Pío XI . .
Comentarlos: Aspectos del problema social co¬
lombiano .
Enrique Finke .
Estudios biológicos . . .
Sobre natalidad. Una solución contraproducente.
El P. Miguel A. Pro, redentor del obrero .
Novedades científicas . . .
V#'RY °F m$T0f
FEB 6 1988 'SUMARIO
^OtOGíCAL
Su SantiBarmncr
Página artística . .
Orientaciones: El corporativismo al alcance de
todos .
■■*££■ i
fjr § 7
69
Eduardo Ospina
71
Félix Restrepo
75
Jaime Pujiula
84
Emilio Arango
93
Salomón Rahaim
101
Pedro Zutoaga
108
Guillermo Figuera
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Miranda, 129— Celso, 129— García Chuecos, 130— J. L. R., 130. Biografía: Ama¬
lia Errázuriz de Subercaseaux, 131— Beylard s. j., 131— Bezuillaer, 131— Cruz
Rueda, 132— Fuselli, 132. Ciencias eclesiásticas: Larrañaga S. j., 132. Ciencias
naturales: Carbonell, 133— Publicaciones del Ministerio de Instrucción Pública
de la República de El Salvador, 133— Vallejo Nájera, 134. Religión: Goyau, 134.
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San Miguel, 135— Herrera Romero, 135— Jabouley, 136— Maday, 135— Maritain 136
(della) Roca, 137. Varios: Genta, 137-Montier, 137— Olaf, 133-Sabat Pebet, 138 j
Indice del suplemento:
Vida nacional ■ Ultimas publicaciones colombianas ■ Crónica de la
Universidad Javeriana ■ Jorge Rojas.
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Vida nacional
Del 15 de enero al 20 de febrero
— I —
L p CONVENCION CONSERVADORA de Cundinamarca, convocada
c°n carácter de extraordinaria a raíz de los sangrientos sucesos de Ga-
to v de Ta°"t ^1 19-a .,21, íl ener°' 190 dele"ados de todo el departamen¬
to > de la intendencia del Meta tomaron parte en las deliberaciones. Las
cu cunstancias en que se reunió la asamblea, y el ambiente político de ex-
tremada tensión que la acompañaba, demostraban la importancia que sus
decisiones revestirían. Y en verdad fueron graves las resoluciones adopta¬
dor ’nJe gr-an trasc?ndencla Para el futuro político del partido conserva-
dor. Después de dejar consignada
Su encendida protesta por el crimen político perpetrado en Gachetá el 8 del mes en curso
por fuerzas armadas de la república, en ostensible complicidad con un círculo de izquier-
da. revolucionario y subversivo..., y contra el hecho escandaloso de que no obstante "l
tempo transcurrido, ninguno de los principales responsables haya sido detenido 1,
fue aprobada unánimemente la siguiente proposición:
*1 I \ co”vewc*ón conservadora de Cundinamarca presenta su más efusiva felicitación
al doctor Aquilino Villegas, admirable polemista del partido, pluma valiente e inmaculada
por el editorial publicado en El Siglo del 16 de los corrientes, cuyas conclusiones acoge esta
convención, las declara aquí inscritas y las aconseja al electorado conservador del departa-
mentó y de todo el país, reconociendo que las normas de organización defensiva destacadas
en aquel escrito, son las únicas posibles para la vitalidad del partido.
La convención ordena que aquellas conclusiones sean profusa y permanentemente publi-
cadas en los órganos de la prensa conservadora del país, y elige al doctor Aquilino Ville-
gas como su miembro honorario 1 2 3. ,
El gobierno se apresuró a condenar esta moción, porque, a su juicio
«pugna abiertamente con el orden constitucional y legal de la repúbli-’
ca>>, y declaró que tomaría todas las medidas necesarias para salvar la tran¬
quilidad pública y garantizar la vigencia de las instituciones jurídicas na-
cionales ;í.
1 El Stglo, 20 de enero. Creemos conveniente hacer constar que días después fueron detenidos ñor
orden del investiMador especial, doctor Dangond Daza, los señores Felipe Garavito, Dagoberto Ocampo v
Reinaldo Martin, sindicados por la opinión pública como culpables de la matanza de conservadores v
Antonio Guzman Blanco, secretario de gobierno en la pasada administración, a quien se acusa de ser uno
de los directores intelectuales de aquella jornada criminal.
2 El Siglo, 21 de enero.
3 El Espectador, 21 de enero.
(45)
En el editorial a que alude la resolución de los convenciomstas, el
doctor Villegas pedía ahincadamente que el gobierno tomara las medidas
elementales que la justicia exige, y que de una vez para siempre demos¬
trara «que el poder público en ninguna forma sería el alcahuete de la vio¬
lencia». Pero más adelante exponía la tesis de la legítima defensa y los
medios prácticos de llevarla a cabo.
No reunirnos nunca en donde quiera que nos desarmen; y armarnos por todos los
caminos posibles ;
No reunirnos nunca sino en donde seamos los más fuertes contra cualquiera agresión;
Organizamos, secretamente si es necesario, en grupos afines en los barrios si se trata
de habitantes de las poblaciones y en las veredas, si se trata de masas campesinas, en grupos
resueltos que aseguren la mutua defensa ;
En donde quiera que sea saboteada una reunión de los nuestros procurar reunirse con
suficiente fuerza para sabotear la del adversario ;
Y y. . . muchas otras que se te dirán al oído, hermano conservador, que no \as a
tener vida bajo el gobierno de la convivencia, como no la tuviste bajo las sanguinarias
administraciones pasadas. Pero la lucha es la vida, y si lo que quieren los asesinos de Gachetá
es apartarnos de las urnas, están muy equivocados : a las urnas iremos a rescatar nuestro
derecho de elegir libremente los legisladores. Y ya sabremos quiénes nos tendrán que pagar
hoy o más tarde, el montón de cadáveres y los torrentes de sangre inocente con que se
mancharan las aras de la patria.
La más seria de las resoluciones adoptadas por los convenciomstas
es la que se firmo el 21 de enero a las 2 de la tarde, en la ultima sesión.
Puede decirse que toda la convención giró en torno de esta medida que
se estudió en las tres reuniones, siendo aprobada unánimemente, según
El Siglo, en todas ellas.
Se establece en los considerandos que el partido conservador contaba con el permiso legal
para congregar a sus adeptos en la plaza de Gachetá; que el permiso de realizar una contra -
manifestación en el mismo sitio y a la misma hora solicitado por un grupo liberal izquier¬
dista, fue denegado por la autoridad competente; que no obstante la negativa, la contra-
manifestación se efectuó, sin que la autoridad tomara medida alguna para disolverla; que
a consecuencia de esta omisión sobrevino el abaleo a los conservadores ejecutado por los
contramanifestantes y por la fuerza pública; que del indiscutible conocimiento de los hechos
es forzoso deducir que el delito fue planeado y premeditado para lograr el amedrentamiento
de los electores conservadores del círculo electoral del Guavio, y que con tal delito se han
falseado fundamentalmente los resultados de los comicios venideros; que apesar del consi¬
derable tiempo transcurrido no ha sido detenido ninguno de los sujetos señalados por la
opinión pública como responsables de la matanza, ni se ha procedido contra los oficiales
que comandaban la fuerza armada que la ocasionó; que la certeza de tal impunidad y la
del aprovechamiento del crimen para conquistar posiciones políticas indebidas destruye toda
posibilidad de supervivencia del orden jurídico; que es un deber indeclinable de los cuerpos
directivos del partido conservador, oprimido por hechos horrendos de brutal injusticia, pro¬
curar por todos los medios a su alcance que el país no caiga definitivamente en mano* de
los asesinos impunes, que la sangre inocente de sus adeptos no se derrame sin castigo, ni
la nación sucumba bajo la ola de violencia que la amenaza; que la moral más estricta y
todas las legislaciones positivas del mundo civilizado reconocen la legítima defensa como
primordial y suprema garantía de la vida humana.
Por todos estos motivos la convención extraordinaria se cree en el
caso de declarar solemnemente:
a) Que los conservadores de Cundinamarca han sido colocados en el caso de legítima
defensa ;
(46)
u
el pueblo
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EL PUEBLO realizará en Colombia el
anhelo de 5. 5. Pío XI de que cada nación
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b) Que los asesinatos de Gachetá, por las circunstancias que los acompañan, constituyen
una ignominia para el nombre colombiano y para el país sobre cuyo suelo viven sujetos
viles, capaces de tan infame acto de cobardía;
c) Que la dignidad del partido conservador de Cundinamarca no puede permitir que
la sangre inocente sea aprovechada por los autores de los asesinatos con la conquista de
posiciones políticas ;
d) En consecuencia, los delegados de Cundinamarca y de la intendencia del Meta que
integran esta convención juran solemnemente , ante Dios, ante el país entero y por el honor
del partido, que la representación política de la provincia del Guavio será conservadora, y
por tanto no se permitirá que en los cuerpos electivos nacional y departamental sea usur¬
pada por sujetos que no pertenezcan a nuestra colectividad política.
Y al estampar sus firmas al pie de tan enfático documento, los repre¬
sentantes cundinámarqueses declaran que «comprometen, no solamente
su honor personal, sino el de toda la colectividad en la puntual y rigurosa
ejecución de esta medida, que se toma con pleno conocimiento de causa,
después de grave y detenida meditación» ,J.
La impresión que estas resoluciones produjeron en toda la opinión
nacional se manifestó con rapidez de corriente eléctrica. El sector liberal
del país, desde el jefe del Estado hasta el último comité municipal, con¬
denó con unánime indignación este gesto del partido conservador. Los
periódicos liberales hicieron del asunto un casus helli, y recalcaron con
insistencia que el partido de oposición se había colocado fuera de la ley,
lanzándose sin motivo que lo justificara por los caminos de la ilegalidad.
Para esa prensa el acuerdo de los convencionistas no era sino «la invoca¬
ción rústica de la violencia que se escapa de la garganta de la demagogia».
Los convencionistas se habían declarado simplemente «enemigos de la repú¬
blica» c. En consecuencia les advertía colérica que el gobierno disponía de
todos los medios para «aplastar» todo intento de subversión, todo conato de
desorden. Y para hacer más evidente el «desatino» de aquella audaz reso¬
lución, repitieron en todos los tonos que lo de Gachetá «fue únicamente
un hecho aislado» que ellos — los liberales — condenaban los primeros;
un «alboroto provocado por unos caballeros ( sic) a quienes ha desauto¬
rizado todo el mundo» T.
Esta visión de los hechos exaltó aún más los ánimos de los conserva¬
dores, quienes acusaron a sus enemigos políticos de disminuir intencio¬
nadamente la gravedad monstruosa de la matanza del Guavio. No pode¬
mos considerarla como hecho aislado — respondieron — :
«
Porque es el último eslabón de una larga y pesada cadena de persecuciones y martirio.
Y porque revistió todos los caracteres de premeditación, alevosía y notoriedad que consti¬
tuyen la plena prueba de un delito doblemente execrable; porque se cometió a la luz del
so! y con la complicidad de quienes debieron prevenirlo y castigarlo en los momentos de su
ejecución. No es lógico deducir la singularidad de un caso cuando a producirlo concurren
factores que hacen presumir su repercusión y repetición.
A los calificativos de «ilegales», «bárbaros», «sanguinarios», «terro¬
ristas», con que se motejó a los participantes en la convención departa¬
mental, responde El Siglo en nota editorial del 22 de enero i
4 El Siglo, 16 de enero.
5 El Siglo, 22 de enero.
6 El Tiempo, 22 de enero.
7 El Tiempo, 22 de enero.
/tef/'/ojrff! . v
<?
59
0 « » »
En el calendario de toda mujer, hay cada mes ciertos días
inevitables, días de descontento, días de mal humor, días
de tormento . . . cuando ella sufre porque es mujer. Sin em-
argo, ahora millares y millares de mujeres pasan tranqui¬
las y contentas esos días inevitables, acudiendo al seguro
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quita el dolor, calma los nervios y reanima el
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Los 8.000 muertos de Santander, bajo el reinado de sangre de los señores Olaya He¬
rrera y Alfonso López. ...están probando que el liberalismo parece empeñado en sostener a
todo trance la exterminación de sus adversarios.
Además de que los hechos de Gachetá no han sido deformados por noostros, ni agran¬
dados para buscar un efecto sobre los convencionistas cundinamarqueses. Once muertos y
cincuenta heridos, cuando la concentración conservadora debió desarrollarse dentro del más
perfecto orden — porque había sido incorporada a las vías legales — ponen de relieve la '
capacidad acometedora del liberalismo. La masacre de Gachetá previene a los colombianos
sobre lo deleznable de su orden jurídico. La enseñanza que se extrae de ellos es qué un
partido, en la proscripción, teniendo en frente a un adversario de la peligrosidad del libe¬
ralismo. necesita preparar su defensa y que sus hombres estén en capacidad para repeler
las agresiones de que puedan ser víctimas. Esto es algo elemental en la mecánica política.
Algo indiscutible. Cuando se trató de la concentración de Gachetá, el gobierno ofreció garan¬
tías. Envió tropas. Y pudo cumplir su promesa de «garantías»? No. Los mismos hombres
encargados de salvaguardiar la vida de los conservadores resolvieron ponerse de acuerdo
con los izquierdistas para abalearlos. El caso es demasiado claro, demasiado categórico,
demasiado diciente para que en torno a él se escriban equilibrios literarios que son apabu¬
llados por la fuerza de los hechos.
En tan dramática agitación se hallaban los espíritus, cuando en la
noche del 24 se dirigieron por radio a todo el país los hombres más repre¬
sentativos de las dos ideologías en pugna, Eduardo Santos y Laureano
Gómez. Aunque el contenido de ambos discursos es bien conocido, ya
que hallaron eco en toda la prensa de Colombia, quedaría incompleta
nuestra crónica si no los resumiéramos en una rápida síntesis.
Inició el señor presidente su conferencia invitando a todos los colom¬
bianos a reflexionar patrióticamente sobre los aspectos recientes de la
política nacional y sobre las palabras que, como jefe del Estado, iba a
pronunciar.
La convivencia, dijo, no es una política, sino un deber elemental e imperioso que la
Constitución y las leyes imponen al gobernante. ¿Y qué resultados prácticos ha dado esta
actuación conciliadora? En centenares de telegramas y otras comunicaciones, recibidas en
palacio durante los últimos meses, personajes conservadores atestiguan que en sus jiras
y propagandas han disfrutado de las más completas garantías, que la convivencia ha sido
interpretada hidalga y generosamente por las autoridades departamentales, que la concordia
nacional es una realidad patriótica, que el liberalismo se muestra culto y comprensivo...
Las cincuenta manifestaciones publicas llevadas a cabo por los conservadores en las últimas
semanas se realizaron con absoluta libertad... Ese es el clima político colombiano, el clima
real, el de las provincias, el de los distintos lugares de la república... Esa era y es una
vasta aspiración nacional; yo he tenido el honor de ser su intérprete. Son los ciudadanos
colombianos los que han venido realizándola con honrosísima eficacia. Y ellos y el gobierno
han de perseverar en esta vía salvadora.
Pero he aquí que en medio de este ambiente de paz y de civismo estalla la tragedia
de Gachetá, tragedia abominable, que nadie pretende ni excusar ni disimular y ante cuyas
víctimas me inclino con emocionado respeto.
El gobierno — continuaba el presidente — hizo todo lo posible por impedir que la tra¬
gedia se extendiera, y por abrir ampliamente la puerta a la justicia y a la sanción.
Y mostrando asombro por la interpretación que de los hechos han
dado los políticos conservadores, y por las medidas que en relación con
ellos adoptaron, exclama el jefe del Estado:
Y ahora, pregunto a todos mis oyentes: ¿Ese hecho aislado, ese incidente que no tenía
relaciones con los sucesos -anteriores, que no perturbó en lo más mínimo los que hubieron
de sucederlo. que no evitó el que la tranquilidad y la cultura política brillaran plenamente
en lugares como Arboledas, Armenia y Santa Rosa; ese hecho es suficiente para que una
(50)
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Barranquilla : Banco Bogotá, oficina número 4. Apartado 680.
Manizales: Oficinas frente al Hotel Escorial. Apartado 30.
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dirigir su correspodencia a Bogotá.
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CUPON
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trucción en la carrera, profesión u oficio que he marcado en esta hoja con una (x).
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convención política se declare fuera de la ley; para que se proclame como programa de un
partido la violencia subversiva; para que se haga propaganda, de manera, más o menos
abierta o solapada, a una política de atentado personal que no sería cosa distinta de la polí¬
tica del delito más execrable y de la barbarie más anticristiana?
Pa ra terminar, el doctor Santos manifiesta que contra esa política
de violencia, lo mismo bajo el elogio que bajo la diatriba, el gobierno
hará cuanto esté a su alcance «para que las libertades se mantengan intac¬
tas y la democracia tenga una real existencia en Colombia».
¿Qué opondría a las palabras del presidente el jefe de la oposición, el
presidente honorario de la convención extraordinaria de Cundinamarca, el
representante más autorizado del conservatismo?
Los millares de radioescuchas que acababan de oír al doctor Santos,
sintonizaron la Voz de Colombia: Laureano Gómez saludaba ya a todos
los colombianos y entraba en la difícil materia de su improvisación his¬
tórica. Tenía que refutar las estudiadas palabras del presidente y justi¬
ficar la resolución de legítima defensa que su partido acababa de adoptar.
Por sus labios iban a gritar venganza los once muertos y cincuenta heridos
conservadores de Gachetá.
Traza el jefe un resumen de los hechos, demuestra la pasividad
culpable de las autoridades y la participación criminal de la policía; aduce
textos del Código Penal que condenan a individuos que aún gozan de
libertad; acusa en un párrafo impresionante al secretario de gobierno
departamental, y declara que no les quedaba ya a los miembros del con¬
servatismo más camino que la vuelta a los principios primordiales. Ante
la afirmación hecha momentos antes por el presidente de que el gobierno
había tomado todas las medidas conducentes para evitar que los hechos
se produjeran, replica el jefe conservador:
Esta afirmación no tranquiliza el espíritu porque representa la impotencia del go¬
bierno. ante los asesinatos. Sería preferible que el doctor Santos dijera que el gobierno
había sido cogido de improviso, que no se tomaron los medios. Esta es la declaración de
la impotencia del gobierno ante el asesinato.
Finalmente sostiene que, según textos de Balines y Santo Tomás de
Aquino, las decisiones tomadas por la convención, dadas todas las cir¬
cunstancias actuales, tienen para los miembros de la comunidad en aquella
representados, la fuerza de verdaderas leyes 8.
En vísperas de reunirse la anunciada convención nacional del partido
conservador se hicieron públicas unas declaraciones de un grupo de con¬
servadores bogotanos, desazonados y temerosos con las conclusiones de
la convención departamental. Estas manifestaciones que se conocieron
con el nombre de manifiesto de los sesenta , no disminuyeron en nada la
tensión de la vida política. Llevaban como primera firma la del doctor
Emilio Ferrero, e iban dirigidas a la convención nacional del partido.
Declaraban los firmantes que sentían sus espíritus embargados de patrió¬
tica congoja por el atentado de Gachetá, pero les alarmaba sobremanera
El hecho de que una parte de nuestros copartidarios, dejándose llevar por el airado
impulso de la emoción que causa el inaudito crimen, haya creído hallar recurso eficaz y
8 El Siglo, 25 de enero.
(51)
justo contra actos de esa especie en la adopción de medidas encaminadas a oponer la vio¬
lencia a la violencia 9.
El júbilo con que ía prensa liberal de todos los matices acogió estas
manifestaciones es solo comparable a la perplejidad y zozobra que demos¬
tró en los días anteriores. La Verdadera acción intrépida , titula El Liberal
un suelto en que agota el léxico de los loores en honor del «razonado,
discreto y sensato documento, firmado por prestigiosos caballeros, que
son hombres de trabajo y que tienen algo que perder con la violencia, y
en todo caso nada que ganar con su predicación» 10.
El directorio conservador contestó al doctor Ferrero invitándole a
que expusiera personalmente en el seno de la convención nacional ías
razones que le movieron a hacer tales reservas a las normas cundina»
marquesas, y autorizándole para que con él discutiesen dichas normas en
la misma asamblea otros cuatro de los firmantes del manifiesto.
Tan gallardo proceder fue juzgado por La Razón de «inobjetable,
democrático y merecedor de sinceras congratulaciones» * 11.
Sin embargo el doctor Ferrero, en nombre propio y en el de sus
compañeros, declinó el ofrecimiento que se le hacía, por creer que una
disputa ruidosa sería más bien perjudicial a los intereses del conser-
vaíismo.
Así terminó la intervención de los «moderados», sin que se produje¬
sen en el panorama político del conservatismo modificaciones apreciables.
Por el contrario, ía tesis de la legítima defensa fue ganando entusiastas
partidarios en todo el territorio patrio. Las ediciones de El Siglo conte¬
nían diariamente multitud de telegramas ardorosos, y editoriales compa¬
rables a los de Aquilino Villegas se escribían en la prensa de todas las
provincias.
p L DIA 4 DE FEBRERO quedó instalada en Bogotá la convención
nacional del partido conservador. Desde sus actuaciones preliminares
concenti o necesariamente toda la atención publica. De su urgencia y nece¬
sidad decían muy claro las circunstancias: el enorme crimen político de
Gachetá había colocado a grandes sectores del partido en actitud recelosa
y a veces hostil para con el poder constituido ; la convivencia entre todos
los colombianos, predicada por el gobierno y practicada lealmente en algu¬
nos sectores durante cinco meses, había entrado én un colapso ; una inquie¬
tud improrrogable de latente beligerancia invadía todos los espíritus
La ansiedad y la expectativa en que el país estaba sumido desde hacía
tres semanas, iban a culminar en estos primeros días de febrero, en los
que la convención nacional adoptaría, tras maduras reflexiones, una reso¬
lución definitiva.
Tomaron parte en aquellas deliberaciones los representantes de todos
los departamentos e intendencias, además de algunos jefes conservadores
de diferentes secciones del país, especialmente invitados. El general Pe¬
dro J. Berrío fue desde luego proclamado presidente de la convención.
9 El Tiempo, 28 de enero (Nótese que esta declaración se publicó en El Tiempo).
10 El Liberal, 28 de enero.
11 La Razón, 30 de enero.
(52)
* r\0^
territorio flaC
con un servicio
RAPIDO-SEGURO - EFICIENTE
Así lo tenían determinado mucho antes el doctor Gómez y sus com¬
pañeros de directorio.
Fácilmente se comprende que entre los importantísimos temas discu¬
tidos en aquellas memorables reuniones ninguno había de alcanzar tanta
gravedad y resonancia como el de la nacionalización de las resoluciones
de la convención cundinamarquesa, o sea, la aplicación inmediata a todo
Colombia de la llamada «política de acción intrépida».
Estaba Laureano Gómez firmemente resuelto a separarse de la direc¬
ción del partido si la convención nacional no apoyaba de manera irres¬
tricta su actuación personal y la de los convencionistas de Cundinamarca
en relación con los sucesos de Gachetá. Gomo Berrío y los demás dele¬
gados de Antioquia no se mostraron acordes con esa orientación, se con¬
vino en que el jefe antioqueño hablase de nuevo con el presidente de la
república. Pero Laureano Gómez resolvió desde luego retirarse, y no
volvió a aparecer en la convención; y poco después partió en un avión
para Panamá.
Entre tanto el señor presidente confirmó de la manera más amplia
su propósito de conceder garantías a los conservadores en las elecciones.
Gomo le preguntara el presidente al general Berrío cuáles eran en
concreto las quejas del partido conservador, manifestó éste que él no
podría fácilmente detallárselas, pero designó más tarde en la convención
a Gonzalo Restrepo Jaramillo y a Abel Carbonell para que expusieran
ante el gobierno los reclamos del partido.
Los comisionados rindieron su informe ant$ el ministro de gobierno,
y le hicieron saber además que la única fórmula satisfactoria respecto de
las próximas elecciones sería la abstención del partido liberal en la pro¬
vincia del Guavio. No pudo el doctor Lozano acceder como ministro a
esta última petición, pero ratificó su promesa de garantizar a los conser¬
vadores el ejercicio de sus derechos ciudadanos 1J.
Los acontecimientos más notables de la asamblea que reseñamos se
acumularon en la sesión vespertina del 6 de febrero: resoluciones solem¬
nes, sorprendentes actitudes, patéticos discursos, tuvieron lugar en aque¬
llas horas dramáticas.
Al proponer Primitivo Crespo al comienzo de la sesión, el reconoci¬
miento de Laureano Gómez como jefe único del cónservatismo colom¬
biano, todos los convencionistas, puestos en pie, rindieron entusiasta y
clamorosa adhesión a aquella propuesta. La moción aprobada en forma
tan jubilosa dice textualmente: ^
La convención nacional conservadora de 1939, en acatamiento a la voluntad general del
partido y en servicio de sus altos intereses,
Resuelve :
Reconocer y proclamar como jefe único del conservatismo al doctor Laureano Gómez,
a quien se rinde una vez más el testimonio de adhesión y respaldo por sus constantes, des¬
velados y eficaces servicios en beneficio de nuestra causa.
El señor doctor Gómez queda investido de amplísimas facultades para el ejercicio de
su cargo -1-3.
12 El Siglo, 7 de febrero.
13 El Siglo, 7 de febrero.
(54)
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Inmediatamente, rogando al doctor Abel Garbonell que le reempla¬
zara en el sillón presidencial, se levantó a hablar el general Berrío. Al
punto pensaron los convencionistas que algo grave iba a anunciar el cau¬
dillo antioqueño. Comenzó éste adhiriéndose a la proclamación del doctor
Laureano Gómez como jefe único del partido, y dijo que siempre había
estado de acuerdo con él en sus campañas políticas. Pero que habiendo
surgido entre los dos cierta divergencia en el modo de apreciar algunas
de las conclusiones de la convención de Cundinamarca, y en vista de la
imposibilidad de uniformar los criterios en este punto, suplicaba al secre¬
tario que leyese la constancia que traía escrita, y que con mucha pena se
retiraba de la convención.
Apesar de las instancias de muchos convencionistas para que no se
retirase ni abandonase la presidencia, el general se reunió en la puerta
del salón con los demás delegados de Antioquia y allí esperó a que se
leyese su constancia, que decía así:
Señores delegados de la convención conservadora:
Honrado con el cargo de presidente de esta respetable corporación, en mi calidad de
miembro del directorio nacional conservador, tuve algunas conferencias preliminares con el
señor doctor Laureano Gómez, antes de iniciarse las sesiones, para ver de llegar a un
acuerdo sobre ciertos puntos que podrían ser objeto de estudio durante las reuniones.
Dentro de la mayor cordialidad y con el más vivo anhelo de servir a nuestra comunidad
política llegamos, de acuerdo con otros miembros del directorio, a una fórmula que debía
someterse a vuestra ilustrada consideración.
Como parece que se ha cambiado de propósito y que de tal manera se hace imposible
uniformar el pensamiento directivo sobre las cuestiones que fueron objeto de esas confe¬
rencias, me veo en el caso de presentar renuncia irrevocable del cargo de presidente de la
convención y me excuso de seguir asistiendo a las sesiones, desde este mismo instante, pues
no quiero contribuir a nada que ocasione nuevas divisiones.
La doctrina conservadora, sus principios eminentemente civiles y legalistas, las tradi¬
ciones de mi vida pública en servicio de esos ideales, me impiden aprobar en su integridad
la resolución de la convención conservadora de Cundinamarca, suficientemente conocida, y
en conciencia no puedo solidarizarme con ella.
No me resta ya nada por hacer y me limito a formular votos por el éxito de vues¬
tras labores.
Señores delegados,
Pedro J . Berrío u
Los convencionistas, a instancias de Garbonell González prorrumpen
en vivas al general Berrío y le instan cariñosamente a que regrese a su
puesto de presidente, «pues entre los conservadores no puede haber mo¬
tivo de discordia». Pero el general se retiró de la asamblea, seguido de
sus compañeros de delegación.
Ante estos hechos, el doctor Luis Ignacio Andrade, después de pro¬
poner que se aclamara a Abel Garbonell nuevo presidente de la conven¬
ción — propuesta que fue acogida sin vacilación — se refirió al incidente
que se acababa de presenciar, calificándolo de positiva desgracia, y bos¬
quejó una defensa de la actitud del doctor Gómez recapitulando los he¬
chos cumplidos en aquellos agitados días. Declaró que Laureano Gómez
había considerado como elemento esencial para el ejercicio efectivo de su
14 El Sitio, 7 de febrero.
(5(5)
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cargo de jefe político el respaldo moral de todos sus copartidarios, y que
en consecuencia, al observar la discrepancia del general Berrío con su
actuación y criterio personal, había decidido apartarse de la dirección
del conservatismo y ausentarse del país. Pero no lo había hecho sin supli¬
car a muchos de sus amigos que eligieran al general Berrío jefe único,
sobre la base de contar con la adhesión del propio doctor Gómez.
El doctor Guillermo León Valencia, joven delegado por el departa¬
mento del Cauca, hizo a continuación, en un fogoso discurso, la apología
de la «acción intrépida». «Laureano Gómez, afirmó, no es el caudillo de
la muerte, sino el abanderado de la vida; no impone el asesinato, sino
que se pfoceda contra los asesinos ; no viola las leyes de la moral, sino
reclama el cumplimiento de los dictados de la justicia». Sostuvo que los
conservadores se hallaban ante este dilema real: mantenerse en la polí¬
tica de una leal convivencia o alistarse en los cuadros de la retaliación.
Pero se equivocaban quienes creyesen en la realización de las promesas
de garantías, pues «el presidente, que es un gran ciudadano y un gran
patriota, no lleva sus influencias más allá del palacio presidencial, y los
gobernadores y alcaldes desprecian las órdenes de sus superiores, y los
polizontes asesinan a su arbitrio».
Por gran mayoría fueron después aprobadas estas tres proposicio¬
nes fundamentales :
1* _ Concurrencia del conservatismo a las urnas en los debates electorales del presen¬
te año.
2? Aprobación de las normas adoptadas por la convención conservadora de C andina -
marca como adecuadas para el debido ejercicio de los derechos de la colectividad, y lespal-
darlas como desarrollo lógico de la defensa legítima del partido.
3?_ Ratificación de amplios poderes a los actuales directorios departamentales para diri¬
gir el debate electoral, como supremas autoridades políticas en cada departamento 1-‘.
Firmada por todos los delegados, excepto los antioqueños, retirados
ya, se entregó a la secretaría en la última reunión de la convención nacio¬
nal, una expresiva carta dirigida a Laureano Gómez. Se reconocía en
ella la eficacia de los esfuerzos continuos realizados por el conductor
en beneficio de la causa; se le pedía, interpretando el sentir unánime del
conservatismo colombiano, que asumiese el cargo de jefe único para el
que acababa de ser aclamado, y se le daban seguridades de acatamiento
y lealtad inquebrantable.
Antes de clausurar sus labores, los convencionistas aprobaron una
moción de aplauso al doctor Aquilino Villegas por sus campañas doctri¬
narias, y designaron al doctor Jorge Vélez para que dirigiese el partido
«mientras se hace cargo de la jefatura suprema el doctor Laureano
Gómez». .
MUCHO SE HA HABLADO de la intervención del excelentísimo
señor Arzobispo Primado en esta crisis del partido conservador. El
excelentísimo señor arzobispo no ha tomado ninguna parte oficial o pú¬
blica en estos sucesos. A un particular, que le pidió su parecer para for¬
marse la conciencia, le escribió con lápiz estas palabras:
15 El Siel*. i de febrero.
(58)
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I — La defensa es derecho natural: nadie lo ignora.
II — Pero tengo por ilícito el juramento que hizo la convención departamental. Este
juramento, en los términos en que está concebido, no obliga, por ser de cosa ilícita.
Y le encargó que no hiciera de ellas ningún uso público sino en el
caso extremo, que no llegó a presentarse, de que hubiera unanimidad en
la convención a favor de la violencia. Sin embargo el poseedor de este
escrito lo leyó en la convención, a lo cual los laurean is tas contestaron
leyendo otro documento que también ellos habían recibido de manos del
excelentísimo señor Arzobispo. Este segundo documento no se ha publi¬
cado. El primero lo publicó El Tiempo como parte de una constancia
dejada en la convención por el doctor Luis Rueda Concha, y ha tenido,
corno es natural, profunda resonancia en el país.
JIÑA DE LAS CONCLUSIONES más dignas de consideración de
^ esta asamblea política es la que se refiere a la llamada plataforma de
acción económica , social y financiera del partido. Tomamos de ella algu¬
nos apartes muy significativos:
El partido conservador, de acuerdo con la opinión universal, considera que el libera¬
lismo ha sido un sistema ineficaz para hacer frente a los graves problemas de los tiempos
modernos y sabe que él ha materializado al mundo, preparando con ello el campo para el
advenimiento del marxismo ; pero no quiere oponer, como reacción a los males del indivi¬
dualismo, ninguno de los sistemas antidemocráticos que han venido apareciendo en el Viejo
Continente ...
La misión del partido conservador es la realización de la democracia social-cristiaoa,
el implantamiento de un orden nuevo sobre las bases permanentes de su ideología tradicio¬
nal y de su credo religioso.
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El partido conservador reconoce el derecho de que se organicen sindicatos encaminados
a la defensa y fomento de los intereses propios de cada actividad económica. Por lo demás,
en el camino para la elaboración de una estructura social que evite la lucha de clases y
abra cauces más científicos a la producción nacional, a su equitativa distribución yak
defensa de los intereses comunes, el partido conservador prestará todo su concurso al estu-
dio de fórmulas tendientes a la organización de un sistema de corporaciones que, asegurando
la paz social, guarde perfecta armonía con las instituciones democráticas del país y con los
principios de la filosofía social católica. (Puntos v, vn, xi de la plataforma) lt!.
p L DOMINGO 19 DE FEBRERO corrió nuevamente la sangre por mo¬
tivos políticos en dos departamentos colombianos. En el municipio de
Cáchira, provincia de Ocaña, y en distintos parajes y circunstancias, fue¬
ron asesinados cuatro ciudadanos, de diversa filiación política. Varios días
después aún se carecía en el ministerio de gobierno de noticias detalladas
de los hechos 17 .
En San Andrés (Antioquia), celebraban los conservadores una fiesta
política en la que hubo vivas a Laureano Gómez, al general Berrío y al
partido conservador. Guando el señor Eustasio Córdoba hablaba a sus
copartidarios en una conferencia pública, se inició repentinamente un
abaleo criminal que tuvo por resultado un considerable número de heri¬
dos. La prensa liberal del departamento, lo mismo que la de Bogotá, se
apresuró a presentar la tragedia como una inequívoca verificación de la
anunciada «acción intrépida» del partido de oposición. Pero otra es la inter-
16 Véase publicada íntegramente en El Siglo del 9 de lebrero.
17 Véanse El Siglo y El Tiempo del 22 de febrero.
«¡t)
pretación que da, así el informe enviado al gobierno por el investigador
oficial 1S, como el telegrama de saludo dirigido por el excelentísimo señor
Builes, obispo de Santa Rosa, al excelentísimo señor Presidente de la Re¬
pública, que dice de esta manera:
« ' i.
Pláceme presentarle nombre mío, diócesis, cordialísimo saludo bienvenida. Ojalá pre¬
sencia noble mandatario hiciera realizable ideal magnífico convivencia, que hacen impo¬
sible subalternos sanguinarios. Segovia, de esta diócesis, fue víctima doce diciembre úl¬
timo masacre terrorística mucho más pavorosa que Gachetá: trece ciudadanos, entre hom¬
bres y mujeres, cayeron asesinados, once heridos, todos con armas oficiales. Domingo úl¬
timo también armas oficiales acribillaron en San Andrés, de esta diócesis, multitud tran¬
quila, hiriendo nueve, dos gravísimos. ¿Cómo convivirán corderos con chacales, polluelos
con gavilanes? A sus limpias manos confiamos remedio19.
