THE UNIVERSITY OF
NORTH CAROLINA
LIBRARY
THE
BORRAS COLLECTION
FOR THE STUDY OF
SPANISH DRAMA
ACQUIRED THROUGH GIFT
FROM THE CLASS OF 1923
862.8
T2553
V.84
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Líbrary buíldíng.
JUNTA DELEGADA
DEL
TESORO ARTÍSTICO
Libros depositados en la
Biblioteca Nacional
Procedencia
N.» de la procedencia
BUPERTO EL POBRE DIABLO.
E
(PAROOIA DE LA ÓPERA ROBERTO EL DIABLO)
EN UN ACTO Y CUATRO CUADROS, EN VERSO
ORIGINAL DE
DON PEDRO ESCAMILLA
arreglada la miisica por el
MAESTRO MANGiAGALLI
Sstrenada en Madrid el 31 de Marzo de 1883
'^-<M?<iX9¥eS€>''5s»-^
MADRID: 1883
iTABl_eCIMlENTO TIPOGRÁFICO
DE M. P. MONTOYA Y COMPAÑÍA
Caños, 1,
PERSONAJES ACTORES
Pepa Sra. D.a Amalia Gómez.
Ruperto el pobre diablo ... Sr. D. José Castro.
Beltran Susilla.
Romualdo Pedro Verdejo.
Pilletes, mujerzuelas y bailarinas.
Esta obra ea propiedad de D. Juan Manuel Guorroro,
y nadie podrá, sin su permiso, reimprimirla ni repre-
sentarla en España y sus posesiones de Ultramar, ni en j
los países con los cuales haya celebrados, ó se celebren
en adelante, tratados internacionales de propiedad lite-
raria.
El autor se reserva el derecho de traducción.
Los comisionados de la Administración Lírico-Dra-
mática de D. EDUARDO HIDALGO son los encargados
exclusivamente de conceder ó negar el permiso de re-
presentación, y del cobro de los derechos de propiedad.
Queda hecho el depósito qu« marca la ley.
ACTO ÚNICO.
El teatro representa el cerrillo del Rastro; en el foro se ven va-
rios pilletes ji^gando y algunos ropavejeros; á la derecha del
aetor uua taberna, de donde salen Beltran y Ruperto: el pri-
mero con levita abotonada y muy estropeada, así como el som-
brero de copa; el segundo vestirá de chaqueta.
ESCENA PRIMERA.
EüPERTO.— Beltran.
Rup.
Voló la última moneda
con el último cuartillo.
Belt.
Aun me quedan cuatro perros
chicos.
Rup.
Estamos lucidosl
Belt.
No desesperes.
Rup.
Qué diablo!
Cuando estoy hecho un mendigo
aún pretendes....
Bklt.
Que te calmes.
RüP.
Parece que el diablo mismo
se ha mezclado en mis negocios
desde que he dado contigo!
722Í398
— 6 —
Hace dos meses que vine
á Madrid sobre un borrico:
mi madre, fiel mesonera
de Arganda, al partir me dijoí
— Ahí tienes cuatro navajas,
quinientos reales y un pico,
esta guitarra y mi santa
bendición: á vivir, hijo.
Llegué aquí con esperanzas,
mas bajé al Rastro un domingo
á comprar una vacía,
y el diablo sin duda quiso
que contigo tropezase...
Nos hicimos tan amigos...
Que ya no tengo una mota.
Por vida del que ató á Cristo!
Belt. y quieres decir con eso
que yo tal vez?...
RüP. Lo que digo
es que entre cañé y tabernas...
Nunca hubiera yo salido
de Arganda: verdad que allí
me hacían burla los chicos;
por mi genio bonachón
y mi carácter tan tímido,
llamábanme «el pobre diablo.»
Belt. Vamos, te quejas de vicio
en vez de darme las gracias.
RUP. Las gracias?
Belt. Como lo digo.
Quién sino yo te ha enseñado
todo lo que encierra digno
de ver Madrid, desde el Rastro
y el Peñón hasta el Hospicio?...
desde Chamberí hasta las
Vistillas de San Francisco?
Crees que porque tenias
unos cuartos, he querido
sacártelos? Poco á poco...
