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BOOK 066.8.SO13 ser 1 v 17 el
# SOCIEDAD DE BIBLIÓFILOS
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SEVILLANA MEDICINA
SEVILLANA
MEDICINA 5s-^
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QUE TRATA
EL MODO CONSERVATIVO Y CURATIVO DE LOS QUE HABITAN
EN LA MUY INSIGNE CIUDAD DE SEVILLA, LA CUAL SIRVE Y APROV^'H
PARA CUALQUIER OTRO LUGAR DE ESTOS REINOS.
OÓ7^a anticua, dipia de ser leída.
YA DIRIGIDA AL ILLUSTRISSIMO CABILDO
de la misma Ciudad.
PUBLICADA EN EL AÑO 1545
POR EL LICENCIADO NICOLÁS MON ARDES
Año de
SEVILLA:
Imprenta de ENRIQUE RASCO,
Bustos Tavera i."
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° WBUdTECA
c
No se imprimen más ejemplares que los correspondientes
á los señores Socios.
EJEMPLAR NÚM. 144.
Sr. D. Eugenio F. Ze7idreras, Pro.
V —
PROLOGO
La obra que hoy reimprime la Sociedad de Bi-
bliófilos Andaluces demuestra una vez más el acierta
que la guia en su loable empresa de resucitar y traer
de nuevo á los campos de la publicidad aquellos
productos del ingenio que merecen renovarse en la
memoria de los hombres, para avivar la admiración
y el respeto tributados á sus autores.
La Sevillana Medicina, nó sólo satisface esa
noble y justa aspiración, sino que redunda en bene-
ficio de la ciencia médica, y por tanto en provecho
de la humanidad; pues si bien no faltan en sus origí-
nales y curiosas páginas errores que la constante ela-
boración de siglos posteriores ha rectificado, aún
quedan verdades que, lejos de desaparecer, se ratifi-
can diariamente en el crisol del análisis, y se confir-
man á través de los tiempos.
VI
Por las escasas noticias biográficas que de Juan
de Aviñon poseemos, y cuyos datos contradictorios
no entramos á examinar, convencidos de la inutilidad
de esta empresa, ya sin fioito intentada por nos-
otros, sábese tan sólo á ciencia cierta que desde
Aviñon trasladóse á Sevilla en compañía del Arzo-
bispo de esta diócesis D. Pedro Barroso, de quien
fué médico, sin que pueda indicarse si vivió en esta
población hasta su muerte ó si salió de ella dirigién-
dose á su patria ó á otro punto; debiendo creerse
que permaneció en Sevilla en compañía del Arzobis-
po, quien murió en Umbrete, y no regresó á Aviñon
como alo^un historiador afirma confijndiéndolo evi-
dentemente con D. Pedro Gómez de Barroso, que
murió efectivamente en Aviñon, siendo Cardenal del
título de Santa Práxedes, y cuyos restos fueron se-
pultados en un convento de monjas fundado por él
en aquella ciudad.
El hecho es que Juan de Aviñon escribió su Se-
villana Medicina, ya por el deseo de instruir á su
hijo, ya por el de consignar cuanto habia visto como
médico en esta localidad, y que el manuscrito fruto
de este trabajo y copilado por él en 141 8 ó 19, que
ambas cosas dice en el trascurso de su obra, perma-
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VII
necio inédito hasta que en 1 545 fué dado á la estam-
pa por el laudable esmero y los cuidados del insigne
admirador y proclamador de las excelencias y virtu-
des medicinales del hierro.
Mas si se examina detenidamente el libro publi-
cado por Monardes, y tan raro que según Chinchilla
es desconocido por los principales historiadores y bi-
bliógrafos, incluso nuestro D. Nicolás Antonio, que
escribió en Sevilla, se advierte la disparidad que exis-
te entre el contenido de la obra y el programa de ella
dado por Aviñon en el discreto y elegante Prólogo
de la misma.
Se ocupa, dice Aviñon, «La primera parte en el
» regimiento de la salud especial sobre esta ciudad.
» La segunda partida trata en la dispusicion de los
«lugares donde entendí que podían ser fechas dub-
»das algunas en el primero libro. La tercera parte
»en las pláticas de las dolencias que acaescen en el
«cuerpo del ome, desde la cabeza fasta los pies, se-
»gun la complision desta ciudad, y según la práti-
»ca de aquí.
»E pártolo en siete partes como el Viático, y
s» cada parte por capítulos, y cada capítulo por siete
«títulos. El primero la difinícion de la enfermedad de
«cada uno de los miembros. El secundo título de la
VIII
«anatomía de cada uno de los miembros, según faze
» Avicena en el tercero libro. El tercero título de las
» causas. El quarto título en las señales. El quinto tí-
»tulo en la pronosticación según Bernardo. El sexto
» título en la cura. El séptimo título en la disputación,
» según Juan de sancto tomando.
Confuso resulta, pues, el plan de la obra, pues
no se sabe si estas siete divisiones se refieren á la
tercera parte tan sólo, ó si á toda aquélla, habiendo
motivos para creer tanto lo uno como lo otro, ob-
servándose que ninguna de ambas soluciones es con-
firmada en el índice de la misma, aumentándose así
la conñision á que nos referimos.
En nuestra humilde opinión, la producción que
ha corrido y corre como Sevillana Medicina, á la
que se refieren en sus Historia de la Medicina Es-
pafiola Morejon y Chinchilla, y que publica hoy la
Sociedad de Bibliófilos Andaluces, no es la total
obra de Juan de Aviñon, cuyo plan anuncia éste en su
Prólogo, sino sólo la primera parte de ella: lo que
puede atribuirse, ora á que su autor no la concluye-
se, cosa que parece poco probable, pues el Prólogo
semeja estar escrito después de terminada, y hacer
referencia nó á lo ideado sino á lo realizado ya; ora á
IX
que en el tiempo trascurrido entre la copilacion de
Aviñon y la impresión de Monardes sufriera el ma-
nuscrito más ó menos desperfectos y sustracciones,
que dejaran incompleta la primitiva obra del autor.
Este asegura ocuparse de todas las enfermeda-
des del cuerpo humano, de su anatomía, de las cau-
sas, de las señales, de la pronosticación: y aunque en
rigor algo trata de pronóstico y cura, de señales y
disputación, parece hacerlo como aclaración de la
parte puramente higiénica y fisiológica, única que en
realidad expone; mas no emprende la particular y
minuciosa descripción de los afectos morbosos, que
conoce y sabe tratar, como demuestra especialmente
en la interesante y curiosa narración que hace de las
enfermedades predominantes en Sevilla durante los
años de su provechosa práctica.
Entre otros méritos tiene esta obra el de ser una
de las primeras de Topografía Médica que se escri-
bieron en Europa. Por su orden exacto de aparición
es la tercera, puesto que ya en 1273 había escrito
en nuestra España Benjamin-Ben-Jone-Tudelensis una
Topografía Médica de Zaragoza, y un autor de igno-
rado nombre y famosos escritos su Regia Medicina
practica Castell^, la cual en realidad de verdad fué
— X
antes que la de Aviñon publicada, mas con fecha
muy posterior escrita.
Y es admirable la obra de Aviñon, nó sólo por el
profundo conocimiento que de cada detalle revela,
y la riqueza de éstos y el método con que los expo-
ne, sino por el alto concepto que de la Naturaleza y
la Ciencia revela en su autor; que es necesario re-
montarse á formar un elevado criterio de la Biología
para comprender la acción que ejerce el medio am-
biente sobre el organismo, sobre la producción de
los gérmenes y agentes morbosos, sobre la econo-
mía modificada ó modelada también según el medio
en que se desarrolla y vive, y la conveniencia de te-
ner en cuenta todas estas investigaciones armoniza-
das y constituyendo un verdadero cuerpo de doctrina
para enseñanza y provecho de la Ciencia Médica.
Juan de Aviñon ha concebido con envidiable claridad
' este profundo pensamiento. El estudio de estas in-
fluencias que impresionan y modifican el organismo
nada deja que desear, por más que la explicación de
estas acciones carezca de la base científica y sólida
que prestan hoy á la Medicina sus ciencias auxiliares,
cuyos descubrimientos, así como los progresos de la
Fisiología, no invalidan ni destruyen los hechos que
XI
aquél menciona, antes bien los afirman, sólo que so-
bre otras bases y dándoles muy distinta interpre-
tación.
En la época en que Juan de Aviñon vivia no se-
guía ciertamente la Medicina esta marcha rápida que
hoy admiramos, y en la que halla nuevos senderos
á cada paso; antes, por el contrario, estaba limitada
casi por completo á interpretar con rectitud más ó
menos acertada los escritos de clásicos griegos y
latinos y de sus más eruditos comentadores, dejando
á un lado con menosprecio contraproducente el libro
vivo de la Naturaleza, siempre cercano y abierto á
la investigación, dispuesto á revelar verdades si se
le interroga y escucha desapasionadamente, y en el
que encuentran fundamento y sólido apoyo las mo-
dernas adquisiciones que hoy de consuno todos ad-
miramos.
La Medicina española no era ciertamente la más
atrasada de Europa, pero aun entre sus eminencias
distingüese Juan de Aviñon, á quien debemos mirar
como médico sevillano, siguiendo un rumbo nuevo y
elevándose por encima de las imposiciones magis-
trales del doctrinarismo, y aspirando á recibir direc-
tamente por propia iniciación las enseñanzas que
XII .
proporcionan la observación y la experiencia, únicos
maestros infalibles en las ciencias naturales. Recto
camino que siguieron siempre los médicos españo-
les, distinguiéndose Maimón ó Moseh egipciano,
quizás el primero que se levantó contra el Médico de
Pérgamo en su obra Contraditionibus quce stint apiid
Galentífu, Servet, Gómez Pereira, Laguna, Huarte,
y como éstos otros que son aún los verdaderos pre-
paradores del gran movimiento científico que hoy
asombra á los mismos que lo imprimen.
Y no son éstos todos los méritos que resaltan
en la Sevillana Medicina y que justifican sobrada-
mente la acertada elección de la ilustrada Sociedad
de Bibliófilos Andaluces.
Javier Las so de la Vega
y cortezo.
AL ILLUSTRÍSSIMO SENADO, JUSTICIA
Y Regimiento de la Ciudad de Sevilla.
El Licenciado MONARDES, Médico.
Pirro, Rey de los Epirotas, illiistríssimo Senado, la
cosa que más comunmente dezia, y el juramento que
más usava, era, assí los Dioses salud le diessen y de
enfermedades le librassen. Y con gran razón, porque
la cosa más preciosa, después del ánima, que en el
hombre ay es la salud, por la qual todo hombre sa-
bio, no solamente deue á Dios rogar, pero poner
gran diligencia para la conseruar. ¿Qué cosa ay más
hermosa, más amable, ni que más próspera sea que
la salud, pues es causa que la vida se passe graciosa
y apaziblemente, y cada uno pueda con ella exerci-
tar su oficio; sin la cual ni el sabio acierta, ni el bue-
no obra, ni el capitán govierna, ni el oficial exercita
su oficio? Veemos que el hombre es fi-ágil, nascido
para trabajos, y que en todo lo que biue le es con-
trario; pues el ayre le corrompe, y el agua le ahoga,
y el niego le consume, y la tierra le es madrastra,
dándole cosas que le aflijan y acaben; y si algún bien
dellos recibe, dales cient males en recompensa, que
le ofendan: que con justo título puede dezir que nó
sin mucho trabajo biue en elemento ageno. Y esta
parece ser la causa, que los de Tracia á los nueva-
mente nascidos reccbian con lágrimas; y á los que
deste mundo partían acompañavan con cantos pla-
zenteros: porque en lo uno consideravan para quán-
tas calamidades y peligros el niño nascia, )' el que
moria de quántos trabajos y desventuras se liljrava.
Porque mirando quánto está este nuestro cuerpo sub-
jeto á miserias, parece ser glorioso el fin, pues nos li-
bra de ellas. Y si consideramos los trabajos con que
nascemos, y las enfermedades con que biuimos, y las
miserias que padecemos, veemos que nó solamente
son causa que ande el cuerpo congpxado, pero el áni-
ma afligida. Y por esto dezia un philósopho que era
gran felicidad que estuuiesse sano ánimo aposentado
en cuerpo sano; dándonos á entender, que nó sola-
mente avenios de tener el ánima limpia, pero el cuer-
po con salud. Y de aquí es, que á los grandes prín-
cipes, nó sólo les dan ayos para que les dotrinen y
administren, pero médicos, para que apartándoles las
cosas que al cuerpo dañar pueden, traygan la razón
y entendimiento tan libres, que puedan juzgar y man-
dar las cosas grandes que entre manos tratan con to-
da rectitud y justicia. El primero y más principal ape-
tito de todo lo animado es la conseruacion, que cada
uno procura de sí mismo; la qual todo hombre deue
procurar con arte ó regla virtuosa, que ni exceda en
l)ivir tan en })unto que se diga bivir miserablemente,
ni tan largo que sea juzgado por vicioso: antes, apro-
— 3 —
vechándose de hórdcn y regla, siga aquellas cosas
que le han de conservar en salud y preservar lo más
que pudiere de caer en enfermedades. Porque cierto
es, como dize Platón, que este nuestro cuerpo está
compuesto de números, de tal manera, que quandt)
están ordenados y concordes, todo está en salud y
sossiego; y en desconcertándose uno, todos andan
sin proporción ni hórden; porque de la templanga é
ygualdad de los humores viene la salud, y del des-
concierto dellos se causa la enfermedad, la qual es la
cosa al hombre más dañosa y perjudicial de quantas
ay en naturaleza humana. Porque do no ay salud, ^.^i--^'
todas las cosas aya en abundancia, y los bienes so-
bren, y las riquezas excedan, todo es poco, todo eno-
ja y enfada; de arte que vale más un pobrezito con
salud que el oro de Midas y las riquezas de Creso en
enfermo; que el uno goza sus pobres bienes alegre y
contentamente, y el otro, no pudiendousar dellos, dán-
le pena ver que no puede dellos aprovecharse, ni con-
seguir el efecto para que los adquirió. Mucho deuc to-
do hombre conservar su salud, pues della se siguen
tantos bienes, y de no tenerla tantos males. D^ Sépti-
mo Severo, Emperador, leemos que por ser desorde-
nado en comer y beuer padeció dolores de gota into-
lerables, en tanto grado, que queriendo acabar con
ellos y con su vida, comió tanta carne y manjares cru-
dos, que súbitamente murió. De lo mismo dizen aver
muerto Joveniano y Valentiniano, emperadores, y
— 4 — -
otros muclios, que por ser sin hórdcn en su biuir per-
dieron desastrosamente sus vidas. Lo cual vecmos al
contrario de los Ijien regidos y modestos, que por
auer sido tcni[)lados y auerse gobernado con orden,
biuieron muchos años sanos y sin enfermedades; por-
que Tiberio todo el tiempo que posseyó el principado
romano bivio sano por la buena hórden que tuvo; y
Flavio Vespasiano nunca tuvo enfermedades, con fre-
garse cada dia el cuerpo y dexar de comer un dia ca-
da mes. Aureliano cada vez que enfermava con [)ura
dieta sanava. Mitrídates, rey de Ponto, se governó
siempre por reglas de Medicina, que fué causa que
nunca tuvo enfermedades; y }'a viejo, no se sentava
á comer, por comer menos. Tanta fué la hórden y
templanga de Sócrates, que cient años que biuió nun-
ca tuvo enfermedad. Lo mismo leemos de Pythágo-
ras, Chrisippo, Platón, Galeno, Antonio, Catón, y de
otros muchos que biuieron con reglas y hórden mu-
chos y sanos años, usando de aquella parte de Medi-
cina que nos enseña cómo nos avemos de conservar
en salud; la cual, ya que no nos haga inmortales, es
mucha parte para que el hombre, dentro de los lími-
tes de su vida, pueda bivir con más salud y menos
enfermedades: porque cierto es que este nuestro cuer-
po no es hecho de diamante, ni de acero, para que
las cosas que dañar y ofendernos pueden no se inmu-
ten, sino de compostura débil y flaca, aparejada á
corrupción; )■ así, vemos ser el hombre el más frágil
— 5 —
é falto de dotes de naturaleza de todo lo animado,
porque con pequeña causa cae, sin tener aquellas
particularidades y propriedades que dio naturaleza á
los otros animales; porque un animalito en naciendo
se sacude y sigue á la madre que lo parió, y busca á
los pechos que lo han de criar y las yervas que lo han
de mantener. El hombre en naciendo, considera quán
inábil está para todo esto, atado sin menearse, des-
nudo, llorando; que si no le administran con qué se
mantenga, presto sería su fin. Verdad es que todo
aquello que Dios repartió á los otros animales por
propriedad quiso que lo uviesse en el hombre por
razón y entendimiento rational, mediante el qual se
gouernase, y con sciencia y reglas adquiriese lo ne-
cessario á su conservación, teniendo en general todo
lo que los otros tienen en particular. Y para esto los
sabios y antiguos médicos usaron de reglas en el uso
de todas las cosas á la vida necessarias, y quisieron
hazer hórden como el hombre se governase por ra-
zón, porque difiriese de los animales brutos, que sin
ella siguen sus apetitos é inclinaciones naturales; y
para esto sirven los libros á este propósito hechos,
que enseñan cómo cada uno se deue de governar en
el comer y bever y en las demás obras pertenecien-
tes á la conservación de la vida humana. Unos han
escrito en universal de esta materia para todos; otros
en particular para sus patrias, ó lugares do abitavan,
entre los quales fallé yo uno que quiso tomar trabajo
— 6 —
de escribir de esta insig-ne ciudad de Sevilla, la des-
cripción della y de todas las cosas que ay en ella para
sustentar la vida humana, qué calidad y complexión
tengan y el modo de usar dellas, y cómo se deuen
conservar en. salud los habitantes en ella; obra por
cierto notable y de mucha dotrina y de hombre avi-
sado, deseoso de aprovechar á su república y bien
común; lo cual se parece leyendo y notando el artifi-
cio que para ello tuvo: en la qual, nó solamente se
muestra, para el tiempo en que escribió, sabio en
Medicina, pero en otras sciencias. Hízola el autor
para gratificar y servir á esta ciudad los beneficios
que della avia recebido, aunque no era natural della.
• Y si los no naturales tuvieron tanto desseo de servir
y aprovechar al bien público de esta ciudad, gran ra-
zón y ocasión ay para que los que lo son, y tienen al-
gún talento, lo empleen en su servicio y aprovecha-
miento, pues por ser tan insigne y tan sublimada en
todo el mundo es bien empleado en ella todo servicio
y trabajo. Por tanto, he procurado que saliesse á luz
obra de que tanto contentamiento y provecho esta
ciudad recibida; la qual nó solamente aplazerá y apro-
vechará á la conservación de la salud de todos, pero
holgarán de ver y leer en ella cosas antiguas que ha
auido y passado, y otras muchas particularidades
dignas de ser vistas y sabidas. Y aunque yo en esto
no aya hecho más que dar hórden, que obra tan pro-
vechosa faesse comunicada de todos y Vra. S. fuesse
N./
f^my
— 7 —
servida, pues en lo que he podido de mi facultad de
mi cosecha propia he sacado á luz algunos tratados,
los cuales andan impressos, no tengo en poco ser-
vir á V. S. con el presente, aunque ageno, por ser
cosa tan provechosa para esta república. Bien veo
que este negocio no es cosa forzosa, porque cada
uno puede bivir como quisiere, ni tampoco es para
los labradores que aran, ni para los que tienen por
Dios al vientre, que quieren más bivir poco y enfer-
mos, con satisfacer á su desordenado apetito, que «r*^
luengos años sanos con buen regmiiento; es este li- (^
bro para los hombres bien gouernados, deseosos de i 1 I ? ¿, "^
bivir la vida que Dios les diere sin tantos achaques • T*"''-^ " /
y enfermedades como la mala orden trae: porque
cierto es que la buena gouernacion, nó solamente es
causa de no tanto enfermar, pero de alegremente bi- ""x/'
vir. Era el autor de este libro natural de Auiñon; fué / '^^
en el tiempo del rey don Pedro; alcangó al re)- don
Enrique, su hermano; bivio en esta ciuda.d con el ar-
zobispo don Pedro Barroso, que fué -cardenal; vino á
ella año de la era de César de mil y cccxci años, que
es año del Nascimiento de mil y cccliii. De modo,
que há quasi ce años. Pretendió avisar á los médicos
desta ciudad el assiento y calidad y complision de
ella, y de todas las particularidades que ay en ella,
pertenecientes á la conservación de la vida del hom-
bre; lo qual no es pequeño aviso, pues Hyppócrates
dize que lo primero que el médico ha de saber en el
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pueblo que ha de curar es el assiento del, los ayres
que más le siguen, las aguas y mantenimientos que
tiene, para que tome lo provechoso y quite y estorve
lo dañoso. Y esta era la causa que antiguamente, se-
gún dize Vitruvio, quando avian de edificar alguna
ciudad, para ver si el lugar era aparejado y conve-
nible para ello, echavan muchas vacas por todo aquel
sitio y dexávanlas apacentar por algún tiempo, y
después matavan la mayor parte dellas, y miravan
las assaduras, coraron y entrañas, y los demás miem-
bros, y si las hallavan sanas hacian su assiento y edi-
ficios: si á la mayor parte dellas hallavan con alguna
común enfermedad, ó no edificavan el pueblo, ó po-
nían el remedio necesario, quitando ó rectificando la
causa del tal daño. Por lo cual todo hombre deve te-
ner en mucho saber la calidad y assiento del pueblo
do abita, y quáles sean y qué calidades tengan las
cosas que en él nos mantienen, para que si algo nos
daña se pueda remediar la causa del tal daño, ó guar-
darnos del uso de ello; lo qual es cosa de grande
utilidad que todos gozen de tal beneficio; pues todo
bien tanto quanto es más universal tanto es muy me-
jor y más útil y más digno de ser desseado. No quise
mudar el estilo y modo que el autor en escribir tuvo,
porque las palabras antiguas, allende de la buena
manera que consigo traen, dan gran contento, por-
que parece por ellas la diferencia que de las presen-
tes tuvieron. Por lo qual, assí lo dedicamos á V. S.,
para que lo reciba con aquel ánimo que los grandes
suelen recibir los servicios de los pequeños, y aya la
merced y buen tratamiento que las obras virtuosas á
V. S. dedicadas recebir suelen.
lO
AL LBCTOR
Aguí hallará el lector algunos vocablos que al
parecer no se entienden, los quales, si los bien mira,
con la co7itestura de la letra serán fácilmente enten-
didos; otros ay tan antiguos, que con trabajo se en-
tiende la significación dellos. Pzcsiinos los as sí, por-
que el original assí los tenía. Otros desctiydos ay de
algunas letras unas por otras, qiie fué causa estar el
original tan antiguo y carcomido, que apenas en al-
gunas partes se podía leer. Lo qttal todo va debaxo
de la corree tion del varón docto y pió, que suplirá las
faltas del impressor.
1 1
PRÓLOGO DEL AUTOR
«Como es angosta la carrera y puerta, y como es grave el camino que
acarrea á la vida:» dijo nuestro Salvador en los Evangelios. Como quier que
esto fue dicho por la vida perdurable, puédese entender por la vida corporal,
que la puerta de la conservación es angosta y el camino que acarrea la salud
á los ornes enfermos es muy grave, concordando con el príncipe de los físi-
cos, Ipocras, que dixo: «La vida es breve, el arte es luenga, el juyzio grave, el
tiempo angosto y laprueva dudosa.» E la razón porque esta arte es muy luen-
ga, según dixo Boecio, es por razón quella es departida en siete partes, y en
cada parte há menester luengo tiempo para alcangalla. Ca la primera parte
es de saber los sujetos en que trata el arte de la Medecina, que es el cuerpo
del ome, y en saber la complision de cada miembro particularmente, y sus
obras y sus provechos; y con quién apruevan unos con otros, también de
los simples como de los compuestos. Ca en el ome há dozientos y cuarenta y
ocho huessos, y quinientos y setenta y nueve lacertos; y trezientos y setenta
y cinco nervios en sinificacion de los dias del año, y dozientas y ochenta
y quatro venas, ciento en la cabera, y ciento en las manos y en los bragos, y
cincuenta en las piernas, y treynta y quatro en el cuerpo; y dozientos cin-
cuenta y dos nervios, según el año de Saturno; y quatrozientas y veynte y
siete arterias, según el año de Júpiter. E semejante déstos muchos; por la qual
razón es menester gran tiempo para alcanzar la complision destos miembros
todos. La segunda partida es que conviene que sepa la salud general de todo
el cuerpo y de cada uno de los miembros en especial. La tercera parte es,
0^ )
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12
que es menester de saber y de conocer todas las species de las enfermedades
y las causas dellas y sus acidentes; las quales enfermedades dellas ay simples
y dellas compuestas, y las simples son setecientas y noventa. La quarta par-
tida es saber las señales que se toman de los ocidentes. E cada una dellas há
especies de la enfermedad; ca el conoscimiento de las enfermedades es ci-
' miento de la Física. La quinta es saber la manera de la conservación de la
Ny f' salud en regir los cuerpos, según los tiempos de los años, y según los lugares
'1 y segim las disposiciones, cada uno segiin su grado con5er\-arlo en su salud.
V ^'^ sexta partida es en saber curar las enfermedades de cada cuerpo y de cada
i . \ miembro según perteneciere. La setena partida es saber los artificios con los
quales se pueda conservar la salud y tirar la enfermedad. Estos artificios son
las viandas y las melezinas que conviene que sepa las virtudes dellas y sus
y propriedades cumplidamente. É sigúese que para alcangar estas siete partes
4 sobredichas perfectamente es menester luengo tiempo; ca éstas requieren quel
físico sea en las siete artes liberales entremetido; conviene á saber: Gramáti-
; ' \ / ca, Lógica, Retórica, Geometría, Aritmética, Música, Astrología. E por esta
^*'v.,r\ .' razón di.xo Ipocras que la vida del orne es breve á respecto de esta arte de la
f Medicina, señaladamente por razón quel subjeto desta arte es el más acaba-
/ do del mundo terrenal, según dixo David en el Psaltcrio: «E menguaste el
/ orne poco menos de Dios.»
/ Otrosí, dize en la Biblia que Dios crió el mundo por él, y assí los cielos
/ y el sol y la luna; porque los ornes pudiessen entre el dia departir y la noche,
I y para saber los temporales de los años en qué guisa se rigiessen. E por esto
j es llamado el orne mundo pequeño, por quanto es fecho en la imagen de
)
\ Dios y por esto es él racional.
; Otrosí, porque en él es figurado datado el mundo. Ca bien ansí
; como el mundo es departido en tres partes, conviene á saber, mundo spiri-
tual, mundo celestial y mundo terrenal, assí es en el orne semejanga desto.
j Ca en la cabega están los sesos espirituales, y en el coraron la virtud vital, y
I en el fígado la virtud natural; en que se significan los tres mundos sobre-
! dichos.
; Otrosí, bien ansí como en el mundo ay el sol y la luna, ansí han los
; los ornes dos ojos para alumbrarse. É assí como en el cielo ay cinco estrellas
— ^ó —
reticas, ansí en el orne dos orejas, é la nariz, que es departida eu dos partes,
y la boca, que son cinco. Y el coraron es comparado al sol, y el celebro á la
luna, y la melancolía á Saturno, é Júpiter á la cólera, é Marts á la sangre, é
las dozella costillas ansí como doze signos, é las venas son comparadas á los
mares y á los rios, é los cabellos son comparados á las yervas que nacen en
la tierra, é los huessos son comparados á las piedras, ca non ay sentimiento
en ellos.
El ánima racional es comparada á Dios que la dio y espiró en ella spí-
ritu de vida. Y ésta es la más acabada criatura que Dios fizo en el mundo. Y
por ende el yerro que acaeciere por razón de Física en él es el yerro mortal,
que non puede aver enmienda, según dixo en el Evangelio: «Non juredes en
vuestra cabega, que non há ninguno de vosotros que pueda criar un cabello.»
Y por ende conviene quel físico que sea muy excelente en su officio, y non
use lo que non sabe. Ca muchos son los combidados, y pocos son los escogi-
dos. E fué preguntado á Ipocras quién era buen físico, é respondió que non
lo avia en el mundo; mas el mejor físico es aquel que menos yerros faze; ca
el físico que non yerra non es fallado. E por esto dixo él que el físico que
cura de melezina, que piensa en dos cosas: la primera, para aprovechar al do-
liente; la segunda, que si por ventura non le aprovechase, que non le empez-
ca; é si dubdase que puede aver empecimiento, que non lo faga y que lo dexe
á naturaleza. Y en esto da entender que esta arte, que es muy grave, según
dixo Ipocras. E dixe Avenruyz que esta arte que es partida en dos partes. La
una es theórica, y la otra es práctica. En la parte theorical non ay gran gra-
veza, que bien puede ser alcanzada; mas en la parte de la prática es la gra-
veza, ca los individos son tantos que non han fin. E por ende dize quel físico
que tome las reglas generales desta arte, y después que continúe luengo tiem-
po en la prática, esté usando de practicar, alcangará por esperiencia muchas
de las reglas generales; ca los omes son departidos en propiedades y en com-
plisiones diversas, que no semeja uno á otro, y lo que aprovecha á uno puede
fazer daño á otro; y por esta razón con la prática puede alcanzar algunas co-
sas buenas que nunca fueron escriptas; ca dize Platón que non puede ser que
las propiedades de un orne sean semejantes de otros, ca conviene que aya al-
gún departimiento entrellos. Pues que assí es, sigúese que cualquier físico que
A
— 14 —
quiere bien pnrar mientes en su arte, puede aleangar algunas cosas Imenas,
provechosas para su arle, que nunca fueron escrijitas. Pero alguno ])Ucde
contradecir esta razón y argiiyr assí: Causa nueva es llamada aquella cosa
que nunca fué tal como ella; masíio ay en el mundo cosa que non aya seydo
tal como aciuélla; sigúese que ninguna cosa nueva non puede ser fecha. Otro
argumento; lo que es escripto de las profecías deve ser creydo; mas Salomón
escrivió en el libro de Ecicsiastcs: «Non ay cosa nueva so el sol.». Sigúese
que ningún físico ni otro non puede fazer cosa nueva. Otro argumento: si
alguno pudiese fazer cosa nueva buena, seguirse ya que el que la fiziesse que
fuesse más sabidor que los antiguos; mas esto es imposible, ca los antiguos
alcanzaron más que non los de agora, por quanto bivieron más luengo tiem-
po que non biven agora; y por consequencia ninguno no puede fazer cosa
nueva. E por contrario parusce que puede ser fecha cosa nueva, por este ar-
gumento: toda cosa que es hecha después de probación buena; todas las co-
sas que son por venir son fechas después de probación; sigúese que todas las
cosas que son por venir son nuevas. Otro argumento: nuevo es aquel que
nunca passó sobre él otro tiempo ninguno; todas las cosas que son por venir
non passó sobre ellas tiempo: sigúese que todas quantas cosas son por venir
son nuevas. Otro argumento: toda cosa que salió de potencia en acto es
nueva; todas las futuras salen de potencia en acto, y por consiguiente todas
las futuras son nuevas. Otro argumento: todo aquel que há propriedades que
nunca fueron falladas en otro es nuevo; todos quantos omes há en el mundo
es fallado en él propriedades que non pueden ser falladas en otro, según
dize Porfirio: por consiguiente todos los omes son nuevos. Otro argumento:
si por aventura fuesse verdad que non ay nueva cosa so el sol, seguirse ya
que Santa María fuesse seydo otra vez; mas esto es mentira, según dixo la
profecía: «\'o haré cosa nueva en la tierra; la Virgen encerrará el Varón: si-
gúese que ay cosa nueva so el sol. Otro argumento: si por aventura non
uviesse cosa nueva so el sol, seguirse ya que Adam y Abraham, y también
Moysén y las otras cosas de la Ley, que fuessen ya ávidas otra vez; mas esto
es mentira según todas las leyes y la Fe cathólica: sigúese que puede ser cosa
nueva so el sol. Otro argumento: si fuesse verdad que ningima cosa non
uviesse nueva so el sol, seguirse ya que el mundo fuesse eternal; ésta es
— 15 —
falsa, según ciue dixo la sancta Esc7-iptttra: v.In principio crcavit D:t!s Ccliiiii
et terram:'» sigúese que pueden ser cosas nuevas. Pues que assí es que pue-
dan ser fechas cosas nuevas. Otrosí, por razón que dixo Avenruyz, el comen-
tador, en el libro del Coligct que todo físico, después que sabe todas las re-
glas generales, puede fallar por la práctica cosas particulares; otrosí, porque
dixo el Sabidor que todas cosas nuevas son plazenteras, fué movido yu,
maestre Juan de Auiñon, físico y criado de la muy noble ciudad de Sevi-
lla, copilé este libro, que trata en el regimiento de la salud, particular- ¡
mente y especialmente sobre esta ciudad, por quanto no fallé físico antiguo
que escriviesse regla especial para esta ciudad. E movíme á esto por quatn>
razones. La primera, por mandamiento del muy alto y muy honrado doctor
en decretos, nuestro señor don Pedro, arzobispo de la muy noble ciudad de
Sevilla, que mantenga Dios por muchos años y buenos á su servicio, que me
lo mandó por cuanto há gran tiempo que aquí he husado de Física, ca há <^ \ / ^.,
bien treynta y un años; otrosí, porque vi otras tierras muchas y pude enten- '^^ ' y
der mejor qué diferencia ay entre esta ciudad á las otras, que non faria el i"*
^/ criado aquí que non las vio. La segunda, por servicio de la muy noble ciu-
dad de Sevilla; conosciendo muchos bienes y muchas mercedes que recebí
della, las quales nunca podría agradescer, quise fazer algún conoscimiento
en esto. La tercera razón, porque mi intención es demostrar Física á alguno
de mis hijos, quise escrivir este tratado; lo que alcancé de la complision
-i desta ciudad. La quarta razón, aprovechar á mí en mi vejez. Y protesto que
si alguno fallare alguna cosa que le paresciere contra razón, que me la faga
saber, porque departamos en ello y que se apure la verdad; ca maguer que
yo en el segundo libro tengo disputadas todas quantas razones puedan ser
contradichas en los lugares dubdosos deste libro, agradescérselo hé. Y por-
que sea más apurada la verdad, fué cupilado este presente libro en el año
del Señor de mili y quatrocientos y diez y ocho años; y plísele nombre Se-
villana Medicina, porque fué hecha para ella especialmente. Partílo en
tres partes:
La primera parte en el regimiento de la salud especial sobre esta ciu-
dad. La segunda partida trata en la dispusicion de los lugares donde entendí
<iue podian ser fechas dubdas algunas en el primero libro. La tercera parte
]r->LA.''^
— i6 —
en las pláticas de las dolencias que acaecen en el ciierijo del orne, desde la
cabeza fasta los pies, según la complision desta ciudad, y según la prática
de aquí.
E parlólo en siete partes como el Viático, y cada parte por capítulos,
y cada capítulo por siete títulos. El primero la difinicion de la enfermedad
de cada uno de los miembros. El segundo título de la anatomía de cada imo
de los miembros, según faze Avicena en el tercero libro. El tercero títialo de
las causas. El quarto título en las señales. El quinto título en la pronostica-
ción segiin Bernardo. El sexto título en la cura. El séptimo título en la dis-
putación, según Juan de sancto tomando.
CAPÍTULO PRIMERO
Del ayre cu general.
Seys cosas son necessarias al orne, que sin ellas
non puede mucho bivir, las quales son: el ayre que
nos circunda; el II, el comer y el bever; el III, el va-
ziar y el estriñir; é la IV, velar y dormir; la V es el
mover y el quedar corporal; el VI es el mover y el
quedar spiritual. Y la difinicion del ayre es que es
cuerpo simple, y su lugar natural es encima del agua,
y deyuso del fuego por su liuianés prepudicional, y es
de natura caliente y húmedo. La humedad es essen-
cial, y la calentura acidental, según se declara en la
segunda partida deste tratado. É conviene á saber
que del ayre ay dos maneras: simple y compuesto. Y
el simple es caliente y húmedo; y la humedad es en
él natural, y la calentura es acidental: y el compuesto
es frió á respeto del spíritu vidal del corazón; é por
esto es muy necessario este ayre para conservar la
vida, ygualando el spíritu vidal, que es muy caliente.
Esta ygualdad se faze en dos maneras. La una es des-
— i8 —
zechando el rebollo de partes de fuera que está esca-
lentado del coragon, assí como se dessechan los hu-
mores supérfluos y las demasías del cuerpo. La se-
gunda es cobrando el ayre frió, tornando el resollo
assí, porque gane el coraron otro ayre frió. E deve-
nios saber que en el ayre acaecen tres maneras de
mudamientos; conviene á saber: natural, y non natu-
ral, y contra natura. Y el mudamiento natural es
aquel que acaece en los quatro tiempos del año: ve-
rano y estío, otoño é invierno. El non natural es
aquel que continúa todo el año de una manera. Y
contra natura es quando se corrompe el ayre, que
trae epidemias y mortalidades. El mudamiento del
ayre es por cinco razones. La primera, por el subi-
miento del sol ó de su abaxamiento; por lo qual se
siguen los quatro tiempos del año naturalmente. La
II razón es por los subimientos de los siete planetas,
ó su abaxamiento: é quando el sol se allega á las sie-
te planetas esfuérgasse la calentura del ayre; é quan-
do se arriedra el uno del otro fazesse el ayre más
frió. La tercera razón es por los vientos que reyna-
ren, los quales son llamados Setentrio y Meridion y
Solano y Fauion. Setentrion es frió y seco, y Meri-
dion caliente y húmedo, y Solano es caliente y seco,
y Fauion frió y húmedo. Y entre los dos vientos de
cada uno de estos nacen otros quatro vientos, que
son llamados Aquilón y Hulcernion, y Noto y Yuros,
y Astro y Afresco, y Sitra y Cotion.
— 19 —
Y cada uno de éstos son según la natura, y se-
gún el viento dónde nace.
La razón quarta es según las tierras; y esto se
departe en cinco especias. La primera especie es en
las quatro partes del mundo, Oriente, y Ocidente, y
Meridion, y Setentrion: ca la parte de Oriente es ca-
liente y seca; y del Poniente al contrario, ca es fría y
húmeda; y la parte de Setentrion es fria y seca, y la
parte de Medio dia caliente y húmeda. La segunda
especie es según la altura de la tierra, ó de la baxu-
ra; ca los lugares altos son muy fríos, y los baxos
muy calientes. La tercera especia es la vezindad de
las peñas; que quando las peñas están de parte de
Medio dia faze aquella tierra fria, por quanto non de-
xa el viento de Medio dia aventa en aquel lugar; y
viene el viento de Setentrion, y resfríala. Y quando
es el contrario, que están las peñas en las partes de
Setentrion, es la tierra muy caliente, por razón que
aquellas peñas mamparan la tierra del viento de Me-
dio dia. La quarta especie es la vezindad de los ma-
res; que quando la mar está en aquella tierra á la
parte de Medio dia será aquella tierra fria y húmeda,
y si fuere la mar en parte de Setentrion será la tierra
caliente. La quinta especia es seguir la natura de la
tierra; ca si fuera la tierra pizarrales será fria, y si
fuere tierra barrosa será muy caliente y seca, y si
fuere lodosa será fria y húmeda. La quinta razón, el
mudamiento del a)Te es según la vezindad de la tier-
20
ra; ca si uviere muradales ó aguas fidiondas, ó otras
cosas malas corruptas, corrómpese el ayre, tornán-
dolo caliente y húmido. Y si fuere el contrario será
el contrario.
CAPITULO II
Del ayre de Sevilla.
El ayre de Sevilla es caliente y húmedo en el
primer grado, á respecto de Córdova y de los otros
lugares de la frontera; y las razones por que es ca-
liente, puédese provar por cinco razones. La primera
por Astrología; ca Sevilla es más allegada á la línea
de la igualdad del dia quatro grados que Toledo, y
que Córdova un grado; ca el altura del sol es en Se-
villa en treynta y siete grados y treynta minutos, y
Toledo es en quarenta y un grado, y Córdova en
treynta y ocho grados y treynta minutos: y toda ciu-
dad que sea más allegada á las líneas de la ygualdad
del dia, non aviendo embargo alguno, es más calien-
te naturalmente, por razón de los rayos del sol, que
fieren derechamente más que non los otros, que son
en más grados; ca el sol fiere en ella en sosquino,
seeun dicho de los astróloa"os naturales. É la se-
gunda razón es porque es baxa; y dize Avicena en
la fée segunda que quando la tierra es fonda y ba-
21
xa, que el sol fiere fuertemente; la qual reververacion
del sol está retenida en ella en tal guisa, que la faze
muy caliente y encendida, según veemos que faze el
sol en bacin fondo, poniéndolo al rayo del sol con
algodón ó con estopa, que se acenderá con fortaleza
del sol, por quanto la fondura le faze allegar y es-
fuerza y non lo dexa derramar. E assí, esta ciudad es
jonda y muy llana, por la qual cosa es muy caliente. /V
La tercera razón es por quanto está abierta de parte
del Solano, que es caliente y viene á menudo, y con-
viene que la escaliente, según dixe en el capítulo
sobredicho ante deste. La quarta razón es por quan-
to está cerrada de parte de Poniente por el Axarafe,
que está en medio. La quinta razón es porque la
tierra es arena y rescibe la calentura del sol. La VI
razón es porque los murales, que son en derredor de
la ciudad, assí como á la puerta de Carmona y de
Goles, á do se echan calabries y estiércoles, que
fuessen escalentamientos al ayre. La VII razón es de
las aguas estancas que están en derredor y en su
término de la ciudad, por lo qual corrompen y lo es-
calientan. La VIII es el crecer del rio, que toma re-
sabio del agua de la mar, que es caliente. La IX ra-
zón por el pudrimiento y por la corrupción que sale \ / ^. rh'-^r^
de la Judería, que son malos enconados y condena- ' ' '
dos de muchas dolencias, según dixo David: «É firió
Dios sus enemigos en el trasero; vergüenza para
siempre jamás les ha dado. > L^^-v^
22
Las razones por que es húmeda en el primer
g-rado son éstas. La primera, por ser fonda y es cer-
ca al agua y se alexa del sol. La segunda, por los
muchos pozos que ay, en que todos los más vienen
de Guadalquivir, según se parece por el crecer del
rio y en el menguar, que crecen y menguan los po-
zos assí como él. La tercera razón es la vezindad de
los rios, que la cercan, assí como Guadalquevir y Ta-
garete, que dan humidad muy grande á la tierra La
quarta, los basos de la tierra, que son húmidos y dan
humidad en el ayre; por la qual razón se muestra que
Sevilla es de complision caliente y húmeda. Pero para
provar que es puesta en primero grado, y non ay
más, ni menos, como quier cjue esto se prueva más
luengamente en el segundo libro, pruévolo aquí bre-
vemente por división natural, y digo: que este ayre
de Sevilla, ó es ygual, ó non; si fuesse ygual non
sentiríamos ninguna calidad del, según dixo Avicena
en el primero, que el cabo del dedo non sentirá el
agua que es compuesta de la meytad de agua fir-
viente y de la otra meytad de yelo, por quanto el
ygual non siente al ygual; mas nosotros sentimos ca-
lentura en el tiempo más ygual de todo el año, que
es el verano: sígnese que non es ygual y que es ca-
liente. Y esta calentura, ó es fuerte, tal que faze daño
manifiesto, ó flaco: si flaco, será en el primero: ó si
fuerte, fuerte será en el segundo; y pues que su daño
non es mu)- fuerte, ni manifiesto, paresce que non es
en el segundo grado; mas ante es en el primero.
