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Full text of "Revista médica de Chile"

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TOMO VI-AÑO 1877-1878 



KEYISTA MÉDICA 



DB 



OHIXjE 



JPT7S3L.ZCJ^X:> J^ SJ^JO 3L. J^ D Z R S C O X O 2^ 



SOCIEDAD MEDICA 



I 



SANTIAGO DE CHILE 

IMPRniQ-TJ^ DK "XiA. E8TR>TCT«TiA> DBS OHTLiK* 
19 J — AGUSTINAfl — 19 J 



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OCT18IS03 

''. F" B. 



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fi^ 




Estudio del ácido salicílico i sus compuestos. 

XEMORLkDB PBUEBA PASA OPTAR AL ORADO PE LICENCIADO EN LA FACULTAD 

DE MEDICINA. 



SU IMPORTANCaLi I EMPLEO. 

Sefiores de la comisión: 

Al presentar a vosotros la pmeba escrita exijida por los Reglamen- 
tos XJnÍYersitarios, me he permitido elejir como tema un asunto de 
gran interés i de resultados prácticos inapreciables. 

No pretendo traeros otra cosa que un resumen sucinto de los estu- 
dios hechos últimamente sobre este nuevo ájente i las observaciones, 
tanto personales como comunicadas, que he obtenido de algunos de 
nuestros facultativos. 

Comprendereis por lo mismo que su lectura árida, como lo es todo 
trabajo demostrativo i de comprobación,, eídjirá de vosotros toda 
vuestra benevolencia. 

El empleo tan frecuente del ácido salídlico, la inocuidad de su ad- 
ministración, las variadas e importantes propiedades que se le asig- 
nan, son otros tantos motivos que han pesado en mi ánimo para em- 
prender este estudio. 

Pero, demasiado estenso, si quisiera abarcarlo todo, me limitaré al 
estudio de sus propiedades antireumáticas, antisépticas i desinfectan- 
tes. 

Estudiaré sucesivamente en otros tantos artículos: histobia, quími- 
ca, ACCIÓN fisiol6jica, usos terapíuticos, modos de administración i 
DOSIS. Completará este trabajo las observaciones. 

Para la redacción he consultado: ''Anuario de Medicina i Cirujía 
Prácticas," por el doctor E. Sánchez de Ocafia, 1876; "Annuaire de 
Thérapeutique," par A. Bouchardat, 1876; "Chimie Médicale/' par 
Ad. Wurtz. Muchos artículos insertados en diversos periódicos es- 
tranjeros, principalmente: ''Bulletin de Thérapentique," ''Archives 
Genérales de Médédne/' "Bevue de Sciences Medicales." 



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MSMOBIA& 



HISTOEIA. 



El ÁCIDO SALicÍLico fué descabíerto por Piria el afío 1838 i lo estra- 
jo de la SPIKJB VLHABIA, donde se encuentra enteramente formado con 
el HioDüBo DE SALiciLO. Toma su nombre de la salicina, sustancia des- 
cubierta en 1827 por Fontana i estudiada por Lesoux. La sauoina es 
un principio amargo i cristalizado que se encuentra en la corteza de 
diversas especies de álamos i sauces, principalmente del saux helix, 
de donde se estrae. 

Después del descubrimiento del ígido salicílico nadie se ocupo dé 
él, quedando así ignorado' hasta el afío de 1874, en que aparecen los 
primeros trabajos i esperiencias que coiiiprueban sus propiedades 
antisépticas i desinfecti^tes. E. Kolbe, profesor de química en Leip- 
zig, es el que inicia este estudio. Buscaba un ájente que tuviera las 
propiedades del ácido fénico sin tener sus inconvenientes, es decir, 
que fuera inodoro i sin accicm tóxica sobre la economía. Encontró que 
el áoldo salicílico reunía estas condiciones. 

Tiersch lo ensayó en la ''Clínica Quirúrjica" de Leipzig: después 
de numerosas esperiencias confirmó los resultados obtenidos por Kol- 
be. Después ha sido recomendado por Butt de San GnUe como anti- 
pirético i por Strick como un seguro aiítisedmAtigo. Hoi día es un 
medicamento muí empleado i de vastas aplicaciones terapéuticas. 

química. 

El ÁCIDO SALICÍLICO, cuja fórmula C" H* O* ( Wurtz) se presenta ba- 
jo la forma de un polvo blanco formado de pequeños cristales brillan- 
tes, es inodoro i de sabor lijeramente ácido, azucarado i astrínjente. 
Muí poco soluble en el agua fria (1 por 300) lo eti mas a la tempe- 
ratura de la ebullición. Soluble en el alcohol, eta, cloroñ>rmo i glice- 
rina. Se funde a 159^; calentado con precaución se volatiliza sin 
descomponerse, pero por la acción brusca del calor se desdobla en 
ácido fénico i carbónico. Su solución acuosa colorea las sales de fie- 
rro en violeta oscuro, carácter que servirá p€u:a constatar su presen- 
cia en la orina. 

Prepabacion. — ^Primeramente lo estrajeron del hidruro de salicilo, 
cuya fórmula es C^* W O^; solo se diferencia de la del ácido salicílico 
por tener equivalentes menos de oxíjeno. El hidruro de salicilo es un 
aeeite^esencial que se encuentra en algunas plantas, como en la spi- 
NiE ulmaria, la'oAVLTBERiA PROCüMBEüB. Tratoudo esta esencia por reac- 
tivos oxidantes como la potasa cáustica i haciendo hervir, se forma 



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ESTUDIO DEL ÁOIDO SAXJOÍLIOO I SUS COMPUESTOS. 6 

BaüeUato de potasa, que se trata por el ácido clorhidríoo para preei« 
pitarlo. 

Después se sirvieron de la salidna para obtenerlo. Introduoion 
ésta p(»r pequeñas porciones en la potasa fundida, calculaban hasta 
que no se desprendiese mas hidrójeno. Disnelta la masa en el agua 
precipitaban el ácido salicílioo formado por el ácido clorhídrico» como 
en el procedimiento anterior. 

Últimamente Kolbe lo prepara para un procedimiento menos dis- 
pendioso, haciendo que su precio sea poco subido. Para esto: ''disuel- 
ve el ácido fénico en su- equivalente de lejía de sosa conc^itrada, 
evapora la mésela en una marmita de fundición, calentando el resi- 
duo hasta que se haga pulverulento. Introduce el producto aun ca- 
liente en una retorta que eleva la temperatura a 220 a 250°. Guando 
deja de producirse ácido fénico disuelve la masa en agua i el líquido 
alcalino que resulta se precipita por el ácido clorhídrico. Se recojo el 
ácido salicílico, que se purifica por cristahzado;;!." 

Este ácido se combina con las bases formando sales que son solu- 
bles. De éstas se conocen:^ salioilato de soda, potasa, amokiago, 
QUININA i CAL. Sc pucdoD preparar estas sales fácilmente i hai tablas 
que fijan las cantidades necesarias de estas bases para saturar o di- 
solver un gramo de ácido saJicílioo. El salicilato de cal ha sido muí 
recomendado por su sabor azucarado, ser fácilmente descompuesto 
por loe ácidos del estómago, dando ácido salicílico i cal, base inofen* 
aiva, i obrando talvez como reconstituyente. Para prepararlo se in- 
troducen en un matraz, colocado al baño-maria: ácido salicílico 50 par* 
tee, agua 800, carbonato de cal 20. Después de media hora, a la tem- 
peratura de 100°, se filtra. Hai desprendimiento de ácido carbónico i 
formación de salicilato de cal. 

ACCIÓN PISIOLOnCA. 

Las esperiencias practicadas para conocer su acción fisiolójica no 
son del todo satisfactorias, pero sus propiedades antisépticas i desin*- 
lectantes han sido plenamente comprobadas. 

Est^ ácido, químicamente puro, administrado a la dosis de 1 a 2 
gramos i mas al día no produce alteración de la salud ni de las fun* 
dones. La viva irritación que a veces causa de la boca, farinje, esófa- 
g^o i estómago se debe a sus implirezas i principalmente al ácido 
fénico. En uno solo de nuestros enfermos, a quien le administramos 
6 gramos al día, hemos presenciado estos desagradables efectos. 

El doctor Buss de Bale ha observado los efectos siguientes en el 
hombre sano, administrado a la dosis de 2 gramos 60 centigramos a 4 



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6 1£EM0BIA8. 

gramos: al principio conjestion, sensación de calor» traspiración abun- 
dante, disminución de la visión i audición. Al fin de 15 minutos estos 
efectos desaparecen, siendo seguido de zumbidos de oidos si las do- 
sis han sido mayores. No ha notado descenso de la temperatura, ni 
disminución de la frecuencia del pulso en las personas sanas. 

El profesor Kolbe ha tomado durante cinco dias consecutivos 1 
gramo 50 centigramos de ácido salicílico sin esperimentar modifica* 
cion alguna apreciable. 

El doctor Kohler inyectó una solución de ácido (1 por 3000) en la 
yugular de un conejo i notó luego disminución en la presión sangui* 
nea; la misma solución, inyectada en el estómago por medio de una 
sonda flexible, no produjo este efecto, pero en ambos las respiracio- 
nes fueron retardadas. 

La INYECCIÓN de salicilato de soda en la yugular i en el estómago 
produjo lentitud del pulso, disminución de la presión sanguínea i 
retardo en las respiraciones. 

Para comprobar sus propiedades antipiréticas el doctor Tnrbrin- 
ger ha hecho esperiencias en la septicemia i pioemia producidas arti- 
ficialmenfe en los conejos, obteniendo siempre descenso de la tempe- 
ratura después de dos o seis horas de la administración de este ácido. 
Las trasformaciones que este ácido esperimenta en la economía son 
aun poco conocidas. Según Bertagnini, Senator i otros, se trasforma 
en ÁCIDO SALiciLÚBico, cuya presencia en la orina puede comprobarse 
después de dos horas, poco mas o menos, de su administración, siendo 
completa su eliminación al cabo de veinte horas. El mejor reactivo 
para comprobar su presencia en la orina es la solución oficial (al 5®) 
de percloruro de fierro, que da un precipitado violeta oscuro. Tam- 
bién se ha encontrado en la saliva, sudor i en la espectoracion 
(Buss). Constantino Paul no lo ha encontrado en estas secreciones, 
pero sí en la serosidad de los vejigatorios. Administrado a perros se 
ha hallado en la orina, parte al estado libre, parte al estado de sali- 
cilato de potasa. Inyectado debajo de la piel puede ser encontrado 
en el jago gástrico i en las secreciones intestinales. 

De las esperiencias practicadas por Fecer resulta que los herbíbo- 
ros soportan sin inconveniente dosis mas elevadas que los carnívoros 
del mismo peso, debido esto a su eliminación mas rápida en aquéllos. 

Los herbíboros introducen con su alimentación cantidades mas 
considerables de sales alcalinas, que ejercen una acción mui favora- 
ble en la eliminación de este ácido. 

Este ácido, según esperiencias numerosas, parece que no es absor- 
bido por la piel. 

Hemos dicho al principio de este capítulo que sus propiedades an- 



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ESTUDIO DEL ÁCIDO BALICÍUOO I SUS COMPUESTOS. 7 

tisépticas i desinfectantes eran evidentes. Los profesores Eolbe i 
Thiersch, de Leipzig, son los primeros que han esperimentado i com- 
probado estas propiedades. 

Sabemos qne AinisÉpricos son los ajentes que se oponen a la fer- 
m^itacion i por consiguiente a las descomposiciones orgánicas. Kol- 
be, partiendo del hecho de que el ácido salicilico es susceptible de 
desdoblarse en ácido carbónico i fénico, tuvo la idea de que como 
este último debería tener propiedades antisépticas. Sus previsiones 
fueron conñrmadas. En una emulsión^ de almendras dulces, conte- 
niendo ácido salicilico, vertió una solución acuosa de amigdalina. El 
desarrollo de la esencia no tuvo lugar. Esta esencia, que se manifies- 
ta inmiBdiatamente por la acdon de la emulsina sobre la amigdalina, 
era aquí impedido por el ácido salicilico. 

Kolbe i Méyer emulsionaron granos de mostaza en contacto con 
este ácido. £1 desarrollo de la esencia por acción de la mirosina so- 
bre el ácido mirónico era impedida por este ácido. 

Julio MuUer constató que este mismo ácido en dosis insignificante 
disminuye la propiedad que tiene la tiaijna salfvab de sacarificar el 
almidón i que la propiedad peptojénica del jugo gástrico es destrui- 
da. Impide la descomposición de la cerveza i de la leche, sin que to« 
men mal gusto. 

Neubourg dice que introducido en el vino impide la fermentación 
acética, sin tomar mal gusto. Betarda considerablemente la fermen- 
tación amoniacal de la orina. La carne fresca, impregnada de una di- 
solución o cubierta con este ácido en sustancia, se conserva semanas 
enteras espuesta al aire sin descomponerse. Según Limousin, solucio- 
nes de alcaloides, conteniendo débiles cantidades de este ácido, se 
pueden conservar sin alteración. Según Enop, semillas vejetales, su- 
merjidas en una disolución de este ácido, pierden sus propiedades 

JVBXnXkTlVAS, 

Estas esperiencias son decisivas i muestran claramente propieda- 
des antifermentecibles en este cuerpo. Muchas de estas esperiencias 
he repetido i obteniendo siempre los efectos enunciados. 

El 21 de febrero coloqué dos trozos de carne de cordero en una 
solución acuosa de este ácido: después de dieziseis dias no tenia nin- 
gún mal olor, i comida tenia los caracteres de carne fresca. 

El 19 de febrero coloqué un pedazo de pescado en una solución tam- 
bién acuosa. Después de doce dias no habia descomposición; comido no 
tenia mal gusto. He practicado inyecciones en gatos, lauchas, con la 
misma solución i habiéndolos sacrificado, he notado siempre un re- 
tardo mui considerable en los fenómenos de descomposición, no ha- 
biéndose presentado en algunas aun después de mucho tiempo. 



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8 MEH0BIA8. 

He dejado abandonadas dos soluciones gomosas; enuna agregando 
pequeñas cantidades de este ácido i he notado que en ésta no apare- 
cian HONGOS como en la otra. Se comprende las importantes aplicacio- 
nes a que sus propiedades pueden dar lugar en la consenracion de 
sustancias, principalmente alimenticias. Superior a muchas en su ao- 
cion conservadora no comunica olor ni sabor a laa materias conser- 
radas. 

Ademas posee propiedades desüo'ectaiítes bien notables i fácUeade 
demostrar» 

El pus» la orina i diversos líquidos en estado de desoomposioion, 
pierden su mal olor agregándoles el ácido salicílico. 

La carne esperimenta este mismo cambio &vorable. Aves desdoin- 
puestas, colocadas en una solucúxn de este ácido, también pierden su 
fetidez. 

Son estas esperiencias sencülaa, que todos podemos comprobar. 
Las observaciones clínicas confirmarán ebtafl propiedades. 

Santiago, abril 5 de 1877. 

AuBiBUO B. Castillo. 
(Oontinnard.) 



,. LA HEPATITIS SUPÜEATIVA EN CHILE. 

MEBfOBIA DE FBÜ2BA PABA OFTAB AL GBADO DB LICENCIADO EN LA FAeVLTAD 

DE HEDICINA. 



Señores: 
El tema que he elejido para la presente memoria de pruaba, es 
uno de los que ha llamado mas vivamente la atención, no solo de 
nuestros médicos nacionales, sino también de los estranjeros, vista 
la^an frecuencia de las enfermedades del hígado en Chile. Ya, des- 
de algunos años atrás, muchos de nuestros estudiosos facultativos i 
una gran parte de los jóvenes que siguen estudios médicos, vienen 
ocupándose i escribiendo sobre las afecciones del hígado: el tema es 
inagotable, el interés es palpitante, de todos los dias, de todas las 
épocas, de todas las estadones; podría decirse que las enfermedades 
del hígado son endémicas en Chüe i principalmente en nuestras pro- 
vincias centrales. 



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LA HEPATITIS SÜPUBATIYA EN OHILE. 9 

Apesar que ya se ha escrito bastante sobre esta materia, creo que 
todavía queda mucho que decir. Los escritos que he podido cónsul* 
tar se preocupan mucho de las causas de la enfermedad/ pero mui 
poco de los sintomas, marcha, terminación i tratamiento. 

De esta manera, trascurriendo talvez mui poco tiempo, lleyando 
cada uno su continjente de estudio i observación, se llegará a cons- 
truir el edificio completo, es áecir, conocer la enfermedad que es ob- 
jeto deteste estudio en todas sus faces, su naturaleza íntima, modo 
de desarrollo i mejor tratamiento. 

El presente trabajo es el resultado de la observación diaria i con- 
Ünnada durante cuatro afíos en las salas de nuestros hospitales: dos 
años en el hospital de mujeres, en las salas de servicios del señor doctor 
don Francisco Mesa; los otros dos en la sala de clínica interna, servi- 
cio de nuestro profesor señor Diaz. Cuatro años es bien poca cosa, 
si, pero es algo, i con busna voluntad se puede hacer algo también, 
al menos una relación modesta, deficiente, un bosquejo, como el pre- 
sente, pues no pretendo hab^r entrevisto esta enfermedad bajo todas 
sus faces, que son muchas i mui variadas, sino solo bajo algunas que 
me han parecido las mas importantes, que saltan mas a la vista i son 
al mismo tiempo las mas comunes. La tarea que me he impuesto es, 
pues, bien sencilla: relatar simplemente lo que he obsenrado. Entro, 
pues» en materia.. 

FRECUENCIA DE LA ENFERMEDAD. 

Es sensible que en nuestros hospitales, sobre todo en el de muje? 
res, no exista una estadística razonada sobre el número i naturaleza 
de las enfermedades. Se puede decir sin exajeracion que en Chüe no, 
existe una estadística médica. Así es que el alumno tiene que con- 
tentarse con poco, observar en pequeño, es decir, durante los prime- 
ros años, en una de las salas de nuestros hospitales, donde tiene que 
tropezar con algunos inconvenientes; en los últimos años, en la cli- 
nica. Aquí sí que se lleva una estadística formal i razonada; pero 
una sala de veinticuatro camas no es un hospital: es observar bien 
en pequeño, como dije antes; pero el que tiene interés en procurarse 
datos acerca de alguna enfermendad, no se limita a las observaciones 
hechas en su sala sino que recorre todo un hospital, indagando de 
los practicantes de sala, de los médicos de servicio i aun de las Her- 
manas de Caridad, sobre el número, naturaleza, mortalidad, etc., de 
tal o cual enfermedad que uno tiene interés en conocer: es el camino 
que ha seguido varias veces el que esto escribe. Basado en observa- 
ciones de esta naturaleza, me he formado la triste convicción que 
B. ic. 2 



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lo MElíOBtAd. 

las enfermedades del hígado en nuestro pais son mas numerosas de 
lo que a primera vista podria creerse, pues al penetrar en cualquier 
sala, es mui común el observar «cuatro o cinco enfermos del hígado; 
me ha sucedido varias veces el contar hasta diez, casi la mitad de 
una sala. Esto se refiere solo a los hombres, pues la hepatitis supa* 
rativa es mucho mas rara en las mujeres. En dos años solo he ob* 
servado seis casos en la sala del doctor Mesa'; la proporción es, pues, 
mui pequeña con respecto a las mujeres; pero no sucede asi respecto 
de la hiperemia hepática, que es tan común en las mujeres como los 
abcesos en los hombres. Hai épocas, principalmente durante la pri- 
mavera i el verano, en que las salas del hospital de mujeres se ven 
invadidas por multitud de personas, tanto del campo como de la ciu- 
dad, afectadas de hiperemia hepática. Esta epidemia, si asi puede 
llamarse, desaparece lentamente, gracias a un tratamiento enérjico i 
bien dirijido, desde los primeros días del otoño para volver a apare- 
cer en primavera. Las mismas enfermas salidas del hospital comple- 
tamente curadas, vuelven, casi con seguridad, al año siguiente, con 
un nuevo ataque de hiperemia hepática. Esto se repite indefinida- 
mente; pero estas hiperemias periódicas, raras veces, podria decirse 
nunca, por si solas, se convierten en hepatitis supurativas, al menos 
yo no he observado nunca semejante terminación: esto es lo contra- 
rio de lo que se observa en los hombres (como lo diré mas ade- 
lante). Que estas hiperemias en las mujeres no pasen nunca a la 
supuración, es lo qué Vlo me atrevería a asegurar de una manera ab- 
soluta; lo dicho anteriormente se refiere solo a mi observación per- 
scmal. 

CAUSAS. 

Ahora ¿cuál es la causa o causas que desarrollan i mantienen taa 
crecido número de enfermedades del hígado en nuestro pais? Son 
muchas i mui variadas, según los diferentes autores que han escrito 
sobre esta materia; pero estas causas ¿son claras, . evidentes? en una 
palabra, ¿producen o son capaces de producir la hepatitis? Es lo que 
trataré de examinar. 

Algunos de estos autores creen que la disenteria de los paises cáli- 
dos tiene un rol mui importante en la producción de los abcesos he- 
páticos; todos nuestros escritores nacionales piensan de la misma ma- 
nera i dicen que la disenteria de nuestro pais es mui semejante a la 
de los paises tropicales«i produce sobre el hígado los mismos efectos. 
Se fundan para decir esto en que, practicando autopsias de indivi- 
duos muertos de esta enfermedad, se ha encontrado^ no en todos, si- 



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LA HEPATmS BVWüUkTTyA SN OHILX. 11 

]H> en algunos casoe, imas Teces la glá&dula conjesüociada, otras r^ 
oes cubierta de pequeños abcesos, una o dos teces un foco único i de 
regalar tamaño. 

¿Cómo se esplica la formación de estos abcesos? A falta de hechos 
positivos i evid^ites que muestren de una manera indudable la for- 
mación de abcesos producidos por la disentería, se han inventado 
teorías mas o menos hábiles e injeniosas; pero desgraciadamente nin- 
guna de ellas suñcientemente probada por la observación anatómica. 
Por ejemplo, unos creen que el proceso es debido a la flebitis; pero nUr 
merosas investigaciones anatomo-patolójicas han venido a desmentir* 
los» ppes las venas jamas se encuentran inflamadas. Freríchesdice: 
''Aun en los casos en que la ulceración disentéríca del intestino precede 
a la formación de los abcesos hepáticos» no se ha ponmo stmísristBAB la 

PBXnEBA QUB LA ENFSBHEDAD DEL HÍGADO FUESE LA OOIffSBOUENOIA DE LA DEL 

iNTBEKnMo, es en vano que quieran hacer participe a Jas raices de la 
▼ena porta en la inflamación del intestino i presentar una pileflebitís 
intestinal como lazo de unión. Cambay no ha encontrado jamas infla- 
madas ni las venas mesentéricas ni la vena porta.'' — Otros creen que 
por continuidad de tejido, cuando hai gastro-enteritis» la inflamación 
^ana las viai^ biliares i de ahí el hígado; las mismas observaciones 
también han probado la falsedad de esta teoría i el autor ya citado 
dice: "Es en vano que para los abcesos del hígado se trate de demos- 
irar anatómicamente esta propagación por continuidad: es una hipó- 
tesis falsa.''— Jaccoud cree que partículas gangrenosas o pútridas 
penetran en las raices de la vena porta i por su presencia causan 
irrítacion éh el hígado; pero esta irritación por contacto, pregunto 
yo ¿no produciría en prímer lugar una flebitis? Enseguida, estas par- 
tículas gangrenosas ¿se detendrían solamente en el hígado? ¿no seria 
moi natural que por su contacto fueran a irritar otros óiganos, como 
el corazón, puhhon, bazo, ríñones, etc.? Felizmente nada de esto se ob- 
serva en la disenteria i hasta el presente la hipótesis de Jaccoud no 
ha podido ser demostrada de manera alguna. — Niemeyer dice que en 
los capilares de la mucosa intestinal, rodeados de materias inflamadas, 
se forman pequeños coágulos, los que llevados al tejido iH?opio del 
hígado, determinan ahí el proceso inflamatorio propio de estos cuer- 
pos, en cualquiera parte del organismo que se encuentren. ¿De qué 
manera estos pequeños coágulos son arrancados de las raicillas ve- 
nosas i trasportados al hígado? ¿quién los ha visto? i si llegan) ¿por qué 
no se les encuentra también en otros pimtos del organismo? Freríches 
i vanos otros autores niegan formalmente su presencia, pues nunca 
han podido ver semejante cosa. ¿Por qué los focos purulentos produ- 
cidos por la endocarditis ulcerosa no se encuentran nunca en el higa- 



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12 MXttORUS. 

do, siendo el proceso muí semejante? Como se ve, el hedió no está 
sufíoientemente demostrado. 

Creo que los autores han exajerado demasiado la importancia de la 
disenteria en la producción de los abcesos hepáticos. Al sentar este 
hecho me apo^o, sobre todo, en mi observación personal i ademas, en 
las razones siguientes: 

1- Las diversas teorías para esplicar la formación de los abcesos 
hepáticos en la disenteria son : unas mui problemáticas, otras com- 
pletamente inadmisibles-, ninguna suficientemente probada por la 
observación anatómica* 

2^ La disenteria en Europa i otros países no trae nunca abcesos 
del hígado. 

3^ En Chile i en los paises cálidos, la hepatitis precede casi siem- 
pre a la disenteria; por mas que se ha^'a dicho lo contrario, ahí están 
Jias observaciones de Cambay, Annesley, Morehad, etc., que prueban 
de una manera evidente i palpable lo cierto de esta aseveración; i 
nadie puede estar mejor informado que estos autores que han hecho 
estudios especiales en la India i en Arjel, donde estas enfermedades 
son endémicas. En cuanto a mis propias observat^iones, he tenido 
siempre especial cuidado de preguntar a los enfermos sobre esta 
cuestión de la disenteria i he aquí el resultado de mis observaciones. 

En cincuenta*i dos casos que he tenido ocasión de observar, solo 
en dos ha [habido disenteria i esto en épocas mas o menos lejanas 
de la invasión de la enfermedad; en cinco, la disenteria ha sido con- 
comitante, en los demás casos no ha habido tal enfermedad, solo si 
diarreas ní!is o menos repetidas, pero de las cuales hablan sanado 
completamente desde mucho tiempo atrás. \ 

4" Anxiesley, cuya opinión hace fé en esta materia, basado en nu- 
merosas i prolijas observaciones recojidas en las Indias Orientales, 
sostiene que la hepatitis es causa ocasional de la disenteria. Mis ob- 
servaciones i manera de ver, no están acoirdes con esta opinión como 
tampoco con la contraria; por consiguiente, me limito a poner ambos 
hechos en duda. 

6" ¿Por qué no se producen abcesos en las ulceraciones intestinales 
de la tuberculosis,. de la fiebre tifoidea, de la disenteria de los países 
templados, siendo el proceso el mismo que el de la disenteria de los 
paises tropicales, es decir, ulceración intestinal con detritus piitridos 
i gangrenosos, como se ve en la fiebre tifoidea? ¿por qué los produc- 
tos de esta ulceración no son absorbidos i llevados al hígado para 
formar focos purulentos? Se me dirá que son de distinta naturaleza, 
pues bien, entonces deberían formarse abcesos de distinta naturaleza 
también; ¿acaso el pus de los abcesos es específico? 



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LA HEPATITIS BUPUBATIVA BM CHILE. 13 

6^ £n la mayor parte de los casos de hepatitis sapurada, no se 
presenta la disentería ni antes ni después de la invasión de la enfer- 
medad. 

Entonces ¿por qué en algunos casos de disenteria encontramos en 
el hígado focos apopléticos, abcesos en yia de formación i otros ya 
formados? Creo que en todos estos casos, en vez de ser la disenteria 
causa de la hepatitis, se trata solo de una complicación de vecindad 
i muchas veces de una coincidencia mórbida. ¿Por qué una neumonia 
Be complica de pleuresía i vice-versa? ¿por qué una fiebre tifoidea se 
complica de neumonia? ¿por qué ea la misma disenteria existen a ve- 
ces dolores reumatismaleis i otra multitud de enfermedades indepen- 
dientes i completamente desligadas del proceso intestinal? Ademas, 
durante el curso de la disentería, se ve muchas veces que el enfermo» 
ya por un resfrio u otra causa, las mas veces inapreciable para noso- 
tros, es atacado repentinamente de escalofríos repetidos, la fiebre 
aumenta, hai sed, gusto amargo en la boca, etc. ¿qué indica esto? 
que una nueva enfermedad ha venido a complicar la ya existente: 
esta enfermedad es la hepatitis; pero ¿se sigue de aquí que esta últi- 
ma enfermedad es efecto^de la otra? Ahora, tomando la cosa por 
pasiva, sucede a veces que durante el curso de una hepatitis, por un 
resfrío u otra causa cualquiera, aparece repentinamente una disentería, 
tina neumonía o una pleuresía: ¿la hepatitis es causa ocasional de es- 
tas enfermedades? Evidentemente nó. Pero se me dirá el hecho existe: 
durante el curso de la disentería muchas veces se desarrollan abcesos 
hepáticos; cierto, digo yo; pero también he visto a estos mismos enfér* 
mes durante su disentería ser atacados de bronquitis i de neumonías i 
de ninguna manera las he atríbuido a la enfermedad intestinal, pues 
carezco de pruebas para ello. De todo lo cual concluyo: no existe nin- 
guna prueba clara, evidente, para sostener que la disenteria sea causa 

ocasional de la hepatitis supurativa. ¿Pero el hecho es posible? 

tal vez; aunque no tengo convencimiento, no me atrevo a negarlo ro- 
tundamente. • 

El proceso embólico es el que se invoca todavía para esplicar la 
formación de los abcesos hepáticos encontrados en la pioemia, dicen 
que los pequeños coágulos, después de haber atravesado las capilares 
del pulmón, se detienen en el hígado i de ahí el abceso; pero las in- 
vestigaciones anatómicas no han demostrado jamas semejantes coá- 
gulos en la artería hepática o en las capilares de la vena porta, i el 
autor ya citado dice que sería imposible suministrar una piiieba in- 
contestable en apoyo de esta hipótesis: se han encontrado sí, en las 
venas supra-hepáticas i dicen que estos coágulos han refluido de la 
vena cava i se han ido a colocar en ese punto: espHcacion muí forza- 



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14 MSIIOBXAS. 

dft i completamente inadmisible, segiin mi entender. ¿So eeria mas 
natural, o al menos de no tan forzada esplicaeion como la preceden- 
te, el decir qae esos coágulos son debidos a nna estancación mas o 
menos prolongada o a alguna otra causa que baja impedido por un 
tiempo mas o menos largo la &cil depledon de las venas supra-bepi- 
ticas en la vena cava? Como se ve, la teoría de los abcesos metastáti- 
eos por embolia, se presta a consideraciones i ataques mui fuertes i 
bien fundados. Ademas, he practicado varias autopsias de individuos 
muertos de infección purulenta i siempre be encontrado el pulmón 
literalmente cubierto de abcesos; pero el bigado, la mayor parte 
de las veces, lo be encontrado ^ su estado normal, ana que otra 
vez algo eonjestionado, lo mismo que otros órganos, como el ba* 
zo, ríñones, etc. No quiero decir con esto que alguna que otra 
vez no se encuentren en el bigado focos apopléticos i aun pequeños 
abcesos, como se observa aquí en Chile i en toda parte del mundo en 
individuos muertos de infección purulenta. Lo que no o<miprendQ i, 
a mi modo de ver, no tiene ninguna razón de ser, es que se hi^a ju- 
gar a la pioemia un rol tan impoiliante en la producción de los abce- 
sos hepáticos, de tal manera que nuestros escritores nadcmales» 
hablando de las causas de la hepatitis en nuestro pais, pongan en 
primrera línea la pioemia. Ahora, pregunto yo, ¿quién ha observado 
una hepatitis con todo su cortejo de síntomas tan variados i caracte- 
rísticos a consecuencia de la infección purulenta, complicación siem- 
pre mortal, las mas veces rápida i fulminante como el rayo, que por 
sus causas i naturaleza íntima, debe necesariamente infestar de pus 
todo el organismo? Que, porque algunas veces se haya encontrado el 
hígado hiperemiado i algunos abcesos microscópicos, habiéndolos a 
millones i voluminosos en otros órganos, se concluya que la piownia 
es una causa primordial de la hepatitis supurativa, lo creo un absur- 
do, i semejante causa no debia invocarse de ninguna panera, pues 
nada hai demostrado, tado es pura hipótesis. 

Néstor Cáldvbots. 

(Coiüinuará,) 



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INFOBHS aOBBB LA OASá DE MATXBNIDAD. 16 

DJFORIIE SOBRE LA CASA DE ICATEEnDAD 

DIBUIDO Á LA 001CI8;K0N D£ BENXFICIBNOU. 
I. 

Este eslableGÍmieiito es en realidad nita aeecipn de la Caea de üspó- 
fiiios, fandaeion del primer marques de Montepio, don Joan NiccklM 
Agnirre, que a' mediados del siglo pasado hizo donación al gobierno 
de la metrópoli del terreno i elementos necesarios para su erección. 
V Tenemos motivos para creer que aquella sección. no se vino a fon* 
dardenn modo eorreoto hasta 1834» en que el gobierno mandp 
abrir el primer curso de obstetricia para mujeres bajo la rejencia i 
dirección del distinguido profesor doctor don Loren^ Sa^. £¡n ese 
curso se admitieron dos alumnas por cada provincia i se obligaba a 
la casa a asistirlas con veintidnoo centavos diarios para su subsisten- 
cia» por todo el tiempo que durara su aprendizaje. En cambio^ las 
alumnas prestaban sus servicios a las parturientas. 

La Gasa de Huérfanos, como se le ha denominado hasta hace po- 
co, (por ser sin duda el principal objeto de su fundación) estaba si- 
tuada en la calle, de Agustinas, esquina con la de las Cenizas i se 
mantuvo ahí hasta fines de 1870. Sus malas eondidones hijienicaa^ lo 
estrecho de su local, su construcción imperlecta i la epidemia de fie<- 
bre puerperal que en el año mencionado arrebató a numerosas par- 
turientas» motivaron su trasladen a la calle de San Pablo, a una casa 
de vastas propordones, que hada esquina, también con la calle de las 
CenizaJB. (1) 

En la Qonstmcdon de ,este establedmieato se tomó en cuenta todo 
lo que era posible desear: salones pequefios i bien ventilados, planta» 
dones profusas, casa de habitadon para la matrona, id, para el ma» 
yordomo del tomo, numerosas oficinas, etc* 

La Maternidad no permaneció mas que un afio en la calle de San 
Pablo, En 1872 fué trasladada a un nuevo, cómodo i estensQ aloja- 
miento. 

• 

(1) lieva aboca el núm. 59. 

Mientras tanto, la Jnnta de Banefioencia Re ocupaba de adquirir un terreno i ha- 
cer un edlñcio apropósito para las neoeridades siempre crecientes de este ramo del 
servicio hospitalario. 

Con e<{te objeto se edificó la Casa de Maternidad en la calle de la Gompafíia, ba- 
rrio de Ikmgai, que existe todavía i está arrendada a partioularss. 



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16 MSKOBUS. ^ 

MantÚTose ahi hasta el 9 de julio de 1873. En esa fecha faé a pe- 
dir hospitalidad transitoria, qae mas tarde debia ser permanente, a 
San Francisco de B(MJa. Se le dio ahí provisoriamente la sala de San 
Vicente de Paul. 

La falta de réjimen, la mala administración i desórdenes de grave 
responsabilidad hicieron tomar esta medida. £1 grande i cómodo edi- 
ficio constituido ad hoc quedó desierto. Los pasos dados con el objeto 
de evitar este abandono 'fueron inútiles. 

Parécenos conveniente advertir que hasta su llegada al hospital de 
San Francisco de Borja, las casas de parturientas no prestaban sino 
un servicio limitado. 

En su alojamiento de la calle de Agustinas i de San Pablo, toda 
mujer que llegaba a afectarse de una enfermedad seria era inmedia- 
tamente trasladada al hospital. Solo se atendian ahí accidentes lije- 
ros o enfermedades simples. Por eso la mortalidad, el alta i baja ri- 
gorosa del movimiento, no puede ser tomada para compararla con la 
que hoi existe. 

En 1^ calle de la Compafiía la situación varió algo. La estadía de 
las enfermas podia ser mas larga, podía atenderse a enfermedades 
mas graves; pero siempre solían trasladarse al hospital a algunas de 



IL 

El provisorio alojamiento concedido a las parturientas por el hos- 
pital de San Francisco de Borja, no podia durar mucho tiempo. La 
Junta de Beneficencia, llena de celo i de ínteres, se ocupó de llevar 
adelante un proyecto que debia dar provechosos resultados; i logró, 
a fuerza de constancia i de decisión, verse libre de algunos obstácu- 
los que se le presentaron. 

En la parte oriente del hospital de mujeres había un terreno que 
pertenecía a este establecimiento i que estaba desocupado. Sobre ese 
terreno levantó murallas i construyó la Casa de Maternidad, que vi- 
sitasteis en los postreros días del año pasado. 

El 1?. de setiembre de 1876 el edificio estaba concluido, i se abrió 
con doce parturientas. 

Aunque soi el facultativo que hago el servicio de este estableci- 
miento, no me creo implicado para escribir este informe. Mi situación^ 
independiente, la publicación metódica i razonada que mensualmente 
hago del movimiento de la casa i a mas las buenas condiciones en 
que todos la han encontrado, me colocan en circunstancias favora- 
bles para decir toda la verdad acerca de ella. 

Me complazco, sin embargo; en decir que 'nada de desfavorable ten- 



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INFORME SOBRE LA OkBk DE MATERNIDAD. 17 

go que sefíalar. Me complazco también en manifestar que desde el 
administrador i la superiora hasta las Hermanas del servicio, todas 
han estado prontas a escachar i atender mis observaciones, todas me 
han aosiliado para colocar el establecimiento en las mejores condi- 
ciones posibles. 

Las peqaefias reformas de réjimen interior que todavia pueden po- 
nerse en práctica, están algunas en via de estudio i otras se llevarán 
a efecto tan pronto como W circunstancias lo permitáis 

m. 

La Casa de Maternidad contiene por ahora: 

1.^ T7n salón para los recien nacidos o los niños de pecho que son 
llevados por sus madres enfermas al hospital. 

2.^ Cinco salones de ocho a diez camas cada uno. 

3.^ Una pequeña sala con cuatro i una pieza» inmediata a la ante- 
rior, con dos camas. 

4.^ Una sala de operaciones, en donde están los instrumentes ne- 
cesarios. 

5.° Dos piezas para pensionistas. 

6.^ Piezas de habitación para las matronas i sirvientes. 

7.® Oficinas varias. 

8.^ Dos patios plantados de Eucalyptus. 

Algunos de ^us corredores están cubiertos por telones para calmar 
el ardor del sol en el verano i evitar las corrientes de aire frió en el in- 
vierno. Henbosas celosías de cedro cubren las ventanas que dan a la 
espaciosa avenida en que está edificada. 

En suma, hai 50 camas para recibir parturientas pobres i un nú- 
mero de cunas para los niños, suficientes para atenderlos. 

La construcción de este asilo en uno de los costados del hospital» 
basta ahora parece no haberle perjudicado. Antes al contrario le ha 
servido de auxilio i de socorro. Lidependientemente de la fácil viji- 
lancia ejercida por las hermanas, de la concentración menos dispen- 
diosa del servicio i de contar con todos los elementos de este estable^ 
cimiento, existe la facilidad de diseminar a los enfermos toda vez que 
se declare la fiebre puerperal, ese azote el mas terrible i el mas mor- 
tífero de las maternidades. 

Bste recurso se ha puesto en práctica con el mejor suceso éh una 
ocasión.- 

A mediados del mes de febrero de 1876, una mujer, que fué llevada 
de la policía atacada de una fiebre maligna en los últimos dias de su 
preñez, contajió a las demás. La fiebre puerperal se declaro con una 
gravedad tal que en el espacio de un solo mes hizo quince victimas^ 

B. M. 3 



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18 M£ttO&IA8. 

<&6 decir, túTimofl quifice cadáveres. I es de adirerUi^ que ea los meses 
de febrero i mnr^o ñté cuando hubo la menor existencia. No quedó 
parturienta que no sintiese los efectos de ese asustador azote. Cual 
mas eual menos se resintió de la epidemia. 

La diseminación de los enfermos permitió calmar los desastrosos 
resultados del mal i salvar a«lgunas de las atacadas. M desahogo de 
Ito salas, su ventilación i otras medidas mas, lograron al ñn dominarla. 

Tiénese cuidado desde entonces de no ocupar jamas todas los ca- 
mas de las salas. Se llenan la mitad, i tan pronto como éstas se deso- 
cupan, se recibe en las que están rezagadas. 

Todo esto ha hecho que la morttdidad de la casa haya ido en dismi- 
hticion, como se verá mas adrante. 

IV. 

El s^vicio médico está al cargo de un facultativo que pasa diaria 
visita a la casa, i es llamado ademas toda Tez que hai un caso de XLr«> 
jenda o hai que practicar alguna operación. 

lina matrona titular i otra adjunta asisten a las parturientas. Siem« 
pre hai algunas jóvenes que estudian obstetricia, que Imoen ahí sa 
práctica, i a quienes se encomiendan la asistencia de los casos mas 
sencillos bajo la dirección de la matrona en jefe. 

Cuando hai estudiantes de medicina que estudian este ramo de cien- 
das médicas, i son llevados por mí « la práctica, se les encomienda 
también la asistencia de las enfermas b<ijo la conveniente dirección.. 

Encomiendo igualmente a los estudiantes o a la matrima la obser^ 
vacion termométrica de los casos mas interesantes i la redacción de 
alguuós de ellos. Todas estas observaciones tienen amplia publiddad 
en el único periódico médico que po8eemo& 

Del ttismo modo publícase ahí el movimiento mensual de ia casa^ 
^en que se indica ia fecha del parto, el número de la cama, el número 
-de partos de cada parturienta, el sexo del feto, el estado de éste i va*> 
ifias partioolaridades, las más digoas de ser conocidas i observadas por 
los hfombres de la deuda. 



Son recibidas en la casa: 1^ las mujeres que se encuentran en él 
último mes de su preñez; 2^ las que ecqperímentan algún acddente 
durante d parto o inmediatamente después, siempre que tengan reí»» 
don coa este acto; 3^ las amenazadas o con los síntomas de un abor- 
'to o de un parto prematuro; 4^ las atacadas de enfermedades que 
tiene por causa inmediata la preñez; 5^ hai que «ufren de afecdon 
•que pueden determinar el parta 



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INFOBIfE 80BBE hk 0AS4. DE MATEENIDAD. 



w 



Por ese motivo se suelen rejistrar con frecuencia én nuestro bole- 
tín mensual yaríos casos en que la pulmonía, la disentjeria i las fiebres 
coQQplican el acto del parto o lo precipita^. 

El tiempo de estadía no se prolonga mas de quince dias. Eacepti^án- 
se los casos de enfermedades. Es la misma regla de las maternidades 
europeas. 

lia alimentación que se les .da es determinada por el médico. De 
ordinario, i por regla jeneral, es mas. nutritíva de lo que se ÜWQ 
costumbre de dar en la calle. 

Los niños son mudados i aseados varias veces en el diapor las em^ 
pleadas, i puestos en seguida en los brazos de sus madres. 

En ningún caso i por ningún motivo se permite dejar en el estable* 
cimiento a los niños de las mujeres que son dadas de alta por el.fa- 
cnltativo. Cada ima sale con el que le pertenece. 

Para evitar el cambio de los niños, lleva cada uno de ellos pendien- 
te de la ropa un numero que señala el de la cama de su madre. Est^ 
número es una placa metálica. 

VL 

Por el siguiente ct^adro, que me ha sido ^suministrado por la her- 
mana Delfina, os impondré del 

Estado que manifiesta el movimiento de la Oasa de Maternidad dorante el 

año de 1876. 



1876. 

MESSS. 



Enero 

Febrero . . 

Marzo 

Abril .... 

Mayo 

Junio 

Julio 

Agosto 

Setiembre. 
Octubre... 
Noviembre 
Diciembre. 



Suma de la 
existencia 
anterior. 


3 


3 


1 
1 

3 






23 


68 


81 


68 


61 


20 


48 


68 


10 


42 


62 


16 


42 


68 


6 


40. 


46 


12 


61 


73 


6 


58 


63 


10 


60 


60 


4 


36 


40 


20 


50 


70 


3 


43 


46 


24 


68 


82 


3 


63 


66 


26 


40 


66 


2 


46 


47 


19 


77 


96 


1 


66 


66 


30 


79 


109 


2 


86 


8^ 


22 


74 


97 


2 


68 


70 


27 


62 


89 


2 


66 


67 


249 


700 


949 


43 


668 


701 



-§«9 
i « «i 



a¡ 



20 
16 
12 
10 
20 
24 
26 
19 
30 
22 
27 
22 



248 



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20 MEMOBIAS. 



RECAPITULACIÓN. 



Exifitencia del 31 de diciembre de 

1875 23 

Entradas en 1876 700 



Total 723 



Muertas 43 

Altas 658 

Quedan existentes . . . . ^ 22 

Total 723 



Solo la mortalidad que arroja este estado no es exacta i existe des- 
, conformidad entre mis datos i los de la hermana. Esta ha contado 
como muertas en la Maternidad algunas enfermas que, pasadas de 
algunas salas del hospital por motivo del parto, han sido devueltas a 
ellas o qiie han perecido víctimas de otras afecciones después de ha- 
ber parido i ser trasladadas al hospital. 

Después de mis esplicaciones la hermana ha quedado en perfecto 
«cuerdo conmigo. 

La mortalidad que yo rejistro i que tomo de los datos que mes a 
mes publico, me da. solo 34 muertas. 

De éstas hai que descontar todavía cinco que llegaron a fallecer a 
la Maternidad, después de tentativas infructuosas de parto en la calle. 

En consecuencia, solo deben contarse 29 fallecidas en la casa. 

Pe estas 29, murieron 2 de disenteria, 2 de pulmonía, 1 de fiebre 
tifoidea, que llegó doce dias después de estar enferma, 1 de pericar- 
ditis, 1 de conjestion cerebral i 1 por placenta previa. 

Quedan 21 a complicaciones puerperales; 15 de ellas fueron vícti- 
mas de la epidemia de fiebre que sobrevino en el mes de febrero i 
cuando yo me habia ausentado con motivo de las vacaciones. 

Como se habrá visto, las entradas habidas durante el afío de 1876 
alcanzaron a 723, número que será inferior al del actual por lo que voi 
notando hasta ahora. 

En 1871, cuando la casa ocupaba otro local, la admisión llego 
a 372. En 1872 alcanzó a 405. 

Nótase, pues, un aumento creciente i poderoso en estas cifras. Hai 
casi una duplicación. 

vn. 

El hospital de San Francisco de Borja ha tomado a su cuidado la ^ 
atención i asistencia de la Casa de Maternidad,, bajo la condición de 
que la de Espósitos le abone cuarenta centavos diarios por enferma 
. i los gastos de empleados i demás que sean de estricta necesidad. 

Me parece que este convenio realiza mutuas ventajas para ambos 
establecimientos. Bastaría con ver el estado en que la Maternidad se 
encuentra hoi dia para que la Casa de Espósitos se encuentre satisfe- 
fecha. — ^Por el siguiente cuadro os impondréis de los 



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INFOBME SOBRE LA CASA DE MATERNIDAD. 

Gastos ocnirídoB en la Maternidad dmante el f^o de 1876. 



21 





o es 








" 


< 


'í?s 




Qastos 


Varios 


Sumas 


MESES. 


|Hí^ 


Total; 










^3 a<=> 




de sueldos. 


gastos. 


totales. 


^ 


705 










Enero 


282.00 


149.65 




431.65 


Febrero 


586 


234.40 


149.65 


Í3Í.45 


515.50 


Marzo 


569 


223.60 


149.65 


120.00 


493.25 


Abril 


410 
530 


164.00 
212.00 


149.65 , 
149.65 


68.00 


381.65 


Mayo ^ . 

Junio , ". . 


361.65 


531 


212.40 


149.65 


iÓi.36 


463.41 


Julio 


915 


366.00 


149.65 




515.65 


Agosto 


709 


286.00 


149.65 


23.25 


456.50 


Setiembre 


1017 


283.60 


146.32 


20.00 


573.12 


Octubre 


1044 


406.80 


146.32 




563.92 


Noviembre 


930 


417.60 


146.32 


80. ÓÓ 


598.32 


Diciembre 


644 


257.60 


146.32 


120.00, 


523.92 




8580 


3432.00 


1782.48 


664.06 


5878.54 



RECAPITULACIÓN. 

Número de dias de estadía de enfermas: 8,580. 

Total del gasto diario de las enfennas a 40 centavos. $ 3432 

Sueldos " 1782 48 

Varios gastos. " 664 06 

Suma total $ 5878 54 

vin. 

Por los estados que os acabo de presentar, por los datos que os he 
suministrado i por la visita de inspección que hicisteis, juzgareis de 
las condiciones i de la situación del establecimiento sobre que este 
informe recae. 

No me toca a mí entrar en mas latas apreciaciones. 

Todo lo que era digno de decirse lo he dicho; todo lo que era nece- 
sario revelar estoi pronto a hacerlo. 

Las pequeñas faltas o defectos que a mi pobre juicio existen estoi 
seguro que serán remediados. Pertenecen ellas al réjimen interno i 
BU mayor parte están bajo la responsabilidad del facultivo asistente. 

Por eso, nada os propongo sino os doi a conocer todo lo que hai. 

Mucho me complaceréis en oir vuestras observaciones, porque es- 
tad seguros que para mí tienen el peso de la sinceridad i del estudio. 

Febrero de 1877. 

Dr. A. MuRiLLO. 



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REVISTA CILINCA. 



Boletín de la ICatemidad del mes de junio de 1877. 







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829 

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25 

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11 



10 
11 

13 

14 

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15 



16 
17 

18 



12 



Fetos. 



VIVO 

vivo 



VIVO m. 
vivo t b. 
vivo j h. 
vivo I m. 
semi- m. 
vivo I 



4 VIVO 
llimuerto '< 



VIVO 

vivo 
vivo 
.vivo 
vivo 
vivo m. 
vivo h. 

vivo 



VIVO 

vivo 
vivo 



VIVO 

vivo 



h.h 



vivo h. 
vivo h. 



Posición. 



0.1.1.a. 
o. i. i. a. 



o.i.d.p. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o.i.<1.p. 
o. i. i. a. 



o.LLa. 

o.i.d.a. 
o. i. i. a. 
o.i.d.p. 
o.i.ia. 
o.i.ia. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o.id.a. 
o.i.d.t 

o. i. i. a. 
o.i.Lp. 

o. i. i. a. 
o.i.d.p. 
o. i. i. a. 

o. i. i. a. 

o.i.d.p. 
o. i. i. a. 

o.i.i.a. 



OBSERVACIONES. 



Aplicación de forcepn en la parte fmperíor de la 
escavacion. Íjos agiias derramadas 15 horan án- 
te8 de la operación ; dolores con pnjo. £1 meco- 
ninm salia con abundancia durante la opera- 
ción. 

una vuelta del cordón al cuello. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

Prematuro de 7 meses. Hace una inspiración i 
muere. Hemorrajia grave por inercia. Metritis 
puerperal; curación. 

Grave metro-peritonitis; muerte por peritonitis 
el día 12. 



Una vuelta del cordón al cuello. 
Una vuelta del cordón al cuello. 
Una vuelta del cordón al cuello. 
La placenta se enquista i se estrae. 



Una vuelta del cordón al cuello. 

Eclampsia, 12 accesos, operación; muerte de pe- 

ritonitÍH. 
Síntomas de parto prematuro. 

Fiebre puerperal i pleuro-neumonia del lado do- 

recbo; muerta el 24. 
Fiebre puerperal; curación. 

Aplicación de fórceps en el estrecbo superior por 
9 boros de permanencia en el estrecbo. 

Una vuelta del cordón al cuello; muerte por pe- 
ritonitis el 22. 

Dos vueltas del cordón al cuello; feto asfixiado. 

Peritonitis puerperal. 
Peritonitis puerperal; muerte el 23. 



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BOLRIK SB LA MATESRIDAB, 



28 









6 












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fetos. 




Posición. 


0B6EBVACI0KES. 




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34 


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O 

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1 




i 

m. 






18 


vivo 


o.ii.a. 


Disentería tres mefles antes del parto. 


«( 


45 


2 


11 


vivo 


m. 


o.iia. 


Fiebre después del parto, con aumento i dolor 
del útero; curación. 


•ft 


44 


1 


12 


vivo 


m. 


o.i.io. 


Murió de fiebre puerperal el 2(L 


•< 


48 


2 


12 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




ct 


47 


8 


6 


vivo 


h. 


o.i.d.p. 


Falleció de fiebre puerperal el 25. 


19 


36 


2 


12 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Falleció de fiebre puerperal el 25. 
Falleciú de complicación puerperal el 23. 


•• 


39 


1 


6 


vivo 


m. 


aiia. 


21 


12 


1 


14 


vivo 


h. 


o.i.d.». 




•1 


35 


4 


6 


vivo 


m. 


o.iia. ' 


Falleció de fiebre puerperal, complicada con neu* 
monia del lado derecbo, el 29 en la mafiana. 


22 


24 


2 


11 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




" 


15 


1 


20 


vivo 


b. 


O.Í.d.CL 




(t 


26 


6 


K) 


mtierto 


b. 


alie. 


Prematuro de 7 meses. Hemorrajia seis dins an- 
tes del parto, i después del porto por inercia 
ntorína i mnerte mui anticipada del feto; fie- 
bre puerperal; muerte el 26 en la noche. 


23 


27 


2 


6 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


' 


24 


1 


S 


14 


vivo 


m. 


o.Liik 


. 


t* 


4 


4 


6 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




25 


6 


3 


12 


vivo 


h. 


o.iip. 




(t, 


9 


2 


11 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




27 


S 


1 


16 


semi- 
vivo 


m. 


S.id.t 


Prematuro de 7 mases por sífilis materna; al« 
oanza a vivir el feto unos cuantos minutoa. 
Tenia éste en el cutía ouatro a cinco ampoUag 
de penfigus. 


28 


36 


2 


14 


vivo 


h. 


o.i.d.p. 




«• 


38 


1 


16 


vivo 


m. 


o.ii.a. 




•I 


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M 




> • • • 






Aborto de 3 meses. 


^t 


37 


1 


20 


vivo 


m. 


o.ii.a. 




29 


20 


2 


10 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 




to 


35 


1 


9 


muerto 


■m. 


0.1 d. a. 


Prematuro de 8 meses por sSftHs materna. Elf^ 
to muerto de algunos dias. 


•« 


6 


2 


8 


vivo 


h. 


o.i.ia. 


^ 



MOVIMIENTO DE LA MATERNIDAD EN EL MES DE JüNia 

Existencia anierior 26 

Entradas 57 

FaUecidas ; 14 

Salidas ..• 67 

. Eídsteiioia actnal 11 



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REVISTA ESTRANJERA. 



SuM-iuio.— Patojenósift de reumatismo agudo.— Orina en las tifoideas.— Tratamien- 
to de la anjina membranosa por los balsámicos. —Tumor sifílitico de la lengua. 
-— Adenopatías bronquiales.— Prostatitis, ruptura de la vejiga, muerte. — Talla 
uretral. -^uras con algodón. — Quistes ateromatosos del cuello.— Bromuro de po- 
tasio en las neurosis. — Traumatismo quirúrjico en las afecciones jenerales i orgá- 

' nicas. - -Durante la jestacion. — Ketroversion e inversión uterincL — Menorrajia. 

Desde el momento que tuvimos la honra de ser encargados de esta revista, pen- 
samos en darle una forma metódica i ordenada, según la cual lá fisiolojia patolóji- 
ca, la terapéutica, las clínicas, etc., etc., vinieran a formar otras tantas seccionoB 
separadas, en provecho de la claridad i facilidad de la lectura. Esperando realicar 
este plan en las ^próximas revistas, se nos disculpará por hoi si, como en el mes 
pasado, damos solo a continuación una serie de notas, las mas de ellas de cierto 
interés práctico, pero con poca hilacion i encadenamiento entre si. 



La Revista Clínica de Bolonia publica en su última entrega un detallado análisis 
del estadio clinico anatómico sobre el rewnaiismo agnáOt por el doctor Luigi. Con. 
poco espacio para dedicar estas columnas a la esposicion de las ideas fundamen- 
tales de ese importante trabajo, nos contentaremos con presentar a nuestros lecto- 
res un lijero estracto de la parte relativa a la fisiolojia patolójica del artroreuma- 
tismo. 

¿Es esta una afección discráisica, como algunos quieren, o bien consiste solo en vax 
.proceso primitivamente local? En apoyo de esta última manera de ver, señala la 
existencia de artritis sin fiebre; la relación constante de este fenómeno i el número 
de los focos flojistidos; la ausencia de marcha cíclica en el movimiento febril, liga- 
do como se halla a la aparición i desaparición de las artroflogósis; sostiene, en fin» 
que es solo de una manera secundaria como viene a orijinarse una pseudo-discrá- 
sis, de las flogosis articulares. Dos son los factores o causales que concurren, segan 
Liiigi, a Ja producción de la fiebre artrítica: los elementos pirojen^ioos que arras- 
tran entonces la coniente sanguínea i la calefacción propia de la misma sangré al 
atravesar el foco inflamatorio, el cual presenta, comparativamente a las partes-ho- 
mónimas no afectadas, 2°5 mas calor, a la mensuracion termométrica. 

La marcha de la afección revela también su orijen primitivamente tópico: la ar- 
tritis no pasa de un sitio a otro caprichosamente i sin reglas, sino que al contrario 
la observación demuestra que ella se subordina, en su propagación, a leyes anató- 
micas, de contigüidad, o bien fisiológicas, de simpatía. 

Las complicaciones mismas, i a la cabeza de ellas la peri i endocarditis, permi- 
ten llegar a soluciones idénticas. Bajo el aspecto anatómico patolójico, todos saben 
que las lesiones de las serosas cardiacas no difieren, sea que se las observe aislada- 
mente o en compañía del artro-reumatisno. £1 estudio clínico demuestra, por otra 
parte, que si tales complicaciones aparecen dias después de la artritia de lua mane- 



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r 



BEVI8TA ESTRáKJEBá. 25 



xAfUioammU áiagnoaUcobk, es yerosSmil que existen desda los primeros momentos, 
derivándose de la misma impresión que ha determinado la artritis. Eobnstece esta 
idea la existencia, bien conocida, de peri i endocarditis renmáticas, perfectamente 
aisladaft No es esto decir que machas Teces dejen de ser, positivamente, el resulta- 
do de xma discrásia sanguínea, pero no primitiva, sino acarreada ella misma por las 
modificaciones orgánicas debidas a la flogosis articular. 

Bespeoto de la acidez de la orina, que se ha considerado como nn carácter distía- 
ÜTO de las afecciones disc^icas, el autor sostiene lo contrario, con la precisión de 
las cifras; i apunta ademas que, por lo que toca al. reumatismo, la acidez media de 
la orina apenas sobrepuja de 0,82 a la del estado normal i de un grado, en su máxi- 
miim, siendo a veces hasta alcalina, sin cambio sensible en el curso de la enferme- 
dad. Concluye, en fin, el autor, después de largas consideraciones, afirmando que 
la artritis, cuya etiolojia ha dado i sigue dando tema de variadas hipótesis, no es mas 
qae una enfermedad lisa i llanamente local, una lucha trabada en el siüo núamo da 
las partes afectas, de la misma manera que en una neumonitis, afección conjénere, 
en la cual vemos propagarse las lesiones anatómicas en el órgano enfermo, inde- 
pendientemente de la óausa que prodigo o determinó su aparición. 

XJboiíOjLl clínioa.— La gaceta de los hospitales publica un resumen aoeroa del 
valor semeyótico de las orinas en las fiebres tifoideas, cuyo resultado pasamos a 
esponer. Bespecto a la cotorctáon^ se ha notado que los tonos oscuros i rojos predo- 
minan en las formas graves, atáxicosi adinámicas, £n la variedad toráxica, con 
pericarditis o endocarditis, se observan los matices mas oscuros, ocraososi rojiaos, 
bemoféicos, verdosos. £n la variedad renal, concluye por un tiata rojo sanguino- 
lento, que en jeneral anuncia las compliosAiones. 

Cantidad, densidad i materías sd¿ida«.— Tomando como tipo la forma común, se 
observa en los periodos de aumento i de estado, Igera disminución da la canti- 
dad, aumento consiguiente de densidad; con las oscilaciones descendentes, «esa 
proporciones se hacen casi las del estado normal, i en la convalecencia, la cantidad 
aumenta, la densidad disminuye un poco i los materiales sólidas saben da una ma- 
nera mni marcada. £n las formas adinámicas la cantidad, la densidad i ios mate- 
riales sólidos disminuyen sensiblemente i de un modo gradual hasta la terminación 
ítmestBh 

Jnfluenda de loa sudores i de las aímoroa. —Ouando ocurran estos síntomas en 
cualquiera da los periodos del mal, actúan, diuninuyendo la cantidad i aumenta^ 
do la densidad de la escrecion; al revés de lo que se observa, cuando bal sequadap 
de la piel i falta de diarreas, pues la orina arrastra entonces los principios que de- 
bían evacuarse por los otros emuactorios. La importancia de los caracteres en ouea- 
tion se relaciona particularmente con el pronostica Asi, ésto será grave, cuando en 
el periodo de la defervescencia no se presentaren, como signos premonítores del 
zestablecimiento, la poliuria, junto con la disminución de la densidad i aumento de 
materiales sólidos. Como deducción terapéutica ciqpital, estos estudios demuestraa 
que, entre los elementos que constituyen la afección tifoidea, uno de los principa- 
les ee kt'mtensiclad de la destrucción orgánica i la retención de sus productos en el 
organismo; fenómenos que es preciso contrabalancear por medio de los ajentesre- 
paradores i de los que estimulan especialmente la acción de los emunotorios. 

Tbataiozmto dx la ákjiná membranosa pob los BALttÍMiooft>.— Aun cuando esta 
medicación es tmiversalmente conocida, preciso se hace detallar su modo de apli- 
cion para poderle juzgar con perfecto oonocúaúenio da cansa. En la memoria qoe 



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26 BEVIBTA EflTBAKJE&A. 

ha TulgarissAdo sa método, M. Trídeaa principia insiiitíendo en qne, por el heeho 
de ser 1a difteritis nna enfermedad jeneral, reclama también un tratamiento jena- 
rol i, por rozón de analojSo, le aplica el tratamiento abortivo de otras enfermedades 
catarrales, enal es los balsámicos a altas dosis. Es claro qne debe intervenirse aaf , 
solo al principio, cuando la enfermedad no ha salido de los limites de la farinje. 
Gomo ájente terapéutico, M. Tridean escoje la cnbebo, mejor tolerada por las vias 
dgestivas qne otros balsámicos, a los coales solo acade en casos uijentes. Hé aqoi 
las fórmulas: 

1. o —R.— Polvo de cnbebas 12 gramos. 

Jarabe simple. 100 " 

Vino Málaga íj¿ 20 " 

Agua. í 

En los adultos puede elevarse la dosis de cubebas hasta 25 a 30 gramos por dia» 
en^nn vehículo análogo al anterior. 

2. o — Gapaiba solidificado of 6 gramos 

Cubebas 4 " 

M. para 20 pildoras, que se tomarán al dia, conjuntamente con algunas cuchara- 
das de jarabe tebaico» para prevenir la diarrea, en los casos graves. La erupción 
oopahifera indica, en tales casos, qne la enfermedad va de vencida. En los niiloe, 
estas pildoras se darán en número igual a los años del enfermito. 

El tratamiento dura en jeneral de 5 a 6 dias, i puede repetirse los veces que se 
juzgue necesario, si reapareciesen las falrias^membranas. ^ 

Se recomendará al mismo tiempo una alimentación reparadora, vinos, alcohol, 
tónicos, etc.— («Ti de med. d dúr. pratiquea.) 



Leemos en la Reoista MídioíhQidrárjica Arjenlina las detalles de un interesante ca- 
so, observado por nuestro distinguido amigo doctor Pisovano, i del cual presenta- 
remos un estracto. Se trata de una señora embarazada de unos 4 meses, i qne pre- 
sentaba hacia la raiz de la povcion libre de la lengua un tumor lardáceo, sin cambio 
de coloración de la mucosa, ni infartos ganglinares, doloroso a la presión, i que fué 
calificado por algunos de epitelial. Aun cuando sin antecedsntes anamnésticos su- 
ficientes, se sometió a la enferma a un tratamiento antisifilftico por el yoduro de 
potasio, a dosis progresivas, i no tardó en verse disminuir rápidamente hasta desa- 
parecer en el espacio de 35 dias, el neoplasma cuyo ^orijen remontaba al segundo 
mes del embarazo. Al mismo tiempo se produce el aborto, no imputable al medica- 
mento, puesto que sobrevino cuando éste se administraba al mínimum, i que, por 
otra parte, el feto presentaba las lesiones caracteristici\s del virus sifilitico, partícn- 
larmente los del hígado, suficientes para acarrear su muerte. 

Trascribimos de la misma revista arjentiua la siguiente nota terapéutica: "En las 
diarreas rebeldes, M. Bonamy adopta el modo de tratamiento indicado por Gubler, 
es decir, 3 gramos 60 de óxido de zinc, asociado a 50 centigramos de bicarbonato 
de soda i dividido en 3 o 4 dosis; para tomar una cada 3 horas. M. Bonamy no ha 
observado vómitos. Besume asi las ventajas del medicamento. 1. ^ Superioridad de 
acción» Todos li\s diarreas en que le ha empleado hablan resistido a otros ajentes, i 
reaparecían en el acto de la suspensión del remedio. 2. ® Rapidez de acción, Dia- 
rreas que databan de varios meses han sido felizmente modificadas con U adminis- 
tración de los primeras dosis del óxido de zinc." 



Las adenopatias hronqmales en los niños son un resultado mui frecuente, puede 
decirse inevitable,, de todas las afeciones pulmonares, en particular de la coquelu- 



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BEVI8TA E8TBANJEBA. 27 

olie i Ibb bronqnitífi. Segon el sitio que ccnpan, dan lugar a los fenómenos mas va- 
riadoB, soplos oarvenosos, signos de compresión Tenosa, palpitaciones i espasmos 
XX)T compresión nerviosa, etc. Los síntomas jenerales son: anemia, enflaquecimien- 
to, dfifonnacion toráxioa; disnea por accesos, tos por quintas, etc. La intermitencia 
de estos accidentes s^ esplica cuando se piensa que mas dependen de la atmósfera 
irritativa quo mantiene la adenopatia, irritación esencialmente variable según las 
oircxuistancias, i no de la afección ganglionar misma. £1 diagnóstico se funda en él 
hábito jeneral del enfermito; en la submatidez o resistencia al dedo entre los omo- 
platos, aspereza respiratoria, etc., signos que facilisimamente se confunden, mez- 
clándose con los de la tisis incipiente, que siempre se acompaña de adenopatia, pero 
que pueden distinguirse de la tisis eonñrmada por su no existencia en los vértices. 
Tratamiento: dijital i bromuro de potasio, si hai palpitaciones; belladona o acónito 
contra la tos; opio, si existe ajitacion nerviosa. Si bai depresión i dificultad respira- 
toria, se puede prescribir, por cierto tiempo, la nuez vómica i el alcobol. Antes que 
todo, mantener de una manera continua, pequeños vejigatorios que se van aplican- 
do sacesivamente sobre todos los puntos del tórax, o bien, en su lugar oí. crolonis 
mitigado por el cacao, de preferencia a la tintura de yodo, que por su .absorción, 
en los niños, se convierte en escitante jeneral. Al interior, reconstituyentes. Hé 
aqoi las ideas del profesor Simón en sus lecciones clínicas sobre enfermedades de 
los niños. 

£1 mismo especialista elojia en alto grado las preparaciones de Scila como suooó- 
daneo de la dijital, en la terapéutica de los niños, a causa de las ventajas que ofre- 
ce, por no prestarse a la acumulación de las dosis en la economía. 



En la Bemsta Clínica de los Ardúvos de Medicina^ encontramos la interesante re- 
lación de un caso en que, después de síntomas de retención de orina por hipertro- 
fia prosíática i alivio pasajero después del cateterismo, sobreviene una tumefac- 
ción difusa de la rejion subumbilical, con dolor vivo, tinte rosado de la piel i desa- 
rrollo de las venas subcutáneas, al segundo dia; aparato febril intenso.— Ningún 
antecedente traumático existía para osplicar estos síntomas. La sonda de goma, 
puesta en permanencia, funciona con regularidad. Ai fin, se percibe en la rejion hi- 
pogástrica un ruido hidroáerico bien neto, i el enfermo sucumbe a los ocho dios 
deispues de haberse presentado la timiefaccion abdominal. — En la autopsia, se en- 
enntra la cavidad peritoneal intacta; pero desde el fondo de la vejiga comenzaba 
nna enorme colección purulenta, resultado de im verdadero flegmon gangrenoso, 
la cual, rechazando el peritoneo, sin inflamarlo, invadía los paredes posterior i lateral 
del abdomen i llegaba hasta el diafragma, al que traspasaba para introducirse en la 
pleura izquierda, constituyendo un derrame putrilajinoso.— Próstata hipertrofiada, 
pero sin veetijios de supuración. El punto de partida de tan terribles lesiones ha- 
bía sido ui)a perforación del fondo de la vejiga, redondeada, del tamaño de una mo- 
neda de 10 centavos i cuyo oríjen no podia ser otro que un abceso de las paredes 
vesicales, o los progresos de una ulceración de la mucosa, de antigua data, como lo 
eran las perturbaciones de la micción, de que adolecía el enfermo. Es de notar la 
OBcnridad de los síntomas con que piincipiaron a desarrollarse lesiones anatómicas 
de tanta trascendencia, i en particular, la inmunidad de la serosa peritoneal, que 
de ordinario se resiente la primera, en tales casos.— i'.árc^vos Jen. de Mediemu, ma- 
yo de 1877, páj. 604.) 

Taixa übstral.— Be una discusión tenida en la Sociedad de Cirujia de París 
para apreciar el valor de los diferentes procedimientos de talla en la mujer, resulta 



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2S BSSnSTA. ESTRAXJERá» 

q!i6 la Htotóttfo uretral, eonsiderftda como un medio eseepoional por Ifialgnigne i 
otros, deede tiempo atráó, puede, al contrario, ser nna mni bnena operación, siem- 
pre que se la practique con ayuda de cloroformo, pudiendo asi vencerse el eafinter 
▼eüica^ fi>in desgarrarlo. — {Reliquet, citado por Tillauz.) 

Cubas xsov aloodon. — ^En una memoria leida por Desormeanz, en la Academia 
de Medicina de París, se preconiza el siguiente método de curas en las amputacio» 
nee: lavada la herída con alcohol fenolado o una solución de doral, se reúne con. 
suturas metálicas, estableciendo en uno de sus ángulos un pedazo de tubo de drena- 
je, se aplica sobre el muflón i se deja darante 12 o 15 dias la cnra de algodón. Ser 
levanta al fin de ese tiempo para retirar los hilos i lavar la herída i vuelve a apli- 
carse por otras dos semanas, al fin de las cuales la cicatrización se encuentra ja 
ooncliiida. 



. En los Archivos de CIrujia CHinica de ÍAngenbeck, se preconiza, para el tratamien- 
to de los quistes ateromatosos profundos del cuello (después de hecho el diagnóe- 
tíco, por medio de una pequeSa porción de sustancia estraida con la aguja de Pra- 
vaz) la inyección de un soluto de ácido fénico de 1 por 1,000, para disociar el con- 
tenido, i consecutivamente la introducción de 15 gramos del soluto de Lugol (yodo, 
20 centigramos; yodo de potasio, 40 centigramos; agaa, 1,000 gramos) durante al* 
gunos minutos "en el interíor de la cavidad cística. La relación de un caso publica- 
do en los Archivos de Mediana de Paris, páj. 618, es mui digno de leerse, por va- 
nos conceptos. 

Se ha comunicado a la Academia de Ciencias la historia de dos casos de aneu- 
risma del codo, tratados por la ligadura antiséptica de eaUjut, que favorece la obli- 
teración de las arterias i permite asi acercarse con menos temor al oríjen de los 
colaterales, en la práctica de la operación. . ' 

BaoVUBO DE POTASIO EN LAS NBUBOSIB I AFE00I0K3SS DEL CORAZÓN. — £1 prOfeflOF 

Angritani establece las siguientes conclusiones sobre el particular: 1. ® este reme- 
dio goza de una acción deprimente sobro el centro vaso motor i el plexo cardiaco; 
2. ^ no posee, como se ha creido, una acoion especial sobre las fibras lisas de los 
capilares, los cuales, si se contraen i disminuyen de calibre, es en virtud de la im- 
presión del medicamento sobre el aparato nervioso vaso-motor; 3. ® tampoco ejer- 
ce influencia alguna sobre las fibras musculares cardiacas; 4. ^ el bromuro de po- 
tasio es el ájente mas poderoso i benéfico para modificar las anomalías funcionales 
del corazón, cualquiera que sea el estado en que el miocardio se encuentre; modera 
con prontitud los fenómenos de la anjina pedoris, máxime cuando son pura i sim- 
plemente neurósicos. — ( Gaceta Médica de Bolonia.) 



Estractamos de un análisis bibliográfico, publicado en los Archivos de Medicina de 
París, las siguientes notas relativas a la influencia de las afecciones jenemles i ox^ 
gánicas en el éxito de las operaciones quirúrjicas; i que comprenden ciertos princi- 
pios profesados por el célebre profesor de Londres, sir J. Paget 

Los escroñilosos están poco espuestos a la piohemia i a la orísipela; pero en cam- 
bio, las heridas tienen en ellos poca tendencia a la cicatrización, i si es cierto qne 
su estado jeneml gana después de una amputación, a veces sobrevienen en otros 
puntos manifestaciones escrofulosas, agravándose la afección jeneral. 

Las heridas se curan bien, en jeneral, en los sifili ticos, pero a veces toman el ca- 
rácter específico. 



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. BiETIBTA ESTRAlTJXatá. 27 

St leamttígmo, la gota, el oáncer i la plétora no colooan a los operados en malas 
oondioioneB. 

Estas se obsenraa, sobre todo, en los individaos oaigndos de grasa, indolentes i 
perecosoe. 

Las intermitentes no tienen infinencia ninguna, al parecer, sobre el resultado de 
bs operaciones, a no ser que sobreYengan accesos, qne pueden engaSar al cirujano, 
haciendo incierto el pronóstico. 

La erisipela, como el flegmon difuso i la piohemia aguda son casi siempre con- 
tmindicaciones de una operación; pero la piohemia crónica, por el contrario, indi- 
ca la amputación, pues se remueve asi la causa principal de deperesimiento. 

La constipación no es siempre un mal para lá práctica de ciertas operaciones. 
Por el contrario, Paget acostumbra dejar tranquilo el intestino por 12 o 15 dias 
después de la operación de la hernia estrangulada i de la ñstula yesicovajinaL 

Ia frecuencia de les moTimientos respiratorios es de un indicio mas peligroso 
que la del puteo. Ha visto siempre qne los enfermos de hemorrajias graves se cura^ 
ban cnando la respiración daba 10 por minuto i el pulso era rápido. 

La tisis aguda contraindica los operaciones, como la tisis crónica las indica. 

Las enfermedades hepáticas, i sobre todo, la dejeracion amiloide esponen, por 
cualquier operación quirúijica, a tener heridas atónicos, causa de debilitamiento i 
de muerte. 

Las enfermedades renales, i en particular los estados qne se revelan por albumi- 
ifnria persistente, acusan una tendencia fatal a la piohemia i a las erisipelas; los he- 
ridas ofrecen poca vitalidad i el enfermo muere en el marasmo. La pielitis es una 
contraindicación formal a las operaciones.— La orina abundante, pálida, de mui 
débil peso especifico, aunque no haya albúmina, anuncia en el viejo cierto grado 
de pereza ftocioñal en el aparato urinario, qne debe hacer mui circunspecto al ci- 
rujano para la práctica de las operaciones. 

Los accidentes graves de los operados se traducen primitivamente por convulsio- 
nes, en los niños, asi como en los adultos por escalofríos. 

Creemos de sumo interés, al dejar apuntados estos pocos ideas de potolojlo jene- 
xal, que resumen, de un modo aforistico, algunas de loa lecciones del eminente 
práctico infles. 

TBjLTTMÁTisiro I JESTAdON.— Hé oqul algunas observaciones hechas ante la Socie- 
dad de Cirujio de Paris: parece qne la coujestion mecánica determinada por el em- 
barazo en los miembros inferiores los predispone a la supuración, cuando concurre 
alguno canso odyuvonte. Asi, en uno joven curada de una coxa^ia en su niñez, sobre- 
viene en el estado de jestion un dolor en lo ingle i en el muslo, que aumenta poco 
a poco i que a los cuatro meses después del porto, presento un obceso, conteniendo 
doe litros de pus. Otro mujer, que a los 11 ofios se habió curado de uno artritis de 
1a rodilla, con rijidez persistente, presenta en tres embarazos sucesivos, hosto los 
23 años, o portir de 17, fenómenos inflamatorios agudos en la estremidod inferior 
del fémur, sanándose al fin con varias fístulas. 

Parece, .pues, que el estado grávido predispone o lo purulencia, sobre todo, si hoi 
antecedentes escrofulosos. Es por asta razón que debe postergarse toda operación 
qairárjico, lo perineorrajio u otra<t, a muchos meses después del parto. Aun des- 
paes de cinco, Vemeuil ha luchado con accidentes graves i obtenido resultados in- 
completos. 

Bbtbovxbsion fabcial Dsii €tebo obávido.— £1 profesor Depoul ha estudiado de- 



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30 BETISTA ttSTBANJEBA. 

tenidamente esta singular disposición, i aparte de Tarios ejemplos pablioados por 
loe autores, consigna en siis Archwos de Tocolqjia, nna interesante obseryaeion per- 
sonal. Se trata, según él, en estos casos, de una dilatación del cuerpo del útero, lo- 
calizada, sobre iodo, en sus segmentos inferior i posterior, mientras que la rejion 
anterior queda mui poco desarrollada. Resulta de ohi que el cuello uterino ocupa 
una posición viciosa hacia adelante r arriba, detrás i aun por encima de la sínfisU 
pnbiana. La desaparición del fondo de saco posterior de la Tajino, (puesto que la pa- 
red posterior de este canal se halla arrastrada hacia adelante por el cuello > la salida 
del liquido amniótioo, etc., permitirán establecer el diagnóstico. £1 comadrón der 
berá entonces llevar uno o dos dedos haiita el interior del oriñcio uterino, ver mo- 
do de bajar el labio inferior del cuello, i tomar, en fin, i desprender la parte fetal 
que se presente. 

Inyebsion uterina pobt-pabtcm.— Se rejistmn en The Obslelríoaí Journal cinco 
observaciones de este jénero, aconsejándose el tratamiento siguiente: 1. ^ presión 
suave i continuada para tratar de obtener la reducción del órgano; 2. ^ taxis forza- 
do; 3. ^ incisiones, no sobre el cuello, que sin razón se ha considerado como ajen- 
te constrictivo, sino al contrario, una sobre la cara anterior i otra sobre la poete- 
rior del ti'jido uterino. Estas incisiones deben estenderse desde la vecindad del ori- 
ficio interno del cuello hasta la parte media del cuerpo, i una vez practicadas, fie 
ensayará de nuevo la reducción del órgano por él taxis. Dunoan la ha conseguido, 
lo cual es un resultado infinitamente saperior a la estirpacion del cuerpo del úteros 
propuesta en tales circunstancias. 

Ikteociones ds sbootina ek lv menobbuia.— Una joven de 25 afioe, menstna- 
da a la edad de 15, con constantes i escesivas hemorrajios desde esa época, se pre- 
senta con una menorrajia que databa de un mes; profundamente anémica, pero sin 
lesiones orgánicas, la enferma no habia sacado provecho alguno del precloruro de 
fierro i aplicaciones frias. La enfermedad cedió, sin embargo, en el espacio de cin- 
co dias, a las inyecciones hipodérmicas, practicadas en el brazo, en número de dos 
a cuatro al dio, con la solución siguiente: 

Ergotina, 15 a 20 granos, en tma dracma de vehículo, compuesto de agua, glioe- 
rina i alcohol. No hubo síntomas de ergotismo. — ^£n otros casos análogos, el mis- 
mo tratamiento ha dado también satisfactorios resultados. — (Tomado del Phü, MécL 
Times.) 

Santiago, julio de 1877. 

Dr. F. B. Mutmrxz. 



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VARIEDADES. 



B8T4DO 8AKITABI0.— AtraYOsamofi ano de los meses mas rigorosos de nuestro cli- 
ma tan benigno i suave, una de aquellas épocas del año que se señalan ordinaria* 
me por la recrudescencia o el desarrollo de las enfermedades que son comunes en 
nuestra ciudad, i sin embargo, nos es permitido anunciar con satisfacción una yaz 
mas que el estado de la salubridad pública es escelente. 

Ni uno solo de los temores que se abrigaban respecto al desarrollo de algunas en- 
fermedades se ba verificado o tenido cumplimiento. Si uno que otro caso de difteria 
bacía presumir tma jeneralizacion de esta temible enfermedad, lo acaecido en la úl- 
tima quincena deja ver bien clarame^te que se puede abrigar la fundada esperanza 
de que no se repitan, ni menos sean los precursores de un estado epidémico grave. 

Las afecciones catarrales i raumáiicas, de ordinario frecuentes en la estación que 
va corriendo, no presentan tampoco nada que llame la atención ni como gravedad, 
ni oomo frecuencia. Casos leeros de coqueluche o tos convulsiva, algunas nenmo- 
nias i casos relativamente numerosos de hqxjt'diSf hé ahi todo. 

En las salas clínicas es tal la escacez de enfermos, que en mas de una ocasión han 
faltado para la práctica de los alumnos o el profesor ha tenido que limitarse en sus 
lecciones a casos ajenos a su programa. Actualmente una tercera parte de loe enfer- 
mos en observación son de afecciones hepáticas i principalmente de (Acesos dd M« 
gado, I ya que tratamos de enfermos de esta naturaleza, es lójico preguntarse cuál 
es la causa de este fenómeno singular. 

Siempre hemos creído que las enfermedades del hígado son muí frecuentes en 
Santiago i varios otros puntos de la Bepública, por no decir en la mayor parte; pe- 
ro lo que hemos observado eute afio en las clínicas nos trae involuntariamente a la 
memoria la cuestión etiolójica que se relaciona o va ligada a este asunto. 

Consideramos de verdadero i alto ínteres público la dilucidación de este punto, 
que es uña de las modalidades mas curiosas de nuestra patolojía. En efecto, aquí en 
Santiago la hepatitis aguda o subaguda termina con una rapidez i frecuencia de- 
sesperante por la formación de abcesos, a veces enormes i que, como se sabe, dejan 
tan pocas espectativas de restablecimienta 

Según nuestra humilde opinión, la etiolojía de la hepatitis es una de las cuestiones 
que la Facultad de Medicina, el cuerpo médico en jenerai i cada uno de sus miem- 
bros especialmente, deben tratar de resolver con mas prolijidad i atención; pues, 
como hemos dicho anteriormente, la supuración es la terminación casi constante de 
las inflamaciones agudas de la glándula biliar, i de preferencia, como es bien sa- 
bido, entre los individuos que abusan de los licores alcohólicos. I decimos de prefe- 
rencia, pues estamos acostumbrados a ver desarrollarse abcesos en individuos de 
una vida arreglada e intachable i de un modo tan rápido oomo fatal en sus conse- 
cuencias. ^ 

Aceptando que la alimentación, los hábitos de vida, etc., sean causas poderosas 
oomo predisposición para llegar a contraer tal enfermedad, no vemos que eso sea 
del todo suficiente; pues oBas causas jeneíales se encuentran en otros climas i luga- 



Google — ^ 



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32 YABIEDADES. 

gares. Necesario es, por lo tanto, qne este fenómeno tenga alguna relación con el 
clima físico de la localidad o qne dependa de causas qne seria proTechoso conocer 
con cierta exactitud. 

£1 estudio de este punto tan oscuro de la etiolojia de Ins inflamaciones i supura- 
ciones hepáticas tendria ademas un doble interés: por una parte seria resolver nn 
problema científico que se ha olvidado casi por completo; por la otra se abriría ca- 
mino i se llevarla luz a una cuestión de la práctica cuotidiana de cada médico. 

Por eso miraríamos como un gran paso, dado en el sentido de un veráadero pro- 
greso, como la base de grandes prospeiidades para la medicina en nuestro pais, el 
^tablecimiento o fundación de un centro científico, en donde cada una de estas 
cuestiones fueran presentadas en discusión tranquila i provechosa; en donde el ol- 
vido de las personalidades i el recuerdo i solución o estudio de todo aquello que 
se relaciona con el bien jeneml fuera lo prímero i lo mas respetado. Á la par que 
' obra digna del adelanto alcanzado por todos los demás ramos del saber i de la acti- 
vidad himiana, la verdadera ilustración i el saber sólido i concienzudo o el talento 
ocuparían el puesto merecido. La falsa ciencia, las miras científicas especulativas 
tendrían también aquel que les corresponde en el desprecio público. 

Amontonar materiales para ese grandioso edificio del porvenir de la profesión 
médica en Chile; contríbuir a encaminar estas ideas con- convicción i constancia 
para llevarlos a la cima, aunque sea a costa de sacrificios; mirar mas allá de sus in- 
tereses personales i de su propia conveniencia, hé ahi el medio a nuestro juicio mas 
seguro para llevar a feliz término una aspiración, a la vez que justa, útil i prove- 
chosa. 

CoKSUo PE BUiEKE. -—Después del ruidoso denunciq sobre adulteración de cer- 
veza, i que dcF^raciadamente ha confirmado los temores que abrigábamos sobre sa 
nhignna seriedad i qne ojalá sirva de clara esperieucia para que tales escenas no se 
(epiton jamás, el Consejo no ha dado otra muestra de vida qne un cariosísimo tra- 
bajo sobre reglamentación de la prostitución. 

Sentimas'mui deveras qne los honorables colegas que forman ese Consejo no 
comprendan de una vez lo inútil de su empeño i lo curioso de sn situación. Hasta 
aqui ni uno solo de los medios, de las reformas o proposiciones AA Consejo ha sido 
planteada; ni uno solo de sus pedidos atendido debidamente. Se le han contestado 
notas muí atentas i mui corteses; pero de Consejo no ha tenido en verdad sino el 
nombre. ¡I para darle vitalidad va a tratarse allí de la prostitución i de la falsifica- 
ción de la cerveza inglesa o de temas semejantes! O estamos en un grave error o 
todo eso no es mas que el comienzo de la agonía de un moribundo que principia a 
ser acometido de delirios precursores del colapso final. 

Instituciones que carecen de fundamentos i de medios de acción están destinadas 
a morir antes de haber vivido. Si es una gran desgracia, es sin embargo el cumpli- 
miento de una lei imprescindible 

HüíEiiE HospiTALABiA.— /8crn Juan de Dio.9.— Este hospital, que tan rudos ataques 
ha recibido, ya por su situación o por sus condiciones hijiénicas, ha venido siendo 
de algún tiempo a esta jmrte el tema de publicaciones médicas de mucho interés. 

Hoi día, gracias a la actividad i celo de su administrador actual, comienza a sufrir 
transformaciones que han sido interpretadas bajo aspectos variados, ya favorables, 
ya adversos. 

£n el número anteríor de esta revista, un joven colega ha tenido a bien ocuparse 
de este asoato i hacer afirmaciones que merecen un detenido anáUsis. 



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VABIXDADSS. 33 

Somos de los primeros en reconocer los altos fines i objetos qae el distinguido i 
honorable caballero que hoi tiene a su cargo la administración de ese hospital, ha 
tenido en vista para emprender reformas tendentes a mejorar sos pésimas condi- 
ciones de hijiene, qae nos eran a todos tan conocidas. Creemos que ha hecho i hace 
mas de lo que pudiera exijirse de su buena voluntad i reconocido empefio por los^ 
desvalidos. Aceptamos igualmente como lejitimo el derecho que tiene el cuerpo 
médico de un establecimiento de ese jénero para aprobar las medidas o reformas , 
que en él se llevan a cabo. 

Pero de alli a apartarse de los principios mas incontestables de la ciencia, de las 
maq elementales nociones sobre establecimientos hospitalarios, hai una distancia para 
nosotros inesplicable, tanto ma» cuanto que opiniones aisladas de algunos de esos 
honorables i dúdinguidos médicos nos eran personalmente conocidas. Concebimos 
que se pueda decir de San Juan de Dios que sUs condiciones hijiénicas de hoi son 
incomparablemente mejores que las de hace un año o mas i esto es, i lo reconoce- 
mos gn^osos, justo i exacto. Pero lo que no comprenderemos jamas es que se pre- 
tenda sostener que esos trabajos le han metamorfoseado, hasta cambiarle en un hos- 
pital modelo. I como si esto fuera poco, que se llegue a negar lo que cada uno, que 
tiene el titulo de médico en ocho o diez afios a esta parte, ha podido ver con sus 
propios ojos, como casos de seplicencia o de infeccUm pundenta. 

Eso A la par que hace ociosa toda discusión seria i elevada, manifiesta que no se 
tiene el respeto debido a los hechos de observación que valen mas que todas las ho- 
noitibilidades i mas que todo los interedes personales. 

En una' ocasión, tocando este asunto, hemos dicho, con toda la franqueza que 
nos es característica: el saber si San Juan de Dios, con ventiladores o nó, con le- 
trinas o sin ellas, con galerías o desprovisto de su infiuencia es un hospital hijiéni- 
co o nó, antes que cu€«tion de saber i de erudición es simple asunto de estudio i de 
buen sentido. 

Bogamos a nuestro estimado colega, que redacta el JBoletin, que estudie la cues- 
tión en este terreno, i el dia en que se crea con datos suficientes pora emprender la 
discusión, comparando a San Juan de Dios con los hospitales de otros países i con 
las prescripciones de la hijiene jeneral, tendremos un verdadero placer en discutir 
la cuestión punto por punto, anticipándole desde hoi esta afirmación, que espreaa 
nuestra manera de pensar: 

El< HOSPITAL DE SaN JuAN DB DiOS ES XTN ESTABLECQflENTO ANTIHXJI£NIOO BAJO 
TOnOB CONCEPTOS I MINOÜKA BEFOBMA SEBÁ SUFICIENTE PAKA QUITABLB ESE OA- 
BÁOTEB. 

Eso que, a nuestro juicio es un verdad inconcusa, no implica ni puede significar 
tampoco que no tenga un mui digno i respetable administrador, ni un cuerpo mé- 
dico distinguido i honorable. Por el contrarío, esa es la única razón que lo honra 
como establecimiento de caridad. 

Santiago, julio 12 de 1877. 

L üaABTl GUTIBBBB& 



♦ • ♦ 



B. K. 



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boletín. 



Estado sanitario D£ todo el país.— £1 directorio de la Sociedad Médica acordó, 
por indicación del que esto escribe, invitar a todos los médicos de ciudad o con 
servicio en un haspital para llevar a cabo la idea de pnblicar en este periódico na 
estado sanitario, si es posible, de todo el pais. Este trabajo, que se hace semanal- 
mente en Knova York í de una manera dettillada, pues comprende el movimiento 
de la población, el estado atmosférico, enfermedades reinantes, etc., no exije de 
nuestros médicos, como lo espresa la invitación, **sino un poco de buena voluntad 
i la dedicación de un momento de tiempo, que servirán mucho al progreso de la 
medicina de nuestro pais i a la reunión de datos, que después seria mui diñcil ob- 
tener." 

Tal invitación ha sido acojida con entusiasmo por algunos médicos: el señor 
Francisco A. Perry, médico de O valle, nos dice lo que sigue: '*E1 estado sanitario 
de esta población durante el mes de junio ha sido bastante satisfactorio. No se ha 
observado enfermedad alguna al estado epidémico i aun las afecciones a frigore, 
como dice Jacooud, propias de la estación, pneumoniaSf reumatismos^ pleuresias, etc., 
han faltado casi del todo; lijeros catarros bronquiales e intestinales en los nifios, 
ñebres benignas, uno o do» casos de erisipela i algunas anjinas catarrales, ha sido 
mas o menos el continjente patolójico del mes que concluye. 

''He oido decir que en Bafael, cerca de la cordillera, hai algunos niños con tos 
convulsiva; pero no creo sea una cosa jeneraL 

*'Hace dos meses a que se está inoculando la vacuna, principiando por las escue- 
las públicas i Ajando dias para que asista el público a un lugar determinado. Esto 
no quiere decir que haya aparecido nn solo caso de viruela, tomándose esta medi- 
da por una precaución bien razonable. 

"Sdgnn mis recuerdos, el mes p;\sado.ha sido mucho mas benigno que el mes 
correspondiente del año anterior; debiéndose talvez esa benignidad a las pocas llu- 
vias, a la falta casi completa de cambios atmosféricos í a la suavidad relativa de la 
estación en comparación con los años anteriores.** 



El señor Teodosio A. Martínez R, fnnd¿idor i entusiasta colaborador de este pe- 
riódico, nos dice, en carta particular, que mensualmente nos enviará noticias sobre 
el estado sanitario de Valpaniiso. 

Nos apresuramos a dar las gracias a estos caballeros i esperamos que los demás 
médicos del pais no tardarán en imitar este ejemplo. 

Movimiento de los hospitales de Santiago. — Hé aqni el movimiento habido 
durante d mes de junio. 

HAN JUAN DB DIO». 

Existencia anterior 378 

Entrados 337 

Muertos , , , ' 71 



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salidos de lata 259 

Bzistenoia el 1. ^ de julio. 385 

SAN YICKNTX DS PAUL. 

BxÍBtencia anterior, 270 

£Dtr»dos. 316 

Sulidoe de alta 277 

Maertoe 29 

SzisteDcia el 1. ® de jalia 279 

SAN BOBJA (de mujercH.) 

Ibdstencia anterior 572 

Bntradas. 566 

Maertas f 101 

Salidas de alta 455 

Bzistencia el 1. © de Julio 582 

Lazabbto.— Ha habido en el mes iina existencia de 15; mugieron 3 i salieron de 
alia 4. 

La Tirttela ba aparecido en ^an Javier, Ghüliin, Anead i Bancagaa. En Valpa- 
raiso i Talca existe casi el mismo húmero qne el mes anterior. 



£n El Ferroearrü del 6 del presente se, rejistra la traducción de nn articnio que 
preconiza el empleo del crémor en la yiruela. A fin de que no se vaya a creer que era 
desconocido entre nosotros el empleo del hüartrato de poUisa en aquella enferme- 
dad, diremos qne el doctor, sefior W. Diaz lo empleó con felices resultados cuando 
tayo a su cargo el lazareto de esta ciudad, pero no a dosis tan eleyodas como las 
que aparecen eñ aquel articulo. En un trabajo inserto en el tomo I de los Anales de 
MamadOt cuyo autor es también el doctor Diaz, se encuentra que este medicamen- 
to es usado desde mucho tiempo atrás por la jente de nuestros campos. 

Bepabaozonxs en bl HospiTAii Ds San Juan db Dios.~La falta de espacio nos 
impide ocupamos de una manera detallada sobre todas las reparaciones que se eje- 
cutan en aquel establecimiento. Señalaremos la construcción de estensas i cómodas 
galerías en los dos primeros patios, que forman el segundo piso i sirven a los con- 
valecientes para pasar una parto del dia, respirando un aire mas puro que el de las 
salas, por mejor ventiladas que ellas sean, i, ptoa recibir el sol en los meses de in- 
vierno. 

Ademas, se apresura la conclusión de una sala en el primer patio, que tendrá por 
objeto la recepción de enfermos i heridos, etc., que lleguen al establecimiento du- 
sante la noche. £1 pavimento de ésta como el de otras que se va a refíaccionar, será 
de madera barnizada. 

Algunas de las reparaciones ya enumeradas fueron indicadas en 1860 por los mé* 
dieos del hospital, en una importante noH que se publica mas adelante, pasada en 
esa fecha al señor administrador. 

KuBVAS PUBLiCAGioNBs.— Tenemos a nuestra vista dos folletos: el primero, que 
lleva pOT titulo JBreve esposidon de lo9 pnadpaLea trabados de la lUcuUad de Medidna, 
pertenece al doctor Aguirre. Aparte de varios proyectos o memorias presentadas al . 
Consejo Universitario, contiene un Proyedo de reglamento de kospiJUdes presentado a 
la comisión de beneficencia. £1 segundo, del doctor Valderrama, tiene por Utolo EL 



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36 boletín. 

Oateterismo, lección dada el affo anterior en la Sociedad Médica. Sentimos no poder 
ocupamos por ahora de estos trabajos. 



En poco tiempo mas verá la luz de la publicidad un folleto que contendrá Tarios 
trabajos, como ser notasf acuerdos, etc., i la nomina de Ihs personas que han ob- 
tenido titulo en el Protomedicato, desde 1820 hasta el presente, debido al secretario 
señor Wenceslao Diaz. 

TÍTULOS xspzDiDoe POB EL PBOTOMEDiciLTo.—Médioos: señores PrimitíYO Espejo, 
Alejandro Medina, Bernabé Jaime i Aurelio B. Castillo. Farmacéuticos: señores Jo- 
sé M. Valenzuela, Femando Doggenweiler i Máximo Hertel. Parteras: señoras EItí- 
ra Aguirre i Encamación León. 

GoNTEBENciAS. —El scñor Murillo dio una sobre Vhnula i vacuna: señaló las prin- 
cipales epidemias en Chile, desde los primeros tiempos de la conquista i cuál fué el 
primitiTO oríjen de la -vacuna. 

El doctor F. B. Martínez se ocupó en una conferencia de dar a conocer el carác- 
ter i la forma que reyistió en años anteriores una epidemia de diflerítist degarroUa- 
da en Copiapó; terminó con la relación de algunos de los 140 casos que observó, 
de los cuales solo tuvo 4 defunciones. No habiendo concluido en esa sesión, termi- 
nará el martes próximo su conferencia con la agregación de muchos datos que ol- 
vidó llevar en la primera. 

Santiago, julio 10 de 1877. 

Jenaro IContabdo. 



Reforma del Hospital de San Juan de Dios en 1860. 

NOTA PASADA POB LOS MÉDICOS DB DICHO HOSPITAL A Sü ADUINISTBADOB 
EN AQUELLA FECHA. 



El doctor Diaz nos ha pedido la inserción en la Revista del siguiente informe de 
que fué redactor. Accedemos a tal petición con tanto mayor gusto cuanto mayor es 
la importancia de un documento de esta clase, después de los años trascurridos. £1 
revela la intervención de los médicos en los hospitales que tienen su servicio 
desde tiempo atrás, i a él se refiere el informe publicado en el número anterior; 
constan también de él las reformas introducidas en el hospital de San Juan de Dioa. 

Acopiando en la Revista esta clase de datos, a los cuales daremos especial prefe> 
rencia, llegaremos algún dia a reunir muchos que ahora no sabemos dónde encon- 
trar i que servirán ciertamente para el completo conocimiento de la medicina del 
pais. 

Helo aqui: 



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boletín. 37 

Santiago, julio 28 de 1860.->Señor: Gontesiaiido la nota que nos comnnicó, pa- 
sada a üd. por la Junta de Beneficencia, con el objeto de indagar las cansas de la 
estraordinaria gangrena que se decia existir en el hospital de que estamos hecho 
cargo, como asimismo de fijar las medidas adecuadas a estirpnr o disminuir dicho 
mal, tenemos el honor de esponer a Ud. lo siguiente: 

Advertimos, desde luego, pera mayor claridad e inteligencia de este asunto, que 
no se trata de la gcmgrtna propiamente tal, mortificación de loe tejidos del organis- 
mo tíyo, que depende de causas determinadas i bien definidas i que jama6 llega á 
ser contajiosa, sino del i\fo traumático, podredumbre de hospüát, dicha, con menos 
propiedad, gangrena hospUalaria, que es una alteración particular i eminentemente 
contajiosa de las heridas i de las úlceras, observada especialmente en los hospita- 
les sobrecargados de enfermos, en los que es endémica o esporádica, o se presenta 
bajo la forma epidémica i alarmante por los fatales efectos que trae consigo. 

Como sobre esta líltima van a recaer nuestras abservaciones, examinaremos, des- 
de luego, el modo cómo se presenta en el hospital de San Juan de Dios. 

Después de la mas prolija indagación del número de enfermos que ha padecido 
la podredumbre o gangrena hospitalaria en los meses trascurridos del presente año, 
i mui especialmente en el pasado, que motivó la nota que contestamos, se ha llega- 
do al resultado que la proporción de los acometidos por esa enfermedad está en 
razón de 8 por ciento en el servicio de los cinco facultativos que tienen a su cargo 
las salas de cirujSa. Ahora, como en esas salas se cuentan 315 lechos, se sigue que, 
admitiendo igual cantidad de enfermos, el número fijo de gangrenados asciende a 
25.2, número crecido ciertamente, i que daria suficientes motivos de alarma si fue- 
ra constante; mas, por fortuna, no es asi. 

Se 'ha observado de tiempo atms que, en este hospital, la podredumbre se pre- 
senta con míis freeutncia en los meses fríos i de mayores cambios atmosféricos; tu- 
les son mayo, junio i julio, setiembre i octubre. Sobre estos meses han recaido los 
cálculos anteríores, i no parece sino que en ellos obra con mas actividad, o estien- 
den su esfera de acción las causas que luego vamos a examinar; al paso que en la / 
estación templada, i aun en la calurosa, esos cálculos quedan reducidos a la mitad 
solamente o a 12.6 por el mismo número de asilados. 

Aparece, pues, de astas investigaciones numéricas: 1. ^ que la frecuencia con 
que se desarrolla la gangrena hospitalaria fluctúa entre el minimnn de 12.6 i el má- 
ximnn de 25.2; 2. ® que este mal no es epidémico estraordinario, sino endémico o 
constante en el hospital de esta ciudad. 

Si de tal modo se presenta esta enfermedad, si su acción persiste en todas Ins 
estaciones del año, es claro que convendría adoptar medidas eficaces para estirpar- 
la, o restrinjir, al menos, las causas que la onjinan. Vamos, pues, a recomendar al 
ilustrado celo de Ud. las que creemos que con mayor enrijía están reclamando una 
pronta realización. SeQaluremos, es verdad, cambios i modificaciones que se han 
de introducir en el estado presente del hospital, para ahuyentar las causas de la 
afección de que vamos ocupándonos, pero estamos intimamente persuadidos que ta- 
les mudificaciones contribuirían mni notablemente faimbien a la salubridad i aseo, 
i Uenarian de una manera mas perfecta las fines humanitarios que lleva consigo la 
mstitucion del establecimiento. ^ 

La prímera medida que debe tomarse es no mantener salas que carezcan de las 
condiciones Ujiénioas nec<^íarias para la asistencia de los enfermos en jeneral, i 
mui especialmente para los de cirnjia. Si teniendo presente tales condiciones reco- 
rremos las del hospital de San Juan de Dios, nos convenceremos que son bien po- 
cas las que las poseen, i que, por el contrario, existen algunas capaces de producir. 



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38 BOLBTBír. 

«D los «nMofi, oomplicaoion«B o enforiDedades que no tmian oonága Deben omi- 
tune en eRte número Ine de San José, San Luis i Meroedes, que conTendría snprl- 
mir o emnbiar radicalmente: húmedas, bajas i mal ventiladas, no pueden menos 
qne ooaaionar, en laa Holnciones de continoidad, esa terrible modificación de qne 
tratamofl, i, lo qne es peor, qne retengan los miasmas qne la orijinan o qne eUoH 
mismos, espidiendo a sn vez, pueden determinarla, i den lugar a qne se impregnen 
fácilmente los útiles empleados en las curaciones i mantengan asi una influencia 
ilimitada sobre los herido& Observaremos, de paso, que las salas consideradas con. 
buezias disposiciones h^jiéoicas, deben tener cinco metros de alto por ocho de an- 
cho, de Bumera que las dos filas de camas colocadas a sus costados, ooupen cuatro, 
quedando las restantes de espacio intermedio; las ventanas, de tres metros por lo 
menos, dispuestas a ambos lados i enfrente unas de otras, tocando al cielo por sa 
parte superior, i con la suma total de sus anchuras igual a la tercera parte del lar* 
go del edifieia 

Por mas bien calculadas que estm las dimensiones anteriores para dar a los 
dormitorios la ventilación necesaria, no la satisfacen del todo, principalmente en. 
el invierno; porque sería menester colocar en cada salón ima estufa o chimenea de 
tiraje que, alimentada convenientemente, esparciria un calor suave, al paso que la 
desembarazarla de las capas inferiores de aire, que en tal estación esbín mas car- 
gadas de las emanaciones que trae consigo la reunión de enfermos. Esta es la se- 
gunda medida qne recomendamos. La tercera consiste en el cambio de pavimento 
de las salas. 

Muí sabido es que los cuerpos porosos absorben i mantienen la humedad, sobre 
todo, cuando se les pone en contacto con un ambiente cargado de ella o con líqui- 
dos; i muí conocida es también sn maléfica influencia en el desarrollo de 1» podre- 
dumbre de hospital. Esto es precisamente lo que sucede con el enladrillado i enta- 
blado sin barniz, qne forma el piso de la mayor parte de las salas actuales, que no 
solo se mojan oon los líquidos vertidos accidentalmente en ellos, sino por loe qne 
es necesario emplear cuando las circunstancias ex^en el aseo. Este doble motivo da 
humedad hace tanto menos saludables las habitaciones, cnanto mas carecen de las 
condiciones de ventilación, i cuanto mas inmimdos son los líquidos que la determi- 
nan i mantieneh. 

Para obviar tal inconveniente, es de todo punto necesario renovar el pavimento 
de las salas en jeneral, i mui particularmente el de las del crucero i cimjia grave, 
suatítuyendo al ladrillo el entablado o entarimado barnizado i encerada 

De intento no hemos hablado de los pisos de asfalto, aunque llenan perfecta- 
mente las consideitusiones requeridas, porque creemos que la economía no les da la 
preferencia sobre los entarimados. 

La observación cuarta, versa sobre el número de enfermos admitidos en las ss^ 
las, i no es menos importante qne las tres anteriores. 

Cuando en dormitorios de las condiciones antedichas, se hacinan los enfermoe» 
dejando entre los lechos un espacio de 50 centímetros, como se hace en este hospi- 
tal, es claro qne sus malas condiciones aumentarán, porque se acrecientan las cau- 
sas qne la motivan, dejando subsisttr en el mismo estado los medios de contiariajr- 
las. Por cálculos mui prolijos se ha llegado al resultado que cada enfermo necesita 
30 metros cúbicos de aire por hora, para subvenir a las necesidades compensadas 
que exije la inspiración, el ácido carbónico de la espiración, la traspiración pulmo- 
nar i cutánea i la evaporación de los líquidos. Ahora, si el aire no se renueva en esa . 
proporción, so cargará de humedad, de licido caTbónioo i de las emanaciones de 
los enfermos, que entrando en seguida en descomposición, darán nacimiento a 



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BOLETnr. 39 

mlasmo» qne, adamns de deteriorar la^saperfloies nloemdM, alteran pffoñiiidaimeii^ 
te la oonstitacion de los individuos. 

Pensamoe que tnl acontece aqni, por el eseesivo (^cúmulo de enfermoR en las 
salas que no tienen capacidad para ello, i qne, parü remediar este inconveniente, se 
debería ctisminair el número en cada nna o, lo que es lo mismo, dejar entre las ca- 
mas un espado de nn metro por lo menos, pues en los hbspitales bien organiEados 
se colocan a un metro cinenenta centímetros nnas de otras. 

Esta precaución es necesaria, por otra parte, para comodidad i espedioion 
de loa íacnltativoB en sus visitas, para el servicio de los pacientes i prácticas de 



£n pos del saneamiento de los medios qne rodean a los enfermos, vienen otras 
dos modificaciones, que deben practicarse en el servicios la primera consiste en la 
dotación necesaria de practicantes; la segunda es relativa a los útiles i aparatos em- 
pleados en las curaciones. 

Ko es insignificante, como puede parecer a primera vista, el tiempo qne se em* 
plea soleada curación, siempre qne se haga^con la curiosidad i limpieza indispen^ 
sables. Supongamos que el término medio de las Quraoiones de una sala sea um 
coarto de hora; necesitará el practioaate, entonces, para curar treinta enfermos, 
siete horas i medía de coostante trabajo; siete horas i media de qne no dispone^ 
porque sn tarea empieza a las ocho i media de la mafiana, después de la visita i del 
almnenso de loe enfermos, para interrumpiese a las once; luego vuelve a empegar a 
las dos de la. tarde, para terminar a las cinco: de manera qne solo queda reducida 
BU ocupación a cinco horas i media, tiempo que a veces bastaría si se vijilara direo- 
tómente la neglijencia con qne proceden. Ademas, los pmcticanteii, para concluir 
pronto sus tareas, trabajan jnnfos o se asrudan mutuamente, lo que basta enunciar 
para calcular sQs consecuencias. 

Fácil es de colejir si una enfermedad tan contajiosa como la podredumbre de hos- 
pital dejará de hacer sus estragos en enfermos curados de tal manera. £s^ pues, 
indispensable, para que el servició dé los resultados apetecidos en esta parte, la 
vijilnncia sobre los qne ejecutan las curaciones, i el aumento en su número, de mo- 
do qne haya en cada sala de cirnjia un practicante por cada veinte enfermos. 

£1 cuidado que se debe tener con los útiles i aparatos usados en las cnraciones, 
com^detan las reformas que es menester introducir en el servicia 8i está inoontes- 
labiemente probado el contajio de la podredumbre» nada mas importante entonces 
el evitar que se cure una herida sana con los mismos materiales con qne poco antes 
se curó una gangrenosa, o con hilos i telas qne, espuestas en salas de gangrenados, 
hayan podido absorber los miasmas contajiosos. En esto llevan algunos la escrupu- 
losidad a tal punto, que aconsejan pasar por el fuego loe yistrumentos que sirvie- 
ron en la curación de nna herida putrefacta, antes de emplearlos en otras que no lo 
estén; sin embargo, en el hospital no se toma ninguna precaución a este respecto, 
por lo que llamamos mui especialmente la atención de üd., señor administrador, so- 
bre 1a necesidad de que cada enfermo de cirujia tenga una palangana con el número 
de sa lecho i una esponja, i se evite en las curaciones i apositos el uso de telas viejas 
que hayan servido otras veces, sin haberlas sometido a un lavado previo en lejia o 
en nna disolución de potasa. 

Cuando, apesar de las antedichas precauciones, se declara la podredumbre en nn 
individuo, es una medida profiláctica separarlo de los otros, tanto para sustraerlo de 
las causas qne le motivaron la enfermedad, como para evitar el contajio: esto es lo 
que se ha practicado i se practica aun, pero en mui corta escala i con no mui buen 
éxito, en este hospital: lo que proviene de que estando la pequeña sala destinada a 



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40 BOLETIK. 

eete objeto inmediata a la de cimjia grave, favocece asi el contajio, e infunde pa- 
vor a los que a ella trasladan. 

Mni conocida es la influencia que la enerjla moral ejerceen las curaciones, i 
cuando ella falta, el médico bb encuentra privado dol mas poderoso resorte de la vi- 
talidad; pues bien, esa enerjia se abate o se pierde del todo en los individnoít que ae 
ven trasportados a la sala de la gangrena, como ellos mismos dicen, a donde creen 
que se les lleva porque no les resta ya ninguna esperanza de vida. 

En vista de estas observaciones, es indispensable establecer en un lagar separa- 
do i bajo condiciones hijiénicas favorables, una sala con su departamento, a donde 
sean trasladados los enfermos en quienes empiece a desarrollarse el mal, i suprimir 
la que ahora existe, por las razones dichas. De esta manera se evitaria el contajio i 
se k)graria destruir en el ánimo de los pacientes esa preocupación tan funesta. 

Nos permitirá, seilor administrador, que validos de la oportunidad que ahora se 
nos presenta, aiSadamos, a lo que dejamos espuesto, dos observaciones, que juzgamos 
de capital importancia: una, es relativa a la formación de una sala de baños, de cuyos 
recursos se puede decir que casi está privado el establecimiento; la otra, a la coloca- 
ción de un farmacéutico en jefe al frente de la botica. 

En un hospital de mas de 500 enfermos, el número de preparaciones i prescrip- 
ciones de cada dia, no puede menos de ser mui considerable i mui variado, i su 
confección i despacho dificultoso, si se atiende a que esto no es cosa insignificante, 
sino resultado de conocimientos científicos i prácticos a la vez, ejercidos con el ma- 
yor esmero i escrupulosidad, sin lo cual carece el médico del exacto conocimiento 
del alcance de los medios que emplea; i no puede prometerse ni esperar nada, que- 
dando sus mas aventajadas indicaciones reducidas a la impotencia. 

Terminamos, señor administrador, encareciendo a Ud. las modificaciones i me- 
didas que hemos apimtado, como complemento del buen sistemado arreglo que, en 
este hospital de San Juan de Dios, han introducido i llevan en aumento, bajo la 
ilustrada administración de Ud., las honorables Hermanas de la Caridad; i no du- 
damos que, puestas en práctica, contribuyan, bajo tan solicitas como intelijentes 
directoras, a hacer de esta institución un objeto digno de la capital de la nación i 
de la mas perfecta caridad cristiana. 

Dios guarde a Ud. muchos años. — Francisco Javier TocomaL — Bamon Elg^tero, 
—I^fad W&rmaHd.—JÜiodoro EjnteciUa. —Estanislao del lUo.- Zenon ViüarreaL — 
Wenceslao Díoe.— Al señor administrador del hoi^ital de San Joan de Dios.— (Pu- 
blicado en El Fhrocarril del 10 de agosto de 1860. ) 



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MEMORIAS. 



CDiTRAUZACION DE LOS ISTABLEGIUITOS DE BENEFICENCIA PUBUCA. 



La Jnnta de Beneficencia de Santiago, tiene por ahora a sn cargo i 
bajo 8a dirección, los siguientes establecimientos: 

Hospital de San Juan de Dios, para hombres; de San Francisco de 
Borja, para mujeres; 

Hospicio i Lazareto; 

Casa de Espósitos, que cuida i ampara a los huérfanos i niños aban- 
donados; 

Casa de Maternidad, rama complementaria de la de Espósitos, si- 
tuada ahora en terreno del Hospital de Mujeres i bajo la vijilanda i 
cuidado de esta administración. 

Quedan independientes ^e la Junta, i se gobiernan de distinto modo: 

La Casa de Orates de Nuestra Señora de los Anjeles, asilo de ena- 
jenados, i 

El hospital de San Vicente de Paul, para hombres. 
• La casa de locos tiene una junta directiya compuesta de cinco 
miembros nombrados por el gobierno a propuesta de la junta, cuyas 
fondones duran dos años, pudiendo ser reelejidos indefinidamente. 

Efltie consejo tiene un presidente, un secretario, un tesorero i un 
inspector encargado de vijilar i atender mas inmediatamente el esta- 
blecimiento. Sus respectivas obligaciones están detalladas en un re- 
glamento dictado el 18 de agosto de 1858. El denomin,ado inspector 
desempeña los mismos cargos i tiene las mismas atribuciones que lod 
administradores de hospital: es un simple cambio de nombre. 

San Vicente de Paul está colocado bajo el celoso cuidado de nues- 
tro estimable col^a, don Pedro Antonio Errázuriz, dedicado desde 
tiempo atrás a la beneficencia. Entiendo que su administración es de 
todo punto independiente, que no está sujeto a una inspección deter- 
minada, i que solo se encuentra bajo la vijilancia siempre incierta i 
descuidada del Ministerio del Interior. 

I así no mas tiene que suceder. Sobre los señores ministros de es- 
te ramo pesan graves i multiplicadas atenciones; tienen siempre un 

B. IC / 6 



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42 MEMORIAS. 

recargo de trabajo abrumador, por un lado, cosas todas que les impi- 
de atender personalmente un asilo de esta clase, i por otra, carecen 
de la versación i de los conocimientos especicijes para su buena di* 
reccion i arreglo. 

Si anexo al Ministerio del Interior hubiera un consejo de sanidad, 
una oficina qué de los hospitales i asilos se ocupara de un modo es- 
clusivo, la cuestión seria distinta. Pero, según nuestro sistema de 
asistencia, la mayoría de esas fundaciones dependen de la Junta de 
Beneficencia. 

Entiendo que al principio el gobierno trató de colocar bajo la ins- 
pección de la Junta al hospital de San Vicente, pero que ésta tuvo 
verdadero miedo de hacerse cargo de tan vasto establecimiento por 
encontrarse desprovista de recursos i en graves apnros económico& 

Por estos motivos, i para no dejarlo desligado de la corporación 
que debia representarlo, tomóse la aeterminacion de que el adminis- 
trador de dicho establimiento formara parte integrante de la Junta. 
Desde entonces lo vemos figurar allí. 

Ahora, el inciso 4? del art. S?. del Eeglamento de la Casa de Orates, 
determina que los testimonios de escritura i demás documentos que 
le pertenezcan, como todos sus otros fondos, sean depositados en la 
tesorería de los Establecimientos de Beneficencia mientras encuentran 
una colocación o se inviertan. ' 

Ambas disposiciones están revelando por sí mismas la conveniencia 
que habría en que estas dos fundaciones dependieran i estuvieran 
vijiladas por un consejo o junta única que tuviera a su cargo la ad- 
ministración de las distintas clases de socorros i de los variados esta- 
blecimientos de la asistencia pública. 

Ambas determinaciones ponen de manifiesto las intenciones go- 
bernativas i dejan sospechar el pensamiento de unificación que existe 
i debe haber toda vez que de la beneficencia oficial se trate. 

No se puede, comprender de otro modo cómo la casa de locos, con 
un consejo, de vijilancia i de administración independiente, con un 
tesorero propio, con todo su numeroso personal, tenga que depositar 
sus fondos en la tesorería de los Establecimientos de Beneficencia» 
Ello forma una promiscuidad de fondos i de cuentas poco en armo- 
nía con la independencia de su consejo, i muí lójica sí con el destino 
a que están afectos i con la clase de socorros que la casa presta. 

Ahora, ¿a qué conducen todo ese numeroso rodaje, toda esa inde- 
pendencia de atribuciones, esa especie de aislamiento en que se ha 
colocado a ese asilo? ¿No puede marchar i gobernarse sin ese compli- 
cado mecanismo? 

Si en realidad de verdad es sn inspector el qne lo vijill^ el qae lo 



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OIENTBAIJZAOIOH DS LOB aBTABLEOnOSNTOS, ETa 43 

«dministrfty el qae Deva sobre si todo el peso de sa mecanismo, de su 
vijilancia i de su inmediata asistencia, ¿a qné ese consejo qne lo des- 
liga del centro verdadero de la beneñcencia pública? 

Si bien los socorros i las atenciones que esa casa presta son para 
eníenhedades especiales, debe tenerse presente qne ellas entran pre- 
cisa i necesariamente en nna de las categorías mas importantes de 
esa asistencia. 

Hablando con toda franqueza, los motivos que alegaron los seño- 
res de la Junta Central de Beneficencia para no recibir la superviji- 
landa i dirección del hospital de San Vicente de Paul, no los hemos 
encontrado justificados. Sus apuros, en realidad graves, i la penosa 
flitaacion por la que hasta ahora atraviesa, no fueron ni son motivos 
suficientes pata no haberse hecho cargo, para rechazar la administra- 
ción de San Vicente. 

Si los fondos de que podia disponer, si la subvención que se le 
ofrecia no alcanzaban, no eran suficientes para cubrir de enfermos 
toda la vasta construcción de este hospital, debia haberse levantado, 
como lo ha hecho su actual administrador, a no ocupar mas camas 
que aquellas que podia atender cómodamente con sus recursos. 
Cualquiera otra cosa habría sido locura, i en esto estamos en perfec- 
to acuerdo con los dignos señores que componen la Jimta. 

El dolor de rechazar enfermos, de no enjugar las lágrimas de los 
que son despedidos, de cerrar las puertas de sus asilos a los esceden- 
tes, no debia haberles arredrado. Cada corporación como cada indi- 
viduo hace lo que sus recursos le permita. Si todos los dolores no 
pueden ser consolados, hágase lo posible para disminuir algunos. 
Sino se consigue el todo, conformémonos con una parte. 

La centralización de los establecimientos de la beneficencia pública 
es de una indisputable necesidad i de una reconocida conveniencia. 

T7na administración central de supervijilancia i dirección es siem- 
pre celosa i mui económica. 

Así lo han comprendido casi todos los (>aises europeos i así lo 
practican. 

La multiplicidad de sociedades i de direcciones aumenta los gas- 
tos i hace mas dispendiosos los servicios. 

La unificación los permite auxiliarse mutuamente i recibir desinte- 
resados servidos. 

Los encargos i compras por mayor de medicinas, instrumentos, jé- 
neros i demás objetos i utensilios, al fin del año ¿no producirían eco- 
nomías de algún valor? 

¿Por qué no habría de existir una farmada central de los hospita- 
les, hospidos i demás asilos? ¿No sería conveniente tener una pana- 



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4é MEHOBIAS. 

deria i tma carnicería, también ceptral, para llenar sus necesida- 
des? ¿No podría ademas utilizarse las fuerzas i la intelijencia de algu- 
nos asilados para el efecto? 

Que haya un motor único para poner en movimiento el variado ro- 
daje de la asistencia pública, una sola fuerza previsora que la diríja, 
un pensamiento que la presida, una voluntad que la ríja, un sistenoia 
bien escojido, será siempre conveniente. Ello es economía' i buena 
dirección. 

No debilitemos en vanados centros las escasas fuerzas de nuestra 
beneficencia, concentrémoslas con el fin único del bien, i obtendre- 
mos economía en los gastos; socorros i auxilios mutuos que hoi sirven 
para levantar a los estableeimientos que languidecen, i mejor distri- 
bución en los asilados. 

No necesito deciros que esa distríbucion es hoi imperfecta i defec- 
tuosa, porque es público i notorio i ademas porque habéis tenido 
ocasión de observarla i de deplorar tal anomalía. 

Las modificaciones i el incremento facultativo que debe esperimen- 
tar la Junta, según las ideas que verbalmente he tenido ocasión de 
esponer, i que, según parece, son también las de la mayoría de esta 
comisión, facilitarán este trabajo, harán mas fértiles los resultados i 
mas provechosa la^asistencia. 

Las consideraciones espuestas hasta aqi;í, en este breve exordio, 
me ponen el caso de proponeros la solicitación de la autorídad oom« 
pétente para poner a todos los asilos i hospitales públicos de esta 
ciudad bajo la dirección de la Junta de Beneficencia. 

Dr. A. MüBiLLo. 



Estudio del ácido salicilico i sus compuestos. 

(Continaacion.) 

USOS TERAPÉUTICOS. 

El estudio que hemos hecho nos muestra sus propiedades i por 
consiguiente las aplicaciones terapéuticas a que puede dar lugar. 

Ha sido recomendado por Kolbe en todas las afecciones contajio- 
sas de la sangre (viruela, escablatika, sabámpion, etc.) 



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ESTUDIO DEL kCXDO BAUCflJOO X SUS COMPUESTOS. 16 

Ha sido empleado en la difteria por Kanow bajo la siguiente for- 
ma: ácido salicilioo 50 centigramos, agua 160 gramos, fosfato de so- 
da 5 gramos. Una cacharada cada hora para adultos, recomendando 
que la deglución sea retardada. Para los niños la mitad de la dosis. 
Otros recomiendan las pulverizaciones, simples tocaciones con su so- 
lución i aun gargarismos. Últimamente se ha llegado a creer que po- 
dría emplearse como profiláctico de esta enfermedad. 

Considerando Steplsanides la disenteria de naturaleza diftérica i 
parasitaria, creyó que los desinfectantes estaban indicados. Adminis- 
tró este ácido al interior i en lavativas asociado con algunas gotas de 
tintura de opio, i dice, que ha obtenido siempre buenos resultados. 
También lo ha empleado en el qatabbo del estómago i en dubbeas 

OBÓNICAS. 

Wagner lo recomienda en afecciones del estómago i tubo dijestivo 
con fermentación anormal de las materias contenidas en estos órga- 
nos. Algunos lo recomiendan en la estomatitis catabral i en el mu- 
eüET. Berthold en la gangrena pulmonar. Dice que agotados todos 
los recursos empleó: ácido salicilico 1 gramo, agua 300. Para tomar- 
lo en el dia. Después de tres días desaparece el mal olor i restableci- 
miento completo al cabo de una semana. Fürbringer ha empleado es- 
te ácido al interior en la cisititis crónica, en la pielitis i retención de 
orina. Funda su administración en su eliminación por la orina i en 
que pequeñas cantidades bastan para impedir la fermentación alcali- 
na de este líquido. Befiere cuatro observaciones, que fueron corona- 
das de éxito completo. 

El doctor B. Celli en el catarro yajinal i bronquial crónico. En la 
LEUCORREA rccomieuda para inyecciones: ácido 1 gramo, agua 300. 

En la práctica obstétrica también ha sido empleado. Es Oredé de 
Leipzig quien lo ha preconizado para reemplazar al ácido^ féniéo co- 
mo desinfectante. Se sirve de la solución acuosa (1 por 300 i 1 por 
900) i del polvo asociado al almidón (1 por 5). Siempre dice haber 
conseguido buenos resultados. Spülmam i MüUer lo recomiendan en 
la DIABETES SACARINA. Estc último cita dos observaciones. Estos en- 
fermos fueron tratados por las medicaciones conocidas sin obtener 
ningún resultado favorable. Empleó: salicili«to de soda 5 gramos. Pa- 
ra el d.ia en tres porciones Este tratamiento fué continuado por es- 
pacio de 25 días, en que comprobó que solo quedaban en la orina 
vestijios de azúcar. 

Butt compara el ácido salicilico a la quinina en sus efectos antipi- 
réticos, siendo necesario emplearlo en dosis altas para conseguir es- 
te resultado. Principia por cincuenta centigramos, que sube luego a 
2 gramos. Con esta última dosis obtiene ^gun descenso de la tempe- 



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46 ' MSIfOBIAB. 

raiura, pero a la dosis de 3 gramos dice qne el ef eoio es oonsfarnta El 
profesor ImmermaDm confirma las aseveraciones de Bott Gomo an- 
tifebril se ha empleado en la erisipela, fiebse tifoidea, beümatisko 
abtigulab aoüdo, etc. 

Stricker es el que con mas entusiasmo lo ha preconizado en él ss(j« 
MATI8M0 poli- ARTICULAR AOUDO. FoiTOula asi cl resultado de sus espe- 
riencias i observaciones: 1- curación rápida i radical del reumatismo 
articular agudo con este ácido; 2- su utilidad es dudosa en el reuma- 
tismo articular crónico; 3? descenso de la temperatura a la cifra nor- 
mal; desaparición de la tumefacción, rubicundez i principalmente de 
los dolores al cabo de 48 horas i algunas veces antes; L?. este trata- 
miento puede emplearse en los jóvenes i personas robustas, sin in- 
conveniente, por mas largo tiempo que en las personas debilitadas, 
en quienes puedan sobrevenir traspiraciones abundantes, dureza i 
ruido de oidos. Becomienda: 1?. que este ácido sea puro] 2?. dosis de 
50 centigramos a 1 gramo, repetido cada hora, hasta que los dolores 
desaparezcan; 3P. comenzar el tratamiento por la mañana; 4?. después 
de obtener la mejoría administrar pequeñas dosis para impedir las 
recidivas. La influencia de este tratamiento jsobre las complicaciones 
cardíacas es objeto de discusión. Así Stricker las ha visto desapare- 
cer rápidamente. Para Biess no hai la influencia favorable que Stric- 
ker le atribuye. 

Fundado en sus propiedades antitérmicas, antipútridas el Dr. Cos- 
ta, de Bio Janeiro, lo han empleado en la fiebre amarilla. Acido 2 a 
4 gramos, bicarbonato de soda 1, agua 100. Media cucharada cada 
media hora. Ha conseguido bajar la temperatura hasta 1 grado des- 
pués de 1 a 2 horas de su administración. 

Es en la cirujía principalmente donde este ácido está llamado a de- 
sempeñar un importante papel. Para estas aplicaciones se emplea él 
polvo, la solución, el algodón o cáñamo salicilado, de que mas ade- 
lante nos ocuparemos. 

Wagner lo ha empleado con buenos resultados en contusiones; úl- 
ceras atónicas; heridas que supuran abundantemente; exemab rúkb- 
Dos. Dice que en las quemaduras después de rotas las flictenas agrega 
ácido en polvo, cubre con algodón i obtiene completa curación a los 8 
dias. Los cirujanos alemanes atribuyen los accidentes pútridos i sép- 
ticos de las heridas a la presencia de vibriones que han comprobado 
por el microscopio. De aquí el empleo en gran estension de los anti- 
sépticos. Tiersch asegura que los apositos hechos con el algodón sa- 
licilado pueden permanecer aplicados 14 dias sin presentar señales de 
estos infusorios. Estos vendajes permanentes se hacen añadiendo 
nuevas capas de algodón o vertiendo una solución alcohólica de este 



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LA HEPATITIS 8ITPÜBATIVA EN CHILE. 47 

ácido sobre el aposito. En 84 grandes ampntaeianes tuvo una mor- 
tandad de 20 por 100 i én 23 resecciones i fracturas complic&das nin- 
guDa defunción. 

£n ÚLCERAS ssoBOFüLosAS, lülas empapadas en una solución aloohó- 
Jica; en abgbsos i tbayectos fistulosos, las inyecciones, casi siempre 
con resoltados favorables. 

Heridas de mal aspecto se modifican prontamente; supuraciones 
profusas i fétidas disminuyen perdiendo su mal olor. La primera vez 
que vi estos buenos efectos fué en la dÍDica interna, sala de Santa Ro- 
sa, núm. 18. Se trataba de un. enfermo al cual se le aplicó un estenso 
Tejigatorío a la rejion hepática. La herida producida tomó al cabo de 
algunos dias mal aspecto. Su fondo era gris ceniciento, mamelones 
carnosos descoloridos, suministraba una supuración abundante i fetii 
da. Dorante varios dias se emplearon diversos tópicos para modificar 
este superficie, sin obtener cambio favorable. Se recurrió a la solución 
de este ácido i con ésta se humededan paños que se le aplicaban, re- 
novándose con frecuencia. El efecto marcado que notamos el primer 
dia fué la disminución del mal olor, que conduyó por desaparecer el 
segundo. La superficie se limpió, mamelones carnosos de buena na- 
turaleza dieron a la herida buen aspe^sto; consiguiéndose en pocos 
dias una completa curadon. 

Fundado en sus propiedades antif ermentesdbles, Tidls lo ha reco- 
mendado para conservar la vacuna. S& sirve de la siguiente solución: 
áddo 1 gramo, agua lOO, glicerina 200. En esta soludon disuelve el 
fluido vacuno. No he visto recomendado este medicamento en el mu- 
uao, LA SABNA, GA50REMA HospiTALAfiíA ui CU la vxvEocooax FÚtBTOA.. En- 
fermedades que, atendiendo a sus causas i desarrollo, debería modi» 
ficar favorablemente. 

MODOS DE ADMINISTRACSION I DOSIS. 

Como hemos visto, este cuerpo es mui poco soluble en el agua^ lo 
qae dificulta su administración. Para obviar este inconveniente va- 
lias sustancias han sido propuestas: el %lcohol, la glioerína, el bibo- 
rato de soda, recomendado por el doctor Boss; el fosfato i bicarbona- 
to de soda, el dtrato de amoniaco, propuesto por Cassan. Cómo se ve, 
muchas de estas sustancias obran, dando lugar a formadon de sales 
que, como hemos dicho, son solubles. Hoi dia, príncipalmente en 
Alemania, prefieren estos últimas, siendo su absordon mas rápida i 
sus efectos mas seguros. 

Para usos internos tenemos: ácido en sx7stangia, que se administra 
envuelto en miga de pan ñ oblea; soluoion, emplefuatdo los disolventes 



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48 MEHOBIAS. 

conocidos; jarabe, conteniendo cada cucharada 6 centigramos de 
ácido. Se pueden preparar pastillas, conteniendo cada nna 25 mili- 
gramos o mas. 

Mayores son aun las preparaciones para o^s estemos, a saber: 
el ácido finamente pülyebizado que se aplica directamente; solucioh 
para lavar heridas, hacer gárgaras, etc.; pomada, empleando el alco- 
hol como disolvente; jabots, preparado por el doctor Faulck. Tiersch 
i los cirujanos alemanes usan mucho el algodok salicilizado pa- 
ra vendajes. Hai de varios grados de concentración. Se prepara 
del modo siguiente: se disuelven 740 gramos de ácido en 7500 de 
alcohol i 150 litros de agua de 70 a 80^ centígrados. Con esta solu- 
ción se impregnan 25 quilogramos de algodón completamente desen- 
grasado. Se aplica directamente a la superficie, que la cubren con hule 
para evitar el contacto del aire. 

El doctor Jerman Schneider me mostró un cáñamo preparado 
con ácido salicilico, mui empleado en la clínica quinírjica de Leip- 
zig. Hai de diversos grados de concentración i el modo de preparar- 
lo parece ser igual al del algodón salici^zado. Lo recomiendan para 
cubrir heridas i úlceras, sin empleo de ningún otro medicamento. 
Mas adelante tendremos el gusto de consignar los buenos resultados 
obtenidos por nuestro entusiasta e ilustrado profesor. 

Al hablar de los usos terapéuticos hemos cuidado de indicar las 
dosis recomendadas por los prácticos para las diversas afecciones. 

Mas adelante consignaremos las dosis i resultados obtenidos por 
algunos de nuestros facultativos con el empleo de este medicamentos 

Me permitereis enumere las principales observaciones que me han 
servido de base para la redacción de esta memoria i que son el coma 
probante de sus propiedades fisiólójicas. 

OBSERVACIONES. 

Reumatismo abtioulab agudo. — ^Tristan Delso entra el 12 de {nlio 
al hospital de San Juan de Dios, sala de Santa Bosa, núm. 37. Ca- 
sado, de 36 años de edad, carpintero i nacido en Santiago. De salud 
anterior satisfactoria. Está enfermo desde el dia 6 de julio, después 
de haber dormido una noche a toda intemperie. Recordó sintiendo 
luego: escalofríos, cefalaljia, calor, sed, anorexia i malestar jeneral; 
dolores intensos ocupando las plantas de los pies i articulaciones 
metatarso-falanjianas de los dedos gordos. Estos dolores desapare- 
cen para ocupar las rodillas que estaban tumefactas, doloridas i mui 
rubicundas. 

Dia 12 de julio. — ^Temperatura 39^, pulso 116. Hai los sintomos de 



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ESTUDIO DEL ÁCIDO fl&LICÍIJCO I SÜB COMPUESTOS. 49 

un catarro gástrioo. Persisien los dolores del dia anterior «i ademas 
la articalacion tibio-tarsiana de ambos pies también tmnebustaa 

R — ^Acido salicilico 1 gramo, 4 veces al dia. 

En la tarde: temperatura 39^. 

Dia 13. — ^Temperatura 38^3. Persisten los dolores con la misma 
intensidad del dia anterior. Se repite el mismo tratamiento. 

Dia 14— Temperatura 37^5. Notable disminución de los dolores 
articulare& 

Dia 15. — Temperatura 37^6. Cesación completa de los dolorea 

Después de continuar con este tratamiento por espacio de 6 dias, 
hemos dejado al paciente en descanso i observación. 

Los dolores no han vuelto, i el enfermo, estando completamente 
bueno, se le^concedió su alta el 7 de agosto. . 

Debo de advertir que el ex&men del corazón no ha presentado na- 
da de anormal. 

Keukatisho crónico con bboidiva de fobma suB-AouDáu — ^Nioasio 
Sfirgado entra el 7 de agosto a ocupar el núm. 13 de la sala Santa 
Bosa (hospital de San Juan de Dios). Individuo de 28 años, soltero, 
carpintero, de costumbres arregladas i de mala salud anterior. Du- 
rante varios afíos, en los inviernos, sufre de esta enfermedad, obte- 
niendo en verano una inejoria que le permite entregarse a sus ocu- 
paciones. 

Estando bueno se humedeció, sintiendo luego escalofríos repetidos; 
a esto sucedió fiebre, postración jeneral, dolores, ocupando casi to- 
das las articulaciones i los músculos de la parte posterior del cuello. 
Estos dolores eran aumentados por los movimientos i la presión, 
siendo en la noche mui intensbs, lo que le impedia el suefio. Como 
ocho dias después las articulaciones doloridas se pusieron tumefactas 
i rubicundas. En la, noche sudores copiosos. Examinado a su entrada 
encontramos: articulación del pié i rodilla derecha tumefactas i dolo- 
ridas. Los movimientos i la presión aumentaban sus sufrimientos. Es- 
tos mismos síntomas existían en el costado izquierdo, pero no intensos. 

Pulso, respiración i temperatura lijeramente aumentados. 

B. — ^Acido salicilico 1 gramo, cuatro veces al dia. 

Por olvido no se le dio el medicamento. El 8 de agosto persisten 
les dolores i aun mas intensos. En la noche calor i sudores abundan- 
tes. Se repite la misma prescripción. Los dolores disminuyen; pero 
persiste la tumefacción i se queja de tirantez i entorpecimiento de 
las articulaciones afectadas. Continúa el mismo tratamiento i los 
sudores han disminuido. 

Descanso. Después de diez dias de descanso los dolores no se han 
manifestado, saliendo de alta ed 5 de setiembre. 

a. n 7 



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60 1CEM0BU8. 

Bjeumatismo obónico con begidiya de FORMik AauDA. — Saturnino Pé- 
rez, de 30 años, carretero, entra el 22 de agofito a ocupar el núm. 31 
de la sala de Santa Rosa (hospital de San Juan de Dios). Hace cua- 
tro afíos que sufre de dolores reumáticos que desaparecen en el vera- 
no i que en invierno le imposibilitan para trabajar. 

Hace ocho dias que está enfermo. Estando bueno una noche se 
quedó dormido a toda intemperie i sin abrigo. La misma noche tuvo 
escalofríos, fiebre i dolores mui intensos, que ocupaban casi todas las 
articulaciones. Examinado a su llegada notamos dolores vivos, ocu- 
pando las articulaciones de los miembros superiores i las masas mus- 
culares de ambas pantorríllas. No habia rubicundez ni tumefacción, 
pero imposibilidad completa de movimientos i cuando éstos eran im- 
primidos le producian vivos sufrimientos. 

Habia fiebre. Temperatura 39°. Pulso 96. 

B. — ^Acido salicilico 4 gramos para el dia. 

Después de tomar trea^giamos el paciente esperímenta un cambio 
mui favorable. T^ftlp^^IñirávS^^'iSulso 80. Los dolores artictdares 
han disminuid^r;TOro^M»Í8ten--c^^ misma intensidad los de las 
pantorríllas. (qq i o iQno cA 

Se repite lámisiñá4>re¿(MplB»)tt? I 

Los dolore^gltioulares h an de sapalyido i los musculares son me- 
nos intensos. PHcsespacio de .trtif días se continúa el mismo trata- 
miento. ^ — ^ 

Los dolores 'han desaparecido completamente i puede mover sus 
miembros con entera libertad. Quedó en la sala por algunos dias en 
descanso. Sintiéndose bueno, pidió su alta. 

Nada de anormal por parte del corazón. 

BfiUHATiBMo ARTICULAR süB-AGUDo. — Maríauo Gouzalez, de 26 años, 
soltero, nacido en Santiago, entra el 4 de octubre a ocupar el núm. 31 
de la sala de Santa llosa (hospital de San Juan de Dios). Diez dias 
de enfermedad i que se han manifestado sin causa apreciable. Pri- 
meramente sintió postración i malestar jeneral, escalafríos repetidos, 
cefalaljia intensa i dolores en la articulación tibio-tarsiana izquierda 
en ambas rodillas i en las manos. El dia de su llegada al hospital 
encontramos: temperatura 38^; persisten los dolores articulares de 
las manos i rodillas, que se aumentan por la presión i movimientos 
del enfermo: El examen del corazón no ofrece nada de particular. 

R — ^Acido salicíUco 1 gramo, cuatro veces al dia. 

Después de cuatro dias de continuar con este tratamiento la tu- 
mefacción i el dolor han desaparecido por completo. Se repite la 
misma prescrípcion por 7 dias. mas para evitar la reaparícion de los 
dolores. 



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f^ 



ISTUBIO BEL ÁCIDO SALICÍIICO I BUS OOHPUESTOB. 51 

Dia 14 — ^Existen los síntomas de una ocupación intestinal i por 
esto se suministraron 30 gramos de sulfato de soda. 

Dia 16. — Se manifiestan dolores en las manos, pero con menos in- 
tensidad. 

R. — ^Acido salicilico 1 gramo, cuatro veces al dia. 

Se repite este tratamiento por seis dias consecutivos; habiendo 
desaparecido los dolores, el enfermo pide su alta por estax comple- 
tamente bueno; salió el 25 de octubre. 

Beümatismo cbónico con 'recidiva de forma süB-AaüDA. —Feliciano 
Cmzate, de 29 afíos, carpintero, entra el 17 de octubre a ocupar el 
núm. 2 de la sala de Santo Domingo (hospital de San Juan de Dios). 
De costumbres poco arregladas i de mala salud anterior. Ha sufrido 
como veinte veces de reumatismo articular en distintas épocas i prin- 
cipalmente en el invierno. Los dolores han ocupado sucesivamente: 
las apófíses espinosas de las vértebras lumbares, los músculos cuadra- 
dos de los lomos, articulación coxo-femoral izquierda, fémoro tibial 
i tibio-taraana derecha. Con los dolores ezistia tumefacción i rubi- 
cundez de las articulaciones e imposibilidad completa para el trabajo. 

A su entrada constatamos: articulación fémoro-tibial derecha, es- 
temo-clavicular izquierda, metatarso-falanjiana derecha del dedo 
grueso, tumefactas i doloridas. No hai reacción fabril considerable. 

B. Acido salicilico, 3 gramos al dia. 

Los dolores no han dismÍAUÍdo. Se aumenta la dosis a 6 gramos^ 
Esta dosis produjo sensación de. quemadura en la (arinje i esófago, 
sensasion que se aimienta por la deglución i ademas vómitos abun- 
dantes. En cambio de estos síntomas desagradables ha esperimenta- 
do un gran alivio, pues los dolores intensos de la articulación ester- 
no-davicular han desaparecido. 

B. Acido sahcilico, 2 gramos. 

Los dolores desaparecen por completo quedando solamente difi- 
cultad de las partes afectadas. Los vómitos no se han repetido, pero 
persiste la sensación de quemadura de la fárinje i esófago. 

Cinco dias después sale de alta completamente bueno. 

Reumatismo articular grókigo con recidiva de forma sub-aouda. — 
Manuel Valverde, soltero, cochero, de 20 afíos de edad, entra el 10 
de noviembre a la sala de Santo Domingo, núm. 8, (hospital de San 
Juan de Dios). Salud anterior poco satisfactoria, pues dice haber te- 
nido otra vez la misma afección. Once dias de enfermedad que la 
atribuye a un enfriamiento. Escalofríos iniciales, calor, mucha sed i 
dolores, ocupando las articulaciones de los pies, manos i rodillas. El 
dia de su llegada persistían los dolores de los pies i rodillas, qne es- 
taban tumefactos. Tem. 38^. 



Google — 



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53 ICBMOKUS. 

R Aeído salícido 1 gramo, á veces al día. 

Día 11. — ^Temp. 37^5. Los dolores disminnyen. Se oontÍDÚa este 
tratamiento hasta el dia siguiente que se suspende. Desaparición 
completa de los dolores que no han vuelto a aparecer. El enfermo ha 
estado en la sala hasta el dia 21, i estando bueno se le da su alta este 
mismo dia. 

DiABREA FÉTIDA, SUCEDIENDO A UVA DISENTERIA. — Ventura Mufioz en-* 
tra el 10 de febrero a la sala de San Borja, núm. 19, (hospital de mu- 
jeres). Yiuda^ de 35 afíos, de mala salud anterior. 

El interrogatorio i el examen nos dio por diagnóstico una disente- 
ria, que fué tratada por la ipecacuana, siguiendo el método bbabiijebo. 
Después de á dias de este tratamiento, se obtuvo un cambio comple- 
to de las deposiciones. Estas, que eran sanguinolentas i escasas, se 
hicieron frecuentes, serosas i mui fétidas, sin contener nada de masas 
e8crementicia& 

Se emplearon los absorbentes i astrinjentes durante 6 dias oonse- 
eutivQs, consiguiendo disminuir el número de las deposiciones, pero 
no su mal olor. Mientras tanto el estado jeneral decaia; la enferma 
perdia sus fuerzas i con ellas las probabilidades de una curación. 

En estas circunstancias empleamos: agua de linaza 250 gramos, 
ácido salicílico 3, albohol q — s para disolverlos. Para 2 lavativas. 

Al dia siguiente notamos que el c€u:^cter seroso de las deposiciones 
persistían, pero el mal olor habia disminuido. Se repite este trata- 
miento por 2 dias, al fin de los cuales desaparece el mal olor, dismi- 
nuye la frecuencia i éstas toman consistencia. Hai un cambio mui 
notable en su estado jeneral i la misma paciente pide repitan las la- 
vativas Tiene ganas de comer, sus deposiciones son normalea El 24 
pide su alta, es decir, 4 dias después de este tratamiento. 

Hekida de bala. — José Gklleguillo, de 27 afios, entra el 10 de ene- 
ro a la sala del Carmen, núm. 6 (hospital* de San Juan de Dios.) Es- 
tando completamente bueno recibió un balazo en la parte inferior de * 
la columna vertebral. Después de 3 dias se presenta al hospital. Hai 
reacción febril intensa, postración i dolores en la herida. Esta ofrece 
un orificio circular que está situado en la parte media i posterior de 
la cresta iliaca izquierda. Con el estilete se podia seguir el trayecto 
que era subcutáneo i se estendia hasta las apófisis espinosas de las 
vértebras lumbares, en cuyo punto se notaba un levantamiento. Po- 
cos dias después salia la bala con la supuración que era abundante i 
mui fétida. En el punto que estuvo colocada la bala i al contomo del 
orificio de entrada, sobrevino una intensa inflamación que terminó 
por estácelo, que comprendia gran ostensión de pieL En el^ punto 
opuesto al de entrada de la bala quedó una úlcera de bordes irregn* 



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ESTUDIO DEL ÁCIDO SALICÍUOO I SUS GOMFDESTOe. 63 

lared^ de 12 centímetros en sa diámetro trasversal i 10 en el yerticaL 
Sa fondo era sncio i estaba formado de tejido conjuntivo. Los bordes 
del orificio de entrada eran mas regulares i tenian 6 centímetros en 
sus diámetros. Ambas superficies suministraban pus abundante, sero^ 
bo i mui fétido. Se emplearon diversos desinfectantes por espacio de 
algunos dias sin resultado favorable. El enfermo enflaquecía rápida- 
mente, perdía las ganas de comer i en las tardes tenia lijero movi- 
miento , febril. 

El día 7 de febrero se hizo cargo de la sala, accidentalmente, mi 
compañero D. Tagle. Viendo que la herida no se modificaba con el 
tratamiento seguido, empleó: ácido salicílico 4 gramos, bórax q — s 
para disolver, agua 200. Con esta solución se humedecían hilas que 
se aplicaban a la herida, teniendo cuidado de verter sobre éstas la 
solución sin quitarlas. 

Día 8. — El aspecto de la herida ha cambiado. Su fondo gris ceni- 
ciento formado por tejido conjuntivo principia a desprenderse, dis- 
minuye lo abundancia i la fetidez de la supuración. Este tratamiento 
se continúa por 4 dias mas, al fin de los cuales la herida se limpia 
completamente, apareciendo mamelones carnosos de buena naturale- 
za que suministran pus cremoso, en menor cantidad i menos fétido. 
Se continúa el tratamiento local asociado a un tratamiento jeneral 
tónico, hasta el P de marzo. La herida presentaba buen aspecto, su- 
puración escasa i principios de cicatrización; se recomendó solamente 
curación simple. 

El enfermo permanece aun en el hospital esperando la cicatriza- 
ción completa de su herida. 

Oaries i ozena consilcütivo. — El día 26 de febrero fui invitado por 
mi compañero F. Moran a visitar un enfermo. Se trata de una mujer 
de 86 años, casada i con familia. Temperamento linfático i de mala 
salud anterior. Literrogada, dice que hace un año que está enferma i 
que lo primero que ha tenido han sido frecuentes romadizos que du- 
daban 15 dias, desaparecían para volver al cabo de poco tiempo. 

Estas alternativas han durado 3 meses, al fin de los cuales notó 
disminución del olfato i que las narices estaban como obstruidas. El 
1.*^ de enero arrojó por primera vez dos huesesitos que nos mostró i 
que por su aspecto parecen pertenecer al etmoides. Después han con- 
tinuado cayendo la parte superficial de algimos alvéolos del maxilar 
superior, el tabique i aun su fibro- cartílago. 

Son los solos síntomas que acusa, hasta ahora 4 meses en que se 
manifiesta mui mal olor en las narices i por esto se somete a trata- 
miento. 

Mi compañero la había visto por espacio de algunos dias, notando 



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54 HEHOBIAS. 

los mismos síntomas qne mas adelante daré a conocer. Le había reco- 
mendado inyecciones con ácido fénico i nn tratamiento tónico recons- 
tituyente, adecuado a su estado jeneral. Las inyecciones hacían desa- 
parecer el mal olor, pero este buen resultado era solo momentáneo. 

En estas circunstancias le vi por primera vez. Las narices exhala- 
ban un olor sumamente fétido i de su interior salía un liquido sero- 
sanguinolento, también de mal olor. Ausencia completa del tabique i 
en el espesor del maxilar superior en su parte anterior un trayecto 
fistuloso que llegaba hasta el suelo de las fosas nasales. El examen 
que practicamos i los datos que suministró la paciente no nos autori- 
zaba a pensar en una afección sifilítica, inclinándonos a pensar en 
una CARIES de orijen bscbofuloso. 

Febrero 27. — B. Acido salicílico 3 gramos, bórax cantidad sufi- 
ciente para disolverlo, agua 200 gramos. Para hacer cuatro inyeccio- 
nes al día. 

Continúa el tratamiento jeneral aconsejado. Se repite hasta el 2 
de marzo. El mal olor es insignificante, el líquido sero-sangiünolento 
ha disminuido perdiendo su mal olor. Después de las inyecciones 
esperimenta cefalaljia intenfsa i ha espulsado otros pedazos de huesos. 
La enferma i su madre atestiguan que el mal olor ha disminuido, 
siendo este efecto constante i no momentáneo. También se manífiea- 
*ta un cam()ío favorable en su estado jeneraL Se continúa el trata- 
miento i después de 8 días desaparece completamente el mal olor. 

No hai rejeneracion ni tendencia a la formación de los huesos caí- 
dos, pero el estado jeneral i local es completamente satisfactobio. 

Aurelio B. Castillo. 
(Concluirá*) 



LA HEPATITIS SUPUEATIVA EN CHILE. 

(Continuación.) 

Algunos autores creen que el clima tiene una importancia capital 
en el desarrollo de las enfermedades del hígado. En nuestro Chile 
también se ha invocado la misma causa i me parece con muí fundada 
razón. 



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LA. HEPATITIS SÜPÜSATiyA EN CBIUR, 66 

Por dima, en la acepción mas lata de esta palabra, se entiende la tem- 
peratura reinante con sus variaciones, es decir, las condiciones telúri- 
cas i atmosféricas qae obran mas o menos directamente sobre nuestro 
organismo, como son: el calor, condición del terreno, lluvias, vientos, 
etc. ¿Tenemos en nuestro pais condiciones climatéricas, capaces de 
influenciar de una mane^ apreciable sobre las funciones hepáticas? 
£s lo que han reconocido nuestros médicos nacionales que se han 
ocupado de las causas de las enfermedades del hígado; pero casi to- 
dos observan el hecho, ven sus efectos; pero no se lo esplican o no 
tratan de esplicarlo de alguna manera. Nuestro territorio puede divi- 
dirse en tres secciones mui distintas: las provincias del norte, de sue- 
lo montañoso, con ríos escasos i de poco caudal, lluvias mui escasas, 
se asemejan mucho a los paises tropicales; las provincias centrales 
son templadas, de ríos algo mas caudalosos, de abundantes vejetacio- 
nes, las Uuvias son algo mas frecuentes; las provincias del sur son 
frías, llueve con mucha frecuencia i abundancia, son semejantes a los 
paises fríos. Ademas, Chile es una gran faja estendida de norte a sur 
i encerrada entre dos cadenas de montañas: la cordillera de los An- 
des i la de la costa. ¡Cosa singular! las enfermedades del hígado son 
mas comunes i frecuentes en las provincias centrales que en las del 
norte, donde se observan, sin embargo, pero no en tanta abundancia: 
en las provincias del sur son casi desconocidas. Nos concretamos a 
estudiar las influencias climatérícas que obran sobre el organismo i 
en especial sobre el hígado de una manera apreciable en las provin- 
cias centrales que, como hemos dicho, es donde mas abundan las en- 
fermedades del hígado. 

Los vientos dominantes, sobre todo en la estación caliente, son los 
sures, vientos de los mares australes, húmedos i fríos; pero al llegar 
a nuestras provincias centrales, habiendo recorrído ya una gran es- 
tension de terrítorío, han perdido casi toda su humedad, de modo 
que el viento reinante es el sur, seco i frió. Otro viento seco i frío 
como el precedente es el viento del este (viento de cordillera) que 
sopla con mas o menos intensidad, sobre todo en la tarde, después 
de puesto el sol hasta las prímeras horas de la noche, i en seguida el 
viento sur vuelve a quedar reinante. Como se ve, la sequedad del aire 
debe ser estrema en nuestras provincias centrales durante esta 
época. En el invierno reinan los vientos calientes i húmedos del nor- 
te. Estos, cargados de humedad, al encontrarse con la temperatura 
seca i fría de las provincias centrales, condensan su vapor de agua, i 
de ahí la lluvia. Pero se observa frecuentemente en esta estación que 
durante la noche sopla del este el viento seco i frío, el cual disipa las 
nubes, favorece las heladas i da a la atmósfera esa limpidez que ad- 



Goosle — 



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66 MSlfOBIáSé 

miramos en nuestro cielo; pero, como es naturali el frió es mui in- 
tenso. 

Ademas, las variantes bruscas de temperatura son muí comunes i 
frecuentes en estas provincias. En la primavera tenemos, durante e\ 
día, una temperatura algo elevada, i por la noche muchas veces un 
frío escesivo que recuerda los del invierno que acaba de pasar. Du- 
rante el verano, el calor es mui intenso; el termómetro, a la sombra, ' 
marca a veces 29, 30 i hasta 32°; en la noche, el termómetro baja a 
veces 10, 12, 15° o mas. Los cambios repentinos de temperatura son 
mui comunes, pero las tempestades eléctrícas son bastante" raras. Las 
lluvias, durante el invierno, son bastante escasas; hai inviernos en 
los cuales no llueve sino cuatro o cinco veces, siendo los demás diaa 
nublados i sumamente frios, sobre todo en la noche. ¿A qué es debida 
esta falta de lluvias en la época actual, siendo antes casi tan abun- 
dantes como en nuestras provincias australes? Se cree, con mui justa 
razón, que esto se debe en gran parte a la corta imprudente de loa 
bosques. Anteriormente la temperatura era mas igual, no se observa- 
ban esos cambios bruscos, por consiguiente no habia esa enorme de- 
sigualdad entre el calor del dia i el de la noche, pues los bosques im- 
pedían la absorción del calor durante el dia i debilitaban la irradia- 
ción por la noche; si a esto se agrega la influencia de los vientos rei- 
nantes, tendremos, como en realidad sucede, una irradiación semejante 
a la que se observa en los desiertos. No entraré a analizar los demás 
fenómenos climatéricos, como son: presión atmosférica, cantidad de 
ozona, sacudimientos de tierra, etc., pues el problema sería demasiado 
complejo i me sería imposible establecer una relación de causalidad. 

¿De qué manera vendría a obrar el clima sobre las funciones he- 
páticas? £s lo que trataré de resolver del mejor modo que me sea po- 
sible. 

En las temperaturas secas i ardientes encontramos un estímulo 
constante sobre las superficies, hai mucha evaporación cutánea, au- 
mento en la frecuencia de la respiración, la sed es viva, la dijestion 
es lenta, difícil, languidez i postración de las fuerzas, las secreciones, 
por ejemplo, de saliva, jugo gástrico, intestinal, orina, etc., están con- 
siderablemente disminuidas i rícas en principios sólidos, la sangre 
también está mui cargada de principios sólidos, i por consiguiente 
mui poco apta para suministrar materíales adecuados a la elabora- 
ción de los productos. Ademas, el ácido carbónico es exhalado en me- 
nos proporción que de ordinarío, i el carbón, suministrado por los 
alimentos para ser quemado en el organismo no lo es mas que en 
parta i tiene que ser eliminado por el hígado, cuya actividad funcio- 
nal está considerablemente aumentada, lo cual se anuncia por la 



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LA HEPATITIS SÜPÜBATIYA EN OHILE. 57 

abundancia de la secreción biliar. Si a esto agregamos tm trabajo 
muscular esoesivo, estas condiciones llegarán a su máximun i tendré*- 
mos un anmento de combustible. Tenemos, pues, que la sangre careoe 
de nno de su9 príncipales elementos: el agua, pero en cambio es mui 
rica en principios sólidos i carbonosos, qne la actividad funcional del 
hígado está aumentada, que la bilis se secreta en mucha abundan- 
cia, que las dijestiones son lentas i difíciles, i por consiguiente la 
bilis tiene mui poco campo donde ejercer su acción : las funciones del 
hígado se encontraran, pues, perturbadas en su acción físiolójica. 
Foncionando el hígado con 'una sobreactividad anormal, recibiendo 
constantemente una sangre impropia para la elaboración de sus pro- 
ductos, esta sangre vendrá a obrar como un estímulo mui considera- 
ble, de aquí las conjestiones, las inflamaciones, la supuración del hí- 
gado: por eso se ve en los países cálidos i en nuestro Chile, en la 
estación caliente, esa multitud de fiebres, diarreas, disenterias con 
carácter bilioso, los procesos inflamatorios de vecindad se complican 
mnchas veces con afecciones hepáticas, las flegmasías i supuraciones 
de esta viscera son mas comunes en la estación ardiente que en cual- 
quiera otra. Hé aquí a mi juicio una de las causas predisponentes, 
mas marcadas, mas evidentes i al mismo tiempo mas apreciable en la 
acción que ejerce sobre las funciones hepáticas, pues debilitándose 
todas las funciones de la vida orgánica, poco apoco se irán pronun- 
ciando loe caracteres del temperamento bilioso-linfático. 

Considerado el hígado en estas condiciones especiales i visto el 
trastorno de sus funciones fisiolójicas, consideremos oU'o ájente que 
es un auxiliar poderoso, un ayudante las mas veces indispensable: 
«D una palabra, el fuego que ha de hacer estallar el incendio: qmero 
hablar del frió, de la temperatura seca i fría, que, como he dicho an- 
tee, reina constantemente durante las noches i gran parte del año en 
nuestras provincias centrales. En una temperatura seca i fría, vemos 
el eneojimiento de la piel, los capilares comprimidos disminuyen de 
calibre, i la sangre, no pudiendo atravesarlos, tiene que refluir a la 
gran circulación i de aquí las conjestiones visc^ales. La sangre, ríca 
en principios sólidos, está favorablemente dispuesta a la inflamación 
de los órganos que nutre. En algunos casos producirá neumonías, 
pleuresías, etc., en este caso, encontráudose el hígado predispuesto, 
su acción se hará sentir sobre él i habrá, unas veces, conjestion sim- 
ple, otras veces, conjestion i alteración en la nntrícion del órgano, 
por consiguiente inflamación, según que esta viscera se encuentre 
con una alteración mas o menos grande en sus funciones, mas o me- 
nos debilitada o predispuesta para recibir la impresión morbíjena. 
iPe qué manera el frío produce estos efectos? ¿Es \m simple fenóme- 

B. K. 8 



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88 MEMORIAS. 

no mecánico o, guiándonos por los esperimenios fisiolójicos, sa aocion 
se ejerce por medio del sistema nervioso? Es probable que cnando 
hai simple conjestion, el fenómeno sea mecánico; pero cuando se pro- 
duce inflamación, es decir, una alteración en la nutrición del órgano, 
la alteración debe ser producida por influjo del sistema nervioso, pues 
se sabe que cualquiera perturbación producida en la nutrición de nn 
órgano depende de dicho sistema; pero nada de esto está probado. 

Ahora, pasemos a la vida real i veamos cómo un individuo se ha- 
ce apto para contraer afecciones del hígado: tomemos para esto como 
tipo al hombre del pueblo que necesita trabajar para ganarse el 
sustento. Estos individuos, principalmente los que se ocupan en las 
faenas del campo, en la estación ardiente, mal vestidos, peor ali- 
mentados, están espuestos durante el dia a un sol abrasador, traba- 
jando en las mas rudas tareas i, si a esto agregamos el calor desarro- 
llado por el trabajo muscular, tendremos una viciación i un empobre- 
cimiento de la sangre i una causa predisponente mui marcada al 
debilitamiento e inercia de las funciones de la vida orgánica i a los 
caracteres del temperamento bilioso-linfático. Ademas, en la época 
de los calores, estos individuos comen mui poco; pero, en cambio, ha- 
cen injestiones enormes de fruta, la cual, por su bajo precio, está al 
alcance de todos, en seguida beben aguardiente: de aquí gran núme- 
ro de desórdenes gástricos e intestinales i principalmente el catarro 
de las vias biliares; de aquí también la predisposición a la producción 
de hiperemias hepáticas mas o menos considerables i como se ha di- 
cho antes, funcionando el hígado con mas actividad que los demás 
órganos i estando ya grandement-e predispuesto a recibir impresiones 
morbíficas, estas hiperemias, estimulando su rol fisiolójico i avivando 
su irritabilidad son, como diré mas adelante cuando trate de los sín- 
tomas de esta enfermedad, un centinela avanzado en la producción 
de la hepatitis supurativa. 

En estas condiciones, es decir, mal vestido, mal alimentado i ha- 
biéndose, eepuesto durante todo el dia a un sol abrasador, llega la 
noche i el individuo, muchas veces en un estado completo de em- 
briaguez, se acuesta a la intemperie, las mas veces en el suelo, con 
un írio intenso relativamente al calor soportado durante el ^€l 
Aquí tenemos al frío produciendo su efecto; el mecanismo ya lo he 
dado a conocer, i efectivamente, la mayor parte de los casos de hepa- 
titis que se presentan en nuestros hospitales no tienen otra causa 
que un resfrío. 

Durante la estación helada, ¿qué es lo que sucede? Estos individuos 
destruyen el efecto del frío durante el dia por medio del calor desa^ 
rrollado por el trabajo muscular; pero durante las noches, cuando el 



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LA HEPATITIS SUPUBATIYA EN CHILE. 69 

frió 68 mal intenso i penetrante, es cuando debían fayoreoerse mas 
de este ájente; pero se duermen a la intemperie, muchas veces en el 
snelo húmedo; de aquí conjestiones viscerales i procesos inflámate* 
ríos de toda especie i, encontrándose un órgano debilitado, predis* 
puesto, estas conjestionss ejercerán su influjo sobre él. 

Pasaré ahora a hablar del alcohol, que muchos consideran como 
una causa determinante, primordial, en la producción de la hepatitis. 
Se sabe por los esperimentos fisiolójicos que el alcohol diluido, que es 
el que usa nuestro pueblo, es un escitante del organismo en jeneral 
i del higado en particular, activando de una manera notable la fun- 
ción gluoojénica de esta viscera. Se sabe ademas que el alcohol no se 
descompone en oxijeno i en ácido carbónico como se creia antes, sino 
que es absorbido en sustancia por las raices de la vena porta, i mez- 
clado con la saDgre es llevado al higado i al torrente circulatorio. De 
eeio resulta que el alcohol es un estimulante de laa funciones hepá* 
ticas. 

Los que han escrito sobre el rol que desempeña d alcohol en la 
producción de la hepatitis dicen: casi todos los individuos que pade- 
cen de esta enfermedad, son bebedores consuetudinarios i siendo ade- 
mas el alcohol un estimulante especial del hígado, claro es que aqui 
tenemos una causa primordial en la producción de la hepatitis. 

Según mi opinión, este es un modo de argumentar mui pobre i es 
mirar los hechos de una manera mui superficial. El pueblo en Euro- 
par bebe un alcohol concentrado i no un alcohol düuido como bebe 
nuestro pueblo. Ahora bien, el alcohol concentrado disminuye las 
secreciones, relaja la actividad funcional del hígado, disminuye las . 
combustiones i, estando este órgano encargado de suministrar a la 
economía una gran parte de los comburentes, hé aquí un obstáculo 
al cumplimiento de su función, que podría dar lugar a una altera- 
ración de nutrición i por consiguiente a una inflamación de esta vis- 
cera. Nada de esto sucede, pues se sabe cuan rara es la hepatitis en 
Europa i cuánto difiere de la nuestra. Entonces ¿por qué atribuir 
al alcohol diluido que bebe nuestro pueblo, alcohol que, como se sa- 
be, no tiene los inconvenientes del concentrado, que no produce tan 
perniciosos efectos, en una palabra, que no obra de la misma manera, 
¿por qué atribuirle, digo, una acción que no tiene en otros países? 
¿por qué en Europa no hai cien veces mas hepatitis que en Chile i to- 
davía de efectos mas desastrosos si hemos de hacer jugar al alcohol 
un papel tan importante en la producion de esta enfermedad? Pues 
ateniéndonos a la acción fisiolójica, eñ Europa debería producir so- 
bre el hígado efectos mucho mas perniciosos que los que produciria 
en Chile el alcohol diluido que bebe el pueblo. 



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60 MBMOBIA& 

Fero el argumento siempre subsiste: la hepatitis se obserra de pre- 
ferencia en individuos dados a las bebidas alcohólicas. Se puede de- 
cir sin exajeracion que los individuos de nuestro bajo pueblo, con ra- 
ras escepciones, beben i de una manera desenfrenada, pues el jornal 
ganado durante la semana en los mas duros trabajos lo emplean el 
dia de fiesta en embriagarse: es una costumbre inveteribda: un hecho 
conocido de todos. Ahora bien, en estos individuos se observan neu- 
monias, pleuresías, hepatitis, diarreas, etc., etc., i ¿hemos de atribuir 
al alcohol la causa productora de todas estas enfermedades? De nin- 
guna manera. Ademas, se ve diariamente en muchas clases acomoda- 
das, en individuos arreglados en sus costumbres, metódicos i que no 
han bebido jamás, desarrollarse la hepatitis supurativa de la misma 
manera i con síntomas tan alarmantes como los observados en núes* 
tro bajo pueblo; también vemos individuos que abusan bárbaramente 
de los espirituosos, en quienes no se desarrolla jamás la hepatitis; 
¿qué se ha hecho en estos casos la influencia de los alcohólicos? 

Veamos ahora cómo obra el alcohol sobre el hígado en un indivi- 
duo entregado al abuso de los espirituosos. Una presión constante i 
anormal en los ramúscuíos de la vena porta a causa del acumulo de 
la sangre en el higado, proveniente de injestiones i por consiguiente 
de absorciones copiosas i continuadas de alcohol, traerá necesaria- 
mente una relajación del parénquima i distencion de los canales san- 
guíneos ahuecados en el espesor de este parénquima; estos canales 
dejarán trasudar la linfa plástica i de aquí células plásticas que, una 
vez organizadas, constituirán un verdadero tejido conjuntivo dotado 
de neutralidad; est^ mismo tejido, retrayéndose siempre, invadirá 
progresivamente el terreno que lo circunda i de aquí la atrofia del 
higado, o mas bien la cirrosis. 

Otro modo de acción es el siguiente: en virtud de constantes injes- 
tiones de alcohol, el acumulo sanguíneo i ademas la presión conside* 
rabie i continuada soportada por el parénquima de la glándula, com- 
primirán las células hepáticas, impedirán su nutrición i poco a poco 
aparecerá su contenido grasoso, i, si esta acción continúa, en vez de 
células solo quedarán granulaciones grasosas, que irán invadiendo 
lentamente el tejido propio del hígado i tendremos la dejeneracion 
grasosa. 

Estas dos maneras de obrar del alcohol sobre el hígado son claras, 
evidentes, palpables; es lo que se observa en Chile, en Europa i en 
todas partes del mundo, pues su acción se esplica fácilmente: es un 
proceso crónico que podemos seguir poco a poco, pues crónica tam* 
bien es la costumbre de beber alcohol en estos individuos, en quienes 
se observa la cirrosis i dejeneracion grasosa. 



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LA HSPATinS SÜPVBATIVA ZS CHILE. ' 61 

Ahora, ¿de qué manera obraría el alcohol en la producción de la 
hepatitis supurativa? ¿Qué elementos iria a atacar ademas de los dos 
ya enumerados? Es lo que ignoro, i conmigo, todos los que han escrí- 
to sobre el rol del alcohol en la producción de la hepatitis; han ob- 
servado hechos de una manera superficial; pero nadie ha profundiza- 
do la cuestión: mucho menos se han dado cuenta de su manera de 
obrar. Ahora ¿puede una injestion copiosa de alcohol determinar en 
nn individuo predispuesto la producción de una hepatitis? Si, i esto 
se observa diadamente, pues una gran parte de los atacados de he- 
patitis refieren su enfermedad al haberse quedado dormidos en un 
suelo húmedo, después de grandes escesos de bebida. ¿Cómo obra en 
este CASO el alcohol? Es lo que vamos a ver. Pongamos por ejemplo 
un individuo que se ha espuesto durante largo tiempo a la influencia 
perniciosa de un clima ardiente, que ha hecho desarreglos en la co- 
mida i bebida, eta, si, en una palabra, lleva ya en sí el jérmen de la 
enfermedad, si este individuo hace una injestion copiosa de alcohoL 
habrá un acumulo mayor de sangre en el hígado, pues la vena porta 
i BUS ramificaciones estarán turjentes i distendidas, ademas el alcohol, 
como escitante jeneral del organismo, activando la circulación, hará 
que la sangre de la artería hepática llegue a este órgano en mayor 
cantidad: tendremos, pues, un grande acumulo de sangre en el higa- 
do i por consiguiente una hiperemia hepática. Esta hiperemia será 
un ayudante, un nuevo estímulo allegado al proceso mórbido latente 
que existe en el hígado i hé aquí, en un gran número de casos, la 
chispa que encenderá la hoguera. Es de la única manera que com- 
prendo la acción del alcohol, obrando sobre el hígado en un momen- 
to dado i en un individuo predispuesto en quien ya exista el jérmen, 
inflamatorio, poco importa que éste sea. bebedor o nó; pero que el al- 
cohol por sí solo sea capaz de producir la hepatitis, es lo que niego 
formalmente, pues no encuentro ninguna razón fondada para soste- 
ner semejante cosa. 

Creo que otro tanto, pero en una escala mucho mas rastrinjida, se 
podría decir del ají, al cual nuestro pueblo es tan aficionado i consu- 
me en grandes cantidades. No hablaré de los efluvios pantanosos, cu- 
ya perniciosa inflnensia no se hace sentir jamás en Chile. Tampoco 
trataré de otras causas que, según algunos autores, pueden producir 
la hepatitis, como son los golpes, supresión de un flujo, hiperemias 
pasivas, cálculos en las vias biliares, etc., etc., causas, algunas de 
ellas, sumamente oscuras, de difícil esplicacion i que se presentan ra- 
rísima vez en la práctica. 

Néstor Calderón. 
(Conlinuará,) 



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REVISTA clínica. 



Boletín déla llatermdaá del mes de junio de 1877. 

(Conclusión.) 

En el Boletín del mes pasado acusamos tres def anoiones debidas a 
la fiebre puerperal, i dijimos también que muchas de las parturientas 
comenzaban a resentirse de una reacción febril sospechosa al tercer 
día después del parto, coincidiendo este malestar con complicaciones 
de las heridas en la sala inmediata del hospital, que a cargo está del 
prof eeor Aguirre. 

Durante el mes de que damos cuenta hoi a los lectores de la Eevis- 
ta, la peritonitis puerperal, o sea la fiebre puerperal, como so le deno- 
mina, con todo su cortejo amenazador de síntomas i con todas sus 
graves consecuencias, se declaró de un modo epidémico, arrebatán- 
donos catorce de nuestras enfermas. 

Solo tres de las que de un modo claro i manifiesto tuvieron esta 
enfermedad lograron ser salvadas. 

Pocas, mui pocas, sin embargo, de las que a desembarazar fueron 
a la Casa, no tuvieron alguna novedad. En la mayoría hubo cierta 
reacción febril del segundo al tercer dia después del parto, o dolores 
en el bajo vientre con aumento del útero i sensibilidad exajerada de 
esta viscera. 

Pudimos notar que en las salas situadas mas al oriente, cuyos co- 
rredores no están resguardados por cojtinas o lienzos, i donde el frió 
era mas notable, la mortalidad fué mayor. 

Por lo jeneral, al segundo, o mas tarde al tercer dia después del 
parto, las enfermas se quejaban de dolores uterinos i de una sensibi- 
lidad en el hipogastrio i en la escavacion pelviana, acompañada de 
aumento poco notable de la temperatura i precedida siempre del es- 
calofrió clásico, notándose ademas una inquietud o desasosiego mui 
manifiesto. En algunas esta inquietud tomaba caracteres mas pronun- 
ciados i llegaba a una escitacion cerebral tan marcada, que hnbo pa- 
ciente que llegó a levantarse de su lecho para sentarse en un ángulo 
de la sala, sin darse cuenta cabal de su determinación i sin pesar las 
graves consecuencias de una levantada en los primeros dias del de- 



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boletín de la matsbnipad i>sl mes de Junio. 68 

sembarazo i dorante un estado epidémico qne ella misma yeia desa- 
rrollarse a BU alrededor. 

Este estado de escitacioá inicial de la fiebre, se manifestaba tam- 
bién, sobre todo, en la noche, por arrojar a los pies de la cama las 
frazadas con que deberían estar cabiertas. 

En muchas los dolores supra-abdominales 90 presentaban con mu- 
cha agudez; i en éstas la inflamación perítoneaJ tomaba todo su desa- 
rrollo en mui pocas horas, sucumbiendo con prontitud. 

Así, hemos tenido un caso en que la paciente sucumbió poco des- 
pués de Tcinticuatro horas de una perítonitis jeneralizada. 

El carácter gástrico de esta fiebre, manifiestamente se dejó obser- 
vajT en la mayoría de los casos. 

En dos de las enfermas que sucumbieron obserramos una pleuro- 
neumonia del lado derecho, sobrevenida tres o cuatro dias después 
de los fenómenos bien claros i bien manifiestos déla perítonitis puer- 
peral. La atención con que examinábamos a estas enfermas, el cuida. 
do que poníamos en estudiar i en obserrar todos los síntomas i su en- 
cadenación, nos ponen en el caso de asegurar del modo mas afirma- 
tivo que la complicación pulmonar fué siempre algunos dias posterior 
a la enfermedad dominante. 

I debemos advertir i señalar que en estos dos casos no hubo sín- 
tomas ni fenómenos que pudieran hacemos sospechar la existencia de 
una piemia. 

Vanos tratamientos pusimos en juego para conjurar la afección, 
que nos arrebataba con vertijinosa rapidez a tantas enfermas i que 
tan ajitado me traia desde el mes anteríor. 

En unos casos empleaba el calomel asociado al sulfato de quinina; 
en otros, la dijital i la quinina, i en vanos la ipecacuana i el nitrato de 
potasa como también los evacuantes, cuando el carácter gástrico exA 
mas dominante. Al mismo tiempo usaba las depleiíones sanguíneas 
locales, las frícciones profusas de pomada mercuríal, las cataplasmas, 
el colodión cantarídado sobre el abdomen o los vejigatorios, i los je- 
jringatoríos desinfectantes con permanganato de potasa. 

lia práctica de algunos años me ha hecho ver que las depleciones 
sanguíneas,^ las frícciones mercuríales i el colodión cantarídado son 
de manifiesta utilidad en las perítonitis* o metro-perítonitis puerpe- 
rales; i debo a estos ajentes la curación de algunos casos. 

Empero, considero que en todo estado epidémico (como ha suce- 
dido ahora) los tratamientos mejor dirijidos dan escaso o ningún re- 
sultado, si no hai la mas escrupulosa atención hijiénica. 

Ya desde el mes anteríor se habían tomado i puesto en juego nume- 
rotsas precauciones de esa naturaleza. 



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64 BEVIBTAICLÍKIOA. 