(Con dignidad grotesca.)
eso no entra en mis principios...
(Bajándose á coger una punta de c
cendiéndola.)
-7-
Yo soy todo un caballero!. .
Hombre, no habia j-^o visto
esta colilla!... fumemos...
Mi educación, como digo,
no me permite. . . yo vengo
de alta progenie, y he sido
capitán, allá en la guerra
civil... y un abuelo mió...
ílci\ Pues eso es lo que me choca!
Siendo tan exclarecido
tu linaje, por qué alternas
y vives con tanto pillo?
Belt,. Qué quieres? Cosas del mundo
á las que yo me resigno.
Esta gente me comprende...
y me mantiene; yo vivo
por ellos; algunas veces...
cuando por lances políticos,
por opiniones, me busca
la policía, en sus nidos
me ocultan, hasta que pasa
el turbión, y .. en fia, he dicho.
SLUP- Pero todo eso no impide
que hoy estemos más perdidos
que Carracuca.
Melt. No importa.
Pronto el estado aflictivo
cesará; tengo un negocio
de Bolsa muy lucrativo.
B.UP- Si á lo menos con Manuela
me casara! El tio Vivo,
su padre, tiene taberna
en el Lavapiés; de fijo
la dará cuatro mil duros...
Pero el tal es un judío,
y me la niega á pretexto
de que yo soy un perdido.
JSelt. No pierdas el tiempo en vano
con tan ruines amoríos;
déjate guiar por mí...
JO te ofrezco... mas qué ruido...
(Se oye dentro algazara.)
Kup. Es Romualdo el fosforero
que estará ya entre dos vinca.
(Mirando al foro.)
ESCENA 11.
Dichos. — Romualdo, con cajón de fósforos; viene peaegsasy
seguido de pilluelosv
Rom.
Viva el mundo nuevo!
Coro.
Vivat
Rom.
Ruperto! Beltran! Amigos,
mi Pepa, la que servia
s
en Arganda, hoy ha venido¡.
y estoy... (Tambaleándose.)
Belt.
Ya lo vemos.
Rom.
Quiero
bailar.
Coro.
No, canta.
Rom.
Ahora misma.
MÚ8ICA.
Voy á cantar
la historia verdadera
de cierta posadera
que allá en Arganda está..
Todos.
Borracho está!
BOM.
Y á fé de fosforero,
os juro por mi vida,
que es cosa divertida
y alegre á no dudar.
Belt.
Oyes, Ruperto?
Rup.
Empieza, vamo3.v
Coro.
Romualdo empieza ya.
Rom.
Allá en Arganda
la hija de Pando
coqueteando
siempre vivió.
Hubo por ella
sendos moquetes.
— 9 —
palos, cachetes,
y qué sé yo.
Hasta que un dia
llegó alojado
un licenciado
muy singular,
y aquella chica
tan veleidosa
pronto su esposa
se oyó llamar.
Maldita unión
sin duda fué,
porque dijeron
que aquel gaché,
con su mostacho
era quizás
la vera efigie
de Satanás.
(Duraute esta relación Beltran y Ruperto
se manifiestan disgustados.)
Coro. Con que el demonio
casado está?
Rom. De aquella boda
tan incompleta
entre Anacleta
y el militar,
nació un chiquillo
á quien por cierto
llama Ruperto
todo el lugar.
Al ver su facha
de chichisveo,
su rostro feo,
bobalicón,
el «pobre diablo»
le apellidaban,
y se burlaban
sin compasión.
Coro. Con que es Ruperto?...
KOM. Un pobre diablo.
Coro. Un pobre diablo!
Rom. Sí, por mi fé.
— 10 —
Coro. (a Ruperto burláadose.)
Oye lo que habla
este gaché.
HABLADO.
RUP. Esto ya pasa de raya!
Yo soy Ruperto...
Rom. Dios mió!
RüP. Y voy á romperte el alma!
Rom. Oh, si lo hubiera sabido!...
BelT. (Me largo, no sea que esto
tenga el fia como el principio.)
(Sale foro. Ruperto se precipita sobre Romualdo:
los pillete.3 tratan de impedirlo, y éste huye por
la izquierda seguido de aquellos.)
Rup. Ya verás lo que te pasa!