Otrosí, non puede ser en el tercero grado, ca el que
es en el tercero orrado faze adolecer los omes; mas
este ayre de Sevilla non faze adolecer los más de los
ornes; sigúese que non es en el tercero grado. E
otrosí, non es en el quarto grado, ca mataría á to-
dos si fuesse en el quarto grado; esto non es tal: si-
gúese que non es en el quarto, pues non mata; ni en
el tercero, pues non adolecen los más; ni en el se-
gundo, ca sería fuerte y manifiesto su daño, según
diximos: sigúese que es en el primero grado, por
esta división natural. Si por aventura alguno dixesse
que pues el ayre es caliente y húmedo, según la com-
plision de la tierra, y es ygual para los que moran
en ella, non deve ser puesto en el primero grado,
ante deve más dezir que es ygual para ellos; respon-
do: que como quier que es ygual para aquellos que
son criados en ella, non faze por esso que non sea
en primero grado, pues que sentimos algún senti-
miento de calentura, fuera de la ygualdad. Y esta ca-
lentura que es en primero grado es aquella que es
ygual á ésta; ca la ygualdad, según dize Avicena en
el primero libro, es departida en ocho m.aneras. La
primera es ygualdad en general, que es fallada en la
especia del ome á respecto de quantas alimanias ay
en el mundo. La segunda ygualdad es la que es falla-
da en la especia del ome, en especial assí como en el
tiempo de la fin de su crecimiento, quando es de
— 24 —
edad de xx años, que en aquel tiempo es la mayor
yg-ualdad que puede ser en la especie del ome en
cualcjuier tierra que sea del mundo de los siete cli-
mas. La tercera ygualdad es la ygualdad de la tierra
en general; ca la tierra de Alemana, que es muy fria,
es ygual para aquellos que son naturales della: y la
tierra de los judíos, que es muy caliente, es ygual
para los negros que nacen en ella. Y ésta es llamada
ygualdad de la tierra en general. La quarta es ygual-
dad de la tierra en especial: quiere clezir, que según
la complision de la tierra, ay unos que son más tem-
plados en aquella tierra que otros; y aquel ome que
fuere más ygual según complision de la tierra, éste
es llamado ygual complision, según la tierra particu-
larmente. La quinta ygualdad es la ygualdad de los
miembros del ome en general; que, como quier que
los huessos son frios y la sangre es caliente, non finca
por esto que non digamos que non es ygual: quiero
tanto dezir, que seyendo los huessos frios y la san-
gre caliente, como pertenece que éstos sean llama-
dos yguales; maguer non son de una natura. Ésta es
llamada ygualdad de los miembros en general. La
sesta ygualdad es la ygualdad de los miembros en es-
pecial: quiero dezir, que aquel ome en que fueren fa-
llados los miembros, que pertenecen de ser calientes,
que lo sean ygual y non desiguales como en algunas
otras personas, éste es llamado ygualdad de los
miembros particularmente. La VII ygualdad es la que
— 25 —
es fallada en cada uno de los ornes; ca cada uno de
los ornes del mundo tienen complision especial, que
cumple para sí, apartada de los otros; que non há
orne en el mundo que semeje uno á otro en todas las
cosas: señaladamente veemos que son apartados en
la forma y en la figura del rostro; la segunda, en la
boz; la tercera, en la complision corporal; la quarta,
en las propriedades del ánima: y esta ygualdad par-
ticular, quiero dezir ygualdad que es fallada en cada
uno de los ornes; la cual cumple para él, maguer sea
en sí desigual. La VIII es la ygualdad que es fallada
en los omes que son diversos de complisiones, en es-
pecial; quiero dezir, de aquel ome que fuere fallado en
estas diversidades particulares allegado á ygualdad
más que otro. Esta es llamada ygualdad de los omes
en especial. Assí como diríamos: pongamos que la
salud y la vida de Pedro es que tenga cinco ongas de
cólera y diez de flema; y Juan cumple, según su com-
plision, que tenga cinco de flema y diez de cólera.
Cada uno de estos es llamado ygualdad, según su
complision; mas fallando otro que sea su complision
que reyna en él cinco ongas ó más de cólera y cinco
de flema, por exemplo, éste diremos que es más alle-
gado á ygualdad que los otros. Sigúese que, pues que
la ygualdad es fallada en ocho maneras purpudicio-
nalmente, bien podemos dezir, que como quier que
Sevilla .sea caliente y húmeda en primer grado, este
grado será purpudicional para ella. É por ende pue-
— 2Ó —
de ser dicho que la ygualdad de Sevilla es que sea
caliente y húmeda, según la sesta manera de las
ygualdades sobredichas. Y esta es la forma dellas; y
si por aventura argüyere alguno algo contra esto que
diximos de Sevilla, que es caliente y húmeda en pri-
mero grado, puede dezir assí: lo que no está escrip-
to en ningún libro de Física non deve ser puesto;
mas ningún libro de Física non es puesto lugar nin-
guno en grado: sigúese que Sevilla non puede ser
puesta en grado. Otro argumento: definición de gra-
do es calidad determinada de la obra que faze la
vianda, ó la melesia en el cuerpo del ome; mas el
ayre non es vianda ni melesia: sigúese que el ayre
de Sevilla ni otro alguno non puede ser puesto en
grado. Otro argumento: los elementos no entran de-
suso de grado; mas ante entran los grados deyuso
dellos: pues el ayre es elemento, sigúese que non
puede ser puesto en grado. A estos argumentos res-
pondo: que toda cosa que faga acción y obra en el
cuerpo del ome de par de dentro, ó de fuera, con-
viene que sea puesto en grado; ca aquella obra, ó se-
rá fuerte, ó será flaca, ó será en cantidad determina-
da, según más, ó según menos; por la qual más con-
viene que digamos ygual ó desigual, ca defenicion de
grado verdadero es salir la cosa de ygualdad; por lo
qual más conviene que entre en grado. Verbigracia:
el agua quando es tibia non la siente, que es ygual
de la calentura de la mano de sí; mas que es ygual;
— 27 —
y si la sintieron caliente que non le faga daño, es en
primero grado; y si la fiziere caliente, tanto que faga
daño, es en el segundo grado; y si levantare bexigas,
es en tercero; y si le quemare, es en quarto grado; é
porque non puede ser más de ser corrupta, non pue-
de passar más de quarto grado: por ende paresce
que puede ser puesto el ayre en grado, por la obra
que obra en el cuerpo de par de fuera, ó dentro.
Otrosí, por la obra que obra de parte dentro govier-
na el coragon. A solución del primer argumento, di-
go, que la mayor es falsa: ca há muchas cosas que no
están escriptas en Física de los antiguos y son puestas
de las nuevas; ca cosas nuevas puedan ser hechas so
el sol, según dicho es. Al segundo argumento res-
pondo: que la menor es falsa, ca el ayre es govierno;
y mas que govierna, después que él govierna el prín-
cipe de la vida, que es el coragon. Al tercero argu-
mento respondo: que el ayre es en dos maneras, sim-
ple y compuesto; y el simple non es en grado; ca
aquél es la más húmeda cosa que sea en el mundo
en su lugar, ques llamado abecesña, donde se engen-
dran las lluvias y las nieves y todas las otras cosas
que decienden del Cielo; mas el ayre de acá que nos
cerca en derredor es compuesto, por la qual razón ay
del ygual y desigual; y por ende puede ser puesto en
grado cierto, según se declara en el segundo libro de
las disputaciones. Para non alongar, cumple esto que
he dicho.
28 —
*•
CAPITULO III
De la dif agencia que ay en este grado, según
las collaciones de Sevilla.
Ya diximos en el primero capítulo que el ayre
se muda por v cosas generales. La una dellas es se-
gún las tierras; y las tierras son deputadas en cinco
especias. La I parte della es según las quatro partes
del mundo; Oriente, y Ocidente, y Setentrion, y Me-
dio dia. La segunda especie es según la altura y la
baxura de la tierra. La tercera es según las veziiida-
des de las peñas y de las montañas. La quarta espe-
cie es según es la tierra; que es pedregosa y pigarro-
sa y lodosa, ó barrosa, ó arenosa. Pues que assí es;
y fallamos que según estas cosas deve ser Sevilla ca-
liente y húmeda en primero grado; y en todo grado
ay tres estremidades, comiendo y medianía y fin; y la
dispusicion desta ciudad y su assentamiento non es
todo de una figura, ca mudamiento ay entrellos y
difinicion en las causas sobre dichas; sigúese que de-
uemos parar mientes en el cuerpo de Sevilla mismo,
qué diferencia ay entre las collaciones y las calles y
las casas, según las razones sobredichas, que allende
de ser caliente y húmeda en primer grado, según más,
— 29 —
ó según menos. E digo que las collaciones son ve)n-
te y quatro; y dellas ay más abiertas á parte de
Oriente y cerradas á parte de Ocidente que otros; }'
dellas ay que son abiertas á parte de Poniente y cer-
radas de parte de Oriente; y dellas ay que son me-
dianeras entrellas: y quando bien paramos mientes,
fallamos que las collaciones que son abiertas á parte
de Oriente son VIII. Las de Oriente son: Sant Bar-
tolomé, y Sant Estévan, y Sant Elifonso, y Sancta
Catalina, y Sant Román, y Sant Julián, y Sancta Lu-
cía. Ocidentales son éstas: Sancta María la Mayor,
Sant Francisco, Sancta María Magdalena, y Sant Mi-
guel, y Sant Vicente, y Sant Llórente, y Santiago el
Viejo, Sant Clemente; que todas éstas son cerca de
Guadalquevir. Las collaciones que están entremedias
son éstas: San Esidro, Sant Salvador, Sant Andrés,
Sant Martin, Sant Marcos, Sancta Marina, Sant Gil,
Omnium Sanctorum. Sigúese que las collaciones que
son de parte de Oriente de Sevilla deuen ser juzgadas
por orientales, y las que fueren más cerca de Ociden-
te de Sevilla que son juzgadas por ocidentales, y las
que son entremedias que sean juzgadas por media-
neras entrellas. Y por ende, sacando por lina de la
puerta de Xerez fasta la puerta de Sant Clemente,
que son cerca de Guadalquevir y ocidentales, deuen
ser juzgadas por calientes en el comiendo del primer
grado, y húmidas en la fin del primer grado. Y sa-
cando por línea desde la puerta de Carmona fasta la
;o —
puerta de Macarena, que están abiertas de parte
donde nace el sol, deve ser en contrario, y serán ca-
lientes en fin del primer grado y húmedas en el co-
miendo del primero grado: y quando sacáremos otra
línea entre estas dos, deuen ser juzgadas por calien-
tes y húmidas en medio del I grado en que es pues-
ta esta ciudad. Por razón que las collaciones de Oci-
dente están arredradas á parte del sol y llegadas al
rio, por ende deven ser puestas en menos calentura
y en más humidad, y las de Oriente en contrario. Si-
gúese que las calles ocidentales, sacadas por línea
desde la puerta de Xerez hasta Sant Clemente, que
son calientes en comiengo del primer grado y húme-
das en la fin del, y son estas que se siguen: la puerta
de Xerez, la Tarafana, la puerta del Azeyte, Sancta
María, cal de Genova, cal de Castro, cal de Galle-
gos, S. Francisco, cal de Catalanes, cal de Monteros,
la Magdalena, S. Pablo, la Merced, S. Vicente,
S. Llórente, Santa Clara, S. Clemente, la Laguna,
Santiago el Viejo, las casas de Calatrava, el ospital
de S. Juan, la puerta de Bivarrajel, que todas éstas
son vezinas de Guadalquevir. Y las calles orientales,
sacadas por línea de la puerta de Carmona fasta
puerta de Macarena, las quales son calientes en fin
del I grado y húmidas en el comiendo, son estas que
se siguen: Sant Estévan, Sant Nicolás, Santiago, la
puerta del Fonsario, la calle de Don Pero Ponce, la
puerta del Sol, el Buytron, Sancta Catalina, Sant
Román, Sancta Luzía, Sant Julián, fasta la puerta de
Macarena. Las calles que son medianeras entre és-
tas, sacadas por línea de los orientales á los occiden-
tales, las quales son calientes y húmidas en medio
del I grado, son estas que se siguen: el Alcágar del
Rey, las casas del Arzobispo, cal de Abades, cal de
Plazentines, el Marmolejo, cal de Francos, S. Salva-
dor, cal de Chapines, cal de Buhones, plaza S. An-
drés, la Pellejería, Sant Miguel, la Correría, Sant
Martin, Sant Gil, Omnium Sanctorum. Semejante
destas dichas calles, y de la Judería non fablo en ellas,
ca son suzias y corruptas en quarto grado. Conviene
á saber: quel físico que bien quisiere platicar y usar
en esta ciudad, que conviene que fuera destos cata-
mientos debe parar mientes en quatro catamientos.
El I las calles si son altas, ó si son baxas, que San
Isidro es más alto que las que son en derredor del. La
segunda el assentamiento de las casas de ser altas, ó
ser baxas, ó si en sobrados, ó non. La tercera si han
finiestras, ó non, y á quál parte son abiertas. La quar-
ta, en qué lugar están; si ay plaga, ó corrales, ó an-
churas, ó si son cerca de muradales, ó non. E seme-
jante destas cosas que es tenudo el físico de parar
mientes, para regir los cuerpos de los ornes; ca el
ayre es el I catamiento, y lo más necessario de las VI
cosas necessarias.
— 32 —
CAPITULO IV
Para determinar fasta qudndo se cstiende este í^rado
primero en derredor de Sevilla.
Dig-o que después que fablamos en esta razón,
según arte; y difinicion de arte es la que faze saber
las causas; conviene que se siga de las razones so-
bredichas que los lugares que son en derredor de Se-
villa, en las quales fueron falladas en ellas las causas
sobredichas que adeban la calentura y humedad; que
según que reynaren las causas en ellas, según más y
según menos reynará en ellas el grado de la calentura
y de la humedad. É por esta razón después que Tria-
na, y Santi Ponce, y Sant Esidro de los Monges y los
semejantes destos, que son encerrados de parte de
Occidente por el Axarafe y son descubiertos de par-
te de Oriente, que deven ser juzgados por las colla-
ciones de Sevilla ocidentales, y que sean calientes en
comiendo del primero grado y húmedas en la fin, se-
ñaladamente los lugares que son baxos; empero Cas-
tilleja y Gélves, que son altos, non están en este gra-
do; mas los luchares baxos de Sancti Ponce fasta Co-
ria, que son ocidentales, deuen ser juzgados según
las collaciones ocidentales de Sevilla, que son calien-
— 33 —
tes en primero grado y húmedos en la fin. Los luga-
res orientales cercanas, así como Sant Agustín, la
huerta del Rey, Sant Bernardo fasta Torreblanca, y
la Trinidad, y Sant Lázaro fasta Alcalá del rio, y
Alcalá de guadayra, y la torre de los Herueros, y los
semejantes destos lugares, deven ser juzgados assí
como las collaciones de Sevilla orientales, que son
calientes en la fin del primero grado y húmedas en
el comiengo, según dicho es.
CAPITULO V
De las maneras de las enfermedades gne acaescen
en esta ciudad.
Del año de la era de mil y trecientos y noventa y
un años, que aquí vine yo á morar de Aviñon, fasta
el dia de oy, que estamos en la era de mil y quatro-
cientos y diez y nueve años, que fize este tratado,
parésceme que es bien de saber las dolencias que
son acostumbradas de venir en este lugar, en los
años passados, por razón que las enfermedades de
los unos años non son tales como los otros, ca se-
gún los componimientos de los tiempos son los com-
ponimientos de las dolencias, por dos razones. La una
según la naturaleza de los tiempos, de los vientos y
5
— 34 —
los componiniientos de unos con otros; la II por el
adeudamiento de los mouimientos celestiales, los qua-
les non podemos alcangar, según dixo Avicena en el
I libro del Canon. Y en el año de mil y cccxci años
comengaron por Mayo dolencias muy agudas de có-
lera, con frenesís y con síncopis y grandes acidentes;
y aprovechávales purga súbitamente, por quanto
eran dolencias muy agudas, y los que atendian ma- A
duramiento peligrauan; otrosí, aprovechávales san-
grías el segundo dia y en el III; otrosí, aprovechá-
vales un poco la dieta, por quanto la virtud era muy
flaca en sí, y eran de natura pestilencial. En el año
de mil y cccxcii corrieron dolencias de malenconia,
assí como quartanas simples, luengas y porfiosas. En
el año de mil y trezientos y noventa y tres corrieron
viruelas, y tauardete, y sarampión, y fiebres de san-
gre de mala natura, y aprovechávales las sangrías á
menudo. Y en aquel año vino mucha langosta y co-
mió los panes y los frutos de la tierra, fasta que uvie-
ron de pregonar que qualquier que cogiesse un saco
dellas que le diesen un maravedí, y maguer quema-
ron della mucha en Tablada; fizo muy gran daño. En
la era de mil y cccxciiii años corrieron estas dolen-
cias mismas, y más agudas, y mal de ojos y mucha
langosta. En la era de mil y trezientos y noventa y
cinco corrieron tercianas simples y compuestas, y
correncias de cámara: y compuso, á los mancebos
señaladamente. En la era de mil y cccxcvi años cor-
rieron fiebres eráticas, quartanas, y cotidianas, y fie-
bres emicríteas, y romadizos é ydropesías; y en aquel
año uvo mucho pulgun, y fizo muy gran daño en las
viñas. Y en el año de mil y trezientos y noventa y
siete corrieron dolencias de pleuresis y sinoca, y es-
cupimiento de sangre de mala terminación. Y en la
era de mil y trezientos y noventa y ocho años cor-
rieron cotidianas, y decendimientos y afogamientos
de la garganta, de esquinencias y de vómitos de las
mugeres preñadas, y artizios, y lombrizes en general,
é dolencias flemáticas en mugeres y en chicos más
que nó en grandes. En la era de mil y cccxcix años
corrieron fiebres pestilenciales sin postemacion, y fa-
llaron remedio con alteraciones y con espiraciones
más que non con sangrías y con purgaciones. En la
era de mil y cccc corrieron dolencias de fiebre, y de
malancolía, y de quartanas, y semejantes dellas. En
la era de mil y cccci años corrieron cotedianas en las
criaturas, especialmente de seys años fasta diez. En
la era de mil y ccccii años fué gran mortandad de
landres en las ingles y en los sobacos, y algunos fa-
llaron remedio con esforgamiento de viandas, assí
como de carne y de vino, aunque tenía calentura.
Otrosí, aprovechó á algunos Atriaca, la que es fecha
de Myrrhay de Alloe y de Agafran. En la era de mil y
cccciii años corrieron ciclones muy agudas y muy bre-
ves, y seguras y de buena terminación, con las quales
ganauan los físicos. En la era de mil y cccciiii años
- 36 -
corrieron tercianas de buena terminación, y en este
año salió el rey don Pedro de su reynado. En el año
de mil y quatrocientos y cinco años corrieron decen-
dimientos, y romadizos, y tose con calentura y de
buena determinación; y fueron tantas las dolencias de
la tos, que apenas podian fallar alfeñique, y diagar-
gante, y axorope violado y oroguz; tantos eran los
dolientes de la tos. En el año de mil y quatrocientos
y seys años corrieron dolencias de flema y piernas, y
en este año vino muy gran nieve en Sevilla, lo que
nunca vino. En la era de mil y quatrocientos y siete
años, acaescieron carbunclos y viruelas de buena con-
junción. En la era de mil y quatrocientos y ocho años,
recudieron cotidianas luengas y seguras. En el año de
/ , mil y quatrocientos y nueve años corrieron fiebres
">k.. agudas con frenesí y con destancis, de la qual adole-
cieron muchos vizcaynos que vinieron aquí con las
quarenta naos de Vizcaya para la guerra de Portugal^
y peligraron muchos dellos. En la era de mil y qua-
trocientos y diez años corrieron dolencias, ordenadas
cada una según sus tiempos, y seguras. En la era
de mil y quatrocientos y onze años corrieron dolen-
cias compuestas de sangre y de cólera, malas y en-
.. |__ conadas; y los que fueron acorridos con sangrías y
' con purgaciones ayna, escaparon. Y entonce adole-
cieron en la casa de don Fernando, arzobispo de Se-
villa, todos los más omes de su casa; de los quales
purgué yo con diamagna sola ¡loado el nombre de
37
Dios! escaparon todos. En la era de mil y quatro-
cientos y doze años comengó gran mortandad en Nie-
bla, y en Gibraleon, y en Trigueros, y llegó aquí en
Margo; y peligraron aquí muchos de landres de los
sobacos y de las ingles, y duró fasta el Agosto. En
la era de mil y quatrocientos y treze años, corrieron
dolencias de cólera quemada, pero fueron seguros y
breves; y en aquel año fué gran seca, que non llovió
del mes de Noviembre fasta passado Agosto; y fué
gran fambre y gran seca, y non se fallava yerva en
el campo, y murió el ganado de fambre, y los árbo-
les y las yemas se secaron todas; empero uvo mucha
fructa, por razón que los árboles grandes tenian las
rayzes muy fondas, que. alcanzaban de la humidad del
fondo; mas los que tenian chica rayz non dieron fru-
to, assí como los panes y sus semejantes. En la era
de mil y quatrocientos y catorze años corrieron do-
lencias ordenadas y buena terminación; é fué buen
año, de mucho pan y de mucha fruta. En la era de
mil y quatrocientos y quinze años corrieron de la
meytad de Margo en adelante dolencias de sangre y
de dolor del costado, y peligraron muchos; y fué
buen año de pan. En la era de mil y quatrocientos y
diez y seys años comengaron por Febrero esquinen-
cias, y decendientes, y mal de boca, y pleuoresis, y
rengas de buena terminación fasta la Pascua; y den-
de en adelante corrieron fiebres, y virtigines, y su-
bet, y semejantes destas dolencias, por quanto cayó
- 38 -
verano sctcntrional sobre ¡nuicrno meridional. En el
año de mil y quatrocientos y diez y siete años cor-
rieron dolencias ordenadas y seguras, y los más que
adolecieron fué por Setiembre, de los que vinieron
señaladamente y los cavalleros que fueron á las cor-
tes de nuestro señor el rey don Juan, que fueron en
Burgos, é por el tiempo fuerte que les fizo en el ca-
mino adolecieron los más dellos; mas ¡loado Dios!
escaparon dello muy bien. En la era de mil y quatro-
cientos y diez y ocho años acaecieron dolencias de
decendimiento, y de afogamientos, y de dolores de
los costados, y uvo en Portugal y en otras partidas
pestilencias. ¡Dios nos quiera librar dellas por su mi-
sericordia! En el año de mil y quatrocientos y xix
años corrieron dolencias agudas y apostemas. En la
era de mil y quatrocientos y veynte años corrieron
viruelas en los niños, y murieron dellos muchos; y fué
buen año de pan y de vino.
CAPITULO VI
De I(X natura del ayrc de Sevilla espeeialuiente.
Después que el ayre de Sevilla es caliente y hú-
medo én primero grado; todo grado há tres estremi-
dades, comiendo, y medio, y fin; conviene que en el
— 39 —
mes de Margo en los más de los años que sea caliente
en el comiengo del primer grado y húmedo en la fin
del; y por esta orden se figuran los otros tiempos, ca-
da uno según su natura. Margo caliente en el comien-
go del primer grado y húmedo en la fin, por razón de
la vezindad del invierno, ques húmedo de su natura;
conviene que sea la humedad más que la calentura;
entonce conviene á entrar el sol en el comiengo del
signo de Aries por la qual razón es caliente el ayre,
porque el sol está en derecho de la nuestra cabega,
y son sus rayos más fi.iertes que non en el invier-
no, que non vienen en derecho de nuestra cabega.
Abril es caliente y húmedo en medio del primer gra-
do, porque es en medio de Margo y de Mayo. Mayo
es caliente en fin del primero grado, por quanto se
acerca el estío, y es húmedo en el comiengo del pri-
mero grado, por quanto está léxos el invierno hú-
medo y cerca del estío. En contrario del mes de Ma-
yo, Junio y Julio y Agosto son calientes y secos en
el segundo grado; pero conviene que Junio sea ca-
liente y seco en el comiengo del segundo grado y
non en la fin, porque es cerca del verano que passó
de ante. Julio deve ser caliente y seco en medio del
segundo grado, porque es medianero entre Junio y
Agosto. É Agosto es caliente y seco en la fin de se-
gundo por el altura del sol. É Setiembre y Octubre y
Noviembre son fi'ios y secos en primero grado; mas
Setiembre es fi'io en el comiengo del primero y non
— 40 —
en la ñn por la vczindad del estío que pasó ante dés-
te, y es seco en la ñn del primero grado por razón de
la sequedad del otoño y por la sequedad del estío
(|ue passó. Octubre es frió y seco en medio del pri-
mero grado, porque es medianero de Setiembre é de
Noviembre. E Noviembre es contrario de Setiembre,
ca él es frió en la fin del primero por razón de los dos
meses frios que passaron, y es seco en el comiengo
del primero grado por razón del invierno, que es cer-
ca del, el qual frió y húmedo. É Diziembre y Enero
y Febrero son frios y húmedos en el segundo grado:
mas Deziembre es frió y húmedo en el comiengo del
segundo; Enero es frió y húmedo en la medianía,
porque es el medianero entre Deziembre y Febrero;
é Febrero es frió, húmedo en la fin del segundo, por
razón de la frialdad que passó ante; húmedo, porque
frialdad continuada engendra humidad, según dixo
Aristótiles en el libro de Generación y de Corríip-
rion. E si por ventura argüyere alguno, ó dixere que
pues nos ponemos á Sevilla en primero grado de ca-
lentura y de humidad, cómo decimos agora el con-
trario que es fría y húmida, respondo y digo que ella
es caliente y húmida, según dicho es; mas por razón
de los quatro tiempos del año conviene que se siga,
según diximos agora, en cada tiempo su naturaleza;
mas non que sean tan fuertes cada uno en sus tiem-
pos como si non fuesse tan caliente como es de su na-
tura. Conviene á saber: que el otonio, que diximos
— 41 —
que era frío y seco en primero grado, si non fuesse
por la calentura que tiene Sevilla de su natura, sería
en el segundo grado fria y seca. Y según esta razón,
y según este respecto, deve ser entendida esta razón
sobredicha; y pues que assí es que Sevilla que es
ordenada según se contiene en cada una de su tem-
porada y la conser\^acion de la salud conviene que
sea con semejante, sigúese quel físico que usare en
esta ciudad, que deve regir los cuerpos según este
ordenamiento sobredicho y ordena el ayre en cada
uno de sus tiempos, y según pertenece para Sevilla
en general.
CAPITULO VII
Del repartimiento del ayre de Sevilla.
El ayre de Sevilla puede ser retificado y repar-
tido por seys maneras: la primera, por manera de
aguas; la segunda, por manera de fuego; la tercera,
por manera de sahumerios; la quarta, por manera
de cercamiento de yervas; la quinta, por vestidos; la
sexta, por la cama. La primera manera, ques por
manera de aguas, es que el a}Te que es caliente y
seco puede ser tornado frió y húmido por artificios,
assí como regimientos de agua fria en bacines gran-
— 42 —
des, ó en pilas, ó remojando sávanas en agua fría y
puestas en derredor, ó fazer aventaderos, como pen-
doncillo de liengo remojado en agua fria, assí como
se sigue en esta recepta: toma agua rosada, una li-
bra; agua de ennifar, que llaman escudete, y agua
de fojas de sauzes y de siempre biva, de cada uno
una libra; vinagre blanco, una libra; sándalos berme-
jos y blancos y rosas bermejas, de cada uno una on-
5a: sea fecho regamiento ó aventaderos paresfriar
en el tiempo del verano; y si fuere tiempo frió, puede
ser contrario destas cosas. La II manera es por fue-
go, ca el ayre frió puede ser escalentado por artifi-
cio con candelas de carbón y de leña seca que non
faga fumo, por no empecer á los ojos; otrosí, fazer
el fuego á las espaldas, por non dañar la vista y por
non escalentar el fígado; otrosí, que el carbón que
sea de cnzina, y para amansar el agudeza del fuego y
que non dañe la vista de los ojos, rocíenlo con vino
y echen cortezas de manganas y un pedago de vidro.
La tercera manera es por sahumerios calientes ó
frios. Los calientes son éstos: Recipe estora calami-
ta, y esensio, y anime grassa, ámbar y lino aloe, al-
galia, agúcar rosado, clavos y nuez moscada, flor de
romero simples ó compuestas. El sahumerio frió en
potencia. Recipe rosas bermejas, sándalos, moscate-
linos, flor de escudete, agúcar rosado, de cada uno
una onga; sean confacionados con agua rosada, y fa-
gan sahumerio. La IIII manera es por manera de en-
— 43 —
talamar la casa en tiempo caliente con sávanas blan- ^,^..
cas remojadas con agua rosada y con vinagre, con ^ 'u^^cJU.iA^'^ "
sándalos y con agua de salze; y derramar por casa v / 'ún^JU
fojas de cañas, y de parras, y de sauze, y de escude- ¿.«'^•'^v
ce y de rosas; y en el tiempo frió escalentar la casa
con mucha ropa, con mantas de pared, y alcatifas, y
con romero, y cantueso, y tomillo, y con semejantes.
La V manera es por manera de vestimentos, que son x
en siete maneras: la I, ropa de lino; la segunda, ropa \
de lana; la tercera, de algodón; la quarta, de sirgo; \
la quinta, de pennas; la sexta, de cueros de guada \
mecil; la VII, liengo de cáñamo. Los paños de lino |
dellos ay delgados, dellos ay gordos, dellos mucho
texidos, dellos floxos, dellos leues, dellos ásperos;
é los delgados que son mucho texidos son mucho ca-
lientes; y los que son muy lisos non son tan calien-
tes, y son mejores en verano que non en invierno; )'
dize el Razis que los paños de lino que son frios, y el
algodón es más caliente que non el liengo; esto mis-
mo el sirgo más caliente. Los vestidos de lana ay de
muchas maneras, assí como escarlata, y Chalón, y
Melinas, y Brúcelas, y Chepre, y Brujas, y Gante, y
Cominas, y Tornay, y sus semejantes; y los delgados
son más calientes y se allegan á la carne, pero non
mamparan al orne del viento ni del frió assí como los
paños gruessos; é la mejor lana y la más caliente es
la que tiene el oveja en los pechos y en las piernas.
Y en el tiempo caliente es bueno el liengo delgado y
..^
— 44 —
paños de cendal liso; en el tiempo frió es al contra-
rio. E conviene á saber en la memoria de los vestidos
en crescimientos: la una es la qualidad, la otra es la
quantidad, la III la forma. Calidad es, que devemos
vestir los calientes paños frios, delgados y lisos, por
no escalentar la complision, é los flemáticos por el
contrario. La quantidad conviene, pues Sevilla es ca-
liente y húmeda, que en el verano vistan camisones
y alcandoras, y encima un jubón de una libra de al-
godón, y encima paños de suria ó de toda lana,
ó de sus semejantes destos paños delgados, y en el
invierno el contrario; como quier que el jubón de al-
godón siempre es bueno, ca en el invierno es calien-
te y en el verano es frió, en tal que non sea muy
gruesso, y está siempre guardado el cuerpo con él. É
la forma, ay anchas dellas, y ay angostas dellas, y de-
llas cortas, y dellas luengas. Las que son anchas son
buenas para encima de los otros vestidos, por dos
razones: la una, por ser honestas; la II, por defender
de los vientos y de las aguas; otrosí, en el verano de-
fienden del sol, pero non escalientan tanto por quan-
to son tan anchos, ca los paños que son más apreta-
dos escalientan más, en quanto allegan la calentura
al cuerpo; las que son muy apretadas, como fazen
los franceses, dañan el fígado y non dexan crecer los
miembros, y por esto la Medicina es buena. Los ves-
tidos de cuero, los que se visten de parte del pelo
escalientan, y de parte de fuera son frios; y destos
1
— 45 —
vestidos ay de muchas maneras, que ay pennas de
conejos, y de corderos, y de pennas gríseas, y de
pennas veras, y todas son de natura caliente; y por-
que es la tierra muy caliente non las usan tanto co-
mo en otra tierra. La sexta manera es las camas:
porque el ayre es húmedo y la tierra es húmeda, es
menester que las camas estén altas de tierra, siquiera
tres palmos ó cuatro, y si pudiere ser en sobrado es
mejor.
CAPÍTULO VIII
Del conio' y del bcvcr.
Difinicion de comer es movimiento de los miem-
bros de la boca que obran otra vianda para tornarla
á semejanza del cuerpo; y difinicion de fambre es
menguamiento de sustancia fria y húmeda. La causa
material del comer es govierno; la qual difinicion de-
11o es sustancia que á natura de convertirse y seme-
janza del governado, assí como el pan, y el vino, y la
carne, y sus semejantes. Y las causas eficientes de la
fambre son quatro: la una es el vaziamiento de la hu-
medad de los miembros; la segunda es el apetito na-
tural de los miembros á pedir la vianda; la III, el sen-
timiento natural del estómago, que pide la vianda
- 46 —
por todos los miembros; la IIII, el humor malancolico
que viene del ba^o al estómago, por la qual pide la
vianda. E la causa final es maxcar la vianda, )• al tra-
gar para restaurar el consumido, porque non se des-
gaste la humidad radical, en que está la vida. E los
catamientos necessarios del comer son siete: el I es
la qualidad; el II, la cantidad; el tercero, la orden; la
quarta, la complision; la quinta, la costumbre; la sex-
ta, los temporales; la VII, la hedad. Primeramente,
la quantidad del comer conviene que sea quanto cum-
pliere para restaurar el consumido, si más y si menos,
ca lo de más trae dolencia de repleción y de finchi-
miento, y el finchimiento trae opilación, y la opila-
ción trae podrimiento, y el podrimiento dolencia de
mala complision, ó de mala compusicion, ó solución
de continuidad: el poco comer trae magres, y tesica,
y consumamiento de la humidad radical; y general-
mente conviene que la contía de la vianda sea en tal
guisa que se finchan las otras partes del estómago, é
que finque el tercio vazío, porque aya lugar donde se
cueza la vianda y que se degiere. É si por aventura di-
xere alguno: si el ome fijere grande de cuerpo y el es-
tómago pequeño, ó por contrario, que será el ome pe-
queño ó el estómago grande, ¿qué contía de vianda
tomará? Respondo: quel que há gran cuerpo y el es-
tómago pequeño deve comer vianda grande en cali-
dad y poco en quantidad. El ques de pequeño cuerpo
y de gran estómago, que coma vianda grande en
— 47 —
quantidad y poco en qualidad, en guisa que tase
siempre que el tercio del estómago esté vazío; que
non há en el mundo mayor pongoña quel mucho co-
mer, y de aquí nacen todos los males. Y por esto di-
xo el sabio: quiero comer por bivir mas non bivir por
comer. Y la quantidad necessaria é ygual se puede
entender por doze señales: la I, que finque después
del comer con algún apetito, en guisa que non se
farte; la II, que non se sienta después del comer aze-
día ni regualdamiento; la tercera, que non sienta
affligimiento ni angustia del ressollo; la IIII, que non
aya mudamiento en el pulso; la V, que non aya mu-
damiento en la orina; la sexta, que non aya muda-
miento en la cámara; la VII, que non aya mudamien-
to en el sueño; la VIII, que non aya mudamiento en
el velar; la IX, que non sienta ventosidad; la dezena,
que non sienta finchazon; la XI, que non sienta do-
lor en el vientre; la XII, que non sienta flaqueza en
sí por mucho comer ni por poco. Y con estas seña-
les puede ome alcangar lo que le cumple del comer,
que sea templadamente en contía y en calidad. Si
alguno contradixere que la quantía de la vianda que
há menester cada uno de los omes non puede ser de-
terminada por escripto, á esto respondo que la in-
tención de Galieno fué ésta, por quanto las tierras
son diversas y de diversas naturas, y los omes esso
mismo; ca omes ay que comen mucho, y otros ay
que comen poco; y por esta razón non puede se es-
- 48 -
cripto en Física contía señalada en general; y por
quanto los libros de Física fablan generalmente, y
por esto non pusieron cosa ni contía cierta en gene-
ral; empero, particularmente, tenudo es todo físico
de saber la contía que cumple á los cuerpos que es-
tán en su regimiento particularmente; y esto puede
alcangar el físico por uso, y por costumbre, y por
prática, parando mientes en la quantía que cumple
aquellos omes de quien piensa, también de los sanos
como de los enfermos; y si de esto non supiere toda
su obra es nada: é por esto dixo Bernardo de Gordo-
nio en el título del Regimiento de Sanidad, en nombre
de Galieno en este capítulo mismo, que por ende
conviene quel físico cate la contra que es muestra
por prática y por prueva, por la qual se alcangan to-
das las cosas; y por ende conviene que la quantidad
sea determinada, y dada por seso y por medida, en
tal guisa que non se mude la vianda en mala quali-
dacl, ni aya mudamiento de ressollo, ni en el pulso,
ni en la orina, ni en la cámara, ni en el dormir, ni en
el velar, ni que sienta ventosidad, ni dolores en el
vientre, ni graveza, ni flaqueza; y por esta contía del
comer y del bever ygualmente; ca de otra mente non
apuecharia antes nada de la Física; y aun maguer
que por estimación de entendimiento se juzgasse non
apuecharia nada, si primeramente non se provasse
por la obra y por la prueva. E por esto digo que la
prueva declara y apercibe el fecho de la contía y de
— 49 —
la calidad y de todas las cosas semejantes; y por ra-
zón que la diversidad que es entre los ornes es mu-
cha, conviene quel físico dé quantidad, cerca lo que
cumpliere á cada uno de los omes; ca las cosas par-
ticulares non pueden ser escriptas por escripto cier-
to; y esto finque en el entendimiento del buen físico,
y alcanzamiento cerca de la verdad, y clara esperien-
cia sola, finque esta certidumbre en esta razón y ter-
cera. Fasta aquí son los dichos de maestre Bernardo
de Gordonio. Assí que paresce que lo que dixo Ga-
lieno que la contía non puede ser alcangada siempre
en general, mas en particular de ve ser alcanzada de
necessidad. Y los que traen prueva contra esta razón
del dicho de Galieno cata en el comiengo y non en la
fin; ca en las palabras sobredichas fallan seys senten-
cias: la I, que escrivir y notar en general la contía de
la vianda generalmente es impossible de lo alcangar;
la II sentencia, que la quantidad de la vianda particu-
larmente que non es impossible, mas puede ser sa-
bido por esperiencias; la III sentencia es quel físico
es tenudo de la saber en cada uno de los omes de
que él pensare, y sin esto non puede saber nada de
lo que le cumple; la IIII sentencia es esto, que se pue-
de alcanzar por dos maneras: la una por buen juez,
cercano de la verdad, é la segunda por la esperien-
cia; la quinta sentencia, que á la esperiencia por su
cabo cumple, para saber la quantía de la vianda que
cumple á cada uno de los omes de que él pensare, y
D
O —
/ non á menester otra prueva ninguna que sea; la sex-
/ ta sentencia, que la buena razón por su cabo, si non
/ concordare con la prueva, non vale nada su fecho:
j mas esta propusicion non se convierte, ca la esperien-
\ cia por su cabo puede valer sin otra razón.
CAPÍTULO IX
De la gíianfidad del comer en general.
Sigúese por las razones sobredichas que la con-
tía de la vianda puede ser alcanzada por buenas ra-
zones, y por esperiencias y por gran uso. E por ra-
zón digo: que assí como puede ser alcanzada la con-
tía que cumple á uno, assí puede ser alcangada en
muchos por gran uso y por gran costumbre, ca non
ay diferencia sinon de más ó de menos; y maguer que
es impossible de lo saber en todos los omes, bien
puede ser sabido en parte dellos; y assí por ende,
usando saber la complision de los que moran en un
lugar y en una ciudad, bien puede alcangar la quanti-
dad que les cumple por luengo tiempo. Por tanto, di-
i go: que por razón que há treynta años que yo moro
I aquí en Sevilla, y paré mientes en alcanzar la com-
I plision de los más desta ciudad, bien puedo juzgar
por esta estimación natural, cercana de la verdad, la
\
contía que es necessaria en los que en esta ciudad \
moran en quatro condiciones: la primera, que esta i
quantidad que sea ordenada á los omes que son na-
turales de aquí y que moran aquí todo el más del
tiempo; la segunda condición, que sean de buen re-
gimiento y de buena dotrina; la III, que sean omes í
ciudadanos, ó cavalleros, ó omes folgados, que non /
fablo de los que en oficios de guerra usan; la quarta, /
que sean abonados para poder complir lo que cum- /
pie para su mantenimiento. Y con estas quatro con- /
diciones fallo que en las más destas que la contía de
la vianda que le cumple un dia con otro, entre yantar
y cena y todo el dia, quantía de quatro libras de vian-
da. Pongo una libra de pan y dos de carne, ques uqa
libra carnicera, y una de vino, que es medio ac9umbre,
medio á la mañana y medio á la noche; y con esta
quantía, poco más ó poco menos, puede ser regida
la salud de los más de los omes de Sevilla, ca de otra
tierra non fablo, que son comedores por razón de , /
los ayres, que son frios; ^Tcórno quier que en el vino /
se eche agua non es de contar, porque el agua non
da nudrimiento, según dicho de los doctores. E si por
aventura alguno argüyere que los de aquí deven co-
mer más vianda que non los de las otras tierras frias
porque la tierra es caliente y húmeda, según dicho
es, y el cozimiento de la vianda es con calentura y
con humidad, respondo y digo que por dos razones
non deven ser tan comedores como los de las tierras
— 52 --
frias: la primera, porque la calentura natural se der-
rama fuera del cuerpo, en guisa que queda flaca de
dentro, assí como acaesce al verano á pos del invier-
no; la segunda razón, porque las viandas de aquí non
son tan sutiles como las de las otras tierras. É si por
aventura contradixere alguno sobrestá quantidad que
puse de la vianda de las quatro libras, y dixeren que
muchos ornes ay aquí que la non comerán en todo el
dia una libra, y otros ay que comerán más de ocho, y
que por esso non dexan de ser sanos y de envejecer y
de bivir luengo tiempo, respondo que la contía que
yo dixe, con las quatro condiciones que yo dixe sobre
dichas, son verdaderas en los más de los omes, que
en las diez son falladas verdaderas y en los nueve; y
si acaeciere el contrario en alguno, non es de curar
que una golondrina non faze verano. Otrosí, si acae-
ciere que aya algunos que comen poco pan y beven
mucho vino, y otros que fazen el contrario, ahonda
que de aquella cosa que él usare, ayuntándolo con los
otros que se llegan cerca de las quatro libras sobre-
dichas; y por grande la materia, digo que puede ser
fecha una question, y es ésta: un físico suficiente, que
requiere un señor grande por Física en las seys co-
sas necessarias; si puede ser que este físico por luen-
go tiempo pueda alcangar en qué figura se parte la
vianda en los miembros, en guisa que alcance la
quantía de la vianda que se consumió en él toda, y la
quantía que rescibió el fígado por las venas misserái-
— 53 —
cas y la quantía que finca en fezes, respondo que es
possible, y que puede ser alcanzado con quatro con-
diciones: la primera, que el físico sea suficiente; la se-
gunda, que aquel señor que le sea obediente y que
non salga de aquella regla que le manda; la tercera,
que aquel señor sea ygual de complision, según aque-
lla tierra de que toma aquella vianda, por peso y por
medida; la quarta, que coma buenas viandas y ciertas,
assí como pan y vino y carne, y non otra cosa de las
que non son pertenecientes; la quinta, que pese por
estimación ó por peso las fezes; la sexta, que sea re-
gido en las seys cosas necessarias por regla y por ar-
te: y entonce por estas condiciones puede ser alcan-
zada. Pregunta ¿en qué figura será esta pr nevar Res-
pondo que las pruevas son en dos maneras, según
dize Aristótiles philósopho: la una es demostrativa,
y la otra non la es. Mostrativa es aquella que prueva
la cosa postrimera por la primera; é la que non es de-,
mostrativa es el contrario, que prueva lo que vino
primero con la cosa que viene en pos él. Assí como
diremos al que preguntare á otro ¿Ay en aquella casa
fumo? Responderá: sí, fumo ay, por razón que en él
ay fuego, conviene que aya fumo; por consiguiente,
en esta casa ay fumo. Y esto es llamado demostrati-
vo, por quanto prueva el postrimero, ques el fumo,
con el primero, ques el fuego, en quel fuego es causa
natural del fumo; y ésta es llamada prueva demostra-
tiva. Pero si preguntare el contrario, y dixere si ay en
— 54 —
aquella casa fumo, responderle há: sí, y á do ay fumo
ay fuego; y después que allí ay fumo, parece que ay
fuego: y esta prueva es llamada non demostrativa,
que del postrimero prueva el primero; y las más de
las prucvas de las naturas son desta figura segunda.