El tacto yajinal sd practicaba el menor número de veces posible, i 
se tenia un especial cuidado en que esos reconocimientos fueran he- 
chos por matronas o practicantes distintos para cortar el oontajio. To- 
do reconocimiento se practicaba con aceite fenicado i todas las perso- 
nas ocupadas de este trabajo debian lavarse las manos con jabón de 
ácido fénico. 

Jeringatorios desinfectantes vajinales .con permanganato de pota- 
sa estaban ordenados desde el segundo dia del parto, debiendo la- 
yarse los instrumentos con agua fenicada toda vez que se usaran. 

Las salas de ocho o diez camas de que se compone la Maternidad, 
no fueron, oomo no son jamas, ocupadas en su totalidad, sino por gra- 
pos de cuatro o cinco parturientas, dejando los lechos restantes en 
receso hasta no ser dadas de alta las existentes. 

La ropa de cama siempre limpia i ventilada. 

Ademas de las precauciones indicadas, se hicieron aspersiones de 
ácido fénico en las salas. 

Últimamente se pusieron calentadores en cada una de ellas. 

Bajo la influencia de estas medidas i de la corriente continua de 
agua en las acequias de la Casiet i del Hospital, la fiebre puerperal de- 
sapareció por completo a fines del mes i hoi podemos contar con un 
estado bien satisfactorio. 

La admisión de parturientas se detuvo en cuanto era posible; i se 
dio orden de recibir solo a aquellas que llegaran en una situación o 
que estuvieran en condiciones de no poder ser devueltas. 

En seis de las catorce fallecidas practicamos la autopsia; i en todos 
l^s casos encontramos derrame perítoneal abundante con mas o me- 
nos copos fibro-albuminosos nadando en el líquido, exudaciones- 
fibro- plásticas sobre el mesenterio, inyección viva de los intestinos 
en su cara esterna, dilatación notable por gases de estos mismos tubos, 
infarto edematoi^ de los ovarios i de las trompas. El útero p<Mr lo je- 
neral mui poco desarrollado, sin novedad especial en cortes hechos 
con el escalpelo i en mui pocos alguna descomposición lijera en el te- 
jido de la inserción placentaria. 

Pero conviene preguntarse a qué fué debida esta epidemia, i qué 
precauciones jenerales deben tomarse para evitar su reaparición. 

Para el que esto escribe esas causas son bien manifiestas i pueden 
referirse a las siguientes: 

1^ Al frío. El mes pasado ha sido el mas crudo de todo el invierno, 
i se sabe que es una causa de la aparícion de esta epidemia. Fuera de 
la epidemia del mes de febrero del año pasado, las demás que he obser- 
vado en Santiago han sobrevenido siempre en la estación de los fríos. 

Ya hicimos notar que en las salas mas desabrigadas hubo un ma- 



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boletín dz la maternidad del mes de junio. 65 

yor número de casos; i paxa que no quepa jénero alguno de duda, las 
complicaciones puerperales desaparecieron después de la colocación 
de calentadores 

Por otra parte, la mayoría de las mujeres que solicita un lugar en 
la Casa, Tan en un gran desabrigo, muchas resfriadas i se cuidan mui 
poco de estar bien cubiertas en la cama. Ahora, como en otras oca- 
siones, pudimos notar que todo desabrigo traia el escalofrió; i en ca- 
si todos éste era el primero i casi el único motivo para poner en juego 
la predisposición latente de la auto-infeccion puerperal o del contajio. 

2^ A la falta de agua en las acequias del hospital. En efecto, con 
motivo de trabajos verificados en una acequia sur mas abajo, el agua 
cesó de correr por algunos dias i disminuyó en otros. ¿Necesitaré 
insistir en la influencia perniciosa de esta causa en un establecimien- 
to que alberga bajo su techo a cerca de mil personas? 

Estos son los principales factores de la epidemia por la cual acaba- 
mos de atravesar. 

Fuera de ellos, hai otros todavía que no necesito enumerar. 

Pero no concluiré sin llamar la atención sobre el pésimo estado de 
una calle pocos años ha abierta detras del hospital, que es un basu- 
ral inmundo hoi día i que es i continuará siendo una amenaza para 
el establecimiento. Las materias en descomposición que ahí se haci- 
nan i se arrojan llevan un aire mal sano e impuro sobre todas las 
salas i sobre todos los departamentos hospitalarios. La autoridad lo- 
cal está en la obligación de hacer en esa calle la policía de aseo. 

En materia de operaciones tuvimos dos aplicaciones de fórceps, con 
buen suceso en ambas para el feto i para la madre. 

Otra intervención manual hubo en el caso de la edamsia que mas 
adelante se detalla, caso de feliz resultado para esta grave complica- 
ción; pero que sucumbió al sesto día, víctima de la enfermedad epi- 
démica de que acabamos de hablar. 

!Dr. A. Mürillo. 



/ OBSEEVACIONES CLÍNICAS. 

(eSTR ACTOS.) 

Observación 1.* — Metró-perüonUis puerperal; muerte. — El dia 6 
de junio, una mujer de 40 años de edad próximamente, bien muscu- 
lada i de buena constitución, a término de su sesta preñez, da a luz 
un feto vivo, macho, que se presentó en posición o, i, t, a, después de 
doce horas de trabajo. Esta parturienta ocupa eí número 24. 



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66 BBYI8TÁ OLÍNIOA. 

El dia 8, en la mañana, la paciente se queja de tener el vientre 
adolorido i de un Ujero calor. A la palpación hai sensibilidad uterina 
i se nota un aumento mayor de esta viscera; la lengua algo suda. 
La dejo un oleoso i cataplasmas. 

IHa 9. — ^El dolor ha aumentado, el calor es mas subido, la lengua 
sucia i hai cierta sequedad. Prescripción: polvos de ipecacuana, calo* 
melano i nitrato de potasa, tres veces al día; fricciones de pomada 
mercurial i cataplasmas. 

Dia 10. — ^No hai mejoría, el dolor se ha estendido i la fiebre per- 
siste; hai alguna traspiración. Siguen los polvos, que han producido 
algunps náuseas, las fricciones mercuriales; i se ordenan cuatro ven- 
tosas escarificadas al bajo vientre i jeringatorio de permanganato de 
potasa. Los loquios no se han suspendido. . 

Dia 11. — ^La enferma continúa en el mismo estado. Como las ven- 
tolas han hecho poco efecto, se ordena ocho sanguijuelas; calomel i 
sulfato de quinina, continuando con las fricciones mercuriales, las 
catapli^sinas i los jeringatorios. 

Dia 12. — La paciente deja de existir, habiendo presentado el dia 
i^iterior como único fenómeno nuevo, un meteorismo ezajerado del 
vientre. 

La autopsia deja ver un derrame de un liquido amarillento en la 
cavidad peritoneal que alcanza a un htro con pocos copos exudati- 
vos, intestinos distendidos por gases, inyección Hjera de éstos, algu- 
nas exudaciones dispersas en algunos puntos del peritoneo, i las 
trompas i ovarios infiltrados i como edematosos. El útero apenas au- 
mentado de volumen i sin alteración alguna digna de ser mencionada. 

Observación 2.* — JEdamsia puerperal, doce ataques^ preñez de 
jemelos en una primeriza, intervención manual, sangría^ curación de la 
eclaTnsia i muerte por perüonüis infecciosa. 

El 13 de junio, durante el dia, es llevada a la Casa una mujer joven, 
de veinticuatro años, que ha sentido los dolores del alumbramiento 
desde la tarde del dia anterior i que se halla fuera de cuenta. 

Según después se supo, esta mujer ha sido casada dos veces. En 
su primer matrimonios no tuvo hijos, i quedó enferma del útero. Ca- 
sada mui poco tiempo después de su viudez, se hizo embarazada, acen- 
tuándose la afección uterina. Esta circunstancia la hizo entrar al 
hospital a curarse durante el cuarto mes de su preñez. Ahí se la so- 
metió a un tratamiento i se le practicaron cauterizaciones en el cuello 
del útero, consiguiendo el restablecimiento de la salud. 

Pero en los últimos tres meses, la paciente es presa de un males- 
tar que no pudo definir ni esplicar, acompañado de sensibilidad i do- 
lor al Tientre. Al mismo tiempo notó que sobrevenía un edema que 



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OBSXRTAdOintt CnÍKXCAfl. d íT 

le trajo una hinchazón molesta de las piernas i de easi todo él 6tiért>o. 
Este edema jeneralizado subsiste i llama la atendon a primera vista 
i al primer examen que se practica en la parturienta. 

Segon se llegó a saber» esta mujer tuvo cuatro ataques edámtícos 
antes de entrar a la Maternidad, durante cuyos intervalos recobraba 
el nso perfecto de sus facultades. 

Los ataques que en la Casa tuvo fueron ocho, a las horas siguien- 
tes: el primero a las 2^ P. M., el segundo a las 4, el tercero a las 
5^, el cuarto a las 6^, el quinto a las 7, el sesto a las 8^, el sétimo a 
las 84 i el octavo a 9¿. Desde el cuarto acceso en la Casa, la mujer 
perdió todo conocimiento i quedó en el periodo de estada. 

Cuando llegué a las 8^ a la Maternidad, la situación de la partu- 
rienta era grave e inspiraba serios temores. El sopor comatoso era 
profundo, la respiración estertorosa (recien pasaba su acceso), el 
pulso frecuente. A primera vista se notaba el edema de que he habla- 
do; el abdomen mui abultado i una profunda palidez. 

Por el tacto vajinal vengo en cuenta de que el cuello uterino está 
suficientemente dilatado i de que hai una presentación 8, i, <¿, a, ja 
algo encajada en la escavacion. 

¿Qué partido tomar en tal situación? ¿Sangrar primero a la enfer- 
ma i terminar el parto, o terminar el parto i esperar el resultado de 
la deplecion uterina? Sin vacilación de ningi^na especie introduje mi 
mano, enganché con mis dedos uno de los muslos del feto i lo estra- 
je. Pero aun queda la otra bolsa amniótica i otro feto que se presen- 
taba en posición o, i, ¿2, t. 

Creyendo que no debia detenerme en el camino, rompí la segunda 
bolsa, i yendo a buscar los pies del segundo feto, terminé por la ver- 
sión este segundo parto. 

Durante la versión sobrevino el undécimo de los accesos, que no 
duiró mas de cinco minutos. Fué este motivo el que ocasionó un des- 
garro del perineo. 

Beanimadas i solicitadas las contracciones uterinas por medio de 
metódicas fricciones, la placenta es espelida diez minutos después 
del parto. Habia una sola placenta para los dos fetos. 

Apesar de estar el parto terminado, la situación de la enferma no 
habia espeiimentado modificación alguna favorable ni se manifestaba 
ningún signo que indicara mejoría. 

^ Entonces ligué el brazo, indndi una de sus venas i dejé escapar 
300 gramos de sangre. 

Momentes después (9¿) sobrevenía el último acceso i príncipxai^on 
a manifestarse los primeros signos de mejoría. 

Antes de pasar adelante, debo advertir que los dos fetos eran 



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68 B£VXtiTA CLÍKIOA. 

hembras i qne el primero nació asfixiado, habiendo tenido qne prac- 
ticar la respiración artificial. 

Le dejo nn gramo de hidrato de doral que se le da en la noche. 

Dia 14. — ^Todavía hai algún sopor; pero la enferma contesta con 
regnlaridad. 

Dia 15. — ^La intelijenda es perfecta, no hai sopor; la paciente se 
queja de^dolor al bajo vientre. El útero está mas aumentado i mas 
sensible. Tintura de yodo al abdomen i cataplasmas, tisana emoliente. 

Dia 16. — ^El útero mas desarrollado i mas adolorido que el dia an- 
terior; la sensibilidad se estiende a la mitad del vientre; diarrea fre- 
cuente, abundante i de olor fétido, el desgarro perineal de color gris 
sucio. Hai mucha postración, debilidad i la enferma se queja tam- 
bién de dolor dé cabeza. Pr. : tintura de yodo, tres veces; cataplasmas, 
tisana gomosa^ mistura de perdoruro de fierro, lavatorios e inyeccio-^ 
nes fenicadas^ curación con gUcerina i alcohol. 

Dia 17.T— Las evacuadones subsisten, pero son menos frecuentes, él 
útero menor, hai manifiestamente gangrena del desgarro, que se es- 
tiende a una parte de la vulva, i el dolor abdominal persiste aunque 
es mas sordo. 

Siguen las inyecciones, la tintura de yodo, la misma curación i la 
mistura marcial es sustituida por unos papelillos compuestos de pol- 
vos de Dower, subnitrato de bismuto i mercurio con creta. 

Dia 18. — La paciente se queja de que no ha dormido durante la 
noche, de gran malestar, de ajitacion; i dice que los fenómenos locales 
son menos pronundados. La .diarrea ha cesado, pero hai un poco de 
meteorismo. Le prescribo agua de azahar 100 gramos, acetato de mor- 
fina 5 ceniígramos, éter nitroso 2 gramos, jarabe 15 gramos, para to- 
mar una cucharada cada dos horas hasta calmar la ajitadon o dormir. 

Sigue la tintura de yodo i las cataplasmas. 

La enferma fallece el dia 19 poco antes de amanecer. 

La autopsia deja ver como dos litros de un líquido verdoso, turbio i 
grueso en el peritoneo. Este inyectado, pero sin esas exudaciones de 
forma membranosa, que tan común es encontrar en tales casos; los in- 
testinos mui distendidos por gases, con arborizadones numerosas bien 
marcadas en su cara peritoneal. En el interior de estos tubos se eiicon- 
traba una secreción putrilajinosa de mal olor i la mucosa mas niable. 

El útero aumentado de volumen, mas pesado, dejando salir al cor- 
te una sangre negruzca, i la inserdon placentaria mas levantada i co- 
mo putrilajinosa. 

La descomposidon gangrenosa del perineo era superfidal. 

Ni los ovarios ni las trompas presentaron ese infarto edematoso 
encontradb en las otras autopsias. 



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OBSEBTACIOIQB OIÍNIOAS. 69 , 

Como 86 deja ver, ha habido aquí una infecdon bien manifiesta, 
cayo punto de partida estuvo en los órganos jenitales estemos i que 
faé a repercutir en otros mas delicados i mas sensibles. 

Dr. A. MüfiíLLo. 



Boletín de la Maternidad del mes de julio de 1877. 



o 



2 
2(43 
•46 
344 
47 

49 
50 



534 
••'38 



■40 

'48 

5 

4 

41 

7Í16 



6 



8-22 

923 

12 

10.14 



11 



"24 



2d 




211 

4|15 
124 
13d 



VIVO 

muerto 



VIVO 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 

vivo 
vivo 



VIVO 

vivo 

vivo 
vivo 
vivo 
muerto 
vivo 
vivo 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 



VIVO 

maérto 



desconocid. 
o. i. i a. 



Posición. 



0.1.1.a. 
o.'i.d.s. 
o. i. i. a. 
o.i.d.p. 
o.Ld.p. 

o. i. i. a. 
o.iia. 



o. id. a. 
o. i. i. a. 

o.Li.t 
o.i.d.p. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o.i.d.p. 

o. i. i. a. 
o.id.p. 
o. i. i. a. 
o.ii.a. 



0.8. 

o.ii.a. 



OBSERVACIONES. 



Premataro de 6 mefles. Llega a la Gasa cnarentai 
ocho horas desunes de ]a salida del primer fe- 
to, el que murió a los pocos minutos. El se- 
gundo feto estaba con la cabeza fuera del cue- 
Uo uterino i éste contraído sobre el cuello del 
feto, de modo que lo estrangulaba. Se practicó 
la dilatación gradual del cuello i se terminó el 
parto haciendo tracciones sobre la cabeza del 
fe^o, el que estaba muerto desde muchas horas 
atrás. 

El feto salió asfixiado. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

La placenta bien dividida, de tal modo que pa- 
recían dos placentas para un solo feto. 

Prematuro de 7 meses por un gran esfuerzo; 
proiapso utermo, saliendo el cuello fuera &e 
la vulva. El feto nace algo asfixiado. 

Prematuro de 7 meses. El niño muere pocas ho- 
ras después. 



Aborto de 5 meses por sífilis materna. 
Dos vueltas del cordón al cuello. 
Dos vueltas del cordón al cuello; dolores espul- 
sivos seis horas. 



Dos vueltas del cordón al cuello. 

]Rijidez del cuello tratada por la dilatación ma- 
nual; el feto pesó 4 kilogramos. Dejeneraoion 
calcárea de la placenta. 

Accidentes puerperales. 

La madre parecía sifilítica; dejeneracion grasosa 
de la placenta, feto deforme por contracción de 
todos loe miembros. 



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70 



RtfVlBTA OLÍMIOIU 



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23 



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130 
2 



10 
11 

20 

17 

224 

1 



Fetos. 



VIVO 

vivo 
vivo 



VIVO 

vivo 

vivo 

vivo 

muerto 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 



vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
maerto 



muerto 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 

maerto 



h. 






Posición. 



P.Ldro. 
C.Li. 



o.i.d.p. 
0.Í.Í0. 



o. i. i. a. 
o.li.a. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o.i.cLa. 

o. i. i. a. 
o.i.d.a. 
o.i.d.p. 
o. i. i. a. 
o.i.d.a. 



0.1.1.a. 
o.id.p. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o.i.d.p. 
o.i.ip. 
o.i.ia. 
o.Li.a. 
o. i. i. a. 
o. i. La. 



S.ii.t 
o. i. i. a. 
o.LcLp. 
o.ii.a. 
o.ii.p. 
o. id. a. 
o.LLa. 
o.ii.a. 



OBSEEVÁCIONES. 



Llega con l«s mauos faera de la vulva, a las 24 
horas de trabajo i después de 12 horas de ha- 
berse derramado las aguas. El feto aun vivo. 
Practico la versión con facilidad; pero la cabe- 
za es detenida 5 minutos por el cuello del úte- 
ro ^ne sale hasta la vulva. El feto nace asfixia- 
do 1 su corazón alcanza a latir una hora con 
motivo de la respiración artificial, i muere. 



Llega después de 40 horas del parto con la phk- 
centa adentro i en descomposición; parto pre- 
maturo de 7 meses por caída de una pared. 
Llega también con flegmasia aU>a ddens;^ la 
pierna derecha mui hinchada. La postración 
de la mujer es profunda, a tal punto que a su 
entrada se cree que muera a las pocas horas. 
Muere el 16 en la noche. 



Fárto de 6 meses; feto macerado; causa de la 
muerte, ignorada. 



Dos vueltas del cordón al Cuello. 

Procidencia del brazo en la vajina, estando la 
cabeza flotando en el estrecho superior ; reduc- 
ción del brazo. Esta mujer sufrió el año paáa- 
do una versión que la practiqué por una pre- 
sentación de tronco. 



una vuelta del cordón al ctiello. 

Aplicación del fórceps por enclavamiento de la 
cabeza; el feto estaba muerto antes de la ope- 
ración. 

£1 feto en descomposición. 

Prematuro de 7 meses. 



Prematuro de 6 meses. La pacientd dice qne ha 
tenido ^^nindes sustos. 



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BOLETER BB U lUnaRIDAD. 



71 





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Fetos. 




Posición. 


OBSEKVACI0N3BS. 


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3 


1 


14 


vivo 


h. 


o.i.d.p. 


Tres vueltas del cordón al cuello i una al brazo. 














El feto nació mui asfixiado. 


• ( 


30 


3 


5 


vivo 


m. 


o.Ld.a. 




<i 


32 


Q 


23 


muerto 


m. 


P.LcL 


Evolnoion espontánea; prematuro de 6 menee i 




A 


Cid. 


muerte por cargar peso sobre el vientre. Pleu- 
resía con abundante derrame del costado dere- 






























cho; en Via de curación. 


"46| 


1 


9 


vivo 


í- 


o. i La. 




24 


7 


1 


48 


vivo 
muerto 


h. 


o.i.ia. 
o.s. 


Jemelos, de tiempo. El munrlio ^tiiba mAioeíado. 


<t 


35 


3 


10 


vivo 


m. 


o. i. i a. 




-15 


3 


12 


vivo 


m. 


o.LLa. 




25 37 


1 


9 


vivo 


m. 


o.i.d.a. 




2636 


3 


11 


muerto 


m. 


o-LLa. 


Aborto de 6 meses; feto macerado i sale con pla- 
















centa i membranas a la vez. 


t« 


40 


8 


8 


vivo 


m. 


o.i.i.t 


\ 


27 


48 


2 


9 


vivo 


m. 


o.Lia. 


. 


«* 


49 


2 


14 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 




•< 


29 


2 


i5 


vivos 


m. 


vértice 


Se ignora la presentación del primero; porque 
llegó a la Gasa después de haberlo dado a luz 






m. 


S.id.a. 
















en la calle. 


28 


9 


3 


8 


vivo 


ID. 


o.ii.a. 


' 


29;24 


2 


7 


vivo 


m. 


o.i.La. 




«» 


27 


3 


6 


vivo 


m. 


a i. i. a. 




30 


6 


3 


8 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




i< 


13 


2 


8 


vivo 


h. 


ai.d.p. 




«f 


3 


3 


6 


vivo 


h. 


aiia. 


^ 


•< 


10 


3 


7 


vivo 


h. 


o.iia. 




•1 


25 


2 


5 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




•( 


26 


11 


50 


muertos 


m. 

m. 


8.i.d.a. 
o.i.it 


Los fetos muertos antes del parto. En el segundo 
se observó lá salida de una mano junto don la 
cabeza. Se practicó la venpon en éste. Placenta 
coman, una bolsa para cada feto. 


81 


12 


2 


6 


vivo 


h. 


o.ii.a. 


Prematuro de 8 meses. La madre sufre de una 
entero-colitiH. 



MOVIMIENTO DE LA MATERNIDAD EN EL MES DE JULIO. 

Exifitencia anterior. 11 

Entradas 93 

Salidas 83 

Fallecida, llegando moribunda después del parto 1 

Existencia para el 1^ de agosto 20 

La fallecida llegó a la Casa 40 horas después del parto, con la pla- 
centa dentro, en descomposición i con una hinchazón notable eiji la 
pierna derecha. La postración de la mi:g6r era profundísima. 

Durante el mes se practicaron dos versiones i hubo una aplicación 
d# fórceps. 



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72 BSTISTA oiimoA. 

una evolacion espontánea en un feio de seis meses tuve ocasión 
de observar: terminación siempre curiosa e interesante de las pre- 
sentaciones de tronco. 

El estado de la Casa ha sido, pues, mui satisfactorio. 

una observación de pleuresía con derrame daremos en el núme- 
ro próximo. 

Dr. A. MuBXLLo. 



REVISTA ESTRANJERA. 



TEBAPEUnCA APLICADA. 

Damoe inseroion al sigoiente resmnen de tin estenso trabajo, pablicado en los 
Archives de Medtcme de París, sobre el msomniOy considerado ya como sintoma, ja 
como pertorbacion idiqpática, resumen que nos limitaremos a reprodacir testoal- 
mente del oríjinaL 

1. ^ El suefio es determinado por el defecto de actividad de las célalas nervio- 
sas qne el trabajo funcional ha gastado. Se ha modificado, pues, a virtud de condi- 
ciones físicas, la inervación vaso motriz, el aflujo de la sangre ha disminuido i la 
actividad cerebral cesa mientras que se opera la reconstitución de los elementos 
nerviosos. 

2. ^ La causa ordinaria del insomnio depende de la persistencia de las funcio- 
nes del aparato nervioso central, bajo la acción de escitantes estemos o internos, 
o bien, de una conjestion activa idiopática de ese aparato. 

3. ^ Puede también depender el insomnio de un eretismo nervioso, con anemia 
jeneral, que reconoce por causa una modificación de la funcionalidad de aquelloa 
mismos elementos orgánicos. 

4. <^ El insomnio sintomático de enfermedades agudas o cránicas, euja causa no 
puede de ordinario ser removida rápidamente, deberá ser combatida por los medi- 
camentos hipnóticos, al frente de los cuales se colocan el opio i sus alcaloides. 

5. ^ La morfina es el mas activo de estos principios. La narceina i la codeina, 
aunque menos activas, no ocasionan el malestar consecutivo que aquélla Estas pre- 
paraciones convienen sobre todo contra el insomnio del dolor; pero están contrain- 
dicadas cuando existe conjestion encefálica. 

6. ^ El bromuro de potasio, dotado de propiedades mucho menos enérjicas, se 
indica cuando el insomnio coexiste con escitacion circulatoria o es'simplemente ner- 
vioso i, rebelde a los opiáceos. Mui útil en los niños. Contraindicado en las anemias 
mui graduadas. 

7. o £1 sulfato de quinina parece, como el anterior, gozar de facultades anemi- 



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RSVXSTA E0TRA1UBBA« T8 

MntBB d^ centro Denrioso. £1 olorofonuo, en pocioiip es tunbien mni útil en los ca- 
sos de iniiomnio nervioso. i 

8. ^ £1 hidrato de doral es nn hipnótico tipo, notable» sobre todo, por la instan- 
taneidad de sns efectos. Conviene en casi todos los casos de insomnio, salvo las 
afecciones disnéioas i cardiacas i las que se oatactorizan por una gran debilidad. 

9. o £1 izisonmio de los viejos i de los anémicos puede ser oon suceso combatido 
por la medicación tónica, vino, éter, amargos, hidroterapia, ete. 

TxATAioKNTo DB ZiAS MBUBÓsis oÁSTBiGAS.— Las indicacioncs jenerales son: 1. ® 
combatir las cansas, siempre qne sea fácil descubrirlas i accesibles a los medios 
terapéatioos; 2. <^ modificar la impresionabilidad morbosa de los nervios gástricos; 
3. ^ restablecer los actos funcionales regulares de la viscera; 4. ^ reglamentar cui- 
dadosamente la hijiene ñsica i moral de los enfermos; 6. ^ atender los fenómenos 
sintcKnáticos accidentales. Los medios de acción varían, como se comprende, al in- 
finito. Para satisfacer cumplidamente las exijencios del método curativo, hai qne 
tener en vista variadas precauciones, sobre kts cuales no podemos estendemos de- 
jnasiado; por lo mismo, vamos solo a^ indicar los mas uijentes. Si la neuropatía tie- 
ne por base la clorosis» no es indiferente el empleo de tal o cual preparación de 
hierro: en jeneral, los sales de ácido orgánico son las mejor toleradas, i entre las 
minerales lo es el pirofosfato, asociado eon los alcalinos, como por ejemplo el bi- 
carbonato de sosa. Si no se soporta el fierro, puede darse el ácido arsenioso o el licor 
de Fowler. Contra la irregularidad de la menstniacion, ligadas a menudo a catarros 
ntero-vajinoles o a inflexiones de la matriz, presentándose, como sucede muchas 
veces, en consorcio oon los perturbaciones gastráljicas de que hablamos, ceden co- 
munmente a los cuidados hij iónicos i al uso de lijeros tónicos i calmantes suaves, 
sin que sean pre<!lsas los cauterizaciones i otros medios directos que se han preco- 
nizado contra el elemento uterino de la afección. 

Si hai bulimia o diversas formas de heterofájia, aparto de las precauciones de ré- 
jimen, que varían según los individuos, debe recurrirse a un tratamiento bromura- 
do i opiáceo, este último a dosis cortos i progresivaa 

La 4;cMÍra(^fa propiamente dicha reclama un conjunto de medios tomados a la 
hijiene jenernl i a la terapéutica, sobre los cuales debemos detenemos un instantoi 
Proscripción de bebidas estimulantes, de alimentos indijestos, como ciertos legu- 
minosos, las grasas, carnes saladas, ete. Becomendar un ejercicio regular, curas hi- 
dropáticas en condiciones adecuadas, a veces baños tibios, simples o emoUe&tel^ 
salinos o sulfurosos, ete. En materia de remedios, puede comenzarse por el bismu- 
to i después de algunas semanas, prescribir el nitrato de plata de 3 a 6 centigramos 
por dio, solo o asociado a la belladona en pildoras. £1 bromuro de potasio, mal to- 
lerado cuando hai un catarro gástrico crónico, puede ser mui útil para combatir los 
fenómenos reflejos de la gastraljia pura. Los calmantes^ puros, el opio i sus prepa^ 
zadofl, pueden siempre darse á dosis relativamente cortas. La nuez vómica, sola o 
asociada a los amargos, es en muchos casos un remedio esoelente contra la hipe- 
restesia gástrica. Las preparaciones de zinc, i particularmente el lactato, dado a 
dosis de 5 a 15 centigramos, tres veces por dia, suelen combatir con ventaja los 
casos rebeldes, lo mismo que el arsénico bajo la forma de solución de Fowler, aso- 
ciadA a una o dos partea de agua .de melisa. 

Contra las flatulenoias se echa mano del bicarbonato sódico, el licor dé amcmia- 
00 anisado, i, aunque óon menos provecho, de toda la serie de losantiespaamódioo& 

Como medios locales, las compresas hidropáticas, la íaradizacion, los vejigatorios 
volantes, ete., son útiles. Los inyecciones subcutáneas de morfina, lavativas i snpa* 
B. M. 10 



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74 BEVISTA EftTBANJEBA. 

ratoriofl ealmantefl, sinapismos, i, si hai indijestíon, la camomila o la administra- 
ción hipodérmica de la apomorñna, son los recursos mas apropiados para dominar 
o disminuir la violencia de los accesos gastráljicos, aparte del tratamiento ordinario 
de la enfermedad misma. 

El mericismo reclama, ante todo, cuidados de réjimen: beber poco, comer lenta- 
mente i masticar mui bien los alimentos. La nuez vómica i los amargos están enton- 
ces particularmente indicados. 

El vómito nervioso, cuando resiste al uso del hielo, bebidas efervescentes i hela- 
da^, ato., hace precisar las inyecciones subcutáneas de morfina, contra cuyo abnao, 
jin embargo, es indispensable ponerse en guardia. Vale mas comenzar siempre por 
los narcóticos en corta dosis, al interior, solos o combinados con la nuez vómica, 
bismuto, bicarbonato de soda, etc. Al mismo tiempo, dieta láctea o de carne cruda, 
a pequefias porciones. En casos rebeldes se han obtenido ventajas del nitrato de 
plata i del yoduro de potasio, dado este último a dosis de 10 a 15 centSgramoe varias 
veces al dia. 

El plan curativo, asi detallado, según las ideas del profesor Lebert en un notable 
estudio que se rejistra en los Archivest nos parece que pUede servir de guia prácti- 
ca para la mayor parto de los variados casos de neurosis gástrica. De todos modos, 
ofrece, en resámen, los principios terapéuticos de un antiguo i distinguido profesor 
de clínica, acerca de la enfermedad en cuestión. 

Tbat4Mzento db li eclampsia PUEBPB]UL.-^De una memoria reciente, corona- 
da por la Academia de Medicina de Béljica, estraemos lo siguiente: 

1. ^ Eclampsias mecánicas (del 6. ^ al 9. ^ mes): sangría, si el caso es urjente o 
hai plétora.*— Drásticos-cloroformo, cuando el acceso amenaza comenzar i durante 
las convulsiones clónicas; doral en el intervalo de los accesos, en lavativas, reem- 
plazando con ventaja a los narcóticos; terminar el trabajo o provocarlo en los casos 
mas graves. 

2. ^ Eclampsias r^fl^as (antes de los 6 meses i después del parto): sangría, rara 
vez indicada; purgantes, siempre convenientes; cloroformo, doral, eto, como en al 
caso anterior, solos o unidos a otros antiespasmódicos, valeriana, bromuro de pota- 
sio, eto. 

3. ^ Eclampsias tóxicas. Satisfacer las indicaciones sintomáticas: emisiones san- 
guineas jenerales o locales contra la conjestion encéfalo-raquídea, cuando es mui 
graduada.— Frío en la cabeza; purgantes, diaforéticos, baños jenerales, revulsivos, 
narcóticos, eto., etc. 

DzFTÉBiA.— Ck>mo resultado de una importante discusión empeñada en la Sociedad 
de Terapéutica de Faris, señalaremos la preeminencia de que goza entre los miem- 
bros de ese cuerpo sabio, la administración del clorato de potasa, intus el extra, no 
ya solo en la difteria, sino en todas las enfermedades infecciosas (Labbé). Se estuvo 
también acorde, en la misma reunión, para rechazar enteramente el uso de los cuer- 
pos cáusticos e irritantes, en aplicaciones locales, como inconducentes i peligrosas. 

ViBtrELA.— -Aplicando a esta enfermedad las reglas de termométricOf como d guia 
mas seguro para el tratamiento de sus síntomas, cuando son exajerados i salen dd 
cuadro de los casos normales, un médico español, Bodriguez i Abaytus, prescribe 
ordinariamente las siguientes preparaciones: 

En el periodo de invasión, cuando la temperatura pasa de 40** i hai delirio i aji- 
taciOD» 



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BSVIBTA SSTBANJERA. 76 



Hojas de dijital 5 decSgramos. 

Agua hirviendo 60 gramos. 

Alcohol í . ^^ 

> 32 30 " 

Jarabe de quina. J 

para tomar por cncharadas, en el dia. 

En el periodo de sapnracion, coando la temperatura pesa de 39«, i mas si hai 

adÍTWTnia, prescribe: . 

Infusión de valeriana 150 gramos. 

Sulfato de quinina de 25 a 60 centigramos. 

Alcohol i jarabe de quina Sft 50 gramos. > 

vDel Progreso Médico de Madrid.) 

Fabkagolójiá; fóbmulas.— £1 Buüetin dt Terapéutica de mayo de 77 rejistra un 
estudio sobre el cianuro doble de potasio i de zinc, cuyo empleo terapéutico tiende 
a preTalecer, por muchas razones, sobre el de las otras preparaciones ciánicas. En 
efecto, el ácido cianhídrico, como el cianuro de potasio, son alterable» i por consi- 
guiente infieles, sobre todo el primero; el cianuro de zinc es insoluble i queda por 
eso inactivo, siempre que los jugos gástricos no ofrecen suficiente acidez. Mientras 
tanto, 1» sal dobl«* de potasio i zinc es de composición química constante i se em- 
plea con ventaja en todos los cosos en que las preparaciones ciánicas estén indica- 
das. Los señores 8elu i Sugan han propuesto la siguiente fórmula: 

Cianuro doble 7 centigramos. 

Agua destilada. 100 gramos. 

Jarabe simple 30 '* 

Esencia de menta gtt 1 

Alcohol para disolverla C. S. 

pam un día. 

La dosis de cianuro puede elevarse hasta 10 centigramos en las 24 horas. Se debe 
tener cuidado en no agregar, como muchos acostumbran, el agua de laurel cerezo a 
los ciannroR, porque éstos esperimentan entonces ima descomposición parcial que 
atenúa sns efectos. 

BÁUBAMO ANTisDiónco — Estrocmos la siguiente fórmula, usada por médicos ita- 
lianos como tópico preventivo del contajio venéreo i otros: 

Hidrato de doral 3 gramos 

Acido salicilico 7 \ 

Glicerina pura. . . * >• && 2 " 

Sulfito de soda ) 

Agua destilada 8 " 

Alcohol de vino 2 ** 



Solución AKTiNEUiiÁLncA.->La siguiente fórmula es tomada do una publicación 
norte-americana, en que se elojian las ventajas de las preparaciones fosforadas en el 
tratamiento de las neuráljias i otras neurosis: 

R. — Fósforo , 6 centigramos. 

Alcohol absoluto 10 gramos. 

Glicerina 24 ** 

Alcohol 4 " 

Esencia de menta 2.50 gramos.. 



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16 BEVIBTA E8!FBAKJBRA« 

se dá a dójis de 2 gi&moB eada 3 o 4 horas; no tiene sabor desagradable, ni 
molestias dijestiyas. 

Estadística de aiiOünos mzdicamxntos. — En 18<)9, los hospitales de Paria con- 
sumían 5 kilogramos de doral; en 75 han consumido 360 kilogramos. 

El bromuro de potasio, cuyo gasto fué de 3 kilogramos en 1855, ha sido de 731 en 
el año antepenúltimo. 

El alcohol, como remedio se daba a dosis de 1,270 libros por año, hacia aquella 
misma época, i en esta última han alcanzado a emplearse 37,578 litros. 

La proporción de morfina usada en diohos hospitales, que no paaaba de 272 
gramos hace 23 afios, ha llegado a elevarsid, con la introducción del método hipo- 
dérmico, a la enorme cifra de 10 kilogramos, 335 gramos en el año antepasado. 

Las sanguijuelas que, en la época del Broussaismo, se consumían por mas de un 
millón cada afío, bíAo han llegado a emplearse en número de 49,000 el año 74. 

Estos curiosos datos han sido tomados directamente de la farmacia central^ da 
Faris, por los profesores Laségue i Regnauld.— (J5uZ/e<i?i de Therapétdique.) 

EüCAUPTüs OLÓBirLus. — Se ha recomendado (Gimbert) los siguientes baños aro- 
máticos, como estimulantes i analjésicos en las neuropatías i ciertas formas de tiais 
pulmonar: 

Hojas de eucaliptus 300 gramos. 

Hojas de tomillo, salvia i romero, de cada una. . . 50 ** 

Sal de Tiedman. 500 

Esta última, que puede suprimirse a voluntad, es el producto de la evaporación 
del agua de mar hasta sequedad. 



En la esQarkUina maligna con fenómenos nerviosos graves, un autor ingles preco* 

niza el uso de la siguiente fórmula, dada en las 24 horas: 

Agua de melisa, . 100 gramos. 

Jarabe de cortezas de naranjas 30 " 

Hiposulñto de soda. .* ; 3 a 6 ** 

se prefiere el hiposulfito de magnesia, cuando hai constipación. 



Contra los sabañones^ M. Archambault aconseja locionar por la mañana i la tarde 
la parte afectada con la mezcla siguiente: 

Tintura de benjuí 15 gramos. 

Acido cloridrico 4 ** 

M. ^ 

Es bien entendido que no se aplicará el remedio ^sino únicamente en los sabaño- 
nes no ulcerados. 



Tomamos de la Bevista Clínica de Bolonia: Acido pícrico contra las fisuras de la 
tnama, 

1. * -—Agua destilada 100 gramos. 

Acido pícrico ; 1.80 " 

2. * —Agua destilada 100 gramos. 

Acido pícrico 1 " 

La primera solución sirve para aplicarla por Ifis mañanas; la segunda, mas débil, 
se usa para lavar el pezón durante algunos minutos inmediatamente después de ha- 
ber dado de mamar. 



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SEVUTA XBnUNJEBA. 77 

BoMAsi. AmnatmoL (^11) 

R—Acido aalioQico 3.4 gramos. 

Cera blanca 4 " 

Fluraflna 8 •* 

Aceite de almendras 16 ** 

se ftmde todo jnnto. Se emplea en las úlceras de mala naturaleza qne segregan nn 
pus infecto. 



AMoféniDO al 2 por ciento, tres enartss partes de la jeringa de Pravas, en inyeo- 
oiones hipodérmicas, omra las nenráljias. « 

HUIENE HOSPITALABIA. 

Macho se ha hablado, i se han consegnido no pocas mejoras, en orden a los me- 
dios qne tienden a combatir los efectos de los viras i miasmas nosocomiales. Las 
coras de A. Gaerin i de Lister, tan popularizadas hoi en los hospitales earopeos, 
hun modificado notablemente los resaltados de los grandes traomatismos quirúiji- 
oos. Los trabajos de Bonohardat, Berthelot, León Lefort i otros, no han sido me- 
nee interesantes en el sentido de dar impulso al perfeccionamiento de la hijíene 
npeocomial, qne es ano de los problemas de actaalidad mas difíciles i complicados* - 
Consignaremos solo, por hoi, ana conclasion importante, relativamente a llM ma- 
ternidades, i sobre la ooal nnnca pnede llegarse a insistir demasiado. 

Desde qne an caso de fiebre paerpeml sobreviene en ana sala de maternidad es 
indispensable trasportar inmediatamente] a la enferma a otra sala absolatamente 
distinta, i al cuidado de personas qne no tengan la menor comunicación con laa 
pnérperas. Todas estas personas pueden considerarse estrictamente en cuarentena, 
i el jefe del servicio que dirija el tratamiento debe abstenerse de todo contacto con 
la paciente. Las curas serán efectuadas por uno o dos internos, secuestrados «bso- 
hitamente de los otros servidos, i dirijidos ^r las instrucciones del cirujano en 
jefe, quien, como queda dicho, no tocará ni a la enferma ni los objetos destinados a 
les curas. 

Santiago, agosto da 1877. 

Dr. F. B. llurnKXZ. 



VARIEDADES. 



Estado sAKmioo.— En medio de las grandes pertnrbaciones atmosféricas qne 
ten multiplicados estragos han /oausado en todo el pais i mal especialmente en las 
provincias centrales, es altamente satisfactorio el estado de salobridad de la ca- 
pital. 

Ni ana sola novedad tenemos que agregar a aquellas, bien escesas por cierto, que 



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78 VABnEDADXS. 

hemos aptintado en nuestras revistas anteriores. Esoeptnando los casos bien poco 
numerosos de enfermedades a frigpre, en lo demás no hai nada de nuevo ni de 
anormal. ■ 

Si los casos repetidos de diflerüUt o mertibrana acaecidos en los meses pasados hi- 
cieron temer la jeneralizacion de esta enfermedad, el hecho ha venido a desvanecer 
por completo tales temores. En la última quincena no tenemos noticia de nn solo 
caso de esta naturaleza. 

Las neumonías t brímaMieumonias, pleuresías, etc., qne suministran de ordinario en 
esta época un crecido continjente en las salas de los hospitales, ñdtan hoi dia casi 
por completo. En seis años de asistencia asidua a las clínicas hospitalarios, es 1^ 
vez primera que .observamos una escasez de enfermos tan grande que las clínicas 
no ofrecen hoi cobi ningún interés. 

En la clientela particular se citan algunos casos de ooípieluche o tos convulsiva, 
que raras veces faltan en Santiago i que es entre las enfermedades de la infancia 
una de las mas comunes. 

Estado atmosfébicjo. — Acontecimientos telúricos verdaderamente fenomenales i 
de mui graves consecuencias pora el pais en jenerol son la mayor de los novedades 
ocurridas en el presente año. I si ellos influyen directamente en la industria i en el 
bienestar, no son menos importantes bajo el punto de vista médico o hijiénico. 

Lluvias verdaderamente torrenticiales han visitado al pais en toda su estension; 
ya sembrando la desolación i el espanto por las inmensas creces que han ocasiona- 
do en los rios; ya inundando campos i ciudades, destruyendo o interceptando vías 
de comunicación, haciendo desaparecer campos de cultivo, asolando plantaciones 
i sembradíos; ya, en fin, ocasionando numerosas pérdidas de vidas. 

Ese es en efecto el mas breve resumen que se puede formar después de fenóme- 
nos tan calamitosos i que tan ruda sacudida han dado al bienestar del pais. 

Después de todo eso, es de temer suceda en varias localidades lo que ha aconte- 
cido en otros paises en casos idénticos. Las grandes inundaciones, ya por su acción 
directa sobre los terrenos i materias orgánicas que los impregnan en mayor o me- 
nor cantidad, ya por el grado de humedad que producen, ya en fin por su influen- 
cia sobre los productos de alimentación mas indispensables pora la vida, son per- 
turbadores mui poderosos de la salubridad pública. No es raro que la primera con* 
secuencia sea el desarrollo de enfermedades mas o menos graves que se generalizan 
con una rapidez desesperante i de locales que eran se hacen el foco de emanacio- 
nes miasmáticas o exhalaciones contajiosas que conducen a grandes estados epidé- 
micos. 

Uno de los primeros deberes de la autoridad pública en las catástrofes de esta 
naturaleza es velar prolija i sabiamente en este sentido. No se debe omitir precau- 
ción por estempqnínea que parezco, i asi se pone coto a maleiB que amargan a la 
desnudez i a la indijencia con sufrimientos ñsicos mayores i con la muerie misma. 

Por eso aplaudimos mui sinceramente la conducta del Consejo de Hijiene que 
anduvo presuroso en llamar la atención de la autoridad a este punto capital. Ojalá 
sus consejos hayan sido escuchados i sus indicaciones seguidos puntualmente. 

Sin embargo, debemos agregar un dato que Consuela en medio de tantas desgra- 
cias. Hasta hoi en los hamos inundados de la capital no se pronuncia estado epi- 
démico alguno i los que biiscan asilo en los hospitales, llevan mas que enfermeda- 
des, hambre i miseria. 

Después de las continuadas lluvias de julio hemos entrado en un período de bo- 
nanza mui satisfactorio i es probable que este estado se prolongue por algún tiempo. 



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VARIEDADES. 79 

X si Ia8 grandes llnvias, de^pnes de rii8 desaRtrefl, nos traen una bonanza prolon- 
garla en la salad pública, i tan magnifica como hasta hoi dia, eso ya seria una com- 
pensación no despreciable i muí curiosa. Si eso es o no exacto, es asunto del porve- 
nir i resultado de estudios que están hoi apenas iniciados por unos pocos observa- 
dores. La ausencia casi absoluta de oficinas meteorolójicas harán muí tardía la 
solución de todos estos problemas. 

FacuIíTád de Medicina.—- En medio de la calma habitual de nuestra universidad 
i de las facultades que la componen, se ha verificado un acontecimiento notabla 
Ta Facultad de Medicina ha elejido un nuevo decano que la presida i ha honrado 
con ese cargo al profesor de clínica interna don Wenceslao Diaz. 

Muchos que conocen de cerca al nuevo decano aseguran que sube con mfaras mui 
elevadas por el porvenir de la Escuela Médica i que su periodo será fructífero en 
adelantos. 

Deseamos mui sinceramente que todo eso sea una realidad i que el doctor Diaz, 
xnui conocido por su estudiosidad, conociendo de cerca la Escuela Médica, obtenga 
del gobierno aquello que le falta como elementos indispensables de adelanto i de 
eetadio. 

Tbibüval del Fbotokbdioato. —Esta antigua institución ha sufrido en las últimas 
■emanas un duro ataque en el Congreso. Se ha llegado hasta pedir su supresión en 
nn artículo adicional que se quiso agregar a la lei de instrucción pública. 

Aun cuando somos incapaces de formar un criterio sobre las razones legales en 
que se apoyan los que han pedido su supresión, desearíamos que, ya que como tri- 
bunal no tiene sino el nombre i desde que queda anulado por completo, según la 
nueva lei, sirviera de base para un centro científico de policía médica. 

Todo estaría preparado para llevar adelante esta idea, que no exijiría otra cosa 
que buena voluntad. Si el señor decano ya no llevará en adelante, lo que parece po- 
sible por las discusiones habidas en el Congreso, el título de protomédico, podzm, 
a nuestro juicio, conservarlo para bien del pais, pidiendo a obteniendo se transfor- 
mara el tríbunal cesante en un tribunal o consejo de policía médica. 

La falta de una institución de esta naturaleza es tan clara i obvia, que seria ino- 
ficioso aducir razones para comprobarla. Hoi dia carecemos en absoluto de cuerpos 
científicos que velen por el bien público bajo el punto de vista de la salubridad. I 
si la benignidad de nuestro clima, la abundancia de recursos alimenticios, las fa- 
cilidades para el trabajo, han sido/ hasta hoi suficiente salvaguardia para olvidamos 
impunemente de instituciones que son una verdadera necesidad social, pueden no 
serlo én adelante i pudiéramos pagar demasiado caro nuestro descuido e indolencia. 
Si como ciudadanos de un pueblo libre ambicionamos todas las libertades, no de- 
bemos aceptar ni pedir aquellas que importan el desquiciamiento de las bases 
esenciales de la sociedad. Es eso lo que importa la falta de policía médica. I hasta 
hoi, podemos decirlo con perfecta franqueza, no hemos tenido otro vijía ni otro 
apoyo que el de la Providencia. Lo que es la voluntad hunuina ha permanecido 
encerrada en el mas frío egoísmo, i esto esperamos que no sea mirado como una 
ofensa para el honorable Consejo de Hijiene; pues, como lo hemos dicho en otra 
ocasión, esta institución sufre, de tiempo atrás, de impotencia. 

♦ 

Seobetabio de la Faopltad.— Con la elevación a Decano del secretario interino 
de la Facultad de Medicina, este puesto ha quedado acéfalo. Es probable que en la 
semana entrante sepamos cuál es la persona designada itera este puesto. 



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80 YABISDAPEft 

Deseamos mai de veías se haga una bnena i merecida eleooion. El poesto de se- 
cretario de la Facultad, par relacionarse con la cuestión de exámenes finales de 1» 
profesión médica, debe dai: mui sólidas gaxantSas de honorabilidad i de seriedad 
respecto de quien lo ocupa. 

Esperamos fundadamente que Jlo que se haga en este sentido será el augurio de 
«na bonanza i de adelantos, que deseamos mui sinceramente. 

Santiago, agosto 10 de 1877. 

L ÜOABTB GtfTZEBBIS. 



boletín. 



Estado ñAXTíAXto sm ALauHos i>xtabtaicsKto6.— Oon Terdad«Ra satís&ocion 
anunciamos a los lectores de la lUviaia que la idea de publicar mensnalmente un 
estado sanitario de todo el país, ha continuado obteniendo una aoojida entusiasta 
por los médicos de algunos departamentos. Hé oqui lo que nos dicen los doctores 
P. N. Barros i J. D. Herrero. 

Illapel, julio 12 de 1877.— El estado sanitario del mes de junio ha sido satisfacto- 
rio en relación con el correspondiente del año pasado. Creo que esto tendrá rela- 
ción con la cantidad de las lluvias, pues, según lo recuerdo, hubo tres regulares Ua- 
yias en el mes de junio del año 76 i en este año solo una garúa. Las afecciones rea- 
mátict\s, tan' comunes en esta localidad, no se han presentado sino en dos indiri- 
duos. En uno de ellos fué un reumatismo monoarticular que cedió con cuatro días 
de tratamiento por el pulfato de quinina; el otro caso fué un reumatismo- ambulante, 
pues los dolores cedian por completo en una articulación para afectar otra i asi 
recorrió todas las articulaciones, sucediendo esto por tres yeces consecutitas. 

Los demás casos han sido corizas i bronquitis lijeras. 

He tenido algunas consultas del puerto de los Vilos, que, por la relación de los 
informes, creo ha sido difteria. Pero, son casos sudados i que no se han repetida 

Oportunamente seguiré remitiendo el estado sanitario de cada mes con las oboer- 
Taciones que creyere del caso. 

Con esta oca^on me es grato sucribirme de Uds. afectuosamente.-— Petiro if. At- 
rro8 Ooaüe* 

Lota, agosto 1. ^ de lSH,-^B$vi8ta meníml de Lota (julio).— Observacionea i 
teorolójioas. 

Termámetro ceniigrado. 

Temperatura máiima 14^6—^1 día 13, a las 4 h. 80 m. P. M. 
Id. mínima 4°6-^ dia 21, a las 9 h. 10 m. A. M. 

Id. media lO'^S. 



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r 



BOLETIK. 81 



Borámdro aneroides (Bonrdon). 

Preñon máxima 76.7— el 21, a las 6 h. 25 m. P. M. 
PNBion minima 74.1-^1 14, a las 3 h. 20 m. F. M. 

Vientos reinantes, > 

N. ha habido 5 días. 
N.E. id. id. 3 días. 
S.O. id. id. 1 dia. 
S.E. id. id. 2 dias. (1) 
Variable id. id. 20 dias. (2) 

Estado atmosférico. 
Dias despejados 5. 
Id. nublados 4. 
Id. IIqtíosos 10. 
Id. Hablados en parte 12. 
Nnere dins han habido con viento fuerte (temporal. ) 

Estado sanitario.— Sólo la yirnela ha venido a incomodamos; existian casos 
aislados desde el mes de mayo, siéndonos traída de Yalparaiso por im marinero 
desembarcado en este puerto, que venía con la enfermedad; pero en estado epidé- 
mico no se ha manifestado sino desde mediados de junio, atacando primeramente 
la población de Lota-Biijo, i en junio apareció epidémicamente en Lota-Alto. En 
este último punto, donde hacemos nuestras observaciones, existen en lazareto 24 
enfermos, habiendo muerto 6, salido de alta 2. De los que quedan, i|oio dos hai 
oon viruela hemorrájica (cistorrajia, broncorrajia) ; los demás tienen viruela o dis- 
creta, o coherente. Las afecciones catarmles han sido mui escasas. Neumónicos, 
un solo caso hemos tratado, i otro de reumatismo articular agudo. Entre los nifios 
ha habido algunos atacados de bronquitis, bronco-neumonias i ccítarros intestina- 
les. En jeneral, por ahora no nos incomoda mas que la viruela. -</. D. Herrera R 

MovnoENTo DE LOS HOSPITALES DE Saktiaoo. — Hé aquí el movimiento habido 
durante el mes de julio. ♦ 

SAN JUAN DE DIOS. 

Existencia anterior 386 

Entrados ; 304 

Muertos 75 

SaUdoe de alta 218 

Existencia en 1. ^ de agosto 356 

SAN VICENTE DE PAUL. 

Existencia anterior 279 

Entrados. 343 

Muertos 33 

(1) Este viento lo llaman pueichej trae un aumento de temperatura mui oonside- 
tabl& * 

(2) Entre los variables se colocan todos aquello? dias que h% habido mutación de 
Tiento, comprendiendo al mismo tiempo el haber habido algnnas horas de calma 
en algonoB dÍR8. 

B. K. . 11 



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83 BOLBtm. 

Salidos de alta .' 292 

Existencia en 1. ® de agosto 297 

, SAN BOBJA (de mnjeres.) 

Existencia anterior 563 

Entradas , 501 

Muertas 107 

Salidas de alta 1 ; . . 422 

Existencia en 31 "de julio 535 

liAZÁBETO DB UL MASSTBANZÁ. 

Existencia anterior ,. 11 

Entraron 23 

Murieron 4 

Altas 7 

Existencia actual 20 

ViBTTiSLA. — Algunos casos se han pres^itado en Talcahuano. 

Facultad de Mediodía. — El 25 de julio próximo pasado celebró sesión, esta Fa- 
cultad, con el objeto de elejir la terna que debia pasarse ni Gobierno para el nom- 
bramiento de decano i protomédico. La votación dio el siguiente resultado: en pri- 
mer lugar, al doctor señor Wenceslao Díaz; en segundo lugar, al doctor señor Carlos 
Leiva, i en tercer lugar, al doctor señor Juan José de los Bios. El Supremo Grobier^ 
no nombró con fecha 1. o del presente al doctor Díaz. 

Ia intelijencia del señor Büxz, su vasta ilustración, el acierto con que dirije desde 
algunos años el curso de clínica interna i su laboriosidad como secretario de la Fa- 
cultad, nos hacen creer que él iniciará una era de reforma en los estudios médicos 
i que atenderá .preferentemente a nuestra pobre Escuela Médica. 

Esplendida manifestación.— Los alumnos de clínica interna, con la cooporar- 
cion de algunos del curso anteríor i muchos médicos de esta ciudad, ofrecieron uxx 
té al nuevo decano, el 10 del presente. 

Pbotome icato. — Han obtenido el titulo de médico los señores Antonio Borr, 
Jeiuuro Contardo i Jermíui Scheneider Mundt 

Academia de Ciencias Médicas de Cataluj^a.— La comisión editora de este pe- 
riódico ha recibido los estatutos de esta nueva asociación que, deseando coniriboir, 
desde su fundación, al progreso de las ciencias médicas i físico-naturales, propoue 
cuatro temas para el certamen de este año i son los siguientes: 

1. ^ Causas que en Barpelona concurren a la invasión cada dia creciente de las 
hemonajias cerebrales, con indicación de las medidas profilácticas i de hijiene pú- 
blica i privada, que se reputen necesarias para contrarestarlaa. 

2. o Critica razonada de las clasificaciones farmacolójicas, con indicación de loa 
fundamentos de la farmacolojia natural. 

3. ^ Fundamento de la nomenclatura química actual i su reforma, en armonS» 
con las teorías del unitarismo. 

4. o Estudio químico i terapéutico de un manantial minero medicinal de Cata- 
luña. 

CoNvssENCiA.— El doctor señor F. E. Martínez dio una sobre afecdanes dd tegli- 
culo: la sintomatolojia, diagnóstico i anatomia-patolójica de estas afeooioiiQfl^ tau 



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B0LET1H. S8 

descnictodsfl en la jeneralidad de los libros, han movido al autor a boeer obsertfo- 
cioneB peraunales que le permitieron señalar heehoB niievoe a la concTUTenoia qne 
asistió esa noche a la Sociedad Médica. 

HmEKX pospiTAiiABU.— Con este mismo titnlo el autor de las Variedades se per- 
mitió, en el número anterior, suponemos apreciaciones sobre el hospital de San Juan 
de Dios qne en ningnna parte hemos espaesto. BesearSamos qne nuestro estimable 
eolega nos señalara dónde hemos afirmado que "San Juan de Dios oon las repara- 
ciones que ha esperimentado se ha irasformado por completo, hasta convertirse en 
un hospital modelo." • 

No tenemos para qué repetir lo que dijimos en el Boletin de junio: basta solo leer 
aqneUos lineas para conyencerse de la inexactitud de las palabras que acabamos de 
copiar. 

Por otra parte, al Yolver ohom sobre el mismo asunto, no tenemos la preiension 
de sentar hechos i afirmaciones propias con carácter dogmático. 

Se ha dicho de San Juan de Dios que "es un establecimiento anti-hijiénico bajo 
todos conceptos;" pero sin demostrarlo, sin presentar datos eetadisticos comporati- 
▼OB respecto de los demás hospitales de esta ciudad. 

El antiguo Hotel-Dieu, como se puede ver en libros que andan en manos de to- 
dos, i, por relación partícular que ha tenido a bien hacemos el doctor F. B. Marti- 
nez, cuya fundación se remonta al año 600, está situado a orillas del Sena; tiene 
salas pequeñas, bajas i mal ventiladas i su mortalidad es inferior a la del Laríboi- 
siere, hospital modelo en su construcción. P^ira nuestro humilde modo de pensar, la 
cuestión de saber si nuestro antiguo hospital es o no hijiénico, debe buscarse en 
los hechos, es decir, en la mortalidad mas o méuos crecida qne ocasiona jeneral- 
mente la curación de ciertas enfermedades i no en su situación i demás condicio- 
nes. Esto que decimos de San Jhan de Dios debe referirs.e a los demos asilos, que 
tampoco cumplen con todos ios requisitos ezijidos por la ciencia para ser llamados 
hospitales modelos. 

£1 argumento de que se han visto a veces casos de septicemia jxp tiene solidez al- 
guna. El señor Ugarte G. sabrá que esta afección aparece en todos los establecimien- 
tos cuando hai acumulación de enfermos heridos, i sobre todo cuando las curacio- 
nes se ejecutan a la lijera, sin cuidado i con los mismos útiles que han servido para 
curar a los primeros atacados. Sobre este último punto los médicos del estableci- 
miento vienen llamando la atención del administrador desde 1860. 

Antes determinar este artículo, trascribiremos algunos párrafos de un trabajp que 
sobre hospitales hemos encontrado en uno de los volúmenes del Did. des progrh 
des sdences medicales: 

*'Si es cierto que la aglomeración de un gran número de enfermos sea una con- 
dición favorable al contajio i a las probabilidades de mortalidad en los hospitales 
es preciso distinguir, según el señor Bouchardat, la naturaleza de las enfermedades 
que son traídas. 

"La situación del host)ital, el buen arreglo de las construcciones i una ventilación 
conveniente, tienen ciertamente su utilidad, pero estas condiciones no desempeñan 
el rol principal. Es asi que en las salas bajas, húmedas del Hótel-Dieu i las largas 
solos de la Caridad, que se comunican unas con otras, hai una mortalidad menor que 
en las constmcciones espaciosas i mejor arregladas del Kecker i de la Piedad. 

'*E1 Hótel-Dieu i la Caridad, situados en partes bajas, no tienen una mortalidad 
superior a Lariboisiére i Beaujon, construidos sobre un terreno elevado. Bloqueado 
en un centro de habitaciones, el de la Caridad no da una cite de mortalidad supe- 



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84 boletín. 

rior a la del Loríboisiére, Beanjon i Necker, conyenientemente aislados. Esta oon- 
dioion es, paes, aun sectmdaria, como la ventilación, porque mueren mas en estos 
últimos hospitales artificialmente Yentilados qne en los antiguos que no lo son." 

Como lo dice mui bien el autor ya citado, debe tomarse en cuenta respecto al zúa- 
yor o menor número de defunciones la clase de enfermedades tratadas i no las con- 
diciones del hospital mismo. 

Lo que tanta admiración ha causado a algunos de nuestros médicos sobre el esce- 
síyo número de muertos entre los operados en San Juan de Dios, se ve en todas par- 
tes, "en París como en Glasgow, superior del tercio al doble al producido por las 
demás enfermedades." 

Al concluir, no podemos menos que agradecer el consejo que nuestro colega nos 
da, de estudiar detenidamente esta cuestión sobre hijiene hospitalaria i volver mas 
tarde, cuando estemos en posesión de mayor número de datos. Igual petición nos 
atrevemos a hacerle, antes de presentar cualquiera afirmación sin fundamento al- 
guno. 

Seobbtábía de i^ Facui/tad i del Frotomedicato.— Desde el 12 del presente es- 
tá a cargo de esta secretaria i con carácter de accidental, el dootor señor F. B. Mar- 
tínez. 

Santiago, agosto 15 de 1877. 

Jemábo Contabdo. 



RE6LAIENTAGI0N DE LA PROFESIÓN DE FABIAGEDTIGOS. 

Santiago, enero 15 de 1877. — Señor ministro: El Protomedioato ha tomado en 
consideración i discutido detenidamente la solicitud anterior, i acerca de ella tiene 
el honor de informar a US. 

Sobre este asunto viene llamando el Protomedicato la atención de ese Ministerio 
desde 1863, i en vez de arreglarse, tiene el sentimiento de decir a US. 'que se ha 
empeorado por una multitud de licencias a boticarios prácticos que se han estable- 
cido en todas partes, principalmente en Santiago, donde nunca los hubo, antes de 
las concesiones del antecesor de US., lo cual ha hecho imposible la vijilancia sobre 
las boticas i desarreglado de una manera lamentable esto ramo del servicio pública 

El 14 de agosto del año próximo pasado, él Protomedicato pedia al antecesor de 
US. la aprobación de un proyecto de decreto análogo al que áhor^ presentan los 
fiurmacéuticos, por lo cual cree que US. haria cesar los males existentes aprobando 
el proyecto modificado que va a continuación. 

Este proyecto concilla el ejercicio de los farmacéuticos con el de los boticarios 
prácticos i con el interés i garantía de los pueblos, donde el monopolio de los pri- 
meros podría tener inconvenientes, al paso que abre campo al desarrollo de una 
profesión científica* que tiene muchas relaciones con vanos ramos de la industria 
nacional, por lo cual conviene fomentarla en cuanto sea posible. 

A este desarrollo i fomento perjudica grandemente la colocación de los farma- 
céuticos al nivel de los prácticos que no tienen las mas lijeras nociones cientSficas- 

£1 proyecto anterior queda como sigue: 

Art. 1. ^ En los pueblos donde hubiere dos o mas boticas rejentadas por farma- 
céuticos titulados, no podrá existir ninguna otra sin esta garantía. 



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boletín. 86 

Art 2. o Donde no enstiere mas que una botica oon farmaoeatieo titulado podía 
estableoerae otra por boticario práctico» previo el examen de que habla el art 9. ^ 

Art 3. ^ Donde no hubiere ninguna botica legalmente establecida, podrán abrir 
botica los prácticos que quieran, previo el examen del mismo art 9. ^ 

Art 4. o Si a un pueblo en que solo existen prácticos fuere a establecerse un 
farmacéutico, coexistirá con él el práctico mas antiguo del lugar.— Esta antigüedad 
solo se refiere al individuo i deberá ser comprobada ante el jefe administrativo de 
la localidad. 

Art 5. o Si dondé^hai un farmacéutico fuere a establecerse otro, o si donde no 
hubiere ninguno fueren a estiblecerüc dos o mas, los prácticos existentes rejentarán 
legalmente sus boticas o se trasladarán a los puntos de que habla el art 2. ^ en el 
plazo de seis meses, contados desde el dia del requerimiento hecho por la autori- 
dad local, el Protomedicato o sus delegados, a petición de loe interesados. 

Art 6. ^ Las boticas de los establecimientos de beneficencia serán supervijila- 
das por farmacéuticos; pero uno solo podrá tener la supervijilancia de todas las que 
existan en un pueblo. 

Art 7. ^ Los rejentes son los responsables del despacho de las boticas i asistirán 
a eUas dos horas diarias, por lo menos. 

Art 8. ^ Los dueños de botica no podrán separar a ningún rejente, sino un mes 
después de notificadas las autoridades locales, el Protomedicato o sus delegados, i 
cuando hubiesen presentado la nota del téjente reemplazante. 

Art 9. o £1 examen de los prácticos se rendirá en Santiago ante una comisión de 
dos farmacéuticos i un médico nombrado por el Protomedicato i recaerá sobre los 
puntos siguientes:— 1. ^ sistema de pesos i medidas, útiles e instrumentos usados 
en las boticas; 2. ^ distinción física de las drogas i medicamentos i dosis máxima 
en que pueden emplearse; 3. ^ conocimiento i manejo de los formularios oficinales 
i magistrales; i 4. ^ ejecución de las preparaciones oficinales i despachos práctico 
de las fórmitlos majistrOles. 

Art 10. £1 examinado pagará cinco pesos de derechos a cada examinador i reci- 
birá de ellos el correspondiente certificada. 

Art 11. El Protomedicato i sus delegados quedan especialmente encargados del 
cumplimiento del presente decreto. 

Art 12. Quedan derogadas todas las licencias, autorizaciones i decretos anterio- 
res que contraríen las disposiciones del presente decreto, que comeczará a rejir des- 
de el 1. ^ de junio del presente afío. 

Al proyecto anterior refiere el Protomedicato los informe pedidos por US. sobre 
solicitudes particulares que deben dar con el presente. -xDios guarde a US.— «71 
Joaquín Águirre.— Wenceslao Diaz, secretario interino.— Al señor ministro del Inte^ 
rior. 



Santiago, abril 12 de 1877.— Vista la solicitud del representante del cuerpo de 
fiumacéuticos, oido el dictamen del Protomedicato, i considerando: 

1. ^ Que han trascurrido con esceso las plazos concedidos a los dueños de botica 
por los decretos de 25 de abril de 1866 i de 29 de julio de 1868 para que sus esta- 
blecimientos sean rejentados por farmacéuticos titulados; 

2. o Que los profesiones de médicos, farmacéuticos i flebótomos [solo pueden ser 
desempeñadas por personas que reúnan los requisitos ^establecidos por las leyes i 
que tengan el titulo correspondiente; i 

3. ^ Que es indispensable fomentar el estudio de la farmacia, hoi abandonado 



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o6 BOLE'FIN. 

por encontrarse la mayor parte de los establecimientos de boticas a cargo de plac- 
éeos, qne no poseen un titulo oientíñco qne acredite sa competencia i dé al públi- 
co las debidas seguridades, 
Decreto: 

Art 1. ^ En les pueblos en donde hubiese dos o maa boticas rejentadas por fár* 
macéuticos titulados, no podrá existir ninguna otra sin esta garantia. 

Art 2. o En donde no existiese mas que una botica rejentada por farmacéotáoo 
titulado, podrá astablecerse otra por personas que hayan rendido ante una comi- 
sión compuesta de un médico i dos farmacéuticos, nombrados por el Protomedicfr- 
to, un eztímen sobre los puntos siguientes: 

1. ^ Sistema de pesos i medidas, útiles e instrumentos propios de las boticas; 

2. o Distinción física de los drogas i medicamentos, i dosis máxima en que pue- 
den emplearse; 

3. o Conocimiento i manejo de los formularios majistrales i oficinales; 

4. o Ejecución de las preparaciones oficinales i despacho práctico de las fdrmii- 
las majistrales. 

Art 3. o En las ciudades en donde no existiese ninguna botica rejentada por far 
macéutico titulado, podrán abrir libremente botica loe prácticos a que se reficva el 
articulo anterior. 

Art 4. o Si en los pueblos en quísolo existan prácticos, se estableciere un fü- 
macéutico titulado, coexistirá con éste el práctico mas antiguo del lugar; i Ioa de- 
mas que hubieren, tendrán el término de seis meses, contados desde el requerimien- 
^ de la autoridad administrativa, para cerrar sus establecimientos o hacerlos rejir 
por farmacéuticos titulados. La antigüedad de que se trata se refiere únicamente ai 
individuo i deberá ser comprobada ante el jefe administratiyo de la localidad. 

Art 5. <3 Si donde hubiere un farmacéutico titulado fuere a establecerse otro de 
igual clase con botica, o si donde no hubiere ninguno, se estableciesen dos o mas 
titulados, los prácticos existentes harán rejentor sus boticas, también por personas- 
legalmente tituladas, en el plazo de seis meses contados desde el dia del requerii- 
miento hecho por la autoridad local. Sin este requisito no podrán jirar alli sus es- 
tablecmientos, sino en los lugares de que tratan los arts. 2. ^ i 3. ^ 

Art 6. o Las boticas de los establecimientas de beneficencia serán supervijiladas 
por fiírmaoéutioos, i uno solo podrá tener la supervijiLmcia de todas las que existan 
en un pueblo. 

El Protomedicato cuidará del cumplimiento de esta disposición, nombrando pa- 
ra cada pueblo el fiurmacéutico que debe inspeccionar las boticas de beneficencia. 

Art. 7. ^ Los rejente^ son los responsables del despacho de las boticas i deben 
asistir a ellas diariamente. 

Art 8. o Los dueños de boticas no^podrán separar a ningún rejente sino un mes 
después de haber dado aviso a la autoridad local i al Protomedicato o sus delega- 
gados, indicando al mismo tiempo la persona que deba reemplazarle. 

Art 9. ^ Las personas que rindan el examen a que se refiere el art 2. ^ , pagarán 
a cada uno de los examinadores el honorario de cuatro pesos i recibirán de la oo- 
mision el correspondiente certificado de aprobación. 

Art 10. Quedan derogadas todos las licencias, autorizaciones i decretos anterio- 
res qne sean contrarías al presente, el cual principiará a rejir el 1 ® de octubre del 
presente año, quedando el Protomedicato i sus delegEtdos especialmente encargados 
de su cumplimiento. 

Tómese razón, comuniqúese, publiquese i dése al BoUtin dt 2a las Leyw i deare- 
toa del eW»i«mo.— Pinto.— Jo»^ Victorino Zaatarria, 



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Qourrxik 87 

Sesiones Jenerales ¡ del Directorio de la Sociedad IVIédica. 

SESIÓN DEL DIREOTORIO EN JUNIO 12 DE 1877. 

PB£8n>ENCIA. DEL DOCTOS AIíLENDX P. 

Se abrió la sesión a los 7} P. M., con asistencia de los directores señores Contar- 
do, Silva, Bianohi, Echegóyen, Grez, Sanhneza, Garrallo i el que suscribe. 
Leida i aprobada el acta de la anterior» se dio cuenta: 

1. ® De un obsequio de algunas de sus memorias hecho por el señor Martín 
Costa. 

2. ^ De otro de una amígdala estraida por el écrassenxr de Qiasaignac, hecho por 
el doctor Francisco Meza. Se le dio las gracias. 

Fueron propuestos como socios de número los señores Luis Manzor, por el señor 
Contardo, i Jerman Schneider M.» por el señor Silva. 

Se acordó que áutes de ser presentado algún socio se pusiese su nombre en la ta- 
bla durante algunos dias. 

Se levantó la sesión a las 9 P. M* 



SESIÓN DEL DIRECTORIO EN JULIO 7. 

PRESIDENOIA. DXL DOCTOB AXJJBMDX P. 

Asistieron el vice-presidente i loe directores señores Contardo, Echegóyen, Car- 
vallo, Sanhueza, Bianchi i el que suscribe. 
Se dio cuenta: 

1. ^ De una nota de M. Guiraux solicitando se le permita publicar avisos en las 
pajinas de la Revista. Se acordó avisarle los precios de dichos avisos. 

2. <=* De otra del doctor Mazzei acusando recibo i agradeciendo a la Sociedad la 
prueba de confianza con que lo ha honrado nombrándolo miembro honorario. 

3. ^ De otra de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña, acompañada de los 
estatutos, reglamento i acta inag^iral. 

Se acordó enviar un número de la Revüia al corresponsal del De&er. Se acordó 
también enviar a la redacción de los Anales de Ciencias Médicas una colección dex 
5. ^ año en agradecimiento por los números que ella ha enviado. 

A indicación del señor Contardo se acordó pedir a loe médicos de ciudad que se 
sirvieran enviar mensnalmente un estado sanitario de la localidad. 

Se levantó la sesión a las 9 P. M. 



SESIÓN DEL DIRECTORIO EN JULIO 21. 

PBESIDENCIA DBL DOCTOB MUBILLO. % 

Asistieron los directores señores Contardo, Bianchi, Echegóyen, Grez, Carvallo, 
Silva, Sanhueza i el que suscribe. 

Se dio cuenta de la nota del señor Amunátegui en que avisa que el Consejo de 
Estado ha aprobado los ^ticulos de los estatutos i reglamento reformados por la 
Sociedad. 

£1 señor Echegóyen propuso, para ser presentado a la Sociedad como miembro 
corresponsal en Antofagasta, al doctor Federico Amado, teniendo en vista loe bue- 
nos servicios prestados en ella. Se acordó presentarlo en la próxima reunión i tam- 
bién mandar imprimir el reglamento. 



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88 boletín. 

SESIÓN JENERAL EN JUMO 21. 

PBB8IDBK0IA. DBIi DOOTOB ALLBKDE P. 

Se abrió oon asistencia de setenta i tres socios. 
Fué admitido como miembro corresponsal el doctor Amado. 
En seguida se procedió a elejir el directorio, quydando compuesto de la 
siguiente: 

PBESmXNTB. 

Dr. Bamon Allende P. 

TICE-PBBSIDENTE. 

Dr. Adolfo Murillo. 

DZBEGTOBES. 

Sr. Wenceslao Díaz. 
** Benjamín Espinosa V. 
" Octavio Echegóyen. 
'* Domingo A. Grez. 
" Ventura Carvallo. 
'* Federico Puga. 
** Alejandro Aguinei 
»* Manuel F. A^uirre. 
*' Manuel Barriga. 
'* Manuel D. Sanhueza. 
** Ju venal Olivares. 
^ ** Victor BiirroR. 

*' Matías Muñoz ;B. 
Se levantó la sesión a las 9} P. M. 



SESIÓN DEL DIRECTORIO EN JULIO 30. 

PBESIDXNCIA DEL DOOTOB ALLENDE P. 

Asistieron el vice-presidente i los directores señores Echegóyen, Grez, Puga, Olí. 
vares. Barros, Barriga, Sanhueza, Aguirre, Aguinet i el que suscribe. 

Se procedió a repartir los cargos, quedando de la manera siguiente: secretarios. 
Octavio Echegóyen i Matías Muñoz R. ; bibliotecario, Benjamín Espinosa Y. ; teso- 
rero, Manuel D. Sanhueza; comisión editora, doctor W. Díaz, Domingo A. Grez, 
Manuel F. A^irre, Alejandro Aguinet i Federico Puga; comisión revisora de cuen- 
tas, Víctor Barros i Juvenal Olivares. 

Por encontrarse fuera de ésta el señor Espinosa, se nombró al señor Carvallo pa- 
ra que lo reemplazara. 

Se dio cuenta: 

1. ^ De una nota del doctor Morconvo, del Brasil, remitiendo algunos de sus úl- 
timos trabajos i solicitando que se le. nombre miembro corresponsal. Se acordó ha- 
cerlo presente a la Sociedad en la próxima reunión. 

2. ^ De varios obsequios hechos: uno por el doctor Murillo de sus informes di- 
rijidos a la Comisión de Beneñcencia; otro por el señor Contardo, sobre las i^^uas 
minerales de Apoquindo; i otro del señor José L. Mogalhaes: Da oftcUmia dos recen 
nacidos. 

Fueron presentados como socios de número el señor Alejandro Medina, por el 
doctor Murillo; el señor Francisco R. Martínez, por el señor Contardo, i los seño- 
res Bernabé Jaime i Carlos R. Tobar, por el doctor Diaz. * 

Se levantó la sesión a las 9 P. M. 

Matías MuSoz R., 
Beoretario. 



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MEMORIAS. 



Proyecto de Reglamento para la Casa de Orates. 



(i) 



TITULO I. 

DIRECCIÓN I ADMUnSTBAOION. 

Art. 1^ La Casa de Orates de Santiago estará saíeta a la supenriji- 
landa i dirección de la Junta de Beneficencia, bajo las mismas bases 
i condiciones que los demás establecimientos públicos de caridad. 

Art. 2^ La Casa tendrá un jefe superior denominado Inspector^ cu* 
yo nombramiento se hará cada dos afíos por el Siy>remo Gk}bierno, 
a propuesta de la Junta, pudiendo ser reelejido indifinidamente. 

Art. 2^ Son deberes i atribuciones del Inspector: 

1^ Atender a la conservación i al incremento de las rentas del esta* 
í>lecimiento; 

2^ Yelar sobre la conducta funcionaría de todos los empleados, 
nombrarles i yijilar por la buena dirección de todos los ramos del 
servicio administrativo; 

3? ^acer cumplir las órdenes i resoluciones superiores; 

4- Eepresentar á la Junta las ^necesidades de la Casa e indicar las 
mejoras que en ella deberían introducirse para su mejor arreglo i 
desarrollo; 

^^ Pasar cada año a la Junta el presupuesto de las entradas i gas- 
tos, como también la alta i baja detallada de los asilados; 

6^ Cuidar de que los libros se lleven con regularídad i exactitud; 

7^ Hacer la contrata de los artículos que se compren por mayor; - 

8^ Visar las planillai^ u otros documentos que acrediten los gastos 
de la Casa; 

9^ Conceder permiso para visitas estraordinarías. 



(1) £1 autor se reserva para dar cm informe verbal' sobre el estado actual de la^ 
Gasa i las razones en que se apoya el proyecto. 

B. M. 12 



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90 MEMORIAfi. 

TITULO n. 

DEL ADKINISTBADOB. 

Art. 4^ Habrá en la Casa de Orates an empleado con el titulo de 
Administrador, cuyo nombramiento se hará por el Inspector, de 
acuerdo con la Junta. 

Art. 5^ El sueldo de este empleado será fijado por la Junta. 

Art. 6^ Al Administrador le corresponde: 

1^ Llevar la contabilidad i ser el depositario de los fondos que la 
tesorería le entregue para los gastos ordinarios; 
s 2^ Estender i firmar las planillas o documentos de gastos que se 
hagan en el establecimiento, presentarlos al Inspector para que los 
vise; 

' 3" Hacer las compras i proyisioues que el jefe de la Casa le or-^ 
dene; 

4^ Yijilar por la exactitud en el servicio de los empleados subalter* 
nos que cuiden del departamento de los hombres, en el modo i for- 
ma convenido con el Inspector i la Superiora; 

5^ Hacer presente las mejoras que en el réjimen económico pndie* 
ran adoptarse para mejor servicio de la Casa; 

6" Cumplir las órdenes que le fueren dadas por el Inspecior i los 
Médicos; 

7^ Presentar cada mes al jefe de la Casa los documentos siguientes: 
1^ El presupuesto de los sueldos i gastos mensuales; 
2^ La cuenta de inversión del último mes; 
3" La lista de pago de los empleados; 
4?. El movimiento detallado de la alta i baja de los asilados. 

8?. Admitir los locos que fueren destinados a la Casa por orden de 
las autoridades judiciales i administrativas de la República, siempre 
que tuvieran los requisitos que exije la lei del 31 de julio de 1856. 

9?. Cobrar con puntualidad las mensualidades que adeuden los 
pensionistas, dando cuenta al Inspector del resultado de esas cobran- 
za& 

10. Llevar un libro en que asiente el nombre de todos los locos, 
su edad, estado, domicilio, patria, profesión i demás noticias que pu« 
dieran obtenerse; el nombre i residencia de las personas que hubie- 
ren solicitado su colocación i la orden en virtud de la cual hubieren 
sido recibidos, como igualmente el dia' de la salida de cada enfermo, 
el estado en que en esa época se encontraba i la causa que la mo- 
tivó. 



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PBOTBOTO DB BEaLÁXENTO PABÜ LA CASA DB OBATBB. 91 

Art 7^ Para lleyai: el libro a que se refiere el inciso anterior, se 
pondrá de acuerdo con los Médicos del establecimiento, quienes le da- 
rán las noticias que solicitare. 

Art 8^ El Administrador rendirá nna fianza que será fijada por el 
Inspector i calificada de suficiente por la Junta. 

Art. 9*^ Este empleado residirá, si es posible, en la Casa, o perma- 
necerá a lo menos en ella todo el dia. 

TITULO m. 

PB LAS HBBMANAS. 

Art. 10. El cuidado inmediato e intereses de la Casa de Orates, 
mui en especial el que corresponde a la sección de mujeres, correS'^, 
pondo a las Hemanas relijiosas, bajo la vijilanda del Inpector. 

Art. 11. Las Hermanas se distribuirán el servido de la ropería, la- 
Tandería, cocina, enfermería i demás oficinas; Telarán de cerca a los 
sinrientes de sus respectiyos departamentos, cuidarán del orden i 
aseo de éstos, i visitarán con frecuencia a las enfermas. 

Art. 12. Las Hermanas cuidarán de la equitativa distribución i de 
la buena calidad de los alimentos, del aseo, de la atención, del orden 
i de la moralidad de los asilados. 

Art. 13. A la Superiora le corresponde: 

1? Procurar que todos sirvientes i los empleados que estén bajo su 
dependencia cumplan con sus respectivas obligaciones; 

2^ Dar cuenta al Inspector de las faltas i desordenes que en la Ca- 
sa se cometieran, para que a ellos se ponga pronto remedio; 

39 Qacer cumplir las órdenes de los Médicos i del Jefe del estable- 
cimiento; i de que los enfermos sean bien tratados, bien atendidos i 
de que en ningún caso se les castigue sino con las penas impuestas i 
determinados por aquéllos; 

49 Impedir que se introduzcan al establecimiento, para d uso o 
consumo de los asilados, instrumentos con que puedan dafiarse, lico- 
res o alimentos declarados dafiosos por los Médicos; 

59 Cumplir i hacer cumplir las órdenes i resoluciones del Adminis- 
trador i de la Junta; 

6^ Cuidar de que los muebles i útiles de pertenencia de la Casa 
se mantengan aseados i se conserven del mejor modo posible; 

7^ Becibir i hacer recibir por una de las Hermanas los artículos de 
consumo i demás que deba entxegar diariamente el Administrador. 



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92 MEMOBUB. 

TITULO IV. 

DE LOS ASILADOS. 

Art 14. Los enfermos que la Casa admitiere» serán considerados 
como pensionistas o pobres de solemnidad. Son enfermos pensio- 
nistas: los que por sí tengan bienes bastantes con qué sostenerse o 
que los tengan las personas que les deban alimentos según el Código 
CinK Los que carecieren de estas circunstancias serán considerados 
como pobres de scdemnidad. 

Art.^ 16. Los enfermos pensionistas, tanto hombres como mujeres» 
pagarán una cantidad mensualmente adelantada, convenida con el 
Administrador. 

Art. 16. Los pobres de solemnidad no estarán sujetos a pensión 
alguna. 

Art 17. La Casa de Orates atenderá a los pobres: 

L* Con el alimento necesario para su subsistencia, el cual será fija- 
do por el Administrador i los Médicos; 

.2.'' Con las prendas de vestuario que sean necesariíEus; 

3.* Con el lavado de ropa; 

4.* Con las medicinas i asistencia médica necesaria. 

Art 18. A los pensionistas se les dará un mejor alimento i se les 

atenderá con la mayor solicitud posible. 

.> 

TITULO V. 

DEL CAPELLÁN. 

Art. 19. £1 Capellán^ como empleado del establecimiento, estará 
49UJeto al Inspector, i ejercerá su ministerio en conformidad a lo que 
éste acuerde. 

TILULO VL 

DE LOS MÉDICOS. 

Art. 20. Para la asistencia profesional de los asilados en la Casa 
de Orates, habrá a lo menos dos Médicos, uno de ellos con el titulo 
de Médico en Jefe. 

Art 1. Son obligaciones de éstos: 

1^ Visitar diariamente a los enfermos, en las horas que con el Ad- 



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PBOYEOTO DE BEGLAHENTO PABA LA CASA DE OBATES. 93 

ministrador convinieren i toda vez que se les diera a^iso por cualquier 
caso urjente; 

2?. Dar los informes por escrito que la Junta les pidiese, en todos 
los asuntos que tuviesen relación con el'asilo; 

3?. Ejecutar por si mismos las operaciones que fuesen de su com- 
petencia i que por su importancia seria peligroso o inseguro confiar- 
las a otra persona; 

4"! Instruir al interino o al practicante en las preparaciones, traba- 
jos u operaciones que hubiesen de practicar, cuidando de su exacto i 
fiel cumplimiento; 

5!? Tener reuniones periódicas para ponerse de acuerdo en los tra- 
tamientos o arreglos que deberían introducirse en la Casa para me- 
jorar la condición de los enfermos; 

6?. Llevar el libro que ordena la lei de 31 de julio de 1856, i otro 
en que anoten las altas que concedan a cada asilado. 

Ari 22. El Médico en Jefe dictará cada dos años un curso de en- 
fermedades mentales, que no deberá pasar de veinte lecciones, en la 
época que le señalare el Ministro de Instrucción Pública, de acuerdo 
<x>n el Decano de la Facultad de Medicina. 

Art 23. Los Médicos serán nombrados por el Ministro del Inte- 
rior, a propuesta de la Junta, i no podrán ser destituidos sino por 
motivos mui justificados i por las mismas autoridades que intervinie- 
ron en sus nombramientos. 

TITULO VIL 

DISPOSICIONES JENEBALES. 

Art. 2á. La ropa i demás utensilios de los enfermos que mluriesen 
en el establecimiento pasará a ser propiedad de la Casa. 

Art. 25. Es prohibida la entrada al establecimiento, i los que quie- 
ran visitarlo solo podrán hacerlo con permiso de la Junta o del Ins- 
pector. 

Art 26. Se esceptúa de la regla que prescribe el articulo anterior 
a los miembros de la Junta i a las familias de los enfermos, que po- 
drán verlos los jueves de cada mes, desde la una hasta las cuatro de 
la tarde, o en los casos que el Médico lo permita. Si el Médico pro- 
hibe absolutamente, no podrán verlos ni aun en los dias señalados 
con este objeto. 

Art. 27. Cada visita o familia no podrá permanecer mas tiempo 
que el que determine el Inspector. 

Art. 28. El número de sirvientes i de guardianes será fijado por el 



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94 KSKOBIAB. 

Inspector en vista de las necesidades del establecimiento, como tam- 
bién los deberes i obligaciones que a cada uno de ellos les corresponde. 

ABTÍGULO TBANSITOBIO. 

Mientras no se consiga para la Gasa de Orates una hermandad o 
congregación relijiosa que quiera hacerse cargo del cuidado i de la 
atención de los asilados, el Administrador desempeñará las funcioaes 
encomendadas por este reglamento a la Madre Superiora. 

Santiago, julio de 1877. 

Dr. A. MuBiLLo. 



Estudio del ácido salicilico i sus compuestos. 

(Gonolüsion. ) 

Sigidendo el consejo de Berthold lo he empleado para quitar el 
MAL OLOB del 8UD0B de los FIES. Me he serrido de su misma prescrip- 
ción : ácido una parte, almidón ciaco, para echar dentro del calzado. 

Poseo tres observaciones que no detallo por no ofrecer nada de 
particular. Los tres son hombres del pueblo, bioi constituidoB i de 
buena salud. 

Con la prescripción de Berthold i un severo aseo han visto desa-~ 
parecer .este mal olor completamente después de 10 dias de trata- 
miento. 

Para esplicar este buen resultado se dice que obra oponiéndose a 
la formación de los ácidos butiríco i valeriánico que son los que pbo- 
DüCEN ESTE OLO^ desagradable. 

He querido, señores, para confirmar los restdtados de estas pocas 
observaciones, apelar a los datos que me han suministrado algunos 
de nuestros facultativos. 

El doctor I. ligarte Gutiérrez me ha comunicado las tres impor- 
tantes observaciones que paso a consignar. 

Observación 1^ — Señora Bafaela N., de 30 años de edad, tempe* 
ramento linfático, constitución mediocre, buena salud anterior, con- 
trajo hace tres semanas, por desarreglo en su alimentación, una di- 
senteria grave, que se inició con dolores cólicos atroces, tenesmo inso- 
portable, evacuaciones sanguinolentas, vómitos, náuseas i escalofríos 
erráticos que se prolongaron por varias horas. 

Sometida desde el principio a un tratamiento evacnante esperi- 



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ESTUDIO DEL ¿OÍDO íSAUCIlIOO I BÜB OOHPUSSTOS. 95 

mentó nn alivio pasajero; mas sa estado se reagravó considerable- 
mente el cuarto dia de sa enfermedad, declarándose nn estado febril 
de cierta intensidad, poniéndose el vientre moi doloroso a la presión, 
sobre todo en la fosa iliaca izquierda, i tomando las evacuaciones un 
aspecto diferente, según la enferma. 

El tratamiento fué modificado entonces en el sentido de la admi- 
nistración de ajentes diversos, ipecacuana, opio, etc., ja en pildoras, 
ya en enemas repetidas, pero sin éxito notable. 

A los 10 dias, 12 de su enfermedad, las evacuaciones se hicieron su* 
máznente fétidas i de aspecto negruzco, se declaró hipo, enfriamiento 
de las estremidades, lengua seca i comenzaron a cesar los dolores i 
aparecieron trozos de mucosa en las deposiciones. 

Hecho cargo de la enferma en tales circunstancias, diagnostiqué, 
fundado en los antecedentes i en los síntomas actuales, una gangre-^ 
na intestinal estendida a una gran parte del colon traverso i descen- 
dente, S iliaca i recto. Las deposiciones eran 8 a 10 por dia, de 
consistencia líquida, de color grfs negruzco, olor insoportable i lava- 
das cuidadosamente dejaron ver pequeños trozos de mucofiá comple- 
tamente gangrenadoa £1 estado jeneral era mui grave; pues el sem- 
blante estaba sumamente descompuesto, la lengua seca^ hipo conti- 
nuo, vientre lijeramente meteorizado i apenas sensible-a la presión, 
estremidades frias, temperatura axilar 38^5 en la mañana i 39^3 en 
la tarde, precedida la de la tarde de escalofríos repetidor 

Tomando en cuenta la marcha térmica, así como la naturaleza de 
las deposiciones, la estension de la gangrena, no trepidé un momento 
en creer que la fiebre que presentaba la enferma tomaría bien pron- 
to, como lo demostró la observación ulterior, los caracteres de una 
verdadera septicemia por reabsorción de materiales en descomposi- 
ción, en el tubo intestinal. 

Sin pérdida de tiempo procedí a la administración de masas oleo- 
sas i de subnitrato de bismutd con carbón, ja para exonerar mecáni- 
nicamente al vientre de las materias pútridas en él contenidas, ja 
para reabsorber los gases fétidos que la descomposición producía en 
su interior. 

Fué entonces cuando, recordando las propiedades del ácido salicí- 
lico, creí oportuna su administración tanto en una poción, como en 
enema& Conforme con estas ideas ordené la administración de la 
podón siguiente: ácido salicílico 1 gramo, muoilago de goma i agua 
de canela aa 60 gramos, jarabe 30, para repartirla en 5 dosis, una ca- 
da '3 horas; agregando a eso un enema compuesto del modo siguien** 
te: ácido salicílico 2 gramos, bórax 3 gramos, suspendido todo en 
cocimiento de semillas de linp. 



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96 MEMOBIAS. 

Antes de señalar los efectos de tal medicación debo prevenir que 
di la preferencia en el enema a la administración combinada del áci- 
do salicílico con el bórax, a sabiendas de que iba a tener lugar nna 
descomposición química, pero cabalmente quería obtener con ella 
saiicilato de soda, pues tenia noticia de que los prácticos alemanes 
de mas fama que recomiendan el ácido salicilico lo usan de ese modo 
i aun lo dan al interior en estado de sal, tanto porque sus efectos 
son idénticos como, porque es mas soluble i menos de£^tgradable sa 
sabor. 

Bajo la influencia de este tratamiento, de medios hijiénicos apro- 
piados i de una alimentación rigurosa i en armonía con el estado de 
la paciente, las deposiciones cambiaron rápidamente de propiedades, 
pero debo advertir que lo primero' que vi desaparecer después del 
mal olor de las deposiciones fué la fiebre séptica que conducía a la 
enferma por el peor de los caminos. Este tratamiento fué sostenido ' 
por 4 días, al cabo de los cuales las cámaras tomaron el aspecto si- 
guiente: materias verdosas, una gran cantidad de mucosidades i de 
pequeños grumos ya con aspecto escrementicio. Variado el trata- 
miento i cambiado por tónicos astringentes i aun Suaves cateréticos 
estas deposiciones se sostuvieron todavía unos cuantos días, pero el 
día 26 de su enfermedad la enferma presentaba deposiciones de es- 
crementos bien formados, el apetito - era voraz, el marasmo desapare- 
cía a gríBUides pasos i se establecía una convalecencia franca i rápida. 

XJn mes justo después, la enferma gozaba de plena salud como go- 
za hoi, no quedando mas vestijios que una susceptibilidad en sus vías 
dijestivas. 

Observación 2* — José B., de 45 años, comerciante, temperamento 
bilioso, constitución robusta; buena salud anterior, un tanto afecto 
al alcohol, que usa desde mas de 3 años en cantidad no despreciable. 
Contrajo hace 8 días una disenteria de mal carácter i mui aguda, se- 
gún la relación del médico que le asiste, ocasionada por un enfria- 
miento intenso. 

Desde el* cuarto día de su enfermedad fué sometido a un tratamien- 
to antíflojístico en regla i dosis refractas de calomel en combinación 
con opio; gran número de sanguijuelas, ungüento mercurial i cata- 
plasmas laudanizadas sobre el abdomen, consiguiéndose con este mé- 
todo de curación una mejoría notable. 

A los 7 días la escena cambió un tanto, a las deposiciones sangui- 
nolentas sucedieron otras de feo aspecto i de olor mui fétido i prece- 
didas de un lijero hipo, un poco de enfriamiento de las estremidades 
i disminución notable de los dolores abdominales. En la noche de ese 
día pudo notar el médico de cabecera que el enfermo no podía obrar, 



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ESTUDIO DEL ÁOIDO 8ALICÍUC0 I SÜ8 COMPUESTOS. 97 

paes sentía im obstácmlo en el ano i el vientre se meteorizaba de 
momenix) en momento. Habiendo examinado el ano pudo observar que 
pendía como dos o tres pulgadas una masa que tenia todo* el aspecto 
de un gran trozo de mucosa desprendido del recto i S ilíaca. Intro- 
duciendo el dedo se la sentía libre hasta donde era posible alcanzar 
a palpar directamente i era un tubo completo. 

Llamado en tales circunstancias procedí a introducir, después de 
esplorar convebientemente, una sonda de goma de 7 milímetros í con 
todas las precauciones del caso, dando salida a mas de un litro de lí- 
quido pútrido i una masa enorme de gases. Esta sonda quedó perma- 
nente, dando salida periódicamente a masas idénticas. A mas de ma- 
sas oleosas i de bismuto aconsejé enemas introducidos por la misma 
sonda, compuestos del modo siguiente: ácido salicilico en un glicero- 
lado hidro-alcohólico, obteniendo en menos de 24 horas la cesación 
casi completa de la putridez. A las 40 horas se desprende, con una 
de{>08Ícion abundante un trozo de mucosa, como de 9 pulgadas, que 
formaba un tubo completo. Cinco días después las deposiciones eran 
liquidas aun, pero escrementicias, i tratado el enfermo con las precau- 
ciones del caso su restablecimiento marchó rápidamente. 

Hoi dia goza de buena salud, aunque lleva consigo una estrechez 
intestinal, que ei-a de esperar después de una lesión tan estensa i tan 
profunda, que le ocasiona hoi, como le ocasionará en adelante, mo- 
lestias que son ía consecuencia inevitable de alteraciones de esa clase. 

Observación 8»-^N. N., señora de 28 afíbs, tuvo un aborto de 4 
meses por una caida sobre las nalgas. Después de un trabajo de 8 
horas tuvo lugar el aborto con gran hemorrajia. A los 2 días despuQS 
fiebre intensa de carácter pútrido con loquios sumamente fétidoa 

TTn tratamiento interno de sulfato de quinina en dosis altas mo- 
difico favorablemente el estado febril. En 6uanto a los loquios toma- 
ron un carácter satisfactorio con inyecciones intravajinales de salici- 
lato de soda en menos de 24 horas. Hoi dia la enferma goza de per- 
fecta salud. 

Un ilustrado i práctico facultativo, que ha sido entr« nosotros uno 
de los primeros que ha empleado este medicamento, me ha suminis- 
trado los siguientes datos: 

Durante la últiipa epidemia de viruelas asistió a 280 enfermos i 
solamente ha tenido 24 defunciones. Primeramente desocupaba el 
vientre i después administraba, para adultos, ácido 5 centigramos^ 
azúcar de leche q— s, 4 veces en las 24 horas. En los niños 2^ centi- 
gramos 4 veces. Cuando existían síntomas atáxícos asociaba el aza- 
frán en caso de diarrea polvos de canela. 

En la EBCABLATiKA í SARAMPIÓN lo ha cmplcado en la misma forma i 

9.U, ,13 



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99 ICEICOBZAfl. 

dosis que en la TÍraela. Muchos enfermos han aído asi tratados, ob« 
teniendo casi siempre resaltados favorables. 

Difteritis i crup. — En estas 0nfermedades ha conseguido resalta* 
dos sorprendentes. 'Varios casos, tratados por los medios conocidos 
sin resaltado, han sido modificados prontamente* Príneipi^ el trata- 
miento por un purgante i continúa ton la administración d^ este áci- 
do, bajo la misma forma i dosis que en las enfermedades anteriores. 

Pústula hauona. — ^Emplea la siguiente solución: ácido 4 gramos, 
bórax 8 gramos, agua 480 gramos. Humedece pa^os qae aplica a la 
pústula, teniendo cuidado de que se mantengan continuamente hú- 
medos, vertiendo sobre éstos la solución. Ha tenido muchos casos con 
resultados satisfactorios. 

En toda dase de bebidas, úlokras fajed&nicas i escrofulosas, em* 
plcfando el alcohol o la glicerina coipo disolvente. En un hombre es* 
iirpó de la espalda un lipoma como de 5 pulgadas de diámetro, eza- 
picando la anestesia local i después paños con la solaoion de ácido 
salicilico. Cicatrización por primera intención. Amputaciok de un de* 
do de la mano; la misma curación, restablecimiento completo &1 cabo 
de é dias. 

OBSERVACIONES COMUNICADAS FOB EL DE. CABAOS 5ÜBHBB. 

Ha asistido en la última epidemia de vibuelas 23 enfermjos. £1 ca- 
rácter de ésta ha variado, discreta, confluente, hemofrájica i algunas 
con complicaciones como la^njitis i diarrea. 

Ha empleado desde el principio (K>mo tratamiei^to esdusivo: en 
adultos ácido salicilico 15 centigramos paraeldia. En los niños 5 
centigramos. Lo administraba ya en solución o envuelto ña obleas. 
Para aplicaciones esternas se servia de la siguiente soIuqíou: ácido 60 
centigramos, agaa 30 gramos. Con esta solución humedecía paño» 
para aplicar a los ojos, consiguiendo ii^pedir la aparición de Ja skup* 
óioN, i en los que se babia manifestado impedia la formación de pús- 
tulas. No tuvo ninguna defunción. 

En la DISENTERIA i DIARREA ha tcuido varios casos tri^tados con buen 
éxito. Al interior 15 centigramos al día, envuelto en obleas i CDt Isva^- 
tivas conteniei^do 1 gramo de ácido cada una. 

En toda clase de heridas, como curación emplea alf^odon o hilas 
empapadas en una solución; las deja colocadas Sai días sin mover- 
la, vertiendo sobre estas la solaoion. En bubones supurados la misma 
curación, obteniendo siempre disminución de la j^opuracion» mc^r 
aspecto de la herida i mas rápida cicatrización. 



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KTÜDXO DVL ÁCIDO 6ALICÍLIC0 X SUS OOHFUnSTOS. 99 

OBSEBYACIOKES COMUNICADAS FOB EL DB. JEBMAN SCfiKEIDEE. 

B^OMATisMo ABTiGULAB A6TJP0. — N. N., hombre de 25 años, de bue- 
na salud anterior i 8 días de enfermedad. Pronunciado estado febril^ 
alcanzando én la noche a 40^ i manteniéndose esta temperatura con 
Iqeras oscilaciones de 3 a 4 décimas. Varias articulaciones comprome- 
tidas. 

^ B. Addo salicilieo 1 gramo 50 centigramos para el dia en una solu- 
ción gomosa. 

Se continúa este tratamiento por 2 días sin obtener resultado favo- 
rable. Se repite el tercer dia sin obtener cambio favorable de Iflí^ tem- 
peratura ni de la rubicundez de las articulaciones, pero en cambio, la 
temperatura ha disminuido i los dolores han cesado casi completa- 
mente, siendo la presión sobre las articulaciones casi insensible. 

Al cuarto dia el pulso baja rápidamente i la temperatura descien- 
de a 37^: Aparecen los síntomas de un catarro gástrico pronunciado. 

Salicilato de soda 5 gramos, agua 200 i estracto de orozás 15, para 
tomarlo en el dia. 

Después de 2 dias desaparece el catarro i se manifiesta una frftncá 
convalecencia. 

RsüVAnsKO ASTiotnLAB AOtTuo.-^N. N., madre de 5 hijos, bien cons- 
títaida i de bttena sblud enterior, pues no ha tenido afecdoú réuihá- 
tica anterior. Hace 4 dias está enferma.'Bodilla derecha tumefftcta, ru- 
bicunda, imposibilidad de movimiento i mui dólorosa. Fttlso 1 10; tem- 
peratura fluetando entre 38°6 i 40^. 

R Salicilato de soda, 6 gramos para el dia. Méjoria notable desde 
el primer dia. El cuarto desaparece la fiebí^, quedando solamente sen- 
sibilidad en la artículaciou, que cede a una fricción con aceite i clovo- 
formo. Bestablecimiento completo. 

Beuuatisuo abticulab Aouno. — N. N., cocinera, de 50 afios de edad. 
La articulación del brazo es la afectada. Fiebre intensa. 

B. Salicilato de soda 6 gramos, agua 50, para el dia. Después de 2 
dias de tratamiento, éxito completo. 

Beumatismo cbónioo.— N. N., carpintero, 40 afios, de costumbres 
arregladas; pero viviendo en malas condiciones hijiénicas. Dolores 
reumáticos que afectan la musculatura i algunas articulaciones, i ma- 
nifestándose principalmente por bruscos cambios atmosféricos. Ha 
estado en los bafíos de Cauquenes i una vez en Colina, sin obtener me- 
joría. Existe una lijera tumefacción de las válvulas aórticas, pero no 
bien pronunciada. 

K Salicilato de soda 1 gramo 60 centigramos, para el dia. 



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100 MEHOBUS. 

Se continúa el tratamiento por 12 dias, obteniendo un cambio bien 
favorable, pero no completo. 

Beümatismo'artícülab obónico. — ^N. N., hombre de 45 años, bebedor, 
majordomOj de mala salud anterior. Ha tenido catarros bronqniales 
repetidos i varias veces ataques reumáticos. Pequeñas tumefacoiones 
de las articulaciones tibio-tarsiaoa i metatarso falanjiana del dedo^or- 
do del pié derecho. No hai fiebre. Dolores articulares mui intensos en 
la noche. Ko hai antecedente sifilítico. 

B. Acido salicilico 1 gramo en solución gomosa para tomarlo en 3 
dosis. Se continúa por 4 dias. 

Loe dolores desap^ecen ppr completo, pero subsiste la tumefao- 
cioD., Después no he visto el enfermo. 

DisBNTEBiA — Tres observaciones. Dos de ellos, hombres de regular 
edad, pspulsando abundantes mucosi^ades con decaimiento de fuerzas. 

B. Acido 1 gramo, mucílago de goma 240, láudano de Sydenhan, 
34 gotas para el día. Dos lavativas compuestas cada una: ácido, 50 
centigramos, agua de almidón 150 gramos, láudano 1.5 gotas. 

Bestablecimiento completo. 

El tercer caso: hombre de 60 años, malas condiciones. hijiénicas i 
sin tratamiento adecuado. La misma prespripcion anterior. Muerte el 
tercer dia. 

El cáñaho sauoílico, de que mas atrás hemos hablado, lo ha emple- 
do en San Femando en mas de 12 casos de ülceeacioií de oaráeter 
faj^dénico i escorbútico, con éxito completo. 

También en SEainAS de carácter ulcerativo. Para esto ¿DÜbre direc* 
tamente con el cáñamo i se sostiene la curación con un vendaje ordi* 
nario.. 

CONCLUSIONES. 

1.® Medicamentos cuya prudente administración no ofrece peligros; 
2.^ siendo sus sales mas solubles, su absorción es mas rápida i por 
consiguiente sus efectos mas precitos; 3.° curan el reumatismo, sien- 
do el síntoma dolor unos de los primeros que desaparece; 4.® podero- 
sos antisépticos, que no tienen los inconvenientes de algunos de ellos, 
es decir, ni olor ni acción tóxica; 5.** seguros desinfectantes. 

Tales son las abreviaciones que como término final a este ensayo 
incompleto he creido conveniente agreíjar. 

Estudios posteriores de manos mas diestras o de observaciones mas 
completas confirmarán o no lo que dejo espuesto. En todo caso, de- 
seoso de buscar algo útil, he querido prestar a este asunto tan tras- 
cendental un continjente de trabajo, ya que no de erudición. 

AuBELio B. Castillo. 



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JjL hepatitis 8UPÜBATITÁ EN CHILE. 101 



LA HEPATITIS SUPURATIVA EU CHILE 



(Gonoliudon.) 



LOS ABCESOa 

Se ignora si el proceso inflamatorio empieza en el tejido intersticial • 
o en las célalas hepáticas: esto es de mui poco interés en la practica 
i de mni difícil averiguaeiony pues rara vez se tiene ocasión de obser- 
var los focos inflamatorios en sa principio, sino cuando ya están for- 
mado& 

Oaando el abceso es snperñcial, el parénqnima glandular, en 
los alrededores del foco, está mas o menos lewitado, de un color 
rojo menos intenso que el resto de la glándula, el tejido es friable, 
infiltrado de serosidad trasparente, se asemeja en algo al vidrio fun- 
dido; cuando el abceso es profundó el hígado parece normal, pero su 
oolor es de un rojo mas intenso que en el estado normal: es un hecho 
que he tenido ocasión de obserrar en varias autopsias. £1 interior 
del aboeso varia mucho, he visto en loe focos profundos estar éstos 
oomo enquistadoS) el contenido es un poco amarillo de limón, espe- 
so i cremoso, las' paredes del foco bastantes espesas, de un color 
aaonarillo daro, casi blancas; el tejido que rodea el abceso, fuerte- 
mente conjestionado, de un oolor bruno rojizo. No quiero -decir con 
eeto que el pus dé los aboesos profundos sea siempre de esta natura- 
leza» pues practicando punciones de abcesos en la clínica, he visto 
una gran variedad; así, pues, unas veces se estrae un pus espeso, 
otras veces un sero-pus. El color también varía mucho, unas veces 
amarillo con diferentes matices, otras veces color chocolate, aunque 
en esto hai una variedad mui grande, se observa desde el pus forma- 
do casi de sangre pura i de un rojo mas o menos vivo, hasta el pus 
lijeramente coloreado por la sangre. 

Otras veces no hai foco propiamente dicho, se encuentran estensas 
cavidades tomentosas llenas de un sero-pus mezclado con sustancia 
beática reblandecida; estas cavidades están, además, atravesadas 
por una red de prolongaciones filamentosas blanquecinas: un verda- 
dero putrilago color bruno-rojizo o mas bien terroso: esto lo he obser- 
vado dos veces en individuos de mala constitución, agotados por una 
larga supuración i en un estado caquéctico de lo mas pronunciado: 



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102 

una de estas observaciones la redacté i se encuentra en el libro de 
nuestra dinica. 

' Los abcesos sotí superficiales o profundos i se pueden formar en 
cualquier punto de la glándula; pero su sitio mas frecuente es el ló- 
bulo derecho i mas que todo, la parte superior de este lóbulo. 
Estos abcesos pueden ser únicos o múltiples; pero lo mas frecuente 
es lo primero; solo en un caso he observado varios. TSl tamaño de loe 
focos es las mas veces voluminoso, a veces enorme, pues ha habido 
individuos en nuestra clíniea a quienes se ha hecho ocho a diez pun- 
ciones i cada vez se ha estraido cerca de un litro de pus. También he 
visto cuatro casos en los cuales el hígado habia descendido hasta la 
fosa ilíaca derecha; tres de estos caros los he observado en ladíniea 
del doctor Sdmeider i el cuarto en la cama núm. 8 de nuestra dini- 
nica. En estos individuos el hígado era una bolsa llena de un pos 
amarillo verdoso, no mui espeso i contenido solo por una cortesa del 
espesor de un centímetro o lo mas: habia no menos de siete litros 
de pus. 

TERMINACIÓN DE LOS ABCESOS. 

I 

Los abeesos siempre tioMlen a abrirse una salida: pueden vaaiarse 
en el peritoneo^ en el colon o en cualquiera parte de los inleatinos, 
en el pericardio, en la vena porta, en los conductos biliares» al este* 
rior, en la pleura, en el pulmón, o bien, un mismo abceso puede 
abrirse paso por dos puntos diferentes, uno al interior i otro al esta* 
rior; esto lo he observado varias veces. Lo mas íreeuente es que el 
abceso se abra al esterior, en el pulmón o en d intestino; los demás 
casos son eecepcionales. Mui rara vez se puede sospechar d punto 
donde debe abrirse el abceso, pues los síntomas que preced^i a sa 
ruptura son muchas veces nulos: solo algunas veces se observan lije» 
ros escalofríos, la fiebre aumenta i hai una recrudescencia en los sín- 
tomas jenerales; pero las mas veces no se observa nada de esto. Es» 
tos síntomas dependen de la compresión mas o menos grande' que 
d tumor ejerce sobre los órganos, de la inflamadon adhedva i d^ 
trabajo ulcerativo necesario para la evacuadon del pus. La ruptura 
del abceso casi siempre es repentina, mui rara vez se hace lentamen- 
te. Como se comprende, el pronóstico debe variar mudiisimo, según 
el punto en que se vacie el abceso; lo mas favorable es cuando la 
abertura se hace en el intestino,, pero desgradadamenteno es la ter*- 
minacion mas frecuente. Entre las te^ininadones raras es necesario 
colocar los que terminan por resolución i por gangrena De esto úl* 
timo he visto dos casos en la sala de olinioa» uno de dlossn la ca- 



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LA HEPATITIS SUFÜBVnVA EN CHILE. 103 

manúm. 8; esto se debió indadablemente a falta de aseo, a la pene- 
tradLon de aire dentro del foco i al estado de marasmo en que se en- 
oontri^Mn estos individuos, a cansa de tina prolongada i copiosa 
sapnraeíon. 

síntomas i marcha. 

Oreo mni diñcil dar una esplieacion satisfactoria de la hepatitis, 
pues, como se comprende, ésta debe yariar al infinito si se atiende 
al sitio oenpado por el foco, a las diferentes terminaciones, compli- 
caciones dÍTersas, edad, constitución, temperamento, etc., etc., de ca- 
da individuo; pero, como mi objeto al escribir el presente trabajo ha 
ddo no ceñirme a ningún testo, no tomar por tipo ninguna de las 
relaciones que se encuentran en los libros de patolojia, pues creo es- 
tas relacioneB. mas bien teóricos que prácticas, i de ninguna manera 
aplicables a lo que observamos en Chüe. Mi objeto, lo repito, es no 
pedir nada párestado, sino relatar simplemente lo que he observado, 
que, oomo he dicho antes, es bien poco: así es que mi relación será 
mni deficiente, wÁo xm bosquejo de los síntomas mas comunes de la 
hepotitia Mocbas veces ninguna turbación funcional viene a revdar- 
nos la existencia de un foco pomlento en el hígado; esta lesión solo 
fie encuentra en la autopsia: esto lo he observado en individnos ca- 
quécticos i ya de nna edad mui avanzada; el proceso ha estado latente 
quizar durante mucho tiempo; pero esto no, debe sorprendernos; sabe» 
mosqueen la vejez las «líermedades tienen el caráct^ latente, h» 
fiebre es mni poco mareada i estensas lesiones anatómicas no produ- 
cen sinoTtaiui lijeras perturbaciones funcionales. 

Esta forma es estremadanente rara, lo ordinario es que se obser* 
ven las dos siguientes. En la primera tenemos individuos cuya salud 
anterior ha sido satisfactoria, nunca han tenido desórdenes gástricos 
e intestinales, menos dolor al hígado; poco importa que hayan sido 
ordenados o desarreglados en sus costumbres i manera de vivir, be- 
bedores o nó^ pues he observado en toda clase de individuos que 
habiéndose espnesto casualmente a una corriente de aire ñio o ha- 
.berae idoormido en un suelo húmedo, o bien haberse mojado o bebido 
agua estando sudando, han tenido repentinamente escalofríos, fiebre 
intensa, dolor al hipocondrio deredio, i en jeneral, los síntomas vio- 
lentos de una hepatiítis aguda: el ataque ha sido fulminante i jcosa 
estrafiol en dos de estos individuos, el primer síntoma ha sido un do- 
lor «gndisimo al hombro» derecho i solo después han aparecido los 
dianas síntomas de la hepatitis* 

La mgonda forma, la mas común de todos, empieza de la ma- 



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104 ^ MEBCOBIAB. 

ñera sigiiiente: hai individuos qae desde su javenind, de tiempo 
en tiempo empiezan a perdej el apetito, sus dijestiones son lentas 
i difíciles, el dia que comen un poco mas de lo acostumbrado se sien- 
ten hinchados, tienen lijeros cólicos terminados en diarreas mas o me- 
nos copiosas, una sensación de peso i tensión al hipocondrio derecho, 
puntadas a esta rejion, las primeras veces lijeras; pero en los ataques 
consecutivos se van haciendo cada vez mas fuertes e incómodas. Es- 
tos lijeros ataques duran mui pocos dias i molestan poco al paciente, 
de modo que casi siempre se les descuida. Al principio suelen presen- 
tarse una o dos veces por año, en seguida cada vez mas repetidos i 
aumentados en intensidad. En los intervalos de estos ataques, los in- 
dividuos se descuidan i vuelven de nuevo jeneralmente a entregarse 
a los mismos vicios i modo de vivir que mui probablemente han traí- 
do estos trastornos funcionales; pero si entonces se sometieran a un 
buen réjimen, si cambiaran por completo su modo de vivir, en una 
palabra, alejando las causas morbíficas productoras de estos trastor- 
nos, es casi seguro que se estinguirian en su jérmen muchas de las 
causas productoras de la hepatitis. Pero nada de esto se hacerlos de- 
sórdenes gástricos e intestinales i demás trastornos que hemos 
apuntado arriba, se hacen cada vez mas frecuentes i por último, lle- 
ga un dia en que el individuo sufre un rea&io, entonces estalla la en- 
fermedad: lo primero que se observa son escalofríos ñiertes i repetidos; 
he visto un enfermo en que éstos duraron tres dias consecutivos, en 
seguida, fiebre violenta, sed, gusto amargo en la boca, lengua seca i 
eargada; al mismo tiempo se manifiesta en el hipocondrio derecho un 
dolor continuo, tensivo i lancinante que impide al paciente ei andar i 
a veces aun el moverse en la cama, e imposibilidad de acostarse por 
el lado derecho. A este dolor acompaña casi siempre uno localizado 
en el hombro derecho, el cual es gravativo i a veces impide el funcio- 
namiento del miembro correspondiente: lo esplican por las anasto- 
mosis nerviosas. La respiración frecuentemente es anhelosa, siendo 
dificultada por el dcdor de puntada, hai una tos seca, dolorosa^ mati- 
dez en el pulmón derecho i a Teces un lijero catarrO;, el murmullo 
vesticular bastante apagado: el hígado comprimiendo el puJmon di- 
ficulta la acción de la mitad derecha del diafragma, habrá una oon^ 
densacion del parénquima pulmonar i una irritación por la .compre- 
sión de los nervios: de aquí el gran número de respiraciones i los 
demás trastornos pulmonares. El pulso en los individuos de buena 
constitución esfuerto i Ueno; en los individuos demacrados es pe- 
queño, pero mui frecuente; el calor de la píer es bastante intenso; 
frecuentemente el individuo tiene un color sab-ictérioo; pero desi^- 
rece jeneralmente durante el curso de la enfermedad; mui raro v«z 



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LA HEPATITIS SUPURATIVA EN CHILE. 105 

es persisiente. Por parte del aparato dijestivo una constipación a ye* 
ees obstinada i nn poco de tumefacción, anorexia, otras veces desarre- 
glos de los órganos de la dijestion. Por la palpación, se nota el hipo- 
condrio duro i tenso; ademas, el hígado sobrepasa hacia abajo el 
reborde de las costillas. Por la percusión se descubre que el hígado 
está aumentado de volumen, ya hacia arriba, a espensas del pulmón, 
ya hada abajo, sobrepasi<^ndo el nivel de las costillas. Estas esplora*- 
dones, en esta rejion, provocan dolores mui intensos, de modo que 
hai veces que el padente no las soporta. Los enfermos no pueden 
dormir durante la noche a causa de la fiebre i el gran dolor de pun- 
tada. Este insomnio es un síntoma mui marcado de la hepatitis; pue- 
den faltar muchos de los otros síntomas, pero éste casi nunca, i un 
insomnio pertinaz debe siempre despertar la atendon del médico i 
examinar la rejion hepática. 

Dado un ataque semejante, pueden suceder varías cosas. Unas ve- 
ces los síntomas disminuyen lentamente de intensidad, el individuo 
se mejora visiblemente, recupera sus fuerzas^ i puede entregarse a sus 
ocupadones: pero esta mejoría no es absoluta, siempre queda una 
sensadon de peso i tensión al hipocondrio derecho i de cuando en 
cuando lijeras puntadas, pero esto le molesta poco. Esta mejoría no 
es nunca constante, ni mui duradera, muchas veces sin causa apre- 
dable sobreviene un nuevo ataque. Estos ataques pueden ser en nú- 
mero de tres, cuatro i aun mas, hasta que por fin llega uno talvez 
mas violento que los anteriores, que termina por la formadon de un 
foco purulento. Otras veces los síntomas arriba mendonados van ci*e- 
dendo en intensidad durante algunos dias, no hai remisión o si la 
hai, es inapreciable; durante este tiempo el enfermo ha tenido repeti- 
das veces escalofríos prolongados, sudores abundantes, helados i vis- 
cosos, su pulso ha sido pequeño, acelerado e irregular. Este estado 
puede durar diez, doce, quince dias, rara vez mas, al fin de los cuales 
hai un foco perfectamente formado. Otras veces, pero esto es escep- 
donal, el ataque es mui violento i entonces aparece en solo dnco o 
seis dias un voluminoso abceso bien desarrollado: esto parece impo- 
sible; pero es un hecho perfectamente averiguado i todo médico aten- 
to i observador estoi seguro habrá encontrado uno o dos casos de 
éstos en su práctica. ¿No podría suceder que estos procesos se hayan 
venido desarrollando de tiempo atrás de una mañera crónica, latente 
i en un momento favorable se han exacerbado? Es posible; pero el 
hecho queda en pié: es la observación. 

¿De qué manera podemos aseguramos de la presencia de un abce- 
so? Hemos dicho mas arriba que estensos i funestos cambios patoló- 
jicos pueden desarrollarse de Un modo latente i hacer grandes estra- 



I 



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106 láEMOSIAS. 

go8 sin qae presenten ainiomas alarmantes que llamen la atención 
del médico: hai abcesos centrales de nn tamaño regnlar, cnya exis- 
tencia es imposible sospechar, pues no se revelan al esterior por nin« 
gnn síntoma apreciable; la esploracion local tampoco suministra nin- 
gún dato, pues no hai sino poca sensibilidad, el volumen i la forma 
del órgano están en su estado normal. A veces tenemos todos los sín- 
tomas i diagnosticamos un derrame pleurítico que no existe, o bien 
sabemos que hai un^derrame; pero ignoramos si es simplemente déla 
pleura, o si proviene de un foco hepático abierto en esta cavidad, 
hasta que una punción esploradora nos viene a sacar de la duda. En 
muchas ocasiones, este medio es el único que nos da certidimibre. 
Pero, apesar de todas estas dificultades, el diagnóstico es jeneral- 
mente fácil; ademas de los antecedentes del enfermo i de los sinto- 
mas jenerales, la inspección sola de la rejion hepática nos suministra 
datos ciertos para el diagnóstico. Regularmente existe una deforma- 
ción mas o menos grande de la rejion hepática: ya está uniformemen- 
te levantada en toda su ostensión, ya, lo que es mas común, se obser- 
van prominencias mas o menos voluminosas en diversos puntos de la 
rejion, afectan diversas formas: planas, semi-esféricas, etc., unas ve- 
ces soIq apreciables al tacto, otras a la simple vista, pues el abceao, 
haciendo esfuerzo contra las costillas, produce una curvadura con 
sajüda i ensanchamiento de los espacios intercostales: de aquí defor- 
maciones mas o menos apreciables de la rejion hepática. Muchas ve- 
ces esta rejion está hinchada, tumefacta, hai un edema lijero, pero 
apreciable a la simple vista; a la palpación, encontramos fluctuación 
mas o menos marcada, superficial o profunda, i por este medio nos 
aseguramos de la forma del órgano i de las desigualdaldes de su su- 
perficie; a la percusión, una matidez mas o menos considerable, según 
sea el tamafio del foco purulento o el aumento de volumen del órga- 
no; oti;a8 veces solo observamos una resistencia, cierta pastosidad que 
nos hace aoepechar la existencia de un abceso i, efectivamente, nna 
punción esploradori^viene casi siempre a confirmar nuestro diagnós- 
tico. No es nec^isarío que todos estos signos existan conjuntamente; 
basta en algunos casos que se encuentra uno solo para que diagnos- 
tiquemos con toda seguridad la existencia de un abceso hepática 

ünitvez formado el foco, tiende a abrirse una salida, ya al interior, 
ya al esterior. Guando sucede esto último, la piel que cubre el tumor 
toma un color rojo lívido i la naturaleza, i mas frecuentemente el 
arte, verifican la ruptura. El pus es mas o menos abundante, según 
el tamafio del abceso; los caracteres de este pus ya los he indicad(| 
antes. Una vez vaciado el pus ¿qué sucede? Todos los síntomas me- 
joran notablemente i a veces con una rapidez asombrosa, pues h» 



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LA HEPATITIS 8ÜFÜBATIYA EN GHIL35. ' 107 

Tiste Tariofl mdÍTÍduo8 que a los tres días después de habérseles va- 
ciado el foco, han pedido sn alta i se han marchado completamente 
restablecidos; pero quince o yeinte días después vuelven en peor es- 
tado que antes: solo en casos mui raros la curación es definitiva. 
Otras veces la supuración es mui abundante los primeros días, des- 
pués se hace mas i mas escasa» hasta que cesa por completo; la aber- 
tura de salida se cierra a veces definitivamente; pero lo mas común 
es que vuelvan a aparecer los escalofríos, la fiebre se encienda, la 
abertura vuelva a abrirse i una nueva colección purulenta se vade al 
esterior. Esto puede durar cuatro, seis meses i aun mas; durante 
este tiempo, las fuerzas se debilitan i el individuo cae en un estado 
de postración mui marcada a consecuencia de la inagotable supura- 
ción i de la prolongación del proceso mórbido local. Pero lo que mas 
contribuye a aumentar el enflaquecimiento i postración del enfermo, 
es la diarrea. Esta diarrea acompafia siempre a la hepatitis, princi- 
palmente cuando pasa al estado crónico. Al principio las dijestiones 
son lentas i difíciles, hai lijeros cólicos, después sobreviene una dia- 
rrea serosa de un color gris blanquecino, debida talvez a. una falta de 
secreción biliar; esta diarrea se contiene fácilmente; pero se presenta 
repetidas veces i al fin es una verdadera diarrea colicuativa que no 
cede a ningún medicamento. El apetito es nulo, el insomnio i>er- 
tinaz. 

Goando el abceso se abre al interior, los síntomas, como se com- 
prende, deben variar mucho, según el punto donde tiene lugar la 
abertura. Describiré las terminaciones mas comunes. Los abcesos 
formados en el borde superior del hígado, correspondiente al lóbulo 
derecho, a causa de la tumefacción inflamatoria del órgano, rechazan 
al diafragma hada arriba i lo hacen subir a una altura mas o menos 
considerable. En un momento dado, se establece la inflamadon ad« 
hesiva que termina por la ruptura del diafragma i deja una t&cSl sa- 
lida al pus del abceso. Este puede vaciarse en el pulmón o en la pleu- 
ra, o primero en la pleura i en seguida ulcerar el pulmón i abrirse 
paso al esterior por los bronquios. Cuando el abceso se abre en la 
pleura no se anuncia jeneralmente por ningún acddente notable, 
pues los síntomas a que da lugar son menos intensos que el proceso 
inflamatorio agudo localizado en el hígado. Pero la sola inspecdon 
de la rejion nos da a conocer la nueva complicadon, pues cuando el 
derrame es abundante, o dura ya algunos dias i la pleura ha suminis- 
trado su continjente, los espacios intercostales están bastante promi- 
nentes hacia afuera; a la percusión, matidez completa mas o menos 
intensa según el derrame; a la auscultadon, disminudon o abolidon 
del murmullo vesicular en la parte inferior del pulmón, en el vértice 



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108 MEMORIAS. 

soplo bronquial, a veces egofonia, estertores subcrepitantes; en el 
pulmón izquierdo respiración suplementaria. Guando el derrame es 
abundante, el enfermo acusa una fuerte puntada al pulmón derecho, 
tos, dispnea, se acuesta por el lado enfermo, la ñebre aumenta i el 
enfermo pasa la noche muí desasosegado. 

Cuando el abceso se abre directamente en el pulmón, los síntomas 
varían mui poco de los precedentes. En el curso de una hepatitis 
aguda, cuando el enfermo está mas atormentado, cuando la dispnea 
es mui considerable, sobreviene repentinamente un gran acceso de 
tos i el enfermo, casi sofocado, arroja de una vez una enorme canti- 
dad de pus. Estos accesos de tos con espectoracion son mas frecuen- 
tes por la mañana i se prolongan durante un tiempo mas o menos 
largo, hasta que se agota completamente la supuración; pero esta 
mejoría dura bien poco i lo mas común es que sobrevengan nuevos 
ataques i nueva espectoracion tan abundante o mas que la vez ante- 
rior. Ademas de los fenómenos descritos anteriormente, cuando ha- 
blaba de los focos abiertos en la pleura, se observan aquí estertores 
mucosos o cavernosos, según el ancho de la fístula pulmonar. 

Guando el abceso se abre en el canal intestinal, el pus es arrojado 
por cámaras, o por vómitos, o por ambas cosas a la vez: se ve que el 
hígado disminuye de volumen i el enfermo mejora notablemente; 
pero, como en los casos anteriores, la abertura puede cerrarse i so- 
brevenir un nuevo ataque. Esta terminación es mui difícil de prever, 
solo se observan algunos síntomas de compresión intestinal; por lo 
demás, es la mas favorable. 

Durante el curso de la hepatitis, sobre todo cuando pasa al estado 
crónico, ademas de las complicaciones enumeradas anteriormente, se 
suelen observar neumonías, pleuresías, diversos trastornos intestina- 
les, ascitis i, cuando hai derrame pleurítico, anasai*ca i trastornos ce- 
rebrales diversos, debido todo esto a la compresión ejercida por el 
derrame i el aumento de volumen del hígado, sobre las venas cavas 
superior e inferior. 

No entraré a hablar de los abcesob abiertos en el pericardio, con- 
ductos biliares, peritoneo, vena cava, etc. ; estas terminaciones, rápi- 
damente mortales, no se presentan sino rarísima vez en la práctica i 
yo no las he observado todavía. 

La terminación fatal de la enfermedad sobreviene de diferentes 
maneras: por un estado de marasmo a consecuencia de la inagota- 
ble supuración, por gangrena, por peritonitis, por derrames en el 
pericardio, en la pleura, etc., por intensidad del trabajo mórbido lo- 
cal, por neumonía i otros procesos mórbidos intercurrentes. 

La curación no es tan rara como suponen algunos autores: por 



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LA HEPATITIS SÜFUSATIVA XN CHILE. 109 

mas graves qne sean los síntomas, por mas múltiples que sean las 
lesiones, por mui desesperado que parezca el caso, el médico nunca 
debe desesperar, pues siempre la CHradon es posible; ejemplo: un 
individuo que tuve en el núm. 8 del Salvador i cuja relación he pu- 
blicado en la Revista Médica del mes de octubre del año pasado. Es- 
te individuo, durante el curso de su hepatitis, tuvo dos neumonias, 
dos pleuresías, ascitis, anasarca, cinco meses de diarrea, arrojó gran- 
des cantidades de pus al esterior i por la boca; apesar de todas estas 
lesiones el individuo sanó i actualmente goza de la mas perfecta sa- 
lud. No entraré a hablar del tratamiento de esta enfermedad, ni de 
otras cuestiones mas o menos importantes, temeroso de fatigar de- 
masiado la atención de la honorable comisión que me escucha; pero 
si este trabajo merece llamar vuestra atención, confío en que mui 
luego, con nuevas observaciones i buena voluntad (que no me falta) 
podré completar este estudio i darle mas vastas proporciones, como 
el asunto lo requiere. 

Tales soD, señores, los resultados a que he podido llegar después 
de haber estudiado con alguna detención esta enfermedad; os asegu- 
ro que Jio me ha guiado otro móvil que el natural deseo de contri- 
buir con mi grano de arena al progreso de la ciencia i el dar a cono- 
cer, en la medida de mis fuerzas, la enfermedad que domina en nues- 
tro pais. En vista de estas razones pido, sefiores, induljenda para 
este trabajo incompleto. 

Santiago, mayo 19 de 1877. 

Néstor Caldebot?. 



REVISTA clínica. 



Eczemas causados por la LITHEA VENENOSA (Htre) 



Es cosa mui sabida la acción especial que produce sobre la piel el 
contacto de la litrea venenosa, propiedad tan conocida del vulgo, que 
quiere que el efecto perjudicial del árbol llegue hasta su misma som- 
bra. 



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lio BBVISTA CLÍNICA. 

Las propiedades i caracteres botánicos de esta planta son los si- 
^ientes, reasumidos en pocas palabras: árbol de la familia de la 
anacardiaceas, que crece hasta una altura de veinte pies, i encon- 
trándose diseminado en todas las provincias centrales i del sur; 
sus hojas coriáceas i de un color verde oscuro, lisas; su madera 
usada como combustible; sus propiedades, las que vamos a esponer 
en las. dos observaciones que siguen: 

N. N. sufrió de una intensa neuraljia facial, causada por la carie ' 
de una muela, i ja habiendo agotado la medicina casera, alguien le 
recomendó que se colocara en la carie del diente un bolito hecho 
con raspadura de la corteza del árbol. El remedio surtió su efecto, el 
dolor se calmó, pero a las veinticuatro horas notó su efecto por toda 
la piel del rostro, i parte superior del tórax, apareciendo una erup- 
ción: a los cuatro dias de enfermedad se presentó a consulta i el es- 
tado de la paciente era el siguiente: todo el rostro i tórax cubierto 
de pequefias vesículas llenas de serosidad citrina, algunas de las ve- 
sículas hablan roto su cubierta, i la serosidad, al contacto del aire, se 
concretó, formando costras amarillentas: el tejido celular subcutáneo 
estaba infiltrado, teniendo una consistencia semejante a la que pre- 
senta la erisipela, pero sin la rubicundez de esta última; los párpa- 
dos medios cerrados a consecuencia de la infiltración de los tejidos. 
No habia dolor ni prurito, ni aparato febril. Al principio un prurito 
mui incómodo. La enferma no se quejaba sino por la tumefacción de 
la cara. Se diagnosticó un eczema producido por la absorción del 
principio activo de la lürea venenosct. Se le recomendó lociones con 
agua vejeto-mineral, dándosele al mismo tiempo un purgante de sul- 
fato de soda. 

A los ocho dias se le vuelve a ver. Ha desaparecido la infiltración 
del tejido celular e igualmente las vesículas del eczema, no quedando 
sino solamente en el lado izquierdo del rostro; las costras amarillen- 
tas se ven mui diseminadas. — Sigue con las lociones. 

No se vio mas a la enferma, pero hai motivos para creer que ha sa- 
nado radicalmente. 

La otra observación es: N., de 12 afíos, quien a consecuencia del 
temor que se levantó en la noche del 10 de mayo, por la salida del 
mar, se refnjió bajo una planta de litre, en un cerro inmediato. Al 
dia siguiente se le tumefacto la cara, prurito, erupción i dolor a con- 
secuencia de la distensión de los tejidos. El 14 se presenta a consul- 
ta i se constató la presencia de un eczema, estendido en todo el ros- 
tro, parte superior del tórax, brazos; algunas de las vesículas rotas i 
la serosidad concreta, formando costras amarillentas. Como la causa 
estaba bien manifiesta sé diagnosticó el eczema causado por contacto 



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ECZEMAS OAÜSADOS POB LA LITBEA YJSKSK06A (UTBS). 111 

directo de la piel con las hojas del litre. El tratamiento fue poco mas 
o menos igual a la otra observación, solo que en el último período se 
prescribió una pomada con óxido de zinc. 

La afección que describimos en nuestras observaciones es miii co- 
mún i mui conocida por la jente del pueblo, que la denominan con el 
nombre del árbol que la produce, litre. La segunda observación no tie- 
ne otro objeto que poner en parangón los dos casos i ver su similitud, 
como es natural, siendo su causa la misma, aun cuando el principio 
deletéreo haya entrado por camino diferente. 

En la primera observación el principio activo ha sido introducido 
por las vias dijestivas i no ha habido mas manifestación que el ecze- 
ma producido; digna de notarse es la elección del rostro i parte su- 
perior del tórax. 

En ambos casos el eczema apareció a las 24 horas, no ha habido 
aparato febril, prurito al principio solamente, infiltración mui consi- 
derable del tejido celular subcutáneo. 

El señor Gay habla en estos términos af ocuparse de la historia 
botánica de este árbol: " Todos los habitantes (de Chile) conocen lo 
pehgroso que es para las personas el tomar su sombra (habla del 
litre) causándoles hinchazones i postillas acres en la cara, manos i 
otras partes del cuerpo descubiertas, i esta enfermedad ^e pega aun 
a los que queman sus ramas en el homo; pero se ha de advertir que 
eso no es jeneral, i que son las mujeres i los nifios i las personas de 
constitución delicada, algo afeminada, quienes están mas espuestas a 
sus influencias; los mejores remedios son los refríjerantes, los anodi- 
nos, la infusión del maiten i de la amapola. ..." Gay, Botánica, t. IL 

Lota, mayo del 77. 

J. Daniel Herrera B. 



REVISTA ESTRANJERA. 



Tasito-OAüTEBia— Se ha empeÜAdo recientemente en la Sociedad de Cirnjia de 
Páris una diecnsion sobre el empleo e indicaciones del icstromento de Paqnelin, 
con motivo de la generalidad de casos a que hoi se le aplica. Como procedimiento 
de oanterifiícion actual, libre de las desrentajas del hierro candente, se utiliza en 
todas las cirounstancias que este último, de que tan pródigamente usaban los anti- 



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112 BEVISTA ESTIUKJERA.. 

gaos cirujanos, i aun en mnclms otras en que el gálvano-cauterio, apeear de cier- 
tos inconvenientes, parecía irreeniplazable. Gomo instrumento hemostático, em- 
pleado al rojo sombrío, el cauterio Paquelin es inatacable. Al mismo color, i ope- 
rando con él a pequeños cortes, da escaras mni superficiales, i a veces, aun, heri- 
das frescas, que pueden cicatrizar por primera intensión. Al mismo tiempo, emi- 
tiendo mui poco calor radiante, no se apaga con tanta facilidad como el hierro can- 
dente. Por todos estos titulos, le es inmensamente superior en los casos ordinarios 
de cauterización. En muchos otros, en que el hierro ardiendo había sidu abando- 
nado desde tiempo atrás, el nuevo instrumento comienza a adquirir una importan- 
cía merecida: tales son, por ejemplo, la traqueotomia en el adulto, la operación del 
empiema, la enucleación de ciertos tumores, la cauterización de la fístula anal, des* 
pues de incindida, las hemorroides i aun las desarticulaciones i otros grandes trau- 
matismos quirúrjicos. 

El cauterio Paquelin ha sido adaptado a iodos estos usos, dándole las variadas 
formas lanceolada, punctiforme, rectas i curvas i aun de tijeras, en que una rama 
solamente está en comunicación con el aparato i entra en incandescencia.— Para 
mas detalles puede leerse el articulo 10,546 del BvUL de Thmxp. ~de Lucas. Cham- 
pionh'e, 

Oatetebibmo de las estbbcheces, apenas permeables, de la ubetba.— En los 
casos de esta naturaleza, piensa el doctor Le Fort que las bujías filiformes, intro- 
ducidas por el canal, rara vez si llegan a abocarse con el orificio de la estrechez, 
por cuanto éste puede no hallarse en el eje, sino hacia la circunferencia del con- 
ducto uretraL Aconseja, entonces, introducir previamente hasta el punto coartado, 
una bujía olivar o una sonda del 15 o 18, manteniéndolas con cierto grado de pre- 
sión, sobre dicho punto, por espacio de diez minutos. Sucede entonces, según di- 
cho profesor, que la estremidad uretral de la estrechez se deprime, formando un 
infundibulimi hacia cuyo centro se dirije mas o menos el orificio de la estrechez. 
Puede ya tentarse con mas fortunadla introducción de una bujía fina, i en seguida 
los medios curativos directos de la enfermedad.— (j5u/¿ de Therap. Med, Chiritrg,) 

Inconvenientes de las medicaciones activas en los casos de lesiones seña- 
les.— Se ha demostrado, por observaciones clínicas i esperimentos, que las enfer- 
medades del riñon modifican, como era de presumir, de una manera profunda, la 
eliminación de ciertos remedios. Asi, el sulfato de quinina que, en los sanos, se 
elimina en el espacio de tres o cuatro horas, en proporción de un cuarto de la can- 
tidad injerida, cuando hai afección renal, apenas sale en la orina de un diez avos a 
un cmcuerUa avos, i eso en varios diaa Por este motivo es que los albuminúricoe 
son sumamente susceptibles a los efectos del mercurio. Igual observación se ha he- 
cho respecto del opio i la atropina en individuos que sufrían de otras dejeneracio- 
nes renales.— Es innegable la importancia que ofrecen estos hechos bajo el doble 
punto de vista de la terapéutica i de la medicina legal.— (Jounia¿ de Med. et Chirur' 
gie Praiiques, art 10,554.) 

Envenenamiento pob la santonina.— Según una relación publicada en este mis- 
mo diario, la santonina puede dar lugar a una intoxicación alarmante, con sínto- 
mas de colápsus mui marcados, cuando se le administra a dosis de 26 a 27 centi- 
gramos de una vez, en niños de cuatro a cinco años. Se dice aun que la corta dosis 
de 75 miligramos por dia, administrada a niños de dos a cuatro años, ha determi- 
nado náuseas i vómitos, al mismo tiempo que las orinas se coloreaban en amarillo 
rojizo, mas o menos subido, desde el cuarto dia. 

Medicación opiácea en las anemias cebebbales,* debidas a afecciones del co- 
razón (insuficiencia i estrecheces aórticas). —Trasladamos las conclusiones de un 



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BXyiSl?A E8TBAKJSBA. 113 

tiftbajo publicado sobre este importante asonto en el Dicario de Ttrapéutioa de Gn- 
liler. 

' 1. ^ El opio es el mejor medicamento enpnéico, i a este titolo, débesele emplear 
en to<la8 las enfermedades en qne predomina el síntoma dis^^nea. 

2.^ Goza el opiodenna acción . tónica, aceptada por Sydenham, i qne pnede 
utilizarse en el tratamiento de las afecciones adinámiotis, caquécticas o anémicas. 

3. ^ En virtud de sns propiedades hiperemiantes de los centros nerviosos i en 
particular del cerebro, debe. emplearse, siempre qué sobrevienen accidentes serios 
de anemia cerebral, sea en los afecciones cardiacas nombradas, sea en la^convale- 
oencia de ciertas pirexias o en las anemias mni graduadas, como las post-hemorrá- 
jicas, por ejemplo. Los opiáceos son útiles en tales circunstancias como medicación 
preventiva: 

i. ^ Deben preferirse los preparados de morfina, i particularmente bajo forma 
de inyecciones subcutáneas, por mzon de necesitarse elevar suficientemente la dó- 
ds del remedio para conseguir un resultado favorable i también porque ese modo 
de administración goza de ciertas ventajas que no ofrece la via estomacal. 

5. o Las altas dosis de morfina son necesarias, i al mismo tiempo bien toleradas 
en estos casos, pues la anemia cerebral es, por decirlo as!, antagonista de la acción 
hiperemiante del medicamento. 

— ün médico italiano establece las signientes conclusiones sobre las propieda<ies 
ani^vrétieas dd alcohol: 

1. ^ No posee este ájente ninguna eficacia contra el proceso febril, puesto que 
no deprime la temperatura, sin que por eso deje de ser ñtil en tales casos, dadas 
ciertas circunstancias. 

2. ^ Penetrando, por absorción, en estado de integridad, a la sangre, se conduce 
como OH poderoso excitante dinámico del sistema nervo-musculor. 

3. o Tnisformándose, en fin, en el seno del organismo, UenH indirectamente el 
papel de alimento, por cuanto modera el proceso de combustión, qne eñ luis fiebres 
infecciosas amenaza en el mas alto grado la vida del enfermo.— (F. BaiL ' Thtráp. 
3f«l Chxrug., p. 564.) 

AczDO sALicÍLico. — Ests uuevo ájente terapéutico, puesto a prueba i ensalzado a 
porfía por los profesores alemanes; ensayado 'también en Inglaterra, como hemos 
dicho en una l^euúto anterior, ha entrado con buena fortuna en la práctica de los 
hospitales de París, i sus aplicaciones han dado lugar a una discusión de la Acade- 
mia de Medicina, con los siguientes resultados.— £1 ácido saliciUco, a déóis dé 8 
a 5 gramos por dia, ha' sido aplicado con éxito satisfactorio en seis casos de reuma- 
tismo articular agudo. En uno de ellos, sin embargo, las complicaciones cardíacas 
estallaron c^n singular violencia durante el tratamiento. — (JTerard.) 

En cnatro observaciones del profesor Hardy, el salicilato de soda, a dosis un po- 
co mayores, ha dado resultados mui benéficos; los fenómenos agudos se calmaron 
con sorprendente rapidez. Según la pi*áctica de otros médicos, que . han obtenido 
triunfos en casos de la misma especie, el citado medicamento obra mui probable- 
mente como un analjésico de loe dolores profundos. 

Tendremos ocasión de volver a ocupamos, con mas detalles, en este mismo 
asunto. 

FosFUBO DE znva — Medicamento que se recomienda por la rapidez de sus efec- 
tos, focilidad de administración e inocuidad, como estimulante especial del siste- 
ma nervioso, en la histeria, las neuraljias, la clorosis, la amenorrea, la espermato- 
rrea, etc„ etc. Se administra en forma de grántdos Vigier, miligramáticos, de los 
cuales pueden darse de 8 a 16 por dia, sin que haya inconveniente en elevarlos 
& K. 15 



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114 REVISTA ESTBAVJEBA. 

hasta 40 en las 24 horas. Cuatro miligramos de fosforo representan exactamente 
medio milSgramo de fósforo aotiyo.— (6^ des Hop,, 14 Jaillet ) 

PoDOSTUNA. — Ha sido recientemente recomendada por el profesor Búfalini, de 
Florencia, i ensayada con éxito por médicos franceses, en los cosos de hiperemia 
hepática, ligada a cálcalos biliares. A dosis de 1 centigramo por dia, estimula la 
secreción biliar, e impide, por lo mismo, las agregaciones de los materiales suidos 
de la bilis, cansa eficiente de los cálonloR. ^ Se da 69t6 remedio bajo forma granular 
i puede administrarse sin inconireniente por muchos meses. -~(¿7az. des Hop,) 

Kmptkm\. — Una curiosa obserracion de Mánr-Bejnaud demuestra que en ciertos 
casos de pleuresía purulento con perforación pulmonar, la inversión del enfermo» 
es decir, la posición declive del tronco i la cabeza hacía el suelo, ha sido seguida 
de una considerable evacuación del liquido pleural, i después de algunos dios, una 
mejoría progresiva, que no tardó en conducir a la curación radical del enfermo. 

MuBBTE POB SUBHSBSIDH.— La observación de M. Tardieu i otros autores clásicoB, 
tocante a las equimosis sub-pleurales, que, según ellos, son esclusivas de la muerte 
por estrangulación, ha sido desmentida por recientes esperiencias del doctor Cri- 
rard, a propósito de una investigación médico-legal de que fué encargado. Según él 
citado autor, la asfixia por submersion puede producirse de tres maneras, de las cua- 
les la última no habia sido hasta hoi suficientemente estudiada, i es la que justa- 
mente da lugar a la formación de equimosis sub-pleurales. — Tales son: 1. ^ sinco^ 
pe; 2. ^ sofocación lenta, que es el caso mas común; 3. ® sofocación rápido, en la 
cual no puede la victima volv^er a la superficie del agua, produciéndose entonces 
análogas lesiones a las do la muerte por estrangulación. Las equimosis sub-pleura- 
les, pericárdicas i pericraneanas pueden, pues, encontrarse en los ahogados. 

Páhapuejias dv la msnopáusis.-— Son raras, i parecen relacionados a una con- 
jestion espinal, suplementaria de las regios, acompañándose amenudo de otros fe- 
nómenos hiperémicos de la pequeña pelvis i de dolores lumbo-abdominales, análo- 
gos a los que determina, no pocas veces, el flujo menstruoL 

Tales paraplejias conjestivas se producen después de varias semanas o meses qae 
ha cesado la función útero-ováríca, comenzando paulatinamente por debilidad i hor- 
migueos en uno o en los dos miembros inferiores. 

Se curan casi siempre por medio de enérjicos revulsivos sobre la columna verte- 
bral, drásticos, hidroterapia i, en fin, ciertos ajentes que obran sobre el centro me- 
dular, como es el cornezuelo de centeno. 

Santiago, setiembre de 1877. 

Dr. F. B. Mabtxkxz. 



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VARIEDADES. 



Estado sákitábid.— Nada naero ha venido aun a perturbar la bonanza en la sa- 
lad pública i que hará de este año, nno verdaderamente escepcional en la estadística 
médica de la capital. Hemos consoltado a este respecto a algnnoA de los médicos 
mas distinguidos de la ciudad i que por su larga práctica están en situación cte 
apreciar mejor que nosotros este punto delicado e interesante de hijiene pública. 
Verdaderamente maravillados del estado de la salud jeneral, lo creen mui intere- 
nnte como tema de estudios médicos que vendrán a solucionar, en época talvez no 
lejana, cuestiones que tienen doble interés, ya bajo el punto de vista puramente 
científico, ya por las aplicaciones prácticas que de ellos seguramente se derivan. 

£n efecto, hoi día se da gran importancia a los estudios climatolójicos por la po- 
derosísima influencia que ellos ejercen sobre los estados pandemo-epidémicos da 
una localidad, para conocer por una parte sus efectos i para sacar por la otra las 
deducciones útiles a que su conocimiento se presta. La medicina moderna, que tan 
firme apoyo ha sabido encontrar en las ciencias físicas i naturales, como que ellas 
son el foco de luz que la guian en medio del caos de los sistemas i de las contro- 
versias que ajitan dia a día a las diferentes escuelas, saca hoi de los estados físicos 
atmofisféricos, deducciones trascendentales. I su perfecto conocimiento es indispen- 
sable para juzgar con acierto las cuestiones de salubridad jeneral, en los diferentes 
zonas de la tierra i en los diversos países del globo. 

Desgraciadamente, en nuestro país hemos caminado mui poco por este f^ctuoso 
camino. I la razón es sencilla i obvia. No existiendo sino una oficina meteorolójioa 
regularmente organizada i ésta para la meteorolojía en jeneral, i no destinada a ob- 
servaciones de una aplicación especial, a un ramo determinado, es evidente que fal- 
tan las bases para estudios de considerable ínteres médico. 

£s imposible, en las actuales condiciones, emitir opiniones verdaderamente ilus- 
tradas i definitivas sobre las enfermedades propias de nuestro clima — que cada uno 
tiene las suyas i múi especiales a vece»— desde el momento que se desconoce el grar 
do de verda4era influencia de los condiciones telúricas i por la sencillísima razón 
de qae esas condiciones no están bien estudiadas i analizadas. Por esta causa, todos 
los estudios publicados en nuestro país sobre jeografía médica, algunos redactados 
por médicos mui ilustrados, adolecen de defectos capitales i son apenas ensayos, que 
serán profundamente modificados por trabajos posteriores mas serios o mejor fun- 
dados. 

I aquel que con erudición bastante i voluntad suficiente para emprender una 
tarea árida i penosa, entre en ese escabroso camino, hará al país un señalado servi- 
cio. 

Onando eso se haya llevado a feliz término, podremos' esplicamos satisfactoria- 
mente el porqtté de este bienestar que hoi dia observamos i que constituye una de- 
las pocas felicidades de que disfruta al presente la capital de la Bepública. 

En los hospitales, la carencia de enfermos graves continúa en las mismas propor- 
ciones que hemos sefialado en las revistas pasadas. Apartados loe enfermos oró- 



Goosle 



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116 YARIEDADES. 

nicos, que nunca faltan, loe casos de enfermedades agudas del apaiato TeBpixBtano 
o dijesÜvo son raros, uno que otro caso de neianonia, de pleurüis, de hroTMhneumo- 
nía, de hqxüitia o de disenteria, forman el único ooniinjente de básalas de los hospi- 
tales. 

En los niños, apenas si podemos señalar algo, de nuevo. En las dos últimas sema- 
nas hemos visto o sabido de algunos casos de morbüi (alfombrilla) i no giaven, de 
coqueluche o tos convulsiva i unos pocos de viruela. A esto habría que agregar oata- 
rrcs bronquiales i gastro-intestinales, provocados en jeneral por enfríamientoSi a 
causa de los descensos de temperatura i de la falta u olvido de las precauciones hi- 
jiénicas convenientes.— Los paseos de los niños en la caida de la tarde i en lagares 
descubiertos, como el Parque Consiñp, el Cerro de Santa Lucio, etc., son la causa 
mas frecuente de estos ei^friamientos provocados por las corrientes frias andinas que 
bajan de la cordillera en las tardes primaverales, después de la entrada del sol, 
llamadas vientos terral o puelche. 

HiJiBNX BosPiTALABU.— Hemos leido con mucha atención i con verdadero senti- 
miento las apreciaciones que el colega del Boletin ha tenido a bien dirijimos. Con 
atención, porque creiamos encontrar algo de importante sobre la materia en disou- 
sion, i con sentimiento, por haber dispertado susceptibilidades que no hemos teni^P 
el ánimo de ofender. 

. I como cQando se trata de asuntos cientificos las personas deben desaparecer de 
la escena de la discusión, pondríamos {)unto final a este asunto, que habriamos de- 
seado estudiar en compañía de algún colega con toda la serenidad i detención que 
requiere, si no tuviéramos que hacer algunas aclaraciones i rectificaciones indis- 
pensables. 

£1 estudio de las condiciones hijiénicas del Hospital de San Juan de Dios, que 
quisimos emprender con nuestro honorable contradictor, no implica sino como 
comprobante o como consecuencia posterior el de la estadística de la mortalidad. I 
sentimos que nuestro colega haya tomado la mortiüidad como base del criterio que 
se emplea para apreciar o juzgar el grado de bondad de un establecimiento hospi- 
talario. 

La mortalidad de un hospital depende, como es mui sabido, de causas muí nu- 
merosas i variadas, i las condiciones hijiénicas de un establecimiento hospitalario 
no hacen sino aumentar o disminuir los resultados que las otros causas producen. 
Es diversa en un hospital de niños, si se le compara con uno de adultos; distinta en 
uno de hombres, relativamente a uno de mujeres; i mayor aun, si se comparan asi- 
los destinados a esfermedades especiales. 

tJn lazareto, i en especial uno en que se reciben coléricos o enfermos de fiebre 
amaríUa, viruela, etc., da resultados estadísticos de mortalidad que no admiten pa- 
núigon con los de un hospital ordinario i que le caracterizan suficientemente. 

Ahora bien, ¿nuestro colega diría de un lazareto que era anti-hijíénico porque mo- 
rían muchos enfermos i de un hospital ordinario que era modelo de bondades por- 
que en igual cantidad de enfermos daba menos defunciones? 

Pero nó, eso no es serio ni digno de un observador atento i concienzudo. I ya 
que ha tenido la bondad de trascribimos un párrafo de Bouchardat, nos permiti- 
mos llamarle sobre él la atención. 

El autor ya citado sostiene las afirmaciones que hemos apuntado, de que la mor- 
talidad depefide de muchas causas i en especial de la clase de las enfermedades, i 
que en ese sentido las condiciones hijiénicas son secundarias. Cierto i muí cierto; 
pues nadie, que sepamos, pretenderla suprimir la mortalidad en el colera, con solo 
salas de hospitales bien ventiladas i arregladas: como nadie hasta hoi ha tenido va- 



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^ÁÉtÉbkiíta. 117 

loT balitante pora negar que esa salas i esas buenas ooncHoioniea la disminuyen eon- 
fliderablemente: como son causa de salud i bienestar habitaciones aseadas i ventila- 
das i con buenas esposiciones, i focos de muerte i de sufrimientos físicos i hasta de 
degradación moral i de abyección las habitaciones inmundas, húmedas i en las que 
no se burla impunemente a la ciencia de la salud. 

Sostener que el hospital en que mueren muchos es malo i aquel en que fallecen 
pocos es bueno, es emplear con los hoftpitales el criterio que las comadres de arra- 
bal usan con los pobres médicos. Si sanó el enfermo, gran médieo, sin igual por 
su ciencia; si murió, todo lo contrario, lo mató. 

Ese criterio, honorable colega, no sienta bien a aquel que después de muchos 
aftos de estudios i de tAorificios inestimables, tiene el buen deseo de llamarse médi- 
co i ante todo médico útil'a su pais. 

Por fortuna, la hijiene jeneral, fuerte en sus deducciones i en sus adelantos, puede 
dewíflar impunemente vejaciones como las anotadas anteriormente.. Este ramo de 
loa conocimientos médicos es hoi el mas glorioso laurel de la medicina contempo- 
ránea i será mas tarde su mayor honra i orgtillo. 

Desgraciadamente en nuestro pais no se conoce sino por mui pocos su importan- 
cia i esos pocos son aquellos que se han dado el trabajo de estudiarla. En las aulas 
universitarias se la mira con el mas alto desden i se presenta a examen hasta con 
descaro. A la ya giave falta de su olvido i desdonocimiénio se agrega el feo delito 
de burlarla. Se ignora, es cierto, la influencia déólsiva que ^}9roe en la práctica . 
médica i asi se puede espliear talveE el que hasta se la suprimiera o se la olvidara 
en los programas de estudios médicos. 

I para resumir todas estas observaciones en una sola frase, estamparemos aquí 
una que envuelve todo nuestro modo de pensar, i de uno de loe mas grandes médi- 
cos del presante siglo. Desconoctr hoi la importancia id rol de la h^iene en la mediei-' 
na es tai delUo de Usa-ciencia, es mvir en la iñedicina de hs prbñeros siglos i nadie ten- 
dría valor suficiente para sostener semejante pretensión. 

Nosotros agregamos otra frase. Si pudiera ocurrir una sensible desgracia para la 
medicina de Chile, ésta seria el entronizamiento de tina escuela en que pudieran 
albergarse tales doctrinas. 

Bespecto a los casos de infección purulenta solo tenemos una palabra que agre- 
gar. Jamas hemos sostenido que fuera ésta una enfermedad propia de nuestro hos- 
pital de San Juan de Dios. Sabemos perfectamente que se observa en todas partes, 
í en especial en aqaellas salas en que ya por falta de elementos o un servicio defi- 
ciente no se guardan todas las precauciones hijiénicas del caso. Pero esa no haádo 
la cuestión. Lo que hemos censurado acremente, i lo censuramos hoi aun, es que 
haya en nuestra escuela médicos bastante atrevidos para negar la existencia de en- 
fermos de infección purulenta en sus propias salas, 1 «lellar con su firma una triste 
condescendencia. 

Los que a trueque de semblantes placenteros saben callar o negar un hecho de 
observación clínica, forman una fiJanje i una escuela, i los pocos que humildes i 
sin ilustración todavia ni siquiera suficiente i que hacemos del estudio i de la ob- 
servación nuestro único guia i faro, esos pocos somos de otra escuela, i hoi como 
siempre trabajaremos sin descauso para que surja i se levante de entre loe escollos 
qjxe el charlatanismo le ha amontonado en todas partes i le amontona hoi; pues en 
ello vemos ante todo un progreso para la patria en que hemos nacido. 

Si esos médicos son pocos hoi i se les mira hasta como parias, no lo serán el dia 
de mafiana ni méños en el porvenir. 

Sitiando haber podido herir las susceptibilidades de un colega que noe ha sido 



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118 VABISDADES. 

siempre mni estiniado, como el señor redactor del BoletiOi damos término a este 
asmito, i deseando alejar estas cuestiones del terreno personal que se ha qnerído 
darles, retiramos nuestra indicación para disentir sobre hijiene hospitalaria en la 
forma que habíamos indicado en la Bevista del mes de jnlio. 

SociEDAo DE Fabmagia.— Esta sociedad, después de borrascosas discusiones i en 
que se quiso hasta desorg^izarla por completo, salió triunfante de las manipola- 
ciones tendentes a ese fin. La elección de un directorio honorable i entusiasta le 
asegura a nuestro juicio larga i fructuosa vida. 

Sabemos que el nuevo directorio ha comenzado por llamar a su lado a algunos 
miembros de buena voluntad para emprender trabajos referentes a matarías de 
gran consumo en el pais. Siga el directorio en esa senda i habrá hecho servicios 
incalculables a la Sociedad de Farmacia en particular i al pais en jeneraL 

L ÜGABTE (jrUTIEBBEZ. 



bibliografía. 



I. Del PIBTO I DE LA INTSBVENCION FACULTATIVA EN LAS POSICIONES OCCÍPITO-POB- 

TEBiOBES. —El doctor don Vicente Guardia i Mádau, aspirando al grado de miembro 
copresponsal en París de la Academia de Ciencias Físicas i Naturales de la Haba- 
na, dirijió a esta corporación, el año próximo pasado, una interesante memoria, de 
la cual pasamos a dar breve cuenta a úueetros lectores. 

Solo en el siglo actual ha podido ser vencida la opinión de algunos autores emi- 
nentes, que consideraban imposible el parto en las posiciones occSpito-posteríores 
que se verífícan sin la intervención facultativa. 

A tan importante como difícil punto de obstetricia ha consagrado su trabajo él 
señor Guardia i Mádan. 

Dadas las posiciones occipito-posteríores, el autor apunta uno por uno los incon- 
venientes i las serias dificultades que presenta la enfermedad; pero, al mismo tiem- 
po, señala la manera de terminarla con buen éxito. 

Dependiendo el último resultado de la rotación del feto, conviene estudiar i exa- 
minar los movimientos que efectúa antes de abandonar el claustro materna £1 
autor de que nos ocupamos ha hecho este estudio i este examen con severa i dete- 
nida prolijidad. 

No se ha olvidado de averíguar sus causas i desenvolver sus consecuencias; i se- 
ñalando ventajas i desventajas, demuestra perfectamente, en las cuarenta pajinas de 
su libro, no solo la posibilidad del parto en semejantes situaciones, sino también 
las muchas probabilidades de feliz terminación. 

' Hai que añadir a esto el profimdo conocimiento que revela en la materia elejida 
por tema. Sus observaciones están constantemente apoyadas en las de numerosos i 
distinguidos publicistas. Asi, por ejemplo, cuando él indica la colocación que ha 



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BIBLIOORAFÍA. 119 

de darse al cnerpo materno durante la marcha del feto, se apresara a consolidar es- 
ta indicación, ya citando 1» opinión de este o aqnel sabio, ya recordando una serie 
de casos prácticos que sirven a la cuestión con luz abundante i poderosa. As!, por 
ejemplo, también cuando trata de impulsar la rotación de la cabeza, i aun todavía, 
cuanda recomienda el instrimiento que debe emplearse en tal circunstancia, trae 
a la memoria los procedimientos usados por los médicos mas aventajados de la es- 
cuela, i multiplica sus citas, tan oportunas como concienzudas. 

£1 libro del doctor Guardia i Mádan, si no acusara una brillante orijinalidad, 
tendría siempre el mérito indisputable de encerrar el talento, el estudio, la medita- 
ción i la práctica' desplegada sobre el particular por un verdadero congreso de la 
ciencia. 

Es un libro que debe leerse i estudiarse. 

IL PiojXNiA, (JÉNEsn DEL PUS BN EL oaGANiSMO. )— Una dc las grandes cuestio- 
nes de fisiolojia patolójica i de no fácil solución, *'la jénesis del pus en el organis- 
mo (piojenia),** objeto de variadas controversias desde los primeros tiempos de la 
medicina, desde Hipócrates hasta los tiempos modernos, i punto de partida de in- 
numerables teorías, la mayor parte puramente hipotéticas, pero que, sin embargo, 
han hecho su época em la ciencia, mas bien por el nombre de sus autores que por 
BU Terdadero carácter ha servido de tema al doctor Martins Ck)sta para la publica- 
ción de un interesante trabajo, en el cual, después de relatar la historia de la pio- 
jenia a través de los siglos, se detiene atentamente en la discusión de las tres teo- 
rías modernas alternativamente defendidas e impugnadas, i declarándose ardiente 
sostenedor de la de Ck>hnheim, ampliándola con observaciones propias, arriba a la 
espodcion de una terapéutica que, sin duda alguna, está llamada a prestar útiles 
servicios, impidiendo el desarrullo de las afecciones a que da lagar la introducción 
del pus en el organismo, a la cabeza de las cuales no vacilo en colocar la infección 
porulenta (piohemia), terrible complicación que ataca desde la simple herida del 
bisturí hasta la estensa superficie supurante del mufion de una amputación i que 
reina ya esporádica, ya epidémicamente en las salas de cirujla, arrastrando a una 
muerte cierta al desgraciado herido. 

Trazaré en breves palabras el plan seguido por el doctor Martins Costa en la pre- 
sente memoria. 

Antes de entrar en materia, espone detalladamente la estructura de los vasos san- 
guinaus i linfáticos i de los líquidos que en ellos circulan, sangre i linfa; conoci- 
miento anatómico indispensable para aquel que quiera formarse un juicio correcto 
sobre la naturaleza de las numerosas teorías emitidas sobre la jénesis del pus, dan- 
do a conocer en seguida su historia desde Hipócrates hasta Lebert, con el cual con- 
cluye la época de las teorías, gue podemos llamar antiguas, para entrar en una 
nueva era donde tres nombres ilustres en la ciencia se disputan el predominio, a 
saber: Bobin, Virohow i Cohnheim. 

Para Bobin el pus se forma libremente en medio de un blastema exudado du- 
rante el proceso inflamatorio; Yirchow i la mayor parte de la escuela micrográflcA 
alemana sostienen que el pus es el resultado de la proliferación de los corpúsculos 
de tejido conjuntivo; esta teoría, que ha contado numerosos partidarios, encontró 
un tenaz contradictor en Cohnheim, discípulo del célebre profesor de Berlín, quien 
sostiene que d pus proinene del paso de los glóbulos blaTioos áe la sangre a través de las 
paredes de los capilares i de las vénulas^ teoría que halaga por su sencillez, pero bien 
estudiada es deficiente, pues está basada sobre hechos de observación incompleta; 
por tanto, es susceptible de objeciones; el doctor M. Costa se adhiere a ella, pero 
í!(ynnoláadola del modo siguiente: "£1 pus es formado por los leucocites.qne atra^ 



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'vieaua los. pajredes de loQ capilares sangaineos i linfáticos, i qae salen de la.cijea- 
lacion Un^ca ya por raptura de la membrana de cabierta de los corpúsculos da 
tejido oonjontivo, ya por medio de las aberturas qae liacen comunicar libremente 
esta cirotUacion con las cavidades serosas." — Sin dada alguna, la teoría del doctor 
M. Costa, es mas perfecta que la de sus antecesores; propiamente hablando, no en 
sino uuA fusión de las teorías de Yirchow i de Cohnheim, demostrando que en la 
jénesis del pus, toman parte tanto la circulación sanguínea como la linfática; no 
por esto digo que esté exenta de objeciones, pero por lo menos se presta para If in- 
terpretación patojénica de la mayor parte de los casos que puedan observarse. Gomo 
confirmación de su teoría pasa el autor a la esposicion de observaciones clínicas, 
de piohemia; de empiemas, etc., demostrando la formación i aglomeración de las 
moléculas purulentas i su marcha infecciosa en la economía, dando lugar a afec- 
ciones de tan grave pronóstico. 

Por fin, espone una terapéutica que, basada en el mismo racionio, da lugar a 
efectos tan rápidos como de felices consecuencias, trayendo la contractilidad de las 
paredes vasculares i haciendo easi desaparecer los orificios de comanicacion de los 
linfáticos: es la medicación astrinjente, el tanino, administrado preventivamente i 
con método a los individuos heridos o que van a esperímentar un operación quirúr- 
jica. 

Terminaré, reo(Mnendando el estudio de la memoria del señor doctor A. Martins 
Costa i manifestado nuestro agradecimiento a su autor por los importantes traba- 
jos que ha tenido la bondad da remitimos i de los cuales se dará cnenta en los nú- 
meros próximos- 

Seti^i9(ibre 4 de 1877. 



•«^■ww^^s^nA/Vs>w% 



boletín. 



Tbibümaií del Pbotomedicáto. — Este Tribunal, encargado de vijilar sobre el cum- 
plinuento de las dlsposicioiies legales de la Bepública que atañen a la profesión 
médica, *ha denunciado al juez del crím^n el ejercicio de la medicina que ires seño- 
res hacen o haeian habitualinente en Santiago, sin titulo legal ni permiso de auto- 
ridad competenjte, para que el jazgado efectúe el apercibimiento previo que estatuye 
el njómero 8 del articulo 494 del Código Penal. 

Este denuncio i la obstinación con que el Tríbunal ha seguido exijiende la apli- 
joaoion. de la lei i rebatiendo los argumentos que circunstancias especiales propor- 
cionaban a uno de estos sedicientes médicos, son el prímer indicio de la perseve- 
rancia con que el Protomedicato se^propone perseguir la aplicación de la justicia 
contra todos lo0.indi^.duos que se hallen en el mismo caso. 



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boletín. 121 

No nos oorrefiponde diacatirlas convenienoias de la libertad de profesiones. 
Estamos en casos bien premtOB por nnestras leyes acttiales i no queda mas olter- 
oatÍTa qne obseryarlas o infrinjirlas. El qne para infrinjirlas se desvia del c(^nino 
bien espedito de la obligación i se estravia en las callejuelas de las conveniencias, 
no tiene escusa. El Protomedicato ha manifestado comprenderlo asi, estando com- 
pletamente ceñida al deber sn conducta en el incidente cuya historia se despren- 
de de lo qne llevamos dicho i de las notas que publicamos integras en s^iuida. 

Ministerio dd Irderior, — Santiago, julio ll del877.— El Presidente de la Bepública 
ha decretado hoi lo que signe: 

"Vista la solicitud qne antecede del Doctor en medicina don Guillermo T. Ben- 
ham i teniendo presente lo indicado a cerca de ella por el administrador de la Gasa 
de Orates, quien espone que no hai inconveniente por parte del establecimiento pa- 
ra que se modifique la última parte de la cláusula 2. ^ del contrato celebrado por 
el Gobierno con el espresado Doctor en medicina con fecha del 11 de marzo . de 
1874, por la cual se le permitirá oir consultas particulares en sus aposentos, 

Decreto: Modiñcase la última parte de la cláusula 2. ^ del contrato celebrado 
con el Doctor don Guillermo T. Benhaní, concediéndole el permiso necesario para 
que atienda íuera del establecimiento, en las horas que designe la Junta Directiva 
de la Casa de Orates, a los insanos que necesiten su asistencia, considerándose esta 
modificación como suficiente permiso para los efectos del número 8 del artículo 494 
del Código Penal. 

Tómese razón i comuniqúese." 

Lo trascribo a Ud. para su conocimiento i fines consiguientes. —Dios guarde a 
Ud.— J. V. Lastabbia.— Al Tribunal del Protomedicato. 

Santiago, agosto 25 de 1877. —Señor juez del crimen: El Protomedicato devuelve 
a ÜS. el espediente seguido para efectuar el apercibimiento indicado por el núm. 8 
del art 494 del Código Penal a don A. Urraco, don G. Benlu^n i don P. J. Lavan* 
deros, que ejercen en Santiago la medicina sin titulo legal; i en vista de la provi- 
dencia de ÜS. no tiene nada que observar respecto al primero i al última Acerca 
del segundo observará üS. que por la cláusula 1. ^ de su contrato, de que ahora, 
por primera vez el Protomedicato tiene conocimiento, se obliga a **c(n\formar8e i 
respetar no solo las leyes jenerales de la República sino también las leyes i reglamentos 
de la fiumUad de Mediana de Chile;" i por la 2. ^ , **a consagrar iodo su tiempo al ser^ 
vido médko dd estabíecmienlo i a todas horas segvm sea requerido, sin tener derecho 
de practicar fuera de éUcho establecimiento; pero podrá ser consultado en sus propios 
aposentos en las horas que al rfedo designe la Oonúsion Diredioa del esiableeiindento 
menckmado** \o cual indica de una manera clara i terminante que no tenia titulo al- 
guno peía ejercer la medicina. 

Ahofa presenta un decreto supremo de 14 de julio último, por el cual se modi- 
fica la parte final de la cláusula 2 ^ i se concede al señor Benham "el permiso ne- 
cesario para atender fuera del Mtabledndento en las horas que designe la Junta Directi- 
va de la Gasa de Orates a los insanos que necesiten su asistencia, considerándose esta 
modificación como suficiente permiso para los efectos del núm. 8 del art 494 del 
Código Penal" 

Este permiso, como ve US., no se estiende mas que a los insanos, es decir, a los 
que sufren enfermedades mentales, lo que parece desconocer el susodicho señor 
Benham en sus escritos comunicados por ÜS. i en su ejeroioio, pues según datos 
recibidos en el Protomedicato, dicho señor continúa su práctica de siempra 

De consiguiente, el Protomedicato cree que en vez de suspender los efectos del 
^;»Qrcibiniiento del 2 de julio, como quiere el señor Benham, se le debe oirounscribir 
B.]^ IQ 



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122 BOLxrnT. 

en el ejercicio de sn especialidad a los coros determinados por él snpremo decreto 
citado, es decir, única i esclnsivamente a In curación de las enfermedades mentalsB, 
ni mas ni menos que al oculista, cuya esfera de acción es la esclnsiva de las afeo- 
eiones de la vista; i hacerle saber de oñoio que fuera de esos limites incurrirá en los 
efectos del núm. 8 del art 494 del Código Penal.— Dios guarde a US.— W. Díaz.— 
F, K MarivMz, 

Al propio tiempo se le trascribió al señor Benham el decreto del ministro, co- 
mentándolo en el mismo sentido i con mas esclarecimientos para su perfecto cono- 
cimiento. 

Tituh de medicó hh conferido el Tribunal a los señores don Tranquilino Marín, 
Bafael Biancos, Felipe S. Moran i Bernardo Boa^ 

Facultad db Mbdxoina.— Ha acordado el siguiente tema para la memoria del alio 
venidero: 

*'Bedaccion de un proyecto de Farmacopea Nacional, cuya estensiou no exceda 
de los limites de la jermánica o sueca i en que se dé la debida importancia a los ve- 
jétales del país." 

Acordó también elevar a mil pesos la cantidad ofrecida como premio i dejar al 
autor la propiedad literaria de la obra. 

£1 Oonsejo Universitario aplaudió este acuerdo i determinó pedir al Gobierno la 
suma de mil pesos. 

Estas medidas indican que la Facultad ha reconocido lo imperioso de la necesi- 
dad de una Farmacopea i que ha tratado de obtenerla escojiendo como medio mas 
económico i espedito un certamen a que concurrirían todos los hombres competen- 
tes en la materia. En este sentido los iniciadores del proyecto solo merecen feli- 
citaciones. 

Pero el mismo espediente escojido suscita algunas cuestiones que, si hubieran de 
valer algo en nuestra- boca, formularíamos de este modo: ¿se cree que hnbiá uno 
solo de esos hombres de eximia competencia que quiera esponer a las eventualida- 
des de un certamen, por la esperanza remota de una recompensa reíilmente mezqui- 
na, la completa aplicación de su intelijencia i de sus conocimientos durante un 
año entero a estudios, observaciones i esperimentos tan delicados i difíciles como 
largos i dispendiosos? 

Nosotros tememos que un premio ofrecido en tales condiciones solo van a dispa* 
társelo la mediocridad con la ignorancia i que será fiierza perder asi el tiempo i al 
dinero que se pretende economizar. Para evitar lo cual no hai mas remedio que 
ofrecer el Gbbiemo una recompensa verdaderamente tentadora al mejor proyecto» 
o bien ofrecer una retribución equitativa a todos los proyectos que demuestren en 
sus autores un grado de aptitudes i de trabajo tales que sin injusticia no pudicitt 
quedar perdidos. 

Ahora, dejando a un lado la cuestión de la economía, ¿se puede impunemente m 
una materia delicada i trascendental como ésta subordinarlo todo a la celeridad si 
al mismo tiempo sé encomienda todo a los esfuerzos de un solo hombre? 

Esto vale la pena de meditarse. Creemos qne con semejante sistema se cone el 
riesgo de adoptar como proyecto de Farmacopea uno tan impremeditado como el 
proyecto de certamen que ha adoptado la Facultad. Un código de medicamontos 
no debe ni puede ser una obra individual, a no ser que se espere que el ooncuiw 
vaya a descubrir un individuo de facultades tan portentosas como humanamente no 
es permitido esperar. 

Por lo cual, si se pretende seriamente redactar una Farmacopea, es precnso d«nn- 
tenderse de ^oonwúaa^ designar por medio de na eoncniso a los indivídnoB aptpi 



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BOiiTcnf. 138 

jm» el obj^ iodos los enales cooperando en comisión i pnstáiidose mtSitaameaie 
el aorilio de sor luces, ocerqnen la obra a la perfección, 4|iie es la consideración 
^ud debe sobztiponerBe a todas. El pago de una comisión no puede elndirse en nin- 
ffm caso: con certamen o sin él nna comisión tendrá que hacer la^reyision del peo 
jacte premiado. 

Si no bai volndtad ni dinero para Uerar la empresa como se debe, es mas aoect»- 
do no hacer nada i aguardar circunstancias mas iavorables. Menos daño nos hacen 
loB peligros posibles de nuestra £íd9<» sitnacion actual qne el peligro cierto con que 
nos amenazaría nna lei del Estado, sancionando nna Farmacopea impradente. 

Consejo ms Huibns.— La ánica sefial de existencia que ha dado dorante el mes 
óltimo es nna nota pasada a la Cámara de Diputados solicitando se active el despa- 
cho del proyecto de vacnnacion obligatoria. 

Sociedad Oiínioa db YaIíP araiso. —Examinando un SbrTMÚarío cHnieo, propuesto 
a la Sociedad Clínica de Valparaíso, por don Frandsco Fonck, hemos tenido cono- 
oimiento de la existencia de esta asociación. Sentimos no conocer su historia ni sus 
estatutos; pero esperamos que pronto se pondrá en relaoion con nuestra Sociedad 
Médica para establecer entre ambas un cambio de buenos oficios reciprocamente 
TsnteJQSo. Desde luego podemos manifestarle el placer con que veriamus ocupadas 
las pajinas de esta Bevista por cualesquiera comunicaciones de la Sociedad Clínica 
o de sns miembros 

Por no poseer los datos suficientes no damos hoi cuenta del proyecto del doctor 
Fonek, i^jeliioso método, cuyo objetóos <*obtener obseryaciones clínicas metódi- 
cas, unif<»:me8 i muí fiioiles de consultar.*' 

OoNGfizso Internacional dz Cibncias Médicas.— Nuestro Gobierno ha sido invir 
tado a tomar parte en la & <s sesión de este Congreso que debe reunirse en Jinebra 
d4 9 al 15 de setiembre del presente año. Desgraciadamente la invitación llegó 
tarde, por lo que no nombró dele^j^'^o, que pudo haber sido alguno de nuestros jó- 
venes médicos que estudian en las Universidades de Europa. 

