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Full text of "Sevillana medicina que trata el modo conservativo y curativo de los que Habitan en la muy insigne ciudad de Sevilla : la cual sirve y aprovecha para cualquier otro lugar de estos reinos : obra antigua, digna de ser leida"

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ANDALUCES    SEVILLE 


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SEVILLANA  MEDICINA 


SEVILLANA 

MEDICINA     5s-^ 

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QUE  TRATA 

EL  MODO  CONSERVATIVO  Y  CURATIVO  DE  LOS  QUE  HABITAN 
EN  LA  MUY  INSIGNE  CIUDAD  DE  SEVILLA,  LA  CUAL  SIRVE  Y   APROV^'H 
PARA  CUALQUIER  OTRO  LUGAR  DE  ESTOS  REINOS. 


OÓ7^a  anticua,  dipia  de  ser  leída. 


YA  DIRIGIDA  AL  ILLUSTRISSIMO  CABILDO 

de  la  misma  Ciudad. 

PUBLICADA  EN  EL  AÑO   1545 
POR  EL  LICENCIADO  NICOLÁS  MON ARDES 


Año  de 


SEVILLA: 

Imprenta  de  ENRIQUE  RASCO, 
Bustos  Tavera  i." 


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°  WBUdTECA 


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No  se  imprimen  más  ejemplares  que  los  correspondientes 
á  los  señores  Socios. 


EJEMPLAR  NÚM.  144. 
Sr.  D.  Eugenio  F.  Ze7idreras,  Pro. 


V    — 


PROLOGO 


La  obra  que  hoy  reimprime  la  Sociedad  de  Bi- 
bliófilos Andaluces  demuestra  una  vez  más  el  acierta 
que  la  guia  en  su  loable  empresa  de  resucitar  y  traer 
de  nuevo  á  los  campos  de  la  publicidad  aquellos 
productos  del  ingenio  que  merecen  renovarse  en  la 
memoria  de  los  hombres,  para  avivar  la  admiración 
y  el  respeto  tributados  á  sus  autores. 

La  Sevillana  Medicina,  nó  sólo  satisface  esa 
noble  y  justa  aspiración,  sino  que  redunda  en  bene- 
ficio de  la  ciencia  médica,  y  por  tanto  en  provecho 
de  la  humanidad;  pues  si  bien  no  faltan  en  sus  origí- 
nales y  curiosas  páginas  errores  que  la  constante  ela- 
boración de  siglos  posteriores  ha  rectificado,  aún 
quedan  verdades  que,  lejos  de  desaparecer,  se  ratifi- 
can diariamente  en  el  crisol  del  análisis,  y  se  confir- 
man á  través  de  los  tiempos. 


VI    

Por  las  escasas  noticias  biográficas  que  de  Juan 
de  Aviñon  poseemos,  y  cuyos  datos  contradictorios 
no  entramos  á  examinar,  convencidos  de  la  inutilidad 
de  esta  empresa,  ya  sin  fioito  intentada  por  nos- 
otros, sábese  tan  sólo  á  ciencia  cierta  que  desde 
Aviñon  trasladóse  á  Sevilla  en  compañía  del  Arzo- 
bispo de  esta  diócesis  D.  Pedro  Barroso,  de  quien 
fué  médico,  sin  que  pueda  indicarse  si  vivió  en  esta 
población  hasta  su  muerte  ó  si  salió  de  ella  dirigién- 
dose á  su  patria  ó  á  otro  punto;  debiendo  creerse 
que  permaneció  en  Sevilla  en  compañía  del  Arzobis- 
po, quien  murió  en  Umbrete,  y  no  regresó  á  Aviñon 
como  alo^un  historiador  afirma  confijndiéndolo  evi- 
dentemente  con  D.  Pedro  Gómez  de  Barroso,  que 
murió  efectivamente  en  Aviñon,  siendo  Cardenal  del 
título  de  Santa  Práxedes,  y  cuyos  restos  fueron  se- 
pultados en  un  convento  de  monjas  fundado  por  él 
en  aquella  ciudad. 

El  hecho  es  que  Juan  de  Aviñon  escribió  su  Se- 
villana Medicina,  ya  por  el  deseo  de  instruir  á  su 
hijo,  ya  por  el  de  consignar  cuanto  habia  visto  como 
médico  en  esta  localidad,  y  que  el  manuscrito  fruto 
de  este  trabajo  y  copilado  por  él  en  141 8  ó  19,  que 
ambas  cosas  dice  en  el  trascurso  de  su  obra,  perma- 


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VII    

necio  inédito  hasta  que  en  1 545  fué  dado  á  la  estam- 
pa por  el  laudable  esmero  y  los  cuidados  del  insigne 
admirador  y  proclamador  de  las  excelencias  y  virtu- 
des medicinales  del  hierro. 

Mas  si  se  examina  detenidamente  el  libro  publi- 
cado por  Monardes,  y  tan  raro  que  según  Chinchilla 
es  desconocido  por  los  principales  historiadores  y  bi- 
bliógrafos, incluso  nuestro  D.  Nicolás  Antonio,  que 
escribió  en  Sevilla,  se  advierte  la  disparidad  que  exis- 
te entre  el  contenido  de  la  obra  y  el  programa  de  ella 
dado  por  Aviñon  en  el  discreto  y  elegante  Prólogo 
de  la  misma. 

Se  ocupa,  dice  Aviñon,  «La  primera  parte  en  el 
» regimiento  de  la  salud  especial  sobre  esta  ciudad. 
» La  segunda  partida  trata  en  la  dispusicion  de  los 
«lugares  donde  entendí  que  podían  ser  fechas  dub- 
»das  algunas  en  el  primero  libro.  La  tercera  parte 
»en  las  pláticas  de  las  dolencias  que  acaescen  en  el 
«cuerpo  del  ome,  desde  la  cabeza  fasta  los  pies,  se- 
»gun  la  complision  desta  ciudad,  y  según  la  práti- 
»ca  de  aquí. 

»E  pártolo  en  siete  partes  como  el  Viático,  y 
s»  cada  parte  por  capítulos,  y  cada  capítulo  por  siete 
«títulos.  El  primero  la  difinícion  de  la  enfermedad  de 
«cada  uno  de  los  miembros.  El  secundo  título  de  la 


VIII 


«anatomía  de  cada  uno  de  los  miembros,  según  faze 
» Avicena  en  el  tercero  libro.  El  tercero  título  de  las 
» causas.  El  quarto  título  en  las  señales.  El  quinto  tí- 
»tulo  en  la  pronosticación  según  Bernardo.  El  sexto 
» título  en  la  cura.  El  séptimo  título  en  la  disputación, 
» según  Juan  de  sancto  tomando. 

Confuso  resulta,  pues,  el  plan  de  la  obra,  pues 
no  se  sabe  si  estas  siete  divisiones  se  refieren  á  la 
tercera  parte  tan  sólo,  ó  si  á  toda  aquélla,  habiendo 
motivos  para  creer  tanto  lo  uno  como  lo  otro,  ob- 
servándose que  ninguna  de  ambas  soluciones  es  con- 
firmada en  el  índice  de  la  misma,  aumentándose  así 
la  conñision  á  que  nos  referimos. 

En  nuestra  humilde  opinión,  la  producción  que 
ha  corrido  y  corre  como  Sevillana  Medicina,  á  la 
que  se  refieren  en  sus  Historia  de  la  Medicina  Es- 
pafiola  Morejon  y  Chinchilla,  y  que  publica  hoy  la 
Sociedad  de  Bibliófilos  Andaluces,  no  es  la  total 
obra  de  Juan  de  Aviñon,  cuyo  plan  anuncia  éste  en  su 
Prólogo,  sino  sólo  la  primera  parte  de  ella:  lo  que 
puede  atribuirse,  ora  á  que  su  autor  no  la  concluye- 
se, cosa  que  parece  poco  probable,  pues  el  Prólogo 
semeja  estar  escrito  después  de  terminada,  y  hacer 
referencia  nó  á  lo  ideado  sino  á  lo  realizado  ya;  ora  á 


IX    

que  en  el  tiempo  trascurrido  entre  la  copilacion  de 
Aviñon  y  la  impresión  de  Monardes  sufriera  el  ma- 
nuscrito más  ó  menos  desperfectos  y  sustracciones, 
que  dejaran  incompleta  la  primitiva  obra  del  autor. 

Este  asegura  ocuparse  de  todas  las  enfermeda- 
des del  cuerpo  humano,  de  su  anatomía,  de  las  cau- 
sas, de  las  señales,  de  la  pronosticación:  y  aunque  en 
rigor  algo  trata  de  pronóstico  y  cura,  de  señales  y 
disputación,  parece  hacerlo  como  aclaración  de  la 
parte  puramente  higiénica  y  fisiológica,  única  que  en 
realidad  expone;  mas  no  emprende  la  particular  y 
minuciosa  descripción  de  los  afectos  morbosos,  que 
conoce  y  sabe  tratar,  como  demuestra  especialmente 
en  la  interesante  y  curiosa  narración  que  hace  de  las 
enfermedades  predominantes  en  Sevilla  durante  los 
años  de  su  provechosa  práctica. 

Entre  otros  méritos  tiene  esta  obra  el  de  ser  una 
de  las  primeras  de  Topografía  Médica  que  se  escri- 
bieron en  Europa.  Por  su  orden  exacto  de  aparición 
es  la  tercera,  puesto  que  ya  en  1273  había  escrito 
en  nuestra  España  Benjamin-Ben-Jone-Tudelensis  una 
Topografía  Médica  de  Zaragoza,  y  un  autor  de  igno- 
rado nombre  y  famosos  escritos  su  Regia  Medicina 
practica  Castell^,  la  cual  en  realidad  de  verdad  fué 


—    X    

antes  que  la  de  Aviñon  publicada,  mas  con  fecha 
muy  posterior  escrita. 

Y  es  admirable  la  obra  de  Aviñon,  nó  sólo  por  el 
profundo  conocimiento  que  de  cada  detalle  revela, 
y  la  riqueza  de  éstos  y  el  método  con  que  los  expo- 
ne, sino  por  el  alto  concepto  que  de  la  Naturaleza  y 
la  Ciencia  revela  en  su  autor;  que  es  necesario  re- 
montarse á  formar  un  elevado  criterio  de  la  Biología 
para  comprender  la  acción  que  ejerce  el  medio  am- 
biente sobre  el  organismo,  sobre  la  producción  de 
los  gérmenes  y  agentes  morbosos,  sobre  la  econo- 
mía modificada  ó  modelada  también  según  el  medio 
en  que  se  desarrolla  y  vive,  y  la  conveniencia  de  te- 
ner en  cuenta  todas  estas  investigaciones  armoniza- 
das y  constituyendo  un  verdadero  cuerpo  de  doctrina 
para  enseñanza  y  provecho  de  la  Ciencia  Médica. 
Juan  de  Aviñon  ha  concebido  con  envidiable  claridad 
'  este  profundo  pensamiento.  El  estudio  de  estas  in- 
fluencias que  impresionan  y  modifican  el  organismo 
nada  deja  que  desear,  por  más  que  la  explicación  de 
estas  acciones  carezca  de  la  base  científica  y  sólida 
que  prestan  hoy  á  la  Medicina  sus  ciencias  auxiliares, 
cuyos  descubrimientos,  así  como  los  progresos  de  la 
Fisiología,  no  invalidan  ni  destruyen  los  hechos  que 


XI    

aquél  menciona,  antes  bien  los  afirman,  sólo  que  so- 
bre otras  bases  y  dándoles  muy  distinta  interpre- 
tación. 

En  la  época  en  que  Juan  de  Aviñon  vivia  no  se- 
guía ciertamente  la  Medicina  esta  marcha  rápida  que 
hoy  admiramos,  y  en  la  que  halla  nuevos  senderos 
á  cada  paso;  antes,  por  el  contrario,  estaba  limitada 
casi  por  completo  á  interpretar  con  rectitud  más  ó 
menos  acertada  los  escritos  de  clásicos  griegos  y 
latinos  y  de  sus  más  eruditos  comentadores,  dejando 
á  un  lado  con  menosprecio  contraproducente  el  libro 
vivo  de  la  Naturaleza,  siempre  cercano  y  abierto  á 
la  investigación,  dispuesto  á  revelar  verdades  si  se 
le  interroga  y  escucha  desapasionadamente,  y  en  el 
que  encuentran  fundamento  y  sólido  apoyo  las  mo- 
dernas adquisiciones  que  hoy  de  consuno  todos  ad- 
miramos. 

La  Medicina  española  no  era  ciertamente  la  más 
atrasada  de  Europa,  pero  aun  entre  sus  eminencias 
distingüese  Juan  de  Aviñon,  á  quien  debemos  mirar 
como  médico  sevillano,  siguiendo  un  rumbo  nuevo  y 
elevándose  por  encima  de  las  imposiciones  magis- 
trales del  doctrinarismo,  y  aspirando  á  recibir  direc- 
tamente por   propia  iniciación  las  enseñanzas  que 


XII    . 

proporcionan  la  observación  y  la  experiencia,  únicos 
maestros  infalibles  en  las  ciencias  naturales.  Recto 
camino  que  siguieron  siempre  los  médicos  españo- 
les, distinguiéndose  Maimón  ó  Moseh  egipciano, 
quizás  el  primero  que  se  levantó  contra  el  Médico  de 
Pérgamo  en  su  obra  Contraditionibus  quce  stint  apiid 
Galentífu,  Servet,  Gómez  Pereira,  Laguna,  Huarte, 
y  como  éstos  otros  que  son  aún  los  verdaderos  pre- 
paradores del  gran  movimiento  científico  que  hoy 
asombra  á  los  mismos  que  lo  imprimen. 

Y  no  son  éstos  todos  los  méritos  que  resaltan 
en  la  Sevillana  Medicina  y  que  justifican  sobrada- 
mente la  acertada  elección  de  la  ilustrada  Sociedad 
de  Bibliófilos  Andaluces. 

Javier  Las  so  de  la  Vega 
y  cortezo. 


AL  ILLUSTRÍSSIMO  SENADO,  JUSTICIA 

Y  Regimiento  de  la  Ciudad  de  Sevilla. 

El  Licenciado  MONARDES,  Médico. 


Pirro,  Rey  de  los  Epirotas,  illiistríssimo  Senado,  la 
cosa  que  más  comunmente  dezia,  y  el  juramento  que 
más  usava,  era,  assí  los  Dioses  salud  le  diessen  y  de 
enfermedades  le  librassen.  Y  con  gran  razón,  porque 
la  cosa  más  preciosa,  después  del  ánima,  que  en  el 
hombre  ay  es  la  salud,  por  la  qual  todo  hombre  sa- 
bio, no  solamente  deue  á  Dios  rogar,  pero  poner 
gran  diligencia  para  la  conseruar.  ¿Qué  cosa  ay  más 
hermosa,  más  amable,  ni  que  más  próspera  sea  que 
la  salud,  pues  es  causa  que  la  vida  se  passe  graciosa 
y  apaziblemente,  y  cada  uno  pueda  con  ella  exerci- 
tar  su  oficio;  sin  la  cual  ni  el  sabio  acierta,  ni  el  bue- 
no obra,  ni  el  capitán  govierna,  ni  el  oficial  exercita 
su  oficio?  Veemos  que  el  hombre  es  fi-ágil,  nascido 
para  trabajos,  y  que  en  todo  lo  que  biue  le  es  con- 
trario; pues  el  ayre  le  corrompe,  y  el  agua  le  ahoga, 
y  el  niego  le  consume,  y  la  tierra  le  es  madrastra, 
dándole  cosas  que  le  aflijan  y  acaben;  y  si  algún  bien 
dellos  recibe,  dales  cient  males  en  recompensa,  que 
le  ofendan:  que  con  justo  título  puede  dezir  que  nó 
sin  mucho  trabajo  biue  en  elemento  ageno.  Y  esta 


parece  ser  la  causa,  que  los  de  Tracia  á  los  nueva- 
mente nascidos  reccbian  con  lágrimas;  y  á  los  que 
deste  mundo  partían  acompañavan  con  cantos  pla- 
zenteros:  porque  en  lo  uno  consideravan  para  quán- 
tas  calamidades  y  peligros  el  niño  nascia,  )'  el  que 
moria  de  quántos  trabajos  y  desventuras  se  liljrava. 
Porque  mirando  quánto  está  este  nuestro  cuerpo  sub- 
jeto  á  miserias,  parece  ser  glorioso  el  fin,  pues  nos  li- 
bra de  ellas.  Y  si  consideramos  los  trabajos  con  que 
nascemos,  y  las  enfermedades  con  que  biuimos,  y  las 
miserias  que  padecemos,  veemos  que  nó  solamente 
son  causa  que  ande  el  cuerpo  congpxado,  pero  el  áni- 
ma afligida.  Y  por  esto  dezia  un  philósopho  que  era 
gran  felicidad  que  estuuiesse  sano  ánimo  aposentado 
en  cuerpo  sano;  dándonos  á  entender,  que  nó  sola- 
mente avenios  de  tener  el  ánima  limpia,  pero  el  cuer- 
po con  salud.  Y  de  aquí  es,  que  á  los  grandes  prín- 
cipes, nó  sólo  les  dan  ayos  para  que  les  dotrinen  y 
administren,  pero  médicos,  para  que  apartándoles  las 
cosas  que  al  cuerpo  dañar  pueden,  traygan  la  razón 
y  entendimiento  tan  libres,  que  puedan  juzgar  y  man- 
dar las  cosas  grandes  que  entre  manos  tratan  con  to- 
da rectitud  y  justicia.  El  primero  y  más  principal  ape- 
tito de  todo  lo  animado  es  la  conseruacion,  que  cada 
uno  procura  de  sí  mismo;  la  qual  todo  hombre  deue 
procurar  con  arte  ó  regla  virtuosa,  que  ni  exceda  en 
l)ivir  tan  en  })unto  que  se  diga  bivir  miserablemente, 
ni  tan  largo  que  sea  juzgado  por  vicioso:  antes,  apro- 


—  3  — 
vechándose  de  hórdcn  y  regla,  siga  aquellas  cosas 
que  le  han  de  conservar  en  salud  y  preservar  lo  más 
que  pudiere  de  caer  en  enfermedades.  Porque  cierto 
es,  como  dize  Platón,  que  este  nuestro  cuerpo  está 
compuesto  de  números,  de  tal  manera,  que  quandt) 
están  ordenados  y  concordes,  todo  está  en  salud  y 
sossiego;  y  en  desconcertándose  uno,  todos  andan 
sin  proporción  ni  hórden;  porque  de  la  templanga  é 
ygualdad  de  los  humores  viene  la  salud,  y  del  des- 
concierto dellos  se  causa  la  enfermedad,  la  qual  es  la 
cosa  al  hombre  más  dañosa  y  perjudicial  de  quantas 
ay  en  naturaleza  humana.  Porque  do  no  ay  salud, ^.^i--^' 
todas  las  cosas  aya  en  abundancia,  y  los  bienes  so- 
bren, y  las  riquezas  excedan,  todo  es  poco,  todo  eno- 
ja y  enfada;  de  arte  que  vale  más  un  pobrezito  con 
salud  que  el  oro  de  Midas  y  las  riquezas  de  Creso  en 
enfermo;  que  el  uno  goza  sus  pobres  bienes  alegre  y 
contentamente,  y  el  otro,  no  pudiendousar  dellos,  dán- 
le  pena  ver  que  no  puede  dellos  aprovecharse,  ni  con- 
seguir el  efecto  para  que  los  adquirió.  Mucho  deuc  to- 
do hombre  conservar  su  salud,  pues  della  se  siguen 
tantos  bienes,  y  de  no  tenerla  tantos  males.  D^  Sépti- 
mo Severo,  Emperador,  leemos  que  por  ser  desorde- 
nado en  comer  y  beuer  padeció  dolores  de  gota  into- 
lerables, en  tanto  grado,  que  queriendo  acabar  con 
ellos  y  con  su  vida,  comió  tanta  carne  y  manjares  cru- 
dos, que  súbitamente  murió.  De  lo  mismo  dizen  aver 
muerto  Joveniano  y  Valentiniano,   emperadores,   y 


—  4  — - 
otros  muclios,  que  por  ser  sin  hórdcn  en  su  biuir  per- 
dieron desastrosamente  sus  vidas.  Lo  cual  vecmos  al 
contrario  de  los  Ijien  regidos  y  modestos,  que  por 
auer  sido  tcni[)lados  y  auerse  gobernado  con  orden, 
biuieron  muchos  años  sanos  y  sin  enfermedades;  por- 
que Tiberio  todo  el  tiempo  que  posseyó  el  principado 
romano  bivio  sano  por  la  buena  hórden  que  tuvo;  y 
Flavio  Vespasiano  nunca  tuvo  enfermedades,  con  fre- 
garse cada  dia  el  cuerpo  y  dexar  de  comer  un  dia  ca- 
da mes.  Aureliano  cada  vez  que  enfermava  con  [)ura 
dieta  sanava.  Mitrídates,  rey  de  Ponto,  se  governó 
siempre  por  reglas  de  Medicina,  que  fué  causa  que 
nunca  tuvo  enfermedades;  y  }'a  viejo,  no  se  sentava 
á  comer,  por  comer  menos.  Tanta  fué  la  hórden  y 
templanga  de  Sócrates,  que  cient  años  que  biuió  nun- 
ca tuvo  enfermedad.  Lo  mismo  leemos  de  Pythágo- 
ras,  Chrisippo,  Platón,  Galeno,  Antonio,  Catón,  y  de 
otros  muchos  que  biuieron  con  reglas  y  hórden  mu- 
chos y  sanos  años,  usando  de  aquella  parte  de  Medi- 
cina que  nos  enseña  cómo  nos  avemos  de  conservar 
en  salud;  la  cual,  ya  que  no  nos  haga  inmortales,  es 
mucha  parte  para  que  el  hombre,  dentro  de  los  lími- 
tes de  su  vida,  pueda  bivir  con  más  salud  y  menos 
enfermedades:  porque  cierto  es  que  este  nuestro  cuer- 
po no  es  hecho  de  diamante,  ni  de  acero,  para  que 
las  cosas  que  dañar  y  ofendernos  pueden  no  se  inmu- 
ten, sino  de  compostura  débil  y  flaca,  aparejada  á 
corrupción;  )■  así,  vemos  ser  el  hombre  el  más  frágil 


—  5  — 
é  falto  de  dotes  de  naturaleza  de  todo  lo  animado, 
porque  con  pequeña  causa  cae,  sin  tener  aquellas 
particularidades  y  propriedades  que  dio  naturaleza  á 
los  otros  animales;  porque  un  animalito  en  naciendo 
se  sacude  y  sigue  á  la  madre  que  lo  parió,  y  busca  á 
los  pechos  que  lo  han  de  criar  y  las  yervas  que  lo  han 
de  mantener.  El  hombre  en  naciendo,  considera  quán 
inábil  está  para  todo  esto,  atado  sin  menearse,  des- 
nudo, llorando;  que  si  no  le  administran  con  qué  se 
mantenga,  presto  sería  su  fin.  Verdad  es  que  todo 
aquello  que  Dios  repartió  á  los  otros  animales  por 
propriedad  quiso  que  lo  uviesse  en  el  hombre  por 
razón  y  entendimiento  rational,  mediante  el  qual  se 
gouernase,  y  con  sciencia  y  reglas  adquiriese  lo  ne- 
cessario  á  su  conservación,  teniendo  en  general  todo 
lo  que  los  otros  tienen  en  particular.  Y  para  esto  los 
sabios  y  antiguos  médicos  usaron  de  reglas  en  el  uso 
de  todas  las  cosas  á  la  vida  necessarias,  y  quisieron 
hazer  hórden  como  el  hombre  se  governase  por  ra- 
zón, porque  difiriese  de  los  animales  brutos,  que  sin 
ella  siguen  sus  apetitos  é  inclinaciones  naturales;  y 
para  esto  sirven  los  libros  á  este  propósito  hechos, 
que  enseñan  cómo  cada  uno  se  deue  de  governar  en 
el  comer  y  bever  y  en  las  demás  obras  pertenecien- 
tes á  la  conservación  de  la  vida  humana.  Unos  han 
escrito  en  universal  de  esta  materia  para  todos;  otros 
en  particular  para  sus  patrias,  ó  lugares  do  abitavan, 
entre  los  quales  fallé  yo  uno  que  quiso  tomar  trabajo 


—   6   — 

de  escribir  de  esta  insig-ne  ciudad  de  Sevilla,  la  des- 
cripción della  y  de  todas  las  cosas  que  ay  en  ella  para 
sustentar  la  vida  humana,  qué  calidad  y  complexión 
tengan  y  el  modo  de  usar  dellas,  y  cómo  se  deuen 
conservar  en.  salud  los  habitantes  en  ella;  obra  por 
cierto  notable  y  de  mucha  dotrina  y  de  hombre  avi- 
sado, deseoso  de  aprovechar  á  su  república  y  bien 
común;  lo  cual  se  parece  leyendo  y  notando  el  artifi- 
cio que  para  ello  tuvo:  en  la  qual,  nó  solamente  se 
muestra,  para  el  tiempo  en  que  escribió,  sabio  en 
Medicina,  pero  en  otras  sciencias.  Hízola  el  autor 
para  gratificar  y  servir  á  esta  ciudad  los  beneficios 
que  della  avia  recebido,  aunque  no  era  natural  della. 
•  Y  si  los  no  naturales  tuvieron  tanto  desseo  de  servir 
y  aprovechar  al  bien  público  de  esta  ciudad,  gran  ra- 
zón y  ocasión  ay  para  que  los  que  lo  son,  y  tienen  al- 
gún talento,  lo  empleen  en  su  servicio  y  aprovecha- 
miento, pues  por  ser  tan  insigne  y  tan  sublimada  en 
todo  el  mundo  es  bien  empleado  en  ella  todo  servicio 
y  trabajo.  Por  tanto,  he  procurado  que  saliesse  á  luz 
obra  de  que  tanto  contentamiento  y  provecho  esta 
ciudad  recibida;  la  qual  nó  solamente  aplazerá  y  apro- 
vechará á  la  conservación  de  la  salud  de  todos,  pero 
holgarán  de  ver  y  leer  en  ella  cosas  antiguas  que  ha 
auido  y  passado,  y  otras  muchas  particularidades 
dignas  de  ser  vistas  y  sabidas.  Y  aunque  yo  en  esto 
no  aya  hecho  más  que  dar  hórden,  que  obra  tan  pro- 
vechosa faesse  comunicada  de  todos  y  Vra.  S.  fuesse 


N./ 


f^my 


—  7  — 
servida,  pues  en  lo  que  he  podido  de  mi  facultad  de 
mi  cosecha  propia  he  sacado  á  luz  algunos  tratados, 
los  cuales  andan  impressos,  no  tengo  en  poco  ser- 
vir á  V.  S.   con  el  presente,  aunque  ageno,  por  ser 
cosa  tan  provechosa  para  esta  república.  Bien  veo 
que  este  negocio  no  es  cosa  forzosa,  porque  cada 
uno  puede  bivir  como  quisiere,  ni  tampoco  es  para 
los  labradores  que  aran,  ni  para  los  que  tienen  por 
Dios  al  vientre,  que  quieren  más  bivir  poco  y  enfer- 
mos, con  satisfacer  á  su  desordenado  apetito,  que  «r*^ 
luengos  años  sanos  con  buen  regmiiento;  es  este  li-              (^ 
bro  para  los  hombres  bien  gouernados,  deseosos  de           i  1  I  ?  ¿,    "^ 

bivir  la  vida  que  Dios  les  diere  sin  tantos  achaques         •  T*"''-^   " / 

y  enfermedades  como  la  mala  orden  trae:  porque 
cierto  es  que  la  buena  gouernacion,  nó  solamente  es 
causa  de  no  tanto  enfermar,  pero  de  alegremente  bi-  ""x/' 

vir.  Era  el  autor  de  este  libro  natural  de  Auiñon;  fué  /  '^^ 

en  el  tiempo  del  rey  don  Pedro;  alcangó  al  re)-  don 
Enrique,  su  hermano;  bivio  en  esta  ciuda.d  con  el  ar- 
zobispo don  Pedro  Barroso,  que  fué  -cardenal;  vino  á 
ella  año  de  la  era  de  César  de  mil  y  cccxci  años,  que 
es  año  del  Nascimiento  de  mil  y  cccliii.  De  modo, 
que  há  quasi  ce  años.  Pretendió  avisar  á  los  médicos 
desta  ciudad  el  assiento  y  calidad  y  complision  de 
ella,  y  de  todas  las  particularidades  que  ay  en  ella, 
pertenecientes  á  la  conservación  de  la  vida  del  hom- 
bre; lo  qual  no  es  pequeño  aviso,  pues  Hyppócrates 
dize  que  lo  primero  que  el  médico  ha  de  saber  en  el 


CH 


/■ 


\  O^W  i  u  ^    j 


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í 


pueblo  que  ha  de  curar  es  el  assiento  del,  los  ayres 
que  más  le  siguen,  las  aguas  y  mantenimientos  que 
tiene,  para  que  tome  lo  provechoso  y  quite  y  estorve 
lo  dañoso.  Y  esta  era  la  causa  que  antiguamente,  se- 
gún dize  Vitruvio,  quando  avian  de  edificar  alguna 
ciudad,  para  ver  si  el  lugar  era  aparejado  y  conve- 
nible para  ello,  echavan  muchas  vacas  por  todo  aquel 
sitio  y  dexávanlas  apacentar  por  algún  tiempo,  y 
después  matavan  la  mayor  parte  dellas,  y  miravan 
las  assaduras,  coraron  y  entrañas,  y  los  demás  miem- 
bros, y  si  las  hallavan  sanas  hacian  su  assiento  y  edi- 
ficios: si  á  la  mayor  parte  dellas  hallavan  con  alguna 
común  enfermedad,  ó  no  edificavan  el  pueblo,  ó  po- 
nían el  remedio  necesario,  quitando  ó  rectificando  la 
causa  del  tal  daño.  Por  lo  cual  todo  hombre  deve  te- 
ner en  mucho  saber  la  calidad  y  assiento  del  pueblo 
do  abita,  y  quáles  sean  y  qué  calidades  tengan  las 
cosas  que  en  él  nos  mantienen,  para  que  si  algo  nos 
daña  se  pueda  remediar  la  causa  del  tal  daño,  ó  guar- 
darnos del  uso  de  ello;  lo  qual  es  cosa  de  grande 
utilidad  que  todos  gozen  de  tal  beneficio;  pues  todo 
bien  tanto  quanto  es  más  universal  tanto  es  muy  me- 
jor y  más  útil  y  más  digno  de  ser  desseado.  No  quise 
mudar  el  estilo  y  modo  que  el  autor  en  escribir  tuvo, 
porque  las  palabras  antiguas,  allende  de  la  buena 
manera  que  consigo  traen,  dan  gran  contento,  por- 
que parece  por  ellas  la  diferencia  que  de  las  presen- 
tes tuvieron.  Por  lo  qual,  assí  lo  dedicamos  á  V.  S., 


para  que  lo  reciba  con  aquel  ánimo  que  los  grandes 
suelen  recibir  los  servicios  de  los  pequeños,  y  aya  la 
merced  y  buen  tratamiento  que  las  obras  virtuosas  á 
V.  S.  dedicadas  recebir  suelen. 


lO 


AL  LBCTOR 

Aguí  hallará  el  lector  algunos  vocablos  que  al 
parecer  no  se  entienden,  los  quales,  si  los  bien  mira, 
con  la  co7itestura  de  la  letra  serán  fácilmente  enten- 
didos; otros  ay  tan  antiguos,  que  con  trabajo  se  en- 
tiende la  significación  dellos.  Pzcsiinos  los  as  sí,  por- 
que el  original  assí  los  tenía.  Otros  desctiydos  ay  de 
algunas  letras  unas  por  otras,  qiie  fué  causa  estar  el 
original  tan  antiguo  y  carcomido,  que  apenas  en  al- 
gunas partes  se  podía  leer.  Lo  qttal  todo  va  debaxo 
de  la  corree tion  del  varón  docto  y  pió,  que  suplirá  las 
faltas  del  impressor. 


1 1 


PRÓLOGO  DEL  AUTOR 


«Como  es  angosta  la  carrera  y  puerta,  y  como  es  grave  el  camino  que 
acarrea  á  la  vida:»  dijo  nuestro  Salvador  en  los  Evangelios.  Como  quier  que 
esto  fue  dicho  por  la  vida  perdurable,  puédese  entender  por  la  vida  corporal, 
que  la  puerta  de  la  conservación  es  angosta  y  el  camino  que  acarrea  la  salud 
á  los  ornes  enfermos  es  muy  grave,  concordando  con  el  príncipe  de  los  físi- 
cos, Ipocras,  que  dixo:  «La  vida  es  breve,  el  arte  es  luenga,  el  juyzio  grave,  el 
tiempo  angosto  y  laprueva  dudosa.»  E  la  razón  porque  esta  arte  es  muy  luen- 
ga, según  dixo  Boecio,  es  por  razón  quella  es  departida  en  siete  partes,  y  en 
cada  parte  há  menester  luengo  tiempo  para  alcangalla.  Ca  la  primera  parte 
es  de  saber  los  sujetos  en  que  trata  el  arte  de  la  Medecina,  que  es  el  cuerpo 
del  ome,  y  en  saber  la  complision  de  cada  miembro  particularmente,  y  sus 
obras  y  sus  provechos;  y  con  quién  apruevan  unos  con  otros,  también  de 
los  simples  como  de  los  compuestos.  Ca  en  el  ome  há  dozientos  y  cuarenta  y 
ocho  huessos,  y  quinientos  y  setenta  y  nueve  lacertos;  y  trezientos  y  setenta 
y  cinco  nervios  en  sinificacion  de  los  dias  del  año,  y  dozientas  y  ochenta 
y  quatro  venas,  ciento  en  la  cabera,  y  ciento  en  las  manos  y  en  los  bragos,  y 
cincuenta  en  las  piernas,  y  treynta  y  quatro  en  el  cuerpo;  y  dozientos  cin- 
cuenta y  dos  nervios,  según  el  año  de  Saturno;  y  quatrozientas  y  veynte  y 
siete  arterias,  según  el  año  de  Júpiter.  E  semejante  déstos  muchos;  por  la  qual 
razón  es  menester  gran  tiempo  para  alcanzar  la  complision  destos  miembros 
todos.  La  segunda  partida  es  que  conviene  que  sepa  la  salud  general  de  todo 
el  cuerpo  y  de   cada  uno  de   los  miembros  en  especial.  La  tercera  parte  es, 


0^        ) 


"•-i 


12    

que  es  menester  de  saber  y  de  conocer  todas  las  species  de  las  enfermedades 
y  las  causas  dellas  y  sus  acidentes;  las  quales  enfermedades  dellas  ay  simples 
y  dellas  compuestas,  y  las  simples  son  setecientas  y  noventa.  La  quarta  par- 
tida es  saber  las  señales  que  se  toman  de  los  ocidentes.  E  cada  una  dellas  há 
especies  de  la  enfermedad;  ca  el  conoscimiento  de  las  enfermedades  es  ci- 
'  miento  de  la  Física.  La  quinta  es  saber  la  manera  de  la  conservación  de  la 

Ny  f'        salud  en  regir  los  cuerpos,  según  los  tiempos  de  los  años,  y  según  los  lugares 
'1  y  segim  las  disposiciones,  cada  uno  segiin  su  grado  con5er\-arlo  en  su  salud. 

V  ^'^  sexta  partida  es  en  saber  curar  las  enfermedades  de  cada  cuerpo  y  de  cada 

i .  \  miembro  según  perteneciere.  La  setena  partida  es  saber  los  artificios  con  los 

quales  se  pueda  conservar  la  salud  y  tirar  la  enfermedad.  Estos  artificios  son 
las  viandas  y  las  melezinas  que  conviene  que  sepa  las  virtudes  dellas  y  sus 
y  propriedades  cumplidamente.  É  sigúese  que  para  alcangar  estas  siete  partes 

4  sobredichas  perfectamente  es  menester  luengo  tiempo;  ca  éstas  requieren  quel 

físico  sea  en  las  siete  artes  liberales  entremetido;  conviene  á  saber:  Gramáti- 
;       '  \  /        ca,  Lógica,  Retórica,  Geometría,  Aritmética,  Música,  Astrología.  E  por  esta 

^*'v.,r\  .'  razón  di.xo  Ipocras  que  la  vida  del  orne  es  breve  á  respecto  de  esta  arte  de  la 

f  Medicina,  señaladamente  por  razón  quel  subjeto  desta  arte  es  el  más  acaba- 

/  do  del  mundo  terrenal,  según  dixo  David  en  el  Psaltcrio:  «E  menguaste  el 

/  orne  poco  menos  de  Dios.» 

/  Otrosí,  dize  en  la  Biblia  que  Dios  crió  el  mundo  por  él,  y  assí  los  cielos 

/  y  el  sol  y  la  luna;  porque  los  ornes  pudiessen  entre  el  dia  departir  y  la  noche, 

I  y  para  saber  los  temporales  de  los  años  en  qué  guisa  se  rigiessen.  E  por  esto 

j  es  llamado  el  orne  mundo  pequeño,  por  quanto  es  fecho  en  la  imagen  de 

) 

\  Dios  y  por  esto  es  él  racional. 

;  Otrosí,   porque   en   él   es   figurado   datado   el    mundo.   Ca  bien  ansí 

;  como  el  mundo  es  departido  en  tres  partes,  conviene  á  saber,  mundo  spiri- 

tual,  mundo  celestial  y  mundo  terrenal,  assí  es  en  el  orne  semejanga  desto. 

j  Ca  en  la  cabega  están  los  sesos  espirituales,  y  en  el  coraron  la  virtud  vital,  y 

I  en  el  fígado  la  virtud  natural;  en  que  se  significan  los  tres  mundos  sobre- 

!  dichos. 

;  Otrosí,  bien  ansí  como  en  el   mundo  ay  el  sol  y  la  luna,  ansí  han  los 

;  los  ornes  dos  ojos  para  alumbrarse.  É  assí  como  en  el  cielo  ay  cinco  estrellas 


—    ^ó    — 

reticas,  ansí  en  el  orne  dos  orejas,  é  la  nariz,  que  es  departida  eu  dos  partes, 
y  la  boca,  que  son  cinco.  Y  el  coraron  es  comparado  al  sol,  y  el  celebro  á  la 
luna,  y  la  melancolía  á  Saturno,  é  Júpiter  á  la  cólera,  é  Marts  á  la  sangre,  é 
las  dozella  costillas  ansí  como  doze  signos,  é  las  venas  son  comparadas  á  los 
mares  y  á  los  rios,  é  los  cabellos  son  comparados  á  las  yervas  que  nacen  en 
la  tierra,  é  los  huessos  son  comparados  á  las  piedras,  ca  non  ay  sentimiento 
en  ellos. 

El  ánima  racional  es  comparada  á  Dios  que  la  dio  y  espiró  en  ella  spí- 
ritu  de  vida.  Y  ésta  es  la  más  acabada  criatura  que  Dios  fizo  en  el  mundo.  Y 
por  ende  el  yerro  que  acaeciere  por  razón  de  Física  en  él  es  el  yerro  mortal, 
que  non  puede  aver  enmienda,  según  dixo  en  el  Evangelio:  «Non  juredes  en 
vuestra  cabega,  que  non  há  ninguno  de  vosotros  que  pueda  criar  un  cabello.» 
Y  por  ende  conviene  quel  físico  que  sea  muy  excelente  en  su  officio,  y  non 
use  lo  que  non  sabe.  Ca  muchos  son  los  combidados,  y  pocos  son  los  escogi- 
dos. E  fué  preguntado  á  Ipocras  quién  era  buen  físico,  é  respondió  que  non 
lo  avia  en  el  mundo;  mas  el  mejor  físico  es  aquel  que  menos  yerros  faze;  ca 
el  físico  que  non  yerra  non  es  fallado.  E  por  esto  dixo  él  que  el  físico  que 
cura  de  melezina,  que  piensa  en  dos  cosas:  la  primera,  para  aprovechar  al  do- 
liente; la  segunda,  que  si  por  ventura  non  le  aprovechase,  que  non  le  empez- 
ca; é  si  dubdase  que  puede  aver  empecimiento,  que  non  lo  faga  y  que  lo  dexe 
á  naturaleza.  Y  en  esto  da  entender  que  esta  arte,  que  es  muy  grave,  según 
dixo  Ipocras.  E  dixe  Avenruyz  que  esta  arte  que  es  partida  en  dos  partes.  La 
una  es  theórica,  y  la  otra  es  práctica.  En  la  parte  theorical  non  ay  gran  gra- 
veza,  que  bien  puede  ser  alcanzada;  mas  en  la  parte  de  la  prática  es  la  gra- 
veza,  ca  los  individos  son  tantos  que  non  han  fin.  E  por  ende  dize  quel  físico 
que  tome  las  reglas  generales  desta  arte,  y  después  que  continúe  luengo  tiem- 
po en  la  prática,  esté  usando  de  practicar,  alcangará  por  esperiencia  muchas 
de  las  reglas  generales;  ca  los  omes  son  departidos  en  propiedades  y  en  com- 
plisiones  diversas,  que  no  semeja  uno  á  otro,  y  lo  que  aprovecha  á  uno  puede 
fazer  daño  á  otro;  y  por  esta  razón  con  la  prática  puede  alcanzar  algunas  co- 
sas buenas  que  nunca  fueron  escriptas;  ca  dize  Platón  que  non  puede  ser  que 
las  propiedades  de  un  orne  sean  semejantes  de  otros,  ca  conviene  que  aya  al- 
gún departimiento  entrellos.  Pues  que  assí  es,  sigúese  que  cualquier  físico  que 


A 


—    14  — 

quiere  bien  pnrar  mientes  en  su  arte,  puede  aleangar  algunas  cosas  Imenas, 
provechosas   para  su  arle,  que  nunca    fueron   escrijitas.    Pero   alguno  ])Ucde 
contradecir  esta  razón  y  argiiyr  assí:  Causa  nueva  es  llamada  aquella  cosa 
que  nunca  fué  tal  como  ella;  masíio  ay  en  el  mundo  cosa  que  non  aya  seydo 
tal  como  aciuélla;  sigúese  que  ninguna  cosa  nueva  non  puede  ser  fecha.  Otro 
argumento;  lo  que  es  escripto  de  las  profecías  deve  ser  creydo;  mas  Salomón 
escrivió  en  el  libro  de  Ecicsiastcs:  «Non  ay  cosa  nueva  so  el  sol.».  Sigúese 
que  ningún  físico  ni  otro  non  puede  fazer  cosa  nueva.   Otro  argumento:  si 
alguno  pudiese  fazer  cosa  nueva  buena,  seguirse  ya  que  el  que  la  fiziesse  que 
fuesse  más  sabidor  que  los  antiguos;  mas  esto  es  imposible,  ca  los  antiguos 
alcanzaron  más  que  non  los  de  agora,  por  quanto  bivieron  más  luengo  tiem- 
po que  non  biven  agora;  y  por  consequencia  ninguno  no  puede  fazer  cosa 
nueva.  E  por  contrario  parusce  que  puede  ser  fecha  cosa  nueva,  por  este  ar- 
gumento: toda  cosa  que  es  hecha  después  de  probación  buena;  todas  las  co- 
sas que  son  por  venir  son  fechas  después  de  probación;  sigúese  que  todas  las 
cosas  que  son  por  venir  son   nuevas.   Otro   argumento:  nuevo   es  aquel   que 
nunca  passó  sobre  él  otro  tiempo  ninguno;  todas  las  cosas  que  son  por  venir 
non  passó  sobre  ellas  tiempo:  sigúese  que  todas  quantas  cosas  son  por  venir 
son  nuevas.  Otro  argumento:  toda   cosa   que  salió  de  potencia  en   acto  es 
nueva;  todas  las  futuras  salen  de  potencia  en  acto,  y  por  consiguiente  todas 
las  futuras  son  nuevas.  Otro  argumento:  todo  aquel  que  há  propriedades  que 
nunca  fueron  falladas  en  otro  es  nuevo;  todos  quantos  omes  há  en  el  mundo 
es  fallado  en  él  propriedades  que  non  pueden  ser  falladas   en  otro,  según 
dize  Porfirio:  por  consiguiente  todos  los  omes  son  nuevos.  Otro  argumento: 
si  por  aventura  fuesse  verdad  que  non  ay  nueva  cosa  so  el   sol,  seguirse  ya 
que  Santa  María  fuesse  seydo  otra  vez;  mas  esto  es  mentira,  según  dixo  la 
profecía:  «\'o  haré  cosa  nueva  en  la  tierra;  la  Virgen  encerrará  el  Varón:  si- 
gúese que  ay    cosa  nueva  so  el  sol.   Otro  argumento:    si  por  aventura   non 
uviesse  cosa  nueva  so  el  sol,  seguirse  ya  que  Adam  y  Abraham,  y  también 
Moysén  y  las  otras  cosas  de  la  Ley,  que  fuessen  ya  ávidas  otra  vez;  mas  esto 
es  mentira  según  todas  las  leyes  y  la  Fe  cathólica:  sigúese  que  puede  ser  cosa 
nueva  so  el  sol.   Otro   argumento:  si  fuesse  verdad  que  ningima  cosa  non 
uviesse  nueva  so  el  sol,  seguirse  ya   que  el  mundo  fuesse  eternal;  ésta  es 


—    15   — 

falsa,  según  ciue  dixo  la  sancta  Esc7-iptttra:  v.In principio  crcavit  D:t!s  Ccliiiii 
et  terram:'»  sigúese  que  pueden  ser  cosas  nuevas.  Pues  que  assí  es  que  pue- 
dan ser  fechas  cosas  nuevas.  Otrosí,  por  razón  que  dixo  Avenruyz,  el  comen- 
tador, en  el  libro  del  Coligct  que  todo  físico,  después  que  sabe  todas  las  re- 
glas generales,  puede  fallar  por  la  práctica  cosas  particulares;  otrosí,  porque 
dixo  el  Sabidor  que  todas  cosas  nuevas  son  plazenteras,  fué  movido  yu, 
maestre  Juan  de  Auiñon,  físico  y  criado  de  la  muy  noble  ciudad  de  Sevi- 
lla, copilé  este  libro,  que  trata  en  el  regimiento  de  la  salud,  particular-  ¡ 
mente  y  especialmente  sobre  esta  ciudad,  por  quanto  no  fallé  físico  antiguo 
que  escriviesse  regla  especial  para  esta  ciudad.  E  movíme  á  esto  por  quatn> 
razones.  La  primera,  por  mandamiento  del  muy  alto  y  muy  honrado  doctor 
en  decretos,  nuestro  señor  don  Pedro,  arzobispo  de  la  muy  noble  ciudad  de 
Sevilla,  que  mantenga  Dios  por  muchos  años  y  buenos  á  su  servicio,  que  me 

lo  mandó  por  cuanto  há  gran  tiempo  que  aquí  he  husado  de   Física,  ca  há         <^    \  / ^., 

bien  treynta  y  un  años;  otrosí,  porque  vi  otras  tierras  muchas  y  pude  enten-       '^^    '  y 

der  mejor  qué  diferencia  ay  entre  esta  ciudad  á  las  otras,  que  non  faria  el  i"* 


^/  criado  aquí  que  non  las  vio.  La  segunda,  por  servicio  de  la  muy  noble  ciu- 
dad de  Sevilla;  conosciendo  muchos  bienes  y  muchas  mercedes  que  recebí 
della,  las  quales  nunca  podría  agradescer,  quise  fazer  algún  conoscimiento 
en  esto.  La  tercera  razón,  porque  mi  intención  es  demostrar  Física  á  alguno 
de  mis  hijos,  quise  escrivir  este  tratado;  lo  que  alcancé  de  la  complision 
-i  desta  ciudad.  La  quarta  razón,  aprovechar  á  mí  en  mi  vejez.  Y  protesto  que 
si  alguno  fallare  alguna  cosa  que  le  paresciere  contra  razón,  que  me  la  faga 
saber,  porque  departamos  en  ello  y  que  se  apure  la  verdad;  ca  maguer  que 
yo  en  el  segundo  libro  tengo  disputadas  todas  quantas  razones  puedan  ser 
contradichas  en  los  lugares  dubdosos  deste  libro,  agradescérselo  hé.  Y  por- 
que sea  más  apurada  la  verdad,  fué  cupilado  este  presente  libro  en  el  año 
del  Señor  de  mili  y  quatrocientos  y  diez  y  ocho  años;  y  plísele  nombre  Se- 
villana Medicina,  porque  fué  hecha  para  ella  especialmente.  Partílo  en 
tres  partes: 

La  primera  parte  en  el  regimiento  de  la  salud  especial  sobre  esta  ciu- 
dad. La  segunda  partida  trata  en  la  dispusicion  de  los  lugares  donde  entendí 
<iue  podian  ser  fechas  dubdas  algunas  en  el  primero  libro.  La  tercera  parte 


]r->LA.''^ 


—    i6  — 

en  las  pláticas  de  las  dolencias  que  acaecen  en  el  ciierijo  del  orne,  desde  la 
cabeza  fasta  los  pies,  según  la  complision  desta  ciudad,  y  según  la  prática 
de  aquí. 

E  parlólo  en  siete  partes  como  el  Viático,  y  cada  parte  por  capítulos, 
y  cada  capítulo  por  siete  títulos.  El  primero  la  difinicion  de  la  enfermedad 
de  cada  uno  de  los  miembros.  El  segundo  título  de  la  anatomía  de  cada  imo 
de  los  miembros,  según  faze  Avicena  en  el  tercero  libro.  El  tercero  títialo  de 
las  causas.  El  quarto  título  en  las  señales.  El  quinto  título  en  la  pronostica- 
ción segiin  Bernardo.  El  sexto  título  en  la  cura.  El  séptimo  título  en  la  dis- 
putación, según  Juan  de  sancto  tomando. 


CAPÍTULO    PRIMERO 

Del  ayre  cu  general. 

Seys  cosas  son  necessarias  al  orne,  que  sin  ellas 
non  puede  mucho  bivir,  las  quales  son:  el  ayre  que 
nos  circunda;  el  II,  el  comer  y  el  bever;  el  III,  el  va- 
ziar  y  el  estriñir;  é  la  IV,  velar  y  dormir;  la  V  es  el 
mover  y  el  quedar  corporal;  el  VI  es  el  mover  y  el 
quedar  spiritual.  Y  la  difinicion  del  ayre  es  que  es 
cuerpo  simple,  y  su  lugar  natural  es  encima  del  agua, 
y  deyuso  del  fuego  por  su  liuianés  prepudicional,  y  es 
de  natura  caliente  y  húmedo.  La  humedad  es  essen- 
cial,  y  la  calentura  acidental,  según  se  declara  en  la 
segunda  partida  deste  tratado.  É  conviene  á  saber 
que  del  ayre  ay  dos  maneras:  simple  y  compuesto.  Y 
el  simple  es  caliente  y  húmedo;  y  la  humedad  es  en 
él  natural,  y  la  calentura  es  acidental:  y  el  compuesto 
es  frió  á  respeto  del  spíritu  vidal  del  corazón;  é  por 
esto  es  muy  necessario  este  ayre  para  conservar  la 
vida,  ygualando  el  spíritu  vidal,  que  es  muy  caliente. 
Esta  ygualdad  se  faze  en  dos  maneras.  La  una  es  des- 


—    i8   — 

zechando  el  rebollo  de  partes  de  fuera  que  está  esca- 
lentado del  coragon,  assí  como  se  dessechan  los  hu- 
mores supérfluos  y  las  demasías  del  cuerpo.  La  se- 
gunda es  cobrando  el  ayre  frió,  tornando  el  resollo 
assí,  porque  gane  el  coraron  otro  ayre  frió.  E  deve- 
nios saber  que  en  el  ayre  acaecen  tres  maneras  de 
mudamientos;  conviene  á  saber:  natural,  y  non  natu- 
ral, y  contra  natura.  Y  el  mudamiento  natural  es 
aquel  que  acaece  en  los  quatro  tiempos  del  año:  ve- 
rano y  estío,  otoño  é  invierno.  El  non  natural  es 
aquel  que  continúa  todo  el  año  de  una  manera.  Y 
contra  natura  es  quando  se  corrompe  el  ayre,  que 
trae  epidemias  y  mortalidades.  El  mudamiento  del 
ayre  es  por  cinco  razones.  La  primera,  por  el  subi- 
miento del  sol  ó  de  su  abaxamiento;  por  lo  qual  se 
siguen  los  quatro  tiempos  del  año  naturalmente.  La 
II  razón  es  por  los  subimientos  de  los  siete  planetas, 
ó  su  abaxamiento:  é  quando  el  sol  se  allega  á  las  sie- 
te planetas  esfuérgasse  la  calentura  del  ayre;  é  quan- 
do se  arriedra  el  uno  del  otro  fazesse  el  ayre  más 
frió.  La  tercera  razón  es  por  los  vientos  que  reyna- 
ren,  los  quales  son  llamados  Setentrio  y  Meridion  y 
Solano  y  Fauion.  Setentrion  es  frió  y  seco,  y  Meri- 
dion caliente  y  húmedo,  y  Solano  es  caliente  y  seco, 
y  Fauion  frió  y  húmedo.  Y  entre  los  dos  vientos  de 
cada  uno  de  estos  nacen  otros  quatro  vientos,  que 
son  llamados  Aquilón  y  Hulcernion,  y  Noto  y  Yuros, 
y  Astro  y  Afresco,  y  Sitra  y  Cotion. 


—    19   — 

Y  cada  uno  de  éstos  son  según  la  natura,  y  se- 
gún el  viento  dónde  nace. 

La  razón  quarta  es  según  las  tierras;  y  esto  se 
departe  en  cinco  especias.  La  primera  especie  es  en 
las  quatro  partes  del  mundo,  Oriente,  y  Ocidente,  y 
Meridion,  y  Setentrion:  ca  la  parte  de  Oriente  es  ca- 
liente y  seca;  y  del  Poniente  al  contrario,  ca  es  fría  y 
húmeda;  y  la  parte  de  Setentrion  es  fria  y  seca,  y  la 
parte  de  Medio  dia  caliente  y  húmeda.  La  segunda 
especie  es  según  la  altura  de  la  tierra,  ó  de  la  baxu- 
ra;  ca  los  lugares  altos  son  muy  fríos,  y  los  baxos 
muy  calientes.  La  tercera  especia  es  la  vezindad  de 
las  peñas;  que  quando  las  peñas  están  de  parte  de 
Medio  dia  faze  aquella  tierra  fria,  por  quanto  non  de- 
xa  el  viento  de  Medio  dia  aventa  en  aquel  lugar;  y 
viene  el  viento  de  Setentrion,  y  resfríala.  Y  quando 
es  el  contrario,  que  están  las  peñas  en  las  partes  de 
Setentrion,  es  la  tierra  muy  caliente,  por  razón  que 
aquellas  peñas  mamparan  la  tierra  del  viento  de  Me- 
dio dia.  La  quarta  especie  es  la  vezindad  de  los  ma- 
res; que  quando  la  mar  está  en  aquella  tierra  á  la 
parte  de  Medio  dia  será  aquella  tierra  fria  y  húmeda, 
y  si  fuere  la  mar  en  parte  de  Setentrion  será  la  tierra 
caliente.  La  quinta  especia  es  seguir  la  natura  de  la 
tierra;  ca  si  fuera  la  tierra  pizarrales  será  fria,  y  si 
fuere  tierra  barrosa  será  muy  caliente  y  seca,  y  si 
fuere  lodosa  será  fria  y  húmeda.  La  quinta  razón,  el 
mudamiento  del  a)Te  es  según  la  vezindad  de  la  tier- 


20    

ra;  ca  si  uviere  muradales  ó  aguas  fidiondas,  ó  otras 
cosas  malas  corruptas,  corrómpese  el  ayre,  tornán- 
dolo caliente  y  húmido.  Y  si  fuere  el  contrario  será 
el  contrario. 


CAPITULO  II 

Del  ayre  de  Sevilla. 

El  ayre  de  Sevilla  es  caliente  y  húmedo  en  el 
primer  grado,  á  respecto  de  Córdova  y  de  los  otros 
lugares  de  la  frontera;  y  las  razones  por  que  es  ca- 
liente, puédese  provar  por  cinco  razones.  La  primera 
por  Astrología;  ca  Sevilla  es  más  allegada  á  la  línea 
de  la  igualdad  del  dia  quatro  grados  que  Toledo,  y 
que  Córdova  un  grado;  ca  el  altura  del  sol  es  en  Se- 
villa en  treynta  y  siete  grados  y  treynta  minutos,  y 
Toledo  es  en  quarenta  y  un  grado,  y  Córdova  en 
treynta  y  ocho  grados  y  treynta  minutos:  y  toda  ciu- 
dad que  sea  más  allegada  á  las  líneas  de  la  ygualdad 
del  dia,  non  aviendo  embargo  alguno,  es  más  calien- 
te naturalmente,  por  razón  de  los  rayos  del  sol,  que 
fieren  derechamente  más  que  non  los  otros,  que  son 
en  más  grados;  ca  el  sol  fiere  en  ella  en  sosquino, 
seeun  dicho  de  los  astróloa"os  naturales.  É  la  se- 
gunda  razón  es  porque  es  baxa;  y  dize  Avicena  en 
la  fée  segunda  que  quando  la  tierra  es  fonda  y  ba- 


21     


xa,  que  el  sol  fiere  fuertemente;  la  qual  reververacion 
del  sol  está  retenida  en  ella  en  tal  guisa,  que  la  faze 
muy  caliente  y  encendida,  según  veemos  que  faze  el 
sol  en  bacin  fondo,  poniéndolo  al  rayo  del  sol  con 
algodón  ó  con  estopa,  que  se  acenderá  con  fortaleza 
del  sol,  por  quanto  la  fondura  le  faze  allegar  y  es- 
fuerza y  non  lo  dexa  derramar.  E  assí,  esta  ciudad  es 
jonda  y  muy  llana,  por  la  qual  cosa  es  muy  caliente.  /V 
La  tercera  razón  es  por  quanto  está  abierta  de  parte 
del  Solano,  que  es  caliente  y  viene  á  menudo,  y  con- 
viene que  la  escaliente,  según  dixe  en  el  capítulo 
sobredicho  ante  deste.  La  quarta  razón  es  por  quan- 
to está  cerrada  de  parte  de  Poniente  por  el  Axarafe, 
que  está  en  medio.  La  quinta  razón  es  porque  la 
tierra  es  arena  y  rescibe  la  calentura  del  sol.  La  VI 
razón  es  porque  los  murales,  que  son  en  derredor  de 
la  ciudad,  assí  como  á  la  puerta  de  Carmona  y  de 
Goles,  á  do  se  echan  calabries  y  estiércoles,  que 
fuessen  escalentamientos  al  ayre.  La  VII  razón  es  de 
las  aguas  estancas  que  están  en  derredor  y  en  su 
término  de  la  ciudad,  por  lo  qual  corrompen  y  lo  es- 
calientan. La  VIII  es  el  crecer  del  rio,  que  toma  re- 
sabio del  agua  de  la  mar,  que  es  caliente.  La  IX  ra- 
zón por  el  pudrimiento  y  por  la  corrupción  que  sale  \  /  ^.  rh'-^r^ 
de  la  Judería,  que  son  malos  enconados  y  condena-  '  '  ' 
dos  de  muchas  dolencias,  según  dixo  David:  «É  firió 
Dios  sus  enemigos  en  el  trasero;  vergüenza  para 
siempre  jamás  les  ha  dado.  >  L^^-v^ 


22 


Las  razones  por  que  es  húmeda  en  el  primer 
g-rado  son  éstas.  La  primera,  por  ser  fonda  y  es  cer- 
ca al  agua  y  se  alexa  del  sol.  La  segunda,  por  los 
muchos  pozos  que  ay,  en  que  todos  los  más  vienen 
de  Guadalquivir,  según  se  parece  por  el  crecer  del 
rio  y  en  el  menguar,  que  crecen  y  menguan  los  po- 
zos assí  como  él.  La  tercera  razón  es  la  vezindad  de 
los  rios,  que  la  cercan,  assí  como  Guadalquevir  y  Ta- 
garete, que  dan  humidad  muy  grande  á  la  tierra  La 
quarta,  los  basos  de  la  tierra,  que  son  húmidos  y  dan 
humidad  en  el  ayre;  por  la  qual  razón  se  muestra  que 
Sevilla  es  de  complision  caliente  y  húmeda.  Pero  para 
provar  que  es  puesta  en  primero  grado,  y  non  ay 
más,  ni  menos,  como  quier  cjue  esto  se  prueva  más 
luengamente  en  el  segundo  libro,  pruévolo  aquí  bre- 
vemente por  división  natural,  y  digo:  que  este  ayre 
de  Sevilla,  ó  es  ygual,  ó  non;  si  fuesse  ygual  non 
sentiríamos  ninguna  calidad  del,  según  dixo  Avicena 
en  el  primero,  que  el  cabo  del  dedo  non  sentirá  el 
agua  que  es  compuesta  de  la  meytad  de  agua  fir- 
viente  y  de  la  otra  meytad  de  yelo,  por  quanto  el 
ygual  non  siente  al  ygual;  mas  nosotros  sentimos  ca- 
lentura en  el  tiempo  más  ygual  de  todo  el  año,  que 
es  el  verano:  sígnese  que  non  es  ygual  y  que  es  ca- 
liente. Y  esta  calentura,  ó  es  fuerte,  tal  que  faze  daño 
manifiesto,  ó  flaco:  si  flaco,  será  en  el  primero:  ó  si 
fuerte,  fuerte  será  en  el  segundo;  y  pues  que  su  daño 
non  es  mu)-  fuerte,  ni  manifiesto,  paresce  que  non  es 


en  el  segundo  grado;  mas  ante  es  en  el  primero. 
Otrosí,  non  puede  ser  en  el  tercero  grado,  ca  el  que 
es  en  el  tercero  orrado  faze  adolecer  los  omes;  mas 
este  ayre  de  Sevilla  non  faze  adolecer  los  más  de  los 
ornes;  sigúese  que  non  es  en  el  tercero  grado.  E 
otrosí,  non  es  en  el  quarto  grado,  ca  mataría  á  to- 
dos si  fuesse  en  el  quarto  grado;  esto  non  es  tal:  si- 
gúese que  non  es  en  el  quarto,  pues  non  mata;  ni  en 
el  tercero,  pues  non  adolecen  los  más;  ni  en  el  se- 
gundo, ca  sería  fuerte  y  manifiesto  su  daño,  según 
diximos:  sigúese  que  es  en  el  primero  grado,  por 
esta  división  natural.  Si  por  aventura  alguno  dixesse 
que  pues  el  ayre  es  caliente  y  húmedo,  según  la  com- 
plision  de  la  tierra,  y  es  ygual  para  los  que  moran 
en  ella,  non  deve  ser  puesto  en  el  primero  grado, 
ante  deve  más  dezir  que  es  ygual  para  ellos;  respon- 
do: que  como  quier  que  es  ygual  para  aquellos  que 
son  criados  en  ella,  non  faze  por  esso  que  non  sea 
en  primero  grado,  pues  que  sentimos  algún  senti- 
miento de  calentura,  fuera  de  la  ygualdad.  Y  esta  ca- 
lentura que  es  en  primero  grado  es  aquella  que  es 
ygual  á  ésta;  ca  la  ygualdad,  según  dize  Avicena  en 
el  primero  libro,  es  departida  en  ocho  m.aneras.  La 
primera  es  ygualdad  en  general,  que  es  fallada  en  la 
especia  del  ome  á  respecto  de  quantas  alimanias  ay 
en  el  mundo.  La  segunda  ygualdad  es  la  que  es  falla- 
da en  la  especia  del  ome,  en  especial  assí  como  en  el 
tiempo  de  la  fin  de  su  crecimiento,  quando  es  de 


—    24    — 

edad  de  xx  años,  que  en  aquel  tiempo  es  la  mayor 
yg-ualdad  que  puede  ser  en  la  especie  del  ome  en 
cualcjuier  tierra  que  sea  del  mundo  de  los  siete  cli- 
mas. La  tercera  ygualdad  es  la  ygualdad  de  la  tierra 
en  general;  ca  la  tierra  de  Alemana,  que  es  muy  fria, 
es  ygual  para  aquellos  que  son  naturales  della:  y  la 
tierra  de  los  judíos,  que  es  muy  caliente,  es  ygual 
para  los  negros  que  nacen  en  ella.  Y  ésta  es  llamada 
ygualdad  de  la  tierra  en  general.  La  quarta  es  ygual- 
dad de  la  tierra  en  especial:  quiere  clezir,  que  según 
la  complision  de  la  tierra,  ay  unos  que  son  más  tem- 
plados en  aquella  tierra  que  otros;  y  aquel  ome  que 
fuere  más  ygual  según  complision  de  la  tierra,  éste 
es  llamado  ygual  complision,  según  la  tierra  particu- 
larmente. La  quinta  ygualdad  es  la  ygualdad  de  los 
miembros  del  ome  en  general;  que,  como  quier  que 
los  huessos  son  frios  y  la  sangre  es  caliente,  non  finca 
por  esto  que  non  digamos  que  non  es  ygual:  quiero 
tanto  dezir,  que  seyendo  los  huessos  frios  y  la  san- 
gre caliente,  como  pertenece  que  éstos  sean  llama- 
dos yguales;  maguer  non  son  de  una  natura.  Ésta  es 
llamada  ygualdad  de  los  miembros  en  general.  La 
sesta  ygualdad  es  la  ygualdad  de  los  miembros  en  es- 
pecial: quiero  dezir,  que  aquel  ome  en  que  fueren  fa- 
llados los  miembros,  que  pertenecen  de  ser  calientes, 
que  lo  sean  ygual  y  non  desiguales  como  en  algunas 
otras  personas,  éste  es  llamado  ygualdad  de  los 
miembros  particularmente.  La  VII  ygualdad  es  la  que 


—   25   — 

es  fallada  en  cada  uno  de  los  ornes;  ca  cada  uno  de 
los  ornes  del  mundo  tienen  complision  especial,  que 
cumple  para  sí,  apartada  de  los  otros;  que  non  há 
orne  en  el  mundo  que  semeje  uno  á  otro  en  todas  las 
cosas:  señaladamente  veemos  que  son  apartados  en 
la  forma  y  en  la  figura  del  rostro;  la  segunda,  en  la 
boz;  la  tercera,  en  la  complision  corporal;  la  quarta, 
en  las  propriedades  del  ánima:  y  esta  ygualdad  par- 
ticular, quiero  dezir  ygualdad  que  es  fallada  en  cada 
uno  de  los  ornes;  la  cual  cumple  para  él,  maguer  sea 
en  sí  desigual.  La  VIII  es  la  ygualdad  que  es  fallada 
en  los  omes  que  son  diversos  de  complisiones,  en  es- 
pecial; quiero  dezir,  de  aquel  ome  que  fuere  fallado  en 
estas  diversidades  particulares  allegado  á  ygualdad 
más  que  otro.  Esta  es  llamada  ygualdad  de  los  omes 
en  especial.  Assí  como  diríamos:  pongamos  que  la 
salud  y  la  vida  de  Pedro  es  que  tenga  cinco  ongas  de 
cólera  y  diez  de  flema;  y  Juan  cumple,  según  su  com- 
plision, que  tenga  cinco  de  flema  y  diez  de  cólera. 
Cada  uno  de  estos  es  llamado  ygualdad,  según  su 
complision;  mas  fallando  otro  que  sea  su  complision 
que  reyna  en  él  cinco  ongas  ó  más  de  cólera  y  cinco 
de  flema,  por  exemplo,  éste  diremos  que  es  más  alle- 
gado á  ygualdad  que  los  otros.  Sigúese  que,  pues  que 
la  ygualdad  es  fallada  en  ocho  maneras  purpudicio- 
nalmente,  bien  podemos  dezir,  que  como  quier  que 
Sevilla  .sea  caliente  y  húmeda  en  primer  grado,  este 
grado  será  purpudicional  para  ella.  É  por  ende  pue- 


—     2Ó     — 

de  ser  dicho  que  la  ygualdad  de  Sevilla  es  que  sea 
caliente  y  húmeda,  según  la  sesta  manera  de  las 
ygualdades  sobredichas.  Y  esta  es  la  forma  dellas;  y 
si  por  aventura  argüyere  alguno  algo  contra  esto  que 
diximos  de  Sevilla,  que  es  caliente  y  húmeda  en  pri- 
mero grado,  puede  dezir  assí:  lo  que  no  está  escrip- 
to  en  ningún  libro  de  Física  non  deve  ser  puesto; 
mas  ningún  libro  de  Física  non  es  puesto  lugar  nin- 
guno en  grado:  sigúese  que  Sevilla  non  puede  ser 
puesta  en  grado.  Otro  argumento:  definición  de  gra- 
do es  calidad  determinada  de  la  obra  que  faze  la 
vianda,  ó  la  melesia  en  el  cuerpo  del  ome;  mas  el 
ayre  non  es  vianda  ni  melesia:  sigúese  que  el  ayre 
de  Sevilla  ni  otro  alguno  non  puede  ser  puesto  en 
grado.  Otro  argumento:  los  elementos  no  entran  de- 
suso de  grado;  mas  ante  entran  los  grados  deyuso 
dellos:  pues  el  ayre  es  elemento,  sigúese  que  non 
puede  ser  puesto  en  grado.  A  estos  argumentos  res- 
pondo: que  toda  cosa  que  faga  acción  y  obra  en  el 
cuerpo  del  ome  de  par  de  dentro,  ó  de  fuera,  con- 
viene que  sea  puesto  en  grado;  ca  aquella  obra,  ó  se- 
rá fuerte,  ó  será  flaca,  ó  será  en  cantidad  determina- 
da, según  más,  ó  según  menos;  por  la  qual  más  con- 
viene que  digamos  ygual  ó  desigual,  ca  defenicion  de 
grado  verdadero  es  salir  la  cosa  de  ygualdad;  por  lo 
qual  más  conviene  que  entre  en  grado.  Verbigracia: 
el  agua  quando  es  tibia  non  la  siente,  que  es  ygual 
de  la  calentura  de  la  mano  de  sí;  mas  que  es  ygual; 


—    27    — 

y  si  la  sintieron  caliente  que  non  le  faga  daño,  es  en 
primero  grado;  y  si  la  fiziere  caliente,  tanto  que  faga 
daño,  es  en  el  segundo  grado;  y  si  levantare  bexigas, 
es  en  tercero;  y  si  le  quemare,  es  en  quarto  grado;  é 
porque  non  puede  ser  más  de  ser  corrupta,  non  pue- 
de passar  más  de  quarto  grado:  por  ende  paresce 
que  puede  ser  puesto  el  ayre  en  grado,  por  la  obra 
que  obra  en  el  cuerpo  de  par  de  fuera,  ó  dentro. 
Otrosí,  por  la  obra  que  obra  de  parte  dentro  govier- 
na  el  coragon.  A  solución  del  primer  argumento,  di- 
go, que  la  mayor  es  falsa:  ca  há  muchas  cosas  que  no 
están  escriptas  en  Física  de  los  antiguos  y  son  puestas 
de  las  nuevas;  ca  cosas  nuevas  puedan  ser  hechas  so 
el  sol,  según  dicho  es.  Al  segundo  argumento  res- 
pondo: que  la  menor  es  falsa,  ca  el  ayre  es  govierno; 
y  mas  que  govierna,  después  que  él  govierna  el  prín- 
cipe de  la  vida,  que  es  el  coragon.  Al  tercero  argu- 
mento respondo:  que  el  ayre  es  en  dos  maneras,  sim- 
ple y  compuesto;  y  el  simple  non  es  en  grado;  ca 
aquél  es  la  más  húmeda  cosa  que  sea  en  el  mundo 
en  su  lugar,  ques  llamado  abecesña,  donde  se  engen- 
dran las  lluvias  y  las  nieves  y  todas  las  otras  cosas 
que  decienden  del  Cielo;  mas  el  ayre  de  acá  que  nos 
cerca  en  derredor  es  compuesto,  por  la  qual  razón  ay 
del  ygual  y  desigual;  y  por  ende  puede  ser  puesto  en 
grado  cierto,  según  se  declara  en  el  segundo  libro  de 
las  disputaciones.  Para  non  alongar,  cumple  esto  que 
he  dicho. 


28    — 


*• 


CAPITULO  III 

De  la  dif agencia  que  ay  en  este  grado,  según 
las  collaciones  de  Sevilla. 

Ya  diximos  en  el  primero  capítulo  que  el  ayre 
se  muda  por  v  cosas  generales.  La  una  dellas  es  se- 
gún las  tierras;  y  las  tierras  son  deputadas  en  cinco 
especias.  La  I  parte  della  es  según  las  quatro  partes 
del  mundo;  Oriente,  y  Ocidente,  y  Setentrion,  y  Me- 
dio dia.  La  segunda  especie  es  según  la  altura  y  la 
baxura  de  la  tierra.  La  tercera  es  según  las  veziiida- 
des  de  las  peñas  y  de  las  montañas.  La  quarta  espe- 
cie es  según  es  la  tierra;  que  es  pedregosa  y  pigarro- 
sa  y  lodosa,  ó  barrosa,  ó  arenosa.  Pues  que  assí  es; 
y  fallamos  que  según  estas  cosas  deve  ser  Sevilla  ca- 
liente y  húmeda  en  primero  grado;  y  en  todo  grado 
ay  tres  estremidades,  comiendo  y  medianía  y  fin;  y  la 
dispusicion  desta  ciudad  y  su  assentamiento  non  es 
todo  de  una  figura,  ca  mudamiento  ay  entrellos  y 
difinicion  en  las  causas  sobre  dichas;  sigúese  que  de- 
uemos  parar  mientes  en  el  cuerpo  de  Sevilla  mismo, 
qué  diferencia  ay  entre  las  collaciones  y  las  calles  y 
las  casas,  según  las  razones  sobredichas,  que  allende 
de  ser  caliente  y  húmeda  en  primer  grado,  según  más, 


—    29    — 

ó  según  menos.  E  digo  que  las  collaciones  son  ve)n- 
te  y  quatro;  y  dellas  ay  más  abiertas  á  parte  de 
Oriente  y  cerradas  á  parte  de  Ocidente  que  otros;  }' 
dellas  ay  que  son  abiertas  á  parte  de  Poniente  y  cer- 
radas de  parte  de  Oriente;  y  dellas  ay  que  son  me- 
dianeras entrellas:  y  quando  bien  paramos  mientes, 
fallamos  que  las  collaciones  que  son  abiertas  á  parte 
de  Oriente  son  VIII.  Las  de  Oriente  son:  Sant  Bar- 
tolomé, y  Sant  Estévan,  y  Sant  Elifonso,  y  Sancta 
Catalina,  y  Sant  Román,  y  Sant  Julián,  y  Sancta  Lu- 
cía. Ocidentales  son  éstas:  Sancta  María  la  Mayor, 
Sant  Francisco,  Sancta  María  Magdalena,  y  Sant  Mi- 
guel, y  Sant  Vicente,  y  Sant  Llórente,  y  Santiago  el 
Viejo,  Sant  Clemente;  que  todas  éstas  son  cerca  de 
Guadalquevir.  Las  collaciones  que  están  entremedias 
son  éstas:  San  Esidro,  Sant  Salvador,  Sant  Andrés, 
Sant  Martin,  Sant  Marcos,  Sancta  Marina,  Sant  Gil, 
Omnium  Sanctorum.  Sigúese  que  las  collaciones  que 
son  de  parte  de  Oriente  de  Sevilla  deuen  ser  juzgadas 
por  orientales,  y  las  que  fueren  más  cerca  de  Ociden- 
te de  Sevilla  que  son  juzgadas  por  ocidentales,  y  las 
que  son  entremedias  que  sean  juzgadas  por  media- 
neras entrellas.  Y  por  ende,  sacando  por  lina  de  la 
puerta  de  Xerez  fasta  la  puerta  de  Sant  Clemente, 
que  son  cerca  de  Guadalquevir  y  ocidentales,  deuen 
ser  juzgadas  por  calientes  en  el  comiendo  del  primer 
grado,  y  húmidas  en  la  fin  del  primer  grado.  Y  sa- 
cando por  línea  desde  la  puerta  de  Carmona  fasta  la 


;o  — 


puerta  de  Macarena,  que  están  abiertas  de  parte 
donde  nace  el  sol,  deve  ser  en  contrario,  y  serán  ca- 
lientes en  fin  del  primer  grado  y  húmedas  en  el  co- 
miendo del  primero  grado:  y  quando  sacáremos  otra 
línea  entre  estas  dos,  deuen  ser  juzgadas  por  calien- 
tes y  húmidas  en  medio  del  I  grado  en  que  es  pues- 
ta esta  ciudad.  Por  razón  que  las  collaciones  de  Oci- 
dente  están  arredradas  á  parte  del  sol  y  llegadas  al 
rio,  por  ende  deven  ser  puestas  en  menos  calentura 
y  en  más  humidad,  y  las  de  Oriente  en  contrario.  Si- 
gúese que  las  calles  ocidentales,  sacadas  por  línea 
desde  la  puerta  de  Xerez  hasta  Sant  Clemente,  que 
son  calientes  en  comiengo  del  primer  grado  y  húme- 
das en  la  fin  del,  y  son  estas  que  se  siguen:  la  puerta 
de  Xerez,  la  Tarafana,  la  puerta  del  Azeyte,  Sancta 
María,  cal  de  Genova,  cal  de  Castro,  cal  de  Galle- 
gos, S.  Francisco,  cal  de  Catalanes,  cal  de  Monteros, 
la  Magdalena,  S.  Pablo,  la  Merced,  S.  Vicente, 
S.  Llórente,  Santa  Clara,  S.  Clemente,  la  Laguna, 
Santiago  el  Viejo,  las  casas  de  Calatrava,  el  ospital 
de  S.  Juan,  la  puerta  de  Bivarrajel,  que  todas  éstas 
son  vezinas  de  Guadalquevir.  Y  las  calles  orientales, 
sacadas  por  línea  de  la  puerta  de  Carmona  fasta 
puerta  de  Macarena,  las  quales  son  calientes  en  fin 
del  I  grado  y  húmidas  en  el  comiendo,  son  estas  que 
se  siguen:  Sant  Estévan,  Sant  Nicolás,  Santiago,  la 
puerta  del  Fonsario,  la  calle  de  Don  Pero  Ponce,  la 
puerta  del  Sol,   el   Buytron,   Sancta  Catalina,  Sant 


Román,  Sancta  Luzía,  Sant  Julián,  fasta  la  puerta  de 
Macarena.  Las  calles  que  son  medianeras  entre  és- 
tas, sacadas  por  línea  de  los  orientales  á  los  occiden- 
tales, las  quales  son  calientes  y  húmidas  en  medio 
del  I  grado,  son  estas  que  se  siguen:  el  Alcágar  del 
Rey,  las  casas  del  Arzobispo,  cal  de  Abades,  cal  de 
Plazentines,  el  Marmolejo,  cal  de  Francos,  S.  Salva- 
dor, cal  de  Chapines,  cal  de  Buhones,  plaza  S.  An- 
drés, la  Pellejería,  Sant  Miguel,  la  Correría,  Sant 
Martin,  Sant  Gil,  Omnium  Sanctorum.  Semejante 
destas  dichas  calles,  y  de  la  Judería  non  fablo  en  ellas, 
ca  son  suzias  y  corruptas  en  quarto  grado.  Conviene 
á  saber:  quel  físico  que  bien  quisiere  platicar  y  usar 
en  esta  ciudad,  que  conviene  que  fuera  destos  cata- 
mientos  debe  parar  mientes  en  quatro  catamientos. 
El  I  las  calles  si  son  altas,  ó  si  son  baxas,  que  San 
Isidro  es  más  alto  que  las  que  son  en  derredor  del.  La 
segunda  el  assentamiento  de  las  casas  de  ser  altas,  ó 
ser  baxas,  ó  si  en  sobrados,  ó  non.  La  tercera  si  han 
finiestras,  ó  non,  y  á  quál  parte  son  abiertas.  La  quar- 
ta,  en  qué  lugar  están;  si  ay  plaga,  ó  corrales,  ó  an- 
churas, ó  si  son  cerca  de  muradales,  ó  non.  E  seme- 
jante destas  cosas  que  es  tenudo  el  físico  de  parar 
mientes,  para  regir  los  cuerpos  de  los  ornes;  ca  el 
ayre  es  el  I  catamiento,  y  lo  más  necessario  de  las  VI 
cosas  necessarias. 


—  32   — 


CAPITULO  IV 

Para  determinar  fasta  qudndo  se  cstiende  este  í^rado 
primero  en  derredor  de  Sevilla. 

Dig-o  que  después  que  fablamos  en  esta  razón, 
según  arte;  y  difinicion  de  arte  es  la  que  faze  saber 
las  causas;  conviene  que  se  siga  de  las  razones  so- 
bredichas que  los  lugares  que  son  en  derredor  de  Se- 
villa, en  las  quales  fueron  falladas  en  ellas  las  causas 
sobredichas  que  adeban  la  calentura  y  humedad;  que 
según  que  reynaren  las  causas  en  ellas,  según  más  y 
según  menos  reynará  en  ellas  el  grado  de  la  calentura 
y  de  la  humedad.  É  por  esta  razón  después  que  Tria- 
na,  y  Santi  Ponce,  y  Sant  Esidro  de  los  Monges  y  los 
semejantes  destos,  que  son  encerrados  de  parte  de 
Occidente  por  el  Axarafe  y  son  descubiertos  de  par- 
te de  Oriente,  que  deven  ser  juzgados  por  las  colla- 
ciones de  Sevilla  ocidentales,  y  que  sean  calientes  en 
comiendo  del  primero  grado  y  húmedas  en  la  fin,  se- 
ñaladamente los  lugares  que  son  baxos;  empero  Cas- 
tilleja  y  Gélves,  que  son  altos,  non  están  en  este  gra- 
do; mas  los  luchares  baxos  de  Sancti  Ponce  fasta  Co- 
ria,  que  son  ocidentales,  deuen  ser  juzgados  según 
las  collaciones  ocidentales  de  Sevilla,  que  son  calien- 


—  33  — 
tes  en  primero  grado  y  húmedos  en  la  fin.  Los  luga- 
res orientales  cercanas,  así  como  Sant  Agustín,  la 
huerta  del  Rey,  Sant  Bernardo  fasta  Torreblanca,  y 
la  Trinidad,  y  Sant  Lázaro  fasta  Alcalá  del  rio,  y 
Alcalá  de  guadayra,  y  la  torre  de  los  Herueros,  y  los 
semejantes  destos  lugares,  deven  ser  juzgados  assí 
como  las  collaciones  de  Sevilla  orientales,  que  son 
calientes  en  la  fin  del  primero  grado  y  húmedas  en 
el  comiengo,  según  dicho  es. 


CAPITULO  V 

De  las  maneras  de  las  enfermedades  gne  acaescen 
en  esta  ciudad. 

Del  año  de  la  era  de  mil  y  trecientos  y  noventa  y 
un  años,  que  aquí  vine  yo  á  morar  de  Aviñon,  fasta 
el  dia  de  oy,  que  estamos  en  la  era  de  mil  y  quatro- 
cientos  y  diez  y  nueve  años,  que  fize  este  tratado, 
parésceme  que  es  bien  de  saber  las  dolencias  que 
son  acostumbradas  de  venir  en  este  lugar,  en  los 
años  passados,  por  razón  que  las  enfermedades  de 
los  unos  años  non  son  tales  como  los  otros,  ca  se- 
gún los  componimientos  de  los  tiempos  son  los  com- 
ponimientos de  las  dolencias,  por  dos  razones.  La  una 
según  la  naturaleza  de  los  tiempos,  de  los  vientos  y 

5 


—  34  — 
los  componiniientos  de  unos  con  otros;  la  II  por  el 
adeudamiento  de  los  mouimientos  celestiales,  los  qua- 
les  non  podemos  alcangar,  según  dixo  Avicena  en  el 
I  libro  del  Canon.  Y  en  el  año  de  mil  y  cccxci  años 
comengaron  por  Mayo  dolencias  muy  agudas  de  có- 
lera, con  frenesís  y  con  síncopis  y  grandes  acidentes; 
y  aprovechávales  purga  súbitamente,  por  quanto 
eran  dolencias  muy  agudas,  y  los  que  atendian  ma-  A 

duramiento  peligrauan;  otrosí,  aprovechávales  san- 
grías el  segundo  dia  y  en  el  III;  otrosí,  aprovechá- 
vales un  poco  la  dieta,  por  quanto  la  virtud  era  muy 
flaca  en  sí,  y  eran  de  natura  pestilencial.  En  el  año 
de  mil  y  cccxcii  corrieron  dolencias  de  malenconia, 
assí  como  quartanas  simples,  luengas  y  porfiosas.  En 
el  año  de  mil  y  trezientos  y  noventa  y  tres  corrieron 
viruelas,  y  tauardete,  y  sarampión,  y  fiebres  de  san- 
gre de  mala  natura,  y  aprovechávales  las  sangrías  á 
menudo.  Y  en  aquel  año  vino  mucha  langosta  y  co- 
mió los  panes  y  los  frutos  de  la  tierra,  fasta  que  uvie- 
ron  de  pregonar  que  qualquier  que  cogiesse  un  saco 
dellas  que  le  diesen  un  maravedí,  y  maguer  quema- 
ron della  mucha  en  Tablada;  fizo  muy  gran  daño.  En 
la  era  de  mil  y  cccxciiii  años  corrieron  estas  dolen- 
cias mismas,  y  más  agudas,  y  mal  de  ojos  y  mucha 
langosta.  En  la  era  de  mil  y  trezientos  y  noventa  y 
cinco  corrieron  tercianas  simples  y  compuestas,  y 
correncias  de  cámara:  y  compuso,  á  los  mancebos 
señaladamente.  En  la  era  de  mil  y  cccxcvi  años  cor- 


rieron  fiebres  eráticas,  quartanas,  y  cotidianas,  y  fie- 
bres emicríteas,  y  romadizos  é  ydropesías;  y  en  aquel 
año  uvo  mucho  pulgun,  y  fizo  muy  gran  daño  en  las 
viñas.  Y  en  el  año  de  mil  y  trezientos  y  noventa  y 
siete  corrieron  dolencias  de  pleuresis  y  sinoca,  y  es- 
cupimiento  de  sangre  de  mala  terminación.  Y  en  la 
era  de  mil  y  trezientos  y  noventa  y  ocho  años  cor- 
rieron cotidianas,  y  decendimientos  y  afogamientos 
de  la  garganta,  de  esquinencias  y  de  vómitos  de  las 
mugeres  preñadas,  y  artizios,  y  lombrizes  en  general, 
é  dolencias  flemáticas  en  mugeres  y  en  chicos  más 
que  nó  en  grandes.  En  la  era  de  mil  y  cccxcix  años 
corrieron  fiebres  pestilenciales  sin  postemacion,  y  fa- 
llaron remedio  con  alteraciones  y  con  espiraciones 
más  que  non  con  sangrías  y  con  purgaciones.  En  la 
era  de  mil  y  cccc  corrieron  dolencias  de  fiebre,  y  de 
malancolía,  y  de  quartanas,  y  semejantes  dellas.  En 
la  era  de  mil  y  cccci  años  corrieron  cotedianas  en  las 
criaturas,  especialmente  de  seys  años  fasta  diez.  En 
la  era  de  mil  y  ccccii  años  fué  gran  mortandad  de 
landres  en  las  ingles  y  en  los  sobacos,  y  algunos  fa- 
llaron remedio  con  esforgamiento  de  viandas,  assí 
como  de  carne  y  de  vino,  aunque  tenía  calentura. 
Otrosí,  aprovechó  á  algunos  Atriaca,  la  que  es  fecha 
de  Myrrhay  de  Alloe  y  de  Agafran.  En  la  era  de  mil  y 
cccciii  años  corrieron  ciclones  muy  agudas  y  muy  bre- 
ves, y  seguras  y  de  buena  terminación,  con  las  quales 
ganauan  los  físicos.  En  la  era  de  mil  y  cccciiii  años 


-   36  - 

corrieron  tercianas  de  buena  terminación,  y  en  este 
año  salió  el  rey  don  Pedro  de  su  reynado.  En  el  año 
de  mil  y  quatrocientos  y  cinco  años  corrieron  decen- 
dimientos,  y  romadizos,  y  tose  con  calentura  y  de 
buena  determinación;  y  fueron  tantas  las  dolencias  de 
la  tos,  que  apenas  podian  fallar  alfeñique,  y  diagar- 
gante,  y  axorope  violado  y  oroguz;  tantos  eran  los 
dolientes  de  la  tos.  En  el  año  de  mil  y  quatrocientos 
y  seys  años  corrieron  dolencias  de  flema  y  piernas,  y 
en  este  año  vino  muy  gran  nieve  en  Sevilla,  lo  que 
nunca  vino.  En  la  era  de  mil  y  quatrocientos  y  siete 
años,  acaescieron  carbunclos  y  viruelas  de  buena  con- 
junción. En  la  era  de  mil  y  quatrocientos  y  ocho  años, 
recudieron  cotidianas  luengas  y  seguras.  En  el  año  de 
/  ,  mil  y  quatrocientos  y  nueve  años  corrieron  fiebres 
">k..  agudas  con  frenesí  y  con  destancis,  de  la  qual  adole- 
cieron muchos  vizcaynos  que  vinieron  aquí  con  las 
quarenta  naos  de  Vizcaya  para  la  guerra  de  Portugal^ 
y  peligraron  muchos  dellos.  En  la  era  de  mil  y  qua- 
trocientos y  diez  años  corrieron  dolencias,  ordenadas 
cada  una  según  sus  tiempos,  y  seguras.  En  la  era 
de  mil  y  quatrocientos  y  onze  años  corrieron  dolen- 
cias compuestas  de  sangre  y  de  cólera,  malas  y  en- 

.. |__  conadas;  y  los  que  fueron  acorridos  con  sangrías  y 

'  con  purgaciones  ayna,  escaparon.  Y  entonce  adole- 
cieron en  la  casa  de  don  Fernando,  arzobispo  de  Se- 
villa, todos  los  más  omes  de  su  casa;  de  los  quales 
purgué  yo  con  diamagna  sola  ¡loado  el  nombre  de 


37 
Dios!  escaparon  todos.  En  la  era  de  mil  y  quatro- 
cientos  y  doze  años  comengó  gran  mortandad  en  Nie- 
bla, y  en  Gibraleon,  y  en  Trigueros,  y  llegó  aquí  en 
Margo;  y  peligraron  aquí  muchos  de  landres  de  los 
sobacos  y  de  las  ingles,  y  duró  fasta  el  Agosto.  En 
la  era  de  mil  y  quatrocientos  y  treze  años,  corrieron 
dolencias  de  cólera  quemada,  pero  fueron  seguros  y 
breves;  y  en  aquel  año  fué  gran  seca,  que  non  llovió 
del  mes  de  Noviembre  fasta  passado  Agosto;  y  fué 
gran  fambre  y  gran  seca,  y  non  se  fallava  yerva  en 
el  campo,  y  murió  el  ganado  de  fambre,  y  los  árbo- 
les y  las  yemas  se  secaron  todas;  empero  uvo  mucha 
fructa,  por  razón  que  los  árboles  grandes  tenian  las 
rayzes  muy  fondas,  que.  alcanzaban  de  la  humidad  del 
fondo;  mas  los  que  tenian  chica  rayz  non  dieron  fru- 
to, assí  como  los  panes  y  sus  semejantes.  En  la  era 
de  mil  y  quatrocientos  y  catorze  años  corrieron  do- 
lencias ordenadas  y  buena  terminación;  é  fué  buen 
año,  de  mucho  pan  y  de  mucha  fruta.  En  la  era  de 
mil  y  quatrocientos  y  quinze  años  corrieron  de  la 
meytad  de  Margo  en  adelante  dolencias  de  sangre  y 
de  dolor  del  costado,  y  peligraron  muchos;  y  fué 
buen  año  de  pan.  En  la  era  de  mil  y  quatrocientos  y 
diez  y  seys  años  comengaron  por  Febrero  esquinen- 
cias, y  decendientes,  y  mal  de  boca,  y  pleuoresis,  y 
rengas  de  buena  terminación  fasta  la  Pascua;  y  den- 
de  en  adelante  corrieron  fiebres,  y  virtigines,  y  su- 
bet,  y  semejantes  destas  dolencias,  por  quanto  cayó 


-  38   - 

verano  sctcntrional  sobre  ¡nuicrno  meridional.  En  el 
año  de  mil  y  quatrocientos  y  diez  y  siete  años  cor- 
rieron dolencias  ordenadas  y  seguras,  y  los  más  que 
adolecieron  fué  por  Setiembre,  de  los  que  vinieron 
señaladamente  y  los  cavalleros  que  fueron  á  las  cor- 
tes de  nuestro  señor  el  rey  don  Juan,  que  fueron  en 
Burgos,  é  por  el  tiempo  fuerte  que  les  fizo  en  el  ca- 
mino adolecieron  los  más  dellos;  mas  ¡loado  Dios! 
escaparon  dello  muy  bien.  En  la  era  de  mil  y  quatro- 
cientos y  diez  y  ocho  años  acaecieron  dolencias  de 
decendimiento,  y  de  afogamientos,  y  de  dolores  de 
los  costados,  y  uvo  en  Portugal  y  en  otras  partidas 
pestilencias.  ¡Dios  nos  quiera  librar  dellas  por  su  mi- 
sericordia! En  el  año  de  mil  y  quatrocientos  y  xix 
años  corrieron  dolencias  agudas  y  apostemas.  En  la 
era  de  mil  y  quatrocientos  y  veynte  años  corrieron 
viruelas  en  los  niños,  y  murieron  dellos  muchos;  y  fué 
buen  año  de  pan  y  de  vino. 


