
Tots  los  esguarts  1'  espay  veuen  ruent. 

Y  lo  combat  seguix,  y  se  mamprenen 
Uns  y  altres,  y  ab  mes  furia  se  defenen, 

Y  el  mur  mig  arrunat  ilanga  un  cruixit; 
Les  portes  entreobertes  s'  esportellen. 

Y  els  saguntins  al  punt,  veent  com  s'  estellen, 
Per  portes  y  per  murs  posen  son  pit. 

Mentres  que  així  los  héroes  s'  eternixen, 
Les  teulades  de  dalt  se  desprendixen; 
Cauen  palaus  y  cases  á  millers; 
Lo  fort  castell  á  pentols  cau,  se  asóla 


LO    BARRER   jORN    DE    SAGUNT.  46 1 


Y  r  or  fundit  bullintne,  se  rescola 
Per  les  goles  obertes  deis  carrers. 

Y  en  mig  la  plasa,  y  á  la  Uum  rogenca 
D'  aquella  falla  heroica,  famolenca 

De  cremar  y  engolir  la  inmensitat; 
Los  saguntins  nafrats,  qu  en  térra  jauen, 
Arrastranse  á  genoUs,  en  ella  cauen 
Clamant;  Independencia  y  Uibertat! 

Altres,  á  qiii  les  forces  ya  lis  manquen, 
Obrin  mes  ses  ferides,  y  s"  arranquen 
La  carn  de  ses  entranyes  á  bocins; 
Los  vells,  mig  atontáis,  de  les  despulles 
Deis  morts,  agarren  les  tallantes  fuUes 

Y  fins  lo  mánech  claven  cor  en  dins. 
Les  matrones,  á  dura  mort  resoltes, 

DesUinguides,  ses  Uargues  trenes  soltes. 
Los  ulls  oberts,  de  llagrimes  eixuts; 
Se  tiren  á  la  falla  qu  elles  feren. 
Los  brasos  estenent,  com  si  volgueren 
En  ells  estrenyier  á  sos  filis  perduts. 

Prócers,  esclaus,  histrions  y  cortesanes 
Se  tiren  per  les  altes  barbacanes, 
O  claven  en  sos  pits  aguts  punyals; 
Les  doncelles,  vetUant  per  sa  puresa 
Se  tiren  dins  la  falla,  que  les  besa 

Y  qu'  encubrix  ses  formes  virginals. 

Y  al'  hora,  un  alarit  inmens  estalla; 
Sagunt  no  es  ya  Sagunt,  es  una  falla 
Qu'  ais  cuatre  vents  xisporrejant  ardix; 

Les  ñames  corren,  per  1'  espay  s'  en  munten. 
Les  d'  un  estrem  ab  1'  altre  estrem  s'  aj  unten, 
A  brafades  lo  foch  p'  els  murs  se  n  ix. 

Y  entra  en  Sagunt  Anival,  y  ab  corage 
Per  ahon  atura  son  esguart  salvage, 
Ovira  fum  y  sanch,  cendres  y  dol; 
Aixeca  els  ulls  al  cel,  clamant  venjan^a; 
Vers  Roma  el  pensament  verinós  Uanga, 

Y  aixís  esclama  ab  pahorós  udol. 

"¡Sagunt  es  mort!  Ses  cendres  son  mon  soli; 
Ara,  ¡á  Roma!  ¡á  pujar  al  Capitoli! 


402  REVISTA    DE    VALEN'CIA. 


¡Vull  qu  en  sa  sanch  s"  abeure  mon  caball!" 

Y  dit  ajó,  sos  nyervis  se  congelen, 

Ab  tant  de  foch  y  fum,  sos  uUs  s"  entelen, 

Y  siirt  ab  sos  guerrers  costes  avall. 

Y  r  incendi  seguíx,  xisporroteja, 

Els  vells  singlers  ab  son  fornall  caldeja; 
Ab  ses  pumes  encén  roures  y  pins; 
Penetra  per  les  conques  de  la  serra; 
Escalfa  les  entranyes  de  la  térra; 
Arriba  á  los  turons  mes  gegantins. 

Y  corre  el  foch  per  valls  y  per  riveres, 

Y  crema  dins  ses  coves  á  les  feres 
Ou'  estremixen  1"  espay  ab  sos  udols; 

Y  biiU  en  1"  aigua  de  la  mar  bravia, 

Y  encén  lo  raig  del  Iluminar  del  dia, 

Y  s'  encama  en  lo  pit  deis  espanyols. 

Y  ardix,  ardix  y  creix  ab  arrogancia 
En  lo  cor  de  Viriato,  y  en  Numancia, 

Y  en  los  fets  deis  heroichs  lusitans; 

Y  flameja  en  los  ulls  del  brau  Pelayo, 

Y  espurneja  en  les  roques  del  Moncayo, 
En  la  Uuyta  ab  los  vándals  y  africans. 

¡Y  ardix,  ardix!  Etern  llamp  de  tempesta, 
Bruseja  per  llargs  segles  de  conquesta, 
En  Iluyta  á  mort  contra  1"  alarb  infel; 

Y  Uampega  en  los  ulls  deis  Cits  y  els  Jaumes, 

Y  flameja  en  los  verts  Uorers  y  paumes 
Conquerits  per  Ferrant  y  Na  Isabel. 

Y  ardix,  ardix,  ardix  per  mar  y  térra 
Ahon  la  espanyola  gent  ha  estat  en  guerra, 
En  Pavía,  en  Lepant,  en  Trafalgar; 

Y  ardix,  mig  amagant  sa  flamerada, 
En  la  perduda  roca,  abandonada, 
Hont  s'  aixeca  lo  nostre  Gibraltar. 

Y  ardix,  ardLx  brusent  en  les  montanyes 
Sanguinoses  del  Bnich,  y  en  les  entranyes 
Deis  espanyols  en  Iluyta  ab  1'  estranger; 

Y  ardix  en  Zaragoza  y  en  Girona, 

Y  á  un  Dos  de  Maig  lo  foch  del  infem  dona, 

Y  Uamps  de  guerra  ais  ulls  d'  un  Palleter. 


LO    DARRl.R    JORN    DE    SAGUNT. 


463 


Y  ardix,  ardix  en  vives  flamerades 
Desde  el  Mongó  fins  ais  jardins  de  Gades, 
Desde  el  Monseny  ais  Pirineus  vehins; 

Y  ardix  y  ardrá,  qu'  Espanya  es  una  falla, 

Y  Sagunt  es  1'  espill  hon  s'  en  niiralla, 

Y  tots  los  espanyols  son  saguntins. 


Víctor  Iranzo  Simón. 


UN  SARAO  EN  VALENCIA  EN  EL  SIGLO  XVL 


CANDO  Valencia  recibió  la  nueva  de  que  su  rey  Felipe  III  habia  elegido 
esta  ciudad  para  teatro  de  sus  bodas,  el  clero,  nobleza  y  pueblo  qui- 
sieron á  porfía  mostrarse  tan  generosos  como  agradecidos  á  tan  alta 
distinción,  rivalizando  entre  sí  para  significar  su  reconocimiento. 

Suntuosos  arcos  de  triunfo  se  levantaron,  las  más  preciosas  telas  engalana- 
ron las  ventanas  y  paredes  de  la  población,  las  flores  se  derramaron  profusa- 
mente, y  cuanto  habia  de  grande  y  magestuoso  todo  parecia  poco  para  obsequiar 
á  los  monarcas.  Los  fuegos  de  artificio,  danzas,  encamisadas,  torneos,  alcancías, 
corridas  de  toros,  hogueras,  luminarias  y  los  más  espléndidos  banquetes  se  habían 
sucedido  unos  á  otros,  cuando  los  honorables  Jurados  de  la  ciudad  determinaron 
dar  un  baile  á  los  reales  huéspedes,  como  fin  de  fiestas  y  muestra  del  amor  que 
Valencia  les  profesaba. 

El  24  de  Abril  de  1599  estaba  el  edificio  llamado  Lonja  de  Mercaderes 
ricamente  adornado  y  cubierto  de  preciosos  tapices  de  Flandes,  tejidos  con  las 
más  hermosas  sedas  y  el  oro  más  brillante;  un  precioso  dosel  de  telas  del 
mismo  metal  ostentábase  en  una  de  las  paredes  laterales  del  salón  principal 
(entonces  uno  de  los  mejores  de  Europa),  circuyéndole  además  un  elegante 
estrado;  de  tal  esplendor  fué  su  iluminación,  que  millares  de  hachones,  colocados 
desde  el  pavimento  hasta  la  techumbre,  convirtieron  sus  esbeltas  columnas  en 
pilares  de  luz. 

El  Mercado  y  avenidas  de  la  dicha  Lonja  eran  un  mar  de  cabezas  humanas 
que  ondulante  se  movia  por  disfrutar  en  parte  de  tan  regia  función,  y  la  multi- 
tud de  guardias  casi  era  impotente  para  contener  la  continua  oleada. 

En  cuanto  llegaron  los  Jurados  de  la  ciudad,  que  vestían  con  magníficas 
gramallas  de  brocado,  precedidos  de  timbales,  añafiles  y  maceros,  abriéronse 
las  puertas  del  salón  á  los  que  en  nombre  de  Valencia  debían  recibir  á  sus  mo- 
narcas y  demás  personas  invitadas. 

Profusión  de  carrozas  empezaron  á  cruzar,  aunque  con  dificultad,  en  las  que 


UN    SARAO    EN    VALENCIA. 


iban  las  damas  y  caballeros  de  la  primera  nobleza  española  y  extranjera,  y  no 
parecía  sino  que  se  hablan  trasladado  á  Valencia  las  más  preciosas  piedras  y 
perlas  del  Oriente,  al  mirar  la  multitud  de  estas  que  lucian  los  concurrentes  en 
aquella  ocasión. 

Pocos  momentos  después  pisaban  las  alfombradas  gradas  por  do  se  ascendía 
al  salón,  las  encantadoras  hijas  del  cristalino  Túria,  más  dignas  de  que  las  pin- 
tase el  minucioso  á  la  par  que  verídico  pincel  de  Franch,  que  no  nuestra  tosca 
pluma,  como  muchas  igualmente  bellas,  que  de  lejanos  países  honraron  nuestro 
suelo. 

Una  de  las  primeras  señoras  que  atravesó  sus  puertas  fué  Doña  Laura  de 
Cervellon,  en  compañía  de  Doña  Victoria  de  Mercader,  admirando  á  propios  y 
extraños  por  la  elegancia  de  sus  trajes  y  ricos  joyeles;  esta  última  llevaba  un 
vestido  de  raso  grana  con  bordados  de  oro;  al  mismo  tiempo,  por  otra  puerta 
penetraba  Doña  María  Vich  con  Doña  María  Figuerola,  ostentando  no  menos 
riqueza  y  elegancia.  Siguió  á  estas  Doña  Francisca  Ros,  con  saya  azul  y  pasa- 
manos de  oro,  llamando  la  atención  por  su  belleza  y  distinguido  porte,  así  como 
Doña  Geróniraa  Sanz,  tan  linda  y  acicalada  como  aquella.  Doña  Vicenta  Zano- 
guera  fué  una  de  las  que  más  riqueza  ostentaron  en  pedrería. 

Los  Jurados  recibían  á  los  concurrentes  con  toda  clase  de  respetuosas  de- 
mostraciones, acompañando  en  particular  á  las  señoras,  cuando  habiéndose  pre- 
sentado Doña  Blanca  de  Cardona,  esposa  del  gobernador  de  Valencia,  D.  Jaime 
Ferrer,  con  su  hija  Doña  Francisca,  condesa  de  Sinarcas,  aquellos  las  suplicaron 
que  se  dignasen  sustituirles,  auxiliadas  por  sus  egregios  esposos,  en  tan  delicada 
como  agradable  misión. 

Aceptaron  tan  distinguido  encargo,  y  no  solo  las  recibían,  sino  que,  tomán- 
dolas las  manos,  las  conducían  al  lugar  dispuesto  para  el  objeto. 

Doña  Blanca  vestía  un  elegante  traje  de  raso  con  muestras  de  terciopelo  y 
realces  de  oro;  en  su  cabeza  llevaba  un  precioso  tocado  con  multitud  de  diaman- 
tes de  gran  precio;  la  condesa,  su  hija,  vestía  de  raso  de  oro  columbino,  ador- 
nado de  rica  pedrería.  Llegó  á  seguida  la  señora  de  Bicorp,  que  admiró  á  la 
concurrencia  por  presentarse  cubierta  de  tela  de  oro  rizo;  Doña  Juana  de  Villa- 
nova  brilló  en  esta  función,  tanto  por  sus  gracias,  cuanto  por  los  adornos  de  gran 
precio  que  la  cubrían,  únicamente  comparables  con  los  que  ostentaba  Doña  El- 
vira Zanoguera.  Estas  y  las  encantadoras  hermanas  Doña  Isabel  y  Doña  Vicenta 
Villarrasa,  en  compañía  de  Doña  Rufina  Aliaga,  que  vestía  un  traje  de  raso 
blanco  con  multitud  de  flores  bordadas  de  sus  propios  colores,  bastarían  para 
hacer  memorable  este  festín,  sino  las  siguiesen  Doña  Luisa  Jofré  y  Doña  Elena 
Castelví,  que  á  su  noble  apostura  unieron  el  brillo  del  sinnúmero  de  diamantes 
deque  iban  adornadas.  No  con  menos  lujo  y  esplendor  vinieron  Doña  Leonor 
Pallas,  Doña  Juana  Peñarroja,  Doña  Catalina  Despuig  y  otras  damas  que  com- 

30 


466  REVISTA    DE    VALENCIA. 


petian  con  estas  por  sus  encantos  y  atavíos,  entre  las  cuales  plácenos  citar  á 
Doña  Ana  Duarte,  Doña  Gerónima  Castelví,  María  Salat,  Isabel  Muñoz,  las 
hermanas  Francisca  y  Gerónima  Sanz,  Magdalena  de  Castro,  Vicenta  y  Lucrecia 
Boil,  Isabel  de  Dijar,  María  Pallas,  Ana  Belvis,  Teodora  Artes,  Francisca  Lioris, 
María  FenoUet,  Ana  de  Casalduch,  y  cien  y  cien  más  que  no  enumeramos  para 
no  pecar  de  prolijos. 

Fácil  es  comprender  que  fueron  acompañadas  estas  damas  por  los  caballe- 
ros á  quienes  unian  lazos  de  parentesco  ó  amistad;  en  la  imposibilidad  de  citar- 
los todos,  nos  limitaremos  á  consignar  los  nombres  de  algunos  de  ellos,  tanto  es- 
pañoles como  extranjeros:  Mendo  Enriquez,  Iñigo  de  Cardona,  Juan  Vilaragut, 
Gaspar  Mercader,  el  señor  de  Bicorp  y  su  hijo,  el  de  Sarria,  el  de  Gilet,  condes 
de  Faura,  de  Saldaña,  de  Uzeda,  Pondevan,  Morata,  Paredes,  Barlemon,  el  de 
Buñol  y  Almenara,  con  los  marqueses  de  Poveda,  Monte  Claros  y  Torrenova, 
Villalba,  Serralbo,  duque  de  Turci,  y  otros  muchos  que,  como  los  anteriores,  en 
los  collares,  talabartes,  escarcelas,  gorras,  armas  y  adornos  de  sus  ricos  trajes, 
iban  cubiertos  de  la  más  costosa  pedrería. 

En  suma;  más  de  trescientas  personas  habian  ocupado  los  lujosos  estrados 
de  aquel  recinto,  que  por  la  hermosura,  riqueza  y  galas,  más  debió  parecer  es- 
tancia de  las  hadas  que  reunión  de  seres  humanos,  cuando  un  grito  general 
anunció  la  llegada  de  SS.  MM.  y  AA.;  tanto  las  damas  como  los  caballeros  se 
pusieron  en  pié,  esperando  ansiosos  saludar  á  sus  reyes;  los  vivas  más  entusiastas 
se  sucedían  unos  á  otros  cuando  empezó  á  entrar  la  regia  comitiva;  delante  iban 
los  maceros  de  la  ciudad,  en  cuyas  gramallas  de  paño  rojo,  guarnecidas  de  ter- 
ciopelo de  igual  color,  se  destacaba  en  oro  el  escudo  de  Valencia;  seguíanles  los 
guardias  de  á  pié  de  S.  M.  con  magníficos  trajes,  y  tras  estos  multitud  de  caba- 
lleros con  tanta  diversidad  de  telas,  colores  y  adornos  de  metales  preciosos,  que 
era  cosa  digna  de  admiración. 

Cuatro  reyes  de  armas,  en  cuyas  dalmáticas  llevaban  bordadas  las  amias  rea- 
les, precedían  á  los  grandes  de  España  y  de  otras  naciones,  entre  los  que  se 
contaban  los  duques  del  Infantado,  de  Gandía,  de  Híjar,  Aumale  y  Alburquerque, 
el  almirante  de  Castilla,  el  marqués  de  los  Velez,  los  condes  de  Miranda,  Lemos 
y  Benavente,  los  príncipes  de  Oria,  Marruecos,  de  Malfeta  y  Orange,  D.  Pedro  y 
D.  Juan  de  Médicis.  El  conde  de  Alba  de  Lista  (también  grande),  entró  después 
solo  y  con  el  bastón  que  usaba  por  ser  camarero  mayor  de  S.  M.  la  reina,  y  Don 
Juan  de  Idiazquez  seguía  á  éste,  por  ser  caballerizo  mayor  del  rey,  en  compañía 
del  caballero  Dictristan,  que  también  lo  era  del  archiduque  Carlos. 

Entraron  por  fin  SS.  MM.  y  AA.  con  tal  lujo  y  esplendor,  que  dejaron  ab- 
sorta á  la  concurrencia.  La  reina  y  la  archiduquesa  ocupaban  el  centro;  el  rey 
llevaba  la  derecha,  el  archiduque  la  izquierda;  Felipe  III  vestía  un  traje  de  bro- 
cado y  grana,  con  multitud  de  bordados  de  oro,  cubierto  de  diamantes  de  ines- 


UN    SARAO    EN    VALENCIA.  467 


timable  valor;  adornaba  su  peclio,  á  la  par  que  el  Toisón  de  oro,  uu  rico  collar, 
regalo  ó  presente  de  los  Médicis,  que  contenia  tres  mil  diamantes;  también  lle- 
vaba un  reloj  de  igual  procedencia  y  pedrería.  Cubria  su  cabeza  una  gorra  de 
terciopelo  negro  con  plumas  blancas  y  encarnadas,  sujetas  por  una  joya  de  gran 
valor.  S.  M.  la  reina  vestia  traje  azul,  tan  claro,  que  parecía  blanco,  á  causa  do 
los  bordados  de  plata  que  lo  cubrían,  matizado  de  rubíes  y  otras  preciosas  pie- 
dras. De  su  cuello  pendia  una  ancha  cadena  de  diamantes,  y  de  ella  un  rico 
joyel;  sobre  su  hermosa  cabeza  y  dorado  cabello  llevaba  una  gorrita  adornada 
de  plumas  y  martinetes,  de  igual  pedrería  que  la  de  su  traje. 

S.  A.  la  archiduquesa  de  Austria,  Doña  Isabel  Clara  Eugenia,  vistió  este  dia 
de  igual  tela  y  bordadura  que  su  hermano  el  rey  D.  Felipe,  así  como  el  archi- 
duque vistió  los  mismos  colores  que  S.,M.  la  reina.  La  archiduquesa  llevaba  una 
graciosa  gorrita  con  plumas,  martinetes  y  multitjid  de  gruesas  perlas  que,  cayendo 
entre  sus  rizos  negros  cual  azabache,  aumentaban  su  hermosura.  El  archiduque, 
que  sin  duda  no  quiso  presentarse  en  esta  ocasión  con  menos  riqueza  y  elegan- 
cia que  los  reyes,  sobre  su  traje  azul  ostentaba  tanta  pedrería  como  aquellos  y 
como  su  esposa,  luciendo  el  rico  Toisón  de  oro  que  el  rey  en  aquel  dia,  y  en  la 
capilla  de  palacio,  puso  por  su  mano  á  éste,  así  como  también  al  príncipe  de 
Malfeta  y  al  almirante  de  Castilla. 

Seguía  á  las  personas  reales  la  duquesa  de  Gandía  Doña  Juana  de  Velasco, 
camarista  mayor  de  la  reina  Margarita,  y  más  de  cincuenta  señoras,  que  eran  las 
damas  al  servicio  de  S.  M.  y  A.,  vestidas  con  gran  magnificencia,  llevando  mu- 
chas de  ellas  gorras  como  las  que  usaban  la  reina  y  la  archiduquesa. 

Tomaron  asiento  SS.  MM.  y  AA.  en  el  dosel  que  se  les  tenia  preparado,  y 
junto  á  éste  las  damas  y  caballeros  de  su  séquito;  los  vivas  más  entusiastas  se 
repetían  por  todo  el  ámbito  del  salón,  á  que  correspondieron  los  reyes  con  los 
más  corteses  saludos  y  demostraciones  de  amor,  como  también  á  las  galantes 
frases  de  las  personas  que,  con  el  mayor  respeto,  contestaban  á  las  preguntas 
con  que  aquellos  les  honraran. 

Pasados  breves  momentos  se  presentó  el  cabeza  de  los  Jurados,  acompañado 
de  todos  los  que  componían  la  representación  de  la  ciudad,  á  suplicar  á  los  reyes 
se  dignasen  aceptar  una  colación  (como  entonces  se  llamaba),  que  en  nombre  de 
Valencia  tenían  la  satisfacción  de  ofrecerles.  Aceptaron  los  reyes  con  la  más 
benévola  cordialidad  esta  delicada  invitación,  pasando  á  una  pieza  inmediata, 
donde  había  dispuesta  una  mesa  tan  rica  como  suntuosa,  cubierta  con  más  de 
doscientos  platos  de  esquisitos  y  caprichosos  dulces  afectando  variadas  formas, 
como  de  naves,  puentes,  arcos  de  triunfo,  torres,  leones,  chapines,  sombreros, 
peces  y  cuanto  puede  crear  la  imaginación. 

Los  monarcas,  á  la  vista  de  tanta  abundancia  y  esplendidez,  quisieron 
que   las   damas   y   caballeros  allí  reunidos   participasen  de  aquel  obsequio,  y 


408  REVISTA    DE    VALENCIA. 


con  gran  contento  de  los  reyes  desapareció;,  en  breve,  cuanto  contenia  dicha 
mesa. 

No  queremos  pasar  en  silencio  un  incidente  ocurrido,  cuando  los  monarcas 
dejaron  la  estancia  en  que  tuvo  lugar  lo  que  hoy  llamarian  atnbigíi,  pues  prjieba 
la  religiosidad  de  aquellas  edades. 

Hablan  los  reyes  entrado  á  ver  la  capilla,  que  estaba  ricamente  colgada  de 
preciosos  brocados  y  cubierto  su  altar  de  costosas  joyas,  cuando  la  campana  de  un 
templo  vecino  anunció  con  su  tañido  la  oración  del  Ave-María,  á  cuyos  ecos 
SS.  MM.,  doblando  las  rodillas,  empezaron  á  reatar  e\  Afig-e/tis  domini,  siguiendo 
su  ejemplo  los  príncipes  y  la  multitud  de  magnates  y  altas  damas  que  les  seguian. 

Concluida  esta  oración,  y  después  de  darse  recíprocamente  las  buenas  noches, 
entraron  de  nuevo  en  el  salón  en  que  debia  verificarse  el  suntuoso  sarao. 

Ocuparon  el  solio  las  reales  personas,  colocándose  la  reina  y  archiduquesa 
en  el  centro,  el  rey  á  la  derecha,  el  archiduque  á  la  izquierda,  y  detrás  de  estos 
los  caballerizos  mayores,  que  lo  eran  el  conde  de  Lerma  y  el  señor  Dictristan, 
con  la  camarista  mayor  de  la  reina.  Doña  Juana  de  Velasco,  duquesa  de  Gandía; 
los  príncipes  y  caballeros  del  Toisón  estaban  sentados  y  cubiertos  junto  al  trono, 
mientras  los  otros  señores  permanecieron  de  pié  con  las  gorras  en  las  manos; 
las  damas  ocuparon  magníficos  bancos  cubiertos  de  terciopelo  verde,  pero  sin 
respaldo,  y  colocados  de  este  modo  empezó  el  sarao. 

Salió  el  conde  de  Lerma  con  Doña  Leonor  de  Cavanilles,  encantadora  dama 
que  unió  á  sus  gracias  el  venir  vestida  con  saya  de  plata  pura,  bordada  de  oro, 
é  hicieron  coii  la  mayor  destreza  sus  imidanzas  en  la  alta  y  baja,  especie  de 
contradanza  usada  entonces. 

A  continuación,  el  almirante  de  Castilla,  con  Doña  María  Vich,  que  iba  cu- 
bierta de  chapería  de  oT-o,  esmaltada  en  Sevilla,  mostraron  su  agilidad  y  gracia 
de  un  modo  maravilloso. 

Con  un  raso  de  oro  columbino  y  cubierta  de  diamantes,  la  vizcondesa  de 
Chelva,  en  compañía  del  duque  de  Gandía,  lució  después  su  peregrino  donaire. 

El  marqués  de  los  Velez  y  Doña  Eugenia  de  Borja,  bailaron  de  tal  modo, 
que  merecieron  que  un  testigo  ocular  dijese  que  causaron  tonnento  y  gloria 
juntamente. 

El  apuesto  conde  de  Almenara,  acompañado  de  Doña  Hipólita  Centelles, 
preciosa  joven,  según  nos  han  dicho  todos  los  escritores  de  la  época,  fueron  de 
los'  que  más  llamaron  la  atención  de  los  concurrentes;  esta  señorita  danzó  sola 
ante  tan  escogida  reunión,  y  con  general  aplauso,  la  Danza  de  la  Marica. 

El  baile  entonces  en  moda,  llamado  la  Pavana,  fué  ejecutado  por  el  conde 
de  Navarrés,  y  las  graciosas  Doña  María  de  Borja  y  Doña  Hipólita  Centelles, 
causando  no  menos  admiración  que  poco  antes  habia  producido  doña  María 
Vich  cuando,  sola  también,  bailó  lo  que  se  llamaba  el  Contra-paso. 


UN    SARAO    EN    VALENCIA. 


469 


La  joven  y  encantadora  esposa  del  valiente  caballero  milanés  Marco  Antonio 
Musefí,  Doña  Ursola  de  Soler,  que  vestía  una  saya  de  oro  de  Flandes,  con  flores 
hechas  de  diamantes,  con  D.  Juan  de  Borja,  comendador  mayor  de  Montesa; 
D.  Luis  Fortesa,  Doña  Teodora  Guardiola,  D.  Pedro  Roca  y  Doña  Hipólita 
Centelles,  con  otras  damas  y  caballeros,  fueron  los  últimos  que  bailaron  lo  que 
entonces  llamaban  la  Serdaneta,  concluyendo  el  sarao  con  el  baile  dicho  el 
Furioso. 

Antes  de  retirarse  el  galante  y  joven  monarca,  quiso  dar  una  muestra  de  su 
amor  y  complacencia  á  esta  leal  ciu  !ad,  poniéndose  de  pié  y  descubriendo  su 
real  cabeza  mientras  las  damas  allí  reunidas  besaron  las  manos  á  su  esposa  y  á 
su  hermana,  acción  que  llenó  de  entusiasmo  y  reconocimiento  los  corazones  de 
cuantos  lo  presenciaron  ó  supieron. 

A  muy  altas  horas  de  la  noche  tornaban  los  monarcas  á  su  real  palacio,  el 
rey  y  archiduque  montados  en  briosos  caballos,  y  como  escoltando  la  soberbia 
carroza  en  que  iban  la  reina  y  archiduquesa  de  Austria,  entre  más  de  trescientas 
hachas  que  los  alumbraban,  y  seguidos  de  un  pueblo  que  les  aclamó  con  el  más 
férvido  entusiasmo. 

Juan  de  la  Cruz  Martí. 


LA  RELIGIÓN  Y  LA  MUJER 


v. 


leída  en  un  concierto  de  la  sociedad  económica  de  amigos  del  país. 


o  con  trova  de  amor,  dulce  y   sentida, 
Puede  ofreceros  deleitoso  canto 
El  alma,  que  rendida 
De  una  amada  mujer  quedó  al  encanto. 
Huyó  la  juventud;  sobre  mi  frente 
El  sol  no  centellea, 
Y  de  lafria  mente 
Brota  sin  gala  y  sii\  calor  la  idea. 

Mas  tú.  Señor,  que  el  universo  llenas 
Con  tu  grandeza,  inspiraras  mi  acento, 

Si  sube  á  las  serenas 
Alturas  de  la  fé  mi  pensamiento: 
A  tu  sagrado  canto  de  alabanzas 

Se  eleve  el  canto  unido 

De  la  mujer,  que  alcanza 
Eterno  gozo,  por  tu  amor  sentido. 


Si  el  hombre  pudo  el  centellante  acero 
Ensangrentar  en  fratricida  guerra, 

Y  ver  á  sus  pies,  fiero, 
Muda  postrarse  la  afligida  tierra. 
Solo,  Señor,  al  corazón  hiciste 

Del  mundo  soberano, 

Y  á  la  mujer  digiste 

Del  corazón  el  misterioso  arcano. 


LA    RELIGIÓN   Y    LA    MUJER.  47  í 


La  casta  virgen  cual  sagrado  templo 
A  Dios  ofrece  inmaculada  el  alma: 

Apóstol  por  su  ejemplo. 
Sabe  del  mártir  conquistar  la  palma: 

Y  la  que  el  hombre  imaginó  vencida, 

Del  hombre  vencedora, 
Al  corazón  la  vida 
Feliz  devuelve,  que  la  fé  atesora. 

Yo  de  mi  madre  por  el  santo  anhelo 
Te  conocí,  Señor:  amante  esposa 

Me  reveló  tu  cielo, 
Cual  ángel   tuyo  para  mí  bondosa. 

Y  al  nacer  á  la  vida  el  bien  que  adoro, 

Infeliz  aunque  bella 
No  será,  si  el  tesoro 
De  tu  gracia,  mi  Dios,  viertes  sobre  ella. 

Vosotras  las  que  aquí  puras  canciones 
Escuchasteis  y  célica  armonía; 

Y  en  vuestros  corazones 
El  amor  con  la  fé  se  confundía; 

Reinad  por  siempre  en  los  amantes  pechos, 

Y  vuestro  culto  inspire 
La  fé,  porque  deshechos 

Sus  santos  lazos  el  amor  no  mire. 

¡Guay  del  que  siente  el  corazón  vacío, 

Y  al  mundo  muestra,  con  el  torvo  ceño, 

El  torcedor  impío 
De  la  conciencia  que  agitó  su  sueño! 
Dichosa  tú,  si  á  sus  afanes  niegas 

Del  vencedor  la  palma; 

¡Ayl  de  tí,  si  le  entregas 
Tu  riqueza  inmortal,  que  está  en  el  alma. 

¿Y  pudo  el  hombre  en  su  soberbia  vana 
Negarte  ¡oh  Dios!  si  te  proclama  el  mundo, 

La  riente  mañana. 
La  inmensidad  del  piélago  profundo. 


472  REVISTA  DE  Valencia. 


El  genio  audaz,  que  en  los  espacios  vuela, 

De  tu  gloria  el  anhelo, 

La  mujer  que  consuela, 
Imagen  de  los  ángeles  del  cielo? 

Ella  es  la  Religión,  que  amor  la  nuieve 

Y  amor  es  caridad:  por  las  edades 

Trazó  su  planta  leve 
Estela  luminosa  de  bondades. 
Ella  es  la  paz,  del  mundo  bienhechora; 

La  luz  del  claro  dia; 

Ella  el  bien  atesora; 
Ella  es  la  pura,  la  inmortal  María. 

Yo  viva  en  tí,  Señor,  y  en  tí  yo  muera: 
Por  la  memoria  de  mi  madre  santa, 

Que  junto  á  tí  me  espera; 
Por  el  amor  que  mi  existencia  encanta, 

Y  por  el  bien  de  mi  inocente  hija. 

Amarte  ¡oh  Dios!  te  juro; 

Que  la  impiedad  me  aflija 

Yo  guardaré  tu  sentimiento  puro. 


Juan  Reig  v  García. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


!  I  no  tuviera  la  costumbre  fuerza  de  ley,  prescindiríamos  de  escribir  este 
mes  la  Crónica  cjue  aparece  en  todos  los  números  de  la  Remsta  de 
Valencia,  porque  tenemos  que  confesar  humildemente  que  en  el  arte 
de  escribir,  no  hemos  llegado  al  grado  de  perfeccionamiento  necesa- 
rio para  escribir  sin  decir  nada,  aunque  esta  habilidad  se  va  liaciendo  común  en 
nuestros  dias.  Y  esa  habilidad  seria  indispensable  para  hacer  la  historia  del  fene- 
cido mes  de  Agosto  en  Valencia,  bajo  el  punto  de  vista  científico,  literario  y  artís- 
tico, por  supuesto,  que  de  otro  género  no  han  faltado  acontecimientos,  más  ó 
menos  importantes. 

Vacaciones  completas  han  tenido  y  continúan  teniendo  las  ciencias,  las  le- 
tras y  las  artes,  y  no  puede  ser  otra  cosa,  cerrados,  como  están,  los  centros  de 
enseñanza,  las  Academias,  Ateneos,  sociedades  y  hasta  los  teatros.  Si  alguien 
tiene  la  virtud,  ó  la  triste  obligación,  de  hacer  trabajos  de  aquel  género  en  estos 
meses  en  que  el  calor  convida  al  descanso  y  la  molicie,  los  hace  en  su  casa,  y  no 
conoceremos  sus  obras  hasta  más  tarde. 


Producto  de  anteriores  trabajos,  han  salido  á  luz,  sin  embargo,  algunos  li- 
bros, que  darian  suficiente  materia  á  nuestra  Crónica,  si  no  destinásemos  capí- 
tulo aparte  á  la  revista  bibliográfica.  Lo  que  podemos  decir  en  el  presente,  es  que 
muy  pronto  se  publicará  una  colección  cíe  poesías  de  vates  valencianos.  Estará 
dedicada  al  bello  sexo,  y  como  es  natural,  tendrán  carácter  exótico  y  galante  las 
composiciones  en  él  incluidas.  Según  nuestras  noticias,  Arólas  es  el  poeta  que 
rompe  la  marcha,  y  siguiendo  Boix,  Bonilla,  Aparisi,  Benedito,  Pascual  y  Genis 
y  otros,  que  fueron  nuestros  maestros — ¡maestros  perdidos  ya,  por  desgracia! — 
desfilan  los  poetas  que  ya  han  sazonado,  los  que  están  ahora  en  flor  y  los  que 
comienzan  á  abrir  el  capullo.  Este  libro  es  un  obsequio  que  hace  la  Redacción  de 
Las  Provincias  á  sus  suscritoras. 


Otra  obra,  terminada  ya,  pero  aun  no  dada  á  la  estampa,  es  la  que  por  en- 
cargo de  S.  M.  la  Reina,  ha  escrito  nuestra  apreciable  y  distinguida  paisana  la 
señora  baronesa  de  Cortes,  tan  conocida  en  el  miuido  literiario,  con  el  pseudú- 


AU 


REVISTA   DE  VALENCIA. 


mino  de  María  de  la  Feña.  Es  luia  recopilación  de  pensamientos  de  Santa  Te- 
resa de  Jesús,  á  la  que  dá  interés  de  actualidad  el  próximo  centenario  de  aquella 


gran  doctora  de  la  Iglesia. 


* 


Ese  centenario  será  solemnizado  por  el  Ateneo,  que  le  consagrará  una  so- 
lemne sesión  literaria,  celebrando  también  en  esta  ocasión  ima 'exposición  artís- 
tica. La  nueva  junta  directiva,  que  preside  el  Sr.  D.  Manuel  Atard,  se  propone 
dar  gran  impulso  á  los  trabajos  de  esta  Sociedad.  Mucho  nos  alegraremos  de 
que  recobre  la  animación  que  disfrutó  en  años  anteriores,  y  que  en  los  últimos 
ha  ido  decayendo. 


Los  conciertos  del  joven  pianista  catalán  D.  Isaac  Albeniz,  han  sido  la  única 
novedad  del  mes  de  Agosto  en  el  terreno  artístico.  Los  críticos  musicales  han 
dicho  que  este  notable  concertista  está  en  camino  de  rivalizar  con  Rubinstein; 
no  se  puede  hacer  mayor  elogio  de  él.  En  Valencia  primero,  y  en  Alcoy  des- 
pués, el  Sr.  Albeniz  ha  alcanzado  entusiastas  aplausos. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA. 


flDA.  VIRTUDES  Y  MILAGROS  de  la  Venerable  Madre  SOR  JO- 
SEFA MARÍA  DE  SANTA  INÉS  de  BenigAnlm,  escrita  por  el 
Dr.  D.  Felipe  Benavent,  -^  adicionada  por  í'/Dr.  D.  Juan  Bautista 
Martínez  y  Tormo. —  Valencia,  Iiiipr.  de  N.  Riiis  Mon/ort.  1882  (1). 
La  Madre  Inés  de  Benigánim  es  una  Venerable  que  goza  de  gran  fama  de  san- 
tidad en  buena  parte  del  reino  de  Valencia.  Humilde  religiosa,  que  vivió  en  el  si- 
glo XVII,  en  el  cual  estaba  tan  arraigada  la  devoción  y  era  tan  viva  la  fé  en 
nuestro  pueblo,  no  se  distinguió  por  su  superior  inteligencia,  ni  por  sus  brillantes 
cualidades;  era,  por  el  contrario,  una  monja  de  tal  sencillez,  que  parecía  extrema- 
da aun  en  aquellos  buenos  tiempos;  pero  de  im  celo  religioso  vivísimo,  que  fué 
recompensado  por  continuas  éxtasis  y  apariciones,  y  por  la  realización  de  hechos 
que  parecieron  milagrosos  á  sus  coetáneos. 

Instada  la  causa  de  beatificación  y  canonización  después  de  su  muerte,  si- 
guió sus  lentos  trámites,  hasta  que  en  l838,  el  Sumo  Pontífice  Gregorio  XVI 
concedió  la  categoría  de  Venerable  á  la  monja  de  Benigánim.  Paralizóse  luego 
el  expediente,  hasta  que  ahora  ha  sido  removido  de  nuevo  por  instancias  de 
las  religiosas  agustinas  del  convento  de  aquel  pueblo,  á  cuya  comunidad  perte- 
neció la  Venerable,  habiendo  sido  nombrado  postulador  de  la  causa  en  esta 
diócesis  el  vicario  del  mismo  convento,  Dr.  D.  Juan  Bautista  Martínez  y  Tormo, 
y  en  Roma  el  prelado  doméstico  de  Su  Santidad,  nuestro  compatricio  Dr.  D.  Sil- 
vestre Rongier. 

El  primero  de  estos  dos  celosos  sacerdotes,  deseando  extender  el  conocimien- 
to de  las  virtudes  de  la  Madre  Inés,  ha  dado  á  la  estampa  nuevamente  la  rela- 
ción de  su  vida.  Cuatro  ediciones  se  hablan  hecho  (y  todas  se  agotaron),  de  la 
que  escribió  el  siglo  pasado  el  Dr.  D.  Tomás  Álcente  Tosca,  presbítero  del  ora- 
torio de  San  Felipe  de  Neri.  Existia  inédita  otra  vida  de  aquella  religiosa,  debida 
á  su  confesor  y  director  espiritual,  cuyo  manuscrito  se  conservaba  en  el  conven- 
to de' Benigánim.  Esta  es  la  que  ahora  ha  salido  á  luz,  adicionada  por  el  Sr.  Mar- 
tínez, que,  además  de  intercalar  los  datos  sacados  del  archivo  del  convento  y  los 
que  constan  en  el  proceso  de  Beatificación,  sobre  la  vida  de  la  Madre  Inés,    ha 


(1)  Esta  obra  se  ha  publicado  á  expensas  de  Lis  Religiosas  agustinas  de  Benigánim,  y  forma  un 
gran  tomo  en  4.°  de  612  págs.,  con  láminas  lito^rafi.adas  y  fotografiadas.  De  venta  en  el  citado  con' 
vento,  y  en  Valencia.  librería  de  los  sucesores  de  Badal.  Precio:  con  una  litografía,  20  reales;  con 
once  fotografías  además,  .501  certificada  por  cl  correo,   26  y  56  reales. 


476  '  REVISTA    DE    VALENCIA. 


añadido  la  historia  de  ese  proceso,  y  los  muchos  milagros  que  hasta  nuestros 
dias  se  han  venido  atribuyendo  á  la  intercesión  de  aquella  buena  sierva  de 
Dios. 

Escusamos  decir  que  esta  obra  está  escrita  en  un  sentido  marcadamente  pia- 
doso, y  que  ha  sido  sometida  á  la  censura  eclesiástica,  habiéndola  obtenido  muy 
favorable. 

*  * 

UN  HABITANTE  DE  LA  SANGRE,  Aventuras  extraordinaiuas  de  un 
GLÓBULO  RO]o;  LA  ESTÉTICA  DE  LAS  CIENCIAS  MEDICAS,  por  el  D.íi.ctor 
D.  Amalio  Gimeno,  catedrático  de  la  facilitad  de  Medicina  de  Valencia. —  Valen- 
cia, hnpr.  de  M.  Alufre.  1882  {\). 

Hé  aquí  dos  obritas  de  corta  extensión,  que  se  han  publicado  en  un  solo  vo- 
lumen, y  que  en  pocas  páginas  encierran  mucho  mérito,  cualidad  no  tan  fre- 
cuente en  estos  tiempos  que  pueda  excusársele  especialísimo  aplauso. 

En  la  primera  de  ellas ,  su  distinguido  autor,  siguiendo  los  procedimientos 
popularizados  por  Julio  Verne,  se  ha  propuesto  escribir  lo  que  pudiéramos  llamar 
novela  de  medicina,  y  presentar  con  todas  las  galas  de  la  poesía  y  los  tonos  del 
colorido,  las  bellezas  de  una  ciencia,  que,  si  vista  por  el  lado  vulgar,  se  hace  re- 
pugnante é  indigesta  para  la  generalidad,  no  deja  de  tener  bellezas  sin  cuento  al 
escudriñar  el  arcano  misterioso  de  nuestro  organismo. 

Allá  por  el  año  1878,  cuando  apenas  habia  abandonado  el  Dr.  Gimeno  el 
suelo  que  le  vio  nacer,  causaban  la  admiración  del  Madrid  científico  los  artícu- 
los que  sobre  El  habitante  de  la  sangre  trazó  con  mano  maestra  en  las  colum- 
nas de  El  Genio  médico;  artículos  que,  cual  su  libro  de  hoy,  nacieron  de  un  en- 
sueño tenido  al  dormirse  de  fatiga  en  presencia  de  una  preparación  microscópi- 
ca, como  declara  en  ja  introducción  de  su  novela. 

Ahora  ha  completado  aquellos  trabajos,  y  nos  presenta  una  historia  fantásti- 
ca del  glóbulo  rojo,  basada  en  datos  rigurosamente  científicos. 

La  trama  de  la  novela,  llena  de  curiosísimos  episodios,  no  puede  ser  más  in- 
geniosa: leucocito,  glóbulo  blanco  de  la  sangre,  nace  á  orillas  de  la  carótida,  don- 
de Qowoze  Á  hematies ,  glóbulo. rojo  y  compañero  de  aventuras;  penetran  en  un 
vaso  linfático  del  cuello  y  llegan  á  la  ciudad  (ganglio),  donde  se  unen  á  epitclica 
ó  célula  de  epitelio;  en  una  vena  se  verifica  el  terrible  duelo  en  que  sucumben 
hematíes  y  cancerosa  (célula  del  cáncer),  los  sobrevivientes  atraviesan  la  antesa- 
la del  corazón  (aurículas)  y  el  salón  de  columnas  (ventrículos),  y  rodeados  de 
sangre  azul — que  es  la  peor  de  las  sangres, — siguen  el  curso  de  la  arteria  pulmo- 
nar hasta  llegar  á  estos  órganos;  un  golpe  de  tos  hace  que  el  primitivo  leucocito 
salga  á  la  boca  en  un  esputo  y  vaya  á  parar  al  estómago,  donde  presencia  una 
asamblea  de  los  alimentos;  entabla  amistosas  relaciones  con  una  gota  de  agua,  y 
es  testigo,  en  el  duodeno,  de  la  muerte  de  cierta  enorme  tenia  ó  solitaria  por  el 
veneno  del  kuso.  Absorbido  nuevamente  por  las  venas  que  van  al  hígado,  des- 
cubre los  secretos  del  organismo,  desde  la  fecundación  en  la  matriz  hasta  el 
pensamiento  en  el  cerebro,  concluyendo  por  alimentar  un  cáncer,  tras  de  cuya 
estirpacion  fué  á  parar  á  la  platina  del  microscopio,  para  convertirse  al  fin  en 
polvo  mineral...  y  dar  pávulo  á  la  fogosa  imaginación  del  Dr.  Gimeno,  que  pone 
así  al  alcance  de  todos    las  mil  y  una  maravillosas  trasformaciones  del  glóbulo 


(1)     Este  libro,  publicado  para  regalarlo  á  los  suscvitores  del  periódico  Xa  Crónlia  Medica,  forma 
un  tomo  en  8.",  de  282  páginas,  y  se  vende  á  10  rs. 


bibliografLv  V'alenciaxa.  477 


rojo,  de  pequenez  incomprensible; — pues  caben  1.000,000  de  ellos  en  la  sangre 
pegada  á  la  punta  de  un  alfiler; — pero  de  estructura  tan  complicada,  que  encier- 
ra, á  no  dudarlo,  el  secreto  de  la  nutrición  animal. 

Tal  es  la  historia  del  Habitante  de  la  sangre,  tal  es  el  pensamiento  de 
la  bella  producción  de  Amalio  Gimeno.  No  es  bastante  este  breve  resumen 
para  dar  á  conocer  sus  encantos;  se  necesita  leer  el  libro  con  la  detención  de 
quien  .estudia,  cosa  tanto  más  fácil,  cuanto  que  el  deleite  que  proporciona  ex- 
cluye de  todo  punto  la  fatiga.  Pocas  veces,  como  ahora,  ha  conseguido  su  autor 
el  doble  propósito  de  instruir  deleitando,  porque  lo  que  el  libro  tiene  de  esen- 
cia es  verdad,  y  lo  que  tiene  de  literatura  es  hermoso. 

La  obra  del  Sr.  Gimeno  está  destinada  á  tener  gran  aceptación,  así  en 
el  mundo  científico  como  en  el  mundo  literario.  Dentro  de  pocos  dias  el  Habi- 
tante de  la  sangre,  traducido  al  francés  por  un  distinguido  profesor  de  aquella 
nación,  entrará  á  formar  parte  de  esas  corrientes  generales  de  la  inteligencia  de 
que,  para  nosotros,  parecen  valla  insuperable  los  Pirineos. 

La  segunda  parte  de  esta  publicación,  ó  sea  La  estética  en  las  ciencias  me- 
dicas, contiene  seis  capítulos.  Con  el  epígrafe  de  Fallida  mors,  analiza,  en  ga- 
lanos y  poéticos  períodos,  la  importancia  de  la  anatomía,  base  de  la  medicina, 
cuyo  estudio  tropezó  con  tantas  dificultades  para  verse  libre  de  trabas.  En  El 
campo  del  microscopio  señala  las  maravillas  de  este  aparato  delator  de  lo  infini- 
tamente pequeño;  elevando  luego  el  ánimo  hasta  el  conocimiento  del  universo 
y  de  Dios,  porque  los  ojos  de  la  razón  en  el  médico  ilustrado,  señalan  la  exis- 
tencia del  Supremo  Hacedor,  mejor  que  suelen  hacerlo  los  ojos  vendados  por 
el  fanatismo  de  cualquiera  clase. 

El  capítulo  titulado  El  f ando  de  la  retorta,  sirve  al  Dr.  Gimeno  para  de- 
mostrar que,  de  las  oscuras  tradiciones  de  la  alquimia  y  la  astrología,  nacieron 
la  astronomía  y  la  química,  con  sus  necesarios  adelantos  en  medicina.  En  La  ley 
de  la  vida  y  La  ley  de  la  muerte,  pinta  el  autor  achnirablemente  las  metamor- 
fosis de  la  materia,  que  formando  el  hombre,  vuelve  más  tarde  á  la  tierra  de 
que  procedía;  y  en  La  hnmafiidad,  dibuja  la  figura  serena  y  noble  del  médico, 
héroe  oscuro,  mártir  ignorado  que,  á  trueque  de  todos  los  riesgos,  enjuga  las 
lágrimas  del  enfermo  y  mitiga  sus  dolores. 

*  * 

GüI A  DE  TIERRA  SANTA,  y  relato  de  la  peregrinación  general  españo- 
la Á  los  santos  lugares  en  Octubre  de  i88i,  por  D.  M.\nual  Polo  y  Pevro- 
uys., peregrino. — Palma.  Tipof.  Católica-Balear.  1S82  (l). 

Ño  cabe,  en  rigor,  esta  obra  en  el  catálogo  que  mensualmente  publi- 
camos con  el  título  de  Bibliografii  valenciana.  Comprendemos  en  él  los  li- 
bros impresos  en  Valencia,  y  los  escritos  por  autores  valencianos,  aunque  se 
den  á  la  estampa  en  otra  parte;  y  ni  el  autor  de  la  presente  obra  es  natural  de 
las  provincias  valencianas,  ni  en  ellas  se  ha  estampado  el  libro.  Pero,  por  una 
parte,  del  Sr.  Polo  y  Peyrolon,  digno  catedrático  de  nuestro  Instituto  provin- 
cial, puede  decirse  que  ha  recibido  ya  carta  de  naturaleza  en  la  república  lite- 
raria de  Valencia,  y  por  otra  parte,  á  su  libro,  aquí  escrito,  no  puede  negarse 
que"  tiene,  por  este  motivo,  algo  de  valenciano.  Por  eso  vamos  á  ocuparnos  de  él. 

El  Sr.  Polo  fomió  parte  de  una  peregrinación  de  católicos,  que,  partiendo 
de  Barcelona  el  26  de  Setiembre  de   1881,  á  bordo  del   vapor  Santiago,  condu- 


(1)     Un  tomo  de  424  págs.,  en  8.°:  precio  2'50  pesetas. 


478  REVISTA   DE   VALENCIA. 


ciendo  ciento  cinco  devotos   viajeros,   visitó  los  lugares  santificados  por  las  es- 
cenas de  la  Redención,  regresando  á  España  el  3o  del  siguiente  Octubre. 

Este  interesante  viaje  relata  el  Sr.  Polo,  con  lenguaje  casi  siempre  conmo- 
vido, por  la  emoción  que  el  verdadero  cristiano  experimenta  en  presencia  de  los 
sitios  que  le  recuerdan  los  misterios  más  sublimes  de  la  religión.  Muchas  des- 
cripciones de  la  Tierra  Santa  se  han  escrito,  antes  y  después  del  famoso  Itinerario 
de  París  ii  Jerusalen,  del  vizconde  de  Chateaubriand;  pero  esta  materia  siempre 
ofrece  interés.  El  libro  del  Sr.  Polo  no  carece  de  él,  ni  aimpara  los  que  han  leido 
las  brillantes  descripciones  del  autor  del  Genio  del  cristianismo,  y  las  que  hizo  des- 
pués en  su  poético  viaje  á  Oriente  el  inspirado  Lamartine;  por  lo  menos,  ofrece 
el  aliciente  de  darnos  á  conocer  el  estado  actual  de  aquellos  paises.  Jaffa,  Ra- 
ma, Jerusalen  (cuyos  monumentos,  antigüedades  y  alrededores  describe  minu- 
ciosamentej,  Bretánia,  Gericó,  el  Jordán,  el  Mar  Muerto,  Belén,  Nazaret,  Tibe- 
riadas,  el  Monte  Tabor,  el  Carmelo  y  otros  lugares  que  todos  tenemos  presen- 
tes en  la  imaginación,  nos  lo  describe  el  autor  de  este  libro  con  tanta  claridad 
como  exactitud.  No  hay  que  decir,  pues,  si  será  interesante  su  lectura. 

* 

FOLLETO  ESCRITO  para  justificar  que  la  Bandera  que  pusieron  los 
MOROS,  para  señal,  en  la  torre  de  Ali-Bufat,  no  es  la  Real  Bandera  del 
Ejército  Conquistador  de  Valencia,  por  D.  Rafael  Vives  Azpiroz. —  Valen- 
cia. Impr.  de  Jiian  Guix.  1882  (l). 

El  autor  de  este  opúsculo  es  un  valenciano  amante  celoso  de  las  glorias  de 
su  patria,  que  con  motivo  de  las  discusiones  á  que  dio  lugar  la  Señera  de  Va- 
lencia, llevada  á  Madrid  para  las  fiestas  del  centenario  de  Calderón,  y  de  los 
artículos  que  en  esta  Revista  ha  dedicado  el  Sr.  Torres  á  dicha  Señera  y  al  Pen- 
dón de  la  Conquista,  se  ha  propuesto  aclarar  la  verdadera  significación  y  pro- 
cedencia de  las  históricas  banderas  conservadas  en  el  Archivo  de  la  ciudad. 

Estas  banderas  son  tres: 
1.'     La  Bandera  llamada  de  la  Conquista. 

Esto  es,  la  que  como  señal  tremoló  en  la  torre  de  Ali-Bufat. 
2.*     El  antiguo  Pendón  de  la  ciudad. 

Que  ya  existia  en  tiempo  de  las  Gemianías. 
3."     Y  la  Real  Señera  del  ejército  conquistador  de  Valencia. 

La  bandera  de  la  Conquista  y  el  antiguo  Pendón  de  la  Ciudad  se  conservan 
dentro  de  dos  pirámides  de  cristal,  colocadas  una  enfrente  de  la  otra. 

La  Real  Señera,  dentro  de  un  baúl  de  baqueta,  juntamente  con  la  espada 
del  rey  D.  Jaime,  y  las  dos  llaves  doradas,  que  en  señal  de  pleitesía  se  le  entre- 
garon al  Rey  D.  Felipe  V  á  su  entrada  en  esta  ciudad. 

*  * 

HISTORIA  DE  ESPAÑA.  Resumen  de  las  explicaciones  de  un  curso  de 
Historia  de  España,  por  D.  Jóse  Sanz  Bremon,  catedrático  del  Instituto  de  Cas- 
tellón.—  Valencia.   Impr.  de  M.  Alafre.  18S2  (2) 

Escribir  un  compendio  histórico  parece  cosa  fácil,  y  en  verdad  es,  no  fácil, 
sino  facilísima  escribirlo  de  cualquier   modo.  Pero  hacer  un  buen  compendio  de 


(1)  Un  folleto,  de  22  p.í«s.  en  4.°,  que  el  autor  no  h.i   puesto  í\  la  venta. 

(2)  Untoin)en8.°    prolongado,    de   312   pags.,  que    se  vende    en    las   principales    librerías. 
Precio,  4  pesetas. 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA.  479 


cualquiera  historia,  es  empresa  por  demás  dificultosa.  Hay  que  decir  mucho  en 
pocas  palabras,  y  no  caer  en  el  común  defecto  de  dar  una  árida  é  incorrecta 
relación  de  nombres  propios,  de  fechas  y  lugares,  difíciles  de  retener  en  la 
memoria.  El  secreto  de  hacer  un  buen  compendio  histórico  estriba  en  saber 
elegir  los  sucesos  culminantes,  relatándolos  de  manera  que  se  comprendan 
bien  sus  conexiones. 

De  la  historia  patria  se  han  hecho  muchos  compendios,  para  uso  de  las  es- 
cuelas, institutos  y  otros  centros  de  enseñanzas;  casi  todos  son  muy  malos.  El 
que  acaba  de  publicar  el  Sr.  Sanz  Bremon,  nos  ha  parecido  bastante  aceptable. 
Compréndese,  solamente,  con  hojearlo,  que  el  autor  conoce  bien  la  Historia  de 
España  como  se  estudia  hoy  dia.  El  método  y  las  divisiones  de  su  compendio 
son  lógicos  y  acertados,  y  á  la  relación  de  los  sucesos,  añade  algunas  indica- 
ciones sobre  el  estado  social  y  la  cultura  de  las  diferentes  edades  á  que  se  re- 
fiere su  trabajo.  Creemos,  pues,  que  llenará  bien  su  objeto,  y  felicitamos  por 
ello  ásu  modesto  y  laborioso  autor. 

novísima  legislación  del  impuesto  de  derechos  rea- 
les Y  trasmisión  de  bienes,  VIGENTE  DESDE  1.°  DE  Enero  de  1882, 
por  el  Dr.  D.  José  María  Ros  y  Biosca,  abogado  del  Estado.  Editor,  D.  Pas- 
cual Aguilar. —  Valencia.  Iinpr.  de  la  viuda  de  Ayoldi.  JSS2  (ij. 

Este  es  un  libro  de  utilidad  práctica  para  los  que  necesitan  enterarse  del  ramo 
de  la  legislación  á  que  se  refiere.  Comienza  su  autor  por  una  introducción  histó- 
rica, en  la  que  traza  á  grandes  rasgos  la  naturaleza  económica  del  impuesto, 
causas  de  su  origen,  modificaciones  que  ha  sufrido,  haciendo  un  extenso  y  deta- 
llado resumen  de  su  legislación. 

Sigue  luego  la  ley  deSi  de  Diciembre  de  1881  reformando  dicho  impuesto,  y 
el  real  decreto  creando  el  cuerpo  especial  de  Liquidadores,  de  conformidad  con 
la  misma  ley. 

Viene  después  el  reglamento  para  la  realización  y  administración  del  impues- 
to, en  el  que  se  han  intercalado  epígrafes  que  facilitan  grandemente  su  consulta, 
cuyos  artículos  están  anotados  con  las  resoluciones  de  la  Dirección  general,  y 
con  las  doctrinas  de  derecho  necesarias  para  el  conocimiento  y  alcance  de  sus 
disposiciones. 

Al  reglamento  oficial  acompaña  la  tariia,  que  comprende  los  actos  y  contra- 
tos sujetos  al  impuesto,  desde  i."  de  Agosto  de  1845  hasta  la  reforma  introdu- 
cida por  la  ley  de  3l  de  Diciembre  de  1881. 

Termina  la  obra  con  una  colección  de  formularios,  muy  útil,  porque  pone  al 
alcance  de  todos  el  conocimiento  de  los  expedientes  á  que  dá  lugar  dicho  regla  ■ 
mentó,  y  por  consiguiente  la  manera  práctica  de  ejercer  los  derechos  y  cumplir 
las  obligaciones  que  el  mismo  impone,  y  tiende  á  facilitar  y  uniformar  la  tramita- 
ción de  aquellos. 

novísimo  manual  del  secretario  de  ayuntamiento, />í7r 
Rodolfo  Sánchez  Rodríguez,  ex-secretario  de  Ayuntamiento. —  Valencia.  Im- 
prenta de  la  viuda  de  Ayoldi.  1882  (2). 

Esta  obrita,  dedicada  á  los    secretarios,  alcaldes  y  jueces  municipales,  con- 


(1)  Forma   esta  obra  un   tomo    de  409  páginas   en  8.°,    esmeradamente  impreso;  y  se    vende 
en  casa  de  su  editor,  Caballeros  1,  al  precio  de  una  peseta. 

(2)  Un  tomito  en  8.°,  de  160  págs.,  que  se  vende  á  4  rs.  en  la  librería  de  Pascual  Aguilar, 


480  REVISTA   DE    VALENCIA. 


tiene  una  guia  de  los  servicios  periódicos  y  de  mayor  interés,  con  un  extracto 
de  las  leyes  y  reglamentos  relativos  á  la  renta  del  sello  y  timbre  del  Estado, 
subsidio  industrial,  cédulas  personales,  consumos,  quintas,  elecciones,  pósitos, 
suministros,  guardería  rural,  cobranza  de  débitos  á  la  Hacienda,  bagajes,  mon- 
das y  otras  disposiciones  interesantes. 

Esta  ligera  compilación  puede  prestar,  pues,  alguna  utilidad  á  los  secretarios 
de  ayuntamientos  y  otros  agentes  administrativos. 


ESTABLECIMIENTO  BALXEOTERÁPICO  DE  SANTA  ANA,  por  Don 
Miguel  Zapater,  médico-director  del  misino. —  Valencia.  Imprenta  de  la  viuda  de 
Ayoldi,  1882  (1). 

Esta  publicación  es  una  monografía  completa  de  los  baños  de  Santa  Ana,  y 
á  la  vez  una  guia  para  el  bañista.  En  ella  se  describe  el  establecimiento  y  su  si- 
tuación topográfica,  se  consigna  el  análisis  de  las  aguas,  se  habla  extensamente 
de  las  enfermedades  á  que  son  aplicables,  se  determina  su  tratamiento,  y  se  dan 
otras  noticias  de  interés  para  los  enfermos. 


TRES  ABELLES  DE  COLMENA,  comedu.  bilingüe,  de  costumbres  valen- 
ciajias,  en  7m  acto  y  en  verso,  por  D.  Antonio  Roig  y  Sivera. — Gandía,  hnpr.  de 
la  viuda  de  Jaci^ito  Orts.  1882  (2). 

Esta  pieza  cómica,  que  según  dice  el  mismo  autor,  pertenece  al  género 
labriego,  es  decir,  que  pinta  los  tipos  y  costumbres  de  nuestros  labradores,  fué 
estrenada  con  muy  buen  éxito,  según  ya  digimos,  en  el  teatro  de  la  calle  de 
Ruzafa,  el  dia  1 ."  de  Febrero  último. 

Plácenos  que  lleve  su  publicación  el  nombre  de  Gandía.  Esto  indica  la  cre- 
ciente cultura  de  las  poblaciones  valencianas,  en  las  que  se  vá  generalizando  el 
elemento  civilizador  de  la  imprenta. 


[1;     Un  folleto  de  2Spags.,  en  folio,  con  la  vista  del  establecimiento  en  lámina  litograñada. 
(2;     Un  folleto,  en  4.°,  de  28  pñgs.,  sin  indicación  de  precio. 


Valencia.  Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48. — 1882. 


REMSTA  DE  VALENCIA. 


1."  Octubre  de   1882. 


BREVES  APUNTES  HISTÓRICOS 


DE  LA  ORDEN  CARMECITANA  Y  DE  SUS  CONVENTOS  EN  VALENCIA, 


A  mi  queridísimo  amigo  el  Sr.  Vizconde  de  Bétera,  etc.,  etc. 


Por  los  años  926  antes  de  J.  C,  hallándose  el  Profeta  San  Elias  orando  so- 
bre la  cumbre  del  monte  Carmelo,  para  que  acabase  una  terrible  sequía  con  que 
Dios  castigaba  al  pueblo  de  Israel,  vio  elevarse  desde  el  mar  ima  pequeña  nube- 
cilla,  que,  á  la  vez  que  le  anunciaba  el  agua  deseada,  le  representó  también  á  la 
Santísima  Virgen,  manantial  inagotable  que,  con  sus  dones,  habia  de  fecundar 
aquel  sagrado  monte.  Poco  tiempo  después,  en  aquel  mismo  sitio,  erigió,  segini 
tradición  de  sus  discípulos,  una  especie  de  colegio  ó  comunidad,  en  obsequio  á  la 
Reina  de  los  Angeles,  donde  fuese  alabado  su  santo  nombre,  y  de  esta  suerte 
dejó  fundado  el  que  podríamos  llamar  primer  monasterio  de  la  Orden  Carme- 
litana. 

Habia  el  Santo  Profeta,  por  mandato  de  Dios  ,  ungido  sucesor  suyo  á 
Elíseo,  hijo  de  Saphat,  de  la  ciudad  de  Abelmeula,  en  la  tribu  de  Manases,  y  de 
santidad  tan  grande,  que  se  le  considera  igual  á  los  ángeles.  Este,  pues,  que- 
dó encargado  del  gobierno  de  la  Orden,  cuando  doce  años  después  de  instituida 
fué  arrebatado  su  Maestro. 

San  Jerc'mimo,  San  Isidoro  y  otros  muchos  autores  están  conformes  en  con- 
siderar á  Elias  y  Elíseo  como  fundadores  del  monaquismo  en  el  Antiguo  Tes- 
tamento, así  como,  en  el  Nuevo,  proclaman  como  primeros  propagadores  de  es- 
tos institutos,  á  San  Juan  Bautista,  San  Pablo  y  San  Antonio.  El  P.  Francisco 


482  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Suarez,  de  la  Compañía  de  Jesús,  dice  que  '"es  muy  antigua  y  recibida  tradi- 
"cion,  que  la  religión  del  Carmen  trae  su  origen  desde  el  tiempo  de  los  Apósto- 
"les,  y  señaladamente  desde  que  la  instituyó  San  Elias  en  el  Carmelo,  de  quien 
"tomó  su  nombre,  la  cual  tradición  tenemos  nosotros  por  verdadera.,,  Así  lo 
han  declarado  también  por  sus  Bulas  muchos  Pontífices,  hasta  Benedicto  XIII, 
que  por  Breve  expedido  en  I725i  ^  petición  de  la  Orden,  mandó  colocar  en  el 
Vaticano,  entre  las  de  los  demás  fundadores  y  Patriarcas,  la  estatua  de  San  Elias, 
á  la  cual  se  puso  una  inscripción  que  dice:  Universus  Carme litarwn  Ordo  Fnn- 
datorisuo  Sancto  Elitz  Propheta;  erexit  anno  t-j2-j. 

Gran  impulso  recibió  esta  institución  bajo  el  gobierno  del  diligente  Elíseo,  y 
habiendo  aumentado  considerablemente  el  número  de  aquellos  rehgiosos,  pidie- 
ron al  sucesor  de  San  Elias  que  les  permitiese  pasar  el  Jordán  y  hacerse  habita- 
ción, cortando  cada  uno  de  la  selva  la  madera  que  necesitase,  á  lo  cual  accedió 
el  Santo.  A  los  65  años  de  estar  al  frente  de  la  Orden  y  107  de  edad,  enfermó 
Elíseo,  y  después  de  haber  recibido  la  visita  del  rey  Joas,  murió  y  fué  enterrado 
ea  Samaría.  Sus  huesos,  que  posteriormente  se  juntaron  con  los  de  Abdías  y  San 
Juan  Bautista,  fueron  sacados  y  quemados  por  Juliano  el  Apóstata,  año  362, 
según  afirman  SanEpifanio,  Cap.  15.  San  Jerónimo,  Epist.  27  y  otros.  Recogidas 
estas  sagradas  cenizas  por  los  cristianos,  las  colocaron  en  Jerusalen,  y  desde 
allí  fueron  trasladadas  más  tarde  á  Smirna  y  después  á  Genova.  La  cabeza  fué 
llevada  á  Ravena,  y  se  conserva  con  gran  veneración  en  la  iglesia  de  S.  Apoli- 
nar (1). 