A CAMPAÑA ELECTORAL se activa con ritmo acelerado a medida
que el debate cívico de marzo se hace más inminente. La decisión de
volver a las urnas, adoptada por el conservatismo, ha movilizado con par¬
ticular eficacia las reservas proselitistas del partido liberal. El jefe de la
dirección nacional, doctor Gabriel Turbay, emprendió a su regreso de
Antioquia una nueva gira política por los dos Santanderes, y sin tomar
descanso, partió a continuación para el sur. Sus -discursos, según propias
declaraciones, han tenido la virtud mágica de unir a los liberales de todos
los matices, pues todos ambicionan contribuir a la victoria sobre el ene¬
migo común.
18 El Espectador, 25 de febrero.
19 El Tiempo, 27 de febrero.
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Lástima que algunos sucesos, como el tiroteo entre dos concejales de
distinta corriente liberal, acaecido en pública sesión del cabildo de Tuluá;
lo ocurrido en Barranquilla con motivo de un plebiscito, acordado por el
directorio liberal e impedido por el alcalde de la ciudad; la abstención
decretada por el izquierdismo de Caldas y el de Magangué, y otras inci¬
dencias — aisladas, desde luego — , nos hayan hecho dudar de que la armo¬
nía liberal sea tan perfecta como nos la describe el doctor Turbay.
Con la finalidad de adquirir fondos para la propaganda, se organizó
en Bogotá una semana liberal con cuestaciones públicas y discursos en el
Teatro Municipal a cargo de Turbay, Alberto Lleras y Juan Lozano. Por
cierto que el discurso del director de El Liberal le mereció a Calibán
unos comentarios que alarmarían a muchos de nuestros demócratas 20.
Como prolongación de la semana liberal, los doctores Carlos Lozano
y Carlos Lleras Restrepo pronunciaron en el mismo teatro sendas confe¬
rencias políticas. Algunos extrañaron naturalmente el hecho de que tan
altos funcionarios públicos tomaran parte activa en la propaganda
partidista.
EN CUANTO AL PARTIDO CONSERVADOR merecen destacarse
los manifiestos de algunos directorios departamentales en relación con
el próximo debate electoral. Se observa que en todos ellos hallan entu¬
siasta resonancia los acuerdos de la convención nacional. El de Antioquia,
encabezado por el general Berrío, excita encarecidamente a los conserva-
20 El Tiempo, 10 de febrero.
dores a trabajar por el éxito de la campaña electoral, tributa un cordial
homenaje de admiración al conductor eximio cuya ausencia deplora el
partido, y hace saber que no existe discrepancia ni división en el conser-
vatismo, el cual se apresta unánimemente decidido e inquebrantablemen¬
te unido para luchar por sus fueros en toda la república21.
El directorio de Boyacá espera de sus copartidarios que interpreten
la política de acción que se ha decretado
Gomo encaminada a conseguir el triunfo de nuestro partido, única salvación de los altos
intereses de la república, de la religión católica a que pertenecemos v del imperio de la
ley que siempre hemos defendido.
Luchar por el triunfo de nuestro partido en el próximo debate electoral es guardar
dignamente la espalda de nuestro jefe ausente. Debéis tener confianza en que vuestros nobles
ideales, vuestros derechos civiles y políticos serán respaldados porque nuestra acción deci¬
dida en la lucha que se avecina sabrá hacerlos respetar 22.
Más decidida y enérgica aún es la declaración del directorio de Cwn-
dinamarca 23.
pL GRUPO POLITICO acaudillado por Silvio Villegas y Alzate Aven-
dano ha dado pruebas innegables de vitalidad y entusiasmo, señala¬
damente en el departamento de Caldas; si bien sus «concentraciones po¬
pulares» se realizan con éxito vario. Prestemos un momento de atención
a la voz de su jefe:
21 El Siglo, 11 de febrero.
22 El Siglo, 13 de febrero.
23 El Siglo, 10 de febrero.
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El nacionalismo, más que un programa, es un nuevo estilo de vida. Nuestro afán ¿es
devolverle a Colombia su fe en sí misma, y darle una línea clara y enérgica de vk&& en
común. No pasaremos por el puente levadizo que pretenden tendernos los que ayer decla¬
raron que nuestras ideas eran contrarias a los principios democráticos del partido conser¬
vador. Nosotros somos la verdad victoriosa. Nosotros estamos marchando hacia el por¬
venir, en la conciencia de estar realizando una grandiosa obra histórica (Declaraciones de
Silvio Villegas a un corresponsal de El Espectador) n.
p N MUY DIVERSOS TONOS ha sido comentada la resurrección po-
*"■ lítica del doctor Augusto Ramírez Moreno, quien decidió repentina¬
mente salir de la tumba en que llevaba tantos meses sepultado para pre¬
sentarse al mundo político de los vivos. En la mano traía una cuartilla
que rezaba así:
A los conservadores: Tengo quejas, pero no rencores: No vengo a rescatar ultrajes
porque siempre he perdonado.
No necesito hacer profesión de fe, porque mis antecedentes declaran mi doctrina.
El conservatismo está dividido, se me llama, yo atiendo, y vengo a predicarle unión.
Mi apostolado no alcanzará a los dirigentes; pero tengo la certidumbre iluminada de
que el pueblo me escucha.
N® soy «campanero de la unión», sino su siervo. Ni quiero buscar a los responsables
de nuestra desdicha porque esto agriaría las disputas: Prefiero buscar al pueblo que las
24 El Espectador. 1" de lebrero.
odia. El contagio de los dirigentes no ha llegado a las masas, que son Solidarias; la afanosa
discordia no la entienden quienes viven unidos por idénticos martirios y por las mismas
esperanzas.
Evitaré absolutamente censurar la conducta de cualquiera persona. Es invariable mi
propósito, en especial si se trata de conservadores: Ello sería contrario a la dignidad de
mi espíritu y a la excelsitud de la misión que me he impuesto.
Si se me injuria por los propios, permaneceré mudo: Doctrina y unión son los postu¬
lados de mi alma y el anhelo de nuestra raza política. Mi ejemplo será tan alto como el
corazón de la juventud y como la inteligencia del pueblo.
\
No represento la violencia ni represento la entrega: Soy la acción.
No ofrezco ortigas ni tiendo a nadie la rama de oliva porque nací para el laurel.
El domingo 19 de febrero hablaré en Gachetá sobre la muerte, la fidelidad y el porvenir.
¡Arriba la unión!
¡Abajo los resentimientos personales!
¡ Viva Colombia !
Augusto Ramírez Moreno 25 .
Y efectivamente, el día anunciado se presentó en la trágica plaza de
Gaefoetá, arrostrando fríamente el peligro de que los policías y liberales
armados de aquellos contornos le obligasen a volver de nuevo al sepulcro.
Pero, al contrario, las autoridades departamentales le colmaron de segu-
25 El Tiempo, 9 de febrero.
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ridades, y por la noche repitió su conferencia desde los micrófonos de la
.Nueva Granada 26 .
— II —
A $ 82.679.000 ASCENDIO EL PRODUCTO de las rentas nacionales
* * durante el año de 1938. El superávit fiscal en relación con la suma
calculada para esa vigencia, es superior a dos millones de pesos
I AS MINAS DE ORO que se explotan en el departamento del Tolima
"■ rindieron a la economía nacional en el año trascurrido un tributo de
$.1.087.743, cantidad correspondiente a 87(8.587 gramos de oro puro28.
C L MINISTERIO DE CORREOS Y TELEGRAFOS puso en vigor,
desde el 16 de enero, las sobretasas postales establecidas por la ley
85 de 1936, cuya recaudación se destina íntegramente a la construcción
del palacio de comunicaciones 20.
P
OR DECRETO DEL GOBIERNO NACIONAL ha sido reorgani¬
zada definitivamente la empresa de navegación de los ríos del sur 30.
2t* El Tiempo, 20 de febrero.
27 El Liberal, 21 de enero.
28 El Tiempo, 21 de enero.
29 Ln Razón, 17 de enero.
3® El Liberal, 19 de enero.
(67)
QTRO DECRETO DEL DESPACHO DE OBRAS PUBLICAS «lis-
tribuyo la suma de $ 4.000.000 destinada a la conservación de carrea
teras y caminos nacionales. Posteriormente se determinó la iniciación del
asfaltado de 900 kilómetros de carreteras, distribuidos entre todos los de¬
partamentos, trabajos que se desarollarán en un período de tres años 81.
M N NUEVO TRAYECTO DE LA CARRETERA TRONCAL Bo-
^ gotá-Salto-Girardot, fue solemnemente inaugurado por el gobernador
de Cundinamarca. Solo 18 kilómetros faltan por construir de esta vía que
acortara en 33 kilómetros la distancia entre la capital y el importante
puerto del Magdalena 32.
I A RED DE CARRETERAS DE LA REPUBLICA, dividida recien-
temente en doce zonas, alcanza un total de 5.867 kilómetros. La zona
de Medellín ocupa el primer lugar con 639 kilómetros; le siguen la de
Valledupar eon 610 y la de Bogotá con 586 3S.
I A COMPAÑIA DISTRIBUIDORA DE AZUCARES ha logrado uni-
ficar el precio de ese producto en todos los mercados nacionales. El
valor del saco de 50 kilos que oscilaba entre ocho y nueve pesos a causa
de la diversidad en los fletes de las empresas de trasporte, será en ade¬
lante de $ 8.25, y se hace la misma compañía cargo de todos los fletes 34
31 El Tiempo, 28 de ener*
32 El Tiempo, 16 de enero.
33 La Razón, 30 de eftero.
34 El Tiempo, 16 de enero.
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terreno de 3.500 hectáreas de la región del Carare, fue otorgada al
señor Francisco Rocha Vargas 35.
p XTRAORDINARIA IMPORTANCIA revistió la asamblea de algo¬
doneros del Tolima, reunida en Armero el día 30 de enero. Tenía por
objeto el hacer un estudio a fondo de la situación de la industria algodo¬
nera y convenir las medidas para su desarrollo y defensa. Asistieron con
el gobernador del departamento y varios secretarios de los ministerios las
autoridades municipales de la región. Una exposición agrícola y un des¬
file de maquinaria moderna, completaron el interés de la asamblea,
cuyo éxito, según el corresponsal de El Tiempo fue completo. Entre las
proposiciones presentadas y aprobadas por unanimidad destacamos las
siguientes :
1* — Para preservar la industria algodonera deben elevarse los dere¬
chos del algodón en bruto y sus concomitantes.
3® — Que se cumpla estrictamente el decreto número 279 de 1933 por
el cual se restringen las importaciones de algodón e hilazas :{<í.
f" OMO ÍNDICE de la halagüeña situación de los negocios en el país, de-
^ bida a múltiples factores favorables en el desarrollo de la producción
de las ventas y de las industrias, citamos el dato del Banco de Bogotá,
(<«»'
35 El Tiempo, 17 de enero.
36 El Tiempo , 31 de enero.
cuyas utilidades durante el segundo semestre de 1938 asciende a más de
$ 500.000, según el informe rendido a los señores accionistas ;!T.
— III —
EL MARXISMO COLOMBIANO vive indudablemente horas difíciles;
da la impresión de que carece de un programa definido y de con¬
ductores independientes.
Así, mientras la tercera conferencia comunista de Santander envía
al doctor Santos «un saludo de simpatía y adhesión, con votos porque su
gobierno continúe por los derroteros de la democracia y de la gran¬
deza patria» 3S, y el camarada militante Luis Vidales declara que su par¬
tido «no sabe a quiénes defiende, contra quiénes va, ni qué se propone»,
razones por las que esta «desbaratándose» ’ , el izquiei dista Gerardo Mo¬
lina afirma públicamente en Medellín que el gobierno del doctoi San¬
tos representa «la encarnación de la reacción clerical y capitalista» y
califica la política de convivencia de «fórmula vacua enemiga de la demo¬
cracia» 4o. De todos modos, si por el momento las circunstancias no les
son favorables a los camaradas de Stalín para una actuación franca y sin
velos, creemos que no debe perdérseles de vista, pues bien conocida es su
habilidad para disfrazarse con los más sorprendentes trucos. A este pro¬
pósito acaba de publicar Galibán unas observaciones que constituyen ade-
37 La Razón, 30 de enero. t
38 El Liberal, 20 de enero.
39 El Liberal, 26 de enero.
40 El Sido, 16 de enero.
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más de una palinodia para muchos liberales una sagaz y autorizada adver¬
tencia para todos:
Decía yo no hace mucho que la pretendida disolución del partido comunista en Colombia,
anunciada a grande orquesta, no era sino cumplimiento de un plan general de infiltración.
El comunismo comprendió un poco tarde — que como entidad autónoma no había conse¬
guido sino espantar a la inmensa mayoría de las gentes, con la perspectiva de asesinatos
en masa, a la manera rusa o española, privación de todas las libertades y miseria general
y eterna. Ante el rechazo mundial, el comunismo adopta otros sistemas. Ya no pelea de
frente. Introduce sus células dentro de las agrupaciones liberales, que considera el terreno
más apropiado para que prosperen y den fruto.
No solo en Cuba, en el Perú y en la Argentina se ha anunciado la disolución del comu¬
nismo. En los Estados Unidos, la revista Ken, muy bien hecha por cierto y que proclama
— con demasiado vigor para ser sincéra — su alejamiento del comunismo, aconseja en el
editorial del último número, la disolución del partido comunista, como el mejor medio de
luchar contra la amenaza fascista. ¡La lucha contra el fascismo! Ahí está otro de los métodos
de penetración comunista. Ken demuestra por cien mil razones la conveniencia de que el
comunismo se funda con los partidos avanzados, y haga un solo frente. Un frente popular...
El comunismo, por sí solo, no tiene fuerza ni arraigo en el pueblo. El buen sentido
de las masas, ha rechazado la infección. Por desgracia, son los jefes liberales, en todos los
países, los que facilitan los avances del comunismo, por debilidades que tienn su origen en
cierto escepticismo, en natural benevolencia y en el terror a aparecer poco liberales. En
Colombia, somos los liberales los que inconscientemente les damos vida a las organizaciones
francas o encubiertamente comunistas. No hay una sola publicación de este carácter, que
no haya sido financiada por la munificencia liberal, obtenida gracias a toda clase de subter¬
fugios. Los liberales no vacilamos en ayudarles a los líderes comunistas a conseguir puestos
Pasa a la página (73) del Suplemento
(71)
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HA RECIBIDO LA CORONA DE LA GLORIA INMORTAL
EN EL DECIMOSEPTIMO ANIVERSARIO
DE SU CORONACION PONTIFICIA
REVISTA JAVERIANA
UNE SU MANIFESTACION DE DOLOR
A LA DE LA IGLESIA SANTA
Y A LA DEL MUNDO ENTERO
Revista Javeriana, t. XI, n. 52, marzo, 1939
Página artística
Estudio comparado del templo griego
y del templo gótico
Segunda parte:
El sentido de las formas arquitectónicas
I— EL SENTIDO DE LAS MASAS
1. La distribución de las masas como belleza arquitectónica
Figura 43. El Segundo Hecatompedio. Sobre la Acrópolis de Atenas, en el sitio
en que un siglo más tarde se había de construir el Partenón, fue edificado hacia el año
560 antes de nuestra era un templo también en honor de Atenea, diosa de la ciudad.
Ese templo por medir aproximadamente cien pies 1 se llamó el Hecatompedio. Más
tarde los Pisistrátidas lo ensancharon con una perístasis o columnata circundante de seis
columnas en las fachadas principales y doce a cada lado: esta restauración es lo que los
historiadores llaman el Segundo Hecatompedio ateniense. Bella obra que por su estruc¬
tura puede presentarse como ejemplar de templo griego y preludia la admirable imagen
del Partenón, el más ejemplar de los templos helénicos 2.
Figura 44. Catedral de T^atishona. Una de las tres grandes catedrales del Danubio
con la Ulm y la de Viena, que se pueden comparar a las tres grandes del Rhin: Fri-
burgo, Estrasburgo y Colonia. La de Ratisbona fue comenzada por el Maestro Ludwig
en 1275, y aunque el cuerpo del templo se terminó en 1534, el piso superior y la flecha
de las torres no fueron acabadas sino en el siglo XIX. Esta admirable fachada, construida
en su parte inferior por los Maestros hermanos Roritzer, puede también ofrecerse como
tipo del gótico franco-alemán, que es lo más puro de la arquitectura gótica templaría.
Comparemos estas dos fachadas para considerar la distribución de las masas como
belleza arquitectónica, en dos maneras diversas de concebirla, según lo hacen el alma
griega y el alma gótica.
Recordemos este principio fundamental en estética: Toda obra de arte es producida
por una impresión subjetiva y se destina a producir una impresión subjetiva semejante.
La obra de arte se debe juzgar , pues, por la impresión motivada que la produjo y que
ella debe reproducir.
El artista griego tiene una gran sensibilidad para sentir las masas arquitectónicas con
su cualidad primaria, la pesantez. Se puede afirmar que el punto donde se concentra la
atención más intensa y activa de los arquitectos griegos desde el siglo VIII al siglo IV
antes de Jesucristo es dar la impresión de la proporción perfecta entre el peso y su
soporte, o en otros términos, entre la sustentación pasiva y activa. El genio de los artistas
buscó esa ecuación entre la resistencia sentida de las masas sutentantes y el peso sentido
de las masas sustentadas.
1 Hékaton = cien; podes * pies,
2 Véase la descripción del Partenón en Revista Javeriana, abril de 1938, Página artística
Revista Javeriana, t. xi, n. 52, marzo i933<
72
REVISTA JAVERIANA
Ahora bien: el peso y la resistencia de la materia son cualidades invisibles que se
manifiestan principalmente por dos cualidades visibles de la misma materia: la cantidad *
y la forma .
El estudio de la cantidad trajo una larga evolución de partes y conjuntos arquitec¬
tónicos. El diámetro y altura de la columna, el espesor del entablamento, las dimen¬
siones del frontón, todo lo que es masa arquitectónica, fue objeto de tanteos seculares
desde las modestias primitivas entre las penumbras de los bosques sagrados hasta las
cumbres del acierto inspirado en las alturas brillantes d? las acrópolis.
Y esa elaboración de la cantidad está compenetrada con la elaboración de la otra
cualidad visible de la materia, la forma. Porque una misma cantidad de materia puede
dar la impresión de pesadez o de ligereza, de debilidad o de solidez, según la iorma
que reciba. El solo comparar las columnas de los tres órdenes griegos da la impresión
de solidez algo pesada para el dórico, elegancia graciosa para el jonico, esbeltez esplen¬
dida para el corintio. Lo propio sucede en el conjunto.
Una contemplación sosegada del frontispicio griego (figura 43) nos hace ver la sabia
y bella proporción, quizás insuperable, entre los cuerpos sustentados y sustentadores.
La ecuación, el equilibrio, es una de las formas mentales del genio griego ... Más
aún, fue toda la aspiración del alma griega en su concepción del arte y de la vida....
Evidentemente el alma gótica tiene otro concepto del arte como de la vida. El arqui¬
tecto de las catedrales no se impresiona ni se interesa tanto con la proporción sentida
de la sustentación 3. Y ya el solo salir de la mentalidad clásica y concebir las masas
bajo otra forma estética indica una capacidad genial.
En la Catedral de Ratisbona (figura 44) advertimos una distribución muy original.
En este frontispicio no se distinguen en la impresión estética los elementos, activos y
pasivos. Mientras las columnas exentas del griego se recortan a la altura del primer piso,
el firme relieve de los contrafuertes góticos recorre y vincula de abajo a arriba todos los
pisos, y así las líneas que dan la impresión definitiva no son las horizontales que gravitan
reposadas, sino las verticales que ascienden insaciables.
Y mientras el macizo triángulo del frontón griego pesa conscientemente sobre su
mesurada altura, los vanos ojivales y las flechas caladas y agudas parecen quitar al edi¬
ficio la impresión del peso material.
En el templo griego las masas están proporcionadas de tal modo, que si se añadiera
otro cuerpo superior al primer piso la distribución griega de las masas perecería irreme¬
diablemente. En cambio, al primer piso del templo gótico, para darle su proporción carac¬
terística, hay que añadirle uno, dos, tres cuerpos, e izar todavía sobre ellos las leves
y alargadas estructuras de las flechas airosas.
La altura de la fachada griega apenas pasa las dos terceras partes de su anchura;
la altura gótica es dos veces y media mayor que la mayor dimensión horizontal.
Sin entrar todavía en un análisis sicológico de la impresión producida por esas dos
maneras contrapuestas de concebir las masas arquitectónicas, y dando por supuesto que
ambas son artísticas, convengamos por ahora, ante estos dos ejemplos, en que puede
haber distintas composiciones del material constructivo considerado como masa estética,
y que en el genio humano hay fuerza e inspiración para comunicar a esa arcilla terrena
diversas expresiones, que no son al fin v al cabo sino palabras geniales que describen al
alma misma ....
Ed. Ospina s. j.
3 Esto en cuanto artista, porque en cuanto técnico constructor calcula y compone las resistencias
con tal dominio matemático, que nuestros arquitectos modernos apenas se atreven a realizar en cemento ar¬
mado lo que los góticos realizaron en piedra.
LOS TEMPLOS GRIEGO Y GOTICO COMPARADOS
(Reconstrucción Jahn Michaelis)
Figura 43— Frontis del segundo Hecatompedio
Revista Javeriana t. xi, n. 52, marzo 1939
LOS TEMPLOS GRIEGO Y GOTICO COMPARADOS
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Figura 44 — Frontis de la Catedral de Ratisbona
ORIENTACIONES
El corporativísimo al alcance de todos
por Félix Restrepo S. J.
Desde que la revolución francesa desvió a las naciones tan
violentamente de sus cauces tradicionales, han estado ellas osci¬
lando entre dos extremos: el individualismo y ei estatismo en
sus dos formas, tan perversa la una como la otra, de racismo y
comunismo.
Pero así como un péndulo libre, desviado violentamente de
su posición de equilibrio, vuelve, al cabo de oscilaciones más o
menos fuertes, a la posición que le fijan las leyes de la gravedad,
así también la sociedad humana va encontrando de nuevo su equi¬
librio en un sistema intermedio entre funestos extremos. Ese
sistema intermedio es el corporativismo.
El corporativismo respeta la libertad y fomenta la iniciativa
privada, en todos los sectores de la actividad nacional, y en es¬
to se aparta del estatismo. Pero también concede a la autoridad
pública medios suficientes para ordenar las actividades de los
ciudadanos de modo que todas ellas tiendan al bien común, y
en esto se aparta del individualismo.
No que el corporativismo proclame y practique la interven¬
ción de un elemento llamado el gobierno en todas las activi¬
dades económicas y sociales. La exagerada intervención del go¬
bierno paraliza en gran parte las actividades de los ciudadanos.
El corporativismo sigue otro camino. Da a las profesiones or¬
ganizadas, y en general, a las organizaciones funcionales del
Estado, autoridad y jurisdicción para que regulen ellas mismas
sus asuntos internos. Y crea órganos superiores que se encar¬
guen de armonizar entre sí las diversas actividades nacionales.
Intervención desastrosa es, por ejemplo, que el gobierno se
encargue de señalar a cada uno de los comerciantes del país
lo que puede o no puede importar, y los precios a que debe ven¬
der lo importado. Y a ese sistema estamos cayendo rápidamente,
pues ya nuestro gobierno concede arbitrariamente licencias de
importación a unos comerciantes y las niega a otros. En cambio,
Revista Javeriana, t. XI, n. 52, « marzo, 1939
76
FELIX RESTREPO
sería organización necesaria y fecunda, el que los comerciantes
mismos se organizaran en una corporación, ¡a cual se encar¬
gara de repartir entre sus miembros las cuotas de mercancías
que los sistemas de compensación permiten, y el gobierno se
reservara solamente la fuerza jurídica para sancionar y hacer
cumplir los acuerdos de la corporación.
Sin hablar por ahora de las corporaciones culturales, y limi¬
tándonos a las de la producción, sus ventajas son claras en el
orden económico, en el orden social y en el orden político.
— I —
En el orden económico, porque evitan la anarquía en la pro¬
ducción y en la repartición de los productos agrícolas e indus¬
triales; acaban con la ruinosa competencia de las empresas si¬
milares, y permiten la estabilización de los precios.
La anarquía en la producción y en la repartición es el re¬
sultado necesario del liberalismo económico. Si cada uno puede
producir sin ningún control y sin ninguna traba los artículos
que a bien tenga, es inevitable que muchas veces se produzca
más de lo que el mercado necesita, y otras se produzca menos.
En el primer caso caen los precios, y los empresarios pierden.
En el segundo los precios suben, los empresarios ganan, pero
la paga el público consumidor, y se resiente la economía nacional.
Recordemos lo que tantas veces ha pasado con el cultivo de
la caña de azúcar. Escasea un año la panela y los precios suben.
Con el halago de los altos precios se animan los agricultores a
sembrar caña. Dos años después la producción es excesiva y los
precios caen; pierden los agricultores y abandonan los cañave¬
rales. Vuelve a escasear el artículo y vuelven a subir los 'pre-
cios. ¿Quién no ve que esta no es manera de proceder racio¬
nalmente? ¿Quién no preferiría el sistema corporativo, en el
cual se lleva la estadística de lo que el mercado nacional necesi¬
ta, y de lo que puede exportarse, y conforme a esa estadística
se señala a cada productor equitativamente la cantidad de azú¬
car o panela que podrá vender, a precio fijo, sin perjudicarse
y sin perjudicar a los demás?
Se dirá que esto supone una organización formidable. En
todo caso, mejor es que una profesión se organice hasta en sus
menores detalles, que no que el gobierno quiera intervenir en
todos esos pequeños detalles, violentando a los ciudadanos y
equivocándose necesariamente en muchas ocasiones, pues no
hay poder humano capaz de abarcar toda la complejidad de las
actividades sociales de una nación moderna.
ORIENTACIONES
7?
Reglamentada ia producción, la corporación misma se en¬
carga del equitativo reparto, y garantiza el rápido suministro del
artículo en sus almacenes de depósito. No hay en este sistema
lugar para los acaparadores, que compran a raíz de la cosecha
y aun antes de la cosecha a bajo precio, con perjuicio del produc¬
tor, y venden después a precios altísimos, con no menor perjui¬
cio del consumidor. El acaparador es el parásito de la sociedad,
para el cual no hay lugar en un régimen corporativo. En el ré¬
gimen corporativo todo el beneficio de un producto es para los
productores. Y toda la ventaja de los precios bajos, para los con¬
sumidores.
Por lo dicho se ve cómo el corporativismo acaba con la rui¬
nosa competencia de empresas similares. Si las empresas exis¬
tentes alcanzan a suministrar los artículos que necesita el mer¬
cado nacional o que pueden exportarse, no se permite el estable¬
cimiento de otras empresas similares, que no harían sino estor¬
bar. A no ser que esas empresas nuevas trajeran procedimien¬
tos nuevos que hicieran los productos notablemente mejores o
más baratos. En ese caso el consejo nacional de las corporacio¬
nes vería la manera de abrir a los nuevos progresos las puertas
del país, sin perjudicar o perjudicando lo menos posible a las
empresas existente^, y en todo caso teniendo en mira no el pro¬
vecho particular de individuos o de empresas, o de clases o de
gremios, sino el bien general y el porvenir de la nación.
Así como una temperatura estable en el organismo es señal
de buena salud, y altas y bajas de temperatura son señal de en¬
fermedad, así también en el orden económico precios estables son
indicio de economía nacional sana; oscilación fuerte en los pre¬
cios es síntoma de grave enfermedad social. Mientras esté abier¬
ta la puerta a las competencias ruinosas, y mientras reine en
un país la anarquía en la producción y en el reparto de los bie¬
nes, fluctuarán incesantemente los precios, con grave perjuicio
para productores y consumidores. Solo una organización corpo¬
rativa, impidiendo la competencia desenfrenada y regulando
la producción y reparto de los bienes de acuerdo con las ne¬
cesidades o posibilidades nacionales, puede llegar a la fijación de
los precios en forma que no se perjudique el público consumidor,
pero tampoco las empresas productoras.
Esto nos lleva de la mano a enumerar las ventajas del cor¬
porativismo en el orden social.
— II —
Si el individualismo de la revolución francesa produjo el
caos en el mundo económico, mucho más aún se dejó sentir su
pernicioso influjo en el terreno social.
78
FELIX RESTREPO
Extraña paradoja que la revolución proclamara a voz en
cuello la libertad e igualdad de todos los hombres, y sinembargo
negara a los obreros y artesanos la libertad para asociarse, con
lo cual prácticamente los condenaba a la más triste servidumbre.
Los capitalistas, empeñados en disminuir el costo de la produc¬
ción, disminuían los jornales, y al obrero no le quedaba más re¬
curso que aceptar el jornal mísero o morirse de hambre. Así se
hizo tan aguda en el siglo xix la cuestión social. Así fue aumen¬
tando el abismo que separaba entre sí a los pocos privilegiados,
cada día más- ricos, y a las grandes masas proletarias, cada día
más pobres; y tos llamamientos de la Iglesia, que en todos los
tonos recordaba a los ricos la necesidad de mejorar la suerte de
los pobres, no hallaban eco en el corazón de los sucesores del
rico avariento.
El terreno estaba preparado para el socialismo. Los obreros
empezaron por organizarse clandestinamente. Obtuvieron más
tarde el reconocimiento de sus sindicatos; y conscientes ya de
su fuerza, y de que eran elemento indispensable en la produc¬
ción, proclamaron la lucha de clases y se prepararon para con¬
seguir por la fuerza lo que no habían podido obtener de grado.
También los sindicatos católicos acompañaban a los socia¬
listas en reclamar el mejoramiento de las condiciones de tra¬
bajo, aunque rechazaban los métodos de violencia y respetaban
los derechos de los propietarios.
Fresca está aun la triste historia de la lucha de clases en
Europa y en algunos países de América, y el recuerdo de Rusia,
de España y de México debe servirnos de lección de lo que
puede esperarse de masas hambreadas y sin religión, y de em¬
presarios avaros y sin entrañas.
El corporativismo restablece el perdido equilibrio, y viene
a realizar los planes de! Creador en el mundo del trabajo.
Dios ha puesto el mundo entero y todos sus recursos y to¬
das sus fuerzas a disposición de los hombres, no para el prove¬
cho de castas privilegiadas, sino para el bienestar de todos. Es
natural que haya diferencias de fortuna, pues hay diferencias de
talento, de asiduidad, de iniciativa, de constancia, de moralidad,
y aun de la que llamamos buena suerte. Pero no es natural que
estas diferencias sean tan hondas, que mientras los poseedores
del capital tienen derecho a toda ganancia posible, los autores
del trabajo tengan que contentarse con un escaso salario, y a
cada momento se vean amenazados con la miseria.
El corporativismo cierra la lucha de clases y establece en
su lugar la cooperación de las clases en beneficio de todas. En
vez del obrero aislado, incapaz de defenderse ante el patrón todo-
ORIENTACIONES
79
poderoso, el corporativismo establece la organización obrera, y
para que tampoco los empresarios sufran con injustas imposi¬
ciones de los sindicatos, implanta por otra parte la organización
patronal. En el régimen corporativo no hay contratos individua¬
les, sino contratos colectivos de trabajo. Las condiciones se es¬
tudian serenamente en el seno de la corporación respectiva, y de¬
ben recibir la sanción de los órganos superiores del gobierno.
En el contrato colectivo quedan a salvo los intereses de todos
los que toman parte en una determinada industria, o en un ofi¬
cio cualquiera. Todos los factores que son necesarios para la
producción tienen reconocidos y asegurados sus derechos. Todos
trabajan en una empresa que miran como propia, porque todos
tienen participación equitativa en las ganancias.
Según la concepción capitalista, solo los empresarios, es de¬
cir, los que suministran el capital para una empresa, tienen dere¬
cho a las ganancias. Los demás elementos, obreros y empleados,
solo tienen derecho a un jornal o sueldo variable, pero indepen¬
diente de la pérdida o ganancia. Parece a primera vista que este
sistema sea el más ventajoso para los empresarios, pero no es
así. Si el obrero tiene seguro su jornal aunque haya pérdida, no
se preocupa por la empresa, no pone empeño en el trabajo, tra¬
baja poco y mal, sigue la línea de menor resistencia, a cada mo¬
mento se declara en huelga, unas veces con razón y otras sin ella,
movido no pocas veces por agitadores sin conciencia. Y si no
tiene esperanza de mejor retribución de acuerdo con las ganan¬
cias, no solamente no se alegrará por la buena marcha de la
empresa, sino que se llenará de envidia y de resentimiento al
ver que los empresarios se enriquecen con poco esfuerzo, mien¬
tras él no tiene más perspectiva que eí duro trabajo de hoy y
la miseria de mañana.
Cambia el cuadro completamente en el régimen corporati¬
vo. No son solo los empresarios los que tienen derecho a la ganan¬
cia, sino todos los elementos de la producción, equitativamente.
Los capitalistas son el primer elemento indispensable para la
instalación y ampliación de toda industria: tienen derecho al ren¬
dimiento legítimo de su capital. Los técnicos son indispensables
para mejorar los productos, conservar las maquinarias y dismi¬
nuir los gastos. Los administradores son necesarios para que
haya orden en todo el proceso de la producción. Y los emplea¬
dos y obreros, aunque uno por uno son sustituíbles fácilmente,
por otra parte son el mayor número y llevan la parte más dura
y difícil en el ciclo productivo.
Precisamente la asociación de los obreros y el contrato co¬
lectivo tienden a que el obrero o empleado no sea un ser aislado,
fácilmente sustituíbíe, sino que por el contrario, el factor del tra-
80
FELIX RESTREPO
bajo sea en la producción tan indispensable como el capital, y
más tal vez que los técnicos y los administradores.
Incorporados así los obreros y los empleados en la empresa,
no como elemento ajeno y asalariado, sino como factor esencial
y partícipe de los riesgos y de las ganancias, termina necesaria¬
mente todo conflicto entre el capital y el trabajo. No tienen ra¬
zón de ser las huelgas, pues los obreros ven que con todo quebran¬
to de la producción se disminuyen sus ganacias. Ganan tal vez
un poco menos los empresarios, pero ganan mucho más los obre¬
ros, con lo cual se acortan las distancias entre las clases so¬
ciales ; y en vez del odio y el desprecio se establecen la armonía
y la caridad cristiana. Tiene el obrero estímulo natural en tra¬
bajar bien, en cuidar de la maquinaria, en aumentar los ren¬
dimientos de la empresa. Todos, en una palabra, trabajan como
en cosa propia.
He dicho que se disminuirán tal vez las ganancias de los
empresarios, Pero lo más probable es que ellos mismos salgan
mejorados. Cuánto gastan en el sistema capitalista los empresa¬
rios en reparar maquinaria tratada con descuido. Guánto pier¬
den en cada huelga, Guánto se desminuye la producción por el
trabajo negligente y perezoso del asalariado.
Por otra parte, levantando el nivel de la clase obrera, crece
su capacidad adquisitiva, y puede aumentarse la producción rá¬
pidamente. Piénsese cómo prosperarían las industrias nacionales
el día en que todos los obreros se alimentaran bien, se vistieran
decentemente, se calzaran, tuvieran habitaciones decorosas y
se permitieran alguna comodidad en sus viviendas y en su vida.
Elevar el nivel del pueblo es a la larga el mejor negocio pa¬
ra una nación.
En qué forma debe organizarse la participación en los bene¬
ficios, es cuestión técnica que no podría tratarse en este breve
artículo.