Rom. Socorro! Favor, vecinos!
ESCENA. III.
Ruperto. — Pepa, por la derecha.
Pepa.
Romualdo! Dóade va ese hombre?
Rup.
Estoy soñando ó despierto! (Reconociéndola.)
Pepa.
Dios mió! (Lo mismo.)
Rup.
Pepa!
Pepa.
Ruperto! (Se abrazan.)
Rup.
Aprieta, voto á mi nombre!
Tú en Madrid^
Pepa.
Vengo á casarme
con Romualdo.
Rup.
Ese animal?
Por poco le abro en canal.
Pepa.
Hombre, no quieras dejarme
viuda.
Rup.
Es un tuno, repara.
Pepa.
Si lo sé perfectamente...
l->ero en siendo mi pariente
nada podré echarle en cara.
Tú sí que ya habrás salido
un barbero cerujanof...
11 —
RüP.
Pepa, no pongas la mano
en la llaga. (Coa adornan grotesco.)
Pepa.
Estás herido?
Rup.
El brillante porvenir
del portal y la vacía,
ya no existe.
Pepa.
Ave María!
Qué es lo que quieres decir?
Rup.
Cogióme de lleno el vicio;
he bebido y he jugado...
en fin, tan sólo he quedado
para entrar en el Hospicio.
Qué diré cuando mi airada
madre en mi presencia esté?
Pepa.
(Infeliz!)
Rup.
Qué la diré! (Gritando.)
Pepa.
Nada...
Rup.
No la diré nada. (Transición.)
Pepa.
La pobre está sin resuello.
Ha muerto... (Sollozando.)
Rup.
Cielos! Qué escucho? (Liorac
Pero si... comia mucho...
y era muy corta de cuello.
Habla.
ido.)
Pepa.
Cenó salpicón
una noche, bebió vino...
Rup.
No prosigas; ya adivino...
ha muerto de un reventón!
Y... la herencia? Dolor fiero!
Pepa.
A Gil el veterinario
dejó por testamentario.
Rup.
(Creo que tendré dinero.)
Pero, cómo el señor Gil
al punto no me ha llamado?
Pepa.
Seis mil reales ha dejado,
mas debia veinte mil.
La posada está embargada
para pagar.
Rúp.
Suerte fiera!
Hijo de una posadera
y me encuentro sin posada!
Pepa.
Cuando iba á morir, también
— 12 —
me habló de tí... yí por cierto:
vé, me dijo, y di á Ruperto...
que procure afeitar bien.
Que no se baga jaranero,
y no se dé á la bebía
para evitar que algún dia
no le aprieten el garguero.
RuP. Cállate, que á morir voy!
Pepa. También me dio este papel
(Sacando nu papel.)
para cuando seas de él
digno.
RuP. Bien, aun no lo soy. (Rechazándole.)
Pepa. Con sus lágrimas regado
está... le mojó todito...
RuP. De manera que ese escrito
es sólo un papel mojado?
Bueno estoy, voto á mi abuela!
Oh! si á lo menos lograse
que el tio Vivo me entregase
á Manuela!
Pepa. Qué Manuela?
RuP. La hija de ese tabernero ii
de Lavapiés. !>
Pepa. Tú la quieres?
RuP. Es una de las mujeres
que me han hecho más salero.
Pero el padre me la niega
porque no tengo, es lo cierto,
sobre qué caerme muerto,
lo cual al alma me llega;
su conduta no concibo.
Pepa. Y te quiere la gachí?
RüP. Que si me quiere! Hasta allí!
Pepa. Pues j-o le hablaré al tio Vivo.
El me profesa una eterna
amistad.
RUP. Ay, Pepa raía!
Si consigues que algún dia
herede yo su taberna,
no te he de cobrar el vino
que te bebas en un mes.
— 13 —
Pepa. Crees tú que el interés
me guía? Qué desatinol
RüP. Sin embargo, yo recelo..
ESCENA IV.
Dichos.— Beltran.
Belt.
Ruperto!
Pepa.
Santa Rufina!
Di, quién es esa sardina
con cabeza de mocliuelo?
Rup.
Un hombre que se interesa
por mí.
Pepa.
Jesús qué figura!