Renunciamos  á  referir  quiénes  fueron  los  sucesores  de  Elíseo,  por  conside- 
rarlo fuera  de  nuestro  objeto,  que  se  reduce  á  consignar  ligeras  noticias  de  la  Or- 
den, y  pasar  luego  una  rápida  ojeada  sobre  los  conventos  Carmelitas  de  Valencia. 

Pocos  años  después  de  la  Pasión  y  Muerte  del  Redentor,  los  religiosos  del 
Carmelo  levantaron  una  capilla  en  un  lado  del  monte,  junto  á  la  fuente  de  San 
Elias,  donde  se  juntaban  todos  los  dias  para  cantar  las  alabanzas  y  dirigir  sus 
¡¡reces  á  la  Madre  de  Dios;  siendo  de  este  modo  aquellos  monjes  los  primeros 
que  edificaron  un  oratorio  en  honra  de  la  Santísima  Virgen. 

En  el  año  3l0  de  nuestra  era,  dejó  el  nombre  ó  título  de  Orden  profético 
que  hasta  entonces  había  tenido,  para  tomar  los  que  la  profesaban,  el  de  Eremi- 
tas ó  Zenobítas,  que  les  dio  San  Speridion;  y  hacia  el  412,  S.  Caprasio,  prior  del 
Monte  Carmelo,  recibió  de  su  maestro  el  Patriarca  Juan  Silvano  la  regla  á  que 
debían  sujetarse  los  religiosos.  De  tal  suerte  se  iban  extendiendo  aquellos, 
que  según  refiere  el  jurisconsulto  Carlos  Tapia,  "En  tiempo  de  Constantino 
"Magno,  tenia  dicha  Orden  cuatro  provincias,  una  en  Tierra-Santa,  otra  en  The- 


(1)     García  Calahorra.- -Breve  Coiiip.  del  orig.  y  antigüedad  de  la  S<i,s;r.  reí.  del  Carmen. — Ma- 
drid.— M.  Martin,  1766.  — 4.° 


BREVES   APUNTES    HISTÓRICOS.  •  488 


"baida,  otra  en  Chipre  y  otra  en  Egipto;  y  Santa  Elena  les  fundó  dos  Conven- 
"tos,  uno  en  el  Monte-Carmelo  y  otro  de  monjas  en  Jerusalen,  llamado  del 
"Santo  Sepulcro.,, 

No  faltaron  para  los  monjes  del  Carmen  persecuciones  y  martirios  en  los 
tiempos  en  que  cruelmente  se  castigaba  á  los  que  profesaban  la  religión  del  Cru- 
cificado. Y  para  dar  una  idea  del  gran  número  de  los  que  perecieron  por  su  fé, 
bastará  consignar  que,  según  refiere  el  P.  Calahorra,  fueron  más  de  treinta  mil 
los  víctimas  del  furor  de  Omár,  por  los  años  óSg.  Para  distinguirlos,  les  obligó 
á  llevar  capas  listadas,  en  vez  de  las  blancas  que  antes  usaban,  y  así  continuaron 
hasta  que,  hacia  1287,  consiguieron  del  Papa  Honorio  IV  el  restablecimiento  de 
las  antiguas. 

A  pesar  de  los  muchos  trabajos  que  padecieron  los  religiosos  durante  el  largo 
período  que  los  enemigos  de  la  Cruz  ocuparon  la  primera  vez  la  Palestina,  nun- 
ca desampararon  el  Monte  Carmelo,  cuna  de  su  instituto,  y  consta  que  desde 
allí  vinieron  á  Italia  en  743  los  eremitas  Ginés,  Basilides  y  cinco  compañeros 
más  para  fundar  los  conventos  de  Florencia,  Sena  y  Pisa. 

Después  de  la  conquista  de  Tierra-Santa  por  Godofredo  de  Bouillon  en 
1099,  San  Bertoldo  de  Malefaida,  Doctor  Parisiense,  cjue  habia  ido  con  el  ejér- 
cito cristiano  para  visitar  los  Santos  Lugares,  marchó  al  Monte  Carmelo,  y  con 
el  consentimiento  y  voluntad  de  todos  los  monjes,  fué  elegido  General  de  la  Or- 
den por  Aimerico,  Patriarca  de  Antioquía  y  Legado  que  era  del  Papa.  Tuvo 
lugar  esta  elección  2067  años  después  de  instituida  la  religión  Carmelitana  por 
San  Elias,  y  70  antes  de  que  Santo  Domingo  y  San  Francisco  fundaran  las  su- 
yas; si  bien  éstas,  por  la  circunstancia  de  haber  sido  confirmadas  por  Bula  Pon- 
tificia en  1224,  ó  sea  dos  años  antes  que  aquella,  y  por  el  Privilegio  de  preceden- 
cia que  les  concedió  San  Pió  V,  tienen  el  derecho  de  primacía. 

A  San  Bertoldo  sucedió  en  el  Generalato,  San  Brocardo,  natural  de  Jerusalen, 
el  cual  recibió  en  1209  de  San  Alberto,  Patriarca  de  aquella  ciudad,  la  segunda 
regla,  que  este  habia  recopilado,  con  mejor  forma  y  método,  de  la  del  Patriarca 
Juan,  y  es  la  que,  confirmada  por  Bula  de  Honorio  III en  1226,  fué  luego  mitigada 
por  Inocencio  IV,  Eugenio  IV  y  Pió  II.  La  fecha  en  que  Inocencio  IV  concedió 
licencia  á  los  Carmelitas  y  Agustinos  para  fundar  y  vivir  en  poblado,  como  las 
demás  religiones,  fué  el  año  1248,  y  desde  entonces  adquirieron  el  carácter  de 
mendicantes,  dejando  el  de  eremitas  que  antes  tuvieron.  De  aquí  nace  el  que 
entre  estas  dos  órdenes  se  atienda  para  la  primacía  á  la  mayor  antigüedad  de  la 
fundación  de  los  conventos,  y  cuando  esta  es  dudosa,  como  sucede  en  Valencia, 
surgen  cuestiones  y  pleitos  que  en  esta  ciudad  se  transigieron,  conviniendo  am- 
bas partes  en  que  turnarían  por  años  en  la  precedencia.  En  Barcelona  iban  in- 
terpolados unos  y  otros. 

La  religión  carmelitana  ha  tenido    también  desde  muy  antiguo,  como  otros 


484  '  REVISTA   DE    VALENCIA. 


institutos  religiosos,  su  llamada  Orden  Tercera,  en  la  que  siempre  han  figurado 
piadosísimas  personas  que,  sin  sujetarse  á  la  vida  monástica,  han  observado  en 
lo  posible  la  Regla,  con  libre  voluntad  en  unos  casos,  y  en  otros  mediante  ciertos 
votos,  viniendo  á  constituirse  en  un  estado  intermedio  entre  los  seglares  y  los 
monjes.  Ignórase  la  fecha  en  que  tuvo  principio  esta  Tercera  Orden,  pero  es 
opinión  muy  generalizada  la  de  que  existia  mucho  antes  de  que  fuese  apro- 
bada por  los  Pontífices  Nicolás  V  en  7  de  Octubre  de  1452,  y  Sixto  IV  en  1476. 
Acerca  del  origen  del  escapulario,  que  usan  tanto  los  religiosos  como  los  devo- 
tos del  Carmen,  conocido  es  el  suceso  que  los  historiadores  refieren.  Según 
ellos,  lo  recibió  en  1251  San  Simón  Stock,  sexto  general  de  la  Orden,  hallándose 
en  oración,  de  manos  de  la  Santísima  \"írgen,  concediéndole  la  gracia  de  que 
los  Carmelitas  que  muriesen  con  él  no  se  condenarían. 

A  mediados  del  siglo  XIII  introdujéronse  en  España  aquellos  religiosos,  y  en 
el  trascurso  de  pocos  años  fundaron  los  primeros  conventos  de  Toledo,  Huesca, 
Paralada,  Sangüesa,  Lérida  y  Valencia,  que  incorporados  á  los  de  Aquitania, 
se  erigieron  en  provincia  de  este  nombre;  pero  habiéndose  fundado  poco  después 
los  de  Zaragoza,  Barcelona  y  Gerona,  se  separaron  en  1297  de  los  de  Aqui- 
tania, y  se  erigió  la  provincia  de  España  que  se  llamó  así  por  comprender  to- 
dos los  que  en  ella  había.  Posteriormente  fué  aumentando  el  número  de  los  con- 
ventos y  creándose  nuevas  provincias,  siendo  la  última  que  se  erigió  la  de  An- 
dalucía en  1508. 

Y  omitiendo,  por  las  razones  arriba  expuestas,  la  serie  de  Generales  que 
ha  tenido  la  religión  de  que  nos  ocupamos,  mencionaremos  únicamente,  ade- 
más de  los  ya  citados  ,  al  P.  Fray  Juan  Bautista  Rossi  ó  Rúbeo ,  como  él 
mismo  escribía  latinizando  su  apellido ,  que  fué  electo  para  dicho  cargo 
en  el  Capítulo  celebrado  en  Roma  el  año  1564,  y  que  pasó  luego  á  Es- 
paña, donde  presidió  dos  Capítulos  Provinciales,  y  favoreció  en  gran  manera  á 
la  Seráfica  madre  Teresa  de  Jesús,  gloria  de  las  letras,  y  Santa  reformadora  de 
su  Orden.  A  él  cupo  la  suerte  de  aprobar  en  156Ó  las  primitivas  Constituciones 
que  con  facultades  Apostólicas  concedidas  por  el  Pontífice  Pío  IV  en  1545, 
había  escrito  poco  antes  la  Santa,  y  por  las  cuales  se  rigieron  los  conventos 
de  Carmelitas  Descalzos,  hasta  que  se  modificaron  en  el  Capítulo  Provincial 
celebrado  en  Alcalá  de  Henares  el  año  1581  (l).  Fechada  en  Avila  á  27  de 
Abril  de  1567  se  halla  la  Patente  con  que  el  P.  Rúbeo  autorizó  á  Santa  Tere- 
sa, para  "que  pueda  tomar  y  recibir  casas,  iglesias,  sitios  y  lugares  en  cada 
"parte  de  Castilla,  en  nombre  de  nuestra  Orden,  para  hacer  monasterios  de  mon- 


(l)  Estas  primitivas  Constituciones  se  publicaron  por  primera  vez  en  la  Bib.  de  AA.  Espa- 
ñoles de  Rivadeneyra. — Obras  de  Santa  Teresa. — Edición  dirigida  y  anotada  por  D.  Vicente 
Lafuentc. 


BREVES    APUNTES    HISTÓRICOS.  485 


"jas  Carmelitas  debajo  de  nuestra  inmediata  obediencia.,,  Y  para  ampliar 
más  las  atribuciones  de  la  Santa  fundadora,  expidió  el  mismo  P.  Rúbeo  nueva 
Patente  en  Madrid,  á  l6  de  Mayo  de  aquel  año,  en  la  cual  declara  que  su  licen- 
cia se  entiende  de  toda  Castilla  "Nueva  y  Vieja,,,  y  además  la  autoriza  "para 
"que  puedan  ir  con  ella  algunas  monjas,  las  que  quisieren  ir  con  la  nuestra  hija 
"Teresa.  „ 

Las  razones  en  que  la  Santa  apoyaba  su  deseo  de  reformar  la  Regla,  nos  las 
revela  ella  misma  en  el  libro  de  su  Vida,  cap.  xxxii,  donde  dice:  "Pensaba,  qué 
"podría  hacer  por  Dios,  y  pensé,  quo  lo  primero  era  seguir  el  llamamiento  que 
"su  Magestad  me  habia  hecho  á  la  Religión,  guardando  mi  regla  con  la  mayor 
"perfecion  que  pudiese:  y  aunque  en  la  casa  donde  estaba  habia  muchas  sier- 
"vas  de  Dios,  y  era  harto  servido  en  ella,  á  causa  de  tener  gran  necesidad, 
"salían  las  monjas  muchas  veces  á  partes,  adonde  con  toda  honestidad  y  religión 
"podíamos  estar:  y  también  no  estaba  fundada  en  su  primer  rigor  la  regla, 
"sino  guardábase  conforme  á  lo  que  en  toda  la  Orden,  que  es  con  Bula  de  re- 
"laxación,  y  también  otros  inconvenientes,  que  me  parecía  á  nn'  tenia  mucho  re- 
"galo,  por  ser  la  casa  grande  y  deleitosa...,, 

Empezó,  pues,  la  Santa  á  tratar  con  una  íntima  amiga  suya  los  medios  para 
realizar  la  reforma  que  proyectaba  y  para  dotar  con  rentas  suficientes  á  la  nueva 
fundación.  Grandes  fueron  las  contrariedades  y  tenaz  la  oposición  que  por  parte 
de  sus  mismas  compañeras  tuvo  que  sufrir,  hasta  el  punto  de  que  el  P.  Provin- 
cial, que  antes  la  apoyaba,  mudó  de  parecer  y  llegó  á  oponerse  á  la  reforma,  di- 
ciendo que  las  rentas  con  que  contaban  eran  pocas  é  inseguras,  y  la  contradic- 
ción mucha.  Su  mismo  confesor  la  escribió  para  que  desistiese  de  su  propósito, 
lo  cual  la  produjo  más  pena  que  todo  cuanto  hasta  entonces  habia  sufrido,  pero 
obedeció  el  mandato,  y  durante  cinco  ó  seis  meses  no  entendió  ni  habló  de  este 
negocio,  según  ella  mismía  refiere.  Después  de  este  tiempo,  y  habiendo  cam- 
biado de  Rector  el  Colegio,  obtuvo  nuevamente  de  su  Confesor  licencia  para 
procurar  la  reforma,  y  alentada  siempre  por  la  revelación  divina  y  con  voluntad 
sobrehumana,  consiguió  fundar  el  primer  monasterio  de  la  Descalcez,  que  se  lla- 
mó de  San  José,  en  Avila.  Siguieron  á  este  el  de  Medina  del  Campo,  Malagon 
y  Valladolid,  desde  donde  envió  con  licencias  y  patente  del  General,  al  Santo 
Fr.  Juan  de  la  Cruz,  para  que  fundara  un  convento  de  frailes  Descalzos  en  Du- 
ruelo.  Con  incansable  actividad  fundó  después  los  monasterios  de  Toledo,  Pas- 
trana.  Salamanca,  Alba,  Segovia,  Veas  y  Sevilla,  y  desde  allí  envió  á  fundar  ej 
de  Caravaca;  siguieron  después  las  fundaciones  de  la  Santa  en  Villanueva  de  la 
Jara,  Palencia  y  Soria,  desde  donde  envió  á  fundar  el  de  Granada,  y  últimamente 
erigió  el  de  Burgos,  en  el  que  se  dijo  la  primera  misa  el  19  de  Abril  de  1582) 
pocos  meses  antes  de  morir  la  Santa. 

En  1Ó09  dividióse  en  dos  la  provincia  religiosa  de  Castilla,  que  antes  coni- 


486  REVISTA    DE    VALENCIA. 


prendía  la  Nueva  y  la  Vieja,  pero  volvieron  á  reunirse  en  el  Capítulo  celebrado 
en  Valladolid  el  año  1642. 

Consignadas  estas  brevísimas  noticias  histi^-icas  de  la  Orden,  pasamos  á  in- 
dicar también  rápidamente  algunas,  acerca  de  sus  conventos  en  esta  ciudad. 

Convento  del  Carmen. — Valencia  fué,  como  hemos  dicho,  una  de  las  pri- 
meras ciudades  de  España  en  que  buscaron  alojamiento  los  PP.  Carmelitas,  y 
por  privilegio  del  rey  D.  Pedro  de  Aragón,  fechado  el  17  de  Noviembre  de 
I28r,  que  en  extracto  publicaron  Esclapés  y  Garulo,  consta  la  Real  licencia 
concedida  al  Prior  y  religiosos  de  Nuestra  Señora  del  Carmen,  "pera  comprar 
"cases  y  horts  extramuros  de  Roteros,  pera  construir  y  reedificar  nou  convent 
"eo  habitado  pera  dit  Prior  y  religiosos"  (l). 

Por  donación  que  les  hizo  D.  Iñigo  Blasco  á  15  de  las  kalendas  de  Diciem- 
bre de  aquel  mismo  año,  adquirieron  una  casa  y  huerto  en  el  referido  barrio  de 
Roteros,  y  autorizados  por  el  orivilegio  del  monarca  compraron  á  SanciaLlopis 
un  patio  y  corral  contiguos  por  precio  de  190  sueldos.  Instalados  ya  los  frai- 
les en  estos  edificios,  eligieron  Prior  al  P.  Arnaldo  de  Bascher,  y  erigieron  una 
capilla  bajo  la  advocación  de  Nuestra  Señora  del  Carmen. 

En  el  año  1288,  no  considerando  aún  suficiente  el  solar  de  que  disponían 
para  la  nueva  construcción,  suplicaron  al  rey  D.  Alfonso  III  que  les  autorízase 
para  adquirir  más  terrenos,  á  lo  cual  acedió  aquél  por  privilegio  del  citado  año. 
Y  por  otro  fechado  á  3  de  los  idus  de  Abril  de  12g8,  á  petición  de  ellos,  les  au- 
torizó el  iiiisiiio  Rey,  dice  Ortiz,  para  adquirir  bienes  raices  dentro  y  fuera  de 
esta  ciudad,  por  valor  de  5.000  sueldos,  que  sirvieran  para  patrimonio  del  con- 
vento. Es  evidente  la  equivocación  de  Ortíz  al  atribuir  á  D.  Alfonso  un  privi- 
legio fechado  en  1298,  siendo  así  que  habia  muerto  en  18  de  Junio  de  1291. 
Debió  ser,  pues,  D.  Jaime  II  quien  lo  concediera,  y  autorizados  por  él,  compraron 
otros  dos  huertos  en  el  barrio  de  Roteros,  perdonándoles  el  monarca,  por  privi- 
legio de  27  de  Marzo  de  1298,  los  derechos  que  por  razón  de  estas  compras 
debían  pagar  al  Erario. 

Para  evitar  las  molestias  y  los  entorpecimientos  que  ocasionaban  á  la  obra 
el  tránsito  de  gentes  por  una  calle  y  huerto  lindantes  con  el  convento,  solicita- 
ron y  obtuvieron  del  mismo  rey  licencia  para  cerrarlo;  y  con  los  donativos  y 
mandas  de  los  particulares  pudieron  continuar  la  edificación.  El  18  de  Noviembre 
de  1343  consagróse  la  capilla  de  la  Virgen  por  D.  Jaime  Cigó,  Obispo  de  Lé- 
rida, con  comisión  del  que  lo  era   de  esta  ciudad  D.  Ramón  Gastón.  En  dicha 


(1)  D.  José  Mariano  Ortiz,  en  su  Carla  en  que  se  dá  noticia  di  algunas  antigüedades  del  Real  Con- 
vento de  Nuestra  Señora  del  Cór«í«.— Valencia.— Orga.—M.DCC.LXXIX,  y  el  señor  marqués  de 
Cruilles  en  su  excelente  Guia  Urbana  de  Valencia,  al  referirse  á  este  documento,  dicen  que  autorizaba 
á  los  PP.  para  edificar  en  vez  de  reedificar,  que  es  el  verbo  que  en  aquel  se  usa,  según  Esclapes,  y 
:jue  hace  suponer  la  existencia  del  convento  con  anterioridad  á  la  fecha  de  su  concesión. 


BREVES  APUNTES  HISTÓRICOS.  487 


capilla  se  colocó  una  cédula  en  pergamino,  que  después  se  encontró  y  tuvo  la 
ocurrencia  de  publicar  en  forma  de  romance,  D.  José  María  Ortiz  en  el  folleto 
de  que  hemos  hecho  mención. 

Por  privilegio  de  D.  Pedro  IV,  en  1346  pudiéronlos  frailes  adquirir  censos 
eiifitéuticos  en  capital  de  2.000  sueldos  de  renta  al  año;  y  por  el  que  les  con- 
cedió en  1348  se  apropiáronla  calle  cerrada  que  habia  junto  al  Convento.  En 
l36g  extendióse  más  el  edificio,  reformándose  su  primitiva  planta,  también  con 
privilegio  del  mismo  rey,  que  además  dispuso  aquel  año,  que  en  adelante  los 
escribanos  de  la  ciudad  se  congregasen  en  el  Convento  el  dia  de  S.  Lúeas,  para 
tratar  de  sus  asuntos  y  comer  con  los  PP.;  y  que  hubieran  de  celebrar  dos  ani- 
versarios perpetuos  los  dias  de  Lunes  Santo  y  29  de  Diciembre,  alternativamen- 
te, entre  los  conventos  de  Predicadores,  San  Francisco,  El  Carmen  y  San  Agus- 
tín, con  retribución  de  50  sueldos  cada  uno. 

En  20  de  Febrero  de  1394,  el  rey  D.  Juan  I  de  Aragón  concedió  al  con- 
vento facultad  para  subrogar,  trocar  y  adquirir  bienes  raices  en  capital  de  400 
sueldos. 

Fué  gran  favorecedor  de  este  monasterio,  y  costeó  el  altar  mayor  de  su 
iglesia  D.  Rodrigo  Diaz  de  Aux,  Gobernador  General  del  reino,  por  lo  cual,  en 
1474,  le  autorizó  el  P.  Prior  para  que  fijara  allí  sus  armas  ó  blasones  y  para  que 
hieran  sepultados  en  su  iglesia  él  y  sus  sucesores. 

El  archivo  del  convento  hallabas?  situado  en  el  claustro  bajo,  y  en  la  terri- 
ble inundación  que  causó  el  Túria  el  domingo  27  de  Setiembre  de  1517,  pene- 
traron las  aguas  en  aquel,  mojando  y  destniyendo  los  importantes  documentos 
que  allí  se  giiardaban. 

Renovóse  la  iglesia  en  1655,  y  en  su  fachada  se  supone  que  trabajaron  Rai- 
mundo y  Julio  Capuz,  bajo  la  dirección  del  P.  Fr.  Gaspar  Sanmartí,  religioso  de 
este  convento,  pero  Pons  cree  que  es  obra  de  algún  discípulo  de  Muñoz. 

Entre  los  muchos  hijos  ilustres  que  ha  tenido  esta  Santa  Casa  se  encuen- 
tran D.  Fr.  Pedro  Olginat  de  Médicis,  Obispo  electo  de  Orihuela,  D.  Fr.  Anas- 
tasio Vives  de  Rocamora,  Obispo  de  Segorbe,  D.  Fr.  Andrés  Capero,  Obispo 
de  Lugo  y  después  de  Teruel,  y  el  M.  Fr.  Miguel  Alfonso  de  Carranza,  Provin- 
cial de  la  de  Aragón,  Vicario  general  de  su  orden  en  España,  y  fundador  del 
convento  de  Xátiva  y  de  otro  jutUo  á  Silla.  Murió,  según  dice  Escolano, 
en  1606. 

Al  suprimirse  este  convento  en  l83ó,  la  Academia  de  S.  Carlos  pidió  quel 
se  destinara  para  Museo  provincial  de  pinturas,  y  allí  quedó  instalado  este 
desde  aquella  fecha.  De  la  iglesia  tomó  posesión  en  1841  el  Reverendo  Clero 
de  Santa  Cruz,  cuya  parroquial  es  hoy. 

— La  En-carnacion. — A  principios  del  siglo  XVI,  en  1502,  segim  Escolano, 
ó  en  el  año  anterior,  segiui  Esclapés  y  otros  autores,   el  P.  Fr.  Luis  Mercader, 


488  REVISTA    DE    VALENXIA. 


Prior  de  la  Cartuja  de  Yaldecrist,  y  el  M.  Fr.  Pedro  Estanya,  (Esteban  le  apelli- 
dan Esclapés  y  Gando)  fundaron  en  esta  ciudad  el  convento  de  Carmelitas 
calzadas  de  la  Encarnación,  en  el  sitio  que  hoy  ocupa,  junto  á  la  plaza  de  su 
nombre.  Posteriormente  fué  ensanchado  y  mejorado  por  el  Obispo  de  Se- 
gorbe  D.  Jofré  de  Borja,  y  en  la  capilla  de  la  Comunión  de  su  iglesia  están  se- 
pultados D.  Jaime  Tafalla  y  Doña  Marcela  Soler  de  Tafalla^  que  fallecieron  en 
1629,  y  que,  según  expresa  la  inscripción  latina  de  su  lápida,  sirvió  con  celo  á 
los  pobres  enfermos  del  Hospital. 

— Santa  Ana.  —  El  rey  Don  Jaime  el  Conquistador  asignó  por  los 
años  1289  una  casa  frente  al  morro  de  la  ciudad,  para  que  la  ocupase  cierta 
hermandad  de  mujeres,  llamada  de  Santa  Ana,  de  la  cual  no  se  tiene  más  noti- 
cia hasta  que  por  escritura  otorgada  en  7  de  Noviembre  de  1514,  ante  Juan 
Arbeca,  las  beatas  de  la  Tercera  Orden  del  Carmen  compraron  á  Juan  Esteve, 
mercader,  por  precio  de  60  libras,  una  casa  contigua  á  dicho  recogimiento,  y  allí 
erigieron  una  pequeña  iglesia  y  establecieron  un  Beaterío  que,  en  1564,  se  con- 
virtió en  clausura,  á  ruego  de  las  mismas  beatas,  pasando  Sor  Isabel  Sanchis, 
del  Convento  de  la  Encarnación,  á  ordenar  esta  nueva  fundación  de  su  Orden, 
con  la  advocación  de  Santa  x\na;  lo  cual  consta  por  escritura  otorgada  por  el 
clero  parroquial  de  San  Lorenzo  y  la  nombrada  Sor  Isabel  Sanchis.  Xo  contando 
esta  con  recursos  bastantes  para  sostener  el  Convento,  lo  puso  en  5  de  Julio  de 
1580,  bajo  el  amparo  del  Patriarca  D.  Juan  de  Ribera,  que  se  hizo  cargo  de  él, 
concediéndole  la  protección  que  necesitaba. 

En  12  de  Febrero  de  1887,  se  traslararon  las  monjas  de  este  Convento  al  de 
la  Encarnación,  y  el  edificio  destinóse  para  casa-galera  ó  correccional  de  muje- 
res, hasta  que  derribado  hace  pocos  años  compró  su  solar  D.  José  Soriano  Pla- 
cent,  y  en  él  ha  edificado  dos  bonitas  casas. 

— San  José. — Consideramos  este  convento  el  primero  que  hubo  en  Va- 
lencia de  la  regla  refomiada  por  Santa  Teresa.  Escolano  (l)  afimia  que  se 
fundó  en  1588,  mientras  que  el  llamado  de  San  Felipe  no  tuvo  principio,  segim 
el  mismo  autor,  hasta  el  siguiente  año.  Ignoramos,  pues,  las  razones  en  que  se 
apoya  nuestro  respetado  amigo  el  erudito  autor  de  la  Guia  Urbana  de  Valencia, 
para  conceder  la  primacía  de  la  Descalcez  en  esta  ciudad  al  convento  de  San 
Felipe. 

El  sitio  en  que  primero  se  estableció  el  de  que  ahora  tratamos  ,  fué  en 
un  local  muy  próximo  á  la  parroquia  de  S.  Andrés,  pero  en  1609  se  trasladaron 
las  monjas  al  monasterio  que  hoy  ocupan  en  la  plaza  del  Portal  Nuevo. 

El  citado  Escolano  dice  que  vinieron  de  JSIadrid  los  fundadores  de  esta  Casa, 
y  esto  nos  parece  más  probable,  tratándose  de  implantar  una  nueva  regla,  que  lo 


(1)     Dec.  de  la  Hist.  de  Val.  T.°  I.,  col.  971.  (Edic.  ant.) 


BREVES  APUNTES  mSTORICOS.  489 


que  refieren  Esclapés  y  otros  autores,  de  que  para  su  fundación  salieron  del  con- 
vento de  San  Cristóbal  Sor  Juana  de  San  José,  Sor  Magdalena  de  San  Cristó- 
bal y  Sor  Juana  Cisternes. 

— San  Felipe. — Casi  todos  los  autores  convienen  en  que  la  fecha  de  su  fun- 
dación fué  el  año  1589,  y  para  ello  vinieron  también  de  Madrid  algunos  Padres. 
El  sitio  donde  primero  se  estableció,  dice  Fuster  y  Membrado  (l)  que  fué  de- 
lante del  convento  de  San  Agustín,  casa  en  la  que,  cuando  él  escribía,  habitaba 
Ensebio  Mocholí,  y  creemos  fuera  una  de  las  que  se  designan  en  la  Guia  Urbana. 
A  los  pocos  años,  gracias  á  un  donativo  que  les  hizo  D.  Joaquín  Roca  de  la 
Serna,  Regente  de  la  Audiencia,  pudieron  trasladarse  de  casa  y  pasaron  á  la  calle 
de  Cuarte,  extramuros,  ganando  en  comodidad  y  anchuras.  En  4  de  Octubre  de 
1626  trasladaron  los  PP.  con  gran  solemnidad  el  Santísimo  Sacramento  desde  la 
iglesia  antigua  á  la  nueva.  Este  convento  existia  aún  demarcado  con  el  núm.  i 
de  dicha  calle  en  1825,  al  publicarse  una  Guia  de  la  ciudad,  titulada  Valencia 
en  la  mano.  Posteriormente  fué  demolido,  y  en  su  lugar  se  edificaron  casas  (2). 

— Corpus-Christi. — Este  es  el  último  de  los  de  su  Orden  que  se  fundó 
en  Valencia,  aunque  no  podemos  fijar  con  exactitud  la  fecha  en  que  tuvo 
principio.  Fuster  y  Membrado  dice  que  fué  en  1652,  Esclapés  afirma  que  en 
21  de  Noviembre  de  1Ó82,  y  otros  suponen  que  en  1684.  Hallábase  primero 
este  convento,  extramuros  de  la  ciudad,  próximo  á  la  puerta  de  Ruzafa  y  á  la 
derecha  de  la  calle  que  conduce  á  dicho  pueblo,  hoy  barrio  de  la  ciudad;  pero 
por  sus  malas  condiciones  higiénicas  tuvieron  las  religiosas  necesidad  de  aban- 
donarlo, y  en  3o  de  Abril  de  lógS,  según  Esclapés,  ó  en  1699,  según  Fuster,  se 
trasladaron  á  otro  que  habian  erigido  frente  al  portal  de  la  Corona.  La  primera 
piedra  para  la  nueva  iglesia  se  colocó  por  el  Arzobispo  D.  Juan  Tomás  de  Ro- 
caberti  en  15  de  Octubre  de  16S7,  pero  debieron  estar  suspendidas  las  obras  al- 
gún tiempo  ó  hacerlas  muy  lentamente,  puesto  que  el  tantas  veces  citado  Fus- 
ter refiere  que  se  terminaron  en  sus  dias,  y  que  dijo  la  primera  misa  el  15  de 
Octubre  de  173g,   el   limo.   Sr.  D.  Andrés    Mayoral,  Arzobispo  de  la    diócesis. 


(1)  Sucesos  memorables  de  Valencia  y  su  reino,  tomo  I,  página  135.  Obra  inédita  y  cuyo  m.  s. 
original  y  autógrafo  conservamos  en  nuestra  biblioteca. 

(2)  Muy  próximo  al  local  que  últimamente  ocupaba  este  convento,  ó  sea  en  la  plaza  que  se 
llamó  de  la  Cals,  hoy  de  Santa  Úrsula,  existia  desde  el  siglo  XVI  un  recogimiento  de  mujeres  arre- 
pentidas, llamado  de  Ntra.  Sra.  de  la  Misericordia,  donde  también  se  educaban  algunas^niñas  des- 
amparadas. Vestian  el  hábito  de  la  Tercera  Orden  del  Carmen,  y  se  regian  por  las  Constituciones 
que  les  dio  su  fundadora  Juana  Zucala,  aprobadas  por  Julio  III  en  1552. ^Pero  disuelta  aquella 
comunidad  por  el  Patriarca  D.  Juan  de  Ribera,  fundó  en  su  mismo  edificio  un  convento  bajo  la 
advocación  de  Santa  Úrsula,  cuyas  religiosas,  si  bien  para  su  gobierno  interior  se  rigen  por  las 
Constituciones  de  Santa  Teresa,  son  descalzas  de  San  Agustín,  y  por  esta  razón  no  incluimos  dicho 
convento  entre  los  de  carmelitas  de  Valencia. 


490  REVISTA    DE  VALENCIA. 


siendo  el  predicador  en  aquella  festividad  el  Dr.  D.  Vicente  Gregori ,  Magistral 
de  la  Metropolitana. 

En  1823,  con  ocasión  del  segundo  sitio  puesto  á  la  ciudad  por  las  fuerzas 
realistas  de  Bessieres,  al  entrar  algunos  milicianos  en  la  iglesia  de  este  con- 
vento, encontraron  abierta  una  escalera  que  conducia  á  un  subterráneo  donde 
los  sitiadores  preparaban  una  mina.  Salieron  inmediatamente  para  advertir  á 
sus  compañeros  lo  que  habian  visto,  y  regresando  juntos  á  la  iglesia  encontra- 
ron ya  en  ella  á  los  enemigos.  Entonces,  dice  un  historiador  de  aquellos  suce- 
sos: "trabóse  la  pelea  con  tal  encarnizamiento  por  la  proximidad  de  los  comba- 
" tientes,  que  no  pudiendo  hacer  uso  de  la  pcílvora,  lucharon  á  la  bayoneta,  á 
"culatazos,  á  pedradas  y  hasta  á  brazo  partido,  logrando  los  milicianos,  no 
"obstante  su  menor  nvimero,  desalojar  á  los  facciosos  del  edificio."  A  pesar  de 
las  precauciones  que  en  adelante  se  tomaron  por  aquella  parte,  los  sitiadores 
cargaron  con  grandes  fuerzas,  y  las  bombas  destruyeron  al  fin  la  media  naranja 
de  la  iglesia  y  la  parte  alta  de  algunas  paredes,  que  después  hubieron  de  reedi- 
ficarse. 

En  la  actualidad,  con  motivo  de  estar  próximo  á  cumplirse  el  tercer  Cente- 
nario de  la  muerte  de  Santa  Teresa  de  Jesús,  se  preparan  grandes  fiestas  en 
todos  los  conventos  existentes  de  la  Orden  Carmelitana,  para  tributarle  las  hon- 
ras, que  tan  justamente  merece  por  sus  virtudes  y  saber,  la  Seráfica  Doctora  que 
en  el  siglo  se  llamó  Teresa  Sánchez  de  Cepeda,  Dávila  y  Ahumada. 

J.  E.  Serrano  y  Morales. 


SANTA    TERESA. 


ADRE  Teresa,  gravé 
Siendo  niño  en  mi  memoria 
La  ingenua  y  sencilla  historia 
Que  hizo  de  sí  su  mercé. 
De  mancebo  la  olvidé, 
Creyendo  mi  pensamiento 
Imaginado  portento, 
Sueño,  quimera  ó  visión,     ' 
Tanta  noble  aspiración 
De  un  inmenso  sentimiento. 

Hoy,  tras  dilatados  años 
De  lucha  tenaz  y  ruda. 
En  que  me  ofreció  la  duda 
Por  laureles  desengaños; 
Hoy,  entre  errores  y  amaños 
Que  acibaran  el  vivir. 
Veo  una  verdad  lucir, 
Y  es,  que  como  vos,  entiendo 
Que  es  fácil  vivir  muriendo 
Del  dolor  de  no  morir. 

Perdonadme,  pues,  Señora, 
Si,  orgulloso  ó  atrevido, 
Lo  que  vos  sentisteis,  mido 
Por  lo  que  yo  siento  ahora. 
Este  afán  que  me  devora 
Por  un  bien  que  nunca  empieza, 
Lo  expresó  con  más  grandeza 
Vuestra  constante  ansiedad 
Que  es,  si  no  en  intensidad, 


Igual  en  naturaleza. 

Por  él  conozco  el  dolor 
De  que  estuvo  esa  alma  llena. 
Buscando  un  amor  sin  pena 
Solo  en  el  supremo  amor; 
El  inextinguible  ardor 
Con  que  entre  angustias  y  llanto 
Marchabais  tras  el  encanto 
Que  dá  con  solo  un  destello, 
Lo  infinitamente  bello. 
Lo  infinitamente  santo. 

Conozco  lo  que  es  cruzar 
El  árido  y  triste  suelo, 
Llevando  en  la  mente  un  cielo 
Que  no  se  puede  alcanzar. 
Sé  lo  que  sufre  al  luchar 
Contra  el  incierto  destino, 
De  la  vida  en  el  camino, 
Nuestro  espíritu  indefenso. 
Tendiendo  siempre  á  lo  inmenso 

Y  amarrado  á  lo  mezquino. 

Sé  que  hay  momentos,  Señora, 
En  que  tanto  el  llanto  crece. 
Que  hasta  llanto  nos  parece 
El  rocío  de  la  aurora; 
Queja  del  ave  canora 
El  trino  de  su  amor  fiel; 
El  placer,  ansia  cruel, 

Y  toda  verdad  delirio, 


402 


REVISTA   DE    VALENCIA. 


Y  corona  de  martirio 
La  corona  de  laurel. 

En  tan  suprema  ocasión, 
Si  la  fe  no  se  ha  extinguido, 
Buscamos  el  bien  perdido 
En  más  serena  región; 
Tras  la  mundana  ilusión, 
Que  vemos  desvanecida, 
Viene  otra  ilusión  querida, 

Y  ansiando  gozar  su  calma, 
Se  despierta  en  nuestra  alma 
El  hastío  de  la  vida. 

Ese  perpetuo  luchar 
Inextinguible  y  profundo, 
Que  no  hay  dichas  en  el  mundo 
Que  lo  puedan  mitigar; 
El  ansia  de  despertar 
De  este  sueño,  acongojado. 
Pensando  ver  confirmado 
Lo  que  al  hombre  se  ha  ofrecido. 
De  que  solo  el  que  ha  creido 


Será  bienaventurado. 

Mas  si  el  alma  dolorida. 
No  vislumbra  en  lontananza 
Ni  la  más  leve  esperanza 
De  otra  vida  tras  la  vida; 
Desesperada,  abatida, 
Falta  de  vigor  y  aliento. 
En  el  combate  sangriento 
Que  en  su  suerte  ha  de  influir. 
Ni  aun  se  atreve  á  resistir 
Segura  del  vencimiento. 

¡Feliz  tú,  cuya  ansiedad 
Tan  pronto  el  cielo  colmó, 
Que  aun  en  vida  te  mostró 
Reflejos  de  su  verdad! 
Triste  el  que  en  su  ceguedad 
No  alcanza  ni  aun  á  alcanzarte. 
De  quien  no  sabe  admirarte, 
De  quien,  en  su  aciaga  suerte, 
Aunque  pueda  comprenderte, 
Jamás  logrará  imitarte. 

F.    PlZCUETA. 


CATÁLOGO 


DE  LA  BIBLIOTECA  CERVANTINA  DE  D.  JOSÉ  MARÍA  ASENSIO, 

VECINO    DE    SEVILLA. 

PARTE  PRIMERA.— EDICIONES  DEL  QUIXOTE  (>]• 

EDICIONES  DEL  SIGLO  XYII. 

1.  1605.  E!  ingenio  \  so  hidalgo  Don  \  Qtiix ote  de  la  Mancha  \  Compuesto 
por  Miguel  de  Cer  \  uantes  Saavedra.  |  (Estainpeta  con  dos  figuritas,  caballero 
armado  de  todas  armas  con  lanaa  al  hombro,  seguido  de  escudero  á  pié  con  espa- 
da y  lanza.) — Con  licencia  de  la  S.  Inquisición.  |  En  Lisboa:  impreso  por  Pedro 
Crasbeeck  |  Año  M.DC.V. 

in  8.° — 448  hojas  foliadas,  y  13  al  principio  sin  foliación  que  comprenden 
portada,  licencia,  prólogo  del  autor  y  versos  del  mismo.  —  Al  Fol.  I  empieza  el 
texto. — Suprimió  el  editor  en  la  portada  y  en  los  preliminares  la  Dedicatoria  al 
Duque  de  Bejar. 

Rara  avis:  no  se  ha  puesto  en  venta  en  ningún  catálogo. — D.  Pedro  Salva, 
que  tenia  en  su  riquísima  colección  las  dos  ediciones  de  Madrid  hechas  por  J.  de 
la  Cuesta,  las  dos  de  Valencia  de  1605  y  la  de  Lisboa  de  Rodríguez,  no  tenia 
esta. — En  la  Biblioteca  española  de  libros  raros  se  describe  al  n.°  1766  un  ejem- 
plar de  la  Biblioteca  de  D.  Pascual  Gayangos. 

Esta  edición  de  Lisboa  y  la  siguiente  son  las  verdaderamente  2.''  y  3.^  del 
Quixote,  copiadas  de  la  l."  de  Madrid,  como  lo  prueban  las  palabras  variadas 
luego  en  el  cap.  XXVI.  (Véase  el  art.  Sobre  las  primitivas  ediciones  del  Inge- 
nioso Hidalgo,  Revista  de  España. — Madrid  10  de  Agosto — 1869 — ) 

2.  1605.  El  ingenioso  ládalgo...  Q\.z.  Em  Lisboa.  Impresso  con  ligenga  do 
Santo  officio,  por  lorge  Rodríguez. 

in  4."  á  dos  cois.  210  hojas  foliadas,  10  sin  foliación.  {Lln<a  estámpela  de 
caballero  y  escudero  en  la  portada.) 

(Mr.  Ouarich  ha  anunciado  en  ventados  ej.^  n.°^  16.Ó42 — 48  de  su  cat. 
Bibliotheca  hispana. — D.  Pedro  Salva  n."  i544--Bibliot.  esp.  de  libros  raros, 
n."  1767.) 

Salva  no  habia  visto  mas  ejemplar  que  el  suyo. 


(1)     Véase  la  página  419,  correspondiente  al  mes  de  Agosto. 


494  REVISTA    DE    VALENCIA. 


3.  1605.  El  ingenioso  \  hidalgo  Don  Qid  \  xote  de  la  Mancha  \  Compuesto 
por  Miguel  de  Ceruantes  1  Saavedra  ]  Dirigido  al  Duque  de  |  Bejar,  Marqués  de 
Gibraleon,  Conde  de  Benalfar  y  |  Bañares,  Vizconde  de  la  Puebla  de  Alcocer, 
Señor  |  de  las  villas  de  Capilla,  Curiel  I  y  Burguillos.  —  {Estampeta  de  un  caba- 
llero acometiendo  lanza  en  ristre.) — Impreso  con  licencia  en  Valencia,  en  casa  de 
Pedro  Patricio  Mey,  1605. — A  costa  de  lusepe  Ferrer,  mercader  de  libros  de- 
lante de  la  Diputación. 

in  8.°— 16  hojas  de  preliminares  y  768  de  texto. — El  índice  vá  entre  los  pre- 
liminares. 

(Es  de  notar  que  el  grabadito  de  la  portada  se  parece  mucho  al  que  lleva  el 
Qiiixote  de  Avellaneda — Tarragona — Roberto — 1614.) 

Rarísima. — Anunciada  por  la  casa  de  Tross — Cat.  V.  de  1879 — "•"  1.550 
en  350  frs. 

4.  1605.     Madrid. — Juan  de  la  Cuesta — 1Ó05. 

(Reproducción  foto-tipo-grálica  hecha  por  D.  Francisco  López  Fabra.) 

5.  1607.  El  I  ingenioso  \  Hidalgo  Don  \  Qiiixote  de  la  \  Manxlia  \  Com- 
puesto por  I  Miguel  de  Ceruantes  Saavedra.  |  En  Bruselas. — Por  Roger  Velpius 
impresor  de  sus  Altezas,  en  1' Águila  de  oro,  cerca  de  Palacio,  Año  1607. 

in  8.° — 592  páginas  foliadas — 12  hojas  al  principio  y  4  al  fin  sin  foliar. 

Rarísima. — ^Es  la  primera  edición  que  se  hizo  fuera  de  España. — Anunciada 
por  Tross — -Cat.  VI  de  1874  n.°  3353. — Edition  aussi  rare  que  les  premieres 
publiées  en  Espagne — 180  frs. — Ex  libri  de  D.  José  M.  de  Álava  y  Urbina. 

6.  1610.  El  ingenioso  \  hidalgo  \  Dotí  Quixote  \  de  la  Mancha  \  Compues- 
to por  Miguel  de  Ceruantes  |  Saavedra.  |  — All'  Illmo.  Señor  el  Sig.  Conde  Vita- 
liano  Visconde.  {Estampeta?)  En  Milán.  Por  el  heredero  de  Pedro  mártir  Locarni 
y  Juan  Bautista  Bidello. — Año  1610 — Con  licencia  de  Superiores  y  Preuile- 
gio. 

in8.°— ló  hojas  de  preliminares,  y  772  páginas  de  texto. 

{Muy  rara. — Segunda  edición  fuera  de  España. — Es  digna  de  atención  la 
Dedicatoria  al  Conde  Vitaliano,  con  la  cual  sustituyeron  los  editores  la  de  Cer- 
vantes al  Duque  de  Bejai'.) 

Catálogo  de  D.  Pedro  Salva  n."  1550.  Bibl.  esp.  de  libros  raros  y  curiosos 
n.°  1769.— Tross— Cat.  n.»  XVII— año  1881— n.°  5450—90  írs. 

7.  1611.  En  Bruselas — Por  Roger  Velpius  y  Humberto  Antonio — 
Año  1611. 

in  8.° — 5S3  págs.— 8  hojas  al  principio  y  4  al  fin  sin  foliar. 
{Muy  rara. — Ouaritch — n.°  16,645  de  su   Cats.  aprecia  esta  I.-"  parte  unida 
á  la  2.*  de  l6ló,  que  luego  sentaré,  en  28  libs.) 

8.  1615.     Parte  segunda  \  del  Ingenioso  \  cavallero  Don  \  Quixote  de  la  \ 
Alancha.  \  Por  Miguel  de  Ceruantes  Saavedra,  autor  de  su  primera  parte. — En 
Madrid. — Por  Juan  de  la  Cuesta — IÓ15. 

in  4." — 280  hojas  foliadas,  8  al  principio  y  4  al  fin  sin  foliación. 

Editio  princeps — infinitamente  mas  rara  que  la  1."  de  la  primera  parte. — 
Salva  (D.  Pedro)  n."  1552. 

Quaritch — n.°  16,641  anuncia  esta  edición  príncipe  de  la  2.^  parte  miida  á  la 
1.^  de  la  edición  del  año  1608 — en  150  libras  ¡15.000  rs.ü 


catAlugo.  495 


9-     1615.     Madrid — Cuesta— 1615. 
(Reproducción  foto-tipo-gráfica  de  la  anterior  por  López  Fabra. 

10.  1616.  Parte  segunda. — En  Bruselas;  por  Huberto  Antonio,  impresor 
jurado  cerca  del  Palacio. — 1616. 

En  8." — 8  hojas  de  preliminares  y  6S7  pág.  Forma  ejemplar  completo  con  la 
siguiente,  ambas  encuadernadas  en  la  época  en  pasta  igual. — Salva  182Ó — 
n."  2653—3  libs.  15  s.  ó  ds. 

11.  1617.  Primera  parte. — En  Bruselas.  Por  Huberto  Antonio,  Impresor 
desús  Altezas,  en  la  Águila  de  oro,  cerca  de  Palacio. — Año  1617. 

En  8.° — 8  hojas  de  preliminares,  583  ps.  y  4  hojas  al  fin  sin  foliación. 

12.  1647.  Primera  \  y  \  segunda  parte  \  del  ingenioso  hidalgo  !  Don  Qni- 
xote  de  la  \  Mancha,  \  compuesto  por  Miguel  de  Cervantes  |  Saauedra.  |  — A 
Don  Antonio  de  Vargas  |  Zapata,  Ayala  y  Manrique,  Marqués  de  la  Torre, — ■ 
Visconde  de  Linares,  señor  de  la  villa  de  Ibancrispin,  |  Regidor  perpetuo  de  la 
ciudad  de  Toledo,  y  |  Menino  de  la  Reyna  nuestra  |  señora.  |  — Año  1647 — 
con  licencia.  |  En  Madrid.  En  la  Imprenta  Real.  A  costa  de  luán  Antonio  Bonet 
y  Francisco  Serrano,  Mercaderes  de  libros. 

En  4.° — 481  hojas  foliadas — 2  al  principio  y  l  al  fin  sin  foliar. — Van  seguidas 
las  dos  partes. — Al  f."  l33  está  la  portada  de  la  segunda. 

Rara. — Hermoso  ejemplar  con  ex-libri  de  Gavin  Crookshanks — M.  D . 

(Suprimieron  en  esta  edición  la  Dedicatoria  y  los  versos  que  anteceden  á  la 
Parte  1.' — y  la  Dedicatoria  á  la  Segunda  Parte.) 

13-  1655.  Primera  y  Segunda  (sic)  del  ingenioso  hidalgo  Don  Quixote 
de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra.  —  Al  Sr.  D.  Fran- 
cisco Zapata. 

En  Madrid,  por  Melchor  Sánchez — 1655  — Dos  tomos  en  4.°  á  dos  colum- 
nas.— No  tengo  mas  que  el  l."  falto  de  portada. — 6  hojas  de  preliminares  v  172 
de  texto. — No  respondo  de  la  exacta  correspondencia;  copio  del  catálogo  de 
Salva  la  portada,  n.°  1556. — Tampoco  tenia  Salva  la  2.*  parte. 

14.  16Ó2.  Primera  y  segunda  parte  del  Ingenioso  hidalgo  Don  Qui.vote 
de  la  Maficha,  compuesto  por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra. — Año  1662 — con 
licencia.  En  Madrid  por  Mateo  Fernandez,  Impressor  del  Rey  nuestro  Señor. 
—  A  costa  de  Gabriel  León,  Mercader  de  libros . 

Un  tomo  en  4.° — 352  folios  á  2  columnas. — Al  folio  173  empieza  la  Se- 
gunda parte,  con  portada  especial,  pero  sin  preliminar  alguno. 

(Edición  nuiy  rara,  no  mencionada  por  Brunet  ni  por  Salva. — Ex-libri  de 
D.  José  Enrique  Serrano,  de  Valencia. ) 

15.  1662.  Vida  y  hechos  \  del  Ingenioso  cavallero  \  Don  Quixote  \  de 
la  Mancha,  \  compuesta  |  Por  Miguel  de  Cervantes  Saauedra.  |  Parte  pri- 
mera. 

En  Bruselas,  en  la  imprenta  de  Juan  Mommarte,  Impresor  jurado. — Año 
1662. — Con  Licencia  y  Privilegio. 

Dos  tomos  8.° — Es  la  primera  edición  que  se  publicó  adornada  con  láminas. 
Y  también  la  primera  en  que  se  alteró  el  título  puesto  por  Cervantes  á  su  li- 
bro. 

(Tiene  en  la  portada  estámpela  curiosa,  figurando  un  árbol,  cuyos  frutos 


496  REVISTA    DE   VALE^XIA. 


cojea  el  Tiempo  y  la  Esperanza,  con  el  lema  '■''Fost  tenebras  spero  liicein.'" — 
Dedicatoria  notable  á  D.  Antonio  F.  de  Córdoba.) 

16.  1671.  En  Bruselas,  A  costa  de  Pedro  de  la  Calle. — Año  1671. — Con. 
licencia  y  Privilegio. 

Dos  tomos  8." — Láminas  copiadas  de  la  anterior. 

17.  1673.  En  Ambares,  En  casa  de  Geronymo  y  Juanbautista  Verduf- 
fen. — 2  tomos  8.°  láminas. —-Ex-libri  de  lord  Eliok 

18.  1674.  Madrid. — Por  Andrés  García  de  la  Iglesia. —  Año  de  1674. — A 
costa  de  D.  María  Armenteros.  Véndese  en  trente  de  S.  Felipe. — La  se- 
gunda parte. — En  Madrid,  por  Roque  Rico  de  Miranda,  Impresor  de  libros. 
Año  de  M.DC.LXXIV. 

En  4.° — 2  tomos. — Ambos  dedicados  al  Sr.  D.  Francisco  María  Grillo — con 
treinta  y  cuatro  láminas  grabadas  por  Diego  Obregon,  teniendo  presentes  en 
algunas  las  de  la  edición  de  Bruselas. 

19.  Sine  auno  tiec  loco. — Primera  parte. —  Vida  y  hechos  \  del  ingenioso  ca- 
ballero Don  Quixote  \  de  la  Mancha  \  compuesta  por  |  Miguel  de  Cer\'antes  Saa- 
vedra.  |  Nueva  edición  corregida,  ilustrada  y  añadida;  antes  con  treinta  y  cinco 
láminas  muy  donosas  y  apropiadas  ala  materia.  Y  ahora  últimamente  con  la 
Dedicatoria  al  mismo  Don  Quixote,  escripta  por  su  chronista  y  traducida  con 
imponderable  desvelo  y  trabajo. — Tomo  primero. 

En  4.°  254  págs.  y  4  hojas  al  principio  sin  foliar. — La  portada  orlada  con 
viñeta  tipográfica. — Las  láminas  son  malísimamente  copiadas  y  peor  grabadas 
las  mismas  de  Obregon. — (Se  coloca  en  este  lugar  por  ser  parecida  á  las  edi- 
ciones de  Mateo  Fernandez  y  de  la  Iglesia,  aunque  peor.) 

20.  1697.— En  Ambercs,  Por  Juan  Bautista  Verdussen,  M.DC.XCVII. 
Años. — Con  licencia  y  privilegio. 

2  tomos  8.° — con  láminas;  unas  copiadas  de  las  de  1Ó62  y  1Ó71  —  otras  nue- 
vas muy  defectuosas. 


SIGLO  XVIII. 

1.  Vida  I  y  hechos  |  del  |  Ingenioso  Cavallero  |  Don  Quixote  |  de  la  Man- 
cha I  compuesta  por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra.  |  Tomo  I  y  II.  |  — Pliegos 
88  y  med.  j  Con  licencia  |  En  Barcelona;  En  la  Imprenta  administrada  por  Mar- 
tin Gilabert.  |  Año  1704;  Delante  de  la  Retoría  de  N.  S.  del  Pino. 

En  4."  á  dos  cois. — Seis  hojas  de  preliminares  sin  foliación — sigs.  1. — 2. — 3. 
— Al  Fo!.  I  empieza  el  texto. — 690  pag. — y  tre-s  hojas  al  fin  sin  foliación  que 
ocupan  las  Tablas.  La  portada  es  de  letras  rojas  y  negras,  alternando  los  renglo- 
nes.— Sin  portada  especial,  á  la  pág.  339  empieza  la  Secunda  Parte,  bajo  el 
título  de 

Quinta  Parte  del  Ingenioso  Idalgo  Don  Quixote  de  la  ¿lancha. 

Esta  primera  edición  del  siglo  XVIII  es  bastante  rara,  y  una  de  las  pocas 
que  se  hicieron  en  España  durante  la  guerra  de  sucesión.  Debió  servir  de  origi- 


CATÁLOGO.  497 


nal  para  ella  la  de  Valencia  de  Pedro  Patricio  Mey. — En  la  Primera  Parte  su- 
primieron la  Tassa— Licencia  — Privilegio  y  dedicatoria  al  Dut[ue  de  Bejar. — En 
la  segimda  van  suprimidos  todos   los  preliminares  y  el  Prólogo  de  Cervantes. 

2.  Vida,  y  hechos  |  del  ingenioso  Cavallero  |  Don  Quixote  |  de  la  Mancha  | 
compuesta  |  por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra  |  Parte  Primera  |  Nueva  edición 
corregida  y  |  ilustrada  con  treinta  y  cinco  láminas  muy  donosas  y  apropiadas  | 
a  la  materia  !  ofrecidos  al  Máximo  Doctor  de  la  Iglesia  San  Gerónimo  |  Viñeta 
coii  ¡as  figuras  de  Dulzinea  en  un  ntedallon  en  lo  alto;  al  pié  D.  Qidxote  a  caballo 
y  Sandio  á  pie  junto  al  rucio;  á  los  lados  Arnadis  y  Rolando.  \  Con  licencia,  en 
Madrid:  A  costa  de  Francisco  Lasso  Mercader  de  libros.  Año  de  1714. 

Dos  tomos  en  4.° — Portadas  en  letras  rojas  y  negras,  alternadas. — El  l .°  6 
hojas  de  preliminares,  35'i  págs.  y  dos  hojas  al  fin  sin  foliación  para  las  Tablas. 
— El  2."  370  págs.,  una  hoja  de  portada  y  dos  al  fin  de  tablas  sin  foliar. — La 
viñeta  de  la  portada  del  Tomo  2."  representa  en  alto  un  medallón  central  con  el 
busto  de  Merlin,  á  los  lados  en  sendos  sillones  Sancho  Panza  Gobernador  y 
Dulcinea  encantándose  y  delante  en  plano  mas  bajo  Don  Quixote  caballero  de 
los  Leones. 

De  los  Preliminares  no  se  conservó  mas  que  el  Prólogo  de  la  Primera  Parte; 
sustituyendo  la  Dedicatoria  al  Duque  de  Bejar  con  otra  Al  lustre  de  la  Reli- 
gioh  Católica....  San  Gerónimo. 

Edición  rara,  cuyos  grabados  son  dignos  de  atención. 

3.  En  Amberes. — Por  Juan  Bautista  Verdussen  M.D.C.C.XIX. 

Dos  tomos  8.° — -Láminas  repetidas  de  las  ediciones  de  los  Verdussen  de  1678 
y  1697.  -Edición  de  surtido  sin  nada  que  la  haga  recomendable. — Hay  ejem- 
plares con  los  nombres  de  Henrico  y  Cornelio  Verdussen. 

Ex  libri  del  Sr.  D.  Luis  Bretón  y  Vedra,  cónsul  de  Méjico  en  Lisboa. 

4.  Vida,  y  hechos  |  del  Ingenioso  Cavallero  |  Don  Quijote  |  de  la  Mancha, 
I  compuesta  |  por  Miguel  de  Cervantes  Saabedra.  |  Nueva  edición,  ]  corregida, 

ilustrada,' y  añadida;  |  antes,  con  treinta  y  cinco  láminas  muy  donosas,  |  y  apro- 
piadas á  la  materia.  |  Y  aora  últimamente  |  con  la  dedicatoria  al  mismo  D.  Qui- 
xote, I  escrita  por  su  Chronista,  descubierta  y  traducida  con  |  imponderable  des- 
velo, y  trabajo. — Tomo  primero. — Año  (estampeta  con  la  Fama,  que  en  el 
banderín  de  la  trompa  ostenta  las  iniciales  del  editor  J.  A.  P.  y  al  rededor  el 
lema — Docta  per  orbeni  scripta  fero)  1780. — Con  licencia:  en  Madrid,  en  la 
Imprenta  de  la  Viuda'de  Blas  de  |  Villa-Nueva,  en  la  calle  de  Alcalá.  |  A  costa 
de  Juan  Antonio  Pimentel,  Mercader  de  libros  á  la  Puerta  del  Sol. 

En  la  portada  del  tomo  segundo  hay  una  variación: — y  aora  idtimamente  \ 
con  el  resto  de  las  obras  poéticas  \  de  los  Académicos  de  la  Argamasilla,  Jial la- 
das  por  el  mas  \  célebre  adivinador  de  nuestros  tie7npos  \ 

Y  en  efecto,  llevan  ambas  partes  esas  insulsas  novedades  que  la  ignorancia  y 
el  deseo  de  especulación  iban  introduciendo  en  la  obra  de  Cervantes.  En  cambio 
suprimieron  los  versos  del  autor  que  anteceden  á  la  Primera  Parte. 

Dos  tomos  en  4.° — á  dos  columnas  el  texto,  y  á  renglón  seguido  los  preli- 
minares, prólogos  y  tablas. 

5-  Vida  y  hechos  del  ingenioso  Cavallero  etc....  Nueva  ediccion,  corregida, 
ilustrada  y  añadida  en  esta  última  por  el  original  de  su  autor...  Año  1785.— 
Con  licencia:  en  Madrid,  por  Antonio  Sanz,  y  á  su  costa.  Véndese  en  su  imprenta 
en  la  plazuela  de  la  calle  de  la  Paz. 


498  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Dos  tomos  en  4.° — Portadas  en  tinta  roja  y  negra. — En  la  portada,  se- 
mejante en  todo  á  la  de  la  edición  del  número  anterior,  excepto  en  lo  que 
hemos  copiado,  se  notan  las  variaciones  que  iba  introduciendo  la  codicia  edi- 
torial. 

A  pesar  de  anunciar  esta  que  va  corregida  por  el  original  es  bastante  incor- 
recta. 

6-  Vida  y  hechos  del  Ingenioso  hidalgo  etc....  En  León  de  Francia.  A  costa 
de  J.  y  C.  Bonnardel.  MDCCXXXVI. — Con  licencia  de  los  Superiores. 

Dos  tomos  8.° — Con  láminas  imitadas  de  las  ediciones  de  Bruselas  y  Ambe- 
res. — Esta  edición  es  quizá  la  primera  que  en  castellano  se  imprimió  en  Fran- 
cia.— Ex  libri  grabado,  con  sombrero,  cruz  y  báculo  episcopal,  y  en  cinta 
pendiente  con  cruz  española,  el  lema  virtiUe  et  mérito.  En  el  centro  El  obispo 
de  la  Concepción  de  Chile. 

7.  Vida  y  hechos  del  Ingenioso  hidalgo  Don  Ouixote  de  la  Mancha.  Com- 
puesta por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra.  —  En  quatro  tomos. — En  Londres. 
Por  J.  y  R.  Tonson.— MDCCXXXVIII. 

Cuatro  tomos  en  4."  con  hermosos  grabados.  Poco  seria  cuanto  en  elogio  de 
esta  magnífica  edición  pudiéramos  apuntar.  Ella  sola  basta  para  acreditar  el  buen 
gusto  y  la  ilustración  de  Lord  Carteret,  que  la  dirigió. — Lleva  la  vida  de  Cer- 
vantes, escrita  por  primera  vez,  con  verdadera  erudición,  por  D.  Gregorio  Mayans; 
y  aunque  se  hem  ponderado  mucho  las  impropiedades  de  los  trajes  y  tipos,  son 
muy  dignas  de  estudio  sus  láminas  por  la  manera  de  expresar  en  ellas  los  pen- 
samientos de  Cervantes.  La  cuestión  sobre  el  origen  del  retrato  que  la  adorna 
inventado  por  Kent,  no  es  de  este  lugar. 

8.  Vida  y  hechos  del  Ingenioso  Hidalgo...  etc.  Con  muy  bellas  estampas, 
grabadas  sobre  los  dibujos  de  Coy  peí,  primer  pintor  del  Rey  de  Francia. — En 
quatro  tomos.— En  Haia,  Por  P.  (¡losse  y  A.  Moetjeus. — M.DCC.XLIV. 

Cuatro  preciosos  tomos  en  8." — con  la  vida  de  Cervantes  por  Mayans,  y  de- 
licadas láminas  abiertas  por  J.  Folkema  sobre  los  dibujos  de  C.  Coypel. 

Este  ejemplar  tiene  en  las  guardas  del  tomo  1."  la  firma  de  Samuel  Creen, 
y  fecha  17Ó9 — y  luego  escritas  de  sii  mano  estas  frases  (del  cap.  40  de  la  par- 
te w.y.  "  O  Autor  celebérrimo!  O  Don  Quijote  dichoso!  O  Dulcinea  famosa!  O 
Sancho  Panza  gracioso!  Todos  juntos  i  cada  uno  de  por  si,  viváis  siglos  infini- 
tos para  gusto  i  ge?ieral  pasatiempo  de  los  vivientes! 

En  el  catálogo  de  Tross — n.°  VI  del  año  1874 — n.°  3354  se  anunció  un 
ejemplar  en  36  frs.  Vale  hoy  mucho  más. 

9.  Vida  y  hechos  del  Ingenioso  Cavallero...  etc. — En  Madrid:  en  la  Imprenta 
de  Juan  de  San  Martin.  -Se  hallará  en  su  librería,  calle  de  la  Montera. — 
Año  MDCCL. 

Al  tomo  I  antecede  la  Vida  de  Miguel  de  Cervantes  Saavedra,  Autor  Don 
Gregorio  Mayans  i  Sisear,  Bibliotecario  del  Rei  Nuestro  Señor. —  Quarta  im- 
presiotí,  según  la  primera. 

Ocupa  la  vida,  con  su  Dedicatoria  al  Barón  Carteret,  licencia,  censura,  etc., 
72  págs.  á  dos  columnas;  con  paginación  separada  empieza  el  texto  del  Quixote 
sin  preliminares  de  ninguna  clase,  que  ocupa  879  págs.  á  2  col. 

El  tomo  II,  en  el  ejemplar-  que  tengo  á  la  vista,  está  impreso  por  D.  Pedro 
Alonso  y  Padilla  en  el  mismo  año. 


CATÁLOGO.  499 


10.  Vida  y  hechos  del  ingenioso  Caballero...  etc. — Con  licencia. — Barce- 
lona: por  Juan  Jolis,  impresor. 

Cuatro  tomos  en  8." — Edición  bastante  clara  adornada  con  malísimos  gra- 
bados copiados  de  las  anteriores  ediciones  de  Madrid. 

11.  Vida  y  hechos  del  Ingenioso  Hidalgo  Don  Quixote  de  la  Mancha...  etc. 
En  Amsterdam  y  en  Lipsia,  por  Arkstee  y  Mercus. — MDCCLV. 

Cuatro  tomos  en  8." — portada  á  dos  tintas  con  un  precioso  grabadito  en 
acero  que  representa  La  verdad. 

Nada  decimos  de  esta  edición  ni  de  sus  láminas,  pues  creemos  es  la  misma 
de  La  Haya  que  dejamos  anotada  con  el  n.°  8, — con  portadas  diferentes. 

12.  Vida  y  hechos  del  ingenioso  cavallero...  etc. — Tarragona:  En  la  Im- 
prenta de  Joseph  Barber,  año  1757. 