Básteme indicar dos ideas. Podría proponerse que el im¬
puesto sobre el exceso de utilidades se divida en dos partes.
La una quedaría a favor del fisco ; la otra volvería a la respec¬
tiva empresa, para que en ella, bajo la dirección de los sindica¬
tos de obreros y empleados, se organizaran los servicios de pre¬
visión social, de educación, de cultura, de descanso, de atención
en las enfermedades, y en fin, toda clase de seguros. De este
modo tienen los sindicatos trabajo positivo y benéfico para todo
el gremio, y salen de la ideología meramente destructora y ne¬
gativa.
Mientras llega a realizarse una medida general, como esta u
otra semejante, podrían las empresas destinar parte de sus ga-
ORIENTACIONES
81
nancias a ser repartidas entre los obreros y empleados, atendien¬
do con equidad a diversos factores.
Ya hay empresas en Colombia que destinan parte de sus
ganancias a favorecer a los obreros, tienen establecidos magní¬
ficos servicios para ellos, y les dan además una bonificación anual.
Es lo menos que debieran hacer todas las empresas de la repú¬
blica; y es una gloria para los empresarios antioqueños el que
vayan a la cabeza de la realización de estas mejoras sociales.
Una vez más el profundo cristianismo del pueblo antioqueño
se ha hecho sentir en el buen trato que muchas de sus fábricas
dan a los trabajadores y en la simpatía y cariño por la empresa
con que han sabido corresponder los obreros.
Conozco una pequeña empresa en Bogotá que destina el diez
por ciento de sus ganancias a favorecer a sus empleados y obre¬
ros. Esta suma se divide en tres partes. La primera se distribu¬
ye en proporción a los sueldos, es decir, atendiendo a la capaci¬
dad de los trabajadores. La segunda, en proporción al tiempo
que estos llevan en la empresa, es decir, de acuerdo con su vin¬
culación a ella. Y la tercera en proporción a los miembros de
familia por los cuales tiene qué mirar el obrero o empleado.
Así se atiende al problema del salario familiar. Me per¬
mito recomendar este sencillo y equitativo sistema.
Así poco a poco se va educando el pueblo, y se van educan¬
do también los empresarios para el corporativismo, el cual, sin-
embargo, no podrá realizarse plenamente, sino cuando se des¬
arrolle también en el campo católico.
— III —
Una corporación es una profesión organizada, con las ven¬
tajas que en los artículos anteriores hemos visto. Pero la pro¬
fesión no puede organizarse sin la cooperación del poder pú¬
blico. Y una sola profesión organizada en un país, no resuelve
tampoco sino muy parcialmente los problemas económicos y so¬
ciales que nos ha planteado con todas sus complicaciones el pre¬
sentes siglo.
El régimen corporativo es pues aquel en el cual, gracias a
la acción del poder público, no se queda fuera de la organiza¬
ción ninguna de las profesiones que forman el tejido de un país,
y ninguna de la funciones que los ciudadanos desempeñan en
beneficio de la sociedad.
Países hay en donde la mano fuerte de un dictador ha metido
de repente en el nuevo molde a las muchedumbres, indiferentes
tal vez y aun hostiles al principio, y luego entusiasmadas oon
82
FELIX KESTREPO
el nuevo orden de cosas, al ver al ojo el fruto que de esa formi¬
dable organización sacan todos los sectores sociales.
Nada nos prueba sinembargo que la organización corpora¬
tiva del Estado sea inseparable de las formas más o menos des¬
póticas de gobierno. Por el contrario, también los países demo¬
cráticos, como tuve ocasión de demostrarlo hace poco en mi dis¬
curso de ingreso en la Academia Colombiana de Jurispruden¬
cia, se van acercando a grandes pasos a este mismo ideal.
El régimen corporativq es algo muy distinto del odiado
sistema que se llama intervencionismo de Estado . En este el Es¬
tado, hecho cuerpo en una agrupación de funcionarios que han
llegado a las alturas del poder gracias a cualquiera de los acci¬
dentes a que está expuesta la vida de los pueblos, el Estado,
digo, o la casta de los funcionarios públicos, se arroga el dere¬
cho de intervenir en todos los actos públicos y aun privados de
los individuos y de las asociaciones particulares. El Estado se
convierte en tutor universal, en mentor imprescindible, en ayo
y niñera, en dómine dominante , en doctor Tirteafuera, en provi¬
dencia divina de todos los ciudadanos, que ante el papá Estado
nunca salen de menor edad, ni son nunca capaces de valerse
por sí mismos.
Por el contrario, en el régimen corporativo el Estado reco¬
noce a las corporaciones el poder de regular sus asuntos inter¬
nos, de arreglar sus propios conflictos y de juzgar en sus pro¬
pias diferencias. El Estado se reserva el poder coactivo para
obligar a todos a obedecer los mandatos y sentencias legítima¬
mente dictados por las corporaciones. El Estado no concentra
sus poderes en la casta de los funcionarios públicos, sino que los
deja brotar y manifestarse naturalmente en toda legítima aso¬
ciación de ciudadanos. Los individuos son la razón de ser del
Estado mismo. No existen los individuos para el Estado, sino
el Estado para los individuos. Los individuos son, pues, origen
y fin del mismo Estado. Desaparece en el sistema corporativo el
antagonismo entre los individuos y la sociedad, entre individua¬
lismo y estatismo, y en su lugar entra el concepto natural de que
toda asociación es parte del Estado, y toda corporación órgano
natural del mismo.
Descargado así el Estado de toda esa muchedumbre de pe¬
queñas funciones, que lo abruman en el sistema del interven¬
cionismo, queda más libre, como lo hace notar el Sumo Pontí¬
fice Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno, para atender
a aquellos deberes que sí son peculiares de él, y en los cuales no
puede ser reemplazado, y que se compendian en estas tres pa¬
labras: defender, vigilar, promover . Defender a la patria, defen¬
der también a todos los ciudadanos en el uso de sus derechos.
ORIENTACIONES
83
Vigilar, como el centinela que día y noche está en la atala¬
ya, viendo venir de lejos los peligros, y asegurando así la paz
y el orden. Y, finalmente, promover todas las actividades socia¬
les, no queriendo ser él el autor de toda empresa cultural, eco¬
nómica o social, sino facilitando a los particulares y a las aso¬
ciaciones libres la realización de sus fines sociales.
Si los conflictos que pueden surgir en el seno de una cor¬
poración pueden resolverse sin intervención directa del gobier¬
no general, no así los que surjan de una corporación a otra.
El Estado será pues siempre el elemento coordinador entre las di¬
versas funciones sociales, por medio de un órgano superior corpo¬
rativo en que estén representadas las corporaciones todas, o al
menos las principales.
El poder judicial y el poder ejecutivo quedan, pues, en un
país de régimen corporativo, no concentrados en un núcleo, sino
repartidos por todo el cuerpo social, siguiendo la configuración
natural de la misma sociedad. También el poder legislativo debe
tener otro aspecto en el régimen corporativo. La política no es
la única actividad a que están entregados los habitantes de un
país cualquiera. Está bien que la política tenga intervención en
los cuerpos legislativos, pero deben tenerla también todas las
demás actividades sociales, o sea las corporaciones. Y no solo
las de carácter económico, sino también las religiosas, las cul¬
turales, las educativas.
Pueden algunos países optar por una cámara única corpora¬
tiva, en la cual el libre juego de las ideas esté garantizado y se
concrete en los representantes de las corporaciones que repre¬
sentan una función espiritual. Pueden otros escoger una cámara
mixta en la cual intervengan los representantes de los partidos
políticos y los de las corporaciones. Y finalmente se concibe el
sistema de dos cámaras, la una política, la otra corporativa, tal
como lo ideaba para Colombia el general Rafael Uribe Uribe,
de cuyo proyecto hablé detenidamente en mi citado discurso.
Mientras se realiza el corporativismo en todas sus fases
(económica, social y política), los que aspiramos a ver implanta¬
dos en la sociedad moderna los salvadores principios cristianos,
debemos trabajar por ir venciendo el egoísmo de los de arriba y
de los de abajo, y preparando así el reino de Cristo, que es el
reino de la caridad, de la justicia y de la paz.
Estudios biológicos
por Jaime Pujiula S. J.
V— Las teorías para explicar la evolución
Eí señor Zulueta Antonio, profesor de Madrid, quiere des¬
mentir la idea de que la teoría de la evolución se cae de vieja y
desacreditada; cree él que lo que está desacreditado no es el
hecho de la evolución, universalmente admitido, sino las teo¬
rías excogitadas para explicar el hecho, es decir, el cómo de la
evolución 1. Sin duda que el hecho está universalmente admi¬
tido, no a fuerza de nuevas razones, sino a fuerza de nuevas
idealizaciones, de arbitrarias interpretaciones y de la gran su¬
gestión que ejerce el profesor en el ánimo de sus discípulos. El
Magister dixit tiene la misma fuerza hoy que ayer. De lo que
no se puede dudar es que la teoría, aun en cuanto al hecho, está
estacionaria . En la actualidad los problemas de la herencia atraen
más que las consideraciones trasformistas. R. R. von Wettstein,
nuestro antiguo profesor en Viena, en el discurso inaugural del
congreso internacional de genética, habido en Berlín en 1928,
hace resaltar que la genética no ha promovido, como era de es¬
perar, la teoría de la evolución 2. Lo cierto es que no existe aquel
entusiasmo que existió, v. gr., en los tiempos de Haeckel.
Pero acerca del hecho ya hemos dicho lo suficiente, y es¬
tamos convencidos de que la teoría de la evolución, en el fondo,
no es más que una hipótesis: en lo cual no hacemos sino repetir
las palabras del mismo Haeckel, cuando en su Progonotaxis ho-
minis dice categóricamente que «cualquiera que sea el modo
como nos imaginemos la trasformación, la teoría de la evolución
es y permanece siempre una hipótesis» 3. Más aún ; gente que ha
bía militado entre los trasformistas, convencidos de la sinrazón
de la teoría, se han pasado con armas y bagaje al bando opuesto,
como Vialleton 4.
Pero ora sea cierto, ora incierto el hecho de la evolución, se
puede disputar, como lo hacen los autores, sobre el modo, sobre
cómo se imagina cada uno que pudo verificarse la trasforma¬
ción. Esto puede arrojar luz sobre el mismo hecho o sobre las
pruebas que tiendan a probar el hecho. Las diversas explicacio¬
nes han dado lugar a varias teorías, como vamos a ver.
* Véase Revista Javeriana, t. x, pág. 46 (julio, 1938).
1 Conferencias y reseñas críticas de la Sociedad Española de Ciencias Naturales, t. III
(diciembre, 1928).
2 Congreso internacional de genética. Berlín. 1928.
3 Haeckel: Pragonotaxis hominis.
4 Vialleton, L. : L' origine des étres vivants. París. 1929.
ESTUDIOS BIOLOGICOS
85
Apuntamos en el primer artículo sobre la evo-
Lamarckismo lución, que J. Lamarck, medio siglo antes que
Darwin, publicó (1809) su obra Philosophie
Zooíogique, sobre ía evolución de las especies, obra que, si no
tuvo la resonancia que tuvo después el libro de Darwin, ello
se debió, sin duda, a que no estaban aún preparados los áni¬
mos, y además, a que el gran Cuvier — la primera figura de
entonces, como anatómico de Francia — se oponía tenazmente a
las ideas trasformisías. La explicación que daba Lamarck de la
trasfomiación de los organismos, es la que se conoce con el nom¬
bre de adaptación activa. Supone, en efecto, el autor, que existe
en el organismo un poder intrínseco, una facultad de acomodar¬
se, que se despierta en presencia de las dificultades (de las ne¬
cesidades), las cuales serían como estímulos externos que pro¬
vocarían la reacción acomodatriz, modificando, al efecto, si es
preciso, los órganos. El ejercicio o el uso de un organo ayuda a
su desarrollo; el desuso, al contrario, es causa de su atrofia-
miento.
Para comprender mejor lo que es la adaptación activa, re¬
cordemos algún fenómeno de irritabilidad fisiológica. Si pone¬
mos una planta tierna en un aposento cerrado y oscuro, y deja¬
mos penetrar después la luz en él por un resquicio, la planta
reacciona al estímulo de la luz, dirigiendo su extremidad termi¬
nal hacia aquella. El movimiento de la planta es un movimien¬
to vital etiónico o paratónico, esto es, un movimiento provocado;
el estímulo de la luz desencadena toda una serie de acciones y
reacciones fisiológicas internas que dan por resultado la curva
fototrópica. Por el estilo, ía presencia de circunstancias externas
que exigen acomodación, serían como los estímulos provocado¬
res de la modificación de unos órganos o aparición de nuevos.
El P. de Sinety cuenta la teoría de Lamarck entre las fina¬
listas; pues es claro que el poder de reaccionar en esta forma,
responde a una finalidad, que es adaptarse el organismo a las
circunstancias, para no perecer: en su consecuencia, Lamarck
sería un neovitalista.
El reverso de la medalla es la adaptación pasiva, defendida
por algún autor.
En la adaptación pasiva el organismo se habría como la cera
que recibe la impresión de un cuerpo extraño, amoldándose a
su superficie. Es una concepción demasiado mecánica, que no
deja acción a la vida y no merece el nombre de adaptación o aco¬
modación, que lleva embebida la idea de actividad de parte de
aquello que se acomoda. Además, parece excluir toda finalidad
de !á vida.
86
JAIME PUJ1ULA
La palabra darwinismo se ha tomado como sino»
Darwinísmo nimo de trasformísmo y de descendencia simia*
na del hombre. No es, ciertamente así, aunque
se comprende que el vulgo lo tome así. Darwin fue el que desenca¬
denó la tempestad del trasformísmo, y se le ha hecho su padre. Pe¬
ro, mirando bien las cosas, el trasformísmo no es exclusivo de Dar¬
win ; es de todos los que admiten la evolución de las especies, cosa
anterior a Darwin ; lo que es propio de Darwin es la teoría, por él
excogitada, para explicar cómo se han trasformado las especies
que, según él, sería mediante la selección natural ayudada o reali -
zada por la lucha por la existencia . Este es el verdadero darwi¬
nismo.
Para dar una idea de este, bastará decir que Darwin pensó
que en la naturaleza ocurriría lo mismo que en la selección zoo¬
técnica. Los zootécnicos saben muy bien qué individuos han de
escoger o seleccionar para la reproducción, en orden a conservar,
y si puede ser, a mejorar las razas de animales domésticos. Aho¬
ra bien, la naturaleza haría también esta selección mediante la
lucha por la existencia , en la cual sucumbiría siempre el más
flaco y débil, y vencería y sobreviviría el más fuerte y bien acon¬
dicionado y, por consiguiente, el que se reproduciría y conserva¬
ría la raza; y como en la naturaleza ocurren cambios y modifi¬
caciones que se heredan, cuando estos son favorables en la lu¬
cha por la existencia, se conservan y trasmiten a la posteridad.
Hagamos aquí algunas observaciones para mejor entender esta
teoría.
Primeramente, la expresión lucha por la existencia parece
suscitar en los que la oyen escenas sangrientas como en los due¬
los y salteamientos de ladrones. Nada de eso: la lucha por la
existencia con la supervivencia del más fuerte tiene también le¬
gar en el reino vegetal, sin que las plantas posean las zarpas y
colmillos del león, ni la trompa del elefante. No; la lucha por
la existencia no es otra cosa que la concurrencia en el apoderar¬
se y aprovecharse de los medios de subsistencia para conservar
la vida, venciendo al efecto, los factores o agentes físicos que la
dificultan y constituyen el medio indispensable para su equili¬
brio, como se expone en mi obra Problemas biológicos 5 . Un par
de ejemplos nos aclarará esto.
Es evidente que cada planta que se reproduce, da una gran
cantidad de semillas. Una planta de tabaco da 40.000 semillas:
si estas produjesen, como pueden en absoluto, otras tantas plan¬
tas, y lo mismo hiciesen sucesivamente las nuevas semillas, en
3 ó 4 años toda la superficie de la tierra quedaría cubierta de
plantas de tabaco. ¿Qué quedaría para las demás plantas?
5 El equilibrio de la vida en este mundo.
ESTUDIOS BIOLOGICOS
87
Una orquídea produce SOWO.OOO de semillas; el hongo po-
ly puras squamosus, lOO.OÍMFOOO.OOO de esporas. Un infusorio — mi¬
croorganismo unicelular — se divide 5 veces al día: en un mes,
150. Si no tropezase con impedimentos externos, daría, en estas
150 divisiones, un número de individuos que sería la unidad se¬
guida de 64 ceros, y la masa, un millón de veces mayor que el
sol. Los insectos se reproducen en verano tan fabulosamente, que,
si no hubiese agentes que limitasen su producción, constituirían
una nube que no dejaría penetrar el sol hasta la tierra. ¿Por
qué no es así? Por los agentes que limitan la producción. Si to¬
das las castañas de Indias que produce un castaño cayesen en
el suelo donde está el árbol que las produjo, no prosperarían
por falta de alimento; pues solamente la planta madre ya ab¬
sorbe todo lo que puede dar el área que ocupa.
Los insectos no cubren la atmósfera, porque tienen formi¬
dables enemigos que los devoran. En todas ¡as clases de verte¬
brados se encuentran especies, géneros, familias, y aun órdenes
enteros, que no se alimentan de otra cosa que de insectos: incluso
existen plantas que son insectívoras (carnívoras). ¿Qué orga¬
nismos lograrán escapar a la acción de tanto agente adverso pa¬
ra poderse reproducir? El que prácticamente esté en mejores
condiciones para eludir los agentes destructores. La primera
semilla que caiga en un punto que no tenga aún vegetación, pros¬
perará; porque sin competencia germinará, extenderá su siste¬
ma radical, y absorberá toda la sustancia nutritiva. Las semi¬
llas que lleguen o caigan allí después, no prosperarán; porque la
primera tiene acaparada la sustancia nutritiva con tal desarro¬
llo de su organización, que otras semillas no pueden en aquel
sitio competir; y, aunque lleguen a germinar, mueren luego,
o no prosperan, ni pueden reproducirse. Si un insecto es mi-
mético, pasa inadvertido de sus enemigos, v. gr., del ave insec¬
tívora, y se libra de la muerte. Esta es la lucha por ¡a existen¬
cia, en la cual sucumbe el mal acondicionado casualmente, y
sobrevive el bien acondicionado.
Y ¿qué tiene que ver esto con la trasformación de las espe¬
cies? Según Darwin, mucho; como que esta es su teoría para
explicarla. En efecto, un cambio sufrido por una especie, o me¬
jor, por un individuo, aunque sea efecto de agentes externos,
puede ser favorable a su conservación y librarle de la muerte;
y si se hace hereditario y lo trasmite a la posteridad, sus des¬
cendientes portadores del cambio se perpetúan.
Pero esta teoría de Darwin está desde hace mucho tiempo
desacreditada. Dijo de ella un científico, que sirvió para llevar
sobre la punta de la nariz, durante medio siglo, toda una gene¬
ración de sabios. ¿Por qué no satisface? Por muchas razones:
88
JAIME PUJIULA
1®, porque aquí todo se deja al acaso, a los cambios fortuitos ;
es una teoría antifinalista, en tanto grado, que dijo de ella el mis¬
mo Darwin que, si en la naturaleza viviente se diese con una
formación evidentemente finalista, que no venga de rudimentos
precedentes, es decir, por evolución paulatina de otras forma¬
ciones, bastaría ella para dar al traste con toda su teoría. Aho¬
ra bien: el doctor A. Brass, que ya conocemos como el martillo
científico para aplastar teorías no bien fundadas, señala un ór¬
gano que llena perfectamente todas las condiciones señaladas
por el mismo Darwin como destructores de su teoría. Este ór¬
gano es el amnios de los embriones de reptiles, aves, mamíferos,
y del hombre, llamados por esta razón amnióticos, como larga¬
mente se expone en el curso de embriología 6.
El amnios es una formación que aparece hecha y derecha,
con toda perfección, a guisa de envoltura del embrión, sin nin¬
gún rudimento, en clases inferiores, y con perfecta finalidad,
que es defender el embrión contra la alantoides, otra dependen¬
cia embrionaria, encargada de llevar vasos sanguíneos a la parte
periférica del huevo, con innata tendencia de adherirse a las
formaciones vivas que encuentra.
2? También es combatido Darwin, porque supone la heren¬
cia de caracteres adquiridos, cosa que no admiten los neodar-
winistas, como Weismann y su escuela, formada por todos o ca¬
si todos los genetistas. Esta teoría está, pues, abandonada; al¬
guno que otro inglés sigue aferrado a ella; y se comprende: pues
se trata de una teoría inglesa; y es cosa proverbial el espíritu
conservador de Inglaterra.
Acabamos de nombrar a los neodarwinistas.
Needarwinismo El fundador del neodarwdnismo es Augusto
Weismann ; su escuela la forman, como queda
indicado, los genetistas, los cuales no admiten que se hagan
hereditarios caracteres adquiridos durante la vida. Desde lue¬
go, no se hereda ninguna mutilación, como lo demuestra la
circuncisión, practicada durante siglos y siglos por judíos y árabes.
Pero estos neodarwinistas son tan trasformistas o más que Dar¬
win y su escuela; y admiten también la selección natural , pe¬
ro no como la explicaba Darwin, sino como la explican ellos.
Gomo quiera que, según ellos, las modificaciones somáticas, o
producidas en el cuerpo por agentes externos, no se heredan, ni,
por consiguiente, se trasmiten a los hijos, la selección natural,
que es el medio para mejorar y modificar las especies, solo tiene
lugar en el idioplasma, esto es, en la masa hereditaria. Un cam¬
bio favorable en la masa heeditaria producirá hijos mejor acon-
6 Véase nuestra obra Embriología del hombre y demás vertebrados , t. I.
ESTUDIOS BIOLOGICOS
89
dicionados para conservarse y reproducirse, trasmitiendo a sus
descendientes las buenas condiciones.
Tropieza esta teoría con la misma dificultad que la de Dar-
win: se trata de cambios ciegos del idioplasma, seguramente ca¬
suales; es antifinalista, y no es fácil que los cambios del idio¬
plasma, si son ciegos, vayan siempre en una misma dirección,
como deberían ir, si han de modificar y tras formar las especies
en evolución progresiva.
A fines del siglo pasado y prin-
Teoría de las mutaciones cipios del actual, pensó de Vries
poder sentar una nueva teoría,
que acaso satisfaga más que las mencionadas hasta aquí: la teo¬
ría de las mutaciones. Los organismos pasarían, según ella, por
períodos de constancia y por períodos de cambio. Los cambios
serían repentinos en su aparición y hereditarios.
El fundamento de esta teoría se halla en las observaciones y
experimentos practicados en la planta oenothera lamarckiana, y
luego en otras, y también en animales.
Hugo de Vries, profesor de botánica en Amsterdam, en efecto,
observó en los campos de Hilversum, alrededor de esta ciudad,
ejemplares de la mencionada planta, muy diferentes de los demás
en una misma populación. Llevó ejemplares consigo para hacer
experimentos en el jardín botánico; y vio, realmente, que se
trataba de una forma que cambiaba: era matante. Hemos visto
en Viena ejemplares de mutación de esta planta, y realmente
ofrecen diferencias y caracteres notables. No es la oenothera sola
la que ofrece mutantes; las ofrece también el antirrhinum ; y en
el reino animal se ha hecho célebre también, en este sentido,
la mosca del vinagre ( drosophila melanogaster) , de que hemos
ya hablado, en otro artículo. Es muy natural que cuando se des¬
cubre un fenómeno en un organismo, se observe tambián en otros
muchos; porque los científicos paran mientes en lo que antes
no reparaban.
El P. Wassnann, en su Biología , cuya recensión hicimos y
publicamos en Razón y Fe, creía haber dado con una forma mu¬
íante en el coleóptero mirmecófilo dinarda.
Dos cosas hemos de observar aquí: 1® ¿qué mutaciones son
estas? y 2* ¿qué trascendencia tienen?
1® ¿Qué mutaciones son estas f — Hay cambios o variacio¬
nes en los organismos que se llaman fluctuaciones , cuando son
variaciones individuales y continuas. Si uno recoge, v. gr., las
semillas de una determinada planta de fríjol, verá que no todas
tienen el mismo tamaño, el mismo peso etc. Si se toma uno de
estos accidentes, v. gr., la magnitud de todos los individuos, es-
90
JAIME PUJIULA
to es, todas las semillas, desde la menor hasta la mayor, se verá
que la mayor parte tienen un tamaño medio, y las muy pequeñas
y las muy grandes son siempre en menor número. Son fluctua¬
ciones de este carácter, debidas no a los genes o factores here¬
ditarios, sino a los agentes externos; porque estos no influye¬
ron de igual modo o en igual intensidad en todas las flores y
semillas. Estas fluctuaciones no son cambios que puedan influir
en la trasformación de las especies. Si uno siembra la semilla
más pequeña, de la llamada curva de fluctuación , no obtendrá
por eso semillas pequeñas, sino aproximadamente la misma curva
de fluctuación antes observada ; y lo mismo sucederá si se siembra
la más grande : que no serán precisamente grandes las semillas que
se obtendrán, sino de todos tamaños; porque en el germen, esto es
en el idio plasma, todas esas semillas son iguales.
En cambio, una mutación produce un - cambio brusco, re¬
pentino, discontinuo, que se trasmite por la herencia, y a estas
mutaciones se debe principalmente la existencia de las razas.
2? ¿Qué trascendencia tienen estas mutaciones ? — Estas mu¬
taciones no rebasan el límite de la especie. De Vries llamó especies
elementales las formas que habían sufrido la mutación. Igual¬
mente se podrían llamar razas. Nada: que hasta el día de hoy
no se ha podido obtener la trasformación de una sola especie.
Vengamos, finalmente, a decir algo de la teoría del italiano
Daniel Rosa, muy reciente: de 1918. Gomo ninguna teoría evo¬
lucionista satisface del todo, sino que deja no pocas lagunas y
problemas, Rosa quiso seguramente eliminar muchas, o mejor,
todas, si pudiese. He aquí un resumen de su pensamiento. Rosa
no quiere saber nada del neolamarckismo ; que el mundo externo,
el ambiente, no puede producir modificación hereditaria alguna
en los organismos; toda modificación o cambio se debe exclu¬
sivamente al idioplasma. Rosa está identificado, en esta parte
con el neodarwinismo de Weismann y su escuela.
La formación de nuevas especies no sería, según Rosa, otra
cosa que la diferenciación específica del idioplasma, que, por el
mismo hecho de irse desdoblando, se iría simplificando (descon¬
gestionando) en cada nueva especie; algo así como el huevo en
desarrollo va simplificando su contenido idioplasmático, a me¬
dida que se desenvuelve y diferencia los distintos órganos. Esto
recuerda la teoría del plasma germinal de Weismann.
Este desdoblamiento del idioplasma y formación de nuevas
especies sería por dicotomía; cada especie, en llegando a su
maduración, esto es, al período de mutación (idea de de Vries),
originaría dos especies distintas, distintas entre sí y distintas de
la madre; idea que acaso le inspiró el desdoblamiento de los
caracteres mendelianos en la segunda generación, o F2.
ESTUDIOS BIOLOGICOS
91
En todo caso, si cada vez que se divide la especie lo hace
dicoíomicamente, el número de especies nuevas crecerá en pro-
porción geométrica. Una sola especie produce en la 10? división
1.024 especies distintas, y en la 50? un cuadrillón de especies T.
. ^omó de hecho el número de especies organizadas no llega
ni a un millón 7 8, la teoría debe explicar esta incoherencia, y la ex¬
plica o pretende explicarla diciendo que las especies no todas van
tan a prisa en madurar; pues las originadas por una dicotomía
son distintas y de distinto valor, y unas tardan mucho en dico-
tomizarse (acaso miles o millones de años).
Lo curioso^ de esta teoría es que cuando una especie llega
a su maduración y se dicotomiza en dos, hacen lo mismo todos
os individuos de todo el mundo; de aquí el nombre de hologé-
nesis que se da a esta curiosa teoría (de oAog: todo). La teoría es
m ono f Hética absoluta; de modo que la única especie primitiva
originó en su primera dicotomía, por una rama el reino vegetal
y por otra el animal. Esto fundamenta la llamada batisinfilia9 ,
esto es, la unión profunda de los tipos que, considerados tal co¬
mo ahora los vemos, no parecen admitir entre sí algún paren¬
tesco; en realidad se unirían en lo más profundo de la hologénesis.
En cuanto al primer origen de la vida, parece que, según
la teoría, se debe explicar así: cuando la superficie de la tierra
estuvo en condiciones de tener vida, organismos, se produjo en
todas partes la primera especie individualizada: en todas partes
la misma, en forma de individuos pequeñísimos, microscópicos o
ultramicroscópicos, simplicísimos en su aspecto, pero idio plas¬
máticamente complejísimos (las primeras moléculas químicas
vivas, como dice Montandon) ; los cuales, prosigue el mismo,
contendrían, según Rosa, sin ninguna finalidad, todas las posi¬
bilidades futuras10. Este antropólogo (Montandon) se vale de
una comparación hasta poética, para demostrar la primera apa¬
rición de la vida individualizada, en todas partes la misma, esto
es, si apareció en tierra firme, en toda la tierra firme; si en el
mar, en todos los mares; si en el litoral, en todos lo litorales.
He aquí la comparación: así como en la madrugada de verano,
después de una noche fresca en que se condensa el vapor de agua]
aparecen todas las hierbas cubiertas de aljófar, esto es, de gotas
de rocío, así también, cuando la tierra se hubo enfriado lo bas¬
tante, y estuvo en condiciones jamás repetibles, de recibir la
vida, apareció aquella toda cubierta de organismos microscópicos
7 Georges Montandon: L' holo genes e humaiue. 1928.
3 Las especies animales conocidas oscilan entre 400.000 a 500.000; las vegetales son
menos.
9 En nuestra lengua creemos que debe decirse batosinfilia (de |3cí0g; profundidad;
0UV con; y (pí)A,OV tronco.
10 Montandon: obra citada.
92
JAIME PUJIULA
y aun ultramicroseópicos (las primeras moléculas químicas vi¬
vas), en todas partes la misma, y, por tanto, de la misma especie;
esta sería la primera especie, principio y origen de todas las de¬
más especies de animales y plantas: la verdadera batisinfilia de
ambos reinos: vegetal y animal.
Por medio de esta teoría quiso Rosa eliminar dificultades.
Desde luego, supuesta esta teoría, ya no tienen razón los llama¬
dos centros de creación con las correspondientes emigraciones
de que hablan Darwin y otros trasformistas. Tampoco tienen ra¬
zón de ser los órganos rudimentarios , toda vez que estos no son
sino órganos menos desarrollados en unas especies que en otras.
Finalmente, la falta de unión de los grandes tipos que ocasionó
la conversión científica de Vialleton, quien pasó de trasformis-
ta a creacionista, desaparece por la batisinfilia. Hasta aquí la
teoría. Pero nosotros somos aquí, no solo expositores, sino tam¬
bién jueces, para juzgar de su valor científico.
Desde luego, esta teoría nos parece una ocurrencia, más o
menos feliz, que quiere utilizar puntos sustanciales de otras teo¬
rías para resolver teóricamente algunas fuertes dificultades en
que tropieza la doctrina de la evolución. Pero quizás, al que¬
rer evitar algunos escollos, da con otros mayores.
1 — En primer lugar, nos parece una concepción muy arbitra -
ria; porque no conocemos ningún dato empírico que pueda servirle
de base. Las reglas del mendelismo no pueden prestarle ningún
fundamento. Porque si bien en Fg los híbridos disociando sus
genes, parece que dan origen a formas distintas, no hacen más
que volver a las variedades de que proceden; no solo no cam¬
bian la especie (el mendelismo no crea especies ni caracteres,
sino, a lo más, los combina), sino que muestran la tenacidad del
híbrido en volver a retener la forma primitiva.
2 La dicotomía, produciendo dos especies diversas y de
desigual valor entre sí y respecto de la especie madre, es evi¬
dentemente contra las leyes de la herencia que trasmite, ante todo
y sobre todo, los caracteres específicos: un león da un león, no
otro animal; una encina da una encina, no otro árbol.
3 La comparación de la ontogénesis para explicar el des¬
doblamiento del idioplasma específico en la formación de espe¬
cies, no es una igualdad ; la ontogénesis se mantiene siempre
dentro del circulo especifico y se repite exactamente la misma
evolución ontogénica en cada generación; ni es verdad que se
haya de desdoblar el idioplasma en el desarrollo de los órganos.
Porque una sola célula vegetativa puede dar origen a todo el ser,
como sucede en la hoja de la begonia y en el cambium de las
dicotiledóneas. Además en la cariocinesis del óvulo fecundado
y en la de todas las células somáticas de este derivadas, la croma-
SOBRE NATALIDAD
93
tina, portadora de ios genes, se divide en partes iguales, no des¬
iguales. Luego todas las células tienen de suyo igual idioplasma
(O. Hertwig). Esto es lo que dice y muestra el microscopio. Lo de¬
mas es especulación de teorizantes.
^ UI^a arbitrariedad suponer que, cuando un individuo
de una especie cambia, cambian simultáneamente todos los indivi¬
duos del mundo. ¿Quien jamas ha podido comprobar esto?
5 Es, finalmente, a nuestro juicio, otra arbitrariedad,- supo¬
ner que la vida apareció sobre la tierra en infinitos individuos
de la misma especie en forma microscópica y aun ultramicroseó-
pica (partículas o moléculas químicas vivas), la misma en todo
el mundo. ¿Cómo se puede esto probar ni afianzar con algún
hecho?
En conclusión, tenemos que la teoría de Daniel Rosa, en
vez de resolver dificultades, pone sobre el tapete otras mucho
mayores. Es, como se ha dicho de otra teoría, un saco de donde
se saca todo lo que de antemano se ha echado en él.
(Fin de la 1 * serie )
Sobre natalidad
Una solución contraproducente
por Emilio Arango S. J.
, r t Las páginas siguientes contienen
Observación preliminar una serie de datos estadísticos so¬
bre la población de algunos países
europeos. Para que alguno se anime a leerlos y aprovecharlos, se
han hilvanado en una forma más o menos coherente. No pre¬
tenden, sinembargo, en modo alguno, ser publicados en la for¬
ma en que están. Yo hubiera deseado poseer datos exactos so¬
bre la población de Colombia, la natalidad, la mortalidad, el
analfabetismo, el porcientaje de niños y ancianos, de hombres
y mujeres, de población urbana y rural, de matrimonios etc. etc.
Creo que la cifra de la natalidad entre nosotros debe ser supe¬
rior al término medio. Conociéndola, y sabiendo el número de
defunciones anuales, sería interesante sacar el aumento absoluto
de la población, y estudiar cuáles son los factores que más se
oponen a ese aumento; imagino sean la mortalidad infantil, las
enfermedades tropicales, la falta de higiene, el grado ínfimo de
t
94
EMILIO ARANGO
cultura de gran parte del pueblo etc. Debería pues el país pre¬
ocuparse activamente por anular, a ser posible, esos factores.
Nuestras inmensas riquezas están en gran parte sin explo¬
tar debido al poco número de habitantes ; el día en que Colombia
sea una patria grande que abrigue bajo su hermoso cielo siquie¬
ra 30 ó 40 millones de colombianos, podremos hacer sentir nues¬
tra personalidad en el mundo; y habrá misioneros que lleven el
nombre de Cristo y el de la patria a tierras de infieles; y sabios
que honren la ciencia; y nos conocerán las naciones lejanas y
nos respetarán las vecinas; y se estimarán nuestros productos
en todo el mundo; en una palabra, se harán efectivos los inapre¬
ciables valores morales, intelectuales y materiales de Colombia.