CAPITULO  VI 

De  I(X  natura  del  ayrc  de  Sevilla  espeeialuiente. 

Después  que  el  ayre  de  Sevilla  es  caliente  y  hú- 
medo én  primero  grado;  todo  grado  há  tres  estremi- 
dades,  comiendo,  y  medio,  y  fin;  conviene  que  en  el 


—  39  — 
mes  de  Margo  en  los  más  de  los  años  que  sea  caliente 
en  el  comiengo  del  primer  grado  y  húmedo  en  la  fin 
del;  y  por  esta  orden  se  figuran  los  otros  tiempos,  ca- 
da uno  según  su  natura.  Margo  caliente  en  el  comien- 
go del  primer  grado  y  húmedo  en  la  fin,  por  razón  de 
la  vezindad  del  invierno,  ques  húmedo  de  su  natura; 
conviene  que  sea  la  humedad  más  que  la  calentura; 
entonce  conviene  á  entrar  el  sol  en  el  comiengo  del 
signo  de  Aries  por  la  qual  razón  es  caliente  el  ayre, 
porque  el  sol  está  en  derecho  de  la  nuestra  cabega, 
y  son  sus  rayos  más  fi.iertes  que  non  en  el  invier- 
no, que  non  vienen  en  derecho  de  nuestra  cabega. 
Abril  es  caliente  y  húmedo  en  medio  del  primer  gra- 
do, porque  es  en  medio  de  Margo  y  de  Mayo.  Mayo 
es  caliente  en  fin  del  primero  grado,  por  quanto  se 
acerca  el  estío,  y  es  húmedo  en  el  comiengo  del  pri- 
mero grado,  por  quanto  está  léxos  el  invierno  hú- 
medo y  cerca  del  estío.  En  contrario  del  mes  de  Ma- 
yo, Junio  y  Julio  y  Agosto  son  calientes  y  secos  en 
el  segundo  grado;  pero  conviene  que  Junio  sea  ca- 
liente y  seco  en  el  comiengo  del  segundo  grado  y 
non  en  la  fin,  porque  es  cerca  del  verano  que  passó 
de  ante.  Julio  deve  ser  caliente  y  seco  en  medio  del 
segundo  grado,  porque  es  medianero  entre  Junio  y 
Agosto.  É  Agosto  es  caliente  y  seco  en  la  fin  de  se- 
gundo por  el  altura  del  sol.  É  Setiembre  y  Octubre  y 
Noviembre  son  fi'ios  y  secos  en  primero  grado;  mas 
Setiembre  es  fi'io  en  el  comiengo  del  primero  y  non 


—  40   — 

en  la  ñn  por  la  vczindad  del  estío  que  pasó  ante  dés- 
te,  y  es  seco  en  la  ñn  del  primero  grado  por  razón  de 
la  sequedad  del  otoño  y  por  la  sequedad  del  estío 
(|ue  passó.  Octubre  es  frió  y  seco  en  medio  del  pri- 
mero grado,  porque  es  medianero  de  Setiembre  é  de 
Noviembre.  E  Noviembre  es  contrario  de  Setiembre, 
ca  él  es  frió  en  la  fin  del  primero  por  razón  de  los  dos 
meses  frios  que  passaron,  y  es  seco  en  el  comiengo 
del  primero  grado  por  razón  del  invierno,  que  es  cer- 
ca del,  el  qual  frió  y  húmedo.  É  Diziembre  y  Enero 
y  Febrero  son  frios  y  húmedos  en  el  segundo  grado: 
mas  Deziembre  es  frió  y  húmedo  en  el  comiengo  del 
segundo;  Enero  es  frió  y  húmedo  en  la  medianía, 
porque  es  el  medianero  entre  Deziembre  y  Febrero; 
é  Febrero  es  frió,  húmedo  en  la  fin  del  segundo,  por 
razón  de  la  frialdad  que  passó  ante;  húmedo,  porque 
frialdad  continuada  engendra  humidad,  según  dixo 
Aristótiles  en  el  libro  de  Generación  y  de  Corríip- 
rion.  E  si  por  ventura  argüyere  alguno,  ó  dixere  que 
pues  nos  ponemos  á  Sevilla  en  primero  grado  de  ca- 
lentura y  de  humidad,  cómo  decimos  agora  el  con- 
trario que  es  fría  y  húmida,  respondo  y  digo  que  ella 
es  caliente  y  húmida,  según  dicho  es;  mas  por  razón 
de  los  quatro  tiempos  del  año  conviene  que  se  siga, 
según  diximos  agora,  en  cada  tiempo  su  naturaleza; 
mas  non  que  sean  tan  fuertes  cada  uno  en  sus  tiem- 
pos como  si  non  fuesse  tan  caliente  como  es  de  su  na- 
tura.  Conviene  á  saber:  que  el  otonio,  que  diximos 


—  41  — 
que  era  frío  y  seco  en  primero  grado,  si  non  fuesse 
por  la  calentura  que  tiene  Sevilla  de  su  natura,  sería 
en  el  segundo  grado  fria  y  seca.  Y  según  esta  razón, 
y  según  este  respecto,  deve  ser  entendida  esta  razón 
sobredicha;  y  pues  que  assí  es  que  Sevilla  que  es 
ordenada  según  se  contiene  en  cada  una  de  su  tem- 
porada y  la  conser\^acion  de  la  salud  conviene  que 
sea  con  semejante,  sigúese  quel  físico  que  usare  en 
esta  ciudad,  que  deve  regir  los  cuerpos  según  este 
ordenamiento  sobredicho  y  ordena  el  ayre  en  cada 
uno  de  sus  tiempos,  y  según  pertenece  para  Sevilla 
en  general. 


CAPITULO  VII 

Del  repartimiento  del  ayre  de  Sevilla. 

El  ayre  de  Sevilla  puede  ser  retificado  y  repar- 
tido por  seys  maneras:  la  primera,  por  manera  de 
aguas;  la  segunda,  por  manera  de  fuego;  la  tercera, 
por  manera  de  sahumerios;  la  quarta,  por  manera 
de  cercamiento  de  yervas;  la  quinta,  por  vestidos;  la 
sexta,  por  la  cama.  La  primera  manera,  ques  por 
manera  de  aguas,  es  que  el  a}Te  que  es  caliente  y 
seco  puede  ser  tornado  frió  y  húmido  por  artificios, 
assí  como  regimientos  de  agua  fria  en  bacines  gran- 


—  42   — 

des,  ó  en  pilas,  ó  remojando  sávanas  en  agua  fría  y 
puestas  en  derredor,  ó  fazer  aventaderos,  como  pen- 
doncillo  de  liengo  remojado  en  agua  fria,  assí  como 
se  sigue  en  esta  recepta:  toma  agua  rosada,  una  li- 
bra; agua  de  ennifar,  que  llaman  escudete,  y  agua 
de  fojas  de  sauzes  y  de  siempre  biva,  de  cada  uno 
una  libra;  vinagre  blanco,  una  libra;  sándalos  berme- 
jos y  blancos  y  rosas  bermejas,  de  cada  uno  una  on- 
5a:  sea  fecho  regamiento  ó  aventaderos  paresfriar 
en  el  tiempo  del  verano;  y  si  fuere  tiempo  frió,  puede 
ser  contrario  destas  cosas.  La  II  manera  es  por  fue- 
go, ca  el  ayre  frió  puede  ser  escalentado  por  artifi- 
cio con  candelas  de  carbón  y  de  leña  seca  que  non 
faga  fumo,  por  no  empecer  á  los  ojos;  otrosí,  fazer 
el  fuego  á  las  espaldas,  por  non  dañar  la  vista  y  por 
non  escalentar  el  fígado;  otrosí,  que  el  carbón  que 
sea  de  cnzina,  y  para  amansar  el  agudeza  del  fuego  y 
que  non  dañe  la  vista  de  los  ojos,  rocíenlo  con  vino 
y  echen  cortezas  de  manganas  y  un  pedago  de  vidro. 
La  tercera  manera  es  por  sahumerios  calientes  ó 
frios.  Los  calientes  son  éstos:  Recipe  estora  calami- 
ta, y  esensio,  y  anime  grassa,  ámbar  y  lino  aloe,  al- 
galia, agúcar  rosado,  clavos  y  nuez  moscada,  flor  de 
romero  simples  ó  compuestas.  El  sahumerio  frió  en 
potencia.  Recipe  rosas  bermejas,  sándalos,  moscate- 
linos,  flor  de  escudete,  agúcar  rosado,  de  cada  uno 
una  onga;  sean  confacionados  con  agua  rosada,  y  fa- 
gan sahumerio.  La  IIII  manera  es  por  manera  de  en- 


—  43  — 
talamar  la  casa  en  tiempo  caliente  con  sávanas  blan-  ^,^.. 

cas  remojadas  con  agua  rosada  y  con  vinagre,  con  ^  'u^^cJU.iA^'^  " 

sándalos  y  con  agua  de  salze;  y  derramar  por  casa  v       /    'ún^JU 

fojas  de  cañas,  y  de  parras,  y  de  sauze,  y  de  escude-  ¿.«'^•'^v 

ce  y  de  rosas;  y  en  el  tiempo  frió  escalentar  la  casa 
con  mucha  ropa,  con  mantas  de  pared,  y  alcatifas,  y 
con  romero,  y  cantueso,  y  tomillo,  y  con  semejantes. 
La  V  manera  es  por  manera  de  vestimentos,  que  son  x 

en  siete  maneras:  la  I,  ropa  de  lino;  la  segunda,  ropa  \ 

de  lana;  la  tercera,  de  algodón;  la  quarta,  de  sirgo;  \ 

la  quinta,  de  pennas;  la  sexta,  de  cueros  de  guada  \ 

mecil;  la  VII,  liengo  de  cáñamo.  Los  paños  de  lino  | 

dellos  ay  delgados,  dellos  ay  gordos,  dellos  mucho 
texidos,  dellos  floxos,  dellos  leues,  dellos  ásperos; 
é  los  delgados  que  son  mucho  texidos  son  mucho  ca- 
lientes; y  los  que  son  muy  lisos  non  son  tan  calien- 
tes, y  son  mejores  en  verano  que  non  en  invierno;  )' 
dize  el  Razis  que  los  paños  de  lino  que  son  frios,  y  el 
algodón  es  más  caliente  que  non  el  liengo;  esto  mis- 
mo el  sirgo  más  caliente.  Los  vestidos  de  lana  ay  de 
muchas  maneras,  assí  como  escarlata,  y  Chalón,  y 
Melinas,  y  Brúcelas,  y  Chepre,  y  Brujas,  y  Gante,  y 
Cominas,  y  Tornay,  y  sus  semejantes;  y  los  delgados 
son  más  calientes  y  se  allegan  á  la  carne,  pero  non 
mamparan  al  orne  del  viento  ni  del  frió  assí  como  los 
paños  gruessos;  é  la  mejor  lana  y  la  más  caliente  es 
la  que  tiene  el  oveja  en  los  pechos  y  en  las  piernas. 
Y  en  el  tiempo  caliente  es  bueno  el  liengo  delgado  y 


..^ 


—  44  — 
paños  de  cendal  liso;  en  el  tiempo  frió  es  al  contra- 
rio. E  conviene  á  saber  en  la  memoria  de  los  vestidos 
en  crescimientos:  la  una  es  la  qualidad,  la  otra  es  la 
quantidad,  la  III  la  forma.  Calidad  es,  que  devemos 
vestir  los  calientes  paños  frios,  delgados  y  lisos,  por 
no  escalentar  la  complision,  é  los  flemáticos  por  el 
contrario.  La  quantidad  conviene,  pues  Sevilla  es  ca- 
liente y  húmeda,  que  en  el  verano  vistan  camisones 
y  alcandoras,  y  encima  un  jubón  de  una  libra  de  al- 
godón, y  encima  paños  de  suria  ó  de  toda  lana, 
ó  de  sus  semejantes  destos  paños  delgados,  y  en  el 
invierno  el  contrario;  como  quier  que  el  jubón  de  al- 
godón siempre  es  bueno,  ca  en  el  invierno  es  calien- 
te y  en  el  verano  es  frió,  en  tal  que  non  sea  muy 
gruesso,  y  está  siempre  guardado  el  cuerpo  con  él.  É 
la  forma,  ay  anchas  dellas,  y  ay  angostas  dellas,  y  de- 
llas  cortas,  y  dellas  luengas.  Las  que  son  anchas  son 
buenas  para  encima  de  los  otros  vestidos,  por  dos 
razones:  la  una,  por  ser  honestas;  la  II,  por  defender 
de  los  vientos  y  de  las  aguas;  otrosí,  en  el  verano  de- 
fienden del  sol,  pero  non  escalientan  tanto  por  quan- 
to  son  tan  anchos,  ca  los  paños  que  son  más  apreta- 
dos escalientan  más,  en  quanto  allegan  la  calentura 
al  cuerpo;  las  que  son  muy  apretadas,  como  fazen 
los  franceses,  dañan  el  fígado  y  non  dexan  crecer  los 
miembros,  y  por  esto  la  Medicina  es  buena.  Los  ves- 
tidos de  cuero,  los  que  se  visten  de  parte  del  pelo 
escalientan,  y  de  parte  de  fuera  son  frios;  y  destos 


1 


—  45  — 
vestidos  ay  de  muchas  maneras,  que  ay  pennas  de 
conejos,  y  de  corderos,  y  de  pennas  gríseas,  y  de 
pennas  veras,  y  todas  son  de  natura  caliente;  y  por- 
que es  la  tierra  muy  caliente  non  las  usan  tanto  co- 
mo en  otra  tierra.  La  sexta  manera  es  las  camas: 
porque  el  ayre  es  húmedo  y  la  tierra  es  húmeda,  es 
menester  que  las  camas  estén  altas  de  tierra,  siquiera 
tres  palmos  ó  cuatro,  y  si  pudiere  ser  en  sobrado  es 
mejor. 


CAPÍTULO  VIII 

Del  conio'  y  del  bcvcr. 

Difinicion  de  comer  es  movimiento  de  los  miem- 
bros de  la  boca  que  obran  otra  vianda  para  tornarla 
á  semejanza  del  cuerpo;  y  difinicion  de  fambre  es 
menguamiento  de  sustancia  fria  y  húmeda.  La  causa 
material  del  comer  es  govierno;  la  qual  difinicion  de- 
11o  es  sustancia  que  á  natura  de  convertirse  y  seme- 
janza del  governado,  assí  como  el  pan,  y  el  vino,  y  la 
carne,  y  sus  semejantes.  Y  las  causas  eficientes  de  la 
fambre  son  quatro:  la  una  es  el  vaziamiento  de  la  hu- 
medad de  los  miembros;  la  segunda  es  el  apetito  na- 
tural de  los  miembros  á  pedir  la  vianda;  la  III,  el  sen- 
timiento natural  del  estómago,  que  pide  la  vianda 


-  46  — 
por  todos  los  miembros;  la  IIII,  el  humor  malancolico 
que  viene  del  ba^o  al  estómago,  por  la  qual  pide  la 
vianda.  E  la  causa  final  es  maxcar  la  vianda,  )•  al  tra- 
gar para  restaurar  el  consumido,  porque  non  se  des- 
gaste la  humidad  radical,  en  que  está  la  vida.  E  los 
catamientos  necessarios  del  comer  son  siete:  el  I  es 
la  qualidad;  el  II,  la  cantidad;  el  tercero,  la  orden;  la 
quarta,  la  complision;  la  quinta,  la  costumbre;  la  sex- 
ta, los  temporales;  la  VII,  la  hedad.  Primeramente, 
la  quantidad  del  comer  conviene  que  sea  quanto  cum- 
pliere para  restaurar  el  consumido,  si  más  y  si  menos, 
ca  lo  de  más  trae  dolencia  de  repleción  y  de  finchi- 
miento,  y  el  finchimiento  trae  opilación,  y  la  opila- 
ción trae  podrimiento,  y  el  podrimiento  dolencia  de 
mala  complision,  ó  de  mala  compusicion,  ó  solución 
de  continuidad:  el  poco  comer  trae  magres,  y  tesica, 
y  consumamiento  de  la  humidad  radical;  y  general- 
mente conviene  que  la  contía  de  la  vianda  sea  en  tal 
guisa  que  se  finchan  las  otras  partes  del  estómago,  é 
que  finque  el  tercio  vazío,  porque  aya  lugar  donde  se 
cueza  la  vianda  y  que  se  degiere.  É  si  por  aventura  di- 
xere  alguno:  si  el  ome  fijere  grande  de  cuerpo  y  el  es- 
tómago pequeño,  ó  por  contrario,  que  será  el  ome  pe- 
queño ó  el  estómago  grande,  ¿qué  contía  de  vianda 
tomará?  Respondo:  quel  que  há  gran  cuerpo  y  el  es- 
tómago pequeño  deve  comer  vianda  grande  en  cali- 
dad y  poco  en  quantidad.  El  ques  de  pequeño  cuerpo 
y  de  gran  estómago,   que  coma  vianda  grande  en 


—  47  — 
quantidad  y  poco  en  qualidad,  en  guisa  que  tase 
siempre  que  el  tercio  del  estómago  esté  vazío;  que 
non  há  en  el  mundo  mayor  pongoña  quel  mucho  co- 
mer, y  de  aquí  nacen  todos  los  males.  Y  por  esto  di- 
xo  el  sabio:  quiero  comer  por  bivir  mas  non  bivir  por 
comer.  Y  la  quantidad  necessaria  é  ygual  se  puede 
entender  por  doze  señales:  la  I,  que  finque  después 
del  comer  con  algún  apetito,  en  guisa  que  non  se 
farte;  la  II,  que  non  se  sienta  después  del  comer  aze- 
día  ni  regualdamiento;  la  tercera,  que  non  sienta 
affligimiento  ni  angustia  del  ressollo;  la  IIII,  que  non 
aya  mudamiento  en  el  pulso;  la  V,  que  non  aya  mu- 
damiento en  la  orina;  la  sexta,  que  non  aya  muda- 
miento en  la  cámara;  la  VII,  que  non  aya  mudamien- 
to en  el  sueño;  la  VIII,  que  non  aya  mudamiento  en 
el  velar;  la  IX,  que  non  sienta  ventosidad;  la  dezena, 
que  non  sienta  finchazon;  la  XI,  que  non  sienta  do- 
lor en  el  vientre;  la  XII,  que  non  sienta  flaqueza  en 
sí  por  mucho  comer  ni  por  poco.  Y  con  estas  seña- 
les puede  ome  alcangar  lo  que  le  cumple  del  comer, 
que  sea  templadamente  en  contía  y  en  calidad.  Si 
alguno  contradixere  que  la  quantía  de  la  vianda  que 
há  menester  cada  uno  de  los  omes  non  puede  ser  de- 
terminada por  escripto,  á  esto  respondo  que  la  in- 
tención de  Galieno  fué  ésta,  por  quanto  las  tierras 
son  diversas  y  de  diversas  naturas,  y  los  omes  esso 
mismo;  ca  omes  ay  que  comen  mucho,  y  otros  ay 
que  comen  poco;  y  por  esta  razón  non  puede  se  es- 


-  48   - 

cripto  en  Física  contía  señalada  en  general;  y  por 
quanto  los  libros  de  Física  fablan  generalmente,  y 
por  esto  non  pusieron  cosa  ni  contía  cierta  en  gene- 
ral; empero,  particularmente,  tenudo  es  todo  físico 
de  saber  la  contía  que  cumple  á  los  cuerpos  que  es- 
tán en  su  regimiento  particularmente;  y  esto  puede 
alcangar  el  físico  por  uso,  y  por  costumbre,  y  por 
prática,  parando  mientes  en  la  quantía  que  cumple 
aquellos  omes  de  quien  piensa,  también  de  los  sanos 
como  de  los  enfermos;  y  si  de  esto  non  supiere  toda 
su  obra  es  nada:  é  por  esto  dixo  Bernardo  de  Gordo- 
nio  en  el  título  del  Regimiento  de  Sanidad,  en  nombre 
de  Galieno  en  este  capítulo  mismo,  que  por  ende 
conviene  quel  físico  cate  la  contra  que  es  muestra 
por  prática  y  por  prueva,  por  la  qual  se  alcangan  to- 
das las  cosas;  y  por  ende  conviene  que  la  quantidad 
sea  determinada,  y  dada  por  seso  y  por  medida,  en 
tal  guisa  que  non  se  mude  la  vianda  en  mala  quali- 
dacl,  ni  aya  mudamiento  de  ressollo,  ni  en  el  pulso, 
ni  en  la  orina,  ni  en  la  cámara,  ni  en  el  dormir,  ni  en 
el  velar,  ni  que  sienta  ventosidad,  ni  dolores  en  el 
vientre,  ni  graveza,  ni  flaqueza;  y  por  esta  contía  del 
comer  y  del  bever  ygualmente;  ca  de  otra  mente  non 
apuecharia  antes  nada  de  la  Física;  y  aun  maguer 
que  por  estimación  de  entendimiento  se  juzgasse  non 
apuecharia  nada,  si  primeramente  non  se  provasse 
por  la  obra  y  por  la  prueva.  E  por  esto  digo  que  la 
prueva  declara  y  apercibe  el  fecho  de  la  contía  y  de 


—  49  — 
la  calidad  y  de  todas  las  cosas  semejantes;  y  por  ra- 
zón que  la  diversidad  que  es  entre  los  ornes  es  mu- 
cha, conviene  quel  físico  dé  quantidad,  cerca  lo  que 
cumpliere  á  cada  uno  de  los  omes;  ca  las  cosas  par- 
ticulares non  pueden  ser  escriptas  por  escripto  cier- 
to; y  esto  finque  en  el  entendimiento  del  buen  físico, 
y  alcanzamiento  cerca  de  la  verdad,  y  clara  esperien- 
cia  sola,  finque  esta  certidumbre  en  esta  razón  y  ter- 
cera. Fasta  aquí  son  los  dichos  de  maestre  Bernardo 
de  Gordonio.  Assí  que  paresce  que  lo  que  dixo  Ga- 
lieno  que  la  contía  non  puede  ser  alcangada  siempre 
en  general,  mas  en  particular  de  ve  ser  alcanzada  de 
necessidad.  Y  los  que  traen  prueva  contra  esta  razón 
del  dicho  de  Galieno  cata  en  el  comiengo  y  non  en  la 
fin;  ca  en  las  palabras  sobredichas  fallan  seys  senten- 
cias: la  I,  que  escrivir  y  notar  en  general  la  contía  de 
la  vianda  generalmente  es  impossible  de  lo  alcangar; 
la  II  sentencia,  que  la  quantidad  de  la  vianda  particu- 
larmente que  non  es  impossible,  mas  puede  ser  sa- 
bido por  esperiencias;  la  III  sentencia  es  quel  físico 
es  tenudo  de  la  saber  en  cada  uno  de  los  omes  de 
que  él  pensare,  y  sin  esto  non  puede  saber  nada  de 
lo  que  le  cumple;  la  IIII  sentencia  es  esto,  que  se  pue- 
de alcanzar  por  dos  maneras:  la  una  por  buen  juez, 
cercano  de  la  verdad,  é  la  segunda  por  la  esperien- 
cia;  la  quinta  sentencia,  que  á  la  esperiencia  por  su 
cabo  cumple,  para  saber  la  quantía  de  la  vianda  que 
cumple  á  cada  uno  de  los  omes  de  que  él  pensare,  y 


D 


O    — 


/  non  á  menester  otra  prueva  ninguna  que  sea;  la  sex- 

/  ta  sentencia,  que  la  buena  razón  por  su  cabo,  si  non 

/  concordare  con  la  prueva,  non  vale  nada  su  fecho: 

j  mas  esta  propusicion  non  se  convierte,  ca  la  esperien- 

\  cia  por  su  cabo  puede  valer  sin  otra  razón. 


CAPÍTULO  IX 

De  la  gíianfidad  del  comer  en  general. 

Sigúese  por  las  razones  sobredichas  que  la  con- 
tía  de  la  vianda  puede  ser  alcanzada  por  buenas  ra- 
zones, y  por  esperiencias  y  por  gran  uso.  E  por  ra- 
zón digo:  que  assí  como  puede  ser  alcanzada  la  con- 
tía  que  cumple  á  uno,  assí  puede  ser  alcangada  en 
muchos  por  gran  uso  y  por  gran  costumbre,  ca  non 
ay  diferencia  sinon  de  más  ó  de  menos;  y  maguer  que 
es  impossible  de  lo  saber  en  todos  los  omes,  bien 
puede  ser  sabido  en  parte  dellos;  y  assí  por  ende, 
usando  saber  la  complision  de  los  que  moran  en  un 
lugar  y  en  una  ciudad,  bien  puede  alcangar  la  quanti- 
dad  que  les  cumple  por  luengo  tiempo.  Por  tanto,  di- 
i  go:  que  por  razón  que  há  treynta  años  que  yo  moro 

I  aquí  en  Sevilla,  y  paré  mientes  en  alcanzar  la  com- 

I  plision  de  los  más  desta  ciudad,  bien  puedo  juzgar 

por  esta  estimación  natural,  cercana  de  la  verdad,  la 


\ 


contía  que  es  necessaria  en  los  que  en  esta  ciudad  \ 

moran  en  quatro  condiciones:  la  primera,   que  esta  i 

quantidad  que  sea  ordenada  á  los  omes  que  son  na- 
turales de  aquí  y  que  moran  aquí  todo  el  más  del 
tiempo;  la  segunda  condición,  que  sean  de  buen  re- 
gimiento y  de  buena  dotrina;  la  III,  que  sean  omes  í 
ciudadanos,  ó  cavalleros,  ó  omes  folgados,  que  non                 / 
fablo  de  los  que  en  oficios  de  guerra  usan;  la  quarta,                / 
que  sean  abonados  para  poder  complir  lo  que  cum-              / 
pie  para  su  mantenimiento.  Y  con  estas  quatro  con-            / 
diciones  fallo  que  en  las  más  destas  que  la  contía  de 
la  vianda  que  le  cumple  un  dia  con  otro,  entre  yantar 
y  cena  y  todo  el  dia,  quantía  de  quatro  libras  de  vian- 
da. Pongo  una  libra  de  pan  y  dos  de  carne,  ques  uqa 
libra  carnicera,  y  una  de  vino,  que  es  medio  ac9umbre, 
medio  á  la  mañana  y  medio  á  la  noche;  y  con  esta 
quantía,  poco  más  ó  poco  menos,  puede  ser  regida 
la  salud  de  los  más  de  los  omes  de  Sevilla,  ca  de  otra 
tierra  non  fablo,  que  son  comedores  por  razón  de  ,  / 
los  ayres,  que  son  frios;  ^Tcórno  quier  que  en  el  vino   / 
se  eche  agua  non  es  de  contar,  porque  el  agua  non 
da  nudrimiento,  según  dicho  de  los  doctores.  E  si  por 
aventura  alguno  argüyere  que  los  de  aquí  deven  co- 
mer más  vianda  que  non  los  de  las  otras  tierras  frias 
porque  la  tierra  es  caliente  y  húmeda,  según  dicho 
es,  y  el  cozimiento  de  la  vianda  es  con  calentura  y 
con  humidad,  respondo  y  digo  que  por  dos  razones 
non  deven  ser  tan  comedores  como  los  de  las  tierras 


—  52  -- 
frias:  la  primera,  porque  la  calentura  natural  se  der- 
rama fuera  del  cuerpo,  en  guisa  que  queda  flaca  de 
dentro,  assí  como  acaesce  al  verano  á  pos  del  invier- 
no; la  segunda  razón,  porque  las  viandas  de  aquí  non 
son  tan  sutiles  como  las  de  las  otras  tierras.  É  si  por 
aventura  contradixere  alguno  sobrestá  quantidad  que 
puse  de  la  vianda  de  las  quatro  libras,  y  dixeren  que 
muchos  ornes  ay  aquí  que  la  non  comerán  en  todo  el 
dia  una  libra,  y  otros  ay  que  comerán  más  de  ocho,  y 
que  por  esso  non  dexan  de  ser  sanos  y  de  envejecer  y 
de  bivir  luengo  tiempo,  respondo  que  la  contía  que 
yo  dixe,  con  las  quatro  condiciones  que  yo  dixe  sobre 
dichas,  son  verdaderas  en  los  más  de  los  omes,  que 
en  las  diez  son  falladas  verdaderas  y  en  los  nueve;  y 
si  acaeciere  el  contrario  en  alguno,  non  es  de  curar 
que  una  golondrina  non  faze  verano.  Otrosí,  si  acae- 
ciere que  aya  algunos  que  comen  poco  pan  y  beven 
mucho  vino,  y  otros  que  fazen  el  contrario,  ahonda 
que  de  aquella  cosa  que  él  usare,  ayuntándolo  con  los 
otros  que  se  llegan  cerca  de  las  quatro  libras  sobre- 
dichas; y  por  grande  la  materia,  digo  que  puede  ser 
fecha  una  question,  y  es  ésta:  un  físico  suficiente,  que 
requiere  un  señor  grande  por  Física  en  las  seys  co- 
sas necessarias;  si  puede  ser  que  este  físico  por  luen- 
go tiempo  pueda  alcangar  en  qué  figura  se  parte  la 
vianda  en  los  miembros,  en  guisa  que  alcance  la 
quantía  de  la  vianda  que  se  consumió  en  él  toda,  y  la 
quantía  que  rescibió  el  fígado  por  las  venas  misserái- 


—  53  — 
cas  y  la  quantía  que  finca  en  fezes,  respondo  que  es 
possible,  y  que  puede  ser  alcanzado  con  quatro  con- 
diciones: la  primera,  que  el  físico  sea  suficiente;  la  se- 
gunda, que  aquel  señor  que  le  sea  obediente  y  que 
non  salga  de  aquella  regla  que  le  manda;  la  tercera, 
que  aquel  señor  sea  ygual  de  complision,  según  aque- 
lla tierra  de  que  toma  aquella  vianda,  por  peso  y  por 
medida;  la  quarta,  que  coma  buenas  viandas  y  ciertas, 
assí  como  pan  y  vino  y  carne,  y  non  otra  cosa  de  las 
que  non  son  pertenecientes;  la  quinta,  que  pese  por 
estimación  ó  por  peso  las  fezes;  la  sexta,  que  sea  re- 
gido en  las  seys  cosas  necessarias  por  regla  y  por  ar- 
te: y  entonce  por  estas  condiciones  puede  ser  alcan- 
zada. Pregunta  ¿en  qué  figura  será  esta  pr nevar  Res- 
pondo que  las  pruevas  son  en  dos  maneras,  según 
dize  Aristótiles  philósopho:  la  una  es  demostrativa, 
y  la  otra  non  la  es.  Mostrativa  es  aquella  que  prueva 
la  cosa  postrimera  por  la  primera;  é  la  que  non  es  de-, 
mostrativa  es  el  contrario,  que  prueva  lo  que  vino 
primero  con  la  cosa  que  viene  en  pos  él.  Assí  como 
diremos  al  que  preguntare  á  otro  ¿Ay  en  aquella  casa 
fumo?  Responderá:  sí,  fumo  ay,  por  razón  que  en  él 
ay  fuego,  conviene  que  aya  fumo;  por  consiguiente, 
en  esta  casa  ay  fumo.  Y  esto  es  llamado  demostrati- 
vo, por  quanto  prueva  el  postrimero,  ques  el  fumo, 
con  el  primero,  ques  el  fuego,  en  quel  fuego  es  causa 
natural  del  fumo;  y  ésta  es  llamada  prueva  demostra- 
tiva. Pero  si  preguntare  el  contrario,  y  dixere  si  ay  en 


—  54  — 
aquella  casa  fumo,  responderle  há:  sí,  y  á  do  ay  fumo 
ay  fuego;  y  después  que  allí  ay  fumo,  parece  que  ay 
fuego:  y  esta  prueva  es  llamada  non  demostrativa, 
que  del  postrimero  prueva  el  primero;  y  las  más  de 
las  prucvas  de  las  naturas  son  desta  figura  segunda. 
E  después  que  esta  question  es  natural,  conviene  que 
la  prueva  della  que  sea  de  aquella  figura  misma;  que 
de  las  cosas  postrimeras  alcanzaremos  las  primeras, 
para  saber  la  repartición  de  la  vianda  en  el  cuerpo 
del  ome.  Pregunto;  ¿en  qué  figura  será  esta  prueva? 
Respondo:  que  pongamos  un  ome  ygual  de  compli- 
sion  y  de  hedad  y  de  regimiento  ygual,  y  que  sea  su 
vianda  cerca  y  continuada  quatro  libras,  ques  comu- 
naleza á  los  más  de  los  omes,  entre  todo  el  dia:  con- 
viene á  saber:  una  libra  de  pan,  y  una  libra  de  carne 
carnicera,  que  son  dos,  y  una  libra  de  vino,  que  es  un 
terrazo;  el  agua  non  es  de  contar,  ca  non  es  goviemo 
ni  se  convierte  en  sustancia  de  sangre  ni  de  carne. 
Pregunto:  ¿cómo  se  reparte  esto  en  el  cuerpo?  Res- 
pondo: una  libra,  que  es  el  quarto,  anda  en  cozimien- 
to  y  en  el  consumimiento  de  las  digesticiones;  la  otra 
libra,  ques  el  quarto,  en  hezes,  y  las  dos  libras  que 
quedan  son  de  gumo  de  la  vianda,  que  se  va  por  las 
venas  mieráycas  al  fígado,  que  se  convierten  en  san- 
gre para  governar  todo  el  cuerpo.  Pregunto:  ¿por 
qué  posistes  quatro  libras  ciertas?;  quizá  que  son  más 
ó  menos.  Respondo:  porque  es  cosa  que  vi  provar 
muchas  vezes  aquí  y  en  otras  partes,  y  que  se  puede 


—  55  — 
provar  de  cada  dia,  que  quatro  libras  de  vianda  entre 
pan  y  vino  y  carne,  que  es  comunaleza  á  los  más  de 
los  omes,  no  tomando  los  que  comen  mucho  ni  á  los 
que  comen  poco.  Pregunto:  pongamos  que  assí  sea, 
que  sean  menester  quatro  libras:  pruevame  como  es- 
ta repartición  que  feziste  que  sea  cierta.  Respondo: 
después  que  ellas  son  quatro  libras,  y  fallamos  que 
sale  la  una  en  fezes  los  más  de  los  dias,  assí  que  que- 
dan tres;  destas  tres  desgasta  la  una  en  cozer  y  en 
las  digesticiones,  que  son  en  tres  lugares:  la  I,  en  el 
estómago;  la  II,  en  el  fígado;  la  III,  en  los  miembros; 
y  en  aquestos  tres  lugares  se  desgasta  la  una  libra 
en  el  cozer,  assí  que  quedan  dos  de  la  sustancia  del- 
gada, que  se  convierte  en  sangre  para  governar  todo 
el  cuerpo.  Pregunto:  ¿cómo  se  puede  saber  que  en  el 
cozer  se  desgaste  una  libra  de  las  quatro  libras  sobre- 
dichas? Quigá  que  es  más  ó  menos.  Respondo  y  digo: 
que  esto  se  toma  por  buen  juizio  y  por  entendimien- 
to del  físico  que  ha  cuydado  de  aquella  persona; 
otrosí,  que  según  buena  razón,  que  en  diez  y  ocho 
oras  que  se  cueze  en  el  cuerpo  la  vianda,  seys  oras 
en  el  estómago  para  que  se  torne  á  lo  bien  ordena- 
do, y  otras  seys  oras  en  el  fígado  para  cozer  la  san- 
gre, y  otras  seys  oras  para  los  miembros  que  se 
conviertan  en  sustancia  de  miembros;  otrosí,  se  pue- 
de saber  por  prueva,  assí  como  se  supo  la  anatomía 
de  los  omes.  Pregunto:  si  por  ventura  este  ome  to- 
mare más  ó  menos  de  la  vianda,  ¿cómo  se  puede  en- 


—  56  — 
tender  esta  repartición!'  Respondo:  que  la  question 
fué  puesta  y  determinada  sobre  la  contía  quarta  so- 
bredicha y  sobre  las  condiciones  sobredichas;  y  en 
esto  tal  puede  ser  alcangado  lo  que  dixe  en  que  non 
ay  dubda  ninguna  questa  cosa  non  es  impossible  de 
alcangar,  ante  es  possible  y  bien  cercana  de  la  ver- 
dad. Y  por  non  alongar,  dexo  esta  deputacion  en  el 
libro  tercero,  do  está  más  largamente  disputada.  Es- 
ta razón  abonda  que  la  quantidad  de  la  vianda  que 
deve  ser  dada  según  la  que  cumple  á  cada  uno  de  los 
ornes,  y  que  deven  tomar  ante  menos  que  non  más, 
porque  las  más  de  las  enfermedades  vienen  por  mu- 
cho comer  ante  que  non  por  menos.  Por  esto  dixo 
Salomón:  «El  bueno  come  lo  que  le  cumple,  y  el  ma- 
lo nunca  se  farta. »  Y  dixo  David:  « Señor,  non  me 
des  riqueza  ni  pobreza,  mas  dame  el  pan  que  me 
abonde. » 


CAPITULO  X 
De  la  coshwtbre  del  comer 


I  Todos  los  doctores  de  Medicina  concuerdan  que 

/  el  conservamiento  de  la  salud  deve  ser  con  semejan- 

/  te;  conviene  á  saber:  que  á  los  que^son  calientes  de 

í  natura  que  les  demos  cosas  calientes^  á  los  que  son 


V 


—  57  — 
frios  cosas  frías,  en  guisa  que  sean  guardados  en  su 
estado,  y  que  les  non  saquemos  dende,  ca  dando  el 
contrario  saldría  de  su  naturaleza  y  adolecería  ó  mo- 
riría. Y  sobresto  puede  ser  fecha  question,  ca  si  por 
ventura  damos  al  colérico  cosas  calientes  y  al  flemá- 
tico cosas  frías,  según  ellos  mandan,  adolecerán  por 
fuerza  los  ornes;  ca  calentura  añadida  sobre  calentura 
fuerga  es  que  sea  más  caliente.  É  la  respuesta  para 
esta  pregunta  es  que  quando  mandan  los  físicos  dar 
viandas  calientes  á  los  que  son  calientes  de  cumpli- 
sion  non  le  deven  dar  más  calientes  ni  menos  de 
quanto  es  aquella  cumplision;  ca  si  mandassen  más 
ó  menos  seguirse  ya  la  question  sobredicha,  y  des- 
igualarse ya  el  cuerpo  en  lugar  de  se  ygualar:  y  por 
ende,  pongamos  que  un  ome  es  colérico  en  primero 
grado;  á  este  tal  devemos  dar  viandas  en  primero 
grado,  en  guisa  que  quando  fueren  acabados  los  tres 
cozímientos,  que  finquen  en  aquel  grado  mismo  en 
que  estavan,  ca  esta  vianda  que  tomó  non  fué  otra 
gosa,  salvo  restauración  y  cobramiento  de  lo  que 
menguó  y  se  consumió  del  cuerpo  en  el  tiempo  que 
está  sin  comer,  y  viene  la  vianda  y  finche  las  men- 
guas; y  pues  que  esta  vianda  es  en  aquel  grado  mis- 
mo después  que  es  cozída  y  tornada  á  semejanza  del 
cuerpo,  non  es  más  caliente  ni  menos  de  lo  que  era 
ante,  y  conviene  que  finque  con  ellas  en  su  estado.  Y 
la  question  que  arguye  y  dize  que  calentura  sobre 
calentura  que  añade  calentura,  non  se  entiende  por 

8 


-  58  - 
esto,  pues  es  ygual  en  aquel  grado  mismo  después  que 
es  convertida  en  semejanza  del  cuerpo  y  en  aquel 
grado  mismo;  ca  ésta  sería  question  si  se  diesse  sin 
conjunción  del  cuerpo  y  sin  consumimiento,  mas  des- 
pués que  viene  consumimiento  de  lo  passado  non 
añade  ninguna  cosa.  Pues  que  assí  es  que  la  salud 
que  deve  ser  conservada  con  su  semejante,  y  esta 
ciudad  de  Sevilla  es  caliente  y  húmeda  en  primer 
grado,  conviene  que  sea  conservada  en  este  mismo 
grado.  Y  conviene  á  saber  que  el  govierno  es  en  dos 
maneras:  ó  es  vianda  que  sea  engendrada  del  buen 
humor,  ó  malo.  Y  la  que  se  engendra  en  buen  hu- 
mor es  en  tres  maneras:  delgada,  ó  espessa,  ó  ygual. 
La  delgada  que  se  faze  de  buen  humor  es  assí  co- 
mo carne  de  gallinas,  y  de  faysanes,  y  de  lobareces, 
y  de  sus  semejantes.  É  la  vianda  espessa  que  faze 
buen  humor  es  casi  como  carnero  de  dos  dientes,  y 
ternera,  y  huevos  cozidos.  Y  la  vianda  ygual  que 
fuesse  buen  humor  es  assí  como  pan  de  adárgama, 
y  carne  de  ciervo,  y  cabrito,  y  gallinas.  La  vianda 
que  engendra  mal  humor  es  en  dos  maneras:  delga- 
do y  espesso.  El  delgado  es  assí  como  oruga,  y  mos- 
taza, y  ajos,  y  mastuergo,  y  sus  semejantes.  E  la 
vianda  espessa  y  mala  es  la  que  engendra  flema  y 
malancolía.  La  que  engendra  flema  es  assí  como  cen- 
teno, y  carne  de  corderos,  y  las  corvinas,  y  los  pe- 
ces que  son  grandes,  y  las  húmedas.  Y  las  viandas 
espessas  y  malas  que  engendran  malancolía  son  co- 


—  59  — 
mo  coles,  y  lentejas,  y  berenjenas,  y  carne  de  vaca, 
y  de  liebres,  y  de  sus  semejantes.  Generalmente  sie- 
te especies  son  de  vianda:  la  I  especie  es  espessa, 
assí  como  carne  de  vaca;  la  II  es  delgada,  assí  como 
gallinas  y  cabritos;  la  III,  que  engendra  buen  humor, 
assí  como  carne  de  corderos  y  de  carneros;  la  IIII  es 
que  engendra  mal  humor,  assí  como  la  vaca  y  las 
berengenas;  la  V  es  que  engendra  mal  humor  visco- 
so, assí  como  los  pescados  grandes;  la  VI,  que  en- 
gendra el  humor  espesso,  assí  como  malvas,  y  ver- 
dolagas, y  armuelles;  la  VII,  la  que  engendra  humor 
malo  delgado  y  agudo,  assí  como  los  ajos,  y  las  ce- 
bollas, y  la  miel,  y  las  nuezes,  y  sus  semejantes. 
Conviene  á  saber  qué  diferencia  ay  entre  la  vianda 
delgada  que  engendra  buena  sangre,  y  entre  la  vian- 
da espessa  que  engendra  buena  sangre;  ca  la  delga- 
da y  buena  cumple  para  conservar  la  salud,  por 
quanto  faze  buena  sangre  é  ygual;  y  la  espessa  y 
buena  engendra  buena  sangre  y  es  provechosa  para 
los  omes  que  son  de  afán,  que  han  oficios,  por  razón 
que  dan  fuerga  para  afanar  y  para  continuar  el  tra- 
bajo, por  quanto  dura  mucho  en  los  miembros  ante 
que  sea  dessecha  ni  consumida.  Otrosí,  conviene  á 
saber  que  las  viandas  y  las  melezinas  son  puestas 
en  IIII  grados;  y  non  puede  ser  más  ni  menos,  por 
razón  que  todas  las  cosas  que  entran  en  el  cuerpo 
del  ome  conviene  que  sea  una  de  dos:  ó  yguales,  ó 
no  yguales.  Si  es  ygual  es  llamada  vianda  ygnal, 


—  6o  — 

porque  non  acrecienta  ni  mengua  en  el  estado  del 
cuerpo  ygual.  Si  por  aventura  non  fuesse  ygual  será 
una  de  dos:  ó  será  sentida  aquella  obra  fuertemente 
ó  non;  é  si  non  fuere  fuerte  será  en  primer  grado, 
assí  como  diriamos:  el  agua  que  es  un  poco  caliente 
más  que  la  calentura  de  nuestro  cuerpo;  é  si  la  sin- 
tiere tanto  que  dé  un  poco  de  dolor,  es  en  segundo 
grado;  y  si  por  aventura  fuere  tan  caliente  que  cor- 
rompa, es  en  tercero;  y  si  por  aventura  fuere  tanto 
que  mate,  es  en  quarto  grado;  y  dende  adelante  non 
puede  ser  más.  E  por  esta  razón  son  puestas  en  qua- 
tro  grados,  y  dende  adelante  non  puede  ser  más;  y 
por  esta  razón  son  puestas  en  quarto  grado  de  friura, 
ó  de  calentura,  ó  de  humedad,  ó  de  sequedad.  É  si 
alguna  contradixere  en  esto  el  contrario,  que  nos  fa- 
llamos que  el  pan  de  cevada  es  frió  y  seco  en  pri- 
mero grado,  coma  ome  del  una  libra  y  se  farte,  fará 
pro  y  mantenerse  há  con  él;  y  las  rosas  y  semejante 
dellas  dizen  los  físicos  que  es  fria  y  seca  en  primero 
grado,  y  quien  comiere  della  como  de  la  cevada  ó 
adolecerá  ó  morirá;  assí  bien  parece  que  non  son 
bien  puestos  estos  grados,  respondo,  según  dixo 
Avenruyz  en  el  Colige^  que  las  cosas  que  entran  en 
el  cuerpo  son  en  tres  maneras:  ó  vianda,  que  quiere 
dezir  tanto  que  se  contiene  en  sustancia  del  cuerpo; 
ó  medicina,  que  quiere  dezir  cosa  que  se  non  con- 
vierte en  su  estancia  en  el  cuerpo,  ó  vianda  medeci- 
nal.  Y  quando  nos  dezimos  que  las  viandas  están  en 


—  6i    — 

algún  grado,  entendiesse  según  vianda;  quando  le  de- 
zimos sobre  medicina,  dévese  entender  en  grado  de 
medicina  que  obra  en  el  cuerpo,  y  el  cuerpo  non 
obra  en  ellas  para  las  convertir,  es  dicho  grado  en 
ellas  por  manera  de  invocación,  ca  quando  es  puesto 
grado  en  la  vianda  es  por  quanto  se  convierte  en  se- 
mejanza del  cuerpo;  é  por  ende,  aunque  el  ajo  y  el 
mastuerzo  y  sus  semejantes  son  calientes  en  quarto 
grado,  non  matan,  maguer  que  escalienta  el  cuerpo 
mucho;  mas  el  gorbion  y  el  castor  y  sus  semejantes 
matan,  porque  son  medicina  en  quarto  grado.  E  con- 
viene á  saber,  que  difinicion  de  grado  es  calidad  de- 
terminada de  la  operación  del  cybo,  ó  de  la  medicina 
en  el  cuerpo  humanal;  por  ende  grado,  contra  el  se- 
gundo predicamento  que  es  calidad,  su  especie  de  ac- 
ción y  de  passion,  por  quanto  es  dispusicion  que  obra 
en  el  cuerpo  de  la  cosa  sentida,  y  en  quanto  es  deter- 
minado en  dezir  ygual  ó  non  ygual,  es  de  predica- 
mento de  quantidad  acidental,  distina  qua  es  él  en 
quanto  de  sí  más  primero,  ó  segundo,  ó  tercero.  É 
assí  entra  sus  calidad  essencialmente  y  en  quantidad 
acidental,  por  quanto  assencialmente  diremos  que  la 
vianda  ó  la  melezina  es  fuerte,  ó  es  flaca,  ó  semejan- 
te, ó  non  semejante,  que  son  dipusiciones  de  calidad;  j 
empero  acidentalmente  entra  en  quantidad,  por  quan- 
to es  dicho  en  el  ygual,  ó  non  ygual,  que  es  propie- 
dad de  quantidad. 


—    62 


CAPÍTULO  XI 

Del  pan   de  trigo. 

El  trigo  es  la  más  ygual  simiente  que  sea  en  el 
mundo  para  el  cuerpo  del  ome,  y  el  trigo  es  caliente 
en  primer  grado  ygual  entre  humidad  y  sequedad,  y 
en  él  ay  veynte  y  quatro  catamientos:  el  catamiento 
primero  en  la  color,  ca  trigo  ay  amarillo  como  la  ce- 
ra de  fuera  y  blanco  de  dentro,  y  lezino,  y  claro,  y  li- 
gero de  quebrar,  y  con  poco  afrecho  y  mucha  fariña, 
y  este  tal  es  de  gran  nudrimiento,  pero  es  pessado  de 
moler;  y  dello  ay  que  es  el  contrario;  y  aquí  en  Sevi- 
lla ay  de  muchas  maneras  de  trigo:  ay  gazul,  ay  se- 
mental, ay  bcrmejuelo,  ay  alvarigo,  ay  trechel,  ay 
delgado;  las  tres  primeras  son  las  mejores,  y  el  ga- 
zul es  el  m.ejor  de  todos.  El  segundo  catamiento  es 
según  la  tierra  donde  nace;  ca  la  tierra  gruessa  y 
prieta  y  llana,  assí  como  la  vega  de  Carmona,  lleva 
trigo  muy  bueno,  y  muy  gruesso,  y  muy  limpio,  y 
muy  para  nudrimiento  de  los  cuerpos;  mas  el  trigo 
que  nace  en  los  lugares  que  son  secos  y  pedregosos, 
assí  como  las  sierras  y  las  montañas,  son  agras  secas, 
y  delgadas,  )•  ásperas,  y  de  poco  nudrimiento  por  la 
sequedad  de  la  tierra.  El  tercero  catamiento  según 


-  63  - 

la  vezindacl  de  las  yervas;  que  nascen  entre  el  pan 
malas  yervas,  assí  como  joye,  y  seca  el  pan  malo.  É 
la  mejor  comarca  que  sea  en  esta  tierra  para  pan  es 
la  de  Marchena  y  la  de  Carmona.  El  quarto  cata- 
miento  es  según  los  ayres  de  la  tierra;  ca  de  parte  de 
Oriente  son  los  ayres  calientes  y  secos,  y  de  la  par- 
te de  Poniente  frios  y  húmedos,  y  de  Setentrion 
frios  y  secos,  é  de  medio  dia  calientes  y  húmedos,  y 
á  respecto  de  esto  cada  uno  según  la  natura  de  la 
tierra  y  de  la  vezindad  de  las  aguas  y  de  las  peñas. 
El  quinto  catamiento,  según  los  tiempos  que  corren; 
ca  si  lloviere  en  el  tiempo  del  zegar  entra  la  humi- 
dad  del  agua  en  la  espiga,  y  como  viene  el  sol  fuerte 
desécala,  en  guisa  que  es  como  asolanado  y  es  malo 
de  moler  y  de  poco  nudrimiento  y  malo.  El  sexto 
catamiento,  del  trillar  y  según  la  natura  de  los  vien- 
tos en  el  tiempo  del  trillar  y  del  aventar;  ca  si  aven- 
tare Solano  desécalo  y  gana  mala  complision,  tanto 
que  se  non  puede  guardar  mucho,  é  si  ventare  Se- 
tentrional  es  el  contrario.  El  seteno  catamiento  es  se- 
gún el  tiempo  de  ser  viejo  ó  nuevo;  y  el  anejo  que 
passa  en  esta  tierra  de  dos  años  es  muy  seco  y  de 
poco  nodrimiento:  otrosí,  el  ques  muy  nuevo  en  los 
tres  meses  primeros  es  malo  de  moler,  ca  es  ventoso; 
y  dende  adelante  fasta  un  año  ó  año  y  medio  es  bue- 
no. El  catamiento  VIII  es  según  el  alholí  á  donde  se 
guardare;  ca  los  de  los  silos  de  los  lugares  baxos  ga- 
nan mal  olor  y  mal  sabor,  y  los  que  están  en  algorfas 


-  64   - 

do  entra  el  ayre  de  Setentrion  y  Medio  dia  es  bueno, 
en  tal  que  sean  cerradas  las  finiestras  de  parte  del 
Solano.  El  octavo  catamiento  es  en  el  afrecho;  ca  el 
afrecho  es  caliente  y  seco  y  de  poco  govierno,  y  sale 
mucho  ayna  del  cuerpo  y  alimpia  el  estómago  y  los 
estentinos,  y  el  meollo  de  la  fariña  pura  es  todo  al 
contrario,  que  govierna  mucho  y  non  sale  tan  ayna 
del  estómago,  conviértese  en  buen  humor.  Eri  el  dé- 
zimo  catamiento  es  según  el  moler,  que  el  que  es  co- 
zido  con  agua  antes  que  lo  lleven  á  moler  y  descorte- 
zado es  de  gran  govierno  y  sale  tarde  del  cuerpo,  por 
quanto  es  apurado  del  afrecho,  y  el  que  es  molido 
sin  mojar  es  al  contrario.  El  XI  catamiento  es  según 
la  manera  de  la  fariña,  que  ay  aquí  della  de  tres  ma- 
neras: fariña  seca,  y  almodon,  y  adárgama.  Y  la  fari- 
ña seca  que  non  fué  rociado  el  trigo  es  buelta  con 
afrecho,  y  por  ende  es  más  liviana  de  decendir  del  es- 
tómago y  de  cozer  más  ayna;  mas  non  es  de  tal  go- 
vierno ni  tan  buena  como  los  otros.  El  almodon  re- 
mójanlo  en  agua,  y  muélenlo  después  gruessamente, 
y  después  tiran  aquel  afrecho  gruesso,  y  lo  que  finca 
es  muy  bueno  y  faze  muy  buen  pan  y  sabroso;  é  por- 
que ay  algún  afrecho  que  es  liviano  de  moler  y  de 
comunal  nudrimiento.  El  adárgama  es  remojada  y 
molida  gruessamente,  cada  grano  en  tres  partes  ó 
quatro,  y  después  tiran  dende  aquel  afrecho  largo  y 
gruesso,  y  fincan  aquellas  grangas  limpias  y  descor- 
tezadas del  afrecho,  y  á  esto  llaman  acemite;  y  toman 


■    -  65  - 

aquel  acemite  y  muélelo  muy  bien,  y  esto  es  llamado 
adárgama,  y  el  pan  della  es  de  muy  gran  nudrimiento 
y  de  gran  sustancia;  pero  porque  non  ay  en  ella  afre- 
cho ninguno,  es  liviano  de  moler  y  malo  de  salir.  El 
dozeno  catamiento  es  según  el  cerner;  ca  el  que  es 
cernido  con  sedas  y  rallo  es  más  liviano  de  salir  del 
estómago  y  de  menos  nudrimiento,  y  el  que  es  cernido 
con  cedago  espesso  es  lo  contrario.  El  XIII  catamien- 
to es  según  el  tiempo  que  es  fecha  la  fariña;  ca  la  que 
es  rezien  molida  es  más  caliente  que  non  la  que  há  mu- 
cho que  es  molida,  é  la  que  es  en  ygualdad  de  tiem- 
po es  buena;  y  en  esta  tierra  de  tres  meses  en  ade- 
lante en  tiempo  del  invierno  es  vieja  y  escalentada  la 
fariña,  señaladamente  la  de  la  atahona,  y  en  el  tiem- 
po del  verano  es  caliente  de  un  mes.  El  catorzeno  ca- 
tamiento es  en  la  manera  de  amasar;  ca  della  ay  que 
se  echa  en  ella  mucha  agua  y  fázese  pan  esponjoso  y 
mollete,  y  este  tal  es  de  gran  govierno,  liviano  de 
moler,  y  deciende  ayna  del  estómago;  y  el  pan  so- 
vado  con  fariña  es  el  contrario,  que  es  malo  de  mo- 
ler y  sale  tarde  del  estómago  y  cierra  los  caños,  pero 
es  de  gran  nudrimiento  y  pertenesce  más  tal  pan  co- 
mo éste  á  los  que  afanan  cada  dia,  que  non  para  los 
folo-ados.  El  f;  linzeno  catamiento  es  la  contía  del 
pan;  ca  el  gran  pan  tiene  mucho  meollo  y  la  corteza 
delgada,  y  dize  Ipocras  que  este  tal  es  de  gran  nudri- 
miento y  lexativo;  y  el  pan  pequeño  es  delgado  y 
tiene  poco  meollo,  y  por  tanto  es  poco  nudrimiento 

9 


—  66  — 

y  flaco,  y  sale  tarde  del  estómago  y  estriñe  el  vientre 
y  el  coniunal  es  muy  bueno:  y  este  tal  será  á  la  co- 
munaleza de  quatro  ongas,  y  que  sea  mollete  y  de  un 
dia  en  otro,  ca  éste  es  mejor  que  non  el  de  las  gran- 
des fogagas  que  vienen  de  Alcalá  de  Guadayra  y  de 
Sant  Lúcar.  el  diez  y  seys  catamiento  es  en  la  mane- 
ra del  cozer;  ca  el  que  es  bien  cocho  es  liviano  de 
moler  y  de  decendir,  y  el  que  non  es  bien  cocido  es 
el  contrario  y  cierra  los  caños  y  engendra  humores 
gruessos  y  viscosos  y  muchas  dolencias;  y  en  todas 
las  tierras  usan  cozer  más  el  pan  que  no  en  esta  tier- 
ra, por  razón  de  los  almotacenes  que  pesan  el  pan, 
y  non  lo  dexan  cozer  porque  pese  mucho,  y  trae  muy 
gran  daño  en  esta  ciudad  de  dolencias,  ca  el  pan  de- 
ve  ser  bien  cozido  á  tanto  que  se  pueda  picar  con  cu- 
chillo en  derredor,  en  guisa  que  finca  muy  bueno  y 
muy  sano:  assí  se  usa  en  Aviñon.  El  diez  y  siete  ca- 
tamiento es  ser  muy  leudo  ó  poco;  ca  el  muy  leudo 
es  más  liviano  de  moler  en  el  cuerpo  y  cleciende  más 
ayna  del  estómago,  pero  non  es  de  tan  gran  govier- 
no  como  el  que  es  olivado,  ca  éste  es  de  mayor  go- 
vierno  y  sale  más  tarde  del  estómago,  y  atapa  y  en- 
gendra humores  gruessos  y  viscosos,  y  el  que  es  leu- 
do en  comunales  esso  es  el  bueno.  El  diez  y  ocho  ca- 
tamiento es  según  la  sal  que  echan  en  él;  ca  el  que  es 
muy  salado  desseca  mucho  y  es  liviano  de  decendir  y 
de  poco  govierno,  y  que  es  sin  sal  es  el  contrario,  y 
el  que  tiene  la  sal  en  comuna  es  el  bueno:  é  la  co- 


-  67   - 

miin  sal  es  que  en  una  arrova  de  fariña  una  onga  de 
sal,  y  señaladamente  para  los  colóricos,  ca  los  flemá- 
ticos pueden  consentir  más  sal.  El  diez  y  nueve  cata- 
miento  según  el  lugar  donde  es  cozido;  ca  el  que  es 
cozido  en  las  brasas  non  es  tan  sano  como  lo  que  es 
cozido  en  el  forno,  por  razón  del  desecamiento  gran- 
de y  de  la  gran  calentura  del  fuego;  por  ende  es  de 
poco  govierno:  mas  el  que  es  cozido  en  el  forno,  por 
razón  que  se  cueze  de  la  calentura  del  fuego,  non  se 
desseca  tanto  la  humidad  y  finca  con  su  virtud,  seña- 
ladamente en  el  forno  de  gran  espacio,  ca  éste  es  más 
sano  que  non  el  que  es  más  pequeño.  El  XX  cata- 
miento  es  en  el  tiempo  del  cozimiento;  ca  el  pan  re- 
ziente  del  dia  es  de  gran  esfuerzo  y  de  gran  escalen- 
tamiento,  y  pertenece  á  los  flemáticos,  y  á  los  me- 
lancólicos, y  á  los  afanadores,  y  el  que  es  de  dos  dias 
y  de  tres  dias  pertenesce  á  los  colóricos  y  á  los  fol- 
gados.  El  XXI  catamiento  según  la  leña  de  que  se 
escalentare  el  forno;  ca  si  fuere  escalentado  con  al- 
guna leña  mala,  assí  como  adelpha  ó  otra  leña  mala 
fidionda,  daña  la  virtud  del  pan;  y  de  la  buena  leña  y 
buen  olor,  assí  como  romero  ó  sus  semejantes,  son 
buenas.  El  XXII  catamiento  y  en"  la  manera  del  cozi- 
miento de  la  fariña;  ca  los  buñuelos,  y  los  almocaro 
nes,  y  los  fideos,  y  las  poleadas,  y  las  obleas  y  todas 
estas  cosas  engendran  humores  gruessos  y  viscosos, 
y  cierran  los  caños  y  son  defendidos  por  el  regimien- 
to de  la  salud. 


—  68 


CAPÍTULO  XII 
De  la  cevada  y  de  los  legumbres. 

La  cevada  es  fría  y  seca  en  primero  grado  y  non 
ay  mejor  grano  á  fuera  del  trigo  que  la  cevada,  se- 
ñaladamente en  esta  tierra,  que  es  caliente  y  húmeda 
en  primer  grado;  y  si  fuere  mezclada  con  el  trigo  que 
contía  de  la  tercia  parte  ó  de  la  quarta  es  pan  muy 
convenible  para  en  esta  tierra,  que  es  caliente  y  hú- 
meda en  el  primer  grado.  E  por  esta  razón  es  muy 
bueno  para  los  dolientes  de  fiebres,  dándola  ó  por 
manera  de  tisana,  que  es  brevajo  que  es  feccho  de  ce- 
vada, ó  por  manera  de  fresadas,  ó  por  manera  de  or- 
diate,  que  es  cevada  descortezada  y  cozida  como  ave- 
nate; y  la  corteza  del  alimpia  mucho,  y  quando  es 
descortezado  non  alimpia  tanto,  maguer  que  sea  de 
mayor  govierno.  Y  todos  los  catamientos  que  son 
dichos  en  el  trigo  deven  ser  catados  en  éste,  y  por 
non  alongar  cumple  esto. 

E  arroz  es  caliente  en  primer  grado  y  seco  en  el 
segundo,  y  á  natura  de  estreñir;  y  cozido  con  leche 
de  almendras  pierde  aquel  escallentamiento  y  es  de 
gran  govierno,  y  acrecienta  la  simiente,  y  fregando 
el  cuerpo  alímpiase. 


4 

^  09  — 

Havas  son  frías  y  húmidas  en  el  primer  grado;  y 
las  que  son  verdes  engendran  humores  espessos  y 
ventosidad;  y  las  que  son  secas  son  frias  y  secas  en 
el  primer  grado  y  engendran  humor  melancólico,  y 
son  de  mayor  goviemo  que  non  la  cevada;  y  comidas 
con  la  corteza  estriñe  el  vientre,  y  sin  corteza  abren 
los  caños  de  los  pechos  y  amansan  la  tosse;  y  las  fa- 
vas  eladas  que  fazen  en  la  Quaresma  resfrian  y  aman- 
san la  calentura  del  estómago  y  contrarían  al  podri- 
miento, empero  son  malas  de  moler  y  fazen  sobir  va- 
sos en  la  cabega  y  daña  los  pechos  por  acidente  del 
decendimiento  que  se  recrece;  pero  ellas  deven  ser 
escusadas. 

Lantejas  deven  ser  frias  en  primer  grado  y  secas 
en  el  tercero,  y  la  corteza  es  caliente  y  da  cámaras,  y 
el  meollo  dellas  restriñe  y  resfuerga  el  estómago;  y 
si  fueren  cozidas  con  su  corteza  y  con  azeyte,  dan 
cámaras;  y  si  las  lantejas  fueren  cozidas  y  echaren  la 
primer  agua  y  tornaren  á  cozerlas  con  otra  agua  son 
más  esfriantes,  mas  non  son  tan  dexativas;  y  si  fue- 
ren cozidas  en  otra  agua  y  descortezadas,  son  más 
frias  y  más  estíticas.  Generalmente  las  lantejas  son 
malas  y  melancólicas;  mas  aquí  en  esta  tierra  usan 
las  dar  á  los  dolientes  más  que  non  otras  dietas,  por 
tres  razones:  la  primera,  porque  son  contrarías  del 
podrimiento,  según  su  calidad;  la  segunda,  porque  el 
caldo  dellas  es  frió  y  seco  contra  la  calentura  del 
podrimiento;  la  tercera,  porque  del  gozan  los  hume- 


—   yo  -- 

ros  grilessos.  Y  por  esta  razón  las  manda  dar  Isac  en 
el  libro  de  las  Fiebres,  bueltas  con  cevada,  y  el  caldo 
dellas  dado  á  bever  con  giinio  de  granadas  agras:  con 
vinagre,  amansan  el  vómito  colérico. 

Garvangos  ay  de  dos  maneras,  blancos  y  prietos. 
Los  blancos  son  calientes  en  primero  grado  y  húmi- 
dos en  la  meytad  del  primer  grado,  y  son  de  gran  nu- 
drimiento,  mas  son  malos  de  moler  y  engendran  ven- 
tosidad y  acrecientan  la  simiente;  y  son  buenos  para 
doñear  y  engordar,  y  faze  en  la  carne  y  en  los  miem- 
bros acrecentamiento,  assí  como  faze  la  levadura  cre- 
cer la  massa,  por  razón  que  son  calientes  y  húmidos 
y  ventosos,  y  por  esto  ayudan  al  doñear;  y  el  caldo 
dellos  es  laxativo  y  faze  correr  la  orina,  y  faze  venir 
su  tiempo  á  la  muger  por  razón  de  la  salumbre  y  de 
la  amargura  que  es  fallada  en  ellos,  y  matan  las  lom- 
brizes,  y  quebrantan  la  piedra  y  el  arena  de  la  bexi- 
ga,  y  son  buenos  para  los  trópicos,  y  abren  los  ca- 
ños, y  más  quando  son  cochos  con  perexil.  Y  los  gar- 
vangos prietos  son  más  calientes  que  los  blancos  y 
más  fuertes  en  todas  las  obras  sobredichas,  é  son  más, 
para  melezina  que  non  para  vianda;  y  los  que  son  li- 
vianos de  cozer  son  mejores  que  los  otros.  Y  los  gar- 
vangos mejores  blancos  desta  ciudad  son  de  Coria  y 
de  la  Puebla;  y  el  caldo  de  los  garvangos  que  están 
á  remojar  una  noche  y  cozidos  con  perexil  y  con  cu- 
lantro seco,  y  con  su  azeyte  lavado,  es  bueno  para 
esforgar  los  dolientes  y  es  assaz  templado;  é  querién- 


—  J\  — 

dolo  más  resfriar,  echen  allí  cog'ollos  de  lechuí:^as  ó 
cerrajas. 

Ajonjolí  es  caliente  en  el  primer  grado  y  húmedo 
en  el  segundo,  y  engruessa  el  cuerpo  y  es  bueno 
contra  las  pongoñas,  y  con  la  corteza  es  mejor  que 
non  descortezado  y  deciende  más  ayna  del  estóma- 
go, y  el  azeyte  del  emblandece  los  pechos  )-  mansa 
la  tosse. 


CAPÍTULO  XIÍI 
De  ¿as  frutas. 

Figos  son  calientes  y  húmidos  en  medio  del  pri- 
mer grado:  ay  en  él  tres  cosas,  corteza  y  simiente  y 
carne;  y  la  corteza  del  es  seca  y  mala  de  moler  en  el 
estómago;  y  la  simiente  es  de  poco  nudrimiiento,  por 
quanto  no  se  trasmuda  en  el  cuerpo,  ca  semejan  are- 
na ó  piedras  delgadillas  y  pequeñuelas;  y  la  carne  es 
de  gran  nudrimiento  y  da  cámaras  y  engruessa  mu- 
cho el  cuerpo:  y  comiéndolos  en  ayunas  estando  el 
estómago  vazío,  engendran  buena  sangre,  y  alimpia 
los  pechos  y  los  pulmones,  y  amansa  la  tosse,  y  alim- 
pia los  ríñones  y  la  bexiga,  y  sueltan  la  orina:  empero 
si  fallaren  en  el  estómago  malos  humores,  engen- 
dran mala  sangre,  y  ventosidad,  y  finchazon,  y  en- 


gendran  piojos  en  el  cuerpo.  É  los  figos  secos  non  fa- 
zen  finchazon  tanto  como  los  figos  fi'escos,  y  son  más 
alimpiados.  Y  aquí  en  Sevilla  ay  muchas  maneras  de 
figos,  ca  ay  figos  xaharíes,  y  doñegales,  y  bre vales, 
y  cotíes.  La  breva  es  la  primera  fi'ucta  que  viene  de 
los  figos,  por  quanto  son  más  calientes,  y  por  ende 
es  liviana  de  moler,  señaladamente  los  que  non  fi.ieron 
cabrafigados,  ca  los  que  maduran  por  fijer^a  del  ca- 
bfafigar  son  malos  y  se  convierten  en  podrimiento, 
porque  son  maduradas  por  fi-ier^a  de  los  moxqui- 
tos,  por  lo  qual  ganan  los  figos  mala  calidad.  Los  fi- 
gos xaharíes  son  livianos  de  moler  y  sueltan  la  cá-^ 
mará,  y  alimpian  los  pechos,  y  son  calientes  y  húme- 
dos en  la  fin  del  primer  grado;  y  los  figos  doñegales 
son  calientes  y  húmedos  en  el  comiengo  del  primer 
grado,  y  son  malos  de  moler,  y  non  son  tan  laxativos 
por  quanto  tienen  una  poca  de  agnira  y  salen  más 
tarde  del  estómago;  y  éstos  pertenescen  para  los  co- 
léricos, y  los  xaharíes  para  los  flemáticos,  por  quanto 
son  más  dulces  y  más  calientes;  y  deven  ser  comidos 
quando  se  posa  el  orne  á  la  mesa,  porque  son  laxati- 
vos, ó  por  la  mañana;  y  el  que  uviere  sed  es  le  me- 
jor agua  que  non  vino,  porque  escalienta  mucho  la 
cumplision  con  el  vino.  Los  figos  secos  deven  ser  co- 
midos en  el  comiengo  del  comer,  y  en  corte  usan  de 
lavarlos  con  vino  blanco  en  el  comiendo  de  la  mesa, 
porque  non  finhen  tanto  con  ellos,  y  porque  son  más 
laxativos  y  porque  son  atriaca  para  las  pongoñas. 


—  73  — 
Uvas  son  calientes  y  húmedas  en  primero  grado, 
que  en  ellas  ay  tres  cosas,  la  corteza,  y  el  gumo,  y  el 
grano:  y  la  corteza  es  fria  y  seca,  y  mala  de  moler;  y 
el  grano  es  frió  y  seco,  y  estriñe  el  vientre,  y  nunca 
se  cueze;  el  gumo  es  caliente  y  húmedo,  y  emblande- 
ce el  vientre,  y  sale  ayna  del  estómago:  y  son  buenas 
como  los  figos.  E  por  esto  dize  Galieno  que  las  uvas 
y  los  figos  son  las  mejores  de  todas  las  fi"uctas,  de  las 
quales  puede  el  orne  comer  más  y  fartarse  sin  daño, 
antes  que  de  otras.  E  por  esto  veemos  que  las  vian- 
das están  muy  gruesas  mientras  que  duran  las  uvas  y 
los  figos  y  después  tornan  á  su  estado.  É  de  las  uvas 
ay  de  tres  maneras,  blancas,  y  prietas  y  amarillas:  las 
blancas  son  de  gran  nudrimiento  y  traspassan  más  ay- 
na que  non  las  prietas,  y  sueltan  la  orina  y  la  cám.ara, 
señaladamente  las  que  se  comen  con  el  rocío;  las 
prietas  non  son  tan  buenas  en  estas  obras;  é  las  ama- 
rillas son  medianeras  é  yguales.  Otrosí,  dellas  a)^ 
fi'escas  y  dellas  también  ay  colgadas:  las  fi^escas  son 
calientes  y  húmidas  en  el  primero  grado;  las  colga- 
das son  menos  húmidas  y  más  templadas,  y  non  fin- 
chan tanto,  y  conviértense  en  mejor  sangre  y  más 
ygual.  Y  aquí  en  Sevilla  ay  de  muchas  maneras  las 
uvas;  ca  ay  castellanas  blancas  y  prietas,  y  torronte- 
ses,  y  valadí,  y  alvillo,  y  layren,  y  mollar,  y  Jahen,  y 
heben,  y  palomilla,  y  orenes,  y  gallego,  y  tinta.  E  la 
castellana  es  la  mejor  de  todas;  conviene  á  saber,  que 
Jahen,  ni  heben,  ni  palomilla,  ni  gallego,  ni  tinta,  ni 


—  74  — 
mantudo,  ni  uvas  de  parras.  Las  mejores  dellas  todas 
son  las  castellanas  y  el  torrontes;  pero  la  mollar  es 
más  laxativa,  y  la  tinta  es  mala  de  moler  y  engendra 
sangre  malencólica  y  espessa,  y  layren  es  buena  para 
colgar  y  se  guarda  mejor.  É  las  uvas  de  las  parras 
son  frias  y  secas  á  respecto  de  las  otras,  por  quanto 
toman  la  virtud  del  invierno;  ca  según  dize  Aristótiles 
en  el  libro  de  las  Planetes,  que  en  las  tierras  calientes 
nascen  las  cosas  calientes  y  en  las  frias  nascen  cosas 
frias;  ca  las  especias  assí  como  canela  y  gengibre  y 
pimienta  non  nace  sino  en  la  clima  segunda,  que  es  la 
tierra  de  los  negros,  la  qual  es  muy  caliente  y  seca,  y 
el  agúcar  nasce  en  la  quarta  clima,  que  es  ygual;  y 
las  más  de  las  vezes  las  yervas  frias  salen  en  lugar 
frío  y  las  húmidas  en  el  húmido,  assí  como  el  escude- 
te y  las  cerrajas  y  la  epatica,  que  nacen  en  lugares 
húmidos,  salvo  que  acaesce  que  ay  algunas  que  son 
tan  calientes  que  non  pueden  nascer  sino  en  lugar  frío, 
assí  como  el  mastuerzo  y  la  juncia,  que  siempre  nace 
á  orilla  del  agua.  E  por  esto  dize  Abenrruyz  que  por 
acidente  nacen  cosas  calientes  en  lugares  fríos,  assí . 
como  los  piñones,  que  nascen  más  en  tierra  fría,  por 
razón  de  la  espesura  de  la  corteza  de  aquel  fruto,  que 
el  frió  non  puede  entrar  en  la  pina  y  tiene  su  calen- 
tura natural  allegada  á  dentro.  Otrosí,  ay  yervas  frias 
que  nascen  en  lugares  calientes  por  acidente,  assí  co- 
mo tamarindios,  que  son  fríos  y  nacen  en  tierra  ca- 
liente, por  razón  que  ellos  están  cubiertos  en  tierra, 


—  75  — 
en  guisa  que  non  les  alcance  la  calentura  del  sol,  por- 
que ya  de  fuyr  la  friyura  natural  por  la  calentura,  en 
guisa  que  esté  cerrada  su  frialdad  en  sí.  Y  por  esta 
razón  mesma  acaece  en  los  tiempos  del  año  que  en 
el  tiempo  del  verano  nascen  yervas  calientes  y  en  el 
invierno  frias  en  lo  más;  y  por  acídente  acaesce  el 
contrario,  assí  como  nabos  y  ganahorias  en  el  invier- 
no, porque  están  cubiertas  con  la  tierra,  é  las  lechu- 
gas y  las  verdolagas  y  las  calabag^as  en  el  verano,  por 
acídente  de  aquella  calentura  poca  que  pierden  con 
la  frialdad  del  ayre,  por  poco  que  sea. 

Agraz  es  frío  en  tercero  grado  y  seco  en  el  se- 
gundo, y  esfuerga  el  estómago  y  el  fígado,  y  tira  la 
sed  y  da  apetito  de  comer;  y  algunos  dan  el  gumo 
del  serenado  en  un  cotrofe  con  agúcar  blanco  para 
dar  algún  apetito  de  comer;  y  dándolo  serenado  y 
con  él  un  adarme  de  ruy  barvo  purgará  flema  sala- 
da, y  esta  purga  es  tal  como  la  de  los  mirabolanos 
dados  con  cañafistola,  que  el  uno  tira  ayuso  y  el  otro 
arriba  encima  y  empuxa  ayuso;  é  faziendo  del  agraz 
colado,  y  puesto  al  sol,  y  echando  ay  contía  de  sal, 
es  bueno  para  salsa  y  para  guardar  todo  el  año  para 
salsa. 

Passas  son  calientes  en  la  fin  del  primero  grado  }• 
húmidas  en  el  comiendo,  ca  porque  son  enxutas  non 
pueden  ser  tan  húmidas  como  las  uvas;  y  ay  dos  ma- 
neras de  passas:  passadas  en  la  viña,  ó  en  casa  fechas 
con  lexía.  Las  que  fechas  por  su  natura  son  mejores 


—   76  — 

que  non  las  que  son  fechas  con  lexía,  en  quanto  ga- 
nan sequedad  y  salumbre  de  parte  de  la  ceniza;  y  las 
passas  son  amigas  del  fígado  y  conviértense  en  buena 
sangre  y  en  buen  humor,  y  sueltan  la  cámara,  y  abren  ~\  / 
las  opilaciones  de  los  pechos,  y  amansan  la  tosse:  y 
las  passas  que  son  fechas  en  Haznalcágar  ó  en  otras 
partes  de  las  uvas  castellanas  son  buenas,  señalada- 
mente las  que  non  tienen  grano;  y  las  passas  de  Por- 
/tugal  son  mejores  que  las  de  Málaga;  pero  mejores 
son  las  de  aquí,  por  quanto  son  más  gruessas.  Otrosí, 
que  non  son  fechas  con  lexía.  Otrosí,  que  non  vienen 
por  la  mar  ni  son  mareadas.  Y  los  coléricos  deven  la- 
uar  con  vinagre  blanco  por  templar  su  calentura,  ó 
con  agua  rosada,  y  los  flemáticos  con  vino  blanco. 

Moras  ay  de  dos  maneras,  de  moral  y  de  garga,  y 
las  de  moral  han  dos  maneras,  ó  verdes  ó  maduras. 
Las  verdes  son  frias  y  secas  en  primer  grado,  y  estri- 
ñen, y  son  comunales  al  colérico  en  quanto  non  son 
maduras:  é  las  maduras  son  calientes  y  húmidas  en 
primer  grado,  y  son  laxativas,  y  fazen  correr  la  orina, 
y  amansan  la  sed;  y  deven  ser  comidas  en  ayunas  con 
estómap-o  vazío,  ca  en  el  estómaoro  lleno  conviértense 
en  mal  humor  y  dañan  la  cabega  y  el  estómago.  Y  el 
arrope  que  se  faze  del  gumo  de  las  moras  es  prove- 
choso para  los  decendimientos  que  vienen  en  la  gar- 
ganta de  esquinencia,  faziendo  dello  gargarismo.  E 
las  m.oras  de  garga  son  malas  y  engendran  fiebres  de 
gran  podrimiento. 


—  11  — 

Ciruelas  verdes  son  frías  y  secas,  y  las  maduras 
son  frías  en  primer  grado  y  húmidas  en  la  ñn,  y  son 
dexativas  y  purgan  la  cólera  y  resfríanla,  mas  conti- 
nuándolas enflaquescen  el  estómago.  Las  garagocíes 
bien  maduras  son  las  mejores,  y  blandas,  y  livianas 
de  digistion.  Las  blancas  son  malas  de  moler  y  dañan 
el  estómago.  Las  endrinas  son  estípticas  y  dan  ape- 
tito de  comer;  y  no  enflaquecen  tanto  el  estómago, 
por  quanto  son  azedas.  Y  las  ciruelas  passadas  son 
frias  y  húmidas  en  ygual,  y  alimpian  la  sangre  y  la 
colora;  y  la  goma  della  es  buena  para  la  piedra,  dada 
con  vino  blanco  y  faziendo  letuario,  que  es  llamado 
dia  prunís,  y  es  muy  bueno  para  purgar  la  cólera. 

Cerezas  son  frias  y  húmidas  en  primer  grado,  y 
ay  dellas  tres  maneras:  prietas,  y  bermejas,  y  reales.        'iV  ¿tn; 
E  las  roales  son  como  de  natura  de  ciruelas,  salvo  (J 

que  se  convierten  en  malos  humores  si  los  fallaren 
en  el  estómago;  las  prietas  fazen  sangre  melancólica; 
ca  las  bermejas  son  luengas  y  duras,  y  son  malas  de 
moler;  é  las  roales  son  medianeras  entre  ellas. 

Guindas  son  frias  y  secas  en  primer  grado,  según 
paresce  por  su  azedía;  amansan  la  cólera,  y  tiran  la 
sed,  y  dan  apetito  de  com.er,  y  son  contra  el  podri- 
miento. En  otras  tierras  dan  á  las  vezes  dellas  á  los 
dolientes  de  fiebres,  assí  como  dan  á  los  dolientes  ci- 
ruelas garagocíes. 

Alvarcoques  son  fríos  en  primer  grado  y  húme- 
dos en  el  segundo,  y  son  convertibles  en  mal  humor 


-  78  - 

y  engendran  fiebres  de  podrimiento;  y  el  cuexco  es 
bueno  para  las  lombrizes,  y  el  azeyte  dellos  es  pro- 
pio para  amansar  los  dolores  de  las  emorróydas  del 
sieso  del  fondón. 

Duraznos  y  priscos  son  frios  y  húmidos  en  se- 
gundo grado,  y  ay  dellas  en  tres  maneras:  prisco 
,-^'.A/^  que  non  está  el  cuesco  ayuntado  con  la  carne  del,  y 
7'  ^  éste  es  frió  y  húmido  en  primer  grado,  y  más  ligero 
de  moler;  pero  non  es  de  tan  buen  sabor.  E  los  du- 
raznos son  en  primer  grado  frios  y  húmidos  en  el  se- 
gundo, y  están  apegados  con  la  carne;  éstos  resfrian 
el  estómago  y  dan  apetito  de  comer,  y  son  comuna- 
les á  los  coléricos  y  dévense  dar  en  ayunas  para  es- 
friar  el  estómago.  Y  el  vino  es  convenible  en  pos  de 
ellos  para  templar  la  frialdad.  Y  los  duraznos  mesa- 
dos son  compuestos  de  manganas  enxeridas  con  ellos, 
y  por  ende  son  más  frios  y  húmidos  que  non  los 
otros.  La  almívar  que  es  fecha  de  los  duraznos  dize 
Avicena  que  es  propia  para  dar  apetito  de  comer. 

Manganas  son  frias  y  húmidas  en  fin  del  primer 
grado  en  general,  y  dellas  ay  de  dos  maneras,  man- 
ganas y  peros:  y  las  manganas  son  más  frias  y  húmi- 
das que  non  los  peros,  según  parezce  por  su  blandu- 
ra, é  por  la  dulseza  del  pero,  que  los  peros  son  ma- 
"^V-los  de  rnoler  que  la  mangana,  y  esfuerga  el  coragon  y 
el  estómago,  y  el  meollo  con  su  buen  olor.  Y  los  pe- 
ros mejores  de  aquí  son  de  Aracena  y  de  Galaroga. 
Y  de  los  peros  ay  de  cinco  maneras:  ay  pero  que  lia- 


—  79  — 
man  santiagés,  ay  pero  manganieg"o,  y  peros  de  Nel- 
do, y  peros  de  pepita.  E  de  los  peros  de  manganas 
ay  dellos  maduros  y  dellos  non.  Maduro  declina  á  se- 
quedad y  son  malos  de  moler  y  dañan  el  estómago. 
El  maduro  es  de  quatro  maneras:  amargo,  y  dulce,  y 
agro,  y  sin  sabor.  El  amargo  es  frió  y  seco  y  es  ceri-  \^  )  CÉ^^-  /  Í<J^ 
ble,  convenible  para  el  estómago  que  es  caliente  y 
húmido,  y  esfuerga  el  estómago,  y  el  estentino,  y  el 
coragon,  y  alivia  el  cuerpo;  y  el  que  es  dulce  es  más 
ygual  y  más  virtuoso  que  los  otros;  y  el  amargo  es 
ñ'io  y  seco  en  primer  grado;  y  el  que  es  sin  sabor  es 
frió  y  húmido  en  primero,  y  ventoso  y  de  mala  digis- 
tion.  Y  el  gumo  de  las  peras  y  de  las  manganas  es- 
fuerga  el  estómago  flaco  y  sale  del  livianamente,  y  es- 
fuerga  el  coragon;  mas  la  sustancia  del  es  mala  de 
moler,  empero  tira  el  vómito.  Como  quier  que  todas 
las  frutas  son  malas  de  podrimientos,  las  menos  ma- 
las son  éstas;  por  esto  les  damos  á  los  dolientes  para 
esforgar,  y  damos  las  en  quatro  maneras:  ó  crudo  al 
que  tiene  el  estómago  caliente,  y  si  non  fuere  tan  ca-  \  ,  ¡ 
liente  darlo  hemos  con  aleun  serano  de  matalahúva  •'•  ! 
para  tirar  la  ventosidad;  y  cozido  en  agua  dulce;  y  | 

dado  con  agúcar  blanco,  ó  assado  en  estopas,  ó  co-  / 

zido  colgado  al  baso  del  agua,  ó  finchirlo  de  agúcar 
con  aljófar  ó  con  lináloe  y  agua  rosada;  y  cocho  en  el 
vientre  de  un  pollo,  para  esforgar  el  flaco.  Y  el  almí- 
var  y  el  arrope  que  se  faze  déstas  es  muy  bueno  pa- 
ra el  estómago;  y  de  las  manganas  viejas  más  que  non 


—   8o  — 

de  las  verdes,  porque  es  más  templado  y  desecado  de 
la  humidad.  Y  las  mejores  manganas  son  las  de  Ce- 
reña. Otrosí,  quando  se  comieren  manganas  ó  peras 
después  de  comer,  deven  ser  dadas  con  matalahma 
y  con  finojo  para  tirar  la  ventosidad. 

Peras  son  frias  en  primer  grado  y  secas  en  II,  y 
fazen  buen  humor  en  el  estómago  más  que  non  las 
manganas  ni  los  membrillos,  y  dellas  ay  de  tres  mane- 
ras, amarga  y  dulce  y  agrá,  y  son  á  semejanga  de  las 
manganas;  y  las  verdes  son  menos  frias  que  las  ane- 
jas, ca  las  secas  son  de  mejor  humor  a  más  conveni- 
ble para  el  estómago  y  para  el  coragon;  y  el  almívar 
dellas  es  muy  graciosa  y  muy  buena  para  esforgar.  Y 
las  peras  deven  ser  comidas  después  de  comer,  y  pa- 
ra esforgar  el  estómago  y  para  fazer  decendir  la  vian- 
da, y  el  que  há  cámaras  la  deve  comer  antes  de  co- 
mer para  estreñir.  Y  de  las  peras  ay  de  muchas  ma- 
neras: ay  peras  de  Angox,  y  peras  que  llaman  de  rey, 
y  otras  ay  que  llaman  peras  de  monte,  como  pirué- 
tanos estremeños. 

Granadas  dulces  son  frias  y  húmidas  en  primer 
grado,  y  son  compuestas  de  quatro  cosas,  corteza  y 
carne  y  gumo  y  cuexco;  y  todas  son  estéticas,  pero 
la  dulce  es  más  húmida  que  la  que  es  agrá,  ca  el  agrá 
es  seca,  y  son  provechosas  para  amansar  la  agude- 
za de  la  cólera,  é  da  apetito  de  comer;  y  la  dulce 
amansa  la  tosse,  y  tira  el  latimiento  del  coragon,  y 
amansa  la  sed;  y  después  de  comer  es  buena  la  dulce, 


—  8i    — 

porque  há  propriedad  de  tirar  el  azedía  del  estómago, 
y  que  se  non  corrompe  la  vianda,  ni  que  faga  vahos 
á  la  cabega;  y  la  granada  agrá  es  buena  de  antes  de 
comer,  porque  escusan  que  non  deciendan  humores 
al  estómago,  y  para  dar  apetito  de  comer,  y  tira  la 
sed  y  amansa  la  calentura  de  la  cólera  y  de  las  fie- 
bres. Y  de  las  granadas  ay  de  muchas  maneras:  gafa- 
ríes,  que  tienen  la  corteza  delgada  y  el  grano  blanco 
y  sabroso,  y  señaladamente  las  de  Gélves,  y  de  la 
membrilla  y  de  sus  semejantes;  é  ay  dellas  que  lla- 
man trigazas,  y  son  duras  y  malas  de  moler. 