E después que esta question es natural, conviene que
la prueva della que sea de aquella figura misma; que
de las cosas postrimeras alcanzaremos las primeras,
para saber la repartición de la vianda en el cuerpo
del ome. Pregunto; ¿en qué figura será esta prueva?
Respondo: que pongamos un ome ygual de compli-
sion y de hedad y de regimiento ygual, y que sea su
vianda cerca y continuada quatro libras, ques comu-
naleza á los más de los omes, entre todo el dia: con-
viene á saber: una libra de pan, y una libra de carne
carnicera, que son dos, y una libra de vino, que es un
terrazo; el agua non es de contar, ca non es goviemo
ni se convierte en sustancia de sangre ni de carne.
Pregunto: ¿cómo se reparte esto en el cuerpo? Res-
pondo: una libra, que es el quarto, anda en cozimien-
to y en el consumimiento de las digesticiones; la otra
libra, ques el quarto, en hezes, y las dos libras que
quedan son de gumo de la vianda, que se va por las
venas mieráycas al fígado, que se convierten en san-
gre para governar todo el cuerpo. Pregunto: ¿por
qué posistes quatro libras ciertas?; quizá que son más
ó menos. Respondo: porque es cosa que vi provar
muchas vezes aquí y en otras partes, y que se puede
— 55 —
provar de cada dia, que quatro libras de vianda entre
pan y vino y carne, que es comunaleza á los más de
los omes, no tomando los que comen mucho ni á los
que comen poco. Pregunto: pongamos que assí sea,
que sean menester quatro libras: pruevame como es-
ta repartición que feziste que sea cierta. Respondo:
después que ellas son quatro libras, y fallamos que
sale la una en fezes los más de los dias, assí que que-
dan tres; destas tres desgasta la una en cozer y en
las digesticiones, que son en tres lugares: la I, en el
estómago; la II, en el fígado; la III, en los miembros;
y en aquestos tres lugares se desgasta la una libra
en el cozer, assí que quedan dos de la sustancia del-
gada, que se convierte en sangre para governar todo
el cuerpo. Pregunto: ¿cómo se puede saber que en el
cozer se desgaste una libra de las quatro libras sobre-
dichas? Quigá que es más ó menos. Respondo y digo:
que esto se toma por buen juizio y por entendimien-
to del físico que ha cuydado de aquella persona;
otrosí, que según buena razón, que en diez y ocho
oras que se cueze en el cuerpo la vianda, seys oras
en el estómago para que se torne á lo bien ordena-
do, y otras seys oras en el fígado para cozer la san-
gre, y otras seys oras para los miembros que se
conviertan en sustancia de miembros; otrosí, se pue-
de saber por prueva, assí como se supo la anatomía
de los omes. Pregunto: si por ventura este ome to-
mare más ó menos de la vianda, ¿cómo se puede en-
— 56 —
tender esta repartición!' Respondo: que la question
fué puesta y determinada sobre la contía quarta so-
bredicha y sobre las condiciones sobredichas; y en
esto tal puede ser alcangado lo que dixe en que non
ay dubda ninguna questa cosa non es impossible de
alcangar, ante es possible y bien cercana de la ver-
dad. Y por non alongar, dexo esta deputacion en el
libro tercero, do está más largamente disputada. Es-
ta razón abonda que la quantidad de la vianda que
deve ser dada según la que cumple á cada uno de los
ornes, y que deven tomar ante menos que non más,
porque las más de las enfermedades vienen por mu-
cho comer ante que non por menos. Por esto dixo
Salomón: «El bueno come lo que le cumple, y el ma-
lo nunca se farta. » Y dixo David: « Señor, non me
des riqueza ni pobreza, mas dame el pan que me
abonde. »
CAPITULO X
De la coshwtbre del comer
I Todos los doctores de Medicina concuerdan que
/ el conservamiento de la salud deve ser con semejan-
/ te; conviene á saber: que á los que^son calientes de
í natura que les demos cosas calientes^ á los que son
V
— 57 —
frios cosas frías, en guisa que sean guardados en su
estado, y que les non saquemos dende, ca dando el
contrario saldría de su naturaleza y adolecería ó mo-
riría. Y sobresto puede ser fecha question, ca si por
ventura damos al colérico cosas calientes y al flemá-
tico cosas frías, según ellos mandan, adolecerán por
fuerza los ornes; ca calentura añadida sobre calentura
fuerga es que sea más caliente. É la respuesta para
esta pregunta es que quando mandan los físicos dar
viandas calientes á los que son calientes de cumpli-
sion non le deven dar más calientes ni menos de
quanto es aquella cumplision; ca si mandassen más
ó menos seguirse ya la question sobredicha, y des-
igualarse ya el cuerpo en lugar de se ygualar: y por
ende, pongamos que un ome es colérico en primero
grado; á este tal devemos dar viandas en primero
grado, en guisa que quando fueren acabados los tres
cozímientos, que finquen en aquel grado mismo en
que estavan, ca esta vianda que tomó non fué otra
gosa, salvo restauración y cobramiento de lo que
menguó y se consumió del cuerpo en el tiempo que
está sin comer, y viene la vianda y finche las men-
guas; y pues que esta vianda es en aquel grado mis-
mo después que es cozída y tornada á semejanza del
cuerpo, non es más caliente ni menos de lo que era
ante, y conviene que finque con ellas en su estado. Y
la question que arguye y dize que calentura sobre
calentura que añade calentura, non se entiende por
8
- 58 -
esto, pues es ygual en aquel grado mismo después que
es convertida en semejanza del cuerpo y en aquel
grado mismo; ca ésta sería question si se diesse sin
conjunción del cuerpo y sin consumimiento, mas des-
pués que viene consumimiento de lo passado non
añade ninguna cosa. Pues que assí es que la salud
que deve ser conservada con su semejante, y esta
ciudad de Sevilla es caliente y húmeda en primer
grado, conviene que sea conservada en este mismo
grado. Y conviene á saber que el govierno es en dos
maneras: ó es vianda que sea engendrada del buen
humor, ó malo. Y la que se engendra en buen hu-
mor es en tres maneras: delgada, ó espessa, ó ygual.
La delgada que se faze de buen humor es assí co-
mo carne de gallinas, y de faysanes, y de lobareces,
y de sus semejantes. É la vianda espessa que faze
buen humor es casi como carnero de dos dientes, y
ternera, y huevos cozidos. Y la vianda ygual que
fuesse buen humor es assí como pan de adárgama,
y carne de ciervo, y cabrito, y gallinas. La vianda
que engendra mal humor es en dos maneras: delga-
do y espesso. El delgado es assí como oruga, y mos-
taza, y ajos, y mastuergo, y sus semejantes. E la
vianda espessa y mala es la que engendra flema y
malancolía. La que engendra flema es assí como cen-
teno, y carne de corderos, y las corvinas, y los pe-
ces que son grandes, y las húmedas. Y las viandas
espessas y malas que engendran malancolía son co-
— 59 —
mo coles, y lentejas, y berenjenas, y carne de vaca,
y de liebres, y de sus semejantes. Generalmente sie-
te especies son de vianda: la I especie es espessa,
assí como carne de vaca; la II es delgada, assí como
gallinas y cabritos; la III, que engendra buen humor,
assí como carne de corderos y de carneros; la IIII es
que engendra mal humor, assí como la vaca y las
berengenas; la V es que engendra mal humor visco-
so, assí como los pescados grandes; la VI, que en-
gendra el humor espesso, assí como malvas, y ver-
dolagas, y armuelles; la VII, la que engendra humor
malo delgado y agudo, assí como los ajos, y las ce-
bollas, y la miel, y las nuezes, y sus semejantes.
Conviene á saber qué diferencia ay entre la vianda
delgada que engendra buena sangre, y entre la vian-
da espessa que engendra buena sangre; ca la delga-
da y buena cumple para conservar la salud, por
quanto faze buena sangre é ygual; y la espessa y
buena engendra buena sangre y es provechosa para
los omes que son de afán, que han oficios, por razón
que dan fuerga para afanar y para continuar el tra-
bajo, por quanto dura mucho en los miembros ante
que sea dessecha ni consumida. Otrosí, conviene á
saber que las viandas y las melezinas son puestas
en IIII grados; y non puede ser más ni menos, por
razón que todas las cosas que entran en el cuerpo
del ome conviene que sea una de dos: ó yguales, ó
no yguales. Si es ygual es llamada vianda ygnal,
— 6o —
porque non acrecienta ni mengua en el estado del
cuerpo ygual. Si por aventura non fuesse ygual será
una de dos: ó será sentida aquella obra fuertemente
ó non; é si non fuere fuerte será en primer grado,
assí como diriamos: el agua que es un poco caliente
más que la calentura de nuestro cuerpo; é si la sin-
tiere tanto que dé un poco de dolor, es en segundo
grado; y si por aventura fuere tan caliente que cor-
rompa, es en tercero; y si por aventura fuere tanto
que mate, es en quarto grado; y dende adelante non
puede ser más. E por esta razón son puestas en qua-
tro grados, y dende adelante non puede ser más; y
por esta razón son puestas en quarto grado de friura,
ó de calentura, ó de humedad, ó de sequedad. É si
alguna contradixere en esto el contrario, que nos fa-
llamos que el pan de cevada es frió y seco en pri-
mero grado, coma ome del una libra y se farte, fará
pro y mantenerse há con él; y las rosas y semejante
dellas dizen los físicos que es fria y seca en primero
grado, y quien comiere della como de la cevada ó
adolecerá ó morirá; assí bien parece que non son
bien puestos estos grados, respondo, según dixo
Avenruyz en el Colige^ que las cosas que entran en
el cuerpo son en tres maneras: ó vianda, que quiere
dezir tanto que se contiene en sustancia del cuerpo;
ó medicina, que quiere dezir cosa que se non con-
vierte en su estancia en el cuerpo, ó vianda medeci-
nal. Y quando nos dezimos que las viandas están en
— 6i —
algún grado, entendiesse según vianda; quando le de-
zimos sobre medicina, dévese entender en grado de
medicina que obra en el cuerpo, y el cuerpo non
obra en ellas para las convertir, es dicho grado en
ellas por manera de invocación, ca quando es puesto
grado en la vianda es por quanto se convierte en se-
mejanza del cuerpo; é por ende, aunque el ajo y el
mastuerzo y sus semejantes son calientes en quarto
grado, non matan, maguer que escalienta el cuerpo
mucho; mas el gorbion y el castor y sus semejantes
matan, porque son medicina en quarto grado. E con-
viene á saber, que difinicion de grado es calidad de-
terminada de la operación del cybo, ó de la medicina
en el cuerpo humanal; por ende grado, contra el se-
gundo predicamento que es calidad, su especie de ac-
ción y de passion, por quanto es dispusicion que obra
en el cuerpo de la cosa sentida, y en quanto es deter-
minado en dezir ygual ó non ygual, es de predica-
mento de quantidad acidental, distina qua es él en
quanto de sí más primero, ó segundo, ó tercero. É
assí entra sus calidad essencialmente y en quantidad
acidental, por quanto assencialmente diremos que la
vianda ó la melezina es fuerte, ó es flaca, ó semejan-
te, ó non semejante, que son dipusiciones de calidad; j
empero acidentalmente entra en quantidad, por quan-
to es dicho en el ygual, ó non ygual, que es propie-
dad de quantidad.
— 62
CAPÍTULO XI
Del pan de trigo.
El trigo es la más ygual simiente que sea en el
mundo para el cuerpo del ome, y el trigo es caliente
en primer grado ygual entre humidad y sequedad, y
en él ay veynte y quatro catamientos: el catamiento
primero en la color, ca trigo ay amarillo como la ce-
ra de fuera y blanco de dentro, y lezino, y claro, y li-
gero de quebrar, y con poco afrecho y mucha fariña,
y este tal es de gran nudrimiento, pero es pessado de
moler; y dello ay que es el contrario; y aquí en Sevi-
lla ay de muchas maneras de trigo: ay gazul, ay se-
mental, ay bcrmejuelo, ay alvarigo, ay trechel, ay
delgado; las tres primeras son las mejores, y el ga-
zul es el m.ejor de todos. El segundo catamiento es
según la tierra donde nace; ca la tierra gruessa y
prieta y llana, assí como la vega de Carmona, lleva
trigo muy bueno, y muy gruesso, y muy limpio, y
muy para nudrimiento de los cuerpos; mas el trigo
que nace en los lugares que son secos y pedregosos,
assí como las sierras y las montañas, son agras secas,
y delgadas, )• ásperas, y de poco nudrimiento por la
sequedad de la tierra. El tercero catamiento según
- 63 -
la vezindacl de las yervas; que nascen entre el pan
malas yervas, assí como joye, y seca el pan malo. É
la mejor comarca que sea en esta tierra para pan es
la de Marchena y la de Carmona. El quarto cata-
miento es según los ayres de la tierra; ca de parte de
Oriente son los ayres calientes y secos, y de la par-
te de Poniente frios y húmedos, y de Setentrion
frios y secos, é de medio dia calientes y húmedos, y
á respecto de esto cada uno según la natura de la
tierra y de la vezindad de las aguas y de las peñas.
El quinto catamiento, según los tiempos que corren;
ca si lloviere en el tiempo del zegar entra la humi-
dad del agua en la espiga, y como viene el sol fuerte
desécala, en guisa que es como asolanado y es malo
de moler y de poco nudrimiento y malo. El sexto
catamiento, del trillar y según la natura de los vien-
tos en el tiempo del trillar y del aventar; ca si aven-
tare Solano desécalo y gana mala complision, tanto
que se non puede guardar mucho, é si ventare Se-
tentrional es el contrario. El seteno catamiento es se-
gún el tiempo de ser viejo ó nuevo; y el anejo que
passa en esta tierra de dos años es muy seco y de
poco nodrimiento: otrosí, el ques muy nuevo en los
tres meses primeros es malo de moler, ca es ventoso;
y dende adelante fasta un año ó año y medio es bue-
no. El catamiento VIII es según el alholí á donde se
guardare; ca los de los silos de los lugares baxos ga-
nan mal olor y mal sabor, y los que están en algorfas
- 64 -
do entra el ayre de Setentrion y Medio dia es bueno,
en tal que sean cerradas las finiestras de parte del
Solano. El octavo catamiento es en el afrecho; ca el
afrecho es caliente y seco y de poco govierno, y sale
mucho ayna del cuerpo y alimpia el estómago y los
estentinos, y el meollo de la fariña pura es todo al
contrario, que govierna mucho y non sale tan ayna
del estómago, conviértese en buen humor. Eri el dé-
zimo catamiento es según el moler, que el que es co-
zido con agua antes que lo lleven á moler y descorte-
zado es de gran govierno y sale tarde del cuerpo, por
quanto es apurado del afrecho, y el que es molido
sin mojar es al contrario. El XI catamiento es según
la manera de la fariña, que ay aquí della de tres ma-
neras: fariña seca, y almodon, y adárgama. Y la fari-
ña seca que non fué rociado el trigo es buelta con
afrecho, y por ende es más liviana de decendir del es-
tómago y de cozer más ayna; mas non es de tal go-
vierno ni tan buena como los otros. El almodon re-
mójanlo en agua, y muélenlo después gruessamente,
y después tiran aquel afrecho gruesso, y lo que finca
es muy bueno y faze muy buen pan y sabroso; é por-
que ay algún afrecho que es liviano de moler y de
comunal nudrimiento. El adárgama es remojada y
molida gruessamente, cada grano en tres partes ó
quatro, y después tiran dende aquel afrecho largo y
gruesso, y fincan aquellas grangas limpias y descor-
tezadas del afrecho, y á esto llaman acemite; y toman
■ - 65 -
aquel acemite y muélelo muy bien, y esto es llamado
adárgama, y el pan della es de muy gran nudrimiento
y de gran sustancia; pero porque non ay en ella afre-
cho ninguno, es liviano de moler y malo de salir. El
dozeno catamiento es según el cerner; ca el que es
cernido con sedas y rallo es más liviano de salir del
estómago y de menos nudrimiento, y el que es cernido
con cedago espesso es lo contrario. El XIII catamien-
to es según el tiempo que es fecha la fariña; ca la que
es rezien molida es más caliente que non la que há mu-
cho que es molida, é la que es en ygualdad de tiem-
po es buena; y en esta tierra de tres meses en ade-
lante en tiempo del invierno es vieja y escalentada la
fariña, señaladamente la de la atahona, y en el tiem-
po del verano es caliente de un mes. El catorzeno ca-
tamiento es en la manera de amasar; ca della ay que
se echa en ella mucha agua y fázese pan esponjoso y
mollete, y este tal es de gran govierno, liviano de
moler, y deciende ayna del estómago; y el pan so-
vado con fariña es el contrario, que es malo de mo-
ler y sale tarde del estómago y cierra los caños, pero
es de gran nudrimiento y pertenesce más tal pan co-
mo éste á los que afanan cada dia, que non para los
folo-ados. El f; linzeno catamiento es la contía del
pan; ca el gran pan tiene mucho meollo y la corteza
delgada, y dize Ipocras que este tal es de gran nudri-
miento y lexativo; y el pan pequeño es delgado y
tiene poco meollo, y por tanto es poco nudrimiento
9
— 66 —
y flaco, y sale tarde del estómago y estriñe el vientre
y el coniunal es muy bueno: y este tal será á la co-
munaleza de quatro ongas, y que sea mollete y de un
dia en otro, ca éste es mejor que non el de las gran-
des fogagas que vienen de Alcalá de Guadayra y de
Sant Lúcar. el diez y seys catamiento es en la mane-
ra del cozer; ca el que es bien cocho es liviano de
moler y de decendir, y el que non es bien cocido es
el contrario y cierra los caños y engendra humores
gruessos y viscosos y muchas dolencias; y en todas
las tierras usan cozer más el pan que no en esta tier-
ra, por razón de los almotacenes que pesan el pan,
y non lo dexan cozer porque pese mucho, y trae muy
gran daño en esta ciudad de dolencias, ca el pan de-
ve ser bien cozido á tanto que se pueda picar con cu-
chillo en derredor, en guisa que finca muy bueno y
muy sano: assí se usa en Aviñon. El diez y siete ca-
tamiento es ser muy leudo ó poco; ca el muy leudo
es más liviano de moler en el cuerpo y cleciende más
ayna del estómago, pero non es de tan gran govier-
no como el que es olivado, ca éste es de mayor go-
vierno y sale más tarde del estómago, y atapa y en-
gendra humores gruessos y viscosos, y el que es leu-
do en comunales esso es el bueno. El diez y ocho ca-
tamiento es según la sal que echan en él; ca el que es
muy salado desseca mucho y es liviano de decendir y
de poco govierno, y que es sin sal es el contrario, y
el que tiene la sal en comuna es el bueno: é la co-
- 67 -
miin sal es que en una arrova de fariña una onga de
sal, y señaladamente para los colóricos, ca los flemá-
ticos pueden consentir más sal. El diez y nueve cata-
miento según el lugar donde es cozido; ca el que es
cozido en las brasas non es tan sano como lo que es
cozido en el forno, por razón del desecamiento gran-
de y de la gran calentura del fuego; por ende es de
poco govierno: mas el que es cozido en el forno, por
razón que se cueze de la calentura del fuego, non se
desseca tanto la humidad y finca con su virtud, seña-
ladamente en el forno de gran espacio, ca éste es más
sano que non el que es más pequeño. El XX cata-
miento es en el tiempo del cozimiento; ca el pan re-
ziente del dia es de gran esfuerzo y de gran escalen-
tamiento, y pertenece á los flemáticos, y á los me-
lancólicos, y á los afanadores, y el que es de dos dias
y de tres dias pertenesce á los colóricos y á los fol-
gados. El XXI catamiento según la leña de que se
escalentare el forno; ca si fuere escalentado con al-
guna leña mala, assí como adelpha ó otra leña mala
fidionda, daña la virtud del pan; y de la buena leña y
buen olor, assí como romero ó sus semejantes, son
buenas. El XXII catamiento y en" la manera del cozi-
miento de la fariña; ca los buñuelos, y los almocaro
nes, y los fideos, y las poleadas, y las obleas y todas
estas cosas engendran humores gruessos y viscosos,
y cierran los caños y son defendidos por el regimien-
to de la salud.
— 68
CAPÍTULO XII
De la cevada y de los legumbres.
La cevada es fría y seca en primero grado y non
ay mejor grano á fuera del trigo que la cevada, se-
ñaladamente en esta tierra, que es caliente y húmeda
en primer grado; y si fuere mezclada con el trigo que
contía de la tercia parte ó de la quarta es pan muy
convenible para en esta tierra, que es caliente y hú-
meda en el primer grado. E por esta razón es muy
bueno para los dolientes de fiebres, dándola ó por
manera de tisana, que es brevajo que es feccho de ce-
vada, ó por manera de fresadas, ó por manera de or-
diate, que es cevada descortezada y cozida como ave-
nate; y la corteza del alimpia mucho, y quando es
descortezado non alimpia tanto, maguer que sea de
mayor govierno. Y todos los catamientos que son
dichos en el trigo deven ser catados en éste, y por
non alongar cumple esto.
E arroz es caliente en primer grado y seco en el
segundo, y á natura de estreñir; y cozido con leche
de almendras pierde aquel escallentamiento y es de
gran govierno, y acrecienta la simiente, y fregando
el cuerpo alímpiase.
4
^ 09 —
Havas son frías y húmidas en el primer grado; y
las que son verdes engendran humores espessos y
ventosidad; y las que son secas son frias y secas en
el primer grado y engendran humor melancólico, y
son de mayor goviemo que non la cevada; y comidas
con la corteza estriñe el vientre, y sin corteza abren
los caños de los pechos y amansan la tosse; y las fa-
vas eladas que fazen en la Quaresma resfrian y aman-
san la calentura del estómago y contrarían al podri-
miento, empero son malas de moler y fazen sobir va-
sos en la cabega y daña los pechos por acidente del
decendimiento que se recrece; pero ellas deven ser
escusadas.
Lantejas deven ser frias en primer grado y secas
en el tercero, y la corteza es caliente y da cámaras, y
el meollo dellas restriñe y resfuerga el estómago; y
si fueren cozidas con su corteza y con azeyte, dan
cámaras; y si las lantejas fueren cozidas y echaren la
primer agua y tornaren á cozerlas con otra agua son
más esfriantes, mas non son tan dexativas; y si fue-
ren cozidas en otra agua y descortezadas, son más
frias y más estíticas. Generalmente las lantejas son
malas y melancólicas; mas aquí en esta tierra usan
las dar á los dolientes más que non otras dietas, por
tres razones: la primera, porque son contrarías del
podrimiento, según su calidad; la segunda, porque el
caldo dellas es frió y seco contra la calentura del
podrimiento; la tercera, porque del gozan los hume-
— yo --
ros grilessos. Y por esta razón las manda dar Isac en
el libro de las Fiebres, bueltas con cevada, y el caldo
dellas dado á bever con giinio de granadas agras: con
vinagre, amansan el vómito colérico.
Garvangos ay de dos maneras, blancos y prietos.
Los blancos son calientes en primero grado y húmi-
dos en la meytad del primer grado, y son de gran nu-
drimiento, mas son malos de moler y engendran ven-
tosidad y acrecientan la simiente; y son buenos para
doñear y engordar, y faze en la carne y en los miem-
bros acrecentamiento, assí como faze la levadura cre-
cer la massa, por razón que son calientes y húmidos
y ventosos, y por esto ayudan al doñear; y el caldo
dellos es laxativo y faze correr la orina, y faze venir
su tiempo á la muger por razón de la salumbre y de
la amargura que es fallada en ellos, y matan las lom-
brizes, y quebrantan la piedra y el arena de la bexi-
ga, y son buenos para los trópicos, y abren los ca-
ños, y más quando son cochos con perexil. Y los gar-
vangos prietos son más calientes que los blancos y
más fuertes en todas las obras sobredichas, é son más,
para melezina que non para vianda; y los que son li-
vianos de cozer son mejores que los otros. Y los gar-
vangos mejores blancos desta ciudad son de Coria y
de la Puebla; y el caldo de los garvangos que están
á remojar una noche y cozidos con perexil y con cu-
lantro seco, y con su azeyte lavado, es bueno para
esforgar los dolientes y es assaz templado; é querién-
— J\ —
dolo más resfriar, echen allí cog'ollos de lechuí:^as ó
cerrajas.
Ajonjolí es caliente en el primer grado y húmedo
en el segundo, y engruessa el cuerpo y es bueno
contra las pongoñas, y con la corteza es mejor que
non descortezado y deciende más ayna del estóma-
go, y el azeyte del emblandece los pechos )- mansa
la tosse.
CAPÍTULO XIÍI
De ¿as frutas.
Figos son calientes y húmidos en medio del pri-
mer grado: ay en él tres cosas, corteza y simiente y
carne; y la corteza del es seca y mala de moler en el
estómago; y la simiente es de poco nudrimiiento, por
quanto no se trasmuda en el cuerpo, ca semejan are-
na ó piedras delgadillas y pequeñuelas; y la carne es
de gran nudrimiento y da cámaras y engruessa mu-
cho el cuerpo: y comiéndolos en ayunas estando el
estómago vazío, engendran buena sangre, y alimpia
los pechos y los pulmones, y amansa la tosse, y alim-
pia los ríñones y la bexiga, y sueltan la orina: empero
si fallaren en el estómago malos humores, engen-
dran mala sangre, y ventosidad, y finchazon, y en-
gendran piojos en el cuerpo. É los figos secos non fa-
zen finchazon tanto como los figos fi'escos, y son más
alimpiados. Y aquí en Sevilla ay muchas maneras de
figos, ca ay figos xaharíes, y doñegales, y bre vales,
y cotíes. La breva es la primera fi'ucta que viene de
los figos, por quanto son más calientes, y por ende
es liviana de moler, señaladamente los que non fi.ieron
cabrafigados, ca los que maduran por fijer^a del ca-
bfafigar son malos y se convierten en podrimiento,
porque son maduradas por fi-ier^a de los moxqui-
tos, por lo qual ganan los figos mala calidad. Los fi-
gos xaharíes son livianos de moler y sueltan la cá-^
mará, y alimpian los pechos, y son calientes y húme-
dos en la fin del primer grado; y los figos doñegales
son calientes y húmedos en el comiengo del primer
grado, y son malos de moler, y non son tan laxativos
por quanto tienen una poca de agnira y salen más
tarde del estómago; y éstos pertenescen para los co-
léricos, y los xaharíes para los flemáticos, por quanto
son más dulces y más calientes; y deven ser comidos
quando se posa el orne á la mesa, porque son laxati-
vos, ó por la mañana; y el que uviere sed es le me-
jor agua que non vino, porque escalienta mucho la
cumplision con el vino. Los figos secos deven ser co-
midos en el comiengo del comer, y en corte usan de
lavarlos con vino blanco en el comiendo de la mesa,
porque non finhen tanto con ellos, y porque son más
laxativos y porque son atriaca para las pongoñas.
— 73 —
Uvas son calientes y húmedas en primero grado,
que en ellas ay tres cosas, la corteza, y el gumo, y el
grano: y la corteza es fria y seca, y mala de moler; y
el grano es frió y seco, y estriñe el vientre, y nunca
se cueze; el gumo es caliente y húmedo, y emblande-
ce el vientre, y sale ayna del estómago: y son buenas
como los figos. E por esto dize Galieno que las uvas
y los figos son las mejores de todas las fi"uctas, de las
quales puede el orne comer más y fartarse sin daño,
antes que de otras. E por esto veemos que las vian-
das están muy gruesas mientras que duran las uvas y
los figos y después tornan á su estado. É de las uvas
ay de tres maneras, blancas, y prietas y amarillas: las
blancas son de gran nudrimiento y traspassan más ay-
na que non las prietas, y sueltan la orina y la cám.ara,
señaladamente las que se comen con el rocío; las
prietas non son tan buenas en estas obras; é las ama-
rillas son medianeras é yguales. Otrosí, dellas a)^
fi'escas y dellas también ay colgadas: las fi^escas son
calientes y húmidas en el primero grado; las colga-
das son menos húmidas y más templadas, y non fin-
chan tanto, y conviértense en mejor sangre y más
ygual. Y aquí en Sevilla ay de muchas maneras las
uvas; ca ay castellanas blancas y prietas, y torronte-
ses, y valadí, y alvillo, y layren, y mollar, y Jahen, y
heben, y palomilla, y orenes, y gallego, y tinta. E la
castellana es la mejor de todas; conviene á saber, que
Jahen, ni heben, ni palomilla, ni gallego, ni tinta, ni
— 74 —
mantudo, ni uvas de parras. Las mejores dellas todas
son las castellanas y el torrontes; pero la mollar es
más laxativa, y la tinta es mala de moler y engendra
sangre malencólica y espessa, y layren es buena para
colgar y se guarda mejor. É las uvas de las parras
son frias y secas á respecto de las otras, por quanto
toman la virtud del invierno; ca según dize Aristótiles
en el libro de las Planetes, que en las tierras calientes
nascen las cosas calientes y en las frias nascen cosas
frias; ca las especias assí como canela y gengibre y
pimienta non nace sino en la clima segunda, que es la
tierra de los negros, la qual es muy caliente y seca, y
el agúcar nasce en la quarta clima, que es ygual; y
las más de las vezes las yervas frias salen en lugar
frío y las húmidas en el húmido, assí como el escude-
te y las cerrajas y la epatica, que nacen en lugares
húmidos, salvo que acaesce que ay algunas que son
tan calientes que non pueden nascer sino en lugar frío,
assí como el mastuerzo y la juncia, que siempre nace
á orilla del agua. E por esto dize Abenrruyz que por
acidente nacen cosas calientes en lugares fríos, assí .
como los piñones, que nascen más en tierra fría, por
razón de la espesura de la corteza de aquel fruto, que
el frió non puede entrar en la pina y tiene su calen-
tura natural allegada á dentro. Otrosí, ay yervas frias
que nascen en lugares calientes por acidente, assí co-
mo tamarindios, que son fríos y nacen en tierra ca-
liente, por razón que ellos están cubiertos en tierra,
— 75 —
en guisa que non les alcance la calentura del sol, por-
que ya de fuyr la friyura natural por la calentura, en
guisa que esté cerrada su frialdad en sí. Y por esta
razón mesma acaece en los tiempos del año que en
el tiempo del verano nascen yervas calientes y en el
invierno frias en lo más; y por acídente acaesce el
contrario, assí como nabos y ganahorias en el invier-
no, porque están cubiertas con la tierra, é las lechu-
gas y las verdolagas y las calabag^as en el verano, por
acídente de aquella calentura poca que pierden con
la frialdad del ayre, por poco que sea.
Agraz es frío en tercero grado y seco en el se-
gundo, y esfuerga el estómago y el fígado, y tira la
sed y da apetito de comer; y algunos dan el gumo
del serenado en un cotrofe con agúcar blanco para
dar algún apetito de comer; y dándolo serenado y
con él un adarme de ruy barvo purgará flema sala-
da, y esta purga es tal como la de los mirabolanos
dados con cañafistola, que el uno tira ayuso y el otro
arriba encima y empuxa ayuso; é faziendo del agraz
colado, y puesto al sol, y echando ay contía de sal,
es bueno para salsa y para guardar todo el año para
salsa.
Passas son calientes en la fin del primero grado }•
húmidas en el comiendo, ca porque son enxutas non
pueden ser tan húmidas como las uvas; y ay dos ma-
neras de passas: passadas en la viña, ó en casa fechas
con lexía. Las que fechas por su natura son mejores
— 76 —
que non las que son fechas con lexía, en quanto ga-
nan sequedad y salumbre de parte de la ceniza; y las
passas son amigas del fígado y conviértense en buena
sangre y en buen humor, y sueltan la cámara, y abren ~\ /
las opilaciones de los pechos, y amansan la tosse: y
las passas que son fechas en Haznalcágar ó en otras
partes de las uvas castellanas son buenas, señalada-
mente las que non tienen grano; y las passas de Por-
/tugal son mejores que las de Málaga; pero mejores
son las de aquí, por quanto son más gruessas. Otrosí,
que non son fechas con lexía. Otrosí, que non vienen
por la mar ni son mareadas. Y los coléricos deven la-
uar con vinagre blanco por templar su calentura, ó
con agua rosada, y los flemáticos con vino blanco.
Moras ay de dos maneras, de moral y de garga, y
las de moral han dos maneras, ó verdes ó maduras.
Las verdes son frias y secas en primer grado, y estri-
ñen, y son comunales al colérico en quanto non son
maduras: é las maduras son calientes y húmidas en
primer grado, y son laxativas, y fazen correr la orina,
y amansan la sed; y deven ser comidas en ayunas con
estómap-o vazío, ca en el estómaoro lleno conviértense
en mal humor y dañan la cabega y el estómago. Y el
arrope que se faze del gumo de las moras es prove-
choso para los decendimientos que vienen en la gar-
ganta de esquinencia, faziendo dello gargarismo. E
las m.oras de garga son malas y engendran fiebres de
gran podrimiento.
— 11 —
Ciruelas verdes son frías y secas, y las maduras
son frías en primer grado y húmidas en la ñn, y son
dexativas y purgan la cólera y resfríanla, mas conti-
nuándolas enflaquescen el estómago. Las garagocíes
bien maduras son las mejores, y blandas, y livianas
de digistion. Las blancas son malas de moler y dañan
el estómago. Las endrinas son estípticas y dan ape-
tito de comer; y no enflaquecen tanto el estómago,
por quanto son azedas. Y las ciruelas passadas son
frias y húmidas en ygual, y alimpian la sangre y la
colora; y la goma della es buena para la piedra, dada
con vino blanco y faziendo letuario, que es llamado
dia prunís, y es muy bueno para purgar la cólera.
Cerezas son frias y húmidas en primer grado, y
ay dellas tres maneras: prietas, y bermejas, y reales. 'iV ¿tn;
E las roales son como de natura de ciruelas, salvo (J
que se convierten en malos humores si los fallaren
en el estómago; las prietas fazen sangre melancólica;
ca las bermejas son luengas y duras, y son malas de
moler; é las roales son medianeras entre ellas.
Guindas son frias y secas en primer grado, según
paresce por su azedía; amansan la cólera, y tiran la
sed, y dan apetito de com.er, y son contra el podri-
miento. En otras tierras dan á las vezes dellas á los
dolientes de fiebres, assí como dan á los dolientes ci-
ruelas garagocíes.
Alvarcoques son fríos en primer grado y húme-
dos en el segundo, y son convertibles en mal humor
- 78 -
y engendran fiebres de podrimiento; y el cuexco es
bueno para las lombrizes, y el azeyte dellos es pro-
pio para amansar los dolores de las emorróydas del
sieso del fondón.
Duraznos y priscos son frios y húmidos en se-
gundo grado, y ay dellas en tres maneras: prisco
,-^'.A/^ que non está el cuesco ayuntado con la carne del, y
7' ^ éste es frió y húmido en primer grado, y más ligero
de moler; pero non es de tan buen sabor. E los du-
raznos son en primer grado frios y húmidos en el se-
gundo, y están apegados con la carne; éstos resfrian
el estómago y dan apetito de comer, y son comuna-
les á los coléricos y dévense dar en ayunas para es-
friar el estómago. Y el vino es convenible en pos de
ellos para templar la frialdad. Y los duraznos mesa-
dos son compuestos de manganas enxeridas con ellos,
y por ende son más frios y húmidos que non los
otros. La almívar que es fecha de los duraznos dize
Avicena que es propia para dar apetito de comer.
Manganas son frias y húmidas en fin del primer
grado en general, y dellas ay de dos maneras, man-
ganas y peros: y las manganas son más frias y húmi-
das que non los peros, según parezce por su blandu-
ra, é por la dulseza del pero, que los peros son ma-
"^V-los de rnoler que la mangana, y esfuerga el coragon y
el estómago, y el meollo con su buen olor. Y los pe-
ros mejores de aquí son de Aracena y de Galaroga.
Y de los peros ay de cinco maneras: ay pero que lia-
— 79 —
man santiagés, ay pero manganieg"o, y peros de Nel-
do, y peros de pepita. E de los peros de manganas
ay dellos maduros y dellos non. Maduro declina á se-
quedad y son malos de moler y dañan el estómago.
El maduro es de quatro maneras: amargo, y dulce, y
agro, y sin sabor. El amargo es frió y seco y es ceri- \^ ) CÉ^^- / Í<J^
ble, convenible para el estómago que es caliente y
húmido, y esfuerga el estómago, y el estentino, y el
coragon, y alivia el cuerpo; y el que es dulce es más
ygual y más virtuoso que los otros; y el amargo es
ñ'io y seco en primer grado; y el que es sin sabor es
frió y húmido en primero, y ventoso y de mala digis-
tion. Y el gumo de las peras y de las manganas es-
fuerga el estómago flaco y sale del livianamente, y es-
fuerga el coragon; mas la sustancia del es mala de
moler, empero tira el vómito. Como quier que todas
las frutas son malas de podrimientos, las menos ma-
las son éstas; por esto les damos á los dolientes para
esforgar, y damos las en quatro maneras: ó crudo al
que tiene el estómago caliente, y si non fuere tan ca- \ , ¡
liente darlo hemos con aleun serano de matalahúva •'• !
para tirar la ventosidad; y cozido en agua dulce; y |
dado con agúcar blanco, ó assado en estopas, ó co- /
zido colgado al baso del agua, ó finchirlo de agúcar
con aljófar ó con lináloe y agua rosada; y cocho en el
vientre de un pollo, para esforgar el flaco. Y el almí-
var y el arrope que se faze déstas es muy bueno pa-
ra el estómago; y de las manganas viejas más que non
— 8o —
de las verdes, porque es más templado y desecado de
la humidad. Y las mejores manganas son las de Ce-
reña. Otrosí, quando se comieren manganas ó peras
después de comer, deven ser dadas con matalahma
y con finojo para tirar la ventosidad.
Peras son frias en primer grado y secas en II, y
fazen buen humor en el estómago más que non las
manganas ni los membrillos, y dellas ay de tres mane-
ras, amarga y dulce y agrá, y son á semejanga de las
manganas; y las verdes son menos frias que las ane-
jas, ca las secas son de mejor humor a más conveni-
ble para el estómago y para el coragon; y el almívar
dellas es muy graciosa y muy buena para esforgar. Y
las peras deven ser comidas después de comer, y pa-
ra esforgar el estómago y para fazer decendir la vian-
da, y el que há cámaras la deve comer antes de co-
mer para estreñir. Y de las peras ay de muchas ma-
neras: ay peras de Angox, y peras que llaman de rey,
y otras ay que llaman peras de monte, como pirué-
tanos estremeños.
Granadas dulces son frias y húmidas en primer
grado, y son compuestas de quatro cosas, corteza y
carne y gumo y cuexco; y todas son estéticas, pero
la dulce es más húmida que la que es agrá, ca el agrá
es seca, y son provechosas para amansar la agude-
za de la cólera, é da apetito de comer; y la dulce
amansa la tosse, y tira el latimiento del coragon, y
amansa la sed; y después de comer es buena la dulce,
— 8i —
porque há propriedad de tirar el azedía del estómago,
y que se non corrompe la vianda, ni que faga vahos
á la cabega; y la granada agrá es buena de antes de
comer, porque escusan que non deciendan humores
al estómago, y para dar apetito de comer, y tira la
sed y amansa la calentura de la cólera y de las fie-
bres. Y de las granadas ay de muchas maneras: gafa-
ríes, que tienen la corteza delgada y el grano blanco
y sabroso, y señaladamente las de Gélves, y de la
membrilla y de sus semejantes; é ay dellas que lla-
man trigazas, y son duras y malas de moler.
Membrillos son frios en primer grado y secos en
el segundo. Ay dellos dulces y agros, y todos dan
apetito de comer, y estriñen antes de comer, y alar-
gan después de comer, por quanto aprietan la boca
del estómago, y ayudan y aprouechan al vómito y á la
correncia, y amansan la beudez del vino, y tiran la
sed; y el almívar dellos es muy bueno para esforgar
el estómago y el fígado; é los que son verdes son me-
jores que los que son amarillos; y los de Niebla y
los de la Palma son los mejores que aquí en esta tie-
rra ay: é los que son ñudosos y ásperos son frios en
primer grado y secos en el tercero; y los que son
bien maduros y buenos esfuergan el estómago y el
coragon, y fazen correr por orina acidentalmente,
porque aprietan la boca del estómago, según dicho
de Avicena; y los que son verdes pequeños como nue-
zes son buenos para fazer aceyte para esforgar el es-
— 82 —
tómago, y para restreñir; y el azeyte que se faze de
los maduros es más esforgado para el estómago y pa-
ra el coraron, mas non estriñen tanto como los ver-
des.
Bellotas son frías y secas en segundo grado, y es-
triñen las cámaras y la sangre, é fazen correr la ori-
na, y dan gran virtud y nudrimiento, y son malas de
moler, señaladamente las que son ásperas.
Castañas son calientes en primer grado y secas
en el segundo, y son de gran nudrimiento y non estri-
ñen mucho, y esfuerzan el estómago y los estentinos;
y las assadas estriñen más que no las cozidas, y las
secas son más estantes que las verdes.