Parece una calentura
mal curada!
Belt.
(Quién será esa?...)
Vienes? (A Ruperto.)
Rup.
Sí... Con que de veras
le hablarás?
Pepa.
Sí, por mi nombre!
(Mala espina me dá ese hombre!)
Rup.
Nos veremos?
Pepa.
Como quieras.
RüP.
A la noche, Pepa mia,
te espero aquí.
Pepa.
Adiós, galán!
(Ese hombre huele á alquitrán,
huye de su compañía.)
(Ruperto se va con Beltran, Pepa le detiene
dice los do.s últimos versos.)
y U
— 14
i^^-cj'Tr^ía..c:ior^,
Barranco de Embajadores; á la derecha se ven loi antiguos hornos:
empieza á anochecer.
ESCENA V.
Romualdo, luego Beltkan.
Rom.
Las ocho: no tardará
en acudir mi adorado
tormento... Lo peor es
que no tengo ni un ocliavo,
y la ofrecí convidarla
á merendar.
Belt.
Eh! Romualdo!
Qué haces aquí?
Rom.
Espero á Pepa.
Belt.
(Va á estorbarme este muchaclio
para mi objeto.)
Rom.
(Si este hombre
tuviera...)
Belt.
(Cómo dejarlo!)
Rom.
(Con dos reales solamente...)
Belt.
Conque estás aquí esperando
á Pepa?
Kom.
Sí.
Belt.
Pues el sitio
es peligroso.
Rom.
Qué diablo!
Nada tengo, nada pueden
quitarme.
Belt.
Vaya un bromazo
que vais á correr!
Rom.
Los fósforos
no dan... ni para tabaco.
Belt.
Yo te doy una peseta. (Enseñándosela.)
15 —
Rom.
Cielos! Treinta y cuatro cuartosl
Belt.
Pero has de tomar soleta.
Rom.
Cómo!
Belt.
Dejar libre el campo.
Tengo una cita, y no quiero
testigos...
Rom.
Venga, y me largo.
Belt.
A dónde?... para si viene
Pepa, enviártela... vamos.
Rom.
A la taberna del tio
Vivo.
Belt.
Bien; pues descuidado
puedes marcbar. (Lo dá la moneda.)
Rom.
Muchas gracias.
Belt.
Aléjate.
Rom.
Como un rayo...
Dios le dé salú y pesetas
que darme.
Belt.
Yá tí... (un buen canto
donde tropieces, y te abras
la cabeza.)
Rom.
Hoy me emborracho! (Sale, foro.)
ESCENA VI.
Beltran.
Pues señor, el caso es grave,
grave hasta no poder más,
y no sé cómo á salir
voy de este berenjenal.
Una predicción extraña
dice que de Satanás
voy á ser hoy á las doce,
si no me puedo agenciar
un alma que garantice
mi terrible eternidad.
También por el otro mundo
piden fiadores... ¡Ayl
Y dónde encontrar un alma
tan caritativa y tan...
— lo-
que cargue con mis pecados,
lo cual es mucho cargar...
Tal vez esto es una fábula...
Pero, y ñ fuera verdad?
Dios mió! Dejar la vida
así, tan sin más ni más...
habiendo tantas tabernas,
tantas colas que fumar,
tantos primos... Esta idea,
me causa una enfermedad.
Ruperto. . Si j'o pudiera
engancharle! Acción fatal!
Al fin y al cabo es mi hijo...
Bien, y qué?. . Razón de más!
Un hijo se debe todo
ásu padre... Es natural
y lógico que él me salve...
Sin embargo... Voto á San!...
Voy á consultar sobre este
caso tan escepcional
á la bruja, que allí dentro
vive cuarenta años há.
(Señalando uno de los hornos )
Dicen que es mujer que sabe
más que Merlin y Merlam... (Se detiene.)
Vamos .. Pues no estoy temblando
como un quinto! Ea, en avant
(Se introduce por el boquete de uno de los hornos.)
ESCENA VII.
Pepa.
MÚSICA
Romualdo! Aun no ha venido ese bergante.
No sé por qué motivo
tengo la vista tierna...
Es que he bebido mucho en la taberna.
Esperaré un poquillo,
y 3i no viene pronto, me las guillo.