Membrillos  son  frios  en  primer  grado  y  secos  en 
el  segundo.  Ay  dellos  dulces  y  agros,  y  todos  dan 
apetito  de  comer,  y  estriñen  antes  de  comer,  y  alar- 
gan después  de  comer,  por  quanto  aprietan  la  boca 
del  estómago,  y  ayudan  y  aprouechan  al  vómito  y  á  la 
correncia,  y  amansan  la  beudez  del  vino,  y  tiran  la 
sed;  y  el  almívar  dellos  es  muy  bueno  para  esforgar 
el  estómago  y  el  fígado;  é  los  que  son  verdes  son  me- 
jores que  los  que  son  amarillos;  y  los  de  Niebla  y 
los  de  la  Palma  son  los  mejores  que  aquí  en  esta  tie- 
rra ay:  é  los  que  son  ñudosos  y  ásperos  son  frios  en 
primer  grado  y  secos  en  el  tercero;  y  los  que  son 
bien  maduros  y  buenos  esfuergan  el  estómago  y  el 
coragon,  y  fazen  correr  por  orina  acidentalmente, 
porque  aprietan  la  boca  del  estómago,  según  dicho 
de  Avicena;  y  los  que  son  verdes  pequeños  como  nue- 
zes  son  buenos  para  fazer  aceyte  para  esforgar  el  es- 


—    82     — 

tómago,  y  para  restreñir;  y  el  azeyte  que  se  faze  de 
los  maduros  es  más  esforgado  para  el  estómago  y  pa- 
ra el  coraron,  mas  non  estriñen  tanto  como  los  ver- 
des. 

Bellotas  son  frías  y  secas  en  segundo  grado,  y  es- 
triñen las  cámaras  y  la  sangre,  é  fazen  correr  la  ori- 
na, y  dan  gran  virtud  y  nudrimiento,  y  son  malas  de 
moler,  señaladamente  las  que  son  ásperas. 

Castañas  son  calientes  en  primer  grado  y  secas 
en  el  segundo,  y  son  de  gran  nudrimiento  y  non  estri- 
ñen mucho,  y  esfuerzan  el  estómago  y  los  estentinos; 
y  las  assadas  estriñen  más  que  no  las  cozidas,  y  las 
secas  son  más  estantes  que  las  verdes. 

Azeytunas:  dellas  ay  verdes,  dellas  ay  maduras; 
las  verdes  son  frias  y  secas  en  primer  grado,  y  esfuer- 
gan  el  estómago  y  estriñen;  y  el  azeyte  dellas  es  apre- 
tante, assí  como  el  azeyte  rosado,  é  llámanlo  azeyte 
de  ampites;  y  las  azeytunas  verdes  tajadas  y  remoja- 
das nueve  dias  en  agua  y  en  sal,  y  después  adobadas 
con  finojo,  dan  apetito  de  comer  y  esfuergian  el  es- 
tómago, señaladamente  si  son  comidas  en  medio  del 
comer,  y  esfuerzan  el  estómago;  y  en  el  comiendo 
dan  apetito,  y  á  la  postre  ayudan  á  cozer  la  vianda; 
y  echado  con  ellas  limones  cortados  son  más  sabro- 
sas y  esfuerzan  más  el  estómago;  y  las  azeytunas 
prietas  y  bien  maduras  son  calientes  en  primer  grado 
y  templadas  entre  humedad  y  sequedad,  y  dan  gran 
nudrimiento,  y  sueltan  la  cámara,  y  son  malas  de  mo- 


-  83  - 
!er  por  razón  de  la  ventosidad  que  tira  el  cozimiento; 
pero  decienden  ayna  del  estómago,  ante  que  se  mue- 
lan en  él,  por  razón  de  la  blandeza  del  azeyte  que  es 
en  ellas;  y  por  ende,  echándoles  orégano  y  finojo  y 
sal  tira  aquella  ventosidad;  empero  conviértese  en  el 
estómago  caliente  en  cólera  y  en  flema  y  en  malan- 
colía. 

Agofeyfas  son  calientes  en  primero  grado,  y  em- 
blandecen los  pechos  y  los  pulmones,  y  amansan  la 
tosse,  y  espessan  la  sangre,  y  son  de  poco  provecho. 

Cydra  es  compuesta  de  quatro  cosas:  corteza,  y 
carne,  y  gumo,  y  grano.  La  corteza  es  caliente  en 
primer  grado  y  seca  en  el  segundo,  y  es  mala  de  mo- 
ler, pero  esfuerga  la  boca  del  estómago  y  el  coragon, 
y  ayuda  á  cozer  la  vianda,  y  el  mismo  es  malo  de  co- 
zer,  y  la  corteza  de  la  cidra  esfuerga,  y  da  buen  olor, 
y  tira  el  mal  olor  de  la  boca  y  de  las  narices,  y  tiran 
las  pongoñas  de  la  propiedad  ques  en  el  esfuergo  del 
coragon;  y  la  carne  della  es  fria  y  húmeda  en  el  pri- 
mer grado,  y  por  ende  no  debe  ser  comida  en  ayu- 
nas, señaladamente  á  los  que  son  flemáticos  y  los 
que  tienen  fiebre  y  flema;  y  á  los  coléricos  aprovecha 
para  los  resfi-iar  y  dánle  humidad;  para  tirarle  la  fi'ial- 
dad  deve  ser  comida  con  miel  y  letuario,  que  es  dT 
cho  diacitron,  que  es  fecho  con  agúcar  y  con  el  meo- 
llo de  la  cidra,  es  noble  lectuario  para  esforgar  y  pa- 
ra respirar  en  el  tiempo  caliente;  y  el  gumo  de  la  ci- 
dra es  fi'io  y  seco  en  el  segundo  grado,  y  esfuerga  el 


-  84  - 

estómago  y  el  coragon  y  el  fígado,  y  da  apetito  de 
comer,  y  tira  la  cardiaca  y  el  vómito,  é  tira  las  man- 
zillas  del  rostro  y  de  la  carne:  cualquier  paño  que  sea 
manzillado  y  fregaren  con  el  gumo  del  tornarlo  a  á 
su  estado  primero;  y  los  granos  son  calientes  y  secos 
en  primero  grado,  y  tiran  la  finchazon,  y  la  ventosi- 
dad, y  las  ponzoñas  que  no  le  empezcan. 

Dátiles  son  calientes  y  húmedos  en  segundo  gra- 
do, engendran  sangre  gruessa,  y  son  malos  de  mo- 
ler, y  fazen  correr  la  orina;  y  los  ornes  que  los  usa- 
ren mucho  comer  cerrar  les  há  los  caños,  y  farán 
finchar  el  bago  y  el  vientre,  y  adolecerán  los  dientes. 
La  tela  que  está  en  medio  dellos  engendra  arena  y 
piedra  en  los  reñones  y  en  la  bexiga;  empero  dan 
gran  govierno  y  amansan  la  tosse  y  la  asperura  de 
los  pechos  y  de  los  basos. 

Almendras:  las  dulces  son  calientes  y  húmedas  en 
medio  del  primer  grado,  pero  son  malas  de  moler;  é 
son  buenas  y  aprovechan  á  la  cólica  passa,  y  mundi- 
fican los  pechos  y  los  bofes  y  la  bexiga  y  los  riñones, 
y  son  de  poco  gobierno;  y  la  leche  dellas  es  buena 
para  los  que  han  fiebre,  ca  se  yguala  la  calentura  de- 
llas en  la  frialdad  del  agua,  y  para  tirar  la  ventosi- 
dad dellas  es  bueno  de  las  tostar;  y  las  verdes  esfuer- 
zan las  endías  y  esfrian  al  estómago,  señaladamente 
las  que  son  mondadas  de  las  cortezas;  y  las  que  son 
verdes  y  comidas  con  sus  cortezas  son  muy  malas  de 
cozer  y  conviértense  en  malos  humores  flemáticos;  y 


—  55   — 
las  almendras  amargas  son  calientes  y  secas  y  en  fin 
del  segundo  grado,  y  son  más  abrideras  y  mundifica- 
tivas  que  las  dulces. 

Nuezes  son  calientes  en  fin  del  primer  grado,  y 
son  de  poco  govierno  y  malas  de  moler  y  dañosas 
para  el  estómago  caliente;  pero  al  que  es  fi-io  y  hú- 
medo aprovechan  y  dan  apetito  de  comer,  y  si  finieren 
dadas  con  ruda  ó  con  figos  ante  de  comer  non  puede 
empecer  la  pongoña  que  fiíere  dada  en  el  comer;  y 
la  nogada  dá  apetito  de  comer  y  es  templada  por 
razón  del  agua  con  que  se  destiempla;  y  las  nuezes 
después  de  comer  muelen  la  vianda  por  razón  de  la 
calentura  dellas,  señaladamente  en  el  estómago  fle- 
mático; y  las  nuezes  verdes  son  templadas,  mas  son 
ventosas  y  viscosas. 

Avellanas  son  calientes  y  secas  en  comiendo  del 
primer  grado;  son  de  mayor  nudrimiento  que  las  nue- 
zes, empero  son  malas  de  moler,  y  dan  ventosidad,  y 
esfiaergan  la  cabeza;  é  si  fiieren  tostadas  abren  los  ca- 
ños del  ñ'gado  y  tiran  las  pongoñas;  é  á  las  vezes  son 
menos  calientes  y  secas  que  las  secas. 

Alfócigos  son  calientes  y  secos  en  medio  del  se- 
gundo grado  y  de  gran  nudrimiento,  y  abren  y  mun- 
difican los  pechos  y  los  pulmones,  y  esfijergan  el  es- 
tómago, y  ayudan  de  dar  apetito  de  dormir  con  mu- 
ger,  y  tiran  el  daño  de  todas  las  pongoñas. 

Piñones  son  calientes  y  secos  en  fin  del  segundo, 
señaladamente  los  machos,  que  las  fembras  son  en 


—   86   — 

comiengo  del  segundo;  é  la  fembra  es  mayor  quel  ma- 
cho, y  de  mejor  y  de  mayor  govierno,  y  aprovecha 
para  desembargar  los  pechos  y  los  bofes,  y  para 
amansar  la  tosse;  y  dándolos  con  simiente  de  cogom- 
bros  tiran  el  dolor  y  la  quemaron  de  los  ríñones  y 
de  la  bexiga,  y  fazen  correr  la  orina,  y  desfazen  la 
piedra;  pero  á  la  tosse  caliente  y  seca  daña,  por  ra- 
zón que  son  secos  y  calientes. 

Naranjas  son  compuestas  de  IIII  cosas:  corteza, 
y  §umo,  y  carne,  y  grano.  La  corteza  es  caliente  y 
seca  en  primero  grado,  y  esfuerga  el  corazón  y  el  es- 
tómago frió,  señaladamente  la  naranjada  que  es  fecha 
con  miel;  y  la  carne  della  es  fria  y  húmida  en  prime- 
ro grado;  y  el  gumo  es  frió  y  seco  en  el  segundo.  Y 
los  granos  son  calientes  y  secos  en  primero  grado;  y 
la  naranja  ataja  la  flema,  y  delgázala,  y  da  apetito  de 
comer,  é  dellas  ay  de  dos  maneras:  sequerosas,  que 
no  tienen  mucho  gumo,  ni  son  tan  agras,  y  éstas  son 
más  templadas  que  las  otras  y  mejores  de  comer; 
pero  las  que  son  gumosas  son  más  agras  y  atajan  y 
delgazan  los  humores  más  que  las  sequerosas. 

Limón  y  lima  son  de  natura  de  cidra  y  de  naran- 
jas, salvo  quel  limón  es  más  agudo  en  sus  obras  que 
non  las  cidras  ni  las  naranjas.  Otrosí,  el  limón  es  más 
caliente  y  más  agudo  que  la  lima,  y  de  mejor  olor; 
é  aquí  en  Sevilla  llamamos  al  más  pequeño  limón  y 
á  la  grande  lima,  y  en  Córdova  el  contrario.  Por  tres 
razones  dizen  assí:  esse  deve  ser  llamado  en  nombre 


-  S7  - 

de  fembra,  que  es  más  pequeño,  assí  como  la  mu- 
ger;  mas  el  limón  es  más  pequeño,  sigúese  que  deve 
ser  llamado  lima  y  non  limón.  Otrosí,  deve  ser  lla- 
mado en  nombre  de  fembra,  porque  es  donosa  como 
la  muger;  mas  el  pequeño  es  más  donoso  que  non 
el  que  es  mayor,  por  ende  el  limón  deve  ser  llama- 
do lima.  Otrosí,  la  cosa  en  que  los  más  acuerdan  es 
más  verdadera  que  non  aquella  cosa  en  que  acuerdan 
los  menos;  mas  los  moros  todos  llaman  al  pequeño 
lima  y  al  mayor  limón:  sigúese  que  esta  es  la  verdad. 
Y  los  de  Sevilla  dicen  assí:  esse  deve  ser  llamado  li- 
món que  es  más  caliente  y  seco,  assí  como  el  orne  á 
respecto  de  la  muger;  mas  el  pequeño  es  más  calien- 
te, sigúese  que  deve  ser  llamado  limón  y  non  lima. 
Otrosí,  porque  es  más  agudo  y  más  duro,  assí  como 
el  ome  á  respecto  de  la  muger,  y  ésta  es  la  verdade- 
ra. Y  el  primer  argumento  que  arguye  á  la  menor  es 
falsa,  ca  las  mugeres  non  son  pequeñas,  que  también 
ay  dellas  grandes  como  pequeñas,  assí  como  los 
omes.  El  segundo  argumento  es  la  mayor  falsa,  que 
bien  assí  como  la  fembra  es  doñegil  para  el  ome,  assí 
es  el  ome  doñegil  para  ella.  El  tercero  argumento  di- 
go que  la  mayor  es  falsa,  ca  los  moros  son  más  que 
los  christianos,  y  tienen  secta  mala  y  non  es  por  esta 
verdadera,  por  ser  ellos  más  que  los  christianos,  y 
por  ende  Sev^illa  tiene  la  verdad. 


—  88  — 


CAPÍTULO  XIV 

De  las  yervas. 

Badeas:  dellas  ay  luengas  y  dellas  ay  redondas, 
y  ambas  á  dos  son  frias  y  húmidas  en  segundo  gra- 
do, y  resfrian  la  calentura  del  estómago,  y  amansan 
la  cólera,  y  resfrian,  y  desuelven  la  orina  de  los  riño- 
nes  y  de  la  bexiga,  y  conviértense  en  qualquier  hu- 
mor que  fallan  en  el  estómago  livianamente,  y  fazen 
salir  la  vianda  del  estómago  ante  que  sea  cozida,  y 
engendran  ventosidad  y  finchagon  en  los  estentinos, 
y  vómito,  y  tira  el  apetito  del  comer;  y  deven  ser  co- 
midas en  ayunas,  y  que  non  coma  fasta  que  sean  sa- 
lidos del  estómago:  y  la  simiente  non  es  tan  fria  co- 
mo la  carne;  y  por  ende,  quando  son  secas,  tornan 
secas  en  segundo  grado,  y  emblandecen  y  mundifican 
la  orina;  y  la  carne  de  la  badea  es  mejor  para  las  fie- 
bres coléricas  más  que  ninguna  destas  fructas  tales. 

Cogombros  y  pepinos,  ambos  á  dos  son  fríos  y 
húmidos  en  segundo  grado,  y  son  malos  de  moler,  y 
deciendcn  ayna  del  estómago,  y  embargan  el  cozi- 
miento  de  la  vianda,  y.  son  peores  de  moler  que  non 
las  badeas;  pero  son  más  laxativas  y  más  sueltan  la 
orina  que  non  las  badeas:  y  los  pepinos  son  más  fuer- 


_  89  - 

tes  en  estas  obras  que  non  los  cogombros,  ni  badeas. 

Melón  es  frío  y  húmido  en  fin  del  segundo,  y  es 
semejanga  de  los  cogombros  y  de  los  pepinos,  salvo 
que  es  más  plazentero  de  comer  y  más  confortante 
y  resfriante  la  cólera,  y  mata  la  sed. 

Sandías  son  frías  y  húmidas  en  el  medio  del  se- 
gundo grado,  y  son  semejantes  de  la  natura  de  los 
melones,  salvo  que  son  más  livianas  de  moler. 

Pepones  son  frios  y  húmidos  en  comiengo  del  se- 
gundo grado,  y  son  más  confortativos  que  las  otras, 
según  paresce  en  su  olor  y  arromático,  y  non  se  con- 
vierte tan  ayna  en  malos  humores,  y  salen  más  ayna 
del  estómago. 

Calabagas  son  frías  y  húmidas  en  segundo  grado, 
y  son  convenibles  á  los  que  son  calientes  de  compli- 
sion,  y  dan  cámara  y  amansan  las  fiebres  agudas,  se- 
ñaladamente la  leche  de  las  petitas  de  la  calabaga,  ó 
el  gumo  della  sacándolo;  assándola  en  el  forno,  fecha 
en  pan  de  fariña  de  cevada.  Otrosí,  faciendo  de  la 
calabaga  letuario  con  agúcar,  es  provechoso  á  los 
coléricos  en  tiempo  del  estío. 

Cardos  son  calientes  en  segundo  grado  y  secos 
en  el  tercero,  y  la  rayz  del  faze  correr  la  orina  fidion- 
da.  Cgziéndolo  y  dado  á  bever  con  vino  blanco,  tira 
el  fedor  de  los  sobacos  y  el  mal  olor  del  cuerpo.  E  há 
en  virtud  de  ser  contrario  de  todos  los  podrimientos, 
y  es  medicina  nutritiva,  y  dá  buen  sabor  á  la  carne,  }' 
ella  cobra  sabor  con  la  carne,  assí  como  las  berenje- 


—   90  — 

ñas,  que  dan  sabor  de  comer  y  ayuda  á  moler  la  vian- 
da por  su  calentura;  é  los  mejores  son  los  de  Carmo- 
na  y  los  de  su  término,  porque  son  más  grandes  y 
más  sabrosos,  y  que  son  apartados  y  labrados  assí 
como  otras  yervas  de  comer. 

Alcarehofas  son  calientes  y  secas  en  segundo  gra- 
do, y  son  de  natura  de  los  cardos  y  de  su  virtud,  y 
el  letuario  dellas  es  muy  bueno. 

Tagarninas  son  calientes  y  secas  y  son  de  natu- 
ra de  cardos.  É  palmitos  son  de  natura  de  dátiles,  y 
son  montesinos,  y  son  calientes  y  húmidos  en  el  se- 
>-  gundo  grado,  y  ayudan  al  doñear. 

Lechugas  son  frias  y  húmidas  en  segundo  grado, 
y  engendran  buena  sangre,  y  son  buenas  para  la  tosse; 
esfrian  el  estómago  y  al  fígado,  y  dan  sueño  y  tiran 
el  dolor  de  la  cabega  de  caliente  materia.  Comiéndo- 
la cruda  con  vinagre  dá  apetito  de  comer  y  govierno 
más  que  otras  yervas,  señaladamente  las  cozidas;  é 
non  deven  ser  lavadas,  porque  non  sean  rñás  frias  ni 
más  ventosas,  y  tiran  la  beudez  del  vino,  y  escurece 
la  vista  por  su  frialdad,  y  amatan  la  calentura  natu- 
ral; mas  la  que  es  cozida  en  agua  acrecienta  la  leche, 
y  tira  la  amarillura  del  cuerpo,  y  amansa  el  talenite 
del  dormir  con  la  muger,  y  faze  correr  orina  y  non 
restriñen,  ni  alargan;  é  las  que  son  amargas  son  más 
abrideras  que  las  dulces,  señaladamente  las  montesi- 
nas, y  las  que  son  más  luengas  son  más  frias  que  las 
redondas. 


—  91   — 

Endivia  es  fria  y  húmida  en  el  primer  grado,  y 
abre  las  opilaciones  de  las  entrañas  y  de  las  venas,  y 
es  un  poco  estítica,  y  el  gumo  della  con  la  cañafísto- 
la  aprovecha  á  la  esquinencia,  faziendo  gargarismo 
della:  aprovecha  para  tornar  el  apetito  del  comer  de 
cualquier  natura  que  sea,  y  non  esfuerza  el  estómago 
assí  como  las  otras  yervas,  y  aprovecha  á  las  fiebres 
calientes  ó  fi-ias,  como  cotidiana  ó  quartana;  ó  comi- 
da con  vinagre  es  fria  y  abre  más  que  la  lechuga,  y 
non  deven  ser  lavadas;  ca  aquella  faz  que  está  enci- 
ma es  abridera,  según  dize  Avicena  en  el  comiendo 
del  segundo. 

Cerrajas  son  frias  y  húmidas  en  primer  grado,  y 
abrideras,  y  es  semejante  á  la  endivia  en  todas  sus 
propriedades. 

Acelgas  son  frias  en  primero  grado  y  húmidas  en 
el  segundo,  y  es  tal  como  las  cerrajas  en  todas  sus 
obras,  salvo  que  es  más  propia  para  la  tosse,  para 
tirar  la  asperura  de  los  pechos,  coziéndola  y  comién- 
dola por  sise,  ó  con  carne  gruessa. 

Apio  es  caliente  y  seco  en  comiendo  del  segundo 
grado,  y  abre  las  opilaciones,  y  amansa  los  dolores 
ventosos,  y  aprovecha  á  la  tos  y  al  apretamiento  del 
resollo,  y  faze  correr  la  orina  y  el  tiempo  de  la  mu- 
ger,  y  há  propriedad  de  fazer  daño  á  las  que  han  mal 
de  fuera;  por  ende  es  defendido  á  las  preñadas  y  á 
las  amas  que  no  lo  coman  ni  lo  vean. 

Perexil  es  caliente  y  seco  en  fin  del  tercero  gra- 


—  92   — 

do,  suelta  la  orina  y  faze  venir  el  tiempo  á  la  mugar, 
y  es  abridero  y  tira  la  ventosidad  y  la  finchazon,  y 
alimpia  la  madre  de  las  superfluydades;  y  los  que  son 
calientes  de  complision,  ó  que  han  fiebre,  dévenlo 
bolver  con  borrajas,  ó  con  lechugas,  ó  con  cerrajas; 
para  ser  más  abridero  deve  ser  cocho  con  su  rayz. 

Puerros  son  calientes  y  secos  en  fin  del  primero, 
y  son  malos  para  el  estómago  y  engendran  ventosi- 
dad y  finchazon,  y  mortifica  los  nervios  con  su  agu- 
deza, y  faze  doler  la  cabega,  y  tira  la  vista  de  los 
ojos;  y  cozidos  ayudan  á  dar  apetito  de  dormir  con 
muger  y  emblandecen  el  vientre,  y  han  propriedad 
de  fazer  pro  á  la  dolencia  de  los  flemáticos,  ó  en  em- 
plasto, ó  en  comer,  señaladamente  la  simiente:  y  da- 
dos con  rávano  vagisco  aprovecha  á  dar  apetito  de 
comer,  y  taja  la  flema  y  tira  la  viscosidad  del  pes- 
cado. 

Borrajas  son  calientes  y  húmidas  en  primero  gra- 
do, y  sueltan  la  cámara,  y  alegran  el  coragon,  y  alim- 
pian  la  sangre,  y  amansan  la  tose. 

Armuelles  son  fi'ios  en  el  primer  grado  y  húmidos 
en  el  segundo,  y  son  de  poco  govierno,  y  su  simiente 
faze  venir  el  vómito,  dando  quarta  de  onga  con  agua 
caliente,  y  con  una  poca  de  miel  y  el  gumo  esso 
mismo. 

Bledos  son  frios  y  húmidos  en  segundo  grado,  y 
emblandecen  la  cámara,  y  aprovechan  á  los  coléricos 
y  á  la  tose  caliente,  y  amatan  la  sed. 


—   93   — 

Las  acelgas  son  calientes  y  secas  en  primer  gra- 
do, y  son  de  mal  nudrimiento  para  el  estómago;  em- 
pero cozidas  en  agua  y  con  vinagre  y  con  azeyte  de 
almendras,  ó  de  azeyte  de  oliva  verde,  estonce  se 
muele  más  ayna  en  el  estómago  y  emblandece  y  abre 
las  opilaciones-,  y  el  caldo  es  contrario  de  las  sustan- 
cias, ca  la  sustancia  estriñe,  según  dicho  de  Ipocrás, 
y  el  caldo  alarga;  y  el  gumo  de  las  rayzes,  echado 
por  las  narizes,  alimpian  la  cabega. 

Coles  son  frias  y  secas  en  primer  grado,  y  en- 
gendran humores  gruessos  melancólicos,  y  el  caldo 
dellas  emblandece,  y  la  sustancia  estriñe,  y  para  tirar 
su  daño  deve  se  cozida  en  dos  aguas,  y  con  carne 
gruessa  y  con  culantro  seco  y  con  cominos  y  pi- 
mienta; é  algunos  ay  que  dizen  que  las  coles  que  son 
calientes  por  quanto  son  solutivas.  Y  de  las  coles  ay 
de  tres  maneras:  luengas,  y  redondas  y  bermejas;  las 
luengas  son  frias  y  secas  más  que  las  redondas,  y  las 
bermejas  son  calientes  y  son  más  para  melezina  que 
non  para  comer. 

Nabos  son  calientes  y  húmidos  en  primer  grado, 
y  son  de  gran  govierno  y  dan  apetito  de  doñear  y 
finchar;  y  deven  verter  la  primera  agua  y  la  segunda, 
y  después  cozidos  con  carne  gruessa;  y  el  caldo  de 
los  nabos  aprovecha  á  los  gotosos,  lavándose  con 
ellos. 

Rávanos'son  calientes  en  el  segundo,  y  son  de 
poco  nudrimiento,  y  malos  de  moler,  y  malos  para 


—  94  — 
el  estómago,  y  para  la  garganta,  y  para  los  dientes, 
y  para  los  ojos,  y  á  todas  las  dolencias  de  la  madre; 
pero  aprovecha  á  soltar  la  orina  y  da  tiempo  á  la 
muger  y  delgazan  los  humores;  y  el  cozido  es  bueno 
para  delgazar  los  humores  gruessos  de  los  pechos:  é 
si  fuere  comido  ante  de  comer  embarga  al  cozer  déla 
vianda  y  fázela  subir  arriba,  y  trae  náusea  y  ventosi- 
dad; y  si  fuere  comido  después  de  comer  ayuda  á  mo- 
ler la  vianda  por  su  pesamiento,  é  por  su  desolWmien- 
to,  assí  como  faze  el  rávano  puesto  sobre  la  sal,  que  lo 
desuelve:  y  por  ende  acidentalmente  ayuda  á  ladegis- 
tion  segunda  del  fígado,  en  quanto  desuelve  y  faze  de- 
solver  y  decendir  la  ventosidad  ayuso,  á  los  que  la  han; 
y  el  que  quisiere  fazer  vómito,  tómelo  ante  de  comer, 
y  el  que  quisiere  que  ayude  á  moler  y  á  cozer  la  segun- 
da digistion  y  la  tercera,  tómelo  después  de  comer.  E 
dizen  que  el  rávano  que  escueze  y  non  cueze  y  cuece; 
quiere  tanto  decir  que  escuece,  por  su  agudeza  en  la 
boca  y  en  los  paladares,  y  el  non  se  cueze  porque  es 
malo  de  moler  y  cuézese  la  vianda  del  fígado  porque 
se  faga  la  digistion  segunda  y  tercera.  É  las  fojas  son 
menos  calientes  y  secas  que  el  rávano.  En  tiempo 
del  invierno  es  menos  caliente  que  non  en  el  verano, 
por  razón  de  la  frialdad  del  ayre;  é  si  fuere  tajado  el 
rávano  á  revanadas  y  echado  sal  sobre  ellas,  aquel 
agua  que  se  descurresce  dellos  ablandece  la  cámara 
y  taja  la  flema  beviendo  un  cotofre  dello  en  ayunas. 
Otrosí,  faziendo  oximel,  es  bueno  para  la  flema. 


—  95  — 

Rávano  vagisco  es  caliente  y  seco  más  que  non 
el  otro,  y  fuerte  en  todas  sus  obras. 

Espárragos  son  calientes  y  secos  en  primer 
grado,  y  son  de  gran  nudrimiento,  y  acrecientan 
la  simiente,  y  esfuergan  el  estómago,  y  sueltan  la 
orina  y  las  méstruos;  y  el  cozido  suelta  la  cámara. 
Y  de  los  huertos  son  mejores  que  non  los  del  cam- 
po; señaladamente  en  invierno  son  mejores  que  non 
en  el  tiempo  del  verano,  por  razón  de  las  aguas;  é 
los  de  Carmona  son  mejores  que  non  los  de  aquí  de 
Sevilla. 

(Janahorias  son  calientes  en  medio  del  segundo  y 
húmidas  en  medio  del  primero,  y  son  pesadas  de  mo- 
ler, y  son  de  gran  nudrimiento,  y  sueltan  la  orina,  y 
acrecientan  la  simiente,  y  dan  talante  de  doñear,  y 
engendran  mala  sangre;  y  las  prietas  son  más  calien- 
tes que  non  las  bermejas:  é  para  tirar  que  non  em- 
pezcan deven  ser  cozidas  en  dos  aguas  y  adobadas 
con  especias,  y  con  vinagre,  y  cebolla,  y  agafran,  y 
pimienta. 

Berenjenas  son  calientes  y  secas  en  fin  del  segun- 
do, y  engendran  malencolía,  y  morfea,  y  cáncer,  y 
elefancia,  y  manzillas  en  el  cuerpo;  y  para  tirar  su 
daño  deven  ser  finchadas  de  sal  y  después  tajadas  á 
pedagos  y  dexallas  estar  en  agua  caliente  una  ora,  y 
renovar  aquella  agua  tres  vezes,  fasta  que  salga  el 
agua  clara  y  limpia,  y  después  cozidas  con  carne 
gruessa.  Y  el  Rasis  dize  que  son  abridoras  y  que 


■■^' 


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resfrian  la  cólera,  y  Abenrruyz  dize  que  son  nutriti- 
vas. E  las  que  son  cortadas  dan  sabor  de  comer  y 
engendran  sang-re  melancólica,  y  deven  ser  escusadas. 
Hongos  son  frios  y  húmidos  en  tercer  grado  y 
son  mortales,  señaladamente  los  que  nacen  cerca  de 
las  yervas  ponzoñosas  y  cerca  de  fierro,  ó  de  paño 
podrido,  ó  cerca  de  las  cuevas  de  las  culebras  ó  de 
los  alacranes,  ó  cerca  de  la  orina  de  la  yegua  parida, 
que  muchos  peligran  dellos. 

Turmas  nacen  del  moho  de  la  tierra,  y  sale  enci- 
ma dellas  una  yerva  delgadilla,  como  tomillo;  y  son 
frias  y  secas,  y  engendran  piedra  y  cierran  los  caños, 
y  conviértense  en  malos  humores;  y  las  cozidas  son 
menos  malas  que  las  que  son  assadas.  E  para  tirar 
su  daño  deven  ser  adobadas  con  sal  y  con  pimienta, 
y  dévense  escusar  de  comer  en  quanto  pudiere. 

Alcaparras:  la  rayz  y  las  fojas  y  el  fructo,  todos 
son  calientes  y  secas  en  segundo  grado;  y  son  abri- 
deras y  desolutivas,  y  alimpian  los  humores  del  estó- 
mago, y  abren  los  caños  del  fígado  y  del  bago,  y  suel- 
tan la  orina  y  los  méstruos  de  las  mugeres,  y  dan  ape- 
tito de  comer:  é  son  mejores  para  melezina  que  non 
para  vianda,  porque  son  coléricas  y  malencólicas,  y 
tañen  los  nervios  del  estómago.  Y  deven  ser  cozidas 
en  dos  aguas,  y  después  adobadas  con  azeyte  y  con 
vinagre  y  culantro,  para  templar  su  malicia. 

Las  cebollas  son  calientes  en  tercero  grado  y  se- 
cas en  el  segundo,  y  engendran  malos  humores  en  el 


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estómago,  y  dan  sed,  y  finchazon,  y  ventosidad,  y  do- 
lor en  la  cabera;  y  conturban  el  seso  y  mal  olor  en 
la  boca,  por  quanto  fazen  subir  bafos  á  la  cabega,  y 
fazen  caer  en  manía  y  en  melancolía  y  en  sueños  es- 
pantosos; pero  para  melezina  la  poca  della  escalien- 
ta, y  delgaza,  y  quebranta  y  desuelve  los  humores 
gruessos,  y  ataja  las  viscosas,  y  abre  las  bocas  de  las 
venas,  y  suelta  la  orina  y  los  méstruos,  y  dan  apetito 
de  comer,  y  delgazan  el  cuerpo,  y  traen  sudor  y  ape- 
tito de  comer  y  de  dormir  con  la  muger,  y  acrecien- 
ta la  simiente.  Y  es  de  mal  nudrimiento  comiéndola 
cruda;  mas  cozida  en  dos  aguas  faze  buen  nudrimien- 
to, señaladamente  con  carne  gruessa. 

Ajos  son  calientes  y  secos  en  tercero  grado,  y  da- 
ñan á  los  coléricos  y  aprovechan  á  los  flemáticos,  y 
sueltan  la  orina  y  los  méstruos;  y  los  que  son  cozi- 
dos  en  dos  aguas  son  más  templados.  El  ajo  es  lla- 
mado atriaca  de  los  aldeanos  y  de  los  rústicos,  y  es 
contra  las  pongoñas,  y  escalienta  la  sangre  muy  fuer- 
temente. 

El  culantro  verde  es  frío  y  húmido,  según  el  Ra- 
sis,  y  dixo  Ipocrás  que  por  la  amargura  que  es  en  él 
suelta  la  cámara  y  por  la  azedía  que  es  en  él  estriñe, 
y  si  fuere  dado  después  de  comer  trae  sueño;  y  entra 
en  las  viandas  en  que  no  há  vinagre  ni  almorí.  Dize 
Isac  que  mezclado  con  vinagre  amansa  la  calentura 
del  estómago;  y  dize  Abenrruyz  que  éste  há  virtudes 
diversas,  y  que  es  caliente  en   primer  grado;    y  pue- 

13 


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de  ser  que  Ipocrás  dixo  que  es  frió  y  húmido,  díxolo 
por  el  verde,  y  Abenrruyz  que  dixo  que  era  caliente 
entendió  por  la  simiente.  El  culantro  seco  há  virtud 
de  defender  que  los  bafos  del  estómago  non  suban 
á  la  cabega,  y  esfuerzan  el  estómago,  por  su  estepti- 
cidad  y  porque  es  arromático,  y  el  ques  preparado 
con  vinagre  blanco  gana  templamiento,  y  es  contra 
los  pudrimientos  y  enxuga  la  humidad  del  estómago. 

Verdolagas  son  frías  y  húmidas  en  tercer  grado, 
y  en  los  canutos  dellas  ay  un  poco  de  azedía;  y  por 
ende  aprouecha  á  los  calientes  de  complision  y  á  las 
fiebres  agudas:  y  el  gumo  della  mata  las  lombrizes  y 
las  faze  salir,  y  son  de  flaco  nudrimiento,  y  de  parte 
de  la  estepticidad  estriñe  el  fluxo  de  la  sangre  en  el 
escopir,  señaladamente  el  gumo  y  el  agua  sacada  por 
(    "T  alcatara. 

"Xominos  son  calientes  en  tercero  grado  y  secos 
en  el  segundo,  y  aprovechan  á  los  dolores  fríos,  y  á 
la  ventosidad,  y  á  las  finchazones 

Alcaravea  es  caliente  y  seca  en  segundo  grado, 
y  su  virtud  es  tal  como  la  de  los  cominos  en  toda 
cosa. 

Matalahúva  es  caliente  y  seca  en  segundo  gra- 
do, y  abre  las  opilaciones,  y  suelta  la  orina  y  las  més- 
trues,  y  en  ella  ay  una  poca  de  ventosidad,  y  por  en- 
de deue  ser  dada  tostada  y  preparándola  con  vino 
blanco. 

Hinojo  es  caliente  y  seco  en  segundo  grado,  y  es 


—   99   — 
semejante  de  la  matalahúva,  salvo  que  es  más  calien- 
te y  más  fuerte  en  todas  sus  obras;  y  ambos  á  dos 
han  una  virtud  de  tirar  el  daño  del  agua  y  dan  buen 
olor  en  la  boca. 

Yerva  de  huerto  es  caliente  y  seca  en  segundo 
grado,  y  esfuergan  el  estómago,  y  tira  el  gómito,  )• 
ayuda  á  cozer  la  vianda  y  al  doñear,  y  desuelue  la  fin- 
chazon  de  las  tetas  que  están  llenas  con  leche  y  es- 
tán duras. 

Malvas  son  frias  en  primer  grado  y  húmidas  en 
el  segundo,  y  dan  cámaras,  y  sueltan  las  dolencias 
de  las  postemaciones  y  finchaduras. 

Gengibre  es  caliente  y  seco  en  tercero  grado,  }' 
tiene  alguna  humidad  escondida,  y  por  ende  podre- 
ce mucho  ayna,  é  aprovecha  al  estómago  y  al  vien- 
tre, y  ayuda  á  cozer  la  vianda  y  emblandece  y  aproue- 
cha  á  las  complisiones  frias  y  húmidas;  el  blanco  es 
mejor  que  non  el  que  llaman  maque;  y  el  verde  con-  >- 
facionado,  que  llaman  gengibre  verde,  es  muy  bue- 
no para  el  estómago  frió,  y  ayuda  mu¿ho  á  doñear. 

Canela  es  caliente  y  seca  en  II  grado,  y  es  abride- 
ra, y  esfuerga  el  estómago  y  el  coragon  y  los  miem- 
bros principales,  y  abre  las  opilaciones  del  bago  y  fí- 
gado. 

Mostaza  es  caliente  y  seca  en  quarto  grado,  y 
deseca  la  humidad  del  cuerpo  y  del  estómago,  y  co- 
mida con  acelgas  alimpia  mucho  el  estómago  de  los 
humores  gruessos  y  viscosos. 


—     lOO    

Oruga  es  caliente  en  segundo  grado  y  húmida 
en  el  primero,  y  es  semejante  de  la  mostaza,  salvo 
ques  más  ñaca.  Otrosí,  comida  por  su  cabo  da  dolor 
de  la  cabega,  y  ventosidad  y  finchazon;  y  la  que  es  co- 
zida  acrecienta  la  simiente,  y  da  sabor  de  doñear,  y  ■ 
da  apetito  de  comer,  señaladamente  la  que  es  fecha 
con  vinagre;  y  si  fuere  fecha  con  arrope  ó  con  miel 
es  más  templada  y  más  sabrosa. 

Sal:  la  más  es  caliente  en  segundo  grado  y  seca 
en  el  tercero;  y  la  que  fuere  de  peñas  non  es  tan  ca- 
liente y  es  más  fuerte  que  non  la  de  la  mar,  y  há  en 
sí  propiedad  de  alimpiar  las  superfluydades  de  los  hu- 
mores gruessos,  y  allegan  la  humidad  natural  del 
cuerpo,  y  cierra  los  poros  del  cuerpo  que  non  reciba 
humidad  ni  podrimiento,  y  da  sabor  y  agudeza  á  la 
vianda,  y  ayuda  á  la  digistion,  y  es  prouechosa  á  los 
hombres  húmidos  flemáticos  y  gruessos  más  que  non 
los  que  son  calientes  y  secos. 


CAPITULO  XV 

De  la  carne  del  carnero. 

El  carnero  es  más  noble  de  las  carnes  de  las  ani- 
malias  que  andan  en  cuatro  pies,  y  es  caliente  y  hú- 
mido en  ygualdad,  y  conviértese  en  sustancia  de  bue- 


I  o  I     


na  sangre,  y  esfuerga  la  calentura  natural  del  coragon. 
Y  en  él  ay  siete  catamientos:  el  primero  catamiento 
según  el  nacimiento,  ca  en  esta  tierra  de  Sevilla  es  la 
buena  criación  en  el  mes  de  Diziembre  y  Enero;  los 
que  nacen  entonce  son  de  sazón  naturalmente  mamar 
tres  meses;  é  por  ende  es  el  cordero  caliente  en  pri- 
mer grado  y  húmido  en  el  comiengo  del  segundo,  por 
tres  razones:  é  la  primera,  porque  la  natura  del  padre 
es  muy  húmida;  la  segunda,  porque  nacen  en  tiempo 
del  invierno,  ques  muy  húmido;  la  tercera,  por  la  hu- 
midad  que  gana  en  la  leche  que  mama;  y  por  esta  ra- 
zón el  cordero  es  malo  y  se  convierte  en  mal  humor: 
y  el  que  es  de  un  año  cumplido  es  alexado  de  la  le- 
che, y  la  humidad  acidental  es  gastada  y  tornada  en 
ygual  y  templada,  é  finca  en  esta  ygualdad  lo  más  del 
año  segundo:  dende  adelante  non  es  tan  bueno.  Y 
por  ende,  el  carnero  que  es  de  dos  dientes,  que  es  el 
más  noble  de  todos,  que  se  entiende  quando  ha  pas- 
sado  el  un  año  fasta  que  entra  en  el  tercero,  ca  de 
menos  de  un  año  es  juzgado  por  cordero,  de  más  de 
dos  es  juzgado  por  viejo,  y  non  es  tan  bueno.  El  II 
catamiento  es  según  la  sazón  del  año,  ca  en  el  vera- 
no, porque  es  caliente  y  húmido  en  ygualdad;  otrosí, 
por  razón  de  las  yervas  que  son  virtuosas,  é  por  ende 
entonces  es  mejor  que  en  todo  el  año.  El  tercero  ca- 
tamiento es  según  el  pasto  de  que  es  cebado,  ca  las 
yervas  más  conuenibles  para  ellos  son  tres  principa- 
les, que  llaman  granillo,  y  campanilla  y  escanuela,  y 


I02 


las  otras  yervas  non  son  tan  propias  para  ellos  como 
éstas.  El  quarto  catamiento  según  el  lugar  donde 
pacen;  ca  los  que  pacen  en  lugares  altos  y  baxos 
son  mejores  que  non  los  que  cada  dia  pacen  en  los 
llanos;  ca  por  razón  del  movimiento  de  sobir  y  del 
decendir  pierden  la  humidad  supérflua  que  es  en  ellos. 
El  quinto  catamiento  según  el  agua  que  beuen;  ca 
beuiendo  agua  salada  fázese  la  carne  más  sabrosa  y 
más  templada  que  non  la  agua  dulce.  El  sexto  cata- 
miento  según  el  lugar  donde  es  criado;  ca  el  que 
crian  en  casa  con  pan  y  con  otras  cosas  es  más  ca- 
liente y  húmido  que  non  el  que  pace  y  se  cria  en  el 
campo  de  la  yerua,  y  es  de  mayor  nudrimiento,  y 
de  mayor  esfuerzo,  pero  non  es  tan  sabroso  ni  tan 
sano  como  aquel  que  es  criado  en  el  campo,  por- 
que es  criado  en  su  naturaleza;  é  por  ende  es  de 
mejor  digistion,  y  más  sabroso,  y  más  liviano  de  mo- 
ler, y  mejor  para  los  dolientes,  y  más  sano  que  non 
el  que  es  criado  en  casa.  El  seteno  catamiento  es 
en  la  color.  Dize  Avicena  que  el  prieto  es  liviano  de 
moler  y  más  sabroso  de  comer  que  non  el  blanco, 
ca  la  negrura  significa  en  calentura  que  desuelve  la 
humidad  supérflua  del  animal.  El  octavo  catamiento 
según  el  Ünage;  ca  del  carnero  ay  de  quatro  maneras 
de  linajes:  ay  macho,  ay  fembra,  ay  castrado  de  na- 
tura, ay  castrado  por  artificio;  y  el  macho  es  más  tem- 
plado que  la  fembra,  ca  la  oveja  es  fi-ia  y  húmida  á 
respecto  del  carnero;  é  por  esta  razón  se  quaja  ayna 


—    I03  — 

la  su  grossura,  y  por  esto  es  de  mal  sabor  á  respec- 
to del  carnero.  El  castrado  por  artificio  es  mejor  que 
non  el  castrado  por  natura;  ca  el  castrado  por  natu 
ra,  que  es  llamado  ciclan,  tiene  los  genetivos  ence- 
rrados dentro  en  el  cuerpo,  y  el  que  es  castrado  por 
artificio  non  tiene  ninguno,  y  por  ende  non  dessea  el 
coyto  ni  lo  puede  fazer,  y  finca  con  su  virtud;  más  el 
ciclan  maguer  non  puede,  deséalo,  por  la  qual  razón 
pierde  el  gouiemo  de  la  humidad  natural.  E  otrosí, 
el  camero  que  non  es  castrado  ó  el  ciclan,  mejor  es 
el  ciclan,  por  razón  que  es  medianero  entre  macho  y 
fembra  y  es  como  ygual,  y  el  carnero  non  castrado 
es  más  caliente;  ca  los  machos  son  más  calientes  que 
las  fembras,  y  las  fembras  son  más  húmidas  que  los 
machos,  y  por  ende  la  carne  de  los  machos  es  más 
liviana  de  moler  que  non  la  de  las  fembras,  y  la  carne 
de  las  fembras  es  de  mayor  govierno  que  non  la  de 
los  machos.  El  noveno  catamiento  según  los  miem- 
bros; .ca  de  los  miembros,  dellos  ay  simples  y  dellos 
compuestos,  y  dellos  de  grossura  y  carne  y  dellos 
non,  y  dellos  ay  delanteros  y  dellos  ay  traseros,  y  de- 
llos que  son  cerca  del  cortigon  y  dellos  léxos,  y  dellos 
que  fazen  movimiento  y  dellos  non,  y  dellos  son  en- 
mutorios  y  dellos  non,  y  dellos  fríos  y  calientes,  y  de- 
llos húmidos  y  dellos  secos:  y  generalmente  los  que 
son  altos  son  mejores  que  los  baxos,  por  razón  que 
en  los  baxos  decienden  las  demasías;  otrosí,  porque 
los  altos  son  monedores  más  y  afanan  más;   otrosí, 


—   I04  — 

porque  son  más  cercanas  del  coragon  y  del  fígado  y 
de  los  miembros  calientes;  é  por  ende,  la  parte  de- 
recha es  mejor  que  la  siniestra,  por  la  vezindad  del 
fígado,  do  está  la  calentura  natural;  y  por  ende  las 
agujas  de  la  parte  derecha  son  mejores  que  todos  los 
demás  miembros,  por  quatro  razones:  la  primera, 
porque  son  compuestas  de  carne  y  de  grossura  en 
ygualdad;  la  segunda,  porque  son  cerca  del  coraron 
y  del  fígado;  la  tercera,  porque  fazen  mayor  movi- 
miento que  non  los  miembros  baxos;  la  quarta,  por- 
que non  resciben  las  demasías  del  cuerpo,  y  los  miem- 
bros que  resciben  las  demasías  del  cuerpo  son  ma- 
los, ca  como  quier  que  la  cola  del  carnero  es  gruessa 
y  sabrosa,  era  apartada  para  fazer  sacrificio  á  Dios, 
según  la  Biblia;  esto  era  por  otra  intención,  la  qual 
non  ay  de  la  decir  aquí  en  esta  materia. 


CAPITULO    XVI 

De  los  luicnibros  de  las  animalias. 

La  cabega  es  caliente  y  húmida,  y  es  de  gran  go- 
uierno,  y  acrecienta  la  simiente  y  la  sangre,  y  esfuer- 
za la  cabega  y  el  meollo,  ca  todo  miembro  esfuerga 
á  su  semejante;  mas  porque  re)'nan  en  la  cabega  su- 
perfluydades,  es  mala  de  moler;  y  el  que  la  usare  mu- 


—    I05   — 

cho  engendra  cólica,  y  cerramiento,  y  sangre  espessa. 
El  meollo  de  la  cabega  es  caliente  y  húmido  de  natu- 
ra y  frió  por  acídente,  según  dicho  de  Aristótiles;  y 
del  se  engendra  humor  gruesso  y  viscoso,  y  tira  el 
apetito  del  comer;  y  quando  lo  comiere  deven  bol- 
ver  en  él  pimienta,  y  gengibre  y  sal,  y  que  sea  asa- 
do. El  meollo  de  los  huesos  es  templado,  y  acrecien- 
ta la  simiente  y  afloxa  el  estómago;  pero  non  tanto 
como  el  meollo  de  la  cabega.  Las  rodillas  son  frias  y 
húmidas  y  de  poco  govierno,  y  malas  de  moler,  y 
buenas  para  las  complisiones  calientes.  El  fígado  es 
caliente  y  húmido  y  de  gran  govierno,  y  malo  de  mo- 
ler, y  engendra  buena  sangre.  Los  ríñones  son  malos 
de  moler,  porque  resciben  todas  las  superfluydades  de 
la  orina  y  engendran  sangre  espessa  y  gruessa.  Gros- 
sura  es  caliente  y  húmida  y  de  poco  govierno,  y  sa- 
le del  estómago  y  de  los  estentinos  ante  que  sea  co- 
zida,  y  tira  el  apetito  de  comer.  El  sevo  es  grossura 
que  se  aparta  della  livianamente,  y  es  fria  y  seca,  y 
mala  de  moler,  y  atapa  y  tira  el  apetito  de  comer,  y  X 
engruessa  comiéndola  á  bueltas  del  caldo  ó  de  gabi- 
nas. El  bago  es  frió  y  seco,  engendra  melancolía,  y  es 
malo  de  moler,  y  há  propriedad  de  esforgar  la  carne 
de  los  dientes,  comiéndolo  assado.  Los  ojos  son  fríos 
y  húmidos,  y  livianos  de  moler;  mas  engendran  hu- 
mor viscoso  por  la  grossura  que  tienen,  y  eleven  ser 
comidos  con  pimienta  y  con  canela.  Las  narizes  son 
frias  y  secas,  porque  son  carteliginosas,  y  pesadas  de 

14 


—    io6   — 

moler,  y  de  poco  govierno.  La  lengua  es  fría  y  seca, 
y  nerviosa,  y  mala  de  moler,  y  sale  tarde  del  estóma- 
go. El  garguero  es  frió  y  seco,  y  carteliginoso,  y  de 
poca  sustancia,  y  malo  de  moler.  El  coraron  es  frió  y 
seco,  y  malo  de  moler,  y  de  gran  govierno,  y  conviér- 
tese en  humor  gruesso  y  malo.  Los  livianos  son  frios 
y  húmidos,  ca  se  goviernan  de  la  flema;  y  son  livia- 
nos de  moler,  porque  son  tiernos  y  espongiosos,  y 
son  de  mal  nudrimiento  y  flemáticos.  La  tetas  de  la 
oveja  son  compuestas  de  carne  ñudosa  y  blanca  por 
la  vezindad  de  la  leche,  y  son  calientes  y  húmidas,  y 
de  gran  govierno,  y  malas  de  moler,  y  salen  tarde. 
El  quixar  es  frió  y  seco  porque  es  nervioso,  y  malo 
de  moler,  y  de  poco  govierno;  é  los  estentinos  son 
frios  y  secos,  porque  son  nerviosos,  y  de  poco  go- 
vierno, y  resciben  las  superfluydades  del  cuerpo.  La 
carne  es  caliente  y  seca;  y  la  que  con  grossura  es  ca- 
liente y  húmida  y  sabrosa,  y  engendra  buena  sangre; 
y  las  turmas  son  calientes  y  húmidas  y  de  gran  go- 
vierno, y  acrecientan  la  simiente,  y  son  livianas  de 
moler;  é  para  templar  la  humidad  devenías  comer 
assadas  con  sal,  pimienta  y  canela;  é  la  mejor  sazón 
que  yo  fallo  para  ellas  es  por  Abril  y  por  Mayo,  por 
dos  razones:  la  primera  razón,  porque  estonces  non 
se  cavalgan;  la  segunda  razón,  por  el  buen  pasto  que 
ay  estonces.  La  cola  es  caliente  y  húmida,  y  de  gran 
govierno,  y  por  la  mucha  grossura  enflaquece  el  es- 
tómago y  engendra  humores  viscosos,   por  quanto 


I  O' 


ella  rescibe  todas  las  superfluydades  del  cuerpo;  y  la 
assada  es  mejor  que  la  cozida;  é  la  que  fuere  cozida 
primeramente,  y  después  assada  y  buelta  con  vino 
blanco  y  con  canela,  es  buena  y  templada. 


CAPITULO  XVII 
De  la  manera  del  qdohamieiito. 

La  carne  cruda  esfuerza  mucho,  por  quanto  es- 
tá con  su  sangre  y  con  su  virtud;  pero  en  quanto  non 
es  usada  de  la  comer  cruda,  es  mala  de  moler;  y  si 
fuesse  usada,  molerse  ya  assí  como  la  cozida;  y  en  al- 
gunos lugares  las  comen  crudas;  y  según  dizen  que 
en  Vizcaya  la  comen  cerca  de  cruda,  tanto  que  en  el 
campo  fazen  caldera  y  olla  del  vientre  de  la  vaca  ó 
del  carnero,  y  cuézenla  en  él  assí,  como  en  la  olla;  y 
como  quier  que  es  de  gran  esfuergo,  es  mala  de  mo- 
ler y  engendra  humores  gruessores  y  crudos;  y  por 
ende  es  bien  de  ser  cozida.  Y  el  cozimiento  y  adoba- 
miento es  de  quatro  maneras:  assado,  y  cozido,  y  fri- 
to y  empanada;  el  assado  ay  del  puesto  al  fuego  sin 
espero;  este  tal  es  de  gran  govierno,  y  esfuerga  el  es- 
tómago y  el  cuerpo;  pero  es  malo  de  moler,  y  más 
pesado  que  el  cozido,  y  pertenesce  para  los  que  son 
muy  flacos,   tanto  que  es  menester  esforzar  súbita- 


—   io8  — 

mente:  por  razón  que  las  partes  que  están  ayuntadas 
con  el  fuego  ganan  quemazón  y  non  se  pueden  mo- 
ler tan  ayna,  non  deve  ser  comido  después  que  está 
ome  farto  ni  en  el  medio  del  comer,  porque  non  se 
mezcle  con  la  vianda,  salvo  ante  de  comer,  y  que  den 
un  poco  de  vino  á  el  que  non  pudiere  sufrir  la  sed;  y 
si  fuere  mezclado  con  azeyte  es  más  liviano  de  mo- 
ler; y  el  que  fuere  assado  en  especio  es  de  gran  go- 
vierno,  y  espesso  y  malo  de  moler,  y  estriñe,  señala- 
damente si  fuere  carne  sin  grossura;  y  el  gumo  de  la 
carne  assada  esfuerza  mucho,  y  es  liviano  de  moler,  y 
engendra  buena  sangre,  y  es  convenible  para  los  fla- 
cos, porque  esfuerza  la  calentura  natural  súbitamen- 
te, y  deve  ser  de  la  carne  de  la  pierna  del  carnero  cas- 
trado, gruesso,  assado  en  candela  mansa,  porque  non 
se  desuelva  la  humidad;  é  después  tomen  aquel  gumo 
en  una  escudilla  de  plata  y  hierva  un  poco,  y  después 
cuélenlo  y  dénselo  al  doliente  con  una  poca  de  cane- 
la y  con  un  migajon  de  pan.  Carne  cozida  esfuerza 
mucho;  pero  es  mala  de  moler  y  es  convenible  para 
los  que  queremos  esforzar  súbitamente;  y  fázese  assí: 
tomen  carne  de  carnero,  y  de  cabrito,  y  de  ternera, 
y  gallina  y  perdiz,  y  machúquenlo  con  sus  güesos  y 
remójenles  con  vino  blanco,  y  con  agua  de  manga- 
nas, y  con  agua  rosada,  y  con  agua  de  albahaca,  y 
con  canela,  clavos,  y  lináloe,  y  maces,  y  nuez  mozca- 
da,  y  agafran,  y  pónganlo  á  cozer  en  una  olla  dentro 
en  una  caldera  de  agua,  para  que  salga  la  humidad 


—   I09   — 

de  las  carnes,  y  cuélenlo  y  denlo  á  bever,  para  esfor- 
zar súbitamente.  Carnero  menudo  es  adobado  con 
cebollas,  y  con  ajos,  y  con  canela,  y  con  agafran  y 
miel  tostada,  y  esto  es  convenible  para   en  tiempo 
frío  y  para  las  complisiones  frias,  y  es  dañoso  á  los 
hombres  coléricos.  La  carne  frita  en  sartén  es  liviana 
de  moler,  en  quanto  es  enxuta  y  sale  tarde  del  estó- 
mago, y  es  buena  para  los  flemáticos  y  mala  para 
los  coléricos;  y  el  pan  en  que  resciben  la  grossura 
de  lo  assado  es  de  gran  govierno  y  malo  de  moler, 
y  deve  ser  comido  antes  de  comer  y  non  después, 
porque  engendra  cólica  á  los  que  lo  usaren,  mucho 
mayor  miren  si  comiere  en  ayunas  ó  bevieren  agua 
sobrello.  Escabeche  es  fecho  de  carne,  y  de  vinagre 
y  de  agafran,  y  es  frió  y  seco,  y  amansa  la  cólera,  y 
es  bueno  para  la  complision  caliente,  y  estriñe  el  vien- 
tre; y  cozido  simplemente  con  perexil  y  con  borrajas 
esfuerga  y  acrecienta  la  sangre  y  la  simiente,  y  es- 
fuerza y  emblandece  la  cámara,  y  enclaresce  el  ros- 
tro y  engruessa,  y  es  liviana  de  moler  más  que  el  as- 
sado, y  deciende  más  ayna  del  estómago;  y  el  caldo 
del  emblandesce  y  suelta  la  orina  y  la  cámara,  y  de- 
ve  ser  comido  ante  de  comer:  pero  en  esta  tierra,  que 
es  mucho  húmida,  non  es  bueno  de  usar  el  caldo  tan- 
to como  faze  en  otras  tierras.  Empanada  non  es  tan 
estítica  como  el  assado,  y  es  medianera  entre  assado 
y  cozido,  y  es  convenible  para  los  estómagos  flemá- 
ticos. 


I  lO 


CAPITULO  XVIII 

De  la  carne  del  cabrito  y  de  la  vaca. 

El  cabrito  mama  fasta  treynta  dias,  y  dende  ade- 
lante pace  las  yervas  y  sale  de  grado  de  cabrito;  y 
mientra  que  mama  es  ygual,  más  que  quantas  alima- 
nias  ay  en  el  mundo  de  quatro  pies,  y  conviértese  en 
buena  sangre  delgada.  Cordero  es  caliente  y  húmido 
en  segundo  grado,  y  engendra  mal  humor  y  espesso; 
que  maguer  que  es  fidalgo  más  que  el  cabrito  por 
razón  de  la  humidad  que  ganó  de  la  parte  de  su  pa- 
dre y  de  la  humidad  de  la  leche,  tórnase  en  húmido 
y  es  malo,  maguer  es  frió  de  bueno;  empero  el  ca- 
brito que  es  frió  de  malo  es  mejor  quel  cordero,  por 
razón  que  la  sequedad  que  tiene  de  parte  del  linaje 
tiémplasse  por  la  leche  y  torna  en  ygual,  y  conviér- 
tese en  buen  humor;  y  los  coléricos  lo  eleven  comer 
cozido,  porque  sea  más  húmido,  y  los  flemáticos  as- 
sado  y  adobado  con  especias.  Cabras  son  frias  y  se- 
cas, y  la  carne  dellas  es  melancólica  y  non  deve  ser 
comida.  La  vaca  es  fria  y  seca,  y  mala  de  moler,  y 
conviértese  en  melancolía,  y  es  de  gran  govierno,  y 
estriñe  el  vientre;  y  usándola  mucho  faze  venir  dolen- 
cias de  melancolía;  y  volviendo  la  carne  de  la  vaca 


—    III    — 

con  las  cortezas  de  las  badeas  desíazerse  há  toda:  y 
esta  carne  es  convenible  en  el  tiempo  del  verano  más 
que  non  en  otro  tiempo;  y  el  caldo  de  la  vaca  defien- 
de que  non  descienda  la  cólera  en  los  estentinos  )• 
aprouechan  al  que  há  correncia  de  cólera,  )•  estríñe- 
la, señaladamente  adobada  con  culantro  seco,  y  vi- 
nagre y  agafran;  y  todos  los  catamientos  sobredichos 
del  carnero  deven  ser  catados  en  la  boca  y  non  es 
menester  de  alongar,  salvo  en  dos  catamientos:  el 
uno  es  en  el  linaje,  y  la  otra  en  el  edad;  y  digo  que 
la  vaca  ay  de  tres  maneras:  macho,  y  fembra  y  cas- 
trado. El  macho  es  más  caliente  que  la  hembra,  y  la 
vaca  es  más  húmida  que  el  buey,  y  el  castrado  es 
medianero  entrellos;  y  por  razón  quel  buey  es  más 
caliente  que  la  vaca  es  de  mayor  govierno  y  de  me- 
jor, y  liviano  de  moler;  y  por  ende,  en  todas  las  tie- 
rras lo  usan  más  comer  que  non  la  vaca,  salvo  en 
España  y  en  Castilla;  y  en  fecho  de  la  hedad  ay  mo- 
go, y  mancebo  y  viejo;  el  mogo,  que  es  llamado  be- 
zerro,  es  de  seys  meses;  éste  es  caliente  y  húmido 
en  primero  grado  por  razón  de  la  leche,  y  conviérte- 
se en  buen  humor,  y  es  templado,  y  en  verano  es  me- 
jor de  com.er  aquí  en  Sevilla  que  non  el  carnero,  y 
más  templada  carne:  y  de  seys  meses  en  adelante  sa- 
le de  nombre  de  ternera,  y  fasta  un  año  y  medio  ó 
dos  años  es  medianero,  y  dende  adelante  es  juzgado 
por  viejo,  y  es  malo  de  moler  y  melancólico;  pero 
ay  algunas  tierras  que   después  que  son  muy  viejos 


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que  los  cevan  muy  bien  y  engórdanlos;  y  la  carne  del 
buey  tal  como  éste  es  muy  sabrosa  y  gana  humidad 
por  el  buen  pienso,  y  es  bueno  para  los  coléricos  y 
para  los  que  afanan,  y  el  caldo  del  amansa  la  calen- 
tura del  estómago. 


CAPÍTULO  XIX 

Del  puerco. 

El  puerco  es  frió  en  primer  grado  y  húmido  en 
II,  y  es  de  gran  govierno;  pero  es  malo  de  moler 
por  la  mucha  humidad  ques  en  él:  y  comiendo  del  la 
carne  entreverada  conviértese  en  buen  humor,  y  non 
ay  carne  en  el  mundo  que  tan  semejante  sea  del  cuer- 
po del  ome,  como  es  el  puerco,  tanto  que  dize  Ga- 
lieno  que  en  algunos  lugares  dieron  carne  de  ome  á 
cozer  en  lugar  de  puerco,  que  semejava  todo  carne 
de  puerco;  y  su  notomía  es  tal  como  la  del  ome.  Y 
en  él  ay  ocho  catamientos.  El  I  según  la  edad,  ca  el 
pequeño  ques  de  un  año  es  frió  y  húmido  en  II  gra- 
do, y  malo  digestión,  y  de  mal  humor,  y  viscoso,  y 
empalaga  el  estómago,  y  dá  gómito,  y  tira  el  sabor 
del  comer;  y  de  dos  años  en  adelante  es  frió  y  húmi- 
do en  fin  del  I  grado,  ca  pierde  algo  de  la  humidad 
acidental  y  de  la  leche;  y  de  III  años  es  frió  y  húmido 


1 1  ^^  — 


en  el  primer  grado.  El  II  catamlento  es  según  los 
tiempos  del  año;  por  razón  ques  frió  y  húmido  es 
mejor  en  el  estío  que  non  en  el  invierno;  pero  por 
quanto  es  malo  de  moler,  la  calentura  natural  es  fla- 
ca en  esta  tierra,  deve  ser  comido  pocas  vezes.  El 
tercero  catamiento  según  se  cevó,  ó  de  qué  es  ceva- 
do;  ca  los  que  comen  bellotas  y  cosas  secas  son  me- 
jores, por  quanto  enxugan  la  humidad  que  tienen  de 
más,  y  los  que  pacen  las  yervas  y  las  cosas  gruessas 
húmidas  son  malas  y  ponzoñosas.  Yo  vi  aquí  en  Se- 
villa en  el  año  de  la  era  de  mil  y  quatrocientos  y  do- 
ze  años  que  fué  fambre  y  cevaron  los  puercos  en  Be- 
jer  y  en  Xerez  con  pescados  de  la  mar  fidiondos,  y 
quando  fueron  fechos  tocinos  sabía  la  carne  dellos  al 
pescado  fidiondo,  que  non  fueron  de  comer  y  fízelos 
echar  fuera  de  mi  casa.  El  quarto  catamiento  en  la 
color;  ca  los  prietos  son  mejores  y  más  sabrosos  que 
non  los  blancos,  y  la  negrura  demuestra  calentura 
sobrepujava.  El  quinto  catamiento  según  el  linaje;  ca 
los  machos  son  menos  húmidos  y  más  calientes  que 
las  fembras:  el  castrado  es  ygual  entrellos.  El  sexto 
catamiento  según  los  miembros;  ca  la  carne  entreve- 
rada es  mejor  que  la  otra,  y  por  ende  las  narizes,  y 
las  orejas,  y  los  lomos,  y  las  costillas  y  el  jamón  son 
más  sabrosos  y  más  sanos  que  los  otros  miembros, 
y  las  morcillas,  y  las  longanizas  y  las  entrañas  todos 
son  malos;  pero  las  morcillas  melices  que  son  adoba- 
das con  especias  son  menos  malas.  Y  el  catamiento 

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—    114  — 

seteno  según  el  adobamiento,  ca  el  fresco  cozido  es 
muy  malo  y  húmido,  y  el  que  es  sal  preso  non  es  tan 
malo;  otrosí,  el  puerco  puesto  en  adobo,  en  sal,  y  en 
vinagre,  y  en  orégano  y  ajos,  es  menos  malo,  y  el 
asado  son  menos  malos  que  los  otros.  El  VIII  cata- 
miento  según  la  natura  dellos,  ca  los  que  son  monte- 
sinos son  calientes  y  secos,  y  los  otros  son  frios  y  hú- 
midos. 


CAPÍTULO  XX 

De  los  gallos  y  gallinas,  y  stis  propiedades. 

Los  gallos  son  provechosos  para  medicina,  por- 
que el  caldo  dellos  laxa  el  vientre,  y  médicos  muchos 
ordenaron  el  modo  como  fuesse  el  caldo  del  gallo 
laxativo,  y  purgasse  maravillosamente;  y  el  modo 
mejor  de  hacerlo  purgativo  es  que  con  el  gallo  se 
cuezan  estas  cosas  que  se  siguen:  recipe  polipodio  y 
sen  torbite,  de  cada  uno  dos  ongas;  simiente  de  ta- 
lagor,  y  matalahúva  y  finojo,  de  cada  uno  una  onga; 
canela,  quarta  de  onga;  pasas,  dos  ongas;  sean  ma- 
chucadas estas  cosas  y  metidas  dentro  en  el  cuerpo 
del  gallo,  y  sea  cozido  con  filo  y  aguja,  porque  non 
se  salga,  y  sea  puesto  á  cozer  en  tres  adumbres  de 
agua,  fasta  que  torne  en  medio,  y  beva  de  aquel  cal- 


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do.  Otrosí,  el  caldo  del  gallo  viejo  es  bueno  para  res- 
treñir  las  cámaras,  seyendo  cozido  con  goma  arávi- 
ga,  y  con  julinal  y  zumaque.  Otrosí,  dándolo  á  los 
que  tienen  llagas  en  la  bexiga,  y  cozido  con  leche, 
guarecer  lo  há.  Otrosí,  cozido  con  eneldo  y  con  sal, 
y  dado  á  bever,  faze  gomitar  la  pongoña  del  que  la 
tuviere  en  el  cuerpo.  Y  las  gallinas  gruessas  y  peque- 
ñas ante  que  pongan  son  más  húmidas  que  los  po- 
llos pequeños,  y  de  mayor  govierno  y  de  más  esfuer- 
zo, y  el  caldo  enclaresce  la  boz,  y  abre  los  caños,  y 
tira  el  apretamiento  del  ressollo,  y  ygualan  la  cum- 
plision  tanto,  que  los  antiguos  guarecían  á  los  mala-  \  / 
tos  con  el  caldo  de  las  pollas,  beviéndolo  y  bañándo- 
se en  él:  y  la  gallina  muy  vieja  es  de  gran  esfuerzo, 
mas  es  mala  de  moler;  y  poniendo  la  gallina  partida  \  ^ 
por  el  espinazo  sobre  la  mordedura  ponzoñosa  y  á  J  /\ 
la  fiebre  de  la  cabega,  aprovechan  mucho.  El  según-" 
do  catamiento  según  el  color,  ca  la  gallina  prieta  es 
más  sabrosa  y  más  templada  que  las  otras;  pero  á 
los  sobredichos  febrecitantes  son  mejores  las  blancas 
que  las  prietas.  El  catamiento  tercero  según  el  cevo 
de  que  son  gobernadas,  ca  vimos  que  en  el  año  de  la 
hambre,  por  quanto  se  cevavan  del  lixo  y  de  las  ma- 
las cosas,  que  sabian  la  carne  dellas  muy  mal,  que 
non  eran  de  comer;  y  el  trigo  es  el  mejor  cevo  que 
deven  aver:  é  á  los  coléricos  devenios  cevar  con  ce- 
vada  y  lantejas  de  agua;  y  á  los  que  han  tosse  con 
passas,  y  con  simiente  de  malvas  y  cañamones,  y  sus 


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semejantes;  y  los  que  han  mal  en  el  fígado  con  si- 
miente de  endivia;  é  á  los  tísicos  con  trigo  remojado 
en  caldo,  con  galápagos  cochos;  y  á  los  que  han  pie- 
dra, con  perexil  macedonio  y  con  simiente  de  apio. 
El  quarto  catamiento  es  según  el  tiempo  del  matar, 
ca  el  que  entiende  de  dar  la  gallina  súbitamente  para 
esforzar,  ayna  luego  que  fuere  muerta  póngala  luego 
á  cozer  mientra  está  con  su  virtud;  y  el  que  la  qui- 
siere dar  porque  aya  sabor,  devela  matar  ante  no- 
che, y  será  más  sabrosa  y  más  liviana  de  moler;  pe- 
ro non  es  tan  veredusa:  é  por  ende,  la  gallina  grues- 
sa  y  vieja  deve  ser  muerta  veynte  y  quatro  oras  ante 
que  se  coma,  y  las  pollas  doze  oras,  y  en  el  estío  seys 
oras,  porque  se  non  corrompan  con  la  gran  calura. 
El  quinto  catamiento  según  el  lugar  donde  se  crian, 
ca  las  que  son  alcahazadas  ó  encerradas  enjaulas  son 
malas  y  melancólicas,  y  engendran  mal  humor,  y  las 
que  están  sueltas  en  corrales  son  mejores,  por  tres 
razones:  la  primera,  por  quanto  andan  por  do  quieren 
y  afanan  más;  la  segunda,  porque  están  en  más  vir- 
tud del  ayre;  la  tercera,  porque  se  cevan  de  las  yer- 
vas  y  de  las  cosas  convenibles  que  son  á  su  naturale- 
za; la  quarta,  por  quanto  están  muchas  en  compaña, 
ca  la  que  está  en  su  cabo  metida  en  la  jaula  es  muy 
mala  y  de  mal  humor;  la  quinta,  por  quanto  tienen 
marido,  que  están  con  el  gallo,  ca  las  que  se  toman 
son  más  virtuosas.  El  sexto  catamiento  según  los 
miembros:   las  alas  son  más  sabrosas  y  mejores  de 


I  I 


todos  los  miembros  del  ave,  ca  por  el  movimiento 
se  desuelven  las  superfluydades  y  son  livianos  de  mo- 
ler, ca  los  pequeños  que  non  pueden  bolar  non  son 
tan  buenos  los  aloncillos  dellos;  y  por  ende  non  de- 
ven ser  cortadas  las  alas  porque  non  pierdan  el  sa- 
bor; y  empos  de  las  alas  el  pescuego,  por  el  gran 
movimiento;  y  empos  dellos  las  piernas  y  los  pies; 
empero  los  pechos  son  de  gran  nudrimiento  y  de  gran 
govierno,  pero  son  malos  de  moler;  por  ende  los 
miembros  baxos  son  mejores  que  non  los  altos.  El 
seteno  catamiento  en  la  manera  del  adobamiento:  la 
gallina  assada  non  es  tan  liviana  de  moler  en  el  estó- 
mago como  la  cozida;  y  por  ende  usan  en  Francia 
(porque  non  se  desgaste  la  humidad)  enlardarlas  con 
un  pedago  de  lardo  de  tocino,  ó  de  cobrirlas  con  el 
redaño  del  cabrito,  ó  de  carnero:  y  dize  Avicena  que 
quando  assaren  la  gallina,  porque  non  pierda  la  hu- 
midad natural,  que  deve  ser  puesta  dentro  en  el  qua- 
jo  de  un  cabrito;  y  la  gallina  cozida  es  de  gran  esfuer- 
zo y  más  liviana  de  moler  que  la  assada,  y  general- 
mente el  assada  es  más  liviana  de  moler  y  más  mala 
de  salir;  y  la  cocha  es  al  contrario,  ques  mala  de  mo- 
ler por  la  humidad,  pero  es  más  liviana  de  salir. 


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CAPÍTULO   XXI 

De  las  perdizes  y  de  las  otras  aves,  y  de  los  huevos. 

Perdiz  es  llamada  gallina  montesina,  y  es  seme- 
jante de  la  gallina  en  bondad,  y  conviértese  en  buen 
humor,  y  es  más  caliente  y  seca  que  la  gallina,  y  ay 
en  ella  ocho  catamientos.  Y  el  primero  catamiento  es 
según  la  manera  y  hórden  en  que  se  caga:  la  que  es 
cagada  de  agor  y  de  falcon  son  más  mejores  que  non 
las  que  se  cagan  en  otra  manera,  que  la  carne  dellas 
es  más  tierna  y  más  sabrosa,  porque  el  agor  la  toma 
súbitamente  de  gran  golpe  y  dá  en  ella,  machúcala 
toda;  y  las  perdizes  que  son  cagadas  en  redes  y  to- 
madas con  lanternas,  éstas  son  malas  por  quanto  las 
tienen  alcahazadas  grandes  dias;  y  la  de  la  ballesta 
es  tierna  y  buena,  por  quanto  muere  súbitamente;  y 
las  más  sabrosas  y  gruessas  son  las  de  la  campiña  y 
de  las  vegas,  ca  las  que  son  de  la  xara  son  malas  y 
secas.  El  segundo  es  según  el  linaje,  ca  el  linaje  de 
las  fembras  son  mejores,  y  más  gruessas  y  más  sa- 
brosas que  non  los  machos.  El  tercero  catamiento 
según  la  hedad,  ca  los  perdigones  quando  son  pe- 
queños de  un  mes  son  mejores  que  non  los  pollos,  y 


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de  mejor  humor,  salvo  que  son  más  enxutas;  y  la 
que  es  muy  vieja  es  mala  de  moler,  empero  es 
de  gran  esfuergo  y  de  gran  virtud.  El  quarto  cata- 
miento  según  el  lugar  donde  se  cria,  ca  las  que  son 
alcahazadas  y  criadas  en  casa  son  melancólicas  y  en- 
gendran mala  sangre  que  las  que  son  sueltas.  El 
quinto  catamiento  según  el  tiempo,  ca  en  el  invierno 
son  las  perdizes  del  primer  año,  fasta  el  Febrero,  y 
estonces  son  ellas  buenas;  y  del  mes  de  Febrero  ade- 
lante comienzan  de  cavalgarse  y  á  criar,  por  la  qual 
razón  son  malas  y  secas;  y  por  Sant  Juan  vienen  los 
perdigones,  y  estonces  son  sanos,  y  buenos  y  tiernos; 
estonce  viene  el  limón  para  ellos.  El  sexto  catamiento 
es  según  el  tiempo  de  su  muerte  dellas,  ca  la  que  es 
muerta  en  el  dia  y  se  come  en  el  dia  luego,  es  dura  y 
mala  de  moler,  maguer  ques  virtuosa;  y  de  un  dia  en 
otro  es  mejor  y  más  tierna.  El  séptimo  catamiento 
es  según  la  manera  del  matar,  ca  la  afogada  es  más 
sabrosa  que  la  degollada,  por  razón  de  la  sangre  que 
es  caliente  y  húmida  y  se  buelve  con  ella;  y  la  que  es 
degollada  apúrase  de  la  sangre  y  finca  enxuta,  y  non 
es  tan  sabrosa;  y  esso  mismo  de  la  gallina:  y  por 
ende  usan  en  Aviñon  y  en  todas  las  otras  partes  de 
afogar  las  aves  y  non  degollar  las  gallinas,  porque 
dizen  que  tienen  la  carne  más  blanca;  y  puede  ser 
mejor  degollada  que  non  afogada,  por  razón  de  la 
tierra,  que  es  más  caliente  y  húmida,  y  que  pierda 
destas  calidades.  El  octavo  catamiento  según  la  ma- 


I  20 


ñera  del  adobamiento,  ca  la  assada  es  más  virtuosa 
que  non  la  que  es  cozida,  que  está  más  con  su  gumo, 
y  en  el  cozer  anda  la  virtud  en  el  caldo,  y  aquel  caldo 
esfuerza  mucho  el  estómago;  é  la  perdiz  assada  es  li- 
viana de  moler  y  mala  de  decendir  del  estómago,  y  la 
cozida  es  liviana  de  decendir  y  mala  de  moler:  y  la 
que  fuere  assada  de  la  parte  del  espinazo,  sin  mecerla 
en  derredor,  mas  que  se  asse  de  aquella  parte  fasta 
que  se  queme  el  espinazo,  y  finca  lo  otro  todo  con  su 
virtud  y  con  humidad  radical,  y  esfuerza  más  y  es 
más  sabrosa  que  non  la  assada  en  derredor;  y  si  fue- 
re cubierta  con  un  redaño  de  cabrito,  viene  más  gu- 
mosa  y  más  sabrosa. 

Pavón  es  mejor  que  non  las  gallinas  ni  las  perdi- 
zes,  y  engendra  buena  sangre  y  templada,  y  es  sa- 
broso de  comer,  y  su  carne  muy  tierna,  y  alegra  y 
esfuerga  el  corazón;  y  deve  ser  muerto  dos  dias  ante 
que  se  coma,  y  el  mejor  comer  que  ay  en  él  es  el 
obispillo. 

Codornizes  engendran  buena  sangre  y  ygual;  y 
algunos  dizen  que  es  caliente  y  seca,  y  quando  es 
gorda  es  de  buen  mantenimiento  y  de  buen  sabor;  y 
algunos  ay  que  dizen  que  es  mala  carne,  por  quanto 
se  govierna  del  torvisco  y  del  tuero,  que  son  ponzo- 
ñosas; y  tienen  algunos  judíos  que  por  esto  murieron 
los  que  las  comieron;  y  non  es  verdad,  ca  el  vso.  cl. 
dize  que  la  carne  muerta  que  la  tenía  en  la  boca  an- 
tes que  la  uviessen  maxcado,  que  la  yra  de  Dios  los 


12  1     

tomó  y  los  mató  de  gran  mortandad:  assí  que  pare- 
ce que  non  lo  fizo  la  carne,  salvo  su  pecado  y  su  des- 
conocimiento. 

Tórtolas  engendran  buena  sangre  y  templada, 
señaladamente  la  que  es  de  un  año  complido,  y  que 
sean  muertas  un  dia  antes  que  las  coman. 

Páxaros  y  los  gorriones:  todas  estas  aves  peque- 
ñas son  calientes  y  secos,  y  engendran  sangre  que- 
mada, y  restriñe,  y  non  son  buenos,  salvo  para  los 
flemáticos  y  fríos  de  complision. 

pórgales  son  calientes  y  secos,  y  engendran  san- 
gre colérica,  y  son  buenos  para  los  flemáticos  y  ma- 
los para  los  coléricos. 

Palomas:  las  torcazes  son  calientes  y  secas  en  se- 
gundo grado,  y  crian  colérica,  y  son  de  poca  sustan- 
cia y  de  mal  cozimiento:  y  las  que  crian  en  casa  son 
menos  calientes  que  las  otras;  y  las  palominas  son 
más  templadas  que  las  otras. 

Ánades  y  ánsares:  las  que  crían  en  el  agua  son 
muy  malas  para  el  estómago,  y  engendran  humor 
gruesso  y  viscoso,  y  tiran  el  apetito  de  comer,  ca  son 
de  mal  sabor  y  de  mal  humor;  é  lo  mejor  que  a)-  en 
ellas  es  el  pescuezo  y  las  alas,  por  quanto  son  más 
enxutas  por  razón  del  movimiento  que  fazen. 

Grullas  son  calientes  y  secas,  y  engendran  me- 
lancolía, y  son  mu)-  malas  de  moler  y  de  decendir 
del  estómaijo. 

Abutardas:  Isac  dize  que  son  )'guales  }■  tcmpla- 

16 


12  2 


das;  mas  aquellas  avernos  por  mal  sanas,  y  pesadas 
y  de  mal  humor. 

Huevos  son  calientes  y  húmidos,  y  engendran 
buena  sangre,  y  conviértese  a}'na  en  buen  humor  ó 
en  malo,  según  fallare  en  el  estómago;  y  en  ellos  ay 
quatro  catamientos.  El  I  catamiento  según  la  natura 
del  ave,  ca  los  huevos  de  las  gallinas  y  de  las  perdizes 
son  mejores  que  de  todas  las  otras  aves,  con  tres 
condiciones:  la  I,  que  sea  polla  de  seys  meses  fasta 
un  año;  la  II,  que  sea  gruessa,  ca  los  huevos  de  las 
que  son  magras  son  malos;  la  III,  que  ayan  gallo, 
porque  son  más  calientes  y  más  sabrosos,  y  más  li- 
vianos de  moler;  y  dizen  que  non  ay  bocado  tamaño, 
como  el  huevo,  que  sea  tan  bueno  como  él,  y  la  ye- 
ma es  caliente,  y  húmida  y  viscosa.  El  catamiento  se- 
gundo según  el  tiempo,  ca  los  frescos  son  buenos  y 
de  buen  humor,  señaladamente  los  que  son  puestos 
en  el  dia  mismo;  ca  si  passaren  ocho  dias  de  verano  ó 
quinze  de  invierno  son  muy  malos  y  corruptos,  seña- 
ladamente en  esta  tierra  ques  caliente.  El  III  cata- 
miento  según  el  cozimiento,  ca  los  que  son  escalfados 
en  agua  y  blandos  son  livianos  de  moler  y  de  buen 
humor,  y  los  que  son  asados  fasta  que  son  duros  son 
malos  de  moler  y  convertibles,  y  engendran  mal  hu- 
mor, y  el  que  es  blando  acrecienta  la  simiente,  y  dá 
apetito  y  es  de  buen  govierno. 


12^ 


CAPÍTULO  XXII 

Del  queso,  y  de  la  leche,  y  de  la  manteca. 

La  leche  es  caliente  en  primer  grado  y  húmida  en 
el  II,  y  es  de  natura  de  sangre,  y  es  sangre  cozida 
dos  vezes,  la  una  en  las  venas  y  la  otra  en  las  tetas, 
y  ay  toma  la  blancura:  y  en  ella  ay  ocho  catamientos. 
El  primer  catamiento  es  según  el  animalia  de  que 
fuere:  la  leche  de  la  muger  de  veynte  años  fasta 
veynte  y  cinco,  blanca,  y  buena  y  gruessa  de  los  pe- 
chos y  ancha,  y  las  tetas  blancas  y  de  buenas  condi- 
ciones, y  que  sea  la  leche  blanca,  ygual  de  sustancia, 
non  muy  espessa,  ni  muy  delgada,  y  de  buen  color, 
y.- de  buen  olor,  y  de  buen  sabor,  ésta  es  la  mejor  le- 
che que  ay  en  el  mundo,  quier  para  criar,  quier  para 
comer,  quier  para  melezina  para  los  tísicos;  leche  de 
cabras  joven,  que  pacen  buenas  yervas,  ésta  es  muy 
convenible  después  de  la  muger;  y  empos  désta  vie- 
ne la  leche  del  asna,  y  es  buena  para  tísicos,  por  quan- 
to  es  más  fría  y  seca  y  léxos  de  podrimiento;  y  em- 
pos désta  viene  la  leche  de  las  ovejas;  y  empos  désta 
de  las  vacas.  El  catamiento  segundo  de  la  hedad,  ca 
la  leche  de  la  jó^'en  es  mejor  que  de  la  vieja.  El  III 
catamiento  es  del  tiempo  del  ordeñar  la  leche,  ca  la 


—     124    — 

que  es  del  día  mismo  es  reziente,  es  buena  para  nu- 
drimiento  y  conservar  la  humidad  radical,  y  esfuerza 
la  natura,  y  conviértese  en  buen  humor;  y  la  que  es 
de  dos  dias  ó  de  más  es  mala  y  azeda,  pero  para  me- 
lezina  es  buena,  para  los  que  tienen  el  estómago  mu)' 
caliente,  para  resfriar  y  amansar  el  agudeza  de  la 
cólera.  El  quarto  catamiento  según  el  cevo  de  que 
es  cevada  la  alimania:  ca  la  que  es  cevada  de  yervas 
frias,  assí  como  la  endivia,  y  escaviosa,  y  cerrajas  y 
lechugas,  es  buena  para  los  coléricos;  y  la  que  es  ce- 
vada de  mastranto,  y  de  niepta  y  de  sus  semejantes 
es  buena  para  los  flemáticos;  y  la  que  fuere  cevada 
con  lantejas  y  con  cevada  es  buena  para  los  sangui- 
nos; y  la  que  fuere  cevada  de  pasas  y  trigo  es  buena 
para  los  tísicos  y  para  las  malencolías.  El  quinto  ca- 
tamiento según  el  adobamiento,  ca  la  leche  cruda  es 
buena  para  los  que  tienen  buen  estómago  y  rezio, 
por  quanto  es  laxativa,  y  la  que  es  cozida  con  azero 
ó  con  piedras  blancas  es  buena  para  restreñir  la  co- 
rrencia, y  la  que  es  cozida  con  miel  ó  con  agúcar  es 
más  alimpiadera  y  más  nutritiva.  El  sexto  catamien- 
to según  la  contía  del  comer:  ca  el  que  tomare  con- 
tía  templada  es  buena  y  liviana  de  moler,  y  conviér- 
tese en  buena  sangre;  y  el  que  comiere  mucho  della, 
daña  el  estómago,  y  conviértese  en  azedía,  y  faze  sa- 
lir bafos  á  la  cabega,  y  daña  los  dientes  y  las  enzías, 
y  enflaquécelas,  y  conviértese,  según  la  natura  del 
rescebidor,  si  fuere  colérico  enfundirse  há  en  cólera, 


\2^ 


D     

y  si  fuere  flemático  en  azedía.  El  séptimo  catamiento 
según  el  tiempo  que  fuere  tomada,  ca  en  ayunas,  el 
estómago  vazío,  es  mejor  que  non  fallándolo  lleno.  El 
octavo  catamiento  según  las  partes  que  fueren  toma- 
das de  la  leche,  ca  en  la  leche  ay  tres  sustancias,  el 
queso,  el  agua,  que  es  llamada  suero,  y  manteca.  El 
suero  es  caliente  y  seco  y  alimpia  por  su  agudeza  la 
cólera  y  el  estómago,  y  el  agua  amarilla  de  los  trópi-  'N/ 
eos,  y  por  esto  es  buena  para  las  purgaciones.  La 
manteca  es  caliente  y  húmida,  de  la  natura  del  ayre, 
y  es  buena  para  la  aspereza  de  los  pechos,  y  emblan- 
desce  y  es  contra  las  ponzoñas.  Y  el  queso  es  frió  y 
seco,  que  es  de  la  natura  de  la  tierra;  pero  el  queso 
que  es  apartado,  por  hecho  de  arteficio,  ay  en  dos 
maneras,  fresco  y  salado:  el  fresco  es  frió  y  húmido 
en  primer  grado,  por  quanto  es  compuesto  de  tres 
sustancias,  y  es  cerca  de  igual,  y  de  gran  govierno,  y 
emblandece,  y  es  bueno  para  los  coléricos;  y  el  que 
es  salado  y  anejo  es  caliente  y  seco,  por  razón  de  la 
sal  que  reyna  en  su  virtud  más  que  las  otras,  y  la  man- 
teca es  desecada,  y  el  agua  del  suero  enxuga,  y  por 
ende  finca  caliente  y  seco;  y  non  da  gran  nudrimien- 
to,  ni  bueno,  pero  esfuerga  la  boca  del  estómago,  co- 
miendo después  de  comer,  y  ayuda  á  moler  la  vian- 
da y  estriñe,  pero  es  mala  para  la  piedra;  )•  la  que  es 
ygual  entre  fresca  y  vieja  es  templada. 


—     126 


CAPÍTULO  XXIII 

Ih'  los  pescados  del  agua  dulce. 

Los  pescados  son  fríos  y  húmidos  en  primer  gra- 
do, y  son  convenibles  á  las  complisiones  calientes  y 
secas  y  á  los  magros,  y  en  el  tiempo  del  estío,  y  acre- 
cienta la  simiente  y  dá  talante  de  doñear;  pero  son 
malos  para  los  flemáticos.  Y  en  estos  pescados  ay 
nueve  catamientos.  El  I  catamiento  según  el  agua 
en  que  fuere  pescado,  ca  los  de  agua  dulce,  assí  co- 
mo de  Guadalquivir,  que  fueren  tomados  de  Alcalá 
arriba,  que  non  crece  el  rio  y  es  todo  agua  dulce,  es- 
tos tales  son  frios  y  húmidos  en  fin  del  primer  grado; 
é  de  Alcalá  fasta  Coria  son  frios  y  húmidos  en  medio 
del  primer  grado;  y  de  Coria  en  adelante  reynan  en 
el  agua  salada:  éstos  son  frios  y  húmidos  en  comien- 
do del  primer  grado,  ca  por  la  vezindad  de  la  mar 
ganan  salumbre  y  calentura,  por  la  qual  razón  deven 
ser  frios  y  húmidos  en  comiendo  del  primer  grado, 
y  non  en  el  medio  ni  en  la  fin.  Y  conviene  á  saber 
que  en  estas  tres  partes  que  discimos  dellos  ay  que 
son  naturales  dende  que  se  criaron  y  nacieron  de  aque- 
llos huevos  que  estaban  en  aquellas  partes  mismas; 
y  dellos  ay  acidentales,  que  non  nacieron  y  mas  vinie- 


—    1-7    — 

ron  ay  de  otras  partes.  Estos  acicleníales  son  en  dos 
maneras;  ó  vinieron  de  la  mar  al  rio,  ó  del  rio  á  la 
mar;  y  en  estas  dos  maneras:  ó  vinieron  por  fuerza, 
ó  vinieron  por  talante.  Los  que  vinieron  por  fiierga 
del  agua  dulce  al  agua  salada,  faze  mucho  por  tor- 
narse á  la  dulce,  y  fuye  de  la  salada,  deve  ser  juzga- 
do por  pescado  de  rio,  y  non  es  tan  caliente  y  húmi- 
do como  los  otros,  assí  como  acaece  á  los  que  están 
en  los  pescaderos  grandes;  y  los  que  vinieron  por 
fuerga  fuyendo  del  agua  de  la  mar,  deléytanse  en  el 
agua  dulce,  deven  ser  juzgados  como  de  agua  dulce, 
señaladamente  si  se  criaren  gran  tiempo,  ca  toda  cosa 
quiere  su  semejante  y  conforme.  Y  esta  misma  razón 
se  deve  entender  en  el  contrario.  Y  los  pescados  del 
agua  dulce  de  Sevilla  los  más  nombrados  son  estos 
diez:  albures  y  robalos,  sávalos  y  sollos,  truchas  y  sa- 
bogas, y  camarones,  y  lampreas,  y  anguillas,  y  bo- 
gas, y  barvos;  y  destos  ay  dellos  sin  escama  }'  dcllos 
non,  y  maguer  que  la  ley  vieja  lo  defiende,  los  que 
non  han  aletas,  ni  escama,  quanto  yo  querria  más  el 
anguilla  y  la  lamprea,  y  comiesse  don  gulema  el 
barvo  y  la  boga.  '   ' 

Los  albures  son  frios  y  húmidos,  y  templados 
entre  los  pescados;  señaladamente  los  gruessos  y  de 
sazón  son  desde  Sant  Juan  fasta  Sancta  María  de 
Agosto,  y  su  salsa  es  agraz  y  canela. 