Cuando las naciones europeas se ven al borde de un cata¬
clismo, que extinguirá tal vez su cultura milenaria, porque apos¬
tataron de Dios, debemos nosotros aprender la gran lección y
cimentar nuestro futuro sobre la roca inconmovible de nuestra
fe y nuestras tradiciones.
Una de las mejores contribuciones de la generación presen¬
te para nuestro futuro desarrollo es, pues, el velar por el aumen¬
to cuantitativo y cualitativo de los ciudadanos; a ello colaboran
en armonía perfecta los principios morales de la religión y los
adelantos modernos de la higiene, la cultura y la ciencia.
Muchos piensan todavía que las actuales dificultades eco¬
nómicas de las naciones se deben sencillamente a una superpo¬
blación. Para un ojo superficial el problema de ¡os sin trabajo
no es un problema de falta de trabajo, sino de exceso de indivi¬
duos; disminuido e! número de estos, el problema estaría re¬
suelto. Las líneas siguientes quieren ofrecer algunas considera¬
ciones y datos estadísticos sobre la evolución y efectos de esta
desgraciada idea que hoy amenaza no solo la vida económica,
sino la existencia misma de algunos países 1.
Funestamente célebre se ha hecho el nom-
Teoría de Malthus bre de Malthus, economista inglés, quien
publicó en 1798 su libro titulado Ensayo so¬
bre las leyes de la población . Partiendo de la afirmación de que
el número de hombres aumenta más rápidamente que el de los
víveres, se esfuerza Malthus por establecer las leyes matemátioes
de esos dos aumentos, y llega a concluir que los hombres aumen-
1 Como fuente para las siguientes líneas nos ha servido principalmente el libro del doc¬
tor Ferdinand Buomberger, titulado Unsere Kulturkrise und die Ewigen Gesetze; Rigi-Verlag
Weggis, M. Buomberger. Druck des Verlags Otto Walter A. G. Olten 1936.
Hemos utilizado también datos tomados de diferentes revistas, en especial de Razón y Fe,
febrero de 1938: Una patria de muchos hijos, por M. Marín Triana, y La vie intellectueUe,
10 de noviembre de 1938: La France pourrait-elle rester aux franjáis? por Joseph Aynard.
SOBRE NATALIDAD
95
tan en progresión geométrica, mientras que los medios de subsis¬
tencia se multiplican solo en progresión aritmética.
Expresando esa idea en cifras, diríamos que los hombres
aumentan como 1:2:4:8:16:32 etc., y los víveres solamente como
1:2:3:4:5:6 etc.
Suponiendo pues que 1.000 hombres en 30 años llegaran nor¬
malmente a multiplicarse hasta 2.000, y que estos de nuevo se du¬
plicaran en la siguiente generación, y así en adelante, tendríamos
ya en la octava generación 128 miles, es decir, que en 8 generacio¬
nes se aumentaría la humanidad en la proporción de 1 a 128, y de
1 millón a 128 millones.
Supongamos ahora que para alimentar 1.000 individuos ne¬
cesitamos 1 millón de toneladas de víveres; para alimentar 128
miles necesitaremos, en la octava generación, 128 millones de
toneladas. Pero resulta que, según los cálculos de Malthus, en
el mismo tiempo en que 1.000 individuos se convierten en 128.000,
el millón de toneladas no habrá llegado a aumentarse sino a 9
millones, según lo indica Sa progresión 1 :2:3:4:5:6:7:8:9.
Con semejantes cálculos concluía Malthus que la relación
entre los medios necesarios para la vida y el número de hombres
iba siempre haciéndose más desfavorable, hasta que llegara el
memento en que el hambre, la peste o la mortandad restable¬
cieran de nuevo el perdido equilibrio.
Prescindiendo por el momento del aspecto moral
Los hechos de semejante teoría, consideremos los hechos en
el campo de la experiencia durante el siglo xix y lo
que llevamos del xx. A comienzos del siglo xix llegaba a 130 mi¬
llones la población total de Alemania, Francia, Austria-Hungría,
Inglaterra, Bélgica, España, Suecia, Noruega, Italia y Suiza. A
mediados del mismo siglo subía a 175 millones, y en el año 1900
llegaba a 245. Según los cálculos de Malthus, en ese espacio de
tiempo debiera haber llegado el aumento hasta el tercer término
de la progresión 1:2:4, o como mínimo hasta el segundo. Eso da¬
ría: 175:350:700. Por consiguiente, ni rastro de la progresión
geométrica imaginada por, Malthus ! 2.
Los Estados Unidos , durante el siglo xix aumentaron, es ver¬
dad, su población, de 5 a 75 millones, pero todos sabemos que
•se fabuloso aumento no se debe, ni con mucho, al número de
nacimientos, sino a una poderosa inmigración.
2 La restricción artificial de la natalidad que podría objetarse, no entra en cuenta para
ese tiempo sino en Francia.
96
EMILIO ARANGO
Por consiguiente, la ley de Malthus en lo que atañe a la mul¬
tiplicación de los hombres, dista mucho de la realidad. Es abso¬
lutamente falso que la humanidad se multiplique como un capi¬
tal a interés compuesto; el aumento de población se debe a una
serie de factores difíciles de determinar, y sin duda alguna,
complejos. El estudio del aumento de los distintos pueblos pare¬
ce probar que entre esos factores se halla también el grado de
cultura de las naciones, y, por consiguiente, es prácticamente
imposible encerrarlos todos en el rígido molde de una ley ma¬
temática.
En cuanto al aumento aritméticamente progresivo de los
medios de subsistencia, es también ciertamente falsa la hipó¬
tesis malthusiana. Es un hecho probado que la agricultura, en
el siglo xix, produjo mas de lo que se hubiera podido sospechar;
y hay que tener en cuenta que no se cultivaron siempre los me¬
jores terrenos ni se aplicaron los grandes subsidios de la técnica
moderna. De hecho hoy no sufre el mundo una crisis de produc¬
ción, sino una crisis de consumo; díganlo, si no, el trigo que se
quema en Rusia y el café que se arroja al mar en el Brasil.
«. f Pero aun admitiendo que los cálcu-
El problema económico los hechos por Malthus sean falsos,
no faltará quien sostenga que la dis¬
minución de los individuos sea favorable al equilibrio económi¬
co de ¡as naciones. Veamos pues los resultados obtenidos en
este sentido; y para ello demos primero algunos datos sobre la
disminución de la natalidad en los principales países europeos.
Las estadísticas para ios años de 1871 a 1896 o —en los si¬
tios en que no se hicieron estadísticas durante esos años — nara
1908 a 1913, son las siguientes:
Hungría, 43 nacimientos anuales por cada 1.000 habitantes;
Rumania, 41 ; Bulgaria, 38 ; Austria, 38 ; Alemania, 38 ; Italia, 37 ;
Holanda, 35; Portugal, 35; España, 32; Inglaterra, 32; Dinamar¬
ca, 31; Bélgica, 31; Noruega, 31; Suecia, 29; Suiza, 29; Francia,
24; Irlanda, 22.
De 1930 a 1933 tenemos los siguientes datos :
Rumania, 34; Yugoeslavia, 33; Grecia, 30; Portugal, 30; Po¬
lonia, 28; Bulgaria, 28; España, 28; Italia, 24; Hungría, 23; Ho¬
landa, 22; Irlanda, 19; Bélgica, 18; Dinamarca, 18; Francia, 17;
Suiza, 17; Noruega, 17; Austria, 16; Inglaterra, 16; Alemania, 15;
Suecia, 15.
Si Alemania tuviera hoy la misma fecundidad que hace 40
años, debería aumentar la cifra de sus nacimientos anuales en
algo más de 1 millón; hace unos 5 años calculaban estadísticas
SOBRE NATALIDAD
97
competentes que Berlín, al paso que iba, vería reducirse a cero el
numero de sus habitantes en el año 2100. El cuarenta por ciento
de los hogares no tenían hijos.
En Inglaterra, el número de los nacimientos bajó de 1 millón
en 1920, a medio millón en 1934.
Italia, de 1881 a 1890, tenía de 28 a 29 millones de habitan-
íes y registraba al año ElOJ^ll nacimientos. En 1936 tenía de
42 a 43 millones, y sus nacimientos llegaban apenas a 955.000.
Bélgica, que contaba en 1830 menos de 4 millones de habi¬
tantes y que en 1930 sobrepasaba el octavo millón, verá cumplir¬
se eí fenómeno inverso, y en el año 2030, sobre una tierra llena de
casas vacías y edificios ruinosos, apenas 4 millones de habitan¬
tes saludarán al sol, y, esperémoslo, la libertad 3.
En Francia el número de los nacimientos disminuye anual¬
mente desde 1868, año en que llegó a un máximum de 11034.000,
En 1935 llegaba apenas a 630.000, apesar de que la población fran¬
cesa ha aumentado en 3 millones durante el mismo espacio de
tiempo.
Pero estos números no dan todavía una idea clara de la tras¬
cendencia del problema. Se necesitaría registrar el número de
defunciones para ir observando el aumento absoluto de la po¬
blación. No poseemos, por desgracia, datos concretos, fuera de
lo indicado sobre Alemania, sino acerca de Francia. Desde 1935,
en efecto, ha entrado esta nación en la vía franca de la dismi¬
nución :
1935: exceso de defunciones sobre los nacimientos. . . . 17.852
1936: » » » » 12.110
1937: (solo en el primer semestre) 27.215 (!)
Pero aunque no poseamos más datos concretos, podemos ase¬
gurar a prior i que el excedente de nacimientos sobre las defun¬
ciones tiene que ir disminuyendo constantemente en las nacio¬
nes cuya natalidad se reduce más allá de cierto límite.
Gomo aumento normal de un pueblo física y moralmente
sano se suele presentar el de 32 nacimientos anuales por cada
1.000 habitantes. Con ese número de nacimientos y en condicio¬
nes normales de mortalidad puede una nación desarrollarse y
aumentar. Pues bien: es evidente que al disminuir el número de
nacimientos aumenta la edad media de la población, y disminu¬
yen, por consiguiente, los hombres y mujeres en edad apta para
el matrimonio y para la procreación. Se forma, pues, un círcu¬
lo vicioso: los hogares disminuyen, porque disminuye la natali-
3 Razón y Fe, ’Thúmero y artículo citados.
98
EMILIO ARANGO
dad, y esta, a su vez, tiene que disminuir al disminuir los bota¬
res. Por otra parte, si este fatídico círculo no se rompe a tiem¬
po, es también claro que la población envejece y con ello aumen¬
ta la mortalidad. Nos hallamos, pues, en presencia de un problema
formidable, que constituye una terrible amenaza para cualquier
pueblo La disminución voluntaria de los nacimientos es el sui-
cidio de una nación.
La vie tntellectuelle, revista francesa, en su número del 10
de noviembre de 1938, trae un artículo titulado La France Pour-
i ait-elle rester aux frangats? En él expone las proporciones alar¬
mantes que va tomando en Francia el problema que nos ocupa.
Porque ademas de disminuir positivamente la población, sucede
que considerable parte de los nacidos anualmente son hijos de
extranjeros residentes en Francia, principalmente de italianos
y poloneses; y por muy perfecta que se suponga la asimilación
de esos individuos a la lengua y al ambiente en que viven, no
puede menos de conservarse en ellos ios rasgos ancestrales, que
contribuirán necesariamente a una profunda trasformación de la
fisonomía moral de Francia.
¿Pero que ha ganado la economía nacional con esta crecien-
te denatahdad en los países europeos? Disminuye la natalidad,
peí o no han disminuido los sin trabajo; han disminuido los ho-
gares, pero no han salido de la pobreza; han disminuido los gas¬
tos de educación entre los ricos, pero no han disminuido el des¬
pilfarro, el lujo, y ios vicios ; han disminuido tal vez los gastos
nacionales, de beneficencia infantil, pero las naciones no han
salido con ello de su crisis económica.
Salta a la vista que para el engrandecimiento moral, mate-
rial y econom.co de un pueblo, no es, no puede ser de utilidad
la disminución de los ciudadanos, que, como vimos, se sigue ne¬
cesariamente cuando la natalidad se restringe más allá de cier¬
tos limites. La prueba más clara de esto nos la da el afanoso tra¬
bajar de políticos tan clarividentes como Mussolini y Hitler en
EsVtal T enérá-ÍCa reaCCÍÓn' T°dos !os gandes hombres de
Estado sienten instintivamente que la grandeza de un pueblo se
basa en el aumento de sus habitantes.
Alemania, como dijimos,- había visto reducirse hasta el 15
por mil el numero anual de sus nacimientos. La reacción debida
a los premios establecidos para la nupcialidad y los nacimientos
ranten4ld~rab e' Lo*™atrimoni°s »>an aumentado en 300.000 du-
í 300 indfví’ V enp,9j6 aTeiltaba SU pobIación diariamente en
IMañnf °S‘ E’.d,ICtador alemán ^eña con que dentro de
“ "l~"” “ “ E“~P- "™» 250 millo-
SOBRE NATALIDAD
99
Italia sanciona duramente, desde hace mucho, todo delito
contra la integridad y santidad de la prole. Ha suprimido el di¬
vorcio, ha combatido el urbanismo como poco favorable a la mul¬
tiplicación de la especie 4 5, ha establecido premios para la mater¬
nidad y hasta ha instituido la fiesta, ciertamente atrayente y sim¬
bólica, de la madre y el niño 6.
España , apenas en los albores de su regeneración, se preocu¬
pa ya de aumentar el número de sus hijos, base y fundamento
de su grandeza futura. Para ello se ha propuesto, entre otras
medidas, el fomento de los matrimonios, especialmente entre me¬
nores de 25 años, medida quizá de las más eficaces y conducen¬
tes para la moralización del país y la preparación de una gene¬
ración sana y vigorosa.
Las ventajas económicas del aumento de un pueblo las ha
insinuado repetidas veces Mussolini en sus discursos: «Tened
hijos — decía a las mujeres — ; así enriqueceréis al país». «E! ni¬
ño es un gran consumidor; destruye todo: sus libros, sus jugue¬
tes y sus vestidos. Y come». «Considérese — escribe Buomberger — *
cuánto consumirían en alimentos, vestidos etc. solo los 20 millo¬
nes de niños que hoy faltan en el norte y occidente de Europa.
Así ciertamente la limitación de la natalidad es una de las cau¬
sas principales de la falta de trabajo». Y en otra parte: «La li¬
mitación de los hijos trae evidentemente una reducción de es¬
colares, y por consiguiente, de maestros . . . Disminuye el núme¬
ro de los hábiles para la guerra 6, disminuye el número de los
4 Es un hecho perfectamente comprobado que ios nacimientos disminuyen en las aglome¬
raciones de individuos. Aunque la triste experiencia nos enseña que con las aglomeraciones
disminuye también la moralidad, no creemos se pueda en modo alguno atribuir siempre a
ella todo el fenómeno de la natalidad. El ya citado Buomberger, dice a este propósito lo si¬
guiente, que creemos de interés general: «Sabemos, por ejemplo, que después de la guerra
franco-alemana, y después de 1915 en las naciones que hicieron la guerra, nacieron muchos
más niños que en tiempos normales, a saber, 112 en vez de 106 por cada 100 muchachas.
Hay, por consiguiente, todavía, algún misterio que no podemos penetrar; y el autor de este
libro ha hecho, al menos en animales una significativa observación, que quizá valga también
para los hombres. Durante años ha criado gallinas en grupos de a 100, 20 y 10. Todos los
grupos recibían una alimentación correspondiente al número de individuos y hasta se aumen¬
taba un poco la cantidad en los departamentos más numerosos, para que los elementos más
débiles no recibieran demasiado poco. ¿Cuál era el resultado obtenido en los huevos? En los
buenas meses, se recogían en los distritos menos poblados, relativamente muchos más huevos
que en los grupos numerosos ; a saber, en los buenos tiempos ponían las 10 gallinas de 8 a
9 huevos, las 20, de 15 a 16, y las 100 solo de 60 a 70 por día.
»En cuanto a los hombres, sabemos que las ciudades de numerosos habitantes y las re¬
giones de población más densa, arrojan la6 menores cifras de natalidad. Ahora bien: ¿es acaso
tan seguro que la disminución de los nacimientos se deba exclusivamente a la limitación arti¬
ficial? Los médicos me concederán que muchos matrimonios, aun deseando tener hijos, no los
tienen. Si llegara pues la humanidad a tener que vivir en una gran densidad de población, no
está, en modo alguno, excluido el que entrara entonces una estabilidad numérica, sin trasgresión
de las leyes eternas».
5 Apesar de tan intensa campaña, es doloroso observar que en Italia la natalidad des¬
cendió de 1923 a 1936, de 30 a 24 por mil.
6 Clémenceau decía: «Si Francia no tiene familias numerosas, ya podéis escribir en los
tratados las cláusulas más favorables, ya podéis apoderaros de todos los cañones de Alema¬
nia, podéis hacer cuanto os plazca: Francia estará perdida, porque no habrá franceses».
100
EMILIO ARANGO
matrimonios, con lo cual no hará falta volver a levantar habi¬
taciones . . . ».
Mientras en Europa disminuye la natalidad, Japón alcanza
la enorme cifra de 39 nacimientos por cada mil de habitantes y
se coloca en el rango de potencia mundial.
No puede, pues, ponerse la menor duda: la denatalidad no
es solo un gravísimo síntoma moral, sino también un desgracia¬
do factor económico para las naciones. Todo pueblo que desea
asegurar su porvenir, tiene que preocuparse por aumentar y sa¬
near, en todo sentido, sus generaciones.
Es verdad que Malthus no llegó a ver la trascendencia del
problema que crearía con sus erróneos cálculos, pero debiera
haber caído en la cuenta de que su teoría implica necesariamente
una injuria a Dios y a su infinita preciencia y providencia. La hu¬
manidad no rueda al acaso por el mundo; hay un Ser supremo
y personal ' que dirige los destinos de los individuos, de las na¬
ciones y del genero humano. A prior i, pues, hubiera podido cual¬
quier creyente refutar la teoría malthusiana y asegurar que no
puede darse semejante desproporción entre los individuos y los
medios de subsistencia 8.
Si ante el fracaso de sus cálculos abriera el mundo los ojos
de la fe para ver la mano de la divina Providencia, y reconocie¬
ra que la prosperidad verdadera de los pueblos está precisamen¬
te en la observancia de la ley de Dios, algún bien se abría saca¬
do del pasado error.
ínnsbruck, enero de 1939.
7 Recalcamos la personalidad de Dios, porque en la Alemania moderna se habla de la Pro¬
videncia divina sobre el pueblo alemán, y aun se invoca a Dios en ocasiones solemne». Las
expresiones pueden engañar a quien no sepa que para el nacionalsocialismo Dios es algo im¬
personal, impreciso, y aun a veces diverso: la raza, el destino del pueblo... etc.
8 Los estadistas modernos han perdido los temores de Malthus acerca de la insuficien¬
cia de nuestro planeta para alimentar a sus habitantes: «Hace 100 años vivían en la tierra 900
millones, hoy alrededor de 2.000 millones de hombres; pero están repartidos de manera muy
desigual: en Norteamérica está habitada a lo sumo una Quinta parte de lo habitable; en Suramé-
rica apenas una vigésima parte... Algunos afirman que en la tierra podrían vivir cómoda¬
mente diez mil millones de hombres, otros avanzan hasta la gigantesca suma de doscientos mil
millones» (Buomberger). Mussolini juzga que la Italia grande debe albergar 60 millones
de hijos.
El P. Miguel A. Pro S. J.
redentor dei obrero
por Salomón Rahaim S. J.
f
Vamos a presentar la figura genuina del «redentor de los
pobres» en la persona de ese jesuíta cuyo nombre ha llegado a
ser del dominio universal en solo once años. — En presencia de
sus hechos, nadie duda de la sinceridad de su amor al obrero;
sea su ejemplo la piedra de toque con que tantos engañados
examinen a los que se llaman sus salvadores.
¿Quién no conoce ese simpático retrato del P. Pro? Em¬
butido en su traje de mecánico, la grasienta cachucha hasta los
ojos, un mechón sobre la frente, apretando su cigarro entre los
colmillos izquierdos, mientras escupe hábilmente por entre los
derechos. Al verle así, creería uno encontrar simplemente tan
solo la imaginación creadora de un feliz disfraz, expresión de su
carácter jovial y vivaracho, y el recurso con que burlar a quie¬
nes le buscan para la muerte.
Disfraz era, sin duda; pero entrañamos la profunda convic¬
ción de que bajo ese over all palpita una alma de apóstol; que
si el disfraz de pobre obrero con que se nos presenta no fuera
para nosotros más de una humorada, nos expondríamos a no
comprender tampoco la vestidura con que quiso cubrirse tam¬
bién por amor el Verbo Encarnado por salvar a los hombres.
En las manchas de sus vestidos se revela un amor tan grande
como sublime: el amor desinteresado del apóstol hacia los po¬
bres, hacia los obreros, hacia los desheredados de la fortuna.
Si el P. Pro amó a todas las almas — como que todas costaron a
Cristo su sangre — esas fueron sus predilectas. He aquí lo que
en breves rasgos vamos a tratar de poner ahora de relieve.
Ni vamos a desfigurarlo — no es necesario — exagerando o
tergiversando sus acciones. Vamos a representarlo como lo en¬
contramos palpitar en las páginas de su historia, como se le ha¬
lló a través de las calles de México, como se le sentía anhelar
en sus escritos, como se le advirtió, finalmente, sacrificándose
hasta quedar agotado por sus pobres amados. Pero ni siquiera
vamos a desarrollar su siempre fresca biografía; solo entresaca¬
remos algunos de esos cuadros salientes, ante los cuales, con jus¬
ticia, levantan la voz los pobres, reclamando: ese corazón nos
pertenece.
Amar al pobre es compartir su vida; amar al pobre es tra¬
bajar por su bien; amar al pobre es concluir sacrificándose por
102
SALOMON RAHAIM
él. Y el P. Pro convivió con sus pobres, por ellos trabajó sin des¬
canso, y en la tarde de su vida llegó al sacrificio por los mismos.
Amó pues de verdad a los pobres.
*
* *
¿Fue predestinación el que naciera entre los barreteros de
ásperas montañas ? No lo sabemos ; pero sin duda que en el alma
de aquel niño creció cual lirio silvestre un amor tierno bacía
aquellos mineros que se retrataban en las inocentes pupilas del
infante aun antes de que la razón las iluminara. No es mera fic¬
ción; la vida del obrero le seducía; amaba la vida de aquellos
que pasan sus oscuros días entre las profundidades de la tierra;
apenas le es posible, baja con ellos y aprende su jerga. ¡Quién
lo dijera! Veinte años después le servirá en su apostolado; así
nos lo confiesa en una de sus cartas. Conviviendo con los obre¬
ros en las entrañas de la tierra, se había impregnado de un amor
indeleble hacia ellos. Levantado en hombros de sus amados mi¬
neros, un día había hecho vibrar sobre su cabeza esta voz, cuan¬
do chico: «¡Adiós, muchachos! Yo también soy barretero». Ya
sacerdote, le veremos firmarse todavía «el barretero» ; aquel
amor no había muerto. Ante ese dictado recuerda uno el de «El
Elijo del Hombre» con que se llamo a Sí mismo otro apasionado
por las almas.
Pero no se llega a amar entrañablemente sino cuando uno
es semejante al amado; por eso el Señor le quiso hacer probar
la amargura de la pobreza. Hasta entonces la abundancia ale¬
graba su hogar; pero Miguel Agustín sentirá aún respeto por el
pobre, desde el día en que, ya religioso, camino del destierro,
vea, con el corazón destrozado, a una pobre mujer lavando ropa
ajena para mantener a sus hijos : su propia madre. — La miseria
era el patrimonio que les había dejado la revolución y el bandi¬
daje desolador de México. Pro tenía, pues, bien por qué amar a
los pobres.
El Dios de los pobres le va a unir a ellos con lazos más es¬
trechos; la voz de Dios le impone un doble sacrificio: «Abando¬
na a tus padres, abandona a tus mineros; es preciso que vivas
para estos definitivamente; de hoy más, serás apóstol de los
pobres: te quiero jesuíta».
*
* *
Hasta entonces había convivido con los pobres; ahora Dios
le llama a trabajar por ellos. Su vida religiosa, por lo demás, no
EL P. MIGUEL A. PRO
103
fue una farsa de pobreza: muchas veces hubo de sufrir verda¬
deras privaciones en ella.
El Señor le había dicho; has de ser apóstol de los pobres.
Y él no se descuida; En la región de Los Gratos (California), va¬
rios niños pobres podrán recordar a un joven escolar de la Com¬
pañía de Jesús que los catequizaba, aunque destrozando tal vez
sin piedad la lengua inglesa. Los gitanos del Albaicín (Granada)
lo rodearán un día como a fundador de un catecismo.
Vuelan los años; Dios lo lleva en su formación a través de
Europa ; entre tanto la llama va creciendo en su pecho. Es el
año de su ordenación sacerdotal; mientras sus compañeros, ios
jóvenes sacerdotes, después de abrazar a los suyos, van a reco¬
ger las primicias del apostolado, el P . Pro, con la amargura de
quien no puede ver el rostro de su santa madre, pide permiso
para irse a consolar con sus amigos; una tarde se Iq ve descen¬
der al fondo de las minas de Charleroy, con los mineros; y al
salir, rehusar como ellos la ducha para poder nacer algún bien.
¡Y vaya si se les entraba a aquellos infelices! Una prueba siquie¬
ra: aquellos socialistas, a bordo de un tren, comienzan querién¬
dolo intimidar: «Ud., cura, ¿no teme subir aquí?», y terminan
estrechando con efusión su mano y rogándole aceptar media
pastilla de chocolate, después de haberle oído hablar de un Obre¬
ro divino crucificado por amor a ellos, ellos ... a quienes tam¬
bién él ama como a hermanos.
Ama a los pobres; sí, por ellos trabaja, por ellos hace más:
se va ofreciendo a la vez en sacrificio. El Señor a oído la plega¬
ria elevada la víspera de la tercera operación, aun antes de sa¬
ber la muerte de su querida madre; «Y ahora. Señor, hiere a
tu víctima; ya todo te lo he dado; nada me reservo». Y el sa¬
crificio siempre es fecundo. Por eso sus pasos vacilantes de en¬
fermo bastan para volver al lado del Buen Pastor a aquella ove¬
ja descarriada, aquel obrero, antiguo estudiante de un semina¬
rio, que erraba, hacía largos años, lejos, muy lejos de su Dios.
Ama a los pobres; pregúntaselo, si no, al compañero suyo
que lo vio con los ojos brillantes de amor fijos en una caterva
de obreros, mientras tendía la mano hacia aquellos vestidos de
mecánico, y decía: «He aquí las almas que yo amo». A todas
ama, pero esas son sus predilectas. ¿Qué mal hace en imitar a
su divino Maestro, rodeado antes que por nadie, por unos pobres
pastores, y escogiéndose para amigos a doce toscos trabajadores
de su patria? Por eso habla sin rebozo de ese «su flaco»; oi¬
gámosle: «Pero bajemos — dice — de la nobleza a los desarrapa¬
dos; ahí sí que me hallo como rey... ¡Bendito sea Dios, que
me dio la dignidad del sacerdocio! ¡Qué dicha para mi alma!...
104
SALOMON RAHAIM
Confesé a un viejo obrero italiano, y entre las virutas y el se¬
rrín hablé de catecismo a un comunista».
Trabajaba por sus pobres, y se sentía feliz; pero aún le faltaba
la parte principal; se acercaba el momento de regresar a su pa¬
tria, a la patria amada donde no vería ya a su madre, pero donde
probaría su intercesión, sin duda alguna.
Por fin llega al suelo que ha de regar con sus sudores, donde
sellará con su sangre el pacto que ha hecho con Dios en favor
de las almas. Una vez en él, da principio a una obra que le con¬
sumirá entre ricos y pobres; pero sobre todo entre los pobres
Su solo recuerdo le hace gozar: «Voy de día y de noche —nos
dice— entrando por las alfombradas escaleras de las casas ricas,
por los resbaladizos ladrillos de una peluquería y por las asque¬
rosas viviendas de la capital. Las gatas me adoran, los borrachí¬
nes me tutean, los vendedores me guiñan el ojo, y la flor y nata
de los pelados guarachones y matones me tienen por su amigo
mas campechano» (13 de noviembre de 1926).
Ahora está contento: a los ricos los despoja con su insinuan¬
te caridad e inimitable verba en favor de «su familia»: los po¬
bres. Sin contar con un céntimo fijo, se ha embarcado en una
obra increíble: provee de «pe a pa», como él dice, a multitud de
familias que están en la miseria. Cuenta, sí, con varios agentes
mas o menos organizados, que se encargan de pedir y distribuir
las provisiones; pero en nada de eso confía; su Padre Dios es
su único apoyo; le llamó para apóstol de los pobres; El le sa¬
brá sacar del compromiso. Está pues feliz ; pero no creamos que
se goza en su obra como suya; alma humilde, sabe desaparecer,
y en eso si se goza. «Lo mejor de todo —dice con su indefectible
gracejo— es que mi sagrada personalidad no aparece en pri¬
mer termino; yo muevo los resortes, y otras almas generosas
lo hacen todo».
«Almas generosas»: al frente iba la suya, más generosa cuan-
to mayor era su desinterés. Cuando ei hombre sabe prescindir
del en sus obras, entonces ha probado su generosidad; y quien
o vida este rasgo del P. Miguel, no conoce el alma de su aoosto-
lado. A tales hombres no tiene Dios recelo en confiarles sú cau-
dal; máxime cuando de parte de ellos se siente vencido por un
abandono ciego. Tal sucede en nuestro caso: «Mi bolsa —dice el
Padre— esta tan enjuta como la parte espiritual del alma de
Calles. Pero no vale la pena de preocuparse; pues el procura¬
dor del cielo es tan campechano». Y en otro pasaje: «¡Cuán
cierto es que el que da de comer a los pajarillos del campo, no
deja morir de hambre a los hijos que creó y redimió con su pro-
pía sangre!». H
EL P. MIGUEL A. PRO
105
El mismo Padre nos confiesa ingenuamente lo que el Señor
hace por su medio en favor de los pobres: «Palpo lo que leemos
en la vida de los santos (ojo, ¡no me vaya a tener por uno!):
pues sin saber cómo, ni cuando, ni quién lo envía, recibo ya 50
kilos de azúcar, ya una caja de galletas, café, chocolate, arroz. . .
y hasta vino. Y la Providencia de Dios es tan paternal, que cuan¬
do me rasco la cabeza pensando a quién ir a darle el sablazo,
ya tengo la despensa llena».
Al oírle, siempre de broma, al verlo siempre agitado y ani¬
moso, pensaremos que para el P. Pro era una diversión tal mi¬
nisterio. El sacrificio, por el contrario, sellaba sus empresas; so¬
lo que no el sacrificio que suelen comentar las lenguas y la prensa.
*
* *
Y ese sacrificio fue completo: sacrificio moral, inmolación
física.
Dos palabras que se escapan a su pluma nos revelan un
fondo inmenso de abnegación: «Las semillas abundan — nos con¬
fía en una carta del 5 de agosto del 27 — aunque, a decir verdad,
gracias al color de mi cara. Porque Ud. no se figura qué ver¬
güenza es pedir y más pedir. Por fortuna Aquel por Quien se
hace no se muestra tacaño, y da espléndidamente. ¡ Bendito sea
por siempre! Amén».
Que no mendigaba en calidad de menesteroso, dirá alguno.
Bien; ¿pero cuántos, aun entre los buenos, habrá que se expon¬
gan continuamente a la vergüenza de una mala cara, de una re¬
pulsa encubierta y por ello más dolorosa? ¡Y saber que más de
500 almas están colgadas de Dios y de sus limosnas ! Era fuerza,
pues, mendigar, mendigar siempre . . . Esas penas del P. Pro, so¬
lo Dios las conoce. Bendito sea El, que nos quiso descorrer un
poco el velo en este desahogo del apóstol con sus superiores.
Más sublime aparece su figura cuando, cargado como un
hijo del pueblo, penetra, bajo un saco de harina, en una mísera
buhardilla, que las de muchos otros apóstoles que predican la
caridad de Cristo, aun desde un pulpito o desde las columnas de
un periódico.
Cuán duro es afrontar vergüenzas en tanto que se anda ju¬
gando la vida por las calles de México, donde los sicarios le per¬
siguen día tras día, donde le preparan la consumación del sa¬
crificio y de la ofrenda. Y la consumará: el silencioso calvario
en que se ve iniciado tiempo hace, ha de recibir nada menos
que su sangre, después de un trabajo que le tiene ya exhausto.
Pero ¡qué importa! El amor le hace rebozar de gozo en la tri-
106
SALOMON RAHAIM
bulación y en el trabajo. Amor se necesita para expresarse así:
«Excuso aecirfe lo solemne de esta conferencia en uji corralón
de mala muerte, vestido de mecánico, con una cachucha hasta
las cejas, y dando empellones a mi simpático auditorio ... ¡ Bien
haigan los chauffeurs del mundo entero!». El amor le dicta estas
palabras en que estalla su alborozo al hablar de su clientela, los
pobres : «Tienen dice — la mala costumbre de comer tres veces
al día, y generalmente con buen apetito, y eso fuera de coser si
fuei a lo único ; pero los muy . . . hijos de Adán y Eva viven bajo
techo, que les cuesta renta, y usan zapatos que desgastan y ropa
que se adorna con agujeros, y se saben enfermar y pedir medi¬
cinas».
No son expresiones aisladas. Sus cartas al P. Provincial están
salpicadas de frases como estas: «Sobre todo en la clase obrera,
en los arrabales — dice, hablando de sus ministerios, y con gozo
que no disimula — : ¡una esplendida corte de chauffeurs /». En
medio de su sufrimiento heroico no le desamparó su buen humor.
Pero en la serie de sacrificios, aun le estaba reservado otro
más penoso, en la persona de su padre. Si había experimentado
él mismo ¡a pobreza, mas dura le sería cuando viera a su anciano
padre y a sus dos hermanos arrojados a la calle por los esbi¬
rros del gobierno, sin más que lo que llevaban sobre los hom¬
bros. Por Oios había dejado a su madre trabajando para mante¬
ner a sus hijos ; por Oios veía ahora a su padre pobre, sin poder
tenderle aquella mano que aliviaba la miseria de tantos desdi¬
chados.
Mas su alma es de hierro; su corazón, sangrando y todo, no
desistirá ; es preciso cumplir la misión a él confiada ; es apóstol
de los pobres, y antes debe morir que volver atrás. Es preciso tra¬
bajar mientras quede un aliento en el pecho. Así lo comprende,
y el amor le arrastra sin tregua. Aquel rudo batallar lo tiene ya
destrozado: «¡Vamos, que casi preferiría estar ya en la cárcel,
para descansar un poco!» — llega a exclamar; pero luego, retrac¬
tándose — : «Me rajo (modismo mexicano, por «me arrepiento»)
y me rete-rajo de esta barbaridad. ¡Pobre gente, pobrecita ! . . .
¿Posponer el bien de sus almas a una comodidad del cuerpo?».
Se siente ya desfallecer; comprende que no podrá prolon¬
gar mucho tal género de vida ; y sinembargo será fiel hasta el fin :
«Al pie del canon — concluye — hasta que el Capitán y Jefe orde¬
ne otra cosa; porque no es por mis fuerzas, sino gratia Dei me -
cumy perseveraré hasta el fin». Este es el apóstol, que, como
Cristo, non sibi placuit.