El decano de medicina llamó la atención en el Consejo Universitario sobre la 
conveniencia de saber oportunamente la ciudad donde debe reunirse la 6. ^ sesión, 
para designar el delegado qne deba concurrir a ella i obtener las ventajas que pue- 
de reportar nuestro país del canje . de publicaciones médicas i de la participación 
en trabajos que, como una farmacopea universal, jeografia médica, influencia de 
las emigraciones, son de una utilidad jeneraL 

Esperamos, pues, que para 1879 tenga nuestra Medicina representación de la 6. * 
sesión del Congreso IntemacionaL 

Constitución medica rsinantb. — Al establecer esta sección no pretendemos, 
para cumplir con su titulo, hacer en ella una apreciación del conjunto de modifi- 
caciones jenerales que las influencias atmosféricas, hijiénicas i morbíficas impri- 
moi a todas las individualidades mórbida» de una época i de un lugar determina- 
dos. Nuestro papel se reducirá simplemente a hacer en ella un depósito de todos 
los elementos, observaciones patolójicas i climatéricas, propias para caracterizar 
por si mismas la constitución patojénica que exista o que domine durante cada mes 
«n Santiago i en aquellas provincias cuyos médicos, reconociendo la importancia 
de esta tarea, le presten su ayuda. 

Sa7Uiago,—8iai Vicente de Paul. — Movimiento durante el mes de agosto. — ^Exis- 
tencia anterior, 297; entrados, 333; idtas, 302; muertos, 4; existencia ell. ^ de se- 
tiembre, 289. 

. Enfermedades de que fallecieron: fiebre simple, 2; disenteria gangrenosa, 1; de- 
lirium tremcus, 1; viruela, 4; tisis, 12; reumatismo muscular subagudo, 1; pleuro^ 



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124 B0L8TIK. 

neumonía, 1; peritonitis, 1; neumonía doble, 1; nenmonia» 1; cinoeifl del hSgadOb 
1 ; asfixia, 1 ; alcoholismo orúnico, 1 ; muertos antes de 24 horas, 10. 

£1 morimiento^^espeoial de^la sala de Tariolosos ñié: entrados, 20; salidos, 12; 
fallecidos, 4. 

Hospital de San Juan de Dios.— Existencia anterior, 396; entrados, 379; muer- 
tos, 83; altas, 312; existencia el 1. ^ de setiembre, 380; mnertos antes de 24 ho- 
ras, 7. 

Enfermedades de qne fiíllecieron: heridas, 6; contnsiones, 2; firsctnra, l;oftal- 
mias, 2; úlceras, 1; fistolas, 1; flemón, 1; didimitis, 1; jenorrea, 1; sífilis, 2; babo- 
nes, 1; fiebre simple, 6; tifoidea, 2; hepatitis, 2; meninjitis, 3; disenteria, 6; oon- 
jestion pulmonar, 7; constipación ^testinal, 4; vejez, 3^ bronquitis, l;abcefio he- 
pático, 5; aneurismas, 9; tisis, 6; gastritis, 1; escrófulas, 1 ; hemorroides, 2; reuma- 
tismo, 1; pleuritis, 4; pleuro-neumonia, 6; encefalitis, 1; dolores, 1. 

(No garantimos el acierto de esta clasificación, pues solo en su menor parte pro- 
viene de diagnósticos establecidos por médicos.) 

Hospital de San Bcija, Gasa de Maternidad (1) i Lazareto de la liaestianza.— 
Existencia anterior, 679; entrados, 647; altas, 545; muertos, 147. 

Movimiento especial del lAzareto. — Existencia el 1. ^ de agosto, 20; entrados, 
12; altas, 17; muertas, 7; existencia el 1. ^ de setiembre, 8. 

Aqxd no podemos menos de hacer notar con qué lamentable indiferencia miran 
la administración i el cuerpo médico de este hospital todo lo que se refiere a la es- 
tadística. Ko comprendemos por qué los médicos, teniendo en su libreta de pres- 
cripciones una columna destinada a anotar el ^^diagnóstico," no se toman la moles- 
tia de escribir en ella una palabra que lo indique. 

Quisiéramos publicar especificadas las causas de muerto en los hospitales; para 
que se vea lo inútil de tal publicación, damos en seguida una copia sacada del cua- 
dro estadístico del hospital de San Borja, correspondiente al mismo mes de agosto 
i que todos los diarios han publicado. 

Demostración de las enfermedades de que han fallecido: sífilis, 2; pulmonía, 26; 
disenteria, 11; tisis, 8; dolores, 1; cerebro, 2; fiebres, 16; hipertrofia del corasen, 8; 
cirujia, 4; parto, 2; peste, 7; interior, 2. 

En el estado actual de los conocimientos médicos ¿puede tolerarse semejante cla- 
sificación? ¿Desde cuándo es el parto una enfermedad? ¿Qué médico ha descrito, 
qué médico conoce estas dos enfermedades cingia e interior, que hacen tantos es- 
tragos en las salas de San Borja? ¿Qué s^is, qué dolores, qaéfiétfres, qué cerebros 
son estas afecciones tan frecuentemente mortales en ^1 mismo hospital? 

Nos han contestado a estos pregimtas i han resuelto nuestras dudas el portero i 
el escribiente del hospital de San Francisco de Borja, que son los encargados de 
hacer los diagnósticos i levantar la estadística en ese gran establecimiento. 

— ^Debemos a la benevolencia del sefior don M. Cádiz el resumen de las observa- 
ciones meteorolójicas hechas por él en el Observatorio Astronómico de Santiago en 
el mes de agosto último, i el de los afios 1875 i 1876. Su publicación conviene a nues- 
tro propósito de acumular los materiales que han de seryir para el mas perfecto co- 
nocimiento de nuestra jeografía i constitución médicas, i viene a continuar la pu- 
blicación comenzada por don M. Gienfuegoe e interrumpida en 1875 por motivos 
que hoi no existen. 



• (1) Véase en la sección respectiva el Boletín de esta Casa que publica el doctor 
Murillo. 



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BOLCHK. 126 

AGOSTO DB 1877. (*) 

Barómetro a O» am. Termómetzo centígrado. 

jOsoiladon media.'. 2.30 9^i 

Id. eetrema 18.51 22.0 

Altura máxima 728.59(1) 22.6(21) 

Id. minima 715.08(21) 0.6(2) 

Hmnedad relativa del aire. * Tensión. 

Mátínaa../...: 97(30) 11.52(30) 

Media 82 8.21 

Mínima 46(12)' 4.66(2) 

Atmósfera.— Dias deepejadoe, 4; nublados en parte, 19; nnbladoe, 8. 

Dias de niebla, 4; gnróa, 1; lluvia, 4; heladas, 8. 

Temblores, 5 (los dias 7, 8, 10, 18 i 25.) . 

Vientos.— a, 1; O., 2; NE., 1; NO., 1; SE., 1; SO., 21; Calma, 66. 

1875.— BEBÚMEN ANUAL. 

Barómetro a O** Termómetro oentSgrado. 

Oscilación media 1.63 12.25 

Id. estrema 14.88 33.90 

Altara máxima 726.69 (jimio 28) 32.70 (enero 5) 

Id. media 718.09 13.27 

- Id. - minima 711,81 (enero 5) ' —1.20 (junio 9) 

Humedad relativa del aire. Tensión del vapor de agua del aire. 

Máxima 100 (**) 23.44 (enero 29) 

Media 79 8.97 

Minima 26 (marzo 20) 4.12 (mayo 25) 

Estado atmosférico. — ^Número de dias despejados, 130; nublados en parte, 200; 
nublados, 35. 
Dias de niebla, 41; garáa, 18; lluvia, 21; helada, 51. 
Temblores, 187 

Altura total del agua caida, 240 mm. 70. 

Vientos.-N., 6;S., 11; E., 40; O., 21; NO, 8; NE., 21; SO., 322; SE., 22; cal- 
ma, 636. 

1876.— BBSÚMEK ANUAL. 

Barómetro a O"" Termómetro centígrado. 

Oscilación media 1.71 12.56 

Id. estrema 14.96 32.50 

Altara máxima 728.88 «(junio 30) 30.90 (diciemb. 23) 

Id. media 719.29 14.43 

Id. minima 713.92 (marzo 21) —1.60 (junio 30) 



(*) Resultados de tres observaciones diarias. 
(**) 100 indica la saturación. 



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1S6 BOLsnir. 

Homedad relaÜTn del aire. ^ Temsioii dd Tapor de agua del aivt. 

Máxima 100 22.38 (dioiemb. 8) 

Media. 73 8.61 

Minima 22 8.67 (junio 21) 

Estado atmosférico. —Nómero de días despejados, 128; nublados «n parts^ 196; 
nublados, 42. 

Dios de niebla, 33; garáa, 5; lluvia, 26; helada, 30. 

Temblores, 27. 

Altara total del agna caida, 215 mm. 70. 

Vientos.- N., 2; S., 4; £. 126; O., 49; NO., 8; NR, 3; SO., 298; SE., 12; 4 
594. 

Oojdapó, ¿brefio.— Nada ha ocurrido riBf érente a la salud pública que hays i 
oido anotarse en los periódicos de estas localidades. 

lllapeL—lAa interesantes comunicaciones que siguen dan una idea sufloienta del 
estado sanitario i meteorolójico de los departamentos de Ovalle e IllapeL El inq)6r- 
tuno retardo con que llegó a manos de la redacción la primera de ellaa impidió 
publicarla en la BeviBta de agosto, como correspondía. Al mismo tiempo que esta 
justificación reciba su autor nuestros agradecimientos. 

Agosto 4.— £1 mes que acaba de terminar ha sido uno de loe mas satis&otorios 
por su buen estado sanitario. No ha sucedido asi con respecto a las lluTias, pues 
han sido grandes los perjuicios que ha causado en las siembras, barriendo con loa 
sembrados de infinidad de pobres que habian aproyechado el terreno que hada mu- 
chos años no visitaba el rio i que ahc«a con las creces ha arrastrado consigo todo 
lo que se encontraba en sus antiguos dominios. Pérdidas de vidas so cuentan 
algunas. A fines del mes de julio fui llamado a cuatro leguas de distancia i al otro 
lado del rio Choapa. Se trataba de una fiebre tifoidea adinámica en una miger de 
treinta afios. Tenia veinte dias de enfermedad. El estado de postración era inquie» 
tante; sin embargo, creo que esto era debido a una mala alimentación, pues en la 
casa no le habian dado alimento durante ocho dias, porque la enferma lo rehusaba; 
hice hacer un caldo a la lijera; cada media hora le administré cuatro cucharadas 
con vino de quina; cuatro horas después, la enferma hablaba i se movía. Hace tres 
dias se levanta, habiendo seguido el tratamiento por el sulikto de quinina. El inoao 
que me acompafió a Illapel se ahogó al dia siguiente, de vuelta con los medicamen- 
tos. 

En el pueblo he tenido dos casos mas de fiebre tifoidea mucosa en dos nifioa de 
cuatro a ocho afios de edad; el primero está convaleciente, no ofreciendo nada de 
notable; el segundo, que es mujer, terminó por una hemiplejía, que la hizo morir; 
yo la asistí cuando se manifestó esta complicación; pues antes le habian adminis- 
trados remedios de médiout lo que es muí común en este pueblo. 

Debo hacer notar que estas fiebres son muí comunes en los niños en Illapel; no 
teniendo en éstos resultado letal, sino pocas veces. En los adultos es mas comun- 
mente mortal; pero jeneralmente i sobre todo la jente del pueblo, no buscan sino 
rara vez la botica. 

Al hospital han entrado en este mes tres hombres afectados de tisis pulmonar 
i dos migeres. Siendo difícil muchas veces, a causa de la resistencia de los deudos, 
hacer la verificación de la clase de tisis pulmonar por la autopsia, puedo asegurar 
que la mayor pertenece a la tisis pulmonar caseosa. 

A consecuencia del último temblor que nos visitó a fines del mes pasado, sobre- 
vinieron muchos casos de resfriados i lyerus bronquitis. 

I>}S temblores son muí frecuentes en este pueblo i todavía se conserva intacto él 



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Boxismr. 12T 

reeaardo del ^e sobreriiio en notiembie del afio pasado, que casi amünó oomple- 
tamento este pueblo. 

Ia corta de boAqaes no ha tenido en esta provincia la inflaenoia qne jeneral- 
mente le han atribuido sobre Ioa Unyiaa. Los hornos de fundición se multiplican 
oada día; por consiguiente, nuestros cerros van quedando desnudos. Con todo, los 
illapelinos se quejan ahora de los graves perjuicios que han recibido por la escesiva 
abundancia de lluvias, que ha hecho paralizar hasta el oomerdo^ pues los caminos 
están cortados. 

Es lo mas notable que tengo que deciros sobra el mes que acaba de espirar. — Pe- 
dro N, Barree OvaUe, 

Setiembre 4— No hai nada de notable en el estado sanitario de Qlapel, sino uno 
que otro caso de nenraljias faciales i ciáticas, propias a la estación por qne atravesa- 
mos. En este mes he tenido dos casos de fiebre tifoidea mucosa una e infliunatoria 
otra; el prii^aero terminó bien, en dos semanas; el otro, en un niño de siete afios,^ 
escrofuloso, ha sido complicado con una afección pulmonar; duración de la fiebre, 
cuatro semanas. Está convaleciendo, pero su estado es todavia alarmante. 

Al pluvioso mes de jiüio ha sucedido el seco i ardiente de agosto, con día» abra- 
sadores; el 12 del presente tuvimos 26^2 de temperatura a las 4 P. M. £1 mínimum 
de temperatura ha sido el dia 20 a las 7^ A. M., 13*^5. 

Dios nublados, seis. En parte nublados, dos. 

£1 día 8 hubo un fuerte temblor a las- 10 P. M. que duró 30' ', seguido de un 
viento norte mui fuerte hasta las 5 A. M. El dia 13 otro remezón mas pequeSo a las 
7 A. M. En jeneral, en Illapel hai temblores casi todos los días, inKignificantes es 
cierto i qne casi siempre sobrevienen cuando en el dia ha subido la temperatura 
algo mas de lo común. 

Una de las enfermedades que hace numerosas victimas en este pueblo es la tSsis 
pulmonar. Gasi todos los meses entran al hospital tres, cuatro individuos, solo a 
morir, pues llegan con uno, dos o tres aftos de enfermedad. Aunque no he podido 
Terificar la autopsia por la resistencia de los deudos, por algunas que he hecho se 
puede asegurar que las tres cuartas partes perteoecen a la forma caseosa. 

Un caso bien constatado de enfisema pulmonar, otro de artritis crónica, i tres de 
gastritis, es d continjente patolójico del mes de agosto. 

La vacuna se sigue inoculando en las escuelaa Es notable que desde la época de 
nna epidemia de viruela qne se desarrolló el año 63, no se tiene noticia de esta en- 
fermedad.— Pftiro N. Sorras Ovalle, 

Ou6i¿¿e.— Setiembre 5.— El estado sanitario del departamento, después de mi últi- 
ma comunicación hasta la fecha, es decir, durante dos meses ha sido en jeneral 
satisfactoria 

No obstante, he ol^^»rvado varios casos graves de disenteria, reumatismo poUarti- 
cnlar i fiebre tifoidea benigna, habiendo sido algunos casos mortales por la edad 
avanzada de los atacados. 

Igual observación ha tenido lugar de hacer otro colega de profesión, el doctor Dey, 
habiéndome comunicado igualmente que la viruela se había desarrollado en el mi- 
neral de Támaya; (1) habiendo sido importada de Valpamiso por un pasajero enfer- 
mo que desembarcó en Tongoi i se trasladó a ese mineral en el ferrocarril. Pero 
los afectados solo han sido tres, de carácter benigno i han sido aislados convenien- 
temente. 

(1) Este mineral tiene como seis mil habitantes, habiendo llegado a nueve mil 
en épocas de mayor actividad en los trabajos. 



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128 BOLSTxir. 

Tan Inego como tave notáoia de lo anterior, pedi al gobernador enviara al mineral 
al yacunador del departamento, lo que se hizo; pero, se yacmmron mni pooos, sien- 
do imposible todavía vencer en la moltitad la necia i perniciosa preocnpacion de 
qne la vacana provoca i no preserva de la viruela. En ausencia del vacnnador yo 
mismo vacuné varias familiiis en esta localidad. A la fecha habrá como cuatro mil 
vacunados en el departamento que contiene sesenta mil habitantes! pero en la ciu- 
dad hai como dos mil vacunados, algo mas qne la mitad. 

La única causa a mi modo de ver de este lijero descenso de la salubridad jenenl 

ha sido o<»8Íonado tal vez (a falta de otras causas apreciables) por el frío inteniio 

' alternado con fuertes calores que hemos tenido después de las grandes lluvias de 

julio; pudiendo decirse entonces que las afecciones observadas son en jeneral de 

orijen reumático. 

Aunque la cifra total de muertos durante los dos meses anteriores parece indicar 
a primera vista un estado sanitario alarmante, la mayor parte de las defunciones 
habidas, tanto en el hospital, como en bl público, han sido ocasionadas por la ta- 
beroulosis en sus dos principales manifestaciones, la pulmonar i la mesentéríca i 
por la escrófula en sus dos últimos períodos, de supuración e infección jeneral; lo 
cual nada afecta el estado jeneral sanitario i transitorio. 

Para concluir diré que este departamento no se encuentra bajo la influencia de 
estado alguno epidémico, i con escepoion de las afecciones antecitadas no se ha 
observado otras de diversa naturaleza ni tengo noticias de que las haya habida en 
otras localidades del departamento. —Francisco A. Perry, 

TfUcahuano.'-lMR periódicos del sor/decian a principios de agosto que la viruela 
estaba haciendo muchas victimas en esa ciudad. No hemos recibido noticias poste- 
riores. 

laica. — La epidemia de viruela se ha estinguido gradualmente durante el mes de 
agosto. £1 dia 10 habia en el lazareto tres hombres i una mujer; el dia 25 solo dos 
hombres. Su carácter ha sido benigno, al parecer. 

Vatparai80,'-'EX mes de setiembre comenzó con una existencia de 72 varioloBoe 
en el lazareto. 

P. PaOA.BOBNS. 



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Año VL Octubre 16 de 1877. Núm. 4« 



MEMORIAS, 



DE LAS VACUNACIONES EN CHILE. 



MEMORIA DB PRUKBA PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADO EN LA FACULTAD 

DB BfBDICINA. 



Señores: 

La epidemia de viruelas, que hemos tenido el afío 1876, ha conmo- 
vido profundamente la opinión ilustrada de nuestra sociedad, i en 
particular la de nuestro honorable Cuerpo Médico. Al presente, los te- 
rribles estragos que hace, lejos de disminuir van en notable aumento; 
pues sabido es que, cuando se ceba en el cuerpo de nuestro abatido i 
desgraciado pueblo, se convierte en difícil, si no imposible tarea^ el 
ponerle oportuno remedio para combatir su propagación. 

La mui ilustrada cuanto laboriosa Junta de Lazaretos, en su me- 
moria del 1.° de octubre de 1876. (1) espone, con la elocuencia 
abrumadora de los números, las principales causas que, a su juicio, 
contribuyen a desarrollar esta insaciable peste. Entre las que enume- 
ra, hai una que merece tomarse en consideración, porque evidente* 
temente, de ella depende el que podamos evitar en el porvenir el cre- 
cido número de víctimas que hace la epidemia. 

Me refiero, señores, a las vacunaciones; i el deseo que tengo de 

contribuir de alguna manera al esclarecimiento de esta importante 

cuestión de salubridad pública, me ha inducido a estudiarla con aten- 

(1) la Jimta de Luzaretos nombiada en abril del 76» paro combatir la epidemia 
de vimelae qne reinaba en Santiago, fué compuesta de los señores siguientes: Aní- 
bal Pinto, Benjamin Yionfia Mackenna, prebendado don Miguel R. Prado, Juan 
N. Ifiiguez, Antonio del Pedregal, Miguel Dávila, Pedro Antonio Enázuriz, Ma- 
nuel Arriarán, doctores señor José Joequin Agnirre i Valentín Saldias. La Junta 
nombró presidente al señor Prado i secretario al sefior Arriarán. Al concluir su co- 
metido, pasó una memoria al Supremo Gobierno sobre el resultado de sus trabajos, 
el 1. <) de octubre de 1876. 

B. n. 17 



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130 HHMOBIAS. 

to empeño, Bohre todo, en la relación que las vacanaciones han guar- 
dado con la población desde su introducción hasta el afío 75 in- 
clusive. 

Las viruelas están haciendo en períodos fijos numerosas víctimas 
en la provincia de Santiago, i he creído oportuno también observar 
i apuntar en mi memoria el movimiento de su población i de las va- 
cunaciones efectuadas en una época de diezinueve años, para ver si 
éstas han sido suficientes o han dejado que desear por el poco núme- 
ro de sus inoculaciones. 

Es de esto de lo que principalmente me ocuparé, i espero que la 
importancia del asunto, mas que méritos que no poseo, me acuerde 
vuestra induljente atención. 



Antes de ocuparme de los cuadros estadísticos que he formado, 
permitidme, señores, unas pocas palabras acerca de la historia de la 
vacuna en nuestra patria. 

Por real orden del reí de España, espedida en 1803, se trajo la va- 
cuna a nuestro continente, i la espedicion que debía conducirla fué 
confiada -al doctor don Francisco Javier Balmis. (2) La llegada de la 
vacuna a América fué un motivo de júbilo para todas las clases so- 
ciales. 

Eran levantadas en brazos las pequeñas criatui'as que traían los 
granos saludables, fuentes de vida, mil veces mas preciadas que las 
que buscaba con tanto ahinco el famoso descubridor de la Florida, 
Ponce de León. El 8 de octubre de 1805, (2 bis) cuando ya se acer- 
/ 

(2) "Aqnel viaje de Balmis, dice el sabio Hamboldt, en el ensayo político sobre 
Nueva España, citado por Gay, será para siempre memorable en los anales de la 
historia, pnes por primera rez vieron las Indias los navios que habian ido a ellas 
cargados de instramentos de muerte i destrucción, llevar en aquel entonces alivio 
i consuelo a la misera humanidad." — Anuario Estadístico, febrero de 1861. 

(2 bis) Este dato lo he tomado del mismo Anuario Estadistioú citado anterior- 
mente. 

Al entrar en prensa nuestro trabajo, hemos sido favorecidos por otros datos ca- 
riosos que el señor F. Solano Asta-Buruaga ha suministrado al laborioso médico 
doctor B. Ortíz Cerda, que se ocupa de un trabajo interesante sobre la vacuna i 
que pronto verá la luz pública. Según estas noticias, el 6 de juUo de 1804 llegó a 
Buenos Aires eljluido de la vacana. (Efemérides de El Repertorio AmerícanOy tomo 
IV, páj. 239, Londres, 1827. ) En 1806 el poeta señor Manuel José Quintana escribió 
xma preciosa oda a la comisión que vino a América con la vacuna* Según las nus- 
mos noticias del señor Asta-Buriiaga, el 2 de diciembre de 1808 don Manuel Salas, 
secretario de la junta propagadora de la vacuna, dio lectura a un oficio de Grajal» 
en que comunicaba haber inoculado la vacuna a mas de ocho mil almas desde el 8 
de abril hasta el 1. ® de diciembre de dicho año. (De Los Precursores de la ind^pen- 
denda de Ckünt por el sefior Miguel Luis Amunátegui, tomo III, páj. iáL ) 



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DE LAS TACUKAGI0VB8 EN CHILE. 131 

caban los gloriosos días de nuestra libertad, el a&mado pos llegó a 
nuestras playas, i fué traído a Santiago por el doctor don Manuel 
Julián OrajaTes, ilustre médico al cual la posteridad recuerda con 
gratitud, pues su nombre se encuentra grabado en nuestras calles, 
i lo lleva también una de las fuentes de las célebres aguas de Co- 
lina. 

Desde esta época principió a propagarse este benéñco fluido por 
todo el pais, i algunos afíos mas tarde, el 11 de junio de 1830, el Su- 
premo Gobierno espidió un decreto, estableciendo una junta central 
propagadora de la vacuna, (3) seguro remedio para las viruelas, cruel 
epidemia que desde la conquista diezmaba nuestras poblaciones. 

Según nuestras noticias, el fluido traido de Europa no fué renova- 
do basta el año de 1830, época en que se descubrió otro fluido en una 
Taca de la hacienda del Hospital, jurisdicción de Maipú. (4) Este 
nuevo fluido dio excelentes resultados, mejores aun que los obtenidos 
con el antiguo. 

En diciembre del afío 48, hubo otra renovación; se le estrajo de 
una vaca de la hacienda de Valle-Hermoso, departamento de Melipi- 
11a. 

En julio del 59, se encontró el cori>pox en otra vaca de la chacra de 



(3) Por decreto de 11 de junio de 1830, el Supremo Gobierno, a fin de esparcir 
la inoculación de un modo provechoso i constante por toda la Kepública, estable- 
ció en Santiago la junta propagadora de la vacuna, a la cual encargó determinar loa 
días en que debían vacunarse públicamente, calificar las aptitudes de loe vacuna- 
dores con dos médicos o cirujanos, nombrar los que deben ejercer aquel oficio en 
todos los pueblos de la Bepública, detallándoles sus obligaciones, entenderse con 
todas las municipalidades del Estado, comunicarles instrucciones i pedirles infor- 
me sobre los progresos que haga la vacuna, cuidar que haya siempre la cantidad 
suficiente de fluido vacuno, i remitirlo con oportunidad a todos los pueblos, reno- 
vándola cada cinco afios, hacer llevar un rejistro de tedas las personas vacunadas, 
con^espresion de sus nombres, edad i sexo, i pasar al Gobierno cada tres meses una 
noticia del número de los vacunados. 

Dispúsose también que el Protomedicato destinara un facultativo cada mes para 
que presenciase las vacunaciones i asistiese a la junta, en la que tiene voto infor- 
mativo; i que en todos loe pueblos donde hubiere municipalidades, se establecieran 
juntas compuestas de cuatro individuos nombrados por sus respectivos municipios, 
las cuales estaban encargadas de estender la vacuna por todo el distrito. 

Ia junta central se compone de doce miembros que se renuevan cada cuatro afios 
por terceras partes. Ella misma elije su presidente, tesorero i secretario, cuya apro- 
bación somete al Supremo Gobierno. Estos cargos duran un año. {Bq>eriorío Nado^ 
ncdy diciembre, 1850.) 

Este decreto vino a darle nueva forma a la junta que estaba nombrada desde el 
10 de octubre de 1808. 

(4) Del Bq>ertorio Chüeno, publicado el afio 35 por el señor Urízar Garfias. 



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132 MEBfORIAB. 

lo Arangoiz, eerca de Oonchali, departamento de Santiago; renoTán- 
dose con éste nnevamente el fluido. (6) 

Por fin, el año 72, cuando las viruelas hicieron mayor número de 
víctimas én la provincia de Santiago, nuestra bella capital, terrible- 
mente azotada por el flajelo, lanzó clamores de dolor que llegaron 
hasta las márjenes del Plata, del Eimac, del Sena i del Támesis. Des- 
de esas rejiones se apresuraron a enviarle el salvador fluido. £1 de la 
patria del inmortal Jenner fué el que obtuvo la primacía. 

Su fama precursora era grande e hizo abrigar mui halagüeñas es- 
peranzas. Efectivamente, sus benéficos resultados se hicieron sentír 
en breve. Traído a Chile por el señor Waugh, en 17 tubos capilares, 
fué depositado en manos del progresista ez-intendente de ValpanúsOy 
señor Francisco Echáurren Huidobro, el cual, en posesión de tan va- 
lioso presente se apresuró a hacerlo inocular en uu robusto i hermoso 
niño que a los siete días tuvo los mas bellos i mejor desarrollados 
granos de vacuna que se hubieran visto hasta entonces. Inmediatamen- 
te el señor Echáurren mandó que se trasladase a Santiago uno de los 
vaounadores con parte del estimable obsequio que habia recibido, 
acompañado con el testimonio elocuente del niño vacunado. La ho- 
norable Junta de Vacuna, en su constante anhelo por mejorar i con- 
servar el fluido confiado a sus cuidados, no tardó en inocularlo en los 
brazos de un buen número de niños, dando así a nuestro descuidado 
pueblo el medio de evitar a un enemigo que lo atacaba con terrible 
encarnizamiento. 

Los mas felices frutos se recojieron desde luego, i las primeras ino- 
culaciones, que daban de un 60 a un 70 por ciento de éxito, fueron as- 
cendiendo rápidamente hasta alcanzar un 90 i 95 por ciento, según da- 
tos que debo al digno i abnegado jefe de esa oficinc, señor Francisco 
de Borja Eguigúren, i que por otra parte me han sido corroborados 
por el facultativo de la sala, doctor Miguel Semir, i por el miembro 
del Protomedicato, doctor Damián Miquel. . 

Al llegar a este punto, me permito llamar la atención de la respe- 
table e ilustrada comisión qué me escucha, sobre esta importante /ob- 
servación que puede traer alguna luz en la materia: ¿Las inoculacio- 
nes de brazo a brazo son mas provechosas que las que se hacen oon 
el fluido tomado directamente de su fuente primitiva? 

La cuestión, en este caso, se inclina en favor de lo primero, según 
los datos ya citados, pues en vista de ellos, la Junta hizo renovar el 



(6)^£8to8 datos los hemoA tomado del libro de acta» de la jnnta de vaeona, eon 
el señor Pedro E. Fontecillo, ex-médico de la sala, a quien doi las mas espresivBS 
gracias por los curiosos datos que me ha suministrado. 



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DE LAB TAOÜNáCIONBB EN CHILE. 183 

finido en toda la Bepública i a mediados del 78 se encontraba propa- 
gado desde Atacama hasta nuestra lejana colonia de Magallanes. 

La esperímentacion i la ciencia han probado el benéfico e incontes- 
table efecto de la vacnna, i es cosa admirable cómo nuestra sociedad 
i principalmente nuestras aut<Hridades, han podido permanecer impa- 
sibles i no se han esforzado lo suficiente para jeneralizar la vacuna, 
v^dadero elemento de vida en nuestros pueblos, amagados siempre 
por la peste. Ha sido menester que crueles lecciones vinieran a mani- 
festamos las consecuencias funestas de semejante descuido i a obli- 
garnos a tomar las medidas salvadoras. 

En efecto, señores, aun no cumplidos cuatro afios desde la última 
epidemia (año 72), nuestra capital es de nuevo presa del terrible fla- 
jelo, i todos en alarmante precipitación corren hacia la fuente salta- 
dora que tanto habian menospreciado: ¡la vacunal \I cuantos desgra- 
ciadamente no llegan demasiado tarde, cuando su sangre descom- 
puesta por el destructor veneno, no permite que la vacuna ejerza 
toda su poderosa influencia! 

Los lechos de nuestros lazaretos solo reciben entonces, no enfer-. 
mos que poder curar, sino moribundos que presto serán tristes i re- 
pugnantes despojos de la muerte. 

Pero .... dejemos que caiga sobre cada cual el peso tremendo de 
la responsabilidad de la neglijencia que he apuntado; i ya que el 
tiempo nos urje, detengamos un poco nuestra atención en los cuadros 
estadísticos que he formado, i que son el objeto de la presente me- 
moria. 

Nuestro trabajo abarca dos periodos: el primero, de escaso interés 
por los pocos datos que hemos encontrado, comprende desde la in- 
troducción de la vacuna hasta 1856 inclusive. 

£1 segundo, de mucha mayor importancia, abraza un período 
de diezinueve años, desde 1867 hasta el 75 inclusive, que manifiesta 
el movimiento de la población i de las vacunaciones efectuadas du- 
rante esos diezinueve años en toda la Bepública, i especialmente en 
la provincia de Santiago. 



PBIMEB PBHÍODO. 

Siguiendo los cálculos hechos por el notable cuanto malogrado es- 
tadista, señor Santiago Lindsay, al declararse Chile independiente 
(año 1810) tenia 600,000 habitantes. Concluida la guerra de nuestra 
emancipación, se aumentaron con rápido desarrollo hasta la ciñra de 



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134 HEKOBZAS. 

1.010,332 habitantes, segnn el censo levantado en los años 31 i 86. (6) 
El aumento de la población por afio, desde 1810 al 35 es mas o mé* 
nos de 16,000 habitantes; por consiguiente podemos sentar aproxi- 
mativamente qne Chile a mediados del 33 al 34 tenia 1.000,000 de ha- 
bitantes. Nos fijamos solo en la época comprendida entre el mes de 
janio del 33 a junio del 34, porque solamente de esta época tenemos 
datos sobre vacunaciones, los cuales se encuentran en el Repertorio Chi- 
Uno publicado por el señor Femando ürízar Oárfías el año 36. (6 bis) 
Hablando de vacunaciones dice: "Desde el 12 de junio de 1833, hasta 
el 11 del mismo mes del 34, se vacunaron en toda la Bepública 42,413 
personas, repartidas por provincias, del modo siguiente: 

Santiago 12,437 

Coquimbo 6,707 

Aconcagua 8,361 

Colchagua 3,753 

Talca 6,086 

Maule 1,545 

Concepción 2,961 

Valdivia 564 

Total. 42,413 

Si como hemos supuesto, en ese año la población era de 1.000,000 
de habitantes, resulta que solo se vacunaron un 4,24 por ciento i es pro- 
bable que ese año haya sido de los mas favorables para las vacunacio* 
nes, porque el fluido acababa de ser renovado i las viruelas habian 
introducido el pánico en nuestro pueblo, que se apresuró a vacunar- 
se. Esto, i la cifra que arroja el segundo período de 19 años (Jh) ha- 
cen presumir qne el termino medio de vacunados sería de un 3 por 
ciento anuales, quedando sin vacunarse un 97 por ciento. 



(6) El año 81 se levantó el censo de la mitad de la República i el afio 35 se com- 
pletó con el resto i dio la población de 1.010,332 habitantes. {Almario JSstadisiico.) 

(6 bis) En los apuntes del señor Asta-Bnraaga, suministrados a nuestro amigo el se- 
ñor Ortiz Cerda, dice: '*que estos datos estadísticos se pueden seguir en el Arauccmo 
desde 1830." Sentimos vivamente no haber obtenido a tiempo esta noticia, pandar- 
le mayor fuerza a nuestro trabajo; pero dejamos a los curiosos el averiguar si nues- 
tro cálculo es aproximativo o nó. 

(7) El término medio anual de vacunaciones en el segundo periodo es de un 3,8 
por ciento. 



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DE LAS YACUHÁOIOHBB EN OHILS. 185 

SEaUlOK) PERÍODO. 

Desde 1857 hasta Jinea dd 75, (diez i nueve afíos.) 

Solo de estos años hai datos un tanto ordenados sobre vacanacio- 
nes en la interesante publicación del Anuario Estadístico, 

En la nota número 8 se esplica el método de qae nos hemos servi- 
do para calcular la población de la Eepública afío por afío. (8) 

El cuadro núm. 1 adjunto, comprende la población de Chile en los 
diezinaeve años citados, los nacidos i muertos en esos mismos años, 
el excedente anual, las vacunaciones efectuadas i la relación que és- 
tas guardan con la población. A la vista de él, aparece que el término 
medio anual de población es de 1.822,506; el de las Tacunaciones 
68,829, o sea un 3,8 por ciento. Quedan sin Tacunarse un 96,2 por 
ciento, o lo que es lo mismo, 1.342,899 individuos, que sin las pre- 
servaciones de la vacuna i bajo el descuido hijiénico en que vive el 
major número, se hallan por cierto amenazados por el tenaz flajelo 
que tanto nos visita. Después de estudiar estos datos; ¿por qué admi- 
ramos que el año 72 hayan entrado a nuestros lazaretos 14,222 apes- 
tados i perecido de éstos 6,324, dfra un poco menor a la de 6,642 que 
es la de fallecidos en todos los hospitales de la República por las otras 
enfermedades que aquejan a la humanidad? (9) 

Señores: las viruelas en nuestro pais han tomado ja por su perió- 
dica reproducción un carácter de calamidad pública que el Estado de- 
be prevenir en tiempo oportuno, arbitrando las medidas aconsejadas 

(8) Para la formación de naestros cnadros estadísticos hemos tomado por base 
loe datos qne nos da el Anuario. Para sacar la población de Chile, hemos tomado 
por base el censo del 54. Para sacar el excedente anual se han deducido las defun- 
ciones de los nacimientos, agregando la diferencia a esa población hemos llegado a 
fines del 57 con la población de 1.542,634. Lo mismo hemos continuado aumentan- 
do con el excedente hasta el 65, en que tomamos por base el censo de ese año i 
agregando el excedente del año tuvimos a fines del 65, 1.826,359. La misma opera- 
ción hemos continuado hasta el 75, en que se cambió nuevamente la base por el 
censo levantado en este año, cuya población, agregando el excedente del 75, nos 
dio la población de 2.095,188, menor que la que se notaba el año anterior en el 
AnvariOj deducido del movimiento anual, tomando por base el censo del 65. Las 
causas que pueden haber influido en esta disminución de la población, pueden ser 
la emigración, i también lo mal hecha de la operación del último censo que dejó 
sin anotar como un 15 por ciento. 

Igual operación hemos practicado para formar el cuadro de la provincia de San- 
tiago. 

(9; Datos tomados del notable trabajo estadístico que hizo el señor Santiago 
Lindsay sobre la epidemia del 72 i que se encuentra en el Anuario Estadísiioo. 



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186 1CKM0BIA8. 

por la ciencia i la espeñencia. No me cansaré de repetir que la mas 
certera, la única comprobada para combatir precaatelosamente con 
éxito ese azote, es la vacunación. Las cifras qae acabo de presentar 
manifiestan cüán poco se la emplea en nuestra patria. Dejar un 96,2 
por ciento sin vacunar anualmente en los tiempos a que he aludido, 
era dar un pasto robusto a esta fiera que cada cuatro afíos nos está 
diezmando. ¿I qué hacen nuestras autoridades que todavía no seaji- 
tan como debieran, para asegurar el bienestar jeneral, cuando se cier- 
ne sobre nuestras cabezas esta amenaza fatídica i constante? ¿Será me- 
nester que como en el 72, la caridad, el deber i la abnegación, vayan 
a luchar cuerpo a cuerpo con el implacable enemigo después de ha- 
berle permitido sentar sus reales victoriosos entre nosotros? 

]Qué de sacríficios i cuántos estériles no se harán, como entonces, 
si no se propaga la vacuna! 

Si se hubiese atendido i cuidado desde épocas anteriores las vaca» 
naciones, quizás hubiéramos salvado multitud de brazos útiles para 
el trabajo, quizás hubiéramos arrancado a la muerte honrados padres 
que eran el sosten de sus familias, amantes esposas, queridos hijos. . . 

(I aun me avanzo a decir que vosotras, nobles i jenerosas víctimas 
de la abnegación, inolvidables compañeros, Gutiérrez i Almeyda, es- 
iariais a nuestro lado! (10) 

Daniel Opazo Silva. 

(Concluirá.) 



(10) Aprovechados i diRtingnidoB alamnos de la Escuela de Medicina, que pere- 
cieron en la epidemia del 72, el uno de viruelas i el otro a consecuencia de los pe- 
sados trabajos que sufrió an los losBaretos donde prestó jenerosamente sus servicios. 



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REVISTA clínica. 



Boletín de la Maternidad del mes de agosto de 1877. 









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36 


1 


15 


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m. 


o.i.i.a. 


* 


39 


2 


4 


vivo 


m. 


o.i.ip. 



OBSEEVACIONES. 



Acidentes tifoideos que duran diez dias, gran 

postración. Sale de alta' el 18. 
Prematuro de 7 meaes; feto muerto de varios dias; 
• fácil versión. i , 



Versión. Las aguas fueron derramadas tres dias 
antes del parto. • 



Fiebre giistrica cinco dias después del parto. 

Procidencia del cordón retro-pubiana; reduc- 
ción, nueva salida. En la segunda ves de la 
procidencia, el cordón dejó de salir. La reduc- 
ción pudo operarse poniendo a la mujer sobre 
los codos i rodillas. 

Grave hemorrajia poet-partum; endometritis; cu- 
ración. 



Llega dos dias después del parto con la placenta 
enquistada i en desoomposioion; fiebre septi- 
cémica, con pelvi-metritis; muere el 17. 

Es un caso curioso de preñez jemelar. Parto a 
todo tiempo; después de la salida del primer 
feto, sale otro atrofiado, de doce centimetros 
de largo, aplastado, como una planta puesta a 
disecar, con rudimento de cordón umbilical 
sentido en la circunferencia de la gran placen- 
ta, 1 está en ese punto con dejeneracion gra- 
vosa. 

18 



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138 



BETISTA OliinCA. 









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Fetos. 




Posición. 


OBSERVACIONES. 


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2 


2 


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m. 


S.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al ouello; feto maerto de 
algunos dian. 


13 


43 


1 


9 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Fiebre gástrica al sesto dia del parto; caracion. 
Grave disenteria; curación. 


14 


35 


4 


6 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 


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46 


1 


30 


vivo 


m. 


o.ii.p. 


No hubo rotación. 


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24 


1 










Aborto de 5 meses por subir i bajar escaleras con 
bultos pesados. 


15 


37 


1 


20 


vivo 


m. 


o. i. i. a. 


Fiebre puerperal; curación. 


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38 


1 


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h. 


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16 


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6 


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m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


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h. 


o. i. i. a. 




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2 


4 


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h. 


o.i!i.p. 


Hubo movimiento de rotación. 


17 


31 


5 


12 


vivo 


m. 


o. i. i. a. 




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1 


20 


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m. 


o. i. i. a. 




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1 


15 


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m. 


o.i.d.a. 




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2 


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m. 


O.LÍ.p. 


Hizo la rotación anterior. 


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2 


20 


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h. 


o.i.i.p. 


No hubo rotación. 


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15 


2 


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h. 


o. i. i a. 




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35 


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m. 


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Peí vi-metritis grave; curación. 


21 


29 


9 


10 


vivo 


m. 


m.i.i.p. 


Presentación de caso poco común; rotación. £1 
cordón mas de un metro de lonjitud i daba 
una vuelta al cuello. El feto nace conjestionado 


" 


17 


4 


6 


vivo 


h. 


o.ii.a. 


i muere media hora después. 


22 


30 


1 


32 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


El primero permanece en el estrecho inferior 




vivo 


m. 


o.i.i.a. 


cinco horas. Cada feto su bolsa i su placenta. 
















El intervalo entre la salida de una i otra ftié 
















de tres cuartos de hora. Fiebre, estado adiná- 
















mico profundo; complicación del puhnon de- 


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il 


2 


6 


vivo 


h- 


o.ii.a. 


recho, i curación. 


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13 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo movimiento de rotación. 




4 


4 


12 


muerto 


h. 


o.i.i.a. 


Placenta proevia, inserción morjinal; hemorra- 
jia, toponominta; dilatación manuíd del cue- 
llo para facilitar su rápida distensión; perfora- 
ción de las membranas, luego 1 gramo de sé- 
cale, encáfore la cabeza i el parto termina con 
felicidad. El feto macerado, la placenta desco- 


25 


15 


1 


8 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


lorida, con degeneración grasosa. Una vuelta 


** 


28 


1 


20 


muerto 


h. 


S.i.d.a. 


del cordón al cuello. 


26 


43 


4 


13 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 


Feto macerado; muerte de varios dia& 


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10 


2 


10 


vivo 


h. 


o.i.d.a. 




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1 


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m. 


O.LÍ.p. 


Hubo rotación. Una vuelta del cordón al cuello. 


28 


7 


1 


18 


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m. 


o.i.i.a. 




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m. 


o.i.i.a. 




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Una vuelta del cordón al cuello. 


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11 


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vivo 


m. 


o.i.i.t 


Hubo rotación. 


30 


2 












Multípara; aborto de 3 meses. Llega con la pla- 
centa en el útero después de 15 dias de la sa- 
lida del embrión i en un estado de profunda 
anemia por grandes pérdidas sanguLieas. Se 
cstrae con toda la placenta. 


'• 


5 


3 


6 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


31 


49 


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muerto 


m. 


S.i.i.a. 


Prematuro de. 7 meses; muerto por la fiebre de 


** 


50 


1 


12 


vivo 


h. 


o. i. i. a. 


la madre. 


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21 


2 


18 


vivo 


h. 


o.i.ia. 





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boletín de xa matebnidad. 139 

MOVIMIENTO DE LA MATEBNIDAD en el MES de AGOSTO. 

Existencia anterior. 20 

Entradas. , 88 

Salidas 86 

^ Fallecida, .llegando dos dias después del parto i ca- 
si moribunda , 1 

Existencia para setiembre 21 

Ignoro porque en los estados dados a los diarios se cuentan dos 
muertas. Solo "Una ha fallecido en la Maternidad. 

Durante el mes se han practicado dos irersiones i una aplicación de 
fórceps. 

Ha habido dos partos de jemelos. En uno de ellos el segundo feto 
estaba atrofiado i como una hoja que se hubiera puesto a disecar en 
papel de estraza. 

El temor de ocupar muchas pajinas de la Bevista, nos retraen de 
publicar algunos estractos de observaciones curiosas i de complica- 
ciones sobrevenidas en algunas de las parturientas. 

Hemos cuidado en este mes de presentar con toda escrupulosidad 
las presentaciones fetales en el estudio superior i anotar si el movi- 
miento de rotación se ha verificado o nó durante el trascurso del tra- 
bajo del parto. 

Dr. A. Mübillo. 



OBSEEVACIONES CLÍNICAS, 

Observación L* — Parto prematuro; pleuresía con derrame abun- 
dante; curación. — D. M., de edad de 85 años, temperamento linfático, 
mnltipara, antecedentes de familia poco satisfactorios, entró el 23 de 
julio a ocupar el núm. 32 de la sala de San Eamon, en la Materni- 
dad. 

A consecuencia de haber subido una escalera bastante elevada, Ue- 
vando un niño en sus brazos, atribuye la presentación de los dolores 
de un parto anticipado; diez horas después de haber ocupado el nú- 
mero indicado, dio a luz un feto macho de seis meses de edad. La 
placenta no salió entera, quedando la mitad de ella enquistada, 
que arrojó después según un tratamiento apropiado. 

Siguió en un estado satisfactorio hasta el dia 30, en que se levantó 
por primera vez. A las dos horas de estar en pié tuvo escalofríos vio- 



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láO BEYISTA GLÍNIOA. 

lentos, cefalaJjia i dolor de costado que le impedia respirar con faci- 
lidad. 

Examinada en la mañana del dia 31, presentaba los síntomas si- 
» guientes: a la auscultación se notaba soplo en la mitad superior de 
la cara posterior del pulmón derecho i ausencia completa de respira- 
ción en la mitad inferior, egofonia; la percusión nos daba matidez en 
toda la estension en que habia la falta absoluta del murmullo vesicu- 
lar; a la palpación se notaba la ausencia de las vibraciones torácicas. 
En la cara anterior de este pulmón solamente se notaba un aumento 
del murmullo vesicular. 

Acostando a la enferma sobre el costado izquierdo se seutia soplo 
i frotes pleurales en la parte en que sentada nos daba un silencio 
completo. 

En el pulmón izquierdo no habia nada de notable. 

Piel caliente i seca, lengua blanquecina, el pulso pequeño i fre- 
cuente daba 140 pulsaciones por minuto, la respiración 42^ i la tem- 
peratura 38^5. 

Se diagnosticó una pleuresía con derrame del lado derecho i^ de- 
jó la siguiente presciipcion: 

R.— Calpmel. . , , 20 centigramos. 

Nitrato de potasa 100 " 

Polvos descilla.. 30 " 

^ i tisai^ de tilo a pasto. 
M. i D. en cuatro papelillos para tomarlos en el dia. 

Agosto 1.- — Los síntomas suministrados por la auscultación, percu- 
sión i palpación no han tenido cambio sensible. Palso, 100; respira- 
ción, 42; temperatura, 38^4 

Se oonti<iuó. con el tratamiento anterior. 

Did 2. — ^La enferma se queja de no haber ddrmido en la noche. 
Examinando el pulmón enfermo se nota una pequeña disminución eo 
la cantidad del derrame. Pulso, 96; reapiracion, 42; temperatura, 
38°4 

^igue el mismo tratamiento. 

Dick 8. — ^La enfenna ha pasado mejor noche que la anterior. El 
.examen del pulmón nos, indica que ha continuado veriñcándose la 
.absorción del derrame, pues ya se perciben frotes pleurales i soplo 
füu donde I09 primeros días teníamos un silencio completo. Pulso, 96; 
respiración, 40; temperatura, 38°. 

. Se suspende el tratamiento anterior i se prescribe infusión de ja- 
borandi, dos veces al dia» i también la aplicación de un vejigatorio. 

Dia 4. — La noche ha sido buena. Tuvo una abundante diaforéais, 



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OBSERTAGIOÑÉS GLÍNÍOAS. 141 

sin salivación, i el vejigatorio ha estraido Una gran cantidad de dero- 
sidad. No me permito examinarla temiendo que le cause dolores por 
la denudación del dermis. Pulso, 96; respiración, 40; temperatura, 
37^9. >^ 

Dia 5. — La enferma se siente bien, me dice que respira con facili- 
dad i que puede acostarse en cualquiera posición. Auscnltando el pul* 
mon derecho se nota la reabsorción casi completa del derrame. El 
soplo que había en la mitad superior se ha hecho apenas perceptible. 
En toda la niitad inferior se hacen ma^ fuertes los frotes de la pleu- 
ra entremezclados con soplo. En la base se nota por la percusión sub- 
matidez. Pulso, 90; respiración, 35; temperatura, 37®6. 

Se encarga que se le de buena i abundante alimentación i una co- 
pa de vino dos veces al dia. 

Enrique Silva. J. 

Observación 2.* — Placenta proeuia, buena terminación, — Estefa- 
nía N., de 32 años, multipara, regular constitución, entra a ocupar el 
núm. 45 de la Maternidad el dia 20 de agosto a las diez de la maña- 
na. El estado de la enferma no es mui satisfactorio, se encuentra pá- 
lida, debilitada, abatida, i ella misma, sin que se le pregunte, dice vie- 
ne inundada en sangre. 

La anamnesia no carece de interés: Estefanía se encuentra en la 
mitad del 8^ mes; todo marcha bien para ella hasta el 1- de agosto, 
dia en que tuvo ima hemorrajia abundante, que se contuvo después 
de algunas horas, para no volverse a presentar sino hasta el 19 del 
mismo mes con mayor intensidad, i entonces, temiendo sus consecuen- 
cias, se decidió a entrar a la Casa. 

Esta mujer ha tenido tres partos antefieres, el primero de todo 
tiempo, i el niño nació vivo, i los otros dos prematuros, i los fetos 
muertos i macerados. 

En posesión de estos datos, procedí al examen de la enferma. Por 
la vista pude constatar que el volumen del vientre estaba en armonía 
con el tiempo que esta mujer asignaba a su embarazo i a la vez noté 
una hendidura del abdomen, dependiente de la falta de estensibili- 
dad de la línea blanca, hendidura sobre la cual se ha llamado la aten- 
ción i que en ocasiones ha servido para diagnosticar una preñez de 
jemelos. 

No descuidé el practicar la auscultación en todas las rejiones del 
abdomen; la falta completa de los ruidos característicos del corazón 
del feto, la ausencia de los movimientos activos apreciados por la ma- 
no i la cesación de estos movimientos desde hace algún tiempo, según 
el decir de la paciente : todo este conjunto de signos negativos me dio 



Goosle — 



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142 BSVIBTA OliNIGA. 

la conviccioii de la muerte del feto, i la casi certeza de que se habia 
Terifícado hacia ya algún tiempo. 

El examen por el tacto me permitió notar fácilmente la presencia 
de la placenta al lado izquierdo del orificio uterino. Se trataba por 
consiguiente de una placenta previa i esto esplicaba fácilmente las 
pausas de las hemorrajias que se habían repetido sucesivamente. 

El cuello estaba grueso, resistente i mui poco debilitado; sin em- 
bargo, me permitió constatar que la inserción de la placenta no era 
central sino marjinal. 

Las membranas estaban todavía intactas; a través de ellas reconocí 
la parte fetal que se presentaba: era la cabeza. Las contracciones ute- 
rinas eran tardías i mui poco enérjicas; la sangre fluia continuamen- 
te aunque en mui poca cantidad. Todo siguió en el mismo estado 
hasta las tres tres cuartos de la tarde del dia siguiente, hora en que 
la hemorrajia se hizo abundantísima, no dejando mas recurso que 
aplicar el tapón a beneficio de un especulum i mantenerle inmóvil 
mediante un bendaje en T., con lo cual paró inmediatamente la salida 
de la sangre. 

Cinco horas después, juzgando que el cuello estaría dilatado, como 
así sucedió, retiré el tapón; siguiendo las indicaciones del profesor 
rompí las membranas, habiendo tomado la precaución de sumistrar a 
la paciente algunos minutos antes un gramo de cornezuelo de cen- 
teno. 

Al instante las contracciones uterínas se hicieron mui enérjicas i 
diez minutos después cesó completamente la hemorrajia, salvando la 
enferma de todos los peligros en que esta inserción anormal de la 
placenta la habia colocado. 

El feto estaba macerado, la placenta descolorida i en su superficie 
estema o uterina presentaba estensas dejeneraciones fibro-grasosas. 

El puerperio de Estefanía sigue perfectamente bien, saliendo de 
alta el 28 completamente restablecida. 

Josefina Mazvela, 

matrona de la Maternidad. 



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boletín de la matebnidad. 



143 



Boletín do la llatemidad doi mes de setiembre do 1877. 



36 

•37 

•38 

224 

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*27 

431 



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9 
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7 

7 

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18 
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9 
620 



VIVO 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
muerto 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
12i vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 

muerto 

vivo 

vivo 

muerto 

vivo 

vivo 

vivo 

vivo 



VIVOB 



vivo 
muerto 



Posición. 



o.i.La. 

o.i.d.p. 
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o. i. i. a. 
o.i.d.t 
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o. i. i. a. 

o. i. i. a. 

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o. i. i. a. 

o.Ld.p. 

o.Li.a. 

o. i. i. a. 

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o.i.d.a. 

ai.d.a. 

o. i i. a. 

o.i.i.a. 

o. i. i. a. 

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o. i. i. a. 

o. i. i. a. 

o.i.d.p. 

vértice 

o. i. i. a. 

o.i.d.p. 

o.iLa. 

o.i.i.p. 

ai.d.a. 

8.i.d.p. 



0.1.1.a. 
o.i.d.p. 



OBSEBYACIONES. 



Prematuro de 7 meses, muriendo el feto poco 

tiempo después. 
Hubo movimiento de rotación. 
Una vuelta del cordón al cuello. 
Hubo rotación. 

Hubo rotación. 

Dos vueltas del cordón al cuello. Disenteria an- 
terior al parto, que sigue después; curación. 

Procidencia del cordón retro-pubiano. La posi- 
ción en cuatro pies facilita la reducción; pero 
no puede ser contenida. Se practica la vernion; 
pero el feto sale muerto por retención de un 
brazo i de la cabeza. 

Hubo rotación. 

Aplicación de fórceps por retención de la cabeza 
en el estrecho; una vuelta del cordón al cuello. 

Hubo rotación. 

Una vuelta del cordón al cuello; fiebre puerpe- 
ral; curación. 



Procidencia del cordón; dos vueltas del cordón 
al rededor de la pelvis del feto. Prematuro de 
7 meses. El feto muere poco después. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

Hubo rotación. 

Prematuro artificial a los 8 meses. 

Hubo rotación. 

Operación cesárea por estrechez; falleció el 15. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 

Hubo rotación. 

Vientre prominente htícia delante como un cono 
truncado sin prominencia casi en la base; pa- 
redes del vientre mui delgadas. Hidropena del 
amnios del primer feto. Cada feto con su bol- 
sa i su placenta. El primero pesó 3, 150 gra- 
mos; el segundo 2,805. La placenta del segun- 
do se enquistó, i salió éste asfixiado. 

No hubo rotación. Gran tumor canceroso que 
ocupaba todo el cuello i que impedia el porto. 
Falleció el 19 en la madrugada. 

Viene después de 24 horas con la placenta en- 
quistada; fiebre septicémica; lijera curación. 



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BBVISTA OXÍmOA. 





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Fetos. 




Posición. 


OBSERVACIONES. 


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o. i. i. a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


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2 


12 


vivo 


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Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 


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1 


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vivo 


m. 


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h. 


o.i.cLp. 


Hubo rotación. 


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1 


12 


vivo 


m. 


o.i.ia. 


Una vueltii del cordón al cuello; fiebre gástrica, 
delirio puerperal, i éste en buen estado. 


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38 


1 


12 


vivo 


m. 


o.i.<ip. 


Hubo rotación* 


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4 


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vivo 


h. 


o.i.i.t. 


Hubo i-otacion. 


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36 


1 


11 


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h. 


o. i. i. a. 




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13 


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11 


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o.i.i.a. 




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h. 


o. i. i. o. 




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h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


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vivo 


h. 


o. i. i. a. 




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6 


2 


12 


vivo 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 


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4 


1 


6 


vivo 


h. 


o.i.i.n. 


Prematuro de 7 meses, sin causa conocido. 


23 


23 


1 


1 


vivo 


m. 


o.i.d.a. 




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24 


2 


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vivo 


m. 


o.i.i.a. 




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11 


11 


muerto 


h. 


o.i.i.a. 


Feto macerado. Es el tercer feto muerto que tie- 
ne, todos en orden sucehivo, i atribuye la cau- 


25 


48 


2 


12 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


sa de la muerte a ejercicios pesados i conti- 


*t 


3 


1 


13 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


nuos a que la obliga su ocupación. 


26 


14 


1 


39 


muerto 


m. 


o.i:i.p. 


Hubo rotación. El feto estaba muerto tres dias 


4( 


9 


3 


6 


vivo 


h. 


o.i.d.a. 


atrás; fiebre después del parto. 


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42 


2 


6 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


27 


35 


1 


20 


vivo 


h. 


o. i. i. a. 


Dos vueltas del cordón al cuello. 


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45 


2 


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vivo 


h. 


o.Ld.a. 




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1 


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vivo 


h. 


o.ii.a. 


Netritis aguda. 


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12 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 






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vivo 


ra. 


o.i.d,p. 


Hubo rotación. 


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vivo 


h. 


o.id.p. 




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32 


1 


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vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


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2 11 


24 


vivo 


m. 


o. i. i. a. 





MOVIMIENTO DE LA MATERNIDAD en el MES de SETIEMBRE 

Existencia anterior 17 

Entradas 74 

Salidas 67 

Fallecidas 2 

Existencia el 1?. de octubre 22 

Una de las fallecidas lo fué después de una operación cesárea in- 
dispensable por estrechez de dos i nxedio centímetros; pero practica- 
da en malas condiciones. 

La otra tenia una dejeneracion cancerosa mui estensa del cuello 
uterino, que retardó el parto, obligando por ello a hacer dilatacio- 
nes normales para ensanchar la obertura por la que el feto debia 



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i 



boletín de la uatebnidad. 145 

atraTesar. La autopsia no esplicó la muerte de esta mujer, que falle- 
ció de repente, no encontrándose lesión bien manifiesta ni en el úte- 
ro ni en el peritoneo. 

Hubo durante el mes un aborto de tres meses. 

Una aplicación de fórceps i una versión se practicaron durante el 
período que damos cuenta. 

Mas adelante dedicamos un artículo especial a un parto prematu- 
ro artificial que practicamos i el caso de la operación cesárea. 

Dr. A. MuRiLLo. 



OBSERVACIONES CLÜTICAS. 



Un caso de tortícolis hítermitente. — En el verano pasado se 
enfermó mi hijita, de edad de tres años i medio, de un tortícolis del 
lado derecho. Todos los movimientos del cuello eran imposibles i la 
oontractura del estemo-cleidomastoideo bien marcada. La cabeza, 
torcida al lado afectado, presentaba el aspecto característico i no per- 
mitía el menor movimiento sin que la nifiita esperimentase los dolo- 
res mas fuertes. Después de haber usado durante tres días todos los 
remedios que se emplean en los casos agudos de tx>rtícolis (trata- 
miento antifiojistico i derivante) sin ningún efecto favorable, me ha- 
bía llamado la atención, entretanto que había intervalos en que de- 
saparecía completamente la contractura, de modo que la cabeza, en- 
derezándose, volvía a su posición natural i todos los movimientos 
podían efectuarse sin el menor dolor. Se podía observar una periodi- 
cidad bien marcada. A las once A. M. principiaba la contractura i con- 
dnia a las siete de la noche. Desde esta hora hasta el día siguiente^ 
en que a las once A. M. casi en punto reaparecía el mal, podía com- 
probarse un bienestar completo. Un lijero estado febril i un pequeño 
aumento de temperatura (38°-38°5) acompañaba los ataques. Mi 
diagnóstico de un tortícolis intermitente fué confirmado por el bri- 
llante efecto que tuvo el sulfato de quinina. Después de la primera 
dosis (20 centigramos) desapareció casi por encanto la contractura, 
sin dejar el menor vestijio. 

En la literatura médica no he encontrado sino un solo caso de es- 
ta rarísima enfermedad, citado por Fleury, i me parece por eso este 
caso digno de publicación. 

B. ic 19 



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' 146 BKV1STA CLÍNICA. 

PbRHAKENCIA de un cuerpo EaTBA5^0 XN LA TRÁQUEA DURAHTB COI' 

oo SEMANAS. -v^Eln el mes de enero del afio 1873, fui llamado para ver en 
janta a un hijo del señor D. L., de edad de ocho año& Me eontaroa 
que hacia poicos dias, el niño, en el acto de comer ciruelas, faé ata- 
cado de repente por un acceso mui alarmante de sofocación, que fe- 
lizmente pasó mui luego. Pero desde entonces sufría de una tos mui 
fuerte con una espectoracion muco-purulenta, que contenia estrías 
de sangre. El padre opinaba que su hijo habia tragado el hueso de 
una ciruela i que éste al pasar "le habia lastimado la garganta." El 
compañero que asistía al niño, rechazaba la idea da que un cuerpo 
estraño existiese en los órganos de la respiración, fundando su opi- 
nión en los leves síntomas, que entonces se hacían notables. "Si per- 
maneciese, me dijo, un cuerpo estraño en la larinje o la tráquea, se 
me hubieran presentado ^n los últimos días síntomas de los mas alar- 
mantes." Esta argumentación me pareció mui razonable i acordán- 
dome de un caso que habia presenciado, en que la permanencia de un 
cuerpo estraño en la tráquea causó sintomas tan graves que, sin de- 
mora debió hacerse la traqneotomia, procedí al examen del niño casi 
con la seguridad de encontrar un resultado negativo. — Hé aquí lo que 
observé en el examen : estado febril, la respiración frecuente i difi- 
cultosa, en intervalos bastante largos ataques de una tos muí fuerte^ 
seguida por una espectoracion trabajosa muco-sanguinolenta. La voz 
algo ronca. £1 acto de tragar se hizo sin ninguna dificultad; una pro- 
minencia en el cuello no se podía comprobar. Inspeccionando la boca 
i las fauces encontré solamente la mucosa un poco inflamada, pero al 
bajar con una cuchara la raíz de la lengua, sobrevino inmediatamen- 
te un ataque de sofocación mui alarmante. La cara se puso azol, Iss 
vena^ del cuello i de la frente se hincharon, los ojos se inyectaron i 
hacían prominencia; algunos movimientos convulsivos se notaron. 
Antes de concluir el ataque se podía distinguir claramente un ruido 
estraño, parecido al que hace una válvula al cerrarse. En estas cir- 
cunsti^acias no se podía pensar en un examen con el laringoscopia 
En la inspección del tórax se notó una dilatación igual de los dos 
lados; la percusión dio igualmente un resultado negativo, de modo 
qUQ se debía rechazar la idea de que un cuerpo estraño se hubiese iu- 
trpducido en un bronquio. En la auscultación se oía a los dos lados 
de la columna vertebral, durante la inspiración, un roído áspero, qQ6 
cubría completamente el ruido vesicular, mientras apenas se podia 
distinguir el de la espiración. Auscultando la tráquea durante la tos, 
se oía una inispíracíon prolongada i dificultosa i me parecía distin- 
guir, auuque muí oscuramente, un sonido producido por un cuerpo 
que se movía. Claramente i sin equivocación podía percibir en la ^* 



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OBSXBTA0I0N2B OLÍmCAS. 147 

pimckm aquel mido valmilar, que se producía, según mi opmion, por 
el choque del cuerpo estrafio contra la laiinje. 

Tomando en consideración todos estos síntomas tan característi- 
cos, no vacilé en formar el diagnóstico siguiente: un cuerpo estraño 
0e habia introducido en la tráquea i era lanzado en los ataques mas 
fuertes de tos por la corriente de aire, ya contra la bifurcación de la 
tiráquea, ya contra la larinje, produciendo así los accesos de sofoca- 
ción. Earo me parece, en este caso, que hubiese intervalos tan largos 
de un bienestar relativo. Se puede talvez esplicar el mecanismo, que 
en un momento dejaba descansar al enfermo tranquilameAte, en otro 
le ponía en el peligro mas inminente, del modo siguiente: en el des- 
canso, el cuerpo estraño, envuelto en eí mucoviscoso de la traquea 
inflamada estaba con su diámetro largo adherido a la mucosa, no 
pwturbando así sino poco la libre entrada i salida del aire, hasta 
que por un ataque de tos fuerte el cuerpo cambiaba su lugar e in- 
terceptando casi por completo la respiración, producía aquellos mo- 
mentos apremiantes de sofocación. 

Teniendo el médico de cabecera alguna duda sobre mi diagnóstico 
i no existiendo un peligro inminente, convinimos en la junta en un 
tratamiento espectante i sintomático. Algún tiempo después llevaron 
al nifio, que no esperimentaba ninguna mejoría, al campo, i cuatro 
semanas después de la junta tuve la satisfacción de ver confirmado 
mi diagnóstico. El compañero me entregó un hueso de ciruela que 
el niño habia arrojado en un acceso fuertísimo de tos. 

El caso me parece de ínteres, porque un cuerpo estrafio de este 
tamaño permaneció durante cinco semanas en la tráquea sin causar 
accidentes mas serios, que hubiesen exijido como indicación vital la 
operación de la traqueotomía. 

Tbes casos be niABETEs. — Las observaciones siguientes creo que 
pueden contribuir con algo para el conocimiento de esta rara i, en su 
naturaleza, todavía no bastante conocida enfermedad. * 

En el corto tiempo de cuatro años se me han presentado en la Se- 
rena tres casos de diabetes, que concluyeron con la muerte. (1) Esta 
frecuencia de una enfermedad tan rara, en una población de 12,000 
habitantes poco mas o menos, me ha llamado la atención en sumo 
grado, principalmente cuando he comparado los datos estadísticos 
estraidos de la clásica obra de Hirsch: 'Tatolojía Histórica Jeográfí- 
ca/* Según este autor, se observaron en Inglaterra con 86.000,000 de 
habitantes, desde el año 1848 hasta 1855 anualmente, por término me- 

(1) No quiero mencionar un cnarto caso, que TÍniendo de fuera me consultó una 
8ola Yez. 



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148 REVISTA CLÍNICA. 

dio, cuatrocientos veinte casos letales de diabetes, lo que da una pro- 
porción de 1 por 86,000. En Nueva York entraron en las listas de muer- 
tos en el trascurso de 32 años (1805-1836) veintiocho casos letales de 
diabetes. En Baltimore se constató oficialmente desde el año 1836 
hasta 1849 un solo caso. Muchos otros datos que prueban la suma 
rareza de la diabetes, que médicos mui ocupados no han visto jamas 
en su práctica de largos años, como ellos mismos me han asegurado, 
podría citar; pero basta con esto para dirijir nuestra atención sobre 
la frecuencia relativa con ^ue se ha presentado la diabetes en los úl- 
timos años en la Serena. (2) Seria por eso de interés recojer en las 
otras poblaciones de la Eepública datos estadísticos para comprobar si 
se presenta esta enfermedad en Chile con frecuencia, i para estudiar 
en este caso las causas (clima, modo de vivir, alimentación, etc.) que 
pudiesen inñuir en el desarrollo comparativamente frecuente de la 
diabetes. 

La etiolojía de la diabetes es hasta ahora todavía un campo de es- 
ploracion. 

Los autores citan una infinidad de causas probables i entre 
ellas principalmente las que ejercen una influencia perturbadora 
sobre el sistema nervioso, como emociones morales,* largos trabajos 
mentales, etc. No me cabe la menor duda que en dos de los casos ob- 
servados por mí han influido poderosamente sufrimientos morales, 
porque esto^dos enfermos, socios de la misma empresa, viendo frus- 
trarse sus esperanzas principiaron a sufrir desde entonces las mismas 
decepciones, las mismas emociones morales. Como ellos mismos espre- 
samente me aseguraban, dató su enfermedad desde aquel tiempo. 
Creo que en estos ca60^ hai algo mas que una casualidad estraordi- 
naria. 

El curso de la diabetes fué distinto en los tres casos, que solamen- 
te en el último estado, es decir pocos meses antes de la muerte, tuve 
ocasión de observar. 

En el primer caso (mujer de edad de 55 años) la enfermedad, to- 
mando un curso mui lento, duró mas o menos siete años. Después 
de haber sufrido los últimos años repetidas hemoptisis, sucumbió la 
enferma al fin de tisis pulmonar. En los otros dos casos (hombres de 
edad de 52 i 54 años) la duración de la diabetes fué de dos o tres 
años. Caando vi la primera vez en junta al segupdo caso enconti'é ya 
en el pulmón derecho una caverna de un tamaño mui considerable i 
un estado caquéctico bien pronunciado. Todos los síntomas principa- 
les, que se presentaron: enflaquecimiento jeneral, debihdad estraor- 

(2) ün compañero ha observado nn cuarto caso letal de diabetes. 



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0BSEBVACI0NE8 0LÍHI0A8. 149 

diñaría, nna disnea mui mortificante, que cedia solamente a la apli- 
cación de ventosas secas, fiebre, hasta la sed, podian esplicarse por la 
afección pulmonar; i se puede comprender que tal vez el enfermo hu- 
biera muerto sin que se hubiese tenido la menor sospecha de su en- 
fermedad príncipal, si no me hubiera llamado la atención ante todos 
los otros síntomas, la sed insaciable, que me hizo proceder inmedia- 
tamente al examen de la orina. Mis temores no eran sin fundamento: 
la orina contenia enormes cantidades de azúcar. La enfermedad se 
prolongó todavía algunos meses, hasta que una consunción jeneral 
puso fin a los sufrimientos continuados del enfermo. 

Para el tercer caso ftií llamado en el mes de junio pasado. El en- 
fermo estacha atacado de una neumonía aguda del pulmón izquierdo, 
que no entró en resolución sino al sétimo dia i que era, según mi opi- 
nión, nada mas que una manifestación de la diabetes, que diagnosti- 
qué pocos días después, cuando el enfermo en el principio de sú con- 
Yalecenda me contó que había notado en los últimos dos afíos, sin 
que lo hubiese podido atribuir a una causa apreciable, una debilidad 
estraordinaria i un enflaquecimiento mui considerable. Hombre ro- 
busto i gordo antes, había perdido en el último año mas de diez li- 
bras. No tardó en manifestarse la diabetes de un modo terrible. Apenas 
principió el enfermo a levantarse de su cama i a recuperar un poco 
las fuerzas, volvió a manifestarse la fiebre, que había desaparecido 
completamente, aumentó la temperatura, que había vuelto a su estado 
normal, i se desarrollaron, principiando en el lado afectado por la 
neumonía, (donde se había aplicado un vejigatorio cuando no tenia 
todavía la menor sospecha de la diabetes), casi en todas partes del 
cuerpo, forúnculos i abcesos subcutáneos, que no tenían tendencia 
ninguna a sanar i producían enormes cantidades de pus, que conte- 
nia, según el examen, azúcar, pero proporcionalmente no en cantida- 
des tan considerables como la orina. 

En el último período sobrevino decúbito i pioemía, que concluyó 
con el enfermo dos meses después que había salvado de su neimionia. 

Concluyendo estos apuntes de los tres casos de diabetes, tengo que 
agregar todavía algunas observaciones. No faltaban en los tres casos 
los síntomas de diversos trastornos de los órganos dijestivos: a un 
apetito irregular i voraz siguió al último siempre una completa ina- 
petencia. Los enfermos tomaban con cierta repugnancia los alimen- 
tos animales i apetecían ante todo las frutas, el pan i los demás ali- 
mentos feculentos. La dijestioíi lenta. i penosa; foetor ex ore, eructos 
ácidos de un olor penetrante parecido al de cloroformo; diarreas; en 
un casó la lengua adolorida i escoriada en diferentes puntos. Dolores 
neuráljicos en las piernas (ischias) aumentaron en dos casos los su- 



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150 BZYISTA GLÍMIOA. 

írímientos mui notablemente. En ninguno de loa tres caaos oontmiia 
la orina albúmina, pero en el tercer caso sedimentoa de ácido úñco 
en gran abundancia. A una sequedad estraordinaria del cútia siguie- 
ron en el último período sudores abundantes, pero pasajeros* 

Se pudo comprobar que en el segundo i tercer caso al fin de la en- 
fermedad, es decir 8 a 14 días antes de la muerte, disminuyó consi- 
deleblemente la cantidad de azúcar en la orina i proporcionalmente 
también la sed. Altas temperaturas (41-42^5) apunté en los últimos 
días del tercer caso. 

En cuanto al tratamiento tuve el sentimiento de ver la administra- 
ción de todos los remedios recomendados (agua de Cárlsbad, sulfato 
de quinina, ácido carbólico, ácido salicüico, ácido láctico, glicerina, 
acetato de plomo, etc.) casi sin ningún resultado, probablemente 
porque no se emplearon sino en un período demasiado avanzada 
Sin embargo, no me cabe duda que el agua de Cárlsbad disminuyó 
desde el principio de su uso notablemente la sed. ün réjimen alimen- 
ticio riguroso no se podia emplear porque los enfermos no soporta- 
ron en el período avanzado una alimentación azoada esclusivamente 
animal sino mui poco tiempo. Me pareció por eso mejor prescribir 
una alimentación mista, suculenta i roborante, combinada con el uso 
de vino de Burdeos o de Borgoña. 

La diabetes es considerada por la mayoría de los autores como una 
enfermedad incurable. Son mui pocos los casos de una curación com- 
pleta que se citan. Lo mas importante es por eso diagnosticar la en- 
fermedad en su principio, para atacarla lo mas pronto posible enér- 
jicamente con todos los ajentes terapéuticos. Entonces hai indudable- 
mente mas probabilidad, mas esperanza de curar esta enfermedad 
traidora. Empezando la diabetes casi siempre de una manera oscura, 
sería por eso del mas alto interés investigar los síntomas precurso- 
res, que se manifiestan algunas veces antes que podamos comprobar 
la existencia de azúcar en la orina. 

Entre estos síntomas que deben llamar nuestra atención, son los pri- 
meros: dolores continuos de la cabeza, insomnios i debilitamiento de 
la vista. Mas tarde se presentan los'síntomas característicos i de todos 
conocidos: la sed insaciable, el gran aumento de la secreción urinaria, 
forunculosis, etc. ¿No es probable que existan otros síntomas precurso- 
res de la diabetes que los arríba mencionados? ¡Vale la pena buscarlos! 

Tengamos ademas presente en todas las afecciones ci'ónicas que 
presenten síntomas oscuros i dificultad al diagnóstico, la posibilidad 
de la diabetes i procedamos sin demora al examen de la orina. 

La Serena, agosto de 1877. 

Dr. Félix Gbohnsbt. 



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0BSERVÁ0I0NE8 CLÍNIGAS. 151 

BeLAGION DS T7K CASO DB RBSEGOION COMPLETA BEL MAXILAR SUPERIOR 

saujuiDA BE ÉXITO. — F. N., de 39 años de edad, de oficio falte, de tem- 
peramento linfático, constitnoion débil, se presentó en el mes de ma- 
yo al doctor Fonk, diciendo que hace cinco meses tuvo una postemi- 
lla en la encia izquierda i que a partir de aquella época ha ido notando 
que todas sus muelas izquierdas se van aflojando. Se hizo sacar la 
primera, la segunda, todas sucesivamente, pues le molestaban mucho. 
Al mismo tiempo el proceso alveolar se ha ido aumentando conside- 
rablemente i en la rejion lateral izquierda i anterior de la cara se ha 
desarrollado un tumor que a su juicio también va en aumento. El_ 
doctor Fonk condujo al enfermo a la Sociedad Clínica de Valparaíso, 
en donde fué observado por la mayor parte de los médicos que la 
componemos. Hé aquí el resultado de nuestra observación: 

Haciendo abrir la boca al enfermo se nota que la bóveda palatina 
izquierda ha desaparecido casi completamente, encontrándose en vez 
de la apófisis palatina del maxilar superior una sustancia que da al 
tacto la sensación del tocino endurecido. El engrosamiento se obser- 
va a partir del diente canino hacia atrás, en toda la ostensión del 
maxilar superior. Por fuera la fosa canina es mui prominente i ocupa- 
da por un tumor de consistencia blanduzca pero no fluctúan te; el tu- 
mor, que por su notable desarrollo da un aspecto mui estraño a la 
fisonomia, se dirijo hacia arriba ocupando toda la apófisis malar del 
hueso á que nos estamos refiriendo (max. sup.) i termina en el pa- 
vimento de la órbita, disminuyendo la abertura polpebral de manera 
que el ojo de ese lado se mantiene casi completamente cerrado. AI 
tacto, el tumor era algo duro i resistente en sus dos estremidades, 
siendo mucho mas blando al medio. Hasta ahora el tumor ha sido in- 
dolente. Hai algunos ganglios cervicales infaitados. El paciente ha 
estado durante mucho tiempo sometido a la acción del yoduro de po- 
tasio, del fierro, del bacalao i de muchos otros tónicos, sin que ello 
haya influido absolutamente en la marcha de su enfermedad. El tu- 
mor se va acrecentando lentamente i ya la deformidad es mui nota- 
ble. 

£1 P de junio se presentó nuevamente a la Sociedad Clínica en 
donde se le practicó una punción esploradora dirijida de abajo arriba 
a partir del borde alveolar del canino superior izquierdo, i solo se ob- 
tuvo sangra 

Se diagnosticó un carcinoma de naturaleza epitelial i se propuso al 
enfermo la resección del hueso comprometido. 

La operación fué practicada por el doctor Schroedors, asistido por 
varios otros doctores en el Hospital Ingles del doctor Cobper, el 17 
de junio i se terminó con toda felicidad. 



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152 EEVISTA CLÍNICA. 

Sin entrar en los pormenores de la operación, lo que seria ajeno a 
esta brcTe reseña, solo diré que el colgajo se trazó haciendo dos inci- 
siones. La una partió de la comisura de los labios en dirección poste- 
rior i superior i terminó en la mitad del hueso malar, i la otra cemen- 
zó en el ángulo interno del ojo i se prolongó hacia abajo hasta partir 
los labios en su parte media. En seguida se disecó para amba este 
colgajo de una £gura trapezoide i todo el hueso enfermo quedó al 
descubierto. 

Las heridas se reunieron por prímera intención. 

Desde el principio el enfermo pudo tomar los alimentos sin dificul- 
tad. 

Al cuarto dia se quitaron los tapones i al noveno salia el hombre 
del hospital, notándose que los ganglios i glándulas infartadas ha- 
bían disminuido sensiblemente. 

Examen del tumor. — El volumen de la pieza que tengo a la vista es 
el de una pirámide triangular truncada, que mide un decímetro de 
altura, siete centímetros por cada lado en la base i mas o menos tres 
también por cada lado en la cara superior. Describiremos en ella cin- 
co caras; una anterior, otra posterior i una interna; una inferior i 
otra superior. 

Gara anterior. En su parte inferior se observan los dos incisivos 
correspondientes i una muela que ocupa el lugar del canino. 

Marchando hacia atrás la arcada dentaria desaparece i se encuen- 
tra sustituida por la masa del tumor. La superficie de esta cara se di- 
vide en tres partes. La inferior, es la porción en que están insertos 
los dientes que se acaban de mencionar; las partes inferior i media 
son dos mamelones voluminosos, unidos entre sí por una sustancia 
de cuyo centro sale una materia liquida análoga a la mantequilla de- 
rretida. El todo está recubierta por una membrana fibrosa que pare- 
ce ser el periostio del hueso dej enerado. 

Cara posterior. Es bastante irregular i tiene en su parte media una 
depresión en que puede caber fácilmente la yema del pulgar. En su bor- 
de inferior, que corresponde al oido posterior 'de la apófisis palatina 
del maxilar superior i al hueso palatino, tiene cuatro o cinco mamelo- 
nes de un color blanquizco i de una consistencia fibro-cartilajinoáa. 
Esta cara también está revestida por una membrana fibrosa. 

Cara interna. En su porción anterior e inferior se conserva una pe- 
quen a parte del hueso; a un centímetro por encima del suelo déla 
fosa nasal ya el hueso se pierde i está dej enerado por la sustancia del 
tumor. En cuanto a la figura, solo se conserva un vestijio de la con- 
cha media; pero no al estado oseo, sino bajo una forma semejante a 
ella; pero de la misma estructura que el resto de la neoplasia. 



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OBSERYAOIONEB CLÍIOGAS. IS^ 

Cara inféñor. En á borde que corresponde al borde interno de la 
apófisis palatina, se conserva el hueso : un centímetro mas afuera se 
pierde la forma de la bóveda i la estructura ósea de ella, notándose 
la salida del tumor que en esta rejion afecta una forma redondeada i 
de convexidad inferior, revestida por la membrana fíbromucosa del 
paladar. 

Cara superior. "Conserva los vestijios de la apófisis ascendente del 
maxilar; la lámina ósea que contribuye a formar el suelo de la órbita 
i uno que otro punto huesoso de la porción malar. Por lo que respec- 
ta a la estructura del tumor, está formada de dos sustancias, una que 
bien podríamos llamar cortical i otra medular o interna. La prímera 
es de un color blanco, algo dura, elástica i resistente,, contiene una 
gran cantidad de pequeñas cavidades llenas de una materia semejante 
a la sémola cocida. Se estiende desde la periferia del tumor hasta dos 
centímetros hacia adentro. 

La sustancia que hemos llamado medular, es una materia amorfa, 
blanduzca i de un color moreno. Ocupa todo el espacio que corres- 
pondería a la caeva de Higmoro. 

El examen microscópico nos muestra en las preparaciones sacadas 
de la sustancia cortical, agrupamientos ovoides i alargados de célalas 
planas de epitelio pavimentóse, encerradas en un stroma de tejido 
conjuntivo, de nueva formación. £n el centro de algunas de estas la- 
gunas celulares, los elementos anatómicos están dispuestos en una 
especie de círculos concéntricos, que recuerda aquellos globos epidér- 
micos en forma de cabeza de repollo, a que se refieren casi todos los 
autores que han estudiado con minuciosa atención la estructura de 
las epiteliomas. 

En las preparaciones sacadas de lo que hemos llamado la sustancia 
medular del tumor, se observa un copglomerado informe de células,' 
desprovisto de trama intermediaria. Aun el carácter de estas células 
es oscuro e indeterminado, i mas bien parecen detritus epiteliales que 
células perfectas. 

Teodosio Martínez Bamos. 

Abceso del lóbulo berecho del híoado sm operar; muerte. (1) — 
Agustín Hojas, agricultor, de 60 a 65 años, entró ^ hospital el 14 de 
febrero de 1875. 

Este enfeimo dice que siempre ha sido fuerte i de buena salud i 

(1) Esta observaciou i los RÍgnientes son tomadas de la Revista Médica de F^ebina 
durante los años 1875 i 1876. A medida que el espacio del periódico i loa compromi- 
sos anteriores lo permitan, iremos publicando todas las que forman esa interesante 
comunicación. 

B. M. 20 



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154 BBVI8TÁ OLÍKIOA. 

que solo desde dos meses atrás se ha sentido maL Al principio era 
incomodado por una sensación de peso o de plenitud en el hipocon- 
drio derecho, la que aumentaba mucho mas después de cualquier tra- 
bajo o de tomar alimentos. Mas tarde esta sensación simple de ple- 
nitud se hizo francamente dolorosa; el enfermo perdió el apetito; su 
yientre se hizo perezoso i flatulento; algunas veces hubo náuseas i 
Tomitos. Así pasó algún tiempo curándose con remedios caseros has- 
ta que a principios de febrero notó que tenia mui hinchados el epi- 
gastrio e hipocondrio derecho. 

Actualmente presenta en lá rejion indicada por el mismo una enor- 
me tumefacción del higado, cuyo borde inferior se palpa a algunos 
centímetros por debajo del reborde de las costillas, cuya superficie es 
lisa i sin abolladuras i que ofrece a la presión una consistencia resis- 
tente. Por la percusión se ve que la matidez hepática desciende hasta 
el borde inferior i sube hasta la cuarta costilla en la linea mamilar i 
sestaen la axilar. Aunque toda esta rejion sea poco dolorosa espontá- 
neamente, se hace asiento de un dolor agudo a la mas lijera presión. 

El estado jeneral es poco satisfactorio. El enfermo está mui dema- 
crado, su pulso es miserable i da 96 latidos por minuto; la conjuntiTa, 
la piel i la mucosa de la boca tienen un tinte ictérico poco intenso; 
la lengua está cubierta de una capa amarillenta, sucia; hai apepsia, 
constipación tenaz i timpanitis abdominal. El enfermo afirma no ha- 
ber tenido escalofríos; pero dice que suda copiosamente en la mitad 
superior del cuerpo. 

La administración de algunas dosis de maza azul seguidas de otras 
de sulfato de soda i la aplicación de tintura de iodo en los primeros 
dias; i en las semanas siguientes la aplicación estema del iodo, una 
que otra dosis de ioduro de potasio i principalmente una alimenta- 
ción racional i refrescadora parecieron mejorar el estado del enfermo. 
El higado disminuyó de volumen, se despertó un poco de apetito, el 
vientre se hizo mas fácil i hubo menos abatimiento moral. Pero luego 
me convencí de que esta mejoría era mas aparente que real; pues que 
si el tumor habia disminuido de volumen, habia tomado en cambio 
caracteres que ponían de manifiesto la naturaleza de la afección. En 
efecto, de estenso i casi plano que era se habia hecho globuloso i cir- 
cunscrito, i en lugar de la resistencia que presentaba al principio, se 
notaba ahora una vaga sensación de fluctuación. Este último síntoma 
se hizo mui pronto mas claro i dos o tres dias después ya no habia 
duda de que todo el lóbulo derecho del hígado era un solo foco pu- 
rulento. 

Gomo he dicho antes, el enfermo, lejos de sentirse mal, creía que 
mejoraba; porque sus dijestiones eran mas fáciles i el dolor habia 



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OBSEBYAOIONE8 CLÍNICAS. 155 

disminnido mucho en su intensidad. Por esto se negó obstinadamen- 
te a dejarse hacer la punción para la estraccion del pus. Sus fuerzas 
fueron agotándose apesar de todos mis cuidados en alimentarlo i la 
muerte sobrefino el 15 de marzo en la mas completa demacración. 

La autopsia confirmó la existencia de un vasto abceso en el lóbu- 
lo derecho del hígado i la de una inflamación del peritoneo no solo 
en la parte que tapiza ese órgano, sino también de todo su lado de- 
recho parietal desde el diafragma hasta la fosa iliaca con exudación 
sero-fibrinosa abundante i adherencias múltiples entre sus diversos 
repliegues. 

Empacho; muerte. Basilia Pizarro, sirviente, de 14 afios, entró 

al hospital el 2 de abril de 1875. 

Hace cuatro meses que está afectada de una diarrea cuya causa 
ha pasado desapercibida para ella. A veces dolorosa con cólicos i te- 
nismo, a veces indolente; ora moderada, ora copiosísima; sangrien- 
ta, serosa, feculenta, lientérica, etc., esta diarrea ha persistido apesar 
de todo los remedios que ha tomado i ha cambiado tantas veces de 
carácter que no es posible hacer su historia detallada con exactitud. 
Últimamente se ha hecho mas frecuente, mas dolorosa i la enferma 
se ha debilitado mucho mas porque no puede tomar ningún alimento 
sin ver agravadas sus dolencias. 

Administro un oleoso i al dia siguiente encuentro una abundante 
deposición feculenta de color amarillento gris i en cuya superficie na- 
daban pequeños puntos blancos. El vientre estaba meteorizado, pero 
los dolores de que dias antes iban acompañadas las deposiciones ha- 
bían desaparecido del todo. Por parte de los demás órganos i fundo- 
nes no se nota nada de anormal 

Administro sucesivamente los absorbentes, los astrinjentes, los 
opiáceos i siempre solo obtengo éxitos pasajeros. La dijestion cada 
dia mas dificil hacia perder rápidamente las fuerzas a la enferma. 

Habiendo vuelto a presentarse dolores tres semanas después de su 
entrada, vuelvo a prescribir un oleoso, que esta vez da lugar a la es- 
polsion de pedazos de queso cilindrico i reblandecidos, de la forma i 
diámetro del intestino delgado, de aspecto granuloso, de color blanco 
amarillento i de la consistencia de la manteca. En los dias subsiguien- 
tes siguen saliendo por las deposiciones otros muchos i con ellos 
algunos trozos de mucosa mortificada. 

Interrogada la enferma varias veces, contesta siempre que solo re- 
cuerda que algunas semanas antes de enfermarse había comido en 
una sola noche dos quesos frescos cuya forma i tamaño me indica i 
cuyo peso avalúo en no menos de un kilogramo por cada uno, des- 
pués de lo cual no había sentido nada i que por esto nunca había 



Google — 



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166 BEYIBTA OLñnCA. 

pensado qne esa faera la causa de su enfermedad. Esta macbacha es 
viva i de una intelijencia poco común en su edad, por lo cual i por lo 
exacto de su nan*acion en las yarías veces que la interrogué presto 
entera fe a sus palabras. 

A principios de mayo parecia que ya habia cesado esta causa cons- 
tante de irritación intestinal por la gran cantidad que ya habia arro- 
jado. La enferma, por otra parte, estaba profundamente anémica: 
sns encías blanquizcas, hinchadas i una hidropesía jeneral eran una 
pinieba evidente del grado de postración a que habia llegado. Enta- 
blo, por consiguiente, un tratamiento antidiarreico i reconstituyente, 
ausiliado con los eupépticos i una delicada alimentación. Pero todo 
fué inútil i el 17 de mayo la enferma moría agotada por la diarrea, 
que en los últimos días se hizo continua i fétida i tomó un carácter 
disentéríco con deposiciones sanguinolentas, cólicos, tenesmo i espol- 
sion de pedazos de mucosa. 

Con posteríoridad a su muerte he sabido que esta enferma era pooo 
severa en seguir mis consejos i prescripciones; porque continuamente 
usaba ahmentos que le traían a hurtadillas i que no siempre debieron 
ser de fácil dijestion, lo cual puede haber contribuido con mucho al 
mal éxito del tratamiento. 

Blenorrajia; abceso perineal; muerte. — Ramón Vicencio, de 27 
afios, entró al hospital el 18 de mayo de 1875 con los síntomas de un 
flegmon en toda la rejion perineal: rubicundez, tumefacción, dolor, 
calor, aceleración del pulso i aumento de la temperatura axilar; i los 
de una gonorrea aguda: flujo uretral purulento, erecciones frecuen- 
tes, micción dolorosa, etc. 

El enfermo dice que hace tres o cuatro semanas que contrajo 
esta blenorrajia que trató de curar con remedios caseros i que solo 
hace un día que empezó a notar los síntomas inflamatorios en el 
periné, de los cuales fué el dolor el que llamó primero su atención. 

La administración de la cubeba en dosis creciente disminuyó nota- 
blemente el flujo ui*etral, hizo menos frecuentes las erecciones, mas 
fácil la micción i calmó los dolores del conducto. 

Aplicaciones mercuriales emolientes no dieron ningún resultado i 
el dia 28 fué necesario abrir un estenso abceso, cuyos límites se per- 
dían hacia la parte superior interna de los muslos, hacia el ano i raiz 
del escroto. La cantidad de pus dada fué considerable. Este pus era 
espeso, amarillo i rojo sanguinolento, bien trabado i mezclado con 
restos gangrenados de tejido celular. Después de la evacuación del 
pus quedó un inmenso foco vacío con senos muí proftmdos hacia los 
lados del pene, parte superior de los muslos i contomos del ano, for- 
mados por el despegamiento de la piel en toda esta estension. 



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OBtíSRVkCiOVta (SLÍNSUB. ICT 

InyeccioBds alcohólicas, fénicas, iodidas, ax^'entifera8,íiioidoQ«8 múl- 
tiples, el drainage- o regadío quirúrjico, i todo esto ayudado en cada 
cura por la compresión ejercida por medio de compresas graduadas o 
cojines de hilas, no alcanzaron el éxito mas lijero. El despegamiento 
de la pi«l ganó en ostensión; la supuración mui abundante fué cam- 
biando de carácter hasta hacerse serosa i fétida; las fuerzas del en- 
fermo se agotaron como es de suponerlo a pesar de la alimentación 
fuerte i reparadora; los mamelones carnosos de la herida tomaron un 
mal aspecto, se hicieron blandos, blanquizcos, fungosos i sangraban 
-con sama facilidad; varias fístulas vinieron poco después a complicar 
mas la herida por la irritación constante ejercida sobre ella por la 
orina a que daban salida. 

El enfermo, agotado por sus sufrimientos i por la supuración abun- 
dantísima a que daba lugar una herida tan vasta i tan complicada, 
sucumbió el 80 de enero de 1876. 

La autopsia me puso de manifiesto lo «guíente: la próstata había 
desaparecido en mas de sus dos tercios por ulceración; el tejido <5elu- 
lar del plano inferior de la pelvis había también desaparecido, dejan- 
do en su lugar profundos senos ocupados por un pus seroso i horri- 
blemente fétido por su mezcla con orina; la parte inferior de la ure- 
tra prostática estaba acribillada de pequeños orificios fistulosos por 
los que era espulsada casi la totalidad de la orina. 

EiCARDO Dávila Boza. 



REVISTA ESTRANJERA. 



Reumatismo i saxjcilato jm soda.— De 21 observaciones de reamatiszno arti- 
enlar, en qae la mitad ofreció complicaciones mas o menos graves, M. Jacoond ha 
deducido las sigaientes conclusiones: 

1. ^ En el renmatismo articular agndo febril, simple, el salioilato de soda a do- 
sis de 8 a 12 gramos por dia, es el remedio mas seguro i de acción mas n^ida; 

2. * No puede prometerse, como algunos lo han hecho, que la enfermedad de- 
cline en tres dins, aun cuando machas veces asi snceda, bajo la influencia de dicho 
remedio; 

3. ^ £1 salioilato de soda no previene las complicaciones viscerales, ni ejerce ac- 



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158 BEVISTA ESTHAKJS&á. 

eion sobre ellos, cuando preezisten a la intervención del remedio; elcnal, aim sieii' 
do antípirétíco, no alcanza a impedir la ascención térmica qne traduce el desarrollo 
de aqnellns complicaciones en el curso de la medicación; 

4. ^ Si dichas complicaciones sod mni lijeras, el remedio goza siempre de sa ac- 
ción especial annljésica i antipirética; pero por poco qne aquéllas fuesen serias, se- 
ria preciso recurrir a las medicaciones apropiadas, reTulsivoe, a veces estimulantes 
u otras; 

5. ^ Otras enfermedades conjéneres, como las neuraljias, la gota, el reumatismo 
crónico, parecen modificarse ventajosamente por el salicilato de soda; al menos, 
los pocos resultados obtenidos, autorizan a proseguir el estudio de estas aplicacio- 
nes. 

CntujÍA ANTISÉPTICA. — Los asombrosos resultados del método de Lister se confir- 
man dia a dia por nuevos i numerosos triunfos. £1 traumatismo operatorio logra, 
cada vez con mas seguridad, ponerse al abrigo de las complicaciones inflamatorias 
i supurativas, particularmente en los casos arriesgados de abertura de las serosas, 
tales como en la hernia estrangulada, los tumores intra-abdominales, las desarticu- 
laciones, etc. 

Un notable ejemplo, rejístrado en el Journal de Lucas Ghampiouére, núm. 10,569, 
prueba que puede procederse a 1a estraccion de cuerpos estraños de las grandes ar- 
ticulaciones, con ayuda del método de Lister, abriendo anchamente la cápsula arti- 
cular, sin esposicion a los accidentes formidables a que los otros procedimientos 
dan lugar. 

Otra observación del mismo cirujano recae sobre un gravísimo caso de abcesos 
múltiples, atribuidos a una especie de infección puralenta de forma estema, i en el 
cual, a despecho de las condiciones jenerales mas desfavorables, se procedió a abiir 
la articulación de la rodilla por el método antiséptico, obteniéndose asi una caztr 
cion relativamente rápida i sin anquilosis. 

Elxctbolisib en los aneübismas.— Esta injeniosa operación preconizada por Ci- 
cineli i ejecutada en Italia unas cuarenta veces, ha sido ensayada por la prímeía 
vez en Francia en un caso de tumor aneurismático de la aorta que levantaba la pa- 
red costo-esternal ; le sumerjieron tres agujas en el aneurisma i por ellas se hizo pa- 
sar sucesivamente la corriente positiva. Operación sin dolor, mejoría casi inmedia- 
ta, aunque no curación radical. 

Electbo-punctüba en la pasálibis del facial a fbioobe.— Todos saben que los 
tratamientos revulsivo, derivativo i aun eléctrico por los métodos ordinarios, dan 
resultados incompletos o tardíos en la desagradable enfermedad que afecta al Jhcial 
por causa reumática. La electro-punctura ofrece mas positivas ventajas en tales ca- 
sos. Se coloca desde el primer dia una aguja de platino a un centímetro de profun- 
didad, en el sitio de emexjencia del nervio, es decir, hacia el agujero estilo-mastoi- 
des; otra Horizontalmente, a través de las fibras superiores del orbicular de los pár- 
pados, i entre ambas se hacen circular corrientes intermitentes por espacio de 12 a 
20 minutos, con una pila de mediana o débil intensidad. 

Al dia siguiente, se reitera la misma aplicación, colocando la aguja palpebral en 
el segmento inferior del orbicular. 

Bepitense sucesivamente, por una semana, las aplicaciones de aguja facial en di- 
versos sitios del aparato muscular de la cara hasta la desaparición radical de la pa- 
rálisis. 

En una docena de casos, el éxito ha sido completo. (Mascarel. )—{JBulL de Théra- 
peut.,Jumetl817.) 

Invxbsion uterina cubada pob la incisión.— Diez i seis meses después del parto» 



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BEVISTA ESTBAKJERA. 1 69 

se presenta ana mnjer con nna inversión qne f aé califícadft de pólipo nterino, i qoe 
ofreoiftabnndAntefl i peligrosas hemorrajian desde tiempo atrae. Inútiles tentativas de 
reducción con i sin cloroformo. Se recurre entonces, con éxito completo, a la prác- 
tica de las incisiones de que hablamos en otra revista. Colocada la mnjer en cuatro 
pies i aplicado el speculam de Sims, se hacen, con un bistnri curvo, tres incisiones 
lonjitudinales sobre el cuello del iiemorf cada una de ellas de } de pulgada de largo 
por \ de profundidad, i se consigue asi reducir pronta i eficazmente la parte inva- 
jinada. 

TOl pos XíASÍnjbos.— Guando son de débil consistencia, se ha aconsejado en Ale- 
mania operarlos, sin instrumentos especiales, ni siquiera la ayuda del laringosco- 
pio simple, únicamente por medio de la introducción a ciegas de un pequeño esco- 
billón larinjeo hecho de esponja, que se hace entnir i jugar entre las cuerdas buca- 
les, en el intervalo de dos inspiraciones. — {PhU, Med. Times.) 

FísTuiiA AKAL. — Segun opinión de Gosselin, la fístula anal es operable en los tí- 
sicos mui demacrados, solo cuando es sitio de vivos dolores i presenta callosidades. 
^{Phü, Med. Times.) 

Envskenamiknto pob el salicilato de boda. — A las seis horas después déla 
injestion de 22 gramos de esta sal, se han observado los siguientes síntomas de en- 
venenamiento: cefalaljia inteasa, desordenes sensoriales del oido i de la vista, acom- 
pafSados de midriásis i estrabismo diverjente; ronquera i dificultad de la articula- 
ción de los sonidos; al mismo tiempo alucinaciones, trastornos de la intelijencia va- 
riados. Estos síntomas desaparecieron después de algunos dias, para volver, aunque 
con mucha menos intensidad, con motivo de una inyección subcutánea de ácido sa- 
licilico, a la mínima dosis de 2 centigramos. 

Por motivos ajenos a nuestra voluntad, dejamos para el próximo mes varias otras 
notas de alguna importancia, que el tiempo no nos ha permitido agregar a las pre- 
cedentes. 

Santiago, octubre de 1877. 

Dr. F. R. Mabtikez. 



VARIEDADES. 



Estado sanitabio.— Modificaciones de cierta trascendencia se han operado en 
]a constitución médica reinante, comparativamente con los datos que a este propó- 
sito hemos apuntado en las revistas anteriores. 

Las variaciones atmosféricas verdaderamente estraordinarias que hemos podido 
observar en el mes trascurrido, la época del año que es la mas favorable para el 
desarrollo de ciertas enfermedades, todo eso ha contribuido, sin duda alguna, para 
perturbar lijeramente la bonanza que, en la salud pública, ha sido tan notable en 
i año. 

Oon todo, se puede afirmar que el estado actual de salubridad, si se mantiene on 



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1^ rKBisDjams. 

los Umitas de bol día, no es, ni con mnoho, alAimante. LéjoB de eso, puede eonaide- 
rorse aun como Ratísfaotorio. 

La coqueluche o ios conmdsivoy qne ya en agosto snministraba algnn continjento 
de enfermos, continúa en proporciones tolvez algo mas cunfdderables, i es nna de 
las enfermedades qne mas se pnede observar en la práctica de niños. 

La dlflerüis o membrancí, como se la llama vulgarmente, annqne con este nom- 
bre se designa también el crup, aparece de nuevo en nna escala progiesiva. En la 
revista sanitaria de jnlio anunciábamos con satieifaccion qne los pocos casos que se 
habían presentado, a mas de no ser demasiado graves, iban haciéndose cada vez 
mas escasos i benignos. 

Todo temor a aste respecto parecia^ pues, infundado. Sin embargo, las oondioio- 
nea atmosféricas eran para mantenerse en una prudente reserva a este respecto, pnea 
en otras épocas, estados meteorolójicos parecidas o análogos han favorecido su 
dissarrollo. Lo acaecido en las dos últimas semanas, especialmente, i eu jenexal en 
el mes, dan liv mas perfecta ra2son a esas reservas i a esos vagos temores. 

En el haspital de San BorJA se han presentado varios casos estremadamente gra- 
ves. Otro tanto podemos decir de San Juan de Dios, i en los últimos días, en las 
salas clínicas, hemos recibido un caso cuyo prognóstico ha sido considerado desde 
el primer momento como letaL 

En la práctica civil de varios médicos se cuentan, según noticias recientes, varios 
casos, aunque benignos en sa jeneralidad. 

En otras localidades fuera de Santiago se presenta con caracteres mucho mas 
alarmantes. Sabemos de nn punto de la provincia do Yalparaiso, Pachuncavi, en 
qne familias numerosas han sido, casi en su totalidad, victimas de esta temible en- 
fermedad, i todo esto ha acaecido con la rapidez que caiuoteriza los destrón» de la 
difteria. 

Otra novedad, sobre la cual llamamos mui especialmente la atención de nnestroi 
lectores, es la aparición de algunos casos relativamente numerosos de colerina o có- 
lera nostras, llamada por el vulgo Zepidia (26 coZam&res. Eu la clínica del profesor 
Schneider hemos asistido algunos. Desgraciadamente para el éxito, i aun para la ob- 
servación clínica, casi todos los infelices atacados de esta enfermedad, buscan el 
hospital como un postrer recurso. Antes de resolverse a aceptar esta resolución, que 
jeneralmente les es mui dolorosa, agotan los procederes de la medicina casera i 
aceptan todos los brebajes que en tales casos se emplean. Asi dejan pasar el tiempo 
mas precioso para obtener su festablecimiento, pues es bien sabido lo inútil que es 
la mejor voluntad, lo infiructttoso de los ausilios mas sabiamente elejidos, en enfer- 
mos que llegan a las salas en un estado absolutamente desesperado. I éstos, con las 
grandes funciones ya casi abolidas por completo, parecen buscar mas bien un lecho 
en que morir, que un restablecimiento las mas veces problemático, si no enteramen- 
te imposible. 

Esta es cabalmente una de las razones que producen en la estadística hospitalaria 
datos tan desconsoladores. I llamamos la atención hacia este punto, pues el público 
se sorprende a veces con loe datos estadísticos de los hospitales. 

Aquí se tiene la costumbre de publicar datos que se pretende llamar estadísticos i 
qne dan razón de las entradas i salidas i de los fallecimientos antes de las veinticua- 
tro horas. No necesitamos insistir en que eso tiene de estadístico tanto como el pro- 
ceder de un bo()egnero qne recibe tantos fardos o bultos de mercancíae i entzega 
tantos otros, dando cada día o cada mes razón de la existencia; i tal vez un emplea- 
do de ese orden es algo mas prolijo, pues una vez que otra, si no siempre, pondrá 
la anota<»<»i de los fardos averiados. I lo que es peor aun e inconcebible, es que 



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VARIEDADES. 161 

con toda seriedad se manden a la prensa i se publiquen datos de esa naturaleza i 
que se les signe con el nombre de Estadística hospüaktria. 

loL fiebre puerperal no ha desaparecido aun por completo. No tenemos datos ezao- 
tcs sobre la clínica de puérperas, pero en la ciudad sabemos de varios cosos. Un 
I caso bien doloroso ha sucedido hace pocos dbis. Una familia respetable ha sido he- 
rida en uno de sus mas queridos miembros, i lo que es mas tremendo aun, parece 
casi indudable que ese caso ha sido orijinado por un punible descuido. 
I Las matronas que asisten a las puérperas de las salas hospitalarias, por razones 

mni poderosas i mui obvias, debian ser obligadas a abstenerse de toda práctica civil, 
cuando en las salas reinan enfermedades que, por desgracia, se clasifican con razón 
entre los mas temibles, por la facilidad con que se trasmiten i por lo grave de sus 
consecuencias. Mas no existiendo acuerdo ni vijiláncia a este respecto, una familia 
honorable paga muchas veces, con pérdidas demasiado dolorosas, lo que es obra del 
descuido i de la falta de policía médica. 

Es para no conformarse hoi dia con una desgracia de esta naturaleza. Si se igno- 
raran las consecuencias de una práctica de tal naturaleza, perdonable seria la falta 
do vijiláncia; pero conociéndose, como se conoce hoi, palmo a palmo, si asi pudiera 
decirse, el modo de trasmisión de la fiebre puerperal, es un verdadero delito no ha- 
cer alto en tan grave circunstancia. 

Llamamos a este respecto la atención del señor protomédico i esperamos que su 
buexia voluntad le sujerirá un pronto i eficaz remedio para esta clase de abusos i 
olridos. 

Policía MÉDICA. — A propósito de medidas referentes a la policía médica, sabe- 
moB qne el señor protomédico ha tomado una medida digna de aplausos. 

Es una consulta elevada a la consideración del Supremo Gobierno, sobre el par- 
tido i conducta que se dobia observar con las boticas rejentadas por prácticos. Em- 
pero no ha sido dable arribar a una conclusión satisíactoria, pues el señor ministro 
del Interior ha tenido a bien pedir para los señores prácticos el que se les deje en 
paz, ínter el Congreso resuelve definitivamente lo relativo a la lei de instrucción, 
que hoi, como todo lo que se refiere a instrucción, duerme en paz. 

Octubre de 1877. 

L Uqabte Gütibbbez. 



bibliografía. 



Ldípo- adenomas abdominales i mesentébicos.— Es el título de un breve pero 
instructivo folleto presentado a la Sociedad Médica de Rio Janeiro por el distingui- 
do doctor Domingo de Almeida Martins Costa, emitiendo su opinión sobre un caso 
de tumor abdominal entrado al servicio del doctor Julio de Moura, en el hospital 
de San Sebastian de esa ciudad. 

Se trataba de una mujer de 30 años, de temperamento linfático i constitución 
B. H. 21 



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162 BIBZiIOaBikFiA. 

deteriorada, presentáadoso en un estrvdo de oaqiiexia mni aviuizoda i síb podar m- 
ministrar los datos anamnésticos necesarios. A la existencia de una tobercolimoioii 
pulmonar, se agregaba un enorme tumor situado en el epigastrio e bipocondho 
derecho, consistencia cartilajinea espesa, en partes liso, en otras lobnlado; al pa- 
recer profundo; habia ascitia. 

Se diagnosticó por el doctor del servicio ana dejeneresoencia amiloidea del hígik- 
do; otro distinguido facultativo creyó se trataba de un cáncer hepático* La eafenoft 
sucumbe al segundo día de su entrada al hospital. 

£1 doctor Martins Costa habiendo examinado las piezas anatómicas que le faerea 
remitidas por el señor Moura, pudo comprobar: la existencia de una masa de gan- 
glios linfáticos, aumentados aisladamente de volumen i reunidos entre si "pot la fa- 
sion de diversos tejidos, predominando el fibroso. 

Habiendo establecido el diagnóstico diferencial entre las afecciones que podún 
dar lugar a e^e desarrollo anormal i considerando los síntomas de la afección, este- 
do de la enferma i tomando en cuenta la observación de otros casos acaaoidos en sos 
servicios, los cuales consigna también en su trabajo, declara: la existencia de lin- 
fo-adenomas abdominales i mesentéricos, dependientes de ese estado jenend, desig- 
nado bajo el nombre de diátesis linfojenica, por Jacoond, i termina agregando qw 
en Rio Janeiro la cavidad abdominal es el asiento inicial de estas pioduociones, 
según ha tenido ocasión de observarla 

La cuestión producciones acdderUales dd vierUre, de etiolojia enmerjida para fai 
mayoría de los casos en una gran oscuridad, acerca de cuya naturaleza disertan 
largamente los histolojistas, punto importante de observación bajo la faz mé- 
dico-legal, i fuente inagotable de errores de diagnóstico, debe ser estudiada seria- 
mente a la cabecera del enfermo en cada caso en particular qne se presente a ob- 
servación; debiendo dejarse consignado el juicio emitido sóbrela naturaleza del 
producto patolójico i los resultados suministrados por la autopsia, si el enfenuo 
es desgraciadamente arrastrado a la tumba. 

Esta será una senda que tenderá al progreso de la ciencia; ahora bien, es a lo que 
el doctor Martins Costa, a quien la medicina en el Brasil debe tan importantes ser- 
vicios, consagra sus trabajos. 

Da Ophthílmia x>os becem-nascidos.— Entre h\s enfermedades del recien nacido, 
la oftalmía purulenta reclama una mención especial; sea por la frecuencia de esta 
afección, sea por el peligro que corre el órgano visual del pequeño enfenno; tonto 
mas, cuanto que a menudo se presenta bajo una forma insidiosa, bajo un cuadro 
sintomático, que no revela a los ojos de la madre la gravedad de que en pocos mo- 
mentos será victima su hijo. 

En vista de los antecedentes indicados i de otros que seria largo enumerar, el 
doctor oculista José Lcufeaco de Magalhaes ha publicado Un intaresante opúsculo 
con el titulo de: Da Oplühalmia dos recem-nascidos. 

En él hemos encontrado descritas las numerosas cual variadas causas de la enfer- 
medad, pudiendo seguirse paso a paso su marcha, anotarse sus complicaciones i 
terminaciones i adquirir el conocimiento de los diversos medios profílácticoe i cu* 
rativos, empleados con el objeto de impedir el desarrollo o detenerla marcha de 
una afección que puede dar lugar a graves accidentes. 

Es un trabajo que puede ser consultado útilmente por el que desea dedkane al 
estudio de la patolvjia del aparato visual del recien nacido. 

Octubre 2 de 1877. 

YsNTtnu Cabyauo K 



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«^><-m>OUi»»s> 



boletín. 



Tribünil db PsoTOMEDicjkTO. — Ha coikferido título de médico a los sefiores Clo- 
domiro EBCob&ri Néstor GalderoD, Lnis Bianchi i Manuel Bencoret, i titulo de ma- 
trona a las señoras Carmen Yenegas, Clorinda Enbio, Adelina Nufiez, Rosario Ma- 
dariaga i Maria Mercedes Arringada. 

SodSDAD Mfa)ici.— Sesión del Directorio en agosto 14.-- Presidencia del señor 
Echegóyen.— Se abrió a las 7} P. M. con asistencia de los directores señores Agui- 
net, Grez, Fuga, OlÍTares, Aguirre, Barros, Sanhueza, Barriga, Carvallo i el que 
Suscribe. 

Se dio cuenta: 1. ® De una nota de la Sociedad de Artesanos de la Serena, agra- 
deciendo un obsequio de algunos Yolúmenes hecho por el Directorio; 

2. ^ De otro del señor Arturo Costa haciendo obsequio de algunos ajentes de quí- 
mica; 

3. ^ De otra del doctor Contardo de su memoria pora licenciado Las cavsas de la 
propagación de Ui viruela en ChHej 

4. ^ De otra del doctor Aguirre de su recopilación Breve esposidon de los prín<^ 
pales trabajos de la FhcuUad de Medicina; 

5. ^ De otro del doctor Burr de su memoria de licenciado Secreto médico; i 

6. o De otro del doctor Allende P. de varios volúmenes de algunas obras de 
importancia poro la biblioteca. Se acordó darles las gracias, i a indicación del 
señor Echegóyen, dar espresivamente las gracias al doctor Allende por el gran nú- 
mero de volúmenes con que habia enriquecido la biblioteca i también por varios 
otros obsequios hechos a la Sociedad; 

7. ^ De haberse recibido la Reuue Scientijique. Se acordó hacer el canje con dicho 
periódico. 

A indicación del señor Echegóyen, se acordó poner un aviso en la Bevisia di- 
ciendo que las conferencias tendrían lugar quincenalmente los martes i que los 
que quisieran darlas, enviasen una carta al secretario para que citase. 

£1 señor Grez pide que se ponga otro aviso solicitando de los suscrítores que avi- 
sen cada vez que muden de residencia. 

Se levantó la sesión a las 9 P. M.— i/a^ias Muñoz R, secretario. 

Anales de Ciencias Médicas^ órgano oficial de la Academia Médico-Quirúrjica Es- 
pañola, dirijido por don Enrique Simancas i Larsé. —El señor don Guillermo Puel- 
ma Tupper ha remitido a la Sociedad Médica un número de ejemplares de esta reco- 
mendable publicación con el objeto de difundir entre nosotros su conocimiento. 
£1 secretario de la Sociedad Médica hará llegar un ejemplar a manos de quien quie- 
ra cerciorarse de la importancia i utilidad de ese periódico que, entre los que se 
publican en nuestra lengua, es el que contiene un resumen mas completo del movi- 
miento cientifico europeo. 

La librería del señor Servat está encargada de atender a las suscriciones. 

Ckstáuen ABTfsTico CIENTÍ71CO-LITEBABIO DE SBTIEMBBX. — En la repartición de 
premios se notó la frialdad con que nuestro cuerpo médico habia oido el llamomien- 



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164 boletín. 

lo a eeto concnrso. Lo» señoree W. Diaz con su Plano para Escuda de Medidna i 
W. Hidalgo i M. Latorre con sus Cartillas para la crianza de los niños, recibieron 
ese dia todas las medallas asignadas a médicos. 

Examinaremos las últimas cuando se haga la edición qne se prepara de todas las 
obras premiadas, i confiamos que el mérito de la primera, con los títulos de decano 
de medicina i protomédico de su autor, influyan en su mas pronta realización. 

—Nuestro compatriota don Federico Gacitúa, graduado de doctor en la Facultad 
de Medicina de Paris, está ya entre nosotros. Deseamos que pronto obtenga de 
nuestra universidad los títulos necesarios para llevar a la práctica los conocimien- 
tos que de su estudiosidad e intelijencia i de la enseñanza de los grandes maestros 
franceses deben esperarse. 

Consejo de HuiENE.~Sigue haciendo visibles esfuerzos por no hacer nada. I 
para decir verdad, reconocemos i proclamamos que de las grandes empresas que 
ha arremetido i rei\lizado en su gloriosa existencia, esta última es la que ha corona- 
do un éxito mas completo. ¿Cree que le resta todavía algún laurel que conquistar? 
¿No valdría mas que los miembros del Consejo renunciamn a un titulo qne ya no 
les honra i que ellos no pueden honrar? £1 público conoce bien la parte de respon- 
sabilidad que en esta estraña situación corresponde a la apatía de la mayoría del 
Consejo i a la indiferencia de la autoridad que debiera dar sanción a sus acuerdos. 

Escuela de Medicina. — Toda%áa no conseguimos ver terminados los trabajos en 
8U edificio, i como ya parecen snspendidos definitivamente, es hora de hacer un 
examen de los resultados de aquellos tan cacareados planos, informes, presupues- 
tas i decretos que ,iban a darnos escuela de medicina para el mes de marzo de este 
año. 

Pues durante el invierno, solamente el departamento de los muías del hospital 
estuvo en estado de servir confortablemente, mientras los estudiantes estábamos en 
la misma o en peor situación que antes. 

Acabado está también para el hospital un depósito, con innovaciones mui dignaa 
de nota. En lugar de las tarimas en que antes era costumbre colocar los cadáveres 
durante las veinticuatro horaa de reglamento, se han construido unos ataúdes pro- 
vistos de patas i de tapa con mira de impedir continúe la abominable atrocidad con 
que los innumerables ratones domiciliados en ese hospital se alimentan royendo 
las carnes de esos infelices. 

La invención, orijinal sin duda alguna, demuestra que la administración del es- 
tablecimiento guarda con esos bichos consideraciones de hospitalidad mas que hu- 
manitarias i que olvida con sus semejantes las leyes de caridad i de prudencia que 
no permiten encajonar el cuerpo de los que mueren sino después de pasadas mas 
de las horas suficientes para desvanecer hasta la mas infundada sospecha de muerte 
aparente. Cierto que han abierto en la tapa, sobre los ojos del cadáver, una venta- 
nilla con su vidrio, previendo el caso de que un individuo recobrara allí la faculti^ 
de sentir i i>ercibir, pero, ¿le serviría para pedir un ausilio? ¿no seria mas bien una 
nueva causa de tortura i ansiedad? 

Lo peor es que ni su objeto ha conseguido esta peregrina innovación: loa últi- 
mos cadáveres llevados a las mesas de anatomía i cirujla estaban atrozmente muti- 
lados. 

Se ha destinado para las mesas de disección un a modo de galpón que no hú 
mas que ver: techo de fierro, es decir, de nieve si hace frío, de infierno si calor; no 
colocado precisamente por el lado de la lluvia, de modo que no le estorba llegar 
hasta el interior; piso de asfalto, cómodo en invierno i en verano tanto o mas que 
su vÍR-&-avis del techo. Este piso, si tiene sobre bu antecesor la ventaja de que toda 



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BOLETm. 165 

el agOA, songre i líquidos inmundos qne caen sobre él no los renne en lagañas, tiene 
la desventaja de estenderlos en océano. Estos Uqnidos muestran una repulsión in- 
vencible por el canal de desagüe, tolvez porque lo hallan a un nivel mui elevado. 
Asi qne a fuerza de escobas se consigue un inlote en que sentar pié por un instante, 
i no falta quien se embarque en una tabla, i estudiante ha habido que propuso 
comprar una bomba. Besúmen: en invierno, agua por arriba, agua por abajo, i por 
los costados agua; en verano, hierro caldeado por arriba, alquitrán fundido por 
abajo i sol por los costados; en toda estación, i por todos lados, moscas, ratones, 
hedor, podredumbre i estudiantes de medicina. 

El famoso anñteatro (inconcluso hasta el día de hoi) desuñado pora centenares 
de alumnos, es, si es posible, mas desatinado que el galpón. Se le dio la forma menos 
adecuada para la resonancia de la voz, se repletó de asientos bajos, angostos, ape- 
nas con rudimentos de respaldo, que no sirven para sentarse, hasta el punto que 
el qne no lleva sillas o bancos de afneni, prefiere estar de pié una hora. 

Eso sí que al levantar las murallas se acordaron de los estudiantes, pues consul- 
tando nuestra seguridad personal, se levantaron con un desplome suficiente pora 
que a la mas mínima insinuación de temblor se dejen caer al patio. 

¡I pensar que están ufanos los iniciadores i ejecutores de esta obra! \I pensar que 
hemos de conformamos con esta escuela sabe Dios por cuántos años! 

CONSTITUCIÓN MÉDICA BEIN4NTE. — /Síin^íago. — Hospítal dc San Vicente de PauL 
—-Existencia el 1. ^ de setiembre, 289; entradas, 277; altas, 265; muertes, 23; exis- 
tencia el 1. ® de octubre. 

Causas de muerte: fiebre tifoidea, 1; hepatitis, 1; meninjitis, 1; disenteria, 4; 
conjestion pulmonar, 1; cólico miserere, 1; viruela, 2; tisis, 5; hipertrofia del cora- 
zón, 2; anjina pultácea, 1; raquitismo, 1; lesión valvular cardíaca, l;parálisÍB, 1; 
conmoción cerebral, 1. 

Hospital de San Juan de Dios. — ^Existencia el 1. ^ de setiembre, 380; entrada<<, 
372; muertos, 86; altas, 282; existencia el 1. <^ de octubre, 384 

Muertos antes de 24 horas, 16; heridos muertos antes de 24 horas, 10. 

Causas de muerte: heridos, 8; contusos, 2; fracturas, 1; oftalmía, 2; úlceras, 1; 
fístulas, 1; flemón, 1; didimitis, 1; jenorrea, 1; sífilis, 2; bubones, 1; fiebre simple, 
6; tifoidea, 2; hepatitis, 2; nieninjitis, 3; disenteria, 6; conjestion pulmonar, 7; cons- 
tipación intestinal, 4; vejez, 3; bronquitis, 1; abceso hepático, 5; aneurisma, 3; ti- 
sis, 6; gastritis, 1; escrófulas, 1; hemorroides, 2; reumatismo, 1; pleuritis, 4; pleu- 
ro-neumonift, 5; encefalitis, 1; dolores, 1. 

Hospital de San Francisco de Borja.— Existencia el 1. ^ de setiembre, 575; en- 
trados, 637; altas, 508; fallecidos, 109; existencia en 1. ^ de octubre, 595; muertos 
antes de 24 horas, 7. 

Lazareto de la Maestranza.— Existencia el 1. '^ de setiembre, 8; entrados, 10; 
muerto, 1; altas, 8; existencia el 1. ® de octubre, 9. 

Cadáveres sepultados en el Cementerio, durante el mes de setiembre: hombres, 
204; mujeres, 182; párvulos, 313. Total, 699. 

Besnmen de las observaciones meteorolójicas practicadas en el Observatorio As- 
tronómico de Santiago durante el mes de setiembre. 

Barómetro a 0° nun. Termómetro centígrado. 

Oscilación media 2.29 8*'17 

Id. estrema 9.01 20.50 

Altura máxima 726.90 (2) 21.80 (27) 

Media 721.89 12.37 

Id. mínima 717.89 (^27) 1.30 (11) 



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168 BOLEn». 

nnmedbidM]athB4elaÍM. T«iiBÍim del ^apor ¿e agii» del «ii«. 
Máadma 96(10il2) 12.55 (27^ 

Id. media 82 S.74 

Míninift 50 (12) 5.39 (11) 

AtmósfenL— Nomero de dks despejados, 2; nublados en parte, 16; nublados, 13. 

Dias en que ha habido niebla, 0; garoa, 1; lluvia, 13; heladas, 2. 

Altura en milímetros del agua caída en el mee, 98.8. ' 

Vientos.— SE., 2; 80., 82; NO., 4; calma 52. 

Temblores.— £1 dia 5, temblor suave precedido i seguido de fuerte i prolongado 
mido subterráneo a las 16 h. 15 m. de tiempo astronómico (o sea a las 4^ h. 15 m. 
de la mañana de tiempo medio del dia 6\ Dirección, NO. a SR 

— Van a continuación las cartas de los entusiastas i laboriosos medióos de niapel, 
Talca i Lota £1 retardo con que recibimos la primeza, en nada minora su impor- 
tancia. 

lllapd, — Octubre 4. — Nada que merezca mención especial, en cuanto a la salu- 
bridad pública, ha ocurrido en Ulapel durante el mes de setiembre, si no es uno 
que otro caso de conjuntivitis i resfriados lijeros, causados, a mi parecer, por los 
repentinos cambios de temperatura que se operan del dia a la noche; este cambio 
da Ingar a la formación de una neblina, debida, según creemos, a un viento rei- 
nante en esta localidad, que sopla desde las oraciones hasta el amanecer, de cor- 
dillera a mar, llamado terral o puelche. Es, naturalmente mui helado, i encontiaa- 
do el aire relativamente a una temperatura elevada, su vapor de agua se conden- 
sa i forma la neblina. Oreemos que ésta sea una de las causas por que en Illapel son 
tMi frecuentes las neblinas en la noche i la mafiana. De aquí la producción de las 
enfermedades catarrales. 

A mediados del mes se alarmó la población con la noticia que la viruela se había 
desarrollado en el puerto de los Yilos. Era un solo hombre que la habia oontiaido 
en Valparaiso i llegaba de convaleciente. No ha habido ningun otro oaso. 

Observaciones meteorolójicas.— Temperatura máxima: 22^5, el dia 8 a las 3 F. 
M. ; id. mínima, 13''2, el dia 29 a las 7 h. 30 m. A. M. 

Dias nublados totalmente, 5; nublados en parte, 10. 

Dias de lluvia escasa, 1 ; despejados, 14. 

Temblores, 10 (los dias 2, 3, 8, 11, 12, 16, 17, 25, 26 i 29. )— Pedro N, Barros 
Ovaüe. 

Ta¿ca.— Octubre 3. — Los cambios atmosféricos durante el mes que acaba de ter- 
minar han sido numerosos. Alternativamente hemos tenido dias nublados, con fner- 
te viento norte, seguidos de abundante lluvia, i otros en que el calor era tan inten- 
so que los asemejaba a los de diciembre o enero. 

Estos cambios son, a mi modo de ver, la causa de los catarros bronquiales, que 
con tanta frecuencia se han presentado en los adultos i en los niños. Pero la enfer- 
medad esclnsiva casi de estos últimos ha sido la ooquduche, que ha revestido la for- 
ma epidémica. Neumonías i pleuresías han nido menos frecuentes este año, según 
me lo han asegurado algunos compañeros de profesión. Mi amigo el doctor Santia- 
go Letelier ha tenido algunos casos de pleuresías secas en niños de corta edad. 
* De reumatismo muscular i articular crónico, he podido ver algunos casos. 

En el hospital del Salvador, la mayoría casi de los asilados, son individuos que 
sufren de afecciones crónicas, uno que otro suele llegar con disenteria antigua. Loe 
tísicos jamas faltan en el establecimiento. En resumen, no hai actualmente en esta 
ciudad otra enfermedad reinante que la tos convulsiva. 

La viruela ha desaparecido completamente.— Jenaro Coniardo. 



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»0M5TW. 167 

JMa— -Setiembre 1. ^ — MeteeroloJia.~Temámetfo.^T6aiperaiti£a máxima: IS^S, 
eI29ala871i.P. M.; id. miaima, 2'', ell6 ft lAS 7 h. 35 to. A. H. ; id. medifK 

Barómetro Aneroides.— Prealon máxima: 76e9, el 15 a las 8 h. A. H. ; id mínima, 
75, el 5 a las 5 h. P. M. 

Vientoe.~N., 2; NE., 2; NO., 1; SO., 1; calma^ 1; movible, 24. 

Eistado atmoRférÍGO.— I>iaB despejados, 7; nublndoe, 5. 

Días en qae ha habido llnvia, 8; helada, 4; niebla, 2. 

JMm nublados en parte, 11. 

£1 viento qae había cuando se tomó la abservaeion de tempefratnra máxima de 
IS^'S el día 29 a las 7 P. M. era paelche, viento del este. No duró sino algunas ho- 
ras. (1) 

(1) Resulta la conttadiecion entre los hechos observados en Lota i en Dlapel por 
los señores Barros Ovalle i Herrera, respecto a los caracteres térmicos i efectos 
morbiñcoe del viento de Este, llamado entre nosotros pndche o terral. Mientras uno 
lo ha visto prodncir el mayor calor del mes, el otro lo ve traer el frió de todas las 
noches i las afecciones a frigore. Así, dan tentaciones de achacar a nn error lo con- 
tiadictorio de estas observaciones; pero tomándolas en su verdadero valor, es decir, 
atendiendo a que son hechos observados, correctamente observados i por consi- 
guiente inquebrantables/ es menester resolverse mas bien que negarlos, a esforzarse 
por esplicarlos i conciliarios. 

¿Oíales son las condiciones determinantes del viento frío de Este que sopla todas 
las noches en Ulapel? Las mismas que determinan las brisa8 de moniana^ descritas 
por Fouret con las modificaciones que aqui le impone la topografía local. Eetirado 
el sol del horizonte, el enfriamiento de l»is cumbres nevadas de los Andes, mas rá- 
pido que el de sus faldas i del plano central de la Bepública, provoca en esta última 
Tejion una iemperatm-a i una espasion ascendente del aire, mayores que en la prime- 
ra. Esta rarefacción tiende a producir un vacio que es llenado inmediatamente por 
la precipitación del aire de hi cordillera, cuya densidad mayor lo hace escurrirse 
por las faldas de la montaña i lamer la superficie del suelo de lUtipel. Be aqui el 
viento de Este en las primeras horas de la noche con su baja temperatura i la con- 
densación del vapor de agua en niebla. El fenómeno de Ulapel está, pues, en com'- 
pleto acuerdo con la teoría admitida por todos. 

¿Cuáles son las condiciones determinantes del viento caliente del este que sopla 
durante algunas horas de la noche en Lota? Las mismas que en toda costa determi- 
nan las brisas de tierra descritas por Kaeintz. Retirado el sol del horizonte, el en- 
friamiento de las tierras, mas rápido que el de las aguas, provoca er las capas infe- 
riores del aire marino, una temperatura i espansion del aire, mayores que en el 
continente. Do aqui rarefacción, tendencia al vacío i atracción consiguiente hacia 
el mar de oleadas aereas terrestres. ¿Cuál es la procedencia de esas oleadas i cuál 
es su temperatura? — ^Al principio están formadas por el aire que en la cordillera de 
la costa i en el valle central ha pasado todo el día elevando su temperatura por la 
irradiación solar i terrestre. Ellas son las que van a elevar durante algunas horas el 
termómetro del doctor Herrera. 

Pero ¿por qué durante algunas horas solamente?— Porque apenas ha pasado esta 
ardiente masa la siguen las que de la cordillera se habían deslizado a reemplazar- 
las en el llano, es decir, comienza a pasar por Lota el puelche helado que en la mis- 
ma zona lonjitudinal habia hecho descender poco antes el termómetro del doctor 
BiUTOs Ovalle en lUapel. Estas consideraciones hacen posible conciliar los asertos 
de ambos observadores, de modo que la contradicción, si la había, residía solo en 
una paLibra diversamente interpretada. 

Sentada de este, modo la cuestión nos parece no dar raárjen a olajecion. Solamen* 
te el doctor Herrera si persistiera en mantener al puelche en alta temperatura podría 
objetar: el viento que en Illapel condensa niebla no tiene el mismo efecto en mi 
ciudad. Podemos contestar desde luego: si condensa, pero como llega a Lota mas 
tarde que a Ulapel, no es posible presenciarla sino en la mailana. A esta hora la he- 
mos presenciado nosotros i uabemos que es constante en toda eaa rejion marítima. 
Con todo, estas observaciones suscitan una cuestión interesante que las aptitudes i 
el entusiasmo del señor Herrera, utilizando las favorables circunstancias en que para 
el efecto se encuentra, resolverán sin duda definitivamente. 



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168 boletín. 

Estado sanitario. — ^La virnela hn continuado, i con tm poco mnyor intensidad 
qne el mes pasado. El estado del lazareto es el signiente: existencia el 1. ^ de agos- 
to, 24; muertos, 18; salidos, 20; existencia el 1. ^ de setiembre, 22; la mortalidad 
siempre es debida, mas qne a otra complicación, a las hemorrajias. Se toman todas 
las medidas hijiénicas que se puede para combatir nuestra epidemia: vacunación, 
blanqueo de las casas con cloruro de cal, irrigaciones con ácido fénico, convenien- 
temente diluido, i mas que todo, la vijilancia rigurosa para el aseo de las viviendas 
de los trabajadores. Las afecciones afrigore se han desarrollado en mayor escala 
que el mes anterior: ha habido neumoni&s, bronco-neumonias, pleuro-nenmonias. 
Beumatismo agudo solo ha habido dos casos; uno de ellos complicado de endocar- 
ditis valvular. Lo que llama de preferencia la atención son las oftalmías, conjunti- 
vitis bulbares i palpebrales, queratitis ulcerosas, etc., existiendo no solo en los tra- 
bajadores de las minas, donde hai una causal local, sino entre los niños, i, como 
siempre, mas entre los de constitución raquítica.— J". Z). Herrera K 

ChiUan.—A fines de setiembre la viruela tomaba un carácter alarmante. El dia 25 
habia cincuenta apestados en el Lazareto i muchos dentro de la población. 

San Fdipe, —El 27 de setiembre los periódicos decían que la viruela parecía tomar 
cuerpo en ese pueblo. 

Valparaíso. — La existencia en el Lazareto ha crecido notablemente durante el 
mes último. Es lástima que ni los médicos ni las autoridades proporcionen al cono- 
cimiento público los datos precisos del estado i movimiento de la viruela en «¡a 
ciudad que parece ser el centro que irradia el contajio hacia los puertos del sur j 
del norte de la República i por su intermedio a los pueblos del interior. Ejemplo de 
ello dan al menos las noticias comunicadas por el señor Perrv a la Beviaiu Médica 
del mes pasado i el señor Barros Ovalle a la del presente. 

La primera manifestó la llegada al mineral de Tamaya de un varioloso salido de 
Valparaíso, que de consiguiente paseó por mar i tierra su peligi\>Ha persona. Afortu- 
nadamente el contajio pareció no hallar el terreno bien preparado i a los vacunado- 
res no dormidos i hubo de estinguir su actividad en tres individuoa La segunda 
manifiesta la llegada al puerto de los Vilos de un variolaso, cuya enfermedad uo 
estaba todavía terminada. Este no infestó a nadie. 

Ya se presiente el incalculable valor que para la ciencia i para la salubridad pú- 
blica tendría el conocimiento perfecto de estos hechos que hasta hoi se han mirado 
tan desdeñosamente. 

F. PUOA BOBNE. 



Desde luego convendría precisar la sinonimia. El nombre del punto cardinal Este 
indica simplemente la dirección de un viento que lleva rumbo de oriente a poniente 
sin implicar especificación alguna. Puede, pues, soplar en Chile viento de Este sin 
ser puelche ni terral. 

lerral debe decirse únicamente del viento que viene de tierra i qne va al mar. De- 
signa, pues, la brisa de tierra que puede venir del este o del oeste, del norte o del sur. 
El viento caliente del Este que sigue en nuestras costas casi inmediatamente a la pues- 
ta del sol es el ten-al. {Ea el puerto de Lota el terral aura algunas horas i es seguido de 
paelÁe segnn las observaciones dd dador Herrera que estamos anotando. ) 

Por fin, pueldie, aunque los chilenos lo aplican en el campo a todo viento del este, 
debería quedar destinado para designar nuestra brisa de cordillera que por sus ca- 
racteres especiales exije la conservación de su nombre indijina. Puelche es el nom- 
bre araucano de nna nación qne está al oriente de la cordillera, (de cht^ jente i 
pudy enfadado. Qtiizá los llaman así por ser muí enfadosos.) 



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Año VL Noviembre 15 de 1877. Núm. 5. 



MEMORIAS. 



DE LAS VACI7UACI0ITES EN CHILE. 

(Concltision.) 



Conocemos las cifras de las 'vacunaciones en toda la Bepública. 
Conforme a nuestro plan, circunscribámonos ahora a la provincia de 
Santiago, donde se encuentra la opulenta capital i en ella lo mas no- 
table i conspicuo que puede bab<er en una sociedad culta, i veremos 
bí aquí i en toda la provincia el benéfico fluido ba sido propagado con 
mas abundancia que en el resto de la Bepública. 

El cuadi'o núm. 2 manifiesta la población de la provincia en una 
serie de diezinueve años, los nacidos i muertos, con el excedente 
anual i las vacunaciones en relación con la población en el mismo 
espacio de tiempo* 

El término medio de la población es de 344,933; las vacunaciones, 
término medio, 15,082, o bien un 4.4 por ciento; quedando sin vacu- 
narse un 95.6 por ciento. De manera, señores, que en la p]:ovincia de 
Santiago solo se han vacunado 78,387, i quedan sin vacunarse 266,^6^ 

¿No es por demás vergonzoso, señores, que en el estado de progre- 
so en que suponemos a la capital i su provincia, tengamos que con- 
fesar tan fatal abandono? / 

;Ah! cuan caro le ba costado ese abandonol 

Vais a ver, señores, en pocas líneas el resultado de esta funesta ne^ 
glijencia. Desde el año 64 hasta el 71 inclusive, hemos tenido en nues- 
tros dos lazaretos 20,260 apestados, (11) habiendo muerto 3,010 o 
sea un 14.75 por ciento. Las epidemias del 72 i 76 arrojan la cifra de 
13,287, (12) de los que perecieron 6,065, o sea un 45.64 por ciento. 

(11) Datos tomados de la estadisticA que hizo nuestro estimado compañero Pedro 
V. O'Rian. 

(12) Datos sacados del mismo trabajo anterior i de la Memoria que la Jnnta de 
lAzaretoB pasó al Sapremo Gobierno el 1. ® de octubre de 1876. 

B. K. 22 



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170 HSICOBUB. 

Si sobre nn total, pues, de 20,260 apestados solo dejaron de existir 
3,010, coando en los años 72 i 76 murieron 6,065 sobre 13,289 vario- 
losos, quiere decir que el carácter de la peste fué mas maligno en es- 
ta última época. 

¿Por qué? Aun cuando lo repita, la razón, a mi juicio, se halla en las 
malas i pocas vacunaciones, fuera de otros motivos que no aduzco. I 
es menester tomar en cuenta que las cifras de las victimas hechas por 
las dos últimas epidemias alcanzan a mas de la que hemos apuntado; 
porque ella solo se refiere a los pobres que acuden a los lazaretos, i 
es preciso agregar la de nuestras jentes acomodadas, cuyo número no 
debe haber bajado de 1,000, pereciendo por lo menos un 12 por ciento. 



El cuadro núm. 3 contiene las vacunaciones por edades desde el 
afío 62 hasta el 75 inclusive. El resultado que da es que hasta los 
siete años solo se vacunan un 40 por ciento; de 7 a 15 un 29 por den- 
tó; de 15 a 25 un 19 por ciento; de 25 adelante un 12 por ciento. 

Escusado es que insinúe que las vacunaciones hasta los siete afios 
deberían ser un 100 por 100, i no solo un 40; i que las revacunaciones, 
desgraciadamente no anotadas en nuestra estadística, pueden consi- 
derarse como nulas porque de veinticinco años adelante apenas bú 
vacunan un 12 por ciento. 

He presentado, señores, a vuestra consideración todo lo que hai en 
materia de vacunaciones en nuestra patria i como es fácil compren- 
der, no todas las personas que la estadística anota han debido ser va- 
cunadas exactamente. Nó. Es nuestro esperimentado Decano con 
nuestro sabio profesor doctor Saldías quienes lo aseguran así tam- 
bién. ''Calculamos un 20 o un 25 por ciento de vacunaciones que se 
pierden, diesn, ya sea por la falta de buena calidad del ñnido, por la 
precipitación con que se hacen las inoculaciones en tiempo de epide- 
mia, o por la falta de fluido de brazo a brazo." (13) 

Por mi parte, i con el permiso de mis sabios maestros, yo me per- 
mito elevar el doble ese cálculo. Hemos presenciado inoculaciones i 
aun ejecutándolas personalmente a un número considerable de indi- 
viduos el año 72, poco antes de la llegada del fluido ingles, que lleva 
el núm. 4; i de centenares que se vacunaban por dia i que quedaban 
anotados como tales, observamos que no les prendió ni a la mitad i a 
muchos solo una falsa vacuna. Esto ha sido comprobado palmaria- 
mente por todos nuestros compañeros que en aquella época presta- 
ron con abnegación sus servicios en el Vacunatoiio Central i en to- 
dos los barrios de la contajiada ciudad. 

(13) Memoria de la Junta Central de Lazaretos del 1. ^ de octubre de 1876. 



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DE LAS YACI711&CI0N1S EN CHILE. 171 

lia estadistioa preaenta ezaj^ado el námero de vaecmadoB, porque 
ella no toma en cuenta las pérdidas de inoculaciones. En realidad es 
menor, pues, ese número. 

Bejistrando las comunicaciones oficiales de la Junta Central de Ya- 
cana nos hemos cerciorado de la necesidad en que se ha visto de to* 
mar sereras medidas con muchos vacunadores que cumplían mal sus 
deberes, i mandaban certificados falsos, haciendo aparecer mayor nú- 
mero de inoculados. I aun hubo uno, señores, que llevó su audacia 
¡audacia incalificable! hasta mandar costras hechas de miga de pan 
para comprobar sus vacunaciones; hecho que me ha sido comunicado 
por el ex-íacultativo de la sala de vacuna, doctor Pedro E. FonteciUa. 

Hé ahí, pues, pruebas inconcusas de que en los apaisados pueblos 
de la capital, numerosos abusos de parte de los vacunadores hacen 
ineficaz la laboriosa acción de la honorable Junta Central i reclaman 
un pronto <x>rrectivo, que me permitiré indicar en seguida. 



Hemos bosquejado en la medida de nuestras fuerzas el estado de 
las vacunaciones en Chile. La importancia de ellas, señores, esincues- 
tionabla Solo resta clamar en favor de su jeneralizacion, administrar- 
la acertadamente, i si es posible, hacerla forzosa. lüuchos de nuestros 
respetables profesores han levantado ja su elocuente palabra en este 
último sentido, i yo, al concluir esto insignificante trabajo, no puedo 
menos de unir mf débil voz a la de ellos. En el seno mismo del Sobe- 
rano Congreso han sohcitado la vacunación forzosa; justa i bienhe- 
chora lei que nos evitaría las calamidades de esta peste, endémica ya 
en nuestra patria. La necesidad de su promulgación no puede sor- 
prender a nuestros representantes, pues se halla establecida en las 
naciones mas adelantadas de Europa, como la Inglaterra, a la que 
debemos imitar en materías de hechos científicos i esperímentados, 
los cuales, señores, sabéis no reconocen patria, i son del dominio de 
la humanidad entera 

Confiamos, por lo dicho, en que la convencida palabra de nuestro 
presidente del Consejo de Hijiene, doctor Eamon Allende Padin, i la 
del digno decano de nuestra facultad, doctor José Joaquín Aguin-e, 
se dejen oír en el recinto de la representación nacional apoyando con 
la manifiesta decisión de su amor al pueblo esa medida salvadora: va- 
cunación forzosa. 

Mientras tanto sería cuerdo que el Protomedicato solicitase del 
Supremo Gobierno el nombramiento de dos o mas facultativos que 
fuesen a las provincias en calidad de médicos inspectores de la vacu- 
na, los que se ocuparían de propagarla profusamente, de examinar 
los trabajos de los vacunadores, de tomar otras medidas conducentes 



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172 MEMOBUB* 

al caso, que solo las necesidades locales determinan; de remitir, en fin, 
datos exactos i ordenados, tales como la ciencia los reclama para sos 
previsiones i sus deducciones. Ademas de qne el tiempo es propicio, 
pues tenemos actualmente un excelente fluido, semejante medida se- 
ria también económica. Las dos últimas epidemias han costado a la 
provincia de Santiago mas de 100,000 pesos, i es probable que tenga- 
mos que habérnoslas con otra en 1880 que nos costará mucho mas to- 
davía, si no nos apresuramos a prevenirla. 

Mi esperanza, señores, de que así se hará, se fortifica al tener pre- 
sente que se halla a la cabeza del gabinete un notable estadista, de 
elevado patriotismo, quien para asegui-ar estabilidad a la salud ame- 
nazada de sus conciudadanos, no echará en olvido las indicaciones que 
de parte de hombres competentes se hacen cada dia. Podia también, 
por ejemplo, agregarse a las atribuciones de los médicos de ciudad 
en las provincias, la de ser médicos inspectores de la vacuna; medida 
que me permito proponer, remunerando debidamente sus servicios i 
creando así un nuevo estimulo a los jóvenes que después de recibir- 
se se van a apartados pueblos de la Bepública. 

Pero, si la iniciativa del Gobierno es indispensable tratándose de 
la salubridad pública, necesitamos también mucho de la cooperación 
individual. ¡Ojalá que todos los hombres, llevados por el amor a sus 
semejantes, en el seno de la familia, en la escuela, en el colejio, en to- 
das partes, preconicen la necesidad salvadora de la vacuna, su difu- 
sión i la segundad de sus efectos; i que, sobretodo, procuren destruir 
ese temor supersticioso del pueblo que cree que vacunarse es apestar- 
se! La prensa i nuestro ilustrado clero están llamados en sus respecti- 
vas esferas para este último objeto, i esperamos que se apresuren a 
cumplir su santa i noble misión. 

En fin, señores, mis últimos votos son porque siquiera en algunos 
años mas, ya que no luego, lejos de levantar nuestra voz para reda- 
mar medidas como las que hemos solicitado, lo hagamos para aplaudir 
las ejecutadas en este sentido. 



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DE LAS YAQUHACIONZS EN CHILE. 



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DE LAS VACtJKAaOKCS EN CHILE. 



175 




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Dakiel Opazo Silva. 



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REVISTA clínica. 



Boletin de la Maternidad del mes de octulíre de 1877. 



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Una vuelta del cordón al cuello. 
Hubo rotación. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

Aunque de cara, el feto poco asfixiado. 
Una vuelta del cordón al cueUo. 



Viene del boepital con disenteria. 

Hubo rotación. Una vuelta del cordón al cuello. 

Muerto de algunos dias; prematuro de 7 meses; 
metro-peritonitis puerpend grave; gangrena 
del 8acro ; muerta, concluida la gangrena, un 
mes después de su parto. 

Hubo rotación. Metritis. 
Metritis grave; curación. 

Una vuelta del cordón al cuello. 



El feto nace mni asfixiado, pero vive. Las aguas 
derramadas 9 boras antes de la operación. Ifl 
mano en la orjina i el cordón bacía también 
procidencia. Uno de sus partos fué de jeme- 
Ios. Metro-peritonitis mui grave; curación. 

Una vuelta del cordón al cuello; prematuro de 7 
meses; muerto do varios dias por KÍñlis ma- 
terna. 

Hubo rotación. 



i Retención de 4 dias de la placenta en nn aborto 
de 4 meses. 



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boletín de la hateknisad. 



177 





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Gravísima hemormjia post-partum por inercia 
uterina, después de la espulsion de la placenta. 
















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El feto macerado. 


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No hubo rotación. Una placenta para los dos fe- 


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tos, cada uno con su bolsa. 


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Caida antigua del útero fuera de la vulva; cuello 
hinchado, escoriado que pudo ser reducido en 
el intermedio de los dolores. Aborto de 5 me- 














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No hubo movimiento de rotación. 


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Hubo rotación. Una vuelta del cordón al cuello. 


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Llega con la placenta enquistada; fiebre septicé- 
mica que se cura. Levántase i contrae una 
pulmonía de la cual fallece el 6 de noviembre. 


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4 


vivo 


h. 


o.i.d.a. 




"¡14 


3 


9 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




"22 


2 


12 


vivo 


h. 


o.ii.a. 




"34 


3 


15 


vivo 


m. 


m.i.i.t. 


Como sucede siempre en las presentaciones de 
cara, el feto nació asfixiado. 


1 












' 


40 


2 


24 


vivo 


m. 


. o.i.i.a. 


El feto murió pocas horas después por peritoni- 
tis con derrame. 


2S 


49 


2 


12 


vivo 


h. 


o.ii.a. 




' 


36 


1 


12 


vivo 


L 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. Los dolores espulsivos duran 5 

horas 
Aborto de 4 meses, precedido de una hemorraiia 


30!8 


























de 2 meses, pero moderada. Ha tenido siete hi- 


3] 


50 


6 


i^ 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


jos. 


' 


47 


1 


30 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




_ 


tí 


2 


24 


vivo 


h. 


o.Ld.t 


Hubo rotación. 



». M. 



23 



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178 REVISTA CLÍKICA. 

MOVIlVnENTO DE LA MA.TERNIDAD en el MES de OCTüBRR 

Existencia anterior 22 

Entradas 96 

Salidas 97 

Eicistencia 21 

En los primeros dias de noviembre fallecen dos de las rejistradas 
en el Boletín actual. La primera, después de un mes del parto, por 
septicemia crónica i marasmo. La segun<ía de una pulmonia, cojida 
en la convalecencia, cuando la paciente se levantaba ya de su cama. 

Durante el mes tuvimos en la casa un caso de gravísima disente- 
ría en el curso del octavo mes de la preñez. Esta enfermedad no de- 
terminó el parto prematuro : la paciente pudo salir de alta antes de 
BU desembarazo. 

Entraron también dos con síntomas de aborto en los primeros me- 
ses de la preñez, sin que este proceso se alcanzara a verificar. 

En materia de operaciones, no podemes recordar aquí mas que 
una versión, cuyo final resultado fué de buepi éxito para la madre co- 
mo para la criatura. La complicación puerperal que sobrevino á^e 
cargarse en su totalidad a lo tardío de la entrada de la paciente, pues 
llegó muchas horas después de iniciado el trabajo del parto. 

Para apreciar con justicia i con exactitud la importancia i la fre- 
cuencia del movimiento de rotación en las presentaciones de vértice, 
movimiento que en el iiltimo período del parto hace variar la presen- 
tación en la escavacion o e^ el estrecho inferior, se han anotado con 
prolijidad las presentaciones primitivas en el estrecho superior i se ha 
cuidado de advertir los casos, siempre numerosos, en los cuales se ha 
verificado el dicho movimiento de rotación. Hallan se anotados igual- 
mente los casos en los cuales hizo falta i en los que el parto se ter- 
ininó en la primitiva presentación. 

Los intehjentes en esta materia calcularán el valor que este dato 
puede i debe tener en el estudio del parto normal. 

Damos mas abajo el estracto do una observación necroscópica re- 
lativa a un feto muerto pocas horas después de nacer, asegurando a 
nuestros lectores que seguiremos en esta vía poco esplorada, que se 
refiere a las causas de la mortalidad de los fetos recien nacidos o 
muertos al nacer. 

Dr. A. McRiLLO. 



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OBSERVACIONES CLÍNICAS. 179 



OBSERVACIONES CLÍNICAS. 



Observación. — PantoniÜsjeneral en un feto que muere poco dea- . 
pues de nacer. — El 28 de octubre, la mujer que ocupaba el núm. 34, a 
término de su segunda preñez, dio a luz un feto de sexo masculino, 
que se presenta en posición o.úta. El trabajo duró quince horas. 

La salida del tronco presentó alguna dificultad i liubo necesidad 
de auxiliar a la parturienta por medio de tracciones moderadas du- 
rante las contracciones para poner punto final al parto. 

El motivo de este retaido, que constituye una distocia debida al 
producto de la coucepcioD, fué un desarrollo excesÍTO del abdomen 
del feto. Este muere a las tres lioras después de haber nacido, apa* 
gándose la vida con progresiva lentitud i sin esfuerzos. 

Autopsia. — Se practica doce horas después del fallecimiento. 

El aspecto anteñor, en cuanto al desarrollo i al tamaño, corres- 
poude al normal. El color es pálido. El abdomen aumentado de vo- 
lumen i prominente. 

La cavidad abdominal estaba ocupada por unos 400 gramos, mas 
o menos, de un líquido color citiino, de consistencia lijeramente si- 
ruposa. Evacuado dicho líquido, so veian los signos característicos 
de una peritonitis jeneral, tales como exudaciones fibrinosas en toda 
la estension de esta membrana, mas notables en la cara abdominal 
del diafracma, superficie del Hgamento suspensorio del hígado i en 
el mesen terio; inyección viva de la superficie estema de los intesti- 
nos, en particular de los delgados. 

El análisis químico del liquido dio por resultado una enorme canti- 
dad de albúmina. Tratado por el calor i el ácido nítpco, en dos es- 
periencias distintas, se trabó en masa, conservándose así hasta el día 
siguiente. 

Hemos querido insertar esta observación para reforzar la opinión 
de J. Simpson, que cree que "la peritonitis es una variedad común de 
enfermedad fetal, i constituye probablemente una de las causas mas 
frecuentes de la muerte del feto durante los últimos meses de l^ pre- 
ñez." 

Dr. A. MuniLLo. 



♦ • » 



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180 REVISTA CLÍNICA. 



OBSERVACOIÍES CLÍNICAS. 



Pústula maligna o picada de abaña; curación. — Pablo Figueroa,de 
48 años, es traído al hospital de una hacienda de Huasco Bajo el 16 
de agosto de 1875. 

El enfermo cuenta que estando el 12 del presente regando un po- 
trero alfalfado sintió de repente encuna pierna un dolor agudo, pare- 
cido al de una picada; que inmediatamente levantó la pierna i alcan- 
zó a ver una araña de gran tamaño que se descolgaba i que desapa- 
reció rápidamente entre el pasto. Como el dolor se hiciera mui agudo 
se retiró a su casa, en donde se vio obligado a permanecer en cama. 
Se aplicó muchos remedios caseros, entre otros la aplicación de pa- 
ños empapados en vinagre fuerte i la de cataplasmas emolientes. A 
pesar de esto, el punto permaneció doloroso, se formó en él un tu- 
morcito duro que fué aumentando en estension; al nivel del tumor 
la piel se puso roja i caliente. Después la enfermedad ha aumentado 
i cambiado de carácter hasta quedar en el estado en que se encuentra 
a su entrada al hospital. 

Este estado es el siguiente: 

Hacia la parte media de la Cara estema de la pierna derecha se no- 
ta una superficie ulcerada del tamaño de un peso fuerte, cuyo fondo 
gris sucio i en parte negruzco está formado por tejido muscular i 
celular- alterados i puestos a descubierto. Los bordes de esta solu- 
ción de continuidad son también sucios i negruzcos i forman el pun- 
to de partida de una aréola inflamatoria que se estiende hasta unos 
cuatro traveses de dedos del maléolo estemo i de la articulación de 
la rodilla, i en cuya superficie roja i caliente se notan diseminadas 
vesículas i ampollas llenas de serosidad turbia. 

El estado jeneral es ademas poco satisfactorio: pulso pequeño, de 
mas de ciento veinte latidos por minuto, temperatura axilar de mas 
de 88° centígrados; falta completado apetito; sed insaciable; lengua 
sucia i seca; sueño intranquilo; intelijencia algo obtusa. El enfermo 
dice que ha tenido algunos pequeños escalofríos i está también afec- 
tado de una blenorrajia desde ocho dias atrás, de la cual se preocupa 
tanto como de su pierna por los dolores que le ocasiona. 

El diagnóstico se me presentaba algo oscuro. Después de eliminar 
una a una todas las afecciones que presentan algunas semejanzas con 
los síntomas descritos, llegué a este resultado: a juzgar por los sín- 
tomas actuales se trata de una pústula maligna; pero si la narración 



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OBSSBVáOaLOMEB CLÍNICAS. 181 

del enfermo es exacta se trata de nna herida emponzoñada por pica- 
dura de una aracnida. 

La circunstancia de estar todavía en la sala un enfermo de pústu- 
la maligna venido del mismo lugar i el hecho jeneralmente admitido 
de que no hai en Chile animales ponzoñosos, principalmente en estos 
valles del norte, me inducen a creer que también en este caso se tra- 
ta de una pústula maligna a la que también conviene la narración 
del enfermo, éscepto en su principio, narración a que por otra parte 
no debemos dar entero crédito; porque es sabido que nuestra jen te 
del pueblo tiene un modo especial de ver sus enfermedades i con áni- 
mo de arrastrar en su favor el convencimiento del médico, cuentan 
con suma naturalidad i como cierto lo que ellos solo imajinan. 

Aplicaciones de una solución cáustica de nitrato de plata en la su- 
perficie desnuda, de ungüento mercurial en la zona inflamatoria i de 
cataplasmas emolientes un poco después, trajeron la herida a un me- 
jor estada i la pusieron en via de cicatrización hacia fines de la segun- 
da semana. 

Casi en el mismo tiempo curó la blenorrajia la administración de 
la cubeba en dosis de un gramo diario. 

El estado jeneraí, que llegó a ser mui alarmante por una abundante 
diarrea fétida i por vómitos repetidos, fué levantado lentamente por 
los tónicos reconstituyentes, buena alimentación i buen vino, después 
de haber curado el estado gastro-intestinal mediante el bicarbonato 
de soda, preparaciones de ruibarbo, bismuto, opio, etc. 

El alta fué dada el 8 de setiembre estando yo ausente; pero por in- 
dicaciones que yo habia dejado solo cinco dias antes. 

Sífilis; alteraciones de la piel, tejidos celular, muscular, oseo; 
SÍNTOMAS cerebrales; muerte. — Celso Yañez, de 28 años, entró al hos- 
pital el 19 de enero de 1875 a curarse de unos dolores en las piernas 
que atribuye a un resfriado. Dice que hace como quince dias que co- 
menzó a sentirlos; que al principio no le molestaban mucho, pero que 
poco a poco se han ido haciendo mas fuertes i que actualmente no le 
dejan dormir, porque es en la noche cuando toman mayor intensidad. 

Dice también que hace como un mes i medio a dos meses que 
contrajo en Yalparaiso una blenorrajia i varios chancros en el pene, 
de todo lo cual fué curado por un facultativo de ese pilerto. 

Al examen esterior presenta un eritema maculóse i en parte papu- 
loso en el tórax, abdomen, lomos i la raiz de los miembros torácicos 
i abdominales, i un infarto ganglionax bien marcado en el cuello, 
axila e ingle. El pelo se desprende con suma facilidad i ha caido mucho 
en los últimos dias. Ademas de los dolores en las piernas suele haber 
cefalaljia, dolores en los brt^os, quebrantamiento jeperal^ etc., etc, 



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182 BEYI8TA CLÍNICA. 

Como la administración de yoduro de potaaú) en dosis de \}no a 
cuatro gramos diarios ])uso término a sus sufrimientos, el enfer- 
mo no quiso ceder a mis instancias i fué dado de alta el 21 de febre- 
ro con desaparición de todos los síntomas, menos el infarto ganglio- 
nar que aun quedaba bien apreciable. 

A principios de abril vino a consultarme sobre un abceso que se 
habia desarrollado en la parte superior del brazo derecho, deti-as del 
deltoides o en su espesor. Por la abertura inmediata obtuve la eva- 
cuación ae unos doscientos gramos de pus de buena naturaleza. El 
enfermo se negó a quedai*se en el hospital; pero consintió en some- 
terse a un tratamiento jeneral mercurial por el método de estincion. 

Como un mes después, es decir, a pnncipios de mayo ^^no otia vez 
a causa de otro abceso en el brazo izquierdo, enteramente semejante 
al anterior, aunque mas pequeño, que abrí también inmediatamente. 
El abceso del lado derecho da todavía una abundante supuración; 
pero el pus, de mala naturaleza, se parece mas a una serosidad turbia 
que a verdadero pus. A juzgar por la narración del enfermo, el pi^n- 
cipio del desarrollo de estos abcesos ha pasado desapercibido i no le 
ha ocasionado la menor molestia; pues aun en el momento de venir 
al hospital no le estorban los movimientos del brazo, i no me cabe 
duda de que esta libertad de movimientos ha sido la causa principal 
que ha impedido la oclusión de la cavidad projénica. 

Habiendo sabido por el mismo paciente que no ha seguido el tra- 
tamiento aconsejado, vario la forma de las prescripciones i le aconse- 
jo ademas un réjimen tónico i fortificante i aphcaciones tópicas de 
yodo. 

Algún tiempo después volvió por tercera vez con un enoime abceso 
que ocultaba toda la mitad izquierda del periné i parte superior del 
muslo correspondiente. Me causa suma admiración que pudiera ha- 
cer largas caminatas a pié (vive en una chácara vecina a esta ciudad) 
con tal abceso i en tal situación, ademas de que éste no ha sido tan 
indolente como los anteriores, pues durante algunos dias ha obliga- 
do la permanencia en cama i algunas veces ha hecho dolorosa la mic- 
ción i la defecación. La abertura de este abceso da salida a no menos 
de un litro de pus; pero el enfermo se niega, como antes, obstinada- 
mente a quedarse en el hospital. 

Finalmente, el 2 de agosto fué traído al hospital por su familia en 
un estado lamentable. 

Las heridas hechas en los abcesos se habían convertido en anchos 
orificios fistulosos que daban pasaje a una gran cantidad de serosidad 
purulenta de mal olor, sobre todo el del periné, cuyas paredes per- 
manecían despedazadas en toda su estension. 



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OBSERVACIONBS CLÍNICiS. 183 

Había nna parálisis completa de la mitad derecha del tronco e iz- 
quierda de la cara; la palabra era confusa, apenas intelijible, aunque 
el enfermo conservaba la plenitud de sus facultades intelectuales; la 
visión, completamente abolida en un lado, estaba mui debilitada en el 
opuesto; i algo semejante sucedia con la audición. A todo esto se 
agregaba una profunda postración de las fuerzas, demacración, apep- 
sia, diarreas, vómitos, edema de las estremidades, etc., etc. 

Levantadas las fuerzas del enfermo con los amargos, tónicos i bne^ 
na alimentación, entablé un tratamiento mercurial por el método de 
Boerhaave i curaciones tópicas mas enérjicas. Aun no obtenia resul- 
tado notable, a escepcion de la articulación de las palabras que era 
mas fácil i mas clara, cuando me vi obligado a ausentarme por mas 
de un mes. 

A mi vuelta a mediados de octubre, el estado del enfermo habia 
empeorado apesar de los cuidados de que liabia sido objeto durante 
mi ausencia. Abandoné todo propósito de entablar un tratamiento di- 
recto contra la enfermedad, causa de este estado, i me limité a los tó- 
nicos reconstituyentes, dándoles por base el yoduro de fierro. 

Empero, el enfermo continuó empeorando i la muerte acaeció el^lO 
de diciembre sin haber obtenido ni la mas lijera remisión. 

Freirina, 1877. 

Ricardo Dávila Boza. 

Sarcoma del cuello; operación; muerte. — N. S., de 47 afiosde edad, 
de excelente constitución i robusto, se presentó hace algún tiempo 
al doctor Schraders diciendo que hacia seis meses sufría de un tumor 
del cuello que habia comenzado por nna pequeña tumefacción en el 
lado izquierdo i se habia ido aumentando progresivamente, no obs- 
tante haberse sometido a la acción de fuertes dosis de yoduro de po- 
tasio (3 gramos al dia). 

La primera vez que nuestro colega examinó al enfermo, tenia éste 
un tumor duro i del vohimen de un huevo de ganso, situado en la 
rejion lateral i anterior del cuello, al nivel del borde superior del car- 
tílago tiroides. El tumor era móvil tanto hacia adelante como atrás, 
notándose que cuando se le empujaba hacia adelante, el enfermo su- 
fría una opresión notable a la respiración, i cuando se le llevaba atrás 
parecia descansar. Por lo demás, el enfermo no ha sentido dolor al- 
guno. En tal estado i tomando en cuenta que el sujeto habia tenido 
una afección sifilítica 20 años ati*ás, se le sometió a un tratamiento 
mercurial, que fué seguido bien pronto de una salivación mui abun- 
dante i de nna inflamación de la boca. Curado de estos accidentes, se 
le hicieron aplicaciones locales de yodo sin alcanzar mejor resultado, 



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184 &EVI8TA CLÍNICA. 

Fatigado el enfermo de tanta medicina, i dejando de mano a la alo- 
patía, faé a buscar el alivio qae aquélla le negaba en loa secretos de 
la homeopatía; pero loa esfuerzos de ésta fueron tan estériles como 
los primeros, i el paciente volvió de nuevo a consultar ál señor Scbi*a- 
ders, pero en un estado mucho mas deplorable que al principio: sa 
debilidad es excesiva a causa de una constante disfajia que le im- 
pide tragar los sólidos; al mismo tiempo esperimenta una continua 
opresión en la larinje, que se encuentra dislocada lateralmente i com- 
primida por el rápido incremento del tumor. Este tiene el volumen 
de un puño. 

Sufre también de vez en cuando grandes desvanecimientos: él mis- 
mo pide la operación. 

Diagnóstico, — ^Tenemos un tumor de consistencia elástica, algo du- 
ro, cuyo incremento ha sido central, de marcha algo lenta, situado 
en la rejion ya mencionada i adherente al músculo esterno-cleido- 
mastoideo. Su superñcie es redonda i lisa, no hai infección ganglio- 
nar vecina. Se trata de un sarcoma. 

Pronóstico. — Dada la rejion, es mui grave. Se avisó al enfermo el 
peligi'o de una operación en sitio tan delicado, pero él la acepta, por- 
que la opresión que esperimenta es cada vez mayor. 

El 30 de junio, el doctor Schraders, en unión de varios otros cole- 
gas, procedió a ejecutar la operación en el Hospital ingles, de la ma- 
nera siguiente: 

Hizo primero una estensa incisión délos tegumentos, que, partiendo 
del vértice de la apófisis mastoides, seguia la dirección del músculo 
esterno-cleido-mastoideo hasta su inserción inferior. Del medio de 
esta incisión, como al nivel de la bifurcación de la carótida primitiva, 
hizo salir otro corte como de seis centímetros de estension i dirijido 
pcrpendicularmente al primero i hacia atrás. Asi, resultaron dos col- 
gajos, que, disecados convenientemente, dejaron al descubierto el 
tumor. Se procedió entonces a aislarlo de todas las partes vecinas, 
notándose que había contraído profundas i estrechas adherencias con 
el músculo estemo-cleido-mastoídeo i con el paquete vásculo-nervio- 
so de la carótida, la vena yugular profunda i el tronco del neumo- 
gástrico. Se hicieron dos ligaduras que comprendían todo este pe- 
dúnculo, la una superior i la otra inferior, i se aplicó el hilo de plati- 
no para cortar esos pedúnculos por la gal vano -cáustica. Mas, sucedió 
que la elevada temperatura del hilo, que por otra parte había queda- 
do mui cerca de la ligadura inferior, la quemó, siguiendo a esto una 
violenta hemorrajia de la carótida primitiva, que felizmente fué con- 
tenida al instante. Hemorrajia acuosa no hubo; se esplicará la causa 
mas adelante. 



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OBSERVACIONES CLÍNICAS. 185 

En jeneral la operadon íaé practicada sin diñcnltad, pero el enfer- 
mo no alivió con eUa de su horrorosa disfagia i solo sobrevivió tres 
días, dorante los cuales no pudo tragar nada. 

Se trató de alimentarlo artificialmente i por medio de lavativas, 
pero fué inútil i murió de inanición i sin dolor alguno. 

Examen del tumor, — El volumen de la pieza que tenemos a la vista 
es como el del pufío de un hombre adulto i bien desarrollado; su fi- 
gura bastante irregular, es redondeada i llena de pequeñas tuberosi- 
dades, particularmente en los sitios correspondientes a los paquetes 
ganglionarios, que ha comprometido esta neoplasia. Por delante i mui 
adheridos al tumor, se observan los vestijios del músculo estemo- 
cleido-mastoideo; por detrás se ve la porción cortada de la arteria 
carótida primitiva i de sus dos ramas de bifurcación. La porción ad- 
herente al tumor i conservada en la pieza que se nos ha remitido, es 
como de seis centímetros, de los que tres próximamente pertenecen 
a la carótida primitiva i los otros tres a las dos ramas ya menciona- 
nadas. 

Por lo que se observa, el tronco en cuestión ha podido ser aislado 
del tumor, pues solo el tejido celuloso del paquete vascular ha estado 
comprometido, i aun ahora, mediante una disección deUcada, puede 
aislarse la carótida. Por lo que respecta a la vena yugular profunda, 
tiene abierto bu conducto desde la estremidad inferior del tumor has- 
ta unos dos centímetros mas arriba, perdiéndose luego en la masa 
del tumor, en donde se observa una especie de cordón fibroso que la 
reemplaza. 

De esta manera queda explicada la ausencia de hemorrajia veno- 
sa por la impermeabilidad del tronco de la yugular. 

En cuanto al neumo-gástríco, está tan adherido al tumor, que 
no es posible, ni con el mayor cuidado, separarlo de la masa jeneral. 
Habiéndose perdido casi por completo la estructura nerviosa del tron- 
co en cuestión, no es estrafio que el enfermo sufriera aquella terrible 
disfagia que precipitó su fin. 

En efecto, sabemos que el nervio vago da la sensibilidad a la larin- 
je i al exófago, a^í como al estómago, que precede a la secreción de 
las glándulas de la traquea i de los bronquios i que comunica el mo- 
vimiento a la porción superior del canal alimenticio. 

Nos olvidábamos de decir que el tumor es de una consistencia uni- 
forme semi-elástica i resistente, dotado de un color blanco rosa- 
duzco. 

Practicando varías incisiones en diverso sentido, se observa que el 
tumor es una masa enteramente sólida i de una estructura uniforme, 
así esteríor como interiormente, compuesta de un tejido fibroso müi 



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186 BEVISTA CLÍNICA. 

abundante qae reúne entre sí un conjunto de nudosidades de mai 
distinto volumen. La masa conserva, por otra parte, su color i sa 
consistencia en todos sus puntos. 

Observando en seguida bajo el microscopio las preparaciones he- 
chas al efecto, notamos un agrutamiento de células fusifonnes en sa 
mayor parte, sin tejido intercelular. Las células alanzados contienen 
sus núcleos respectivos; pero hai en los contornos de los agrupamien- 
tos mencionados una cantidad de células sin forma determinada i de 
núcleos libres, lo que da un aspecto granular a la parte de la {»'epi^ 
don en que se encuentran. 

Esta falta de uniformidad en la estructura intima del tumor nonos 
ha sorprendido desde que todos los histólogos están acordes en de- 
cir que el tejido sarcomatoso no se presenta jamás bajo una forma 
típica, i que siendo sus elementos esenciales las células, éstas no si- 
guen en su disposición una lei determinada. 

Valparaiao, agosto 21 de 1877. 

Teodosio Martínez B/lhos. 

Eelacion de un cáío sabo dis tumor abdominal. — La relación de un 
caso tal como el que tengo la ocasión de presentaros, sometido a una 
rigorosa observación clínica, creo podrá ser de alguna importancia co- 
mo auxiliar de diagnóstico, si por acaso ocurre la oportunidad de tra- 
tarse nuevamente de una afección semejante. 

Almanzor Fredes, de 16 años de edad, zapatero, entró el 29 de se- 
tiembre del presente afío a ocupar la cama niim. 14 de la sala de 
Santa Bosa, servicio clínico del doctor Jerman Schneider; el mismo 
dia se me entregó a observación. 

. Anamnesia: temperamento linfático, de mala constitución, antece- 
dentes hereditarios favorables, de buena salud anteiior, hace mas o 
menos un mes ha que se encuentra enfermo, habiendo principiado la 
enfermedad por un dolor punzante en el hipocondrio izquierdo, incli- 
nándose un poco hacia la rejion lateral; dolor que ha ido aumentando 
gradualmente i que se presentó después de haber estado recostado 
por ese lado sobre una piedi-a. 

Poco tiempo después notó la existencia de una deformación en esa 
misma rejion, manifestándose ademas turbaciones en la defecadon i 
micción que se ejecutaban irregularmente i con dificultad; no ha ha- 
bido escalofríos, elevación de temperatura, ni síntoma alguno que re- 
vele la existencia de un proceso inflamatorio agudo. Como se ve, los 
datos suministrados por el enfermo son en cierto modo oscuros. 

Estado presente; signos fúsicos» — El examen físico de las visceras to- 
rácicas i abdominales, da el siguiente resultado: abdomen. — Inspec- 



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0BSEBVACI0NE8 OLÍNIOAB. 187 

cion: proemineneia notable en el hipocondrio izquierdo, mtii pronun- 
ciada al nivel del ángnlo qne el colon trasverBo fornaa con el descen- 
dente i prolongándose hacia arriba hasta la 9^ costilla; la línea blanca 
esta mni sinuosa i desviada a izquierda. 

Percusión. — Hipocondrio derecho: la matidez hepática se en- 
cuentra mas hacia arriba i atrás que en el estado normal; en el hipo- 
oandrío izquierdo tenemos una zona mate, cuyos limites son: hacia 
la parte anterior una línea que sigue la dirección de la línea blanca 
desviada para terminarse en el ombligo; hacia atrae, la matidez se 
confunde con la esplénica, superiormente el décimo espacio intei'cos- 
tal, por abajo una linea de convexidad superior que de la cicatriz um- 
bihcal se dirijiese a la espina iliaca-an tero- superior; advertiré que la 
matidez es mas perfecta a medida que nos aproximamos al limite 
posterior; el resto del vientre está lijeramente timpánico, duro i tenso 
a la palpación. 

Tórax, — ^Inspección : movimiento de elevación de la caja torácica 
acelerado. Meneuracion: no revela nada de particular. Palpación: 
disminución de las vibraciones vocales. Auscultación : pulmón dere- 
cho, debilitamiento del murmullo vesicular i de la voz; pulmón iz- 
quierdo, oscuridad del murmullo vesicular en la base, la voz es algo 
brónquica en el vértice. Los ruidos cardíacos se sienten alejados de 
la pared torácica i un poco fuera de sus focos de auscultación, en una 
línea trasversal. 

Estado jeneral: la lengua está blanca i húmeda, la mucosa bucal 
tiene un tinte pálido anémico, hai constipación de cuatro dias,.la ve- 
jiga está distendida por la orina, la piel es de un color terroso, los 
ojos presentan la superñcie de la esclerótica de un color blanco azu- 
lejo, sin brillo. Temperatura, 37®. 

Se espera desocupar el vientre para establecer el diagnóstico, i por 
de pronto esa es la única indicación que hai que llenar. Se prescribe: 
K. Aceite de ricino, 30 gramos, statim. Es vomitado inmediatamente. 
Se administra entonces 30 gramos de sulfato de soda, sucediendo lo 
mismo que con la anterior prescripción. Se ordena la aplicación de la 
sigfuiente enema: 

B. — ^Infusión de sen 150 gramos. 

Aceite de ricino 60 " 

Aceite de crotón 10 centigramos. 

Es devuelta al poco tiempo sin qonseguir el resultado deseado. 

Se aplica el aparato de Hegar, obteniéndose la espulsion de una 
pequeña cantidad de materias fecales nnii duras (cibales). 

Setiembre 30. — El vientre está mui distendido por gases contenidos 
f n el canal intestinal, existiendo por tanto mucho timpanismo a la 



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188 REVISTA CLÍNICA. 

perc«sion i dolor vivo a la presión. Hai disnea. La temperatura A.. 
M. es normal. Aplicación del aparato de Hegar, deposición de mía 
abundante cantidad de materias duras. Se prescribe: K Sol&io de 
soda, 20 gramos para tomar dos o tres veces en el dia. P. M. tempe- 
ratura, 37 °5. 

Octubre 1- — El tumor abdominal, cuyos límites ya he indicado, sub- 
siste sin modificación alguna, siendo toda esa rejion tumefacta moi 
dolorosa a la presión. Percusión: sobre el tumor la percusión nos da 
un sonido mate, escepto en la dirección del colon descendente donde 
existe un tono sub-timpanico; hacia adelante hai una zona timpánica 
estensa que sirva de separación entre la matidez hepática i la del tumor; 
hacia atrás i arriba se confunde con la matidez esplénica. La forma i 
situación del tumor i la ostensión de la matidez que se confunde con 
la esplénica hacen creer se trata de un aumento de volumen del bazo, 
tanto en el diámetro vertical como en el antero-posterior, siendo el 
aumento mayor en este último diámetro hacia la estremidad inferior. 