Robalos  son  frios  y  húmidos  menos  que  los  albu- 
res, señaladamente  los  que  son  pescados  desde  Can- 


—     128     — 

tillana  fasta  Alcalá  del  Rio,  y  son  de  buena  digistion 
y  convenible  para  los  coléricos  y  para  los  febricitan- 
tes; y  de  Alcalá  fasta  Coria  son  buenos  á  los  sangui- 
nos; y  de  Coria  en  adelante  son  buenos  para  los  fle- 
máticos, porque  non  son  tan  húmidos,  ni  tan  frios, 
ca  ganan  alguna  calentura  y  sequedad  del  agua  sala- 
da: y  deven  ser  comidos  assados  con  salsa  de  limón, 
ó  de  vino  blanco  y  de  canela,  á  los  flemáticos;  y  á  los 
coléricos  cozidos  en  agua  dulce  y  con  ^umo  de  limón 
y  agua  rosada. 

Sávalos  son  frios  y  húmidos  más  que  los  robalos, 
por  quanto  son  más  gruessos,  pero  non  son  tan  li- 
vianos de  moler;  mas  decienden  más  ayna  del  estó- 
mago por  razón  de  la  grossura,  y  por  ende  non  son 
tan  sanos  para  los  dolientes  como  los  robalos:  y  los 
que  son  tomados  de  Alcalá  fasta  Coria  son  mejores 
que  los  que  son  tomados  de  Cantillana  y  de  Alcalá, 
por  razón  que  los  de  Cantillana  son  más  gruessos, 
por  quanto  non  llega  allá  la  creciente,  y  por  esto  non 
son  tan  livianos  de  moler  y  engendran  fastidio;  em- 
pero de  Alcalá  adelante  ganan  sequedad,  por  la  cre- 
ciente yguálanse;  y  su  comer  es  assado  con  naranja, 
ó  empanada,  ó  en  adobo. 

Truchas  se  pescan  y  se  toman  en  algunos  bragos 
de  Guadalquivir  y  en  rios  cerca  del,  y  es  pescado 
muy  sano  y  muy  noble,  y  conviértese  en  buen  humor, 
por  quanto  son  en  él  diez  condiciones  buenas  que  de- 
ven ser  falladas  en  los  pescados  que  deven  ser  dados 


129    — 

por  buenos.  La  primera  condición  que  aya  la  escama; 
en  essa  andan  todas  las  demasías  del  pescado,  assí 
como  van  todas  las  demasías  en  la  lana,  y  en  cabe- 
llos, y  en  cuernos  y  en  uñas  en  las  bestias.  La  segun- 
da condición  que  sea  la  carne  del  pescado  ygual  entre 
blancura  y  bermejura,  porque  significa  en  él  templa- 
miento de  su  humidad.  La  tercera  condición  que  crie 
en  agua  dulce.  La  quarta  condición  que  sean  corren- 
tias y  non  estantías  las  aguas.  La  quinta  condición 
que  sean  correntias  sobre  aguijas;  ca  en  aquello  de- 
suélvese  la  humidad,  y  los  del  agua  que  está  llena  de 
cieno  es  el  contrario.  La  sexta  que  sea  la  carne  de- 
llas  ygual,  que  non  sea  maliciosa,  ni  muy  dura.  La  > 
séptima  que  sean  templados  en  grossura  y  en  magru-  /  x 
ra.  La  octava  condición  que  sean  de  buen  sabor;  ca 
la  que  es  de  buen  sabor  más  ayna  se  muele  que  non 
el  contrario.  La  novena  condición  que  sean  cevados 
de  yervezuelas  y  de  cosas  limpias  del  agua.  La  X 
condición  que  sean  de  sazón  en  todo  el  año:  assí  co- 
mo es  el  carnero  entre  todos  los  ganados  y  entre  las 
aves,  assí  es  la  trucha  entre  los  pescados. 

Sollo  es  entre  los  pescados  como  la  vaca  entre 
los  ganados,  y  es  menos  fi'io  y  húmido  entre  los  pes- 
cados que  los  otros,  según  parece  en  la  dureza  de  la 
carne,  y  es  de  gran  govierno  y  rñás  liviana  de  moler 
por  su  buen  sabor:  y  los  que  son  tomados  de  Canti- 
llana  fasta  Alcalá  son  mejores,  por  quanto  son  tem- 
plados más  con  el  agua  dulce;  y  el  que  fuere  puesto 

17 


—   I30  — 

en  adobo  con  vino  blanco  y  orégano  es  menos  frió, 
y  menos  húmidos  y  más  liviano  de  moler,  y  deciende 
más  ayna  del  estómago  que  el  otro. 

Sabogas  son  frias  y  húmidas  y  son  como  natura 
de  sávalo,  y  lo  mejor  della  es  los  huevos;  y  témplase 
con  salsa  de  limón  ó  de  lima,  y  canela,  para  tirar  la 
humidad. 

Barvo  es  frió  y  húmido  y  viscoso,  y  de  mal  sa- 
bor y  de  mal  humor;  y  el  que  lo  quisiere  comer  que 
le  non  faga  daño,  guíselo  desta  figura:  tomen  el  bar- 
vo y  escámenlo  muy  bien,  y  lávenlo  bien  nueve  vezes 
en  agua  dulce  que  sea  limpia,  y  después  tomen  el  vi- 
no blanco  y  la  sal,  y  una  poca  de  canela,  y  gengibre, 
y  clavos,  y  agafran,  de  cada  uno  media  onga,  y  cebo- 
lla blanca  tres  ongas,  y  vinagre  fuerte  un  poco,  y  co- 
minos y  culantro  seco  una  ochava,  y  pónganlo  todo 
en  una  cagúela  vidriada,  y  pónganlo  á  coger  en  el  hor- 
no, y  quando  fuere  bien  cocho  pongan  la  mesa  para 
comer  y  tráyganlo  y  échenlo  en  la  trestiga  que  nun- 
ca parezca,  y  yo  le  asseguro  que  nunca  le  faga  mal. 

La  anguilla  que  fuere  tomada  de  Alcalá  fasta  Co- 
ria son  mejores  que  las  que  son  tomadas  de  Alcalá 
en  adelante,  por  razón  del  agua  salada,  que  yguala 
aquella  viscosidad  que  tiene:  otrosí,  por  el  gran  mo- 
vimiento que  tiene  el  rio  en  crecer  y  en  menguar. 
Las  anguillas  grandes  son  mejores  que  las  pequeñas, 
y  la  hembra  es  mejor  que  non  el  macho,  y  las  que 
son  tomadas  en  las  lagunas  son  muy  malas:  y  este 


I^I 


pescado  tal  es  frió  y  húmido  en  segundo  grado,  y 
malo  de  moler  en  el  estómago,  y  sale  ayna  por  razón 
de  la  su  grossura,  y  es  de  muy  gran  govierno,  pero 
malo  y  viscoso;  y  la  atriaca  para  ella  es  el  ajo  y  el  vi- 
no puro.  Deve  ser  escusada  de  la  non  comer,  y  el 
dia  que  la  comiere,  que  non  coma  otra  vianda  en 
aquella  mesa,  por  quanto  se  destruya  más  ayna:  otro- 
sí, devela  escojer  que  sea  viva,  ca  la  muerta  de  cua- 
tro oras  adelante  es  mala:  otrosí,  la  que  muere  por 
sise  es  muy  mala  y  es  enconada. 

Lamprea  es  cerca  de  la  natura  de  la  anguilla,  mas 
non  es  tan  viscosa,  y  es  de  mejor  sabor  y  más  pre- 
ciada, y  la  fembra  es  mejor  que  non  el  macho;  y  la 
que  es  tomada  en  agua  dulce  y  limpia  pedregosa  es 
la  mejor:  y  quando  la  quisieren  adobar  para  comer 
deven  abrir  un  poco  el  pescuezo  para  le  sacar  la  hiél, 
que  amarga  mucho,  y  si  se  adobasse  con  ella  perde- 
rla la  su  virtiid:  otrosí,  guarden  que  non  la  rasgen 
en  todo  su  cuerpo,  ca  por  allí  saldrá  toda  la  grossu 
ra,  y  en  cada  forado  pongan  clavos  de  girofre,  y  lá- 
venla con  vino  blanco,  y  átenla  con  un  filo  que  sea 
mojado,  y  ásenla,  ó  adobada  en  cajuela. 

Camarones  son  fi-ios  y  húmidos  en  fin  del  primer 
grado,  y  son  livianos  de  moler  y  de  buen  humor,  y 
quiebran  la  piedra  y  sueltan  la  orina,  y  el  caldo  de- 
llos,  cozidos  sin  sal,  tiran  la  quemazón  de  la  orina;  y 
desque  son  cozidos  en  casa  con  poca  sal  son  mejo- 
res que  los  que  venden  en  la  plaga,  que  son  muy  sa- 


--   132   — 
lados;  y  los  de  Carmona  son  mejores  y  los  más  grues- 
sos  y  más  sanos  qué  otros. 

El  catamiento  segundo,  de  los  pescados  del  agua 
salada.  Los  pescados  de  la  mar  son  menos  frios  y 
húmidos  que  los  del  agua  dulce,  y  por  ende  son  frios 
y  húmidos  en  comiengo  del  primer  grado,  y  non  son 
de  tan  buen  humor  como  los  de  agua  dulce  en  quan- 
to  ganan  la  salumbre:  é  por  ende  damos  antes  á  los 
dolientes  los  pescados  del  agua  dulce,  que  non  los  de 
la  mar,  señaladamente  á  los  que  adolecen  de  cólera; 
pero  á  los  flemáticos  es  mejor  el  pescado  de  la  mar 
que  non  el  del  rio. 

El  catamiento  segundo  es  de  los  pescados  de  la 
mar,  y  son  en  estos  que  se  siguen: 

Corvina  es  fria  y  húmida  en  comiendo  del  primer 
grado,  y  mala  de  moler,  y  de  mal  humor,  y  gruessa, 
y  viscosa,  y  en  ella  está  muy  mala  vianda  para  los 
omes  y  buena  para  los  tísicos,  por  quanto  adolecen 
muchos  con  ella;  y  el  atriaca  della  es  el  vino  y  el  ajo 
adobado  con  sal,  y  vinagre  y  orégano. 

Atum  es  frió  en  comiengo  del  primer  grado  y  se- 
co en  medio  del,  por  razón  de  la  sal,  y  es  pescado 
malo  de  moler  y  melancónico,  y  de  poco  nudrimiento; 
y  el  mejor  comer  del  es  cocho  con  oruga. 

Moxama  es  caliente  y  seca,  y  atapa  los  caños,  y 
conviértese  en  cólera  quemada,  y  daña  la  sangre,  y 
gasta  el  venino. 

Corvinatas  son  frias  y  húmidas  en  medio  del  pri- 


—   133  — 
nier  grado,  y  engendran  flema  salada;  la  salsa  para 
ella  es  el  perexil. 

Lenguados  son  fríos  en  comiendo  del  primero 
grado  y  húmidos  en  medio,  y  son  livianos  de  moler 
y  de  buen  humor;  y  los  cozidos  son  buenos  para  los 
coléricos,  y  los  fritos  para  los  flemáticos. 

Palometa  es  fria  y  húmida  en  comiendo  del  pri- 
mer grado,  y  es  de  buen  humor,  y  sabrosa  de  comer 
y  de  buena  digestión. 

Urta  es  fria  en  fin  del  primer  grado  y  húmida  en 
el  comiengo,  y  es  de  buen  sabor  y  liviana  de  moler, 
y  mala  de  salir  del  estómago;  y  su  comer  della  es  co- 
zida  con  su  salsa  verde. 

Sardinas  frescas  son  templadas  entre  calentura 
y  frialdad,  y  las  que  son  con  alguna  poca  de  sal  son 
calientes  y  secas  en  comiengo  del  primer  grado  y 
conviértese  en  humor,  non  tan  malo  como  otro  pes- 
cado, y  dan  apetito  de  comer,  y  mucho  más  de  be- 
ver,  y  son  malas  para  la  vista  de  los  ojos;  y  las  de  la 
playa  non  son  tan  gruessas  ni  tan  sabrosas  como  las 
que  se  toman  en  medio  de  la  mar  cerca  de  Aljezira; 
y  las  assadas  son  mejores  que  las  cozidas  para  enxu- 
gar  el  estómago  de  la  flema  insípida,  y  las  fritas  en- 
xugan  la  flema  dulce:  y  las  sardinas  de  Noya  son  ca- 
lientes y  secas  en  fin  del  I  grado,  y  las  arencadas  eso 
mismo. 

Salmones  son  calientes  en  comiengo  del  primero 
grado  y  húmidos  en  el  medio,  según  se  demuestra 


—   134  — 
por  la  bermejura  y  por  la  carne,  ques  enxuta  y  tem- 
plada y  sin  grossiira;  y  quando  son  frescos  pueden  se 
dar  á  los  dolientes,  así   como  los  robalos  de  agua 
dulce. 

Pescada:  la  fresca  es  fria  y  húmida  en  fin  del  pri- 
mer grado,  y  deve  ser  comida  assada,  barrada  con 
ajos  y  azeyte,  y  cozida  con  salsa  verde:  é  la  secial  es 
caliente  y  seca  y  en  comiendo  del  primer  grado,  y  la 
cola  della  es  mejor  que  la  cabega,  por  quanto  es  más 
enxuta,  y  es  mala  para  los  coléricos  y  buena  para  los 
flemáticos,  en  quanto  es  pescado  enxuto;  y  deve  ser 
remojada  con  agua  dulce  dos  dias  y  dos  noches;  y 
las  aguas  de  Córdova  las  fazen  ser  más  sabrosas  que 
las  de  aquí  de  Sevilla,  y  la  cozida  con  oruga  ó  con 
nogada  tira  la  viscosidad  della. 

Galludos,  en  quanto  son  cerciadas  en  el  sol  sin 
sal,  fázense  templados,  y  son  licenciados  para  los  do- 
lientes los  dias  que  son  de  ayuno. 

Pexe  ruvio  es  frió  y  húmido  en  medio  del  primer 
grado,  y  es  de  buen  humor,  y  de  buen  sabor,  y  de 
buen  convertimiento. 

Los  pámpanos  son  frios  y  húmidos  en  ygualdad, 
según  demuestra  por  su  sabor  y  la  poca  viscosidad 
que  es  en  ellos;  y  los  frescos  son  convenibles  á  los 
coléricos,  y  los  salados  á  los  flemáticos,  cozidos  y 
dados  con  salsa  de  oruga. 

Doradas,  y  besugos,  y  xureles  y  congrios:  todos 
estos  son  de  gran  govierno  y  livianos  de  moler,  y  sa- 


—   135  — 
len  ayna  del  estómago;  y  el  congrio  cicial  es  caliente 
y  seco  en  primer  grado,  mayormente  según  el  adobo 
que  le  fazen. 

Xibias  son  frias  y  secas  en  templamiento,  en 
quanto  non  son  viscosas,  y  son  menos  malas  que  los 
otros  pescados. 

Ostias,  y  almejas  y  cangrejos:  por  razón  de  la 
salumbre  de  la  mar,  son  callentes  y  secos  en  primer 
ofrado.  Las  ostias  crudas  engfendran  humores  o-rues- 
sos  y  viscosos,  y  por  tanto  deven  se  comer  assadas, 
maguer  que  non  sean  tan  sabrosas  como  las  crudas: 
y  los  cangrejos  son  buenos  para  los  éthicos  y  á  los 
gotosos  por  propiedad  y  non  por  calidad. 

Lagostines  son  callentes  y  secos,  y  conviértense 
en  buen  humor,  y  abren  las  opilaciones,  y  enxugan 
el  estómaofo. 

Vallena  es  callente  y  húmida,  y  engendra  sangre 
gruessa  y  viscosa,  y  empalaga  el  estómago. 

El  arenque  es  frió  y  seco  en  comiengo  del  primer 
grado,  y  engendra  sangre  melancólica,  y  enxuga  el 
estómago,  y  dá  apetito  de  comer;  y  deve  ser  comido 
con  miel  á  los  flemáticos  y  con  naranja  á  los  colé- 
ricos. 

Cagón,  y  pulpo  y  raya:  todos  son  malos,  y  dal- 
dos  por  traydores. 

El  catamiento  tercero  según  el  cevo  de  que  son 
cevados;  ca  los  que  son  cevados  con  yervas  limpias  y 
de  pescadillos  que  sean  buenos,  y  los  que  son  ceva- 


—  lai- 
dos en  cenagal  y  de  yerbas  malas  son  muy  malos.  El 
quarto  catamiento  es  según  el  lugar  donde  fueron 
pescados;  que  del  agua  dulce  son  más  yguales  que 
del  agua  salada,  según  diximos.  El  quinto  catamien- 
to según  la  naturaleza;  ca  los  que  tienen  alas  y  esca- 
ma son  mejores  en  lo  más  que  los  otros.  El  sexto 
catamiento  según  la  natura  del  viento  que  corriere 
quando  se  pescaren;  ca  los  que  fueron  pescados  con 
viento  de  Oriente  y  de  Setentrion  son  mejores  ca  los 
que  fueron  pescados  corriendo  el  Poniente  y  el  Me- 
diodía, por  quanto  los  otros  son  más  secos  y  más  fuer- 
tes, por  la  qual  razón  se  desuelve  la  humidad  del  pes- 
cado. El  séptimo  catamiento  según  el  adobamiento;  ca 
los  que  son  assados  son  menos  viscosos  que  los  que 
son  cozidos,  y  son  más  livianos  de  moler  y  más  laxati- 
vos, ca  por  el  cozer  ganan  viscosidad  del  agua:  pero 
cozidos  con  agua,  y  con  azeyte  y  perexil,  mengua  su 
malicia,  y  los  fritos  son  menos  viscosos  que  non  los 
assados.  El  octavo  catamiento  es  según  el  tajamien- 
to, ca  faziéndolos  pedag:os  pierden  el  sabor;  y  non  de- 
ven ser  tajados,  salvo  aquellos  que  son  tan  grandes 
que  non  se  puedan  adobar  sin  tajar,  assí  como  sollo 
)'  corvina  y  sus  semejantes.  El  noveno  catamiento  se- 
gún grandes  y  pequeños;  y  los  pequeños  son  más  li- 
vianos de  moler  que  los  grandes,  y  los  grandes  son 
más  sabrosos  que  los  pequeños. 


—   137  — 


CAPITULO  XXIV 

De  los  deveres. 

Agua  es  el  brevajo  natural  de  las  animalias,  seña- 
ladamente el  orne  más  que  otro  brevajo,  assí  como 
el  pan  es  el  mejor  de  los  comeres;  ca  bien  assí  co- 
mo el  pan  tira  la  hambre,  bien  assí  el  agua  tira  la 
sed:  y  definición  de  sed  es  apetito  de  sustancia  fi'ia 
y  húmida.  É  maguer  que  el  agua  es  nutritiva  y  non 
se  convierte  en  sustancia,  pero  ayuda  á  moler  la  vian- 
da y  adelgázala  y  traspórtala  en  los  lugares  angos- 
tos, según  dize  Avicena. 

Y  en  el  agua  ay  ocho  catamientos: 

El  primer  catamiento  es  que  sea  tomada  de  Gua- 
dalquivir mientra  que  está  menguante,  ca  esta  agua 
es  muy  buena,  porque  son  falladas  en  ella  siete  con- 
diciones que  deven  ser  falladas  en  los  rios  de  las  bue- 
nas aguas:  la  primera,  por  quanto  es  léxos  de  su  na- 
cimiento, y  Guadalquivir  nace  léxos  de  Sevilla;  la  II 
el  gran  movimiento,  que  corre  muy  fuertemente  y 
quebrántasse;  la  tercera,  que  es  muy  fonda;  la  quar- 
ta,  que  es  dulce  y  de  buen  sabor;  la  quinta,  que  es 
liviana;  la  sesta,  que  viene  de  Setentrion;  la  séptima, 
por  quanto  es  rio  ancho  y  grande,  que  en  quanto  es 

i8 


-    138   - 

ancho  y  grande  obra  la  calentura  del  sol  en  él  y  de- 
parte las  partes  terries  como  el  agua  cozida,  assí  co- 
mo faze  la  candela  con  la  agua  cozida.  Y  la  mayor  ta- 
cha que  ay  en  él  son  dos:  la  primera,  porque  crece 
en  ella  y  mengua,  y  toma  ressabio  de  la  mar;  y  por 
ende  son  mejores  de  Alcalá  arriba  que  non  allende: 
la  segunda  tacha  es  el  mezclamiento  de  los  rios  que 
se  buelven  con  él,  y  por  esta  razón  non  son  tan  bue- 
nas aquí  como  en  Córdova,  según  dize  Abenrruyz  x[ 
en  el  Coliget;  y  por  ende  el  escogimiento  es  que  sean 
tomadas  mientra  que  es  la  menguante,  ca  la  de  la 
creciente  es  mala  por  razón  del  agua  salada:  la  se- 
gunda, porque  están  turbias  y  engendran  piedra;  la 
tercera,  que  es  de  mal  sabor;  la  quarta,  que  nunca 
se  puede  resfriar  en  verano  por  ayre  frió  que  faga. 
Y  las  que  son  tomadas  en  la  menguante  son  buenas, 
y  livianas  y  delgadas.  Otrosí,  la  que  se  tomare  en  la 
menguante  del  dia  es  mejor  que  non  la  que  se  toma- 
re en  la  menguante  de  la  noche,  por  razón  de  la  re- 
berveracion  del  sol,  señaladamente  á  los  flemáticos; 
é  para  los  coléricos  es  mejor  las  que  se  toman  á  la 
menguante  de  la  noche,  que  están  mas  frías,  salvo  si 
fuere  estío,  non  se  puede  esfriar  también,  ca  por  quan- 
to  son  escallentados  del  sol  resciben  más  ayna  frial- 
dad del  ayre  que  non  de  la  noche,  assí  como  vee- 
mos  que  los  pescadores,  quando  quieren  resfriar  las 
redes  que  se  yele  el  agua  en  ellas,  mójanlas  con  agua 
firviente,  según  dize  el  Filósopho. 


—   139   — 

El  catamiento  segundo  es  según  el  lugar  donde 
fuere  tomada:  en  medio  de  la  puente  es  mejor  que 
non  la  de  la  orilla  del  rio,  ca  allí  se  allegan  las  sucie- 
dades de  los  pescados,  y  de  los  cueros  y  de  los  pa- 
ños; y  las  que  se  toman  á  la  puerta  de  Bilbarragel  ó 
de  Macarena,  ó  más  baxa  hasta  Santi  Ponce,  mientra 
fuere  más  arriba  es  mejor. 

El  tercero  catamiento  en  el  agua  del  caño  de  Car- 
mona,  ca  esta  agua  es  buena  en  sise;  mas  por  quan- 
to  viene  por  aquellos  caños  de  plomo,  gana  mala  ca- 
lidad, y  non  son  tan  buenas  como  las  de  Guadal- 
quivir. 

El  quarto  catamiento  el  agua  de  la  fuente  del  Ar- 
zobispo: es  mejor  que  la  de  Guadalquivir,  y  más  li- 
gera y  más  fria,  según  que  yo  lo  he  pro  vado,  salvo 
en  quanto  es  muy  léxos,  en  el  tiempo  del  estío  non 
puede  llegar  á  casa  fria. 

El  quinto  catamiento  de  los  pozos  y  de  las  ano- 
nas: todos  los  más  de  los  pozos  ó  de  las  anorias  son 
salados,  y  pesados,  y  gritaves  y  mal  sanos;  pero  lo 
que  yo  he  pro  vado,  el  agua  de  Sant  Demando  es  muy 
buena  los  quatro  meses  del  año,  Mayo,  y  Junio,  y  Ju- 
lio y  Agosto,  ca  es  muy  fria,  y  ligera,  y  de  buen  sa- 
bor, y  há  propriedad  de  moler  la  vianda  y  de  dar 
apetito  de  comer,  señaladamente  los  estómagos  co- 
léricos: y  por  quanto  es  cerca  de  la  ciudad,  pueden 
la  traer,  con  un  paño  mojado,  encima  de  una  muía  ó 
de  una  bestia  apriessa  en  el  tiempo  de  la  gran  calen- 


—   140  — 

tura;  y  después  que  passen  los  quatro  meses  non  es 
tan  buena. 

El  sexto  catamiento  es  según  el  adobamiento  de- 
11a;  ca  cozida  con  matalahúva,  y  finojo  y  almástiga 
tirarse  há  la  malicia  della.  Otrosí,  para  clarificarla 
quando  viene  turbia,  échenle  cuexcos  de  duraznos 
molidos  y  destemplados  con  agua,  y  échenlos  en  la 
tinaja  y  esclarecerla  há;  y  el  agua  deven  la  cozer  los 
coléricos  con  matalahúva  y  yerva  brenca  fi-esca,  y  los 
flemáticos  con  almástiga  y  con  matalahúva:  otrosí, 
para  resfriar  son  buenas  aquellas  jarrillas  blancas 
puestas  al  sereno:  otrosí,  esfi-íase  el  agua  puesta  en 
un  cabegal  de  pluma,  según  yo  vi:  otrosí,  conviene  á 
saber  que  el  agua  tibia  enflaquece  el  estómago,  y 
por  esto  dá  gómito. 

El  seteno  catamiento  es  según  el  vaso  en  que  se 
beviere,  ca  la  que  se  beviere  en  jarrillas  blancas  sa- 
be mejor  que  non  en  las  que  non  son  blancas  y  son 
vedriadas;  y  en  corcho  sabe  mejor  que  en  otro  vaso 
y  con  vidrio:  ni  en  vaso  de  plata  ni  de  oro  non  sabe 
también  como  en  las  jarrillas,  y  la  razón  por  qué  es 
ésta:  ca  quando  los  begos  allegan  al  vaso  sale  aque- 
lla humidad  en  aquel  vaso  de  corcho,  por  el  movi- 
miento de  los  begos,  y  penetra  y  traspassa  aquella 
agua  de  dentro,  y  por  ende  sabe  mejor,  lo  que  non 
puede  fazer  en  el  vidro,  ni  en  las  tagas  de  plata,  ni 
de  oro,  por  quanto  son  leznes  y  lisas. 

El  octavo  catamiento  es  según  las  aguas  artifi- 


—    141    — 

cíales,  ca  agua  de  cevada  es  fria  y  seca  en  primer 
grado,  y  es  convenible  á  los  coléricos,  y  fázese  della 
la  tisana;  y  es  esta  su  recepta:  cevada  limpia  con  su 
corteza,  por  quanto  lava  mejor  la  entera,  porque  re- 
cibe el  remojo  mejor,  ca  la  que  es  partida  non  res- 
cibe  remojo,  y  por  esto  non  cresce  el  grano  que  es 
partido;  assí,  que  desta  cevada  entera  deven  tomar 
,  una  libra,  y  de  agua  diez  libras,  y  cuezga  en  candela 
mansa  fasta  que  mengüe  la  meytad,  y  cuélenla,  y  és- 
ta resfria  y  es  buena  para  los  coléricos. 

Agua  de  escaviosa  es  caliente  y  seca  en  primer 
grado,  y  alimpia  la  sangre  y  los  caños  de  los  pechos, 
y  los  humores  enviscados,  señaladamente  la  que  es 
fecha  en  alcatara. 

Agua  de  cerrajas  es  fria  y  húmida  en  primer  gra- 
do, y  alimpia  la  sangre  y  abre  las  opilaciones  del  fí- 
gado,  y  esfuerza  el  estómago  por  alguna  esteptiqui- 
dad  que  ay  en  ellas,  y  non  deven  ser  lavadas,  ca  la 
faz  es  abridera.  Agua  de  endivia  es  más  abridera  que 
non  la  de  las  cerrajas. 

Agua  de  manganas  esfuerga  el  coragon  y  todas 
las  virtudes. 

El  agua  de  agahar  es  caliente  y  seca  en  segundo 
grado,  y  esfuerza  el  coragon  y  las  virtudes  todas. 

Agua  rosada  es  fria  y  seca,  y  esfuerga  el  coragon. 

Agua  de  albahaca  y  torongil,  y  de  yerva  de  huer- 
to y  de  cidra,  y  de  limón  y  sus  semejantes,  son  tales 
como  la  natura  de  ellos  mismos. 


—    1 4  -    — 

El  agua  ardiente  es  caliente  y  seca  en  tercero 
grado,  señaladamente  la  que  es  compuesta  de  yer- 
vas  callentes,  y  desuelven  las  humidades  viscosas;  y 
be  viéndola,  ó  poniéndola  sobre  el  dolor,  y  lavando  la 
boca  con  ella,  amansa  los  dolores  de  las  enzías  y  de 
los  dientes,  que  vienen  de  parte  de  flema. 

Agua  de  carne  sacada  por  alcatara  esfuerza  sú- 
bitamente, y  penetra  ayna,  y  es  bueno  y  aprovecha 
á  los  que  non  pueden  comer  la  carne,  y  fázese  assí: 
tomen  una  gallina  vieja  y  un  capón,  y  una  perdiz  é 
una  pierna  de  carnero  gruessa,  y  hagan  pedaguelos 
dello,  y  rocíenlos  con  vino  blanco,  y  con  agua  rosada 
y  agua  de  manganas,  y  echen  lináloe  y  clavos  de  gi- 
rofre,  y  macis  y  sus  semejantes,  y  passen  lo  por  al- 
catara como  agua  rosada,  y  pónganlo  en  una  redoma 
y  cuezanlo  en  una  caldera  de  agua  duxlisi  vasi. 


CAPÍTULO  XXV 

Del  vino. 


El  vino  es  vianda  y  es  melezina,  y  esfuerza  las 
virtudes  todas  súbitamente  y  penetra  luego  el  cora- 
ron, y  es  caliente  y  es  fría,  y  deseca  y  dá  humidad,  y 
esto  se  entiende  según  la  quantidad  que  fuere  tenudo 
dello;  y  en  él  ay  treze  catamientos. 


—  143  — 
El  primer  catamiento  seg^un  la  natura  de  las  vi- 
ñas, ca  el  que  es  de  una  valadí  es  bermejo  y  dulce, 
y  es  bueno  luego  para  lo  bever  y  malo  para  adelan- 
te, ca  se  torna  malo;  é  mientra  es  bueno  es  conveni- 
ble para  los  ornes  que  afanan,  pero  conviértese  en 
sangre  melancólica,  señaladamente  el  que  es  con 
mucha  tinta;  y  el  vino  de  la  uva  castellana  es  blanco 
y  de  buen  olor,  y  de  buen  sabor,  y  esfuerza  la  calen- 
tura natural  y  alegra  el  coragon:  y  el  mejor  vino  que 
aquí  avemos  blanco  es  de  Madrigal,  y  éste  es  calien- 
te y  seco  en  tercero  grado;  y  el  blanco  de  Villareal 
es  en  segundo;  y  de  Haznalcágar  y  del  término  de 
Sevilla  son  calientes  y  secos  en  comiengo  del  prime- 
ro, ca  non  son  fuertes  ni  tan  grandes  como  los  pri- 
meros, y  son  mejores  para  aquí  que  non  los  otros, 
por  quanto  son  muy  fuertes  y  muy  calientes.  Y  el 
bermejo  es  más  caliente  y  seco  que  non  el  blanco, 
según  se  muestra  por  la  color,  y  la  bermejura  es  de 
naturaleza  de  fuego  y  la  blancura  de  natura  de  agua. 
Maguer  mandan  algunos  quel  blanco  es  seco,  non  lo 
es,  mas  traspassa  más  ayna  y  sale  más  presto  del  es- 
tómago; por  esta  razón  tienen  que  es  seco,  mas  na- 
turalmente es  más  húmido  que  non  el  bermejo.  Y  el 
mejor  vino  que  se  á  aquí  bermejo  es  el  de  Toro: 
éste  es  callente  y  seco  en  segundo  grado,  y  es  de 
gran  esfuergo  y  de  gran  govierno;  y  empos  dés- 
te  viene  en  bondad  el  vino  bermejo  de  Villa  real, 
y  empos  déste  el  de  <¡^afra,  y  empos  déste  el  de 


—  144  — 
las  Cumbres  y  de  la  sierra  en  derredor  de  Sevilla. 
El  catamiento  segundo  según  la  hedad  del  vino, 
ca  ay  dello  nuevo,  y  anejo  y  comunal:  el  nuevo  es 
callente  y  húmido  en  fin  del  primer  grado;  el  anejo 
es  callente  y  seco  en  fin  del  segundo,  y  el  mediane- 
ro es  callente  en  fin  del  primero  y  es  seco  en  comien- 
do del  segundo.  Lo  nuevo  es  aquí  llamado  Setiem- 
bre, Otubre,  Noviembre;  é  dende  adelante  apártanse 
las  partes  de  los  elementos,  y  toma  cada  una  su  lu- 
gar, las  partes  terrestres  ayuso  en  las  hezes  é  las 
partes  del  ayre  arriba,  señaladamente  los  vinos  de 
Sevilla  y  de  su  término,  assí  como  Cagalla,  y  las 
Cumbres,  y  Costantina,  y  Manganilla,  y  Ahaznal- 
cágar.  Y  el  medianero  es  Diziembre,  y  Enero  y  Fe- 
bro.  Y  el  anejo  es  llamado  después  que  está  posado 
y  assossegado  del  todo,  y  este  tiempo  es  Margo,  y 
Abril,  y  Mayo,  y  Junio,  y  Julio  y  Agosto:  y  dende 
adelante  es  llamado  en  esta  tierra  anejo,  por  quanto 
los  más  dellos  se  hazen  bordes  y  azedos  después  que 
comienga  apartarse  el  vino  nuevo,  y  tórnase  en  aze- 
día  y  pierde  su  virtud  en  la  tierra;  ca  en  Madrigal 
fasta  siete  años  lo  han  por  mejor  que  non  en  el  pri- 
mero. Y  entre  los  sabidores  ay  diversidad,  ca  Isac 
dize  que  el  nuevo  es  callente  en  primer  grado,  y  que 
declina  á  fi'ialdad  y  humidad,  y  Galieno  dize  que  fasta 
dos  años  es  callente  en  tercero  grado,  y  el  medianero 
de  dos  años  fasta  quatro  es  callente  en  primer  grado, 
y  de  quatro  fasta  siete  es  callente  en  tercero;  y  paré- 


—  145  — 
cerne  que  estas  diversidades  son  por  quanto  non  pue- 
de ser  la  tierra  de  Galieno  á  tal  como  la  de  Madri- 
gal, que  se  guarda  el  vino  siete  años  ó  más.  Isac  fa- 
bló  según  la  natura  de  su  tierra,  y  parésceme  que  es 
tal  como  esta  de  Sevilla;  y  por  ende,  el  nuevo  de 
aquí,  según  los  tres  meses  sobredichos,  es  de  gran 
nudrimiento,  pero  engendra  malos  humores  y  faze 
soñar  malos  sueños,  é  hinche  de  ventosidad  los  es- 
tentinos  y  el  estómago,  embarga  la  digistion  de  la 
vianda,  y  trae  gómito,  y  tira  el  apetito  del  comer,  y 
tira  el  seso,  y  embeuda,y  cierra  los  caños  de  la  orina, 
señalamente  Setiembre,  y  Otubre  y  Noviembre;  y 
Deziembre,  y  Enero  y  Febrero  están  más  quedos  y 
más  sossegados;  y  el  vino  que  ha  passado  un  año  y 
es  verdesillo  un  poco,  es  convenible  para  los  coléri- 
cos y  á  los  que  son  muy  callentes  de  complision. 

El  catamiento  tercero  en  los  provechos  del  vino. 
El  vino  nuevo  deve  aver  estas  condiciones:  la  I,  que 
sea  blanco,  de  color  de  agua,  que  el  amarillo  non  es 
bueno;  la  segunda  condición,  que  sea  delgado;  la  ter- 
cera condición,  que  sea  de  buen  olor;  la  quarta,  que 
sea  de  buen  sabor;  la  quinta,  que  sea  de  un  año;  la 
sexta,  que  sea  aguado  conveniblemente,  cada  uno 
según  su  complision;  la  séptima,  que  sea  tomado  en 
el  tiempo  que  deve;  la  octava,  según  la  quantía  con- 
venible. Y  este  vino  tal  es  bueno,  y  es  vianda  y  es 
melezina,  y  es  comparado  á  la  atriaca,  que  faze  obras 
diversas:  ca  él  resfria  los  callentes  beviendo  más  que 

19 


- —   146  — 

por  derecho,  ca  amata  la  calentura  natural,  y  es  ca- 
Mente  á  los  fríos  en  cuanto  esfuerga  la  calentura  natu- 
ral, y  deseca  las  cosas  húmidas  quando  beven  más  que 
cumple,  y  embarga  á  la  digestión  en  tal  guisa  que 
los  miembros,  en  lugar  de  tomar  humidad  desécanse; 
y  dá  humidad  á  los  secos,  tomándolo  templadamen- 
te, y  riega  los  miembros  y  dales  humidad,  y  acrecien- 
ta el  seso  y  la  calentura  natural;  y  fué  probado  en 
dos  omes  de  una  complision  y  de  una  manera,  y  el 
uno  bevia  agua  y  el  otro  vino,  y  sangraron  á  ambos 
á  dos  de  una  figura,  y  el  que  bevia  vino  non  enflaque- 
ció, y  el  otro  desflaqueció  y  desmayó;  y  es  liviano 
de  moler  y  de  decendir,  y  es  de  gran  virtud,  más  que 
la  carne,  y  por  esto  dixo  Ipocrás  que  mejor  es  que 
se  hincha  el  hombre  de  vino  que  non  de  carne,  por- 
que se  muele  más  ayna;  y  algunos  llaman  al  vino  agua 
podrecida  en  la  vid,  que  el  mal  vino  non  es  sino  pon- 
zoña: quiere  dezir:  aunque  sea  bueno,  es  malo  to- 
mándolo sin  razón,  ca  tira  el  seso,  y  torna  el  ome 
como  bestia  después  ques  beudo. 

El  quarto  catamiento  según  la  color;  las  quales 
colores  del  vino  de  aquí  son:  tinto,  blanco,  y  berme- 
jo, y  amarillo,  y  prieto  y  pardillo.  El  bermejo  es  de 
natura  de  fuego,  y  el  blanco  de  natura  de  agua;  pero 
devenios  saber  que  esto  es  en  los  más  de  los  de  aquí, 
ca  bien  puede  ser  que  algunos  blancos  que  serán  más 
callentes  que  non  el  bermejo,  ca  non  ay  dubda  que 
el  blanco  de  Madrigal  es  más  callente  que  el  berme- 


-  147  — 
jo  de  la  Rinconada:  y  por  ende,  conviene  que  esta 
difinicion  sea  respetiva,  según  la  naturaleza  de  los 
vinos;  y  quando  dixéremos  blanco  más  frió  que  el 
bermejo,  que  sean  ambos  de  una  tierra  y  de  una  na- 
tura. Y  el  vino  bermejo  es  de  mayor  nudrimiento  que 
non  el  blanco,  y  el  blanco  es  más  medicinal  que  non 
el  bermejo;  y  lo  que  las  g-entes  dizen  que  el  blanco 
era  seco,  es  por  razón  que  sale  más  ayna  del  cuer- 
po; y  en  hecho,  en  el  vino  ay  muchas  condiciones 
apartadas  unas  de  otras:  ay  omes  que  beviendo  el 
vino  blanco  que  les  daña  el  estómago  y  que  les  faze 
azedía  y  daña  los  miembros,  y  otros  ay  que  son  el 
contrario;  y  cada  uno  deve  guardar  su  naturaleza, 
maguer  que  sea  contra  razón,  ca  yo  veo  en  mí  mis- 
mo una  propriedad  apartada,  y  si  fiziesse  el  contrario 
matarme  ya:  ca  comiendo  yo  viandas  rezias  y  fuer- 
tes, y  beviendo  agua  y  non  vino  ninguno,  cuézese 
aquella  vianda  acabadamente;  y  si  beviese  vino,  aun- 
que coma  vianda  liviana,  non  se  muele,  y  faze  azedía 
y  non  quiere  fasta  que  faga  gómito,  tanto  que  non 
oso  bever  el  vino  sino  pocas  vezes,  y  que  sea  mucho 
aguado.  Y  dize  el  Rasis  en  Almangor,  que  muchos 
omes  ay  que  se  corrompe  la  vianda  en  el  estómago 
por  propriedad  con  el  vino  y  non  por  calentura,  ca  la 
pimienta,  ni  los  ajos,  ni  las  especias  non  les  fará  mal, 
salvo  el  vino,  y  éstas  son  llamadas  particulares.  Y  el 
vino  ques  prieto  y  áspero  es  baboso,  y  de  mal  nudri- 
miento y  de  mala  digistion,  y  sale  tarde  del  estoma- 


—   148  — 

oro,  y  es  convenible  para  los  ornes  de  afán;  y  el  vino 
amarillo  es  baboso  y  daña  los  miembros,  é  conturba 
el  cozimiento  y  conviértese  en  cólera  amarilla;  el  vi- 
no pardillo  es  de  gran  nudrimiento  y  malo  de  dig-is- 
tion,  y  faze  subir  bafos  á  la  cabega,  y  por  esto  esca- 
lienta las  orejas  y  las  mexillas,  y  es  malo  para  los  co- 
léricos y  bueno  para  los  viejos  y  para  los  omes  frios 
de  complision. 

El  quinto  catamiento  es  según  el  olor  del  vino, 
ca  el  de  buen  olor  es  más  callente  de  calentura  na- 
tural que  el  que  non  há  buen  olor  y  non  huele  nada, 
ca  olor  es  baho  ressurgido  de  los  cuerpos  que  han 
olor;  y  por  esta  razón  son  las  cosas  callentes  de  ma- 
yor olor  que  non  las  frias,  y  si  las  cosas  frias  dieren 
olor  esto  será  de  parte  de  la  sequedad  y  non  de  la 
humidad:  é  según  el  sabor  del  vino  dará  olor,  ca  el 
vino  dulce  es  de  buen  olor,  y  callente  y  plazentero,  y 
el  azedo  es  de  olor  azeda  y  frió.  Y  si  alguno  dixere, 
pues  que  el  olor  es  baho  que  se  resuelve  del  cuerpo 
de  que  sale  y  que  huele,  sigúese  que  de  la  cosa  que 
há  fin  que  sale  cosa  sin  fin,  ca  de  un  clavo  de  girofre 
sale  olor  mil  tanto  que  non  el  que  dura  muy  gran 
tiempo;  é  la  respuesta  desto,  que  este  vino  por  me- 
dianera del  ayre,  que  recibe  aquel  olor  y  viene  de 
parte  de  las  intilligencias  que  dan  formas  en  las  ma- 
terias, según  lo  declara  en  la  Philosophía.  Y  si  algu- 
no dixere  por  quál  razón  non  pusieron  los  sabidores 
más  de  dos   maneras,  las  quales  son  buena  y  mala, 


--  M9  — 
¿por  qué  non  las  partieron  también  en  muchas  mane- 
ras, como  de  los  sabores?  la  respuesta  désta  es,  por 
quanto  significa  el  olor  que  resuelve  de  la  melezina, 
y  aquella  cosa  es  de  baho,  y  el  baho  non  se  resuelve 
de  todas  las  partes  de  la  melezina;  ca  si  se  resolviesse 
de  cada  uno  non  sería  el  olor  de  una  manera:  mas 
nos  fallamos  que  el  olor  es  uno;  sigúese  que  non  se 
resuelve  de  todas  las  partes,  y  por  ende  non  pusieron 
olor  más  de  dos  maneras,  bueno  y  malo.  E  Isac  pone 
el  olor  del  vino  en  quatro  maneras:  buen  olor,  y  mal 
olor,  y  olor  compuesto  y  sin  olor. 

El  catamiento  sexto  es  según  el  sabor.  Los  sabo- 
res simples  son  de  ocho  maneras,  y  los  compuestos 
son  sin  fin.  Las  ocho  son  éstas:  áspero,  y  amargo,  y 
azedo,  y  húmido,  y  estéptico,  y  salado,  y  gruesso  y 
dulce.  Isac  dize  que  los  sabores  del  vino  son  quatro: 
dulce,  y  azedo,  é  sin  sabor  y  compuesto.  El  dulce  es 
callente  en  segundo  y  seco  en  primero,  y  suelta  la  cá- 
mara, y  conviértese  en  cólera  y  sube  encima  de  la 
boca  del  estómago,  y  engendra  sed,  y  ventosidad  y 
finchazon,  y  opila  el  ñ'gado  y  el  bago,  y  engendra  pie- 
dra en  los  riñones  é  ydropesía;  pero  abre  los  caños  de 
los  pechos  y  de  los  bofes  y  cierra  los  del  fígado.  La 
razón  es  ésta:  quando  el  vino  allega  á  la  punta  del  fí- 
gado cuézese  allí,  y  después  los  lugares  adelante  an- 
gostos non  puede  passar  y  deciende,  y  por  ende  ata- 
pa  el  fígado;  y  en  el  pulmón  es  el  contrario,  por 
quanto  falla  los  caños  más  largos,  cuézese,  y  después 


I  =;o 


passa  en  los  caños  de  los  bofes  y  tira  consigo  todas 
las  superfluydades  y  deséchalas  escupiendo  por  la 
garganta.  Y  el  vino  azedo  declina  á  fruta  y  es  de 
poco  govierno,  y  es  convenible  para  las  complisiones 
callentes,  y  non  engendra  buena  sangre,  y  es  malo 
para  los  pechos  y  para  la  tosse,  y  esfuerza  el  estó- 
mago y  los  estentinos,  señaladamente  los  callentes: 
y  el  vino  que  es  sin  sabor  es  mejor  quel  agro  y  más 
callente,  y  el  que  es  compuesto  es  ygual  entre  ellos. 
El  catamiento  séptimo  según  fuerte  y  flaco;  ca 
el  vino  rezio  y  de  gran  virtud  esfuer9a  súbitamente, 
señaladamente  el  puro  y  el  bueno,  y  el  flaco  es  el 
contrario;  y  por  ende  el  vino  aguado  embeuda  más 
que  el  puro,  por  razón  que  el  puro  es  más  amigo  de 
la  natura,  y  en  el  punto  que  es  en  el  estómago  luego 
lo  tira  el  fígado  y  el  coragon  para  sí,  en  guisa  que 
non  se  detarda  en  el  estómago  para  sobir  bafos  en 
la  cabega  y  para  embeudar,  y  el  aguado  es  el  contra- 
rio: y  otrosí,  por  quanto  beven  más  contía  de  lo 
aguado  que  non  del  puro:  otrosí,  porque  conturba 
la  digistion  y  enflaquece  el  estómago:  otrosí,  porque 
suelve  y  non  desuelve;  y  el  puro  suelve  y  resuelve, 
en  tal  guisa  que  suelve  el  baho,  salvo  si  fuere  bevido 
demás.  Y  Avicena  manda  que  deve  bever  tres  coto- 
fres  de  vino  puro  una  hora  ó  dos  después  de  comer, 
y  quando  comiere  que  non  beva  ningún  vino;  y  esto 
tal  sería  malo  de  librar  agora  con  los  franceses,  ca 
esta  regla  non  fué  mandada   sinon  á  los  que  son  re- 


—  151  — 
glados  en  todos  sus  fechos  por  arte  de  Física,  y  á 
otras  personas  non.  Pero  el  bever  convenible  según 
la  complision  desta  ciudad,  que  es  callente  y  húmida, 
que  sea  bevido  el  vino  aguado,  según  la  virtud  del 
vino  y  según  la  complision  del  que  lo  beviere,  y  se- 
gún el  tiempo  que  corriere:  ca  el  vino  de  Madrigal,  y 
de  Toro  y  de  Villa  real,  por  quanto  son  fuertes,  de- 
ven ser  aguados  por  la  meytad;  y  el  vino  de  Haznal- 
cágar,  y  de  ^afra  y  sus  semejantes  deven  ser  aguados 
por  la  tercia  parte;  y  el  vino  de  Sevilla  y  de  cerca  de- 
11a,  que  non  son  tan  fuertes,  por  la  quarta  parte. 
Otrosí,  según  la  complision  del  que  lo  beviere;  ca  el 
colérico  lo  deve  aguar  por  las  tres  partes,  y  el  flemá- 
tico por  la  tercera,  y  el  melancólico  por  la  quarta 
parte,  y  cada  uno  según  su  complision,  guardando  su 
costumbre.  Otrosí,  según  el  tiempo:  ca  el  invierno 
non  cumple  ser  aguado  tanto  como  el  verano.  Otro- 
sí, en  todo  tiempo  deve  ser  aguado  quatro  oras  ante 
que  se  beva,  porque  esté  bien  mezclado  lo  uno  con 
lo  otro. 

El  octavo  catamiento  según  la  contía:  y  por  ra- 
zón que  los  de  Sevilla  son  bien  criados,  non  son  usa- 
dos de  bever  el  vino  fuera  de  comer,  como  fazen  en 
otras  tierras,  la  contía  convenible  para  los  más  dellos 
es  medio  al  yantar  y  medio  á  la  cena,  de  buen  vino 
con  sus  condiciones,  y  aguado  por  la  meytad;  y  es 
comunal  á  los  omes  bien  regidos,  ca  los  demás  es 
demasía  y  dañoso  para  la  natura,  y  lo  menos  esso 


—  152  — 
mismo.  Y  el  vino  que  es  bevido  en  quantidad  y  en 
calidad  según  la  complision,  y  según  el  tiempo  y  se- 
gún la  tierra,  cria  buena  sangre  y  dá  apetito  de  co- 
mer, y  esfuerga  la  virtud  natural,  y  vidal  y  animal,  y 
esfuerza  el  entendimiento:  y  los  antiguos,  quando  que- 
rían fablar  en  cosas  graves  ó  pedricavan,  bevian  me- 
dio cotofre  de  vino  puro  para  esforgar  la  calentura 
natural,  y  para  esforgar  el  entendimiento  y  la  me- 
moria. 

El  noveno  catamiento  es  según  el  componimiento 
del  vino,  ca  ay  de  muchas  maneras,  y  son  estas  que 
se  siguen: 

El  alfaxor  es  callente  y  seco  en  tercero  grado,  y 
es  más  medecinal  que  non  nutrativo,  y  abre  los  ca- 
ños, y  esfuerza,  y  ayuda  á  moler  la  vianda,  siendo  be- 
vido por  melezina,  mas  non  por  vino;  y  esta  es  la 
recepta  del  alfaxor:  mosto  puro,  una  arrova;  foja  de 
albahaca,  quatro  ongas;  foja  de  manganas,  una  libra; 
membrillos  buenos  y  de  buen  olor,  mondados  de  par- 
te de  dentro  y  parados  cada  uno  en  ocho  pedagos, 
dos  libras  dellos:  y  sea  cozido  en  candela  mansa  y 
clara  fasta  que  mengüe  la  tercia  parte,  medido  por 
una  caña  señalada  en  tres  partes,  del  altura  de  la  cal- 
dera, y  después  tírenla  del  fuego,  y  espúmenla,  y  dé- 
xenla  resfriar,  y  pónganla  en  una  tinaja  en  que  que- 
pan diez  arrovas;  y  á  este  respecto  fágase  della  que 
quepa  doze  arrovas,  y  dexen  un  palmo  vazío,  porque 
non  se  salq-a  en  el  fervor  quando  firviere,  y  echen 


—  153  — 
cinco  pesos  de  manganas,  hechos  quatro  quartos 
porque  tiren  la  orrura  y  por  dar  buen  olor,  y  déxen- 
las  tres  dias,  y  después  al  quarto  espúmenla  y  alim- 
pien  aquella  boca:  y  después  tomen  canela  fina  una 
onga,  y  de  gengibre  media  onga,  y  galangal,  y  pi- 
mienta luenga  y  redonda,  y  clavos  de  girofre,  y  nuez 
moxcada,  y  nuez  de  xarta,  y  espique  nardi,  y  macis, 
y  amoradux,  de  cada  uno  quarta  de  onga,  mosquete 
fino  un  adarme,  y  sean  molidas  estas  cosas  y  atadas 
en  un  paño  de  lino  y  colgado  en  aquella  tinaja,  y 
sale  maravilloso  alfaxor  y  de  buen  sabor;  y  el  que 
quisiere  que  sea  más  callente  puede  acrecentar  toron- 
gil,  y  yerva  de  huerto,  y  laurel,  y  salvia,  y  romero,  y 
niepta  y  sus  semejantes;  y  si  quisiere  que  sea  laxativo 
acreciente  en  el  cozer  sen  y  polipodio,  de  cada  uno 
quatro  libras. 

El  X  catamiento  es  del  vino  pimente,  ca  el  vino 
pimente  es  bueno  para  los  flemáticos  y  para  el  in- 
vierno, que  es  fi'io;  y  bevido  por  fi'uta,  ca  es  callente 
y  seco  en  tercero  grado,  y  abre  los  caños,  y  suelta 
la  orina,  y  esfi.ierga  las  virtudes  todas,  be  viéndolo 
templadamente;  y  esta  es  su  recepta:  recipe  gengi- 
bre, onga  y  quarta;  pimienta,  una  onga;  pebre  luego 
tres  ochavas;  garangal,  nuez  moxcada  y  flor  de  ca- 
nela y  cía',  os,  y  cubebas,  de  cada  uno  quarta  de  on- 
9a;  nuez  de  especia,  juncia  avellanada,  espique  nardi, 
febro  macis,  de  cada  uno  una  ochaba.  Sean  fechos 
polvos,  )'  en  una  onga  destos  polvos  pongan  V  libras 


—  154  — 
de  vino  blanco  ó  bermejo,  y  una  libra  de  miel  espu- 
mada, y  buélvanlo  todo  y  fierva  un  poco  la  miel  con 
los  polvos  y  con  un  cotofre  de  vino,  y  después  que 
fuere  firviente,  echen  aquello  todo  con  el  vino  y  méz- 
clenlo muy  bien,  y  quando  fuere  apurado  bévanlo. 

El  catamiento  XI  en  la  clarea:  la  clarea  es  cerca 
del  vino  pimente,  mas  non  es  tan  callente,  y  esta  es 
su  recepta:  recipe  canela  y  gengibre,  de  cada  uno 
media  libra;  gaudingal,  pimienta  y  clavos,  y  nuez  de 
yxarta,  de  cada  uno  una  onga;  flor  de  canela,  dos 
adarmes;  nuez  moxcada,  y  amoradux  y  cardamomo, 
de  cada  uno  media  onga;  espique  un  adarme.  Sean 
fechos  polvos,  y  en  una  onga  destos  polvos  pongan 
libra  y  media  de  agúcar  blanco  y  siete  de  buen  vino 
bermejo,  y  mézclenlo  todo  y  cuélenlo  con  un  poco 
de  estameña  fasta  que  sea  claro. 

El  catamiento  dozeno  en  el  vino  florido:  este  vi- 
no es  bueno  para  los  flemáticos,  y  para  los  restreñi- 
dos  y  para  los  ydrópicos,  y  abre  las  opilaciones,  y 
purga  la  flema  de  las  coyunturas.  Esta  es  su  recepta: 
flor  de  sabuco,  una  libra;  flor  de  cogombros  amar- 
gos, media  libra;  flor  de  cantueso,  quarta  de  libra; 
flor  de  borrajas,  ochava  de  libra;  turbite,  una  libra; 
sen  y  polipodio,  de  cada  uno  una  libra;  pasas,  matala- 
húva, finojo,  de  cada  uno  dos  ongas;  asera,  espique,  y 
casalina,  y  esquenante  y  clavos,  de  cada  uno  una  onga; 
miel  rosada,  dos  libras;  agúcar,  dos  libras;  vino  blan- 
co, quatro  agumbres.  Sean  todas  estas  cosas  machu- 


—   155   — 
cadas  y  remojadas  en  uno,  y  después  colado  tanto 
fasta  que  sea  claro,  y  tomen  dello  un  cotofre  por  la 
mañana,  y  dará  aquel  dia  dos  cámaras. 

El  XIII  catamiento  en  el  vino  cozido,  que  dizen 
arrope:  esto  es  callente  en  tercero  grado  y  seco  en 
el  segundo,  y  cierra  los  caños  del  fígado  y  abre  los 
caños  de  los  pechos  y  de  los  bofes;  y  ay  del  com- 
puesto. Es  muy  virtuoso  para  la  tosse  y  para  la  se- 
quedad, y  es  abridero  del  fígado  y  del  bago,  y  esta 
es  su  recepta:  arrope  de  uvas  dulces  y  limpias  del 
borujo  á  mano,  y  non  esprimiendo,  una  arrova;  yso- 
po,  marrubio  ventoso,  culantrillo  del  pozo,  rayz  de 
finojo  y  de  cardo  corredor,  y  lirio  cárdeno,  de  cada 
uno  media  libra;  pasas  mondadas,  dos  libras;  oroguz 
y  alquitira,  de  cada  uno  una  onga;  cubebas,  una  on- 
ga.  Sea  fecho  arrope. 

Arrope  de  granadas  esfuerza  la  boca  del  estó- 
mago y  dá  apetito  de  comer,  y  esfrian  la  cólera;  y 
arrope  de  membrillos,  y  de  arrayhan,  y  de  garrovas, 
y  de  peras  y  de  peruétanos,  todos  estos  son  fríos  y 
secos  y  estriñen  las  cámaras:  el  mori  dá  apetito  de 
comer,  y  taja  la  flema  y  amansa  la  cólera. 

Almívar  esfuerga  el  estómago  y  el  coragon,  y  es- 
triñe y  dá  apetito  de  comer.  Esta  es  su  recepta:  gu- 
mo  de  membrillos  y  agua  rosada,  agúcar  blanco,  de 
cada  uno  una  libra.  Sea  fecho  almívar  simple.  La 
compuesta  fázese  assí:  gumo  de  membrillos,  y  de  pe- 
ros, y  de  granadas,  y  de  duraznos,  y  de  peras,  y  agua 


—    156   - 
rosada,  de  cada  uno  una  libra;   adúcar  blanco,  dos 
libras. 

Miel  es  callente  y  seca  en  segundo  grado,  y  alim- 
pia,  y  abre  y  mondifica.  El  blanco  es  mejor  que  el 
bermejo,  y  según  el  cevo  de  que  se  cevan  las  abejas 
es  la  bondad  de  la  miel;  ca  en  el  verano,  por  qtianto 
se  goviernan  de  las  flores,  es  mejor  de  Mayo  que  non 
la  del  invierno,  que  se  faze  de  flores  de  madroños  y 
de  otras  flores:  y  la  miel  espumada  es  mejor  que  la 
otra  por  quanto  se  alimpia  aquella  agudeza  sale  de 
las  abejas  que  se  cevaron  de  flor  de  almendras;  y  de 
malvas  y  de  agofeyfas,  es  buena  para  los  pechos,  pa- 
ra la  tose;  de  la  neuta,  y  del  cantueso  y  del  romero, 
para  la  cabega;  y  del  assensio,  para  el  estómago  y 
para  el  fígado. 

El  agúcar  es  callente  en  fin  del  primer  grado  y 
húmido  en  la  meytad,  y  amansa  la  cólera  y  suelta  la 
cámara,  y  á  las  vezes  se  convierte  en  cólera  por  la 
su  dulzura;  y  el  adúcar  es  de  natura  de  la  miel,  ca  el 
agúcar  es  llamado  miel  de  cañas  y  las  otras  cosas, 
assí  como  azeyte  de  oliva,  y  de  almendras  y  de  aljon- 
jolí son  de  la  natura  de  lo  que  es  fecho.  Y  porque 
ellos  son  ya  dichos,  non  es  menester  de  lo  estreñir. 


CAPÍTULO  XXVI 

Del  tiempo  del  comer. 

Ya  diximos  en  el  capítulo  del  comer  que  siete  ca- 
tamientos  ay  en  él,  y  diximos  ya  los  dos  de  la  quan- 
tidad  y  de  la  calidad;  agora  conviene  que  se  diga  del 
tercero,  que  es  del  tiempo  del  comer,  que  es  el  ter- 
cero catamiento.  Difinicion  del  comer:  que  el  estó- 
mago pide  la  vianda  naturalmente,  estando  él  vazío 
de  la  vianda  passada.  Y  digo  apetito  natural,  por 
quanto  ay  de  dos  maneras  de  apetitos:  la  una  es  na- 
tural, y  la  otra  es  acidental,  que  llaman  apetito  canin- 
no.  El  apetito  natural  viene  por  quatro  razones:  la 
primera,  por  el  vaziamiento  de  la  humidad  de  los 
miembros;  la  segunda,  el  apetito  natural  de  los  miem- 
bros, que  requiere  la  vianda;  la  tercera,  por  el  seca- 
miento del  estómago  quando  lo  mengua  la  vianda  y 
pídela;  la  quarta,  la  virtud  natural,  que  es  causa  del 
apetito,  que  nasce  por  el  humor  melancólico  que 
viene  del  bago  á  la  boca  del  estómago  y  agúzale  pa- 
ra dar  apetito  de  comer.  Otrosí,  digo:  que  es  menes 
ter  que  esté  el  estómago  vazío,  ca  estando  el  estó- 
mago con  vianda  es  mortal  cosa  de  poner  vianda 
nueva  sobre  la  otra  non  cozida,  ni  aunque  sea  cozi- 
da;  y  por  ende,  el  tiempo  natural  del  comer  es  quan- 


-  i5'">  - 
Jo  la  natura  le  pidiere  conducho.  Y  algunos  dizen: 
tiempo  es  de  comer,  medio  dia  es,  assí  como  si  fues- 
se  tiempo  de  oración;  ca  el  tiempo  del  comer  non  es 
por  tarde,  ni  por  ayna,  sinon  quando  lo  há  el  estó- 
mago menester;  empero  porque  el  uso  es  natura  se- 
gunda, y  lo  más  del  mundo  usan  comer  á  medio  dia 
y  á  la  noche  á  la  cena,  conviene  que  sea  guardada  la 
costumbre,  porque  la  natura  pide  en  el  tiempo  que  lo 
hacostumbrado:  y  por  razón  que  en  estos  tiempos  ay 
diversidad  entre  los  omes,  ca  algunos  comen  mucho 
de  mañana  y  otros  muy  tarde,  digo  que  la  regla  del 
comer,  según  esta  ciudad  en  los  más  de  los  ornes 
reglados,  deve  ser  por  esta  regla  que  se  sigue: 

Margo,  el  dia  y  la  noche  son  yguales  y  el  tiempo 
es  templado  entre  frió  y  calentura.  Conviene  que  el 
yantar,  según  razón,  sea  en  la  fin  de  la  quinta  hora, 
y  la  cena  á  la  fin  de  la  onzena,  en  guisa  que  sea  aca- 
bada la  digestión  del  estómago,  que  son  seys  oras, 
ca  de  la  fin  de  la  onzena  fasta  la  fin  de  la  quinta  del 
dia  siguiente,  que  es  hora  de  comer,  serán  acabadas 
perfectamente  las  otras  digestiones,  que  son  las  del 
fígado  y  de  los  miembros,  ca  entre  el  uno  y  el  otro 
ay  diez  y  ocho  oras,  nueve  para  la  digistion  del  fígado 
para  convertir  la  vianda  en  sangre  y  para  la  apurar, 
y  otras  nueve  para  la  digistion  de  los  miembros,  que 
convierte  aquella  sangre  cada  uno  en  su  naturaleza, 
conviene  á  saber:  en  carne,  y  en  huesso,  y  en  nervios 
y  en  sus  semejantes.  Y  como  quiera  que  los  doctores 


—    159   — 

de  Medicina  non  ponen  más  de  seys  oras  á  cada  una 
de  las  digestiones  sobredichas,  por  quanto  esta  tie- 
rra es  muy  callente  y  húmida  y  son  las  viandas  grues- 
sas  y  de  muchas  maneras,  pensé  yo  tres  horas  más 
á  cada  una  de  las  dos  digistiones  postrimeras,  y  á  la 
primera  non  pongo  más  de  seys,  según  las  reglas  es- 
criptas  en  este  libro.  La  cena  de  la  noche  deve  ser 
muy  poca,  en  tal  guisa  que  non  pueda  empecer, 

Abril  ay  en  el  dia  treze  horas  y  en  la  noche  onze. 
Deve  ser  el  yantar  á  la  fin  de  la  quarta  hora,  y  la 
cena  á  la  fin  de  la  onzena. 

Mayo,  en  el  dia  ay  catorze  horas  y  en  la  noche 
diez.  A  de  ser  el  yantar  en  el  comiendo  de  la  quarta 
hora,  antes  que  se  escaliente  más  el  sol,  y  la  cena  al 
comiendo  de  la  ora  de  cena. 

Junio,  en  el  dia  á  quinze  oras  y  en  la  noche  nue- 
ve. Deve  ser  el  yantar  á  la  fin  de  la  tercera  hora,  que 
está  el  ayre  templado,  y  la  cena  á  la  fin  de  la  novena. 

Julio,  ay  en  el  dia  catorze  horas  y  en  la  noche 
diez.  Deve  ser  el  yantar  en  el  comiendo  de  tercia;  la 
cena  á  la  fin  de  la  cena,  en  guisa  que  aya  diez  horas 
entre  el  yantar  y  la  cena,  por  dos  razones:  la  prime- 
ra, porque  en  las  tardes  de  Julio  faze  aquí  en  Sevilla 
grandes  calores  y  reyna  la  cólera,  quita  el  apetito  del 
comer;  la  segunda,  que  la  digistion  de  las  viandas 
está  muy  flaca  por  razón  de  la  gran  calentura. 

Agosto,  ay  en  el  dia  treze  oras  y  en  la  noche  on- 
ze. El  yantar  deve  ser  en  medio  de  la  tercera  hora,  y 


—    i6o   — 

la  cena  en  la  onzena,  en  <¿uis2l  que  aya  espacio  el  des- 
molimiento de  la  vianda;  ca  por  las  calenturas  está  la 
virtud  d¡gisti\a  muy  Haca,  y  en  la  hora  de  tercia  está 
el  ayre  templado. 

Setiembre,  la  noche  y  el  dia  son  yguales,  y  deve 
ser  tal  como  el  Margo,  salvo  que  el  yantar  deve  ser 
en  la  sexta  hora,  que  el  ayre  está  frió  en  quanto  se 
acerca  el  otoño,  y  la  cena  deve  ser  á  la  dozena  hora, 
(|ue  es  el  comiendo  de  la  noche. 

Otubre,  en  el  dia  son  onze  horas  y  en  la  noche 
treze,  assí  como  el  Abril,  salvo  que  podemos  detar- 
dar  el  yantar  una  ora,  por  quanto  nos  allegamos  al 
frió  y  non  recelamos  de  las  caluras  que  embargan  el 
apetito.  Otrosí,  podemos  detardar  otra  hora  á  la  ce- 
na, por  quanto  es  la  noche  más  luenga  y  más  fria. 

Noviembre,  en  el  dia  ay  diez  horas  y  en  la  noche 
catorze.  El  yantar  deve  ser  al  medio  dia,  que  es  la 
quinta  ora,  y  la  cena  á  la  segunda  de  la  noche. 

Deziembre,  en  el  dia  ay  nueve  horas  y  en  la  no- 
che quinze.  El  yantar  deve  ser  á  la  sexta  del  dia,  y  la 
cena  á  la  tercera  hora  de  la  noche,  á  la  tercera  cam- 
pana. 

Enero,  ay  en  el  dia  diez  horas  y  en  la  noche  ca- 
torze. El  yantar  deve  ser  á  la  sexta  ora,  y  la  cena  á  la 
dozena,  que  es  la  campana  segunda. 

Eebrero,  ay  en  el  dia  onze  oras  y  en  la  noche  tre- 
ze. El  yantar  deve  ser  en  la  sexta  hora,  )'  la  cena  á  la 
campana  primera  de  la  noche. 


—    i6i    ^- 

Y  desta  figura  eleve  ser  regido  el  tiempo  del  co- 
mer, y  el  que  quisiere  regirse  por  Física,  el  que  lo 
pudiere  fazer;  y  el  que  non  pudiere  fazerlo,  coma 
quando  pudiere  y  tuviere  guisado:  y  como  quier  que 
agora  sería  grave  de  comer  á  estas  horas  ciertas,  de 
aquí  adelante  non  será  grave  por  quanto  nuestro  se- 
ñor el  Arzobispo  de  Sevilla,  que  mantenga  Dios, 
mandó  fazer  un  relox  que  ha  de  tañer  veynte  y  qua- 
tro  badajadas:  á  la  primera  ora  del  dia  una  hora,  y  á 
la  segunda  dos,  y  á  la  tercera  tres,  fasta  que  se  cum- 
plan veynte  y  quatro  horas  que  há  en  el  dia  y  en  la 
noche  natural;  y  es  en  tal  figura  que  lo  oyrán  más 
de  media  legua  fuera  de  la  ciudad;  y  éste  ennoblece 
mucho  á  la  ciudad,  ca  cumple  mucho  á  todos  los  de 
Sevilla,  también  á  los  legos  como  á  religiosos,  por/ 
muchas  maneras:;  E  conviene  á  saber  que  el  tíeiípo 
más  convenible  de  comer  es  aquel  que  diximos  en 
el  capítulo  de  la  contía  del  comer,  que  es  un  dia  ce- 
nar y  otro  non,  ca  las  digestiones  se  acaban  en  diez 
y  ocho  oras  de  la  cena  al  yantar.  Otrosí,  conviene  á 
saber  que  algunos  ornes  usan  del  comer  particular- 
mente, según  costumbran,  ó  según  su  complision,  ó 
según  su  oficio:  ca  veemos  que  los  que  guardan  pa- 
lacio comen  y  yantan  á  hora  de  nona,  y  cenan  á  la 
media  noche,  y  duermen  fasta  medio  dia,  y  dellos  fas- 
ta tercia;  y  esta  costumbre  tal,  maguer  non  es  bue- 
na en  sise,  por  quanto  es  forgado  que  lo  fagan  y  lo 
han  usado  y  conviene  que  se  passe. 


—     102     

El  catamiento  segundo  del  tiempo  es  que  non 
deve  estar  mucho  entre  un  comer  y  otro,  ca  detar- 
dando  la  vianda  se  muele  la  primera  y  viene  la  otra 
y  conturba  la  digistion,  en  guisa  que  se  convierte  en 
mal  humor. 

El  tercero  catamiento  que  non  coma  mucho  y 
apriessa,  ca  embarga  la  digistion,  mas  deve  maxcar 
la  vianda  entre  los  dientes  de  su  espacio,  ca  la  prime- 
ra digistion  es  el  maxcar  de  la  boca,  según  dize  Avi- 
cena. 


CAPITULO  XXVII 

De  la  orden  del  comer. 

En  esta  orden  ay  diez  catamientos.  La  primera 
orden  es  en  el  pedricamento  de  sico  y  de  la  manera 
del  pessamiento  de  la  mesa  y  el  assentamiento  de 
la  mesa  sea  en  banco  ancho  de  dos  palmos,  porque 
el  peso  del  cuerpo  esté  más  sossegado  en  las  ancas 
y  en  las  piernas.  Otrosí,  conviene  que  el  altura  del 
banco  sea  de  la  longura  de  la  pierna,  en  guisa  que 
estén  los  pies  en  tierra  que  allegue  curvamiento  en 
las  rodillas;  ca  si  fuere  más  alto  cansarían  las  pier- 
nas, y  si  fuesse  más  baxo  cansarla  el  espinazo:  y  la 
altura  comunal  á  los  más  de  los  omes  es  de  dos  pal- 


—    i63   — 

mos,  ó  de  palmo  y  medio,  y  la  mesa  que  sea  más 
alta  que  la  rodilla  un  palmo,  en  guisa  que  son  tres 
palmos  de  altura  de  la  mesa;  ca  la  mesa  baxa,  según 
solían  usar  en  esta  tierra,  es  mal  assentamiento,  por- 
que están  los  miembros  encogidos,  puede  ser  que 
sea  causa  de  opilación  y  de  cerramiento  de  los  ca- 
ños; y  el  assentamiento  alto,  según  agora  se  usa,  es 
el  mejor,  por  quanto  está  el  cuerpo  á  su  placer  y  los 
miembros  estendidos  en  su  deleyte. 

La  orden  segunda  es  en  el  lavamiento  de  las  ma- 
nos; y  deve  ser  en  verano  con  agua  fria,  y  que  se 
lave  el  rostro,  porque  se  allegue  la  calentura  natu- 
ral de  partes  de  dentro.  Otrosí,  por  la  limpieza  de  las 
suziedades.  Otrosí,  porque  non  salga  sudor  de  las 
manos  mientra  comiere,  ca  el  sudor  es  pongoña 
mortal;  é  si  fuere  bien  amante  lávase  en  agua  rosa- 
da para  esforgar  las  virtudes,  y  en  el  invierno  láva- 
se con  agua  tibia,  porque  non  se  dañen  los  miem- 
bros, ni  los  nervios  con  el  gran  frió. 

La  tercera  orden  es  que  santigüen  la  mesa  y  de- 
zir  oraciones  ordenadas  de  la  Sancta  Madre  Iglesia; 
y  en.  el  dia  del  Domingo  y  de  las  otras  fiestas  que 
non  fueren  de  ayuno,  deve  ser  dicha  esta  oración  que 
sigue.  Primeramente  diga  Bejiedicete,  estando  todos 
en  pié,  y  ellos  respondan  otrosí  Benedicete.  Y  diga 
el  clérigo  luego:  Omnes  oaili  omnium  in  te  esperant 
Domine,  et  tu  das  escás  illis  in  tempore  oportuno 
aperis  tu  inanum  tjtaní  et  imples  animal  beneditionc 


—    104   — 

gloria  Patri  ct  Filio  et  Spiritíii  Sancto;  siciit  erat 
in  principio  et  mmc  et  semper  et  Í7i  sécula  seculorum. 
Amen.  Kyrieleyson  Xpteleyson  Kyrieleyson.  Pater 
noster  qui  est  in  Celis,  etc.  Et  7ie  nos  inducas  in  ten- 
tationem,  sed  libera  nos  a  malo.  Y  diga  el  clérigo: 
Benedicat,  Domine,  nos  et  dona  que  de  tiia  largita- 
te  sumns  stcmpturi,  quivivis  et  regnas  D cus  per  oni- 
nia  sécula  seculorinn.  Amen.  Diga  uno  dellos:  "/tcbe 
Domine  benedicere  ct  per  evangélica  dicta  deleantur 
nostra  delicia.  Y  diga  el  clérigo:  Mensi  celestis  par- 
ticipes facies  nos  Rex  éter ncB  glor ice.  E  respondan  to- 
dos: A7nen.  É  alguno  diga  la  historia  de  aquel  dia,  ó 
ésta:  Deus  caritas  est  et  qui  manct  in  caritate,  in 
Deo  nianet  et  Deus  manet  Í7i  eo.  E  coman  en  buena 
ventura  en  el  nombre  de  Jesu  Christo,  que  fizo  el 
mar  y  las  arenas,  y  el  Cielo  con  las  estrellas.  E  á  la 
fin  del  comer  digan  esta  oración:  Onniis  spiritus  latt- 
det  Do7nÍ7mm;  tie,  atitem,  Do77iinc,  miserere  nost7'i. 
Y  respondan  todos:  Deo  gratias.  Y  diga  el  preste: 
Co7ifitea7it2ir  tibi  populi,  Detis:  co7ijiteantur  tibi  po- 
puli  077i7ies:  confiteantur  tibi,  Do7nÍ7ie,  oinnia  opera 
tua,  et  Saiicti  tui  be7zedica7it  tibi.  Gloi'ia  Patri  ct  Fi- 
lio ct  Spiritui  Sancto;  sicut  erat  in  prÍ7icipio  etnunc 
et  semper  et  Í7i  sécula  seciLlo7^u7n.  A77ien.  Después 
diga  el  clérigo:  Agif7ius  tibi  gratias  O7n7iipotc7is 
Deus  pro  universis  be7ieficiis  ticis  quivivis  et  regnas 
cum  Deo  Patri  Í7i  sécula  seculorum.  Amen.  E  res- 
pondan todos  y  digan:  A)}ie7i.  E  diga  el  preste  este 


-   i65  - 

psalmo:  Laiidatc  Dominuvi  omiies  gentes  ^laiidate  etim 
omnes  populi,  quoniam  confírmata  est  super  nos  mi- 
sericardia  sua:  et  ver  ¡las  Doniini  manct  ín  cíernimi. 
Gloria  Patri  et  Filio  et  Spiritíii  Sancto:  sicut  erat 
in principio  et  niinc  et  semper  et  in  secnla  sccnloriim. 
Amen.  Kyrielcyson  Xpteleyson  Kyrielcyson  Xpte- 
leyson.  Pater  noster,  etc.:  et  ne  nos  inducas  in  ten- 
tationem  sed  libera  nos  a  malo.  Benedicam  Doinino 
in  omni  tentpore;  et  semper  laus  ejus  in  ore  meo.In 
Domino  landabittir  animam.  Audiant  mansuete  et 
letenttir.  Manijícante  Domino  mecum  exaltemus  no- 
mem  ejtis  in  idipstLm.  Dig^a  el  preste:  Retribnere  dig- 
nare Domine  yesu  Christe,  ómnibus  nobis  bona  fa- 
cientibus  propter  nomen  sanctum  tiLunt  ad  vitam 
eternam.  Amen.  Sit  nomen  Domini  bencdictnm:  et 
hoc  nnnc  at  nsqiie  in  secnlum.  Benedicamus  Domino. 
Deo  gratias.  Pater  noster,  etc.  É  después  diga  el 
preste:  Sit Deus  laudabilis  et  gloriosus per  infinitates 
seculoriim,  per  misericordiam  Dei,  requiescant  in 
pace.  Amen. 

El  quarto  ordenamiento  es  que  devenios  comen- 
gar  el  comer  en  las  cosas  laxativas,  para  soltar  la  cá- 
mara, ca  esta  es  la  ra3'z  de  la  salud,  y  á  la  fin  del  co- 
mer coman  cosas  estíticas  para  esforgar  la  boca  del 
estómago  y  para  esprimir  la  vianda  que  se  vaya  ayu- 
so:  y  si  fuere  en  tiempo  de  fructas  comience  en  las 
fi-uctas  laxativas  y  á  la  postre  las  estípticas;  y  si  non 
fuere  en  tiempo  de  fructas,  ó  que  non  se  fallaren,  co- 


—    i66   — 

mienccn  en  el  caldo  de  la  carne,  ó  en  caldo  de  borra- 
jas, y  lechugas,  y  sortiguilla  muerta  y  perexil;  é  si 
faere  por  Mayo  comience  en  las  cerezas  ó  en  las 
moras,  ca  maguer  las  frutas  non  son  buenas,  por  ra- 
zón de  soltar  la  cámara  puédense  consentir;  y  en  Ju- ' 
nio  en  ciruelas;  y  en  Julio  uvas,  é  figos  y  manganas; 
y  en  Agosto  los  melones,  porque  son  laxativos,  y 
resfrian  la  cólera  y  dan  apetito  de  comer;  y  en  Se- 
tiembre, y  en  Otubre,  y  Noviembre  y  Diziembre  co- 
mience en  uvas  colgadas,  que  engendran  buena  san- 
gre: y  en  Enero,  y  Febrero,  y  Margo  y  Abril  co- 
mience en  figos  del  Algava,  lavados  con  vino  blan- 
co, ó  en  passas.  Generalmente  devemos  adelantar  el 
cocho  ante  que  el  assado,  el  laxativo  ante  que  el  es- 
típtico, ca  el  estíptico  es  bueno  á  la  postre,  assí  co- 
mo pan  tostado,  ó  un  poco  de  queso,  ó  peras,  ó 
membrillos,  ó  granadas  dulces,  ó  de  sus  semejantes. 
El  quinto  ordenamiento  es  que  devemos  comer 
primeramente  la  buena  vianda  y  á  la  postre  la  mala, 
el  que  la  quisiere  comer,  por  razón  que  las  venas  mi- 
seráycas  están  en  fondón  del  estómago  y  chupan  la 
vianda  delgada;  y  por  ende,  deve  comer  la  primera 
buena,  por  quanto  se  govierna  el  fígado  de  ella:  y  si 
uviere  de  comer  vaca  y  carnero,  coma  primero  el 
carnero;  y  si  comiere  carnero  y  cabrito,  comience  en 
el  cabrito;  é  si  comiere  á  un  comer  carne  y  pescado, 
comience  primero  en  la. carne,  que  es  mejor  que  non 
el  pescado:  é  si  tuviere  de  comer  gallinas  y  carnero, 


-   i67   - 

comience  en  las  gallinas,  en  guisa  que  siempre  coma 
lo  mejor  primero. 

El  sexto  ordenamiento,  si  uviere  de  comer  dos 
viandas,  la  una  buena  de  moler  y  la  otra  pesada  de 
moler,  digo  que  comience  primero  en  la  que  es  pe- 
sada de  moler,  por  dos  razones:  la  primera,  porque 
en  el  comiengo  es  el  mayor  apetito  y  destruyrlo  há 
más  ayna;  la  seg-unda,  porque  el  fondón  del  estóma- 
go es  más  callente  que  non  la  boca  del  estómago. 
Y  algunos  ay  que  dizen  el  contrario,  que  devenios 
comer  primeramente  lo  más  liviano  de  moler,  por 
quanto  non  se  cierre  el  camino  con  el  pessado,  que 
podria  fazer  cerramiento  y  podria  ser  razón  de  dolen- 
cias: y  esta  diversidad  cae  entrellos  quando  ambos 
á  dos  son  buenos,  assí  como  diríamos  carnero  y  ca- 
brito, ó  cabrito  y  gallina;  pero  si  lo  uno  fuere  livia- 
no de  moler  y  de  buen  humor,  y  lo  otro  malo  de 
moler  y  de  mal  humor,  en  esto  non  a}-  contienda,  ca 
devemos  adelantar  el  liviano  y  bueno,  y  devemos  co- 
mer en  pos  del  el  liviano  y  malo.  Otrosí,  el  uno  fuer- 
te, liviano  de  moler  y  de  mal  humor,  y  lo  otro  es  pe- 
sado de  moler  y  de  buen  humor,  non  ay  dubda,  se- 
gún la  intención  segunda  que  dize  que  devemos  co- 
menzar el  liviano  de  moler  y  de  mal  humor  antes  que 
non  el  otro,  y  que  el  pesado  non  cierra  los  caminos: 
y  según  la  primera  opinión  es  el  contrario. 

El  séptimo  ordenamiento  es  que  coma  el  orne 
el  tercio  de  la  vianda  antes  que  beva,  y  que  el  be- 


—    i68    — 

ver  sea  en  contía  que  se  remoje  la  vianda  en  tal  fi- 
gura que  sea  aparejado  para  passar  en  los  lugares 
angostos,  y  que  non  sea  mucho,  ca  lo  mucho  faze 
la  vianda  tan  rala,  que  la  faze  nadar  encima  del  es- 
tómago y  fázela  salir  ante  que  sea  molida,  como 
quien  pone  mucha  agua  en  poca  fariña;  y  franceses 
usan  de  bever  muchas  vegadas  en  la  mesa  y  poco 
cada  vez,  y  en  esta  tierra  se  usa  de  bever  tres  vezes 
en  comunal  contía  en  cada  vez,  la  primera  vez  quan- 
do  han  comido  el  tercio  de  vianda,  y  la  segunda  al 
otro  tercio,  y  la  tercera  al  otro  tercio;  y  este  es 
mejor  ordenamiento,  ca  como  quier  ques  regla  de 
Física  de  non  bever  entre  el  comer  cosa  ninguna,  y 
empos  del  comer  tres  oras  que  beva  tres  cotofres 
de  vino  puro,  y  esta  regla  non  tiene  agora,  ni  cum- 
ple de  la  tener,  ca  sería  grande  yerro,  ca  aquella  re- 
gla fué  dada  al  que  se  rigiesse  por  Física  después 
que  fué  engendrado  en  el  vientre  de  la  madre  fasta 
toda  su  vida,  y  non   ha  otro. 

El  VIII  ordenamiento  es  que  comience  en  vino 
blanco,  porque  es  vianda  y  melezina,  y  abre  los  ca- 
ños, y  las  otras  vezes  sea  bermejo,  porque  es  vian- 
da y  de  más  esfuerzo  que  non  el  blanco. 

El  IX  ordenamiento,  que  después  de  comer  lave 
las  manos  con  agua  templada,  por  dos  razones:  la 
primera,  por  limpieza;  la  segunda,  por  alegrar  la  ca- 
lentura natural  de  parte  de  dentro,  porque  se  muela 
la  vianda. 


—    109   — 

El  X  ordenamiento  que  lave  la  boca  con  vino 
para  alimpiarla,  y  las  enzías,  y  que  sean  limpios  los 
dientes  con  visnaga,  que  es  callente  y  alimpiadera,  ó 
con  pluma  delgada,  en  guisa  que  non  se  encierre  nin- 
gún podrimiento  entre  los  dientes. 

El  XI  ordenamiento,  que  non  coma  leche,  ni  pes- 
cado, ni  vino,  ni  lo  echen  en  una  mesa;  ni  rávano,  ni 
huevos,  ni  cidra,  ni  sus  semejantes  destos,  ayuntados, 
ca  son  muy  malos  de  moler  y  pueden  fazer  dolencia. 
Otrosí,  non  deve  comer  letuarios  callentes  después 
de  su  comer,  porque  non  faga  passar  la  vianda  antes 
de  tiempo:  otrosí,  porque  non  queme  la  sangre. 
Otrosí,  non  deve  bever  vino,  ni  leche,  ni  queso  ayun- 
tados, ca  la  leche  y  queso  a)aintados  engendran  ma- 
latia  y  corrompen  los  humores. 

El  ordenamiento  XII,  que  se  escuse  en  quanto 
pudiere  que  non  coma  mientra  estuviere  con  gran 
pesar,  ni  con  gran  cuidado,  ca  por  los  cuydados  se 
seguirán  una  de  dos:  ó  comerá  menos  contía  de  la 
que  le  cumple,  en  quanto  non  sabe  qué  se  come,  ó 
comerá  muy  mucho  por  esta  razón  misma,  y  non  le 
entra  en  pro  aquella  vianda,  ni  se  desmuele;  pero  el 
plazer  con  templamiento,  señaladamente  comiendo 
con  compañía  que  le  plega,  es  bueno  y  dá  apetito  de 
comer,  y  come  más  y  muélese  mejor:  ca  esforzándose 
las  virtudes  del  ánima  esfuérganse  las  naturales  del 
fígado.  Y  como  quier  que  algunos  dizen  que  non 
puede  el  ome  servir  dos  señores  en  uno,  ca  si  el  uno 


—    I70  — 

ama  el  otro  desama,  pues  si  las  virtudes  animales 
fueren  embargadas,  conviene  que  mengüen  las  cor- 
porales, que  es  lo  mejor  de  la  vianda,  assí  como  vee- 
mos  de  los  que  están  contemplando  en  el  amor  de 
Dios,  ó  que  están  embevidos  en  estudios,  ó  han  ta- 
lante de  fazer  otras  cosas  provechosas  á  ellos,  ó  en 
algún  negocio  que  han  cuydado,  que  non  han  sabor 
de  comer,  porque  la  gran  alegría  embarga  á  la  virtud 
natural;  á  esto  respondo  quel  dicho  del  Evangelio  se 
entiende  de  dos  señores  diversos  en  gentes  y  en  li- 
naje; mas  los  que  son  de  un  linaje  y  de  una  manera 
non.  Y  por  ende,  las  virtudes  naturales,  y  viales  y 
animales,  como  quier  que  son  departidas  en  sus 
obras,  todas  son  de  un  linaje  y  nacen  de  la  virtud  vi- 
tal del  coragon;  y  por  ende,  esforzando  qualquier  de- 
llos  esfuérzase  el  coraron.  Y  por  esta  razón  veemos 
cada  dia  que  comiendo  el  ome  con  sus  amigos  que 
come  más  que  non  comeria  por  su  cabo,  y  que  se 
muele  mejor  por  el  plazer;  otrosí,  por  verlo  comer, 
ca  tan  solamente  en  verlo  comer  se  esfuerza  el  ape- 
tito, assí  como  vemos  que  la  boz,  maguer  que  non 
se  ayunta  una  con  otra,  assí  se  esfuerza  una  con  otra; 
ca  si  un  ome  cantare  por  su  cabo,  y  cansare  y  vinie- 
ren á  ayudalle,  algara  más  la  boz  y  non  cansará  tan 
ayna:  otrosí,  escuchando  alguna  cosa  de  léxos  óyenlo 
más  y  oyrlo  han  más  los  muchos  que  non  uno.  Esso 
mismo  que  la  vista:  si  se  allegaren  muchos  á  ver  una 
cosa  de  léxos,  verlo  han  quando  fueren  allegados,  y 


—   171    — 

non  lo  verá  ninguno  por  su  cabo,  según  dixo  el  Filó- 
sopho  en  el  libro  de  las  Naturas. 

El  XIII  ordenamiento,  que  después  de  comer  y 
del  lavar  de  las  manos  den  gracias  á  Dios,  según  la 
oración  sobredicha. 


CAPÍTULO  XXVIII 
Del  catainiento  de  la  complision. 

Quatro  catamientos  son  de  la  complision. 

El  primero  en  la  complision  ygual.  Complision 
ygual  non  puede  ser  fallada,  por  muchas  razones.  La 
I,  conviene  que  sea  una  de  dos:  ca  aquesta  complision 
ygual  está  queda,  ó  que  se  mueva.  É  si  está  queda 
parece  que  aquel  lugar  donde  está  este  es  el  que 
más  reyna  en  ella;  ca  si  está  en  tierra  parece  que 
reyna  en  ella  el  alimento  de  la  tierra,  y  si  está  movi- 
da arriba  parece  que  reyna  con  ella  fuego  y  ayre 
más  que  los  otros  elementos:  sigúese  que  non  es 
ygual.  Y  si  dixéredes  que  non  se  mueve  ni  está  que- 
da, es  falsa,  ca  conviene  que  faga  una  de  dos:  ó  que 
se  mueva  ó  que  non  se  mueva.  Por  esta  razón  pares- 
ce  que  complision  ygual  verdadera  non  puede  ser  fa- 
llada. Otro  argumento:  toda  cosa  compuesta  convie- 
ne que  reyne  en  las  virtudes  activas  y  passivas;  mas 


172 


las  virtudes  activas  son  más  fuertes  que  las  passivas: 
sigúese  que  complision  ygual  non  puede  ser  fallada. 
Otro  argumento:  complision  es  calidad  renovada  de 
action  de  calidades  contrarias;  mas  complision  ygual 
es  impossible  que  haya  en  ella  qualidades  contrarias: 
sigúese  que  complision  ygual  non  puede  ser  fallada 
en  el  mundo.  Y  la  mayor  es  provada  por  sí;  é  la  me- 
nor se  prueva  que,  pues  que  la  complision  se  torna 
en  una  calidad  semejante,  ya  parece  non  ay  en  ellas 
qualidades  contrarias,  y  dos  contrarias  non  pueden 
estar  en  un  subjeto  en  un  tiempo.  Y  otro  argumen- 
to: ygual  en  quantidad  non  puede  ser,  ca  un  onga  de 
agua  amata  dos  de  fuego;  ni  ygual  en  qualidad  non 
puede  ser  fallado,  ca  los  activos  son  más  fuertes  que 
los  passivos:  sigúese  que  non  ay  complision  ygual. 
Otro  argumento:  si  complision  ygual  fuesse  fallada 
non  se  podria  componer,  ca  toda  corrupción  viene 
por  las  contrariedades  que  son  falladas  en  él;  y  por 
esto  non  se  corrompen  los  cielos,  que  non  son  com- 
puestos de  contrariedades,  mas  todas  las  cosas  te- 
rrenales se  corrompen:  sigúese  que  non  ay  compli- 
sion ygual,  según  más  cumplidamente  se  declara  en 
la  tercera  partida  deste  libro.  Abonda,  que  quando  de- 
zimos ygual,  se  entiende  proporcional,  según  las  ocho 
maneras  de  ygualdad  que  son  declaradas  en  el  II  ca- 
pítulo desta  partida  deste  libro  primero,  en  la  quarta 
ygualdad:  la  ygualdad  particular,  según  la  ygualdad 
de  la  tierra.  Y  por  ende,  pues  que  la  templacion  de 


—   173  — 
Sevilla  es  callente  y  húmida  en  primer  grado,  según 
dicho  es,  conviene  que  sea  guardado  en  este  grado, 
y  que  las  viandas  sean  en  tal  guisa  que   finque  en 
esta  ygualdad. 