Cuatro  tomos  en  8."  con  los  mismos  grabados  de  la  edición  de  Barcelona, 
1755- — Es  bastante  rara. 

13.  Vida,  y  hechos  del  Ingenioso  Caballero...  etc. — Con  licencia:  En  Ma- 
drid. En  la  Imprenta  de  Andrés  Ramírez,  á  expensas  de  D.  Pedro  Joseph 
Alonso  y  Padilla,  librero  de  Cámara  del  Rey,  Año  1764. 

Dos  tomos  en  4.°  á  dos  columnas,  con  láminas  muy  malas;  pero  la  ediciones 
de  las  mejores  por  la  claridad  y  buena  estampación. — No  la  conoció  Navarrete. 

14.  Vida,  y  hechos  del  Ingenioso  Cavallero...  etc. — Con  licencia:  En  Ma- 
drid, año  de  1765,  en  la  Imprenta  de  Manuel  Martin,  calle  de  la  Cruz,  donde 
se  hallará. — A  costa  de  la  Hermandad  de  San  Juan  Evangelista  de  Impresores 
de  esta  corte. 

Cuatro  tomos  en  8.° — con  44  láminas  en  madera,  tan  endebles  como  todas 
las  de  esta  época  y  editor. 

15.  Vida  y  hechos  del  Ingenioso  Caballero  Don  Quixote...  etc. — Nueva 
edición  corregida  é  ilustrada  con  varias  láminas  finas,  y  la  Vida  del  Autor. — 
Madrid.  MDCCLXXI. — Por  D.  Joachin  de  Ibarra,  Impresor  de  cámara  de  S.  M. 

Cuatro  tomos  en  8.° — Edición  clara  y  bastante  correcta.  Las  láminas  graba- 
das por  Monfort  sobre  dibujos  de  Camarón. — jLástima  que  todavía  conservara 
Ibarra  la  adulteración  del  título,  y  la  insulsa  Dedicatoria  á  Don  Quixote! 

16.  Vida  y  hechos...  etc.  Madrid.  MDCCLXXVII.--En  la  Imprenta  de  Don 
Antonio  de  Sancha. 

Cuatro  tomos  en  8." — Es  edición  muy  parecida  á  la  anterior  de  Ibarra,  y 
salió  adornada  con  las  mismas  láminas.  Dedicatoria,  etc. 

17.  Vida  y  hechos  del  ingenioso  caballero,  etc. — Madrid,  MDCCLXXVII. — 
En  la  imprenta  de  D.  Manuel  Martin,  calle  de  la  Cruz,  donde  se  hallará. 

Cuatro  tomos  8." — Los  dos  últimos  llevan  fecha  de  1778. — Adornada  con 
láminas  en  madera  á  la  cabeza  de  los  capítulos,  como  la  de  17Ó5  de  este  mismo 
editor.  Es  edición  de  surtido  que  no  tiene  circunstancia  que  la  recomiende. 

18.  El  ingenioso  hidalgo  D.  Quixote  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel 
de  Cervantes  Saavedra. — Nueva  edición  corregida  por  la  Real  Academia  Espa- 
ñola.— Con  superior  permiso. — En  Madrid:  por  D.  Joaquín  Ibarra,  impresor  de 
Cámara  de  S.  ¡\I.  y  de  la  Real  Academia. — MDCCLXXX. 


500  REVISTA   DE   VALENCIA. 


Cuatro  tomos  4.°  mayor  con  32  láminas,  dibujadas  y  grabadas  por  los  me- 
jores artistas  de  España. 

Esta  hermosa  edición  es  tributo  debido  al  gran  escritor,  y  honra  á  la  Real 
Academia  y  á  la  Nación.  Hoy  es  bastante  rara,  y  mi  ejemplar  tiene  las  láminas 
antes  de  la  letra,  y  conserva  su  primitiva  encuademación  en  tafilete  fino. 

Ya  por  la  ilustración  de  la  Real  Academia,  corre  aquí  el  te.\to  sin  altera- 
ciones, habiéndose  acudido  á  las  fuentes  y  descartado  cuantas  adiciones  habia 
introducido  la  ignorancia  en  los  impresores.  Además  se  la  enriqueció  con  el 
Análisis  del  Quixote  y  la  Vida  de  Cervantes,  por  D.  Vicente  de  los  Rios,  con 
nuevos  documentos  que  la  hacen  muy  apreciable. 

19.  Historia  del  famoso  caballero  Don  Ouixote  de  la  Mancha...  con  anota- 
ciones, índices  y  varias  lecciones,  por  el  Reverendo  D.  Juan  Bowle. — Londres: 
White,  Emsley,  Payne  y  Robson. — MDCCLXXI. — Tomo  primero. — Los  otros 
cinco — Salisbury — Eduardo  Easton. 

Seis  tomos  en  4.°  mayor.  * 

El  trabajo  del  Dr.  Bowle  es  el  primero  de  cuantos  se  hicieron  sobre  la 
grande  obra  de  Cervantes,  y  asombra  que  un  extranjero  consagrara  catorce 
años  de  estudio  á  la  ilustración  y  esplicacion  de  un  libro  castellano. 

20.  Vida  y  hechos  del  ingenioso  caballero  Don  Ouixote  de  la  Mancha. 
Compuesta  por  Miguel  de  Cervantes  Saauedra.  Nueva  edición:  repartida  en  qua- 
tro  tomos  en  octavo  para  la  mayor  comodidad:  corregida  é  ilustrada  con  qua- 
renta  y  cuatro  estampas. — Tomo  I. — Dedicado  al  mismo  D.  Ouixote. — Ma- 
drid MDCCLXXXII. — Por  Don  Manuel  Martin,  calle  de  la  Cruz,  donde  se  ha- 
llará.— Con  las  licencias  necesarias. 

Otra  repetición  por  el  impresor  Martin  de  sus  anteriores  ediciones. 

21.  El  Ingenioso  hidalgo  Don  Quixote...  etc.  Nueva  edición  corregida  por  la 
Real  Academia  Española, — con  superior  permiso:  En  Madrid,  por  Don  Joachin 
Ibarra,  impresor  de  cámara  de  S.  M.  y  de  la  Real  Academia. — MDCCLXXXII. 

Cuatro  tomos  en  8.° — con  láminas  dibujadas  por  D.  Isidro  y  D.  Rafael 
Carnicero,  grabadas  por  Selma,  Tejada,  Muntaner  y  otros. 

El  alto  precio  que  alcanzó  la  primera  edición  publicada  por  la  Academia,  y 
el  aplauso  con  que  fué  acogida,  la  hicieron  pensar  desde  luego  en  repetir  la 
impresión,  en  condiciones  más  económicas,  para  que  pudiera  ser  adquirida  por 
todos  los  amantes  de  la  literatura. 

Es  una  preciosa  edición,  y  más  todavía  en  la  forma  que  vá  en  la  nota  si- 
guiente, en  la  cual  no  he  visto  más  ejemplar  que  el  que  poseo. 

22.  El  ingenioso  hidalgo  Don  Quixote...  etc. 

Es  la  misma  edición  del  número  anterior,  segunda  de  la  Real  Academia, 
hecha  por  Ibarra,  pero  dividida  en  ocho  volúmenes,  con  portadas  impresas  es- 
pecialmente para  encuadernar  separadamente  los  ocho  libros. 

El  ejemplar  que  conservo  está  encuadernado  en  pasta  fina  y  con  el  corte 
dorado  de  la  época  de  la  edición. 

23.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Tercera  edición  corregida  por  la  Real  Aca- 
demia española. — Madrid:  En  la  imprenta  de  la  Academia:  por  la  viuda  de 
Ibarra,  hijos  y  comp."  MDCCLXXXVII. 

Seis  tomos  en  8."— como  las  dos  anteriores  de  la  Academia  la  acompaña  el 
Análisis  del  Quixote  y  la  Vida  de  Cervantes  por  D.    Vicente  de  los  Rios. 


CATÁLOGO.  501 


El  pronto  despacho  de  la  edición  de  1782,  hizo  necesaria  la  impresión  de 
esta  tercera,  que  se  dividió  en  seis  tomos  para  hacerla  más  cómoda  y  manejable. 

24.  El  ingenioso  hidalgo...  con  superior  permiso.  Madrid  en  la  imprenta 
Real.  MDCCXCVII. 

Seis  tomos  16. ° — Preciosa  edición  hecha  para  mostrar  el  adelanto  de  la  ti- 
pografía en  la  imprenta  Real,  por  su  regente  D.  Andrés  Ponce  de  Quiñones, 
quien  la  dedicó  al  Príncipe  de  la  Paz. 

En  ella  se  incluyó  una  interesante  noticia  biográfica  de  Cervantes,  escrita 
por  el  gran  poeta  D.  ¡Manuel  José  Quintana. 

25.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Nueva  edición,  corregida  de  nuevo,  con 
nuevas  notas,  con  nuevas  estampas,  con  nuevo  análisis  y  con  la  vida  del  autor 
nuevamente  aumentada  por  D.  Juan  Antonio  Pellicer...  En  Madrid,  por  Don  Ga- 
Ijriel  de  Sancha,  año  MDCCXCVII. 

Cinco  tomos  8.°  mayor. -^Es  una  de  las  ediciones  que  mayor  aprecio  gozan 
entre  los  entendidos.  La  Vida  del  autor  contiene  muchos  datos  interesantes,  y 
las  Notas  encierran  gran  número  de  noticias  curiosas,  aunque  se  acusa  á  Pelli- 
cer de  haber  metido  la  hoz  mas  de  lo  permitido  en  la  mies  del  Dr.  Bowle,  va- 
liéndose de  su  trabajo  transformándolo  y  sin  citarlo. 

Las  láminas  que  la  adornan  son  también  apreciables.  Tengo  un  hermoso 
ejemplar  en  gran  papel,  de  los  que  se  tiraron  muy  pocos. 

26.  El  ingenioso  hidalgo...  Nueva  edición  corregida  de  nuevo...  etc.,  por 
D.  Juan  Antonio  Pellicer. — En  Madrid,  por  D.  Gabriel  de  Sancho. — 1798. — 
1799 — 1800. 

Nueve  tomos  12.'' — Repetición  completa  de  la  edición  anterior  en  1797,  ha- 
biendo dejado  para  el  último  tomo  la  Vida  de  Cervantes. 

Las  láminas  son  también  muy  bellas,  dibujadas  por  Paret  y  grabadas  por 
Moreno  de  Tejada. 


SIGLO  XVIII.— EDICIONES  EXTRANJERAS. 


1.  Hisioire  de  I  admirable  Doft  Quixotte  de  la  Ulanche. — Nouvelle  edition 
revüe  et  corrigée  d'  une  infinité  de  fautes  (jui  s'  etoient  glisseés  dans  les  editions 
precedentes. — A  Paris,  chez  la  veuve  Barbin,  au  Palais,  sur  le  perron  de  la 
Sainte  Chápele,— M.DCCIV. 

Seis  tomos  12." — Portadas  á  dos  tintas,  negra  y  roja. 

Los  4  tomos  primeros  contienen  la  traducción  del  Qui.Kote  de  Cervantes, 
que  está  íntegro,  aunque  la  Parte  Primera  aparece  con  48  capítulos,  en  vez  de 
los  52  que  tiene  el  original,  pero  la  diferencia  consiste  en  haber  reducido  á  dos 
capítulos  la  novela  de  El  curioso  iniperiinente,  y  á  uno  solo  los  tres  de  la  His- 
toria del  cautivo. — Al  final  del  tomo  cuarto  se  ha  alterado  el  texto,  suprimiendo 
todo  el  cap.  74,  y  añadiendo  al  fin  del  73  un  párrafo  que  comienza  Don  Qui- 
xoie  tamba  efectivament  malade,  soit  que  ce  fut  du  déplaisir  de  se  voir  vaincu... 
etcétera,  para  dejaral  héroe  con  vida. — En  el  tomo  5.° — sin  noticia  alguna  del 
autor  ni  de  la  obra,  empieza  la  contitiuacion\  siendo  de  notar  que  en  esta  edición, 
primera  que  conocemos  continuada  en  los  capítulos  1."  y  2.*,  no  llevan  epígrafe. 
El  cap.  1.°  empieza  con  estas  palabras: — '*í//¿  auíre  árabe  rechercha  avec  beaucoup 


502  REVISTA    DE    VALENCU. 


'■'de  sbin  ce  qui  etoit  devcnu  I' incomparable  Iteras  de  la  Manche...'^  Consta  de  6l 
capítulos,  y  después  de  esta  edición  se  reimprimió  en  las  de  1722  y  1793,  además 
de  la  de  1741  de  que  dio  cuenta  el  Sr.  D.  Gerónimo  Moran  en  su  Vida  de  Cer- 
vantes.— Las  láminas  de  esta  edición  son  tomadas  en  general  de  las  ediciones 
de  Amberes  y  Bruselas,  pero  tiene  algunas  nuevas  dignas  de  atención;  debién- 
dose notar,  por  último,  la  falta  del  nombre  del  autor  en  la  portada,  aunque 
consta  luego  en  la  Advertencia  del  autor. 

Yo  estimo  la  contimiacio^i,  obra  de  Filleau  de  Saint-Martin,  pero  he  visto  in- 
dicado como  autor  de  ella  á  Robert  de  Challes. 

2.  Histoire  de  V  admirable  Don  Qnicliitte  de  la  Manche. — Nouvelle  edition. 
— Revüe,  corrigée  et  augmenteé. 

A  Paris,  Par  la  compagnie  des  libraires. — M.DCC.XXII.  Avec  Privilegedu  rol. 

Seis  tomos  8.° — Es  una  repetición  de  la  edición  que  hemos  reseñado  con  el 
n.°  1,  pero  los  dos  últimos  tomos  tienen  variado  el  título,  y  dicen:  Continiiatimí 
de  í  Histoire  de  I'  Admirable  Don  Qnicltotte...  etc.  Notándose  únicamente  que 
en  esta  edición  llevan  epígrafe  todos  los  capítulos  de  la  contimiacion,  que  carecen 
de  él  en  la  de  1704. 

3-  State  nouvelle  et  veritable  de  /"  Historie  et  des  aventures  de  V  incompa- 
rable Don  Qnicltotte  de  la  ]\lanche — Traduite  d'  un  manuscrit  espagnol  de  Cid 
Hamet  Benenyely  son  veritable  historien. 

A  Paris,  chez  Charles  le  olere,  Ouay  des  Agustins,  Guillaume  Saugrain, 
Pierre  Huet,  del  Palais,  et  Pierre  Prault,  Ouay  des  Gesones. 

Seis  tomos  8." — con  treinta  láminas  firmadas  Antoine ,  y  dos  planchas  de 
música. — El  tomo  6."  contiene,  Histoire  de  Sandio  Pansa,  alcalde  de  Blandanda, 
servant  de  sixieme  et  dernier  volume  á  la  snite  nouvelle  des  avantures  de  Don 
Qidchotte. 

En  el  núm.  l32  de  la  Revista  de  España—  Madrid  1878 — tomo  33 — página 
461,  se  publicó  un  artículo  crítico-descriptivo  de  esta  obra,  bajo  el  título  de — Los 
continuadores  del  ingenioso  Hidalgo. 

Tal  vez  esta  continuación  no  debiera  figurar  en  esta  parte  del  presente  Ca- 
tálogo, pues  no  la  tengo  unida  á  ninguna  edición  del  Ouixote.  Mas  como  quiera 
que  parece  impresa  para  correr  unida  á  la  obra  de  Cervantes,  como  la  anterior, 
le  he  dado  cabida  en  él.  La  stdte  noiivele  eo  más  extensa  que  la   obra  original. 

4.  De  voornaamste  gavellen  van  den  wonóerlyken  Eo7i  Qidchot,  door  den 
beroemden  Picart  den  Romein... 

In  s'  Hage-By  Pieter  de  Hondt— M.D.CC.XLVI. 

(Las  principales  aventuras  del  valeroso  caballero  Don  Ouixote  representadas 
en  figuras  por  Picart  Romano  por  dibujos  de  Coypel,  en  XXXI  láminas.) 

No  es  esta  una  edición  del  Ouixote,  pero  lo  es  de  una  gran  parte,  que  sirve 
de  explicación  á  los  preciosos  dibujos  de  Carlos  Coypee,  que  se  propuso  repre- 
sentar artísticamente  las  aventuras  del  higenioso  Hidalgo. 

Hay  edición  con  el  texto  en  francés. 

5.  Vita  £  azioni  deW  Ingegnoso  Cittadino  D.  Chisciotte  della  Manda  di 
Cervantes  Saavedra;  tradotta  del  Spagnuolo  in  Italiano,  Da  Lorenzo  Franciosini 
Fiorentinio. — Quinta  Edizione. 

In  Venezia,  MDCCLV.^Appresso  Guglielmo  Zeríetti,  con  Licenza  de  Supe- 
riori,  é  Privilegio. 

4  tomos  8."  • 


CATALOGO. 


5o3 


Giambatista  Pascual  al  Lettore. — A'  curiosi  lettori  Lorenzo  Franciosini. — 
Prólogo  de  Cervantes. — Brevi  notizie  intorno  a  Michele  Cervantes  Saavedra 
autora  di  Don  Chisciotte,  tratte  dalla  vita  di  lui  scritta  da  Don  Gregorio  Mayans 
é  Ciscar,  Bibliotecario  del  Re  di  Spagna. — índice. — Licencia. — Nei  rifformatori 
dello  studio  di  Padova  etc. — Datti  9  Giugno  1750. — Texto. 

No  tradujo  Franciosini  los  versos  que  anteceden  á  la  primera  Parte,  ni  tam- 
poco los  preliminares  de  la  Segunda.  La  Primera  Parte  va  dividida  en  cuatro 
libros,  y  la  Segunda  empieza  como  quinto  libro  en  la  pág.  58   del  tomo  III. 

6.  Hiscoire  de  1' Admirable  Don  Ouichotte  de  la  Mancha,  traduite  de  1'  es- 
pagnol  de  Michel  de  Cervantes. — Nouvelle  edition  re\T.ie,  corrigée  et  augmentée. 

A  Lyon  de  1'  Imprimerie  d'  Amable  Léroy.  iVgS. 

Seis  tomos  8.°— Es  repetición  en  todo  de  las  de  1704  y  1722. 

7.  O  engenhoso  fidalgo  Don  Ouixote  de  la  Mancha,  por  Miguel  de  Cervan- 
tes Saavedra. — Traduzido  em  vulgar. 

Lisboa,  na  typografía  Roliandiana.  1754.  Com  licen^a  da  Real  Meza  da 
comisao  Oerae  sobre  ó  exame,  é  censura  dos  livros. 

Seis  tomos  8." 

Se  suprimieron  por  el  editor  todos  los  preliminares  de  las  dos  partes.  Ambos 
empiezan  sin  prólogo,  ni  preámbulo  alguno  en  su  respectivo  Cap.  I. 


LOS  FANTASMAS. 


(TRADUCCIÓN     DE    \'  í  C  T  O  R    HUGO) 


yo  he  visto  morir  jóvenes  bellas! 
Mas  tal  es  el  destino  de  la  vida; 
La  cauta  muerte,  á  la  existencia  unida, 
Su  presa  necesita  devorar. 
Preciso  es  que  la  yerba  de  los  campos 
Caiga,  por  la  mordaz  segur  cortada; 
Que  en  el  baile  la  turba  alborozada 
Huelle  las  frescas  rosas  al  danzar. 

Preciso  es  que  el  arroyo  de  aguas  vivas 
Por  el  valle  se  agote  en  su  carrera, 

Y  que  cruce,  volando  por  la  esfera, 
Del  relámpago  el  rápido  fulgor; 
Preciso  es  que  el  Abril  celoso  queme 
Con  sus  crudas  heladas  y  rigores 

El  manzano  engreído  de  sus  flores, 
Nieve  primaveral  de  grato  olor. 

Esa  es  la  vida,  sí;  después  del  dia, 
Viene  la  noche,  de  pavor  cubierta, 

Y  al  término  de  todo  se  despierta 
Del  infierno  ó  la  gloria  en  el  confín; 
En  torno  á  la  gran  mesa  del  banquete 
La  ansiosa  multitud  acude  presto; 
Mas  algún  convidado  deja  el  puesto 
Vacío,  y  se  levanta  antes  del  fin. 


LOS    FANTASMAS.  505 


II. 


¡Ay!  ¡yo  las  vi  morir!  era  una  de  ellas 
Del  suave  color  que  nace  el  dia; 
Y  lánguida  la  otra  parecía 
Oír  vago  concierto  celestial; 
Sostén  daba  á  su  frente  con  la  mano 
Otra  prendida  en  amorosa  llama; 
Como  el  ave  al  volar  dobla  la  rama, 
Rompió  el  alma  su  cuerpo  virginal. 

Pálida  una,  enferma  y  delirante, 
Pronunciaba,  en  su  vago  desacuerdo. 
Un  nombre,  del  que  no  queda  recuerdo; 
Otra  se  fué  extinguiendo  como  el  son 
Del  arpa  melancólico  y  suave 
Cuando  se  pierde  en  alas  de  la  brisa; 
Otra,  al  morir,  tenia  la  sonrisa 
De  un  ángel  en  celeste  aparición. 

¡Flores  de  un  dia,  que  al  nacer  uuirioron! 
Alciones,  que  en  sus  nidos  fluctuantes, 
Anegaron  las  olas  inconstantes 
Con  repentino  y  rápido  furor; 
Palomas  enviadas  por  el  cielo. 
Todas  bellas,  alegres  y  gentiles, 
Que  contaban  sus  años  por  Abriles, 
Coronadas  de  gracias  y  de  amor. 

¡Y  muertos  ¡ay!  tantos  hermosos  seres, 
Sin  aliento,  sin  voz  y  sin  mirada, 
Sepultos  ya  bajo  la  piedra  heladal 
¡Tanta  luz,  extinguido  su  explendor! 
¡Cuánta  flor  antes  de  sazón  cogida! 
¡Oh!  dejadme,  que  vaya,  en  mis  congojas, 
Hollando  al  paso  las  marchitas  hojas, 
A  perderme  del  bosque  en  lo  interior. 

¡Dulces  fantasmas!  Cuando  allá  en  la  sombra 
Yo  vago  solitario  y  pensativo,  . 
Ellas  vienen  con  vuelo  alternativo. 
En  voz  baja,  conmigo  á  platicar; 


506  REVISTA   DE    VALENCIA. 


AHÍ,  el  dudoso  resplandor  del  dia 

Ya  me  muestra  ó  me  oculta  su  ropaje, 

Y  veo  entre  las  sombras  del  ramaje 
Sus  ojos  fulgurantes  chispear. 

Mi  alma  es  tierna  hermana  y  cariñosa 
De  esas  sombras  tan  llenas  de  hermosura; 
De  la  vida  y  la  muerte  la  ley  dura 
Entre  nosotros  sin  vigor  quedó; 
Ya  les  guio  sus  pasos,  ya  les  tomo, 
Absorto  en  mi  ilusión,  sus  alas  bellas, 

Y  muerto  estoy  yo  entonces,  como  ellas, 
O  vivas  están  ellas,  como  yo. 

A  todas  mis  fantásticas  ideas 
Ellas  prestan  su  forma.  ¡Yo  las  veo! 

Y  me  llaman  con  candido  deseo; 
Después  comienzan  todas  á  danzar 
Rodeando  una  tumba  entrelazadas; 
Luego  desaparecen  una  á  una, 

Y  cuando  ya  me  quedo  sin  ninguna. 
Meditando,  me  pongo  á  recordar. 


III. 

i  Ay!  una,  sobre  todo,  ¡un  ángel  era! 
¡Una  española!  levantado  el  seno, 
Aun  de  suspiros  inocentes  lleno, 
La  tez  blanca,  los  labios  de  coral; 
Negros  los  ojos,  vivos  y  rasgados, 

Y  el  ardiente  mirar  de  la  española, 

Y  ese  canto  inefable,  esa  aureola, 
Que  corona  una  frente  virginal. 

Y  no  murió  de  amor,  que  para  ella 
El  amor  venturoso  no  tenia 
Placeres  ni  combates  todavía; 
Nada  su  corazón  hizo  latir; 
Cuando  al  ver  su  hermosura  y  su  donaire. 
Todos  en  ella  al  punto  se  fijaban, 

Y  "¡qué  hermosa!"  los  hombres  esclamaban. 
Nadie  al  oido  se  lo  fué  á  decir. 


LOS  FANTASMAS.  507 


Su  pasión  era  el  baile,  y  fué  su  muerte; 
¡El  baile  deslumbrante  y  deliciosol 
Sus  cenizas  aun,  en  su  reposo. 
Se  extremecen  con  súbito  temblor. 
Cuando  en  la  noche  plácida  y  serena 
Alguna  nube  blanca  y  trasparente, 
Mecida  por  el  viento  suavemente, 
A  la  luna  le  danza  en  deredor. 

Su  pasión  era  el  baile;  si  por  dicha 
Se  acercaba  una  fiesta,  la  doncella 
Tres  dias  sin  cesar  pensaba  en  ella, 

Y  tres  noches  soñaba  sin  cesar. 

Y  mujeres,  y  músicas  y  danzas 
Venian  á  turbar  su  dulce  sueño, 

Y  en  torno  de  su  lecho  con  empeño 
A  reir  con  placer  y  alborotar. 

Y  después  las  alhajas,  los  collares 
Los  ceñidores  de  tisú  bordados. 
Los  encajes,  los  giiantes  perfumados, 
Las  pulseras  de  perlas  y  coral; 

Las  telas  más  sutiles  que  las  alas 
De  la  abeja,  las  blondas,  los  zarcillos. 
Cintas  para  llenar  mil  canastillos, 
Flores,  que  valen  un  palacio  real. 

Y  ya  empezada  la  nocturna  fiesta, 
Acudia  gentil  con  sus  hermanas, 

A  par  de  ella  risueñas  y  galanas, 
Frotando  el  abanico  de  placer; 

Y  al  lado  de  sus  lindas  compañeras. 
Su  corazón  saltaba  de  alegría, 
Cuando  la  orquesta  súbito  rompia. 
Haciendo  el  gran  salón  extremecer. 

Grato  era  el  ver  á  la  gallarda  joven. 
Revolviendo  fugaz  el  cuerpo  airoso, 

Y  agitando  á  su  impulso  vagoroso 
La  leve  falda  de  flotante  tul; 
Sus  grandes  ojos  negros  relucían 
De  la  mantilla  bajo  el  negro  encaje. 
Cual  doble  estrella  por  entre  un  celaje 
Brilla  en  la  frente  de  la  noche  azul. 


5Ó8  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Todo  era  en  ella  risa  y  alegría; 
¡Pobre  niña!  nosotros  distraidos, 
En  los  ratos  de  ocio  entristecidos 
La  admiramos  mil  veces  al  danzar; 
En  el  baile  solaz  no  encuentra  el  alma; 
Allí  vuela  entre  flores  la  ceniza 

Y  por  faldas  de  seda  se  desliza, 

Y  á  vueltas  del  placer  anda  el  pesar. 
Mas  ella  por  el  baile  seducida 

Sin  respirar  volaba  y  revolaba, 
Y,  radiante  de  gozo,  se  embriagaba 
Con  la  armonía  dulce  del  laúd, 
Con  las  flores,  las  Lámparas  de  oro. 
Las  luces  del  salón  resplandeciente, 
El  murmullo  agradable  de  la  gente 

Y  el  reir  de  la  alegre  juventud. 
¡Oh!  ¡qué  placer  saltar  enloquecida 

Entre  la  multitud,  y  confundidos 
Sentir  multiplicarse  los  sentidos 
Del  baile  en  la  revuelta  rapidez; 
Sin  saber  "si  en  el  raudo  torbellino 
Se  aleja  de  la  tierra  arrebatada, 
O  si  huella  una  ola,  que  encrespada 
A  sus  plantas  arrollase  tal  vez! 

Mas  ¡ay!  que  con  la  luz  de  la  mañana 
Preciso  era  partir,  y  descubierta 
Quedar  irnos  instantes  á  la  puerta, 
Esperando  el  mantón  en  el  umbral. 
Entonces  aterrida  y  temblorosa 
Sentia  la  inocente  bailarina 
Por  la  desnuda  espalda  alabastrina 
Deslizarse  el  ambiente  matinal. 

¡Qué  triste  amanecer  el  baile  deja! 
¡Adiós  adornos,  galas  y  alegría! 
A  las  dulces  canciones  sucedía 
La  tos  ronca,  molesta  y  pertinaz; 
A  los  ojos  radiantes  y  encendidos. 
Los  ojos  sin  brillar  casi  apagados, 

Y  al  placer  de  los  tintes  sonrosados. 
La  fiebre  inquieta  de  azulada  faz. 


LOS  FANTASMAS.  509 


IV. 

¡Ya  no  existe!  ¡Tenia  quince  años! 
¡Tan  bella,  tan  gentil,  tan  adorada! 
Murió,  al  salir  del  baile,  una  alborada, 
Que  á  todos  aterrados  nos  dejó; 
¡Ay!  de  los  brazos  de  su  madre  loca, 
Adornada  con  todo  su  atavío. 
Para  dormirla  en  el  sepulcro  umbrío 
La  muerte  con  sus  manos  la  tomó. 

Aun  contaba  bailar  la  hermosa  niña 
Alegremente  en  la  cercana  fiesta; 
Tan  callada  la  muerte  fué  y  tan  presta 
Su  cuerpo  delicado  á  arrebatar; 
Las  rosas,  que  la  víspera  se  abrieron, 
En  medio  del  festín  resplandeciente. 
En  guirnalda  ceñidas  á  su  frente. 
Se  fueron  en  la  tumba  á  marchitar. 


V. 


¡Y  su  madre  infeliz,  que  puesto  habia 
Tanto  amor  y  afán  tanto  en  el  hechizo 
De  este  vaso  sutil  y  quebradizo, 
Ignorando  destino  tan  fatal! 
¡Que  tantas  noches  se  pasó  velando 
En  su  infancia,  con  males  importuna, 
Pequeñuela,  acallándola  en  la  cuna, 
O  en  el  blando  re^íazo  maternal! 

¿A  qué  tantos  afanes?  Muerta  ahora 
La  hermosa  joven,   lívida,    entregada 
A  los  gusanos  de  la  tumba  helada 
Duerme  envuelta  en  profunda  lobreguez; 
Y  si  allá  del  sepulcro  en  las  regiones. 
En  una  noche  del  invierno  yerta, 
Algún  festin  de  muertos  la  despierta, 
De  la  luna  á  la  fria  palidez; 


510  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Un  espectro,  de  risa  repugnante, 
Con  atavío  pavoroso  y  triste, 
En  lugar  de  su  madre  es  quien  la  asiste, 

Y  la  llama,  y  la  atrae  con  afán. 
Con  un  beso  fatal  sus  labios  hiela, 

Y  la  nudosa  mano  de  esqueleto 
Pasa  por  sus  cabellos  que,  en  inquieto 
Vuelo,  ondeantes  por  la  espalda  van. 

Y  después  temblorosa  la  conduce 
A  la  danza  fatal,  y  en  el  etéreo 
Espacio  suspendido  el  coro  aéreo 
Se  revuelve  en  la  sombra  sin  cesar. 

Y  en  el  pardo  horizonte  se  levanta 
Pálida  y  ancha  la  naciente  luna, 

Que  vá  bordando  en  plata  una  por  una 
Las  franjas  de  las  nubes  al  pasar. 


VI. 

Y  vosotras,  doncellas,  para  quienes 
El  baile  alegre  es  la  delicia  sola. 
Pensad  en  la  gentil  niña  española, 
Que  para  siempre  guarda  el  ataúd; 
Llena  de  gozo,  con  ligera  mano, 
Iba  risueña,  la  cerviz  erguida. 
Recogiendo  las  rosas  de  la  vida, 
Belleza,  amor,   placer  y  juventud. 

¡Pobre  niña!  vagando  en  los  festines 
De  ese  ramo  magnífico  de  flores 
Concertaba  los  nítidos  colores; 
Mas  pronto  su  placer  se  disipó. 
'  ¡Infeliz  en  igual  grado  y  hermosa! 
En  el  más  venturoso  desvarío, 
Como  Ofelia  arrastrada  por  el   rio, 
Cogiendo   flores   del  verge4,  murió! 

José  Nu.ñez  de  Prado. 


UNA  CRISIS  MATRIMONIAL. 

NARRx^ClON     ITALIANA   DE    SALVATORE     FARIÑA, 

VERTIDA  AL  ESPAÑOL 
POR 

MARÍA  DE   LA  PEÑA. 


[-  cuarto  que  habitaba  yo  por  entonces  estaba,  sin  duda,  más  alto  de 
lo  necesario,  reflexión  que  me  repetía  invariablemente  cuatro  veces 
todos  los  dias,  es  decir,  cada  vez  que  asaltaba  los  ciento  doce  esca- 
lones que  me  separaban  de  la  multitud  callejera;  pero  como  llegado  arriba,  go- 
zaba desde  mi  ventana  de  un  magnífico  paisaje  de  tejas  y  chimeneas,  no  queria 
abandonarlo.  Otra  razón  me  asistía:  era  ésta,  que  en  cuatro  meses  habla  cono- 
cido á  todos  los  vecinos,  y  como  quiera  que  entre  los  de  un  barrio  rara  vez  no 
se  encuentra  alguno  de  quien  se  deba  vivir  muy  lejos,  permanecí  contento  con 
los  mios,  entre  los  cuales  se  hallaba  la  pareja  conyugal  más  célebre  que  he  tra- 
tado en  mi  vida. 

Decir  que  elSr.  Sulpicio  y  la  Sra.  Conchita  eran  legítima  mitad  el  uno  del 
otro,  no  seria  una  simple  figura  retórica,  porque  entre  los  dos  apenas  si  con- 
taban la  suficiente  cantidad  de  tejidos  y  de  músculos  para  formar  una  criatura 
humana  medianamente  nutrida;  á  pesar  de  lo  cual,  poniendo  los  años  del  uno 
encima  de  los  del  otro,  pasaban,  con  creces,  de  siglo  y  medio;  y  si  imaginaria, 
mentente  (el  decoro  no  lo  permite  de  otra  manera),  coloco  á  la  Sra  Conchita 
en  pié  sobre  el  cráneo  del  Sr.  Sulpicio,  habría  de  resignarme  á  ver  taladrado  el 
techo  de  mi  estancia  por  la  femenil  cabeza,  y  eso  que  mi  techo  no  tenia  menor 
altura  de  trescientos  cincuenta  centímetros. 

Cuando  VV.  hayan  resuelto  estos  problemas  aritméticos  ,  encontrarán  ante 
sí  el  exacto  retrato  de  los   cónyuges,  y  los  verán,  como  yo  los  veo,  largos,  fla- 


512  REVISTA    DE  VALENCIA. 


eos,  endebles,    de  cabezas  encanecidas,  de  caras  surcadas   por  amigas,  de  ojos 
hundidos  y  negro-mate. 

Vivian  juntos,  partiendo  lecho  y  mesa,  con  las  vicisitudes  de  cincuenta  y 
cinco  años  de  matrimonio,  y  tanto  se  hablan  mirado  á  la  cara,  que  poco  á  poco 
llegaron  á  parecerse  en  gestos  y  en  facciones,  hasta  el  punto  de  que,  á  no  ser 
por  las  respectivas  narices,  hubiérase  dicho  que  Sulpicio  y  Conchita  eran  her- 
manos, y  hermanos  gemelos.  Pero  las  narices  no  se  sometieron  á  la  identidad 
de  la  costumbre,  manteniéndose  tales  cuales  eran  en  su  origen;  y  yo  afirmo  ú 
ustedes  que  no  las  habia  más  antitéticas,  al  menos  no  me  ha  tocado  ver  otras 
tan  rebeldes  en  mi  vida.  La  del  marido  era  encorvada,  forma  de  pico  de  águila, 
cual  curioso  que  mira  lo  que  entra  por  la  boca:  la  de  la  Sra.  Conchita  era  re- 
mangada, como  prudente  que  no  quiere  inquietar  con  su  vigilancia  los  sabrosos 
manjares  que  ve  pasar.  Estos  símiles  no  me  pertenecen;  tuvieron  su  origen  en 
la  mesa  conyugal  cincuenta  y  cuatro  años  y  once  meses  antes  de  mi  relación,  en 
un  momento  de  recíproca  cólera,  á  causa  de  un  guiso  que  estaba  ahumado. 

Fué  aquella  la  primera  nube  del  cielo  conyugal;  pero  fué  nube  y  negra;  por- 
que así  como  del  guisado  pasó  á  la  nariz,  así  de  la  nariz  pasó  á  la  costumbre,  y 
de  la  costumbre  á  los  genios,  de  suerte  que  acabaron  los  dos  por  arrastrar  de 
mala  gana  la  cadena  del  matrimonio. 

Conchita  habló  de  volver  a  la  casa  paterna;  Sulpicio  opinó  que  lo  hiciese  sin 
demora;  pero  considerando  que  el  viaje  de  novios  les  habia  alejado  de  los  pa- 
dres de  Conchita  doscientas  millas  del   lugar  de  la  catástrofe,  se  defirió  la  cosa. 

La  gran  palabra  se  habia  pronunciado,  sin  embargo:  ¡separación!  ¡separa- 
ción! 

Al  siguiente  dia  Sulpicio  pensó  que  de  manos  sagradas  habia  recibido  aquel 
tesoro  virginal;  recordó  el  tierno  discurso  que  le  habia  pronunciado  su  suegro  al 
entregárselo;  trajo  á  su  memoria  el  juramento  que  prestó  de  hacer  feliz  á  su  es- 
posa; reflexionó,  por  último,  en  otra  porción  de  circHnstancias,  con  prudencia  y 
con  tino,  y  acabó  por  persuadirse  de  que  estaba  en  el  deber  de  convencer  á 
Conchita  para  que  permaneciese  bajo  el  techo  conyugal. 

Por  otra  parte,  Conchita,  mujer  juiciosa  si  las  hay,  habia  meditado  nuicho 
en  los  consejos  que  recibiera  de  su  mamá,  en  el  si  que  pronunció  al  pié  de 
los  altares,  en  la  alegría  de  sus  amigas  solteras,  en  el  dolor  de  sus  parientes, 
y,  en  fin,  en  que  Sulpicio  no  era  un  mal  hombre,  pues  á  no  haber  ocurrido  la 
desgracia  deque  el  guisado 

Cuando  Sulpicio  volvió  con  semblante  risueño  cerca  de  su  esposa,  Conchita 
lo  recibió  con  la  más  bella  sonrisa  de  su  repertorio;  se  estrecharon  las  manos,  se 
abrazaron  con  efusión,  hicieron  las  paces. 

Habian  cedido  uno  y  otro,  pero  en  el  fondo»  quedó  planteada  la  contienda. 
Aquella  contienda  fué  preludio  de  mil  borrascas  del  mismo  género,  que  llegaron 


UNA    CRISIS    MATRIMONIAL.  5l3 


hasta  la  calle  y  casa  donde  ahora  vivían.  Algunas  veces  la  vecindad  escuchaba 
con  sobresalto  una  voz  aguda  y  chillona  en  medio  de  la  escalera;  ¡es  Conchita! 
se  decian  los  vecinos.  Era  Conchita.  La  desgraciada,  después  de  haber  lanzado  á 
su  tirano  todos  los  epítetos  más  graciosos,  acumulados  durante  cincuenta  y  cinco 
años  de  meditaciones  sobre  la  rabia,  sin  conseguir  que  se  agotasen  las  respues- 
tas ofensivas  de  él,  le  soltaba,  por  fin,  un  chillido  horroroso  al  ver  que  el  viejo 
se  habia  puesto  en  salvo  escalera  abajo:  entonces  desde  la  puerta  de  la  habita- 
ción le  lanzaba  el  último  dicterio  con  implacable  hiria:  ¡picaro!  ¡picaro! 

La  vecindad  acudia  inmediatamente  á  socorrer  á  Conchita  con  el  último  con- 
suelo que  de  antemano  conocíamos  todos,  y  era  dejarla  hablar  hasta  que  se  di- 
sipase por  completo  su  cólera. 

Cuidado  con  tenerla  lástima  y  con  decirla  que  no  merecía  tal  suerte  y  que 
su  marido  era  un  mentecato:  aun  cuando  pareciese  apagado  el  fuego  de  su  ren- 
cor, revivía  entonces  en  otra  forma,  protestando  de  que  si  ella  sufría  á  su  Sulpi- 
cio,  era  por  su  propia  voluntad;  que  nadie  mejor  que  ella  sabía  lo  que  eraSulpi- 
cío.  y  que  no  necesitaba  que  ninguno  le  enseñase  á  leer  en  el  corazón  de  su  que- 
rido Sulpicio,  que  ella  lo  conocía  muy  bien  de  largo  tiempo,  y  que  en  el  fondo 
era  bastante  mejor  que  otros  muchos. 

Pasado  el  primer  ímpetu,  y  cuando  la  escalera  quedaba  solitaria,  la  anciana 
salía  de  sus  habitaciones  ocultándose,  volvía  á  un  lado  y  á  otro  la  cabeza,  cu- 
bierta de  amplía  cofia  de  encaje  negro,  bajaba  unos  escalones,  y  cuando  estaba 
segura  de  no  ser  vista,  llamaba  á  la  puerta  de  la  Sra.  Nina,  joven  viuda,  que 
vivía  con  su  achacoso  tio,  amigo  de  Sulpicio. 

Conchita  sabia  que  su  marido  quería  en  extremo  á  la  joven,  y  no  tan  solo 
no  estaba  celosa,  sino  que  invocaba  su  intercesión  para  liacer  las  paces. 

Casi  al  mismo  tiempo,  el  marido  fugitivo  regresaba  furtivamente  á  casa, 
subia  anhelante  las  escaleras  y  entraba  en  mi  cuarto;  porque  también  él  sabia 
que  Conchita  me  estimaba  mucho,  y  que  una  palabra  mía  era  influyente,  casi 
decisiva  en  su  ánimo:  así  es  que  me  encomendaba  la  misión  de  volverle  la  tran- 
quilidad doméstica. 

II. 

Por  mí  parte,  poco  me  costaba  el  papel  de  conciliador;  ni  creo  que  á  la  se- 
ñora Nina  le  costase  mucho  más.  Cuando  Conchita  me  veía,  sin  permitirme  soltar 
palabra  de  la  embajada,  estrechándome  la  diestra  entre  sivs  nudosas  manos,  mo- 
viendo la  cabeza  y  alzando  los  ojos  al  techo,  me  demostraba  todo  el  dolor  que 
sentía  por  lo  acaecido,  su  intención  de  hacer  paces,  y  la  gratitud  de  que  por 
mis  buenos  oficios  me  era  acreedora. 

En  el    fondo  de  la  situación  era  evidente  que  Conchita  no  podía  vivir  sepa- 

:!:; 


514  REVISTA   DE    VALENCIA. 


rada  de  su  Sulpicio,  y  que  Sulpicio  tampoco  podia  vivir  sin  su  Conchita.  Se  ama- 
ban como  se  habian  amado  siempre,  á  su  modo  belicoso,  pero  se  amaban  cuan- 
to es  posible  amarse  en  la  tierra. 

Cuando  Sulpicio,  ya  arrepentido,  aparecía  en  la  puerta  de  su  habitación,  dán- 
dose cierto  aire  de  indiferente,  por  no  mostrarse  emocionado,  Conchita  recor- 
daba la  costura,  y  buscaba  ufana  el  dedal  y  las  tijeras  en  el  fondo  de  su  bol- 
sillo. 

Yo  en  aquel  momento  tomaba  la  puerta,  si  podia,  ó  sacaba  la  cabeza  por  la 
ventana,  ó  bien  me  entretenía  en  hojear  un  libro.  Entonces  Sulpicio  se  aproxi- 
maba á  Conchita,  Conchita  se  volvia  á  Sulpicio,  y  los  dos  se  acercaban  un  poco 
más,  hasta  que  por  fin  veia,  de  reojo,  que  se  estrechaban  las  temblorosas  manos, 
aproximábanse  los  semblantes  iluminados  por  cariñosa  sonrisa,  y  dulces  lágri- 
mas calan  acanaladas  por  los  surcos  de  la  vejez...  En  fin,  se  abrazaban  fuerte- 
mente, mientras  yo  seguia  distraído,  mirando  un  cuadro,  ó  decia  que  el  sol  era 
expléndido,  cuando  llovía  á  mares;  y  pensaba  entre  mí  que  aquellas  lágrimas 
siempre  eran  jóvenes;  que  aquellas  sonrisas  de  invierno  eran  tan  tiernas  y  tan 
propias  como  las  de  la  primera  de  la  vida. 

Una  vez  la  borrasca  fué  tan  tremenda,  que  antes  de  que  las  dos  naves  en- 
trasen de  arribada  en  el  puerto  matrimonial  se  necesitaron  muchas  horas  y  mu- 
chas negociaciones.  La  palabra  separación  se  habia  pronunciado  por  los  dos,  y 
ninguno  queria  ser  el  primero  en  arrepentirse  de  haberla  dicho. 

Para  evitar  la  diplomacia  de  la  vecindad,  los  cónyuges  habian  huido  cada 
uno  por  su  lado.  La  criada  era  una  muchachuela  medio  simple,  que  los  ancianos 
tenian  recogida  de  lástima,  la  cual,  como  no  se  enteraba  nunca  de  lo  que  ocurría, 
solo  supo  darme  razón  de  que  los  amos  habian  salido  uno  después  de  otro.  Me 
instalé,  pues,  en  la  habitación  de  los  prófugos,  me  senté  delante  de  la  chimenea, 
aticé  el  fuego  y  esperé.  Era  un  magnífico  diade  invierno,  el  sol  brillaba  á  través 
délos  cristales  y  los  tizones  chisporroteaban  gozosos.  Yo  estaba  alegre,  trataba 
de  adivinar  en  forma  de  charada  cuál  de  los  dos  volvería  primero  bajo  el  techo 
conyugal...  ¿Cuál?  Conchita,  no  habia  que  dudarlo:  en  aquel  instante  oí  crujir  un 
vestido;  me  levanto,  me  vuelvo...  y  me  encuentro  cara  á  cara  con  la  Sra.  Nina, 
la  joven  del  tercero,  la  viuda. 

Pareció  sorprendida  de  verme,  y  un  poco  turbada,  sin  duda  porque  habia 
entrado  con  la  familiaridad  que  tenia  por  costumbre;  así  es  que  en  su  aire  un 
tanto  inquieto  se  denotaba  el  deseo  de  hallar  quién  me  dijese  que  usaba  de  un 
derecho  adquirido  desde  antiguo. 

En  tanto  yo  me  habia  inclinado  saludándola,  é  intentado  hablarla,  pero  ella 
se  adelantó: 
— ¿No  está  en  casa  la  Sra.  Conchita? 
— Ni  el  Sr.  Sulpicio,  repuse;  espero  al  uno  ó  á  la  otra. 


UNA    CRISIS    MATRIMONIAL.  515 


— También  yo  buscaba  á  una  ú  á  otro;  volveré... 

La  ausencia  del  matrimonio  parecia  inquietarla:  no  se  movió. 
— Si  V.  desea  esperar,  yo  seré  el  que  vuelva... 
— Gracias...  Tal  vez  viene  V.  por... 
— Por  la  misma  causa... 

Así  diciendo,  me  separé  de  la  chimenea  como  invitándola  á  entrar:  un  mi- 
nuto después  estaba  sentada  en  mi  silla.  También  yo  me  quedé. 

La  Sra.  Nina  no  me  conocía;  pero  yo  conocía  muy  bien  á  la  señora 
Nina.  Muchas  veces,  desde  mi  ventana,  abierta  sobre  la  suya,  habia  aprendido 
de  memoria  el  color  de  sus  cabellos,  esperando  en  vano  que  Dios  me  diese  á 
conocer  el  de  sus  pupilas;  un  dia  la  hice  huir  tosiendo:  desde  entonces  no  volví 
á  toser  en  la  ventana. 

Aquellas  blancas  manecitas,  que  tantas  veces  habia  visto  teclear  sobre  el 
antepecho  de  su  mirador,  tenian  las  palmas  delante  del  fuego,  y  aquella  cara, 
que  poco  antes  era  para  mí  un  misterio,  se  apareció  descubierta.  ¡Ah!  la  señora 
Nina  era  hermosa,  ó  por  lo  menos,  ¡me  gustaba  tanto! 

Al  notar  que  permanecía  de  pié,  me  hizo  una  indicación  llena  de  cortesía, 
para  que  me  sentase;  esperamos  silenciosos:  nadie  venia;  siguió  el  silencio,  cuya 
duración  iba  siendo  pesada,  y  para  cortarlo,  habló  ella  de  Sulpicio,  y  de  Con- 
chita yo. 

Cuando  supo  el  oficio   que  yo    desempeñaba  desde  que  tuve  la   suerte  de 
conocerlos,  la  viuda  sonrió    con  bondad.  ¡Qué  bella   sonrisa!  ¡Qué  magníficos 
dientes! 
— ¡Es  una  desgracia!  ¡pasar  cincuenta     y  cinco  años  de  la  vida  sin  lograr  en- 
tenderse! dijo  poco  después. 

—Yo  lo  tengo  por  una  bagatela,  repuse,  pues  en  el  fondo  se  quieren  mucho. 
¿No  es  cierto? 

La  viuda  hizo  un  mohin  y  no  contestó. 
— Tales  contrastes,  añadí,  son,  respecto  á  ellos,,  como  el  viento  que    separa 
una  ola  de  otra;  las  sacude    y    las  vuelve  á  unir  para  formar  una  misma  su- 
perficie. No  creo  que  puedan  vivir  dos  personas  juntas  largo  tiempo  sin  enco- 
lerizarse alguna  vez. 

Decididamente,  la  viuda  no  quena  contestar;  bajó   la  cabeza  y  comenzó  á 
remover  las  cenizas  como  impaciente.  Callé. 
— ¿Qué  hora  es?  preguntó  notando  que  su  silencio  me  ofendía. 
— Las  cuatro. 

— Es  tarde;  tengo  que  marcharme;  volveré... 
— En  verdad,  faltan  trece  minutos  para  las  cuatro...  añadí. 
La  Sra.  Nina  se  sonrió  y  no  se  fué. 
Yo  no  sabia  por  qué,  pero  mi  corazón  tocaba  á  gloria. 


5l6  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Hé  aquí  á  Sulpicio  y  Conchita,  los  dos  cogidos  del  brazo. 
— ¿Se  han  hecho  paces?  preguntamos  con  la  mirada  la  Sra.  Nina  y  yo. 
— Sí,  señores,  contestaron  á  la  vez  comprendiéndolo. 
— Venia  á  ver  á  VV.;  ahora  me  voy,  porque  es  tarde,  dijo  Nina. 

Conchita  estaba  de  buen  humor;  las  arrugas  de  su  cara  tenían  la  movible 
expresión  de  las  grandes  alegrías,  y  sus  ojillos  chispeaban  de  gozo. 
— Menos  mal,  dijo,  puesto  que  el  Sr.  D.  Carlos  le  ha  hecho  compañía. 

Al  oir  aquella  frase,  mi  corazón  se  echó  á  vuelo,  y  la  viuda  se  puso  encar- 
nada. Se  marchó;  me  marché  al  punto,  y  todo  el  dia  pensé  en  ella;  la  noche  la 
pasé  soñando,  y  el  siguiente  dia  en  la  ventana.  Por  dicha  me  vio,  la  saludé,  y 
durante  un  mes  no  falté  á  las  mismas  horas  con  la  misma  fortuna;  una  vez  me 
atreví  á  sonreír,  otra  vez  se  atrevió  á  sonreirme...  y  cinco  meses  y  ocho  días 
después  estrechaba  legítimamente  entre  mis  brazos  á  la  Sra.  Nina,  que...  ya  no 
era  viuda. 


III. 


Eramos  felices;  habitábamos  una  casita  apartada  del  ruido  y  la  baraúnda  de 
-la  ciudad;  nuestras  ventanas  no  miraban  hacia  casa  de  molesto  vecindario;  el  sol 
nos  visitaba  desde  el  alba  hasta  la  tarde,  dando  con  la  viveza  de  su  luz  color 
de  fiesta  á  nuestros  muebles  recien  comprados. 

El  anciano  tio  de  Nina  no  habia  querido  unir  sus  achaques  á  nuestra  felici- 
dad, según  decía,  y  se  quedó  viviendo  en  el  pueblo  con  una  hermana.  Y  en  ver- 
dad, nos  bastaban  nuestras  ilusiones  para  estar  acompañados;  cualquiera  otra 
compañía  nos  hubiera  sido  importuna.  Nuestra  casita  de  color  de  rosa  estaba 
poblada  de  fantasías  del  mismo  tono;  el  porvenir  se  presentaba  en  sueños  y  lo 
aguardábamos  encantados.  ¿Será  necesario  advertir  que  tenia  maneras  de  una 
delicadeza  exquisita,  sonrisa  dulcísima,  la  mirada  serena  como  un  rayo  de  luna, 
la  voz  armoniosa  como  una  palabra  de  consuelo,  y  tal  modo  gracioso  de  colo- 
car sus  manos  sobre  mis  hombros  y  decirme  te  quiero  sin  hablar,  que  yo  ha- 
bría pasado  la  vida  entera  mirándola?     . 

Tan  solo  le  noté  un  defecto;  al  pasar  de  una  á  otra  habitación  cerraba  las 
puertas  con  violencia.  Alguna  vez,  interrumpido  en  mis  fantasías  por  un  portazo, 
habría  hecho  inadvertidamente  un  movimiento  de  enojo,  si  al  instante  no  hu- 
biese asomado  su  carita  sonrosada.  A  pesar  de  todo,  mi  corazón  seguía  la- 
tiendo con  júbilo  constante,  y  no  era  posible  otra  cosa. 

¿Es  preciso  advertir  también,  que  yo  era  un  marido  poco  menos  que  perfecto? 
No  la  dejaba  sola  nunca,  ó  por  lo  menos  rara  vez  y  el  tiempo  más  breve  posible; 
no  la  contradecía  jamás:  adivinando  sus  deseos,  solo  tenia  para  ella  palabras 
agradables;  por  mantener  su  buen  humor  inventalia  mil  niñerías;  y    esto,   i;o 


UNA   CRISIS    MATRIMONIAL.  517 


obstante,  yo  podía  ser  acusado  de  otro  gran  defecto:  era  distraído.  Por  correr 
tras  de  locas  fantasías  olvidaba  que  al  sonreirme,  ella  reclamaba  otra  sonrisa; 
que  á  sus  burlonas  observaciones  contestaba  con  seriedad,  y  que  su  dulce  mi- 
rada solía  encontrar  la  mía  contemplando  las  nubes. 

Sin  duda  la  suerte  no  reúne  tan  feos  defectos  para  que  formen  la  imagen  de 
la  paz  conyugal;  así  es  que  llegó  un  día  mi  distracción  á  su  último  grado:  cerró 
ella  la  puerta  con  mayor  estruendo  que  nunca,  se  me  escapó  un  ¡eh!,  lo  oyó, 
me  arrepentí,  era  tarde:  otro  día  Nina  me  dejó  pensativo,  pues  se  marchó  de 
puntillas,  cerrando  la  puerta  con  mi!  precauciones  para  no  hacer  ruido...  El  es 
trépito  de  las  fraguas  de  Vulcano  no  me  habría  hecho  saltar  de  la  silla  como 
aquella  precaución.  La  seguí,  la  abracé,  nos  reimos;  pero  se  había  roto  la  con- 
fianza; nos  habíamos  reprochado  nuestras  acciones,  no  éramos  perfectos. 

Por  más  que  hizo  Nina,  le  fué  imposible  corregirse;  solo  lo  advertía  después 
de  pecar,  y  entonces  tomaba  un  aire  entre  doliente  y  burlón,  que  la  hacía  más 
hermosa. 

En  cuanto  á  mí,  todo  fué  inútil;  ya  podía  bajar  la  cabeza  arrepentido,  ya  po- 
día abrir  desmesuradamente  los  ojos  cuando  me  sorprendía  por  los  espacios 
imaginarios;  siempre  descubría  lo  poco  que  adelantábamos  en  el  camino  de  la 
perfección,  á  pesar  de  lo  cual  la  luna  de  miel  se  prolongaba  de  luna  en  luna, 
deslizándose  muchas  sin  la  más  leve  sombra. 

Fué  un  dia  horrible  del  despiadado  Julio,  de  aquellos  en  que  el  sol  enlo- 
quece y  el  calor  abrasa...  Jura  ella  haber  sido  la  primera,  diciéndome:  "quisiera 
saber  en  qué-piensas,  quiero  saberlo...'';  pero  no  lo  creáis,  la  primera  ofensa 
salió  de  mis  labios  en  forma  de  una  torpe  palabra,  que  no  pude  aprisionar 
entre  mis  dientes  sin  que  quedase  la  mitad  fuera.  Sea  de  un  modo  ó  de  otro, 
ello  es  que  uno  de  los  dos  contestó  altivamente  á  su  contrarío;  éste  repuso  con 
violencia  alguna  frase  dura;  después  hubo  ironías  sarcástícas,  y  en  fin  acabó 
Nina  por  llorar,  y  yo  por  sentir  el  corazón  oprimido. 

En  otra  ocasión,  el    mismo  exordio  nos  llevó  á  las  mismas  conclusiones,  y 
otra  vez  algo  más  allá. 
— Esta  vida  es  intolerable,  dijo  ella. 
— ¡Es  verdad!  repuse  para  encolerizarla. 

— ¡Verdad!  ¡Verdad!  ¡Ah!   Ya  lo  sabia  yo:  estás  cansado  de  mí;  hace  casi  un 
año  que  te  consideras  preso. 
— Diez  meses,  dije. 

— -Que  te  parecen  diez  años;  lo  he  conocido  desde  que  sucedió:  nuestra  feli- 
cidad ha  durado  mucho.  ¡Ah!  ¡cuan  desgraciada  soy!  Acabarás  por  odiarme,  sí 
ya  no  me  odias;  pero  yo  también  acabaré  por  aborrecerte. 

Yo  me  deshacía  en  ganas  de  cogerla  entre  mis  brazos  y  correr,  cargado 
con  ella  y  con  todo  su  enojo,  hasta  que  la  hiciese  reír  y  me  gritase  ¡áasfa!:  tenia 


5l8  '  HKVISTA   DE   VALENCIA. 


deseos  de  mil  locuras,  que  la  conquistasen;  me  ocurrían  los  mejores  propósitos 
que  puedan  ocurrir  al  más  paciente  marido,  para  lo  cual  la  miré  de  soslayo,  pero 
lo  vio  y  me  volvió  la  espalda.  Adelanté  entonces  un  paso  hacia  ella,  y  se  mar- 
chó á  otro  aposento  sin  aguardarme.  Esta  repulsa  me  indujo  á  salir  por  el  lado 
contrario,  y  tomé  la  escalera  de  la  calle  con  aire  decidido,  aun  cuando  el  re- 
mordimiento principiaba  á  escocerme  antes  de  comenzar  la  cruel  venganza  que 
discurría. 

Anduve  largo  rato  sin  poderme  apartar  de  las  cercanías  del  paraíso  en  que 
anidaba  mi  felicidad.  Recordé  á  Sulpicio  y  á  Conchita,  los  buenos  amigos  de  la 
víspera;  pensaba  que  yo  no  tenia  quien  cumpliese  cerca  de  Nina  mi  oficio  de 
pacificarla;  y  después  de  todo,  con  la  mejor  gana  del  mundo,  lo  hubiese  con- 
fiado á  cualquiera.  Reflexionaba  que  era  la  primera  vez  que  reñíamos;  pero 
¡¡¡quién  sabe  si  aquello  podría  repetirse!!!  Era  preciso  volver,  consolarla,  quitarle 
en  lo  posible  su  pena,  y  darle  ánimos  con  la  seguridad  de  que  nunca,  nunca  vol- 
veríamos atener  que  reprocharnos  nada;  pero...  ¿y  si  en  lugar  de  oirme  indul- 
gente me  rechazaba  desdeñosa?  ¡Ay!  ¡Cuánto  hubiera  ofrecido  porque  á  mi  pri- 
mera palabra  dulce  respondiese  con  amor,  y  porque  riendo  y  llorando  juntos, 
no  hubiéramos  vuelto  á  recordar  aquella  desagradable  escena! 

Estas  refle.xiones  me  condujeron  dos  ó  tres  veces  hasta  el  umbral  de  mi 
casa,  y  otras  tantas  me  alejaron  de  él;  por  fin,  conseguí  vencer  la  incertidumbre,' 
crucé  el  portal,  subí  los  escalones  de  cuatro  en  cuatro,  y  me  presenté  ante  ella. 
Habia  salido  al  encuentro  deshecha  en  lágrimas  y  ocultando  la  cara  entre  sus 
manos,  sin  hablar:  pasé  un  brazo  por  su  cintura,  la  atraje  hacia  mí  y  la  llevé 
al  salón,  donde,  sentándola  sobre  mis  rodillas,  aparté  sus  manos  del  triste 
rostro,  acercando  el  mió  y  le  pedí  perdón;  pero  en  vez  de  perdonarme  rom- 
,  pió  á  llorar,  rodeó  sus  brazos  á  mi  cuello  y  apoyó  la  cabeza  sobre  mi 
hombro. 

Mi  corazón  estallaba:  las  maneras  de  Nina  expresaban  una  desgracia.  iQué 
habia  ocurrido  en  mi  ausencia?  ' 

Nuevas  caricias  y  entrecortadas  palabras,  cien  medrosas  interrogaciones,  y 
por  fin  un  fuerte  sollozo. 

— ¡Ha  muerto!  dijo. 

— ¿Quién? 

— ¡Conchita,  la  pobre  Conchita! 

Callé;  si  he  de  decir  verdad,  la  noticia  no  me  dolió  gran  cosa.  La  pobre  mu- 
jer corria  hacia  los  ochenta  tiempo  há,  y  el  cementerio  habia  esperado  bastante 
para  archivar  su  pergamino.  Respeté,  sin  embargo,  la  sensibilidad  de  Nina,  que, 
dando  tregua  al  llanto,  movió  la  cabeza  y  dijo  melancólicamente: 

— ¡Helos  separados  ya! 

— ¿Quién  te  ha  dado  la  noticia? 


UNA    CRISIS    MATRIMONIAL.  SIQ 


— Una  amiga  que   ha  venido  á  visitarme.  La  pobre   Conchita  nnirii)  antes  de 
ayer,  casi  de  repente. 
— ¿Y  Sulpicio? 

— Está  desesperado;  no  habla,  parece  que  se  le  va  la  cabeza, 
—  Será  preciso  ir  á  verlo. 
— Sí,  querido  Carlos,  vé  al  instante. 

Me  marché:  ¡ay  de  mí!  el  pobre  viejo  no  habia  podido  resistir  las  tristezas 
de  su  soledad,  y  aquella  noche,  pocas  horas  después  que  se  llevaron  á  la  com- 
pañera de  su  vida,  se  tendió  en  el  lecho  solitario,  persuadido  de  no  ver  la  nueva 
aurora.  Su  cadavérico  semblante  parecía  sonreír,  como  si  hubiera  querido  decir- 
me que  ni  aun  la  muerte  habia  podido  separarlos. 

Tórneme  á  casa  triste,  pero  con  una  tristeza  dulce  que  me  confortaba;  no 
quise  dar  la  noticia  á  mi  pobre  mujer,  la  cual  la  supo  por  personas  extrañas,  aun 
cuando  á  mi  presencia. 

Así  que  nos  quedamos  solos,  se  me  acercó  medrosa,  y  me  dijo: 
— ¡Carlos! 
—¡Nina.! 

Tampoco  nosotros  nos  separaremos  nunca.  ;No  es  verdad? 


FIN. 


epístola  elegiaca. 


A  MI    BUEN  AMIGO  EL  DISTINGUIDO  PUBLICISTA  D.  JULIÁN  SETTIER,   EN  LA   MUERTE 

DE  MI  MADRE. 


1  el  amor  ni  la  ciencia,  amigo  mió, 
Jamás  de  la  salud  tan  bien  cuitados, 
i.  Triunfar  pudieron  en  la  horrenda  lucha; 


Ni  el  amor  ni  la  ciencia  un  solo  instante 
El  sordo  paso  de  la  parca  impía 
Para  consuelo  nuestro  detuvieron. 

Tras  luengos  dias  de  infinitas  ansias 
De  acervas  inquietudes  y  temores, 
Llegó  el  momento  aciago  y  doloroso 
De  infausta  novedad,  aunque  esperado, 
Pues  nunca  la  esperanza  de  amarguras 
Avezó  el  corazón  á  los  tormentos. 

¡Qué  instante  más  cruel!  ¡Qué  horrible  pena! 
¡Y  cuál  tortura  el  recordarlo  al  alma! 
El  sol  velado  amaneció  aquel  dia; 
La  luz  del  alba  entre  grisientas  nubes 
Filtróse  opaca  en  la    modesta  estancia 
Do  el  amor  de  los  hijos  y  el  esposo 
Rebia  gota  á  gota  el  sufrimiento. 

Allí  en  el  lecho,  do  feliz  la  madre. 
Uno  tras  otro  acarició  á  sus  hijos, 
Y  al  son  de  melancólicas  baladas 
Les  dio  su  pecho  y  vigiló  su  sueño, 
Allí  en  revuelta  confusión  ahora. 
Empapado  con  lágrimas  calientes 
El  blanco  lino  (jue  su  seno   oculta, 


EPÍSTOLA  ELEGÍACA.  5-1 


Trémulo  el  labio   y  la  mirada  incierta 
Alza  los  brazos  bendiciendo  á  todos; 
— Un  corazón  muy  grande  á  cada  uno 
Legar  quisiera  por  herencia  santa; 
¡Adiós,  mis  hijos,  en  la  excelsa  gloria 
Velará  por  vosotros  vuestra  madre! — 
Dijo;  y  fijando  su  pupila  triste 
Con  esfuerzo  supremo  y  angustioso, 
A  todos  nos  miró  por  vez  postrera 
Para  damos  postrera  despedida. 

Renuncio,  amigo,  á  describir  sereno. 
El  vértigo,  el  delirio  ó  la  locura 
Que  en  forma  de  sollozos  y  suspiros 
Creó  allí  un  coro  funeral  y  extraño: 
¡Con  qué  ansiedad  bebimos  su  mirada! 
Por  sostenerla  algunos  más  instantes. 
Diera  el  que  menos  su  existencia  entera. 