Falta averiguar la naturaleza de la afección que ha dado orijen a 
ese desarrollo anormal. 

Advertiré que el enfermo no ha salido jamas de Chile ni ha sufrido 
afecciones palúdicas ni tifoideas, causa frecuente de las tumefaccio- 
nes del bazo en nuestro pais; estos datos negativos nos inducen a 
buscar la causa de la afección en una alteración jeneral del organismo, 
que aun cuando en verdad no mui común, la esclusion de las otras 
causas posibles de desarrollarla hace pensar en ella; esa afección es 
la Leucemia de Virchow, Leucocitémia de Bennett, pero el único ele- 
mento seguro del diagnóstico de este estado mórbido es el examen 
microscópico de la sangre, para comprobar el aumento numérico de 
los glóbulos blancos, alteración esencial en dicha enfermedad. 

Practicado el examen resulta la proporción de 1 blanco por 70 n 
80 rojos, aumento considerable; los rojos estaban aplastados i algo 
amarillosos. El facultativo del servicio diagnostica en consecuencia 
una leucemia Henal; no habiendo infarto ganglionar se puede escluir 
la foima gangliónica de la leucemia. 

Establecido el diagnóstico se formula el propóstico: grave. La muer- 
te, siendo la terminación mas frecuente de la afección diagnosticada. 

La compresión ejercida por el tumor ha producido la retención de 
las materias fecales. *Se ordena la aplicación del Hegar; obteniéndose 
una abundante deposición de materias liquidas, ayudada por la ad- 
ministración interna de pequeñas dosis de sulfato de soda. A. M. 
temperatura, 37 °3. P. M.; temperatura, 38; pulso, 90. 

Dia 2. — El enfermo se queja de dolor en la rejion precordial i 
de disnea; la auscultación del corazón nos dio un desarrollo exajera- 



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0BSEBVACI0NE8 CLÍNICAS. 189 

do de palpitacioDes, las que se esplican, como la disnea, tanto por la 
compresión ejercida sobre el pulmón por el tumor, cuanto por la alte- 
ración i disminución de los glóbulos rojos, que siendo los Tehículos 
del oxijeno, dificultan por su disminución las combustiones orgáni- 
cas i la revivificación de la sangre en los pulmones. A. M. Temp. 38.7. 
Pulso, 120. Se prescribe sulfato de quinina con el objeto de llenar dos 
indicaciones; por ser el tratamiento empírico aconsejado por algunos 
autores que se han ocupado de la leucemia i para combatir el estado 
febril. 

R. — Sulfato de quinina 1.60 gramos. 

Acido clorhidrico diluido 1 " 

Agua destilada 120 

Jarabe simple 30 ** 

3/. i T, en 4 porciones. 

P. M. T. 38.3. P. 100. 

Dios 3, 4, 5 i 6.— No ha habido cambio en el estado del tumor. El 
dia 4 se presentó una abundante epistaxis; el dia 6 el dolor se hizo 
mas vivo, la disnea mas intensa, el enfermo está algo abatido, pero el 
apetito mui desarrollado. Pulso pequeño i frecuente. Temperatura nor- 
mal. Continúa con el sulfato de quinina. 

Por la noche se administra 1 gramo de hidrato de doral, en 2 por- 
ciones, con el objeto de combatir el insomnio. 

Dios 7 i 8. — ^No hai nada de nuevo. 

Dia 9. — Se siente mui mal, hai mucha disnea, dolor en la rejion 
precordial, mui agudo. El tumor i el vientre mui abultados en toda 
su estension; la palpación del tumor hace percibir una sensación co- 
mo de fluctuación, para investigarla bien se conviene en desocupar 
el vientre. E. Polvos de ruibarbo, 25 centigramos, para tomarlos en 
la tarde, i al dia siguiente, mui temprano : 

R. — ^Aceite de ricino 20 gramos. 

Esencia de anis 5 centigramos. 

Dia 10. — Notable aumento del tumor, pasando a ocupar en parte 
el hipocondrio derecho i debordando igualmente el límite inferior; 
convexidad manifiesta en la rejion lateral izquierda hacia abajo del 
reborde costal. 

Percusión: tono sub-mate en la dirección del colon ascendente i 
trasverso, indicando la presencia de materias semi-líquidas en el ca- 
nal intestinal; timpanismo en las asas intestinales colocadas hacia 
abajo del tumor. La fluctuación es mui manifiesta, pero no estamos 
autorizados para hacer una punción esploradora hasta desocupar el 
vientre, pues el purgante prescrito $1 di% anterior no fué adminis- 
trado. 



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190 BJCYIfiTA CLÍHICA. 

B. — Aceite de riciiio 60 gi-amos. 

Esenoia de anís 0.10 ** 

Jf. i T. en dos porciones con una hora de intervalo. 

Día 11. — Desocupado el vientre, se practica la punción esplorado- 
ra; introducido el trocar, sale por la cánula una pequelia cantidad de 
sangre; imprimiéndole movimientos de lateralidad, conocemos que nos 
encontramos en una cavidad rodeada de paredes resistentes; el tro- 
car ha penetrado en el interior del tumor, se cree es una hemorrajia 
en el parénquima esplénico. Se adapta a la cánula el aspirador de 
Delafoy pero no se consigue estraer sino 12 a 15 gramos de sangre. 
Se ordena la aplicación, por 24 horas, de una vejiga con hielo, sobre 
la pequeña herida producida por el trocar. 

Día 12. — El enfermo se siente mejor, sin embargo, ha enflaquecido 
rápidamente; la fluctuación es ya mui manifiesta; poco profunda. Se 
mide el tumor, obteniéndose los siguientes resultados: diámetro tras- 
versal, línea media 26 centímetros, superior 22 e inferior 20; diáme- 
tro vertical, línea blanca 11 centímetros, linea axilar 15. 

La auscultación del pulmón izquierdo en el vértice hace oir soplo 
brónquico i vibrante; en la base el silencio es casi absoluto, pero ha- 
ciendo hablar fuerte al enfermo, la voz produce la sensación de estre- 
mecimiento de una capa líquida; advertiré que la respiración i la voz 
son mas perceptibles a medida que nos aproximamos al vértice i $ la 
columna vertebral. 

Diofi 13, 14, 15 i 16. — El tumor aumenta de dimensiones, el enfer- 
mo está mui fatigado por la disnea; hai síntomas de peritonitis cir- 
cunscrita. El 15 se practica una nueva punción i se estrae, como en 
la vez anterior, un poco de sangre, conteniendo al parecer cieno ae- 
plénico. Por medio de la jeringa de Pravatz se inyectan en el tumor 
25 centigramos de ergotina, toDiados de la siguiente solución: 

Ergotina » 2.50 gramos. 

Alcohol I ~ 7 -n " 

Olicerina ) 

Aplicación de hielo en la pequeña herida. 

El 16 P. M. T. 38.6. Pulso 140. 

Dia 17. — El tumor se presenta timpánico a la percusión, timpaniv- 
mo que se esplica por la descomposición sanguínea, dando lugar al 
desarrollo de gases; el abdomen mui sensible en toda su estensioQ, 
hai diarrea, la fluctuación se percibe bien en la parte posterior. lia 
intensa disnea que existe autoriza para hacer nuevamente la punción, 
saliendo gases fétidos i algo de sangre. Después de la punción el en- 
fermo respira mejor, de 60 Jas respiraciones bajan a 48. Oolocacioii 
sobre el tumor de un tubo de drenaje para dar salida a líquidos dee- 



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OBSftBVACIONES CLÍNICAS. 191 

oompuestoB i gases. Para moderar los snfrimientos al enfermo^ se 
prescribe: 

R — Morñna 0.01 gramos. 

Jarabe de goma 30 " 

J/. statim. 

Por la noche : 

B.— Cloral 1.50 gramos. 

Agua ) 

Jarabe de cidra I ** 

M. i T. en una Tez 

Dia 18. — ^Pequeña hemorrajia durante la noche, por el tubo, vó- 
mitos, diarrea. Por la mañana el enfermo se siente algo aliviado, han 
cesado ]a diarrea i los vómitos; ha disminaido la hemorrajia; nada 
hace presentir su próximo fin. A las 2 P. M. no hai nada de nuevo. 
j\ las 4 P. M., muerte casi repentina. 

Dia l2,-r-Autop8Í(L — Ejecutada 18 horas, post mortem, dio los 
siguientes resultados: incindida la pared abdominal anterior como 
para la ovariotomia, siguiendo la dirección de la línea blanca i des- 
prendi^ido lateralmente las partes blandas, se presenta el peritoneo 
mui espesado e intimamente adherido a la pared anterior del abdo- 
men, siendo imposible su separación sin destruirlo, i como por su 
otra cara forma parte de la pared del tumor, el contenido de éste, 
en partes liquido en otras una pulpa mas o menos espesa, se derra- 
ma en la cavidad abdominal, derrame iniciado durante la vida del en- 
fermo, habiendo dado lugar a una peritonitis circunscrita. 

Situación del tumor. — Entre las dos hojas del epiplon gastro-es- 
plénico, ocupando casi por completo la cavidad abdominal i usurpán- 
dose un lugar en la torácica, rechazando el diafragma, i por consi- 
guiente, el pulmón izquierdo. Su tamaño es mas o menos como la 
cabeza de un niño de tres a cuatro semanas, p^o algo aplanado. 

Ck>ntenido. — Sangre en ciertos puntos, en su mayor parte una pul- 
pa negruzca, análoga a la esplénica, tanto, que se creyó por el pro- 
fesor de clínica, al abrir el cadáver, que se tratase de la destrucción 
completa del bazo; habia, ademas, una materia blanca mui blanda, 
enqui^da en el centro del tamor, pareciendo por su aspecto a la 
sustancia cerebral. 

Pared. — Formada por la serosa peritoneal, doblada por una capa 
de fibras conjuntivas de nueva formación i mui vascular; de su cara 
interna parten prolongamientos fibrosos que interceptan cavidades 
de dimensiones variables, circunscribiendo en algunos puntos verda- 
deros quistes hemátodos. 

Examen microscópico del tiunor. — Practicado por el ayudante de 



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192 BBVISTA CLÍNICA. 

clínica interna, doctor Jerman Schneider M. El examen del contenido 
da a conocer nna gran cantidad de cristales de hematina i fibrina; 
en la sangre un aumento de glóbulos blancos 1 :60 u 80 rojos. En 
medio de la sustancia blanca, algo semejante a la cerebral, habia pan- 
tos que se diferenciaban de ella por su mayor dureza, dando al mi- 
croscopio tejido conjuntivo nuevo, entre cuyas mallas se hallaban cé- 
lulas semejantes a las de la sustancia medular, unas granulosas, otras 
con tres, cuatro i mas núcleos, i finalmente unas pocas células de di- 
mensiones notables, como las de los tejidos sarcomatosos i cancero- 
sos. En la pared del tumor no hai que notar sino las fibras conjunti- 
vas de nueva formación, que por su disposición forman pequeños 
quistes. 

Corazón, hígado, ríñones: tejido normal pero mui descolorido, en 
algunas partes principio de dejeneracion grasosa. Páncreas: tejido 
casi atrofiado por la proliferación adiposa. 

Bazo. — ^Esta viscera fué encontrada después de haber sacado todo 
el tumor; estaba enteramente oculta tras la producción accidental; 
atrofiado, tejido mui blando, se destruye fácilmente; las fibras mui 
trasparentes i débiles, notándose en su tejido cristales de hemoglo- 
bina i aumento de glóbulos blancos. 

Pulmón izquierdo: carnificado, aproximado a la columna vertebra^ 
i situado en la parte superior de la caja torácica; derrame sanguí- 
neo en la pleura izquierda, alcanzando hasta el ángulo inferior de la 
escápula, adherencias pleurales en la parte superior. 

Epicrisis agregada por el profesor de clínica. — Sin duda se presen- 
ta alguna dificultad para clasificar bien la naturaleza del tumor, tan- 
to por su desarrollo tan rápido, cuanto por la variedad mui marcada 
de las masas i capas que contiene; pero en vista de su examen i to- 
mando en cuenta las observaciones hechas, rectifica el profesor de la 
clínica el diagnóstico de un tumor leucémico del bazo en un.linfo- 
sarcoma (lynphoma medularis, según Billroth), tumor que Lücke 
describe de la manera siguiente: ^'Una glándula linfática se tumefa- 
ce rápidamente, i cuando aun queda separada por un corto período 
de los tejidos vecinos, i mientras se trasforma en una masa compacta 
produciendo un tumor verdadero, ya tiene rota la cápsula i las céla- 
las glandulares emigran en masa hacia todos los tejidos vecinos, sin 
dejar absolutamente nada intacto, ni los tejidos musculares, ni las 
vainas de los nervios, ni las paredes de los vasos, ni, por fin, las glán- 
dulas linfáticas vecinas. 

"Eí desarrollo del tumor es rápido, sin interrupción, i en poco tiem- 
po puede adquirir dimensiones colosales. Al principio, i cuando ya 
talvez tenga el tamaño de la cabeza de un niño, presenta todavía la 



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OBSERVACIONES CLÍI^ÍICAS. 193 

esimcinra linfoidea, i sus células conservan la forma de las células 
linfáticas, pero en otros casos se presentan ya en el principio aque- 
llas células grandes, lívidas i redondas del sarcoma, trasformándose 
en seguida la sustancia intercelular, perdiéndose la estructura linfoi- 
dea i encontrándose en tal tumor dejeneraciones grasosa, caseosa i 
focos hemorrájicos.*' 

La separación distintiva de un linfo-sarcoma de un tumor glandu- 
lar leucémico, solo se podrá hacer con el microscopio, pues macroscó- 
picamente casi no presentan en su aspecto ninguna diferencia, a lo 
smno serviría talvez la forma mas]aplanada i difusa como algo mas 
característico del tumor leucémico de una glándula. 

M lugar donde se presentan con preferencia, tanto los linfo-sarco- 
mas cuanto los tumores leucémicos, es la rejion larinjeal; los prime- 
ros se desarrollan esclusivamente en personas jóvenes i casi nunca 
después de la edad de cuarenta afíos, siendo su sitio predilecto el 
aparato glandular de la rejion cervical, colocando en segunda linea 
las rejiones axilar i clavicular, donde a menudo foiman tumores de 
grandes dimensiones, raros en la rejion inguinal. 

De todas las glándulas en el interior de cavidades, son mas frecuen- 
temente afectadas aquellas que tienen su situación tras el perítoneo i 
las glándulas mesentérícas. 

Un tumor de esta clase nos ha ocupado aquí, obligándonos a rec- 
tificar el diagnóstico de un tumor leucémico del bazo en aquel de un 
linfo-sarcoma. 

Noviembre 13 de 1877. 

Ventura Carvallo E. 

CONTRACTÜRAS DE LAS ESTREMIDADES SUPERIORES. — CrUZ MufíOZ, dc 26 

años, casada, ha tenido cinco hijos, de los cuales han muerto dos: uno 
de disentería i otro de viruela^ Ella ha sufrído de pulmonías; no es 
bebedora. Hace una quincena ha parído un niño vivo; habiendo sido 
su trabajo largo, pues los dolores se han manifestado con seis días 
de anticipación, apresurándose al fin de este tiempo con un purgante 
de aceite rícino. El sesto dia después de parir siente un tumor en el 
epigastrio, palpitaciones, no habia aparato febril ni síntoma de afec- 
ción aguda. El tumor i las palpitaciones desaparecieron con el bro- 
muro de potasio. El 6 de setiembre se me presenta a consulta i me 
da a conocer los anamnésticos anteriores, sufriendo el dia de la con- 
sulta de contractura de los dedos de las manos. Ella refiere así su en- 
fermedad actual: teniendo necesidad de hacer ciertos menesteres de 
la casa, sumerjo sus manos en agua caliente; sintió inmediatamente 
adormecimiento en los miembros superiores. Esto sucedió el dia 5 
B. u. 25 



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194 ÜEVISTA CLimCK, 

del mismo mes. £1 6, cuando se presentó a la dispensaría, tenia los 
dedos dispuestos de esi^a manera: el palgar en adduocion, en una car 
nal formada por el agrupamiento de los demás dedos, de /tal manara 
como cuando se introducen los dedos en el útero para practicar al^ 
guna operación obstétrica. ISsta contracción, no dolorosa, le imposi- 
bilitaba para el desempeño de sus ocupaciones; si con violencia se le 
apartaba los dedos, volvian a tomar su antigua posición: la enferma 
no acusaba mas sensación que la de hormigueo, según la espresion de 
ella, que se estendia al resto de los miembros superiores. La sensibi- 
lidad era -normal, los movimientos en los demás múscolos eran nor- 
males. Lo único que acompañaba a la contractura eran pequeñas 
convulsiones del lado derecho de la cara, que eran intermitentes. Se 
diagnosticó una contractura de orijen hictérico. El tratami^ito se re- 
dujo al bromuro de potasio. 

A los dos dias vuelve la enferma perfectamente curada. La canti- 
dad de bromuro tomado en los dos dias faé solo una dracma. 

— Tomasa D , de 35 años, casada, ba tenido un hijo. Antes ha 

sufrido de disenteríac^ palpitaciones a la rejion precordial, se le ede- 
matizan los miembros inferiores. Niega redondamente que tiene el 
hábito de la bebida, pero acosa el cuadro de síntomas siguientes: in- 
somnios, vómitos matutinos, sensación de plenitud ea el estómago, 
temblor de las manos. 'Se me llama a la casa; cuando llego estaba en 
cama, i se aqueja de la imposibilidad en que se baila para hacer uso 
de sus manos, pues los dedos están contraidos, el pulgar aplicaao 
fuertemente en la canal formada por el agrupamiento de los demás 
dedos; hai sensación de adormecimiento en los miembros inferiores, 
hallándose casi imposibilitada para hacer uso de ellos, razón por la 
cual ha tomado la cama. La causa que da de su enfermedad es el ha- 
ber sumerjido las manos en agua caliente. Se le administró una drae- 
ma de bromuro de potasio, lo cual hizo desaparecer la <x)ntractura. 
JjP» damaa itíntA^^^^ de alcoholismo han persistido. 

Síé aquí dos observaciones que se mAnifíestan de la misma mane- 
ra, que acusan la misma causa i que en ambos casos no son sino ua 
solo síntoma de una afección crónica. 

En la primera observación, la naturaleza de la contractura ha ndo 
hictérica, pues han precedido síntomas de hicteria i el tratamiento 
ha comprobado tal aserto. 

Ea la segunda había un cortejo de síntomas de un alcohcdismo oró- 
qíco. ¿La contractura era de la misma naturaleza? ¿Seria d^endiepipi- 
te del temblor alcohólico? Tal vez el estudio de la enferma en susiKMt- 
nifestaciones eonsecutivas de alcoholismo darían mas luz. £1 tra- 
tamiento fué igual al otro, el bromuro de potasio, i la misma dona 



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OB&E&VAOIDIISS CLÍmCAS, 195 

bftdté^ ptfm hfteer desaparecer el aintoma que aquejaba mas ala pa« 
dente. 

Creo qne en pocas partes se presentarán mas casos de neurosis de 
todas especies, ni mas casos de alcoholismos; particularmente entre 
las mujeres en este pueblo: pues los temperaiñentos dé las persona» 
son nervioso, nervioso-bilioso. ¿No se encontrarán ligadas' ambas can- 
saá? 

Lota, octubre de 1877. 

J. D. Hkrbeba B. 



REVISTA ESTRANJERA. 



£l KÁTK (iLKl PABAauATENSiB).— De Tin AiiálÍRis presentado por Gobler a la 
Academia de Medicina de Paris, resnlta que esta sustancia, de tanto consnmo entre 
nosotros, contiene 1.85 por ciento de un alcaloide isomérico de la cafeína i qne 
pnede denominarse mateina. Se la coloca, pnes, entre los ajentes nenrosténicos o 
dinamóforos. Se{;an el testimonio de nti médico qne ha residido mas de tres meses 
en el Plata, M. Leroy de Mericonrt, el mate ocasiona a menudo gastraljios o dis- 
pepsias mai tenaces, qne ]X)r cierto no hacen un elojio mni cumplido de esta sos- 
tanda, injerida habitualmente como sncoedáneo o análogo del ié. 

Guckbika; acción tbbapéütica.— Según el doctor Benavente, la glicerina pura 
es una sustancia asimilable qne estimula el apetito i activa la nutrición, por lo cual 
debe contársela entre los medicamentos reconstituyentes con mucha mas razón que 
al aceite de bacalao, i en las mismas circunstancias qne éste. Aparte de ser agrada- 
ble al paladar, sus efectos terapénticofi son mas inmediatos i libres del incouTenien- 
te de ocasioiar irritación gastro-intestinal, siendo, por el contrario, un eiccolente 
medio de combatir las dispepsias. 

PmorosFATO die fiebbo (solución de Leras). — Según recientes estudios esperi- 
mexitales, los pirofosfatos son cuerpos perfectamente definidos, de composición es- 
table, que nó se prestan a la asimilación, i que, como tales, atraviesan el organismo 
sm modificarlo de ottomodo qne aumentando la secreción renal, por la que son 
totalmttite eliminados. No son, pues, reconstitnyentés, como se ha podido creer, 
«ibo solo diallticos, i por este motivo diuréticos.— (J?u¿{. de Iherap., agosto de 1877.) 

ImrECCIONES SX7BCT7TÁNEAS DE AGUA FBIA EN EL BET7HATISM0 ABTICULAB AGUDO. — 

Merece mencionarse esta curiosa apltcaeion tewipéutSca, que, aun cuando no se 
ftpoye en datos científicos precisos, ha dado resultados mui benéficos en orden a 
f!^haat el síntoma mas penoso de la afección reumática, el dolor. En tres observa- 
ciones de M. Dienlafoy; (Gaz, dea Hop., numero 92, 1877; el alivió ha seguido 
prontamente ft Ja inyección de 15 a 20 gotas de agua pura en un sitio próximo a lu 



Google — 



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196 BEYI8TA ESTBAlf JERA. 

ariácalacion afectada, repetida la aplicación dos o tres yeoes o mas, segnu la mayor 
o menor jeneralizaciou del mal. 

F0SFA.T0 DE CAL. — Es un medicamento alimento, comparable a ciertos respectos 
al clororo de sodio, i mni útil en las tisis cuando do son de foima erética, en la es- 
crófula, la anemia, etc. Debe elejirse la solución cloridrica, por cnanto éste es el 
ácido normal del jago gástrico. 

Abceso del cebebbo; punción. —Después del coso, ya lejendario, diagnosticado 
X30r Dupnytren, pocos vecas, creemos, se habrá hecho una operación mas atrevida 
i que mejor confirme las teorías actuales de fisiolojia i patolojía cerebral que la si- 
guiente: 

Un adulto, convaleciente de la afección tifoidea, presentaba desde hacia unas 
seis meses un pequeño foco de supuración bajo el cuero cabelludo, a inmediacio- 
nes de la linea media i un poco atrás de la sutura occipita * parietal izquierda. Bo- 
breviene de repente una hemiplejia derecha con disminución de la sensibilidad; al 
siguiente dia tori)or intelectual; se reconoce la existencia de secuestros, que son 
estiaidos; la intelijencia se despeja, la mano paralizada efectúa algunos movimien- 
tos, pero no tardan en reaparecer i agravarse los fenómenos de compresión un di» 
después- Como la necrosis se había verificado mui cerca de la hoz del cerebro i del 
seno lonjitudinal, se emprendió con muchas precauciones el ensanchamiento de la 
abertura en los sentidos superior, estemo e inferior, con ayuda del martilio i dd 
escoplo, hasta descubrir la duramadre en un espacio de cuatro a cinco centímetros 
de largo i tres a cuatro de ancho. Esta membrana, engrosada i cubierta de fungosi- 
dades, fué incindida crucialmente; se reconoció un reblandecimiento cerebral de- 
bajo de la porción fungosa do las cubiertas. ¿Bastaba esta lesión, situada, como se 
ve, mui lejos de las zonas motrices, para esplicar una hemiplejia persistente i com- 
pleta? Se creyó lo contrario i se convino i llevó a cabo la función con el bistaií, 
por medio de la cual se llegó a unos dos centímetros i medio de profundidad, a un 
foco purulento, en el que se hizo penetrar en seguida una sonda acanalada cosa án 
dos centímetros mas adentro, evacuándose al menos imas tres cucharadas soperas 
de pus loable. 

Evitase la reunión primitiva de los colgajos de la duramadre; se. coloca un tubo 
de caoutchouc en el foco supurante, cubriéndose todo con capas de hilas i vendas. 
Menos opresión intelectual. La supuración continúa los dias siguientes; la fiebre se 
declara desde el tercero; no es probable que la operación, por mas bien indicada 
([ue haya sido, llegue a salvar este enfermo, que en todo caso presenta im alto ín- 
teres por el diagnóstico de las lesiones cerebrales. 

(Becientemonte he tenido en mi clínica do San Juan de Dios un caso en qae a 
consecuencia de una herida penetrante con un pequeño abceso del borde anterior 
del pulmón derecho, i hacia los treinta días de enfermedad, sobrevino después de 
lijeros escalofríos de infección, una hemiplejia izquierda que me hizo diagnosticar 
mi foco purulento en el hemisferío cerebral opuesto, como se comprobó claramente 
con la necropsia. El abceso ocupaba el centro del hemisferio, invadiendo conseca- 
tivamente los núcleos cenU-ales de la masa encefálica, al mismo tiempo que se 
acompañaba de derrame seroso de los ventrículos. No hubo mas trastornos intelec- 
tuales que cierto grado de torpor i de afiísia i somnolencia en los dos últimos dias.) 

Cura de alcanpou fknolado.— M. Eeynaud preconiza en las úlceras i heridas de 
mal carácter el uso de esta preparación confeccionada como sigue: ácido fénico^ 1 
gr. ; alcohol C. S. para la disolución; alcanfor en polvo, 2 gr. 50 cent. És una mez- 
cla oleojinosa, miscible en todais proporciones (se usa generalmente la mezcla eu 
proporción de 1 por 20) con loe aceites de oliva o almendras. 



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SKYIStA ESTBANJEBA. ' 197 

Opio i duitai* sai las ílaistoZíIacl — Be aoaerdo oon las esperiencias clinicas de 
Gnbler, Mr. Hucluird establece como signe la teoría fannacodinámica de estos ajen- 
tes: el opio conjestiona i la dijital anemia los centros nerviosos. Asi, pues, si la 
asistolia proviene de fidta de estimulo nervioso de los neumogástricos ligada a la 
isquemia cerebral, como es el coso en las lesiones aórticas, se halla perfectamente 
indicado el opio. Guando, por el contrarío, hai replesion sanguínea de las visceras 
i en particiliar del cerebro, por estorbos a la vuelta de la sangre venosa, como suce- 
de en las lesiones mitrales, es la dijital el medicamento apropiado pera curar la 
asistolia. Teóricamente, difieren un poco estas ideas de las que profesa Gnbler, pe- 
ro conouerdau mui bien con los resultados clínicos anunciados, untes que por na- 
die, por el dicho eminente profesor. 

Medigáciok saxiIcíijca.— Hé aquí las conclusiones jenerales sostenidas por €rer« 
man Sée ante la Academia de Medicina de París, tocante al uso terapéutico del áci- 
do salicilico i sus derivados. 

1. ^ Gomo tópico antisimótico, tiene sobre el ácido fénico la ventaja de carecer 
de olor; como antiséptico interno no posee virtudes apreciables en los casos en que 
Se le recomienda; 

2. ^ Gomo antipirético, sus efectos son transitorios i dudosos, aun bajo la forma 
de salioilato de quinina; 

3. ^ En el reumatismo, sea febril o apirético, de las articulaciones, a escepoion 
del blenorrájico, su acción es casi especiñca, i exenta de recaídas, siempre que se 
continúe la medicación durante cierto tiempo; 

4. ^ Lo mismo en el reumatismo crónico i sus exacerbaciones agudas; en la go- 
la aguda i crónica, con infartos periartioulares i tofos; en las arenillas i dolores ne- 
fríticos que ellos ocasionan; 

5. ^ £n ciertas neuraljias faciales i también en la ciática ha dado algunos ven- 
tajosos resultados; 

6. ^ Produce efectos calmantes bien claros en enfermedades dolorosas de la mé- 
dula espinal, cuidando, no obstante, de prevenir la debilitación que suele acarrear 
la continuidad del tratamiento. 

HiPBBTBOFiA CABDÍACA I N£FBrn8.~La rclaciou de causalidad entre estas dos le- 
siones, bastante oscura a menudo, ha sido establecida como sigue en un caso inte- 
reeante de M. Potain {Gaz. des Hop., núm. 91) que estractamos a continuación, ün 
sujeto de 65 años, con signos de bronquitis i enfisema i cierto grado de apoplejía 
pulmonar en la base del pulmón derecho, presenta una opresión marcada con cier- 
tos caracteres de la respiración de Stokes i notable matidez precordial, sin ruidos 
anormales bien netos. La orina, límpida i clora, sin uratos, precipitaba una regular 
porción de albúmina, tratada por el ácido acético. Ha creído el profesor deber re- 
lacionar dicho hipertrofia cordiaca, o uno nefritis intersticial posado, cuyo consa 
filé un resfrío súbi^ o abusos olcohólicos, que lento i paulotinamente pueden aca- 
rrear lesiones viscerales, sin ocompofíomiento do los perturbaciones nerviosas i en 
particular del temblor, que faltan absolutamente en el sujeto en cuestión. Es a este 
respecto umi observación interesante, por cuanto es un hecho bien establecido que 
estos últimos fenómenos nerviosos se presenton de ordinario, hecho obstraccion de 
cierías idiosincrasias, en los individuos que incurren de tiempo en tiempo en gran- 
des excesos alcohólicos, i faltan por el contrario en aquellos que hacen un uso con- 
suetudinario i prolongado de dichos estimulantes. 

Pebitomitis tttbebcttlosa.— Las primeros manifestaciones de esta afección, ton 
difícil o veces de diagnosticar, consisten en cierio grado de meteorismo abdo- 
mijial, que pronto es reemplazado por un derrame. Sensibilidad poco acusada. Sen- 



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W^ REVISTA XBVIt^KJttKÁ. 

saoion depasixKiidad debida a la adhesión por piodn<stOB isñsmatoriQB (sensaem 
de SoUdaridacL Tronsseati, ) de las asas inteRtinales. La diarrea, mal freenente» en 
a la peritonitis crónica lo qner el vómito a la aguda (Bucqnoy.) Ifhroha lenta i ao- 
cidentada. Sobrevienen a veces fen<5meno8 de esttangnlacibn debidos a la ntno- 
oiOQregrefávn de los productos exsadadoSi 

El pronóstico no es absolutamente grave. Puede curaise, siempre quela afeeeion 
pulmonar no esté demasiado avanzada. Vejigatorios, yodo, oompreekm e imnorilim- 
cton del vientre, arsénico, tónicos: hé aquí los medios locales i jeneíales deque 
puede* hacerse' uso^ para conseguir al menos mejorías de larga duración. 

Feretonismo. — Bajo esta denominación, que pudiera tacharse de anfibolójioa, 
Gubler propone designar el conjunto de fenómenos gravísimos que ncarrean la pe- 
ritonitis o mas bien las lesiones de los órganos tapisados por el peritoneo; fenóme- 
nos que antes han sido llamados coleriformea i que no siempre guardan relación de 
intensidad i apantto con la estension de la flegmasía serosa. Es el Schock de los ci- 
rujanos inglesen. El mecanismo íntimo de su producción puede referirse a la teo- 
ría délas acciones reflejas, una viva excitación^ partida de la serosa, se propaga por 
los cordones simpáticos hacia los ganglios semi-lunares, torácicos i las masss gan- 
glionarea encefálicas, para reflejane de aquí en los órganos contráctiles de los apa- 
ratos viscerales. Excepcionalmente, puede la irritación peritoneal, traspasando los 
límites <td sistema ganglionnrio, llegar' de una vez a la médula i ocasionar el téla- 
nos (ovariotomía.) 

Las condiciones predisponentes del peritonismo residen eu la gran fDieilldad'de 
ciertos departamentos nerviosos para irradiar sus impresiones a los chitaros ganglio- 
nares (intestinos* delgados, colon trasverso^ útero^ aparato tubo ovárico.) 

La raza negra goza de cierta inmunidad a este respecto. Las causas detenniaan- 
tes son mui conocidas para qpe nos detengamos a enumerarlas aqui 

La terapéutica racional de este cuadro mórbido nos ofrece en primera linea los 
narcóticos i en especial el opio i loe estimulantes difuaibles, entre los cuales deben 
preferirse los alcohólicos. Los anestésicos, éter i- cloroformo, hacen un gian papel 
en la profllázis del peritonismo, cuando se trata de traumatismos quiíúrjioos, en la 
ovariotomía por templo. 

Santiago, noviembre de 1877. 

Dr; F. It MAjrmnsz. 



bibliografía. 



A ALBQaoKo-PTMELxmíA otT ÜBiKAs LEnrrosAs. — Una cuestión de alto interés 
práctico para los facultativos de los países intertropicalefl, el estudio sobre la natura- 
leza i tratamiento de las orinas lechosas, afección que reina endémicamente en dichos 
XMiises, ha sido hábilmente desarrollada por el eminente dootor D. de A. Mártíns 
Costuep un ti^l^jo dedicado a la Academia Imperial de Medicina de BIq Jandro, 



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JBtBLIOOBAEÍA. 199 

fieeoimmos so» pd^iiiaii i eacontnreaxoH pintadas oon admimble culoiido las oon- 
dioioiia0 jenéBÍooA djB la presentación de este estadomórbido* sos lesiones, sintomaR, 
etc., diversc^ tratamientos pnestos en práctica con resultados inconstantes i :fínalr 
mente, observaciones clínicas, yn propias, ya ajenas, qne en mil circunstancias po- 
drán ser rejistradns provechosamente por el qué pretenda conocer a fondo los es- 
collos qoe puede presentar esta afección. 

£1 Amor al progreso de la ciencia en el Brasil ha inducido constantemente al 
doctor Martins Costa a tratar con preferencia las cuestiones que atañen mas di- 
rectamente a la medicina patria; ampliando puntos poco esplorudos, dilucidando 
otros sumeijidos en el limbo i demostrando de ese modo que, al fruto de un:pro- 
fondo estudio, están vinculados el adelanto de la ciencia i el alivio de la humofiidad. 
Desearía manifestar detalladamente la importancia de coda uno de ios capítulos 
de esta interesante obra, pero seria abrazar un campo demasiado vasto, seria posar 
los limites ooncedidos en los columnas de noestaro periódico a trabajos bij>Uográfi- 
.eos; me limitaré, por tonto, a diseííar a la lijera el plan seguido por el afUer i loe 
resultados a que arribo. 

Entre los numerosas condiciones etiolójicos a que atribuye lo «Jecoion, a ejem- 
plo de la mayor porte de los pióctioos, el clima es colocado o la oabeeo de ellos; 
siendo lo noción simultáneo del calor i humedad, cuyos efectos supongo conocidos, 
los que orijinon ton desagradable estado m<kbido. Una enfermedad algo conocida 
entre nosotros, el mal de Bright, puede ocupar un lugar de predilección ^entre las 
causas predisponentes de lo olbúmino-pimeluria, sin despreoior en modo alguno 
ol e^ado puerperal, constitución, temperomento, etc., que pueden traer sin gran 
aparato la brusco aparición de lo afección. 

£1 cuadro etiol^ico nodo dejo que desear. Si el conocimiento de lo etiolojio no^ 
revela yo el jenio del autor ¿qué diremos al recorrer el cuadro sintomático, marcho, 
complicaciones, terminaciones i, sobre todo, ese diagnóstico diferencial entre los di- 
versas alteraciones de lo orino? £1 método i lo clorídad dominan en los diversas cues- 
tiones que dilucida, demostrando o codo poso sus sólidos pensamientos cientiñcos, 
sin dejarse arrastmr, en la discusión de las diversas teorías inventadas paro esplicor 
el aspecto lechoso de la orino, por los opiniones de personas cuyo nombre se ha he- 
cho ilustre en la ciencia médico. 

Lo teoría de lo leche, lo del quilo, lo de los helmintos, lo de lo linforrojio, etc., 
todas los ha rebotido con poderosos argumentos, orribando o conclusionfas propias 
qiüzójnui diñoiles de destruir, pues hoce la espUcacion mas clara i notiual de lo 
presencia de los elementos que don ese color o lo secreción urinario. 

Hé oquj, en pocas palabras, su modo de pensor: "lo olbuminorpimeluria es el re- 
sultado de un vicio de la nutrición i de lo hemotopoiesis, es uno íolta de enerjio fun- 
cional, produciendo otonío orgánica jenerol i consecutivamente un exceso de ele- 
mentos grasosos en lo sangra" Bojo lo influencio de esos causas, las anaterías gra- 
Hos que entran en lo composición del quilo, que no son quemadas por el oxgeno ni 
aprovechados por los tejidos, permanecen en lo sangre, i no siendo necesarias al 
organismo tienen que espulsorse por la orino. 

Pero si basto oqui es completo el estudio de este estado mórbido, no sucede lo 
mismo con respecto ol tratamiento: es un punto aun no resuelto; diuréticos, onti- 
esposmódicos, etc., han sido empleados con resultados voriobles. 

Aun cuondo en el presente trabajo no se trata de una afección propio o nuestro 
clima, sin embargo, creo de interés lo lecturo del trotodo de que doi cuenta, ol mé- 
nOH paro conocer el cuadro de las numerosas alteraciones de lo orina. 

Ventura Cabvazj^ E. 



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200 BIBLIOGRAFÍA. 

El tbrbemoto del 9 de mayo de 1877. Algunos datos paba la gieiícu i pa£a 
LA PBÁcnoA por Otto Habneckeb. (1)— Oon este título se ha dado a Inz en Iqm- 
qne tin folleto, cuya publicación merece considerarse como un acontecimiento cien- 
tífico. 

Encontrándose su autor en Tocopüla la noche del terremoto, procuró, con una 
tranquilidad rara en tales momentos, observar por fá mismo los elementos de squel 
fenómeno i mas tarde sus efectos. Su folleto se ocupa en dar cuenta de esas obser- 
vaciones, en apreciar su justo valor, en relacionarlas entre sí i con los efectos per- 
sistentes de la catástrofe i luego en esponer las consecuencias referentes a la ciencia 
i a la vida práctica que lógicamente se deducen de ellas. 

Los caracteres de la convulsión terrestre, sus efectos en el nivel de la playa, en 
la cordillera de la costa, en las habitaciones i edificios, en el mar i en la atmósfera, 
justifican una nueva i feliz teoría con que él, invocando una causa iinica, esplica la 
producción de esos cataclismos de múltiples i tan diversas manifestaciones: ruidos 
subterráneos, estremecimiento i contorciones del suelo, hundimientos i solevantar 
mientos de las costas, inondaciones del mar, erupciones volcánicas, etc. 

La misma teoría le permite responder afirmativamente a la pregunta ¿se repetirá 
el cataclismo en nuestro pueblo? i la historia de los terremotos mas recios de Sud- 
América, señalando un término medio de nueve afios como el intervalo con que de 
han repetido durante los nueve últimos decenios, le permite indicar aproximativa- 
mente la época en que ocurrirá el venidero. I lo que es mas interesante, de la misma 
teoría se deduce razonadamente que * 'todos aquellos pimtos que han sido conmo- 
vidos con mas fuerza en uno de los terremotos tienen en su favor la probabilidad 
de quedar fuera del centro de acción en la vez subsiguiente," pues, como veremos 
cada temblor es la aparición de un esfuerzo de la naturaleza por consolidar la débil 
corteza sólida de nuestra tierra. 

En la última parte, al lado de la belleza teórica de su concepción, luce el señor 
Harnecker la competencia práctica de su profesión. El folleto termina dando los 
consejos mas bien fundados que para precaverse de esos peligros, siempre inminen- 
tes por su intermitencia, debieran observarse en la construcción de edificios, minas 
i muelles, en la conservación de embarcaciones menores, buques, vapores i objetos 
frájiles de uso doméstico, en la colocación del fuego i luces para evitar los incen- 
dios consiguientes a la caída de los edificios. Da asimismo útiles conftejos al viajero 
del desierto, que después de un terremoto puede hallar borradas todos las huellas 
de su camino, i señala la altura sobre el mar a que conviene edificar para precaver- 
se de BUS inundaciones. 

Modestamente oculta entre tantos datos i consideraciones viene la investigación 
del oríjen primitivo de los desastres que ha presenciado, concretado todo en los 
dos párrafos que a continuación copiamos: 

"Aventuraremos por lo tanto nuestro juicio a este respeto, aunque sea esponiéndo- 
nos a resolver este difícil problema tal como lo hacemos en aritmética con la regla 
de falsa posición. 

"La causa del terremoto del 9 de mayo es la misma que la que produce el lento 
solevantamiento de toda la costa occidental de la América del Sur. Es una fuerza que 
tiene su inmenso taller en el interior de nuestra tierra i que se apoya en el núcleo 
ígneo por una parte i encuentra por la otra su resistencia en la corteza terrestre. 

(1) Otto Harnecker nacido en Alemania, educado en Valdivia, graduado abom 
ocho afios de injeniero de minas en la Universidad de Chile, establecido actualmen- 
te en Iqnique. 



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BIBLIOGRAFÍA. 201 

Esta f oerza, cuya intensidAd es capaz de Boleyantar el enorme peso de las montañas, 
venciendo al mismo tiempo el roce de la adhesión, es producida porr la criatalixacion 
de ¡a roca ígnea fundida en el interior de la tierra. 

"Asi como el animal i la pkinta, el mineral en su desarrollo, al cristalizar au- 
menta de volumen, o lo que es lo mismo, su peso especifico es en este estado menor 
que en el de fusión ignea. Este aumento de volumen enjendra una fuerza que ejer- 
ce una presión contra la materia ignea fundida i contra la corteza de la tierra: a la 
primera la obliga a brotar por ios volcanes; de ahí su orijen i la causa de sus erup- 
ciones; a la segunda la solevanta formando montafias." 

Es obvia la ventaja que esta esplicacion, con ser una concepción esencialmente 
abstracta, lleva a todos sus antecesoras: ella es la primera que esplica de un modo 
mui probable la causa de cataclismos repetidos, atribuyéndolos a una fuerza cons- 
tante que puede quedar latente por mucho tiempo i producir sus efectos solo de 
cuando en cuando, pareciendo éstas provenir por eso de una fuerza intermitente o 
de fuerzas distintos como pareció al principio; ella es la primera que relaciona en- 
tre si fenómenos que hasta hoi no estaban relacionadas mas que por la cronolojia. I 
a estos dos grandes méritos se reunirán pronto, sin duda, los que la observación 
ilostrado, dirijida por esta via, descubrirá en su apoyo. 

Fl&ra comprender este mérito relativamente a las hipótesis antiguas, basta compa- 
rarla con aquella que, según la Jeografía FUica de don Diego Barros Arana, * 'reúne 
el mayor número de sufrajios. " 

'*Unos considerando el centro de la tierra como una masa en estado de fusión, 
cubierta por una corteza sólida, suponen que los fluidos gaseosos que se desprenden 
de ese centro i que se condensan por efecto del enfriamiento gradual de la superficie 
terrestre, ajitan esa corteza, la rasgan i consiguen al ñn salir a la superficie por el 
cráter de los volcanes. " 

Puede asegurarse que lo infundado i lo vago de semejante suposición no le per- 
mite equipararse con la precisión de la nueva teoria. 

Con todo, hai en ésta una asevemcion que suscita dudas: el sefiorHameoker, con- 
siderando la cristalización como una manifestación de vida en el mineral, la supone 
acompafiada de un aumento de volumen. Mientras tanto, la fisica no ha comproba- 
do este aserto: la cristalización aumenta, es verdad, el volumen del agna i el de las 
fundiciones de hierro, zinc, antimonio i bismuto (por lo cual estos metales llenan 
perfectamente bien los moldes); pero hai todavia lugar a dudar sobre si la>dilata- 
cion sea una lei jeneral pam la cristalización de todos los cuerpos, pues los esperi- 
mentos fideos hechos con este objeto son todavía mui pocos. 

EUo es que aun cuando una esperimentacion suficiente fuera adversa a la teoria, 
ésta perdería poco, pues es evidente que cualquiera contmccion en un punto de la 
masa terrestre, determinará tan graves trastornos como una dilatación. 

En resumen, si no puede admitirse la teoria del señor Hnrnecker como esplica- 
cion decisiva ni esclusiva, debe reconocérsele el gran mérito de haber llamado la 
atención, en el estudio de tan mal comprendidos fenómenos, hacia ese poderoso 
ájente que * tiene su inmenso taller en el interior de nuestra tierra," el enfriamiento 
progresivo i la cristalización, i cuyas manifestaciones continuas, imperturbables, ''si 
bien hacen sufrir penosamente a una parte de la humanidad, son manifestaciones 
necesarias del poder de la naturaleza creadora que lleva asi la vida a naciones en- 
teras oon el agna que se desprende sin interrupción de las nevadas cofdilleras sole- 
vantadas por la acción de esta bienhechora i misteriosa fuerza.*' 

F« PÜGUL BOBNX. 

B. x. 26 



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CONSTITDCION HEDICi BEINAIITE. 



OOTXJBÜID T>1B} 1877 



Saxtiaoo.— jfiModo «anSlorio.—DeBpues de los datos que hemos comonioado a los 
lectores de 1a Bevisla Médica en el mes pesado, i que en jeneral eran bien aatisfae- 
torios, como lo han sido en los meses tmscnrridos del año actual, se han opoado 
en el estado sanitario algunos cambios dignos de interés. 

Lan yariaoiones telnrioas de este afío, cuyo recuerdo no se borrará ni en muchos 
años, i que han producido sucesos tan graves como desastrosos para la agrícnltoia 
jdel país, han favorecido, al parecer, un estfvdo sanitario cuya bondad le ha hechu 
verdaderamente anómalo si se atiende a los resultados estadisticos ordinarios. 

Ninguna epidemia, propiamente dicha, i si una que otra «ifermedad ha tomado 
momentáneamente la forma epidémica, casi siempre ha «do localmente, muriendo 
poco despuos en su propia cuna, como si la temperatura i demás ajentes atmosféricos 
opi2SÍeran algún poderoso obstáculo a su desenvolvimiento. La coquelueh/e, la {üfam- 
brilla {morbUih la d(/!e)'ia, la viruela^ etc . que en varías ocasiones han -comenzado a 
desarrollarse en cierta escala, han desaparecido después para manifestarse de nuevo 
en la misma forma. Actualmente se operan fenómenes idénticos, i, en cuanto sabe- 
mos, la coqueluche reina aun; algunos casos de nwrbilU otros de difieritig forman al- 
gún continjente en la clientela de los grandes piiíoticos de la ciudad. 

Pero, al lado de esas variaciones i de esos hechos de observación, principian a 
verificarse otros nuevos i que son los que deben ser conocidos con especialidad. 

£n las dos últimas semanas, según lo hemos sabido por los profesores de clínica 
interna, se han presentado algunos casos de afecciones tifoideas, i lo que aqui ce- 
mienza, es ya un hecho en otras localidades de la Bepública. 

En las salas de clínica interna del profesor Schneider no hemos observado nin- 
gún caso hasta hoi; pero en la ciudad hemos visto uno bien caracterizado i saba- 
mos de Tirios mas. 

Las enfermedades abdominales, propias de esta estación, comienzan también a to- 
mar un cierto incremento que data de unas pocsis semanas. La lUserUeria, Kq>at¡tiSy 
catarros inteslinales agudos coleriformest suhagudos, se ven en cierto número i mm 
especialmente en los hospitales. Por espacio de una quincena, el material caid úni- 
co de las salas de cUhica interna que corren bajo nuestra asistencia, ha sido de en- 
fermos de hepatitis supurativa o nó, edecuitUis, diarreas, cUsenteria, etc. 

En mucho i hasta como causa única influyen en estas enfermedades los materia- 
les de alimentación. Hoi día que los artículos de primera necetúdad para el pobre 
han alcanzado un precio excesivamente elevado i fuera del alcance de soa escasoR 
recursos, su alimentación tiene que ser deficiente i hasta inapropiada, ya pora sa 
nutrición, ya para una fácil dijestion, compuesta de Inateriales refcactarioa a los 
jugos dijestivos, de sustancias aun descompuesta-s de frutas verdes, de condimen- 
tos en esmerada proporción, de bebidas alcohólicas de pésima calidad i en exceeo, 



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GOirSTITÜGION MÍOICA REINANTE. 208 

O €11 fennfintftcion, tiene qne producir fenómenos tan vanados como gravee. A su 
aooion irritante directa sobre el Aparato de la dijestion, bai que agregar su fácil 
desoompoeician o fermentación pútríiia, pnes qne por lo refractario de sos elemen- 
tos constitativoB no puede sufrir a'][neila que es la normal i que es la dijestiva. 

Dada la miseria de las poblaciones i que en los campos de las diferentes provin- 
cias, aunque en unos mas que en otros, toma do dia en día proporoionee mas gra- 
▼efi, es de temer que estas enfermedades se hagan dominantes i que sean el horri- 
ble complemento del hambre, que ya muchos infelices divisan en la lontananza de 
un porvenir cercano. 

I para interpretar fielmente los hechos i para decir siempre la verdad, que ee 
nuestro primero i mas alto deber, afirmaremos que una de las enfermedades domi- 
nantes en los enfermos que buscan asilo en los hospitales, es el hambre. Dia por 
dia recibimos infelices en las salas clínicas, que pálidos» desfigurados, con sem- 
blante casi cadavérico, entran quejándose de dolores i mil síntomas i pañi los qne 
la preeeripcion mas eficaz seria un alimento sano i suficiente. Después de una esta- 
día de varios dias, de recibir una alimentación apropiada i de cuidados meramente 
hijiénicos, salen completamente curados, a lo menos momentáneamente. Interroga- 
do» acerca de sns [ladecimientos, los enumeran tan variados como persistentes, pe- 
ro piden ración aJimentioia completa i hasta doble i aun esa algunos dias les pare- 
ce insoficiente. 

Las condiciones jenenUes de la alimentación pública no pueden, pues, ser mas 
deafavocables. I el mal es tanto mas sensible cuanto que no podrá ponérsele un 
o{rariuno remedio^ 

^ I. UOABTE GunXBREZ. 



Hospital de 8an Juan de Dios.*— Existencia anterior, 384; entrados, 4^; muertos, 
89; altas, 349; existencia restante, 368; muertos antes de 24 horais 16. 

Hospital de San Borja.— Existencia anterior, 676; entrados, 680; muertos, 117; al- 
tas, 678; existencia restante, 661. 

Hospital de San Vicente.— Entrados, 367; existencia anterior, 278; muertos, 37; 
altnsr 300; existencia restante, 298. 

Causas de muerte: disenteria, l;delirium tremeus, l;conjeBtion pulmonar, 3; 
bronquitis, 4; viruela, 4; afecciones nerviosas, 2; aboeso hepático, 1; tisis, 9; gastri- 
tis» 1; reumatismo, 2^; pleuro-nenmonia, 3; hipertrofia del corazón, 4. 

Lazareto de la Maestranza»— Existencia anterior, 9; entradas, 9 (1); muertas, 4; 
altas, 7; existencia restante, 7. 

Cadáveres sepultados en el Cementerio: hombres, 184; mujeres, 213; párvulos, 
347. Total, 744. 

#b8ervaciones meteorolójicas hechas en el Observatorio Astronómico durante el 
mes de octubre. , 

Barámetro a 0° mn. Termómetro centígrado. 
Oscilación media. 1.83 9''31 

Id. estrema 9.91 21.50 

AltsiamáxinuL 727.10(14) 27.00(1.©) 

Id. media 721.26 14.63 

Id. mínima. 717.19 1,1.») 5.60.(14) 

(1) De Talagante 6, ningtma vacunada. De Santiago 4, (Fadnra, Fel^o, San 
Iñdro i Vieja de San Diego) ninguna vacunada.— Seis menores de 16 afios* 



Goosle — 



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204 COKSTITÜCION MÉDICA. BEINASTE. 

HtunedAd relativa del aire. Tensión del vapor de agna del aire. 
Máxima 97 (10) 16.31 (25) 

Id. media. 83 10.26 

Mínima 49 (17) 6.76 (13) 

Atmósfera.— Número de dias despejados, 2; nublados en parte, 20; nublados, 9. 

Difls en que ha habido niebla, 0; garúa, 3; lluvia, 9. 

Altura en milimetros del agua caida en el mes, 68.6. 

Vientos.— S., 4; SE., 1; SO., 32; NO., 2; calma 54. 

Temblores.— £1 dia 12, a las 4 h. 54 m. 50 s., fuerte remezón de tierra precedido 
de ruido subtemineo i seguido de lluvia en la noche. 

El dia 27, a las 16 h. 57 m. (4 h. 57 m. de la mafíana del 28) temblor suave pre- 
cedido de lluvia. 

Coquimbo.- En el mes de setiembre entraron tres variolosos al lazareto i salieron 
de alta los tres, de modo que el 1. ® de octubre no habia existencia, pero en la se- 
gunda quincena del mes la viruela trae alarmada a la [^oblación por su desarrollo 
epidémico. 

OvAiiLE.— Noviembre 5.— Nada de nuevo puede decirse sobre el estado sanitario 
de este departamento durante los dos'meses que acaban de trascurrir. Las defuncio- 
nes han sido mas de la mitad menos que en agosto. Inflamaciones internas poren^ui- 
incUosas no he observado una sola. Algunos casos de fiebre tifoidea medianamente 
graves, uno de los cuales se complicó con pericarditis, pero de feliz terminación; 
catarros bronquiales vulgares, corizas, diarreas en los niños, fiebres gástricas o reumá- 
ticas lijeras; uno que otro caso de tos conv\Usiva i dos o tres de remitatismo poUar- 
ticular de forma benigna. 

Respecto a cirnjia ha habido algo de nuevo: una amputación de la pierna, hecha 
en unión del doctor Dey, varias heridas algo estensas i la amputación eoh el 
écrassewr de Ghassaignac de un ^6roma subcutáneo pedioulado en el hipogastrio. 
Todas estas heridas i amputaciones han sido curadas con ácido salicilico i alcohol, 
presentando las superficies supurantes el mas satisfactorio aspecto que puede darse 
i un pus de buena naturaleza i sin el mas lijero mal olor, lo que atribuyo en gran 
parte al ácido salicilico i mas que todo a la benéfica influencia del clima de la pro- 
vincia sobre toda clase de traumatismos, aun los mas estensos, observación qne 
habia hecho antes ya el doctor Valderrama en los primeros años de su práctica en 
la Serena i que nos comunicó siendo profesor de patolojSa estema. 

La viruela ha aparecido en Puerto Coquimbo tomando una ostensión i propaga- 
ción relativamente considerables. Casi es seguro que luego tendremos en este de- 
partamento a tan temible huésped, pues nada es mas fácil que su trasporte en el 
ferrocarril. Como es consiguiente, esta novedad ha producido una justa alarma en 
el vecindario, apresurándose a vacunarse los que hasta ahora no lo faabian hecha 
Felizmente la benignidad de la estación hace esperar que en caso de epidemia, ésta 
no causará, como en otras ocasiones, estragos de consideración. — F. A. Ferry. 

Illapei*.— Noviembre 1. ^ — Tenemos la satisfacción de anunciar qne Illapel atra- 
viesa por una época bien consoladora. Las enfermedades epidémicas parecen ha- 
berse despedido para siempre. Casi todos los pueblos de la Bepública han pagado 
tributo a alguna epidemia, i sin embargo, en esta ciudad no observamos sino en- 
fermedades esporádicas. En la subdelegacion de Salamanca, a orillas del Choapa, a 
ocho leguas de Ulapel, se ha desarrollado la coquduche. En (Dombarbalá, al NR i 
a dieziocho leguas de distancia, la ios convulsiva ha hecho algunas victimas. Por 
partes telegráficos sabemos que en (coquimbo hai viruela, i en Illapel no hemos te- 
nido sino algunos casos de bronq^dtis en los niños a consecuencia de |a neblina fiift 



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CONSTITUCIÓN MÉDICA BEIKANTE. 205 

i húmeda que dorante casi todo el mee de ootnbre se ha observado en esta ciadad. 
Un caso de parálisia del sétimo par he observado en nna mnjer de 30 afSos a oonse- 
cnencia de haber tomado mate en nn pasadizo i despnes lavádose la cara. El lado 
afectado es el izquierdo; el ojo permanece abierto, las lágrimas se derraman en la 
mejilla, la conjuntira está algo inflamada; el ala izquierda de la nariz deprimida, 
la comisura del mismo lado desviada hiicia el lado derecho. Otro oaso he visto en 
una lavandera, por haber salido, estando aplanchando, a un patio; estos síntomas 
menos marcados, pues la afección se limitaba a los músculos de la cara; el lado pa- 
ralizado era el izquierdo. En el hospital he tenido un caso de pleuro neumonía iz- 
quierda posterior, dos de eníeritis oatarrúl; ninguna defunción. Deseo hacer notar el 
buen éxito que hemos tenido tratando dos úlceras antiguas escrqfidosas en el término 
de ocho dias con el estracto de nogal (5 por 30). Estas úlceras se habüm resistido a 
todos los tratamientos durante dos afios; en un caso se trataba de una nifiita de 
tres i medio afios, en el otro de una mujer de diezisiete años, ambas de constitución 
débil i linfáticas. 

La temperatura de Illapel ha tenido un descenso notable. £1 día 1. ® del pasado 
mes de octubre, a las 12.30 h. el termómetro marcó 27*' a la sombra, i 47» a los ra- 
yos directos del sol. Pero después ha bajado sensiblemente. £1 día 29 marcó 14» a 
las 7.40 A. M. 

Dias nublados totalmente, 13; en parte 7. 

Días de lluvia, 1 en la noche; despejados 11. 

Temblores, 8 (los dias 2, 7, 12, 19, 20, 23, 26 i 28.)~Pedro K Barros Ovaile. 

San Fsupe.— En esta ciudad i los villorios vecinos la viruela se propaga con in- 
sistencia. Se piensa en construir un lazareto i no se piensa en tomar las medidas de 
aseo que la hijiene redama. 

MziJpiLLA. — Durante el mes la membrana hizo diez victimas. 

VAiiPABAiBo.~La virada sigiie estacionada eu este puerto. Las oscilaciones que 
ha ofrecido la existencia en el lazareto dejan apreciar un descenso de 40 a 30 en el 
número de variolosos desde el 1. ® al 30 de octubre. 

Cimicó,—lái fiebre tifoidea parece haberse presentado con carácter epidémico. Ia 
viruela desapareció por completo en los primeros dias de octubre, quedando de- 
sierto el lazareto. 

TaIíCa.— Noviembre 5.— Estado sanitario.— A escepcion de la ios oonvulsivat que 
ha hecho entre los niOos buen número de victimas en los últimos meses, no tengo 
que comunicar otra novedad que la aparición del sarampión^ conocido vulgarmente 
entre nosotros con el nombre de alfonUfriüa, pero con un carácter de b^gnidad 
tal, que a los dos o tres dias estaban los enfermos completamente restablecidos. 

La visita de esta enfermedad fué de corta duración, pues desde mediados de oc- 
tubre hasta el presente no he vuelto a tener ningún otro caso, i lo mismo ha suce- 
dido a tres de mis colegas. 

No existiendo por ahora ninguna otra enfermedad reinante, paso a dar cuenta a 
Udes. de dos casos que, según oreo, no sonmui frecuentes. 

Es el primero un herido, entrado ha diez dias al hospital, servicio del doctor Le- 
telier. La lesión fué hecha, al parecer, con instrumento punzante i cortante a la 
vez, el que penetró por la fosa iliaca estema izquierda, rompiendo el hueso hasta 
la vejiga. Por la herida estema se derrama la orina, i despnes de diez dias aun no 
hai complicación alguna ni reaccio^ febril El tratamiento tiene por objeto favore- 
cer la evacuación de la orina por medio de una sonda que permanece en la ve- 
jiga. 

£1 segundo se refiere a una nifiita de siete afios de edad, para quien fui llamado 



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206 GONSTZTDCION HÉPICA 99INANTE. 

en la ivKshe del domingo ant^Mus&do. Después de anos paseos en la plaza, rc^gresó a 
sn ca8a, donde tomó e^ té con 1a familia, ün instante despnes se quitaba un zapato» 
e incontinenti le vino un ataqne convulsivo que le dificultaba la respixacion, hasfes 
tal punto, que la mamá, asustada, creía fuera membrana Hi primer cuidado fué 
pi-escribir bafios calientes de pies, repetidos tres veces en el espacio de una hoia; 
sinapismos a las pantorrillas i una poción apropiada para tomar una cucbarada ca- 
da boro. 

Al cabo de una bora, este ataque espasmódico, que oreo era algo como una a¡^ 
na estridiüosa, desaparecía enteramente. 

Completaré esta lijera comunicación con el envió de un resumen de seis observa- 
ciones meteorolójicas, debido a la amabilidad del profesor del Uceo, seüor León 
Kodc — Jenaro Contar do. 
' Besultado de 91 observaciones hecbas durante octubreí 

Barómetro reducido a 0^ »■!• 

Presión media mensual 754134 

Id. mayor absoluta el día 27 758.80 

Id. menor id. el día 1. ® ,, 747.45 

Oscilación mensual absoluta 11.35 

Id. diaria mayor el día 2 . , 6.22 

Termómetro centígrado. 
Temperatura media mensual ló'^l 

Id. máiima absoluta el día 25 21.7 

Id. mínima id. el día 14 6.6 

Oscilación máTJma absoluta 15i.l 

Id. mínima diaria el dia 23 11.0 

Altura de la lluvia caída en el mes, 0^1682. 

Número de días lluviosos, 8; nublados, 10; nublados en partos 16; oon neblina 
pÓ£ la mafiann, 2; despejados, 5. 

Vientos. -^Fuerte del N., 2; N., 13; NE., 19; E., 12; SE., 19; &>^4. 

.Kayor cantidad de electricidad atmosférica, entre 21 i 22 horas* --Ccon £och- 

Según La C^pinúm, una enfermedad desconocida i de funestísimos efectos se ha 
presentado en los árboles frutales de Talca: las hojas están acribilladas con nume* 
rosos agujerítoe, lo que los ha arruinado i no da esperanzas de maduración del 
fruto. 

Los agricultores atribuyen este mal al tiempo; mas les convendría averiguar si es 
debido a la. pululacion estraordinaria de alguna especie de insectos (fitófagos) que 
no se ocultan a una observación atenta i que pueden ser esterminados con prove- 
cho. 

LiNASEs.-— La epidemia de vifuda toma en el pueblo i en los campos propofcio- 
nes amenazadoras. Las autoridades muestran desconocer hts mas elementales veglss 
de profilaxia. 

Fabbal.— La viruela, que hace tiempo no aquejaba a este pueblo, apareció a prin- 
cipios de octubre alarmando también a sus pobladores. 

Chillan. — La vinula no solo redobla su frecuencia, sino que agraya la maligni- 
dad de sus formas. Las mas graves se han presentedo al fin del mes. 

LoTA.~Octubre l.^ — ^Bevísta de setiembre. — Observaciones meteorológicas.— 
Termómetra --Temperatura máxima, 19°2, dia 28 a las 10 h. A. M. ; id. mínima. 7.6, 
dia 11 a las 7 h. 40 UL A. M. ; id. media, 12.43. 

Barómetro aneroides.— Presión máxima: 76,7, día3alwi7h.50m. A.M.;id. 
mínima, 75, días 17, 18 i 19. 



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CONSTITUCIÓN MÉDICA REINANTE. 207 

Vientos Yeiniuites.'-N., lia habido en 3 días enteros; £.» 1; N0„ 1; ^., ^ 

Ix» demaR dias marean los vientos nada de constancia, recorriendo todas las di- 
recciones, pero cambiando con mucha prontitud. 

EMtado atmosférico.— Dios con lluTÍa, 10; nublados, 1; entre-nublados, 16; des- 
pejados, 3; con neblina, 1; oon temporal de viento, 2. 

Estado sanitario.— La viruela no nos abandona; lejos de disminuir, ha aumenta- 
do con las lluvias tan frecuentecs i con los excesos causados por los festividades del 
mes. He calcula la existencia en ambos pueblos de esta manera: Lota alto, lazareto, 
SO; Lota bajo, lazareto, 43; en casas particulares, 20; lo que hace una suma de 93 
variolosos. Acá no nos asusta la mortalidad de niños, pues ellos regularmente son 
vacunados i contraen xma viruela discreta; los que contraen viruelas de las peones 
clases son regularmente los trabajadores de la fundición de cobre, haciéndose pro- 
verbial que todo fundidor que toma la viruela muere seguramente. Hai una causa 
poderosa: que ninguno, casi, es vacunado, o el que ha sido, ha sido sin surtir efec- 
to.— Últimamente se han presentado casos aislados de eris^as de la cara; no se- 
ria estraño que cantinue a la viruela la erisipela. Lo que ha habido en coexistencia 
de la viruela ha sido ciertos emniemas en los niños, siendo mui rebeldes pora ca- 
rar; estas enfermedades han reinado epidémicamente, puede decirsa Las afecciones 
ajrtgoret un tanto en mayor número que el mas anterior: anjiuas catarrales, crupa- 
les, neumonias, reumatismos. Las oonjesUones hepátiaas principiaii a manifestarse; 
segtm todas las probabilidades, son su causa los excesos alcohólicos. Las afecciones 
crónicas del pulmón han pasado una ruda prueba con la intemperancia del olima 
en el mes.— «Ti D. Herrera IL 

GovoEPCioM.— Domina el reumatismo. 

MuLCHBN. — Las afecciones a f rigor e^ catarros i reumatismos han d<Hninado su 
oonstitQcion médica. 

Valdivia. —Octubre 7.— La virada se relira. £1 dia C cayó una lluvia de azufie. 

F. PU»A BOKMX. 



boletín. 



OOXXJBB.B] IDBl 1S77 

El ixxttob ELOUB^a— La Escuela Médica, el cu<)rpo médico han sufrido una 
irreparable i sensible pérdida. El señor don Bamon Elguero ha muerto después « 
de ana penosisima enfermedad que paso en doloroea prueba su ser moral i física 

'Glinicista mui distinguido, profesor mui notable de patolojia interna, vivió siem- 
pre humilde i alejado de los honore& Su muerte seta, pues, doblemente sentida» ya 
por ser su desaparición una gran pérdida, ya por haber tenido como único laurel 
de sus méritos im completo olvido. 

Ití, Revista Médica, haciéndose el eco de la jasticia, tributa este humilde recuerdo 
a BU memoria. 

I. ÜOABTB GUTCBBItSZ. 

TfiíBXTKAL DEL PsoToMEDicATo.— Hii couccdido el t&tulo do médioo a don Waldo 
Ugarte Serrano, de dentista a don Carlos Davied i de matrona a doña Juana Miran- 
da de Aranjo. 



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ios BOLETIX. 

GoNSBJO DE LA ÜNivESSiDAD.—El señoT Dooano de Ift Facultad de Mediciiia pi- 
dió se oroAra un empleo de conservador del museo anatómico existente en nno de 
los salones de la Universidad, que jamás ha prestado servicio alguno i que está inu- 
tilizándose por el abandono en que ha permanecido siempre. La idea fué aprobada 
por el Consejo i sn resolución se encargó al mismo señor Decano i al HCfior Bector 
de la universidad. Ojalá se realice pronto esta idea que todos los estudiantes agra- 
decerán i que solo exije gastos insignificantes. 

SoGZBDAD MÉDICA. — Sesiou CU Setiembre 9.— Presidencia del se&or Allende.— 
Asistieron el vice-presidente i los directores señores Aguinet, Echegóyen i Puga. 

Se dio cuenta: 1. ^ De una nota del señor Fumuze, de París, enviando una letxa 
valor de 500 francos, para pagar dos pújinas de la Revista Médica que ocupan con 
avisos durante un año. Se acordó contestarle cuando se haya aceptado la letra. 

2. ^ De otra del señor tjuillermo Puelma «n que recomienda al Directorio los 
Anales de Cundas Médicast i envia al mismo tiempo veinte ejemplares para que se 
repartan entre los médicos con el objeto de darlos a conocer. 

Fué admitido como miembro de número el doctor Agustín Concha Y. 

Sesión en octubre 19.— Presidencia del señor Mnrillo.— Asistieron los directores 
señores Díaz, Echegóyen, Aguinet, Barriga, Agnirre, Puga, Sanhneza» Olivares i el 
que suscribe. 

Se dio cuenta: 1. ^ De una nota del doctor Philippi avisando que ha recibido los 
dos esqueletos, uno de hombre i otro de mujer, pedidos a Alemania pora esta So- 
ciedad. 

2. o De algunos obsequios, tanto de memorias como de periódicos, hechos a la 
Sociedad: El hombre antes de la Historia, por el señor V. Letelier; Mam^eros dd 
Ecuador, por don Carlos R. Tobar; La Revista Médico- Quirúrjica de Biíeno& Aires; 
AUpmos daios rdttivos a la estadislioa mortuoria de Buenoa Aires durante d año 1876; 
Gaceta Médica de MorUevideo; Revista Médica de Rio Janeiro; OaxeUe des H9pUaux 
civiles et milUaires de 1876; Cuadros sobre la altura de las aguas pluviales i curva ter- 
mométrica media anual de Saniiago, por don M. Cádiz; Corso de Agricultura, tomo 
1. ^ , por don Julio Besnord. 

£1 señor Murillo tomó la palabra x>ara rectificar Ior apreciaciones que el s^ñor 
ügarte Gutiérrez hace en las Variedades del último númeoro de la Revista Médica 
acerca de un caso de muerte que atribuye a una infección puerperal provocada por 
contajio. Espone que desde el mes de junio no ha existido ninguna enfermediid 
puerperal infecciosa en su servicio de la Maternidad, i que el caso de muerte aludi- 
do es debido a otra causa. — Matías Mwioz R., secretario. 

Escuela ds Mxdicxna.— En la ojeada que dimos a sus edificios en la Revista an- 
terior, incurrimos en un error de lugar colocando sobre los mesas de di»eccion un 
techo de fierro que en realidad está sobre las bancas del anfiteatra Hacemos la en- 
mienda de este yerro, porque ella indica una rebuja de muchos grados en el calor 
que habremos de soportar en el verano, i porque nos da coyuntura para advertir a 
quien corresponda que si los estudiantes de medicina habían aguardado con pacien- 
cia, ohoia exijen con impaciencia se de a las mesas de disección el declive i los de- 
sagües necesarios para que, recojiendo como es debido los líquidos en dichas mesas, 
las hagan accesibles. 

BivNvsMiDA.— El médico don W. Hidalgo, bien reputado por sus estudios sobre 
el Koumys i la Ovariotomia i por su CarlilUi. para la crianza de los niños, ha determi- 
nado ejercer en Santiago sn profesión. 

P. PüGA Borne. 



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Aflo VL Diciembre 15 de 1877. NünL 6. 



MEMORIAS. 



Causas de la Propagación de la Viruela en Chile 

IDBLÁ 

8XCI8Í1ÍÍ lOETANDAD P PBADl'Gl SUS SPIDEIIAS EN SANTIAGO. 

MBIOBU in FKÜXBA PABA OPTAB AltOEABO MI LICSMCUIX) ÜS Ui FACÜI/TAB DX MSOICIir A 



Señores: 

Uim de las enfennedades enteramente desconocidas en América, 
intes de la llegada de los espafioles, i caya influencia desvastadora se 
ha hecho sentir en Chile desde los primeros afios de la conquista, es, 
sin dada alguna, la viruela. 

Consultando los cíonistas de aquella época, «e encuentra que la 
primera epidemia hizo su invasión en 1554, es decir, trece afios des- 
pués de la fundación de esta ciudad. Córdoba i Figueroa (1) refiere 
que de 10 a 12,000 indios que recibió P. Olmos de Aguilera en en- 
comienda, no le quedaban a los tres afios sino 100, a consecuencia de 
la mortalidad que produjo la yiruela. 

En una esposicion dirijida al Obispo de San Miguel por H. de San 
Martin, vecino, como Olmos de Aguilera, de la Imperial, le da cuenta 
de que solo sobrevivieron 80 indios de un repartimiento de 800 que 
recibiera de Valdivia, a consecuencia también de la misma enferme- 
dad. En el otofio de 1591, después de algunos encuentros con los 
indios en los campos de Tucapel, resolvió el gobernador de Chile, 
don Alonso Sotomayor, regresar a Concepción, "porque ya apretaban 
demasiado las lluvias del invierno, i para ocurrir a las necesidades en 
que ge hallaba todo el territorio, a causa de una cruel epidemia de 
Tiruelas que prendió en él i contajió también a los indios, que por 
este motivo no pudieron moverse contra nuestras poblaciones.'' (2) 

(1) Historia dé (Me.^OoleccUm de Historiadores ehüenos, t II, páj. 67. 

(2) OarTaUo i Groyeneohe. Descripción histái'ico-jeofp'áfioa dd rano de Chiles t VIII 
^]sí Ocileoekn de historiadores de (Mey^i.vm, 

B. M. 27 



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210 HSMOBXAS. 

Mas grave talvez que las anteriores debió ser la que sobrevino en 
1654, ''pues fué jeneral por todo el reino i dejó a esta ciudad de la 
Serena casi despoblada de vecinos i de jente de servicio." (3) 

El padre Guzman, autor de uns^ Hiafioria de Chile, refiere en ese 
libro que en 1787 la epidemia de Tirueiafi produjo en Santiago 
una mortandad que subió de 6,000 individuos. Este mismo autor 
afirma que en 1801 i 1802 murieron mas de 1,000 personas en los 
curatos de San Felipe, Curimon i Putaendo. 

Desde aquella fecha hasta el presente la viruela ha continuado 
lauiol^ndo estragos, ea,da afío ma^ considerables. Está en la naemoria 
de todos el gran numero de atacados i la no menos considerable cifra 
de defunciones, producidas por las epidemias de 1864, 1865, 1869, 
1872 i 1876. 

¿Qué causas contribuyen al incremento de esta enfermedad en 
Clhüef ¿A qué atribuir la Qs^oesiva mor^dad que eUaooaaioDa,sobie 
todo en Santiago? Para dar solución a estas cuestiones, la Facultad 
de Medicina, en sesión ordinaria del año anterior, acordó que el 
tema para memoria anual fuera el que encabeza estas ISneas. Moi 
léjjOQ.ba e9t^ de mi mente el hacer mx trabajo que pudiera presen- 
tarse a im concurso; i, al tratar el mismo asTiBtp m e&tt^ lugar, up 
abrigo la preteusipn de presentaros una obra acabada» sino uua sim- 
ple recopilación de datos esparcidos en diverso^ puntos. 



Para mayor claridad en. la esposidoQ dividiré ^sta memoria ea dos 
secciones: 1^ Causas de la propagaaíon de la viruela en Clúie; 3* 
Caucas de la excesiva mortandad que ella produce eu @autíaga 



PBIMEBA SEGOIOM. 

Cansas dfi la propaffQcion.-^e ha sostenido por algunos qu« h n- 
riaeja aparece entre nosotros bajo la forma epidé«áca en periodos 
jx^B» p menos fijos. Sin embargo, loa datos que arroja la .ealadisbca 
me iiaducen a uua conolusiou enteramente diversa. 

Es verdad que ha habido épocas en que la vúuela ba^ teaido an 
desarrollo coi^iderable; pero no es menos cierto que constantemopte 
en circunstanciáis normales, se presentan numerospi caaoa de iodiri- 
duOB ataoados (Je esta enfermedad. Para que ella revistió forma epi- 
démica necesita que causas pasajeras, desconocidas algunas, atinos- 

(3) Migael de Olivares. Historia de la Qíimpañ{a ^Jefus m (Me, jMíj. 430* 



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OATJSAB DE LA FBOPAGAOIOK Dfi LA YIBÜELA EN CHILE, k, 211 

HiUmB o zibiiótIeM, l>idn comprobadas otras, <somo la ialfca dé vaetma- 
ckmM, le abran el eamino i íadlitén sn paso esterimnador. El ináüjo 
de estas oattsas debe ser» sin embargo, mni pequefiO) puesto que exis- 
te ^ jérmeu infeccioso o elemento propagador que encuentra íádl 
recepción en los individuos predispuestos, no raounados en sn ma- 
yor parle. 

Como la estadisiioa no alcansa mes allá del afio de 1840 solo he 
podido formar un cuadro que, partiendo de esa fecha, manifiesta el 
número de Tariolosos fallecidos en Santiago i otros departamentos 
hasta 1864. 

A^OS. 8a&ti««o. Pesttrtomento*. 

1840 890 

1841 139 

1842 17 10 

1843. 20 16 

1844 46 6 

184a 114 

1847 160 

1848 198 

1849; 135 

1850- 39 

1851. 76 

1862 140 

1853. 142 

1864. 151 

1855. 26 

186a 48 

1857. 76 213 

1858 75 

1859 57 15 

1860 44 28 

1861 22 30 

1862 20 16 

1863. 21 16 

1864. 279 lió 

]Sn él dia han desaparecido las. dadas que antes se abrigaran sobre 
la eficacia de las vacunaciones i revacunaciones; i la mayoría de los 
médicos las reconocen colno un medio seguro de disibinuir i aun de 
estinguir por completo la viruela. 

(Consultando las obras que tratan de este asunto i revisando las 
estadísticas, se nota que la vacuna ocupa en la profilaxis de aquella 
enfermedad el lugar que de derecho le corresponde. El afio anterior 



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212 MXSC0BIA8. 

(i también eo, 1872) en una reunión del Ouerpo Médico» en el anión 
4dl Protomedicato, se arribó a ciertas conclusiones que fueron enm- 
das al sefior intendente de esta proyincia. Entre esas conclusioiieB i 
en primera linea se lee la siguiente: ''£1 Cuerpo Médico de Santiago 
admite la necesidad de las vacunaciones i revacunadones como el 
único medio de evitar la viruela. Hace esta declaración porque se di- 
ce que algunos facultativos niegan aquella necesidad." 

Muchos facultativos de la capital, por no dedr todos, son partida- 
nos de la vacunación obligatoria. Ni han faltado quienes se dirijan 
al gobierno i al cuerpo lejislativo manifestando la necesidad de esta 
medida, ''único medio seguro, que tiene la medicina, como dice 
Lorain, de una eficacia absoluta, para destiTiir el virus varioloso.'* 

Para que esta medida produzca sus resultados, es menester adop- 
tar otras que forman su complemento. No necesito señalar los efectos 
negativos que pix>duce un fluido antiguo, no renovado o de mala 
naturaleza. A la buena calidad del fluido se agregaría un numeroso i, 
sobre todo, intelijente personal de vacunadores, nombrados solo por 
la Junta de Vacuna i no por otras autoridades, incompetentes para 
elejirlos. 

Mas que a la ignorancia i preocupación áe nuestra jente del pueblo 
que no sabe apreciar los beneficios del fluido bienhechor, inculpamos 
a aquellos empleados que durante dos años no practicaron, una sola 
vacunación en varios departamentos de la República, como tuvo 
oportunidad de probarlo el año anterior un profesor de nuestra es- 
cuela. (4) 

La falta casi completa de vacunaciones en el pois, apesar del gran 
número de individuos encargados de jeneralizarlas, ha sido demos- 
trada en una memoria del señor Opazo. (5) Tomaré de ese intere- 
sante trabajo los apuntes siguientes: 

cj^^j.- ^ ( Población, término medio en dieziuueve años, desde 1857 

Santiago I a 1875. 344,933. 

Id i ^^^^^^^^3 anualmente, término medio, 15,082, o sea un 

( 4.4 por ciento de la población. 
Id i Quedan sin vacunarse 266,546, o lo que es lo mismo, un 

( 95.6 por ciento de la población. 

Si esto sucede en la capital, ¿qué no sucederá en el reato del Es- 
tado? 

Término medio anual de la población desde 1857 a 1875, 1.822,505. 

Vacunaciones en el mismo espacio de tiempo, término medio anual, 
68,829, o sea un 3.8 por ciento de la población. 

(4) Dr. A. Valderrama. Revista Médica, t. V, páj. 3. 

(5) ÁTUdes de la Universidad, i XUX V^i- 83. 



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OAÜSAB DE LA FBOFAGACüOlf DE LA TIBUELA EN CHILE, k, 213 

Quedan sin Tacosaarse 1.8é2»8d9, o nn 92.2 por danto. 

Cuando reina éíjenio epidémwo^ ae pnede obaerrar con isrisioBa, ea 
Tardad* loa deaastrea que ocaaiona la riroela en los no vaconadoá. 

El aigoiente cuadro, qne maniñesta el moTÍmienio habido en alga* 
nos lazaretoa de Santiago dorante loa añoa de 1872 i 1876, dará a 
conocer la enorme influencia que la yacuna ejerce como preaervatiYO 
de la yixuela. 

Molimiento de algunos lasaretos de Santiago en 1872, tomando por baae laa 

yaounaoionee. 





^ 


«a 


1 


1 


Entrados » 


492 
324 
164 


108 
70 

38 


1573 
843 
784 


2173 


Salidos 


1273 






Muertos , 


936 




2173 



Movimiento de los lasaretos de Santiago en 1876, tomando por base las 
yaonnaGiones. 



VACUNADOS 



Sanaron 



Murieron 



103 



NO VACUNADOS 



Sanaron 



2741 



Murieron 



2416 



Total 



6623 



Existencia 



98 



Se ve, pues, que entre loa atacados de la viiiiela el número de indi- 
viduos que han recibido el fluido es inflnitamente mas reducido que 
el de los no vacunados; ni en aquéllos ha producido la enfermedad los 
funestos resultados que en la jeneralidod de los casos puede obser- 
varse en los últimos. I téngase presente que en el número de vacu- 
nados aparecen muchos que jamas han recibido el fluido i otros que 
lo han recibido una vez solamente. ¿I cuántos de ellos recibieron una 
falsa vacuna o de mala naturaleza? 

En el dia se admite que la inoculación recibida en la infancia no 
eonflere inmunidad para toda la vida. Respecto al tiempo máximo 



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214 KMXOBlkB. 

que puede alcanzar la acción preserradora de tmaTacnnaeioii, no to- 
dos se hallan de umeráo* La misma rennion (en 1872) de que antes 
he hecho recuerdo, creyó conTeniente recomendar las revacunaciones 
cada ocho afíos. ''La inmunidad que la Tacuna nos permite conferir 
a las poblaciones, dijo el señor L. Oolin en nna de las sesiones del 
congreso médico celebrado en Ljon (1872), será completa, en cuanto 
es posible, el dia en que cada cual se haya convencido de qoé W racuna 
del niño no es sino el primer acto en la serie de inoculaciones que 
debe reciMr en el curso de su existencia. Es predso que él púbHco 
cese de considerar esta vacuna del niño como una operación comple- 
ta, suficiente, definitiva; que sepa que la virtud preservadora no es 
mas que temporaria i que se penetre bien de la necesidad de recurrir 
a ella muchas veces/' 

Después de estos antecedentes me considero autorizado para afir- 
mar que una de las causas principales que entre nosotros favorecen 
el detorroUo de la viruela, es la neglijencia de los individuos para 
acudir al preservativo de la vacuna. 

2^ Fuera de esta, hai otras causas que, ú bien ño de tanta trascen- 
dencia, contribuyen con mucho al progreso de la enfermedad en 
Chile. 

Una de esas causas que se mira con tanta indiferencia» apesar de 
la facilidad del remedio, es la admisión de variolosos en hospitales 
de enfermedades comunes. Ahi, mui a menudo, son asistidos sin se- 
parar salas, habiendo por lo tanto mancomunidad en el servicio je- 
neral. 

Por fortuna en la última epidemia se tuvo la feliz idea de no admitir 
ningún varioloso en el hospital de San Juan de Dios i de llevar a los 
la^retos a aquellos asilados que presentaban las primeas manifesta- 
ciones de la enfermedad* 

Si esta medida salvadora se llevó a efecto en quel establecimiento, 
no sucedió lo mismo en San Vicente, ocupado entonces, si mal no 
recuerdo, por 300 individuos afectados de enfermedades comunes. 
Con capacidad para recibir el doble de este número, se le destinó a 
servir de lazareto, i en pocos dias, el gran edificio era estrecho para 
contener el excesivo número de variolosos que se agolpaba a sus 
puertas. 

¿Cuantos de aquellos fueron acometidos por la terrible enfermedad? 
Nada nos dice a este respecto la estadística; pero conocida la oon- 
tajiosidad de la viruela, es de presumir que la ci£ra seria considera- 
ble. 

ÍLa falta que lamento no es de hoi ni se ve solo en Santiago: Talca 
no tiene lazareto especial i los variolosos son recibidos en el hospital 



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CAUSAS DE LA PBOPAGAOION DS LA TIBUSLA EN CHILE, &. S15 

del Salvador, en salas pequeñas, mal ventiladas, vecinas de las destU 
nadas a enfermedades comunes. La recepción de enfermos apestados i 
su colocación en las salas del hospital de Quillota juntos con los de- 
mas, obligó al delegado del Protomedicato dirijirse el mes anterior a 
esta corporación, haciendo presente lo pernicioso de tal medida. Es- 
tarla demás, señores, siguiera insistiendo en los males que acarrea 
esta promiscuidad de enfermedades comunes con infecto-contajiosas. 
3^ Señalaremos en tercer lugar, aun cuando no tenga en la actuali- 
dad mucha aplicación a esta ciudad, la situación de los lazaretos en 
los centros de población, como ha sucedido con San Vicente, el anti- 
guo del Arenal, etc rodeados de habitaciones numerosas, pertene*- 

dentes a jentes poco acomodadas, i uno de los cuales da frente a una 
calle de excesivo tráfico. El mismo inconveniente presentan los hos- 
pitales que por circunstancias especiales han tenido que recibir vario- 
losos, estando situados en el centro d» la población, tales como los 
que he tenido occisión de recordar. 

Si es poco hijiénico para una población que uno o mas hospitales 
se hallen en su centro, ¿cuanto menos no lo será el hospital que sé 
transforma en lazareto, es decir, en uu verdadero centro o foco de 
infección? 

4^ Muí digno de tomarse en cuenta es que la totalidad casi de las 
víctimas de la viruela pertenecen a la clase pobre del pueblo, igno- 
rantes ^^-Bumo grado de las mas simples nociones de hijiene. Obra 
principalmente sobre ellos, predisponiéndolos, el jénero de vida que 
Uevan : mal alimentados, excediéndose en la bebida, que es casi siem- 
pre de la peor especie; en una palabra, entregados constantemente a 
toda cías de desórdenes. 

El cuadro se completa si echamos una simple mirada a esos cuartos 
redondos, de pequeñas dimensiones las mas veces, con una sola 
puerta para la entrada del aire, lo qite dificulta su renovación i que 
sirven de morada permanente, por lo jeneral, a mas de dos personas. 
Felices deben considerarse los que- viven en ctíartos si se tiene 
presente la situación de los habitadores de conventillo : piezas bajas 
i jeneralmente inferiores al nivel del suelo, húmedas, sin aire ni luz, 
en donde jamas penetra im rayo de sol, sin mas patio que un pasillo 
angosto i formado por la unión de los aleros de un lado con los del 
otro; esas habitaciones dan asilo a familias numerosas que por las 
condiciones de vida que observan suministran un continjente nada 
pequeño a la raquitis^ escrofulosl% etc. i enfermedades infecto-conta- 
jiosaa. Me abstengo da hablaros del raaclio, herencia de la colonia, i 
que los propietarios pueden solo conservar en perjuicio de la salubri- 
dad pública. He aquí un 



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216 



HEHOBIAS. 



Onadro que da a oonooer el oñoio i oíase de habitación de los variolosos entrados 
a cuatro lazaretos de Santiago en 1872. 





OCUPACIÓN 


Varios i 


Casa de teja 

m 


ABITACIOK 


PIEZA. DEL ENTXBMO 


•s 

os 

1 


(0 
O 


J 

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i 

O 
479 


1 


1 


a 


o 
o 

1 


.2 

1 


12 


143 


58 


626 


! 197 


391 


35 

1 


85 


193 


954 



LcNS gañanes i los que en nada se ocupan, así como los moradores 
de ranchos forman el mayor número entre los atacados. Igual pro- 
porción existió en 1876, como lo prueba el cuadro que sigue: 

Ouadro que da a oonooer el oficio i clase de habitación de 1(hi variolosos adiados 

en los laaaretos de Santiago, en 1876. 

MUJERES. 







OCUPACIÓN 






HABITACIÓN 
















•9 




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S 


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§ 
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1 


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1 


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1 


1 


U 


^ 


127 


193 


210 


206 


174 


2456 


1402 


926 


728 



HOMBRES. 



OFICIO 



HABITACIÓN 



s 


§S 


J 




•§ 




1 


1 


1 






§ 


S 


Ǥ 


•3 


h 


s 


S 




0- 




.3 

GQ 




1 


950 


629 


242 


276 


753 


1644 


487 


669 



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CAUSAS DE LA PBOPAQAdON DE LA VIBÜELA EN OHILE, k. 217 

5^ La aglomeración de individuos bajo nn mismo tedio i de condi- 
ciones anti-bijiénicas influye de un modo notable como causa deter- 
minante de la enfermedad: asi lo demuestra la estadística. Reconoci- 
da la contajiosidad de la viruela, no tendría objeto la presentación 
de datos estadisticos que vinieran a poner de maniñesto el gravísimo 
daño a que se esponen los que, sin precaución de ninguna dase, 
prosiguen viviendo en el mismo aposento i respirando el aire cargado 
de emanadones que se desprenden del cuerpo de un apestado. Con 
el fin de evitar el contajio que habría causado mayor número de víc- 
timas, las juntas de lazaretos han puesto coches especiales a disposi*- 
don de los enfermos trasladados a los asilos estableados. Medida 
excelente, sin duda; pero que en varias ocasiones ha sido infructuosa, 
cuando los lazaretos estaban atestados de enfermos. Esos infelices, 
rechazados de las puertas de hospitoles i lazaretos, volvían al lado de 
los suyos para morir, i les dejaban por toda herencia el contajio. 
Ademas, no faltan quienes prefieran permanecer en sus ranchos mi- 
serables, privados de todo auxilio, antes que acudir a las casas de 
beneficencia, que ellos temen de ordinario tan infundadamente. 

Teniendo la autoridad la misión de velar por la salud de la comu- 
nidad, no debe tolerar bajo ningún prestesto el cuidado de uno de 
estos enfermos en el rednto de una pobladon, sobre todo cuando 
reside en un barrio de pobres, que siempre están preparados para 
hacer eficaz la acción del contajio. 

6^ En las últimas epidemias, que deben ser consideradas en la sec- 
don de las grades i no de las pequeñas, por el número de atacados i 
d de falleddos, acontedó en los días en que hubo mayor recrudes- 
cencia que los lazaretos no pudieron recibu* mas variolosos: se com- 
prende la situación de . sus abnegados administradores i tomándola 
en cuenta no pretendemos hacerles responsables en manera alguna: 
desearian tener lechos vacíos cuanto antes para acojer a los desgra- 
ciados que esperan a la puerta; los convaledentes abandonan el es- 
tablecimiento, marchan por las calles espardendo el contajio, i, estra- 
ña casualidad, se les ve en los lugares mas concurridos. 

No puedo menos que llamar la atención sobre esta falta, que, 
a la vez, es nn peligro para la salud del convaledente i una ame- 
naza constante para los que tienen la desgrada de encontrarse con 
ellos. 

Un doble objeto se persigue cuando se les hace pasar una larga 
convalecencia: dejar que su organismo recupere las fuerzas perdidas 
en la enfermedad e impedir que lleven el contajio a los de af aera.* 

Comprenderé en la 7* causa de propagación del mal, el desaseo, 
no solo de las calles i suburbios de la ciudad sino tamlnen de dertos 

B. K. 28 



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216 MEttOBIAS. 

establecimientos, fábricas i casáis, pequeños focos de enmnaciones 
permanentes que Téünidós bastan para infectarla por completo. 

Me apartaré del estudio interesante que requiere é^ta materia por 
no sfdir de los limites que debe alcanzar una memoria de esta dase. 
Antee de concluir con la primera parte de este trabajo, deseo llamar 
la atención sobre una ultima causa que cuenta con partidarios e im- 
pugnadores como todas las teorías que envuelven una idea nueva: 
me refiero, sefiores, a la ozonometría. 

Los que han estudiado el ozono han encontrado que disminuye 
con la sequedad de la atmósfera, "que él se halla en el ambiente de 
los bosques espuestos a la influencia del sol, se encuentra sobre todo 
eü los vientos que han pasado lamiendo la snperfície de los mares, pot 
lo cual no es estraño que los vientos occidentales que obran sobre 
iodo nuestro territorio se hallen cargados de él i que loe vientos 
sures que han pasado por los bosques d^ las provincias meridionales 
traigun a las del setentrion ese elemento de salubridad." (6)- 

El oxíjeno electrizado, dicen, tiene 1» propiedad de destruir los 
miasma» contenidos en la atmósfera i si ''a su existendn se atribuye 
la falta en Chile de los miasmas que en Ibs costas del Pem enjendran 
las calenturas intermitentes i que favorecen la propagación de la fie- 
bre amarilla," ¿no podría decirt» que su disminución, coincidiendo 
con otoños secos, sia vientos occidentales, ayuda en parte ü la düa- 
sion de la viruela? La observación hecha por algunos años «n nuestro 
pais podrá algún dia solucionar esta cuestáon. 

n. 

^BdtVílDJL SBOCXON. 

€fausa9 de iamoriandacL^^'El análisis detenido de las eáusas prai* 
-eq>ales que influyeu en el aumento progresivo de una enfermedad, 
facilita el estodio de las* que pueden contribiMi'* a 1a nA>rtandad. 

Enumeradas ya las predisponentes de la virueíla, oompren<Mindo8t 
en primem linea la falta de vacunaciones, <|Uie ayuda tamMen a sn 
incremento, i señaladas las maá importantes entre la$ determinante^ 
paso a ocuparme de las causas mas directas de la mortandad. 

En el cuadro P i que abarca un período de 24 años, desde 1840 a 
ISñá, señalé el número de muélaos por la viruela o)) cada «fio, tanto 
en. Sajitiago eomo éa el resto de la Bepábiica. 

La serie de cundros que va & ecmtinuacion comprende los que haii 

(6) S)r. W. Bíio, Mm aobré iajiogntfia de €Mte; p^ 17. 



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0AÜ8AS DE LA PROPAGACIÓN J>8 LA YIBUELA EN CHILE, k, 219. 

follecido. desde 1861 a 1875 indusÍYe, anot^ndase en k>0 últimos ,1a 

existencia que liahia antes, el número de entrados, salidos i muertos. 

Al^OS. Santiago. PtoVluclM. 

1865. eOT 110 

1806. 67 2M 

1868. 105 23 

1869., 582 10 

1870. 285 264 

1871 879 472 

1872. 4248 2096 

1873 787 1479 

1874 128 573 

1875 238 

1876 5710 614 



Estados que manifiestan el movimiento de los yariolosos en los hospitales i 
lasaretos de la Bepública durante los wos siguientes: 



lS7d 


¿ncmmdiA 

AUTBBIQH 


SXTBAPQt 


JIAMPOa 


KUrnOBM 


SZUTETOIA 

A rut DE a!}o 




H 


U4 


T 

"87 
216 


H 

3421 
2669 


M 

8600 
2373 


T 


1^ 
H 


H 

1996 
1466 


T 

4727 
2984 


H 

2603 
1200 


M 

1645 
896 


T 

4248 
2090 


H 

84 
131 


M 

86 
224 


T 


ff»ntlig". ..t, - .TT. 


711] i -iTS! 


170 


DirarsoB DepartiMa. 


101 


6042 


1Í29 


861 


X873 
































Santiago 

Piv^raoa Departam. 


'ÍÍ4 


88 
318 


88 
326 


876 
1698 


918 
1136 


i7í>;t in 

28a4 LIU 


695 
1043 


1087 
2197 


880 
886 


407 
64$ 


787 
1479 


8 
76 


4 
68 


7 
143 


1874 






























DÍTer808Í>«pártam*. 


3 
68 


i 
67 


7 
116 


204 
906 


269 
881 


373 194 
17;ío 687 


115 
699 


249 
1236 


73 
900 


66 
273 


128 

673 


**26 


8 
16 




1875 (7) 






























IMversoa Depariam. 


14 


12 


26 


428 


318 


741 ¡ 201 


146 


846 


181 


107 


238 


106 


78 


188 



Les datos correspondientes a 1875 han sido tomados de los prime- 
ros pliegos del Anuario recien publicados i que ha tenido a bien faci- 
litarme el señor Asta-Buraaga. Es por demás cariosa la observación, 
i, digo curiosa, porque desde 1840 hasta el presente, solo el año 1875 
se ha visto que no falleciera una sola persona de viruela en Santiago. 
En cuanto a 1876, no aparecen en el cuadro sino los fallecidos en 
Santiago i 614 pertenecientes a Yalparaiso. (8) 

He tenido ocasión de comprobar en cuadros anteriores, que el gran 

(7) De Santíagono menciona ningún caop de viruela el Anuario .SSstadMicoen 1875. 

(8) Véase la memoria del Intendente de aquella provincia. 



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220 



ICBXOBIAB. 



AÚmero de los «tacadotí en 1872 i 76 no eran yacnnados; que casi la 
totalidad de los que lo eran habían recibido la vaonna una sola Tez; 
que los hospitales i lazaretos se Uenaron oo& jente sin oficio, la ma- 
yor parte; moradores todos de habitaciones insalubres i agrupadas. 
¿Todas estas causas que favorecieron en ellos la aparición de la, enfer* 
medad no contribuirían mucho a traerles la muerte? Ante la OTÍden* 
cia de los hechos ya apuntados no cabe lugar a duda alguna. 

La dase de vimela tiene, como es sabido, una. gran influencia en 
la mortandad: examinando los cuadros siguientes^ se ye que las mas 
graves han sobrepujado las benignas en el número de atacados como 
igualmente en el de fallecidos. 

Olasifioacion de la viruela en algunos de los laiaietos de Santiago en 1872. 



VIRUELA 



Confluente 

Heniorrájica . . . 
Escarlatiniforme 

Coherente 

Gangrenosa 

Erisipelatosa . . . 

Discreta 

Varioloides 



Entrados 


Salidos 

1 


1230 


470 


189 


9 


114 


21 


142 


96 


40 


8 


18 


4 


588 


485 


141 


140 

1 



Muertos 



492 
180 
93 
46 
32 
14 
67 
1 



En este cuadro se hace notar la confluente que aparece con un ex* 
ceso de 642 sobre el total de la discreta. Como se ve, el numero de 
enfermos atacados por la discreta i varioloides el mas crecido, sin 
embargo, las demás formas de viruela han causado un número ma- 
yor de defunciones. 

Olasificacion de la vimela en algunos de loe lazaretos de Santiago en 1876. 



VIBÜBLA 



Confluente . . 
Coherente . . 
Discreta .... 
Erisipelatosa 
Gangrenosa. 
Hemorrájica 
Varioloides . 



Entrados 


Salidos 


1595 


684 


1113 


541 


1026 


844 


477 


356 


387 


131 


514 


87 


647 


467 



Maertos 



911 
672 
182 
121 
256 
427 
80 



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OAÜBAB DB LA. PBOPAOAORm VE LA YIBÜJELA KR OHILS, k, ÍSÍ 

- En 6rdeA b*\b mortendád/se ha distm^do lahetnorrá^ca, qne da» 
poco mas o menos, un 98 por ciento sobre el iofcal de entrados. En 
las demás formas graves es bastante el nnmeró de entrados, pero me- 
nor el número de fallecidos que en la hemorrájica. 

Los hijienistas de hoi son partidarios de los hospitales pequeños: 
temen, con razón, la acttmnladon de enfermos. 

Esta idea no ha sido puesta en práctica entre nosotros i cada dia 
se elevan inmensos edificios que podrán contener, i esto be dice al 
público con cierta satisfacción, hasta 800 camas. Mudio mas perjudi* 
dal es la acumulación de gran número de apestados: ellos han servi- 
do en esta población como grandes focos infecciosos para los pobla- 
dores de su vecindad, 1 han contribuido en buena parte, a no dudar- 
lo, a aumentar las defunciones. 

Si hasta ahora esta población no cuenta con ediñcios adecuados i 
construidos según los principios de la ciencia, seria precisó, cuando 
se presentara de nuevo la enfermedad con la forma epidémica, no re* 
curtir a edificios enteramente inadecuados, casas de habitación, por 
ejemplo. Es preferible el establecimiento de carpas que se arreglarían 
en pocos dias, cuya ventilación puede hacerse de la manera mas fácil. 
Se puede temer mas, i con mucha razón, al agrupamiento de enfermos 
que a una ventilación abundante. ''En las salas de variolosos, dice M. 
BouiteiUier, la aereacion i la ventilación debe llevarse hasta sus lími- 
tes estremos. Puertas i ventanas estarían constantemente abiertas, 
noche i dia. Temo menos para los enfermos el frió que la acumula- 
ción." 



Recapitulando las ideas contenidas en este corto estudio, llego a las 
conclusiones siguientes: 

1^ Debe proponerse una vez mas al cuerpo lejislativo apresure la 
adopción, como lei de la Eepúbhca, del proyecto presentado para ha- 
cer obligatorías las vacunaciones t revacunaciones, único medio de 
estinguir la viruela. 

2^ Dirijirse a la junta reorganizadora de beneficencia para que en 
los proyectos que pase al supremo gobierno indique la conveniencia 
que hai de no admitir ningún varíoloso, ni dentro la población, ni en 
los hospitales, sino en edificios apropiados. 

3- Prevenir al gobierno la necesidad, cada afio mas sentida, de te- 
ner edificios construidos especialmente para asilos de enfermos de vi- 
ruelas u otras afecciones contajiosas. 

4^ Diríjii*se al sefior intendente, i por su intermedio a la municipa- 
lidad, encareciendo la necesidad de mejorar i mantener el aseo de la 



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poblMoix; impedir }a permimenciR do dias enteros en las caUei de la 
^tidad, de los resídnoe eatraidos de las aoequiasy eta , 
. 5" Tratar de obtener, por los medios al al<^ance del protomedic^do 
o del gobierno, datos precisos. sobre el estado de salubridad de cada 
pueblo, la aparición de enfermedieideB contajiosafi,.8ns cansas i medios 
de remediarlas; datos que aununiatrarian los médicos de cindad o de 
hospitales, mediante una asignación anual por sus toabajos. Todos 
esos datos, reunidos con paciencia, analizados i discutidos por la Fa- 
cultad, Uegafian a constituir un verdadero cuerpo de doctrina» 

Abrigo la esperanza, señores, al terminar este corto trabajo, de que 
las ideas que he tenido oportunidad de presentar a vuestra ilusfarada 
apreciación^ merecerán la atención preferente del cuerpo lejiedatívo i 
del supremo gobierno. Si es verdad que algunas, como la construc* 
cion de edificios especiales para las enfermedades infécto-contajiosas, 
exijen un buen número de escudos, que el gobierno, por ahora, no 
podrá suministrar, no es menos cierto que la sociedad de esta capi- 
tal estaría pronta, como siempre lo ha estado, a ayudar con su valió- 
so oontinjente a la realización de un proyecto como el presente, que 
es sin disputa de vital importancia para esta ciudad., 

Jenábo Contabdo. 



» ' *-^ 



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Ph«V- 






REVISTA clínica. 



Bolstm d^ la ICateniidad dei mes de noviembre de 1877 



131 
215 
'21 

6 
331 

3 
32 



41 

13 

14 

8 

)'2i5 

*18 

e 8 

746 
*43 



10 



••28 
849 
9 

940 
•'16 

1024 
823 

1127 
'•30 
••31 
"32 
••48 

1216 

••» 
1347 
lil 7 



4 
7 
12 
16 
18 
20 
12 
33 

12 
2125 




17 
12 

412 

1 

5 

3i34 
10 
18 

14 
138 
212 
212 
216 

2 
113 

9 
8 
6 
10 
18 
12 



VIVO 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 

vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
vivo 
muerto 
vivo 
vivo 

flÍ2d|taQilfiiio 

vivo 
lüertc 

YivO 



2 48 muerto 
8l 



Posición. 



u.i.i.a. 

O.Í.Í.H. 

o.id.p, 
o. i. i. a. 
o.i.d.p. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 

o.i.i.p. 
o.i.La. 
o.id.p. 
o. i i. a. 
o.id.p. 
o. i i. a. 



o. 1.1. a. 
o.i.i.i^ 
o.i.d.a. 

o.Ld.t. 

o.ii.a. 

o.id.p. 

o.ld.a. 

o.ii.a. 

o. i. i. a. 

o. i. i. a. 

o. id. a. 

o.Li.a. 

o.i.d.p. 

o.iip. 

o. i. i. a. 

o. id. a. 

o.iit 

P.ld. 

0.ii 

o.iia. 

o. i i a. 

o.iia. 



OBSEKVAdQlSneS. 



Hubo rotación; una vuelta del oordon al cuello. 
Una vaelta del cordón ú cuello. 
Hubo rotación. 



TTua vuelta del cordón al cudlo; oblicuidad 

Utexal dartcba del cuello. 
Hubo rotación; uña vuelta del oordon al cuella 

Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuelld. 

Una vuelta del cordón al cuello. 

Hubo rotación. 

£b una epiléptica, nujeta a mui írocuenteBatamieA. 

Enquistiimieuto de la placenta. Despuee de 6 

huras entra a la Casa por hemonajia. Estaia- 

cion. Posimcioñ i gravedad suiña. 
Oblicuidad lateral derecha del útero; metro-peri- 

tonitifl gravidmá que principia el dia siguiente 
Hubo rotación. [del parta 

Hubo rotación. 

Prematuro de 7 meses. El te/to mnere 3 hora» 
después de una peritonitis, niotái^dose nume- 
roaas petequias en todo el cuerpo. 

Lijera hemorrajia después del parto por inercia. 

Fiebre puezpenU. 

Hubo rotación. 

Hubo rotación. 

El feto muerto por peritonitisb 

Hubo rotación. 

Aborto de 5 meses. Pasa del hospital, donde ha 

estado con dolores reumáticos después de una 

pulmonía. 
El feto parece haber muerto dorante el trabi^o 

del parto. Metritis grave. 



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224 



KE VISTA OUtWlCA* 



^~~ 






d 












có 




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E 
u 
i? 


có 


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4-' 

-O 


fetos. 




Posición. 


OBSERVAOIpHEa 


té 

JCZ 

u 

.2 


Z 


9> 

Z 


8 

O 




ó 

X 






15 


21 


2 


18 


vivo 


m. 


o.i.d.t 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 


M 


12 


1 


30 


vivo 


m. 


o. i. i. a. 


Una vuelta del cordón al cuello. Es una mujer 


16 


35 


1 


15 


vivo 


h. 


o.Li.a. 


de 45 años. 


«4 


25 


1 


15 


vivof 


m. 


ai.d.p. 


Hubo rotación. 


17 


8 


7 




viva • 


m. 




Llega con la placenta dentro. Es una mujer que 


18 


14 


2 


20 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 


tiene una prolapsus notable del útero. 


it 


22 


1 


18 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


<( 


36 


2 


13 


vivo 


m. 


o.i.cLt 


Hubo rotación. 


»( 


37 


5 


10 


vivo 


h. 


O.i.LH. 






39 


1 


36 


vivo 


h. 


8.LÍp. 


Intervención para la rotación i esiraooitm del 




muerto 


m. 


o.i.d.p. 


primero. El segundo muere durante el trabajo 
















del parto, apesar de presentarse en o.Ld.p, por- 
















que fué largo el periodo espulsivo. La placenta 
















demoró una hora, i hubo que estraerla. El úl- 
















timo feto pesó 2,600 gramo.'». 
Una vuelta del cordón al cuello. 


(4 


41 


2 


10 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 


44 


43 


1 


11 


vivo 


m. 


o.Lclp. 


Hubo rotación. 


•4 


50 


3 


6 


vivo 


h. 


o.i.d.a. 


Disenteria durante el embarazo i después del 


19 


26 


4 


10 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 


parto. 




44 


1 


20 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




20 


9 


1 


10 


vivo 


h. 


«.i.i.a. 




44 


10 


3 


13 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


C4 


6 


3 


9 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




«4 


13 


1 


5 


vivo 


h. 


o.i.d.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


«4 


28 


2 


18 


vivo 


h. 


o. i. i. a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


** 


6 


3 


9 


omertos 


h. 


P.Ld. 


Las dos manos se presentaban en la vajina i la 




C.i.d. 


vulva; el cordón procidente. Llega a la Oaaa 


21 


33 


1 


4 


vivo 


m. 


o.iia. 


para ser operada i cuando el feto estaba muerto. 
Hubo rotación. 


4. 


30 


1 


13 


vivo 


h. 


o.i.d.t 


<4 


11 


1 


36 


vivo 


m. 


o.iip. 


Hubo rotación; tres vueltas del cordón al cuello; 
el feto nació mui asfixiado. 


«4 


7 


. 






. • • 




Aborto de 2 meses. La mujer ha tenido 6 parios. 


22 


27 


3 


6 


vivo 


m. 


o.Li.p. 


Hubo rotación. 


(4 


49 


2 


12 


vivo 


m. 


o.i.d.t 


Hubo rotación. 


«• 


24 


2 


9 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




4i 


4^ 


1 


18 


. vivo 


m. 


o.i.i.a. 




23 


15 


2 


6 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 






16 


1 


20 


vivo 


m. 


o.iia. 




26 


8 


4 


38 


modrtoa 


m. 


P.Ld. 
Cid. 


Llega para ser operada i se practica la versión. 


« 


32 


14 


10 


viro 


h. 


o.iip. 


Hubo rotación. 


27 


40 


9 


13 


vivos 


m. 
h. 


o.id.p. 
o. i i a. 


Hubo rotación en el primero. Cuatro horas des- 
pués sobrevinieron catorce ataques de eclam- 
sia; curación. Ha tenido anteriormente otia 
preñez de jemelos. 


•( 


29 


1 


8 


vivo 


h. 


o.iia. 


Prematuro de 8 meses, sin causa apreoiable. 


28 


48 


2 


5 


vivo 


m. 


o.id.p. 


No hubo rotación. 


44 


46 


4 


8 


vivo 


h. 


o.iia. 




29 


43 


3 


5 


vivo 


h. 


o.id.p. 


Hubo rotación. 


30 


36 


2 


13 


vivo 


m. 


o.iia. 




14 


44 


1 


16 


maerto 


m. 


o.iia. 


Prematuro de 7 meses por hidropesía délamnioa 


«t 


21 


4 


7 


vivo 


h. 


o.iia. 


Tiene un pnran edema de las estremidades infe- 
riores sin existencia de albúmina en la orina* 
Ei feto pesaría cuatro kilogramos. 



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boletín DB la. KATEBinDAD. 225 

MOVIMIENTO DE LA M ATEENIDAD en kl MES de NOVIEMBKE. 

Existencia anterior 21 

Entradas 84 

Salidas 81 

Fallecidas 2 

Existencia para el 1- de diciembre 22 

Tal ha sido el movimiento de la Maternidad dorante el mes de 
noviembre, el cual ha sido publicado en los diarios de la capital con 
el recargo de una asombrosa i mentida mortalidad. 

De las fallecidas hemos dado cuenta en el mes pasado. Una de ellas 
falleció de una pulmonía cojida cuando la paciente se levantaba ya 
de su cama; la otra un mes después del paii^o a consecuencia de una 
abundante supuración producida por una herida en la rejion sacra. 

Durante el mes se han practicado dos versiones. En los dos casos 
los fetos estaban muertos antes de la operación. Las madres salvaron. 
Hubo un caso curioso de edamsia. 

La frecuencia de las rotaciones en las posiciones occípito posterior 
se marcan en sus respectivos lugares, dejando ver lo frecuente de este 
movimiento fisiológico i la transformación casi ordinaria en presenta- 
ciones occipito anteriores. 

Estas observaciones, hechas con toda escrupulosidad, vienen en apo- 
3'0 de la aserción de Tarnier, que viene sosteniéndola desde algún 
tiempo atrás. 

Hemos practicado dos autopsias en niños muertos antes de nacer i 
de todo tiempo. 

En el primero encontramos en la rejion torácica anterior i en la par- 
te inferior del abdomen numerosas i pequeñas manchas equimóticas, 
análogas a las petequias que aparecen en el segundo período del ti- 
fus fever. En la cavidad abdominal unos cincuenta gramos de un li- 
quido citrino i lijeras exudaciones fibrinosas que cubrian la superficie 
del peritoneo hepático i cara inferior del diafragma. Iguales manchas 
a las anteriores en la gran cavidad del estómago, algunas intesti- 
nas, demostrando un estado avanzado de hemofilia en el feto, como 
taqibien en la pleura i pericardio. Las cavidades del corazón, exangües. 

En el segundo la cavidad peritoneal encerraba unos 20 gramos de 
un liquido amarillento de consistencia siruposa. Eo la superficie de 
esta membrana habia algunos puntos con depósitos fibrinosos de da- 
ta reciente al parecer. Se notaba una adherencia completa entre el 
riñon derecho, el hígado, el colon ascendente i algunas asas del in- 

B. M. 29 



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226 BSYISTA CLÍKIOA. 

testíno delgado. El riñon aumentado de Tolúmen i bastante friable. 
La oápsnla snprareual del mismo lado reducida a nna materia blan- 
duja, de lijera consistencia, algo amarillenta i que se desmenuzaba 
con los dedos. 

Db. a. Mubillo. 



OBSERVACíIONES CLÍNICAS. 

ESTBAOTO. 

Observación. — Eclamsia puerperal despnesi del parlo; numerosos 
ataques; sangrías; curación, — X. X., de cuarenta i seis años de edad, a 
término de su novena preñez, entra a la Maternidad el dia 26 de no- 
viembre. Sn embarazo ha sido bueno i no tiene mas que un edema 
regular en las piernas, i lijerisimo en la cara. El vientre es mui volu- 
minoso. 

El 27, después de tres horas de dolores, da a luz dos fetos, vivos, 
macho i hembra. El primero se presentó en posición oÁ.d,p, que du- 
rante el momento de rotación se trasformó en o.td.a. El segundo en 
o,i.i,a. La placenta fué espulsada sin dificultad. El trabajo quedó 
terminado a las ocho i cuarto de la mañana. 

A las doce i un cuarto, es decir cuatro horas después, es presa de 
varios ac-cesos eclámsicos que llegan hasta catorce, i que se verilean 
a las horas siguientes: 1^ i 2^ a las doce i media; 3?. a las doce cin- 
cuenta minutos; 4^ a la una; 6- a las dos; 6^ a las tres i cuarto; T a 
las cuatro i cuarto; 8^ a las cinco; 9- a las cinco i veinte minutos; 10 
a las siete; 11 a las nueve, i hasta las doce de la noche otros tres me- 
nos intensos. 

Mi colega i discípulo, él doctor Medina, que fué llamado en mi au- 
sencia, i que llegó después del tercer ataque, ordenó poner media do- 
cena de sanguijuelas sobre los apófisis mastoides. Pero como los 
ataques se sucedían con alguna rapidez, i recordando sus conviccio- 
nes, no temió en practicar una sangría, que volvió a repetir algún 
tiempo después. Igualmente aconseja dar un gramo de hidrato de 
doral cada hora, habiendo alcanzado a tomar seis gramos de este 
medicamento hasta la mañana siguiente en que yo la veo. 

A esa hora la paciente se quejaba de un dolor de cabeza gravativo 
i de cierto malestar. La intelijencia estaba libre. El pulso es pequeño, 
pero regular. La paciente ha dormido algunas horas con tranquili- 
dad. 



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OBSEBYAOIOnES ciíhioas. 227 

En lo8 dÍAfi posieriorea se le da cocímienio de quina. 

En los primeros días de diciembre la enferma se encuentra bien i 
ae levanta. A la hora en que escribimos estas líneas está para salir de 
alta. 

Este nnevo caso viene en apoyo de la conveniencia de la sangría 
ea los ataques de esta naturaleza. 

Db. a. Mübillo. 



OBSEEVACIOITES CLUTICAS. 



ÜLGKiiAs ixTESTiNAXiEs; SNTERABBAJu; MUEBTE. — Merccdes Espínoss, 
hombre de 40 años, entra al hospital el 23 de marzo de 1876, queján- 
dose de irritación en unas antiguas hemorroides que hacia tiempo no 
le incomodaban i que solo desde pocos días atrás se habían hecho do- 
lorosas i daban salida a sangre en sustancia, en cantidad de 30 a 
120 gramos diarios. En efecto, por el tacto rectal compruebo la exis- 
tencia de tres tumorcitos hemorroidales internos, de los cuales uno so- 
lo era reducible. La introducción del dedo fué excesivamente doloro- 
sa i ocasionó una lijera pérdida sanguínea una media hora mas tarde. 

Este individuo, que tiene una jibosidad especial desde muchos 
afíos, presenta todos los caracteres anatómicos i fisiolójicos de un jo- 
robado, que considero inútií describir. 

Ese día me limité a la administración de narcóticos en pequeñas 
dosis i a la aplicación en el ano de pomada de ratania con belladona. 
Pero como al día siguiente encontrara que el enfermo había perdido 
no menos de un litro de sangre, apelé a la administración de tónicos 
i astrinjentes i de lavativas de nitrato de plata i de sub- acetato de 
plomo. Las deposiciones de sangre en sustancia no volvieron a pre- 
sentarse ni una sola vez; pero hubo durante varios días deposiciones 
negruzcas, en las que aun se veían pequeños coágulos sanguíneos po- 
co alterados. Esto me hizo ver que la hemorrajia tenia su orijen en 
un punto superior del intestino, aunque no hubiese ningún otro sín- 
toma de afección intestinal. Continué, por consiguiente, el ti*atamien- 
to tónico-astrinjente i prescribí un severo réjimen alimenticio. 

Todo marchó satisfactoriamente i el enfermo pareció haberse re- 
puesto ya en parte de sus pérdidas, cuando en la noche del 13 al 14 



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/ 



(# 



228 • BETI8TA OLÍRICA. 

de abril i sin síntoma ninguno preooreor, éstas se repitieron en tanta 
abundancia, que lo llevaron al último grado de abatimiento i por sa 
oontinnacion increible ocasionaron la muerte el dia 15 a las 5 de la 
tarde. 

El tratamiento empleado esta vez consistió en lavativas de nitrato 
de plata i en la administración del opio i los astrínjentes en dosis re- 
petidas cada hora, i después cada media hora, entre los cuales de- 
sempefiaron el principal papel los tónicos, el percloruro de fierro, la 
ergotina, el acetato de plomo, etc., etc. 

Por la autopsia se comprobó la existencia de grandes álceras en 
los intestinos delgados i en los gruesos de 20 a 30, formadas por sus 
placas i folículos enormemente hipertrofiadas i con su pared intesti- 
nal caída en detritus. 

Todos los ganglios mesentéricos estaban aumentados de volumen i 
contenían una papilla caseosa, amarilla i granulosa; algunos estaban 
tan reblandecidos que parecían a punto de romperse, lo que era de- 
bido a la existencia de una colección purulenta en su interior. 

Los ganglios bronquiales estaban también hipertrofiados; pero no 
contenían esa materia caseosa que tenían los abdominales. 

No me faé posible continuar la autopsia. Asi es que no estudié la 
alteración espinal que era lo que mas me interesaba; porque para mi 
es evidente la relación de causalidad que existe entre ella i la tuber- 
culosis ganglionar, apesar del largo número de años que aquella 
afección había permanecido ímpasiva o como radicalmente curada. 

Reumatismo; afección de la válvula sintbal; muerte. — ^Bamona 
Orellana, de 16 años, temperamento linfático, constitución débil, sir- 
vienta, de buenas costumbres, entró al hospital el 1^ de setiembre de 
1876, afectada de reumatismo agudo, poliarticular complicado con 
endo-pericarditis. 

Hé aquí el cuadro sintomatolójíco que presentaba. 

Tumefacción inflamatoria dolorosa de la mayor parte de las articula- 
cíones de los miembros, mas considerable i mas dolorosa ea el codo : 
en la rodilla del lado derecho; decúbito dorsal prolongado, pero in- 
terrumpido frecuentemente por bruscos cambios de posición efectua- 
dos inconscientemente en medio de una estraña ajitacion a que se en- 
trega la enferma por intervalos i al parecer a causa de una penosísi- 
ma sensación de angustia cardíaca con insuficiencia de la respiracioD; 
aumento de la matidez cardíaca en todas direcciones, especialmeste 
hacia arriba i a la izquierda; estremecimiento a cada choque del cora- 
zón de toda la parte anterior del lado izquierdo del tórax hasta mas 
allá del borde derecho del esternón ; los ruidos normales del corazón 
reemplazados por soplos sordos, ásperos i prolongados i existencia de 



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OBSBBVAOIONEg OZÍRICAS. 229 

un soplo presifitólioo mni diñoU de apreciar en la punta del corazón; 
808 oontracciones irregulares en en faerza i en sn ritmo; sensación 
de angustia cardíaca i palpitaciones dolorosas por intervalos, a veces 
brevísimos, a veces prolongados; respiración dispneica irregular en 
su ritmo, a veces entrecortada, a veces amplia, suspirosa, ora frecuen- 
te, ora lenta; en lo restante, palpación, percusión i auscultación torá- 
cicas normales, escepto lijeros estertores subcrepitantes esparcidos en 
las bases de ambos pulmones; p^lso pequefio, irregular, duro, de mas 
de 120 latidos por minuto; temperatura axilar de 39^7 centígrados; 
lengua saburra!, aliento fétido; sed, anorezia timpanitis abdominal, 
constipación; apatía intelectual, sueño escaso i ajitado, sub-delirío, 
decaimiento moral. 

La enfermedad data de dbs o tres semanas; pero no ha tenido un 
principio franco, sino que ba ido desarrollándose por empujes suce- 
sivos un poco precisados por la enferma i por las personas que la ro» 
deaban. 

Yoduro de potasio, dijital, drásticos, i vejigatorios en la rejion pre- 
cordial constituyeron el tratamiento empleado, con lo cual la enfer- 
ma pudo ser dada de alta a petición de su familia el 20 de setiembre. 

El 22 fui llamado para verla i pedí su inmediata traslación al hos- 
pital. Una pleuro-pneumonia del lado izquierdo habia venido a com- 
plicar el cuadro patolójico. La enferma atribuye la agravación de su 
estado a un resfriado ocasionado por haberse levantado a media no- 
che desnuda i estando en traspiradon. 

Un tratamiento semejante al anterior llevó a buen término el pro- 
ceso inflamatorio del aparato de la respiración i el de algunas articu- 
laciones que habían vuelto a afectarse, aunque moderadamente; pero 
persistieron las alteraciones cardíacas valvulares a que habia dado 
oríjen el proceso reumático desde sus primeras manifestaciones i que 
solo cambiaron de forma pasando de la agudez a la cronicidad. Las 
principales de estas alteraciones, que se revelaban por la persistencia 
de las modificaciones de los ruidos normales del corazón i por la exis- 
tencia de ruidos anormales, eran exudados sólidos en las hojas del pe- 
ricardio, estrechez aórtica e insuficiencia i estrechez de la mitral, que 
fué haciéndose mas i mas notable a medida que el proceso que la ha- 
bia orijinado seguía sus evoluciones i que vino a ser la causa mas po- 
derosa de la niuerte, acaecida tres meses mas tarde. 

Durante estos tres meses la enferma sufrió repetídísimos accesos 
de asisto]ia, que ponían su existencia en riesgo inminente por el in- 
tenso estasis pulmonar a que daba oríjen i que cedían paulatinamente 
al empleo combinado de los diásticos enérjicos i de la dijital. Aunque 
es en las lesiones del orificio aurículo-ventricular izquierdo en las que 



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380 RETISTA OliXIXOA. 

60ta Última silstancift tiene menos poder, en este casó stam bnenos 
^ecioB fueron evidentes. En electo, como por la coartacioii del orifi- 
cio estaba dificultado el pasaje de la sangre de la anricola al Tenirí- 
culo, i de éste a la aorta, la dijital, haciendo las contracciones del 
corazón mas enérjioas i mas lentas, destmia en parte los efectos de 
esa coartación i permitía asi una. mejor distribución de la sangre» k> 
que se comprobaba fácilmente por la mayor amplitud i fuerza de las 
pulsaciones arteriales, la disminución en la dificultad i en el número 
de los moTimientos respiratorios, la desaparición de la anjina i palpi- 
taciones cardiacas i el bienestar relativo de que gozaba la enferma. 

Sin embargo, su eficacia fué haciéndose dia a dia mas dudosa, i oo- 
mo las fuerzas de la enferma decaian notablemente apesar del réji- 
men tónico reconstituyente a que estaba sometida, las contracciones 
del corazón fueron haciéndose mas i mas insuficientes i la muerte, 
acaecida el 25 de didembre, vino a ser el término fatal de la enfer- 
medad. 

Hebida C019TÜ8A DXL iSTESTiNO. — El lúncs 28 dc octubre fui llamado 
por Damián Vargas, de 40 afíos i bien constituido, que desde el dia 
anterior se tc obligado a permanecer en cama. 

Me dice que el dia anterior, como a las 7 P. M., i estando comple- 
tamente ebrio, trabó lucha con otro individuo bien musculado, el cual, 
en un momento de descuido, le dio un recio puñetazo en el vientre 
(aseveración confirmada después en el proceso contra el hechor.) 

Desde el momento mismo en que recibió el golpe sintió un dolor 
agudo en el fianco izquierdo, hada el epigastrio i hacia la ingle iz- 
quierda. Durante toda la noche ha sido atormentado por este dol<»:, 
que ha aumentado de intensidad, i por vómitos frecuentes que lo exa- 
cerban horriUemente. Cree también haber arrojado un poco de san- 
gre; pero no me es posible averiguar si provenia del aparato dijestivo 
o del respiratorio. 

En el momento en que lo veo, dieziocho horas después de haber re- 
cibido el golpe, se pinta en el rostro la espresion de un seguido tor- 
mento; la respiración es disneica; la palabra, entrecortada i apenas 
intelijible; el pulso, filiforme i late mas de ciento cuarenta veces por 
minuto; un sudor frió i viscoso empapa la piel; el enfermo esta muí 
abatido, pero inquieto, i cambia continuamente de posición. 

Examinándolo minuciosa i detenidamente, no desc|;ibro al estarior 
ningún rastro de la mas lijera contusión. La auscultación i percusión 
del tórax solo me revelan lo incompleto de los movimientos respira- 
torios i lo acelerado e incompleto de las contracciones del corazón i 
la consiguiente alteración de la intensidad i del timbre dé sus mido& 

El abdomen, un poco meteorizado en su parte superior, da un so- 



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OBSEBYAOXONn CIÍNIOAB. 231 

nido mate a la percnaion en su mitad inferior. La palpación i perca- 
bíob son aquí algo dolorosas; pero el enfermo las tolera sin quejarse, 
asi como también todos los cambios de posición que le eziji. Esto no 
podia estar en relación con la intensidad del dolor que el enfermo 
acusaba i que eyidentemente era la causa de los síntomas jenerales 
mas culminantes. 

Los TÓmitos no hablan ocasionado una gran pérdida de líquidos; 
porque en cada vez el enfermo arrojaba, deq>uea de violentos esfuer- 
zos, una o dos bocaradas solamente. 

En vista de lo espuesto, el diagnóstico era para mí algo oscuro. Me 
decidí por la existencia de una contusión profunda, que tal vez habría 
dado lugar a una inñltracion sanguínea en el parénquima de algún 
órgano o en él tejido celular sub-peñtoneal i esperaba que mi diag- 
nóstico fuera confirmado mas tarde por nuevos síntomas. 

La administración de nieve al iateríor i su aplicación b1 esteríor, 
continuadas durante 24 horas, mejoraron notablemente el estado del 
enfermo. Desgraciadamente, ella faltó al segundo dia, o sea al tercero 
desde el momento en que había recibido el golpe. Desde el dia si- 
guiente, es decir, desde el cuarto, el enfermo empeoró i, con la agra- 
vación continua de los síntomas, sobrevino la muerte el jueves 26 del 
mes, a las 10 A. M., o sea 86 horas después de herído. 

Por orden del juzgado del crimen, la autopsia se hizo tres horas 
después. He aquí sus resultados: 

El abdomen contenia unos dos litros de un líquido sero-purulento, 
en el que nadaban copos fibrinosos. Depósitos fibrínosoe abundantes 
ocupaban todos los espacios que median entre las ansas intestinales 
i entre los diferentes repliegues del perítoneo. £1 tejido de éste esta- 
ba inertemente hiperemiado en toda su estension. Levantando con 
sumo cuidado el epiplon mayor i desprendiendo una a una las capas 
fibrínosas depositadas sobre el borde convexo de las ansas intestina- 
nales, descubrí en la parte media de una de éstas, en el punto que 
está en frente de la columna vertebral i en su borde libre, xma pe- 
queña solución de continuidad como de medio centímetro de ancho i 
unp de largo, de bordes mui irregulares, que comprendía todas las 
túnicas^ inclusa la mucosa, i rodeada por un equimosis extenso, cuyo 
asiento estaba en su mayor parto entre el perítoneo i la capa muscu- 
lar. 

Las paredes gastro-intestinales, en toda su estension, estaban ade- 
mas mui reblandecidas, lo mismo que los diferentes repliegues perí- 
toneales; pero la mucosa intestinal no ofrecía nada de anormal mas 
que alrededor del punto herído, en donde estaba fuertemente hipe- 
remiada. 



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232 BXVIBTA CLÍMIOÁ. 

El hígado, el bazo, los ríñones í la base de ambos pulmones, algo 
conjestionados; pero en ninguna parte pude descubrir una esfcrayasa- 
cíon sanguínea. 

De lo anteríor se deduce evidentemente que la cansa primera de la 
muerte ha sido una herida del intestino, producida por nn golpe de 
puño en el abdomen, que no ha dejado rastro al esterior. 

Inútil me parece entrar en consideraciones sobre el mecanismo de 
esta herida. Llamo solo la atención sobre el hecho de encontrarse en 
nn punto del intestino, que una pvesion esterior pudo comprimir 
contra la columna yertebral estando relajadas las paredes abdomina- 
les. 

YiBUELA hemobbájica; mubbte. — Bejina Cortes, de 25 años, soltera» 
de buena salud habitual, costumbres arregladas, constitución media- 
na, temperamento linfático no bien marcado, sin antecedentes mór- 
bidos personales ni hereditarios, se sintió acometida de los síntomas 
precursores de la viruela al principio de la segunda quincena del mes 
de agosto de 1876. 

El día 21 fui llamado a verla, i después de haber oído su narración, 
muí precisa, i de haberme cerciorado de que había sido contajiada por 
su hermano, a quien la enferma había cuidado durante algunos dias 
i al que yo había asistido en la misma casa, encontré que en lugar de 
la erupción variolosa normal solo existían numerosísimas manchas 
equimótícas subcutáneas de tamaños variables, pero de forma regu- 
larmente circular o elíptica. La enferma me hace notar que los pri- 
meros síntomas de su actual enfermedad han coincidido con su mens- 
truación i que ésta, a mas de ser mni abundante, se ha prolongado 
por mas dias de los de costumbre. 

Trasladada al lazareto al día siguiente, fué sometida a un trata- 
miento tónico reconstituyente i al uso interno del perdoruro de fie- 
rro. 

Las hemorrajias uterinas continuaron, sin embargo, repitiéndose 
en abundancia i solo vinieron a ceder al uso de la ergotina el día 24. 
Por otra parte, los derrames sanguíneos subcutáneos, habían gana- 
do de tal modo en estension, que rejiones enteras, como la cara ante- 
rior de los antebrazos, estaban ocupados por una sola mancha que 
ofrecía todas las variedades de color, propias de un equimosis en sus 
diferentes edades. 

La muerte acaeció en la tarde del día 26 sin que apareciera el mas 
lijero síntoma de erupción en ninguna parte, ni aun en aquellas po- 
cas rejiones en que no había equimosis, i sin que se presentara nin- 
guna otra hemorrajia ni síntomas que revelaran la lesión de algnn 
órgano importante. 



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OBSEEBTAdOinB ceínkuls. 288 

Gomo se ve, es este tm caso típico de viruela hemorr&jica, es decir, 
tma YÍraela^en que todo el trabajo patolójico se localiza en el aparato 
drcnlatorio, sangre i vasos; i que lleva a la muerte solo por la ane- 
mia consecutiva a las pérdidas sanguíneas, sin comprometer ningún 
órgano importante, sin la erupción cutánea característica i sin mez- 
cla de ningún otro elemento patolójico, ni aun del adin&mico, que tan 
importante papel desempefia en el mayor número de casos de viruela 
faemorrájica. 

Debo notar que entre los antecedentes de esta enferma no encuen- 
tro ningimo que pueda tener alguna relación con su enfermedad, i 
llamo la atención al hecho de haberse presentado los síntomas pre- 
eursores de la viruela en la época menstrual. 

Freirina, 1877. 

BiOABDO Dávila Boza. 



REVISTA ESTRANJERA. 



LooDBA XNTBB DOS. — ^Es sabído que ordinariamente no exinte eontajio de locura 
enlape xm enajenado i un sano, toA como es muí raro que un loco haga participe a 
otro loco de sus ideas delirantes. Hai, empero^ ciroiinstancias eeoepcionaleB en que 
se opera una especie de eontajio qae produce la locura entre das. 

Veamos cuáles son esas circunstancias: 

1. ^ £n la locura que llamamos entre dos, una de las partes es el elemento activo 
e iatelgente, que crea e impone su delirio al otro, que es el elemento pasivo. 

2. ' Para que esa perturbación intelectual pueda veriflcarse paralelamente en 
dos diversos espíritus, es preciso que dichos individuos vivan por largo tiempo en 
comunidad de medio i de impresiones, ajenos de toda influencia esterior distinta. 

3. ^ Predso es, adunas, que el delirio ofrezca cierto carácter de verosimilitud, 
reposando sobre hechos pasados o temores i esperanzas concebidas para el porve- 
nir. 

Este Jénero de eni^enacion, que presenta siempre caracteres mui análogos en to- 
da dase de individuos, se observa mas a menudo en la mujer que en el hombre, 
interviniendo de ordinario la herencia como causa predisponente. £1 plan curativo 
se basa en la separación de los dos enfermos, sanándose mas comunmente primero 
el segando, es decir, el dominado. — (Laségue i Falrei) 

Hebxpas db JaA. oabsza.— De varios casos ocurridos en la cISnica del profesor Gos¿ 
selin i del examen comparativo de los diversos modos de curación que en tales he* 
X. X. 30 



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234 BEViSTA SBTRAKnSBA. 

ridfls Re acostumbran, resiüta que el tratamiento por exoelenoia» si no esclnsiTo que 
debe instituirse con el fin de evitar las complicaciones inflamatorias i BaporatÍTM, 
está basado en el empleo del alcohol puro como tópico, que determina una cicatri- 
zación rápida por uu mecanismo intermedio entre la reunión inmediata i la secun- 
darw.—{Oaz. des Hop., 2 de agosto, 1877.) 

VxTLTiTis GHANCBOSA.— Hai uua Variedad mal descrita por los clásicos, i que con- 
siste en un eritema i tumefacción unilateral de Li vulva, de aspecto elefimsiaco, 
acarreada por el chancro infectante i subsistiendo después de su desaparición. 
Conviene señalar esta forma subinflamatoria de los accidentes sifíliticos, que pare- 
ce, en ciertas circunstancias, dar lugar a errores de diagnóstico de alguna conse- 
cuencia. 

OvABioTOMÍA DüBANTB LA JESTACioN. — El célebre Spcucer WcUs ha comunicado 
a la Sociedad Obstétrica de Londres la historia de nueve casos en que ha practica- 
do la ovariotomia durante el embarazo, obteniendo, con escepcion de uno, la cola- 
ción, sin peij lucio del feto, que siete veces se salvó; concluye que dicha operación 
es mucho menos de temer en tales condiciones que en los meses que siguen al 
parto. 

PEBiCABDirzs.— Una forma singular de esta enfermedad consiste en la coexisten- 
cia de una disfájia, comparable a la de la rabia, i de una disnea excesiva que puede 
conducir a la asfixia. Estos fenómenos, debidos probablemente a una inflamación 
del nervio frénico, se combaten ventajosamente por las inyecciones de morfina, re- 
petidas hasta comienzos de intoxicación, emisiones sanguíneas i estensos revulsi- 
vos. 

Constipación. — 1. ® Por falta de secreción intestinal. Los purgativos tienen 
aquí inconvenientes mui conocidos. Lo mejor es recomendar la injestion de í^üs 
en cierta abundancia, unida a ima pequeña dosis de sal de soda o magnesia (2 gr. 
en medio litro) para impedir la rápida absorción del liquido i favorecer asd su con- 
tacto con la mucosa intestinal. — 2. ^ Por atonía muscular. Evitar la abundancia de 
bebidas. Aplicación esterna del frío,— nuez vómica, asociada a los puirgativos resi- 
nosos. — (Thompson . ) 

Casdiopatía en la igtbbicu.-- Mas frecuentes en este estado que en la clorósifl, 
donde han sido siempre señalados, los fenómenos cardiacos, ligados a uu padeci- 
miento del hígado, acaban de ser señalados por algunos médicos franceses como 
una particularidad clínica de alto interés. En todas las formas de ictericia, simples 
o gi-aves, el extímen atento do la rejion precordial revela signos claros de una dila- 
tación cardíaca i cierto grado de insuficiencia mitral por atonía de los músonlos 
papilares, le acompañan al mismo tiempo fenómenos de perturbación circulatoria 
on las redes capilares, tales como la raya ^nmmjitÍGa, (asi llamada por Troussean 
en otros estados) hemorrajias cutáneas punctiformes i otras de algunas mucosos, 
especialmente epistaxis. El trazado esfigmográfico representa una línea de ascen- 
sión muí corta, (debilidad sistólica), otras veces brusca i larga (dilatación cardíaca) 
i una linea de descenso larga i casi horizontal (lentitud de la circulación capilar.) 

Han sido atribuidos estos desórdenes circulatorios, no a las perturbiiciones nn- 
tritivas acarreadas por la alteración heptUica, como a primera vista pudiera creerse, 
sino a la falta de escreciou escrementicia; por consigniento, a la acumulación en la 
sangre de los elementos biliares, de acuerdo en esto con los resultados esperimen- 
tnles de Schifl; que prueban que la acción nociva de la bilis reabsorbida se ejerea 
principalmente sobre los músculos de la vida vejetativa. En cuanto al elemento bi- 
liar, que juega el papel do ájente tóxico, no parece ser la sustancia colorante^ sino 
mas bien los ácidos i sales.— (Feltz i Biittor.) 



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BByiSTA E8XBAJUEBA. 286 

Hm, INM8, tres mdkaoiones que satisfíioer en el tratamiento del grupo patolójico 
que boa ocnpa; 1. ^ combatir el sSntomii» lijero grado da aaistolia* por la qnina, el 
aloohol i el oafé; 2. ^ neutralizar la intozioacion, por loa ácidos minerales (limona« 
das) qne destruyen las combinaciones salinas de la bilis, i 3 ^ atacar la lesión he* 
pática por los depletorios al principio, los mercuriales en el período de estado i 
le» estimulantes, en especial el fósforo, en el último periodo de atrofia i dejenera- 



InsoxiAOION. — ^M. Laoarrague, cirujano militar, distribuye los síntomas ofrecidos 
por la insolación en los tres grupos siguientes:—! ^ £1 primer grado consiste jene- 
xalmente en fenómenos de sincope, algunas Teces de asfixia, que consisten en dis* 
nea, conjestion do la cara, etc., o ambos accidentes reunidos. ^ 2. ^ £1 segundo 
grado ofrece algunos síntomas encefálicos de mucha gravedad, con fiebre i consti- 
pación tenaz por varios dias.— 3. ^ £1 tercer grado, que puede ser mui pronta- 
mente letal, determina conjestiones internas pulmonares i apoplejía cerebral, equi- 
mosis bajo la pia madre, etc. De ahí, como síntomas, los sincopes, las conynlsio- 
ness, el collápsns. 

CisBúsis.— li. Potain, en una de sus últimas lecciones clínicas, ha insistido en 
interesantes consideraciones sobre la cirrosis hiperíréfica, enfermedad mal conocida 
i que la jeneralidad de los patolojistas consideran como el primer grado de la atro- 
fia (cirrosis de los clásicos). Últimamente la observación clínica i la anatomía his* 
tolójica han venido a demostrar que aquella afección tiene caracteres especiales i 
distintos que justifican para ellos un lugar aparte en el cuadro nosolójica £n ella 
la hipertrofia es permanente; el hígado ha pesado en un caso 1,300 gr. ; la ascitis es 
lijara, susceptible de desaparecer, al revea de lo que sucede en la cirrosis clásica. Ana- 
tómicamente hai proliferación del tejido conjuntivo intersticial, pero se conservan 
siempre las vías de comunicación vascular, lo que esplica la rareza de la ascitis. 
La etiolojía es también diversa. £n la cirrosis común, el alcohol obni penetrando di- 
rectamente, de una manera local, por decirlo asi, hasta las radículas venosas, mien- 
tras que en la enfermedad que nos ocupa, su acdon se estiende por continuidad de 
tejidos de las mucosas gástrica i duodenal, sitio entonces de una flegmasía catarral, 
hasta los conductos biliares. £ste catarro de las vías colédocas esplica la constancia 
de la ictericia en la cirrosis hipertrófica, obstruidos como están, en tales circunstan- 
cias, los canales hepáticos por los productos de la descamación epiteliaL— Para los 
detalles. Archivos de Med, octubre de 1877. 

DnXiOOACioN ns ul katriz.— Se sabe que las tentativas operatorias de las diver- 
sas dislocaciones del útero han resultado inseguras, muchas veces fatales, i que por 
lo mismo la idea del tratamiecto radical de dichas afecciones comienza a ser aban- 
donada por los cirujanos. La cuestión, entonces, reducida a los medios paliativos, 
es dar la merecida importancia al examen de los pesónos e hiateróforos, estudio casi 
en totalidad descuidado por los médicos enciclopedistas, quienes se contentan con 
los aparatos imperfectos, i a menudo dañosos, popularizados para la prótesis ute< 
riño. 

Aparte de los injeniosos i verdaderamente útiles, como los de Hodge i de Zeva- 
nek perfeccionados, creemos interesante sefialar los aniUos pesarioa de Dumontpa- 
llier, que reúnen los mejores requisitos entre todos los aparatos de esta especie. 

Consisten éstos, como el nombre lo indica, en un anillo compuesto de varias es- 
pirales de resortes, revestidos de una capa de caoutchouc, que hacen un aparato 
flexible i elástico, capaz de amoldarse sobre las partes a que se aplica, el recto i la 
'Vejiga, obedeciendo a los cambios pasajeros de volumen i forma de dichos órganos, 
a la vez que mantiene a la matriz en sus relaciones normales. 



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BKVIBTA EBT&áXnSEJL, 

Ouaaido n tzata de un desoeiuo, que es el oaao <iiie mas ujentemeiite M^Uyaa el 
anailio de los pesBrios» la indicación prima pera obtener nn reenUado satíe&atorio 
de loe anillos elásticos, consiste en oponene al poso del arco anterior del apaiato 
por debajo de la aseada pnbiana. Esto se consigne fijando en dicho arco nna espiga 
metálica, insertada por fnt»ra, despnes de describir nna onrva variable^ cuy» conea- 
-vidad abraza el pubis, sobre nna armadora snprapnbiana sostenida por nn cintofoiL 
Hé abi lo que Dnmontpallier denomina su fusteréforo svprapabiano. A los dos o 
tres meses de continuado uso de este i^rato protético, el periné i el oonstrietor de 
la Tulva recobran cierto grado de tonicidad, i poco despnes el histeróforo pnede 
reemplazarse Tentajosamente por nn simple aniüo pesaría -^(JBtJl de 2Aerep., se- 
tiembre de 1877.) 

Globopobmo eh ei« PABia — ^Pnede administrarse de dos maneras, que conducen 
a resultados diversos. — 1. ^ Puede darse, desde el principio de los dolores forma- 
les, algunas gotas a aspirar en el paftnelo. Asi, cuando llegan los grandes dolores, 
la mujer los soporta sin fatiga i sale del poso con cierto vigor, sin fiebre ni postra- 
ción consecutiva, libre de todo peligro anexo a la anestesia. — 2. ® Anestesia l^era 
en el curso del trabajo, anestesia profunda en el período de espulsion con las mas 
severas precauciones. 

Bl primer modo de administración no presenta ningún jénero de inconvenientes 
para la madre ni para el niño, al menos no le han sido hasta hoi imputados. No así 
la segunda manera, que exije una estricta reserva i prudencia. 

Yebsiov.— En los casos apremiantes i diñciles de versión, cuando el tétanos ute- 
rino hace ineficaz los procedimientos conocidos para la estraccion del feto. li. Gé- 
niot emplea, de hace diez años, la maniobra que él denomina proceder (tnopdüioM, 
i que consiste en tomar como punto de apoyo la arcada pnbiana o la pnnia aaen> 
cozijea del feto pazn ejercer las tracciones necesarias por medio del dedo, intiodo- 
eido en forma de crochet en el recto. Es mas fácil, dice, encontrar la pelvis del fe- 
to^ que los pies; el pubis o el sacro ofrecen un punto de apoyo mas fijo pan Ins tmo- 
eienes; éstas son mas directas i favorecen de todos modos la evolución fetal, ya se 
hagan hacia la rejion dorsal dichas tracciones, o ya hacia la rejion abdominal. 

HxKOBBAJiAS 8X0ÜMDABXA6, posT PABTUic— Del snálisis del método seguido por 
Tamier, en estos casos, i del resultado de dos observaciones recojidas personalmen- 
te, nn agregado de la Facultad de París deduce las siguientes conclusiones pra c tic a n : 

1. ^ Los baños calientes son un medio eficaz de suprimir o moderar las metro- 
rrájias que sobrevienen durante el primer mes del puerperio, siendo estetntanúen- 
to mas ventajoso en la faz secundaria de la hemorrajia que no en su principio. 

2. ^ Solo puede recurrírse a los baños lo mas antes diez dias después del parte, 
temperatura, 34 cent Duración, de 20 minutos a media hora. Pueden darse diariar 
mente hasta la cesación de la pérdida. 

3. ^ La acdon terapéutica se opera en virtud de una derívaoion sanguínea de lia 
partes profundas hacia la períferíe, derivación cuyo mecanismo reside en el iaaan 
de los capilares cutáneos, determinado por impresiones directas o reflejas en ios 
nervios vaso-motores que los animan. 

ToBACBNTÍsis.— Las dificultades relativas al diagnóstico de la cantidad del de- 
rrrame, dependen principalmente del grado de retracción pulmonar i de las adhe* 
rancias parietales. Es, sobre todo la primera cansa, disminución de laretiaotílidad 
por hiperemia pulmonar, la que puedo dar lugar a errores, porqne somerjiéDdoss 
el órgano congestionado en el liquido, eleva sa nivel de una manera considerable. 
La estension del soplo i la persistencia de la vibración torácica en pnntos ocupa- 
dos por el derrame, puede servir de base de distinción. 



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P^tOLlpmTS Sfs Xii MtrcosA tJBETBAL.— Una síngnlar enfermedad, propia de la mu- 
jer, por nizonee anatómicas fáciles de concebir, es el prolapsos de la mncosa nréttid» 
^e consiste en la inyersion hada fhera de dicha membrana, engrosada por nna 
irritación crónica, presentándose entonces bajo la forma de tm tnmor cflindrico, 
fongoeo, sensible, fácil de sangrar, perforado en sn centro i mncbas veces irreduc- 
tible. Sobreriene en lasjóTenes débiles o debilitadas» bajo la aecion de nn esfuerzo 
(toR, dinnria, constipación.) No está de mas sefíalar este accidente, que podrá dar 
máijesi a eqnÍTOcaciones sino faese conocido. El plan onrativo deriva de Jos indi<- 
caciones jenerales de las flegmasias crónicas o de la estrangulación, si existe. 

ÜVmobes be Tjk T7BVTSA.— Son con mncho mas comunes en la mtijer que en el 
hombre. Clínicamente se distinguen en benignos i mcdignos. Los primeros son casi 
iodos debidos a la hipertrofia de los elementos de la mncosa, foücnlos i papilas, i 
a Teces revisten la forma poliposa. Dichas hiperplasias esponen a las hemorrajins 
por las dilataciones vasculares de que son sitio, a tal punto, que ha podido compa- 
rárselas a las hemorroides (Virchow). Tenesmo vesical i rectal, retención o inconti- 
nencia, accidentes nerviosos simpáticos, son los síntomas a que habitnalmenfe dan 
Ingar estos tumores. Los signos locales son en jeneral fáciles de constatar. £u sn 
etíolojín juegan papel la multíparidad, las afecciones uterinas n ováricas de los ri- 
fiones i de la vejiga como influencias predisponentes. Aparte de 1o«í caracteres pro- 
pios del tnmor, del prolápsus que acabamos de indicar, se distinguen los tumores 
hipertróficos por la sensación bien neta de una cuerda indurad» a lo largo del oa- 
nal. El tratamiento por los cáusticos es ordinariamente insuficiente. La escisión que 
es el método de preferencia, debe practicarse en sentido lonjitndinal, arriba i abajo 
(Richet) para evitar las estrecheces consecutivas, que seguramente sobrevendrán 
despnes de una escisión circular. 

Los BegnnáoB {tumores malignos) son mtri raros, i apenas se cuentan algunas 
observaciones aisladas, para que sea posible hacer por ahora una descripción jene- 
raL 

CoMPUCAdOK PUIiMONAR EK LA BSTRANOÜLAGION ^BMUBIA.— A propÓsitO dé UU 

caso de hemiotomia, en que sobrevino la muerte por neumonía el día cuarto des- 
ptMs de la operación, el profesor Vemeuil hace notar que, desde muchos afios, insis- 
te sobre el peligro de las conjestiones i plegmasias pulmonares' en dichos operados 
i la necesidad que hai de precaverlas o atacarlas con tiempo, prestando por lo mé- 
nofi tanta atención al estado de las visceras torácicas como las del vientre. 

Neübauias.— M. Le Dentu preconiza en el tratamiento de esta afección las in- 
yecciones hipodérmicas de nitrato de plata, empleando unas poeas gotas de solu- 
ción al 1|4 o al 1|5. Se siente en el acto nn dolor vivo, sobreviene supuración hacia 
el cuarto o quinto dia i los fenómenos dolorosos ceden por completo. 

Ciática.— £n los casos rebeldes, algunos médicos ingleses i alemanes han insti- 
tnido la próctica del estiramiento del nervio^ qne consiste en descubrir i tomar el 
tronco nervioso sobre un dedo, tirándole con cierta fuerza háoia el operador hasta 
levantar (sio) el miembro correspondiente sostenido por la cuerda del ciática Me- 
nos terrible qne las cauterizaciones, secciones i resecciones del nervio, dicho méto- 
do da resultado inmediatos i exentos de inconvenientes, cuando la peqnefia opera- 
ción se practica con ayuda del sistema antiséptica Esplican sus beneficios diciendo 
que en las neuraljias se establecen adherencias al rededor del tronco afectado, lai 
cuales es preciso destruir, por cuanto tienden a alterar, por compresión, las fibras 
nerviosas. 

BeiíAciombs del traumatismo i las afecciones constttücionalbs. — ^Vamos a es- 
poner rápidamente los principales datos que la clínica puede aprovechar sobre este 



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288 BEVZBTA wsBÁxnauL 

importante asunto. Nos ^JAremos saoesivamente en las diátesis, las intoxioacioneB i 
las oaquexiaiL 

1. ® £1 artrUismo tiene por sitio de predilección las partes afectadas con anterio- 
ridad, i a este titnlo paede desarrollarse con violoncia inusitada despnes de las oon- 
tüsionee; la fiebre tranmática es exajerada; hai predisposición a la gangrena. £i 
reamatismo no favorece la piojenie, pero si ios edemas i ezsadaciones, las coigee- 
tiones simples o hemorrújioos, las hiperestésins, diversas empoiones» erisipelas, i en 
fin, la r^idez articular i las anqnüosis. Otras veces, las heridas determinan, por la 
inversa, la aparición de un ataque reumático. 

El íierpetismo puede dar orijen a erupciones periféricas, de vecindad o a la dis- 
tauciv, de la parte herida. 

La escrófula predispone a la formación de fungosidades. La fiebre traumática es 
baja, a veces nula. La reparación lenta. Según el profesor Vemeuil hai que distiu- 
guir para el proncstioo los escrofulosos de salud i>Qsable, en los cuales el traumatis- 
mo quirúrjico puede influir favorablemente sobre el estado jeneral, i los caquécti- 
cos, en que toda operación es mala. 

2. ^ LUüxioaciones, La s^ls, dice Foumier, no influye en la gran mayoría de ca- 
sos, cuando se la observa en curso de tratamiento, en la marcha de las lesiones 
traumáticas; pero no es menos cierto que en el periodo secundario i terciario, suelo 
imprimir la librea de sus caractéres^específicos a las escoriaciones, heridas, i parti- 
cularmente influenciar la marcha de consolidación de los fracturas. 

£1 impaludismo presta a veces un tipo particular a la fiebre traumática i predis- 
pone a las complicaciones hemorrájicas i algunos accidentes nerviosos. 

£1 alcoholismo, cuya acción sobre los tejidos orgánicos es bien conocida, da tan 
pronto orijen a los fenómenos nerviosos ,del delirio, como, en casos menos comu- 
nes, a convulsiones epileptiformes, hiperestesias o a la inversa, analjesias, señala- 
dos con particularidad por YemeuiL No necesitamos señalar el fajedenismo como 
complicación local 

Caquexia. —La diabetes i la albuminuria acairean una gran desproporción en- 
tre los fenómenos reaccionales i la lesión primitiva, tendencia a la gangrena i las 
hemorrajias, adinamia. Contraindican toda operación considerable. Otras caquexias 
especiales i las jenexales todas dan lugar a los núsmos fenómenos. 

Concluimos con esto el breve resumen de un notable trabajo consignado en los 
Archivos de setiembre de 1877, sobre esta cuestión fundamental de patolojía qui- 
rúijica jeneraL 

PsLiBio NBBVioso TBAUxÁTioo.— Se ofreoc bajo dos formas, la una ocurriendo a 
los dos o tres dias de la lesión en individuos afectados de alcoholismo crónico (de- 
lirio por escUacion, delirium tremens, ) £s la variedad común la que se presenta sin 
grandes espiosiones, ni gravedad consid^ble, al poso que la variedad estrepitosa i 
sobreaguda da una mortalidad de cincuenta por ciento. En esta forma» prascitacion, 
los remedios indicados son la tintura de opio i la dijital, en ciertos casos. 

La forma atónica, por el contrario, es tranquila, sin ajitacion, pero a menudo 
gravísima, porque oculta, bajo una máscara de lenidad, lesiones viscerales estenass 
i jenerBlizada-s. Esta forma, llamada también delirio por inanición, redama que se 
restituya su estimulante habitual al centro encefálico como condición sinequa non 
de buen éxito en el tratamiento. 

Santiago, noviembre de 1877. 

Db. F. B. MáBZDIBK. 



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bibliografía. 



AiNHUM.— ERtr&cto de los trabajos que bajo ese titulo han publicado los doctores 
D. A. Martins Costa i Moncorvo de Fig:ueiredo en 1875. — Al tener qne dar cnenta 
de los trabajofi citados, he creído conveniente Imcer nn estracto de ambos, tomando 
en connideracion el tratarse de ana afección desconocida en nuestro pais, apuntan- 
do únicamente lo necesario para dar una idea sobre ese estado mórbido local. 

Debo ¿ntes advertir que loe trabajos sobre el Aínhum, hechos por los doctores 
Costa i Moncorvo son, por decirlo asi, los primeros pasos encaminados al estudio 
de esta singular afección. 

EtimokQÍa i descripción.— láí palabra auikxcm, nacida en los pueblos que ocu- 
pan la parte occidental del África, significa, según el doctor Silva Lima, serrar, 
cortar. Es una afección propia de la raza etiópica, comun a ambos sexos, atacando 
preferentemente los oriundos de África i de sexo masculino, i cuyo sitio de predi- 
lección es los ortejos pequeños. 

Principia por una salida cmstácea de la epidermis de la parte interna de la re- 
jion dijito-plantar; salida que siendo eliminada natnralmente o por la intervención 
quirúrjica, da oríjen a un surco ya seco i brillante, ya sanguíneo o purulento; en 
ese surco, nuevas costras van sucesivamente formándose i eliminándose, la piel se 
retrae i el dedo toma por fin la forma de una peqnefia papa unida al pié por un pe- 
diculo, que, cayendo en gangrena, es eliminado como cuerpo estraño. 

Historia. — El aiTihum es una afección peculiar a una raza numerosa, ignorante i 
bárbara, que en su pais natal vaga p^^r los desiertos, teniendo horror al hombre 
civilizado. Durante largo tiempo ha pasado sin llamar la atención de los observado- 
res; en 1867, el doctor Silva Lima la describió por primera vez en una memoria pu- 
blicada en la Gaceta Médica de Bahía (núuieros 13 i 15); desdo esa fecha nadie se 
volvió a ocupar de la afección hasta 1874, en qne el señor Moncorvo presentó a la 
Academia Imperial de Medicina de Bio Janeiro la observación de un caso que tuvo 
la ocasión de tratar. 

^iolojia ipatojenia, — Indicar las verdiideras caust\s del atrümm, es uno de los 
puntos importantes pero difíciles para quien estudia esta afección. 

En el trabajo del doctor Silva Lima se encuentran las siguientes palabras: 

**Las causas de la afección son enteramente desconocidas; parecen inherentes a 
alguna peculiaridad orgánica de la raza etiópica. Durante algún tiempo juzgué pro- 
viniese de que los africanos esclavos andaban ordinariamente descalzos, pero ha- 
biendo tenido posteriormente ocasión de observarla en los libertos, que usan casi 
siempte calzado, tuve que abandonar esta supuesta causa. Aun mas: no habia razón 
en ese caso para que sufrieran esclasivamente los africanos i para que el sitio pre- 
dilecto fuesen los dedos pequeños." 

£1 doctor Martins Costa manifiesta que, aunque sin datos bastante positivos para 
oponerse a considerarla como una peculiaridad orgánica de la raza etiópico, espon- 
drá su modo de pensar, no como una resolución completa de la cuestión, sino como 
una tendencia a ese fin. 



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240 BXBUOGBAFfl. 

"Todos aquellos que han observado con detención los pies de los africiuios, sa- 
ben, 1. ® qne machos de ellos poseen en los dedos tres o cuatro depresiones circu- 
lares, producidas por arrogas de la piel; 2. ^ que los dedos pequeños tienen las es- 
tremidades libres desviadas hacía adentro i abajo, formando asi una rejion semi- 
circalar que ocupa la cara interna e inferior i que coincide exactamente con el do- 
blez dijito-plantar; 3. ® que entre el cuarto dedo, que se dirije hacia adelante i 
afuera, i el pequeño, que se dirije hacia adentro i abajo, existe un pequeño espacio 
triang:ulAr de base posterior, i á. ^ que este espacio es ocupado ordinariamente por 
la producción hipertrófica de la epidermis, conocida vulgarmente con el nombre de 
caUo." 

Tomando en consideración estos datos anatómicos, concluye: ''que la salida crus- 
tácea, por la cual principia la afección, es un edema subcutáneo, resultante de la 
liquefacción de algunas células de la capa profunda de la red de Malpigio, ocasio- 
nada por el contacto repetido de materias animales i vejetales en putrefacción con 
los pies de los individuos que andan descalzos, i en los que usan calzado por falta 
de limpieza, por el depósito de un producto abundante, acre i fétido, qne resulta 
de la mezcla del sudor con el polvo (xulé); i que si su sitio de predilección es el 
ya indicado, lo es en razón de la disposición especial que presentan esos dedos en 
los africanos." 

Para Martins Costa, el ainhum no es sino una gangrena lenta, sui generis, no re- 
cibiendo los dedos pequeños de los pies, durante algún tiempo, los jugos nutritivos 
sino en cantidad insuficiente para su perfecta nutrición, resultando que sufren pro- 
gresivamente una metamorfosis retrógrada, hasta llegar el caso en que la naturale- 
za tiende a eliminarlos como cuerpos estraños; fenómenos producidos probablemen- 
te por la contiuccion de las arterias que alimentan ese territorio. 

Anatomía patolójica.—Pe^m ser completa debería ser estudiada desde el principio 
de la afección, pero los enfermos no consultan al médico sino cuando su enfer- 
medad eKÍá ya en un grado avanzado. El dedo se presenta bajo la forma de una 
papa, unido al pié por un estrecho pedículo situado en la cara inferior estema, i 
constituido por la piel i una pequeña cantidad de tejido blando, i en el centro un 
pedículo duro i medio vuelto hacia afuera. Un lijero movimiento le hace rotar en 
todos sentidos. La superficie de la úlcera, cubierta por una tenue capa songuineo- 
purulenta, exhala un olor fétido. 

Un corte en el sentido del diámetro antero-posterior nos hace ver: que la epidermis 
se encuentra completamente separada del núcleo del tumor, que entre ella i el nú- 
cleo existe una capa de pus espeso, oscuro verdoso i niui fétido. El examen mi- 
croscópico demuestra: que la epidermis se encuentra hipertrofiada, que las células 
de la capa profunda, cilindricas o fusiformes, presentan algunas granulaciones gra- 
sosas. 

El dei'mis, completamente destruido por la gangrena. La i)arte estema del nú- 
cleo constituido por tejido conjuntivo, a veces liso, otras reticulado i algunas fibras 
elásticas, encontrándose en todo él gran cantidad de granulaciones grasosas. La 
porción central blanquizca es formada por tejido óseo, en partes perfecto, en otros 
mezclado* a granulos grasosos; hai también notable disminución de los osteoplas- 
tos. El pedículo es constituido por el mismo t^ido de la porción central i algunas 
arteríolas i capilares sanguíneos. 

Siniomas i marcha. — Como se ha dicho, la afección principia jeneralmente por 
una salida crustácea que se acompaña de prurito; la astricción producida por el 
prurito determina la aparición de vesículas, conteniendo un liquido mas o menos 
trasparente; costras epidérmicas van sucesivamente formándose i eliminándose en 



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bxbliogbafjU. 241 

la «a» interna e inferior del dedo al nivel del doblez dijito-plantar. En la mayor 
parte de los casos este trabajo mórbido se efeotúa sin despertar la atención del pa- 
ciente. Invadiendo la afección la raiz del dedo, la piel se retrae gradualmente, el 
aiirco se va profundizando, tomando una fornm redondeada, i el tegomenlo se hace 
al imsmo tiempo áspero i dnro. En este estado suelen sentirse dolores en la estre- 
midad libre de la parte afectada o una sensación obtusa de compresión; la sensi- 
bilidad táctil es normal, con escepcion del snrco, donde es exajemda. Marchando 
la afección, esa parte aumenta de volumen, el surco se ulcera i cubre de una capa 
purolenta que exhala olor fétido, característico de grangrena; la consistencia de la 
primera falanje desaparece, i el dedo se pone tan móvil, que llega a impedir la 
marcha. En este periodo, dolores atroces atormentan al paciente, hasta producir 
constante insomnio. 

Bespecto a la marcha subsiguiente, sabemos que abandonada la afección a los 
esfuerzos de la naturaleza, el dedo es eliminado como cuerpo estraño. La duración 
es mui incierta; hai casos de marcha muí lenta que abrazan un lapso de tiempo va- 
riable entre uno i dos años. 

IHoífnóiiioo diferenciad. — Se ha querido confttndir el <Unhum con ciertas formas de 
d^aniiasia, de lepra, i con la gangrena simélrioa de las esiremidades; el sitio de la 
afección, la raza que ataca, la falta de anestesia i de atrofia muscular, etc., etc., 
son poderosos elementos de diagnóstico. 

Phmásiioo.— Bajo el punto de vista de su influencia sobre el estado jeneral, el 
prtmóstieo no presenta gravedad, pero con relación al estado local, en un periodo 
adelantado es inevitable la pérdida de la porte afectada. 

2Vaianuento. — La indicación preventiva reclama cuidados de limpieza por medio 
de lavados repetidos i el uso del calzado para evitar el contacto de las sustancias 
vejetales i animales en putrefacción, 

Sí el surco fuese profundo, de modo a dificultar la circulación subcutánea, i no 
estuviese ulcerado, están racionalmente indicadas incisiones perpendiculares al 
surco. 

En caso de ulceración, se practicarán lavados con ima solución de ácido fénico, 
cauterizaciones diarias con nitrato de plata. 

En un periodo mas avanzado está indicada la excisión. 

DtJU XMPLXO DXL CLORATO I)S POTASA XN Li. DUBBXA DX I<08 MINOS.— El oloratO 

de potasa, ájente terapéutico al cual el medico recurre diariamente, sobre todo en 
el tratamiento de las afecciones de las mucosos bacal i forínjea; cuya acción fisio- 
lójica, aunque no del todo conocida, a lo menos mui adelantado, pero respecto del 
cual la esperimentacion clínica no ha progresado tan rápidamente, ha servido de 
ponto de partida al doctor Moncorvo para una serie de esperimentos, estudiando 
su acción sobre la mucosa intestinal i llegando a ser el primero en emplearle con 
favorable éxito en el tratamiento de las inflamaciones simples del tubo intestinal. 

£1 trabajo del sefior Moncorvo, cuyo titulo encabeza estas lineas, es el fruto de 
una larga serie de investigaciones, a las cuales ha sido inducido tomando en con- 
sideoacion el empleo de la sal de Berthollet en las fluxiones de otras mucosas de la 
economía, leucorrea, blenorr^ia, etc. i obtiene por resultado que el clorato de po- 
tasa obra en este caso no por acción tópica directa, sino consecutiva a la absorción 
i eliminación por la secreción intestinal, opinión contraria a las de Babuteau e Isam. 
bert que lo juzgan sin acción sobre los intestinos i funciones hepáticas. 

£1 autor termina citando las observaciones principales de diarrea de la infancia 
que han cedido con rapidez a la acción del medicamento, administrado a la dosis 
de 4 a 10 gramos en las 24 horas, en una poción de 100 a 120 gramos. 

B. ic 31 



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242 BtBUOGRAJlA. 

Creemos ^ne el trabajo del doctor Hóncorvo efl mni digno de IlanMir is $kmáoñ, 
Ftino como nna cnei^tíon completamente remieltn, como tm» Tía nbieda a iaTeatíp- 
cioneA nlterioreB. 

Julio 1. o de 1877. 

YsKo^A. Gautaiju) E. 



CONSTITUCIÓN IlDICA BSINANTI. 



Qkütiaqo.— Estado sanitario,— Ia época delafto que atraveeamoe es dea()iiéUa8 
qne ordinariamente se acompañan de mudifíoacióneB notables en la salud pábliea. 
han cansas qne, en nna localidad determinada, contríbayen mas poderosamente a 
operar esoK cambios, son numerosaR, i la constitaoion médica de cada logar e«(tá su- 
jeta a mutaciones qne liguen la evolncion de esas cansaH múltiples i vanadaa Los 
calores primaverales qne siguen a loe cambios telMcos tan frescos del principio de 
esa estación i a los de fines de inriemo; la sequedad progresiva de la atmórfen, 
que en Santiago ll^ga a ser en enero i febrero una de las sefiales caraoteristicoB de 
nuestro clima local; la descomposición o fermentación de las materias avgámcas. 
que tan imprudentemente se tiene aqui la costumbre de acumnlaf ; el espeadio de 
frutas verdes o en descompo^cion, sin restricción alguna en homenaje a lasftUid, 
todo eso contribuye poderosamenie a hacer esos cambios mas perceptibles i mas in- 
tensos; i es digno de atención que apesar de esas inñuencias no tengamos nada qoe 
lamentar en la salubridad pública. 

En efecto, si esos ajentes son capaces de modificar el estado sanitario de ma lo- 
calidad determinada, no han adquirido, afortunadamente, en la nuestra, el grado de 
actividad suficiente para producir cambios de consideración. £1 estado aamtari» de 
Santiago sigue siendo mui satisfactorio. Aquellas enfermedades qne forman el oon- 
tinjente de enfermos, como veumonias, diarreas, dUtenieria.% onjinasy catarros, etc., 
son interpretación fácil i sencSla en cuanto a las causas que la» orijinaa. 

Las afecciones tifoideas, que raras veces dejan de tomar cierta intenaidad «n «sla 
época, escasean hoi dia notablemente, i aun en los ho^itales hai poooa casos ekt ob- 
servación. 

Bolo ^cm fenómeno ha llamado vivamente nuestra atención. *En. unos cuantoa días 
se h<in presentado numerosos '^enfermos de liepáiUis o Inflatiiaoion agoda dal híga- 
do, i n<>Botros hemos podido aun ver varios en la ciudad, como si no toeoM eanatt 
aislada» o individuales los motivos que los produjeran, sino mas bien como depen- 
dientcjs de causas telúricas que afectan a muchos individuos a la vez. 

I esta supofdcion, en apariencia insignificante, la oifeemos de mnelio interés fanfo 
el punto de vista etiolójico i patojénico. Los casos a qt)íd háeemds referencia m 
han presentado despties de un violento enfriamiento que duró dos diás i qnfr sébua- 
vino en medio de calores relativamente intensos. 

Por eetá razón hemos leido con muóha satisfacción éü que entre K» temaa piifl«ttl 
certamen liteíatio d¿l afio venidero, se haya incluido oomo mío lie tiio8/i«kttvo« 



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oousnnrciDK Mápueui voMuiam. i4d 

T»a<liMni, íA «nMíaid^lab^palitíseii Oiile. Cx«emo8 que noestio oiMipo niécMoo, 
«k intaMR.de Ift eiwick i <kl paii» debe nendir a este Unmamieiito. 

Fartmeititt pacte, ^i^eranioa qae algonoa dUtingmdos coUigae atenderán eata 
opottanidad, ]W paia hacer oa verdadero Rervioio a la ciencia, precisaudo las eau* 
sas de una enfermedad no solamente mni coman, sino de moi graves eoosecnencias 
i qoe intuye poderoeaBMnte en laa cifras de la mortalidad; ya para hacer algo por 
«iMvi^Miiitoo enevpo mélico de la ^)atia en que yace. 

Teaue eomo «1 menoionado son dignos de atención i di tiabiga Asi llegará nn 
día en que recojamos fraios de verdadera utilidad, que a la vez que honra del que 
los oultiveb ^eiáa ua nuevo elemento para combatir con eficaz provecho; conocidas 
RUS cansas, mides graves i frecuentes. Talvez no tendremos CartUlaa para las madres 
dsfamSUni, qne a mas de ser pobrisimo resumen de lo que se halla en cualquier libro, 
i bien o mal redactados, pero sin nada absolntamente digno de atención; pero sabre- 
inoa a k> BEiénoe decir aquello que caracteriza nnestro clizaa bejo el punto de vista 
médica. 

No veremos tampoco, una vez en esa senda, el rarisimo i curioso espectáculo de 
que les estraiigeios que viven entre nosotros sean los que nos Uamen la atención so- 
bre lo que pesa en nueetro propio suelo i que no queremos ver ni estudiar; esperan- 
do que algún compatriota que haya estudiado en Paria o liendres nos venga a abrir 
los ojos. 

Pero n4 todo eso no sucederia si los médicos hicieran del trabajo su primer de- 
ber. KntóincaB vendrian a averiguar lo mucho que se escapa a la penetración humana 
cuando enorgullecida por la ignorancia no mira bien lo que cada dia debía ser ob- 
jeto de su constante atención. Guando el aislamiento deje de ser la única lei i venga 
la vnio9r pao fundada en el respeto por el verdadero saber, la estimación por el 
talento i la ilustración, entonces caminaremos por el verdadero comino del adelan- 
tamiento i del progreso, después de abandonada la senda tortuosa en que hoi vivi- 
mos esparcidos. 

Entonces, por fin, no presenciaremos el doloroso espectáculo de que un cuerpo 
cientifioQ sea propagador inconciente de yerros qne son tan graves como inesplica- 
bles. Citaremos uno entre los de fecha mas reciente. 

El hido i sus pemiciosos efedos. — Hé aquí lo que la prensa diaria nos ha 
traido de jinevo en los primeros dias de diciembre. El Consejo de Hijiene recibió de 
uno de sus miembros el formal denuncio de los pemiciosos efectos de este pro^ 
dnoto. 

Elaborado con agua del Mappcho, mezclada con el agua del canal de Maipo, el 
hielo contiene» como esas aguas, sales.de varias clases i nocivas: svlfaío de caloyeaa, 
etc. £1 es la causa de las colerinas i disenterias que reinan en la ciudad. La alarma 
ha encontrado eco, i hasta los pequeños diarios han estampado con insistencia es- 
tas doctrinaa 

Entre tanto, ¿qué hai de efectivo en tales asertos? Nada, por fortuna. I para de- 
cirlo de una vez con franqueza, todo eso no es sino una mera alarma, que proviene, 
en nuestra humilde opinión, de un absoluto desconocimiento de los nociones mas 
elementales de ciencias físicas i del pecado tan común de emitir siempre opiniones 
nueras» i a veces nada mas que a ojo de buen varón, sin estudio previo ni medita- 
clon de ningún jénero. 

I ya que el honorable Consejo de Hijiene tuvo a bien sancionar con su silencio 
tan eiiorme descubrimiento, nosotros le peilimos el permiso de una l^era rectifica- 
ción. 

El hielo no contiene ni puede contener los materiales indicados, por la mni sen- 



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244 



OOKSTITÜOIOK MÉDICA KETÑAlTrE. 



eillü Tfizon de que ellos qtiedan como retidos, en hm agoás mádrét, Á lft« 
cion de dicha Rnflfnncia. El Agna, al Bolidificune o oonjéburm, abandona ImbíínI 
riafl que contiene en disolución, i nan los temptanos de hielo qne txÉUk mkmíml 
mares, son de agna para o dnlce, sin qne contengan nada de las sales que < 
rizan esta clase de de aguas. 

Los consumidores de hielo pueden, pues, estar tranquilos. Los que haMa ^4 
un uso moderado pueden estar seguros de su inocuidad. Es su oso innodsnéoi 
su calidad lo que deben tener presente al emplearle como material 
en estos tiempos tan ardientes i calnrosos. 

I. Vokvrm QvnBBBB. 



Hospital de San Vicente, — Existencia anterior, 298; entrados, 289; 
altos, 30SÍ',¡existencin restante, 251. 

Causas de muerte: fiebre tifoideo, 1; hepatitis, 2; disenteria, 1; delirhiml 
2; conjestion pulmonar, 2; ▼irnelo, 1; abceso hepático, 2; tisis, 16; pie 
3; hipertrofia del corazón, 2; parálisis, 1; anjina gangrenosa, 1. 

A la sala especial de variolosos entraron solamente dos hermanos, menores ét \ 
doce años ambos. 

Hospital de San Francisco de Boíyo.— Existencia anterior, 533; entrados, «20: afr | 
dos, 528; muertos, 104; restantes, 489. 

lazareto de la 3/ae.9fran2a.— Existencia anterior, 7; entradas, 10; (ninguna tmh- 
nada; solo 3 adultas; de Talagonte, 2; de Ins inmediaciones de Santiago, 2;deh 
calle de la Maestranza, 2 i de las de BellaTÚto, los Olivos, Cementerio i Castro, de 
cada una, 1); altas, 6; muerta.s, 5; restantes, G. 

Hospital de San Juan de Díoí.— Existencia anterior, 368; entrados, 427; altas, 328; 
muertos, 95; existencia restante, 372; muertos antes de 24 horas, 16. 

CSvdfít'eres sepultados en el Cementerio: hombres, 200; mujeres, 189;p¿rrnlo& 
525. Total, 914. 

Estado atmosférico. 

Barómetro a O" mm. Termómetro centSgiada 



12<»68 

24.10 

28.60(19) 

17.64 

4.50 (4) 

Tensión del vapor de agna del aire^ 

15.87 (23) 

10.34 

7.33 (22 i 98) 



Oscilación media 1.44 

Id. estrema 7.67 

Altura máxima. 

Id. media 

Id. minima. 

Humedad relativa del aire. 
Máxima 94 (4) 

Id. media 72 

Minima 32 (13) 

Días desx>ejados, 6; nublados en porte, 22; nublados, 2. 

Dios en qne ha llovido, 2. 
' Altura del agua caida, 0.2 mm. 

Vientos.— S., 1; SE., 4; SO., 39; calma 46. 

Temblores.— Los dias 2, 13, 25 i 27. 

CopiAPÚ.— La población está en completa tranquilidad por lo que se refiere a la 
salud'pública. 

Coquimbo.— La vii'uela ha persistido; solo en la última semana pudo notarse una 
declinación en el número de atacados i unu moderación en la intensidad del mal 

OvALUS. — La viruela apareció en este pueblo a mediados del mes. £1 dia 25 había 
yn lo atacados, pareciendo avanzar la epidemia vigorosamente. 