El  catamiento  segundo  es  que  la  complision 
ygual,  si  saliere  deste  grado,  conviene  que  sea  tor- 
nada poco  á  poco  á  la  ygualdad  con  las  viandas,  se- 
ofun  alo-un  o-rado  mismo,  ni  de  más  ni  de  menos,  des- 
pues  que  es  acabada  la  restauración  del  cozimiento, 
según  dicho  es  en  el  capítulo  catorce  de  la  calidad 
del  comer. 

El  catamiento  tercero  es  que  devenios  catar  en 
la  complision  ygual  en  cada  uno  de  los  individuos 
que  sean  conservados,  cada  uno,  según  su  naturale- 
za; y  si  alguno  uviere,  y  que  la  su  salud  y  la  su  vida 
es  que  reyne  en  él  una  libra  de  flema  y  otro  tiene 
que  reyna  en  él  una  libra  de  melancolía,  que  conser- 
vemos cada  uno  en  su  estado  natural. 

El  cuarto  catamiento  en  guardar  la  complision 
que  es  necessaria,  según  el  oficio  que  uviere  aquel 
ome;  ca  si  la  complision  concordare  con  el  oficio, 
conviene  que  mudemos  algo  de  la  complision,  assí 
como  diremos:  sí  acaesciere  que  un  ome  colérico  ñ.ie- 
re  fornero,  ó  ferrero,  conviene  que  le  fagamos  usar 
cosas  contrarias  de  la  complision;  y  de  otra  guisa 
adoleceria  ó  morirla,  por  razón  del  oficio  que  concor- 
da con  su  complision;  pero  si  non  concordare,  assí 
como  sea  flemático  y  ferrero  ó  fornero,  estonces  de- 


—    174   — 
vemos  conservar  la  complision  en  su  estado,  en  gui- 
sa que  non  sea  desigualado  por  el  oficio  ni  por  el  re- 


gimiento. 


CAPITULO  XXIX 

De  la  costumbre. 

Costumbre  y  uso  torna  en  natura  segunda,  y  dize 
el  Sabidor:  gran  cosa  es  la  costumbre,  que  faze  le- 
yes. Y  por  esto  veemos  que  la  costumbre  mueve  la 
virtud  ymaginativa  y  la  virtud  movedera,  según  vee- 
mos de  los  que  tañen  los  instrumentos,  que  por  la 
costumbre  que  ay  en  los  dedos  de  tañer,  que  tie- 
nen tenores  y  sones,  sin  lo  querer  fazer  esso  mismo: 
y  por  esto  los  texedores  mueven  los  pies  y  las  manos 
en  aquellos  lugares  donde  cumplen  á  texer  sin  pen- 
sar en  ello.  Esso  mismo,  el  scrivano  escrive  á  las  ve- 
zes  por  uso  algunas  cosas  en  que  no  piensa.  Esso  mis- 
mo veemos  que  el  que  sabe  una  oración  ó  otra  al- 
guna cosa  de  oración  que  la  rezase  ciertamente;  y  si 
le  preguntaren  otros  algunos  omes  por  alguna  par- 
te de  aquella  oración,  non  la  sabrá  decir  fasta  que  la 
comience  del  comiendo  primero  de  todo,  por  quanto 
vá  ya  la  lengua  al  uso:  assí  que  parece  quel  uso  tor- 
na en  natura.  Esso  mismo,  ay  viandas  ponzoñosas 


—  175  — 
que  usándolas  non  dañan  á  los  que  las  han  usado  y 
matan  á  los  que  non  las  han  usado,  assí  como  acae- 
ció á  una  fija  de  un  rey,  que  fué  criada  con  ponzoñas, 
tanto  que  quando  vino  que  fué  casada,  que  del  baho 
della  mató  á  su  marido;  y  por  ende,  las  viandas  acos- 
tumbradas que  son  humanales  son  mejores  que  las 
buenas  non  acostumbradas,  según  el  exemplo  del  re)^ 
Alexandre.  Yendo  por  un  camino  con  su  físico,  vie- 
ron una  yerva  y  dixo  su  físico  que  era  ponzoña,  que 
qualquier  orne  que  la  comiere  luego  moriría;  y  acabo 
de  piega  toparon  con  un  fato  y  vieron  que  el  pastor 
que  comia  el  pan  con  aquella  yerva.  Entonce  dixo 
Alexandre  que  non  era  verdad  que  era  pongoña;  dí- 
xole  el  físico  que  aquel  ome  era  bestia,  y  que  era 
usado  en  ellas,  y  que  non  le  empecerían;  mas  que  le 
tirassen  de  aquello  y  le  diessen  buenas  viandas,  y  que 
luego  lo  matarían. 

É  dixo  maestro  Bernardo  que  la  costumbre  ó 
que  concuerda  con  la  natura  ó  non  concuerda,  síga- 
la; y  si  non  concuerda  es  una  de  dos:  ó  es  la  descon- 
cordanga  poca,  ó  mucha;  y  si  es  mucha,  ó  es  confir- 
mada ó  non;  si  non  es  confirmada  non  deve  ser  guar- 
dada; y  si  es  confirmada,  ó  será  en  tiempo  de  salud 
ó  de  enfermedad;  é  si  fuere  en  tiempo  de  salud  deve 
ser  guardada  y  tirada  poco  á  poco,  é  si  es  en  tiempo 
de  dolencia  deve  ser  tirada  poco  á  poco.  E  por  ende, 
como  quier  que  las  frutas  y  los  pescados  son  malos, 
por  razón  que  los  de  Sevilla  son  usados  en  ellos,  non 


-    I7Ó   - 

es  bien  de  los  tirar  del  todo  súbitamente,  salvo  si 
non  comiere  cada  dia  rávanos  y  azey tunas,  non  en- 
tiende que  come;  y  estos  tales  deven  tirar  aquel  uso 
poco  á  poco.  Ay  dellos  que  comen  á  la  media  noche 
su  cena  y  duermen  fasta  medio  dia,  y  dellos  ay  que 
beven  vino  á  menudo,  y  dellos  ay  que  beven  agua 
todas  las  noches  del  mundo;  y  estas  costumbres  ta- 
les, maguer  son  malas,  non  deven  ser  mudadas  sú- 
l)itamente,  salvo  poco  á  poco,  ca  si  non  se  tirase 
pueden  peligrar  por  luengo  tiempo,  segiin  dixo  el 
Sabio, 


CAPÍTULO  XXX 

I^cl  catmuicnto,  scgíui  los  qitab'o  tiempos  del  año, 
en  el  comer. 

Los  cuerpos  en  el  invierno  son  más  callentes  que 
pueden  ser,  y  se  allega  la  calentura  natural  dentro 
en  el  cuerpo,  y  consiente  mucha  vianda  y  gruessa, 
assí  como  carne  de  puerco  y  de  vaca,  y  tocino,  y  na- 
bos, y  coles,  y  sus  semejantes;  pero  en  quanto  esta 
tierra  es  callente  y  húmida  en  primer  grado,  y  non  es 
tan  fuerte  en  el  invierno  como  en  las  otras  tierras, 
según  dicho  es,  conviene  que  se  escusen  aquellas 
viandas  en  quanto  pudiere,  )•  que  las  viandas  dése- 


—   177  — 
chen  la  calentura  y  la  humidad,  porque  sea  conser- 
vada la  complision  natural:  y  por  razón  que  ya  fablé 
esto  en  el  capítulo  del  tiempo  del  comer,  non  es  me- 
nester de  la  alongar. 


CAPITULO  XXXI 
De  la  hedad. 

El  catamiento  del  comer  y  del  bever  es  según  la 
hedad;  conviene  á  saber  que  las  hedades  son  quatro: 
mocedad,  y  mancebía,  y  vejez  y  cano.  Porque  la  mo- 
cedad es  callente  y  húmida,  deven  usar  viandas  ca- 
llentes y  húmidas;  pero  por  razón  del  ayre  de  Sevilla, 
que  es  callente  y  es  húmido  de  natura,  conviene  de 
menguar  alguna  cosa  de  la  calentura  y  de  la  humi- 
dad, porque  non  sean  aparejados  para  los  podrimien- 
tos: y  por  ende,  los  más  altos  y  los  pequeños  deven 
usar  en  el  tiempo  callente  frezadas  de  cevada,  con 
matalahúva  y  con  finojo,  y  en  el  invierno  gabinas  con 
nueve  simientes:  matalahúva,  y  finojo,  y  alcaravea, 
y  ajonjolí,  y  gallocresta,  y  trébol,  y  albaca,  y  papa- 
veres,  fiingresi,  ca  estas  simientes  engruessan  y  acre- 
cientan la  leche,  y  tiran  la  ventosidad:  esto  sea  por 
las  mañanas,  y  al  tiempo  del  comer  coman  las  vian- 
das buenas,  según  dicho  es  en  el  capítulo  de  calidad 

23 


—    178   — 

de  los  comeres;  y  los  mancebos  eleven  usar  en  el  ve- 
rano las  frutas  húmidas,  assí  como  badeas  y  melo- 
nes, y  carnes  húmidas,  assí  como  pollos,  y  perdigo- 
nes y  cabrito;  é  los  viejos  cosas  callentes  y  secas, 
para  ygualar  la  flema  que  reyna  en  ellos;  y  los  ca- 
nos cosas  callentes  y  húmidas,  contra  la  melancolía 
que  en  ellos  reyna.  É  si  dixere  alguno  que  estas  co- 
sas son  contrarias  á  su  complision,  y  encima  es  dicho 
que  á  cada  uno  devemos  dar  según  su  complision  y 
su  semejanza,  respondo  que  el  viejo  y  el  cano  salie- 
ron ya  de  la  difenicion  de  la  salud  y  entraron  en  lo 
que  dize  Avicena,  que  el  semejante  es  malo  al  de 
mala  complision,  semejante  della,  y  por  razón  que  el 
que  tira  la  enfermedad  deve  ser  contrario:  estos  son 
como  dolientes,  ca  en  quanto  son  medianeros  entre 
salud  y  enfermedad  conviene  que  sean  regidos  por 
contrario  y  non  por  semejante. 


-CAPÍTULO  XXXII 

Del  estreñimiento  y  del  vaziamiento. 

Difinicion  de  vaziamiento  es  desechar  las  dema- 
sías del  cuerpo  por  uno  de  X  y  siete  lugares  emoto- 
rios  que  son  en  el  cuerpo  del  ome,  y  son  éstos:  la 
primera,  por  orinar;  la  II,  por  cámara;  la  III,  por  gó- 


—  179  — 
mito;  la  quarta,  por  sudor;  la  V,  por  sangría;  la  VI, 
por  v^entosas;  la  VII,  por  cauterios  y  fuentes;  la  VIII, 
por  la  saliva  que  sale  coziendo;  la  IX,  por  la  saliva 
que  sale  sin  cozer;  la  X,  por  purgación  para  los  pala- 
dares y  con  mastuatorios;  la  XI,  por  las  narizes;  la 
XII,  por  las  orejas;  la  XIII,  por  los  ojos;  la  XIIÍI, 
por  emoróydas;  la  XV,  por  el  tiempo  de  la  muger; 
la  diez  y  seys,  por  tristel;  la  diez  y  siete,  por  dormir 
con  la  muger;  la  diez  y  ocho,  por  purgación  non  sen- 
tible, assí  como  la  abstinencia  y  el  ayuno,  que  es  lia-  ^  ^ 
mado  vaquacion  potencial.  Y  por  todos  estos  lugares  " 
pueden  ser  vaziadas  las  superfluydades  de  los  humo- 
res que  re}iian  en  el  cuerpo  del  orne,  ca  necessaria 
cosa  es  y  forgada,  y  por  regido  que  sea  el  cuerpo, 
que  reyne  en  él  demasías  y  superfluydades,  según 
dige  Avicena  en  el  primero.  Y  en  el  fin  del  tercero 
dize  assí:  que  nos  conviene  de  tomar  vianda  para 
restaurar  y  para  cobrar  el  consumido,  ca  nuestra  sa- 
lud es  conservada  con  vianda  rescebida  en  ygualdad 
y  en  quantidad;  y  esta  ygualdad  es  impossible,  ca 
non  ay  govierno  en  el  mundo  potencial  que  torne  to- 
do en  alto  de  todo  á  semejante  del  governado:  y  es 
forzado  que  en  cada  digistion  que  finque  alguna  de- 
masía, la  qual  natura  faze  todo  su  poder  para  dese- 
char, y  non  puede  acabadamente,  en  guisa  que  siem- 
pre finca  de  cada  digistion  alguna  demasía,  y  quan- 
do  se  ayunta  un  dia  empos  de  otro,  poco  á  poco  fá- 
zense  malos  humores  superfinos,  que  dañan  el  cuer- 


I80 


po  en  tres  maneras.  La  primera,  si  podreciere  y  se 
corrompiere,  engendra  dolencias  de  corrupción  en- 
conada de  toda  sustancia,  y  si  por  ventura  fuere  de 
fuerte  calidad  son  causa  de  dolencia  y  de  mala  com- 
plision,  y  si  por  ventura  pecaren  en  contra  son  cau- 
sa de  las  dolencias  que  vienen  de  finchimiento;  é  si 
se  allegare  en  un  miembro  fazen  apostemaciones,  de 
las  quales  sale  baho  que  daña  la  complision  de  los 
spíritus:  y  por  esta  razón  es  forgada  cosa  de  fazer 
vaziamientos;  y  según  razón  era  derecho  de  los  va- 
ziar,  salvo  que  non  podemos,  por  quanto  todas  las 
melezinas  son  ponzoñosas  y  enflaquecen  la  virtud  na- 
tural, y  escallentan  y  vazian  de  los  buenos  humores 
abueltas:  otrosí,  vazian  la  humidad  natural  y  consu- 
men algo  del  spíritu,  que  es  la  sustancia  de  la  vida, 
en  guisa  que  enflaquecen  los  miembros,  principales 
ministrantes,  y  faze  más  de  daño  en  tomándolas  que 
non  daña  el  humor  dexándola,  etc.  Sigúese  que  el 
vaziamiento  es  malo  y  el  non  vaziamiento  es  malo,  y 
por  esto  es  buena  la  medianía,  que  es  la  abstinencia 
y  el  non  comer,  que  gasta  el  humor:  otrosí,  el  mo- 
vimiento que  desgasta:  otrosí,  vacua  con  vianda  me- 
dicinales, seguras  y  buenas.  Y  la  razón  porque  se  de- 
tienen los  malos  humores  que  non  salen  es  por  nue- 
ve razones:  la  primera,  por  la  flaqueza  de  la  virtud 
desechadera;  la  segunda,  por  la  fortaleza  de  la  virtud 
retentiva,  que  la  retiene;  la  tercera,  por  la  flaqueza 
de  la  virtud  digistiva,  que  non  la  puede  cozer;  la  quar- 


\ 


—    i8t    — 

ta,  por  la  angostura  de  los  caños,  que  están  atapa- 
dos  y  apretados;  la  V,  por  la  gran  contía  del  humor, 
que  cierra  los  caños  y  non  los  dexa  salir;  la  VI,  por 
ser  el  humor  muy  espesso;  la  VII,  por  ser  viscoso; 
la  VIII,  por  mengua  del  sentimiento  para  la  desechar, 
ca  el  desechar  es  menester  virtud  voluntaria  que  aya 
talante  para  ello;  la  IX,  por  pereza  de  la  natura,  que 
está  ocupada  á  fazer  otra  cosa,  assí  como  acaece  en 
el  dia  del  término  que  está  ocupada  la  natura  para 
sudar  y  dexa  las  partes  de  la  orina  y  del  estiércol.  Y 
por  el  finchimiento  y  el  detenimiento  se  siguen  tres 
linajes  de  dolencias:  la  una  que  es  mala  de  compli- 
sion;  la  segunda  es  de  mala  compusicion;  la  tercera 
es  solución  de  continuidad.  Y  por  esta  razón  una  de 
las  seys  cosas  necesarias,  que  sin  ellas  non  podemos 
bivir,  es  el  vaziamiento,  y  una  de  las  cosas  principa- 
les que  conservan  la  salud  es  que  sea  el  ome  suelto 
de  cámaras,  y  que  cada  uno  guarde  el  uso  de  su  na- 
tura y  de  su  costumbre;  y  ay  omes  que  naturalmente 
salen  dos  vezes  al  dia  ordinariamente,  y  otros  ay  de 
tres  y  de  quatro  vezes,  y  otros  ay  que  non  saldrian 
una  vez  en  tres  dias,  y  cada  uno  destos  deve  guardar 
su  costumbre  de  lo  que  pide  la  natura;  ca  bien  assí 
como  el  que  ha  usado  de  salir  dos  vezes  y  restriñén- 
dolas  le  faria  daño,  bien  assí  el  que  sale  una  vez  en 
tres  dias  en  su  salud  y  se  falla  su  natura  bien  de  es- 
ta figura,  y  si  por  ventura  lo  fiziere  salir  por  fuerga 
deste  curso  puede   adolecer,  ca  la  natura  es  sabia  y 


—      I  82 


sabe  lo  que  faze,  y  non  elevemos  soltar  y  estreñir  sal- 
vo qn.iando  viéremos  que  sale  de  su  curso  natural,  y 
estonces  podemos  soltar  y  restreñir. 


CAPÍTULO  XXXIII 
De  las  condiciones  del  vaziamiento. 

Diez  condiciones  son  aquellas  que  juzgan  que 
devemos  fazer  vaziamientos  de  los  cuerpos.  La  I  el 
finchimiento,  ca  el  finchimiento  grande  conviene  que 
pida  vaziamiento.  El  II  la  virtud,  que  si  fuere  fuerte 
devemos  le  fazer,  y  si  fuere  flaca  devemos  la  escu- 
sar;  pero  si  esta  flaqueza  viniere  de  partes  de  fin- 
chamientos devemos  la  fazer,  ca  remota  causa  remo- 
netur  efíectus;  mas  de  guardar  es  que  aquella  vacua- 
cion  sea  de  tal  figura  que  non  enflaquezca  la  natu- 
ra, y  que  sea  molificante  y  melezina  benigna  y  con- 
fortante. La  tercera  es  la  complision;  ca  la  com- 
plision  callente  y  húmida  sufre  y  pide  el  vaziamiento, 
y  la  que  es  callente  y  seca  y  frida  non  la  pide  ni  la 
consienten.  La  quarta  es  la  dispusicion  del  cuerpo; 
ca  el  magro  y  consumido  dañar  le  há  la  purgación, 
ó  el  que  es  muy  gruesso  puede  ser  que  se  resfriarla 
la  complision  con  el  vaziamiento,  ó  que  cargarla  la 
carne  y  la  grossura  sobre  las  venas  y  afogarlo  yan 


-    i83   - 

forcijando  la  calentura  natural.  La  quinta  es  los  acl- 
dentes  concordantes;  ca  el  que  es  aparejado  para  cá- 
maras y  es  suelto  de  sí  mismo,  ó  que  es  pasmado, 
non  deve  ser  purgado.  La  sexta  la  hedad;  ca  de  me- 
nos de  veynte  años,  ni  de  más  de  sessenta  non  deve 
ser  purgado.  La  séptima  la  tierra;  ca  si  la  tierra  es 
callente  y  húmida,  y  corre  en  ella  medio  dia,  non 
deve  purgar  por  dos  razones:  ca  se  ayuntan  dos  ca- 
lenturas, la  una  de  la  tierra  y  la  otra  de  la  melezina, 
y  puede  enflaquecer  la  virtud;  la  segunda  por  la  con- 
trariedad que  ay  entre  ellos,  ca  la  calentura  de  fuera 
trae  el  humor  de  partes  de  fuera,  y  calentura  de  la 
melezina  tira  á  partes  de  dentro:  otrosí,  corriendo 
viento  muy  frió  no  la  devenios  fazer,  porque  están 
tan  apretados  los  omes  muy  fuertemente,  porque  en 
aquella  tierra  corre  aquel  viento.  La  octava  condi- 
ción es  según  los  tiempos  del  año,  ca  en  los  dias  ca- 
niculares del  Agosto,  ni  en  los  dias  del  invierno,  que 
es  frió  lo  devenios  escusar.  La  novena  condición  es 
la  costumbre;  ca  si  fuere  fuerte  de  veynte  y  cinco 
ó  de  treynta  años,  ó  más,  uvo  dolencia  y  non  uso 
de  fazer  vaziamientos,  non  la  devenios  comengar 
agora,  pues  non  lo  usaron;  pero  digo  yo  que  si  le  to- 
mare dolencia  y  seyendo  de  veynte  años  non  más 
y  aya  menester  sangría  y  purgación,  deveníoslo  fa- 
zer, maguer  adoleció  otras  vezes,  y  non  tomó  pur- 
ga ca  non  era  de  hedad.  La  décima,  según  es  el 
oficio;  ca  el  que  es  de  gran  afán  ó  de  gran  trabajo, 


-    i84    - 

assí  como  los  que  cavan,  ó  los  que  bañan  en  el  ba- 
ño, ó  los  forneros,  ó  los  que  traen  peso  á  cuestas, 
non  consienten  vaziamientos  por  quanto  son  consu- 
midos en  sí  con  el  gran  afán.  Y  catadas  estas  con- 
diciones pueden  ser  fechos  vaziamientos,  en  los  qua- 
les  vaziamientos  deven  ser  catadas  cinco  intenciones: 
la  primera,  que  sea  vaziado  el  humor  que  devemos 
vaziar  y  que  pecare,  y  non  el  que  non  pecare;  la 
segunda,  que  vaziemos  de  aquel  lugar  donde  cum- 
ple para  vaziar,  ca  si  está  el  humor  en  el  estómago 
deven  se  vaziar  por  gómito  y  los  de  los  estentinos 
por  cámaras;  la  tercera  intención,  que  sea  después 
de  maduramiento,  ca  vaziando  el  humor  crudo  es 
peligro;  la  quarta  intención,  si  fuere  el  doliente  que 
non  sea  en  dia  orético  del  término,  ca  embargarla  la 
natura,  salvo  con  condiciones  de  necessidades,  é  no- 
tadas en  el  arte;  la  quinta,  que  falle  el  que  la  tomare 
después  de  la  vacuacion  aliviamiento  y  mejoría  y 
pro. 


CAPÍTULO  XXXIV 

En  qiiántas  maneras  son  ¡os  vaziamientos. 

Son  los  vaziamientos  en  quatro  maneras  en  ge- 
neral. La  primera  emblandeciendo  y  molificando,  assí 


—  i85  — 
como  las  espinacas,  y  las  malvas,  y  los  figos,  y  las 
passas  y  sus  semejantes,  que  dan  cámaras  emblande- 
ciendo. La  segunda  por  manera  de  apretamiento,  que 
apretando  la  boca  del  estómago  deciende  por  fuer- 
ga,  ayuda  assí  como  fazen  los  tamarindios  y  los  mi- 
rabolanos.  La  tercera  por  manera  de  traer  y  de  tirar, 
assí  como  diremos  de  la  piedra  yman  que  tira  en  sí 
el  fierro  por  virtud  de  toda  sustancia  que  es  en  ella:  é 
assí,  los  quatro  humores  que  son  en  el  cuerpo  del  ome 
ay  melezinas  ciertas  para  cada  uno  dellos  que  los  tira 
y  los  trae  para  sacarlos  del  cuerpo;  ca  el  ruybarvo, 
fallando  cólera  ó  flema  tan  aparejada  la  una  como  la 
otra,  tirará  la  cólera  y  dexará  la  flema,  porque  há  na- 
tura para  ella  propriamente;  y  el  agárico  faze  esso 
mismo  en  la  flema;  y  la  magna  y  la  cañafístola  alim- 
pia  la  sangre;  y  el  pértimo  y  la  piedra  de  asur  la  me- 
lancolía. La  quarta  es  por  manera  de  gran  calentura 
que  ay  en  la  melezina,  que  suelve  y  da  cámaras,  assí 
como  el  turbit,  y  la  coloquantida,  y  la  ysola  y  sus  se- 
mejantes. E  la  mejor  de  todas  éstas  para  purgar  el 
cuerpo  es  la  primera  del  molificar  y  del  blandecer. 
Por  quanto  son  viandas  y  melezina  y  non  pueden 
traer  daño  ninguno,  deve  ome  usar  y  non  con  otra 
mientra  lo  pudiere  escusar.  Y  por  ende,  quando  el 
ome  sintiere  en  sí  algún  mudamiento,  y  non  uviere 
apetito  de  comer  como  solia,  ó  de  non  salir,  y  de 
otros  acidentes  non  acostumbrados,  entendiendo  que 
há  menester  algún  vaziamiento,  la  primera  regla  es 

^4 


—   i86   — 

abstinencia,  ó  que  non  coma  nada,  ó  que  coma  poco, 
assí  como  dieta,  ca  el  non  comer  es  mejor  vaziamien- 
to  que  puede  ser,  ca  los  humores  malos  se  desgastan, 
y  la  natura  los  consiente  en  aquel  tiempo;  y  si  por 
ventura  uviere  gran  gana  de  comer  y  non  se  pudiere 
detener  use  en  el  comiengo  del  comer  viandas  molifi- 
cantes y  embladecederas,  assí  como  figos  y  uvas,  ó  ci- 
ruelas ó  sus  semejantes,  ó  tome  el  caldo  de  la  gallina 
ó  del  carnero,  con  una  onga  de  agúcar  blanco  dos  ó  tres 
dias,  unos  empos  de  otros,  y  coma  después  su  vianda 
templadamente;  é  si  fiaere  colérico  una  onga  de  adú- 
car rosado,  con  un  adarme  de  la  matalahúva,  y  cué- 
gala  en  medio  de  agua  fasta  que  torne  en  la  meytad, 
y  bévalo;  y  si  fiaere  flemático,  en  lugar  de  adúcar  sea 
miel  rosada  y  quarta  de  onga  de  matalahúva;  é  si 
si  fijere  melancólico  sea  con  una  onga  de  agúcar  de 
cantueso.  Y  si  con  todo  esto  non  cumpliere,  puédese 
atrever  á  comer  algunas  vezes  destos  polvos  que  se 
siguen,  que  han  catamiento  en  los  quatro  humores: 
recipe  fojas  de  sen,  una  onga;  ruybarvo,  quarta  de 
onga,  y  torbite,  ochava;  magna  y  agúcar  blanco,  de 
cada  uno  una  onga;  matalahúva  y  gengibre,  de  cada 
uno  media  ochava,  y  fagan  polvos  y  tomen  dellos  una 
cuchar  con  caldo  de  gallina,  ó  de  carnero,  ó  de  gar- 
banzos; y  después  que  ayan  molificado  el  cuerpo  pri- 
meramente unos  tres  ó  quatro  dias  con  las  cosas  so- 
bredichas del  agúcar  rosado  con  agua  callente,  ó  con 
fojas  de  borrajas  y  fortiguilla  muerta,  y  de  corregüe- 


-   i87   - 

la,  y  de  cerrajas,  y  espinacas,  y  acelgas,  y  bledos,  y 
perexil,  simples  ó  compuestos,  cozidos  con  carne,  ó 
por  sí,  use  estas  yervas  á  menudo  antes  de  comer. 
Otra:  zargatona,  media  onga;  simiente  de  fortiga, 
quarta  de  onga:  cómanla  con  una  poca  de  miel  y  de 
agua  callente.  Otra:  rayz  de  alcohela  lavada  y  ma- 
chucada, y  cozida  con  carnero  y  con  gallina,  y  beva 
aquel  caldo.  Otra,  más  medicinal  que  non  vianda: 
magna  y  tamarindios,  cañafístola  mondada  y  agúcar 
blanco,  de  cada  uno  media  onga;  matalahúva,  dos 
adarmes:  sea  destemplado  en  caldo  de  carnero  ó  en 
agua  callente.  Otra:  gumo  de  agraz  serenado,  un  co- 
tofre;  agúcar  blanco,  media  onga:  y  tómelo  en  ayunas, 
y  taja  la  flema,  y  amansa  la  cólera,  y  dá  apetito  de 
comer;  y  que  si  acrecentare  en  él  un  adarme  de  ruy- 
barvo,  purgará  la  cólera.  Otro:  suero  de  leche  sere- 
nado, dado  por  sí  ó  con  ruybarvo.  Otra:  simiente  de 
alagor,  media  onga;  sal,  una  ochava;  figos  secos,  una 
onga;  passas,  media  onga:  sea  majado  todo  y  destem- 
plado con  agua  callente.  Y  á  éste  alaba  mucho  Galie- 
no,  señaladamente  para  los  viejos.  Otro:  gumo  de  co- 
rrehuela, un  cotofre;  miel  rosada,  una  onga:  tómenlo 
por  la  mañana.  Otro:  acelgas  y  espárragos,  y  echen 
azeyte  y  almorí,  y  emblandecerá  la  cámara. 

Otro,  que  es  bueno  para  soltar  la  cámara  y  para 
tirar  las  ventosidades  del  cuerpo,  contra  la  tose:  to- 
men un  gallo  viejo,  ó  una  gallina,  y  ñ'nchanlo  de  dos 
ongas  de  polipodio;  y  passas,  y  matalahúva,  y  si- 


—    i88  — 

miente  de  alagor,  de  cada  uno  una  onga;  perexil,  un 
manojo.  Cuega  en  tres  agumbres  de  agua,  fasta  que 
torne  en  medio,  y  be  va  aquel  caldo. 

Recepta  de  diacatolicon,  que  se  pueda  dar  para 
conservar  la  salud  y  para  tirar  la  enfermedad  á  do  es 
menester  vaziamiento  por  cámaras,  y  es  contra  todos 
los  quatro  humores,  y  contra  la  aguzidad  y  contra  la 
ventosidad.  Recepta;  polipodio  quarcin,  una  libra;  sen, 
media  libra;  anís  y  finojo,  de  cada  uno  una  onga.  Sean 
cozidas  estas  cosas  en  cinco  libras  de  agua  fasta  que 
torne  en  dos,  y  cuélenlo,  y  echen  una  libra  de  agúcar 
blanco,  y  confaciónenlo  con  magna  granada,  tres  on- 
9as;  cañafístola  mondada  y  carne  de  ciruelas  garago- 
cíes,  y  tamarindios,  de  cada  uno  dos  ongas;  ruybarvo, 
y  violetas,  y  anís,  y  polipodio,  de  cada  uno  una  onga; 
oroguz  mondado,  y  agúcar  candil,  y  alfeñique,  y  qua- 
tro simientes  frias  mondadas,  de  cada  uno  quarta  de 
onga;  agúcar  rosado,  quatro  ongas;  macis,  dos  adar- 
mes. Sea  fecho  letuario  y  tome  desto  contía  de  me- 
dia onga  ó  más  por  las  mañanas,  dos  vezes  en  la  se- 
mana, y  esta  melezina  es  segura. 

Recepta  del  diacitonite  laxativo:  recipe  carne  de 
membrillos  mondados  y  cozidos,  tres  libras;  miel  es- 
pumada, libra  y  media;  canela,  y  clavos,  y  lináloe,  y 
macis,  y  nuez  moscada  y  espique  nardi,  de  cada  uno 
media  onga;  diagridi,  media  onga.  Sea  fecho  letuario. 

Recepta  de  melezina  molificante;  es  contra  todos 
los  quatro  humores:  recipe  rayz  de  finojo,  )'  de  pere- 


—    189  — 

xil,  y  de  apio,  y  de  espárragos  y  de  cardo  corredor, 
de  cada  uno  una  onga;  rosas  y  violetas,  y  flor  de  al- 
coela  y  de  cantueso,  de  cada  uno  una  onga;  sen  y  po- 
lipodio, de  cada  uno,  dos  ongas;  magna  y  cañafístola 
mondada,  y  tamarindios  mondados,  de  cada  uno  tres 
ongas;  matalahúva  y  finojo,  y  quatro  simientes  frias, 
y  orozuz  y  cuscuta,  de  cada  uno  media  onga;  gumo 
de  cerrajas,  y  agua  de  escaviosa  y  de  granadas  agra- 
dulces,  de  cada  uno  quatro  ongas;  miel  rosada  y  adú- 
car blanco,  de  cada  uno  media  libra;  ruybarv'o  fino, 
quarta  de  onga;  espiquenardi,  medio  adarme;  lináloe, 
un  adarme.  Sea  fecho  axarope  y  tome  del  medio  co- 
trofe  con  otra  tanta  de  agua  callente. 

Recepta  que  purga  cólera  y  flema  y  puédese  dar 
en  todo  tiempo  y  en  toda  sazón;  esto  usa  nuestro  se- 
ñor el  Argobispo,  por  consejo  de  los  físicos  de  Ita- 
lia: ruybar\^o  fino,  una  onga,  y  espiquenardi,  ochava 
de  onga.  Sea  todo  molido  y  cernido,  y  fagan  dello 
ocho  partes  y  pongan  cada  una  en  un  paño  atado, 
y  remojen  cada  noche  uno  dellos  en  contía  de  una 
cáxcara  de  huevo  llena  de  buen  vino  blanco,  y  á  la 
mañana  esprímanlo  bien  y  buelvan  aquel  vino  con 
contía  jde  una  libra  de  suero  de  leche  de  cabras  se- 
renado, y  tibíenlo  y  bévanlo  nueve  dias  y  dará  cáma- 
ras sin  enojo;  y  aprovechan  á  toda  dolencia  que  ayan 
recelo  de  ydropesía,  según  escrive  Eben-mesve  en 
su  libro  de  las  Simples  Melezinas . 

Recepta  de  diamagna  que  compuse  yo  en  el  año 


—    190  — 

de  la  era  de  mil  y  trezientos  y  noventa  y  ocho  años 
para  mí  mismo,  y  es  contra  todos  los  humores,  y  pué- 
dese dar  en  todo  tiempo  y  en  toda  dolencia  sin  enojo, 
y  es  mejor  que  el  diacatholicon,  según  pro  vé  de  es- 
tonces acá  en  pequeños  y  en  grandes,  y  en  mis  mes- 
mos  fijos  y  en  mi  casa,  y  en  mugeres  preñadas;  y  es 
ordenada  según  la  composición  desta  ciudad,  y  esta 
es  su  recepta:  recipe  gumo  de  corregüela,  y  de  poli- 
podio, y  de  mercurial,  y  agua  de  borrajas,  y  de  alco- 
hela  y  de  fumusterra,  sacados  por  alcatara,  de  cada 
una  libra;  magna  granada,  tres  libras;  y  conserva  de 
rosas  y  de  violetas,  y  de  flor  de  borrajas  y  de  flor  de 
alcohela,  colados,  de  cada  uno  quatro  ongas;  gumo 
de  rosas  frescas,  media  libra;  agárico  blanco  y  tur- 
bit,  ru)'barvo  fino,  de  cada  uno  una  onga.  Estos  tres 
sean  machucados  y  remojados  en  los  gumos  sobredi- 
chos, dos  dias  y  dos  noches,  y  después  colados  y 
confacionados  con  agúcar  gafete,  tres  libras;  y  adú- 
car candi  y  alfeñique,  de  cada  uno  media  libra;  pol- 
vos de  pliris  moscado,  quarta  de  onga.  Sea  hecho 
letuario  como  pózima,  y  fagan  dello  panezillos  de  pe- 
so de  seys  ongas  ó  de  diez,  según  la  complision,  y 
puédese  dar  en  todo  tiempo,  y  en  toda  sazon^  según 
provaremos  empos  deste  capítulo. 

Recepta  para  purgar  mansamente  la  flema  y  có- 
lera: recipe  trifera  sarracena,  y  cantártico  imperial,  y 
selentticun,  y  diaprunis  y  diasen,  de  cada  uno  dos  on- 
gas;  agúcar  blanco,  contía  de  todas.  Y  será  mezclado 


—   191    — 

y  tome  dello  una  onga  con  agua  callente  por  las  ma- 
ñanas. 

Recepta  de  axarope  de  Abenrruyz,  preparativo 
y  laxativo:  recipe  rayz  de  finojo,  y  de  perexil,  y  de 
apio,  y  de  espárrago,  y  de  cardo  corredor,  y  de  al- 
cohela  y  de  almiron,  de  cada  uno  una  on^a;  capilli 
veneris  y  escolopedria,  é  ysopo  y  agrimonia,  de  ca- 
da uno  un  manojo;  sasifraga,  matalahúva  y  finojo, 
cuscuta,  simiente  de  apio  y  de  endivia,  y  simientes 
frías,  y  oroguz,  y  rosas,  y  violetas,  y  flor  de  alcohe- 
la,  alagor  y  simiente  de  fortigas,  de  cada  uno  una  on- 
ea;  vinagre  blanco,  quatro  ongas;  miel  espumada, 
una  libra.  Y  pongan  en  ligadura  espique  nardi  y  ca- 
nela, y  almástiga  y  lináloe,  de  cada  uno  un  adarme. 
Sea  fecho  axarope,  y  este  axarope  es  abridero;  para 
las  rayzes  y  para  la  asperura  de  vinagre  entra  ay  oro- 
zuz y  passas;  y  para  esforzar  el  estómago  entra  ay 
almástiga;  y  para  esforgar  el  coragon  entra  ay  lina- 
loe;  y  para  el  fígado  el  espique,  para  ygualar  las  flo- 
res; y  es  convenible  para  madurar  los  humores. 

Recepta  para  alimpiar  la  sangre  y  la  cólera:  zar- 
gatona, media  onga;  ruybarvo,  un  adarm.e;  suero  de 
cabras  serenado,  media  libra.  Sea  dado  tibio  por 
dos  ó  tres  mañanas,  una  empos  de  otra. 

Recepta  para  la  flema:  torbite,  una  onga;  gengi- 
bre,  dos  adarmes;  agúcar  blanco,  dos  ongas.  Tomen 
una  cuchara  de  mañana,  con  agua  de  matalahúva. 

Recepta  para  la  melancolía:  sen  y  epitimo,  de  ca- 


—    192   — 

da  uno  una  onga;  agúcar  de  cantueso,  dos  ongas. 
Toma  cada  dia  una  cuchara. 

Recepta  de  ungüento  para  untar  el  vientre  y  el 
espinazo,  para  dar  cámaras  á  los  que  non  pueden 
tomar  por  la  boca,  assí  como  criaturas,  y  es  bueno 
para  matar  las  lombrizes  y  para  tirar  la  finchazon 
del  cuerpo:  recipe  gumo  de  calabazas,  y  cebolla  al- 
barrana,  y  ciclamen,  y  gumo  de  cerrajas,  y  de  lam- 
pazo, y  de  yergos,  y  gumo  de  la  corteza  mediana  del 
saúco  y  gumo  de  lechetrezna,  de  cada  uno  tres  on- 
gas;  manganilla,  violetas,  gumo  de  cogombros  amar- 
gos y  de  la  su  rayz,  y  de  polipodio,  y  de  laureola,  y 
de  culantrillo  del  pozo  y  de  catapucia,  de  cada  uno 
dosongas;  gorbion,  nuez  india,  de  cada  uno  una  onga; 
azeyte  de  olivas,  quatro  libras;  azeyte  violado,  qua- 
tro  ongas;  hiél  de  vaca,  una;  cera  amarilla,  media  li- 
bra. Sea  fecho  ungüento  y  unten  con  ello  el  vientre 
y  el  espinazo  en  derredor,  á  la  noche  quando  se  echa- 
re; y  algunos  ay  que  untándole  los  pies  con  ello  que 
les  dá  cámaras.  Otrosí,  el  alhargama  que  llaman  si- 
tura  dá  cámaras,  por  manera  de  emplasto.  Otrosí,  las 
malvas  y  la  hortiguilla  muerta,  con  la  manteca  de 
las  vacas  y  el  azeyte  violado,  emblandece  la  cámara 
á  las  criaturas. 

Recepta  de  vino  laxativo:  tomen  la  recepta  del 
vino  pimente,  ó  de  la  clarea,  y  buelvan  letuario  de 
gumo  de  rosas  y  diasen,  ó  diamagna,  y  cuélenlo  y  da- 
rá cámaras,  según  la  contía  que  echaren. 


—   193   — 

Recepta  de  agua  laxativa:  pongan  en  el  barro  de 
que  se  haze  la  olla,  diagradi,  quarta  de  onga;  matala- 
húva, almástiga,  de  cada  uno  una  ochava  y  quarta. 
Y  el  agua  que  se  coziere  en  aquella  olla  y  la  cozina 
que  en  ella  se  cozinare  será  laxativa. 

Recepta  de  polvo  laxativo:  fojas  de  sen,  y  tur- 
bite  y  ruybarvo,  de  cada  uno  quarta  de  onga;  letuario 
de  gumo  de  rosas,  media  onga;  agúcar  de  membrillo, 
y  alfeñique  y  magna,  de  cada  uno  media  onga.  Sea 
mezclado,  é  tome  desto  una  cuchara,  una  vez  en  el 
mes,  el  que  non  puede  aver  cámaras,  en  tal  que  em- 
blandezca primeramente  con  las  viandas  laxativas  so- 
bredichas. 


CAPÍTULO  XXXV 

Si  puede  ser  qtie  con  diamagna  y  con  M7ia  melezina 

comptiesta  puedají  ser  purgados  cojí  razón 

humores  diversos,  que  fiieron  menester 

de  purgarlos:  parece  qiie  non. 

Toda  melezina  deve  ser  dada  para  purgar  el  hu- 
mor que  peque  solamente;  mas  la  melezina  que  es 
para  dar  qualquier  de  los  humores  de  una  figura,  non 
puede  ser  que  purgue  el  humor  que  peca  solamente: 
sigúese  que  con  una  melezina  compuesta  non  podre- 
as 


—  194  — 
nios  purgar,  ni  devemos  á  muchos  ornes  diversos. 
La  mayor  pruéuase  por  Avicena  en  la  fec.  quarta, 
capítulo  XII:  y  sepas  que  la  melezina  purgadera  pur- 
ga lo  que  purga  por  virtud  atrativa  que  trae  y  tira 
aquel  humor;  assí  mismo  y  á  las  vezes  acaece  que 
tira  lo  espesso  y  dexa  lo  delgado,  assí  como  faze 
después  que  purga  la  melancolía  según  Galieno,  que 
entre  la  melezina  que  trae  el  humor  y  lo  que  es  ray- 
da  ay  semejanza  entre  ellos  natural,  por  la  qual  razón 
lo  trae  assí  y  non  trae  á  otro  que  non  há  semejanga 
con  ella;  y  por  esta  razón  parece  que  una  melezina 
non  puede  pertenecer  á  todo  humor,  salvo  al  humor 
cierto.  La  menor  pruéuase  que  una  de  dos  es:  ó  esta 
melezina  purgará  ygualmente  todo  humor,  ó  non.  Si 
purga  ygualmente  seguirse  há  que  quando  fuere  da- 
da al  que  non  há  menester  de  purgar,  salvo  un  hu- 
mor por  su  cabo  que  peca  solamente,  que  fará  daño 
al  cuerpo,  ca  purgará  el  humor  que  non  peca  ni  era 
menester  de  purgar.  Y  si  non  purgare  ygualmente 
todos  los  humores,  lo  dañará  mucho  más;  ca  si  esta 
complision  uviere  catamiento  para  purgar  la  cólera, 
y  nos  damos  para  purgar  flema,  acrecentará  su  do- 
lencia. 

Con  una  melezina  non  podemos  purgar  muchos 
humores  diversos;  perderla  toda  cura:  deve  ser  por 
contraria;  mas  la  melezina  que  se  da  por  ygual  á  to- 
das las  dolencias  non  es  por  contraria:  sigúese  que 
con  una  melezina  non  podemos  purgar  muchas  do- 


—    195   — 
lencias.   La  mayor  parece  de  sí  misma  y  la  menor 
paresce  ca  una  melezina  non  puede  ser  que  sea  con- 
venible á  la  dolencia  callente  y  á  la  fria,  ca  dos  con- 
trarios non  pueden  estar  en  un  sujeto. 

Preterea,  toda  melezina  conviene  que  sea  dada 
según  la  quantidad  del  humor  que  peca:  mas  una  me- 
lezina dada  en  quantidad  y  en  qualidad  ygualmente 
por  todos  los  humores  non  pueden  ser  ygual  para 
todas  las  dolencias:  sigúese  que  una  melezina  non  es 
para  purgar  todas  las  dolencias  que  han  menester 
purgación.  La  mayor  parece  por  sí,  y  la  menor  prué- 
vase  ca  en  algunos  peca  una  libra  de  cólera  y  dos 
de  flema  y  una  de  melancolía,  é  otros  en  contrarío 
desto;  por  consiguiente,  non  puede  ser  convenible 
para  todos. 

Preterea,  toda  melezina  conviene  que  aya  ca- 
tamiento  á  miembro  cierto,  que  tiene  la  passion; 
mas  una  melezina  non  es  convenible  para  todos  los 
miembros:  sigúese  que  con  una  melezina  non  pode- 
mos purgar  humores  diversos.  La  mayor  parece  por 
Avicena  en  las  Tablas  Doradas,  en  el  segundo  libro 
que  ay  dellas,  que  purgan  los  miembros  de  los  pe- 
chos arriba,  assí  como  la  gerapigra,  la  gerra  logo- 
dion;  y  dellas  que  purgan  los  miembros  deyuzo,  assí 
como  la  que  llaman  benedicta.  Y  la  mayor  parece 
que  todas  las  dolencias  non  son  yguales,  ca  dellas  ay 
en  la  cabega  y  dellas  por  todo  el  cuerpo;  por  ende, 
una  melezina  non  puede  pertenescer  á  todos. 


—    196  — 

Preterea,  todo  vaziamiento  conviene  que  sea  una 
de  quatro  maneras:  ó  emblandeciendo,  ó  esprimien- 
do,  ó  atreyendo,  ó  desolviendo;  mas  estas  cosas  to- 
das non  pueden  pertenecer. 

Preterea,  toda  melezina  se  dá  en  una  de  tres  ma- 
neras: ó  por  dominio  de  brevaje  para  purgar  los  lu- 
gares cercanos  solamente,  ó  sería  por  letuario  para 
le  purgar  aquellos  lugares  que  están  léxos,  ó  será  pil- 
dora que  non  se  maxca,  para  purgar  la  cabega,  ó  las 
coyunturas  que  son  léxos  del  estómago;  mas  una 
melezina  non  puede  fazer  todas  estas  tres  cosas:  si- 
gúese que  non  puede  purgar  diversos  humores. 

Preterea,  toda  melezina  conviene  que  según  la 
contía  del  humor,  que  si  es  poco  poca,  si  mucho 
mucha  y  más  fuerte;  mas  una  melezina  non  puede 
ser  fuerte  y  flaca  ayuntadamente:  sigúese  que  non 
puede  pertenecer  á  todos. 

Preterea,  toda  melezina  conviene  que  ayan  allá 
guisado  á  do  fuere  menester;  mas  una  melezina  non 
puede  tenderse  por  todos  los  lugares  en  que  han  la 
dolencia  los  más  de  todos  los  omes:  sigúese  que 
non  puede  ser  perteneciente. 

Preterea,  todos  los  doctores  de  Medicina  mandan 
fazer  á  cada  dolencia  su  melezina  cierta,  y  non  es- 
crivieron  una  melezina  para  todas  las  dolencias  que 
ayan  menester  purgación,  y  sigúese  que  non  puede 
ser  que  purguemos  con  una  melezina  muchas  dolen- 
cias. 


—    197  — 
Preterea,  Avicena  dize  en  comiengo,  en  el  quinto 
libro,  que  non  puede  ser  fallada  á  cada  dolencia  su  me- 
lezina  que  sea  perteneciente  para  ella,  por  onze  razo- 
nes; mas  aquellas  razones  mismas  non  pueden  con- 
cordar en  una  melezina:  sigúese  que  non  puede  per- 
tenecer. La  mayor  parece  por  dicho  de  Avicena;  di- 
ze que  por  onze  razones  es  menester  de  componer 
las  melezinas:  la  I,  porque  non  fallamos  á  las  vezes  á 
cada  dolencia  simple  una  melezina  que  sea  contra  ella 
en  calidad;  la  segunda,  que  aunque  la  fallássemos  en 
calidad,  non  sería  contraria  en  quantidad;  la  tercera, 
porque  aunque  fuesse  fallada  que  concordassen,  que 
fuesse  contraria  en  quantidad  y  en  qualidad  mengua- 
rla en  ella  virtud  segunda,   que  non  sería  abridera, 
según  la  avríamos  menester,  por  la  qual  razón  es  me- 
nester que  pongamos  en  ella  otra  melezina  que  aya 
aquella  virtud  segunda  del  abrir,  ó  su  semejante;  la 
quarta  razón  es  que  á  las  vezes   aya  menester  más 
ó  menos,  ca  á  las  vezes  avremos  menester  melezina 
callente  en  quarto  grado  y  non  fallamos  más  de  en 
tres,  en  guisa  que  há  menester  que  acrecentemos  otra 
melezina  para  ello;  la  quinta,  que  por  razón  que  á  las 
veces  acaesce  que  avemos  menester  una  melezina, 
la  qual  terna  otra  propiedad  mala  que  fará  daño  á 
algún  miembro,  y  por  razón  que  nos  aprovechemos 
della  en  lo  que  avemos   menester  y  que  non  nos  fa- 
ga daño  la  propriedad  mala  que  tiene,  es  menester 
que  bolvamos  con  ella  alguna  otra  melezina  que  le 


—  198  — 

tire  aquella  malicia,  en  guisa  que  sea  como  freno  pa- 
ra ella,  assí  como  la  almástiga  en  la  escamonia;  la 
VI,  por  razón  que  es  amarga  mucho,  y  porque  sea 
buena  de  comer  mezclámosla  con  otra,  assí  como 
ponemos  en  los  axaropes  que  amargan  miel  y  agúcar; 
la  séptima  es  porque  non  pierda  la  virtud  antes  que 
llegue  al  lugar  que  es  menester,  assí  como  ponemos 
el  apio  en  la  atriaca,  por  razón  que  non  pierdan  la  vir- 
tud las  melezinas  por  la  digistion  tercera  y  segunda; 
la  séptima  razón  sea  que  sea  guisadera  para  el  lugar 
donde  cumplen,  assí  como  el  agafran  en  los  trociscos 
del  canfor,  porque  alleguen  al  coraron  para  los  res- 
friar: y  quando  allega  al  coraron  la  virtud  apartada 
apártalo  de  las  otras  melezinas  y  tira  la  su  virtud,  que 
es  callente,  que  non  faga  daño,  y  aprovéchase  de  las 
otras  frias  y  resfria  el  coraron,  assí  como  aparta  las 
virtudes  disolvederas  de  las  repercursivas,  también  de 
la  melezina  natural  como  de  la  melezina  compuesta  por 
arteficio,  que  se  aprovéchala  natura  de  parte  disolve- 
dera  para  amansar  el  dolor  de  la  parte,  porque  non 
recuda  la  materia;  la  VIII,  porque  faga  detardar  la 
melezina,  y  assí  como  ponemos  rosas  en  las  melezi- 
nas abrideras,  porque  el  ruybarvo  non  passe  tan  a)'- 
na  y  abra  cumplidamente  los  caños  que  son  cerrados; 
la  IX,  porque  se  detarde  la  melizina  en  aquel  miem- 
bro donde  queremos,  poner  le  hemos  una  melizina 
que  tira  á  parte  contraria,  assí  como  ponemos  la  si- 
miente del  rá^'ano  en  las  melezinas  del  fígado  por  ra- 


—  199  — 
zon  que  se  detarda  más  en  el  fígado,  en  quanto  el 
rávano  tira  á  la  parte  del  estómago,  y  después  fagan 
su  obra;  la  dezena,  por  razón  que  la  melezina  es  con- 
venible para  dos  caminos  y  nos  los  queremos  para 
un  lugar  non  más,  assí  como  ponemos  las  cantidades 
en  las  melezinas  que  fazen  orinar,  por  razón  que  de- 
xen  las  venas  y  que  vayan  á  la  bexiga  y  á  los  ríño- 
nes; la  onzena,  porque  se  meterían  en  que  compon- 
gan las  melezinas,  assí  como  la  miel  en  los  letuarios 
y  la  cera  en  los  emplastos,  porque  se  faga  dellos  un 
cuerpo. 

Sigúese  que  estas  XI  razones  fazen  componer  las 
melezinas;  mas  una  melezina  non  puede  aver  estas 
cosas:  sigúese  que  con  una  melezina  non  podemos 
purgar  cuerpos  diversos. 

Preterea,  toda  melezina  que  sea  pequeña  de  quan- 
tidad  y  grande  en  calidad  conviene  que  sea  aguda  y 
aguzada  con  escamonia,  ó  con  esula,  ó  con  colo- 
quíntida  y  sus  semejantes,  los  quales  non  son  con- 
venibles á  cada  dolencia.  Mas  la  diamagna  es  tal 
que  es  pequeña  en  contía  y  faze  gran  obra:  sigúe- 
se que  es  aguda,  y  por  consiguiente  non  es  perte- 
neciente á  todos  cuerpos  que  ayan  menester  pur- 
gación. 

Preterea,  toda  melezina  que  sea  pequeña  faga 
gran  obra  entra  y  escamonia,  la  qual  non  es  menes- 
ter á  todos  los  dolientes  que  han  menester  cámaras. 
Mas  estos  panezillos  de  la  diamagna  son  dulces  y  fa- 


200 


zen  gran  obra:  sigúese  que  ay  escamonia  en  ellos,  la 
qual  non  pertenece  á  todas  las  purgaciones. 


CAPÍTULO  XXXVI 

De  los  argumentos  que  se  fazen  para  el  contrario 

de  todas  estas  razones,  y  que  con  tina  melezina 

compuesta  pueden  ser  píir gados,  según 

razón,  diversos  cíterpos. 

Arguye  por  el  primero  argumento  desta  figura; 
si  el  contrario  es  contrario  al  su  contrario,  y  el  sub- 
jeto  del  subjeto  me  es  salud  y  enfermedad,  y  res- 
tauración y  resolución  son  contrarias,  la  restauración 
puede  ser  fecha  á  qualquier  sano  que  sea  por  figura 
de  vianda;  y  por  consiguiente,  la  ressolucion  puede 
ser  fecha  á  todos  los  enfermos  que  ayan  menester 
ressolucion.  La  antecedente  es  verdadera  por  Aris- 
tótiles,  en  la  Lógica,  que  dize  que  las  propriedades 
de  los  ornes  son  diversas  y  que  la  una  non  semeja  á 
la  otra;  mas  á  todos  estos,  assí  colérico  como  fle- 
mático, pan  y  vino  y  carne  es  convenible  para  todos 
y  para  restauración:  bien  assí  puede  ser  fallada  mele- 
zina convenible  para  todos  para  la  ressolucion  y  para 
el  vaziamiento  quando  lo  uviere  menester. 


20I     

Preterea,  si  una  melezina  simple  faze  obras  diver- 
sas, contrarios  engeños,  mucho  mayormente  lo  pue- 
de fazer  en  obras  non  contrarios  engeños;  mas  el 
asensio  faze  obras  diversas  de  sus  linages,  ca  él  es- 
triñe y  vazia,  según  el  dicho  de  Avicena:  sigúese  que 
mucho  mejor  puede  ser  que  una  melezina  compuesta 
que  puede  vaziar  los  humores  diversos,  pues  concor- 
dan todos  en  vaziamiento. 

Preterea,  si  una  melezina  simple  faze  obras  diver- 
sas de  las  virtudes  segundas,  también  puede  fazer  en 
las  primeras;  mas  la  manganilla  abre  y  aprieta,  se- 
yendo  una  melezina  simple,  mucho  mejor  puede  ser 
que  muchas  melezinas  que  son  compuestas  en  uno 
pueden  purgar  humores  diversos.  El  antecedente  pa- 
reció por  sí:  la  conseqüencia  pruévase  por  Avicena, 
que  dize  que  manganilla  y  corona  de  rey  son  abride- 
ras y  cerraderas,  seyendo  una  melezina  simple;  y  por 
consiguiente,  mucho  mejor  podemos  purgar  con  una 
melezina  compuesta  muchos  humores. 

Preterea,  si  una  melezina  simple  purga  por  tres 
caños  diversos,  ques  la  orina,  y  por  cámara  y  por 
sangre  del  tiempo  de  la  muger,  mucho  mejor  lo  pue- 
de fazer  una  melezina  compuesta,  y  podemos  purgar 
humores  diversos  por  un  caño;  mas  el  asensio  es  éste: 
sigúese  que  mucho  mejor  lo  puede  fazer  la  compues- 
ta, )'  por  consiguiente  con  una  melezina  compuesta 
podemos  purgar  humores  diversos. 

Preterea,  si  las  melezinas  simples  quando  com- 

26 


202     

puestas  obran  contrario  de  lo  que  obran  quando  eran 
simples,  mucho  mejor  pueden  obrar  cosas  concor- 
dantes seyendo  compuestas;  mas  el  verde  y  el  azey- 
te  y  la  cera,  seyendo  cada  uno  por  sí,  consumen  la 
carne  y  comen,  y  quando  son  compuestos  y  ayunta- 
dos fázenla  crecer,  según  dixo  Abenrruyz  en  el  Cole- 
gite:  sigúese  que  con  una  melezina  compuesta  pode- 
mos purgar  humores  y  cuerpos  diversos  según  arte 
razonablemente. 

Preterea,  si  las  dolencias  más  peligrosas  que  pue- 
den ser  acusados  de  las  cosas  contrarias  en  sí  sanan 
con  una  melezina  compuesta,  muy  mejor  pueden 
obrar,  y  fázenlo,  en  las  dolencias  simples  y  más  pe- 
queñas que  las  otras,  que  pueden  ser  que  guarezca 
con  una  melezina  compuesta;  mas  non  há  en  el  mun- 
do más  peligrosas  dolencias  que  las  de  las  ponzoñas, 
y  todas  guarezen  con  la  atriaca;  sigúese  que  las  do- 
lencias menos  peligrosas  pueden  guarecer  con  una 
melezina  compuesta,  y  por  consiguiente  con  la  dia- 
magna  puédense  purgar  muchos  cuerpos  con  razón. 

Preterea,  la  melezina  que  obra  por  virtud  y  por 
propriedad  que  ganó  de  la  compusicion  natural  que 
es  llamada  toda  sustancia,  non  devemos  preguntar  ni 
demandar  por  quál  razón  lo  faze,  según  dicho  del  Fi- 
lósopho,  ca  non  devemos  preguntar  por  qué  es  el 
ome  animal  racional  mortal,  ni  por  qué  relincha  el 
cavallo,  ni  por  qué  rebuzna  el  asno,  ni  por  qué  maula 
el  gato;  mas  la  melezina  compuesta  gana  complision 


—    203    — 

natural,  por  quanto  faze  aquella  obra:  sigúese  que 
non  lo  elevemos  preguntar  por  qué  lo  faze. 

Preterea,  esta  diamagna  obra  por  toda  siistan- 
cia  y  por  virtud  que  ganó  en  el  componimiento,  y 
non  por  calidad,  ca  si  fuesse  por  calidad,  ó  comple- 
xional ó  compusicional.  Y  si  fuesse  compusicional  se- 
ría llamada  complesion  segunda  y  sería  de  diversas 
condiciones,  según  dize  Avicena  en  el  segundo,  que 
la  razón  porque  la  melezina  simple  faze  obras  diver- 
sas es  por  quanto  es  compusicionada  y  non  complis- 
cionada;  mas  la  diamagna,  aunque  la  pusiésemos  com- 
plisionada,  puede  obrar  obras  diversas,  mayormente 
si  la  ponemos  complicionada. 

Preterea,  dada  melezina  que  sea  de  diversas  vir- 
tudes, la  virtud  apartadera  del  cuerpo  departe  y  des- 
coge el  bueno  del  malo,  y  aprovéchase  del  bueno  y 
tira  la  virtud  al  malo  que  non  faga  ninguna  obra,  se- 
gún dize  Avicena  en  el  comiengo  del  quinto:  sigúese 
que  quando  la  diamagna  uviere  de  purgar  algún  hu- 
mor, que  purgará  la  que  fuere  menester  de  purgar  y 
dexará  las  que  non  fueren  menester  de  purgar. 

Preterea,  toda  melezina  simple,  quanto  es  com- 
puesta de  quatro  elementos,  es  de  diversas  virtudes, 
)'  el  que  es  de  diversas  virtudes  sus  partes  non  seme- 
jan unas  á  otras  ni  están  ayuntadas,  y  pues  no  están 
a)  untadas  cada  una  puede  usar  de  la  su  naturaleza; 
mas  la  diamagna  es  compuesta  de  muchas  melezinas 
simples:  sigúese  que  puede  obrar  naturalmente  mu- 


204    — 

chas  obras  diversas,  y  por  consiguiente  con  la  dia- 
magna  podemos  purgar  muchos  humores.  La  mayor 
parece  por  el  dicho  de  Avicena,  y  dize:  non  conviene 
que  pienses  que  las  melezinas  non  sean  compuestas 
de  virtudes  diversas;  mas  antes  son  compuestas  de 
virtudes  diversas:  y  toda  aquella  melezina  diversa  en 
que  ay  virtudes  diversas  non  es  semejante  en  sus  par- 
tes, ni  ayuntadas  unas  con  otras  del  todo;  ca  si  esto 
fuesse  seguirse  ya  que  dos  contrarios  estuviessen  en 
un  lugar  mismo  y  que  uviesse  frió  y  calentura  ayunta- 
dos en  una  cosa:  mas  deves  entender  que  non  están 
ayuntadas,  y  por  tanto  de  la  una  parte  de  la  melezina 
sale  una  obra  y  de  la  otra  contraria  della,  por  consi- 
guiente la  diamagna  puede  purgar  naturalmente  hu- 
mores diversos. 

Preterea,  si  todo  maduramiento  de  los  humores 
podemos  fazer  con  axarope,  bien  assí  podemos  fazer 
purgación  con  una  melezina;  mas  con  axarope  viola- 
do y  oxisacra  podemos  madurar  todo  humor  y  toda 
dolencia:  sigúese  que  con  una  purgación  podemos 
purgar  muchas  dolencias. 

Preterea,  lo  que  es  fallado  en  una  melezina  com- 
puesta puede  ser  fallado  en  otra  tal  y  tan  buena  y 
mejor,  ca  non  es  sinon  según  más  ó  menos;  mas  el 
diacatolicon  es  un  letuario  que  dizen  los  dotores  de 
Medicina  que  se  puede  purgar  con  él  cólera  y  flema, 
y  sangre  y  melancolía,  y  puédese  dar  á  sanos  para 
conservar  la  salud,  y  á  los  dolientes  de  qualquier  na- 


—    205    — 

tura  que  sea,  para  purgarles  y  tornarles  en  salud:  si- 
gúese que  también  puede  ser  la  diamagna  y  otra  que 
sea  ya  provada  y  ordenada  ya  por  arte. 

Preterea,  si  una  melezina  simple  purga  diversos 
humores,  mucho  mejor  lo  puede  hazer  la  compuesta 
por  arte;  mas  el  ruybarvo  purga  humores  diversos, 
mayormente  la  diamagna,  que  es  compuesta  de  ruy- 
barvo y  de  otras  muchas  y  mejores. 

Preterea,  si  con  la  fuerte  melezina  podemos  pur- 
gar humores  diversos,  mucho  mejor  con  la  flaca  y  la 
benigna;  mas  con  la  escamonia  podemos  purgar  to- 
dos los  dolientes  y  los  sanos,  según  el  Macrobio  que 
manda  dar  axarope  jullepe  aguzado  con  escamonia  á 
los  que  uvieren  menester  cámaras:  sigúese  que  mu- 
cho mejor  se  puede  dar  la  diamagna,  que  es  más  sim- 
ple que  la  escamonia  y  el  jullepe,  y  mucho  mejor  or- 
denada, y  con  muchas  cosas  pertenecientes  para  cada 
uno  de  los  humores,  y  con  sus  guardas,  y  con  sus 
alas,  y  con  sus  catamientos  ciertos  y  ordenados  por 
arte. 

Preterea,  la  prueva  es  de  creer  sobre  todas  las 
cosas;  mas  la  diamagna  es  provada  de  veynte  y  cin- 
co años  acá  que  faze  purgar  humores  diversos,  y  la 
prové  en  mí  primeramente  y  en  mis  cosas,  y  lo  prue- 
vo  de  cada  dia,  y  fallóla  buena  y  cierta,  y  todos  los 
que  la  usan:  sigúese  que  con  ella  podemos  purgar 
muchos  humores,  y  cuerpos  diversos  y  diversas  en- 
fermedades; mayormente,   que  fué  ordenada  sobre 


206     

dos  títulos,  que  son  buena  razón  y  esperiencia.  La 
buena  razón  es  por  ocho  condiciones,  que  son  forja- 
das de  ser  falladas  en  la  melezina  ante  que  sea  dada 
por  cierta,  según  dize  Avicena  en  el  segundo.  La 
primera  es  que  aquella  melezina  sea  muy  apurada  y 
muy  guardada  de  toda  calidad  acidental,  en  tal  guisa 
que  seamos  ciertos  que  su  obra  es  natural  y  non  por 
calidad  que  le  vengan  por  parte  de  fuera.  La  segun- 
da que  aquélla  sin  que  sea  provada  en  dolencia  sim- 
ple y  non  compuesta,  porque  seamos  ciertos  que 
aquella  melezina  es  propria  á  aquella  dolencia  sim- 
ple; ca  si  la  dolencia  fuere  compuesta  non  sabríamos 
cierto  á  quál  de  aquellas  dos  dolencias  aprovecha  va. 
La  tercera  que  aquella  melezina  que  sea  provada  en 
muchos  dolientes  diversos  y  de  diversas  condiciones 
)•  de  dolencias.  La  IIII  que  la  virtud  de  aquélla  sea 
ygual  á  la  virtud  de  la  dolencia,  en  guisa  que  sea  ma- 
nifiesta su  obra  y  bien  clara.  La  V  que  catemos  qué 
obra  faze  en  escalentando  ó  en  resfriando  en  el  tiempo 
del  tomar;  ca  si  resfriare  al  comiengo  y  después  esca- 
lentare, parece  que  aquella  frialdad  que  es  acidental, 
)'  non  la  devemos  juzgar  por  fria.  La  VI  que  aquella 
calentura  ó  aquella  frialdad  que  ella  diere  que  sea 
continuada  y  duradera,  que  significa  que  ella  es  na- 
turalmente y  non  acidentalmente.  La  VII  que  sea  pro- 
vada en  el  cuerpo  del  ome  y  non  en  otra  animalia;  ca 
el  tuero  es  vianda  de  la  codorniz,  y  es  pongoña  para 
los  omes.  La  VIII  que  sepa  qué  diferencia  ay  entre 


207    — 

vianda  y  melezina;  ca  la  melezina  es  callente  por  ra- 
zón de  su  calidad,  y  la  vianda  es  callente  por  su  sus- 
tancia. 

Con  estas  ocho  razones  es  provada  la  natura  de 
las  melezinas,  y  con  éstas  viene  la  esperiencia  verda- 
dera: y  por  esta  razón  la  diamagna  es  compuesta  se- 
gún estas  dos  maneras  generales  de  la  razón  y  de  la 
esperiencia,  que  contiene  las  ocho  sobredichas;  por 
lo  qual  deve  ser  dada  por  buena  y  por  verdadera  me- 
lezina purgadera  en  general,  y  en  particular  entre  to- 
das las  otras  melezinas. 


CAPITULO  XXXVII 

En  solución  de  los  a7'gumentos  que  son  cu  aposito 
de  la  diamagna. 

Al  primer  argumento  respondo  que  la  mayor  es 
falsa,  ca  non  es  impossible  que  una  melezina  non 
purgue  humores  diversos,  señaladamente  la  diamag- 
na, ca  ésta  obra  por  virtud  de  toda  sustancia  y  pur- 
ga el  humor  que  peca  y  non  el  que  non  peca:  bien 
assí  como  la  atriaca,  que  obra  en  el  veneno  y  en  la 
pongoña,  de  qualquier  natura  que  sea,  en  qualquier 
cuerpo  que  sea,  y  non  faze  daño  á  los  otros  miem- 
bros que  non  la  han  menester,  assí  puede  ser  que  es- 


—     208     — 

ta  diamagna  que  purga  el  humor  que  peca  qualquier 
que  sea,  en  qualquier  lugar  que  sea  y  non  en  otro, 
en  guisa  que  si  pecare  una  libra  de  cólera  y  non  otro 
humor,  ó  flema  y  non  otro,  ó  ambos  á  dos  ayunta- 
dos, que  purgará  lo  que  cumpliere,  y  non  más  de  los 
otros  que  non  pecan;  ca  naturalmente  entre  el  tira- 
dor del  humor  y  el  humor  que  es  tirado  ay  semejan- 
za de  naturaleza  essencial  y  propria  que  la  tira,  y  non 
ay  otra  cosa,  assí  como  el  diamante,  que  tira  el  fie- 
rro, y  aunque  falle  otro  metal  cerca  del  non  tirará 
del,  porque  non  es  su  naturaleza,  según  dize  Avicena 
en  el  primero. 

Otrosí,  veemos  que  la  melezina  tira  á  las  vezes 
el  humor  gruesso  y  dexa  el  delgado,  maguera  que  el 
delgado  devia  más  ayna  de  salir,  y  déxalo  por  quan- 
to  non  há  catamiento  para  ello;  esso  puede  ser  que 
purgará  lo  que  peca  y  dexará  lo  que  non  peca:  ma- 
)ormente  que  la  diamagna  es  compuesta  de  muchas 
melezinas  de  las  que  han  catamiento  á  la  cólera,  y  de- 
llas  á  la  flema,  y  dellas  á  la  melancolía,  dellas  alim- 
piar  la  sangre;  y  quando  acaeciere  que  peca  la  cólera 
solamente,  yrá  la  virtud  del  ruybarvo  para  ella,  que 
es  natural  para  la  purgar;  y  maguer  el  agárico  non 
há  catamiento  para  ella,  yrá  á  ayudar  al  ruybarvo  pa- 
ra purgar  la  cólera;  y  si  fuere  al  contrario,  yrá  el 
agárico  para  la  flema,  y  el  ruybarvo  ayudar  la  há;  y 
si  pecaron  ambos  á  dos,  purgará  cada  uno  la  suya;  y 
si  non  uviere  de  purgar  sinon  el  uno,  non   purgará 


209    — 

otro:  bien  assí  como  acaesce  en  los  trocisos  del  al- 
canfor, que  se  aprovecha  la  natura  de  las  rosas  y  de 
las  cosas  frías  que  son  menester,  y  tira  la  virtud  del 
agafran,  que  es  callente,  que  non  faga  daño  ninguno 
ni  obra  ninguna. 

Otrosí,  la  complision  que  es  de  diversas  virtudes 
apártanse  cada  uno  á  la  suya,  que  si  peca  en  los  qua- 
tro  humores  yrá  la  virtud  del  ruybarvo  á  la  cólera,  y 
el  agárico  á  la  flema,  y  el  sen  á  la  melancolía,  y  pur- 
gará cada  uno  lo  suj'o,  si  lo  fallare  que  lo  aya  menes- 
ter, y  si  non  lo  uviere  menester  non  lo  sacará,  más 
antes  ayudará  á  la  melezina  que  há  menester  el  hu- 
mor que  peca,  y  non  otra. 

Otrosí,  veemos  naturalmente  que  un  obradero 
mismo  faze  obras  contrarias,  ca  el  sol  emblanquesce 
al  paño  y  tórnase  negro  el  rostro  que  lo  lava  por  el 
aparejamiento  del  recebidor;  pues  si  un  obradero  fa- 
ze obras  diversas,  mucho  mejor  lo  pueden  fazer  mu- 
chos obranderos  diversos,  según  el  aparejamiento  de 
los  que  reciben  la  obra. 

Otrosí,  veemos  que  el  ojo  que  alcanza  las  cosas 
prietas  y  blancas  en  un  punto  que  son  contrarias;  ma- 
yormente puede  ser  una  melezina  que  purgue  diver- 
sos humores,  pues  ella  es  compuesta  de  muchas  me- 
lezinas. 

Otrosí,  esta  melezina  ó  es  compuesta  ó  compli- 
sionada;  si  es  complisionada  obrará  obras  diversas 
de   parte  de  la  forma   por  toda  sustancia,  como  el 

27 


2  lO    

atriaca,  y  si  es  compuesta  sin  complision  es  llamada 
confecion  de  vezindad,  y  mucho  mejor  puede  obrar 
obras  diversas,  ca  cada  una  de  las  melezinas  simples 
que  entran  en  ella  fará  su  obra  naturalmente:  y  por 
ende,  la  diamagna  puede  purgar  humores  diversos, 
si  menester  fuere  de  los  purgar,  ó  un  humor  solo,  si 
non  fuere  menester  más. 


CAPITULO  XXXVIII 
De  la  purgación  por  manera  de  gómito. 

El  gómito  es  vacuamiento  convenible  para  lo  fa- 
zer  dos  vezes  en  el  mes,  y  non  menos,  por  razón  que 
en  la  segunda  vez  salga  lo  que  menguó  de  la  prime- 
ra, en  guisa  que  alimpia  el  estómago;  y  aprovecha 
mucho  para  conservar  la  salud  por  muchas  maneras. 
La  I,  porque  purga  la  cólera  y  la  flema  del  estóma- 
go mucho  mejor  que  non  se  purgarla  por  ayuso  en 
cámara.  La  II,  porque  alimpia  la  vista  y  los  sesos. 
La  tercera,  porque  tira  el  dolor  de  la  cabega.  La 
quarta,  porque  dá  apetito  de  comer  y  tira  el  gómito. 
La  V,  que  tira  el  apetito  corrupto,  assí  como  de  car- 
\  bon  de  greda  y  de  sus  .semejantes.  La  sexta,  aprove- 
cha al  mal  de  las  renes,  y  de  la  bexiga  y  de  las  lla- 
gas dellas.   La  séptima,  aprovecha  á  la  lepra,  y  los 


211     

que  caen  de  gota,  y  al  apretamiento  de  los  pechos, 
y  la  perlesía,  y  á  la  gota,  y  tira  el  gómito,  según  dize 
Avicena:  gómito  sana  gómito  y  cámaras  sanan  cá- 
maras. 

Conviene  á  saber  que  el  gómito  purga  especial- 
mente y  naturalmente  la  sustancia  del  estómago,  y  el 
duodeno,  y  ayuno  y  yliaco,  que  son  los  estentinos  de 
yuso,  por  razón  que  son  muy  gordos  y  gruessos,  y  el 
estiércol  que  está  en  ellos  es  duro  y  non  puede  sobir 
arriba.  La  razón  desto  es  y  lo  que  nos  comemos  y 
bevemos  vá  del  garguero  al  estómago,  que  es  de 
figura  de  una  redoma  con  un  cuello,  y  allí  se  cueze  la 
vianda  en  seys  oras,  y  fázese  como  tisana,  que  es 
llamado  hilo;  y  después  que  es  acabado  este  cozi- 
miento  por  la  virtud  digistiva,  que  es  callente  y  hú- 
mida, y  por  la  calentura  del  fi'gado  de  la  parte  dere- 
cha, y  de  la  calentura  del  coragon,  que  es  en  la  parte 
yzquierda,  en  guisa  que  está  la  candela  en  derredor 
della,  assí  como  el  fuego  en  derredor  de  la  olla;  é 
después  desto  deciende  del  estómago  y  váse  á  los 
estentinos,  que  son  suyos,  los  quales  son  llamados 
duodeno,  jejuno,  y  liaco,  y  orbo,  colon,  que  maguer 
que  sean  todos  una  cosa,  que  ay  seys  nombres  por 
los  seys  oficios  que  fazen  en  el  cuerpo.  El  I  es  llama- 
do duodeno  porque  há  de  luengo  doze  dedos  cada 
hombre,  según  la  longura  de  su  dedo  mismo.  Y  al 
otro  dizen  ayuno,  porque  está  siempre  vazío  por  ra- 
zón de  la  cólera  que  para  en  él,  é  lávalo,  y  non  finca 


-—     2  12 


ay  nada  de  vianda.  Empos  desto  viene  yliaco,  que  es 
fecho  como  cinta,  en  que  se  faze  enfermedad  que 
llaman  cólica.  Y  al  otro  dizen  orbo,  que  quiere  dezir 
ciego,  ques  fecho  como  una  bolsa  por  dos  razones: 
la  primera,  porque  se  muele  la  vianda  que  non  se 
muele  en  el  estómago:  la  segunda,  porque  non  salga 
el  estiércol  dende  tan  a}'na,  en  guisa  que  se  puede 
detener  de  non  salir  fasta  que  llegue,  y  sale  aquel 
lugar  donde  lo  faga;  ca  si  este  estentino  non  fuesse 
fecho  assí,  seríamos  como  las  bestias  y  caeríamos 
en  gran  vergüenza.  Y  empos  déste  viene  otro  que 
llaman  colon,  adonde  se  faze  una  dolencia  que  lla- 
man yliaca.  Y  empos  déste  viene  luego  por  donde 
sale  el  estiércol. 

Devemos  saber  que  por  estos  seys  estentinos 
van  las  hezes  de  las  viandas  solamente,  ca  el  gumo 
sustancial  pártese  dende  y  vá  al  hígado  por  unas  ve- 
nas delgadas,  que  son  llamadas  miseráycas,  que  se 
ayuntan  en  el  estómago  en  el  fondo  en  el  ayuno,  y 
porque  chupan  el  fígado  toda  la  humidad  de  la  vian- 
da, y  tórnala  en  natura  de  sangre  en  otras  seys  oras; 
y  después  que  ha  tornado  sangre  en  la  concavidad 
del  fígado,  y  apúrala  y  embia  las  hezes  al  bago  por- 
que se  govierne  del.  Otrosí,  porque  vayan  al  estó- 
mago, y  que  ponga  apetito  de  comer;  la  sangre  que 
fuere  mucho  cozida  apártala  á  la  bolsa  de  la  fiel,  por- 
que se  govierne  della  y  para  que  vayan  á  los  esten- 
tinos y  qual  es  de  saber  de  salir  á  cámara;  y  la  san- 


2  I 


gre  que  fuere  mal  cozida  embíala  al  cuerpo  toda,  pa- 
ra que  se  govierne  quando  les  menguare  la  sangre. 
Otrosí,  porque  non  se  desequen  con  el  gran  movi- 
miento y  el  agudeza  de  la  sangre,  que  es  del  agua 
que  bevemos,  embíala  á  los  ríñones;  allí  toma  color 
de  oro,  según  la  color  de  los  riñones,  y  dende  váse  á 
la  bexiga  y  á  la  verga  por  orinar;  y  después  que  el 
fígado  alimpia  la  sangre  y  la  apurado,  si  fuere  bien 
cozida  después  de  las  seys  oras,  embia  ración  á  los 
miembros,  á  cada  uno  por  unas  venas  delgadas  que 
son  en  él,  que  llaman  capillares:  y  dá  primeramente 
al  coragon,  que  es  el  príncipe  de  la  vida;  y  después, 
de  razón,  al  celebro,  que  es  príncipe  de  las  virtudes 
animales;  y  después  toma  el  fígado,  que  es  príncipe 
de  la  natura;  dende  adelante  todos  los  miembros,  de 
la  cabera  fasta  los  pies.  Tórnanlo  cada  uno  de  los 
miembros  en  su  sustancia  de  carne,  y  de  huesso,  y 
de  nervios  y  sus  semejantes,  y  tórnanlo  en  seys 
oras,  en  guisa  que  en  XVIII  oras  se  acaban  las  tres 
digistiones. 

Si  acaeciere  alguna  demasía  en  el  estómago,  es 
bueno  de  lo  alimpiar  con  vómito,  con  condiciones 
ciertas,  que  son  éstas  que  se  siguen:  la  I  condición 
es  que  non  guarde  ome  tiempo  cierto,  y  la  natura 
siempre  requería  en  aquel  tiempo,  y  por  tanto  non 
deve  vomitar  por  tiempo  cierto;  la  II  condición,  que 
sea  ome  liviano  para  lo  fazer,  y  si  lo  uviere  grave  de 
fazer  non  lo  faga,  ca  podria  rebentar  alguna  vena  de 


-    214    — 

sangre,  de  que  podría  peligrar;  la  III  condición,  que 
sea  largo  de  pechos  y  non  estrecho:  estos  tales  que 
han  el  ressollo  apretado  y  delgado  de  pescuego  son 
aparejados  para  escopir  sangre,  y  estriñe  el  gómito; 
la  quarta  condición,  non  sea  muy  gruesso,  ca  reben- 
taria  la  vena  de  ligero,  y  los  magros  son  aparejados 
para  fazer  el  gómito  que  non  los  gruessos;  la  V  con- 
dición, que  non  sea  flaco  del  estómago;  la  VI,  que 
comience  en  las  cosas  livianas  y  después  en  las  fuer- 
tes; la  séptima,  emblandezca  el  estómago  primera- 
mente con  viandas  laxativas,  y  con  grossuras  y  con 
viandas  diversas,  en  guisa  que  las  alance  más  ayna; 
la  VIII,  que  después  que  ayan  bevido  la  melezina  que 
dá  gómito  ante  que  faga  movimiento,  ca  el  movi- 
miento faze  ayna  salir,  y  el  estar  quedo  es  el  contra- 
rio; la  novena,  que  le  aten  sobre  los  ojos  una  toca, 
en  guisa  que  se  non  enflaquezca  la  vista  con  el  gó- 
mito; la  X  condición,  que  ate  el  estómago  con  un 
paño  delgado  blanco,  en  guisa  que  decienda  ayuso 
la  melezina;  la  XI  condición,  que  se  faga  en  el  tiempo 
del  estío,  ó  al  medio  dia,  y  que  sea  el  ayre  callente  )' 
non  en  tiempo  frió;  la  XII  condición,  que  non  max- 
que  la  vianda  mucho,  porque  salga  más  ayna;  la  XIII, 
que  si  los  humores  fueren  gruessos  y  viscosos  que 
los  delgazen  primeramente  con  las  melezinas  que  le 
pertenecen;  la  XIIII  condición,  si  los  humores  fueren 
delgados  que  los  engruessen  con  cosas  pertenecien- 
tes, assí  como  fariña  de  grano  de  granada  ó  arroz,  ó 


—   215   — 
favas  mondadas  y  cozidas,  que  espessan  y  alimpian; 
la  XV,  que  non  faga  gómito  á  las  preñadas  ni  á  las 
pandas,  ni  á  los  cuerpos  que  son  muy  flacos. 

Recipe  para  gómito:  tomen  el  rávano  blanco  dos 
ongas,  y  tájenlos  á  revanadas,  y  tomen  una  onga  enel- 
do, y  otra  de  simiente  de  armuelles;  y  fierva  en  tres 
libras  de  agua  fasta  que  torne  en  una,  y  cuélenlo  y 
buélvanlo  con  dos  ongas  de  miel  y  con  una  de  vi- 
nagre fuerte,  y  estén  en  remojo  toda  la  noche,  y  á 
la  mañana  coma  muchas  viandas  gruessas,  assí  como 
pescado  salado,  y  rávanos,  y  cebollas,  y  uvas,  y  ba- 
deas, y  coma  quanto  pudiere,  y  deinde  tome  el  bre- 
bajo sobredicho,  contía  de  una  libra  dello,  tibio,  y 
después  á  cabo  de  rato  faga  gómito;  y  si  non  pudie- 
re, fágalo  con  una  péndola  de  azeyte  fasta  que  esté 
el  estómago  limpio. 

Otro  gómito:  nepta,  un  manojo;  rávano  vagisco 
y  del  otro,  y  cebolla  albarrana,  y  simiente  de  visnaga, 
tubsa  marina,  nos  bomiar,  castaña  judía,  acera,  cen- 
taurea, simiente  de  armuelles,  de  cada  uno  media  on- 
ga;  eneldo,  un  manojo.  Sean  machucadas  estas  cosas 
y  cozidas  en  un  agumbre  de  agua,  fasta  que  torne  en 
un  torrazo,  y  cuélenlo  y  buelvan  azeyte  de  comer  y 
miel,  de  cada  uno  dos  ongas. 

Otra:  ieia  rafuni,  fiel  de  vaca,  gumo  de  saúco,  gu- 
mo  de  palomina,  paritaria,  oruga,  poleo,  simples  ó 
compuestos,  cozidos  en  agua,  y  beva  de  aquel  caldo 
y  faga  gómito. 


2  l6     

Otra:  catapucia  y  ua,  de  cada  una  una  ochava  de 
onga.  Sean  cozidas  en  agua  y  bueltas  con  miel  y  con 
vinagre,  y  fagan  gómito. 

Otra:  miel  y  vinagre,  dos  ongas;  azeyte  y  ajonjo- 
lí, una  onga;  agua  tibia,  un  cotofre. 

Otra:  gómito  de  Nicolao,  una  onga;  oximel,  dos 
ongas;  agua,  un  cotofre. 

Otra:  oximel  esquilítico,  dos  ongas;  decocion  de 
eneldo,  una  libra. 

Otra:  gumo  de  granadas  agradulces,  quatro  on- 
gas;  agúcar  rosado  y  azeyte  rosado,  de  cada  uno  dos 
ongas.  Sea  mezclado  todo  en  uno,  faga  gómito  con 
ello  y  con  péndola  untada  en  azeyte,  y  después  quel 
estómago  fuere  limpio  con  este  gómito,  lave  bien  la 
boca  y  el  rostro  con  vinagre  aguado,  para  tirar  el  do- 
lor de  la  cabega  que  vino  por  el  gómito,  y  beva  un 
adarme  de  almástiga  con  almívar  y  con  gumo  de  pe- 
ros, y  unte  los  lomos  con  azeyte  de  manganilla  ó  de 
lirio,  y  entre  al  baño,  y  esté  un  rato  y  salga  luego. 

Otrosí,  tárdese  tres  oras  antes  que  coma,  y  si 
oviere  eran  orana  de  comer  coma  viandas  de  buen 
olor,  y  de  buen  sabor  y  de  buen  humor. 

Otrosí,  empos  del  vómito  es  bueno  de  fregar  las 
estremedades,  porque  decienda  lo  que  fincó  en  el  es- 


tomago. 


Otrosí,  es  bien  de  fazer  tristel  ante  del  vómito,  ó 
mechas,  en  guisa  que  los  estentinos  sean  limpios  de 
hezes. 


2  17    — ■ 

Otrosí,  si  le  acaeciere  angustia  y  vasca  por  el 
vómito,  beva  agua  callente  con  azeyte,  y  con  adúcar 
blanco  y  matalahúva,  por  assossegar  el  estómago,  y 
escallente  el  estómago  y  las  estremidades  con  paños 
callentes,  porque  se  esfuerza  á  vomitar;  empero  non 
le  fagan  estregamiento  de  los  pies,  porque  non  tire 
á  parte  contraria. 

Y  los  daños  que  se  siguen  del  vómito  que  porfían 
mucho  son  estos  que  se  siguen:  lo  primero,  enflaque- 
ce el  estómago;  el  segundo,  atrae  los  humores  á 
parte  del  estómago;  lo  III,  daña  los  pechos;  la  III I, 
daña  los  dientes;  la  V,  faze  doler  la  cabega;  la  VI, 
daña  á  los  que  caen  de  gota;  la  séptima,  enflaquece 
la  vista  de  los  ojos;  la  octava,  daña  el  fígado;  la  no- 
vena, daña  los  bofes;  la  dézima,  quebranta  las  venas 
y  puede  escopir  y  vomitar  sangre. 

Y  el  remedio  del  dolor  de  lomos  que  viene  por  el 
vómito  es  remojarles  con  agua  callente,  y  con  azey- 
tes  blandos  y  con  ventosas;  y  por  el  pugimiento  del 
estómago  que  finca  por  el  vómito,  use  de  grossuras, 
)-  con  azeyte  violado  y  de  lirio,  y  con  dialtea;  y  por 
el  regüeldo  beva  agua  callente,  poco  á  poco,  y  faga 
que  estornude;  y  si  le  acaecieren  acidentes  unte  las 
estremidades,  y  escaliéntenle  el  estómago  con  azeyte 
nardino,  y  échenle  en  la  oreja  dello  tibio  si  perdiere 
la  habla. 

Y  los  remedios  del  vómito  es  el  dormir,  y  ata- 
miento de  las  estremidades,  y  emplastar  el  estóma- 

28 


—     2l8    — 

go,  y  comer  diacitónite  y  diamargariton,  ó  rosata  no- 
vella,  ó  diamarte,  ó  almívar,  según  más  cumplida- 
mente se  declara  en  la  tercera  partida  deste  libro. 


CAPÍTULO  XXXIX 

En  los  vaziamientos  que  se  fazen  por  la  orina. 

Orina  es  agositad  de  sangre  y  escurimiento  de 
los  humores  por  la  qual  se  mundifican  los  caños  del 
fígado,  y  de  los  ríñones  y  de  la  bexiga;  y  sabed  que 
Dios  fizo  la  bexiofa  con  ofran  sabiduría,  ca  finchando 
la  bexiga  non  sale  de  ella  viento  ninguno  y  non  pare- 
ce forado  por  donde  sale  la  orina.  Y  la  razón  por  do 
entra  y  por  do  sale  es  ésta:  ca  ella  tiene  dos  foracos 
por  do  viene  aquella  orina  de  los  riñones  á  la  bexiga, 
y  aquellos  cantos  tajan  el  pargamino  de  la  bexiga  de 
encima,  y  váse  por  el  otro  pargamino,  que  está  ayun- 
tado con  él,  ca  maguer  que  non  parece  más  de  un 
pargamino  dos  son  ellos,  y  fázese  al  uno,  por  do  vá 
la  orina,  en  guisa  quel  un  forado  es  por  do  entra  y  el 
otro  por  donde  sale:  y  por  razón  en  quanto  non  está 
el  uno  en  derecho  del  otro,  aunque  se  fincha  la  bexiga 
de  agua  non  puede  salir  fasta  que  viene  la  virtud  es- 
pulsiva  y  el  talante  para  la  desechar. 

Y  las  sisfnificaciones  de  la  orina  son  VII:  la  I,  la 


219    — 

color;  la  II,  es  la  sustancia;  la  III,  es  ser  clara  ó  tur- 
bia; la  II 1 1,  en  las  fezes  y  en  las  ypostasis;  la  V,  en 
ser  mucha  ó  poca;  la  VI,  en  el  olor;  la  VII,  en  el  sa- 
bor; la  VIII,  en  el  tacto;  la  IX,  en  el  espuma. 