La corona de tan encantadora lucha está ya cerca; el holo¬
causto quedará en breve consumado. El dolor ha sellado sus
EL P, MIGUEL A, PRO
107
trabajos , el amor le ha sostenido en medio de ellos ¡ ese drama
d© amor dio principio cuando Dios descargó su mano con dura
enfermedad, en prueba de que aceptaba su ofrenda por las al¬
mas; ese drama silencioso terminará el día en que el hermano
y el padre de los pobres caiga asesinado por haberlos amado
tanto : j no podía sufrir el infierno tan grande caridad í
Un día, ante un pelotón de soldados, se yergue contra el
pai edon de la muerte. Su rostro no descubre el brioso entusias¬
mo del soldado de Cristo Rey, ni el grito del combate vibra es-
tremecedor en sus labios. Una voz pausada y suave, como la del
sacerdote al consagrar la V ictima divina, se desprende de su
béca como un eco del corazón. Resuena un estampido, y por
tierra rueda el cuerpo inanimado del padre de los pobres: un
crimen y una calumnia quedaban perpetrados; la doble ofrenda
consumada; en el cielo sonreía el Padre celestial viendo a su
sieiivo destrozado, como se había complacido al ver sobre úna
cruz, desangrado y cubierto de ignominia a su Unigénito: Dios
quedaba glorificado . . . las almas redimidas.
Al día siguiente, en más de cien hogares, en vano esperarán
los huerfanitos el socorro y el amoroso regreso del Padre. Mas,
en cambio, cuentan con un protector cerca de su Padre Dios;
y ahora. . . ya no le podrán perder; ahora no se lo podrán arre-
batár quienes dicen que aman, pero, en realidad, odian al obrero.
Ahora no es solo en México donde él acude a remediar las
miserias de esas almas que fueron sus predilectas. Hoy es el uni¬
verso entero el campo de su caridad. En vida los amó y se con¬
sumió en trabajos por ellos; por ellos ofrendó su sangre y su
honra; sobre ellos derrama hoy desde el cielo favores sin cuento.
Además — don inapreciable que ha enviado a sus amados po¬
bres — es ahora el modelo viviente que suscita en las almas de
mil genuinos apóstoles el deseo sincero de consagrarse a los
pobres, a los obreros, en una consagración sincera y abnegada,
como la suya.
St. Mary's Gollege — St. Marys-Kansas, EE. UU., 1938.
Novedades científicas1
por Pedro Zuloaga
El tamaño de la Galaxia
El doctor Harlow Shapley, del observatorio de Harvard, co¬
municó en estos días a la Sociedad Astronómica Americana los
resultados de una nueva determinación de las dimensiones de
la Galaxia, el «universo-isla» o conglomerado de estrellas de que
nuestro sol forma parte. Estudiando las estrellas llamadas «va¬
riables cefeidas», que tan útiles ban resultado para la medición
de distancias enormes, el doctor Shapley encontró que el globo de
estrellas que rodea como un halo tenue al disco denso de la Via
Ladea mide mas de 60.000 anos-luz de espesor (recuérdese
que un año-luz es la distancia que la luz recorre en un año, y
es igual a más de nueve billones de kilómetros: 92400.0001000.000
de km.).
Los objetos más distantes de ese globo están más lejos que
las Nubes de Magallanes, las dos pequeñas galaxias satélites de
la nuesiía. «Por lo mismo — dice Shapley — puede decirse que
esos sistemas, exteriores en cierto modo, forman parte de los
aledaños de nuestro gran sistema de la Via Ladea». Hasta aho¬
ra se les había tenido por independientes de él, porque de nues¬
tro sistema no se había reconocido sino el disco denso que for¬
ma el piano central de la «lenteja» ; y no es extraño que así fue¬
ra, porque más del 95% de todas las estrellas, variables o no, se
encuentran a menos de mil años -luz de ese plano, según el mis ¬
mo Shapley. Pero las variables observadas del tipo antes men¬
cionado se extienden hasta distancias de más de 30.000 años-luz
a uno y otro lado de dicho plano, aunque con una densidad de
distribución incomparablemente menor. A los 30.000 años-luz
ya la densidad no es más de una milésima parte de la que es
cerca del plano galáctico; y más allá de esa distancia decrece
rápidamente. Es claro, pues, que esas estrellas todavía pertene¬
cen a nuestro sistema estelar, lo mismo que todos los objetos
que quedan a menor distancia, como las Nubes Magallánicas,
aunque hasta ahora no se había reconocido así. Para precisar
pues las ideas: Nuestro sistema estelar, llamado por antonoma¬
sia La Galaxia, se compone de una vasta aglomeración de estre¬
llas que en conjunto presenta la forma de una lenteja o de un
reloj de bolsillo, cuyo diámetro es muchas veces mayor que su
espesor, y en donde la distribución estelar es relativamente den¬
sa; y un globo más o menos esférico, que envuelve por completo
... JL5 ÍÍLI l0S demé9 artículos de Revista Javeruna solo pueden reproducirse citando
NOVEDADES CIENTIFICAS
109
a este disco, pero cuya densidad es mucho menor. El disco mide
de diámetro cerca de 100.000 años-luz, y su centro está situado
a 32.000 de nosotros, en la región del cielo conocida por las Nu¬
bes de Sagitario.
A. proposito de estas medidas, es de interés recordar que
a principios del presente siglo todavía no era posible medir dis¬
tancias ni cien veces menores. La máxima que se alcanzaba a
medir, y con mucha incertidumbre, por el método trigonométri¬
co de las paralajes, que era el único conocido entonces, era de
unos 300 años-luz.
Y también es interesante hacer constar que fue una señori¬
ta empleada en el observatorio de Harvard, Miss Leaviií, la que
ideo el sencillo pero genial método que ha permitido extender
tan enormemente el volumen de espacio accesible a la medida.
Examinando ciertas placas fotográficas tomadas en la estación
que el mismo observatorio tiene en Arequipa, Miss Leaviít des¬
cubrió que en la Nube Menor de Magallanes, enjambre estelar
situado cerca del polo Sur de la esfera celeste, había gran nú¬
mero de estrellas del tipo conocido por variables cefeídas ; y obser¬
vó que entre la luminosidad aparente de esas estrellas y su pe¬
ríodo de variación existía una correlación fija. Por ejemplo, tal
variable que aparecía en las placas como de 15® magnitud, te¬
nía un período de tres días, mientras que tal otra cuyo período
era de veinte días, aparecía como de 12® magnitud.
Pero entonces IVliss Leavitt razono de la siguiente manera ¡
Puesto que todas ellas están contenidas en la Nube Menor de
Magallanes, que es un objeto pequeño en comparación con su
distancia, todas se hallan aproximadamente a la misma distan¬
cia de nosotros; y por eso su magnitud aparente debe corres¬
ponder a su luminosidad real absoluta. Hay, pues, una corre¬
lación entre la luminosidad real de estas estrellas y la duración
de su período de variación. Faltaba, pues, solo, averiguar a qué
magnitud absoluta corresponde un período dado, para tener la
manera de calcular la distancia de cualquiera estrella de ese ti¬
po, porque conocida la magnitud real y el brillo aparente de un
objeto celeste, se puede desde luego deducir su distancia.
Y eso que faltaba era fácil de indagar, porque existen es¬
trellas de ese tipo mucho más próximas a nosotros, cuya distan¬
cia podía medirse por el método trigonométrico. Entre ellas es¬
tá, por ejemplo, la estrella que ha dado nombre a toda la clase,
la Delta Cephei. De esta manera se averiguó la distancia a que
está la Nube de Magallanes, y con ello se centuplicó de un gol¬
pe el alcance de las medidas astronómicas. — Desgraciadamente,
la joven que prestó tan señalado servicio a la ciencia del cielo,
murió ya, prematuramente.
lio
t'EDkO ZULOAGA
El brillo de. Venus
Según orné conclusión provisional de los astrónomos Slipher
y Edson, del observatorio de Flagstafí, en Arizona, el brillante
planeta Venus debe su esplendor a lina «atmósfera» dé diminu¬
tas partículas de polvo, que dispersan la luz solar mucho más
eficazmente que las moléculas de la atmósfera terrestre.
Hasta ahora se había supuesto que la blanquísima super¬
ficie que nos presenta el planeta era la de una capa dé nubes
que lo envolvía por completo todo el tiempo. Pero es el caso que
el espectroscopio no revela la presencia dé vapor de agua, en
su atmósfera. A falta de vapor de agua, el polvo es lo que me¬
jor puede explicar su brillo. «Asignando a esa atmósfera dé pol¬
vo una altura efectiva de dos millas, él brillo de lás proióUgácio-
aiés de los «cuernos» dél creciente es de 35 a 40 veces mayor que
el de nuestro cielo diurno en la vecindad del sol. Y como la lu¬
minosidad de nuestro cielo en esa régión es de unos 4.000 lam-
berts» la de la atmósfera de Venus vista tartgencialmente debe
ser de más de 100.000 lambérts». Si no hay allá nubes de agua,
el único agente que conocemos capaz dé dispersar tanta luz és
el polvo. Según esto, «la verdadera superficie del planeta nunca
se ve desde aquí, debido a esa atmósfera cargada de polvo que
la rodea.
No carece de interés hacer notar que tampoco se ha encon¬
trado hasta ahora ni la menor huella de oxígeno libre en lá at¬
mósfera de aquel planeta, y én cambió, sí abundante dióxido de
carbono; lo que, a juzgar por lo que ocurre aquí en la tierra,
parece indicar una total ausencia de plantas en nüéstró vecino.
En efecto, hoy se admite que todo el oxígeno libre qiie contiene
nuestra atmósfera terrestre es producto de las plantas, qué lo
separan del anhídrido carbónico arrojado por los volcanes.
Antes de dejar estos temas astronómicos queremos apuntar
el descubrimiento reciente de un diminuto miembro de nuestro
sistema planetario, el planetoide Hermes, descubierto por Rhein-
muth, de Alemania, y que mide apenas tres kilómetros de diá¬
metro, o sea menos que una regular ciudad de las nuestras.
Nunca se le hubiera hallado, si no fuera porque en su reciente
aproximación a la Tierra pasó a cosa de 75Ó.OÍK) kilómetros de
nosotros, es decir, apenas unas dos veces la distancia de la Lüna.
Pero últimamente, al calcular Cunningham su órbita, se encon¬
tró que es susceptible de pasar todavía más cerca de la Tierra,
a 350.000 kilómetros, o lo qué es lo mismo, penetrar dentro de
la órbita lunar. Con esto queda sentado que es el cuerpo celeste
que más se acerca a nosotros, y también el más péqueño de los
conocidos, con excepción de los meteoritos.
NOVEDADES CIENTIFICAS
111
Los cambios en la fuerza de gravedad
pueden anunciar los terremotos
r ^ reciente espantoso siniestro de Chile presta singular in¬
terés a la siguiente noticia:
Los cambios en la intensidad de la gravedad, que hasta aquí se había su¬
puesto constante en cada lugar, pueden proveer a los sismólogos de los medios
de anunciar la inminencia de un temblor.
Esta posibilidad de predecir los movimientos, con tanta frecuencia desas¬
trosos, de la costra terrestre, fue sugerida a la Sociedad geológica de América
por el profesor Bain, del Amherst College.
La compresión — dice — precede a la expansión violenta de las rocas, y es
el resultado de movimientos esencialmente continuos de la corteza. Mientra® la
compresión va en aumento, la compresibilidad de la roca disminuye y al mismo
tiempo aumenta su densidad y la fuerza de gravedad local. La magnitud del
cambio, ya sea de compresibilidad o de la fuerza de gravedad, nos da indicacio¬
nes de la inminencia de un temblor.
Se sabe que la intensidad de la gravedad en cada lugar y
tiempo puede medirse hoy con extraordinaria delicadeza y pre¬
cisión.
Pero pasará tiempo antes de que el método sea de mucha
utilidad, sobre todo por la escasez de estaciones gravímetras
bien dotadas precisamente en algunas de las regiones más afec¬
tadas por los movimientos telúricos.
Tejidos vegetales dotados de inmortalidad potencial
Ciertos cultivos preparados por el doctor Philip R. White,
del Instituto Rockefeller, han demostrado la capacidad que po¬
seen algunos tejidos vegetales de permanecer jóvenes indefini¬
damente. El material empleado en los experimentos fue toma¬
do de una planta ornamental híbrida, la Nicotiana, y consiste
en una parte de ía planta, llamada callus. El callus es una masa
de células no diferenciadas ni especializadas, que se forman
cuando la planta recibe una herida; es esencialmente tejido em-
briónico, o fisiológicamente joven.
El doctor White observó los pedacitos de callus en una solu¬
ción nutricia especialmente preparada, consistente en azúcar,
ciertas sales minerales necesarias, y vitaminas y hormonas vege¬
tales que han probado ser indispensables para el crecimiento.
El tejido creció y creció, pero las células no mostraron casi
ninguna tendencia a madurar y convertirse en cualquiera de las
112
PEDRO ZULOAGA
formas especializadas que se hallan en los órganos de las plan¬
tas. Puede decirse que es eternamente joven.
Gada semana el doctor White desechaba parte del material
y conservaba el resto. Al final de la semana la pieza había cre¬
cido hasta tres veces su tamaño original.
Esto se mantuvo por cuarenta semanas. Al final de ese
tiempo, se calcula que si hubiera podido conservarse toda la ma¬
sa de tejido que se habría generado, su tamaño sería un 10 ele¬
vado a la 19* potencia de veces su tamaño original; o sea una
masa de tejido comparable en tamaño a una mediana cadena de
montañas.
Por varios años el doctor White ha mantenido en marcha
cultivos de raíces, desprendidas de toda planta, pero esta es la
primera vez que ha podido producir tejidos no especializados,
que son planta y nada más, que no se pueden asignar a ningún
órgano.
El nuevo material es análogo a los cultivos de embrión de
pollo, tan famosos en el mundo científico, que por primera vez
preparó el doctor Alexis Garrel, y algunos de los cuales llevan
ya veintiséis años de continuo crecimiento in vitro, es decir,
en una vasija, desligados de todo organismo.
Pero precisamente esta capacidad de las células vivas de
reproducirse indefinidamente sin especializarse en ningún sen¬
tido (siempre que se ¡as nutra) hace más profundo el misterio
del crecimiento embrionario, normal, en el que una sola célula
no especializada da origen, por orden, a todos los innumerables
órganos y tejidos que componen el organismo entero.
¿Son los virus seres ementes?
Hace pocos anos esta pregunta habría parecido ociosa. Por
supuesto se habría dicho — que los virus son seres vivientes,
como las bacterias y otros microorganismos que causan las en¬
fermedades. Hoy la respuesta dista mucho de ser tan categórica.
Más bien parece que bajo la denominación de virus se ha in¬
cluido a una gran diversidad de entes fronterizos entre lo vi¬
viente y lo no viviente. Dice Science News Letier:
Una de las más importantes controversias de la ciencia actual puede zan¬
jarse con este veredicto: Todos los contrincantes tienen razón. Los que dicen
que los virus causantes de la viruela, de la parálisis infantil, del catarro ordina¬
rio y otras enfermedades, son seres vivientes, están en lo cierto; los que aseve¬
ra# que son moléculas químicas muy complicadas, también lo están. Los que
NOVEDADES CIENTIFICAS
113
piensan que representan los comienzos de la vida, tienen razón; pero también
la tienen los que creen que son la última etapa de la degeneración parasítica.
Por contradictorio que esto parezca, puede ser la explicación de los hallaz¬
gos que se han hecho en este novísimo campo de la investigación patológica, en
el que ciertas moléculas de proteína, demasiado pequeñas para gérmenes y dema¬
siado grandes para moléculas químicas, son los desconcertantes actores.
Según el doctor Rivers, del Rockefeller Institute for Me di -
cale Research , estos virus forman un grupo muy heterogéneo
que solo tiene de común el tamaño y las propiedades patogéni¬
cas. Rivers comunicó sus últimos informes sobre los virus a la
Asociación Americana para el adelanto de la ciencia, en su reu¬
nión de diciembre pasado.
Algunos de los virus — dijo — pueden ser diminutos microorganismos, in¬
tensamente parasitarios, los enanos del mundo microbiano, capaces de reprodu¬
cirse únicamente dentro de células susceptibles que les den albergue; otros pue¬
den representar formas de vida más o menos desconocidas ; y por último, otros
pueden no ser sino productos de las mismas células estimulados por los pro¬
cesos de autocatálisis.
Hasta ahora los virus han sido totalmente invisibles. Se les
conocía únicamente por sus efectos. Pero ya se está a punto de
poder fotografiarlos, gracias al microscopio electrónico. La téc¬
nica de emplear haces de electrones, que un campo magnético
enfoca luego, como lo hace una lente con los rayos luminosos,
está siendo perfeccionada rápidamente. Zworykin informó a la
Radio Corporation of America: «Puede demostrarse que, aun
tomando en cuenta los defectos de que adolecen las actuales len¬
tes magnéticas, el microscopio electrónico es capaz de separar
distancias del orden de 0.000001 mm» (una millonésima de mi¬
límetro). Todavía no se ven objetos de ese tamaño con el mi¬
croscopio electrónico, pero el aparato es susceptible de llegar
a ese límite, que es cientos de veces más pequeño que el límite
inferior de los mejores microscopios ordinarios o lumínicos.
Entretanto, algunos sabios alemanes están usando ya el micros¬
copio electrónico en el estudio de suspensiones coloidales, y han
logrado separar detalles hasta de una cienmilésima de milímetro.
Hasta ahora el microscopio electrónico había servido para
estudiar la superficie de los filamentos metálicos incandescentes,
y analizar la estructura cristalina de los metales en películas del¬
gadas. Pero es más difícil estudiar los especímenes biológicos;
los electrones rapidísimos que se emplean en el microscopio no
solo matan, sino que destruyen los especímenes orgánicos. Hay
que cuidar, por tanto, de conservar la apariencia original del
objeto, aunque sea por el breve tiempo que dura la toma de la
fotografía.
Pío XI
Oración fúnebre pronunciada por el R. P. Guillermo
Fi güera S, J. en el solemne funeral celebrado por la
Universidad Javeriana y el Colegio de San Bartolomé en
la iglesia de San Ignacio, y en el cual ofició de pomi%al
el Excmo. Sr. Nuncio Apostólico, Mons. Carlos Serena»
Ule erat lucerna ardens et lucens: Era una antorcha
encendida y luminosa (loan, v, 35).
Excmo. Sr. Nuncio Apostólico: profesores y alumnos: her¬
manos míos :
Una vez más, a la muerte de un Pontífice, el tramonto ro-
mano cambia sobre el horizonte de la eterna ciudad sus dorados
fulgores por las melancólicas tonalidades violáceas que al caer
proyectadas sobre la imponente cúpula de San Pedro, como ar-
cano signo de tristeza, la revisten para la consumación de un
sacro rito funerario. En la perspectiva de las grandezas humanas
na desaparecido la figura central, razón de ser de todas ellas
ante cuya presencia hierática y magnífica parecían diminutos
todos los engreimientos humanos. La venerable figura de! Pon-
tifice Máximo del orbe católico, el Papa Pío XI, ha desapare-
cido en brazos de la muerte, se ha sustraído a la admiración y
al afecto de sus hijos, esparcidos por todo el universo, la presen¬
cia lejana y próxima del Padre común de los fieles.
Está desolada la cumbre del pontificado y hay un duelo de
orfandad en el corazón de todos los cristianos. No se acostum-
bra la mirada ni se aquieta la mente en la contemplación del
brusco vacio del horizonte desposeído de la figura familiar del
Padre Santo. Traspuso ya las lindes de la vida, la presencia de
Uios es mas cercana, la sensación del Infinito más sentida, y
nuestra melancolía más penetrante porque todo se recoge en
esta cumbre de excelsitudes para decirnos que «nada es grande
si tiene fin».
ía ^ora aquella adumbración crepuscular que descri¬
bió Dante cuando las lumbres estelares se abren sobre la huma-
na tristeza y siente el viajero que la marejada del sentimiento
e estremece el corazón, mientras los tañidos graves de la esqui¬
la en lontananza son un comentario al lento sucederse de las lu-
ces del cielo y de los afectos del alma.
Antes que la vida vuelva a recobrar su ritmo de despreocupa-
da indiferencia y esfume con sus diarios afanes esta impresión in-
tensa de dolor, volvamos la mirada para que la contemplación,
recogida en esa maravillosa realidad alucinante, fije en nos-
otros el recuerdo perenne del afecto filial y sea este homenaje
la expresión de admirada y reconocida gratitud para la primera
personalidad de la historia, para el perpetuo vencedor, para el
viviente de la eternidad y del tiempo, cuyas excelsitudes abar¬
can lo humano y lo divino, lo temporal y lo eterno, cuyas gran-
115
PIO XI
dezas, realzadas por la representación de Dios sobre la tierra,
concentradas en su persona, redundaron en beneficio nuestro,
de la sociedad y del común de los hombres. Como servidor ecu¬
ménico de los hijos de Dios, todo estaba puesto bajo su vigilan¬
cia y cuidado. Exeundum orbe — decía San Bernardo — exeundum
orbe , qui forte velit explorare , quid ad sutnmi Pontificis curam
non pertineat . Cuanto llevó a cabo en los años de su pontifica¬
do, lo hizo por servir a los intereses de las almas e impulsar la
edificación del cuerpo místico de Cristo. El personificó la ins¬
titución que se levanta sobre todo cuanto pudo alcanzar el huma¬
no entendimiento, la más benéfica por todos los aspectos que se
quieran considerar en ella, como conservadora del verdadero
concepto de civilización, como tutela del derecho y salvaguardia
de la humana dignidad.
*
* *
En la verde llanura de Lombardía, al norte de la ciudad
imperial, se destaca de la azulada lejanía, en el fondo de los Al¬
pes, una aldea risueña, de casitas blancas en torno un airoso cam-
panile, entre fértiles sembrados de viñedos y olivares: es Desio,
la aldea natal de Ambrosio Damián Aquiles Ratti. Hoy, en fren¬
te de la fachada de la iglesia parroquial, de estilo barroco die¬
ciochesco, se levanta una estatua de Pío XI en actitud de bende¬
cir: es el niño que hasta los diez años frecuentaba la escuela de
la villa, el alumno del seminario de Milán, el estudiante de la
Universidad Gregoriana, el arzobispo de la sede ambrosiana, el
Pontífice sucesor de Pedro.
Terminados sus estudios, el joven sacerdote fue profesor
de elocuencia sagrada, de lengua hebrea y de teología en las
aulas de la universidad lombarda. Su sólida cultura y erudi¬
ción múltiple, lo hicieron colaborador primero, y después pre¬
fecto de la biblioteca ambrosiana de Milán, fundada por el car¬
denal Federico Borromeo, sobrino y sucesor en la sede milanesa
del santo cardenal Garlos Borromeo. En la guía de información
compuesta por el propio monseñor Aquiles Ratti, hay páginas
inspiradas en los escritos de Manzoni sobre la figura del carde¬
nal fundador, que hoy se aplican con toda exactitud a la labor
científica de Pío XI.
Federico Borromeo fundó su biblioteca, no como un museo
de cosas muertas, sino como un activo centro de estudio para la
elaboración del porvenir. La pasión de los libros, escribe el
prefecto de la ambrosiana, la convirtió en un investigador asi¬
duo. Las lenguas clásicas le revelaron la belleza de la antigüe¬
dad, y las lenguas orientales, que él quería introducir en Occi¬
dente, le ofrecieron un campo de estudio inexplorado. Así sur-
116
GUILLERMO FIGUERA
gió en el siglo xvn la afanosa búsqueda de manuscritos y docu¬
mentos raros que habían de formar la biblioteca de la ciudad
imperial.
La biblioteca de Milán, la biblioteca del Vaticano, fueron
el ambiente en que por más de treinta años se consumió la ac¬
tividad de Aquiles Ratti; la historia lo aleccionó sobre la com¬
prensión política de los hombres y de las cosas, le infundió el
sentido de la diplomacia, y lo dotó de singular preparación para
el pontificado. Su criterio histórico quedó expresado en aquella
sentencia: la ciencia para la vida . La ciencia para la vida inte¬
lectual, moral y afectiva del hombre honrado, del carácter cris¬
tiano, para la acción vital y fecunda del apostolado, pues, según
la expresión fuerte de Bossuet, «es maldita la ciencia que no
lleva el amor de los demás». La ciencia del sabio católico, del
sacerdote apóstol, ha de tener siempre un supremo valor apo¬
logético.
Monseñor Ratti sobresalió por sus trabajos históricos, por
sus investigaciones eruditas, por el método científico, por la crí¬
tica rigurosa, y por el profundo sentido del apostolado del saber.
La mejor manera de probar que no existe antagonismo entre
la ciencia y la fe es un alma llena de fe viva y de profunda sabi¬
duría y sentido del progreso. El prefecto de la ambrosiana fue
un ejemplo evidente. Entre las muchas satisfacciones de su pon¬
tificado, tuvo, como lo declaró en las letras apostólicas In muí -
tis solaciis, la suprema alegría de ver a ¡os sabios de diversas
regiones del continente llegarse al Padre Santo para confesar
la armonía existente entre la ciencia y la fe, y proclamar a la
Sede Apostólica como eterna cátedra de verdad.
Aquiles Ratti debió a los libros la inmensa extensión de su
cultura, la precisión de sus métodos, la madurez de su espíritu
científico. Para él «la historia era una trama donde los pensa¬
mientos y acciones de los hombres se entretejen para el efecto
final de componer el plan maravilloso donde domina la sabidu¬
ría de Dios y se manifiesta su amor por los hombres».
Admirable compendio de filosofía de la historia, ese movi¬
miento de las ideas, ese curso de los acontecimientos debe el
historiador comprenderlo, olvidado de sí, desposeído de preven¬
ciones, en función de lo sobrenatural, porque ese gran organis¬
mo de la humanidad se mueve bajo la mirada y dirección de
Dios hacia un sentido más alto de la verdad y de la revelación,
como dijo Lessing en su Educación del humano linaje. Esta pro¬
funda fe en el influjo de un espíritu superior la expresó así San
Agustín: Deus ordinem saeculorum quasi pulcherrium carmen
ex quibusdam quasi antithetis honestavit.
Sus escritos fueron apareciendo en los boletines de diversas
academias y sociedades científicas. Le hace supremo honor la
PIO XI
117
publicación del Acta ecclesiae mediolanensis, de interés no solo
para el erudito y el historiador, sino también para el humanista
y el sicólogo; el Missale ambrosianum dúplex; las crónicas de su
patria lombarda; el comentario al Códice atlántico de Leonardo
de Vinci, que lleva una dedicatoria a su anciana madre, «para que
cuando los sabios venideros lo encuentren y la lean, se den cuenta
de mi amor y de mi veneración por ti».
Más tarde, siendo ya Pontífice de la Iglesia Romana, no
romperá con su pasado, sino que promoverá de todos modos el
estudio y la ciencia, con la fundación de la Academia pontificia
de ciencias, el museo etnográfico-misionero de Letrán. Gomo
cuando siendo arzobispo de Milán inauguró la Universidad del
Sagrado Corazón, siendo Pontífice Romano, por medio de la
constitución apostólica Deus scientiarum Dotninus, reorganizó
los estudios eclesiásticos de las universidades católicas.
Mientras permaneció en Milán, alternó sus trabajos cientí¬
ficos con los ministerios apostólicos. Era capellán de las reli¬
giosas del Cenáculo, dirigía una asociación de maestras católi¬
cas, y enseñaba la doctrina a los niños pobres de las barriadas
de la gran ciudad en la iglesia del Santo Sepulcro. En las vaca¬
ciones hacía grandes excursiones a los Alpes, el panorama in¬
comparable de las cimas gigantes lo impresionó con el silencio
solemne y la extensión infinita.
*
* *
La labor científica del sabio quedó interrumpida cuado mon¬
señor Aquiles Ratti fue enviado por la Santa Sede con una mi¬
sión diplomática a Polonia. Escribía Benedicto XV a los prela¬
dos de aquella nación: «Para daros un testimonio evidente de
nuestra benevolencia hemos determinado enviaros como repre¬
sentante nuestro entre vosotros a nuestro querido hijo Aquiles
Ratti,, protonotario apostólico y prefecto de la biblioteca vati¬
cana. No necesita recomendación un hombre, que por su piedad,
su celo de la religión, su experiencia de las cosas, y su ciencia
reconocida por todos, se recomienda más de lo que hace falta.
Gomo visitador apostólico se encargará de los negocios de orden
eclesiástico».
Polonia había resucitado a la vida de las naciones indepen¬
dientes, la fe ctólica había conservado la unidad nacional, era
una grande esperanza para la Iglesia, pero en extremo difícil
la misión del representante de la Santa Sede, todo estaba por
rehacerse en aquel país, donde todavía ejercían algún influjo los
viejos dominadores. Los obispados vacantes, la coexistencia de
los ritos latino y oriental provocaban fricciones y prejuicios,
la menor ingerencia en la política podía comprometer el éxito
118
GUILLERMO FIGUERA
de la visita apostólica. El espíritu sobrenatural de monseñor
Ratti imprimió a su misión un carácter esencialmente religioso.
Celebró la fiesta del Corpus en Varsovia el año de 1919; llevó
la custodia por las calles de la capital. Sus dos primeras visitas
fueron a dos célebres santuarios de María, en su peregrinación
a Vilno, para dar ejemplo de piedad, permaneció dos horas arro¬
dillado sobre la nieve ante la Virgen morena del santuario.
Monseñor Ratti se consideró misionero en aquella tierra ne¬
cesitada; practicó todos los ministerios apostólicos, puso su cien¬
cia al servicio de los intelectuales del país, promovió una mi¬
sión de caridad en favor de los huérfanos de la guerra, recorría
de incógnito los barrios para visitar las escuelas, hablar a los
niños y repartirles limosnas; promovió la organización de la
Iglesia en las nuevas naciones del Báltico.
Monseñor Ratti vivía preocupado por la suerte de Rusia,
e informaba al Padre Santo que «no bastaba su cargo de obser¬
vador lejano, que lo dejara penetrar en Rusia, porque él estaba
persuadido de que para salvar ese inmenso país hacia falta ora¬
ciones, pero mucho más, la sangre del martirio, sangre de sa¬
cerdotes derramada por la salvación de las almas». En ocasión
solemne oí decir al Excmo. Sr. Miguel D'Herbigni S. J., que Pío
XI le había declarado confidencialmente que durante su perma¬
nencia en Varsovia había ofrecido a Dios su sangre y le pedía la
gracia del martirio por la conversión del pueblo ruso.
Una invasión del ejército bolchevique atravesó el Vístula
y llegó hasta las puertas de Varsovia. Todos los representantes
diplomáticos abandonaron la ciudad amenazada; solo el repre¬
sentante del Vicario de Cristo permaneció en la ciudad y oró
por los defensores.
Al manifestar sus anhelos a la Santa Sede, recibió orden de
prepararse para la consagración episcopal, porque había sido nom¬
brado nuncio en Varsovia. Los acontecimientos se precipitaron.
En febrero de 1921 quedó vacante la sede de Milán, y Benedicto
XV nombró para aquel arzobispado al nuncio en Varsovia, y
lo promovió al cardenalato con el mismo título de San Carlos
Borromeo. Su entrada en la ciudad de Milán fue un triunfo, y
en la primera pontifical que celebró en su famosa catedral djes-
plegó el imponente fasto del impresionante rito ambrosiano. Su
permanencia fue breve pero fecunda; hizo la visita pastoral, di¬
rigió una carta al clero lombardo e inauguró la universidad ca¬
tólica.
A la muerte de Benedicto XV, Su Eminencia el cardenal
Ratti, presidió el funeral y pronunció el elogio del Pontífice.
Decía que «arrastrados por el ardor de su magnificencia, tocios
los pueblos se han vuelto instintivamente hacia Benedicto XV
para establecer la paz en las naciones fatigadas por el dominio •
¡pío ki
119
d© lá fuerza, hoy suspiran por valores más altos y más nobles,
y el prestigió de la Santa Sede es tan grande como nunca lo há
sido én el curso de los siglos».
Al salir para Roma, se organizó una gran manifestación al
sucesor de San Ambrosio; las niñas y doncellas de Milán fueron
á ofrecerle ratlios de flores y al entregárselos le dijeron: «Estas
flóres son tan blancas como la vestidura que ha de llevar Vues¬
tra Eminencia». El cardenal hizo colocar aquellas flores al pie
del altar, mientras una lágrima de consuelo mojaba sus mejillas.
Vio por última vez los nevados pináculos de su catedral, se des¬
pidió de los paisajes lombardos, y avanzó hacia Roma, donde lo
esperaba la culminación de su destino sobre la tierra.
*
* *
El pontificado romano es la muestra más clara de la inter¬
vención de Oios en el gobierno de su Iglesia. A través de la his¬
toria, los sucesores de Pedro aparecen revestidos de singular
grandeza, como no lo ha podido ostentar jamas ninguno de los
prestigios humanos. En todos los tiempos son ellos los ornamen¬
tos de su siglo, nadie logra superarlos en la primacía de la valo¬
ración espiritual entre los hombres. Recogen todas las grande¬
zas de sus predecesores, el sello de una realeza inmortal en el
gobierno de las almas, el genio de la sabiduría y de las artes, son
padres en el amor y en la santidad, e irradian sobre el universo
todas estas prerrogativas con providencial adaptación a las exi¬
gencias de su tiempo, y el arcano carácter que aprestigia su fi¬
gura hace que todos lo aclamen como episcopus animarían nos -
trarum.
Ha sido elegido para presidir los destinos de la Iglesia
el cardenal Aquiles Ratti, que ha tomado el nombre de Pío XI.
De mediana estatura, frente despejada por la reflexión y el es¬
tudio, mirada serena, acostumbrada a extensos horizontes y a
insondables profundidades interiores. Toda su persona está llena
de dignidad, de supremo equilibrio espiritual, de admirable po¬
der intelectual y moral. Su palabra sencilla se adapta a todos los
auditorios. Es un humanista cuya versación en los estudios his¬
tóricos hace de él uno de los espíritus más completos y distin¬
guidos de su tiempo. Se nota en su formación literaria el influjo
de Dante y de Manzoni; sus citas acuden fácilmente a sús la¬
bios como frases en las cuales parece déléitarse, como aquel
versó que define su talento: Luce intellectual piena df amére.
Su erudición sorprende a los sabios y su gusto estético és el en¬
canto de literatos y artistas.
El programa de su acción fue la encíclica Ubi arcano , y el
lfetna dé «U pontificado fue «la paz de Cristo eti el reino de .Cris-
120
GUILLERMO FIGUERA
to». La atención del mundo entero se fijó en el bello lema esco¬
gido, porque los hombres se sentían asqueados de la guerra, pe¬
ro no reparó en los medios de obtenerla. La clarividencia de
Pío XI denunciaba otro mal más grave y más extenso que aque¬
lla inquietud de los espíritus, después de la tensión encarnizada
de la lucha : era una crisis moral y económica que exigía reme¬
dios eficaces y prontos. La raíz del mal estaba en que Dios ha¬
bía sido excluido de la legislación y de los asuntos públicos, que
Cristo no reinaba en el hogar, la Iglesia no influía en la educa¬
ción de la juventud, ni el espíritu cristiano informaba las orga¬
nizaciones sociales. El Padre Santo, por medio de la Acción
Católica, quiso contrarrestar el mal amenazante, e introdujo la
organización moderna en el desarrollo del apostolado. Esa par¬
ticipación de los seglares en el apostolado jerárquico les daba la
conciencia de su dignidad y de su deber de servir a la Iglesia.
La Acción Católica vino a formar parte más intensa de la vida
espiritual y del ministerio pastoral, abriendo grandes horizon¬
tes al apostolado cristiano.