Azeytunas: dellas ay verdes, dellas ay maduras;
las verdes son frias y secas en primer grado, y esfuer-
gan el estómago y estriñen; y el azeyte dellas es apre-
tante, assí como el azeyte rosado, é llámanlo azeyte
de ampites; y las azeytunas verdes tajadas y remoja-
das nueve dias en agua y en sal, y después adobadas
con finojo, dan apetito de comer y esfuergian el es-
tómago, señaladamente si son comidas en medio del
comer, y esfuerzan el estómago; y en el comiendo
dan apetito, y á la postre ayudan á cozer la vianda;
y echado con ellas limones cortados son más sabro-
sas y esfuerzan más el estómago; y las azeytunas
prietas y bien maduras son calientes en primer grado
y templadas entre humedad y sequedad, y dan gran
nudrimiento, y sueltan la cámara, y son malas de mo-
- 83 -
!er por razón de la ventosidad que tira el cozimiento;
pero decienden ayna del estómago, ante que se mue-
lan en él, por razón de la blandeza del azeyte que es
en ellas; y por ende, echándoles orégano y finojo y
sal tira aquella ventosidad; empero conviértese en el
estómago caliente en cólera y en flema y en malan-
colía.
Agofeyfas son calientes en primero grado, y em-
blandecen los pechos y los pulmones, y amansan la
tosse, y espessan la sangre, y son de poco provecho.
Cydra es compuesta de quatro cosas: corteza, y
carne, y gumo, y grano. La corteza es caliente en
primer grado y seca en el segundo, y es mala de mo-
ler, pero esfuerga la boca del estómago y el coragon,
y ayuda á cozer la vianda, y el mismo es malo de co-
zer, y la corteza de la cidra esfuerga, y da buen olor,
y tira el mal olor de la boca y de las narices, y tiran
las pongoñas de la propiedad ques en el esfuergo del
coragon; y la carne della es fria y húmeda en el pri-
mer grado, y por ende no debe ser comida en ayu-
nas, señaladamente á los que son flemáticos y los
que tienen fiebre y flema; y á los coléricos aprovecha
para los resfi-iar y dánle humidad; para tirarle la fi'ial-
dad deve ser comida con miel y letuario, que es dT
cho diacitron, que es fecho con agúcar y con el meo-
llo de la cidra, es noble lectuario para esforgar y pa-
ra respirar en el tiempo caliente; y el gumo de la ci-
dra es fi'io y seco en el segundo grado, y esfuerga el
- 84 -
estómago y el coragon y el fígado, y da apetito de
comer, y tira la cardiaca y el vómito, é tira las man-
zillas del rostro y de la carne: cualquier paño que sea
manzillado y fregaren con el gumo del tornarlo a á
su estado primero; y los granos son calientes y secos
en primero grado, y tiran la finchazon, y la ventosi-
dad, y las ponzoñas que no le empezcan.
Dátiles son calientes y húmedos en segundo gra-
do, engendran sangre gruessa, y son malos de mo-
ler, y fazen correr la orina; y los ornes que los usa-
ren mucho comer cerrar les há los caños, y farán
finchar el bago y el vientre, y adolecerán los dientes.
La tela que está en medio dellos engendra arena y
piedra en los reñones y en la bexiga; empero dan
gran govierno y amansan la tosse y la asperura de
los pechos y de los basos.
Almendras: las dulces son calientes y húmedas en
medio del primer grado, pero son malas de moler; é
son buenas y aprovechan á la cólica passa, y mundi-
fican los pechos y los bofes y la bexiga y los riñones,
y son de poco gobierno; y la leche dellas es buena
para los que han fiebre, ca se yguala la calentura de-
llas en la frialdad del agua, y para tirar la ventosi-
dad dellas es bueno de las tostar; y las verdes esfuer-
zan las endías y esfrian al estómago, señaladamente
las que son mondadas de las cortezas; y las que son
verdes y comidas con sus cortezas son muy malas de
cozer y conviértense en malos humores flemáticos; y
— 55 —
las almendras amargas son calientes y secas y en fin
del segundo grado, y son más abrideras y mundifica-
tivas que las dulces.
Nuezes son calientes en fin del primer grado, y
son de poco govierno y malas de moler y dañosas
para el estómago caliente; pero al que es fi-io y hú-
medo aprovechan y dan apetito de comer, y si finieren
dadas con ruda ó con figos ante de comer non puede
empecer la pongoña que fiíere dada en el comer; y
la nogada dá apetito de comer y es templada por
razón del agua con que se destiempla; y las nuezes
después de comer muelen la vianda por razón de la
calentura dellas, señaladamente en el estómago fle-
mático; y las nuezes verdes son templadas, mas son
ventosas y viscosas.
Avellanas son calientes y secas en comiendo del
primer grado; son de mayor nudrimiento que las nue-
zes, empero son malas de moler, y dan ventosidad, y
esfiaergan la cabeza; é si fiieren tostadas abren los ca-
ños del ñ'gado y tiran las pongoñas; é á las vezes son
menos calientes y secas que las secas.
Alfócigos son calientes y secos en medio del se-
gundo grado y de gran nudrimiento, y abren y mun-
difican los pechos y los pulmones, y esfijergan el es-
tómago, y ayudan de dar apetito de dormir con mu-
ger, y tiran el daño de todas las pongoñas.
Piñones son calientes y secos en fin del segundo,
señaladamente los machos, que las fembras son en
— 86 —
comiengo del segundo; é la fembra es mayor quel ma-
cho, y de mejor y de mayor govierno, y aprovecha
para desembargar los pechos y los bofes, y para
amansar la tosse; y dándolos con simiente de cogom-
bros tiran el dolor y la quemaron de los ríñones y
de la bexiga, y fazen correr la orina, y desfazen la
piedra; pero á la tosse caliente y seca daña, por ra-
zón que son secos y calientes.
Naranjas son compuestas de IIII cosas: corteza,
y §umo, y carne, y grano. La corteza es caliente y
seca en primero grado, y esfuerga el corazón y el es-
tómago frió, señaladamente la naranjada que es fecha
con miel; y la carne della es fria y húmida en prime-
ro grado; y el gumo es frió y seco en el segundo. Y
los granos son calientes y secos en primero grado; y
la naranja ataja la flema, y delgázala, y da apetito de
comer, é dellas ay de dos maneras: sequerosas, que
no tienen mucho gumo, ni son tan agras, y éstas son
más templadas que las otras y mejores de comer;
pero las que son gumosas son más agras y atajan y
delgazan los humores más que las sequerosas.
Limón y lima son de natura de cidra y de naran-
jas, salvo quel limón es más agudo en sus obras que
non las cidras ni las naranjas. Otrosí, el limón es más
caliente y más agudo que la lima, y de mejor olor;
é aquí en Sevilla llamamos al más pequeño limón y
á la grande lima, y en Córdova el contrario. Por tres
razones dizen assí: esse deve ser llamado en nombre
- S7 -
de fembra, que es más pequeño, assí como la mu-
ger; mas el limón es más pequeño, sigúese que deve
ser llamado lima y non limón. Otrosí, deve ser lla-
mado en nombre de fembra, porque es donosa como
la muger; mas el pequeño es más donoso que non
el que es mayor, por ende el limón deve ser llama-
do lima. Otrosí, la cosa en que los más acuerdan es
más verdadera que non aquella cosa en que acuerdan
los menos; mas los moros todos llaman al pequeño
lima y al mayor limón: sigúese que esta es la verdad.
Y los de Sevilla dicen assí: esse deve ser llamado li-
món que es más caliente y seco, assí como el orne á
respecto de la muger; mas el pequeño es más calien-
te, sigúese que deve ser llamado limón y non lima.
Otrosí, porque es más agudo y más duro, assí como
el ome á respecto de la muger, y ésta es la verdade-
ra. Y el primer argumento que arguye á la menor es
falsa, ca las mugeres non son pequeñas, que también
ay dellas grandes como pequeñas, assí como los
omes. El segundo argumento es la mayor falsa, que
bien assí como la fembra es doñegil para el ome, assí
es el ome doñegil para ella. El tercero argumento di-
go que la mayor es falsa, ca los moros son más que
los christianos, y tienen secta mala y non es por esta
verdadera, por ser ellos más que los christianos, y
por ende Sev^illa tiene la verdad.
— 88 —
CAPÍTULO XIV
De las yervas.
Badeas: dellas ay luengas y dellas ay redondas,
y ambas á dos son frias y húmidas en segundo gra-
do, y resfrian la calentura del estómago, y amansan
la cólera, y resfrian, y desuelven la orina de los riño-
nes y de la bexiga, y conviértense en qualquier hu-
mor que fallan en el estómago livianamente, y fazen
salir la vianda del estómago ante que sea cozida, y
engendran ventosidad y finchagon en los estentinos,
y vómito, y tira el apetito del comer; y deven ser co-
midas en ayunas, y que non coma fasta que sean sa-
lidos del estómago: y la simiente non es tan fria co-
mo la carne; y por ende, quando son secas, tornan
secas en segundo grado, y emblandecen y mundifican
la orina; y la carne de la badea es mejor para las fie-
bres coléricas más que ninguna destas fructas tales.
Cogombros y pepinos, ambos á dos son fríos y
húmidos en segundo grado, y son malos de moler, y
deciendcn ayna del estómago, y embargan el cozi-
miento de la vianda, y. son peores de moler que non
las badeas; pero son más laxativas y más sueltan la
orina que non las badeas: y los pepinos son más fuer-
_ 89 -
tes en estas obras que non los cogombros, ni badeas.
Melón es frío y húmido en fin del segundo, y es
semejanga de los cogombros y de los pepinos, salvo
que es más plazentero de comer y más confortante
y resfriante la cólera, y mata la sed.
Sandías son frías y húmidas en el medio del se-
gundo grado, y son semejantes de la natura de los
melones, salvo que son más livianas de moler.
Pepones son frios y húmidos en comiengo del se-
gundo grado, y son más confortativos que las otras,
según paresce en su olor y arromático, y non se con-
vierte tan ayna en malos humores, y salen más ayna
del estómago.
Calabagas son frías y húmidas en segundo grado,
y son convenibles á los que son calientes de compli-
sion, y dan cámara y amansan las fiebres agudas, se-
ñaladamente la leche de las petitas de la calabaga, ó
el gumo della sacándolo; assándola en el forno, fecha
en pan de fariña de cevada. Otrosí, faciendo de la
calabaga letuario con agúcar, es provechoso á los
coléricos en tiempo del estío.
Cardos son calientes en segundo grado y secos
en el tercero, y la rayz del faze correr la orina fidion-
da. Cgziéndolo y dado á bever con vino blanco, tira
el fedor de los sobacos y el mal olor del cuerpo. E há
en virtud de ser contrario de todos los podrimientos,
y es medicina nutritiva, y dá buen sabor á la carne, }'
ella cobra sabor con la carne, assí como las berenje-
— 90 —
ñas, que dan sabor de comer y ayuda á moler la vian-
da por su calentura; é los mejores son los de Carmo-
na y los de su término, porque son más grandes y
más sabrosos, y que son apartados y labrados assí
como otras yervas de comer.
Alcarehofas son calientes y secas en segundo gra-
do, y son de natura de los cardos y de su virtud, y
el letuario dellas es muy bueno.
Tagarninas son calientes y secas y son de natu-
ra de cardos. É palmitos son de natura de dátiles, y
son montesinos, y son calientes y húmidos en el se-
>- gundo grado, y ayudan al doñear.
Lechugas son frias y húmidas en segundo grado,
y engendran buena sangre, y son buenas para la tosse;
esfrian el estómago y al fígado, y dan sueño y tiran
el dolor de la cabega de caliente materia. Comiéndo-
la cruda con vinagre dá apetito de comer y govierno
más que otras yervas, señaladamente las cozidas; é
non deven ser lavadas, porque non sean rñás frias ni
más ventosas, y tiran la beudez del vino, y escurece
la vista por su frialdad, y amatan la calentura natu-
ral; mas la que es cozida en agua acrecienta la leche,
y tira la amarillura del cuerpo, y amansa el talenite
del dormir con la muger, y faze correr orina y non
restriñen, ni alargan; é las que son amargas son más
abrideras que las dulces, señaladamente las montesi-
nas, y las que son más luengas son más frias que las
redondas.
— 91 —
Endivia es fria y húmida en el primer grado, y
abre las opilaciones de las entrañas y de las venas, y
es un poco estítica, y el gumo della con la cañafísto-
la aprovecha á la esquinencia, faziendo gargarismo
della: aprovecha para tornar el apetito del comer de
cualquier natura que sea, y non esfuerza el estómago
assí como las otras yervas, y aprovecha á las fiebres
calientes ó fi-ias, como cotidiana ó quartana; ó comi-
da con vinagre es fria y abre más que la lechuga, y
non deven ser lavadas; ca aquella faz que está enci-
ma es abridera, según dize Avicena en el comiendo
del segundo.
Cerrajas son frias y húmidas en primer grado, y
abrideras, y es semejante á la endivia en todas sus
propriedades.
Acelgas son frias en primero grado y húmidas en
el segundo, y es tal como las cerrajas en todas sus
obras, salvo que es más propia para la tosse, para
tirar la asperura de los pechos, coziéndola y comién-
dola por sise, ó con carne gruessa.
Apio es caliente y seco en comiendo del segundo
grado, y abre las opilaciones, y amansa los dolores
ventosos, y aprovecha á la tos y al apretamiento del
resollo, y faze correr la orina y el tiempo de la mu-
ger, y há propriedad de fazer daño á las que han mal
de fuera; por ende es defendido á las preñadas y á
las amas que no lo coman ni lo vean.
Perexil es caliente y seco en fin del tercero gra-
— 92 —
do, suelta la orina y faze venir el tiempo á la mugar,
y es abridero y tira la ventosidad y la finchazon, y
alimpia la madre de las superfluydades; y los que son
calientes de complision, ó que han fiebre, dévenlo
bolver con borrajas, ó con lechugas, ó con cerrajas;
para ser más abridero deve ser cocho con su rayz.
Puerros son calientes y secos en fin del primero,
y son malos para el estómago y engendran ventosi-
dad y finchazon, y mortifica los nervios con su agu-
deza, y faze doler la cabega, y tira la vista de los
ojos; y cozidos ayudan á dar apetito de dormir con
muger y emblandecen el vientre, y han propriedad
de fazer pro á la dolencia de los flemáticos, ó en em-
plasto, ó en comer, señaladamente la simiente: y da-
dos con rávano vagisco aprovecha á dar apetito de
comer, y taja la flema y tira la viscosidad del pes-
cado.
Borrajas son calientes y húmidas en primero gra-
do, y sueltan la cámara, y alegran el coragon, y alim-
pian la sangre, y amansan la tose.
Armuelles son fi'ios en el primer grado y húmidos
en el segundo, y son de poco govierno, y su simiente
faze venir el vómito, dando quarta de onga con agua
caliente, y con una poca de miel y el gumo esso
mismo.
Bledos son frios y húmidos en segundo grado, y
emblandecen la cámara, y aprovechan á los coléricos
y á la tose caliente, y amatan la sed.
— 93 —
Las acelgas son calientes y secas en primer gra-
do, y son de mal nudrimiento para el estómago; em-
pero cozidas en agua y con vinagre y con azeyte de
almendras, ó de azeyte de oliva verde, estonce se
muele más ayna en el estómago y emblandece y abre
las opilaciones-, y el caldo es contrario de las sustan-
cias, ca la sustancia estriñe, según dicho de Ipocrás,
y el caldo alarga; y el gumo de las rayzes, echado
por las narizes, alimpian la cabega.
Coles son frias y secas en primer grado, y en-
gendran humores gruessos melancólicos, y el caldo
dellas emblandece, y la sustancia estriñe, y para tirar
su daño deve se cozida en dos aguas, y con carne
gruessa y con culantro seco y con cominos y pi-
mienta; é algunos ay que dizen que las coles que son
calientes por quanto son solutivas. Y de las coles ay
de tres maneras: luengas, y redondas y bermejas; las
luengas son frias y secas más que las redondas, y las
bermejas son calientes y son más para melezina que
non para comer.
Nabos son calientes y húmidos en primer grado,
y son de gran govierno y dan apetito de doñear y
finchar; y deven verter la primera agua y la segunda,
y después cozidos con carne gruessa; y el caldo de
los nabos aprovecha á los gotosos, lavándose con
ellos.
Rávanos'son calientes en el segundo, y son de
poco nudrimiento, y malos de moler, y malos para
— 94 —
el estómago, y para la garganta, y para los dientes,
y para los ojos, y á todas las dolencias de la madre;
pero aprovecha á soltar la orina y da tiempo á la
muger y delgazan los humores; y el cozido es bueno
para delgazar los humores gruessos de los pechos: é
si fuere comido ante de comer embarga al cozer déla
vianda y fázela subir arriba, y trae náusea y ventosi-
dad; y si fuere comido después de comer ayuda á mo-
ler la vianda por su pesamiento, é por su desolWmien-
to, assí como faze el rávano puesto sobre la sal, que lo
desuelve: y por ende acidentalmente ayuda á ladegis-
tion segunda del fígado, en quanto desuelve y faze de-
solver y decendir la ventosidad ayuso, á los que la han;
y el que quisiere fazer vómito, tómelo ante de comer,
y el que quisiere que ayude á moler y á cozer la segun-
da digistion y la tercera, tómelo después de comer. E
dizen que el rávano que escueze y non cueze y cuece;
quiere tanto decir que escuece, por su agudeza en la
boca y en los paladares, y el non se cueze porque es
malo de moler y cuézese la vianda del fígado porque
se faga la digistion segunda y tercera. É las fojas son
menos calientes y secas que el rávano. En tiempo
del invierno es menos caliente que non en el verano,
por razón de la frialdad del ayre; é si fuere tajado el
rávano á revanadas y echado sal sobre ellas, aquel
agua que se descurresce dellos ablandece la cámara
y taja la flema beviendo un cotofre dello en ayunas.
Otrosí, faziendo oximel, es bueno para la flema.
— 95 —
Rávano vagisco es caliente y seco más que non
el otro, y fuerte en todas sus obras.
Espárragos son calientes y secos en primer
grado, y son de gran nudrimiento, y acrecientan
la simiente, y esfuergan el estómago, y sueltan la
orina y las méstruos; y el cozido suelta la cámara.
Y de los huertos son mejores que non los del cam-
po; señaladamente en invierno son mejores que non
en el tiempo del verano, por razón de las aguas; é
los de Carmona son mejores que non los de aquí de
Sevilla.
(Janahorias son calientes en medio del segundo y
húmidas en medio del primero, y son pesadas de mo-
ler, y son de gran nudrimiento, y sueltan la orina, y
acrecientan la simiente, y dan talante de doñear, y
engendran mala sangre; y las prietas son más calien-
tes que non las bermejas: é para tirar que non em-
pezcan deven ser cozidas en dos aguas y adobadas
con especias, y con vinagre, y cebolla, y agafran, y
pimienta.
Berenjenas son calientes y secas en fin del segun-
do, y engendran malencolía, y morfea, y cáncer, y
elefancia, y manzillas en el cuerpo; y para tirar su
daño deven ser finchadas de sal y después tajadas á
pedagos y dexallas estar en agua caliente una ora, y
renovar aquella agua tres vezes, fasta que salga el
agua clara y limpia, y después cozidas con carne
gruessa. Y el Rasis dize que son abridoras y que
■■^'
— 96 -
resfrian la cólera, y Abenrruyz dize que son nutriti-
vas. E las que son cortadas dan sabor de comer y
engendran sang-re melancólica, y deven ser escusadas.
Hongos son frios y húmidos en tercer grado y
son mortales, señaladamente los que nacen cerca de
las yervas ponzoñosas y cerca de fierro, ó de paño
podrido, ó cerca de las cuevas de las culebras ó de
los alacranes, ó cerca de la orina de la yegua parida,
que muchos peligran dellos.
Turmas nacen del moho de la tierra, y sale enci-
ma dellas una yerva delgadilla, como tomillo; y son
frias y secas, y engendran piedra y cierran los caños,
y conviértense en malos humores; y las cozidas son
menos malas que las que son assadas. E para tirar
su daño deven ser adobadas con sal y con pimienta,
y dévense escusar de comer en quanto pudiere.
Alcaparras: la rayz y las fojas y el fructo, todos
son calientes y secas en segundo grado; y son abri-
deras y desolutivas, y alimpian los humores del estó-
mago, y abren los caños del fígado y del bago, y suel-
tan la orina y los méstruos de las mugeres, y dan ape-
tito de comer: é son mejores para melezina que non
para vianda, porque son coléricas y malencólicas, y
tañen los nervios del estómago. Y deven ser cozidas
en dos aguas, y después adobadas con azeyte y con
vinagre y culantro, para templar su malicia.
Las cebollas son calientes en tercero grado y se-
cas en el segundo, y engendran malos humores en el
— 97 —
estómago, y dan sed, y finchazon, y ventosidad, y do-
lor en la cabera; y conturban el seso y mal olor en
la boca, por quanto fazen subir bafos á la cabega, y
fazen caer en manía y en melancolía y en sueños es-
pantosos; pero para melezina la poca della escalien-
ta, y delgaza, y quebranta y desuelve los humores
gruessos, y ataja las viscosas, y abre las bocas de las
venas, y suelta la orina y los méstruos, y dan apetito
de comer, y delgazan el cuerpo, y traen sudor y ape-
tito de comer y de dormir con la muger, y acrecien-
ta la simiente. Y es de mal nudrimiento comiéndola
cruda; mas cozida en dos aguas faze buen nudrimien-
to, señaladamente con carne gruessa.
Ajos son calientes y secos en tercero grado, y da-
ñan á los coléricos y aprovechan á los flemáticos, y
sueltan la orina y los méstruos; y los que son cozi-
dos en dos aguas son más templados. El ajo es lla-
mado atriaca de los aldeanos y de los rústicos, y es
contra las pongoñas, y escalienta la sangre muy fuer-
temente.
El culantro verde es frío y húmido, según el Ra-
sis, y dixo Ipocrás que por la amargura que es en él
suelta la cámara y por la azedía que es en él estriñe,
y si fuere dado después de comer trae sueño; y entra
en las viandas en que no há vinagre ni almorí. Dize
Isac que mezclado con vinagre amansa la calentura
del estómago; y dize Abenrruyz que éste há virtudes
diversas, y que es caliente en primer grado; y pue-
13
- 98 -
de ser que Ipocrás dixo que es frió y húmido, díxolo
por el verde, y Abenrruyz que dixo que era caliente
entendió por la simiente. El culantro seco há virtud
de defender que los bafos del estómago non suban
á la cabega, y esfuerzan el estómago, por su estepti-
cidad y porque es arromático, y el ques preparado
con vinagre blanco gana templamiento, y es contra
los pudrimientos y enxuga la humidad del estómago.
Verdolagas son frías y húmidas en tercer grado,
y en los canutos dellas ay un poco de azedía; y por
ende aprouecha á los calientes de complision y á las
fiebres agudas: y el gumo della mata las lombrizes y
las faze salir, y son de flaco nudrimiento, y de parte
de la estepticidad estriñe el fluxo de la sangre en el
escopir, señaladamente el gumo y el agua sacada por
( "T alcatara.
"Xominos son calientes en tercero grado y secos
en el segundo, y aprovechan á los dolores fríos, y á
la ventosidad, y á las finchazones
Alcaravea es caliente y seca en segundo grado,
y su virtud es tal como la de los cominos en toda
cosa.
Matalahúva es caliente y seca en segundo gra-
do, y abre las opilaciones, y suelta la orina y las més-
trues, y en ella ay una poca de ventosidad, y por en-
de deue ser dada tostada y preparándola con vino
blanco.
Hinojo es caliente y seco en segundo grado, y es
— 99 —
semejante de la matalahúva, salvo que es más calien-
te y más fuerte en todas sus obras; y ambos á dos
han una virtud de tirar el daño del agua y dan buen
olor en la boca.
Yerva de huerto es caliente y seca en segundo
grado, y esfuergan el estómago, y tira el gómito, )•
ayuda á cozer la vianda y al doñear, y desuelue la fin-
chazon de las tetas que están llenas con leche y es-
tán duras.
Malvas son frias en primer grado y húmidas en
el segundo, y dan cámaras, y sueltan las dolencias
de las postemaciones y finchaduras.
Gengibre es caliente y seco en tercero grado, }'
tiene alguna humidad escondida, y por ende podre-
ce mucho ayna, é aprovecha al estómago y al vien-
tre, y ayuda á cozer la vianda y emblandece y aproue-
cha á las complisiones frias y húmidas; el blanco es
mejor que non el que llaman maque; y el verde con- >-
facionado, que llaman gengibre verde, es muy bue-
no para el estómago frió, y ayuda mu¿ho á doñear.
Canela es caliente y seca en II grado, y es abride-
ra, y esfuerga el estómago y el coragon y los miem-
bros principales, y abre las opilaciones del bago y fí-
gado.
Mostaza es caliente y seca en quarto grado, y
deseca la humidad del cuerpo y del estómago, y co-
mida con acelgas alimpia mucho el estómago de los
humores gruessos y viscosos.
— lOO
Oruga es caliente en segundo grado y húmida
en el primero, y es semejante de la mostaza, salvo
ques más ñaca. Otrosí, comida por su cabo da dolor
de la cabega, y ventosidad y finchazon; y la que es co-
zida acrecienta la simiente, y da sabor de doñear, y ■
da apetito de comer, señaladamente la que es fecha
con vinagre; y si fuere fecha con arrope ó con miel
es más templada y más sabrosa.
Sal: la más es caliente en segundo grado y seca
en el tercero; y la que fuere de peñas non es tan ca-
liente y es más fuerte que non la de la mar, y há en
sí propiedad de alimpiar las superfluydades de los hu-
mores gruessos, y allegan la humidad natural del
cuerpo, y cierra los poros del cuerpo que non reciba
humidad ni podrimiento, y da sabor y agudeza á la
vianda, y ayuda á la digistion, y es prouechosa á los
hombres húmidos flemáticos y gruessos más que non
los que son calientes y secos.
CAPITULO XV
De la carne del carnero.
El carnero es más noble de las carnes de las ani-
malias que andan en cuatro pies, y es caliente y hú-
mido en ygualdad, y conviértese en sustancia de bue-
I o I
na sangre, y esfuerga la calentura natural del coragon.
Y en él ay siete catamientos: el primero catamiento
según el nacimiento, ca en esta tierra de Sevilla es la
buena criación en el mes de Diziembre y Enero; los
que nacen entonce son de sazón naturalmente mamar
tres meses; é por ende es el cordero caliente en pri-
mer grado y húmido en el comiengo del segundo, por
tres razones: é la primera, porque la natura del padre
es muy húmida; la segunda, porque nacen en tiempo
del invierno, ques muy húmido; la tercera, por la hu-
midad que gana en la leche que mama; y por esta ra-
zón el cordero es malo y se convierte en mal humor:
y el que es de un año cumplido es alexado de la le-
che, y la humidad acidental es gastada y tornada en
ygual y templada, é finca en esta ygualdad lo más del
año segundo: dende adelante non es tan bueno. Y
por ende, el carnero que es de dos dientes, que es el
más noble de todos, que se entiende quando ha pas-
sado el un año fasta que entra en el tercero, ca de
menos de un año es juzgado por cordero, de más de
dos es juzgado por viejo, y non es tan bueno. El II
catamiento es según la sazón del año, ca en el vera-
no, porque es caliente y húmido en ygualdad; otrosí,
por razón de las yervas que son virtuosas, é por ende
entonces es mejor que en todo el año. El tercero ca-
tamiento es según el pasto de que es cebado, ca las
yervas más conuenibles para ellos son tres principa-
les, que llaman granillo, y campanilla y escanuela, y
I02
las otras yervas non son tan propias para ellos como
éstas. El quarto catamiento según el lugar donde
pacen; ca los que pacen en lugares altos y baxos
son mejores que non los que cada dia pacen en los
llanos; ca por razón del movimiento de sobir y del
decendir pierden la humidad supérflua que es en ellos.
El quinto catamiento según el agua que beuen; ca
beuiendo agua salada fázese la carne más sabrosa y
más templada que non la agua dulce. El sexto cata-
miento según el lugar donde es criado; ca el que
crian en casa con pan y con otras cosas es más ca-
liente y húmido que non el que pace y se cria en el
campo de la yerua, y es de mayor nudrimiento, y
de mayor esfuerzo, pero non es tan sabroso ni tan
sano como aquel que es criado en el campo, por-
que es criado en su naturaleza; é por ende es de
mejor digistion, y más sabroso, y más liviano de mo-
ler, y mejor para los dolientes, y más sano que non
el que es criado en casa. El seteno catamiento es
en la color. Dize Avicena que el prieto es liviano de
moler y más sabroso de comer que non el blanco,
ca la negrura significa en calentura que desuelve la
humidad supérflua del animal. El octavo catamiento
según el Ünage; ca del carnero ay de quatro maneras
de linajes: ay macho, ay fembra, ay castrado de na-
tura, ay castrado por artificio; y el macho es más tem-
plado que la fembra, ca la oveja es fi-ia y húmida á
respecto del carnero; é por esta razón se quaja ayna
— I03 —
la su grossura, y por esto es de mal sabor á respec-
to del carnero. El castrado por artificio es mejor que
non el castrado por natura; ca el castrado por natu
ra, que es llamado ciclan, tiene los genetivos ence-
rrados dentro en el cuerpo, y el que es castrado por
artificio non tiene ninguno, y por ende non dessea el
coyto ni lo puede fazer, y finca con su virtud; más el
ciclan maguer non puede, deséalo, por la qual razón
pierde el gouiemo de la humidad natural. E otrosí,
el camero que non es castrado ó el ciclan, mejor es
el ciclan, por razón que es medianero entre macho y
fembra y es como ygual, y el carnero non castrado
es más caliente; ca los machos son más calientes que
las fembras, y las fembras son más húmidas que los
machos, y por ende la carne de los machos es más
liviana de moler que non la de las fembras, y la carne
de las fembras es de mayor govierno que non la de
los machos. El noveno catamiento según los miem-
bros; .ca de los miembros, dellos ay simples y dellos
compuestos, y dellos de grossura y carne y dellos
non, y dellos ay delanteros y dellos ay traseros, y de-
llos que son cerca del cortigon y dellos léxos, y dellos
que fazen movimiento y dellos non, y dellos son en-
mutorios y dellos non, y dellos fríos y calientes, y de-
llos húmidos y dellos secos: y generalmente los que
son altos son mejores que los baxos, por razón que
en los baxos decienden las demasías; otrosí, porque
los altos son monedores más y afanan más; otrosí,
— I04 —
porque son más cercanas del coragon y del fígado y
de los miembros calientes; é por ende, la parte de-
recha es mejor que la siniestra, por la vezindad del
fígado, do está la calentura natural; y por ende las
agujas de la parte derecha son mejores que todos los
demás miembros, por quatro razones: la primera,
porque son compuestas de carne y de grossura en
ygualdad; la segunda, porque son cerca del coraron
y del fígado; la tercera, porque fazen mayor movi-
miento que non los miembros baxos; la quarta, por-
que non resciben las demasías del cuerpo, y los miem-
bros que resciben las demasías del cuerpo son ma-
los, ca como quier que la cola del carnero es gruessa
y sabrosa, era apartada para fazer sacrificio á Dios,
según la Biblia; esto era por otra intención, la qual
non ay de la decir aquí en esta materia.
CAPITULO XVI
De los luicnibros de las animalias.
La cabega es caliente y húmida, y es de gran go-
uierno, y acrecienta la simiente y la sangre, y esfuer-
za la cabega y el meollo, ca todo miembro esfuerga
á su semejante; mas porque re)'nan en la cabega su-
perfluydades, es mala de moler; y el que la usare mu-
— I05 —
cho engendra cólica, y cerramiento, y sangre espessa.
El meollo de la cabega es caliente y húmido de natu-
ra y frió por acídente, según dicho de Aristótiles; y
del se engendra humor gruesso y viscoso, y tira el
apetito del comer; y quando lo comiere deven bol-
ver en él pimienta, y gengibre y sal, y que sea asa-
do. El meollo de los huesos es templado, y acrecien-
ta la simiente y afloxa el estómago; pero non tanto
como el meollo de la cabega. Las rodillas son frias y
húmidas y de poco govierno, y malas de moler, y
buenas para las complisiones calientes. El fígado es
caliente y húmido y de gran govierno, y malo de mo-
ler, y engendra buena sangre. Los ríñones son malos
de moler, porque resciben todas las superfluydades de
la orina y engendran sangre espessa y gruessa. Gros-
sura es caliente y húmida y de poco govierno, y sa-
le del estómago y de los estentinos ante que sea co-
zida, y tira el apetito de comer. El sevo es grossura
que se aparta della livianamente, y es fria y seca, y
mala de moler, y atapa y tira el apetito de comer, y X
engruessa comiéndola á bueltas del caldo ó de gabi-
nas. El bago es frió y seco, engendra melancolía, y es
malo de moler, y há propriedad de esforgar la carne
de los dientes, comiéndolo assado. Los ojos son fríos
y húmidos, y livianos de moler; mas engendran hu-
mor viscoso por la grossura que tienen, y eleven ser
comidos con pimienta y con canela. Las narizes son
frias y secas, porque son carteliginosas, y pesadas de
14
— io6 —
moler, y de poco govierno. La lengua es fría y seca,
y nerviosa, y mala de moler, y sale tarde del estóma-
go. El garguero es frió y seco, y carteliginoso, y de
poca sustancia, y malo de moler. El coraron es frió y
seco, y malo de moler, y de gran govierno, y conviér-
tese en humor gruesso y malo. Los livianos son frios
y húmidos, ca se goviernan de la flema; y son livia-
nos de moler, porque son tiernos y espongiosos, y
son de mal nudrimiento y flemáticos. La tetas de la
oveja son compuestas de carne ñudosa y blanca por
la vezindad de la leche, y son calientes y húmidas, y
de gran govierno, y malas de moler, y salen tarde.
El quixar es frió y seco porque es nervioso, y malo
de moler, y de poco govierno; é los estentinos son
frios y secos, porque son nerviosos, y de poco go-
vierno, y resciben las superfluydades del cuerpo. La
carne es caliente y seca; y la que con grossura es ca-
liente y húmida y sabrosa, y engendra buena sangre;
y las turmas son calientes y húmidas y de gran go-
vierno, y acrecientan la simiente, y son livianas de
moler; é para templar la humidad devenías comer
assadas con sal, pimienta y canela; é la mejor sazón
que yo fallo para ellas es por Abril y por Mayo, por
dos razones: la primera razón, porque estonces non
se cavalgan; la segunda razón, por el buen pasto que
ay estonces. La cola es caliente y húmida, y de gran
govierno, y por la mucha grossura enflaquece el es-
tómago y engendra humores viscosos, por quanto
I O'
ella rescibe todas las superfluydades del cuerpo; y la
assada es mejor que la cozida; é la que fuere cozida
primeramente, y después assada y buelta con vino
blanco y con canela, es buena y templada.
CAPITULO XVII
De la manera del qdohamieiito.
La carne cruda esfuerza mucho, por quanto es-
tá con su sangre y con su virtud; pero en quanto non
es usada de la comer cruda, es mala de moler; y si
fuesse usada, molerse ya assí como la cozida; y en al-
gunos lugares las comen crudas; y según dizen que
en Vizcaya la comen cerca de cruda, tanto que en el
campo fazen caldera y olla del vientre de la vaca ó
del carnero, y cuézenla en él assí, como en la olla; y
como quier que es de gran esfuergo, es mala de mo-
ler y engendra humores gruessores y crudos; y por
ende es bien de ser cozida. Y el cozimiento y adoba-
miento es de quatro maneras: assado, y cozido, y fri-
to y empanada; el assado ay del puesto al fuego sin
espero; este tal es de gran govierno, y esfuerga el es-
tómago y el cuerpo; pero es malo de moler, y más
pesado que el cozido, y pertenesce para los que son
muy flacos, tanto que es menester esforzar súbita-
— io8 —
mente: por razón que las partes que están ayuntadas
con el fuego ganan quemazón y non se pueden mo-
ler tan ayna, non deve ser comido después que está
ome farto ni en el medio del comer, porque non se
mezcle con la vianda, salvo ante de comer, y que den
un poco de vino á el que non pudiere sufrir la sed; y
si fuere mezclado con azeyte es más liviano de mo-
ler; y el que fuere assado en especio es de gran go-
vierno, y espesso y malo de moler, y estriñe, señala-
damente si fuere carne sin grossura; y el gumo de la
carne assada esfuerza mucho, y es liviano de moler, y
engendra buena sangre, y es convenible para los fla-
cos, porque esfuerza la calentura natural súbitamen-
te, y deve ser de la carne de la pierna del carnero cas-
trado, gruesso, assado en candela mansa, porque non
se desuelva la humidad; é después tomen aquel gumo
en una escudilla de plata y hierva un poco, y después
cuélenlo y dénselo al doliente con una poca de cane-
la y con un migajon de pan. Carne cozida esfuerza
mucho; pero es mala de moler y es convenible para
los que queremos esforzar súbitamente; y fázese assí:
tomen carne de carnero, y de cabrito, y de ternera,
y gallina y perdiz, y machúquenlo con sus güesos y
remójenles con vino blanco, y con agua de manga-
nas, y con agua rosada, y con agua de albahaca, y
con canela, clavos, y lináloe, y maces, y nuez mozca-
da, y agafran, y pónganlo á cozer en una olla dentro
en una caldera de agua, para que salga la humidad
— I09 —
de las carnes, y cuélenlo y denlo á bever, para esfor-
zar súbitamente. Carnero menudo es adobado con
cebollas, y con ajos, y con canela, y con agafran y
miel tostada, y esto es convenible para en tiempo
frío y para las complisiones frias, y es dañoso á los
hombres coléricos. La carne frita en sartén es liviana
de moler, en quanto es enxuta y sale tarde del estó-
mago, y es buena para los flemáticos y mala para
los coléricos; y el pan en que resciben la grossura
de lo assado es de gran govierno y malo de moler,
y deve ser comido antes de comer y non después,
porque engendra cólica á los que lo usaren, mucho
mayor miren si comiere en ayunas ó bevieren agua
sobrello. Escabeche es fecho de carne, y de vinagre
y de agafran, y es frió y seco, y amansa la cólera, y
es bueno para la complision caliente, y estriñe el vien-
tre; y cozido simplemente con perexil y con borrajas
esfuerga y acrecienta la sangre y la simiente, y es-
fuerza y emblandece la cámara, y enclaresce el ros-
tro y engruessa, y es liviana de moler más que el as-
sado, y deciende más ayna del estómago; y el caldo
del emblandesce y suelta la orina y la cámara, y de-
ve ser comido ante de comer: pero en esta tierra, que
es mucho húmida, non es bueno de usar el caldo tan-
to como faze en otras tierras. Empanada non es tan
estítica como el assado, y es medianera entre assado
y cozido, y es convenible para los estómagos flemá-
ticos.
I lO
CAPITULO XVIII
De la carne del cabrito y de la vaca.
El cabrito mama fasta treynta dias, y dende ade-
lante pace las yervas y sale de grado de cabrito; y
mientra que mama es ygual, más que quantas alima-
nias ay en el mundo de quatro pies, y conviértese en
buena sangre delgada. Cordero es caliente y húmido
en segundo grado, y engendra mal humor y espesso;
que maguer que es fidalgo más que el cabrito por
razón de la humidad que ganó de la parte de su pa-
dre y de la humidad de la leche, tórnase en húmido
y es malo, maguer es frió de bueno; empero el ca-
brito que es frió de malo es mejor quel cordero, por
razón que la sequedad que tiene de parte del linaje
tiémplasse por la leche y torna en ygual, y conviér-
tese en buen humor; y los coléricos lo eleven comer
cozido, porque sea más húmido, y los flemáticos as-
sado y adobado con especias. Cabras son frias y se-
cas, y la carne dellas es melancólica y non deve ser
comida. La vaca es fria y seca, y mala de moler, y
conviértese en melancolía, y es de gran govierno, y
estriñe el vientre; y usándola mucho faze venir dolen-
cias de melancolía; y volviendo la carne de la vaca
— III —
con las cortezas de las badeas desíazerse há toda: y
esta carne es convenible en el tiempo del verano más
que non en otro tiempo; y el caldo de la vaca defien-
de que non descienda la cólera en los estentinos )•
aprouechan al que há correncia de cólera, )• estríñe-
la, señaladamente adobada con culantro seco, y vi-
nagre y agafran; y todos los catamientos sobredichos
del carnero deven ser catados en la boca y non es
menester de alongar, salvo en dos catamientos: el
uno es en el linaje, y la otra en el edad; y digo que
la vaca ay de tres maneras: macho, y fembra y cas-
trado. El macho es más caliente que la hembra, y la
vaca es más húmida que el buey, y el castrado es
medianero entrellos; y por razón quel buey es más
caliente que la vaca es de mayor govierno y de me-
jor, y liviano de moler; y por ende, en todas las tie-
rras lo usan más comer que non la vaca, salvo en
España y en Castilla; y en fecho de la hedad ay mo-
go, y mancebo y viejo; el mogo, que es llamado be-
zerro, es de seys meses; éste es caliente y húmido
en primero grado por razón de la leche, y conviérte-
se en buen humor, y es templado, y en verano es me-
jor de com.er aquí en Sevilla que non el carnero, y
más templada carne: y de seys meses en adelante sa-
le de nombre de ternera, y fasta un año y medio ó
dos años es medianero, y dende adelante es juzgado
por viejo, y es malo de moler y melancólico; pero
ay algunas tierras que después que son muy viejos
112
que los cevan muy bien y engórdanlos; y la carne del
buey tal como éste es muy sabrosa y gana humidad
por el buen pienso, y es bueno para los coléricos y
para los que afanan, y el caldo del amansa la calen-
tura del estómago.
CAPÍTULO XIX
Del puerco.
El puerco es frió en primer grado y húmido en
II, y es de gran govierno; pero es malo de moler
por la mucha humidad ques en él: y comiendo del la
carne entreverada conviértese en buen humor, y non
ay carne en el mundo que tan semejante sea del cuer-
po del ome, como es el puerco, tanto que dize Ga-
lieno que en algunos lugares dieron carne de ome á
cozer en lugar de puerco, que semejava todo carne
de puerco; y su notomía es tal como la del ome. Y
en él ay ocho catamientos. El I según la edad, ca el
pequeño ques de un año es frió y húmido en II gra-
do, y malo digestión, y de mal humor, y viscoso, y
empalaga el estómago, y dá gómito, y tira el sabor
del comer; y de dos años en adelante es frió y húmi-
do en fin del I grado, ca pierde algo de la humidad
acidental y de la leche; y de III años es frió y húmido
1 1 ^^ —
en el primer grado. El II catamlento es según los
tiempos del año; por razón ques frió y húmido es
mejor en el estío que non en el invierno; pero por
quanto es malo de moler, la calentura natural es fla-
ca en esta tierra, deve ser comido pocas vezes. El
tercero catamiento según se cevó, ó de qué es ceva-
do; ca los que comen bellotas y cosas secas son me-
jores, por quanto enxugan la humidad que tienen de
más, y los que pacen las yervas y las cosas gruessas
húmidas son malas y ponzoñosas. Yo vi aquí en Se-
villa en el año de la era de mil y quatrocientos y do-
ze años que fué fambre y cevaron los puercos en Be-
jer y en Xerez con pescados de la mar fidiondos, y
quando fueron fechos tocinos sabía la carne dellos al
pescado fidiondo, que non fueron de comer y fízelos
echar fuera de mi casa. El quarto catamiento en la
color; ca los prietos son mejores y más sabrosos que
non los blancos, y la negrura demuestra calentura
sobrepujava. El quinto catamiento según el linaje; ca
los machos son menos húmidos y más calientes que
las fembras: el castrado es ygual entrellos. El sexto
catamiento según los miembros; ca la carne entreve-
rada es mejor que la otra, y por ende las narizes, y
las orejas, y los lomos, y las costillas y el jamón son
más sabrosos y más sanos que los otros miembros,
y las morcillas, y las longanizas y las entrañas todos
son malos; pero las morcillas melices que son adoba-
das con especias son menos malas. Y el catamiento
15
— 114 —
seteno según el adobamiento, ca el fresco cozido es
muy malo y húmido, y el que es sal preso non es tan
malo; otrosí, el puerco puesto en adobo, en sal, y en
vinagre, y en orégano y ajos, es menos malo, y el
asado son menos malos que los otros. El VIII cata-
miento según la natura dellos, ca los que son monte-
sinos son calientes y secos, y los otros son frios y hú-
midos.