Empero  el  sabor  y  el  tacto  non  son  usados;  los 
colores  son  de  XX  y  tres  maneras,  y  la  sustancia  es 
en  tres  guisas,  ó  espessa,  ó  delgada  ó  ygual. 

Y  cada  una  destas  siete  maneras  sobredichas  se 
parten  ^n  muchas  especias,  según  se  declara  en  el  li- 
bro de  las  orinas,  y  non  es  aquí  su  lugar  de  declarar; 
ca  la  intención  declara  que  es  que  sean  sueltos  las 
orinas  naturalmente,  porque  la  salud  del  orne  sea  con- 
ser\'ada  en  su  estado. 

Y  las  melezinas  que  sueltan  la  orina,  dellas  ay 
simples,  dellas  compuestas,  dellas  medicinales  y  de- 
llas viandalles,  dellas  que  son  vianda  y  medicina,  y  de- 
llas que  obran  por  una  de  tres  maneras:  la  primera, 
por  virtudes  primeras,  las  quales  son  quatro:  calentu- 
ra y  friura,  y  humidad  y  sequedad;  la  virtud  segunda 
es  en  aquellas  cosas  que  obran  en  abriendo  ó  cerran- 
do, ó  delgazando  ó  espessando;  la  virtud  tercera  es 
en  aquellas  cosas  que  obran  en  un  miembro  especial- 
mente más  que  en  otro,  assí  como  el  agafran  al  cora- 
ron derechamente,  y  el  apio  y  el  perexil  á  los  vasos 
de  la  orina  y  sus  semejantes. 

Y  á  la  orina  le  acaescen  una  de  tres  enfermeda- 
des: ó  que  es  detenida  del  todo,  que  non  puede  orinar 
nada;  ó  que  orina  poco,  ó  que  se  corrompe  el  orina 


220    

en  salir  corruptamente,  assí  como  en  el  estranguria 
ó  en  la  quemazón  de  la  orina.  Y  si  por  aventura 
acaesciere  alguno  destos  tres  daños  sobredichos  al 
hombre  sano,  puede  ser  ayudado  con  muchas  mane- 
ras de  melezinas  cada  dolencia,  según  lo  que  le  cum- 
pliere. Mas  aquí  non  queremos  dezir  sinon  brevemen- 
te de  las  que  ayudan  á  soltar  la  orina  y  quebrantar  la 
piedra,  los  quales  son  assí,  como  el  perexil  domésti- 
co y  mancedonio,  y  el  apio,  y  el  espárrago,  y  el  finojo 
y  todos  aquellos  sus  semejantes. 

Recepta:  garvangos  prietos,  quatro  ongas;  pere- 
xil con  su  rayz,  apio,  rayz  de  espárrago,  y  de  finojo  y 
de  salsifraga,  de  cada  uno  dos  ongas;  miel  rosada, 
tres  ongas.  Beva  cada  mañana,  por  nueve  dias,  una 
altamía  deste  caldo. 

Otra  recepta:  espárragos  cozidos  y  adobados  con 
su  azeyte  y  con  su  vinagre,  suelta  la  orina. 

Otrosí,  los  cuexcos  de  los  duraznos  y  de  las  cere- 
zas, y  destemplados  con  vino  blanco,  es  bueno. 

Otrosí,  los  camarones  tostados  con  sus  barvas,  y 
molidos  y  dados  con  vino  blanco,  ayuda  á  soltar  la 
orina. 

Otrosí,  el  perexil  comido  con  su  rayz,  crudo  ó 
cocho. 

Recepta  para  la  piedra  y  para  soltar  la  orina;  pol- 
vo de  alacranes  quemados,  dos  dramas;  polvo  de  la 
yerva  del  vidrio  y  polvo  de  liebre,  y  de  pespita  y  de 
cascaras  de  huevos  en  que  se  criaron  los  pollos,  de 


22  I 


cada  uno  tres  dramas;  piedra  judáyca,  piedra  de 
esponja  de  la  mar,  piedra  de  hiél  de  vaca,  de  xibia, 
camarones  tostados,  pimienta,  saúco,  carui,  simiente 
de  malvavisco,  gomaráviga,  sausifraga,  milion  solis, 
cominos  rústricos,  carpo,  bálsamo,  ylo  bálsamo,  es- 
picanardi,  yerva  brenca,  quatro  simientes  frías  mon- 
dadas, de  cada  uno  una  onga;  letuario  de  liton  tripón, 
media  libra;  miel  rosada,  adúcar,  de  cada  uno  dos  li- 
bras y  media.  Sea  fecho  letuario:  tome  del  cada  ma- 
ñana una  cuchara,  y  beva  empos  del  un  poco  de  vino 
blanco. 

Otrosí,  unten  la  vedija  y  los  lomos  con  azeyte  de 
alacranes  y  con  agripia,  y  dialtea  y  marciaton. 

Otrosí,  beviendo  cuarta  de  onga  de  simiente  de 
xenabe  con  una  poca  de  agua  por  nueve  dias,  que- 
brantarle há  la  piedra. 

Otrosí,  las  porquezuelas  majadas  con  perexil  y 
con  azeyte  de  vayas,  y  fecho  emplasto  en  la  vedija  y 
detrás,  suelta  la  orina. 

Otrosí,  si  se  corrompiere  la  orina,  y  quemare  y 
escoziere  al  salir,  deve  ser  purgada  si  fué  por  peca- 
miento  de  contía  de  humor;  y  si  fuere  •  por  agudeza 
deve  ser  ygualado  el  cuerpo,  y  guárdese  de  comer 
ninguna  cosa  que  sea  aguda,  ni  salada,  ni  vino  puro, 
ni  vinagre,  y  use  de  cada  dia  leche  de  almendras  y 
de  pepitas  de  calabagas,  y  leche  de  cabras,  y  mante- 
ca de  vacas,  y  de  toda  grossura  y  dulgura. 

Otrosí,  para  tirar  la  agudeza  de  la  orina  tomen 


camarones  bivos,  y  lávenlos  y  cuezanlos  en  agua  dul- 
ce y  sin  sal,  y  sin  otra  cosa,  y  beva  una  altamía  por 
la  mañana  )•  otra  á  la  noche  por  nueve  dias. 

Otrosí,  después  de  ser  el  cuerpo  purgado  y  bien 
regido  aprovéchanle  á  mucho  esta  recepta:  recipe  si- 
miente de  calabaza  y  de  melón,  y  de  badea,  y  de 
pepinos,  y  de  almendras  dulces,  de  cada  uno  una  on- 
ga;  simiente  de  belleño,  quarta  de  onga;  alquitira, 
media  onga;  simiente  de  dormideras,  una  onga;  alfe- 
ñique, diagargante,  agúcar  candil,  de  cada  uno  tres 
ongas;  diamargariton  templado,  una  onga.  Sea  fecho 
todo  esto  tronos  de  peso  de  quatro  dineros,  y  to- 
men dellos  á  la  mañana,  y  al  medio  dia  y  á  la  noche, 
)'  beva  empos  del  de  las  leches  sobredichas. 

Y  conviene  á  saber  que  la  piedra  es  dolencia  ofi- 
cial en  número  acrecentado  de  la  natura,  y  fázese  en 
los  ríñones,  y  en  la  bexiga,  y  en  los  bofes,  y  en  las 
coyunturas,  y  en  los  miembros  cóncabos.  Y  las  causas 
de  la  piedra  naturales  son  quatro:  conviene  á  saber: 
causa  material,  y  causa  eficiente,  y  causa  formal  )• 
causa  final. 

La  causa  material  es  humor  gruesso,  y  viscoso  }• 
espesso,  porque  se  engendra  de  las  viandas  gruessas, 
assí  como  aguas  turbias,  y  queso  anejo,  y  pan  cen- 
ceño, y  viscocho,  y  vino  espesso,  y  legumbres,  y  tur- 
mas, }•  aves  que  se  crian  en  agua,  y  carne  de  puerco, 
y  pescados  salados  que  non  tienen  escama,  y  carne 
salada,  y  berenjenas  y  sus  semejantes. 


—     223     — 

E  la  causa  eficiente  es  la  calentura  estraña,  que 
desuelve  las  partes  delgadas  de  los  humores  y  non 
ressuelven  la  parte  gruessa  ni  adustosa,  en  quanto 
non  es  obediente,  empodrécese  y  endurécese  con  la 
gran  calentura,  y  tórnase  arena  ó  piedra  dura,  assí 
como  faze  el  forno  en  el  barro,  que  desuelve  las  par- 
tes delgadas  y  las  enxuga,  y  endurece  las  partes 
gruessas,  en  guisa  que  se  faze  con  él  los  vasos  de 
barro  duro. 

La  causa  formal  de  la  piedra  es  la  angostura  de 
los  vasos  y  de  las  canales  por  do  passa  la  orina,  y 
non  puede  salir  dende,  y  enciérrasse  y  empedrécesse 
y  endurécese;  y  por  esto  non  se  cria  piedra  en  los  lu- 
gares anchos  ni  en  las  mugeres,  salvo  en  los  lugares 
angostos,  assí  como  los  riñones,  y  la  bexiga  y  las 
coyunturas. 

La  causa  final  es  el  daño  de  las  obras  materiales 
que  siguen  por  ello,  y  el  dolor  y  el  detenimiento  de 
la  orina,  y  el  dolor  y  el  detenimiento  de  los  acidentes. 

Y  como  quier  que  estas  cosas  son  dolencia  y  son 
contra  natura,  non  finca  por  esto  quel  detenimiento 
de  la  piedra  en  sí  non  sea  natural,  según  se  declara 
en  la  tercera  partida  de  este  libro. 

Otrosí,  conviene  á  saber  que  la  causa  material 
es  fria  y  parte  de  los  humores  gruessos.  Non  perte- 
nece en  la  cura  desta  enfermedad  cosas  callentes  en 
tercero  grado,  en  las  más  vezes,  por  razón  de  la 
causa  eficiente  que  es  calentura  estraña  sobrepujan- 


te,  y  por  razón  la  cura  en  general  de  la  dolencia  del 
detenimiento  desta  dolencia  de  la  orina  y  de  la  pie- 
dra ésta  es  que  se  sigue:  la  primera  es  que  sea  regido 
en  las  seys  cosas  necessarias  como  cumple;  y  por  en- 
de, el  ayre  sea  templado  y  guárdese  del  frió  quanto 
pudiere,  ca  el  frió  es  causa  de  la  flaqueza  de  la  digis- 
tion,  y  la  flaqueza  de  la  digistion  es  causa  de  engen- 
drar humores  gruessos  y  flemáticos,  que  son  causa 
material  de  la  piedra.  Otrosí,  en  quanto  opila  y  cie- 
rra los  caños  y  ayuda  á  la  causa  formal  de  la  piedra 
y  del  detenimiento  de  la  orina;  y  por  ende,  sigúese 
en  las  seys  cosas  necessarias,  según  el  regimiento  ge- 
neral desta  primera  partida  deste  libro. 


CAPÍTULO  XL 

De  la  vacnackni  que  se  eleve  fas  er  p  o?'  vianera 
de  sangi'ía. 

Sangría  es  vacuacion  general,  que  vazia  la  san- 
gre que  peca  en  quantidad,  de  la  sangre  dentro  en  las 
venas,  y  la  sangría  deve  ser  fecha  por  el  que  es  do- 
liente de  presente,  ó  el  que  es  aparejado  y  dispuesto 
para  adolecer,  y  por  conservación  de  salud,  si  concor- 
dare diez  condiciones  que  son  dichas  en  el  capítulo 
del  vaziamiento  de  cámaras:  y  la  sangría  se  faze,  ó  por 


—     225     — 

quantidad  mucha  de  la  sangre,  ó  por  ser  poca  y  de 
mala  qualidad. 

Generalmente  aprovecha  á  toda  dolencia  que  nos 
recelamos  que  venga  por  sangre,  antes  que  aya  en  él 
la  dolencia;  y  si  es  caido  ya  en  ella  non  deve  ser  fecha 
fasta  que  passe  el  comiendo  y  que  parezca  madura- 
miento  alguno;  y  á  las  vezes  deve  ser  fecha  en  el 
tiempo  del  estado,  si  fuere  gran  menester.  Y  el  sano 
dévese  sangrar  por  manera  de  guarda  de  la  salud,  si 
se  recela  de  gran  dolencia,  ó  que  es  aparejado  para 
ella,  y  estonce  deve  ser  sangrado  con  estas  condicio- 
nes: la  I,  que  molifique  el  vientre  primeramente  con 
tristel,  en  guisa  que  alimpie  los  estentinos;  la  segun- 
da, que  descoja  el  tiempo  convenible,  assí  como  el 
verano  y  el  otoño;  la  tercera,  que  sea  cerca  del  me- 
dio dia,  que  está  el  sol  callente;  la  quarta,  que  sea 
hombre  que  lo  aya  acostumbrado;  la  quinta,  que  non 
se  faga  en  tiempo  de  gran  calentura,  assí  como  en 
dias  caniculares,  que  está  la  sangre  muy  callente  y  la 
virtud  enflaquecida;  la  sexta,  que  non  sea  en  tiempo 
muy  frió,  que  está  la  sangre  congelada,  y  saldría  la 
delgada  y  fincarla  la  gruessa;  la  séptima,  que  non  la 
faga  después  de  gran  afán  ni  después  de  gran  vazia- 
miento;  la  octava,  que  non  se  faga  después  que  dur- 
miere con  la  muger;  la  novena,  ni  después  de  baño; 
la  X,  que  non  se  sangre  menos  de  catorze  años  ni  de 
más  de  sesenta.  En  quanto  pudiere  deve  guardar  es- 
tas condiciones. 

29 


220     

Puédese  el  orne  sangrar  por  manera  de  conserva- 
ción de  salud.  Y  las  venas  que  son  usadas  de  sangrar 
son  seys  venas  caudales:  la  capital,  y  la  basílica,  y  la 
común,  la  del  fígado,  y  la  del  bago,  y  la  que  se  estre- 
ma entre  el  mergelite,  según  dicho  de  Avicena  en  el 
primero  del  Canon.  Y  fuera  déstas  ay  sangrías  de 
veynte  y  quatro  venas  del  cuerpo,  según  lo  dize  Ga- 
lieno  en  el  libro  de  las  Sallarías. 

Y  las  señales  generales  que  demuestran  puja- 
miento  de  sangre  son  diez  y  seys:  la  primera,  la  orina 
bermeja  y  espessa;  y  la  segunda,  el  fedor  de  las  cá- 
maras; y  la  tercera,  el  fedor  de  la  orina;  y  la  quarta, 
el  apressuramiento  del  pulso,  y  su  llanura  y  su  blan- 
dura; y  la  quinta,  la  graveza  de  la  frente  á  la  parte 
derecha;  y  la  sexta,  el  cargamiento  de  las  espaldas  y 
de  todo  el  cuerpo;  y  la  séptima,  la  dulgura  de  la  boca; 
y  la  octava,  la  bermejura  del  rostro  y  la  finchazon  y 
la  bermejura  de  los  ojos;  y  la  IX,  veer  entre  sueños 
cosas  bermejas  como  le  parece  que  huelan;  la  X,  es 
el  regüeldo  y  el  sollogo,  y  sabor  de  gómito;  y  la  XI, 
vasca  y  non  sossiego  en  dormir;  la  XII,  sentir  gran 
cansancio  en  el  cuerpo  sin  afán;  y  la  XIII,  sentir  estos 
acidentes  todos  más  fuertemente  de  la  ora  novena 
de  la  noche  fasta  tres  oras  del  dia,  que  reyna  la  san- 
gre; y  la  catorzena,  nacencias  pequeñas,  assí  como 
diviesos  y  comegon  que  nace  en  el  cuerpo;  la  XV, 
mal  de  la  boca  y  nacencias  en  ella;  y  la  diez  y  seis, 
el  salimiento  de  sangre  por  las  narizes,  y  de  las  en- 


227     

zías  y  del  sieso;  la  XVII,  la  complision  suya  y  su  re- 
gimiento, y  la  tierra  y  el  tiempo,  y  la  hedad  y  la  cos- 
tumbre, y  aver  luengo  tiempo  que  non  se  sangró,  se- 
gún se  declara  en  la  sec.  segunda,  capítulo  seteno  y 
tercero  del  primero  del  Cájion,  donde  dize  que  las 
complisiones  son  X  en  general,  que  son:  por  el  tac- 
to }'  la  carne,  y  los  cabellos  y  el  color,  y  la  compli- 
sion y  las  obras,  y  los  humores  y  los  mudamientos,  y 
las  superfluidades  y  las  virtudes,  según  se  declara  ay. 

Y  por  razón  que  Sevilla  es  callente  y  húmida  de 
natura,  según  dicho  es,  una  de  las  cosas  que  aprove- 
cha las  más  de  las  vezes  y  á  los  más  es  la  sangre,  por 
quatro  razones;  la  I,  por  ser  callente  y  húmida;  la  se- 
gunda, por  ser  las  viandas  callentes  y  húmidas,  según 
natura  de  la  tierra;  la  III,  por  las  muchas  frutas,  y 
ortalizas  y  pescados  que  aquí  son;  la  quarta,  por  ser 
la  tierra  muy  viciosa  en  comer  de  muchas  maneras 
de  viandas  en  la  mesa,  más  que  en  otra  tierra;  la  V, 
por  el  uso  y  costumbre,  que  son  usados  de  sangrar 
de  pequeños,  y  de  seys  meses  comienzan  á  sajar  de 
las  orejas,  y  de  un  año  de  las  orejas  y  de  los  bragos, 
y  de  dos  años  sajan  las  piernas  y  el  espinazo,  y  dende 
adelante,  si  fuere  gran  menester,  que  lo  sangren  del 
brago,  por  quanto  dixo  Aben  que  él  sangrara  á  niño 
de  dos  años,  su  fijo,  y  que  lo  escapara  de  la  muerte; 
)•  }-o  esso  mismo  sangré  á  aquellos  mios  de  dos  años 
por  muchas  vezes,  y  fallé  gran  remedio. 

Otrosí,  ante  tienen  en  costumbre  de  sangrar  las 


-^ 


—    228    — 

mugeres  preñadas  ante  que  sea  bivo  una  vez,  y  otras 
dos  después  que  fuere  bivo,  y  maguer  que  físico  non 
lo  mandare,  después  que  nos  veemos  ques  provecho, 
non  lo  devemos  desfazer,  señaladamente  á  los  que  lo 
han  acostumbrado  y  que  son  muy  sanguinos,  cate  la 
esperiencia  que  deve  ser  de  creer;  y  por  ende,  convie- 
ne que  los  que  ovieren  las  señales  sobredichas,  que 
significan  en  pujamiento  de  sangre,  se  sangren  dos 
vezes  en  el  año,  en  el  tiempo  del  verano  delbrago  de- 
recho y  en  el  tiempo  del  otoño  del  brago  izquierdo,  y 
las  criaturas  sanguinas  sean  sajadas  de  las  orejas  y 
de  los  bragos,  y  de  las  piernas  y  del  espinazo,  y  cada 
uno  según  le  fuere  menester. 

Otrosí,  las  preñadas  y  los  hombres  viejos  que  lo 
uvieren  acostumbrado  puédenlo  fazer  en  esta  tierra 
más  que  en  otra. 

Y  en  la  sangría  ay  tres  catamientos.  El  I  en  la 
contía,  ca  la  contía  de  la  sangre  del  cuerpo  del  ome 
en  las  más  vezes  ay  en  él  catorze  libras  de  sangre,  ó 
fasta  diez  y  ocho,  y  por  ende  dize  maestre  Bernaldo 
de  Gordonio,  en  el  capítulo  de  la  Sa7tgre  de  ¿as  nari- 
ses,  que  si  saliere  contía  de  catorze  libras  de  sangre 
por  las  narizes,  non  puede  bivir;  y  por  ende,  ponga- 
mos que  reyne  la  sangre  más  de  lo  que  deve  en  la 
complision  igual,  la  dézima  parte  deve  ser  de  sangre 
menos,  porque  non  enflaquezca.  Y  esta  contía  en  esta 
tierra  ahonda  que  sea  en  todo  el  año  una  libra  en  los 
sanos  que  la  uvieren  menester.  Y  esto  deve  fincar  en 


229     

alvetlrío  del  físico,  según  viere  que  cumpliere  de 
sacar:  y  Avicena  manda  en  el  tercero  libro,  en  el  ca- 
pítulo de  Pleiti^es,  que  saquen  dos  tercias  de  libra  de 
sangre,  que  es  cosa  convenible  para  los  caños  de  las 
complisiones.  El  catamiento  segundo  es  de  la  cali- 
dad; ca  si  la  sangre  fuere  poca  y  mala,  dévese  aver 
sangrado,  ca  la  melezina  de  la  sangre  es  de  dos  ma- 
nieras: ó  por  ser  muy  aguda,  ó  callente,  ó  por  ser  es- 
pessa,  ó  por  ser  mezclada  con  las  materias  gruessas; 
y  la  intención  de  la  sangría  es  estonce  para  abrir  las 
opilaciones,  assí  como  sangramos  en  las  cotidianas  y 
en  las  quartanas.  El  III  catamiento  es  tomado  por  la 
sangre  que  sale  al  tiempo  del  sangrar;  ca  la  espessa 
que  sale  á  gotillas  significa  gran  viscosidad,  y  si  fue- 
re delgada  significa  gran  agudeza,  é  si  fuere  muy  ber- 
meja y  la  sangre  que  sale  fria  significa  gran  frialdad, 
y  la  caliente  en  calentura.  Otrosí,  el  tacto  de  la  san- 
gre, si  fuere  áspera  significa  en  sequedad,  y  si  fuere 
blanda  como  Qrrossura  meneándola  en  los  dedos  sio- 
nifica  gran  podrimiento  y  malina.  Otrosí,  la  olor  ma- 
la de  la  sangre  significa  en  humores  corruptos;  y  esto 
se  prueva  tomando  un  paño  y  mojándolo  en  la  san- 
gre, y  si  oliere  bien  significa  en  salud,  y  si  oliere  mal 
es  el  contrario.  Otrosí,  la  humidad  que  vá  nadando 
encima  de  la  sangre  después  que  es  quajada,  si  fuere 
mucha  significa  en  gran  humidad,  y  si  fuere  poca  sig- 
nifica en  sequedad.  Otrosí,  conviene  á  saber  que 
aquella  humidad  deve  ser  de  la  color  de  la  orina  de 


2^0 


aquel  doliente  quando  fuere  apartada  en  el  orinal;  y 
esta  humidad  es  de  la  tercia  digestión  y  anda  con  la 
sangre  por  tornarse  aquella  agua  al  fígado,  y  sale 
por  la  bexiga.   Otrosí,  la  sangre  quajada  de  ligera- 
mente demuestra  frialdad,  y  la  que  se  quaja  tarde  de- 
muestra calentura.   Otrosí,  tomando  un  palo  y  que- 
brando aquella  sangre,  si  se  quebrare  ligeramente, 
assí  como  pan  de  mijo  ó  su  semejante,  demuestra 
que  aquella  sangre  que  es  muy  seca,  y  la  que  non  se 
quebrare  tan  ayna  será  el  contrario.  Otrosí,  la  color 
de  la  sangrre  es  en  tres  maneras:  la  de  la  faz  deve  ser 
bermeja  y  clara;  y  la  de  medio  deve  declinar  á  color 
de  cidra,  por  la  cólera;  y  la  de  yuso  deve  ser  prieta, 
por  razón  de  la  melancolía  que  es  muy  pesada.  Otro- 
sí, para  saber  si  es  aparejado  el  hombre  á  malatia, 
tomen  un  paño  blanco,  y  fínchalo  de  sangre  y  átenlo, 
y  esprímanlo  en  agua  callente  hasta  que  se  desuelva 
toda;  y  caten  después  lo  que  finca  en  el  paño,  y  si 
fuere  como  carne  blanca  demuestra  en  bien  y  en  sa- 
lud, y  si  fuere  prieta  es  el  contrario:   y  esta  carne 
blanca,  si  fuere  dada  á  comer  á  los  tísicos,  aprové- 
chalos y  engórdalos.   Otrosí,  ay  otra  prueva  della, 
sacándola  por  alcatara;  y  lo  que  saliere  primeramen- 
te deve  ser  ralo  como  flema,  y  después  deve  salir 
más  espesso,  como  sangre  blanco,  y  después  deve 
salir  como  cetrina,  por  la  cólera,  y  á  la  postre  como 
hezes  que  fincan  en  alcatara,  y  ésta  es  la  melancolía. 
Y  en  esta  manera  puede  el  físico  provar  la  sangre  si 


2^1     — 


fuere  menester  sacar  ó  non  en  los  sanos.  Otrosí,  con- 
viene á  saber  que  en  la  sangre  puede  ser  tomada  la 
color,  y  la  sustancia,  y  la  espuma,  y  la  gravedad,  y 
la  olor,  según  se  demuestra  en  la  orina;  pero  por  ra- 
zón que  la  sangría  non  se  faze  sinon  pocas  vezes,  non 
trabajaron  los  físicos  en  juzgar  la  sangre  particular- 
mente, salvo  en  reglas  generales,  é  dexaron  el  juyzio 
particular;  ay  algunos  que  juzgan  más  de  lo  que  al- 
canzan. El  quarto  catamiento  es  que  sea  apercebido 
de  dar  el  físico  una  poca  de  granada  ante  que  sangre, 
que  sea  agradulce,  ó  agúcar  rosado,  ó  una  sopa  de 
pan  en  agua,  para  abaxar  alguna  cólera  si  fuere  en 
el  estómago.  El  VII  catamiento,  que  tenga  presto  al- 
gunas cosas  confortativas  del  estómago  y  del  cora- 
ron empos  de  la  sangría,  que  non  enflaquezca,  assí 
como  margariton,  ó  peros  assados,  ó  sopa  de  pan 
tostado  en  vino  blanco,  y  sus  semejantes. 


CAPITULO  XLI 

Por  vaziamientos  en  natura  de  tristeles 
y  de  7nenchas. 

El  tristel  es  melezina  muy  convenible  para  des- 
empachar las  superfluydades  de  los  estentinos,  y 
amansan  muy  maravillosamente  todos  los  dolores, 


2';2 


señaladamente  de  las  renes  y  de  la  bexiga,  y  de  las 
apostemaciones  que  se  crian  en  ellas;  y  la  dolencia 
de  la  cólica  trae  de  la  cabega  y  de  los  miembros  de 
encima  por  quatro  razones:  la  primera,  por  necessi- 
dad  de  vacuydad,  ca  menguando  de  los  estentinos 
conviene  que  se  fincha  de  lo  de  arriba,  en  guisa  que 
vazie  la  cabega  por  acidente;  la  II,  por  razón  que  las 
melezinas  calientes  que  traen,  assí  como  tira  el  can- 
dil el  azeyte  que  está  en  la  mecha;  la  tercera,  por  vir- 
tud y  por  propriedad  atractiva  que  trae  el  humor, 
assí  como  la  piedra  yman,  que  trae  el  fierro;  y  assí 
faze  el  agárico  y  la  geripliega,  y  la  jera  logodio  que 
se  echan  en  el  tristel,  tira  los  humores  por  virtud 
tercera. 

El  tristel  es  melezina  segura,  señaladamente  los 
que  son  mansos  y  blandos;  ca  los  agudos  enflaque- 
cen el  ñ'gado  y  traen  fiebres. 

El  tristel  es  bueno  después  de  las  purgaciones, 
por  razón  que  faze  salir  las  superfluydades  que  finca- 
ron después  de  la  purga,  y  la  forma  de  como  se  deve 
fazer  es  cierta,  y  non  es  menester  dezir;  y  conviene 
que  el  que  lo  recibiere  que  esté  echado  de  brugas,  }• 
después  de  acostado  señaladamente  de  la  parte  del 
dolor,  si  lo  tiene,  y  alze  los  pies  arriba  porque  passe 
á  los  estentinos.  Otrosí,  friegúenle  el  espinazo,  y  el 
vientre  y  los  costados  con  la  mano:  y  el  tiempo  con- 
venible para  lo  recebir  es  en  ayunas,  por  quanto  está 
el  a}Te  frió,  }'  por  razón  que  se  encierra  la  calentura 


—  233  — 
del  cuerpo  y  faga  mejor  su  obra.  Otrosí,  deve  ser 
después  de  baño,  por  razón  que  están  abiertos  los 
caños  para  salir  más  livianamente  con  el  tristel;  pero 
en  el  tiempo  muy  callente  puede  traer  vasca  y  sín- 
copis:  y  los  estentinos  muy  sotiles,  pungitivos,  dé- 
venlo  escallentar  y  deve  escallentar  la  vedija  en  de- 
rredor y  el  sieso  con  azeyte  de  almendras  y  con 
manteca,  por  amansar  aquel  pugimiento. 

Y  de  los  tristeles  ay  dellos  que  la  intención  es 
para  vaziar;  la  segunda,  ay  dellos  que  son  para  res- 
treñir  y  soldar;  la  tercera,  ay  dellos  para  amansar  los 
dolores,  y  ay  dellos  mansos  y  dellos  rezios,  y  siem- 
pre devemos  comengar  en  los  mansos  y  blandos  y 
á  la  postre  en  los  fuertes  que  traen  y  tiran. 

Recepta  de  tristel  simple:  malvas  y  manganilla, 
de  cada  uno  un  manojo.  Sea  esto  cozido  y  curado, 
fagan  ataluina  de  afrecho,  y  echen  sal,  y  azeyte  de 
oliva  y  arrope,  lo  que  cumpliere:  éste  es  assaz  simple 
para  el  comiengo. 

Otra  recepta  más  blanda:  malvas,  malvavisco, 
fortiguilla  muerta,  gordo  lobo,  de  cada  uno  una  ma- 
nada; alhoua  y  linaza,  de  cada  uno  una  onga;  manga- 
nilla, un  manojo;  afrecho  gordo,  un  puño  lleno;  de 
azeyte  de  comer,  y  miel  y  manteca  de  vacas  fresca,  de 
cada  uno  dos  ongas;  salitre,  quarta  de  onga.  Sea  fe- 
cho tristel  y  pónganlo  tibio,  ca  el  muy  callente  es 
muy  peligroso:  y  la  contía  del  tristel  es  de  una  libra 
fasta  libra  y  media. 

30 


—   234   — 

Recepta  para  los  sanguinos:  corregüela,  acelgas, 
mercurial,  de  cada  uno  un  manojo;  simiente  de  mal- 
vas, dos  ongas;  cañafístola,  una  onga;  miel  rosada  y 
azeyte  rosado,  de  cada  uno  dos  ongas;  sal,  media  on- 
ga;  furfuris,  una  manada. 

Recepta  para  los  coléricos:  rosas  y  malvas,  vio- 
letas, cevada,  de  cada  uno  dos  ongas;  manganilla  y 
finojo,  y  agúcar  rosado,  de  cada  uno  media  onga; 
agúcar  bermejo,  azeyte  violado,  manteca  de  vacas, 
de  cada  uno  dos  ongas;  furfuris,  una  manada. 

Recepta  para  los  flemáticos:  manganilla,  corona 
de  rey,  centaurea,  malvas,  mercurial,  de  cada  uno  un 
manojo;  polipedio,  mastranto,  livístico,  alholua  mata- 
lahua,  finojo,  de  cada  uno  media  onga;  benedicta,  ge- 
ripliega,  agárico,  de  cada  uno  quarta  de  onga;  miel 
y  azeyte  de  manganilla,  de  cada  uno  dos  ongas;  sal, 
media  onga,  ó  la  que  cumpliere. 

Tristel  para  la  melancolía:  recipe  cantueso,  man- 
ganilla, mercurial  epítimo,  sene,  de  cada  uno  una  on- 
ga; de  borrajas,  media  libra;  cañafístola  mondada, 
flor  de  alcohela,  flor  de  malvas,  de  cada  uno  una 
onga;  miel,  azeyte  de  manganilla,  de  cada  uno  quatro 
ongas;  huevos  batidos,  tres;  manteca,  dos  ongas;  sa- 
litre, media  onga. 

Tristel  para  las  lombrizes:  atramuzes,  fojas  de 
priscos,  asensios,  yerva  lombriguera,  malvas  y  mal- 
vavisco, de  cada  uno  una  onga;  fiel  de  vaca,  una;  gi- 
pliega,  media  onga;  atalvina  del  afrecho,  }'  sal  y  azey- 


—  235  — 
te,  lo  que  cumpliere.  Otra  recepta:  tome  de  acelgas, 
media  libra;  agúcar  bermejo,  quatro  ongas;  azeyte 
rosado,  dos  ongas;  sal,  quarta  de  onga. 

Otra  recepta,  para  mugeres  preñadas:  caldo  de 
gallina,  media  libra;  huevos,  yemas,  tres;  manteca  )- 
azeyte  rosado,  y  alfeñique,  de  cada  uno  una  onga.  Y 
sea  fecho  tristel  sin  sal. 

Otra,  para  el  dolor  del  vientre:  ruda,  monoha, 
cominos,  matalahúva,  finojo,  nieta,  manganilla,  mas- 
tranto, livístico,  de  cada  uno  una  onga;  miel,  tres  on- 
gas;  geripliega  y  diacimino,  de  cada  uno  media  onga; 
sal,  quarta  de  onga. 

Recepta  para  los  viejos:  cabega  de  carnero  y  ga- 
llo viejo,  y  el  coragon  del  cuerpo,  sean  cozidos  con 
dátiles  y  figos,  passas,  flor  de  romero,  amoradux  y 
alholua,  de  cada  uno  una  onga;  azeyte  de  vayas  y 
miel,  de  cada  uno  tres  ongas;  manteca  de  vacas,  una 
onga.  Y  sea  fecho  tristel. 

Otrosí,  las  mechas  mueven  y  dan  cámaras.  Ay 
dellas  mansas  y  dellas  agudas.  Las  mansas  son  assí 
como  mencha  fecha  de  punta  de  col,  ó  de  rávano,  ó 
de  tocino,  ó  de  candela  de  sevo,  untadas  con  azeyte 
ó  con  sal. 

Recepta  de  meochas:  agárico,  fienda  de  ratones, 
cabellos  de  la  liebre,  de  cada  uno  media  onga;  miel 
rosada,  dbs  ongas.  Sean  fechas  menchas  untadas  con 
azeyte. 


—  236 


CAPITULO  XLII 

De  la  vacilación  por  manera  de  baño. 

El  baño  vazia  los  humores  del  cuerpo  por  mane- 
ra de  sudor;  y  difinicion  de  sudor  es  superfluydad  lí- 
quida que  sale  del  cuerpo  de  la  digistion  tercera  de 
los  miembros. 

Y  del  sudor  ay  dello  natural  y  dello  non  natural. 
Lo  natural  es  aquello  que  viene  con  el  movimiento 
templado,  ó  por  manera  de  baño  templado,  ó  mane- 
ra de  término.  Lo  non  natural  es  el  contrario. 

Por  esta  razón,  el  baño  ygual  entra  en  el  regi- 
miento de  la  salud,  según  Avicena  en  la  sec.  segun- 
da, á  XIX  capítulo.  Y  en  la  sec.  tercera,  á  quinto  ca- 
pítulo, dize  que  el  ome  que  bien  regido  es  natural- 
mente por  arte  de  Física,  non  há  menester  baño,  ca 
su  cuerpo  está  siempre  limpio;  mas  alo  menester  á 
las  vezes  para  ganar  alguna  calentura  sotil  y  alguna 
humidad  templada. 

El  baño  faze  obras  diversas,  ca  él  escallenta  y 

resfria,  y  emblandece  y  deseca,  y  abre  y  cierra,  y  aun 

amansa  el  dolor  y  muévelo.  Y  esto  es  por  tres  razo- 

"ñes:  la  primera,  según  las  partes  del,  que  el  agua  y 

el  ayrc,  según  la  natura  de  que  fuere,  assí  fará  obra; 


—  ^11  — 

y  la  segunda,  según  los  cuerpos  que  recibieren  el 
baño;  la  tercera,  según  el  tiempo  que  estuvieren  en 
ello. 

Y  la  primera  parte,  que  el  agua  y  el  ayre,  eleve- 
mos saber  que  él  es  en  quatro  maneras:  callente  hú- 
mido, y  callente  y  seco,  y  frió  y  húmido,  y  frió  )' 
seco. 

El  baño  callente  y  húmido  es  el  que  es  de  agua 
dulce,  templado  en  calentura  en  tal  guisa  que  non  re- 
suelva. Este  baño  tal  es  templado  señaladamente  en 
las  complisiones  que  quieren  escallentar  y  aumentar, 
y  engruessa  con  estas  condiciones  que  se  siguen:  la 
primera,  entrar  en  él  después  de  comer,  ante  que  sea 
acabada  la  digistion  del  estómago,  en  guisa  que  non 
en  él  seyendo  la  vianda  cruda  en  el  estómago,  ca  en- 
crudecerse ya  más,  ni  tampoco  después  ques  acaba- 
da del  todo,  porque  non  enmagrezca;  la  segunda,  que 
sea  el  baño  templado  y  non  muy  callente,  ca  el  que 
es  muy  callente  consume  y  enmagrece;  y  la  tercera, 
que  sea  de  agua  dulce  y  non  salada;  la  quarta,  que 
more  en  él  tiempo  templado,  y  non  esté  ay  mucho, 
porque  non  faga  resolución;  la  quinta,  que  si  fuere 
colérico  que  tome  primeramente  oximel  ó  triasánda- 
lo,  y  después  del  baño  esso  mismo,  por  defenderse 
de  la  opilación,  y  si  fuere  flemático  tomen  diacimino 
y  diapiperion;  la  sexta,  que  non  se  bañe  después  que 
durmiere  con  la  muger;  la  séptima,  ni  después  de 
purga;  la  octava,  ni  después  de  gran  afán;  la  novena. 


—   238  — 

ni  después  de  gran  finchimiento  de  vianda;  la  décima, 
ni  seyendo  el  cuerpo  lleno  de  malos  humores;  la  on- 
zena,  que  non  sea  orne  muy  caliente  de  complision; 
la  dozena,  que  non  tenga  fiebre  quando  entrare  en  él; 
y  la  XIII,  que  non  tenga  llaga  en  su  cuerpo;  y  la 
XI 1 1 1,  que  non  tenga  postema;  la  XV  que  entre  de 
grado  en  grado,  primeramente  en  la  primera  casa,  y 
después  pósese  un  poco  en  la  segunda,  y  después  en 
la  tercera,  y  á  la  postre  en  la  quarta  casa  do  es  el 
baño,  en  guisa  que  non  entre  á  desoras  de  frió  á  ca- 
liente; la  XVI,  esso  mismo  faga  al  salir,  que  non  sal- 
ga súbitamente  y  de  un  contrario  á  otro;  la  diez  y 
siete,  que  non  tome  agua  fria  ni  otra  cosa  fria  de 
dentro  en  el  baño;  la  diez  y  ocho,  que  non  tome 
cosa  fria  empos  del  baño,  ca  en  quanto  están  los 
caños  abiertos,  entraria  la  cosa  fria  al  coragon  ó  á  los 
miembros  nobles,  y  dañarlos  ya;  la  XIX,  que  non  to- 
me cosas  muy  calientes,  ca  podria  traer  desollamien- 
to  de  los  estentinos  y  desentería,  y  por  ende  po- 
dríanse secar  los  miembros  principales,  y  desecarle 
ya  la  humidad  radical  estando  cubierto  todo,  y  trae- 
ría tisiquia;  la  veynte,  que  non  salga  la  cabega  des- 
cubierta, ni  el  cuerpo  desnudo,  ca  si  fiziere  frío  ce- 
rrársele yan  los  caños,  y  si  fiziere  caluras  desoí  vería 
la  humidad  radical  estando:  la  veynte  y  una,  que  non 
deve  entrar  en  el  baño  con  finchimiento  de  los  esten- 
tinos, ca  cerrar  se  yan  los  caños,  mas  deve  procurar 
por  cámara  primeramente;  la  XXII  es  que,  según  la 


—  239  — 
manera  desta  ciudad  de  Sevilla,  el  mejor  tiempo  para 
entrar  en  el  baño  es  por  la  mañana  á  ma^'tines,  en 
ayunas,  por  quanto  non  es  acabada  la  digistion  del 
todo  de  la  cena,  ni  está  vazío  el  estómago  del  todo, 
en  quanto  usan  mucho  de  cenar:  y  algunos  ay  que 
alaban  mucho  el  baño  de  la  tarde,  en  anocheciendo, 
por  tres  razones:  la  primera,  por  el  sossiego  de  toda 
la  noche;  y  la  segunda,  por  el  sudor,  que  se  puede 
mejor  guardar  en  la  cama  que  non  andando;  y  la  ter- 
cera, porque  el  estómago  ni  está  lleno  ni  vazío;  y  la 
veyte  y  quatro,  que  conviene  que  ante  que  bañe  su 
cuerpo  sude  espacio  de  media  ora,  y  después  báñese; 
y  la  veyte  y  cinco,  que  el  que  es  limpio  de  humores 
malos  lave  la  cabega  primero,  pues  non  recelamos  de 
subimiento,  ni  de  bahos  de  la  cabega,  pues  limpio  es, 
y  si  non  fuere  limpio  non  sé  lave  la  cabega  fasta  la 
postre,  que  son  ya  los  bahos  consumidos  por  los  cue- 
ros del  cuerpo;  la  XXVI,  que  sea  el  agua  de  la  cabe- 
ga  muy  callente,  por  razón  de  la  frialdad  del  meollo, 
por  razón  que  non  se  desuelva  el  cuerpo  mucho;  la 

XXVII,  que  fuelgue  y  duerma  empos  del  baño;  la 

XXVIII,  que  coma  á  poco  de  rato  viandas  buenas, 
assí  como  es  buen  pan  y  buen  vino,  y  buena  carne  de 
perdiz  ó  de  gallina,  y  que  se  esfuerce  con  diamarga- 
riton  ó  con  agúcar  rosado,  ó  con  diacitron  ó  rosata 
novela,  si  fuere  colérico,  y  si  fuere  flemático  toma 
diacubra  y  dianthos,  y  pliris  y  sus  semejantes;  la 

XXIX,  que  tome  plazer  y  alegría,  y  se  quite  de  cuy- 


—    240    — 

dados  empos  del  baño,  porque   non  dañen  la  com- 
plision  del  espíritu,  que  está  movido  por  el  baño. 

Y  el  baño  callente  y  seco  es  en  dos  maneras: 
natural  y  artificial.  La  natural  es  assí  como  aquellos 
que  son  callentes  de  sí  en  su  natura;  y  estos  que  son 
tales  aprovechan  á  los  gotosos  y  á  los  quartanarios, 
}•  á  los  que  han  dolencias  viejas  y  luengas.  La  artifi- 
cial es  la  que  se  faze  con  yervas  callentes  y  secas,  co- 
mo romero  y  laurel,  y  amoradux  y  niepta,  y  sus  se- 
mejantes, ó  con  estufas  secas,  ó  con  agua  de  la 
mar. 

Y  el  baño  fi-io  y  húmido  es  assí  como  bañarse  en 
agua  fria  en  el  rio  y  en  otro  lugar.  La  intención  deste 
baño  tal  es  para  tornar  la  calentura  natural  que  está 
derramada  de  parte  de  fijera,  á  parte  de  dentro,  para 
ygualar  la  complision  de  los  coléricos  y  para  dar 
apetito  de  comer,  y  para  esforgar  las  virtudes  todas, 
estando  templadamente  en  el  agua  fi'ia  con  estas 
condiciones  que  se  siguen:  la  primera,  que  sea  man- 
cebo de  veynte  y  cinco  fasta  quarenta  años;  la  se- 
gunda, que  sea  callente  de  complision;  la  tercera, 
que  sea  hombre  de  buen  regimiento;  la  quarta,  que 
sea  rezio  de  complision  y  de  buena  virtud;  la  quinta, 
que  sea  de  buen  cuerpo  y  de  buena  complision;  la 
sesta,  que  sea  tiempo  de  Agosto;  la  séptima,  que  sea 
en  tiempo  que  non  faga  viento  en  el  rio;  la  octava, 
que  non  esté  el  rio  creciente,  salvo  en  la  menguante, 
que  está  el  agua  tirada  de  la  cresciente;  la  novena, 


—   241    — 

que  teng-a  buen  estómago;  la  décima,  que  non  sien- 
tan movimiento;  la  onzena,  que  non  faga  muchas  cá- 
maras; la  dozena,  que  non  aya  decendimiento;  la  tre- 
zena,  que  non  sea  mancebo  ni  viejo,  salvo  de  la  mi- 
ranceba;  la  quinzena,  que  non  tenga  el  estómago  lle- 
no ni  muy  vazío;  la  diez  y  siete,  que  non  lo  faga  des- 
pués de  gran  cansancio;  la  diez  y  ocho,  que  se  faga 
después  del  baño  del  agua  callente,  para  esforgar  la 
carne  y  para  llegar  la  calentura  al  vientre;  y  la  diez 
y  nueve,  que  non  sean  muy  frias:  y  por  tanto,  es  me- 
jor por  la  mañana,  que  está  Guadalquevir  templado 
por  el  sol,  que  anda  en  fondón  de  la  tierra  en  la  no- 
che; la  XX,  que  después  que  fuere  bañado  que  se  fa- 
ga fregar  bien  con  un  paño  todo;  la  XXI,  que  se  ba- 
ñe en  guisa  que  non  esté  tanto  que  se  espeluze  todo 
y  trema  de  frío;  la  veynte  y  dos,  que  pare  mientes 
después  que  saliere  del  rio  si  se  sintiere  callente  se- 
gún solia,  con  su  calentura  natural,  en  guisa  que  en- 
tienda en  sí  que  el  bañar  fué  templado  y  convenible, 
puede  tomar  á  bañarse  otro  dia  de  aquella  misma 
manera,  y  si  entendiere  el  contrario  non  esté  otro  dia 
tanto  quando  se  bañare;  la  XXI 1 1 1,  que  non  lo  faga 
después  del  yazer  con  la  muger;  la  XXV,  que  non  lo 
faga  después  de  gran  tiempo  que  ha  velado  en  non 
dormir. 

Y  el  baño  frío  y  seco  es  assí  como  en  agua  en  que 
aya  estado  arrayhan  ó  mucha  arena,  assí  como  pozos 
salados,  ó  con  agua  cozida  con  cosas  frias  y  secas, 

3» 


—   242    — 

assí  como  gumaque  y  agallas,  y  julinar  y  sus  seme- 
jantes, ca  este  baño  non  es  sano  á  los  sanos,  salvo  á 
los  que  han  correncia  y  los  que  han  gran  sudor,  para 
restreñir,  y  á  los  que  son  muy  gruessos  ó  con  mu- 
chas humidades.  Otrosí,  el  baño  frío  y  seco  es  el  que 
se  faze  con  tierra  y  con  arena,  sin  agua  ninguna,  por 
los  trópicos,  para  dessecar  aquella  humidad.  Otrosí, 
aprovecha  á  los  que  han  ortomio,  y  el  dolor  de  la  ca- 
bera, y  la  lepra,  y  el  afogamiento  de  la  madre  y  las 
artéticas,  según  los  dichos  de  Avicena  en  el  sec.  se- 
gunda, á  los  veynte  capítulos;  y  el  baño  viejo  es  me- 
jor que  el  nuevo.  Otrosí,  conviene  que  sea  espacioso 
de  ayre,  y  templado  según  la  natura  del  que  se  ba- 
ñare. 

Y  el  baño  mejor  de  Sevilla  para  invierno  es  el 
baño  de  Sant  Isidro,  y  empos  del  el  de  Sant  Salva- 
dor; y  para  el  verano  es  el  mejor  el  baño  de  Don 
Fadrique,  que  es  muy  grande  y  espacioso. 

Y  los  baños  que  se  fazen  en  casa  en  tina  es  mejor 
y  más  guardado  que  en  bacin,  señaladamente  según 
se  faze  en  corte  de  Roma,  que  se  escallenta  con  una 
cajuela  de  carbón  en  fondón  della,  y  puede  el  ome 
tomar  tiempo  de  la  escalentar  ó  de  la  esíriar  muy  li- 
vianamente: y  estos  tales  son  proprios  para  que  en- 
gniessen  los  que  son  magros,  y  para  abrir  las  opila- 
ciones y  para  los  quartanarios,  faziéndolos  como 
cumple. 


—  243   — 


CAPÍTULO  XLIII 

Para  restreñir  lo  que  non  deve  ser  vaziado. 

Cumple  para  el  buen  regimiento  de  la  salud  en 
qué  figura  deve  ser  regido  y  governado  el  ome  sano 
que  le  acaesciere  de  vaziar  de  su  cuerpo  algunas  ma- 
terias que  non  le  cumplen  vaziar,  ca  vaziar  y  estreñir 
son  una  de  las  cosas  necessarias. 

Y  digo  que  las  causas  que  traen  vaziamiento  de 
la  materia  que  deve  ser  restreñida  es  por  quatro  ra- 
zones en  general:  la  primera,  por  la  fortaleza  de  la 
virtud  espulsiva;  la  segunda,  por  flaqueza  de  la  virtud 
retentiva;  la  tercera,  por  gran  calentura  y  por  gran 
humidad;  la  quarta,  por  melezinas  purgaderas  y  abri- 
deras. 

É  dize  Avicena  que  todo  vaziamiento  de  cámaras 
es  por  una  de  tres  causas  en  general;  conviene  á  sa- 
ber: ó  por  el  ayre  circundante,  ó  por  los  comeres  ó 
los  beveres,  ó  por  los  miembros.  Y  el  que  viene  por 
los  miembros  es  por  uno  de  siete  lugares:  de  la  cabe- 
ga,  y  del  estómago,  y  de  las  miseráycas,  y  de  los  es- 
tentinos,  del  fígado,  y  del  bago  y  de  todo  el  cuerpo. 
Y  el  que  viene  de  la  cabega  es  por  decendimientos 
que  decienden  al  estómago  y  á  los  estentinos,  y  co- 


\/ 


—  244  — 

rroinpen  la  vianda  con  su  blandura  y  salen  con  ello. 
Y  del  estómago  es  por  flaqueza  de  la  virtud  retenti- 
va, por  mala  complision  material  y  sin  materia,  y  por 
ventosidad,  y  por  gran  contía  de  comer,  ó  por  mala 
calidad  ó  por  corrupción  de  la  vianda,  ó  por  desorde- 
namientos, ó  por  dolores.  Y  de  las  miseráycas  será 
por  postema,  ó  quebrantadura  dellas,  ó  por  cerra- 
mientos, ó  por  flaqueza  de  la  virtud  retentiva  ó  diges- 
tiva, ó  de  finchamiento.  Y  del  fígado  será  por  estas 
razones  mismas,  ó  por  mucha  sangre,  ó  por  tañi- 
miento de  miembro:  assí  como  acaeció  á  uno  que  le 
cortaron  la  mano,  y  vínole  correncia  por  razón  del 
govierno  que  solia  yr  á  la  mano,  y  en  que  non  la  fa- 
llando, yvase  á  los  estentinos  y  fazía  correncia;  y 
menguáronle  de  la  vianda  quanto  entendían  que  cum- 
plía para  esto,  y  guareció.  Y  del  bago  puede  venir"" 
por  fuerga  de  la  virtud  espulsiva  y  de  la  melancolía, 
ó  por  encogimiento,  opilación  y  dureza,  y  postema- 
cion.  Y  de  los  estentinos  será  por  postema,  ó  por 
agudeza  de  cólera,  ó  por  sangre  que  vino  del  fi'gado 
caliente,  ó  por  rebentamiento  de  venas,  ó  por  mele- 
zinas  fuertes  que  fazen  lugar:  y  por  la  cólera  se  pue- 
den legrar  los  estentinos  en  catorze  dias,  é  por  flema 
salada  en  un  mes,  y  por  la  melancolía  en  quarenta 
dias.  Y  de  todo  el  cuerpo  puede  venir  por  gran  fin- 
chimiento,  ó  por  mala  complision. 

Ca  las  cámaras  pueden  ser  restreñidas  por  veyn- 
te  y  dos  maneras,  según  dize  Avicena  en  la  primera 


—  245  — 
sec.  del  quarto,  capítulo  veynte  y  tres:  la  primera, 
traspassar  el  humor  sin  vaziar,  assí  como  poner  las 
ventosas  sobre  las  tetas  para  restreñir  la  sangre  de 
lluvia;  la  segunda,  desviándola  con  vaziamiento,  assí 
como  tristeles  gómito,  para  tirar  las  cámaras;  la  III, 
con  melezinas  resfriantes;  la  quarta,  con  melezinas 
apretantes;  la  quinta,  con  melezinas  cauterizantes;  la 
sexta,  con  atamientos;  la  séptima,  con  cosas  conglu- 
tinantes; y  la  octava,  con  cosas  que  adormecen  el 
seso;  y  la  novena,  con  cosas  diuritas;  y  la  dézima, 
con  sudaderas  que  fagan  sudar;  y  la  onzena,  que 
abran  los  caños;  y  la  dozena,  con  las  que  fazen  gó- 
mito; la  trezena,  con  melezinas  agudas  que  fagan 
passar  la  vianda  ayna,  y  la  fazen  correr  y  fazer  su- 
dar, assí  como  el  vino  puro,  que  estriñe  embeudan- 
do;  la  catorzena,  con  las  que  fazen  dormir;  y  la  quin- 
zena,  con  el  baño  y  con  las  fregaciones,  que  tiran  á 
parte  de  fuera;  y  la  diez  y  seys,  con  ungüentos  ca- 
lientes para  abrir  los  caños;  la  diez  y  siete,  poner  las 
ventosas  espacio  de  quatro  horas  sobre  el  vientre; 
la  XVIII,  con  emplastos  frios  apretantes  callentes;  la 
XIX,  con  emplastos  frios  apretantes;  la  veynte,  por 
vaziar  el  humor  que  faze  correncia:  y  devemos  co- 
mengar  con  los  simples,  y  después,  si  fuere  menester, 
con  los  compuestos;  la  XXI,  con  melezinas  estípti- 
cas que  enxuguen  y  desequen;  la  XXII,  con  melezi- 
nas apretaderas,  asperando  y  resfriando;  y  la  XXIII, 
con  melezinas  conglutinantes;  y  la  veynte  y  cinco, 


—    24Ó    — 

con  melezinas  que  obren  por  esperiencia.  Y  conviene 
á  saber  que  las  chimaras  que  vinieren  al  sano  por 
obra  de  natura  non  eleven  ser  restreñidas  los  tres 
dias  primeros,  salvo  si  fuessen  tanto  que  lo  enfla- 
queziesse;  y  quando  acaeciere  algún  sano  que  aya 
muchas  cámaras,  primeramente  ríjase  en  el  comer, 
y  si  fuere  de  mala  complision  sea  corregido  y  pri- 
meramente el  ayre  donde  estuviere.  Otrosí,  la  vian- 
da, que  sea  el  pan  non  muy  leudo  y  bien  cocho,  co- 
mo vizcocho;  y  el  agua  que  beviere  sea  cozida  con 
azero  y  almástiga,  y  matalahúva  tostada;  y  la  carne 
sea  assada,  assí  como  perdiz,  y  palios,  y  tórtola,  y 
pié  de  carnero,  y  arroz  y  leche  de  cabras  cozida.  Pe- 
ro el  primero  dia  y  segundo,  si  non  vino  de  finchi- 
miento,  coma  lantejas  tostadas  con  culantro  seco, 
preparado  con  un  poco  de  agraz  y  con  vinagre,  y 
membrillos  assados  con  almívar,  y  con  pan  tostado 
y  formigos  de  pan  tostado:  y  después  desto  tres  dias 
pollos  ó  pollas,  ó  perdizes  desfalladas.  Si  recelaren 
de  podrimiento  pueden  comer  á  las  vezes,  para  es- 
perar á  los  humores,  arroz  con  jarretes  de  carnero, 
ó  favas  eladas,  ó  leche  de  cabras  cozida  con  fierro  y 
con  bellotas  ralladas;  y  emplástenle  el  estómago,  y 
la  vexiga  y  los  lomos  con  arrope  de  arrayhan,  y  de 
membrillos,  y  de  garro  vas  y  de  peruétanos,  y  echen 
encima  almástiga,  y  encienso,  y  bolarménico,  y  san- 
gre de  drago,  y  goma  aráviga,  y  julinal  aluin,  y  arra- 
yan y  sus  semejantes,  y  emplástenle  el  estómago 


—  247  — 
con  azeyte  de  membrillos  y  de  almástica,  y  sus  se- 
mejantes; y  para  el  fluxo  fagan  sahumerio,  úntenlo 
con  alhuzema  rociada  con  vino  escallentado,  con  na- 
ranja assada  llena  de  alhuzema,  ó  con  borras  de  ce- 
ra, ó  fagan  matulas  de  beleño,  y  de  sevo  de  carnero, 
y  de  cuestas.  Y  matulillas  de  empuxo  son  éstas:  to- 
mad el  encienso  lición  y  mirra,  bolarménico  y  sangre 
de  drago,  goma  aráviga  tostada,  de  cada  uno  dos 
adarmes;  apio  y  agafran,  de  cada  uno  un  adarme. 
Sea  fecho  matulaz  con  yemas  de  huevo.  Otrosí,  si 
uviere  llagas  en  los  estentinos  de  yuso,  fagan  triste- 
Íes  y  alimpiadores  mansos  un  dia  ó  dos,  y  después 
fagan  tristeles  consoldativos  de  sevo  de  cabrón  y  ye- 
ma de  huevos,  y  de  azeyte  rosado,  y  con  gumo  de 
llantén.  Otrosí,  fagan  este  axarope  de  berbiris:  reci- 
pe berberis,  tres  ongas;  rosas  bermejas,  gumaque, 
julinal,  grano  de  arrayhan,  simiente  de  lampazo,  de 
cada  uno  una  onga;  simiente  de  verdolagas  y  de  llan- 
tén, culantro  seco,  matalahúva  tostada,  de  cada  uno 
media  onga;  gumo  de  cerrajas,  quatro  ongas;  y  agua 
rosada,  gumo  de  llantén,  de  cada  uno  tres  ongas; 
arrope  de  arrayhan  y  de  membrillos,  de  cada  uno 
dos  ongas;  agúcar  blanco,  media  libra.  Pongan  en  la 
llagadura  sándalos  blancos  y  bermejos,  y  moscateli- 
nos,  de  cada  uno  dos  adarmes;  espiquenardi,  almás- 
tiga, coral  bermejo,  y  alumbre  y  espodio,  de  cada 
uno  un  adarme.  Sea  fecho  axarope,  tome  dello  cada 
dia  y  cada  noche  dos  ongas,  y  cinco  del  agua  cozida 


-   248  - 

sobredicha.  Otrosí,  use  letuario  de  membrillos,  sim- 
ple ó  compuesto,  ó  letuario  de  yerva  de  huerto,  ó 
diacodion,  ó  diamarg-ariton  y  sus  semejantes,  y  guár- 
dese de  las  frutas,  y  de  las  cozinas,  y  de  los  pesca- 
dos, y  de  las  grossuras,  y  de  mucho  comer,  y  más 
del  bever,  por  quanto  los  estentinos  están  flacos,  se- 
gún más  cumplidamente  se  declara  en  la  tercera  par- 
te de  este  libro. 


CAPÍTULO  XLIV 
Del  vaziaviiento por  manera  del  doñear . 

La  causa  final  del  doñear  es  por  dos  razones:  la 
una  por  salud  del  ánima,  y  la  otra  por  salud  del 
cuerpo. 

Y  el  primero  es  por  cumplir  el  mandamiento  del 
Testamento  antiguo,  que  es  éste:  '•'■  Creciniini  et  mul- 
tiplicamini  et  replete  terrain,y^  que  el  primero  man- 
damiento y  bendición  que  dixo  Dios  á  Adán,  el  pri- 
mero padre,  y  á  Eva  su  muger. 

Ca  en  este  mandamiento  es  semejante  el  ome  en 
la  ymágen  de  Dios,  por  tres  razones:  la  I,  porque  el 
ome  es  racional  animal,  y  nace  del  ome  en  que  há  ra- 
zón y  entendimiento  para  alcangar  bien  y  mal;  la  se- 
gunda, por  la  forma  corporal,  que  semeja  á  la  forma 


—  249  — 
de  Dios,  assí  como  dixo  Dios:  fagamos  orne  á  nues- 
tra semejanga  y  á  nuestra  ymágen,  y  la  ymágen  se 
entiende  la  forma  corporal  y  en  la  semejanga  se  en- 
tiende la  forma  spiritual;  la  tercera,  en  quanto  el  ome 
engendra  su  semejante,  en  guisa  que  siempre  es  con 
serv^ada  la  especia  del  humanal  linaje,  ca  maguer  que 
el  ome  muere,  finca  del  su  semejanga:  y  por  ende  di- 
xo el  Filósopho  que  la  virtud  que  faze  engendrar  su 
semejante  semeja  á  Dios. 

Y  por  esta  razón  ordenó  Dios  la  natura,  también 
en  los  omes  como  en  todas  las  animalias,  que  ayan 
desseo,  y  talante  y  voluntad  de  engendrar  su  seme- 
jante, porque  finque  la  specia  dellos  para  siempre, 
fasta  que  veamos  que  algunos  dellos  que  se  pierden 
por  cobdicia  de  engendrar  su  semejante,  según  dizen 
de  una  ave  que  es  llamada  fénis,  que  non  ay  en  el 
mundo  más  de  una,  y  quando  viene  á  su  vejez  allega 
quantos  árboles  de  buenas  especias  puede  fallar,  )- 
después  que  ha  allegado  tantas  quantas  entiende  que 
le  cumplen,  y  faze  viento  con  sus  alas  tan  fuertemen- 
te fasta  que  ;  encienden,  y  después  que  es  encendi- 
do échase  dentro  fasta  que  se  quema  y  se  torna  ce- 
niza; y  de  aquella  ceniza  naze  un  gusano,  y  de  aquel 
gusano  se  cria  otra  tal  ave  como  aquella  fénis,  en 
guisa  que  es  conservada  aquella  especia. 

Y  maguer  la  definición  de  especia  según  lógicos  j 
es  que  es  predicado  sobre  muchas  departidas  en  nom-  I 
bre,  y  esta  ave  non  es  más  de  una  en  el  mundo,  non    ; 

J2  I 


—    250    — 

ñnca  por  esso  que  non  es  llamada  especia,  ca  los  cin- 
co predicables  generales,  los  quales  son  género,  es- 
pecia, diferencia  y  propriedad,  acidente  son  predica- 
dos en  una  de  tres  maneras:  la  I  es  en  potencia  y  ac- 
to; la  II,  en  acto  y  non  en  potencia;  la  III,  en  poten- 
cia y  non  en  acto.  Y  esta  especia  de  fénis  es  predi- 
cada en  acto  y  non  en  potencia,  según  es  declarado 
en  la  Lógica. 

Y  pues  que  las  animalias  dessean  que  finque  en 
el  mundo  su  semejanza,  mucho  mayormente  lo  deve 
dessear  el  ome,  en  que  há  razón  por  tres  razones:  la 
primera,  por  naturaleza,  según  otra  animalia;  la  se- 
gunda, por  el  entendimiento  que  es  en  él;  la  tercera, 
porque  cumple  el  mandamiento  de  Dios,  en  que  dixo: 
« Creced  y  multiplicad,  y  fenchid  la  tierra. » 

Y  digo  assí:  las  virtudes  del  cuerpo  del  ome  son 
tres;  conviene  á  saber:  virtudes  vidales,  y  naturales  y 
animales.  Las  naturales  nacen  del  fígado,  que  es 
príncipe  de  la  natura;  las  vidales,  del  coragon,  que  es 
príncipe  de  vida;  los  animales,  del  celebro,  que  es 
príncipe"  del  ánima.  Y  las  virtudes  animales  son  tres 
en  general:  regitivas,  y  motivas,  sensibles.  Las  regi- 
tivas  son  cinco:  senso  común,  fantasía,  ymaginativa, 
cogitativa,  memoria.  Las  motivas  son  las  que  fazen 
movimiento  voluntario,  por  lo  qual  se  mueven  los 
nervios,  y  los  acertos  y  los  miembros  que  se  mueven 
por  voluntad.  E  las  virtudes  sensibles  son  cinco:  el 
ver,  el  oyr,  el  oler,  el  gustar,  el  apalpar.  Y  las  virtu- 


—    251    — 

des  vicíales  son  en  dos  maneras:  activas  y  pasivas. 
Las  activas  son  las  que  fazen  estender  el  coraron  y 
encojer  por  las  arterias;  y  las  passivas  son  la  virtud 
que  faze  mover  al  coragon  que  há  saña,  ó  miedo,  ó 
otras  cosas  semejantes  déstas.  Y  Abenrruyz,  en  el 
Colecto,  reprende  á  los  físicos  en  quanto  dizen  que  la 
virtud  movedera  es  en  el  coragon  y  las  virtudes  vida- 
Íes;  y  en  otra  parte  dize  que  la  virtud  faze  mudar  de 
un  lugar  á  otro  que  es  virtud  animal  del  celebro,  ca 
la  virtud  movedera  en  un  luchar  ó  la  virtud  movedera 
del  coragon  toda  es  una,  y  non  ay  departimiento,  sal- 
vo en  quanto  se  mueve  la  virtud  movedera  del  cora- 
gon, ayúntase  estonce  la  virtud  imaginativa  del  cele- 
bro y,  éstos  ayuntados,  muévese  el  animal.  Y  las  vir- 
tudes animales  son  en  dos  maneras:  amenistrantes,  ó  - ry\á^<ÍAyu-^ 

amenistradas.  Y  las  amenistradas  son  tres  en  gene- 
ral: la  primera  es  la  virtud  engendradera;  la  II  es  la 
virtud  crecedera;  la  III  es  la  virtud  que  govierna.  La 
difenicion  de  la  virtud  engendradera  es  una  virtud  que 
trasmuda  la  gota  de  la  simiente  y  la  transfigura  que 
se  faze  della  miembro  semejante;  y  de  los  miembros 
semejantes  se  componen  los  miembros  especiales,  y 
de  los  miembros  especiales  se  compone  y  se  faze  to- 
do el  cuerpo.  Los  miembros  semejantes  son  nueve; 
conviene  á  saber:  huessos  y  murillos,  lazeras,  nervios, 
venas,  arterias,  telas,  atamientos,  cuerdas,  carne  y 
cuero.  Y  los  huessos  son  dozientos  y  quarenta  y  ocho 
en  el  cuerpo:  ca  en  la  cabega  ay  XXI 1 1  huessos;  y  los 


1 


^ 

V-^. 


-     252     — 

dientes  son  treynta  y  dos,  los  diez  y  seys  arriba  y  los 
otros  diez  y  seys  ayuso;  y  del  meollo  hasta  el  cabo 
del  espinazo  y  los  huessos  de  la  mano  son  treynta,  y 
tres  en  cada  dedo;  y  de  los  pies  otros  treynta;  y  los 
huessos  de  los  pechos  y  de  los  pies  son  ciento  y  veyn- 
te  y  nueve;  suma  que  son  todos  dozientos  y  quarenta 
y  ocho,  en  significanga  de  dozientos  y  quarenta  y 
ocho  años  que  es  el  movimiento  de  Saturno.  Y  las 
venas  son  dozientas  y  sessenta  y  cinco,  según  el  mo- 
vimiento del;  y  los  lazertos  son  quinientos  y  veyte  y 
nueve,  que  es  curso  de  Júpiter;  é  assí  de  los  otros 
miembros,  que  sería  luengo  de  contar.  Summa  que 
los  miembros  oficiales  son  XXIII,  los  quales  son  és- 
tos: la  cabega,  y  los  ojos,  y  las  narizes,  y  la  boca,  y  la 
lengua,  y  la  garganta,  y  los  pechos,  y  el  estómago,  y 
el  coragon,  y  los  estentinos,  y  el  fígado,  y  el  bago, 
y  la  fiel,  y  los  ríñones,  y  la  bexiga,  y  la  verga,  y  los 
genetivos,  y  el  miembro  de  la  muger;  y  todos  éstos 
son  formados  por  la  virtud  engendradera.  La  virtud 
nutritiva  es  la  que  torna  el  govierno  en  semejanza 
del  governado.  Y  la  virtud  crecedera  es  la  que  faze 
crecer  los  miembros  en  luengo,  y  en  ancho  y  en  alto. 
Y  todo  esto  viene  de  las  virtudes  naturales  adminis- 
tradas; pero  las  virtudes  naturales  aministraderas  son 
quatro:  actativa,  retentiva,  espulsiva.  La  actativa  es 
callente  y  seca;  la  II,  fria  y  seca;  la  digistiva,  callente 
y  húmida;  la  espulsiva,  fria  y  húmida:  y  estas  quatro 
virtudes  sirven  á  la  virtud  nutritiva,  y  la  virtud  nutri- 


tiva  sirve  á  la  crecedera,  y  la  crecedera  á  la  virtud  en- 
o-endradera.  Y  la  virtud  enoendradera  tiene  otras  vir- 
tudes  que  la  sirven,  y  son  quatro:  la  I  es  la  virtud  que 
trasmuda  la  simiente  de  su  forma  que  tenía  ante;  la 
segunda,  la  que  le  faze  tornar  en  otra  forma  semejan- 
te del  que  la  echa;  la  III,  la  virtud  que  forma  los 
miembros  en  forma  y  en  figura;  la  quarta,  el  que  la 
faze  semejar  en  las  qualidades  y  en  la  sustancia  natu- 
ral del  fazedor.  Y  la  obra  de  la  virtud  engendradera 
dura  nueve  meses,  y  piérdese  quando  sale  la  criatura 
del  vientre  de  la  madre  á  la  fin  de  los  nueve  meses, 
que  son  acabados  de  formar  todos  los  miembros;  y 
la  virtud  crecedera  fasta  XX  años;  la  virtud  gover- 
nadora  fasta  que  muere  el  ome.  Y  esta  virtud  engen- 
dradera del  su  semejante  obra  desta  figura:  quando 
acaesce  que  acabando  el  varón  su  voluntad  con  la 
muger  acaba  ella  en  ese  mismo  punto  y  vazian  am- 
bos á  dos  de  consuno,  y  topan  las  dos  simientes  en 
uno,  entonce  se  faze  destas  simientes  una  bexiga  co- 
mo de  espuma,  y  dentro  de  aquella  bexiga  fázense 
dos  líneas  como  figura  de  cruz;  y  en  los  dos  días  pri- 
meros fórmase  el  coragon,  que  es  señor  de  la  vida, 
en  medio  de  la  bexisfa,  bien  assí  como  el  sol  está  en 
medio  de  las  siete  planetas,  que  de  la  una  parte  está 
Saturno,  y  Júpiter  y  Mars,  y  de  la  otra  parte  Mercu- 
rio, y  Venus  y  luna,  el  sol  en  medio,  ca  el  ome  es  en- 
gendrado del  ome  y  del  sol,  según  dixo  el  Filósofo; 
el  quinto  dia  es  formado  el  fígado,  que  es  señor  de  la 


—  254  — 
natura;  \'  al  sexto  dia  el  meollo,  que  es  señor  del  áni- 
ma; y  en  el  octavo  dia,  los  genetivos;  y  á  los  diez 
dias,  quájanse;  y  á  los  doze  dias,  fázense  como  una 
sanguisuela;  y  á  los  quinze  dias,  son  formados  los 
huessos;  y  á  los  diez  y  ocho  dias,  las  arterias;  y  á  los 
veynte  y  un  dias,  las  venas;  y  á  los  XXI II I  dias,  los 
lacertos;  y  á  los  XXVII  dias,  los  otros  miembros,  y 
la  carne  y  el  cuerpo;  y  á  los  XXX  dias,  depártanse 
los  miembros  principales  los  unos  de  los  otros;  y  á 
los  XXXIII  dias,  se  aparta  la  cabega  de  los  ombros; 
y  á  los  XXXVI  dias,  apártanse  las  estremidades  del 
cuerpo  y  del  vientre;  y  á  los  treynta  y  nueve,  apár- 
tanse las  piernas  de  los  bracos,  y  á  los  quarenta,  es 
acabada  del  todo  la  forma  del  ome.  Y  á  las  vegadas 
se  tarda  de  se  acabar  la  forma  fasta  los  XLV  dias,  y 
esto  acaece  pocas  vezes:  á  las  vegadas  se  acaba  la 
forma  del  ome  en  treynta  y  cinco  dias,  ca  el  varón  es 
más  ligero  de  formar  que  la  fembra,  y  muévese  el  va- 
ron  en  treynta  dias,  y  entonce  se  faze  leche  en  las  te- 
tas de  la  muger;  y  naze  en  dozientos  y  diez  dias,  que 
son  siete  meses,  y  las  más  vezes  á  docientos  y  noven- 
ta dias,  que  son  nueve  meses,  é  algunas  vezes  acaece 
en  onze  meses:  pero  saliendo  la  criatura  á  los  ocho 
meses  ó  á  los  diez  non  puede  bivir.  La  razón  es  ésta, 
según  que  dize  Avicena  en  el  tercero  libro:  que  el  que 
nace  en  el  octavo  mes  es  menguado  de  su  tiempo 
natural,  ca  pues  passó  de  los  siete  meses,  bien  pare- 
ce que  catava  al  noveno,  é  pues  non  llegó  allá  es 


—  ^55  — 
menguado  de  su  tiempo;  y  el  que  nace  en  el  séptimo 
viene  á  su  tiempo,  parece  que  su  formamiento  fué  en 
treinta  dias:  é  otros  sabidores  ponen  otras  razones, 
seeun  Astrolosfía,  mas  ésta  es  la  más  cierta.  La  fi- 
ofura  en  cómo  está  la  criatura  en  el  vientre  de  la  ma- 

o 

dre  es  ésta:  aquella  bexiga  que  se  fizo  en  el  vientre 
en  el  punto  del  concebimiento,  assí  como  crescen  los 
miembros  que  están  dentro  della,  bien  assí  cresce 
ella  con  la  sangre  de  su  tiempo  de  la  muger;  la  cria- 
tura es  cercada  con  ella,  y  tiene  sus  dos  manos  sobre 
sus  ojos,  y  la  cabega  entre  sus  piernas,  y  las  rodillas 
conjuntadas  con  las  espaldas,  y  los  calcañares  sobre 
los  lomos,  y  tiene  la  boca  cerrada  y  el  ombligo  abier- 
to, ayuntado  con  la  madre  de  la  muger;  por  ende  se 
govierna,  y  non  echa  de  sí  estiércol  en  todo  aquel 
tiempo  que  dura  en  el  vientre  de  la  madre.  Y  en  la 
madre  do  se  engendra  ay  tres  cámaras:  los  tres  me- 
ses primeros  mora  en  la  cámara  primera,  los  otros 
III  meses  en  la  cámara  de  medio,  y  los  otros  tres  me- 
ses en  la  cámara  más  alta;  y  quando  es  acabada  toda 
su  forma  esfuerza  la  criatura  para  salir  á  la  luz  del 
mundo.  Y  quando  nasce  el  macho,  nace  el  rostro 
contra  ayuso,  según  fué  el  ayuntamiento  del  padre  y 
de  la  madre;  y  después  que  es  salido  cierra  el  ombli- 
go, que  estava  abierto,  é  ábrese  la  boca,  que  estava 
cerrada;  y  está  presta  la  leche  de  la  madre,  con  que 
se  govierne  dos  años. 

Y  en  estos  dos  años  las  más  de  las  mugeres  non 


256    - 


se  empreñan,  ca  la  naturaleza  es  sabidora,  según  dize 
el  philósopho. 


CAPÍTULO  XLV 

Por  qiiál  razón  se  engendra  7naclio  ófembra. 

La  razón  de  la  forma  de  los  machos  es  ésta:  la 
primera  es  la  abundancia  de  la  simiente  del  orne  más 
que  la  muger;  la  segunda,  por  la  gran  calentura  y  el 
gran  desseo,  que  es  más  en  él  que  non  en  ella;  la  ter- 
cera, porque  deciende  la  simiente  del  varón  de  parte 
del  riñon  derecho,  que  es  más  alto  y  más  cercano  del 
fígado  que  non  el  otro;  la  quarta  es  porque  se  faze  y 
se  fragua  en  la  parte  derecha  de  la  natura  de  la  mu- 
ger; la  quinta,  por  la  naturaleza  y  la  propriedad  que 
es  fallada  en  ambos  á  dos  para  concebir  de  varón 
más  que  de  fembra;  la  sexta,  por  la  edad  de  la  man- 
cebía, ca  los  mancebos,  por  la  calentura  natural  que 
es  en  ellas,  engendran  varones;  la  séptima  es  quando 
viene  la  simiente  de  la  parte  derecha  del  ome  á  la 
parte  derecha  de  la  muger;  la  octava,  quando  corre 
el  viento  de  contra  Setentrion. 

La  razón  porque  se  empreñan  las  mugeres  de 
fembra  antes  que  de  macho  es  porque  es  el  contrario 
del  todo  el  concebimiento  del  macho. 


—  257  " 

Otrosí,  dizen  algunos  sabidores  que  según  la 
ymaginacion  que  )'maginan  en  el  tiempo  del  engen- 
drar, que  según  esto  se  fragua  la  criatura,  é  por  esta 
razón  non  toma  la  forma  del  padre  ni  de  la  madre;  y  si 
por  sí  pensare  de  fazer  frió,  será  frió,  y  si  fria,  será  fria. 

Otrosí,  dize  el  Philósopho  que  si  acaeciere  que 
venga  la  simiente  de  la  parte  derecha  del  varón  á  la 
parte  izquierda  de  la  muger,  engendrará  macho  feme- 
nino; é  si  viniere  de  la  parte  yzquierda  del  varón  á  la 
parte  derecha  della,  engendrará  fembra  masculina. 

La  razón  porque  se  engendra  de  un  vientre  dos, 
ó  tres  ó  más  es  por  quatro  razones:  la  I,  es  por  la 
abundancia  de  la  simiente  é  de  la  virtud  eneendrade- 
ra,  que  es  tan  abondadera  que  se  parte  á  muchas 
partes,  en  guisa  que  se  engendran  dos  criaturas,  ó 
tres  ó  más,  y  aun  nueve,  assí  como  acaeció  en  Proen- 
^a  en  una  villa  que  llaman  Arles,  que  parió  una  mu- 
ger nueve  criaturas  de  un  vientre,  y  llaman  aquellos 
de  aquel  linaje  los  Porcelones,  y  traen  por  señales  en 
sus  armas  y  figura  de  nueve  lechones;  la  segunda  ra- 
zón es  porque  deciende  la  simiente  en  la  boca  de  la 
madre  de  la  muger  en  diversas  vezes,  y  después  que 
ha  tomado  una  vez  toma  otra,  assí  como  acaece  al 
que  come,  que  desque  ha  comido  un  bocado  toma 
otro,  é  como  el  que  ressuella,  y  desque  ha  ressollado 
una  vez  ressuella  otra;  la  III  razón  es  por  la  proprie- 
dad  que  es  fallada  en  la  madre  de  la  muger,  que 
en  recibiendo  la  simiente  depártela  en  dos  partes  ó 


—     255     — 

más;  la  quarta  razón  es  por  la  propriedad  que  es  fa- 
llada más  en  unos  ornes  que  en  otros. 

Y  la  razón  porque  es  el  uno  de  las  dos  criaturas 
que  se  engendran  en  uno  sale  el  uno  macho  y  el  otro 
fembra,  es  por  las  razones  mismas  sobredichas  que 
diximos. 

Y  la  razón  porque  se  engendra  en  el  vientre  de 
la  muger  un  pedago  de  carne  que  llaman  mola,  que 
es  materia  sin  forma,  y  parece  que  es  la  muger  pre- 
ñada, que  todas  las  señales  que  han  las  mugeres  pre- 
ñadas, y  traénlo  nueve  meses,  y  á  las  vezes  más  y  á 
las  vezes  menos,  y  á  las  vezes  vienen  estas  tales  á 
dolencias  de  ydropesía,  y  á  las  vezes  dura  quarenta 
años,  y  á  las  vezes  fasta  la  muerte,  é  á  las  vezes  pa- 
ren á  los  nueve  meses  una  criatura  sin  figura,  y  á  las 
vezes  non  paren  nada,  salvo  una  gran  ventosidad;  y 
esto  todo  viene  por  mengua  de  la  materia  del  varón 
ó  de  la  muger,  y  á  las  vezes  por  flaqueza  de  la  virtud 
formadera  del  varón  ó  de  la  muger. 


CAPÍTULO  XLVI 

Por  qiLÚl  razón  parece  la  criatura  dnte  al  padre 

que  á  la  madre,  y  á  las  vegadas  ante  d  la 

madre  que  non  al  padre. 


Esto  es  quando  acaesce  quel  varón  y  la  muger 


—  259  — 
son  ygiiales  en  el  talante  y  en  la  virtud;  estonce  la 
criatura  parece  al  padre  y  á  la  madre,  y  ambos  á 
dos:  empero  si  la  virtud  engendradera  en  formar  es 
más  fuerte  en  el  padre  que  la  de  la  muger,  toma  la 
criatura  la  forma  natural  del  padre,  y  parécele  en  las 
condiciones,  y  en  el  seso  y  en  el  ánima,  y  á  la  madre 
parece  en  los  miembros,  y  non  en  nada  de  sus  condi- 
ciones; y  si  por  aventura  fuere  el  contrario,  en  tal 
manera  que  en  el  punto  del  concibimiento  la  virtud 
formadera  de  la  muger  fuere  más  fuerte  que  del  va- 
ron,  y  la  materia  del  varón  más  fuerte  que  la  de  la 
muger  en  materia  y  non  en  forma,  estonce  la  criatura 
parece  á  la  madre  en  sus  condiciones  y  en  su  ánima, 
y  al  padre  parece  en  los  miembros,  y  non  en  sus  con- 
diciones, ni  en  ánima.  Y  según  el  componimiento  de 
más  ó  de  menos  toma  la  criatura  semejanga  del  pa- 
dre ó  de  la  madre,  con  dos  cosas;  conviene  á  saber: 
en  la  figura  de  los  miembros  y  del  cuerpo,  y  en  las 
condiciones  y  virtudes  del  ánima.  Y  si  por  aventura 
la  virtud  del  varón  es  de  dos  tanto  que  non  la  de  la 
muger,  traspassa  la  semejanga  de  la  criatura  al  padre 
de  su  padre,  que  es  el  abuelo:  y  si  más  fuere  parece- 
rá al  visabuelo,  ó  á  los  otros,  ó  á  la  abuela.  Esso 
mismo  acaece  á  la  fembra. 

Otrosí,  acaesce  que  semejará  la  criatura  á  aquel 
ó  aquella  en  que  ymaginaría  al  tiempo  del  engen- 
drar: y  parece  que  es  verdad,  que  fallamos  en  la  Bi- 
blia que  Jacob  el  patriarca,  que  nacieron  los  corde- 


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í  --<í\N 


J^ 


-—    26o   

ros  blancos  y  prietos  quanclo  echó  las  varas  pintadas 
ante  las  ovejas  quando  se  tomavan,  é  nascieron  se- 
gnn  las  figuras  de  las  varas,  ca  la  ymaginacion  faze 
gran  obra  en  los  cuerpos,  según  dize  el  Philósopho. 


CAPÍTULO  XLVII 

Por  qué  razón  non  puede  aver  fijos  el  orne 
en  la  muger. 

Esto  es  por  muchas  razones:  la  primera,  por  ser 
de  mala  complision  el  ome  ó  la  muger:  conviene  á 
saber,  de  las  quatro  complisiones  simples  y  compues- 
tas, assí  como  de  ser  muy  caliente,  ó  frió,  ó  húmido 
ó  seco,  ó  caliente  y  húmido,  ó  caliente  y  seco,  ó  frió 
y  húmido,  ó  frió  y  seco  más  de  lo  que  cumple;  la  se- 
gunda razón  es  por  mala  complision  de  los  miem- 
bros, los  quales  son  como,  ó  en  la  forma,  ó  en  la 
medida,  ó  en  la  cuenta  de  los  miembros,  ó  por  ma- 
nera de  assentamiento  de  los  miembros;  la  III  razón 
es  por  solución  de  continuidad,  assí  como  por  llagas, 
ó  por  feridas,  ó  postemaciones  que  acaecen  en  los 
miembros  engendradores;  la  quarta  es  por  la  hedad, 
en  ser  muy  joven  ó  muy  viejo;  la  quinta,  por  malas 
condiciones  y  regimientos,  por  mucho  comer,  ó  por 
mucho  bever,  ó  por  mucho  dormir,  ó  por  mucho  ve- 


201     

lar,  ó  por  nuicho  afanar,  ó  por  mucho  folgar,  ó  por 
gran  vaziamiento  de  cámaras  de  sangre,  ó  por  mu- 
cho usar  con  muger  más  de  lo  que  deve,  señalada- 
mente de  las  seys  cosas  necessarias,  usar  dellas  más 
ó  menos  de  lo  que  cumple;  la  sexta,  por  non  decen-  \     \^ 
dir  la  simiente  rauda  como  saeta,   ca  en  viniendo 
mansa,  aunque  tenga  todas  las  buenas  condiciones 
como  deve,  non  engendrará;  la  séptima,  por  ser  la 
simiente  muy  rala  ó  muy  espessa,  ó  mal  complisiona- 
da  por  algunas  enfermedades  que  serán  en  el  orne  ó 
en  la  muger;  la  otava,  por  ser  yguales  de  complision, 
ca  seyendo  ambos  de  una  complision  non  pueden  en- 
gendrar; la  novena,  que  seyendo  mucho  desigualados 
más  de  lo  que  non  deven  según  lo  que  cumple  al  en- 
gendramiento; la  dézima,  por  los  embargos  del  áni- 
ma, assí  como  por  gran  cuydado,  ó  gran  pesar,  ó 
gran  miedo,  ó  gran  tristeza;  la  onzena  viene  por  cor- 
tamiento de  las  venas  detrás  de  las  orejas,  por  do  --^ 
viene  la  simiente  del  celebro,  y  dende  vá  á  los  lomos, 
y  de  los  lomos  á  los  genitivos;  la  dozena,  por  langar 
el  varón  la  simiente  ante  que  la  fembra  ó  ella  ante 
que  el  varón,  ca  si  non  se  langa  ayuntadamente  aca- 
bando ambos  su  voluntad  en  uno,  non  puede  conce- 
bir; la  trezena,  puede  ser  el  miembro  del  orne  más 
luengo  ó  más  corto  de  quanto  conviene;  la  catorze- 
na,  según  la  forma  del  dormir  con  la  muger,  ca  en  tal 
manera  puede  dormir  con  la  muger  que  nunca  engen- 
drará, aunque  sea  para  ello;  la  XV,  por  aver  embar- 


202     

gos  algunos  en  la  natura  de  la  muger,  assí  como  por 
detenimiento  de  su  tiempo,  ó  por  cerramiento  que  ay 
en  su  natura,  ó  por  ser  muy  gruessa,  ó  muy  magra, 
ó  por  fazer  muy  gran  movimiento  después  que  ha 
rescebido  la  simiente,  ó  por  torcimiento  de  la  madre 
de  non  estar  derecha  en  su  lugar,  ó  desviada  á  la  una 
parte  ó  á  la  otra,  ó  por  otros  embargos  muchos  fue- 
ra déstos,  seenn  es  declarado  en  la  Física. 


CAPITULO  XLVIII 

Qnál  es  la  dijinicion  de  coyto,y  los  provcclios 
qtie  vienen  del. 

La  difinicion  de  cuito  humanal  es  movimiento 
compuesto  de  la  virtud  animal,  material  y  vidal  del 
sexto  miembro  del  varón  con  la  muger,  para  dese- 
char la  simiente  y  para  engendrar. 

Conviene  á  saber  que  las  digistiones  del  cuerpo 
son  quatro,  la  I  en  el  estómago,  y  la  segunda  en  el 
fígado,  }•  la  III  en  las  venas,  y  la  quarta  en  los  miem- 
bros; }'  la  simiente  es  superfluydad  de  la  quarta  di- 
gistion,  que  es  en  los  miembros. 

Y  la  materia  de  la  simiente  viene  de  todos  los 
miembros  del  cuerpo,  )■  por  esta  razón  parece  la  cria- 
tura al  padre  y  á  la  madre  en  todos  los  miembros: 


—    203    — 

pero  la  mayor  parte  viene  del  meollo,  y  por  esta  ra- 
zón el  que  más  enflaquece  y  se  siente  menguado  del 
negamiento  de  las  mugeres  es  el  meollo;  é  por  esta 
razón  quando  cortan  las  venas  detrás  de  las  orejas 
pierden  el  engendrar,  ca  del  meollo  deciende  la  si- 
miente á  aquellas  venas  detrás  de  las  orejas,  y  dende 
vá  al  filo  del  espinazo,  y  dende  á  los  riñones,  y  den- 
de  á  las  venas  que  van  á  los  genetivos,  y  allí  se  cue- 
zen,  y  dende  á  la  verga. 

Y  la  muger  tiene  también  simiente  como  el  va- 
ron,  salvo  que  la  de  la  muger  es  flaca  á  respecto  de 
la  del  varón:  y  la  simiente  de  la  muger  viene  esso 
mismo  de  todos  los  miembros,  como  la  del  varón,  y 
por  los  mismos  caminos,  y  vánse  á  los  genetivos  de- 
11a,  que  tiene  en  el  cuello  de  la  madre,  el  un  genetivo 
de  la  una  parte  y  el  otro  de  la  otra,  y  son  redondos 
y  llanos,  y  cada  uno  dellos  sobre  sí  en  su  bolsa  del 
cuello  de  la  madre,  que  está  junta  con  los  genetivos 
y  es  de  figura  de  la  verga  del  ome,  y  non  ay  diferen- 
cia ninguna,  salvo  que  la  del  varón  es  luenga  y  re- 
donda, y  el  de  la  muger  es  llano,  assí  como  molde  ó 
vayna  para  él;  y  su  longura  del  cuello  de  la  madre  es 
de  seys  dedos  fasta  doze,  y  entre  medias  desta  medi- 
da se  estiende  y  se  encoje,  según  la  medida  de  la  ver- 
ga del  varón  que  con  ella  usa. 

E  la  simiente  del  ome  obra  en  la  della  assí  como 
obra  el  quajo  en  la  leche  quando  la  faze  quajar,  é  de 
la  simiente  de  la  muger  se  faze  el  cuerpo  de  la  cria- 


2Ó4 

tura,  y  por  la  virtud  de  la  simiente  del  varón  se  qua- 
ja  y  se  forma:  pero  Abenrruyz  dize  que  la  muger  non 
obra  nada  con  su  simiente  en  la  criatura,  ca  la  razón 
dize  que  muchas  mugeres  se  empreñan  sin  aver  ta- 
lante con  el  ome. 

Y  ambos  se  deleytan  en  su  obra  por  natura!,  pe- 
ro el  deleyte  della  es  más  quel  del  ome  por  muchas 
razones:  la  I,  porque  ella  se  deleyta  en  el  vaziamiento 
de  la  simiente  del  ome,  ca  amata  la  su  calentura  de- 
lla, assí  como  amansa  el  agua  firviente  con  la  fria;  la 
1 1,  en  el  vaziar  della  misma;  y  la  III,  porque  lo  non 
pide  cada  vez  que  lo  há  talante  como  el  ome;  y  la 
quarta,  por  quanto  la  verga  del  ome  es  corta  y  non 
puede  alcanzar  al  cabo  de  la  madre,  do  es  la  fuerga 
del  apetito;  la  V,  porque  la  muger  non  cansa  en  esta 
razón  como  el  ome,  por  quanto  él  vazia  de  los  miem- 
bros principales  y  ella  vazia  de  las  demasías  y  super- 
fluydades  que  reynan  en  ella,  que  son  á  ellas  prove- 
chosas de  las  echar  de  sí. 