Al  calor  de  las  lágrimas  y  besos 
Soñamos  detener  aquella  vida 
Que  la  nuestra  formara  con  su  sangre; 
Mas  todo  en  vano  fué:  ¡oh  estéril  cienciíil 
El  rítmico  estertor  ya  se  apagaba 

Y  el  pulso  en  la  radial  ya  se  extinguía. 
Preso  yo  entonces  de  terror  y  espanto, 

Entre  mis  manos  oprimí  sus  sienes, 
Mientras  otros  sus  miembros,  casi  frios. 
Con  ósculos  ardientes  caldeaban. 
A  su  Irente  acerqué  mis  labios  secos, 
Fiebre  del  alma  mitigar  ansiando, 

Y  ¡oh  dolor  sobrehumano,  inconcebible! 
¡Aquella  frente  á  la  que  orl<')  diadema 
De  maternal  constancia  la  más  pura, 
Era  un  pedazo  de  materia  inerte. 
Húmedo  máriiiol  que  me  heló  hasta  el  alma! 

No  así  el  cerebro  que,  convulso,  inquieto, 
Golpeaba  la  mente  delirante. 
Por  sus  angostas  vias  desfilando 
En  confuso  tropel  tristes  ideas. 

¡Adiós  caricias  tiernas  de  la  infancia! 
¡Adiós  aliento  generoso  y  dulce 


522  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Que  guiaste  imperfecta  adolescencia! 

¡Adiós  amado  y  plácido  consejo, 

Que  nos  forjaste  impenetrable  escudo 

En  las  batallas  de  la  edad  madura! 

¡Adiós  idilios,  cantos  de  alegría! 

Que  ya  en  tu  torno  ¡oh  madre!  no  podremos 

Contarte  nuestras  cuitas  y  placeres; 

Ni  al  declinar  de  la  muriente  tarde 

Rezar  contigo  la  oración  bendita 

Cuando  la  brisa  de  la  noche  esparza 

De  la  campana  los  tranquilos  ecos 

Entre  sus  anchos  perfumados  pliegues. 

Ni  á  tu  lado  los  hijos  de  tus  hijos 

Escucharán  los  hechos  portentosos 

De  algún  siervo  de  Dios  ó  mártir  santo 

La  historia  de  la  Virgen  sin  mancilla, 

O  acaso  de  la  Biblia  sacrosanta 

Encantadora  ó  mágica  leyenda. 

¡Adiós  de  la  familia  castos  goces! 

Que  ya  en  las  fiestas  del  hogar  sencillas 

Habrá  un  vacío  en  la  adornada  mesa, 

Y  no  podrás  partir  ya  con  nosotros 
El  manjar,  al  llevártelo  á  tu  boca. 

Y  vendrán  las  alegres  navidades, 

Y  ni  tu  mano  besarán  tus  hijos, 
Ni  tus  nietos  con  tiernas  manecitas 
Pedirte  ya  podrán  los  aguinaldos. 

¡Adiós,  oh  madre!  Mas  ¿por  qué  yo  evoco 
En  mi  daño  y  el  tuyo,  oh  buen  amigo. 
Tanto  recuerdo  de  placer  que  fuera? 
¿Por  qué  sin  darme  cuenta  te  atormento, 
Al  quererme  yo  mismo  atormentarme? 

Mas  joven  aun  que  yo,  pues  eras  niño, 
Tví  perdiste  á  tu  madre  idolatrada; 
Tras  ella,  para  colmo  de  desdichas 
También  tu  padre  la  buscó  en  el  cielo, 
Dejando  en  orfandad  inconsolable 
A  su  infantil  y  dilatada  prole... 

Perdona,  pues,  si  al  derramar  mi  llanto 
Sobre  las  penas  que  tu  pecho  afligen 


EPÍSTOLA  ELEGIACA.  523 


Osado  removí  tibias  cenizas 
Del  volcan  que  tu  esijíritu  enardece. 
Que  en  los  cielos  del  alma  tormentosos 
Las  penas  son  las  nubes  que  acibaran, 
Es  el  dolor  el  lacerante  rayo, 

Y  es  el  llanto  la  lluvia  bienhechora 
Que  al  agitado  corazón  serena, 

Si  esa  lluvia  desciende  sobre  el  suelo 
Que  amistad  cultivara  en  santa  calma 
Bella  y  hermosa,  cual  ninguna,  al  punto 
Brota  la  flor  de  los  consuelos  pura. 
Aunque  con  tristes  kígrimas  se  riegue. 
Tú,  que  en  instantes  para  mí  dichosos, 

Y  á  tu  lado  no  há  mucho  en  esa  Corte, 
Do  en  revuelto  y  confuso  torbellino 
De  hombres,  cosas,  ideas  y  sucesos 

El  siglo  marcha  á  su  destino  ignoto, 
Decias  envidiar  mi  rara  estrella, 
Ya  ves,  cuan  pronto  sus  fugaces  brillos 
Con  mi  intenso  dolor  palidecieron. 

Lejos,  pues,  sombras  de  placer  livianas; 
Huid,  fantasmas  de  la  dicha  incierta; 
Que  allá  en  el  fondo  de  la  hirviente  copa 
Con  que  al  goce  la  vida  nos  incita. 
Libar  deberé  siempre  amargas  luces: 
Que  ya  en  el  mundo  mi  destino  adverso. 
Será,  mi  amigo,  el  suspirar  del  triste, 
Sufrir  la  ausencia  del  amor  perdida, 
Ansiar  gozarle  en  la  suprema  altura, 
¡Solo  envidiar  á  los  que  tengan  madre! 


INI.  Candela. 


Qls^ 


CRÓNICA   MENSUAL. 


ETiEMBRE  es  uiia  página  en  blanco  en  el  Almanaque  de  las  Musas:  las 
Ciencias,  las  Letras  y  las  Artes  carecen  de  crónica  durante  esta  agra- 
dable estación,  consagrada  á  los  placeres    campestres.    Vendrán  los 

primeros  dias  de  Octubre,  y  con  ellos  la  apertura  de  las    aulas,  de 

las  academias  y  ateneos:  entonces  tendremos  algo  que  decir:  hoy  no  encuentra 
nuestra  pluma  materia  de  que  ocuparse. 


*  * 


Lo  más  que  podemos  hacer  es  anunciar  trabajos  en  preparación,  que  saldrán 
en  la  próxima  temporada  literaria.  Entre  ellos  cuéntase  la  traducción  del  Fausto, 
de  Goethe,  por  nuestro  compañero  de  Redacción  D.  Teodoro  Llórente. 

Todos  los  aficionados  á  la  poesía  en  Valencia  conocen  algo  de  esta  versión, 
en  la  cual  su  autor  ha  trabajado  en  diferentes  épocas,  y  que  hace  más  de  ocho' 
años  tenia  abandonada.  Varios  periódicos  han  publicado  fragmentos  de  ella.  No 
comprende  más  que  la  primera  parte  del   célebre  poema  alemán,  la  referente  á 
los  amores  de  Margarita  y  el  Doctor,  por  arte  diabólico  rejuvenecido. 

En  España  no  se  ha  publicado  ningiuia  traducción  en  verso  del  Faiisio,  ni 
las  habia  en  prosa  buenas,  hasta  que  hace  poco  tiempo  se  dio  á  luz  la  del  señor 
English,  revisada  por  el  reputado  literato  D.  Juan  Valera,  y  enriquecida  con  la 
versión  poética  de  algimos  pasajes,  hecha  por  este  distinguido  escritor.  Pero 
esta  edición,  muy  lujosa,  muy  cara,  y  difícil  de  manejar  por  su  gran  tamaño,  no 
se  ha  popularizado. 

Por  eso  ofrece  interés  la  traducción  del  Si^.  Llórente,  de  cuyas  condiciones 
literarias  no  hemos  de  hablar  nosotros.  Publicarála  la  acreditada  Biblioteca  de 
Artes  y  Letras,  que  editan  en  Barcelona  los  Sres.  Domenech  hermanos,  y  que 
ha  sabido  hermanar  la  economía  con  el  esmero  artístico  en  sus  hermosos  libros. 


También  se  publicará  pronto  la  colección  de  poesías  valencianas  del  cono- 
cido poeta  y  presidente  que  ha  sido  de  la  Sociedad  del  Rat-Penat,  D.  Jacinto 
Labaila.  Esta  antología  lemosina  lleva  el  título  de  Flors  del  me u  hort. 

Y  se  vá  á  dar  á  la  estampa  otra  colección  de  poesías  de  dos  ingenios  va- 
lencianos: D.  Juan  Rodríguez  Guzman,  tantas  veces  laureado,  y  D.  Ricardo  Bru- 
guda,  que  aunque  no  tan  conocido,  dedícase  también  con  buen  éxito  al  cultivo 
de  las  musas. 


CRÓNICA    MENSUAL. 


525 


Eso  en  Valencia;  en  Madrid  anunciase  la  publicación  de  otro  tomo  de  ver- 
sos del  fecundo  escritor  valenciano  D.  José  Sanmartín  y  Aguirre,  que  ha  de  ti- 
tularse Música  celestial;  y  en  Barcelona  una  colección  de  leyendas  ,  cuentos  y 
otros  trabajos  análogos^  en  prosa  valenciana,  de  nuestro  compatricio  el  modesto 
escritor  D.  t^rancisco  Fayos,  que  titula  á  su  obra  Plansons. 

De  estas  dos  publicaciones  podremos  ya  ocuparnos  en  el  próximo  númer  o 
de  nuestra  Rei'ista . 


D.  Francisco  Peris  y  Pascual,  ilustrado  sacerdote  que  se  dedica  con  fortuna 
á  la  poesía  religiosa,  y  debe  á  ella  repetidos  lauros,  acaba  de  obtener  otro  en 
el  Certamen  celebrado  en  Manresa.  Ha  ganado  una  hoja  de  palma  de  plata,  por 
una  oda  Al  martirio  de  Sarita  Inés. 


El  Teatro  de  la  calle  de  Ruzafa  ha  abierto  ya  sus  puertas.  Actúa  en  él,  bajo 
la  dirección  de  D.  Manuel  Calvo,  una  compañía  de  declamación,  muy  aceptable, 
dada  la  categoría  de  aquel  modesto  coliseo. 


bibliografía  valenciana. 


;r ATADO  COMPLETO  DE  LEGISLACIÓN  HIPOTECARIA, 
concordada  con  las  leyes  del  fiotariado  y  del  impuesto  de  derechos 
reales,  por  D.  Federico  Soler  y  Castelló. — Madrid.  1S82  (l). 


La  legislación  referente  al  registro  de  la  propiedad  inmueble  ha  adquirido 
tal  complicación,  que  es  considerada  como  el  ramo  más  difícil  del  derecho  espa- 
ñol. Las  trascendentales  reformas  que  ha  sufrido  y  sii  naturaleza  especial,  que 
se  relaciona  con  casi  todas  las  manifestaciones  de  la  vida  jurídica  y  administrati- 
va, son  causa  de  que  exija  para  la  comprensión  de  sus  disposiciones  el  deteni- 
do estudio  de  todos  los  preceptos  legales  á  que  las  mismas  se  refieren.         , 

Esta  es  la  misión  que  ha  toujado  á  su  cargo  nuestro  ilustrado  compatricio  el 
autor  de  la  obra  que  nos  ocupa,  metodizando  el  articulado  de  la  ley  hipotecaria 
y  concordando  con  ella  las  leyes  del  notariado,  la  del  impuesto  de  derechos  rea- 
les y  todas  cuantas  disposiciones  del  derecho  civil  y  mercantil  se  relacionan  con 
la  misma. 

Y  no  satisfecho  con  esto,  ha  señalado  las  diferencias  entre  la  ley  hipotecaria 
de  Ultramar  y  la  de  la  Península,  ha  insertado  las  resoluciones  de  la  Dirección 
general  de  los  registros  desde  su  creación  hasta  la  fecha,  con  las  diferentes  sen- 
tencias del  Tribunal  Supremo  de  Justicia,  fijando  la  verdadera  inteligencia  de  la 
ley,  y  ha  reunido,  por  fin,  en  unidad  de  doctrina,  cuanto  se  ha  dicho  sobre  el 
particular  en  las  Academias,  Ateneos,  periódicos  profesionales  y  luminosos  co- 
mentarios como  los  de  los  Sres.  La-Serna,  Hernández,  Ariza,  Pantoja,  Pedrero, 
Galindo  de  Vera,  Caravantes  y  otros. 

Todo  ello  viene  á  constituir  una  obra  completa,  que  ha  de  prestar  una  uti- 
lidad evidente,  no  solo  á  los  llamados  á  ocupar  las  oficinas  del  registro,  la  cáte- 
dra del  derecho  y  el  despacho  del  abogado  y  del  notario,  sino  también  á  toda, 
suerte  de  administradores  y  propietarios,  á  quienes  tanto  interesa  la  acertada 
inscripción  de  sus  derechos  reales,  la  seguridad  de  sus  contratos,  las  oportunas 
cancelaciones  y  el  conocimiento  de  los  derechos  que  en  todos  casos  haya  de  de- 
vengar la  Hacienda. 


íl)  Forma  la  obra  un  volumen  en  4.°,  de  700  páginas,  muy  compacta  impresión,  y  se  vende 
al  precio  de  12  pesetas  en  toda  España,  tranco  de  porte  v  certificado,  dirigiéndose  los  pedidos  .á  la 
librería  de  D.  Gregorio  Hernando,  Arenal,  11,  ó  á  casa  del  autor,  Argensula,  13,  tercero  derecha, 
ambos  en  Madrid. 


BIBLIOGRAFÍA    VALENCIANA.  527 


^  PENSAMIENTOS  DE  SANTA  TERESA  DE  JESÚS,  extractados  de  sus 
obras,  para  servir  de  meditación  en  cada  dia  del  año,  por  la  Baronesa  de  Cortes. 
Madrid.  Tip.  del  Asilo  Huérfanos  del  S.  C.  de  Jesus,  18S2  (l). 

S.  M.  la  reina  Doña  María  Cristina  de  Austria  honró  á  la  distinguida  escri- 
tora valenciana,  que  tan  apreciada  es  en  los  círculos  literarios  de  la  corte  con  el 
pseudónimo  de  María  de  la  Peña,  haciéndole  el  encargo  de  publicar  un  librito 
de  Pensamientos  entresacados  de  las  obras  de  Santa  Teresa,  destinando  sus 
productos  á  la  compra  del  antiguo  convento  donde  nació  la  Santa. 

Tenemos  á  la  vista  este  libro,  que  será  leido  con  mucho  gusto,  no  solo  por 
las  personas  piadosas,  sino  también  por  las  aficionadas  á  toda  buena  lectura. 

Solo  el  que  conoce  las  obras  de  la  doctora  de  Avila,  puede  compreu<ler  la 
dificultad  que  encierra  el  entresacar  de  ellas  aquellos  pensamientos  en  que  más 
brillan  las  cualidades  que  la  hiciera  populares,  como  son  la  sencillez  del  len- 
guaje, el  candor  y  naturalidad,  y  la  elevación  de  las  ideas,  que  encantan  aun 
á  los  que  apenas  la  comprenden. 

El  propósito  de  la  reina  fué,  en  efecto,  oportuno,  patriótico  y  santo,  y  hasta 
en  haber  encomendado  el  trabajo  á  la  modesta  é  ihistrada  dama,  obró  la  augus- 
ta señora  con  feliz  acuerdo. 

Por  cualquier  lado  que  abráis  e!  libro  tropezareis  con  bellísimos  pensamien- 
tos, siempre  sencillos  y  claros,  adornados  algunos  con  ingeniosas  comparacio- 
nes y  oportunas  imágenes  que  aclaran  la  idea,  notándose  en  otros  el  gracioso 
desaliño  que  tanto  deleitaba  á  fray  Luis  de  León. 

Están  sacados,  principalmente,  de  la  Vida  de  la  Santa,  escrita  por  ella  misma, 
Las  moradas.  El  camino  de  perfección.  Conceptos  del  amor  de  Dios,  Exclamacio- 
nes del  alma  á  Dios,  Avisos  de  la  Santa  Madre ,  Las  fitndaciones  y  Cartas, 
aunque  también  ha  consultado  otros  escritos. 

Para  llevar  esta  obra  á  feliz  término  eu  el  poco  tiempo  que  le  dejaban  libres 
los  cuidados  que  debia  prestar  á  una  enferma  querida,  ha  sido  preciso  todo  el 
tacto,  toda  la  discreción  y  todo  el  buen  gusto  literario  que  atesora  la  piadosí- 
sima baronesa. 


ELEMENTOS  DE  HISTORIA  NATURAL,  por  D.  Emtlio  Ribera  Gó- 
mez, catedrático  de  esta  asigtiatura  en  el  Instituto  proviiicial  de  Valencia.  Se- 
gunda edicioti.  Valencia.  Itnpr.  de  Manuel  Alufre,  1882  (2). 

Hace  tres  años  se  publicó  la  primera  edición  de  esta  obra  de  texto,  y  es- 
tando ya  agotada,  su  ilustrado  autor  la  ha  dado  nuevamente  á  la  estampa.  No 
se  ha  limitado  á  una  nueva  reimpresión:  como  es  continuo  el  progreso  de  las 
ciencias  naturales^  como  todos  los  dias  la  investigación  aduce  nuevos  datos  que 
aumentan  su  riquísimo  caudal,  el  Sr.  Ribera,  que  es  profesor  celosísimo  de  ese 
ramo  del  saber  humano,  ha  revisado  cuidadosamente  su  libro,  adicionándolo 
con  los  últimos  adelantos,  á  la  vez  que  lo  purgaba  de  algunas  incorrecciones 
que  se  deslizaron  en  la  primera  edición. 


(1)  Esta  obra,  primorosamente  impresa,  forma  un  lindo  volumen  de  194  pág.  en  8.°  Se  vende 
en  la  librería  de  los  sucesores  de  Badal:  dos  pesetas  en  rústica,  y  tres,  encuadernado  elegantemente. 

(2'  Forma  esta  obra  un  hermoso  volumen  en  4.°,  de  492  p.igs.,  de  buena  impresión,  con  265 
grabados  en  cobre,  intercalados  en  el  texto,  tres  1,-iminas  cromolitografiadas  y  una  en  negro.  Se 
vende  á  1 2  pesetas  en  las  principales  librerías. 


52S  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Era  ya,  y  ahora  lo  es  con  mayor  razón,  un  libro  de  texto  muy  apreciable 
este  de  que  nos  ocupamos.  Su  autor  se  ha  propuesto  proporcionar,  bajo  el  me- 
nor volumen  posible,  la  suma  de  conocimientos  histórico-n atúrales  necesaria 
para  que  un  alumno,  que  no  se  dedique  á  estudios  superiores  de  la  bellísima  cien- 
cia de  la  naturaleza,  encuentre  en  esta  obra  los  suficientes  para  representar 
dignamente  el  papel  de  hombre  ilustrado,  que  es  tan  difícil  hoy  de  llenar  sin  po- 
seer noticias  algo  detalladas  sobre  todos  los  ramos  de  las  ciencias  de  observa- 
ción. Para  lo  que  se  exige  en  la  segunda  enseñanza,  es  quizás  demasiado  volu- 
minosa esta  obra;  pero  está  dispuesta  de  manera  que  pueda  el  alumno  pres- 
cindir de  los  pormenores  en  que  entra  para  ampliación  de  muchos  puntos. 

Respecto  á  la  disposición  y  extensión  relativa  de  las  materias,  el  Sr.  Ribera 
ha  dado  á  la  Anatomía  y  Filosofía  mayor  desarrollo  que  el  que  suele  tener  en 
compendios  de  esta  clase,  lo  cual  nos  parece  bien,  porque  son  conocimientos 
indispensables  para  toda  clase  de  personas.  En  Zoología  ha  adoptado  las  cla- 
sificaciones de  Claus  y  Gegembaur,  y  en  Botánica  las  de  Sachs  y  DecandoUe, 
muy  modernas  las  tres  primeras,  y  arregladas  al  método  natural,  y  magistral 
siempre  la  última.  Respecto  á  la  Mineralogía,  la  falta  de  conocimientos  quími- 
cos de  los  alumnos  de  los  Institutos,  impide  seguir  las  clasificaciones  modernas, 
y  sigue  el  autor  la  de  Hauy,  aunque  separándose  de  ella  en  la  clasificación  de 
algunos  grupos. 

Como  requiere  una  obra  de  esta  índole,  vá  enriquecida  la  presente  con  nu- 
merosos grabados,  que  dan  idea  clara  de  los  objetos  que  representan. 

En  las  Exposiciones  de  Valencia  de  1879  y  1881,  ha  sido  premiado  este 
libro  con  medalla  de  primera  clase. 


Valencia.  Imprenta  de  Do.mknech.  Mak.  48. —  i8t>-j 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."  Noviembre  de  1882. 


EL  REY  D.  JAlMi-,  1  POR  LUS  CAMINOS  DEL  MAESTRAZGO. 


JESDE  que  el  invicto  rey  D.  Jaime  trató  de  veras  de  emprender  la  con- 
quista del  reino  de  Valencia  hasta  la  fecha  en  que  escribimos,  esto 
i  es,  durante  seis  siglos  y  medio,  no  han  variado  ni  mejorado  los  me- 
dios de  comunicación  existentes  entre  dos  grandes  zonas  ó  regiones  compren- 
didas dentro  de  los  reinos  de  Aragón  y  Valencia.  De  Teruel  á  Alcañiz,  de  Te- 
ruel á  Cantavieja,  de  Cantavieja  á  Morella,  se  tropiezan  hoy  con  los  mismos 
accidentes  y  dificultades,  y  se  pisan  los  mismos  caminos  de  herradura  que  600 
años  atrás.  Parece  increíble  que  dos  grandes  porciones  de  provincias  importan- 
tes, enclavadas  dentro  del  perímetro  de  lo  que  ha  venido  llamándose  Maes  - 
trazgo,  teatro  frecuente  de  guerras  encarnizadas  y  de  luchas  fratricidas,  dos 
provincias  que,  como  las  demás  de  la  nación,  pagan  al  Estado  sus  contribuciones 
para  vivir,  cual  las  otras  viven,  al  amparo  de  los  adelantos  modernos,  hayan 
quedado  tan  postergadas  y  desatendidas  en  sus  medios  de  comunicación. 

Y  no  es  que  los  tiempos  y  los  sucesos  hayan  dejado  de  advertir  repetida- 
mente á  los  hombres  que  dirigen  la  cosa  pública,  la  necesidad  de  abrir  caminos 
y  carreteras;  no  es  tampoco  que  los  moradores  de  esas  regiones  montañosas  de 
Castellón  y  Teruel,  tan  honrados  como  sufridos,  tan  sufridos  como  valientes  y 
morigerados,  no  quieran  vivir  en  concierto  con  los  demás  pueblos  limítrofes  ó 
con  las  provincias  vecinas,  ni  que  hayan  omitido  indicar  á  sus  autoridades  y 
representantes  de  todos  tiempos  la  precisión  de  esas  vias  para  llevar  al  litoral 
sus  producciones,  é  importar  á  las  montañas  las  que,  ricas  y  abundantes,  propor- 
cionan las  fértiles  llanuras  y  llegan  por  el  litoral:  ni  menos  que  desconozcan  por 

34 


53o  REVISTA   DE    VALENCU. 


completo  lo  que  la  tierra  que  pisan  guarda  en  su  seno,  esos  abundantes  y  ex- 
plotables filones  de  lignito,  azabache,  hierro,  cobre,  plomos,  azufre,  cobalto, 
jaspes,  mármoles,  etc.;  ni  que  sucesos  recientes,  tristemente  deplorables  por  re- 
petidos, hayan  dejado  de  confirmar  la  razón  de  sus  demandas  y  dado  ocasión 
oportuna  para  satisfacer  tan  natxiral  y  común  aspiración:  la  ley  de  la  fatalidad 
parece  presidir  estos  resultados,  si  la  fatalidad  fuera  el  regulador  de  los  destinos 
liumanos. 

Pero  no,  es  que  el  tiempo  y  las  tormentas  políticas  arrancaron  de  cuajo  los 
caracteres  levantados  y  patrióticos;  es  que  pesa  la  losa  del  olvido  sobre  las  co- 
marcas que  sombrean  las  torres  de  Teruel  y  baña  el  Guadalope,  y  no  hay  mano 
bastante  vigorosa  que  la  levante;  es  que  antagonismos  y  rivalidades  infundadas 
se  han  apoderado  de  los  corazones  que  laten  en  la  parte  alta  y  en  la  parte  baja 
de  una  misma  circunscripción,  al  amor  de  mezquinos  intereses,  que  abogan,  al 
parecer,  por  el  aislamiento:  es,  en  fin,  que  los  hombres,  á  fuerza  de  olvidar  la 
historia  patria,  desconocen  ya  que  Alcañiz,  Teruel  y  Morella  se  dieron  la  mano 
im  dia  para  acudir  á  las  llanuras  de  la  Plana  y  abatir  la  Media  Luna:  en  una  pa- 
labra, amortiguando  lo  que  debía  avivarse,  y  exagerando  lo  que  para  siempre 
debiera  extinguirse,  atizando  odios  y  separando  voluntades,  se  ha  llegado,  por 
desgracia,  á  una  situación  del  todo  inconveniente  é  insostenible,  caracterizada 
principalmente  hoy  por  la  indiferencia  y  por  la  inercia.  La  inercia  y  la  indiferen- 
cia, pues,  nos  proponemos  combatir,  utilizando  dos  recuerdos  históricos.  Está 
representado  el  primero  en  los  sufrimientos  por  que  pasó  el  gran  rey  de  Aragón 
y  su  ejército  al  comenzar  la  reconquista  del  reino  por  Ares  y  Morella,  para  des- 
cender después  á  Burriana  y  llegar  á  Valencia.  Simbolizan  el  segimdo  las  pena- 
lidades anejas  á  los  sitios  y  asaltos  de  Morella  y  Cantavieja  en  las  dos  últimas 
guerras  civiles,  por  falta  de  caminos  y  carreteras.  Los  primeros  los  refieren  las 
crónicas;  los  segundos  son  de  ayer,  sobran  actores  y  testigos  presenciales  para 
reclamar  su  aseveración,  que  á  ser  preciso  invocarla,  acudiríamos  primero  á  los 
compañeros  de  Oraá  y  Espartero,  generales  de  Doña  Isabel  11,  después  á  Pala- 
cios, Despujols  ,  Jovellar  y  Martínez  Campos,  generales  y  ministros  de  D.  Al- 
fonso XII,  quienes  al  luchar  porfiadamente  años  atrás  en  aquel  terreno  con 
el  ejército  carlista  del  Centro,  cimentaban  el  trono  del  monarca  que  hoy  rige 
felizmente  los  destinos  de  España. 


II. 


Repasemos  la  Historia. — Encontrábase  D.  Jaime  I  en  la  ciudad  de  Alcañiz, 
punto  que  solía  elegir  algunas  veces  para  descanso  y  solaz,  como  también  para 
sostener  pláticas  amistosas  con  el  Maestre  del  Temple  D.  Hugo  de  Folcalquer: 


EL   KEY    D.    JAIME   I,  531 


allí  se  presentó  al  rey  D.  Blasco  de  Alagon,  proscrito  delreino  durante  dos  años 
[)or  cierta  acción  censurable  que  no  es  del  caso  relatar,  y  después  de  obtenido 
el  perdón,  atendidas  su  calidad  y  antecedentes,  se  reanudaron  las  anticuas  re- 
laciones que  le  unian  al  monarca  y  se  renovaron  las  mutuas  confianzas.  Un  dia 
D.  Jaime  recibió  la  importante  noticia  de  haber  sus  tropas  conquistado  la  isla  de 
Ibiza.  Enardecióle  la  nueva  y  pensó  que  no  debia  descansar  mientras  tuviera 
moros  que  combatir  en  las  fronteras  de  su  reino.  Los  prohombres  y  personajes 
de  su  corte  le  felicitaron  por  el  suceso;  pero  él,  piadoso  y  lleno  de  fé,  recordando 
que  el  poder  viene  de  lo  alto,  quiso  dar  gracias  al  Dios  de  los  ejércitos,  y  en 
compañía  de  sus  caballeros  se  dirigió  al  templo  de  Nuestra  Señora  de  Nazaret 
y  dispuso  se  cantase  un  solemne  Te-Deiim.  Terminada  la  función,  subieron  al 
castillo  para  disfrutar  del  encantador  panorama  que  desde  allí  se  descubre  re- 
gado todo  él  por  las  maasas  aguas  del  Guadalope.  Desde  la  encumbrada  y  blanca 
sierra  de  Palomita,  junto  á  Cantavieja,  hasta  las  inmediaciones  de  Caspe,  que 
baña  el  Ebro,  todo  lo  abarcaba  la  vista.  Era  im  dia  sereno;  un  historiador  ilus- 
tre dice:  "El  sol  daba  vida  y  esplendor  al  cristal  del  rio  que  reflejaba  la  imagen 
de  los  árboles  y  plantas  de  su  ribera;  una  suave  brisa  agitaba  blandamente  el 
lirio  y  el  rosal;  allá  en  lontananza,  sobre  los  altos  cerros,  se  divisaba  el  cielo 
con  su  hermoso  azul:  apenas  empañaba  el  horizonte  alguna  nubécula.  "¡Oh, 
tras  esos  montes,  dijo  el  Maestre  del  Hospital,  se  halla  el  reino  de  Valencia, 
el  más  hermoso,  el  más  rico,  el  que  está  sembrado  de  fuertes  castillos  y  bañado 
por  las  aguas  del  mar.  Señor,  vos  que  en  los  primeros  años  de  vuestra  vida 
habéis  engastado  tan  preciosas  perlas  en  la  corona  de  los  reyes  de  Aragón; 
(¡ue  tan  feliz  habéis  sido  en  los  combates,  que  parecéis  un  instrumento  de  la 
Providencia  para  barrer  de  este  suelo  español  esa  basura  inmunda  de  los  ma- 
hometanos; que  habéis  agregado  á  estos  reinos  las  islas  de  Mallorca  é  Ibiza, 
mirad,  ahí  os  espera  un  reino,  el  camino  está  abierto  á  vuestras  conquistas, 
vuestros  soldados  que  surcaron  los  mares,  mejor  pasarán  esas  montañas  y  ba- 
jarán á  las  hermosas  campiñas  del  Edén  de  nuestra  España."  Entonces,  vol- 
viéndose á  D.  Blasco,  continuó  Folcalquer:  "Pero  mejor  que  yo  os  dará  razón 
cumplida  vuestro  mayordomo,  práctico  en  ese  terreno,  y  que  puede  saber  las 
riquezas  que  encierra." 

Había  oído  el  de  Alagon  las  palabras  del  Maestre,  y  como  le  animaban  los 
mismos  sentimientos,  repuso:  "Cierto,  Señor,  ese  país  que  tenéis  á  las  puertas 
"de  vuestro  reino  es  la  mejor  tierra  y  la  más  bella  del  mundo.  E  es  la  iiielloi- 
^Herra  e  la  pus  bella  del  }non."  dice  en  su  Crónica  el  mismo  D.  Jaime:  "Yo,  que 
he  estado  más  de  dos  años  en  Valencia,  puedo  asegurar  que  no  se  encuentra 
un  lugar  más  delicioso  que  aquella  ciudad  y  su  reino:  vegas  fértiles,  pintorescas 
riberas  ,  floridos  jardines  ,  fuertes  castillos ,  todo  se  reúne  allí  para  embelesar 
con  sus  encantos  al  que  tiene  la  dicha  de  poder  habitar  en  ese  dilatado  jardín. 


532  REVISTA   DE   VALENCIA. 


Si  mis  consejos  debéis  tomar,  emprended  esa  conquista;  y  no  sea  lo  primero 
reducir  fuertes  castillos,  sino  comenzar  por  Borriana,  pues  sentada  en  un  llano 
no  lejos  de  vuestros  dominios  y  cerca  del  mar,  podréis  recibir  recursos,  y  antes 
de  un  mes  será  vuestra  la  población  con  la  ayuda  de  Dios. — Esto  mismo  he 
oido  muchas  veces,  dijo  entonces  el  Maestre  del  Hospital."  Un  discreto  historia- 
dor añade,  no  era  menester  tanto  para  inclinar  el  ánimo  de  D.  Jaime,  que  ardia 
en  deseos  de  emprender  la  conquista. 

La  resolución  no  se  hizo  esperar.  Quedaron  conformes,  y  para  que  el  acuerdo 
surtiera  el  efecto  que  todos  deseaban,  se  encargó  el  rey  de  invitar  á  los  caballe- 
ros y  ricos-hombres,  prevenir  lo  necesario  para  el  ataque  y  defensa,  y  procurar 
las  provisiones  para  las  tropas.  "Pero  entre  tanto,  dijo  á  D.  Blasco,  bien  podéis 
reunir  pertrechos  de  guerra,  no  estéis  ociosos;  arrojad  de  sus  guaridas  á  los 
moros  que  se  mantienen  en  estos  términos,  que  yo  os  haré  señor  de  los  casti- 
llos que  vos  conquistareis."  Y  el  rey,  activo  y  enérgico,  se  marchó  desde  luego 
á  las  montañas  de  Teruel,  mientras  D.  Blasco  invitaba  á  los  caballeros  del  ter- 
ritorio para  realizar  un  atrevido  proyecto. 

Todo  esto  cuentan  las  crónicas  y  las  historias,  con  más  ó  menos  detalles, 
pero  siempre  conviniendo  en  lo  sustancial,  en  empezar  la  reconquista  y  en  su 
viaje  á  Teruel. 

III. 

Desde  Alcañiz  ¿por  dónde  se  fué  á  Teruel?  Lo  callan  los  historiadores,  pero 
presumimos  que  el  arrojo  y  bravura  de  D.  Jaime  no  le  impedirla  el  escuchar  los 
consejos  de  la  prudencia,  y  siguiendo  los  impulsos  del  instinto  de  conservación, 
procurarla  caminar  por  donde  habia  camino  y  amparo,  esto  es,  buscando  siem- 
pre la  sombra  protectora  de  las  fortalezas  y  montañas  dominadas  por  sus  sol- 
dados y  caballeros.  Debió  cruzar,  pues,  la  vega  que  le  separaba  de  Calanda, 
atravesar  las  Contiendas,  dejando  á  la  izquierda  el  Guadalope,  acercarse  al  Mas 
de  las  Matas,  remontar  hasta  los  muros  de  Castellote,  dirigirse  hacia  Bordón  y 
castillo  fronterizo  de  Olocau,  para  seguir  apoyado  por  los  caballeros  hospitalarios 
de  San  Juan,  posesionados  de  las  torres  de  Mirambel  y  del  fuerte  castillo  de  Can- 
tavieja;  descansar  allí  para  continuar  por  Fortanete,  Villarroya  de  los  Pinares 
y  AUepuz,  y  después  de  cruzar  la  fria  y  peligrosa  sierra  del  Povo  y  Corvalan, 
páramo  de  la  Siberia,  cementerio  de  muchos  caminantes,  que  sucumben  entre 
los  hielos,  las  ventiscas  y  remolinos  de  la  nieve,  hoy  como  entonces,  y  por  fin, 
alcanzar  refugio  y  abrigo  en  los  edificios  turolenses;  ó  bien  desde  Alcañiz  tomar 
la  derecha  de  Calanda,  y  por  Alcorisa,  Los  Olmos,  Berge,  Alloza,  Montalvan, 
huyendo  de  la  temible  loma  de  San  Just,  meterse  en  Teruel  por  Alfambra. 
Y  no  presumimos  que  se  desviase  mucho  de  este  itinerario,  por  dos  razones: 
una  por  no  meterse  en  tierra  de  moros  y  procurar   contratiempos  prematuros 


EL    REY    D.    JAI.ME    I.  ^3^ 


á  SU  preconcebido  plan:  otra  por  ser  de  los    mas  breves   para   llegar  pronta  y 
rectamente  á  la  capital  de  la  que  hoy  se  llama  su  provincia. 

Pregúntese  á  los  naturales  del  pa"s,  á  los  mismos  diputados  provinciales  de 
lo  que  se  dice  Tierra  baja,  cuando  acuden  á  la  capital  para  celebrar  sesiones, 
á  los  quintos  y  á  sus  familias  cuando  les  acompañan  para  verificar  la  entrega,  si 
ese  camino,  en  pleno  siglo  XIX,  no  es  un  camino  de  amargura  en  invierno  y  en 
verano...!  Todo  el  que  dispone  de  algún  recurso  y  atiende  á  su  propia  conserva- 
ción, jsabeis  lo  que  hace?  Esquivarlo,  buscar  el  litoral,  dirigirse  k  Tortosa,  to- 
mar el  tren  y  recorrer  el  trayecto  que  puede  en  ferro-carril  hasta  Sagunto  ,  allí 
montar  en  la  diligencia,  y  por  Segorbe,  Jérica,  Barracas  y  Sardón  alcanzar  la  en- 
trada en  Teruel  por  la  parte  opuesta.  D.  Jaime  no  podia  hacer  otro  tanto: 
para  andar  con  libertad  habia  de  conquistar  primero  el  suelo  que  pisase  por  la 
Plana. 

IV. 

Ocupado  en  ciertos  preparativos  de  guerra,  y  distraído  al  mismo  tiempo  en 
cacerías  dejavalíes  en  las  montañas  de  Albarracin,  pasó  á  Exea  con  D.  Pedro 
Fernandez  de  Azagra,  D.  Acorella  y  otros  caballeros,  y  un  dia,  al  acabar  de  co- 
mer, llegó  un  mensajero  enviado  por  los  peones  ó  guerrilleros  de  Temel,  que 
al  mando  de  un  valiente  almogávar,  hacían  la  guerra  en  la  frontera  valenciana, 
y  le  dijo:  "Señor,  vuestros  soldados  han  entrado  en  Ares,  y  en  su  castillo  ondea 
la  bandera  de  Aragón;  esperan  vuestras  órdenes  y  vuestro  auxilio  para  conser- 
varlo.,, El  rey,  parece  ser  que  quedó  corrido,  sin  poder  hablar,  porque  descono- 
cía la  situación  y  la  importancia  de  aquella  fortaleza,  pero  1).  Acorella  que  ha- 
bia estado  en  el  terreno,  exclamó:  "Albricias,  Señor,  albricias  por  tan  gran  vic- 
toria. Mirad  que  Ares  es  un  fuerte  castillo  en  la  entrada  del  reino  de  Valencia, 
y  podréis  conservarlo,  por  más  esfuerzos  que  hagan  los  moros  para  recuperarle. 
Lo  que  ahora  importa  es  marchar  allí  inmediatamente  y  dar  auxilio  á  los  peo- 
nes de  Teruel,  que  esperarán  con  ansia  vuestra  llegada.,,  D.  Jaime  no  se  dur- 
mió. Aquella  misma  tarde  trasmitió  sus  órdenes  escritas  á  Teruel,  previniendo 
á  D.  Fernando  Díaz,  á  D.  Rodrigo  Ortiz  y  otros  caballeros,  que  allí  estaban, 
que  inmediatamente  salieran  con  sus  tropas  para  Alfambra,  en  donde  le  encon- 
trarían aquella  noche;  añadiendo  que  fuesen  provistos  de  comestible  para  una 
marcha  rápida.  Al  anochecer  estaban  ya  todos  reunidos,  descansaron  hasta  me- 
dianoche, y  al  rayar  el  alba  se  encontraban  en  el  puerto  de  Monteagudo;  pa- 
saron por  el  Povo  y  durmieron  aquella  noche  en  Villarroya  de  los  Pinares.  Al 
dia  siguiente  salieron;  y  al  penetrar  en  el  bosque,  un  ballestero  de  á  caballo  se 
dirigió  cortesmente  al  rey,  y  le  dijo:  "Señor,  D.  Blasco  de  Alagon  os  saluda, 
y  me  envía  para  deciros  que  Morella  está  en  su  poder.,,  Esta  noticia  turbó  y  dis- 
gustó al  rey,  porque  D.  Blasco  se  anticipaba  á  sus  designios,  y  además  porque 


534  REnSTA    DE    VALE^•CIA. 


recordó  la  promesa  hecha  al  mismo  de  hacerle  señor  de  los  castillos  que  con- 
quistara. Una  consulta  rápida  al  aire  libre  hizo  que  D.  Fernando  Diaz,  dijera  al 
oido  al  rey:  "Señor,  dejemos  á  Ares,  porque  Morella  es  gran  cosa,  y  mejor  fuera 
que  se  hallara  en  poder  de  los  moros  que  en  el  de  D.  Blasco.  Morella  no  es 
plaza  de  im  caballero,  y  un  castillo  fuerte  al  rey  debe  pertenecer.''  Cuentan  las 
crónicas  que  D.  Pedro  Fernandez  de  Azagra  y  D.  Acorella,  opinaban  por  se- 
guir el  camino  emprendido  de  Ares,  y  de  allí  pasar  á  Morella,  pero  Diaz  insistió 
en  que  urgía  llegar  pronto  á  esta  plaza,  y  aconsejó  al  rey  que  dispusiera  que  los 
soldados  dejaran  los  zurrones  en  la  brigada,  y  ligeros  como  gamos  siguieran  el 
trote  de  los  caballos,  para  llegar  á  Morella  antes  del  amanecer  del  dia  siguiente. 
Todo  esto  pasaba  el  5  de  Enero  de  1232. 

En  un  pais  en  que  es  vulgar  y  verdadero  el  refrán  que  dice:  en  Agosto  frió 
en  rostro,  no  deberá  estrañarnos  que  se  sintiera  riguroso  el  invierno,  y  que  se 
hiciera  penosa  la  marcha  por  los  senderos  de  aquellas  escarpadas  y  abniptas 
montañas  al  ejército  del  rey  D.  Jaime.  Para  caminar  con  más  desembarazo, 
dejó  atrás  las  acémilas,  tomó  algimas  compañías  de  peones  de  Teruel,  y  después 
de  cruzar  la  sierra  de  Mosqneruela  y  términos  de  Cantavieja,  Iglesuela  del  Cid 
y  Mirambel,  llegó  al  anochecer  á  Cinchtorres,  en  cuyo  punto  vadeó  con  su  gente 
el  rio  de  las  Calderas  ó  Caldés,  ladeó  el  Bergantes  y  fué  á  parar  á  media  legua 
de  Morella,  precisamente  en  el  sitio  donde  desagua  el  barranco  llamado  de  la 
Pinella,  de  más  atractivos  para  un  geólogo  que  para  un  giierrero.  Es  difícil  dar 
idea  exacta  de  los  accidentes  y  quebraduras  de  aquel  camino  á  quien  no  lo 
conozca.  Los  que,  hijos  del  país,  lo  hemos  recorrido  y  atravesado  con  distintos 
motivos  y  en  épocas  de  paz,  sabemos  que  se  necesita  hábito  y  gran  resistencia 
física  para  soportar,  sin  menoscabo  de  la  salud,  las  molestias  que  ocasiona  tan 
ruda  jornada.  Se  cabalga  bien  en  las  llanuras,  pero  no  se  puede  trotar  ni  galopar 
en  las  pendientes,  y  cuesta  abajo  es  de  precepto  desmontar  para  no  caer  en  un 
precipicio  de  los  muchos  que  abundan  en  los  caminos  del  Maestrazgo.  D.  Jaime 
debió  llegar  rendido  al  pié  de  la  cuesta  de  Morella,  después  de  un  camino  tan 
largo  y  penoso,  y  como  si  no  fueran  bastante  á  probar  su  decisión  y  energía  los 
obstáculos  del  itinerario  ya  vencidos,  se  encontró  sin  albergue,  en  despoblado  y 
con  im  cielo  plomizo  y  amenazador,  que  empezó  desapiadado  á  soltar  tan  abun- 
dantes copos  de  nieve,  que  en  breve  espacio  se  cubrieron  los  montes  y  los  valles 
de  una  blanca  capa  ó  sudario.  El  viento  azotaba  los  rostros  de  aquellos  valien- 
tes guerreros;  la  ventisca  turbaba  su  vista,  el  frió  entorpecía  sus  músculos  y 
dificultaba  sus  movimientos,  el  enemigo  estaba  cerca,  enfrente...,  era  preciso  no 
malograr  el  plan...  ¿qué  hacer!'...  El  bravo  rey  de  Aragón  no  se  amilanó.  Su- 
bióse á  un  poyo  ó  montecillo  que  hay  á  mil  pasos  de  la  población,  y  que  desde 
entonces  se  llama  les  Roques  del  Puig  del  Rey,  para  inspeccionar  y  reconocer  la 
fortaleza  que  tan  próxima  estaba  y  tanto  codiciaba,  dispuso   apostar  centinelas 


EL    REY    D.    JAIME    I.  585 


de  infantería  y  caballería  en  sitios  en  que  no  pudieran  ser  advertidos,  distribuyó 
su  gente,  y  luego  se  metió  él  en  una  pequeña  gruta  ó  cueva,  que  aun  subsiste, 
y  que  fué  el  lujoso  palacio  que  le  albergó  en  aquella  noche  tormentosa. 

El  verídico  historiador  de  Morella  D.  José  Segura,  dice  á  este  propósito: 

"El  6  de  Enero,  fiesta  de  la  Epifanía,  fué  el  dia  más  cruel  para  D.  Jaime- 
Agua  y  nieve,  empujadas  por  el  viento,  caian  sobre  el  rey  de  Aragón,  que  no 
tenia  otro  abrigo  que  una  rústica  y  reducida  cueva,  y  como  si  esto  no  fuera 
bastante,  su  triste  palacio  no  tenia  comestible  alguno,  y  el  monarca,  cuyas  haza- 
ñas pregonaba  el  mundo,  no  pudo  comer  un  pedazo  de  pan,  ni  calentar  sus 
manos  en  todo  el  dia.„ 

D.  Jaime  recuerda  esto  con  tanta  sencillez  en  su  Crónica,  que  no  podemos 
resistir  el  deseo  de  copiar  sus  palabras; 

E  estiguem  aguí  sperant  la  compañía  é  iaqtiez  tota  la  nit  en  aqiiell  piiig,  é 
nwch  se  temps  de  fien... .  é  feyen  molía,  é  venia  ab  pluja,  que  nuil  hom  nos  gosaba 

descubrir  la  cara,  per  paor  que  la  tie:í  nol  tocas é  haguem  á  endemá  que  no 

vienjam  7ti  haguerem,  de  la  nit,  que  minjam  en  Villaroya  tro  al  terser  dia  á 
hora  devespres. 

Para  honrar  su  gloriosa  memoria,  el  dia  en  que  Valencia  festejaba  el  último 
centenario  de  su  muerte,  decidimos  la  familia  del  Excmo.  Sr.  Conde  de  Crei- 
xell  y  la  mia,  ambas  reunidas,  visitar  este  memorable  sitio,  que  aun  se  conserva 
al  Oeste  del  Castillo  de  Morella,  próximo  al  paseo  llamado  de  la  Alameda  y  no 
lejos  del  Campo  Santo.  Las  peripecias  de  la  última  guerra  civil  le  han  conver- 
tido en  un  pequeño  fuerte  ó  reducto  avanzado  de  la  plaza;  su  configuración 
exterior  ha  cambiado  algo  de  aspecto:  la  cueva,  aunque  destrozada,  subsiste.  Es 
lástima  grande  que  los  hombres  destruyan  lo  que  ha  respetado  el  tiempo,  y  más 
sensible  aun  que  por  gratitud  no  se  fije  allí  una  columna  ó  pirámide  con  una 
leyenda  que  recuerde  á  los  presentes  y  venideros  los  sufrimientos  de  aquel  gran 
rey  al  empezar  la  reconquista  del  reino  de  Valencia. 


V. 

D.  Blasco  ya  estaba  en  el  castillo  y  era  dueño  de  la  población.  ¿Cómo  logró 
esto?  Siendo  su  sueño  dorado  apoderarse  de  Morella,  procedió  con  cautela  y 
sigilo  é  invitó  á  los  caballeros  del  contorno  de  Alcañiz  para  un  asunto  impor- 
tante. Acudieron  al  llamamiento,  les  propusp  apoderarse  por  sorpresa  del  cas- 
tillo cuando  los  moros  que  lo  guarnecían  bajasen  á  la  población;  aceptaron  el 
proyecto,  y  en  dia  determinado  salió  la  expedición  á  sus  ór<ienes  para  llegar  al 
pueblo  de  Villores  al  amanecer,  después  al  Forcall  y  luego  á  Morella,  en  cuyos 
alrededores  ya  fueron  descubiertos  por  los  vigilantes  centinelas  del  castillo,  que 


536  REVISTA    DE    VALENCIA. 


malograron  la  sorpresa,  D.  Blasco  se  desquitó  emprendiendo  la  tala  de  los  cam- 
pos cultivados  por  los  moros,  para  infundirles  terror,  y  estos,  para  evitar  mayo- 
res males,  le  enviaron  un  parlamento  ó  comisión,  al  frente  de  la  cual  iban  los 
hijos  del  Rey  Zeit  Abuzeyt,  á  la  sazón  allí  desterrados,  y  que  eran  muy  adictos 
al  mismo,  pues  nada  menos  que  le  debian  la  vida.  Cargados  de  ricos  presentes, 
alhajas,  dinero  y  viandas,  salieron  de  la  fortaleza  y  se  dirigieron  con  bandera  de 
paz  al  campamento  de  D.  Blasco,  que  aguardaba  la  embajada  en  medio  de  un 
bosquecillo. 

Al  avistarse  se  reconocieron,  abrazaron  y  entablaron  larga  plática,  siendo  el 
resultado  de  ella,  que  los  caballeros  de  uno  y  otro  bando  comieran  y  holgaran 
juntos,  refiriéndose  mutuamente  sus  propias  aventuras.  Los  infantes  proscritos 
hablaron  á  parte  y  á  solas  con  D.  Blasco,  le  manifestaron  su  viva  gratitud  por 
su  anterior  protección  en  Valencia,  y  le  dijeron  que  disponiendo  del  castillo 
como  disponían  de  sus  llaves,  estaban  dispuestos  á  abrirle  sus  puertas,  para  que 
entrando  los  cristianos  acabara  su  destierro.  Parecióle  bien  al  caudillo  aragonés 
lo  propuesto,  y  conformes  con  el  plan  para  ejecutar  el  acuerdo,  en  día  determi- 
nado esperaron  unos  y  otros  el  momento  convenido.  D.  Blasco,  por  de  pronto, 
había  de  volverse  hacía  el  bajo  Aragón,  pero  en  día  prefijado  habia  de  entrar 
con  sigilo  en  el  barranco  de  la  Pinella,  á  la  sazón  poblado  de  pinar  (que  hoy 
ya  no  existe),  y  ellos,  desde  el  castillo,  harían  la  primera  señal  con  una  luz,  que 
indicaría  que  la  guarnición  dormía;  la  segunda  señal  seria  una  hoguera,  que  recla- 
maría la  aproximación  del  mismo  D.  Blasco  y  algunos  caballeros  á  la  puerta 
Ferriza,  y  al  distinguir  la  tercera,  la  puerta  del  castillo  estaría  franca  y  abierta. 
Así  se  convino  y  así  se  hizo.  D.  Blasco,  por  de  pronto,  regresó  á  Alcañiz,  y  no 
hizo  falta  el  día  de  la  cita,  con  toda  su  mesnada,  situándose,  impaciente  por  el  éxito 
de  empresa  tan  ardua,  á  una  legua  de  Morella.  Se  emboscó  en  la  Pinella,  fija  la 
vista  en  el  castillo;  llegó  la  noche,  y  á  altas  horas  apareció  sobre  las  almenas  la 
luz  tan  deseada,  después  otra,  después  quedó  franca  y  practicable  la  puerta 
Ferriza,  y  allí  aguardaban  los  infantes  moros,  que  le  dijeron  "silencio  y  seguid- 
nos.,, D.  Blasco  y  los  demás,  espada  en  mano,  penetraron  en  el  castillo,  se  apo- 
deraron del  alcaide  y  su  familia,  que  dormían,  y  según  antiguas  crónicas,  aquellos 
españoles  fueron  sobrado  crueles,  pues  se  precipitaron  sobre  los  indefensos 
moros,  los  pasaron  á  cuchillo  y  colgaron  sus  cadáveres  de  las  almenas,  y  á  otros 
los  despeñaron  desde  lo  alto  de  las  rocas;  pocos  momentos  después  tremolaba 
sobre  la  torre  Celogjiia,  que  es  la  más  elevada,  la  bandera  de  la  reconquista,  sa- 
cudiendo para  siempre  el  yugo  de  la  opresión  que  cinco  siglos  antes  cargaron 
Tarik  y  Muza  sobre  la  cerviz  de  los  morellanos. 

Por  todas  estas  razones  se  encontraban  D.  Blasco  dentro  de  la  fortaleza  y  el 
Rey  D.  Jaime  I  en  la  cueva  ó  gruta  de  les  Roques  del  Piiig. 


EL    REY    D.    JAIXrE    I.  53? 


VI. 


Llegó  el  dia  7  de  Enero  de  1232.  El  campo  apareció  nevado,  pero  el  sol 
esplendente,  y  D.  Blasco  bajó  del  castillo  por  la  puerta  Ferrisa  para  entrar  en 
la  población;  mas  á  poca  distancia  de  la  misma,  como  á  irnos  cien  pasos  de  dicha 
puerta,  fué  detenido  por  D.  Fernando  Pérez  de  Pina,  que  se  hallaba  de  gefe  de 
guardias,  y  le  mandó,  en  nombre  del  rey,  que  hiciera  alto.  Resistióse  D.  Blasco; 
pero  los  guardias,  fuertes  y  decididos^  no  le  permitieron  dar  un  paso  más;  avisa- 
ron al  rey,  y  este  le  mandó  comparecer  á  su  presencia,  sin  dejarle  entrar  en 
Morella.  En  su  virtud,  siguió  á  Pérez  de  Pina,  que  le  condujo  á  la  gruta  donde 
el  rey  se  encontraba. 

Lo  que  pasó  en  aquella  animada  y  larga  conferencia  lo  refieren  distintos 
historiadores,  con  más  ó  menos  detalles,  conviniendo  todos  en  lo  sustancial;  la 
escena,  el  lugar  y  los  personajes  merecerían  un  lienzo  de  Rosales,  Domingo  ó 
Pradilla,  y  puesto  que  el  mismo  D.  Jaime  lo  consigna  en  su  Crónica ,  para  no 
desfigurarla,  reproducimos  literal  la  conversación  y  los  preliminares.  Dice  el  Rey 
historiador: 

"Ouant  vench  al  sol  exit,  don  Blasco  venchsi  veer  ab  V.  en  los  caualls,  e  sos 
perpunts  vestits,  e  els  scuders  quils  portauen  lurs  armes:  e  veeren  lo  deuallar 
nostres  guaytes  per  la  costa  en  jus.  E  don  Ferrando  Peris  de  Pina,  qui  era  cap 
de  les  guaytes  enuians  tantost  missatge,  qiie  don  Blasco  hi  volia  entrar,  e  que 
manassem  que  faessen.  E  enuiam  lus  a  dir,  que  si  entrar  hi  volia,  que  no  li 
lexassen  entrar,  e  que  vingues  dauant  nos.  E  ans  que  nostre  missatge  fos  lia, 
don  Blasco  cuytauas  de  entrar,  com  abans  podia.  E  Ferrando  Peris  de  Pina 
acostas  á  ell,  e  dix  li:  que  sera  don  Blasco?  e  ell  respos,  vull  entrar  en  Morella: 
e  manare  com  ho  facen,  e  puix  anare  a  veer  lo  rey.  E  entant  acostas  á  ell 
aquell  qui  nos  hauiem  trames,  e  dix  li  á  la  orella,  que  nos  mañanen  que  no  li 
lexassen  entrar.  E  dix  Ferrando  Peris,  don  Blasco  lo  rey  vol  que  anets  de- 
uant  ell.  Diets  al  rey  ades  seré  ab  ell,  sino  que  un  poch  he  ha  demanar.  E  ell 
respos,  sapiats  que  nous  hi  lexara  hom  entrar  tro  anets  deuant  ell,  pus  ago  ma 
trames  á  dir.  E  tantost  acostas  en  guisa  á  ell,  que  si  fugir  volgues  no  ho  po- 
gues  fer.  E  don  Blasco  vee  que  ha  fer  se  hauia,  gira  la  regna,  é  vench  ne  vers 
nos  e  els  nostres  guaytes  ab  ell. 

E  ell  descaualga  deuant  nos,  e  nos  leuam  nos  per  ell.  E  piux  assech  se  de- 
nant  nos  ell  e  Don  Pero  Ferrandis,  e  Don  Acorella,  e  Azeytabuzeyt,  e  dix  que 
volia  parlar  ab  nos  a  una  part;  e  faem  lus  tots  partir  daqui,  sino  nos,  e  ell.  E 
dix  nos,  ea  senyore  quem  volets?  e  nos  dixem,  nos  vos  direm  a  que  don  Blas- 
co vos  hi  fots,  e  fots  mon  majordom  e  hom  qui  nos  hauem  molt  amat,  e  ben 
feyt,  e  que  tenits  térra  per  nos.  E  Deus,  segons  vos  manets  enuiat  a  dir  aus 
dat  era  est  Hogar,  qui  es  tant  fort  e  tant  nomenat,  que  jatsia  que  vos  mereixcats 
tot  be  que  haguessets  es  Hogar,  que  no  fa  per  nul  hom  del  mon,  sino  a  rey; 
hon  vos  pregam  per  la  naturalea  que  hauets  ab  nos,  e  per  lo  be  quens  hauem 
feyt,  e  per  go  car  sots  nostre  majordom,  que  vullats  lo  castell  per  nos;  en  tal 
manera  queus  facaní  tan  de  be  a  vos,  e  ais  vostres,  que  tot  lo  mon  diga  que  boa 


538  RE\aSTA   DE    VALENCIA, 


guardo  vos  haiiem  retut  per  lo  ser\'ici  quens  hauet  feit.  E  ell  dix?  Senyor  noiis 
raembre  la  carta  que  vos  nos  hauets  feil?  e  nos  dixem,  si  membra  be;  e  dir  vos 
hem  com  din,  que  si  vos  guanyauets  alcuna  re  de  moros,  que  fos  vostra.  E  ell 
dix:  Senyor  aixi  es  ver.  E  nos  dixem  li,  don  Blasco  ben  sabets  vos  que  aquest 
giiany  no  attany  a  vos  per  aquesta  raho:  car  aquest  es  un  castell  qui  val  tant 
com  un  comptat  ab  ses  pertinences.  Mes  ago  pertany  a  vos  de  fer,  que  puix  Deus 
vos  ha  dat  tant  bon  Hogar,  e  quel  me  podest  retre,  que  vos  quel  me  retáis;  e 
que  yous  faga  tant  de  be  que  coneguen  els  homens  que  servici  mauets  feyt,  e  yo 
fer  lous  he  de  bon  grat.  E  ell  dix:  Senyor  acordarme,  e  respondreus.  E  eixi  a  una 
part  ab  lili  cauallers  que  hi  hauia,  e  vench  a  nos  quant  se  fo  acordat,  e  dix: 
Senyor  volets  hauer  de  tot  en  tot  Morella?  e  nos  dixem  don  Blasco  beu  podets 
entendre  que  volem  que  nos  lajam:  que  ha  nos  fa,  e  a  vos  fa  lals  queus  hauem 
profer.  E  ell  dix:  puix  yo  veig  vostra  volentat  que  vos  la  volets  hauer,  e  quem 
proferits  tant  de  be  queu  seguiré,  e  quem  piau  que  vos  lajats.  E  prech  vos  una 
cosa,  que  puix  Morella  vos  volets  hauer,  quem  fagats  tanta  damor  que  yo  la 
tinga  per  vos:  que  be  es  raho,  puix  yo  laus  ret,  que  la  tinga  per  vos  milis  que 
nul  hom  del  regne.  E  nos  responem  li  quens  pleya  molt:  e  dixem  li,  puix  aixi 
es  anem  deuant  don  Pero  Ferrandis,  e  don  Acorella,  e  Azeytabuzeyt,  e  els  al- 
tres  cauallers,  e  que  sapien  com  la  tenits  per  nos.  E  ell  dix  que  li  pleya,  e  anam 
deuant  ells.  E  ell  dix:  Senyor  vos  faets  a  mi  carta,  que  si  yo  prenia  alcun  Hogar 
de  moros,  que  fos  meus:  pero  per  tot  ago  tant  es  lo  be  quem  hauets  feit,  e  aquell 
que  diets  quem  farets  que  be  es  raho  que  si  yous  puch  fer  alcun  servici  quel  vos 
faja.  E  es  ma  volentat  que  puix  vos  volets  que  aquell  castell  sia  vostre,  queu 
sia,  e  yo  quiu  vull.  E  prech  vos  que  vullats  que  yol  tinga  per  vos,  que  major 
raho  es  que  yol  tinga  que  nul  hom  de  vostre  regne.  E  nos  dixem  li  que  li  ho 
greyem;  e  que  li  guardonariem  lo  servici  quens  habia  feyt.  E  entant  fermá  els 
genoUs  deuant  nos,  efeu  nos  aqui  matei.x  homenatge  de  mans,  e  de  boca,  com 
tenia  lo  castell  de  Morella  per  nos.  E  nos  stiguem  aquell  dia  aqui,  e  en  laltre  dia 
partim  nos  en,  e  anam  nos  en  a  Ares,  e  cobranilo,  e  donam  ais  peons  per  fo 
car  lauien  en  blat  al  Sarrahins,  tant  que  ells  foren  pagats  de  nos." 

Así  terminó  aquella  plática  interesante;  consintió  el  rey  en  que  D.  Blasco 
tuviera  el  castülo  en  su  nombre,  y  llamando,  como  dice  él  mismo,  á  Zeit-Abu- 
zeyt  y  otros  caballeros,  para  que  sirvieran  de  testigos,  se  celebró  el  convenio, 
cediendo  D.  Jaime  el  señorío,  pero  reconociendo  D.  Blasco  por  señor  natural 
directo  al  rey.  A  todo  esto  eran  ya  las  dos  ó  tres  de  la  tarde,  hora  de  vespres, 
y  como  en  dos  dias  ni  D.  Jaime,  ni  los  caballeros,  ni  la  tropa  habían  comido, 
entraron  en  Morella  con  gran  regocijo  de  ellos  mismos  y  de  la  población  cris- 
tiana. 

Parecerá  increíble  á  muchos  que  todo  un  rey  pasase  hambre  y  frío,  y  que 
su  corte  y  ejército  no  tuviera  un  pedazo  de  pan  para  llevarse  á  la  boca  durante 
dos  dias;  y  sin  embargo,  nada  más  cierto.  Leyendo  su  Crónica  él  mismo,  lo  con- 
signa y  lo  asevera  del  modo  siguiente: 

"E  nos  de  trot  e  darlot  passam  lo  riu  de  Calders  e  anam  nos  entro  al  riu 
qui  passa  al  peu  de  la  costa  de  Morella.  E  quant  fom  aqui,  dos  peons  alforrats 
aconseguiren  ab  nos  en  una,  e  demanam  lus  deis  altres  hon  eren,  é  dixeren  que 
venien:  e  pujam  la  costa,  e  som  a  un  puiget  quis  seya  a  la  costa  de  Morella,  e 
nieterem   li    uom  lo  Piiig  del  Rey.    E  estiguem  aqui  sperant  la  companya  (¡ue 


EL    REY    D.    JAIME.  I.  539 


venia,  e  apparellain  nostres  guaytes  a  caiiall  e  a  peu,  que  nul  hom  no  pojíues 
entrar,  ni  exir  tro  en  laltre  día  que  haguessem  nostre  acord.  E  jagueni  tola  la 
nuit  en  aquel  Puig:  e  mochse  temps  de  neu,  car  era  ja  passada  la  festa  de  Sant 
Miquel,  e  feyen  molta,  e  venia  ab  pluja  que  nul  hom  no  gosava  descobrir  la 
cara  per  paor  que  la  neu  nol  tocas.  E  els  caualls,  e  les  besties  jayen  en  una 
foya  que  si  feya,  e  dega,  e  della  hon  podien,  si  que  els  adzembles  que  duyen  lo 
conduit  a  nos,  aquella  nuyt  no  pogueren  pujar  ne  deuallar  a  ells,  per  paor  que 
aquells  del  castell  no  ho  faessen  saber  a  don  Blasco,  ne  quels  hi  entras  major 
poder.  E  haguem  a  endurar  que  no  menjam,  ne  beguem  de  la  nuyt  que  nien- 
jam  en  la  Vilaroja,  tro  al  tercer  dia  a  hora  de  vespres,  ne  nos,  ne  els  cauallers, 
ne  les  besties  (l)." 

Al  dia  siguiente,  el  rey,  acompañado  de  su  corte  y  ejército,  marchó  á  Ares,  y 
después  de  recompensar  á  los  peones  de  Teruel  que  tan  bien  hablan  sabido  apo- 
derarse de  fortaleza  tan  importante,  se  dirigió  á  Teruel  por  los  mismos  caminos 
ya  recorridos  á  la  bajada,  con  ánimo  de  pasar  á  Zaragoza,  y  de  esta  ciudad  á 
Navarra,  como  así  lo  hizo,  en  donde  le  llamaban  asuntos  del  mayor  interés. 


VII. 

Pues  bien:  el  viajero  curioso  que  quiera  hoy  seguir  el  mismo  itinerario  que 
siguió  el  rey  D.  Jaime  en  esta  penosa  jornada  de  la  conquista  de  Morella,  puede 
hacerlo  sin  inconveniente,  y  pasar  por  los  mismos  vericuetos,  laderas,  pendientes 
y  barrancos  que  habia  en  el  siglo  XIII,  sin  lograr  pisar  en  pleno  siglo  XIX  ni  un 
palmo  de  carretera.  ¿Es  honroso  para  España,  es  digno  para  las  provincias  de 
Teruel  y  Castellón,  es  conveniente  para  el  Maestrazgo  semejante  indiferencia  y 
abandono?  La  experiencia,  la  política,  la  previsión  y  la  equidad,  ¿no  demandan 
otra  conducta?... 

La  guerra  civil  de  los  siete  años  y  la  más  reciente,  aunque  menos  larga,  prin- 
cipiada después  de  la  revolución  de  1868  y  terminada  por  el  actual  monarca,  que 
con  justicia  es  apellidado  el  Pacificador,  ¿no  vienen  á  darnos  la  triste  razón  de 
nuestras  quejas  y  á  animarnos  en  sostener  y  recalcar  nuestras  aspiraciones?  No 
podemos  menos  de  pedir  y  pedimos  caminos,  pedimos  carreteras,  tenemos  de- 
recho también  á  ferro-carriles  y  telégrafos,  y  á  todo  lo  que  conduzca  y  represente 
el  adelanto  y  la  civilización  de  los  pueblos. 