En la cuestión social, su angustiosa crisis comprometía la
civilización fundada en la religión y el derecho. La mala distri¬
bución de las riquezas, la dictadura económica extremadamen¬
te cruel e implacable, el injusto régimen del salario, el olvido de
la justicia social fueron las causas señaladas por Pío XI para la
inquietud universal. Pero descubría un motivo más profundo, la
desmoralización de la sociedad, entregada de nuevo al paganismo,
olvidada de la verdadera noción de los bienes de la tierra, que
son para muchos hombres el todo de la existencia. Hay afán de
procurárselos por todos los medios posibles, en los círculos diri¬
gentes de la vida económica y entre los obreros maleados por
todas suertes de doctrinas, se ha perdido el sentido moral de
los intereses superiores, se combaten los unos a los otros sin
piedad ni justicia.
Para restaurar la jerarquía de los valores humanos, para ha¬
cer prevalecer la categoría de lo eterno sobre la categoría de lo
temporal, porque no fuimos hechos para la caducidad de lo vi¬
sible, sino para la perduración de los bienes espirituales, es ne¬
cesario implantar la sana moral por medio de la recristianiza¬
ción de los hombres.
Los documentos sobre la cuestión social escritos por Pío XI
son definitivos, como la encíclica Divini Redemptoris contra el
comunismo, o forman parte de la documentación oficial de los
grandes Estados, como la encíclica Caritate Christi, incluida
íntegramente, por unanimidad, en las actas del congreso de la
Unión americana.
La actividad misional de Pío XI incluye entre las obras
pontificias misioneras la obra de la propagación de la fe, que
PIO XI
121
tiene por resultado, bajo la dirección de la Sagrada Congrega¬
ción De Propaganda Fide, el que se puedan distribuir conside¬
rables auxilios a las misiones católicas. La exposición vaticana
de misiones fue la expresión de la amplitud misionera de la
Iglesia, y se perpetúa en el museo lateranense de misiones, co¬
mo prueba de lo que el Evangelio ha hecho por la civilización
del mundo. La encíclica Rerum Ecclesiae fija el pensamiento
misionero de Pío XI: realizar de hecho la catolicidad, su misión
no reconoce más límites que los del universo, y quisiera consa¬
grar lo restante de su vida a la salvación de las almas que to¬
davía esperan en las tinieblas de la muerte. A la universalidad
del fin debe corresponder la universalidad del esfuerzo, hasta
completar el rebaño de Cristo. La Iglesia debe extenderse en
todo el mundo, porque solo ella ofrece a los hombres el medio
único de salvación. El desenvolvimiento oficial de las misiones
hizo que se multiplicaran los obreros evangélicos y más de tres
millones de infieles se convirtieran a Jesucristo durante su pon¬
tificado.
La Iglesia romana no se ha consolado jamás de la separa¬
ción del Oriente cristiano, cuya unión con la Santa Sede fue
anhelo perenne del pontificado de Pío Xí. La aspiración secu¬
lar de los predecesores era un incesante recuerdo del mandato
divino: Sint unutn . Invitó a los disidentes a deponer sus prejui¬
cios para estudiar la unidad y la universalidad de la Iglesia, y
exhortó a los latinos al estudio y comprensión de las cosas orien¬
tales. De allí salió la gran iniciativa del Instituto pontificio orien-
.tal, con sus cursos de teología comparada, historia, patrología,
liturgia, y derecho del Oriente. Su gran publicación Orientalia
C hristiana es el órgano de! gran movimiento conciliador, del que
también forma parte el seminario ruso de Santa Teresa del Ni¬
ño Jesús. Al recoger los primeros frutos del Oriente, cuyas na¬
ciones vieron primero la luz del Evangelio, por donde se exten¬
dió hacia Occidente la teofanía redentora, pudo decir en un sen¬
tido más elevado aquel verso de Virgilio1 Nos primus Oriens
equis afflavit anhelis. En las grandes iniciativas de Pío XI mu¬
chos han querido ver la próxima realización integral del fiet
unum ovile et unus Pastor.
Desde el principio de su pontificado se mostró el Padre San¬
to decidido a emprender el arreglo de la cuestión romana que
tenía reducido a voluntario cautiverio al Vicario de Cristo. El
pacto y concordato de Letrán, decía Pío XI, están encaminados
a reconocer, en cuanto humanamente es posible, y a asegurar a
la Santa Sede una verdadera, propia y real soberanía temporal
(ya que en el mundo, al menos hasta el presente, no se reconoce
más forma verdadera y propia de soberanía que la territorial),
y siendo evidente que la soberanía es necesaria y debida a quien,
122
GUILLERMO FIGUERA
según el divino mandato y la representación de que está reves¬
tido» no puede ser súbdito de ningún soberano de la tierra, fil
concordato, según el mismo Padre Santo, tiene poi* objeto regu¬
lar las condiciones religiosas de la nación italiana, por tanto
tiempo perturbadas. La rectitud del Pontífice afirma la necesi¬
dad de la soberanía temporal, aun a base de territorio míni¬
mo, no por interés personal suyo o ventaja de sus sucesores,
sino como elemento de orden necesario para el mundo creyerite.
Todas las naciones se regocijaron por este acto de recon¬
ciliación y, como lo expresó el decano del cuerpo diplomático
acreditado ante la Santa Sede, consideran que el mínimo terri¬
torio con que la santidad de Pío XI quiso contentarse, por ún
acto de exquisita generosidad y de suprema sabiduría, tiene el
carácter de independencia real y civil, debido a la majestad su¬
prema de la Santa Sede, consagrada por los siglos como hógár
común de todos los católicos, como casa del Padre universal,
cuya solicitud se extiende más allá de todas las fronteras, en la
verdadera ciudad de las almas, faro, asilo, centro de atracciones
para tantos millones de almas.
Su pontificado ha sido el más fecundo en realizaciones córi-
cordatarias de que nos hable la historia. La acción diplomáti¬
ca de la Santa Sede trata de introducir el espíritu cristianó en
la legislación de los pueblos, para que la Iglesia sea reconocida
como una soberanía espiritual, como sociedad perfecta y supra-
nacional, superior por la excelencia de su origen, de sus medios
y de su destino a todos los poderes de la tierra.
Este soberano, de exiguo poder temporal, pero de irresis¬
tible poder moral, ha sido el defensor del humano linaje contra
la impiedad y la injusticia, se ha levantado en defensa de la díg-
nida de los hombres contra los absolutismos del poder, su voz
ha adquirido sobrenatural resonancia ante los poderosos dé la
tierra al combatir sistemas y doctrinas contrarios al Evangelio;
ha demandado la implantación de la paz ante la Sociedad dé íás
Naciones. Veló por los pueblos oprimidos, se compadeció de la
dura suerte de los hijos de Israel, censuró la lucha de clases y
de razas contra la fraternidad universal que tiené por funda¬
mento la paternidad de Dios sobre los hombres, reclamó para
la Iglesia la salvaguardia del derecho, de la justicia y del ¿mor
contra el odio, la inhumanidad y la violencia. La Iglesia de Cris¬
to sigue presidiendo la caridad universal, y, según la última alo¬
cución de Pío XI, «lo que no es humano, rio es cristiano».
Su mayor aspiración, el punto convergenté de todas süs ac¬
tividades, fue edificar la santidad del cuerpo místico de Cristo.
La santidad del matrimonio, la educación cristiana dé lá juventud,
la excelencia del sacerdocio católico, fueron cónsidéradós por él
eri documentos inmortales. Recomendó la práctica de los éjér-
PIO XI
123
ciclos espirituales entre los fieles; a semejanza de San Garlos
Bou romeo, vivía el espíritu de ese libro admirable, compuesto
poi San Ignacio de Loyola, que debe a su pluma de historiador
un elogioso comentario, como a su autoridad pontificia una apro¬
bación elocuente. Por medio de canonizaciones frecuentes, pro¬
puso a los fieles nuevos modelos de perfección y nuevos inter¬
cesores ante Dios. Con la celebración de los años jubilares abrió
los torrentes de la gracia para resanar y enriquecer las ansie¬
dades sobrenaturales de las almas. Puso al pueblo cristiano bajo
la protección del Corazón de Cristo, eterno Sacerdote, Rey in¬
mortal de los siglos.
Es ingente tarea hacer la compendiosa descripción de las
múltiples obras que llenan el pontificado de Pío XI, pero confío
en que vuestro conocimiento y vuestro afecto les dará las debidas
pi oporciones, abarcara sus causas, ponderará su consecuencias,
para que la figura ideal del Pontífice surja completa a vuestra
contemplación y consideréis hasta dónde se extiende la desola¬
ción de nuestra Santa Madre la Iglesia y la orfandad de las al¬
mas por la pérdida que hemos hecho.
No puedo prescindir de las singulares muestras de paternal
predilección que le debe la Compañía de Jesús: bajo su direc¬
ción está la Universidad Gregoriana, el Instituto Bíblico, el Ins¬
tituto Oriental ; el breve P aterna caritas aprobó de nuevo sus
constituciones ; a el debe también el titulo de «pontificia» nuestra
cara Universidad Javeriana; varios de sus hijos fueron elevados
por él al honor de los altares ; Pedro Canisio, el apóstol de Alema¬
nia, y e! cardenal Roberto Belarmino, defensor de los derechos de
la Santa Sede, fueron declarados por él doctores de la Iglesia.
Tanta santidad, tanta grandeza, esa vida excelente que atraía
las complacencias de Dios y las admiraciones de los hombres, ha
desaparecido para siempre, y por el mundo de las almas se ex¬
tiende un entristecido sentimiento de duelo que solo puede con¬
solar en la presencia de Dios, adorando, sin intentar compren¬
derlos, los arcanos pero amorosos designios del Señor. Su vida
estuvo llena de ascensiones inmortales, sobre las cimas del or¬
be se le reveló la inmensidad de Dios, en el estudio profundo al¬
canzó la sabiduría infinita, en la cumbre del pontificado sintió
la perennidad de la Iglesia, a cuyas faldas, como cantó Dante de
las cumbres alpinas, rugen las tempestades sin conmover la cres¬
ta serena de las nieves invioladas. Y en la inmortalidad bienaven¬
turada goza del misterio inefable de la luz inaccesible donde habita
el Santo de los Santos.
Il Padre si bea nella visione del Santo
Comentarios
Aspectos del problema social colombiano
I— los trabajadores de las minas de carbón
Arriba el cielo diáfano de enero. Colinas verdeantes en tor¬
no, coronadas de eucaliptos; los graciosos alrededores de la po¬
blación de X.
De trecho en trecho volcanes de tierra grisosa hacen esca¬
lones en la línea ascendente. Señalan las bocas de mina, abando¬
nadas unas, otras todavía en explotación.
Un hueco cuadrado que penetra perpendicularmente en la
tierra, sostenido con algunos maderos, es la entrada a la mina,
o «lumbrera» en el lenguaje de los mineros. En el exterior un
gran marco de madera sostiene un tambor vertical en el que se
arrolla la cuerda que ha de subir o bajar del fondo de la mina
a la superficie materiales y hombres.
Lo acciona un mal caballejo que gira como en los viejos tra¬
piches azuzado por una mujer miserablemente trajeada. -
Es la hora de comenzar el trabajo. Unos veinte obreros
pobremente vestidos, arremangan los pantalones y se despojan
de los sacos, se proveen de cabos de vela y esperan sombríos
el turno. Uno a uno se van arrollando la cuerda húmeda en tor¬
no a la cintura, y en caída libre desaparecen por el orificio, •
mientras el tambor se desenrolla gimiendo hasta que la mujer
lo frena en el momento preciso; gira el caballo en sentido con¬
trario, y de nuevo comienza la operación.
Parece que la tierra los devorara. Al poco tiempo un silbi¬
do ael fondo ; trota el caballo y aparece un costal chorreando
barro por todas partes. Por una de las bocas sale el material
inútil, y por la otra los sacos de carbón húmedo.
¿Por qué no intentar el descenso para ver cómo trabajan
aquellos hombres en las entrañas de la tierra? La caída libre,
frenada solamente por el girar del torno, es muy rápida, pero
a los veinte o treinta metros la velocidad no es todavía excesi¬
va; una vez en el fondo ¿cómo avanzar? La galería tiene tan
solo 60 centímetros; las vetas de carbón son allí muy pobres.
Lo que se ve o se adivina por aquellos socavones tan ba¬
jos, deja atrás a las descripciones más aterradoras de lo que
ocurría en Inglaterra en el siglo pasado. Hombres acostados en
el barro, apenas alumbrados por cabos de vela, arrancan peno-
ASPECTOS DEL PROBLEMA SOCIAL COLOMBIANO
125
sámente el carbón, mientras otros lo arrastran, arrastrándose
ellos, hasta la lumbrera. El barro húmedo que dificulta el tra¬
bajo, lo echan fuera por la otra boca, en costales que devuelven
en el camino toda la humedad . . .
Y allí pasan aquellos hombres ocho horas diarias, sin salir
para comer, dejando a pedazos la vida para ganarse a lo más
un peso al día. I res centavos por cada saco de carbón que
arrancan a ¡a tierra... Los trabajadores de superficie ganan
solamente treinta centavos al día.
El capataz nos dice que muchos de ellos mueren tubercu¬
losos, y nada tiene de extraño. La falta de ventilación y la hu¬
medad acaban con la salud más robusta.
Menos mal que el carbón terciario es compasivo, y no des¬
pide el terrible gas grisú que al contacto de la llama podría pro¬
ducir terribles desgracias. Estas se registran a veces por hundi¬
miento de los socavones.
*
* *
Alrededores de Lieja. En la monótona llanura se elevan gran¬
des piras de los materiales arrancados a los socavones.
Grandes grúas y torres metálicas señalan las bocas de las
minas de carbón. Un ascensor eléctrico nos pone a gran veloci¬
dad a 700 metros de profundidad. Por una cómoda galería va¬
mos encontrando, al avanzar, las vagonetas que llevan el mate¬
rial al ascensor. A ella confluyen los socavones en explotación.
La veta tiene un metro con veinte centímetros; el trabajador
dispone de taladros de aire comprimido, y a medida que va
arrancando el carbón, otro trabajador lo arroja en un canal me¬
tálico que con un movimiento de vaivén lo va haciendo deslizar¬
se a las vagonetas.
Apesar de la profundidad, se siente una corriente de aire,
producida por los ventiladores. La luz eléctrica o ía lámpara
Davy iluminan ios socavones. Trabajo duro, sin duda alguna;
pero convenientemente remunerado. Al salir de sus ocho horas
de trabajo, el obrero deja las ropas de trabajo y la suciedad en
los baños, y va a pasar un rato con su familia en la casita lim¬
pia y acogedora.
Una cuidadosa legislación, llevada a efecto íntegramente,
y la organización sindical, lo protegen contra los accidentes de
trabajo, los riesgos de enfermedad, y miran porque en la mina
no se arruine su salud.
126
VIGENTE ANDRADE.
El contraste es irritante . . . Pero no es posible hacer esas
costosas instalaciones y exigir el cumplimiento de todas esas con¬
diciones sino cuando el rendimiento es muy grande . . .
En las bocas de las minas de carbón explotadas en X, el
carbón se trasporta a la estación próxima a lomo de muía, y
llega al día, tal vez, a una tonelada; En Lie ja están los carros de
ferrocarril llenándose unos tras otros, para llevar el carbón por
miles de toneladas a la gran industria.
La comparación habría que establecerla con las explotacio¬
nes más en grande, vecinas al Salto.
¿Habrá que prohibir entonces la explotación en pequeño?
O lo que es equivalente ¿exigirle las condiciones de higiene y
seguridad que no puede soportar por su escaso rendimiento?
Y entonces se acaba esa fuente de ingresos para los traba¬
jadores de la región, y tendrán que emigrar o morirse de ham¬
bre... Y no se sabe qué será mejor, si morirse de hambre o
morirse de tisis . . .
* *
Hay una conclusión evidente: el problema social en Colom¬
bia existe; es muy complicado, y no se puede resolver con las
recetas que sirven para resolverlo en Europa.
La conclusión de los comunistas es absurda: hay injus¬
ticias sociales, luego hay que destruir el régimen social existen¬
te. La injusticia no se corrige con la injusticia ni con la violen¬
cia.
Hay otra conclusión de la indolencia: es imposible resol¬
verlo: crucémonos de brazos, y dejemos que triunfe la injus¬
ticia y que nuestro pueblo arrastre su implacable destino.
La conclusión de todo católico, de todo hombre dotado de
sensibilidad social y que está persuadido de la existencia de
un orden ético que impone sus exigencias, es que hay que traba¬
jar sin descanso para que la justicia y la caridad corrijan las de¬
ficiencias y abusos del orden social existente. La resignación solo
se predica ante los males irremediables,
Y puesto que ese orden está condicionado por las exigen¬
cias del orden económico, hace falla un profundo estudio para
influir en su mecanismo y adaptarlo a las normas eternas de la
moral cristiana.
Vicente Andrade S. J.
COMENTARIOS
127
Enrique F i n k e
En el pasado diciembre de 1938 murió en Alemania un
gran sabio católico, cuyo nombre no es desconocido para nues¬
tros lectores y cuya vida y obras merecen ciertamente que íes
dediquemos algunas líneas: Enrique Finke.
Si nos ocupamos de este ilustre historiador, muerto a la res¬
petable edad de 83 años, es por su importancia mundial y por
las estrechas relaciones que tuvo con el mundo hispánico. Finke
no se limitó en sus investigaciones científicas a ilustrar ía histo¬
ria de su país, sino que abarcó un campo muchísimo más vasto,
en parte de interés universal, en parte, y principalmente, de
interés para la cultura hispánica.
De las numerosas obras científicas que dio a luz durante
su larga y laboriosa vida no podríamos aquí nombrar siquiera
ni ¡as más importantes. Pero no queremos pasar por alto los
cuatro voluminosos tomos de sus Acta Goncilii Constanciensis,
con gran acopio de fuentes documentales, y ía serie de trabajos
complementarios sobre los tiempos del citado Concilio de Cons¬
tanza.
Con estas investigaciones históricas, principalmente ecle¬
siásticas, aportó el fallecido profesor nuevos y abundantes ma¬
teriales a la historia de una época hasta entonces poco conocida
y frecuentemente mal comprendida. Estos estudios que por sí
solos justificarían ya suficientemente el que aquí le dedicáremos
una mención honorífica, le llevaron como de la mano a la inves¬
tigación sobre la historia de España, en la cual debía adquirir
la mayor gloria y merecer que su nombre viva perdurablemente
en todos los países de lengua española.
Fue Finke quien primero estudió y publicó importantísima
documentación hasta entonces del todo inédita del Archivo de
la Corona de Aragón. En dicho archivo había ingente material
de interés decisivo para la historia de España y de toda Europa.
Finke dejó a los sabios españoles el estudio del que interesaba
únicamente a ía historia de la Península, y se ciñó a dar a cono¬
cer el de mayor trascendencia para la del conjunto de los pue¬
blos europeos. Su ya famosa obra en tres tomos, Acta Arago-
nensia , con varios aditamentos posteriores, merece en este as¬
pecto el primer lugar.
No es posible extendernos, como sería del caso, sobre la
significación relevante de estos volúmenes, ni señalar los nume¬
rosos estudios especiales que sobre ellos escribiera Finke. Bas¬
tará decir que quien quiera ocuparse científicamente de ía his¬
toria de los últimos siglos medievales no podrá excusarse de
consultarla.
128
REVISTA JAVERIANA
Para valorar debidamente la obra llevada a cabo por Finke
no basta con mencionar sus escritos. No hay que olvidar lo mu¬
cho que se le debe como inspirador, promotor y director de
investigaciones científicas. El considerable número de doctores
promovidos bajo su tutela (más de 200) daría ya testimonio de
ello; pero a esto hay que añadir que desde 1927 era el Presi¬
dente de la Górresgesellschaft, la sociedad más representativa
de sabios católicos de lengua alemana para el cultivo de las
ciencias, la cual entre otras valiosas publicaciones (p. e. el Con-
cilium Tridentinum ), publica una interesante serie de investi¬
gaciones hispánicas (Spanische Forschungen). A él se debe el
que a la Universidad de Friburgo de Brisgovia pasara e! centro
alemán de los estudios históricos hispánicos, en el cual bajo la
égida del venerable maestro se formaron en los métodos cien¬
tíficos también algunos historiadores españoles que se honran
en llamarse sus discípulos.
ü! meritisimo profesor fue objeto de no pocas distinciones
honoríficas dentro y fuera de su país de parte de las grandes
instituciones culturales. No solo fue nombrado miembro de las
principales academias de Alemania y España, sino que además
se le confirió el titulo de Doctor honoris causu de las Universi-
dades.de Friburgo de Brisgovia, Breslau, Milán, Salamanca, Va-
lladoíid y Barcelona, y el de profesor honorario de la de Za¬
ragoza.
También el Estado alemán le honró con motivo de sus 80
anos con el Adl(?t*schild, la mas alta condecoración del Imperio
alemán.
En sus correrías por los archivos de Italia, Enrique Finke
trabó amistad con el fallecido Sumo Pontífice, Pío XI, enton¬
ces bibliotecario de la Ambrosiana de Milán. Amistad que con¬
tinuó en los años sucesivos de manera que aun en el último
año de 1938 el ilustre^ profesor pasó en el palacio papal de Cas-
telgandolfo en compañía del Papa el día de cumpleaños de este.
Ya antes reconoció el Pontífice a los grandes servicios hechos
a la Iglesia con su actividad científica le otorgó una altísima
condecoración.
No sería fácil dar con otro profesor no español que haya
recibido tales honores en España y que gozara de tanta consi¬
deración entre los sabios de esta nación. Pero hay que confesar
que tampoco sería fácil encontrar otro sabio que como Enrique
Finke fuera merecedor de tales distinciones.
Dr. Rudoif Timmermans.
Friburgo de Brisgovia, 24 de enero de 1939.
Revista de libros
AMERICA
ACADEMIA SALVADOREÑA DE HISTORIA — San Salvador y sus hombres.
En 4° 428 págs. — Imprenta Nacional, San Salvador. 1938.
Halaga a nuestro pensamiento este florecer de la literatura biográfica en
los países hispano-americanos. Tanto nos hemos preocupado de cantar a la na*
turaleza, por su magnificencia y su robustez, que hemos olvidado el valor hu¬
mano y apenas concedemos breve espacio a considerar lo que significa en Amé¬
rica el esfuerzo del hombre.
Junto con ese pensamiento, nos sugiere otro la lectura del libro comentado:
la perspectiva histórica nos hace apreciar en su colosal esfuerzo a los conquis¬
tadores españoles que colonizaron las tierras americanas; pues no menor esfuer¬
zo han demostrado en la extensión de los tiempos las modestas naciones nacidas
al soplo de un ideal admirable, concebido y desarrollado por hombres de recia
voluntad, de magno aliento y de persistente valentía.
Organizar a los pueblos hispano-americanos ha sido, por más de un siglo,
empresa formidable, propia solo de espíritus vigorosos. El caudillo voluntarioso
y enérgico fue necesario, por desgracia, para dar una estructura a los grupos so¬
ciales empeñados en regirse por sí mismos y en señalarse como nación libre.
Dentro de ese vasto escenario resulta indispensable exaltar al político, al gue¬
rrero, al eclesiástico, al simple ciudadano, al obrero que alza el muro, y al
campesino que riega los sembrados.
Pasan por este libro Manuel José Arce, Fray Diego José Fuentes, Mariano
Saravia, el licenciado Joaquín Durán y Aguilar, Luis Fernández, Ramón Helio-
so, y muchos oíros. Todos ellos sirvieron a su patria y prepararon su porve¬
nir glorioso.
Manuel José Forero
Archivo del general Miranda (Tomo xv: Negociaciones, 1770-1810) — En 4® 458
págs. — Tipografía Americana, Caracas. 1938.
Es este, sin duda, uno de los más interesantes volúmenes de esta importante
publicación. Son los documentos correspondientes al período más trascendental de
la vida de Miranda, a aquel en que acelera todos los potentes motores de su volun¬
tad para alcanzar la meta de la libertad americana. Son sus negociaciones en Ingla¬
terra, Francia y los Estados Unidos en pro de su patria.
Para los colombianos tiene además este volumen un interés excepcional.
Fuera de la serie de documentos sobre la revolución de los comuneros, encon¬
tramos en los papeles de Miranda nombres queridos para nosotros. Allí figuran
D. Palacio Ortiz «hombre de jerarquía, talento y juicio» que no es otro que
nuestro Precursor Nariño, y Pedro de Oribe, quien suscribe con su verdadero
nombre de Pedro Fermín de Vargas una interesante representación al gobierno
británico.
/. M. Pacheco S. J ,
CELSO, AFFONSO — El Emperador D. Pedro II y el Instituto Histórico — En
281 págs. — Imprenta Mercatali, Buenos Aires. 1938.
En la biblioteca de autores brasileños traducidos al castellano, que tan noble
servicio presta a los hombres de letras de América, figura en su tomo 5?, la
obra en que D. Affonso Celso ha demostrado cuán vigorosamente fue nutrido
el Instituto Histórico de Rio de Janeiro, por el monarca en cuyas manos reposó
durante largo espacio el destino de la nación brasilera. Doble emoción existe en
este libro: la primera palpita al recordar lo que fue la personalidad del empera¬
dor, abnegado, comprensivo, afanado tan solo por dar al país una organización y
130
REVISTA JAVERIANA
una cultura; la segunda al evocar los orígenes del instituto cuyas tareas le han
llevado, por unánime reconocimiento, a la cima de los estudios históricos en el
continente.
La conmemoración centenaria del ilustre cenáculo toma un aspecto más her¬
moso aún, al considerar que no fue olvidado en ella el nombre de quien la hon¬
ró con sus consejos constantes, con su presencia, con su ayuda y con su desinte¬
rés patriótico. El Instituto Histórico de Rio de Janeiro ha prestado a la cultura
sur-americana un contingente de primer orden; nosotros así lo reconocemos, al
tributar un homenaje a su inmensa faena, y al destacar en estas páginas el nom¬
bre de la publicación reciente, que nos presenta reunidos al emperador nobilí¬
simo, a su historiador gallardo, y al mentor de esta publicación, doctor Ricar¬
do Levene.
Manuel José Forero
*»
GARCÍA CHUECOS, HECTOR Estudios de historia colonial venezolana. T. 2®.
En 49 312 págs. — Tipografía Americana, Caracas. 1938.
Eminente servicio patriótico ha prestado el distinguido historiógrafo vene¬
zolano don Héctor García Chuecos, con la publicación de la obra en dos volú¬
menes, intitulada Estudios de historia colonial. En cada uno de ellos hay in¬
formaciones tan interesantes y tan completos detalles acerca de diversos aspec¬
tos del coloniaje, que no solo será obra de consulta para los hijos de la glorio¬
sa cuna del Libertador, sino para todos los que se interesen por el aspecto his¬
tórico, jurídico y administrativo del suelo hispano-americano.
Dispone el señor García de abundancia de documentos relativos a la época
estudiada por él; así puede comprenderse cómo ha podido realizar una investi¬
gación amena, en la cual no suelen repetirse los temas ni las desquisiciones;
cuando es evidente que los tratadistas de estas materias suelen resultar monó¬
tonos, debido a la monotonía misma de los anales que consultan, a la repetición
de las circunstancias y escenario de los tiempos mismos analizados.
El envío que el autor ha hecho de este libro a la Revista Javeriana lo agra¬
decen vivamente cuantos se interesan, como nosotros, por esta publicación de
alta cultura; personalmente damos las gracias al docto escritor y fino amigo por
el obsequio con que se ha dignado honrarnos. Numerosos capítulos de esta obra
recomiendan, al propio tiempo, la solidez del criterio y la blandura de la na¬
rración.
Manuel José Forero
J. L. R. Historia de la república del Ecuador (T. 3?: 1876-1900)— En 8? 552
págs.— Imprenta del Clero, Quito. 1938.
Las generosas manos del R. P. José María Le Gouhir S. J. han remitido
a la Revista Javeriana el libro a que nos referimos, en el cual su propia pluma
ha trazado el cuadro de los diversos y graves acontecimientos registrados por la
historia del Ecuador en el lapso de 1876 a 1900.
n ®es^lan ‘ P°r Ias Paginas del libro las figuras del general Ignacio Veintemi-
11a, de D. José María Plácido Caamaño, del ministro Carbo, del general Eloy
Alfaro, y de tantos otros hombres públicos ecuatorianos, vinculados a una de las
épocas mas difíciles de la vida nacional. Mas no hemos escrito «difíciles» porque
pretendamos justificar con ello las actuaciones discutibles de muchos de ellos,
sino porque estimamos que en la historia universal las mayores zozobras en la
vida de los pueblos y los azares más profundos se han debido a quienes preten-
dieron acabar de una plumada con los fundamentos ideológicos o morales de los
ciudadanos, con olvido o menosprecio de sus vinculaciones tradicionales, que
son precisamente las que sellan y confirman la estructura vital de las sociedades.
REVISTA DE LIBROS
131
Abunda el libro en informaciones múltiples que permiten al lector formarse
idea bastante clara del ambiente y trasformaciones de la época; su estilo es sen»
cilio y sin pretensiones, como conviene a quienes aspiran a servir con precisión
los intereses de la historia. El autor es una de las más doctas personalidades
vinculadas hoy a los anales ecuatorianos, y con este volumen afirma sus dere¬
chos a ser considerado como un leal servidor de las letras de la nación cuya fra¬
ternidad tanto amamos.
Manuel José Forero
BIOGRAFIA
Amalia Errázuriz de Subercaseaux — En 49 436 págs. — Imprenta y Editorial San
Francisco, Padre Las Casas, Chile. 1938.
Por segunda vez nos ocupamos en la Revista Javeriana de comentar obras
escritas sobre la vida de esta gran señora cristiana, honra de Chile y prestigio
de nuestra América. Su hija, Blanca Subercaseaux de Vaídés, valiéndose de sus
propios recuerdos, de la correspondencia, escritos y libros de su madre, de los
cuadernos de familia, ha reconstruido esta semblanza, con exquisita idealidad,
con la trasparencia tranquila de quien reproduce algo que le es íntimamente co¬
nocido, y surge en sus páginas la figura de esta gran señora con los atractivos
de sus años juveniles, el ascendiente de la gran dama en los centros de la más
refinada civilización, con las virtudes edificantes de la mujer cristiana. Su pre¬
sencia era la atracción de la virtud, su recuerdo una impresión edificante. La
autora de esta biografía posee nobles cualidades literarias, sentimiento artístico
para la descripción de paisajes, perfiles hogareños y diáfanos contornos de las
almas. Agradecemos la carta con que nos envía su obra, que ha de ser de bené¬
fico influjo en todo el mundo de habla castellana.
Guillermo Figuera S. J.
BEYLARD S. J., HUGUES — La vie et la morí kéroique de Saint Andró Bobola.
En 89 120 págs. — Editions Spes, París. 1938.
En tan breves páginas, el P. Beylard nos ha pintado un cuadro muy completo
de la vida y martirio de San Andrés Bobola, cuadro enmarcado en la historia
religiosa y política de Polonia, la nación mártir. Hasta el lento proceso que si¬
guió el perfeccionamiento moral del santo, desde su juventud religiosa, aparece
bien delineado, sin omitirse los defectos que debió combatir hasta hacerse digno
del martirio por la gloria de Cristo.
Este pequeño volumen, que se lee con creciente interés, y con provecho es¬
piritual, merece que se traduzca al castellano, para propagar el pleno conoci¬
miento del nuevo santo jesuíta.
D. Restrepo S. J.
BEZUILLAER, LUCIEN (Rédemptoriste) — Alfred Soussia (Instituteur) 1863-
1933 — En 89 290 págs. — Librairie Téqui, París. 1938.
Modelo de cristianos es el pedagogo francés Alfred Soussia; busca y ob¬
tiene la formación integral de sus discípulos.
Esta pequeña biografía, escrita con cariño, nos lo da a conocer en su vida
interior, en su hogar y en sus trabajos pedagógicos. Los sufrimientos acabaron
de elevar su alma a la perfección cristiana.
Será leída con gusto por los maestros cristianos que deseen serlo de veras
en su vida y en su augusto ministerio.
J. Santn S. J.
132
REVISTA JAVERIANA
CRUZ RUEDA, ANGEL — Palacio V aldés (Estudio biográfico-literario) — En 8^
152 págs. — Librería Prieto, Granada.
La obra que nos presenta hoy el gran escritor andaluz, Angel Cruz Rueda,
expone con sencillez y al mismo tiempo con arte la labor literaria de Palacio
Valdés. Es una «flor de gratitud» colocada sobre la tumba del gran escritor mo¬
derno que acaba de morir. Era muy justo que se hiciera este pqueño estudio
biográfico-íiterario en honor del fecundo escritor español. El hecho de que algu¬
nas obras hayan sido traducidas a varios idiomas, como Marta y María, y José
a ocho; La Hermana San Sulpicio a siete..., demuestra el valor literario de
Palacio Valdés. Esta obra es, pues, una base para un estudio extenso del autor
de los Papeles del Doctor Angélico.
José Rivera S. J.
FUSELLI, ANGELICA — Eva Lavalliere — En 8° 232 págs. — Serviam, Rueños
Aires. 1938.
La figura de mujer biografiada en este libro ha sido descrita en diversos
idiomas como ejemplar en la galería de las grandes arrepentidas. Después de una
infancia dolorosa, esta sonadora incansable llega a ser artista de máximo renom¬
bre, reina del boulevard, que cristalizó en su arte teatral el momento de la
vida parisiense anterior a la gran guerra. En su vida puede seguirse muy bien
todo el proceso de una gran conversión bajo la acción triunfadora de la gracia,
La artista mundana que conoce todos lo8 placeres de la vida, que sube al es¬
cenario para ocupar de su persona al espectador, a la ciudad y a la prensa, pasa
por etapas de hastío y de ansiedad, luego viene el instante del renunciamiento ge¬
neroso, antes de emprender la vía ascensional de sacrificios abnegados para la
perfección. Terciaria franciscana y misionera de Africa, se vio siempre urgida
por la acción purificante del dolor; las dolencias físicas y las penas morales fue¬
ron las alas de su elevación espiritual. Con estilo sugestivo, con sobrios cuadros
de arte inimitable, ha querido la autora narrarnos una vez más la historia de
esta alma, que hace bien a todo el que tenga la fortuna de conocerla.
Guillermo Figuera S. J.
CIENCIAS ECLESIASTICAS
LARRANAGA S. J., VICTORIANO — L' Ascensión de N otre-Seigneur dans le
Nouveau Testament— En 4? 657 págs.— Instituí Riblique Pontifical, Rome. 1938.
Con gusto hemos leído este voluminoso libro, en el que con tal competencia
se estudian, desde el punto de vista histórico, los pasajes relativos a la doctrina de
ía Ascensión del Señor en el Nuevo Testamento.
Tras la inti educción histórica sobre la crítica y literatura concernientes a la
Ascensión, estudia los tres grandes problemas que ofrecen la crítiea textual, la crí¬
tica literaria y la crítica histórica de estos pasajes. Con lujo de erudición discute
magistralmente todos estos problemas, entre los que descuella como parte principal
del libro, la dedicada a la crítica histórica de los textos. No tenemos más que pala¬
bras de encomio para este estudio tan completo, que tan clara y metódicamente
expone los problemas suscitados en torno a la Ascensión, desde la primitiva Igle¬
sia hasta nuestros días. Y no podemos menos de felicitar a su autor, que de un
fundamento tan limitado como son unos cuantos versículos del Nuevo Testa¬
mento, levanta esa hermosa obra, nueva y de conjunto, que responde amplia¬
mente a las necesidades modernas de la crítica, y que es, por lo tanto, de singular
importancia para la exégesis del Nuevo Testamento.
E. Zuluaga S. J.
REVISTA DE LIBROS
133
CIENCIAS NATURALES
CARBQNELL, DIEGO — La parasitología en Venezuela y los trabajos del Dr.