É  los  provechos  que  se  siguen  del  dormir  con  la 
muger  son  éstos:  lo  primero  del  dormir  con  la  muger, 
cumple  el  mandamiento  que  mandó  Dios,  quando  di- 
xo:  '•'■Crecimmi  et  niíiltiplicmnini  et  i^cplete  teri^am;^, 
lo  segundo,  conservamiento  de  salud,  en  quanto  de- 
secha de  sí  aquella  superfluydad  como  cumple  y  quan- 
do cumple;  y  la  tercera,  que  alivia  el  cuerpo;  y  la 
quarta,  que  le  alegra;  y  la  quinta,  tira  melancolía  y  el 
cuydado;  y  la  sexta,  deri-am.a  los  bafes  que  están  alie- 


—  205  — 

gados  al  coragon  y  al  meollo;  y  la  séptima,  tira  el 
dolor  de  los  riñones  y  de  los  lomos;  y  la  otava,  apro 
vecha  á  todas  las  dolencias  flemáticas;  la  IX,  pone  "'■' 
apetito  de  comer;  y  la  X,  guarece  las  apostemacio- 
nes de  los  miembros  y  emutorios;  y  la  XI,  aguza  la 
vista  de  los  ojos;  y  la  XII,  guarece  de  la  gota  artíti- 
ca  y  ciática,  y  chiragra  y  podagra;  y  la  XIII,  tira  do- 
lor del  coragon,  y  de  cardiaca  y  de  síncopis,  que  vie- 
ne por  detenimiento  de  la  simiente,  assi  como  á  las 
mugeres,  que  se  amortecen  por  una  dolencia  que  lla- 
man afogamiento  de  la  madre,  quando  reyna  en  ella 
mucho  de  aquella  materia. 

É  los  daños  que  se  siguen  de  usar  mucho  con  la 
muger  sin  razón,  son  éstos:  primeramente,  peca  mor-    \^ 
talmente  en  pecado  de  luxuria  y  de  fornicio,  que  es      \ 
uno  de  los  diez  mandamientos,  por  el  qual  pierde  el 
ome  el  alma  y  el  cuerpo,  y  el  algo  y  la  fama;  la  se-     y' 
gunda,  trae  flaqueza  y  consumimiento  de  la  humidad 
radical  del  cuerpo;  la  III,  tira  el  seso,  y  el  entendi- 
miento y  la  memoria;  y  la  quarta,  priva  los  cinco  sen- 
tidos; y  la  quinta,  faze  oler  mal  la  boca;  y  la  sexta, 
faze  venir  tisiquia,  y  tose  y  ética;  y  la  séptima,  tira  el 
apetito  del  comer;  y  la  otava,  tira  el  cozimiento  de  la 
vianda  y  la  digistion;  y  la  IX,  trae  correncia  de  san- 
gre; é  la  X,  enflaquece  el  coragon;  é  la  XI,  enflaquece 
el  fígado  y  trae  ydropesía;  la  dozena,  trae  dolor  en 
los  riñones  y  en  los  lomos,  )•  faze  engendrar  piedra;    .  i 
é  la  XIII,  trae  gota  artética  y  ciática,  )•  ciragra  y  po- 


-   266  — 

dagra;  é  la  catorzena,  trae  fiebres,  y  tercianas  y  quar- 
tanas,  y  cotidianas  y  erráticas;  é  la  XV,  tira  el  engen- 
dramiento para  aver  fijos;  é  la  XVI,  trae  llagas  en  la 
verga;  é  la  XVII,  trae  apostemaciones  mortales;  é  la 
diez  y  ocho,  faze  potra;  é  la  diez  y  nueve,  faze  afoga- 
mientos;  é  la  XX,  trae  muerte  supitaña  del  cuerpo, 
por  do  se  pierda  el  alma. 

É  dize  que  fiié  preguntado  á  un  sabio  quál  es  el 
tiempo  para  usar  con  la  muger,  y  él  respondió  y  di- 
xo:  quando  quisieres  enflaquecer  tu  cuerpo,  ca  más 
daño  hace  y  más  enflaquece  sacar  una  onga  de  si- 
miente que  non  diez  de  sangre;  en  tal  manera,  que 
algunos  de  los  sabios  dizen  que  non  es  bueno  de 
usar  con  las  mugeres  poco  ni  mucho:  pero  fablando 
verdad,  los  más  dellos  acuerdan  que  assí  como  el  sa- 
lir á  cámara  ó  á  orinar,  que  es  cosa  necessaria,  bien 
assí  es  forjado  de  desechar  aquella  simiente  quando 
la  materia  lo  requiere  por  sí  misma,  según  dicho  es. 


CAPITULO  XLIX 

Oiíál  es  e¿  iümpo  del  coyto. 

El  tiempo  convenible  para  usar  con  la  muger  y 
es,  con  estas  condiciones:  la  primera,  que  la  materia 
lo  requiera  por  sí;   la  segunda,  que  sea  sano  de  su 


—    267    — 

cuerpo  y  de  sus  miembros,  sin  dolencia  y  sin  flaque- 
za; la  tercera,  que  non  venga  por  acarreo  de  ver  mu- 
ger  ó  de  ymaginar  en  ella;  la  quarta,  que  sienta  en 
sí  mismo  cargamiento,  y  en  su  cuerpo,  señaladamen- 
te en  los  lomos  y  en  la  materia;  la  quinta,  que  lo  faga 
después  que  sea  decendida  la  vianda  del  estómago  y 
digerida  en  el  fígado  y  comentada  la  digistion  segun- 
da; y  este  tiempo  es  el  más  de  las  vezes  á  la  media 
noche,  ca  toda  digistion  há  menester  para  digirir  seys 
horas,  pues  en  tres  digistiones  que  son  há  menester 
diez  y  ocho  oras,  y  este  tiempo  viene  á  la  media  no- 
che, ca  de  la  de  yantar,  que  se  faze  después  de  ora 
de  tercia,  fasta  la  media  noche  son  cerca  de  acaba- 
das las  dos  digistiones,  y  es  la  tres  digistion  de  los 
miembros,  por  fazer  en  tal  guisa  que  el  cuerpo  non 
está  lleno  del  todo,  ca  ya  son  acabadas  las  dos  digis- 
tiones, ni  es  vazío  del  todo,  ca  aún  estonce  se  co- 
mienza la  tercera  digistion,  señaladamente  es  mejor 
aquel  tiempo  que  otro,  por  quanto  está  assossegado 
el  cuerpo  en  el  dormir;  otrosí,  la  muger  puede  assos- 
segar  en  su  cama  después  de  aquella  obra,  en  tal 
guisa  que  pueda  concebir;  é  ay  algunos  que  dizen, 
señaladamente  Avicena  en  el  tercero  libro,  que  al  co- 
miendo de  la  noche  es  el  mejor  tiempo;  otros  dizen 
que  por  la  mañana,  pero  el  mejor  de  todos  y  el  más 
comunal  para  toda  simiente  es  el  de  la  media  noche; 
la  quinta,  que  non  duerma  con  la  muger  después  de 
comer,  porque  trae  muchas  dolencias,  assí  como  go- 


—   268   — 

ta,  y  fiebres  y  podrimientos;  la  sexta,  que  non  use 
con  la  muger  empos  de  vaziamiento,  assí  como  des- 
que toma  purga,  fiziere  gómito  ó  sangría,  ó  saliendo 
del  baño;  é  la  séptima,  non  deve  usar  dello  en  tiempo 
de  gran  afán  ni  de  cansancio;  é  la  otava,  non  deve 
usar  con  la  muger  en  tiempo  de  gran  cuydado,  ni  de 
tristeza,  ni  de  miedo,  ni  de  saña;  é  la  novena,  en  tiem- 
po muy  callente,  assí  como  los  dias  caniculares,  ni  en 
la  tierra  muy  callente;  é  la  X,  non  deve  usar  con  mu- 
ger el  ome  ques  muy  magro,  ó  muy  gruesso,  ni  el 
colérico,  ni  el  flemático,  ni  en  el  tiempo  muy  frió,  si- 
non  en  el  tiempo  templado,  señaladamente  al  tiempo 
que  cada  uno  de  los  omes  en  su  guisa  lo  han  acos- 
tumbrado en  sus  tiempos  ciertos  para  provecho  de 
sus  cuerpos,  según  lo  han  provado  en  sí  mismos, 
quando  se  fallan  bien  dello  y  más  livianos,  y  más  sa- 
nos, y  más  apurados  en  sus  sentidos,  según  declara 
Avicena  en  el  tercero  libro,  quatrocientos  y  setenta 
y  ocho  capítulos. 


CAPÍTULO  L 

Si  la  virtud  engendr adera  dura  fasta 
la  muerte,  ó  non. 

Puedp  ser  fecho  argumento  que  la  virtud  engen- 


209    — 

dradera  dura  fasta  la  muerte.  Relativos  son  fallados 
en  uno  naturalmente,  mas  la  virtud  ministrante  y  mi- 
nistrada son  relatibus,  y  las  ministrantes  duran  fasta 
la  muerte,  que  es  la  virtud  nutritiva,  otrosí  la  minis- 
trada, ques  la  virtud  engendradera. 

Preterea,  si  la  cosa  que  há  menos  de  ser  es  ma- 
yormente della,  que  más  parece  de  ser  más,  menos 
parece  de  ser  que  la  virtud  nutritiva  dure  fasta  la 
muerte,  que  la  virtud  engendradera,  por  quanto  la 
virtud  engendradera  semeja  á  lo  perpetuo,  en  quanto 
es  abternal;  esto  encierra  contra;  la  virtud  engendra- 
dera es  causa  por  calentura  y  por  humidad  ahondan- 
te; mas  ésta  mengua  á  la  tercera  hedad:  sigúese  que 
non  puede  durar  fasta  la  muerte. 

Preterea,  si  aquel  que  tiene  más  caudal  de  humi- 
dad lo  pierde  cinquenta  años,  mucho  más  lo  puede 
perder  el  que  tiene  menos  humidad;  mas  el  varón  tie- 
ne menos  humidad  que  la  muger:  sigúese  que  deve 
perder  la  virtud  engendradera  ante  de  la  muerte. 

Preterea,  la  cosa  que  es  natural  non  es  milagro; 
Abrahan  el  patriarca,  por  quanto  engendró  seyendo 
de  cient  años,  tiene  la  ley  que  fué  miraglo:  sigúese 
que  la  virtud  engendradera  non  dura  fasta  la  fin. 

Respuesta:  que  la  virtud  engendradera  se  acaba 
en  las  mugeres  fasta  antes  y  non  más;  mas  en  los 
ornes  dura  fasta  la  muerte,  según  dicho  de  los  doto- 
res  de  Física  y  según  esperiencia.  Y  el  argumenta 
primero  non  vale,   ca  los  relativos  non  son  fallados 


2/0 

naturalmente  en  essencia,  salvo  en  el  entendimiento; 
ca  non  es  forjado  que  mientra  que  viviere  el  fijo  que 
biva  siempre  el  padre;  maguer  son  relativos:  y  al  se- 
gundo argumento  respondo  que  la  mayor  es  falsa; 
(}ue  la  virtud  engendradera  del  su  semejante  semeja 
á  Dios  en  ser  eternal  de  parte  de  las  especies  gene- 
rales, mas  non  de  parte  de  los  individuos. 


CAPÍTULO  LI 

Si  i'írgeii  píiede  co7tcedir  sm  corrompijuiento 
de  varón.  Paresce  que  7io7i. 

Todo  concibimiento  conviene  que  sea  con  la  si- 
miente del  varón;  mas  ésta  non  puede  llegar  sin  co- 
rrompimiento de  la  virginidad:  sigúese  que  la  Virgen 
non  puede  concebir  sin  corrompimiento. 

Preterea,  la  causa  del  concebir  es  por  ayunta- 
miento de  las  dos  simientes  ayuntadas:  mas  sin  co- 
rrompimiento non  se  puede  ayuntar:  sigúese  que  non 
l»uede  concebir  seyendo  virgen  sin  corrompimiento. 

Preterea,  si  pudiesse  ser  concebir  virgen  sin  co- 
rrompimiento, non  dixera  Isayas:  ''•  Eccc  Vii^go  conci- 
pief„  por  milagro;  mas  parece  que  pues  lo  dio  por 
milagro,  que  non  es  natural  cosa  que  virgen  pueda 
concebir. 


—   271    — 

Contra  los  quales,  físicos  escrivieron  que  passó  de 
fecho  y  passa  de  cada  día,  parece  que  puede  ser;  más, 
Avicena  dize  en  el  tercero  libro  que  la  muger  virgen 
que  se  puede  empreñar,  y  que  acaeció  muchas  vezes 
que  se  empreña  seyendo  virgen,  y  dize  que  estas  ta- 
les que  peligran  muchas  dellas,  y  que  es  menester  de 
abrirlas  con  fierro,  y  ordena  y  manda  en  qué  figura 
salga  aquella  criatura:  sígnese  que  puede  ser  virgen, 
puede  concebir  sin  corrompimiento. 

Preterea,  si  la  muger  puede  concebir  sin  allega- 
miento de  varón,  mucho  mejor  puede  con  allega- 
miento alguno;  más,  algunas  mugeres  se  empreñaron 
en  el  baño,  solamente  por  bañarse  en  la  tina  en  que 
se  fuera  bañado  algún  varón:  sigúese  que  mucho  me- 
jor con  allegamiento. 

Preterea,  definición  de  animal  es  común  en  los 
ornes  y  en  las  animalias;  mas  muchas  animalias  con- 
ciben sin  allegamiento  del  macho,  según  dize  el  Filó- 
sofo en  el  libro  de  las  Animalias:  sigúese  que  bien 
pueda  ser  concebir  virgen  sin  corrompimiento. 

Respuesta:  que  esto  puede  ser  y  fué  muchas  ve- 
zes. Y  al  argumento  primero  respondo  que  la  mayor 
es  falsa  y  non  es  causa  impossible  de  traspassar  la 
simiente  del  ome  entre  aquella  tela  de  la  virginidad, 
según  dize  Avicena,  en  algunas  mugeres  que  tienen 
aquella  tela  nerviosa  y  rala  y  floxa,  non  mucho  texida. 

Otrosi,  aunque  sea  mucho  texida,  usando  con  la 
muger  muchas  vezes  á  menudo  puede  traspassar  algo 


de  aquello,  con  que  puede  concebir,  ca  non  es  más 
grave  de  fazer  esto  á  la  natura,  como  es  concebir  al- 
guna animalia  del  olor  del  macho,  y  de  trasmudarse 
los  huevos  de  la  gallina  por  el  olor  del  gallo  en  guisa 
que  crien. 


CAPITULO  LII 

Si  la  nutger  puede  concebir  shi  talante  de  varón. 
Parece  que  non. 

Que  la  simiente  de  la  muorer  es  causa  material, 
del  \aron  es  causa  formal  eficiente;  mas  sin  materia 
non  puede  ser  puesta  la  forma:  sigúese  que  la  muger 
conviene  que  aya  talante  en  el  concibimiento. 

Preterea,  el  apetito  es  causa  del  vaziamiento  de 
la  simiente  de  la  muger,  y  este  tal  vaziamiento  es  ne- 
cessario  para  concebir:  sigúese  que  éste  es  apetito 
necessario  á  la  muger  para  concebir.  La  menor  prué- 
vase  por  el  dicho  de  Avicena  y  del  Rasis,  que  dizen 
que  antes  que  llegue  el  ome  á  la  muger  para  aquella 
sazón  que  conviene  que  la  mueva  con  palabras  ó  con 
otras  razones  fasta  que  entienda  que  es  encendida  en 
el  talante. 

Preterea,  todo  aquel  que  forma  la  causa  conviene 
que  la  dessee  primeramente:  mas  la  virtud  formadera 


—  273  — 
es  en  el  miembro  de  la  mugen  sigúese  que  conviene 
que  lo  dessee. 

Preterea,  el  que  más  se  deleyta  en  la  obra  deve 
aver  más  desseo;  mas  ella  há  más  deleyte  en  ello  que 
non  él,  por  quanto  es  su  deleyte  doblado,  el  uno  en 
el  vaziamiento  del  y  el  otro  en  el  vaziamiento  della: 
sigúese  que  ella  há  mayor  desseo.  Contra  la  espe- 
riencia,  la  prueva  vence  la  razón;  mas  fallamos  por  es- 
periencia  que  muchas  mugeres  se  empreñan  seyendo 
forgadas  y  contra  su  talante:  sigúese  que  el  apetito 
non  es  en  esto  necessario  para  la  muger. 

Preterea,  la  simiente  de  la  muger  es  como  san- 
gre de  su  tiempo,  según  dize  Avicena:  mas  su  tiempo 
non  viene  por  talante:  sigúese  que  la  muger  puede 
empreñarse  sin  talante. 

Respuesta:  que  esto  es  verdad,  que  la  muger 
bien  puede  empreñar  sin  talante;  mas  acaesce  pocas 
vezes,  ca  del  possible  ay  de  tres  maneras:  remoto,  y 
cercano  y  medianero.  Y  con  esto  se  absuelven  los 
argumentos  que  son  en  contrario. 


CAPITULO  Lili 

Si  puede  empreñar  el  orne  á  la  muger  sin  aver 
talante  della.  Parece  que  si. 

La  simiente  que  vá  en  aquel  miembro  de  la  mu- 

35 


—  274  — 
ger  es  causa  del  concibimiento;  mas  la  simiente  del 
varón  puede  ser  de  entrar  allá  sin  talante,  y  assí  co- 
mo acaeció  al  que  tiene  la  dolencia  ques  llamada  go- 
morea,  que  quiere  dezir  langamiento  de  simiente  á 
menudo  sin  talante:  sigúese  que  bien  puede  empre- 
ñar el  varón  á  la  muger  sin  talante. 

Preterea,  si  la  mujer  puede  empreñar  del  varón 
solamente  de  la  simiente  que  falla,  y  mayormente 
allegándose  á  él,  sigúese  que  sin  talante  puede  él 
empreñar  la  muger.  Contra:  á  do  ay  tres  cosas  ayun- 
tadas puede  aver  concibimiento,  y  de  otra  miente 
non;  las  quales  son:  calentura,  que  mueve  el  desseo; 
y  humidad,  que  vazia  la  natura;  y  ventosidad,  que 
esfuerce  el  miembro,  y  más  do  non  ay  apetito  del 
varón. 

Preterea,  toda  simiente  que  non  salga  rauda,  co- 
mo saeta,  non  faze  fruto,  menos  fará  do  non  ay  ta- 
lante, que  non  puede  salir  rauda  en  guisa  que  llegue 
al  lugar  donde  deve:  sigúese  que  non  puede  conce- 
bir, la  qual  razón  es  otorgada  y  verdadera.  Y  los  ar- 
gumentos primeros  non  valen,  ca  son  endefenitos;  y 
al  II  respondo  que  non  es  cierto  ni  dicho  de  auténtico 
que  ninguna  muger  se  empreñase  en  el  baño. 


—  275  — 

CAPITULO  LIV 

Sz  la  simiente  es  superjluydad  ó  non. 

Necessario  non  es  supérfluo:  la  simiente  necessa- 
ria  para  conservar  la  especia  humanal:  sígnese  que 
non  es  superfluydad. 

Preterea,  lo  que  enflaquece  las  virtudes  en  sallido 
non  es  demasía,  ca  las  demasías  quando  salen  del 
cuerpo  esfuérganlo  y  non  lo  enflaquecen;  mas  la  si- 
miente enflaquece  fuertemente  saliendo,  según  dixo 
un  sabio,  que  el  tiempo  del  doñear  es  quando  qui- 
siere enflaquecer  el  cuerpo:  sigúese  que  la  simiente 
non  es  demasía  del  cuerpo  ni  superfluydad. 

Preterea,  la  sustancia  de  la  cosa  non  es  demasía; 
mas  la  simiente  es  sustancia  de  la  qual  se  faze  y  se 
cria  el  ome:  sigúese  que  non  es  demasía  ni  superfluy- 
dad; ante  Avicena  dize  en  el  tercero  libro  que  la  si- 
miente es  demasía  de  la  digistion  quarta,  la  qual  es 
cerca  del  partimiento  de  la  vianda  en  los  miembros, 
embevido  en  las  venas  después  ques  acabada  la  ter- 
cera digistion. 

Preterea,  la  cosa  que  esfuerza  las  virtudes  todas 
}•  que  alegra  y  que  alimpia  el  cuerpo  en  saliendo,  pa- 
rece que  non  es  demasía  y  superfluydad;  mas  la  si- 
miente es  esso:  sigúese  que  non  es  demasía. 


—  276  — 

Respuesta:  que  las  demasías  son  en  dos  mane- 
ras: la  I  es  demasía  sin  provecho  ninguno,  y  esta  tal 
deve  ser  sacada;  la  segunda  es  una  superfluydad  la 
qual  non  deve  ser  vaziada  sinon  con  razón  de  gran 
purgamiento  della,  la  qual  es  la  simiente,  que  non 
deve  ser  sacada,  salvo  assí  como  deve  ser  sacada  la 
sangre  del  cuerpo  por  sangría  quando  es  sobrepuja. 
Y  con  esto  se  asueven  los  argumentos  en  contrario 
désta  razón. 


CAPITULO  LV 

Si  ¿os  hijos  salen  de  la  simiente  del  varón  y  las  Jijas 
de  la  simiente  della.  Parece  que  sí. 

Todo  obradero  obra  su  simiente,  ca  non  se  po- 
nen formas,  salvo  en  materias  ciertas,  según  dize  el 
Filósofo,  que  del  dátil  sale  dátil  y  del  azeytuna  azey- 
tuna,  y  non  el  contrario;  mas  el  fijo  semeja  al  varón 
y  la  fija  á  la  fembra:  sigúese  que  de  cada  uno  sale  su 
semejante.  Contra:  si  cada  uno  íiziesse  su  semejante 
devia  semejar  á  ellos:  mas  muchas  vezes  acaesce  que 
semeja  el  fijo  á  la  madre  y  la  fija  al  padre:  sigúese 
que  non  faze  cada  uno  su  semejante. 

Preterea,  lo  que  non  semeja  á  ninguno  dellos  pa- 
rece que  non  es  forjado  que  semeje  á  ellos;  mas 


—  277  — 
muchas  vegadas  non  semejan  los  fijos  al  padre  ni  á 
la  madre:   sigúese  que  non  es  forgado  que  de  cada 
uno  salga  su  semejante. 

Respuesta:  que  el  fijo,  ó  sale  del,  ó  la  fija  della, 
ca  cada  uno  faze  su  semejante;  pero  la  razón  del  ma- 
cho y  de  la  fembra  es  por  otras  razones,  las  quales 
son  materia,  y  forma  é  ymaginacion,  y  por  ende  si  la 
virtud  del  que  dá  la  forma  es  más  fuerte  que  della 
semeja  la  criatura  á  él,  y  si  la  della  es  más  fuerte  se- 
meja á  ella.  Y  esta  virtud  parece  en  dos  maneras: 
que  si  la  virtud  natural  es  más  fuerte  que  la  ymagina- 
tiva  toma  á  la  natural,  y  si  la  ymaginacion  es  más 
fuerte  que  la  virtud  natural  semeja  á  la  ymaginacion: 
sigúese  claro  en  los  capítulos  passados. 


CAPITULO  LVI 

►SV  los  que  non  han  fijos  en  sus  miigeres  si  pueden  ser 

corregidos  por  Física  en  gziisa  que  los  ayan. 

Parece  que  non. 

Las  cosas  que  son  en  Dios  non  pueden  ser  co- 
rregidas por  Física;  mas  este  fecho  de  fijos  es  poder 
de  Dios  sólo:  sigúese  que  non  pueden  ser  corregidos 
por  Física.  La  mayor  parece  por  sí;  la  menor  pruevo: 
dixo  Jacob  el  patriarca  á  Rachel,  su  lugarteniente  de 


-  278  - 

de  Dios,  que  te  puede  dar  fijos,  parece  que  maguer 
era  moga  que  podría  a  ver  fijos,  según  su  hedad  y  se- 
gún su  dispucion  de  su  cuerpo  que  era  apuesta  mu- 
ger  que  este  fecho  era  en  Dios  solo. 

Preterea,  veamos  qué  dixo  Abrahan,  el  patriar- 
cha:  «Señor  Dios,  ¿á  qué  me  darás  riquezas,  después 
que  yo  so  solo  sin  fijos?»  Respondióle  Dios  que  le  da- 
rla fijos  que  le  heredassen.  Sigúese  que  non  puede 
ser  corregido  por  Física.  Contra:  toda  dolencia  cura- 
ble puede  ser  corregida  por  Física;  mas  muchos  ay 
que  por  dolencias  y  embargos  que  tienen  en  sus  cuer- 
pos non  pueden  engendrar,  y  quando  son  curados  en- 
gendran: sigúese  que  este  fecho  puede  ser  corregido 
por  Física. 

Preterea,  lo  que  está  escripto  en  los  libros  de  me- 
dicina es  de  creer,  ca  esta  arte  deciende  de  parte  de 
Dios,  según  dize  en  el  libro  de  la  Sapiencia;  mas  to- 
dos los  libros  de  medicina  escriven  remedios  ciertos 
fechos,  y  provamos  lo  de  cada  dia  y  los  fallamos  cier- 
tos: sigúese  que  puede  ser  corregido  por  Física. 

Respuesta:  que  non  engendrar  es  en  dos  mane- 
ras. La  una  es  natural,  assí  como  ser  vieja  fuera  de 
edad  y  de  engendrar,  ó  el  ser  lisiado  en  guisa  que 
non  pueda  engendrar:  este  tal  non  puede  ser  corre- 
gido por  Física,  salvo  por  milagro  de  Dios.  La  II  ma- 
nera es  del  non  engendrar  por  acídente  alguno  de  do- 
lencia y  de  humor,  y  de  algunos  embargos  sobredi- 
chos en  los  capítulos  passados,  los  quales  embargos 


—  279  — 
pueden  ser  corregidos  por  Física.  Y  con  esta  división 
se  asuelven  los  argumentos  que  son  en  contrario. 


CAPITULO  LVII 

Por  qué  razón  sale  más  la  simiente  entre  sítenos, 
que  non  la  orina  ni  el  estiércol. 

La  cosa  que  es  más  necessaria  en  velando  deve 
ser  más  en  dormiendo;  mas  la  orina  y  el  estiércol  son 
más  necessarias  de  salir,  en  quanto  son  superfluydad 
mala,  y  la  simiente  es  superfluydad  buena:  sigúese 
que  ante  devia  salir  aquello  que  non  ella. 

Preterea,  las  cosas  que  están  cerca  de  las  canales 
por  donde  salgan  devian  salir  más  ayna  en  dormien- 
do que  non  las  que  son  muy  léxos  de  la  canal;  mas  la 
simiente  es  más  léxos,  ca  sale  del  meollo  y  de  todos 
los  miembros:  sigúese  que  non  devia  salir. 

Preterea,  el  acostumbrado  de  salir  devia  salir  más 
a3iia  que  non  el  non  costumbrado;  mas  la  simiente 
non  es  tan  usada  de  salir  como  la  otra:  sigúese  que 
non  devia  salir  tan  ayna.  Contra:  la  cosa  que  es  dese- 
chada por  fuerga  de  las  tres  virtudes  ayuntadas  deve 
de  salir  más  ayna  que  la  que  non  sale  sinon  de  una 
virtud  sola;  mas  la  simiente  sale  por  virtud  y  por 
fuerza  de  la  virtud  vidal  y  natural  animal,  y  las  otras 


—    28o   — 

salen  de  la  virtud  natural  solamente:  sigúese  que  más 
razón  es  que  salga  ésta  entre  sueños  que  las  otras. 

Preterea,  lo  que  todos  los  miembros  desechan 
de  ve  ser  más  fuerte  para  salir  que  otro;  mas  la  si- 
miente sale  por  virtud  de  todos  los  miembros,  y  la 
orina  y  el  estiércol  salen  de  un  miembro  solo:  sigúe- 
se que  más  deve  salir  entre  sueños  la  simiente  que 
la  orina  ni  el  estiércol. 

Preterea,  el  más  fuerte  deve  vencer  al  más  flaco; 
mas  la  virtud  ymaginativa  es  más  fuerte  en  este  fe- 
cho que  non  las  otras. 

Respuesta:  que  estos  argumentos  postrimeros 
son  verdaderos  y  con  ellos  se  pueden  soltar  los  ar- 
íjfumentos  en  contrario. 


CAPÍTULO  LVIII 

Si  el pa.di'c  ama  más  á  los  fijos  que  la  viadre. 

Lo  que  es  fallado  en  lo  más  de  las  animalias  de- 
ve ser  fallado  en  los  menos;  mas  todas  las  animalias 
del  mundo  las  madres  quieren  más  á  los  hijos  que 
los  padres:  sigúese  que  la  madre  quiere  más  al  hijo 
quel  padre. 

Preterea,  el  que  es  más  cierto  de  la  cosa  quiere 
más  la  cosa;   mas  ella  es  más  cierta  de  su  fijo  que 


—    28l    — 

non  el  padre:  sigúese  que  más  lo  deve  querer  la  ma- 
dre que  non  el  padre. 

Preterea,  el  que  más  afana  en  la  cosa,  mas  la  de- 
ve  querer;  más  afana  la  madre  en  el  fijo  que  non  el 
padre,  sin  comparación:  sigúese  que  lo  deve  más 
querer.  Contra:  el  que  es  causa  principal  y  formal 
deve  más  querer  la  cosa  que  el  que  es  causa  mate- 
rial solamente;  mas  el  padre  es  causa  principal  y  for- 
mal del  fijo,  lo  que  non  es  la  madre,  según  dicho  del 
Filósopho,  que  la  simiente  de  la  muger  non  faze  na- 
da en  la  criatura,  que  non  es  sinon  un  vaso  en  que 
se  cria  la  criatura:  sigúese  que  el  padre  deve  querer 
más  al  fijo. 

Preterea,  en  el  que  finca  su  remembranza  más  fir- 
memente deve  querer;  mas  la  remembranza  dellos  fin- 
ca más  en  los  padres  que  non  en  las  madres:  sigúese 
que  los  deven  más  querer. 

Preterea,  el  que  es  mandado  de  parte  de  Dios 
deste  fecho  de  lo  cumplir,  lo  deve  más  querer  que  á 
quien  non  fué  mandado;  mas  como  consta  quel  man- 
damiento del  matrimonio  fué  dado  á  él  y  non  á  ella, 
según  dize  el  Géizesi,  y  por  ende  dexa  el  orne  su  pa- 
dre y  su  madre,  y  ayúntasse  con  su  muger,  etc.,  é 
non  dixo  ayúntasse  la  muger  con  él,  sigúese  que  más 
lo  deve  querer  el  padre. 

Preterea,  el  que  es  de  mayor  virtud  deve  amar 
más  que  non  el  que  es  de  flaca  virtud;  mas  la  virtud 
del  padre  es  más  fuerte  en  toda  cosa  que  non  la  de 

36 


2«2     

la  madre:   sigúese  que  el  padre  deve  más  querer. 

Preterea,  dize  la  profecía:  piádanos  como  padre 
piedad  á  los  fijos,  y  non  dize  á  la  madre. 

Respuesta:  que  el  amor  es  en  dos  maneras.  Ay 
amor  natural  de  la  parte  de  la  natura,  y  este  tal  es 
más  á  la  madre  que  non  en  el  padre,  y  esto  es  co- 
munal á  todas  las  animalias.  Ay  amor  natural  de 
parte  de  forma,  y  este  tal  es  más  en  el  padre  que  non 
en  la  madre.  Y  con  esto  se  asuelven  los  argumentos 
en  contrario. 


CAPÍTULO  LIX 

Si  son  7nás  queridos  los  fijos  pequeños 
que  los  grandes. 

La  fin  es  mejor  que  las  cosas  que  se  fazen  por 
ella;  mas  la  fin  de  la  querencia  de  los  fijos  es  porque 
sean  grandes,  en  guisa  que  puedan  conservar  la  es- 
pecia humanal,  la  qual  fin  es  más  en  los  grandes  que 
en  los  pequeños:  sigúese  que  más  deven  ser  queri- 
dos los  grandes  que  los  pequeños. 

Preterea,  deve  querer  más  el  ome  la  cosa  de  que 
recibió  servicio,  é  ayuda  é  mamparamiento  á  todo 
menester,  que  non  el  que  es  el  contrario;  y  como  sea 
cosa  que  el  pequeño  sea  el  contrario  de  todo  esto, 


—   283  — 
sígnese  que  más  deve  ser  querido  el  grande  que  el 
pequeño. 

Preterea,  el  perfeto  debe  ser  más  querido  quel 
menguado;  mas  el  grande  es  perfecto  en  la  intención 
más  que  non  el  pequeño:  sigúese  que  deve  ser  más 
querido.  Contra:  á  do  es  la  humidad  del  cuerpo  más 
fresca  y  más  virtuosa  deve  ser  más  de  amor  que  non 
á  do  está  enxuagada  y  dessecada;  y  como  sea  cosa 
que  la  humidad  de  la  simiente  que  sale  del  ome  es 
más  fresca  y  más  húmida  en  su  virtud  natural  en  la 
criatura  pequeña  que  non  en  el  grande,  que  está  más 
alexada  del  tiempo  del  salir  de  la  simiente,  sigúese 
que  más  deve  ser  querido  el  pequeño  que  el  grande. 

Preterea,  todas  las  cosas  nuevas  y  buenas  plazen 
más  que  las  viejas;  mas  el  pequeño  es  cosa  nueva: 
sigúese  que  deve  ser  más  querido. 

Preterea,  lo  ques  fallado  en  todas  las  animalias 
deve  ser  fallado  en  el  ome;  mas  todas  las  animalias 
quieren  más  los  pequeños  que  los  grandes:  sigúese 
que  deven  ser  más  queridos. 

Preterea,  el  que  há  más  menester  la  cosa  es  ra- 
zón que  la  aya;  más  los  pequeños  han  menester  el 
amor  y  la  piedad  que  non  los  grandes,  que  son  ya 
criados:  sigúese  que  deven  ser  más  queridos. 

Respuesta:  que  el  amor  del  pequeño  es  grande 
en  quantidad  y  non  en  calidad,  y  el  amor  del  grande 
es  mayor  en  calidad  que  non  en  quantidad;  por  ende, 
á  la  afincada,  seyendo  bueno  el  grande  y  bueno  el 


—  284  — 

pequeño  segun  su  grado,  antes  querría  el  orne  per- 
der el  pequeño  quel  grande.  Y  con  estas  razones  se 
pueden  soltar  los  argumentos  en  contrario. 


CAPITULO  LX 

Si  quiere  más  el  padre  al  fijo  que  el  fijo  al  padre. 
Parece  que  el  fijo  al  padre. 

Todo  aquel  que  rescibe  beneficio  de  otro  lo  deve 
más  querer  que  el  que  lo  faze;  mas  el  fijo  rescibe  mu- 
chos beneficios  del  padre,  y  el  padre  non  del  fijo:  si- 
gúese que  lo  deve  más  querer. 

Preterea,  toda  criatura  deve  querer  su  criador; 
mas  el  padre,  después  de  Dios,  es  su  criador:  sigúese 
que  le  deve  más. 

Preterea,  el  que  es  mandado  de  lo  honrar  deve 
ser  más  querido;  mas  la  ley  manda  y  los  diez  Manda- 
mientos de  honrrar  al  padre:  sigúese  que  lo  devemos 
honrrar  y  amar.  Contra:  el  desseado  deve  ser  más 
querido  quel  desseador;  mas  el  fijo  es  desseado  del 
padre  naturalmente:  sigúese  que  lo  devemos  querer. 

Preterea,  el  amor  durable  deve  ser  más  fiíerte 
que  non  el  que  non  es  tan  durable;  mas  non  sea  cosa 
que  el  amor  del  padre  es  durable  en  quanto  lo  quiere 
por  el  amor  que  tiene  en  si  mismo,  que  quiere  que 


-  285  - 
finque  su  semejanga  y  su  nombre  para  siempre,  y  el 
amor  del  fijo  al  padre  non  deciende  al  tiempo  que  es 
por  venir,  desta  figura:  sigúese  que  el  amor  del  pa- 
dre al  fijo  es  mayor,  la  qual  razón  otorgo. 

Respuesta  de  los  argumentos  en  contrario:  digo 
que  la  menor  es  falsa,  ca  como  quier  quel  fijo  rescibe 
beneficio  del  padre  en  las  cosas  corporales;  más  pas- 
sa  el  beneficio  del,  el  padre  del  fijo,  en  quanto  finca 
remembranza  que  es  desseada  de  todo  ome. 


CAPÍTULO  LXI 

En  el  dormir  y  el  velar. 

Sueño  es  allegamiento  de  los  spíritus  de  fiíera  á 
dentro,  y  las  causas  del  sueño  son  quatro:  la  I,  causa 
material,  que  es  baho  que  sube  del  estómago  par  del 
cozimiento  y  vá  al  coragon;  y  la  causa  eficiente  es  la 
calor  del  coragon,  que  lo  faze  sobir;  la  causa  formal 
es  la  frialdad  del  meollo,  que  faze  allegar  aquel  fumo 
y  trasmúdalo  en  friura  y  en  humidad  en  tal  guisa  que 
pierden  el  sentimiento;  y  la  causa  formal  es  folganga 
de  los  sesos,  que  están  cansados  y  afanados  del  tra- 
bajo que  han  passado  en  el  velar.  Otrosí,  para  es- 
forgar  la  virtud  digistiva,  ca  en  dormiendo  se  allega 
la  calentura  natural  aparte  de  dentro  y  esfuérganse 


—    2S6   — 

las  quatro  virtudes  naturales;  conviene  á  saber:  la 
virtud  atrativa  de  cada  miembro,  para  tirar  assí  lo 
que  le  cumple  de  la  vianda,  según  su  cumplision;  la 
virtud  retentiva  se  esfuerza  para  tener  la  vianda  fasta 
que  sea  aparejada  de  recebir  forma  de  sangre  y  de 
carne,  y  de  huesso  y  de  sus  semejantes;  é  la  virtud 
digistiva  se  esfuerza  para  digirir  la  vianda  complida- 
mente;  y  la  virtud  espulsiva  se  esfuerza  para  desechar 
las  superfluydades  y  las  demasías  por  sus  vasos  cier- 
tos; la  tercera  obra  que  faze  el  sueño  es  que  dá  hu- 
midad  á  los  miembros  y  emblandece  la  carne;  la  III I, 
clarifica  los  cinco  sesos  todos  y  los  esfuerza;  la  V, 
clarifica  los  cinco  sensos  que  son  de  parte  de  dentro, 
los  quales  son  éstos:  de  senso  común,  fantasía,  yma- 
ginativa,  cogitativa,  memoria;  la  VI,  tira  el  cansancio 
de  los  miembros;  é  la  séptima,  estriñe  el  gran  vazia- 
miento  que  corre  en  el  cuerpo  de  los  humores;  é  la 
VIII,  faze  sudar  más  que  en  velando,  y  es  mejor  su- 
dar, ca  el  sudor  del  velar  desuelve  también  del  bueno 
como  del  malo,  en  el  dormir  es  el  contrario,  ca  non 
desuelve,  salvo  el  mal  humor;  é  la  novena,  que  con- 
vierte los  humores  á  naturaleza  de  sangre  en  quanto 
se  escalienta  y  acrecienta  la  calentura  natural;  la  dé- 
zima,  que  si  falla  humores  calientes  escalienta  más;  y 
la  onzena,  si  fallare  humores  frios  resfria  en  quanto 
los  desuelve;  é  la  dozena,  que  si  fallare  humor  duro  y 
gruesso  non  obediente  á  la  virtud  digistiva,  resfria  el 
cuerpo,  en  quanto  la  derrama  fuera  del  cuerpo,  y  con- 


—  28;   — 

viene  que  resfrie;  é  la  trezena,  que  afloxa  la  virtud 
animal,  en  cuanto  emblandece  los  caños  por  do  pas- 
sa  el  espíritu  animal,  y  por  ende  prívanse  las  virtudes 
digistivas,  y  sensitivas  y  movederas,  salvo  la  virtud 
ymaginativa;  y  la  catorzena,  que  por  razón  que  en  el 
sueño  se  emblandece  la  sustancia  del  espíritu  animal, 
defiende  que  non  se  desuelva;  é  la  quinzena,  que  es 
caliente  emblandece,  y  por  esto  aprovecha  á  los  vie- 
jos: é  Galieno  usava  cenar  cada  noche  cozina  de  le- 
chugas adobadas  con  especia,  porque  durmiesse;  la 
XVI,  que  después  del  baño  ayuda  mucho,  y  aprove- 
cha á  los  viejos. 

Y  conviene  á  saber  que  en  el  sueño  ay  cinco  ca- 
tamientos:  el  catamiento  primero  en  la  calidad  del 
dormir,  el  segundo  catamiento  en  el  tiempo  del  dor- 
mir, el  tercero  catamiento  en  la  cantidad  del  dormir, 
é  el  quarto  catamiento  en  el  lugar  del  dormir,  el  quin- 
to catamiento  en  la  forma  del  dormir,  y  el  sexto  cata- 
miento  en  las  cosas  que  traen  y  ayudan  al  dormir. 

El  catamiento  primero,  ques  en  la  calidad  del 
dormir,  conviene  que  la  calidad  del  dormir  que  sea 
perfecta  acabada,  ca  el  sueño  que  es  entre  dormir  y 
velar  es  muy  malo  y  faze  subir  bahos  á  la  cabega,  y 
non  los  resuelven.  Otrosí,  conviene  que  el  sueño  sea 
con  plazer,  y  sin  enojo  y  sin  cuydado,  ca  según  los 
cuydados  son  los  movimientos  de  la  virtud  ymagina- 
tiva en  el  soñar.  Otrosí,  según  las  viandas  que  se  co- 
men son  los  sueños,  ca  viandas  ay  que  fazen  sobir 


—   288   ~ 

bahos  melancólicos,  en  guisa  que  fazen  soñar  cosas 
espantables,  assí  como  berenjenas,  y  havas  y  carne 
salada.  Otrosí,  según  las  complisiones  que  reynan  so 
los  sueños:  ca  el  que  es  de  complision  sanguina  sue- 
ña cosas  bermejas,  y  de  alegría  y  de  cantares,  y  co- 
mo que  anda  bolando  por  el  ayre;  y  los  coléricos 
sueñan  cosas  calientes,  assí  como  fuego  y  relámpa- 
dos;  y  los  flemáticos  cosas  húmidas,  assí  como  lluvia 
y  rios  y  fuentes;  y  los  melancólicos  sueñan  peleas  y 
cosas  de  espanto,  y  de  enojos  y  de  tristezas.  Assí, 
que  por  estas  quatro  razones  son  las  diversidades  de 
los  sueños,  las  quales  son  estas  quatro  que  diximos, 
la  qual  es:  la  primera,  según  los  pensamientos;  la  se- 
gunda, según  las  viandas;  la  tercera,  según  las  com- 
plisiones; la  quarta,  según  virtud  divinal  de  profesía, 
ca  el  sueño  dizen  algunos  sabios  que  es  una  parte  re- 
sultante de  profecía.  Y  esta  razón  declara  el  Filósofo 
en  el  libro  del  Sucfio  y  de  Vigilia,  y  dize  que  los 
sensos  son  diez,  cinco  de  dentro  y  cinco  de  fuera. 
Los  de  fuera  son  éstos:  el  primero  es  el  oyr,  el  se- 
gundo el  oler,  y  el  tercero  el  ver,  y  el  quarto  el  gus- 
tar, el  quinto  el  palpar.  Y  los  de  dentro  son:  senso 
común,  fantasía,  é  ymaginativa,  y  congitativa  y  me- 
moria. Y  el  senso  común  es  aquel  que  recibe  todas 
las  cosas  que  alcanzaren  los  cinco  sensos  de  fuera.  Y 
empos  del  viene  la  fantasía,  ques  virtud  que  guarda 
y  conserva  lo  que  rescibió  el  senso  común,  ca  una 
cosa  es  recebir  y  otra  es  el  guardar,  ca  el  agua 


—  289  — 

poniendo  el  sello  sobre  ella  rescebir  lo  há,  mas  non 
lo  guardará;  assí  que  es  menester  uno  que  reciba  y 
otro  que  guarde.  Y  estas  dos  virtudes  están  en  la  de- 
lantera del  celebro  de  la  cabega.  Y  empos  destas 
dos  viene  la  virtud  ymaginativa:  ésta  compone  y 
mezcla  aquellas  cosas  que  recibieron  y  que  guarda- 
ron los  dos  sensos  delanteros  sobredichos,  en  guisa 
que  si  vio  una  ave  en  bolando  y  un  orne  y  una  ymá- 
gen  de  oro,  compónelo  todo  entre  sueños,  y  sueña 
que  ve  un  ome  de  oro  bolando  por  el  ayre,  por  quan- 
to  vio  aquellas  cosas  mezcladas  todas;  y  desta  guisa 
se  fazen  los  sueños  desvariados.  Y  empos  desta  vir- 
tud viene  la  virtud  congitativa,  ques  del  entendimien- 
to, que  departe  las  cosas  entre  verdad  y  mentira.  Y 
todas  estas  virtudes  están  quedas  en  el  dormir,  salvo 
la  ymaginativa,  ca  ésta  nunca  queda  en  dormiendo 
ni  en  velando  de  fazer  su  obra,  que  es  ymaginar.  Y 
empos  desto  viene  la  virtud  ques  de  la  memoria,  que 
se  acuerda  y  guarda  las  cosas  quel  engendramiento 
y  lo  que  la  virtud  ymaginativa  ymaginó,  bien  assí  co- 
mo la  fantasía,  y  guarda  las  cosas  quel  senso  común 
recibió  de  los  sensos  de  fuera:  y  assí,  los  dos  prime- 
ros están  en  la  delantera,  y  los  otros  dos  en  la  célula 
mediana  del  celebro.  La  V,  en  la  célula  trasera  del 
celebro  y  en  medio  del  celebro  ay  una  vena  que  vá 
de  la  primera  célula  á  la  postrimera,  por  do  passa  el 
espíritu  sensible,  y  es  fecho  como  gusano  que  sube 
y  deciende  del  uno  al  otro,  y  quando  el  ome  se  quie- 

37 


—   290  — 

re  acordar  de  las  cosas  olvidadas  allégase  todo  el 
spíritu  en  el  trasero  del  celebro;  y  por  esta  razón  es 
acostumbrado  de  algar  la  cabega  arriba  que  quando 
se  quiere  el  orne  acordar  de  algunas  cosas  que  ha  ol- 
vidado, por  razón  que  todo  el  spíritu  se  ayunta  de- 
trás en  el  celebro:  y  quando  quisiere  pensar  y  yma- 
ginar  en  algunas  cosas  graves  de  entender,  abaxa  la 
cabega  ayuso,  por  razón  que  se  ayunte  el  spíritu  to- 
do en  la  delantera  de  la  cabega.  Y  en  medio  del  está 
la  virtud  ymaginativa  y  cogitativa,  y  sigúese  por  esta 
razón  que  la  virtud  ymaginativa,  por  razón  que  está 
ayuntada  en  la  fantasía,  que  recibió  todas  las  cosas 
de  los  cinco  sensos  de  fuera,  que  los  compongan  y 
que  ymagine  cosas  que  non  pueden  ser.  Y  esta  vir- 
tud nunca  queda,  ca  también  ymagina  el  ome  velan- 
do como  durmiendo;  nunca  queda,  salvo  el  departi- 
miento que  ay  entre  ymaginar  en  velando  ó  en  dur- 
miendo, que  en  el  dormir  se  esfuerza  más  el  ymagi- 
nar, por  quanto  todas  las  otras  virtudes  están  quedas 
y  privadas,  lo  que  non  se  faze  en  velando,  que  están 
todas  las  virtudes  velando  y  lo  más  deve  vencer  lo 
menos,  assí  como  la  claridad  del  cirio  grande  quita 
la  de  la  candela  pequeña,  y  bien  assí  como  una  piedra 
que  echen  en  agua  grande  y  corriente  non  fará  gran 
cerco  echándola,  y  si  echassen  aquella  piedra  misma 
en  agua  que  fuesse  mansa  fazerse  ya  un  gran  cerco:  é 
por  esta  razón  es  la  virtud  ymaginativa  más  fuerte 
dormido  que  non  en  velando.  Y  dize  el  Filósofo  que 


—   291    — 

definición  de  sueño  es  ésta:  sueño  es  la  cosa  que  yma- 
gina  la  virtud  ymaginativa  en  el  tiempo  del  dormir 
de  las  cosas  que  recibió  en  sí  de  los  sensos  de  fuera 
en  el  tiempo  del  velar.  El  sueño  ay  del  verdadero  y 
del  mentiroso,  y  la  razón  del  sueño  verdadero  es  és- 
ta, según  dicho  de  Algiseli  en  el  III  libro:  dize  que 
todas  las  cosas  del  mundo  terrenal  son  compuestas 
de  dos  cosas;  la  I  es  la  materia,  la  segunda  es  la  for- 
ma; y  el  comiengo  de  todas  las  materias  es  el  ylle, 
ques  la  primera  materia,  ques  comiengo  común  á  las 
cosas  terrenales  y  non  há  forma  propia,  y  es  en  po- 
tencia en  todas  las  formas  y  non  tiene  forma  propia, 
ni  es  desnudo  de  forma,  ca  si  fuesse  desnudo  de  for- 
ma non  avria  essencia  y  fazerse  ya  ens  de  non  eiis  y  de 
nichil.  Y  el  comiengo  de  todas  las  formas  terrenales 
viene  de  una  orden  de  ángeles  que  son  llamados  in- 
telligencias,  las  quales  ponen  la  forma  en  todas  las 
cosas  materiales  luego  que  son  aparejadas  para  las 
rescebir;  y  por  ende,  quando  el  spíritu  animal  y  espi- 
ritual está  desembargado  y  quieto  de  todos  los  ocu- 
pamientos  de  los  sensos  en  el  tiempo  del  dormir,  es- 
fuérgasse  la  virtud  ymaginativa,  é  si  esta  virtud  yma- 
ginativa acaeciere  que  sea  la  complision  material  del 
cuerpo  en  la  forma  del  entendimiento,  en  tal  guisa 
que  dessee  las  cosas  spirituales  y  divinales  más  que 
las  terrenales,  estonce  ayúntasse  su  alma  con  las  es- 
pirituales y  allégasse  la  forma  de  aquella  orden  divi- 
nal en  aquella  ánima,  bien  assí  como  se  defican  un 


—   292   — 

espejo  claro  en  otro  sin  medianero  ninguno  y  sin  em- 
bargo; y  alcanza  las  cosas  que  son  por  venir  y  las 
cosas  muy  graves,  assí  como  cosa  angelical;  y  este 
es  el  grado  del  propheciar  de  las  prophecías  más 
ciertas,  como  dixo  la  Biblia  sobre  Moysen:  «Boca  á 
boca  fablaré  con  él  visiblemente,  y  non  por  serriejan- 
ga;  y  la  ymágen  de  Dios  catará, »  etc.  É  por  esto  fué 
Moysen  el  más  alto  de  todos  los  proíhetas.  Pero  si 
aquella  persona  non  uviere  la  complision  material  del 
cuerpo  ni  tuviera  el  entendimiento  tan  apurado,  es- 
tonces non  serán  sus  signos  tan  claros  ni  tan  ciertos, 
y  vernan  por  figura,  bien  assí  como  quando  el  espejo 
non  está  bien  claro,  que  viene  la  figura  non  tan  clara; 
y  por  ende,  verná  la  visión  del  sueño  en  figura,  y  en 
lugar  de  ome  parescerá  un  árbol,  y  en  lugar  del  ene- 
migo le  parecerá  una  culebra,  y  en  lugar  de  año  bue- 
no le  parecerá  una  espiga  de  trigo  muy  llena  y  muy 
buena,  y  por  contrario,  assí  como  acaescieron  los 
sueños  que  soñó  Joseph,  y  Faraón,  y  Nabucodono- 
sor,  y  Daniel  y  los  otros  profetas,  que  fablan  por  fi- 
guras. Y  si  por  ventura  fuere  aquel  ome  de  más 
gruessa  materia  y  de  más  gruessa  forma,  verná  más 
gruesso  el  sueño  y  más  cerrado,  según  más  y  según 
menos.  Y  si  por  ventura  fuere  en  contrario,  que  sea 
ome  de  mala  complision  y  de  mala  ánima,  y  de  malos 
pensamientos  y  de  malas  cogitaciones  y  falsas,  assí 
serán  sus  sueños  malos  y  falsos,  sin  rayz,  y  sin  nin- 
gún bien  y  sin  ninguna  verdad,  assí  como  los  perros. 


—  293  — 
que  sueñan  y  ladran  entre  sueños,  non  seyendo  nada. 
E  si  por  aventura  dixere  alguno  por  qué  razón  vee 
mos  que  las  criaturas  de  poco  seso  y  algunos  locos 
que  sueñan  muchos  sueños  y  más  verdaderos  que 
non  los  que  son  cuerdos,  á  esto  respondo  que  esto 
es  por  razón  de  la  virtud  ymaginativa,  que  está  muy 
fuerte  y  muy  rezia  en  ellos  más  que  en  los  cuerdos, 
ca  en  quanto  está  flaca  la  virtud  del  entendimiento  y 
del  senso  natural,  esfuerza  la  virtud  ymaginativa,  assí 
como  acaece  á  las  animalias,  que  las  más  dellas  han 
estincto  natural  más  fuerte  que  non  el  ome;  y  por 
ende,  veemos  quel  sentimiento  del  perro,  y  del  po- 
denco y  del  cavallo,  ó  del  cordero  y  de  las  animalias 
todas,  que  alcanzan  por  el  tiento  más  que  el  ome, 
aunque  há  razón,  ca  toda  su  virtud  es  en  el  entendi- 
miento y  las  animalias  es  toda  su  virtud  en  el  ymagi- 
namiento;  y  por  esta  razón  fallamos  que  algunos  do- 
lientes, quando  se  quieren  morir,  han  perdido  el  sen- 
timiento de  todo  el  cuerpo,  y  non  les  finca  salvo  la 
virtud  ymaginativa,  que  dizen  muchas  cosas  de  las 
que  son  por  venir  y  que  se  hallan  verdaderas. 

El  catamiento  sesfundo  del  sueño  es  seg-un  la 
quantidad,  ca  el  sueño  ni  deve  ser  muy  poco  ni  deve 
ser  muy  mucho,  ca  el  poco  mueve  bahos  y  non  los 
suelve,  y  el  mucho  dormir  acrecienta  humidad  y  em- 
pereza el  cuerpo;  y  por  esto  dixo  el  Sabidor:  «El 
dormir  deve  ser  el  tercio  del  dia. »  Y  por  ende,  entre 
noche  y  dia  son  veynte  y  quatro  oras:   abonda  que 


—   294  — 
duerma  las  ocho  oras  y  que  vele  las  diez  y  seys. 

El  catamiento  III  en  el  tiempo  del  dormir.  El 
mejor  tiempo  del  dormir  según  arte  es  la  noche,  por 
razón  que  entonces  está  todo  cuerpo  sossegado  )• 
quieto  de  los  afanes  y  de  los  movimientos,  en  con- 
trario del  dia,  que  está  el  ome  ocupado  en  las  fa- 
ziendas;  otrosí,  por  razón  del  ayre  ques  más  frió, 
que  resfria  el  meollo,  por  la  qual  razón  viene  el  sue- 
ño, según  dicho  es;  otrosí,  por  razón  ques  el  sueño 
continuado  y  que  há  espacio  á  la  natura  para  asol- 
ver  los  humores  y  de  subir  bahos  á  la  cabega,  y  es- 
pacio para  ressolver  los  y  consumir,  ca  una  cosa  es 
solver  y  otra  cosa  es  en  el  ressolver.  Y  por  esto  di- 
ze  Avicena  que  el  dormir  del  dia  es  malo  y  faze  venir 
decendimientos,  y  tira  el  color,  y  faze  finchar  el  ros- 
tro, y  afloxa  los  nervios,  y  dá  pereza,  y  faze  venir 
en  postemacion  y  fiebres;  pero  el  que  lo  ha  usado 
non  lo  dexe  del  todo,  sinon  de  grado  en  grado.  Y 
el  tiempo  más  plazentero  para  dormir  es  el  de  la 
mañana,  por  dos  razones:  la  primera,  porque  está  el 
meollo  más  frió  por  la  frialdad  que  contenió  toda  la 
noche;  la  segunda,  por  razón  del  a}Te,  que  está  más 
frió,  ca  se  esfuerza  contra  la  calentura  del  sol  quan- 
do  quiere  amanecer,  que  es  su  contrario;  y  toda  co- 
sa se  esfuerza  mucho  en  quanto  puede  contra  su 
contrario. 

El  catamiento  quarto  según  el  lugar,  ca  por  ra- 
zón de  la  calentura  natural  que  se  encierra  dentro  en 


—   295   — 
el  cuerpo,  fincan  las  partes  de  fuera  frías,  y  puédese 
romadizar  y  adolecer  de  dolencias  frías;  y  por  ende, 
es  menester  de  ser  lugar  alto,  caliente,  ó  cubierto 
con  ropa  en  tal  guisa  que  sea  guardado  del  frío. 

El  catamiento  V  en  la  forma  del  dormir.  En  el 
comiendo  de  la  noche  deve  ser  el  dormir  á  la  parte 
derecha,  porque  el  fígado  sea  más  caliente  y  que  cue- 
ga  mejor;  y  el  segundo  sueño  sea  á  la  parte  yzquier- 
da,  porque  fuelgue  el  fígado  y  se  escaliente  el  bago, 
para  ayudar  el  estómago;  y  el  tercero  sueño  sea  á  la 
derecha;  y  si  con  todo  esto  fallare  en  su  estómago 
pesadumbre,  échese  boca  ayuso,  ca  esto  ayuda  mu- 
cho á  la  digistion:  pero  el  dormir  boca  arriba  es  muy 
malo;  otrosí,  la  boca  abierta  es  muy  malo;  otrosí,  el 
dormir  deve  ser  la  cabega  alta,  porque  deciendan  las 
superfluydades  ayuso. 

El  VI  catamiento  es  de  las  cosas  que  traen  al 
sueño.  El  sueño  viene  por  tres  cosas  en  general:  la 
I,  por  humidad  de  los  bahos  que  suben  á  la  cabega; 
la  segunda,  por  gran  cansancio,  ó  que  desgastó  y 
consumió  la  calentura  natural  en  guisa  que  finca  res- 
friado, y  este  tal  es  malo;  la  tercera,  por  melezinas 
que  han  por  natura  de  traer  sueño.  Y  d éstas  ay  dellas 
por  manera  de  comer,  y  dellas  por  manera  de  uncio- 
nes, y  dellas  por  oler  solamente,  y  dellas  por  men- 
chas  puestas  en  el  sieso.  La  I,  del  comer,  es  assí  co- 
mo faziendo  formigos  de  pan  con  culantro  seco  y 
verde,  y  con  simiente  de  dormideras,  y  un  poco  de 


—  296  — 

canela  y  de  azafrán  por  guarda  de  las  dormideras  y 
por  freno. 

Recepta  de  letuario  para  dormir:  diamargariton, 
dos  ongas;  simiente  de  dormideras,  una  onga;  apio, 
un  adarme;  agúcar  rosado,  dos  ongas;  diantos,  tres 
ongas.  Sea  mezclado  todo  en  uno  y  tome  una  cuchar. 

Recepta:  trifera  magna,  riquies,  de  cada  uno  una 
onga;  diamargariton  y  pliris,  artotigon  moscado,  de 
cada  uno  una  onga.  Tome  deste  letuario  media  onga 
á  la  noche,  y  bever  empos  dello  un  cotrofe  de  vino 
blanco,  y  dormirá. 

Otrosí,  diapapaver  trae  sueño,  ó  qualquier  de  las 
opiatas  del  autitorio. 

Otrosí,  la  II  manera,  de  las  unciones,  tome  de 
ungüento  de  populion  y  ungüento  verde,  y  azeyte  de 
papaver  y  de  escudete,  y  de  mandragula  y  de  jus- 
quiamo,  de  cada  uno  un  adarme;  azeyte  de  vayas  y 
ungüento  Aragón,  de  cada  uno  tres  adarmes;  aga- 
fran,  medio  adarme.  Y  sean  mezclados  y  unten  con 
él  la  frente  y  las  cejas,  y  los  pulsos  y  las  plantas  de 
los  pies  y  de  las  manos. 

Recipe  gumo  de  culantro  verde  y  de  veleño,  y  de 
mandragula  y  de  lechuga,  y  de  escudete  y  de  yerva 
mora,  y  de  fojas  de  cañas,  de  cada  uno  media  onga; 
azeyte  de  dormideras,  quatro  ongas;  cera  blanca  y 
agripa,  de  cada  uno  una  onga.  Sea  fecho  ungüento. 

Las  que  son  por  manera  de  oler:  fojas  de  culan- 
tro verde  }•  apio,  de  cada  uno  quarta  de  onga;  galia 


—  297  — 
moscada,  dos  ongas.  Sea  fecha  mangana  para  oler,  ó 
sahumerio. 

Otra  recepta  para  dormir:  beleño,  papaver  blan- 
co y  prieto,  mandragula  y  la  rayz  de  la  yerva  mora, 
y  escudete.  Sean  fechos  polvos,  y  oliendo  traen  sue- 
ño, y  poniéndolo  en  los  libros  ó  en  la  tinta  en  que  se 
escriviere  traen  sueño  al  que  lo  leyere. 

Otrosí,  las  menchas  que  traen  sueño  son  destas 
cosas  mismas,  mezcladas  con  las  melezinas  de  que  se 
fazen  las  mechas,  assí  como  encorporadas  con  figos 
majados,  y  con  sevo  y  con  yema  de  huevo  assado,  ó 
con  miel  cocha,  ó  con  alfeñique  y  sus  semejantes. 


CAPÍTULO  LXII 

Del  regimiento  de  la  salud.  De  los  movimientos 
spirituales  del  ánima. 

El  ánima  há  tres  definiciones,  según  ti'es  respec- 
tos que  ay  en  ella:  el  I  es  porque  há  espíritu;  el  II, 
porque  es  movedera  y  regidera  del  cuerpo;  la  III, 
porque  es  cumplimiento  y  principio  del  cuerpo. 

E  la  definición  de  aia(i),  por  qué  es  spíritu,  es  és- 
ta: aia  spiritual  es  sustancia  non  corporal,  y  es  intele- 


(i)     Así  en  el  original  impreso,  como  todas  las  veces  que  se  repite.  Es 
abreviación  de  ánima,  en  las  letras  vocales. 

38 


—  298  — 

tual,  que  recibió  todos  los  alumbramientos  que  son 
en  el  respecto  postrimero  que  viene  de  la  primera 
causa.  Y  sustancia  es  aquí  en  lugar  de  genus;  non 
corporal,  en  lugar  de  diferencia  apartada  del  corpo- 
ral; y  entelectual  es  dicho  por  apartamiento  del  aia 
vegitativa  y  sensitiva,  y  recibe  todas  las  claridades 
que  son;  en  el  respecto  postrimero  que  viene  de  la 
primera  causa,  es  dicho  por  apartamiento  y  para  di- 
ferencia de  las  intelligencias  y  de  los  ángeles,  que  re- 
ciben la  claridad  primeramente  de  Dios,  y  después 
recibe  el  ome  la  claridad  dellos;  y  esto  es  el  segundo 
respecto. 

Y  la  difinicion  de  aia  por  ser  movedera  y  regide- 
ra  del  cuerpo  es  esto:  quel  aia  es  sustancia  non  cor- 
poral que  rige  el  cuerpo;  sustancia  non  corporal  es 
en  lugar  de  genus,  ca  el  ángel  es  sustancia  non  cor- 
poral: quando  dize  para  regir  el  cuerpo  es  dicho  por 
de  apartamiento  del  ángel,  que  maguer  quel  ángel 
toma  corporidad,  non  la  toma  para  regir  el  cuerpo, 
ca  quando  él  quiere  lo  dexa:  y  diferencia  de  ánima 
por  ser  perfecion  y  acabamiento  del  cuerpo  es  esto, 
según  Aristótiles  en  el  libro  del  Anwta:  aia  es  perfi- 
cion  principal  del  cuerpo  natural  oficial,  en  el  qual 
ay  vida  en  potencia,  etc.  Y  esta  difinicion  con  aún  la 
ánima  vegitativa  y  sensativa  y  racional,  mientra  está 
ayuntada  en  el  cuerpo;  y  quando  dixo  perficion  es  en 
lugar  de  genus,  que  se  encierran  todas  las  perficio- 
nes  spiritual  y  corporal;  y  quando  dixo  principal  es 


—  299  — 
por  diferencia  de  non  natural,  que  viene  por  costum- 
bre y  non  por  natura;  y  quando  dixo  á  cuerpo  natu- 
ral fué  por  diferencia  del  artificial,  assí  como  la  ymá- 
gen  que  non  há  aia;  y  quando  dixo  oficial,  por  apar- 
tar de  la  forma  de  los  elementos  que  la  diferencia  de 
la  parte  del  todo  es  una,  lo  que  non  es  en  las  plan- 
tas, ni  en  los  animales,  ni  en  los  racionales,  ca  éstos 
todos  son  en  vasos  y  en  miembros,  que  la  parte  non 
semeja  al  todo  en  nombre  y  en  diferencia;  y  quando 
dixo  que  avia  en  potencia  es  por  diferencia  del  grano 
semental,  que  maguer  ques  cuerpo  natural  y  que  há 
virtud  de  regitativa,  y  potencialmente  non  es  en  el 
miembro;  por  ende,  aquel  acabamiento  que  tiene 
non  es  ánima. 

Y  el  Filósofo  parte  el  ánima  en  cinco  partes:  la 
una  es  vegitativa,  y  la  otra  es  sensativa,  é  la  otra 
ymaginativa,  y  la  otra  movedera,  y  la  otra  racional. 
Y  Avicena  y  Algazel  la  encierran  en  tres,  vegetativa, 
y  sensitiva  y  racional;  y  encierra  en  la  sensitiva  las 
dos,  que  es  la  movedera  y  la  ymaginativa.  Y  estas 
tres  han  tres  lugares;  el  fígado  es  sujeto  de  las  virtu- 
des naturales,  y  el  meollo  de  la  virtud  racional,  y  el 
coraron  de  la  virtud  vidal.  Y  conviene  á  saber  que  és- 
tas son  llamadas  tres  aias  quando  fueren  dichas  cada 
una  sobre  sí,  assí  como  el  árbol,  y  animal  y  el  orne: 
quando  son  dichas  todas  en  el  ome  non  deven  ser 
llamadas  tres  aias,  ca  toda  es  una  aia,  mas  deven  ser 
llamadas  tres  virtudes;  y  pereciendo  la  racional  quan- 


—   300  — 

do  el  orne  muere,  piérdense  las  otras:  y  estas  razones 
se  declaran  en  la  Filosofía  natural. 

Y  lo  que  cumple  aquí  de  saber,  quél  miembro  es 
aquel  en  que  están  estas  virtudes  animales,  por  razón 
que  sea  corregido  en  la  conservación  de  la  salud,  ca 
puede  ser  dicho  ques  el  coragon  y  puede  ser  dicho 
que  es  el  celebro  á  parte  del  coragon,  y  puede  ser  fe- 
cho este  argumento,  quel  coragon  es  sujeto  de  las 
virtudes  del  ánima,  diciendo  assí:  el  coraron  es  suje- 
to de  la  saña  y  del  miedo,  y  la  saña  y  el  miedo  son 
passiones  del  ánima:  sigúese  quel  coragon  es  sujeto 
de  las  passiones  del  ánima.  La  mayor  parece  ser  ver- 
dadera por  Galieno,  que  dize  que  la  saña  y  el  miedo, 
y  el  señorío  y  el  vencimiento,  ó  el  movimiento  de  las 
cosas  voluntaria  son  en  el  coragon:  la  menor  parece 
por  Avicena  y  por  el  Filósofo,  que  tiene  quel  celebro 
es  el  sujeto  de  la  virtud  ymaginativa  y  congetativa,  y 
de  los  movimientos.  Á  la  parte  contraria  puede  ser 
fercho  argumento  desta  guisa:  la  saña  y  el  miedo  y 
las  obras  del  aia  viene  por  la  ymaginacion  ó  por  la 
cogitacion;  mas  estas  dos  están  en  el  celebro,  según 
dicho  de  todos:  sigúese  que  la  saña  y  el  miedo  y  los 
movimientos  animales  son  en  el  celebro.  Respuesta: 
quel  celebro  es  sujeto  de  los  movimientos  animales, 
ca  las  virtudes  animales  son  tres  en  general,  regitivas 
y  movederas  voluntariamente,  y  sensitivas;  y  las  vir- 
tudes regideras  son  tres:  la  una  es  la  ymaginativa,  y 
la  otra  es  la  del  entendimiento,  y  la  III  es  la  virtud  de 


—  30I   — 

la  memoria.  Y  la  virtud  movedera  voluntariamente  es 
aquella  que  faze  menear  los  miembros,  y  la  virtud 
movedera  de  la  saña  y  del  miedo  de  de  las  otras  co- 
sas sobre  dichas  son  en  el  celebro;  y  la  asolucion  del 
argumento  que  dize  quel  coragon  era  el  sujepto,  res- 
pondo que  estas  virtudes  han  dos  catamientos:  el  I 
es  á  respecto  del  fazedor,  y  el  II  es  á  respecto  del 
recebidor;  y  por  tanto,  quando  Avicena  dixo  quel  co- 
ragon  es  el  sujeto  destas  virtudes  se  deve  entender 
por  manera  de  recebir,  y  quando  los  físicos  dizen 
ques  en  el  celebro  se  entiende  por  manera  de  autor  y 
de  fazedor.  Y  por  esta  razón  dize  Joanicio  quántas  son 
las  virtudes  vidales.  Respuesta:  en  dos  maneras:  las 
unas  son  activas  y  las  otras  passivas.  Y  las  activas 
son  aquellas  que  fazen  batir  el  coragon  á  parte  de 
fuera  en  las  arterias,  y  la  virtud  que  lo  faze  encojer  á 
parte  de  dentro;  y  la  virtud  passiva  es  aquella  en  que 
es  la  saña  y  el  movimiento  para  vencer  y  para  seño- 
rear el  movimiento  de  las  cosas  voluntarias:  y  por  en- 
de, dize  Aben  ruyz  en  el  segundo  del  Colegito,  que  la 
división  que  fizieron  los  físicos  en  estas  virtudes  non 
son  verdaderas,  ca  ellos  cuentan  la  virtud  movedera 
del  lugar  en  las  virtudes  animales,  y  cuenta  la  virtud 
movedera  en  las  virtudes  vidales,  siendo  ambas  á  dos 
una  cosa  misma,  ca  el  mover  del  lugar  non  es  otra 
cosa,  salvo  virtud  movedera  que  se  mueve  para  la 
ymaginacion  y  por  entendimiento,  etc. 

Y  conviene  á  saber  que  los  físicos  llaman  estas 


—  302   — 

virtudes  sobredichas  virtudes  animales,  por  razón 
que  alcanzan  y  entienden  lo  que  fazen,  lo  que  non 
es  en  las  virtudes  vidales  y  naturales,  según  dize  Avi- 
cena  en  el  primero  libro. 

Y  sigúese  por  todas  estas  razones  que  el  sujeto 
de  todas  las  virtudes  animales  es  el  meollo,  assí  co- 
mo fazedor  en  el  qual  están  las  tres  virtudes  genera- 
les, que  son  las  regitivas,  y  las  movederas  y  las  pas- 
sibles:  y  las  regitivas  son  tres,  según  dize  el  Filósofo. 

En  los  físicos  la  ymaginativa,  y  el  entendimiento, 
y  la  memoria  y  la  virtud  movedera  es  una  sola,  la 
qual  es  la  que  faze  mover  los  nervios,  por  la  qual  se 
mueven  los  miembros  voluntariamente;  y  las  virtudes 
sensibles  son  cinco:  ver,  oyr,  oler,  gustar,  palpar. 

Y  de  todos  estos  sujetos  animales  los  principales 
de  los  movimientos  animales  son  los  regitivos,  los 
quales  son  la  ymaginativa,  y  la  entelectiva  y  la  me- 
moria; á  estos  alcanza  y  entienden  lo  que  sale  dellos 
y  lo  que  fazen;  á  estos  son  unas  de  las  seys  cosas  ne- 
cessarias  que  son  causa  de  la  salud  y  de  la  enferme- 
dad, según  dize  Avicena  en  la  sec.  segunda,  catorze 
capítulos,  dize,  todo  los  acidentes  animales  se  siguen 
dello  á  siete  maneras  de  movimientos:  el  I  movimien- 
to es  movimiento  del  spíritu  súbitamente  de  parte 
de  fuera  á-  dentro,  assí  como  en  el  miedo;  el  segundo 
es  el  movimiento  de  spíritu  de  dentro  á  fuera  súbita- 
mente, assí  como  en  la  saña  y  en  la  vergüenza;  el  ter- 
cero movimiento  á  parte  de  dentro  de  grado  en  gra- 


do,  assí  como  en  la  tristeza;  el  quarto  movimiento 
es  el  movimiento  á  parte  de  fuera  de  grado  en  gra- 
do, assí  como  alegría  ygual;  el  quinto  es  el  movi- 
miento compuesto  de  dos  cosas,  que  la  una  trae  á 
parte  de  dentro  y  la  otra  á  parte  de  fuera,  assí  como 
la  tristeza  y  la  saña  ayuntadas  en  uno,  ó  la  vergüen- 
za y  el  miedo,  ca  el  miedo  faze  traer  espíritu  y  la 
sangre  á  parte  de  dentro,  en  guisa  que  se  torna  el 
rostro  amarillo  ó  blanco,  y  de  parte  de  la  vergüenza 
faze  el  contrario,  que  faze  salir  la  sangre  y  el  espíri- 
tu de  dentro  á  fuera,  y  tómase  bermejo;  el  sexto  mo- 
vimiento es  por  la  ymaginacion,  que  obra  en  la  na- 
tura, assí  como  acaesce  que  dormiendo  el  orne  con 
la  muger,  si  ymaginare  en  alguna  persona  saldrá 
aquella  criatura  semejante  de  aquel  en  que  ymagina- 
va  el  padre  en  aquella  ora;  la  séptima  es  por  ver  vi- 
siblemente algunas  figuras  en  el  tiempo  del  ayunta- 
miento con  la  muger,  que  estarán  algunas  figuras 
pintadas  cerca  de  la  cama,  según  acaesció  muchas 
vezes  y  según  veemos  en  la  Biblia,  del  patriarca  Ja- 
cob, que  fizo  palos  blancos  y  prietos,  porque  salies- 
sen  los  corderos  blancos  y  prietos. 

Y  esta  razón  misma  acaece  en  quatro  maneras: 
La  I  es  al  que  salle  sangre  de  las  narizes,  que  otean- 
do las  cosas  bermejas  saldrá  todavía  más  sangre;  la 
II  es  que  viendo  comer  agraz  ó  cosas  agras  faze  lue- 
go dentera  al  que  lo  vee  y  non  lo  come;  otrosí,  acae- 
ce que  teniendo  un  ome  dolor  en  el  miembro,  que  se 


—  304  — 
apegará  aquel  dolor,  en  aquel  lugar  mismo  seme- 
jante, á  aquel  que  está  cerca  del;  otrosí,  acaece  que 
teniendo  orne  alguna  dolencia,  que  solamente  por  la 
ymaginacion  guarecerá  y  se  trasmudará  la  compli- 
sion,  assí  como  acaece  en  la  manera  de  la  melanco- 
lía, ó  en  cinco  partes  que  viene  de  gran  plazer  ó  de 
gran  tristeza. 

Y  por  esta  razón  es  menester  que  se  guarde  el 
ome  que  quiere  conservar  su  salud,  que  non  tome  sa- 
ña, ni  enojo  ni  cuydado  en  quanto  pudiere,  después 
quel  ome  vee  que  faze  tan  gran  daño  en  el  cuerpo.  Y 
por  ende,  deve  ser  el  ome  templado  á  todos  movi- 
mientos animales,  assí  como  saña  y  miedo,  y  amor  y 
desamor,  y  piedad  y  crueldad,  y  largueza  y  avaricia, 
y  saber  y  non  trassaber,  y  en  ardidez  y  en  covardía, 
ó  en  plazer,  ó  en  tristeza  y  en  todas  las  otras  virtudes 
animales  que  tomen  la  medianía,  ca  el  medio  es  el 
mejor  y  las  estremidades  son  malas.  Y  deven  leer  los 
enxemplos,  y  los  castigos  y  la  dotrina  que  son  scrip- 
tas  en  los  libros  sobre  esta  razón,  señalamente  Filo- 
sofía, mayormente  en  los  libros  de  las  Sánelas  Scrip- 
¿uras;  y  sobre  todas  las  cosas  del  mundo  quiera  á 
Dios,  y  quiera  para  su  próximo  lo  que  quierra  para 
sí;  y  con  esto  nunca  tomará  enojo  de  cosa  del  mundo: 
y  escusarse  há  de  los  pecados  mortales,  según  dizen 
los  sabios,  los  quales  son  estos:  sobervia,  avaricia,  lu- 
xuria,  yra,  gula,  invidia,  acidia.  En  estos  siete  se  en- 
cierran todos  los  pecados  del  mundo;  é  bien  assí  co- 


--  305  — 
mo  se  encierran  los  bien  fechos  en  siete  obras  de  mi- 
sericordia que  escribió  Esayas,  profeta,  las  quales 
son:  visitar  los  enfermos,  y  fartar  los  pobres  de  co- 
mer y  bever,  y  cobijarlos  y  vistirlos,  y  allegarlos  á 
casa,  y  enterrar  los  finados  y  sacar  captivos,  ca  es- 
tas obras  nunca  se  pierden. 

Otrosí,  tírese  de  melancolía  y  tristeza,  ca  trasmu- 
dan la  complision,  y  dessecan  el  cuerpo,  y  enflaque- 
ce la  calentura  natural  y  trae  muerte.  E  muchos  ornes 
mueren  súbitamente  de  gran  duelo,  que  se  allega  la 
calentura  al  coragon  tan  fuertemente,  fasta  que  le 
afoga  y  muere. 

Otrosí,  por  gran  alegría  súbitamente  se  derrama 
la  calentura  del  coraron  afuera,  y  fíncase  resfriado  y 
muere.  Pero  de  la  saña  no  muere  ninguno,  ca  la  ca- 
lentura natural  se  enciende  con  la  sangre,  y  por  ende 
se  torna  bermeja,  y  esfuérzase  la  natura  para  ven- 
garse de  lo  que  le  fizo  ensañai':  mas,  con  todo  esto, 
dévese  guardar  mucho  dello. 

Otrosí,  la  tristeza  daña  la  sangre  del  coraron,  y 
trae  tisiquia  y  ética,  según  dize  Galieno  que  provó 
de  un  ximio  que  estava  en  jaula  y  tornóse  muy  ma- 
gro, y  mandólo  abrir  y  falló  sangre  espessa  allegada 
al  coragon,  muy  negra.  Por  ende,  dévese  el  orne  qui- 
tar de  enojo  y  de  cuydado,  ca,  como  dize  el  Sabio, 
si  es  de  cosa  passada  es  demás  el  enojo,  que  non  se 
puede  tornar  atrás;  si  por  venir,  es  demás  el  enojo, 
ca  qui^á  podrá  morir  antes  y  non  lo  verá,  y  llora  el 

39 


—  3o6  ~ 


mundo  que  non  es  suyo;  si  es  en  el  presente,  enco- 
miéndese á  Dios,  que  le  avrá  piedad,  y  acuérdese  de 
los  dichos  de  Job  y  de  otros  sanctos,  y  ponga  su  con- 
fianza en  Dios,  y  él  le  avrá  merced. 


CAPÍTULO  LXIII 
De  los  movimientos  corporales. 

Definición  de  movimiento  es,  según  dixo  Aristó- 
tiles  en  el  quarto  libro  de  los  Físicos:  movimiento  es 
acto  de  lo  que  está  en  potencia  y  en  quanto  está  en 
en  ella;  y  definición  de  quedamiento  es  aquella  cosa 
que  acaesce  alguna  natura,  en  la  qual  cosa  ay  apare- 
jamiento  de  movimiento,  maguer  aun  non  faze  mo- 
vimiento: y  conviene  á  saber  que  toda  cosa  nueva  se 
mueve  por  sí  mismo,  ó  por  otro  que  la  faze  mover 
por  fi-ierga. 

El  que  se  mueve  por  sí  es  por  una  de  dos  cosas: 
ó  será  el  movedero  la  natura,  ó  será  el  movedero 
ánima;  y  el  que  se  moviere  por  otro  es  movimiento 
forjado.  Sigúese  que  los  movimientos  son  tres:  natu- 
ral, ó  animal,  ó  movimiento  forgado.  Y  dize  Aldiseldi 
quel  movimiento  á  respecto  de  la  causa  son  tres;  con- 
viene á  saber:  movimiento  natural,  assí  como  el  de- 
cindir  la  piedra  ayuso  por  su  pesadumbre;  ó  movi- 


—  307  — 
miento  forgado,  assí  como  echada  la  piedra  arriba;  y 
movimiento  acidental,  assí  como  el  movimiento  de 
los  clavos  de  la  nave,  que  se  mueven  por  el  movi- 
miento de  la  nave  y  non  por  sí.  Otro,  el  movimiento 
el  respecto  del  lugar  es  en  tres  maneras:  ó  del  centro 
á  circunferencia,  assí  como  el  fuego,  que  es  su  natura 
de  sobir;  ó  del  circunferencia  al  centro,  assí  como  la 
piedra,  que  su  natura  es  decendir;  ó  movimiento  en 
derredor  del  centro,  assí  como  los  cielos,  que  se 
mueven  en  derredor  de  la  tierra,  que  es  el  centro. 

Otrosí,  el  movimiento,  según  Aristótiles  en  los 
Ped7''icamientos,  es  en  tres  maneras:  el  primero  es 
movimiento  de  un  lugar  á  otro  es  en  vbi;  el  II,  en 
quantidad,  assí  como  el  crecimiento  y  el  mengua- 
miento;  el  tercero  es  en  sustancia,  assí  como  en  ge- 
neración y  corrupción;  el  quarto  es  movimiento  en  la 
qualidad,  assí  como  se  trasmuda  la  cosa  caliente  en 
fría,  ó  el  blanco  á  ser  prieto,  y  el  bueno  á  ser  malo. 
Pero  dize  Aristótiles  que  generación  y  corrupción 
non  es  movimiento,  ante  es  mudamiento  y  alteración, 
ca  todo  movimiento  es  de  essencia  á  otra  essencia  y 
de  un  sujeto  á  otro;  mas  generación  es  el  contrario, 
ca  es  de  nada  ser  algo,  y  la  corrupción  es  de  algo  á 
nada.  Otrosí,  movimiento  non  puede  ser,  salvo  en 
cosa  cierta,  y  en  tiempo  de  generación  y  corrupción 
es  el  contrario;  y  por  ende,  movimiento  es  muda- 
miento, mas  todo  mudamiento  non  es  movimiento. 

Otrosí,  conviene  á  saber  que  las  cosas  que  se 


-  3o8  — 

mueven  son  por  quatro  maneras:  ó  que  se  mueven 
en  lugar  y  en  tiempo,  assí  como  los  cuerpos,  que  se 
mueven  de  un  lugar  á  otro;  la  segunda  manera  es 
que  se  mueven  de  un  lugar  á  otro,  mas  non  en  tiem- 
po, assí  como  la  claridad  del  sol,  que  se  mueve  de 
Oriente  á  Ocidente  y  en  un  punto;  la  III  es  que  se 
mueve  en  tiempo,  mas  non  en  lugar,  assí  como  el 
ángel,  ca  non  está  en  lugar  después  que  non  es  cosa 
corporal;  la  I II I,  non  se  mueve  ni  en  tiempo  ni  en  lu- 
gar, assí  como  Dios. 

Y  conviene  á  saber  que  definición  de  movimien- 
to según  Física  es  éste:  movimiento  es  movimiento 
voluntario  de  un  lugar  á  otro  templadamente,  el 
qual  es  provechoso  para  el  cuerpo  faziéndolo  como 
cumple;  y  en  el  movimiento  ay  X  catamientos:  el  I 
catamiento,  en  los  provechos  que  se  siguen  del  mo- 
vimiento templado  para  conservación  de  la  salud  y 
provecho,  primeramente  en  quanto  esfuerga  la  calen- 
tura natural;  la  II,  que  consume  las  superflu^-dades 
de  todo  el  cuerpo  y  las  desuelve;  la  III,  que  endure- 
ce los  miembros,  y  las  coyunturas  y  las  cuerdas,  y 
esfuerza  las  obras;  la  IIII,  que  esfuerga  los  miem- 
bros; la  V,  apareja  los  miembros  que  resciben  la 
vianda,  en  quanto  mengua  las  superfluydades;  la  VI, 
despierta  la  virtud  atrativa  y  consume  los  humores 
gruessos  de  los  miembros;  la  VII,  delgaza  las  humi- 
dades;  la  VIII,  abre  las  opilaciones  y  ensancha  los 
miembros;  la  IX,  escusa  la  ética,  en  quanto  esfuerza 


—  309  — 
los  y  trae  el  espíritu  natural  para  ellos;  la  XII,  ale- 
gra el  coraron  por  quanto  animal  es  su  natura  de 
dessear  movimiento,  ca  definición  de  animal  es  cuer- 
po vegitatible  sensible  que  se  mueve  voluntaria- 
mente. 

El  catamiento  II  es  en  los  daños  que  se  siguen 
del  movimiento  más  de  lo  que  cumple:  este  tal  mo- 
vimiento amata  la  calentura  natural,  y  consume  los 
buenos  humores,  y  enflaqueze  los  miembros,  y  faze 
todo  el  contrario  del  movimiento  ygual. 

El  III  catamiento  es  según  las  especias  de  los 
movimientos;  siete  especias  ay  de  movimientos:  la  I, 
empuxamiento;  la  II,  tirando;   y  la   III,    trastorna-  \ 

miento;  y  la  IIII,  echamiento;  y  la  V,  embiamiento;  | 

y  la  VI,  metimiento;  y  la  VII,  sacamiento.  E  dellas 
ay  fuertes  y  dellas  flacas,  y  de  la  mucha  y  de  la  poca, 
y  dellas  por  manera  de  luchamiento  ó  de  correr,  ó 
de  langar  la  palanca  y  de  esgremir  ó  de  armar  ba- 
llesta, ó  de  saltar  ó  de  cavalgar,  ó  de  andar  en  ga- 
leras, ó  en  naves  y  semejante  desto.  Y  destos  movi- 
mientos deve  tomar  la  medianía. 

El  quarto  catamiento  según  los  miembros,  ca 
dellos  ay  que  son  por  el  movimiento,  assí  como  los 
pies,  y  dellos  para  obrar,  assí  como  las  manos,  y  de- 
llos para  los  cinco  sensos,  y  dellos  para  los  miem- 
bros spirituales,  y  dellos  para  los  que  son  los  seys 
miembros  naturales,  los  quales  son:  dientes  y  len- 
gua, y  paladar,  gutur  y  pulmón,  en  ques  formada  la 


lO 


boz.  Y  quando  la  boz  es  templada  en  su  movimiento 
aprovecha  alimpiar  las  superfluydades,  y  ensancha 
los  pechos  y  abre  los  caños;  y  por  ende,  deven  ser 
los  cantares  en  templamiento,  ca  si  fueren  fuertes 
puede  traer  muchos  daños,  assí  como  tesiquia,  y 
tosse,  y  escupimiento  de  sangre  y  sus  semejantes. 
Otrosí,  el  movimiento  del  ojo  deve  ser  comparado 
en  el  catamiento  y  deve  ver  la  claridad  y  las  colores 
de  grado  en  grado,  ca  oteando  gran  claridad,  y  oyr 
grandes  bozes,  y  oliendo  fuertes  olores  y  teniendo 
fuertes  qualidades  pueden  corromper  los  cinco  sen- 
sos. 

El  V  catamiento  del  movimiento  según  las  do- 
lencias, ca  los  flacos  de  complision  y  los  que  se  le- 
vantan de  la  dolencia,  ó  los  que  bevieron  fuertes  me- 
dicinas, ó  los  que  uvieren  dolores  en  los  estentinos, 
ó  los  que  uvieren  litargia  omanja,  ó  non  apetito  de 
comer,  deven  fazer  movimientos  mansos,  ca  les  es 
provechoso.  El  movimiento  que  se  faze  por  manera 
de  humillándose  de  rodillas  en  la  cama  y  levantán- 
dose es  provechoso  á  X  dolencias,  assí  como  media 
terciana,  y  cotidiana,  y  emitretreos,  y  á  los  ydrópi- 
^  eos,  y  á  los  que  han  piedra,  y  á  los  gotosos,  y  á  los 

que  tienen  arena  en  los  ríñones,  ca  con  este  tal  mo- 
vimiento del  humillarse  de  rodillas  en  la  cama  á  me- 
\  nudo  apareja  el  humor  que  se  tire  dende;  y  el  que 

\         fuere  rezio  y  el  que  fuere  flaco  fágalo  mansamente. 
\       Y  el  cavalgar  de  la  carreta  faze  esta  obra  misma  muy 


—  311    —  \ 

mejor:  el  cavalgar  de  la  carreta,  el  rostro  atrás,  apro-  j 

vecha  á  la  flaqueza  de  la  vista  y  á  la  escuridad  della  ¡ 

maravillosamente,  por  razón  del  gran  movimiento  j 

que  se  faze  en  la  delantera  de  la  cabega,  y  desuel- 
ven  aquella  humidad  que  embarga  la  vista.  Y  el  na- 
vegar de  las  naves  y  de  las  galeras  aprovecha  á  la 
lepra,  y  á  la  ydropesía  y  á  la  frialdad  del  estómago, 
señaladamente  andando  riba  mar;  y  si  fiziere  vómito, 
estonces  aprovechará  al  estómago.  El  navegar  de  las 
naves  en  la  fuerte  mar  aprovecha  más  á  estas  dolen- 
cias sobredichas  por  razón  de  los  movimientos  que 
acaecen  al  aia  del  miedo  y  del  plazer. 