Morella,  Cantavieja,  Alcañiz,  Mirambel,  Forcall,  Benifazá,  ¡cuántos  recuerdos 
despiertan!...  ¡De  cuántos  españoles  son  triste  cementerio!...  ¡Cuántos  os  vieron 
que  no  volverán  jamás  á  veros!... 

En  una  noche  tan  fria  y  ventiscosa  como  la  que  describe  D.  Jaime  en  su 
Crónica,  cubiertos  los  montes  y  barrancos  de  ligera  capa  de  nieve,  la  mejor  alfom- 


(l¡     Cap.*  líll,  Fol.  XLIin  vuelto.  CrónUa  del  ijlorios  llev  en  lacn 


540 


REVISTA    DE    VALENXIA. 


bra  para  apachar  el  niido  de  los  pasos  de  los  caminantes,  un  puñado  de  soldados 
visónos  mal  alimentados  y  peor  vestidos  y  armados,  para  no  morirse  de  frió 
en  la  inacción,  reunidos  en  el  molino  llamado  de  Adell,  decidieron  asaltar  el 
castillo  de  Morella.  El  pensamiento  lo  concibió  el  oficial  carlista  que  les  man- 
daba, Alió,  después  de  acercarse  varias  veces  y  en  distintas  horas  á  los  alrede- 
dores de  la  fortaleza,  con  el  fin  de  inspeccionarla  y  hacerse  cargo  del  sitio  más 
accesible"  v  unánimes  todos  en  la  empresa,  decididos  á  vencer  ó  morir,  salen  á 
media  noche  del  dia  25  de  Enero  del  año  l83ó,  provistos  de  una  escala;  llegan 
sin  ser  vistos  á  Puig  del  Rey,  luego  al  cementerio,  luego  á  la  Alameda  y  últi- 
mamente al  pié  de  los  muros  de  la  fortaleza,  junto  á  la  Torre  ó  garita  llamada 
de  la  Fárdala:  aplican  al  peñón  la  escala,  trepan  uno  tras  otro;  es  corta:  bajan, 
se  suben  unos  sobre  los  hombros  de  los  otros,  sobre  los  últimos  la  escala,  sobre 
la  escala  los  hombres,  y  con  arrojo  y  temeridad  sin  igual  á  una  altura  increíble 
trepan  72  y  penetran  en  el  castillo:  las  guardias  se  ven  sorprendidas,  los  disparos 
comienzan,  la  resistencia  se  improvisa  desordenadamente,  los  cañones  y  las 
«ranadas  de  mano  dan  la  victoria  á  los  soldados  carlistas,  y  la  guarnición  y  el 
«obernador  Portillo,  representante  de  las  tropas  de  Doña  Isabel  11,  después  de 
una  resistencia  tan  inútil  como  desgraciada,  tienen  que  retirarse  de  la  población  y 
abandonar  la  plaza.  Una  hoguera  encendida  en  el  cuerpo  más  alto  del  castillo, 
junto  á  la  derniida  Torre  Celoquia,  anuncia  á  los  morellanos  y  á  todo  el  Maes- 
trazc'o  que  la  fortaleza  conquistada  en  otro  tiempo  por  P.  Jaime  á  los  sarracenos, 
pertenece  al  ejército  de  D.  Carlos!... 

La  alegría  de  un  bando  fué  la  desesperación  y  el  terror  del  opuesto,  y  los 
hombres  reflexivos,  imparciales  y  sensatos,  pensaron  que  aquel  suceso  habia  de 
ocasionar  hondas  perturbaciones  en  la  comarca,  y  acarrear  muchas  desgracias  á 
toda  España.  Pasaron  dias,  pasaron  meses  y  años,  y  así  sucedió.  El  gobierno  de 
Doña  Isabel  no  pudo  resignarse  á  la  pérdida  definitiva  de  aquella  fortaleza  y 
trató  de  recuperarla.  El  general  D.  Marcelino  Oráa  la  puso  sitio  en  24  de  Julio 
de  l838;  se  apoderó  de  las  montañas  vecinas  y  de  los  caminos  principales,  es- 
tableciendo su  cuartel  general  hacia  el  Norte,  en  las  masías  llamadas  la  Alxup  y 
la  Pedrera:  D.  Ramón  Cabrera,  general  carlista,  estaba  enfrente,  obser\'ando 
sus  movimientos  y  atendiendo  á  la  provisión  y  subsistencias  de  la  plaza,  desde 
¡Muela  de  la  Garumba,  donde  también  tenia  su  cuartel  general.  El  sitiador  fué, 
hablando  en  puridad,  el  sitiado.  Para  mantener  el  ejército  que  mandaba,  nece- 
sitaba grandes  remesas  de  provisiones  y  medios  de  subsistencia;  cada  convoy 
remitido  desde  Alcañiz  no  llegaba  á  su  destino  sin  una  batalla  reñida  y  previa, 
no  siempre  ganada,  y  el  ejército  liberal  sufrió  hambre  y  hubo  de  apelar  á  las 
mieses  de  los  campos  y  á  tostar  el  trigo  entre  las  piedras,  para  acallar  malamente 
tanta  escasez  y  necesidad.  La  fortaleza  resistió,  la  población  se  mantuvo  ani- 
mosa, y  la  defensa   que   hizo   su   gobernador  el  gefe   O'Callagan,  fué  asidua  y 


EL    REY    D.    JAIME    I.  541 


cumplida.  Sentado  en  la  torre  redonda  cerca  del  Portal  de  San  Miguel,  dictaba 
órdenes,  y  presenciaba  serenamente  como  los  cañones  enemigos  batian  brecha 
en  aquellas  altas  y  robustas  murallas.  Tres  asaltos  dio  el  ejército  de  Doña  Isa- 
bel, sin  más  resultado  que  perder  la  gente  más  escogida  de  toda  clase  de  armas, 
y  de  todas  las  compañías  de  preferencia,  inclusas  las  de  Pardiñas.  Oráa  se  re- 
tiró á  Alcafiiz  ordenadamente  en  19  de  Agosto,  demostrando  á  las  claras  su 
pericia  de  general,  pero  sin  lograr  su  objeto.  Morella  quedó  algo  mal  parada  por 
el  fuego  de  artillería  y  en  poder  del  ejército  de  D.  Carlos.  El  problema  estaba 
planteado  para  más  adelante;  andando  el  tiempo  lo  resolvió  el  general  Espar- 
tero. Si  los  medios  de  comunicación  hubieran  sido  otros,  si  de  Teruel  á  Canta- 
vieja,  si  desde  Castellón  á  Morella,  si  de  Morella  á  Alcañiz,  hubieran  existido  las 
carreteras  que  hoy  enlazan  las  dos  últimas  poblaciones,  tal  vez,  ó  probablemente 
el  éxito  hubiera  sido  distinto;  pero  en  aquel  entonces  no  existían  más  medios  de 
comunicación  que  los  que  dejaron  los  moros,  los  mismos  caminos  de  herradura 
que  utilizó  D.  Jaime  I  en  la  época  de  la  reconquista.  El  general  Espartero  tropezó 
después  con  las  mismas  dificultades;  pero  terminada  la  guerra  civil  en  las  pro- 
vincias vascas  por  medio  del  abrazo  de  Vergara,  pudo  venir  al  Centro  con  todo 
el  ejército  del  Norte,  y  sitiar  y  ganar  á  Morella,  devolviéndola  á  la  obediencia  y 
dominio  del  gobierno  de  Doña  Isabel  II. 

Lo  mismo  podemos  repetir  de  Cantavieja,  con  la  diferencia  de  que  Cantavieja 
no  es  fuerte  por  sí,  como  Morella;  es  fuerte  por  su  incomunicación,  por  su  aisla- 
miento, porque  no  tiene  una  carretera  que  la  ponga  en  relación  con  la  ca- 
pital de  su  provincia,  Teruel,  ni  tampoco  con  Morella  y  Castellón,  y  no  habién- 
dola no  puede  llegar  ni  destrozar  sus  muros  un  tren  formal  de  artillería.  Así  y 
todo,  ya  la  hemos  visto  en  dos'  guerras  civiles,  dos  veces  sitiada  y  dos  veces 
arruinada.  Jovellar,  Despujol,  Martínez  Campos,  San  Miguel,  todos  saben  cuánto 
les  costó  llegar  á  aquellas  montañas  y  triunfar  de  sus  enemigos.  Los  que  ama- 
mos aquel  país,  porque  en  él  hemos  nacido  y  pasado  los  días  más  hermosos  de 
la  vida;  los  que  allí  tenemos  las  cenizas  de  nuestos  mayores,  y  nuestras  afec- 
ciones y  parientes  y  amigos  verdaderos  y  nuestra  casa,  no  podemos  ver  con  sa- 
tisfacción repetirse  las  guerras,  que  arruinan  á  las  familias,  y  renovarse  los  si- 
tios y  asaltos,  que  destrozan  y  maltratan  nuestros  pueblos  ,  nuestros  templos  y 
nuestras  viviendas.  Y  poco  importa  que  á  nombre  de  la  libertad  y  de  la  civilización 
se  asesine  en  Cantavieja  á  42  paisanos  indefensos  y  á  clérigos  inocentes,  y  se 
lancen  por  las  ventanas  del  hospital  los  enfermos  y  heridos  peña  abajo,  ¡cruel- 
dad increíble!;  si  en  Mirambel,  á  nombre  de  la  religión,  se  quema  la  iglesia  par- 
roquial con  el  Señor  Sacramentado  allí  dentro,  y  se  le  prende  fuego,  con  todo  el 
archivo  municipal,  dejándonos  despojados,  y  hasta  sin  libros  parroquiales.  Poco 
importa  que  en  el  Forcall  se  repitan  las  mismas  escenas  por  un  bando;  que 
en  Benifazá  quede  escrita  de  un  modo  indeleble  la  iniquidad  y  el  refinamiento  del 


54^ 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


Odio  entre  hermanos;  si  en  otros  pueblos  desde  Teruel  á  Alcañiz  cometen  pa- 
recidos excesos  los  del  opuesto.  Todo  es  arruinar  á  la  patria.  Basta  ya  de 
guerras  civiles.  Basta  ya  de  odios;  y  crueldades.  Emprendamos  unidos  la  cam- 
paña de  la  paz.  Háganse  caminos  y  carreteras  en  todas  partes;  háganse  también 
en  el  Maestrazgo;  sacudamos  la  inercia  y  la  indiferencia  que  nos  consume ,  y 
seamos  cautos  y  previsores  para  el  porvenir. 

El  rey  D.  Alfonso  Xll  ha  pronunciado  hace  poco  en  tierra  de  Huesca  fra- 
ses elocuentes,  recordando  la  epopeya  aragonesa.  Ha  llegado  la  hora,  dijo,  de 
que  las  granjas  sustituyan  á  los  castillos,  las  máquinas  agrícolas  á  los  canotiés, 
y  el  aviar  de  la  familia  á  la  guerra.  Y  esto  lo  decia  al  inaugurar  las  obras  de 
un  ferro-carril,  el  de  Canfranc.  Tomemos  acta  de  ellas,  y  sean  el  emblema  de 
la  indemnización  que  reclaman  los  pueblos  de  esa  comarca,  tan  maltratada  como 
desatendida,  enclavada  en  las  provincias  de  Teruel  y  Castellón,  y  perteneciente 
al  antiguo  reino  de  Valencia,  llamada  el  Maestrazgo. 

Nicolás  Ferrer  v  Julve. 


FE. 


A  MI  DISTINGUIDO    AMIGO    D.  JOSÉ  HERRERO. 


"La  fé  fs  la  vida. 


ú,  que  pulsas  la  lira  del  poeta; 
Tú,  que  te  inflamas  en  el  sacro  fuego 
De  la  divina  inspiración  inquieta; 
Tú,  que  te  rindes  al  ferviente  ruego, 
Como  se  rinde  el  corazón  herido 
A  la  beldad  que  le  robó  el  sosiego, 
Has  de  verme  sereno  y  decidido 
De  la  contraria  suerte  á  los  embates, 

Y  has  de  escuchar  mi  voz,  hoy  que  atrevido, 
Quiero  cantar  la  edad  de  los  combates, 

Como  cantaron  las  edades  de  oro 
En  dulces  versos  los  antiguos  vates. 

Desde  esta  soledad,  en  donde  moro. 
Tiendo  mi  vista  por  el  ancho  mundo, 

Y  su  funesta  corrupción  deploro; 

Pues,  cual  la  nave  que  en  el  mar  profundo 
Vaga  á  merced  de  la  borrasca  fiera. 
Juguete  vil  del  ábrego  iracundo, 

Así  también  la  humanidad  entera 
Medrosa  vaga  entre  la  sombra  oscura 
Que  el  negro  error  esparce  en  su  carrera; 

¡Carrera  de  dolor  y  de  amargura. 
En  la  que  el  hombre  sin  cesar  suspira. 
Lamentando  su  eterna  desventura! 

Por  donde  quiera  que  la  mente  gira. 


544  REVISTA    1)E    VALENCIA. 


Se  oye  el  fragor  de  sordas  tempestades, 

Y  atmósfera  de  fuego  se  respira. 
Inciertas  las  modernas  sociedades, 

Siguen  del  vicio  las  tortuosas  sendas. 
Esclavas  de  sus  locas  vanidades, 

Y  dando  á  impuros  odios  libres  riendas, 
Derraman,  sin  piedad,  sangre  inocente 
En  mezquinas  y  estériles  .contiendas. 

Hijo  yo  de  este  siglo  indiferente, 
Lucho  ¡ay  de  mí!  con  incansable  brío, 
Por  detener  el  invasor  torrente; 

Mas  ¿quién  encauza  el  desbordado  rio. 
Cuando  vallas  y  límites  rompiendo 
Muestra  su  incontrastable  poderío? 

¡Mísera  condición!...  De  Dios  huyendo 
Ciega  y  tenaz  la  humanidad  se  agita. 
En  pos  de  falsos  ídolos  corriendo, 

Y  no  escucha  esa  voz  que  así  le  grita, 
Desde  el  solio  inmutable  y  permanente: 
¡Égo  sum  via,  et  v evitas   et  vital  (l). 

¿Dónde  posar  la  atribulada  frente? 
El  calor  sofocante  de  las  ciencias 
Ahoga  en  el  labio  la  oración  ferviente; 

Mata  la  fé;  destruye  las  creencias, 

Y  arroja  el  germen  de  la  duda  impía 
En  el  seno  de  todas  las  conciencias. 

¿No  lo  ves?  ¿no  lo  ves?...  Esta  agonía; 
Esta  lucha,  este  afán,  no  es  ¡ay!  delirio 
De  nuestra  destemplada  fantasía. 

Es  que  tronchado  se  deshoja  el  lirio; 
Es  que  en  aquesta  lid  no  hay  otra  palma 
Que  la  que  oírece  al  mártir  el  martirio. 

Es  que  se  aleja  de  su  centro  el  alma; 
Es  que  se  siente  ya  desfallecida, 

Y  busca  en  su  dolor  reposo  y  calma. 
Mas  ¿cómo  hallar  la  dicha  perseguida? 

¿Cómo  oponer  á  la  maldad  un  freno, 
Si  la  luz  de  la  fé  yace  extinguida? 


(l)     S.Juan.   Cap.  14,  ver.  6.' 


FE.  545 


¿Cómo  beber  el  resplandor  sereno 
De  la  Verdad,  si  cuanto  el  orbe  encierra 
Es  corrupción,  y  podredumbre,  y  cieno? 

¿Cómo  encontrar,  en  fin,  sobre  la  tierra 
La  suspirada  paz,  si  el  mundo  todo 
Templos  y  altares  levantó  á  la  guerra? 

¡Ay!...  No  nacen  las  flores  entre  el  lodo. 
Ni  entre  las  charcas  fructifica  el  grano, 
Ni  se  llega  á  la  gloria  de  este  modo. 

La  misma  libertad  es  sueño  vano; 
Pues  cuando  el  hombre  de  la  fé  se  olvida. 
Lleva  en  la  duda  su  mayor  tirano. 

Ella  es  la  que,  cual  víbora  escondida. 
Vierte  en  el  corazón  mustio  y  sombrío 
Esa  hiél  que  emponzoña  nuestra  vida. 

Ella  es  la  que  hunde  el  alma  en  el  vací( 
Como  se  hunde. la  nave  hecha  pedazos 
En  el  fondo  del  piélago  bravio. 

Ella  quebranta  los  sagrados  lazos 
De  la  dulce  amistad;  ella  envenena 
De  la  mujer  querida  los  abrazos. 

Y  ella,  inhumana,  cual  traidora  hiena. 
Con  sus  glaciales  risas  escarnece 
Del  triste  pecho  la  profunda  pena. 
Por  ella  el  arte  excelso  se  envilece, 

Y  en  el  fango  del  mundo  se  degrada: 
Por  ella  la  ilusión  se  desvanece; 

El  pensamiento  incierto  se  anonada; 

Y  la  razón,  sin  brújula  ni  guia, 
De  su  alto  pedestal  cae  derrocada. 

Sí,  caro  amigo,  sí;  tú,  que  algún  dia 
Llegar  podrás  á  la  soñada  meta, 
En  alas  de  la  hermosa  poesía; 

Tú,  que  del  vago  porvenir  profeta. 
Eres,  cantando,  trovador  divino, 

Y  eres,  lidiando,  valeroso  atleta. 
Acata,  acata  el  fallo  del  destino, 

Y  esparce  la  semilla  bienhechora 
De  la  fé  y  del  amor  en  tu  camino: 

Oue  si  estalla  la  nube  asoladora. 


35 


546 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


Y  refugio  no  buscas,  abrazado 

A  la  fé,  como  á  enseña  salvadora, 
Encontrarás  ¡oh  vate!  al  fin  privado 

De  sosiego  y  de  paz  tu  ánimo  fuerte; 

Verás  tu  dulce  encanto  disipado; 
Maldecirás  tu  desastrosa  suerte, 

Y  sentirás  el  frió  de  la  duda, 

Aun  más  frió  que  el  frió  de  la  muerte. 

¿Cómo  nuestra  alma,  de  virtud  desnuda. 
Ha  de  huir  los  escollos  de  la  vida, 
Si  la  fé,  que  es  la  vida,  no  le  escuda? 

¡Ah!...  Desprecia  esa  secta  corrompida, 

Y  del  mundo  en  el  piélago  infinito 
Sea  siempre  la  fé  tu  única  egida; 

Para  que,  ahogando  el  penetrante  grito 
De  ese  interno  dolor,  que  aun  desconoces. 
Puedes  nutrir  tu  corazón  marchito 
Con  la  esperanza  de  futuros  goces. 


Rafael  Villena. 


orígenes  del  grabado  en  valencia. 


APUNTES  HISTÓRICOS  Y  CRÍTICOS. 


Trabajo  premiado  con  el  álbum  ofrecido  por  la  Asociación  artístico-arqueológica  barcelonesa,  en  los 
Juegos  Florales  de  Valencia  celebrados  en  29  de  Julio  de  1882,  escrito  por  José  M.  Puig  Tor- 
ralva  y  Francisco  Marti  Grajales,  y  dedicado  al  distinguitlo  profesor  de  grabado  de  la  Academia 
de  San  Carlos,  D.  Ricardo  Franch  y  Mira. 


DOS  palabras. 


La  falta  de  datos  suficientes  y  lo  confuso  de  algunos  nos  hizo  soltar  la 
pluma  al  intentar  el  año  pasado  emprender  esta  tarea.  Hoy  la  comenzamos  de 
nuevo  con  más  abundantes  y  positivos  datos,  movidos  primordialmente  por  el 
cariño  que  nos  merecen  las  cosas  de  nuestra  tierra. 

En  estos  apuntes  hemos  procurado  reunir  algunos  datos  publicados  y  otros 
inéditos,  que  formarán  la  base  de  un  completo  estudio  de  tan  interesante  tema, 
el  dia  que  una  persona  verdaderamente  competente  se  proponga  terminar  el 
trabajo  que  hoy  empezamos. 

Hemos  entendido  por  orígenes  del  grabado,  desde  los  primeros  tiempos  en 
que  este  aparece  en  Valencia,  hasta  la  creación  de  la  Real  Academia  de  San 
Carlos;  pues  desde  esta  fecha,  creándose  una  escuela  de  grabado  en  ella ,  en 
1 765,  salieron  discípulos  tan  afamados  que ,  como  Esteve,  elevaron  á  gran  al- 
tura este  arte  entre  nosotros. 

En  los  siglos  XIV,  XV  y  XVI  dio  pocos  frutos  este  arte  en  Valencia.  En  el 
siglo  XVII  comienza  una  serie  de  buenos  grabadores  á  enaltecer  el  floreciente 
arte,  y  en  los  siglos  XVIII  y  XIX  el  grabado  alcanza  el  más  perfecto  cultivo. 

En  estos  cuatro  siglos  liltimos,  Ribalta,  Ribera,  Conchillos,  Victoria,  Rava- 
nals,  Rovira,  Galcerán,  Planes,  Moles,  Espinos,  Monfort,  López  Enguídanos, 
Selma,  Jordán,  Mas,  Esteve  y  Blasco  colocan  el  grabado  valenciano  en  el  más 
alto  lugar. 


548  REVISTA    DE    VALENCIA. 


¿Qué  pasaba  entre  tanto  en  Europa? 

En  el  siglo  XVI  se  presenta  la  decadencia  en  el  grabado  alemán.  Francia  no 
ofrece  más  que  mezquinas  producciones  hasta  el  siglo  XVII;  Inglaterra  aun  se 
mostraba  más  mengiiada;  pero  España,  si  al  principio  aparecia  dormida,  no  tardó 
en  despertar,  produciendo  sus  mejores  maestros.  Cano,  Carducho,  Murillo,  Sa- 
rabia,  Liaño  y  Coello,  que  admiraban  con  sus  prodigiosos  agua-fuertes. 

Los  artistas  valencianos  ocupan ,  pues,  un  distinguido  lugar,  no  solo  entre 
los  grabadores  españoles,  sino  entre  los  de  toda  Europa. 


II. 

ORÍGENES  DEL  GRABADO  EN  EL  MUNDO. 

Según  varios  historiadores,  en  la  más  remota  antigüedad  ya  se  grababa  en 
la  China  y  el  Japón  sobre  madera  para  la  impresión  de  los  naipes;  mas  no  falta 
quien  niega  este  aserto,  trasladando  el  origen  del  grabado  al  siglo  VIII,  y  atri- 
buyendo su  invención  á  los  dibujantes  é  iluminadores  encargados  de  hacer  los 
rótulos  de  los  libros  y  capítulos,  que  los  calígrafos  y  primeros  impresores  deja- 
ban en  blanco. 

Hay  quien  supone  también  que  la  propagación  del  juego  de  los  naipes  en  el 
siglo  XIII,  inspiró  á  los  alemanes  el  estampar  las  cartas  y  difundirlas  por  Europa 
como  artículo  de  comercio,  en  el  que  ejercían  el  monopolio. 

Esta  última  opinión  es  la  cierta,  pues  e.xiste  una  ordenanza  del  rey  San  Luis 
en  1254,  prohibiendo  jugar  á  los  dados  y  á  los  naipes. 

El  honor  de  haber  aplicado  por  primera  vez  el  grabado  á  los  naipes  corres- 
ponde á  la  Alemania  y  á  la  Holanda;  pues  Lorenzo  Coster,  de  Harlem,  impri- 
mió naipes  y  estampas  religiosas  antes  de  que  se  imprimiesen  los  libros.  No  cabe 
duda  de  que  al  grabado  de  los  naipes  siguió  el  de  las  estampas,  y  á  este  la  im- 
presión de  los  libros.  Los  primeros  grabadores  se  dedicaron  pronto  á  hacer  es- 
tampas de  imágenes  religiosas,  artículo  muy  socorrido,  dadas  las  ideas  de  la 
época. 

Y  en  efecto,  el  primer  grabado  que  se  conoce  en  el  mundo  es  una  estampa 
religiosa  impresa  en  1428.  Representa  á  San  Cristóbal,  y  en  su  grosera  ejecu- 
ción y  en  su  incorrecto  dibujo,  se  notan  los  caracteres  comunes  á  todo  ensayo 
de  un  arte  nuevo.  Pronto  acompañaron  á  estas  imágenes  inscripciones  y  leyendas 
piadosas,  impresas  también,  é  indudablemente  debieron  inspirar  á  Guttenberg  su 
prodigioso  arte  tipográfico,  ó  sea  la  impresión  con  caracteres  movibles. 

La  prueba  de  que  el  libro  siguió  á  la  estampa  es  que  los  primeros  Hbros  se 
hacían  bajo  formas  tabularías,  verdaderas  plaiichas  que  se  estampaban  á  mano, 


orígenes  del  ÜRABADO. 


549 


lardándose  algún  tiempo  á  establecerse  la  composición  con  caracteres  movibles, 
primero  grabados  y  después  fundidos. 

Las  obras  ilustradas  con  grabados  en  madera  son  más  antiguas  que  la  im- 
prenta. Antes  de  1480  se  esculpieron  en  madera  estampas  para  una  Biblia  lla- 
mada de  los  pobres  {Biblia  pauperum),  de  la  que  existe  un  ejemplar  en  la  Bi- 
blioteca Nacional  de  Madrid.  Este  incunable  es  manustrito;  primeramente  se  es- 
tamparon los  grabados,  y  después  los  calígrafos  llenaron  los  vacios  que  dejaron 
los  estampadores. 

Cuando  mas  tarde  los  discípulos  de  Guttenberg  (Juan  Gensfleich),  propaga- 
ron por  Europa  el  sencillo  y  asombroso  descubrimiento  de  la  imprenta,  Valencia, 
la  llamada  Atenas  del  Mediterráneo  por  su  ilustración  y  amor  al  progreso,  fué 
la  primera  ciudad  de  España  en  que  se  estableció  una  imprenta,  bajo  la  dirección 
de  Palmars  y  Spindoler,  empleándose  el  grabado  en  madera  en  las  primeras 
ediciones.  Sucesivamente  Mateo  Flandero  y  Pedro  Brim,  fundaron  establecimien- 
tos tipográficos  en  Zaragoza  y  Barcelona  respectivamente. 

La  gran  corona  de  Aragón  fué,  pues,  la  primera  en  España  que  hizo  trabajar 
á  la  imprenta,  y,  como  después  veremos,  fué  también  la  primera  en  que  se  gra- 
baron estampas.  No  podia  menos  de  ser  así,  siendo  como  era  cuerpo  y  alma  de 
las  ciencias,  artes,  comercio  é  industria  de  España. 


III. 
PRIMERAS  CLASES  DE  GRABADO  EN  LA  ESTAMPACIÓN. 

El  grabado,  esa  imprenta  del  arte,  como  acertadamente  lo  califica  el  distin- 
guido bibliófilo  D.  Isidoro  Rosell  y  Torres,  tiene  todas  las  cualidades  necesarias 
para  dar  á  conocer  con  fidelidad  las  obras  de  arte,  y  trasmitir  de  generación  en 
generación,  á  través  de  los  países,  las  más  preciadas  creaciones  que  tanto  la 
pintura  como  la  escultura  y  arquitectura  han  producido,  y  que  ella  reproduce  y 
vulgariza,  abaratando  su  precio. 

Hé  aquí  las  principales  divisiones  del  grabado  para  la  estampación: 

Grabado  en  madera:  es  el  más  antiguo  de  los  procedimientos  conocidos,  y 
se  sirve  del  relieve  de  la  madera  para  producir  la  estampación  sobre  el  papel; 
las  partes  socabadas  por  el  buril  en  aquella  son  las  que  resultan  blancas  en  la 
impresión;  mecanismo  sencillo  y  natural,  que  debió  ser  el  primeramente  ideado 
para  la  reproducción  de  las  imágenes. 

Grabado  en  metal:  se  vale  de  medios  diametralmente  opuestos;  las  partes 
que  sobresalen  son  las  que  producen  en  la  estampación  los  claros  del  papel,  y 
las  partes  entrantes,  ó  sea  el  rayado  que  el  buril,  la  punta  ó  cualquier  otro  instru- 


550  REVISTA    DE   VALENCIA. 


mentó  análogo  producen  en  el  metal,  son  las  que  recibiendo  la  tinta  dan  las  diver- 
sas graduaciones  del  negro,  según  su  intensidad  y  combinaciones.  La  invención 
del  grabado  en  metal  ó  calcografía  se  atribuye  á  Martin  Schongares,  de  Aus- 
burgo,  en  el  segundo  tercio  del  siglo  XV. 

Grabado  al  agua-fuerte:  este  procedimiento,  descubierto,  según  unos,  por  Al- 
berto Durero,  y  según  otros  por  Parmesano,  es  de  menos  trabajo  en  su  parte 
mecánica,  y  más  propio  por  tanto  para  que  el  verdadero  ingenio  se  dé  á  conocer 
á  través  de  las  dificultades.  No  tiene  que  luchar  el  artista  ni  con  la  dureza  del 
metal,  ni  con  el  complicado  rayado  del  buril,  que  exige  un  trabajo  limpio  y  es- 
merado; la  mano  corre  con  soltura  sobre  el  lijero  barniz  que  cubre  el  cobre,  si- 
guiendo la  inspiración  artística,  y  el  líquido  corrosivo,  mordiendo  después  sobre- 
las  partes  descubiertas  del  metal,  le  evita  el  trabajo  pesado  y  detenido,  y  obtiene 
un  resultado  de  tan  variados  y  pintorescos  efectos  como  el  dibujo  al  lápiz.  Casi 
todos  los  grandes  pintores  se  han  servido  de  este  artístico  procedimiento. 

Hay  también  grabados  al  liiwio  y  á  la  maniere  7wire  ó  á  la  inglesa,  por  haber 
merecido  gran  aceptación  en  la  Inglaterra. 

IV. 

orígenes  del  grabado  en  valencia. 

¿Cuándo  se  estableció  en  Valencia  tan  ventajoso  y  productivo  arte? 

¿Eué  Valencia  la  primera  ciudad  española  en  emplearlo,  ó  se  adelantó  algtma 
otra  á  ella? 

Son  estos  dos  puntos  que  conviene  aclarar,  lo  que  no  se  logrará  sin  alguna 
dificultad,  nacida  de  la  falta  de  datos  positivos  en  las  poquísimas  obras  que  se 
ocupan,  y  estas  incidentalmente,  de  los  orígenes  del  grabado  en  nuestra  patria. 

En  los  siglos  XV  y  posteriores  solamente  aparecen  firmados  los  grabados  en 
madera  con  un  monagrama,  y  esta  cifra  no  basta  para  determinar  la  fecha,  nom- 
bre del  autor  y  población  en  que  se  hace  la  obra. 

Hay,  sin  embargo,  una  excepción:  aparece  una  estampa  representando  á  la 
Virgen  del  Rosario,  rodeada  de  santos  de  la  Orden  de  Predicadores,  y  entre 
ellos  el  Papa  y  el  rey  de  Aragón;  hay  tanibiem  una  escena  milagrosa,  y  en  la 
parte  superior  quince  casillas  representando  los  quince  misterios  del  Santísimo 
Rosario.  La  estampa  está  firmada  por  F.  F.  Francesc  Domenec  14SS  (l).  Esta 
lámina  tiene  rasgos  característicos  y  formas  verdaderamente   españolas,  dibu- 


(1)  Algunos  han  leído  1455,  pero  por  el  retr.ito  del  Papa  Inocencio  VIII  y  hi  p-ilabra  biaul- 
gcncia  que  llev.T  la  estampa  y  otros  datos,  se  deduce  sin  duda  que  es  hecha  en  I488.  Se  conserva 
en  la  Biblioteca  Nacional  de  Madrid. 


I 


ORÍGENES  DEL  GRABADO.  551 


jadas  en  cada  uno  de  los  más  insignificantes  detalles,  lo  cual  prueba  que  ya  en 
la  más  remota  antigüedad  sabian  nuestros  artistas  dar  á  sus  obras  carácter  propio 
nacional,  y  más  genuinamente  en  las  regiones  valenciana  y  catalana.  Su  mérito 
artístico  no  puede  desmerecer  de  las  más  antiguas  producciones  calcográfi- 
cas, si  atendemos  á  la  época  en  que  fueron  trazados  sus  sencillos  y  fáciles  con- 
tornos. No  se  nos  manifiesta  en  ella  el  arte  disponiendo  de  sus  breves  medios  de 
ejecución,  ni  libre  de  las  trabas  en  el  manejo  de  un  instrumento  poco  usado  aun, 
y  que  obra  sobre  una  materia  dura  y  resistente.  Grabada,  sin  duda,  esta  estampa 
para  la  propaganda  de  la  nueva  devoción,  y  tirándose  de  ella  quizás  millares  de 
ejemplares,  se  observan  rayas  algo  bruscas  y  duras,  ya  por  la  inesperiencia  del 
artista  en  el  manejo  del  buril,  ya  porque,  al  parecer,  debió  retocarse  más  de  una 
vez  para  aumentar  la  circulación  entre  la  gente  piadosa. 

Los  catalanes  han  querido  apropiarse  la  paternidad  de  esta  obra,  citando 
para  ello  tres  fútiles  argumentos.  Primero,  que  el  apellido  Domenecb  es  catalán. 
Segiüido,  que  en  ella  aparece  la  imagen  de  Santa  Eulalia,  patrona  de  Barcelona. 
Y  tercero,  que  Domenech  la  grabó  en  el  convento  de  Santa  Catalina  de  Barce- 
lona. A  estos  tres  puntos  contestaremos:  Primero,  que  el  apellido  Domenech  es 
igualmente  catalán  que  valenciano.  Segundo,  que  también  aparece  en  1581  y  en 
Lo  Llibre  de  consells,  hecho  por  el  maestro  Jaime  Roig  en  Valencia,  una  estampa 
representando  á  la  Purísima  Concepción,  en  la  que  se  ve  á  Santa  Eulalia,  y  no 
obstante  serla  patrona  de  Barcelona,  la  obra  no  es  catalana.  Igual  argumento, 
y  con  mayor  fundamento  hubiéramos  podido  presentar  nosotros  con  respecto  á 
la  misma  estampa,  pues  aparece  en  ella,  y  en  primer  término,  San  Vicente  Fer- 
rer  (l),  hijo  y  patrón  de  nuestro  reino,  quien  hacia  pocos  años  que  habia  sido 
canonizado.  En  el  tercer  punto  queremos  que  conteste  por  nosotros  el  erudito 
escritor  catalán  D.  Isidoro  Rosell  y  Torres,  que  dice:  "En  cuanto  á  la  patria 
del  grabador,  acaso  pudiera  señalarse  Cataluña  ó  Valencia,  si  atendemos  al 
timbre  lemosin  de  su  apellido,  mas  en  cuanto  al  punto  donde  se  grabó  definiti- 
vamente, no  se  puede  asegurar  en  cuál  de  los  dos  reinos.,, 

Está  visto,  pues,  que  es  gastar  el  tiempo  en  vanas  suposiciones  el  intentar 
probar  la  patria  del  grabado  y  del  grabador.  Lo  cierto  es  que,  valenciano  ó  cata- 
lán, pertenece  á  la  gran  Corona  de  Aragón,  lo  cual  es  motivo  para  enorgulle- 
cerse ambos  países. 

Como  anterior  á  esta  se  cita  la  que  representa  al  príncipe  de  Viana;  pero  es 
discutible  este  aserto,  porque  el  carácter  del  grabado,  parecido  al  agua-fuerte,  es 
muy  probable  que  sea  de  principios  del  siglo  XVI.  Figura  en  ella  de  pié,  el  joven 


(1)  El  distinguido  académico  de  la  Historia,  D.  Gregorio  Cruzada  Villaamil,  cree  como  nosotros 
que  la  estampa  es  valenciana  y  hecha  en  1  \óh,  con  motivo  de  la  canonización  de  San  Vicente 
Ferrer, 


552 


REVISTA    LIK    VALENCIA. 


y  malogrado  príncipe,  cubierto  con  una  hopalanda  ceñida  por  la  cintura,  de 
cuello  alto  y  manga  ancha  y  ahuecada.  Cubre  su  cabeza  un  birrete  propio  de  la 
época,  y  le  rodea  una  aureola  que  parece  denotar  su  celestial  beatitud;  con  la 
mano  derecha  parece  curar  las  dolencias  de  una  niña  que  esK'i  de  pié  á  su  lado, 
y  de  la  izquierda  sale  un  rótulo,  en  el  que  se  lee  esta  leyenda:  qjii  se  hunñliat 
exaltabur;  en  este  mismo  lado,  y  mirando  al  margen  de  la  estampa,  hay  una 
figura  en  actitud  de  orar,  y  en  el  opuesto,  la  cabeza  tan  solo  de  otra,  que  sin 
duda  quedó  por  terminar.  Tan  sencilla  composición  está  figurada  bajo  una  bóveda 
sostenida  por  cuatro  ligeras  columnas,  y  encima,  en  los  ángulos  superiores  de  la 
estampa,  los  escudos  de  Aragón,  Navarra  y  Cataluña.  A  cada  uno  de  los  lados 
del  Príncipe  se  leen  estas  palabras:  Carohis  Realus,  y  en  el  margen  inferior  estos 
versos: 

O  senyor  rey  de  Gloria 
Donans  victoria 
E  á  los  morts  santa  gloria 
E  á  los  bons  exaltament 
E  á  los  mals  convertiment. 

Amen. 

Se  cree  que  se  publicó  en  1461.  Esta  grabada  en  hierro  ü  otro  metal  por  el 
método  del  agua-fuerte,  esto  es,  con  líneas  trazadas  por  el  buril  y  series  de  pun- 
tos indicando  las  sombras  con  extremada  minuciosidad. 

También  los  catalanes  han  querido  apropiársela,  sin  ningún  fundamento,  ale- 
gando el  amor  que  Cataluña  profesaba  á  su  desventurado  Príncipe.  ¿No  podria 
haberse  hecho  también  en  Valencia?  En  contestación  á  esta  pregunta  debemos 
recordar  la  amistad,  cariño  y  relaciones  que  guardaba  con  los  valencianos,  entre 
los  que  distinguió  con  particular  afecto  á  su  íntimo  compañero  de  desventuras 
Ausias-March,  y  al  clásico  Roiz  de  Corella,  de  quien  se  conserva  la  correspon- 
dencia entre  este  y  el  malogrado  Príncipe  de  Viana. 

El  tiempo  que  estuvo  prisionero  en  Játiva  motivó  también  el  que  creciera  el 
afecto  que  ya  el  pueblo  valenciano  le  profesaba. 

Hemos  reseñado  brevemente  estas  dos  más  antiguas  estampas,  que,  como 
se  ha  visto,  no  admiten  duda  de  que  están  hechas  en  la  antigua  Corona  de 
Aragón,  y  de  esta,  en  la  parte  en  que  se  habla  nuestro  idioma.  No  podemos 
asegurar  que  sean  hijas  de  Valencia,  pero  tienen  más  probabilidades  de  serlo  de 
este  reino  que,  de  Cataluña. 

¿Cuándo  comenzó  positivamente  el  grabado  en  Valencia?  No  nos  cabe  nin- 
guna duda  de  que  en  el  siglo  XIV  se  debía  grabar  en  Valencia,  pues  consta  en 
una  deliberación  de  26  de  Junio  de  1884,  (]ue  en  esta  fecha  se  dio  principio  á  la 


orígenes  del  grabado.  553 


fabricación  de  los   naipes  en  esta  ciudad,  y  sabido  es  que  para   fabricarlos  se 
empleaba  entonces  el  grabado. 

El  poeta  Jaime  Roig,  en  su  Cudolada  ó  Libro  de  las  Mujeres  y  Consejos 
escrito  en  1460,  dice  lo  siguiente; 

Jochs  de  náyps 
De  nit  jugavem 
Ab  dos  rumflavem, 
Ella  partia, 
Sovint  prenia 
Les  copes  totes, 
Trinca  de  sotes, 
Si  ans  juava 
Copes  Uansava 
Pui.x  nom  volia... 

Lo  cual  nos  demuestra  que  el  uso  de!  juego   de  los  naipes  estaba  ya   muy 
popularizado  en  el  siglo  XV. 


V. 
PRIMERAS  OBRAS  ILU.STRADAS. 


En  el  siglo  XV  aparece  la  primera  obra  ilustrada  que  se  conoce,  titulada  La 
vida  de  Sancía  Catharma  de  Sena,  por  Miguel  Pérez.  Salió  á  luz  en  Valencia, 
¿'any  de  la  jamndissima  nativitat  del  redemptor  y  salvador  nosíre  se?iyor  Deu 
Jesucrist  á  XI  del  mes  de  Maig  Mil.  CCCCLXXXXIIII,  según  palabras  tes- 
tuales  de  la  obra.  Tras  de  la  portada  hay  grabada  en  madera  una  imagen  de  la 
santa.  Esta  fué  la  primer  obra  ilustrada  que  apareció  en  España,  y  por  tanto  en 
Valencia,  primera  ciudad  de  que  se  conocen  grabados  con  datos  irrecu- 
sables. 

Después  de  esta,  nos  resta  describir  someramente  otras  obras  ilustradas  que 
aparecieron  á  fines  del  siglo  XV,  y  durante  todo  el  siglo  XVI,  que  á  nuestro  pa- 
recer dan  palmaria  idea  del  grabado  en  madera  en  aquella  época. 

Lo  procés  de  les  olives  ó  dispida  des  jóvetis  y  des  vells,  fet  per  alguns  trova- 
dors  avant  novienats,  etc.  Todos  los  que  intervienen  en  la  cuestión  están  repre- 
sentados en  las  láminas  que  acompañan  á  la  obra,  sentados  en  sillas  alrededor 
de  un  laurel,  junto  al  que  hay  cuatro  palomas,  y  más  lejos,  aunque  no  sigue 
las  reglas  de  la  perspectiva,  se  ve  representado  á  Johan  Johan.  En  otra  de  las 


554  REVISTA    DE   VALENCU. 


estampas  se  ve  al  citado  Johan  acostado  en  tierra  y  no  lejos  de  dos  laureles  y 
un  ciprés.  En  primer  término  un  conejo  comiendo  la  yerba  del  campo,  y  en 
último  un  galgo  que  corre  tras  de  una  liebre,  cuatro  palomas  y  un  buho  parado 
tranquilamente  en  la  copa  de  un  árbol.  Si  de  estos  grabados  toscos  y  rudos  no 
resulta  la  belleza  del  arte,  al  menos  pintan  al  vivo  los  pasajes  de  la  obra  que 
ilustran,  y  sirven  de  comentario  ala  historia  del  origen  del  grabado  en  Valencia. 
Esta  obra  se  acabó  de  imprimir  en  casa  de  Lope  de  la  Roca  Alemany,  en  23 
de  Octubre  de  1497.  Está  impresa  en  cuarto,  y  con  caracteres  góticos,  seguií 
costumbre  de  la  época. 

Obra  á  llaors  de  San  Cristofol,  dada  á  luz  en  3  de  Febrero  de  1498,  es 
decir,  cuatro  meses  después  que  la  anterior.  No  abundan  en  ella  los  grabados, 
y  solamente  podrán  citarse  tres,  dos  en  la  portada,  por  ambas  caras,  represen- 
tando á  San  Cristóbal  con  orla  festoneada  bastante  regular,  y  otro  al  fin,  com- 
puesto de  tres  figuras:  un  Crucifijo,  la  Virgen  y  la  Magdalena.  Este  folleto  fué 
impreso  por  Pedro  Tringer. 

Llibre  de  cotisells  fet  per  lo  mapiifich  mestre  Jaume  Roig,  los  quals  son  inolt 
profitososy  saludables,  aixipera  el  régimen  y  orde  de  ben  viiire  com  p'  ang^nentar 
la  devoció  á  la  piiritat  y  concepció  de  la  sacratíssima  ver  ge  María.  Se  acabó  de 
imprimir  en  casa  de  Francisco  Diaz  Romano  en  3o  de  Junio  de  1501.  La  por- 
tada contiene  una  Concepción,  y  al  final  aparece  la  Virgen  sentada  con  Jesús  en 
los  brazos  y  dos  Santas  á  cada  lado,  dos  de  ellas  con  los  nombres  apuntados  de 
Santa  Dorotea  y  Santa  Eulalia.  Basta,  como  elogio  de  esta  lámina,  el  decir  que 
su  carácter  recuerda  los  magníficos  agua-fuertes  de  Durero. 

La  vida  de  Santa  Magdalena  en  cables  de  Mosen  Jaiime  Gazidl,  es  indudable- 
mente la  obra  con  más  lujo  estampada  y  la  más  abundante  en  grabados  que  se 
conoce  de  principios  del  siglo  XVI.  Fué  estampada  por  Juan  Xofré  en  1505,  á 
costa  de  Fray  Gabriel  Pellicer.  Es  un  libro  rarisimo  y  apenas  conocido  en  el 
mundo  bibliográfico,  y  que  en  casi  todas  sus  páginas  contiene  algún  grabado.  No 
nos  detendremos  á  reseñarlos  todos,  mas  sí  describiremos  el  primero  por  el 
marcado  carácter  de  devoción  que  denota  en  su  autor.  Aparece  en  él  Mosen 
Jaime  Gazull,  arrodillado  frente  á  Santa  Magdalena,  pidiéndole  inspiración  para 
escribir  con  acierto  su  obra.  Es  admirable  la  perfección  de  este  grabado,  como 
de  todos  los  demás  que  contiene  la  obra. 

Obres  conteniplatives  ó  de  molta  devoció  7iovament  trovades  en  loors  de  la 
Saníissima  Creii.  Se  imprimió  en  1 5 16,  y  contiene  una  lámina  en  madera  que 
representa  á  N.  S.  Jesucristo  crucificado,  su  Santísima  Madre,  San  Juan  y  la 
Magdalena. 

Libro  de  las  maravillas  del  mundo,  por  Juan  de  Mandavila.  Obra  curiosísima 
con  doce  grabados  muy  originales,  aunque  algo  toscos,  y  representando  todos 
ellos  figuras  estrambóticas.  Se  imprimió  por  Jorge  Costilla  en  1521. 


orígenes  del  grabado.  555 


Los  triunfos  de  Apiano.  Un  tomo  en  folio  impreso  en  Valencia  por  Juan 
Xofré  en  20  de  Agosto  de  1522.  Hay  un  grabado,  escudo  del  impresor,  que 
representa  una  sílfide  entre  dos  troncos  de  viñas,  y  dos  conejos,  uno  á  cada 
lado. 

La  Asimció  de  la  Si/ia.  Verge  Maria\  folleto  impreso  en  1527  por  Juan 
Xofré.  Contiene  una  notabilísima  estampa  grabada  en  madera  representando  á 
la  Virgen. 

Silenos  de  Alcíbiades,  por  Erasmo.  Acabóse  de  imprimir  esta  obra  en  Va- 
lencia á  4  de  Setiembre  de  1529.  Tiene  en  su  portada  un  grabado  representando 
á  un  hombre  sentado  frente  á  una  mesa  en  actitud  de  escribir,  y  con  varios  libros 
por  tierra. 

La  vida,  niartyri  y  trasladó  deis  gloriosos  viartyrs  é  reals  princeps  Sants 
Abdó  y  Señen:  É  la  vida  del  glorias  bisbe  é  martyr  Sant  Pons,  advocáis  deis  llaii- 
radors  contra  la  pedra  y  tempestáis.  Esta  obrita,  de  la  que  únicamente  se  conoce 
el  ejemplar  que  obra  en  poder  de  nuestro  estimado  amigo  el  erudito  bibliófilo 
D.  Juan  de  la  Cruz  Martí,  es  un  poemita  escrito  en  verso  valenciano  por  el  vene- 
rable Juan  Bautista  Agnes.  Contiene  dos  grabados,  uno  la  portada,  que  repre- 
senta á  San  Abdon  y  San  Señen,  y  otro  el  reverso,  representando  á  Jesús  cru- 
cificado, las  Marías  y  San  Juan .  El  grabado  está  hecho  con  perfección  y  revela 
estilo  alemán.  Está  impresa  en  1542  por  Juan  Navarro. 

Missa  de  Vigilia  eicnstodia  diva  MaricB  Virginus  ad  postidandam  ejiís  cus- 
todie proteccionem.  Impresa  en  Valencia  por  Juan  Mey  en  1544-  Contiene  dos 
grabados,  uno  con  orla  y  sin  ella  el  otro,  representando  los  dos  la  Virgen  del 
Rosario  con  varias  dignidades  de  la  Iglesia,  y  al  reverso  de  la  estampa,  con  orla, 
hay  otra  pequeña  que  representa  la  Ascensión  de  la  Virgen ,  muy  bien  gra- 
bada. 

El  verdadero  suceso  de  la  famosa  batalla  de  Roncesvalles,  por  Francisco 
Garrido  de  Villena,  caballero  valenciano.  Libro  impreso  en  1555,  por  Juan  Mey. 
Contiene  varias  viñetas  y  un  buen  retrato  del  autor,  de  forma  ovalada. 

Les  cobles  de  bella  de  vos  en  amores,  hará  7tovametit  írobades,  por  Juan  Ti- 
moneda.  Se  imprimió  este  pliego  en  1555,  y  en  ella  hay  un  grabado  que  repre- 
senta á  un  hombre  tocando  la  guitarra  delante  de  una  dama,  tras  de  la  que 
aparece  una  casa. 

Les  copies  de  dali  Miguel  Portam  ácasa,  por  Juan  Timoneda.  Este  pliego, 
impreso  el  mismo  año  que  el  anterior,  contiene  en  su  primer  página  un  grabado 
representando  el  nacimiento  de  Jesús. 

Escribe  Juan  Timoneda,  natural  valenciano,  en  loor  del  glorioso  Sant  Vi- 
cente Ferrer.  Es  también  un  pliego  suelto,  impreso  el  mismo  año  que  los  ante- 
riores, y  en  el  que  hay  una  imagen  de  San  Vicente,  circundada  de  una  orla. 

Rotnattce  de  la  sacratísima  pasión  de  Nuestro  Redentor  Jesucristo,  por  Juan 


-)-,0  REVISTA   DE    \  ALENCIA. 


JO' 


Timoneda.  Impreso  en  la  misma  época  y  condiciones  que  los  anteriores.  Forma 
dos  hojas  en  cuarto,  con  dos  laminitas,  una  representando  á  Jesús  ante  Pilatos 
y  la  otra  á  Jesús  despojado  de  sus  vestiduras. 

Crónica  é  comeníari  del  gloriosissim  rey  En  Jaume  lo  Cojiqueridor.  Tomo 
en  folio  impreso  por  la  viuda  de  Juan  Mey  Tlandero  en  1557.  La  portada  con- 
tiene un  escudo  con  las  amias  imperiales  de  Carlos  V,  y  al  reverso  un  retrato 
del  invicto  Jaime  I. 

Floresta  de  varias  poesías,  por  Diego  Ramírez  Pagan.  Se  acabó  de  imprimir 
en  19  de  Diciembre  de  1562  en  casa  de  Juan  Navarro.  Es  un  tomo  en  8.°,  en  el 
que  hay  un  retrato  del  autor,  grabado  en  madera,  y  de  muy  correcto  dibujo. 

La  passion  de  Nuestro  Señor  Jesucristo  según  San  Juan,  por  D.  Alonso  Gi- 
rón y  de  Rebolledo.  Impresa  en  Valencia  por  Juan  Mey  en  1563.  Es  un  tomo 
en  8.°  con  varias  láminas  en  madera,  con  escenas  de  la  muerte  del  Re- 
dentor. 

Las  fantossisitnas  comedias  de  Alonso  de  la  Vega.  Impreso  en  1566.  Son 
tres  comedias,  al  frente  de  las  cuales  aparece  el  retrato  del  autor. 

Sobremesa  y  alivio  de  caminantes,  por  Juan  Timoneda.  Acabóse  de  imprimir 
en  5  de  Mayo  de  1569  por  Juan  Navarro.  Aparece  en  él  cuatro  veces  el  retrato 
de  Timoneda,  en  el  que  por  impericia  del  grabador  salió  el  letrero  al  revés;  el 
retrato  está  coronado  de  laureles.  En  el  Buenaviso  se  encuentra  también  este 
retrato. 

Vocabulario  del  humanista,  por  Palmireno,  obrita  impresa  en  1569  por  Pedro 
Huete.  Contiene  seis  grabaditos,  de  bastante  buena  ejecución,  representando  uno 
de  ellos  el  retrato  del  distinguido  filósofo  valenciano  Luis  Vives. 

El  Trnanesco,  de  Juan  de  Timoneda.  Impreso  en  1570,  aparece  un  grabado 
que  representa  un  pescador,  rodeado  de  la  leyenda  Con  siifrimietito  y  callar 
suelo  pescar. 

Libro  de  Alaban  fas  de  las  lenguas ,  por  Martin  de  Viciana.  Opúsculo  im- 
preso por  Juan  Navarro  en  1574,  y  en  cuya  portada  hay  un  casco  parecido  al 
del  Conquistador,  junto  al  que  hay  un  escudito  con  las  barras  de  Aragón.  Al 
reverso  de  la  portada  se  vé  un  correcto  retrato  de  Viciana. 

Tragicotnedia  de  Calixto  y  Melibea.  Impresa  por  Juan  Navarro  en  1575-  Es 
un  tomito  en  8.°  con  dos  láminas  en  madera,  una  de  ellas  representando  ima 
casa,  á  cuya  puerta  sale  una  mujer,  y  en  la  otra  una  joven  que  se  tira  de  una 
torre,  frente  á  la  que  hay  otra  mujer  de  mayor  tamaño. 

Gramática  latina,  por  Andrés  Sempere,  valenciano.  Se  imprimió  en  esta 
ciudad  por  Pedro  Huete  en  1579.  En  su  portada  hay  un  retrato  del  autor,  muy 
bien  ejecutado. 

Historia  de  Santa  Catalina,  mártir,  poi-  Felipe  Ponce.  Un  tomo  de  iSo  p¿í- 
ginas  en  folio,  impreso  en  Valencia  por  los  herederos  de  Juan  Navarro  gn  1585- 


orígenes  del  grabado.  557 


Hay  un  retrato  ovalado  del  autor,  y  una  imagen  de  la  Santa,  dibujo  del  mismo 
autor. 

Lletres. — Les  estillades  y  amor  oses  lletres  travieses  por  Baltasar  Siulot  á 
la  sua  senyora,  y  per  ella  d  ell.  Forma  ocho  páginas  en  8.°,  impresas  en  Valen- 
cia, por  Alvaro  Franco  en  1598.  La  portada  representa  un  hombre  y  una  mujer, 
y  entre  ambos  un  arbolito. 

Interminable  y  pesada  seria  la  lista  de  las  obras  grabadas  durante  los  dos 
primeros  siglos  de  la  introducción  de  la  imprenta,  por  lo  que  creemos  que  las  in- 
cluidas responden  suficientemente  á  nuestro  pensamiento. 

VI. 

PRIMER  GRABADOR  OUE  FIRMA  SUS  OBRAS. 


¿Quién  es  el  primer  grabador  valenciano? 

Dos  son  los  primeros  que  firman  sus  obras.  Fray  Francisco  Domenech  en 
1488,  y  el  pintor  Francisco  Ribalta  á  fines  del  siglo  XVI. 

Como  hemos  visto,  del  primero  solamente  sabemos  con  certeza  que  era 
fraile,  como  se  desprende  de  las  cifras  F.  F.,  y  que  era  valenciano  ó  catalán, 
según  se  deduce  de  su  apellido. 

¿No  serian  Domenech  y  su  grabado  valencianos? 

Nada  hay  de  positivo,  pero  algo  induce  á  creer  ver  en  la  estampa  y  junto 
al  Papa  Inocencio  VIII,  la  imagen  de  San  Vicente  Ferrer  arrodillado,  y  acom- 
pañado de  su  inscripción  Tímete  Deum,  et  date  illi  limiorem.  No  es  muy  aventu- 
rado, como  ya  digimos,  el  creer  que  este  grabado  se  hiciere  con  motivo  de  la 
canonización  del  apóstol  valenciano. 

Pero  si,  como  hemos  dicho,  no  se  puede  asegurar  que  fuera  este  grabador  el 
primero  que  en  Valencia  firma  sus  obras,  en  cambio  no  nos  cabe  ninguna  duda 
de  que  Ribalta  lo  hizo  así. 

De  Ribalta  solo  conocemos  un  sacrificio  de  Isaac,  agua  fuerte,  notabilísima 
por  más  de  un  concepto,  de  17  por  22  centímetros  de  magnitud,  y  hecha  con  el 
vigor  y  maestría  de  este  artista.  Este  grabado,  que  nadie  cita,  y  que  tenemos  la 
gran  satisfacción  de  dar  á  conocer  por  vez  primera,  obra  en  poder  del  erudito 
bibliófilo  D.  Juan  de  la  Cruz  Martí,  ya  citado,  que  nos  ha  prometido  publicar 
sobre  él  un  artículo,  que  indudablemente  será  leido  con  interés  por  todos  los 
valencianos  amantes  de  las  cosas  de  su  tierra. 

(Se  concluirá). 


3i 


^ 


CATÁLOGO 


DE  LA  BIBLIOTECA  CERVANTINA  DE  D.  JOSÉ  MARÍA  ASENSIO, 


VECINO    DE    SEVILLA. 


PARTE  PRIMERA.— EDICIONES  DEL  QUIXOTE 


EDICIONES  DEL  SIGLO  XIX. 

1 .  E¿  ifigenioso  hidalgo  D.  Qmxoie  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel  de 
Cervantes  Saavedra . 

— Berlin — por  Enrique  Frolich — 1804. 
Seis  tomos  en  8." — Los  cuatro  primeros  contienen  el  texto  íntegro,  con  to- 
dos sus  preliminares,  conforme  con  el  de  Pellicer.  Los  dos  restantes,  la  vida  del 
autor,  y  el  Discurso  preliminar  del  mismo,  y  Notas  también  de  Pellicer,  del 
Dr.  Bowle,  y  de  D.  Luis  Ideler,  que  hizo  la  edición,  dedicándola  al  Sr.  Augusto 
Federico  Wolf. — La  primera  edición  hecha  en  nuestro  siglo  es  alemana. 

2.  El  ingenioso  hidalgo..,  etc.— -En  Burdeos,  por  la  imp.  de  Juan  Pinard. — 
Año  XII.  M.DCCCIV. 

Cuatro  tomos  en  8.° — Edición  perfectamente  impresa,  cuyo  texto  se  tomó 
de  las  ediciones  publicadas  por  la  Real  Academia  Española.  La  precede  la  vida 
de  Cervantes  por  Quintana,  que  salió  á  luz  en  la  del 797. 

3.  Historia  del  iiigenioso  hidalgo  Don   Quixote  de  la  Mancha,  compuesto 
por  Miguel  de  Cervantes  Saavedra. 

— Barcelona.  En  la  imp.  de  Sierra  y  Martí,  año  1808. — Con   las  licencias   ne- 
cesarias. 

Seis  tomos  en  12." — Conservaron  todavía  en  esta  edición  la  insulsa  dedicato- 
ria Al  valiente  y  atidante  Don  Quixote  de  la  Mancha,  alias  el  caballero  de  la 
Triste  figura,  Cide  Hamete  Benengeli,  su  chronisía,  y  el  título  alterado;  faltas 
imperdonables  después  de  tres  ediciones  de  la  Real  Academia  Española,  la  de  la 
Imprenta  Real  y  las  dos  de  Pellicer. 

4.  Vida  y  hechos  del  ingenioso  caballero...   etc.  Con  las  licencias  necesarias. 
— Madrid:  Por  la  viuda  de  Basco  López.  Año  de  1808. 


(1]    Véanse  ias  págs.  419  correspondiente  al  mes  de  Agosto,  y  la  463  al  de  Octubre, 


CATALOGO.  559 


Cuatro  tomos  en  8." — Edición  de  surtido  sin  condiciones  que  la  hagan  re- 
comendable. 

5.  El  ingenioso  Hidalgo...  etc.  Nueva  edición,  conforme  en  todo  á  la  de  la 
Real  Academia  Española,  hecha  en  Madrid  en  1782. — Edición  hecha  bajo  la 
dirección  de  José  Rene  Masson. 

En  París,  por  Bossange  y  Masson,  calle  de  Tournon,  núm.  6,  y  en  Londres, 
14,  pral.  Malbouroug,  street.--l8l4. 

Siete  tomos  en  16.° — Es  una  bonita  edición  y  ya  bastante  escasa.  Las  lámi- 
nas son  copiadas  de  las  de  la  edición  de  la  Real  Academia,  y  lleva  además  la 
mayor  parte  de  las  Notas  de  Pellicer. 

6.  El  ingenioso  Hidalgo...  etc.  Nueva  edición  corregida  por  el  Rdo.  D.  Felipe 
Fernandez,  A.  M.,  natural  de  Xerez  de  la  Frontera,  etc.  London:  expensas  de 
Lackington,  Allien  y  C.^  Templo  de  las   Musas,  Finsbury-Square,   etc. — 1814. 

Cuatro  tomos  en  12." — Edición  esmeradamente  impresa  por  P.  y  F.  Clarke, 
adornada  con  el  retrato  de  Cervantes  copiado  del  ideado  por  Kent  para  la  edi- 
ción de  1738. 

7.  El  ingenioso  Hidalgo...  etc.  En  Burdeos,  en  la  imprenta  de  Pedro  Beau- 
me.— 1815. 

Cuatro  tomos  en  8." — Es  edición  apreciable,  repetición  en  todo  de  la  de 
Juan  Pinard  de  1804. 

8.  El  ingenioso  Hidalgo...  etc.  Cuarta  edición  corregida  por  la  Real  Academia 
española. 

Madrid,  en  la  imprenta  Real,  año  de  18 19. 

Cinco  tomos  en  8.",  con  láminas. 

Esta  nueva  edición  académica,  no  es  mera  repetición  de  las  anteriores.  Se 
eligió  para  original  de  la  1.*  Parte  la  edición  de  1Ó08,  anotando  las  variantes 
de  las  de  1605 — y  conservando  el  Análisis  hecho  por  D.  Vicente  de  los  Rios, 
se  publicó  por  primera  vez  la  Vida  de  Cervantes,  escrita  por  D.  Martin  Fernan- 
dez Navarrete,  verdadero  monuniento  literario  que  basta  para  cimentar  la  fama 
de  su  autor. — Las  veinte  láminas  que  acompañan  á  esta  edición  son  de  asuntos 
nuevos,  dibujadas  por  Ribelles  y  grabadas  por  Enguídanos  y  Blanco. — El  retrato 
de  Cervantes  también  se  grabó  de  nuevo  por  D.  Blas  AmetUer. 

9.  El  ingenioso  hidalgo...  &.,  París,  Baudry,  rué  du  coq,  n."  9,  y  Teof.  Bar- 
rois,  quai  Voltaire,  n."  11. — 1825.  Seis  tomos  en  l6.° — Preciosa  edición  destinada 
á  formar  parte  de  la  Colección  de  las  mejores  obras  escj-itas  en  lengua  española. 

10.  Obras  escogidas  de  Miguel  de  Cervantes. — Nueva  edición  clásica,  arre- 
glada, corregida  é  ilustrada  con  notas  históricas,  gramaticales  y  críticas,  por  don 
Agustín  García  de  Arrieta. 

París.  En  la  librería  hispano-francesa  de  Bossange,  padre,  calle  de  Richelieu, 
n.°6o.— 1826. 

El  ingenioso  hidalgo  ocupa  seis  volúmenes  en  16.",  nítidamente  impresos  en 
la  imprenta  de  Fermín  Didot. — Refundió  Arrieta  la  Vida  de  Cervantes  escrita 
por  Navarrete,  y  el  Análisis  del  Quixote  de  D.  Vicente  de  los  Rios. 

11.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.,  Madrid,  1826, — Imprenta  de  D.  Miguel  de 
Burgos. 


56o 


REVISTA   DE   VALENCIA. 


Dos  tonios  en  8.° — Edición  económica  "sin  mas  añadiduras  ni  aderezos  que 
los  que  sacó  de  manos  de  su  discretísimo  autor." 


e 


12.     El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Edición  en  miniatura,  enteramente  conform 
á  la  última  corregida  y  publicada  por  la  Real  Academia  Española.— Paris,  en  la 
Imprenta  de  Julio  Didot,  calle  del  Puente  de  Lodi,  n."  6.  — 1827. 

Un  tomo  en  32." — Con  láminas. — Lleva  \m-a.  Advertencia  preliminar,  y  al  fin 
algimas  notas  y  observaciones  del  editor  D.  Joaquín  M.  Ferrer. 

Ex  libri,  con  dedicatoria  autógrafa  del  Dr.  Thebnssem. 


-^o' 


13.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.— Madrid:  imprenta  de  los  hijos  de  Doña  Ca- 
talina Piñuelas,  calle  del  Amor  de  Dios,  n."  14. — 1829. 

Cuatro  tomos  en  8." — Con  láminas  y  portadas  grabadas.  Forma  parte  de  la 
colección  de  Obras  escojidas  de  Miguel  de  Cervantes,  que  publicaron  los  edito- 
res en  once  volúmenes.  Es  edición  bella  y  bastante  correcta. 

14.  El  i?igetiioso  hidalgo...  etc.  Madrid:  Imp.  titulada  Ramos  y  C— 1829. 
Cuatro  tomos  en  8.° — Edición  de  surtido,   bastante   buena,  y  que    solo  con- 
tiene el  texto  del  Quixote. 

15.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Con  un  diccionario  español  y  alemán  sobre 
el  Don  Oui.xote  de  la  Mancha.— Berlin,  por  G.  Fincke.— i83l. 

Seis  tomos  en  ló.° — Lleva  al  fin  un  estracto  de  las  Anotaciones  del  Doctor 
Juan  Bowle,  y  la  Vida  de  Cervantes  y  Análisis  del  Quixote,  por  D.  Vicente  de 
los  Ríos. — Es  una  lindísima  edición,  muy  digna  de  estudio. 

16.  El  itigetiioso  hidalgo...  etz.  Zaragoza.- — Imp.  de  Polo  y  Monge,  herma- 
nos.— Abril  de  i83i. 

Dos  tomos  en  8.° — Edición  de  surtido  con  algunas  láminas  de  escaso  mo- 
nto. 

17.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Segunda  edición  en  miniatura,  por  Don  Joa- 
quín María  Ferrer. — Paris:  Imp.  de  Julio  Didot. — 1832. 