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OGÜfiTÍTüClOK KÉDIGA BXIKáll1*lE. B4S 

SBXfsrA.— No 80 hft preaentAdo la viruela. La salnd pábHca pennáUMé inalterada. 

yAunauna-^Iift twn^ete oontinóa en el múmo- estado qne en eí mes anterior, os- 
cilando entre 20 i 30 el nómer o de Tarioloeoe amladoA en el lasarato. 

Talca.— Diciembre dr,-^&tado «ont/aria— Deseando satisfaeer en parte las aspi- 
raciones de la Oomisiou Editora de la J?em>to MédicOi paso a dur onenta, de un mo- 
do jenexal, de las enfermedades qne se han presentado en esta oiadad en el mes de 
noTiembre. 

Enfermedades e^^démioas. — No hemos tenido otra qne la tos oonwdaím^ que oonti- 
náa haciendo estragos entre los nifios. 

JBkfermaciades e8porádioa8,—J>^fiAre UfoideoL se han visto naeve easos en la ptáOf 
tica civíL En nno de ellos, sobrevino, a los 25 días de enfermedad, nna enterorra- 
jia tan considerable, que puso en alarma a la familia. £1 tratamiento que pose en 
planta en un niño de 12 afios fué el recomendado por Jaccond, del cual se obtuvo 
tan buen éxito en los dos afios anteriores, en la clínica del señor Díaz. El calor, que 
que llegaba en los días de elevación (en la tarde) a 40^, bajaba a 89° i aun a 88.5 
con las fricciones rápidamente hechas en todo el cuerpo con vinagre aromático. Ac- 
tualmente se encuentra este enfbkmo en el último periodo de convalecencia.' 

De nevanoniast mui escasas este año, he tenido dos ejemplos. 

Desde algunos dias atrás aumenta el número de atRcados por la disenierla. Los sa- 
linos, a dosis de 15 gramos por ^din, como también la ipecacuana, asociada a otros 
medicamentos (fórmula de Segond) i otms veces sois, según los casos, me ha d.ido 
bnenos resultados. Una de las causas ocasionales que talvez tiene una gran influen- 
cia en el desarrollo de esta enfermedad, es el uso inmoderado de las primeras fru- 
tas, no siempre en completo grado de madurez. A aquella causa pudiera aiofregarse el 
exceso, tanto en la comida como en la bebida, mui común entre la jente del {Mueblo. 

Los cambios bruscos de temperatura, frecuentes en la estación que atravesamos, 
|>odrian considerarse como causa predisponente? 

Tengo noticias de que en este último tiempo solo se ha observado un caso de an- 
jiña diftérica: era un niño de 7 años: cuando lo trajeron del campo, a lod 5 dias de 
enfermedad, todo tratamiento nos pareció inútil. El estado cianótico de la cara in- 
dicaba que la asfixia estaba mui adelantada. La dosis apropiada de emético i de 
ipeca que prescribimos con el doctor Letelier, no produjo efecto alguno; Seis ho- 
ras después, el enfermito dejaba de existir. 

Enfermedades aocidento¿««.— En este grupo colocaré los accesos de histeristno i de 
tisma, que aparecen en toda estación i que aun cuando son enfermedades crónicas, 
no llegan a su evolución final. 

Enfermedades crónicas qtte Uegan a su ecoUicion final» — Casi esclnsivamente se Ue- 
na este grupo con los numerosos casos de tisis, que ocupan una buena parte de los 
lechos en las salas del hospital. 

Espero reunir, para el siguiente número, un resihiien, estadístico siquiera, pero 
aproximado, de todas las enfermedades observadas en el hospital i en la clientela 
particular. —f/enoro Oontardo. 

Estado aim/o^férico. 
Barómetro aO° »«• 

Presión media mensual 754.0343 

Id. mayor absoluta el dia 28. . 760.14 

Id. móior id. eldial7 740.65 

-Oscilaoion mensml absoluta 10.59 

Id. diaria mayor el dia 27 • 6.10 

Id. id. mínima el dia 1. ^ 0.67 



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8i6 oomaETTUciDN hópuia BWf/omk 

TempcBsahm media d«l me&r » 19*51 

Id. máxinuk «bspluta 4 dia 27. 26.5 

14 mínima id. loBdi&02i4i 8.8 

Ofloilacion menaiuil , r 17.7 

Númevo de días deupejadoe, 12; ni2bla4os eo pari«, 16; niibkdQ% ^; de vieato, 1; 
de lluvia, 3. 
. Altos» de la lluvia oaid^ en el mes, 0°H)128. 

Vientos.— En el mes soplaron: N., 3 veces; K£., 1;£., 7; ESE., 2; SE., 13; 
SSEm !;&, 56;SS0., 1;270., 1.— Lmw Kooh. 

XiDiABss.-«-Iia viruBla avanza, penetiando a las casaa de los ríeos, que se «uponen 
mantenidaa en mejores condiciones helénicas. 

PABBAL.--En el príucipip del mes, la viruela mantenía a qnince individoos en el 
lamr^o, i desde entonces ha ido tomando dia a dia mayores proporciones. 

OniLifAK. — La viruela se exacerba: lazareto repleto i sin recursos; cincuenta apA- 
iados en sus propias habitaciones; conventos i monasterios infectados. 

GoNCEPcaoK.— A principios del mes la epidemia de viruela sufrió un descenso 
que casi llegó a estinguirla; pero en la última sema^m ha reaparecido con mayores 
bríos, llenando el lazareto i atacando hasta cinco miembros de una sola tamilia. 
Un períódico dice que Iñ. fiebre amnriüa, (?) abunda menos. , . . 

LoTA.— La viruda sigue diezmando a la poblacionu 

OoBONXLr — ^Pasa lo mismo que en Lota. 

MuXiOBXM. — Beumatismoe, Jiá)res gástricas i hüioaas, odontaljias, son las afecciones 
que alli dominan. 

En los lugares vecinos han llamado la atención algunos raras numsJlnuwdada: 
xukfk mv^et de Conche dio a luz, en nn solo poxto, siete h\jos bien desarrollados, 
cuatro hombres i tres mujeres. Otra dio a luz un monstruo que sigue viviendo, i 
cuyo vicio» según las descrípciones hechas, parece ser el labio leporino doble, aso- 
ciado a un defecto de desarrolla 

Vau>ivia.*-X4í viruela Me mantuvo en el mismo estado que el mes anteríor hasta 
el 30 de noviembre, en que habia desaparecido. 

Gauiüco.— Apareció la viruela e hizo siete victimas durante el mes. 

OsoBNO. — Aqui se ha mostitido también el mismo mal. 

F. PUOA BOBNS. 



boletín. 



3>TOV^ira3Sd::BIi:B3 DBI í87!7. 

Tbibumal nxL Fbotomedxcaxo.— Ha concedido Ütnlo de médico^a.dímXbaidoQ 
Prado, i de licenciado a don Francisco JQcheyerria« doctor en la flaooltad de Medir 
ciña de Paria. 

Ha pasado al Consego Ilniversitarío las signientfia notaa: 



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BOLBTlir. 247 

Sflutiago, oohübn 1^ de 1877.-^-SefÍor teetor: He leóibido la tmBcripoiún de 
acuerdo del Coneejo de 28 de mayo de 1875, i sobre él me toí a perlaitir haoer aU 
gimas Ítidi<nMioise0 al Ooosojo, ya pam escUirecer puntee que deja aecoros, ja para 
flmjar ftttiut» difienltades, cotno la preeeütncdA por la solicitad del áéfior Tapia 
Portns, sebre la oual informo a V. ík oon esta fecha. 

Ea& dicho acuerdo se espsesa: ^'qne en lo snoesivo solo se admite oOmo alumno en 
ka eUiíieas a loe baohilieres en medicina, a quienes soló debe adiüitíxse a etámea 
cuando haya txnscurridp ei tiempo fijado por ia lei desde la ree^oion del diploma." 
Esto parece que solo se refiere al examen de licenciado, que el art 16 de la Lei Or- 
gáiiiea i ^ 12 del Baglamenlo de Orados coloca dos afios deanes del de bachiller, 
i ssriá necesario se refiriera también, i de una manera olom i terminante, a los ez6- 
meoeii de clSsicaB que muchos ulnmmos rinden sin ser bachilleres i algunos sin los 
exámenes indispensables da los cunos anteriores. De aé[ai provieae que con hM 
oerliñcadas de exámenes i de aaistencia a las cfinlcns tmten los alumnos de obtener 
dispensa del Consejo de los dos afios intermedios, dando por fimdamento que tie»- 
nen bedui la príetioa. 

Por otia parte, craso el acuerdo de 28 de mayo de 1875 no fué puerto en conoci- 
miento de loe profesores de clinica, ni los cursantes de sus clases diTididos en 
aluamoB i oyentes; ni se estorbó a éstos seguir las olinicas i rendir loe exámenes de 
ellas^ i comoadebias, el Oonsejo ha dispensado ya a muchos del cuno de 1875 de los 
dos afloe ifOLe áékfexk mediar entre &í bachillerato i la licenciatura, seria conveniente 
estender tales diepeneas a loe que se encuentiah en idénticaR circunstancias i cenmr 
ocmpletamente la puerta a las solicitudes que vengan después. 

Beenmiendo, formulo asi mis indicAciones: 

1* ^ £1 aéuvrdo de 28 de mayo de 1875 establece que, solo se admitan en las clí- 
nicas a los baefaiOeras en medicina, a quienes solamente se admitiiá a los exámenes 
de eetas desee i a las pruebas de licenciado después de ios dos afk» de pxáotioa que 
aefialaJí el art 16 de la Lei Orgánica i el 12 del Beglamento de Grados* 

2.^ A los alumnos inscritos en las clases de clínicas en 1875, se les dispensará 
de los dos años que deben mediar entre eü baohiUeroto i la lioenoiatuza. 

Ptea qne liegue el acuerdo del Oossejo al conocimiento de los profesores i alum- 
nos i no se alegue ignorancia, toí a hacerlo tfasoribir a los proteores i ftjarlo en las 
poestas dala Sseuelá de Medicina. 

Dios guarde a V. S,^W. ZXoa. -^Ai sefior rector de la Univeisidad. 

Ssatíago, <Kstábve 5 de 1877.— ^fior rector: £1 Moseo Anatómioo que posee la 
UniTCTSÍdadt i que cuenta ya con piezas bastante numerosas i bien preparadas, no 
presta aetuataienée «ervioio alguno a la instrucción, porque se le mantiene siempre 
cenado, ün sdoiseo, como una bibliotséa, debe abrirse al público en días i horas 
determinadas, pues de otro modo seria im establednicnto inútil, que no iecampsn- 
saria los tvsbajos i dinero qao costara, rirriendo de poderoso auxiliar a la difusáob 
de los conocimientos. 

Este benefl^áo jenesal, lo es directo e indispensable pam loe símanos de la Es- 
CPueladeMediéina, que tienen en el Museo Anatámico medios de adqairir, de re- 
frescor ade perfeecioáar sus estudios; 1 este es, si no me eqnivoeo, el ol^jeto pri- 
mordial de la institución de dicho establecimiento. 

Adetfias, esta idea se podría estender i completar, haciendo colocar en el Maseo 
Anatómico, pues son propias de él, las mostruosidades humanas que se han reuni- 
do en el Museo de Historia Natural, según la indicación de su ilustrado director, 
espresada en la nota que acompofio. Eí^ftEs specífíiena de mostruosidades humanas 



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248 boletín. 

constitxlirán en el Moséo Analomioo la base de la seocioh de ¿«raMq^ que actual- 
mente nu existe. 

Apoyado en estas consideraciones, solicito de Y. S., sefiioi tactor, qiie se pidaaal 
director del Museo de Historia Natural las piezas teíatolójieas que alH bou inade- 
cnadas i que se tomen las medidas del caso para abrir con regularidad dicbo eela- 
bleoimieñto a los estudiantes de medicina i a los qne quieran viaitarlo, ja sea nom- 
brando un empleado especial, ya sea confiando, aquel cuidado a uno de los disecto- 
res de U Facilitad con un sobresueldo i el inventario ooirespondiente. 

Dios guarde a V. S.— íf^. Diaz.—Ál señor rector de la Universidad. 

SoGisDAD MÉDICA. — La Sociedad Antropolójica de la Habana, cor res p o ndiente 
-de la Española de Madrid, ha honrado a la Sociedad Médica de Chile solioilaiido 
el concurso de sus miembros para loe importantes trabajoa de aquéDa e invitando- 
dolos a inscribirse en la lista de sus socios corresponsales. 

£1 Directorio de nuestra Sociedad, apreciando en su valor esta invitación, acordó 
responder aceptándola i agradeciéndola. 

GoMssjo DE HuiEME.— Elijió como miembros a los señores don Fraaciaoo B. 
Martínez i don Wenoeslao Hidalgo en reemplazo denlos señores Bojes i Ortiz 
Cerda. 

Escuela de Medicina. — Con satisfacción hemos visto al señor decano de la Fa- 
cultad examinando los defectos que tanto se han hecho notar en el fiunoeo ediflcia 
Pocos dias después, éstos han comenzado a ser paliados con retoques *i«m'iw*V^ a 
favorecer la ventilación i el aseo del galpón de disecciones. Estamos los estudiantes 
tan acostumbrados a no ver atendidas nuestras redamaciones, que oonaidMamos 
como una conquista lo obtenido esta vez. 

Medico de ciudad de la Ligua ha sido nombrado don Bamon Ortiz Cerda, lo que 
priva a nuestro Consejo de H^iene de uno de sus miembros laboriosos. 

Fbangisgo Boosl bk San Juan de Dios.— Publicaciones que lastimaban el buen 
nombre de los estudiantes de medicina, aparecieron en varios números de JEl Bkrro- 
carril en la mitad del mes de noviembre. Las firmaba Francisco Bogel, individuo 
que hftbia logrado cambiar por un lecho en la clínica del Salvador, la cárcel en 
que yacía acusado de un feo delito. Desde aquí, donde se le trató con todo el res- 
peto que BU infortunio merecía, pretendió, fingiéndose victima de inhumanas mor- 
tificaciones por parte de los estudiantes, inclinar en su favor las fimrfltWyf í U ooo- 
miseracion públicas, aunque haciendo al mismo tiempo de la conduela de éatoi un 
objeto de indignación jeneral. 

* Pero ese individuo, abrumado por la desgracia, daba muestras de haber perdido 
la conciencia i responsabilidad de sus actos. Considerándolo así, loe estudiantes 
insultados no pretendieron siquiera hacerlo responsable de sos ttcusaeiones tan ne- 
cias oomo inauditas, i aguardaron verlo fuem del hospital i Ubre de sn influenflla 
para publicar la relación verdadera de su permanencia en él, sobria i sofioiente 
justificación que era debida al público, aunque el juicio ya formado por las jentes 
honradas la hacía innecesaria. 

La lUmsta Méáioa no puede abstenerse de dejar en sus pajinas «onstanoia de k ter- 
minación, de un ruidoso incidente, en que fué puesta en juicio la oabaUorosIdftd da 
loe estudiantes de Medicina, i de la cuid salió como debía salir^ salva i enteift. 

F. PUOA BOBNX. 



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Año VI. Enero 15 de 1878. Núm. 7. 



MEMORIAS. 



LA neumonía de LOS BORRACHOS 

I sus COMPLICACIONES MAS FRECUENTES. 



XEllOBIA DB FBÜEBA PABA OBTENEB SL TÍTULO DE LIOENOXADO BN LA 
VAOÜLTAB DE MEDICINA. 



Señores: 

Gompliendo con el deber que me imponen loa estatutos universita* 
ños para optar el grado de licenciado en la Facultad de Medicina, voi 
a ocuparme, por algunos momentos, de los apuntes que he podido 
recojer en la dinica sobre neumonias en los individuos bebedore& 

El tema que he elejido, lo creo de mucha importancia, atendiendo 
al gran número de neumónicos que con este hábito se presentan tan 
frecuentemente en nuestras clínicas, i al carácter del todo particular 
que presenta dicha afección en tales sujetos; pero, en cambio, es algo 
difícil i se presta a muchas objeciones. 

Por lo espuesto comprendereis que no pretendo otra cosa que 
manifestaros que he trabajado de un modo práctico en la clínica hos- 
pitalaria. 

Me parece completamente inútil molestar a la honorable comisión^ 
resumiendo lo que dicen los textos sobre la neumonía franca para 
compararla en seguida con esta misma afección en los borrachos; me 
limitare únicamente a tomar de Orisolle i Yuergensen i otros autores 
los puntos que mas me han llamado la atención i se relacionan con 
la presente memoria. 



En mi descripción observo el siguiente orden: 

I. Solo enumero las distintas causas que pueden traer la neumo- 
nía. — n. Pasando a las complicaciones, me detengo en cada una de 
las que con mas frecuencia se presentan en los neumónicos bebedores^ 

B. M. 32 



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250 MEMOBIAB. 

tales como la bronquitis, la pleuresía i la meninjitis. — III. Fijándome 
en el síntoma delirio en estos individuos, creo importante hacer el 
diagnóstico diferencial entre el delirium tremens, el delirio meninjíti- 
co i el delirio producido por el paso de la neumonía del segundo al 
tercer período. — IV. Pronóstico. — V. Tratamiento. — ^VI. Eesultado 
de mis observaciones. — Vil. Casos prácticos. 

I. 

CAUSAS DE LA NEUMONÍA. 

Grisolle, en su tratado La Neumonía^ estudia esta afección en rela- 
ción: 1- Con las causas predisponentes, tales como la edad, sexo, 
constitución, temperamento, conformación torácica, neumonías ante- 
riores, condiciones sociales, profesiones i clima. 2- Con las causas 
predisponentes dependientes de circunstancias esternas, tales como 
f\ clima, las localidades, las estaciones, los vientos i las variacioses 
barométricas. 3- Con las causas escitantes u ocasionales, como el trau- 
matismo, los vapores irritantes i los enfriamientos. 4- Estudiando 
otras causas escitantes u ocasionales, como las impresiones morales 
vivas, los escesos alcohólicos, la acción de ciertos venenos, como el de 
la serpiente cascabel i otros; muchas sustancias que, tomadas a dosis 
tóxicas, como el opio i el emético, han sido capaces de inflamar los 
pulmones; la supresión de las hemorrajias constitucionales i princi- 
palmente de los flujos hemorroidales, de las reglas i aun de una su- 
puración antigua. Grisolle, sin negar la posibihdad de semejantes cau- 
sas, dice que no conoce ninguna observación auténtica i que por su 
parte nada ha visto que justifique estas opiniones. 5< Constitución 
epidémica; Grisolle admitía con Laennec que las neumonías epidémi- 
cas dependen a menudo de causas jenerales esparcidas en el aira Este 
último suponía que podía haber en la atmósfera algunos miasmas 
que penetrando en la economía por la absorción cutánea o pulmonar, 
ejercían en seguida una peligrosa influencia sobre los pulmones Gri- 
solle reconoce, con buenos prácticos, que se encuentran frecuente- 
mente neumonías a las que no se les puede asignar ninguna cansa 
ocasional. 

Para esplicar la frecuencia de las neumonías que sobrevienen en 
ciertas circunstancias, los antiguos habían atribuido a la neumonía 
un carácter contajioso, opinión que está en completa oposición don 
los hechos diariamente observados. 



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LA. KXÜMOHU SE LOS BOBBACHOS, ETO. 251 

n. 

OOUPXJOACIOlffEB DX LA NEÜMOiaA* 

Sin enumerar los sintomas de la netimonia, porqne son mas o me- 
nos los mismos en todos los que contraen dicha afecdon, paso a ocu- 
parme de BUS complicaciones. 

Las afecciones que con mas frecuencia complican la neumonía en 
los bebedores, son tres: pleuresía, bronquitis i meninjitis. 

1^ Pleuresía con derrame, — Esta complicación es algo frecuente en 
los neumónicos de Tida arreglada. QrisoUe, entre 247 enfermos ataca- 
dos de neumonia, en los cuales ba constatado las complicaciones so- 
brevenidas por parte de las pleuras, ha encontrado que 31 ofrecían 
durante la vida signos evidentes de un derrame en la cavidad de estas 
serosas. Según estos datos, tendremos que la pleuresía complica a la 
neumonía 12 veces por 100. 

En Santiago la pleuresía se manifiesta como una de las complica- 
ciones mas frecuentes de la neumonía, estando mui lejos de guardar 
la proporción citada por GrisoUe. Todo facultativo^ en su práctica 
privada o en las salas hospitalarias, creo habrá comprobado la fre- 
cuencia de dicha complicación. 

Como comprobante voi a tomar de la estadística publicada recien- 
temente por mi profesor doctor Jerman Schneider sobre neumonías i 
plenro neumonías, los siguientes datos: 

Afío 1870. Entraron a la clínica 136 neumón., 61 eran pleuro-neumon. 



1871. 


l( 


« 


tt 


196 


" 126 


1872. 


it 


tt 


ti 


138 


" U 


1873. 


ts 


tt 


tt 


66 


" 18 


1874 


(( 


te 


tt 


103 


« 29 


1875. 


i< 


tí 


tí 


119 


" 63 




Totales. 


. • * . 





. 758 


346 



Eesulta de la estadística clínica del señor Schneider que en 758 
casos de neumonía ha observado 345 de pleuro-neumonía, o lo que es 
lo mismo, la pleuresía complica a la neumonía en la elevada propor- 
ción de un 44 por 100. 

De catorce observaciones de neumónicos bebedores que he recojido 
en la clínica, en. siete casos encontré desde el primer examen los sín- 
tomas evidentes de una pleuresía con derrame. 

En la autopsia el número de pleuresías que se constatan es aun 



Google — 



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262 MXUQBZáS. 

macho mayor; esplico esta mayor frecuencia atendiendo a que la 
afección neumónica se prolonga mucho mas en estos indÍTiduos, cir- 
cunstancia que hace también que la pleura participe de la inflamación 
pulmonar; aunque ésta haya sido central en su orí jen, puede poste- 
riormente hacerse periférica en vista de la larga duración que tiene' 
dicha afección en los borrachos. 

La mayor frecuencia de la pleuresía como complicación de la nen- 
monia en los borrachos, parece tener una esplicacion saiisfactoriaw En 
los que no tienen este hábito, la pleuresía por causa esterna se desa- 
rrolla a consecuencia de la impresión del frío o por la injestian de 
bebidas heladas estando el cuerpo en sudor, otras veces por .desnu- 
darse o esponerse a una corriente de aire estando el cuerpo en igua- 
les circunstantnas. El borracho no solo se espone con mas frecuencia 
a las causas antedichas, sino que después de una borrachera duerme 
una noche a la intemperie en suelo húmedo o seco, o se cae al agua i 
continúa mui tranquilo con la ropa mojada. Estas dos causas, i en 
especial la primera, la citan casi todos los neumónicos bebedores. 

Ahora bien, sabemos que las bebidas alcohólicas, tomadas en esce- 
so, ejercen en el organismo dos acciones bien diferentes: la primexa 
escitante, que activa la circulación, aumenta la temperatura, la tras- 
piración cutánea i la secreción de la orina, etc; la segunda sedante: 
el pulso de lleno i frecuente que era, se hace blando, pequeño i pau- 
sado; las ideas se hallan mas o menos confusas; esperimenta pesadez, 
cansancio, sed, anorexia i estados gástrícos. 

Si a esta causa de sedación agregamos la acción prolongada del 
frío, como sucede cuando algunos de estos individuos duermen a la 
intemperíe o quedan con la ropa húmeda durante una noche, se com- 
prenderá que estas dos causas reunidas, son capaces, no solo de afec- 
tar el pulmón, sino que con mucha frecuencia hace que se desairolle 
una pleuresía concomitante con el proceso neumónico. 

2^ Complicaciones con la bronquitis, — Afecciones catarrales crónicas 
son mui frecuentes en los bebedores; casi no hai borracho que no 
esté afectado de un catarro bronquial crónico. La tos es el síntoma 
que mas les incomoda. Mas frecuente por la mañana, desaparece o 
disminuye una vez que han arrojado, con náuseas i vómitos, materias 
de diferentes clases: unas azoadas, que salen después de penosos 
esfuerzos en forma de masas mucosas formando largos filamentos; 
otras liquidas, de un sabor particular, de reacción alcalina, que con- 
tienen siempre compuestos de sulfocianuros i trasforman rápidamen- 
te el almidón en azúcar, lo que denota que no son productos gástri- 
cos, sino secreciones de las glándulas salivales que han sido degluti- 
das durante la noche; otros son líquidos agrios en unión con materias 



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LA NSÜMONU DB L08 BOBBACHOS, ETO. 2A3 

alimentidaB; o mneoBÍdades aereadas de oríjen bronquial, o€iiUB(eoae&- 
oia directa del oatarro bronquial ccónioo« 

Los autores citan como causa mas frecuente de este catarro en los 
bocrachos, los continuos resfriados a que con tanta frecuencia se es- 
ponen dichos individuos i el esceso en las bebidas alcohólicas. 

De los catorce enfermos neumónicos cuya obserTadon he seguido 
en cinco, constaté desde el primer momento los síntomas de una 
faroDco-nenmonia 

3^ Ckmiplicacionea con d cer^nv. (1) — ^De todos los accidentes cere- 
brales que la neumonia puede hacer estallar, el delirio es, después déla 
cefalaljia, el mas frecuente de todos. Resumiendo los hechos publica- 
dos en recientes estadísticas de neumonía, de 485 casos, i mis propias 
observaeiones, 290 casos, se puede establecer que la frecuencia del 
delirio en la neumonia seria en un 8 i 11 por ciento, proporción ver- 
dadera solo para la neumonía de la edad adulta. El delirio se mani- 
festó con mas frecuencia en los individuos que sucumbieron de la 
afección que en aquéllos en que ésta tuvo una terminación favorable; 
la perturbación de las facultades se observó en los primeros en la 
cuarta parte de los casos, mientras que en los segundos no se declaró 
mas que en un sesto próximamente. Se ha manifestado mas frecuen- 
temente en el hombre que en la mujer, en la proporción de 21 a €. 
La edad tiene una gran parte en el grado de frecuencia del accidente 
de que hablamos. Esceptuados tres enfermos menores de treinta afíos, 
todos los otros habían pasado de loa cuarenta; el período de los cua- 
renta a los sesenta años es el que me ha ofrecido mayor número de 
delirio, i la proporción aumenta aun en la vejez. Esta complicación 
es mucho menos frecuente en los niños que en los viejos i aun que 
en los adultos. La constitución orgánica parece tener poca influencia 
en la manifestación de esta complicación, porque en los 27 casos de ' 
neumonia con delirio por mí observados, solo 2 presentaron los atri- 
batos déla constitución nerviosa que predispone a los accidentes 
cerebrales, cualquiera que sea la enfermedad aguda de que se pa- 



El abuso de los licores alcohólicos, el hábito de la embriaguez, me 
parece debe considerarse como uno de los casos que con mas fre- 
cnencia provocan el delirio en el curso de las inflamaciones pulmona- 
res. 

No está probado que la neumonia del vértice se acompañe de ddi- 
rio con mas frecuencia que la de la base o la de la parte media del 
órgano. Pero <Jonsidero sí como un hecho establecido que, cualquiera 

(1) Oaá iodo «ste fánafo es resumen tomado de Grisolle. 



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264 BCBMOBIAB. 

qne sean los puntos atacados del pulmón, las nenmonias dobles se 
complican con delirio en mayor número de veces que las nenmonias 
simples. 

M. Bayer dice que en varias ocasiones ha observado qne el deli- 
rio sobreviene bruscamente en los borrachos atacados de neomonia. 

En algunos casos es tan súbito i violento, predomina de tal modo 
sobre los otros síntomas, que en ocasiones ha dado Ingar a errores 
bien conocidos. Thore i Aubanel dicen haber visto llevar mnohas ve- 
ces al asilo de Bicétre a individuos a quienes se oreia enajenados, no 
estando afectados mas que de un delirio desarrollado durante el i)e- 
riodo agudo o de resolución de una neumonia. 

Es necesario no concluir que todo delirio que sobrevenga en los 
bebedores atacados de neumonia, pertenece al delirium tremena Pa- 
ra la mayor parte quizás, la intoxicación alcohólica no obra mas que 
como causa predisponente i el delirio no ofrece nada de e8x>ecifiG0. 
Las emociones morales vivas, los pesares que afectan al individuo 
poco antes de la invasión de una neumonia son circunstancias que 
predisponen en gran manera a la esplosion de los accidentes cere- 
brales. 

La época en la cual se manifestó el delirio ha variado mucho. En 
un enfermo, la perturbación de las facultades intelectuales estalló 
casi con los primeros síntomas de la neumonia; en otro fué el primer 
fenómeno mórbido que apareció junto con la ñebre, i solo después de 
tres dias se manifestaron por primera vez los síntomas por parte del 
pecho. El delirio estalla comunmente del cuarto al décimo dia i ma- 
cho mas temprano en los bebedores que en los que no lo son. Mien- 
tras estos últimos no comenzaban a dehrar, término medio, sino 
hasta el décimo dia, los primeros deliraban desde el quinto. 

En casi todos, el delirio se declaró cuando la enfermedad acreda o 
cuando había llegado a su mayor intensidad; no hubo sino uno en el 
cual sobrevino el delirio en el momento en que principió la convale- 
cencia. 

El delirio presentaba caracteres muí diferentes; no es con frecuen- 
cia mas que un poco de divagación que tiene lugar sobre todo en la 
tarde; los enfermos se vuelven locuaces, hablan solos, tienen propó- 
sitos incoherentes; se puede obtener de ellos respuestas bastante 
precisas cuando se logra fijar su atención, pero solo momentánea- 
mente. 

El delirio es, de ordinario, tranquilo i en mui raros casos hubo nece- 
sidad de usar la camisa de fuerza. Duró de uno a ocho dias. Los tres 
cuartos de los enfermos sucumbieron i en ellos los trastornos cere- 
brales persistieron hasta el término fatal; una cuarta parte curó i la 



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LA neumonía de LOS BORRACHOS, ETO. 255 

cesación no precedió mas que ^e uno a tres días al comienzo de la 
convalecencia. 

En los borrachos el delirio ofrece en la mitad de los casos los ca- 
racteres indicados mas arriba; en los no bebedores, la ajitacion se 
presenta bajo una forma mas aguda i a veces con el carácter de una 
mania verdadera. Los enfermos lanzan gritos sin interrupción, recha- 
zan i golpean a las personas que los cuidan i hai necesidad de poner- 
les la camisa de fuerza. Esta estrema ajitacion continúa dia i noche; 
sin embargo, por lo común no se observa, como en el delirium tremens, 
el temblor de la mandíbula i de los miembros, la incertidumbre de 
los movimientos i la voz en ocasiones entrecortada. En algunos casos, 
sin embargo, el delirio tiene todos los caracteres del delirio alcohólico; 
estalla súbitamente del octavo al duodécimo dia de enfermedad, es 
decir, cuando la neumonía está muchas veces en completa resolu- 
ción. 

Este delirio es provocado por la cesación brusca i completa en el 
uso de los alcohólicos. 

El delirio maniático persiste rara vez mas de cuatro o cinco dias; 
es reemplazado comunmente, entonces, por el coma en los individuos 
que sucumben i por la vuelta completa de la intelijencia en los que 
curan. 

En la autopsia de los individuos que murieron después de haber 
delirado, he encontrado en casi un tercio de los casos (en ocho) los 
caracteres anatómicos de una meninjitis reciente, es decir, una infil- 
tración purulenta del tejido celular sub-aracnoideo en toda la esten- 
sion de la convexidad de los hemisferios. Esta aracnoiditis, a juzgar 
por los trastornos cerebrales observados durante la vida, no ha debi- 
do declararse sino en las veinticuatro, treinta i seis o setenta i dos 
últimas horas. Ella no ha existido mas que una vez en los borrachos. En 
los otros individuos de esta categoría no se constata, con escepcion 
de dos cuya autopsia no pudo hacerse, ni en el cerebro, ni en las 
meninjes, ninguna alteración bastante grave para esplicar los trastor- 
nos observados durante la vida. 

Resulta de lo que precede que en los dos tercios de los casos el 
estado aparente del cerebro i de las meninjes no puede esplicar el 
delirio que se habia notado durante la vida. No habia ninguna rela- 
ción bien evidente i sobre todo constante entre el delirío i la esten- 
sion de la alteración pulmonar. En todos la neumonía había llegado 
al segundo o tercer grado; pero en la mayor parte de los casos la 
hepatizacion estaba limitada a un solo lóbulo o aun a la mitad de un 
lóbulo. No se puede tampoco afirmar que hubiese una relación bien 
evidente entre el aparato febril i la producción de los trastornos ce- 



Goosle — 



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256 MBUOBXAS. 

rebrales. Si la inajor parte de los enfermos que ttj^vieron delirio tsa" 
frieron una fiebre intensa, se puede decir, sin embargo, que en tm 
número mayor que presentaron una fiebre aun mas yiya, no se obser- 
vó en ninguna époea una perturbación apreciable de las facultades 
intelectuales. ¿Cuál es la naturaleza del delirio que se observa tan fre- 
cuentemente en los borrachos atacados de neumonía, i cómo esplicar 
su desarrollo? Si se atiende a la intensidad, a la violencia de los tras- 
portes, llevados algunas veces hasta el foror; al insomnio, a la ausencia 
de alteraciones materiales en los centros nerviosos después de la 
muerte; si se reflecciona que estas perturbaciones se dedaran sobre 
todo en individuos que abusan de los líquidos alcohólicos, no se du- 
dará en reconocer en estes accidentes una forma de] delirium tre- 
mens. 

Por otra parte, veremos mas tarde en el articulo tratamiento, los 
buenos efectos del uso combinado del vino i del opio. 

Besulta, en efecto, de los importantes trabajos publicados en In- 
glaterra i América por los doctores Blacke i Ware que un borradlo 
no puede ser atacado de una enfermedad cualquiera sin que le aco- 
meta e] delirium tremens. 

Al principio de este capítulo, Ghrisolle dice: ''no está probado que 
la neumonía del vértice se acompañe con mas frecuencia de delirio 
que la de la base o de la parte media del órgano. Pero considero sí 
como un hecho establecido que cualesquiera que sean los puntos ata- 
cados del pulmón, las neumonías dobles se complican con delirio en 
mayor número de veces que las neumonías simples." 

Parece que el síntoma delirio guarda una relación inmediata con 
la gravedad de la afección pulmonar, razón por la cual en las neu- 
ihonias dobles, dicho síntoma se presenta con alguna frecuencia. 

He observado en la clínica que la neumonía de los vértice» es mas 
grave que esta misma afección localizada en la base o zona media 
del órgano, i que no solo trae frecuentemente el delirio sino que casi 
siempre la resolución se hace con gran dificultad; i aunque el proceso 
inflamatorio haya sido circunscrito, la duración de la enfermedad se 
prolonga mucho. En personas predispuestas a las afecciones pulmo- 
nares, la neumonía del vértice de ordinario deja en pos de si procesos 
caseosos, induraciones, cavernas, que posteriormente suelen ser de 
fatales consecuencias. 

No siéndome posible comprobar mi observación con datos esta^ 
tieos propios, voi a tomar de los autores alemanes mui moderaos 
Yuergensen i Ziemssen datos que están en contradicción con lo es- 
puesto por GrisoUe, i que apoyan de un modo evidente lo que todos 
hemos observado en nuestra clínica. Como estas estadísticas son xotii 



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LA neumonía de LOS BORRACHOS, ETC. 257 

modernas i nos dan datos curiosísiinos sobre los procesos cmposos 
de los pulmones, me voi a pennitir trascribirlas por completo. 

ESTADÍSTICA DE YUEBOKNSSN DE 6,666 CASOS DE NEUMONÍA OBSERTADOS EN 
EL HOSPITAL GRANDE DE YIENA. 

Pulmón derecho. 

El proceso inflamatorio estaba en este pulmón en 3,580 casos. 

Ocupaba el vértice en 810 casos. 

El lóbulo medio en 118 casos. 

La base en 1,476 casos. 

El lóbulo superior i medio en 177 casos. 

El lóbulo inferior i medio en 376 casos. 

En todo el pulmón en 623 casos. 

Pulmón izquierdo. 

El proceso inflamatorio estaba en este pulmón en 2,548 casos. 
Ocupaba el lóbulo superior en 464 casos. 
El lóbulo inferior en 1,515 casos. 
En iodo el pulmón en 569 casos. 

Pulmones derecho e izquierdo. 

La neumonía ocupaba ambos lóbulos superiores en 73 casos. 

Ambos lóbulos inferiores en 223 casos. 

El lóbulo superior derecho e inferior izquierdo en 43 casos. 

Otras combinaciones en 173 casoa 

Ziemssen, en su estadística» toma de Bulé i Barthez, 84 casos de 
neumonía. 

Nueve eran dobles, cuarenta i ocho ocupaban el pulmón derecho, 
veintisiete el izquierdo. De la base habia cuarenta i ocho, del vérti- 
ce veintisiete. De los de la base, veintitrés estaban en el lóbulo dere- 
cho, cuatro en el izquierdo. 

De otros treinta i seis casos, citados por el mismo autor, tres eran 
dobles, tres de un solo lado, quince en la base, quince en el vértice 
derecho. 

Grisolle, en este mismo capitulo, dice que en sus veintisiete obser- 
vaciones de individuos que deliraron durante el proceso neumónico, 
en ocho comprobó los síntomas evidentes de una aracnoiditis i que 
esta aracnoiditis no existió sino una sola vez en los borrachos. En la 
autopsia de mis observaciones I, n, III, VI, IX, encontré los sinto- 

B. M. 33 



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258 MEMORIAS. 

mas eTÍdentes de nna meninjitis en sos diferentes períodos. En dos 
observaciones mas, cuya autopsia no ene permitieron hacer, durante 
la vida creí comprobar los síntomas de la meninjitis. 

ni. 

Diagnóstico diferencial en los nenmónicos borrachos entre el delirio 
alcohólico, el delirio meninjítico i el sobrevenido por el paso de la 
neumonía del segundo al tercer período o hepatizacion gris. 

Con frecuencia se presentan en la clínica neumónicos bebedores 
que llegan al hospital delirando o que deliran después de varios días. 
Encontrándonos en presencia de un enfermo de esta naturaleza, que 
principió a delirar al tercer dia de su entrada al hospital, (observa- 
ción segunda, José Ayala) el profesor suplente de clínica, señor 
ügarte, me preguntó cuántas esplicaciones podia tener el síntoma 
delirio en el caso citado. Después de recordar que en los borrachos 
una afección a^da cualquiera con elevación de temperatura» es capaz 
de traer el dehrium tremens o alguna de sus formas, creí que el sín- 
toma delirio podia tener tres esplicaciones diferentes: o dependía del 
hábito del individuo i de la temperatura 89° sostenida por varios 
días, en cuyo caso estaríamos en presencia de una de las £c»mas del 
delirium tremens; o era el resultado de una meninjitis que hubiese 
venido a complicar el proceso neumónico, teniendo presente que en 
esa afección el delirio es un síntoma muí constante; o bien, la nen- 
monia habla pasado al tercer período, circunstancia que con mucha 
frecuencia suele traer el delirio. Remitiéndome a la observación se- 
gunda, voi a ver modo de establecer el diagnóstico diferencial antes 
indicado, advirtiendo que en los difwentes autores por mí consolta- 
dos nada he encontrado que pueda guiarme en esta materia, por ca- 
yo motivo pido la debida induljencia. 

Primeramente haré el diagnóstico diferencial entre el delirio alco- 
hólico i el delirio meninjítico, i en seguida enumeraré ios síntonas 
que unidos al delirio indican el paso de la neumonía del segundo al 
tercer período. 

1» Diagnóstico diferencicU entre el delirio alcohólico i el meninjiüeo e» 
los neumónicos borrachos, — Ambas oomplicaciones, meninjitis i debrio 
alcohólico, pueden presentar un período prodrómico antes que se de- 
dai'e el delirio, periodo que con frecuencia suele pasar desapercibido 
o faltar por completo, i cuya duración es por lo jeneral <iorta. 

Los síntomas prodrómicos meninjíticos son: aumento en la intensi- 
dad de la ce&laljia inicial de la neumonía, o su nueva apariráon casn- 
do ya había cesado, siguiendo a ésta rórtigos, vómitos i ajitacion. 



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\ 

LA NEUMONU J>B LOS BOBRACHOB, ETO. 259 

Los BÍniomas prodrómioos por parte del deliritun tremens son: in- 
sonmio» ajitacion, inquietud» mirada incierta, principio de temblor 
nervioso, anorexia» disgusto por los alimentos, sed i TÓnutos; falta 
la ceíálaljia intensa. Cuimdo falta este periodo prodrómico, la com- 
plicación con la meninjitis se anuncia por un escalofrío inicial, al que 
signen escalofríos cortos i mas o menos repetidos; la temperatura au- 
menta i el pulso se hace mas frecuente. 

El escalofrío inicial falta en el deliríum tremens, i en su lugar apa* 
rece el temblor alcohólico; el pulso i la temperatura continúan los 
mismos* 

El delirio meninjítico puede ser ruidoso, furioso, a Teces acompa- 
ñado de ajitacion muscular que ezije la camisa de fuerza. 

El delirio alcohólico ta casi siempre acompañado de ajitacion, tem- 
blor i alucinaciones, tres circunstancias que reunidas pueden serrir- 
nos mucho para el diagnóstico. 

El delirio del alcoholismo puede presentarse, i lo hace muchas Teces 
de un modo rápido, aun antes que se declaren con eridencia los sín- 
tomas de la neumonia; el delirio meninjítico casi nunca se presenta 
de este modo, rara vez falta algún síntoma que por lo menos le haga 
sospechar, i jeneralmente se declara después del quinto dia del prin- 
cipio de la neumonía. De modo que todo delirio que estalla rápida- 
mente en los primeros dias de la afección neumónica, pertenecerá 
casi siempre al delirium tremens. 

La temperatura i el pulso son síntomas de mucha importancia. El 
pulso en la meninjitis, al principio algo duro i frecuente, se hace pos- 
teriormente pequeño, irregular e intermitente, pud^endo contarse de 
ciento a ciento sesenta pulsaciones por minutos; el pulso en el deli- 
rium tremens, cuando complica una afección aguda, frecuentemente 
sigue como antes, a no ser que el enfermo esté mui ajitado. 

La temperatura se elcTa casi siempre a mas de 40^ cuando a la 
neumonia Tiene a agregarse un proceso meninjítico; no sucede lo 
mismo cuando el delirium tremens complica a la neumonía: la línea 
termométrica sigue como antes que se presentase la complicación. 

Ataques coutuIsítos, precedidos de rijidez de los músculos de la 
nuca i del TÍentre, aparecen cuando las meninjes están complicadas; 
en el alcoholismo predominan los saltos de tendones i el temblor al- 
cohólico, i si se llegan a presentar couTulsiones son de carácter epi- 
leptiforme i sin la rijidez de ciertos músculos. 

En el delirium tremens los pacientes suelen tener alucinaciones del 
olfato i del gusto; en la meninjitis no sucede esto. 

El oido i la Tista, en la meninjitis, sufren sus perturbaciones; al 
principio se presentan los fenómenos de escitacion, fotofobia, pupila 



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260 lOSMOBIAS. 

contraída i centelleos, estando los enfermos mni sensibles al mido. 
Pasado este primer período, la papila se dilata, haciéndose insensible 
a la luz; los otros órganos de los sentidos se adormecen. En el alco- 
holismo faltan los fenómenos de escitacion por parte de los órganos 
de los sentidos, pero existen siempre alucinaciones, muí variables ee* 
gun los sujetos. 

El curso de la meninjitis es, por lo jeneral, continuo; el del alcoho- 
lismo intermitente. 

2^ Síntomas que unidos al deLirio indican él paso de la neumonía dd 
segundo al tercer periodo. — Todo delirio que se manifestare en un nea- 
móníco bebedor antes del quinto día de enfermedad, pertenecerá casi 
siempre a una de las dos formas anteriores. La^lvBpatizacion gris solo 
en casos muí raros aparece antes del quinto día. 

Pero podremos aseverar de un modo probable que el delirio depen- 
de del paso de la neumonía del segundo al tercer período, cuando 
después del primer septenario el soplo bronquial continúa limpio, 
distinguiéndose a la vez estertores mucosos diseminados, sin mezcla 
de crepitación o acompañándose en rarísimos casos de uno que otro 
estertor crepitante de vuelta; cuando en la temperatura se presenta 
una remisión mayor que en los días anteriores, que se sostiene por 
unas cuantas horas, para ascender en seguida i continuar como en el 
período de estado; cuando se presentan escalofríos cortos i repetidoa 
con frecuencia; cuando reaparezca la cefalaljia inicial de la neumonía; 
cuando la espectoracion tome e) color del zumo de regaliz o de ci- 
ruela, pasas, i mui principalmente si es posible comprobar en ella la 
presencia del pus; cuando el pulso pierda en fuerza i aumente en fre- 
cuencia, haciéndose posteriormente débil, apenas sensible, desigual e 
intermitente. 

Sí observamos también que la lengua se pone pastosa i seca, que la 
cara se altera i toma un color amarillento, que el cuerpo se cubre de 
un sudor profuso i pegajoso, habiendo persistencia de la matidez i 
del soplo, i aparición de estertores de gruesas burbujas que dimanan 
de las secreciones bronquiales, tendremos otra razón mas para fundar 
nuestras sospechas. 

En algunos casos es imposible esplicar de un modo satisfactorio el 
síntoma delirio, porque puede suceder que un neumónico borracho 
delire por habérsele reunido a la vez las tres complicaciones: deli- 
rium tremens, meninjitis i supuración del pulmón. Mas, jenerabnente, 
hai predominio de algunas de estas tres complicaciones. 

Mariano Olivabis S. 
(Continuará.) 



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REVISTA clínica. 



Boletin de la Maternidad del mes de diciembre de 1877 





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Fetos. 




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Aborto de 2 meses. 


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Hubo rotación. 


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m. 


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Hubo rotación. 


210 


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vivo 


h. 


o.i.ia. 


una vuelta del cordón al cuello. 


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2 


2 


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m. 


o. i i. a. 




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11 


2 


5 


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h. 


o.i.i.a. 




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vivo 


m. 


o.i.i.t 


Hubo rotación. 


II 


13 


2 


5 


vivo 


m. 


o.iit. 


Hubo rotación. 


** 


23 


3 


17 


vivo 


zn. 


m.i.d.t 


£1 feto, como sucede siempre en las presentacio- 
nes de cara, salió asfixiado; i mucho mas toda- 




























« 


vía por una envoltura del cordón al cuello. 


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27 


4 


9 


vivo 


h. 


o.úd.t 


Hubo rotación. f 


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31 


9 


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o. i. i. a. 




5 


6 


2 


8 


muerto 


m. 




Aborto de 5 meses, fi^ macerado. El aborto se 


it 


8 


11 






... 




atribuyó a cargar cosas pesadas. 
Llega con la placenta dentro después de doce ho- 
ras^deljparto i de numerosas e inútiles tentati- 
vas de estraccion en la calle. En el momento 
de su admisión la postración era enorme. 


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12 


i 


28 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


ti 


38 


7 




.... 







Aborto de 3 meses, que se verifica en pocas ho- 
ras, saliendo el huevo entero. Ha tenido dos 
abortos anteriores. 


6 


37 


1 


18 


vivo 


h. 


o. i. i. a. 




7 


34 


2 


12 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Dos vueltas del cordón al cuello; no hubo rota- 
ción. 


8 


36 


214 


vivo 


m. 


o. i. i. a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


9 


21 


1 


24 




hh. 


vértice. 


Aborto de jemelos; cada uno con su bolsa i una 
placenta común. Los fetos alcanzan a hacer al- 
gunas respiraciones. El abdomen de la madre 
mui voluminoso i habia hidropesia del amnios. 


(( 


25 


2 


6 


vivo 


m. 


o. i. i a. 




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1 


7 


vivo 


m. 


o.i.i.t 




10 


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2 


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m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


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1 


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m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


12 


7 


1 


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h. 


o.i.i.a. 




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2 


3 


12 


vivo 


zn. 


o.idp. 


Hubo rotación; dos vueltas del cor^pn al cuello! 
el feto bastante asfixiado. 


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16 


2 


14 


vivo 


h. 


o.i.d-p. 


No hubo rotación. 


14 


35 


1 


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vivo 


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262 



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Hubo rotación. 


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o.i.i.a. 




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m. 


o.i.d.t. 






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2 


4 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


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3 


9 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 


Lijera hemorrajia dejipues del parto. 


18 


36 


1 


12 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




11 


43 


1 


2 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Dos vueltafi del cordón al cuello. Hubo rotación. 


19 


2 


2 


10 


vivo 


h. 




Desembarazó en un carretón. El feto pesó 4,125 

gramos. 


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12 


2 


30 


vivo 


h. 


o.p. 
0.1. d.t. 




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1 


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h. 




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44 


2 


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m. 


o.i.i.a. 




II 


46 


2 


20 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


30 


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2 


9 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




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6 


5 


3d 


muerto 


m. 


P.l.d. 
C.i.d. 


El brazo i In espalda muí encajadoe e hinchadon 
considerablemente. Se practica la versión con 
dificultad, 8a cando las estremidades superio- 
res sin que el brazo se introdujera; asi es que 
salen al mismo tiempo tres miembruH. 


22 


26 


2 


10 


vivo 


b. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


It 


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1 


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vivo 


m. 


o.i.d.a. 




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1 


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m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordoa al cuello. 


ti 


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1 


24 


muerto 


h. 


o.i.i.a. 


Madre sifilítica. Parto prematuro de 8 meses. 


23 


40 


4 


20 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




24 


7 


15 


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m. 


o.i.i.t 




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10 


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18 


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m. 


o.i.d.a. 




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m. 


o.i.d.t 




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1 


20 


vivo 


h. 


o.i.i.a. 




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11 


5 


4 


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h. 


o.i.i.t 




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21 


3 


4 


vivo 


m. 


o.i.i.a. 




29 


38 


2 


6 


vivo 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuella 
Bronquitis aguda. 


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23 


1 


12 


muerto 


h. 


o.Li.a. 


Prematuro de 7 meses por hidropesía del anmioa 


31 


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m. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. . 


ti 


32| 2 


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vivo 


h. 


o.i.i.a. 





MOVIMIENTO DE LA MATEKNIDAD en el MES de DICIEMBRR 

Existencia anterior 17 

Entradas ' 76 

Salidas 77 

Existencia el 1^ de enero de 1878 16 

Hnbo una hemorrajia antes del parto; salió bien i se contuTO. Otra 
con síntomas de parto prematuro i salió. Otra con sintomas de abor- 
to i sale bien su aborto. 



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BOLETHK DB LA. KATEáSKIDAD. 263 

Solo 86 praeiióó una versión al tercer dia después del trabajo. 

Como se puede yer en las observaciones, el movimiento de rotación 
en las posiciones occipito posterior es la regla jeneral. 

Hubo alconas entradas con motivo de hemorrajia por aborto inci* 
pknte, que salieron bien. 

De. A. Müiau:.o. 



OBSERVACIONES CLUOCAS. 



Dbl emflbo nsL sulfato de tiebso jss SL ECZEMA CBÓNVoo. — Creo de 
algrma importancia dar a conocer la acción que, según xuis observa- 
ciones, ejerce el sulfato de fierro como tópico en las afecciones cróni- 
cas de la piely principalmente en el eczema. Este efecto es sorpren- 
dente por el buen éxito i por la rapidez de aodon. Lo be aplicado en 
diez ocasiones i be obtenido diez curaciones. Los enfermos, atormen- 
tados por sus erupciones, como ellos decian, de las piernas, cara, es- 
croto, etc., babian agotado el arsenal terapéutico cieniáfico i casero, 
en el que abundaban las pomadas iodadas, mercuriales, azufradas, de 
plomo, zinc i bismuto, el alquitrán, los ungüentos, las resinas, ya irrí- 
iaates, ja emolientes; las pociones i pildoras depurativas i cuanto 
puede inventar un espíritu cansado i desesperado. Pues bien, todas 
estas d^sagmdables e incómodas afecdones ban desaparecido con la 
siguiente solución, aplicada en compresas: 

Sulfato de fierro 30 gramos. 

Agua destilada 800 " 

M. — (Duchesne-Duparc. Nouvelle proBopalgie, París, 1847, péj. 86.) 

Diluyendo un poco mas la solución en caso de provocar dolor, i 
agregando un poco de tintura o estracto de belladona en caso de ar- 
dor o prurito. Las compresas se renuevan a medida que se secan i se 
aplican constantemente durante la vijilia. 

La aplicación de estas compresas iba siempre acompañada del trata-^ 
miento interno, respondiendo a la afección constitacional, por lo re- 
gular la escrófula; sin embargo» la rapidez de la acción me hace creer 
que el tratamiento interno no ba influido sino impidiendo las recidi- 
vas, pues el caso mas rebelde ha resistido quince dias, habiendo de- 
saparecidD alganos en cuatro a cinco. Hasta la fecha no he observa- 



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264 BEYISTA dJmok. 

do recidivas, apesaf de hacer como dos afíos que a&dsti al primer en- 
fermo. 

Haré igualmente notar, por el uso que se hace siempre, la funesta 
influencia que ejercen las sustancias grasas i emolientes en estas afec- 
ciones, relajando los tejidos i aumentando la irritación i productos 
de secreción. 

Con eecepcion de Yelpeau, pitado por Babuteau, que recomienda 
el sulfato de fierro como tópico para la erisipela, afección parecida a 
la que cito, los otros autores apenas hacen mención de él, i esto de 
una manera superficial i a la lijera. Por esta circunstancia i en vista 
de los constantes i buenos resultados que he obtenido, he creído con- 
veniente publicar esta observación. 

Ovalle, noviembre de 1877. 

Frangisgo a. Psbbt. 

Pabto prehatübo artificial. — Los que practicamos la obstetrida en 
Chile tenemos mui pocas ocasiones de llevar a efecto la operación que 
sirve de epígrafe a este articulo, ya porque las estrecheces pélvicas 
son poco comunes, ya porque el descuido de las personas que de es- 
tos vicios sufren las hace esperar la terminación del parto. Contri- 
buye mucho también lo poco jeneralizado i el poco o ningún conoci- 
miento que tiene el público de esta operación tocolójica, que año por 
afío salva tantas vidas i que se practica con una sencillez verdadera- 
mente admirable. 

Hasta ahora nuestros anales médicos no rejistran sino un caso fe- 
liz para la madre i el producto de la concepción, del cual di cuenta 
a la Facultad de Medicina en las sesiones de 1874 Otro caso de par- 
to provocado, pero por muerte del feto i accidentes de la madre, se 
encuentra también publicado por mí en el mismo afío que el anterior. 

Observaciones de esta naturaleza me parece que deben ser publi- 
cadas, no para fijar solo las fechas en que los nuevos procedimientos 
se introducen, sino mui principalmente para llamar la atención dé 
los prácticos hacia ellas i poder establecer, con conocimiento de cau- 
sa, ei beneficio de esas operaciones. 

Por esto, aunque sea en estracto, voi a dar cuenta de un caso de 
parto prematuro artificial, llevado a cabo en la Maternidad por una 
estrechez pélvica en una enana. 

Obset^vacian. — El dia 4 de setiembre de 1877 llegaba a la Casa 
una mujer de 30 años de edad, mas o menos, soltera, regularmente 
menstruada i que se encontraba al fin de su séptimo mes de emba- 
razo, ^ntes no ha tenido familia. 

Es una mujer de baja estatura, que da a la medición un metro 



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OBSEBVÁOIOKBB OLÍNIGAB. 265 

lo centímetros de alto i que no ha tenido durante bu preñez ningún 
accidente. Examinado su hábito estemo solo se nota que las articula- 
ciones son mas pronxmciadas; pero no hai flemones en sus miembros. 

Esa manifestación de raquitismo me hace preguntarle por su sa- 
lud en la niñez i me dice que fué mala i que no pudo andar sino cuan- 
do estaba grandecita. No precisa la edad en que esto tuvo lugar ni 
da tampoco mas antecedentes. 

La medición de los diámetros de la pelvis, hecha con mucha aten- 
ción, da para el ántero-posterior del estrecho superior diez centíme- 
tros, i para el trasversal del inferior (bis-isquiático) ocho centímetros. 

Siendo estos diámetros inferiores a los de un cráneo fetal de tiem- 
po, me decido a provocar el parto. 

Al efecto, el dia 4 i 5 se le introduce una esponja, de mala calidad, 
que apenas si entreabre el orificio estemo. 

Dia 6.— Un jeringatorio; aplicación en la noche de una r^ular es- 
ponja, que se deja todo el dia 7. 

Dia 8.— Se estrae la esponja. M orificio estemo está algo dilatado 
1 deja penetrar el dedo índice; el cuello bastante reblandecido i con 
tendencia a la dilatación. Jeringatorio con permanganato de potasa; 
lijero ejercicio. 

Dia 9. — Se pone una nueva esponja después de una aplicación 8fua«> 
ve por cinco minutos del dilatador de Busch. 

Dia 10. — Se estrae el cuerpo estrafio introducido, se practican je- 
ringatorios con agua tibia i se ordena un corto ejercicio a la pacien- 
te. Los dolores han aparecido i parece por momentos que el parto se 
aproxima; pero mas adelante las contracciones cesan. 

Dia 11. — La dilatación total del cuello principia, algunos dolores 
sobrevienen i se le da un gramo de sécale dos veces en el dia. En la 
tarde, existiendo mas dilatación, se rompen las membranas, que se 
encojen en orificio con la yema del dedo índice. Los dolores conti- 
núan desde este momento con cierta regularidad. 

Dia 12. — ^El cuello está borrado, la dilatación hecha; las aguas de- 
rramadas no son abundantes. En la mañana el feto está vivo. 

Á las 2 P. M. la paciente da a luz un feto de sexo femenino que se 
presenta en posición o,iÁ.a. i muere en la última parte del trabajo. El 
período último duró ocho horas. 

Los diámetros de la cabeza del feto eran los siguientes: 
Occípito-mentoniano 12 centímetros. 

. pccípito-frpntal lOJ " 

Süb^ocoípito-bregmático. . : 9 J " 

Biparietál ..;...... TJ 

Bitemporal 7 " 

B. M. ' 34 



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266 BEYISTÁ CLÍNICA. 

El peso total del feto fué de 2,600 gramos i sn lonjitud de 49 cen- 
timetros. 

Dia 16. — La enferma no ha tenido síntoma alguno que llame la 
atención. El Tientre no se ha movido desde el dia del parto; nn 
oleoso. 

El 17 se nota el vientre meteorizado, apesar del efecto del purgan- 
te; los loqnios fétidos; i el examen por el tacto vajinal i por la ins- 
pección ocular llega al conocimiento de la existencia de una gangre- 
na del cuello uterino. Se le prescribe entonces vino de quina, jerin- 
gatorios de ácido fénico i curación con aceite fenicado. 

Dia 19. — Las prescripciones siguen las mismas; me dice la enferma 
que han sobrevenido evacuaciones. Ordeno que siga todo, que se le 
dé alimentación seca i tisana gomosa. El meteorismo ha disminuido. 

Dia 21. — Las evacuaciones han cesado, la parte gangrenadaen mni 
buenas condiciones; todo entra en su estado normal. La enferma se 
queja de un dolor en la articulación coxo-femoral izquierda. Se le de- 
jan fricciones de linimento amoniacal opiado. 

Dia 24. — ^Vuelven las evacuaciones, que se quitan el mismo dia con 
la mistura de creta compuesta i la alimentación seca. 

El 27 se levanta, i después de pequeñas novedades, coino desarre- 
glos de vientre i algunos dolorcillos reumatismales, la enferma sale 
de la Casa en los primeros dias del mes de octubre. 

B^flexiones. — En el caso presente hai que lamentar la muerte del 
feto, acaecida durante el trabajo del parto, en el momento mismo en 
que atravesaba la última parte del conducto pelviano, mui estrecha- 
do, sin duda, i donde se detuvo muchas horas. Es probable que si se 
hubiera aplicado el fórceps tres o cuatro horas antes de la salida es- 
pontánea del niño, éste se hubiera salvado. Pero la dificultad de vi- 
jilar momento a momento las peripecias de un trabajo de esta natura- 
leza, cuando pesan sobre uno tan variadas i numerosas atenciones, i 
cuandj», sobre todo, se carece de un ayudante clínico a quien pudie- 
ran darse las debidas instrucciones en ausencia del profesor, hubo de 
producir, quizás, un resultado tan contrario a nuestras esperanzas i 
a lo que siempre se pide a una operación de esta naturaleza. Porque, 
en efecto, el parto prematm*o artificial es una operación que lleva 
consigo ventajas i probabilidades numerosas para las dos existencias, 
la de la madre i la del hijo. I es esta la razón por qué ha adquirido 
en estos últimos años una boga tan juista i tan merecida, que aun ha 
pasado hasta el abuso. 

Por lo que respecta a Is^ gangrena del cuello uterino, gangrena de 
corta estension i que pudo ser juzgada en.mui pocos dias, si bien el 
procedimiento operatorio ha podido obrar como una causa predispo- 



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OBSEBVACIOMEB CLÍNICAS. 267 

nentd i ocasional, no la creo determinante. Casos de la misma nata- 
raleza se han presentado en el establecimiento sin que obren igual 
causa. I no se ignora cuánta es la influencia de las maternidades en 
la complicación que sobreviene durante el puerperio. 

Los dolores reumatismales que la paciente sufrió ¿pueden atribuirse 
a la humedad del aire, a la frecuente lluvia del mes de setiembre i al 
descuido en el abrigo, tan común en la jente del pueblo? 

El retardo en la verificación del trabajo fué causa de las malas es- 
ponjas con que se procedió al principio i de una lentitud calculada pa- 
ra impedir los malos resultados sobre el feto. 

Si en lugar de provocar el parto anticipado hubiésemos dejado lle- 
gar las cosas hasta su último término, nos parece que las dificultades 
habrian sido mayores, i que, dadas las condiciones anatómicas de la 
conformación pelviana de nuestra paciente, el parto no solo no se 
habria verificado, sino que habríamos tenido que recurrir a una ope- 
ración cruenta: la craneotomia. 

La estatura de la mujer, sus antecedentes, las manifestaciones de 
su antiguo raquitismo, la cortedad de los diámetros de la pelvis i el 
estado de viabilidad del feto, nos autorizaba a recurriral parto pre- 
maturo artificial. Era la única operación que podia tentarse con to- 
das las probabilidades del mayor éxito. 

. Dr. a. Mubillo. 

BsLAcioN DE UN CASO DE E5FEBMEDAD DE Addison O enfermedad bron- 
ceada (melanodermia asténica o astenia suprarenalde Jaccoud.) — El 
ser ésta la primera observación que se haya hecho entre nosotros de 
la caquexia conocida con los nombres que encabezan estas lineas, es 
lo que nos ha movido a darle publicidad. 

Agustina V., de 46 afios de edad, soltera, de constitución débil i 
temperamento linfático-nervioso, entra el 15 de noviembre del afío 
1877 a ocupar, en el hospital de San Borja, sala del mismo nombre, a 
cargo del doctor Meza H., la cama núm. 15. 

Dice que ha gozado de mui buena salud hasta principios del año 
1877, época en que comenzó a sentir un agudo dolor en la rejion epi- 
gástrica, seguido bien pronto de diarrea serosa i abundante, que 
cesaba durante algunos dias para reaparecer después tomando un ti- 
po intermitente. Notaba al mismo tiempo emaciación rápida, acompa- 
ñada de un estado de languidez i postración jeneral, que hada, si no 
imposible, mui difícil toda clase de trabajo; i, por último, veia que la 
cutis tomaba un color moreno oscuro en ^gunas rejiones. 

A su entrada al hospital, llama particularmente la atención esta co- 
loración bronceada parduzca que en la cara se estiende desde la re- 



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268 BXVZSTA ciíniojl 

jion parotídea hasta los pómulos; en la boca se advierte en la parte 
esterna e interna de los labios, en la cara dorsal de la leDgna i en la 
bÓYeda palatina; en las mamas, la aréola tiene 5. a 6 centímetros de 
diámetro i es de coloración moi intensa; en los miembros se nota 
nnicamente en la cara dorsal de las monos i en la superficie dorsal 
de los pies. Hai una demacración mui marcada i debilidad jeneraL £1 
vientre está abultado i dolorido, sobre todo en el epigastrio, en don- 
de el dolor se exacerba a la mas lijera presión. La auscultación de la 
rejion precordial revela la existencia de un soplo sistólico en el fo- 
co de la válvula mitral. El pulso es débil aunque regular, 80 por mi- 
nuto. Temperatura normal. 

Examinada en consulta por los médicos del hospital, no se preoiaa 
el diagnóstico. Queda en observación. 

Se le prescribe una poción tónica i buena alimentación para reani- 
mar las fuerzas, tan deprimidas. 

Dia 17. — Aunque el estado moral es mas satisfactorio que A di» 
anterior, la postración persiste, sin embargo. El soplo cardiaco ha 
desaparecido; lijera remisión en los demás síntomas. 

El médico da la sala diagnostica una enfermedad de Addison por 
lesión primitiva de las cápsulas suprarenales, i le deja fierro, quina i 
vino. 

Dia 18. — Ha dormido regularmente; se siente mejor que el dia an- 
terior. Vientre menos abultado; epigastrio menos sensible a la pre- 
sión. Sigue con el mienno tratamiento i lo continúa por algunos dias, 
sintiéndose la enferma mui bien. 

Dia 26.— Ha dormido mal. El fuelle sistólico se hace oir nuevamen- 
te. Eeaparece la diarrea i es, como antes se ha dicho, serosa, blanque- 
cina i mui abundante. El dolor epigástrico se hace mas intenso. EL 
hígado aparece aumentado de volumen. Pulso mas frecuente que el 
dia anterior; lijera elevación de temperatura. Vejigatorio al hipocon- 
drio derecho, mistura antidiarréica, algún amargo. 

Dia 27. — ^Nada de particular; lijera mejoría. 

Dia 28. — El dolor epigástrico cesa casi por completo. Deposiciones 
menos frecuentes; por lo demaa, como el dia anterior* Sigue el mismo 
tratamiento. 

Dia 29. — Ha dormido bien. La diarrea i el dolor epigástrico han 
desaparecido. El hígado permanece un poco aumentado. Entre tanto, 
la postración i la debilidad jeneral son profundas. La enferma es in- 
capaz de toda actividad física. I, cosa notable, en medio de esta com- 
pleta inercia muscular, que ha aniquilado casi enteramente lii espre- 
sion de la voluntad, la intelijencia se C9nserva intacta i el estado mo- 
ral nada decaído. Se suspende el tratamiento anterior i se le presen- 



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.gle j 



ÓBSERYAOIOKEB OIÍNIOAS. 269 

ben tónicos estimulantes i algunos analépticos, con lo qne se consigne 
reanimar transitoriamente las faerzas. 

Diciembre F i 2»— La enferma no ha dormido; está intranquila i 
presiente sn fin. El color de la cutis se ba Tnelto casi negro en las 
rejiones ya indicadas. £1 puteo es filiforme, precipitado, desigual e 
intermitente. Hai verdadero marasmo. 

Dia 3. — A las 6 A. M. se declara subdelirio; tres o cuatro horas 
después la enferma cae en un estado comatoso, i muere, por fin, a la 
IP. M. 

Autopsia. — Motivos de salud me impidieron hacer personalmente la 
autopsia. Esta fué hecha bajo la dirección del doctor Meza H., i debo 
a la amabilidad de este caballero los siguientes datos: 

Cerebro, reblandecido en la totalidad de su masa. Corazón, adelga- 
zadas i nada consistentes las paredes de ambos ventrículos; válvula 
mitral engrosada i como carülajinosa, sus tendones i columnas car- 
nosas participan de esta misma alteración; aurícula derecha un tanto 
hipertrofiada. Pulmones, conjestionados. Eifíones, sin estar aumenta- 
dos de volumen, tienen un color mas oscuro que en el estado normal, 
sobré todo al rededor de las pirámides. CápstUas suprarenales, aumen- 
tadas de volumen i duras al tacto, especialmente la derecha, que no 
prescita alteraciones notables; la izquierda ha contraído adherencias 
con las paredes del estómago; su sustancia estema, o sea la amari- 
llenta, está reemplazada o convertida en un saco fibroideo mui denso, 
5 a 6 milímetros de espesor, que encierra una masa caseosa de co- 
lor blanco agrisado. Parece que esta cápsula ha sufrido una transfor- 
mación quística con dejeneracion esteafcosa^ i que el saco fibroso que 
la envuelve no es sino el resultado de un proceso inflamatorio, que ha 
traído o dado lugar a las adherencias entre la cápsula i el estómago. 
Hígado, conjesticnado i de color oscuro intenso. Bazo, un tanto au- 
mentado de volumen, pero de color normal. Mucosa gastro-intestinal, 
myectada e hipertrofiadas algunas glándulas de Peyer. Útero, des- 
viado hacia la izquierda, presenta en sus paredes una dureza que no 
parece normal. Trompas de Falopio, aumentadas de volumen i mui 
deformadas, hasta el punto de no poderse distinguir el pabellón, que 
está reemplazado en el lado izquierdo por un pequeño quiste, de un 
centímetro de diámetro mas o menos. Yénse también en los ligamen* 
tos anohos, quistes del mismo tamafio, de contenido líquido, daro i 
trasparente, i en número de cuatro a seis. Órgano de Bosenmitiler, 
hipertrofiado. Ovario izquierdo, atrofiado i envuelto en tejido celular, 
en cuyo espesor se ven pequeñas masas caseosas. Ovario derecho, de- 
formado, presenta en su interior varios pequeños quistes. 

Di£oo A. Bahamqndx L. 



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REVISTA ESTRANJERA. 



MuxBZE SÚBITA EN SL ESTADO PüEBFEBAL.— Do alguiiOB heohoB últímamenie ob- 
servados, parece que muchas de las Tariadas causas a que se ha atribuido la muerte 
súbita de las puérperas, deben ser refundidas en ciertos trastornos morbosos de los 
plexos cardiacos, verdadera angina pectoris que pudiera considerarse oomo una 
forma larvada de la eclampsia. 

Intecgiomes intebsticzales en el bocio.— El profesor Morell Mackenzie, de Lon- 
dres, ha obtenido en los cotos fibrosos ventajosisimos resultados inyectando la so- 
lución de Bertin, desde 15 gotas hasta 4 o 5 gramos en el parénquima glandular, 
con la precaución de evitar los vasos i tejido celular ambiente; inyección que se 
repite mas o menos cada diez días. 

Hai dolor vivo, rara vez supuración. A veces síntomas de yodismo. 

En setenta i tres casos, se ha obtenido cincuenta i nueve veces la curación radi- 
cal, nueve notable mejoría, i tres veces resultados nulos por la suspensión del trata- 
miento. 

HiEBBO EN LA EPILEPSIA.— Scguu el doctor Gowcrs, este remedio es partioular- 
mente adecuado al tratamiento de ciertas formas anormales del morbus saoer, que 
son como el intermedio entre dicho mal i la histeria. 

Afirma el doctor que el hierro goza, sobre el sistema nervioso, de xma acción 
análoga al zinc, la plata i otros metales, i que su acción sobre los glóbulos sanguí- 
neos es aquí secundaria. 

Metbobbajias.— Ya provengan éstas de un mioma Uterino, ya de inflamación o 
dejeneracion del tejido, la acción de la ergotioa, por la vía subcutánea, es rápida i 
segura. 

usase la solución siguiente: 

Ergotina 2 " 

Un gramo de esta mezcla contiene mas de 6 centigramos del remedio, i basta una 
sola inyección de esta cantidad pora que desaparezca la pérdida en el espacio de 
cinco a diez minutos. Tal ha sucedido en catorce observaciones de M. G. Paul. 

Atonía i catabbo vesical.— En estos estados, tan a menudo rebeldes a las medi- 
caciones ordinarias, Langenbeck preconiza también el empleo de la solución de 
Bonjean (ergotina) a dosis de 2 o 3 granos en inyecciones hipodérmicas, habiéndose 
obtenido por él i otros notables prácticos, resultados mui satisfactorios. 

Otro médico alemán recomienda en los catarros vesicales, agudos o orónioos, el 
uso del clorato de potasa, bajo cuya influencia disminuye rápidamente el estado 
purulento de las orinas, reaparece su acidez normal i a la vez se enmiendan las 
perturbaciones subjetivas. La fórmula empleada contiene 15 partes de sal por 300 
de agua, dándosela dosis de una cucharada cada'dosjo tres horas. 

QüSMADUBAS. — Un periódico científico ingles recomienda como tópico el empleo 
de una mistura de 12 partes de doral por 180 de aceite de almendras dulces, cubrién- 



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BEVI8TA ISTBANJERi. 271 

do6e en segoida las partes de una capa de algodón. El dolor disminuye rápidamen- 
te, i no es raro observar, al propio tiempo, cierto estado de adormecimiento del 
paciente. 

PrrzBiAsiB cAPiriB. — He aqni un medio aconsejado por nn práctico del hospital 
de San Luis, contra la nombrada enfermedad, que es, como se sabe, nn eczema seco 
del cuero cabellado, dependiente de la insuficiencia de la secreción sebácea. 

Manteca de cacao 10 gramos. 

Aceite de ricino 50 ** M. 

MiSTUBA DiuBÉTicA (Gxibler).— Gon el objeto de reemplazar el vino de Troossean, 
eliminando ciertos componentes dotados de cualidades esciiantes, aconseja Gabler 
la siguiente preparación: 

Tintara alcohólica de dijitol ) ^ 

Estracto acuoso de sécale. ^aa 10 gramos. 

Acido gálico 5 " 

Bromuro de potasio. 30 *< 

Agua de laurel cerezo 30 '* 

Jarabe de grosellas 400 ** 

Oximiel esoilitico 515 " 

Para tomar de dos a cuatro cucharadas grandes por dia en una tisana diurética. 
BicABBONATos ALCALINOS.— Picusa M. Mialhc que la llamada oaqruexia alcaíina, 
debida, como se cree, a las altas dosis o administración prolongada de las sales de 
potasa o soda, es una entidad que no existe, al revés de la opinión de Gabler, que, 
aun cuando la cree rara, no por eso niega su existencia. Lo que está fuera de duda, es 
que los bicarbonatos alcalinos constituyen un elemento vital constante i necesario 
de la sangre i de la economía entera, destinado a neutralizar la superabundancia de 
ácidos que una alimentación demasiado animal o idiosincrasias particulares introdu- 
cen en los humores del organismo. 

ÜBETBins PBOVOGADA POB LOS ABSXMíGALEs.— Se ha llamado recientemente 1a 
atención hacia una circunstancia mal conocida del tratamiento por los arsenicales, 
es, a saber: que dicho ájente, al eliminarse por las vios urinarios, orijina los mis* 
mos accidentes irrítativos que en la piel i mucosas dijestívas, una verdadera uretri- 
lis, que podría compararse a la que ocasionan las cantáridas, i que si no se observa 
con mas frecuencia, es porque se refiere mas bien a los propiedades tóxicas que no 
a los fisiolójicas del remedio. 

SiOMos PBEOOGES DE LA TÍsis.— Gomo talss seSola un autor alemán la espansion 
pulmonar disminuida en el vértice afectado i el abajamiento o descenso de la estre- 
midod acromial de la claviculo, señóles ambas de disminución en el campo resphu- 
torio. 

ULC£Bá QÁSTRicA SIMPLE,-— Bcsulta dc uu trabojo del doctor Lebert, basado en 
doscientas cincuenta i dos observaciones personales, que esta grave enfermedad, ya 
sea de oríjen hemorrájico, aftoso, infiamatorio, ya dependa de un estado jeneral 
anémico i neuropático menos definido, dura mas o menos por espacio de tres a cin- 
co ofios, con diversas intercodencios, terminando de un modo fatal en nn 8 por 
ciento de los cosos. Coexiste con el cáncer en una proporción de 5.5 por ciento de 
casos. Su tratamiento principalmente hijiénico reposa en la dieta láctea, no pudien- 
do llegar sino con excesivas precauciones o un réjimen mas variado i sustancial. El 
hielo i los astrinjentes combaten la hematemésis. Debe evitarse el empleo de toda 
preparación farmacéutica que no sea de rigor necesaria. 
Santiago, diciembre de 1877. 

Db. F. B. MiBixsnz. 



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bibliografía. 



FúBFüBo i>x ZINC.— Rápido bosqnejo (por el doctor D. A. Mariins Costa) so- 
bre las propiedades fisiolójicas i terapénticas de este comptiesto, que no ha mucho 
tiempo ha ingresado en el número de loe ajentee farmacolójicos, a los cuales pue- 
de ocurrir el médico en éí tratamiento de las afecciones del sistema cerebro- 
espinal. 

Aunque conocido desde hace algunos años el uso del fósforo como medicamento, 
sus propiedades en alto grado tóxicas i la dificultad para administrarle, han hecho 
recurrir al empleo de compuestos que puedan someterse a una fácil dosificación i 
que permitan aprorechar la acción teiai>éutica de los diversos cuerpos componen- 
tes, adaptándolos a la naturaleza del estado mórbido: de aquí el uso de los diversos 
foB&toe, de aquí el ^1 fosfuro de zinc. 

Preparado por primera vez en 1861 por Vigier, ha progresado lentamente en él 
terreno de la ciencia, demostrando a cada paso ventajas importantes üobre las de- 
más preparaciones fosforadas, relativas a la facilidad para dosificarlo i adaptarlo a 
diversas formas farmacéuticas. 

£1 autor, después de referir sus propiedades ñsicas i químicas, su acción flsioló- 
jica i terapéutica, entra en la esposicion de las enfermedades del sistema nervioso, 
histeria, neuraljias, etc., etc., en las cuales le ha empleado con satisfactorio éxito, 
prescribiéndolo bajo las formas pilular i en polvos. 

Aun cuando no sea sino un ensayo sobre el uso de este medicamento, el trabajo 
del señor Martins Ck)6ta servirá de estimulo para bu empleo en el tratamiento de 
afecciones que, como las diversas neurosis, han sido atacadas por la mayor parte 
de los ajentes colocados en el arsenal terapéutico. 

Valor tbbapéütioo nx las inyecciones eíbbicas ¿ub-cütáneas.— El doctor 
Dieulafoy ha sido el primero en dar a conocer el valor terapéutico de las inyeccio- 
nes hidricas subcutáneas, practicando una serie de curiosos esperimentos en el hos- 
pital Necker, en Faris, por el afio 1869; esperiencias que dieron por resultado de- 
m<fttrar que el síntoma dolor ero rápida i favorablemente modificado por este nnevo 
i fácil tratamiento. 

Dado el primer paso, entusiastas esploradores se lanzaron por la senda abierta 
por un hábil maestro, repitiendo sus esperimentos en las diversas afecciones dolo- 
rosas i obteniendo los resultados anunciados ya por Dieulafoy. 

El doctor Moncorvo, siempre dispuesto a favorecer a la ciencia con sus trabajos, 
no pudo permanecer inaetivo en medio de este movimiento científico, i principió a 
emplear este nuevo método en el tratamiento del reumatisjno articular agudo, neu- 
raljias, aun en el cólico n^fríUco, etc., dando a luz una memoria, cuyo título inicia 
estas lineas, en la cual hace una corta relación sobre la historia de este singular tra- 
tamiento, terminando por observaciones que sirven de confirmación a la opiniott 
emitida por sus antecesores i que demuestran la utilidad que, en casos determina- 
dos, está llamado a prestar. 

No podiexkdo juzgar competentemente esta cuestión, me limitaré a acenaejarel 



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BIBLIOOBAPÍA. 273 

estadio detenido del trabajo citado i biucar nna razón científica en que fondar este 
método» aconsejado hasta ahora, si podemos decir, empíricamente. 
Enero 5 de 1878. 

Vewtuba Gabyallo E. 



coHSTim hdica wmti 



i^O'\rx^xj^/LSTi:m idbi i877. 



yAi^LRAJBo.-'EsUédo «anitorio.— Besoltado del cnadro formado por el doctor 
l^brtínez Bamos en presencia de los datos suministrados por la práctica ciyil de 
los doctores Oooper, Bleyhoeffer, Fonk, Thieleí Schroeders, Caateigneaa, Dessauer, 
Bobi^er, Cerda i por la snya propift. 

j&ifermec(udes observadas,— -Yunel&t 9 hombres, 9 mujeres; erisipela, 4 h. ; alfom- 
brilla, 3 h., 5 m. ; bronquitis, 36 h., 21 m. ; tos conynlsiva, 6 h., 2 m. ; neumonía, 11 
h., 6 m. ; pleuresía, 8 h., 5. m. ; enteritis, 32 h., 26 m. ; disenteria, 28 h. 23 m. ; co- 
lerina, 13 h., 8 UL ; tifus i fiebre tifoidea, 6 h., 2 m. ; hepatitis, 11 h., 1 m. ; difteria, 
14 .h.,22 m. ; fiebre puerperal, 5 m. ; reumatismo, 35 h., 8 m. ; sífilis primaria, 43 h., 
2m.;tí8Í8, 32 h.,.37m.; estomatitis, 2 h., Im.; oftalmía, 2 h., 5m.;diarrea, 17 
h., 3 m. ; meninjitis, 2 h. ; amigdalitis, 3 h. ; gonorrea, 5 h. ; afección orgánica del 
corazón, 1 h. ; gastritis, 1 h. ; fiebre esencial, 2 h. ; flemón del cuello, 1 ul ; enfise- 
ma, 1 h., 2m. 

Cutusas de tnt(er¿6.— Viruela, 2; bronquitis, 3; neumonía, 2; enteritis, 2; disente- 
ria, 3; colerina, 1; tifus, 1; hepatitis, 3; difteria, 6; tisis, 7; oftalmía, 2; diarrea, 1; 
meninjitis, 1. 

Besulta de este cuadro que de los 521 enfermos asistidos, han muerto, durante el 
mes, 34, o sea el 6.5 i una pequeña fracción por ciento. — Llama la atención aquí la 
gran cantidad de enfermos del aparato dijestiyo i la enorme proporción de los que 
sufren de los órganos respiratorios; lo último no tiene nada de estrafio, dado el cli- 
ma de Valparaíso, en que las afecciones agudas i crónicas del aparato pulmonar son 
tan comunes que creo no hai peor estadía en nuestro país para las personas débiles 
o conyalecientes, pues los malos efectos del temperamento las atacan luego de al- 
gnnas de es^ enfermedades incurables, que la ciencia no ha podido aun remediar. 
Ias salas de nuestros hospitales se ven de tal manera invadidas por tísicos, que ca- 
ri no inspira interés la clínica que se sigue en ellas, desde que hai que referirse 
siempre a un mismo tipo de enfermedades. 

Por lo que respecta a la gran cantidad de enfermos de las diversas dolencias que 

atacan al aparato dijestivo, i que aparecen en esta estadística en tan gran número, 

ella se esplica por la época especial por que vamos atravesando. £n esta estación 

llega a Valparaíso una inmensa cantidad de fruta verde, que el pueblo se apresu- 

B. ic 35 



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274 CONSTITUCIÓN MÉDICA BEINANTE. 

ra a consumir, sin fijarse en las indijestiones, diarreas, disenterias i colerinAS que 
jeneralmente producen en las personas débiles i aun entre las robustas los frutos 
Tejetales antes de su madurez. 

También se observará que de los 36 casos de difteria, 6 han sido funestos, i es 
preciso que en la capital se sepa que ese terrible azote nos ha tratado este año con 
una crueldad imradita i que solo ahora que la epidemia ha decaído se ven tantos 
casos felices, pues en los meses de marzo i junio la mortalidad era horrible por cau- 
sa de la difteria en Valparaíso i en todos sus departamentos, particularmente en U- 
mache i Quillota. 

Lazareto de Playa Ancha. — Existencia en 1. ^ de noviembre, 18 hombres, 12 mu- 
jeres; entraáas, 22 h., 18 m. ; salidas, 14 h., 14 m. ; muertes, 11 h., 9 m. ; existencia 
el 1. ^ de diciembre, 15 h., 7 m. J". !Z%ie?«.— (Es copia del orijinaL) Dr. MoHímz 
Ramos, 



DioiEttwdEBi^na] r>Bi a.877. 



^AXkTiKQO.— Estado sanüarío. — Han dominado en el mes las enfermedades que 
reconocen por causa principalmente Ift influencia de las variariones atmosféricas de 
la estación en que nos encontramos junto con el uso de frutas no maduras i el abu- 
so de bebidas heladas. De aquí la pequefia epidemia de fitbre gástrica, las diarreas, 
colerinas i disenterias que hemos presenciado. 

Algunos casos de nemiumia, coqueluche, difteria, mas raros aun de JUbre tifoidea, 
que han revestido por lo jeneral un carácter benigno, forman, con aquéllas, el^ba- 
lance de la salud de Santiago en este mea El mayor número de enfermos de las cli- 
nicas es de tisis o hepatllis crónica. 

£1 estado sanitario de Santiago ha sido, pues, bastante satisfjActorío. 

A. AOUINET. 

HospUal de San Juan de Dto^.— Existencia anterior, 372; entrados, 483 ; muertos, 
113; altas, 366; existencia restante, 376; muertos antes de 24 ¿oras, 18. 

Hospital de San BroTicisco de J^or/a.— Existencia anterior, 489; entradas, 609; al- 
tas, 455; muertes, 118; restantes, 525. 

Lazareto de la Jfiíe^ranza.— Existencia anterior, 6; entradas, 23; (dos vacunadss) 
altas, 6; muertas, 10; (ninguna vacunada, 5 adultas de una sola casa en Ñofioo, los 
otros 5, párvulos) restantes, 13. 

Hospital de San Ftcen/e.— Existencia anterior, 251; entradas, 300; salidas, 254; 
muertos, 33; existencia restante, 264. 

Causas de muerte: hepatitis crónica, 1 ; disenteria, 2; delirio trémulo, 1; conjes- 
tion pulmonar, 3; cólico, 1; constipación intestinal, 3; viruela, 1; abceso hepático, 
1; gastritis, 8; pleuro-neumonia, 3; crup, 2; tuberculosis, 2; anemia, 1; pleuresía, 1; 
hipertrofia del corazón, 1; amputación del brazo, 1; gangrena del periné con des- 
trucción de la uretra, 1. 

Sala especial de variolosos. —Existencia anterior, 2 (1 vacunado); entrados, 13 (5 
vacunados); salidos, 6 (todos vacunados); muertes, 1 (no vacunado); existenoia 
eótante, 7. 



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CONSTITUCIÓN MÉDICA BEINANTE. 275 

CadávereB sepultados 6n el Cementerio jeneral: hombres, 214; mujeres, 205; pár- 
TTilos, 678. Total, 1,097. 
Estado atmosférioo. 

Barómetro a 0^ mm. Termómetro centígrado. 

Oscilación media 14*08 

Id. estrema 23.70 

Altara máxima. 30.00(17) 

Id. media 19.22 

Id. mínima, 6.30 (7) 

Hnmedad relatiTa del aire. Tensión del vapor de agua del aire. 

Máxima 89 (13) 12.86(14) 

Id. media. 62 10.06 

Mínima 28 (11) 6.08 (8) 

Dias despejados, 7; nnblados en parte, 22; nublados, 2. 
Dias en que ha llovido, 1; garúa, 1. 
Vientos.— &, 1; SO., 43; calma 49. 

Temblores.~El dia 7, a las 21 h. 30 m. ; el 10, a las 3.53; el 14, a las 12.3; el 22, 
a las 7.43. 

8an Fklipe.— £1 doctor B. Pérez Font ha comenzado a publicar en M Chacábuco 
una revista sanitaria de su pueblo, en la cual, a mas de anotar la frecuencia relati- 
va i los caracteres dominantes de las enfermedades observadas cada mes, investiga 
sus causas i da las reglas mas sensatas de profilaxia. La poblacionen cuyo benefi- 
cio directo se redacta tan bien intencionado articulo sabrá sin duda agradecerlo; 
nosotros la utilizaremos transcribiendo las noticias siguientes: 

Como enfermedades epidémicas, las afecciones gastro-intestinales, diarrea i di- 
seniería, causadas por el uso de las frutas verdes, han hecho estragos, sobre todo en 
la segunda infancia; el crup ha hecho también algunas victimas, atacando indistin- 
tamente a los niños i a los adultos de hasta cincuenta años; la viruela persiste, ha- 
biendo una existencia de 25 en el lazareto i algunos otros en la población. 

Como enfermedad esporádica, se han presentado ejemplos dej^e&re tijoídect, pocos, 
pero de bastante gravedad. 

Como accidentales, no han sido raras las erupciones cutáneas de eritema doloroso 
, i urticaria en las personas a quienes su oficio obliga a recibir la impresión directa 
de los rayos solares; pero han cedido fácilmente al empleo de baños jabonosos ti- 
bios. Ha observado también una gangrena limitada de los tejidos cutáneo i subcu- 
táneo, producida por la ponzoña de una araña. Recomienda como tratamiento pre- 
ferible en estos casos la incisión i cauterización. 

Valpabaiso. — La viruela ha declinado, fluctuando entre 15 i 20 la existencia dia- 
ria en el lazareto. 

San Bebnabdo. — Una epidemia de escarlatina, con síntomas graves, pero con ter- 
minación feliz, ataca a todos los niños i a unos pocos adultos. 

Mbijpilla. --Enero 8 de 1878. — Estado afma^fifrtco.— En este mes no ha habido 
ninguna lluvia; la atmdsfera ha estado bastante despejada; solo ha habido cinco 
dias nublados. 

Los vientos constantemente funcionan de la manera siguiente: desde la hora en 
que el sol sé acerca al cénit aparece cierto movimiento del aire, sin enerjiaini di- 
rección detemúnada al principio; a medida que comienza a descender el sol toma 
mayor fuerza i la dirección de este a oeste con una lijera inclinación de sur a nor- 
te. Alcanza toda su fuerza jeneralmente a la puesta del sol, i desde entonces sigue 
disminuyendo de intensidad hasta que a Ips nueve o diez F. M. es reemploizado por 



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276 OONSTITÜGION MÉDICA BIONANTE* 

una calina casi completa, la cual, a bu vez, es sostiiaida, en la meáia noche, por 
lina lijera corriente de aire, qne trae sa dirección de la cordillera, corriente qoe, ea 
ciertofi momentos de noche, toma a yecee nna gran fnersso, pero que constantemen- 
te llega á su máximun de intensidad cuando aparece el sol en el horizonte. Desde 
esa hora disminuye gradualmente hasta quedar el aire en gran calma por espacio de 
dos a tres horas, desde las siete ü ocho hasta las diez ü once de la mafiana. Vientos 
con una dirección distinta de la que dejamos apuntada, son escepcionales i ño apa- 
recen sino por cortos momentos o en tiempo tempestuoso. 

No se han hecho obserracionés precisas sobre el estado higroméiico del idre: so- 
lo puede asegurarse que la humedad de la atmósfera es mucho inenór que la del 
afio pasado en el mismo tiempo. 

La temperatura del aire se ha tomado en tres horas distintas del dia: a las siete a 
ocho de la mafiana, a medio dia i eñ la noche a las once. De consiguiente, no son 
mui exactos los datos, i la temperatura media resulta demasiado elevada. 

Temperatura media. 21'1 

Id. máxima 25 

Id. mínima 19 

Presión media 744 úim. 

Id. máxima 751 " 

Id. mínima 739 *' 

Estado sanitario.— "FneíA de la epidemia de Tímelas, que en 1876 diezmó al pue- 
blo de San Antonio, no hemos observado hingima otra enfermedad que haya toma- 
do él carácter epidémico en el espacio de dos años i medio que residimos en esta 
localidad. Se ha dicho, i hasta algunos periódicos han insertado en sus columnas, 
que la difteria, conocida vulgarmente con el nombre de ''membrana,** había tomado 
un carácter epidémico verdaderamente alarmante. No hai duda que la difteria, de 
cualquier manera que se presenté, epidémica o endémicamente, o de otro ínodo, es 
siempre alarmante; pero de ahí a constituir una epidemia hai alguna distancia, pues 
no creo que pueda llamarse epidémica una enfermedad que comienza por atacar a 
un niño en el mes de junio, que después, durante dos meses, no se manifiesta en 
ninguna parte en una población de 30,000 habitantes, que en el mes siguiente ata- 
ca a tres o cuatro niños i que en la época de su apojeo no atacó a mas de ocho indi- 
viduos en él plazo de un mes. Tal ha sido la difteria en MelipiUa. En los meses de 
octubre i noviemb):e se hizo mas grave i se manifestó tía mayor número de indivi- 
duos (hasta ooho). En diciembre hubo tres enfermos, de los cuales uno perecía £1 
tratamiuxto jeneralmente seguido fué el siguiente: dieta láctea en su mayor parte, 
u^ interior de preparaciones de quina i de percloruro de hierro, cauterizaciones a 
la garganta i gargarismos i tocaciones astrihjentes i desinfectantes. Loe vomitivos sa 
han empleado con mucha parsimonia; despnes de su uso, los enfermos caían coa 
mas prontitud en sopor, i u ui a menudo él remedio no producía ni su efecto fimoló- 
jico. 

En el mes de diciembre hubo también tres casos áe falso cn^, que alahñÓ sobre- 
manera a las familias a que pertenecían los enfermos, por la gran semejanza que á 
primera vista presentaban con la anjina maligna: pero el diagnóstico era fácU i <Á 
tratamiento sudorífico suficientemente eficaz para que la enfermedad terminase con 
rapidez. 

Las afecciones catarrales tijeras de la garganta han sido numerosas: no sé si en es- 
to haya influido la constitución médica reinante/o el temor de verse acometido os 
difteria. 

La viruela ha comenzado a manifestarse; ha habido tres enfermos, uno del líon- 



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txaiétnvciak uídxoa tddimrrs. 277 

te, otro de Talagante i el tercero de MelipükL En los tres k étífermedad ha sido 
complíoada i grave, pero terminada felizmente. 

La neumonía arupal es rntü ntra, H»sta el mes de noviembre iSltimo no nos hemos 
visto éu el caso de tratar mas de seis n ocho enfermos en el estrado de dos i medio 
aSos. En diciembre ha sido distinto, i en este solo mes ha habido cinco enfermos. 
La terminación ha sido fehss en estos últimos; pero la resolución se ha operado con 
languidez i lentitad. £1 emético ha prodacido bnen resoltado, principalmente so- 
bre el estado f ebriL 

KnmeroBos ússos de reumdtS«m> mnaonlar, articular, jeneml o localizado; pero 
ningnno agudo i febril. El tratamiento por el yoduro de potasio, porla quina a do- 
sis pequefias o medias, poco eficaz. Más útiles hah sido las ítícciones irritantes i 
las decoodoneB de lefios sudoríficos unidos a alguxms sales atoalinns. 

Desde que se dejaron sentir los primeros calores de lá primavera, en un gran nú- 
mero dP individuos sifilíticos antiguos han reaparecido con fuerza los síntomas de 
la enfermedad, que jacia en estado latente. Los casos de iifllides cutáneas han sido 
numerosos; en ellos han tenido buen resultado los bafios emolientes i sulítirosos en 
unión del uso interno de preparaciones mercuriales i de lefios sudoríficos. 

Los casos dé cderanosHras, catarros gástricos e intestinales i de flébre gástrica se 
han presentado en gran proporción i constituyen la mayor parte de las enfermeda- 
áés de este pueblo. El tratamiento ha sido muí variado, pero en jeneral la medica- 
dioñ purgante por los salinos ha tenido excelente resultado. 

Para terminar diremos: que las enfermenades espontáneas son muí raras tín este 
departamento; que jénéralmente provienen de lá taiiseria en qtie vive la jente po- 
bre de la sociedad, de los vicios del réjlmen alimenticio i de los bebidas Alcohóli- 
cas, cuyo abuso se ha Jenéralizado de ufia maneta deplorable; que el que Sigue un 
yiQimeSi de vida un tanto regular no se enferma casi nunca, muchas veces aunqtte 
sea de constitución débil; que esto último se debe en gran parte a la benignidad 
del clima, pues las transiciones repentinas de téínperatura stfn poco comunes; que 
el calor i él frío constantemente son moderados por él viento de costa, que no falta 
casi ningún día del afio i que hace el oficio de un verdadero templador para regu- 
larizar la tém^perOiíura dé la atmósfera; i, en fin, que considero a este pueblo mui 
digno de ser el^ido para pasar una temporada de verano, 'pues los convalecientetf, 
los individuas debilitados i atin los que simplemente deseen descansar de sus ocu- 
paciones, encontrarán en él, a la par que un clima de los mas suaves, la sencillez 
de la vida del campo unida a las comodidades de la vida del pueblo.— AAvnfo JM- 
"piano. 

Rkngo.— £1 cnxp, en forma de epidéínia, hiere ofii de muerte a muchos nifios en 
la mitad última del mes. 

Talca.— Enero 6 de 1878.— iSitodo «onitono.— Incurriría en verdaderas repeti- 
ciones si diera a üds. en este mes una idea del estado sanitario, tan completa como 
la del mes anterior. En efecto, no tengo que sefialar a üds. otra novedad, sino la 
aparición de algunos casos de anjxna diftérioa en nifios de cinco a ocho afios. 

En cuanto a la coquduche, parece retirarse; pero lentamente, después de haberse 
estacionado por mas de cuatro meses. 

La disentería deja su lugar a la hepatitis aguda i crónica. De esta última enferme- 
dad, como también de tisist existen muchos enfermos en el hospital 

De saran^ffion, vulgarmente alfombrüüi, se presentaron algunos casos en el Semi- 
nario, pero todos ellos sin gravedad alguno. 

lidfre i^oidea: solo tengo noticias de haber aparecido un ejemplo en este mee; la 
enfemüta, (nifiita de nueve afios) está en convalecencia.— t/emiro Cbntardo, 



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278 OOK0TITÜOIOK VÉDIOA, BXQTAlITBi 

Estado atmosférico. 
Barómetro aO** nm. 

Presión media mensual 762.837 

Id. mayor absoluta el dia 7 760.880 

Id. menor id. el dia 17 747.740 

Oscilación mensnal absoluta 13.140 

Id. diaria mayor el dia 6 !...' 5.950 

Termómetro centígrado. 

Temperatura media del mes. Ql'Oe 

Id. máxima absoluta el dia 25 28.00 

Id. mínima id. el dia 6 12.20 

Oscilación mensual 15.80 

Id. diaria mayor el dia 25 13.20 

Lluvia caída el dia 30, 0»0164. 

Vientos fuertes, dos dias, el 8 i el 10. 

Temblores, uno, el 6 a las 10 h. 8 m. 

Vientos.— En el mes soplaron: S., 74; SE., 6; SSE., 2; NE., 5; N., 1; NO., 1. 

Días despejados, 14; nublados en parte, 12; nublados, 5.— León Koch. 

Constitución. — La coqueluche ya tomando el carácter epidémico. Se han obser- 
Tado dos casos simultáneos de enyenenamiento por la injeslion de huevos en de»- 
oonposicUm; los accidentes producidos fueron considerados como efecto del hidró- 
jeno sulfurado i combatidos eficazmente como tales. 

LiNABES.— La viruela continua su marcha progresiva del mes anterior. 

Chiixán.— La vvruda persiste con sus caracteres de noviembre: aunque en el la- 
zareto disminuye dia a dia el número de variolosos, en la población vá^umentaii- 
do; sin duda porque las jentes miran el lazareto como la puerta del cementería la 
membrana (¿crup, difteria?) está haciendo sus victimas entre los niños. 

Tomé.— En este puerto hizo ya su entrada la viruda, 

GoEUEMU. — La vhruda ha causado mucho daño: se han cerrado las escuelas peía 
dificultar el contajio entre los alumnos. 

LoTA.— La viruela mantiene su gravedad: el número de apestados se calcula en 
doscientos i^va creciendo. 

Anjxles.— La.virufía apareció al comenzar el mes. 

OsoBNO. — La virada^ que alarmó a esta población a fines de noviembre, no se ha 
propagado. 

Angud. — Un niño cayó súbitamente muerto; en la autopsia practicada por el 
Doctor Burr se comprobó que había muerto de hambre. 

F. PUOA BOBNS. 



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boletín. 



-A-SfO 3DB1 1877. 

Zzámenes de Orados aprobados por la Facultad de Medioina. 



BACHILLERES. 

Emto 9.— Mannel SanhtlezE^ BuGnayentara Carvallo/ Carlos Mttnita, Clotario Sa- 
amanoa, Federico Paga, Ezeqniel Tapia, Antonio So£8a, Juan K. Benooret, Ednar- 
doCharme. 

Enero 10.— Jnan M. Salamanca, Comelio Gnzman, Manuel F. Agnirre, Canpoli- 
can Gacitúa, Domingo A Gres; Eduardo Lefort, José M. Ojeda, Bernabé Bojas, 
Joan de la C. Villaseca. 

ii6n¿ 9.— Demetrio Beygadas, Manuel A Cafias, Carlos Monkeberg, Nicanor 
Martínez, Manuel A Tornero, Antenor Calderón. 

Abrü 14.— Bafael (González, Jacinto A del Bio, Víctor Alzérreca, Ildefonso Nú- 
ñez, Enrique Silva Yávar, Carlos Pino. 

Mayo 1. O— Agustin Gana, Ignacio Fatigati, Domingo Bibera, Ernesto Tnrenne. 

Setiembre 13.— Matías Muñoz, Manuel de la Pefia, Leopoldo Gutiérrez, Bafael 
González M. 

LICENCIADOS. 

EiMro 5.— Daniel Opaso, Hermójenes Dabaca. 
Snero 8.— Federico Biggs, Jerman Schneider Mundt 
Enero 11. — Máximo Latorre, Federico Amao. 
Abril 16.— Aurelio B. Castillo, Manuel A Cerda. 
Abrü 19. — Antonio Burr, Miguel B. Guzman. 
Abrü 23.- Felipe S. Moran, Pedro Pizarro. 
Abrü 25.— Ernesto Dallera. 
Abril 26.— Alejandro Medina, Budecindo Lisboa. 
Mayo 3.— Bernabé Jaime, Demetrio Murúa. 
Mayo 18. — Tranquilino Marín, Jenaro Contardo. 
Mayo 19.— Bafáel Viancos, Néstor Calderón. 
Mayo 30. — Clodomiro Escobar, Bernardo Boa. 
Junio 6. — Manuel Bencoret, Luis Bianchi. 
Junio 7.— Julio Ojier, Bodolfo Márquez. 
Junio 13.— Francisco Urzáa, Absalon Prado. 
Junio 14.— Pedro Candía, Ernesto Estruve. 



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280 BOXiXXIH. 

Junto 20.— Rodolfo Gutiérrez, Ciríaco Nayarrete. 
Jvlio 12.— Waldo Ugarte, Manuel A. Gafias. 
SeLiembre 12.— Joeé A. ViUagran, Amador Alyarez. 
Odvbre 3.— Baimuudo Ghf^Eliii. 
Octubre 17.— David Tagle. 
Odvbre 25.— Mariano Olivares, Federico Qacitóa. 
Xoviembre 29.— Felipe Echeverría. 
Diciembre 17.— Ignacio Fatigati, Garlos Tobar. 
Diciembre 26.— Ezequiel Tapia Pórtus, Manuel Espinosa. 
Diciembre 31.— Emilio Doqnay. 



Vítalos Qoofoildog por di ProtoaddiMta 

Abril 3.— Feérico Amao. 
AbrU 6.— Máximo Latorre. 
Abril 28. — Maurício Leguiffe. 
Miyo 2.— Pedro A. Bamognini. 
Mayo 8.— Miguel B. Guzman. 
Mayo 16.— Muiuel A. Gerda. 
Mayo 22.— Antonio Burr. 
Mayo 29. — Ernesto Dallera. 
Junio 4.— ^Pemetrío Murna. 
Junio 12.— Pedro Pizorro L. 
Junio 16.— Primitivo Espejo. 
Junio 19.— Alejandro Medina, 
«/unto 26.— Bernabé Jaime. 
Julio 7.— Aurelio B. Gastillo. 
Agosto 10.— Jenaro Gontardo. 
Agosto 14.— Jerman Schneider Mundt 
Agosto 18.— Tranquiliuo Marin. 
Agosto 21.~Bafael Viancos. 
Agosto 28.— Felipe S. Moran. 
Sdiembre 4.— Bernardo Boa. 
Setiembre 15.— Glodomiro Escobar. 
Setiembre 26.— Néstor Galderon. 
Octubre 6.— Luis Bianohi. 
Odvbre 9.— Manuel Benooret 
Noviembre 6.— Waldo ügarte. 
Noviembre 20.— Absalon Prado. 

FARM-fOiüTIOOS. 

Enero 12.— Ernesto Lebeuffe, Justo P. León. 

Enero 19.— Juan Franzoni, Pedro Villouta, Garlos Tjya7.el, J.o^^. AteagaL 

Mayo 9. — José B. Bárrales. 



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Bommf. 281 

Jimio 16.-nJoflé M. Yalemaela. 

Mío &— Vémaado DeggvniTeiUer, Máximo Hart^l. 

Sdkaifn 16w— Fsdzo Munich. 

Didemtfn 27. — ^AnreUtiio Osranson, Guillermo Ghaeoos. 

FLEBÓTOMOS. 
Entro l^—Joaé M. Hidalgo, Emilio Bscobar, Bamon Bnyo. 

DENTISTAS. 
Nmrimbre S.—CátloB DaviM. 

MATRONAS. 

Jimio 22. — Elyira Aguar, Encamaeioxi León. 

OeMbre 17. —Carmen Venegaa, Clorinda Rubio, Adelina Ntifiez, Mercedes Arria- 
gada, Rosario Maradriaga. 
iffi)méiii5re8.-- Jnana Miranda.—/'! R Martmez, secretario interino. 



PIOIH^TVrB^JD r>22 1877. 



Facultad va MaDiooi A.-^£st6 alto cuerpo ha elejido, por una inmensa mayo- 
ría, al sefior Agustín Concha Verga» como reemplazante del finado doctor Elgue- 
ro. BeeeamoB aidientemente que el sefior Concha sea tm digno sucesor del conoci- 
do i sabio maestro a quien reemplaza. 

Si la lei de instrucción llega a ser im hecho, ésia seria la última elección que, se- 
gún ella, hahria hecho la Facultad. 

L UoABn GuTimutB L 

Tbibühal dxl FaoioMEDioATO.— Ha conferido titulo de üBomacéuticoB a los a»* 
toes don Aureliano Oyarzun i a don Guillermo Chuecas. 

Faoüxaaix nx FiLOSorf A i Huil&vidabxs.— Ha llamado a su seno, en reemplazo 
de don Justo F. Lobeck, al Doctor don Adolfo Valderrama, profesor de FatolojSa 
quirúijica i de Retórica i poética. Discípulos suyos, conocemos el raro i feliz con- 
junto en que el Doctor Valderrama ha sabido armonizar el rigor de la ciencia i la 
amenidad de las letras, i nos alegramos al ver cómo la Unirersidad, llamándolo a 
dos Faoultades» ha rsoonocido en él el mérito de dos hombree de mérita 

Mimoo jm cnmAD de Sen Carlos del Nuble ha sido nombrado Don Ernesto Tu- 
none. Al dar este delicado encargo a una persona desprorista de la autoridad qua 
el titulo de médico confiere, se ha tenido en cuenta el estado de sus estudios, que 
lo pone en aptitud de espedirse con acierio en el desempefio de su profesión. No* 
aotroa ereemos, ademas, qo» su bien probada intelijenoia i su laboriosidad son laa 
mejores prendas que lo garantizan. 

BscinBA rv MwrwrnnfA.— Damos en seguida las esplicaciones que aeompafiabon al 
Plano para un ediflaio de Escuela de Medicin& premiado en los certámenes de b»> 
B. 1L 36 



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282 BOLBTnr. 

tiembre. En ellas se yerá cómo, apartándose del programa ofieial, (que solo eiqia 
ima segunda edición del edificio actual) to autor el señor Díaz ha propuesto adi- 
ciones de ttascendenoia. En ellas se verá, sobre todo jnstifioada la pr^Kmderaiito im- 
portancia qae da el proyecto a la constraocion de departamentos adaptados para el 
establecimiento de laboratorios químicos, que son, efecti7amente, en la medidin 
moderna, el primer fundamento de toda investigación exacta. 

Ck>nformándonos con el supremo decreto de 1. ^ de jmdo del presente aSo, he- 
mos añadido algo que creemos indispensable en nna escuela de medicina pnetieA. 

Desde luego, hemos dividido la sala de disección en nna sala i dos pabellonM o 
galerías abiertas para dar mayor facilidad a las secciones en que es conveniente di- 
vidir estos trabajos. Esta sala i galería quedan, para mayor comodidad, en oomoni- 
oacioü con el anfiteatro, que a su vez lo está con los jardines laterales por dos puer- 
tas en sus ángulos estremos. 

Se ha dado toda la ostensión posible al museo, que en toda escuela de medicina 
práctica debe ser Museo Normal i Museo Patolójico, 

El preparador, a mas de su pieza, tiene otra contigua para las maceracioneR; i 
ademas se ha consultado otra para guardar los útiles necesarios a los otros diseetonrt 
que tiene nuestra Escuela i se la ha situado en un lugar próximo. Por otra parte, 
si no se considerase necesaria esta última pieza, se la podría destinar a depósito, qoe 
no se ha consultado en el supremo decreto. 

También se ha agregado una sala de autopsias judiciales i un pequeño laborato- 
rio para la química pcUotájiea. Ambas indispensables i consultadas en todos los ph- 
nos de los institutos patolójicos de Alemania: la primera para dar seguridad e inde- 
pendencia a las investigaciones legales que a su vez simiinistran asuntos impa^ 
tantee a la Escuela, i el segundo para ilustrar estas mismas cuestiones i para serrir 
a los ayudantes de las clínicos que tienen a su cargo el ramo de la Química Patoló- 
jica. 

T7n célebre profesor moderno ha dicho: ''en las ciencias físicas i natuialet, U 
demostración de los hechos es la base de todo progreso sólido; asi oomo la repre- 
sentación de loe fenómenos por la esperienda es el complemento necesario de la 
enseñanza oral. Para corresponder a esta doble exijencia, los faoiÜtades de caeom 
i de meditína han sido dotadas de laboratorios anexos. . . .'* 

una escuela de medicina debe ser un centro, un taller, un laboratorio donde el 
estudiante, el futuro médico encuentre reunidos todos los medios, todos los ele- 
mentos de observación i de estudios prácticos, todos los aparatos e instrumentos 
para verificar las esperimentociones, esa práctica que el hombre de ciencia rq>ite a 
voluntad. Por esto las universidades alemanas han hecho de sus escuelas médieie 
conjuntos de laboratorios donde los alumnos hallan la instrucción práctica al lado 
de la teórica, i por esto hemos añadido algunas oficinas que no estaban indicadas en 
el decreto del concurso. 

Al terminar, séanos permitido espresar un deseo. Habríamos querido que el se* 
ñor ministro de Instrucción, a quien tanto deben las luces de Chile, hubiera abu- 
zado en su programa para este Plano de una Escuela de Modiotna, todo lo qoi 
constituye los institutos fisiolójioos, anatómicos i patolójicos de Viena, de Berlio, 
de Heidelberg, de Leipzig. 

Paca concluir i llamar la atención sobre esto, no podemos ménoe de tiaseribir la 
conclusión del informe que el profesor Würtz, actual decano de la fiionltad de I^m 
pasó al ministro de Instrucción Pública de Francia sobre los estudios supeoores prfc* 
ticos en las universidades alemanas: **De la lectura de esto esozito snxje el eoann- 



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BOLBTnr. 288 

dmiento de los esñieizos hechos en loe üitimoe tiempos por k mayor parte de loe 
gobiernos alemanes para &voieoer loe piogresoe de las oienoias esperimentales por 
la oreadon de laboxatorioB bien dispneetos i bien dotados. 

"Asi es como se eleva el nivel intelectual de nn país, asi es como se ensancha su 
prosperidad material, porque ambas cesas son indispensables, i no haria mas que* 
emmoiar nna verdad Yulgar diciendo qne la ciencia es lo que hoi fecunda el traba- 
jo de las naciones. 

**8on, pues, gastos prodnctívos esas smnss consagradas al perfeccionamiento de 
los estadios cientSfloos; es tm capital colocado a gran interés, i el sacrificio, compa- 
rattvamente leve, qne hubiera impuesto a nna jeheracion, importará para las jene- 
raoionee yenideras nn anmento de luces i de bienestar." 

ExlicENES^E MEDICINA.— £1 rápido aomento del número de estndiantes i el gran 
interés con que hacen sos estadios, han llegado en la última época de exámenes 
hasta el grado de hacer sobremanera defectuosas las prácticas segoidas en el meca- 
nismo de la toma de exámenes. Los defectos de mas trascendencia son todos fácil- 
mente remediables, i queremos hacerlos públicos patra que caiga sobre ellos la aten- 
ción de los personas que están en el deber de remediarlos; con esta mira haremos 
un recuerdo de los qne'han provocado mas protestas. 

En los exámenes de anatomSa, renunciando a las prácticas antiguas, se introdujo 
el sistema de examinar, no ya de memoria, sino teniendo a la vista preparaciones 
anatómicas trabajadas previamente por los examinandos mismos. Pero es el caso 
que las ventajas reconocidas de este sistema no se han percibido esta vez, porque 
es claro que tales ventajas no serán efectivas sino cuando aqueUas disecciones pue- 
dan ser vijiladas de un modo qne dé las debidas garantías de formalidad, cosa im- 
posible de obtener, como entre nosotros se pretendió^ con un solo inspector, que al 
mismo tiempo estaba obligado a estender su inscción a todos los negocios de la 
Escuela. 

En los de primer afío de cirujia se ha seguido un procedimiento orijinal, que en 
la sala de exámenes se bautizó de hornadas; es a saber: dos, tres, cuatro i mas estu- 
diantes eran llamados a la vez, interrogados a la vez, i recibian su votación del 
mismo modo. Este procedimiento, que tiene la comodidad de permitir a los exa- 
minadores despachar una docena de exámenes por hora, está lejos de satisfacer los 
lejitimos deseos de los estudiantes, que durante un año entero han trabajado por 
dar a conocer en este momento el grado preciso de sus conocimientos i obtener la 
votación que en conciencia merecen. Esta vez los examinadores, al repartir su aten- 
ción entre varios estudiantes, i al confundir en una sola votación el juicio que so 
han formado de muchos, burlaron esas lejitimas pretensiones, manifestando clara- 
mente que miraban ese examen de cirujia como una superfluidad. 

Los exámenes de fisiolojía dieron lugar a un escándalo: ciento quince jóvenes 
matriculados en la Universidad como alumnos del tercer año de medicina se pre- 
sentan a la mesa de examen; el profesor del ramo les advierte que solo se tomará 
examen a unos treinta i cinco que han asistido con regularidad a su clase, i comien- 
za a realizar esta advertencia; los eetudiantes, al verse tan improvisadamente es- 
duidos i tan gravemente dañados, truecan su ordinaria mansedumbre en una bra- 
veza nunca vista; el profesor declara que no se cree en el deber de esplicar los mo- 
tivos de su conducta; los estudiantes, que no se resuelven a buscar con súplicas i 
empeños lo que piensan serles debido con justicia, callan i se resignan, no sin 
creerse autorizados para considerarse victimas de un capricho inicuo, habituados, 
como están, a observar ima conducta diversa en los profesores de otros ramos, i aun 
en el de fisiolojia los años anteriores. 



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884 MfixntL 

En óteos eiioMBeB, em miflma faUft da sajedon « MghHDBBtos ba cMolqpr« 
«ueeBOB de manor importanoia, pero que aon intoUniblas: a un jÓTm aa la imfoHáó 
rendir examen de fisiolojía después de matrionlado en la Univttaidad, poriaann ds 
que habiendo sido reprobado en agosto, no habían traacarrído unos seis mem, 
q«e, sfigon el profesor del ramo, se exijen pava la Tepetíoion de una prueba. Ba al- 
gunas mesas s^ ha impedido a los estudiantes presenciar los eximanes, no padiendo 
penetrar a la sala sino únicamente los que uno de los catedráticos Uamaha dsids 
e| patio. I tan injustifloables como éstos se han re|>0tido mu^os otras heohsB d» 
dudosa equidad, desdorosos i mortiflcanies. 

Nos hemos limitado a haoer una simple nanaeion da estos desórdenaa; qua haav 
cualquiera reflexión es escusodo. 

No pretendemos inquirir las causas ni se&alar los culpables da estas faltas al dr- 
den; ignoramos quién, los profesores o el rector de la universidad, es el encargado 
da formar 4as listes de los estudiantes que han de ser examinados; paro agvaidaiaoi, 
i para conseguirlo entramos en tan desagradables minuciosidades, que, si eoórtí 
una disposición universitaria que determine estas ntribuciones, ella sea dada a eo- 
noeer a examinadores i examinandos qpe han de observarla; i si, como párese, no 
existe, se adopte pronto una que uniforme la práctica de los exámenes, regalado» 
los estudios i evite la repetición de estos sucesos. 

NonciAS MÉDICAS DB LAS BBoviNciAs. — Como pucdc advertirse en la zevisia f»> 
nitaria del presente número^ la empresa de dar a conocer con periódica regularidad 
el estado sanitario de toda la Bepúblioa, no va en camino de decadenoia, pues b¿- 
dicos de buena voluntad concurren a su realización: a mas del señor ContardOb Ini- 
oiador de la idea, primero, i colaborador mas tarde de la obra» i de los señnras Fe- 
rry, Barros Ovalle, Eoch i Herrera, que ya tienen bien probada su oonstannu^ des- 
de hoi nos ausilian los sefiraes Martínez Bamos, Delpiano i Pérez Foni; con vaha- 
ses comunicaciones, que hacen un cuadro completo de la salud de tres departamentoa 

Si bien lo obtenido haata ahora es solo una mínima parte de lo que podemoe 
pretender, ello basta para alentamos, probando los tendencias de nuestra empma 
a progresar, i, por otra parte, sirve para dejar bien establecidos datos que, por in- 
significantes que parezcan, pueden ser, andando el tiempo, premisas de fructooni 
deducciones. Estas consideraciones nos hacen repetir que dos palabras con qua ae 
responda a las preguntas trazadas en el programa adoptado por la Comisión edito- 
tora, sertín bien recibidas por nosotros i comprometerán nuestro agradeoimienta 

La comunicación del doctor Martínez llamos, formada con el concurso de dios 
miembros de la Sociedad Clínica de Valparaíso, venia acompañada de la carta á- 
guíente, que tan bien corresponde a nuestros deseos: 

Señores: La Sociedad Clínica de Valparaíso me encarga oomxmícar a Udea. qoo 
ha aceptado con verdadero interés i con marcado entusiasmo la invitación qoo el 
directorio de la Sociedad Médica ha hecho a todos los médico^ de Chile a fin da 
que cooperen con ella al estudio jeográñco-médico de nuestro país. 

Para llevar a cabo este estudio en la parte que nos corresponde, habíamos consi- 
derado indispensable consultar la opinión ilustrada, no solo de una part^ sino da 
todos los médicos que ejercen sus conocimientos en Valparaíso, porque está proba- 
do por la esperiencia qne no todos las enfermedades atacan de igual manen i con 
igual intensidad a todos los círculos sociales, i aun a todos los barrios o contamos 
de una ciudad. Para convencerse de esto último bastaría recordar que en la áltÍBia 
epidemia de viradas que nos ha visitado, la gran mayoría de los enfermos prpvenia 
del cerro del Barón, habiendo permanecido los otros barrios casi enteramente li- 
bres de aquel azote. 



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IMnoMi» pnfli^ «to obMBwr dfttos preeíM» qpie pii«U«nai dar ton ida» jeoéral i 
iprf«ámfttiT»dél0iMofliioitaño de nuMtro pnerto».rq¡partÍBOB'aitp« todos amas- 
lf«9 mhigM «na otMnlaren Que lepcodncfíamofl la i»titM9Í»n que la Seeiedad Ué- 
dioa hacia a todoe los homlKnfi A» huena voluatad que ftiaotícan naestroaort» i pco- 
ommn «n progreso. Al nokino tiempo inctniaBios adjunto un onadro impnaao^ hedho 
por el que soseribo» i adoptado pe» la Sociedad Glfaiáea, paia faatUtar las eaotaeio* 
Boe qoineeiíales. Ooncliiia nneetea nota rogando a nuestros colegas se sirrienui coo- 
perar con nosotros al logro de loa laudables pxopMtoa de la Sooiedad Kódica» para 
le oq^ aos ofireeSaaios eomo centro de trabajo 1 actÍTidad. Pero deagraoiadattente 
noestra -voz solo ha encontrado eco laborable en un námero rednoido de médicos. 
Sin embargo, como estamos dispuestos a trabajar, no nos arredran los ob6táci:úos ni 
nos detiexten las dificultades. . 

Desde ahora oomenztf emos a remitirles mensualmente el resoltado de las obser- 
vaciones de cuantos médicos quieran asociarse a nosotros en el estudio de las en- 
fermedades que aeoidental o comunmente atacan a nnestvo puebla 

Advertimos intes de eenduir que el número total de los fiícQltativoB que cjeroeo 
la medicina en Viüpamise, alcanaa a treinta i tras, de los que diez a lo menos están 
dispuestos a coadyuvar nuestros esfuerzos» i lo han hecho jsu Admitiendo ahora 
que la clientela esté repartida de un modo proporcional mtre todos nuestros cole- 
gas, resultará que la que se confía a loe cuidados de este circulo de diez, representa 
como el 30 por ciento del número total de enfermos: la Sociedad Médica debe mi- 
rar los datos que le suministramos bajo este punto de vista. 

Esperando que esa Sociedad se sirva disculpar la imperfección de nuestro iahfk- 
jo en vista de nuestro buen deseo, tenemos el honor de ofrecerncMS de Udes. aten- 
toa i seguros servidores.^ 2 eodosio Mariinei Hamos, 

F. PüOA BoBNj;. 

B^siiO jjRzaTiCLUi.-^ Vamos a resumir bre|^ e imparcialmente, apartando lo que 
ha habido en ella de personal, la interesante polémica sostenida entre los doctores I. 
Cgarto Gutiérrez i Olegario Silva sobre el hielo fabricado coa agua del Mapocho. 
La cuestión se orijinó de haber el doctor Silva enunciado en el Consejo de Hijiene 
qae el hielo que se fabrica con dichas aguas es nocivo a la salud por la cantidad de 
sales i sustancias estrañas que contiene en suspensión. !^ señor Ugarte contestó en 
el número anterior de nuestra Hevistu que tal opinión era profundamente errónea por 
cuanto el hielo no contenia ni puede contener dichas sustancias, que quedan en las 
Mgaaa madres. ^'£1 agua al solidiñcarse o conjelaxse abandona las materias que con- 
tiene en disolución i aun los témpanos de hielo que flotan sobre los mares son de s^ua 
pora o dulce sin que contengan nada de las sales que caracterizan esa clase de aguas. " 
^Exacto, replica el señor Silva» pero hasta cierto punto. * 'Guando en una agua madre 
cristaliza un cueipo cnalquiera, arrastra siempre una parte mas o menos grande de 
las anstancins que existen en disolución, según sea la concentración del líquido, i 
en esto está fondado el método de las cristalizaciones sucesivas para la purificación 
de las sales. £1 agua sigue los mismas reglas i es asi como debe entenderse lo que 
dicen loe textos de química a este respecto .... El hielo no es una sustancia com- 
pacta i amor£a; los cristales de hielo, al reunirse, llevan a sus intersticios las aguas 
madres, que quedan mecánicamente interpuestas, i todos sabemos que el gran físi- 
co Tyndall ha demostrado por el microscopio foto-eléctrico o por una simple lente, 
ayudado de la luzsolar, los elementos cristalinos de que se compone el hielo: es evi- 
dente que entre esos cristales queda una parte del agua de que éstos se forman." 
Esto es lo relativo a la parte científica. Respecto a la demostración práctica, conti- 



Goosle — 



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286 BOLBTm. 

náa el eafior Silv», los análisis hechos varifts veces en los últímos diss por el distín- 
goido profesor de química, don Clodomiro Almeyda, demoestian la existenoia en 
el hielo que se espende actualmente, de cloraros i snl&tos, i sostanoias esliafias n 
suspensión. En consecuencia, me permito afirmar i sostener: 

1. ^ Qne el hielo trabajado con agoa del Blapooho renne eondioiones dedtevoia- 
bles a la salad i mas desfáyorables aun en loe casos de enfermedades; 

3. ^ Qae el sulfato i doraro de calcio qoe contiene pneden descomponer ks 
medicamentos i sostener las enfermedades del estómago e intestinos; 

3. ^ Qne el hielo fabricado con el agoa del Mápocho solo poede servir oomo mes- 
óla frigorífica para refrescar ]ña bebidas o los alimsntos; 

4. o Que la ilustre Municipalidad, atendiendo a la salud pública, debe exijir ds 
los espendedores de hielo que tengan en el mercado nieve o hielo preparado con 
agua potable, que es la única que se asemeja a las aguas de nieva. — 

En su réplica, el señor Ugarte, para comprobar su aserto de que el agua al coige- 
larse no retiene Im sales que puede tener en disolución, cita las siguientes Unen 
de la páj. 106 del Cinara Slémeniaire dé Chimie de Begnault: "Guando al agua qoe 
contiene sales en disolución se la espone a una temperatura inferior a 0<», se foima 
hielo de agua pura i las sales se ooncentzan en el liquido restante. Esta propiedad 
se utiliza en los paises frios para concentrar el agua marina, cuya sol se quiere es- 
traer." 

Bespecto a los análisis citados por el doctor SÜTa los cree sin valor por carecer 
de exactitud, estando ellos en discordancia con pruebas hechas por él mismo i con 
inducciones tedrícas perfectamente justificadas. 

Besumiendo, opina: 1. ^ "£1 hielo fabricado con aguas del Uápocho o de otro 
rio no contiene ni cloruros, ni sulfates o carbonates de cal, sosa, etc., si se le sepa- 
ra oportunamente de las aguas madres en que se produce; 2. ^ . . . . ; S. ^ La ilus- 
tre Municipalidad no procedería con perfecta justicia, si exijiera que el hielo ítwra 
fabricado con agua potable, ya por ser intecesario, ya por el mas alto precio que ee 
produciría en este artículo de consumo indispensable. Si encarga las precaudoneB 
indispensables para su perfecta elaboración haría un servicio; i^una de esas precau- 
ciones sería no conjelar la totalidad del agua encerrada en los recipientes.** • 

Cree fuera de lugar la cita que se hace de l^dall, porque nadie puede negar qoe 
el hielo se presenta a veces con formas cristalinas i pueden entre los cristales ence- 
rrarse materias estrafias; pero en el hielo ordinario que forma masas compactes i 
amorfas, no sucede esto.-» 

En contestación el Señor Silva dice que la cita de Tyndall la hace también ei 
profesor Privat Beschanel en la páj. 306 de su Thxité SSémeniaire de Physique para 
manifestar que todo hido está formado de cristales i no es amorfo. Pregunta en segui- 
da cómo podría el señor Ugarte separar oportunamente de las aguas madres é Meo, 
(lo que no puede hacerse antes que se suelden los cristales uno con otro, dejando el 
agua mecánicamente interpuesta.) "Las precauciones inéUspensábUs para la perfeda 
elaboración del hielo" no se toman, como lo demuestran los análisiB hechos por él i 
los señores Middleton i Almeyda. Insiste, pues, en los conclusiones de su primer a^ 
ticulo. 

Tal es el resumen verdadero i desapasionado de esta polémica, interesantísima por 
relacionarse con la salud público. 

Que las aguas del Mapocho son absolutamente impropias para bebida, es panto 
que nadie puede fondadamente negar. Antes que la ciencia viniera a demostrarl<N 
la creencia popular les atribuía propiedades maléficas i pexjndiciales a la salad, i 
aun los doctores del siglo pasado habian declarado el agua del Mapocho causa déla 



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BOLETor. 287 

disentería, retoña, hinchazón de' los hipocondrios, et&, por razón de los ''coatro 
metales mui eonstípanUs i mordaces que desfiguran la agua en sn natoraleza," segon 
la colorida i erudita narración de don Benjamín Vicnfia Mackfinna en Los MídieM 
apantana. 

£1 sefior Domejko, en el tomo XIV , páj« a60, de los Anales de ¡a Universidad, reñ- 
riéndose a sa Memoria sobre las aguas de Santiago^ dice: «'Es de sentir que miéntaos 
qae las buenasegnas (1) ostentan su trasparencia a dos i media leguas de la capital, 
aquí setenta u ochenta mil habitantes apagan su sed oon agua mala i turbia: miéb- 
tms aquéllas se desparraman por unos terrenos que con preferencia i mucha Tenta- 
ja admitirían por abono el sedimento yesoso de las aguas del Maipo, aquí en la oin* 
dad, tan desgraciada por su mortalidad crecida, recojamos agua impura." £1 agua 
de Maipo contiene, según el mismo sabio, casi tres veces mas sustancias estrafias 
solubles que la del Mapocho, siendo la proporción de sulfato de cal de medio gñ- 
mo por litro en el agua del Maipo i de tres decSgramoe en la del Mapocho. (3) 

"Su modo de obrar en la economia, dice el ilustre médico don Juan Miquel en la 
p^ 86 del tomo YII de los Anales, es el de aguas crudas o duras; ocasionan una 
sensación de peso en el estómago i disponen a hw indgestiones; producen, a mas de 
esto, tmnefinccion i obstrucción de algunos otros árganos de la cavidad abdominal, 
eomo el bazo i el higado." 

Si, pues, estas aguas son impropias para bebida, i el hielo que de ellas se fábrica 
contiene sustancias estrafias en suspensión i las sales en ellas disueltas, ¿no se si** 
gue lójicamente que en beneficio de los sanos que lo usan i de los enfermos a quie* 
nes se receta, la Municipalidad debe ezijir del contratista se fabrique de agua pota» 
ble? £1 mayor precio, que seria casi insignificante, desde que un metro cúbico de 
agua da mil quilogramos de hielo i cuesta solo treinta centavos, estaría sobrada- 
mente compensado con la seguridad que cada cual tendría de usar un hielo com- 
pletamente hijiénico, salvo que sea tomado en exceso. ^I por qué no aprovecha la 
empresa del hielo el agua de las vertientes de Bitacura, que es clara i potable? 

Hemos entrado en esta cuestión, después de un meditado estudio, oon el deseo 
de poner en claro la verdad i después de haber consultado la opinión de distingui- 
dos &cultativos» que aoeptan por completo las conolnsiones del doctor Silva. 

ÁLBJAHDBO AaUINKr. 

Hielo abüficzaIí. — Análisis eualüaÜoo.— "Enero de 1878. — 1a materia del análisis 
fué un trozo de hielo como la mitad de un molde. Se le dividió en dos partes: una, 
i ésta era la mayor, perfectamente trasparente, homojénea i amorfa, se lavó, i de 
dos o tres partes se estiajeron pequeños trozos, que fueron fundidos por el calor 
solar en una marmita de cristal. £1 agua de fusión se la designó con el número 1; 
la otra, que formaba una masa blanquecina, presentaba estrias i grietas visibles a la 
simple vista, muchas burbujas de aire i aun huecos llenos de agua liquida. Una can- 
tidad igual a la primera fué separada i fundida, i se la signó con el número 2. 

Se tomó una cantidad igual dé agua potable, recien estraida de las cafierias, i se 
la signó con el número 3. Se diepusieron las tres clases separadas en tubos de aná- 
lisis perfectamente clasificados. 

Beacc iones. —DefcrmitMietot» de ácido sulfúrico en e^ado de sulfato.'—Solu^ 
eion de cloruro de bario.— Nóm. 1, ninguna reacción, trasparencia perfecta; núm. 
2, lijero enturbiamento; núm. 3, fenómeno idéntico. 

(1) Se refiere a las de latrain, Bamon, Pefialolen, Maoul. 

(2) Véase el Araucano del año de 1857. 



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286 w^JSNX. 

£1 nitrato de bariüt dio reenltadoe rateramente !giiale& 

DdermínacUM de ólaro en estado de doruro---8élw!ion de r^Urato de piafo. —-Nám. 1, 
reftcoion nula; núm. 2, reaoeion bastante mareada; nüm. 8, id. Bespaes de Teittti« 
cnatro horas los precipitados se volvieron de color oscnro morado, oolor debido ti 
fllororo de plata. En el námero 1 se distíngne ana cantidad spénaa apreeiable de 
mm materia análoga. 

Delerminaoien de 9(Ues ealeáreas, — Freioaalaio de amoniaco en 8úhuAon,—'^úm, 1, 
uiognna reacción; aúm. 2, reacción perfectamente apreeiable; nám. 3, idéntica. 

Dekr/ninaeion de sales alcalinas i cákioas.— Empleo de ta Untura de madera de 
campad -*-Núm. 1, no hai reacción apreeiable; ¿nm. 2, reaeoion Ujera, coloración 
azul pélida; núm. 3, análogos Tesnltados. 

Besúmen jeneral.— Agna proveniente de Meló compacto i trasparente: 
Timgnnii. reoocion sensible. Agna proveniente de hielo imfrazo, con grietas» burbu- 
jas, etc. : reacciones sensibles i manifiestas qne comprueban la presencia de olom- 
ros (sodíoy calcio, etic), de snlfiítos (cal, etc.), de caibonatos, (cal, etc.) Esas reae- 
(áones no son en modo alguno mas sensibles qne las snmlnistradaff per el agna po* 
table de Santiago; son idénticas, si no menores. 

Besolta, pnes, del breve análisis antes eepuesto, qne él hielo es perfbcfamente ino- 
fensivo bajo el punto de vista químico, i si potable es el agua de Bamcm que surto 
a Santiago^ el hielo es de uso inofensivo, con tal de emplearlo con mesura i mode- 
ración. Los permcioBos efectos son causado» por la cantidad en^Jevada i no por su 
calidad. I no se haga el ridicmlo aigumento de que desoompone meAcinas o dro- 
gas; pues loa medicamentos fftpiles de alterarse^ oomo nUrato ée jétala, stdfatos de 
«(repmo, por ejemplo» se usan por todo médico ilustrado, disueltos en agua destila- 
da «a alambique, es deeir, en agua pura o casi pura. 

Esto análisis está ademas en armonía con los hechos. El agua que se usa para £i- 
brioar el hielo no es agua del liapooho, sino agna de vertientes. 

Si nuestro honorable oontsadictor abandona la prensa politíca pan disoutír eon 
la calma que el asunto requiere^ tendremos muohisimo placer en hacer unjestndio 
detallado de la cuestión i aun las espeviencias del caso. 

En las cuestiones de hechos no hai otra smda que la esperímental^ i aseteracionfli 
ofensivas i personales, gastos de erudición, son esfuerzos vanos; pues ante la elo- 
cuencia de esperienoias hechas con seriedad i no maliciosamente, o con fines reser- 
vados, no valen nada las frases retumbantes, ni los ilustres químicos, ni los estu- 
diantes entusiastas. 

El que esto escribe, tendrá gusto en maanfestar a su distí^aguido contradictor que 
en» los ciencias físicas todo no es flexible, ni se amolda a las eiijenoias especialee de 
cada individuo^ En las ciencias ñsicas, ka verdades absolutos son su mas sdlídoef* 
miento^ i las leyes ñsico^uSmicas no son cuestiones de xnas o menos, de poquito 
mas o de poquito menos, sino verdades que tienen la vutud de imponer süencio al 
quer las deeoonooe. 

En laa columnas de esta Reuisía estsaremos sien^re dispuestes a deteder esos 
pxiAcipios» qne son la mas gloriosa bandera a que puede plegarse el hombte qoe 
asinra a aee útil i seria Bn otro campo i sobre todo en el campo pevsonal, nd. 

I. ÜGABTB GtmBBBSZ. 



♦ » ♦ 



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Año VL 



Marzo 15 de 1878. 



N.'8i9: 



MEMORIAS. 



REVISTA MEDICA DE FEEIEIM 

DÜBAFTE EL AfTO 1877. 



Al contrnnar la reseña médica de esta localidad, no advieiio nin- 
gana rectificación que hacer en la correspondiente a los años 1875 i 
1876. Lejos de eso, las jeneralidades que ahí apunté han recibido nna 
nueva confirmación con las observaciones que he podido recojer du- 
rante el año 1877. 

Este año, que en las provincias centrales de la Eepública ha pre- 
sentado una faz tan característica, ha ofrecido también en las del nor- 
te algunas particularidades que han notado personas de reconocida 
competencia; pero en el punto en que ejerzo han sido tan poco mar- 
cadas, que no las creo dignas de una mención especial. Me limito, 
para dar una idea de la temperatura, a presentar el cuadro siguiente: 

Ouadro de las temperaturas en el año 1877. 











Temperaturas medias de 


HOKAS. 


1 


1 


1 


1 


1 




1 


S 

i 


i 


1 


1 
1 


0» 

ñ 


8 A. M..... 


20.8 


22.5 


17.2 






10.0 


14.2 


13.7 


14.0 


16.5 


17.5 


20.0 


9 A. M... 








22.7 


22.9 


19.3 




14.3 


12 9 


14.3 


13.8 


16.7 


17.3 


19.3 


20.9 


10 A. M... 








22.2 


23.3 


21.2 


17.9 


15.5 


14.1 


15.5 


14.9 


17.5 


19.1 


21.8 


21.9 


11 A. M. . . 








22.6 


23.6 


21.6 


19.9 


16.6 


15.3 


16.0 


16.1 


18.5 


19.9 


20.8 


22.8 


12 M 








23.2 


24.4 


•23.1 


20.9 


17.4 


16.3 


15.8 


17.1 


19.3 


20.7 


21.9 


23.5 


1 P. M. . . 








24.0 


25.1 


22.6 


21.3 


18.4 


17.1 


17.7 


17.7 


19.6 


21,4 


22.4 


24.4 


2 P. M... 








24.3 


25.5 


23.2 


20.9 


18.5 


17.4 


18.1 


18.4 


20.2 


21.7 


23.0 


24.4 


3 P. M. . . 








24.6 


25.5 


23.1 


21.8 


19.1 


17.4 


17.7 


18.3 


20.6 


21.0 


23.0 


24.2 


4 P. M. . . 








24.6 


25.5 


23.1 


21.6 


18.8 


16.6 


16.3 


18.0 


20.3 


21.2 


22.6 


24.3 


6 P. M. . . 








24.1 


26.1 


22.6 


21.1J18.7 


16.6 


16.8 


17.3 


19.8 


20.7 


21 9 


23.3 


6 P M 








23.7 
23.1 


25.6 


22.3 






....1---. 




19.2 


19.7 


21.0 
20.0 


22 3 


7 P. M . 












21 3 
























Días deapejadofl 


16 
16 


21 

7 


22 
9 


6 
22 


12 
14 


9 
17 


4 
9 


11 
19 


14 
12 


16 
13 


16 
12 


18 


Id. nablftdoe en 


parte.. 


13 


Id. id. ^n totálidAd. 








2 


5 


4 


18 


1 


4 


2 


>2 



















B. K. 



37 



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Googlé 



290 



MJEaíOlOAS. 



Por este cnadro se ve que el número de dias despejados es de 164, 
el de nublados en parte 163 i el de totalmente nublados solo 38. 

Las lluvias habidas en este año han sido tres, pero tan insignifi< 
oantes, que apenas }umi exeedido en iii>08 ^o#n;bos milímetros a las 
del año anterior en el pluyiómetro. Ellas bastaron, sin embaído, para 
levantar una rica vejetacion en los campos i hacer concebir mui ri- 
sueñas esperanzas para la agrienltttra: vejetacion i esperanzas que se 
marchitaron i murieron con los primeros soles de setiembre. 

Todos los temblores notados desde Antofagasta a Valparaíso se han 
hecho sentir también en Freirina con toda su intensidad^ i algunos 
han sido seguidos de perturbaciones atmosféricas demasiado eviden- 
tes para no admitir alguna relación entre ellas i los temblores. Por 
esto creo que no seria indigno de nuestra atención el estudio de la 
influencia que estos fenómenos pueden tenor sobre la salubridad del 
pais que frecuentan, dejando* naturalmentet aparte las enfenni^dades 
i Acciclentes que acarrean indirectamente p<p^ intermedio del espanto 
que producen en las poblaciones. 

La fisonomía médica del año de que me ocupo, no ha ofrecido en 
osta ciudad ningún rasgo notable, a no ser la benignidad de las po- 
cas afecciones que se b^n presentado en él, que, en jeneral, han sido 
d^ aquellas qne se cuentan en el número de las qne 9on enjeadradaa 
por los cambios de estaciones o por las influencias peculiares a cada 
una de eltos. El cuadro siguiente dará nna idea exacta de lo que ob- 
servo por lo que hace ^ hospital: 



Ouadro que manifiesta el movimiento iA hospitid durante el bSío 1877. 



ENFEBM^APISS. 



Tisjs puUnonar. , 

TrfiQmatiBiQO 

PiBenterúi agada. 

Disentería crónica 

BronquiiUf ogiida , , 

Bronquitis crónica. .,...., 

Beumatisipo articular c 
muscular , . . 

Oboncroi^e i ]i)nbon vjru- 
l^Pto 

Afeocioa69 sifilit^oos 

^Ipnorr^jia 

Afección orgánica del cora- 
zón ,.... 

JPieb^ eftoera , 



Al frente. 



Kiitoidis. 



6 1 

2 



tot 



17 
12 
7 
4 
6 
6 




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BETwrA idmoK as tummrA, ara 



aei 





Eatn 


Idas. 

tot 


«-. 




Mude 


AItM. 


0eftia. 


fiTFfiÉMEDABES. 


h. 


m 


i 


1 


V. 


0. 


h 


P- 


mSn. 


TT^-y, 


h- 


m 


t 


h. 


m 


L 


Del frente. 


























ConsUpuiion habitual 


2 
3 
3 
1 

1 


2 

i 

1 
2 

i 

1 

1 

y. 

1 

34 


4'l6 

3:50 

323 
2 ÍK 

2:ií; 


;34 

70 

66 
■29 
40 
50 

;í9 
24 
57 
50 

:: 

.. 
.. 

26 


i 

2 

"i 

1 

i 

1 
30 


2 

1 

i 

'2 

1 
1 
1 

i 

"i 

1 

i 

31 


1 

1 
2 

'i 

i 
i 

I 

i 

1 

1 

1 

30 


32 


2 

79 

7 

22 

7 

12 

9 

37 

59 

12 

15 

64 

12 

. 14 

2 

2 

119 

101 

66 

4 

13 

30 

4 

4 
76 
48 

56 

112 

21 

88 
67 


4 

146 

21 

129 

16 

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96 
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12 


2 




M 


Gántfo-entorítis aguda. ... . 
Aoeinia. •. . « . 




AfecdoneB cutáneas 


2 

1 
1 
1 
1 


2 
2 
2 
2 


28 
,20 
57 

•28 
30 

|27 

leo 

'2H 




Alcoholismo 




Hiperemia hepática. 

Henif^nroides ........... . 




Bnhon no virulento 


1 


N^etimdnia agt}^ 


'3 
.... 


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2 

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1 

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1 

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1 

1 
1 

1 
1 

1 

i 

1 


1 


PlenresÍA seca 




Pleúrodinia a frigote, 

Afecciones del ojo 


1 

2 


l!26 

2:20 

140 
1|90 

l'35 
l!,L1 




Abceso Rubcntánéo 




Beblandecimiento cerebral. 

Infarto snb-iaflDmatorio de 

la cara 




1 


Aittna- esencial 




Hiperemia pulmonar 

Estrechez del recto. 

Otqfritis blenonrájica.. ..... 

Abceso del hígado (operado) 
Escrofidósis 




23 
42 

27 
50 
99 




Lnmba)^.... 

No clasificado 


]i!35 
1 «7 




g / Cicatriz ulcerada 

< Heroorrajia cerebral . . 
Ú i¿ i Afección valvular aór- 

Sc\ tíca 

í g /AbceHO subcutáneo. . . 

g H Hepatitis agiida 

H < Ateroma arterial -em- 
S bolía. 


130 


,Ü0 

i 

:í8 
20 
24 

77 
26 


1 
1 


§ Osteítis 




1 

71 
10 


20 
3 


1 
91 
13 








Total 


96 


.... 




26 


Existencia en 1. ® de enero 
del año 1878 
















•• •' 




•■| 









En la práctica civil las enfermedades catarrales han sobrepujado 
con mucho a las de carácter jErancamente inflamatorio. En efecto, el 
numero de corizas, bronquitis i anjinas catarrales, que en forma de 
pequeñas epidemias se han presentado a principios de otoño i de pri- 
ínavera, ha sido muí superior al de neumonías, pleuresias i amigda- 
litis que he observado en el curso del año; i los catarros gástricos, i 
diarreas de la infancia i disenterias catarrales han dominado casi es- 



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282 liEifOBUS. 

closiyamente en la dase de las enfermedadeB del aparato gastoro-m- 
testinal i hepático. 

En el primer cuarto del año reinaron los catarros gastro-intestina- 
les de forma coleriforme benignos, pues no hubo un solo caso des- 
graciado; i algunas fiebres gástricas i tifoideas lijeras, que tampoco 
ocasionaron una sola defunción. 

Durante el otofío i parte del inyiemo dominaron las afecciones del 
aparato bronquio- pulmonar, las que en jeneral fueron benignas. En es- 
ta misma época perdí tres enfermos de meninjitis, un joven de 15 
afíos, afectado desde su infancia de otitis interna, i el cual sucumbió 
a una inflamación de la dura-madre; una chiquiUa de 11 afios que 
sucumbió al cuarto dia de una meninjitis de la base, i un nifíito de 5 
a 6 afios que fué llevado por una meninjitis granulosa. Lo único que 
en estos casos ha habido de notable es la causa que ha producido el 
último, la cual ha sido la frecuencia de darse lo que los niños llaman 
vuelias de carnero, i debo advertii* que en este niño no habia antece- 
dente ninguno desfavorable ni en su propia individualidad, ni en la 
historia de su familia. 

Con la primavera volvieron los catarros gastro-duodenales i en el 
último mes del año se han presentado algunos casos aislados de co- 
queluche. 

Agregando a esto algunos casos de reumatismos, hepatitis agudas, 
afecciones sifilíticas i venéreas, enfermedades nerviosas, tisis pulmo- 
nar en su último periodo i afecciones propias de la mujer o consecu- 
tivas al parto, cierro el cuadro médico del año de que me ocupo, que, 
como se ve, no ha ofrecido de notable mas que su benignidad. 

Freiidna, enero 2 de 1878. 

BiCARDO Dávila Boza. 



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LA NSÜMONU JMB LOS BOSRAGHOBy STO. 293 

I U NEUIIONIA DE LOS BORHACHOS 

i I SUS COMPLICACIONES MAS FRECUENTES, 



HEMOBU DE PBUEBA PARA OBTENEB EL TÍTULO DE LICENCUDO EN LA 
FACULTAD DE 1IEDICI5A. 



(Concloflioii.) 
IV. 

PBONÓSTICO. 

(GrisoUe.) Todos los autores están unánimes en considerar la bo- 
rrachera como una circunstancia que agrava siempre el pronóstico 
de los neumónicos. He tratado de someter esta importante cuestión 
al análisis de los hechos. Pero, un gran número de individuos que 
beben habituálmente, se esfuerzan por que se les crea temperantes, 
al contrario de otros que por una necia vanidad se dan la reputación 
de borrachos no siéndolo. 

Traté de evitar estas causas de error i he podido encontrar 17 in- 
dividuos, cuyos hábitos de borracho me fueron perfectamente de- 
mostrados. Eran hombres de una constitución bastante fuerte en 
apariencia, de 24 a 59 años, edad media 45 afíos; sin embargo, ape- 
sar de condiciones tan- favorables, la mortalidad se elevó en ellos a 
casi un cuarto, proporción mas considerable que la que se observa 
en los individuos que han llegado a este periodo de la vida. £1 abuso 
de los licores alcohólicos es la sola causa probable que ha podido 
esplicarme la mayor mortalidad en estos sujetos. 

Estos hechos prueban, pues, la influencia peligrosa que el esceso 
en las bebidas alcohólicas ejerce sobre la marcha i sobre la terminación 
de las inflamaciones pulmonarea Las observaciones que he recojido 
después de la primera edición de este libro, lo han también confirmado. 
Creo, no obstante, que algunos autores han exajerado mucho la gra- 
vedad de las neumoniaa que afectan a los borrachos, pretendiendo 
que esta flegmasía tiene casi siempre en ellos un desenlace funesto. 
Concibo que puede suceder así en las colonias, en los Estados Uni- 
dos, o en las clases inferiores de la Busia, de la Suecia, en los bebedo- 



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804 

res de roo, a quienes se ye enflaquecer, palidecer, infiltrarse, perder 
el apetito i las fuerzas. Se comprende, exL efecto, que una neumonía 
que sobrevenga en tales circunstancias debe ser casi necesariamente 
mortal, pues está en las condiciones de una neumonía secundaria; se 
declara en el curso de un estado mórbido, de una intoiicacíon, qué 
perturba profundamente el sistema nervioso, que altera las funciones 
dijestivas, daña la nutrición i disminuye esa fuerza de resistencia que 
nos permite luchar contra las causas mórbidas i contra las lesiones 
que eUas suscitan. Pero, felizmente, en Francia, sobre todo, semejan- 
te embrutecimiento se observa rara vez; por esto es por lo que debe 
modificarse, entre nosotros al menos, el rigor del pronóstico en la 
neumonia que afecta a los sujetos entregados al abuso de los licores 
fermentados. — 

Por mi parte, señores, creo qua la neumonia en los borrachos es 
una afección mui grave i cuyo pronóstico debe ser reservado casi 
siempre. 

De las catorce observaciones por mi recojidas, diez terminaron por 
la nraerte. 



• TI^ATAMIBirro. 

No siéndome posible pasar en revista todos los ajentes terapébti* 
eos que en jeneral se recomiendan en la neumonía, para meneioQar 
&Dt seguida las indicaciones i contra-indicaciones de estos mismos 
ajenies en la neumonia d^ los borrachos, voi a ocuparme únicamente 
de los medicamentos que en tales neumónicos se han empleado en 
nuestra eliuica. 

Tratamiento por el aleok^.-^l^ la neumonia de los borrachos ja* 
más debe olvidarse el hábito de estos individuos, el escitante a qne sa 
organismo está acostumbrado, las consecuencias de la suspensión 
brusca del alcohol i los resultados favorables de su emplea 

La utilidad de la medicación alcohólica se esplica por la acción 
especial del alcohol sobre el organismo, que determina muchas veces 
descifnsos momentáneos i aun duraderos de la temperatura, estimula 
el sistema nervioso, presenta a la combustión febril un elemento tír 
cilmente combustible, restrinjiendo, por lo tanto, la combustión or^ 
gánica i convirtiéndose en un ájente do gasto. Se emplea, sólo o jxdx* 
áo al opio, el alcohol a dosis de 100 gramos i el vino Burdeos a dóaia 
de 250 a gOO gramos diarios. Pasarnos- de esta dosis no nos serif 
permitido sino en circunstancias mui escepcionales, por ejempld, 



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Ul neumonía PS L08 B0BBACH08, STO. 29& 

cuando el individuo acostumbraba tomarse una botella de coñac 
diaria. 

El hidrato de doral i las inyeccúmes hipodérmicas de morfina, con que 
jeneralmente se combate el insomnio, en la mayoría de los casos lle- 
nan esta indicación. 

El sulfato de quinina es uno de los medicam^tos mas usados cuan- 
do el práctico trata de cumplir con una indicación forzosa: impedir 
que la temperatura se eleve a un grado incompatible con la vida. 
Siendo uno de los ajentes auti-febriles mas eficaces, se usa mucho a 
dosis crecida en los neumónicos de vida arreglada, cuando la tempe- 
^tura es alta» trayendo en jeneral buenos efectos. 

En los neumónicos borrachos he observado que si bien el eulfato 
da quinina, usado en dosis alta, haee desc^der la temperatura, en 
eambio, tras de su ^npleo, viene frecuentemente el delirio, lo que 
compruebo con las observaciones 11, Y, YII, XI i otras, aonque no 
de un modo tan coneluyente. 

Trousseau, al hablar de la acción fisiolójica de la quina sobre el 
aparato encéfalo-raquídeo, después de enumerar los síntomas que 
txae el sulúito de quinina empleado en dosis alta, tales como la pesa- 
dez de cabeza, cefalaljia, zumbidos de oidois, etc., dice: "Agregúese a 
eato que a veces se unen a dichos fenómenos el delirio, las convulsio- 
nes i aun accidentes de verdadera meninjitis." 

Ahora» si el sulfato de quinina tomado en alta dosis puede traer el 
delirio i aun accidentes meninjíticos en las personas buenas, en los 
borrachos que tienen una afección crónica de las meninjes, oreo que 
^npleado en dosis alta, no solo trae con mucha frecuencia el delirio, 
sino que por sí mismo puede determinar una meninjitis o agravar 
esta complicación si estaba en su principio. 

. Cuando no hai contra-indicaciones, {urefiero la dyiud al sulfato de 
quinina. Este medicamento, usado en dosis pequeñas, en unión con 
la dijital, puede ser un escelente anti-febril en estos sujeto& 

'Eíl-emético, en los casos en que he tenido lugar de emplearlo^ no 
ma ha dado resultado positivo* De los tres enfermos tratados por 
dicho ájente, dos sucumbieron (observaciones II i X); en el tercer 
caso (observación YII) la neumonía siguió la marcha de la neumo* 
liria franca, faltando aun el delirio i el temblor alcohólico. 

Los vejigatorio$ volantes los he visto emplear con mui buen efecto, 
euando la resolución se prolonga mucho. 

Loe escitantes, en los últimos periodos de la enfermedad, casi siem- 
pre habrá que emplearios. 

En caso de complicación, estará indicada^ ya la medicación espec« 
torantCj ya la derivativa, etc. 



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296 MEMORIAS. 

VI. 

RESULTADO DE MIS OBSERVACIONES. 

1^ Se sospechará que un neumónico es borracho: cuando, al arri- 
marse a su lecho, se nota un olor particular que se ha comparado con 
el de la aldehida; cuando vemos en la mejilla i nariz una inyección 
arterio- venosa; cuando todo su cuerpo o las estremidades están tem- 
blorobas, haciéndose este temblor mui manifiesto en \h mano cuando 
se les ordena separar los dedos; no quedará la menor duda, si la 
anamnesia del enfermo así lo asevera. 

2^ El período total de la neumonía se prolonga en los borrachos 
por mas tiempo que en los que no lo son, aun cuando en los primeros 
el proceso sea pequeño. 

3" Gran dificultad para calcular la marcha, diferentes períodos i 
duración total de dicha afección, sobre todo para indicar mas o me- 
nos el dia en que debe principiar la resolución. 

4^ Con mucha frecuencia se observa irregularidad en los fenómenos 
estetoscópicos, sobre todo cuando se presenta la resolución, oyéndo- 
se los crépitos de vuelta durante muchos dias; desaparecen hoi para 
reaparecer al dia siguiente. 

5" Por lo común, la neumonía, en tales sujetos, trae un insomnio 
pertinaz, presentándose también con mucha frecuencia el síntoma 
delirio, ya sea por la suspensión brusca de los escitantes a que esta- 
ban acostumbrados, ya por algunas de las complicaciones que dejo 
enumeradas. 

6- Su frecuente complicación con la pleuresía, bronquitis i meninjitis. 

7" En el pronóstico debe tenerse gran reserva, aun cuando el indivi- 
duo neumónico manifieste aparentemente encontrarse en circunstan- 
cias favorables: constitución robusta, ninguna enfermedad anterior, 
edad poco avanzada, proceso neumónico no mui estenso. Aun cuando 
se reúnan en un mismo individuo estas buenas condiciones, siempre el 
médico, para salvar su propia responsabilidad, debe temer las compli- 
caciones ulteriores. 

8^ No habrá que olvidar nunca en el tratamiento el hábito de estos 
sujetos. Tener gran circunspección en el empleo a dosis alta del sulfa- 
to de quinina. Buen éxito de los vejigatorios volantes para favorecer 
la resolndon. 

9^ Gran mortalidad; de las catorce observaciones seguidas por mí, 
diez tuvieron una terminación fatal. 

10. En la autopsia, la hepatizacion gris es la que predomina. 



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LA NEÜMONTA PE LOS 20BRACHOS, ETC. . 297 

vn. 

CASOS PBÁonoos. 

Obsenraoion L — El día 7 de mayo entró a ocnpar la cama 
número 34, sala de Santo Domingo, Mario Miranda, de 37 años, sol- 
tero, natural de Santiago, carpintero, de constitución i musculatura 
un tanto débiles, de temperamento linfático, habitualmente bebedor 
i cuyos padres no alcanzó a conocer. 

Cuenta que el dia 30 de abril, encontrándose en su casa en un lu^ 
gar mui ventilado, tuvo repentinamente, como a las doce del dia, una 
fuerte cefalaljia estendida por todas las partes del cráneo; media hora 
después sintió un escalofrío que le duró como un cuarto de hora i 
con una intensidad media, al que siguió fiebre i un malestar jeneral. 

El 1^ de mayo se manifestó un dolor punzante localizado al nivel 
de la tetilla derecha, que aumentaba con la tos i las inspiraciones 
profundas; la tos era un poco dolorosa, algo frecuente, con espectora- 
cion h^Tumbrosa i viscosa, a juzgar por la descripción que de ella 
me hace el enfermo. 

Al examinarlo, encuentro los síntomas siguientes: P., 80; B., 28; 
T., 39.3. 

Semblante un tanto soñoliento, contesta con dificultad cuando se 
le interroga i encarga se le hable fuerte por tener su oido algo torpe. 
En la mano se nota el temblor alcohólico. 

La tos es poco frecuente i no mui dolorosa, con espeotoracion de 
un color amarillo daro (cascara de limón), viscosa i poco abundante. 

Acusa dolor, que no aumenta por la presión, pero sí por las inspi- 
raciones profundas, al nivel de la tetilla derecha, en la parte lateral e 
inferior de la rejion torácica izquierda i en el hombro derecho. 

Eu los distintos aparatos no se encuentra nada de particular. 

Se queja de tener insomnio, mucha sed i poco apetito. El aspecto 
esterior del tórax es normal. 

La vibración torácica está aumentada en la rejion correspondiente 
al lóbulo superior del pulmón derecho, siendo normal en todos los 
otros punto& 

La percusión da un sonido macizo que se estiende a diez centíme* 
tros por debajo del vórtice del pulmón derecho, tanto en su cara 
anterior como en la posterior; en los demás puntos es normal. 

A la auscultación se observa un soplo bronquial seco en la misma 
rejion en que la percusión da un sonido mate; haciendo hablar al 
«Dlermo, se deja oir en los mismos puntos una broncofonía bien nia« 
B. ic 38 



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298 MEMORIAS. 

nifíesta. En la parte inferior del pulmón derecho i en todo el izquier- 
do, la auscultación es normal. 

El reumatismo de la articulación escápulo-humeral derecha es moi 
lijero i no merece la 'pena de ser tomado en consideración. 

Diagnóstico. — En vista de los síntomas mencionados no cabe la 
menor duda que se trata de una neumonia en el segundo período, 
locahzada en el lóbulo superíor del pulmón derecho. 

Tratamiento, — Se presentan dos indicaciones que cumplir; ambas 
son las consecuencias directas del hábito del individuo. Se combate 
el insomnio, administrando al interior dos gramos de doral por la 
noche ; i como se trata de un individuo bebedor, créese indispensable 
darle el escitante a que su organismo está acostumbrado: se prescri- 
ben dos onzas de alcohol en una poción pectoral para que tome do- 
rante el dia. 

Observación de la tarde,— P., 80; R, 28; T., 39.5. 

Dia 8. — ^El enfermo ha dormido bien, la cefalaljia disminuye i se 
hace frontal, la tos es menos frecuente, la espectoracion menos abaa- 
dante i los esputos cocidos, la puntada disminuye, la sed aumenta. 
P., 80; Kf 28; T., 38.2. El estado jeneral es satisfactorio, contesta 
mejor a las preguntas que se le hacen. Los síntomas ñsicos no hau 
variado. 

Tratamiento,— Conimúti. Por la tarde, P., 83; B., 30; T., 38.5. 

Dia 9. — Nada se encuentra de particular; los síntomas persisten 
Qomo en el dia anterior. Esta vez el doctor YiUarroel me preguntó 
qué juicio me había formado sobre el pronóstico; por su parte lo cree 
reservado; para mi es favorable, atendiendo a los síntomas jeaerales 
i a que la neumonia se encuentra todavía en su período cíclico. La 
enfermedad vá en el décimo día, época en que con alguna frecuencia 
suele presentarse la crisis; creí, pues, que ésta principiaría al dia si- 
guiente, a mas tardar. 

Tratamienío.—Ei mismo. En la tarde, P., 82; R, 30; T., 37.9. 

Dia lO.-P., 80; B., 32; T., 37.9. 

No hai cefalaljia ni puntada, la sed disminuye, la tos es poco fre- 
cuente, con espectoracion escasa i cocida; contesta mejor aunque con 
dificultad. 

Auscultación, — Se observa que el soplo bronquial se ha estendida 
hacia abajo, en la rejion posterior i lateral del pulmón derecho. La 
broncofonía persiste i se oye mas abajo que en los días antmores. 
La percusión no corresponde a los síntomas suministrados por la aus- 
cultación: no hai matidez en las partes en que por primera vez se ove 
soplo i broncofonía. 

Llama la atención la. discrepancia en que se encuentran los sinto- 



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LA KSÜHOIVU DE LOS BOBBACHOS, ETC. • 299 

znas jenerales comparados con los locales: a juzgar por los primeros, 
parece qne la enfermedad declina^ pero fijándose en los segundos, no 
queda la menor dada que el proceso neumónico invade el lóbulo 
medio del pulmón derecha 

Tí-aiamieTUo. — Continúa. 

Dia IL—P., 92; B., 36; T., 39.3. 

En la noche no ha dormido: escalofríos se repiten con mucha fre* 
cuencia; vuelven la sed i la cefalaljia frontal; el delirio se presenta, 
desaparecen el apetito, la tos i la espectoracion. 

Los síntomas físicos son los mismos que en el dia 7. Se sospecha el 
principio de una meninjitás. Se propone la aplicación local del hielo 
en la cabeza; pero teniendo presente que esto es imposible en el hos- 
pital, se receta un escrúpulo de sulfato de quinina para tomarlo por 
la tarde en tres porciones, una cada media hora. 

Obsermcion de la tarde.'-V., 100; R, 39; T., 39.8. 

Dias 12 i 13. — El pulso no baja de 100; el dia 12 la temperatura es 
de 38.8, descendiendo al dia siguiente a 38; los escalofríos i el delirio 
continúan. 

Los síntomas físicos no han variado, el tratamiento es el mismo. 

Dia 14.--P., 100, fuerte i lleno; R, 32; T., 40.3. Durante la noche 
ha delirado mucho; la cefalaljia parece ser intensa; el enfermo se lle- 
va la mano a la frente; las pupilas están dilatadas i no se contraen 
por la acción de la luz; no contesta por mas fuerte que se le hable. 

Tratamiento. — Infusión de 50 centigramos de dijital en 7 onzas de 
agua. 

Ohservaeiíyn de la tarde.—V,, 108; B., 40; T., 40.7. 

Dia 15. — Encuentro al enfermo con camisa de fuerza i en una aji- 
tacion continua. No pude examinarlo. 

Dia 16. — P., 144^ débil e intermitente; B., 62, con intermitencias; 
T., 41. 

Las pupilas están dirijidas hacia airiba i a la derecha, la conjunti- 
va inyectada. 

Sudor mui copioso, localizado principalmente en la rejion frontal. 

Dia 17. — Murió a la una P. M. 

Autopsia. ->Se encontró completamente hepatizado el lóbulo supe- 
rior del pulmón derecho; la hepatizacion era gris en casi toda su es- 
ten sion; habia en uno que otro punto del vértice edema, estando 
conjestionado los lóbulos medio e inferior del pulmón derecho. El 
pulmón izquierdo presentaba adherencias pleuríticas antiguas en sus 
caras anterior i lateral, i conjestion en la cara posterior. 

Abierto el cráneo, las meninjes se manifestaron tensas, pero sin 
inyección; el cerebro reblandecido en casi toda su estension; las cir- 



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300 MEM0BU8. 

.eaavolaoíon^B cerebrales están cubiertas por una capa fibrmosa i pn* 
mienta algo consistente. (La existencia del pns se comprobó por la 
observación microscópica.) Al sacar el cerebro, salió por la cisnra m* 
terlobular un líquido seroso, que probablemente estaba colocado en 
alguno de los ventrículos laterales. 

Obsei*vacÍon H. — José Ayala, natural de Bengo, de 60 años, 
gañan, muí bebedor, de constitución robusta i musculatura mas que 
regular, entró al hospital el dia 6 de juHo. 

Díjome que desde mucho tiempo acostumbraba beber toda dsse 
de licores, siendo de su particular agrado la chicha i el aguardiente; 
que pasaba borracho, a veces semanas enteras, pero que nunca se 
había vuelto loco. Por lo que cuenta, ha tenido neumonías anterio- 
rea 

El dia 5 de julio sintió por la mañana un intenso escalofrío que le 
duró como una hora, siguiendo a éste: cefalaljia íronto-occipital, 
puntada en la tetilla derecha, tos dolorosa con espeotoracion de dos 
clases: una parte viscosa, amarillenta i poco abundante; la otra sero- 
sa, aereada i en gran cantidad. 

En las mejillas i nariz se ve esa inyección arteiio-venosa que ee 
manifiesta casi constantemente en los individuos que se entregan a 
las bebidas alcohólicas. 

Edema bien manifiesto en las eetremidades inferiores, menos no- 
table en la cara; en la mano el temblor alcohóhco. P., 132; R, 38; 
T., 89.1. 

Tiene mucha sed, pero poco apetito; lengua cargada i algo amari- 
llenta. La palpación del vientre da a conocer que está ocupado por 
materias escrementícias. 

Examen físico, — En la mitad inferior del pulmón derecho, i princi- 
palmente en la rejion posterior, se encontraba soplo tubarío, bronco- 
fonía i matidez. La vibración torácica estaba algo disminuida en la 
parte inferior i posterior del mismo pulmón, oyéndose frotes en la 
rejion axilar. Por Ja presión se manifiesta un vivo dolor en los espa- 
cios intercostales. En los dos tercios superiores del pulmón izquierdo 
la respiración es exajerada; en el tercio inferior hai estertores húme- 
dos, matidez a la percusión i todos los síntomas del edema. El exa- 
men del corazón no dio ningún resultado preciso; latía con tal fre- 
cuencia que era imposible ámbar a un diagnóstico satisfactorio. 

Tratamiento. — ^Emético, IV granos; agua, VI onzas; jarabe de dia- 
oodion, n onzas. Una onza cada dos horas. 

Observación de la tarde.^V., 132; R., 28; T., 38.6. Ha tenido náu- 
seas i vómitos; la espectoracion es seix)sa i muí abundante. 

Dia 8.— P., 140; R., 30; T., 39.6. 



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r" 



lA N£I7U0NU DB LOS BOBBÁCH08, BTO. 301 

Bd la eará poeterior del pnlmon dereoho, el prcoeso nenmónioo ha 
ascendido hasta cerca del vértice; en la zona media i posterior se 
sienten frotes i nno que otro estertor de vnelta, que no se oia en el 
dia anterior; el soplo- se ha hecho nn tanto mas snave; persisten la 
matidez i la broncoíonia; la vibración torácica esta algo exajerada en 
la mitad inferior. Continúa la tos, con espectoracion ánieamente vis* 
oosa. Por lo demás, el enfermo tiene náuseas, cortos escalofríos, mu* 
cha sed, cefalaljia intensa i el vientre ocupado. 

Traiamiento. — Un ricino (statim). Doce ventosas escarificadas en el 
punto en que se oyen frotes. Durante el dia la siguiente poción: di- 
jital, I escrúpulo para difundir en VI onzas de agua; jarabe de dia- 
codion, I (Miza. Dos onzas cada tres horas. 

Observación de la tarde. — P., 104; R, 16; T., 38.8. Los escalofríos 
han cesado, siente dolor de estómago^ continúan la cefalaljia i los 
vómitos. 

Dia 9.— P., 96; R, 21; T., 39°. La Hermana me dijo que habia deli- 
rado toda la noche; la pupila se presenta contraida e insensible a la 
luz, la conjtmtiya inyectada. Continúan, como el dia anterior, las náu- 
seas, la tos con espectoracion viscosa i poco abundante; la o^alaljia 
es intensa, siendo este el síntoma que mas incomoda al enfermo. 

Los síntomas ñsicos, como en el dia anterior. 

Trabamiento, — El dueño de la cama propone el empleo del sulfato 
de quinina. Por mi parte no lo creí indicado: me pareda ver en el 
enfermo los síntomas de una meninjitis, i, según Trousseau, el sulfato 
de quinina agrava dicha afección. 

Después de haberse enumerado todas las causas que en el presente 
caso podían esplicar el delirio, se arribó al resultado siguiente: no 
hai contraindicación para el empleo del salfato de quinina en dosis 
pequeñas; el delirio depende del hábito del individuo i de la tempe* 
ratura (39 grados) sostenida por muchos días* Bp., sulfato de quini- 
na, 10 centigramos; almizcle, 6 centigramos; azúcar, q. s. Para tomar 
<»da tres horas. 

Después de haber tomado el primer papeUllo, comenzó nuevamen* 
te a delirar; a las cuatro de la tarde estaba con camisa de fuerza. Se 
suspende el tratamiento. Muere a las seis de la tarde. 

Autopsia. — Adherencias pleuríticas i hepatizacion de la parte infe- 
rior del pulmón derecho. Abierto el cráneo, se ven las meninjes inyec- 
tadas i distendidas por un derrame sero-fíbrinoso, algo abundante. En 
alguno^ puntos de la convexidad del cerebro existe fibrina coagulada. 

ObserVEOion ZEL — Bamon Garrido, natural de Santiago, sol- 
tero, gañan, mui bebedor, dice que está enfermo por haber dormido 
a la intemperie el dia 15 de junio. Al siguiente dia tuvo escalofríos 



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302 1CB1I0BI4& 

intensos, oefalaljia, pnntada mamilar derecha, tos con espeetoradon 
ifiscosa i amarillenta, mucha sed i calor, anorexia i dificultad al res- 
pirar. 

Al presente, todos estos síntomas persisten, teniendo ademas el 
semblante mui alterado, temblor alcohólico en los miembros superio- 
res, pulso pequeño i temperatura baja. 

Examen físico. — En la rejion media i superior del pulmón derecho 
se encuentra soplo tubarío, matidez i broncofonía; frotes mui nume- 
rosos en la rejion axilar; en la base la respiración es oscura. En el 
pulmón izquierdo respiración exajerada. 

Tratamienio, — Infusión de polígala, Y onzas; estracto blando de 
quina i de orozuz, I dracma; jarabe de diacodion, I onza. Media onza 
cada dos horas. 

Dia 23.--P., 128; R, 64; T., 40.1. Los síntomas persisten lo mis- 
mo que en el dia anterior. 

Tratamiento. — Sulfato de quinina, I escrúpulo en disolución para 
tomarlo por la tarde. 

Dia 24.— P., 163; R, 56; T., 40.3. Delira mucho; la resolución no 
se presenta. 

Tratamienlo, — Continúa. 

Dia 25. — Continúa con camisa de fuerza; está mui abatido, con so- 
por, temperatura baja, pulso pequeño, acelerado e intermitente. . 

Tratamiento. — Agua, IV onzas; coñac, III onzas; tintura de almiz- 
cle, X gotas; agua de canela i jarabe de orozuz, I onza. Tina onza ca- 
da dos horas. Murió en este dia. 

AtUopsia. — Hepatizacion gris de todo el pulmón derecho, escepio 
una pequeña parte del vértice; adherencias íntimas de las pleuras en 
la totalidad del pulmón derecho i en el vértice del izquierdo. Inyec- 
ción de las meninjes cerebrales. 

Observación IV, — Ciríaco Morales, natural de Nancagua, de 
40 años, gañan, de temperamento sanguíneo i constitución robusta, 
bebedor (domingo i lunes), entró al hospital el 2 de junio, después 
de la visita. 

El 28 de mayo, mui de madrugada, se cayó al agua, sintió en se- 
guida escalofríos, que se continuaron con alguna interrupción por 
espacio de dos diaB. Al escalofrío inicial siguió cefalaljia jeneral, pun- 
tada mamilar derecha que correspondía a la espalda, ñebre, vómitos 
i tos con espectoracion viscosa no sanguinolenta. Durante las tres 
primeras noches tuvo un delirio, pero lijero. 

Estado actual. — Nariz i pómulos rojos, las alas de la naiiz toman 
parte en los movimientos inspiratorios; respiración algo frecuente i 
dolorosa, 38; pulso, 88, pequeño i blando; temperatura 40.5. 



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LA neumonía de los BORRACHOS, ETa 303 

lia cefálaljia no existe, pero siente la cabeza desvanecida; los dolo- 
res torácicos signen. 

Continúa la tos, siempre dolorosa, con espectoracion neumónica de 
un color amarillo rojo vetado de rajitas sanguinolentas 

La lengua se presenta rosada, ancha i húmeda; los vómitos han 
cesado, pero las náuseas continúan; el apetito, nulo en los días ante- 
riores, principia hoi; 'el vientre está corriente. 

£xisten movimientos carfolójicos poco manifiestos. 

Síntomas ftssicos, — El aspecto esterior i la palpación no ofrecen 
nada de particular. En la cara posterior del lóbulo superior del pul- 
món derecho existen soplo, broncofonia i matidez. 

Iratamiento. — Alcohol i agua ana, III onzas; jarabe, U. Dos onzas 
cuatro veces al dia. 

Dia 4— P., 92; R, 31; T., 39®. El estado jeneral, a primera vista, es 
mejor que en el dia anterior; las alas de la nariz no toman parte en 
los movimientos inspiratorios; tos menos dolorosa, con espectoracion 
viscosa i menos coloreada. Aumenta el apetito, disminuye la sed, ce- 
san las náuseas, el vientre continúa corriente. La cabeza la siente 
mas despejada. 

Síntomas físicos. — En el pulmón derecho se nota una pequeña me* 
joría, el soplo es mas suave que en el dia anterior; persisten la bron- 
cofonia i la matidez. En la base del pulmón izquierdo, la respiración 
es un tanto oscura, la voz se percibe distante del oido, comprobándo- 
se, por lo demás, la presencia de un pequeño derrame. 

Tratamiento. — ^En vista del buen resultado obtenido por el alcohol, 
continúa con la poción siguiente: alcohol, III onzas; tintura de cane- 
la, n drac.; jarabe gomoso, m onzas. Dos cucharadas cada dos horas. 

Dia 5.— P., 70, débil; R., 22; T., 38.1. Estado jeneral mui satisfac- 
torio, tos menos frecuente i sin dolor, espectoracion amarilla i mas 
fluida que el dia anterior; no acusa ningún dolor. 

Síntomas físicos: — ^Por parte de los pulmones, no han variado. Los 
ruidos cardíacos son mui oscuros cuando se ausculta al enfermo acos- 
tado; se hacen mas sonoros cuando se le ausculta sentado; la matidez 
del corazón aumentada. Una pericarditis con derrame ha complicado 
el proceso neumónico. 

Tratamiento. — Continúa. 

Dia 6. — ^El pulso, aunque ha descendido a 60, ha ganado en am- 
pUtud. R, 28; T., 38°. 

Síntomas físicos. — ^En el vórtice del pulmón derecho se perciben 
por primera vez crépitos de vuelta, que desaparecen después de las 
primeras inspiraciones; el soplo es mas suave; continúan la broncofo- 
nia i la matidez. 



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304 MXMOSUS. 

TratamierUo. — Marchando mui despacio la refiolucion, se mandó 
aplicar un vejigatorio volante en el vértice del pulmón derecho. £i 
tratamiento interno continúa. 

Observación de la tarde, P., 72; E.,26; T., 38.6. 

El vejigatorio ha hecho ascender 6 décimos la temperatura. 

Dias 7 i 8.^-Llama la atención que los crépitos de vuelta continúan 
mui fugaces, desaparecen con las primeras inspirticiones. 

Tratamiento. — A lo anterior se mandó agregar infusión de quina. 

Dia 9. — La tos aJgo frecuente, pero no dolorosa, es lo único que 
incomoda al enfermo, con espectoracion mucosa i fácil de desgarrar; 
los crépitos de vuelta persisten mas tiempo que ayer; el soplo i la 
broncofonía se localizan en el vértice. 

Desde hoi en adelante, los crépitos se hacen francos i el soplo mui 
suave; principian a disminuir el dia 11 con mucha lentitud; se oyen 
hasta el 20 de junio con el mismo carácter de fugacidad con que se 
presentaron el dia 6. 

El 25 salió de alta, conservando en el vértice del pulmón derecho 
una respiración áspera. 

Llama la atención la duración tan larga de la enfermedad, compa- 
rada con la pequenez del proceso neumónico. 