CAPÍTULO XX
De los gallos y gallinas, y stis propiedades.
Los gallos son provechosos para medicina, por-
que el caldo dellos laxa el vientre, y médicos muchos
ordenaron el modo como fuesse el caldo del gallo
laxativo, y purgasse maravillosamente; y el modo
mejor de hacerlo purgativo es que con el gallo se
cuezan estas cosas que se siguen: recipe polipodio y
sen torbite, de cada uno dos ongas; simiente de ta-
lagor, y matalahúva y finojo, de cada uno una onga;
canela, quarta de onga; pasas, dos ongas; sean ma-
chucadas estas cosas y metidas dentro en el cuerpo
del gallo, y sea cozido con filo y aguja, porque non
se salga, y sea puesto á cozer en tres adumbres de
agua, fasta que torne en medio, y beva de aquel cal-
— 115 —
do. Otrosí, el caldo del gallo viejo es bueno para res-
treñir las cámaras, seyendo cozido con goma arávi-
ga, y con julinal y zumaque. Otrosí, dándolo á los
que tienen llagas en la bexiga, y cozido con leche,
guarecer lo há. Otrosí, cozido con eneldo y con sal,
y dado á bever, faze gomitar la pongoña del que la
tuviere en el cuerpo. Y las gallinas gruessas y peque-
ñas ante que pongan son más húmidas que los po-
llos pequeños, y de mayor govierno y de más esfuer-
zo, y el caldo enclaresce la boz, y abre los caños, y
tira el apretamiento del ressollo, y ygualan la cum-
plision tanto, que los antiguos guarecían á los mala- \ /
tos con el caldo de las pollas, beviéndolo y bañándo-
se en él: y la gallina muy vieja es de gran esfuerzo,
mas es mala de moler; y poniendo la gallina partida \ ^
por el espinazo sobre la mordedura ponzoñosa y á J /\
la fiebre de la cabega, aprovechan mucho. El según-"
do catamiento según el color, ca la gallina prieta es
más sabrosa y más templada que las otras; pero á
los sobredichos febrecitantes son mejores las blancas
que las prietas. El catamiento tercero según el cevo
de que son gobernadas, ca vimos que en el año de la
hambre, por quanto se cevavan del lixo y de las ma-
las cosas, que sabian la carne dellas muy mal, que
non eran de comer; y el trigo es el mejor cevo que
deven aver: é á los coléricos devenios cevar con ce-
vada y lantejas de agua; y á los que han tosse con
passas, y con simiente de malvas y cañamones, y sus
— ii6 —
semejantes; y los que han mal en el fígado con si-
miente de endivia; é á los tísicos con trigo remojado
en caldo, con galápagos cochos; y á los que han pie-
dra, con perexil macedonio y con simiente de apio.
El quarto catamiento es según el tiempo del matar,
ca el que entiende de dar la gallina súbitamente para
esforzar, ayna luego que fuere muerta póngala luego
á cozer mientra está con su virtud; y el que la qui-
siere dar porque aya sabor, devela matar ante no-
che, y será más sabrosa y más liviana de moler; pe-
ro non es tan veredusa: é por ende, la gallina grues-
sa y vieja deve ser muerta veynte y quatro oras ante
que se coma, y las pollas doze oras, y en el estío seys
oras, porque se non corrompan con la gran calura.
El quinto catamiento según el lugar donde se crian,
ca las que son alcahazadas ó encerradas enjaulas son
malas y melancólicas, y engendran mal humor, y las
que están sueltas en corrales son mejores, por tres
razones: la primera, por quanto andan por do quieren
y afanan más; la segunda, porque están en más vir-
tud del ayre; la tercera, porque se cevan de las yer-
vas y de las cosas convenibles que son á su naturale-
za; la quarta, por quanto están muchas en compaña,
ca la que está en su cabo metida en la jaula es muy
mala y de mal humor; la quinta, por quanto tienen
marido, que están con el gallo, ca las que se toman
son más virtuosas. El sexto catamiento según los
miembros: las alas son más sabrosas y mejores de
I I
todos los miembros del ave, ca por el movimiento
se desuelven las superfluydades y son livianos de mo-
ler, ca los pequeños que non pueden bolar non son
tan buenos los aloncillos dellos; y por ende non de-
ven ser cortadas las alas porque non pierdan el sa-
bor; y empos de las alas el pescuego, por el gran
movimiento; y empos dellos las piernas y los pies;
empero los pechos son de gran nudrimiento y de gran
govierno, pero son malos de moler; por ende los
miembros baxos son mejores que non los altos. El
seteno catamiento en la manera del adobamiento: la
gallina assada non es tan liviana de moler en el estó-
mago como la cozida; y por ende usan en Francia
(porque non se desgaste la humidad) enlardarlas con
un pedago de lardo de tocino, ó de cobrirlas con el
redaño del cabrito, ó de carnero: y dize Avicena que
quando assaren la gallina, porque non pierda la hu-
midad natural, que deve ser puesta dentro en el qua-
jo de un cabrito; y la gallina cozida es de gran esfuer-
zo y más liviana de moler que la assada, y general-
mente el assada es más liviana de moler y más mala
de salir; y la cocha es al contrario, ques mala de mo-
ler por la humidad, pero es más liviana de salir.
— ii8
CAPÍTULO XXI
De las perdizes y de las otras aves, y de los huevos.
Perdiz es llamada gallina montesina, y es seme-
jante de la gallina en bondad, y conviértese en buen
humor, y es más caliente y seca que la gallina, y ay
en ella ocho catamientos. Y el primero catamiento es
según la manera y hórden en que se caga: la que es
cagada de agor y de falcon son más mejores que non
las que se cagan en otra manera, que la carne dellas
es más tierna y más sabrosa, porque el agor la toma
súbitamente de gran golpe y dá en ella, machúcala
toda; y las perdizes que son cagadas en redes y to-
madas con lanternas, éstas son malas por quanto las
tienen alcahazadas grandes dias; y la de la ballesta
es tierna y buena, por quanto muere súbitamente; y
las más sabrosas y gruessas son las de la campiña y
de las vegas, ca las que son de la xara son malas y
secas. El segundo es según el linaje, ca el linaje de
las fembras son mejores, y más gruessas y más sa-
brosas que non los machos. El tercero catamiento
según la hedad, ca los perdigones quando son pe-
queños de un mes son mejores que non los pollos, y
— 119 —
de mejor humor, salvo que son más enxutas; y la
que es muy vieja es mala de moler, empero es
de gran esfuergo y de gran virtud. El quarto cata-
miento según el lugar donde se cria, ca las que son
alcahazadas y criadas en casa son melancólicas y en-
gendran mala sangre que las que son sueltas. El
quinto catamiento según el tiempo, ca en el invierno
son las perdizes del primer año, fasta el Febrero, y
estonces son ellas buenas; y del mes de Febrero ade-
lante comienzan de cavalgarse y á criar, por la qual
razón son malas y secas; y por Sant Juan vienen los
perdigones, y estonces son sanos, y buenos y tiernos;
estonce viene el limón para ellos. El sexto catamiento
es según el tiempo de su muerte dellas, ca la que es
muerta en el dia y se come en el dia luego, es dura y
mala de moler, maguer ques virtuosa; y de un dia en
otro es mejor y más tierna. El séptimo catamiento
es según la manera del matar, ca la afogada es más
sabrosa que la degollada, por razón de la sangre que
es caliente y húmida y se buelve con ella; y la que es
degollada apúrase de la sangre y finca enxuta, y non
es tan sabrosa; y esso mismo de la gallina: y por
ende usan en Aviñon y en todas las otras partes de
afogar las aves y non degollar las gallinas, porque
dizen que tienen la carne más blanca; y puede ser
mejor degollada que non afogada, por razón de la
tierra, que es más caliente y húmida, y que pierda
destas calidades. El octavo catamiento según la ma-
I 20
ñera del adobamiento, ca la assada es más virtuosa
que non la que es cozida, que está más con su gumo,
y en el cozer anda la virtud en el caldo, y aquel caldo
esfuerza mucho el estómago; é la perdiz assada es li-
viana de moler y mala de decendir del estómago, y la
cozida es liviana de decendir y mala de moler: y la
que fuere assada de la parte del espinazo, sin mecerla
en derredor, mas que se asse de aquella parte fasta
que se queme el espinazo, y finca lo otro todo con su
virtud y con humidad radical, y esfuerza más y es
más sabrosa que non la assada en derredor; y si fue-
re cubierta con un redaño de cabrito, viene más gu-
mosa y más sabrosa.
Pavón es mejor que non las gallinas ni las perdi-
zes, y engendra buena sangre y templada, y es sa-
broso de comer, y su carne muy tierna, y alegra y
esfuerga el corazón; y deve ser muerto dos dias ante
que se coma, y el mejor comer que ay en él es el
obispillo.
Codornizes engendran buena sangre y ygual; y
algunos dizen que es caliente y seca, y quando es
gorda es de buen mantenimiento y de buen sabor; y
algunos ay que dizen que es mala carne, por quanto
se govierna del torvisco y del tuero, que son ponzo-
ñosas; y tienen algunos judíos que por esto murieron
los que las comieron; y non es verdad, ca el vso. cl.
dize que la carne muerta que la tenía en la boca an-
tes que la uviessen maxcado, que la yra de Dios los
12 1
tomó y los mató de gran mortandad: assí que pare-
ce que non lo fizo la carne, salvo su pecado y su des-
conocimiento.
Tórtolas engendran buena sangre y templada,
señaladamente la que es de un año complido, y que
sean muertas un dia antes que las coman.
Páxaros y los gorriones: todas estas aves peque-
ñas son calientes y secos, y engendran sangre que-
mada, y restriñe, y non son buenos, salvo para los
flemáticos y fríos de complision.
pórgales son calientes y secos, y engendran san-
gre colérica, y son buenos para los flemáticos y ma-
los para los coléricos.
Palomas: las torcazes son calientes y secas en se-
gundo grado, y crian colérica, y son de poca sustan-
cia y de mal cozimiento: y las que crian en casa son
menos calientes que las otras; y las palominas son
más templadas que las otras.
Ánades y ánsares: las que crían en el agua son
muy malas para el estómago, y engendran humor
gruesso y viscoso, y tiran el apetito de comer, ca son
de mal sabor y de mal humor; é lo mejor que a)- en
ellas es el pescuezo y las alas, por quanto son más
enxutas por razón del movimiento que fazen.
Grullas son calientes y secas, y engendran me-
lancolía, y son mu)- malas de moler y de decendir
del estómaijo.
Abutardas: Isac dize que son )'guales }■ tcmpla-
16
12 2
das; mas aquellas avernos por mal sanas, y pesadas
y de mal humor.
Huevos son calientes y húmidos, y engendran
buena sangre, y conviértese a}'na en buen humor ó
en malo, según fallare en el estómago; y en ellos ay
quatro catamientos. El I catamiento según la natura
del ave, ca los huevos de las gallinas y de las perdizes
son mejores que de todas las otras aves, con tres
condiciones: la I, que sea polla de seys meses fasta
un año; la II, que sea gruessa, ca los huevos de las
que son magras son malos; la III, que ayan gallo,
porque son más calientes y más sabrosos, y más li-
vianos de moler; y dizen que non ay bocado tamaño,
como el huevo, que sea tan bueno como él, y la ye-
ma es caliente, y húmida y viscosa. El catamiento se-
gundo según el tiempo, ca los frescos son buenos y
de buen humor, señaladamente los que son puestos
en el dia mismo; ca si passaren ocho dias de verano ó
quinze de invierno son muy malos y corruptos, seña-
ladamente en esta tierra ques caliente. El III cata-
miento según el cozimiento, ca los que son escalfados
en agua y blandos son livianos de moler y de buen
humor, y los que son asados fasta que son duros son
malos de moler y convertibles, y engendran mal hu-
mor, y el que es blando acrecienta la simiente, y dá
apetito y es de buen govierno.
12^
CAPÍTULO XXII
Del queso, y de la leche, y de la manteca.
La leche es caliente en primer grado y húmida en
el II, y es de natura de sangre, y es sangre cozida
dos vezes, la una en las venas y la otra en las tetas,
y ay toma la blancura: y en ella ay ocho catamientos.
El primer catamiento es según el animalia de que
fuere: la leche de la muger de veynte años fasta
veynte y cinco, blanca, y buena y gruessa de los pe-
chos y ancha, y las tetas blancas y de buenas condi-
ciones, y que sea la leche blanca, ygual de sustancia,
non muy espessa, ni muy delgada, y de buen color,
y.- de buen olor, y de buen sabor, ésta es la mejor le-
che que ay en el mundo, quier para criar, quier para
comer, quier para melezina para los tísicos; leche de
cabras joven, que pacen buenas yervas, ésta es muy
convenible después de la muger; y empos désta vie-
ne la leche del asna, y es buena para tísicos, por quan-
to es más fría y seca y léxos de podrimiento; y em-
pos désta viene la leche de las ovejas; y empos désta
de las vacas. El catamiento segundo de la hedad, ca
la leche de la jó^'en es mejor que de la vieja. El III
catamiento es del tiempo del ordeñar la leche, ca la
— 124 —
que es del día mismo es reziente, es buena para nu-
drimiento y conservar la humidad radical, y esfuerza
la natura, y conviértese en buen humor; y la que es
de dos dias ó de más es mala y azeda, pero para me-
lezina es buena, para los que tienen el estómago mu)'
caliente, para resfriar y amansar el agudeza de la
cólera. El quarto catamiento según el cevo de que
es cevada la alimania: ca la que es cevada de yervas
frias, assí como la endivia, y escaviosa, y cerrajas y
lechugas, es buena para los coléricos; y la que es ce-
vada de mastranto, y de niepta y de sus semejantes
es buena para los flemáticos; y la que fuere cevada
con lantejas y con cevada es buena para los sangui-
nos; y la que fuere cevada de pasas y trigo es buena
para los tísicos y para las malencolías. El quinto ca-
tamiento según el adobamiento, ca la leche cruda es
buena para los que tienen buen estómago y rezio,
por quanto es laxativa, y la que es cozida con azero
ó con piedras blancas es buena para restreñir la co-
rrencia, y la que es cozida con miel ó con agúcar es
más alimpiadera y más nutritiva. El sexto catamien-
to según la contía del comer: ca el que tomare con-
tía templada es buena y liviana de moler, y conviér-
tese en buena sangre; y el que comiere mucho della,
daña el estómago, y conviértese en azedía, y faze sa-
lir bafos á la cabega, y daña los dientes y las enzías,
y enflaquécelas, y conviértese, según la natura del
rescebidor, si fuere colérico enfundirse há en cólera,
\2^
D
y si fuere flemático en azedía. El séptimo catamiento
según el tiempo que fuere tomada, ca en ayunas, el
estómago vazío, es mejor que non fallándolo lleno. El
octavo catamiento según las partes que fueren toma-
das de la leche, ca en la leche ay tres sustancias, el
queso, el agua, que es llamada suero, y manteca. El
suero es caliente y seco y alimpia por su agudeza la
cólera y el estómago, y el agua amarilla de los trópi- 'N/
eos, y por esto es buena para las purgaciones. La
manteca es caliente y húmida, de la natura del ayre,
y es buena para la aspereza de los pechos, y emblan-
desce y es contra las ponzoñas. Y el queso es frió y
seco, que es de la natura de la tierra; pero el queso
que es apartado, por hecho de arteficio, ay en dos
maneras, fresco y salado: el fresco es frió y húmido
en primer grado, por quanto es compuesto de tres
sustancias, y es cerca de igual, y de gran govierno, y
emblandece, y es bueno para los coléricos; y el que
es salado y anejo es caliente y seco, por razón de la
sal que reyna en su virtud más que las otras, y la man-
teca es desecada, y el agua del suero enxuga, y por
ende finca caliente y seco; y non da gran nudrimien-
to, ni bueno, pero esfuerga la boca del estómago, co-
miendo después de comer, y ayuda á moler la vian-
da y estriñe, pero es mala para la piedra; )• la que es
ygual entre fresca y vieja es templada.
— 126
CAPÍTULO XXIII
Ih' los pescados del agua dulce.
Los pescados son fríos y húmidos en primer gra-
do, y son convenibles á las complisiones calientes y
secas y á los magros, y en el tiempo del estío, y acre-
cienta la simiente y dá talante de doñear; pero son
malos para los flemáticos. Y en estos pescados ay
nueve catamientos. El I catamiento según el agua
en que fuere pescado, ca los de agua dulce, assí co-
mo de Guadalquivir, que fueren tomados de Alcalá
arriba, que non crece el rio y es todo agua dulce, es-
tos tales son frios y húmidos en fin del primer grado;
é de Alcalá fasta Coria son frios y húmidos en medio
del primer grado; y de Coria en adelante reynan en
el agua salada: éstos son frios y húmidos en comien-
do del primer grado, ca por la vezindad de la mar
ganan salumbre y calentura, por la qual razón deven
ser frios y húmidos en comiendo del primer grado,
y non en el medio ni en la fin. Y conviene á saber
que en estas tres partes que discimos dellos ay que
son naturales dende que se criaron y nacieron de aque-
llos huevos que estaban en aquellas partes mismas;
y dellos ay acidentales, que non nacieron y mas vinie-
— 1-7 —
ron ay de otras partes. Estos acicleníales son en dos
maneras; ó vinieron de la mar al rio, ó del rio á la
mar; y en estas dos maneras: ó vinieron por fuerza,
ó vinieron por talante. Los que vinieron por fiierga
del agua dulce al agua salada, faze mucho por tor-
narse á la dulce, y fuye de la salada, deve ser juzga-
do por pescado de rio, y non es tan caliente y húmi-
do como los otros, assí como acaece á los que están
en los pescaderos grandes; y los que vinieron por
fuerga fuyendo del agua de la mar, deléytanse en el
agua dulce, deven ser juzgados como de agua dulce,
señaladamente si se criaren gran tiempo, ca toda cosa
quiere su semejante y conforme. Y esta misma razón
se deve entender en el contrario. Y los pescados del
agua dulce de Sevilla los más nombrados son estos
diez: albures y robalos, sávalos y sollos, truchas y sa-
bogas, y camarones, y lampreas, y anguillas, y bo-
gas, y barvos; y destos ay dellos sin escama }' dcllos
non, y maguer que la ley vieja lo defiende, los que
non han aletas, ni escama, quanto yo querria más el
anguilla y la lamprea, y comiesse don gulema el
barvo y la boga. ' '
Los albures son frios y húmidos, y templados
entre los pescados; señaladamente los gruessos y de
sazón son desde Sant Juan fasta Sancta María de
Agosto, y su salsa es agraz y canela.
Robalos son frios y húmidos menos que los albu-
res, señaladamente los que son pescados desde Can-
— 128 —
tillana fasta Alcalá del Rio, y son de buena digistion
y convenible para los coléricos y para los febricitan-
tes; y de Alcalá fasta Coria son buenos á los sangui-
nos; y de Coria en adelante son buenos para los fle-
máticos, porque non son tan húmidos, ni tan frios,
ca ganan alguna calentura y sequedad del agua sala-
da: y deven ser comidos assados con salsa de limón,
ó de vino blanco y de canela, á los flemáticos; y á los
coléricos cozidos en agua dulce y con ^umo de limón
y agua rosada.
Sávalos son frios y húmidos más que los robalos,
por quanto son más gruessos, pero non son tan li-
vianos de moler; mas decienden más ayna del estó-
mago por razón de la grossura, y por ende non son
tan sanos para los dolientes como los robalos: y los
que son tomados de Alcalá fasta Coria son mejores
que los que son tomados de Cantillana y de Alcalá,
por razón que los de Cantillana son más gruessos,
por quanto non llega allá la creciente, y por esto non
son tan livianos de moler y engendran fastidio; em-
pero de Alcalá adelante ganan sequedad, por la cre-
ciente yguálanse; y su comer es assado con naranja,
ó empanada, ó en adobo.
Truchas se pescan y se toman en algunos bragos
de Guadalquivir y en rios cerca del, y es pescado
muy sano y muy noble, y conviértese en buen humor,
por quanto son en él diez condiciones buenas que de-
ven ser falladas en los pescados que deven ser dados
129 —
por buenos. La primera condición que aya la escama;
en essa andan todas las demasías del pescado, assí
como van todas las demasías en la lana, y en cabe-
llos, y en cuernos y en uñas en las bestias. La segun-
da condición que sea la carne del pescado ygual entre
blancura y bermejura, porque significa en él templa-
miento de su humidad. La tercera condición que crie
en agua dulce. La quarta condición que sean corren-
tias y non estantías las aguas. La quinta condición
que sean correntias sobre aguijas; ca en aquello de-
suélvese la humidad, y los del agua que está llena de
cieno es el contrario. La sexta que sea la carne de-
llas ygual, que non sea maliciosa, ni muy dura. La >
séptima que sean templados en grossura y en magru- / x
ra. La octava condición que sean de buen sabor; ca
la que es de buen sabor más ayna se muele que non
el contrario. La novena condición que sean cevados
de yervezuelas y de cosas limpias del agua. La X
condición que sean de sazón en todo el año: assí co-
mo es el carnero entre todos los ganados y entre las
aves, assí es la trucha entre los pescados.
Sollo es entre los pescados como la vaca entre
los ganados, y es menos fi'io y húmido entre los pes-
cados que los otros, según parece en la dureza de la
carne, y es de gran govierno y rñás liviana de moler
por su buen sabor: y los que son tomados de Canti-
llana fasta Alcalá son mejores, por quanto son tem-
plados más con el agua dulce; y el que fuere puesto
17
— I30 —
en adobo con vino blanco y orégano es menos frió,
y menos húmidos y más liviano de moler, y deciende
más ayna del estómago que el otro.
Sabogas son frias y húmidas y son como natura
de sávalo, y lo mejor della es los huevos; y témplase
con salsa de limón ó de lima, y canela, para tirar la
humidad.
Barvo es frió y húmido y viscoso, y de mal sa-
bor y de mal humor; y el que lo quisiere comer que
le non faga daño, guíselo desta figura: tomen el bar-
vo y escámenlo muy bien, y lávenlo bien nueve vezes
en agua dulce que sea limpia, y después tomen el vi-
no blanco y la sal, y una poca de canela, y gengibre,
y clavos, y agafran, de cada uno media onga, y cebo-
lla blanca tres ongas, y vinagre fuerte un poco, y co-
minos y culantro seco una ochava, y pónganlo todo
en una cagúela vidriada, y pónganlo á coger en el hor-
no, y quando fuere bien cocho pongan la mesa para
comer y tráyganlo y échenlo en la trestiga que nun-
ca parezca, y yo le asseguro que nunca le faga mal.
La anguilla que fuere tomada de Alcalá fasta Co-
ria son mejores que las que son tomadas de Alcalá
en adelante, por razón del agua salada, que yguala
aquella viscosidad que tiene: otrosí, por el gran mo-
vimiento que tiene el rio en crecer y en menguar.
Las anguillas grandes son mejores que las pequeñas,
y la hembra es mejor que non el macho, y las que
son tomadas en las lagunas son muy malas: y este
I^I
pescado tal es frió y húmido en segundo grado, y
malo de moler en el estómago, y sale ayna por razón
de la su grossura, y es de muy gran govierno, pero
malo y viscoso; y la atriaca para ella es el ajo y el vi-
no puro. Deve ser escusada de la non comer, y el
dia que la comiere, que non coma otra vianda en
aquella mesa, por quanto se destruya más ayna: otro-
sí, devela escojer que sea viva, ca la muerta de cua-
tro oras adelante es mala: otrosí, la que muere por
sise es muy mala y es enconada.
Lamprea es cerca de la natura de la anguilla, mas
non es tan viscosa, y es de mejor sabor y más pre-
ciada, y la fembra es mejor que non el macho; y la
que es tomada en agua dulce y limpia pedregosa es
la mejor: y quando la quisieren adobar para comer
deven abrir un poco el pescuezo para le sacar la hiél,
que amarga mucho, y si se adobasse con ella perde-
rla la su virtiid: otrosí, guarden que non la rasgen
en todo su cuerpo, ca por allí saldrá toda la grossu
ra, y en cada forado pongan clavos de girofre, y lá-
venla con vino blanco, y átenla con un filo que sea
mojado, y ásenla, ó adobada en cajuela.
Camarones son fi-ios y húmidos en fin del primer
grado, y son livianos de moler y de buen humor, y
quiebran la piedra y sueltan la orina, y el caldo de-
llos, cozidos sin sal, tiran la quemazón de la orina; y
desque son cozidos en casa con poca sal son mejo-
res que los que venden en la plaga, que son muy sa-
-- 132 —
lados; y los de Carmona son mejores y los más grues-
sos y más sanos qué otros.
El catamiento segundo, de los pescados del agua
salada. Los pescados de la mar son menos frios y
húmidos que los del agua dulce, y por ende son frios
y húmidos en comiengo del primer grado, y non son
de tan buen humor como los de agua dulce en quan-
to ganan la salumbre: é por ende damos antes á los
dolientes los pescados del agua dulce, que non los de
la mar, señaladamente á los que adolecen de cólera;
pero á los flemáticos es mejor el pescado de la mar
que non el del rio.
El catamiento segundo es de los pescados de la
mar, y son en estos que se siguen:
Corvina es fria y húmida en comiendo del primer
grado, y mala de moler, y de mal humor, y gruessa,
y viscosa, y en ella está muy mala vianda para los
omes y buena para los tísicos, por quanto adolecen
muchos con ella; y el atriaca della es el vino y el ajo
adobado con sal, y vinagre y orégano.
Atum es frió en comiengo del primer grado y se-
co en medio del, por razón de la sal, y es pescado
malo de moler y melancónico, y de poco nudrimiento;
y el mejor comer del es cocho con oruga.
Moxama es caliente y seca, y atapa los caños, y
conviértese en cólera quemada, y daña la sangre, y
gasta el venino.
Corvinatas son frias y húmidas en medio del pri-
— 133 —
nier grado, y engendran flema salada; la salsa para
ella es el perexil.
Lenguados son fríos en comiendo del primero
grado y húmidos en medio, y son livianos de moler
y de buen humor; y los cozidos son buenos para los
coléricos, y los fritos para los flemáticos.
Palometa es fria y húmida en comiendo del pri-
mer grado, y es de buen humor, y sabrosa de comer
y de buena digestión.
Urta es fria en fin del primer grado y húmida en
el comiengo, y es de buen sabor y liviana de moler,
y mala de salir del estómago; y su comer della es co-
zida con su salsa verde.
Sardinas frescas son templadas entre calentura
y frialdad, y las que son con alguna poca de sal son
calientes y secas en comiengo del primer grado y
conviértese en humor, non tan malo como otro pes-
cado, y dan apetito de comer, y mucho más de be-
ver, y son malas para la vista de los ojos; y las de la
playa non son tan gruessas ni tan sabrosas como las
que se toman en medio de la mar cerca de Aljezira;
y las assadas son mejores que las cozidas para enxu-
gar el estómago de la flema insípida, y las fritas en-
xugan la flema dulce: y las sardinas de Noya son ca-
lientes y secas en fin del I grado, y las arencadas eso
mismo.
Salmones son calientes en comiengo del primero
grado y húmidos en el medio, según se demuestra
— 134 —
por la bermejura y por la carne, ques enxuta y tem-
plada y sin grossiira; y quando son frescos pueden se
dar á los dolientes, así como los robalos de agua
dulce.
Pescada: la fresca es fria y húmida en fin del pri-
mer grado, y deve ser comida assada, barrada con
ajos y azeyte, y cozida con salsa verde: é la secial es
caliente y seca y en comiendo del primer grado, y la
cola della es mejor que la cabega, por quanto es más
enxuta, y es mala para los coléricos y buena para los
flemáticos, en quanto es pescado enxuto; y deve ser
remojada con agua dulce dos dias y dos noches; y
las aguas de Córdova las fazen ser más sabrosas que
las de aquí de Sevilla, y la cozida con oruga ó con
nogada tira la viscosidad della.
Galludos, en quanto son cerciadas en el sol sin
sal, fázense templados, y son licenciados para los do-
lientes los dias que son de ayuno.
Pexe ruvio es frió y húmido en medio del primer
grado, y es de buen humor, y de buen sabor, y de
buen convertimiento.
Los pámpanos son frios y húmidos en ygualdad,
según demuestra por su sabor y la poca viscosidad
que es en ellos; y los frescos son convenibles á los
coléricos, y los salados á los flemáticos, cozidos y
dados con salsa de oruga.
Doradas, y besugos, y xureles y congrios: todos
estos son de gran govierno y livianos de moler, y sa-
— 135 —
len ayna del estómago; y el congrio cicial es caliente
y seco en primer grado, mayormente según el adobo
que le fazen.
Xibias son frias y secas en templamiento, en
quanto non son viscosas, y son menos malas que los
otros pescados.
Ostias, y almejas y cangrejos: por razón de la
salumbre de la mar, son callentes y secos en primer
ofrado. Las ostias crudas engfendran humores o-rues-
sos y viscosos, y por tanto deven se comer assadas,
maguer que non sean tan sabrosas como las crudas:
y los cangrejos son buenos para los éthicos y á los
gotosos por propiedad y non por calidad.
Lagostines son callentes y secos, y conviértense
en buen humor, y abren las opilaciones, y enxugan
el estómaofo.
Vallena es callente y húmida, y engendra sangre
gruessa y viscosa, y empalaga el estómago.
El arenque es frió y seco en comiengo del primer
grado, y engendra sangre melancólica, y enxuga el
estómago, y dá apetito de comer; y deve ser comido
con miel á los flemáticos y con naranja á los colé-
ricos.
Cagón, y pulpo y raya: todos son malos, y dal-
dos por traydores.
El catamiento tercero según el cevo de que son
cevados; ca los que son cevados con yervas limpias y
de pescadillos que sean buenos, y los que son ceva-
— lai-
dos en cenagal y de yerbas malas son muy malos. El
quarto catamiento es según el lugar donde fueron
pescados; que del agua dulce son más yguales que
del agua salada, según diximos. El quinto catamien-
to según la naturaleza; ca los que tienen alas y esca-
ma son mejores en lo más que los otros. El sexto
catamiento según la natura del viento que corriere
quando se pescaren; ca los que fueron pescados con
viento de Oriente y de Setentrion son mejores ca los
que fueron pescados corriendo el Poniente y el Me-
diodía, por quanto los otros son más secos y más fuer-
tes, por la qual razón se desuelve la humidad del pes-
cado. El séptimo catamiento según el adobamiento; ca
los que son assados son menos viscosos que los que
son cozidos, y son más livianos de moler y más laxati-
vos, ca por el cozer ganan viscosidad del agua: pero
cozidos con agua, y con azeyte y perexil, mengua su
malicia, y los fritos son menos viscosos que non los
assados. El octavo catamiento es según el tajamien-
to, ca faziéndolos pedag:os pierden el sabor; y non de-
ven ser tajados, salvo aquellos que son tan grandes
que non se puedan adobar sin tajar, assí como sollo
)' corvina y sus semejantes. El noveno catamiento se-
gún grandes y pequeños; y los pequeños son más li-
vianos de moler que los grandes, y los grandes son
más sabrosos que los pequeños.
— 137 —
CAPITULO XXIV
De los deveres.
Agua es el brevajo natural de las animalias, seña-
ladamente el orne más que otro brevajo, assí como
el pan es el mejor de los comeres; ca bien assí co-
mo el pan tira la hambre, bien assí el agua tira la
sed: y definición de sed es apetito de sustancia fi'ia
y húmida. É maguer que el agua es nutritiva y non
se convierte en sustancia, pero ayuda á moler la vian-
da y adelgázala y traspórtala en los lugares angos-
tos, según dize Avicena.
Y en el agua ay ocho catamientos:
El primer catamiento es que sea tomada de Gua-
dalquivir mientra que está menguante, ca esta agua
es muy buena, porque son falladas en ella siete con-
diciones que deven ser falladas en los rios de las bue-
nas aguas: la primera, por quanto es léxos de su na-
cimiento, y Guadalquivir nace léxos de Sevilla; la II
el gran movimiento, que corre muy fuertemente y
quebrántasse; la tercera, que es muy fonda; la quar-
ta, que es dulce y de buen sabor; la quinta, que es
liviana; la sesta, que viene de Setentrion; la séptima,
por quanto es rio ancho y grande, que en quanto es
i8
- 138 -
ancho y grande obra la calentura del sol en él y de-
parte las partes terries como el agua cozida, assí co-
mo faze la candela con la agua cozida. Y la mayor ta-
cha que ay en él son dos: la primera, porque crece
en ella y mengua, y toma ressabio de la mar; y por
ende son mejores de Alcalá arriba que non allende:
la segunda tacha es el mezclamiento de los rios que
se buelven con él, y por esta razón non son tan bue-
nas aquí como en Córdova, según dize Abenrruyz x[
en el Coliget; y por ende el escogimiento es que sean
tomadas mientra que es la menguante, ca la de la
creciente es mala por razón del agua salada: la se-
gunda, porque están turbias y engendran piedra; la
tercera, que es de mal sabor; la quarta, que nunca
se puede resfriar en verano por ayre frió que faga.
Y las que son tomadas en la menguante son buenas,
y livianas y delgadas. Otrosí, la que se tomare en la
menguante del dia es mejor que non la que se toma-
re en la menguante de la noche, por razón de la re-
berveracion del sol, señaladamente á los flemáticos;
é para los coléricos es mejor las que se toman á la
menguante de la noche, que están mas frías, salvo si
fuere estío, non se puede esfriar también, ca por quan-
to son escallentados del sol resciben más ayna frial-
dad del ayre que non de la noche, assí como vee-
mos que los pescadores, quando quieren resfriar las
redes que se yele el agua en ellas, mójanlas con agua
firviente, según dize el Filósopho.
— 139 —
El catamiento segundo es según el lugar donde
fuere tomada: en medio de la puente es mejor que
non la de la orilla del rio, ca allí se allegan las sucie-
dades de los pescados, y de los cueros y de los pa-
ños; y las que se toman á la puerta de Bilbarragel ó
de Macarena, ó más baxa hasta Santi Ponce, mientra
fuere más arriba es mejor.
El tercero catamiento en el agua del caño de Car-
mona, ca esta agua es buena en sise; mas por quan-
to viene por aquellos caños de plomo, gana mala ca-
lidad, y non son tan buenas como las de Guadal-
quivir.
El quarto catamiento el agua de la fuente del Ar-
zobispo: es mejor que la de Guadalquivir, y más li-
gera y más fria, según que yo lo he pro vado, salvo
en quanto es muy léxos, en el tiempo del estío non
puede llegar á casa fria.
El quinto catamiento de los pozos y de las ano-
nas: todos los más de los pozos ó de las anorias son
salados, y pesados, y gritaves y mal sanos; pero lo
que yo he pro vado, el agua de Sant Demando es muy
buena los quatro meses del año, Mayo, y Junio, y Ju-
lio y Agosto, ca es muy fria, y ligera, y de buen sa-
bor, y há propriedad de moler la vianda y de dar
apetito de comer, señaladamente los estómagos co-
léricos: y por quanto es cerca de la ciudad, pueden
la traer, con un paño mojado, encima de una muía ó
de una bestia apriessa en el tiempo de la gran calen-
— 140 —
tura; y después que passen los quatro meses non es
tan buena.
El sexto catamiento es según el adobamiento de-
11a; ca cozida con matalahúva, y finojo y almástiga
tirarse há la malicia della. Otrosí, para clarificarla
quando viene turbia, échenle cuexcos de duraznos
molidos y destemplados con agua, y échenlos en la
tinaja y esclarecerla há; y el agua deven la cozer los
coléricos con matalahúva y yerva brenca fi-esca, y los
flemáticos con almástiga y con matalahúva: otrosí,
para resfriar son buenas aquellas jarrillas blancas
puestas al sereno: otrosí, esfi-íase el agua puesta en
un cabegal de pluma, según yo vi: otrosí, conviene á
saber que el agua tibia enflaquece el estómago, y
por esto dá gómito.
El seteno catamiento es según el vaso en que se
beviere, ca la que se beviere en jarrillas blancas sa-
be mejor que non en las que non son blancas y son
vedriadas; y en corcho sabe mejor que en otro vaso
y con vidrio: ni en vaso de plata ni de oro non sabe
también como en las jarrillas, y la razón por qué es
ésta: ca quando los begos allegan al vaso sale aque-
lla humidad en aquel vaso de corcho, por el movi-
miento de los begos, y penetra y traspassa aquella
agua de dentro, y por ende sabe mejor, lo que non
puede fazer en el vidro, ni en las tagas de plata, ni
de oro, por quanto son leznes y lisas.
El octavo catamiento es según las aguas artifi-
— 141 —
cíales, ca agua de cevada es fria y seca en primer
grado, y es convenible á los coléricos, y fázese della
la tisana; y es esta su recepta: cevada limpia con su
corteza, por quanto lava mejor la entera, porque re-
cibe el remojo mejor, ca la que es partida non res-
cibe remojo, y por esto non cresce el grano que es
partido; assí, que desta cevada entera deven tomar
, una libra, y de agua diez libras, y cuezga en candela
mansa fasta que mengüe la meytad, y cuélenla, y és-
ta resfria y es buena para los coléricos.
Agua de escaviosa es caliente y seca en primer
grado, y alimpia la sangre y los caños de los pechos,
y los humores enviscados, señaladamente la que es
fecha en alcatara.
Agua de cerrajas es fria y húmida en primer gra-
do, y alimpia la sangre y abre las opilaciones del fí-
gado, y esfuerza el estómago por alguna esteptiqui-
dad que ay en ellas, y non deven ser lavadas, ca la
faz es abridera. Agua de endivia es más abridera que
non la de las cerrajas.
Agua de manganas esfuerga el coragon y todas
las virtudes.
El agua de agahar es caliente y seca en segundo
grado, y esfuerza el coragon y las virtudes todas.
Agua rosada es fria y seca, y esfuerga el coragon.
Agua de albahaca y torongil, y de yerva de huer-
to y de cidra, y de limón y sus semejantes, son tales
como la natura de ellos mismos.
— 1 4 - —
El agua ardiente es caliente y seca en tercero
grado, señaladamente la que es compuesta de yer-
vas callentes, y desuelven las humidades viscosas; y
be viéndola, ó poniéndola sobre el dolor, y lavando la
boca con ella, amansa los dolores de las enzías y de
los dientes, que vienen de parte de flema.
Agua de carne sacada por alcatara esfuerza sú-
bitamente, y penetra ayna, y es bueno y aprovecha
á los que non pueden comer la carne, y fázese assí:
tomen una gallina vieja y un capón, y una perdiz é
una pierna de carnero gruessa, y hagan pedaguelos
dello, y rocíenlos con vino blanco, y con agua rosada
y agua de manganas, y echen lináloe y clavos de gi-
rofre, y macis y sus semejantes, y passen lo por al-
catara como agua rosada, y pónganlo en una redoma
y cuezanlo en una caldera de agua duxlisi vasi.
CAPÍTULO XXV
Del vino.
El vino es vianda y es melezina, y esfuerza las
virtudes todas súbitamente y penetra luego el cora-
ron, y es caliente y es fría, y deseca y dá humidad, y
esto se entiende según la quantidad que fuere tenudo
dello; y en él ay treze catamientos.
— 143 —
El primer catamiento seg^un la natura de las vi-
ñas, ca el que es de una valadí es bermejo y dulce,
y es bueno luego para lo bever y malo para adelan-
te, ca se torna malo; é mientra es bueno es conveni-
ble para los ornes que afanan, pero conviértese en
sangre melancólica, señaladamente el que es con
mucha tinta; y el vino de la uva castellana es blanco
y de buen olor, y de buen sabor, y esfuerza la calen-
tura natural y alegra el coragon: y el mejor vino que
aquí avemos blanco es de Madrigal, y éste es calien-
te y seco en tercero grado; y el blanco de Villareal
es en segundo; y de Haznalcágar y del término de
Sevilla son calientes y secos en comiengo del prime-
ro, ca non son fuertes ni tan grandes como los pri-
meros, y son mejores para aquí que non los otros,
por quanto son muy fuertes y muy calientes. Y el
bermejo es más caliente y seco que non el blanco,
según se muestra por la color, y la bermejura es de
naturaleza de fuego y la blancura de natura de agua.
Maguer mandan algunos quel blanco es seco, non lo
es, mas traspassa más ayna y sale más presto del es-
tómago; por esta razón tienen que es seco, mas na-
turalmente es más húmido que non el bermejo. Y el
mejor vino que se á aquí bermejo es el de Toro:
éste es callente y seco en segundo grado, y es de
gran esfuergo y de gran govierno; y empos dés-
te viene en bondad el vino bermejo de Villa real,
y empos déste el de <¡^afra, y empos déste el de
— 144 —
las Cumbres y de la sierra en derredor de Sevilla.
El catamiento segundo según la hedad del vino,
ca ay dello nuevo, y anejo y comunal: el nuevo es
callente y húmido en fin del primer grado; el anejo
es callente y seco en fin del segundo, y el mediane-
ro es callente en fin del primero y es seco en comien-
do del segundo. Lo nuevo es aquí llamado Setiem-
bre, Otubre, Noviembre; é dende adelante apártanse
las partes de los elementos, y toma cada una su lu-
gar, las partes terrestres ayuso en las hezes é las
partes del ayre arriba, señaladamente los vinos de
Sevilla y de su término, assí como Cagalla, y las
Cumbres, y Costantina, y Manganilla, y Ahaznal-
cágar. Y el medianero es Diziembre, y Enero y Fe-
bro. Y el anejo es llamado después que está posado
y assossegado del todo, y este tiempo es Margo, y
Abril, y Mayo, y Junio, y Julio y Agosto: y dende
adelante es llamado en esta tierra anejo, por quanto
los más dellos se hazen bordes y azedos después que
comienga apartarse el vino nuevo, y tórnase en aze-
día y pierde su virtud en la tierra; ca en Madrigal
fasta siete años lo han por mejor que non en el pri-
mero. Y entre los sabidores ay diversidad, ca Isac
dize que el nuevo es callente en primer grado, y que
declina á fi'ialdad y humidad, y Galieno dize que fasta
dos años es callente en tercero grado, y el medianero
de dos años fasta quatro es callente en primer grado,
y de quatro fasta siete es callente en tercero; y paré-
— 145 —
cerne que estas diversidades son por quanto non pue-
de ser la tierra de Galieno á tal como la de Madri-
gal, que se guarda el vino siete años ó más. Isac fa-
bló según la natura de su tierra, y parésceme que es
tal como esta de Sevilla; y por ende, el nuevo de
aquí, según los tres meses sobredichos, es de gran
nudrimiento, pero engendra malos humores y faze
soñar malos sueños, é hinche de ventosidad los es-
tentinos y el estómago, embarga la digistion de la
vianda, y trae gómito, y tira el apetito del comer, y
tira el seso, y embeuda,y cierra los caños de la orina,
señalamente Setiembre, y Otubre y Noviembre; y
Deziembre, y Enero y Febrero están más quedos y
más sossegados; y el vino que ha passado un año y
es verdesillo un poco, es convenible para los coléri-
cos y á los que son muy callentes de complision.