Dos  tomos  en  32." — Edición  de  gran  mérito,  y  bastante  escasa.  Es  repetición 
de  la  que  hizo  el  mismo  Sr.  Ferrer  en  1827,  usando  regletas  para  mayor  clari- 
dad de  la  impresión.  Cada  tomo  contiene  una  Parte  del  Quixote. 

18.  El  Í7igetiioso  hidalgo...  etc.  Nueva  edición,  conforme  en  todo  á  la  última 
de  la  Real  Academia  Española,  con  las  notas  de  C.  J.  A.  Pellicer,  dedicada  á 
la  nación  española. — Barcelona:  Imp.  de  la  viuda  é  hijos  de  Gorchs. — Con  licen- 
cia.— i832. 

Seis  tomos  en  8."  mayor. — Los  cuatro  primeros  contienen  el  texto  del  Quixote, 
llevando  al  fin  de  cada  uno  las  notas  de  Pellicer.  El  5."  contiene  el  Análisis  del 
Quixote  por  Rios,  la  Vida  de  Cervarites,  por  Navarrete,  y  el  Elogio,  por  D.  José 
Mor  de  Fuentes. — El  6.°  lo  llenan  las  Nuevas  anotaciones  de  D.  V.  Joaquín 
Bastús  y  Carrera. — Es  una  buena  edición. 

19.  El  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha,  por  Miguel  de  Cervan- 
tes Saavedra.— Parte  primera. — Barcelona:  Imp.  de  A.  Bergues  y  C",  calle  de 
Escudellers,  n."  i3. — Con  licencia,  Abril  de  l832. 

Seis  tomos  en  32. ' — Es  una  graciosa  edición  adornada  con  grabados  por  Pa- 
blo Alabern,  y  forma  parte  de  la  Biblioteca  selecta,  portátil  y  económica. 


CATÁLOGO.  561 


20.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Edición  conforme  á  la  de  la  Real  Academia 
Española,  con  la  vida,  análisis  y  notas  críticas  y  curiosas,  por  Pellicer. — (En  la 
portada  un  molino  de  viento,  entre  cuyas  aspas  está  sobrepuesto  un  caballe- 
ro armado. — Paris — en  casa  de  Baudry,  librero. — g  Rué  de  Coq.  S.  Honoré 
—1832. 

7  tomos  en  16." — Esta  edición  no  figura  en  la  lista  indagatoria  de  López 
Fabra. 

21.  Madrid:  Fuentenebro. — 1832. — 4  tomos  en  8.° — Edición  común  y  de 
surtido. 

22.  Zaragoza;  Polo  y  Monge. — 1887. — Dos  tomos  en  8." — Tampoco  me^ 
rece  especial  mención. 

23.  El  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel 
Cervantes  Saavedra.  Nueva  edición  clásica,  ilustrada  con  notas  históricas,  gra- 
maticales y  críticas,  por  la  Academia  Española,  sus  individuos  de  número  Pelli- 
cer, Arrieta  y  Clemencin.  Enmendada  y  corregida  por  Francisco  Sales,  A.  M. 
Instructor  de  francés  y  español  en  la  Universidad  de  Harvard,  en  Cambridgia, 
Estado  de  Massachusetts,  Norte,  América. — En  dos  tomos. — Parte  I.  Tomo  I, 
Segunda  edición. 

— Boston:  se  hallará  en  las  librerías  de  esta  ciudad  de  los  Sres.'  Perkins  y 
Marvin;  Carlos  C.  Little  v  C.^*;  Jaime  Muurde  y  C;  Crocker  v  Breuster;  y  San 
Burdett.— 1837. 

2  tomos  4.°  Es  edición  muy  apreciable.  La  adornan  10  láminas  grabadas  al 
trazo,  y  el  retrato  de  Cervantes  por  D.  C.  Johnston.  Lleva  el  prólogo  que  puso 
Clemencin  á  su  comentario. 

24.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Comentado  por  Don  Diego  Clemencin.— 
Madrid.  En  la  oficina  de  D.  E.  Aguado,  impresor  de  cámara  de  S.  M.  y  de  su 
real  casa. — 1833- — i83q. 

Seis  tomos  en  4.° — Edición  esmeradísima,  y  que  por  el  trabajo  del  comenta- 
dor presenta  uno  de  los  textos  más  recomendables  del  Quixote.  Nadie  podrá 
desconocer  el  mérito  del  erudito  comentario  de  D.  Diego  Clemencin,  por  más 
que  haya  sido  blanco  de  diferentes  censuras;  de  unos  por  notarlo  de  prolijo,  de 
otros  por  creer  que  trataba  de  rebajar  el  mérito  de  Cervantes. 

25.  El  ingenioso  hidalgo...  etc.  Edición  adornada  con  800  láminas,  repar- 
tidas por  el  texto. — Barcelona.  Imprenta  de  Antonio  Bergues  y  Compañía, 
calle  de  Escudellers,  núm.  2,  MDCCCXXXIX. 

Dos  tomos  en  4.°  mayor. — Es  una  hermosa  edición.  Precede  la  extensa  y 
nueva  Noticia  sobre  la  vida  y  escritos  de  Cervantes.  La  Primera  Parte  lleva 
todos  sus  preliminares;  pero  en  la  Segunda  se  suprimió  la  importante  Aproba- 
ción del  Licdo.  Márquez  Torres:  supresión  que  desde  entonces  ha  sido  conti- 
nuada en  casi  todas  las  ediciones  catalanas.  Los  grabados  son  los  mismos  di- 
bujados por  Johannot  y  abiertos  en  madera  por  Leloir  y  otros  para  la  edición 
de  Paris  de  l836. 

26.  Historia  de  la  vida  y  he  dios  del  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la 
Mancha. — Ultima  edición  completísima  conforme  al  original  primitivo. — Ma- 
drid: Imprenta  de  la  venta  pública,  calle  de  Preciados,  núm.  25 — 1840. 

Cuatro  tomos  en  8.° — Los  editores  tuvieron  el  mal  acuerdo  de  tomar  para 

36 


502  REVISTA    DE    VALENCIA. 


original  primitivo  una  de  las  peores  ediciones  del  siglo  anterior,  y  la  copiaron 
servilmente  con  su  título  alterado,  y  su  dedicatoria  al  valiente  y  acidante  Don 
Qiüxote,  etc.,  ignorancia  imperdonable,  después  de  tantas  ediciones  correctas. 
Lleva  unos  grabaditos  tan  infelices  como  la  edición. 

27.  Vida  y  hechos  del  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha. — Obra 
original  de  Don  Miguel  de  Cervantes  Saavedra. — Edición  económica  — Barce- 
lona.— Imprenta  de  J.  Mayol  y  Compañía — 1841. 

Tres  tomos  en  8." — Basta  y  sobra  con  la  portada  para  conocer  lo  que  será 
la  edición.  La  ilustran  unos  grabaditos  de  D.  P.  Alabern,  en  cuyas  letras  han 
lucido  también  su  ingenio  los  editores:  por  ejemplo — Paga  Sandio  en  la  manta 
lo  que  D.  Quijote  debia  en  la  venta. 

28.  El  ingenioso  hidal^^o...  etc.  Obra  adornada  de  125  estampas  litográficas, 
y  publicada  por  Masse  y  Decaen  impresores,  litógrafos  y  editores,  callejón  de 
Santa  Clara,  núm.  8: — Mé.xico. — Impreso  por  Ignacio  Cumplido,  calle  de  los 
Rebeldes,  núm.  2,— MDCCCXLII. 

Dos  tomos  en  4.° — Es  una  buena  edición  y  de  las  primeras,  si  no  es  la  pri- 
mera estampada  en  la  América  española.  Lleva  notas  de  Pellicer,  y  las  lito- 
grafías están  tomadas  de  anteriores  ediciones  en  su  mayor  parte. 

29.  El  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel 
de  Cervantes  Saavedra. — Nueva  edición.— Madrid:  1844. — Establecimiento  tipo- 
gráfico de  D.  Francisco  P.  Mellado. 

Dos  tomos  8. o — Forma  parte  déla  Biblioteca  popular  económica  que  publicaba 
el  editor  Mellado,  y  para  adornarla  se  repartieron  doce  láminas. 

30.  El  ingenioso  hidalgo  D.  Quijote  de  la  Mancha. — Nueva  edición  cor- 
regida y  anotada  por  D.  Eugenio  de  Ochoa.— París — librería  de  Carlos  Hingray 
— 10  calle  de  Seine— 1844. 

Un  tomo  en  8." — Edición  apreciable,  que  sigue  el  texto  de  Clemencin,  y 
lleva  algunas  Notas  bien  escogidas. 

31 .  El  ingenioso  hidalgo  D.  Quijote  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel 
de  Cervantes  Saavedra,  con  la  vida  de  Cervantes  por  D.  M.  j".  de  Navarrete. — 
París:  Baudry,  librería  europea,  núm.  3,  quai  Malaquais,  cerca  del  pont  des 
arts.— 1845. 

Un  tomo  en  4.° — CXIX — óygpágs. — Lleva  el  retrato  de  Cervantes  grabado 
por  Geoffroy.  Es  el  tomo  l."  de  los  cuatro  de  obras  de  Cervantes  que  imprimió 
el  editor  Baudry  en  su  colección  de  los  mejores  ardores  españoles. 

32.  Madrid:  Manuel  Rivadeneyra— 1846.— Un  tomo  4.°  á  2  cois.— Forma 
parte  de  las  obras  de  Cervantes  en  el  tomo  l.°  de  la  Biblioteca  de  autores 
españoles,  que  en  aquel  año  comenzó  á  publicar  Rivadeneyra,  y  han  terminado 
sus  sucesores  en  el  de  1880— aunque  dejando  sin  concluir  y  manca  la  Biblio- 
teca, que  hará  siempre  á  D.  Manuel  benemérito  de  las  letras. — Acompaña  á 
este  libro  una  nueva  y  excelente  vida  de  Cervantes  por  D.  Buenaventura  Carlos 
Aribau. 

33.  El  ingenioso  hidalgo...  Novísima  edición  clásica,  ilustrada  con  notas 
históricas,  gramaticales  y  críticas,  según  las  de  la  Acadenúa  española,  y  sus 
inilividuos   de  número   Pellicer,  Arrieta,  Clemencin,  y  por  F.   Sales,    A.  M. — 


CATÁLOGO.  563 


Aumentada  con  el  BUSCAPIÉ,  anotado  por  D.  Adolfo  de  Castro. — Grabados 
ejecutados  por  los  mejores  artistas  españo  les, — Madrid:  imprenta  y  librería  do 
Gaspar  y  Roig,  editores — calle  del  Príncipe,  núm.  4. — 1850. 

Un  tomo  en  4.° — Además  de  todo  lo  anunciado  en  la  portada,  lleva  al  fin 
esta  edición  las  Observaciones  del  Sr.  D.  Juan  E.  Hartzenbuclis  al  comentario 
del  Quijote  por  D.  Diego  Clemencin,  y  la  Vida  de  Cervantes  que  escri- 
bió D.  Manuel  José  Quintana  para  la  edición  de  la  Imprenta  Real  de  1797, 
— y  varias  composiciones  poéticas  de  D.  Miguel  A.  Príncipe,  D.  Rafael  Galvez 
Amandí,  D.  Gregorio  Romero  Sarrañaga,  D.  José  Zorrilla,  D.  Juan  Martínez 
Villergas,  D.  Teodoro  Guerrero,  D.  Ramón  de  Satorres  y  D.  José  H.  García  de 
Ouevedo. 

A  pesar  de  todos  estos  adornos,  y  de  la  viaza  del  Buscapié,  esta  edición 
clásica  goza  poco  aprecio  entre  los  entendidos. 

34.  El  ingenioso  hidalgo...  Madrid— Biblioteca  universal — 1S51. 

Un  tomo  en  folio,  á  dos  columnas. — Lleva  los  grabados  de  la  edición  de 
Bergnes  de  1889 — y  la  cuarta  edición  del  Buscapié  con  un  discurso  preliminar 
nuevo,  y  nuevas  notas  por  su  autor  D.  Adolfo  de  Castro. — También  la  ilustra 
la  vida  de  Cervantes  tal  como  la  escribió  y  publicó  Quintana  en  1757. 

35.  El  ingenioso  hidalgo...  Nueva  edición  ilustrada  con  las  Notas  de  Pellicer, 
y  adornada  con  láminas  finas,  bajo  la  dirección  de  D.  Francisco  BonossoPiferrer. 
—Madrid:  en  casa  del  editor,  calle  de  Preciados,  núm.  68 — 1853. — Imprenta  de 
D.  José  RepuUés,  calle  del  Nuncio — 19,  pral. 

Cuatro  tomos  en  4.° — Las  láminas  son  también  las  de  I^  edición  de  Sancha, 
muy  gastadas. 

36.  El  ingenioso  Hidalgo...  Sevilla. — Tena  hermanos,  editores,  calle  de  la 
Cuna,  núm.  76. — Juan  Moyano,  impresor,  calle  de  Pajaritos,  núm.  12. — 1854. 

Dos  tomos  en  8.° — Los  grabados  son  ejucutados  por  Benedicto,  copiando  los 
de  ediciones  anteriores. — Lleva  números  de  llamada  en  el  texto  para  un  tercer 
tomo  de  Notas  que  no  llegó  á  publicarse. 

Es  la  primera  edición  conocida  del  ingenioso  hidalgo  estampada  en  Sevilla, 
y  se  ha  hecho  muy  rara,  por  haberse  perdido  en  el  mar  gran  número  de  ejem- 
plares que  se  enviaban  á  América. 

37.  Don  Quijote  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel  Cervantes  Saavedra. 
— Nueva  edición.  Ilustrada  con  láminas  de  colores  aparte  del  texto. — Madrid: 
establecimiento  tipográfico  de  D.  F.  de  P.  Mellado,  calle  de  Santa  Teresa,  nú- 
mero 8. — 1855. 

Dos  tomos  en  4.° — Están  suprimidos  en  esta  edición  todos  los  preliminares 
de  ambas  partes,  y  alterado  el  título  en  la  forma  que  hemos  estampado.  Lleva 
láminas  litografiadas  por  C.  Nanteuil,  que  no  se  encuentran  en  todos  los  ejem- 
plares; y  además  se  repartió  una  colección  de  otras  doce  en  gran  tamaño,  todas 
bastante  apreciables,  siendo  de  notar  la  que  representa  á  Cervantes. 

38.  El  ingenioso  hidalgo...  con  la  vida  de  Cen'antes,  por  D.  M.  F.  de  Navar- 
rete. — París,  V.  Baudry,  librería  europea,  cerca  del  palacio  des  beaux-arts. — 1855. 

Un  tomo  en  4.° — Estampado  en  la  imprenta  de  E.  Thunot  y  C." — En  los 
preliminares  de  la  parte  segunda  falta  la  Aprobación  del  Licdo.  Márquez  Tor- 
res.— Lleva  un  retrato  de  Cervantes  grabado  en  cobre,  y  una  lámina  alegórica 
al  frente  de  la  portada. 


364  ■  REVISTA    DE   VALENCIA. 


39.  El  Qnixote  para  iodos,  abreviado  y  anotado  por  un  entusiasta  de  su 
autor  Miguel  de  Cervantes  Saavedra. — Madrid.  Imprenta  de  José  Rodrigiiez, 
Factor,  9. — 1856. 

Un  tomo  en  4.° — Ex  libri  impreso  dentro  de  una  orla  de  viñeta — de  la  li- 
brería del  Doctor  D.  Juan  Manuel  Alvarez,  canónigo  de  Toledo.- — Es  notable 
el  Prólogo  del  Abreviador,  que  lo  fué  el  Sr.  D.  Fernando  de  Castro,  por  las 
opiniones  que  sustenta,  y  por  las  razones  que  alega  para  las  supresiones  y 
abreviaciones. 

40.  El Ingefñoso  hidalgo...  Barcelona.  Imprenta  de  Tomás  Gorchs,  edi- 
tor.—1859. 

Dos  tomos  marca  imperial. — Expléndida  edición,  y  ciertamente  una  de  las 
mejores  que  se  han  hecho  del  Quixote.  Lleva  el  te.xto  de  Cervantes  sin  notas 
ni  comentarios,  y  únicamente  se  permitieron  los  editores  la  libertad,  algo  injus- 
tificada, de  suprimirla  aprobación  del  Licdo.  Márquez  Torres  á  la  Segunda  Par- 
te, achaque  común  en  todas  las  ediciones  catalanas. — La  adornan  doce  láminas 
dibujadas  por  nuestros  mejores  artistas,  siendo  notables  los  encabezamientos  de 
las  dos  partes. 

41.  El  ingenioso  hidalgo...  Edición  ilustrada  con  las  notas  de  Pellicer,  Cle- 
mencin  y  otros,  repartidas  por  el  contexto. — Barcelona.  Imprenta  de  Narciso 
Ramirez,  Escudillers,  40,  piso  1." — 1S59. 

Dos  tomos  en  8.° — Forma  parte  de  la  biblioteca  económica  que  se  tituló  La 
Maravilla,  y  es  edición  de  surtido  y  muy  poco  recomendable. 

42.  El  ingenioso  hidalgo  D.  Qnixote  de  la  Mancha. — Según  el  texto  corre- 
gido y  anotado  por  el  Sr.  Ochoa. — Nueva  edición  americana,  acompañada  de 
un  ensayo  histórico  sobre  la  vida  y  escritos  de  Cervantes.  Por  el  Dr.  Jorge 
Ticknor,  autor  de  la  historia  de  la  literatura  española. — Nueva- York:  John 
Appleton  y  compañía,  448  y  445,  calle  de  Broadway.  — 1861. 

Un  tomo  en  8.° — Ex  libri — Es  propiedad  de  José  Conrado  Hernandes. — Al 
reverso  de  la  portada  lleva  escrito  lo  siguiente: — A  D.  Manuel  P.  Salgado,  su 
amiqo  Mariano  Bosch  y  Arroyo. — Y  más  abajo  de  la  misma  letra: — "Si  el  ca- 
"tecismo  y  la  Biblia  deben  acompañar  á  todo  buen  cristiano,  el  Quixote  no  debe 
"separarlo  de  sí  aquel  que  guste  de  las  letras  y  hable  la  hermosa  lengua  es- 
"pañola.,, 

43.  El  ingenioso  hidalgo...  Adornado  con  láminas  sueltas. — Madrid.  Mur- 
cia y  Martí,  editores. — Cruz  Verde,  12. — 1862. 

Dos  tomos  8." — Edición  de  surtido .  Las  láminas  tan  infelices  como  la  edición. 

44.  El Í7igenioso  hidalgo...  Edición  corregida  con  especial  estudio  de  la 
primera,  por  D.  J.  E.  Hartzenbusch  — Argamasilla  de  Alba,  imprenta  de  don 
Manuel  Rivadeneira  (casa  que  fué  prisión  de  Cervantes). — 1863. 

Cuatro  tomos  en  16." — Es  una  preciosa  edición  delicadamente  impresa,  y  de 
gran  importancia  por  el  prólogo  y  notas  con  que  la  ilustró  el  insigne  Hartzen- 
busch, y  revelan  su  saber,  su  buen  ingenio,  y  el  profundo  estudio  que  habia  he- 
cho de  la  inmortal  obra  de  Cervantes. — Lleva  un  lindísimo  retrato  grabado  por 
Goutierre  y  el  facsímile  de  una  carta  de  Cervantes. 

45.  Barcelona. — Sociedad  editorial  La  Maravilla,  calle  de  Aviñó,  núm.  20, 
— Madrid,  librería  española.  Relatores,  12, — 1863. 


CATÁLOGO.  5Ó5 


Un  tomo  en  4." — Lleva  solamente  el  texto  del  Qiiixote,  sin  vida  del  a\itor 
ni  notas.  Suprimida  la  aprobación  de  \a  parle  segimda. — La  edición  es  agrada- 
ble.— Las  láminas  en  madera  de  escaso  mérito. 

46.  El  ingenioso  hidalgo. . .  Nueva  edición  adornada  con  láminas  en  cobre  y 
facsímiles  de  Cervantes. — Madrid.  En  la  Imprenta  Nacional. — 1863. 

Tres  tomos  folio  imperial. — En  los  dos  primeros  se  contiene  el  texto  del 
Quixote,  con  la  particularidad  de  no  haber  palabra  alguna  dividida  de  un  ren- 
glón á  otro. — El  tomo  3.°  comprende  \z.  vida  de  Cervantes,  nuevamente  escrita 
por  D.  Jerónimo  Moran. — Las  láminas  son  las  de  la  edición  de  la  Academia 
en  1780. 

47.  El  ingenioso  hidalgo  D.  Quijote  de  la  Mancha,  compuesto  por  Miguel 
de  Cervantes  Saavedra. — Edición  conforme  á  la  última,  corregida  por  la  Acade- 
mia española,  con  notas  para  la  buena  inteligencia  del  texto  (viñeta  de  don 
Quijote  hablando  á  Sanchoj. — París,  librería  de  Garnier  hermanos,  calle  des 
Saints-Peres,  núm.  6. —  18Ó4. 

Un  tomo  en  4.° — 768 — xliv,  págs.  con  8  láminas.  Es  un  volumen  preciosa- 
mente impreso  en  Corbeille,  imprenta  de  Crete,  y  comprende  todo  el  Quijote 
con  una  vida  de  Cervantes  extractada  de  la  de  Navarrete. 

48.  Obras  completas  de  Cervantes,  dedicadas  áS.  A.  R.  el  Sermo.  Sr.  Infan- 
te D.  Sebastian  Gabriel  de  Borbon  y  Braganza.  Madrid.  Imprenta  de  D.  Ma- 
nuel Rivadeneira,  calle  de  la  Madera,  núm.  8.  — 1863. 

Doce  tomos  en  4." — Los  tomos  3.°,  4.",  5.°  y  6.°  contienen: 
El  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha,    texto  corregido   con  espe- 
cial estudio  de  la  primera  edición,  por  D.  J.  E.  Hartzenbusch. — Argamasilla  de 
Alba.  Imprenta  de  D.  Manuel    Rivadeneira  (casa  que  fué    prisión  de  Cervan- 
tes).—l8ó3. 

Verdadero  monumento  en  honor  de  Cervantes,  como  joya  literaria  y  tipo- 
gráfica. Solo  se  tiraron  3lo  ejemplares,  de  ellos  diez  en  papel  amarillento  in- 
glés.— El  mió  es  de  estos. — Núm.  3o3. 

49.  El  ingenioso  hidalgo...  Novísima  edición  con  notas  históricas,  críticas  y 
gramaticales  de  la  Academia  españoh,  Pellicer,  Arríela,  Clemencin  ,  Cuesta,  Ja- 
ner,  etc. — Aumentada  con  el  BUSCAPIÉ,  anotado  por  D.  Adolfo  de  Castro. — 
Adornada  con  3oo  grabados  intercalados  en  el  texto,  láminas  sueltas  y  el  retra- 
to del  autor  grabado  en  acero.— Madrid.  Imprenta  y  librería  de  Gaspar  y  Roig, 
editores,  calle  del  Príncipe,  núm.  4. —  18Ó4. 

Un  tomo  en  4.'' — Pertenece  á  la  Biblioteca  ilustrada  que  publicaban  los 
editores,  que  ofrecieron  la  edición  al  público  por  25  rs. — Las  láminas  son  las  de 
las  anteriores  ediciones  de  los  mism  is.  — Al  año  siguiente  repitieron  la  edición, 
poniendo  en  la  portada  el  escudo  de  Juan  de  la  Cuesta  de  la  primera  edición. 

50.  Urbano  Manini,  editor. — Administración,  calle  de  San  Bernardo,  núme- 
ro 11..— Madrid.— 1868. 

Dos  tomos  en  4.° — Edición  popular  que  se  publicó  á  4  maravedises  el  pliego 
de  8  páginas. — A  pesar  de  tal  baratura  no  es  despreciable,  y  lleva  catorce  lámi- 
nas en  madera,  dibujadas  por  Urrabieta. 

51.  El  Quijote  de  los  niños,  abreviado  por  un  entusiasta  de  su  autor. — Ma- 


5ÓÓ  REVISTA  DE  VALENCIA. 


drid.    Imprenta  de  F.   Martínez    García,  calle  de  Segovia,  núm.    26. — 1870. 
Un  tomo  en  8.°  — Esta  edición  es  la  4."  de  la  abreviación  hecha  por  D.  Fer- 
nando de  Castro,  para  que  sirviera  de  texto  en  las  escuelas,  según   deseaba  el 
sabio  D.  Alberto  Lista. 

52.  El  ingenioso  idalgo...  Edición  ilustrada  con  ocho  magníficas  láminas 
sueltas. — Valencia:  librería  de  Pascual  Aguilar,  Caballeros,  l.  — 1872. 

Dos  tomos  en  8.° — Edición  de  surtido,  muy  compacta,  y  en  la  que  sola- 
mente llama  la  atención  el  retrato  de  Cervantes,  dibujado  por  Peyró. 

53.  Edición  conforme  á  la  última  corregida  por  la  Academia  española,  con 
la  vida  del  autor  y  notas  para  la  buena  inteligencia  del  texto.— París,  librería  de 
Garnier  hermanos,  calle  des  Saints-Péres,  núm.  6. — 1873. 

Un  tomo  en  8.° — Es  un  bonito  volumen  que  contiene  todo  el  Qiiixoíe  en 
reducido  espacio,  adornado  con  algunas  láminas  en  madera  de  escaso  mérito. — 
Fué  impreso  en  Clichy,  por  Pablo  Dupont  y  C.» 

54.  Leipzig:  F.  A.  Brockhaus. —  1S74. 

Dos  tomos  en  8.» — Perfectamente  impresos,  y  en  los  que  solo  se  nota  la 
falta  de  la  Aprobación  de  la  segunda  parte. 

55.  El  ingenioso  hidalgo...  Nueva  edición  corregida  y  revisada. — Londres: 
librería  de  Chatto  y  Windus. — 1874. 

Un  tomo  en  S.° — Perfectamente  impreso  y  que  encierra  en  volumen  muy 
manuable  y  de  clara  lectura  todo  el  texto  del  Quizóte. 

56.  Madrid:  1875. — Biblioteca  universal  ilustrada.  Plaza  de  la  Armería,  nú- 
mero 4.— Establecimiento  tipográfico  de  J.  Amallo  Muñoz,  Cuesta  de  Ramón, 
núm.  3. 

Dos  tomos  en  folio. — Impresos  en  letra  gruesa  y  con  división  de  párrafos. 
Los  grabados  casi  todos  son  dibujos  de  Barnetto.  A  pesar  de  sus  pretensiones, 
esta  edición  puede  calificarse  como  de  surtido. 

57.  Elingenioso  hidalgo...  Dibujos  de  Gustavo  Doré,  grabados  por  H.  Pi- 
san.— Barcelona. — Imprenta  y  librería  religiosa  y  científica  del  heredero  de  don 
Pablo  Riera.— Robador,  24  y  26.— MDCCCLXXV. 

Dos  tomos  folio  imperial. — La  celebridad  en  los  dibujos  de  Gustavo  Doré, 
y  la  oportunidad  de  darlos  á  conocer  en  una  edición  española,  fueron  la  causa  de 
esta.  Si  entre  esos  dibujos  hay  algunos  dignos  de  censura  por  impropiedades  y 
faltas  de  carácter,  en  cambio  hay  muchos  superiores  á  toda  ponderación.  No 
contiene  más  que  el  texto  del  Qnixote,  y  aun  con  la  falta  de  la  Aprobación  de 
la  segunda  parte., 

58.  El  ingenioso  hidalgo...  Y^x\Aé\\á\i\a.  edición  adornada  con  preciosas  lá- 
minas, debidas  al  reputado  artista  D.  Ramón  Puiggarí,  y  un  mapa  de  los  luga- 
res recorridos  por  el  héroe  manchego. — Barcelona.  —  Imprenta  de  L.  Obradors 
y  P.  Sulé,  Rambla  de  Santa  Mónica,  núm.  19. — 1876. 

Dos  tomos  en  folio  á  dos  columnas. — Calificada  <\q  e.xplcndida  por  los  edito- 
res, no  pasa,  sin  embargo,  de  edición  de  surtido,  con  diez  medianos  grabados, 
uno  de  ellos  un  pésimo  retrato  de  Cervantes. 

59.  Elingenioso  hidalgo...  Primera  parte.— C.  Palacios  hermanos,  editores. 


CATÁLOGO.  567 


— 46,   Alcalá,   46. — Madrid. — Imprenta   de  Lázaro  Maroto,   San   Juan,  23. 
—  1877. 

Un  tomo  en  ló.° — Forma  parte  de  la  Biblioteca  de  la  infancia  ,  y  creemos 
no  se  publicó  más  que  esta  primera  parte  muy  abreviada  y  sin  preliminar  al- 
guno. Tiene  veinte  laminitas  litografiadas  al  cromo. 

60.  El  ingenioso  hidalgo...  Impreso  por  primera  vez  en  Madrid  por  Juan 
de  la  Cuesta  el  año  de  1605,  y  ahora  de  nuevo  publicado  por  vez  primera  en 
Cádiz  por  D.  José  Rodríguez  Rodriguez  bajo  la  dirección  de  D.  Ramón  de  León 
Mainez,  director  de  la  Crónica  de  los  Cervantistas. — Cádiz:  1S76-79.  Tipograñ'a 
la  Mercantil,  de  D.  José  R.  y  Rodriguez,  Sacramento,  Sg. 

Cinco  tomos  en  8.° — El  primero  contiene  la  Vida  de  Cervajites  por  León 
Mainez,  dirigida  al  Cervantista  inglés  A.  Duffield,  y  los  otros  cuatro  el  texto  del 
Quizóte;  pero  como  la  numeración  se  puso  correlativa,  resulta  que  el  tomo  que 
dice  en  la  portada  Tomo  II,  es  el  primero  de  la  obra. — Lleva  notas  al  pié  de  las 
páginas,  y  otras  además  al  fin  de  cada  capítulo,  y  algunas  veces  también  su  co- 
mentario.— Por  hacer  la  edición  muy  barata  (l8  rs.  los  cinco  volúmenes)  se  hizo 
en  papel  malísimo. 

61.  El  ingenioso  hidalgo...  Edición  conforme  á  la  última  corregida  por  la 
Academia  española,  con  notas  para  la  buena  inteligencia  del  texto. — París;  li- 
brería de  Garnier  hermanos,  des  Saints-Péres,  núm.  6. — 1878. 

Un  tomo  en  4." — Es  un  precioso  volumen  estampado  en  Corbeille  en  la  im- 
prenta de  Créte,  como  el  que  dejamos  anotado  al  núm.  47,  del  cual  es  repetición 
exacta  en  el  texto,  notas  y  láminas . 

62.  El  ingenioso  hidalgo...  Nue\  a  edición,  conforme  á  la  corregida  y  pu- 
blicada por  la  Real  Academia  española,  precedida  de  unas  Observaciones  sobre 
Cervantes  y  su  obra  maestra,  por  D.  Antonio  de  BoíaruU  y  Broca,  ilustrada  con 
100  cromos  y  200  dibujos  originales  de  Apeles  Mestres,  grabados  por  Fran- 
cisco Furté. — Barcelona:  Juan  Aleu  y  Fugarull,  editor-impresor  ,  Tallers,  3o. 
MDCCCLXXIX. 

Dos  tomos  en  folio. — Esta  edición  dice  en  la  portada  todas  sus  condiciones; 
siendo  de  advertir  que  los  100  cromos  se  redujeron  á  26,  y  los  grabados  á  un 
centenar  de  ellos. — La  tipografi'a  es  excelente. 

63.  Sevilla:  1879. — Francisco  Alvarez  y  C.%  impresores  de  cámara  de  S.  M. 
y  de  SS.  AA.  RR.— Tetuan,  24. 

Un  tomo  en  16." — Preciosa  edición,  aunque  de  diñ'cil  lectura  por  la  clase 
de  papel  empleado  en  ella. 

64.  El  ingetiioso  hidalgo...  Edición  monumental  exornada  con  riquísimas 
láminas  grabadas  en  acero  por  los  más  aventajados  artistas  españoles. — Barce- 
lona. Biblioteca  ilustrada  de  Espasa  hermanos,  editores.  Calle  de  las  Cortes, 
núm.  223. 

Dos  tomos  en  folio  imperial. — Es  una  hermosa  edición  nítidamente  impresa, 
y  para  cuyo  adorno  se  emplearon  las  láminas,  encabezamientos  y  letras  capitales 
que  se  hicieron  para  la  edición  de  Tomás  Gorchs,  señalada  con  el  núm.  40. — 
Tanto  la  una  como  la  otra  llevan  anotadas  las  variantes  de  la  edición  l.*  de 
1605  con  la  de  1608  y  alguna  otra;  pero  en  esta  edición  de  Espasa  se  ha 
hecho,  no  sabemos  por  quién,  una  variación,  introduciendo  el  robo  del  rucio  en 
otro  lugar  que  parece  más  lógico  y  apropiado. 


568  REVISTA    DE    VALENCIA. 


65.  Madrid. — Moya  y  Plaza,  libreros  y  editores,  calle  de  Carretas,  núm.  8. 
— i88o. 

Dos  tomos  en  32." — Lindísima  edición  en  miniatura. 

66.  El  ingenioso  Judaico...  Lujosa  edición,  exornada  con  377  magníficas 
láminas,  dibujadas  por  el  afamado  Gustavo  Doré. — Segunda  edición. — Barcelo- 
na: Imprenta  y  librería  religiosa  y  científica  del  heredero  de  D.  P.  Riera. — Ro- 
bador, 24y  26.— MDCCCLXXX. 

Un  tomo  gran  iólio  á  2  cois. — Edición  á  precio  reducido  para  aprovechar 
y  popularizar  los  dibujos  de  Doré  que  sirvieron  para  la  de  1875,  anotada  con 
el  núm.  57. 

67.  El  ingenioso  hidalgo  Don  Quijote  de  la  Mancha,  por  Miguel  de  Cer- 
vantes Saavedra. — Primera  edición  económica. 

Barcelona  imprenta  de  Luis  Tasso  Serra. — 1881. 

Un  tomo. — 8."  mayor — 372  ps. 

Notable  por  su  precio,  por  la  pequenez  da  la  letra  empleada  en  la  impre- 
sión.— Entre  los  preliminares  de  la  Parte  II  falta  la  Aprobación  del  Licdo.  Már- 
quez Torres,  notada  en  todas  las  impresiones  catalanas. 

68.  Barcelona:  Montaner  y  Simón,  editores. — Nueva  edición,  dirigida  por 
D.  Nicolás  Díaz  de  Benjumea  é  ilustrada  por  D.  Ricardo  Balaca. 

En  curso  de  publicación. 


SIGLO  XIX,  EDICIONES  EN  LENGUAS  EXTRANJERAS. 


1.  Londres:  Whittingham. — 1809.  Traducción  Jarvis — con  cuatro  grabadi- 
tos  en  acero. — 4  tomos  en  16." 

2.  Paris:  Renauart. — 1S20. — Traducción  Florian — con  grabados  en  meda- 
llones.— 4  tomos  en  8." 

Esta  edición,  muy  apreciada  en  Francia,  es  hoy  bastante  rara. — Los  graba- 
dos que  representan  cuatro  escenas  en  cada  uno,  en  cuatro  óvalos,  son  recuer- 
dos y  repeticiones  de  las  anteriores  en  España  y  Francia. 

3.  O  Engenhoso  fidalgo  Dom  Quixote  de  la  lilancha,  por  Miguel  de  Cervan- 
tes Saavedra. — Traducgao  portugueza,  adomada  com  25  estampas  finas. 

— Paris,  na  officina  de  Pillet  ainé,  rúa  de  Grands  Augustins,  n."  7. —  l83o. 
Ocho  tomos  12.° — En  esta  traducción  se  suprimieron  todos  los  preliminares 
y  hasta  los  Prólogos,   tanto  de  la  primera  como  de  la  segunda  parte.  Es  hoy 
bastante  rara. 

4.  Paris:  Fermín  Didot.— 1858. — Traducción  de  Viardot. — Un  tomo  en  8." 

5.  L'  ingenieux  hidalgo  D.  Quicholte  de  la  Mamha,  par  Miguel  de  Cervantes 
Saavedra. — Traduction  de  Louis  Viardot  avec  les  dessins  de  Gustave  Doré 
graves  par  H.  Pisan. — Paris,  librairie  de  L.  Hachette  et  C.ia — Boulevard  Saint 
Germain  n.°  77,— M.DCCC.LXlIt. 


CATALOGO.  569 


Dos  tomos  fúlio  imperial. — Magnífica  edición  perfectamente  estampada,  y 
ciertamente  una  de  las  mejores  que  se  han  hecho  de  la  inmortal  obra.  Los  di- 
bujos de  Doré  son  admirables  bajo  el  punto  de  vista  artístico,  aunque  no  carez- 
can de  lunares  especialmente  en  cuanto  á  propiedad  de  los  trajes,  y  más  aun 
en  los  tipos  del  caballero  y  el  escudero.  Sin  embargo,  tanta  ha  sido  su  celebri- 
dad que  han  recorrido  las  prensas  de  todas  las  naciones  de  Europa. 

6-  Histoire  de  V  admirable  D.  Quichote  de  la  Manclie — par  Cervantes  de 
Saavedra. — Illustrée  de  64  vignettes  par  Bertall  et  Forest. 

— París. —  Librairie  Hachette  et  C.i<;  Boulevard  Saint  Germain — "9  —  1874. 

Forma  parte  de  la  Bibliotheque  rose  illustrée. — Un  tomo  en  8.°  y\\\. — 
358  págs. 

Es  una  abreviación  del  Quixole  en  que  no  solamente  se  han  suprimido  todos 
los  preliminares  de  ambas  partes,  la  novela  del  curioso  impertinente .,  las  histo- 
rias del  cautivo,  de  Doña  Clara,  Cardotiio,  Dorotea,  Lucinda  y  D.  femando, 
sino  también  muchas  aventuras  de  la  primera  y  de  la  segunda  parte. 

Los  12Ó  capítulos  que  componen  la  obra  original  quedan  reducidos  á  28, 
bastante  abreviados. 

7.  O  Engenhoso  Fidalgo  D.  Quichote  déla  Mancha,  por  Miguel  de  Cer- 
vantes Saavedra. — Traductores  Vizcondes  de  Castilho  é  de  Azevedo  E  M.  Pin- 
heiro  Chagas. — MDCCCLXXVI— LXXVIII. — Imprensa  da  Companhia  litte- 
raria,  l32  campo  dos  Mártires  da  patria,   182. — Porto. 

Dos  tomos  folio  imperial. — Magnífica  edición  para  dar  cabida  á  los  dibujos 
de  Gustavo  Doré,  que  bastaría  por  sí  sola  para  honrar  la  tipografía  lusitana. — 
La  traducción  empezada  por  el  señor  vizconde  de  Castilho ,  insigne  literato, 
fué  continuada  por  la  desgraciada  muerte  de  éste,  por  el  no  menos  ilustre  viz- 
conde de  Acevedo,  desde  el  cap.  85  en  la  primera  parte,  y  por  fallecimiento  de 
estese  hizo  cargo  de  terminarla  traducción  el  Sr.  Pinheiro  Chagas. — Dignas  son 
de  especial  memoria  y  estudio  las  traducciones  hechas  á  la  lengua  de  Camoens, 
de  la  obra  inmortal  de  Cervantes. 

Obsequio  del  Excmo.  Sr.  D.  Antonio  A.  de  Carvalho  Monteiro. 

8.  Paris.  Hetzal. — Sin  año. — Traductionnouvelle  de  Lucien  Biart,  precedée 
d'  vme notice sur  la  vie  et  1'  oeuvre  de  Cervantes...  par  Prósper  Merimée. — Cua- 
tro tomos  en  8." 

9.  London:  George  Routledge  aud  sons. — Sin  año. — Traducción  Jarvis. 
— La  adornan  algunos  grabados  en  madera. — Un  tomo  en  8." 

10  London:  Fréderic  Warne  aud  Co. — Sin  año. — Traducción  Motteux. — 
Forma  parte  de  una  biblioteca  titulada  "The  Chandes  Classics."  Lleva  grabados 
en  madera  en  el  encabezamiento  de  algunos  capítulos.  —  Un  tomo  en  8.° 

11.  London:  Fréderic  Warne  aud  Co. — Sin  año. — Traducción  Motteux. 
— Edición  enteramente  distinta  de  la  anterior,  pero  como  no  tienen  año  de  im- 
presión se  clasifican  arbitrariamente. — Pertenece  á  la  colección  '"The  Chandos 
"Library." — Un  tomo  en  8." 

12.  The  History  of  Djn  Quixote ,  by  Cervantes. — -The  text  edited  by 
J.  W.  Clark.  M.  A.  Felow  of  Trinity  CoUege  Cambridge. — Ad  á.  biographical 
notice    of  Cervantes,    By  F.    Feignmonth   Shore.    M.   A. — Ilustrated  by  Gus- 


570  REVISTA    DE    VALENCIA. 


tave  Doré. — London. — Cassell ,    Petter  and  Galpin.   Ludgate-Hill . — Shi  año. 

Un  tomo  en  4.°  mayor. — 787  págs. 

Edición  de  lujo  en  magnífico  papel,  con  una  extensa  lista  antes  del  pró- 
logo, de  todas  las  personas  que  han  ilustrado  la  obra. 

Obsequio  del  Sr.  D.   Luis  Bretón  y  Vedra,  cónsul  de  Méjico  en  Lisboa. 

13.  París:  Hachette. — Typographie  de  Ch.  Laliure. — Sin  año. — Traduc- 
ción de  Viardot. — Dos  tomos  en  8." 

Ex  libri  de  Mr.  Armand  Cruchon. 

14.  Leyden:  D.  Noothven  van  Goor. — Traducción  de  Mr.  C.  Schuller  Fot 
Peursum. — Con  32  láminas  en  litografía  copiadas  al  trazo  de  las  de  Gustavo  Do- 
ré.— Sin  año. — Un  tomo  en  4.° — Regalo  del  Dr.  Tliebjisseni. 

15.  London:  J.  C.  Ximmo  aud  Bain. — 1S80. — Traducción  Motteux  edi- 
ted  with  notes  and  memoir  by  John  G.  Lockart. — Con  diez  y  seis  grabaditos  al 
agua  fuerte,  por  R.  de  los  Rios. — Cuatro  tomos  en  8.° — Preciosa  edición. 

16.  London:  C.  Kegan  Paul  de  Co.— 1881. 

A  new  transtation  from  the  origináis  oí  1605  and  1608. — By  Alexander  Ja- 
mes Duffield. 

Tres  tomos  en  4.° — La  edición  es  hermosa;  la  traducción  notabilísima  y 
digna  de  tanto  estudio  como  aprecio. — Va  precedida  de  un  trabajo  sobre  Cer- 
vantes y  sus  traductores,  la  literatura  caballeresca  y  otros  puntos  de  gran 
interés. 

17.  París:  Librairie  del'  enfance  et  de  lajeunesse  E.  Ducrocq. — Sin  año. — 
Edition  revue  et  corrigée  par  M.  L'  abbé  Lejeune...  Illustrée  de  20  grands  de- 
seins  par  M.  M.  Celestin  Nanteuil,  Bouchot  et  De  moraine. 

Un  tomo  8." — No  es  traducción,  sino  abreviación  y  continuación  del  Quijote. 
Las  dos  partes  l.^  y  2."  son  extracto  mínimo  de  las  de  Cervantes. — La  parte 
3.*  sacada  de  las  continuaciones  francesas. 
Regalo  del  Sr.  D.  Luis  Bretón  y  Vedra. 


CRÓNICA  MENSUAL. 


CTUBRE  nos  ha  devuelto  la  animación  de  la  vida  intelectual:  todos  los 
centros  de  enseñanzas  y  las  sociedades  científicas  y  literarias  han 
abierto  sus  puertas  y  comenzado  de  nuevo  sus  útiles  tareas. 
La  Universidad  abrió  la  marcha,  como  de  costumbre,  con  su  so- 
lemne apertura:  los  doctores  del  claustro  vistieron  sus  mucetas  de  vivos  colores 
y  se  encasquetaron  los  birretes  con  las  vistosas  borlas,  para  oir  el  discurso  re- 
glamentario, que  estaba  encomendado  este  año  al  distinguido  catedrático  de  la 
facultad  de  Derecho,  Dr.  D.  Vicente  Gadeay  Orozco. 

Versó  su  notable  disertación  sobre  el  concepto  de  la  verdadera  ciencia,  y 
estaba  inspirado  por  las  ideas  de  la  escuela  católico-ultramontana,  de  la  cual  es 
el  autor  ferviente  partidario. 

Pasando  revista  á  los  distintos  sistemas  filosóficos,  desde  la  más  remota  an- 
tigüedad, trató  de  demostrar  que  si  la  ciencia  fué  el  adorno  más  preciado 
de  la  humana  criatura  al  salir  de  las  manos  de  su  Hacedor,  y  constituirá 
uno  de  ios  dones  de  su  futura  é  imperecedera  existencia,  no  pasa  de  ser  en  la 
presente  vida  una  novilísima,  á  la  par  que  irresistible  é  insaciable  aspiración 
de  un    espíritu  caido,  pero   criado   por  Dios  á  su  imagen  y  semejanza. 

El  Seminario  Conciliar  celebró  también  solemnemente  el  comienzo  del 
curso,  asistiendo  á  la  sesión  inaugural  el  docto  Prelado.  El  orador,  que  lo  era 
el  Dr.  D.  Miguel  Estévan  Ruiz,  hizo  una  correcta  oración  latina. 

El  tema  era:  De  ea  qucB  est  in  honiine  cogniiione  Dei,  que  desarrolló  con  el 
lucimiento  y  erudición  propias  del  Sr.  Ruiz.  Tomó  por  base  del  tema  la  doctrina 
del  Concilio  Ecuménico  y  de  los  Santos  Padres,  especialmente  la  del  angélico 
doctor  Santo  Tomás.  Apoyado  en  dicha  doctrina,  espuso  que  el  conocimiento  de 
Dios  es  natural  en  el  hombre,  mediante  la  revelación  de  Dios  á  nuestros  primeros 
padres.  Combatió  las  teorías  panteistas,  que  niegan  el  conocimiento  de  Dios  con- 
forme la  revelación  divina,  terminando  con  un  elogio  del  Seminario;  de  la  ense- 
ñanza teológica,  según  Santo  Tomás,  que  en  el  mismo  se  dá,  y  del  Prelado,  que 
tanto  ha  contribuido  á  su  explendor. 

En  la  Escuela  de  Bellas-Artes  se  solemnizó  igualmente  la  apertura  por  la 
real  Academia  de  San  Carlos,  que  está  al  frente  de  ella,  y  uno  de  sus  individuos, 
el  ingeniero  de  minas  D.  José  Vilanova  y  Piera,  leyó  el  discurso,  cuyo  asunto 
era  el  carácter  positivista  de  la  arquitectura  en  el  siglo  XIX.  Siguiendo  la  cos- 
tumbre de  hermanar  en  esta  solemnidad  la  poesía  y  el  arte,  dióse  lectura  tam- 
bién á  la  composición  poética  que  uno  de  nuestros  mejores  ingenios,  D.  Juan 
Rodríguez  Guzman,  había  escrito  en  honor  del  famoso  matemático  y  arquitecto 
Padre  Tosca. 

*   * 


572  REVISTA    DE    VALENCIA. 

Después  de  los  centros  oficiales  de  enseñanza,  celebraron  su  apertura  las  so- 
ciedades libres  que  en  Valencia  con  tanto  provecho  se  dedican  al  cultivo  de  las 
ciencias,  letras  y  artes,  y  á  propagar  la  instrucción  en  diferentes  órdenes  de  co- 
nocimientos. 

En  la  apertura  del.  Ateneo,  el  distinguido  pintor  D.  JoséBrel  leyó  el  discur- 
so de  reglamento,  que  versó  sobre  el  realismo  en  el  arte.  El  orador  combatió 
enérgicamente  las  tendencias  materialistas  é  irreligiosas  de  la  época  presente, 
que  producen  un  grosero  sensualismo  en  el  terreno  artístico. 

La  Academia  de  la  Juventud  Católica  dedicó  la  sesión  inaugural  de  este 
curso  á  conmemorar  el  sétimo  centenario  del  nacimiento  de  San  Francisco  de 
Asís,  pronunciando  un  discurso  alusivo  el  catedrático  de  la  Universidad  Doctor 
D.  José  María  Llopis,  presidente  de  la  Academia,  y  leyéndose  poesías,  escritas 
al  efecto,  por  los  Sres.  Guzman  y  Guallar,  Sanchis  Cátala,  Brugada   y  Arroyo. 

La  Asociación  de  Católicos  repartió  los  premios  anuales  á  sus  alumnos,  y 
en  este  solemne  acto,  el  canónigo  Dr.  D.  José  Cirujeda  pronunció  un  discurso 
para  probar  que  la  instrucción  católica  es  la  verdadera. 

El  Círculo  Católico  obrero  de  San  Vicente  Ferrer  dedicó  también  su  primera 
sesión  de  este  curso  al  glorioso  patriarca  de  Asís,  haciendo  su  apología  el  cate- 
drático del  Instituto  Sr.  Polo  y  Peyrolon. 

En  el  Ateneo  mercantil  hulDo  igualmente  reparto  de  premios.  El  discurso  estu- 
vo á  cargo  del  joven  y  distinguido  letrado  Sr.  Serrano  Larrey,  que  discutió  filo- 
sóficamente sobre  la  sociabilidad   humana  y  el  concepto  del  Estado. 

En  el  Conservatorio  de  Música,  la  sesión  inaugural  tuvo  un  carácter  apro- 
piado al  objeto  de  este  establecimiento.  Hubo  un  notable  concierto,  en  el  que 
demostraron  sus  adelantos  los  discípulos  más  aventajados. 

El  Ateneo-Casino  Obrero  solemnizó  con  música  y  canto  su  reapertura,  y 
el  Sr.  Bayarri  leyó  un  discurso,  cuyo  tema  era  la  apología  de  las  ciencias. 

La  Junta  de  las  Escuelas  de  Artesanos  celebró  sesión  solemne  para  dar 
cuenta  de  sus  trabajos  en  el  año  último  y  distribuir  los  premios. 

.  La  Asociación  de  maestros  carpinteros,  que  todos  los  años  reviste  de 
gran  solemnidad  la  apertura  de  sus  escuelas,  celebró  una  sesión  imiy  brillante, 
en  la  cual,  el  reputado  jurisconsulto  D.  Emilio  Borso  hizo  un  discurso  en  de- 
mostración de  que  las  sociedades  obreras  en  los  tiempos  presentes  no  son  un 
peligro. 

Otra  sociedad  de  parecida  índole  ,  la  Constructora  Valenciana  ,  solemnizó 
igualmente  el  comienzo  del  curso,  y  en  ella  disertó  el  joven  letrado  D.  Juan 
Reig  y  Flores,  sobre  la  instrucción  del  obrero. 

La  Sociedad  escolar,  titulada  Juventud  legista,  comenzó  sus  tareas,  leyendo 
el  aplicado  alumno  D.  Antonio  María  Messa  y  Balanzat  una  disertación  sobre 
las  legítimas. 

¡Cuan  satisfactorio  es  el  movimiento  intelectual  que  revelan  todas  estas  so- 
ciedades! Y  aun  quedan  algunas,  entre  ellas,  la  muy  importante  del  Rat-Penat, 
que  no  comenzarán  sus  tareas  hasta  Noviembre. 


* 
*  * 

El  Ateneo  y  la  Juventud  Católica  manifiestan  en  este  curso  muy  buenos  prc 
pósitos,  y  hay  en  ambas  corporaciones  notable  animación.  No  enumeramos  los 
trabajos  de  todas  sus  secciones,  limitándonos  á  reseñar  las  sesiones  solemnes 
que  han  consagrado  al  tercer  centenario  del  glorioso  tránsito  de  la  doctora  in- 
signe de  la  Iglesia  española,  Santa  Teresa  de  Jesús, 


CRÓNICA    MENSUAL.  573 


El  Ateneo  hizo,  con  este  motivo,  un  llamamiento  á  las  señoras  que  acudie- 
ron solícitas  á  honrar  á  la  que  tanto'  honra  á  su  sexo.  La  velada,  que  tuvo  el 
carácter  de  literario-musical,  fué  brillantísima-.  El  Sr.  Puig  y  Boronat  leyó  un 
oportuno  discurso  sobre  Santa  Teresa  y  sus  obras,  y  se  dieron  á  conocer  inspi- 
radas poesías,  con  la  grata  novedad  de  encargarse  de  su  lectura  bellas  señoritas. 
Las  poesías  eran  de  la  señorita  Doña  Magdalena  Garcia  Bravo,  y  da  los  señores 
Pizcueta,  Liem  y  Rodríguez  Guzman.  La  del  Sr.  Pizcueta,  verdaderamente  ins- 
pirada, la  conocen  ya  los  lectores  de  esta  RE\asTA. 

Igualmente  brillante,  y  favorecida  con  la  presencia  del  bello  sexo,  fué  la 
velada  de  la  Juventud  Católica.  Allí  fué  el  orador  el  joven  catedrático  Sr.  Polo 
y  Peyrolon,  que  hizo  un  excelente  panegírico  de  la  gran  doctora,  y  los  poetas 
que  la  cantaron,  los  Sres.  Zapater  y  Ugeda,  Bragada,  Guzman  y  Guallar,  Alegre, 
Arroyo,  Sanchis  Cátala,  Llanes  y  Rodríguez  Guzman. 

También  el  círculo  obrero  católico  de  San  Vicente  Ferrer  tributó  análogo 
obsequio  á  Santa  Teresa,  haciendo  su  panegírico  el  Sr.  Sanchis  Cátala,  y  al- 
ternando la  poesía  con  la  música. 


*  * 


El  Instituto  Médico  Valenciano  no  celebra  su  sesión  solemne  y  pública  al 
comienzo  del  curso,  sino  al  aniversario  de  su  fundación,  en    el  mes  de    Marzo. 

Ahora  ha  comenzado  sus  sesiones,  dedicando  una  con  carácter  de  apologé- 
tica, á  un  sabio  profesor  que  hace  algimos  años  bajó  á  la  tumba  prematura- 
mente, al  Dr.  D.  Ignacio  Vidal,  cuyo  elogio  hizo  el  Dr.  D.  Nicolás  Ferrer  y  Julve. 
Es  posible  que  en  el  siguiente  número  de  esta  Revista  demos  á  conocer  este 
trabajo. 


*  * 


El  docto  profesor  de  geología  en  la  Universidad  Central,  é  infatigable  pro- 
pagandista de  la  ciencia,  Dr.  D.  Juan  Vilanova  y  Piera,  de  regreso  del  extran- 
jero, en  donde  ha  asistido  á  varios  congresos  científicos,  ha  dado  interesantes 
conferencias  en  el  Ateneo,  la  Sociedad  de  Agricultura  y  el  Instituto  Médico, 
explicando  algunos  de  los  puntos  más  interesantes  que  ei^  esos  Congresos  se 
han  tratado. 

*  * 

La  prensa  política  valenciana  se  ha  aumentado  con  la  aparición  del  perió- 
dico semanal,  titulado  Los  Distritos,  órgano  de  una  fracción  del  partido  repu- 
blicano posibilista. 

*  * 

En  las  aulas  de  nuestra  Universidad  ha  tenido  lugar  una  novedad,  muy 
grata  para  los  amantes  de  la  instrucción.  Por  primera  vez  han  asistido  dos  se- 
ñoritas al  curso  preparatorio  de  la  Facultad  de  Medicina. 

Con  ese  motivo,  el  profesor  Sr.  Arévalo  y  Baca  encareció  lo  que  significaba 
la  presencia  de  las  dos  alumnas  en  la  clase,  señalando  nuevos  horizontes  á  la 
instrucción  y  porvenir  de  la  mujer,  y  terminó  diciendo  que  los  alumnos  no  ol- 
vidarían la  galantería  propia  del  estudiante  español,  guardando  todo  género 
de  consideraciones  á  las  dos  señoras  que  desde  ayer  eran  compañeras  de  estu- 
dio. Todos  los  alumnos  celebraron  las  levantadas  y  oportunas  frases  del  se- 
ñor Arévalo,  y  en  honor  á  la  verdad  debemos  hacer  constar  que  todos  mos- 
tráronse animados  de  la  míís  esquisita  galantería. 


574  REVISTA   DE  VALENCIA. 


Las  dos  aliimnas  tomaron  asiento  en  las  sillas  colocadas  junto   á  los  bancos 
de  los  alumnos. 


Consignemos  otra  novedad,  que  aunque  de  carácter  industrial,  tiene  cierto 
aspecto  científico  :  el  alumbrado  por  medio  de  la  luz  eléctrica,  establecido  por 
primera  vez  en  Valencia,  en  la  tienda  de  ropas  de  D.  Antonio  Conejos,  calle  de 
San  Vicente,  y  en  la  fábrica  de  fundición  El  Vulcano. 

*  * 

Fuera  de  Valencia,  tenemos  que  dar  cuenta  de  dos  certámenes  literarios, 
celebrados  en  poblaciones  de  estas  provincias;  uno  en  Carcagente,  con  motivo 
del  centenario  de  San  Francisco  de  Asís;  y  otro  en  Alcoy,  en  honor  igualmente 
del  centenario  de  Santa  Teresa.  En  ambos  eran  numerosos  los  temas  propues- 
tos, y  se  repartieron  muchos  premios  ofrecidos  por  distintas  corporaciones.  Nos 
falta  espacio  para  enumerarlos. 

*  * 

En  una  heredad  que  en  término  de  Alcira.  y  junto  al  camino  de  Daimuz, 
posee  el  rico  propietario  de  Rafelcofer,  D.  Manuel  Barber  y  Ciscar,  se  han  en- 
contrado dos  lápidas  romanas.  La  primera  contiene  la  inscripción  que  sigue: 

THYMELE 

H.  S.  E. 

VSTICVS 

SVO.  F.  Q. 

El  presbítero  D.  Roque  Chabas,  de  Dénia,  la  ha  leido  así:  Thymele  está 
enterrado  aquí.  Rustico  cuidó  se  pusiera  (esta  memoria)  á  su  hijo. 

La  segunda  lápida  tiene  la  inscripción  toscamente  labrada,  y  aparece  en 
estos  términos: 

CN.  SAVFEIVS 

CN.  L.  E  Hl 

AN  XVIII.  H.  S.  E. 

El  propio  Sr.  Chabas  la  lee:  Aquí  está  enterrado  Cneo  Sanfeio  Hesiqíiio 
liberto  de  Cneo  de  i8  años. 

El  dueño  de  las  citadas  lápidas  ha  tenido  el  cuidado  de  colocarlas  en  una 
casa  de  su  propiedad  en  el  pueblo  de  Rafelcofer,  adosándolas  al  muro  de  la 
misma. 


bibliografía  valenciana. 


ANCIONERO  AMOROSO.— Poesías  de  autores  valencianos  con- 
temporáneos.—  Valencia,  Teodoro  Llo7-eiite  y  cojnpañia,  editores.  Im- 
prenta de  Domenech.  18S2  (l). 

La  Biblioteca  familiar,  que  publica  el  periódico  Las  Proviticias,  como  obse- 
quio á  sus  suscritores,  se  ha  enriquecido  con  un  nuevo  volumen  muy  interesante 
para  todos  los  apasionados  á  la  poesía.  Como  indica  su  título,  todas  las  que 
contiene  este  libro  pertenecen  al  género  erótico,  y  son  debidas  á  ingenios  valen- 
cianos de  la  presente  época,  comenzando  por  el  famoso  Arólas  y  siguiendo 
todos  los  que  más  se  han  distinguido  en  el  cultivo  de  las  musas  hasta  el  pre- 
sente dia. 

Verdaderamente  puede  envanecerse  Valencia  de  ser  patria  fecunda  de  ins- 
pirados poetas,  así  como  lo  es  también  de  artistas  eminentes.  Setenta  y  ocho 
autores  contiene  la  antología  ó  ramillete  poético  de  que  hablamos:  entre  ellos, 
naturalmente,  hay  algunos  superiores  por  todos  conceptos  á  los  otros;  pero  en 
todos  se  observa  fácil  y  elegante  versificación,  pensamientos  elevados,  tiernos 
ó  sentidos,  corrección  y  buen  gusto.  Son  una  prueba  de  que  la  escuela  literaria 
de  Valencia  puede  competir  con  todas  las  de  España  y  aventajar  á  muchas 
de  ellas. 

Los  poetas  que  han  contribuido  á  esta  publicación  son:  Juan  Arólas,  Vicente 
Boix,  Antonio  Aparisi  Guijarro,  Manuel  Benedito,  Juan  Antonio  Almela,  José 
María  Bonilla,  Cristóbal  Pascual  y  Genis,  Francisco  de  P.  Gras,  Gregorio  Gis- 
bert,  José  Zapater  y  Ugeda,  Peregrin  García  Cadena,  Francisco  Danviía,  Miguel 
de  Castells,  Pedro  María  Yayo,  Eduardo  Atard,  José  Iranzo,  Jacinto  Labaila, 
Juan  Reig  y  García,  Juan  de  la  Cruz  Martí,  José  Puig  y  Caracena,  Joaquín  Ser- 
rano Cañete,  José  de  Castells,  Rafael  María  Liern,  Rafael  Blasco,  Vicente  W. 
Querol,  Enrique  Escrig  y  González,  Teodoro  Llórente,  Carmelo  Calvo,  Miguel 
Amat,  Rafael  Ferrer  y  Bigné,  Eduardo  Gómez  Mazparrota,  Féli.x  Pizcueta,  Luis 
Fabra  y  Cavero,  Vicente  Greus,  Antonio  Corzo  y  Barrera,  Rafael  Monares, 
Vicente  Bellmont,  Luis  Alfonso,  Enrique  de  Villarroya,  A.  Guix,  Francisco 
Calvo,  Antonino  Chocomeli,  Adrián  Viudes,  Carlos  Testor,  Juan  Rodríguez  de 
Guzman,  Jacobo  Sales,  Genaro  Genovés,  Enrique  García  Bravo,  Manuel  Millas, 
J.  F.  Sanmartín  y  Aguirre,  Vicente  Piño,  Ricardo  de  Brugada,  Balbino  García, 


(1)     Forma  este  libro  un  volumen,  elegantemente  impreso  ele  216  páginas  en  4.°,  y  se  vende 
la  administración  de  Las  Provincias,  por  8  reales. 


)76  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Juan  P.  de  Giizman,  Joaquin  María  Llácer,  Constantino  Llonibart,  Víctor  Iranzo 
Simón,  Juan  Janini  Valero,  Luis  Cebrian.  Antonio  Milego,  Ricardo  Cester,  Víc- 
tor Navarro,  Mariano  Batllés,  Leandro  Torróme  y  Ros,  José  Aguirre  y  Matiol, 
José  Bodría,  Rafael  Chocomeli,  Manuel  Torres  y  Orive,  Fernando  Reig  y  Flo- 
res, José  Herrero,  Juan  Reig  y  Flores,  Manuel  Peris  Fuentes,  Francisco  Vives 
Liern  y  Pedro  J.  Puerto.  Esta  colección  de  poesías  vá  precedida  de  un  prólogo  ó 
dedicatoria  á  las  lectoras,  escrito  también  en  verso,  por  D.  Teodoro  Llórente,  que 
es  quien  las  ha  recopilado. 


MENUDENCL^S. — Colección  de  chistes,  cuentos,  anécdotas,  epígrajias 
Y  otras  zarandajas,  por  Ramiro  Ripolles  Ramos.  Castellón,  Imprenta  de  la 
Asociación  tipográfica.  1882  (l). 

Este  librito  comprende  gran  número  de  poesías,  todas  ellas  cortas  y  de 
carácter  festivo  ó  epigramático.  El  autor  manifiesta  mucha  facilidad  para  versifi- 
car, pero  abusa  de  esta  facilidad  y  escribe  con  algún  descuido,  rebajando  el 
mérito  literario  de  sus  composiciones.  Entre  estas  hay  algunas  que  tienen  cierta 
gracia,  pero  otras  pecan  de  sosas  y  vulgares.  No  es  posible  reunir  3 16  composi- 
ciones de  esta  índole,  discretas  é  ingeniosas,  y  originales  todas  ellas.  Por  otra 
parte,  hay  algunas  sobradamente  licenciosas,  por  lo  cual  no  podemos  dar  aplauso 
completo  á  esta  colección,  de  la  cual  podrían  entresacarse  algunas  que  ofreciesen 
amena  y  decorosa  lectura. 


(1)  Esta  colección  de  poesías  está  impresa  en  un  lindo  librito  en  8,°  de  192  páginas,  que  se  ha 
puesto  i  la  venta  en  el  Centro  editorial  de  la  Asociaciacion  tipográfica  de  Castellón,  Enniedio,  40. 
Precio  4  reales. 


Valencia.  Imprenta  de  Domenech,  Mar,  48. — 1882 


REVISTA  DE  VALENCIA. 

1."  Diciembre  de  1882. 


MEMORIAS 

DE  LAS  PREDICACIONES  Y  ¡MILAGROS  DE  SAN  VICENTE  FERRER 

EN    GERONA. 


foRRiAel  año  de    gracia  de  1409,    y  la  ciudad  de   Gerona,    contra    la 
:ual  pesaba   entredicho   puesto  por  el  Regente   del  Oficialato    Ecle- 

,  siástico  de  la  misma  (al  parecer  por  razón  de  enterramientos  en  la 
iglesia  del  convento  de  San  Francisco  de  Asís),  deliberó,  representada  por 
el  Jurado,  escribir  al  ya  entonces  célebre  padre  maestro  en  sagrada  teología 
Fr.  Vicente,  quien  á  principios  del  sobredicho  año  recorría  las  poblaciones  del 
Rosellón,  llamado  frecuentemente  por  las  universidades  de  las  mismas  para  arre- 
glar y  componer  diferencias  de  distintos  géneros,  y  en  las  cuales  acostumbrábase 
nombrarle  juez  arbitro,  ya  que  tanta  era  la  fama  de  sus  conocimientos  y  san- 
tidad. 