— 17 —
Es un tuno el tal Romualdo,
y tal vez hoy me la pega...
pues si Pepa á olerlo llega
mal lo pasa la gachí,
que yo no soy tan gilí.
Mas tal vez mi fantesía
me dá este cruel rato...
tal vez la hebia
me causa este arrebato...
no buscará sin duda
Romualdo tres pies al gato .
Aunque es tuno está ckalao,
y por eso j'o confio,
pues le tengo el pan cogió
con mi gracia y con mi aquél .
Mas tarda ya ese cimbel.
Oh! si piensa que yo aquí
voy á estar sin más ni más,
que le espere Barrabás,
que no se burla de mí!
(Truenos y relámpago? hacia el horno, lo más gro-
tesco posible.)
Pepa. Pero qué es esto? Canario!
Tiembla la tierra... Pues ya
no es el vino... Estoy serena.
Estarán cociendo pan
en ese horno!..
(Voces dentro.) Ruperto!
Pepa. Ruperto? Cuerpo de tal!
Tengo miedo... quién le nombra!
(Sale del horno Baltrán con el sombrero apabn-
llado, el traje deícompuesto y lleno de cen iza
con un ademan exagerado y ridi^nlo )
Virgen de la Soledad!
Qué busca aquí este mochuelo?
2
— 18 —
ESCENA VÍII
PEPA.— BelTHAN.
Belt. Ya está el decreto fatal
firmado... si hoy no le entrego
carga conmigo Satán.
Ruperto!
Pepa. (Qué es lo que dice?)
Belt. Ruperto!
Pepa. Dios de bondad!
(Durante esta escena Beltran hace mil signo» y
contorsiones como para un conjuro.)
MÚSICA.
Belt. Alguien habló! Quién es el importuno
que viene á sorprenderme? És la querida
de Romualdo, ese tuno!...
Sin duda está turbada...
Pepa. Yo matonto.
Belt. Qué haces aquí, di, Pepita?
Pepa. (Eh! tunante!)
BbIíT. Di, tan sólita!
Pepa. Qué figura!
Belt. Ven acá. ^EUa retrocede.)
Pepa. (Tengo miedo!)
Belt. Di, pues, qué has visto?
Pepa. Nada vi.
Belt. Por Jesucristo!
Pepa, Náa!
BeÍ.t. y nada viste?
Pepa. (Llevándose á la boca el dedo gordo.)
Náa.
Beí.T. Par diez! Es lo cierto
que si esa mozuela
acaso chanela
que busco á Ruperto,
me va á fastidiar.
Pfpa. Si yo me atreviera
eoD ese bandido.
— 19 —
le daba un raetido
en la cananera,
(Haciendo ademan do darlo en el sombrdfo.)
mas me liace temblar.
Vamos, yo quiero, pue^, que te alboroces...
Le ahuyentaré con esto.
(Saca dol bolsillo un panesil'.o y una sardiaa y
se lo ofrece; Beltran va á oojerlo, pero retrocedo.)
Ahí sí, tú rae conoces!
sabe, por lo que veo,
el pié de que cojeo,
pues me ofrece la indina
con ese aire sencillo,
de á cuarto una sardiaa
y un rubio panecillo.
HABLADO.
Escucha lo que te digo;
tú has penetrado quizás
mi secreto: si tu labio
se atreviera á revelar
una palabra á Ruperto,
tiembla.
Qué cara de agraz!
Tú, tu novio y toda vuestra
parentela, y alguien más,
pagareis la indiscreción.
Dios mió! Qué afrocidál...
Ruperto se acerca... vete...
Sí, sí... me voy .sin tardar...
(Este hombre le vá á perderl)
Vamos...
Huy! qué enfermedad!
(Sale precipitada por el foro. Aparece Rapatto por
la derecha.)
ESCENA IX.
Reltran.— Ruperto.
Por qué esa faz tan sombría?
Estoy hecho un basilisco,
20 —
y hay en mi pecho más cisco
que en una carbonería.
Manuela casa mañana;
ahora de saberlo acabo.
Belt.
Y qué?
RüP.
Me cuelgo de un clavo
ó me echo por la ventana!
Belt.
Y qué?
Rup.