Observación V. — JuUan Espinosa, natural de Bancagua, de 
60 afios, viudo, gañan, débil, entró al hospital el 21 de julio. Está en- 
fermo desde el 17 a causa de haberse embriagado i dormido a la in- 
temperie. 

Tuvo puntada mamilar derecha, tos con espectoracion amarillenta 
i pegajosa, disnea, mucho calor, mucha sed i anorexia. 
, ^Examen físico. — P., 88, duro i tenso; R, 36; T., 39.6. Acusa dolor 
a la presión en la linea axilar. derecha. 

Se oye soplo tubario i broncofonía mui marcados, sobre todo 
en la inspiración, en las caras posterior, lateral i anterior del pnl^ 
mon derecho, menos en una pequefia estension de la base; mati- 
dez i aumento de la vibración torácica en los mismos puntos. 

La espectoracion continúa neumónica i poco abundante, la lengua 
sucia, húmeda i blanquecina. 

TratamieTUo. — Sulfato de quinina, I escrúpulo; agua i jarabe, me- 
dia onza. Para tomar por la tarde. 

A las 6, antes de tomar el sulfato de quinina, la temperatura era 
de 40.2. 

Dia 22. — Anoche deliró, la temperatura oontinúa elevada i el pal- 
so mui frecuente, se oyen estertores húmedos en abundancia, el en- 
fermo está abatido. 

Tratamiento, — ^Infusión de poligala, Y onzas; carbonato amoniaco, 



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LÁ NEUHOinA DB L08 BOBBAOHOS, BTG. 80£ 

I draóma; estracio blando de quina, media onza; coñac i jarabe ana, 
media onza. Para tomar en cuatro porciones. 

Dia 23.— P., 108; R, 39; T., 39"". Continúan el delirio i los esterto- 
res; el abatimiento aumenta. 

Tratamiento, — El mismo. 

Dia 24. — El enfermo esta en estremo abatido, la temperatura des- 
ciende, el pulso se hace pequeño e intermitente, se oyen estertores en 
el pulmón izquierdo. 

Tratamiento, — Acido benzoico, X granos; alcanfor, VIII granos; 
azúcar, n dracmas. Para ocho papelillos. XJno cada hora. 

Hasta el 26 continúa la postración, dia en que muere. 

Autopsia, — Hepatizacion gris i roja de todo el pulmón derecho, en 
las pleuras exsudacion fibrinosa i adherencias. El cerebro no se me 
permitió abrirlo porque el difunto tenia cajón. 

Observación VL— Bamon Fuentes, natural de Gultro, de 46 
años, casado, de constitución débil, entró al hospital presa de un de- 
lirio sobre-agudo. Un enfermo que le conocia, asevera que es un in- 
signe bebedor. La cara encendida del paciente i la inyección arterio- 
venosa de las mejillas i nariz, vienen a confirmar la verdad de la in- 
culpación. Las pupilas están contraidas, la piel seca i caliente, el labio 
inferior tembloroso; grita i hace constantes esfuerzospor desprender- 
se de la camisa de fuerza. 

No pudiendo hacerse detenidamente el examen del enfermo por la 
continua ajitacion en que se encuentra, se recetó: una inyección de 
dos centigramos de clorhidrato de morfina (statim). Por la noche H 
escrúpulos de hidrato de doral en 11 onzas de jarabe. 

Dia 15. — Ha pusado la noche un poco descansado; el examen del 
pulmón no da resultados positivos, d del vientre hace conocer que él 
tubo dijestivo está ocupado. 

Tratamdento.-^8\úMo de soda, I onza. Por la noche sigue el doral 

Dia 16. — No se pudo obtener datos anamn^sticos; siente dolor en 
todo el cuerpo, como si lo hubieran apaleado. 

Exámenfíaico, — Soplo tubario en el pulmón izquierdo con bronco- 
fonia i matidez al nivd de la escápula, respiradon exajerada en d 
vértice; pulmón derecho normal Aparato febril intenso, espectora- 
don catarral con puntos neumónicos. 

Dias 18 i 19.— -La neumonia izquierda sigue estendiéndose hada la 
zona media, el soplo se hace mas marcado. 

Al día siguiente aparece d ddirio, de modo que es necesario po- 
nerle la camisa de fuerza por segunda vez. 

Tratamiento. — ^Liyecdon hipodérmica de morfina. Cloral por la no- 
che. 



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306 MEMOBIAS. 

En los días siguientes, el proceso neumónico aumenta en estension 
hasta ocupar por completo el pulmón izquierdo. El dia 3 de junio la 
éspectoracion se hace purulenta i mui abundante, aparecen esterto- 
res sub-crepitantes en el pulmón izquierdo, i en todo el derecho la 
respiración se exajera. 

Continúa así la éspectoracion hasta el 12, dia en que se hace com- 
pletamente purulenta; el soplo se limita a los dos tercios inferiores 
del pulmón izquierdo, oyéndose en el tercio superior estertores hú- 
medos. La postración i los sintomas adinámicos se apoderan del en- 
fermo. 

TratamierUo, — ^Mistura alcanforada, Y onzas; estracto blando de 
quina, I i medio escrúpulo; alcohol, I onza, una onza cada dos horas. 

La postración aumenta hasta el dia 15, en que aparece el estertor 
traqueal. Murió el 16. 

AiUopsia, — Hepatizacion gris de todo el pulmón izquierdo, supu- 
ración en el vértice, menos marcada en la base, exsudacion fíbrinosa i 
adherencias pleuriticas; en el pulmón derecho conjestion i edema. 
Meninjes inyectadas, exsudacion fibrinosa en la convexidad. 

Observación VIL— Antonio González, natural de Santiago, 
de 21 años, soltero, gañan, de constitución mui robusta, bebedor in- 
temperante, entró al hospital el 12 de junio. 

Está enfermo desde el dia 10 a causa de un resfriado: tuvo un es- 
calofrió, puntada mamilar i en el costado derecho, tos con éspectora- 
cion viscosa i catarral, mucho calor, sed, anorexia e insomnio. Falta 
el temblor alcohólico, pero me declaró ser mui bebedor. 

Examen fisico.^V., 100; R., 26; T., 39°. Éspectoracion catarral 
con estrías herrumbrosas. Matidez i aumento de la vibración toráci- 
ca en la mitad inferior del pulmón derecho; en ambos pulmones se 
notaron estertores bronquiales. No se pudo auscultar conveniente- 
mente al enfermo por la gran dificultad que tenia para respirar. El 
vientre estaba ocupada 

Tratamiento, — Sujfato de soda, I onza (statim). Por la tarde: sul- 
fato de quinina, I escrúpulo en disolución. Antes que tomase el sul- 
fato de quinina, la temperatura se habia elevado a 41^. 

Dia 18.— P., 112; R., 44; T., 39°. Anoche deliró. En la mitad infe- 
rior del pulmón derecho se oye soplo tubario i broñcofonía. 

Tratamiento, — Emético, m granos; agua, VI onzas; jarabe de dia- 
codion, U onzas. XTna onza cada dos horas. 

Dia 15. — Ayer i hoi, aparato febril intenso, soplo i broñcofonía en 
el vértice del pulmón izquierdo. El enfermo delira i está sumido en 
un estado semi-comatoso. 

Tratam^iento, — Tintura de almizcje, n dracmas; ácido benzoico, ¿ 



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LA NEUHOinA DE LOS BOBBAGHOS, BTO. 307 

grano; agua, Y onzas; alcohol i jarabe de naranjas ana, 11 onzas. Una 
onza cada dqs horas. ^ 

Hasta el 17 continúa como fen los días anteriores; sigue el deliiio, 
i la fiebre es intensa; mas, el 18, por la mañana, se notó una remi- 
sión notable en la temperatura, apareciendo al mismo tiempo ester- 
tores de vuelta mui numerosos en ambos pulmones. 

Tratamiento, — Licor amonio anisado i estracto blando de quina 
ana, I dracma; mistura alcanforada, IV onzas; jarabe balsámico, 11 
onzas. Una onza cada dos horas. 

Dia 19. — Continúa la resolución. 

Dia 20. — El enfermo está mui postrado, la resolución se hace con 
dificultad. 

Tratamiento. — Coñac, II onzas; estracto de quina, II dracmas; tin- 
tura de jenjibre i agua de canela ana, I onza; agua, II onzas. CJna 
onza cada hora. 

£1 22, Tiendo que marchaba mui despacio la resolución, se empleó 
un Tejigatorio volante. 

Posteriormente fué atacado de diaiTea; saHó de alta el 20 de julio. 

Observación Vlll. — José del Carmen Muñoz, natural de Li- 
nares, de 60 años, viudo, albañil, bebedor consuetudinario, de buena 
salud habitual, entró al hospital el 19 de julio. 

Desde tiempo atrás suele tener vómitos biliosos por la mañana; es- 
tá enfermo desde el 16 por haberse levantado de la cama a media no- 
che. 

Primitivamente sintió un quebrantamiento jeneral, después tuvo 
vómitos, calor, dplor al nivel del ángulo inferior del omóplato, pun- 
tada en la tetilla del mismo lado, i tos con espectoracion pegajosa, 
escasa i con estrías sanguinolentas. 

Dice la Hermana que anoche estuvo con delirio; hoi tiene una tem- 
peratura bastante elevada, pulso lleno i respiración frecuente i dolo- 
rosa, temblor alcohólico en el labio inferior i manos; siente dolor a 
la presión en los espacios intercostales del lado derecho; la vibración 
torácica está disminuida en la base, aumentada en la zona superior; 
hai ausencia del murmullo vesicular en la zona inferior; soplo tuba- 
rio i broncofonía en la axila i vértice, frotes bien claros en la parte 
media de la cara anterior. 

Tratamiento. — Sulfato de quinina, 11 granos; dijital, I grano; azú- 
car, q. s. ün papehllo cada dos horaa. III onzas de coñac al porrón. 

Dia 20.— P., 108; R, 28; T., 39^. Anoche deUró; hoi en la mañana 
la intelijencia continúa perturbada, los sintomas físicos siguen los 
mismos. 

Tratamiento. — Clorhidrato de morfina, \ grano por la noche. 



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808 MSIfOBUt. 

Dia 21.— P., 120; R, S8; T., 40.1. El enfermo está mni ajitado, d 
soplo continúa, no se presentan crépitos de vnelta. 

Día 22. — ^La postración anmenta, se oyen a la distancia gruesos es- 
tertores mucosos, talvez el traqueo principia. 

Tralamiento. — Se prescribe nna inyección de seis miligramos de 
apomorfina. A los siete minutos i medio se consigne hacerle vomitar, 
después respira mejor, pero en la noche muere. 

Autopsia. — No la hice, los dolientes la impidieron; le habían com- 
prado cajón en el hospital. En el libro de clínica encontré: autopsia 
confirmada. 

El ayudante de clínica debe haber conseguido hacerla. 

Observación IX. — José Moya, natural de Colchagua, de 40 
afios, gafian, casado, entró al hospital el 1^ de febrero. 

Este hombre es un gran borracho, tiene los yasos de la mejilla i 
nariz mui desarrollados, temblor alcohólico jeneral i mas manifiesto 
en las manos. Dice que antes de ayer se emborrachó, quedándose des- 
pués dormido en la calle. Al día siguiente sintió el cuerpo mui dolo- 
rido, escalofríos repetidos, vómitos i puntada en el costado derecho 
con tos i desgarro sanguinolento. 

Estado a/rítto/.-— R, 140; R, 40; T., 38.8. Se queja de mucho dolor 
de costado, tiene tos con espectoracion un poco viscosa i algo amari- 
llenta, siendo la mayor parte líquida i mezclada con sangre. 

Examen físico.'— liñ percusión da sub-matidez en el tórax derecho. 
Al auscultar se nota una respiración áspera i frotes en una zona como 
de diez centimetros de ancho que principia en la axila i se dirije ha- 
da atrás hasta cerca de la columna vertebral; en este mismo punto 
se oye un soplo lejano. 

Tratamiento. — Agua, V onzas; alcohol, III onzas; jarabe de ipeca- 
cuana, n onzas. Por la noche, si no está tranquilo, se le dará I escrá- 
pulo de hidrato de doral con \ grano de opio. Al punto del dolor 
una inyección hipodérmica de morfina. 

Día 2.— R, 144; E., 36; T.,38.6. Delira un poco, la pupila está con- 
traída i la conjuntiva inyectada; acusa dolor en el costado derecho i 
debajo de la escápula izquierda; los frotes han disminuido, el soplo 
no se oye. 

Tratamiento. — Se hizo una inyección de morfina en el costado de- 
recho. Por la noche, I gramo de doral; al porrón II onzas de coñac 

Dia 3. — Ahora siente dolor en ambos lados de la rejion torácica 
posterior; el desgarro continúa amarillento. 

Dia 4.— R, 108; R., 32; T., 38°. La espectoradon es mas viscosa 
que antes. Anoche deliró mucho i está aun delirando bastante. 

Se hizo una inyección de dos centigramos de morfina. 



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LA NSUMOKU DB LOS B0BBAGH08, ETC. oU9 

Dm 5.— P., 120; K, 30; T., S8^ No delira tanto; él desgarro m rntrn 
aereado. ^ 

Dia 6.— P., 92; R, 40; T., 37.4. Laespectoradon se lia heoho casi 
OKiteíamente bronquial, es hermmbrosa solo en uno que otro ponto; 
la respiración es áspera en ambos pulmones, no se siente soplo en 
ninguna parte. 

Dia 7.— P., 100; R, 84; T., 38.5. Continúa el delirio; desgarro en- 
teramente bronquial 

Dia 8.^P., 120; R, 34; T., 39^. La tos ha disminuido, el delirio 
oontiaúa, la percusión es normal, la respiración un poco ezajerada, 
se oyen frotes diseminados. 

Dia 9.— P., 120; R, 30; T., 40"". Los demás síntomas como ayer. Se 
combate con la quinina el estado febril. 

Dia 10.— P., 108; B., 30; T., 38^. Se continúa con el sulfato de qui- 
nina a corta dosis. Por la noche, doral 

Dia 12.-.P., 112; R, 28; T., 40^. La auscultación del pulmón no re- 
vela nada de particular. En el corazón hai soplo que coincide con el 
sístole i cuya mayor intensidad está en la punta. Los ruidos cardia- 
cos son oscuros. 

•Dia 13.— P., 120; R, 86; T., 40.5. Sigue el delirio, anoche se levan- 
tó de la cama i al presente se encuentra bastante decaído. 

Dia 14.— P., 108; B., 40; T. 39.4. Sigue el delirio; los ruidos del co- 
razón están mui confusos. 

Murió el dia 15 en la noche. 

Autopsia, — ^En ambos lados adherencias de los pulmones entre si, i 
en el lado derecho con el diafragma. En el tercio supeiiíor de este 
pulmón exifitia una ancha i fuerte brida horizontal. Los pulmones 
están conjestionados en los lóbulos inferiores, no ofreciendo en lo 
demás ninguna cosa notable. El pericardio está sano, la cara estema 
del corazón se presenta cubierta de un tejido grasoso; las válvulas 
semilunares aórticas infiltradas de un tejido amarillo negruzco, una 
completamente destruida. Gomo a un centímetro del orificio aórtico 
se encontró un foco purulento del volumen de una arveja, cubierto 
por el endocardio. Cráneo: las meninjes, pálidas i exsangues, dieron 
salida, cuando se las abrió, a una gran cantidad de liquido. En la ca- 
ra estema del cerebro se hallaron tres concreciones fibrínosas, situa- 
das en el lado izquierdo, una en el lóbulo anterior, otra en la comisu- 
ra de Silvio i la tercera en la base. Los ventrículos laterales no oon- 
tenian líquido. 

Observación X. — Pascual Bomos, nacid9 en Tango, de 24 
años, viudo, albafíü, entró al hospital el 24 de enero. 

Individuo mui bebedor, ha estado antes enfermo como ahora. Ha- 



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s» 

ce como cuatro dias que después de una borrachera tuvo puntadas, 
escalofríos, cefalaljia, tos con espectoradon sanguinolenta i dificultad 
para respirar. 

Hoi.— P., 122; R, 30; T., 39.3. Semblante encendido, piel húmeda, 
lengua sucia, aliento fétido, cefalaljia, dolor en el costado derecho, 
tos i espectoracion neumónica característica. 

El examen físico da en el pulmón derecho todos los síntomas de 
una neumonía en el segundo periodo; en el izquierdo la respiradon 
es áspera i exajerada. 

Tratamiento. — Emético, DI granos; mucílago de goma i agua ana, 
m onzas. Media onza cada hora. 

Dia 25.— P., 108; R, 38; T., 39.3. Los síntomas continúan los mia- 
mos; se sigue con el emético. 

Dia 26.— P., 116; R, 38; T., 39.6. Continúan los síntomas dehepa- 
tizacion en el pulmón derecho. 

Tratamiento. — Infusión de dijital, I escrúpulo en V onzas de agna; 
emético, III granos; jarabe de diacodion, I onza. Una onza cada tres 
horas. 

Dia 27. — P., 144; R., 40; T., 39.2. El proceso neumónico continúai 
en peor estado; se suspende la anterior receta. 

Muere al dia siguiente. 

Autopsia. — Kepatizacion gris total del pulmón derecho, conjeetion 
en los dos tercios inferiores del izquierdo. En el cerebro nada de par- 
ticular. 

Observación XI.— Manuel Mendoza, de 26 años, gañan, de 
temperamento sanguíneo, buena constitución, i cuyos antecedentes 
hereditarios ignora, entró al hospital el 12 de abril de 1877. 

Ánavmesia. — Cuenta que hace seis años tuvo una enfermedad qne, 
a juzgar por su duración (25 dias) i por los síntomas que refiere, es 
probable haya sido una neumonía derecha. Desde esa época no vol- 
vió a sentir nada hasta el 29 de marzo del presente año, en que des- 
pués de haberse embriagado i trasnochado tuvo una puntada en la 
rejion axilar izquierda, la que pasó con la aplicación de un sinapis- 
mo; su salud continuó bien hasta la madrugada del 12 del presente 
mes, en que después de haberse levantado sintió inmediatamente nna 
puntada en la rejion sub-mamilar izquierda, apareciendo poco mas 
tarde escalofríos cortos i mui repetidos, cefalaljia gravativa;, calor i 
tos, aunque rara. 

Estado presente, — Inspección: hjero abovedamiento de la pared to- 
rácica hacia la base del pulmón izquierdo, desaparición i separación 
de los espacios intercostales. 

Palpación: vibraciones vocales mui manifiestas hasta el nivel del 



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LA neumonía be los borbaghos, etc. 311 

ángulo escapular (5^ costilla), desapareciendo gradualmente hacia la 
base. Presión: dolor al nivel de los espacios intercostales 4^, 5^ i 6^. 
Percusión: sonoridad normal hasta el nivel de la 5^ costilla; de ahí a 
la base principia gradualmente la matidez. Acostando al enfermo so- 
bre el lado derecho, la sonoridad es casi normal en la rejion axilar; 
en el decúbito dorsal aparece la matidez. Auscultación: en la base, 
desaparición del murmullo respiratorio, estertores húmedos como 
hasta la 6.^ costilla; desde este punto hada arriba se percibe la 
llegada de la columna aérea; frotes apenas perceptibles en la rejion 
de la base; en el vértice se nota la voz con un tono parecido al de la 
bronco-egofonía. Pronóstico favorable. 

Abril 13. — Signos físicos: los anteriores, espectoracion verdosa, es- 
triada de sangre (esputos herrumbrosos). — Síntomas jenerales: esta- 
do febril, cefalaljialijera, pérdida del apetito, sed viva, lengua blanca 
i húmeda, vientre corriente, disnea i un poco de abatimiento. 

En la mañana: P., 112; R., 36; T., 39.7. En la tarde: P., 106; R., 
35; T., 40.1. El pulso es algo concentrado. 

El enfermo declara que la posición mas cómoda es el decúbito dor- 
sal i que en la noche no ha dormido. 

Tratamiento. — Sulfato de quinina, I escrúpulo; ácido sulfúrico, 11 
gotas; jarabe de diácodion i agua destilada ana, I onza. Para tomar de 
una vez en la tarde. 

Abril 14. — ^El enfermo dice ha pasado buena noche, pero la punta- 
da persiste; la tos es poco frecuente, con espectoracion diferente a la 
del dia anterior; nos encontramos en el periodo de condensación del 
exsudato. 

Signos fisicos. — ^En el pulmón izquierdo la percusión nos revela la 
existencia de iina matidez completa como hasta el nivel de la cuarta 
costilla; en toda esa estension la inspección nos manifiesta un marca- 
do abovedamiento del tórax con desaparición de los espacios inter- 
costales. Palpación: desapai'icion completa de las vibraciones voca- 
les. Auscultación : frotes pleurales en toda la estension del pulmón, 
pero mui difíciles de percibir en la rejion axilar i un poco hacia la 
parte anterior; soplo i voz brónquicos; respiración i voz se trasmiten 
directamente al oido (pectoriloquia), particulaimente en la rejion 
axilar. 

Pulmón derecho. — ^La percusios nos hace percibir un Ujero oscu- 
recimiento en el timbre de la sonoridad normal del pulmón derecho, 
i la auscultación una mui lijera disminución del murmullo vesicular, 
sobre todo cerca de la base: síntomas del principio de una conjes- 
tion. 

Un la mañana,— V,, 98; R., 28; T., 39.4. 



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312 MBMOBIAS. 

En la tarde.— P., 100; B., 38; T., 40.3. 

Tratamiento. — Continúa el sulfato de quinina. Infusión de té pecto- 
ral a pasto. 

Abril 15. — Pasó mala noche i traspiró mucho. Los signos fiaioos 
continúan los mismos, menos a la auscultación, que deja oir el soplo i 
la voz brónquica de un modo mas manifiesto que en el dia anterior, i 
sobre todo en el centro del proceso-neumónico (un poco hacia arriba 
del ángulo escapular). La voz tiene también profundamente el ca- 
rácter de la bronco-egofonía. 

En la manana.S., 84; R, 32; T., 3a5. 

En la tarde.-^V., 88; R, 36; T., 39^. 

Traiamiento. — Continúa la quinina. Lifusion pectoral a pasto. 

Abril 16. — La noche la pasó mal; no ha dormido; hai delirio; la 
puntada ha desaparecido i tenemos ya signos manifiestos del prind* 
pió de liquefacción del exsudato. La auscultación nos revela qoe la 
respiración es mas fácil, que el soplo i la toz bronquial son menos 
claros, que la voz no tiene el carácter egofónico, i por fin, la presencia 
de estertores crepitantes, particularmente en la base. 

En la mañana.— V., 78; R, 26; T., 36.7. 

En la tarde.'-'F., 80; R, 32; T., 37.2. 

TratamierUo. — Mistura alcanforada, I onza cada tres horas en caso 
que continúen las manifestaciones cerebrales. En la tarde el delirio si-^ 
gue, la espectoracion es mas ^il i va perdiendo el carácter sanguino- 
lento. 

Abril 17.— El delirio persiste; hai dilatación pupilar, pero las pupi- 
las se contraen bajo la influencia de la luz. Percusión: en toda la es* 
tensión que ocupa el derrame hai submatidez, lo que indica que éste 
ha sido en gran parte absorbido; en el vértice la sonoridad es nof« 
mal. Auscultación: ha desaparecido el soplo i la voz brónquica; se 
percibe bien el murmullo respiratorio; los estertores de vuelta son en 
menor número. 

Pulmón derecho, casi normal. 

En la maflana.—P., 80; R, 32; T., 37*4. 

En la tarde.'-F., 92; R., 33; T., 38.4. 

Tratamiento. — Cloral, n escrúpulos; agua i jarabe de cortezas de 
naranjas ana, n onzas. Para tomar en una vez. Si el enfermo no duer« 
me, se repite media dosis una hora después. 

Abril 18. — ^Durmió en la noche; tiene subdelirio. Percusión: pul- 
mon izquierdo, sonoridad normal, con escepcion de un pequefio es- 
pació de la base, cerca de la columna vertebral. 

Auscultación: ha vuelto a aparecer el soplo i la voz brónquica 
cerca del vértice; estertores crepitantes de vuelta; en la base i hacia 



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r 



LA neumonía de los BORRACHOS, ETC. 313 

afaera, el mormnllo respiratorio es normal; cerca de la columna ver- 
tebral hai oscuridad de dicho murmullo. 

En la 7mñana,—V,, 90; B., 28; T., 37.8. 

i^n /a torcfe.— R, 80; R, 28; T., 37.6. 

Tratamiento. — Infusión pectoral, I libra; coñac, IV onzas; jarabe 
balsámico, m onzas. Dos onzas cada tres horas. Inyección subcutá- 
nea de morfina. 

Abril 19. — Pasó mui bien la noche, el sub-delirio es menor. Percu- 
sión: lijera sub-matidez en la parte inferior del pulmón izquierdo. 
Auscultación : soplo i voz brónquica, cerca del vértice; estertores cre- 
pitantes de vuelta en la rejion axilar i en la parte anterior. Pulmón 
derecho normal. P., 84; R, 32; T., 37.8. En la tarde, P., 78; K, 30; 
T., 37.6. 

Ti*(üamiento. — El mismo del dia anterior. 

Abril 20. — Durmió toda la noche; ha desaparecido el sub-delirio. 
La auscultación del pulmón izquierdo da soplo i voz brónc^uica en el 
vértice, estertores de vuelta en la misma rejion; existencia de un soplo 
húmedo en todo el pulmón; en la base, dificultad a la espiración; en 
la axila, respiración exajerada. Pulmón derecho: estertores crepitan- 
tes finos, perceptibles en algunas inspiraciones solamente. P., 74; 
R., 32; T., 37.3. En la tarde, P., 72; R, 34; T., 37.6. 

Tratamiento, — ^El mismo anterior. 

Abril 21. — ^Elestadojeneral marcha bien: no hai fiebre, el sueño 
es tranquilo, tiene ganas de comer. Auscultación: agregaré a los da- 
tos obtenidos ayer, la existencia de un lijero roce pleurítioo en la 
base i la desaparición del estertor de vuelta. P., 70; R, 34; T., 37.2. 
En la tarde, P., 64; R, 30; T., 37^ 

Tratamiento, — ^El mismo. 

Abrü 22. — Nada se presenta de nuevo, los signos físicos continúan 
en el mismo estado. La resolución marcha mui lentamente. P., 66; 
R, 30; T., 36,8. En la tarde, P., 70; R, 32; T., 37.2. 

Abrü 23. — ^El estado jeneral continúa bien. Percusión: matidez 
lijera en la base. Auscultación: algunos estertores crepitantes en el 
vértice; soplo i voz brónquica en la misma rejion, pero menos per- 
ceptible que en los dias anteriores; en la zona media, murmullo res- 
piratorio normal; en la base, lijeros roces pleuríticos i oscuridad del 
murmullo vesicular. P., 72; R, 30; T., 37.4. En la tarde, P., 70; E., 32; 
T.,37.2. 

TraJtamiento. — Se prescribe un parche de tela emplástica en todo el 

pulmón izquierdo i que alcance por delante hasta la linea mamilar. El 

objeto de esta prescripción es ensanchar la circulación capilar a fin de 

facilitar la circulación en el parénquima pulmonar» con el objeto de 

s, IL 40 



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314 MBHOBIAa. 

qne marche mas rápidamente la resolución; en nna sala de hospital 
es muí difícil recurrir a la aplicación de cataplasmas calientes o a la 
hidroterapia, pudiendo aun esto ser peligrosa 

Abril 24. — ^Auscultación: han disminuido considerablemente el so- 
plo i la Toz brónquica; hai aspereza de la respiración en la axila; en 
esta rejion hai ademas un punto mui limitado en donde el pulmón 
está aun en estado de condensación; en la base, roce pleurítico i os- 
curidad del murmullo respiratorio. F^ 80; B., 30; T., 37.4. En la 
tarde, P., 80; R, 28; T., 37.3. 

Hasta el 1- de mayo se nota que el soplo primeramente disminuye, 
después se localiza en el yértice i en seguida desaparece; la respira- 
'eion disminuye en frecuencia hasta llegar a la cifra normal: la tem- 
peratura aumenta i el pulso se hace físiolójico. Sale de alta el 2 de 
mayo. 

Observación "^nr, — Joan AstudiUo, de 60 años, gaíkui, de 
constitución robusta i temperamento sanguíneo, entro al hospital el 
12 de junio en la tarde. 

Anamnesia. — Me cuenta que hace dos años estuvo en el hospital, 
con fiebre, puntada en el costado derecho, espectoracion sanguino- 
lenta i otros síntomas que hacen pensar en una neumonía derecha. 
Me dijo también que no habia tenido otras enfermedades, que era da 
costumbres arregladas, (Posteriormente confesó todo lo contrario, 
dijo ser un gran borracho) i que su madre habia muerto de tisis. 

£1 viernes 8 de abril, después de haberse ocupado en trabajos mui 
pesados^ al sol i a la humedad, ae acostó bueno i sano; a la mafiana 
siguiente sintió malestar jeneral, cefalaljia poco violenta, escalofcioB 
que le duraron hasta el día 11, sed, anorexia, dolor agudo enfare la 
octava i novena costilla, i en la tarde tos i espectoracion sanguino- 
lenta. 

Dice haber dormido mal; sueña mucho desde que cayó eníemo. 
Ha tenido constipación hasta el dia 12, i anoche emisiones involunta- 
rias de orina durante el sueño. 

En la tarde, la temperatura era de 38.8« Se mandó aplicar eojktro 
ventosas al punto del dolor. 

Dia 13.— Estado presente: P., 102, regular, ancho i lleno; B., 39, 
breve i sin ansiedad; T., 39.1. 

A los síntomas anamnésioos, agregaré los que ahota se presentaii: 
salto de tendones, tendencia al sueño i sub-delirio, cara animada i 
mejillas encendidas, lengua cubi^l». de una capa espesa Uanco-ama- 
nllenta i ro}a en la punta, boca amarga i vientre córrieate; profiere 
el decúbito dorsal. 

£1 dolor disminuyó de intensidad eon la apUeaoíon de laa venfaMtta^ 



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LáL NSÜMONU DB LO0 BORBAGEOS, BTC. 815 

ae loealisa en los egjpiuáoB interoostales 7- i 8^, amnentftndo por la pre- 
bíoBj la toB i las inspiraoíoneB profundas. 

lia toB, aunque poco frecuente, es fatigosa, oon espectoracion poco 
abundante, catarral i neumónica: adherente, aer^Ada, TÍscosa, sin 
£oirma determinada, amarillenta i con estríes de sangre. 

Aspecto estertor del tórax. — ^Presenta en la rejion hepática cicatríceB 
de ventosas: probabienoente ha tenido también alguna afección hepá- 
tica; por lo demás es normal 

ftdmon izqwerdo, — ^Palpación: la TÍbracion torácica está disminui- 
da en la base, aumentada en la 2ona media i ezajerada en la parte 
Buperior. Percusión: en la cara posterior matidez, que llega hasta la 
linea axilar. Auscultación : soplo tubario en los dos tercios superiores 
de la rejion axilar i posterior^ mui notable debajo del ángulo inferior 
de la escápula; la auscultación de la voz deja oir en estos mismos 
puntos una broncofooía bien mauifíesta. En la base, la voz se o je 
mas lejana, mas seca i menos vibrante que en los otros puntos. 

Colocando al enfermo en el decúbito lateral derecho, se perciben 
estertores húmedos, sub-crepitantes i frotes en la rejion axilar i aun 
en la zona infero-posterior. 

Pulmón derecho, — Eespiradon exajerada, simulando un soplo en el 
tercio medio. 

TrcUamienio. — Muriato de amoniaco i estracto de orozuz ana, 11 
dracmasj vino de ipeca, I onza; agua, YI onzas. Cada hora media 
onza. 

A pasto, — Té pectoral, n libras; cofiac i jarabe balsámico ana, U 
onzas. En la tarde: sulfato de quinina, gramo i medio. Seis ventosas 
en la base del pulmón izquierdo. 

Observación de la tarde,— F., 96; R, 44; T., 39.9; lijera epistaxis. 

Dia 14. — Durmió mal, persiste el sub-delirio. 

El dolor de costado casi ha desaparecido i no aumenta por la pre- 
sión. Tos mas frecuente, con espectoracion espumosa, mui abundan- 
te, mas líquida, menos adherente, pero conservando el color i en 
parte la viscosidad del dia anterior. 

FúLmon izquierdo, — El soplo i la broncofonia se han hecho mucho 
mas maniñestos. Se oyen en la linea axilar estertores numerosos 
que avanzan hasta la linea mamüar; algunos son tan sonoros que se 
perciben a la palpación, desaparecen por momentos, después de 
accesos de tos. 

Estando el enfermo sentado, se oyen en la base, tanto en la linea 
axilar como en la parte posterior, estertores sub-crepitantes i frotes. 

Pulmón derecho. — En la base, parte anterior i lateral, se oyen frotes; 
en estas mismas rejiones la vibración torácica está disminuida. 



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316 MEM0BIA8. 

£ii la parte media la respiracion vesicnlar es oscura» exajerada en 
la superior. En los dos tercios superiores de las caras posterior i 
axilar se oye soplo bronquial i broncofonía. Se teme el desarrollo de 
un proceso neumónico en este pulmón; mas, posteriormente se oom- 
prueba que todos estos síntomas no son sino el resultado de una 
conjestion de dicha parte. 

TrcUamierUo, — Sulfato de quinina, 11 gramos para tomar en U 
tarde. 

Durante el dia: licor amonio-anisado, vino de ipeca i estracto blan- 
do de quina ana, 11 dracmas; cocimiento de raiz de sénega, 11 drac- 
mas en YI onzas de agua; jarabe de quina, I onza. Una onza cada 
dos horas. 

Obsermcion de la tarde. — P., 102; R, 4o; T., 40.3. Esta mui locnaz 
i delira. Se oye a distancia un estertor traqueal; el pronóstico se agra- 
va considerablemente. 

Dia 15. — Durmió poco, no hai ce&laljia, persiste el sub-delirio, pe- 
ro menos pronunciado que ayer; siente dolores vagos en los miem- 
bros inferiores. 

Labios secos, lengua sucia, sed i anorexia, el vientre lo tiene co- 
rriente. P., 96, mas pequeño que ayer; R, 36; T., 39.7. 

El dolor de costado solo es sensible durante los accesos de tos, 
que no han disminuido en frecuencia. La espectoracion es mui ahon- 
dante, espumosa, amarilla, poco adherente i diñcultosa. 

Pulmón izquierdo, — En la cara posterior hai matidez completa. La 
vibración torácica, disminuida en la base, está exajerada en los dos 
tercios superiores. La voz es casi cavernosa en el tercio medio, se 
hace broncofónica en el tercio superior, lejana i poco vibrante en la 



En la rejion axilar, soplo i broncofonía en la parte superior, oscn- 
ridad en la base. En la cara anterior estertores húmedos, numerosos 
i diseminados. 

Pvlmon derecho, — El pequeño derrame no ha variado; en la cara 
anterior i superior se oyen estertores húmedos variables, en la zona 
póstero-superíor se oyen estertores sub-crepitantes, en las otras par- 
tes continúan los síntomas conjestivos como en el dia anterior. 

Tratamiemio, — Licor amonio-anisado, estracto de quina, vino de 
ipeca ana, II dracmas; mistura alcanforada, VIII onzas; vino oporto i 
jarabe^balsámico ana, 11 onzas. Cada tres horas dos cucharadas. 

ApHcacion de tintura de iodo en la base de ambos pulmones. 

(Mervacion de la tarde,— F., 100; R., 39; T., 39.8. 

Dia 16. — Ha dormido mal a causa de terrores imajinarios; el deli- 
YÍo se ha hecho mui manifiesto. 



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LA KEUMOmA DE LOS BOBRAOHOg, ETC. 817 

Uama la atención el profoso sndor i notable enflaquecimiento. Los 
órganos dijestivos signen bien. P., 96; R, 30; T., 38.1. El dolor de 
costado ha desaparecido, pero siente dolores vagos en toda la rejion 
posterior del tórax. 

La tos no es dolorosa; la espectoradon, de naturaleza bronco*neu- 
mónica, fácil i abundante. 

Pulmón izquierdo, — ^En la rejion anterior loe estertores son menos 
numerosos; en el tercio póstero-superior hai broncofonía, soplo tuba* 
río i aumento de la vibración torácica; voz apagada i lejana en los 
dos tercios inferiores. Bejion axilar como ayer. 

Pulmoyx derecho. — En la zona media de la rejion posterior se oyen 
estertores de pequefio volumen, perceptibles en los dos tiempos de la 
respiración; hacia arriba resonancia de la voz, hacia abajo oscuridad. 

£n la rejion axilar persisten los frotes i la rudeza de la Voz. Bejion 
anterior como ayer. 

Tratamiento, — Se suspende la tintura de iodo i se agrega al trata* 
miento anterior: doral, media dracma, para tomar en la noche. 

En la tarde.— V,, 100; R, 36; T., 38.6. ' 

Dia 17. — ^Durmió mal, continúan los sudores i el delirio, siendo 
este último mas tranquilo que ayer. Tiene sed, anorexia i el vientre 
corriente. La espectoracion menos abundante, ha perdido su traspa- 
renda i es mas catarral que neumónica; la tos disminuye en írecuen- 
da. P., 78, débil i regular; R, 27; T., 37.6. 

Pulmón izquierdo. — ^Vibración torácica normal en los dos tercios 
superiores i disminuida en el inferior; del vértice a la base la bronco- 
fonia i el soplo han disminuido, en su lugar se oyen estertores de 
vuelta i respiración exajerada; en la base se siente esto mismo, pero 
mas lejano. En la rejion axilar el soplo i la broncofonia que se oian 
en los dos terdos superiores han desaparecido, oyéndose actualmente 
estertores de vuelta i roncos sonoros. En la base se oyen frotes i es- 
tertores variables. 

Pulmón derecho. — Matidez i disminución de las vibraciones torád- 
cas en el tercio inferior; en la rejion axilar, parte superior, submati- 
dez i aumento de las vibradones. 

Auscultación. — ^En la cara posterior se oyen estertores de medianas 
burbujas en el vértice, siendo menos perceptibles en la base. Cara 
anterior : roncos sonoros i estertores gruesos en los dos tercios supe« 
ñores i frotes en el tercio inferior. Cara lateral como ayer. 

Tratamiento. — Continúa. 

Observación de la tarde.— V., 84; R, 30; T., 37.7. 

Dia 18. — Delira poco, sigue el insomnio; el enfermo se siente me- 
jor, los labios i la lengua no están secos, el vientre sigue corriente, 



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816 MEMOBIAfl. 

continúan la sed i la anorexia. La toa es poco írecaente i algo dolorosa, 
con espectoracion de nn amarillo pálido, eeponioBO i poco adfaerente, 
con estrias sanguinolentas i mezclada de algunos esputos cocidos. 
Kespiracion, 30; pulso i temperatura normales. 

£n la base i cara posterior de los dos pulmones las vibraciones es- 
tán disminuidas. 

Puhnon, izquierdo. — Como ayer. 

Pulmón derecho. — ^Estertores mucosos en la línea axilar, en la baai 
voz algo vibrante i frotes, normal en todos los otros pontos. 

Ti'cdamiento, — Continúa. 

En la tard€.---F., 90; R, 86; T., 38.3. 

Dia 19. — Durmió bien, el delirio casi ha desaparecido. El enfermo 
declara estar mejor i solo se queja de dolores torácicos vagos que aa- 
mentan con la tos. P., 66; R, 24; T,, 87.7. 

Pulmón izquierdo. — Vibraciones vocales un poco aumentadas, mati- 
dez en el tercio medio de la rejion posterior; lo demás sigue como 
ayer. 

Pulmón derecho. — Como ayer. 

2Va/a»2Ú?wío.— Continúa. En la tarde: pulso, respiración i tempera- 
tura normales. 

Dia 20. — Durmió bien, no hai delirio, el apetito vuelve, el vientre 
xjontinúa corriente. P., 66; R, 25; T., 37.7. En ambos pubnones los 
estertores han disminuido, continuando en lo demás como ayer. 

Tratamiento. — Polvos de ipeca, XV granos. Para cuatro papeüUoB 
uno en pos de otro hasta producir vómitos, después descanso i una 
copa de oporto cada tres horas. . 

Observación de la tarde.-^F., 78; B., 27; T., 38^. 

£1 proceso neumónico continúa mas o menos lo mismo o con mú 
pequeñas variaciones hasta el 31 de junio, dia en que se creyó indi- 
cada la administración de un vomitivo: los estertores bronquialea con- 
tinuaban, la lengua estaba sucia, el apetito habia desaparecida 

Se recetó ipecacuana en polvo, XV granos, para tres papelillos. Uno 
cada quince minutos, hasta efecto; después vino burdeos. 

Al dia siguiente de haber tomado el vomitivo, los estertores dismi- 
nuyeron, desapareció la cefalaljia frontal, la lengua se puso mas lim- 
pia, el apetito vuelve, el vientre se pone corriente. Pulso, respiración 
i t^npei-atüra normales. 

Pulmón izquierdo.'-Ann no se percibe claramente la respiración 
vesicular en la cara posterior de este pulmón. Hada el ángulo infe- 
rior de la escápula i un poco hacia afuera existe un punto en donde 
se oye im soplo casi cavernoso i una voz claramente broncofónica. 

Se levantó el dia 6 de julio. El dia 10 el enfermo se siente con mas 



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LA neumonía de los bobbaohos, etc. 819 

fuerza. La tos es rara i la espeotoradon escaBiaimai Lengua limina, 
mucho apetito, vientare oorriente. 

Signos físicos,— '"Sjú sub-matidez en la rejion posterior del pulmón 
izquierdo; en todos los demás puntos la percusión da un sonido ñor* 
mal. La auscultación hace percibir frotes en la rejion i en la infero* 
posterior del mismo pulmón. Se oyen también uno que otro estertor. 
En el pulmón derecho se oyen solo frotes en la parte inferior de las 
rejiones axilar i anterior. 

Estos síntomas disminuyen gradualmente hasta el 19 de julio, dia 
en que el enfermo sale de alta. 

Observación ^"* — Dionisio Caves, natural de Navidad, de 
50 afíos, viudo, gañan, mui bebedor, contrajo una neumonia a causa 
de haberse embriagado i dormido a la intemperie; entró al hospital 
eon 5 dias de enfermedad: estos son todos los antecedentes que pu* 
dieron tomarse. P., 141; R, 32; T., 39°. Matidez, respiración bron- 
quial i broncofonía en las caras posterior i alilar del pulmón izquier- 
do. En la mano temblor muscular. 

IVaiamiento. — ^Bicarbonato de soda, II dracmas; agua, Y onzas; ja- 
rabe, I onza. Una onza cada tres horas. Por la noche: hidrato de 
doral, i onza; morfina, ¿ grano; agua i jarabe ana; II onzas. 

Muere el 26 de febrero, al segundo dia de su entrada al hospital. 

Autopsia, — Gran derrame de serosidad en el pericardio, corazón 
hipertrofiado; en todo el pulmón izquierdo, menos en el vértice i bor- 
do anterior, hepatizacion gris. Intestinos gruesos, llenos de gases. 
Lijera inyección de las meninjes, exsudadon fibrinosa en la conveid- 
dad. 

Observación XIV.-~ José Manuel Opaso, natural de Chillan, 
de 40 años, carpintero, de constitución robusta i mui bebedor. Hace 
poco tiempo que salió del hospital convaleciente de una pulmonía. 

El 23 de enero, después de una borrachera, se quedó dormido a la 
intemperie; al dia siguiente sintió malestar jeneral i escalofríos; poco 
después, tos i dolor en el costado derecho. No duerme hace varias 
noches por estar con alucinaciones. En los miembros superiores se 
• nota el temblor alcohólico. 

Al presente, 28 de enero, tiene dolor en el costado derecho, tos 
i desgarro purulento con estrías sanguinolentas. P., 92; B., 44; T.| 
38.7. 

La percusión da sonoridad en casi todo el pulmón derecho, menos 
en un espacio como de un centímetro cuadrado situado en el tercio 
medio de dicho pulmón, i mas cerca de la linea axilar que de la co- 
lumna vertebral; este es también el punto en que el enfermo acusa 
mucho dolor. 



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820 MEMOBU& 

Auscultación. — Por todas partes se oyen estertores sab-crepitantes, 
roncantes i algunos sibilantes; en la parte anterior los estertores son 
mni raros. 

Los músculos del cuello, en el lado derecho, están algo contraídos 
desde el dia en que cayó enfermo; también están contraidos i doloro- 
sos los músculos de la pantorrilla. 

Tratamiento, — Polvos de ipecacuana, I gramo (statim). Durante el 
dia: agua, Y onzas; alcohol, III onzas; tintura de canela, I dracma; 
jarabe, n onzas. Para tomar en cuatro porciones. 

Dia 29. — Todavía se queja de dolor en el costado derecho; el des- 
garro es bastante aereado i poco abundante; la respiración es fácil i 
no se sienten estertores mas que en una parte mui limitada del cos- 
tado derecho; en lo restante, la respiración es un poco áspera. 
, Dia 30.— P., 64; B., 40; T., 38.8. Eespiracion áspera i algunos es* 
tertores bronquiales; por la tos no duerme de noche. 

Dia 31. — ^La tos continúa, los síntomas físicos como ayer, la tem- 
peratura ha descendido a 36.4. 

Tratamiento. — Licor acetato de amoniaco, \ onza; estracto de qui- 
na, I dracma; alcohol, I onza; agua, VI onzas. Para tomar en cuatro 
porciones. 

En adelante comienzan a disminuir los síntomas ñsicos; sale de al- 
ta el 16 de febrero. 

Mabiano Ouvares S. 



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REVISTA clínica. 



Boletin de la llatemidad del mes de enero de 1878 









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Fetos. 




Posición. 


OBSEEVACIONES. 


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1 


12 


2 


20 


viv. * 


ín. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


(1 


34 


2 


4 


viv. 


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ü.i.i.a. 




2; 9 


2 


7 


viv. 


m. 


O.Í.Í.U. 




" 4 


1 


10 


tív. 


h. 


o.i.i.a. 







16 


1 


12 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


" 


36 


4 


5 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 


14 


30 


2 


14 


viv. 


m. 


o.i.ia. 




3 


39 


1 


19 


viv. 


h. 


o.ii.a. 




i 


6 


1 


16 


viv. 


m. 


o.Ld.t 




5 


26 


2 


7 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 




6 


14 


2 


6 


viv. 


m. 


o.ii.a. 




7 


10 


3 


20 


muert. 


m. 


cLd. 
P.Ln. 


Entra dos horas antes de practicar la versión, 
después de tentativas en la calle. £1 feto muer- 
to antes de entrar a la casa. 
















(i 


35 


8 


6 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


II 


2 


2 


10 


maert. 


h. 


8. i. i. a. 


Prematuro de 7 meses; atribuida la muerte a su- 


8 


11 


3 


9 


viv. 


m. 


cid. a. 


frimientos morales. 


*• 


43 


1 


6 


viv. 


m. 


o.id.t 


Hubo rotación. 


it 


47 


2 


9 


viv. 


h. 


o.Li.t 




II 


48 


4 


7 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 


una vuelta del cordón al cuello. 


9 


15 


2 


10 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al oue- 

Uc 
Placenta previa, inserción central; gravisimas 

hemorrajias; muerte de la paciente 40 horas 


10Í24 


4 


., 


muert. 


m. 


B.Ld.a. 


1 


























después del parto. El feto estaba muerto de al- 
















gunos días. Fallece el 12. 


11 


49 


1 


22 


viv. 


m. 


8.i.it 


£1 feto sale asfixiado i hai necesidad de hacer la 


11 


42 


2 


9 


viv. 


m. 


ciia. 


respiración artiñciaL 


11 


7 


1 


12 


viv. 


h. 


o.i.d.a. 




13 


1 


1 


14 


viv. 


h. 


. o.ii.a. 




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6 


4 


5 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 




i< 


12 


1 


12 


viv. 


m. 


o.id.p. 


Hubo rotación. 


14 


22 


3 


6 


viv. 


m. 


ciia. 




*t 


37 


12 


8 


viv. 


m. 


cid.p. 


Prematuro de 8 meses; hubo rotación. La mujer 
tiene una disenteria grave. 


11 


15 






.... 


. . . 




Alborto de 3 meses; llega con la placenta adentro. 


ti 


16 


'3 


'5 


viv. 


m. 


ciia. 




15 


10 


6 


6 


viv. 


m. 


ciiL 




1 


25 

] 


2 


8 


viv. 


h. 


o.id.p. 


Hubo rotación. Fuerte fiebre gástrica a los 6 dias 
del parto, oon delirio, 

41 



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322 



RKVI8TA CLÍNICA. 





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Fetos. 




Posición. 


OBSERVACIONES. 


1 


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36 


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2 


00 

o 

I 

12 




6 

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16 


viv. 


m. 


O.Í.Í.fi. 


Prematuro de 6 meses en el carao de una fiebre 
















gástrica; el feto vivió unas cuantos horas. Ja 


17 


44 


2 


7 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 


madre continúa con la fiebre. 


1 


3 


8 


muert. 


m. 


8.i.it. 


Prematuro de 7 meses por un golpe. El feto muer- 
to de unos cuantos dias. 


18!47 


1 


14 


viv. 


m. 


o.i.íLp. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello; 


"1 6 


5 


4 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 


fiebre puerperal; curación. 


* ;J5 


2 


7 


viv. 


m. 


o.i.i.p. 


Hubo rotación; fiebre gá<^ica después del parto. 


1ͻ13 


2 


6 


viv. 


m. 


O.ii.H. ' 


Una vuelta del cordón al cuello. 


' 'to 


1 


18 


viv. 


m. 


o. i. i. a. 


Prematuro de 6 meses a consecuencia de una Cfti- 


"48 


10 


7 


viv. 


m. 


o.i.Líi. 


d]i. £1 feto alcanza a vivir una hora. 


20 21 


1 


12 


viv. 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al caello. 


21, 8 


2 


20 


vivos 


h. 


P.l.(l. 


Cada feto con su bolsa, pero una sola placenta. 












m. 


c.i.cL 

S.Í.Í.(i. 


El cordón hacia procidencia con el primer feto, 
por lo que hubo de practicarse con mas rapi- 
dez la versión, hecha ya necesaria por la pre- 
sentación desfavorable. El primer feto pegó 






























2620 gramos i el segundo 2530. 


22 27 


2 


8 


viv. 


m. 


o.i.Lp. 


Hubo rotación. 


24 2 


2 


6 


viv. 


h. 


o. i. i. a.. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


• 3 


4 


8 


viv. 


h. 


o.ii.p. 


No hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 


"28 


2 


5 


viv. 


m. 


o.i.d.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


25; 11 


1 


3d 


mnert. 


h. 


o.i.ia. 


Prematuro de 8 meses. La madre es de 44 años 


-31 


1 


12 


viv. 


h. 


o.i.d.a. 


de edad. El feto muerto de varios dias por a^r- 


•30 


1 


40 


viv. 


h. 


o.i.d.a. 


gar pesos i durante una lijera bronquitif?. 


2f:!33 


2 


5 


viv. 


m. 


o.Li.a. 




'"14 


1 


20 


viv. 


m. 


o.i.Lp. 


Hubo rotación; fiebre puerperal. 


2724 


1 


12 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 




- :J8 


2 


6 


viv. 


m. 


o.i.ia. 




2S12 


4 


6 


viv. 


m. 


o. i. i. a. 




•16 


4 


6 


viv. 


h. 


o.i.d.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


2U¡36 


2 


6 


viv. 


m. 


o.i.ia. 




30 


34 


2 


10 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 


Salió asfixiado porque las aguas se denamaion al 


ii 


9 


1 


36 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 


priucipio. 
Bnda vajinal que es necesario incindir dorante 
el parto i cuya causa la mujer no conoce. Una 


' 












vuelta del cordón al cuello. 


-11 


4 


8 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


31 10 


1 


9 


viv. 


m. 


ap. 




-ii5 


9 


8 


viv. 


m. 


o. .i. a. 





MOVIMIENTO DE LA MilTERNIDAD en el MES de ENEBO. 

Existencia anterior 15 

Entradas 70 

Fallecida 1 

Salidas ; 69 

Existencia actual 15 

La fallecida faé la núm. 24 de la placekita previa. 

Db. a. MUBILLO. 



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BOUETIH DX LA XáTEIMIDAJ). 



Boletín de la Maternidad del mes de febrero de 1878 





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Fetos. 




Posición. 


OBSEBYAOIONES. 


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viv. 


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o.i.i.a. , 




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4 


8 


viv. 


m. 


o.id.a. 




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18 


1 


16 


viv. 


m. 


o.Ld.p. 


Hnbo rotación. 


6 


5 


5 


19 


viv. 


m. 


o.i.ip. 


Cuatro horas i inedia de dolores espreaivoe. 




39 


1 


30 


viv. 


h. 


o.i.d.a. 


Una vnelta del cordón al cuello. 


7 


13 


3 


7 


viv. 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 




22 


1 


6 


viv. 


h. 


o.i.d.t 




ii 


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2 


6 


viv. 


XXL 


o.i.i.a. 






2 


3 


2 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 




27 


3 


8 


viv. 


m. 


o. i. i. a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


8 


1 


1 


13 


viv. 


h. 


o.LÍ.a. 




(t 


45 


2 


10 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 




10 


50 


1 


15 


mnert. 


m. 


o.LÍ.a. 


Siñlis materna. 


11 


9 


1 


6 


viv. 


m. 


o.i.d.t 




•' 


16 


3 


9 


viv. 


m. 


o.i.d.a. 




i( 


49 


1 


12 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 




13 


21 


4 


14 


viv. 


h. 


o.i.ip. 


Una vuelta del cordón al cuello. Adherencia anor- 
mal de la placenta. Peritonitis con derrame. 


ii 


10 


2 


11 


viv. 


m. 


S.ii.t 


El feto algo asfixiado; procidencia del cordón. 
Tracciones sobre el feto jjara terxniuar el parto. 


(« 


6 


2 


14 


viv. 


h. 


0.1. i. p. 
o.i.d.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


15 


33 


2 


9 


viv. 


lU. 


Vua vuelta del cordón al cuello. 


i. 


30 


1 


6 


viv. 


m. 


o.LÍ.a. 




16 


7 


9 


11 


viv. 


m. 


0.1. i. a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


«• 


42 


1 


8 


viv. 


m. 


S.i.d.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


•' 


28 


1 


ICl viv. 


h. 


o.LÍ.a. 




*' 


27 


4il0 


viv. 


h. 


o.í.i.a. 




i» 


4 


3 


5 


viv. 


xn. 


o.i.ia. 




17 


31 


1 


u 


vivos 


m. 
h. 


S.i.i.a. 
S.i.i.n. 


Procidencia del cordón en el segundo feto. Cada 
feto con su placenta. 


18 


2 2 


24 


viv. 


m. 


o.i.d.a. 


El feto se presentaba en posición cid. 
P.IL Versión por manió 3ra8 esternas. 


*' 


37 2 


2 


viv. 


in. 


o.i.d.a. 


19 


12. 1 


6 


mnert. 


HL 


o.i.d.t. 


Parto prematuro de 7 meses. 


20 


2312 


8 


viv. 


m. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; fiebre puerperal. 


21 


15li 


40 


viv . 


h. 


o.i.i.p. 


Hubo rotación. 


23 


40! 2 


10 


viv. 


b. 


o. i. i. a. 




ti 


10 1 


24 


muert. 


h. 


o.Lip. 


Las aguas fueron derramadas al principio del 
parto. Feto muerto durante el trabajo. 














25 


25! 1 


48 


viv. 


m. 


o.LÍ.a. 


Parto prematuro a principios del octavo mes. Vi- 


•' 


44! 3 


12 


viv. • 


h. 


o.i.d.t 


ruela confluente. 


26 


13 




. 








Aborto de 3 meses. 


27 


13 


6 


Í4 


viv. 


m. 


o.i.í.a. 




2816 


3 


48 


vivos 


m. 
m. 


o.i.i.a. 
o.i.d.a. 


Procidencia del cordón en el segundo. 


<> 
(1 


7 


1 


11 


viv. 


xn. 


o.i.i.t. 


Falleció a los 10 dios de fiebre puei-peral. 




36 2 


14 


viv. 


lÜ. 


o.i.í.a. 






"' 


12 


viv. 


in. 


o.í.i.a. 


Lijera hemorraj. después del parto; fiebre pnerp. 






— 














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324 BEVI8TA diNlGA. 

MOVIMIENTO DE LA MATERNIDAD en el MES de FEBRERO. 

Existencia anterior. 15 

Entradas 48 

Fallecidas 2 

Salidas 48 

Existencia para marzo 13 

De las fallecidas, una lo faé a consecuencia de la fiebre pnerperal, 
i habia entrado en el mes pasado. La otri^ de una peritonitis con mo- 
tivo de adherencias de la placenta. En la autopsia se encontraron pe- 
queños trozos de placenta que escaparon a la estraccion, i derrame 
abundante de sero-pns en el peritoneo. 

Llamamos la atención al buen resultado obtenido por la matrona 
de la Casa en un caso de versión practicada por maniobras estemafl. 

Db. a. Mübillo. 



OBSEEVACIOITES CLÜTICAS. 



Gban tumor papilar condilomatoso de la vulva. (1) — María OÜTa- 
res entró el 22 de agosto del 77 al hospital de San Borja a ocupar el 
número 18 de la sala de Dolores. Esta mujer, de 80 años de edad, de 
constitución empobrecida, no sabe dar antecedentes de ninguna da- 

(1) En la última semana de agosto de 1877, se presentaron en el hospital de mn- 
jeres, clínica del profesor Saldías, algunos casos mni interesantes, tanto por la la- 
reza de las afecciones, como por las peligrosas i difíciles operaciones a que en mas 
de uno de ellos hubo que recurrir. 

Gomo falta entre nosotros una clínica de enfermedades de mujeres, seria de de- 
sear que los médicos imitaran el provechoso ejemplo del doctor Saldías, aTÍsando a 
los estudiantes cuando se va a practicar una operación, para facilitar asi la ense- 
ñanza i establecer la verdadera i única clínica jinecolójica, la que se aprende a la 
cabecera de los enfermos, i la única que se utiliza en la práctica. 

Aun mas, seria mui laudable que alguno de los médicos que presenciara o toma- 
ra parte en las operaciones que se efectuaran, diera una conferencia sobre los ca- 
sos mas interesantes i menos comunes. 

Por ahora publicamos algunas de las observaciones que hemos recojido en la clí- 
nica del doctor Saldías. 



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OBSEBTACtOUBB OLÍNXCAfl. 825 

se licerca de las enfermedades a que han sncambido las personas de 
BU ¿úniHa, ni puede precisar tampoco el principio de una afección 
que ha alcanzado un desarrollo tan considerable, que le impide dedi- 
carse a la ocupación mas insignificante i que apenas le permite an- 
dar trabajosamente* 

Me dijo que su enfermedad le habia comenzado hace tres afios; pe- 
ro interrogada acerca de si habia tenido hijos, contestó que solo un 
parto prematuro de siete meses. La época de su desembarazo la fija- 
ba también hace tres afios. 

Siempre aseguró que cuando tuvo las primeras relaciones sexuales 
existían ya estos tumores (?) i, por lo tanto, su data no puede ser de 
menos de cuatro afios. 

Difícil hubiera sido al mas atento observador imajinarse que esta 
mujer pudiera estar embarazada, con tanta mas razón cuanto que» 
ella ocultaba cuidadosamente su estado i no daba el menor indicio 
para sospecharlo. Solo mas tarde, cuando habia sido ya operada i es- 
taba en los últimos dias de su convalecencia, se supo que andaba en 
el cuarto al quinto mes de prefiez, pues ya se oian distintamente los 
ruidos cardiacos del feto i existia el desarrollo del útero correspoi\- 
diente al tiempo indicado. Este caso es un buen ejemplo de la poca 
influencia del traumatismo sobre la prefiez, i sin quererlo hemos visto 
confirmada la verdad de ]as observaciones sobre este punto. 

Averiguar positivamente si esta mujer ha tenido alguna afección 
venérea específica, es bien difícil; ella asegura que nó, pero me pare- 
ce no se le puede dar mucha fé. 

Cuando advirtió estos tumores tenian el tamafio de la yema de un 
dedo, uno de cada lado del orificio vulvar; su crecimiento ha sido 
continuo i rápido, i cuando ya tenian un volumen considerable, esta- 
ban todavía lisos iiáda su parte interna, i solo mas tarde nacieron en 
esta superficie vejetaciones en forma de coliflores, análogas a las de 
BU cara estema. 

De tiempo en tiempo el tumor esperimentaba mortificaciones par- 
ciales; una parte de él se ponia negro, caia i daba lugar a hemorra- 
jias a veces mui abundantes. 

Cuando se operó era del tamaño de mía coliflor voluminosa i tenia 
con ella U7ia semejanza perfecta; en su masa no se podia distinguir 
ni los grandes ni los pequeños labios de la vulva, i la piel de las re- 
jiones vecinas era arrastrada por su peso; en su cara estema se 
veían ulceraciones diseminadas, mas o menos estensas, i en la parte 
interna de los muslos algunas pequeñas vejetaciones aisladas i que 
avanzaban casi hasta su parte media. Algunos ganglios inguinales 
formaban reheve, cubiertos por una piel sana. 



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326 BEynTA cxixxoA* 

La operación se hizo por medio del écrasseur i el bistnri; no se ligó 
ninguna artería, la hemostáeis se efectaó con el termo-caaterío de 
Paquelin i ademas se cauterizó con él toda la superficie cruenta. 

La enferma apenas tuvo después una fiebre lijera i salió del hospi- 
tal completamente curada. — El tumor pesó 1,150 gramos. 

Tumor fibbo-sarcomatoso de la mama. — Bernardina S. entró a oca- 
par el número 85 de la sala de Dolores el 28 de agosto del 77. Esta 
mujer, de 60 años de edad, casada, no ha tenido hijos i conserva las 
apariencias de una constitución robusta. 

Antecedentes de familia no hai ninguno; su padre murió de una 
afección intestinal aguda i su madre de una enfermedad cardíaca. 

La mama enferma es la del lado izquierdo, tiene un volumen des- 
medido, conservando su forma. La coloración de la piel es normal, 
ios folículos pilo-sebáceos están hipertrofiados; no se ven en la super- 
ficie redes vasculares voluminosas. 

Por el tacto i la palpación se nota la dureza del tumor i su adhe- 
rencia a la piel i a las partes profundas. No se podia apreciar infarto 
de los ganglios. 
• Hace seis años fué cuando observó por primera vez la existencia de 
un pequeño tumor en la mama, que entonces solo tenia el tamaño de 
un poroto, era indolente i se podia tocar con facilidad. 

Su desarrollo fué progresivo; a los dos años sobrevinieron dolores 
como punzadas, que se hacían mas fuertes en la noche i le quitaban 
el sueño; estos dolores persistieron desde entonces. 

La operación se hizo lo mas completa posible. 

Pesó el tumor tres quilogramos. 

La estensa herida acababa ya de cicatrizarse cuando le sobrevino 
a esta enferma una neuraonia del lado izquierdo; efectuada ya la reso- 
lución, se le declaró una disenteria gravísima, i ¿uando ya estaba 
buena de esta enfermedad, la atacó por segunda ve^ una neumonía 
del lado derecho, de la cual falleció a principios de diciembre. 

Concreciones calcáreas de la vejiga. — El 4 de julio del 77 entró a 
la sala de Dolores a ocupai* el núm. 1 1, Mercedes G., multípara, de 
20 años de edad i de buena constitución. 

Se queja de una afección vesical i dice estar enferma desde hace 
tres años. 

El dolor en el acto de la micción, que desaparecía en los intervalos, 
fué el primer síntoma que la advirtió no estaba buena. Pudo notar 
ya desde antes de sentir este dolor, que sus orinas depositaban abnu< 
dantes sedimentos blanquecinoa 

Como al año de estar enferma principió a sentir tenesmo vesical i 
peso al periné a todas horas del día. 



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OBSEBVAGIONES OLÍNICAS. 327 

Tres meses antes de entrar al hospital comenzó a botar sangre des- 
pués que concluía de orinar; isoincidiendo esta pérdida con el tenes- 
mo, sin que la sangre se mezclara con la orina; pero desde que está 
en la sala la orina es sanguinolenta. 

Se examinó a la enferma repetidas Teces; la sonda daba la sensa- 
ción de un cuerpo estrafío en la vejiga, voluminoso, áspero i duro; 
pero a veces no era fácil obtener esta sensación. 

Creyendo en la presencia de un cálculo, se procedió a dilatar la 
uretra para estraerlo entero por las vías naturales o practicar la lito- 
tricia. 

El ii;istrumento que se usó para ensanchar la uretra fué el dilatador 
de Bnsch i prestó escelentes servicios. 

Ck>mo no se pudiera tomar con pinzas lo que se creia un cálcalo, se 
introdujo un dedo en la vejiga, pues la dilatación de la uretra lo per- 
mitia, i el doctor A. Murillo reconoció entonces. que lo que habia en 
la vejiga no era un cálculo, sino estensas concreciones calcáreas que 
tapizaban todo el fondo de la vejiga i que daban con la sonda la sen- 
sación de un cálculo. Con el dedo desprendieron los doctores Murillo 
i Saldias estas concreciones, una gran parte de las cuales se estrajo 
inmediatamente. Estaban adheridas a la mucosa que se arrancó con 
ellas, i dándoles la posición que tenian en el receptáculo uiinario, fi- 
guraban el fondo de una copa o la cavidad de la palma de la mano 
medio cerrada. 

La parte de estas concreciones que se estrajó pesó 30 gramos, i 
mas tarde, con la orina i las inyecciones, salieron como otros 20 gra- 
mos mas. 

Algún tiempo después la enferma dejó el hospital en un estado 
bastante satisfactorio. 

Mioma-fibroso uterino. — María F., de 46 años de edad, multípara, 
de buena constitución, entró a ocupar el núm. 13 de la sala de Dolo- 
res el 25 de agosto del 77. 

Maiúa F. está enferma desde hace seis años; sus menstruaciones 
habían sido normales, hasta que en esta época tuvo una que se pro- 
longó mas de lo ordinario i fué tan abundante que llegó a eonstituir 
una verdadera hemorrajia. 

Las menstruaciones siguientes no tomaron el carácter de las anti- 
guas; duraban hasta quince días; sobrevino dolor i éste no cesaba 
mientras duraba el flujo. 

Tal estado de cosas se prolongó durante cinco años, hasta que ha- 
ce como uno, después que cesaba la regla, seguía saHendo un líquido, 
hasta la reaparición del nuevo flujo, que tenia muí mal olor, mancha- 
ba la ropa de amarillo i era mui^bundante. 



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328 REVISTA CLÍNICA. 

Hacia como dos meses antes de la operadon qae la pérdida de san- 
gre era continua i sentía la paciente tin dolor en una pierna qae se 
irradiaba desde la cadera. 

Se operó el 31 de agosto por medio del écrasseur. 

Entre los labios del cuello uterino, que estaba un poco entreabier- 
to, se notaba perfectamente un cuello i el punto de implantación de 
un tumor; en este cuello se aplicó la cadena i se estirpó en un mo- 
mento. 

La operación parecia terminada. Se trata de reconocer el ponto 
de adherencia i se advierte la presencia de otro tumor en la cavidad 
del útero, sobre el cual estaba unido por un cuello el primero. 

Estirpar este segundo tumor no era fácil; la abertura del cuello del 
útero era mui pequeña en comparación del cuerpo que encerraba la 
cavidad uterina, asi es que hubo que dilatarlo primero, lo que se con- 
siguió con los dedos. 

Entonces pudo notarse que este segundo tumor se implantaba en 
la pared del útero por un cuello bien manifiesto, i se estrajo como el 
primero. Su volumen era el de un huevo de gallina i el del prime- 
ro el de una nuez; unidos, eran mui semejantes a esas hernias de 
cuellos sobrepuestos. 

Por el tacto, en la cavidad del útero, pudo notarse la presencia de 
otro tumor pequeño, pero todavía en el espesor de la pared mosca- 
lar. 

Poco tiempo después la enferma salió de alta completamente ca- 
rada. 

Marzo 13 del 78. 

Db. a. Medina. 



REVISTA ESTRANJERA. 



Inyeocionsb mpoBEBiaoAB Dx EFECTO LooAi*. — ^El propagador de este impórtente 
método, M. Luton, eeteQdiendo mas i mas la esfera de aplicación de los fenómenos 
irritativos provocados en el interior de los tejidos con fines terapéuticos, publica 
últimamente cuatro hechos de curación de hernias conjétinas, que parecen persistir 
a faTor de la lentitud de las eyolaciones fisiplójioas en ciertos maobachos débüa o 



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BEVISTÁ E8TBAKJERA» 329 

mal alimentados. Ck}nsist6 bu procedimiento en inyecciones hipodérmicos de nnas 
pocas gotas de agua saturada de sal común a la proximidad del anillo que da paso 
a la hernia, produciéndose asi una tumefacción conjestiva, acompañada de cierto 
grado de exaltación fimcional que determina en último resultado la oclusión mas o 
menos perfecta de la abertura o dilatación patolójica. 

Es de notar que la curabilidad de la hernia umbilical es mayor que la de la in- 
gninaL 

NxüRAiiJiA CIÁTICA. — ^£n los casos rebeldes ha dado mui eficaces resultados a M. 
Glatz, de Jinebro, el empleo simultáneo de la electricidad (corriente constante i 
descendente), i de la hidroterapia (ducha escocesa, es decir, primero caliente i pro- 
longada, seguida de una corta ducha fria. ) El agua, asi aplicada, es un medio re- 
Yulsiro i derivativo por excelencia, máxime cuando está asociada a la corriente gal- 
vánica descendente (el polo positivo en el punto de emerjencia del nervio, el nega- 
tivo en los focos dolorosos). Se han curado asi mas de cincuenta casos de ciática, 
ya abandonados de todo tratamiento. 

Glositis sifilítioas.— Foumier admite dos formas: las esderosasy que consisten 
en hiperplásias vivaces, susceptibles de organización definitiva, i las gomosas, cuya 
evolución fatal las conduce a la ulceración. Las primeras pueden confundirse (i la 
distinción es mui importante) con el psoriásiSy apesar del aspecto nacarado caracte- 
rístico que éste afecta, o con la glositis de los/umadore9, cuyo signo patognomónico 
consiste en las placas perladas de la comisura, labios i de las mejillas. El trata- 
miento suministro el mejor carácter diferencial: altas dosis de yoduro potásico, i, 
entre los mercuriales, aquellos que, como el sublimado, obran mas activamente so- 
bre la saliva. 

Lá DinTAL GOMO DiuBETioo. — Scgun Dujardiu-Beaumetz, el mejor modo de ad- 
ministrocion consiste en el empleo de un macerado (por doce horos), comenzando 
por la dosis de 75 centig. de hojas; al segundo dia, 50; después 25, durante cinco a 
geis dias, pudiendo repetirse algunas veces la medicación. 

Los BA5k>s EN LAS AFECCIONES oüTÁKEAS.— La curo hidrotcrápica nunca* ejerce 
nna acciun curativa, sino simplemente adyuvante. En las afecciones de causa ester- 
na es solo un medio de limpieza. Guando son parasitarias puede destruir los pará- 
sitos animales, pero tiene una acción limitada sobre los vejetales. 

En las afecciones de causa interna, escrófulas, sífilis, artritis, herpes, gozan los 
baños de cualidades tónicas i estimulantes que auxilian eficazmente al tratamiento 
jeneral, debiendo notarse que en las formas húmedas están casi siempre contraindi- 
cadas. (Oarry, tesis de París.) 

Balicilato ]>e qttinina. — ^Puede darse al interior en pildoras de 10 centig., al es- 
fado de sal; de éO a 80 centig. diarios, en lavativas o en poción alcoholizada o mu- 
cilajinosa; al esterior en soluciones alcohólicas, que sirven de ]>ase a pomadas i li- 
nimentos. 

Sus buenos resultados se notan, sobre todo, en las fiebres cuotidianas i tercianas, 
saperiores, en jeneral, a los que da el sulfato de quinina. — (Antonescu, tesis de Pa- 
ria) 

Ebclebósib gebbbbal.— Esta enfórmedad, cuya historia presenta todavía muchas 
oscuridades, se revela por fenómenos de irritabilidad cerebral, que consisten en 
caprichos i estravaganoias de carácter, a veces un notable desarrollo intelectual en 
los primeros periodos; no tardan en sobrevenir convulsiones epileptiformes que de- 
jan por secuela contracturas, parálisis, estrabismo. M. Simón reprueba en tales ca- 
aos el uso de los revulsivos. Aconseja, sobre todo, el empleo del bromuro de pota- 
mo, aumentado progresivamente hasta determinar cierto grado de postración, para 
B. IL 42 



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330 REVISTA ESTRANJERA. 

descender en segnida paulatinamente, -dando al fin de ana manera establexm gramo 
de dicha sal asociada al yoduro. 

Evitar toda cansa de excitación cerebral. Si se sospecha la existencia de la diáte- 
. sis sifilítica, es útil dar el calomel a dosis fraccionadas. 

Hipo cubado pob la compbesion epigástbica. — En tin caso de hipo nenrioao 
continao, qae duraba mas de cuarenta dias, rebelde a los anestésicos i anti-espasmó- 
dicos mas activos, rebelde aun a los vejigatorios e inyecciones suboatánesB mor- 
finadas, se recurrió por un cirujano militar a la compresión sostenida por unos 
cuantos minutos en la rejion epigástrica, con ayuda del torniquete de Petit, cgdsá- 
guiéndose desde la primera aplicación la cesación completa e instantánea del fenó- 
meno. 

Después de xmoe tres meses de aplicaciones casi diarias, el enfermo qnedó radical- 
mente curado. 

Inibcxjionxs subcutáneas de clobofobmo. — Con el fin de evitar los ioconve- 
nieñtes del morfinismo, de que tanto se ocupan ahora los médicos, M. Besnier 
preconiza el uso del cloroformo, inocente, según él, en el mas alto grado, exento de 
las molestias del dolor i de la reacción inflamatoria locales. La dosis usada es de 10 
a 20 gotas; las precauciones, evitar la penetración en los vasos, cuidar de la parea 
del medicamento, i en fin, conformarse estrictamente a las reglas jenerales de ana 
inyección subdérmica. 

Chancbos 8I7ILÍTI008 MÚLTIPLES. — Como uua esocpcion a las reglas clásicaB 
oniversalmente admitidas, M. Foumier, el célebre especialista, cita el ejemplo de 
una nodriza, contaminada por su niño, en la cual «e contaron hasta veintitrés chan- 
cros indurados, de carácter indiscutiblemente sifilítico, en uua sola de las mamas. 

Diabetes sagabina. — En unos diez casos, reunidos por M. Lancereanx, caiacted- 
zados por una invasión brusca i la rapidez del proceso mórbido en todas sus faces, 
se ha encontmdo como lesión anatómica desde la atrofia hasta la destrucción com- 
pleta del páncreas, con impermeabilidades de sus canales escretores en el primer 
caso, aparte de varias otras lesiones secundarias en las glándulas gástricas i duode- 
nales, en el bazo, en los ganglios i en el pulmón. Parece que la glucosaria, como la 
albuminuria, no es sino un síntoma que puede referirse a varios sindromas de alte- 
raciones anatómicas. La esperimentacion fisiólogo-patolójica en los animales da 
plena razón a esta hipótesis por lo que toca a las alteraciones pancreáticas que seBa- 
lamos como causa posible de la diabetes. 

Beuhatibmo blbnobbájioo. — ^El profesor Hardy reemplaza la denominación clá- 
sica de artritis por la de reumatismo en los casos que complican la blenorrajia, por 
cuanto la afección puede estenderse, i se estiende, a las vainas i bolsas de los tendo- 
nes, frecuentemente a la conjuntiva, como en el curso del reumatismo ordinario. Es 
cierto, sin embargo, que la variedad blenorrájica presenta no pocos caracteres pro- 
pios, que por mui conocidos escusaremos consignar aqui, bastándonos sefialar so ten» 
dencia particular a la cronicidad, sin que pueda de ordinario acusarse al individoo 
de ser presa de una verdadera diátesis reuooática. 

IcTEBiciA CATABBAL . — Sc hft proconizado en estos casos el empleo diario, diñan- 
te un septenario, de lavativas de agua fría, a 12<' Béi^umur, para estimular los mo- 
vimientos peristálticos del intestino i promover la secreción biliaria, cuya detención 
en ios canales escretores detenninasarea]i;>soroion. Desde la segunda inyección, 
dice M. KruU, se produce la coloración biliar en las heces escrementicias i ceaui 
los fenómenos gástricos de oríjen simpático. 

Flegmokes DiABÉnoos.— La glucosuria es una de las afecciones mas escmpolo- 
sámente estudiadas en estos últimos tiempos. El flegmon, como el ántiax, es os* 



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BE7X8TA J8TBANJEBA. 331 

de sos mnohas detetmiiiaoiones vagas i difoaas que puedan poner en la vía del diag- 
nóetioo. 

En ana enferma de M. Vememl, qne presentaba un peeudo flegmon de la axila, 
independiente de los ganglios, al mismo tiempo que alteraciones flegmásicas de la 
mucosa bucal, sin lesión gastro-intestinal que la esplicara, se procedió al examen de 
la orina i encontráronse efectÍTamente en dicho producto las reacciones caracte- 
rísticas de la glucosa. 

A propósito de la diabetes, se llama también mucho la atención acerca del estado 
mental de estos enfermos i de la muerte súbita o excesiyamente rápida en algunos. 
— {Arehivea Oen., diciembre de 1877.) 

Santiago, marzo de 1878 . 

Ds. F. K Mabtinsz. 



bibliografía. 



Eli HouBBE ANTES DE LA HisTOBiA, por Yalcntin Letelier. — Las investigaciones 
de la verdad, cualesquiera que sean las formas con qne se presenten^ serán siempre 
recojidas con aplauso e interés por los que tienen el encargo de consagrar sus es- 
fuerzos al desenvolvimiento del saber humano. 

A fines de 1877, la Sociedad de Artesanos de Copiapó tuvo lugar de presenciar 
una interesante cünferencia, aplaudiendo en ella una útil e importante lección. 

Descubrir el oríjen del hombre ha sido i será siempre por mucho tiempo uno de 
los problemas mas difíciles i de mas trascendencia que puedan someterse al enten- 
dimiento humano. El encierra talvez la solución de ese mns allá supremo, que ha 
sido necesario inventar como un medio de no ser aplastado de minuto en minuto 
por la penosa carga de la vida. 

Conocido con precisión el orijen del hombre, acaso sea posible conocer también 
el término postrero que le aguarda. 

A este propósito se encamina el trabajo de nuestro distinguido amigo Valentín 
Letelier. 

Hemos disfrutado lentamente de su lectura, i, al doblar la última pajina, nos ha 
parecido insuficiente el espacio de que disponemos para darlo a conocer a los lec- 
tores de la BevisUi. 

Nuestro amigo ha descendido a las entrañas de la tierra con los profesores mas 
ilustres en la materia; ha estudiado sus accidentes i formaciones, llegando a descu- 
brir antigüedades que se remontan centenares de siglos mas allá de los que la his- 
toria señala al nacimiento del mundo. 

El estudio de los fósiles i de las singularidades arqueolójicas halladas últimamen- 
te, ocupa de preferencia la atención del que ha sabido armonizar su científico en- 
sayo con la intelijencia i hasta el gusto mismo de qne, por lo común, gozan las so- 



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332 BIBLIO0BAJErÍA. 

ciedades de artManoA. PiMeiita estaa novedades, apoyado en nnmeroflaa i respeta- 
bles afirmacioneR, i las espone con tal sencillez i claridad, qne no pueden dejar de 
ser comprendidas por aquellos para quienes especialmente han sido redactadas. 

Hai, por otra parte, en el cuerpo del trabajo, una buena porción de saludables 
enseñanzas, que han sido esparcidas con el tino suficiente para grabarlas en la me- 
moria del obrero. 

No es ménoH feliz nuestro estimable amigo cuando, tratando de demostrar la con- 
temporaneidad del hombre con animales antidiluñanos i en este mismo punto su 
existencia prehistórica, recuerda el inútil empefio de Sohmerling en Béljica i los re- 
compensados esfuerzos de Boucher de Perthes en Francia por abrir paso a la teoria 
en discusión. Ni es posible pashr desapercibido el juicio intelijente con que se in- 
terna, en buena compafiia, por los lagos de la Suiza, por los yalles de los Eatados 
unidos o por los despoblados de Ejipto i Dinamarca, un busca de datos i pruebas 
abnndnntÍKimas, qne contribuyen a aumentar la solidez de sus investigaciones. 

El capitulo que trata de la formación i desarrollo de las lenguas, i el que se re- 
fiere a las leyes naturales del progreso, merecen, sin duda alguna, considerarse co- 
mo los mejores argumentos exhibidos sobre el particular. Son raciocinios que es- 
capan a las influencias de los esperimentos científicos, por lo mismo que solo caben 
dentro de la significación gráfica de las cosas i de las palabras. 

El señor Letelier ha realizado, pues, un estudio digno de ser atendido i recomen- 
dado a todos los que en algo estimen el adelanto de la sociedad en que vivimos. 

La Bevista felicita a su autor, i hace votos sinceros porque no sea ésta la única 
producción suya de que tenga qne dar cuenta. 

Marzo 19 de 1878. 

Yentuba Gabtallo R 



CONSTITUCIÓN IKDICA BEINANTS. 



333SrEIIiO IDBl 1S78. 



Santiago. — Estado saidiario.—'EjB una simple continuación del que se observó en 
diciembre: los catarros gasiro-iniestinales agudos conservan su frecuencia por la per- 
sistencia de su causa (alimentos antehijiénicos), la vimekt muestra cierta tendencia 
a jeneralizarse en los barrios apartados del centro; la fichre tifoidea ofrece alganoa 
casos aislados; hai disminución eu el número de afecciones afrigore^ reumáticas, ca- 
tarrales o inflamatorias; en cambio, i esta es la novedad del mes, han aparecido 
algunos casos áefle(/inasías crupales i diftéricas que hacen temer se difunda en la ca- 
pital un uuil que ha comenzado a hacer serios estragos en otros departamentos. 



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OOKSTITÜOION ]da>IOA BSmAVTB. 883 

Oomo enfermedades aoeidentales cíiaremaa doB casos de paráUgia de la vefiga ob- 
aerrados por el doctor Latoire i que tienen por cansa la impresión de írio en el 
bafio. 

Hospital d« San Juan de Dtos.— Existencia anterior, 376; entradas, 507; mnertes, 
106; altas, 407; existencia restante, 370. Moertes antes de 24 horas, 20. 

Hospital de San Frandsco de J^of^o.— Existencia anterior, 526; entradas, 710; 
muertes, 116; existencia restante, 541. 

Lazareto de la 3ía«&íra7ua.- -Existencia anterior, 13; entradas, 38 (cuatro vacuna- 
das); muertes, 11 (ninguna yacunada) ; altas, 8; restantes, 27. 

Hospikd de San Vicente de PauL— Existencia anterior, 264; entradas, 802; salidas, 
296; mneries, 21; restantes, 249. 

Cauflfts de muerte: fiebre tifoidea, 1; hepatitis, 2; disenteria gangrenosa, 3; deli- 
rio alcohólico, l;abceBO hepático, 1; tisis, 3; reumatismo, 1; encefalitis supurada, 
1; alcoholismo agudo, 3; cirrosis hepática, 1; Timela, 4 (uno muerto a consecuen- 
cia de foránculos consecutivos, los otros tres en el periodo de desecación. Los cua- 
tro de Santiago i ninguno vacunado). 

Sala especial de variolosos.- Entrados, 12; muerios, 4; altas, 4; restantes, 8. 

Gadáverea sepultados en e^ Cementerio jeneral: hombres» 208; mujeres, 194; pár- 
vulos, 574. Total, 976. 

Estado atmosférieo. 

Barómetro a Oo mm. Termómetro centígrado. 



Oscilación media . . 

Id. estrema. 

Altura máxima. 

Id. media 

Id. mínima. . . . . 



14'33 

19.80 

29.90 (dia 4) 

20.81 

10.10 (9) 



Humedad relativa del aire. Tensión del vapor de agua del aire. 

Máxima 95 (dia 31) 15.29 (5) 

Id. media 61 10.88 

Mínima 31 (13) 8.02 (7) 

Días despejados, 12; nublados en parte, 17; nublados, 2. 

Dias en que ha habido niebla, 1. 

Dias en que ha llovido, 1. 

Altura en milímetros del agua caida, 3.8. 

Vientos.— O., 5; K, 2; SO., 40; SE., 2; NO., 1; calma 43. 

Temblores.— El dia 5, temblor suave a las 4 h. 53 m. 30 s. precedido i seguido 
de ruido subterráneo. El dia 15 temblot fuerte i prolongado ruido a las O h. 53 m. 

CopiAPó.— El crup i la difteria hacen estragos en los niños; (1) hasta la mitad del 
mes se habían observado ya diez casos i entre ^tos cuatro muertes. 

Fbxibima. — La constitución atmosférica del mes de enero ha sido enteramente 
semejante a la del mes de diciembre del año pasado, con un lijero aumento en los 
dias nublados en parte i en el grado de la temperatura máxima. 

(1) El vulgo da el nombre de memhraTia a las diversas especies de an jiñas i de 
larinjitis en que hai producción de exKudatos membraniformes, confundiendo asi los 
procesos crupales con los diftéricos, i estendiendo a veces la confunion hasta los 
anjinas simples independientes de la cbpeciñcidad diftérica. De aquí la diversidad 
de juicios respecto a la gravedad de este mal, i de aquí también la ponderada efica- 
cia de algunos métodos curativos, preferibles en apariencias por su lenidad, pero 
en realidad peligroHÍHimos por inspirar una confianza que puede ser funesta en los 
casos malignos de difteria. 



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834 COirSTITÜOIOM HÉDZOA VgnXMXTE, 

La oonstitnoion médica ha BÍdo también una simple oontínaaoion de la dal ib« 
anterior; pues la coquduch» i Ion catarros gástricos e intestinales, colenforvMa i (Zimn- 
iéricos han seguido siendo las afecciones dominantes i las únicas qne hayan afectado 
forma epidémica. 

Hánse ofrecido también algunos casos aislados de neunumiast fletares gátUrms i 
tifoideas lijeras i algunas oomjestíjmes activas ai carino, al pnúmwn i mas freoaent»- 
una mente al hígado. — Bioardo JDávOa Boza. 

OvAixE.— Enero 10. Se están cnrando unos ocho yariolosos en nn lamreto pie- 
parado fuera de la ciudad. Desde algunos dias no hai nuevos casos. 

8an Felips.— £1 primer mes del año se ha estrenado con una mortífera efiámiáa 
crupal i dijierüioa que ha atacado indistintamente a niños i adultos hasta la edad de 
30 i mas afios. Se han presentado no menos de veinte casos de verdadera difteria 
con producción de membranas pultáceas, fétidas, tumefacción notable de los gan- 
glios cervicales i propagación del ezsudato maligno en algunos niños a las foeas na- 
sales. Gomo en toda epidemia, la enfermedad primitiva i capital ha tomado varias 
modificaciones según el sujeto atacado, i asi se ve que en muchos adultos se ha pre- 
sentado el «rup con una producción membranosa en Lis fauces i campanilla, i des- 
pués de algunos dias de tratamiento se ha sanado; pero esta localizaoion de las íaa- 
ces se ha solido propagar a la larinje i producir accidentes del verdadero crap» eso 
si que algo mas lentos; pero al fin casi siempre mortal. He tenido cuatro casos de 
éstos i solo uno me da una lejana esperanza, manteniendo un tratamiento enérjico í 
variadisimo por mas de doce dias. 

Las amigdalitis ulcerosas, granulosas i las anjinas eritematoeasse han presentado 
en gran número i no han tenido otra gravedad que el pánico de las personas ataca- 
das a consecuencia de la epidemia i por supuesto con razón. 

En jeneral, la membrana es un mal curable en su comienzo i se puede conjurar 
muchas veces atacándola con oportunidad. Si desatendido produce una mortalidad 
de setenta a ochenta por ciento, atacado en su principio, esta cifra bajará a un trein- 
ta o cuarenta por cienta 

Trotomienío.— En jeneral he usado como remedios estemos las tocaciones con 
nitrato de plata sólido i en disolución mas o menos concentrada, según los casos; 
disoluciones de clorato de potasa (1 por 10), disoluciones de ácido salicUico, ácido 
de limón, i por último he ensayado en dos casos una solución de doral, (1 por 10) 
atendiendo a sus propiedades, que las encuentro mui indicadas en esta enfermedad, 
cuales son: su causticidad, su propiedad desinfectante i al mismo tiempo anestód- 
ca. Gomo revulsivos cuttineos he empleado en la rejion larinjea los cáusticos amo- 
niacales, la untura de yodo, el aceite de crotón i el emplasto vefdcatorio. ¿No se po- 
dría emplear el martillo de Mayor en ciertos casos de espasmo larinjeo qne amena- 
zase la muerte? 

Gomo tratamiento interior he usado vomitivos diferentes, los tónicos recons- 
tituyentes i analépticos (fierro, carne, réjimen lácteo, etc.), amargos i la disolu- 
ción siguiente de clorato de potasa, que ha producido, según datos de personas 
respetables, excelentes efectos en la hacienda de Fanquehue: clorato de potasa, 10 
gramos; agua común, 200 gramos, para tomar en uno o dos dias, según indicación 
del médico o persona competente. He dado recientemente esta fórmula en el ho^i- 
tal i creo tener resultados satisfactorios. Los gargarismos emolientes, astrinjentes o 
laudanizados son un complemento de lo anterior. He oido hablar mui bien de IsR 
gárgaras repetidas con cerveza inglesa blanca, i espero aplicar este medio para ma- 
nifestar su eficacia o nulidad. 

La vhruda toca retirada: la existencia del hospital es de 5 o 6 en la actualidad. 



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CONSTITUCIÓN MÉDICA BEINANTE. 835 

He obserrado cuatro oasoii de pústula maligna prodacida por el oonbijio de alga- 
nos animales muertos del grano. 

Se han presentado algunos pasos de calera nostráSf resultantes casi siempre del 
abuso de la fruta i el licor. Es menester bastante cuidado con esta enfermedad, que 
regularmente tiene un periodo mui corto para hacer sus estragos. Las diarreasy di- 
seiUerías, fitbres gástricas han declinado algo.— i2. Pérez Fmt. 

PuTAENDo. — £1 estado sanitario del departamento es favorable; no hai enferme- 
dad reinante. 

Yau>ab.\i8o. — La epidemia de viruela disminuyó su fuerza i ha permanecido es- 
tacionaria, variando solo entre catorce i dieziocho la existencia en el lazareto. 

Mblipilla.— La viruela comenzó a desarrollarse. £1 dia 10 existían cuatro apes-. 
tados en el lazareto. 

^ENOo.— Han llegado al hospital varios enfermos áepústula maUgna, La autoridad 
administrativa ha dictado reglas para evitar en lo posible la propagación del mol, i 
el periódico El Rmguino ha publicado una descripción sumaria de los siutomas 
consiguientes a la infección carbonosa en los animales. 

Por haber visto en algunos periódicos de provincias desconocido el orijen de la . 
pústula maligna i aun negado su parentesco con el carbón de los animales, creemos 
útil esponer las verdades que en esta materia la observación clSnica i la etiperimen- 
tacion directa han patentizado. 

La pústula maligna (picada) es una afección virulenta que se produce en el hom- 
bre por la inoculación de materias sépticas contenidas en los despojos de los ani- 
males que mueren por el carbón (picada), por tma fiebre pútrida (apoplejía esplé- 
nico, sang-de-rate) o de los que mueren por haber sido rendidos con un ejercicio 
forzada Pueden asimismo prodncirhi ciertas materias provenientes de cadáveres de 
animales en putrefacción; i aun mas, las deyecciones bucales i rectales de otros 
ar imales enfermos pueden tener igual acción. Estas sustancias verifican algunas 
veces el contajio cuando son colocadas sobre el cutis saiio, i lo verifican siempre ' 
cuando son colocadas sobre el cutis lastimado o desprovisto de epidermis. £1 con- 
tacto directo es condición necesaria; por lo cual solo se ha visto la pústula en las 
partes del cuerpo que los vestidos no cubren. Las moscas son en algunas ocasiones 
los ajenies de trasmisión de este virus. 

La enfermedad' que se desarrolla espontáneamente en los animales es el carbón o 
fiebre carbonosa; la que se desarrolla por inoculación en el hombre es la pústula 
maligna. En la primera, accidentes jenerales graves preceden de ordinario a la for- 
mación de la pústula, i suelen aun matar antes que ésta haya aparecido; en la se- 
gunda, de ordinario es la pústula sola el primer síntoma apreciable, i de ella depen- 
de el desarrollo de todos los otros. 

En el hombre, dos dias después del contacto infeccioso, senota unamanchita roja 
i ardiente; pronto se eleva una pequefia vejiga; mas tarde se estíende la mancha, 
aparecen nuevas vejigas; aumentan el dolor i la hindhazon, i el punto central se 
ennegrece i gaugrena. Por último, avanza el mal hasta invadir los tejidos profun- 
dos i sobrevienen síntomas jenerales gravísimos, incompatibles con la conservación 
de la vida. 

La cauterización (hierro calentado, cáusticos químicos) es el solo tratamiento efi- 
caz de la pústula maligna, tan insidiosa algunas veces, que pocas horas de tempori- 
zacion bastan para su jeneralizacion i su marcha inevitable hacia la muerte. Tras 
la cauterización debe emplearse la quinina i los antisépticos, interior i esterior- 
mente. 

BANGAauA.— £1 abuso de la injestion de finitas verdes ha provocado una epidemia 



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336 CONSTITUCIÓN MÉDICA. BSDTANTB. 

d6 calera nosiras, tan grave a veces, que mató a tin hombre el primer día. En la mi- 
tad del mes la yiruela comenzó a hacer sus YÍctimas. 

Sam Feonando.— Ha ocurrido un caso de cLsflxia por el ácido carbónico en un peón 
que se ocupaba en limpiar los toneles de una bodega. 

Talca.— La tos convulsiva i la difleria dominan su constitución médica. Al fin del 
mes se observaron algunos casos de vintela. 

Estado atmosférico. 
Barómetro a 0° ™"* 

Presión media mensual 751.452 

Id. mayor absoluta el dia 6 755.37 

Id. menor id. . el dia 5 747.38 

Oscilación mensual absoluta 7.99 

Id. diaria mayor el dia 6 7.0^ 

Termómetro centígrado. 

Temperatura media del mes. 23«22 

Id. máxima absoluta el dia 22 30.40 

Id. mínima id. el dia 7....... 12.70 

Oscilación mensual 17.70 

Id. diaria mayor el dia 15 13.30 

Días despejados, 13; nublados en parte, 7; nublados, 11. 

Vientos fuertes, dos dias, el 6 i el 7. 

Vientos.— En el mes soplaron: S., 44; 8SE., 12; SE., 16; E., 2; ENE., 3; NE., 3; 
N., 1; NO., 2; OSO., 1; 80., 1; SSO., 1.— León Koch, 

San Javieb.— Ha hi^bido algunos casos de mruda grava 

Pabral.— El estado sanitario del departamento es satisfactorio, no hai epidemia 
alguna. Los casos de viruela que se mostraron en diciembre, no se han reprodu- 
cido. 

Sam Cíblos.— La viruela se ha presentado sin mueha gravedad, mas no sin ma- 
cha frecuencia; de quince enfermos han muerto tres puramente. 

Chillan.— La epidemia de viruela no ceja un punto: en uno solo de los prime- 
ros días de enero se enterraron quince variolosos. A la mitad del mes había 24 
en el lazareto; murieron tres en un dia, saliendo de alta un número igual. En la 
segunda mitad del mes la ooterina i la disenteria, él cr^p i la fid>re t^otítea atacan a 
los niños. 

liEBü.— El 5 de enero hablan ocurrido ya algunos casos de viruela, existiendo 5 
apestados en el lazareto. 

MuLCHEN.— Una afección intestinal con diarrea i vómitos ha muerto machos ni- 
ños después de graves síntomas cerebrales. 

Valdivll — ^Enero 19. Hai varios atacados de viruela. 

Ancud.— Enero 18. La viruela ha vuelto a mostrarse, traída de Lota por un in- 
dividuo. Existe un caso de carácter maligno. 

F. PüGA BOBMX. 



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OOK0!nT0CION MÉDICA KBnSdilíTB. 337 



:b^S3s:rs3:ro x^ds] x878. 



Santiago. —JS^acZo «anttorio.— Después de una bonaBZA tan Batisfootom en la sa- 
lud en casi todo el carao del afio anteri(M-, que puede considetarse c(»no eseepeio- 
urI, comienzan a operarse ciertas modificaciones i a presentarse algunos fenámenos 
que deben llamar la atención del cuerpo médico. 

La difUriOy en efecto, sigue presentándose en diferentes puntos de la ciudad. Ya 
afecta formas sencillas i es puramente tonsilar o farinjea, o ya invade el aparato de 
la fonación i sus anexos. Sabemos de varios casos que podriamos dasifioar, sobre 
todo en la segunda sección. En algunos barrios de la ciudad los casos han sido 
ya suficientemente numerosos para creer en el desarrollo de una epidemia local, 
que pudiere servir de foco para irradaciones o una generalización posterior con to- 
dos los terribles estragos que caracterizan al mal ejipáaco o tunera siriaca. 

I lo que aquí son casos aislados i hasta de cierta benignidad, en otras poblacio- 
nes ha sido verdadera epidemia local i tan mortífera, que las cifras que conocemos 
consternan i aflijen. 

Tal es lo acaecido en el departamento, o mas bien, en la ciudad de la Ligua. Per- 
sonas muí respetables de aquella localidad i que conocen mui de cerca lo sucedido, 
noB han suministrado datos bien poco consoladores i que inftinden los mas serios 
temores de una propagación de la (Ufleria en nuestra ciudad. 

I, sin embargo, nuestro cuerpo médico duerme en tmnquila e impertubable paz. 
Nada es mas cómodo que la indiferencia; pero si eso puede ser satisfacción pam el 
^oismo, no será jamás tranquilizador para la conciencia del médico honrado e in»- 
traido. 

Ni una sola voz, salvo ecos aislados i desvirtuados por fines ajenos del bien pú- 
blico, ae ha levantado para hacer notar la proximidad del enemigo; ni un solo vijía 
o centinela que dé la voz de alarma. ¿Somos acaso, a manera de abandonada forta- 
leza, que puede ser asaltada impunemente, sin que sus defensores, durmiendo el 
snefio embriagador del egoísmo i de la indiferencia, sepan quiénes son i de dónde 
vienen los asaltantes? 

Esa es, sin embargo, la mas perfecta realidad. La Facultad de Medicina se reu- 
nió una vez para tratar sobre un plan de estudios que debe recargar el presupuesto 
de gastos de profesorado, sin variar en lo menor el defeotnosisimo sistema de ense- 
ñanza lioi establecido; pero ui un solo miembro recordó que habría sido mui pro- 
pio de tan encumbrada asociación, proponer a su consideración una cuestión grave 
de salubridad, como es la aparición de la é^fieria en la capital de la República. 

I ese inconcebible olvido, que envuelve una lección sombría, repercutirá por to- 
das partes i nos quedaremos mui tranquilos hasta que una epidemia nos hoga des- 
pertar des^vorídos por brutal sacudón. 

Si se tratara de alguna enfermedad cuyo tratamiento estuviera sancionado por la 
esperiencia, si siquiera fuera conocida a fondo su etiolojia o su proJUa^, este olvi- 
do sería espUcahle. Pero tratándose de una enfermedad cuyo tratamiento está por 
encontrarse; tratándose de un mal que torna un bogar en triste cementerio, que 
barre poblaciones, que alcanza una mortalidad de 100 por 100, uno no «e cspUoa la 
tranquilidad del cuerpo médico. 

¿Se tiene acaso mucha confianza en él tratamiento bárbaro i casi brutal de las 
eauterízamones repetidas? Peto eso seria olvidar las cifras de la estadirttiea médiea i 
B. IL 43 



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338 ooNsnTuoiON médica BsiKAirrE. 

cometer la giavisiina falta de hacer males irremediables por no confesar su impo- 
tencia. 

¿Por qné mi médico entnsiasta i de los mochos tem instmidos i competentes, que 
forman la laiquísima lista de nnestros facnltativoe, no se toma la pena de hacer 
conferencias a este respecto? Ganaria en ello sa competencia i sn fama i liaría a la 
ciadad i a los jóvenes médicos un señalado servicio. 

La viru/dtt, que hasta hoi se ha contenido en limites muí reducidos, tiende como 
A ensancharse en su desarrollo, ün solo médico i colega, mui distinguido por su la- 
boriosidad i buen criterio, nos ha referido la historia de catorce casos ocumdoB en 
su clientela en tres o cuatro semanas, i algunos de ellos sumamente graves. No te- 
nemos noticias de los lazaretos, pero creemos que el número de variolosos debe ha- 
ber sufrido algún lijero cambio. 

De los hospitales no sabemos nada de anómalo ni de especial. 

San Juan de Dios, que nos es especialmente conocido, carece de los enfermos que 
constituyen su dotación, i las enfermedades agudas son relativamente escasas. 

Ia fiebre tifoidea desaparece gradualmente del estrecho circulo en que, durante 
este año, se ha mantenido. 

I. DOABTE GUTUEBSEZ. 

UaspUal de San Jvan de i)to.9.— Existencia anterior, 370; entradas, 507; altas, 407; 
muertes, lOC; existencia restante, 370; muertos antes de 24 horas, 20. 

Hospital de San Frandaco de i^ofTO.— Existencia anterior, 541; entradas, 555; 
muertes, 90; salidas, 512; existencia restante, 494; muertas dotes de 24 horas, 5. 

Lazareto de la Jíoestrarusa.— Existencia anterior, 27; entradas, 25 (vacunados 6); 
muertes, 11 (9 sin vacunar); existencia restante, 18. 

HoapUal de San Vicente de PauL — Existencia anterior, 249; entradas, 253; moer- 
tes, 31; salidas, 250; existencia restante, 221; muertos áutes de 24 horas, 5. 

Causas de muerte: fiebre tifoidea, 2; cólico, l;aboeso hepático, 2; tisis pulmonar, 
4; reumatismo, 1; pleuresía, 2; pleuroneumonia, '2; crup, 5; derrame cerebral, 1; nl- 
oeras gangrenosas, 2. 

Sala especial de variolosos.— Entrados, 10; muertos, 2; saUdos, 4; restantes, 8. 

(bdivere« sepultados en el Oementerio: hombres, 1%; mujeres, 161; párvulos 
404. Total, 761. 

Estado aimoíf éneo. 

Barómetro a Oo mm. Termómetro centigzada 

Oscilación media 1.04 IS^'IO 

Id. estrema 6.10 21.50 

Altura máxima. 7ia87 (dia 22) 30.40 (dia6) 

Id. media 715.20 19.34 

Id. mínima. 712.77 (6) 8.90 (22) 

Humedad relativa del aire. Tensión del vapor de agua del aire. 

mm. 

Máxima. 93 (22-25) 14.21 (13) 

Media 69 11.04 

Mínima 32 (5) 8.92 (22) 

Número de días despejados, 11; nublados en parte, 16; nublados, 1. 

Dias en que ha habido niebla, 4; lluvia, 1. 

Altura en milímetros del agua caída, 11.0. 

Vientos.— &, 2; E., 3; O., 7; SE., 2; 80., 27; NE., 1; NO., 1; calma, 41. 



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COMSTITÜOIOSr uAdIOA BEINAirrE. 8d9 

Temblores. r~El día 25, a Iba O h.. 53 m., fuerte i prolongado temblor, preoedido 
de faexie raido subterráneo. Dirección: de K. a S. Movimiento: oscilatorio. 

Sebxna.— La pústula maü^na se ha presentado en dos o tres peones, trasmitida por 
animales muertos de ese mal. 

Tamata. — ^Al fin del mes han ocurrido cinco o seis casos de viruela. 

QüuxiOTA.— La membrcma hace muchas victimas, no solo en los niños, sino tam- 
bién en adultos i viejos. 

YaIíPAbaibo.— La viruáa continua en su estado estacionario: el mes terminó 
con 13 apestados en el lazareto. En cambio, los casos de farmjüia enqKÜes o d^téri" 
coa toman la frecuencia epidémica. 

Bbnoo. — La membroTia crece: en la subdelegacion del Olivar ha muerto, en el 
¿rea de seis cuadras i en menos de quince dias, a dieziseis niños. Un hombre adul- 
to también está atacado. En la hacienda de Fichiguao han ocurrido dos casos aisla- 
dos de vinida en dos niños hermanos. 

TaziCA. — Estado sanitario.— -Batsámexi de los dos últimos meses.— Nada de nuevo 
tendría que comunicar sobre el estado sanitario de esta ciudad, si no hubiera apa- 
recido la membrana en los primeros diás de enero bajo la forma, principalmente, 
de anjina, pues hw cosos de crup han sido menos frecuentes. Esta enfermedad no 
solo ha sentado sus reales en la población, sino que también ha invadido los cam- 
pos, haciendo no pocas victimas entre los niños. 

Ella no ha respetado del todo a los adultos, puesto que he observado mas de un 
caso en personas de 18 años de edad. 

Una particularidad que nos ha llamado la atención, es el volumen enorme de los 
ganglios vecinos i aun de la parótida, constituyendo todo una sola masa redondea- 
da, de cierta resistencia i dolorosa a la presión. 

El tratamiento jeneral que hemos seguido es el tónico reconstituyente, unido a 
soluciones de nitrato de plata, insuflaciones i gargarismos astrinjentes, etc., como 
medios locales. Entre estos últimos, no dejaré de señalar el buen resultado que ob- 
tuve en un caso, con la solución compuesta de partes iguales de percloruro de fie- 
rro (solnt ñor.) i glicerina, aplicada tres veces en el dia. 

Parece que este tiempo hubiera deseado ser implacable contra la garganta: las 
anjinas catarrales han sido frecuentísimas i no raras iBspareTtqiátnaiósas. 

Disenterias, hepatUis i enteritis catarral hai siempre en el hospital, i en la práctica 
civil se ven también algunos ejemplos. 

De la coqueluche no nos queda', afortunadamente, sino vestíjios. 

Baro es encontrar una neiimonia. Ya que hablo de esta enfermedad, será preciso 
les dé a conocer algo que quizás depende de condiciones climatéricas locales u otras 
causas desconocidas i que se ha observado repetidas veces en el hospital: me reñe- 
ro al número excesivo de enfermos que al mismo tiempo se han cuidado en una sa- 
la: llegó una vez en la de hombres a diezisiete.— Jenaro Contardo. 

Estado atmosférico. 

Temperatura centígrada media del mes 22°14 

Id. máxima absoluta el dia 7 29.00 

Id. mínima id. el dia 22 11.60 

Oscilación estrema ., 17.40 

Id. diaria mayor el 19 13.00 

Barómetro a O"* mm. 

Presión media del mes 752.05 

Id. mayor absoluta el 22 766.22 

Id. menor id. el 21 748.77 



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840 oGserrrücio'Bc késdioa vEsxjomL 

Osoilacion mensual 7.45 

Id. mayor diana el 22 8.67 

Días de Uom, 2, el 21 i el 22. 

Lluvia caida, 0.0015. 

Dia de Tiento faerte, 1, el 21. 

Vientos: 8., 82; 860., 3; SO., 8; OSO., 3; O., 6; ONO., 4; NO., 2; NNO., 1;»., 
4; NNE., 2; NE., 4; ENE., 1; E., 4; ESK, 2: SE., 3; SSK, 5. 

Bias despeados, 13; nublados en parte, 4; nublados, 11. 

Un temblor inerte el 24.— >Xaon Koch. 

San Cáblos.— Cumpliendo con la obligación de dar cuenta a la JUuit^ de todo 
lo ccmeerniente al ramo sanitario en el departamento de mi cargo, tengo el honor 
de adjuntar algunos datos climatéricos i nosográfícos en mi primera corresponden* 
cío. 

La situación escepcional de la provincia del Nuble, que no está bafSada por el 
mar, da también un clima característico i especial en los enfermedades reinantes. 
Sin embargo, San Carlos no tiene la misma salubridad que Chillan, apesar de co- 
rresponder n la misma zona: ChiUan, ciudad edificada sobre pantanos, ofrece tm 
tempercimento malsano i pernicioso a las afecciones pulmonares e intestinales; ro- 
deada aun de médanos húmedos i espuesta a cpntinuos cambios atmosféricos; mien- 
tras que San Carlos es una ciudad elevada i espaciosa, abundante de árboles i bien 
regada por acequias de agua corriente, sin que la población esté aglomerada, i, so- 
bre todo, la regularidad de la temperatura media, diurna i nocturna asegura la be- 
nignidad del clima. Aqtú las endemias no se desarrollan con violencia, ni las epi- 
demias toman cuerpo; los miasmas no se propagan casi, fuera de la clase proleta- 
ria. 

Por no haberse formado aun el hospital de caridad que he venido encargado de 
instalar, las observaciones de la Bispensaria no dejan la exactitud de estadisticas 
minuciosas, pues que ahi solo concurre el pueblo que puede moverse por sos pies, 
i que no pagan al médico el tributo de una observación continuado, el estudio pe- 
riódico de una enfermedad. 

Sin embargo, en mi práctica civil, he podido recojer datos mas dignos de obser- 
varse, por ser esta la primera estadística que ha salido de este departamento, rela- 
tiva a enfermedades reinantes. Debemos considerar también que mis observado&es 
solo datan desdo el trimestre de verano, asi es que mi estudio es especial a esta es- 
tación. Hé aquí el cuadro: 

DIAGNOSTICO I OBSERVACIONES. Altas. Fallecidos. Total. 

Anjina catarral (con frecuencia ulcerosa) 17 ... 19 

Bronquitis (las mas veces crónica) , 9 ... 19 

Tos convulsiva (hasta los 10 años de edad) 3 ... 10 

Enfisema pulmonar (ancianos) 2 

Hemorrajias bronquiales (los mas en mujeres) 11 21 

Pulmonías idiopáticas 4 ... 4 

Gangrena pulmonar (en una mujer de 60 años) 1 1 

Tuberculosis o tisis pulmonar 5 3 23 

Pleuresía purulenta 1 ... 2 

Epistaxis 3 ... 3 

Hipertrofia del corazón ^ 

Lesiones valvulares ctirdiacas 1 16 

Dilatación cardíaca simple 13 ... 3i 



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comsTnuoioir idbiOA KmrAims. MI 

DIAGNOSTICO I OBSERVACIONES. Altas. Fallecidos. Total. 

Aneurisma, de la aoita \ 

Afección escorbútica bacal ,,««........« 1 

Mngaet infantil 9 ... 15 

Anjina pectorís < , 1 1 

Glositis traumática .,.,....,..<... 1 ... 1 

Tialismo (dos casos, mercnrial) 5 ... £► 

AmigdaÜtís (nn caso crónico, dos casos snpnrada) 3 ... 4 

GastritÍB eatarral ! » 14 ... 15 

Ulcera redonda del estómago 1 1 

Gastraljia rdispepsias frecuentes) 7 ... 10 

Diarrea catarral (coman en los niños) 42 2 48 

Cólicos intestinales (en las mujeres) 8 ... 10 

Hemorroides. 1 ... 7 

FÍBtidfM rectales 1 ... 2 

Helmintiasis ^eomnn en la segandainfimeia) 12 ... 37 

Asoitis sintomática (de insuficiencias cardiacas) 1 ... 4 

Con jestíon hepática 4 ... 5 

Ictericia sintomática 3 

Id. hematójena (color amarillo mni subido) 1 

Albuminuria (comprobada por anáUaís) 2^ 

Cáncer del labio inferior (ÍUé estirpado) 1 ... 1 

Id. epitelial jeneralízado 1 

Cistitis catarral (etiolojia: la cerveza; 1 ... 3 

Blenorrajia 8 ... 15 

Metrorrajia 10 ... 10 

Flores blancas 8 ... 12 

Amenorrea 22 ... 31 

Meninjitis aguda (en los niños) 4 15 

Id. espinal crónica. 1 

Neura^ia facial 3 ... 3 

Id. frontal (sintomática) 25 ... 32 

Anestesia del lado derecho 1 ... l 

Parálisis fiícial 1 ... 1 

Epilepsia (mujeres de 14 a 20 años) 2 ... 10 

Histerismo (id. id. id.) 1 ... 2 

Hernia escrotal (reducida por vendajes) 2 

Id. umbilical conjénita (id.) 1 ... i 

Krisipela de la cara 1 ... l 

Flegmon erisipelatoso 1 ... 2 

Krnpcion herpética (en los niños) 3 ... 5 

Reumatismo articular. . . . ; 3 ... 10 

Raquitismo 2 ... 2 

Peste alfombrilla 3 ... 3 

Viruela discreta, \ f 8 ... 8 

« "'"^"!f.^ (. epidemia (1) 3 ^5 10 70 

Id. homorrájica, í i • • • ^ ^ 
Id. gangrenosa, ) (...44 

(1) Los variolosos de los campos son incalculables. No se ha podido inocular la 
vacuna en abundancia. 



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842 OOKBTZTÜCION MÍDXOA BBDffálTrB. 

DIAGNOSTICO I OBSERVACIONES. Altas. Fallecidos. Total. 

Varicela (peste de cristal) , 3 ... 3 

Fiebre tifoidea , 2 1 3 

Disenteria,. , * 20 1 33 

Sífilis oonsütnoional 1 ... 14 

Babón g^nglionar 6 ... 7 

Escrofulósis. 2 ... 13 

Total : 371 27 630 

Ernesto Turenne, 

OniiiLÁN.-^La Tímela declina» habiendo en el lazareto una existencia menor en 
dos tercios que la del mes pasado. 

Concepción.— Son numerosos los enfermos de calera noairas ocasionado por el 
oso de fratás verdes i de mala calidad. El día 19 falleció en el hospital nn carnice- 
ro qae contrajo la pústula maligna, por haber desollado on buei muerto del carbón. 

Tomé.— Un caso de tétanos traumáiioo produjo la muerte de un hombre adulto. 
£1 tétanos fué debido a una herida punzante de la planta del pié por un claTo» so- 
bre cuya punta pisó el individuo. Comenzó la neurosis por el trismo i solo cuando 
la cicatrización estaba terminada. £1 agrandamiento de la herida, el uso de los dia- 
foréticos i del doral fueron ineficaces, produjeron una remisión en el primer dia, 
pero fueron impotentes para evitar la terminación mortal. 

Por lo demás, i en todas las estaciones, este puerto goza de una salubridad eec^>- 
clonal: las enfermedades esporádicas son rarísimas, las epidémicas pasan sobre él 
sin hacer pié en su recinto, i como endémicas solo existe una, i ésta reducida a una 
de las clases sociales i en macha parte dependiente de la voluntad. Es el alcoholismo^ 
que reina en el numeroso gremio de jornaleros. Su oficio les hace necesario el uso 
del alcohol para facilitar las reacciones contra los frecuentes enfriamientos que es- 
tán obligados a sufrir i para aumentar la actividad muscular de que necesitan ha- 
cer tanto gasto, i ya se sabe que en esa jente i en esa materia, del uso al abuso no van 
mas que dos letras. £1 alcoholismo se manifiesta en ellos ya como enfermedad idio- 
pática, siendo entonces la espresiou directa de la intoxicación alcohólica, yñ como 
elemento morbífico, imprimiendo un carácter de gravedad especial a los síntomas- 
de todas las enfermedades que ocurren en los bebedores. 

LoTA.— La viruela va estinguiéndose: ya no hai enfermos en el lazareto i quedan 
muí pocos en el resto de la población. 

VajjDIVu.— La viruela se Ua desarrollado en el centro de la ciudad de una mane- 
ra alarmante. 

F. Fuga Bobke. 



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r 



boletín. 



miSrmJRO ¿DB3 1878. 



Tbibunaii biel Pbotoidbdigato.— Han obtenido titulo de médico los señores don 
Hermójenes Ilabaca i don David Tagle. 

—La Junta de revisión de la Fbrmacopea de Estadas Unidos, nombrada por la 
Asociaron farmacéutica americana, se ha diríjido a naes^o Protomedicato pidiendo 
informes oficiales sobre lo que toca a Chile en los puntos siguientes: **TítQlo i fe- 
cha de la última edición de las Farmacopeas oficiales qne se usan i de sus suple- 
mentos; titulo i fecha de la última edición i de los suplementos de la Farmacopea 
militar (si la hai); título de los comentarios adoptados de alguna de las obras ante- 
dichas; ¿hai en espectativa o en ejecución alguna nueva revisión i cuándo será pu- 
blicada?; si no existe una Farmacopea nacional, ¿cuáles se usan?" 

Gomo adición a lo anterior» la Junta desea obtener copi% de las leyes en actual 
vijencia respecto al ejercicio de la profesión de farmacia, al comercio de medica- 
mentos i al sistema de pesos i medidas usado en las botic&s. 

£1 objeto de esta averiguación es poner a la Asodacion en aptitud de estüblecer 
la mayor armonía posible entre la Nueva revisión de la lihrmacapea de Estados Uni- 
dos i las Farmacopeas de los otros Estados, i ademas colectar materiales para la 
preparación de la Farmacopea Universal, emprendida por el Congreso Médico In- 
temacionaL 

Sociedad Msdica.-— Sesión del Directorio en enero 5 de 1878.— Presidencia del 
doctor MuriUo.— Asistieron los directores señores Echegóyen, Grez, Carvallo, Agui- 
rre, Pnga i Olivares. 

Se dio cuenta de haber pagado al doctor Philippi el valor de los esqueletos encar- 
gados a Europa para la Sociedad i de haber recibido la Gaceta MééUoa de Palerma 
Se acordó también hacer canjes con los siguientes diarios i periódicos: Los Tten^ 
pos. Las Novedades, The Sanüairían de Estados Unidos, La Verdad i La Bevista dd 
Sur, 

£1 señor Puga pidió que quincenalmente se citase al Directorio para que celebre 
sesión, cumpliendo asi con las disposiciones del reglamento. 

También se acordó mandar a los miembros corresponsales la Revista Médica,-^ 
3L Muñoz IL, secretario. 

F. PCQA BOBKS. 



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344 boletín. 



yB3BI^B2IlO 3DB2 1878. 



El doctos Emilio Silvano Puqin, médico francés qne dorante una corta per- 
manencia en Santiago se ganó el respeto i cariño de nuestros médicos, dejó de exis- 
tir el G de febrero. 

Habia nacido en Martean (departamento del Donbs) el 16 de abril de 184C; esi^i- 
dió la medicina en París, Estinsbnrgo i Jleidelberg, obteniendo en esta nltima el 
título de doctor. Llegó a Valdivia en 1S13 i pocos meses despnes rindió en nuestra 
Universidad, para graduarse de médico-cirujano, un examen notabilisimo; volvió a 
Valdivia; mas bu salud lo obligó a venirse a Santiago en 1875. Aquí ejerció la pro- 
fesión con jeneral éxito; aquí comenzó a estrechar con nuestros médicos los lazos 
áe amistad, que cortados tan prematuramente todos lamentan hbi, pues saben que 
«e ha pordido oon Pugin una inte] Reacia poderosa, una instrucción vasta i sobre- 
todo ua coraeon jeneroso i honrado. 

lái afección valvular del corazón izquierdo que debía entregarlo a la muerte, iba 
minando imperturbablemente su juventud; pero la certidumbre de su próximo fin 
no le doblegó jamas: murió trabigando. 

Existencias como la del doctor Pugia son ejemplares. 

Tbibunal del Pbotoiobdioíto.— 'Santiago, febrero 9 de 1878.— >£1 Protomedioa- 
lo, tomando en cuenta el mal estado de las boticas de Santiago, principalmente por 
la incompetencia i falta de titulo de los que las tienen, nmnbra una comisión com- 
puesta de don Damián Miquel i don José Vioente Gutiérrez para que, con arreglo a 
lasle^^d.' ilO.«s del tit 13, lib. 8. <=> de la N. B., i el decreto supremo de 12 de 
abril de 1877, pasen una visita a las boticas, limitándose por ohoxa a averiguar los 
titules i permisos de los boticarios, haciendo clausurar las boticas de los que no las 
tuvieren en forma i dando parte a este Protomedioato de lo hecho. 

Se advierte a la comisión que los señores Barrios, Olivares, Palma i Gerhard ti^ 
b«:i permiso supremo. 

Lo trascribo a Udes. para los fines oonaiguteates.— Dios guarde a Udea.— ¥r. 
Díaz.— A los señores Miquel i Gutiérrez. 

Santiago, febrero 9 de 1878.— Señor intendente: El Protomedicato pone en co- 
aocimiento de V. S. que ha nombrado una oomisÍGai compuesta de don Damián Hi- 
-qnél i dan José Vicente Gutiérrez para que visite las boticas de esta capital. 

Hace tiempo que e^ ramo del servicio público se encuentra en mui mal estado^ 
debido principalmente a la multitud de boticas establecidas i servidas por personas 
incompetentes, bajo el amparo de una reglomantaeioa irregular i que no estatnia 
responsabilidad alguna. Ahora que han cesado en parte estos iaocmvenientes i mien- 
tras se flOncioKia la lei de instrucción, conviene remediar los males existentes, pro- 
curando que los dueños de' botica i farmacéuticos se conformen a las leyes i deoxa- 
tos vijentes. 

Ck>n esto ol^to el PrOtomedicato ruega a V. S. se sirva ordenar que un oficial de 
poUcSa acompañe a la comisión a fin de que pueda poner en práctica sus determi- 
naciones.— Dios guarde a V. S. — W, Diaz, 

Santiago, febrero 19 de 1878. — Señor intendente: Cumpliendo con el art 10 del 
decreto supremo de 12 de abril del año 1877 i con la nota del protomédico, del 9 
del presente, la comisión que suscribe ha visitado todas las boticas de la capital, i 
existen sin farmacéuticos ni autorización de ninguna clase las boticas siguientes: 



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boletín. 345 

Pedro Lafaente, Ahumada, núm. 69. 
Id. id. id. id. 272 A. 

David Zamora, Ahumada, núm. 179. 
Dionisio Yalera, Alameda, esquina de Gienfuegos. 
Domingo Gormaz, Vieja de San Diego, núm. 10o. 

Id. id. id. id. al frente. 

Lorenzo Gormaz, Santa Ana, núm. 188. 
Jonqnin Lnco, Galvez, núm. 95. 
Francisco Copia, Dnarte, núm. 52 A. 
Joflé María Miqíiel, San Pablo, núm. 120. 
Carlos Imx)eriali, snbida del puente de Calicanto. 
Guillermo Devia, Cafiadilla, núm. 92 A. 
Mourgnes i Ca. , Plazuela de la Merced. 
José Luis Muñoz Font, Huérfanos, núm. 138. 
Pedro Pablo Claris, plazuela de San Isidra 

Al rerisar todas estas boticas, acompañados del oficial de policía que V. 8. puso a 
nuestras órdene.^3, hemos notificado a los señores arriba espresados que debían ce- 
rrar inmediatamente sus boticas. 

No habiéndolo hecho hasta la fecha la mayor parte de ellos, suplicamos a V. 8. 
que, en cumplimiento de las disposiciones vijentes, se sirva ordenar la clausura in- 
mediata de esas boticas hasta que cumplan con lo ordenado en el supremo decreto 
de 12 de abril de 1877.— Dios guarde a V. S.— Damián Miqud,—José Vicente Gutié- 
rrez. 

Santiago, febrero 22 de 1878.— Con el mérito de lo .espuesto en la nota preceden- 
te, el comandante de la Guardia Municipal procederá a hacer clausurar dentro del 
término de 15 día.s, contados desde que se les haga saber esta providencia, las bo- 
ticas que en ella se designan, i en caso que se volviesen a abrir sin tener un certifi- 
cado del Protomedicato de haberse cumplido con la formalidad que previene el 
decreto snpremo de 12 de abril del afio último, incurrirá el infractor en una mult» 
de 50 pesos. 

Kotifíquese este decreto a cada uno de los dueños de los referidos establecimieu- 

t08. 

Anótese, pase al comandante de la Guardia Municipal para los fines indicados i 
cumplido devuélvase, dejándose razón en el cuartel de policía desde el día en que 
se haga saber esta providencia. — Ai.bjandbo Fiebeo. — O. Hoáriguez, 

Los dueños de las boticas especificadas en el informe de los comisionados eleva- 
ron a la Intendencia una solicitud pidiendo no se haga ninguna innovación basta 
que no se apruebe el proyecto de lei de inslmocion que pende ante el Congreso. 

La Intendencia decretó: *'No ha lugar." 

Valparaíso, febrero 28 de 1878.— Vistas las reclamaciones hechas al Gobierno por 
algunos dueñuB de boticas, i teniendo presente: 

1. ^ Que la carencia en muchas localidades de establecimientos de farmacia re- 
jidos por profesores titulados, i aun la insufioiencia de establecimientos de la mia- 
ma naturaleza en grandes centros de población, han motivado en diversas épocas 
disposiciones gubernativas tendentes a remediar ese mal mediante el otorgamiento 
de licencias para el ejercicio de la fiírmacia a individuos no titulados o el estableci- 
miento de reglas de caníct^r mas jeneral en el mismo sentido; 

2. o Que bajo la influencia de las mismas causas, la conveniencia recíproca del 
público i de los industriales, ha dado oríjen también a que, en localidades que ca- 



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846 boletín. 

recen de servicia £&rmacéntico, se hayan establecido sin licencia previa boticas cu- 
ya apertura i ejercicio han sido de hecho tolerados; 

3. ^ Que en ol articnlo 50 i 3. ^ transitorio del proyecto de lei sobre instraccion 
pública, qne han sido aprobados por el Congreso, se establece que i)ani ser fSEuma- 
céutico no se requerirá grado universitario; qne se dará titulo a los que cumplan 
con ios reglamentos especiales, i que podrán continuar en el ejercicio de la fitmoa- 
cia las personas que hubiesen sido autorizados para ello por permiso gubenmtiTo; 

4. o Qne a mayor abundamiento, al discutirse la expresada lei, mediaron en el 
seno del Congreso declaraciones relativas a su sentido, segnn los cuales no se haría 
innovación respecto de los que ejercieran la farmacia sin titulo o sin licencia mien- 
tras no se declarara el reglamento que hubiere de rejir en la materia en conformi- 
dad a lo preceptuado en el articulo 50; 

5. o Que aunque el proyecto aludido no sea todavía lei de la República, los pre- 
cedentes que quedan mencionados son dignos de ser atendidos para dictar resolu- 
ción en las reclamaciones de que se ha hecho mérito, he acordado i decreto. 

1. o Las personas que tienen actualmente abiertos establecimientos de farmacia 
sin haber obtenido licencia gubernativa, podrán contínoar ejerciendo esta industria 
sin perjuicio de quedar sujetos a los reglamentos que mas tarde se dioten. 

2. ^ De la misma manera si el Protomedicato o sus delegados notaren en alguno 
de dichos establecimientos procedimientos o defectos que aconsejen su daumra en 
obsequio de la salubridad pública, se dictarán las medidas que corresponde en viti- 
ta de los observaciones que se hagan. 

3. o Queda sin efecto lo dispuesto en decretos anteriores que sea contrario al 
presente. 

Anótese, comuniqúese i publiquese.— Pinto. — Vicente Reyes. 

Se desea con Ínteres conooer la conducta que seguirá el Protomedicato envista 
de este no provisto decreto. Conformarse con sus dispodciones seria reconocer 
arrebatados de derecho al Tribunal sus principales atribuciones, lo que equivaldría 
a dar por suprimida esa institución. Debe suponerse que el Protomedicato no to- 
mará este camino. 

Discutir la conveniencia de sus disposiciones, demostrar sa poca conformidad 
con el derecho, i hacer ver en las contradicciones de sus varios artículos la poca 
solidez de su espíritu, es la obra que se espera de los miembros del Protomedicato. 

Por nuestra parte, queremos suscitar algunas dudas, que por referine a las con- 
secuencias mas inmediatas del decreto, deberán ser resueltas antes de mucho. ¿Qué su- 
cederá si el Protomedicato o algim interesado en^ la corrección del réjimen de nues- 
tras boticas exije de la justicia ordinaria la aplicación del Código Penal a los indi- 
viduos designados en el informe de los sefiores Miquel i Gutiérrez? ¿Prevalecerá el 
decreto de 28 de febrero, por supremo que sea su orí jen, contra la lei da la Bepá- 
blica que se llama Código Penal? ¿O será obedecido el Código Penal mal que lea 
pese a todos los decretos que se le opongan? 

Es factible que los boticarios a quienes pretende amparar el nuevo decreto no ha- 
llen en él nada que les escude contra el ail 494, núm. 8. ^ del dicho Código, que 
establece pena de prisión o multa contra el que habitualmente i sin titulo legal ni 
permiso de autoridad competente ejerciere la profesión de farmacéutico. Que 
no tienen titulo legal está bien averiguado; que no tienen permiso de autori- 
dad competente da márjen a creerlo el decreto mismo, pues sas considerandos re- 
velan claramente que no es un permiso lo que se concede, sino una declaración la 
qne se hace de inutilidad de los permisos. Asi va el decreto a embotarse en la lei, i 
por mas que su último articulo ordene la derogación de decret<N9 anteriores, el día 



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boletín. 347 

que se ponga en práctica serán leyes i no decretos lo que vendrá a derogar, i esto 
no intentará por cierto hacerlo nn decreto supremo, ni nn proyecto de lei aprobado 
en el Congreso, ni las declaraciones qne tercien en las Cámaras. 

A ser esto asi, como razonablemente lo parece, ¿tendremos derecho para creer 
qne el decreto sobre farmacéuticos quedará sin fuerza, que el Protomedicato puede 
persistir en su empresa i qne los boticarios que no tienen título ni permiso habrán 
de cerrar sus boticas? 

AaoczACioN CLÍNICA DE Talca.>-Los médícos de Talca, sefiores Contardo, Dono- 
so, Lietelier, Carrasco, Díaz i Barros, han organizado iina asociación destinada al 
estudio i discusión de cuanto se refiera a la clínica de esa localidad. En reuniones 
qne celebrará cada quince dias, se propone examinar todos los casos de particular 
interés que se hayan presentado a sus miembros, tomando nota de los tratamientos 
planteados i del éxito con ellos obtenido. 

£1 señor Contardo, que nos comunica esta noticia, nos ofrece tomar en cuenta 
los trabajos de la Asociación para redactar por «líos los boletines sanitarios que re- 
mite niensnalmente a la Revista Médica. De suerte que los datos que recibiremos 
de Talca, aunque carezcan de la precisión numérica de la estadística {y& se sabe el 
poco crédito que puede darse a la que se hace en nuestros hospitales), tendrán un 
Talor mui real siendo, como van a ser, formados con el concurso de un buen núme- 
ro de médicos. 

Por esto, al felicitar a los médicos de Talca por su obra, les manifestamos desde 
luego nuestro agradecimiento por su oferta i nuestro vivo deseo de recibir todas 
las observaciones clínicas cuya publicación sea, ajuicio de la Asociación, de alguna 
nulidad. 

£xÁMENBB DE MEDICINA. — El artículo cou que en el último número de la Revista 
Médica divulgamos los defectos advertidos en el mecanismo de los e:cámenes, pro- 
Tocó nna refutación anónima (2>.ts Novedades del 23 de enero), refutación que in- 
tentó desvanecer, sin g^rdar a la lójica i a la verdad todo el respeto deseable, la 
fuerza de nuestro articulo, negando los hechos referidos por nosotros i apocando la 
autoridad de la Sociedad Médica i de su Revista. Esto nos forzó a replicar {Las No- 
vedades del 18 de febrero) , i tratando al refutador anónimo como lo merecían su 
descaro i mala fé, reiteramos nuestras aseveraciones i pnsimos de nuevo los hechos 
a la luz de la verdad. (1 ; Esta réplica no ha sido contestada, i por tanto subsiste hoi 
integra la primitiva fuerza de nuestros denuncios. 

£1 resultado de esta cuestión acaba de confirmarnos en la certidumbre que te- 
niomos de la conveniencia, justicia i aun necesidad de hacer los reclamos que hici- 
mos. Por esto, i por estar ciertos de no haber trabajado en balde, quedamos satisfe- 
chos: en efecto, nuestros reclamos se referían a defectos de la clase de aquellos Quya 
ooxrecciou está asegurada con su sola publicación. 

F. PüGA BOBNE. 



(1) Casi el mismo dia, por una fortuita coincidencia, publicó La República (19 de 
febrero), un editorial destinado a dar a conocer la Revista MédUxt de Chile, editorial 
que, como inspirado por la verdad, contribuía, sin saberlo, a desvanecer los errados 
juicios que de la Revista el anónimo pudiera haber levantado. 



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Año VL ' Mayo 15 de 1878. N/ 10 i 11. 



MEMORIAS. 



Estudio solsre las aguas termales denominadas 
Baños del Inca. 



MBMOBU DS PBÜIEBA J!ABA OPTAR AL 0BADO DE UCENOIADO EN LA FACULTAD 

DE MEDICINA. 



Desde hace aJgtm tiempo, el renombre que han ido adquiriendo 
estos baños i las magniñcas curaciones que se atribuyen a sus aguas, 
han despertado la curiosidad, i con ella el deseo de investigación, no 
solo en mí, sino también en muchos médicos, tanto de ésta como de 
la vecina República. 

Las muchas dificultades que presenta el viaje a estos baños i el 
gran número de personas que, apesar de esto, acude a ellos durante 
la estación de verano, no solo de Aconcagua i de Mendoza sino tam- 
bién del Rosario i Buenos Aires, me impulsaron a mi vez a hacer de 
ellos un reconocimiento para examinar sus aguas i estudiar sus pro- 
piedades terapéuticas i sus aplicaciones patoiójicas. 

Dicho trabajo, pesado bajo todos aspectos, ya por las dificultades 
del viaje como por las que presenta en esos lugares el estudio de sus 
aguas i tierras, de su situación topográfica i de sus variaciones clima- 
téricas, tan indispensable para el conocimiento de una localidad, me 
acobardaron algún tiempo; pero ahora no hfi trepidado en hacerlo, 
auxiliado por los análisis que el señor Domeyko ha tenido a bien su- 
ministrarme i los no menos interesantes datos que he obtenido del 
doctor don Wenceslao Diaz, que visitó esos baños en 1861. 

En la descripción jeolójica de ellos me he ayudado con las que ha- 
cen Darwin i Gilliss en sus viajes a la República Aijentina, el prime- 
ro en 1835 i el segundo en 1852. 

B. IL 45 



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850 



MSUOEUB. 



n. 



OBSEBYACIONES BOBBE JSL OAMINa — DUTANOZAS I ALTUBiLS PBINCIFALSS.— . 

PüirrOS MAS IMPOBfl[?Airr£S. paso DB la OOBDILCBRA. — ^viento. — ^PABAMI- 

LLO DE LAS CUEVAS. 

El camino que conduce a los baños es la vía de üspallata. Doble 
en su oríjen, costea ambas orillas del rio Aconcagua hasta el punto 
denominado Fuente de loa Vizeachas, El de la derecha, que conduce a 
San Felipe, es ma& largo i menos cómodo; el de la izquierda, que nos 
lleva a los Andes, (1 ) es mas corto, i puede aun recorrerse en coche has- 
ta el Eesguardo. Las Vizcachas es un puente de madera, antiguo i de- 
teriorado, que conduce a los Andes. Desde este punto hasta el Juncd 
el camino va constantemente situado a la derecha del rio, del cual no 
se separa sino a corto trecho. — Este viaje se hace regularmente en 
muía, tanto por su cómoda marcha cuanto por su sagacidad para 
evitar el peligro. Tómanse jeneralmente como jomadas de término, 
primero el Juncal i el segundo el puente del Inca. 

Yoi a colocar aquí un pequeño cuadro de las distancias i alturas de 
los principales puntos del camino para que sirva de itinerario a los 
viajeros que deseen visitar estos baños. 



DENOMINACIÓN 

DE LOS PUNTOS PRINCIPALES. 



Andes 

Puente de las Vizcachas . 

Resguardo 

Salto del Soldado 

Guardia Vieja 

. Ojos de Agua 

Juncal 

Cumbre de los Caracoles. 

Id. de la Cordillera. 

Paramillo de las Cuevas . 

Fuente dd Inca i . 



DisbuM/ia desde 
SaDta Rosa de 
los Andes. 



10 
18 
28 
37 
47 
50 

¿i" 

'73' 



Albirá sobre 

Santa Rosa de 

los Andes. 



62 

94 

435,70 

640 
1,106 
1,340 
1,888 
8,110 



2,208 



Altora sobre d 
ñire! del mar. 



818 

880 

912 
l,25a70 
1,458 
1,924 
2,158 
2,706 
3,928 



3,026 



El Besguardo, punto de vijilancia para impedir los contrabandos i 
para cobrar los derechos de peq^'e i de pontazgo, es un lugar que, tanto 
por su altura como por la suave, benigna e invariable temperatura en 

(1) FrefveBixnoB a los lectores del eetranjero qne Sfinta Rosa de los Andes se lla- 
ma también simplemente Los Andes. 



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1 



ESTUDIO 80BBE LMB AOmUÍ TSBMALBtf, BTO* 851 

la épooa del yerano, ofrece Tentajos importantes a loe énlermoe del 
pulmón, yeniajae que he tenido ocaeion de observar en varios easos 
graves i qne me han hecho formar una idea de este logar mni sope* 
rior a San José de Maipo i Limache. La vejetacáon es abundante con 
relación al terreno qae oeapa, que son colinas o faldas de cerros» cos- 
tosas» por lo jeneral, para el regadío. Él rio. Blanco i el CóUyrado con* 
ítnyen en este ponto para formar el Aconcagua. 

El Salió del Soldado^ curioso tajo que las aguas del Colorado han 
hecho, dividiendo un elevado cerro en su mitad mas alta, nos ofrece 
nna perspectiva sorprendente. De 60 a 60 metros de elevación por 6 
a 8 de ancho, tal es el paso o canal qoe las aguas han forjado en la 
roca viva a través de los siglos quizás. Dos caminos conducen al men- 
cionado Sáilo: uno del bajo, llamado de los Azulea^ impracticable i te- 
merario, solo es traficado de tarde en tarde por algunos curiosos o 
por jente mui acostumbrada a estos peligros. M otro del alto, llama- 
do AUo de la Puente^ no ofrece ni peligro ni dificultad. Desde este 
ptmto hasta el Juncal^ el camino está colocado en una larga cañada o 
cajón, al fondo del cual se desliza el Cdorado^ aumentado en sus aguas 
con mil espumosas cascadas, que, formando caprichosas líneas, se 
desprenden de lo alto de las montafias, semejantes a madejas de bri- 
Haate seda. 

La Guardia Vieja, casucho deshabitado hoi dia, fué en otro tiempa 
el lugar ocupado por el resguardo, i es mejor que el actual por so 
elevación i ostensión. El punto denominado Ojos de Agua toma so 
nombre de dos esteros o riachuelos que brotan al pié de im cerro que 
tiene en su cima una hermo^a laguna, colocada en una altura consi- 
derable sobre la cordillera i que mas adelante se puede ver en parte 
desde la planicie denominada el Portíüo. 

El Juncal^ término de la primera jornada, es una posada vieja e in- . 
cómoda, compuesta de dos o tres piezas i donde los viajeros pasan 
por lo regular la noche. La alimentación es escasa, por lo cual con- 
viene a los viajeros ir bien provistos. Pasto para los animales no fal- 
ta. Desde este punto hasta la cumbre de la cordillera, hai euatro as^ 
censiones, separadas por tres planicies. Dichas ascensiones son rápi^ 
das e imponentes para los que hacen el viaje por primera vez, i son: 

El Juncal, el JuncalülOf los Caracoles i la cumbre de la-cordillerar 
La segunda i tercera necesitan casi indispensablemente de molas para 
subirlas por lo angostas i empinadísimas que son. 

Las planicies, pequeños valles que forman escalan a estas monta<^ 
fias, son áridas i desigualen Vertientes de cristalinas aguas recorren 
siempre en sus planes. Sus nombres, en orden de ascensión, son h» 
siguientes: el JuncaliUo, el Portülo i las Calaveras^ 



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862 

La ascensión de la cumbre de la cordillera debe hacerse en las pri- 
meras horas de la mañana; pues desde las 10 A. M. hasta las 4 P. M. 
reina un viento constante del poniente, que en ocasiones toma tal 
eoerjía, que ha solido derribar i hacer rodar l$is muías cargadas, se- 
gún me refieren personas mui acostumbradas a pasarla. Este hecho 
no lo he puesto en duda .en presencia de las ruinas de gruesas casa- 
chas de cal i ladrillo, completamente destruidas por el viento en el 
llano de la Calavera. 

La primera impresión del flanco arjentino de la cordillera es mag- 
nífica e imponente. Una faja de cerros, rica en colorido, forma hori- 
zonte a nuestra vista. El rio Bettaejo, mas adelante llamado de los 
Morcones, limita la falda de estos cerros con la línea roja de sus aguas. 

La naturaleza agreste de estos cerros, completamente desprovista 
de vejetadon, manifiesta a primera ojeada su formación; areniscas 
rojas i amarillas, rocas calizas i estensos mantos de yeso: hé ahí sos 
principales elementos. 

El Paramülo cíe las Citevas, ceiro árido i empinado, ha tomado su 
nombre de algunas cuevas abiertas en su cima, por la naturaleza se- 
gún unos, por corrientes de aguas según otros. En este punto son 
mui frecuentes los temporales de agua i viento. 

Lo restante del camino son quebradas i mesetas salitrosas, ence- 
rradas entre dos cordones de montañas, limitadas a la derecha por el 
rio Mendoza, el cual se atraviesa a la llegada al Inca por un estrecho 
i mal puente. 

IIL 

DESCRIPOIOW TOPOGBÁFICA DEL LüGAB. — TEMFEBATÜBA I OLIKA. — DABWIM. — 
GILUSS. — ^DB. DÍAZ. — POSADA. — PUENTE DEL INGA. 

El lugar denominado el Inca se halla situado en la provincia de 
Mendoza, a 6 u 8 leguas del cordón principal de la cordillera^ sobre 
una pequeña planicie de oríjen sedimentario. Dicha planicie, circuns- 
crita en su mayor parte al E. por el rio de Mendoza i cortada hacia 
el S. por el mismo rio, une sus dos porciones por el nombrado paen* 
te del Inca: 

Este hermoso puente, formado en su totalidad por una inmensa 
roca caliza-ferrujinosa, tiene 40 metros de largo por 25 a 30 de an- 
cho: su altura, próximamente, es de 40 metros. 

Mirado desde abajo presenta un aspecto encantador. Su hermoso 
arco, hecho de caprichosas estalactitas de carbonato de cal, de lascna- 
les caen de tiempo en tiempo gotas de cristalinas aguas, es una ma* 



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ESTUDIO SOBB& LAS AGUAS TEBHALES, ETC. 858 

rayillosa obra de la natnríBleza, digna de ser estadiada. Sobre la for- 
mación de este puente no puedo menos que citar a Mr. Darwin, que 
tan célebre se ha hecho después en el mundo científico i hasta en el 
mundo vulgar por su teoría del Oríjen de las especies. Cuando este 
distinguido naturalista nos irisitó en 1835, haciendo parte de la espe- 
dicion de la Beagle, mandada por el conocido capitán Fitz Boy, hizo 
un Tiaje a Mendoza pasando por el ForHllo i volviendo por üapaUaía. 
De paso echó una ojeada al puente del Inca, i hé aqui las palabras 
que le dedica en el diario de sus viajes. 

'1>el rio de las Vacas al puente del Inca, dice, hai una jomada de 
medio dia. Gomo en este punto habia pasto para las muías i jeolojia 
para mi, resolví pasar aquí la noche. Cuando uno oye hablar de uc^ 
puente natural, se imajina una profunda i estrecha quebrada al tra- 
vés de la cual ha caído una enorme masa de rocas, o un gran arco es- 
cavado como la bóveda de una caverna. 

''En lugar de esto, el puente del Inca consiste en una costra com- 
puesta de otras mas delgadas, estratificadas i unidas por los depósi- 
tos de unos manantiales calientes que hai inmediatos. 

"Parece que el rio ha socavado un canal por un lado, dejando una 
elevada capa de rocas que se juntó con la tierra i las piedras caídas 
de la pendiente opuesta. 

"Ciertamente que una junción o reunión oblicua se notaria mui 
bien por el costado. 

"El puente del Inca no es, pues, de ninguna manera digno de los 
grandes monarcas cuyo nombre lleva." {Charlea Darvoin, — Journal of 
researchea inlo the natural history and geohgy, — London, 1860; páj. 
334.) 

Sin discutir esta opinión de un tan eminente naturalista, dejo a 
Mr. M. Gilliss, que también visitó estos lugares, en 1852, el derecho 
de comentarlo. Hé aquí sus palabras: 

"El 24, después de terminar el trabajo, volví a caballo al puente 
del Inca para examinarlo mas detenidamente i para bañarme, siendo 
lo último mui necesario, porque, según consejos, habia dejado que se 
juntase el polvo i el sudor en la cara i manos para evitar que se me 
rasgasen. 

''Mr. Darwin dice que el puente se ha formado a espensas de depó- 
sitos de la corriente que lo atraviesa por debajo; pero sin pretender 
controvertir su opinión, aparece mas justificada la creencia de que 
el puente se ha formado x>or las concreciones que deja el agua de va- 
rias fuentes cetlcáreas de la falda del cerro, las cuales, según mi pare- 
cer, han ido formándose capa por capa hasta atravesar el rio; este 
mismo fenómeno ha continuado verificándose hasta hoi. 



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SS4 

*^ largo del pneate es de cerca de 60 piéa. Sm anoho en eteelí*- 
ixH> N. E. 50 pies i 70 en el S. O. Sn alto sobre el rio e& eerea de 4# 
píes. Sobre una roca caliza qne está debajo de él hai dos fuentes hir- 
visites. La roca ha sido escavada para formar bañoa El agua de és^ 
toa tiene una temperatura de 97^ Farenheit i un gusto mui semejan* 
te al dB la soda-water. El arriero dice que son purgantes. Yo tomé 
una corta cantidad, pero no esperim'enté otro efecto que un aumento 
del apetito. Mientras me bañaba en una de estas pozas, bajé ooasio^ 
nalmente la cara hasta el vapor que salia del agua i esperimenté gran 
dificultad para respirar; pero solo fué un corto instante i no noté 
ningún olor a aznifre." (M. Oiüisa. — The U, S. naval asironomical ex- 
pedüion to the Southern Hemispkere^ paja 8 i 9, ycA, EL) 

Los datos qne nos suministra Mr. Oilliss, en lo que hace a la me* 
dida del puente, son en jeneral erróneos. 

De los cuadernos de apuntes de yiaje del doctor W. Diaz, he saca- 
do los siguientes interesantes datos, tanto jeolójicos como deseripti- 
Yos, i que nos dan una idea clara i cierta de esta localidad r 

''Descendiendo por el camino de TJspaUata de la cumbre o rama 
eentral de las cordilleras que está formada por las brechas abirraga- 
das, tan comunes en Chile, se continúa por mucho tiempo por un 
suelo de esta formación, que M. Pissis ha colocado en la arenisca 
roja. Se pasan después el FarcmiUo de las Cuevas, Las Cuevas i el Ca- 
jón de este nombre, que desemboca del norte en el valle principal, 
pordonde corre el rio Mendoza i va el csunino que conduce a aque- 
lla ciudad. 

^Después se entra en las Yeseras, trecho del camino denominado 
así por los estratos de la formación triásica que se ven en las monta* 
fias* que forman los flancos i que contienen capas de yeso, cuyos frag- 
mentos, arrastrados por las aguas, se ven blanquear en las huellas 
del camino, acompañados de otros de caliza fosilifera ocreosa que 
caracteriza la formación jeolójica del lugar. 

"En este punto se encuentran los conocidbs baños llamados del 
Fuente del Inca. 

^Se pasa el río do los Horcones, que del norte desagua en el Mendoza; 
después se cruza éste por un puente de un trozo de brecha i de liijas 
calizas i se llega a las casas donde se alojan los bañistas i los viajeros. 

"El 3 de abrU de 1861, a las siete de la mañana, el termómatra 
centígrado marcaba 2^ sobre cero; había helado en la noche, el aira 
era mui frió i seco, i hasta el agua de los manantiales calientes se 
habia escarchado a poca distancia de su sahda. 

^Siguiendo la costumbre de los que frecuentan estos parajes pa» 
guarecerse del frío, nos bañamos a aquella hoia. 



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ESTUDIO BOBSE liiS iL<HJA8 TERMALES, ETC. 8S5 

''Así pudimos apreciar en algo la primera impresión de tilK>s ba- 
ños de qoe habíamos oido hacer muchos bojíos en la .eurackMi de va- 
lias eaalexiaedades. 

''Snijen estas fuentes termales de la ribera derecha o sor^oeste del 
rio Mendoza de entre estratos calizos de la formadcm indicada; i <x)n 
sos eoncreoiones o depósitos, en forma de hojas delgadas i saperpues- 
tas, han dado lagar a la formación del Fuente del Inoa^ qne ahora es 
capous de soportar pesos enormes a juzgar por él de las recuas que la 
pasan en tropel. 

"Estas lajas están formadas por una caliza amarillenta i ferrujinO'^ 
sa, como el lecho por donde corren actualmente las aguas: están tin 
poco in<diuadas hacia el rio i en el mismo areo del puente casi horizon- 
tale& Parece que se fueron formando poco a poco, unas sobre otras, 
i aunque desmoronadas constantemente en la estremidad que tocaba 
al rio por la acción de su corriente, al fín se elevaa^on hasta alcanzar 
a la orilla opuesta. 

'Tor entre ellas, i bajo del puente, filtra todavía el agua, forman- 
do ooncreciones estalactiformes; también las dos yertientes principa- 
les se encuentran debajo del puente. De aquí también que la parte 
mas ancha del puente corresponda al lado de las vertientes. 

"liargo del puente, 50 pasos; ancho en su parte mas estrecha, 35 
pasos, i en su parte mas amplia, 60 pasos. Su altura puede calcularse 
en 40 metros, próximamente. 

La temperatura de las vertientes, tomada a las siete i media de la 
mañana, era: 

£1 baño grande, arriba. 32^ centígrados. 

Una vertiente, la orilla de arriba 32^ id. 

Otradeid 28^ id 

Ijbs dos vertientes de debajo del puente 33^ id. 

"Las aguas son mas abundantes que las de Cauquenes i tanto co- 
mo las de Colina. Salen espumosas i bullentes por la gran cantidad 
de ácido carbónico que contienen, que apaga una pajuela cuando no 
corre viento que lo arrastre i produce en las fauces la misma sensa- 
ción del vapor de champaña i de cerveza. Esto esplica la diímea que 
se esperimenta cuando se baña en las fuentes de abajo teniendo la 
boca cerca de la superficie del agua. 

'^enen un sabor salado i lijeramente acídulo, por lo que a mas de 
ácido carbónico deben contener mucho clormro de sodio i de calcio. 
Por las concreciones revelan que tienen gran cantidad de carbonato 
de cal disuelto a espensas del ácido carbónico^ que cuando se esparce 
en el aire, deja precipitar o concrecionar a aquél. 

"El sedimento ferrujinoso de hidrato de peróxido de hienro que se 



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366 MEMORIAS. / 

ve en el fondo de las f nenies i por donde corren las aguas, indica qae 
este metal debe encontrarse abundantemente en ellas, lo que las hih 
ria mui estimables en la terapéutica de las enfermedades discráácas 
de la sangre. 

"Estas aguas pueden ser colocadas entre las carbonatadas caldcas 
i su aplicación sería mui valiosa, sobre todo si el análisis revelara en 
ellas el bicarbonato de soda." 

La Planicie dd Inca se baila colocada a mas de 3,000 metros sobre 
el nivel del mar, mui cerca por consiguiente de la línea de las nieyes 
eternas. 

Los baños son accesibles durante seis meses del año, desde me- 
diados de noviembre hasta principios de mayo. Aun en esta época 
suelen esperimentarse, i algunos años con bastante frecuencia, tem* 
porales de agua i viento, sobre todo durante los últimos meses. 

Las casas que sirven de posada a estos baños se componen de cua- 
tro o cinco piezas de habitación, una casucha i un departamento para 
la cocina. Dichos departamentos han sido construidos por el actaal 
arrendatario, señor Valencia, con grandes costos i sacriñcios. Doran- 
te la estación de los baños todas estas piezas, por lo jeneral, se en- 
cuentran ocupadas por la multitud de personas que acuden de todas 
partes a aprovechar las virtudes de sus aguas. Muchos viajeros, por 
temor de no hallar donde alojar, llevan consigo carpas de lona, i haí 
ocasiones en que la planicie de los baños presenta el aspecto de un 
verdadero campamento. Por lo que toca a alimentación, el daefio de 
los baños se halla provisto de todo lo necesario. La carne es algo es- 
casa, pero de tiempo en tiempo se trae la necesaria para el consumo 
de los pasajeros. Ademas, dos potrerillos de alfalfa, cosa harto escasa 
en dichos lugares, surten de pasto a los animales. A nuestra llegada 
al Inca tuvimos que alojamos en una pequeña gruta o escavadon si- 
tuada a orillas del rio, que tiene una estension de cuatro varas de 
largo por poco mas de vara i tercia de alto: tal era la escasez de alo- 
jamiento en esos dias. 

La temperatura del lugar es suave i benigna, poco espuesta a cam- 
bios, tanto en el dia como en la noche. Sus variaciones son poco sen- 
sibles. Hé aquí las observaciones que yo he hecho i las que me han 
sido suministradas por personas que han permanecido algún tiempo 
en el lugar: 

Temperatura. — Máximum 30° centígrado. 

Id. —Mínimum 22° id. 

Id. —Media 23° a 24° id. 

Pocas son las distracciones con que cuenta el viajero en estos la- 
gares. La caza del huanaco, es, a mi ver, la que mas le entusiasma. 



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ESTUDIO SOBBE IUl9 IkOtVlB TERMALES, ETC. 867 

IV. 

BikROS.— AGUAS. — AHÁLISIS QUÍMICa-— SB5ÍOB DOMBYKO.— ALGÜIUS 
OBSEfiYAOIOHES. 

lia historia de estoá baños me es poco conocida; pero, como la ma- 
yor parte de estos establecimientos, tienen sa oríjen en incidentes ca- 
suales. No dado qae los del Inca hayan sido dados a conocer por 
algún Tiajero enfermo, que esperimentó los buenos efectos de sus 
aguas. Pero mas bien creo que por analojía hayan deducido sus bue- 
nas propiedades. Los gauchos arjentinos, i aun algunos viajeros, reco- 
jian agua i tierra en estos baños, con las que curaban las heridas de 
sus animales con asombrosa rapidez. Hasta hace pocos años sus pro- 
piedades no eran conocidas; al méños, Mr. Darwin, al describir el 
puente en su viaje en 1832, no habla nada de estas fuentes^ como 
aguas termales de alguna consideradon. Tres son las fuentes terma- 
les que se encuentran bajo el puente, sobre una roca sedimentaria de 
la misma naturaleza que éste. 

Dos mas grandes, situadas inmediatamente bajo el arco del puente, 
son mas calientes i mas abundantes de agua que la inferior colocada 
a 8 o 10 metros mas abajo i mui cerca del lecho del río. 

lia mas grande de estas fuentes tendrá una estension de metro i 
medio cuadrado; la segunda poco mas de un metro; la tercera ^s la 
mas pequeña de todas. La mayor recibe el agua de dos surtideros^ 
uno colocado en el fondo del baño i otro al aire libre i que sale por 
una canal tallada en medio de una roca que le sirve de muralla por 
el lado norte. £1 agua que nace en el fondo tiene una temperatura 
superior a todas: 33^1 centígrado. 

£n los otros dos baños el agua vierte solo del fondo, i en todos 
ellos el agua se renueva con bastante facilidad. 

Ssta es dará i trasparente, de un sabor amargo i salado, que hace 
recordar al que tienen las aguas de mar. Ademas, producen una gran 
diflcultad para separar el polvo de la piel, la cual queda, a la salida 
del baño, como si hubiese sido restregada con una sustancia grasa. 

"EA inmenso desarrollo de ácido carbónico que se desprende, man-> 
tiene el agua en constante efervescencia. Mirada de través, da el as- 
pecto de un líquido próximo a la ebullición. Un fenómeno curíese se 
produce arrojando un poco de la tierra que hai fuera de la fuente en 
el interíor del baño, debido quizá a algún cambio químico en sus 
principios Dicho fenómeno es una inmensa efervescencia, con un 
desprendimiento de ga^ tan abundante como el que resulta en la 

B. K. 46 



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358 UEHOBIAS. 

combinación de un ácido con un carbonato alcalino. Sin embargo, yo' 
he repetido este esperimento aqoi, en presencia del doctor Diaz i del 
señor Domeyko, con agua i tierra traidas por mi de dichos baños i 
los resaltados han sido negativos, lo que me ha hecho creer, con al- 
gún fundamento, que dichos fenómenos se operan solo en presencia 
del ácido carbónico, el cual se escapa casi por completo a través del 
corcho de la botella en que se trae el agua. La temperatura es dife- 
rente para cada fuente. 

La mayor de arriba. . . 33^ al fondo, 32^7 en la superñcie. 
La menor id. .. 32<'2 
La inferior del bajo. . . 30^7 

Creo que regularmente la temperatura sea un poco mas elevada, 
pues yo la tomé a la mañana siguiente de un temporal. 

El piso de las fuentes es irregular; su profondidad no es mayor de 
80 a 90 centímetros. 

El análisis de estas aguas no ha sido hecho hasta ahora de un mo- 
do detenido i minucioso. El señor Domeyko, el primero que las ha 
analizado, dice lo siguiente en su Estudio sobre las aguas minerajes de 
(7/iife,páj. 39: 

"Si he de juzgar por la muestra que me trajo, en 1851, de su viaje 
a Mendoza el coronel Payton i cuyo análisis incluyo en el cuadro je- 
neral de la composición de las aguas minerales de Chile, estas aguas 
del Inca son las únicas de su especie que se conocen hasta ahora en 
nuestras cordilleras. Salen de sus fuentes perfectamente claras, i aun 
inmediatamente después de embotelladas i guardadas en botellas bien 
tapadas i enlacradas, conservan su trasparencia; pero dejándolas al 
aire libre, bajo la presión ordinaria, despiden espontáneamente mucho 
gas carbónico i se enturbian, formando un precipitado considerable 
de carbonato de caL Tienen olor desagradable, que tira algo al de hi- 
drójeno sulfurado, i sabor salado, algo amargo. Dan también precipi- 
tados abundantes tanto por el amoniaco como por el nitrato de plata 
i sales de barita. 

''Son, pues, estas aguas mui abundantes en materias estrañas fijas 
i producen depósitos inmensos calizos-ferrujinosos de composición 
variable. Supongo que aquel célebre puente del Inca, que se halla en 
las inmediaciones de esas aguas, sea formado por dichos depósitos. 

"Debo, sin embargo, advertir que la cantidad de agua que he te- 
nido para analizar no alcanzaba a medio litro, i por lo mismo, no doi 
su análisis sino como indicación mui incompleta de su naturaleza. 

"Desde el cerro del Inca, en cuya proximidad se hallan estas aguas, 
hasta la cordillera de Coquimbo, no se conocen por toda la rejion al- 
ta de los Andes baños i aguas minerales, etc." 



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ESTUDIO 80BBB LAS AOÜAB TWBMAT.fB, ETC. 869 

Hé aquí ahora el resultado que el análisis dio en aquella época: 

AGUAS CABBONATADAS CALIZAS DEL FUENTE DEL INCA* (1851). 

Sulfato de sosa. 0.90 

Cloruro de sodio. . • . , 50.80 

Carbonato de caL laOO 

Carbonato de magnesia 0.70 

Aoido carbónico (exceso.) 

Total en 10,000 partes 70.40 

Actualmente el señor Domeyko se halla haciendo un minucioso 
análisis, en que encontrará tálvez algunos principios que en su pri- 
mer estudio de estas aguas no tuvo lugar de observar^ como por 
ejemplo las sales de ñerro que indudablemente deben existir en gran 
abundancia, a juzgar por la naturaleza del , terreno en que se hallan 
colocados los bafios. 



ACCIÓN FISIOLOJIGA. 

Las aguas termales obran de dos maneras: 1- por su temperatura, 
i 2^ por los principios medicamentosos que en si contienen en diso- 
lución. 

15 For 8u temperatura, — ^La temperatura del agua tiene una pode- 
rosa influencia sobre un gran número de enfermedades. 

No es de nuestra incumbencia ocupamos de las altas temperatu* 
ras de las aguas; éstas son tantas i tan variadas que recorren toda la 
escala termométrica. Nos ocuparemos aqui, por consiguiente, solo de 
las aguas a 30°, 32° i 33°. 

La acdon que sobre la economía ejercen las aguas termales a esta 
temperatura es de todos conocida; producen sedación del sistema dr- 
cnlatorio i nervioso, relajación del sistema muscular, i si su acción es 
prolongada, la produce hasta en los esfínteres. Los baños a 32° o 33° 
pueden prolongarse hasta una hora o mas. 

Sobre la piel obran limpiando su superficie de la sustancia grasa, 
células epiteliales i productos escremenüdos que cubriendo los con- 
ductos glandulares de este órgano, envenenan poco a poco la econo- 
mía, predisponiendo al individuo a toda suerte de dermatosis. 

Una reacción benéfica se espei'imenta siempre después de un baño 
a esta temperatura; la traspiración cutánea se hace mas libre; la piel, 



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860 MSlíOtttAB» 

áspera i dora, se oambia en una eoperñde cmaye i blanda» i tmasa- 
dación abundante anuncia qne el órgano ha recobrado bob fondones. 
El tejido celular subcutáneo se degembara^a a su vez de un gran nú- 
mero de sustancias estrañas i la piel recobra entonces mayor soltura 
i flacidez. La circulación, kaciéndose mas enérjiea en estos pontos, 
restablece poco a poco el equilibiio entre los óiganos internos i la 
superficie cutánea, i la fa(alidad, por otra parte, con qne se ejecutan 
los fenómenos de endósmosis i exósmosis vienen a completar el cua- 
dro de las favorables propiedades del agua tibia. 

2" Por sus principios. — Los baños introducen en la economía, por 
medio de la absorción^ una cierta cantidad de líquidos i con ellos las 
sales i demás principios que tengan en disolución. Estas sustancias 
obran entonces, sea por su contacto con la piel, considerada como 
superficie sensible, sea por su penetración en las vias de la eircok- 
cion. 

Los doraros, i mas que todos, el cloruro de sodio, ha sido mirado 
desde tiempo atrás como un estimulante de la fibra muscular; da ma- 
yor vitalidad a los tejidos, i siendo absorbido, importa a la circula- 
ción uno de sus principales ajentes de quimificacion. 

Una gran parte de las virtudes exitantes de las aguas minerales 
son debidas a esa especie de agresión de sus moléculas salinas contra 
los elementos nervioso-vasculares de la piel. 

Por sus principios las aguas del puente del Lica tienen una gran- 
de analojía con las de Baden-Baden (temx>eratura, 44^ centígrado; 
abundan en cloruros), en el gran ducado de este nombre; los de Ba* 
den de Austria (1) i muchos otros que creo inútil enumerar. 

VL 

PBOPIBDADES TEBAPÍUTICAS. 

A mi juicio, la temperatura, el cloruro de sodio i el inmenso desa- 
rrollo de ácido carbónico que desprenden estas aguas, son los princi- 
pales ajentes terapéuticos que tanto las acreditan. IndadablemcDie 
hai muchas otras causas que obran secundariamente, pero que en 
muchos casos son por sí solas los únicos elementos o ajentes de cola- 
ción; tales son: la topografía del lugar, su altura, su temperatora, i 
sobre todo el viaje i con él, el cambio completo de vida que forzosa^ 
mente tiene que esperimentar el individuo. 

Toda vez introducido en el agua es curioso notar el fenóm^o qae 

(1) Medagne on Josa íPny de DdmeO'-Neris, etc. 



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ESTUDIO SOBRE LAS kJSÜkB TEBUALEB, ETO. 661 

se observa en ei movimiento cte las fomimjfts cte &<Adú eatb&nico. En 
lugar de seguir verticalmente, todas aquellas que se desprenden i 
pasan cerca del bafiista, siguen una dirección oblicua, como atraídas 
por una barra imantada» i vienen a fijarse sobre la piel. De tal modo 
que» en menos de veinte segundos, toda la superficie del cuerpo pre- 
senta un aspecto perlado. £n los pelos, sobre todo, es donde estas 
burbujas se fijan de preferencia. Según sea la mayor o menor quie- 
tud del bañista, se renuevan estas incesantemente. Asi es que, du- 
rante toda la permanencia del individuo en el agua, una densa capa 
de ácido carbónico cubre constantemente su cuerpo. 

Los fenómenos curativos de cierto grupo de enfermedades se es- 
plican entonces fácilmente. 

Ija piel, desembarazada dd barniz sebáceo que ordinariamente la 
eubre, queda apta para desempeñar las funciones de absorción i de 
eliminación. 

Ahora bien, sabida •es la acción del ácido carbónico puesto en con- 
tacto con la piel: obra a la vez c&mo anestésico i como é^imvíante, i 
de este modo minora el dolor de las heridas, les quita su mal olor i 
mejora la ^apuración. 

Leconte i Demarquai citan gran número de observaciones, en las 
cuales aseguran que han visto curar bajo la sola influencia del ácido 
carbónico las úlceras atónicas, las heridas diftéricas^ gangrenosas o de 
mala natiinUeza, i, sobre todo, favoreciendo de un modo rápido la d^ 
catrizadon de la» heridas. Ademas, las paredes de los vasos capilares 
dejan pasar por endósmosis al ácido carbónico, del mismo modo que 
el oxijeno desprendido de los glóbulos rojos pasa por exósmosis. 

En atención a estas propiedades, ¿de qué manera va a obrar este 
gas una vez introducido en la economía? ¿Será como medicamento 
de ahorro? ¿Activará las combustiones orgánicas favoreciendo la he« 
matósis? Si k> primero, tendríamos entonces una esplicacion clara del 
modo r^ido con que engordan los bañistas. Lo segundo no lo acep- 
tOy pues no he observado en ninguno la elevación de la temperatura 
propia a los favorecedores de la hematósis. 

''Asimismo, este gas introducido en el tejido celular subcutáneo 
activa la r^aracion de los tendones/' (Babuteau.) ¿Penetra el ácido 
carbónico hasta el tejido celular subcutáneo? Si atendemos a algunos 
hechos prácticos, podremos responder afirmativamente. Sin embar- 
go, este punto no hago sino enunciarlo, hasta que nuevas observa- 
ciones no lo demuestren con mas hechos prácticos. En cuanto a los 
oarbonatoB de cal i de magneda, no tienen, es cierto, una acción muí 
marcada sobre la piel; sin embargo, creo que obran como absorben- 
tes i cicatrizantes en la curación de las úlcems i heridas. 



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362 MXK0BXA8. 

Injeridas en el estómago, estas agnas producen efecto pnigante a 
la dosis de uno a dos vasos. ¿Cuáles son las sustancias que las hacen 
obrar como tales? El milfoU) de sosa se halla en proporciones tan pe- 
queñas, que sus efectos, por el contrario, debieran ser anti-dialíticos 
a esa dosis. Nuevas investigaciones o estudios mas prolijos nos eou- 
dudrán mas tarde al conocimiento de esta verdad. 

vn. 

OBSSBVACIONIES. 

Observación L — Artrüia reumática jenerdizada.—Abceso co- 
xo-femorol consecutivo. — R B., joven de 23 afíos, de temperamento 
linfático nervioso i de constitución débil, fué atacado en 1864 de un 
reumatismo poli-articular agudo que, aunque tratado con esmero, no 
pudo impedirse que afectase mas tarde la forma crónica. En este es- 
tado sufrió el enfermo por espacio de tres afíos varios ataques de ar- 
tritis mono-articular. En 1868 un nuevo ataque a la articulación co- 
xo-femoral tuvo, como complicación, un abceso del muslo que man- 
tuvo al paciente durante cuatro meses en cama, quedando, al cabo 
de ese tiempo, con una anquilosis de dicha articulación, acompañada 
de una atroña del muslo con acortamiento de 8 a 10 centímetros en 
la pierna enferma. En noviembre de ese mismo año aparecieron los 
dolores en el muslo bueno. Los felices sucesos que las aguas del Inca 
habian dado en la curación de esta enfermedad, movieron a la fanod- 
lia a conducir al enfermo a dichos baños, apesar de hallarse en el pe- 
riodo agudo de su nuevo ataque. Al efecto, fué colocado sobre una 
muía, i aunque desesperados por los ayes dolorosos del paciente, 
pudieron llegar a los baños después de cuatro dias de marcha. Sea 
el cansancio del viaje, sea el cambio del temperamento, el hecho es 
que el enfermo durmió nueve horas esa noche, cosa que hacia mucho 
tiempo que no podia hacer. Al siguiente dia, a las 9 A. M., se le su- 
ministró un baño de 40 minutos, apesar del dolor agudo que aqueja- 
ba al enfermo, dolor causado por el contacto del agua sobre dos es- 
caras de la rejion isquiática, proveniente del decúbito supino que ha- 
bia tenido el enfermo durante tanto tiempo. Ese dia lo pasó bien: 
los dolores se hicieron mas soportables; tuvo apetito i en la noche 
durmió bien. 

Al siguiente dia se le dio dos baños, uno a las 10 A. M. i otro a las 
6 P. M. No tuvo dolor en las escaras, ni en este segundo baño ni en 
los sucesivos; dos costras se formaron en este punto. Al sesto dia ca- 
yeron, dejando al enfermo completamente curado de esta afección. 



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ESTUDIO SOBBE LAS ÁGÜAS TEBltALES, STC. 363 

Este mismo réjimen siguió el enfermo los dias signientes. La su- 
ma debilidad, por una parte, i la imposibilidad de hacer uso de* sus 
piernas, por otra, imposibilitaban a este joven de hacer toda tentati- 
va de movimiento. Dos individuos atendian constantemente todas 
sus necesidades. Sin embargo, la mejoría seguia adelante; el dolor 
articular fué desapareciendo poco a poco i con él la tumefacción. Du- 
rante toda la permanencia en los baños el apetito fué siempre en 
aumento. La temperatura era casi normal. 

El décimo dia de tratamiento pudo salir hasta el corredor de las 
casas apoyado en dos muletas. A los dieziocho dias los dolores ha- 
bian desaparecido por completo i también el miembro habia recobra- 
do sus funciones. Este dia llegó hasta los baños, distantes como una 
cuadra de las casas, con solo la ayuda de un bastón. Por £n, después 
de 25 dias, el enfermo se hallaba completamente curado de su afec- 
ción reumática i, cosa notable, la pierna derecha anquilosada i atro- 
fiada, con una retracción de 8 a 10 centímetros, aumentó su volu- 
men i su mobilidad de tal modo, que a su vuelta no tenia mas de 3 
centímetros de retracción. A 5 quilogramos subió el aumento de su 
peso durante toda su permanencia en Inca. Tratamiento médico no 
•tuvo ninguno. Todo se redujo a baños i un buen réjimen hijiénico. 

Desde los baños este joven pasó a la Bepública Arjentina, donde 
ha permanecido hasta ahora. Habiendo venido el año pasado a San 
Felipe, fui espresamente a verlo: la retracción de su pierna tenia 1| 
centímetros, lo que lo obligaba a apoyarse en un bastón. Preguntado 
si habia vuelto a suñir alguna afección reumática, me respondió de 
que jamás, después de haberse curado en Inca, habia sentido el me- 
nor dolor. Por lo que hace al muslo atrofiado, estaba un poco mas 
delgado que el otro, pero ejecutaba bien todos sus movimientos. 

Las afecciones reumáticas crónicas son, a mi ver, las mas venta- 
josamente tratadas por las aguas del Inca, Enfermos curados de esta 
afección conozco vanos; pero no he hecho observaciones sobre ellos. 
Observación IL — EscrofuUdes del pecho i cara, — Curación, — 
N. N., de 19 años de edad, temperamento linfático, sufrió, según 
mé dijoi varios infartos glandulares del cuello a la edad de 14 años. 
Hace un año próximamente que tuvo un nuevo infarto de los gan- 
glios de la axila derecha, el cual, terminándose por la formacioh de 
un abceso que se abrió espontáneamente, dio lugar a una larga su- 
puración que estenuó las fuerzas del enfermo, dejándolo en una 
anemia profundo. Apenas curado de este abceso, comenzaron a apa- 
recerle, según la espresion del enfermo, unas espinillas en el pecho, 
espinillas que después de cierto tiempo se convirtieron en verdade- 
ros chupones. Al principio solo fueron tres en el pecho, luego dos en 



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364 MXM0BU8. 

el cuello, parte inferior del meaton, i nao en la frente. Este último, 
dice el enfermo^ fué ocasionado por nn golpe que recibió sobre un 
madero; luego aparecieron en los brazos i los del pecho subieron 
hasta el número de 20 o 25, los cuales fueron desí^areciendo poco a 
poco, mediante un cocimiento de hojas de matico con que él se tra- 
taba. En la época en que yo le vi, obseryé tres úlceras en el pecho» 
una por bajo i un poco adentro del mamelón izquierdo (2¿ centíme- 
tros de lonjitud), de bordes desiguales i casi en forma de semicírcu- 
lo; una sobre la cuarta i otra sobre la quinta costilla del lado dere- 
cho; la superior, redondeada, tendría el tamaño de un guisante, i la 
inferior, cuatro veces mayor, costeaba el borde superior de la quinta 
costilla. Bajo el mentón, en el punto que ocupa la glándula sub-ma- 
züar i afectando casi sus mismos diámetros, tenia una cuarta ulcera^ 
cion. En la frente, en el punto que deda haber recibido el golpe, otara 
úlcera que, ocupando la parte media i superior del frontal, se esten- 
dia en una dirección oblicua a la izquierda de 1^ centímetros e iba a 
comunicar con otra mas pequeña por un- trayecto fistuloso. De todas 
estas úlceras salía un pus claro, poco abundante. En la época que jo 
lo vi, llevaba cuatro meses de enfermedad sin hallar mejoría nin-^ 
guna. 

En virtud de los datos anamnésticos que pude reoojer, sin haUar 
ningún vestijio de una afección sifilítica, diagnostiqué una eserafuli- 
des cutánea, dependiente de una diátesis escrofulosa. El enfermo de- 
bía partir al día subsiguiente para Mendoza, i^ por consiguiente^ solo 
le aconsejé que tomara el jarabe de yoduro de fierro de Blancard, 
YeintidoB días después tuve ocasión de ver a este individuo comple- 
tamente curado de su rebelde afección. Desde luego creí que el yo- 
duro de fierro hubiera sido el ájente curativo; pero el joven me dijo 
que habiendo pasado por los baños del Inca, su padre le había acon- 
sejado quedarse en dichos baños por ver si sus famosas aguas logra- 
ban mejorarlo mientras él proseguía su viaje a Mendoza. Efectivar 
mente, doce días de tratamiento bastaron para curar su enfermedad i 
para modificar su mala constitución. Había mejorado su apetito i en- 
gordado bastante. Por lo que hace al jarabe de Blancard, no lo ha- 
bía podido tomar. Yo le aconsejé que lo tomase con el objeto de pre- 
venir una recidiva. 

Observación UL—SiJUides cutánea.— X* X., joven de 27 a 28 
años, estuvo, en 1877, atacado de una sífilis constitucional, con todaa 
sus manifestaciones, chancro-indurado, ulceración . de la garganta» 
carie del vómer i de la parte posterior de la apófisis palatina del lado 
derecho. Dos meses de tratamiento, bajo la dirección del doctor Guz- 
man, curaron de todos los accidentes al joven a qu^ me r^m>« En 



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ESTUDIO 80BBE LAS AGUAS TEBMALBS, ETC. 865 

enero de este afío (77), una erupción impetijinosa apareció en el dor- 
so de la mano izquierda. En uñ principio no llamó la atención del 
enfermoi pero mas adelante, cuando éstas (que él creia picadas de 
zancudo) se rodearon de una pequeña aureola cobriza i aumentaron 
su número hasta cubrir casi la mayor parte del dorso de la mano, i 
cuando sobre todo tío aparecer en su mono derecha algunas otras 
pustulitas que, aglomerándose poco a poco, formaron una placa, co- 
mo en la mano izquierda, entonces, temeroso de una recidiva, quiso 
Yolyer nuevamente a un tratamiento terapéutico. La fama de los ba- 
ños para la curación de las enfermedades de la piel, que en esta épo- 
ca forma verdaderas carabanas que van a buscar en las aguas del /rt- 
ea un alivio seguro par(i sus males, lo decidió a hacer un esperimento. 