La  ciudad  envió  á  Fr.  Vicente  un  mensajero  con  cartas  credenciales,  fecha- 
das del  12  de  Marzo,  y  aun  cuando  de  su  contenido  no  se  desprenda  con  clari- 
dad el  objeto  de  llamarle,  es  presumible  que  las  instrucciones  verbales,  dadas  al 
ciudadano  enviado,  versarían  especialmente  sobre  el  asunto  indicado  (1).  Si  eran 
ó  no  importantes  las  razones  alegadas  por  los  Jurados  y  apremiante  la  presencia 


(1)  Dice  así  un  curioso  documento,  copiado  del  libro  Correspondencia  de  los  Jurados  de  140^  al 
1411,  del  Archivo  municipal,  bastante  mal  trecho: 

"Al  molt  Reverent  para,  frare  Vicenc  fl'ierrer)  mestra  en  la  Sta.  teología.  Molt  reverent  para; 
tota  aquesta  Ciutat  ha  sobirá  (desig?)  placie  á  la  vostta  Reverencia  que  vullats  venir  (ad?)  car  es- 
perara ab  la  ajuda  ne  nostra  senyor  deu e  profit  gran  e  utilitat  á  les   animes  de  moltí.  E  sobra 

acó  trametem  á  vos  lonrat  en  Johan   Rovira   ciutadá  nostra,    pregantvos  que  en  tot  co  á  quant  In 

."^7 


578  REVISTA   DE    VALENCIA. 


de  Fr.  Vicente  en  Gerona,  bien  lo  demostró  éste  con  la  premura  con  que  llegó 
á  la  ciudad,  entrando  ya  en  ella  el  3o  del  mismo  mes,  ó  sea  diez  y  ocho  dias 
después  de  escrita  la  carta;  diligencia  digna  de  notarse,  si  se  atiende  á  los  me- 
dios de  viajar  en  aquella  época,  y  que  aquel  santo  religioso  tenia  por  costumbre 
seguir  predicando  por  todos  los  lugares  del  tránsito  (l). 

Por  documentos  que  obraban  en  el  archivo  de  este  convento  de  Predicado- 
res, constaba  que  el  dia  de  la  llegada  del  Santo  coincidió  ser  el  sábado  inme- 
diato al  Domingo  de  Ramos,  entrando  en  la  ciudad  con  numerosa  comitiva, 
hospedándose  en  el  convento  de  la  Orden,  y  siendo  objeto  de  una  acogida  y  re- 
cibimiento tan  dignos,  así  por  parte  de  los  religiosos  como  de  los  ciudadanos, 
según  lo  demostraron  con  obras,  enviándole  el  ilustre  Jurado  el  dia  del  Jueves 
Santo,  que  fué  á  los  4  de  Abril,  abundancia  de  pescado  y  otros  comestibles  pa- 
ra sustento  del  Santo  y  de  su  séquito  (2). 

Se  sabe  asimismo  que  predicó  muchas  veces,  y  entre  ellas  el  dia  l3  de  dicho 
mes  de  Abril,  en  cuya  ocasión,  por  ser  el  auditorio  tan  numeroso,  (cerca  de  veinte 
mil  almas),  según  constaba  del  manual  del  discreto  notario  Juan  de  Font  ó  ^a- 
font,  fué  preciso  predicar  fuera  de  la  iglesia,  al  pié  de  la  escalinata  que  conduce 
al  convento  de  Dominicos.  En  memoria  de  este  suceso,  los  devotos  señalaron 
con  una  rejita  á  guisa  de  cruz  de  hierro,  en  el  mismo  suelo,  el  punto  en  donde  te- 
nia puestos  los  pies,  la  cual  aun  hoy  subsiste,  abriendo  en  la  pared  vecina  una 
especie  de  capillita  ó  nicho,  en  el  que  se  colocó  una  cruz  esculturada  y  dorada,  y 
debajo  de  ella  una  gran  lápida  de  mármol  blanco,  empotrada  en  la  pared,  donde 
se  leen  unos  versos  que  el  Santo  recitó  en  el  sermón  (3^. 


dit  Johan  Rovira  á  vos  dirá  e  explicará  sobre  aqueles  diles  coses  vuUals  dar  créenla  e  plena  fe.  E 
si  algunes  coses  molt  Reverent  para,  podem  fer  (etc.)  a  XII  de  marc    del  any  ^ICCCC1X„ 

Con  igual  fecha  escribieron  los  Jurados  al  Rey  para  que  interviniese  en  el  alzamiento  del  en- 
tredicho fulminante  contra  la  ciudad  con  motivo  de  las  demasías  á  que  aludimos  en  el  texto.  Es- 
cribieron asimismo  á  D.  Francisco  de  Blanes,  obispo  recien  trasladado  de  Gerona  á  Barcelona. 
Déjase  por  lo  tanto  entender  que  no  fué  otra,  ó  por  lo  menos  fué  esta  la  principal  razón  que  tu- 
\ieron  para  dirigir  la  carta  sobredicha  á  San  Vicente  Ferrer,  el  cual,  verdadero  ángel  de  paz,  obró 
en  esta  ciudad  las  maravillas  que  refieren  sus  biógrafos,  predicando  en  campo  abierto  á  las  mu- 
chedumbres que  atraía  la  fama  de  sus  milagros  y  santidad. 

(1)  Según  apuntan  algunos  biógrafos  del  Santo,  Fr.  Vicente  estuvo  viajando  á  pié  veintidós 
años,  de  modo  que  habiendo  durado  su  predicación  y  evangélicas  misiones  los  últimos  treinta  y 
cuatro  años  de  su  vida,  se  sigue  que  anduvo  á  pié  por  varias  provincias,  desde  el  año  36  de  su 
edad  al  58  de  su  vida,  hasta  que  habiéndosele  llagado  una  pierna,  fuéle  preciso  valerse  de  un  hu- 
milde pollino  en  los  doce  últimos  años  de  su  predicación,  ó  sea  desde  el  año  I407  hasta  el  de 
1419  en  que  murió. 

(2)  Tomamos  estos  datos  y  la  mayor  parte  de  los  siguientes  de  una  A'ovtna  del  Santo,  la  cual  se 
celebra  en  este  convento  de  Santo  Domingo,  publicada,  según  .iparece  en  las  licencias  para  la  im- 
presión, en  el  año  175o,  época  en  que  seguramente  se  introdujo  en  Gerona  aquella  devoción  á 
San  Vicente. 

(3)  Hoy  dia  solamente  queda  el  zócalo  <'.    peana    ile  dicha  cruz  y   la  siguiente  inscripción  que 


MEMORIAS    DE    SAN    VICENTE    FERRER.  579 


Despréndese  que  el  asunto  de  esta  predicación  versó  sobre  el  Juicio  Final, 
que  fué  el  tema  predilecto  del  Santo,  según  en  Aviñon  mandárale  el  mismo 
Cristo.  Declaró  la  enhorabuena  que  el  Ángel  de  la  Guarda  dará  al  alma  de  su 
recomendado  que  murió  en  gracia  y  satisfizo  plenamente  sus  culpas  con  peni- 
tencias, ó  sufriendo  trabajos  y  males  como  purgatorio,  con  paciencia,  ó  indul- 
gencias, oraciones  y  otras  buenas  obras;  cantándole  los  parabienes  después  del 
juicio,  así  particular  como  universal  (l). 

La  tradición  piadosa  nos  ha  conservado  el  recuerdo  de  dos  especiales  mila- 
gros que  San  Vicente  obró  en  aquella  ocasión.  Cuenta,  pues,  que  una  mujer 
del  lugar  de  Salt,  distante  tres  cuartos  de  hora  de  Gerona,  estaba  deseosa  de 
oir  los  sermones  de  aquel,  y  que  oponiéndose  el  marido,  la  fervorosa  mujer  se 
subió  al  terrado  de  su  casa,  oyendo  todo  cuanto  predicara  el  Santo  al  pié  de  la 


suponemos  fijada   en  aquel  lu!;ar  por  iniciativa  de  los  religiosos  del  Convento  de  Dominicos,  aten- 
diendo al  contenido  de  la  última  linea  de  la  misma. 

PREDIC.\NT  EN  AQUEST.A.  E3CAL.A.  LO  GLORK  S 
S.  VICENT  FERRER  DEL  ORDE  DE  PREDICADORS 
A  CERCA  DE  \aNT  MIL  PERSONES  \  l3  DE  ABRIL 
1409,  DIGUÉ  QUE  AC.\BAT  LO  lUDICl  FIN.\L  QUANT 
LOS  ANGELS  ACOMPANVARAN  ALS  BENAVENTURATS 

al  cel,  á  cada  hú  dells  cantarán  lo  següent. 

fcellk  dies,  foelix  hora 
foelix  te.mpus,  fcelix  mora 
quibds  peccata  dimissisti. 

fcelix  dies,  fcelix  hoka 
fcelix  tempus,  fcelix  moka 
guibus  christo  adhcesisti. 

fcelix  dies,  fcelix  hora, 
fcelix  tempus,  fcelix  moka 

QUIBÜS  PvENITENTIAM  ECilSTI. 
Á  FUNDATIONE  CONVENTUS  .\NNO    I56. 

Por  otra  parte,  inútilmente  hemos  procurado  leer  la  memoria  autorizada  por  el  citado  notario 
^erundense;  (^afont,  ya  que  el  manual  correspondiente  á  dicho  año,  si  bien  se  encuentra  en  este  Ar- 
chivo de  protocolos,  está  lastimosamente  maltrecho,  como  otros  muchos,  por  efecto,  sin  duda,  de 
las  inundaciones,  sitios  y  otras  calamidades  que  con  frecuencia  ha  sufrido  Gerona. 

(1)  Ya  es  sabido  que  San  Vicente  Ferrer  aseguraba  ser  él  mismo  aquel  Ángel  del  Apocalypsls 
que  San  Juan  describiera  volando  por  los  aires,  teniendo  el  Evangelio  eterno  para  evangelizar  á  to- 
das las  gentes,  y  diciendo  con  grandes  voces;  Tiiiiete  D¿wii  et  daU  illi  honorem,  etc.  iCap.  XIV, 
vr.  6  y  7),  y  que  para  probarlo  obró  un  singular  milagro  en  Salamanca,  resucitando  á  una  difunta 
para  que  asegurase  ser  el  el  ángel  revelado  al  Evangelista.  Así  este  milagro,  como  el  segundo  de 
los  sucedidos  en  Gerona,  se  hallan  continuados  tanto  en  la  iiovtna  citada  como  en  la  Historia  de 
San  Vicente  Ferrer ,  escrita  por  Fr.  Serafín  Tomás  Miguel  ,  y  aumentada  por  Fr.  Francisco 
Vidal  y  ¡Vlicó,  publicada  por  la  Biblioteca  universal  de  autores   cate  lieos.  Madrid,  1856,   paginas 

154-55  y  185- 


58o  REVISTA    DE    VALEXCIA. 


escalera  antes  mencionada,  con  tal  claridad,  que  punto  por  punto  contaba  des- 
pués todo  cuanto  en  el  sermón  se  habia  dicho. 

El  otro  milagro  obrado  por  el  Santo  en  dicha  predicación,  el  cual  parece  se 
hallaba  autenticado  en  el  archivo  del  convento,  fué  como  sigue:  Habia  en  Gerona 
un  matrimonio,  en  el  cual  faltaba  la  paz  completamente,  dando   el  marido  á  la 
mujer  malos  tratos  por  causa  de  celos   indiscretos  y  diabólicos,  pretestando  que 
era  ilegítimo  ó  adulterino  el  hijo   que  aquella  criaba.   La  inocente  esposa,  des- 
pués de  tentados  muchos  medios,  en  vano  pretendió  destruir  la  ceguedad  en  que 
el  marido  se  hallaba,  hasta  que  por  último  fué  á  consolarse  con  Fr.  Vicente  por 
medio  de  confesión,  contándole  la  causa  de  su  desconsuelo.  Viendo  el  Santo  la 
inocencia  de  la  mujer,  mandóle  que  por  la  tarde  asistiese  al  sermón  que  habia 
de  predicar,  llevando  el  niño  con  ella,   y  que   dijese   al  marido  que  asimismo 
concurriese,  com»  efectivamente  sucedió.  Reprendiendo  en  el  sermón  los   vicios 
y  pecados,  y  especialmente  los  juicios  temerarios  y  vanas  sospechas,  para  que  el 
marido  se  desengañase,  con  imperio  del  cielo  llamó  por   su    propio  nombre  al 
niño,  que  estaba  en  brazos  de  su  madre,  mandándole  que  dejase  el  pecho  de  la 
misma  y  fuese  á  abrazarse  con  su  padre.  Y  la  criatura,  con  general  admiración, 
sin  que  nunca  hubiese  andado  (contarla  unos  ocho   meses),  pasó  por  en  medio 
de  la  multitud,  y  atravesando  la  Rambla  buscó  á  su  padre,  y  hallándole,  se  abrazó 
con  él,  y  milagrosamente  dijo:  ¡Este  y  no  otro  es  mi  legitimo  padre'.  Pasmado  el 
marido,  con  muchas  lágrimas  de  arrepentimiento,  pidió  á  la  esposa  que  le  per- 
donase, devolviéndole  delante  de  todos  la  fama  que  tan  indiscretamente    le  ha- 
bia quitado. 

La  segunda  vez  que  San  Vicente  entró  en  Gerona,  de  que  hemos  encontra- 
do noticia,  no  nos  parece  justificada  lo  bastante.  Dice  el  librito  piadoso  de  don- 
de la  sacamos,  que  por  el  mes  de  Julio  de  1411,  estando  en  esta  ciudad,  vistió 
el  habito  por  el  convento  de  la  Orden  á  Fr.  Antonio  Aredo,  con  autoridad  que 
al  electo  tenia  del  Reverendo  Padre  Provincial  y  Convento,  según  se  dice  cons- 
taba en  el  libro  viejo  de  profesiones  de  este  convento,  página  ii  in  fine  (l).  Si 
realmente  en  esta  fecha  estuvo  el  Santo  en  esta  ciudad,  no  hemos  podido  averi- 
guar las  causas  ó  motivos,  como  no  fuese  para  apaciguar  los  bandos  que  enton- 
ces se  agitaban  en  estos  reinos,  con  motivo  de  hallarse  vacante  el  trono  por 
muerte  del  rey  D.  Martin  de  Aragón. 


(1)  Consta  as!  de  1  repetida  Ntmcna.  Esto  no  obstante,  esta  noticia  está  en  completa  contra- 
dicción con  lo  que  afirma  el  autor  de  la  Historia  que  acaba  de  citarse,  quien  asegura  en  la  página 
180,  que  en  todo  el  mes  de  Julio  de  I4U  Fr.  Vicente  estuvo  en  la  ciudad  de  Toledí^.  ¿Copiaría 
nial  el  autor  de  la  Novítia  el  año  del  hecho  á  que  alude?  ¿Seria  acaso  el  año  I415  cuando,  tal  vez 
de  paso  para  asistir  al  Concilio  de  Constanza,  estuvo  el  Santo  en  Gerona?  No  es  fácil  resolver 
semejante  duda,  como  lo  hubiéramos  tal  vez  conseguido,  á  poder  compulsar  el  libro  de  profesiones 
de  este  Convento  gerundense,  en  cuya  autoridad  se  apoya  tal  noticia. 


MEMORIAS    DE    SAN    VICE^'TE    FERRER.  58 1 

Tales  son  las  noticias  que  hemos  sabido  hallar  de  aquel  Santo,  relacionadas 
con  nuestra  ciudad  (l).  Sensible  es  que  las  injurias  del  tiempo  y  de  los  hombres 
hayan  destruido  otros  monumentos  cjue  habrían  podido  suministrarnos  recuer- 
dos más  detallados.  Esto  no  obstante,  los  que  dejamos  apuntados  son  bastantes 
para  enorgullecemos  piadosamente  de  haber  merecido  Gerona  ocupar  alguna 
página  en  la  historia  de  tan  interesante  figura,  como  lo  fué  ciertamente  San  Vi- 
cente Ferrer,  al  cual,  sin  embargo,  se  ha  pretendido,  tal  vez  con  criterio  más.  apa- 
sionado que  reflexivo ,  por  parte  de  algunos  pocos  historiadores,  novelistas  y 
poetas,  atribuirle  faltas  humanas  de  cierta  trascendencia,  olvidándose  de  la  san- 
tidad inmaculada  de  su  peregrinación  mortal.  Poco  ó  nada  podrán  aquellas  im- 
putaciones para  empañar  el  claro  espejo  de  las  innumerables  virtudes  que  res- 
plandecieron en  el  apostólico  religioso,  que  tanta  influencia  ejerció  en  la  marcha 
espiritual  y  política  de  muchos  pueblos  de  Europa;  solicitado  en  todas  partes 
como  reformador  de  las  costumbres  de  su  época,  y  pacificador  de  banderías  y 
turbulencias,  que  ensangrentaron  n'isstros  antiguos  reinos;  de  aquel  virtuoso 
fraile  providencial,  profetizado  por  el  Apóstol  de  la  Revelación. 

Enrique  Claudio  Girbal, 

Cronista  de  Gerona. 


(1)  No  queremos  dejar  de  consignar  un  hecho  altamente  curioso  de  la  vida  del  Santo,  por  lo 
nue  tiene  relación  con  uno  de  nuestros  más  célebres  gerundenses.  Parece  que  á  últimos  dc-l  año 
1412,1a  ciudad  de  Valencia,  patria  de  San  Vicente,  le  hizo  un  acojimieuto  solemnísimo,  saliendo 
;i  esperarle  los  Jurados,  ricamente  vestidos,  acompañados  de  todo  el  clero  y  nobleza  en  ¡irocesion . 
las  religiones  con  cruces  altas,  y  todos  los  gremios  y  oficios  con  banderas  y  músicas,  colocando  al 
último  al  Santo  debajo  riquísimo  palio  y  entrando  de  este  modo  en  la  población.  Entre  otros  seña- 
lados sugetos,  salió  á  esperar  á  Fr.  Vicente  Ferrer,  Fr.  Francisco  Ximenes  ú  E.'cinienis,  franciscano, 
varón  doctísimo,  á  quien  por  lo  mismo  la  propia  ciudad  de  Valencia  habia  costeado  el  grado  de 
doctor  en  teología  en  la  Universidad  de  Lérida.  Era  familiar  y  amigo  íntimo  de  San  Vicente,  y 
viéndole  entrar  con  tanta  celebridad  y  pompa,  volvióse  á  él,  diciéndole  con  amistosa  franqueza: — 
Padre  Maestro,  iqiiéhace  aliora  la  vanidad?  A  lo  cual  discretamente  contestó  aquel; — Amigo,  vá  y 
'viene,  aunque  por  la  gracia  de  Dios  no  se  detiene.  "Fué  la  pregunta — dice  el  biógrafo  del  cual  toma- 
mos la  noticia — oportuna  y  prudente,  como  de  quien  comprendía  el  peligro  en  que  incurren  aque- 
llos que  se  ven  tan  aplaudidos  y  venerados  de  los  hombres,  como  se  veia  San  Vicente;  pero  fué 
la  respuesta  de  humilde  y  santo.  Fué  de  humilde,  puesto  que  no  negó  la  tentación  de  vanidad  que 
estaba  sufriendo,  como  no  la  negaron  San  Agustín  ¡5.  Aug.  ir.  j/,  in  Joan.  S.  Gregor.  mor.  e.  ult.) 
y  San  Gregorio,  y  fué  juntamente  respuesta  de  santo,  ya  que  gran  perfección  arguye  en  un  sugeto 
verse  coronar  de  laureles  y  crecidísimas  alabanzas,  como  entonces  se  veía  San  Vicente,  sin  que  en 
su  interior  hallase  apego  ó  asiento  la  vanidad., — Historia  de  San  Vicente  Ferrer  citada,  páginas 
205  y  206. 


FAUSTO. 


TRAJEDIA     DE    GOETHE. 

TRADUCCIÓN  CASTELLANA  DE  D.  TEODORO  LLÓRENTE  (l). 

(fragmento). 
DE     NOCHE. 

El!  un  a/iosen/o  gólii'o,  estreclw,  con  elevada  bÓMda,  FAUSTO  ¡iiírniijpiilfl  ¡miado  á  su  fupitrt. 

Fausto. 

fisiCA,  Metafísica,  Derecho, 
Medicina  después,  y  Teología 
También  ¡ay  Dios!  por  mi  desgracia,  todo, 
Todo  lo  escudriñé  con  ansia  viva, 

Y  hoy,  ¡pobre  loco  de  infeliz  mollera! 
¿Qué  es  lo  que  sé?  Lo  mismo  que  sabia. 
Doctor  me  llamo,  dígome  maestro, 

Y  hace  diez  años  ya  que  abajo,  arriba, 
Acá  y  allá,  y  á  diestra  y  á  siniestra. 
El  escolar  rebaño  mi  voz  guia. 
¡Solo  pude  aprender  que  no  sé  nada, 

Y  el  alma  en  la  contienda  está  rendida! 
Bachiller  ó  doctor,  seglar  ó  preste, 
Nadie  su  ciencia  ¡guala  con  la  mia; 
Ni  escrúpulo  ni  duda  me  atormentan; 
Ni  demonio  ni  infierno  me  intimidan; 

Y  así,  de  sombras  y  de  espantos  libre, 
Huvó  todo  el  encanto  de  mi  vida. 


(l)  La  jff/Mflííi-a  que  vela  luz  en  Barcelona,  con  el  titulo  de  Arles  y  Litros,  va  á  publicar  la 
traducción  de  la  primera  parte  de  este  famoso  poema,  hecha  por  el  Sr.  Llórente,  de  quien  hemos 
obtenido  autorización  para  dar  á  conocer  este  fragmento  á  los  lectores  de  nuestra  REVISTA. 


FAUSTO. 


583 


Al  hombre  inútil,  para  el  bien  estéril, 
Nada  puedo  enseñar  (jue  de  algo  sirva. 

Y  sin  caudal,  ni  crédito,  ni  honores. 
Vida  arrastro  que  un  can  despreciaría. 
Doyme  á  la  Magia,  pues.  ¡Oh,  si  pudiera 
El  vigor  del  Espíritu,  que  anima 

Al  Verbo  humano,  la  secreta  clave 

Revelarme  de  todos  los  enigmas! 

No  con  pálido  afán  svi'.ara  sangre 

Para  hacer  comprender  lo  que  mi  misma 

Razón  no  comprendió;  y  en  las  entrañas 

Penetrando  del  mundo,  encontraría 

Del  eterno  Poder  vivificante. 

Allí  dentro,  las  fuentes  escondidas, 

Y  no  hiciera,  en  insulsas  peroratas, 
Tráfago  insustancial  de  charla  ambigua. 

A  mi  angustioso  afán,  oh  luna  llena, 
Dá  por  última  vez  tu  luz  amiga; 
¡Cuántas,  á  media  noche,  tus  destellos 
Bebí  ansioso,  postrado  en  esta  silla, 
Cuando  aquí,  entre  voUimenes  y  folios, 
Tristes  y  misteriosos  descendían! 
¡Fuérame  dado  en  tu  viviente  lumbre 
Feliz  vagar  sobre  las  altas  cimas; 
En  los  astros  seguir  los  vagarosos 
Espíritus;  flotar  con  tu  indecisa 
Muriente  claridad  en  las  praderas. 

Y  olvidando  las  ásperas  vigilias 
Del  inútil  saber,  en  tu  rocío 
Bañar  feliz  la  sien  enardecida! 

¡Aun  yazgo  en  esta  cárcel  tenebrosa. 
Rincón  inmundo,  madriguera  indigna. 
En  donde  hasta  la  pura  luz  del  cielo 
La  pintada  vidriera  nubla  y  filtra! 
Cíñeme  en  torno  cúmulo  de  libros, 
Que  el  polvo  ensucia  y  muerde  la  polilla; 
Papelotes  y  viejos  pergaminos 
Suben  al  techo  en  apretadas  pilas. 
Cóncavos  vidrios,  botes  y  redomas. 
Extraaos  instramentos  hechos  trizas. 


5^4  REVISTA    DE    VALENCIA. 


— Única  y  triste  herencia  de  mis  padres- 
Mi  vida  llenan,  si  mi  vida  es  vida! 

¿Y  pregunto  por  qué  medroso  y  débil 
Mi  desmayado  corazón  palpita? 
¿Y  pregunto  por  qué  mortal  angustia 
Mis  flacas  pulsaciones  paraliza? 
Lo  pregunto,  y  sin  tí,  Naturaleza, 
En  cuyo  seno  Dios  nos  forma  y  cria, 
En  el  polvo,  en  el  humo  y  la  carcoma, 
Vivo  enterrado  entre  osamentas  frías! 

¡Fuera  de  aquí!  ¡Luz!  ¡Aire!  ¡Campo  abierto! 
Este  libro  me  dá  segura  guia: 
Por  la  mano  del  docto  Nostradamus 
Fueron  todas  sus  páginas  escritas. 
El  curso  aprenderé  de  las  estrellas, 

Y  de  nueva  virtud  mi  alma  provista, 
Sabré  como  el  Espíritu  invocado 

Al  invocante  Espíritu  adoctrina. 
No  los  signos  simbólicos  la  mente 
Solo  con  reglas  áridas  descifra: 
Pues  que  vagáis.  Espíritus,  en  torno, 
Oid,  y  contestad  á  la  voz  mia. 
(Abre  el  libro  y  se  presenta  el  signo  del  Macrocosmos'). 
¡Cuan  sabrosa  fruición,  ante  esa  imagen, 
Mi  ser  inunda  y  mi  sentido  anima! 
Por  mis  arterias  y  mis  nervios  corre 
El  santo  hervor  de  renaciente  vida. 
¿Fué  un  Dios  acaso  quien  trazó  ese  signo, 
Que  el  hondo  afán  del  corazón  mitiga, 
Al  Espíritu  presta  nuevas  alas 

Y  á  la  Naturaleza  el  velo  quita? 

¿Un  Dios  yo  mismo  soy?  Todo  á  mis  ojos 

Aparece  distinto;  en  esas  h'aeas 

Vi  á  la  Naturaleza  productora. 

Que  al  alma  está  patente  y  sometida. 

El  Sabio  dijo  bien — hoy  lo  comprendo: — 

"Barrera  impenetrable  no  limita 

El  mundo  del  Espíritu:  ¿está  muerto 

Tu  pobre  corazón,  tu  ahiKi  rendida? 

Álzate,  pues,  y  tu  terrena  frente 


FAUSTO.  585 


oo'o 


Baña  en  el  rocicler  del  nuevo  dia!" 

(Contempla  el  signo). 
Todo  se  mueve,  completando  el  todo,' 

Y  cada  parte  enlázase  distinta; 

Los  celestes  Espíritus,  que  ascienden 

Y  descienden  al  par  en  dobles  filas, 
Pasan  de  mano  en  mano  el  áureo  sello; 

Y  en  el  éter  batiendo  alas  benditas. 
Van  de  la  tierra  al  cielo,  cielo  y  tierra 
Llenando  de  inefables  armonías. 

¡Bella  visión,  pero  visión  al  cabo! 
¿Cómo  asir  y  estrechar  á  la  infinita 
Naturaleza,  y  esprimir  sus  pechos? 
Manantial  ellos  son  de  toda  vida; 
De  ellos  penden  los  cielos  y  la  tierra; 
Su  fecundo  raudal  todo  lo  anima, 

Y  en  vano  pide  mi  sediento  labio 
Una  gota,  no  más  de  esa  ambrosía. 

( Vuelve  la  hoja  invo Imitar iatnenie  y  vé  el  signo  del  Espirita  de  la  Tierra.) 
¡Cuánto  es  diversa.  Genio  de  la  Tierra, 
Tu  acción!  Estás  más  cerca,  y  á  tu  vista 
Crecen  mis  bríos,  cual  si  rojo  mosto 
Inundara  mi  ser:  con  frente  erguida 
Quiero  lanzarme  al  mundo;  afrontar  quiero 
Sus  infortunios,  afrontar  sus  dichas; 
Provocar  la  tormenta,  y  sin  espanto 
Ver  la  nave  á  mis  pies  rota  y  hundida. 
Pero,  nublóse  el  cielo; 
La  luna  en  él  se  eclipsa; 
Mi  lámpara  se  apaga, 

Y  ráfagas  rojizas 
Descienden  y  circundan 
Mi  sien  descolorida. 
Vertiginoso  anhelo 
Dentro  de  mí  palpita, 

Y  siento  que  el  Espíritu 
Siniestro  se  aproxima. 
¡Rasga  el  velo!  ¡Aparece! 
¡Cuál  sufre  el  alma  mia! 
Por  abrir  nuevo  cauce 


^86  REVISTA    DE  VALENCIA. 


Mis  sentimientos  lidian, 
Y  hacia  tí,  fatal  Genio, 
Todos  se  precipitan. 
Preséntate,  aunque  fuere 
Al  precio  de  mi  vida! 
{Toma  el  libro  y  proiiuncia  misteriosamente  el  nombre  del  Espíritu.  Enciéndese 
una  luz  rojiza  y  trémula.  El  Espíritu  aparece  en  ella.) 

El  Espíritu. 
¿Quién  me  llama? 

Fausto. 
¡Vision  espantadora! 

El  Espíritu. 

Audaz  me  evocas,  á  venir  me  obligas, 
y  ahora... 

Fausto. 

Me  aterra  tu  presencia.  Aparta... 

El  Espíritu. 

Con  largo  afán  Uamábasme,  y  querías 
Ver  mi  semblante  y  escuchar  mi  acento; 
Cedo  á  tu  voz,  presentóme  á  tu  vista: 
¿Qué  cobarde  congoja  rinde  y  postra 
Tu  valor  sobrehumano?  ¿Quién  tu  altiva 
Evocación  rindió?  ¿Por  qué  desmaya 
El  corazón  soberbio,  que  en  sus  vivas 
Palpitaciones  engendraba  un  mundo, 
Y  con  su  propia  savia  lo  nutría? 
¿Cómo  sucumbes,  si  tender  el  vuelo 
Al  par  de  los  Espíritus  querías? 
¡Y  eres  tú  Fausto,  el  Fausto  que  me  invoca! 
¡Eres  tú  Fausto,  y  despreciable  hormiga, 
Al  soplo  solo  de  mi  voz,  heladas 
Temblaron  tus  entrañas  conmovidas! 


FAUSTO.  587 


Fausto. 

¡Oh,  no,  roja  visión,  hijo  del  fuego! 
Soy  Fausto,  soy  tu  igual;  no  me  intimidas. 

El  Espíritu. 

En  la  incesante  ráfaga 

De  actividad  contíima. 

Vuelo  de  arriba  abajo; 

Vuelo  de  abajo  arriba; 

Y  en  ese  veloz  torno. 

Que  el  Tiempo  mueve  y  gira, 

Mis  dedos  impalpables 

Las  tenues  hebras  hilan 

De  la  vida  y  la  muerte, 

De  la  muerte  y  la  vida. 
Tejiendo  á  Dios,  en  el  telar  eterno, 
La  que  viste  inmortal  túnica  viva. 

Fausto. 

¡Cómo  sintiendo  voy  que  á  tí  me  acerco,' 
Espíritu  que  flotas  y  te  agitas 
Sobre  el  mundo! 

El  Espíritu. 

Al  Espíritu  que  sueñas 
Y  tu  mente  concibe,  te  aproximas, 
No  á  mí. 

Fausto  (aterrado). 

¿No  á  tP  Pues,  dime;  -'á  quién?  ¿Imagen 
Soy  de  Dios,  y  ni  á  tí  llegar  podría?         (Llaiíian). 
¡Oh!  ¡Mal  haya!...  Es  mi  fámulo.  Destruye 
Mi  ventura  y  los  éxtasis  disipa. 
En  el  pleno  esplendor  de  mis  visiones, 
¿Para  qué,  impertinente,  tu  visita? 


i88  REVISTA    DE    VALEN'CIA. 


(Eiitra  Wagner  con  bata  y  gorro  de  dormir.  Fausto  le  vuelve  la  espalda  vial- 
hianorado.) 

Wagner. 

¡Perdón!  Tu  voz,  que  á  mí  llega, 
Es  la  que  me  trajo  aquí; 
Que  recitabas  creí 
Alguna  trajedia  griega. 

Y  hubiera,  á  fé,  gran  placer 
'En  saberlas  declamar, 

Que  hoy  ese  arte,  á  no  dudar, 
Útilísimo  ha  de  ser; 
Pues  alguien  dijo,  señor, 
Recuérdelo  en  este  instante, 
Que  dar  puede  un  comediante 
Lección  á  un  predicador. 

Fausto. 

Dársela  podrá  muy  bien, 
Si  es  el  cura,  por  acaso, 
Otro  comediante,  caso 
Que  ocurrir  suele  también. 

Wagner. 

Quien  en  su  estancia  sombría 
Vive  en  retiro  profundo, 

Y  sale  no  más  al  nnuido 
En  algún  solemne  dia; 
Quien,  si  llega  á  percibirlo, 
Es  por  angosto  agujero. 

Mal  puede,  á  lo  que  yo  infiero. 
Conmoverlo  y  dirigirlo. 

Fausto. 

No  ha  de  lograrlo  jamás 
Quien  en  su  pecho  no  sienta 
Arder  la  llama  violenta 
Con  que  abrase  á  los  demás. 


FAUSTO. 


589 


Pasa  aquí  todos  tus  ratos 
Estudiando;  mata  el  hambre 
Con  esta  merienda  fiambre 
De  las  sobras  de  otros  platos; 

Y  acumulando  á  montones 

Los  textos,  que  has  hecho  trizas, 
Sopla  sobre  sus  cenizas 
Con  enérgicos  pulmones! 
Brotará  menguada  llama, 

Y  es  posible  que  á  ese  precio 
El  niño,  el  simple  y  el  necio 
Tu  nombre  den  á  la  fama;. 
Mas,  si  fuere  tu  ambición 
Los  corazones  mover, 

Ha  de  brotar  tu  saber 
De  tu  propio  corazón. 

Wagner. 

Lo  que  al  vulgo  halaga  más 
Es  la  pomposa  elocuencia, 

Y  en  esa  difícil  ciencia 

Aun  me  encuentro  muy  atrás. 

Fausto. 

Busca  mas  dignos  laureles 

Y  adelanta  poco  á  poco... 
¿Quieres  hacer  como  el  loco 
Que  agita  los  cascabeles? 
Afeite  de  todas  clases 

Es  á  la  verdad  ajeno; 
Si  has  de  decir  algo  bueno 
No  vayas  cazando  frases; 
Pues  son  las  palabras  huecas, 
Que  brillante  oropel  cubre. 
Ráfaga  estéril  de  Octubre 
Que  mueve  las  hojas  secas. 


590  >  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Wagner  . 

Incierta  y  breve  es  la  vida, 
Largo  el  arte,  y  en  tan  alta 
Empresa  á  veces  nos  falta 
La  razón  desvanecida. 
Quien  llegar  al  fin  intenta 
Afán  sufre  luengo  y  rudo, 

Y  en  el  camino,  á  menudo 
El  pobre  diablo  revienta. 

Fausto. 

La  sed  del  alma  no  calma 
Un  árido  pergamino: 
Ese  manantial  divino 
Lo  lleva  en  su  fondo  el  alma. 

Wagner. 

También  la  imaginación 
Goza  cuando  el  vuelo  tiende 

Y  el  Espíritu  comprende 
De  otra  edad  y  otra  región. 
De  antigua  ciencia  los  rastros    - 
Descubre,  y  disfruta  viendo 
Cómo  el  hombre  va  subiendo 

Y  subiendo... 

Fausto. 

¡Hasta  los  astros! 
jOué  es  el  pasado,  en  verdad? 
Un  libro  sellado:  sombras 

Y  dudas.  ¿Qué  es  lo  que  nombras 
Espíritu  de  otra  edad? 

La  doctrina,  nueva  ó  vieja, 
De  aqueste  ó  aquel  autor. 
Que  su  propio  resplandor 
Sobre  sus  tiempos  refleja. 


FAUSTO.  591 


Si  bien  lo  miras,  ¡qué  enojos! 
Su  luz  es  sombra  no  más; 

Y  de  ella  separarás 
Desencantados  los  ojos; 
Pues  su  genio,  que  de  lejos 
Brilla  con  rayos  propicios, 
Es  costal  de  desperdicios. 
Almacén  de  trastos  viejos, 

Y  escenario  en  conclusión, 
Do  acompasados  se  agitan 

Y  bellas  frases  recitan 
Monigotes  de  cartón. 

Wagner. 

¿Y  el  universo?  ;Y  el  hombre? 
;Saber  su  esencia  no  cabe? 

Fausto. 

¿Saber?  ¡Pensar  que  se  sabe! 
¿Quién  dar  puede  el  propio  nombre 
A  las  cosas?  Si  en  la  tierra 
Alguien  descubre  esa  oculta 
Ciencia,  y  en  sí  no  sepulta 
Los  arcanos  que  ella  encierra, 
Al  derramar  esa  luz. 
Que  al  hombre  obcecado  hiere. 
Víctima  infelice,  muere 
En  la  hoguera  ó  en  la  cruz. 

Pero,  adiós:  la  noche  vuela; 
Ya  es  tarde;  basta  por  hoy. 

Wagner. 

Oyéndote,  como  estoy. 
Pasara  la  noche  en  vela. 
Pero  mañana  son  Pascuas, 
Y,  si  molestarte  no  es. 
Dos  preguntas  te  haré,  ó  tres. 
Que  me  tienen  ahora  en  ascuas, 


5g2  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Amo  el  saber  de  tal  modo, 

Que  incesante  por  él  lucho; 

A  tu  lado  aprendí  mucho; 

Mas  saberlo  quiero  todo.  (Sale.) 


Fausto  (Solo). 

Nunca  abandona  la  esperanza  al  loco 
Soñador  de  quimeras;  áurea  mina 
Busca  en  la  tierra  ansioso;  ¡qué  fortuna 
Si  al  cabo  dá  con  una  sabandija! 

Y  en  el  propio  lugar  do  la  celeste 
Legión  de  los  Espíritus  me  hostiga, 
La  voz  sonó  de  tan  pueril  querella! 
¡No  importa!  Tu  presencia  intempestiva, 
Hijo  vulgar  de  la  ralea  humana, 
No  habrá  sido  enojosa  ni  perdida. 
Pues  me  arrancó  al  afán  desesperado 
Que  ya  todo  mi  ser  extremecia. 
Fué  la  visión  tan  colosal,  que  hálleme 
Pigmeo  ante    ella,  y  desmayé  á  su  vista. 

Hijo  de  Dios,  al  misterioso  espejo 
De  la  eterna  verdad  llegar  quería, 

Y  los  terrenos  lazos  desatando. 
Contemplaba  feliz  la  luz  divina. 
Superior  al  querub,  en  el  regazo 
Del  mundo  derramé  mi    propia  vida, 

Y  mezclando  mi  sangre  con  su  savia, 
Audaz  soñé  la  Creación  ya  mia. 
¡Estéril  presunción!  Una  palabra 
Rayo  fué  que  fulgura  y  me  aniquila.     - 

Medir  no  puedo  mi  poder  contigo: 
Mis  tristes  voces  á  venir  te  obligan; 
Pero  no  te   aprisionan.  A  tu  lado, 
¡Cuan  grande  y  cu;ín  pequeño  me  sentia! 
Pero,  á  la  suerte  incierta  de  la  triste 
Humanidad  arrójanme  tus  iras. 

¿Quién  marcará  mi  norte  y  mi  sendero? 
¿Seguiré  los  impulsos    que  me  guian? 
¡Ay!  El  camino  de  la  vida  obstruyen 


FAUSTO.  5g3 


Dolores,  desengaños  y  desdichas. 

La  más  sublime  aspiración  del  alma 
Siempre  grosera  escoria  impurifica, 

Y  al  conquistar  los  bienes  de  la  tierra, 
Juzgamos  ilusión,  sueño  y  mentira 

El  bien  mayor.  Si  generoso  arranque 
Al  noble  corazón  dá  fuego  y  vida, 
Vertiginoso  el  torbellino  humano 
Ese  sagrado  afán  seca  y  marchita. 

La  eternidad  á  su  ambición  no  basta 
Cuando  rompe  á  volar  la  fantasía, 

Y  el  rincón  más  angosto  es  suficiente 
Para  encerrar,  ai  cabo,  nuestras  dichas. 
El  corazón  taladra  la  zozobra, 
Robándonos  la  paz  y  la  alegría, 

Y  el  secreto  pesar  en  él  engendra. 
La  zozobra,  con  máscaras  distintas. 
Se  disfraza,  y  sin  tregua  nos  persigue, 
Casa  ó  corte,  mujer,  hijos,  familia. 
Agua,  fuego,  puñal  ó  bebedizo. 

Y  así  el  mortal,  en  ansiedad  continua, 
Teme  el  peligro  cuando  no  le  amaga, 
O  llora  el  bien  que  disfrutar  podría. 

¿Semejante  yo  á  Dios?  ¡Vana  quimera! 
Semejante  al  gusano,  que  se  abriga 
En  el  polvo,  y  de  polvo  alimentado, 
Muerte  le  dá  y  sepulcro  quien  lo  pisa. 
¿Polvo  no  son  los  viejos  cachivaches 
Que  llenan  esa  negra  estantería, 

Y  cuyo  sucio  fárrago  en  un  mundo 

De  hoUin,  carcoma  y  aridez  me  abisma? 
¿Daránme  lo  que  anhelo?  Devorando 
Volumen  tras  volumen,  ¿qué  hallaría? 
Que  si  algxm  hombre  se  creyó  dichoso, 
A  sí  mismos  los  más  se  martirizan . 
¿Y   tú,  por  qué,  burlona  calavera, 
Por  esas  huecas  órbitas  me  miras? 
Para  decirme  que  cual  lucho  y  sufro, 
Tu  espíritu  pugnaba  y  padecía, 

Y  sediento  de  luz,  por  senda  errada 


3S 


594 


REVISTA    DE    VALENCIA. 


Fué  á  sumergirse  en  las  tinieblas    frias. 
¿Qué   me   decís,  retortas  y  alambiques? 
Mofa  callada  en  la  pared  sombría 
Hacéis  quizás  á  mi  insensato  duelo, 
Ruedas  y  tubos,  frascos  y  vasijas! 
A  la  puerta  llegué:  la  vi  cerrada; 
La  llave  me  faltaba,  os  la  pedia; 

Y  aún  aquí,  portentosos  instrumentos. 
Me  tenéis  á  la  puerta  sin  abrirla. 
Naturaleza  sus  secretos  guarda 
Misteriosa,  velada  en  pleno   dia, 

Y  no  abrirán  palancas  ni  ganzúas 

Lo  que  cerró  implacable  á  nuestra  vista. 

¡Armatostes  inútiles!   ¡Legado 

De  mi  padre  y  sus  áridas  vigilias! 

Pended  ociosos  del  siniestro  muro 

Que  la  lámpara  ahumó,  siempre  encendida. 

Más  me  valiera  mi  caudal  escaso 

Gastar,  que  conservarlo  con  fatiga: 

¿Para  qué  quieres  la  paterna  herencia. 

Si  no  la  gozas?  Al  presente  aplica 

Las  riquezas:  es  carga  agobiadora 

El  oro,  cuando  no  lo  necesitas. 

Mas  ¿por  qué  allí  claváronse  mis  ojos? 
¿Es  aquel  frasco  imán  de  mis  pupilas? 
¿Por  qué  me  halaga,   como  en  selva  oscura 
Luna  apacible,  que  de  pronto  brilla? 

Yo  te  saludo,  mágica  redoma, 

Y  llego  á  tí  con  mano  extremecida, 
Reverenciando  en  tu  licor  precioso 
Del  humano  saber  las  maravillas. 
Esencia  de  los  jugos  que  adormecen. 
Mezcla  de  las  ponzoñas  que  asesinan, 
Muestra  á  tu  dueño  tu  virtud  suprema. 
Al  mirarte,  mi  afán  se  tranquiliza; 

Al  asirte,  mi  angustia  se  modera, 

Y  la  interior  tormenta  se  apacigua. 
En  alta  mar  mi  espíritu  navega, 
Su  brillante  cristal  el  aura  riza, 

Y  me  llama  el   fulgor  de  nueva  aurora 


FAUSTO.  595 


A   nuevo  puerto  en  encantada  orilla. 
Carro  de  fuego,  que  veloces  alas 
Conducen  por  los  aires,  se  aproxima: 
Nuevo  camino  me  abrirá  en  los  cielos 
Do  pura  mana  la  perpetua  vida. 
¿Podré  gozar,  gusano  de  la  tierra, 
El  bien  excelso,  la  inmortal  delicia? 
¡Podré,  sí!   ¿Qué  me  falta?  Las  espaldas 
Volver  al  sol  que  aquí  nos  ilumina: 
Abrir  audaz  la  puerta  misteriosa. 
Cuyo  umbral  nuestro  pié  temblando  pisa. 
Hora  es  ya  de  probar  que  emular  puede 
Con  la  ensalzada  majestad  divina 
La  humana  condición.  No  más  espantos 
Al  borde  de  esa  inescrutada  sima, 
Do  la  imaginación  tiembla  azorada 
Con  los  espectros  que  forjó  ella  misma, 

Y  en  cuya  boca  ante  nosotros  arden 
Las  llamas  del  infierno  maldecidas. 
Voy  á  tentar  el  salto  pavoroso. 
Aunque  la  oscura  nada  me  reciba. 

Sal  otra  vez  del  protector  estuche, 
Sal,  olvidada  copa  cristalina, 
Que  un  tiempo,  en  el  festín  de  mis  abuelos, 
Serenabas  las  frentes  pensativas. 
De  mano  en  mano  sin  cesar  pasabas, 

Y  al  pasar,  cada  cual,  por  ley  antigua. 
Agotaba  de  un  sorbo  el  hondo  seno 

Y  las  viejas  historias  esculpidas 
En  tu  metal  precioso  relataba. 
¡Cuántas  veladas,  al  placer  propicias, 
De  mi  dichosa  edad,  tú  me  recuerdas! 
Hoy  no  puedo  ofrecerte,  copa  amiga, 
A  feliz  comensal,  ni  en  tu  alabanza 
Aguzaré  el  ingenio,  cual  solía. 
Pócima  embriagadora  el  cáliz  llena. 
Preparada  por  mí,  por  mí  escogida; 
¡Ultima  libación,  con  toda  el  alma 

Te  consagro  á  la  aurora,  al  nuevo  día! 

(Lleva  la  copa  á  los  labios). 


596  .  REVISTA  DE  VALENCIA. 


VUELO  DE  CAMPANAS  Y  COROS. 

CORO  DE  ÁNGELES . 

¡Cristo  ha  resucitado! 
¡Júbilo  al  hombre  y  paz! 
¡Al  hombre  aprisionado 
Por  el  fatal  pecado, 
Que  al  corazón  llagado 
Enróscase  tenaz! 

FAUSTO. 

¿Qué  lejano  clamor,  qué  voces  puras 
Mi  labio  apartan  de  la  copa  impía? 
;Celebra  ya,  sonora,  la  campana 
Tu  alborada  feliz,  Pascua  bendita? 
¿Cantáis  vosotros,  apacibles  coros. 
Las  palabras  que  el  Ángel  repetía, 
Y  que  en  la  negra  noche  del  sepulcro 
Nuncian  la  nueva  Ley  y  la  publican? 

CORO  DE  MUJERES. 

Sus  miembros  con  yerbas 
Y  aromas  ungimos; 
Nosotras,  sus  siervas. 
Sepulcro  le  dimos. 
A  nuestra  ternura 
Debió  la  envoltura; 
Mas  ¡ay!  ¿qué  será? 
Ya  en  la  sepultura 
El  Cristo  no  está. 

CORO  DE  ÁNGELES. 

¡Cristo  ha  resucitado! 
¡Dichoso  el  hombre  fiel. 
Que  amante  y  resignado, 
Del  infortunio  airado 
Sufrió  la  prueba  cruel! 


FAUSTO.  -  597 


Fausto. 

¿Por  qué  hasta  el  polvo,  do  rendido  yazgo, 
Descienden  las  celestes  armonías? 
A  otro  más  blando  corazón  halaguen: 
Yo  comprendo  el  mensaje  que  me  envían; 
Mas  falta  al  alma  fé,  y  es  el  prodigio 
Hijo  querido  de  la  lé  sumisa. 
Volar  no  puedo  á  las  esferas,  donde 
Nuncia  la  Buena  Nueva  voz  divina; 
Pero,  á  ese  acento  encariñada,  el  alma 
A  sus  lejanos  ecos  se  reanima. 
Hubo  un  tiempo  en  que  un  ósculo  del  cielo 
El  domingo  á  mis  sienes  descendía; 
Goces  mil  anunciaba  la  campana, 

Y  era  santa  oración  mi  mayor  dicha. 
Hondo,  sereno,  irresistible  impulso 
Llevábame  á  los  bosques  y  campiñas, 

Y  allí,  entre  dulces  lágrimas,  un  mundo 
Dentro  del  joven  corazón  nacía. 

La  voz,   que  hoy  suena,   del  sagrado  bronce, 
Señaló  á  mi  niñez  sus  alegrías, 

Y  las  serenas  fiestas  de  los  campos 

Que   el  esplendor  primaveral  nos  brindan. 
Ese  recuerdo  de  infantil  ventura 
Mi  pié  detiene  en  la  fatal  orilla; 
¡Sonad,  dulces  sonad,  himnos  celestes! 
Pues  el  llanto  brotó,  volví  á  la  vida. 

Coro  de  discípulos. 

Glorioso  alzó  el  vuelo 
Y  rápido  al  cÍjIo 
Subió  el  Inmortal: 
Glorioso,  potente. 
Ya  reina  esplendente, 
Bebiendo  en  la  fuente 
La  esencia  vital. 
Nosotros  en  '.auto, 


598  RE\aSTA    DE    VALENCÍA. 


Bañados  en  llanto, 
Quedamos  sin  tí. 
Espanto  siniestro 
Nubló  el  gozo  nuestro, 
Pues  soloSj  maestro, 
Nos  dejas  aquí. 

Coro  de   ángeles. 

¡Cristo  ha  resucitado! 
La  voz  triunfal  retumba. 
Dejad  el  lecho  helado. 
Muertos,  y  abrid  la  tumba. 
Vosotros,  hijos  de  Eva, 
Los  que  decís  su  Nueva, 
Los  que  esperáis  su  cielo, 
Los  que  coméis  su  pan. 
Cesad  en  vuestro  duelo: 
Aunque  el  Señor  se  eleva. 
Presente  á  vuestro  duelo 
Está  y  á  vuestro  afán. 


orígenes  del  grabado  en  valencia  (i). 


VII. 


grabadores  valencianos  hasta  la  creación  de  la 
academia  de  san  carlos. 

SIGLO  XVI 
Francisco  Ribalta. 


jsTE  célebre  pintor  es,  sin  disputa,  el  primer  grabador  valenciano  que 
firmó  sus  producciones,  como  se  deduce  de  la  única  estampa  que  de 
él  se  conoce  hasta  el  dia,  y  de  la  que  ya  nos  hemos  ocupado  en  su 
sitio  correspondiente. 

Hay  muchas  opiniones  sobre  la  fecha  de  su  nacimiento,  siendo  lo  más  pro- 
bable el  que  naciese  en  Castellón  de  la  Plana,  en  1555. 

Muy  joven  aun,  pasó  á  Valencia  á  estudiar  la  pintura;  mas  tuvo  que  ausen- 
tarse y  dirigirse  á  Roma,  á  causa  de  los  amores  que  en  tan  tierna  edad  le  inspi- 
ró la  hija  de  su  maestro.  En  Roma  se  dedicó  con  verdadero  afán  á  estudiar  los 
buenos  modelos  de  la  escuela  italiana,  copiando  las  más  célebres  producciones 
de  Rafael,  de  los  Carraccios,  y  sobre  todo  de  Sebastian  del  Piombo. 

De  Roma  vino  perfeccionado  en  su  arte,  y  al  verse  en  Valencia,  se  fué  á 
Gasa  de  su  novia  en  ocasión  en  que  su  padre  habia  salido,  y  viendo  en  su  estu- 
dio vm  cuadro  medio  bosquejado,  cogió  los  pinceles  y  en  pocos  momentos  lo 
dejó  terminada  Regresó  el  maestro  á  su  casa  y  quedó  admirado  de  aquel  pro- 
digio, y  dirigiéndose  á  su  hija,  le  dijo  en  tono  de  desprecio  que  con  el  autor  de 
aquella  pintura  debia  casarse,  y  no  con  el  desdichado  Ribalta. — "Pues  ese  á  quien 
tanto  aborrecéis  es  el  autor",  le  dijo  su  hija,  y  el  maestro,  que  en  otro  tiempo 
habia  despedido  de  su  casa  al  principiante,  tuvo  que  casar  á  su  hija  con  Ribalta, 
que  ya  podia  ser  su  maestro. 

Obra  de  este  artista  es  una  Cena,  que  por  encargo  del  arzobispo  y  virrey, 


(1)    Véase  la  página  nútn.  547  de  esta  Revista,  correspondiente  al  mes  de  Noviembre  último. 


600  REVISTA    DE    VALENCIA. 


D.  Juan  de  Ribera,  pintó  para  la  iglesia-colegio,  fundado  por  aquel  prelado.  Es 
este  cuadro  de  composición  y  colorido  tan  admirables,  que  de  Madrid  vino  ex- 
presamente Carduchopara  copiarlo,  y  no  lo  pudo  lograr  con  completa  perfección. 

Las  cualidades  que  distinguen  á  Ribalta  entre  los  artistas  de  su  época,  son 
el  buen  gusto  en  el  dibujo,  y  cierto  aire  de  nobleza  poco  común,  conocimiento 
anatómico,  colorido,  con  frecuencia  algo  duro,  y  generalmente  natural,  y  bien 
empastado. 

Murió  Francisco  Ribalta  en  Valencia,  en  14  de  Enero  de  1628,  dejando  un 
hijo,  distinguido  pintor. 

José  Ribera. 

Este  célebre  pintor  y  grabador  nació  en  Játiva  á  12  de  Enero  de  1588, 
siendo  hijo  de  Luis  Ribera  y  Margarita  Gil. 

Desde  muy  joven  se  dedicó  á  la  pintura  y  dibujo,  bajo  la  dirección  de  Fran- 
cisco Ribalta,  de  quien  acabamos  de  ocuparnos,  y  del  que  fué  uno  de  los  más 
aventajados  discípulos. 

Al  abandonar  su  patria  pasó  á  Italia,  donde  adquirió,  después  de  muchos 
sufrimientos,  una  ventajosa  reputación,  contrayendo  matrimonio  con  la  hija  de 
un  rico  comerciante  de  cuadros,  que  vivia  en  Ñapóles. 

Entre  otros  cuadros,  pintó  Ribera:  un  San  Genaro,  saliendo  del  fuego,  de 
gran  belleza  y  corrección;  un  San  Bartolomé  desollado,  y  descubierta  la  anato- 
mía interna  del  brazo;  Prometeo,  á  quien  un  buitre  arranca  las  entrañas;  los 
tormentos  de  Tántalo,  Sísifo  é  Ixion,  este  último  admirable  por  su  propiedad. 

Como  grabador,  Cean  Bermudez  le  conoce  26  láminas.  Pero  el  distinguido 
escritor  D.  Isidoro  Rosell  solo  cita  18,  cuyos  títulos  son  los  siguientes: 

Asuntos  religiosos:  l.  Jesucristo  muerto.  2.  San  Sebastian.  3.  San  Gerónimo, 
leyendo.  4.  San  Gerónimo  oyendo  la  trompeta  del  juicio  final.  5.  Otro  San  Ge- 
rónimo. 6.  San  Bartolomé.  7.  San  Pedro,  llorando. 

Asuntos  profanos;  8.  Cabeza  de  hombre,  g.  Otra  con  berrugas.  10.  El 
Poeta.  11.  El  Centauro  y  el  Tritón.  12.  El  Sátiro  azotado.  l3.  Sileno  (de  esta 
lámina  hay  dos  variantes).  14.  D.  Juan  de  Austria.  Esta  lámina,  una  de  las  más 
notables,  ha  sido  después  alterada,  cambiando  la  cabeza  de  D.  Juan  por  la  de 
Carlos  II.  15.  Catorce  estudios  de  ojos.  ló.  Estudios  de  bocas.  17.  Estudios  de 
orejas.  18.  Escudos  de  armas.  También  se  le  conoce  un  San  Genaro,  y  diversos 
grabados  pequeños  hechos  en  1628. 

M."  G." 

¿Mari.vno  Glmeno? 

De  este  grabador  del  siglo  XVI  no  hemos  podido  hallar  noticias  biográficas. 


orígenes  del  grabado.  601 


y  tan  solo  se  deduce  su  existencia  por  un  grabado,  facsimil  del  Cáliz  de  la  Cena 
que  se  conserva  en  Valencia,  muy  limpio  y  correcto. 

SIGLO  X\1I. 
Gregorio  Heredia. 

Sacerdote,  de  cuya  historia  no  se  tiene  ningún  dato,  y  solo  consta  en  el 
"Manual  de  Consejos  de  la  ciudad",  nüm.  186,  que  á  22  de  Mayo  de  1662  se 
mandó  pagar  á  Mosen  Gregorio  Heredia,  presbítero,  37  libras  para  grabar  una 
Purísima  Concepción,  que  está  en  las  fiestas  reseñadas  por  Belda. 

Fray  Luis  Claros. 

Pintor  bastante  celebrado  del  siglo  XVII,  de  quien  se  conserva  un  eran 
cuadro,  que  estaba  en  el  testero  del  refectorio  del  convento  de  San  Agustín.  En 
el  libro  de  las  fiestas  celebradas  en  Valencia  en  1668  á  San  Juan  de  Mata  y  San 
Félix  de  Valois,  hay  un  geroglífico  grabado  por  él. 

N.  M.A.CIP. 

No  es  conocido  este  grabador  ,   del  que    solamente    se    sabe   la  existencia 
por  un  escudo  de  armas  que  lleva  una  homilia  hecha  en  1667.  Lo  cita,  además 
como  grabador  valenciano,  el  catálogo  publicado  por  la  Asociación  artística  ar- 
queológica barcelonesa. 

Francisco  Quesadez. 

Orellana  deduce  de  alguna  nota,  que  existió  un  grabador  de  este  nombre, 
en  el  siglo  XVII,  y  por  su  carácter  valenciano  y  otras  conjeturas,  sospecha  que 
era  de  este  pais.  La  lámina  del  túmulo  de  las  exequias  de  Felipe  IV  en  1666 
está  hecha  por  él,  siendo  también  suyas  la  portada  del  libro  Luces  de  la  au- 
rora, de  Francisco  de  la  Torre,  en  1665,  y  la  portada  y  retrato  de  la  obra  Murs 
é  valls,  de  Joseph  Lop,  en  1674,  obras  que  por  sí  solas  acreditan  como  buen 
grabador  á  Quesadez. 

Vicente  Guilló. 

Según  una  nota  de  los  libros  parroquiales  de  Alcalá  de  Gisbert,  nació  este 
pintor  y  grabador  en  dicha  villa  á  mediados  del  siglo  XVII.  Residió  algún  tiempo 
en  Barcelona,  y  se  dice  que  habiendo  pintado  los  cuadros  de  las  paredes,  hasta 
la  cornisa,  de  la  iglesia  de  San  Juan  de  Valencia,  íué  menospreciado  su  trabajo, 
y  se  encargó  la  bóveda  á  Palomino,  desaire  que  le  ocasionó  la  muerte  á  los  po- 
cos dias.  Tuvo  un  hijo. que  se  llamó  Antonio. 


502  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Figuran  entre  sus  obras  más  notables  una  Adoración  de  los  Reyes,  de  la 
iglesia  del  Hospital  de  Tarragona,  y  un  grabado  de  la  imagen  del  Santísimo 
Cristo,  copia  de  Coello. 

Juan  Felipe. 

De  este  grabador  valenciano  de  principios  del  siglo  XVII,  solo  se  deduce  la 
existencia  por  dos  grabados,  portada  y  retrato  de  Matheu  y  Sanz,  que  figuran 
en  la  obra  titulada  De  regimine  urbis  et  regni  Valetitice,  publicada  en  1654. 

JU.\N    CONCHILLOS    FaLCÓ. 

Nació  este  insigne  pintor  en  Valencia,  y  fué  discípulo  del  celebrado  pintor  de 
batallas  Esteban  March.  Tuvo  una  academia  particular  en  su  casa,  por  haber 
fracasado  el  pensamiento  que  con  algunos  compañeros  tuvo  de  fundar  una 
academia  general  de  Bellas-Artes. 

Habiendo  venido  á  Valencia  el  famoso  Palomino,  fué  uno  de  los  íntimos 
amigos  de  este  pintor  sevillano. 

De  Conchillos  solo  se  conoce  un  grabado,  que  representa  á  Jesucristo, 
la  Virgen,  San  Juan  y  la  Magdalena.  No  hemos  visto  esta  lámina,  ni  sus  biógra- 
fos hablan  de  su  mérito. 

Acometido  de  un  accidente  de  perlesía  en  los  últimos  años  de  su  vida, 
quedó  paralítico,  y  más  tarde,  con  motivo  de  las  desgracias  que  le  acontecieron 
durante  la  guerra  de  Sucesión,  padeció  muchísimo  y  perdió  la  vida  en  la  ciudad 
que  le  vio  nacer,  en  14  de  Mayo  de  1711. 

Juan  Crisóstomo  M.\rtinez. 

Es  indudable  el  mejor  de  los  grabadores  del  siglo  XVII.  Natural  de  Va- 
lencia, no  se  sabe  con  exactitud  la  fecha  de  su  nacimiento,  debiendo  ser  á 
principios  del  siglo .  La  ciudad  le  pensionó  en  Flandes  con  800  libras,  siendo 
tanta  la  confianza  que  inspiró  á  bs  concejeros,  que  no  encontrando  á  nadie 
que  le  afianzara  el  cobro,  la  ciudad  le  anticipó  200  libras. 

Murió  en  Flandes  en  1694. 

Se  conservan  de  su  mano  veinte  láminas  de  anatomía,  una  estampa  del 
arzobispo  Ribera,  otras  del  venerable  Sarrio,  del  canónigo  Melchor  Trister, 
del  papa  Inocencio,  y  otros.  La  corrección,  igualdad  de  las  líneas  y  esmerado 
aseo  con  que  están  hechas  sus  obras,  nos  inducen  á  considerarle  como  uno  de 
los  mejores  grabadores  valencianos. 


orígenes  del  grabado.  6o3 


José  García  Hidalgo. 

A  pesar  de  las  noticias  que  él  mismo  dejó  impresas  de  su  vida,  no  se  sabe 
el  punto  ni  la  fecha  de  su  nacimiento.  Unos  lo  hacen  valenciano,  y  fijan  á 
Mur\'iedro  como  su  patria,  lo  cual  dice  Cean  que  por  sí  mismo  se  desvanece, 
pues  en  este  reino  le  llamaban  el  Castellano.  Debemos  hacer  observar  que  en 
esta  provincia  se  llaman  castellanos  á  los  nacidos  en  los  distritos  de  Requena  y 
Chelva  hasta  Ademúz,  y  también  es  posible  que  el  sobrenombre  le  viniera  de 
haber  estado  mucho  tiempo  fuera  de  su  patria,  pero  á  pesar  de  todo  esto,  no  po- 
demos afirmar  ni  negar  ninguno  de  estos  dos  extremos  por  falta  de  datos.  Aten- 
diendo á  la  época  de  los  viajes  hechos  á  Murcia,  Roma  y  Madrid,  y  las  veces 
que  estuvo  en  esta  capital,  debió  haber  nacido,  poco  más  ó  menos,  hacia  el  año 
165Ó.  Fué  discípulo  de  Villacis  y  Gilarte,  profesores  muy  acreditados,  que  le  ins- 
truyeron en  las  reglas  del  diseño.  Pasó  después  á  Roma,  donde  estuvo  bajo  la 
dirección  de  Jacinto  Brandi,  y  le  dieron  también  sus  lecciones  Morata,  Cortona 
y  Salvator  Rosa,  al  ver  sus  buenas  disposiciones. 

Trasladado  á  Madrid  adquirió  gran  reputación  como  pintor,  y  Felipe  V  le 
llegó  á  nombrar  pintor  de  cámara. 

De  sus  obras  pictóricas,  que  son  muchas  y  muy  preciadas,  pueden  dar  fé  Va- 
lencia, Madrid,  Guadalajara,  Sigüenza  y  otras  ciudades,  no  conociéndosele  como 
grabador  mas  que  por  una  cartilla  de  principios  y  reglas  del  diseño ,  que  de- 
lineó, grabó  é  imprimió  en  169I.  Tampoco  se  sabe  fijamente  cuándo  murió, 
diciendo  algunos  que  se  retiró  á  un  convento,  donde  acabó  religiosamente  su 
vida  á  principios  del  siglo  XVIII. 

José  Candi. 

Residia  en  esta  ciudad,  de  donde  se  cree  que  sea  natural,  á  mediados  del 
siglo  XVII.  Trabajaba  con  corrección,  siendo  de  su  mano  la  portada  y  láminas 
del  libro  titulado  Fiestas  á  la  Concepción,  por  Juan  Bautista  Balda,  en  l6Ó2. 
En  IÓ73  dibujó  las  láminas  del  libro  de  las  fiestas  á  San  Luis  Bertrán,  en  la 
primera  de  las  cuales  se  lee  Joseph  Candi,  Valen,  in  ven,  delin  pictor,  por  lo 
que  se  viene  en  conocimiento  de  que  también  era  pintor.  Fué  llamado  poco 
después  á  la  corle,  donde  el  rey  D.  Cários  II  le  nombró,  en  1687,  ayudante  de 
trazador  mayor  de  las  obras  del  regio  alcázar  y  casas  contiguas,  con  el  sueldo 
anual  de  100  ducados.  Falleció  en  Madrid  en  1696. 

el   canónigo  Vicente  Victora. 
Nació  en  la  ciudad  de  Valencia  en  1658,  y  fué  uno  de  los  mejores  discípulos 


6ü4  REVISTA   DE    VALENCIA. 


de  Carlos  Marati,  en  Roma.  Su  vastísima  erudición  en  Bellas-artes,  numismática, 
heráldica  y  demás,  le  hicieron  acreedor  al  renombre  de  Segundo  Céspedes, 
como  le  denomina  el  erudito  Cean  Bermudez.  Cosme  III,  el  gran  duque  de  Tos- 
cana,  quiso  recompensar  su  talento  ,  nombrándole  su  pintor.  Por  este  tiempo 
hizo  el  único  grabado  que  hoy  dia  se  conoce  de  su  mano,  copia  de  una  tabla  de 
Rafael  de  Urbino,  que  está  colocada  en  el  altar  mayor  de  la  iglesia  de  Araceli 
de  Foligno,  y  representa  á  la  Santísima  Virgen  María  con  Jesús  en  sus  rodillas, 
San  Juan  Bautista,  San  Gerónimo  y  San  Francisco,  contemplándola;  grabado  de 
gran  mérito  y  corrección.  El  Papa  le  nombró  su  anticuario,  dándole  además  una 
canongía  en  Játiva.  Su  muerte,  ocurrida  en  Roma  en  17 12,  privó  á  Valencia,  su 
patria,  de  un  hijo  insigne. 