Juro por mi fé,
que si ella se casa, muero.
Belt.
Y qué?
Rup.
Vivir más no quiero...
Belt.
Y qué?
Rup.
Beltran! (Furioso.)
Belt.
Vamos, qué?...
Rup.
Tu calma me desconsuela...
Belt.
Ea, tu aflicción es vana;
3^0 puedo hacer que mañana
sea tu mujer Manuela.
Rup.
Qué dices?
Belt.
Es menester
recurrir á los extremos.
Rup.
Su padre...
Belt.
De él no tenemos
cosa alguna que temer.
Rup.
Habla pues.
Belt.
A grandes males
se aplican grandes remedios:
medios hay... pero esos medios
son...
Rup.
Qué?
Belt.
Sobrenaturales. (Con misterio.)
Rup.
Beltran, me causa pavor
escucharte.
Belt.
Bagatela!
Sí tú quieres á Manuela ^'
pon á prueba tu valor.
Rup.
Habla.
Belt.
No lejos de aquí
hay una casa arruinada;
en lo antiguo, era llamada
casa del maravedí.
Su dueña por suma tal
daba hospedaje cumplido
á todo lo más perdido
que habia en la capital.
Allí solíanse hallar
para beber y dormir
muchos pobres de pedir
y mucha gente de dar.
(Haciendo ademan da pegar.)
Mujeres del, voto á briós!
inocentes barateros,
bulliciosos areneros,
y aún tomadores del dos.
La gente que allí acudía
á despecho de la ronda,
era la tabla redonda
de toda la pillería.
Una noche, de repente,
la casa se derrumbó,
y en sus escombros quedó
sepultada aquella gente.
Tal fué el desastroso fin
que alcanzaron los protervos...
por varios días los cuervos
tuvieron un gran festiu.
Hoy no hay memoria ninguna
de las víctimas; sus huesos
aún se ven mondos y tiesos
blanqueados por la luna.
La dueña de aquel cotéa
era bruja. (Bajando la voz.)
Ave María!
No te asustes; en el día
hay muchas brujas también.
En un oscuro rincón
de las ruinas á la entrada,
hay una piedra cuadrada,
y cuenta la tradición
que allí, con mucho donaire,
los sábados por la noche
se untaba ella á troche y moche
para salir por el aire.
— 22--
En la piedra fría y dura
se ha conservado hasta el dia
la escoba que la servia
como de cabalgadura.
Ahora bieu; fuerza es, Ruperto
que esta noche, si lo quieres,
de la escoba te apoderes.
Rup.
De la escoba?
Belt.
Sí, por cierto.
Tan mágico es su poder
que esta noche triunfarás
de Manuela, y obtendrás...
cuanto puedas obtener.
Si no el otro te la roba.
Rup.
Una escoba!
Belt.
Bebería!
Tú no sabes todavía
lo que puede hoy una escoba.
Rup.
Beltran, temo...
Belt.
Pesia tal!
Que tiemble así un caballero
que quería ser barbero
y afeitar en un portal!
No es mejor, en tal urgencia,
afrontar un riesgo incierto,
que no quedarte, Ruperto,
á la luna de Valencia?
Rup.
Oh, si la bruja me vé
en su mansión...
Belt.
Sí, Manuela,
con otro la pava i^ela...
Rup.
Estoy decidido... iré.
Belt.
(Aprovechemos el fuego
'
que le anima.) Con que irás?
Rup.
Dentro de una hora lo más.
Belt.
Pues hasta luego.
Eup.
Hasta luego. (Se separan.
Ruinas da una casa en las afueras de la puerta do Toledo; es-
comliros y ramaje; a la dereeüa una piedra sobre la cual habrá
nua escoba, todo iluminado por la luna; á lo lejos las torres do
la capital.
ESCENA X.
Beltran.
Hé aquí las ruinas, el sitio
do se alzaba ea otro tiempo
la madriguera de tantos
que hoy duermen su último sueño.
Oh! inconstancia de la suerte!
Que venga hoy un caballero
á este albergue derruido
de lechuzas y de cuervos!
Cómo convida al filósofo
la soledad, el silencio
que me rodean... no obstante
es un convite muy negro.