El catamiento tercero en los provechos del vino.
El vino nuevo deve aver estas condiciones: la I, que
sea blanco, de color de agua, que el amarillo non es
bueno; la segunda condición, que sea delgado; la ter-
cera condición, que sea de buen olor; la quarta, que
sea de buen sabor; la quinta, que sea de un año; la
sexta, que sea aguado conveniblemente, cada uno
según su complision; la séptima, que sea tomado en
el tiempo que deve; la octava, según la quantía con-
venible. Y este vino tal es bueno, y es vianda y es
melezina, y es comparado á la atriaca, que faze obras
diversas: ca él resfria los callentes beviendo más que
19
- — 146 —
por derecho, ca amata la calentura natural, y es ca-
Mente á los fríos en cuanto esfuerga la calentura natu-
ral, y deseca las cosas húmidas quando beven más que
cumple, y embarga á la digestión en tal guisa que
los miembros, en lugar de tomar humidad desécanse;
y dá humidad á los secos, tomándolo templadamen-
te, y riega los miembros y dales humidad, y acrecien-
ta el seso y la calentura natural; y fué probado en
dos omes de una complision y de una manera, y el
uno bevia agua y el otro vino, y sangraron á ambos
á dos de una figura, y el que bevia vino non enflaque-
ció, y el otro desflaqueció y desmayó; y es liviano
de moler y de decendir, y es de gran virtud, más que
la carne, y por esto dixo Ipocrás que mejor es que
se hincha el hombre de vino que non de carne, por-
que se muele más ayna; y algunos llaman al vino agua
podrecida en la vid, que el mal vino non es sino pon-
zoña: quiere dezir: aunque sea bueno, es malo to-
mándolo sin razón, ca tira el seso, y torna el ome
como bestia después ques beudo.
El quarto catamiento según la color; las quales
colores del vino de aquí son: tinto, blanco, y berme-
jo, y amarillo, y prieto y pardillo. El bermejo es de
natura de fuego, y el blanco de natura de agua; pero
devenios saber que esto es en los más de los de aquí,
ca bien puede ser que algunos blancos que serán más
callentes que non el bermejo, ca non ay dubda que
el blanco de Madrigal es más callente que el berme-
- 147 —
jo de la Rinconada: y por ende, conviene que esta
difinicion sea respetiva, según la naturaleza de los
vinos; y quando dixéremos blanco más frió que el
bermejo, que sean ambos de una tierra y de una na-
tura. Y el vino bermejo es de mayor nudrimiento que
non el blanco, y el blanco es más medicinal que non
el bermejo; y lo que las g-entes dizen que el blanco
era seco, es por razón que sale más ayna del cuer-
po; y en hecho, en el vino ay muchas condiciones
apartadas unas de otras: ay omes que beviendo el
vino blanco que les daña el estómago y que les faze
azedía y daña los miembros, y otros ay que son el
contrario; y cada uno deve guardar su naturaleza,
maguer que sea contra razón, ca yo veo en mí mis-
mo una propriedad apartada, y si fiziesse el contrario
matarme ya: ca comiendo yo viandas rezias y fuer-
tes, y beviendo agua y non vino ninguno, cuézese
aquella vianda acabadamente; y si beviese vino, aun-
que coma vianda liviana, non se muele, y faze azedía
y non quiere fasta que faga gómito, tanto que non
oso bever el vino sino pocas vezes, y que sea mucho
aguado. Y dize el Rasis en Almangor, que muchos
omes ay que se corrompe la vianda en el estómago
por propriedad con el vino y non por calentura, ca la
pimienta, ni los ajos, ni las especias non les fará mal,
salvo el vino, y éstas son llamadas particulares. Y el
vino ques prieto y áspero es baboso, y de mal nudri-
miento y de mala digistion, y sale tarde del estoma-
— 148 —
oro, y es convenible para los ornes de afán; y el vino
amarillo es baboso y daña los miembros, é conturba
el cozimiento y conviértese en cólera amarilla; el vi-
no pardillo es de gran nudrimiento y malo de dig-is-
tion, y faze subir bafos á la cabega, y por esto esca-
lienta las orejas y las mexillas, y es malo para los co-
léricos y bueno para los viejos y para los omes frios
de complision.
El quinto catamiento es según el olor del vino,
ca el de buen olor es más callente de calentura na-
tural que el que non há buen olor y non huele nada,
ca olor es baho ressurgido de los cuerpos que han
olor; y por esta razón son las cosas callentes de ma-
yor olor que non las frias, y si las cosas frias dieren
olor esto será de parte de la sequedad y non de la
humidad: é según el sabor del vino dará olor, ca el
vino dulce es de buen olor, y callente y plazentero, y
el azedo es de olor azeda y frió. Y si alguno dixere,
pues que el olor es baho que se resuelve del cuerpo
de que sale y que huele, sigúese que de la cosa que
há fin que sale cosa sin fin, ca de un clavo de girofre
sale olor mil tanto que non el que dura muy gran
tiempo; é la respuesta desto, que este vino por me-
dianera del ayre, que recibe aquel olor y viene de
parte de las intilligencias que dan formas en las ma-
terias, según lo declara en la Philosophía. Y si algu-
no dixere por quál razón non pusieron los sabidores
más de dos maneras, las quales son buena y mala,
-- M9 —
¿por qué non las partieron también en muchas mane-
ras, como de los sabores? la respuesta désta es, por
quanto significa el olor que resuelve de la melezina,
y aquella cosa es de baho, y el baho non se resuelve
de todas las partes de la melezina; ca si se resolviesse
de cada uno non sería el olor de una manera: mas
nos fallamos que el olor es uno; sigúese que non se
resuelve de todas las partes, y por ende non pusieron
olor más de dos maneras, bueno y malo. E Isac pone
el olor del vino en quatro maneras: buen olor, y mal
olor, y olor compuesto y sin olor.
El catamiento sexto es según el sabor. Los sabo-
res simples son de ocho maneras, y los compuestos
son sin fin. Las ocho son éstas: áspero, y amargo, y
azedo, y húmido, y estéptico, y salado, y gruesso y
dulce. Isac dize que los sabores del vino son quatro:
dulce, y azedo, é sin sabor y compuesto. El dulce es
callente en segundo y seco en primero, y suelta la cá-
mara, y conviértese en cólera y sube encima de la
boca del estómago, y engendra sed, y ventosidad y
finchazon, y opila el ñ'gado y el bago, y engendra pie-
dra en los riñones é ydropesía; pero abre los caños de
los pechos y de los bofes y cierra los del fígado. La
razón es ésta: quando el vino allega á la punta del fí-
gado cuézese allí, y después los lugares adelante an-
gostos non puede passar y deciende, y por ende ata-
pa el fígado; y en el pulmón es el contrario, por
quanto falla los caños más largos, cuézese, y después
I =;o
passa en los caños de los bofes y tira consigo todas
las superfluydades y deséchalas escupiendo por la
garganta. Y el vino azedo declina á fruta y es de
poco govierno, y es convenible para las complisiones
callentes, y non engendra buena sangre, y es malo
para los pechos y para la tosse, y esfuerza el estó-
mago y los estentinos, señaladamente los callentes:
y el vino que es sin sabor es mejor quel agro y más
callente, y el que es compuesto es ygual entre ellos.
El catamiento séptimo según fuerte y flaco; ca
el vino rezio y de gran virtud esfuer9a súbitamente,
señaladamente el puro y el bueno, y el flaco es el
contrario; y por ende el vino aguado embeuda más
que el puro, por razón que el puro es más amigo de
la natura, y en el punto que es en el estómago luego
lo tira el fígado y el coragon para sí, en guisa que
non se detarda en el estómago para sobir bafos en
la cabega y para embeudar, y el aguado es el contra-
rio: y otrosí, por quanto beven más contía de lo
aguado que non del puro: otrosí, porque conturba
la digistion y enflaquece el estómago: otrosí, porque
suelve y non desuelve; y el puro suelve y resuelve,
en tal guisa que suelve el baho, salvo si fuere bevido
demás. Y Avicena manda que deve bever tres coto-
fres de vino puro una hora ó dos después de comer,
y quando comiere que non beva ningún vino; y esto
tal sería malo de librar agora con los franceses, ca
esta regla non fué mandada sinon á los que son re-
— 151 —
glados en todos sus fechos por arte de Física, y á
otras personas non. Pero el bever convenible según
la complision desta ciudad, que es callente y húmida,
que sea bevido el vino aguado, según la virtud del
vino y según la complision del que lo beviere, y se-
gún el tiempo que corriere: ca el vino de Madrigal, y
de Toro y de Villa real, por quanto son fuertes, de-
ven ser aguados por la meytad; y el vino de Haznal-
cágar, y de ^afra y sus semejantes deven ser aguados
por la tercia parte; y el vino de Sevilla y de cerca de-
11a, que non son tan fuertes, por la quarta parte.
Otrosí, según la complision del que lo beviere; ca el
colérico lo deve aguar por las tres partes, y el flemá-
tico por la tercera, y el melancólico por la quarta
parte, y cada uno según su complision, guardando su
costumbre. Otrosí, según el tiempo: ca el invierno
non cumple ser aguado tanto como el verano. Otro-
sí, en todo tiempo deve ser aguado quatro oras ante
que se beva, porque esté bien mezclado lo uno con
lo otro.
El octavo catamiento según la contía: y por ra-
zón que los de Sevilla son bien criados, non son usa-
dos de bever el vino fuera de comer, como fazen en
otras tierras, la contía convenible para los más dellos
es medio al yantar y medio á la cena, de buen vino
con sus condiciones, y aguado por la meytad; y es
comunal á los omes bien regidos, ca los demás es
demasía y dañoso para la natura, y lo menos esso
— 152 —
mismo. Y el vino que es bevido en quantidad y en
calidad según la complision, y según el tiempo y se-
gún la tierra, cria buena sangre y dá apetito de co-
mer, y esfuerga la virtud natural, y vidal y animal, y
esfuerza el entendimiento: y los antiguos, quando que-
rían fablar en cosas graves ó pedricavan, bevian me-
dio cotofre de vino puro para esforgar la calentura
natural, y para esforgar el entendimiento y la me-
moria.
El noveno catamiento es según el componimiento
del vino, ca ay de muchas maneras, y son estas que
se siguen:
El alfaxor es callente y seco en tercero grado, y
es más medecinal que non nutrativo, y abre los ca-
ños, y esfuerza, y ayuda á moler la vianda, siendo be-
vido por melezina, mas non por vino; y esta es la
recepta del alfaxor: mosto puro, una arrova; foja de
albahaca, quatro ongas; foja de manganas, una libra;
membrillos buenos y de buen olor, mondados de par-
te de dentro y parados cada uno en ocho pedagos,
dos libras dellos: y sea cozido en candela mansa y
clara fasta que mengüe la tercia parte, medido por
una caña señalada en tres partes, del altura de la cal-
dera, y después tírenla del fuego, y espúmenla, y dé-
xenla resfriar, y pónganla en una tinaja en que que-
pan diez arrovas; y á este respecto fágase della que
quepa doze arrovas, y dexen un palmo vazío, porque
non se salq-a en el fervor quando firviere, y echen
— 153 —
cinco pesos de manganas, hechos quatro quartos
porque tiren la orrura y por dar buen olor, y déxen-
las tres dias, y después al quarto espúmenla y alim-
pien aquella boca: y después tomen canela fina una
onga, y de gengibre media onga, y galangal, y pi-
mienta luenga y redonda, y clavos de girofre, y nuez
moxcada, y nuez de xarta, y espique nardi, y macis,
y amoradux, de cada uno quarta de onga, mosquete
fino un adarme, y sean molidas estas cosas y atadas
en un paño de lino y colgado en aquella tinaja, y
sale maravilloso alfaxor y de buen sabor; y el que
quisiere que sea más callente puede acrecentar toron-
gil, y yerva de huerto, y laurel, y salvia, y romero, y
niepta y sus semejantes; y si quisiere que sea laxativo
acreciente en el cozer sen y polipodio, de cada uno
quatro libras.
El X catamiento es del vino pimente, ca el vino
pimente es bueno para los flemáticos y para el in-
vierno, que es fi'io; y bevido por fi'uta, ca es callente
y seco en tercero grado, y abre los caños, y suelta
la orina, y esfi.ierga las virtudes todas, be viéndolo
templadamente; y esta es su recepta: recipe gengi-
bre, onga y quarta; pimienta, una onga; pebre luego
tres ochavas; garangal, nuez moxcada y flor de ca-
nela y cía', os, y cubebas, de cada uno quarta de on-
9a; nuez de especia, juncia avellanada, espique nardi,
febro macis, de cada uno una ochaba. Sean fechos
polvos, )' en una onga destos polvos pongan V libras
— 154 —
de vino blanco ó bermejo, y una libra de miel espu-
mada, y buélvanlo todo y fierva un poco la miel con
los polvos y con un cotofre de vino, y después que
fuere firviente, echen aquello todo con el vino y méz-
clenlo muy bien, y quando fuere apurado bévanlo.
El catamiento XI en la clarea: la clarea es cerca
del vino pimente, mas non es tan callente, y esta es
su recepta: recipe canela y gengibre, de cada uno
media libra; gaudingal, pimienta y clavos, y nuez de
yxarta, de cada uno una onga; flor de canela, dos
adarmes; nuez moxcada, y amoradux y cardamomo,
de cada uno media onga; espique un adarme. Sean
fechos polvos, y en una onga destos polvos pongan
libra y media de agúcar blanco y siete de buen vino
bermejo, y mézclenlo todo y cuélenlo con un poco
de estameña fasta que sea claro.
El catamiento dozeno en el vino florido: este vi-
no es bueno para los flemáticos, y para los restreñi-
dos y para los ydrópicos, y abre las opilaciones, y
purga la flema de las coyunturas. Esta es su recepta:
flor de sabuco, una libra; flor de cogombros amar-
gos, media libra; flor de cantueso, quarta de libra;
flor de borrajas, ochava de libra; turbite, una libra;
sen y polipodio, de cada uno una libra; pasas, matala-
húva, finojo, de cada uno dos ongas; asera, espique, y
casalina, y esquenante y clavos, de cada uno una onga;
miel rosada, dos libras; agúcar, dos libras; vino blan-
co, quatro agumbres. Sean todas estas cosas machu-
— 155 —
cadas y remojadas en uno, y después colado tanto
fasta que sea claro, y tomen dello un cotofre por la
mañana, y dará aquel dia dos cámaras.
El XIII catamiento en el vino cozido, que dizen
arrope: esto es callente en tercero grado y seco en
el segundo, y cierra los caños del fígado y abre los
caños de los pechos y de los bofes; y ay del com-
puesto. Es muy virtuoso para la tosse y para la se-
quedad, y es abridero del fígado y del bago, y esta
es su recepta: arrope de uvas dulces y limpias del
borujo á mano, y non esprimiendo, una arrova; yso-
po, marrubio ventoso, culantrillo del pozo, rayz de
finojo y de cardo corredor, y lirio cárdeno, de cada
uno media libra; pasas mondadas, dos libras; oroguz
y alquitira, de cada uno una onga; cubebas, una on-
ga. Sea fecho arrope.
Arrope de granadas esfuerza la boca del estó-
mago y dá apetito de comer, y esfrian la cólera; y
arrope de membrillos, y de arrayhan, y de garrovas,
y de peras y de peruétanos, todos estos son fríos y
secos y estriñen las cámaras: el mori dá apetito de
comer, y taja la flema y amansa la cólera.
Almívar esfuerga el estómago y el coragon, y es-
triñe y dá apetito de comer. Esta es su recepta: gu-
mo de membrillos y agua rosada, agúcar blanco, de
cada uno una libra. Sea fecho almívar simple. La
compuesta fázese assí: gumo de membrillos, y de pe-
ros, y de granadas, y de duraznos, y de peras, y agua
— 156 -
rosada, de cada uno una libra; adúcar blanco, dos
libras.
Miel es callente y seca en segundo grado, y alim-
pia, y abre y mondifica. El blanco es mejor que el
bermejo, y según el cevo de que se cevan las abejas
es la bondad de la miel; ca en el verano, por qtianto
se goviernan de las flores, es mejor de Mayo que non
la del invierno, que se faze de flores de madroños y
de otras flores: y la miel espumada es mejor que la
otra por quanto se alimpia aquella agudeza sale de
las abejas que se cevaron de flor de almendras; y de
malvas y de agofeyfas, es buena para los pechos, pa-
ra la tose; de la neuta, y del cantueso y del romero,
para la cabega; y del assensio, para el estómago y
para el fígado.
El agúcar es callente en fin del primer grado y
húmido en la meytad, y amansa la cólera y suelta la
cámara, y á las vezes se convierte en cólera por la
su dulzura; y el adúcar es de natura de la miel, ca el
agúcar es llamado miel de cañas y las otras cosas,
assí como azeyte de oliva, y de almendras y de aljon-
jolí son de la natura de lo que es fecho. Y porque
ellos son ya dichos, non es menester de lo estreñir.
CAPÍTULO XXVI
Del tiempo del comer.
Ya diximos en el capítulo del comer que siete ca-
tamientos ay en él, y diximos ya los dos de la quan-
tidad y de la calidad; agora conviene que se diga del
tercero, que es del tiempo del comer, que es el ter-
cero catamiento. Difinicion del comer: que el estó-
mago pide la vianda naturalmente, estando él vazío
de la vianda passada. Y digo apetito natural, por
quanto ay de dos maneras de apetitos: la una es na-
tural, y la otra es acidental, que llaman apetito canin-
no. El apetito natural viene por quatro razones: la
primera, por el vaziamiento de la humidad de los
miembros; la segunda, el apetito natural de los miem-
bros, que requiere la vianda; la tercera, por el seca-
miento del estómago quando lo mengua la vianda y
pídela; la quarta, la virtud natural, que es causa del
apetito, que nasce por el humor melancólico que
viene del bago á la boca del estómago y agúzale pa-
ra dar apetito de comer. Otrosí, digo: que es menes
ter que esté el estómago vazío, ca estando el estó-
mago con vianda es mortal cosa de poner vianda
nueva sobre la otra non cozida, ni aunque sea cozi-
da; y por ende, el tiempo natural del comer es quan-
- i5'"> -
Jo la natura le pidiere conducho. Y algunos dizen:
tiempo es de comer, medio dia es, assí como si fues-
se tiempo de oración; ca el tiempo del comer non es
por tarde, ni por ayna, sinon quando lo há el estó-
mago menester; empero porque el uso es natura se-
gunda, y lo más del mundo usan comer á medio dia
y á la noche á la cena, conviene que sea guardada la
costumbre, porque la natura pide en el tiempo que lo
hacostumbrado: y por razón que en estos tiempos ay
diversidad entre los omes, ca algunos comen mucho
de mañana y otros muy tarde, digo que la regla del
comer, según esta ciudad en los más de los ornes
reglados, deve ser por esta regla que se sigue:
Margo, el dia y la noche son yguales y el tiempo
es templado entre frió y calentura. Conviene que el
yantar, según razón, sea en la fin de la quinta hora,
y la cena á la fin de la onzena, en guisa que sea aca-
bada la digestión del estómago, que son seys oras,
ca de la fin de la onzena fasta la fin de la quinta del
dia siguiente, que es hora de comer, serán acabadas
perfectamente las otras digestiones, que son las del
fígado y de los miembros, ca entre el uno y el otro
ay diez y ocho oras, nueve para la digistion del fígado
para convertir la vianda en sangre y para la apurar,
y otras nueve para la digistion de los miembros, que
convierte aquella sangre cada uno en su naturaleza,
conviene á saber: en carne, y en huesso, y en nervios
y en sus semejantes. Y como quiera que los doctores
— 159 —
de Medicina non ponen más de seys oras á cada una
de las digestiones sobredichas, por quanto esta tie-
rra es muy callente y húmida y son las viandas grues-
sas y de muchas maneras, pensé yo tres horas más
á cada una de las dos digistiones postrimeras, y á la
primera non pongo más de seys, según las reglas es-
criptas en este libro. La cena de la noche deve ser
muy poca, en tal guisa que non pueda empecer,
Abril ay en el dia treze horas y en la noche onze.
Deve ser el yantar á la fin de la quarta hora, y la
cena á la fin de la onzena.
Mayo, en el dia ay catorze horas y en la noche
diez. A de ser el yantar en el comiendo de la quarta
hora, antes que se escaliente más el sol, y la cena al
comiendo de la ora de cena.
Junio, en el dia á quinze oras y en la noche nue-
ve. Deve ser el yantar á la fin de la tercera hora, que
está el ayre templado, y la cena á la fin de la novena.
Julio, ay en el dia catorze horas y en la noche
diez. Deve ser el yantar en el comiendo de tercia; la
cena á la fin de la cena, en guisa que aya diez horas
entre el yantar y la cena, por dos razones: la prime-
ra, porque en las tardes de Julio faze aquí en Sevilla
grandes calores y reyna la cólera, quita el apetito del
comer; la segunda, que la digistion de las viandas
está muy flaca por razón de la gran calentura.
Agosto, ay en el dia treze oras y en la noche on-
ze. El yantar deve ser en medio de la tercera hora, y
— i6o —
la cena en la onzena, en <¿uis2l que aya espacio el des-
molimiento de la vianda; ca por las calenturas está la
virtud d¡gisti\a muy Haca, y en la hora de tercia está
el ayre templado.
Setiembre, la noche y el dia son yguales, y deve
ser tal como el Margo, salvo que el yantar deve ser
en la sexta hora, que el ayre está frió en quanto se
acerca el otoño, y la cena deve ser á la dozena hora,
(|ue es el comiendo de la noche.
Otubre, en el dia son onze horas y en la noche
treze, assí como el Abril, salvo que podemos detar-
dar el yantar una ora, por quanto nos allegamos al
frió y non recelamos de las caluras que embargan el
apetito. Otrosí, podemos detardar otra hora á la ce-
na, por quanto es la noche más luenga y más fria.
Noviembre, en el dia ay diez horas y en la noche
catorze. El yantar deve ser al medio dia, que es la
quinta ora, y la cena á la segunda de la noche.
Deziembre, en el dia ay nueve horas y en la no-
che quinze. El yantar deve ser á la sexta del dia, y la
cena á la tercera hora de la noche, á la tercera cam-
pana.
Enero, ay en el dia diez horas y en la noche ca-
torze. El yantar deve ser á la sexta ora, y la cena á la
dozena, que es la campana segunda.
Eebrero, ay en el dia onze oras y en la noche tre-
ze. El yantar deve ser en la sexta hora, )' la cena á la
campana primera de la noche.
— i6i ^-
Y desta figura eleve ser regido el tiempo del co-
mer, y el que quisiere regirse por Física, el que lo
pudiere fazer; y el que non pudiere fazerlo, coma
quando pudiere y tuviere guisado: y como quier que
agora sería grave de comer á estas horas ciertas, de
aquí adelante non será grave por quanto nuestro se-
ñor el Arzobispo de Sevilla, que mantenga Dios,
mandó fazer un relox que ha de tañer veynte y qua-
tro badajadas: á la primera ora del dia una hora, y á
la segunda dos, y á la tercera tres, fasta que se cum-
plan veynte y quatro horas que há en el dia y en la
noche natural; y es en tal figura que lo oyrán más
de media legua fuera de la ciudad; y éste ennoblece
mucho á la ciudad, ca cumple mucho á todos los de
Sevilla, también á los legos como á religiosos, por/
muchas maneras:; E conviene á saber que el tíeiípo
más convenible de comer es aquel que diximos en
el capítulo de la contía del comer, que es un dia ce-
nar y otro non, ca las digestiones se acaban en diez
y ocho oras de la cena al yantar. Otrosí, conviene á
saber que algunos ornes usan del comer particular-
mente, según costumbran, ó según su complision, ó
según su oficio: ca veemos que los que guardan pa-
lacio comen y yantan á hora de nona, y cenan á la
media noche, y duermen fasta medio dia, y dellos fas-
ta tercia; y esta costumbre tal, maguer non es bue-
na en sise, por quanto es forgado que lo fagan y lo
han usado y conviene que se passe.
— 102
El catamiento segundo del tiempo es que non
deve estar mucho entre un comer y otro, ca detar-
dando la vianda se muele la primera y viene la otra
y conturba la digistion, en guisa que se convierte en
mal humor.
El tercero catamiento que non coma mucho y
apriessa, ca embarga la digistion, mas deve maxcar
la vianda entre los dientes de su espacio, ca la prime-
ra digistion es el maxcar de la boca, según dize Avi-
cena.
CAPITULO XXVII
De la orden del comer.
En esta orden ay diez catamientos. La primera
orden es en el pedricamento de sico y de la manera
del pessamiento de la mesa y el assentamiento de
la mesa sea en banco ancho de dos palmos, porque
el peso del cuerpo esté más sossegado en las ancas
y en las piernas. Otrosí, conviene que el altura del
banco sea de la longura de la pierna, en guisa que
estén los pies en tierra que allegue curvamiento en
las rodillas; ca si fuere más alto cansarían las pier-
nas, y si fuesse más baxo cansarla el espinazo: y la
altura comunal á los más de los omes es de dos pal-
— i63 —
mos, ó de palmo y medio, y la mesa que sea más
alta que la rodilla un palmo, en guisa que son tres
palmos de altura de la mesa; ca la mesa baxa, según
solían usar en esta tierra, es mal assentamiento, por-
que están los miembros encogidos, puede ser que
sea causa de opilación y de cerramiento de los ca-
ños; y el assentamiento alto, según agora se usa, es
el mejor, por quanto está el cuerpo á su placer y los
miembros estendidos en su deleyte.
La orden segunda es en el lavamiento de las ma-
nos; y deve ser en verano con agua fria, y que se
lave el rostro, porque se allegue la calentura natu-
ral de partes de dentro. Otrosí, por la limpieza de las
suziedades. Otrosí, porque non salga sudor de las
manos mientra comiere, ca el sudor es pongoña
mortal; é si fuere bien amante lávase en agua rosa-
da para esforgar las virtudes, y en el invierno láva-
se con agua tibia, porque non se dañen los miem-
bros, ni los nervios con el gran frió.
La tercera orden es que santigüen la mesa y de-
zir oraciones ordenadas de la Sancta Madre Iglesia;
y en. el dia del Domingo y de las otras fiestas que
non fueren de ayuno, deve ser dicha esta oración que
sigue. Primeramente diga Bejiedicete, estando todos
en pié, y ellos respondan otrosí Benedicete. Y diga
el clérigo luego: Omnes oaili omnium in te esperant
Domine, et tu das escás illis in tempore oportuno
aperis tu inanum tjtaní et imples animal beneditionc
— 104 —
gloria Patri ct Filio et Spiritíii Sancto; siciit erat
in principio et mmc et semper et Í7i sécula seculorum.
Amen. Kyrieleyson Xpteleyson Kyrieleyson. Pater
noster qui est in Celis, etc. Et 7ie nos inducas in ten-
tationem, sed libera nos a malo. Y diga el clérigo:
Benedicat, Domine, nos et dona que de tiia largita-
te sumns stcmpturi, quivivis et regnas D cus per oni-
nia sécula seculorinn. Amen. Diga uno dellos: "/tcbe
Domine benedicere ct per evangélica dicta deleantur
nostra delicia. Y diga el clérigo: Mensi celestis par-
ticipes facies nos Rex éter ncB glor ice. E respondan to-
dos: A7nen. É alguno diga la historia de aquel dia, ó
ésta: Deus caritas est et qui manct in caritate, in
Deo nianet et Deus manet Í7i eo. E coman en buena
ventura en el nombre de Jesu Christo, que fizo el
mar y las arenas, y el Cielo con las estrellas. E á la
fin del comer digan esta oración: Onniis spiritus latt-
det Do7nÍ7mm; tie, atitem, Do77iinc, miserere nost7'i.
Y respondan todos: Deo gratias. Y diga el preste:
Co7ifitea7it2ir tibi populi, Detis: co7ijiteantur tibi po-
puli 077i7ies: confiteantur tibi, Do7nÍ7ie, oinnia opera
tua, et Saiicti tui be7zedica7it tibi. Gloi'ia Patri ct Fi-
lio ct Spiritui Sancto; sicut erat in prÍ7icipio etnunc
et semper et Í7i sécula seciLlo7^u7n. A77ien. Después
diga el clérigo: Agif7ius tibi gratias O7n7iipotc7is
Deus pro universis be7ieficiis ticis quivivis et regnas
cum Deo Patri Í7i sécula seculorum. Amen. E res-
pondan todos y digan: A)}ie7i. E diga el preste este
- i65 -
psalmo: Laiidatc Dominuvi omiies gentes ^laiidate etim
omnes populi, quoniam confírmata est super nos mi-
sericardia sua: et ver ¡las Doniini manct ín cíernimi.
Gloria Patri et Filio et Spiritíii Sancto: sicut erat
in principio et niinc et semper et in secnla sccnloriim.
Amen. Kyrielcyson Xpteleyson Kyrielcyson Xpte-
leyson. Pater noster, etc.: et ne nos inducas in ten-
tationem sed libera nos a malo. Benedicam Doinino
in omni tentpore; et semper laus ejus in ore meo.In
Domino landabittir animam. Audiant mansuete et
letenttir. Manijícante Domino mecum exaltemus no-
mem ejtis in idipstLm. Dig^a el preste: Retribnere dig-
nare Domine yesu Christe, ómnibus nobis bona fa-
cientibus propter nomen sanctum tiLunt ad vitam
eternam. Amen. Sit nomen Domini bencdictnm: et
hoc nnnc at nsqiie in secnlum. Benedicamus Domino.
Deo gratias. Pater noster, etc. É después diga el
preste: Sit Deus laudabilis et gloriosus per infinitates
seculoriim, per misericordiam Dei, requiescant in
pace. Amen.
El quarto ordenamiento es que devenios comen-
gar el comer en las cosas laxativas, para soltar la cá-
mara, ca esta es la ra3'z de la salud, y á la fin del co-
mer coman cosas estíticas para esforgar la boca del
estómago y para esprimir la vianda que se vaya ayu-
so: y si fuere en tiempo de fructas comience en las
fi-uctas laxativas y á la postre las estípticas; y si non
fuere en tiempo de fructas, ó que non se fallaren, co-
— i66 —
mienccn en el caldo de la carne, ó en caldo de borra-
jas, y lechugas, y sortiguilla muerta y perexil; é si
faere por Mayo comience en las cerezas ó en las
moras, ca maguer las frutas non son buenas, por ra-
zón de soltar la cámara puédense consentir; y en Ju- '
nio en ciruelas; y en Julio uvas, é figos y manganas;
y en Agosto los melones, porque son laxativos, y
resfrian la cólera y dan apetito de comer; y en Se-
tiembre, y en Otubre, y Noviembre y Diziembre co-
mience en uvas colgadas, que engendran buena san-
gre: y en Enero, y Febrero, y Margo y Abril co-
mience en figos del Algava, lavados con vino blan-
co, ó en passas. Generalmente devemos adelantar el
cocho ante que el assado, el laxativo ante que el es-
típtico, ca el estíptico es bueno á la postre, assí co-
mo pan tostado, ó un poco de queso, ó peras, ó
membrillos, ó granadas dulces, ó de sus semejantes.
El quinto ordenamiento es que devemos comer
primeramente la buena vianda y á la postre la mala,
el que la quisiere comer, por razón que las venas mi-
seráycas están en fondón del estómago y chupan la
vianda delgada; y por ende, deve comer la primera
buena, por quanto se govierna el fígado de ella: y si
uviere de comer vaca y carnero, coma primero el
carnero; y si comiere carnero y cabrito, comience en
el cabrito; é si comiere á un comer carne y pescado,
comience primero en la. carne, que es mejor que non
el pescado: é si tuviere de comer gallinas y carnero,
- i67 -
comience en las gallinas, en guisa que siempre coma
lo mejor primero.
El sexto ordenamiento, si uviere de comer dos
viandas, la una buena de moler y la otra pesada de
moler, digo que comience primero en la que es pe-
sada de moler, por dos razones: la primera, porque
en el comiengo es el mayor apetito y destruyrlo há
más ayna; la seg-unda, porque el fondón del estóma-
go es más callente que non la boca del estómago.
Y algunos ay que dizen el contrario, que devenios
comer primeramente lo más liviano de moler, por
quanto non se cierre el camino con el pessado, que
podria fazer cerramiento y podria ser razón de dolen-
cias: y esta diversidad cae entrellos quando ambos
á dos son buenos, assí como diríamos carnero y ca-
brito, ó cabrito y gallina; pero si lo uno fuere livia-
no de moler y de buen humor, y lo otro malo de
moler y de mal humor, en esto non a}- contienda, ca
devemos adelantar el liviano y bueno, y devemos co-
mer en pos del el liviano y malo. Otrosí, el uno fuer-
te, liviano de moler y de mal humor, y lo otro es pe-
sado de moler y de buen humor, non ay dubda, se-
gún la intención segunda que dize que devemos co-
menzar el liviano de moler y de mal humor antes que
non el otro, y que el pesado non cierra los caminos:
y según la primera opinión es el contrario.
El séptimo ordenamiento es que coma el orne
el tercio de la vianda antes que beva, y que el be-
— i68 —
ver sea en contía que se remoje la vianda en tal fi-
gura que sea aparejado para passar en los lugares
angostos, y que non sea mucho, ca lo mucho faze
la vianda tan rala, que la faze nadar encima del es-
tómago y fázela salir ante que sea molida, como
quien pone mucha agua en poca fariña; y franceses
usan de bever muchas vegadas en la mesa y poco
cada vez, y en esta tierra se usa de bever tres vezes
en comunal contía en cada vez, la primera vez quan-
do han comido el tercio de vianda, y la segunda al
otro tercio, y la tercera al otro tercio; y este es
mejor ordenamiento, ca como quier ques regla de
Física de non bever entre el comer cosa ninguna, y
empos del comer tres oras que beva tres cotofres
de vino puro, y esta regla non tiene agora, ni cum-
ple de la tener, ca sería grande yerro, ca aquella re-
gla fué dada al que se rigiesse por Física después
que fué engendrado en el vientre de la madre fasta
toda su vida, y non ha otro.
El VIII ordenamiento es que comience en vino
blanco, porque es vianda y melezina, y abre los ca-
ños, y las otras vezes sea bermejo, porque es vian-
da y de más esfuerzo que non el blanco.
El IX ordenamiento, que después de comer lave
las manos con agua templada, por dos razones: la
primera, por limpieza; la segunda, por alegrar la ca-
lentura natural de parte de dentro, porque se muela
la vianda.
— 109 —
El X ordenamiento que lave la boca con vino
para alimpiarla, y las enzías, y que sean limpios los
dientes con visnaga, que es callente y alimpiadera, ó
con pluma delgada, en guisa que non se encierre nin-
gún podrimiento entre los dientes.
El XI ordenamiento, que non coma leche, ni pes-
cado, ni vino, ni lo echen en una mesa; ni rávano, ni
huevos, ni cidra, ni sus semejantes destos, ayuntados,
ca son muy malos de moler y pueden fazer dolencia.
Otrosí, non deve comer letuarios callentes después
de su comer, porque non faga passar la vianda antes
de tiempo: otrosí, porque non queme la sangre.
Otrosí, non deve bever vino, ni leche, ni queso ayun-
tados, ca la leche y queso a)aintados engendran ma-
latia y corrompen los humores.
El ordenamiento XII, que se escuse en quanto
pudiere que non coma mientra estuviere con gran
pesar, ni con gran cuidado, ca por los cuydados se
seguirán una de dos: ó comerá menos contía de la
que le cumple, en quanto non sabe qué se come, ó
comerá muy mucho por esta razón misma, y non le
entra en pro aquella vianda, ni se desmuele; pero el
plazer con templamiento, señaladamente comiendo
con compañía que le plega, es bueno y dá apetito de
comer, y come más y muélese mejor: ca esforzándose
las virtudes del ánima esfuérganse las naturales del
fígado. Y como quier que algunos dizen que non
puede el ome servir dos señores en uno, ca si el uno
— I70 —
ama el otro desama, pues si las virtudes animales
fueren embargadas, conviene que mengüen las cor-
porales, que es lo mejor de la vianda, assí como vee-
mos de los que están contemplando en el amor de
Dios, ó que están embevidos en estudios, ó han ta-
lante de fazer otras cosas provechosas á ellos, ó en
algún negocio que han cuydado, que non han sabor
de comer, porque la gran alegría embarga á la virtud
natural; á esto respondo quel dicho del Evangelio se
entiende de dos señores diversos en gentes y en li-
naje; mas los que son de un linaje y de una manera
non. Y por ende, las virtudes naturales, y viales y
animales, como quier que son departidas en sus
obras, todas son de un linaje y nacen de la virtud vi-
tal del coragon; y por ende, esforzando qualquier de-
llos esfuérzase el coraron. Y por esta razón veemos
cada dia que comiendo el ome con sus amigos que
come más que non comeria por su cabo, y que se
muele mejor por el plazer; otrosí, por verlo comer,
ca tan solamente en verlo comer se esfuerza el ape-
tito, assí como vemos que la boz, maguer que non
se ayunta una con otra, assí se esfuerza una con otra;
ca si un ome cantare por su cabo, y cansare y vinie-
ren á ayudalle, algara más la boz y non cansará tan
ayna: otrosí, escuchando alguna cosa de léxos óyenlo
más y oyrlo han más los muchos que non uno. Esso
mismo que la vista: si se allegaren muchos á ver una
cosa de léxos, verlo han quando fueren allegados, y
— 171 —
non lo verá ninguno por su cabo, según dixo el Filó-
sopho en el libro de las Naturas.
El XIII ordenamiento, que después de comer y
del lavar de las manos den gracias á Dios, según la
oración sobredicha.
CAPÍTULO XXVIII
Del catainiento de la complision.
Quatro catamientos son de la complision.
El primero en la complision ygual. Complision
ygual non puede ser fallada, por muchas razones. La
I, conviene que sea una de dos: ca aquesta complision
ygual está queda, ó que se mueva. É si está queda
parece que aquel lugar donde está este es el que
más reyna en ella; ca si está en tierra parece que
reyna en ella el alimento de la tierra, y si está movi-
da arriba parece que reyna con ella fuego y ayre
más que los otros elementos: sigúese que non es
ygual. Y si dixéredes que non se mueve ni está que-
da, es falsa, ca conviene que faga una de dos: ó que
se mueva ó que non se mueva. Por esta razón pares-
ce que complision ygual verdadera non puede ser fa-
llada. Otro argumento: toda cosa compuesta convie-
ne que reyne en las virtudes activas y passivas; mas
172
las virtudes activas son más fuertes que las passivas:
sigúese que complision ygual non puede ser fallada.
Otro argumento: complision es calidad renovada de
action de calidades contrarias; mas complision ygual
es impossible que haya en ella qualidades contrarias:
sigúese que complision ygual non puede ser fallada
en el mundo. Y la mayor es provada por sí; é la me-
nor se prueva que, pues que la complision se torna
en una calidad semejante, ya parece non ay en ellas
qualidades contrarias, y dos contrarias non pueden
estar en un subjeto en un tiempo. Y otro argumen-
to: ygual en quantidad non puede ser, ca un onga de
agua amata dos de fuego; ni ygual en qualidad non
puede ser fallado, ca los activos son más fuertes que
los passivos: sigúese que non ay complision ygual.
Otro argumento: si complision ygual fuesse fallada
non se podria componer, ca toda corrupción viene
por las contrariedades que son falladas en él; y por
esto non se corrompen los cielos, que non son com-
puestos de contrariedades, mas todas las cosas te-
rrenales se corrompen: sigúese que non ay compli-
sion ygual, según más cumplidamente se declara en
la tercera partida deste libro. Abonda, que quando de-
zimos ygual, se entiende proporcional, según las ocho
maneras de ygualdad que son declaradas en el II ca-
pítulo desta partida deste libro primero, en la quarta
ygualdad: la ygualdad particular, según la ygualdad
de la tierra. Y por ende, pues que la templacion de
— 173 —
Sevilla es callente y húmida en primer grado, según
dicho es, conviene que sea guardado en este grado,
y que las viandas sean en tal guisa que finque en
esta ygualdad.
El catamiento segundo es que la complision
ygual, si saliere deste grado, conviene que sea tor-
nada poco á poco á la ygualdad con las viandas, se-
ofun alo-un o-rado mismo, ni de más ni de menos, des-
pues que es acabada la restauración del cozimiento,
según dicho es en el capítulo catorce de la calidad
del comer.
El catamiento tercero es que devenios catar en
la complision ygual en cada uno de los individuos
que sean conservados, cada uno, según su naturale-
za; y si alguno uviere, y que la su salud y la su vida
es que reyne en él una libra de flema y otro tiene
que reyna en él una libra de melancolía, que conser-
vemos cada uno en su estado natural.
El cuarto catamiento en guardar la complision
que es necessaria, según el oficio que uviere aquel
ome; ca si la complision concordare con el oficio,
conviene que mudemos algo de la complision, assí
como diremos: sí acaesciere que un ome colérico ñ.ie-
re fornero, ó ferrero, conviene que le fagamos usar
cosas contrarias de la complision; y de otra guisa
adoleceria ó morirla, por razón del oficio que concor-
da con su complision; pero si non concordare, assí
como sea flemático y ferrero ó fornero, estonces de-
— 174 —
vemos conservar la complision en su estado, en gui-
sa que non sea desigualado por el oficio ni por el re-
gimiento.
CAPITULO XXIX
De la costumbre.
Costumbre y uso torna en natura segunda, y dize
el Sabidor: gran cosa es la costumbre, que faze le-
yes. Y por esto veemos que la costumbre mueve la
virtud ymaginativa y la virtud movedera, según vee-
mos de los que tañen los instrumentos, que por la
costumbre que ay en los dedos de tañer, que tie-
nen tenores y sones, sin lo querer fazer esso mismo:
y por esto los texedores mueven los pies y las manos
en aquellos lugares donde cumplen á texer sin pen-
sar en ello. Esso mismo, el scrivano escrive á las ve-
zes por uso algunas cosas en que no piensa. Esso mis-
mo veemos que el que sabe una oración ó otra al-
guna cosa de oración que la rezase ciertamente; y si
le preguntaren otros algunos omes por alguna par-
te de aquella oración, non la sabrá decir fasta que la
comience del comiendo primero de todo, por quanto
vá ya la lengua al uso: assí que parece quel uso tor-
na en natura. Esso mismo, ay viandas ponzoñosas
— 175 —
que usándolas non dañan á los que las han usado y
matan á los que non las han usado, assí como acae-
ció á una fija de un rey, que fué criada con ponzoñas,
tanto que quando vino que fué casada, que del baho
della mató á su marido; y por ende, las viandas acos-
tumbradas que son humanales son mejores que las
buenas non acostumbradas, según el exemplo del re)^
Alexandre. Yendo por un camino con su físico, vie-
ron una yerva y dixo su físico que era ponzoña, que
qualquier orne que la comiere luego moriría; y acabo
de piega toparon con un fato y vieron que el pastor
que comia el pan con aquella yerva. Entonce dixo
Alexandre que non era verdad que era pongoña; dí-
xole el físico que aquel ome era bestia, y que era
usado en ellas, y que non le empecerían; mas que le
tirassen de aquello y le diessen buenas viandas, y que
luego lo matarían.