Juan  Bautista  Ravanals. 

Nació  en  Valencia  en  1678,  y  con  su  ingenio  y  aplicación  llegó  á  obtener 
gran  fama  en  el  grabado.  A  los  veinticinco  años,  ó  sea  en  l7o3,  hizo  un  gra- 
bado representando  la  figura  ecuestre  del  rey  D.  Felipe  V,  En  1706  hizo  el 
retrato  del  venerable  Fray  Gregorio  Ridaura.  La  bella  portada  del  Centro  de  la 
fé  ortodoxa,  y  varias  láminas  del  Siglo  V  de  la  Conquista,  por  Ortí  y  Moles, 
están  hechas  por  él.  En  1744.  apareció,  también  de  su  mano,  el  retrato  del 
entonces  arzobispo  de  Valencia,  D.  Andrés  Mayoral.  Murió  en  esta  ciudad  en  la 
calle  del  Torno  de  San  Cristóbal",  se  ingnora  en  qué  año.  Sus  grabados  abun- 
dantes, y  que' no  relatamos  por  no  hacernos  pesados,  tienen  más  igualdad  en  las 
rayas,  que  cprreccion  en  el  dibujo,  mas  no  dejan  de  tener  un  conjunto  agradable. 

Hipólito  Rovira  Brocandel. 

Vio  la  luz  en  esta  ciudad  el  distinguido  grabador  de  que  vamos  á  ocuparnos, 
en  i3  de  Agosto  de  lógS.  Fué  uno  de  los  que  acudieron  á  la  Academia  fun- 
dada por  el  celebrado  pintor  Evaristo  Muñoz.  Muy  niño  aun  empezó  los  estudios 
del  grabado,  ramo  de  las  Bellas-artes,  al  que  tenia  mucha  afición,  llegando  á 
grabar  estampas  con  mucha  corrección  y  aseo.  En  1715  le  fué  encargado,  por 
el  conocido  pintor  Palomino,  el  grabado  de  la  portada  de!  Museo  Pictórico, 
cuyo  dibujo  le  remitió;  mas  como  Rovira  encontrara  cierta  incorrección  en  la 
pierna  de  la  matrona  que  representaba  la  geometría,  la'  enmendó  y  se  la  devol- 
vió, escribiéndole  al  propio  tiempo,  con  uña  modestia  de  que  se  encuentran  po- 
cos casos,  pidiéndole  perdón  por  su  atrevimiento,  y  su  aprobación  para  seguir 
el  grabado.  Palomino  no  tuvo  otro  remedio  que  confesar  su  defecto,  y  se  la 
mandó  á  Hipólito  para  su  ejecución.  En  ella  no  se  encuentra  la  soltura  de  buril 
y  la  corrección  que  se  vé  en  las  posteriores  portadas,  hechas  por  Juan  Palomino, 
pero  se  distinguen  los  adelantos  que  en  pocos  años  habia  hecho. 


orígenes  del  gr,\Bjvdo.  605 


Cansado  ya  de  lo  poco  que  adelantaba  en  esta  ciudad,  y  deseando  perfec- 
cionarse niíís,  tomó  con  gran  entusiasmo  el  camino  de  Roma,  cuando  apenas 
contaba  treinta  años.  Allí,  pasando  muchos  trabajos  por  la  falta  de  sustento  y 
estado  precario  en  que  se  encontraba,  hizo  la  mejor  obra  que  salió  de  sus  ma- 
nos, y  es  la  copia  de  la  galería  del  palacio  Farnesio,  hecha  de  claro  oscuro,  y 
que  tanto  llamó  la  atención  de  los  inteligentes  y  maestros  de  la  ciudad  de  Roma, 
y  de  la  (juc  dijo  el  célebre  Sebastian  Conca,  que  ni  Aníbal  Carracci  la  hubiera 
hecho  mejor. 

Las  incomodidades  que,  como  antes  digimos,  sufría;  el  exceso  de  trabajo,  la 
mala  alimentación  y  corto  descanso,  le  trastornaron  la  cabeza  de  tal  modo,  que 
al  volver  de  Roma  perdió  lo  que  habia  adelantado. 

Murió  en  el  hospital  de  esta  ciudad  en  ó  de  Noviembre  de  1765.  Fué  uno  de 
los  mejores  burilistas  de  su  época,  siendo  prueba  de  ello  los  abundantes  graba- 
dos que  dejó,  de  los  que  solo  citaremos  aquí  la  estampa  del  Beato  Juan  de 
Ribera,  varias  láminas  del  Siglo  V.  de  la  Conquista,  de  Ortí  y  iMoles,  y  otros, 
como  la  portada  del  Museo  Pictórico  y  la  galería  que  antes  hemos  reseñado. 

SIGLO  XVIll. 
Diego  Castells. 

En  1727  grabó  una  estampa  de  escaso  mérito,  que  representa  á  la  venera- 
ble madre  Sor  Gertrudis  Anglesola,  en  ademan  de  hacer  oración  ante  el  Santísimo 
Sacramento. 

Fernandiz  y  Nogués. 

A  principios  del  pasado  siglo  (1780)  habían  en  Alicante  dos  grabadores  de 
estos  apellidos,  ignorándose  sus  nombres,  patria,  fecha  de  su  nacimiento  y  muer- 
te. Están  citados  como  valencianos,  por  el  catálogo  de  la  Asociación  artístico-ar- 
queológica  Barcelonesa. 

Cristób.\l  Jacinto  Belda. 

Valenciano,  muy  celebrado  como  grabador  y  pendolista,  por  lo  que  la  reina 
le  dio  colocación  en  el  real  palacio. 

En  1738  grabó  el  mapa  que  se  encuentra  al  final  del  Resumen  historial  de 
Valencia,  de  Esclapés,  y  varias  láminas  del  Siglo  V  de  la  Conquista,  lo  que  de- 
muestra su  gran  competencia  en  el  arte  á  que  se  dedicó . 

Juan  Bautista  Brú. 
Este  pintor  y  grabador  valenciano  es  tan  solo  conocido  por  el  catálogo  de 


Óo6  REVISTA   DE  VALENCIA. 


grabadores  de  la  Asociación  artístico-arqueológica  barcelonesa,  y  de  sus  obras 
apenas  se  sabe  la  existencia  de  un  cuaderno  de  Historia  natural.  Murió  en  1740. 

V.  NOGUÉS. 

En  la  vida  de  la  venerable  Gertrudis  Anglesola,  publicada  en  Valencia  por 
José  Tomás  Lúeas  en  1748,  hay  una  lámina  que  representa  á  esta  madre  aba- 
desa en  oración,  firmada  por  V.  Nogués  C.  R.  I.  F.  Es  un  grabado  muy  bien  eje- 
cutado y  de  buen  efecto. 

José  Fortea. 

Discípulo  de  Apolinar  Larraga  en  pintura,  y  de  HipólitoRovira  en  el  graba- 
do, pintó  bajo  la  dirección  de  este  último  el  monumento  que  se  coloca  en 
la  catedral  de  esta  ciudad  en  Semana  Santa.  Grabó  el  plano  topográfico  de  esta 
capital,  delineado  por  el  insigne  matemático  el  padre  Tomás  Vicente  Tosca.  Se 
conoce  también  de  su  mano  un  San  Vicente  Ferrer.  Murió  en  i 751. 

J.^   Alagarda. 

Se  le  conocen  dos  estampas  de  muy  mal  gusto,  grabadas  al  agua  fuerte:  una 
San  Antonio  de  Pádua,  y  otra  Santa  María  Magdalena,  firmadas:  Alagarda 
Scidpt.  Valentía  i'jjO. 

Francisco  Giner. 

Vecino  de  Valencia,  donde  grababa  al  buril,  por  el  año  1752,  estampas 
de  devoción  bastantes  correctas.  Se  le  conocen  una  Santa  Teresa,  un  San 
luán  de  la  Cruz,    un   San  Felipe  de  Neri    y   un  San  Francisco  de  Sales. 

H.  (¿Hipólito?)  Ricarte. 

En  la  Vida  de  San  Luis  Gonzaga,  traducida  del  italiano  por  el  P.  Juan 
de  Acosta,  é  impresa  en  Valencia  en  1751,  hay  una  estampa  representando 
al  santo  casi  de  cuerpo   entero,   y  firmada  por  H.  Ricarte  Sculp. 

Joaquín  Ballester. 

Natural  de  Valencia,  nació  á  principios  del  siglo  XVII.  Se  conocen  de 
este  grabador  una  estampa  representando  dos  angelitos,  y  otra  á  Elío,  lámina 
que,  al  parecer,  pertenecía  á  algún  libro. 


ORÍGENES    DEL  GRABADO.  607 


Joaquín  Giner. 

Nació  en  Játiva  en  1728  ó  1780,  y  aprendió  el  dibujo  y  grabado  en  Valencia. 

Entre  las  varias  láminas  que  de  este  distinguido  grabador  se  conocen,  se 
encuentran  un  San  Juan  de  Mata,  y  los  retratos  del  papa  Benedicto  XIV,  de  !a 
reina  doña  Bárbara  y  del  célebre  Padre  Tosca. 

Su  prematura  muerte,  acaecida  en  Valencia  en  1756,  impidió  que  llegase 
a  ser  uno  de  nuestros  primeros  grabadores,  como  su  destreza  para  el  buril 
prometía. 

Carlos  Francia. 

Pocas  noticias  se  encuentran  de  este  grabador,  de  principios  del  pasado 
siglo.  En  una  estampa  hecha  en  1759,  se  firma  Carolus  Francia  Inv  Pirixi 
el  sciilp  Val.^  ano  ij^g.  En  1762,  y  en  el  libro  de  las  fiestas  hechas  á  San  Vi- 
cente Ferrer,  con  motivo  del  tercer  centenario  de  su  canonización ,  escrito 
por  el  P.  Tomás  Serrano,  aparecen  firmadas  por  él  las  dos  vistas  colocadas  al 
final  del  libro,  y  que  representan  una  la  naumaqnia  y  una  parte  de  la  ciudad 
de  Valencia,  vista  desde  San  Pió  V,  y  la  otra  una  escenografía  de  la  casa  de 
Valeriola.  Según  consta  en  dicho  libro,  fué  adornista  muy  distinguido. 

José  Espinos. 

Este  pintor  y  grabador  valenciano  nació  en  esta  ciudad  en  15  de  Enero 
de  1721. 

Estudió  la  pintura  bajo  la  dirección  de  D.  Luis  Martínez  y  1).  Evaristo 
Muñoz. 

Grabó  con  bastante  corrección  al  buril  y  al  agua-fuerte  algunas  láminas, 
siendo  conocidas  entre  ellas  un  San  José,  una  Santa  Polonia  y  un  San  José 
de  Calasanz.  Fué  padre  del  distínguido  pintor  de  flores  D.  Benito  Espinos, 
y  murió  en   Valencia  en  1784. 

Vicente  Galceran  Alapont. 

Nació  en  la  calle  de  la  Corona  de  esta  ciudad  en  1720.  Fué  discípulo  de 
los  distinguidos  grabadores  D.  Juan  Bautista  Ravalans  y  D.    Hipólito   Rovira. 

A  los  once  años  de  edad,  grabó  una  lámina  representando  al  apóstol 
valenciano  San  Vicente  Ferrer. 

Su  aplicación  y  constancia  le  hicieron  en  poco  tiempo  famoso  en  su  noble 
arte.  En  1750  estuvo  en  Madrid  y  retocó  unas  estampas  mandadas  hacer 
por  el  cardenal  Portocarrero,  para  el  coro  del  cabildo  de  Toledo. 


Óuy  •  REVISTA    DE    VALENCIA. 


Son  obra  suya  varias  láminas  del  Espectáculo  de  la  naturaleza,  Matiar- 
quia  Hebrea  y  Escuela  del  caballo. 

En  1762,  la  Real  Academia  de  San  Fernando  le  nombró  individuo  de 
mérito. 

Regresado  á  esta  ciudad,  grabó  tres  láminas  de  la  Concepción,  una  de  ellas 
copia  del  cuadro  de  Joanes,  una  Virgen  del  Pilar,  el  retratro  del  conde  de 
Aranda,  otro  del  obispo  de  Canarias,  un  San  Venancio,  y  otras  muchísimas, 
hasta  el  fabuloso  número  de  setecientas.  Es  sin  disputa  uno  de  los  más  correc- 
tos grabadores  del  siglo  XVIII.  Murió  en  Valencia  en  9  de  Julio  de  1788. 

Pascual  Cucó. 

Natural  de  Valencia,  donde  nació  á  principios  ó  mediados  del  siglo  XVIII. 
En  14  de  Agosto  de  1773  recibió  el  título  de  académico  de  mérito  de  San 
Carlos  de  esta  ciudad.  ¡Murió  en  15  de  Abril  de  1793. 

Pedro  Pascual  Moles. 

Nació  en  Valencia  en  1741.  Estudió  la  pintura  bajo  la  dirección  de  José 
Vergan  y  José  Camarón  ,  siendo  en  el  grabado  discípulo  del  distinguido  Gal- 
cerán. 

En  1759  pasó  á  Barcelona,  donde  continuó  sus  estudios  con  el  grabador  ca- 
talán TraniuUes.  La  Real  Academia  de  San  Fernando  le  nombró  individuo 
supernumerario,  y  la  Junta  de  comercio  de  Barcelona  le  tfoncedió  una  pensión 
por  ocho  años  para  poder  seguir  el  estudio  del  grabado  en  Paris,  á  donde  mar- 
chó en  1766,  y  donde  fué  discípulo  de  Mr.  Dupui. 

Entre  las  láminas  grabadas  en  Paris  que  más  se  distinguen,  figuran  un  San 
Gregorio,  un  San  Juan  Bautista  en  el  desierto,  el  retrato  del  duque  de  Alba  y 
del  cura  Rolet,  la  pesca  del  cocodrilo,  que  dedicó  al  consulado  barcelonés,  y 
una  ninfa. 

En  1774  fué  nombrado  individuo  de  mérito  de  la  Academia  francesa,  obte- 
niendo igual  honor  de  la  de  San  Carlos  en  1769,  y  de  la  de  San  Fernando 
en  1770. 

Regresado  á  Barcelona,  fué  director  de  dibujo  en  una  academia  formada  por 
la  junta  de  comercio  de  aquella  ciudad.  Grabó  al  acero  de  un  modo  admi- 
rable,   siendo,  á   nuestro   parecer,  el   mejor    de   los  grabadores    valencianos. 

Murió  en  la  ciudad  condal  en  26  de  Octubre  de  1797- 

ToM.4s  Planes. 
Este  distinguido  grabador  valenciano,  padre  del  no  menos  celebrado  pintor 


orígenes  del  grabado.  609 


de  flores  y  pintor  al  fresco  consumado  D.  Lilis,  profesor  que  fué  de  la  Acade- 
mia de  San  Carlos,  vino  al  mundo  en  Valencia  en  1707. 

Planes  fué  quien  persuadió  á  Felipe  V  de  que  se  hiciesen  en  España  los 
breviarios,  misales  y  demás  libros  litúrgicos,  que  se  traian  de  Amberes. 

Fué  grabador  fecundo  y  correcto.  Citaremos  algunos  grabados,  entre  los 
muchísimos  que  hizo,  y  entre  ellos  el  retrato  de  la  Madre  Inés  de  Moneada;  el 
plano  de  la  ciudad  de  Valencia;  la  portada  y  varias  estampas,  que  representan 
altares  del  libro  redactado  por  el  erudito  D.  Vicente  Ortí  y  Moles;  un  retrato 
de  la  venerable  Luisa  Zaragoza  de  Carlet,  y  el  de  la  Madre  Gerónima  Dolz. 
Murió  en  esta  ciudad  en  1798,  á  la  avanzada  edad  de  91  años. 

Manuel  Brú. 

Nació  este  grabador  en  esta  ciudad  en  1736.  Estudió  el  grabado  bajo  la  di- 
rección de  su  hermano  D.  Francisco,  distinguiéndose  por  su  aplicación  y  labo- 
riosidad. En  1777  la  Academia  de  San  Carlos  de  esta  ciudad  le  agració  con  el 
título  de  Director  honorario  de  grabado,  obteniendo  además  el  dia  l."  de  Abril 
de  1779  si  nombramiento  de  Teniente  director  de  este  arte,  con  ejercicio.  Mu- 
chísimos son  los  grabados  de  Brú;  pero  su  obra  más  conocida  es  un  grabado, 
copia  del  Salvador   de  Joanes  existente  en  Fuente  la  Higuera. 

Murió  en  7  de  Mayo  de  1802. 

Manuel  Monfort. 

Natural  de  Valencia,  donde  nació  á  fines  del  primer  tercio  del  siglo  XVIII. 

Fué  hijo  del  conocido  impresor  D.  Benito.  A  la  creación  de  la  Academia 
de  San  Carlos  en  1765,  fué  nombrado  profesor.  En  17S4  mereció  la  distinción 
de  ser  nombrado  tesorero-administrador  de  la  Real  Biblioteca,  director  de  la  Im- 
prenta y  fundición  real,  y  director  de  pensionados  en  la  corte  por  la  Academia 
de  esta  ciudad. 

Son  innumerables  los  grabados  que  salieron  de  su  mano,  todos  magníficos. 
Murió  en  los  primeros  años  de  este  siglo. 

Joaquín  Fabregat. 

Nació  este  distinguido  grabador   en  Torreblanca  (Castellón),  en  174S. 

Por  haber  disfrutado  un  beneficio  eclesiástico  en  nuestra  ciudad,  muchos  le 
conocían  por  Mosen  Joaquín.  Se  dedicó  al  grabado,  adquiriendo  mucha  fama, 
pasando  después  á  Madrid,  y  ganando  allí,  cuando  solo  tenia  24  años,  un  pre- 
mio en  las  oposiciones  abiertas  por  la  Academia  de  San  Fernando.  Fué  nom- 
brado académico  de  mérito  de  la  misma,  y  de  la  de  San  Carlos  de  esta  ciudad. 

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ÓIO 


REVISTA   DE    VALENCIA. 


Últimamente,  marchó  á  Méjico  con  el  cargo  de  director  de  grabado  de  aquellas 
escuelas,  con  el  sueldo  de  2.000  libras  anuales,  y  allí  murió  á  principios  de 
este  siglo. 

Entre  sus  obras  son  notables  la  estampa  de  San  Bernardo  Corleon,  re- 
ligioso capuchino,  con  motivo  de  su  canonización  en  1780;  una  lámina  de  San 
Joaquín  y  Santa  Ana,  criando  á  la  Santísima  Virgen  María,  copia  de  una  pintura 
de  Lluch  Jordán;  varias  láminas  del  D071  Quijote  de  la  Academia,  y  una  lámina 
simbolizando  al  rio  Tdria,  que  se  encuentra  en  la  Diana  enamorada^  impresa 
en  1779  en  Madrid  por  Sancha, 


RECUERDOS  DE  LA  REAL  CARTUJA  DE  VALDECRISTO  (O- 


II. 


u.\NDo  el  amor  á  la  patria  y  á  la  religión  anima  nuestros  sentimientos 
y  dirige  nuestras  inteligencias;  cuando  el  principio  de  unidad  religiosa 
y  de  la  emancipación  agarena  impelía  á  nuestros  ilustres  campeones 
y  soldados  de  la  Edad  ¡Media  á  la  reconquista  de  su  territorio;  cuando  los  reyes 
y  príncipes  obtenían  por  ello  señaladas  victorias,  y  un  éxito  completo  coro- 
naba sus  más  arriesgadas  empresas,  no  es  extraño  que  veamos  levantar  esos 
grandes  monumentos  de  arte  que,  como  la  Cartuja  de  Valdecristo,  no  solo 
perpetúan  un  hecho  glorioso  ó  un  acontecimiento  extraordinario,  sino  que 
nos  dan  á  conocer  el  espíritu  de  aquella  época,  y  cómo  los  monarcas  agrade- 
cían á  Dios  los  señalados  favores  que  de  su  omnipotencia  constantemente 
recibían. 

Por  nuestro  artículo  anterior  hemos  tenido  ocasión  de  ver  los  esfuerzos 
que  hizo  D.  Martin  para  la  fundación  de  aquel  monasterio:  hemos  asistido  á 
la  posesión  de  los  primeros  monjes:  hemos  oído  la  primera  misa  que  se  cele- 
bró en  la  capilla  provisional,  y  hemos  presenciado  la  colocación  de  la  primera 
piedra  de  aquel  gran  monumento.  Sigámosle  en  su  edificación,  y  veremos  los 
inmensos  capitales  que  en  ella  se  emplearon,  y  el  destino  que  sus  departa- 
mentos tuvieron. 


Gran  gozo  tuvo  el  infante  D.  i\Iartin  al  ver  ya  creada  su  nueva  Cartuja  y 
destinada  al  servicio  de  Dios.  Faltábale,  sin  embargo,  un  pastor  espiritual  que, 
formando  á  la  cabeza  de  aquella  pequeña  grey,  la  gobernase  con  sus  ense- 
ñanzas, la  confortase  con  su  ejemplo  y  consejos,  y  la  aumentase  con  su  predi- 
cación evangélica;  y  al  efecto,  escribió  nuevamente  al  general  de  la  Orden  para 
que  se  sirviese  nombrar  el  prior  de  esta  casa,  dándole  conocimiento  de  todo  lo 
hecho  hasta  entonces,  y  pidiéndole  licencia  para  que  su  mujer  Doña  María  de 


(l)     Véase  la  página  19  de  esta  Rkvista,  correspondiente  al  mes  de  Diciembre  del  año  último. 


6l2  REVISTA   DE    VALENCIA. 


Luna  pudiera  entrar  una  vez  al   año  en  aquel  monasterio,  con  una  compañera 
honesta,  después  que  estuviese  acabada  la  obra   y  hecha  la  clausura. 

El  Reverendísimo  P.  D.  Guillermo  Reinaldo,  contestó  al  infante  con  fecha 
22  de  Julio  de  i385,  lo  siguiente: 

"ínclito  y  prepotente  Señor:  Todo  lo  que  me  escribisteis  y  mandasteis  por 
el  portador  de  estas,  lo  encomendé  y  encomiendo  en  ellas  á  nro.  Venerable 
hermano  D.  Simón  de  Castellets,  ahora  Prior  de  Escala  Dey,  dándole  facultad 
de  encorporar  de  nuevo  en  Xra.  Religión  Vuestra  Casa  del  Valle  de  Jesu- 
christo,  y  de  proveherla  de  Rector  según  el  veneplácito  de  Vuestra  Voluntad,  y 
de  hacer  todo  aquello  que  pareciere  necesario  á  Vuestra  Magnificencia,  para 
la  disposición  del  Drecho,  Rector  y  personas  de  la  Religión,  que  en  ella 
residen,  á  las  quales  por  estas  Letras  concedo  Tricenario.  Lo  demás  qué  pueda 
entrar  cada  año  en  Vuestro  Monasterio  Vuestra  Muger  Doña  María  con  una 
Compañera  honesta,  después  que  estuviese  hedificado,  no  puedo  yo  concederlo, 
porque  mas  pertenece  esta  licencia  al  Capitulo  General,  la  qual  como  confio 
no  os  negará  en  tiempo  y  lugar  oportuno,  queriéndolo  assí  Nro.  Señor  Jesu- 
christo;  el  qual  os  encamine  y  conserve  Vuestro  Estado  con  toda  prosperi- 
dad: Dada  en  la  Gran  Cartuxa  á  22  de  el  Mes  de  Julio  del  año  1885. — De 
Vuestra  Excelen.»  himiilde  Siervo.  El  Prior  de  la  Gran  Cartuxa  indigno.,, 

Con  la  misma  fecha  recibió  también  el  entonces  prior  de  ScalaDei,  D.  Simón 
de  Caítellets,  el  mandato  del  General,  encomendándole  que  según  la  voluntad 
del  infante  D.  Martin,  proveyese  á  la  casa  de  Valdecristo  de  rector,  á  quien 
por  aquellas  letras  le  concedía  facultad  de  recibir  novicios  al  hábito  y  á  todos 
los  estados  de  ella. 

El  infante,  que  en  estos  asuntos  quería  proceder  con  todo  el  acierto  posible, 
aunque  tenia  particular  inclinación  hacia  su  amigo  D .  Bernardo  ^afábrega  para 
rector  y  prelado  de  dicho  convento,  investigó,  sin  embargo,  los  ánimos  y  con- 
sultó la  opinión  de  los  otros  religiosos  venidos  para  la  fundación,  y  advirtió 
cierta  tendencia  y  decidido  afecto  hacia  el  P.  D.  Juan  Berga,  cuya  suave  condi- 
ción, especial  virtud  y  entendido  gobierno,  habían  experimentado  ya  en  su  casa 
de  ScalaDei;  y  no  queriendo  contrariarles  en  lo  más  mínimo,  propuso  para 
primer  rector  de  su  nueva  casa  al  citado  P.  D.  Juan  Berga. 

Aprobado  este  nombramiento  por  D.  Simón  de  Castellets,  y  comunicado  al 
entonces  prior -de  Porta-Cceli,  no  tardó  este  muchos  días  en  dejar  aquella  cartu- 
ja para  tomar  posesión  del  rectorado  de  Valdecristo  en  15  de  Agosto  de  i385; 
rectorado  que  fué  convertido  en  priorato  por  el  Capítulo  general,  que  se  cele- 
bró en  el  inmediato  año    l386. 

Al  día  siguiente  de  la  toma  de  posesión,  reunida  ya  esta  nueva  comuni- 
dad, de  acuerdo  con  D.  Martin,  eligió  á  D.  Arnaldo  Ardueni  para  el  cargo  de 
Vicario,  y  á  D.  Bernardo  Qafábrega  para  el  de  Procurador  y  Conrer.  Los  pri- 
meros que  en  esta  casa  tomaron  el  hábito  de  manos  de  D.  Juan  Berga  en  l386, 
fueron,  como  monje,  D.  Juan  Jorbas,  y  como  converso,  Fr.  iMatheo  Azemari. 


LA    CARTUJA    DE    VALDECRISTO.  6l3 


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#    # 


Si  el  pensamiento  y  propósito  i!e  D.  Martin  habian  tenido  su  debido  cum- 
plimiento en  la  parte  religiosa,  no  sucedía  así  en  la  parte  artística,  ó  que  pu- 
diéramos llamar  profana.  El  infante,  á  la  vez  que  concibió  la  idea  de  crear 
una  nueva  Cartuja,  de  dotar  á  la  Iglesia  de  un  nuevo  convento,  pensó  revestir 
á  este  de  toda  la  suntuosidad  y  grandeza  posible,  edificándole  de  manera  que, 
adelantándose  al  renacimiento  del  arte,  diese  á  conocer  á  las  generaciones 
venideras  el  impulso  que  en  aquella  época  iba  recibiendo  este  por  la  coopera- 
ción de  reyes  y  nobles.  Y  es  que  el  rey  D.  Martin,  sino  el  iniciador  del  mo- 
vimiento literario  y  artístico  que  en  tiempos  de  Juan  I  empezó  á  nacer  en  Ara- 
gón, y  especialmente  en  Cataluña,  por  la  creación  del  consistorio  de  la  Gaya- 
Ciencia,  fué  al  menos  el  que  mayor  impulso  procuró  darles,  dotando  á  esta 
sociedad  espléndidamente;  asistiendo  en  persona  á  las  reuniones  de  aquel  Con- 
greso literario;  instituyendo  diferentes  premios,  que  eran  adjudicados  en  públicos 
certámenes;  tomando  gran  interés  por  estas  justas  de  la  inspiración;  y  de  este 
modo,  la  literatura  lemosina  recibió  el  gran  desarrollo  que  se  nota  en  tiempos 
de  D.  Fernando  de  Antequera,  y  cuyos  efectos  aun  se  hacen  sentir  en  el  dia, 
no  solo  en  Cataluña,  sino  también  en  Valencia,  donde  la  lengua  de  oc  tiene 
hoy  constantes  cultivadores.  No  es  estraño,  pues,  que  estas  aficiones  litera- 
rias y  artísticas  del  rey  D.  Martin  se  dieran  á  conocer  en  todos  sus  actos  y  en 
todas  sus  manifestaciones,  y  que,  como  Felipe  II,  pretendiese  edificar  un  monu- 
mento que  inmortalizase  su  nombre,  á  la  vez  que  honrase  con  ello  al  Supremo 
Hacedor. 

Pero  la  España  de  Pedro  IV  el  Ceremonioso,  ni  la  de  D.  Martin  el  Hu- 
mano, no  era  la  de  Felipe  II,  ni  D.  Martin  era  todavía  rey  cuando  que- 
ría empezar  las  obras  del  referido  monasterio.  Necesitaba,  para  llevar  á  cabo  su 
pensamiento,  mayores  capitales  y  medios  de  los  que  entonces  podia  disponer, 
y  así  procuró  la  cooperación  de  su  padre  D.  Pedro,  no  solo  para  que  la  funda- 
ción fuese  real,  sino  también  para  que  le  ayudase  con  algunos  donativos  y  rentas. 

El  rey  aceptó  el  pensamiento  de  su  hijo  con  tanto  placer  y  generosidad, 
que  tomando  por  su  cuenta  la  continuación  de  la  obra,  le  dio  el  título  de  Fun- 
dación real;  confirmó  nuevamente  los  donativos  y  rentas  que  para  ello  habian 
destinado  D.  Martin  y  D."  María  de  Luna;  incorporó  á  la  Cartuja  el  gran  mo- 
lino de  Xérica,  con  todas  las  regalías  y  hervazes  de  la  población  y  su  Tenencia; 
aumentó  la  dotación  del  convento  en  1.000  libras  anuales,  y  destinó  á  la  edifi- 
cación grandes  sumas,  á  pesar  del  estado  relativamente  mísero  y  pobre  á  que 
por  incesantes,  guerras  interiores  y  exteriores,  y  por  las  pretensiones  y  turbación 
constante  de  los  partidarios  de  la  Union,  habia  quedado  reducido  el  hermoso  sue- 
lo del  entonces  reino  de  Aragón.  Todas  estas  concesiones  constan  confirmadas 


6i4 


REVISTA    DE   VALENCIA. 


por  el   Real  Privilegio  dado    en  Barcelona  en   3o  de  Enero  de    1 386,  que  co- 
mienza: In  Dei  nomini  et  beata  Virginis  Maria...  etc.,  etc. 

Empezóse  la  obra  de  dicha  Cartuja  en  el  mes  de  Marzo  de  l386.  Los  reli- 
giosos á  la  sazón  reunidos  en  aquellas  masadas,  no  podian  cumplir  con  las  re- 
glas de  su  instituto,  ni  podian  continuar  por  mucho  tiempo  aquella  forma  de 
vida.  Habia  que  acudir,  pues,  á  lo  más  preciso,  y  al  efecto,  lo  primero  que  se 
mandó  edificar,  fué  un  claustro  y  seis  Celdas,  junto  á  las  cuales  se  hicieron  ha- 
bitaciones para  el  infante  y  su  esposa,  donde  se  retiraban  ambos  siempre  que 
las  ocupaciones  de  sus  Estados  les  daban  lugar.  Poco  tiempo  después  se  dio 
principio  á  la  obra  de  la  antigua  iglesia  de  San  Martin,  que,  si  fué  la  prime- 
ra en  edificarse,  ha  sido  la  que  más  han  respetado  los  tiempos  y  los  hombres 
y  hoy  todavía  se  conserva,  aunque  convertida — ¡oh  ignominia! — -en  establo  y 
pajar.  Está  señalada  con  el  núm.  3,  en  el  piano  de  la  Cartuja  que  á  continua- 
ción ponemos,  y  que  debemos  al  ilustrado  cronista  de  Segorbe,  Excmo.  señor 
D.  Gonzalo  Valero, 


1.  Puerta  pral.— 2.  Iglesia.— 3.  Ermita  de  S.  Martin.— 4.  Id.  del  Sepulcro.— 5.  Sacristía:  sobre 
ella  el  archivo.— 6.  Claustro  pequeño:  de  mármoles.— 7.  Refectorio.— 8.  Cocina.— g.  Celda  prio- 
ral.— 10.  Celdas  de  religiosos,  con  huertos.— li.  Celda  del  a^ua.- 12.  Ermita  de  las  almas.— 
13.  Claustro  grande.— 14.  Cementerio  de  religiosos.— 15.  Id.  de  los  criados.— 16.  Salida  á  las 
huertas.— 17.  Huertas.— 18.  Almazara.— 19.  Hospedería  y  botica —20.  Dependencias  de  carpin- 
tería y  cerrajería — 21.  Una  de  las  varias  dependencias  de  labor,  6  casa  de  criados. — 22.  Patio 
principal.  23.  El  infierno,  llamándole  así  porque  allí  se  guisaba  de  carne.— 24.  Antiguas  celdas.— 
25.  Huertas  de  las  antiguas  celdas.— 26.  Carrera  que  llamaban  de  la  Cartuja. 


LA    CARTUJA    DE   VALDECRISTO.  6 15 

Con  el  fin  de  dar  verdadero  impulso  á  estas  edificaciones,  el  rey  D.  Pedro 
mandó  que  trabajasen  en  ellas  todas  las  aljamas  de  moros  de  Segorbe,  Altura 
y  Valí  de  Amonadid,  contribuyendo  estos  pueblos  con  el  tragin,  piedra  de  can- 
tería, madera,  carruajes  y  pertrechos  necesarios.  No  puede  determinarse  cierta- 
mente quién  seria  el  artífice  que  estaba  al  frente  en  la  construcción  de  la  primi- 
tiva iglesia,  claustro  y  celdas;  pero  se  cree  fundadamente  fuese  Juan  Pedro 
Terol,  afamado  maestro  de  albañil,  vecino  de  Segorbe,  pues  consta  por  una 
Apoca  original,  extendida  en  pergamino  y  autorizada  por  el  notario  público  de 
Segorbe  D.  Bartolomé  Dinsa,  en  3  de  Octubre  de  l387,  conservada  en  el  archi- 
vo de  esta  Cartuja,  que  el  Conrer  D.  Bernardo  ^afábrega,  con  orden  del  In- 
fante, habia  entregado  á  Juan  Pedro  Terol,  Maestro  albañil,  á  cuenta  de  la  obra 
de  iglesia  y  claustro,  la  cantidad  de  loo  florines  de  oro  de  Aragón.  ¡Lástima 
grande  que  no  hayan  podido  reunirse  todas  las  Apocas  justificantes  de  las  en- 
tregas particulares  que  á  dicha  cuenta  se  iban  dando!  El  P.  D.  Joaquín  Vivas 
dice  que  eran  muchas,  y  tacha  á  los  Padres  antiguos  de  descuido  por  no  haber- 
las conservado,  ó  no  haberlo  anotado  para  memoria  de  lo  venidero.  Lo  cierto  . 
es,  que  trabajando  continuamente  todas  las  aljamas  de  moros  antes  menciona- 
das, contando  con  abundancia  de  medios  y  de  capitales,  estas  obras  duraron 
más  de  trece  años.  Verdad  es,  que  se  hicieron  á  la  vez  grandiosos  subterráneos, 
destinados  á  cisternas,  pozos  y  bodegas,  y  que  para  el  desagüe,  se  construyó  el 
magnífico  acueducto  que,  empezando  en  la  bodega  llamada  de  San  Martin,  ter- 
minaba en  el  barranco  próximo  á  la  Cartuja  por  la  parte  del  Mediodía  (l). 

Concluida  la  obra  de  la  iglesia  en  los  últimos  dias  del  mes  de  Diciembre  de 
1490,  difirióse  su  consagración  hasta  el  mes  de  Noviembre  del  siguiente  año, 
porque  el  ya  rey  de  Aragón  D.  Martin  quería  asistir  personalmente  á  aquella 
ceremonia  y  darle  toda  la  suntuosidad  y  magnificencia  posible. 

En  efecto,  desembarazado  de  las  grandes  ocupaciones  que  el  gobierno  de 
Aragón  y  de  Sicilia  le  proporcionaba,  y  altamente  reconocido  á  las  gracias  y 
constantes  favores  que  recibía  de  la  Providencia,  quiso  desplegar  en  aquel  acto 
toda  su  grandeza,  y  convocando  á  los  nobles  é  invitando  á  todos  los  prelados 
de  su  reino,  el  dia  5  de  Noviembre  de  1401  llegó  el  rey  á  su  casa  de  Valdecris- 
to,  acompañado  de  su  corte  y  de  un  séquito  brillante,  compuesto  de  nobles, 
prelados  y  ricos-hombres  de  estos  reinos,  y  el  día  i3  del  mismo  mes  y  año  se 
celebraron  con  extraordinaria  solemnidad  las  severas  ceremonias  de  la  bendi- 
ción y  consagración  de  la  iglesia,  que  fué  dedicada  al  obispo  San  Martin,  como 
especial  patrono  del  rey.  Verificáronse  estos  actos  religiosos  por  el  reveren- 
dísimo  padre  D.  Fray  Antonio,  arzobispo    de  Alhenas,   hallándose  presen- 


(1)     Estas    obras  subterráneas  existen  to^ivía  y  el  acueducto  mide  sobre  7  palmos    de  alt  >  por 
4  de  ancho. 


5l6  REVISTA    DE  VALENCLA.. 


tes  con  D.  Martin  y  su  corte,  el  conde  de  Prades  y  numerosa  nobleza  de  estos 
reinos,  el  cardenal  de  Cathania,  D.  Pedro  de  Serra;  D.  Dalmau  ,  arzobispo 
de  Tarragona;  D.  Francisco,  obispo  de  Segorbe  y  Albarracin;  D.  Hugo,  obis- 
po de  Valencia;  D.  Antonio,  obispo  de  Tortosa;  D.  Domingo,  obispo  de 
Lérida;  D.  Juan,  obispo  de  Eltna;  D.  Andrés,  obispo  de  Gerona;  D.  Juan, 
obispo  de  Tarazona  y  D.  Jorge,  obispo  de  Vich.  Todos  juntos  concedieron 
38o  dias  de  indulgencia  á  todos  los  que  en  el  dia  de  la  Dedicación  visitasen 
dicha  iglesia.  Terminada  la  bendición  y  consagración,  el  rey  colocó  sobre  el 
altar  mayor  un  relicario  preciosísimo  de  oro,  en  el  que  puso  una  magnífica  y 
riquísima  cruz  de  Signum  Crucis;  ordenó  que  se  trajesen  reliquias  de  San  Mar- 
tin y  de  otros  muchos  Santos  para  depositarlas  en  este  templo  y  para  su  ador- 
no, multitud  de  ropas  preciosas  y  casullas  de  su  real  capilla;  y  por  último,  man- 
dó que  se  trajesen  los  cuerpos  de  D.  Luis  Coronel  y  D.  Dalmao  de  Zerbellon, 
caballeros  y  ricos  hombres  de  Aragón,  muy  estimados  de  nuestro  rey,  que  ha- 
biendo muerto  en  aquel  tiempo,  quería  que  se  les  depositase  en  dos  ricas  ur- 
nas fijadas  en  el  testero  de  la  pared  de  dicha  iglesia,  colocando  junto  á  ellas 
banderas,  pavesesy  escudos  con  sus  divisas  y  armas. 

Concluidas  estas  solemnes  ceremonias,  viéndose  D.  Martin  más  poderoso 
con  el  título  de  rey,  dio  nuevas  alas  á  sus  magnánimos  deseos  en  favor  del 
engrandecimiento  de  esta  su  casa,  y  no  contento  con  las  edificaciones  hechas, 
y  con  haber  confirmado  y  ampliado  los  privilegios  y  donaciones  concedidas  por 
su  padre  y  por  su  hermano  que,  como  reyes  anteriores  á  él  habíanse  declarado 
también  fundadores  de  este  Convento,  pretendió  edificar  otras  obras  mucho 
más  suntuosas  y  artísticas,  en  armonía  con  sus  grandes  aspiraciones  y  poder; 
pero  los  acontecimientos  que  entonces  se  iban  desarrollando  en  el  reino  de  Ara- 
gón, no  permitían  que  continuase  por  más  tiempo  en  la  Cartuja,  y  fué  preciso 
aplazar  estos  proyectos  para  una  época  posterior. 

La  muerte  de  la  mujer  del  rey  de  Sicilia,  su  hijo,  y  las  negociaciones  para 
darle  nueva  esposa  por  una  parte,  y  por  otra,  las  luchas  intestinas  entre  los 
ricos-hombres  y  caballeros,  al  frente  de  cuyos  bandos  aparecen  los  Gurreas  y 
los  Lunas,  los  Centellas  y  los  Soleres,  los  Lanuzas  y  los  Cerdán,  hicieron  ne- 
cesario en  1404  la  convocación  de  las  cortes  generales  de  Maella,  á  las  que 
asisti;')  el  rey,  aunque  enfermo,  con  el  clero,  ricos-hombres,  caballeros  y  pro- 
curadores, y  después  de  hablar  en  un  largo  discurso  de  los  males  que  sufría  el 
país  por  las  discordias  suscitadas  entre  los  nobles,  concluyó  exponiendo  que 
quería  dar  orden  para  que  su  hijo  el  rey  de  Sicilia  viniese  á  Aragón,  á  fin  de 
que  jurándole  como  sucesor  suyo,  viese  y  entendiese  por  sí  mismo  cómo  los 
monarcas  de  este  reino  debían  guardar  y  conservar  las  libertades  de  la  tierra. 
En  esta  ocasión,  habiendo  venido  el  rey  de  Sicilia  con  dicho  motivo,  fué 
cuando,  después  de  las  ceremonias  del  rcciljimiento  y  juramento  como  príncipe 


LA    CARTUJA   DE    VALDECRISTO.  6l7 

heredero,  su  padre  D.  Martin  quiso  traerle  á  la  Cartuja  de  Valdecristo  para  que, 
tomando  posesión  de  ella,  rindiese  un  tributo  de  agradecimiento  al  Señor,  po- 
niendo por  su  mano  la  primera  piedra  de  las  nuevas  edificaciones  que  intentaba 
realizar  en  esta  casa. 

Llegados  á  ella  en  los  primeros  dias  del  mes  de  Abril  de  1405,  dispusieron 
todo  lo  necesario  de  pertrechos  y  materiales  para  dar  principio  á  la  nueva  y 
magnífica  obra  de  la  iglesia  mayor  y  claustro  llamado  de  mármoles,  y  el  dia 
20,  después  de  celebrar  solemnemente  los  oficios  divinos  en  la  iglesia  de  San 
Martin,  y  una  misa  que  dijo  el  Ilustrísimo  Sr.  D.  Iñigo  de  Valltera,  arzobispo 
de  Tarragona,  con  asistencia  de  los  reyes  y  su  corte  respectiva,  multitud  de 
obispos  y  la  mayor  nobleza  de  Aragón  y  de  Sicilia,  el  príncipe  D.  Martin  puso 
la  primera  piedra  de  la  nueva  iglesia  y  claustro,  piedra  que  según  unas  memo- 
rias antiquísimas  conservadas  en  el  archivo  de  dicha  casa,  era  notabilísima  en 
el  artificio,  rniracidosa  factus,  de  figura  especial,  al  modo  de  la  montaña  de 
Monserrat,  abierta  por  medio,  en  cuya  hendidura  puso  el  rey  su  padre  la  segimda 
piedra,  que  era  una  cruz  de  mármol  con  muchas  reliquias  y  alhajas,  encajadas 
en  ellas  algunas  monedas  y  documentos  de  aquella  época  (l). 

Algunas  sublevaciones  que  por  entonces  tuvieron  lugar  en  Sicilia,  apresura- 
ron la  marcha  del  príncipe  á  aquella  isla  (Agosto  1405),  quedándose  los  reyes 
de  Aragón  algunos  dias  más  en  esta  casa,  durante  los  cuales,  queriendo  Doña 
María  coadyuviir  á  la  grandeza  de  este  convento,  y  hacer  por  su  cuenta  alguna 
obra  que  llevase  impreso  el  sello  de  su  generosidad,  mandó  edificar  á  sus  ex- 
pensas el  claustro  grande,  y  al  rededor  y  sobre  él,  doce  magníficas  celdas  con 
sus  huertos,  la  prioral  y  nuevas  habitaciones  para  ella  y  su  esposo,  con  comuni- 
caciones á  la  iglesia,  señalando  de  sus  rentas  diez  mil  florines  anuales  hasta  que 
se  acabase  la  obra  (2). 

Los  reyes  venían  con  frecuencia  á  esta  casa,  en  la  que  descansando  alguno 
dias,  dirigían  por  sí  mismos  las  citadas  obras,  y  asistían  al  coro  de  dia  y  de 
noche,  como  si  fueran  los  más  fervorosos  cartujos:  hasta  que  la  inesperada  y 
desconsoladora  muerte  de  D."  María  de  Luna,  en  Villareal,  á  29  de  Diciembre 


(1)  Estas  edificaciones,  señaladas  en  el  plano  con  los  números  2,  4,  5,  6,  7  >'  8,  están  en  el  dia 
derruidas,  excepto  la  iglesia  mayor,  que  todavía  conserva  la  puerta,  estilo  gótico,  y  las  paredes 
laterales. 

(2)  Estas  obras,  construidas  al  rededor  del  cementerio  grande,  están  señaladas  en  el  plano  con 
los  números  9,  10  y  11.  En  el  dia  solo  quedan  de  ellas  las  paredes  laterales,  que  circundan  un  fron- 
doso campo  plantado  de  olivos,  el  cual,  según  declaración  del  actual  dueño  D.  Manuel  Ten,  mide 
sobre  doce  hanegadas.  Se  conservan  aun  algunas  puertas  de  las  que  daban  acceso  á  las  celdas  y 
servían  de  paso  á  los  huertecitos  de  las  mismas .  Las  columnitas,  estilo  compuesto,  del  claustro 
grande  y  algunas  puertas  mármoles,  se  han  utilizado  para  edificaciones  públicas  y  privadas  de  Segor- 
bey  Altura;  y  algunas  grandes  columnas  de  precioso  mármol  aun  se  ven  envueltas  entre  los  escom- 
bros de  la  Cartuja. 


6l8 


REVISTA   DE    VALENCIA. 


de  1406,  y  posteriormente  la  necesidad  de  asistir  á  su  corte  en  Barcelona  y  Va- 
lencia, obligaron  á  D.  Martin  á  dejar  pasar  algún  tiempo  sin  visitar  la  Car- 
tuja. Sin  embargo,  subdelegaba  en  sus  ausencias  al  P.  Qafábrega,  y  á  pesar  de 
sus  muchas  ocupaciones,  no  olvidaba  nunca  á  su  casa  de  Valdecristo  :  consta 
por  varias  cartas  conservadas  en  el  archivo  de  la  Cartuja,  que  el  rey  se  que- 
jaba con  frecuencia  á  su  amigo  D.  Bernardo  ^afábrega,  de  que  no  escribiese  so- 
bre el  convento,  ni  le  diese  cuenta  del  estado  de  sus  obras,  y  consta  igualmente 
que,  para  la  prosecución  de  estas  y  para  engrandecer  cada  vez  más  esta  Car- 
tuja, hizo  por  entonces  grandísimas  donaciones  y  privilegios,  que  por  su  impor- 
tancia y  por  las  grandes  consideraciones  á    que  se  prestan  no  quiero  dejar  de 


consignar  en  estos  recuerdos  históricos. 


José  Morro  Aguil.\r, 


CRÓx^íICA  MENSUAL. 


i  la  crónica  del  mes  pasado  dábamos  cuenta  de  la  apertura  del  curso 
en  los  establecimientos  de  enseñanza  y  sociedades  instructivas:  no  ha 
concluido  este  capítulo;  aun  tenemos  que  consignar  nuevas  aperturas. 

En  los  primeros  dias  de  iVoviembre  celebróse    la    del  Rat-Penat, 

en  solemne  sesión  presidida  por  el  Sr.  Alcalde.  D.  Vicente  Pueyo  y  Ariño,  pre- 
sidente de  la  Sociedad,  leyó  un  breve  discurso,  explicando  su  instituto,  y  los 
amadors  de  les  glories  vale^iciaíies  tuvieron  ocasión  de  aplaudir  bellas  poesías 
de  los  Sres.  Labaila,  Iranzo,  Llombart,  Puig  Torralva,  Bodría,  y  Aguirre  y  Matiol. 
Este  último,  que  no  era  conocido  como  cultivador  de  las  letras  valencianas, 
fué  recibido  con  entusiasmo  en  el  gremio  del  Rat-Penat. 

*  ■* 

Otra  apertura  muy  brillante  fué  la  del  Círculo  Militar,  en  cuya  solemnidad, 
presidida  por  el  veterano  general  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  Lassala,  leyó  el  secre- 
tario de  la  corporación,  comandante  D.  Juan  Campos  y  Moles,  un  discurso  sobre 
la  invasión  fenicia  en  España.  Leyéronse  también  poesías  del  comandante  don 
Paulino  Ortiz,  y  del  alférez  D.  Francisco  del  Rio;  pero  lo  más  notable  fué  el 
elocuente  discurso  pronunciado  por  el  capitán  D.  Federico  Madariaga,  sobre  los 
deberes  que  los  adelantos  modernos  imponen  á  la  milicia. 


*  * 


En  el  Ateneo  han  comenzado  los  trabajos  de  las  secciones.  El  Dr.  D.  Mi- 
guel Más,  presidente  de  la  de  Ciencias  naturales;  D.  Prudencio  Solís,  de  la  de 
Ciencias  sociales,  y  D.  Félix  Pizcueta,  de  la  de  Literatura,  han  expuesto,  res- 
pectivamente, los  temas  que  han  de  discutirse  en  cada  una  de  ellas. 

La  exposición  de  los  temas  que  hizo  el  Sr.  Más,  en  sentido  pronunciada- 
mente positivista,  dio  lugar  á  que  el  catedrático  de  la  Universidad  central,  señor 
Vilanova  y  Piera,  diese  una  importante  conferencia,  cuyo  tema  fué  "el  darwi- 
nismo  considerado  con  relación  á  los  datos  que  suministra  la  paleontología,,, 
pero  de  este  asunto  concreto  tomó  pié  el  disertante  para  combatir  las  ideas 
materialistas,  que  se  presentan  hoy  revestidas  de  cierto  aparato  científico. 

El  Ateneo  ha  honrado  también  á  un  escritor  valenciano  que,  después  de 
bastantes  años  de  ausencia,  vuelve  á  establecerse  en  su  patria,  el  aplaudido  poeta 
dramático  D.  Raiael  i\Iaría  Liern.  Dedicóle  una  velada  literario-musical,  que 
estuvo  animadísima.  El  Sr.  Liern  correspondió  á  la  galantería  del  Ateneo,  con 
una  composición  humorística,  que  fué  muy  aplaudida.  Leyéronse  también  versos 


62  o  REVISTA   DE    VALENCU. 


de   los   Sres.  Ortiz,  Sanmartin  y  Aguirre,  Jorreto,  Pizcueta,  Greus,  Fambuena, 
Testor,  Vives  Lieni  y  Puerto  Calatayud. 

No  ha  sido  esta  la  única  reunión  literario-musical  del  Ateneo.  Otras  se  han 
celebrado,  en  las  cuales,  el  ánimo  de  los  oyentes ,  se  ha  deleitado  con  ins- 
piradas poesías  y  escogidas  piezas  de  música.  El  Sr.  Aguirre  y  Matiol ,  de  cuya 
presentación  en  el  Rat-Penat ,  como  cultivador  de  las  letras  lemosinas,  hemos 
dado  noticia  más  arriba ,  fué  también  muy  aplaudido  ,  en  el  Ateneo ,  como  poeta 
castellano,  por  una  composición  que  leyó  ,  titulada  Ocaso.  El  sentimiento  es  la 
cualidad  predominante  en  los  versos  del  Sr.  Aguirre ,  á  quien  auguramos  lison- 
jeros triunfos,  si  continúa  consagrando  su  ingenio  á  las  Musas. 


También  en  la  Academia  de  la  Juventud  Católica  han  comenzado  las  sec- 
ciones sus  trabajos,  siendo  muy  animadas  las  discusiones  sobre  el  periodismo 
bajo  su  aspecto  científico,  literario  y  moral.  Son  igualmente  interesantes  las  con- 
ferencias que  está  dando  el  joven  y  ya  distinguido  sacerdote  Sr.  Llanes  Mon- 
tuU,  sobre  el  Papa  y  la  libertad  de  conciencia. 

*    4 

El  Ateneo-Casino  Obrero  ha  sido  la  sociedad  escogida  por  el  distinguido 
hombre  público  D.  Cirilo  Amorós,  para  hacer  pública  propaganda  á  favor  de  la 
reconstitución  de  los  gremios.  Con  este  objeto  pronunció  un  importante  discurso, 
que  fué  muy  aplaudido  por  los  oyentes,  y  elogiado  después  por  la  prensa;  y  algu- 
nos jóvenes  abogados,  discípulos  del  Sr.  Amorós,  han  seguido  desarrollando 
aquel  tema  en  conferencias  sucesivas. 

*  * 

El  Sr.  Polo  y  Peyrolón  ha  dado  una  conferencia  sobre  las  huelgas  en  el 
Círculo  Católico-Obrero  de  San  Vicente  Ferrer,  combatiendo  las  tendencias 
anárquicas  que  agitan  á  las  clases  trabajadoras. 

*  * 

Un  médico  alemán,  viajero  infatigable,  que  ha  recorrido  buena  parte  del 
mundo,  el  doctor  Bechtinger,  ha  estado  de  paso  en  Valencia,  y  ha  dado  dos  con- 
ferencias, una  en  el  Ateneo  y  otra  en  la  sociedad  de  Agricultura,  hablando  de 
las  islas  Occeánicas  y  del  Asia  septentrional ,  y  fijándose  principalmente  en  la 
propagación  de  la  lepra  que  los  chinos  han  llevado  á  algunas  partes  de  la 
Occeanía. 


El  centro  escursionista  del  Rat-Penat  hizo  una  agradable  visita  al  antiguo  y 
suntuoso  monasterio  de  San  Miguel  de  los  Reyes,  fundación  de  los  duques  de 
Calabria,  y  convertido  hoy  en  establecimiento  penal;  á  la  hermosa  iglesia  del 
pueblo  de  Foyos,  y  al  castillo  señorial  de  la  ilustre  familia  de  los  Sorell,  que  se 
conserva  aun,  si  bien  desmantelado  y  bastante  ruinoso,  en  el  pueblo  de  Albalat, 
que  lleva  el  nombre  de  aquellos  opulentos  señores. 

*  * 


CRÓNICA    MENSUAL.  021 


hl  Saltamai'ti,  periódico  jocoso  y  satírico  que  fundó  en  otros  tiempos  el  se- 
ñor Liern,  y  tuvo  entonces  muclia  voga,  ha  reaparecido  al  regresar  á  Valencia 
aquel  festivo  escritor.  También  ha  comenzado  á  publicarse  otro  periódico  de  la 
misma  índole,  que  se  titula  El  Látigo. 


*  * 


Están  abiertos  ya  todos  los  teatros  de  Valencia,  excepto  el  de  Apolo,  que 
este  invierno  permanece  cerrado.  La  compañía  de  ópera  italiana  que  actúa  en 
el  teatro  Principal  no  ha  satisfecho  al  público,  y  ha  sufrido  ya  algunas  modifica- 
ciones. En  el  de  la  Princesa  reina  la  zarzuela,  consiguiendo  bastante  favor,  y  en 
el  de  la  calle  de  Ruzafa  continúa  sus  representaciones  la  compañía  dramática 
que  dirige  D.  Manuel  Calvo,  y  en  la  cual  se  distingue  la  dama  joven  señorita 
Bernal.  En  este  modesto  coliseo  se  ha  estrenado  con  buen  éxito  una  pieza  joco- 
sa del  Sr.  Liern,  bastante  apayasada,  que  se  titula  CacJmpin  en  Catarrocha,  la 
cual  tiene  algunas  lijeras  piezas  de  música,  compuestas  por  el  maestro  D.  Eduar- 
do Giménez. 


'n^.^XKi. 


bibliografía  valenciana. 


A  ILUSTRACIÓN  DE  LOS  NIÑOS,  por  el  arzobispo  de  Valencu.— 
Valencia,  imprenta  de  Nicasio  Riiis.  1882  (l). 

U  El  docto  prelado,  Excmo.  é  limo.  Sr.  D.  Antolin  Monescillo,  ha 
puesto  al  frente  de  este  librito  el  precepto  de  Horacio  ,  lectorem  deleclan- 
do,  pariterque  monendo,  porque  se  ha  propuesto  difundir  sanas  ideas  con 
la  amenidad  que  atrae  á  los  niños.  La  obra  de  que  nos  ocupamos  es  una  colec- 
ción de  articulitos  dialogados,  de  asunto  diferente,  bajo  epígrafes  oportunísimos, 
que  ora  atrayendo  á  los  labios  alegre  sonrisa,  como  en  Las  Cananas  de  la  Man- 
cha, ora  cautivando  el  alma  con  emociones  dulcísimas,  como  en  El  Peregrino  y 
el  Ventero,  van  infiltrando  suavemente  en  el  corazón  sentimientos  de  piedad, 
y  saludables  consejos  en  la  memoria,  y  encaminando  al  entendimiento  hacia  las 
purísimas  fuentes  de  la  verdadera  sabiduría. 

La  rosa  y  el  jazniin  y  La  civilización  y  ehnaterialismo,  son  críticas  severas 
de  la  tontería,  y  de  la  creencia  funesta  y  equivocada  del  moderno  positivismo, 
para  el  cual  no  hay  más  allá  del  placer,  ni  otro  progreso  que  el  industrial. 

Otras  veces,  como  en  los  Ensayos  de  composición  y  El  maestro  y  el  niño,  dá 
el  autor  de  este  modesto  y  útil  librito  verdaderas  lecciones  sobre  el  arte  de  es- 
cribir y  hablar  bien,  y  en  los  Ayes  del  alma  y  del  corazón  hallamos  un  modelo 
acabado  de  santa  unción  y  piedad. 

En  cuanto  á  su  mérito  literario,  hay  en  estos  articulitos  la  originalidad  que 
caracteriza  al  Sr.  Monescillo  como  escritor.  Ha  estudiado  mucho  los  autores  es- 
pañoles del  siglo  de  oro  de  nuestra  literatura,  y  estas  lecturas  le  han  dado  afi- 
ciones arcaicas,  que  se  reflejan  en  su  estilo,  llegando  á  pecar  de  artificioso,  tanto 
por  el  empleo  de  vocablos  no  vulgares,  como  por  el  giro  algo  extraño  que  dá  á 
la  construcción.  En  ocasiones,  estas  cualidades  dan  cierto  encanto  á  la  frase  y 
revisten  de  alguna  novedad  el  pensamiento;  en  otros  casos  hacen  fatigosa  la 
lectura,  y  difícil  de  seguir  la  idea. 

Esta,  en  el  presente  libro,  es  muy  varia;  en  algunos  diálogos  tiene  verdadera 
profundidad,  en  otros  no  pasa  de  ser  una  especie  dejuguetillo,  adecuado  á  la  in- 
teligencia de  los  niños,  á  quienes  está  consagrado. 

Es  plausible  ciertamente  que  al  par  que  se  dedica  con  celo  incansable  á  la 
predicación  y  á  los  demás  deberes  de  su  elevado  y  difícil  cargo,  se  consagre  el 
digno  arzobispo  de  Valencia  á  escribir  obras,  siempre  apreciables  en  sus  diver- 
sos géneros,  y  útiles  al  fin  moral  y  religioso  que  se  propone. 


(1)     Un  tomo  de  3:^6  púginas  en  8.° 


BIBLIOGRAFÍA  VALENCIANA.  Ó23 


MANUAL  DE  HIGIENE  PÚBLICA  Y  PRIVADA,  por  el  Dr.  Armand  1?. 
Paulier,  alumno  interno  de  los  hospitales  de  París,  traducido  al  español  por  don 
Alvaro  Arnau  y  Clemente,  licenciado  en  medicina  y  cirujia,y  anotado  por  el  doc- 
tor D.  Constantino  Gomes,  catedrático  de  dicha  asig^natura  en  la  facidtad  de 
medicina  de  Valencia. —  Valeftcia.  1882  (1). 

En  esta  obra  encuentra  el  lector  claramente  reasumido  cuanto  de  nuevo  se 
ha  escrito  hasta  nuestros  dias  sobre  el  importante  tema  del  código  de  la  salud, 
la  Higiene,  cuyo  objeto  no  es  otro  que  prolongar  la  vida.  La  introducción, 
escrita  por  el  joven  é  inteligente  catedrático  Dr.  D.  Constantino  Gómez,  es 
digna  de  la  obra,  y  en  ella  se  relata  con  levantado  estilo  la  historia  é  importan- 
cia de  la  ciencia  que  se  describe.  El  libro  se  divide  en  tres  partes:  Higiene  ge- 
neral ó  conocimiento  de  los  agentes  exteriores,  alimento,  atmóslera,  etc.;  Higie- 
ne individual,  ó  sean  condiciones  particulares  de  cada  organismo  y  temperamento, 
é  Higiene  pública,  ó  reglas  higiénicas  aplicables  á  todos,  y  que  deben  practicarse 
en  todo  tiempo  y  ocasión. 

En  esta  última  parte,  que  es  la  más  extensa,  trata  el  autor:  1  °  De  las  razas 
_  y  las  diferencias  que  entre  sí  las  distinguen,  ya  con  relación  á  la  talla,  ya  al  esta- 
do orgánico,  fisiológico  y  patológico,  ya  bajo  el  punto  de  vista  de  la  vitalidad  y 
mortalidad.  2.0  Z'í'  la  demografía,  ciencia  moderna,  verdadero  libro  mayor  de 
la  contabilidad  humana,  bajo  cuya  inspección  se  halla  el  conocimiento  de  las  cau- 
sas que  influyen  en  el  movimiento  de  población  de  los  pueblos.  3.°  De  las  liabi- 
taciones  públicas,  comprendiendo  en  este  epígrafe  la  higiene  de  las  ciudades  y 
todo  cuanto  con  ellas,  en  este  concepto,  se  relaciona.  4."  De  la  Alimentación  pií- 
blica,  señalando  los  efectos  que  produce  en  las  poblaciones  la  abundancia  ó  ca- 
restía de  los  víveres  y  los  impuestos  de  consumos,  obrando  como  causa  de  des- 
población. 5.°  Délas profcsio7ies,  estudiadas  ya  en  general,  ya  particularmente, 
dictando  las  precauciones  que  deben  adoptarse  en  ellas.  6.°  Epidemiología;  en 
esta  sección  estudia,  por  último,  la  infección,  el  contagio,  la  endemia,  y  las  epi- 
demias y  los  medios  que  han  de  seguirse  para  prevenir  y  combatir  estas  temi- 
bles enfermedades,  mencionando  los  diferentes  específicos  que,  con  mayor  ó  me- 
nor éxito,  se  han  empleado  para  sustraerse  á  tan  devastadores  azotes. 


CUADROS  SINÓPTICOS-DESCRIPTIVOS  DE  FISIOLOGÍA  HUMANA, 
POR  EL  Dr.  J.  Aguilar  Lara,  catedrático  de  esta  Universidad.  Valencia,  libre- 
ría de  Pascual  Aguilar.  Imprenta  de  José  María  Blesa.  1S82  (2). 

Este  libro  se  halla  dividido  en  114  lecciones,  agrupadas  en  varias  secciones. 
La  primera  se  ocupa  de  la  fisiología  general,  insistiendo  mucho  en  la  utilidad  de 
la  experimentación  para  robar  ala  naturaleza  los  secretos  biológicos.  La  segunda 
sección  comprende  las  funciones  de  nutrición  y  los  de  relación;  la  tercera  las 
funciones  de  reproducción,  comprendiendo  las  cuestiones  de  generación,  des- 
arrollo de  las  edades  y  herencias. 

Todo  esto  está  reasumido  por  medio  de  cuadros  sinópticos,  de  modo  que 
cada  lección  solo  comprende  una  hoja,  y  viene  á  ser  como  una  especie  de  índice 


(1)  La  obra,   esmeradamente  impresa,   ha  sido   publicada  por  el   conocido  editor  D.   Pascual 
.\guilar,  y  forma  un  tomj  de  728  págs.  en  4.°  mayor.  Se  vende  á  48  rs.  en  Valencia  y  50  fuera. 

(2)  Un  tomo  en  folio  de  204  páginas,  que  se  vende  á  24  rs.  en  la  librería  del  editor  P.  Aguilar. 


624  REVISTA  DE  VALENCIA. 


razonado  de  la  materia,  muy  útil  para  que  la   tengan  presente  los  estudiantes 
de  medicina,  para  conocimiento  de  la  asiiínatura. 

Es  digna  de  alabanza,  pues,  esta  publicación  para  su  objeto  especial,  y  su- 
pone esludios  muy  detenidos  y  gran  espíritu  de  orden  y  clasificación  en  su  con- 
cienzudo autor,  que  sostiene  dignamente  la  buena  reputación  de  que  goza  la 
escuela  de  Medicina  de  Valencia. 


NOCIONES  DE  HIGIENE  PRIVADA  Y  SOCIAL,  por  el  Dr.  D.  Emilio 
Ribera,  catedrático  del  Instituto  proviticial . — Segunda  edición.-^  Valencia.  Im- 
prenta de  Alufre.  1882  (l). 

En  menos  de  un  año  ha  quedado  agotada  la  primera  edición  de  esta  obra  de 
texto,  escrita  por  el  catedrático  de  la  asignatura  en  nuestro  Instituto  provincial. 
La  nueva  edición ,  escrita  bajo  idéntico  plan  y  con  algunas  correcciones  en  el 
lenguaje  y  estilo,  contiene  varias  adiciones  que  los  últimos  progresos  de  la  Hi- 
giene requerían,  y  sir\'e  de  complemento  al '  Tratado  de  Historia  Natural,  es- 
crito por  este  laborioso  profesor,  para  sus  alumnos. 


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(1)     Un  volumen  de  90  páginas  en  4.' 


Vale.ncia.  Lmprentade  Domenech,  JUr,  48. — 1882. 


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Revista  de  Valencia 


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