Procedamos al conjuro,
y sobre todo fumemos, (Enciende un cigarro.)
que no quita lo cortés
ni el tabaco á lo hechicero.
(Duraute esta evocación, hecha cou ademanes
grotescos, se interrumpirá, como asimismo la or-
questa, para dar algunas fumadas.)
Sombras y espectros
de tanta moza airada,
ya estoy aquí.
Venid á mí llamada,
la Pitosa, la Tuerta y la Estropajos
con vuestro hermoso séquito de andrajos,
— 24 —
para un asunto urgente,
vuestra cooperación tan solo espero;
acudid al conjuro, bulliciosa y brava gente,
que os llama un caballero.
(Durante esta evocación se parodian los fuegos fatuos;
en seguida, por entre las ruinas, empiezan á aparecer
mujeres caprichosamente vestidas y peinadas, hacien-
do en un todo la parodia de semejante escena de la
ópera. ^
Hijas, según presumo, del pecado,
escuchad, pues, este recado.
Aquí dentro de poco
un mocito vendrá;
es preciso volverle medio loco,
y aun cuando él se resista haciéndose el chiquito
es necesario que sin tardar
con vuestras contorsiones que Satanás adoba
le obliguéis á que coja
sin más vacilación aquella escoba.
(Señalándola, Beltran se retira; todas las mujeres bailan
hasta que se presenta Ruperto, foro, que se esconden.)
ESCENA XI.
Ruperto.
No sé si me atreveré...
Oh, qué sitio tan horrendo!
No se ve por todas partea
más que calaveras, huesos...
allí está la piedra... allí
la escoba... vamos, yo tiemblo!...
y un frió, que ni el de Marzo,
recorre todo mi cuerpo.
En vano quiero vencerme.*,
huyamos... pero qué es esto?
(Salen las bailarinas; escena de la seducción; en
medio del baile la bailarina primera coje una co-
pa de una aguardentera y se la dá á Ruperto, la
toma, es concueido hacia la escoba, la cojo y sa-
le por medio de todas.)
— 25 —
Calle solitaria; es de ñocha.
ESCENA XII.
Beltran.— Ruperto.
RUP. Oh! déjame, estoy perdidol
BelT. Hombre, recobra el aliento
y dime lo que ha pasado.
RUP. Mucho malo y poco bueno:
ya no tengo más recurso
que darme al diablo,
Belt. (Eso quiero.
RüP. En primer lugar, la casa
del maravedí, es un centro
peligroso... allí hay muchachas
capaces de... de un exceso.
Venciendo mi repugnancia
penetré allí... hubo jaleo,
y aguardiente, y baile, y... vamos,
sobre que yo no me acuerdo.
Cojí la escoba. . por señas
que tenia más de un dedo
de polvo y telas de araña...
en fin, corrí como un ciervo
hacia casa de Manuela
sin esperar nada bueno.
Detrás de su mostrador
despachaba con salero
copas y copas de vino,
que era un gusto ver aquello.
A mi llegada, la gente,
presa de un terrible sueño,
fué cayendo acá y allá
toditos como unos cestos.
Manuela también dormía,
pero yo la planté un beso
y dándola una escobada,
— 26 —
la desperté. Dios eterno!
Qué cosas hizo Manuela
al ver allí á su Ruperto!
Me dio mil seguridades...
y un cuartillo de lo bueno,
y un duro para tabaco,
y me dio también... eu medio
de mi aquel, sobre la escoba
que rodaba por el suelo
puse un pié.
Belt. Desventurado!
RuP. Y se partió.
BelI', Ya lo creo!
RuP. Deshecho el encanto, al punto
la gente en sí fué volviendo.
Allí estaba mi rival;
al verme se arrojó ciego
sobre mí; le di un cachete...
él en arboló un soberbio
garrote, y aquí en la espalda...
yo creo que era de fresno...
hubo patadas y gritos
y voces y juramentos,
y navajas por el aire,
hasta que acudió un sereno,
y una pareja de guardias,
y tuve que huir el cuerpo.
BelT. fía sido uua gran desgracia!
RuP. Ya no hay humano remedio!
Belt. y qué, renuncias?
Bup. Renuncio
á todo lo que no teugo.