Núñez T ovar — En 49 422 págs. — Litografía del Comercio, Caracas. 1938.
Con especial dedicatoria del Excmo. Sr. Presidente de los Estados Unidos
de Venezuela, nos ha llegado esta obra fundamental del doctor Diego Carbonell
sobre ios estudios hechos en Venezuela en esta materia y los trabajos del doc¬
tor M. Núñez Tovar. El volumen tiene dos partes : la primera es una página de
la medicina en Venezuela; después de algunos datos históricos, hace la biogra¬
fía de todos los grandes científicos del país, con los adelantos que su labor con¬
sagrada aportó al beneficio común de la ciencia y la salubridad. A raíz de la
muerte de Bolívar, los escritos de José María Vargas daban a conocer su con¬
cepto sobre la trasmisión de las enfermedades; luego las investigaciones de Luis
Daniel Beauperthuy, de Hernández, de Domínici, de Razeíti, de Rísquez etc.
La segunda parte del volumen está dedicada a la obra científica del doctor Nú¬
ñez Tovar, La Gaceta médica de Caracas publicó el estudio de nuevas especies
de anofelinos hallados en e! Estado Aragua; su contribución al tercer congreso
médico de Venezuela fue un estudio sobre los insectos venezolanos trasmiso-
res de enfermedades; más tarde, en la revista Cultura venezolana, publicó un
importante estudio sobre parasitología con el título de Notas de historia natu¬
ral médica; sobre Mosquitos y Flebótomos de Venezuela fue su trabajo ai cuarto
congreso de medicina, en que recogía la experiencia de un largo estudio sobre ento¬
mología, tan elogiado por la escuela de medicina tropical de Liverpool.
Núñez Tovar emprendió su labor científica por más de trece años en los
Estados de Monagas, Guárico, Aragua y Carabobo. El orgullo de la ciencia mé¬
dica venezolana quedó satisfecho con los elogios que se le tributaron por su ex¬
tensa y útilísima labor.
Guillermo F i güera S. J.
PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE INSTRUCCION PUBLICA DE
LA REPUBLICA DE EL SALVADOR — Flora salvadoreña (Tt. 3®, 4® y 5®,
apaisado — 100 págs.
Lujosa y bellísima edición de las plantas del Herbario de Félix Choussy.
Son magníficas fotografías, muchas de ellas en tricromías impecables, que dan
siempre una idea muy clara de gran número de plantas de la interesante flora
de El Salvador. Con muy buen acuerdo se incluyen, además de las especies nati¬
vas, otras que, introducidas allá, han llegado a formar parte de su flora natural.
De cada planta, además de la imagen, se pone la clasificación científica, los nom¬
bres vulgares, e! lugar de su procedencia y unas cuantas notas sobre la misma
y sobre su uso popular.
Creemos francamente que es un acierto la publicación de esta obra. Puesta
en manos de la juventud, será un infalible despertador de vocaciones científicas
que pueden prometer mucho para el futuro, en lo que atañe al estudio exacto
de las floras americanas. Y para los amantes de la botánica es un medio muy
útil y muy práctico en la determinación de los ejemplares que vengan a sus
manos. A ello ayudarán los muy buenos y copiosos índices que preceden a ca¬
da tomo. Casi lo único que tenemos que notar es alguna incorrección en la gra¬
fía y forma de los nombres técnicos de la botánica.
Obras parecidas a esta hacen falta en Colombia. Pero solo pueden ser em¬
prendidas con el apoyo oficial, ya que lo costoso de las ediciones no suele estar
al alcance de los particulares. Pueda ser que el bello ejemplo del ministerio de
instrucción pública de la república centro-americana sea imitado en otras partes.
Y se preste aliciente y ayuda a trabajos que en último término vienen a hon¬
rar a las naciones que los fomentan.
Lorenzo Uribe Uribe S. J.
134
REVISTA JAVERIANA
VALLE JO NA JERA, Dr. — Sicopatología de la conducta antisocial — En 8^ 128
págs. — Editorial Española, San Sebastián,
Estudio de divulgación, de profundas sugerencias sobre la sicopatología de
las muchedumbres, sugerencias que debieran ser desarrolladas y meditadas por
los que trabajan sobre las multitudes.
Las afirmaciones están apoyadas en buena base científica, pero tenemos que
separarnos del parecer del autor en su crítica a las relaciones endocrinológicas
con la vida afectiva.
Parece que el doctor Vallejo Nájera duda de la veracidad de las afirmacio¬
nes, en el campo científico, de Nicolás Pende, Krestschmer, Gregorio Marañón.
respecto de la sicología endocrinológica ; pero aunque es cierto que las hormonas
no segregan afectos, no es menos cierto que los estados afectivos son imposibles
donde no hay normalidad en la secreción interna; más aún, siempre a una defi¬
ciencia glandular corresponde una laguna, un vacío, en el campo sicológico. Esto
no contradice en lo más mínimo a los postulados de la filosofía perenne.
Daniel de Cayzedo S. J.
RELIGION
GO\AU, GEORGES — Apotres du Christ...— En 8? 240 págs.— Edit. Spes, París.
El eminente académico francés aprovecha sus conocimientos de historia
eclesiástica para presentarnos en esta obra seis magníficos cuadros de la exube¬
rante floración misional católica.
Los trabajos de los primeros carmelitas en Persia, la apostólica vida del P.
Marqueíte en los Estados Unidos, las luchas del P. Le Loutre en Acadia, los
sudores de los Padres Blancos en Africa, el fecundo sacrificio de los mártires
de Uganda y la labor pacificadora del P. Dorgére en el Africa occidental, van
pasando sucesivamente ante nuestros ojos, en el ameno y entusiasta estilo de este
docto hijo de la Iglesia.
Son todos héroes dignos de admiración y elogio, y modelos propuestos a nues¬
tra imitación; su gloria no puede menos de redundar en provecho de su ilustre can¬
tor, cuyo prestigio en el mundo de las letras es universalmente reconocido.
HOORNABRT, chanoine — Aitner l'Eglise (Douze méditations en forme de retrai¬
te) En 8? 152 págs. — Deselée de Brouwer, Paris.
Unirnos a Cristo por medio de nuestra unión con la Iglesia es el blanco de
todas estas meditaciones. Nos presentan en primer término a Cristo, nuestro
Hermano, cuya mano nos ha de guiar hasta la Santísima Trinidad, y en el fondo
el plan divino de la restauración del reino de Dios en la humanidad, y a la Igle¬
sia como el medio escogido para realizarla.
Las grandes ideas de estas meditaciones: incorporación nuestra a Cristo, la
restauración del remo de Cristo etc, están presentadas de una manera vivida
y llena de espíritu evangélico. Dedicadas especialmente a las jóvenes «que, cons¬
cientes de la eminente dignidad que les confiere el bautismo, quieren ser, con
toda su alma, hijas de la Iglesia», están llamadas a despertar fervorosas coope¬
radoras del sacerdocio.
J. M. Pacheco S. /.
SOCIOLOGIA
DOS SANTOS ARY-O crime de aborto- En 4<> 164 págs.-Livraria Classica
Jbditora, Lisboa. 1935.
«11^™ estudl? concienzudo de derecho penal portugués y comparado. «Si no
q eremos afirma el autor— que Portugal sea una nación moribunda (dying
REVISTA DE LIBROS
135
nailon) como los americanos llaman a Francia, hay que reformar urgentemen¬
te la ley penal, emprendiendo una campaña valiente y tenaz contra los crímenes
de aborto, cuyo número va creciendo de manera alarmante, y cuya represión va
siendo cada día menos eficaz».
El autor demuestra una gran erudición, un sentido jurídico muy recto y una
gran preocupación social.
V. Andrade S. J.
FACULTAD DE FILOSOFIA Y TEOLOGIA, SAN MIGUEL (ARGENTINA)
Stromata. Sociología y filosofía social — En 4® 374 págs. — Espasa-Calpe, Argen¬
tina, Buenos Aires. 1938.
La facultad de filosofía y teología de San Miguel, en los alrededores de Bue¬
nos Aires, inicia lujosamente su actividad científica con una publicación digna
en su presentación de la Editorial Espasa-Calpe, y rica de contenido doctrinal.
El nombre, un tanto exótico para los profanos, evoca las investigaciones del
gran Clemente de Alejandría, el primer escritor cristiano que estudió en sus
magistrales tratados que encabeza ese nombre, equivalente al de Miscelánea,
las relaciones de la filosofía con el cristianismo.
El nombre es un programa y una afirmación de filosofía perenne. En el pri¬
mer volumen que reseñamos se dan cita pensadores católicos de los dos conti¬
nentes, de la talla del gran jurista francés, Le Fur, y del sociólogo brasileño
conocido en todo el mundo con el seudónimo de Tristón de Atayde, para estu¬
diar problemas vitales de filosofía social y jurídica. Allí está honrosamente re¬
presentada la intelectualidad argentina con los estudios de los profesores Rebora,
Legón, Alonso y otros más.
La filosofía y el catolicismo están de plácemes, porque esta publicación re¬
vela que la producción intelectual de Sur-América ha llegado a su madurez y va
a llevar su contribución a la gigantesca labor de reconstrucción ideológica y so¬
cial, que es la misión de los pensadores católicos de nuestro siglo.
V. Andrade S. J.
HERRERA ROMERO, MIGUEL — La acción voluntaria — En 8® 96 págs. — Cara¬
cas. 1938.
Son cuatro conferencias sobre economía venezolana dentro del ideario de¬
fendido por el partido agrario, nacional que orienta su política hacia la prospe¬
ridad económica del país. El economismo de PAN quiere que el venezolano
se ocupe de la tierra y la haga fuente de su riqueza. Para eso es necesario que
se ponga remedio al constante afluir de gentes provincianas a la capital, ya por
el afán de ganarse la vida, ya por el deseo de un vivir más confortable. Las ven¬
tajas de la vida moderna no deben concentrarse exclusivamente en el distrito
federal, sino que deben irse repartiendo por toda la república; las cláusulas del
programa de febrero y los puntos del plan trienal haran que se intensifique la
vida en varios Estados de la unión venezolana. Poblar es sustentar las institu¬
ciones familiares, defender el hogar, hacer vivible la tierra saneando las regiones
malsanas, dar posibilidades de trabajo a las gentes laboriosas y hacer que esa
porción de Venezuela, moralmente la más sana, tenga medios para levantar su
nivel de vida. Si Venezuela ha sufrido un largo atraso en su vida económica,
sus núcleos campesinos han sobrellevado ese mismo ritmo de lentitud desespe¬
rante, siempre confiados en un futuro de prosperidad con el advenimiento de
días mejores para la patria. Hoy todo un complejo de problemas económicos
se presenta en demanda de urgente solución ante las directivas nacionales; sería
absurdo pensar en resolverlos todos por igual instantáneamente, pero sería in¬
justicia demorarlos sin motivo contra lo que los ciudadanos tienen derecho a
esperar de su nacionalidad. Entre tanto cada ciudadano debe colaborar en la medí-
136
REVISTA JAVERIANA
da de sus posibles en adelantar medios para que ese venezolanismo n© sea lugar
común donde se inspiren todos los programas políticos, sino economía sana, op¬
timista y bien orientada en un país de grandes perspectivas.
Guillermo Figuera S. J.
JABOULEY, MICHEL-ANGE — Au secours du peuple trompé — En 8? 316 págs.
Editions «Education intégrale», 3 bis, rué de la Sabliére, Paris.
El autor nos cuenta en un estilo animado la labor religiosa y social realizada
por un sacerdote inteligente y celoso, en una población cercana a París; y de
allí se eleva a trascendentales consideraciones acerca de la miseria material y
moral de las clases trabajadoras y de las causas generadoras de esa situación,
para proponer, con la experiencia en la mano, los remedios para el porvenir.
Lectura inspiradora para todos los que se dedican al apostolado popular.
V. Andrade S. J.
MADAY, ANDRE —Introduction á la Sociologie— En 8*? 150 págs.— Librairíe
General de Droit et de Jurisprudence, París, 20, rué Soufflot, 5e. arrt. 1937.
Un libro interesante y orientador para el que emprende el estudio de la so¬
ciología, cuando se trata de precisar el objeto de esta ciencia y sus relaciones
con otras. Su crítica de los sistemas unilaterales y extremistas son acertadas.
Sienta como su propia teoría una intermedia entre la concepción materialista y
la idealista de la historia; la llama intencionalista . Sus postulados básicos son
tres: los hombres tienen siempre una intención cuando obran, tanto social co¬
mo individualmente; ese fin puede ser idealista (altruista), o materialista (egoís¬
ta), dado que las preocupaciones de los hombres pertenecen a esos dos domi¬
nios; en la elección de medios la acción de los hombres (individuos o grupos)
esta siempre sometida a la regla estricta del utilitarismo (materialismo). Lo
que la ultima afirmación parece tener de inexactitud viene a reducirse en la
explicación ulterior, al viejo principio escolástico de que los medios se adoptan
por el fin (media sunt propter finem). Así la parte constructiva de la obra,
que está solo en el último capítulo, viene a reducirse a descubrir la pólvora.
Su concepción de la sociología como 3a de Durkheim a quien sigue literal¬
mente, está tocada de positivismo y de determimsmo, y afirmaciones como las
de las paginas 34 y 54 son inaceptables desde el punto de vista puramente cien¬
tífico, pues niegan la libertad que implica por lógica consecuencia el iníenciona-
Iismo.
V. Andrade S. J.
MA^ToiIN’.JAC5UES-^^^- de conscience • (Essais et allocutíons)— En
o 284 pags. — Desclée de Brouwer, Paris. 1938.
Es el volumen xxi de las Cuestiones disputadas, colección que unido a
Garlos Journet viene dirigiendo el mismo Maritain. Este célebre filósofo ha
recogido en el presente volumen varias conferencias recientemente pronunciadas
por el, ora en la semana social de Versalles, ora en Buenos Aires y en París.
bu intención primordial es la de formar la conciencia cristiana en los actuales
problemas y conflictos de la cultura occidental. Insiste en la necesidad de unir
las fuerzas que honradamente, sinceramente, pretenden el triunfó de la justicia
y del orden en la sociedad civil, formando agrupaciones políticas que prescindan
de la fe religiosa de los asociados: judíos, protestantes y... católicos. Dadas las
circunstancias de los pueblos europeos, esa unión tal vez sea factible; en nues¬
tras repúblicas hispano-americanas no parece en manera alguna realizable; des¬
de luego, el caso es muy de discutir, y en América está ya discutido: pasarán
muchos anos antes de que nuestras democracias tropicales vean surgir partidos
políticos en que puedan amalgamarse católicos y anticatólicos.
REVISTA DE LIBROS
137
El estilo no es popular. La lectura de este libro me deja la impresión de
un filósofo alemán con su trascendentalismo hiperbóreo, más que de un pensador
francés, los que suelen proyeccionar en la pantalla popular sus ideas a través
de una lente poderosa.
El capítulo El imposible antisemitismo es una emocionada defensa de los
judíos. Cristiano de corazón, Maritain vuelve con amor sus miradas hacia ese
pueblo víctima del racismo alemán. Justo es defender a Israel en este campo:
y justo y debido el amor que inspira la raza a que perteneció Dios encarnado ; pero
quizá no se ha reconocido todo el peligro que para la civilización cristiana entra¬
ñan las actividades israelitas.
D. Restrepo S. J.
(della) ROCCA, GUGLIELMO — La política in S. Tommaso — En 8° 206 págs,
Editrice Rispoli Anónima, Napoli. 1934.
El autor se distingue por su actividad en el estudio fecundo de la historia
y doctrina del Estado. Ahora comenta e! pensamiento político de Santo Tomás.
Su doctrina estatal contenida en este volumen es un tratado de filosofía política
de la Edad Media, en donde el Angélico ocupa el primer puesto por su concep¬
ción, no quietista sino dinámica de! Estado. A la estructura de la romanidad ce¬
sárea y jurídica sucedió la noción universalista del mundo y del espíritu, de la
sociedad y de la vida que es obra del cristianismo. El problema había sido afron¬
tado por sy aspecto de equilibrio de las relaciones en función de la armonía esté¬
tico-jurídica de la antigüedad, pero fue resuelto por los Padres y Doctores en
el plano de los valores espirituales, de la misión dei tiempo, del alma y del con¬
sorcio civil. Lo que fue presentimiento hipotético del paganismo fue realidad
para el cristianismo. Este libro presenta a Santo Tomás como filósofo y pensa¬
dor político que ponía las bases para la construcción y doctrina del Estado.
Guillermo Figuera S. J.
VARIOS
. GENTA, ESTRELLA — Constelación del sueño — En 8® 132 págs. — Montevideo.
La joven poetisa uruguaya ha publicado un nuevo volumen de su inspiración
lírica, desdoblada en múltiples cambiantes de idealismo poético. Profundamente
humana su emoción estética, parece una resonancia que surgiera del fondo mile¬
nario de la vida por la escala ascensional hacia horizontes infinitos.
Hay un rasgo nuevo de cristiana inspiración; una poesía a la Víctima del
Calvario, y otra sobre el sacrificio de los hombres, trasparentar! la humana y
divina filosofía del dolor. El libro se abre y se cierra con los más variados jui¬
cios de autores de diversas nacionalidades que la llaman la Estrella de América,
como mujer que recoge todos los idealismos de la cultura que se extiende en
el nuevo continente.
Guillermo F i güera S. ./.
MONTIER, EDWARD — L'idéal Collégc — Pin 8® 334 págs. — Descléee de Brouvver,
París. 1937.
Precioso anhelo del ideal pedagógico, donde al autor, experto e infatigable
viajero de las más altas cumbres, hace brillar sobre el tranquilo lago del re¬
cuerdo la inquieta luz de la añoranza.
Contrapone imparcialmente las ventajas y desventajas del internado y del
externado, dando así todos los elementos necesarios para la solución del arduo
problema de la preferencia que haya de darse a una u otra de las dos formas
clásieas de enseñanza, y pasa luego a exponer los frutos innegables que pueden
derivarse de la educación particular, independiente del Estado.
138
REVISTA JAVERIANA
Su estudio sólido y jugoso, escrito en un país privado por largo tiempo de
la libertad de enseñanza, nos hace apreciar más y nos obliga a defender eficaz¬
mente un derecho que es fuente de inapreciables beneficios.
Al recorrer sus páginas, dirigidas especialmente a las comunidades religio¬
sas dedicadas a la enseñanza, vemos entreabrirse un poco las nieblas del pasado,
y vivimos de nuevo las horas luminosas u oscuras, pero siempre caras, de nues¬
tros primeros años.
Si el ideal pedagógico, como todo ideal, es inasequible, estamos obligados,
sinembargo, a tender hacia él; las deliciosas páginas de Edward Montier nos
acercarán mucho a la cumbre anhelada.
Recomendamos especialmente los capítulos X, Le Collége libre, Ecole d'ett -
thousiasme ; XI, Le Collége libre, Ecole de confiance, y XIV, Le Collége libre,
Ecole de moral.
/. Sicard S. J.
OLAF, MICHAEL — Cuando los japoneses sean 500 millones — En 89 192 págs.
Editorial Tor, Buenos Aires.
Nos muestra este libro la poderosa situación del imperio japonés ante las
restantes naciones de la tierra. La amenaza del Oriente al Occidente, deja de
ser un «peligro amarillo» para convertirse en «peligro japonés».
Empieza con un curioso paralelo entre Inglaterra y el Japón, comparando su
topografía, desarrollo comercial y cultural, y nos pone luego a la vista el cuadro
de la potencia nipona, en el terreno industrial, comercial, militar y diplomático.
A lo largo de toda la obra nos entera de la vida, historia, costumbres, y nos
pone en contacto con los hombres más prominentes del Japón.
Las estadísticas del fabuloso empuje comercial del imperio, le dicen al au¬
tor que este es el primer paso hacia la conquista del Occidente y las naciones
de América, en que está empeñado el Japón.
Quiere, en suma, despertar la inconsciencia del mundo amenazado, ante el
peligro formidable que se avecina.
Apesar de que prescinde en general de asuntos religiosos, tiene frases como
esta: hablando de Gandhi, dice que «es por lo menos tan grande como Cris¬
to»..^!). Y ante la alternativa propuesta a la Iglesia Católica, de perecer a
manos de Rusia o del Japón, se inclina a la primera solución, pues le parece que
«perderían menos los católicos viendo el fin de la Iglesia» a manos de hombres
de nuestra raza que darían una norma a la vida humana (!).
César Pérez S. J.
SABAT PEBET, JUAN CARLOS — Retornos del Apex — En 4® 169 págs. — Edi¬
torial Hiperion, Montevideo. 1938.
Ruega el autor de este volumen, distinguido literato y pensador uruguayo,
que no se clasifique su obra. Al presentarla al público, decimos que contiene mu¬
chas ideas para comentar y descubre amplia erudición, inagotable lectura, men¬
talidad ágil, preocupación por los asuntos literarios, enfoque no común de los
problemas retóricos. Retornos del ápex defiende el espíritu creador contra el
afán coleccionador de todas las decadencias, las artes de Atenas contra las mi¬
niaturas de Bizancio, el verdadero numen literario contra la red desesperante
de los preceptos retóricos, lo perdurable del arte contra el gusto convencional
de las escuelas y los artificiosos géneros literarios. El estilo del autor es de un
modernizado clasicismo, lleno de penetración original, expresado en frases lapi¬
dariamente labradas. Los hexámetros en su Diálogo de las musas son de gran
sonoridad y corte perfecto. Es un libro lleno de variadas sugerencias, aceptables las
más, discutibles otras, pero siempre ingeniosas, eruditas y francas.
Guillermo Figuera S. J.
Vida nacional
Viene de la página (71) del Suplemento
a™*::; r sus carsr sin p— ^ p-
agradecen. For el contrano, se mofan de nuestra ingenuidad.
™stai,,an resuelto empIaMr sus baterías camou.
de las ¡deas de extrema izquierda. Jn”UCh“d ‘"?iPectores escolares. «el?»®. servidores
tas, bien organizado v avudadn r iversidad hay un grupo de estudiantes comunis-
periódico, efr^;er.,^i^;:“nu:ll"ra:¡rtdrri:indicah poseedores de -
mas de un grave trastorno I os \¡ ,ya.accion’ S1 no se les pone a raya, va a causar
del doctor Gerardo Molina que ejerce influenci^”*1^ Umversitaria no estan bien en manos
ser su natura! .dvtt^’el,^^^^1,^™¡í “ . ?»*"«««* por ^ bebiera
venios mismos estudiantes „
D Í)E MENCION son las actividades del sindicalismo colom-
otano, el cual celebro dtversas asambleas durante el último mes, de
ellas una en Ibague y otra en Medellín. Por cierto esta última aprobó una
ntocton por la que se rnvita a Indalecio Prieto a dar unas conferencias en
(J N SER10 DISTURBIO estuvo a punto de alterar el orden social en
oarranqutlla, ocasionado por el bloqueo que contra seis buques an-
clados en aquel puerto decretó la federación de trasportes marítimos y
fluviales, disgustada por el rechazo que las empresas navieras dieron a
uno de sus trabajadores. Pero la inmediata intervención del señor Presi¬
dente con un telegrama conciliador evitó afortunadamente el conflicto43.
#-
* #
€;L|— Qlj,ITIEGTO español, Secundino Zuazo, aceptó la propuesta de
dirigir el plan de edificaciones que se propone ejecutar el gobierno y
la apertura de la avenida Francisco de Paula Santander. Quedan com¬
prendíaos en ese plan el palacio presidencial, los ministerios, la contralo-
ria general etc. En esas construcciones será invertida una suma superior
a seis millones de pesos y deberán estar terminados los trabajos para el
ano de 1942, en que se reunirá en Bogotá la novena conferencia paname¬
ricana 44.
D OS NUEVOS MINISTROS DIPLOMATICOS han presentado sus
credenciales: Mr. Spruille Braden, de los EE. UU, y Arturo García
Saiazar, del Perú. Vienen ambos con el carácter de primeros embajado-
i es de sus respectivos países ante nuestro gobierno.
I LEGARON RECIENTEMENTE A LA CAPITAL dos ilustres visi¬
tantes venezolanos : Diógenes Escalante, embajador de su país ante
los Estados Unidos, y Enrique Tejera, ministro de educación. Una de las
iniciativas que traen y quieren poner en práctica es el intercambio de
estudiantes universitarios entre las dos naciones. El ministro de educa¬
ción de Venezuela visitó detenidamente la Universidad Javeriana.
41 El Tiempo, 18 de febrero.
42 El Siglo, 22 de enero.
45 La Prensa (Karranquilla), 30 de enero.
44 El Liberal, 17 de enero.
(73)
UA SIDO NOMBRADO OBISPO AUXILIAR de la arquidiócesis de
■ ® Bogotá, el ilustre franciscano fray Luis Andrade Valderrama. Este
nombramiento fue uno de los últimos actos de Su Santidad Pío XI.
e
L DUELO UNIVERSAL por la muerte del Padre Santo motivó este
decreto del gobierno nacional:
El Presidente de la República de Colombia,
Considerando:
Oue acaba de fallecer Pío XI, pontífice máximo, varón eximio de la cristiandad, defen¬
sor infatigable de los fueros de la persona humana y amigo indeficiente de Colombia.
Decreta:
Declárase motivo de duelo patrio el fallecimiento del egregio pontífice Pío XI y ríndese
a su memoria el homenaje supremo de la gratitud y del respeto nacionales.
Comuniqúese y publíquese.
Dado en Bogotá, a 10 de febrero de 1939.
Eduardo Santos.
El ministro de relaciones exteriores,
Luis López de Mesa.
El 17 se celebraron en la catedral solemnísimas honras fúnebres por
el gran Pontífice. Asistió el señor Presidente, todo el gobierno y el cuerpo
diplomático. Ofició de pontifical el excelentísimo señor Arzobispo Pri¬
mado, y pronunció una elocuente oración fúnebre monseñor José Vicente
Castro Silva.
LA CALIDAD SE IMPONE
Por esa razón la Harina Diadema ha
alcanzado el máximum del prestigio
en poco tiempo.
Si usted consume harina Diadema,
presentará en su establecimiento un
pan admirable y una finísima colación.
1
A la señora distinguida le gusta para su
consumo el bizcocho suave y delicado.
DE RONCALLO HERMANOS & C.Í2. S.A.
BOGOTA CALLE 13 NUMERO 19-18 — TELEFONO 9-1-7
II NA PRUEBA DE CRISTIANA SOLIDARIDAD dio nuestro pue-
b o con motivo de la inmensa desgracia que afligió a la nación chilena.
El gobierno central y los seccionales dispusieron la celebración de un
día de Chile. EA auxilio se organizó bajo la dirección de la Cruz Roja na¬
cional, y en él colaboraron las más prestantes damas de todas las ciuda¬
des. Los bancos, las empresas cinematográficas, las sociedades obreras,
las entidades oficiales y privadas, y multitud de personas de todas las
clases sociales contribuyeron generosamente a que la colecta resultase
digna de la caridad colombiana. Con más de $ 15.000 contribuyó Bogotá ;
con $ 11.000 Antioquia, y el Valle con $ 4.000. La cantidad enviada a Chile
en diferentes giros pasa de $ 40.000, o sea 450.000 pesos chilenos.
No tardo en manifestarse la gratitud de la nación afligida ante este
gesto de confraternidad americana: El Mercurio, de Santiago, se expre¬
saba así el 31 de enero:
Hoy se inicia en Colombia, como una prueba de solidaridad en la desgracia, un homenaje
de amor a Chile que no puede encontrar entre nosotros sino una simpática y conmovida
resonancia.
Ca iniciación, que se celebra hoy, se llama el día de C hile. Pero, en verdad, serán
quince días destinados a dar a conocer nuestro país al pueblo colombiano y a recibir el estí¬
mulo moral y la ayuda material que la nación necesita en estas horas de prueba y desconsuelo.
Ca tragedia del sur ha servido para mostrar a Chile cuán honda y sincera era la
amistad que le profesaban las naciones hermanas de América y las del mundo entero que
con nosotros cultivan relaciones diplomáticas.
Desde el primer momento, en forma individual y colectiva, empezaron a llegar mensajes
y ayudas mediante las cuales ha podido reaccionar el ánimo público con una confiada y
segura esperanza en la reconstrucción de las regiones devastadas.
Esta fortaleza puesta a dura prueba por la desgracia, se siente estimulada y sostenida
cuando se escuchan voces como las de Colombia que, sumándose al coro de sus hermanas
de América, quiere hacer una alta y significativa demostración de amor a Chile.
Estos quince días dedicados a nuestro país, iniciados hoy noblemente con el día de diñe ,
destacan unos de los aspectos más nobles y finos del alma colombiana, cual es el de acom¬
pañar con religiosa devoción al amigo en desgracia para aliviar sus males y socorrer su dolor
y su angustia.
II NA INFORMACION OFICIAL trae la siguiente clasificación de los
^ extranjeros residentes en territorio colombiano:
Especificación por nacionalidades: Alemanes, 3.637; argentinos, 112; armenios, 8; aíba-
neses. 2; australianos. 8: austríacos. 440; belgas, 108; bolivianos, 26; brasileros, 240; búlga¬
ros, 19; británicos (Gran Bretaña y sus colonias), 1.656; costarricenses, 139; cubanos, 284;
checoeslovacos, 183; chilenos, 213; chinos, 595; daneses, 58; Dantzig, 22; dominicanos, 44;
ecuatorianos, 1.173; egipcios, 46; españoles, 2.273; estadounidenses, 2.118; finlandeses, 5;
franceses, 903; guatemaltecos, 47; griegos, 102; haitianos. 18; holandeses, 275; húngaros, 84;
hondureños. 30; italianos, 1.572; japoneses, 159; letonianos, 1; libaneses, 1.382; lituanos, 67;
luxemburgueses, 5; mexicanos, 247; nicaragüenses, 36; paraguayos, 5; palestinos, 819; pana¬
meños, 266; persas, 20; peruanos, 292; polacos, 795; portugueses, 30; rumanos, 577; rusos.
101; salvadoreños, 48; servios, 1; sirios, 873; suecos, 86; suizos, 419; turcos, 68; urugua¬
yos, 22; venezolanos, 4.546; yugoeslavos, 90. Total; 27.437.
El dato correspondiente a los estadounidenses, franceses y holandeses, comprende los
individuos pertenecientes a las colonias y protectorados de tales países.
Especificación: Extranjeros residentes en Bogotá, 5.441; extranjeros residentes en los
departamentos, 21.656; extranjeros transeúntes en Bogotá, 150; extranjeros transeúntes en
los departamentos, 190. Total: 27.437.
Los judíos. La siguiente es la estadística de los judíos transeúntes y residentes en Co¬
lombia: Residentes, 3.449; transeúntes, 25. Total: 3.474.
Especificación del domicilio de los judíos por departamentos: En Bogotá, 1.446; en An-
tioquia. 158; en Atlántico. 487; en Bolívar, 54; en Caldas, 121; en Cauca, 111; en Cundina-
marca. 31; en Magdalena, 65: en Nariño. 33; en Norte de Santander, 36; en Santander. 26;
en el Toiima, 31; en el Valle, 865; en la intendencia del Amazonas, 6; en la intendencia del
Chocó, 3: en la intendencia de San Andrés. 1. Total: 3.474.
Resumen: Judíos residentes en Bogotá, 1.432; judíos transeúntes en Bogotá, 14; judíos
residentes en los departamentos, 2.017; judíos transeúntes en los departamentos, 11. To¬
tal : 3.474 1
tL 15 DE FEBRERO QUEDO INAUGURADO el Servicio Aéreo
Transoceánico , que hara posible el envío de correspondencia por co¬
rreo aéreo a todas las partes del mundo, en virtud de una negociación
celebrada por la Scadta con la Panamerican Airways, con la Lufthansa y
con la Air France. Para utilizar este nuevo servicio es indispensable que
el remitente escriba en el sobre, claramente, la siguiente anotación; Correo
Aéreo Transoceánico.
El nuevo servicio transoceánico se prestará entre Colombia y los
siguientes países, con los sobreportes aéreos que se indican por cada 10
gramos, a los cuales hay que agregar la estampilla nacional y la sobre¬
tasa postal:
Para Australia, $ 1,80; para Bermuda, $ 0.60; para Burma, $ 1.60;
para China, $ 1.60; para todos los países de Europa, $ 1.50; para Guaní,
$ 1.20; para Haway, $ 0.80; para las Indias Holandesas, $ 1.80; para las
Indias Inglesas, $ 1,80; para las Islas Filipinas, $ 1.60; para Macao, $ 1.60;
para Malaya, $ 1.60; y para Siam, $ 1.60.
La correspondencia transoceánica se trasporta desde Colombia hasta
el lugar de su destino exclusivamente en aviones, por medio de la Scadta
en conexión con las líneas internacionales y transoceánicas.
En tres líneas aéreas diferentes estará dividido el correo transoceáni¬
co, a saber:
1® — La línea Transpacífico, que prestará servicio una vez por semana.
La correspondencia irá directamente a San Francisco, y por la vía de
Honolulú se trasportará en los grandes Clipper a Hong Kong, de donde se
distribuirá en los aviones que vuelan a Australia, Burma, China, Guam,
Haway, Indias Holandesas, Indias Inglesas, Islas Filipinas, Macao, Ma¬
laya y Siam.
2® — Para el servicio por esta línea, la correspondencia se trasportará
a Baltimore (Estados Unidos), y de allí se llevará en los Clipper de ser¬
vicio a Hamilton (Bermuda). Desde Bogotá hasta Bermuda tardarán las
cartas en llegar un día y el servicio se prestará cuatro veces por semana.
3® — Línea para Europa. Esta línea también prestará servicio una vez
por semana y la correspondencia gastará ocho días en llegar a cualquier
país europeo. Las cartas por la vía de Barranquilla y Trinidad hasta Na¬
tal, en el Brasil, de donde seguirán al Africa y de ahí a Francia o Alemania,
según el caso. De estos dos países se hará la distribución por las diversas
rutas aéreas del continente europeo.
45 El Tiempo, 2 de febrero.
La correspondencia de la primera línea la seguirán la Scadía y la
Panamerican Airways ; la de la segunda línea la servirán la Scadta, la
Panamerican Airways y la Imperial Airways, y la de la tercera línea la
servirán la Scadta y la Panamerican Airways hasta Natal, y desde Natal
hasta Europa la Lufthansa y la Air France.
QEL ENTUSIASMO POPULAR POR EL DEPORTE, que afortu¬
nadamente va en aumento entre nosotros, dan alguna idea los siguien¬
tes datos sobre las partidas de foot-ball jugadas en el estadio municipal
de Bogotá durante este último mes:
Primer partido: Domingo 29 de enero. Bogotá, 5 goals; Antioquia, 4 goaís. Asistentes, 13.000.
Suma recaudada por entradas, $ 6.000.
Segundo partido: Domingo 5 de febrero. Barranquilla, 2 goals; Antioquia, 0. Asistentes,
14.500. Suma recaudada, $ 7.500.
Tercer partido: Domingo 12 de febrero. Barranquilla, 3 goals. Bogotá, 2 goals. Asistentes,
18.000. Suma recaudada, $ 10.000 46.
-IV-
C ON EL OBJETO DE DAR A CONOCER AL PUBLICO el uso
que el órgano ejecutivo ha hecho de las autorizaciones extraordinarias
que le fueron otorgadas por la ley número 1.16 de 1938, reúne El Tiempo
dei 19 de enero los principales decretos emanados del ministerio de edu¬
cación nacional. En virtud de esas atribuciones especiales se ha creado un
nuevo establecimiento de educación secundaria, desdoblando la antigua
escuela nacional de comercio en dos institutos independientes : la escuela
de comercio y e! externado de bachillerato; se reglamentaron además las
colonias de vacaciones y los auxilios a restaurantes y construcciones esco¬
lares; se fijaron normas sobre la duración del trabajo y de las vacaciones
en todos los establecimientos oficiales y privados de educación primaria,
complementaria, normalista y secundaria; se reorganizó la inspección na¬
cional de educación primaria, y se adoptaron otras medidas de interés 47.
f\E LA DISTRIBUCION DE PARTIDAS DEL PRESUPUESTO,
hecha recientemente por el ministerio de educación, destacamos las
siguientes cifras: para la obra de los restaurantes escolares en toda la
república, $ 450.000; y para auxilios a las construcciones escolares, $ 75.000.