Al efecto, a ñnes de enero emprendió la marcha. Los tres primeros 
baños no mejoraron la marcha de la enfermedad. El quinto dia 'de 
permanencia en Inca tuvo intención de volverse, a causa de un cu- 
rioso fenómeno que ya había oido referir a algunas personas. El im- 
pétígo se convirtió en ectima, las pústulas de éste se rompieron i 
formaron una verdadera escara que al noveno dia se habia eliminado 
por completo, dejando al enfermo completamente curado. Varías di- 
ficultades para el viaje, como también el consejo de algunos viajeros 
conocedores de este fenómeno, fué ló que obligaron a este jóvén a 
permanecer en Inca heista su curación. 

En esta forma de curación parece que las aguas, obrando como ca- 
terétíco, trasforman lá pústula de ectima en una úlcera simple que 
las aguas curan con gran rapidez. Yo he visto al joven al dia siguien- 
te de su arríbo, con sus manos completamente curadas; i lo que es 
mas notable, aun sin esas huellas casi indelebles que dejan dichas 
afecciones de orijen sifilítico. 

Observación IV. — Blenorrajia crónica. — Curación, — ^En setiem- 
bre de este mismo año, conocí un joven que sufría una gonorrea cró- 
nica desde ocho meses atrás, complicada con una orquitis de la mis- 
ma naturaleza. Durante las vacaciones de este año, fastidiado de su 
enfermedad, que permanecía invaríable apesar ^e todos los tratamien- 
tos, resolvió ir a los baños con el objeto de esperimentar sus aguas. 
Hizo el viaje i, después de quince días de tratamiento en ellos, vol- 
vió completamente restablecido. Dos inyecciones uretrales diarías, al 
tiempo de bañarse, fueron todo su tratamiento. El único fenómeno 
que notó fué un ardor intenso en la parte inferíor del canal en las 
primeras inyecciones. Esta acción dolorosa de las aguas fué minoran- 
do poco a poco hasta la completa curación. ¿Ha sido esta una mejo- 
ría transitoría o una curación radical? No puedo responder, pues no 
he vuelto a ver ot^a vez al ezifermo. 

B. M. ^ 



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366 iOEMOBIAS, 

Yni.* 

CONOLÜBION. 

Varias otras observaciones, qne he seguido durante algnn tiempo, 
no las coloco aquí, porque no tengo nn conocimiento cabal de sa 
marcha i terminación. Diré si, que, ademas de las observaciones ci- 
tadas, conozco varios casos de eritemas, exantemas, úlceras de diferen- 
te naturaleza i heridas con pérdida de sustancia que se han curado rá* 
pidamente -en estos baños. 

Eesumiendo, tanto mis propias observaciones como las que varios 
otros médicos han hecho, creo que los baños del Inca tienen una fa- 
ma merecida i que pueden, por consiguiente, prestar servicios impor- 
tantes, considerados como ájente terapéutico, en un gran número de 
afecciones. Hé aquí aquellas que creo pueden ser tratadas ventajosa* 
mente por estas aguas: 

Beumatismo articular, sobre todo la forma crónica. 

Ulceras atónicas, escrofulosas o de otra naturaleza. 

Heridas difiéricas o de mala naturaleza. 
Id, con pérdida de sustancia. 

Un gran número de dermatosis, como eritemas, eczemas, impéttgos, 
etc. 

Creo, ademas, que en ciertas afecciones diatésieas, como la tvJber- 
ctdosis en sü primer grado, los baños del Inca pueden producir mag- 
níficos efectos; efectos que no atribuyo a sus aguas, sino a una colo- 
cación topográfica, cliina, temperatura i, mas que todo, a las benéfi- 
cas reacciones del viaje i al cambio completo de vida que esperímen- 
ta el enfermo. Esto que digo de la tisis lo aplico también a gran nú- 
mero de enfermedades o estados mórbidos que contribuyen a sa 
desarrollo, como la clorosis, la anemia, la convalecencia de ciertas 
enfermedades crónicas, etc. 

Por lo que toca a las modificaciones que be observado en algonas 
inflamaciones crónicas de ciertas mucosas, aguardo nuevos datos i 
observaciones mas numerosas para aconsejar su empleo. 

Antes de terminar, creo de mi deber advertir que las condidoües 
en que se encuentran hoi los mencionados baños son de todo punto 
contrarias a la hijiene. Hallándose colocados los baños a toda intem- 
perie i habiendo cinco a seis horas de viento constante en esa diieo- 
cion durante el dia, creo indispensable la construcción de casuchas o 
piezas que resguarden al bañista de los malos efectos del aire fría 
Las alteraciones que pueden producir tm aire frió sobre la perB(»a 



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B8TÜDI0 80BBE LiB laUAB TEBHALEB, ETC. 867 

que sale de un baño tibio, no necesito decirlas; son de todos conoci- 
das i creo, francamente, que a cansa de esta mala disposición de locü 
baños no se observan mayores ventajas en lo <}ae toca al mas pronto 
restablecimiento de ciertos enfermos. 

Deicbtbio Mdbúa Psbjez. 



EPIDEMIA DE VIRUELA EU LOTA 

DESDE JTTBIO DE 1877 A FEBSEBO DE 1878. 



Obíjen. — En el mes de jnnio del afío próximo pasado, uno de los 
vapores que hacen la carrera de Valparaiso al sur, trajo un tripu- 
lante que en el camino sintió los primeros sintomas prodrómicos de 
una viruela. Llegado el vapor a este puerto, el enfeimo traia la erup- 
ción manifiesta, i para librar del contajio al resto de la tripulación i 
pasajeros, se acordó desembarcarlo i hacerlo cuidar en el pueblo de 
Lota Bajo. 

Los individuos que vivían en la vecindad del enfermo fueron los 
primeros atacados de la enfermedad, i de ahí se estendió a toda la 
localidad. 

Causas de la phopagacion. — En primer lugar, la falta completa de 
vacunaciones, no siendo exajerado decir que de 100 habitantes de 
esta localidad, 95 no habian sido jamas vacunados. Los restantes ha- 
bian recibido el virus vacuno, pero sin éxito alguno. I esto no es de 
estrañar, si se considera el fluido que usan los vacunadores del Esta- 
do; son costras que ellos han recojido a la buena suerte. XTn solo he- 
cho tengo a la vista i es bien comprobado: en una escuela de niños 
se vacunaron como cien personas, brotando la pústula de la vacuua 
solo en dos. El señor administrador del establecimiento carbonífero 
de este pueblo hizo traer fluido vacuno, i para detener la marcha in- 
vasora de la epidemia, ordenó la vacunación de todos los empleados 
que están bajo sus órdenes. Como el fluido era líquido conservado en 
tubos capilares i de buena calidad sobre todo, salió la pústula en un 
50 por dentó de los vacunados, apesar de todos los desarreglos i del 
xüngun cuidado que las jentes del pueblo ponen para el éxito de ta- 
les casos. 



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868 



MEIffOBZAS. 



La Begtmda cansa de propagación, es el ningan cnidado hijiénioo 
que observan las clases trabajadoras para preservarse de contraer la 
viruela. En la casa qu^ habla un varioloso, los domas, que todavía no 
les atacaba la enfermedad, seguían viviendo en el mismo cuarto, i ca- 
si siempre durmiendo en un mismo lecho con el enfermo. El aseo del 
interior de sus viviendas era terrible. I no se crea que se dejaba de 
tomar providencias i a veces bastante enérjicas; pero esos hábitos 
son inveterados i se hace mui difícil correjirlos en el momento. Igual 
cosa seguía sucediendo con el método de vida que llevaban: conti- 
nuaban cometiendo sus excesos alcohólicos e intemperancias de toda 
especie. 

Otra causa poderosa era la situación de ambos lazaretos; las aguas 
de toda especie que se botaban de las salas de variolosos iban a un 
estero que atraviesa la población de Lota Bajo en toda su lonjitud. 
Era tan notable esta causa, que podia seguirse la corriente de la epi- 
demia siguiendo la del agua del estero. 

Estas son las causas que, a mi ver, han influido mas directamente 
en propagar i mantener la actual epidemia. Hai muchas otras inhe- 
rentes a toda epidemia i que no vale citar. 

La observación meteorolójica nada de notable ha dado. Talvez un 
exceso en el número de dias lluviosos en el invierno; pero esto es pro- 
blemáticOy desde que nada de cierto se sabe. 

ESTADÍSTICA DEL LAZABETO DE LOTA ALTO. 



Julio 27 6 

Agosto 40 18 

Setiembre 57 18 

Octubre 72 26 

Noviembre 60 26 

Diciembre. 66 18 

Enero de 1878 42 17 

Febrero 18 13 

Total 372 U2 



UU.. E 


mee Blgalímte. 


2 


19 


29 


12 


31 


20 


34 


32 


26 


30 


46 


33 


33 


25 


30 


00 



230 



El número de variolosos asistidos en el lazareto fué de 872; hubo 
muertes 142; altas 230; lo que da un 38.17 por cientq de mortalidad. 

Causas de moetalidad. — La mortalidad de un 38.17 por ciento no 
es de asustar, por supuesto; pero como siempre son dignas de saberse 
las causas de tales muertes, para ver si pueden remediarse en algo, se 



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JSSTDJSUIk DE VIBtnSIiA BN LOTA, ETO. ^69 

indicarán, en jenéral, las cansas qne mais han llamado la atención. La 
complicación qne mas se ha manifestado i qne ha llevado mas indivi- 
duos, es la hemorrajia en todas sus formas; derrames circunscritos en 
el tejido celular subcutáneo, rupturas de vasos en alguna cavidad. 
De una manera absoluta, puede decirse que toda viruela complicada 
con hemorrajia tenia, como siempre sucede, una terminación fatal* 
Las demás complicaciones no ofreoian gravedad, cediendo a un tra- 
tamiento apropiado. Las enteritis de la convalecencia, la inflamación 
de las membranas esternas del ojo, consecutiva a la presencia de pús- 
tulas variólicas, ya en las conjuntivas palpebrales, ya en la ocular, al 
forunculósis i, mui común en los niños, el edema agudo, i los cata- 
rros bronquiales. De todas estas complicaciones de la convalecencia, 
las afecciones oculares eran las mas serias, produciéndose a veces que- 
ratitis ulcerosa, i fusión de los líquidos del ojo; en otras veces, leuco- 
mas mui fastidiosos para su tratamiento. En dos casos se observó 
estafíloma anterior. 

Tales complicaciones se deben a una alteración de los medios de la 
sangre, un verdadero empobrecimiento de materias nutritivas; i el 
tratamiento que con mas empefio se seguia i el que mas éxito daba 
era un tratamiento francamente reconstituyente. 

Dor en seguida las observaciones que mas han llamado la atención. 

Observación L — Santiago H., de 4 años, vacunado, tiene cua- 
tro hermanos i uno muerto, talvez de eclampsia, la madre sufre con- 
tinuos ataques histéricos. El viernes 7 de diciembre del 77, estando 
en Colcura, tuvo escalofríos e inmediatamente se quejó de una cefa- 
laljia que le mortificaba bastante. Se consultó a un médico, quien ad- 
ministró aantonÍTia; no espelió ninguna ascárides, lo que no debe 
asombrar. Yo le veo el 10: el niño está intranquilo; movimientos con- 
tinuos de lateralidad en la cabeza; la piel del rostro de color rosado 
subido; se queja únicamente de su cefalaljia; el pulso está febril, el ab- 
domen timpanizado, adolorido a la palpación. Da gritos de vez en 
cuando sin cambiar el aspecto del rostro i quedando mas o menos 
tranquilo después (gritos hidroencefálicos); la pupüa se contrae con 
mucha dificultad. Me dicen que el sueño es intranquilo. Hai alucina- 
ciones, i a veces no conoce a las personas que le rodean. Miembros 
inferiores helados. 

Tratamiento. — Dos moscas de Milán en las apófisis mastoides, si- 
napismos en las pantorrillas, 2 granos de calomel repetidos tres ve- 
ces en el dia. 

Dia 11. — Han aparecido pústulas variólicas diseminadas. El color 
del rostro ya es normal; ha dormido como tres horas; sus gritos hi- 
droencefálicos siempre continúan. La visión, estorbada: no ve «a las 



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870 

personas que rodean sn lecho; náosea^; cáempre se queja 4e odUai" 
}ia. El pulso ha difiminiiido &a. número. El calomd ha purgado ine 
Teces; las moscas de Milán han quemado bastante. 

Por la tarde: mas quietnd en su estado jeneraL Las páatnlas va- 
riolicas se hacen mas manifiestas. El calor del cuerpo mas uniforme. 
Qe suspende el calomel i se administra una poción sudorifioa para 
apresurar la salida de las pústulas. 

Día 12.— Todos los síntomas cerebrales han desaparedLdo» dname 
con tranquilidad) pulso normal. Ha cesado su oe&laJjia. 

Día 13. — ^La viruela, que es coherente, sigue sin novedad. 

El resto de la observación no tiene importancia aJguna^ siguiendo 
la viruela «u marcha ordinaria; solo en la convalecenda tuvo una li- 
jera diarrea disenteriforme, que cedió a un tratamiento ordinario. Se 
le dio de alta el 24 de diciembre. 

Parece que no hai duda sobre la existencia de una lijera conjesticm 
cerebral, como síntoma prodrómico. 

Observación IL — Parálisis del velo del paladar, con^icanio la 
convalecencia de una viruela conjlmnte. — Efrain Aedo, de 25 añosi 
trabaja en las minas de carbón hace seis años; no ha sido vacuna- 
do jamás; antes ha tenido talvez varicelas i recibido contusiones 
en el trabajo, no dejando ninguna de ellas lesiones apreciables. • Con- 
trajo la viruela el 18 de noviembre d^ 1877, viruela confluente* 
Hubo una erupción abundante en las fauce& Su enfermedad no 
tuvo novedad alguna hasta que la viruela entró al periodo de de- 
secación; noté entonces que su voz era nasal; lo creí un accidente 
pasajero debido al número de pústulas salidas en las fauces, hacien- 
do solo gargarismos de clorato de potasa. El 18 de diciembre se le 
ve nuevamente: la viruela estaba sana, pero su voz continuaba siendo 
nasal; i ahora nota que los alimentos líquidos vuelven por las fosas 
nasales. Examinando la garganta, se observa que la úvula es insensi- 
ble; los pilares, el velo del paladar, la cara posterior de la farinje no 
esperimentan la menor sensación al tocarles con un cuerpo estrafío 
cualquiera; el velo, particularmente, está flácido, no interrumpiendo 
la oomtmicacion de la farinje con lafi fosas nasales al tiempo de la 
introducción de alimentos. Por lo demás, el individuo se siente bien. 
El tratamiento fué francamente reconstituyente: jarabe de yodoro 
de hierro, preparaciones amargas, etc. Obedece la enfermedad al tra- 
tamiento instituido, sanando radicalmente tanto de su voz nasal, 
cuanto del retroceso de los alimentos por las fosas nasales; bastando 
solo como un mes de medicación continuada. Últimamente se ha 
vuelto a ver al paciente i me he ratificado en la curación radical de 
su afección. 



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JEPCDEMU D» TIBTJBLJL XN LOTÁ, ETO. 87l 

Obiservacion TtL—Parálim dd velo del paladar i de algunos 
músculos faciales, — Claudia Saiavia, de cerca de 80 afíos, casada, ha pá- 
lido sn último hijo hace aolo algunos días, contrayendo después una 
viruela coherente, siendo asistida en el lazareto de Lota Bajo. Su yí- 
ruéla siguió una marcha regular, 1 después de haber sido dada de 
alta en el lazareto, se me presenta a consulta el 11 de diciembre del 
77 i me cuenta lo siguiente: En el período de desecación de su virue- 
la notó que su voz se alteraba, no siendo natural, anomalía que con- 
tinuó notando hasta el dia en que se me consulta. El aspecto esterior 
de la cara de la paciente es sin espresion alguna, no hai mobilidad, 
tal como la presenta un individuo atacado de doble parálisis facial; 
el sentimiento se ha conservado en parte, está aminorado en el lado 
izquierdo, parte superior al nivel del pómulo; en la frente, lóbulo de 
la oreja i parte superior del cuello se hace normal. En la cavidad bu- 
cal la úvula está retraída hada arriba; sensibilidad obtusa igualmen- 
te en los pilares i en la cara posterior de la farinje. La larinje fué 
observada al laringoscopio, funcionando las cuerdas vocales sin en- 
torpecimiento; la mucosa está roja^n toda la parte visible. Se le ad- 
ministró una poción con yoduro de potasio, i preparaciones ferrnji- 
nosas a la hora de tas comidas. No se pudo continuar la observación, 
por ausentarse la enferma de la localidad. 

Oreo que la relación, aunque sucinta i deficiente de cualquiera epi- 
demia, tiene una importancia capital para el estudio detallado de la 
epidemiolojía de un pueblo; por eso doi a la publicidad estos lijeros 
datos. 

Lota, marzo de 1878. 

J. D. Hbbbsba R. 



DE U EPiDEILl DE AIUINA SEUDO-IGIBRANOSÁ EN TALPAEAISO. 

ÚLCEBA SIBIACA, ANJIKA LABDÁCEA, DIFTEBU O DIFTEEITIS, VÜLGABMENTE 

MEMBBANA. 

(Ckmferencia dada en la Sociedad Médica el 27 de abril de 1878.) 

En el mes de enero del afio pasado, la policía de Valparaíso repar- 
tía en los diversos puntos de la población, mil trescientas pildoras 
de estricnina, que dieron por resultado la consiguiente mortalidad 
de perros para'que habían sido destinadas. 



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872 MEMOBIAS. 

A los pocos dias, un número considerable de cadáyeres de éstos, 
junto con los de dos asnos i un caballo desollados, se veían flotar ea 
el mar, por el lado del malecón, en la proximidad del actual muelle 
de embarque de pasajeros. 

Quienquiera que conozca la localidad mencionada, habrá notado 
que la corriente marina se dirijo de poniente a oriente, o lo que es lo 
mismo, del puerto al Almendral. 

Pues bien, esos cadáveres, que pudo ver con repugnancia todo 
Valparaíso i la multitud de población ambulante que en la estadon 
veraniega visita la ciudad, entraron en la fermentación orgánica 
consiguiente; i con este motivo, todo el mes de enero i parte de fe- 
brero la ciudad entera estuvo infestada: 1.° por la fermentación pú- 
trida en sí misma; 2.° por la f ácíl e inevitable propagación délas 
.e!dialaciones en toda la población, favorecidas por la corriente marí- 
tima de poniente a orientej es decir, en todo el largo de la dudad, i 
3.^ porque, como es cosa averiguada, en Valparaíso, como en toda 
costa, hai dos clases de corrientes aéreas príndpales: la matutina, 
que va de la colina al mar, i la vespertina, que viene desde la caída 
de la tarde hasta el amanecer; esta última arrastró necesariamente 
los miasmas infecciosos al corazón mismo de la ciudad. 

He oído referir a muchas iamilías domiciliadas en las calles para- 
lelas al mar, hasta el nivel de la de la Victoria indusive, i yo mismo 
he percibido en ocasiones repetidas, desde las nueve de la noche has- 
ta venir el día, en todos estos puntos de la población, ese olor pene- 
trante i nauseabundo de cadáveres en^ maceracion, i se percibía tan 
de cerca, que pareda provenir de emanadones de las casas mismas. 

A esto debe agregarse la disminudon sensible de las nieves en el 
verano del 77 i el aumento de la temperatura, que llegó a 31 i me- 
dio grados del centígrado, la sequía del invierno del 76 i la imposi- 
bilidad de limpiar los cauces de la población por la falta absoluta de 
agua. Es necesario saber que en esos cauces se permitía a dertos 
propietarios arrojar hasta materias fecales. En medio de tales condi- 
ciones, quedaron éstos, hada los meses de enero i febrero, atorados 
de inmundicias, que provocaron una fermentación tal como nunca 
había esperímentado la ciudad. 

Parecerá increíble lo que voí a referir; pero el caso es de todo pun- 
to positivo i Valparaíso entero puede servirme de testigo de mi ase- 
veración. Los gases deletéreos filtrados por los cauces obligaban in- 
voluntariamente a taparse las narices o a contener la respiradon 
cuando se pasaba por su proximidad; la fetidez de éstos acomps^aba 
al transeúnte hasta la vecindad del que seguía. 

En un pozo surtidor dq agua para las bombas,, mtúado en la calle 



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DELA£PU>EliIAI>EANJINASHm)0*lffESCBBAKOSAENyALFABAISO. 373 

de Ohacabnco, al lado del canee llamado de las Monjas, acaeció nna 
lamentable desgracia a consecuencia de estas filtraciones. La bomba 
Gristóforo Colombo quiso una noche surtirse de agua de este pozo 
para adiestrarse en un ejercicio privado en vísperas de un otro de 
competencia; uno de los bQmberos, en el acto de destaparlo, intentó 
bajar con un farol con sU vela encendida mientras otros cuatro de 
sus compañeros, tendidos de bruces sobre el brocal, miraban hacia 
abajo. La luz inflamó con rapidez los gases, quemando traidoramen- 
te a los cinco defensores de la propiedad. 

En estas condiciones se hallaba la ciudad de Yalparaiso cuando el 
enlutado huésped de la difteria vino a enseñorearse en nuestro que- 
rido puerto. 

A fines del mes de enero de 1877, de fatal memoria, un respetable 
vecino de esta localidad (1) pasaba por el agudo martirio de ver de- 
saparecer, atacadas por el fiajelo, a tres de sus pequeñas hijas, que 
tuvieron la desgracia de trasmitirse el contajio las unas a las otras. 
En vano el médico de cabecera i los médicos consultores, entre los 
cuales estuvo el que habla precisamente horas antes de la muerte de 
dos de las victimas, en vano hicieron esfuerzos sobrehumanos por 
salvarlas. La enfermedad hacia su primera aparición en Yalparaiso. 
El enemigo tomó de sorpresa a los primeros facultativos que tuvieron 
que tratar una afección que en su primer período tiene una similitud 
tan marcada con la anjina tonsilar pultácea, endémica en nuestro sue- 
lo, i cuyo mal ha sido siempre tan benigno i fácil de curar. ¡Desgra- 
cia inevitable! El fiajelo se propagó, a contar desde ese dia, con tanta 
rapidez, que las víctimas debian ser una consecuencia obligada hasta 
tanto que se descubriera el especifico o antidoto de ese estado de in- 
toiicacion miasmática en que la aparición de las falsas membranas 
en las fauces no es mas que un síntoma. 

Oreo, señores, con la esperiencia que he adquirido en un número 
considerable de enfermos que he tratado desde el mes de febrero del 
año pasado hasta la fecha, que del estudio de la presente epidemia 
resulta: 1.^ que la difteria tiene su específico en el clorato de potasa, 
tanto o mas seguro que la quinina en las fiebres palúdicas; 2.^ i a lo 
que le doi una suma importancia, tengo la mas firme persuasión que 
así como la viruela tiene su profilaxis en la vacuna i la escarlatina en 
la belladona, la difteria tiene la suya igualmente segura en la quina. 
A su debido tiempo trataré de estas materias. 

Yoi ahora a tratar los puntos cardinales de la enfermedad, supri- 
miendo, en obsequio de la brevedad, o estudiando muí someramente, 
aquellos que no tengan una importancia práctica pronimciada. 

(1) El sefior Alejandro de la Fuente. 



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37i HEMOBUS. 

EHohjía de la epidemia. — ^He comenzado este trabajo deaoribiendtH 
con marcada intención, las malas condiciones de .salubridad en que 
se bailaba el vecino puerto cuando bizo su aparición la difteritis; 
pues, en mi modo de sentir, el estado infeccioso del aire, debido a la 
fermentación pútrida de las materias orgánicas, fué la causa que dio 
márjen al desarrollo de la epidemia» Este hecho me fué confirmado 
mas tarde observando las treguas o avances del enemigo i sus dife- 
rentes fases. 

El mal llegó a todo su apojeo en los meses de febrero i marsa 
Vienen las abundantes lluvias del mes de abril; sus aguas arrastran 
con todas las inmundicias de la población; los cauces se ven tan lim- 
pios que parece que sus ladrillos hubieran sido raspados. La atmós- 
fera se purifica una vez que ya han desaparecido las causas del fer- 
mento i la epidemia declina casi hasta desaparecer, siendo a la Tez 
los casos mas benignos. 

A fines de mayo se suceden algunos días de calores fuertes; los 
cauces, nuevamente atorados de inmundicias, despiden los miasmas 
que se filtran por las campanas de sus bóvedas, i la enfermedad, que 
ya solo tenia la forma esporádica i se mantenía solamente del conta- 
jio inmediato, vuelve a reaparecer con la misma eneijía, i en todo el 
mes de junio hizo estragos como en su primera aparición. Este fenó- 
meno se repitió en varios períodos sucesivos. 

Mientras tanto, las fáciles i rápidas vías de comunicación que unen 
a Valparaíso con los demás pueblos de la Eepúblicá, hacían qne el 
contajio emigrase con la misma facilidad i prontitud que los viajeros 
que lo conducían. 

Alguien pudiera creer que la enfermedad fué importada por los 
viajeros que venían de visitar la esposicíon de Fíladelfia, en donde en 
esa época la epidemia hizo tantas víctimas; mas, atendiendo al corto 
tiempo de su período de incubación, parece que dicha hipótesis es, a 
lo menos, aventurada. 

La presente epidemia no ha respetado edad, sqxo, constitución, 
temperamento, condición social ni jénero de vida; pero se ha cebado, 
como sucede en todas, en la clase proletaria, debido, tanto a las malas 
condiciones híjíénícas de que se hallan rodeados, como al poco o nin- 
gún cuidado que ponen de su parte para evitar el contajio; i tal vez 
mas que al descuido, a la impotencia a que se hallan reducidos ma- 
chos infelices en medio de su pobreza* 

El mayor número de los atacados está comprendido entre los tres 
i los diez años. El menor de los enfermos que haya visto fué de nn 
año i el mayor de sesenta i cinco. 

No hablturé de la anatomía patolójíca ni de los síntomas, por cnan- 



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PE LA. EKDEMU DE AKJIWA agPPO^MBMBnAyOBA^ BN VALPARATBO. 875 

to ello no difiere de lo que se enoaentra en onalqtüer tratado de pa* 
tolojia. En cnanto a la naturaleza de la enfermedad, creo con Grísolle 
i Nysten i la mayor parte de los tratadistas modernos, que la anjina 
sendo-membranosa i el crup constituyen una misma entidad morbosa, 
qae solamente cambia de nombre según el sitio en que se localiza. Mas, 
estol en completo desacuerdo con todos los patolojistas que creen que 
esta enfermedad es simplemente una inflamación especial de tejido. 
Yo estoi firmemente persuadido de que la difteritis es un envenena- 
miento séptico, en que la aparición de las &lsas membranas no es 
mas que el síntoma del segundo periodo del mal. 

Curso, duración i terminaciones. — La anjina seudo-membranosa ha 
afectado dos formas: la febril i la apirética. La duración la he visto 
fluctuar entre veinticuatro horas i treinta cuatro dias; lo primero, 
euando se ha conseguido hacer abortar el mal. No tengo conocimien- 
to de niugun caso auténtico en que la muerte haya ocurrido antes del 
dia quinto. 

Hai quienes aseguran haber visto morirse niños en veinticuatro 
horas, pero estos hechos son de mui dudosa veracidad. He visto su- 
jetos tratados por fiebre gástrica que cuando al octavo dia les he ins- 
peccionado las fauces, he encontrado éstas i la parte superior de la 
fárinje completamente cubiertas de falsas membranas de formación 
antigua. ¿Ho es probable que la difteritis existía desde el primer dia 
de la aparición de la fiebre? Jeneralmente la falta de observación es 
-la que a menudo da márjen a errores de esta especie. 

Cuando la enfermedad ha terminado con la muerte, ésta se ha ve- 
rificado o por crup o por espasmos de la glotis. 

Diagnóstico. — ^Es tan sencillo, que basta la simple inspección de las 
fauces para formularlo. Sin embargo, en dos ocasiones he visto a dos 
compañeros tomar por membrana a mucus nasal concretado i adhe- 
rido a la pared posterior de la farinje. En ambos casos ha bastado 
hacer carraspear al sujeto para que el mucus se desprenda i aclarar 
el diagnóstico. 

pronóstico,'— Guajiáo. el médico es llamado a tiempo, es decir, el 
primer dia de la enfermedad, el pronóstico será favorable. El peli- 
gro aumenta en proporción de lo mas o menos tarde que se recurre 
a los ausilios del arte. Si las falsas membranas se han propagado a 
los órganos de la respiraciou, el pronóstico es casi siempre letal. Yo 
no he visto en estas condiciones mas que dos casos de curación, sin 
recurrir a la traqueotomia, en dos niñas, la una de diez años, i de 
dieziseis la otra. Esta última tuvo a la convalecencia una parálisis 
del velo del paladar que curó en veinte dias bajo la influencia o del 
tiempo o de algún medicamento que le administré. 



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876 1IBIC0BXA& 

Cuando el infarto de las glándulas snbmaadlarea es mni sensible i 
ha precedido a la aparición de las membranas, la gravedad ha sido 
mayor, por oaanto éstas han tomado mas espesor, i la duración ha 
sido mas larga. 

La forma febril no ha afectado en nada el pronóstico. En varias 
ocasiones la he visto curarse en menos tiempo que la apirética. Es 
relativamente frecuente verla desaparecer en dos dias. La fiebre se 
corta, por lo jeneral, en veinticuatro horas bajo la influencia del tra- 
tamiento que voi a tener el honor de proponeros. 

TVotomiento.— Me parece un hecho fuera de duda que durante la 
presente epidemia se han empleado todos los tratamientos, tanto in- 
ternos como estemos, aconsejados por los cláaicos modernos i por las 
revistas científicas. Así, sé que se han empleado, i unos pocos ponen 
en uso todavía, la medicación vomitiva, la purgante^ anti-espasiuódica, 
alterante, anti-fiojistica, revulsiva, etc. 

Varios colegas, jenerosamente impulsados por los grandes encomios 
que los periódicos de medicina europeos hacían del ácido salicílico en 
el sentido de que era éste el específico de la difteria, llegaron a incu- 
rrir en una especie de salicilicomanía, pues se daba el remedio al inte- 
rior, en gárgaras i en tocaciones locales. 

Tarde ya, esas gacetas nos sacan del error diciéndonos que el ver- 
dadero remedio no era el ácido salicílico, sino el clorato de potasa. 
Mucho tiempo hacia que algunos médicos de Valparaíso habíamos fe- 
lizmente constatado la acción específica de este poderoso ájente. Me 
consta también que en Santiago ya lo empleaba con buen suceso 
nuestro decano, el doctor W. Díaz, i que mi hermano, el profesor A. 
Murillo, lo recomendaba mucho, desde años atrás, en su curso de 
terapéutica. 

Esta lección nos ensefia, señores, que la modestia debe tener sus 
límites, que no nos debemos entregar ciegamente i con sumisión a 
las opiniones de los colegas nacidos en Europa, porque en nuestro 
suelo, i lo digo con todo el orgullo del chileno, corre parejas la exu- 
berante fertilidad de su vejetacion con la brillante fecundidad de sus 
intelijencias. 

Como remedios locales se han empleado: el ácido clorhídrico, el 
sulfúrico, el sulfuroso, mezclados con agua o con miel. Este último 
goza todavía de cierta boga. El nitrato de plata en solución, las pul- 
verizaciones o duchas con agua de cal i ácido carbólico, insuflaciones 
de cloruro de cal, tocaciones con tintura de perdoruro de fierro i éste 
mismo al ocho, la tintura de yodo pura o adicionada con cantidad 
igual de agua; en fin, un sinnúmero de tópicos i gargarismos ya emo- 
lientes, irritantes, detersivos o cateréticos. 



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DX LA EFCDEMU DE ANJlHA BBüPO-MKimRANOBA EN YALPABAIBO. 877 

No sé que se hayan empleado los estomntaioríos, aconsejados por 
cáertos autores, remedio peligrosísimo, que, favoreciendo el pasaje de 
las falsas membranas por las fosas nasales, da máarjen al contajio in- 
mediato de la mucosa de Sdmeider. 

Habia pensado analizar una a una las diversas medicaciones que 
acabo de enumerar, pero veo con sentimiento que los reducidos limi- 
tes de una conferencia no me lo permiten. Dejo, pues, a vuestro sano 
criterio el estudio i la solución desapasionada de estos problemas. 
Me limitaré a preguntar, refiriéndome a la medicación vomitiva, que 
es la mas jeneralmente puesta en uso, ¿qué fin se persigue con el vo- 
mitivo cuando el mal no ha llegado aun a los órganos de la respira- 
ción? Se dice que se utiliza el acto mecánico para favorecer la espul- 
sion de las falsas membranas; pero, ¿no será mas fácil estraer éstas 
con una pinza de pólipos sin producir la sedación? Se dirá, todavía, 
cortar la fiebre. El mismo efecto se consigue con el clorato de potasa, 
i ann mas seguro i duradero. 

Soi partidario del emético únicamente eú los casos en que los sín- 
tomas nos demuestran que el mal, convertido en crup, pasa. por el 
período de desprendimiento de sus seudo-membranas. 

En cuanto a la cura local, ¿no es cierto que con los ácidos minera- 
les el práctico no puede medir con precisión la estension i profundi- 
dad de la parte que quiere cauterizar? Luego, el mal uso o el equívo- 
co en que se puede incurrir por aquellos acasos fatales con ajentes 
tan heroicos, ¿no pueden ser de terribles consecuencias? En la vecina 
ciudad, durante la presente epidemia, han muerto instantáneamente 
dos criaturas con las fauces horriblemente quemadas por el ácido sul- 
fúrico. 

La curación local con el nitrato de plata tiene el gravísimo incon- 
veniente de confundir, en el momento mismo de la cauterización, las 
falsas membranas con las escaras propias del caterético, como tam- 
bién de provocar el edema de la úvula i la inflamación de los tejidos 
vecinos. Una vez he visto una glositis proveniente de esta causa. 

Entraré ahora de lleno al estudio del remedio que debe servimos 
de base del tratamiento. 

¿El clorato de potasa cura o nó la membrana? Si lo primero, ¿es 
bastante su administración interior como tratamiento esdusivo, o es 
necesario ayudarse con ajentes tópicos? 

El profesor SeeligmüUer, de Prusia, afirma en un artículo enviado 
por él al Medical Times & Oazette, que se publicó en el número corres- 
pondiente al 25 de agosto de 1877, que el clorato de potasa cura la 
membrana como un especifico seguro, devolviendo a la sangre el oxí- 
jeno que le habia sido arrebatado por la presencia de los bacterios. 



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878 

Fresoribe una solución oompuesta de 10 gramos de dórate de potasa 
por 200 de agua para dar al enfermo, si es adaltOy una cucharada ca- 
da hora o cada dos horas, según la gravedad del mal; es útil, dice, 
alternar esta bebida con infusión de quina, i mas adelante agrega 
que con la misma solución conviene limpiar las fauces i hacer garga- 
rismos. Afirma la inocuidad del remedio i aconseja administrarlo en 
los casos de simples sospechas. 

Por mi parte, mis numerosas observaciones recojidas desde el mes 
de febrero del año pasado hasta la fecha, me confirman como cierto 
el hecho de que el clorato de potasa cura la difteria como un especí- 
fico seguro. Pero mi práctica me ha enseñado a la vez que salva los 
casos de anjina pultácea tonsilar simple en que se pueden descuidar 
los ajentes tópicos; en la difteria franca, por el contraiío, son éstos 
de todo punto indispensables para evitar la propagación del mal a 
las vias aéreas. 

Hé aquí ahora el tratamiento que he seguido casi invariablemente 
en la presente epidemia i con el cual respondo que sanará todo en- 
fermo, siempre que el médico sea llamado en el término de las pri- 
meras veinticuatro horas de la enfermedad. Junto con la aparición 
de las primeras seudo-membranas, formulo la siguiente prescripción, 
calculada para un adulto: 

Cocimiento de qxiina 160 gramos 

Clorato de potasa 6 " 

Jarabe de quina 50 *' 

M. 

Para tomar una cucharada cada una o dos horas, según la grave- 
dad del mal. 

Al mismo tiempo prescribo un gaigarismo compuesto de 20 gra- 
mos de clorato de potasa por 1 litro de agua, que el enfermo debe re- 
petir con frecuencia. 

Practico también la primera curación con nitrato de plata sólido, 
vahéndome del portacáustico, procurando con el mayor esmero no to<* 
car sino esclusivamente la supei-ficie o puntos afectados. De esta ma- 
nera he conseguido evitar el edema de la úvula i la inflamación de 
los tejidos circunvecinos. Si las falsas membranas no se propagan, de- 
jo al paciente únicamente con sus gárgaras i su bebida al interior, 
que deberá tomar hasta la caida de las escaras. Mas, si aquéllas to- 
man cuerpo, lo que sucede en mui raras ocasiones, i van a locali- 
zarse en la farinje o amenazan los órganos de la fonación, hago todo 
empefio en desprenderlas, vahéndome de una franela en la cual en- 
vuelvo mi dedo índice o, como acostumbro mas generalmente, con 
una esponja fuertemente atada a un palo, prefiriendo los de tejer la- 



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DE LA. EPIDEUU DE ANJINA SEÜDO'HBIIBBANOSA EN VALPABAISO. 379 . 

na, que por su forma dan a ésta mas segaridad. La impregno de una 
mezcla compuesta de: 

Miel de bórax 60 gramos 

Clorato de potasa 12 " 

Salfato de alumina i potasa 6 " 

Prevengo al boticario que no disuelva estas sales; antes bien, que 
únicamente pulverizadas las mezcle con la miel. Queda de esta mane- 
ra una sustancia áspera que, facilitando el frote, favorece, valiéndose 
de un movimiento de torsión, el desprendimiento de las membranas. 
Inmediatamente después de practicada esta operación, que hago 
repetir varias veces en el dia i en la noche, impregno la superficie 
despojada, valiéndome de otra esponja, de jugo de limón puro o con 
azúcar. He notado que este ájente contribuye de un modo poderoso 
a dilatar el tiempo de la reaparición de las seudo-membranas. A me- 
nudo, cuando éstas no han tomado mucho desarrollo, me limito a la 
aplicación esclusiva de esta última sustancia. 

También he solido emplear con buen suceso la tintura muriática de 
fierro i la solución normal de Pravaz mezclada con tres partes de agua. 
Con esta solución he hecho simple aplicación, mas nunca el frote. 

Contajio, — Los médicos de todos tiempos i lugares están acordes 
sobre este punto. 

£1 acto de besar a las criaturas muertas de difteria, ha dado már- 
jen casi siempre, en Yalparaiso, a la aparición del mal muchas veces 
antes de las veinticuatro horas. 

FroJUáxis. — Un número considerable de esperimentos me han da- 
do la persuasión de que la quina o sus derivados, constituyen el pre* 
servativo cierto de la anjina seudo-membranosa. 

Nunca recuerdo haber visto a ningún sujeto atacado por el flajelo, 
siempre que con anterioridad haya femado el cocimiento de esta cor- 
teza o alguno de sus preparados, aun apesar de haber dormido en el 
cuarto del eufermo i estado en el contacto mas inmediato. Una sola 
vez he visto a una madre de constitución débil i salud muí delicada, 
tener manchas blancas en las tonsilas a las veinticuatro horas de ha- 
ber tomado por primera vez el Quinium Lábarraque. Mas, ¿este caso 
habla en contra del preservativo? Nó, mil veces. Al contrario, habla 
mui en alto en su favor. Al tiempo de tomarlo, la difteria pasaba por 
su período de incubación, i la quinina la preservó de la enfermedad, 
dando paso únicamente al desarrollo de la anjina tonsilar pultácea. 

' Muchos, innumerables casos podría citar para probaros la eficacia 
de este ájente, pero estoi seguro que con vuestra propia esperiencia 
fonnareis vuestra propia convicción. 

Db. Guillermo MxmmLO. 



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380 . HBHoaua 



TBORIA SOBRE EL IODO DE OBRAR DEL CLORATO DE POTASA 



COMO ESPECÍFICO EN LA CUKAOION DE LA DIFTEHIA, I DE LA QÜIKA COMO 
PB0FILÁXI8 



La anjina seudo-membranosa, es una enfermedad infecto-contajio- 
sa, cuyas falsas membranas, compuestas esclusivamente de fibrina» 
presentan el aspecto fibroídeo i granuloso, encerrando en ocasiones 
glóbulos de pus i de sangre, con mas células epiteliales de la rejion 
afectada; no constituyen mas que un fenómeno de la enfermedad. 

La infección consiste en la presencia, en la sangre, en los sujetos 
atacados, de la especie particular de algas (1) que C. Eobin describe 
con el nombre de bacterios. 

El contajio: en la trasmisión del mal del hombre enfermo al sano. 

Los bacterios traen su oríjen o de los miasmas propiamente dichos, 
o de emanaciones pútridas, es decir, de materias orgánicas en des- 
composición. 

La presencia de los bacterios en la sangre en diversas enfermeda- 
des es un hecho admitido por los análisis de Fuchs, Brauell, Pollen- 
der, Delafond, Signol, Bayer, etc. Bobin dice haberlas visto acompa- 
ñadas de verdaderos vibriones. Seeligmüller asegura que siempre se 
encuentran en la sangre de los enfermos de difteria. 

Ahora, ¿cómo se introducen los bacterios en la sangre i cuál es la 
hora mas propicia para la infección? Los bacterios, como todos los 
jérmenes infecciosos, tienen la tendencia de elevarse en la atmosfera 
durante el dia, por efecto del calentamiento del sol, i de descender 
desde la caida de la tarde. Por consiguiente, es mas fácil adquirir la 
infección de noche que de dia. 

¿Cómo entran en el organismo? ¿Es, como creen los partidarios de 
la teoría de los fermentos, por la via de la absorción, una vez que loe 
principios salidos del cuerpo infeccioso se han hecho solubles llenan* 
do el jérmen del fermento para recomponerse en la sangre i poder 
ejercer después su acción cataliptica? ¿O se introducen por penetra- 
ción, como sucede con el polvo fino del carbón que es tan frecuente 
hallar en el pulmón de los fumadores? Sin aseverarlo, estamos del 
lado de esta última opinión. Mas, sea como se fuere, los jérmenes in- 
fecciosos se encuentran en el organismo, i ellos no tienen mas via de 
penetración que la piel o las mucosas. Suspendidos en el aire» serian 
(1) Del jénero Leptothrix. 



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TBOBÍÁ BOBBE EL MODO DE 0BR1£ DEL OLOBATO DE POTASA, k. 881 

arrastrados por la respiración i puestos en contacto con la mucosa 
pulmonar. Los alimentos i las bebidas que los contengan, les pondrán 
én contacto con la mucosa dijestiva. I cuando se hallan en contacto 
con la piel, penetrarían por lo& órififcios de los conductos éscretorios. 

Sentados estos principios, -veamos ahora como esplica Seeligmüller 
la acción especifica del clorato de potasa. Esta sal, dice el profesor 
de Halle, obra promoviendo una hipersecrecion entre la seudo-mem- 
brana i la mucosa afectada: la acdon de vis a tergo i esa hipersecre- 
cion obligan a aquélla a desprenderse. Cita al doctor Laborde que 
afirma que la misma cantidad de clorato de potasa que se elimina por 
los tubos bronquiales, es eliminada por la saliva. 

Bollinguer de Munich, se espresa de esta manera: 

"La acción quünica del cmlrax bacteria en el cuerpo animal vivo, a 
causa de su gran afinidad con el oxíjeho, absorbe este gas con gran 
avidez i en gran cantidad, separándolo de los glóbulos rojos de la 
sangre." 

En la difteria, dice Seeligmüller, '^tenemos estos bacterios que ejer- 
cen una acción eliminadora del oxijeno. El doctor Binz de Bonn ha 
probado que el clorato de potasa es descompuesto por los fluidos ani- 
males, dando lugar a la formación de oxijeno. De consiguiente, si in- 
troducimos una solución saturada de clorato de potasa en la sangre, 
podemos esperar que disolverá una gran parte de este gas, renovan- 
do el que ha sido eliminado por los bacterios i teniendo, ademas un 
poder destructivo en esos organismos (los bacterios). Puede también 
suceder que esta sal no produzca su efecto si se administra en solu- 
ción poco concentrada o en dosis poco repetidas." 

La quina, agregamos nosotros, ejerce su acción profiláctica destru- 
yendo el jérmen infeccioso, impidiendo el crecimiento, desarrollo o 
reproducción del ántrax bacteria con el mismo poder con que con- 
cluye con los infasorios i demás jérmenes que se encuentran en los 
efluvios. De allí su acción preservadora, mas no la curativa, pues que 
ño tiene la virtud de reponer al oxijeno que le ha sido arrebatado al 
organismo. 

Db. Guillbbmo Mübillo. 



^•» 



s. M. 49 



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REVISTA clínica. 



Boletín de la Maternidad del mes de marzo de 1878 



338 2 



48 



9 

543 

18 



32 
827 
29 
40 
41 
46 
42 
47 
26 
49 
1037 

34 



21 
50 

1214 

16 
1336 



10 



12 



18 



14d 



Fetos. 



viv. 
yiv. 
viv. 
yiv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 



viv. 
viv. 
36|8em-viv 
viv 
viv 



eem-viv 



VIV. 

muert. 



VIV. 

viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 

viv. 
viv. 



Posición. 



o.i.i.n. 
o. i. i. a. 
o. i. i. a. 
o.ii.a. 
o.i.d.p. 
o. i. i. A. 
o. i i. a. 
o. i. i. A. 
cLd.p. 
o. i. i. a. 
o. id. a. 

ci.ia. 
o.id.t 
o.i.i.a. 
o. Lia. 
cid. A. 

o.iia. 



CLLA. 

o.id.p. 
8.iia. 
o.iia. 
o.iia. 



o. id. a. 
o.id.p. 
o.iia. 
o.iia. 
o.iia. 
8.iia. 

o.id.p. 
a id. a. 



OB8EBVACIONES. 



Aborto de 4 meses por esfaerzos. 



Prematnro de 7 me8es, RÍn motivo apreciable. 

una vuelta del cordón al cuello. 

Habo rotación. 

ÜUA vuelta del cordón al cuello; el feto asñziado. 

Dos vueltos del cordón al cuello. 

Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 
Fiebre puerpend; caracion. 

Aborto de dos meses. 



Muere el feto poco después del parto. 

Fiebre puerperal; curación. 

Procidencia de la mano junto con Ía cabesoa. Se 
hace la reducción. 

£1 feto es hidrocéfalo en escaso grado, i a mas tie- 
ne un tumor hidrorráqnico. Muere pocos mi- 
nutos después; fiebre puerperal; curación. 

Aborto de dos meses con gran pérdida de sangre. 
Prematuro de siete meses. 

Aplicación de fórceps en la escavacion; el feto es- 
taba muerto. Esta mujer tiene un edema jene- 
ralizado i mui notable en los grandes labios. 
Metritis grave; curación. 



El feto pesó 4,300 gramos. 



Prematuro de 6 meses. El feto muere pocos mo- 
mentos después. 
Hubo rotación. 



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BOLETDf X>E Lá. WATEBHIDAD. 





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8 


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1 












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10 






Fetos. 




Posición. 


OBSEByAGIONE& 












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18 


23 


1 


15 


▼iv. 


m. 


u.i.ia. 




19 


33 


6 


6 


viT. 


XXL 


o.i.ia. 




21 


38 


2 


11 


viv. 


h. 


o.i.La, 




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24 


12 


. 








Aborto de trea meaes. 


«I 


1 


2 


i 


muert. 


h. 


o.Li.ft. 


Prematoro de 6 xnesea, por bSAIíb materna. 


22 


6 


1 


30 


viv. 


XXL 


O.Í.i.fi. 




23 


32 


1 


14 


viv. 


IXL 


0.1.1.a. 




24 


10 


4 


10 


xnnert. 


XXI. 


0.8. 


Prematuro de 7 meses; feto macerado. La muer- 
te del feto por un gran susto. 


26 


18 


1 


24 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 




c« 


4 


2 


9 


viv. 


XXL 


o.i.i.t 




(< 


30 


1 


15 


viv. 


XU. 


o. i. i. a. 


Una vnelta del cordón al cnello. 


27 


28 


4 


11 


VIV. 


XU. 


o.i.i.a. 




(t 


31 


2 


3 


VIV. 


h. 


8.LLa. 


El feto, como siempre, salió algo asfixiado. 


14 


4 


2 


9 


viv. 


m. 


o.LLa. 




29 


7 












Aborto de cuatro meses; antes otro aborto. 


(á 


2 


1 


19 


VIV. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; nna vuelta del cordón al cuello. 


30 


37 


2 


18 


VIV. 


h. 


o.Lha. 


1 


31 


41 


2 


11 


viv. 


xn. 


o.id.t 





MOVIMIENTO DB LA MATERNIDAD en el MES de MABZO. 

Existencia anterior 15 

Entradas 50 

Salidas 52 

Fallecidas 1 

Existencia para abril. 12 

Durante el mes hnbo nna aplicación de fórceps. En el caso del feto 
bidroceíálico, el parto pudo hacerse merced solo a los esfuerzos natu- 
rales, porque el estado hidrocefálico, si bien marcado, no lo era en un 
grado mui desarrollado. 

Db. a. Mübillo. 



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884 



BEVIflTA GL£e1I0A« 



Boleti^ü de la ICat^niidad del m@s de dMí de 1878 





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Fetos. 




Posición. 


OBSEKVACIONES. 


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I 




6 

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2 


18 


viv. 


m. 


o.id.t. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


*' 


20 


7 


8 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 




3 


1 


2 


9 


viv. 


ni. 


ciia. 




t> 


3 


2 


12 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


4 


38 


1 


9 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 


Dos vueltas del cordón al cuello. 


5 


35 


2 


7 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al coella 


-:49 


3 


11 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


No hubo rotación; procidenci;i de la mano. 
Procidencia de un brazo i de la otra mano en el 










viv. 


in. 


S.i.i.n. 


c 


21 


1 


3 


mnert. 


m. 


o.i.i.a. 


segundo feto. Muerto durante el trabajo del 
parto. Prematuro de ocho mese». 


9ll7 


1 


18 


viv. 


m. 


B.i.i.p. . 


Hubo rotación; el feto mui asfixiado. 




34 


1 


10 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


10 


15 


8 


6 


viv. 


m. 


o.i.i.a. 




(1 


20 


1 


9 


viv. 


b. 


O.Í.Í.R. 




12 13 


2 


12 


viv. 


k 


o.i.i.a. 


Dos vueltas del cordón al cuello. 


-|23 


6 


3d 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 


Prematuro de seis meses por ejercicio inmoden- 
do; una vuelta del cordón al euella 














17 i8 


1 


18 


viv. 


h. 


o.Ld.p. 


Hubo rotación; una vuelta del cordón al euella 


-i5 


2 


12 


viv. 


m. 


o.i.d.t 




-,38 


2 


2 


viv. 


m. 


o. Lia. 


Fiebre puerperal; curación. 


18 


36 


2 


16 


viv. 


h. 


o.ii.a. 






U 


2 


9 


viv. 


m. 


o. i. Lo. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


(( 


iO 


2 


9 


viv. 


h. 


o.i.i.p. 




»' 


24 


2 


13 


viv. 


h. 


o.i.d.p. 


Hubo rotación. 


19 


9 


1 


8 


viv! 


h. 


o.i.i.a. 






6 


3 


7 


viv. 


iL 


o.i.i.a. 


Prematuro de siete meses en el curso do una di- 
senteria; el feto murió pocas horas después. 


20 


8 




36 




h. 


ci.d. 


Versión estando mui encojido el hombro, i des- 


3 


xnaert. 


P.Li. 


pués de tentativas infructuosas, en la calle; 
















muerta. 


21 


i7 


2 


16 


muert. 


m. 


o.i.i.p. 


Aplicación de fórceps por inclinación sobre el 
parietal; el feto estaba muerto antes de la opor 
ración. 


*' 


2 


2 


18 


viv. 


m. 


0.1. i. a. 






3 


2 


30 


muert. 


m. 


o.i.i.a. 


Prematuro de siete meses, el feto macerado. La 
mujer atribuye la muerte del foto a ejercicios 
penosos i largos. 


23 


10 


1 


20 


viv. 


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0.1 d.a. 




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h. 


o.i.i.a. 




25 


27 


2 


6 


viv. 


h. 


o.Lip. 


Hubo rotación. 




31 


7 


7 


viv. 


h. 


0.1. i. a. 


Todos los partos anteriores de esta mujer fueron 
prematuros. 


" 


26 


2 


6 


viv. 


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o.i.i.t. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


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2 


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o.Lia, 




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Fetos. 


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Posición. 


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viv. 
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Viv! 

muert. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 


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o.iia. 

o.i.io. 
ci.ift. 

ai'.itt.' 

S.id.t 
o.iia. 

O.LÍA. 

o.iip. 
o.iia. 


Llega con la jplacenti> dentro del útero después 
de un aborto de tres meses. 

Aborto de cuatro meses. 

Prematuro de ocho meses. La madre es sifilitico. 

Hubo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 



MOVIMIENTO M LA MATERNIDAD bk el MES db ABRIL. 

Exisiencia anterior. . . . , X2 

Entradas en el mes. , 5i 

Salidas . . ; 47 

Muerta después de tentativas infructuosas do par* 

to en la calle 1 

Existencia para mayo , 1,6 

Habo una aplicación de fórceps i nna versión durante el mes. 

La versión fué practicada en malas condiciones de la paciente. Des- 
pués de treinta i tantas horas de permanencia en su casa, de tentati- 
vas repetidas para la estraccion del feto, se hace traer a la Materni- 
dad mui postrada ya, con el vientre sensible, mui adolorido, timpani- 
zado, bajo el peso de una afección que debia aplastarla. La mujer no 
sobrevivió mas que tres días a su desembarazo. 

Aunque parecia habérsele administrado el sécale en su asisten* 
cia domiciliaria^ según las noticias que suministró, la operación no 
fué mui costosa ni difícil. 

Hubo también un parto de jemelo& 

Db. a. Mubillo. 



♦ • ■» 



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386 BEVI8TA CLÍmOA. 



OBSERVACIONES CLmCAS. 



Hipertrofia del lóbulo izQtnERDO del hígado. — Mannel Pérez, hor- 
nero, de 35 años, soltero, temperamento bilioBO-nerTÍoso i de regalar 
musculatura, entró al hospital de esta ciudad el 26 de febrero del pre- 
sente afío, a consecuencia de haber notado un tumor, hacia dos me- 
ses, algo doloroso i que crecia paulatinamente. 

Ánamnésü, — De regulares costumbres, sin ser bebedor, dice que, 
en jeneral, ha gozado de buena salud; recuerda que hace catorce años 
tuvo una ñebre gástrica que le duró dos meses, quedando después 
completamente sano. No ha tenido jamas diarrea, ni ninguna afec- 
ción seria. Pero a consecuencia de haberse bañado ahora tres meses 
en el río le sobrevino un dolor i una tumefacción que se le recqjió en el 
estómago (epigastrio), acompañado de un lijero acceso febril, ano- 
rexia, cefalaljia. Con todo, siéndole soportables estos accidentes, signió 
en sus tareas, quedando en pocos dias restablecido. Pero el dolor i la 
tumefacción seguian aumentando i por esto se resolvió a entrar al 
hospital. 

Estado actual— Segxm él mismo, su musculatura no ha sufrido 
cambio alguno; la esclerótica tiene un tinte subictérico; lengua lim- 
pia; no hai sed, ni anorexia. No ha tenido diarreas, hemorrajias, ni 
escalofrios. 

En una palabra, lo único que le molesta es el dolor al epigastrio. 
En este lugar se nota a primera Tista un tumor perfectamente cir- 
cunscrito del tamaño de la cabeza de un niño de tres meses, duro, 
sin abolladuras i sin cambio de color en la piel. A la percusión es ab- 
solutamente mate. En su parte superior, ésta se confunde con el co- 
razón; en la inferior se estiende hasta dos traveses de dedo del om- 
bligo. De borde inferior convexo i dirijido de derecha a izquierda, por 
BüJé partes laterales se estiende mas o menos, hasta una línea perpen- 
dicular, bajada de ambas tetillas. El resto del órgano es normal 

Desde luego i teniendo en vista los antecedentes del enfermo, como 
asimismo los caracteres negativos con que se presentaba la enferme- 
dad para atribuirla a un abceso del hígado, la consistencia dura del 
tumor, la falta de escalofríos, de fiebre, de dolor simpático al hombro 
derecho, me encontré perplejo para establecer un diagnóstico aproxi- 
mado. En estas circunstancias recordé que cuando asistía a la clínica 
del señor Schneider se presentó un caso semejante i cuya relación 
había sido hecha por mi compañero señor Francisco A. Bavest; ha- 



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OBSEBVAOIONES OLÍKIGAS. 387 

biendo conseguido la coracion con las inyecciones hipodérmicas de 
yoduro de potasio. Pero no recordando la fórmula precisa, quise en- 
sayar (mientras me proporcionaba la Beuiski Medina) las preparacio- 
nes de yodo. 

Al efecto, suministré al enfermo una poción con aquella sal; i el 
tumor, cuan estenso era, lo pinté con tintura de yodo. El éxito 
coronó mis deseos, i con gran satisfacción para mí i contento pora el 
enfermo, notamos que el tumor disminuía, no solo en su esteunion i 
volumen, sino también se hacia menos doloroso. 

Continuando este tratamiento por el espítelo de quince dias, el en- 
fermo curó completamente, volviendo el hígado (lóbulo izquierdo) a 
sa estado normal. 

Para confirmar ahora el título con que hemos encabezado esta ob- 
servación, debemos hacer su diagnóstico. 

Desde luego tenemos una afección crónica, pues al tiempo de en- 
trar al hospital el enfermo, habia desaparecido el estado febril por que 
habia pasado dos meses antes. 

Entonces debemos tratar de diferenciarlo de un abceso hepático. 
El estado jeneral de Pérez es satisfactorio: no hai demacración. Esca- 
lofríos no se han presentado, ni diarreas, ni perturbaciones dijesti- 
vas. La tumefacción podría ser ocasionada por alguna colección pu- 
rulenta; mas entonces se advertiría fluctuación. A consecuencia de la 
depravación de la nutrición i de la alteración consecutiva de la san- 
gre, sobrevienen diversas hemorrajias en la hepatitis crónica. En esta 
afección la tumefacción hepática no afecta la forma bien definida i 
circunscrita como en este caso. 

Por otra parte, la hepatitis crónica termina en jeneral por la supu- 
ración. (1) Rara vez termina por absorción. (2) 

Basta fijarse en los síntomas que presentaba el enfermo al tiempo 
de entrar al hospital, para desechar la idea de un cáncer. 

Para creer en una cirrosis, nos debemos fijar en los antecedentes 
del enfermo; no ha sido bebedor, ni de malas costumbres;, no ha ha- 
bido fificitis, eta 

En vista de estas esdusiones, creemos que en este caso se trata de 
una hipertrofia del lóbulo izquierdo del hígado, pues en esta afección 
"la palpación pone de manifiesto un tumor duro, que tiene casi siem- 
pre una superficie igual i lisa; es completamente macizo i muí resís- 

(1) Esta terminación es mni frecuente en Chile. El doctor Murillo lo confirma en 
808 Apuntes sobre el estudiú.de la hepatUis supurativa en ChUe, {Revista MédicOy abril 
de 1876.) J 

(2) £1 mismo doctor Murillo dice qce no conoce sino mi caso referido por el 
doctor Miqael, observado en el mismo señor MiqueL 



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888 BEVI8TA CLÍNIOA. 

tente a la percnsion; baja mas o menos i eafcá jcríto Inferior* 

mente por un reborde cortante, sinuoso, oblícuu ^e derecha a iz- 
quierda, que es fácil reconocer como perteneciente al hígado." (Gri- 
solle.) El estado pirético de este enfermo no duró sino pocos dias, 
ni aun le perturbó sus ocupaciones. La plenitud que observó al 
principio no es síntoma esclusivo de una hepatitis crónica} pues 
pertenece aedmismo a la hipertrofia, como también respecto al dolor 
que sintió en el epigastrio. El clima de Blapel es seco i ardiente. "En 
estos climas la terminacioil por abcesos es carácter especial de las 
afecciones hepáticas, como lo asegura el doctor Wenceslao Díaz en 
BU Jeografta Médica de Chile. 

En cuanto a la observación del señor Eavest, creo aplicable el mifi« 
Yño diagnóstico. M tratamiento que se empleó en este individuo, apo- 
ya, a mi ver, este diagnóstico. Naiuram morborum cvrationes osiendünt. 
En las hepatitis crónicas están indicados los derivativos al intestino. 
En este caso del doctor Schneider no dio ningún resultado este trata^ 
miento, como lo dice el señor Eavest en su relación. En ella faltan, 
como en la presente observación, la mayor parte de los síntomas in- 
dispensables para diagnosticar una hepatitis crónica. 

Creemos poder aducir como un comprobante a nuestro diagnósti- 
co, el buen resultado obtenido con las preparaciones yódicas. Es cono- 
cida la acción electiva que estas sustancias tienen sobre las glándulas 
hipertrofiadas. 

No existiendo causa apreciable ú, qué atribuir el desarrollo de la 
enfermedad de estos dos individuos, somos de opinión que la profe- 
sion de Pérez (hornero de fundición) i la del enfermo del señor Ra- 
Vest, que, según recuerdo, era herrero, la han determinado, por cuan- 
to han debido estar constantemente espuestos a soportar una atmós- 
fera caliente en sumo grado, ocasionando una continua conjestion 
hepática, que puede haber producido la hipertrofia. 

Me ha movido a hacer esta relación, el no encontrar descrita en la 
escelente obra de Niemeyer, ni de Monneret, esta afección, que por 
esto la juzgo rara, pues yo, atendida mi poca práctica, no podría 
Creerla tal. 

niapel, abril 11 de 1878. 

Fedbo N. Bábboéi Ovallr 

Aneurisma de la ilíaca esterna curado por la cosipresion DiJiTAt i 
LAS corrientes coNTÍNü^jf» — Jorjc Guillermo Adams es un hombre de 
64 años de edad» casado i de oficio carpintero. Al entrar al hospital 
espone que hace seis meses subió a una muralla pora sacar unos tije- 



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OBSSBVACIOVES GLÍMIOAS. 

rales, i en el aoto de hacer la foerza que para ello 8e reqn^a, sintió 
nn dolor agudo, como si algp se le hubiera desgarradoj en la ingle 
derecha. 

Durante los primeros dos dias que siguieroUi no esperimentó el 
enfermo síntoma alguno; pero ya el tercero empezó a sentir mi dolor 
mui fuerte en el sitio indicado; dejó por breve tiempo sus tareas, sin- 
tiéndose luego, i con solo el descanso, enteramente bueno. Asi se en- 
contraba cuando, ahora seis meses, recibió una fuerte contusión en 
el terdo superior del muslo derecho, parte que comenzó a hincharse 
•i a rodearse de un edema que se estendió a todo el muslo i pierna. 
Consultó al doctor Cannon, quien después de fajarle bien todo el 
miembro enfermo, le recomendó permaneciera en la cama durante 
tres semanas. En esa consulta observó el doctor Cannon que el en- 
fermo tenia un pequeño tumor, del tamaño de una nuez, en la parte 
superior de la arteria femoral o en el límite de separación entre ella 
i la ilíaca estema; creyendo que esto fuera un aneurisma, le aconse- 
jó fd enfermo que llamara una junta de médicos i que descansara. 
Mas« no abandonó su trabajo ni se hizo ver por otro &cultativo, has- 
ta que, sintiéndose mui mal i con el tumor mui acrecentado, se deci- 
dió a entrar al hospital ingles el 9 de noviembre. 

En esta fecha el sujeto tenia un tumor que ocupaba casi toda la 
rejion ilíaca derecha, estendiéndose hasta un poco por debajo del li- 
gamento de Poupart, el que lo dividía en dos partes desiguales, sien- 
do la mayor la de arriba i mucho mas pequeña la inferior. En sus 
mayores dimensiones mide el tumor cinco pulgadas inglesas de largo 
i cuatro de ancho; en toda su superficie se percibe un fuerte impulso, 
i en uno i otro lado de la extremidad superior un íhnll mui marcado. 

El enfermo se queja de un dolor ardiente en la parte esterior del 
muslo: no hai edema ni entorpecimiento de la pierna. Colocado con- 
venientemente en una cama^ se le recomendó que no hiciera movi- 
miento alguno, i de este modo permaneció hasta el 20 del mismo mes, 
en que a solicitud del enfermo se llamó una junta de médicos. Los 
doctores, en vista de la edad del enfermo i del gran volumen del tu- 
mor, pues en estos once dias habia aumentado notablemente, en tér- 
minos de medir una pulgada más en cada ima de sus dimensiones, 
depasando así la línea media abdominal, resolvieron abandonar la 
idea de una ligadura, que presentaria serias dificultades i peligros 
sin cuento, i tratar el tumor por la compresión dijital. El 21 de no- 
viembre se practicó dicha compresión por espacio de cuarenta i siete 
minutos consecutivos sobre la ilíaca primitiva. 

Noviembre 22. — Igual operación durante setenta i dos minutoa 

Dia 23.— El tumor presenta mas dureza. El enfermo se queja de 

B. M. .50 



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390 BETIBTÁ OLfMlOA. 

un horrible dolor en la pierna i el muslo: se le hacen frecuentes in- 
yecdones de morfina. 

Hoi se le apb'có durfeuite noventa i siete minutos, que fué lo mas que 
el paciente pudo sufrir, un torniquete de llave de Carté, construido en 
esta ciudad según el modelo del catálogo de Weis, publicado en 1863. 
Plancha I, figura 7. 

Día 24. — El paciente acusa un dolor profundo en la rejion de la 
ilíaca primitiva, como si el aparato le hubiera machacado las carnes. 
Apenas pudo sufrir la compresión mecánica por mas de diez minu- 
tos. 

Día 25. — ^El tumor está mas duro; ya no se percibe el íhrill en la 
estremidad superior. El dolor es tan grande, que el enfermo no tole- 
ra la aplicación del torniquete. Se le dio media dracma de muriato de 
fierro. Se pronuncifv.un lijero edema del pié i entorpecimiento en toda 
la pierna. 

Día 30. — El tumor se endurece mas de dia en día; pero en la parte 
superior está todavia bastante blando. Hoi se le aplicó la corriente 
continua en la forma siguiente: el polo negativo con una ancha lámi- 
na de cobre, envuelta en un papel delgado, mojado en una disolución 
saturada de sal, se colocó sobre la parte inferior del tumor; i el polo 
positivo con otra lámina mas chica, envuelta en cuero mojado con la 
misma solución, sobre la parte superior. Se principió por seis pares, 
que poco a poco se aumentaron a veinte, teniendo cuidado de que el 
índice marcara diez. Si le daba mas fuerza, el paciente no soportaba 
el agudo dolor. Esto duró 30 minutos. 

Diciembre 1-, 2, 3 i 4 — Se apUcó la electricidad de la misma ma- 
nera. 

Dia 5. — No se siente pulsación alguna en el tumor. Se not^ que la 
aorta palpita con violencia contra la ilíaca primitiva, pero mas aba- 
jo no hai pulsación alguna, El edema de la pierna ha desaparecido, i 
en toda la estension del miembro inferior se observa el calor nata- 
ral. 

Dia 10. — ^El tumor disminuye gradualmente, la pulsación no ha 
vuelto a aparecer, el dolor de la pierna ya es casi nulo. El paciente 
solo conserva algún dolor en la parte superior i profunda del tu- 
mor. 

Dia 11. — ^El enfermo no siente dolor alguno. Cerca de la ilíaca pri- 
mitiva i hacia la parte superior de la arteria femoral, se percibe rm 
ruido particular. No hai pulsación en la femoral ni en los otros vasos 
de la pierna. La temperatura del paciente es de 100^ F. en la noche 
i 99^ F. en la mañana. Pulso, 98, blando. Buen apetito. 

Dia 15. — ^El paciente se levanta todos los dias; no se nota puLsa- 



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OB8SBTA.0I0NE8 CLÍmOAS. 891 . 

don» pero se oye siempre el mido arriba mencionado. El tumor esta 
mni duro i resistente, aunque algo mas grande. 

Enero 14 — En el trascurso de este mes el tumor ha disminuido 
sensiblemente, i el enfermo, que ha ido recuperando sus perdidas 
fuerzas» merced al réjimen hijiénico del establecimiento i al aire puro 
de los jardines que éste posee i que sirven para paseo de los convale- 
cientes, ha vuelto hoi a sus tareas ordinarias en la Maestranza del f e- 
rrocarriL 

Febrero 24. — Visité al paciente i encontré que el tumor se ha re- 
ducido al tamaño de una naranja chica. No ha vuelto a sentir pulsa- 
ciones, pero todavía el oido percibe el ruido indicado sobre la iliaca 
primitiva i la arteria femoral 

Necrosis del hioides; disfaju, disnea; tbaqüeotohía. — Benjamín 
Juffields es un carpintero de 33 años de edad, de buena constitución, 
sin ningún antecedente sifilítico, que entró al hospital ingles el 21 de 
noviembre quejándose de una disnea atroz i una ansiedad insoporta- 
ble én la garganta. Dice que hace un mes, estando ocupado en techar 
una casa, le vino de repente un golpe de humo de un alquitrán que 
quemaban abajo, i que desde que lo respiró sintió una tos tan fuerte 
i tan fatigosa, que ha ido aumentando hasta el estremo de que en las 
últimas noches ha creido ahogarse. 

Examinando al enfermo se observa que el hueso hioides está dividido 
en dos mitades, de las cuales la izquierda podia cojerse con los dedos 
i la derecha quedaba firme en su sitio normal. Ademas de esto, habia 
una coloración bastante subida de toda la garganta i pared posterior 
de la farinje. 

Se le hicieron tomar inhalaciones de ácido fénico; pero la sofoca- 
ción volvió a presentarse de un modo mui alarmante durante el sue- 
ño, porque la parte móvU del hioides se atravesó en la garganta, im- 
pidiendo, naturalmente, la respiración. En este estado, era preciso que 
el enfermo introdujera sus dedos i colocara en su sitio el huesodislo- 
cado, lo que verificaba el paciente en medio de un tormento indeci- 
ble; por esta razón el 29 de noviembre se le practicó la traqueotomía, 
aliviándose notablemente, pero conservando siempre cierta dificultad 
en las fauces, hasta que, tres dias después, arrojó un pedazo de hueso 
por la boca, con lo que su mejoría se pronunció. Así estuvo hasta el 
22 de marzo, en que empezó de nuevo a esperimentar dolores a la 
garganta i dificultad al tragar. Pero el 1^ de abril botó otro pedazo, 
con lo que nuevamente se alivió i pudo ya esta vez hablar con facili- 
dad, lo que antes habia sido imposible, i tragar sin dolor, lo que antes 
de la espulsion del fragmento óseo mencionado era difícil. 

Hoi conserva todavía el tubo metálico en la tráquea, i el doctor 



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892 BKVIBTA oiifisnoA* 

Ooopel^ pregunta a la Sociedad CKnica si Ber& pradeñte tratar ya dd 
cerrar esta abertura procurando la cicatrización de la herida. 

Después de una discusión en que tomaron parte todos los presen- 
tes, se acordó esperar unos ocho dias más, tiempo durante el cual se 
podría ver si el hombire continuaba respirando i hablando con facili^ 
dad, observación que era indispensable hacer antes de proceder a la 
estraccion del tubo. Por otra parte, esperando asi, se da lugar a la 
salida de las partes necrosadas del hioides, en el caso de que existieran 
más, sin temor de la sofocación que produce la interposición de ellas 
en las vias aéreas. 

Valparaiso, abxil 10 de 1878. 

Teodobio a. IiIabtinez Bamos» 

HlBBONEüirOTORAX; TUMORES ABDOMINALES. — El 13 dc OCtubrC do 

1877, Pedro Morales, natural de Bancagua, de 28 años de edad, do 
temperamento linfático, casado i de vida arreglada anteríormente, 
entró a ocupar el número 20 del Salvador, sala de clinica interna al 
servicio del doctor Diaz. 

Anamnesis. — Interrogado acerca de las causas que hablan motivado 
su enfermedad i sobre los antecedentes de su familia, contestó que sus 
padres habian sido de mala constitución, que su madre muríó de tisis, 
que él trabajaba en una fábrica de tejas desde mucho tiempo i, final- 
mente, que nunca habia gozado de buena salud, pues habia tenido en 
diversas ocasiones algunas enfermedades, que lo dejaron en un ani- 
quilamiento completo: contrajo la viruela en 1872; poco después tuvo 
una neumonía, que se presentó con síntomas mui alarmantes, de la 
que sanó gracias a su juventud, a las buenas condiciones en que se 
encontraba i al cuidado i atención que se le prodigaron durante el 
curso de su afección; sin embargo, desde entonces su salud se resin- 
tió, pues ha tenido de tiempo, en tiempo algunas recidivas, que aun- 
que no de gravedad, dejaban por lo menos presumir que su organis- 
mo quedó profundamente afectado, adquiriendo poco a poco una 
predisposición para contraer la enfermedad que nos ocupa. 

Últimamente, desde un año atrás, siente una disnea considerable, 
que le impide respirar con libertad; i apesar de haber estado como 
tres meses en San Vicente de Paul i en muchas otras salas del hospi- 
tal de San Juan de Dios, no habia obtenido mejoría de alguna espe- 
cie. 

Este enfermo permanecía en la sala de San Antonio, ocupando la 
cama número 12 cuando fué trasladado al Salvador. 

Examen del ef^ermo; signas físicos i estetoscápicos. — ^La inspección 



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oBSÉttVAOXoiffÉS otimoAs. 893 

nos mftniáestft nn¿t déformaciott notable i tmlljero edema del lado 
derecho del tórax, i la desaparición de los espacios intercostales co- 
rrespondientes. 

A la palpación se comprueba la abolición completa de la vibración 
torácica, en el mismo lado. 

La percusión n'os revela lamatidez total del pulmón derecho en la 
parte posterior, pero en la anterior se prolongaba hasta la misma re* 
jion abdominal, de tal modo que era mui difícil precisar el punto del 
limite del derrame i aquel en que comenzaba la matidez hepática. 

El corazón, dislocado de su sitio anatómico normal, i* desviado há* 
cia abajo i a la izquierda, prolongaba su matidez hasta el sétimo es- 
pacio intercostal izquierdo, en cuyo punto se verificaba el choque pre^- 
cordial. 

La auscultación nos dio a conocer, en el pulmón derecho, soplo 
bronquial en el vértice, ausencia del murmullo vesicular en el resto 
de su estension, egofonía i el sonido skódico por encima del derrame, 
tos bronquial o tubular. 

En el pulmón izquierdo, respiración pueril o exajerada. 

En el corazón se notaba que las contracciones ventriculares eran 
mui enérjicas, simulando verdaderas palpitaciones, que se tomaron 
en un principio como signo de lesiones cardíacas; mas, después, ha- 
ciendo detener la respiración al enfermo, comprobamos que lo que 
en ese órgano pasab<>. era normal i ñsiolójico. 

Examinando la rejion abdominal, nos llamó desde luego la aten- 
ción la presencia de un tumor esférico del tamafio de una manzana, 
duro, doloroso a la presión, perfectamente limitado por el hígado i el 
bazo, colocado en el medio de ambas visceras i que acusaba una ma- 
tidez mui manifiesta a la percusión, i cuya naturaleza era mui difícil 
de apreciar a primera vista; sin embargo, después de una prolija i 
atenta obsei*vacion, nos pareció de consistencia líquida, si juzgamos 
únicamente por la fluctuación no mui sensible que ahí se produda 
cuando, aplicando una mano en una de las estremidades del tumor, 
percutíamos con la otra en el lado opuesto. 

¿Cómo se había formado este tumor? ¿Qué causas habían interve- 
nido en su desarrollo? ¿Cuál era su verdadera naturaleza? 

Hé aquí tres cuestiones de suma importancia que era preciso dilu*- 
cidar, aun cuando no contábamos con ningún elemento para ayudar 
al buen éxito de nuestras tentativas, mas que con el único dato que 
nuestro enfermo suministrara a este respecto, es decir, que el tumor 
«6 h había desarrollado repentinamente. 

En presencia de este obstáculo que aparecía i tomando en conside- 
ración el estado de debilidad i de decaimiento en que se haUaba, to- 



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894 BSnSTA CLÍHZOA* 

momos el partido de atender primeramente a sa afección polmQnar, 
para ocupamos mas tarde de su lesión abdominal. 

Se diagnosticó un hidrotórax del lado derecho i se le dejó vino diu- 
rético de la Caridad, 45 gramos. 

Para tomar en tres porciones en el dia. 

Pulso, 100; respiración, 36; temperatura, normal* 

Octubre 14— P., 98; R., 36; T., normal. 

. Ha dormido bien i ha orinado poco; se queja siempre del mismo 
cansancio. El estado jeneral exactamente como en el dia anterior. Se 
resuelve practicar la toracentésis al dia siguiente. 

Dia 15.— Por la mañana (8 A. M.) P., 98; R, 34; T., 37°. El pulso 
es pequeño, acelerado. 

Hecha la punción en el sétimo espacio intercostal defecho con el 
aparato de Potain, sale un liquido amarillo verdoso, de carácter se- 
ro-purulento, sin olor, no percibiéndose ni los glóbulos del pus ni 
ninguno de los otros elementos que lo componen. Después de haber 
sacado seis Htros de liquido comienza la tos, i a los nueve litros se 
nota que el tumor abdominal va desapareciendo^ palpándose perfecta- 
mente el borde del higado i el del bazo. 

Se suspende la operación a causa de que el enfermo se siente con 
fatiga, desvanecimientos de cabeza, i que la tos es demasiado frecuen- 
te. Se le deja una poción cordial, vino de quina en la comida i reco- 
miéndase especialmente la buena alimentación. 

En la tarde del mismo dia (5 P. M.) se observa un hjero enfria- 
miento de las manos i la desaparición del soplo bronquial del vértice 
del pulmón derecho i del edema de la pared torácica del mismo lado, 
debido esto último, sin duda alguna, a la compresión que el derrame 
ejercia en la vena ázigos derecha, i desde que en este vaso desembo- 
ca la circulación parietal del hipocondrio. 

El enfermo bMl tranquilo, dice que se siente bien; en efecto, su pul- 
so es 90; R, 28; T., normal. 

En el pulmón hai siempre disminución de la vibración torácica i 
ausencia del murmullo vesicular en la base; matidez en toda la es- 
tensión del pulmón. 

El tumor ha desaparecido en gran parte i se siente ya, a la percu- 
sión, la sonoridad, aunque pequeña, de la rejion intestinal. 

Dia 16. — El estado jeneral es bueno; come con apetito i ha dormi- 
do con tranquilidad i sin cansancio. P;, 100; R, 30; T., 37.1. 

El tumor ya no existe i la sonoridad abdominal es la del estado 
normal. 

Jt. — ^Yino Oporto en la comida, i sulfato de quinina. . 20 centigramos. 
. Tómese la misma dosis tres veces al dia. 



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OBSERVACIONES CLÍNICAS. 395 

Dia 17.— P., 100; R, 36; T., 37.1. 

Se le hace una segunda punción i se estraen tres litros del mismo 
líquido sero-purulento i que posee iguales caracteres al del dia 15. 
Se practicó una inyección de agua fenicada en esta forma: 

R — Acido fénico 1 gramo. 

Agua destilada. 300 

H. una inyección. 

Estraida ésta, presentaba un color amarillo citrino mui claro i tras- 
parente, sin olor alguno. 

Dia 18.~E1 enfermo no tiene disnea i se acuesta por ambos 
lados; duerme mui bien. P., 80, fuerte, duro, lleno; B., 28; T., 37°. 
Sus respiraciones son mui amplias, se ejecutan con toda facilidad; sin 
embargo, hai disminución de la vibración torácica en la base i mati- 
dez completa. • 

Dias 19, 20 i 21.^ — Se presentan los mismos fenómenos estetos- 
cópicos, pero se observa que durante estos dias el paciente se siente 
con mas ánimo, i con mayores fuerzas: Come mui bien, con apetito, i 
sus dijestiones son mui arregladas. 

Solo entonces vinimos a comprobar que el hígado no había ocupa- 
do durante todo este tiempo su posición normal, puesto que rechaza- 
do por completo hacia abajo i a la derecha i pasando por delante del 
estómago i de los intestinos, a do^ centímetros de distancia del ciego, 
hacia mas extensa la matidez en el abdomen i ocultaba' la sonoridad 
propia de la rejion intestinal. Por lo que respecta a la forma, volu- 
men i funciones de esta viscera, nada había digno de mencionarse, 
porque este órgano desempeñaba el papel físiolójico que le corres- 
ponde en la economía de una manera sistemática i perfecta. 

El bazo presentaba una dislocación mui manifiesta, rechazado igual- 
mente de izquierda a derecha hasta ponerse en contacto inmediato 
con el lóbulo izquierdo del hígado; estaba en relación por la estremi- 
dad inferior con la S ilíaca i contribuía a hacer mas vasta por su par- 
te la matidez que se notaba en el abdomen. 

El corazón, hígado i bazo ocupan su sitio anatómico correspon- 
diente. 

Dia 22.— R, 88; R, 26; T., 37*^. La deformación de la caja to- 
rácica no es tan visible; presenta poca diferencia con la del lado iz- 
quierdo. 

El murmullo vesicular se manifiesta hasta la parte media del pul- 
món derecho; en sus dos tercios superiores hai voz i tos anfóricas, re- 
tintín metálico, ruido de bronce de Trousseau i sucusion hipocrática 
en el tercio inferior. El hidroneumotorax es mui evidente. Desde el 
23 de octubre hasta el 29 del mismo mes, se notan los mismos signos 



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896 B£ViSTA ciisriOA. 

estetoscópicos; el derrame aumenta de buqyo; el eofermo se qaeja de 
mucho calor; se le suspende el sulfato de quinina i se continúa con el 
vino de quina en la comida; toma helados en el dia. Se levai^ta pe» 
primera vez. 

Dia 30.-— Estado jeneral, bueno. P., 90; R, 24; T., 37''. Como 
siente fatiga en la noche, se le repite el vino de quina i un poco de 
coñac con agua. 

Dia 31. — ^No ha dormido bien; ha tenido escalofríos a causa 
de haberse levantado, i cefalaljia. P., 100; R, 32; T., 39.1. Se le deja 
lo siguiente: 

R. — ^Polvos de Dower 80 centigramos. 

Infusión caliente de tilo 200 gramos. 

M. i T. en dos porciones. 

Noviembre 1- — La fíeb/e no ha desaparecido del todo, tiene mucb» 
sed, pero ha dormido bien en la noche. P,, 100; R, 28; T., 39°. 

R. — Sulfato de quinina 50 centigramos. 

Agua 120 gramos. 

Acido clorhídrico q. s. 

M. i T. en tres porciones. 

Dia 2.— P., 100, blando, depresible i frecuente; R, 32; T., 38.5. 
Los escalofríos han desaparecido i ha conseguido dormir tran- 
quilamente i traspirar bastante. Persisten siempre la respiracioD, voz 
i tos anfóricas, pero limitadas únicamente, como el ruido de bronce, al 
lado interno de la escápula, i en el resto del pulmoD, desde el vértice 
a la parte media existe respiración áspera i bronco-egofonia. El de- 
rrame alcanza hasta la mitad del pulmón i el enfermo no siente dis- 
nea apreciable i sí solo se percibe matidez completa desde el vértice 
a la base. 

Desde el 3 de noviembre hasta el 7, los fenómenos estetoscópicos 
son los mismos; la deformación de la caja torácica vuelve de nuevo a 
manifestarse; el pulso ha sido durante estos dias frecuente, blando i 
ha alcanzado a 100; la respiración a 24; la temperatura lia oscilado 
entre 37 i 39^* El tratamiento ha sido el que hemos indicado én el 
dia 1^ i ademas un poco de orchata i agua con nieve. Come con ape- 
tito i duerme mui bien. 

Dia 8.— P., 95; R, 28; T., 37°. Se hace una tercera punción 
en el sétimo espacio intercostal derecho, i sale por la cánula un líqui- 
do sero-purulento, viscoso, de color achocolatado, sin grumos ningu- 
nos i de un olor mui pronunciado a hidrójeno sulfurado. 

Después de haber sacado cuatro litros de líquido se suspende la 
operación por salir mucho aire por la cánula; se practica xma inyec- 
ción de agua fenicada en esta forma: 



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OBSEBYACIOKSS CLÍNICAS. 397 

R.— Acido fénico 1 gramo. 

Aguadestüada 300 " 

Hecha la toracentésis, queda el enfermo con un dolor al pecho que 
le impide respirar con libertad; pero a las pocas horas mas tarde la 
tranquilidad aparece i la opresión no existe. 

Dias 9 i 10.— P., 90; R, 26;. T., 37^ Hai siempre matidez com- 
pleta en todo el pulmón (a causa del abundante depósito de fal- 
sas membranas en la pleura, de tal modo, que han producido un en- 
grosamiento de esta membrana), egofonía en la parte media i aboli- 
ción de la vibración en la base del pulmón. El estado jeneral es mui 
satisfactorio. 

Dias 11, 12 i 13. — Durante estos dias, el enfermo tiene lijera 
anorezia, mucha sed, pulso 110, lijero, frecuente, desapareciendo a la' 
menor presión el latido ai*teriaL K, 28; T., 38^. Hai pequeños roces 
en la base del pulmón derecho. 
Se le deja lo siguiente: 

Citrato de magnesia • . 10 gramos. 

Agua 60 

Jarabe 10 " 

Dia 14. — La fiebre ha desaparecido, el pulso ha descendido a 
95, la respiración alcanza a 24 por minuto; temperatura, 37.5. Se 
le hace una inyección yodada en esta forma: 

Tintura de yodo 15 gramos. 

Yoduro de potasio. 1 " 

Agua destilada 500 '' 

Dia 15. — ^La mejoría del dia anterior se hace mui manifiesta, 
duerme bien, come con apetito; por lo demás, los signos estetos- 
cópicoB son los mismos que hemos dado a conocer. El liquido estrai- 
do con la inyección del dia 14, de carácter sero-purulento i conserva- 
do hasta entonces, no da señales de descomposición en el frasco en 
que se le guardó. 
Dias 16 i 17.— R, 130; R., 28; T., 39.1 

Se queja de mucho calor, la lengua esta seca, la piel ardiente. Se 
le deja el siguiente purgante: 
R 

Tartrato de potasa i soda 30 gramos. 

Para tomarlo inmediatamente. 
Día 18.-P., 110; R, 28; %, 39^ 

El purgante le ha producido ocho evacuaciones; sin embargo, el 
estado febril no desaparece, por lo cual se le indica la misma poción 
que el dia 1^ de noviembre. 
Dias 19, 20 i 21. — Estado jeneral bueno; únicamente se queja de 

B. M. 61 



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398 KEVI8TA OLÍNICA. 

dolor en el pecho, de tos i de cansancio. Sns f andones dijestivas se 
hacen con perfecta regularidad. 

Dia22.— P., 95; R, 24; T., 37°. 

Se le hace una nueva inyección yodada: 

R — ^Tintura de yodo 30 gramos. 

Yoduro de potasio 4 " " 

Agua destilada 250 " 

Se estrajeron seis litros de un liquido puiTilento, de color achoco- 
latado, de un olor semejante al que se exhala en la descomposición 
de las materias animales i en la putrefacción de los cadáveres. 

Estraida la inyección, queda el enfermo con un dolor al pecho, que 
le impide respirar con hbertad, i tose con mucha frecuencia. Se le re- 
cetan pildoras de Cinoglosa, una cada cuatro horas. 

Desde esta época hasta el 4 de diciembre, el estado jeneral fué 
agravándose; el derrame volvió a reproducirse, el pulso se hizo dia a 
dia mas pequeño e imperceptible, apesar del tratamiento tónico pues- 
to en obra, como el uio de las pildoras de Blancard (2 al dia), agua 
con coñac a pasto, vino de quina en las comidas i cada tres horas un 
alimento sustancioso (jugo de carne, caldo), etc. 

La respiración, mui frecuente en este tiempo, alcanzó a 40 por mi- 
nuto; sobrevino, ademas, un edema en la cara, que mui luego se hizo 
jeneral, por la compresión que el derrame «jercia en el pulmón; pero 
no volvió a notarse la formación de ese timor líquido, fluctuante en 
la cavidad abdominal, i circunscrito a los lados por la dislocación del 
hígado i del bazo, i por arriba por el diafragma, cuyo rechazamien- 
to era en estremo notable. 

Diciembre 6. — Muerte a las 7^ de la noche. 

Autopsia. — ^Abierta la caja torácica se observó que la cavidad pleural 
del lado izquierdo no existía, presentando el pulmón de este l&do una 
adherencia completa a las paredes anterior i lateral del pacho. 

El pulmón derecho, sitio de la afección, de un color gris ceniciento, 
duro i como ulcerado en su superficie, estaba reducido a la tercera 
parte de su volumen normal, distinguiéndose los restos de los lóbulos 
superior, medio e inferior de este pulmón. 

El derrame que existia en el lado derecho era completamente pu- 
rulento, de color verde oscuro, mui fétido, i su cantídad fdé avalua- 
da en cuatro litros. 

Tratamos en seguida de comprobar la fístula pulmonar, abriendo 
la tráquea e introduciendo en ella un tubo para hacer la insuflación, 
i tuvimos la satis&tocion de encontrarla situada entre el lóbulo medio 
i él inferior del pulmón derecho. 

Los demás órganos presentaban su color i volumen normales, a es- 



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OBSSEYACI0KS8 0LÍ5ICA8. 399 

cepcion del bazo, que estaba hipertrofiado» i del hígado con tma hi- 
peremia mni manifiesta. 

Santiago, enero 4 de 1878. 

Manuel A. Tobkeso. 



REVISTA ESTRANJERA. 



Lacto-pbctina.— Existe en el comercio, i es mtii preconizada por los médicos 
arjentinos, una preparación conocida bajo este nombre, cnya fórmala es la si- 
guiente: 

Azocar de leche. 120 gramos 

Pepsina pura 24 ** 

Pancreatina 18 " 

Diastasa 1.60 centigramos 

Acido láctico 2 gramos 

Acido clorhídrico 2 " 

. Mézclese segnn arte. 
Se toma a la dosis de nn gramo en las comida& 

InocuiíAcion del cabbünco en las gallinas.— El señor Pastenr ha comunicado 
a la Academia de Medicina de Paris, en su sesión del 19 de mayo del presente año, 
la interesante relación de algxmas esperiencias relativas a la inoculación del carbun- 
co a las gallinas. Parece resultar de estas esperiencias, que no son aun definitivas, 
que lo que haría sobre todo refráctanos a la inoculación del carbunco, es decir, al 
desarrollo de la bracterídea carbonosa, a ciertos animales, especialmente a los pája- 
ros, seria la elevada temperatura de su sangre. De aqui la deducción práctica de la 
elevación de temperatura como un medio terapéutico para el tratamiento de los 
afectados i para precaver a los hombres o animales que se esponen al contajio. 

Eli SÉCALE C0BNUTT7M.— Los señorcs Peton i Labor de, en un interesante trabajo pre- 
sentado a la Sociedad de Biolojia, trabajo apoyado en esperiencias hechas en ani- 
males, prueban que el sécale obra directa, inmediatamente, sobre la fibra muscular 
de los vasos, o, de una manera jeneral, sobre la fibra lisa independiente del sistema 
nervioso. 

Sin embargo, no se tendría mas que un conocimiento mui imperfecto de la ac- 
ción del sécale, si no se >»bservaran los diferentes resultados que provoca su absor- 
ción, segim sea llevado a la economia por la inyección hipodérmica o por injestion 
estomacal; i en el primer caso, segnn que la inyección esté próxima o distante del 
punto sobre el cual se quiere obrar. 

Sea el punto de observación la oreja de un conejo albino, donde a la simple vista 
se puede notar la contracción i la dilatación de los vasos. 



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400 BBVI8TÁ XfiTBAirjEBA.. 

Bise inyecta ergotina en la b&se de la oreja de tin conejo, aloe cinco o neis mi- 
nutos se obtiene nna acción bastante enérjica en ambas. Si se hace la misma inyec- 
ción en nna pata, la acción se retarda tres o cnatro horas. Por la ÍDJeetion estoma- 
cal el efecto es ann mas tardío. Este modo de administración, preferido por los co- 
madrones, exije el empleo de dosis considerables para obtener resaltados relaÜYa- 
mente débiles. 

¿Se pnede dar hoi nna teoría de estos hechos? Si se admite, lo qne parece faen 
de dnda, qne el sécale obra sobre la fibra muscular lisa, se concibe que su acción, 
como la de toda sustancia que no influencia directamente los centros nerviosos, no 
producirá mas que con lentitud efectos jenerales, i no afectará sino difícilmente la 
totalidad del organismo. Con todo, ella será intensa, rápida en el punto en que sea 
admrDiBtmda. De ahí ésta regla tan susceptible de aplicación en el tratamiento de 
las hemorrajias, que se observan en la práctica obstétrica; es necesario obrarlo 
mas cerca posible del órgano sobre el que se quiere influenciar. 

Queda para lo futuro demostrar la utilidad de las inyecciones intravenosas del 
sécale en las hemorrajias graves, al sentir de los señores Laborde i Feton, cuestión, 
a nuestro modo de ver, gravisima cuando se tiene algún respeto por la vida hu- 
mana. 

Mal TKLEGEÁFico.-— M. Onimusdaeste nombre al calambre especial a que es- 
tán espuestos los empleados de telégrafo. Ló atribuye mas a la rapidez de los mo- 
vimientos -que tienen que ejecutar que a su continuidad. 

Acción de la quinina, sobbb el útero en estado de jestacion.— Los señoras 
Dupuis i Laborde han querido ilustrar esta cuestión tan delicada como debatida con 
algunas esperiencias hechas en el laboratorio de la Facultad de Medicina de Fáris. 
De los pocas observaciones por ellos practicadas, parece resultar que la quinina tie- 
ne una acción manifiesta sobre el útero en el estado de jestacion; acción que se ma- 
nifiesta de un modo mas claro i mas notable a medida que la jestacion avanza. Sos 
esperiencias han sido practicadas en perros i conejos. 

Desinfección pob el calob.--M. Vallin, a nombre de una comisión nombrada 
por la ''Sociedad de hijiene pública i de hijiene profesional," lee, en una de las ra- 
siones de este cuerpo, un informe sobre la desinfección por el calor en los estable 
cimientos sanitarios i hospitalarios. Una temperatura de 100 a 105°, en estufas 
do vapor, parece suficiente para desinfectar completamente todos los objetos qne 
hubieren servido para los enfermos. Estos objetos debenin ser puestos en la estafa 
al salir de la sala i antes de volverlos a entrar. En los casos graves se podria que- 
mar algunos de estos objetos, según el uso adoptado en la Maternidad por M. T&r- 
niér. 

El IciDo DEL JUGO GÁSTBico.— Cárlos Bichet, qne hace desde algún tiempo inte- 
resantes investigaciones sobre la naturaleza del jugo gástrico, comunica a la Socie- 
dad de Biolojía el resultado de sus esperiencias; i creo poder afirmar definitiva- 
mente que el ácido clorhídrico se encuentra combinado en el estómago con la leacina. 

El señor Laborde, con motivo de esta comunicación, recuerda que habiéndose 
preocupado desde muchos años atrás de la misma cuestión, ha indicado un proce- 
dimiento de análisis, al cual acuerda todavía toda su preferencia sobre los proee- 
dimientos inventados después. La química, según él, es inepta para resolver con- 
venientemente la cuestión en litijio: sus métodos determinan modificaciones mni 
profundas en el líquido sobre el cual se opera; destruyen el jugo gástrico, hacién- 
dolo desconocible, i en consecuencia hacen sospechosos los resultados obtenidos. 

No es malo ser algo fisiolojista para entrar en tales anáUsis. El fisiolojista no ol- 
vida jamás que opera sobre líquidos vivientes, instables, fáciles de comprometer í 



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BmtíffA laffrejJSTESLA. 401 

- ^e 60 necesario tratar con toda dreaxnpeccion; no olvida tampoco que para adqui- 
rir nociones sóbrela yerdadera nataraleza i la composición de líquidos animales, 
importa tener en rigorosa cuenta el réjimen alimenticio i la clase zoolójica del ani- 
msL 

Bl sefior Laborde cree mas sencillo investigar la presencia de los diferentes áci- 
dos del jago gástrico haciendo obrar a éste sobre ciertas sustancias colorantes, qne, 
como el -violado de la metylanilina, varian con estremada facilidad. Algnnas gotas de 
nna solución de ácido clorhídrico lo transforman en aznl, después en yerde. Ahora, 
si se echa jugo gástrico en una solución de violado de anilina, esta solución no cam- 
bia, lo que suministra la presunción de qne el jugo gástrico no contiene ácido clor- 
hídrico; pero si se agregan al licor unas cuantas gotas de este ácido, el jugo gástrico 
se comportará inmediatamente con la sustancia colorante como lo hace el ácido 
mismo: variará. Es evidente entonces que él jugo gástrico no contiene ácido clorhí- 
drico. "Los alemanes, agregan, han adoptado el procedimiento i le hallan bueno. 
Esperamos que viniendo de Alemania a Francia será aceptado con mayor favor." 

Un Ktmvo umBiÁnco.— El distinguido oculista Galezowsky presenta a la socie- 
dad antedicha una nueva preparación midiiática proveniente de Londres, donde 
es fabricada con una pUmta australiana, estudiada por Olivo, i denominada 2)i4&oÍ5Ía 
Neupaoroidea, 

Esta sustancia es veinte veces mas poderosa qne la atropina, de uso común i dia- 
rio entre los oculistas. Sobre el ojo fisiolójico obro con mas enerjia i persistencia; 
sobre el ojo enfermo obra en casos en que la atropina no puede ser empleada sin 
causar una peligrosa irritación, en ciertas formas crónicas de iritis o de keratítis, 
por ejemplo, donde las conjuntivitis aparecen con estrafia facilidad. 

La duboisia no irrita; i Galezowsky hn podido instilarla en los ojos mas suscep- 
tibles sin causar efecto alguno desagrodablo o irritativo. 

Segpin parece, la duboisia tiene otra particularidad mas sobre la circulación reti- 
niana: la de producir una lijera conjestion venosa al rededor de la papila. 

El porvenir decidirá de la elección entre estos dos grandes aj entes midriáticos: 
la atropina i la duboisina. 

TbAT AMIENTO DE LOS VÓSOTOS INOOEBCIBLES DE LA PREÜSZ. — El doctor Tubclski, 

médico de los hospitales de Yarsovia, recomienda contra estos vómitos las duchos 
etéreas, practicadas con el aparato de Bichardson sobre lo columna vertebral, du- 
rante tres o cuatro minutos, repitiendo cada tres horas en el caso de necesidad. 

En los casos rebeldes conviene alternor los duchas de éter con los de cloroformo. 

Lo recomienda también en la coreo, asma i coqueluche. 

Este tratamiento, conocido de nosotros desde tiempo atrás, lo hemos visto produ- 
cir resultados algo favorables, aunque no decisivos, en otra clase de vómitos que se 
ligaban solo con sufrimientos del estómago i con estados nerviosos. Por eso cree- 
mos que no estaño de mas ensayorlo en casos tan diñciles i en vómitos ton tenaces 
como los de las mujeres emborazados. 

Pbemio MoNTYON.— El primer premio lo ha obtenido el doctor JoannyEendu 
por su trabajo sobre '*el aislamiento de los voriolosos en el estronjero i en Fran- 
cia," a cuyo trabajo hemos contribuido con los dotos correspondientes a Chile que 
el señor Bendu nos mandó pedir. 

Db. a. Mübillo. 

Olobhtobato de pilocabpina.— De los esperimentos practicados por el doctor 
Demetre resulta: 1. ^ Que empleada en inyecciones subcutáneas la pilocarpina o la 



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402 l^EVISTA E8TBAVJBBÍU 

dosis de dos centigramos, produce los mismos efectos que el jaborandi 2. o Qpea 
dosis menores de dos centigramos, la pilocarpina produce la diaforésis, qae «i síga- 
nos casos ha snstitnido a la diarrea. Llegando a dos centígramos, se prodúcela húít»- 
cion, i son necesarios, cuando menos, dos miligramos i medio para producir la sa- 
dacion. (Tesis de París, 1877). He visto asar la pilocarpina a la dosis de dos i me- 
dio miligramos en inyecciones hipodérmicas, produciendo a los pocos minutos su- 
dores no mui abundantes; bajo la forma pilular, a dosis un poco mas elevadas, tner 
náuseas con mucha frecuencia. 

CúBAdON ANESTÉSICA DE LAS QüEUADUBAB.— El bicabomato de soda, el lactRto i 
otras sales, han sido preconizadas para producir la anestesia de las quemaduias. 
Basta espolvorearlas con estas sustancias i colocar encima una compresa húmeda 
para que desaparezca instantáneamente el dolor. En los dias siguientes el enrojeci- 
miento no es vivo i la reparación es rápida.— (Joum. de Méd. d de Chir, Pratig., 
Marzo de 1878.) 

TODÜBO DE POTASIO I Y0DT7B0 DE ETILO EN EL ASMA.— M. G. Séc da Icotuia 611 Is 

Academia d.e Medicina a una memoria sobre este asunto, en la que consigna los no- 
tables resultados obtenidos por él con esta medicación durante cerca de ocho afioe. 
M. G. Sée emplea estos medicamentos en el 'tratamiento del asma de la manera 
siguiente: la dosis primitiva de yoduro de potasio es 1 gramo 25 centigramos, au- 
mentando gradualmente hasta 2 i 3 gramos diarios; se administra en solución en 
agua o vino, dándose una cucharada antes de cada comida. Gomo la duración del 
tratamiento es, por decir asi, indefinida, es conveniente variar continuamente el 
vehículo; en lugar de agua se puede emplear el jarabe de corteza de naranja, eta 

Al ñn de dos o tres semanas, cuando los accesos han sido atenuados, se debe dis- 
minuir la dosis del yoduro do potasio i no administrar sino 1 gramo 50 centigra- 
mos al dia. M. Sée acostumbra prescribir al mismo tiempo cada dia 10 centigramos 
de estracto de opio o 40 gramos de jarabe diacodio asociado a cantidad igual de 
jarabe yodurado, consiguiéndose asi disminuir la tos, que aumenta por ú misma la 
opresioxL 

Prescribe aun con el mismo objeto, con el yoduro o separadamente, 3 gramos de 
doral mezclado con jarabe de goma. Así, el yoduro en las comidas, el doral por la 
tarde, es un excelente medio de disminuir la disnea. 

La contra-indicación que hai para emplear este medicamento es la existencia de 
tubérculos pulmonares. El uso prolongado del yoduro de potasio trae al principio 
trasudaciones sanguinolentas de la cavidad bucal; mas tarde verdaderas hemopti- 
sis en los individuos predispuestos a los tubérculos. £1 resultado de este tratamien- 
to ha sido curación completa en casi todos los casos, aun cuando los enfermos hi^yan 
estado en condiciones atmosféricas que son habitualmente perniciosas. 

El yoduro ataca al asma en su elemento anatómico i en su perturbación funcional, 
es decir, en la inervación respiratoria, que d yodo favorece, i sobre todo en la secre- 
ción bronquial, que el yodo facilita, fluidiñcándola i prestando por eso ausilio al ac- 
ceso del aire en los pulmones. 

M. Jaccoud quiso reivindicar la prioridad del tratamiento del asma pord yoduro 
de potasio para Trousseau, que lo habría usado en 1849; pero en realidad es M. Sée 
quien ha hecho de este tratamiento una medicación sistemada i quien la ha fortale- 
cido con las observaciones clínicas necesarias. 

El yoduro de etilo (1) empleado a la dosis de 6 o 10 gotas en inhalación, en cinco 

(1) Este cuerpo, descubierto en 1825 por Gay-Lussac, es una mezcla de dos par- 
tes de alcohol i una de ácido yodhidrico. 



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BSVISTA ESTBANJEBA. 408 

casos de asma ha detenido el acceso de nna manera mni rápida. En casos de disnea 
cardiaca, de bronquitis crónica con disnea i ann en un enfermo atacado de larinjitis 
edematosa, la respiración se ha facilitado notablemente por estas inhalaciones, re- 
petidas muchas veces por dia.— f Jínm. de Méd. et de Ckir. Pratxq., Marzo de 1878.) 

DIVTEBIA; PUIíTEBXZAOIONBS DS ESSNOIA BE TBEMENTINA. — £1 doCtOr ISdcl, de 

Nueva York, dice haber empleado con muí buen éxito la pulverización de la esencia 
de trementina en la difteria. Toma un pulverizador a vapor, le llena hasta la mitad de 
agua, a la cual agrega 15 gotas de esencia, hace respirar al enfermo cada hora du- 
rante diez minutos el liquido pulverizado, a la distancia conveniente pora que el 
calor no incomode. El estado local es rápida i favorablemente modificado. — (New 
York Medical Record. ) 

La tbembntina bk la viebbb txfoídea.— En el BrUish Med. Journal de 15 de di- 
ciembre, el doctor White, de Dublin, asevera no haber perdido ningún caso de fie- 
bre tifoidea en el cual haya empleado la trementina. Su fórmula, aun en los casos 
complicados dé bronquitis i diarrea, es la siguiente:' 

Aceite esencial de trementina ) „„„ „ r „«««,^„ 

vana 7.5 gramos. 
Solución de potasa ) 

Mucilago de acacia 15 " 

Jarabe de amapolas blancas. | «q „ 

Id. de azahar. í 

Agua de alcanfor 190 " 

M.— Para tomar una cucharada cada cuatro horas, ajitando previamente el lí- 
quido. 

TbATAHIENTO del BEÜMATXSMO HUSOÜI.AB POB INTEOdONES DE MOBFINA I ATBOPI- 

KA. — El reumatismo muscular ha sido invariablemente seguido de mejoría inyec- 
tando en el cuerpo d^ músculo un octavo de grano de atropina i cantidad igual de 
morfina bien diluida.— -(Gkx2e¿. Med, deJBákia, del Boston Medie and ¡Swgic Javr- 
md.) 

Una ovabiotouía avobtumada.— -El doctor don Juan Creus, catedrático de la 
Facultad de Madrid, ha practicado una de esas operaciones con éxito completo. El 
tumor, pediculado, fué escindido con el bisturí sobre una ligadura, la superficie de 
sección cauterizada con el termo-cauterio Paquelin, los bordes de la herida perito- 
neal reunidos con tres puntos de sutura, los de la herida cutánea con cinco, dejando 
a la vista el pedículo por medio de dos largas agujas cruzadas en forma de aspas. 
La ventajosa cura de Lister, aplicada en todas sus detalles, completó la curación a 
las cuatro semanas. 

GüEBPO ESTBAf^O DEL ESÓFAGO ESPÜLBADO POB LA PABED TOBÁdCA. — El bánqUerO 

L., de Berlín, tuvo, dos años ha, la desgracia de tragar, según creyó, bebiendo 
cerveza, ima astilla de vidrio. Todos los empeños de los médicos no pudieron qui- 
tarle el dolor de la garganta ni la inclinación permanente a toser. Por fin, se fué al 
hospital AwptsUu donde se le sometió a los mas solícitos cuidados. Para mitigar los 
dolores se le hacían inyecciones subcutáneas de morfina en el pecho, i con el tiem- 
po se le formó por eso xma herida bastante grande, que le cansaba los dolores mas 
fuertes al toser. Una noche que sufría horriblemente suplicó a la hermana encare- 
cidamente llamase al médico para que le procurase algún alivio. Este ordenó apli- 
caciones frías que se hicieron inmediatamente. Entonces le pareció a la cuidadore 
ver brillar algo en la herídn; mantuvo a L. mni quieto e hizo venir al médico, qua 
ensanchó la herida con asentimiento del enfermo i pudo así estraer un considera- 
ble trozo de vidrio. De esto hace algunos meses. L. espera ahora su restablecímien- 
ta— (Oocda de CoUmia, marzo 1. o de 1878.) 



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404 BXYISTA ESTBANJXBA. 

GÁNCBB DXL SENO TBATAJX) FOB UL IBQÜBICIA DE LA GLÁNDULA ICAMASU.— £1 Obft- , 

táoulo a la circulación capilar que se consigne provocar con la aplicación perma- 
nente de una coraza compresiva de caucho, j>uede traer la curacicm del cáncer i 
demás tumores de aquel óigano» como lo ha conseguido en un easo el doctor Bou- 
chut La imposibilidad en que se pone a la sangre de llegar a nutrir las prodac- 
ciones mórbidas impide su crecimiento i ¿Avorece su atrofia.— (^c^ Qén. de MéáL, 
abril de 187&) 

Gbeosota £n la. tisis.— Después de un interesante trabajo de los doctores Bofk- 
chard i Gimbert sobre la benéfica acción de la creosota vejetal en la tisis pulmonar, 
muchos han querido ensayar este medicamento i distinguirlo de la creosota mine- 
ral con que se le confunde. 

Hé aqui reacciones características que permitirán diferenciarlas: 

La creosota de madera es un alcohol que no tiene acción sobre el tornasol, que 
tiene un olor fuerte de alquitrán no persistente, (desaparece con un simple lavado 
jabonoso) i una disolución de potasa determina en ella un precipitado blanco es- 
peso. 

Xa creosota de huUa es una mezcla de ácido fénico i de ácido cresilico que enroje- 
ce el tornasol, que tiene un olor de ácido fénico mas persistente i que no precipita 
con una disolución de potasa. 

El aceite de bacalao es un excelente vehículo para su administración; pero des- 
graciadamente, a las personas delicadas les repugna el tomarlo. 

Los doctores Gimbert i Bouchard han propuesto el empleo del vino de Málaga» 
estableciendo la siguiente fórmula: 

Creosota pura de alquitrán de haya. . . . t 13 gramos 60 centigramos. 

Tintura de jenciana 30 " 

Alcohol de Montpellier 250 ** 

Vino de Málaga es. 

para completar un litro. 

Tómese tarde i mañana una cucharada grande en un vaso de agua. 

Ijos enfermos se habitúan a estas preparaciones hasta el punto de tomarlas siii. 
repugnancia alguna. — {BxdL Qén, de Thérap, Med, et Chxr,^ diciembre 30 de 1877.) 



NECROLOJIA. 

Los últimos meses también han sido adversos a los grandes sabios i a ios gran- 
des médicos. La insaciable muerte ha devorado, con raro i luctuoso empeño, las 
mas nobles existencias de que la humanidad se enorgullece. Nosotros, que creemos 
que el médico tiene por patria al universo i por amigos toda la humanidad, que- 
remos cumplir con un deber ofreciendo el tributo de un recuerdo a sus nombres 
ilustres. 

Encabessó esta lai^ serie de nombres Pedro Afaiat el primer médico, el primer fi- 
lósofo i el primer letrado de la España jcontemporánea, cuya pérdida dese^wra tai- 
vez hoi de reparar su patria. 

Poco después cayó el viejo Erandsco Vlcenie Raspaü a quien, si con justicia pudo 
reprochársele el perseguir la popularidad por todos los caminos, no podrá, sin in- 
justicia, reprochársele el haberla alcanzado en el del patriotismo. 

Terminó su carrera Wunderlich que, sigiüendo el impulso dado por BouiUand a 
las investigaciones termométricas, logró levantar, con sus scdos esfuerzos, el edifi- 
cio completo del mad exacto de los pro<Jedimientos de investigación de la clinioa 



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EEYISTA ESTBAN JBB^ 406 

jnodexBA. A Wnndfirlidh lo debe casi todo la termometria médioa: «1 haber hecho nn 
cuerpo de doctrina sistemátíeo i razonado de lo que ¿ntes de él solo había sido un 
objeto de mera cnriosidad fisiolójica. Su obra sobre el estudio de la temperatura en 
las enfennedades, yivirá eternamente, i no como curiosidad histórica, sino como 
nn monumento de ensefSamsa práctloa, al cual deberán los médicos recurrir diaria- 
mente. 

Ha muerto Bouvier, ouyAs lecciones clínicas sobre las afecciones, crónicas del 
aparato locomotor i cuyos trabajos sobre la ortopedia imprimieron a este ramo in- 
tereaante de la cirujía el carácter de precisión que hoi aprovechamos nosotros. 

Quiüermo Stokes, profesor de medicina en la Universidad de Dublin, ha muerto 
a la edad de 74 años, ilustrado por sus numerosas obras de patolojía i clínica: Em- 
pleo del estetoscopio, Diagnóstico i tratamiento de las enfermedades del pecho 
(1837) i, mas que todo, por su Tratado de las enfermedades del corazón i de la aorta 
publicado en 1855 i que le ha dado una reputación inmensa. £1 profesor Stokes 
procuraba con afán hacer de sus discípulos verdaderos prácticos, considerando qu« 
únicamente asi podrían ser verdaderos médicos. 

EUas QinJbrac, nacido en 1791, deja un nombre afamado por la grande obra en 
que resumió todos sus trabajos anteri(»:es, el Curso teórico i clínico de patolojía 
interna i de terapéutica médica. 

Ha terminado una honrosa existencia de 47 años, Pedro Berthier, médico del hos- 
pital de Bicetre i redactor cientifíco de La FcUrie, Es autor de publicaciones estima- 
das sobre las enfermedades nerviosas i mentales. Se distinguía por lo humanitario 
i bondadoso de su carácter: cortés i compasivo con los locos, aseguran que jamás 
olvidó las consideraciones que se deben al mayor de los infortunios humanos; du- 
rante el sitio de París se encerró en Bicetre i, con admirable celo, atendió a los 
jimeve mil variolosos que en siete meses recibió ese establecimiento, convertido en 
lazareto militar. M. Thíers, al día siguiente de ser proclamado, le confirió la cruz 
de la licjion de Honor. • 

La Academia de Medicina perdió su presidente Juan Barth, cuya obra mas notable 
es el Tratado práctico de auscultación, publicado con la participación de M. H. Bo- 
ger en 1840, Tratado que contiene la esposicion mas clara, mas concisa i mas prác- 
tica del descubrimiento de Laennec. La posición esclarecida de que Barth gozaba 
a BU muerte, había sido alcanzada paso a paso en el camino del concurso. 

Ha muerto JECríz, el eminente catedrático de clínica médica de la Facultad de 
Nancy. Todas sus dotes eran propias para cautivar al numeroso auditorio que se 
agolpaba al rededor de su cátedra. El profesor Hirtz se gozaba, ante todo, con la 
enseñanza de la juventud: era estremadamente benévolo i comedido con sus disci- 
poloB, i asoció a sus obras mas importantes el nombre de muchos de ellos. La na- 
turaleza de su espíritu filosófico lo indujo a estudiar los problemas mas elevados de 
patolojía jeneral; sus investigaciones clínicas i fisiolójicas sobre los fenómenos fe- 
briles han hecho la gloria de la Escuela de Estrasburgo. Hirtz con Claudio Bernard 
han completado la obra de Wunderlich. 

Eúbnundo R, Peaüee, distinguido ovariotomista americano, falleció en Nueva 
York a los 64 años de edad. Era últimamente profesor de jinecolojía en el colejio 
de medicina de Bellevue (Nueva York). 

Tenemos asimismo noticia de la muerte de Donné, el inventor del lactoscopio, 
bien conocido por sus memorias sobre los líquidos del organismo i por aquellos ar- 
tículos impregnados del mas fino injenio parisiense con que, desde las columnas 
del Journal dea Dabais, vulgarizaba los conocimientos científicos. 

Se anuncia últimamente el fallecimiento de Voülemier, cirujano honorario de los 



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406 BEVISTA ERTRANJERA. 

hospitales, antor de varios libros de interés, entre los cuales merece particular men- 
ción nn Tratado de las enfermedades de las vías urinarias, qne, desgrociadAmente, 
ha quedado inconcluso. 

El doctor Lanihiert de Lovaina, uno de los mas caracterizados representantes del 
arte médico en Béljica, se ha estinguido en una edad avanzada. 

La ciencia no se repone todavía de la ruda impresión causada por la noticia ines- 
perada de la muerte de OUtudio Bemard, que ha sido, a la edad de 67 a&os, mtima 
de una pielo-nefritis, complicada con accidentes urémicos. 

Comenzó la carrera del jenio de la fisiolojia esperímental en Saint Jullien (Róda- 
no) el 12 de julio de 1813; acabó en París el 10 de febrero del que corre. 

Claudio Bemard sucedió a Magendie en la cátedra de fisiolojia jeneral, a Bom 
en la Academia de Medicina, a Flourens en la Academia real de Ciencias (Inslitnto 
de Francia.) 

La existencia de Claudio Bemard fué dedicada a la ciencia por entero; la ciencia 
le dará en cambio la inmortalidad. 

El secreto de la esperimentacion que parecía poseer, su actividad, que nada po- 
día fatigar, la avidez de lo desconocido que le dominaba siempre, i la buena for- 
tuna, que no es posible negarle, hicieron del fisiólogo francés una eminencia 
tan umversalmente conocida i admiroda, que hasta seria escusado enumerar 
sus trabajos. Bástanos recordar que sus estudios todos se consideran como mo- 
delos de investigación fisiolójica i que no hai pajina en los libros de medicina pn- 
blicados en estos últimos años, en que no sea invocado este nombre, CL Bemard, 
como el del mas autorizado compafiero con que puede presentarse al público tm 
hecho, una doctrina o una teoría nueva. 

I sin embargo, este hombre, que logró arrebatar a la naturaleza tantos de los se- 
cretos de la vida, este hombre, que mas que ningún otro acercó su mirada investi- 
gadora al santuarío misteríoso de lo desconocido, es el que ha pronunciado, mani- 
festando una noción clarísima del gmdo de vigor propio a las facultades del hom- 
bre, estas palabras: 

*'Fara el esperimentador no hai espirítualisrao ni materialismo; estas palabras 
pertenecen a una filosofía natural que ha envejecido i caerán en desuetud por los 
progresos mismos de la ciencia. Jamás conoceremos nosotros ni el espirita ni la 
materia; de uno i otro lado su estudio conduce únicamente a negaciones oienüfieasi 
No nos es dado sino estudiar fenómenos, conocer las condiciones de sus manifesta- 
ciones i determinar las leyes do esas manifestaciones.*' ¡Dura lección que el verdade- 
ro saber, tranquilo, modesto, quiso dar a aquel saber a medias pretensioBO i vano 
hasta atríbuir a la actividad humana como su esfera de acción, un campo ilimitado^ 
creyéndola capaz de comprenderlo todo i negando la existencia de todo lo qne no 
puede comprender! 

El padre Ánjel Secchi, el ilustre director del observatorio de Boma, ha mnerto 
cuando sus vigorosos 57 años alentaban la confianza con que se esperaban nneros 
grandes descubrimientos de su preclara intelijencia. El padre Secchi fué durante sa 
vida el respeto i la veneración de todo el mundo; para después su brillante obia 
perpetuará un nombre que con tanta felicidad supo él vincular a la ciencia del Sol, 
cuyo estudio fhé la predilección de su existencia. 

Ko menor duelo ni agradecimiento debe manifestar la ciencia a la memoria de 
OaventaUj químico francés que vivió 82 años. A él, en compañía de Pelletier i Bo- 
biquet, deben la química i la medicina los descubrimientos de la estricnina, la bro- 
cina, la veratrina, la quinina, la teína i la cafeína. El contribuyó, pues, con mocbo 
a poner a la química orgánica en el camino de progreso en que hoi va marchando, 



I 



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BEVISTA ]B!8TBA2mSRiL 407 

annqtte lenta, oontínnamente. El oontríbnyó también por eeo mismo a liacer qne 
el arte de onrar pudiese aproTechar en toda su enerjla la acción de los mas precio- 
sos ajenies terapéuticos. 

Ehumkorf, el constructor del poderoso manantial eléctrico conocido con su nom- 
bre, ha muerto a la edad de 75 años. Nacido en Alemania, residía en Francia, i go- 
zaba de una reputación universal. 

Ha muerto aquel Anionio C. Becquerd que pasó los 88 años de su larga vida tra- 
bajando por el adelanto de la ñsica. ¡Cuántos conocimientos no le deben la electri- 
cidad, el magnetismo, la capilaridad i la meteorolojia! Era últimamente catedrático 
de física en el Museo de historia natural. 

Casi al mismo tiempo terminaron ios dias de Vidor RégnavUy que a los 30 años 
reemplazaba a Bobiquet en la Academia de Ciencias. Es el autor del Curso de quí- 
mica que todos conocemos i que ha servido para la enseñanza de varias jeneracio- 
nes. &bia sido director de las Manufacturas de Sévres i catedrático del Colejio de 
Francia i de la Escuela Politécnica. Pero golpes dolorosos que su corazón de padre 
i de francés recibió hace algunos años, habian apagado ya la llama de su antes ad- 
mirable int^ijencia. 

Viendo ocultarse en t%n rápida carrera tantos de los astros que han iluminado con 
su brillo a nuestro siglo i dádole el titulo mas glorioso que ostentará en lo venidero, 
¿no da miedo el pensar de dónde vendrá la luz que los reemplace? Ia humanidad 
no es mui fecunda en jemos: aprovechar el camino que los que se van nos dejan 
alumbrado, es lo mas que podrán hacer los hombres nuevos para proseguir i fecun- 
dar la obra de aquéllos. « 

La Comisión Editoba. 



bibliografía. 



Uso mpoDÉBHioo pe lá quinina, por el doctor Stephen Bogers.-— Curioso folleto 
en el cual el autor da a conocer el peligroso i poco justiflcable tratamiento de la 
malaria por medio de inyecciones hipodérmicas de quinina, puesto en práctica en 
algunas ciudades de Estados Unidos de América, donde reina endémicamente. 

Leyendo este trabajo encontramos que el señor Bogers ha pintado al lado de las 
aparentes ventajas, indicadas por algunos apasionados a esta medicación, los nu- 
merosos inconvenientes que presenta i accidentes locales i jenerales a que da lu- 
gar, V. g., abcesos, tétanos, etc., recomendando por tanto sustituirla por la intro- 
ducción por el recto i proscribiéndola casi absolutamente de su uso hipodérmico. 

Folleto, escrito en ingles, cuya lectura juzgo útil para precaverse del empleo en 
inyecciones subcutáneas de un ájente terapéutico que puede, en lugar de combatir 
el mal, llevarle un refuerzo deplorable. 

¿PUEDX XL CLOBOFOBMO SSB USADO PAAA FAdUTAB BOBOS?— TltulO dC Una mO- 



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xnoria efioritO; por di doctor Stephen Bogers i leuda en la SooMébid Médiéo-Legal dft 
KaeTa York el 8 de enero de 1871; memoria en la que el autor se propone oombatír 
la preootipacion qne nació en algunos ánimos en la época del desenbrímieDto de 
los anestésicos de qne estos ajentes, en partícTÚar el cloroformo, podían senrir de 
auxiliares poderosos para la ejecución de robos, administrándoloe por el método 
admidriátioo durante el sueño. 

£1 doctor Bogers, después de recordamos los nombres de Wells, de Morten i de 
Simpson, cirujanos de Edimburgo, a quienes debemos el uso del clorofoimo eotto 
anestésico, hace la relación de la impresión causada por el descubrimiento de esle 
ájente i traza la historia de algunos casos de crímenes, para cuya ejecución sehA- 
bian Berrido de él, pero crímenes en los cuales hablan intervenido ciertas cireims- 
tancias que denotaban que el uso del ájente no era sino un medio convenido entre 
las partes pora salvar la responsabilidad de la victima. 

Por fin, el autor hace ver que basta tener nociones sobre la acción fisiolójica del 
cloroformo para rechazar tan temeraria idea. 

Es un tiabajo digno de atención. 

INTLTTZNGIA de IíAS INTOZIOACIONES TTSÉMICA i ALGOHÓLIOA SOBBE UL GiPACmAD 

TESTAMZNTABXA.— Cuestión importante de medicina legal desarrollada por el doctor 
Stephen Kogers en un trabajo corto, pero de alto interés práctico, leído en la Socie- 
dad Médico-L^ial de Nueva York. En unas pocas observaciones nos enseüa el au- 
tor el cuadro patolójico de dichas intoxicaciones, i el estado de alteración de las fa- 
cultades intelectuales basta para comprender la incapacidad de que están revestidos 
los afectados de uremia o alcoholismo; agregamos a esto la descripción queracon- 
tramos en el trabajo, de casos prácticos de testamentos otorgados bajo la inflaencia 
de las afecciones indicadas, casos que sirven de corroboración a la esposicion teó- 
rica de la incapacidad. 

Sin ser un estudio detenido sobre la materia, sin encontrar en él una descrípoiim 
de las fases del alcoholismo i por tanto del grado de capacidad relativa de los en- 
tregados a las bebidas alcohólicas, lo consideramos como un trabajo de utilidad e 
ínteres para investigaciones ulteriores. 

Imtububgepcion (INVAJINACI0N iNTESTiiffAii), por cl doctor stephen Bogers.— 
Trabajo completo sobre la anatomía patolójica, sintomatelojSa, marcha i tratamien- 
to de esa grave afecáon, acompañado de observaciones propias que demuestran la 
poca eficaoidad de las prescripciones puesj^s jeneralmente en práctica en una en- 
fermedad que reclama con prontitud los recursos de la ciencia. Daré a conocer el 
trataipiento indicado por el doctor Bogeirs con éxito sorprendente: "1. ^ £1 pacien- 
te debe ser mantenido tan saturado como sea posible bajo la influencia de la mor- 
fina a fin de prevenir el continuo í excesivo dolor, í oponerse a los movimientos pe- 
ristálticos del intestino. 2. ^ Los intestinos serán fi^cuentemente distendidos por 
medio de inyecciones en el recto, de aire, gas o agua tibia, o bien alternando estos 
ajentes. 3. ^ Durante la aplicación de estas inyecciones, sobre todo si se emf^ea el 
agua, el paciente debe ser colocado en posición sobre las rodillas i codos o aun en 
mayor inclinación con el pecho apoyado en una baja almohada, levantando ad la pel- 
vis i haciendo ceder al abdomen junto con el diafragma, con el objeto de obrar por 
las tracciones de ambos sobre el intestino invajinado; haciéndole volver a su poá- 
oion normal por el peso del fluido o liquido inyectado. 4. ^ Durante la aj^oaeion 
de la fuerza de estos diversos ajentes el abdomen debe ser oprimido í acodado de 
tal modo a promover su acción hacia el despliegue de la invajinacion."-— For fin, 
recomienda como recurso estremo la operación de la gastrotomía, citando obeerra- 
ciones en que ha dado magníficos resultados. 



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. Xq un tmbajo qiM haae honov » ga autor i qae debe ser ertndüida detwiíihnnflnte 
por qnien desee tener un eanocinúento exacto sobre la. inYajinacion inteetíiial i sos 
coBsecuencias. 

Abril de 187& 

YXNTDBA CaBTAZiLO K 



coNSTirncM imiici wmas. 



r>ioi3D:M:Bii33 r>Da3 1877. 



YALPAKLmo.'^EsUido samUxrío, Prédica dwL 

Enfermedades. Hom. Muj. Fall. 

Viruela 18 17 2 

Erisipela 8 3 

Escarlatina 1 8 

Alfombrilla 14 18 8 

Bronquitis ^... 41 60 3 

Tos conTulsira 11 8 

Neumonía 49 37 4 

Pleuresía 27 13 1 

Enteritis. 91 72 11 

Disenteria 96 45 18 

Colerina 23 8 8 

Tifus i fiebre tifoidea 7 11 

Hepatitis 32 T 3 

Difteria 60 51 12 

Fiebre pueri>eral 5 

Reumatismo 112 63 

BiBlis primaría 83 7 

TSais 181 140 16 

Gonorrea 3 

Oftalmia catarral 4 3 

Fiebres esenciales 2 2 

Meninjitís 4 2 3 

Flemón del cuello oon anjina* 1 

Díanea .•: 53 48 6 

Farinjitis 2 1 

Larinjitís 2 1 •• 



GooQÍe — 



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410 OOKSTXTÜOZON MÍDIOA BEmAITEB. 

Hemotisís. 10 i a 

Gaátritía 11 

Estomatitis 2 1 .. 

Fiebre intermitente... 1 

Invajinacion 1 

Observacicnes. — ^El número total de enfermos observados asciende a l,i93, de los 
que han fallecido 88; por consigoiente, la mortalidad es de tm 6.9 p.S , aproximaü- 
vamente. 

En las enfen^edades del aparato respiratorio, la proporción de las defancionei 
es de un 4.3, p.g , i en las del aparato dijestivo de un 8.6 p.g , lo que da im aumen- 
to sensible sobre el término medio de la mortalidad de este mes, que, como dejamos 
anotado, es de nn 5.9 p.S 

Ahora, por ]o que respecta a la difteria, la proporción es mucho mayor, p^es al- 
canza, como puede verse, a un 10.8 p-S ^ todavía la mortalidad ha sido mucho 
mayor en los meses pasados.— Teodo5to A Martine* liamos. 

Lazareio de Flaya .¿Inc/ta.— Existencia anterior: 15 hombres, 7 mujeres; total, 2i 
Entradas: 11 h., 6m.; t, 17. Salidas: 8 h., 8 m.;t, 16. Muertes: 7h., 2m.;t 9. 
Existencia restante: 11 h., 3 m. ; t, 14.— Jor;e Thide. 



li^J^-RZC^ D33 1878. 



Santuqo. — Esladó «aniíarto.— En la revista anterior hemos dado cuenta da ha- 
berse presentado en la ciudad algunos casos de (Ufleritis o anjina seudo-membiano- 
sa. Esos casos, que hasta hoi dia son afortunadamente no mui considerables en nú- 
mero, han producido, como es mui natural, tratándose de una enfermedad tan 
grave, serias alarmas i llamado la atención de muchos observadores. 

En las últimas semanas se han presentado todavía algunos enfermos; pero h en- 
fermedad se mantiene hasta hoi bajo la forma esporádica i puede decirse que no 
existe una verdadera epidemia. Con todo, las afecciones inflamatorias de la üiít^ 
se muestran en tan crecido número, que uno se pregunta si esas afecciones son las 
precursoras de una jeneralizacion del mal o si son, por el contrario, sus últimas 
manifestaciones. 

Grave problema, sin duda, i que no puede ser resuelto sino con el trascoiso del 
tiempo. Solamente después de muchas semanas podremos interpretar con eiactítod 
esos fenómenos. 

Por desgracia, en Valparaíso i en otras ciudades de la Bepública, los estragos de 
la difteria continúan i aun arrecian. 

Pero el cuerpo médica, que había permanecido casi indiferente o mudo, princi- 
pia a dar muestras de su actividad i de su celo por el bien público. Uno que otro 
de sus miembros ha traído a la discusión este delicado asunto i es de esperar que sa 
número aumente de dia en día. 

Un distinguido médico de Valparaíso, observado^ entusiasta, el doctor Onillermo 
Murillo, ha venido espresamente de aquella ciudad, foco inicial^ de la enfermedad 
aludida, para dar una conferencia en los salones de la Socjedad Médica. 

A mas de ilustrativos pormenores sobre laa causas que, a su juicio, sirvieron pan 



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ooTstBamucios médica bonaste. 411 

producir la infección; a mas de datos estadísticos mni curiosos sobre la marcha de 
la Terdadem epidemia observada en Valparaiso, el doctor Marillo pretende haber 
encontrado el específico de la difteria i un tratamiento profiláctico apropiado. El 
primero seria el dorato de potasa i el segundo el empleo de las preparaciones de 
quina. 

No entraremos a apreciar los fundamentos qae han servido al distingoido colega 
para obtener conclusiones que no por ser establecidas en absoluto son mejor pro- 
badas. Solo nos permitiremos establecer que este tratamiento no es n^odemo sino 
en cnanto se le ha considerado por algunos como especifico. 

Es el profesor SeeligmiUler, de Prusia, el que en el curso del año anterior ha 
creido encontrar en el clorato de potasa el especifico de la membrana o difteria, aun- 
que fundándose en concepciones teóricas, cuya demostración no está aun efec- 
tuada. 

En esa misma conferencia tuvimos el gusto de oir que un ilustrado facultativo se 
propone refutar algunas de las aseveraciones del doctor Murillo, i sabemos que el 
conocido dinicista, profesor Schneider, ilustrará la cuestión de la difteria en confe- 
rencias próximas, que colocarán la cuestión en el verdadero terreno de la práctica i 
de su estado actual 

Esperamos escuchar la opinión del eminente profesor de nuestras clínicas hospi- 
talarias para continuar la discusión de un asunto que toca tan de cerca los intereses 
de la salubridad publica. 

La vUruda, que en algunas localidades hace estragos considerables» se mantiene 
en Santiago en un estrecho i limitado círculo. 

Las (tfecciones tifoideas parecen declinar sensiblemente; pero, por desgracia, 
después de haber tronchado existencias mui queridas. Tal es, por ejemplo, la irre- 
parable pérdida del conocido joven i querido discípulo Bndecindo Lisboa. 

JjBm (tfecdoneB reumáticas, favorecidas por los bruscos cambios estacionales que 
ya se inician, toman dia por dia mayor incremento, aunque afectando en la jenera- 
lidad de los casos formas subagudas. 

Las disenterias, i en jeneral las enfermedades intestinales, desaparecen también 
gradualmente. En cambio, las inflamaciones hepáticas, que en nuestro clima son tan 
numerosas como rápidas, aumentan sensiblemente. 

I. ÜaABnB GüTIBBBXZ. 



Hospiial de San Juan dé Dios.— Existencia anterior, 370; entradas, 436; altas, 372 ; 
muertes, 87; existencia restante, 347; muertos antes de 24 horas, 15. 

HospUal de San íS-aneisco de J3or>a.-— Existencia anterior, 494; entradas, 695; 
salidas, 491; muertes, 100; existencia restante, 498. 

Lazareto de la Jfaesfranzo.-— Existencia anterior, 18; entradas, 10; salidas 8; muer- 
tes, 8; existencia restante, 12. 

Hospiial de San Vicente de Paul— Existencia anterior, 221; entradas, 296; muer- 
tes, 29; salidas, 231; existencia restante, 257; muertos antes de 24 horas, 3. 

Causas de muerte: fiebre tifoidea, 3; hepatitis, 2; disenteria, 5; viruela, 1; tisis, 5; 
reumatismo, 2; disenteria gangrenosa, 3; alcoholismo agudo, 2; difteria, 4; epilep- 
sia, 1; encefalitis, 1. 

Sala especial de variolosos.— Entradas, 5; muertes, 1; salidas, 2; restantes, 2. 

Oadárjeres sepultados ea el Cementerio: hombres, 179; mujeres, 181; párvulos, 
418. Total. 778. 



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412 oojsnnivuoioK bi±dioa Bsnviscnb 

Estado aimorférico. 

BftrómetK) a O* mm. Termómetro oefctígiada. 

Oscilación media 1.38 12'>e2 

Id. eetrema.. 6.38 21.40 

Altura máxima. 718.60 (dia 6) 28.90 (diaU) 

Id. media 715.60 17.49 

Id. minima. 712.^2 (27) 7.50 (18) 

Hmnedad relativa del air& Tensión del vapor de agua del aira 

um. 

Máxima. 93 (30-31) 12.63 (5) 

Media 69 10.05 

Mínima 32 (21) 7.43 (18) 

Número de dias despejado^ 13; nublados en partea 12; nublados, 6b 

3>iaR en que ha habido lluvia, 3. 

Altura en milímetros del agua caida, 25.0. 

Vientos.— SO., 31 ; calma, 62. 

Temblores.— Dia 14, temblor suave a las 10 h. 11 m. Dia 15, id. id. a las 18 h. 
27.5 m. Dia 16, id. fuerte a las 13 h. 36.0 m. Dial7, id. Buaveala86b. 18.0m. 

FBEIBIM4.— £1 estado sanitario de Freirina i poblaciones vecinas se ha mantenido 
satisfactoriamente durante los meses de febrero i marzo. 

En el primero solo hubo una epidemia de conjiofiUvitis cahrral que atacó a un 
gran número de personas de ambos sexos i de todas edades, desde siete a&os. Esta 
co7i/tm/ttÁ/t5 epidémica, que yo observaba por primara vez, no ofrece síntoma nin- 
guno que la diferencie de la forma eeparódica, i en su tratamiento oedia también 
fácilmente, en la jeneralidad de los casos, al colirio de sulfato de zinc Solo unos 
pocos enfermos han tenido que sufrir durante un tiempo mas largo; pero al fin han 
debido también su mejoría al sulfato de zinc en dosis mayores i mas frecuentes. 

Apesar del cuidado con que observé esta pequeña epidemia, no me ha sido posible 
determinar su causa. Debo solo notar que en dos o tres familias me ha parecido re- 
conocer como causa determinante el contc^. 

En el mes de marzo ha habido también una epidemia de arpiña eatarr<d que no 
ha ofrecido nada digno de mención especial. 

En los últimos dias he visto dos o tres enfermitos de sarampUm i uno de roaeoia. 

Las otras enfermedades propias de esta estación, i principalmente las que tienen 
su asiento en el aparato gastro-üitestiua], han faltado casi completamente este aíía 
En cambio he observado algunas neumonUu oalarraUa, de las que una sola ha ter- 
minado &talmente.-~i2. DávUa Boza, 

Sebbn A. —La viruda se ha mostrado i continúa desarrollándose oon lapidei. Tam- 
bién se ha presentado en el mineral de La Higuera. 

Tamáta.— Los casos de virutía van siendo mas numerosos cada día. 

OvAiiUB.— La vtruela progresa: se cuentan en la población mas de cuarenta enfer- 
mos, de los cuales tres fueron atacados en la cárcel allá por la mitad del meo. 

IiiiiAPBX.. — JSftodo «anitorto.— Oon la terminación de la epidemia de oofuciiuAtf, 
que por espacio de tres meses i medio reinó en este pueblo, su estado sanitario se 
ha mejorado de una manera notable Pero en casi todos los nifíos que atacó ha deja- 
do impreso el sello de su acción morbífica: tma debilidad suma i la predisposieioa 
para el infarto de los ganglios linfáticos, enfermedad que ha sustituido en gran par- 
te a la tos convulsiva. De todos los tratamientos que pusimos en práctica» el jarabe 
de Desessart consiguió alejar el intervalo de los accesos, asi como su i 



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C0N8TITIT0I0N MÉDICA BEINAMTB. 418 

Ckm otrofi medios no oonseguimos nada. En (dganas oríaturas se obtuvo el mismo 
baen resxütado con los baños tibios jeneralos. 

Se deben considerar eomo ^idómicas los afecciones m^matorias de las glándulas 
parótida i svbmaxUar, pues no hai mes en que no se presenten mas de cuatro o seis 
casos, tanto en adultos como en párvulos; jeneralmente todas terminan por la supu- 
ración, haciéndose crónicas todas aquellas que se abandonan a la abertura espontá- 
nea del acceso. 

Hemos tenido un caso do caries de la apófisis masioides después de una otorrea 
abtmdante, habiendo dado buen resultado las inyecciones de agua fenicada combi- 
nada con el jarabe de rábano. 

Los casos de tisis pulmonar son tan frecuentes, que no merecen mención especial. 

Entre las afecciones catarrales solo ha habido un caso de catarro larinjeo sin im- 
portancia. Otro de ainigdalUis que ha tenninado por supuración i ocasionado por 
un resfriado, ha sido el resultado del cambio atmosférico brusco que se ha obser- 
vado a fines del mes. 

&tado atmosférico. 

Temperatura máxima 25** (dia 21, 4 P. ]^) 

Id. míiiima. 14.7 (dia 2o, 9 P. M. ) 

Id. media 19.5 

Temblores, seis; (dias 17, 19, 20, 23, 25 i 30. ) 

Dias de lluvia, 2. 

Dias nublados totalmente, 5; en parte, 8. 

Dias despejados, 16.— Pedro N. Barros OvalU. 

San Felipe.— La epidemia éUflérica acrece en gravedad i frecuencia, pues el nú- 
mero de atacados es mayor que en los meses anteriores i la mortalidad es de cua- 
renta por ciento. 

Valpabaxso. —JEsfudo sanitario durante el primer trimestre de 1878. 

Enfermedades. Hom. 

Viruela 33 

Erisipela 19 

Escarlatina 

Alfombrilla. 15 

Bronquitis. 71 

Tos convulsiva. 22 

Neumonia 68 

Pleuretía 35 

Enteritis 210 

Disenteria \ 223 

Colerina 25 

Tifus i fiebre tifoidea. 12 

Hepatitis 91 

Difteria. 73 

Fiebre puerperal 

Reumatismo 389 

Sifllis primaria. 69 

Tisis 881 

Amigdalitis 33 

Anjina catarral 1 

Diarrea 242 



Muj. 


Fall. 


33 


4 


22 


2 


5 


, , 


14 


1 


56 


7 


25 


2 


66 


9 


17 


4 


123 


21 


186 


35 


16 


7 


9 


1 


23 


8 


82 


19 


7 


1 


137 


5 


11 




314 


37 


40 


, , 


8 




231 


31 




53 



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:, -' 'v 



414 



OONSTITUGION HÉDIOA BDINAHTB. 

Enfermedades. 



Hom. 

(xonorrea 28 

Fiebres esenoiales 9 

Hemotísis 22 



Muj. Fali. 
2 
2 
5 
4 
4 



Meninjitís 6 

Clorosis 2 

Escrófulas 2 

Afecciones orgánicas del corazón 2 

Goigontivitís diftérica ' 1 

Crup (niño) 1 

Quiste del ovario. 

Heri(]a contusa de la cabeza (niño, h^ida con desprendi- 
miento de la tercera parte del cuero cabelludo) 1 

Adenitis del cuello 

Oftalmía purulenta (niño) 

Eclamsia de la dentición 

Estomatitis ezudatiya 

Cirrosis del hígado 

Yajinitis catarral 

Gastritis 

FarálÍBis reumática 

Histeria 

Flemón del cuello 

Espasmo vesicaL 

Fiebre héctioa (niño) 

Dispepsia. 

Herida por arma de fuego 

Infección palúdica 

Sífilis secundaria. 

Orquitis 

Contusión yiolenta de los órganos generadores por desflo- 
racion. 

Observaciones. — Como se verá por las cifras apuntadas, el número de enfermoB a 
que se refiere este cuadro asciende a 3,396, la mayor parte de los cuales ba reeibi- 
do los auxilios profesionales del doctor E. BobiUier, en la dispensaría del Salvador. 
Se hace necesaria esta observación previa, porque de otra manera sorprendem U 
suma enunciada; pero trayendo a la memoria el gran concurso de eofemosque 
acude diariamente a la dispensaría nombrada, toda sorpresa o duda se disqaa. 

Desde luego se hace notar en este cuadro, la enorme proporción de «n^^rmedader 
intestinales de todo jénero, como enteritis, diarrea, disenteria i colerina, ooyo Mú 
asciende a 1,256. En este grupo la mortalidad ha sido de un 7.5 por ciento. 

Por lo que respecta a las enfermedades del aparato respiratorio como Incnqfoi- 
tis, pleuresía, neumonía, tisis, hemotísis i tos convulsiva, su número es también 
muí grande, pues alcanza a 1,082, con una mortalidad de un 5.45 por eiento. 

Estos dos grupos suman próximamente las dos terceras pairtes del total de ombos 
observados. 

En jeneral, la mortalidad ha sido de un 6.36 por ciento. Por consiguiente, la ci- 
fra mayor del aparato dijestivo puede inducimos a creer que en el trimestre deqoa 
damos cuenta ha habido en el número de pacientes i de las defunciones un amaen- 
to sensible, esplicable solo por el jénero particular de a.linventaoion a que le c 



1 
1 
1 

1 
1 
8 
4 
1 



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OGMnTüClOS IIÉDI0A fiSOVASm. 415 

el jméblo chtaante la eertadoB del Terano i pof 1m pertotbaeloiieB qne mw alimento 
introdaoe en los árganos dijestiTos. Hái que inTooar aqtii también la «laae de bebi- 
das qne son de nso tan jeneral en esta épooa. 

En efecto, las fratás Tardes, asi como las que han peimaneoido largos dias en 
noestroB mercados, espaestss al oalor qne las deseca i las hace de difícil dijestion o 
todsTia con nn principio de descomposición, son las qne se venden a mas bajo pie» 
cío, o lo qne es lo mismo, ¿as qne el pneblo se proporciona. 

Por otra parte, la chicha nneva, casi enteramente acida i ann la de bnena calidad 
en los meses de otoño, cnando es bebida en exceso prodnce annalmente esta especie 
de epidemia de disenterias, indijestíones i diarreas. 

No terminaré esta breve resefia sin llamar la atención hacia la linea del reuma- 
tismo, porqne el número de atacados dorante este trimestre ha tááo mni considera- 
ble. No es de iestrafiar qne la cifra de los hombres exceda como en el triple a la de 
las mujeres, porqne es nn hecho ja jeneralmente observado 1 admitido qne el sexo 
masculino está mas predispuesto que el femenino a la influencia del reumatismo, 
por el jénero de profesiones a que el primero se entrega. Entre éstas faai una qne 
en Yalparaiso conduce casi siempre a esta enfermedad: es la de jornalero del gre- 
mio; loe miembros de esta asociación se ocupan constantemente en la carga i des- 
carga de los buques que llegan o salen de nuestias costas. Entre ellas hai una cla- 
se especial denominada de los '«aguateros," porque son los que conduc^i las meiv 
caderias al hombro desde la orilla del mar hasta la lancha, llevando la mitad del 
cuerpo sumerjida en el agua i recibiendo en el verano el calor del sol en el resto 
del cuerpo. Estas dos temperaturas tan diversas a que está sometido al mismo tiem- 
po el sujeto, determinan, como fácilmente se comprenderá, enfermedades reumáti- 
cas de variado carácter; pero en la jeneralidad de los casos, la forma artritiea. 
Queriendo convencerme de esta hipótesis, por lo demás mui fundada, he visitado 
personalmente i en varias ocasiones la sala que en el hospital jeneral de ésta se de- 
dica a los jornaleros i he podido convencerme de qne ello es una verdad que a cada 
momento se ve comprobada por los hechos. — Teodósio A. Martinez Bamos. 

Louardo de PUnya ^ncAa.—ENBBo.— Existencia anterior: 11 hombres, 3 mujeres; 
total, 14. Entradas: 13 h., 3 m. ; t, 16. Salidas: 8 h., 4 m. ; t, 12. MujBrtes: 3 h. ; t, 
3. Existencia restante: 14 h., 1 m. ; t» 15. 

Fkbseso.— Existencia anterior: 14 hombres, 1 mujer; total, 15. Entradas: 6 h., 7 
m. ; t, 13. Salidas: 4 h., 8 m. ; t, 7. Muertes: 7 h., 2 m. ; i, 9. Existencia restante: 
9h., 8m.;t, 12. 

Mabzo. — Existencia anterior: 9 hombres, 3 mujeres; total, 12. Entradas: 9 h., 3 
m. ; t , 12. Sfilidas: 8 1l» 3 m. ; i > 11. Muertes: 3 h., 2 m. ; t, 5. Existencia restante: 
7 h., 1 m.; t, %.—^J&rjB TAíeíé. 

QuiXiZX)TA.— -La dt/terta signo haciendo numerosas victimas. Los oaUunroe i las jie- 
hrts tijoideas también son abimdantes. 

MbejpixiLa.— La membrana ha reaparecido con tal intensidad^ que en pocas casas 
ha dejado de penetrar. La diaeníería es también Areeuente. 

Andzs.— La diflería es la única enfermedad que despierta inquietud. 

Bamcagua.— La viruela ha dado su adiós. La dijiería comenaó haciendo algunas 
victimas i al fin del mes era ya una verdadera epidemia. 

Sak Fkbnaudo.— La salud pública es en jeneral buena; solo algunos caaos espar- 
cidos de fiebre tifoidea podrían desmentir lo favorable de este juicio. 

Talca.— ^ado iraniíorfo.— La d^erifíSt enfermedad que visita a esta ciudad 
desde principios de enero i que se ha presentado en los campos con la forma epidé- 
mica, tomó gran desarrollo en el mes de que damos cuenta. 8in embargo, hemos ob- 



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416 CONBTITÜGION ICéDIOA BSENAÜTE. 

servado qiie no afecta la gravedad con qtie se manifestó en febrero i principios de 
marzo, i, ademas, casi la totalidad de las defunciones las lia orijinado el crup. En- 
milias enteras, éntrela jente pobre del campo, han asilado en sns moradas a aqad 
hnésped desvastador. 

De escarlatina hemos visto seis casos i tres de fiebre tifoidea. Be esta última enfer- 
medad llegó nn ejemplo mai curioso al hospital, servicio del doctor Oarruoo; do 
era el carácter ataxo-adinámico lo que en ella llamaba la atención, sino maochas 
lacree esparcidas en distintos puntos del cuerpo, con vesicnlas llenas de un liquido 
en un todo semejantes a las que se desarrollan en una quemadura de segundo gra- 
do: la enferma murió al segundo dia de haber entrado al hospttaL 

Si la coqueluche se retiró como epidemia, no por eso faltan casos aislados: en una 
casa cura actualmente cuatro niños el doctor Donoso. 

Neumonias: solo tres enfermos han tomado asilo en el hospital; de ellos, uno con- 
trajo la enfermedad a consecuencia de un traumatismo i otro es bebedor de profe- 
sión. 

Ahora es raro encontrar un enfermo de distrUería aguda, pero no han sido tan es- 
casos los de cáUoo. 

De reumaHamo articular agudo no ha habido mas que dos enfermos, uno en el 
hospital i otro que está bajo mi asistencia: este último se halla actualmente en el 
periodo de declinación de la fiebre i mui luego Uegará a la convalecencia. 

Las enfermedades venéreas i sifiiHicas han suministrado un continjente nada des- 
preciable a la estadística médica del mes: no solo se han observado de los distintos 
periodos de la sífilis, sino que de casi todas las variedades de cada uno. De acuerdo 
con mis colegas, atribuyo el incremento del mal a la inmigración en este pueblo de 
jente sospechosa de ocultar en su organismo el elemento propagador. Talvez no es- 
tá lejano el dia en que se inculpe a las autoridades por no haber procedido, cuando 
individuos de la ciencia se lo indicaron, a reglamentar la prostitución. Desgracia- 
damente, cada dia que pasa, el mal se propaga HÜenoiosamente, i antes de mucho, 
tomará tal cuerpo, que será inútil combatirlo.— Jenaro Oontarda. 

Estado atmosférico. Termómetro centígrada 

Temperatura media del mes 19<>619 

Id. máxima absoluta 27.7 .(dia23) 

Id. mínima id 9.9 (dial8) 

Oscilación mensual 17.9 

Id. diaria mayor 12.303 (dia 25) 

Barómetro a O** nn. 

Presión media del mes 753.183 

Id. mayor absoluta 757.000 (dia 6) 

Id. menor id. 74aiO 

Oscilación mensual 8.10 

Id. mayor diaria 6.54 (dia 23) 

Dias de lluvia, 3; el 16, el 30 i el 31. 

Lluvia caida, O m. 0498. 

Dias despejados, 12; nublados en parte, 11; nublados, 8. 

Dias de viento fuerte, 2; el 25 i el 26. 

Vientos: N., 5;SE., 1; S., 18;SS0., 9; SO., 25; OSO., 6; O., 18;0N0., 5;NNO., 1. 
—León Koch. 

San Jávibb.— Han aparecido algunos casos de membrancL 

GoBQUZGUBA.— Este puerto ha sido invadido por h\ viruda, haciendo neoesarial» 
construcción de un lazareta 



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ooiJnrrrFuoiON médica. BsiNAirrB. 417 

San CXBLoe.— £1 aapecto omeiuizador de la viruela no lia cambiado. £n cnanto a 
las demafl enfermedades, todas se presentan con una rareza satisfactoria. 

Chiixan.— Parece llegar a sn fin el carácter epidémico de la viruela en la ciudad, 
después de haber causado la muerte de algunos cientos de indÍTidnos. 

En los pobladores de muchos otros puntos del departamento, la viruela se ha ce- 
bado también encarnizadamente: asi pasó, por ejemplo, en los bosques que cubren 
las laidas occidentales de los Andes, donde familias enteras de pobres montañeses 
han sido aniquiladas. Debemos advertir, sin embargo, que el dafio causado por la 
viruela en las montafias fué muchísimo mas grave en los meses de febrero i marzo 
de 1877. En el invierno el mal declinó un tanto, pero ha vuelto a exacerbarse este 
• verano. 

La coincidencia de un aumento estraordinario en la cantidad de las aguas que en 
este afio i el pasado han existido en sus acequias, parece haber tenido una influencia 
decisiva en la persistencia, intensidad i gravedad escepcionales de esta epidemia, que 
tanto aflijió a Chillan el verano. Más ¿cómo pudo realizarse la influencia de esta cir- 
cunstancia coincidente? ¿creó con sus productos miasmáticos el jérmen infeccioso 
por entero? ¿o vino solo a establecer en los individuos a ella espuestos ese estado de 
oportunidad mórbida que para prender el virus variólico requiere? Induce a creer 
lo último un hecho que ha podido observarse en esos lugares. Es la falta de difu- 
sión de la virutia en algunos puntos vecinos de Chillan cuando uno o mas variolo- 
sos trasportaban a ellas la semilla del mal; así, por ejemplo, un varioloso llega de 
Chillan al pueblo de Búlnes, que le está intimamente unido por un ferrocarril, su 
enfermedad avanza i acaba por matarlo; pues bien, en Búlnes no se ha visto duran- 
te toda la temporada ningún otro caso de viruela después de éste. En el campo, a 
pocas leguas de Chillan, hemos visto morir en el primer septerario de una viruela 
hemorrájioa maligna a un individuo que quince dias antes habia pasado una noche 
en Chillan, i éste tampoco participó su mal a nadie en la comarca. En este mismo 
lugar, i pocos dias antes, habían aparecido en dos niños virudas levísimas, verdade- 
ramente esporádicas que no se reprodujeron i que solo dejaron recuerdos escasos en 
el rostro de ambos niñoa 

Estas observaciones, pocas pero netas, hacen ver la inmensa influencia que sobre 
el desarrollo epidémico de la viruela ejerce la hijiene pública, debiendo agregarse 
esta noción a la otra ya bien comprobada de la influencia de la liijiene privada so- 
bre el contajio individual diciendo mui claro que puede aguardar a la viruela una 
ciudad preparada de tal modo, que al caer sobre ella el virus se estinga como una 
chispa al caer sobre el agua. 

F. PüQA BOSME. 



-A.BI^IX. 3DB3 1878. 



SAJUTiÁQO.^Estado aanitario, — Puede decirse que es en jeneral idéntico al de mar- 
zo. Solo hemos de notar, por una parte, la marcha invasr)ra de la anjuia seudo-membra- 
nosa, que ya. da a esta afección el aspecto de una franca epidemia, i por otra, la apa- 
rición de las enfermedades de orden inflamatorio, consiguientes a la entrada del 
otoño: erisipelas, calarrost pleuniis, neumonías. Por lo demás, la viruela, la fiebre ti- 
/Mea, la disenteria, ejercitan su dominio en una estension casi insignificante. 



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418 OOKStlTüOIOlV irístUOk BKIKAVTE* 

HospWai de San «/iiande jDuw.— Exifitencift anterior, 847; enir&das, 409$ alias, 825; 
muertes, 79^ existencia restante, 346; muertos antes de 24 horas, 17. 

HospiUü de San Eranciseo de £or;a. —Esstenoia anterior, 494; entradas, 686; 
muertes, 109; altas, 450; existencia restante, 525. 

Lazareto de ía Jlfoft?<ran«i.— Existencia anterior, 12; entradas, 7; altas 10; muer- 
tes, 2; existencia restante, 7. 

Hoápüal de San Vtcerde de Potí^.— Existencia anterior, 257; entradas, 280; muer- 
tes, 31; altas, 23; existencia restante, 275; muertos antes de 24 horas, 6. 

Causas de muerte: fiebre tifoidea, 2; h^ntitis supurada, 3; disenteria, 6;oófieo, 1; 
tisis, 6; reumatismo, 2; difteria, 4; hipertrofia del corazón, 2; parflisis, 1; flemón 
profundo, 2. 

Bala especial de Taríolosoe.— Entradas, 8; muertes, 2. 

Cadáveres sepultados en el Cementerio: hombres, 197; mujerea, 168; párrulos, 
358; Total, 723. 

Batadú aimosférieo. 

Barómetro a 0° um. Termómetro centígrado. 

Oscilación media 1.93 10**09 

Id. estrema 8.36 21.80 

Altura máxima. 721.23 (dia 80) 26.80 (día 12) 

Id. media 716.84 13.47 

Id. mínima. 712.87 (6) 4.00 (20) 

Humedad relativa del aire. Tensión del vapor de agua del aire. 

mm. 

Máxima 96 (7) ; 12.66 (13) 

Media 78 9.07 

Mínima 39 (21) 6.00 (20) 

Numero de dias despejados, 2; nublados en parte, 21; nublados, 7. 

I>ias en que ha habido lluvia, 6; niebla, 1 ; gartóa, 1. 

Altura en milímetros del agua caída, 111.1. 

Vientos. ~N., 1; E., 1; O., 1; SE., 1; SO., 25; NO., 2; calma, 59. 

Temblores.— Bia 2, temblor suave a las 11 h. 30 m. Dia 24, id. id. precedido de 
fuerte ruido subterráneo, a las 3 h. 4 m. 

Fbeibina.— Con los primeros frios del otoffo han empezado a hacerse man fi«- 
cuentee los catarros bronquiales^ las anjinas catarrales, los coritas^ i no han esoasn- 
do tampoco los catarros gastro-intestinales. 

Entre las enfermedades esporádicas, el único caso notable ha sido el de una jdren 
doncella muerta de perüonUis al décimo dia de enfermedad, cuya causa ha quedado 
desconocida para mí.— i2. Dávüa Boza. 

Sebxna.— La viruela tomó un rápido in^pemento en los primeros dias del mes; 
pero disminuyó en los últimos, pues en el lazareto no pasan de doce los enfermos. 
Parece comenzar igualmente una epidemia de difteria. Siguen mostrándose ejem- 
plos de colerína o, como la llaman atendiendo a sus dos síntomas dominantes, "le- 
pidia con calambre." 

Obo de Tamaya.— La viruda está mui esparcida; los apestados llenan el lazareto 
i otros dos tantos se curan en sus casas. 

Ovt-LLñ.-^Estado sanUárío. — lAvfrudaj después de cuatro meses de preludios i 
amenazas, ha sentado sus reales en nuestro departamento. No obstante, en esta 
población, que tiene cuatro mil habitantes, hai relativamente poces casos; pues que, 
entre dispersos i recojidos en el lazareto del Hospital, no pasan de cuarenta. (No 
hablo d^ lazareto del Quiscalj pues los diez i seis quohai son todos eonvalecieo* 



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GQN0I1TI7OION itísPIOA BraNAUrTA 419 

tefiV Bii Tamaja ha oundido mas; pues loa easos pasan de trescientos en todo ei 
mineral (7 a 8,000 habitantes) ; esto es debido, no hai dnda, a la aglomeración dejen- 
te proletaria en lugares reducidos i a la consiguiente producción de miasmas que de- 
sarrollan los desperdicios i lugares comunes, que no pueden ser removidos por la 
Absoluta carencia de agua corriente i poca policía de aseo. 

Sé que en Mialqui i Guatulame hai también viruela. 

En el minerol de Faauloillo, aunque entre población i trabajadores hai como dos 
mil habitantes, no se ha desarrollado aun la viruela hasta la fecha. Un minero que 
presentó síntomas equívocos, fué trasladado inmediatamente a un lugar distante. 

La autoridad local ha establecido, entre otras buenas medidas, una especie da 
bloqueo» si asi puede decirse, entre el mineral i los lugares infectados, sobre todo 
Tamaya, no dando tiabajo a los individuos que vienen de dichos lugares sino des- 
pués de varios días de confinación. 

£1 carácter esencialmente benigno de la epidemia i varias circunstancias, que no 
está de mas apuntar, hacen creer que, a lo menos en esta población (Ovalle) la vi- 
ruela m> tomará mayores proporciones. En primer lugar, el largo periodo trascurri- 
do desde los primeros casos; pues el primer varioloso apareció a fines de noviem- 
bre, i hasta hace dos meses, los casos en la población, con cortas alternativas, no 
pasaron de doce. En segundo lugar, la poca gravedad de la afecdon misma, porqua 
los casos mortales entre los asilados del lazareto del Quisoal (si pwmitido es dar 
eate nombre a un local reducido i malsano, compuesto de tres piezas, cuya oap»- 
oidad total no pasa de 200 metros cúbicos i donde hubo hasta diazíseis enfer- 
mos a la vez), fueron el 33 por ciento de los asistidos (de 63 asistidos, 22 muertos» 
41 curados), siendo las hemorrajias e infección purulenta las causas de muerte;, 
no observándose otras complicaciones graves en los demás casos. En tercer lugar, 
la benignidad de la estación, porque no se observan, como otros años, cambios at- 
mosféricos considerables, ni vientos helados de la cordillera, ni neblinas, etc., que 
traen los resfríos i reumatismos; observándose, al contrario, una temperatura bené- 
fica i casi constante i sin diferencias estremas entre el dia i la noche. 
' Ademas, el orden i arreglo, por la disminución del valor de los jornales, que for- 
zosamente han tenido que guardar las clases bajas de la sociedad, dadas de por si 
a la borrachera i excesos de todo jénero, unido esto al aumento progresivo de la 
vacuna i a las eficaces medidas que la autoridad toma por aislar los enfermos i para 
mantener el aseo i limpieza, tanto de los suburbios como de las acequias^ calles e 
interiores; todo esto, como digo, hace presumir que, a lo menos en nuestra ciudad, 
ya que no en los minerales i campos, la epidemia no tomará el espantoso i aterrante 
desarrollo de otros años, como el 71, en que murió, en solo Ovalle, es decir, el pue- 
blo, el 80 por ciento de los atacados i el 20 por ciento de la población en jeneral. 

Otras enfermedades no se han hecho sensibles en los meses pasados. He oido de- 
cir que en Tongoi i aun en Ovalle ha habido casos de crup o membrarui^, pero esto 
no pasa de ser alguna mala apreciación del vulgo, porque yo no he observado nin- 
gún caso, i sí algxmos de anjvnas simples, pero intensas, complicadas con abcesos 
superficiales: tal vez casos análogos fueron confundidos con la terrible anjina seu- 
do-membranosa. 

Por lo demás, nada hai que caracterice la catacion, fuera de las afecciones cróni- 
cas, sobre todo, la tisis pulmonar, que nunca es novedad en este departamento. — 
íhmdsco A. Perrn, 

San Feupb.— La epidemia de prup i difkría, que ha tenido una duración de al- 
gunos meses, parece que toca ya a su término, pues la estadística del hospital de 
San Camilo, deínuestEa que en el presente mes solo han entxado lo atacados de ea- 



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420 CONSTITUCIÓN MÉDICA BSINANTE. 

te mal, falleciendo 6, al paso qne en el mes de marzo entraron 32 i üeJIeoiefon 12. 
Si no hai ana exacerbación o recradecencia del mal, es de esperar qne dentro de 
un mes o dos, a mas tardar, haya terminado tan fatal enfermedad. 

Las afecciones benignas de garganta, como/arín;t¿¿.'9 i amigdalUis flegmonosa i v¡r 
cerosa, el falso crup, anjinas eriiematosas, etc., han dominado él cnadro patolójieo 
de las enfermedades reinantes en los cnatro primeros meses del afio. 

Las neumonías, hronquUiSf afecciones intestinales, han sido menos nnmeros&s qae en 
el año pasado. — R Pérez Font. 

QxnLiiOTA. — ^£1 estado sanitario de este departamento es, en jeneral, bueno con 
relación a la gravedad de las enfermedades que se presentan. 

Aqni, como en todas partes, la membrana es la enfermedad de moda; pero en rea- 
lidad, lo que es en el recinto de la población, no he observado en el trascurso de 
los cuatro primeros meses del año, sino ocho casos bien definidos de cK/leria i solo 
dos de crup. Los diftéricos han sido todos adultos i de ellos he podido salvar sob 
tres. 

Las enfermedades con que comunmente se las confunde i que aquí han reinado eaá 
epidémicamente, son las ajijinas catarrales i las amigdalitis Jiegmonosas. Se me ha di- 
cho, si, que en el Melón, las Hijuelas, Boco i varios otros pequeños centros de po- 
blación, han quedado casi desiertos por esta asoladora epidemia. A mi juicio, no es 
solo a la enfermedad a quien se debe ese inmenso número de defunciones, sino al 
tratamiento bárbaro que usan con los enfermos. Yo he asistido ya dos casos de anji- 
na flegmonosa, tratados por aplicaciones sucesivas de trozos de ladrillos hechos as- 
cuas; ambos presentaban dos estensas escaras en la rejion anterior del cuello. Por 
lo que hace al tratamiento de la difiería, yo uso los tónicos i el clorato de potasa al 
interior. El clorato de potasa, el nitrato de plata, el ácido tánico i el ácido fénica 
al esterior en tocaciones i gargarismos, etc. 

La viruda ha hecho también su aparición; pero casi esclusivamente entre la jente 
del pueblo. El número de variolosos creo que no alcanzará a veinte. 

Últimamente he tenido cuatro casos de erisipela que se han presentado de im 
modo alarmante; pero que han cedido con mas o menos prontitud al tratamiento. 

Las disenterias i todas las enfermedades del tubo dijestivo han sido las que han 
presentado mayor número de casos a la inspección del médico. Esta es la conse- 
cuencia lójica de las desordenadas costumbres i habitual voracidad de nuestro pue- 
blo por la fruta i, sobre todo, por la famosa chicha nueva. 

Quilloto, por otro lado, es el refnjio de los enfermos del pulmón. Su número ea 
bastante crecido; entre éstos, los tísicos son, como en todas partes, los mas abtm- 
dantes. 

Gomo casos curiosos, puedo hacer notar un hidrocéfalo conjénito, nacido espontá^ 
neamente después de un trabajo de treinta horas. Yo lo vi once horas después del 
nacimiento i quedé grandemente admirado de que con solo los esfuerzos de la nar 
turaleza hubiera podido nacer una cabeza tan enorme. Hé aquí sus dimensiones: 

Diámetro fronto occipital 9 centímetros. 

«« bi-parietal 11 " 

La sutura lambdoidea 4J id. de ancho. 

El cuero cabelludo descendía lleno del liquido hidrocefálico hasta la cuarta o 
quinta vértebra dorsal, presentando un tumor de color violáceo, frió i movible. En 
el vértice de este tumor existía una estensa equimosis. Este niño creo que murió al 
día siguiente al en que me fué presentado. 

En febrero de este año tuve también un curiosÍBimo caso de esclerosis oompldaás 
lapieL (^Yéase Revista Glíaica del próximo número.)— i>. Mwrúa Ferez, 



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OONSTITÜOXOK UiSDIO A BBDUUTB. 421 

Sakta Boba de tLos Andss.— Los casos de difteria han sido nimiMOBOs; pero con 
las ultimas aguas yan •mermando. 

Bangaoua.— 'A fines del mes- comienza a desarrollarse lA-áifleiia en la cindad, en 
los campos veoinosd en Machali. • 

Cubicó.— La éUJUriahsL reaparecido. en algonas .partesdel deparlamento, princi- 
palmente en La Obra. 

TaiiOa. — ^£1 estado sanitario de la población ha mejorado notablemente en el mes 
de abril. La difteria, qne se^resentó con tan malón caracteres en febrero i marzo i 
qno se jeneralizó mas en el mes signientel ha .perdido una bnena porte de sa grave- 
dad, i los casos qne se presentan aun a nuestra observación son cada vez mas be- 
nignos. Esio nos hace creer que ella no tardará macho en abandonamos por com- 
pleto. 

Si la arteria parece despedirse de esta cindad, en cambio nos visita al estado es- 
porádico, felizmente, i no al estado epidémico, la mortífera coqueluche: nneve casos 
86 presentaron en los últimos dias de abril i uno de eUos complicado con xma pieu" 
resía con derrame. 

También al estado esporádico, se ha visto la JUbre tifoidea en tres niños i un 
•adulto. 

Los dias fríos i húmedos de la estación qne atravesamos, han hecho aparecer la 
hrcnquitis en machos individaos; han sido igualmente numerosos los casos de eori- 
ta agado. 

De erí8q>da dd tuero cabeUudo i de púrpura hemorrájica tuvimos de cada una an 
enfermo. 

Las erfecdones gyUUieas han sido tan nomeroeas o mas que en el mes anterior i 
ellas seguirán en aumento, no solo aqnS, sino también en el resto de la Bepúblioa, 
si el Gobierno no atiende a los consejos que le diera el ofio anterior la Junta de 
Hijiena 

Nos ha llamado la atención en distintas ocasiones, el haber tenido en un mismo 
dia, varios de nosotros, algunos enfermos con accesos de asma; asi como no es raro 
encontrar, en uno o mas dias del mes, predominando los hemorrajias en sus distintos 
formas. ¿Depende esto de la mayor o menor presión barométrica o de la cantidad 
de oBcmo que hai en la atmósfera? Toca a los médicos observadores hacer solM^e es- 
te panto un estadio especial. 

Bn el hospital no hai otra particularidad digna de notarse, pues las enfermeda- 
des afluidas son aun mas escasas ahí que en la dienta particular, que el número 
excesivo de afeodonea vedvulares del corazón «n la sala de majeres. 

No terminaremos sin dar a conocer un caso curioso observado por el doctor Ga- 
rrasoo Diaz: la enferma, nüSa de 18 afios i de constitución delicada, sin anteceden- 
tes que ilustren el diagnóstico, esperimenta fuertes dolores a los globos oculares 
que no duran mas de un minuto i vuelven a aparecer varias veoes en el dia. Termi- 
na el acceso doloroso con el derrame de lágrimas de apariencia lediosa. ¿De qué se 
trota? ¿Es ana neuraljia? 

Lo que residte sobre esta enferma, tendremos oportunidad de comunicarlo en 
otra revista. — Jenaro Oontardo, 

Estado citmosfMoo. Termómetro centígrado. 

Tanpeíatura media del mes 15''-89 

Id. máxima absoluta ....\. 21. (dia 11) 

Id. miidma id. 6.7 (dia 16) 

Osú3aoÍ0n fl^ensual 14.3 

Id. diaria mayor i 9.4 (dia S) 

B. BL 54 



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422 OONSnTUOION védioa. bbotaitce. 

Barómetro a O" mm. 

Presión media del mes 766.736 

Id. mayor absoluta 760.99 (día 30) 

Id. menor id 749.55 (dia6) 

Osoilaoion mensual 11.4Í 

Id. mayor diaria 6.44 (dial3) 

Dias de lluvia, 6. 

Lluvia caida, 81 mm. 4. 

Dias despejados, 7; nublados en parte, 12; nublados, 11. 

Dias de viento fuerte, 4. 

Vientos: K, 6; NNO., 15; NO., 3; O., 2; SO., 7; SSO., 9; S.. 5; E., 6; NB., 9.- 
Leon Koch, 

San Jávzbb.— Hái mucha vkueUu Por su causa han muerto en una sola haciencb 
diez individuos. 

Pasbau— La viruela toma cuerpo: hai 34 apestados en el lazareto i un número 
semejante en el resto de la población. La viruela es de mala especie. 

Gauqxtsnzs.— £1 estado de la salud pública es bueno. 

GoBQUECusA. — Siguen los estragos de la viruda: hai 42 apestados en él lazareto. 

San OÁBLoe.'>El invierno se introduce en el departamento de San Oárlos con 
caracteres bien marcados en su estado sanitario. Todo lo halagüeño que {«esentaU 
el clima en el primer trimestre del año, se desvanece con las funestas endemias de 
las primeras lluvias: la baja temperatura, que ya se hace notar por las hdadas mati- 
nales que albiquean nuestros tejados, a la que podemos afiadir la humedad del aiie 
i del suelo, da a la estación un carácter malsano que hace contraste con la benigni- 
dad del estío. Comienzan a desarrollarse neumoniaa violentas, de la que he visto pe- 
recer dos niños en el espacio de cuatro dias; parece que la forma doble i el cataxio 
pulmonar exajerado han sido la causa del mal resultado, pues que los casos unila- 
terales han sido felices. A las disenterias de los meses de fruta, han seguido las caimas 
catarrales (pero ningún caso maligno) en gran abundancia i en todas las edades. Es 
digno de notarse que, habiéndose desarrollado la difteria en Chillan, aquí no ha- 
ya aparecido ni una sola vez en el presente año. *'¡La membrana!" me han venido a 
decir varias veces; pero solo he encontrado una ka/vyiiis o un seudíHarup que han 
cedido a los diaforéticos i eméticos con la adición de algún purgante salino. —Lss 
tisis pulnumares de que di cuenta, han tomado vuelo, como igualmente los numaÜ- 
nws i neuraljias cutáneas. También han calmado las melrarrcQias, pero ezaspéianse 
las dismenorreas: en una de estas últimas ¡cosa rara! tengo una^le&rs intermiiwU. La 
tos convulsiva fluctúa entre quince a veinte atacados. 

Las hepaiüis aquí casi no se conocen; en cambio los desórdenes gásbieos son mni 
frecuentes, tomando la forma crónica. Hánse suspendido durante este mes los ata- 
ques cerebrales, mui comunes en niños i adultos. 

La idea sobre la salubridad local que precede, se armoniza con el estado panta- 
noso de nuestras calles, que las aguas fluviales han dejado intransitables desde 
luego. ,E8ta falta de previsión o de recursos preventivos, es lo que ahora da una ctms- 
titucion médica lamentable en este departamento, donde sus habitantes se glozían 
de tener el Ximac^ de{ ¿^. Todavía espero una estadística mas desgraciada en los 
próximos meses, que remitiré oportunamente al boletín mensual, en atención a que, 
si llueve quince dias seguidos (que aqui no es raro) quedanín las casas como en la 
palúdica Venecia, pero teniendo ademas que deplorar las infiltraciones nociías por 
el suelo de las habitaciones i el interior de las paredes: ya ha habido una muestra ea 
pequeño en el mes de las aguas nnU—E, Turenne, 



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GOireTXTÜOION UéDZOA BSZKANTS. 428 

^oto.— La viruela sigae eomo antes, sin poder conseguir la instalación de nn lasa- 
reto transitorio. 

CoNCBPGEON.-- Como enfermedad digna de mención citaremos la vfrudOf qne so- 
lo manifiesta en la clase menesterosa unos pocos casos aislados. 

Durante todo el último afio no ha tendido a jeneraUzarse mas enfermedad que 
la misma yiruda; la autoridad administrativa ha estorbado su desarrollo, actiTnn- 
do las Taounaciones i haciendo cumplir estrictamente ciertas condiciones de hi- 
jiene establecidas por una ordenanza sobre construcciones para la clase proleta- 
ria. 

F. PVOA BOBNX. 



boletín. 



:b^J^:EíZO Z3XQ 1878. 



Fkdbo Pizabbo Letton.— una disentería rebelde a todos los recursos del arte i 
a todas las solicitudes del carifio llevó a la tumba, el 30 de marzo, a este joven, que 
desempeñaba, desde hacia ocho meses, la profesión de médico. Su familia, sus 
compañeros de profesión, sus amigos, le han llorado con lágrimas del corazón. Te- 
nia 26 años i era inteligente, modesto i honrado; pero por encima de todas estas 
cualidades, poseía esa atracción indefinible del afecto ajeno que se llama simpatía. 
Por eso fué querido i es llorada 

Al entregar a la tierra sus despojos materiales, el doctor Allende Fadin, en nom- 
bre de la Sociedad Médica; el señor Buenaventura Cádiz, en nombre de la 3. ' 
Compañía de Bomberos, i el doctor Tagle A., en nombre de sus compañeros en las 
tareas de estudiante, dieron el adiós al hombre de trabajo, al filántropo i al amigo. 
Hé aquí las sentidas palabras del último: 
Señores: 

¡una vida, una esperanza, muchas esperanzas, ayer; un cadáver, hoi!. . . . ¡ün oa* 
dáver que nos une con lazos de vivos sentimientos, de profondo pesar para tribu- 
tarle nuestro último homenaje, nuestro último adiós! digo mal: un adiós que será 
el preludio de nuestros recuerdos futuros; un adiós que entraña un verdadero acto 
de justicia de los que quedamos a los que se van, dejando un vacio irreparable. 

Señores: nuestro amigo, nuestro colega, aquel que, como nosotros, había comen- 
zado pocos meses há la Iticha de la vida, después de tantos años de improbo traba- 
jo, después de tantas vijílias, después de tantas i tan duras penalidades; nuestro 
compañero que ayer no mas, puede decirse, había obtenido el título de médico en 
Chile, cuya adquisición tanto significa i tanto cuesta actualmente en este país, hoi 
se aleja de nosotros, en cumplimiento de una lei suprema e ineludible, buscando 
espacios mas serenos quizá, mas adaptables a un alma que siempre fué noble, jene- 



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1 



421 BoxoanK. 

ron i desprendida; pero* endonde no hallará, probablemente, Huí iñtensto i oaiiu 
afecciones que aqni le rodeaban, ora en el santuario del hogar, ora entre sos ood* 
pafferoA 

¡Hace apenas nnoe cuantos meses nadie habría sospechado qne tan de riprnte 
nos seria arrebatado annestra amistad Pedro Pijsarro! ¡Ahí ¡grandes seoretos seoool- 
tan en el torrente inmenso de los años! ¡Que nos faem dado comprender alguno ú> 
quiera! Así, al menos, nuestros dolores no serian tan violentos, tan súbitos, tna 
crueles. 