É dixo maestro Bernardo que la costumbre ó
que concuerda con la natura ó non concuerda, síga-
la; y si non concuerda es una de dos: ó es la descon-
cordanga poca, ó mucha; y si es mucha, ó es confir-
mada ó non; si non es confirmada non deve ser guar-
dada; y si es confirmada, ó será en tiempo de salud
ó de enfermedad; é si fuere en tiempo de salud deve
ser guardada y tirada poco á poco, é si es en tiempo
de dolencia deve ser tirada poco á poco. E por ende,
como quier que las frutas y los pescados son malos,
por razón que los de Sevilla son usados en ellos, non
- I7Ó -
es bien de los tirar del todo súbitamente, salvo si
non comiere cada dia rávanos y azey tunas, non en-
tiende que come; y estos tales deven tirar aquel uso
poco á poco. Ay dellos que comen á la media noche
su cena y duermen fasta medio dia, y dellos ay que
beven vino á menudo, y dellos ay que beven agua
todas las noches del mundo; y estas costumbres ta-
les, maguer son malas, non deven ser mudadas sú-
l)itamente, salvo poco á poco, ca si non se tirase
pueden peligrar por luengo tiempo, segiin dixo el
Sabio,
CAPÍTULO XXX
I^cl catmuicnto, scgíui los qitab'o tiempos del año,
en el comer.
Los cuerpos en el invierno son más callentes que
pueden ser, y se allega la calentura natural dentro
en el cuerpo, y consiente mucha vianda y gruessa,
assí como carne de puerco y de vaca, y tocino, y na-
bos, y coles, y sus semejantes; pero en quanto esta
tierra es callente y húmida en primer grado, y non es
tan fuerte en el invierno como en las otras tierras,
según dicho es, conviene que se escusen aquellas
viandas en quanto pudiere, )• que las viandas dése-
— 177 —
chen la calentura y la humidad, porque sea conser-
vada la complision natural: y por razón que ya fablé
esto en el capítulo del tiempo del comer, non es me-
nester de la alongar.
CAPITULO XXXI
De la hedad.
El catamiento del comer y del bever es según la
hedad; conviene á saber que las hedades son quatro:
mocedad, y mancebía, y vejez y cano. Porque la mo-
cedad es callente y húmida, deven usar viandas ca-
llentes y húmidas; pero por razón del ayre de Sevilla,
que es callente y es húmido de natura, conviene de
menguar alguna cosa de la calentura y de la humi-
dad, porque non sean aparejados para los podrimien-
tos: y por ende, los más altos y los pequeños deven
usar en el tiempo callente frezadas de cevada, con
matalahúva y con finojo, y en el invierno gabinas con
nueve simientes: matalahúva, y finojo, y alcaravea,
y ajonjolí, y gallocresta, y trébol, y albaca, y papa-
veres, fiingresi, ca estas simientes engruessan y acre-
cientan la leche, y tiran la ventosidad: esto sea por
las mañanas, y al tiempo del comer coman las vian-
das buenas, según dicho es en el capítulo de calidad
23
— 178 —
de los comeres; y los mancebos eleven usar en el ve-
rano las frutas húmidas, assí como badeas y melo-
nes, y carnes húmidas, assí como pollos, y perdigo-
nes y cabrito; é los viejos cosas callentes y secas,
para ygualar la flema que reyna en ellos; y los ca-
nos cosas callentes y húmidas, contra la melancolía
que en ellos reyna. É si dixere alguno que estas co-
sas son contrarias á su complision, y encima es dicho
que á cada uno devemos dar según su complision y
su semejanza, respondo que el viejo y el cano salie-
ron ya de la difenicion de la salud y entraron en lo
que dize Avicena, que el semejante es malo al de
mala complision, semejante della, y por razón que el
que tira la enfermedad deve ser contrario: estos son
como dolientes, ca en quanto son medianeros entre
salud y enfermedad conviene que sean regidos por
contrario y non por semejante.
-CAPÍTULO XXXII
Del estreñimiento y del vaziamiento.
Difinicion de vaziamiento es desechar las dema-
sías del cuerpo por uno de X y siete lugares emoto-
rios que son en el cuerpo del ome, y son éstos: la
primera, por orinar; la II, por cámara; la III, por gó-
— 179 —
mito; la quarta, por sudor; la V, por sangría; la VI,
por v^entosas; la VII, por cauterios y fuentes; la VIII,
por la saliva que sale coziendo; la IX, por la saliva
que sale sin cozer; la X, por purgación para los pala-
dares y con mastuatorios; la XI, por las narizes; la
XII, por las orejas; la XIII, por los ojos; la XIIÍI,
por emoróydas; la XV, por el tiempo de la muger;
la diez y seys, por tristel; la diez y siete, por dormir
con la muger; la diez y ocho, por purgación non sen-
tible, assí como la abstinencia y el ayuno, que es lia- ^ ^
mado vaquacion potencial. Y por todos estos lugares "
pueden ser vaziadas las superfluydades de los humo-
res que re}iian en el cuerpo del orne, ca necessaria
cosa es y forgada, y por regido que sea el cuerpo,
que reyne en él demasías y superfluydades, según
dige Avicena en el primero. Y en el fin del tercero
dize assí: que nos conviene de tomar vianda para
restaurar y para cobrar el consumido, ca nuestra sa-
lud es conservada con vianda rescebida en ygualdad
y en quantidad; y esta ygualdad es impossible, ca
non ay govierno en el mundo potencial que torne to-
do en alto de todo á semejante del governado: y es
forzado que en cada digistion que finque alguna de-
masía, la qual natura faze todo su poder para dese-
char, y non puede acabadamente, en guisa que siem-
pre finca de cada digistion alguna demasía, y quan-
do se ayunta un dia empos de otro, poco á poco fá-
zense malos humores superfinos, que dañan el cuer-
I80
po en tres maneras. La primera, si podreciere y se
corrompiere, engendra dolencias de corrupción en-
conada de toda sustancia, y si por ventura fuere de
fuerte calidad son causa de dolencia y de mala com-
plision, y si por ventura pecaren en contra son cau-
sa de las dolencias que vienen de finchimiento; é si
se allegare en un miembro fazen apostemaciones, de
las quales sale baho que daña la complision de los
spíritus: y por esta razón es forgada cosa de fazer
vaziamientos; y según razón era derecho de los va-
ziar, salvo que non podemos, por quanto todas las
melezinas son ponzoñosas y enflaquecen la virtud na-
tural, y escallentan y vazian de los buenos humores
abueltas: otrosí, vazian la humidad natural y consu-
men algo del spíritu, que es la sustancia de la vida,
en guisa que enflaquecen los miembros, principales
ministrantes, y faze más de daño en tomándolas que
non daña el humor dexándola, etc. Sigúese que el
vaziamiento es malo y el non vaziamiento es malo, y
por esto es buena la medianía, que es la abstinencia
y el non comer, que gasta el humor: otrosí, el mo-
vimiento que desgasta: otrosí, vacua con vianda me-
dicinales, seguras y buenas. Y la razón porque se de-
tienen los malos humores que non salen es por nue-
ve razones: la primera, por la flaqueza de la virtud
desechadera; la segunda, por la fortaleza de la virtud
retentiva, que la retiene; la tercera, por la flaqueza
de la virtud digistiva, que non la puede cozer; la quar-
\
— i8t —
ta, por la angostura de los caños, que están atapa-
dos y apretados; la V, por la gran contía del humor,
que cierra los caños y non los dexa salir; la VI, por
ser el humor muy espesso; la VII, por ser viscoso;
la VIII, por mengua del sentimiento para la desechar,
ca el desechar es menester virtud voluntaria que aya
talante para ello; la IX, por pereza de la natura, que
está ocupada á fazer otra cosa, assí como acaece en
el dia del término que está ocupada la natura para
sudar y dexa las partes de la orina y del estiércol. Y
por el finchimiento y el detenimiento se siguen tres
linajes de dolencias: la una que es mala de compli-
sion; la segunda es de mala compusicion; la tercera
es solución de continuidad. Y por esta razón una de
las seys cosas necesarias, que sin ellas non podemos
bivir, es el vaziamiento, y una de las cosas principa-
les que conservan la salud es que sea el ome suelto
de cámaras, y que cada uno guarde el uso de su na-
tura y de su costumbre; y ay omes que naturalmente
salen dos vezes al dia ordinariamente, y otros ay de
tres y de quatro vezes, y otros ay que non saldrian
una vez en tres dias, y cada uno destos deve guardar
su costumbre de lo que pide la natura; ca bien assí
como el que ha usado de salir dos vezes y restriñén-
dolas le faria daño, bien assí el que sale una vez en
tres dias en su salud y se falla su natura bien de es-
ta figura, y si por ventura lo fiziere salir por fuerga
deste curso puede adolecer, ca la natura es sabia y
— I 82
sabe lo que faze, y non elevemos soltar y estreñir sal-
vo qn.iando viéremos que sale de su curso natural, y
estonces podemos soltar y restreñir.
CAPÍTULO XXXIII
De las condiciones del vaziamiento.
Diez condiciones son aquellas que juzgan que
devemos fazer vaziamientos de los cuerpos. La I el
finchimiento, ca el finchimiento grande conviene que
pida vaziamiento. El II la virtud, que si fuere fuerte
devemos le fazer, y si fuere flaca devemos la escu-
sar; pero si esta flaqueza viniere de partes de fin-
chamientos devemos la fazer, ca remota causa remo-
netur efíectus; mas de guardar es que aquella vacua-
cion sea de tal figura que non enflaquezca la natu-
ra, y que sea molificante y melezina benigna y con-
fortante. La tercera es la complision; ca la com-
plision callente y húmida sufre y pide el vaziamiento,
y la que es callente y seca y frida non la pide ni la
consienten. La quarta es la dispusicion del cuerpo;
ca el magro y consumido dañar le há la purgación,
ó el que es muy gruesso puede ser que se resfriarla
la complision con el vaziamiento, ó que cargarla la
carne y la grossura sobre las venas y afogarlo yan
- i83 -
forcijando la calentura natural. La quinta es los acl-
dentes concordantes; ca el que es aparejado para cá-
maras y es suelto de sí mismo, ó que es pasmado,
non deve ser purgado. La sexta la hedad; ca de me-
nos de veynte años, ni de más de sessenta non deve
ser purgado. La séptima la tierra; ca si la tierra es
callente y húmida, y corre en ella medio dia, non
deve purgar por dos razones: ca se ayuntan dos ca-
lenturas, la una de la tierra y la otra de la melezina,
y puede enflaquecer la virtud; la segunda por la con-
trariedad que ay entre ellos, ca la calentura de fuera
trae el humor de partes de fuera, y calentura de la
melezina tira á partes de dentro: otrosí, corriendo
viento muy frió no la devenios fazer, porque están
tan apretados los omes muy fuertemente, porque en
aquella tierra corre aquel viento. La octava condi-
ción es según los tiempos del año, ca en los dias ca-
niculares del Agosto, ni en los dias del invierno, que
es frió lo devenios escusar. La novena condición es
la costumbre; ca si fuere fuerte de veynte y cinco
ó de treynta años, ó más, uvo dolencia y non uso
de fazer vaziamientos, non la devenios comengar
agora, pues non lo usaron; pero digo yo que si le to-
mare dolencia y seyendo de veynte años non más
y aya menester sangría y purgación, deveníoslo fa-
zer, maguer adoleció otras vezes, y non tomó pur-
ga ca non era de hedad. La décima, según es el
oficio; ca el que es de gran afán ó de gran trabajo,
- i84 -
assí como los que cavan, ó los que bañan en el ba-
ño, ó los forneros, ó los que traen peso á cuestas,
non consienten vaziamientos por quanto son consu-
midos en sí con el gran afán. Y catadas estas con-
diciones pueden ser fechos vaziamientos, en los qua-
les vaziamientos deven ser catadas cinco intenciones:
la primera, que sea vaziado el humor que devemos
vaziar y que pecare, y non el que non pecare; la
segunda, que vaziemos de aquel lugar donde cum-
ple para vaziar, ca si está el humor en el estómago
deven se vaziar por gómito y los de los estentinos
por cámaras; la tercera intención, que sea después
de maduramiento, ca vaziando el humor crudo es
peligro; la quarta intención, si fuere el doliente que
non sea en dia orético del término, ca embargarla la
natura, salvo con condiciones de necessidades, é no-
tadas en el arte; la quinta, que falle el que la tomare
después de la vacuacion aliviamiento y mejoría y
pro.
CAPÍTULO XXXIV
En qiiántas maneras son ¡os vaziamientos.
Son los vaziamientos en quatro maneras en ge-
neral. La primera emblandeciendo y molificando, assí
— i85 —
como las espinacas, y las malvas, y los figos, y las
passas y sus semejantes, que dan cámaras emblande-
ciendo. La segunda por manera de apretamiento, que
apretando la boca del estómago deciende por fuer-
ga, ayuda assí como fazen los tamarindios y los mi-
rabolanos. La tercera por manera de traer y de tirar,
assí como diremos de la piedra yman que tira en sí
el fierro por virtud de toda sustancia que es en ella: é
assí, los quatro humores que son en el cuerpo del ome
ay melezinas ciertas para cada uno dellos que los tira
y los trae para sacarlos del cuerpo; ca el ruybarvo,
fallando cólera ó flema tan aparejada la una como la
otra, tirará la cólera y dexará la flema, porque há na-
tura para ella propriamente; y el agárico faze esso
mismo en la flema; y la magna y la cañafístola alim-
pia la sangre; y el pértimo y la piedra de asur la me-
lancolía. La quarta es por manera de gran calentura
que ay en la melezina, que suelve y da cámaras, assí
como el turbit, y la coloquantida, y la ysola y sus se-
mejantes. E la mejor de todas éstas para purgar el
cuerpo es la primera del molificar y del blandecer.
Por quanto son viandas y melezina y non pueden
traer daño ninguno, deve ome usar y non con otra
mientra lo pudiere escusar. Y por ende, quando el
ome sintiere en sí algún mudamiento, y non uviere
apetito de comer como solia, ó de non salir, y de
otros acidentes non acostumbrados, entendiendo que
há menester algún vaziamiento, la primera regla es
^4
— i86 —
abstinencia, ó que non coma nada, ó que coma poco,
assí como dieta, ca el non comer es mejor vaziamien-
to que puede ser, ca los humores malos se desgastan,
y la natura los consiente en aquel tiempo; y si por
ventura uviere gran gana de comer y non se pudiere
detener use en el comiengo del comer viandas molifi-
cantes y embladecederas, assí como figos y uvas, ó ci-
ruelas ó sus semejantes, ó tome el caldo de la gallina
ó del carnero, con una onga de agúcar blanco dos ó tres
dias, unos empos de otros, y coma después su vianda
templadamente; é si fiaere colérico una onga de adú-
car rosado, con un adarme de la matalahúva, y cué-
gala en medio de agua fasta que torne en la meytad,
y bévalo; y si fiaere flemático, en lugar de adúcar sea
miel rosada y quarta de onga de matalahúva; é si
si fijere melancólico sea con una onga de agúcar de
cantueso. Y si con todo esto non cumpliere, puédese
atrever á comer algunas vezes destos polvos que se
siguen, que han catamiento en los quatro humores:
recipe fojas de sen, una onga; ruybarvo, quarta de
onga, y torbite, ochava; magna y agúcar blanco, de
cada uno una onga; matalahúva y gengibre, de cada
uno media ochava, y fagan polvos y tomen dellos una
cuchar con caldo de gallina, ó de carnero, ó de gar-
banzos; y después que ayan molificado el cuerpo pri-
meramente unos tres ó quatro dias con las cosas so-
bredichas del agúcar rosado con agua callente, ó con
fojas de borrajas y fortiguilla muerta, y de corregüe-
- i87 -
la, y de cerrajas, y espinacas, y acelgas, y bledos, y
perexil, simples ó compuestos, cozidos con carne, ó
por sí, use estas yervas á menudo antes de comer.
Otra: zargatona, media onga; simiente de fortiga,
quarta de onga: cómanla con una poca de miel y de
agua callente. Otra: rayz de alcohela lavada y ma-
chucada, y cozida con carnero y con gallina, y beva
aquel caldo. Otra, más medicinal que non vianda:
magna y tamarindios, cañafístola mondada y agúcar
blanco, de cada uno media onga; matalahúva, dos
adarmes: sea destemplado en caldo de carnero ó en
agua callente. Otra: gumo de agraz serenado, un co-
tofre; agúcar blanco, media onga: y tómelo en ayunas,
y taja la flema, y amansa la cólera, y dá apetito de
comer; y que si acrecentare en él un adarme de ruy-
barvo, purgará la cólera. Otro: suero de leche sere-
nado, dado por sí ó con ruybarvo. Otra: simiente de
alagor, media onga; sal, una ochava; figos secos, una
onga; passas, media onga: sea majado todo y destem-
plado con agua callente. Y á éste alaba mucho Galie-
no, señaladamente para los viejos. Otro: gumo de co-
rrehuela, un cotofre; miel rosada, una onga: tómenlo
por la mañana. Otro: acelgas y espárragos, y echen
azeyte y almorí, y emblandecerá la cámara.
Otro, que es bueno para soltar la cámara y para
tirar las ventosidades del cuerpo, contra la tose: to-
men un gallo viejo, ó una gallina, y ñ'nchanlo de dos
ongas de polipodio; y passas, y matalahúva, y si-
— i88 —
miente de alagor, de cada uno una onga; perexil, un
manojo. Cuega en tres agumbres de agua, fasta que
torne en medio, y be va aquel caldo.
Recepta de diacatolicon, que se pueda dar para
conservar la salud y para tirar la enfermedad á do es
menester vaziamiento por cámaras, y es contra todos
los quatro humores, y contra la aguzidad y contra la
ventosidad. Recepta; polipodio quarcin, una libra; sen,
media libra; anís y finojo, de cada uno una onga. Sean
cozidas estas cosas en cinco libras de agua fasta que
torne en dos, y cuélenlo, y echen una libra de agúcar
blanco, y confaciónenlo con magna granada, tres on-
9as; cañafístola mondada y carne de ciruelas garago-
cíes, y tamarindios, de cada uno dos ongas; ruybarvo,
y violetas, y anís, y polipodio, de cada uno una onga;
oroguz mondado, y agúcar candil, y alfeñique, y qua-
tro simientes frias mondadas, de cada uno quarta de
onga; agúcar rosado, quatro ongas; macis, dos adar-
mes. Sea fecho letuario y tome desto contía de me-
dia onga ó más por las mañanas, dos vezes en la se-
mana, y esta melezina es segura.
Recepta del diacitonite laxativo: recipe carne de
membrillos mondados y cozidos, tres libras; miel es-
pumada, libra y media; canela, y clavos, y lináloe, y
macis, y nuez moscada y espique nardi, de cada uno
media onga; diagridi, media onga. Sea fecho letuario.
Recepta de melezina molificante; es contra todos
los quatro humores: recipe rayz de finojo, )' de pere-
— 189 —
xil, y de apio, y de espárragos y de cardo corredor,
de cada uno una onga; rosas y violetas, y flor de al-
coela y de cantueso, de cada uno una onga; sen y po-
lipodio, de cada uno, dos ongas; magna y cañafístola
mondada, y tamarindios mondados, de cada uno tres
ongas; matalahúva y finojo, y quatro simientes frias,
y orozuz y cuscuta, de cada uno media onga; gumo
de cerrajas, y agua de escaviosa y de granadas agra-
dulces, de cada uno quatro ongas; miel rosada y adú-
car blanco, de cada uno media libra; ruybarv'o fino,
quarta de onga; espiquenardi, medio adarme; lináloe,
un adarme. Sea fecho axarope y tome del medio co-
trofe con otra tanta de agua callente.
Recepta que purga cólera y flema y puédese dar
en todo tiempo y en toda sazón; esto usa nuestro se-
ñor el Argobispo, por consejo de los físicos de Ita-
lia: ruybar\^o fino, una onga, y espiquenardi, ochava
de onga. Sea todo molido y cernido, y fagan dello
ocho partes y pongan cada una en un paño atado,
y remojen cada noche uno dellos en contía de una
cáxcara de huevo llena de buen vino blanco, y á la
mañana esprímanlo bien y buelvan aquel vino con
contía jde una libra de suero de leche de cabras se-
renado, y tibíenlo y bévanlo nueve dias y dará cáma-
ras sin enojo; y aprovechan á toda dolencia que ayan
recelo de ydropesía, según escrive Eben-mesve en
su libro de las Simples Melezinas .
Recepta de diamagna que compuse yo en el año
— 190 —
de la era de mil y trezientos y noventa y ocho años
para mí mismo, y es contra todos los humores, y pué-
dese dar en todo tiempo y en toda dolencia sin enojo,
y es mejor que el diacatholicon, según pro vé de es-
tonces acá en pequeños y en grandes, y en mis mes-
mos fijos y en mi casa, y en mugeres preñadas; y es
ordenada según la composición desta ciudad, y esta
es su recepta: recipe gumo de corregüela, y de poli-
podio, y de mercurial, y agua de borrajas, y de alco-
hela y de fumusterra, sacados por alcatara, de cada
una libra; magna granada, tres libras; y conserva de
rosas y de violetas, y de flor de borrajas y de flor de
alcohela, colados, de cada uno quatro ongas; gumo
de rosas frescas, media libra; agárico blanco y tur-
bit, ru)'barvo fino, de cada uno una onga. Estos tres
sean machucados y remojados en los gumos sobredi-
chos, dos dias y dos noches, y después colados y
confacionados con agúcar gafete, tres libras; y adú-
car candi y alfeñique, de cada uno media libra; pol-
vos de pliris moscado, quarta de onga. Sea hecho
letuario como pózima, y fagan dello panezillos de pe-
so de seys ongas ó de diez, según la complision, y
puédese dar en todo tiempo, y en toda sazon^ según
provaremos empos deste capítulo.
Recepta para purgar mansamente la flema y có-
lera: recipe trifera sarracena, y cantártico imperial, y
selentticun, y diaprunis y diasen, de cada uno dos on-
gas; agúcar blanco, contía de todas. Y será mezclado
— 191 —
y tome dello una onga con agua callente por las ma-
ñanas.
Recepta de axarope de Abenrruyz, preparativo
y laxativo: recipe rayz de finojo, y de perexil, y de
apio, y de espárrago, y de cardo corredor, y de al-
cohela y de almiron, de cada uno una on^a; capilli
veneris y escolopedria, é ysopo y agrimonia, de ca-
da uno un manojo; sasifraga, matalahúva y finojo,
cuscuta, simiente de apio y de endivia, y simientes
frías, y oroguz, y rosas, y violetas, y flor de alcohe-
la, alagor y simiente de fortigas, de cada uno una on-
ea; vinagre blanco, quatro ongas; miel espumada,
una libra. Y pongan en ligadura espique nardi y ca-
nela, y almástiga y lináloe, de cada uno un adarme.
Sea fecho axarope, y este axarope es abridero; para
las rayzes y para la asperura de vinagre entra ay oro-
zuz y passas; y para esforzar el estómago entra ay
almástiga; y para esforgar el coragon entra ay lina-
loe; y para el fígado el espique, para ygualar las flo-
res; y es convenible para madurar los humores.
Recepta para alimpiar la sangre y la cólera: zar-
gatona, media onga; ruybarvo, un adarm.e; suero de
cabras serenado, media libra. Sea dado tibio por
dos ó tres mañanas, una empos de otra.
Recepta para la flema: torbite, una onga; gengi-
bre, dos adarmes; agúcar blanco, dos ongas. Tomen
una cuchara de mañana, con agua de matalahúva.
Recepta para la melancolía: sen y epitimo, de ca-
— 192 —
da uno una onga; agúcar de cantueso, dos ongas.
Toma cada dia una cuchara.
Recepta de ungüento para untar el vientre y el
espinazo, para dar cámaras á los que non pueden
tomar por la boca, assí como criaturas, y es bueno
para matar las lombrizes y para tirar la finchazon
del cuerpo: recipe gumo de calabazas, y cebolla al-
barrana, y ciclamen, y gumo de cerrajas, y de lam-
pazo, y de yergos, y gumo de la corteza mediana del
saúco y gumo de lechetrezna, de cada uno tres on-
gas; manganilla, violetas, gumo de cogombros amar-
gos y de la su rayz, y de polipodio, y de laureola, y
de culantrillo del pozo y de catapucia, de cada uno
dosongas; gorbion, nuez india, de cada uno una onga;
azeyte de olivas, quatro libras; azeyte violado, qua-
tro ongas; hiél de vaca, una; cera amarilla, media li-
bra. Sea fecho ungüento y unten con ello el vientre
y el espinazo en derredor, á la noche quando se echa-
re; y algunos ay que untándole los pies con ello que
les dá cámaras. Otrosí, el alhargama que llaman si-
tura dá cámaras, por manera de emplasto. Otrosí, las
malvas y la hortiguilla muerta, con la manteca de
las vacas y el azeyte violado, emblandece la cámara
á las criaturas.
Recepta de vino laxativo: tomen la recepta del
vino pimente, ó de la clarea, y buelvan letuario de
gumo de rosas y diasen, ó diamagna, y cuélenlo y da-
rá cámaras, según la contía que echaren.
— 193 —
Recepta de agua laxativa: pongan en el barro de
que se haze la olla, diagradi, quarta de onga; matala-
húva, almástiga, de cada uno una ochava y quarta.
Y el agua que se coziere en aquella olla y la cozina
que en ella se cozinare será laxativa.
Recepta de polvo laxativo: fojas de sen, y tur-
bite y ruybarvo, de cada uno quarta de onga; letuario
de gumo de rosas, media onga; agúcar de membrillo,
y alfeñique y magna, de cada uno media onga. Sea
mezclado, é tome desto una cuchara, una vez en el
mes, el que non puede aver cámaras, en tal que em-
blandezca primeramente con las viandas laxativas so-
bredichas.
CAPÍTULO XXXV
Si puede ser qtie con diamagna y con M7ia melezina
comptiesta puedají ser purgados cojí razón
humores diversos, que fiieron menester
de purgarlos: parece qiie non.
Toda melezina deve ser dada para purgar el hu-
mor que peque solamente; mas la melezina que es
para dar qualquier de los humores de una figura, non
puede ser que purgue el humor que peca solamente:
sigúese que con una melezina compuesta non podre-
as
— 194 —
nios purgar, ni devemos á muchos ornes diversos.
La mayor pruéuase por Avicena en la fec. quarta,
capítulo XII: y sepas que la melezina purgadera pur-
ga lo que purga por virtud atrativa que trae y tira
aquel humor; assí mismo y á las vezes acaece que
tira lo espesso y dexa lo delgado, assí como faze
después que purga la melancolía según Galieno, que
entre la melezina que trae el humor y lo que es ray-
da ay semejanza entre ellos natural, por la qual razón
lo trae assí y non trae á otro que non há semejanga
con ella; y por esta razón parece que una melezina
non puede pertenecer á todo humor, salvo al humor
cierto. La menor pruéuase que una de dos es: ó esta
melezina purgará ygualmente todo humor, ó non. Si
purga ygualmente seguirse há que quando fuere da-
da al que non há menester de purgar, salvo un hu-
mor por su cabo que peca solamente, que fará daño
al cuerpo, ca purgará el humor que non peca ni era
menester de purgar. Y si non purgare ygualmente
todos los humores, lo dañará mucho más; ca si esta
complision uviere catamiento para purgar la cólera,
y nos damos para purgar flema, acrecentará su do-
lencia.
Con una melezina non podemos purgar muchos
humores diversos; perderla toda cura: deve ser por
contraria; mas la melezina que se da por ygual á to-
das las dolencias non es por contraria: sigúese que
con una melezina non podemos purgar muchas do-
— 195 —
lencias. La mayor parece de sí misma y la menor
paresce ca una melezina non puede ser que sea con-
venible á la dolencia callente y á la fria, ca dos con-
trarios non pueden estar en un sujeto.
Preterea, toda melezina conviene que sea dada
según la quantidad del humor que peca: mas una me-
lezina dada en quantidad y en qualidad ygualmente
por todos los humores non pueden ser ygual para
todas las dolencias: sigúese que una melezina non es
para purgar todas las dolencias que han menester
purgación. La mayor parece por sí, y la menor prué-
vase ca en algunos peca una libra de cólera y dos
de flema y una de melancolía, é otros en contrarío
desto; por consiguiente, non puede ser convenible
para todos.
Preterea, toda melezina conviene que aya ca-
tamiento á miembro cierto, que tiene la passion;
mas una melezina non es convenible para todos los
miembros: sigúese que con una melezina non pode-
mos purgar humores diversos. La mayor parece por
Avicena en las Tablas Doradas, en el segundo libro
que ay dellas, que purgan los miembros de los pe-
chos arriba, assí como la gerapigra, la gerra logo-
dion; y dellas que purgan los miembros deyuzo, assí
como la que llaman benedicta. Y la mayor parece
que todas las dolencias non son yguales, ca dellas ay
en la cabega y dellas por todo el cuerpo; por ende,
una melezina non puede pertenescer á todos.
— 196 —
Preterea, todo vaziamiento conviene que sea una
de quatro maneras: ó emblandeciendo, ó esprimien-
do, ó atreyendo, ó desolviendo; mas estas cosas to-
das non pueden pertenecer.
Preterea, toda melezina se dá en una de tres ma-
neras: ó por dominio de brevaje para purgar los lu-
gares cercanos solamente, ó sería por letuario para
le purgar aquellos lugares que están léxos, ó será pil-
dora que non se maxca, para purgar la cabega, ó las
coyunturas que son léxos del estómago; mas una
melezina non puede fazer todas estas tres cosas: si-
gúese que non puede purgar diversos humores.
Preterea, toda melezina conviene que según la
contía del humor, que si es poco poca, si mucho
mucha y más fuerte; mas una melezina non puede
ser fuerte y flaca ayuntadamente: sigúese que non
puede pertenecer á todos.
Preterea, toda melezina conviene que ayan allá
guisado á do fuere menester; mas una melezina non
puede tenderse por todos los lugares en que han la
dolencia los más de todos los omes: sigúese que
non puede ser perteneciente.
Preterea, todos los doctores de Medicina mandan
fazer á cada dolencia su melezina cierta, y non es-
crivieron una melezina para todas las dolencias que
ayan menester purgación, y sigúese que non puede
ser que purguemos con una melezina muchas dolen-
cias.
— 197 —
Preterea, Avicena dize en comiengo, en el quinto
libro, que non puede ser fallada á cada dolencia su me-
lezina que sea perteneciente para ella, por onze razo-
nes; mas aquellas razones mismas non pueden con-
cordar en una melezina: sigúese que non puede per-
tenecer. La mayor parece por dicho de Avicena; di-
ze que por onze razones es menester de componer
las melezinas: la I, porque non fallamos á las vezes á
cada dolencia simple una melezina que sea contra ella
en calidad; la segunda, que aunque la fallássemos en
calidad, non sería contraria en quantidad; la tercera,
porque aunque fuesse fallada que concordassen, que
fuesse contraria en quantidad y en qualidad mengua-
rla en ella virtud segunda, que non sería abridera,
según la avríamos menester, por la qual razón es me-
nester que pongamos en ella otra melezina que aya
aquella virtud segunda del abrir, ó su semejante; la
quarta razón es que á las vezes aya menester más
ó menos, ca á las vezes avremos menester melezina
callente en quarto grado y non fallamos más de en
tres, en guisa que há menester que acrecentemos otra
melezina para ello; la quinta, que por razón que á las
veces acaesce que avemos menester una melezina,
la qual terna otra propiedad mala que fará daño á
algún miembro, y por razón que nos aprovechemos
della en lo que avemos menester y que non nos fa-
ga daño la propriedad mala que tiene, es menester
que bolvamos con ella alguna otra melezina que le
— 198 —
tire aquella malicia, en guisa que sea como freno pa-
ra ella, assí como la almástiga en la escamonia; la
VI, por razón que es amarga mucho, y porque sea
buena de comer mezclámosla con otra, assí como
ponemos en los axaropes que amargan miel y agúcar;
la séptima es porque non pierda la virtud antes que
llegue al lugar que es menester, assí como ponemos
el apio en la atriaca, por razón que non pierdan la vir-
tud las melezinas por la digistion tercera y segunda;
la séptima razón sea que sea guisadera para el lugar
donde cumplen, assí como el agafran en los trociscos
del canfor, porque alleguen al coraron para los res-
friar: y quando allega al coraron la virtud apartada
apártalo de las otras melezinas y tira la su virtud, que
es callente, que non faga daño, y aprovéchase de las
otras frias y resfria el coraron, assí como aparta las
virtudes disolvederas de las repercursivas, también de
la melezina natural como de la melezina compuesta por
arteficio, que se aprovéchala natura de parte disolve-
dera para amansar el dolor de la parte, porque non
recuda la materia; la VIII, porque faga detardar la
melezina, y assí como ponemos rosas en las melezi-
nas abrideras, porque el ruybarvo non passe tan a)'-
na y abra cumplidamente los caños que son cerrados;
la IX, porque se detarde la melizina en aquel miem-
bro donde queremos, poner le hemos una melizina
que tira á parte contraria, assí como ponemos la si-
miente del rá^'ano en las melezinas del fígado por ra-
— 199 —
zon que se detarda más en el fígado, en quanto el
rávano tira á la parte del estómago, y después fagan
su obra; la dezena, por razón que la melezina es con-
venible para dos caminos y nos los queremos para
un lugar non más, assí como ponemos las cantidades
en las melezinas que fazen orinar, por razón que de-
xen las venas y que vayan á la bexiga y á los ríño-
nes; la onzena, porque se meterían en que compon-
gan las melezinas, assí como la miel en los letuarios
y la cera en los emplastos, porque se faga dellos un
cuerpo.
Sigúese que estas XI razones fazen componer las
melezinas; mas una melezina non puede aver estas
cosas: sigúese que con una melezina non podemos
purgar cuerpos diversos.
Preterea, toda melezina que sea pequeña de quan-
tidad y grande en calidad conviene que sea aguda y
aguzada con escamonia, ó con esula, ó con colo-
quíntida y sus semejantes, los quales non son con-
venibles á cada dolencia. Mas la diamagna es tal
que es pequeña en contía y faze gran obra: sigúe-
se que es aguda, y por consiguiente non es perte-
neciente á todos cuerpos que ayan menester pur-
gación.
Preterea, toda melezina que sea pequeña faga
gran obra entra y escamonia, la qual non es menes-
ter á todos los dolientes que han menester cámaras.
Mas estos panezillos de la diamagna son dulces y fa-
200
zen gran obra: sigúese que ay escamonia en ellos, la
qual non pertenece á todas las purgaciones.
CAPÍTULO XXXVI
De los argumentos que se fazen para el contrario
de todas estas razones, y que con tina melezina
compuesta pueden ser píir gados, según
razón, diversos cíterpos.
Arguye por el primero argumento desta figura;
si el contrario es contrario al su contrario, y el sub-
jeto del subjeto me es salud y enfermedad, y res-
tauración y resolución son contrarias, la restauración
puede ser fecha á qualquier sano que sea por figura
de vianda; y por consiguiente, la ressolucion puede
ser fecha á todos los enfermos que ayan menester
ressolucion. La antecedente es verdadera por Aris-
tótiles, en la Lógica, que dize que las propriedades
de los ornes son diversas y que la una non semeja á
la otra; mas á todos estos, assí colérico como fle-
mático, pan y vino y carne es convenible para todos
y para restauración: bien assí puede ser fallada mele-
zina convenible para todos para la ressolucion y para
el vaziamiento quando lo uviere menester.
20I
Preterea, si una melezina simple faze obras diver-
sas, contrarios engeños, mucho mayormente lo pue-
de fazer en obras non contrarios engeños; mas el
asensio faze obras diversas de sus linages, ca él es-
triñe y vazia, según el dicho de Avicena: sigúese que
mucho mejor puede ser que una melezina compuesta
que puede vaziar los humores diversos, pues concor-
dan todos en vaziamiento.
Preterea, si una melezina simple faze obras diver-
sas de las virtudes segundas, también puede fazer en
las primeras; mas la manganilla abre y aprieta, se-
yendo una melezina simple, mucho mejor puede ser
que muchas melezinas que son compuestas en uno
pueden purgar humores diversos. El antecedente pa-
reció por sí: la conseqüencia pruévase por Avicena,
que dize que manganilla y corona de rey son abride-
ras y cerraderas, seyendo una melezina simple; y por
consiguiente, mucho mejor podemos purgar con una
melezina compuesta muchos humores.
Preterea, si una melezina simple purga por tres
caños diversos, ques la orina, y por cámara y por
sangre del tiempo de la muger, mucho mejor lo pue-
de fazer una melezina compuesta, y podemos purgar
humores diversos por un caño; mas el asensio es éste:
sigúese que mucho mejor lo puede fazer la compues-
ta, )' por consiguiente con una melezina compuesta
podemos purgar humores diversos.
Preterea, si las melezinas simples quando com-
26
202
puestas obran contrario de lo que obran quando eran
simples, mucho mejor pueden obrar cosas concor-
dantes seyendo compuestas; mas el verde y el azey-
te y la cera, seyendo cada uno por sí, consumen la
carne y comen, y quando son compuestos y ayunta-
dos fázenla crecer, según dixo Abenrruyz en el Cole-
gite: sigúese que con una melezina compuesta pode-
mos purgar humores y cuerpos diversos según arte
razonablemente.
Preterea, si las dolencias más peligrosas que pue-
den ser acusados de las cosas contrarias en sí sanan
con una melezina compuesta, muy mejor pueden
obrar, y fázenlo, en las dolencias simples y más pe-
queñas que las otras, que pueden ser que guarezca
con una melezina compuesta; mas non há en el mun-
do más peligrosas dolencias que las de las ponzoñas,
y todas guarezen con la atriaca; sigúese que las do-
lencias menos peligrosas pueden guarecer con una
melezina compuesta, y por consiguiente con la dia-
magna puédense purgar muchos cuerpos con razón.
Preterea, la melezina que obra por virtud y por
propriedad que ganó de la compusicion natural que
es llamada toda sustancia, non devemos preguntar ni
demandar por quál razón lo faze, según dicho del Fi-
lósopho, ca non devemos preguntar por qué es el
ome animal racional mortal, ni por qué relincha el
cavallo, ni por qué rebuzna el asno, ni por qué maula
el gato; mas la melezina compuesta gana complision
— 203 —
natural, por quanto faze aquella obra: sigúese que
non lo elevemos preguntar por qué lo faze.
Preterea, esta diamagna obra por toda siistan-
cia y por virtud que ganó en el componimiento, y
non por calidad, ca si fuesse por calidad, ó comple-
xional ó compusicional. Y si fuesse compusicional se-
ría llamada complesion segunda y sería de diversas
condiciones, según dize Avicena en el segundo, que
la razón porque la melezina simple faze obras diver-
sas es por quanto es compusicionada y non complis-
cionada; mas la diamagna, aunque la pusiésemos com-
plisionada, puede obrar obras diversas, mayormente
si la ponemos complicionada.
Preterea, dada melezina que sea de diversas vir-
tudes, la virtud apartadera del cuerpo departe y des-
coge el bueno del malo, y aprovéchase del bueno y
tira la virtud al malo que non faga ninguna obra, se-
gún dize Avicena en el comiengo del quinto: sigúese
que quando la diamagna uviere de purgar algún hu-
mor, que purgará la que fuere menester de purgar y
dexará las que non fueren menester de purgar.
Preterea, toda melezina simple, quanto es com-
puesta de quatro elementos, es de diversas virtudes,
)' el que es de diversas virtudes sus partes non seme-
jan unas á otras ni están ayuntadas, y pues no están
a) untadas cada una puede usar de la su naturaleza;
mas la diamagna es compuesta de muchas melezinas
simples: sigúese que puede obrar naturalmente mu-
204 —
chas obras diversas, y por consiguiente con la dia-
magna podemos purgar muchos humores. La mayor
parece por el dicho de Avicena, y dize: non conviene
que pienses que las melezinas non sean compuestas
de virtudes diversas; mas antes son compuestas de
virtudes diversas: y toda aquella melezina diversa en
que ay virtudes diversas non es semejante en sus par-
tes, ni ayuntadas unas con otras del todo; ca si esto
fuesse seguirse ya que dos contrarios estuviessen en
un lugar mismo y que uviesse frió y calentura ayunta-
dos en una cosa: mas deves entender que non están
ayuntadas, y por tanto de la una parte de la melezina
sale una obra y de la otra contraria della, por consi-
guiente la diamagna puede purgar naturalmente hu-
mores diversos.
Preterea, si todo maduramiento de los humores
podemos fazer con axarope, bien assí podemos fazer
purgación con una melezina; mas con axarope viola-
do y oxisacra podemos madurar todo humor y toda
dolencia: sigúese que con una purgación podemos
purgar muchas dolencias.
Preterea, lo que es fallado en una melezina com-
puesta puede ser fallado en otra tal y tan buena y
mejor, ca non es sinon según más ó menos; mas el
diacatolicon es un letuario que dizen los dotores de
Medicina que se puede purgar con él cólera y flema,
y sangre y melancolía, y puédese dar á sanos para
conservar la salud, y á los dolientes de qualquier na-
— 205 —
tura que sea, para purgarles y tornarles en salud: si-
gúese que también puede ser la diamagna y otra que
sea ya provada y ordenada ya por arte.
Preterea, si una melezina simple purga diversos
humores, mucho mejor lo puede hazer la compuesta
por arte; mas el ruybarvo purga humores diversos,
mayormente la diamagna, que es compuesta de ruy-
barvo y de otras muchas y mejores.
Preterea, si con la fuerte melezina podemos pur-
gar humores diversos, mucho mejor con la flaca y la
benigna; mas con la escamonia podemos purgar to-
dos los dolientes y los sanos, según el Macrobio que
manda dar axarope jullepe aguzado con escamonia á
los que uvieren menester cámaras: sigúese que mu-
cho mejor se puede dar la diamagna, que es más sim-
ple que la escamonia y el jullepe, y mucho mejor or-
denada, y con muchas cosas pertenecientes para cada
uno de los humores, y con sus guardas, y con sus
alas, y con sus catamientos ciertos y ordenados por
arte.
Preterea, la prueva es de creer sobre todas las
cosas; mas la diamagna es provada de veynte y cin-
co años acá que faze purgar humores diversos, y la
prové en mí primeramente y en mis cosas, y lo prue-
vo de cada dia, y fallóla buena y cierta, y todos los
que la usan: sigúese que con ella podemos purgar
muchos humores, y cuerpos diversos y diversas en-
fermedades; mayormente, que fué ordenada sobre
206
dos títulos, que son buena razón y esperiencia. La
buena razón es por ocho condiciones, que son forja-
das de ser falladas en la melezina ante que sea dada
por cierta, según dize Avicena en el segundo. La
primera es que aquella melezina sea muy apurada y
muy guardada de toda calidad acidental, en tal guisa
que seamos ciertos que su obra es natural y non por
calidad que le vengan por parte de fuera. La segun-
da que aquélla sin que sea provada en dolencia sim-
ple y non compuesta, porque seamos ciertos que
aquella melezina es propria á aquella dolencia sim-
ple; ca si la dolencia fuere compuesta non sabríamos
cierto á quál de aquellas dos dolencias aprovecha va.