Fueron también adjudicadas las siguientes sumas: $ 31.000 para las escue¬
las musicales de Cali, Barranquilla, Pasto, Medeílín y Cartagena ; $ 35.000
para publicaciones ; $ 15.000 para pago de profesores extranjeros ; $ 5.000
para premios en concursos y exposiciones de arte, y $ 65.000 para la com¬
pra de aparatos, edificación e instalación de la radiodifusora nacional 48.
LA GOBERNACION DEL DEPARTAMENTO DE CUNDINA-
MARCA dispuso la creación de cuarenta nuevas escuelas urbanas
en Bogotá. Con esta medida se atiende a la educación de 2.000 niños
más 49. Esta medida, sin embargo, ha aliviado muy ligeramente el problema
46 El Espectador, 14 de febrero.
47 El Tiempo, 19 de enero.
48 El Tiempo, 20 de enero,
49 El Tiempo, 21 de enero.
(77)
de ía enseñanza primaria en la capital, cuya gravedad se palpó el día
señalado para la apertura de las matrículas: en solo seis horas quedó
totalmente lleno el cupo de todas las escuelas de Bogotá; 14.000 niños
fueron matriculados, pero cerca de 7.000 más que reclamaban enseñanza
- quedaron en la calle. Las autoridades municipales se preocupan por resol¬
ver la situación, y, se habla de conseguir en alguna forma cincuenta o cien
salones más para atender a esos niños bogotanos 50.
Algo semejante ha ocurrido en los establecimientos de segunda ense¬
ñanza. Así algunos colegios, v. gr., el de San Bartolomé, ni siquiera han
podido abrir matrículas nuevas, por tener enteramente agotada la capa¬
cidad de sus locales.
| AS FUNCIONES DE LOS INSPECTORES nacionales de segunda
enseñanza han sido nuevamente reglamentadas por disposición del
ministerio 51.
r OMO LOS ESTUDIANTES INICIASEN UN PROYECTO DE
^ HUELGA por el aumento de veinte pesos decretado para las ma¬
trículas de 1939, el rector de la Universidad, doctor Agustín Nieto Caba¬
llero, declaró que ese recargo estaba plenamente justificado, si se quería
atender mejor a los servicios del consultorio universitario, a las excur¬
siones, bolsas viajeras, impresión de tesis etc., y observó además que deben
tenerse en cuenta las cien becas de veinticinco pesos mensuales cada una,
creadas para los más pobres. Replicaron a esto los estudiantes que aplau¬
dían la benéfica finalidad de los nuevos servicios creados, «pero siempre
y cuando que no se extorsione al beneficiado»; que las cien becas no serían
en realidad para los más necesitados, sino para los más influyentes. «No
pedimos que la enseñanza universitaria sea gratuita, afirmaron, sino úni¬
camente que se conserven los antiguos precios para las matrículas», por¬
que éstas, si son elevadas, se convierten en una «infranqueable barrera
entre la cultura y el pueblo colombiano».
A estas razones se sumó una proposición de la junta directiva de la
asociación nacional de profesores, solicitando del señor rector la rebaja
de las matrículas en todas las facultades oficiales. Observan los profe¬
sores que «el día que el rico se eduque con su hacienda y el pobre con los
dineros del Estado, éste habrá cumplido con uno de los deberes más
ingentes de la justicia social».
El asunto hubo de ser considerado por el consejo directivo, y los
doctores Agustín Nieto Caballero y Gerardo Molina estudiaron un pro¬
yecto de acuerdo que fue desde luego aprobado por el consejo y bien
recibido por los estudiantes. En virtud de ese acuerdo se establecen tres
categorías de estudiantes, para el efecto del pago de la matrícula, a saber:
a) Exención total de derechos en número de 150, dentro de los cuales
quedan incluidas las 100 becas de la Universidad, para los estudiantes que
acrediten debidamente su extremada pobreza ante la respectiva facultad
o escuela:
50 El Tiempo, 3 de febrero.
51 El Espectador, 6 de febrero.
(78)
O
b) Derechos de $ 30, los mismos del año pasado, para los estudian¬
tes que dependan de personas cuya renta líquida anual no exceda de
$ 2.000;
c) Derechos de $ 60 para los estudiantes que dependan de personas
cuya renta líquida anual sea mayor de $ 2.000. 52.
POR ACUERDO DEL 10 DE FEBRERO, expedido por el consejo
directivo de la Universidad Nacional se crea el departamento de ser¬
vicio social universitario, cuyas atribuciones son: atender por todos los
medios al bienestar de los estudiantes, levantar la ficha médica y social
de cada uno de los alumnos de la Universidad Nacional y efectuar los
tratamientos que sean del caso. Esta oficina establecerá además un con¬
sultorio con servicio permanente durante todo el año escolar y visitas
a domicilio a los estudiantes que las necesiten ; levantará la información
más completa que sea posible sobre los estudiantes necesitados de un
apoyo de la universidad, y «velará porque la instalación y condiciones de
vida de los estudiantes cuyos hogares no se hallan en la ciudad sean las
más adecuadas a la defensa de su salud y al rendimiento de su trabajo en
la Universidad». «La oficina se preocupará por prestar al estüdiante uni¬
versitario todo el concurso material, moral o espiritual que pueda nece¬
sitar en el curso de sus estudios y que esté dentro de las posibilidades del
presupuesto de esta dependencia» 53.
D ARA INAUGURAR LOS CURSOS de la Universidad Nacional re-
■ solvió el consejo directivo restablecer el acto solemne que solía tener
lugar antiguamente, o sea en el siglo pasado. Y con esta ocasión se reveló
un nuevo factor con que cuenta ya la cultura nacional, o sea el izquier-
dismo.
Disgustados los estudiantes porque los mejores puestos del Teatro
Colón se reservaran para personajes de importancia social que debían ir
de frac, mientras que a ellos no se les dejaron sino unas pocas localidades,
la mayor parte en galería, resolvieron protestar, y aprovechándose de este
movimiento los izquierdistas organizaron una zambra escandalosa con que
hicieron el más bochornoso ultraje a la cultura colombiana delante del señor
Presidente y de todo el cuerpo diplomático.
Entre los gritos con que llenaban el teatro los estudiantes, los que
más se oían eran: ¡Viva Alfonso López! ¡Viva el futuro presidente! ¡Viva
Santos lopista! ¡Viva el gobierno de ruana! etc.
Alguna vez trató de intervenir la policía, pero todos los estudiantes
se pusieron contra ella, y no hubo más remedio que dejar gritar a los
revoltosos hasta que se cansaron. Cuando el rector de la Universidad,
Agustín Nieto Caballero, empezó su discurso, se salieron los izquierdistas
haciendo un ruido infernal, y se apostaron frente al teatro para seguir
gritando a la salida de los invitados. Al automóvil del rector le echaron
una bomba de asafétida, y él entonces se dirigió a pie hasta la próxima
estación de taxis, acosado a gritos por los revoltosos que no cesaban de
clamar Castro sí, Nieto no!
52 La Razón, 5 de febrero.
53 El Siglo, 11 de febrero.
(79)
Mas lamentable este brote de barbarie, porque la parte musical «
acto, a cargo de la orquesta sinfónica nacional y de los coros del conser¬
va ono, era selectísima, y los discursos del excelentísimo señor Presidente
íust akbanza ". Un,VerSldad’ ffierecían toda y han recibido
|-|A SIDO COLOCADA LA «ULTIMA TEJA» de las construcciones
de la escuela de policía General Santander. Los edificios terminados,
numero de 18, son de una factura moderna, cómoda y elegante, y se
hallan separados entre si por amplias avenidas. La dirección de las obras
estuvo a cargo de la acreditada firma TrujiUo Gómez y Martínez Carde -
ñas, constructora de los cuarteles que el ejército posee en Barranquilla 55,
P ^RA.fLiGARG,° ?C director de la estela nacional de bellas artes
ha sido designado don José María González Concha.
£LRP' fIM,ON SARASOLA S. J„ director del observatorio de San
y colaborador de esta revista, salió para Montevideo como
meteorología6 °f,Cla ^ C°!ombia en la conferencia panamericana de
C ON MOTIVO DEL CENTENARIO DE BOGOTA se tributó un
homenaje a la memoria de don Manuel del Socorro Rodríguez, pre-
cursor de periodismo colombiano. La lápida conmemorativa que se colocó
en el vestíbulo de a biblioteca nacional fue obsequiada por la república
ta L> ba’ Pa de fundador del Papel Periódico de la ciudad de San -
£L MAESTRO BERNARDO VIECO, quien lleva ya dos años esta-
blecido en Bogotá después de su regreso de Europa, adelanta callada¬
mente, en el retiro de un taller sin publicidad, diversos trabajos escoltó-
ricos que embellecerán la capital; tiene ya modeladas cinco grandes fi¬
guras de piedra para la fachada del gran Teatro Colombia que actual¬
mente se construye, y ha terminado numerosas fundiciones, relieves y
placas conmemorativas; suyos son los trabajos en piedra que decoran fe
fachada del Banco Hipotecario de Colombia.
fe Ej, ~?l°’ 20 de íebrero> y El Tiempo del mismo día.
isb hl Tiempo, 8 de febrero.
i
ALUMNOS MATRICULADOS EN LAS ESCUELAS INTERNACIONALES EN 1939
CONTINUACION
Manuel Yepes, 26 años (empleado), Instrucción Práctica Elemental, Medellín (Antioquia)
lÍT A° OchÓa°S33 ~ 3n7 -(meCfnÍCJ?.)> Técnico en Radí°> Yarumal (Antioquia).
fl Lv-S h J 3- &ntS (minero)’ Tecmco electricista, Medellín (Antioquia).
T ] nVí! a’ lo a-°S <automovihsta)> Técnico en Radio, Jericó (Antioquia).
Jor4e Ochoa, 28 anos (independiente), Jefe de Ventas, Medellín (Antioquia)
Virgilio Zapata, 2ó anos (comerciante), Técnico en Radio, Medellín (Antioquia).
Marco Julio Unbe, 23 anos (empleado), Técnico en Radio, Medellín (Antioquia).
Lms A Alvarez, 21 anos (empleado), Técnico Electricista, Medellín (Antioquia).
G™ez: 19 anos (estudiante), Inglés para Español, Medellín (Antioquia).
Frankli White, 27 anos (empleado), Jefe Técnico de Banca, Medellín (Antioquia)
Alfonso Isaza, 23 anos (farmaceuta), Perito Propagandista, Medellín (Antioquia)
Luis A Morales, 24 años (empleado), Técnico en Telefonía, Concordia (Antioquia).
Darío Jaramillo, 22 años (empleado), Jefe de Comercio, Medellín (Antioquia).
Joaquín Jurado, 28 años (empleado), Técnico Electricista, Medellín (Antioquia).
Canuto Saídarriaga, 30 años (empleado), Ingeniero Civil, Medellín (Antioquia).
Pedro Naranjo, 26 años (empleado), Técnico en Radio, Andes (Antioquia).
(80).
Ultimas publicaciones colombianas
Rogamos a los autores colombianos que nos envíen sus publicaciones
para anunciarlas oportunamente
,. Daniel Restrepo S. I., ha comentado los Apuntes autobiográ-
ticos de don Vicente Restrepo uno de los hombres más influyentes en la
reforma política de fines del pasado siglo.
En épocas en que la patria se ve con frecuencia amenazada por los
ocultos traidores y asediada de continuo por una turba de mercenarios,
provechosa labor la de hacer resaltar el sacrificio y desinterés de quienes
comprendieron que la mejor retribución que tenían derecho a esperar de
ella era el honor de servirla, aunque fuera a costa de propios sinsabores
e inevitables ingratitudes.
Guando la moral pública y privada sufre tan manifiesta relajación,
es empeño fructuoso e indispensable el poner ante los ojos de las nuevas
generaciones la vida luminosa y serena de quien supo unir la más alta
virtud cristiana en el santuario de su hogar con la lealtad imperturbable en
medio de los vaivenes de una delicada actuación política.
El P. Restrepo nos presenta un modelo, hoy escaso, de virtudes do»
mésticas, y un patriota abnegado, que supo trabajar sin ruido por la honra
y el engrandecimiento de su patria.
En una altiplanicie de nuestros Andes se asienta la española población
de La Mesa, que guarda avara mil leyendas y recuerdos. Uno de sus hijos,
Pedro Alejo Rodríguez, magistrado ilustre de la Corte Suprema de Justicia,
se ha encargado, en su ameno libro La Mesa de Juan Díaz 1 2, de hacernos
saborear su historia. Ha recogido algunas bellas páginas de Medardo Ri-
vas, Lara Cortés, y Pimentel y Vargas; y entrelazándolas con eruditos
artículos de cosecha propia, nos presenta una cumplida monografía. El
legendario Juan Díaz el sevillano, el pequeño mártir de la patria Fran¬
cisco Julián Olaya, y el negro Pascual inmortalizado por Pimentel y Var¬
gas, son figuras que evoca el solo nombre de La Mesa.
En Ensebio Sapote3, de Enrique Aguiar, la novela resulta un tanto
descolorida y fastidiosa, a veces hasta repugnante, quizá por no ser más
que «la historia y la novela de un tarado», cuyo principal personaje, — muy
común, por desgracia — , es tan rastrero y degradado, tan lleno de vicios
y tan falto de humanos sentimientos, que casi siente uno pesar ante su
arrepentimiento impune y tardío. La descripción de mediocridades no es
realmente asunto propio para la producción de obras artísticas o siquiera
de algún mérito, cuánto menos la historia de ruindades y bajezas.
En cambio, para la historia de la República Dominicana resultará sin
duda de provecho el acopio de datos y reminiscencias de sabor colonial
en que abunda la obra.
El estilo, sin especial adorno y algo deslucido por las digresiones, es
agradable, y el lenguaje, bastante correcto, aunque no está exento del que
galicado y otros errores, mirados hoy como pecados veniales, pero que
son una de las peores plagas de la literatura contemporánea.
1 En 89 108 págs. — Editorial Centro, Bogotá. 1939.
2 En 8" 160 págs. — Editorial Cromos, Bogotá. 1938.
3 E» 8“ 260 págs. Editorial Selecta, Bogotá. 1938.
(81)
Obra digna de encomio, y de innegable utilidad, es el vocabulario de
términos regionales que cierra la obra y facilita notablemente su com¬
prensión.
Bajo el título Compendio de Biología General y Fisiología Compa¬
rada el doctor Wenceslao Montoya acaba de dar un nuevo aporte al
interés, en aumento cada día en Colombia, por las ciencias naturales.
Dos grandes partes justifican el título de la obra. Desarrolla en la
primera, los últimos estudios sobre el origen de la vida, del individuo y
de las especies. La segunda se consagra a un análisis comparativo sobre
las diversas funciones en el reino vivo de la naturaleza, deteniéndose con
preferencia en el cuerpo humano.
Dos observaciones nos permitiremos, primero en cuanto a la obra
en general y luego en relación con el evolucionismo.
Ante todo, creemos innecesarios ejemplos como aparecen v. gr. en la
página 84, de cuya autenticidad no existe prueba satisfactoria y sobre todo
aducidos para ver de asentar como cierto lo que hasta el día no pasa de
mera hipótesis científica.
Sobre la teoría del evolucionismo (pág. 175) nos parece poco fundada
la interpretación de la Biblia allí propuesta.
Nos congratulamos con el doctor Montoya por su inteligente trabajo,
fruto de la fecunda laboriosidad del maestro, y en el cual brilla un ideario
perfectamente ortodoxo y en armonía íntima con los últimos adelantos de
la ciencia.
Editado en Bogotá y prologado por Germán Arciniegas, apareció el libro
del escritor cubano Ricardo Riaño Jauma Mi viaje por C olombia 4 5 6. En una
serie de artículos ligeros contempla nuestros paisajes (los eucaliptos, el
Salto del Tequendama), la producción literaria (Silva, Isaacs, Valencia),
la vida social. Colombia no lo entusiasmó. Se entrelee su desengaño en
sus cumplidas frases. Encuentra a Bogotá adusta, religiosamente enferma,
muerta; a Popayán monacal e inerte; nuestra literatura tiene mucho de
retoricista; fuimos la república «imaginífera y verborraica» ; nuestra cor¬
tesía es pegajosa y artificial. A través de sus principios socialistas nos
observa, y por esto es para él un progreso nuestra pasada revolución en
marcha .
Pocas vidas tan novelescas como la del precursor Nariño. Y ha encon¬
trado un inteligente minero de su rica cantera en Jorge Ricardo Vejarano.
Su Nariño i: tiene todos los atractivos de las modernas biografías. El héroe
ha sido fotografiado hasta en su alma, y la vida íntima de Nariño tiene
facetas sorprendentes. El es el juguete del destino. Su carácter inquieto,
audaz, lleno de caballerosidad y aristocracia le hace ascender unas veces
hasta las cumbres de su ambición para precipitarle después en los más
amargos infortunios. Pero aquel hombre tiene fibras de acero. Las cade¬
nas y prisiones son los preámbulos de sus presidencias, y sus derrotas
anuncian sus triunfos. En las páginas de Vejarano vive el atrevido nego¬
ciante, el audaz conspirador, el feliz hacendado, el caballeroso presidente,
4 En 4? 438 págs. — Imprenta Nacional, Bogotá. 1938.
5 En 8? 170 págs. — Tipografía Colón, Bogotá. 1937.
6 En 8? 414 págs. — Editorial Santafé, Bogotá.
(82)
el afortunado general y el eterno prisionero. En la parte histórica algunos
insignificantes lapsus calatni no le restan nada de su autoridad. La labor
del autor ha sido conscientemente profunda; ha abordado toda la biblio¬
grafía relativa a Nariño y se nutre en seguras fuentes, algunas de ellas
explotadas por primera vez.
Ramón Correa, miembro de numerosas academias históricas del país,
ha reunido en su libro Guía histérico-geográfica de los 126 municipios de
Boyacá 7 8 9, un conjunto de importantes monografías sobre las históricas po¬
blaciones de Boyacá. El acopio del material ha sido paciente, metódico y
completo. Uno por uno van desfilando, en orden alfabético, los 126 muni¬
cipios. Nos cuentan su historia, el origen de su nombre, su situación geo¬
gráfica, su población, sus industrias, sus hijos preclaros, etc.
El P. Fray Carlos Gil Rozo al ofrecer al público la segunda edición
de sus Juguetes Dramáticos 8 realiza en parte el deseo de don Marco
Fidel Suárez que ansiaba ver «esta maravilla de idioma y de talento»
convertida en «lectura de las varias clases sociales, por ser verdaderos
documentos de enseñanzas».
No dudamos que estas «obrecillas» como él mismo las califica, obten¬
drán siempre favorable acogida en el sencillo ambiente del teatro popu¬
lar, sobre todo por la acertada imitación de nuestro típico lenguaje
campesino.
Propiedad privada del petróleo en C olombia 0 se llama el opúsculo en
que el doctor Pedro María Carreño, en su carácter de representante legal
de la sociedad «Richmond Petroleum Company of Colombia», presenta
algunas de las piezas que obran en el expediente de oposición en que la
mencionada compañía se opone al denuncio como baldías de tierras petro¬
líferas hecho por el Sindicato de Inversiones, S. A., representado a su vez
por el doctor Carlos Arturo Torres Pinzón. Por el volumen del negocio,
por los cuantiosos intereses a él vinculados, por los hondos problemas de
hecho y de derecho que en él se ventilan, juzgamos que este opúsculo es
de sumo interés para los hombres del gobierno, para magistrados, jueces,
abogados, propietarios y empresarios y para todo aquel a quien interesan
por cualquier concepto las cuestiones del petróleo.
También hemos recibido las siguientes publicaciones, que agradece -.
mos cumplidamente :
Daniel Potes Lozano — Panorama Histórico de Tuluá — En 4° 69 págs.
Editorial Minerva, Tuluá. 1939.
Valentín Nuñez G. — Almanaque Ilustrado (A Bucaramanga, ciudad
promesa y realidad, y a todos sus hijos) En 8- 120 págs. Editorial Miar¬
en A. Gómez, Bucaramanga.
7 En 4? 248 págs. — Imprenta del Departamento, Tunja, 1938.
8 En 8? 332 págs. — Editorial Lumen, Bogotá, 1939.
9 Eh 4" 254 págs. — Editorial Centro, S. A., Bogotá. 1938.
(83)
Universidad Javgriana
fundada en 1622 por Padres de la Compañía de Jesús
Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas
Apartado 4=4=5 — Bogotá
Crónica de la Universidad Javeriana
por Francisco García y García
OS UNIVERSITARIOS de la Javeriana y los colegiales de San Bar-
lolomé, presididos por los superiores, rindieron, con amor y dolor, un
solemne homenaje fúnebre a la Santidad de Pío XI. Estudiosos y creyen¬
tes, hicieron, maestros y discípulos, sentida memoria del Pontífice, cuya
vida fue un surtidor de luces con resplandores de ciencia y fulguraciones
de fe.
Su mismo y único entendimiento, que con el mismo vigor concebía al¬
tísimas ideas sobrenaturales y puramente racionales, fue el silogismo hu¬
mano más rotundo contra la vieja tesis heterodoxa de la incompatibilidad
entre la ciencia y la fe.
Aquiles por nombre bautismal, se mostró el Papa como el adalid más
vigoroso de los tiempos modernos, y Pío en su nombre de Pontífice, fue
el padre bondadoso de sotana blanca, que hizo ondear la bandera de paz
sobre estandartes de guerra.
La síntesis de su obra fue la divinización y humanización del hombre;
lo divinizó por la Acción Católica y la acción misional, y lo humanizó des¬
tacando los brazos abiertos de la cruz de Cristo sobre los lincamientos fatí¬
dicos de cruces suásticas, hoces y martillos.
La humanidad, por boca de sus gobernantes, expresa el orgullo de sa¬
berlo hombre, y la Iglesia Católica experimenta la divina complacencia de
sentirlo santo.
En la oración fúnebre el R. P. Guillermo Figuera bosquejó en rasgos
de maestro la silueta imperecedera.
eL EXCELENTISIMO PRESIDENTE de la república, universitario
aventajado que fue en las aulas de Santa Clara, dio a nombre de Colom¬
bia la bienvenida y el aplauso, en altísimo discurso, a los estudiantes del país
que entran de nuevo a la universidad.
Constituyó su voz, en elocuente pregón de nuestro pasado universita¬
rio, que es el pasado de nuestra vida independiente, y dijo con emoción el
épico esfuerzo que hubieron menester varones gloriosos para formarlo»
Ellos son la sal preservadora de la cultura contra todo morbo de corrup¬
ción y es por eso fecundo prodigar sus nombres.
En los áticos períodos de la oración republicana que pronunció el pri¬
mer magistrado desde tribuna ilustre, palpita el afán de orden y de justi¬
cia y de efectividad que él considera vinculados a una sana democracia
modelada en la universidad. Su palabra firme rechazó, como sacrilego,
el concepto mercantil de la cultura, poniéndole acicate de espíritu a la ad*
■ A
(84)
qutsicióti de la ciencia ; expreso el deseo de sustituir fábricas de doctores
por escuelas de sabios. Su palabra idealista señaló a la juventud luminosas
ascensiones e invitó a escalar alturas que solo la mediocridad urbana
considera inviolables.
Por su parte el doctor Agustín Nieto Caballero, rector de la Univer¬
sidad Nacional, fijó como basamento de la prosperidad por venir, una fuer¬
te instrucción con fundamento medular en la educación, que puliendo tos¬
cos perfiles del alma, labra espíritus para la inmortalidad.
r\E NUEVO entra en actividad como de colmena la juventud intelectual
de la Universidad Javeriana. El P. decano, en amena charla con los
estudiantes, señaló el rumbo que la facultad ha de seguir y los peligros por
evitar. Quienes hemos asistido en años pasados a estos claustros, sabemos
de la eficacia en la organización y en el cumplimiento del plan inicial¬
mente fijado, gracias a una benéfica responsabilidad en las directivas.
I OS PROFESORES de la universidad, conscientes de su alto papel que
^ como a mentores de la juventud les compete, han estado dispuestos en
todos los momentos que han acompañado la marcha de esta institución,
a colmar generosamente el afán científico que turba a la juventud estudio¬
sa. A este grupo de profesores se agrega ahora una nueva lista de ilustres
catedráticos. El doctor Juan de Dios Higuita, director nacional de estadís¬
tica, dicta con lucimiento su clase de estadística y demografía. El doctor
Ramón Pérez Hernández, con pericia de especializado, dirige el curso de
derecho del trabajo, cuyos cánones ha codificado, y riega abundante luz
sobre los oscuros problemas sociales. El profesor Rueda Concha analiza
con maestría de filósofo los complejos problemas del derecho penal, y el
doctor Hernán Vergara entra con denuedo de médico cristiano a los eri¬
zados campos de la biología y sicología. Don Camilo de Brigard Silva apli¬
ca su fino criterio de diplomático al derecho internacional público, y don
Julio Ricaurte Montoya, subdirector nacional de estadística^ muestra con
ilustrado interés, en su clase de geografía económica, las inmensas rique¬
zas de nuestro joven país.
Cierran esta nómina de lujo el doctor Alberto Zuleta Angel en su
cátedra de derecho mercantil, el P. Vicente Andrade, especializado en
Europa en sociología, y el académico de la historia, doctor Manuel José
Forero, como catedrático titular de sociología americana.
El doctor Carlos Lozano y Lozano, ministro de gobierno, profesor ti¬
tular de derecho administrativo en la Javeriana, ha dirigido al P. decano
de la Facultad la siguiente carta:
Bogotá, 19 de enero de 1939 — Reverendo Padre Félix Restrepo S. J., decano de la facultad
de ciencias económicas y jurídicas de la Universidad Javeriana — L. C.
M nay distinguido amigo:
En gran manera agradezco a usted el interés que me muestra en su carta de ayer en
relación con mi curso de derecho administrativo. Desgraciadamente tengo el fundado temor
de que en este año no me va a ser posible dictar las clases correspondientes, ni en la facul¬
tad de derecho ni en ninguna parte, debido al excesivo recargo de trabajo en este ministerio,
máxime si las elecciones fueren agitadas. De todas maneras, le avisaré oportunamente a Ud.
lo que resuelva en el particular, o dicho de otra manera, lo que las circunstancias me permi¬
tan resolver. Al agradecer a usted de todo corazón su gentil invitación, me es grato reiterarle
mis sentimientos de consideración personal y de mi amistad.
Carlos Lozano y Lozano
(85)
El doctor Garlos Lleras Restrepo, ministro de hacienda y crédito pú¬
blico, catedrático en esta universidad, de comercio interior y exterior, le
escribe a su turno al P. Restrepo:
Bogotá, 20 de enero de 1939 — Reverendo Padre Félix Restrepo, Decano de la Universidad
Javeriana — Ciudad.
Muy estimado amigo:
Contesto su carta del 17 agradeciéndole la amable insistencia con, que ha querido que
reanude mis clases en la universidad.
Mucho siento que las ocupaciones del ministerio a las cuales tengo que dedicar toda mi
atención, me impidan adquirir con usted el compromiso de dictar regularmente esas clases.
Usted sabe que la preparación y dirección de un curso requieren un cuidado y un tiempo de
los que no puedo disponer.
■ *
Pero me gustaría mucho dictar a los muchachos unas cuantas conferencias en el año sobre
temas de especialización económica. Si a usted le parece bien, fijaríamos con anterioridad
y de común acuerdo la fecha de cada una de ellas.
Con sentimientos de consideración y aprecio, me es grato repetirme de usted atento y
seguro servidor,
Carlos Lleras Restrepo
CL íL CONCURSO abierto para optar la cátedra de contabilidad ha traído a
^ nuestras aulas maestros de primer orden.
El señor Justo L. Durán, aprovechado universitario de la Javeriana,
ha tenido la encomiable audacia de presentarse al concurso abierto por la
misma facultad para ocupar la cátedra de contabilidad. Es prueba de gran
esfuerzo en el estudiante y muestra clara de la eficacia en los estudios de
la Universidad, el hecho de pretender el señor Durán dar como profesor
lo que ha recibido como alumno.
El concurso lo ganó el profesor español Andrés Perea, quien fue nom¬
brado profesor titular. El segundo puesto lo obtuvo D. Delio Gómez de
Castro, profesor de larga práctica, el cual será en adelante profesor au¬
xiliar de la materia en la Javeriana.
| OS EJERCICIOS espirituales de este año se han llevado a cabo con nu-
trida asistencia del estudiantado. Las pláticas, a cargo de dos ilustres je¬
suítas, han sido de una diafanidad y sencillez admirables. En medio de la ca¬
tástrofe intelectual, moral y económica del mundo moderno, una voz que
muestre la verdad eterna y un impulso sobrenatural que empuje a poseer¬
la, son de urgencia inaplazable.
Uno de ellos, el R. P. Narciso Irala, misionero de la China, rtos ha
hecho palpar la obra de la Iglesia en los momentos trágicos de la guerra
chino-japonesa. La institución que resuelve todos los problemas de la eter¬
nidad, es la que se 'manifiesta más fecunda y benéfica en el tiempo.
f Ñ
Jorge Rojas
I A ULTIMA REVELACION de la poesía americana es Jorge Rojas,
*■ hasta ayer estudiante y desde hoy orgullo de la Universidad Javeriana.
Nada más remoto de la idea que de los poetas tiene el vulgo. Ni es bohe¬
mio;) ni usa melena, ni es flaco y lánguido, ni romántico, ni reñido con la
realidad y la prosa de la vida. Muchacho sano y fuerte, estudiante modes¬
to y aplicado, convertido en hombre de negócios por la temprana muerte
de su padre, ha pasado en la universidad inadvertido para la mayor parte
de los estudiantes, pero en su silencio iba madurando su vigorosa inspira-
ción, y su primera salida le dio el triunfo definitivo, reconocido sin rodeos
por propios y extraños. La manera de Rojas es la última modalidad del
arte poético en España y en América. Su mérito es haberla captado tan rá¬
pidamente y haberle dado expresión tan llena y tan perfecta. Los que ya
vamos para viejos tal vez no entendemos del todo su poesía. Pero ¿acaso
se entienden los ensueños, las emociones, la música que llena los oídos, el
vaivén de una hamaca, o la brisa o el sol que acarician los cuerpos? La crí¬
tica proclama hoy unánimemente a Jorge Rojas como el mejor poeta de
la nueva escuela en America. Y su Universidad Javeriana se felicita por
ello. Y para que no se nos tilde de parcialidad, reproducimos a continua¬
ción el juicio que sobre la obra de Rojas publica El Espectador del 2 de
marzo, y recomendamos también el artículo crítico y comprensivo que Da¬
lia Iñiguez publica en el número 2 de la nueva serie de la Revista de ¡as
Indias :
La forma de su huida
Este libro de Jorge Rojas, editado con tan exquisito gusto, nos parece, en primer lugar,
la satisfacción de una necesidad de la literatura colombiana contemporánea, enriquecida cau¬
dalosamente con la presencia de una nueva escuela poética, pero desprovista de una obra en
que un auténtico maestro de la estética moderna expusiera, en la clara elección de sus versos,
la esencia y el sentido de la nueva empresa lírica. El vanguardismo poético, concebido co¬
mo reacción contra las viejas normas, ha propiciado el osado ingreso de una muchedumbre
anónima al sagrado predio de la poesía; convertido en bullicioso escándalo un movimiento
intelectual definido, coherente, sereno, y desorientado el criterio en forma tan alarmante que
se necesita juicioso y listo discernimiento para no caer en el error de condenar lo nuevo con¬
fundiéndolo con lo que se hace pasar por tal, cuando no es sino su traición absoluta. Jorge
Rojas acalla con su alta y fina voz lírica el estruendo de los traidores y proclama con dilatado
y poderoso acento la frescura y magnificencia de la nueva técnica.
La forma de su huida — y no creemos ser injustos al concederle segura preponderancia so¬
bre toda la producción lírica de los últimos años — compendia con abrumadora perfección las
modalidades de una escuela que apenas si cuenta entre nosotros con dos o tres cultivadores
capaces y, cuando mucho, con un número igual de apasionados admiradores. El gusto colectivo
sigue apegado todavía a la música exterior, a la pomposidad del consonante, a la expresión
ingenua fácil, al sentimentalismo esencial y formal, suplantados ahora por la profundidad de
la idea, la novedad de la expresión, la musicalidad del verso, la selección de las imágenes y
el acierto, fácil y laborioso a la vez, con que el poeta va dando forma sensible a su creación.
En la poesía de Jorge Rojas el neo-gongorismo, que en tantas otras manos ha fracasado,
adquiere una belleza y una modernidad sorprendentes. La odiada técnica se remoza, se pone
a tono con el siglo, realiza milagros insospechables, se hace densa de virtudes nuevas. El cora¬
zón anda por ella como por esos viejos castillos abandonados que alguien hubiera preparado,
con nuevas galas, para una fiesta suntuosa. Aquí el símil que se extrajo del mundo y fue tratado
con zumos cordiales; el ritmo soterrado de las emociones; la sensación de un maravilloso
clima espiritual; el adelgazamiento de las ideas; la potente presencia del hombre; la abun¬
dancia imaginativa; el poderío creador, el equilibrio; la permanente y justa correspondencia
entre el fondo y la forma, en síntesis, la huella profunda de una sensibilidad superior.
Y bajo todas estas virtudes, la base estable y sólida del pensamiento. Jorge Rojas no es
el artífice de preciosidades verbales, claras y vacías como una burbuja; su poesía tiene un
contenido mental tan proporcionado y un peso real tan exacto que ella sola defendería deco¬
rosamente la nueva estética del cargo de frívola y vana con que se la ha impugnado. Se ad¬
vierte en ‘ella la continua presencia de una sentimentalidad no expresada con empalagoso
arrebato, pero sí nítida y fuerte.
Estos veintinueve poemas que integran el libro de Jorge Rojas son una de las más deci¬
sivas contribuciones americanas a la reforma poética que bajo la egida del vilipendiado pres¬
te que escribió las Soledades, iniciaron Jiménez, Alberti, Diego. Salinas, García Lorca, entre
los mayores. Con una ventaja: que la imitación — servil a veces — con que se ha seguido su
huella, no existe en la poesía de Rojas. Poeta y maestro él mismo, su poesía es fruto maduro
de su predestinación para el canto.
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dirección.
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C31 2-IU-39— Imp. del C. de J.— Bogotá
AVirtwvccsIt
V.
Experimentos rea¬
lizados con esme¬
ro científico, com¬
prueban que la pu¬
rificación de los ta¬
bacos por métodos exclusi¬
vos de la Cía. Colombiana
de Tabaco, es esencial para
su buen sabor y aroma.
i i
¿mam ü¡i
Cultivo de jugos de taba¬
co sin pasar por la máqui¬
na purificadora. El micros¬
copio muestra el crecimien¬
to del moho.
En cambio, los jugos de
tabacos tratados en estas
máquinas aparecen con una
limpieza absoluta.
Al empezar su largo período
de curación , los tabacos ma¬
duros que emplea La Cía. Co¬
lombiana de TabacOy se puri¬
fican en plantas como ésta ,
únicas en Colombia y las pri¬
meras en Sur América.