Oompafieros: todos hemos conocido la vida de Pedro Pizarro: ocQio smigo, neoí* 
pre era el amigo; la yolubilidad nunca se anidó en sus venas. 

Gomo estudiante, siempre jovial, siempre resignado al peso délas tareas; siempre 
selicito de alcanzar un algo mas, de sorprender alguno de los muchos nñsterios qne 
encierra la vida; era infatigable en las jomadas. Para todos agrado, aprecio; pan 
nadie el mas leve desden. Modesto, jamás hacia alarde de sus conocimientos. 
' Como médico, en los pocos meses que pudo ejercer la profesión, permitía anun- 
ciar un porvenir bastante lisonjero. 

Por esto, BUS amigos, estrechábamos con placéis sujuano. Por esto, cuando Aié 
sabida la fatal enfermedad que nos le acaba de quitar, nos hemos apresurado a lle- 
var nuestro continjente para salvarle. Profesores i condiscipulos, todos han aunado 
sus esfuerzos, nada han dejado por hacer 

Pero, señores, si la ciencia puede mucho hoi dia, no lo puede todo, i menos cuan- 
do la parca se ensaña contra una vida preciosa. ¿Por qué no elije seres que hagan 
menos falta, que se pertenezcan esdusivamente a -si mismos, i va a segar en flor 
vida de hombree abnegados que, como Pizarro, son todo para sus semejantes, nada 
para si mismos? Hé ahí arcanos que no nos es dado sondear siquiera somera- 
mente. 

Caro amigo: el Todopoderosa ha querido que las cosas pasen de esta manen, trií- 
tisima para tu familia i para tos compañeros. 

¿Acaso, libre de la envoltura terrenal que te encerraba, voltejees sobre nuestras 
oabezas abatidas bajo el peso del dolor, tranquilo por ti misñ^o, pero contristado 
por la protaida pena que ajita a tus amigos que circundan tu fosa para darte este 
amargo adiós? 

Fácjwtau dk MaDDonrÁ.—- Oelebró sesión en la noche del 21 de níkarzo, presidida 
por el señor Ministro de Instrucción Pública i con asistencia de los señores Agú- 
rre^ Allesde Padin, Díaz, Leiva, Martínez; Miquel, Murillo, Sohneider, Tocomai, 
Valdevrama i Wormald. £1 señor decano presenta a la Facultad nn proyecto de 
plan de estudios para los cursos de medicina. Puesto en disensión, él doctor Sdbnei- 
der hace algunas observaciones sobre la estension que deberla darse al estadio de la 
anatomía, haciendo presente la gran ventaja que resuHaria ^e dividir laenaeHan» 
médica en tres secciones primcipeles, a saber: 1. ^ anatomía con todas sus dasifi- 
caciones i ei^ciñcaoiones; 2. ^ fisiolojia id., i 3. * patolojía id. 

£1 señor Diaz cree que la anatomía puede estudiarse en un año; pero- ¿es estelo 
que se quiere? Nó. Lo que se desea es no solo el cono<nmienta del cuerpo^ sino muí 
principalmente el conocimiento continuado i sostenido de la disección. Oree qoe 
debe seguiíse la opinión de un celebre doctor ingles que dice: ''£1 alumno no debe 
dejar nunca de la mano el escalpelo." Antes el estudio de la anatomía eia mas es- 
tenso, i por eso, de los alumnos de aquel tiempo, han salido cirujanos, miéntr» 
que de los de ahora nó. Las reformas que introduce el nuevo plan, aunque incom- 
pletas, tienen, sin embargo, la gran ventaja de regularizar los estadios. 

£1 señor Yalderrama es de opinión que el estudio de la anatomía debe hacerse €d 



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r 



bosekcin: 



426 



doé afto& Si se hiol«r&' éb mío, reifiútazm que de cien eetadioüteB» tíieliito tino sál- 
dmñ ieptofa6clo6,> 

Loe señores Wonnald, Tooóiñal, Leiva, Murillo i Allende Fftdin espzeiEttn tañí-' 
Uea Ift opinión de qne el estudio de la anatomía debe hacerse en dos años. 

Sin mas debate se aprobó el plan de estadios tal como fué presentado. 

£1 seitor Anumátegüi ooDsalta a la Facnltad sobre la conyenienoia dé abrir ctir- 
sos eqpeoialeB pagados por los alomnos, como se. practica en Alemania. 

£1 sefiorDias oree qne no babzia difíooltad para introdncir esta reforma i ofrece 
presentar mi reglamento para abrir eí profesorado libre; 

. El señor Anmnátegai pregunta si no habria algmi medio para dar mas impnbo,' 
entusiasmo i animación por la ciencia médica. Hasta ahora se nota desidia, flojo* 
dad en los estwUa&tes, 1q onal está comprobado por el gran número de almuínós 
que salen reprobados en los exámenes. (1) Podría, por ejemplo, introducírsela 
coetambra de qne los estadiontes celebraran sesiones en la ünÍTersidad. ' Hai mía 
Sociedad Médica que» ayudada por los profesores, podría hacer machos adelantos, 
estableciendo mm especie de club médico en los salones de la Universidad, que le' 
serian faeílitados para el objeto. 

(1) Si el hecho en que se funda la aserción del señor ministro fuera exacto, la 
interpretación que él le da no seria lójica: si hai muchos reprobados, ello se deberá 
menos a gran hmguidez de los estudiantes que n gran dificultad del estudio, como 
quiera que es en los combates peleados con mas intrepidez donde muerdcb el pol- 
vo mas luchadores! 

Pero no tenemos necesidad de hacer este recuerdo en nuestro abono; son inexac- 
tos los informes que el señor ministro ha recibido, como lo probaremos con la elo- 
cuencia indiscutible de los números: 

EXAMENES DE MEDICINA BENDIDOS EN 1877. 



NOMBRE DEL RAMO. 


No. de alum- 
nos que han 
rendido exa- 
men. 


No. de alum- 
nos distin- 
guidos. 


No, de alum- 
nos aproba- 
dos. 


No. de a um- 
nos reproba- 
dosJ 


Anatomía (I.** año) 

Id. (2. o id.) 


46 
69 
76 
72 
38 
36 
33 
38 


6 

5 

9 

11 

7 

1 
14 


33' 

50 

52 

55 

21 

23 

a2 

24 


7 
19 
19 


Patolojía esterna (l.«raño) 
Id. jeneral 


8 
6 


Terapéutica 


e 


Oiru^.» 




Enfermedades de niños. . . 


•• 


Totales 


408 


53 


290 


65 







Bien se echa de ver en eSte cuadro el error en que está el señor lúimstro. El re- 
sultado de los ezázñenes de medicina es en absoluto bueno, i por no desAgradar a 
alguien no lo comparamos con el resultado de los exámenes de otras Facultades, 
que no hfui sido TÍtuperados por nadie i que, sin embargo, no podrían lucir un. 
cuadro como el de los estudiantes de medicina. 

Estas nuestras reflexiones tienen por primer objeto correjir el mal efecto de las 
palabras que vienen a enmendar. Ojalá sirvieran asimismo para indicar el camino 
endonde puede encontrarse el verdadero grado de loe defectos existentes en los es- 
tadios médicos, i reconocer el remedio eficaz que ha de curarlos, dando, de esa ma- 
nera, al señor ministro la ocasión de realizar sus bueuas intenciones. 



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'1 



426 BOlKnH. 

El Beñor Allende Fftdin h&ce presente qne si la Sociedad Médica oelébran i 
nes en la Universidad, talvez no gozaría de toda la independencia qne hoi tía 
Si la Sociedad no prospera es por falta de ayuda de los médicos. £1 periódico que 
publica se- llena con memorias de pmeba i artículos estrazgeros, pero jamás coatri- 
bnyen los profesores con sus conocimientos. (2) 

El sefíor Amnnátegni dice que desea se haga algo parecido a lo que sacede en Fran- 
cia con la Sociedad de Economistas. Varios individnos especialistas se reúnen a con- 
Tersar sobre economía i mnchas personas aprovechan de esas convenaciones den- 
tíficas, puestas al alcance de todos. Bel mismo modo los médicos podriaa celebrar 
reuniones públicas, una vez cada mes, para discutir sobre algunos puntos de im-. 
portañola. 

El señor Diaz agrega que en esas reuniones se podría hablar sobre las enfenne- 
dades reinantes. 

El señor Amunátegui espone que otro punto, sobre el cual quería llamar la aten- 
ción de la Facultad, es sobre el museo anatómico, que parece se encuentra un poco 
desatendida 

El señor Diaz responde que se está arreglando convenientemente. Si antes no se 
ha hecho, ha sido por falta de fondos. Dentro de poco estará listo i podrá entregar- 
se al público tres dias por semana. 

Se levantó la sesión. 

Tbibünal del Pbotomedicato.— Santiago, marzo 21 de 1878.— -Señor Bector: 
El profesor de química orgánica i de farmacia de la Universidad, don Anjel Váz- 
quez, propone al Ck)nsejo que a las actuales cédulas para los grados de Bachiller i 
Licenciado en Medicina, se agreguen otras de química orgánica, materia farmacéu- 
tica, botánica i formulario; añade también que con ello cree interpretar las ideas i 
deseos del que suscribe por el progreso de nuestros estudios médicos. 

Efectivamente, la indicación del señor profesor Vázquez no es mas que la mani- 
festación de un trabajo que preparo desde el año pasado para modificar las espre- 
sadas cédulas, que presentaré oportunamente al Consejo, i en el cual se da a las 
ciencias accesorias el lugar i la estension que de suyo les corresponden.— Dios 
guarde a V. &,— Wenceslao Diaz, — Al señor Eector de la Universidad. 

Santiago, marzo 30 de 1878. — Señor Ministro: Para poner en ejecución el último 
plan de estudios médicos aprobado por la Facultad de Medicina i elevado a V. & 
por el Consejo de la Universidad, es necesario hacer en el profesorado los cambios 
espresados en el pliego adjunto i nombrar, ademas, un profesor de materia médica 
i terapéutica. 

Para este cargo, i en atención a la escasez de los fondos públicos, el secretario 
interino de la Facultad, don Francisco B. Martínez, se ha ofrecido sin retribucicm 
alguna, lo que pongo en conocimiento de V. S. para que se sirva aceptarlo sí V. & 
lo tuviese asi por conveniente, adjuntándole la nota en que me hace tal ofrecimien- 
to. — Dios guarde a V. S. — Wenceslao Diaz,— -Al señor Ministro de Instrucción. 

(2) Esta es el acta publicada por los diarios. Sabiéndola emkiea en esta parte, 
hemos averiguado que las palabras pronunciadas por el doctor Allende Padin fue- 
ron, en resumen, las siguientes: 

Si la Sociedad no prospera mas, es por falta de apoyo del mayor número de pro- 
fesores i de médicosf i por esto el periódico que la Sociedad publica, se llena prin- 
cipalmente con memorias de prueba i con revista estranjera. Los médicos tienen 
un centro de reunión i estudio en la Facultad i, sin embargo, no se reúnen para 
hacer lecturas científicas o para discutir cuestiones médicas de ínteres inmediata 
Los profesores mismos, en su mayor parte, no contribuyen con sus trabajos paza el 
periódico. 



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boletín. 427 

Sociedad Médica^— Sesión del Directorio en marzo 21.— Presidencia del doctor 
Allende P.— Asistieron los directores Espinosa Y., Echegóyen, Carvallo, Barros, 
Olivareii, Sanhneza i el qne sosoribe. 

Se dio onenta: 

1. ^ De haber recibido el diario La Jovm América de París i la Oazeta Médica de 
Bahía, pidiendo oaige con la Bevisia Médica, Se acordó hacerlos. 

2. o De una nota del doctor Monoonro, del Brasil, en qae da las gracias por el 
nombramiento con qne desea honrarlo la Sociedad. 

3. ^ De nn obseqnio del seSor D. Marúa P. de su memoria para licenéiado: "Esta- 
dio sobre las aguas termales denominadas Baños del Inca." Se acordó darle las gra- 
cias. 

4. ^ De haber el señor Amao remitido la memoria que se ezije por el Beglamen- 
to para el nombramiento de miembro corresponsal. Tiene por titulo **La autopsia al 
traTes de los siglos." 

Se autorizó al bibliotecario para que venda los libros repetidos que existen en la 
biblioteca. 

Fueron presentados como socios de número los señores Exeqniel Bolados i Pedro 
Miranda por el señor Olivares, i el señor Boberto Muñoz por el señor Eohogóyen. 
€k>mo socio supernumerario, el señor Boberto Munizaga por el señor Olivares. — 
Matías Muñoz R, secretario. 

El doctos Manuel te la Babea vuelve a Santiago tras una larga ausencia, de 
que aprovechó la ciudad de la Serena. Es el autor de un trabajo sobre profilaxis de 
la tisis pulmonar; ordenada recapitulación no menos bien pensada que escrita, re- 
sumen completo de todos los conocimientos de hijiene privada concernientes a esa 
triste dolencia. 

R Pdoa Bobnb. 

El doctoe Llausás. — ^El señor doctor Francisco Llausás se encuentra nueva- 
mente entre nosotros después de una ausencia de doce años. El doctor Llausás, 
miembro de nuestra Universidad, abandonó a Chile en 1866^ dirijiéndoee al Viejo 
Mmido, a España, su país natal, por alejarse de las contiendas políticas que ajita- 
ban entonces los espiritus. 

Damos la bienvenida al distinguido ÜMSultativo, deseándole honor i provecho en 
la profesión que con tanto acierto ejerció en aquella época, uniendo a sus vastos co- 
nocimientos un corazón desinteresado, cualidades que le valieron la confianza de 
las familias mas distinguidas de nuestra sociedad. 

El DOOTOE Gbohnebt.— Besidente en la Serena desde hace algunos años, hace 
poco qué ha pasado a establecerse en la capital. £1 doctor Félix Grohnert, autor de 
algunos interesantes trabajos publicados en la Bevista Médica^ ha dejado en aquella 
provincia gratos recuerdos: su nombre ha quedado como el de uno de los mas dis- 
. tinguidos médicos que la han visitado. 

Deseamos al señor Grohnert un brillante porvenir en su nueva residencia. 

Yentuba Cabyallo £. 



GooQÍe 



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428 BOLanK. 



j^:jB:3Eixxa r>:53 a.878. 



Mabiano Ouvabbs S. i Budeoindo IdBBOA.— 'fin pocos días la maerte ba oorbido 
la exiAtencia de estos dos estudiúfites de medicina, próximos al fin de sa carrenu 
El primero ha sucumbido en San Felipe de una diabetes, contra la cual luobaba 
desde dos años antes; el segundo, de una fiebre tifoidea que lo asaltó el día mismo 
en que iba a rendir su última prueba. Olivares se habia distinguido por su padento 
dedicación a la clínica médica i deja, como prueba de su laboriosidad, una memorm 
sobre La Neumonía de los Borrachoa, Lisboa descollaba por su decidida aplicación 
•a la medicina operatoria.' 

El dolor hace comprender a cada cual la desgracia de estas pérdidas. Las palabn» 
•no pueden decir nada. 

Budecindo Lisboa, que murió en Santiago, recibió, al bajar al sepulcro, un ooa- 
movido adiós de nuestro compañero don Alejandro Agninet, que se empeñó alli en 
procuramos un consuelo de esa inesplicable fatalidad que detiene en las puertas de 
la vida tantas esperanzas bien fundadas. Ese consuelo es la certidumbre de una 
justicia eterna para todos i de una felicidad futura para los que merecían félioidad 
en esta vida. 

Tbibunaii dkl Pbotoiíbdioato.— Ha espedido tStalo de matronas a las -Befions 
Juana Zapata, Simona Salinas, Amalia Bamiree i Carmela Pizarro. 

—Santiago, abril 9 de 1878.— Señor Beotor: Después de los inf<»mes verbaks 
que he tenido el honor de dar a Y. S. acerca de la Escuela de Medioina i de las le- 
paraciones que son indispensables en ella, pongo ahora en su conocimiento que él 
señor -arquitecto don Manuel Aldunate me ha dicho que todavía no ha cubierto al 
contratista Glére la cuenta de los trabajos hechos en la Escuela i que le iba a poner 
por condición, pora dicho pago, la modificación de los empedrados 1 desagües de 
tambos patios. 

El contratista ha venido a la Escuela, i después de mandar perforar las ksas del 
zaguán, M dicho que no haza mas, i que el resto corre de cuenta de quien quáeca 
hacerlo. 

Gomo tuvo Y. S. ocasión de verio en la inspección que practicó en la Escuela, no 
es posible dejar los desagües como están porque ocasionarían un deterioro en los 
edificios que después costaria mucho repamr i mantendrían una humedad constan- 
te, que seria mui peligrosa para los alumnos i profesores que frecuentan la Escuela, 
por la mayor actividad que da a los miasmas que de suyo tienen que desprenderse 
en un establecimiento de este jénero. 

Ademas, por la escasez de fondos, la reparación de la Escuela, hecha a Ütnlo 
transitorio, tiene el carácter de permanente, sin que pueda preverse cuando se baxá 
un cambio radical. De consiguiente, es necesario darle toda la estabilidad i cMmve- 
niencia posibles en relación con la oontraia hecha, que ha sido mal cumplida, a mi 
juicio, por la falta de intervención de la comisión nombrada para ello por el señor 
Ministro de Instrucción Páblica. 

Por estas razones creo indispensable llamar la atención de Y. S. hacia este asun- 
to a fin de que hable con el señor Aldunate para que obligue al contratista Olere a 
verificar los cambios indicados, i en su defecto retenerle el pago i hacer el trabajo 
por cuenta de él, deduciendo su valor del total de su cuenta. — Dios guarde a Y. S. 
^Wencedao Díaz. —Al señor Bector de la universidad. 



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^Santiago, umyód de 1878.— Señor Ministro: Para poner en ejecacion el plan de 
estudios medióos decretado por Y. S. el 12 de abril último, es necesario hacer el 
siguiente nombramiento de profesores: 

£1 profesor de anatomía, don Valentín Saldias, desempefiará la clase de fisiolo- 
jia. 

El profesor de fláiolojia i de medicina legal, don Pablo Zorrilla, desempefiará 
esta última clase. 

£1 profesor de partos i de terapéutica i materia médica, don Adolfo MuriÜo, hará 
la clase de partcüs, clínica de partos i enfermedades de recien nacidos. 

£1 profesor de enfermedades de niños, don Francisco J. Tocomal, hará también 
clase de clínica de estas enfermedades. 

Nómbrase profesor de terapéutica i materia médica a don Francisco B. Mártir 
ítez. 

Al llamar la atención de V. S. sobre este asunto, me permito significarle la oon- 
▼enieucia de hacer esta designación de profesores, si V. S. lo tiene a bien, lo mas 
pronto posible para que se abran los cursos que aun están cerrados apesar de lo 
avanzado del afío escolar. ->!Dios guarde a Y. H.— Wenceslao Díaz,-- Al señor Minis- 
tro de Instrucción Pública. 

Consejo Üniyebsitabio.— Sesión del 22 de marzo de 1878.— Se dio cuenta:—!. ^ 
Be tm oficio del Decano de Medicina remitiendo el plan de estudios aprobado lá 
noche anterior por la Facultad. Fué aprobado i se acordó remitirlo al Gobierno. — 
2. ® De otra nota del mismo Decano comunicando que el profesor de la Universi- 
dad, .don Anjel Vázquez, ha hecho presente lo que él mismo le habia comunicado 
sobre la idea que tenia de incluir los ramos de ciencias accesorias en las cédulas pa- 
ra grados de medicina. 

BoGiXDAi> Medica.— Sesión en 5 de abril.— Presidencia del doctor Allende P. — 
Asistieron los directores Espinosa, Barros, Olivares, Aguinet, Aguirre, Pttga« Carva- 
llo i Echegóyen. 

Leída i aprobada el acta anterior, se díó cuenta: 

1. ^ De un obsequio de varias obras de medicina hecho por los señores Lathrop 
hermanos. 

2. ^ De ofro obsequio del señor E. Con! de su folleto Apuntes sdÍMre la estadislka 
mortuoria de la ciudad de Buenos Aires desde 1869 hasta 1877. 

Se acordó darles las gracias. 

3. ^ De una nota del Ministro de Instrucción Pública en que nombra Sil señor 
Echegóyen para cobrar en la Tesorería Fiscal, por trimestres vencidos, la subven- 
ción del gobierno a la lUvisia Médica, 

Se acordó proponer a la Sociedad como miembros corresponsales a los doctores 
Moncorvo, Martina Costa i José de Soes i Sigueira, residentes en el Brasil, autores 
de muchas obras notables. 

Se autorizó al bibliotecario para que franquee la Bewsia Médica para canjearla 
con periódicos de medicina estranjeros. 

A indicación del señor Puga se acordó hacer inmediatamente el encargo de U- 
htOB a Europa. 

Fueron presentados como socios de número los señores Florencio Hurtado i Gui- 
llermo Sol; el primero por el señor Puga i el segundo pot el señor Barros.- Jlatfe» 
MímotM., secretario. 

Cbn/erencio.— El doctor don Guillermo Murillo, de Valparaíso,, ha dado en la 
Sociedad Médica una interesante conferencia sobre la última epidemia diftérica 
de aquel puetto. Después de hacer la conveniente relación, avanzó ciertas ideas so- 

B. BL 66 



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430 boletín. 

bre la etiolojia, profilaxia i especificidad de esa dolencia, ideas que tienen, con las 
investigaciones hecSas en Yalparaiso, una comprobación suficiente para producir 
la certidumbre en el ánimo de su autor, pero que deben esperar, para ser admitidas 
por la jeneralidad, la confirmación esperimental i clínica a que hoi debe sujetarse 
toda .teoria nueva. 

Por lo demás, la conferencia del doctor Murillo fué nueva, brillante, i ha de ser, 
sin duda, provecbobo. La Sociedad Médica f aé agradablemente impresionada por 
ella i ha quedado agradeciéndola. 

Sociedad Clínica de Valpabaiso.— En una de sus sesiones ordinarias presenta 
el doctor Gooper dos individuos: uno que ha sido curado de un aneurisma de la 
iliaca estema i otro que conserva su vida gracias a la traqueotomia. Después de 
examinados e interrogados convenientemente por todos los miembros, el doctor 
Gooper hace la relación de ambos enfermos, tal como las publica en la sección res- 
pectiva de este número de la Revista el doctor Martínez Bamosj proHsecretario de la 
Sociedad. 

Estos dos observaciones tienen im valor absoluto i manifiestan, una vez mas, el 
laudable espíritu dé progreso que anima a la asociación de Valparaíso. 

Clases libbes de medicina. — Él doctor Bizio, antiguo profesor de la clase de 
obstetricia para matronas, viendo suprimida esta clase por razones de economía i 
queriendo evitar el dafío resultante de tal supresión, ha tenido la jenerosa idea de 
continuar gratuitamente enseñando el arte de los partos a las jóvenes que quieran 
seguir esta carrera. 

El doctor Orrego Luco ha abierto también espontáneamente un curso de patolo- 
jia jeneral, que ya se ve concurrido. 

El doctor David Tagle A. ha iniciado igualmente un curso libre de patolojia in- 
terna, con previo repaso de la anatomía i fisíolojía del órgano que se estudia i apli- 
cación clínica. 

La asiduidad con que a él concurren numerosos discípulos, manifiesta cmm ne- 
cesario era i cuan pronto se han reconocido las ventajas del método de ensefianssa 
de la patolojia que, basándola en el conocimiento perfecto del órgano i de su fun- 
ción, la termina a la cabecera del enfermo con el análisis de la patojenia i la ob- 
servación de los acciones terapéuticas;— método de enseñanza que requiere en el pro- 
fesor una dedicación constante de todos los días i de todas las horas, que no podría 
exijirse de los profesores oficíales, sino haciendo del profesorado una carrera i pro- 
porcionándole una retribución correspondiente. 

La fuerza de la necesidad ha planteado aquí una institución que hace beneficios 
en todas las escuelas, como quiera que el éxito i el progreso de los cursos libres es- 
tá fundado solo en la competencia i asiduidad del profesor. 

Estos hechos revelan un adelanto en la marcha de nuestros estudios médicos, i la 
prosperidad que les ha acompañado desde un principio, permite esperar el estable- 
cimiento de nuevos cursos libres. Ojalá éstos versaran sobre algunos de los muchos 
romos no incluidos en el plan de estudios de nuestra Universidad. ¿Por qué no 
abren, sobre todo nuestros médicos de hospital, clínicas mas o menos esjMciales, a 
semejanza de las clínicas privadas de la escuela francesa? Ello prestaría a los estu- 
diantes un servicio inmenso, a los enfermos un bien inapreciable, sin exijir de los 
médicos gran recargo de trabajo. 

El número de estudiantes de medicina i los años que éstos pasan actualmente sin 
asistencia obligatoria a clínica son garantía de que no faltarán alumnos a esos cur- 
sos. Por otra parte, es tiempo ya de que se piense prácticamente en formar especia- 
listas: Ifi conveniencia de los médicos, el ínteres de la ciencia i las neoesidades de 



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boletín. 481 

nuestro pus asi lo exijen. En razón del vastisinio campo que abrazan los estudios 
médicos, i de los inmensos progresos realizados en casi todos los ramos de la cien- 
cia i en divisiones particulares de estos mismos ramos, apenas basta hoi la vida entera 
de nn hombre, consagrada al estudio, para desflorar en la teoria i en la práctica al- 
gunos de esos ramos, ¡cuánto menos no bastará para dijerir el conjunto! La divi- 
sión del trabajo es una necesidad reconocida de la medicina moderna. 

Aguas ionebales i>e Bobadilla.— Estas aguas, situadas en el departamento de 
Loncomilla, a unas tres leguas al oriente de la linea férrea, que gozan de algún 
crédito como medicinales, han sido analizadas por el sefíor Domeyko, que las con- 
sidera como potables a causa de la mínima proporción de sales que las mineralizan. 
Estft^ proporción es efectivamente solo de veinte a treinta centigramos por litro; está 
constituida en su mayor parte por cloruros. A pesar de este análisis, relativamente 
desfavorable, las ventajas de la ubicación de las Aguas de Bobadilla i la reconocida 
eficacia de aguas análogas en composición, como las de Colina, inducen a no olvi- 
darlas del todo. 

ÜN EJEMPLO DE ANOMALÍAS BENALES sc ha deposüado CU el Musco de la Socie- 
dad Médica. Aunque las irregularidades que ofrece están descritas en los autores, no 
carecen totalmente de novedad. Hé aquí su descripción hecha por don J. M. Flores 
i don J. V. Vadillo. 

Los riñones ocuparian su situación normal si no fuera que el derecho está mas 
elevado que el izquierdo, no obstante el peso del hígado. Ambos se encuentran so- 
bremontados por las cápsulas suprarenales respectivas, que no presentan mas par- 
ticularidad que el desarrollo exajerado de sus arterias medias, de las cuales es úni- 
ca la derecha i doble la izquierda. 

Los dos riñones están unidos por su estremidad inferior, presentando en su con- 
junto la forma de una herradura con su concavidad hacia arriba, siendo la mitad 
izquierda mas estensa e irregular que la derecha i presentjindo en la parte que co- 
rresponde a su unión una estrechez que deja percibir un surco, indicio de su sol- 
dadura. El borde convexo de la herradura da paso, a la izquierda de su parte me- 
dia, a una arteria que viene de la división de la aorta en iliacas, i da salida a una 
vena que se arroja en la confluencia de las venas iliacas primitivas; notándose tam- 
bién de una a otra vena ilíaca primitiva, poco antes de su terminación, un arco ve- 
noso que recibe dos venas sacras medias. 

El rifSou derecho guarda regularidad en su forma hasta su estremidad inferior, 
que se aplasta ensanchándose para imirse al izquierdo delante de la aorta; la estre- 
midad inferior de su hilio, en lugar de seguir el borde cóncavo del rifion, invade 
un tanto su cara anterior. La Bituacion de los vasos i de la p^vis es la normal. 

El rifion izquierdo solo conserva su forma regular en la estremidad superior i en 
el borde esterno. La estremidad inferior se ensancha i aplasta considerablemente. 
El borde interno, recto, delgado, rugoso, oblicuo hacia adentro i abajo, no contie- 
ne el hilio; éste se presenta bajo la forma de una superficie triangular tomentosa, 
ocupando ima gran parte de la cara anterior. Los vasos solo pasan por el ángulo 
superior de este triángulo; el resto da salida a los cálices, que son bastante largos 
(el superior mide 5 a 6 centímetros) i que se unen mui irregularmente para formar 
la pelvis. 

Bepabos a mttestbas eevistas sanitabias.— La prensa diaria ha hecho algunos 
que debemos tomar en cuenta. 

ia PcUria del 17 de abril dice: *'A propósito de viruela, la Revista padece una 
equivocación. Al hablar de la constitución médica reinante i reflriéndose a Valpa- 
raiso, dice por febrero: "La viruela continúa en su estado estacionario; el mes ter- 



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482 BQusmu 

muxó con ticeoe apestados en el lazareto.*' En seto hai tina pe^oefSa' inezaotitod qaa 
rectificar: la virnela bajó mnoho mas que 1» escala indicada por el Boletín, paes ta- 
rante algunos dias se mantuvo entre 10 i 6." 

Por nuestra parte, agradecemos la buena intención con que se hace esta leetifi- 
cacion; pero no nos consideramos obligados a aceptarla, porque al redactar esa la- 
cónica noticia (lacónica como las damos todas para* conformamos estrictamente a 
los datos de que disponemos) no pretendíamos hacer relación minuciosa de todas 
las ^nctuaciones de la enfermedad. Solo queríamos indicar en globo su caxácter do- 
minante. Gonooiamos el descenso de que se trata; pero no consideramos que el ca- 
rácter de la afección dejara de ser estacionario por esperimentar el número de ata- 
cados un descenso de 6 o 10. 

Las Novedades, juzgando el anuncio que hizo la Revista de una epidemia de dif- 
teriai nos hace laa acusaciones de ser demasiado impresionables, de despertar en el 
público inquietudes inmotivadas i de estar mol informados. 

A lo de estar mal informados, solo diremos que sentimos no haber estada en 
posesión de los datos que conocía el articulista de Las Novedades i que le pedimos 
que siempre que tenga informes mas exactos que los obtenidos por nosotros de los 
hospitales i de la práctica privada de varios médicos acreditados, los comunique a 
la redacción de la Revista. Si no, sus criticas revelarán solo un pueril deseo de con- 
tradicción. Para saber si nos mostramos mas impresionables de lo justo, agoarda- 
mos que Las Novedades se asomen a cualquiera sala de cualquier hospital: allí vetan 
como el acontecimiento ha confirmado i sobrepasado nuestros temores. Por fin, la 
Revista se felicita de haber alarmado al público i a los médicos. De ello ha resolta^ 
do un gran beneficio: de parte del público, mayor sujeción a las reglas profilácticas 
i mayores precauciones; de parte de los médicos, discusión atenta i razonada de los 
sistemas curativos, lo que ha quitado al pronóstico mucho de su gravedad. 

El TamayOt de Ovalle, publica artículos censurando la conducta del médico de 
ciudad. Le critica el considerar benigna lá epidemia de viruela, en que, de 63 en- 
fermos, han muerto 22. Tal censura es infundada. £n una enfermedad como la vi- 
ruela, de la cual dice el eminente Jaccoud: *'La muerte es regla; la curación es es- 
oepcion," para nadie debe ser estraordinaria una mortalidad de la cuarta i aun de 
la tercera parte de los enfermos, sobre todo bajo el reinado de una constitaeion 
epidémica. Consideran culpable de esa mortandad, por el uso que ha hecho de vino 
caliente en el tratamiento, al doctor Perry. Esta acusación demuestra en su autor 
una ignorancia de los principios médicos, que no le da derecho para ju^ar de la 
materia. Sepa que todo médico está en el deber de propinar alcohol, vino i quinina 
en todo caso de viruela que, por la constitución débil i los hábitos alcohólicos del 
enfermo o por el carácter irregular i los tendencias adinámicas de la enfermedad, 
exya una medicación estimulanta Esto para el médico que no adopte una medicar 
cion esclusiva por el alcohol; que aun el que pretendiera plantearla no careceria de 
sosten ni en la teoría ni en la práctica. Agregaremos aun que puede verse, en com- 
probación, la mortalidad ordinaria causada por la viruela en Santiago: en el laza- 
reto de la Maestranza, durante los cinco meses corridos desde diciembre hasta abril 
último, sin epidemia ni otra circunstancia desfavorable, de los 98 variolosos reci- 
bidos, 42 han sucumbido; i esta mortandad, mui superior al 40 por ciento, i en 
realidad espantosa, no espanta a nadie. 

£1 doctor Ghauvel, de Valparaíso, publicó algunas observaciones a lo dicho por 
él doctor ligarte Gutierres! en nuestro. lUtimo número. Apesar de que da una apli- 
cación exajerada i una interpretación errónea a algunas aseveraciones del doctor 
ügarte, eü, articulo del doctor Ohauvel contribuirá a la dilucidación del problema 



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BOUBTur» 433 

de. la difteria. Siendo éstatmo de los propóeitofi de la Sevista manifestado por éí 
doctor ügarte, nos damos el placer de tiascribir dicho articulo: 

'*Sefior Editor de Si Mercurio: Sogtai nn articulo de la Hevista MécUoa de 
Santiago, que nsted reproduce ayer, parece qne la difteria es aun una de aquellas 
enfennedades en presencia de la cual el médico, casi sin armas, se halla reducido a 
mas o menos numerosas cauterizaciones de la garganta i %1 empleo de ese famoso 
pincel que ha conducido a tantos niños a su última movada. 

Permitame usted decirle que la ciencia médica ha ido mas allá: que, gracias a 
numerosos trabajos debidos a hombres eminentes en Alemania, en Francia, en In- 
glaterra, entre los cuales debe especialmente citarse al señor doctor SeeligmüUer, 
de Halle sobre el Soale (Prasia), a los doctores Gadet de Grossicourt, Blanche, Du- 
jardin-Beaumetz, Labbé, Sanné i Bacquoy, de la escuela de París, sabemos hoi que 
la medicación interna es la única que se debe admitir en el tratamiento de la dif- 
teria. 

El señor Gadet de Gossicourt, en su trabajo, considera a todas las cauterizacio- 
nes como peligrosas, i aconseja, solamente si hai desc(Hnposicion de las membra- 
nas, arrancarlas por medio de un chorro de agua, producido mui cómodamente por 
nn sifón de agua de Seltz. 

£1 doctor SeeligmiUler declara, en su trabajo publicado en mayo de 1877, que 
tudas esas cauterizaciones i el tratamiento local no sirven sino para redoblar las 
angustias, los gritos i esputos, no llegando ordinariamente a otro resultado que a la 
pérdida de los niños. 

El clorato de potasa en disolución es el remedio interno verdaderamente eñcaz. 
Si hasta estos últimos tiempos no ha producido los buenos resultados que se obtie- 
nen ahora, es porque no se conocía la manera de administrarlo. 

Este remedio tiene una acción local por la saliva que de él se impregna; pero su 
importancia se debe principalmente a su acción jenera¿, que consiste en devolver a 
la sangre el oxijeno que le ha sido quitado por la presencia en esta enfermedad in- 
fecciosa de pequeños corpúsculos (bacterios) clínicamente ávidos de este meta- 
loide. 

Sea o nó verdadera esta esplicacion, lo que hai de cierto es que la acción del me- 
dicamento no puede ser puesta en duda. 

Á principios de 1877, después de una sesión de la sociedad de terapéutica de Pa- 
rís, en la que los médicos que antes he nombrado habian presentado sus trabajos 
sobre los resultados obtenidos por ellos, tanto en el hospital de los niños como en 
sn clientela civil, el doctor Buoquoy resumia asi la discusión: 

"Eesulta de todo lo que acaba de oirse, que el clorato de potasa debe ocupar el 
lugar mas importante en el tratamiento de la difteria; que es preciso relegar al se- 
gando término los tratamientos locales i rechazar enlerameTUe los cáusticos e irri- 
tantes." 

El doctor SeeligmüUer, en Prusia, después de veinte años de esperünentof^ con^ 
cluye por admitir la infalibilidad del remedio. "La medicación interna, dice, es 
suficiente en todos los casos." 

En cuanto a nú, yo pongo cada dia en práctica, dorante la epidemia que reina en 
Valporaiso i sus alrededores, las lecciones de mis maestros, obt^iiendo los mas fe- 
liees resultados. 

He tratado ciertamente mas de trescientos casos de membrana, no permitiendo 
nunca tocar a la garganta, i solo he tenido que deplorar la pérdida de tres niños,, 
de los que dos estaban demasiado profundamente atacados cuando comencé su tra- 
tamiento. En cuanto al tercero, los padres^ asustados por la simplicidad del reme- 



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434 BOLSTZN. 

dio empleado, no lo creyeron suficiente i abandonaron mi tratamiento para segnir 
otro mas complicado, que terminó por xm desastre. 

Dejemos, pnes, a nn lado ese horrible pincel, instrumento de suplicio digno da 
la Edad Media, a pesar del cual se puede felizmente sanar algunas veces, p«ro q[n6 
tiene siempre por efecto agravar i prolongar la enfermedad. Ataquemos una ettfe^ 
medad jeneral por una medicación jeneral, i el éxito coronará casi siempre nuestra 
esfuerzos.—- Valparaíso, abril 13 de 1878.— -Docfor Chauvel" 

Envenenamiento atbibüixx) a ttn médico.— Grande zambra se formó con la 
historia de una receta a la cual se atribuyó la muerte de un enfermo. Dijo un dia- 
rio que esta muerte habia sido producida por ciertos papelillos que cierto fitrnia- 
céutico se habia negado a despachar i que otro despachó después rebajando la mi- 
tad de su principio activo. 

Nos hemos hecho un deber de informamos concienzudamente de la verdad del 
caso i hemos arribado a formamos un juicio netamente exacto al conocer lo siguien- 
te, que puede mostrar también la verdad a todos. 

El boticario que despachó el medicamento ha escrito al médico acusado una car- 
ta en la que niega no solo el haber modificado su composición, sino también el ha- 
ber hecho reflexiones respecto a su acción. 

La tal receta es la que aqui copiamos, que, como se ve, mandaba solamente la 
mitad de la dosis ordinaria de nuez vómica. 



B. — Pulveris nucis vomicsB 

— corticum aurantiarum 

Bicarbonatis sodas 

M. et F. chartulas, n. <> X. 

T. : Para tomar uno antes de cada comida. 



VanaflJ 



El enfermo estaba bajo la prescripción del réjimen mas severo con abstención ri- 
gorosa de alimentos sólidos, pues las perturbaciones dijestivas que sufría eran cau- 
sadas por cicatrices intestinales debidas a disenterias anteriores. Uno de sus médi- 
cos, para evitar accidentes, le habia advertido claramente sus peligras con estas pa- 
labras: "Sus intestinos están en el mismo estado que una media zurcida; el menor 
esfuerzo se los rompe." 

Cuando comenzaron los accidentes que lo llevaron a la muerte, hacia dos días 
que tomaba los papelillos i apenas medio dia que habia comido dos bee&teaks. 

Un médico, pariente del enfermo, ha declarado a la familia que los síntomas con 
que murió no son los de un envenenamiento por la estricnina, sino los síntomas de 
una perforación intestinaL 

Por fin, pedimos se recuerde cómo el periódico que denunció el suceso lo atri- 
bula a estar la receta escrita en latín i con las dosis en signos, para que se tenga 
una idea justa del fundamento i solidez de esta acusación, que no ítié en realidad 
sino una grita enjendrada por la ignorancia i alimentada por la malicia. 

¿I no es absurdo suponer capaz de .semejante tuerto a un médico "^ejo i esperí- 
mentado, a un profesor ilustrado i circunspecto, que ha sabido labrarse una repa- 
tacion en su larga i honrosa práctica? 

Estudiantes DisTiNCHCTiDos.— Bajo este epígrafe varios diarios déla capital i de 
Valparaíso han referido que algunos de los jóvenes enviados a Europa a estudiai 
medicina por cuenta del Estado, habían sido reprobados al rendir examen de médi- 
co ante nuestra Facultad. La verdad es que ninguno de esos estudiantes ha sido 
reprobado, pues que ninguno de ellos se ha presentado a rendir examen. 



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boletín. 435 

Yacdnáciones xn Chile.— Es menester apuntar en la Revista xm hecho. 

£1 ministró del Interior ha pasado ana nota a la Junta Central de vacuna obser- 
vando que en los datos sobre inocnlacioneB pasados al Ministerio, no figuran los 
departamentos de Carelmapn, ünion» Angol, Nacimiento, Anjeles, MulcheUi B^re, 
San Cários, Constitución, Combarbal¿, Freirina i Caldera. >. 

La Junta declara haber faltado vacuna en esos departamentos por ausencia de 
celo en los vacunadores i de vijilancia en los funcionarios de que dependen. 

Revista Estbanjeba.— El doctor Martinez nos ha anunciado que sus ocupaciones 
no le dejan tiempo para continuar sirviendo a la Revistcu Esperamos que la separa- 
ción del compétente redactor de nuestra Revista Estranjera no será completa i que 
sus ocupaciones no serán tantas que no le permitan recordar a la RevistOy siquiera 
sea para llevar la parte terapéutica de esa sección. 

A NX7ESTB0S LECTOBES.— Obstáculos cou quc uo hcmos dejado de luchar i que so- 
lo hoi podemos vencer, han orijinado el retardo con que se publica esta entrega de 
la Revista Médica. Los señores suscritores i miembros de la Sociedad pueden con- 
fiar en que, reconocidos i evitados ya esos entorpecimientos, la publicación de la 
Revista estará luego regularizada. Para entregar el número correspondiente a junio 
solo aguardamos recibir^las comunicaciones de provincia que han de formar el bo- 
letín sanitario de mayo. Bogamos a nuestros colaboradores se sirvan enviárnoslas a 
la brevedad posible. 

F. PüOA BOBNS. 



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4A6 DE LA CREOSOTA IH! HATA, k. 



ZD23 XjA. 



CREOSOTA DE HAYA 

EN 2Ui TBATAMIEMTO DE LA 

TISIS 3PXJX^M;0]>rA.It 



AFECCIONES CATARRALES DE US VÍAS RESPIRATORIAS 



La eficacia de la creosota de haya (fagus sylvaMca L.) en 
el tratamiento de la tisis pulmonar i de las afecciones cata- 
rrales de las vias respiratorias, ya indicada por Reichem- 
bach cuando descubrid esta sustancia en 1830, está hoi 
establecida de un modo cierto por los trabajos de los doc- 
tores Bouchard, Girabert, G-rancher, Lécorché, ete., etc., 
i la mayor parte de los médicos de los hospitales de Paris, 

Cada dia se ve aumentar el número de las curaciones i 
aparecer nuevas publicaciones sobre la seguridad de ac- 
ción de este precioso medicamento. Entre todos esos tes- 
timonios, el primero i el mas importante es el notable 
trabajo de los señores Bouchard i Gimbert (Gazette H^do- 
madaire de Médedne et de ChirurgieJ, a quienes se debe el 
honor de haber puesto en uso la medicación creosotada. 
No podríamos, por lo demás, hacer nada mejor que citar 
los principales pasajes de esa memoria, a la cual nunca se 
podrá dar demasiada publicidad. 

La tisis, como se sabe, comienza por enflaquecimiento, 
palidez i pérdida de apetito. Pronto sobreviene una pe- 
queña tos seca, con espulsion de esputos claros; el enfla- 
quecimiento continúa; después aparecen sudores noctur- 
nos, sobre todo en el pecho; dolor en la espalda entre los 
hombros; en fin, uno o varios desgarros de sangre. En- 
tonces la tos se hace mas frecuente, quintosa; los desga* 



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J>E lA OSBOBOaA BB HAYA» «. 437 

rros son verdosos, opacos, con estrías amarillas; mas tarde 
redondeados, pesados, flotantes a veces en medio de nn 
líqnido claro. Por último se hacen grisáseos, de consisten* 
cia de chano cocido, como ensuciados con sangre. La dis- 
nea i la opresión crecen; la fiebre se hace mas intensa, som- 
bre todo en la noche; después sobrevienen vámitos, dia- 
rreas i, en fin, la consunción va aumentando hasta que el 
enfermo se estingue. 

Contra esta enfermedad terrible, delante de la cual uno 
ha estado tanto tiempo desarmado, la creosota de haya 
lucha ventajosamente. Los éxitos obtenidos en los últimos 
años permiten afirmar que la terapéutica posee de hoí en 
adelante un medicamento de efecto cierto, siendo adminis- 
trado a tiempo, i que las palabras casi incurabk no podrán 
ya aplicarse a la tisis. 

Hé aquí, por lo deroas, lo que dicen los señores Bou* 
chard i Gimbert en su memoria: 

''Cuando se administra la creosota aun tísico, se obser- 
va jeneralmente, al cabo de ocho o quince dias, disminu- 
ción de la espectoracion; mas tarde, secundariamente, 
disminución de la tos. Este efecto, que es amenudo mas 
precoz, va seguido en algunos dias de la vuelta o el me- 
joramiento del apetito, de la disminución i, después, de la 
cesación de la fiebre i del aumento de las fuerzas. No es 
raro ver suprimidos los sudores al cabo de tres semanas 
de tratamiento; pero este efecto, sobre todo en la tisis de 

tercer grado, exije amenudo dos i tres meses La 

suspensión de la consunción sobreviene de ordinario al 
mismo tiempo que la desaparición de la traspiración noc- 
turna; el peso disminuye menos rápidamente o queda es- 
tacionario; después reaparece la gordura, i el movimiento 
ascendente es tanto mas marcado cuanto mas pronto, des- 
pués de empezado el tratamiento, ha comenzado a desarro- 
llarse En algunos casos el engordamiento verdadero 

sucede a la consunción. 

"Algunos dias o algunas semanas después de la dismi- 
nución del esputo i de la tos, se puede comprobar la me- 
joría de los signos físicos: primero, de los que dependen 
de la presencia de líquido en los bronquios o en las cavi- 
dades cavemulosas; después, de los que denotan la índu- 



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438 DE LA 0BB080TA XUB HATA, k. 

ración o condensación del tejido pulmonar. Esta mejoría 
se produce algunas veces con una instantaneidad difícil 
de creer, otras veces exije un tiempo considerable. 

'*Iia tos no es el primer síntoma que con esta medica- 
ción desaparece: la tos no se modera sino cuando la secre- 
ción comienza a suspenderse. 

*'Es, en efecto, contra la secreción de las vias respira- 
torias contra lo que es notable i rápida la acción de la 
creosota de haya. Así se ven los catarros brdnquicos rá- 
pidamente mejorados con su influencia; ''pero su acción 
es sobre todo manifiesta cuando la espectoracion es puru- 
lenta, hasta tal punto, que uno de nuestros colegas, que 
ha hecho uso frecuente de esta medicación, nos decia que 
consideraba la creosota como el medicamento de la úlcera 
del pulmón." En realidad, obra de un modo evidente 
contra la supuración de las terminaciones bronquiales i 

contra la secreción de las cavérnulas Se nota también 

que hace desaparecer prontamente el olor fétido o nausea- 
bundo del desgarro. 

**A1 principio la creosota fué preconizada en el trata- 
miento de la hemoptisis i mas tarde fué acusada de pro- 
vocarla. Podemos nosotros afirmar que, en jeneral, no la 
provoca, i podemos decir que en todo caso hace la he- 
moptisis mas rara. 

**La fiebre no cede sino secundariamente en el tra- 
tamiento por la creosota; la temperatura baja sobre todo 
cuando la lesión local se mejora, cuando la supuración 
disminuye o cuando la inflamación periférica se modera. 
Sucede lo mismo con la consunción, que parece no ser 
detenida sino por el mejoramiento del estado local. 

**Los vdmitos, si son provocados por la tos, son mejo- 
rados por la misma razón que ésta; pero haí ademas una 
acción especial de la creosota sobre la mucosa estomacal, 
i esta acción nos parece favorable .... Despierta el ape- 
tito, limpia la lengua í permite una alimentación mas com- 
pleta 

''Sí se nos pidiera, agregan, precisar los límites del 
empleo terapéutico de la creosota en la tisis pulmonar, 
estaríamos tentados a decir que vemos su indicación en 
todas partes i su contra-índicacion en ninguna. Aunque 



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DE XA GBB060TA BS HATA, k. 489 

nuestra esperiencia de este medicamento es ya antigua i 
estensa, no vemos grado ni forma de la enfermedad en 
que su acción no haya sido ventajosa alguna vez. Escep- 
tuamos ]a tisis aguda; pero en ésta aun la propinaríamos 
por analojía i a falta de remedios menos ineficaces. La 
propinaríamos también porque, bien disuelta i diluida, es 
inofensiva; porque no se opone en manera alguna al uso 
simultáneo de otros ajentes terapéuticos. 

''Buen número de nuestros mas distinguidos médicos, 
profesores i médicos de los hospitales de París, han arri- 
bado a las mismas conclusiones. 

''Si no se puede prometer la curación a todos los tísicos, 
a lo menos puede decirse que varios han obtenido una 
curación con que no se contaba, i que la creosota verda- 
dera (la pereza del producto es esencial), administrada al 
interior en ddsis elevada durante largo tiempo, ha produ- 
cido esas mejorías inesperadas, sin provocar los acciden- 
tes a que un medicamento tan enérjico parecería deber 
esponer." (Loe. dt.J ' 

En este informe los doctores Bouchard i Gimbert pu- 
blican una estadística mui completa de los enfermos tra- 
tados por ellos, la cual da para el primer grado de la tisis 
sesenta i dos curaciones i treinta i ocho mejorías durade- 
i*as, es decir, cien éxitos sobre cien ensayos; i para el se- 
gundo grado veintinueve curaciones i treinta mejorías 
sobre cien enfermos tratados. 

En presencia de resultados semejantes, uno puede 
preguntarse por qué el medicamento que los produce, 
descubierto ya en 1830, no es mas conocido i no ha sido 
esperimentado seriamente por un número mayor de mé- 
dicos. 

El olvido en que habia caido la medicación creosotada 
depende de dos causas: la primera, es que no se le ha sa- 
bido administrar bajo una forma farmacéutica convenien- 
te, ni en ddsis suficientes. Martin Solón i Miguet, que en- 
sayaron la medicación creosotada en nombre de la Aca- 
demia de Medicina, habían sometido los enfermos a la 
inhalación de vapores de agua creosotada. Ahora bien, 
si la creosota posee un gran poder odorante, no tiene 
sino una débil volatilidad aun a la temperatura del 



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440 DE LA OBSOSOTA BB HATA, 6l 

agua Urviente. No habían, pues, absorber sino d<$8is infi- 
nitesimales del medicamento. Cuando se le administraba 
al interior, se daban algunas gotas, cuatro o cinco por 
dia, i aun menos. Se comprende que una cantidad tan 
débil puede escollar allí donde triunfaría una ddsis de 
treinta o cuarenta centigramos, ddsis media que se puede 
doblar i aun triplicar para obtener todo el efecto que debe 
producir la creosota. 

Otros escollaban porque la elección de su preparado 
era mala: empleaban la creosota en el estado de división 
mecánica o de emulsión (Badius-Ebers, etc., etc.); cada 
gotilla de creosota producía una cauterización en la farin- 
je, el esófago o el estómago, i de aquí resultaban a yeoes 
formidables accidentes. 

La segunda razón consiste en que la mayor parte de 
los médicos que quisieron ensayar esta medicación, no pu- 
dieron procurarse creosota verdadera i emplearon un produc- 
to que se bautizaba con este nombre, aunque las mas veces 
no contuvíele absolutamente nada de creosota. En efecto, 
la creosota estraida del alquitrán de haya por Reiohembaelí 
es de una preparación difícil, i por lo tanto, la industria 
no tardd en sustituirle otro producto. En esa época apa- 
recian los grandes trabajos sobre el alquitrán de hulla, el 
descubrimiento de la anilina, del ácido fénico, de la paran- 
na i de otros productos de destilación. Entre estos últimos 
se encontró una sustancia que tenia cierta analojía con la 
creosota que Beichembach sacaba de la haya: como su 
preparación era mas fácil i menos costosa, se sustituyó 
esta creosota de hulla a la de haya; pronto aun se fabricó 
de una pieza, con el ácido fénico, un producto que se ven- 
de hasta ahora con el nombre de creosota i que no con- 
tiene ni indicios de creosota. 

De suerte que si los primeros esperimentadores tuvie- 
ron buena creosota, que emplearon mal, los que han veni- 
do después no han tenido a su disposición sino una espe- 
cie de ácido fénico impuro, tóxico peligroso, que de la creo- 
sota no tenia mas que el nombre. 

Los malos éxitos acumulados forzaron a los médicos 
mejor dispuestos a dejar a un lado esta medicación que 
solo daba desengaños. 



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PfB Xi4 ma/oBfm^ bb baja, ^ 411 

Faltoba qae Be volviera a hallar la creosota de haya tal 
cual Eeichembach la hahia preparado. 

El doctor Fournier, &.rmacéutico, ex-interno de los 
hospítalea, haciendo investigaciones sobre el alquitrán de 
madera, babia conseguido, después de numerosos ensayos, 
preparar, según el procedi^iiento de Eeichembach, cierta 
cantidad de creosota verdadera. La conservaba como 
producto de laboratorio cuando el doctor Grancher, médi- 
co de los hospitales, le pidid hiciera una preparación de 
creosota fácil de administrar a enfermos ordinariamente 
delicados. La creosota estaba pronta: tenia precisamente 
los caracteres organolépticos de olor i sapidez del alqui* 
tran de haya de que era estraida i no ese olor fenicado 
que exhala la del comercio, i daba todas las reacciones 
que Hlasiwetz i Barth han indicado como características 
de la creosota de Reichembach. 

Quedaba que fijar la elección de la preparación, que 
era lo mas importante. Era menester no pensar en polvos, 
en pildoras, en emulsiones ni en todas aquellas antiguas 
preparaciones que habían hecho caer la medicación creo- 
sotada en un injusto olvido. 

Después de varias pruebas, la preparación que parecid 
convenir mas fué la solución de creosota en el aceite de 
hígado de bacalao encerrada en cápsulas jelatinosas. 

£1 aceite de hígado de bacalao fué escojido, primero 
porque disuelve mui bien la creosota; después porque, de 
todos los aceites, es el mas fácil de dijerir; en seguida, i 
sobre todo, porque permite administrar el medicamento 
en altas ddsis, no haciendo injerir a los enfermos sino una 
corta cantidad de líquido; en fin, porque su acción tera- 
péutica no puede sino agregarse a la de la creosota. Em- 
pleado solo, el aceite de bacalao en el tratamiento de la 
tisis pulmonar, da resultados bastante buenos para que 
haya parecido mui natural asociarlo a la creosota. Se ha 
objetado que cuando se administran las dos sustancias 
reunidas no se sabe a cuál atribuir los resultados obteni- 
dos. Se podría responder que importa poco el saberlo; 
que siendo el fin la curación, poco importa que sea una u 
otra o las dos sustancias reunidas las que traen el buen 
éxito. Pero, ademas, si se considera que cada, cápsula 



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442 DE LA CREOSOTA DE HATA, éu 

contiene cincuenta centigramos de aceite i dos de creoso- 
ta í que, después de haber tomado veinte centigramos de 
creosota un enfermo, no habrá absorbido sino cinco gra- 
mos de aceite, es decir, el tercio de una cuchara sopera, 
será fuerza convenir que la cantidad de aceite de bacalao 
es, en realidad, mui débil para que pueda atribuírsele el 
éxito obtenido. 

Mientras tanto, esa cantidad de aceite es suñcieute 
para disimular la causticidad de la creosota. Hemos visto 
enfermos que tomaron, durante mucho tiempo i sin espe- 
rimentar incomodidad por parte de las vias dijestivas, 
aceite de hígado de bacalao que contenia, por cucharada, | 
cuarenta centigramos i mas de creosota. El doctor Bou- 
chard ha podido dar dos gramos de creosota en 24 horas, 
durante varios dias, sin provocar ningún accidente. En 
efecto, la creosota disuelta en el aceite no se pone jamás 
en contacto con las mucosas i no es absorbida sino a me- 
dida que el aceite se emulsiona en el intestino. Ninguna 
otra preparación permite dar, bajo un volumen tan pe- 
queño, igual cantidad de medicamento, i esto es lo que 
constituye la superioridad del aceite de hígado de baccdao 
creosotado. 

Las otras soluciones, vinos, jarabes, etc., poseen, a mas 
del sabor propio de la creosota, una causticidad que ¡ 
se debe combatir diluyéndolas en una gran cantidad de ! 
agua. Para hacer tomable una cucharada sopera de vino 
que contenga veinte centigramos de creosota, se la debe 
diluir en un gran vaso de agua azucarada i el médico es 
detenido cuando quiere administrar una ddsis algo fuerte ! 
de creosota por la cantidad de liquido que seria menester | 
hacer que el enfermo ingurjitara. Si se emplea aceite de ¡ 
hígado de bacalao creosotado, basta una cucharada de 
agua para enjuagar la boca. 

En fin, para evitar a los enfermos delicados el sabor del 
medicamento, el aceite de hígado de bacalao creosotado ha 
sido puesto en cápsulas jelatinosas. Cada una de estas cáp- 
sulas, fáciles de tragar con algunas gotas de agua, contienen ¡ 
dos centigramos de creosota; se puede, pues, tomar asi, bajo 
un pequeño volumen, sin desagrado i sin peligro, grandes 

ddsis del medicamento. Es bajo esta forma de cápsulas 

I 
I 



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DE Lk OBIOSOTA DE HAYA» «u 448 

como el doctor G-ráncher prescribe la creosota a sus en- 
fermos del hospital i de la ciudad. Últimamente se ha es- 
tendido su uso hasta necesitar una fabricación impor- 
tante. 

Otros médicos prescriben simplemente el aceite de hí- 
gado de bacalao creosotado (20 centigramos por cuchara- 
da). Otros, en fin, prefieren el vino creosotado. 

La primera fdrmula de vino creosotado ha sido dada 
por el doctor Bouchard: un vino fuertemente alcoholi- 
zado que contiene por cucharada sopera veinte centi- 
gramos de creosota vejetal; pero a causa de esta fuerte 
proporción de creosota, el vino tiene un sabor cáustico i 
debe ser diluido en gran cantidad de agua. Así, muchos 
médicos, entre ellos el doctor Beaumetz, han pedido un 
vino menos cáustico, mas fácil de aceptar por mujeres i 
niños; según sus indicaciones, el señor Fournier prepara 
otro vino, en el cual está bastante disimulado el sabor de 
la creosota para que los enfermos mas delicados lo tomen 
gustosos, cuidando, sin embargo, de diluir cada cuchara- 
da de sopa (que contiene 10 centigramos de creosota) en 
medio vaso de agua azucarada. (1) 

Habiendo desde este año crecido considerablemente el 
espendio de este vino, el doctor Fournier ha debido au- 
mentar, al mismo tiempo que la perfeccionaba, su fabri- 
cación. 

Actualmente está en aptitud de producir la cantidad 
que se le pida de creosota de haya pura, diferente no so- 
lamente de la creosota del comercio, especie de ácido fé- 
nico impuro, producto mui peligroso que se da todavía en 
lugar de la creosota verdadera, sino también de la que 
actualmente entrega la droguería bajo el nombre de 
creosota vejetal o de alquitrán de madera. Este último 
producto es, las mas veces, mal preparado o falsificado; 
da malas preparaciones i espone a decepciones i hasta a 
accidentes que no se le deben poner en cuenta a la verda- 
dera creosota de haya. 

Así, para cortar las peligrosas falsificaciones que sur- 

(1) Nota bbnz. — ^Este vino oon 10 oentignunoi por cucharada no será entrega- 
do sino por pedido especial; si nó, el vino creosotado contiene siempre 20 centí^^ 
moa de creosota por cucharada grande. 



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^ 



444 DE Lk OBOBOSOIFA DIS UkUL, b. 

jen cada día, los médicos que se cuidan de la elección de 
las preparaciones, i los enfermos deseosos de salud, harán 
bien en exijir sobre todo producto creosotado la faja de 
garantía firmada por el doctor Fournier. 

Nota benb. — El mejor momento para tomar los medi- 
camentos creosotados, es el que precede inmediatamente 
a las comidas; de este modo la creosota es dijerida i ab- 
sorbida al mismo tiempo que los alimentos, sin causar 
desarreglo alguno. Se tendrá cuidado con el vino de diluir 
cada cucharada en un vaso de agua azucarada; algunas 
bocaradas de agua o de cualquiera otro líquido bastan 
para tragar fácilmente las cápsulas. 

Dr. Fournier, 

Fturmaoéntico Ae la oíase, ez-esterno de Iob hOBpiWM. 
PuiSi PharmAde de ]m Madelelne, 6, me OhMiTeaQ-Iiifludf . 



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Año VL Junio 15 de 1878. Núm. 12. 



MEMORIAS. 



INTBDDUCCION Al CDK80 DE TBRiPKDTlCA 1 lATISIA IHliCA. 



D2SCUBSO leído POR EL PROFESOS DOCTOR F. R. ICARTUYBZ» QUIEN TIENE EL 

HONOR DE DEDICARLO AL SEÑOR MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA 

DON MIGUEL L. AMUNÁTEOUI. 



tios estudios médicos, tomados en toda sn jeneralidad, abrazan Ta- 
rios ramos dentiñcos que conducen a otras tantas artes de aplicación. 
Son los primeros la anatomia o ciencia de la estructura i la biolojia 
qae estudia los fenómenos de la vida en el estado normal (físiolojía 
normal), en el estado de enfermedad (ñsiolojia patolójica); distin- 
guiendo bajo este último aspecto dos ramos, según que se trate de 
estatuir las leyes jenerales de la evolución de las enfermedades (pa- 
tolojía jeneral) o de estudiar los caracteres que las individualizan 
(patolojia descriptiva i clinica). Los otros estudios científicos relati- 
vos a los ajentes que nos rodean e impresionan, son la ciencia de los 
medios i la fármacolojia. De este conjunto de ciencias se derivan tres 
artes de aplicación: la hijiene, arte de conservar la salud; la terapéu- 
tica, arte de restablecerla, i la medicina legal, que abraza los proble- 
mas jurídicos susceptibles de ser ilustrados por el concurso de las cien- 
cias médicas. 

En la patolojia se han considerado los diversos estados morbosos 
aisladamente i como abandonados a si mismos, libres de la influen- 
cia de los ajentes o medios capaces de modificarlos. La terapéutica 
completa i cierra el cuadro de la ciencia de las enfermedades con el 
estudio de las aplicaciones curativas, susceptibles ya de prevenir el 
desarrollo de los accidentes morbosos, ya de atenuarlos o suprimir 
radicalmente sus efectos; fines que se conocen bajo las denominacio- 
nes de profiláids, el primero; de tratamientos paliativo i curativo, los 
últimos. 

Pero antes de entrar en la definición i divisiones del objeto de 
nuestro estudio, preciso es desarrollar aqui algunas consideraciones 
B. X. 57 



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446 MSKOBIAS. 

jenerales sobre el desenvolvimiento histórico, el carácter filosófico i 
las tendencias actnales del arte terapéutico; premisas indispensables 
para el estudio serio i razonado de esta parte, la mas difícil de los 
conocimientos médicos, como que es sa término i objeto final. 

Bosqnejaremos, pnes, a la lijera el cuadro de los sistemas médicos 
que hayan legado algo de importante a los métodos terapéuticos i a 
la farmacolojía; estudio tanto mas indispensable cuanto que la cien- 
cia, en el período de transición actual, sobrecargada de adquisiciones 
de detalle que deben someterse al criterio esperimental, necesita, para 
enriquecer i asegurar sus conquistas, practicar la selección de los ele- 
mentos útiles, despojados de la ganga de errores, de los sistemas que 
han pasado. 

La terapéutica, en efecto, o sea el arte médico, ha sido siempre el 
fiel trasunto de las doctrinas reinantes en patolojía jeneral; ha refle- 
jado necesariamente las variadas i opuestas tendencias del espíritu 
de sistema, i no ha obrado, en conclusión, sino en el sentido que este 
último la permitía o la obligaba a obrar. Sin ir hasta escudriñar re- 
trospectivamente los oscuros períodos de la tradición hipocrática, 
preciso es reconocer que el jenio de la antigüedad asentó sobre sus 
verdaderas bases la medicina de observación; i aun cuando en aque- 
llas edades o en las sucesivas comenzaron a desarrollarse un sinnú- 
mero de sectas, místicas las unas, mecanicistas las otras, que hadan 
del arte médico un juego de adivinación o un caos, no es menos cier- 
to que. el espíritu tradicional de la medicina se conservaba por unos 
cuantos hombres, honra de su época, dotados de verdadero talento 
de análisis i de apreciación. 

Lleguemos al siglo XYIL La era de Galileo i de Newton señala 
una nueva senda i procura abundante cosecha de triunfos a las cien- 
cias de observación; apenas necesitamos recordarlo. La metamorfosis 
alcanza ala medicina, al menos en ciertos puntos esenciales: i si es 
cierto que todavía gozan de favor i crédito las doctrinas de la esco- 
lástica, i tienen curso en la ciencia las hipótesis del fluido nervioso, el 
principio vital, etc., que embrollan mas que aclaran las teorías bioló- 
jicas, necesariamente mui imperfectas en aquella época, no faltó, sin 
embargo, un nombre ilustre, el de Sydenham, llamado el Hipócrates 
ingles, qñe bastara por sí solo para indemnizar a la medicina de los 
absurdos de la metafísica, de la yatroquímica i de la yatromecánica. 

Sabido es que estos bastardos sistemas consistían en esplicarlo to- 
do en la economía animal por medio de analojías tomadas de la física 
o de la química, a falta de esperiencias directas acerca de los difíciles 
i complicados problemas de la vida. La boga de que gozaron tan 
erradas concepciones fué inmensa; resintióse en el mas alto grado la 



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HTTBODÜOOXOK AL 0ÜB80 DE TSBATÉUTICA, ft. 447 

terapéutica a su pemioioso influjo: el arqueo» las fermentaoioneB n 
otros delirios de la imajinacioii comenzaron a snsiitiiirBe a los sanos 
principios que» en la cana del arte, proclamara el jenio de la tradición 
helénica. 

Sydenbam lognii oon todo, reconstituir en esos tiempos de anar- 
quía médica, los dogmas fundamentales de la medicina hipocrática; 
instituye a la vez, guiado por un excelente espirita de obserracion, 
preciosas medicaciones que se rejistran todavía con honor en el arse- 
nal de la terapéutica contemporánea. 

Xia filosofía de Bacon» el método que llamaremos e^;>erímenial de 
observación^ porque ambos términos, lejos de escluirse, se apoyan mu- 
tuamente, comienza a dar sus frutos. Nada mas contajioso que el es- 
píritu de crítica, i a f é que la medicina necesitaba, mas que ciencia 
alguna, del fino tamiz del análisis filosófico que la despojase de los 
errores acumulados por las escuelas metafísicas, mecánicas o quími- 
cas en toda la estension de sus teorías i aplicaciones. Florecían efec- 
tivamente hacia el comienzo del siglo XVJUl las sutiles doctrinas de 
la medicina dinámica (cuyo padre fué Stahl) como el reyerso de la. 
medalla del mecanicismo exajerado de que poco há hablábamos. 

Por fortuna, la fisiolojía, entre tanto, comenzaba a salir de la rejion 
de las quimeras i la anatomía a constituirse como una ciencia positi- 
va i exacta» simbolizadas ambas en dos nombres que son la gloria de 
la Suiza i de la Italia, Haller i Morgagni. A mediados del xnismo si- 
glo, la medicina habia alcanzado, por decirlo así, su edad de oro. La 
historia natural, metodizacla por el sueco Linneo, proporcionaba de 
día en dia nuevos i variados elementos a la materia médica. La sana 
tradición hipocrática, vigorizada cada vez mas por la esperienda i 
la observación, era ya capaz de resistir el empuje de loe sistemas es- 
dusivistas, que no tardarían con impadente empefio en pretender 
reconstruirlo todo hasta sintetizar la dencía, constituyéndola en un 
cuerpo de doctnna que fuera la última fórmula de su progreso. ¡Va- 
na esperanza! De tales sistemas lo que ha quedado de útil no es, por 
derto, la síntesis o las jeneralizadones, sino solamente dertos he- 
chos de observadon que han venido a fructificar mas tarde a influjos 
de la idea moderna esperimental, que el jenio de los antiguos habia 
presentido i moddado en admirables descripciones. La medicina tra- 
didonal o de observación debía, pues, triunfar. 

Concluía d siglo XYIII i el ingles Brown esparcía por toda la Eu- 
ropa su famoso sistema de la indiaoion. La vida, dice, no se mantiene 
sino por los estimulantes. Siempre que la incitabilidad de los órganos 
se hadla aumentada o disminuida a virtud de una causa cualquiera, 
se ocadona una perturbadon de la salud. La patolojía está encerrada» 



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as MEM0BIA8. 

todft entera» en la gran diviaion dicoiomioa, enfermedades por ejraeao 
de incitación (eaténteas) o por defecto (agténicasjy siendo estes ¿Iti- 
mas incomparablemente mas comunes. La terapéutíoa se resume caá 
toda en el nso de los tónicos i estimulantes. 

Al mismo tiempoi los adelantos de la química» xenoyada por él je- 
nio de LaToisier» ponian de nuevo en boga las teorías quimiakriQM, i 
en medio de semejante conflicto de pasados i nucTOS errores, mni es- 
casos i aislados progresos hacia la materia médica, sostenida por las 
investigaciones de los naturalistas i de los pocos médicos que, estra- 
fios al movimiento tumultuoso de los espíritus, tomaban como único 
guia la espeiiencia. 

A fines del siglo, el descubrimiento de la vacuna aparece para hcm* 
ra de la dencia i beneficio de la humanidad. 

Principia el siglo XIX* Basori i su escuela reaccionan» en Italia, 
sobre el principio capital en que descansaba el sistema de Broini, 
cuál era éí predominio, casi universal, del carácter asténico en las en* 
fermedades; i, como consecuencia, estudian detenidamente las seriea 
de medicamentos antagonistas de los tónicos i escitantes, como son 
los contra-estimulantes, de que hablaremos mas tardci Aparece en* 
tónces Bichat, el verdadero creador de la anatomía i fisiolojía jenera- 
les» el precursor innegable de la brillante era científica que iba a ini* 
ciarse mui pronto en nombre del método esperimental, de que él liizo 
las primeras aplicaciones al estudio del organismo viviente. 

Sus obras, impregnadas del mejor espíritu filosófico i analítioo, tie- 
nen el incomparable mérito de haber suscitado la aparición de na 
jenio, de Broussais, quien con su poderosa critica lo trastorna todO) 
i aun cuando está mui lejos de servir de una manera directa al ver* 
dadero progreso del arte, reforma radicalmente las ideas que sirren 
para marcar las relaciones de la fisiolojía con la patolojía. 

Oasi en la misma época S. Hahnemann desacredita a la filosofia i a 
la medicina alemanas, bebiendo en la fuente del mistioismo médico 
las hipótesis mas estrafalarias de que haya memoria, paca conveitírlaa 
en un sistema terapéutico, relacionado esclusivamente a los síntomas 
de las enfermedades, con abstracción casi completa de la etiolojía i 
del diagnóstico. — Pronto apreciaremos el verdadero alcance de eaie 
acudo-sistema, que a primera vista parece divorciado con el sentido 
común i propio solo para un vulgo de fanáticos o de ignorantea 

Conviene detenemos aquí un instante para reconsiderar como obra 
científica i como resultados de aplicación los tres sistemas cuyo enon- 
ciado acabamos de trazar. 

La fisiolojía patolójica de Broussais, basada en la teoría de la irri* 
tecion, que era para él la dave de todo estado morboso» traia por 



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XimtODÜOOZON AL GUB80 DE TERAStüTlCÁ, k. 4é9 

ooxusecaencia lójioa la simplioidád mas exagerada de ajenteci eozatívos 
que, aparte de las emisiones sanguíneas» no iban mas allá de los aiem* 
perantes, los emolientes i la dieta. Era como on Telo mortuorio ten- 
dido sobre los progresos de la materia médica; tal faé el aoje i pre- 
ponderancia de aquella doctrina, Pero, en cambio, sn principio o idea 
matriz» que debí» quedar deñnitiyamente aceptada en el terreno de la 
filosofía médica» era la nodon mucho mas exacta i completa que an- 
tes» de lo que es la enfermedad. Dando el golpe de gracia a las enti- 
dades de pura imajinacion que se daaifícaban en las nosolojias como 
si fuesen jéneros i ec^>ecie8 comparables a las de cualquiera familia 
de seres orgánicos o inorgánicos, la medicina fisiolójica estableció, 
con admirable intuición, que la enfermedad no era mas que un modo 
de ser de las funciones, un accidente, una desidacion del tipo normal, 
esplicable por las mismas leyes que rijen a este último. El dogmatis- 
mo de Bronssais, no obstante sus ezajeradones, hada mas por el ver- 
dadero progreso científico que loe ensayos de nosolojia filosófica que, 
antes como naturalista que como médico» han inmortalizado el nom- 
bre de Pinel. 

En esa misma época, a las hipótesis de. una fisiolojia especulativa 
que nada podia dejar de útil para la constítudon del edífido médico, 
oomienzan a sustituirse esperiendas podtivas sobre los actos fundo- 
nales mas importantes de la vida; la medidna no tarda en levantarse 
a la misma altura, reflejando el progreso de la fidolojía, i el método 
esperimental es im hecho o una esperanza cada vez mas fundada en 
orden a la dilucidadon de sus complicados i difíciles problemas. La 
escuebk italiana» entre tanto, partiendo de ideas teóricas» análogas a 
las que sirvieron de baae a Sroussais para revoludonar la denda» no 
acepta, sin embargo, sus dogmas terapéuticos i pretende, por su lado» 
combatir la irritación o el esttmiUo, causa eficiente de las enfermeda- 
des, por medio de medicamentos sedantes enéijicos» como la dijital, 
los antimoniales» eta» etc., cuya acdon estudia» a la luz del análisis 
esperimental, fijando con notable preddon las impredones fidolójicas 
i los efectos terapéuticos que son susceptibles de determinar; servido 
importantísimo de que la materia médica es deudora a una escuela 
que no por ser esdudvista desmerece el honor de ser dtada al lado 
de la que en Frauda tomaba la brillante divisa de medidna fisiolójica. 

Bajo una u otra de estas formas que se le eonmdere, el dogmabiimot 
mal llamado racionaJienio médico, queriendo refundir todos los hechos 
de la patolojía i de la terapéutica en un cuerpo de doctrinas dentífi- 
co, no llegó a pasar de meras aspiradones i ensayos qtte, defifgrada- 
damente, en la práctica pudieron traducirse mas de una vez en desa- 
tentadas aplicadones. 



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460 1CEH0BXA8. 

Dorante el apojeo del sifitema antiflojistioo, la lanceta faé la pri- 
mera de las armas terapéuticas: pudo recordarse, con jostida, elíana* 
tismo con que, dos siglos antes, llegó a decirse, hablando de la sífilis: 
''quiera que no quiera, la hemos de acoétwmbrar a la sangría." I esos 
i otros insigiies desvarios eran el santo i sefia de los adeptos de un 
sistema que enfáticamente se titulaba fisiolójico; sistema que, entre 
otros graves errores, se permitió traspasar los limites de la denos 
biolójica de entonces, de tal modo, que aun formulando la verdadera 
nodon de la enfermedad, tomada en abstracto, se redstió obstinada- 
mente a admitir las causas específicas, cuya importanda capital para 
la terapéutica ha reconoddo dempre i demostrado la dinica esperi-' 
mental, como en otra parte veremos. 

Viene, por fin, la homeopatía que, apoderándose de un axioma de 
la medicina tradicional, el Bimüia mnüibuSf o sea de la medicacwn 
síistüutiva, le da un alcance desmesurado i estrafio, la universalisa i 
envuelve en un misticismo desconocido i absurdo, i contrapone, pre- 
tendiendo aniquilarla, a la medidna secular, una ridicula parodia de 
cienda i métodos curativos mas ridiculos todavía. 

Yació i charlatanesco, eán embargo, se desprende de este sendo 
sistema un acopio considerable de hechos i observadones, en los que 
la espectadon, la vis medicatrix naiwrcey A alcance de la dieta o hi- 
jiene terapéutica alimentida, los poderosos recursos de la medica» 
don moral, en fin, se revelan en toda su enerjia i eficacia al ojo del 
médico observador. Buena herencia, que el arte terapéutico receje 
para vivificar los recuerdos de la tradidon hipocrática, de que es un 
reflejo, i que, apredada en el crisol de la sana crítica, constituye i d- 
menta definitivamente una nueva &z en el desenvolvimiento histórico 
de ese arta 

Al revés de los mstemas que hemos calificado de dogmáticos, es de- 
dr, de los que erradamente han pretendido formular la espredon 
mas elevada de los conocimientos médicos en una síntesis absoluta i 
prematura, ha habido dempre hombres de deuda que, en odio a los 
razonamientos a príori i a las fórmulas infiezibles de las doctrinas, 
cualesquiera que ellas sean, han proclamado la supremacía de la so- 
la esperienda, basada en la observadon, o sea el estudio empirico de 
los fenómenos sendbles de cada hecho en particular, sin peijuido de 
dedudr de ello a posUriori esplicadones o teoremas que sean otros 
tantos pasos que puedan conducir un dia a una jeneralizadon dog* 
mática. 

Esta escuda, tan desacreditada bajo el nombre de empírica, lle- 
gando hasta hacerla sinónima de charlatanismo i rutina» produjo, 
sin embargo, en la antigiíedad, documentos útilísimos i variados en 



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INTBODÜOCION AL OÜBBO DB TERAPÉUTIOA, k. 461 

materia médica i terapéutioa, i en la edad moderna es considerada 
como el precnrsor i antecedente obligado de los procedimientos es- 
perimentales, honra de la fisiolojía i de la patolojia contemporáneas. 

ly efectiyamente, la sana esperiencia» ya sea propia o histórica» for- 
tuita o intencional, ya proceda por análisis directo o por analojiai es 
la primera etapa en todas las ciencias de observación, cuanto mas en 
la medicina, condenada, por la naturaleza de su objeto, a perseguir 
BU ideal artístico a través de múltiples i dificiles tanteos, o si mejor 
se quiere, de observaciones preliminares mas o menos incompletas. 

Trátase, por ejemplo, de una afección epidémica, sea^ v. g., la fie- 
bre puerperal; se administra por cierto tiempo la ipeca con sorpren- 
dente éxito, i después llega a no producir efectos, cuando no a agrá- 
Tar el mal. 

Sea, en otro orden de enfermedades, la neumonia, el reumatismo 
articular agudo, etc. La fisiolojía patolójica ha inducido a muchos a 
instituir el método de las sangrías, sobre todo en la última de estas 
afecciones, sosteniéndolo hasta que haya desaparecido la costra inflan 
fnatoria de la sangre estraida de las venas: hé ahí el racionalismo 
pnro, fundado en la presunta naturaleza del mal — Otros pretenden, 
por el contrario, no emplear sino los autiflojísticos indirectos; en 
otros predomina la idea de la especificidad patojénica i de la del tra- 
tamiento. I, por fin, no pocos proclaman la excelencia de la especta- 
cion. 

En esta discordia de opiniones, en presencia de hechos, como el 
primero, relativo a las epidemias, que escapan a todo cálculo de pro- 
babilidad, si solo se tiene en vista los datos poco completos aun de 
la fisiolojía patolójica, se hace preciso admitir, en cada problema te- 
rapéutico, la intervención de un elemento continjente en alto gra- 
do, que solo el verdadero empirismo, fundado en un conjunto de ana- 
lojías, i una táctica prudente i sostenida, pueden ayudar a apreciar, 
en un caso dado, salvando en parte las dificultades de esta apreda- 
don. De aquí surje el empirí-metodismo o empirí-radonalismo, que 
es como el credo científico de muchos profesores contemporáneos, 
8in arrogarse el nombre de sistema i solo como toiétodo de averigua- 
ción de una ciencia que comienza a salir de su estado embrionario. 
El método esperimental, en que se encierra el porvenir del arte, no 
es, aun etimolójicamente, sino una faz mas avanzada i completa de 
los procedimientos que ha aceptado i defendido siempre el verdade- 
ro empirismo. 

Besumiendo lo dicho, en sus puntos cardinales, tenemos que la era 
anaiámiea ha sido, en el desarrollo histórico de la medicina, la pri- 
mera en abrir tranco camino a<la terapéutica racional en descrédito 



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452 MBMOBIAS. 

de las teorías de pnra imajinacion, autorizadas antes en la deuda 
por los desvarios de la metañsica o las exajeradones, no menos per- 
jndiciales, de la quimiatria i del yatromecanicismo. 

Mas tarde la era fisiolójica, inangorada por Haller, i que el gran 
ajitador de la primera mitad de este siglo, Bronssais, presentó como 
un símbolo de verdad fuera del cual no habrá salvación; la era fiáo* 
lójica, decimos, prohijando i estimulando cada dia mas el estudio de 
la terapéutica racional, salvo las exajeraciones consiguientes a su tu- 
multuoso alumbramiento, promete nuevos i dilatados horizontes al 
arte médico; alcanza, con la ayuda de las penosas investigadones del 
laboratorio i del análisis esperimental, hasta el recinto escondido de 
las circulaciones capilares i de los elementos histolójicos, i proyecta 
su luz escrutadora sobre la actividad del sistema nervioso triespláni- 
co, misteriosa esfínje que preside a todos los actos de la vida vejeta- 
Uva. 

La medicina anatómica, absorbida por el estudio de la lesión de tm 
órgano dado, descuida hasta derto punto el de la enfermedad, a la 
cual hace consistir pura i simplemente en el estado órgano-pático, án 
preocuparse, con la debida atención, del análisis de las influencias 
patojénicas, que son el motor inmediato de los trastornos orgánicos 
elementftles, la causa que los predde i los liga en una sola entidad, 
la entidad morbosa. 

En cambio, la medicina físiolójica, que los esfuerzos de la esperi- 
mentadou tratan de cimentar sobre bases inconmovibles, se contrae 
en particular a inquirir las actividades funcionales perturbadas por 
la acción morbosa, i de ahí, correlativamente, las influendas que po- 
seen i desarrollan en su conflicto con dichas perturbadones, los ajen- 
tes terapéuticos,, no ya restrinjidos al campo, aunque dilatado, tan 
estéril a veces, de la materia médica, sino abrazando todos los modifi- 
cadores hijiénicos o de médium, entre los cuales se desarrolla i vive 
el organismo hiunano. 

El ideal de la medidna físiolójica es conseguir interrogar sobre el 
vivo las fundones con la misma predsion que el estado orgánico, i, 
consiguientemente, modificar sus desviaciones con ayuda de los me- 
dios que sobre ellas influyan de una manera, si es posible, directa i 
eficaz; porque es necesario no olvidar, i es ésta una observadon ca- 
pital, que si las lesiones anatómicas son a menudo primitivas o por 
impresión directa de los modificadores cósmicos, muchas veces tam- 
bién son secundarias i debidas a una perturbación de la fuerza ne^ 
viosa que afecta en primer término los actos funcionales i consecu- 
tivamente el estado anatómico de los órganos que les sirven de asien- 
to. En patolojía jeneral se acostumbra dar resaltantes ejemplos cto 



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n^TBODÜCOION AL CÜBSO BE TEBAPÉUTIOA, &. 453 

esta variedad en la jénesis patolójica, para qae nos parezca escusado 
insistir por ahora en ello. 

Besnlta, creemos, con bastante claridad, de la digresión qne en este 
momento terminamos, que en terapéutica i materia médica nuestros 
principios i método serán una prudente selección entre tpdos los que 
liasta hoi se han disputado su predominio: decimos selección, por no 
adoptar la denominación de ecléciicosy del gusto de los que creen que 
existiendo en cada sistema un elemento de verdad, resultaría de la 
combinación de todos ellos la síntesis definitiva que han perseguido 
aisladamente en vano. Es un eiTor: para la medicina no ha llegado 
aun la florescencia de los principios jenerales, la edad de las síntesis 
filosóficas; es un árbol que arraiga esdusivamente en el terreno de la 
observación, una ciencia que empieza solo ahora a desplegarse en el 
magnifico horizonte que le abren los procedimientos esperímentales. 

En todos los ramos de su estudio, nuestra divisa no es ni podrá 
ser sino provisoria: el Jisiolqfismo o aplicación de las leyes de la vida 
a la ciencia de las enfermedades, siempre que el análisis fisiolójico no 
presente osenrídades o deficiencias en un caso dado, aceptúido en 
los demás d criterio provisional empírico, tal como lo hemos ante- 
riormente definido. 

No divisamos, pues, la oposición que muchos encuentran entre la 
ciencia i el arte en el campo de la medicina. La terapéutica es un ar- 
te de aplicación, apoyado en una ciencia, la farmacolojía; en sus do- 
minios se prestan mutuo ausilio el laboratorio i la dínica, i la espe- 
riencia, en su acepción etimolójica de observación o de ensayo ^de 
experiri, ensayar), se da la mano con el verdadero empirismo, que no 
es sino la constatación directa de un hecho o de un fenómeno cual- 
quiera; palabras, por consiguiente, sinónimas, cuyo sentido ha sido 
muchas veces falseado i comprendido antojadizamente aun en nues- 
tra época. 

Aparte de la ciencia de los medicamentos, que sirve de inmediato 
apoyo a la terapéutica, este arte tiene que basarse en la doble consi- 
deración de la enfermedad i del enfermo, tomando de éste la noción 
dínica i concreta, i de aquélla, tanto la nodon abstracta i jeneral, co- 
mo la particular i especifica 

De estos dos últimos términos del análisis terapéutico, d primero, 
es decir, la nodon abstracta del estado patolójico, ha dado i dará 
dempre lugar a un marcado antagonismo, que dd terreno de las doc- 
trinas se refleja en la práctica del arte. Hablamos de la escisión entre 
vitalistas i organicistas, imájen del esplritualismo i del materialismo 
filosóficos, trasplantados a la medicina. Según la segunda de estas con- 
cepdones, cuya encamadon mas adelantada es la teoría celular (Yir- 
X. ic 68 



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454 ICEMOBXAS. 

ehow), el sistema orgánico del hombre se compara a una especie de 
polipaiío o agregación colectiva de elementos anatómicos, cnyas aoti- 
TÍdades, tomadas en conjunto, prodncen como resultante la vida. 
La ciencia biolójica seria, pues, en último análisis, un capítcdo, im 
modo de ser de la física jeneral. Según los vitalistas, al contrario (ha- 
blamos de los que se complacen en aceptar todavía el modelo de k 
doctrina de Stahl), los fenómenos físico-químicos i los vitales no solo 
Bon distintos, sino de órdenes absolutamente antipáticos e inoompa* 
tibies. Lo que hai de innegable en las afirmaciones de los vitalisiafl^ 
es la necesidad de aceptar, de una manera provisoria, la existencia de 
fuerza» especiales en todos los casos biolójicos irreductibles a las leyes 
de la física i la química, bien así como, en ciencias infinitamente mas 
adelantadas, se aceptan la hipótesis de la gravitación, la del fluido 
etéreo, del cual, según los físicos del dia, la luz, el sonido, el oidóríoo, 
la electricidad, no serian sino modos de ser o manifestaciones diversas. 

Los organicistas aceptan, pues, la existencia de fuerzas espedalee, 
que denominan orgánicas, pero no como entidades sustanciales, smo 
como simples resultados o propiedades de la materia organizada; bas- 
traccion indispensable para la intelijencia de los fenómenos biolóji- 
cos, como es la fuerza de afinidad para la comprensión de los fenó- 
menos quimicos. Pretender algo mas, en orden al conocimiento íntimo 
de la enfermedad, es aventurarse a sondear misterios que no ha sido 
dado peneti*ar a la intelijencia humana. 

Bástenos, pues, reconocer, en el dominio de la biolojía jeneral, la 
existencia de fuerzas o propiedades especiales como causa eficiente de 
los fenómenos orgánicos, pero sin atribuirles fines o intencionalidad 
en su ejíÑrcicia La hipótesis de la fuerza medicatriz {vise medioairix 
naturat de los antiguos), aunque basada sobre muchos hechos reales i 
positivos, peca contra este principio de las sanas doctrinas biolójicaa 
Si es cierto que la reconstitución del tejido huesoso en las fracloras» 
la resolución de las flegmasías, el movimiento reaooional de las fie- 
bres, etc.» etc., son hechos que atestiguan la existencia de procedi- 
mientos curativos inmanentes a la oi^anizacion animal; no lo es me- 
nos que, en infinitos casos, la pretendida naturaleza medicatriz obra 
activamente en opuesto sentido, ciegas i fatales como son, en el ejer- 
cicio de su actividad, las propiedades orgánicas que la constitayen. 
"£s el reverso de la medalla, dice el sabio Littré con lenguaje lleno 
de nitidez i colorido. Sea una serpiente ponzoíioea que inocule m 
las carnes el sutil veneno destilado por sus incisivos. ¿Qué hace la 
naturaleza? Se apresura a absorber la ponzofiacomo si fuese una sos- 
tanoia saludable, í estallan los fenómenos terribles de la intoxicación 
que conducen a la muerte. Prodúzcase una estrangulaeion intestíoal» 



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INTHODÜOCION AL. 0ÜB80 DB TElUFárOTICAí &• 4S& 

i jonto ooiB hallarse interceptado el cursa de ks materias escrementi- 
oias, lejos de reparar la nfttnraleza el dafio con la atinada previaioit 
qne le atribuyen, conspira a agravar la situación, inguxjitando los Ta- 
aos, eoDgrosañdo las túnicas intestinales i formando, en fin, un nudo 
inestricable de asas aglutinadas entre si por recientes exsudaciones. 
¿Qué sucede en pos de la injestion de cierta dosis de opio al estóma- 
go? La naturaleza, en lugar de dar el alerta provocando moTÍmientoa 
antiperistalticos para desembarazarse del ájente tóxico, opera, por el 
contrario, su absorción, i solo después de producidos sus funestos 
efectos sobre el sistema nerTioso, cuando ya el narcotismo se declara, 
es cuando yiene a suscitar inútiles convulsiones. Hechos de tal natu- 
raleza no han podido pasar desapercibidos sino a &vor de una estrafia 
preocupación del espíritu, que, dejando en la sombra toda una faz del 
problema, no permitia ver, junto con la naturaleza previsora, la natu* 
raleza imprevisora, es decir, en ambos casos, pura i simplemente pro- 
piedades orgánicas puestas en acción/' (Littré, La Science au poini de 
vue philosophique,) 

El segundo término de toda cuestión de arte terapéutico es el en- 
fermo. ¡Qué de variedades individuales, calculables o no calculables, 
se presentan a la consideración del médico en los casos patolójicos 
que está llamado a tratar! Las fórmulas de tratamiento de antemano • 
recomendadas para enfermedades de tal o cual nombre, no son, 
por cierto, aplicables a cada caso de idéntica denominación. No hai 
pulmonías, en la práctica, decía Becamier, solo hai pulmoníacos. 
Aquí, en el caso A., os bastará, por ejemplo, una medicación senci- 
llamente hijiénica, casi espectante, mientras que en el caso B., preci- 
so será, al contrarió, recurrir a la gruesa artillería de los antiflojísti- 
cos i revulsivos. Así, pues, como la naturaleza de la enfermedad 
suministra indicaciones particulares al tratamiento, así la del enfermo 
modifica esas indicaciones o da márien a otras especiales e importan^ 
tisimaa 

Finalmente, el último término que el hombre de arte necesita con- 
siderar, es el relativo al medicamento, a sus cualidades patojénicas, 
su dosis, manera i oportunidad de administración, etc., etc. La en- 
fermedad, el enfermo, el medicamento, hé ahí los tres fines cuyo exa- 
men debe proponerse el médico sucesiva i conjuntamente siempre que 
se trata de verificar una aplicadon terapéutica Dejando para la clí- 
nica el elemento variable de las individualidades morbosas, cúmplenos 
emprender ahora el estudio analítico de los medicamentos i de sus 
relaciones con las diferentes clases, jéneros i especies patolójicas, en 
cnanto sea posible observar un método filosófico tan exacto ein las ar- 
duas i complicadísimas cuestiones que semejante análisis suscita. 



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466 



MSBfOBXAS. 



Podemos ya definir la Farmacolqjía, la cienou de los wsdioaxestor, 
que comprende la Farmacia o arte de preparación, i Isk-mcUeria médi- 
ea, única qne es de nuestro resorte i que consiste en el estadio del 
orijen, composición i propiedades físicas, qnimicas i físiolójicas deloB 
mismos. 

De esta ciencia compleja i vastísima se deriva la terapéutica^ que 
comprende el estadio de la aplicación de los ajentes curativos, la den- 
cia de las indicaciones i el arte de satisfacerlas. 

En las lecciones de terapéutica jeneral que seguirán a ésta, abraza- 
remos las consideraciones comunes a los medicamentos i su modo de 
aplicarlos, concluyendo por el estudio de las clasificaciones terapéu- 
ticas que debe conducimos al de los ajentes curativos en partícolar. 



REVISTA clínica. 



Boleün de la Maternidad del mes de mayo de 1878 





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o.i.d.p. 


No hnbo rotación. Pretoatnro de 6 meses; feto 
macerado. 


6 


32 


2 


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m. 


o.iLa. 


Placenta dividida en dos partee, como si faean 
do6 placentas. 


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12 


viv. 


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o.Ld.p. 


Hubo rotación. 


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h. 


o.i.i.a. 




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viv. 


m. 


o.i.d.p. 


Hnbo rotación; una vuelta del cordón al cuello. 


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2 


3 


19 


mnert. 


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8. i. da. 


Prematuro de 7 meses. 


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1 


12 


viv. 


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Fiebre puerperal. 


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38 


4 


6 


viv. 


h. 


. o. i. Lo. 






8 


1 


13 


mnert. 




P.l.d. 


Llega a las 13 horas después del trabajo i de asis- 




m. 


cid. 


tencia en la calle, ya con el feto muerto por 
















una procidencia del cordón; versión. 


(1 


7 


1 


10 


viv. 


h. 


o.i.i.a. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


8 


38 


2 


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viv. 


h. 


0.1 i. a. 





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Bouerm de la matbbuisad. 



467 






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•24 
•33 



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12 

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130 



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2435 



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26 

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112 
L18 




viv. 



TIT. 

▼iv. 
tív. 
▼iv. 

viv. 
viv. 
tív. 
vly. 
viv. 
viv. 
viv. 
yiv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 
viv. 

moert 

viv. 
mnert 

viv. 
muert 

moert. 



VIV. 

viv. 



Posición. 



aLia. 
o.i.La. 
o. i. i. a. 

o. i. La. 

ai. i. a. 
o.i.i.a. 
o.Li.a. 
o. i. La. 
o.LLa. 

o.LLt 

o.LLa. 

cLia. 

o.LLa. 

o.Ld.p. 

o.LLa. 

o.iáa. 

o.Li,a. 

o.Ld-t 

o.LLa. 

o.LLa. 

o.LLp. 

o.LLa. 

o.Ld.t 

o.LLa. 

o.LLa. 

aLLa. 

P.Ld. 

O.LL 

aLLa. 

o.Ld.i 

o.Ld.a. 

o.LLa. 

B.Ld.t 



o.Ld.a. 
o.LLa. 



OBSEBVA1OIONE& 



Aborto de 3 meses; la pérdida de sangre fné re- 
cular. Muere al dia siguiente de una hemorra- 
- jia pulmonar. Habia sido pasada el dia ante- 
rior de su muerta de las salas del hospital e ig- 
noraba SUR antecedentes; solo se sabe que pasó 
muchos días en cama. 

Llega con la placenta enquistada después de 18 
horas de la salida del fetr); fiebre septicémica. 

Aplicación de fórceps en la escavaoion. 



Síntomas de un aborto de 2 meses; se contuvo. 
Prematuro a principios del noveno mes; sin cau- 
sa conocida. 



Prematuro de 7 meses por cargar objetos pesa* 

dos. 
Procidencia del cordón al terminar el feto. 



Hubo rotación. 



Aplicación de fórceps. 
Hubo rotación. 



Placenta previa ;hemorrajia gravísima; versión; 
muere a los 2 días por nuevas hemorrajias. 

Prematuro de 8 meses; se ignora la muerte del 

. feto. 

De todo tiempo; se ignora la causa de la muerte 
del feto. 

El feto muere en el trabajo; pesaba 4,000 gra- 
mos. 

Aborto de 4 meses. 

Ante-version mui pronunciada del útera 

Aborto de 3 meses; llega con la placenta dentro 
del útero. 

Llega con la jjplacenta adentro por un aborto de 
3 meses venficado cinco dias atrás. Esta mujer 
ha tenido 12 embarazos: 7 abortos i 5 partos. 



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4&8 
















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F 


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Fetos. 




Posición. 


OBSERVACIONEa 






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1 


2 


12 


w. 


m. 


ai.i.a. 




28 


25 


a 


6 


viv. 


m. 


a 1.1. a. 


* 


«» 


27 


2 


9 


viv. 


h. 


ciLa. 


Una vuelta del cordón al cuello. 


t( 


88 


5 


6 


viv. 


h. 


o.i.Lt 




29 


14 


2 


8 


viv. 


m. 


aLLa. 




t» 


11 


1 


5 


muert. 


h. 


s.i.La. 


Prematuro de 7 meses; el feto muere en el aoio 
del parto, que se verifica en el coche i en la 
puerta de la Gasa. 


(( 


36 


6 


12 


viv. 


h. 


o.ld.t 




«« 


27 


2 


7 


viv. 


h. 


o.ii.a. 




c* 


8 


1 


48 


muert. 


h. 


8.Í(LÍ 


Llega a la Gasa después de derramadas hm af^uas; 
procidencia de la mano derecha i del pié iz- 
quierda Metro-peritonitis puerpeixd. 


30 


10 


2 


9 


viv. 


m. 


ciia. 




31 


22 


1 


20 


VIV. 


m. 


0.1. La. 





MOVIMIENTO OB la MATERNIDAD en bl MES db MATO. 

Existencia anterior 16 

Entradas. 85 

Salidas 73 

Fallecidas 2 

Existencia para junio 26 

De las fallecidas, nna lo es a consecnenda de una hemorrajia con- 
secativaí sobrevenida a los idos dias después del parto, en una mujer 
cuyas fuerzas estaban agotadas, cuyo estado era profundamente ané- 
mico por pérdidas sanguíneas, producidas por una placenta viciosa- 
mente insertada en el cuello. 

La otra lo fué por una hemorrajia pulmonar después de un abor- 
to. Esta mujer habia sido pasada de una sala del hospital e ignórase 
su historia. 

Da. A. MüBiUia 



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0B8BRVA0I0NXS OliHlCAS. 489 



OBSERVACIONES CLÍNICAS. 



Ebolbbóiib jBinauL dx ük bxoien nacodo; aflioaoioio» tódioab; odrat 
cíoN. — ^Eq febrero de este afio obserré tino de estos casos en nn hijo 
pnmojénito del señor C, yecíno de la Calle Larga. Tave ocasión de 
verlo i comenzar nn tratamiento al dia siguiente de su nacimiento, i 
por su baen resaltado creo de mi deber publicarlo. 

La epidermis estaba reemplazada por tma sustancia córnea dé con- 
sistencia desigual, según el sitio; pero jeneralmente mas delgada tím 
<ñ» las flexuras, dando a todo el cuerpo un aspecto de barniz. Las ar- 
ticulaciones, en su mayor parte, se hallaban impedidas en sustaoTÍ- 
mientos a causa de esta coraza o ufia inmensa que envolvía todos sus 
miembros. Por esta misma causa, los músculos orbiculares permane- 
cían en la inacción, dando a la fisonomía un aspecto bien desagrada- 
ble. La boca i los ojos, constantemente abiertos, impedían las funcio- 
nes de estos órganos, tan indispensables; pero la sabia naturaleza 
rasgó, al segundo dia, esta fuerte epidermis, primero en la base de la 
nariz i después en ambas comisuras, dejando desde entonces la boca 
medianamente apta para ejercer los movimientos de succión. Por 
lo que hace a los párpados, hasta hoi dia apresados por esta dura 
sustancia, han sido reemplazados por dos sacos formados por ranter- 
saíniento de las conjuntivas, impidiendo de este modo la formación 
de esas queratitis ulcerosas, tan frecuentes en los estados de paráli- 
sis de los músculos palpebrales. 

Durante mi permanencia en las clínicas, tuve conocimiento de un 
caso de esclerosis parcial, tratada con buen éxito por mi amigo i cole- 
ga doctor D. Herrera por medio de las aplicaciones de la tintura de 
yodo. 

Ck>n este antecedente i en conocimiento de los efectos de esta me^ 
didna, prescribí la fórmula siguiente: 

# 

Tintura de yodo. 9 gramoa 

Glioerina i manteca ana 15 id. 

para hacer fricciones con esta pomada en todo el cuerpo, una vez por 
la noche. El éxito fué inmejorable, la sustancia córnea se rasgó en di- 
ferentes puntos, formando gruesas escamas que, con algunos baños 
a 15^ se enroscaron hacia afuera» facilitando de este modo su des- 
prendimiento. 



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" 1 



460 BEVIBTA OLInICA. 

En seguida i aconsejado por algunos colegas, empleé una untara 
compuesta de aceite de bacalao, aceite de almendras i glicerina, para 
mantener con ella bañada constantemente la piel. 

A los 18 o 20 dias de tratamiento apareció un síntoma, harto alar- 
mante en estas enfermedades en que las funciones de la piel están 
completamente suprimidas: éste fué la diarrea. Inmediatamente puse 
en acción los absorbentes, el bismuto, los astnnjentes: los resultados 
fueron negativos. Administré entóneoslos tónicos amargos i con ellos 
pude detener los progresos de este síntoma, que amenazaba condoir 
con el enfermo. 

En fin, después de mes i medio de tratamiento, después de hacer 
mudar tres o cuatro epidermis, mas o menos córneas, el enfermo se 
halla al presente bueno o por lo menos con una piel que ejecuta re- 
gularmente sus funciones. 

Quillota, mayo 11 de 1878. 

D. MUBÚA PSBEZ. 



REVISTA ESTRANJERA. 



Tbatámiento db iik ooBEÁ SEOX7N BoüCBüT.— En un trabajo reciente, el sabio 
especialista resume ad btis ideas sobre el particular: 

En las coreas anémicas o doróticas debe plantearse el tratamiento fermjinosOí por 
el arseniato de soda, la quina i los amargos. 

En las coreas verminosas, los anti-helminticos. 

En las reumáticas, baños sulfturoeos cuotidianos i prolongados, por espacio, térmi- 
no medio, de 18 a 30 dias. 

Entre los anti-espasmódicos i sedantes, de que tanto se abusa, no hai sino el clo- 
roformo i el doral que tengan una eficacia positiva i aun prodijiosa. El cloial, que 
Bouchut ha sido el primero en recomendar para esta neurosis, puede darse desde dos 
liaata seis gramos diarios, de tal manera que algunos enfermos lian llegado a ab80^ 
ber, en el curso de la culpación, hasta 180 gramos del remedio. 

El cloroformo es menos cómiodo, porque pronto los niños se habitúan a las inha- 
laciones i hai que elevar i sostener las dosis mas de lo conveniente. 

El arseniato de soda, en los casos leves, se da desde 10 miligxamoe hasta 20 i 30 
por dia. 



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SBVISTA WeSARJIOtA. é61 

iNOOKmamoiA i» obdía.— Oonsiderándola dependiente de una hipe^teeía Tesi- 
eal, un profesor italiano leoq^enda, en los nifios de 6 a 12 años, el nao del hidrato 
de clond, a dóaa de 60 gnunos, de jarabe, al aoostarse el enfermizo. 

mnsao DB A]cu> air lab AjfBUDPUs.^Oiiando la estríoniaa no es bie& toloeada 
«n los easos en onestic», se ha recomendado por nn médico roso las inhalaciones 
deS a 6 gotas de niteito do amüo, segnn ta edad dol paciente, prometíándose la en» 
xaoíoB en pocos diss. 

Oraa dutbítioa.— £n tres observaciones del doctor Bargellini, acompafiadas 
de agndos dolores locales, se obtuvo la cmacion por medio da lavatorios hechos con 
una BOhioion de glicerolado de clorato de potasa. 

iNToncAGXON jkTBÓPZOA.— Habiéndose desarrollado «n accidento de esta especie 
oon toda la gravedad acostumbrada, a consecuencia de instilaciones oculares, en un 
caso de prolápsoB del iris, un médico italiano recurrió, con el mejor éxito, al uso 
de los aloohAlcoe, a dáds de 260 gramos. Ia temperatura ascendió prontamente a 
un grado normal i todos los shi tomas tóxicos deso^Mureeieron, 

Saugilato de boda.— Sabor azucarado con dejo amargo, exento de las cualida- 
des irritantes tópicas del ácido salicilico, es, por lo mismo, menos enéijico cpmo 
antizimótico i antiséptico, a tal grado que 4 por 1,000 de salicilato obran como 1.6 
por 1,000 de ácido. (Bucboltz.) 

Obrando sobre el aparato ganglionar cardiaco, disminuye la presión f^ngü^nA^^ 
retarda el pulso i abato la temperatura. 

Promueve la diuresis por su rápida eliminación por lo orina» aumentando al nds- 
mo tiempo los uratos i fosfatos. 

Su efecto sudorífico es casi constante. Entre los sintonías sensoriales, los zumbi- 
dos i ruidos de oidos se presentan casi siempre. 

Los alemanes lo dan a dosis crecidas para obtener rápidamento su efecto anti- 
pirético; los franoeses a dosis medianas i progresivas, no excediéndole de 10 gra- 
mos, que representan mas o menos 8 do ácido salicilica (G. Sée). 

Bouobut em^ea esta sal en la difteritis, comprobando ampliamente su acción 
antiséptica i tónica, con los resultados hasta ahora obtenidoa— Dosis: 5 gramos en 
los nifios i hasta 10 en los adultos. —(Vidal Solares, lUvi^ MídicíhQuiíríajioa de 
Madrid.) 

Jababb db quina TODüaADO.~Un especialista de San Luis, U. Vidal, recomienda 
la administración del yoduro de potasio conjuntamente con el tanino, i asociado, 
según indicación, a preparados mercuriales, bajo la forma siguiente: 

Jarabe de quina 926. gramos. 

Agua dentada 60 ** 

Yoduro de potasio 26 " 

Bi-yoduro de merouria 0.26 centigramos. 

Hai en cada media cucharada 60 centigiamos de yoduro i medio centigramo de 
sal meronriaL— No se filtra ta mistura para no privarle de algunos elementos acti- 
vos. 

AcH¿ BOSÁOBA.— £1 mismo médico recomienda en este incómodo padecimiento 
la siguiento loción empleada por la noche pora depoátar asi una capa de azufre so- 
bre la porte afectada: 

Agua 260 gramos. 

Aguardiente alcanforado I && on 

. Flor de azufre j ia 30 

a la Tez que da en cada comida cuotidianamente una o dos de las pildoras que si- 
guen: 

B. ic 68 



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462 RSYIBTA BSTBANJEBA. 

Estraoto de rnibarbo 10 centágramos. 

Aloes. 6 «« 

Anís 2 gotaa 

Bbomübo de potasio goho Tópioo.— Segan eminentes clSnioos teneeses, pueda 
ntUizarse con ventaja el bromuro en sustancia para estimular la cicatrización de \u 
álceras atónicas, i aun como ájente cáustico para la destrucción de los epitáUomas 
vejetantes; como hemostático (solución de 1 por 15) en hemoptisis i metronajiíe: 
bajo forma de glicerolado para combatir los espasmos locales (G. de Musey) i en 
pomadas contra el prurito. 

EuBOTBiGiDAD XN LAS HSMOBBAJiAs post parium.-Se mcuciona en la Trünau 
Mediad un ensayo debido al doctor Greco» en el cual, por medio de un aparato gal- 
vánico, colocado el polo negativo en el cuello uterino (por medio de una esponja) 
i el positivo en el hipogastrio, se obtuvo la cefAsion de la pérdida hemonájica. 

ToATAioxNTO BB Bbowm-Sequabd xm IiA EPILEPSIA. — ^£1 doctor Jamos E Ajar 
refiere, en el BrÜish Medical and SurgUsal JbumoZ, doce casos tratados con la si- 
guiente prescripción durante dos años: 

• B.— Bromuro de sodio 

Id. de potasio }- && 3 drocmos. 

Id. de amonio 

Yoduro de potasio )^ ,. 

Id. de amonio í ^ 

Sesquicarbonato de amoniaco 1 " 

Tintura de oolombo 1} onzas. 

Agua destUada ad 8 " 

M. 
Dosis máximo, dracma i media antes de cada comida i tres dracmas al aoostaneL 
Residtados.— En cuatro casos, mui satisfactorios: reducidos a un solo ataque en 
cuarenta i seis, treinta i uno, treinta i dos i dieziseis meses respectivamente. En 
cmoo casos, disminuidos el número i la gravedad de los ataques. En un caso, dia- 
minuida la gravedad, sin cambio en el número. En dos casos no hubo cambio ni en 
el número ni en la gravedad. En once casos ha habido marcada mejoría en la aalod 
jeneral i en el estado mental. En un caso ha habido una dé&t¿ mejoría. — (PhSadépkk 
Medical Times, febrero de 1878.) 

Santiago, mayo de 1878. 

Db. F. B. BftAsmrsz. 



]• 



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COISTMCIOI hdicí bmmte. 



H^J^^SrO 3D3D 1878. 



Qahtiáxh),— Estado fimtfaria— £1 caiáoter influnatorío de las enfermedades del 
mes se acentúa; pero sa freonenda no es grande. Nacen leves corizas, bronqyUis i 
reumas «n los días de major frío. 

Los reumaUsmos agudos no sfm mni comunes. Entre las afecciones afrigart han 
tenido cierta i^feonencia las paráUsis ddfacioL 

La difteria se mantiene amenazante. 

La vbrwla está inactiva. 

Talvez hai rasson para apuntar aquí la simultaneidad con que comienzan a hacer 
su evolución final las afecciones crónicas dd corazón, sobre todo las lesiones val- 
vulares: parecen las condiciones atmosféricas de la estación aliarse a la enfermedad 
contra los esfuerzos medicadores de la naturaleza hasta romper la compensación con 
que ésta mantiene el equilibrio orgánico. 

BospikU de San Juan de Dú».— Existencia anterior, 346; entradas, 436; altas, 358; 
muertes, 70; existencia restante, 354; muertos antes de 24 horas, 18. 

EáspUal de San Francisco de ¿or/a.— Existencia anterior, 525; entradas, 628; 
muertes, 97; altas, 483; existencia restante, 573. 

ZoMsretodela ifoesíranza.— Existencia anterior, 7; entradas, 17; altas 8; muer- 
tes, 5; existencia restante, 11. 

Hospital de San Vicente de Pa^— Existencia anterior, 275; entradas, 312; muer- 
tes, 27; altas, 291; existencia restante, 269; muertos antes de 24 horas, 3. 
. Causas de muerte: hepatitis, 1; disenteria, 2; cólico, 2; viruela, 2; tísis, 6; hiper- 
trc^ del corazón, 1; hemorrajia cerebral, L 

Sala especial de variolosos.— Entradas, 5. 

Cadáveres stpuUados en el Cementerio: hombres, 177; mujeres, 178; párvulos, 
359. Total, 714. 

Estado atmorférico. 

Baxdmetro a 0<> mm. Termómetro centígrada 



Oscilación media ^ . . 2.27 

Id. estrema 13.10 

Altura mázüna. 722.03 (dia 12) 

Id. media 717,00 

Id. mínima 708.93 (31) 

Humedad relativa del aire. 



lO'^SS 

20.40 

22.40 (dial5) 

10.72 

2.00 (13) 

Tensión del vapor de agua del aire. 



Media ... 



95 

78 



(30) 
(17) 



10.50 

7.47 
4.83 



(3) 
(13) 



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I 



464 OONBTITU OION MEDICA TCESSASfTE» 

Número de dias despejados, 2; nublados en parte, 20; nublados, 9, 

Días en que ha habido Unvia, 7; niebla, 4; garúa, 1; helada, 7. 

AltnxB en milJünetroa del agna caída, 91.5» 

Vientos.— N., 1; 8^ 1; £., 8; O., 2; KC, 2; SO., 15; oalma^ 7a 

C0BUP6.— Frios intolerables que allí se esperímentaron a principios del mo, 
desarrollaron asombrosamente los oaiairros i las neumonias, 

OTAiiLE.~La vvnuki sigue haciendo mucho dafio. 

Sbbbna.— La vmuiat después del deolinamiento que sufirió al fin del mes ptm- 
do, ha Yuelto a propagarse. 

En la población de Garen hace estongos. 

San Fezjfe.— El estado sanitario es bueno. 

Santa Bosa de los Andes.— La diJUria ha tomado de nuevo, al fin del mes, sa 
aire amenazador. 

Qdillota.— La vtrada parece comenear m tarea de destraecion. Han ooattldo 
casos mortales. 

Banoaoua.— La difteria conserva el carácter de gravedad que asumió «a Ice dos 
meses anteriores. Ha oríjinado en el hospital unas tres muertes. 

A fines del mes pareció retíxarse pasa dejar el campo a la álfimiifiüa, 

Taucju— Estado atmosférico. Termómetro oenúgtada 

Temperatura media del mes. 11*^ 

Id. máxima absoluta. 1&9 (diaS) 

Id. mínima id. : 3.1 (día 14) 

Oscilación mensual 13.8 

Id. diaria mayor 11.4 (dialf) 

Barómetro a O** nun. 

Presión media del mes * 764.537 

Id. mayor absoluta 761.96 (dial2) 

Id. menor id. 741.26 (diaSl) 

Oscilación mensual 20.70 

Id. mayor diaria 9.33 (día 81) 

Dias de lluvia, 8. 

Lluvia caida, 160 mm. 6. 

Dias despejados, 4; nublados en porte, 0; nublados, 97. 

Dias de viento fuerte, 4. 

Vientos: S., 7; SO., 6; O., 14; NO., 26; N., 29; NR, 6; E., l;fiE., 2.— Xeea Sstk 

Pabbal.— El Gobierno ha acordado un gasto estraordinario de 200 peses paa el 
«uidado de los variolosos. Ha llegado hasta 17 el número de enfennos en^ hatr 
reto. 

Chillan.— El 15 de mayo asilaba solamente a 3 variolosos él laaanto en que, 
duiania cuatro meses, sucumbieron unos 300 infelices. Pero a la viruela ha seguido 
una enfermedad de cierta consideración: la erisfpdOj que, con un aparato de sisto- 
mas i complicaciones cerebrales mas considerable que de ordinario, ha causado va- 
rias muertes. 

Bio Bueno.— Los casos de colerina tienen una frecuencia digoa de nenoíoiv. 

Union.— La vtuéla aqueja gravemente a sus pobk^ores. 

F. PUGA BOBN& 



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boletín. 



IL^A'SrO X>3a3 XSTS. 



Tbibumal dxl Psovoubmcato.— Snathigo, tmyo 10 de laTS.-^Sefior Beotor: 
Miéiinw fué profesor de GUbjch Estorn» d« la Uni^enidad don Alfonso H llie- 
▼enot Mía eUuw se hacia lanto en el hoq[>ital de bombfes como en el de nmjeres, pa- 
la lo onal el proiBOev indieado tenia un servicio en ambos hospitales. Ahoia, no sé 
por qué motivos se ba snprímido el servioio del lóltimo hospital, dejando al actual 
profesor don Nicanor Hojas en la imposibilidad de haoer tm corso completo de su 
asignatnra, i lo qne es peor, a los alumnos sin el conocimiento de las enfermedades 
qniíóijicas de mujeres, Taoio difícil de llenar despnes por estadios privados i de 
nuúSsimas eoBsecnencias en la práctica de la medicina. 

Por estas razones pido al Consejo qne, si lo tiene a bien, se sirva recabar del se- 
ñor Ministro de Instraccion Pública el restablecimiento de la sala de eimjSa del 
hospital de San Boija, en que debe hacer su dase el aotaal profesor de Cbnica Es- 
tema. 

Dios guarde a Y. B.^W. DUu, 

Santiago, mayo 16 de 1878.— J9efior Bector: Bnvio a Y. S. en d i^iego adjmito el 
proyecto para el establecimiento del jn^fesoiado privado o libre en la Universidad, 
que íü Consejo se sirvió encargarme en sesión de 5 de abril tOtímó. 

Abrigo el temor de qne el presente proyecto no contenga todos los pormenores 
que m asuito de esta clase requiere» pero oreo que contiene las disposiciones jane- 
rales que por ahora eonvendria adoptar paz» abrir camino a la ensefianra Hbre o 
privada en sueste Universidad, estimular su ausilio que es complementario de la 
enaefiania oAcial i sefialarle el campo en que poede prestar sus servicios a la difu- 
sión de los conocimientos útfies. 

En este sentido el adjunto proyecto puede seohrir de base pora la dHcuslon i 
adopción de un acuerdo sobre la materia. 

Dios guarde a Y. a—TT. Dkix. 

Proyecto de acuerdo para el establedmiento dd profeaorado privado o libre en la ütú- 
fmrsidad^'^Áxt 1. ^ Los que pretendiesen abrir un curso privado en las salas de la 
Universidad harán una solicitud al Consejo Universitario, especiñcando el ramo de 
que quieren hacer elase 1 señalando la ostensión i alcance que desean darle. 

Art 2. o El Consejo remitirá esta solicitud al Decano de la respectiva FacnÜad 
para que informe, previo el dlotámen del consejo de profesores de la misma. 

Art 3. o No se admitirá solicitud que no sea de miembro de la Umiversidad, de 
lieeaoiado en una de sus Facultades o de injeniera 

Art i. ^ Tampoco se admitirá solicitud pora abrir un tercer oozso enando ya 
ftmoiotten dos del mismo ramo. 

Art 5. ^ Despachada- favorablemente la soUoitud por el Consejo da la Universip 



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466 Boxamr. 

dad, se pondrá en oonooimiento del señor Beotor para qne impaa^ las órdenes eon- 
venientes i designe el local en qne debe ftinoionar el profesor privado. 

Art. 6. o Los cursos privados podrán ser remunerados, menos en caso de que el 
profesor lo faera también de la universidad. (Dispodoíon soprema de 1. ^ de di- 
ciembre de 1859.)— Santiago, mayo 16 de 1878.— TT. Días. 

Santiago, mayo 22 de 1878. —Señor Beotor: Pongo en conocimiento de V. & 
qne, en cumplimiento del supremo decreto de 17 de mayo de 1868, he verifioado U 
distribución de los ciento cinco alumnos del curso del cuarto año de medioinaen 
los servicios médicos de los hospitales de San Juan de Dios i de San Boxja. 

A cada uno de los jefes de dichos servicios he dirijido una nota recomendando a 
los alumnos, pues tal cargo es gratuito, i trascribiéndoles las disposicicmes del es- 
presado decreto, que establecen sus obligaciones en bien de la enseñanza pritttica i 
del réjimen hospitalario. 

El adjunto pliego manifestará a Y. S. aquella distribucioiL 

Debo advertir a Y. S. que no he distribuido, como el mismo decreto estaUeoe, 
los alumnos del segundo i del quinto afío, porque estos últimos están distribuidos 
de suyo desde el cuarto año en las clínicas de la Facultad i porque los primeros ha- 
cen las disecciones anatámicas a la hora de las visitas de los hospitales i no están 
aun en circunstancias de aprovechar de ellas. 

Dios guarde a Y. S.— TT. Diaz. 

Plak de BSTunzos MEDIÓOS.— Ministerio de Instrucción Pública.— Santiago, abril 
12 de 1878.— Con lo espuesto por el Bector de la Universidad en su oficio fecha 26 
de marzo último, i 

CJonsiderando: 

1.^ Que el actual plan de estudios médicos mandado observar por los artíeolos 
vijentes del supremo decreto de 4 de julio de 1860 i por los supremos decretos de 
17 de marzo de 1868 i 20 de abril de 1870, no establece un curso regular i constan- 
te; i que a consecuencia de ello sucede que los alumnos del segundo i tercer año se 
ven obligados a estudiar simultáneamente la anatomía, la fisiolojSa i la patolojSa es- 
terna e interna con grave pexjuácio del orden lójico que debe existir en la enseüan- 
za de los espresados ramos; 

2. o Que en virtud de lo espuesto, es provechoso combinar un curso de deneíaB 
médicas que, junto con fijar una distribución de los ramos mas adecuada al objeto 
de la enseñanza, proporcione a los alumnos mas facilidad i comodidades; i 

3. o Que la situación presente del erario público impide por ahora abrir algonaa 
nuevas clases que serian necesarias, como la de histolojia normal i mórbida, de oí- 
talmolojia i de flsiolojia esperimental, 

He venido en acordar i decreto: 

Art 1. ^ £1 curso de ciencias médicas, que durará seis años, i» hará en el orden 
siguiente: 

Primer aíio.— Anatomía, primer año i disecciones.— Química inorgánica.— Botáp 
nica. 

Segundo ana— Anatomía, segundo año i disecciones.— Química orgánioa.— Fisio- 
lojía. 

Tercer t^kx- Ffttolojía jeneraL— Fitología estema, primer año.— Tenq^tíca i 
materia médica, primer aña- Farmacia. 

CuoWo ano.— Fatolojía interna.— Pátolojia estema, segundo aña— Terapéotica i 
materia médica, segundo año. 

Qiuinto afio.— Clínica interna.— Clínica estema i medicina operatoriai— Pttta 
olínica de partos i enfermedades de recien nacidos.— Hijieneb 



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BoueriR. 467 

iSuto aito.— CUnioa intenuL—OlSnioa esterna i medioina operatoria^— OUnioa de 
partos i enfermedades de recién nacidos.— Enfermedades i olinioa de nifios.— Me- 
dioina legaL 

Art 2. o Ix» corsos del tercero i coarto años i el de medioina operatoria serán 
dÍTÍdidos en dos partes iguales, de modo que los alumnos puedan principiar por 
cnalqmera de ellas. 

Art 3. o Los ramos de ciencias accesorias, qoimica inorgánica i orgánica, botá- 
nica i &rmacia, se estudiarán darante loe cnatro a&os primeros del onrso. 

Art i. o Ningon alomno podrá ser admitido en calidad de tal en los corsos de 
medicina sin ser bachiller en homanidades, ni pasar a on corso superior sin haber 
dado todos los ramos del inferior. 

Art 6. o Kingun alomno podrá ser admitido en loe cursos de clinica sin ser ba- 
chiller en medicina. 

Art 6. ^ Los profesores de anatomía harán xm programa de las disecciones que 
los alumnos deberán verifioar en presencia de los prosectores, i firmarán con éstos 
las boletas que las acrediten. 

Art 7. ^ Ningún alumno podrá dar examen de ninguno de los cursos anuales de 
anatomía sin toner en su papeleta constancia de haber hecho el corso completo de 
disecdones. ^ 

Art 8.^ Estas se harán en las horas de la mafiana qoe indiqoe el reglamento de 
la Escoda de Medicina, debiendo emplearse en ellas, por lo menos, noeve horas se- 



Art 9. ^ El profesor de medicina operatoria hará siempre ona breve descripdon 
anatómica de la rejion en qoe va a operar. 

Art 10. El ayudante de clinica quiráijica hará todos los aC&os un curso de apéd- 
tos, vendajes i cirujia menor a los alumnos del quinto afio. 

Art 11. El ayudante de medicina operatoria hará los preparaciones de anatomía 
de rejiones i preddirá los ejercicios de cirujia operatoria. 

Art 12. Se nombrará uno o mas prosectores de entre los disectores, adgnándo- 
les un sobresuddo o gratificación. 

Art 13. Cada profesor deberá hacer, a lo menos, una clase diaria, de una hora, 
o una dase de hora i media día por medio, s^un d orden que prefijare el Bector 
de la üniverddad. 

Art 14. Los profesores de clinica estarán obligados a asistir todos los dias a los 
hospitdes para instruir a sus alumnos en la medicina práctica. 

Art 15. El curso de medicina se abrirá todos los afios. 

Art 10. Esto decreto empenrá a rejir desde d presento afia 

Comuniqúese, publiquese e insértese en el Boletín de loa £e^.— PaiTo.— Jíi^el 
Luis AimmátegvL 

Sociedad Mídiga.— Sedon dd directorio en mayo 1. o— Preddenda dd doctor 
Murilla— Asistieron los directores Aguinet, Espinosa Y., Ores, Barriga» Barros, 
Fuga, Sanhoe?», Olivares i d que suscribe. 

Se dio cuenta: 

1. ^ Deonanotade M. Oirod, deParis, contestación deotra dirgida por secretarla, 
con la que remite on trabajo dd doctor Foumier sobre d empleo de la creosota de 
haya en la tisis i catarros brónquicos. Pide que se publique en la Mevieta ifáfioo, 
quedando de enviar su valor por la casa de Greve tan pronto como redba d núme- 
ro en que se publique. Se acordó publicarlo apesar dd contrato con M. Fumouze, 
por no haber recibido todavia los avisos de este señor. • 

2. o De on obseqoio hecho por el doctor Allende F. a nombre dd doctor José 



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168 BOLixnc. 

de Qoes e Sújueim, da tkím pniódioos i memoriM, «ufare éiiM Ott «atudio iobra 
1a ptoBlátamoú, en Bio Janeiro. So aoocdó darle Ina gxeoias. 

Se aceptó en canje J&¿ Moral de Antofagaata i £a Tribima de Oanqnepaa, 

Se mandó kniinnitt oizwdarea con el objeto de pedir a loa laédícoa^ fttmaeéati- 
eoB i aitadiantea de medieúiia que ae anaociban a 1% Bevida, Médica. 

Se acordó derogar haata nnevo aviao la última parte del art 67 del roglamento^ 
qna dice: Daade el 1. ^ de jolto de 1877 loa aooiee de nómero eatadiantea de medi- 
cina o cienciaa natoxalea» eta Loa demaa aooioa de número pagaran la mitad sola- 
mente del valor de aoaoricion.— Se taro en yiata qne un gran número de aocioa ae 
rdúarían de la Sociedad por la nueva cuota que ae iba a pagar. 

Interrogada la Comisión Editora sobre coál era el motivo por qcM se reterdaba 
tanto la pnblioaekm de la Bwifia, ae atríboyó a qae algnnoa de loa redaotoree de 
trabajos loe entregaban demasiado tarde i también a la fidta de mi libro de aeore- 
taria en la Ckoniaion Editora. Se aoordó llevar ese libro i raoomendar major pnn- 
toaüdad en la pnblieaoion* 

Se acordó enviar nna nota de pésame a la familia del ex-aooio llariano (ovares. 
fSalleeido en San F^pe, partioipándole et aentimiento de la Sociedad por itja aanai* 
ble pérdida» 

Faeron propneatos como socios de número loe señores Mánnel GkmzaleSa Feroanr 
do Santander, Oéatloe Grove, líannel Garoii^ JoUo BobilUer.* Joaquín Cbaves; 
ianable Caballero i Wenceslao Coosilkx 

Se acordó rebajar a treinta i doe pajinas la Reinsta Médiea haata que ae m^iara el 
astado de la caja. 

Sesión jeneral estraordinaria en majo &— Preaideneta del adOor EobegófBD.— 
Se abrió la aeeion con aaiatenoia de veintiocho miembrosi faabiéndoae inooipora- 
do el señor presidente dorante ella. 

£1 objeto de la raonion es pn^ner a loa señores Arturo IdEonoorvo de Figneíre- 
do, Domingo de Almeida Martina Costa i Joaé de Goea e Siqnelxa» médicoa distin- 
gnidoa del Brasil» como miembros correspcmsales de la Sociedad. 

El señor Echegóyen hizo presente, con motivo de nn incidente qoe tovo logar en 
ona de las eonferencias, qne los médicos o estodlantea de medieúia qoe ae enooen- 
tren presentea pueden, según el art' 12 del Begiamante^ '*en laa diaooaionea eienti- 
ficas que se suscitaren, tener la mas absoluta libertad de hablar aobora el núBOio 
asunto cuantas veces ae orea necesario." 

Se levantó la sesión. 

Sesión del Directorio en mayo 16.— Presidenoía dd doctor AUende Piedla. -r- Asis- 
tieron los direotorea Aguinet, Barros^ Barriga, Días» Carvallo, Espinoaa, Eakítg^ 
yen. Olivares, Fuga i el que suaoríbe. 

Se dio cuenta: 

1. ^ De una nota del señor Loia Barxoa Bor^ofio, director de la Bwiiela "Abra- 
ham lÁneoln»" aoUcitando del Directorio la colección de avea qoe^ aagnn ealá infor- 
mado, no presta ninguna utilidad a la SooÍAdad» 

El señor Espinosa apoya la petición, f ondxido en que es cierto qne nó ptesta uti- 
lidad i qoe ai pen&aneoiera por un año mas en ln Sociedad ain tener éala con qué 
sufragar los gaatoe pera su eonaervaoion, eoncluirii^ per daterioraraa pos oooipleto. 

EL aeftor Echegóyen cree que debe esperarse haata ver si la Sociedad puede arbi- 
tarar loe fondos neoasarioa paasu eonaervacion,. o» cuando ma% qna ae presto por 
oierto tiempo. 

El señor presidente apoya la petíoioD» teniando ea Tíetaqua «a en BaMela praa- 



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BOLBTIK. 

El Mfior Paga 86 Opone, iporqne oxee qne presta impartantirimoB aerfieiog i que 
vale mafl venderla que obsequiarla, pues cree qae podrán dar mas de «ien peeoe. 

Paeeta en votadon la petáoion, resnltó aprobada por aeia votos contra cinea 

2. o De tma invitación de la Comisión Central del centenario díÉ Voltaire pata 
qne asista el Bireotorio a la fiesta del 90 del presente. 

El señor presidente cree que el Directorio no debe asistir en onerpo por cnanto 
no todos los miembros de la Sociedad son partidarios de esa fiesta. Hace indicación 
para qne se le conteste qne el Directorio no se cree autorizado para asistir en cuer- 
po, pero que asistirá personalmente la mayoría de sos miembros. 

El sefior Barros cree que el Directorio no debe admitir la invitación. Hace, pues, 
indicación en este sentida 

El sefior Fuga dice qne el Directorio no está autorizado para aceptarla. 

Puesta en votación la indicación del sefior Barros, fué rechazada con dos votos a 
su favor» siendo, en cünsecuecoia, aprobada la del sefior presidente. 

Según el balance de tesoreria, resulta en este mes un saldo de ocho pesos treinta 
i cinco centavos ( $ 8.35) a favor de la Sociedad. 

Se levantó ia sesión. — Malitu Jamos K, secretario. 

APASKnDN vm wk vspsaa muxva. x niTsaasANTE nx figbs xv las costas nx 
Gkelx.— En el último verano, la bahía del Tomé fuá sorprendida con la visita de 
una gran cantidad de peces que ni los pescadores d^ oficio, ni las personas que, 
prestando atención a la pesca, llevaban mas de veinte íaSos de domicilio en el puer- 
to, pudieron conocer. 

Se mostraban en numerosos grupos que, vistos de lejos, semejaban manchas mo- 
vibles mas oscuras que la superficie del mar, i de varios metros de estension. Mi- 
rados de cerca, paredan formados de una masa compacta de animales. En la baja 
del mar se veían sus escamas caedizas i brillantes contornear la orilla de la playa 
como un arco de plata: tal era su número. 

Sus tupidos enjambres se acercaban tanto a la orilla, que uno podía jugar con 
ellos al bafiaise, i eran de una mansedumbae o inesperiencia tal, qne a garrotazos 
con los remos podían matarlos los marineros. 

La curiosidad de los porteños tocante a los nuevos huéspedes no filé satisfecha 
hasta que algunos capitanes de buques estranjeroe declararon reconocer en ellos al 
arenque de los mares de Europa. Probaron su carne i, celebrándola como tierna i 
sabrosa, emprendieron su pesca, pesca fácil i lucrativa, pues todas las tardes, con 
un cesto de alambre a guisa de red, repletaban en un momento una chalupa. 

En la mafiana del 14 de marzo habían desaparecido del Tomé, al día siguiente 
pude verlos en Talcahuano. (1) 

Pero yo dudaba que ese pescado fuera idéntico al arenque. Traje ejemplares al 
sefior doctor Philippi, quien, después de convencerse de que estos peces venían a 
constituir una especie del jénero Uvpea, no rejistrada hasta hoi en.los anales de los 
ictiólogos, los ha descrito bajo el nombre de üupea advena. 

Son de aspecto sobremanera elegante i gracioso i su identidad jenérica con el 
arenque, les da gran valor comercíaL 

(1) Plureoe haberse mostrado el mismo pez en Tongoi £1 Tlunaya de 13 de fe- 
brero anuncia haber sido invadida la bahía por cardúmenes enormes de pescados, 
que tenían 20 centímetros de lonjitud. Han sido comparados por los pescadores a 
las m^H»*'—i i su semejanza de forma i costumbres con el arenque ha sido adverti- 
da por otras personas. 

£n el puerto del* Hnasco han sido vistos por don Juvenal Olivares, que también 
está cierto de que han aparecido en Tongoi i Pefia Blanca. En todos estos puertos 
los pee<»dores le daban el nombre de aoardina egpañoku 

B. M. 60 



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470 boletín. 

Difiaraa pcmcipalmente de sa oonjénere el arenque {Ohwea harengusy en que pon 
algimoB oentímelros mayores i en la forma de su linea abdominal, que es gnun, 
aquUlada i estÁ desprovista del ftlo que en ésa rejion forman las esoamas del «rao- 
qne. 

Hasta ahora Chile solo estaba dotado de una Oh^eo, h, Jueguenei», sardina dei* 
orita en Gay, i a mas de dos Alosas (que se han reunido últimamente a Ctupsa) qd» 
de las cuales es el marÁueio de Valparaiso, quUtrt del Tomé i la otra la oobiiun. 

JEVite parentesco íntimo de los. nuevos peces con uno tan precioso eorno el aren- 
que es un hecho de gran interés. 

Todas las eq>ecies del jénero Giupea son notables por la grande utilidad que de 
ellas reporta el hombre en todas las clases de la sociedad, pues comprende él are^ 
que, la ancitoa, la sa/nUna i muchos otros que suministran alimento i lumbre a po- 
bres i ricos. 

Dicen que en el Pacifioo Ruelea hallarse peces semejantes al arenque cuya can» 
os venene^ para el hombre. La carne del recién venido está libre de sospechas, pues 
tiene ya bien demostrada su inocencia. 

Es sabido que acostumbran emigrar, en determinadas épocas del afio, en usa 
abundancia prod^jiosa, sea que huyan de tempestades i enemigos, sea, i esto es mas 
regular, que busquen el calor de las costas para depositar sus huevos. 

Esta abundancia, que tiene, mucho de maravilla, es debida a su eatraordinaria 
fecundidad: en el abdomen de una sola hembra se han encontrado. 68,000 huevos 

La especie harengust el arenque, es objeto de una pesca interesantísima, que di 
trabajo i Bufasiateneia a poblaciones enterafk En 1^6, i solo en los mates delnoite 
de Inglaterra i Alemania, había 10,000 botes i 76,000 hombres ocupados en día 
Oaloúlase que coda afio se pescan mil millones de arenques. 

La falta do estas nociones ha impedido a los chilenos utili^r la aparición de <b- 
tos peces, sucediendo que, mientras en el Tomé, en las jarcias de los buques esdao- 
jeros, se mecían ricas sartas esmeradamente salfldaB, en la playas se veían podríne, 
sin que se pretendiese siquiera aprovechar su aceite» los innumerables que vaiaba 
el rompiente de la ola. 

Áai como ea posible que estos nuevos i valiosos peces no vuelvan a ofreoerae eiía 
vez a la vista del hombre i se confirme el epíteto de adumedizo o pasc^sroy con qa» 
lo ha especificado el señor Philq>pi, es posible también que en todos los afio» voni- 
deros tomen a poAer al alcance de nuestra mano una rica mina a flor de agoa. (3) 

P. PüGA BOBNS. 



C2) Habíamos dado cuenta, en uno de los diarios de Santiago, de la aparición d» 
este pez cuando aun su utilidad no habia sido aprovechada. Hoi tenemos el plaotf 
de agregar que se ha estacionado en Taloahuano i en algunas de las caletas que ^t- 
guen hacia d sur. Allí lo designan con el nombre de sardinas eelpañolas i lopeBOsn 
en grandes cantidades para estraer, por medio del agna caUente, sn aceite. 1 8abe> 
mos de dos empresarios que tienen reunidos ya mas de tres mil galones. 



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VA>/S^.^V>^Ií«V'WVniN 



IIVÜICE 

i>ai.iB 

MATERIAS CONTENIDAS EN EL SESTO AÑO 

DSLA 



MEMORIAS. 

AÜBELIO B. CASTILLO. 
Eftindio deiésido salioÜieo i snfl oompaestos 3, éi 

NESTOB CALDEBON. 

La hepafíits Ropantiya on Ghfle 8, 54, 101 

Db. a. MUBILLO. 

Informa nobte la Cana de Maternidad 15 

Centndizaoion de los edablecimientoe de benefioeneia páblica 41 

Proyecto de reglamento para la€a8a de Orates 89 

DANIEL OPAZO SILVA. 

Be las Tacnñaciones en Chfle 129, 169 

JENARO CONTARDO. 
Cansas de la propagación de la yimela en Chile i de la excesiva mortandad 

qne prodncen sos epidemias en Santiago. 209 

MARIANO OLIVARES a 

La.nenmonia de los borrachos i sus complicaciones mas frecuentes 249, 293 

RICARDO DAVILA BOZA. 

Revista médica de Freirina dnrante el afio 1877 289 

DEMETRIO MüRUA PEBEZ. 

Estudio sobre las aguas termales denominadas Baños del Xnoa 849 

J. D. HERBEBAB. 

Epidemia de viruela en Lota, desde junio de 1877 a febrero de 1878 367 

Ds. GÜILLEBMO MUBILLO. 

De la epidemia de anjina seudo-membranosa en Valpazaiao « 371 

Teoría sobre el modo de obrar del clorato de potasa como especifico en la cu- 
ración de la difteria, i de la quina como profilaxis 380 

Db. F. B. MABTINEZ. 
Introducción al curso de terapéutica i materia médica. 445 

REVISTA clínica. 

Db. a. MUBILLO. 

Boletín de la Maternidad del mes de junio de 1877 92, 82 

•• . " " dejulÍQdel877 69 



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472 ÍNDICE. I 

Boletín da la Maternidad del mes de agosto de 1877 137 | 

" •* ** de setiembre de 1877. 148 ' 

" " " de octubre de 1877. 176 

" •* " de noviembre de 1877 223 

«• ^* " de diciembre de 1877 261 

•• " " de enero de 1878 321 

" *' " de febrero de 1878 823 

'• ** •* de marzo de 1878 383 

" " " deabrildel878 384 

" demayodel878 456 

Parto prematuro artificial 264 

J. DANIEL HEKREBA & 

Eccemas cansados por la Litrea venenosa (litre) 109 

Ckmtraotora de las estremidades superiores 193 

Db. FÉLIX OBOHNEBT. 

Un caso de torticolis intermitente 145 

Permanencia de nn cuerpo estrafío en la tráquea durante cinco semanas 146 

Tres casos de diabetes 147 

TEODOSIO A. MAETINEZ RAMOS. 
Relación de un caso de resección completa del maxilar superior» seguida da 

éxito.;.... 151 

Sarcoma del cuello; operación; muerte. 183 

Aneurisma de la iliaca estema curado por la compresión dijital i las oorrientes 

continuas. 388 

Necrosis del hioides; disfajia, disnea; traqueotomia 391 

MCABDO DAVILA BOZA. 

Abceso del lóbulo derecho del hSgado sin operar; muerte 153 

Empacho; muerte 155 

Blenorragia; abceso períneal; muerte '. 157 

Pústula maligna o picada de araña; curación 180 

Siñlis; alteraciones de la piel, tejidos celular, mosonlar, ómo; sintonías cere- 
brales; muerte. 181 

Ulceras intestinales; enterorrajia; muerte 227 I 

Reumatismo; afección de la válvula mitral; muerte 228 

Herida contusa del intestino 230 

Viruela hemorxájica; muerte 232 

VENTURA CARVALLO E. 
Relación de un caso raro de tumor abdominal « .. 186 

FRANCISCO A. PERRY. 
Del emt>leo del sulfato dé hierro en el eczema crónico ,...'.....'. 263 

DIEGO A. BAHAMONDE L. 
Relación de un caso de enfermedad de Addison , 267 

Db. a. MEDINA. 

Gran tumor papilar condilomatoso de la vulva 324 | 

Tumor flbro-sarcomatoso de la mama. 326 

Concreciones calcáreas de la vejiga. 326 

Mioma fibroso uterino : . 327 



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jbnmn. 478 

FEDBO K. BAKBOS OVALLE. 
Hipertrofia del lóbulo izquierdo del hig&do. ,.i 886 

MANUEL ANTONIO TOBNEBO. 

Hidroneomotocax; tumores abdominaleB. 392 

D. MUBÜAPBBEZ. 
Eaeleiária Jeneral de un iecie9 nacido; apUcaeioiieB yódicas; emacüon 459 

RKVI8TA KtTRANJERA. 

Db. f. b. mabtinez. 

Fátojeneaia del leumatiamo agudo. Orina en las tifoideas. Tratamiento de la 
anjina membranosa por los balsámioos. Tumor sifilitioo de la lengua. Ade- 
nopatías bronquiales. Frostatitís, raptara de la vejiga, mnerte. Talla oretral. 
Coras con algodón. Quistes ateromatoeos del ouella Bromuro de potasio en 
las neur6BÍs. Traumatismo quirúzjico en las afeooiones jenezales i orgánicas. 
Durante la jestacion. Betroversion e inversión uterina^ Menorzajia. 24 

Insomnio. Tratamiento de las neurosis gástricas. Tratamiento de la eclamp^ 
puerperal. Difteria. Viruela. Cianuro doble de potasio i de zinc Bálsamo an- 
tizimótioo. Solución antineuráljioa. EstadSstioa de algunos medicamentos. 
Eucaliptos globulus. Escarlatina maligna. Sabafiones. Acido picrico contra 
las fisuras de la mama. Pomada antiséptica. Acido fénico contra las neural- 
jias. Higiene de las maternidades 72 

Termo-cauterio. Cateterismo de las estrecheces apenas permeables de la uretra. 
Inconvenientes délas medicaciones activas en los casos de lesiones renales. 
Envenenamiento por la sautonina. Medicación opiácea en las anemias cere- 
brales. Acido salicilico. Fosforo de zinc. Podofilina. Empiema. Muerte por 
submersion. Faraplejias de la menopausia 111 

Beumatísmo i salicilato de soda. Cingía antiséptica. Electrolitis en los aneu- 
rismas. Electro-punctora en la parálisis del facial a frigora Inversión uterina 
carada por la incisión. Pólipos larSnjeos. Fístula anal Envenenamiento por 
el salicilato de soda. 157 

El mate. Glicerina; acoion terapéutica. Flrofosfato de hierro. Inyecciones sub- 
cutáneas de agua f ria en el reumatismo articular aguda Fosfato de caL Ab- 
ceso del cerebro; punción. Cora de alcanfor fenolado. Opio x dijital en las 
asÍBtolia& Medicación salicilioa. Hipertrofia cardiaca i nefritis. Peritonitis 
tuberculosa. Peritonismo 195 

Locura entre dos. Heridas de la cabeza. Yulvitis chancrosa. Ovariotomia du- 
rante la jestacion. Pericarditis. Constipación. Cardiopatia en la ictericia. In- 
solación. Cirrosis. Dislocación de la matriz. Cloroformo en el parto. Versión. 
Hemorrajias secundarias, post-partum. Toracentésis. Prolapsos de la muco- 
sa uretral Tumores de la uretra. Complicación pulmonar en la estrangula- 
ción hemiaria. Neuraljias. Ciática. Beladones del traumatismo i Ias afeccio- 
nes constitucionales. Caquexia. Delirio nervioso traumático 233 

Muerte súbita en el estado puerperal. Inyecciones intersticiales en el bocio. Hie- 
rro en la epilepsia. Métrorrajias; Atonia i catarro vesical. Quemaduras. Pití- 
riasis capitis. Bfistara diurética. Bicarbonatos alcalinos. Uretrítis provocada 
por los axsenicales. Signos precoces de la tisis. Ulcera gástrica simple 270 

Inyecciones hipodérmicas de efecto local. Neoraljia ciática. Glositis sifilíticas. 
La dijital como diurético. Los baños en las afecciones cutáneas. Salicilato de 



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4Ví imíx>& 

qninina. Eaolerósis oerebxaL Hipo ornado por la ooakpveeiQíi epigásfrioa. In- 
yeooiones saboutáneas de olorofonno. QiancuroB sifilitiooe múltiples. Diabetes 
sacarina. Bemnatismo blenorrájioo. Ictericia oatanal. Flegmones diabéticos. 928 
Tratamiento de la corea segim Bonchnt Incontinencia de Orina. Nitrito de anu- 
lo en las ámbliopías. Otitis diíteritica. Intoxicacicñl attópica. Salicilatode 
soda. Jarabe de qnina yodorado. Ac&é rosácea. iBromuro de potasio como tó- 
pico. Electricidad éa las hemOrtaJias post paitom. Tratamiento de ¿rown- 
Seqnard en la epilepsia 480 

tos. A MtJBmtiO. 
Lacto-pectina. Inoculación del carbunco en las gallinas. El sécale oamntom. 
Mal telegráfico. Acción de la quinina sobre d útero en estado de jestacion. 
Desinfección por el calor. El ácido del jago gástrico, ün ntteyé midxjátioo. 
Tratamiento de los vomites ÜiCóCEroibles de la prefiez» Premio Múñíy&o 999 

LA COMISIÓN ía^rroitA. 

Clorbidrato de pilocarpina. Curación anestésica de las quemadoras. Todiiro de 
potasio i yoduro de etilo en el asma. Difteria; pnlverizaciones de esencia de 
trementina. La trementina en la fiebre tifoidea. Tratamiento del reoroatismo 
mnácnlar por inyecciones de morfina i atropina. Una ovariotomSa afortona- 
da. Cuerpo estrafio del esófago espalsado por la pared torácica. Cáncer del 
seno tratado por la isquemia de la glándula mamaría. Creosota en la tisis. 
Necrolojia.» iOl 

VARIEDADES. 

L UGABTE GUTIERKEZ. 
Estado sanitario. Consejo de hijieiie. Hijiene hospitalaria; Sbn Jnán de Dios. . 31 
Estado sanitario. Estado atmosférico. Facultad de Medicina. Tribunal del Fro- 

tomedicato. Secretario de la Facultad. 77 

Estado sanitario. Hijiene hospitalaria. Sociedad de Farmacia 115 

Estado sanitario. Policía médica — 159 

BIBLIOGRAFÍA. 

VENTURA CARVALLO K 
Del parto i de la intervención facultativa en las posiciones occipito-posterio- 

res. Piojenia 118 

Linfo-adenómas abdominales i mésentéricós. Da Ophthalmia dos recem-nasci- 

dos, : 161 

Ainhnm. Del empleo del clorato de potasa en la diarrea de los nifios Í¡39 

A Albumino pymeluria ou Urinas Leitosas. 198 

Fosfuro de zinc. Valor terapéutico de las inyecciones hidricas subcutáneas. ... 272 

El Hombre antes de la Historia 331 

Uso hipodérmico de la quina. ¿Puede el cloroformo ser Usado para &cilitar ro- 
bos? Iñfiuencia de loa intoxicaciones urémica i al6ohólicia sobre la capacidad 

testamentaria. Intususcepcion 407 

F. FUGA BORNE. 
£1 terremoto del 9 de mayo de 1877 por Otto Hamecker. . . , 200 



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CONSTITUCIÓN MEDICA REINANTE. 

L UGABTE GUTIJBBBEZ» F. PUGA BOiUtE. 

Octubre do 1877. 202 

L I3GABTE GUTIBBBBZ, JENABO OONTASDO, LEÓN KOOH, F. FUGA 

BOfiNE. 

HoTÍeinhredel877 242 

Db. MABTIKEZ RAMOS. 

Noviembre de 1877. 273 

A. AGUINET, A. DBLPIANO, JENARO CONTARDO, LEÓN KOCH, P. FUGA 

BORNE, 

Diciembre de 1877 , 274 

RICARDO DAVILA BpZA, R. PÉREZ FONT, LEÓN KOCH, F. FUGA BORNE. 

Enero de 1878 332 

L UGARTB GUTIÉRREZ, JENARO CONTARDO, LEÓN KOCH, ERNESTO 
TÜRENNE, F. FUGA BORNE. 

Febrero de 1878. , 387 

TEODOSIO A. MARTÍNEZ RAMOS, JORJE TfílTilT.K. 

Diciembre de 1877 409 

1. UGARTE GUTIÉRREZ, RICARDO DAVILA BOZA, PEDRO N. BARROS 
OYALLE, TEODOSIO A MARTÍNEZ RAMOS, JORJE THIEf.E, JENARO 
CONTARDO, LEÓN KOCH, F. FUGA BORNE. ' 

Marzo de 1878 410 

RICARDO DAVILA BOZA, FRANC^GO A PERRY, R. PÉREZ FONT, D. MU- 
RUA PÉREZ, JENARO CONTARDO> LEÓN KOCH, ERNESTO TURENNB, 
F. PUGABORNE» 

Abril de 1878.. 417 

LEÓN KOCH, F. FUGA BORNE. 
Mayo de 1878 463 

boletín. 

JENARO CONTARDO. 

Estado sanitario de todo el pais. Movimiento de los hospitales de Santiago. Uso 
del crémor en la viraela. Reparaciones en el hospital de San Joan de Dios. 
Nuevas publicaciones. Titules espedidos por el Protomedicato. Conferen- 
cias. Reforma del hospital de San Juan á^ Dios en 1860 ^ 34 

Estado sanitario, en algunos depai^tamentos. MovimioAto de los hospitales de 
Santiago. Facultad de Medicina. Viruela. Espléndida manifestación. Proto- 
medicato. Academia de ciencias médicas de Catalnfia. Conferencia. Hijiene 
hospitalaria. Secretaria de la Facultad i del Protomedicato. Reglamentación 
de la profesión de farmacéutico. Sesiones jenerales i del Directorio de la 

Sociedad Médica 80 

P. FUGA B<HtNE. 

Tribunal del Protomedioata Facultad de Medicina. Consejo de Hijiene. Socie- 
dad Clínica de Valparaíso. Congreso internacional de ciencias médicas. Cons- 
titución médica reinante 120 



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1 



é76 íxmtcs; 

Tribunal del Protomedicato. Sociedad Médica. Certamen artístíco-Uterarío- 
cientifíoo de Setiembre* Consejo de Hijien& Escuela de Medicina. Canstita- 
cion médica reinante 163 

Tribonal áel Protomedicato. Consejo de la universidad, Sociedad Médica. Es- 
cuela de Medicina. Bienvenida. ...:.........:........;.;•...; 307 

Tribunal del Protomedicato. Sociedad Médica^ Consejo de Hijiene. Escuela de 
Medicina. Médico de ciudad de la ligua. Francisco Bogel en San Juan de 
Dios. '. ....246 

Tribunal del Protomedicato. Facultad de Filosofía i Humanidades. Médico de 
ciudad. Facultad de Medicina. Exámenes de medicina. Noticias médicas de 
las provincias 281 

Tribunal del Protomedicato. Sociedad Médica 343 

El doctor Emilio Silvano Pngin. ^Tribunal del Protomedicato. Asociación clí- 
nica de Talca. Exámenes de medicina 344 

Pedro Pizarro Leiton. Facultad de Medicina. Tribunal del Ptotomedicata So- 
ciedad Médica. El doctor Manuel de la Barra. . . ; 4S9 

Mariano Olivares S. i Budecindo Lisboa. Tribunal del Plrotomedicato. Consejo 
universitario. Sociedad Médica. Sociedad Clínica de Yalparaisa Clases li- 
bres de medicina. Aguas minerales de Bobadilla. Un ejemplo * de aaomaliafl 
renales. Beparos a nuestras revistas sanitarias. Envenenamiento atribuido a 
un médico. Estudiantes distinguidos. Vacunaciones en Chile. Bevista esfcraa- 
jera. A nuestros lectores 428 

Tribunal del Protomedioata Plan de estudios médicos. Saoisdad Médica. Apa«* 
ricion de una especie nueva e interesante de ^es en las oocrt»4»0hüe. ... 465 
I UGABTE GÜTIEEBEZ. . 

El doctor Elguero ♦ , 207 

Hielo artificial 287 

Facultad de Medicina 281 

ALEJAKDBO AGUIKET, 

Hielo artificial 285 

VENTUBA CARVALLO E. 

El doctor Lláusás. El doctor Grohnert ^ 

De. F. B. MARTÍNEZ. 

Exámenes de grados aprobados por la Facultad de Medicina. Títulos ooDíexiw 
dos por él Protomedicato 279 

AVISOS. 

Db. foubnieb. 

De la creosota de haya en el tratamiento de la tisis pulmonar i de las afecciones 
catarrales de las vias respiratorias 496 



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REVISTA MÉDICA 



en 



OHIIXjE 



f»XJB r- XC-A.D-A. BJ^JO LA. r> I « B O C I O 1^ 



SOCIEDAD MEDICA 



litEUOSiAB.—AiíreHo B. CasUllo, Estudio del ácido salicilioo i sus compnestoR, 3-8. — 
Néstor Calderón^ Ln hepatitis supurativa en Chile, 8-14. — Dr, A MuriUOt Informe 
sobre la Casa de Maternidad, 15-21. — Revista clínica. — ^Boletín de la Materni- 
dad del mes de junio de 1877, 22-23.—^. F, B, Martinez^ Bbvista sstbamjera, 
24-30. — I. ligarte Gutiérrez, Vabiedades, 31-33.— Jenaro Contardo, Boletín, 34-40. 




SANTIAGO DE CHILE 

IMPUKl^rj^ DE **JuA. ESTREUC^A. DE CHtLE» 

19 J — AGUSTINAS - 19 J 



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interescidos uüa 
lados a la Bihiioorr 
ihcione ron \:\ 



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A LOS SEÑORES MÉDICOS DE PROVINCIAS, 

La Comisión Editora de la Revista Médica con el objeto de reducir 
la tarea de los médicos de provincias que quieran publicar en ella el 
estado sanitario i las observaciones climatéricas de su ciudad i de 
uniformar estas comunicaciones, lia adoptado el siguiente programa, 
esperando que todos estos médicos les dediquen un momento de 
atención. 

No pretendemos, por supuesto, observaciones meteorolójicas com- 
pletas, sino de los puntos en que hai observatorios organizados o per- 
sonas dedicadas a esos trabajos, pues datos siquiera aproximativos 
llenarán en gran parte nuestro objeto. Otro tanto aseguramos en 
cuanto a las noticias médicas. 

E.STADO ATMOSFÉRICO. 

Agua caida. 

Dias de lluvia. 

Dias nublados. 

Vientos reinantes. 

Estado higrométríco del aire. 

Temperatura media, máxima i mínima. 

Presión media, máxima i mínima. 

ESTADO SA2Í1TARI0. 

Enfermedades epidémica?. 

Enfermedades endémicas. 

Enfermedades esporádicas. 

Enfermedades accidentales. 

Enfermedades crónicas que llegan a su evolución final. 

En cada una el tratamiento, de un modo jeneral. 

Resumen estadístico de todas las enfermedades observadas en el 
mes. • 

W. DiAz.~M. F. Aguibbe.— A. Aquinet.— D. A. Gbez.— P. Foai 
Borne. — M. Barriga. — Ventura Carvallo E. 



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Año VL Mayo 15 de 1878. N/ 10 i IL 



REVISTA MÉDICA 



DB 



JPT7BZ^ZC.A.r> J^ SJ^J-O I-.A. D I R B O O I O IT 



[ 

DBZA 



SOCIEDAD MEDICA 



lÍEMOBiAS. — Demetrio Murúa Peree.— Estadio sobre las aguas tennales denomi- 
nadas Baños del Inca 849 

J, D. Berrera 1?.— Epidemia de Tiraela en Lota, desde jnnio de 1877 a 
febrero de 1878 367 

J9r. OuiUermo MuríUo, — De la epidemia de anjina sendo-membranosa en 
Valparaiso 371 

Dr* CfuiUermo 3furiffo.— Teoría sobre el modo de obrar del clorato de po- 
tasa como especifico en la curación de la difteria, i de la quina como 

profilaxis 380 

Beyibta clínica. — Dr. A. 3^£ri^. —Boletin de la Maternidad del mes de marzo 

de 1878 382 

Dr, A. lft¿ri¿¿o.— Boletin de la Maternidad del mes de abril de 1878 384 

Pedro N, Barros OoaWc— Hipertrofia del lóbnlo izquierdo del hígado. . . 386 

Teodosio A. Marimez JRafno^.— Aneurisma de la iliaca estema carado por 
la compresión dijital i las corrientes continuas. 388 

Teodosio A. MartineM 12amo9.— Necrosis del hioides; disfajia, disnea; tro- 
queotomla 391 

Manuéí A. 7bm€ro. —Hidroneumotorax; tumores abdominales 892 

BsviBTA ESTEANJBKA.— jDt. A, Jf wriflo. — Lacto-pcctina. Inoculación del car- 
bunco en las gallinas. El sécale comutnm. Mal telegráfico. Acción de 
la quinina sobre el útero en estado de jestacion. Desinfección por el 
calor. £1 ácido del jugo gástrico, ün nuevo midriático. Tratamiento 
de los vómitos incoercibles de la prefiez. Premio Montyon 399 

La Comisión editora.— Clorhidrato de pilocarpina. Gnracion anestésica de 
los quemaduras. Yoduro de potasio i yoduro de etilo en el asma. Dif- 
teria; pulverizaciones de esencia de trementina. La trementina en la 
fiebre tifoidea. Tratamiento del reumatismo muscular por inyecciones 
(Ck>ncluye a la vuelta.) 



SANTIAGO BÉ'CHÍ¿e'' ^^ /Í>\ 

19 J — AGUSTINAS — 19 J. ,\i Y \ \ 



IS^S 






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Fijl. 
de morfina i atropiím. Una ovariotomia afortanada. Cuerpo eatrafio 
d^ esófago espalsado por la pared torácica. Cáncer del seno tratado 
por la isquemia de la glándula mamaria. Creosota en la tisis. Ñeero- 

lojia. 401 

BlBLioOBAFÍA.— Fen^a Cbrva¿2o J£— Uso hipodérmico de la quinina. ¿Puede 
el cloroformo ser usado para facilitar robos? Influencia de las intoxica- 
ciones urémica i alcohólica sobre la capacidad testamentaria. Intusus- 

cepcion 407 

CoKBTrnjcaoN médica beinán te.— Teodosio A. Martinez Samos, Jorjt TfUde.— 

Diciembre de 1877 409 

L ügarte Ovtierrez, Rúxtrdo DávUa Boza, Pedro 2f, Barros Ówxífe, Téodo- 
sio A, Martine* liamos^ Jorjt Thide^ Jenaro Ooniardo, León Koch, K 
Puga JBomc— Marzo de 1878 410 

JRúxirdo Dávüa Boza, Fi*ancisco A, Perry, R Pérez .Rmí, í), Mwrúa Pérez, 
Jenaro Cániardo, León Kock, Ernesto Turennct K^Puga ^omc— Abril 

del878 j 417 

BouBTiN.--^ Puga J5ornc— Marzo de 1878.— Pedro Pizarro Leiton. Facultad 
de Medicina. Tribunal del Protomedicato. Sociedad Médica. El doc- 
tor Manuel de la Barra 423 

Ventura Carvallo R—EÍ doctor LlauaSs. El doctor Grobnert 427 

F. Puga íomc— Abril de 1878.— Mariano Olivares S. i Budecindo Lis- 
boa. Tribunal del Protomedicato. Consejo Universitario. Sociedad 
Médica. Sociedad Clínica de Valparaíso. Clases libres de medicina. 
Aguas minerales de Bobadilla. Un ejemplo de anomalías renales. Bepa- 
ros a nuestras revistas sanitarias. Envenenamiento atribuido a un mé- 
dico. Estudiantes distioguidos. Vacunaciones en Chile. Bevistaestran- 

jera. A nuestros lectores 428 

Avxsos. —Dr. fburnier. —De la creosota de haya en el tratamiento de la tisis pul- 
monar i de las afecciones catarrales de las vias roepiratorias 436 

^..^-^ 



EEVISTA MEDICA DE CHILE 

SALE A LUZ EL 1 5 DE CADA MES EN ENTREGAS DE 30 A 5o 
PAJINAS, QUE FORMAN UN VOLUMEN POR AÑO. 



PRECIO DE SUSCRICION. 

Por nn año en Chile $ 5.00 

Por id. id. en el estranjero " 6.50 

Números sueltos " 0.50 



PAGO ADELANTADO. 



Rogamos a los suscrítores de la Revista avisen oportunamente si no 
son servidos a debido tiempo. Los reclamos de provincia serán atendi- 
dos por don Domingo A. Grez hasta dos meses después de la aparición 
de cada número; los de Santiago, por don Manuel F. Aguirre hasta 
quince dias después. Sociedad Médica^ calle de Calvez ndm. 4 i* 



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SOCIEDAD MEDICA. 

Se ruega a los señores miembros de esta Sociedad avisen oportuna- 
mente al Tesorero cuando cambien de domicilio. 



Por acuerdo del Directorio, se han fijado los dias martes para las con- 
ferencias de estilo. Los señores que quieran inscribirse, pueden hacerlo 
dirijiéndose con anticipación al Secretario. 



bibliografía. 

Obras a venta en la Sociedad Médica: 

Dr. A. Morillo — La Lactancia Materna $ 1 00 

Id. — Miscelánea Médico-Quirúnica 2 00 

Dr. Wenceslao Diaz — Idea sobre la Jeografía Médica de Chi- 
le (edición con mapa), a beneficio de la Sociedad Médica . 40 

Dr. Ernesto Mazzei — Lecciones de Oítalmolojia. Las entregas 
publicadas se venden cada una sd precio de 10 

Ernesto Torenne — Profesiones científicas para la mujer 40 

Valentin Letelier — El Hombre antes de la historia (a benefi- 
cio de la Liffa protectora) 40 

Ketrato litografico de don Andrés Bello (a beneficio déla Li- 
ga Protectora) 60 



En la Sociedad Médica hai a venta co- 
lecciones completas de la Revista Médica. 
Son cinco tomos. — Los interesados pue- 
den dirijirse al tesorero de la Revista. 



La Revista Médica pone a disposición 
de los interesados una sección de avisos 
destinados a la Bibliografía i a todo lo que 
se relacione con las ciencias médicas i na- 
turales. 



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A LOS SEÑORES MÉDICOS DE PROVINCI^S. 

La Oomiaion Editora de la Bevista Médica con el objeto de reducir 
la twea de los médicos de provincias que ameran jubhcar en ella el 
Mtado sanitario i las observaciones dimatencas de bu cuidad i de 
SSom« estas comunicaciones, ha adopt^o el siguiente progi^a. 
enerando que todos estos médicos les dediquen un momento de 

**NrOT¿tendemoB. por supuesto, observaciones meteorolójioas com- 
pletas: sino de los puntos en que hai observatorios organizados o per- 
donas dedicadas a esos trabajos, pues datos siquiera aproximativos 
Uenarán en gran parte nuestro objeto. Otro tanto aseguramos en 
cuanto a las noticias médicas. 

ESTADO ATMOSF¿BICO. 

Agua caida. ^ 

Días de lluvia. 

Dias nublados. 

Vientos reinantes. 

Estado higrométrico del aire. ^ 

Temperatura media, máxima i mínima. 

Presión media, máxima i mmima. 

raTASO SAKITARIO. 

Enfermedades epidémicas. 

Enfermedades endémicas. 

Enfermedades esporádicas. 

Enfermedades accidentales. 

Enfermedades crónicas que llegan a su evolución finaL 

En cada una el tratamiento, de un modo jeneraL 

Besámen estadístico de todas las enfermedades observadas en el 

"^W. Díaz.— M. F. Agüibbe.— A. Aqüinet.— I>. A. Qbez.— p. Pooi. 
BoBNB.— M. Baemoa.— Vkntuea Carvallo E. 



-*•» 



Deseando pubUcarenkifeuútounanotic^^ 
de la actual epidemia de^tena en Chüe, rogamos a nuestra cola- 
boradores i en jeneral a todos los ^«^«oa de provincií^^Tw^ 
mitimos los datos respectivos ala marcha i caracteres de uSmia / 
en sus localidades. % \ 

WracKSLAO Díaz.— M. F. AaxnBKE.— A. Agtiiki.t T> a íí%l V 

PüGA BonsE.— M. BABEiGA.— Vestoba CABVAia,o E. ^' ^""Ir 



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Año VL Junio 16 de 1878. Núm. 12. 



EEVISTA MÉDICA 



DB 



CHIILE 



£> XJ B X. I o .A. ID .A. BA.JO X^ A. D I R S O O Z O XT 



DSLA 



SOCIEDAD MEDICA 



SXJACiUEilO 

MxMOBUS. — Dr, F, R Jlfar¿mez.~Introdaccion al eurso de terapéatica i mate- 
ría médica 445 

Bevibta clínica. — Dr. A. Murülo. — ^Boletín de la Maternidad del mes de mayo 

de 1878. 456 

D. Murúa Pérez.— -Escleráais jeneial de tm recien nacido; aplicaciones 
yódicas; curación '. 459 

Bevibta sstbanjeba.— J9r. F, R lííiWmez.— Tratamiento de la corea segon 
Bonohat Incontinencia de orínn. Nitrito de amilo en las ambliopias. 
Otitis difterítica. Intoxicación atrópica. Salicilato de soda. Jarabe de 
qnina yodurado. Acné ros&cea. Bromnro.de potasio como tópico. Eleo- 
mcidad en las hemorrajias post pturtam! líatamiento de J3rown-Se- 
qnard en la epilepsia 460 

Constitución m¿dio4 beinante.— Xeon Kochy F, Fuga ^ome.— Mayo de 1878. 463 

Boletín.— i<! Fuga .Borne.— Mayo de 1878.— Tribunal del Protomedicato. Plan 
de estudios médicos. Sociedad Médica. Aparición de una especie nu&- 
va e interesante de peces en las costas de Chile 465 



SANTIAGO DE CHILE 

19 J — AGUSTINAS — 19 J 
1S78 



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En la Sociedad Médica hai a venta co- 
lecciones completas de la Revista Médica. 
Son cinco tomos. — Los interesados pue- 
den dirijirse al tesorero de la Revista. 



Deseando publicar en la Seviata nna noticia lo mas completa posible 
de la actual epidemia de difteria en Chile, rogamos a nuestros cola^ 
boradores i en jeneral a todos los médicos de provincia se sirvan re- 
mitimos los datos respectivos a la marcha i caracteres de la epidemia 
en sus localidades. 

Db. Wenceslao Díaz. — !£ P. Aguibue. — ^A. Aguinet. — ^D. A. Gbsz. 
— P. FuoA BoBNE. — ^M. Babbioa. — ^Vbntüba Carvallo E. 



EEYISTA MEDICA I)E CHILE 

SALE A LUZ EL 1 5 DE CADA MES EN ENTREGAS DE 3O A 5o 
PAJINAS, QUE FORMAN UN VOLUMEN POR AÑO. 



PRECIO DE SUSCRICION. 

Por xm ano eii Ohile. $ 6.00 

Por id. id. en el estranjero " 6.50 

Números sueltos " 0,50 



PAGO ADELANTADO. 



A LOS SUSCRITORES DE LA "REVISTA." 

Con el presente número termina el 6^ año de esta publicaoion. Los 
señores abonados se servirán renovar sus suscríciones dirijiéndose, 
los de provincia, al señor Víctor Eomer, i los de Santiago, a don Ale- 
jandro Aguinet. 

Suspenderemos el envió de nuestra publicación a todos aquellos 
que no paguen anticipadamente el valor de su suscricion. 

Ningrm reclamo de provincia será atendido dos meses después de 
la aparición de cada número, i en Santiago, después del dia último 
del mes en que aparece la Bevista. 

Las órdenes serán dirijidas a la Sociedad Médica, calle de GtJ- 
vez, N« 4:1 



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PEPSIÍí A BOUBAULT. 

Pepsina es el principio que en el hombre i en el animal preside a la 
dijestion estomacal, i como la mayor parte de las perturbaciones di- 
jestivas son debidas a la insuficiencia o a la alteración de este princi- 
pio, los señores Corvisart i Bondaolt han tenido la injeniosa idea de 
Bop^ la pepsina que falta con la pepsina animal, qne han obtenido 
pura e inalterable. Este descubrimiento les ha ralido el premio del 
Instituto en 1856. Después, la pepsina BoudJault se ha hecno im me- 
dicamento de un valor incontestado; ha rábido ]a aprobación de la 
Academia de Medicina deParisidela Farmaoopear francesa. Ade- 
mas, ha obtenido las primeras medallas en las aposiciones interna- 
cionales de Paids, 1867; Viena> 1873; I^ladelfia, 1876; por excelencia i 
superioridad. 

Teniendo cuidado de exijir el sello de Boudault, los facultativos no 
correrán riesgo alguno de ver faJlidas sus esperanzas de cura, como 
ocurre con frecuencia en los paises hispano-americanos, donde circu- 
lan i se espenden imitaciones toscas i falsificaciones sin valor alguno 
de la lejitima pepsina BoudaulL 

La pepsina Boudault puede ser prescrita con éxito en los casos de 
dispepsia, gastritis, gastralgia, dijestiones difíciles, falta de apetito i 
otros desarreglos dijestivos. 

Se toma, según elija el médico o prefiera el enfermo, bajo forma de 

Pepsina BoudaiQt en polvo, (frasco de 30 gramos) dosis 
de 50 centigramos a un gramo en cada comida. 

Elixir o vino de pepsinar Boudault^. désis, una cucharada 
grande eai cada comida. 

Pildoras o pairtállas de pepsina Boudault, dósi% 3 a 4 
en cada comida. 

HoTTOT>BouDAüLT,. avenue Victoria, 7, Paris. 

FX7MOT7ZE-ALBESPEYBES 

PBOTBBDOa lA lÁM HOBPXTAU» MUJX^LBBS. 

78, FAUBOUBG SAINT-DENIS, PABIS. 

Todos lo& pioáucto0 son pr^mdoe bajo lá vijilancifr dé lo» 6e£k>re8 Famotize, 
doctoras en modicina, fatmaeéutioos de L ^ olafie. 

Vejigatorio de AllSespeTTetf.— ^¿ ^ico usado en los hospUcUes mSiforo.— Preparado 
con cantáridas titaladas.— Acción pronta i regalar.— Indispensable para el médico 
que ejerce su profcúon eiv el campo. 

£1 verdadero V^igaiorio de Albe s peyres llera en sa borde de color verde la firma 

de ALBB8PBTIUE8. 

Papel epispástieo de Albeipeyreei ~--2^t2n{oo usado en los hospUdles rnüitares.—'Pt^ 
parado con cantáridas titnladas.— Becomendado desde hace sesenta afios por las 
eminencias médicas como la preparación mas cómoda para mantener los vejigato- 
rios sin olor ni dolor. 

Exijase en la caja la firma Fuhouzs*d*Albespetbb8. 

Oáprnüas de fiaq^oin con eopaíba pura, con copaiba i estracto de cnbeba, con co- 
paiba i matico, con alquUran puro, con iremenima, etc., etc., aprobadas por la Aa^ 
aemia de Medicina, 

Loa cápsulas de Beqnin con envoltura de gluten constituyen el mejor medio para 
propinar la copaiba, el alquitrán, la trementina, etc. 

SST&ACTO DEL INFOBMB ÁPBOBAtO POB LA ACADEMIA. 

**Las cápenlas de Raqnin son injeridas con facilidad. 

«En jeneral, no cansan ningima sensación de8a|pidable en el estómsgo; no dan 
Ingar a emtacionefl, como sncede con la injestion ae lan cápsulns jelatinosas. 
**La eficacia de las cápsulas de Baquin no ha presentado escepcion alguna." 



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Papel i cigarros a&tiaaxliátieos de Bes^amin Barral— Batas preparaciones consti- 
tuyen un perfeccionamiento importante del cartón antiafonático del Ck>dex. La efíci^ 
cia reconocida de las sustancias que constituyen su base ^belladona, estramonio, Iio- 
belia inflata, Oannabis indica) las coloca en primera fila entre las preparaciones em- 
pleadas en el tratamiento del wrma i de las enfermedades de las vias respiratorias. 

Catai}lasma Jouanique sn hojas delgadas, litianas, suates, inaiíTebabi.e8. — 
Su flexibilidad i poco peso permiten aplicarla en cualquier parte delcuerpa — Su 
empleo está indicado en todos los casos en que el peso de una cataplasma es difl« 
cilmente soportado por los enfermos. 

Pulverizador Ifarmier.— Admitido en los hospitales.— Es fácil limpiarlo i se apli- 
ca en cualquier frasco. — ^La pulverización puede graduarse. — No siendo capilares 
los agujeros, queda evitada toda obstrucción. 

JÁSABI DE BSOMO BE POTASIO DE HIM MDIÍI 

(exento de yoduro i de clobüro.) 

Epilepsia.— Bisteria. —Vértigos. —OonTaMones.— Espasmos nerviosos.— 

Baile de San Vito.— Dolores de cabeza.— Xn8omtdo.—i:Bpematorrea.—IhifinrmedAdeB 

del oerebro 1 de la xnédTila espinal 

El jarabe de Henry Mure es de una irreprbchable pureza; es la sola preparación 
que responde rigorosamente a todas las condiciones exijidas por los médicos tam- 
ceses e ingleses. De atd viene su merecida boga. 

Cada cucharada representa exactamente dos gramos de bromuro depotnsio poro. 

Precio del frasco: 5 francos. 

En todas los droguerías. 

Para los pedidos por mayor, dirijirse a M. H. Mure, farmacéutico de 1. ^ clase^ 
a Pont-Saint-Esprit ^Gard). 



FASTA I JABABE BE CASACOIES BE MÜBE 

FARMACéunOO DE PRIMERA OLASE EN PONT-SAINT-ESPRIT (QARD.) 

"Desde 50 años que ejerzo la medicina, yo no he hallado remedio mas eficaz que 
los caracoles contra las irritaciones del pecho.— Vii. Ohbestien, de MAnipellier." 

La pasta i el jarabe de caracoles de Mure son los mas poderosos medicooientos 
contra las irritaciones dd pecho, catarros agudos o crónicos, rcumias, asmas, coqueluche, 
eta «^ 

Precio de la posta: 1 fr. la cajo.— Jarabe: 2 fr. la botella. 

Depósito: en París, farmacia Lebrón, rué de Bichelieu, 16, i en todas las princi- 
pales farmacias de Francia i del estranjera 

PEOBÜCTOS FABMACEÜTICOS BE J. P. LMOl" 

FABMACÉUnCO. 

2, BUE DES LIONS-SADÍT-PAUL, PAMS. 

Jarabe Laroze de cortezas de narai^as unargaSf ordenado con éxito desde hace 40 
años en las gasírUis, gastraljias, dolores i calajnbrés de estómago, agestiones lentcís, 
etc., etc. 

Jarabe sedativo de oortesas de naranjas amargas con bromuro de potado, para 

combatir con eficacia todas las afecciones nerviosas, epüepsiat histeria, neurosis, t^i- 
lacíoneSj insomnios i conrmlsUmes de los niños durante la dentición. 

Jarabe depurativo de cortezas de narai^as amargas con yoduro de potasio, espe- 
cinco cierto de las afecciones escrofulosus, tuberculosas, cancerosas i reumáticas, da 
los tumoi^es blancos i de todas las afecdones de la sangre i de la cutis. 

Jarabe fórrojinoso de cortezas de naraojas 1 de (^uassia amara con proto-yeduxo de 

hierro, ^^ mejor modo de administrar el hierro sin temor de pesadeces de cabezo, 
fatigas de estómago o diarreas en el tratamiento de la anemia, la clorosis, la doro- 
anemia, etc., etc. 

Jarabe de dentldon del doctor Delabarre.— El empleo de esta preparación presar- 
va a los niños de todos los accidentes de la primera dentición. 

Depósito en las farmacias de cada ciudad. 



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