El  catamiento  sexto  es  en  el  tiempo  del  movi- 
miento. El  tiempo  del  comengamiento  deve  ser  quan- 
do  el  cuerpo  está  limpio,  desembargados  los  esten- 
tinos  y  venas  de  vianda  cruda,  en  tal  guisa  esté  de- 
gerida  de  las  tres  degistiones,  señaladamente  de  la 
vianda  del  dia  antes,  tanto  que  llega  al  tiempo  del 
comer  de  la  otra  vianda;  y  conócese  esto  en  la  orina 
por  la  sustancia  y  por  la  color:  y  en  este  tiempo  es 
el  comiengo  de  la  digistion  quarta  de  los  miembros 
y  en  fin  de  la  digistion  de  las  venas,  ques  la  tercera 
digistion,  según  Avicena.  Y  qualquier  que  quisiere 
fazer  gran  movimiento  non  lo  deve  hazer  seyendo  el 
estómago  vazío,  ante  le  deve  dar  alguna  vianda  y  en 
poca  contía;  y  en  invierno  deve  ser  la  vianda  gruessa 
y  en  verano  delgada.  Otrosí,  mejor  es  afanar  el  cuer- 
po lleno  que  non  vazío,  y  el  cuerpo  caliente  y  húmi- 


—     ^12 


do  que  non  frío  y  seco.  Otrosí,  el  que  quisiere  afanar 
deve  se  primeramente  alimpiar  los  estentinos  y  la 
bexiga,  y  fregar  el  cuerpo  primeramente,  por  razón 
de  ensanchar  los  poros  y  de  esforzar  los  lacertos.  Y 
en  otoño  a  de  ser  el  movimiento  cerca  del  medio  dia, 
y  en  verano  antes,  y  en  invierno  en  la  tarde,  y  deven 
escalentar  aquel  lugar  do  fuere  el  movimiento  fasta 
que  sea  templado. 

El  catamiento  séptimo  en  el  tiempo  que  cumple 
de  guardar  el  movimiento.  Tres  cosas  deven  ser  ca- 
tadas en  el  guardar  del  movimiento:  la  I,  el  color  del 
rostro,  ca  mientra  que  tuviere  buen  color  en  el  ros- 
tro puede  afanar,  y  quando  se  mudare  el  color  deve 
cesar;  la  II,  el  movimiento  y  la  fuerga,  ca  mientra 
non  sintieren  cansamiento  ninguno  puede  afanar,  y  si 
non  se  sintiere  tan  liviano  como  antes  deve  cesar;  la 
III,  la  dispusicion  de  los  miembros,  ca  mientra  estu- 
vieren finchados  y  con  sudor  mansamente  puede  afa- 
nar, y  si  se  desolviere  mucho  con  el  sudor  develo 
dexar. 

El  catamiento  octavo  según  la  costumbre,  ca  el 
que  es  acostumbrado  de  mucho  afanar  non  lo  deve 
dexar  del  todo,  y  esso  mismo,  el  que  non  lo  usado 
de  mucho  tiempo  non  lo  deve  mucho  fazer,  ca  la  cos- 
tumbre torna  en  natura  segunda;  pero  aunque  non  lo 
aya  usado,  conviene  que  use  movimiento  ygualy  tem- 
plado, porque  es  necessario  y  menester  de  lo  fazer 
más  que  ninguna  de  las  otras  cosas  necessarias. 


—  313   — 


CAPÍTULO  LXIV 

De  la  definición  de  la  mortandad  humanal, 
y  de  sus  causas. 

La  definición  de  la  mortandad  humanal  es  muer- 
te non  natural,  que  acaece  en  la  especia  humanal  de 
parte  del  ayre  corrupto  de  dolencia  universal  seme- 
jante. 

Muerte  es  aquí  en  lugar  de  genus,  ca  todo  animal 
es  mortal  naturalmente;  non  natural,  es  en  lugar  de 
difinicion,  para  diferencia  de  la  muerte  natural;  en  la 
especia  humana,  es  dicha  para  diferencia  de  la  mor- 
tandad de  las  animalias,  ca  puede  contecer  en  los 
omes  y  non  en  las  animalias,  ó  el  contrario;  de  parte 
del  ayre  corrupto  es  dicho  aquí  para  diferencia  de  los 
que  mueren  de  peleas,  ó  de  terremotos,  ca  esto  es 
muerte  subitaña,  non  es  llamada  mortandad,  pues  non 
viene  de  ayre  corrupto;  de  una  dolencia  universal  es 
dicho  aquí  por  diferencia  constitutiva,  á  diferencia  de 
las  muertes  que  acaecen  por  dolencias  diversas,  ca 
ésta  non  es  llamada  mortandad,  en  quanto  non  es  el 
a}Te  en  causa,  según  Abenrruyz  en  el  Coliget. 

Agora  conviene  á  saber  que  la  salud  y  la  enfer- 
medad deve  a  ver  quatro  cosas  naturales,  las  quales 

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formales  y  causas  finales.  Las  materiales  son  los 
miembros,  y  los  spíritus  y  los  humores.  Las  causas 
eficientes  que  obran  y  conservan  la  salud  y  la  enfer- 
medad son  seys  cosas  necessarias,  que  sin  ellas  non 
podemos  durar,  las  quales  son:  el  ayre  circundante, 
y  el  comer  y  el  bever,  y  vaziar  y  estreñir,  y  velar  y 
dormir,  y  folgar  y  mover  corporal,  y  folgar  y  mover 
spiritual.  Y  destas  seys  non  ay  ninguna  tan  necessa- 
ria  como  el  ayre,  ca  sin  él  non  podríamos  bivir  una 
ora,  por  razón  de  la  calentura  del  coraron,  ques  tan 
fuerte,  que  si  non  cobrássemos  ayre  frió,  que  tiramos 
á  dentro  quando  encojemos  el  ressollo  nos  afoga- 
ryamos.  Otrosí,  cobrado  el  ayre  frió,  si  non  lo  dese- 
chássemos  luego  quando  ressollamos  afuera,  afoga 
riámonos  por  su  calentura  en  que  se  convertia  de  den- 
tro en  baho,  por  humor  superfino  que  la  natura  lo  de- 
secha, bien  assí  como  desecha  y  aborrece  el  mal  hu- 
mor superfino  que  se  cria  en  el  cuerpo.  Y  según  dize 
Avicena  en  el  Cd?i07i:  y  este  ayre  mientra  es  ygual  y 
limpio,  sin  ninguna  sustancia  mala  estraña,  que  non 
puede  contrariar  á  la  complision  del  spíritu  vidal,  es- 
tonces es  conservada  nuestra  salud,  y  si  es  contrario 
enferma  y  mata,  ca  en  el  ayre  acaescen  tres  maneras 
de  mudamientos;  conviene  á  saber:  mudamiento  na- 
tural y  non  natural,  y  mudamiento  contra  natura.  El 
mudamiento  natural  son  los  mudamientos  de  los  qua- 
tro  tiempos  del  año,  cada  uno  en  su  natura  especial. 


—  315  — 
assí  como  ser  el  verano  caliente  y  húmido,  y  el  estío 
caliente  y  seco,  y  el  otoño  frió  y  seco,  y  el  invierno 
frió  y  húmido;  y  qiiando  siguen  esta  orden  natural  es 
conservada  la  salud.  Y  el  mudamiento  non  natural  es 
continuar  todo  el  año  en  una  qualidad,  assí  como  ser 
todo  el  año  frió,  ó  caliente,  ó  húmido;  estonces  ado- 
lecen los  cuerpos  forjadamente  de  dolencia  seme- 
jante aquella  calidad  que  perseveró  más  de  lo  que 
devia.  El  movimiento  contra  natura  es  en  dos  mane- 
ras: la  I  es  mudamiento  del  ayre  en  su  sustancia  mis- 
ma, en  quanto  es  cuerpo  con  su  difinicion,  ques  altu- 
ra, y  baxura  y  longura,  el  qual  cuerpo  deste  ayre,  en 
quanto  canutat,  pecará  en  sí  mismo  y  non  de  parte  de 
qualidad  ninguna,  ca  non  será  más  frió,  ni  caliente, 
ni  húmido,  ni  seco,  ni  menos  de  lo  que  deve  ser,  sal- 
vo que  será  la  sustancia  y  el  cuerpo  del  mismo  más 
espesso  ó  más  delgado  de  lo  que  deve,  en  tal  mane- 
ra que  corrompe  los  cuerpos:  assí  como  las  aguas  de 
los  estancos  encharrados  de  tiempo  luengo,  que  se 
corrompen  en  sí  y  son  enconadas  y  veninosas  bevién- 
dolas,  aunque  parecen  templadas  en  qualidad  á  pri- 
mera vista,  assí  acaesce  al  ayre  de  ser  enconado  en 
su  sustancia,  margüer  que  non  peque  en  qualidad.  Y 
si  por  aventura  dixerdes  ¿cómo  puede  ser  corrupto  en 
sustancia  y  non  en  qualidad?  y  respondo  que  puede 
ser  assí  como  puede  ser  corrupto  en  qualidad  sin 
quantidad.  Y  aquí  ay  gran  lugar  en  disputar,  pero  la 
verdad  es  en  lo  que  es  dicho;  por  non  alongar,  non 


-   3IÓ   - 

quiero  aquí  formar  la  disputación.  Y  si  por  aventura 
dixerdes  ¿cómo  puede  ser  que  podrezca  el  ayre,  se- 
yendo  uno  de  los  elementos,  ca  el  elemento  simple 
non  puede  podrecer;  razón  por  qué:  ca  podrimiento 
nace  de  calor  y  de  humidad,  ambas  á  dos  qualidades 
juntas,  y  el  ayre  ni  ninguno  de  los  otros  elementos 
non  han  más  de  una  qualidad  essencial,  según  se 
prueva  por  el  Filósofo?  respondo  aquí  que  esto  se 
entiende  por  el  ayre  simple  elimental;  mas  este  ayre 
circundante  es  compuesto  de  bafos  húmidos  que  su- 
ben de  lugares  húmidos,  y  bafos  terrenales  polvoro- 
sos subientes,  y  de  partes  fúgales,  según  dize  Venci- 
ne  al  feyr  segundo,  IX  capítulo.  El  mudamiento,  se- 
gún que  se  muda  el  ayre  contra  natura,  es  de  parte 
de  qualidad,  que  saldrá  en  calentura  ó  en  frialdad,  ó 
en  las  otras,  tan  fuertemente  que  los  cuerpos  non  lo 
podrán  durar,  ni  aun  las  planetas,  ni  las  yervas  y  las 
simientes  se  corrompen,  y  por  gran  calor  que  nace,  -ó 
por  gran  frió,  ó  gran  humidad,  ó  gran  sequedad,  en 
guisa  que  los  panes,  y  las  yervas,  y  las  frutas,  y  los 
ganados  y  las  aves  que  se  crian  en  este  tiempo  son 
enconadas  y  venenosas,  tanto  que  se  convierten  en 
mala  sangre,  y  dañan  los  cuerpos,  y  los  matan  y  los 
fazen  adolecer,  en  tal  guisa  que  se  sigue  mortandad, 
que  á  los  que  se  goviernan  de  aquel  ayre  ó  de  las 
viandas  que  se  crian  en  aquel  tiempo.  Otrosí,  deve- 
nios saber  quel  ayre  rescibe  mudamiento  por  V  cau- 
sas, según  ponen  los  dotores:  la  I  causa  es  por  los 


—  317  — 
quatro  tiempos  del  año  naturalmente,  que  son  vera- 
no, y  estío,  y  otoño  y  invierno;  la  causa  es  por  el  mo- 
vimiento de  las  siete  planetas,  que  son  Saturno,  Júpi- 
ter, Mars,  Sol,  Mercurio,  Venus,  Luna,  por  la  alle- 
gancia que  han  con  el  Sol  serán  causa  de  calentura 
grande  quemante  ó  destruyente,  ó  alexándose  del  Sol 
será  el  contrario,  y  crecerá  muy  gran  frió  mortal,  que 
corromperá  las  cosas  terrenales,  señaladamente  á  la 
región  y  á  la  clima  do  más  diere  la  inflencia  de  sus 
rayos;  la  III  causa  es  el  mudamiento  de  los  vientos, 
los  quales  son  Oriente  y  Ocidente,  y  Meredion  y  Se- 
tentrion,  ca  cada  uno  dellos  han  su  complision  natu- 
ral para  templar  el  ayre  y  para  lo  dañar,  según  dize 
Galieno  y  Avicena  en  la  sec.  II  del  libro  primero;  la 
quarta  causa  es  las  climas  y  las  tierras,  ca  en  esto  ay 
quatro  catamientos:  la  I  es  las  quatro  regiones  del 
mundo,  que  son  Oriente,  Ocidente,  Meridion,  Sep- 
tentrión; el  II  catamiento  de  tierras  es  según  fueren 
altas  ó  baxas,  ca  las  altas  son  frias  y  las  baxas  calien- 
tes; el  III  catamiento  de  la  tierra  es  la  vezindad  que 
há  con  la  mar,  ca  si  la  mar  fuere  de  parte  de  Meri- 
dion será  fria  y  húmida,  y  si  es  de  parte  de  Setentrion 
será  cálida;  el  II 1 1  catamiento  de  la  tierra  es  según  la 
natura  del  terradgo,  ca  la  tierra  pitarrosa  es  fria  y  la 
arenosa  es  caliente.  La  V  causa  del  mudamiento  del 
ayre  es  de  parte  de  los  bafos,  ca  el  ayre  de  las  aguas 
de  los  estanques  enxartados,  ó  de  muladares,  ó  de 
alfonsarios,  ó  de  calabres  ó  de  muertos  de  ofuerra  co- 


r 


rrompen  el  ayre  y  fará  adolecer  y  matará,  assí  como 
üzo  nuestro  señor  el  Cardenal  de  España  en  la  villa 
de  Vitecerba  guerreando  sobrella,  y  non  podía  con 
ella,  fasta  que  tomó  todas  las  bestias  muertas  del 
real,  llenas  de  estiércol  fidiondo,  y  echólas  con  inge- 
nios en  la  ciudad  de  Vitecerba,  tantas  que  se  rindie- 
ron y  cobró  la  ciudad  con  esto,  según  oy  dezir  al  ofi- 
cial de  Sevilla  que  lo  vido,  y  acaeció  assí,  que  por 
estas  razones  se  corrompe  el  ayre;  y  según  el  com- 
ponimiento destas  cosas  sobredichas  se  engendran 
las  dolencias  en  los  cuerpos  de  los  omes  y  las  mor- 
tandades. Conviene  á  saber  que  si  el  ayre  corrupto 
por  qualquier  de  las  causas  sobredichas  puede  ser  tal 
que  há  natura  de  dañar  uno  de  los  tres  miembros 
principales,  que  son  el  celebro,  ques  señor  de  los  diez 
sensos,  V  de  dentro  y  V  de  fiaera:  y  los  de  dentro,  el 
primero  senso  es  el  común,  que  es  la  fantasía;  el  II, 
la  ymaginativa;  el  V,  la  demoriativa:  é  los  de  fuera, 
el  I  es  el  ver;  el  segundo,  el  oyr;  el  tercero,  el  oler; 
el  quarto,  el  gustar;  el  V,  el  apalpar;  y  si  por  aven- 
tura fuere  la  natura  rezia  y  non  aparejada  para  rece- 
hlr  esse  daño  tanto  súbitamente,  defenderse  a  y  em- 
biará  todo  ese  mal  humor  á  los  lugares  y  motorios 
estercoleros  de  las  superfluydades,  que  es  la  cerviz  y 
el  cuello,  y  fazerse  han  a}'  landres,  y  fincará  el  cele- 
bro en  salvo,  y  escapará  y  non  morirá.  Esso  mismo 
acaecerá  si  la  natura  del  ayre  es  tal  que  daña  el  se- 
ñor de  la  vida,  que  es  el  coraron,  mátalo  á  desoras; 


—  319  — 
y  si  se  piuiiere  defender  embia  la  corrupción  á  su 
emotorio  que  rescibe  sus  arduras,  el  qual  lugar  son 
los  sobacos:  y  si  lo  embiare  todo  su  mal,  que  non 
finque  nada  al  coraron,  estonces  escapará;  y  si  por 
aventura  es  tanta  quantidad  que  non  lo  puede  todo 
embiar,  alono-ar  se  ha  ó  morirá,  si  fuere  de  mucha 
quantidad  ó  de  poca,  ó  de  mala  qualidad.  Y  esso  mis-  '"^.J  v^'-X^V--'^ . 
mo  será  si  la  natura  del  ayre  enconado  há  natura  de  ' 

dañar  el  fígado,  ques  señor  de  la  natura;  ó  lo  matará  á 
desora,  ó  la  natura  del  fígado  lo  embiará  á  su  emoto-  --^ 

rio  á  do  usa  de  embiar  sus  superfluydades,  que  son  las  , 
ingles,  y  fará  bulto,  y  según  más  ó  menos,  morirla  ó  ^  /' 
escapará.  Y  esta  razón  que  yo  digo  de  las  landres,  esso 
mismo  digo  de  cualquier  dolencia  que  acaece  de  mor- 
tandad, que  son  infinitas,  ca  dellas  veemos  por  la  Bi- 
blia, que  acaeció  de  morir  por  afogamiento  de  agua 
ó  de  flema  el  Diluvio,  y  dellos  cólera  quemante,  ó  de 
quemamiento  de  fuego  salvaje,  assí  como  acaeció  á 
los  de  Sodoma  y  Gomorra,  según  dize  el  verso:  «Y 
Dios  fizo  llover  sobrellos  fuego  y  ^ufre  del  cielo; »  y 
dellos  de  mortandad  de  illiaca,  passion  que  non  pue- 
den salir,  assí  como  Abimelech,  rey  de  Egypto,  se- 
ofun  dize  el  verso:  «Cerró  Dios  todos  los  emotorios 
del  reyno  de  Abimelech,  y  dellos  de  muerte  subitaña, 
assí  como  la  dozena  deciplina  de  Egypto,  que  murie- 
ron todos  los  primogénito  dellos  de  fiebres  agudas  y 
de  culebras  quemantes, »  assí  como  dize  en  la  Biblia, 
en  el  libro  de  Niunero:  «Y  embió  Dios  culebras  que- 


mantés,  que  mordieron  á  muchos  y  murieron  dello; » 
otrosí,  en  el  tiempo  de  Samuel  murieron  los  filisteos 
que  tomaron  el  Tabernáculo  de  Dios  de  emorroydas, 
,-*  y  en  tiempo  del  rey  David  fué  tres  dias  mortandad 

de  muerte  subitaña.  Mas  dexemos  éstos  que  fueron 
^  de  tiempo  antiguo,  por  manera  de  miraglos.  Véemos 

en  nuestro  tiempo;  muchas  mortandades  acaecieron 
desde  XXIX  años  acá:  del  año  de  la  era  de  mili  y 
CCCXLV  años,  á  los  veynte  y  ocho  dias  de  Margo,  y 
en  la  primera  ora  y  en  XVI  puntos,  fué  la  conjunción 
de  Saturno  con  Júpiter,  y  estonce  significaron  mortan- 
dad, y  fambre,  y  guerras,  y  terremotos,  y  mudamien- 
tos de  reynamientos,  y  de  anegamientos  de  naves,  y 
quemamientos  de  lugares,  y  tormentos,  y  enemistades 
sin  por  qué  contra  los  omes,  y  derramamiento  de 
sangre,  y  de  todo  esto  avenios  visto  y  veemos;  assí 
que  parece  que  la  cau  desto  es  enfluencia  celestial 
V  que  faze  estos  fechos.  Y  según  el  rebolvimiento  de 

los  tiempos  se  rebuelven  las  enfermedades,  en  tal  gui- 
sa que  de  lieve  las  enfermedades  de  un  año  non  se- 
ñ\  .  \       mejan  á  las  otras,  según  dezia  mi  maestro,  que  avia 

/  \  practicado  LX  años  en  Aviñon  y  nunca  falló  un  año 
/  'Semejante  de  otro  en  fecho  de  las  enfermedades;  y  yo 
•  fallo  ques  assí  verdad,  ca  yo  paré  mientes  en  esta  ra- 

'  zon  después  que  aquí  soy  abitado,  que  há  XXI  años, 

y  fallé  la  tierra  ques  caliente  y  húmida  por  razón  de 
la  baxura  y  de  las  aguas,  y  del  terruño  ques  arenoso 
y  húmido;  y  otrosí,  por  razón  de  la  reberveracion  del 


iy 


—    321     — 

sol,  que  la  fiere  fuertemente  en  quanto  non  se  puede 
estender  por  razón  de  la  altura  del  Axarafe,  questá  á 
la  parte  de  Ocidiente,  y  por  esto  es  muy  caliente 
fasta  ora  de  bísperas  más  que  otra  tierra,  ca  el  ayre 
de  Ocidente  es  frió  y  húmido,  y  non  puede  mucho 
resfriar  por  el  altura  del  Axarafe,  y  fiere  el  ayre 
oriental,  ques  caliente  y  seco;  otrosí,  el  ayre  meridio- 
nal, ques  caliente  y  húmido:  assí  que  non  tiene  friura 
ni  sequedad,  salvo  de  Setentrion,  ques  frió  y  seco,  y 
aun  éste  vienta  aquí  pocas  vezes,  y  por  esto  podemos 
la  juzgar  por  caliente  y  húmida,  y  por  esto  corren  en- 
fermedades de  podrimiento,  porque  la  calor  y  la  hu- 
midad  son  causa  de  podrimientos  diversos,  según 
componimientos  de  los  temporales,  y  los  unos  non 
son  semejantes  de  los  otros,  según  dicho  es  en  el 
1 1 II  capítulo  deste  libro. 


CAPÍTULO  LXV 

Quál  es  la  razón  porque  daña  á  2mos  más  que  á 
otros,  en  un  lugar  más  que  en  otro. 

¿Por  qué  razón  mueren  unos  más  que  otros  ó 
adolecen  unos  y  non  adolecen  otros,  ni  les  empece 
nada,  siendo  el  ayre  corrupto  ygual  á  todos?  Otrosí, 
¿por  qué  non  sienten  gran  dolor  en  el  fígado  ó  al 

41 


—     322     — 

meollo?  Otrosí,  ^jpor  qué  mueren  los  que  han  landre 
en  la  parte  yzquierda,  y  guarecen  de  la  derecha  á  las 
vezes? 

Dize  el  Filósofo  que  obradero  ninguno  non  pue- 
de obrar  en  la  materia  fasta  que  la  materia  sea  apa- 
rejada para  recebir  aquella  obra,  y  según  el  apareja- 
miento  de  la  materia  seguirá  la  obra  del  fazedor,  fas- 
ta que  acaecerá  que  una  qualidad  sola  fará  obras  di- 
versas, assí  como  la  calor  del  sol  emblanquece  el  pa- 
ño y  enegrece  el  rostro  del  orne  que  lo  lava;  assí  que 
parece  que  el  agen  non  obra,  salvo  en  paciente  apa- 
rejado. Y  por  esta  razón,  el  ayre  es  un  agente,  non 
puede  obrar  salvo  en  los  cuerpos  que  son  aparejados 
á  recebir  aquella  action,  ca  de  otra  manera  seguirse 
ya  que  todos  muriessen  ó  adolesciessen  en  tiempo 
de  la  mortandad;  y  esto  es  impossible,  ca  pongamos 
que  este  enconamiento  del  ayre  es  de  parte  de  una 
qualidad  muy  caliente  soberanamente,  conviene  de 
necessidad  que  empezca  más  á  los  coléricos  puros 
que  non  á  los  flemáticos  puros. 

Y  si  dixerdes  ¿por  qué  no  mueren  todos  los  co- 
léricos puros?  estonces  digo  que  por  razones.  La  I  es 
que  non  puede  ser  que  las  complisiones  ó  las  propie- 
dades de  los  hombres  sean  yguales,  según  dize  Por- 
firio en  PredicabílíbiLs:  las  propriedades  de  que  es 
confirmado  Sócrates  non  pueden  ser  en  Platón  en 
ningún  tiempo;  ya  veemos  que  un  ome  non  semeja  á 
otro  en  la  figura,  ni  en  sus  condiciones,  ni  en  escri- 


—  323  — 
vir,  ni  en  pintar,  aunque  sea  su  dicípulo  que  aprenda 
del:  y  por  esta  razón  mueren  unos  y  adolecen,  y  otros 
non;  y  la  razón  por  la  influencia  celestial  del  naci- 
miento, que  ayudará  á  matar  á  los  bahos  unos  que 
á  los  otros.  La  III  razón  es  que,  según  nuestra  creen- 
cia, que  esto  todo  es  por  voluntad  de  Dios  y  por  su 
sentencia,  ca  omniaper  ipsuní  facta  siait  et  sine  ipso 
factum  est  nihil. 

Dize  Avicena  en  el  quarto  libro  de  las  Fiebres, 
en  el  capítulo  de  las  Fiebres  pestilenciales:  y  el  co- 
miengo  de  todo  esto  es  dispusicion  de  las  dispusicio- 
nes  de  los  planetas,  que  adebdan  adepdamiento  que 
non  podemos  alcanzar  por  razón;  y  maguer  que  al- 
guno pone  alguna  razón,  la  qual  non  me  parece  pro- 
pria  causa  dello:  empero  es  de  saber  que  la  primera 
causa  remota  desto  es  la  celestial,  y  la  segunda  cosa 
es  las  terrenales,  y  si  adeptare  la  virtud  del  agente 
celestial  y  la  virtud  paciente  terrenal  de  umectar  y 
de  emblandecer  muy  fuertemente  el  ayre  por  el  rem- 
puxamiento  de  los  bafos  y  de  los  humos  que  vienen 
á  ella  y  son  aparejados  para  ello,  y  después  si  vinie- 
re el  ayre  corrupto,  enflaquecerlo  há.  Y  este  ayre  tal 
carga  el  coragon  y  corrompe  la  complision  del  spíritu 
vidal  que  es  en  él,  y  podrecerá  la  humidad  de  ende- 
rredor  dél,  y  renovará  calentura  que  será  contra  na- 
tura, y  estender  se  ha  su  sequedad  al  cuerpo,  y  será 
fiebre  pestilencial  y  cargará  gran  parte  de  los  hom- 
bres por  propriedad  de  aparejamiento;   ca  maguer 


—  324  — 
qiiel  agente  es  uno,  si  por  ventura  non  fuere  el  pa- 
ciente aparejado,  nunca  nascerá  action  ni  passion  nin- 
guna. Y  los  cuerpos  más  aparejados  para  recebir  da- 
ño deste  ayre  son  los  repletos  de  malos  humores,  ó 
los  flacos  de  complision,  como  aquellos  que  usan  mu- 
cho el  coyto,  ca  á  los  cuerpos  limpios  poco  les  em- 
pecerá. 

Y  dize  Abenrruyz  en  el  Coliget,  á  la  fin  del  sexto 
libro:  «Quando  él  sale  del  curso  natural  en  sus  qualida- 
des  ó  se  trasmuda  en  toda  su  sustancia  y  podrécese, 
estonces  son  aparejados  los  cuerpos  para  dolencias 
semejantes  de  aquella  qualidad;  pero  non  todos  los 
cuerpos,  ca  todos  morirían  del  ayre  pestilencial  si 
assí  fuesse,»  etc. 

Esta  razón  misma  dize  Isac  en  el  V  tratado  de 
las  Fiebres. 

Otrosí,  la  razón  porque  non  sienten  los  que  mue- 
ren de  landre  dolor  muy  grande  en  el  miembro  prin- 
cipal donde  viene,  es  éste:  ca  el  fígado  non  há  senti- 
miento en  sí,  ca  el  ayre  non  mata  por  calidad  sola- 
mente, salvo  por  toda  su  sustancia,  y  pierde  el  senti- 
miento y  non  siente  dolor. 

Otrosí,  viene  á  las  vezes  landre  á  la  yzquierda,  y 
non  á  la  derecha,  por  el  aparejamiento  que  falla  el 
fígado  en  ese  lugar  más  que  en  el  derecho,  ca  tam- 
bién es  emutorio  el  vazío  del  fígado  como  las  ingles, 
y  más. 


—  325 


CAPÍTULO  LXVI 
De  las  señales  de  la  mortandad. 

Las  señales  que  demuestran  que  ha  de  venir  mor- 
tandad son  doze:  la  I  es  quando  parece  á  veynte  dias 
de  Setiembre  á  parte  de  Setentrion  cometas,  y  co- 
luna de  fuego  y  estrellas  con  las  lenguas  encendidas, 
significa  mortandad;  é  quando  el  Deziembre,  y  el 
Enero  y  Febrero  fueren  muy  ventosos  y  secos,  y  con 
mucho  polvo  en  el  ayre  y  sin  lluvia  ninguna,  signifi- 
ca mortandad;  la  III  es  quando  al  comiendo  de  Mar- 
go lluviere  gotillas  y  continuare  el  ayre  conturbado 
y  escuro  fasta  siete  dias,  significa  mortandad  y  do- 
lencias de  sarampión,  y  viruelas  y  fiebres  agudas  en 
esse  verano;  la  II 1 1  es  quando  al  comiendo  del  estío, 
al  I  dia  de  Junio,  lloviere  un  dia  y  el  otro  fiziere  vien- 
to y  polvo,  significa  mortandad;  la  V  es  quando  estas 
temporadas  siguieren  el  curso  sobredicho  deste  des- 
ordenamiento, significa  mortandad  en  las  bestias  y 
en  las  animalias  el  mes  de  Setiembre;  y  quando  el 
ayre  se  mudare  muchas  vezes  el  dia  de  claro  á  escu- 
ro, ó  un  dia  claro  y  otro  turbio,  uno  frió  y  otro  ca- 
liente, significa  mortandad;  y  quando  nacieren  mu- 
chas ranas  y  muchas  langostas,  y  mucho  pulgón  y 


—   3^6   — 

sus  semejantes  de  las  reptilias  que  nacen  del  pudri- 
miento, significa  mortandad;  y  quando  las  animalias 
de  gran  sentido,  assí  como  el  águila,  que  fuyere  de 
su  nido  y  se  alongare  dende,  dexando  sus  huevos  en 
el  nido,  señal  es  de  mortandad;  la  novena  es  quando 
los  topos  y  las  animalias  que  fazen  su  morada  dentro 
en  la  tierra  fuyen  dende  conturbados  y  como  assom- 
brados,  señal  es  de  mortandad;  la  X  es  quando  las 
yervas,  y  las  frutas  y  los  pescados  fueren  muchos,  es 
señal  acidental  de  muertes  y  de  dolencias;  y  la  XI  es 
las  frutas  y  los  pescados,  y  las  yervas  y  los  ganados, 
y  las  aves  que  son  usadas  de  comer  fueren  de  mal 
sabor  y  de  mal  olor,  señal  es  de  enconamiento  y  de 
mortandad;  y  la  XII  es  quando  viniere  año  de  fambre 
y  después  creciere  año  de  gran  fartura,  señal  es  de 
mortandad,  en  el  año  de  la  fartura  más  que  en  el 
contrario. 

Estas  señales  pone  Avicena  en  el  quarto  libro,  é 
Isac  en  las  Fiebi^es,  y  Rasis  en  el  quarto  libro. 


CAPÍTULO  LXVII 

Para  qué  ap^'ovecha  la,  arte  de  la  Melezina, 
pices  vino  de  parte  del  Cielo. 

Isac,  en  el  libro  de  las  Fiebres,  faze  esta  quistion, 


—  32/  — 
y  dize  assí:  si  por  aventura  nos  fiziere  alguno  quistion 
y  dixere:  pues  esto  viene  de  parte  de  las  estrellas, 
¿qué  provecho  alcanza  el  físico  en  trabajar  esta  ra- 
zón en  el  libro,  ca  el  arte  de  la  Física  non  conviene 
en  la  obra  del  Cielo  ni  la  puede  alcanzar  toda?  res- 
pondérnosle quel  ayre  corrupto  corrompe  los  cuer- 
pos que  son  aparejados  á  recebir  aquella  influencia; 
y  quando  el  físico  supiere  la  corrupción  que  ha  de 
venir  en  el  ayre  y  en  las  temporadas,  apercebir  se  há 
antes  que  llegue  este  tiempo,  y  purgará  los  cuerpos 
de  aquella  materia  que  está  aparejada  para  recebir 
el  daño,  y  armar  los  há  de  las  cosas  que  sean  contra 
aquel  humor,  en  tal  guisa  que  non  los  empezca  na- 
da. Verbi  gratia:  quando  el  físico  supiere  que  la  in- 
fluencia de  las  estrellas  adebdan  de  renovar  en  el 
ayre  algún  tiempo  gran  ardor  sobejana,  estonces  se 
adelante  de  purgar  con  ella,  y  humetarlos  há  mucho, 
y  armarlos  há  de  frialdad  y  de  humidad  en  tal  guisa 
que  pueden  sufrir  cosa  callente  y  que  sea  seguro  de- 
11a,  ca  el  ánima  del  ome  es  más  alta  que  la  planeta; 
y  quando  el  ánima  fuere  necia  seguirá  el  curso  de  la 
planeta,  y  quando  fpere  sabidora  guárdese  dellos  y 
escapará,  según  el  que  más  pudiere,  ó  la  planeta  ó  el 
saber  del  ánima. 

Y  esto  podemos  provar  por  los  buenos  astrólo- 
gos sabidores,  ca  el  buen  astrólogo,  quando  viere 
que  se  ha  de  afogar  en  algún  dia  cierto,  estonces 
guardar  se  há  de  cavalgar  en  esse  dia;  y  esso  mis- 


—   328  — 

mo,  si  fallare  que  su  rey  ha  de  ser  vencido  en  dia 
cierto  de  sus  enemigos,  consejarle  há  de  non  salir  en 
aquel  dia  á  la  pelea. 

Y  por  esta  razón  fué  el  orne  apartado  de  todas 
las  otras  animalias,  y  fué  mandado  de  ley  y  de  man- 
damientos, por  recebir  buen  galardón  del  bien  que 
fiziere  y  de  ser  condenado  por  el  contrario,  después 
que  en  él  es  de  escojer  el  bien  y  el  mal  por  libre  al- 
bedrío,  de  parte  del  buen  entendimiento  que  alcanza 
bien  de  mal,  y  la  justicia  del  tuerto,  y  la  verdad  de  la 
mentira,  y  el  pecado  de  la  limosna:  y  si  fuéssemos 
forjados  de  las  estrellas  non  devríamos  aver  gualar- 
don  por  el  bien  ni  pena  por  el  mal.  Y  por  esta  razón 
dixo  la  Biblia: « Cata  que  te  di  oy  la  vida  y  la  muerte, 
y  el  bien  y  el  mal,  y  escojerás  el  bien. »  Y  dixo  ¡sa- 
yas sobre  nuestro  Salvador,  en  quanto  era  ome: 
« Burtivo  y  miel  comerá,  y  por  su  seso  descojerá  el 
bien  y  aborrecerá  el  mal. » 

Y  si  dixéredes  contra  esto:  pues  Dios  sabe  todas 
las  cosas  passadas,  y  presentes  y  por  venir,  sigúese 
que  el  pecador  conviene  que  peque  y  el  sancto  que 
faga  bien,  ca  necessaria  cosa  es  que  se  cumpla  aque- 
lla sabiduría,  y  non  es  en  su  poderío  de  fazer  el  con- 
trario y  de  ser  bueno,  pues  Dios  sabe  que  ha  de  ser 
malo;  á  esto  responden  los  sabidores  y  dizen:  que  por 
saber  Dios  este  ome  a  de  escoger  el  mal  no  le  tira  el 
alvedrío,  ca  no  le  faze  fuerga  ninguna;  ca  Dios  es  jus- 
to, según  dixo  la  Biblia:  «El  Criador  cumplido  es  en 


—  329   — 
su  obra,  ca  todas  sus  carreras  son  justas;  Dios  de 
verdad,  y  sin  engaño,  justo  y  derecho  es  El.» 

Y  podemos  fazer  una  quistion:  pues  Dios  no  faze 
fuerga,  ¿por  qué  dixo:  «Esforzó  Dios  el  corazón  de 
Faraón;»  é  dixo  en  otro  lugar:  «Yo  endureceré  el 
coraron  de  Faraón  y  de  sus  vassallos,  porque  de- 
muestre mis  miraglos  en  él;»  y  dixo  Esayas:  '■'■  Lasi- 
men  leb  ha7t  lise„  etc.;  quiere  dezir:  «Engrossa  el 
coragon  deste  pueblo,  y  ciérrales  las  orejas  y  atápa- 
les  los  ojos,  ca  podria  ser  de  tornar  ver  de  sus  ojos, 
y  dentender  con  su  coragon,  y  repentir  se  ya  y  gua- 
recerla?» Responden  aquí  que  tantos  eran  los  peca- 
dos questos  tales  avian  fecho,  que  merecían  que  non 
los  dexasen  repentir,  porque  fuessen  perdidos.  Y  es- 
ta respuesta  del  Limud  es  falsa,  ca  Dios  dixo  á  Isac: 
%  El  dia  quel  pecador  se  repentirá,  nunca  le  recorda- 
rán nada  de  lo  passado;  y  quanto  más  pecador  fuere 
el  ome  y  se  arrepintiere  dello,  tanto  más  es  su  gua- 
lardon.» 

Y  pues  esta  quistion  sale  fuera  de  Física,  dexarla 
hé,  y  tornaré  en  otra  quistion  que  cae  aquí  mu}* 
grande,  la  qual  quistion  pone  maestre  Juan  de  Sanc- 
to  Amando,  y  es  ésta:  ¿si  la  muerte  natural  puede 
ser  retardada  por  Física?  Parece  que  non,  ca  es  es- 
cripto  en  el  libro  de  Generación  que  la  vida  de  cada 
uno  de  los  omes  es  tassada  por  tiempo  cierto;  y  si 
por  aventura  nos  podiéssemos  arredrar  la  muerte,  no 
sería  esto  verdad:  sigúese  que  la  muerte  no  puede 

42 


-   330  — 

ser  redrada.  Otrosí,  dixo  Job:  «Los  días  del  orne  son 
tassados,  y  término  le  posiste  que  no  lo  puede  pas- 
sar: »  sigúese  que  no  puede  ser  alexada  la  muerte 
por  Física.  Otrosí,  dize  Galieno  en  los  libros  de  los 
Miembros,  y  Abencini  en  la  sec.  segunda:  « Criados 
somos  en  gran  humidad,  y  después  que  somos  cria- 
dos non  cega  la  calor  de  nuestro  cuerpo  de  consu- 
mirla fasta  la  muerte,  ques  determinada  á  todo  na- 
tural: »  sigúese  que  la  muerte  viene  de  consumimien- 
to de  la  nuestra  humidad;  mas  esta  humidad  non  pue- 
de ser  restaurada:  sigúese  que  la  muerte  non  puede 
ser  arredrada  por  beneficio  de  la  melezina. 

Contra:  el  libro  de  Muerte  y  Vida  dizen  que  la 
vida  es  fundamentada  en  calentura  y  humidad:  sigúe- 
se que  quien  acrecentare  humidad  acrecienta  vida  y 
escapará  de  la  muerte;  mas  la  humidad  puede  ser 
acrecentada  tomando  govierno:  pues  sigúese  que  la 
muerte  puede  ser  arredrada  por  Física. 

Otrosí,  el  que  puede  vencer  lo  fuerte  puede  ven- 
cer lo  flaco;  mas  la  tesiquia  non  natural  es  más  fuer- 
te que  la  natural:  síguise  que  todo  aquel  que  pudiere 
vencerla  tesiquia  non  natural,  mayormente  de  la  natu- 
ral; mas  la  arte  de  la  Medicina  puede  curar  la  tisiquia 
natural,  que  viene  de  consumimiento  de  la  humidad 
natural  de  parte  de  la  calor  de  nuestro  cuerpo,  y  por 
consiguiente  la  muerte  natural  puede  ser  arredrada. 

Otrosí,  el  venino  es  más  caliente  calentura  de 
nuestro  cuerpo,  porque  mata  á  desoras  y  corrompe; 


■-  331  — 
mas  la  Física  cura  el  venino  y  las  pongoñas  que  non 
corrompan  el  cuerpo:  mayormente  puede  la  calentu- 
ra nuestra  conservar  la  humidad,  que  non  sea  consu- 
mida ante  de  tiempo,  en  guisa  que  se  arriedre  la 
muerte,  y  por  consiguiente  la  muerte  natural  puede 
ser  quitada  por  Física. 

Otrosí,  la  canez  es  via  de  envejecer,  y  la  vejez  es 
camino  de  la  muerte;  mas  la  canez  y  la  vejez  pueden 
ser  arredradas  por  Física,  según  dize  Avicena  en  el 
IIII  libro,  que  nos  demuestra  cómo  tiraremos  la  ca- 
nez usando  trifera  sarracénica,  que  faze  tornar  la  mo- 
cedad, y  usando  los  mirabolanos  confitos:  por  consi- 
guiente, la  muerte  puede  arredrar  por  Física. 

Respuesta.  Es  dicha  la  muerte  en  dos  maneras: 
la  I  es  acidental,  la  qual  podemos  arredrar  con  vian- 
das y  melezinas,  y  la  otra  es  natural;  y  ésta  es  en 
dos  maneras:  la  I  es  la  ques  dicha  en  general  á  toda 
muerte  natural  que  acaezca  á  qualquier  consumi- 
miento de  la  humidad  natural,  ó  por  afogamiento  de 
la  calentura  natural  de  nuestro  cuerpo;  y  esta  tal  po- 
demos arredrar  con  viandas  y  con  medicinas,  y  orde- 
namiento bueno  de  las  seys  cosas  non  naturales;  la 
II  manera  de  la  muerte  natural  es  la  que  es  dicha 
propiamente  á  la  muerte  que  acaesce  por  razón  de 
la  action  de  la  calentura  de  nuestro  cuerpo  en  la  liu- 
midad  radical,  que  por  buen  regimiento  que  puede 
ser  fecho,  conviene  que  á  la  fin  la  consuma:  y  esta 
muerte  tal  non  la  podemos  arredrar.  Al  I  argumento 


respondo  que  la  vida  natural,  ques  por  la  humidad 
radical,  non  puede  ser  acrecentada,  ca  está  aniversa- 
da  y  determinada;  mas  la  húmida  que  se  gana  por  nu- 
drimiento  puede  ser  acrecentada,  y  por  esta  parte 
puede  ser  arredrada  la  muerte.  Al  II  argumento  res- 
pondo: quanto  devemos  que  todo  aquel  que  vence 
el  fuerte  puede  vencer  el  flaco,  se  entiende  seyendo 
el  obradero  y  el  padecedor  de  yuso  de  una  especia; 
mas  la  calentura  del  ético  y  la  calentura  natural  de 
nuestro  cuerpo  non  son  de  una  especia,  ca  la  calen- 
tura etical  es  obradero  de  parte  de  fuera  del  cuerpo 
acidental,  y  por  esto  lo  podemos  arredrar  del  cuer- 
po; mas  la  calor  de  nuestro  cuerpo  es  natural  en  el 
cuerpo  animal,  é  por  esto  non  podemos  arrredrar  su 
obra  estando  el  cuerpo  bivo. 

Otrosí,  aunque  nos  pudiéssemos  defender  al  con- 
sumimiento de  la  humidad  radical  de  la  calentura  na- 
tural, non  se  arredraria  por  esto  la  muerte  natural, 
ante  se  acercarla  y  vernia  la  muerte  súbitamente,  ca 
la  vida  continúa  por  la  obra  de  la  calentura  natural 
en  la  humidad  radical. 

Esto  podemos  provar  por  Isac  y  por  Avicena, 
que  comparan  la  action  de  nuestra  calentura  en  la  hu- 
midad radical  á  la  action  del  candil,  en  que  ay  tres 
maneras  de  humidades  naturales:  la  I  es  la  del  pavilo 
que  há  de  sí  mismo;  la  II  humidad  es  la  del  azeyte 
ques  embevido  en  ella;  la  III,  el  azeyte  del  candil 
questá  fuera  de  la  mecha.  Bien  assí,  en  el  cuerpo  a}' 


-1  -1  ->      

tres  humidades  naturales:  la  I  es  la  que  está  en  los 
miembros  radicales;  la  II  es  la  que  está  cerca  dellos; 
la  III  es  la  que  está  derramada  en  el  cuerpo;  y  mien- 
tras estas  humidades  duran  detiénese  la  vida:  y  por 
esta  razón  sigúese  que  assí  como  se  afoga  el  candil  á 
las  vezes  por  mucho  azeyte,  bien  se  puede  amatar  la 
calentura  de  nuestro  cuerpo  por  mucha  humidad  de 
govierno  más  de  lo  que  deva.  Bien  assí  como  se  ama- 
ta el  candil  quando  la  mecha  consumió  su  humidad 
radical  del  pavilo,  bien  assí  se  afoga  la  calentura  del 
cuerpo  quando  es  consumida  la  humidad  radical. 

Al  otro  argumento  respondo  ques  falso,  ca  las 
ponzoñas  son  acidentales.  Otrosí,  no  matan  fasta  que 
llegan  al  coragon,  y  puede  ser  que  allegan  al  coragon 
y  el  coragon  lo  desechará  de  sí  y  bivirá. 

Al  otro  argumento  respondo  que  canez  y  vejez 
es  en  dos  maneras:  la  una  es  natural,  que  viene  de 
consumimiento  de  la  humidad  radical,  y  esto  non 
puede  ser  fecho  remedio;  la  otra  es  acidental,  por 
pujamiento  de  flema  que  encanece  ante  de  tiempo;  é 
desto  tal  dize  Avicena  que  puede  aver  remedio  con  la 
trifera  sarracénica,  y  con  los  mirabolanos  confitos  y 
con  otras  medicinas. 


JO  4 


CAPITULO  LXVIII 

Cómo  deven  ser  regidos  los  sanos  en  este  tiempo 
de  la  mortandad. 


El  regimiento  universal  á  toda  manera  de  mor- 
tandad, según  Abenrruyz,  es  fuyr  del  lugar,  por  tres 
razones:  la  I  es  porque  non  le  dañe  assí  como  á  los 
otros;  la  segunda  es  porque  esta  enfermedad  se  ape- 
ga muy  fuertemente,  y  estando  léxos  dellos  será  más 
seguro  dello;  la  tercera  es  porque  la  ymaginacion  es 
muy  gran  obradera  en  el  cuerpo,  y  estando  léxos  non 
ymaginará  en  ello  ni  adolecerá  por  ymaginacion. 
Otrosí,  escoja  el  ayre  bueno,  que  sea  contrario  del 
malo;  conviene  á  saber:  si  el  corrompimiento  fuere 
calentura  y  sequedad,  assí  como  en  el  estío,  y  escoja 
lugares  frios  y  húmidos  naturalmente,  y  que  lo  faga 
por  arteficio  de  regamientos  de  mucha  agua,  y  con 
muchas  yervas  húmidas  y  frias  y  de  buen  olor,  y  abrir 
las  finiestras  á  parte  del  viento  frió  y  húmido,  y  pon- 
ean  cortinas  de  lino  blancas  en  derredor  de  la  casa,  \ 
de  las  puertas  y  de  las  finiestras,  rociadas  con  estas 
aguas  dos  vezes  ó  más  al  dia:  agua  rosada,  X  libras; 
agua  de  siempre  biva, )'  flor  de  almendras  y  de  sauze, 
de  cada  uno  una  libra;  vinagre,  cinco  libras;  agua  fria 


de  fuente,  X  libras;  agua  de  nieve,  veynte  libras;  y  al- 
canfor, una  onga;  sándalos  blancos,  media  libra.  Mué- 
lanlo y  buélvanlo  todo,  y  rocien  las  paredes  y  el  sue- 
lo dello.  Otrosí,  fagan  correr  la  agua  por  sí,  si  pu- 
diere ser.  Otrosí,  hagan  aventaderos  de  paño,  rocia- 
dos con  el  agua  sobredicha.  Otrosí,  fagan  cama  en- 
cima de  la  pila  del  agua  con  fojas  de  cañas  y  de  pa- 
rra, y  de  sauze  y  de  rosas,  y  de  escudete,  y  de  fojas 
de  calabazas  y  de  cidral,  y  de  manganas  y  de  sus  se- 
mejantes, y  con  cueros  de  guadamecil  y  almohadas 
dellos.  Otrosí,  si  el  ayre  fuere  caliente  y  espesso  mu- 
cho, fagan  sahumaderos  de  cosas  frias,  ca  maguer 
que  el  fumo  sea  caliente  actualmente  potencial,  será 
frío  y  delgazará  el  ayre  que  peca  en  sustancia  de  es- 
pessura,  y  ponesse  tal:  rosas  bermejas  y  fojas  de 
arrayhan,  y  sándalos  blancos  y  bermejos,  y  moscate- 
linos  nenúfar,  an  una  on^a;  y  canfora,  media  onga;  li- 
náloe, dos  ongas;  y  agúcar  rosado,  quatro  ong:as.  Fa- 
gan pildoritas  como  nuezes,  para  sahumar. 

Y  este  preparamiento  del  ayre  se  puede  fazer 
también  al  ayre  caliente  húmido,  assí  como  acaes- 
ciendo  la  mortandad  en  verano;  y  si  el  ayre  fuere  ca- 
liente y  húmido,  assí  como  acaeciendo  en  la  prima- 
vera, y  estonces  escojan  ayre  frió  y  seco  natural- 
mente, assí  como  las  alturas  y  los  lugares  descubier- 
tos, salvo  si  pecare  la  corrupción  del  ayre  en  su  sus- 
tancia misma,  ca  estonces  dize  Abenrruyz  que  deven 
fuyr  del  ayre  descubierto  y  preparar  el  ayre  de  den- 


—  33^^  — 
tro  de  las  casas;  y  fagan  el  regimiento  sobre  dicho 
de  rociamientos  y  de  sahumerios,  salvo  que  sean  más 
secos;  y  señaladamente  este  que  acuerda  Avicena  y 
el  Rasis:  sándalos  de  dos  manera,  rosas  bermejas, 
lináloe,  nuez  de  ciprés,  mirra,  arrayhan,  coste  dulce, 
azafrán,  estoraque,  calamita,  asensio,  almástica,  láu- 
dano, an  una  onga;  alcanfor,  media  onga;  ámbar,  al- 
galia, musco,  clavos,  an  ochava;  conserva  de  flor  de 
romero  y  con  agúcar,  dos  on^as.  Fagan  pildoras  para 
sahumar. 

Y  si  el  ayre  fuere  frió  y  seco,  acreciente  las  co- 
sas calientes  y  secas  y  mengüen  las  cosas  frias  y  hú- 
midas. 

Y  si  fuere  frió  y  húmido,  por  el  contrario,  y  fa- 
gan el  descogimiento  del  ayre  caliente  y  seco,  abran 
las  finiestras  de  la  parte  cálida,  y  encortinen  la  casa 
con  mucho  paño,  y  pennas,  y  tapices,  y  camas  de 
cocedras  de  plumas,  de  arte  de  cubiertas  bien  calien- 
tes, y  fuegos  de  romero  y  de  laurel,  y  de  orégano  y 
de  poleo,  y  de  alhuzema  y  de  mastranto,  y  fagan  es- 
te sahumerio:  almástiga,  encienso,  grassa,  mirasto- 
raque,  calamita,  estoraque,  rúbea  trementina,  an;  ) 
ámbar,  media  onga;  almisque,  algalia,  an  ochava;  pa- 
ja de  meca,  clavos,  nuez  moscada,  amoradux,  alcan- 
for, coste,  agafran,  lináloe,  an  media;  y  miel  de  can- 
tueso y  de  albahaca,  media  libra.  Amásenlo  y  fagan 
trosiscos  para  sahumar. 

Y  sepas  que  los  sahumerios  son  mucho  alabados 


—  337   — 
de  Avicena  para  aprovechar  en  este  tiempo,  con  la 
ayuda  de  Dios. 

Ques  que  avernos  dicho  lo  que  cumple  del  regi- 
miento del  ayre,  quel  principal  de  las  siete  cosas  ne- 
cessarias,  diré  agora  de  las  otras  cinco  por  orden: 
comentaré  del  comer  y  del  bever. 

El  regimiento  del  comer  y  del  bever  deve  ser  con 
siete  consideraciones,  las  quales  son  la  quantidad,  la 
calidad,  la  hórden  y  la  complision,  la  costumbre,  el 
tiempo,  la  hedad. 

De  la  quantidad,  la  contía  sea  siempre  en  tal 
guisa  que  la  natura  la  pueda  digirir,  y  que  non  sienta 
por  ello  empacho  ni  embargo  en  su  cuerpo;  y  siem- 
pre tomar  menos  que  non  demás,  ca  de  la  fartura  na- 
cen muchos  males. 

Otrosí,  la  qualidad  sea  templada  de  buen  humor, 
assí  como  buen  pan  bien  leudo  y  bien  cozido,  y  buen 
vino  blanco  y  delgado,  odorífero,  puntoso  y  non 
dulce,  y  bien  aguado  antes  de  comer  buen  rato;  las 
carnes  sean  aves  pequeñas,  assí  como  pollos  y  po- 
llas, y  perdizes  y  conejos  pequeños,  y  aves  terrueras. 
y  á  vezes  carnero  y  vaca,  y  huevos  blandos;  de  las 
cozinas,  borrajas  y  cerrajas,  y  perexil,  espárragos, 
arrego,  manjar  blanco  de  leche  de  almendras,  y  non 
otra  leche;  de  los  pescados,  robalos  de  agua  dulce  y 
salmones,  y  truchas  y  lagostines,  y  sollo,  con  adobo 
de  las  especias,  canela,  azafrán  y  culantro  seco;  de 
las  salsas,  salsas  de  perexil  y  de  oruga;  á  las  vezes, 

43 


—   338   — 

de  las  fructas,  granada  agradulce,  limón,  naranja,  li- 
ma, peros,  agraz,  ciruelas  passas,  y  todas  las  otras 
dulces  dexe  fasta  passado  este  tiempo. 

La  hórden  es  que  tome  primero  la  vianda  laxati- 
va por  relaxar,  y  á  la  postre  la  que  estriñe  por  apre- 
tar la  boca  del  estómago  y  ayudará  acidentalmente 
á  degirir;  otrosí,  coma  la  liviana  antes  que  la  pesa- 
da; otrosí,  la  buena  antes  que  la  non  tan  buena; 
otrosí,  non  coma  muchas  viandas  en  una  mesa,  por 
dos  razones:  la  una,  porque  non  coma  tanto,  y  la 
otra  es  porque  conciba  la  digistion;  otrosí,  non  coma 
leche  y  pescado  á  una  mesa,  ni  vino  y  leche,  ca  fa- 
zen  venir  á  lepra;  otrosí,  non  coma  letuarios  calien- 
tes después  del  comer. 

El  uso  y  la  costumbre  sea  un  dia  cenar  y  el  otro 
non;  porque  se  corrija  el  yerro  que  se  fizo  en  la  ce- 
na, del  ayre  deven  escojer  las  oras  frias  y  templadas, 
y  non  esté  ayuno  en  ninguna  guisa. 

La  complision:  deve  comer  todo  ome  vianda  se- 
mejante de  conservación,  ca  con  su  semejante  se 
conserva  la  salud  y  con  el  contrario  se  cura  la  enfer- 
medad; y  la  costumbre  deve  ser  guardada,  ca  es  na- 
tura segunda:  y  por  esto,  si  el  uso  fuere  bueno  acos- 
túmbrelo, y  si  fuere  malo  tírese  dello  poco  á  poco, 
señaladamente  todo  aquel  que  sabe  la  costumbre  de 
su  estómago,  que  le  empece  alguna  cosa,  aunque  sea 
buena,  déxela. 

La  temporada:  pide  la  contía  cierta  ca  de  verano 


—  339  — 
sea  el  comer  ygual,  y  en  el  estío  poco,  y  en  el  oto- 
ño puédese  hartar,  y  en  invierno  non  tanto. 

La  hedad:  deven  usar  los  mogos  su  semejante  de 
las  viandas  cálidas  y  húmidas,  y  los  mancebos  vian- 
das calientes,  y  en  las  otras  hedades  viandas  ressun- 
tivas  y  nutritivas. 

Y  estas  consideraciones  pedian  gran  alongamien- 
to de  quistiones,  que  se  pueden  fazer  por  manera  de 
disputación,  mas  por  non  alongar  tomé  la  verdad  en 
sumas  y  dexé  lo  al. 

El  catamiento  del  velar  y  del  dormir  sea  en  ygual 
manera,  é  seguir  la  costumbre;  pero  en  tal  tiempo  es 
bueno  el  dormir  de  las  mañanas  y  non  salir  fuera,  por 
razón  que  non  reciba  los  bafos  malos,  y  el  dormir 
después  de  comer  sea  poco  al  que  lo  ha  acostum- 
brado. 

Folgar  y  mover  temporal  sea  templado  ante  del 
comer,  por  resucitar  el  calor  natural,  ca  el  movimien- 
to templado  es  gran  ayuda  de  la  conservación  de  la 
salud. 

El  movimiento  espiritual,  assí  como  yra,  y  saña 
y  estudio  de  letras  altas,  en  que  afane  mucho  el  en- 
tendimiento, sea  escusado  mientra  durare  este  tiempo. 

En  el  vaziamiento  y  en  el  estreñimiento  es  de  pa- 
rar mientes  mucho,  ca  los  cuerpos  limpios  non  reci- 
ben daño  deste  ayre  corrupto,  según  dicho  es,  y  por- 
que paresce  que  esta  mortandad  de  agora  en  el  año 
de  mil  y  quatrocientos  y  dos  es  de  parte  de  qualidad, 


—  340  — 
ca  el  tiempo  es  destemplado,  en  quanto  cayó  en  ve- 
rano húmido  después  del  invierno  frió  y  seco,  y  este 
tiempo  tal  dize  Ipocrás,  y  Avicena,  y  Rasis  y  Isac, 
que  este  temporal  significa  dolencias  en  el  estío  de 
fiebres  agudas,  y  de  lentería  y  de  desunte,  por  razón 
de  los  decendimientos  de  la  flema  que  se  allegó  en  el 
invierno  en  los  bafos  de  dentro  en  las  concavidades 
en  el  tiempo  que  los  movió  la  calor;  señaladamente  á 
las  complisiones  húmidas  y  en  las  mujeres.  Y  por  es- 
to digo  que  devemos  purgar  flema  más  que  non  cóle- 
ra, ca  el  colérico  lo  passará  mejor  que  el  flemático, 
ca  esta  humidad  de  agora  le  aprovecha  para  adelan- 
te; empero  el  sangrar  non  deve  serescusado,  por  cin- 
co razones:  la  primera,  por  sacar  de  la  humidad,  que 
es  en  causa;  la  segunda,  por  desopilar;  la  tercera, 
porque  es  vacuacion  universal  que  vazia  de  todos  los 
humores,  la  qual  deve  ser  fecha  en  el  tiempo  del  ayre 
corrupto  en  toda  sustancia,  según  Abenrruyz;  la 
quarta,  por  esta  tierra,  que  es  caliente  y  húmida;  la 
quinta,  porque  la  usan  más  que  en  otra  tierra. 

Otrosí,  que  usen  esta  melezina,  en  la  qual  se 
acuerdan  todos  los  dotores:  lináloe,  cicotervo,  dos;  y 
mirra,  y  agafran,  an  XIII.  Beba  cada  dia  peso  de  un 
adarme,  con  una  onga  de  buen  vino  blanco  aguado,  y 
éste  enxuga  la  humidad  maravillosamente. 

Otrosí,  usen  peso  de  un  dinero  de  buena  triaca,  á 
maytines,  y  non  coma  fasta  medio  dia,  que  sea  de- 
gerida  en  todos  los  miembros. 


—  341   — 

Otrosí,  el  bolarménico,  ca  la  tierra  sigillata  es 
muy  bueno,  y  trociscos  de  alcanfor  y  oximel  diuréti- 
co, compuesto  assí,  según  dize  Abenrruyz:  recepta: 
rayz  de  finojo  y  de  perexil,  y  de  apio  y  espárragos,  )• 
de  cardo  corredor  y  aristologia,  y  salsifragia  pimpi- 
nella  y  asensio  verde,  an  XIII;  capilli  venis,  agrimo- 
nia, torongil,  an  II;  y  sen,  polipodio,  magna,  tama- 
rindios  y  cañafístola  mondada,  an  II;  y  passas  mon- 
dadas, I;  y  oroguz,  anis,  rosas,  flor  de  cantueso,  osi- 
me  y  flor  de  alcoheyla,  y  sanisuga  y  finojo,  y  quatro 
simientes  frias,  an  media  onga;  vinagre  blanco,  media 
libra;  miel  rosada  y  adúcar,  an  I  libra;  lináloe  y  espi- 
canardi,  cinamomi,  almástiga  y  cetri,  un  adarme.  Fa- 
gan axarope,  y  tome  dello  cada  dia  una  on^a  con 
quatro  de  agua  de  escaviosa,  fasta  nueve  dias,  y  des- 
pués desto  tome  las  pildoras  sobredichas  otros  nueve 
dias,  y  después  tome  otros  nueve  dias  deste  letuario: 
pliris,  moscat,  rosata  novela  y  diatron  simple,  an 
quatro  ongas,  y  pártalo  en  nueve  dias. 

Otrosí,  esta  regla,  que  agora  fué  usada  poco  há 
en  la  otra  mortandad,  y  avíanla  por  provada  y  cier- 
ta, mandó  maestre  Pedro  de  Bermillo.  Tome  de  quin- 
ze  en  quinze  dias  esta  decobcion:  ordio  limpio  y  ci- 
ruelas passadas,  de  cada  uno  una  manada;  anís,  me- 
dia onga.  Cuéganlo  en  un  terrazo  de  agua  fasta  que 
mengüe  la  meytad,  y  colallo  y  desleyr  en  ello  dos  on- 
gas  de  cañafístola  mondada,  y  bévalo  en  amanecien- 
do, y  duerma  uñ  poco  sobrello  fasta  que  comience  á 


—  342  — 
obrar,  y  quando  uviere  obrado  coma  buena  gallina,  é 
á  la  tarde  tome  un  tristel  desta  figura:  centaurea  y 
malvas,  y  acelgas,  camonilla,  de  cada  uno  una  ma- 
nada; anis  y  mataluva,  de  cada  uno  una  onga;  y  gera- 
pliega  y  benedicta,  de  cada  uno  quarta  de  onga;  y 
cañafístola  mondada  é  miel  rosada,  de  cada  uno  dos 
ongas;  y  fúrfuris,  una  manada;  y  olio  común,  III;  sali- 
tre, media  onga.  Sea  fecho  tristel  y  tómenlo.  Y  dize 
el  Físico  que  faziendo  esto  tres  vezes  y  estará  seguro 
de  la  mortandad,  con  la  ayuda  de  Dios.  Otrosí,  des- 
pués que  esta  regla  fiziere  IIII  vezes,  use  tres  adar- 
mes de  las  pílloras  sobredichas  del  aloe.  Otrosí,  toma 
cañafístola,  según  dicho  es,  y  sángrese  del  brago  de- 
recho, de  la  vena  del  fígado,  fasta  V  ongas  de  sangre. 
Otrosí,  passada  la  regla  sobredicha,  use  esta  triaca, 
ques  llamada  triaca:  de  tierra  segillada,  tres  ongas; 
bolarménico,  simiente  de  cidra,  de  cada  uno  una  on- 
ya  y  media;  y  diptami,  una  onga;  lináloe,  una  drama: 
simiente  de  albahaca,  dos  dramas;  agafran  y  almizque 
fino,  de  cada  uno  un  escrúpulo;  agúcar  rosado,  una- 
libra;  axarope  fecho  de  vinagre  de  cidra,  lo  que  cum- 
pliere. Fagan  confacion  sin  fuego,  y  tome  contía^e 
una  avellana  pequeña  cada  mañana,  y  empos  della  un 
poco  de  buen  vino  blanco  puro,  y  fallarla  edes  muy 
virtuosa  para  este  tiempo. 


343   — 


CAPITULO  LXIX 

Del  regimiento  de  los  que  enferman 
desta  enfermedad. 

Según  el  poderío  del  arte  de  Medecina  es  ésta: 
primeramente,  tome  el  tristel  sobredicho,  y  luego 
sángrese  en  ese  dia,  y  al  segundo  dia  tome  á  mayti- 
nes  la  decocion  sobredicha,  y  aguzarla  con  un  adar- 
me de  agárico  al  flemático,  y  con  una  de  ruybarvo  al 
colérico,  y  con  una  de  sen  en  decocion  de  tepition  al 
melancólico,  en  guisa  que  purgue  bien.  Otrosí,  usen 
el  repartimiento  del  ayre  sobredicho.  Otrosí,  usen 
trociscos  de  alcanfor  con  axarope  de  asensio  y  atria- 
ca,  y  con  agua  de  escaviosa.  Otrosí,  use  caldo  de 
lantejas  y  espárragos,  y  granadas  agraz  y  vinagre  en 
todo  lo  que  comiere,  y  si  la  virtud  perdiere,  caldo  de 
pollo  ó  de  perdiz,  ó  caldo  reforgado,  ca  á  las  vezes 
escapan.  Otrosí,  para  las  buvas  del  sobaco  y  de  las 
ingles  fagan  arraymientos  á  fuera  con  ventosas,  ó 
con  apostolicon  cirúrgico,  ó  con  azeytes  calientes  de 
comer,  ó  de  lirio,  ó  de  manganilla,  ó  con  gran  dei,  ó 
con  las  melezinas  que  han  natura  de  sacar  á  fuera  las 
saetas  y  las  otras  cosas  que  entran  de  dentro,  las 
quales  daré  por  receptas:  fienda  de  cabras,  cocha  con 
vinagre,  puesta  encima. 


—   344  — 

Otrosí,  para  mudar  ó  desolver  escriví  aquí  recep- 
tas maravillosas  y  provadas,  y  otras  melezinas,  que 
prestarán  con  el  ayuda  de  Dios,  y  para  atraer  y 
amansar  el  dolor  y  madurar:  olio  de  lirio  blanco  y 
olio  rosado  muy  fino,  de  cada  uno  dos  ongas;  y  en- 
xundia  de  gallina  fi*esca,  onga  y  media;  cera  amari- 
lla, onpa  y  media:  Sea  derretido  á  la  candela  mansa 
y  colado,  y  enfríenlo,  y  después  que  fuere  cerca  de 
elado  tomen  quatro  yemas  de  huevos  crudas  y  buél- 
vanlas  con  el  ungüento,  y  pongan  dello  en  un  paño, 
y  sea  puesto  encima;  y  para  esto  mismo  tomen  ra- 
nas bivas  partidas  por  medio,  ó  pollos,  ó  bofes  de 
carnero  puestos  encima  calientes. 

ítem:  triaca  fina,  una  onga;  galvano,  armoniaque 
y  diaquilon,  y  diapalma  y  gran  dei,  de  cada  uno  dos 
ongas.  Sea  todo  derretido  en  vino,  y  pónganselo. 

ítem:  nardo  benedito  y  malvas,  y  malvabisco  y 
caracoles,  y  fariña  de  alholva  y  de  linaza,  y  de  trigo 
branca,  ursina  diptamo,  de  cada  uno  dos  ongas.  Cue- 
zanlo en  vino  blanco,  y  májenlo  y  buélvanlo  con 
agripa  y  dialton,  y  marciaton  y  Aragón,  an  I  onga; 
gran  dei  y  apostolicon,  an  III  ongas  y  media;  agafran, 
media  onga;  y  miel,  quatro  ongas;  olio  de  laurel,  tres 
ongas;  y  yemas  de  huevos,  siete;  y  unto  de  puerco 
y  de  conejo,  quatro  ongas.  Fagan  emplasto  y  unten 
la  landre  primeramente  con  triaca  fina. 

ítem:  pilosella  y  pampanilla,  y  genciana  y  berve- 
na,  valeriana,  bretónica,  niepta  y  lengua  de  buey,  de 


—  345  — 
cada  uno  un  manojo;  ariscologia  luenga  y  redonda, 
)•  estafisaga,  y  yringo  ant,  una  onga;  flor  de  romero, 
dos  on^as;  fojas  de  basilicon  y  torongil,  y  majorana 
y  de  madroño,  an  tres  ongas;  vino  blanco,  tres  adum- 
bres. Cuegan  muy  bien  y  cuélenlo,  y  echen  conserva 
rosada,  trifera  sarracénica  y  diaprunis,  y  gumo  de  ro- 
sas, de  cada  uno  quatro  ongas;  triaca,  una  onga;  pli- 
ris  moscado,  media  libra;  agua  de  escaviosa,  dos  li- 
bras. Cuega  un  poco  y  colallo  por  manga  tantas  ve- 
zes  que  venga  como  vino  pimente,  y  tome  dello  cada 
dia  á  maytines  un  cotofre  assí  frió,  y  duerma  sobrello 
si  pudiere,  y  fallarás  en  ello  muy  gran  pro  al  enfer- 
mo, y  mucho  más  al  sano, 

ítem:  diamargariton  y  pliris  moscado,  y  dianto, 
an  I  libra;  é  cantártico  imperial  y  letuario  de  suco 
rosass,  diaprunis,  de  cada  uno  quatro  ongas;  triaca 
fina,  onga  y  media.  Sea  todo  buelto  en  uno,  y  tomen 
dello  quarta  de  on^a  dos  vezes  en  la  semana,  y  beva 
sobrello  medio  cotofre  de  agua  rosada  fina, 

ítem:  gumo  de  borrajas  y  de  alcoheyla,  y  de  ace- 
tosa y  de  escarióla,  y  de  manganas,  de  cada  uno  me- 
dia libra;  nenúfar,  de  cada  uno  dos  ongas;  sándalos 
bermejos  y  moscatelinos,  de  cada  uno  una  onga;  al- 
canfor, un  adarme;  vinagre  blanco,  dos  ongas;  agú- 
car,  una  libra. 

ítem:  agúcar  rosado,  tríandal,  diagargante  frió, 
de  cada  uno  quatro  ongas;  fojas  de  oro,  veynte,  aljó- 
far foradado  y  por  foradar,  gergonces,  huesso  de  co- 

44 


—   346  — 

ragon  de  ciervo,  an  onga  una;  agúcar,  ongas  quatro. 
Fazed  letuario. 

ítem:  trifera  sarracénica  aprovecha. 

ítem:  triaca  de  quatro  cosas  vi  aprovechar  mu- 
cho, ó  triaca  diatesaron. 

ítem:  diaprunis,  dia  magna  cantartic  ó  imperial, 
an  onga  una  miceantur. 

ítem:  diacatolicon,  media  onga  cada  domingo,  y 
beva  empos  del  un  cotofre  de  agua  de  fumusterra,  ó 
de  escaviosa,  ó  de  borrajas,  ó  de  alcohela,  y  ayudará 
al  doliente  y  al  sano  usándolo,  con  el  ayuda  de  Dios, 
que  es  causa  de  la  salud. 

Omnia  per  ipsuin  /acta  sunt  et  sine  ipso  fac- 
tum  est  nichil.  Él  nos  quiera  ayudar  por  la  su  mer- 
ced, y  por  la  su  piedad  y  misericordia.  Amen. 


LA  US  DE  O. 


Fué  impresso  el  presente  libro  en  la  viuy  tiohle 

y  muy  leal  ciudad  de  Sevilla,   en  casa  de 

Andrés  de  Burgos.  Acabóse  año  de 

mil  y  quinientos  y  quarcnta 

y  cinco,  á  V  dias  de 

Noviembre. 


Q  IlíUOTECA  c 

9  ^  ,%* 


ÍNDICE 


Índice 


Capíts.  Págs. 

Prólogo v 

Ai  Iliiís/rísituo   Senado,  yusiicia  y  Regimiento  de  ¿a 

ciudad  de  Saiiüa,  el  Licenciado  Monardes,  Médico.  i 

Al  Lector lo 

Prólogo  DEL  Autor ii 

I  Del  ayre  en  general 1 7 

II   Del  ayre  de  Sevilla 20 

III  De  la  diferencia  que  ay  en  e.ste  grado,  según  las  colla- 

ciones de  Sevilla 28 

IV  Para  determinar  fasta  quándo  se  estiende   este  grado 

primero  en  derredor  de  Sevilla 32 

V  De  las  maneras  de  las  enfermedades  que  acaescen  en 

esta  ciudad 33 

VI  De  la  natura  del  ayre  de  Sevilla  especialmente..     .     .  38 

VII  Del  repartimiento  del  ayre  de  Sevilla 41 

VIII  Del  comer  y  del  bever 45 

IX  De  la  quantidad  del  comer  en  general 50 

X  De  la  costumbre  del  comer 56 

XI  Del  pan  de  trigo .*     .      .      .  62 

XII  De  la  cevada  y  de  los  legumbres 68 


Cai'Íts.  Tágs. 


XIII  De  las  frutas 71 

XIV  De  las  yerbas SS 

XV  De  la  carne  del  carnero 100 

XVI  De  los  miembros  de  las  animaüas 104 

XVII  De  la  manera  del  adobamiento 107 

XVIII  De  la  carne  del  cabrito  y  de  la  vaca no 

XIX  Del  puerco ii2 

XX  De  los  gallos  y  gallinas,  y  sus  propiedades 114 

XXI  De  las  perdizes  y  de  las  otras  aves,  y  de  los  huevos.     .  i  iS 

XXII  Del  queso,  y  déla  leche,  y  de  la  manteca 123 

XXIII  De  los  pescados  del  agua  dulce 126 

XXIV  De  los  beveres 137 

XXV  Del  vino 142 

XXVI  Del  tiempo  del  comer 157 

XXVII  De  la  orden  del  comer 162 

XXVIII  Del  catamiento  de  la  complision 171 

XXIX  De  la  costumbre 1 74 

XXX  Del  catamiento,  según  los  quatro  tiempos  del  año,  en 

el   comer 176 

XXXI  De  la  hedad 177 

XXXII  Del  estreñimiento  y  del  vaziamiento 178 

XXXIII  De  las  condiciones  del  vaziamiento 182 

XXXIV  En  quántas  maneras  son  los  vaziamientos 184 

XXXV  Si  puede  ser  que  con  diamagna  y  con  una  melezina 

compuesta  puedan  ser  purgados  con  razón  humores 
diversos,  que  fueron  menester  de  purgarlos:  parece 

que  non 193 

XXXVI  De  los  argumentos  que  se  fazen  para  el  contrario  de 
todas  estas  razones,  y  que  con  una  melezina  com- 
puesta pueden  ser  purgados,  según  razón,  diversos 

cuerpos. 200 

XXXVII   En  solución  de  los  argumentos  que  son  en  aposito  de 


Capíts.  PAgí 


la  diamagna 207 

XXXVIII  De  la  purgación  por  manera  de  gómito 210 

XXXIX  En  los  vaziamientos  que  se  fazen  por  la  orina.    .      .      .        218 
XL  De    la   vacuacion   que   se  deve  fazer   por   manera  de 

sangjría 224 

XLI  Por  vaziamientos  en  natura  de  tristeles  y  de  menchas.        231 

XLII  De  la  vacuacion  por  manera  de  baño 236 

XLIII  Para  restreñir  lo  que  non  deve  ser  vaziado 243 

XLIV^  Del  vaziamiento  por  manera  del  doñear 24S 

XLV  Por  quál  razón  se  engendra  macho  ó  fembra.      .      .      .        25O 
XLVI  Por  quál  razón  parece  la  criatura  ante  al  padre   que  á 
la  madre,  y  á  las  vegadas  ante  á  la  madre  que  non 

al  padre 25S 

XLVII  Por  qué  razón  non  puede  aver  fijos  el  orne  en  la  muger.        260 
XLVIII  Quál  es  la  difinicion  de  coyto,  y  los  provechos  que  vie- 
nen del 262 

XLIX  Quál  es  el  tiempo  del  coyto 266 

L  Si  la  virtud  engendradera  dura  fasta  la  muerte,  ó  non..        268 
LI  Si  virgen  puede  concebir  sin  corrompimiento  de  varón. 

Paresce  que  non 270 

LII  Si  la  muger  puede  concebir  sin  talante  de  varón.  Pa- 
rece que  non 272 

LIII  Si  puede  empreñar  el  ome  á  la  muger  sin  aver  talante 

della.  Parece  que  sí 273 

LIV  Si  la  simiente  es  superfluydad  ó  non 275 

LV  Si  los  hijos  salen  de  la  simiente  del  varón  y  las  fijas  de 

la  simiente  della.  Parece  que  sí 276 

LVI  Si  los  que  non  han  fijos  en  sus  mugeres  si  pueden  ser 
corregidos  por  Física  en  guisa  que  los  avan.  Parece 

que  non 277 

LVII  Por  qué  razón  sale  más  la  simiente  entre  sueños,  que 

non  la  orina  ni  el  estiércol 279 


Capíts.  PA(;s. 


lA'IIl   Si  el  padre  ama  más  á  los  fijos  que  la  madre.    .     .     .  280 
I. IX  Si  son  más  queridos  los  fijos  pequeños  que  los  grandes.  2S2 
T,X  Si  quiere   más  el  padre  al  fijo  que  el  fijo  al  padre.  Pa- 
rece que  el  fijo  al  padre 284 

I.Xl   Kn  el  dormir  y  el  velar 285 

I, XII  Del  regimiento  de  la  salud.  De  los  moviraieulos  spiri- 

rituales  del  ánima 297 

LXni  De  los  movimientos   corporales 306 

LXI\'  De  la  definición   de  la  mortandad  humanal,  y  de  sus 

causas 313 

DXV   Quál  es  la  razón  porque  daña  á  unos  más  que  á  otros, 

en  un  lugar  más  que  en  otro 321 

DXVI  De  las  señales  de  la  mortandad 325 

I, XVII  Para  qué  aprovecha  la  arte  de  la  Melezina,  pues  vino 

de  parte  del  Cielo 326 

LX\'III  Cómo  deven  ser  regidos  los  sanos  en  este  tiempo  de  1;\ 

mortandad 334 

LXIX  Del  regimiento  de  los  que  enferman  desta  enfermedad.  343 


SOCIEDAD 

UE 

BIBLIÓFILOS  ANDALUCES 


(I.iis  impresiones  de  esta  Sociedad  fueron  premiadas  con  medalla  y  diploma 
en  la  Exposición  Universal  de  Filadelfia.) 


Scrnio.  Sr.  Duque  de  Montpensier . 
Serma.  Sra.  Condesa  de  París. 

1  Exorno.  Sr.  D.  Pascua/  de  Gayangos. 

2  Sr.  D.  José  M.'^  Asensio. 

3  »       Francisco  de  B.  Palomo. 

4  »       Mariano  Pardo  de  Figueroa. 

5  La  Biblioteca  Colombina. 

6  Excmo.  Sr.  D.  Joaquiíi  de  Palacios  y  Rodriguen. 

7  Sr.  D.  Antonio  G.  Delgado  Otero. 

8  Excmo.  Sr.  D.  Fernando  de  Gabriel  y  Ruiz  de 

Apodaca. 

9  pyéderic  William  Consens. — Esq. 

I  o  Robert  S.  Turner. — Esq. 

I I  Mr.  Adolfo  Federico  Schack. 

I  2  Excmo.  Sr.  D.  José  Lamarque  de  Novoa. 

1 3  Sr.  D.  José  de  Hoyos. 

1 4  »       Gonzalo  Segovia  y  Ardizone. 

15  »       José  Buizay  Mensaque. 


1 6  Sr.  D.  Manuel  Urzay. 

17  >       Manuel  Ajidérica. 

18  »       JMariano  Zabálbiii'u. 

19  »       Fra7icisco  García  Poi'tillo,  Pro. 

20  Excnio.  Ayuntamiento  Cofistitncional de  Sevilla. 
2  I  »        Sr.  D.  Mannel  Lar  aña. 

2  2  6V.  i9.  Leocadio  López. 

2  3  ^/  mismo. 

24  El  mismo. 

25  Sr.  D.  Joaquín  Gicichot. 

26  »       Narciso  jf.  Suarez. 

27  »       Z^^/i-  Vidart. 

28  »       Francisco  Collantes. 

29  Excma.  Diptitacion  Provincial  de  Sevilla. 

30  >Sr.  Z^.  Ze/^^y  Montólo. 

3 1  »       Francisco  Mateos  Gago,  Pro. 

3  2  Excmo.  Sr.  Marqu.és  de  la  Fuensanta  del  Valle. 

33  Biblioteca  Provincial  de  Sevilla. 

34  Excmo.  Sr.  D.  Alejandro  Groizard. 

35  6'?'.  Z?.  Francisco  A.  Barbieri. 

36  »       José  Escudero  de  la  Peña. 

37  »       y<?-5"^'  ^.  de  Balenchana. 

38  »       Federico  Rubio. 

39  Excmo.  Sr.  D.  Antonio  M.  Fabié. 

40  .Sr.  Z^.  Rafael  Laffite y  Castro. 

41  »       Antonio  Scndras y  Gambino. 

42  »       Francisco  González  Alvarez. 

43  Venerable  Archdeacon  Churton. 

44  Excmo.  Sr.  D.  Antonio  Cánovas  del  Castillo. 

45  »  »    Marqués  de  Valmar. 

46  Real  Academia  Sevillana  de  Buenas  Letras. 

47  Excmo.  Sr.  Marqués  de  Casa-Loring. 

48  Sr.  D.  Manuel  Gómez  Lmaz. 


53 
54 
55 
56 
57 


49  Sr.  D.  Salvador  González  Montero. 

50  Excmo.  Sr.  Dtiqiic  de  Veragtia. 

5  I    Sr.  D.  Francisco  Caballero  Infante. 
52         »       y  osé  Vives  Ciscar. 

Cayetano  Fernandez,  Pro 

Ricardo  Heredia. 

Manuel  Moriega. 

yosé  de  Palacio  Vitery. 

Juan  N.  de  Ac/ia. 

58  El  Casino  Sevillano. 

59  Escuela  de  Medicina  de  Sevilla. 

60  Sr.  D.  ytian  Rodríguez. 

6 1  »       Pedro  Borrajo  de  la  Bandera. 

62  Sra.  D.^  Mercedes  de  Hoyos  y  Hnrtado. 

63  Sr.  D.  Rafael  Tarascó. 

64  El  misino. 

65  Sr.  D.  Vicente  Bar 7' antes. 

66  Excmo.  Sr.  D.  Gaspar  N^nñez  de  Arce. 

67  Sr.  D.  Gregorio  de  la  Maza. 

68  »       y  acodo  Lofez  Cepero. 

69  Sres.  Dnland y  C.'^ 

70  »      Hijos  de  Fé. 
7  I    Los  mismos. 

72  Excmo.  Sr.  D.  Alejandro  Lloreiite. 

73  Biblioteca  de  la  Real  Academia  de  la  Lengua. 

74  Excmo.  Sr.  D.  Andrés  Parladé. 

75  »  »    Conde  de  Casa-Galindo. 

76  »  »    D.  Enrique  de  la  Cuadra. 
11   yiion  Forster. — Esq. 

78  Sres.  Gerolt y  C." 

79  »      A.  Aslier,  and  C.° 

80  Sr.  D.  Fernando  Fé. 

8 1  El  mismo. 


82  Sr.  D.  Cayetano  Rossell. 

83  Excmo.  Sr.  Marqués  de  San  Román. 

84  Sr.  D.  José  Ivizon. 

85  »       Ramón  Sicar. 

86  »       José  Llordachs. 

87  »       ynan  LlordacJis. 

88  ¿"r^í.   Viuda  é  Hijos  de  Cuesta. 

89  Los  mismos. 

90  ¿"r.  /^.  Federico  de  Amores. 

9 1  La  Escuela  Normal  de  Sevilla. 

92  Excmo.  Sr.  Conde  de  Cas  a- Valencia. 

93  »  ^    D.  Juan  Valer  a. 

94  Sr.  D.  Ramón  Mata. 

95  »       Enrique  Bar 071  y  Zea  Bermudez. 

96  ^/  Circulo  de  Labradores  de  Sevilla. 

97  //;>/¿í?.  ¿"r.  Z?.  Servando  Arboli,  Pro. 

98  ^Sr.  D.  Luis  González  de  Burgos. 

99  limo.  Sr.  D.  Francisco  Bermudez  Cañas,  Pro. 

100  Excmo.  Sr.  Duque  de  Albur quer que. 

1 01  »  »    Alar qués  de  la  Torrecilla. 
02  ^Sr.  i7.  Antonio  Marino. 

103  »       Fernando  Holm. 

1 04  yJ/r.  Gustave  Adolphe. 

105  ¿'r¿?.f.  Reinwald y  C.°^ 

106  ¿"r.  /?.  M.Alordá. 

107  Excmo.  Sr.  D.  José  Nuñez  de  Prado. 

1 08  ¿"r.  /^.  Antonio  Benitez  de  Luoo. 

109  Ateneo  Científico  y  Literario  de  Madrid. 
lio  Sr.  D.  Alonso  Me  si  a  de  la  Cerda. 

1 1 1  Excmo.  Sr.  D.  Enriqtte  Leguina. 

112  El  Instituto  Provincial  de  Uuelva. 

1 1 3  Sr.  D.  José  García  Gjiei'ra. 

1 1 4  Circulo  de  la  Amistad  de  Córdoba. 


I  5  Ayii7ifa7niento  de  Mantilla. 

1  ó  Sr.  D.  José  AI."  Sdardi,  Pro. 

1  7         »       Francisco  de  B.  Pavón. 

1 8  La  Biblioteca  de  Strasbiirgo. 

1 9  Si'.  D.  José  Enrique  Serrano. 

2 0  El  misino. 

2  I  Sr.  D.  Mariano  Mnrillo. 

2  2  Casino  Industrial  de  Córdoba. 

23  Ayuntamiento  de  Alontoro. 

24  Excmo.  Sr.  Conde  de  Torres-Cabrera. 

25  Sr.  D.  José  Gascón  y  Moroder. 

26  Ayuntamiento  de  LiLcena. 

2  7  Biblioteca  del  Instittito  Provincial  de  Se: 'illa. 

28  Excmo.  Sr.  D.  Manuel  de  Peralta. 

29  Sr.  Vizconde  de  Bétera. 

30  El  mismo. 

3 1  Excmo.  Sr.  Conde  de  Toreno. 

32  »  »    Marqués  de  Vilnma. 

33  Sr.  D.  Marcelino  Menendez y  Pelayo. 

34  Ayuntamiento  de  Córdoba. 

35  Biblioteca  de  la  Universidad  de  Bonn. 

36  Biblioteca  del  Miiiisterio  de  ñlarina. 

37  Sr.  D.  Luis  Carmena. 

38  Real  Biblioteca  de  Munich. 

39  Sr.  D.  Carlos  Fernandez  Pasalagua. 

40  Excjuo.  Sr.  Duque  de  T.  Serclaes. 

41  Sr.  D.  Francisco  R.  Zapata,  Pro. 

42  »       Francisco  Rodríguez  Marin. 

43  »       Alanuel  Pizarro. 

44  »       Eugenio  F.  Zendreras,  Pro. 


SOCIEDAD 
DE  BIBLIÓFILOS  ANDALUCES 

para  la  publicación  de  obras  inéditas 

y  repetición  de  ediciones  agotadas,  especialmente  de  los  ingenios 

de  las  provincias  andaluzas. 


OBRAS  PUBLICADAS 


PRIMERA  SERIE 


I.  Historia  de  los  Jueyes  Católicos,  por  Andrés  Bernaldez,  cura  de  los  Pa- 
lacios, con  Prólogo  del  Excmo.  Sr.  D.  Fernando  de  Gabriel  Ruiz 
de  Apodaca. —  Dos  tomos,  50  rs. 
II.  Observaciones  del  Ldo.  Prete  yacopin  á  las  Anotaciones  de  Fernan- 
do de  Herrera  á  las  obras  de  Garcilaso,  con  una  introducción 
del  Sr.  D.  José  María  Asensio.— Un  tomo,  16.  (Agotada.) 

ni.  Don  Fernando  Colon,  historiador  de  su  padre,  por  el  autor  de  la 
Biblioteca  Americana  Vetustíssima. — Un  tomo,  20.  (Agotada.) 

IV.  Pedro  de  Alcocer.  Relación  de  las  Comunidades  de  Castilla,  ilus- 
trada por  el  Sr.  D.  Antonio  Martin  Camero. — Un  tomo,  16.  (Ago- 
tada.) 

V.  Adiciones  á  las  Poesías  de  Rioja,  en  su  edición  de  Madrid,  1S67, 
por  el  Sr.  D.  Cayetano  A.  de  la  Barrera  y  Leirado. — ^Uii  tomo,  8. 
(Agotada.) 
VI.  Ariño.  Sucesos  de  Sevilla  de  1592  á  1604,  con  Introducción,  notas 
y  adiciones  del  Excmo.  Sr.  D.  Antonio  María  Fabié. — Un  tomo, 
40.  (Agotada.) 

VII.   Cancionero  de  Sebastian  de  Horozco,  ilustrado  por  el  Sr.  D.  An- 
tonio Martin  Camero. — Un  tomo,  34.  (Agotada.) 
VIII.  Descripción  de  la   Galera  Real  del  Sermo.  Sr.  D.  Juan  de  Austria, 
por  el  maestro  Juan  de  Malara. — Un  tomo,  46. 
IX.  Don   Clarisel  de  las  Flores,  por  D.  Jerónimo   de  Urrea,  con  Prólogo 

del  Sr.  D.José  María  Asensio. — Un  tomo,  30.  (Agotada.) 
X.  Discurso  de  la    Comunidad  de  Sevilla,  año   1520,   con   Prólogo  del 
Sr.  D.  Antonio  Benitez  de  Lugo. — Un  tomo,  20. 


XI.   Los  restos  Je  Cristóbal  Colon.  Disqu¡--icion,   por  el   ¡luLur  de   la   bi- 
blioteca Americana  Vetustíssima.—  Uu  tomo,  4.  (Agotada.) 
.\II.    Tratado  de  ¡a    Sublimidad,  de  Dionisio  Casio   Longino,   traducido 
directamente  del  griego  por  D.    Miguel  José  Moreno. —   Un   to- 
mo, 36. 
\III.   El  Culto  Sevillano,  por  el   Ldo.    Juan  de   Robles. — Un   tomo,   32. 

(Agotada.) 
\I\'.   Memorial  de    Utrera,  por  el  Ldo.  Rodrigo   Caro,   con  Prólogo   del 
Sr.  D.  Marcelino  Menendez  y  Peí  ayo. — Un  tomo,  44.  (Agotada.) 

X\'.    Dias  geniales  ó  hulleros,  y^ox  fíWAo.  Rodrigo   Caro. — Un   tomo,   42. 

(Agotada.) 
X\'I.   Sevillana  iMedieitia,  escrita  por  Maestre    Juan  de  Aviñon,  físico  del 
rey  D.   Pedro  I.  —  Publicada  por  Nicolás  Monardes  en    1545.  Un 
tomo,  22. 

SEGUNDA  SERIE 

I.   Sebastian  de    Horozco. — Obras    dramáticas  inéditas. —  Un   tomo,   5. 

(Agotada.) 
II.   Luis  de  Miranda.  —  Comedia  pródiga,   ilustrada  por  el  Sr.   U.  José 

María  de  Álava.  —  Un  tomo,  6.  (Agotada.) 
III.  ^Miguel  de  Cervantes? — Comedia  de  la    Soberana  Virgen  de  (Jua- 

dalupe. — Un  tomo,  2.  (Agotada.) 
I\'.    Francisco   Gerónimo    Collado. — Descripción  del  túmulo    y  relación 
de  las  exequias  que  hizo  la    ciudad  de  Sevilla  en  la  muerte  de 
Felipe  II,  con  Prólogo  del    Sr.  D.    PVancisco  de  B.  Palomo. — ■ 
Un  tomo,  15. 
V.    Obras  de  D.  Félix  Reinoso,  con  una  noticia  biográfica  por  el  señor 

D.  Antonio  Martin  Villa. — Dos  tomos,  40.  (Agotada.) 
VI.  yuan  de  Salinas. — Poesías.- — Dos  tomos,  32.  (Agotada.) 
\'II.   Sermones  del  Loco  Amaro. — Un  tomo,  4. 
VIII.  Poesías  de  B.  del  Alcázar. — Un  tomo,  14. 

EN  PRENSA 

Itálica,  por  el  P.  Fernando  Ceballos. 
Don  Clarisel de  las  Flores. — Tomo  II. 


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