Belt. Haces bien! Deja que el otro
te sople la novia!... Bueno.
RüP. Calla, Beltran.
Belt. Debes ser
su padrino.
RüP. Calla!
Belt. Y luego
dejar que el novio te dé
otra paliza...
RUP. Silencio, (Furioso.)
— 27 —
que á no ser tú mi enemigo
no me insultaras.
Belt.
Yo, cielos!
Tu enemigo! Yo que he sido
tu constante compañero
al más en casa de Paco...
Yo tu enemigo, Ruperto!
Yo que soy...
Rup.
Quién eres, vamos?
Belt.
Nada te dice en el pecho
el corazón? No has oido
á Romualdo el fosforero
esta mañana, la historia
de tu madre?
RüP.
San Mamerto!
Belt.
Yo soy aquel licenciado...
Rup.
Gran Dios!
Belt.
De carabineros!
Rup.
Oh! revelación funesta!
Qué padre tengo tan feo!
Belt.
Parece que está turbado.
Pepa.
Buenas noches, caballeros.
ESCENA XIII.
Dichos.— Pepa.
Rup. Qué debo hacer?
Aquí siento encontrados afeutos.
Pepa. Huye de él por diversos concentos.
Ah, Ruperto, por Dios!
RüP. No vacilo.
El deber lo primero es por cierto.
Pepa, Qué deberes ni qué niño muerto!
A pesar de mi influencia,
el demonio tentador
á la luna de Valencia
va á dejarme, si señor.
Belt. A pesar de mi influencia,
se me escapa, sí señor,
— 28 —
de esta moza á la presencia,
huye el diablo tentador.
RUP. Yo no sé hacer resistencia
de la suerte á tal rigor,
y á pesar de mi esperencia
me confundo, sí señor,
Belt. Hijo ingrato, ó te vienes al lado
ó te mando en seguida á pasear.
Pepa. Ah! Ruperto, por DiosI
RüP. No hay remedio, aunque está muy tronado,
yo no debo á mi padre dejar.
Pepa. Ah, Ruperto, por Dios!
RüP. No vacilo;
el deber lo primero es por cierto.
Pepa. Qué deberes ni qué niño muerto!
Belt. Vamos, ven,
no perdamos el tiempo;
huyamos de esta chachi.
(Le coje de la mano y se lo lleva.)
Pepa. Cielo, me inspira!
RüP. Vamos, pues.
Pepa. Mecachis!
(Dándose una palmada en la frente, saca el papel
que enseña á Ruperto en la escena tercera.)
Toma, hijo ingrato, lee si te atreves.
RUP. Esta letra de madre es sin duda...
De mi madre...
Belt. Oh! qué furor.
RüP. «Si vés acaso áBeltran (Leyendo.)
huye de él sin detención,
que me ha quedado á deber
doce libras de jamón.»
Belt. Valiente porquería por mi fé.
RüP. Con que es también tramposo? Oh, Dios! Qué harél
Pepa. Si vés acaso á Beltran... etc.
(Recordándole lo que ha leido.)
Belt. No hagas caso de chismes ni enredos,
que esa chica te quiere perder;
cuando estuve alojado en Arganda
nada, nada quedé allí á deber.
Pepa. Vamos, pues, que ya te espero.
RüP. Ah! piedad! piedad de mí!
— 29 —
Pepa. i A pesar de mi influencia...
Belt. i a pesar de mi influencia...
RUP. ( Yo no sé hacer resistencia...
t. ■ I Aun vacila este gaché.
RuP. Si me iré, si no me iré.
(Pepa y Beltrau le agarran cada uno de un brazo.)
Pepa.
Belt.
Vamos.
RüP. A fuerza de tirar
me van á reventar,
BelTí Ya la hora va á sonar,
y se las va á guillar. (Se oye uu reloj )
Pepa. Son las doce. Oh placer, ya se salvó!
Belt. Pues aquí sobra uno: ese soy yo. (Se hunde por
•1 escotillón. Pepa y Ruperto quedan aterrados.)
FIN.
RARE BOOK
COLLECTION
THE LIBRARY OF THE
UMVERSITY OF
NORTH CAROLINA
AT
CHAPEE HILE
PQ6217
.T443
V. 84
no. 1-22