La tercera que aquella melezina que sea provada en
muchos dolientes diversos y de diversas condiciones
)• de dolencias. La IIII que la virtud de aquélla sea
ygual á la virtud de la dolencia, en guisa que sea ma-
nifiesta su obra y bien clara. La V que catemos qué
obra faze en escalentando ó en resfriando en el tiempo
del tomar; ca si resfriare al comiengo y después esca-
lentare, parece que aquella frialdad que es acidental,
)' non la devemos juzgar por fria. La VI que aquella
calentura ó aquella frialdad que ella diere que sea
continuada y duradera, que significa que ella es na-
turalmente y non acidentalmente. La VII que sea pro-
vada en el cuerpo del ome y non en otra animalia; ca
el tuero es vianda de la codorniz, y es pongoña para
los omes. La VIII que sepa qué diferencia ay entre
207 —
vianda y melezina; ca la melezina es callente por ra-
zón de su calidad, y la vianda es callente por su sus-
tancia.
Con estas ocho razones es provada la natura de
las melezinas, y con éstas viene la esperiencia verda-
dera: y por esta razón la diamagna es compuesta se-
gún estas dos maneras generales de la razón y de la
esperiencia, que contiene las ocho sobredichas; por
lo qual deve ser dada por buena y por verdadera me-
lezina purgadera en general, y en particular entre to-
das las otras melezinas.
CAPITULO XXXVII
En solución de los a7'gumentos que son cu aposito
de la diamagna.
Al primer argumento respondo que la mayor es
falsa, ca non es impossible que una melezina non
purgue humores diversos, señaladamente la diamag-
na, ca ésta obra por virtud de toda sustancia y pur-
ga el humor que peca y non el que non peca: bien
assí como la atriaca, que obra en el veneno y en la
pongoña, de qualquier natura que sea, en qualquier
cuerpo que sea, y non faze daño á los otros miem-
bros que non la han menester, assí puede ser que es-
— 208 —
ta diamagna que purga el humor que peca qualquier
que sea, en qualquier lugar que sea y non en otro,
en guisa que si pecare una libra de cólera y non otro
humor, ó flema y non otro, ó ambos á dos ayunta-
dos, que purgará lo que cumpliere, y non más de los
otros que non pecan; ca naturalmente entre el tira-
dor del humor y el humor que es tirado ay semejan-
za de naturaleza essencial y propria que la tira, y non
ay otra cosa, assí como el diamante, que tira el fie-
rro, y aunque falle otro metal cerca del non tirará
del, porque non es su naturaleza, según dize Avicena
en el primero.
Otrosí, veemos que la melezina tira á las vezes
el humor gruesso y dexa el delgado, maguera que el
delgado devia más ayna de salir, y déxalo por quan-
to non há catamiento para ello; esso puede ser que
purgará lo que peca y dexará lo que non peca: ma-
)ormente que la diamagna es compuesta de muchas
melezinas de las que han catamiento á la cólera, y de-
llas á la flema, y dellas á la melancolía, dellas alim-
piar la sangre; y quando acaeciere que peca la cólera
solamente, yrá la virtud del ruybarvo para ella, que
es natural para la purgar; y maguer el agárico non
há catamiento para ella, yrá á ayudar al ruybarvo pa-
ra purgar la cólera; y si fuere al contrario, yrá el
agárico para la flema, y el ruybarvo ayudar la há; y
si pecaron ambos á dos, purgará cada uno la suya; y
si non uviere de purgar sinon el uno, non purgará
209 —
otro: bien assí como acaesce en los trocisos del al-
canfor, que se aprovecha la natura de las rosas y de
las cosas frías que son menester, y tira la virtud del
agafran, que es callente, que non faga daño ninguno
ni obra ninguna.
Otrosí, la complision que es de diversas virtudes
apártanse cada uno á la suya, que si peca en los qua-
tro humores yrá la virtud del ruybarvo á la cólera, y
el agárico á la flema, y el sen á la melancolía, y pur-
gará cada uno lo suj'o, si lo fallare que lo aya menes-
ter, y si non lo uviere menester non lo sacará, más
antes ayudará á la melezina que há menester el hu-
mor que peca, y non otra.
Otrosí, veemos naturalmente que un obradero
mismo faze obras contrarias, ca el sol emblanquesce
al paño y tórnase negro el rostro que lo lava por el
aparejamiento del recebidor; pues si un obradero fa-
ze obras diversas, mucho mejor lo pueden fazer mu-
chos obranderos diversos, según el aparejamiento de
los que reciben la obra.
Otrosí, veemos que el ojo que alcanza las cosas
prietas y blancas en un punto que son contrarias; ma-
yormente puede ser una melezina que purgue diver-
sos humores, pues ella es compuesta de muchas me-
lezinas.
Otrosí, esta melezina ó es compuesta ó compli-
sionada; si es complisionada obrará obras diversas
de parte de la forma por toda sustancia, como el
27
2 lO
atriaca, y si es compuesta sin complision es llamada
confecion de vezindad, y mucho mejor puede obrar
obras diversas, ca cada una de las melezinas simples
que entran en ella fará su obra naturalmente: y por
ende, la diamagna puede purgar humores diversos,
si menester fuere de los purgar, ó un humor solo, si
non fuere menester más.
CAPITULO XXXVIII
De la purgación por manera de gómito.
El gómito es vacuamiento convenible para lo fa-
zer dos vezes en el mes, y non menos, por razón que
en la segunda vez salga lo que menguó de la prime-
ra, en guisa que alimpia el estómago; y aprovecha
mucho para conservar la salud por muchas maneras.
La I, porque purga la cólera y la flema del estóma-
go mucho mejor que non se purgarla por ayuso en
cámara. La II, porque alimpia la vista y los sesos.
La tercera, porque tira el dolor de la cabega. La
quarta, porque dá apetito de comer y tira el gómito.
La V, que tira el apetito corrupto, assí como de car-
\ bon de greda y de sus .semejantes. La sexta, aprove-
cha al mal de las renes, y de la bexiga y de las lla-
gas dellas. La séptima, aprovecha á la lepra, y los
211
que caen de gota, y al apretamiento de los pechos,
y la perlesía, y á la gota, y tira el gómito, según dize
Avicena: gómito sana gómito y cámaras sanan cá-
maras.
Conviene á saber que el gómito purga especial-
mente y naturalmente la sustancia del estómago, y el
duodeno, y ayuno y yliaco, que son los estentinos de
yuso, por razón que son muy gordos y gruessos, y el
estiércol que está en ellos es duro y non puede sobir
arriba. La razón desto es y lo que nos comemos y
bevemos vá del garguero al estómago, que es de
figura de una redoma con un cuello, y allí se cueze la
vianda en seys oras, y fázese como tisana, que es
llamado hilo; y después que es acabado este cozi-
miento por la virtud digistiva, que es callente y hú-
mida, y por la calentura del fi'gado de la parte dere-
cha, y de la calentura del coragon, que es en la parte
yzquierda, en guisa que está la candela en derredor
della, assí como el fuego en derredor de la olla; é
después desto deciende del estómago y váse á los
estentinos, que son suyos, los quales son llamados
duodeno, jejuno, y liaco, y orbo, colon, que maguer
que sean todos una cosa, que ay seys nombres por
los seys oficios que fazen en el cuerpo. El I es llama-
do duodeno porque há de luengo doze dedos cada
hombre, según la longura de su dedo mismo. Y al
otro dizen ayuno, porque está siempre vazío por ra-
zón de la cólera que para en él, é lávalo, y non finca
-— 2 12
ay nada de vianda. Empos desto viene yliaco, que es
fecho como cinta, en que se faze enfermedad que
llaman cólica. Y al otro dizen orbo, que quiere dezir
ciego, ques fecho como una bolsa por dos razones:
la primera, porque se muele la vianda que non se
muele en el estómago: la segunda, porque non salga
el estiércol dende tan a}'na, en guisa que se puede
detener de non salir fasta que llegue, y sale aquel
lugar donde lo faga; ca si este estentino non fuesse
fecho assí, seríamos como las bestias y caeríamos
en gran vergüenza. Y empos déste viene otro que
llaman colon, adonde se faze una dolencia que lla-
man yliaca. Y empos déste viene luego por donde
sale el estiércol.
Devemos saber que por estos seys estentinos
van las hezes de las viandas solamente, ca el gumo
sustancial pártese dende y vá al hígado por unas ve-
nas delgadas, que son llamadas miseráycas, que se
ayuntan en el estómago en el fondo en el ayuno, y
porque chupan el fígado toda la humidad de la vian-
da, y tórnala en natura de sangre en otras seys oras;
y después que ha tornado sangre en la concavidad
del fígado, y apúrala y embia las hezes al bago por-
que se govierne del. Otrosí, porque vayan al estó-
mago, y que ponga apetito de comer; la sangre que
fuere mucho cozida apártala á la bolsa de la fiel, por-
que se govierne della y para que vayan á los esten-
tinos y qual es de saber de salir á cámara; y la san-
2 I
gre que fuere mal cozida embíala al cuerpo toda, pa-
ra que se govierne quando les menguare la sangre.
Otrosí, porque non se desequen con el gran movi-
miento y el agudeza de la sangre, que es del agua
que bevemos, embíala á los ríñones; allí toma color
de oro, según la color de los riñones, y dende váse á
la bexiga y á la verga por orinar; y después que el
fígado alimpia la sangre y la apurado, si fuere bien
cozida después de las seys oras, embia ración á los
miembros, á cada uno por unas venas delgadas que
son en él, que llaman capillares: y dá primeramente
al coragon, que es el príncipe de la vida; y después,
de razón, al celebro, que es príncipe de las virtudes
animales; y después toma el fígado, que es príncipe
de la natura; dende adelante todos los miembros, de
la cabera fasta los pies. Tórnanlo cada uno de los
miembros en su sustancia de carne, y de huesso, y
de nervios y sus semejantes, y tórnanlo en seys
oras, en guisa que en XVIII oras se acaban las tres
digistiones.
Si acaeciere alguna demasía en el estómago, es
bueno de lo alimpiar con vómito, con condiciones
ciertas, que son éstas que se siguen: la I condición
es que non guarde ome tiempo cierto, y la natura
siempre requería en aquel tiempo, y por tanto non
deve vomitar por tiempo cierto; la II condición, que
sea ome liviano para lo fazer, y si lo uviere grave de
fazer non lo faga, ca podria rebentar alguna vena de
- 214 —
sangre, de que podría peligrar; la III condición, que
sea largo de pechos y non estrecho: estos tales que
han el ressollo apretado y delgado de pescuego son
aparejados para escopir sangre, y estriñe el gómito;
la quarta condición, non sea muy gruesso, ca reben-
taria la vena de ligero, y los magros son aparejados
para fazer el gómito que non los gruessos; la V con-
dición, que non sea flaco del estómago; la VI, que
comience en las cosas livianas y después en las fuer-
tes; la séptima, emblandezca el estómago primera-
mente con viandas laxativas, y con grossuras y con
viandas diversas, en guisa que las alance más ayna;
la VIII, que después que ayan bevido la melezina que
dá gómito ante que faga movimiento, ca el movi-
miento faze ayna salir, y el estar quedo es el contra-
rio; la novena, que le aten sobre los ojos una toca,
en guisa que se non enflaquezca la vista con el gó-
mito; la X condición, que ate el estómago con un
paño delgado blanco, en guisa que decienda ayuso
la melezina; la XI condición, que se faga en el tiempo
del estío, ó al medio dia, y que sea el ayre callente )'
non en tiempo frió; la XII condición, que non max-
que la vianda mucho, porque salga más ayna; la XIII,
que si los humores fueren gruessos y viscosos que
los delgazen primeramente con las melezinas que le
pertenecen; la XIIII condición, si los humores fueren
delgados que los engruessen con cosas pertenecien-
tes, assí como fariña de grano de granada ó arroz, ó
— 215 —
favas mondadas y cozidas, que espessan y alimpian;
la XV, que non faga gómito á las preñadas ni á las
pandas, ni á los cuerpos que son muy flacos.
Recipe para gómito: tomen el rávano blanco dos
ongas, y tájenlos á revanadas, y tomen una onga enel-
do, y otra de simiente de armuelles; y fierva en tres
libras de agua fasta que torne en una, y cuélenlo y
buélvanlo con dos ongas de miel y con una de vi-
nagre fuerte, y estén en remojo toda la noche, y á
la mañana coma muchas viandas gruessas, assí como
pescado salado, y rávanos, y cebollas, y uvas, y ba-
deas, y coma quanto pudiere, y deinde tome el bre-
bajo sobredicho, contía de una libra dello, tibio, y
después á cabo de rato faga gómito; y si non pudie-
re, fágalo con una péndola de azeyte fasta que esté
el estómago limpio.
Otro gómito: nepta, un manojo; rávano vagisco
y del otro, y cebolla albarrana, y simiente de visnaga,
tubsa marina, nos bomiar, castaña judía, acera, cen-
taurea, simiente de armuelles, de cada uno media on-
ga; eneldo, un manojo. Sean machucadas estas cosas
y cozidas en un agumbre de agua, fasta que torne en
un torrazo, y cuélenlo y buelvan azeyte de comer y
miel, de cada uno dos ongas.
Otra: ieia rafuni, fiel de vaca, gumo de saúco, gu-
mo de palomina, paritaria, oruga, poleo, simples ó
compuestos, cozidos en agua, y beva de aquel caldo
y faga gómito.
2 l6
Otra: catapucia y ua, de cada una una ochava de
onga. Sean cozidas en agua y bueltas con miel y con
vinagre, y fagan gómito.
Otra: miel y vinagre, dos ongas; azeyte y ajonjo-
lí, una onga; agua tibia, un cotofre.
Otra: gómito de Nicolao, una onga; oximel, dos
ongas; agua, un cotofre.
Otra: oximel esquilítico, dos ongas; decocion de
eneldo, una libra.
Otra: gumo de granadas agradulces, quatro on-
gas; agúcar rosado y azeyte rosado, de cada uno dos
ongas. Sea mezclado todo en uno, faga gómito con
ello y con péndola untada en azeyte, y después quel
estómago fuere limpio con este gómito, lave bien la
boca y el rostro con vinagre aguado, para tirar el do-
lor de la cabega que vino por el gómito, y beva un
adarme de almástiga con almívar y con gumo de pe-
ros, y unte los lomos con azeyte de manganilla ó de
lirio, y entre al baño, y esté un rato y salga luego.
Otrosí, tárdese tres oras antes que coma, y si
oviere eran orana de comer coma viandas de buen
olor, y de buen sabor y de buen humor.
Otrosí, empos del vómito es bueno de fregar las
estremedades, porque decienda lo que fincó en el es-
tomago.
Otrosí, es bien de fazer tristel ante del vómito, ó
mechas, en guisa que los estentinos sean limpios de
hezes.
2 17 — ■
Otrosí, si le acaeciere angustia y vasca por el
vómito, beva agua callente con azeyte, y con adúcar
blanco y matalahúva, por assossegar el estómago, y
escallente el estómago y las estremidades con paños
callentes, porque se esfuerza á vomitar; empero non
le fagan estregamiento de los pies, porque non tire
á parte contraria.
Y los daños que se siguen del vómito que porfían
mucho son estos que se siguen: lo primero, enflaque-
ce el estómago; el segundo, atrae los humores á
parte del estómago; lo III, daña los pechos; la III I,
daña los dientes; la V, faze doler la cabega; la VI,
daña á los que caen de gota; la séptima, enflaquece
la vista de los ojos; la octava, daña el fígado; la no-
vena, daña los bofes; la dézima, quebranta las venas
y puede escopir y vomitar sangre.
Y el remedio del dolor de lomos que viene por el
vómito es remojarles con agua callente, y con azey-
tes blandos y con ventosas; y por el pugimiento del
estómago que finca por el vómito, use de grossuras,
)- con azeyte violado y de lirio, y con dialtea; y por
el regüeldo beva agua callente, poco á poco, y faga
que estornude; y si le acaecieren acidentes unte las
estremidades, y escaliéntenle el estómago con azeyte
nardino, y échenle en la oreja dello tibio si perdiere
la habla.
Y los remedios del vómito es el dormir, y ata-
miento de las estremidades, y emplastar el estóma-
28
— 2l8 —
go, y comer diacitónite y diamargariton, ó rosata no-
vella, ó diamarte, ó almívar, según más cumplida-
mente se declara en la tercera partida deste libro.
CAPÍTULO XXXIX
En los vaziamientos que se fazen por la orina.
Orina es agositad de sangre y escurimiento de
los humores por la qual se mundifican los caños del
fígado, y de los ríñones y de la bexiga; y sabed que
Dios fizo la bexiofa con ofran sabiduría, ca finchando
la bexiga non sale de ella viento ninguno y non pare-
ce forado por donde sale la orina. Y la razón por do
entra y por do sale es ésta: ca ella tiene dos foracos
por do viene aquella orina de los riñones á la bexiga,
y aquellos cantos tajan el pargamino de la bexiga de
encima, y váse por el otro pargamino, que está ayun-
tado con él, ca maguer que non parece más de un
pargamino dos son ellos, y fázese al uno, por do vá
la orina, en guisa quel un forado es por do entra y el
otro por donde sale: y por razón en quanto non está
el uno en derecho del otro, aunque se fincha la bexiga
de agua non puede salir fasta que viene la virtud es-
pulsiva y el talante para la desechar.
Y las sisfnificaciones de la orina son VII: la I, la
219 —
color; la II, es la sustancia; la III, es ser clara ó tur-
bia; la II 1 1, en las fezes y en las ypostasis; la V, en
ser mucha ó poca; la VI, en el olor; la VII, en el sa-
bor; la VIII, en el tacto; la IX, en el espuma.
Empero el sabor y el tacto non son usados; los
colores son de XX y tres maneras, y la sustancia es
en tres guisas, ó espessa, ó delgada ó ygual.
Y cada una destas siete maneras sobredichas se
parten ^n muchas especias, según se declara en el li-
bro de las orinas, y non es aquí su lugar de declarar;
ca la intención declara que es que sean sueltos las
orinas naturalmente, porque la salud del orne sea con-
ser\'ada en su estado.
Y las melezinas que sueltan la orina, dellas ay
simples, dellas compuestas, dellas medicinales y de-
llas viandalles, dellas que son vianda y medicina, y de-
llas que obran por una de tres maneras: la primera,
por virtudes primeras, las quales son quatro: calentu-
ra y friura, y humidad y sequedad; la virtud segunda
es en aquellas cosas que obran en abriendo ó cerran-
do, ó delgazando ó espessando; la virtud tercera es
en aquellas cosas que obran en un miembro especial-
mente más que en otro, assí como el agafran al cora-
ron derechamente, y el apio y el perexil á los vasos
de la orina y sus semejantes.
Y á la orina le acaescen una de tres enfermeda-
des: ó que es detenida del todo, que non puede orinar
nada; ó que orina poco, ó que se corrompe el orina
220
en salir corruptamente, assí como en el estranguria
ó en la quemazón de la orina. Y si por aventura
acaesciere alguno destos tres daños sobredichos al
hombre sano, puede ser ayudado con muchas mane-
ras de melezinas cada dolencia, según lo que le cum-
pliere. Mas aquí non queremos dezir sinon brevemen-
te de las que ayudan á soltar la orina y quebrantar la
piedra, los quales son assí, como el perexil domésti-
co y mancedonio, y el apio, y el espárrago, y el finojo
y todos aquellos sus semejantes.
Recepta: garvangos prietos, quatro ongas; pere-
xil con su rayz, apio, rayz de espárrago, y de finojo y
de salsifraga, de cada uno dos ongas; miel rosada,
tres ongas. Beva cada mañana, por nueve dias, una
altamía deste caldo.
Otra recepta: espárragos cozidos y adobados con
su azeyte y con su vinagre, suelta la orina.
Otrosí, los cuexcos de los duraznos y de las cere-
zas, y destemplados con vino blanco, es bueno.
Otrosí, los camarones tostados con sus barvas, y
molidos y dados con vino blanco, ayuda á soltar la
orina.
Otrosí, el perexil comido con su rayz, crudo ó
cocho.
Recepta para la piedra y para soltar la orina; pol-
vo de alacranes quemados, dos dramas; polvo de la
yerva del vidrio y polvo de liebre, y de pespita y de
cascaras de huevos en que se criaron los pollos, de
22 I
cada uno tres dramas; piedra judáyca, piedra de
esponja de la mar, piedra de hiél de vaca, de xibia,
camarones tostados, pimienta, saúco, carui, simiente
de malvavisco, gomaráviga, sausifraga, milion solis,
cominos rústricos, carpo, bálsamo, ylo bálsamo, es-
picanardi, yerva brenca, quatro simientes frías mon-
dadas, de cada uno una onga; letuario de liton tripón,
media libra; miel rosada, adúcar, de cada uno dos li-
bras y media. Sea fecho letuario: tome del cada ma-
ñana una cuchara, y beva empos del un poco de vino
blanco.
Otrosí, unten la vedija y los lomos con azeyte de
alacranes y con agripia, y dialtea y marciaton.
Otrosí, beviendo cuarta de onga de simiente de
xenabe con una poca de agua por nueve dias, que-
brantarle há la piedra.
Otrosí, las porquezuelas majadas con perexil y
con azeyte de vayas, y fecho emplasto en la vedija y
detrás, suelta la orina.
Otrosí, si se corrompiere la orina, y quemare y
escoziere al salir, deve ser purgada si fué por peca-
miento de contía de humor; y si fuere • por agudeza
deve ser ygualado el cuerpo, y guárdese de comer
ninguna cosa que sea aguda, ni salada, ni vino puro,
ni vinagre, y use de cada dia leche de almendras y
de pepitas de calabagas, y leche de cabras, y mante-
ca de vacas, y de toda grossura y dulgura.
Otrosí, para tirar la agudeza de la orina tomen
camarones bivos, y lávenlos y cuezanlos en agua dul-
ce y sin sal, y sin otra cosa, y beva una altamía por
la mañana )• otra á la noche por nueve dias.
Otrosí, después de ser el cuerpo purgado y bien
regido aprovéchanle á mucho esta recepta: recipe si-
miente de calabaza y de melón, y de badea, y de
pepinos, y de almendras dulces, de cada uno una on-
ga; simiente de belleño, quarta de onga; alquitira,
media onga; simiente de dormideras, una onga; alfe-
ñique, diagargante, agúcar candil, de cada uno tres
ongas; diamargariton templado, una onga. Sea fecho
todo esto tronos de peso de quatro dineros, y to-
men dellos á la mañana, y al medio dia y á la noche,
)' beva empos del de las leches sobredichas.
Y conviene á saber que la piedra es dolencia ofi-
cial en número acrecentado de la natura, y fázese en
los ríñones, y en la bexiga, y en los bofes, y en las
coyunturas, y en los miembros cóncabos. Y las causas
de la piedra naturales son quatro: conviene á saber:
causa material, y causa eficiente, y causa formal )•
causa final.
La causa material es humor gruesso, y viscoso }•
espesso, porque se engendra de las viandas gruessas,
assí como aguas turbias, y queso anejo, y pan cen-
ceño, y viscocho, y vino espesso, y legumbres, y tur-
mas, }• aves que se crian en agua, y carne de puerco,
y pescados salados que non tienen escama, y carne
salada, y berenjenas y sus semejantes.
— 223 —
E la causa eficiente es la calentura estraña, que
desuelve las partes delgadas de los humores y non
ressuelven la parte gruessa ni adustosa, en quanto
non es obediente, empodrécese y endurécese con la
gran calentura, y tórnase arena ó piedra dura, assí
como faze el forno en el barro, que desuelve las par-
tes delgadas y las enxuga, y endurece las partes
gruessas, en guisa que se faze con él los vasos de
barro duro.
La causa formal de la piedra es la angostura de
los vasos y de las canales por do passa la orina, y
non puede salir dende, y enciérrasse y empedrécesse
y endurécese; y por esto non se cria piedra en los lu-
gares anchos ni en las mugeres, salvo en los lugares
angostos, assí como los riñones, y la bexiga y las
coyunturas.
La causa final es el daño de las obras materiales
que siguen por ello, y el dolor y el detenimiento de
la orina, y el dolor y el detenimiento de los acidentes.
Y como quier que estas cosas son dolencia y son
contra natura, non finca por esto quel detenimiento
de la piedra en sí non sea natural, según se declara
en la tercera partida de este libro.
Otrosí, conviene á saber que la causa material
es fria y parte de los humores gruessos. Non perte-
nece en la cura desta enfermedad cosas callentes en
tercero grado, en las más vezes, por razón de la
causa eficiente que es calentura estraña sobrepujan-
te, y por razón la cura en general de la dolencia del
detenimiento desta dolencia de la orina y de la pie-
dra ésta es que se sigue: la primera es que sea regido
en las seys cosas necessarias como cumple; y por en-
de, el ayre sea templado y guárdese del frió quanto
pudiere, ca el frió es causa de la flaqueza de la digis-
tion, y la flaqueza de la digistion es causa de engen-
drar humores gruessos y flemáticos, que son causa
material de la piedra. Otrosí, en quanto opila y cie-
rra los caños y ayuda á la causa formal de la piedra
y del detenimiento de la orina; y por ende, sigúese
en las seys cosas necessarias, según el regimiento ge-
neral desta primera partida deste libro.
CAPÍTULO XL
De la vacnackni que se eleve fas er p o?' vianera
de sangi'ía.
Sangría es vacuacion general, que vazia la san-
gre que peca en quantidad, de la sangre dentro en las
venas, y la sangría deve ser fecha por el que es do-
liente de presente, ó el que es aparejado y dispuesto
para adolecer, y por conservación de salud, si concor-
dare diez condiciones que son dichas en el capítulo
del vaziamiento de cámaras: y la sangría se faze, ó por
— 225 —
quantidad mucha de la sangre, ó por ser poca y de
mala qualidad.
Generalmente aprovecha á toda dolencia que nos
recelamos que venga por sangre, antes que aya en él
la dolencia; y si es caido ya en ella non deve ser fecha
fasta que passe el comiendo y que parezca madura-
miento alguno; y á las vezes deve ser fecha en el
tiempo del estado, si fuere gran menester. Y el sano
dévese sangrar por manera de guarda de la salud, si
se recela de gran dolencia, ó que es aparejado para
ella, y estonce deve ser sangrado con estas condicio-
nes: la I, que molifique el vientre primeramente con
tristel, en guisa que alimpie los estentinos; la segun-
da, que descoja el tiempo convenible, assí como el
verano y el otoño; la tercera, que sea cerca del me-
dio dia, que está el sol callente; la quarta, que sea
hombre que lo aya acostumbrado; la quinta, que non
se faga en tiempo de gran calentura, assí como en
dias caniculares, que está la sangre muy callente y la
virtud enflaquecida; la sexta, que non sea en tiempo
muy frió, que está la sangre congelada, y saldría la
delgada y fincarla la gruessa; la séptima, que non la
faga después de gran afán ni después de gran vazia-
miento; la octava, que non se faga después que dur-
miere con la muger; la novena, ni después de baño;
la X, que non se sangre menos de catorze años ni de
más de sesenta. En quanto pudiere deve guardar es-
tas condiciones.
29
220
Puédese el orne sangrar por manera de conserva-
ción de salud. Y las venas que son usadas de sangrar
son seys venas caudales: la capital, y la basílica, y la
común, la del fígado, y la del bago, y la que se estre-
ma entre el mergelite, según dicho de Avicena en el
primero del Canon. Y fuera déstas ay sangrías de
veynte y quatro venas del cuerpo, según lo dize Ga-
lieno en el libro de las Sallarías.
Y las señales generales que demuestran puja-
miento de sangre son diez y seys: la primera, la orina
bermeja y espessa; y la segunda, el fedor de las cá-
maras; y la tercera, el fedor de la orina; y la quarta,
el apressuramiento del pulso, y su llanura y su blan-
dura; y la quinta, la graveza de la frente á la parte
derecha; y la sexta, el cargamiento de las espaldas y
de todo el cuerpo; y la séptima, la dulgura de la boca;
y la octava, la bermejura del rostro y la finchazon y
la bermejura de los ojos; y la IX, veer entre sueños
cosas bermejas como le parece que huelan; la X, es
el regüeldo y el sollogo, y sabor de gómito; y la XI,
vasca y non sossiego en dormir; la XII, sentir gran
cansancio en el cuerpo sin afán; y la XIII, sentir estos
acidentes todos más fuertemente de la ora novena
de la noche fasta tres oras del dia, que reyna la san-
gre; y la catorzena, nacencias pequeñas, assí como
diviesos y comegon que nace en el cuerpo; la XV,
mal de la boca y nacencias en ella; y la diez y seis,
el salimiento de sangre por las narizes, y de las en-
227
zías y del sieso; la XVII, la complision suya y su re-
gimiento, y la tierra y el tiempo, y la hedad y la cos-
tumbre, y aver luengo tiempo que non se sangró, se-
gún se declara en la sec. segunda, capítulo seteno y
tercero del primero del Cájion, donde dize que las
complisiones son X en general, que son: por el tac-
to }' la carne, y los cabellos y el color, y la compli-
sion y las obras, y los humores y los mudamientos, y
las superfluidades y las virtudes, según se declara ay.
Y por razón que Sevilla es callente y húmida de
natura, según dicho es, una de las cosas que aprove-
cha las más de las vezes y á los más es la sangre, por
quatro razones; la I, por ser callente y húmida; la se-
gunda, por ser las viandas callentes y húmidas, según
natura de la tierra; la III, por las muchas frutas, y
ortalizas y pescados que aquí son; la quarta, por ser
la tierra muy viciosa en comer de muchas maneras
de viandas en la mesa, más que en otra tierra; la V,
por el uso y costumbre, que son usados de sangrar
de pequeños, y de seys meses comienzan á sajar de
las orejas, y de un año de las orejas y de los bragos,
y de dos años sajan las piernas y el espinazo, y dende
adelante, si fuere gran menester, que lo sangren del
brago, por quanto dixo Aben que él sangrara á niño
de dos años, su fijo, y que lo escapara de la muerte;
)• }-o esso mismo sangré á aquellos mios de dos años
por muchas vezes, y fallé gran remedio.
Otrosí, ante tienen en costumbre de sangrar las
-^
— 228 —
mugeres preñadas ante que sea bivo una vez, y otras
dos después que fuere bivo, y maguer que físico non
lo mandare, después que nos veemos ques provecho,
non lo devemos desfazer, señaladamente á los que lo
han acostumbrado y que son muy sanguinos, cate la
esperiencia que deve ser de creer; y por ende, convie-
ne que los que ovieren las señales sobredichas, que
significan en pujamiento de sangre, se sangren dos
vezes en el año, en el tiempo del verano delbrago de-
recho y en el tiempo del otoño del brago izquierdo, y
las criaturas sanguinas sean sajadas de las orejas y
de los bragos, y de las piernas y del espinazo, y cada
uno según le fuere menester.
Otrosí, las preñadas y los hombres viejos que lo
uvieren acostumbrado puédenlo fazer en esta tierra
más que en otra.
Y en la sangría ay tres catamientos. El I en la
contía, ca la contía de la sangre del cuerpo del ome
en las más vezes ay en él catorze libras de sangre, ó
fasta diez y ocho, y por ende dize maestre Bernaldo
de Gordonio, en el capítulo de la Sa7tgre de ¿as nari-
ses, que si saliere contía de catorze libras de sangre
por las narizes, non puede bivir; y por ende, ponga-
mos que reyne la sangre más de lo que deve en la
complision igual, la dézima parte deve ser de sangre
menos, porque non enflaquezca. Y esta contía en esta
tierra ahonda que sea en todo el año una libra en los
sanos que la uvieren menester. Y esto deve fincar en
229
alvetlrío del físico, según viere que cumpliere de
sacar: y Avicena manda en el tercero libro, en el ca-
pítulo de Pleiti^es, que saquen dos tercias de libra de
sangre, que es cosa convenible para los caños de las
complisiones. El catamiento segundo es de la cali-
dad; ca si la sangre fuere poca y mala, dévese aver
sangrado, ca la melezina de la sangre es de dos ma-
nieras: ó por ser muy aguda, ó callente, ó por ser es-
pessa, ó por ser mezclada con las materias gruessas;
y la intención de la sangría es estonce para abrir las
opilaciones, assí como sangramos en las cotidianas y
en las quartanas. El III catamiento es tomado por la
sangre que sale al tiempo del sangrar; ca la espessa
que sale á gotillas significa gran viscosidad, y si fue-
re delgada significa gran agudeza, é si fuere muy ber-
meja y la sangre que sale fria significa gran frialdad,
y la caliente en calentura. Otrosí, el tacto de la san-
gre, si fuere áspera significa en sequedad, y si fuere
blanda como Qrrossura meneándola en los dedos sio-
nifica gran podrimiento y malina. Otrosí, la olor ma-
la de la sangre significa en humores corruptos; y esto
se prueva tomando un paño y mojándolo en la san-
gre, y si oliere bien significa en salud, y si oliere mal
es el contrario. Otrosí, la humidad que vá nadando
encima de la sangre después que es quajada, si fuere
mucha significa en gran humidad, y si fuere poca sig-
nifica en sequedad. Otrosí, conviene á saber que
aquella humidad deve ser de la color de la orina de
2^0
aquel doliente quando fuere apartada en el orinal; y
esta humidad es de la tercia digestión y anda con la
sangre por tornarse aquella agua al fígado, y sale
por la bexiga. Otrosí, la sangre quajada de ligera-
mente demuestra frialdad, y la que se quaja tarde de-
muestra calentura. Otrosí, tomando un palo y que-
brando aquella sangre, si se quebrare ligeramente,
assí como pan de mijo ó su semejante, demuestra
que aquella sangre que es muy seca, y la que non se
quebrare tan ayna será el contrario. Otrosí, la color
de la sangrre es en tres maneras: la de la faz deve ser
bermeja y clara; y la de medio deve declinar á color
de cidra, por la cólera; y la de yuso deve ser prieta,
por razón de la melancolía que es muy pesada. Otro-
sí, para saber si es aparejado el hombre á malatia,
tomen un paño blanco, y fínchalo de sangre y átenlo,
y esprímanlo en agua callente hasta que se desuelva
toda; y caten después lo que finca en el paño, y si
fuere como carne blanca demuestra en bien y en sa-
lud, y si fuere prieta es el contrario: y esta carne
blanca, si fuere dada á comer á los tísicos, aprové-
chalos y engórdalos. Otrosí, ay otra prueva della,
sacándola por alcatara; y lo que saliere primeramen-
te deve ser ralo como flema, y después deve salir
más espesso, como sangre blanco, y después deve
salir como cetrina, por la cólera, y á la postre como
hezes que fincan en alcatara, y ésta es la melancolía.
Y en esta manera puede el físico provar la sangre si
2^1 —
fuere menester sacar ó non en los sanos. Otrosí, con-
viene á saber que en la sangre puede ser tomada la
color, y la sustancia, y la espuma, y la gravedad, y
la olor, según se demuestra en la orina; pero por ra-
zón que la sangría non se faze sinon pocas vezes, non
trabajaron los físicos en juzgar la sangre particular-
mente, salvo en reglas generales, é dexaron el juyzio
particular; ay algunos que juzgan más de lo que al-
canzan. El quarto catamiento es que sea apercebido
de dar el físico una poca de granada ante que sangre,
que sea agradulce, ó agúcar rosado, ó una sopa de
pan en agua, para abaxar alguna cólera si fuere en
el estómago. El VII catamiento, que tenga presto al-
gunas cosas confortativas del estómago y del cora-
ron empos de la sangría, que non enflaquezca, assí
como margariton, ó peros assados, ó sopa de pan
tostado en vino blanco, y sus semejantes.
CAPITULO XLI
Por vaziamientos en natura de tristeles
y de 7nenchas.
El tristel es melezina muy convenible para des-
empachar las superfluydades de los estentinos, y
amansan muy maravillosamente todos los dolores,
2';2
señaladamente de las renes y de la bexiga, y de las
apostemaciones que se crian en ellas; y la dolencia
de la cólica trae de la cabega y de los miembros de
encima por quatro razones: la primera, por necessi-
dad de vacuydad, ca menguando de los estentinos
conviene que se fincha de lo de arriba, en guisa que
vazie la cabega por acidente; la II, por razón que las
melezinas calientes que traen, assí como tira el can-
dil el azeyte que está en la mecha; la tercera, por vir-
tud y por propriedad atractiva que trae el humor,
assí como la piedra yman, que trae el fierro; y assí
faze el agárico y la geripliega, y la jera logodio que
se echan en el tristel, tira los humores por virtud
tercera.
El tristel es melezina segura, señaladamente los
que son mansos y blandos; ca los agudos enflaque-
cen el ñ'gado y traen fiebres.
El tristel es bueno después de las purgaciones,
por razón que faze salir las superfluydades que finca-
ron después de la purga, y la forma de como se deve
fazer es cierta, y non es menester dezir; y conviene
que el que lo recibiere que esté echado de brugas, }•
después de acostado señaladamente de la parte del
dolor, si lo tiene, y alze los pies arriba porque passe
á los estentinos. Otrosí, friegúenle el espinazo, y el
vientre y los costados con la mano: y el tiempo con-
venible para lo recebir es en ayunas, por quanto está
el a}Te frió, }' por razón que se encierra la calentura
— 233 —
del cuerpo y faga mejor su obra. Otrosí, deve ser
después de baño, por razón que están abiertos los
caños para salir más livianamente con el tristel; pero
en el tiempo muy callente puede traer vasca y sín-
copis: y los estentinos muy sotiles, pungitivos, dé-
venlo escallentar y deve escallentar la vedija en de-
rredor y el sieso con azeyte de almendras y con
manteca, por amansar aquel pugimiento.
Y de los tristeles ay dellos que la intención es
para vaziar; la segunda, ay dellos que son para res-
treñir y soldar; la tercera, ay dellos para amansar los
dolores, y ay dellos mansos y dellos rezios, y siem-
pre devemos comengar en los mansos y blandos y
á la postre en los fuertes que traen y tiran.
Recepta de tristel simple: malvas y manganilla,
de cada uno un manojo. Sea esto cozido y curado,
fagan ataluina de afrecho, y echen sal, y azeyte de
oliva y arrope, lo que cumpliere: éste es assaz simple
para el comiengo.
Otra recepta más blanda: malvas, malvavisco,
fortiguilla muerta, gordo lobo, de cada uno una ma-
nada; alhoua y linaza, de cada uno una onga; manga-
nilla, un manojo; afrecho gordo, un puño lleno; de
azeyte de comer, y miel y manteca de vacas fresca, de
cada uno dos ongas; salitre, quarta de onga. Sea fe-
cho tristel y pónganlo tibio, ca el muy callente es
muy peligroso: y la contía del tristel es de una libra
fasta libra y media.
30
— 234 —
Recepta para los sanguinos: corregüela, acelgas,
mercurial, de cada uno un manojo; simiente de mal-
vas, dos ongas; cañafístola, una onga; miel rosada y
azeyte rosado, de cada uno dos ongas; sal, media on-
ga; furfuris, una manada.
Recepta para los coléricos: rosas y malvas, vio-
letas, cevada, de cada uno dos ongas; manganilla y
finojo, y agúcar rosado, de cada uno media onga;
agúcar bermejo, azeyte violado, manteca de vacas,
de cada uno dos ongas; furfuris, una manada.
Recepta para los flemáticos: manganilla, corona
de rey, centaurea, malvas, mercurial, de cada uno un
manojo; polipedio, mastranto, livístico, alholua mata-
lahua, finojo, de cada uno media onga; benedicta, ge-
ripliega, agárico, de cada uno quarta de onga; miel
y azeyte de manganilla, de cada uno dos ongas; sal,
media onga, ó la que cumpliere.
Tristel para la melancolía: recipe cantueso, man-
ganilla, mercurial epítimo, sene, de cada uno una on-
ga; de borrajas, media libra; cañafístola mondada,
flor de alcohela, flor de malvas, de cada uno una
onga; miel, azeyte de manganilla, de cada uno quatro
ongas; huevos batidos, tres; manteca, dos ongas; sa-
litre, media onga.
Tristel para las lombrizes: atramuzes, fojas de
priscos, asensios, yerva lombriguera, malvas y mal-
vavisco, de cada uno una onga; fiel de vaca, una; gi-
pliega, media onga; atalvina del afrecho, }' sal y azey-
— 235 —
te, lo que cumpliere. Otra recepta: tome de acelgas,
media libra; agúcar bermejo, quatro ongas; azeyte
rosado, dos ongas; sal, quarta de onga.
Otra recepta, para mugeres preñadas: caldo de
gallina, media libra; huevos, yemas, tres; manteca )-
azeyte rosado, y alfeñique, de cada uno una onga. Y
sea fecho tristel sin sal.
Otra, para el dolor del vientre: ruda, monoha,
cominos, matalahúva, finojo, nieta, manganilla, mas-
tranto, livístico, de cada uno una onga; miel, tres on-
gas; geripliega y diacimino, de cada uno media onga;
sal, quarta de onga.
Recepta para los viejos: cabega de carnero y ga-
llo viejo, y el coragon del cuerpo, sean cozidos con
dátiles y figos, passas, flor de romero, amoradux y
alholua, de cada uno una onga; azeyte de vayas y
miel, de cada uno tres ongas; manteca de vacas, una
onga. Y sea fecho tristel.
Otrosí, las mechas mueven y dan cámaras. Ay
dellas mansas y dellas agudas. Las mansas son assí
como mencha fecha de punta de col, ó de rávano, ó
de tocino, ó de candela de sevo, untadas con azeyte
ó con sal.
Recepta de meochas: agárico, fienda de ratones,
cabellos de la liebre, de cada uno media onga; miel
rosada, dbs ongas. Sean fechas menchas untadas con
azeyte.
— 236
CAPITULO XLII
De la vacilación por manera de baño.
El baño vazia los humores del cuerpo por mane-
ra de sudor; y difinicion de sudor es superfluydad lí-
quida que sale del cuerpo de la digistion tercera de
los miembros.
Y del sudor ay dello natural y dello non natural.
Lo natural es aquello que viene con el movimiento
templado, ó por manera de baño templado, ó mane-
ra de término. Lo non natural es el contrario.
Por esta razón, el baño ygual entra en el regi-
miento de la salud, según Avicena en la sec. segun-
da, á XIX capítulo. Y en la sec. tercera, á quinto ca-
pítulo, dize que el ome que bien regido es natural-
mente por arte de Física, non há menester baño, ca
su cuerpo está siempre limpio; mas alo menester á
las vezes para ganar alguna calentura sotil y alguna
humidad templada.
El baño faze obras diversas, ca él escallenta y
resfria, y emblandece y deseca, y abre y cierra, y aun
amansa el dolor y muévelo. Y esto es por tres razo-
"ñes: la primera, según las partes del, que el agua y
el ayrc, según la natura de que fuere, assí fará obra;
— ^11 —
y la segunda, según los cuerpos que recibieren el
baño; la tercera, según el tiempo que estuvieren en
ello.
Y la primera parte, que el agua y el ayre, eleve-
mos saber que él es en quatro maneras: callente hú-
mido, y callente y seco, y frió y húmido, y frió )'
seco.
El baño callente y húmido es el que es de agua
dulce, templado en calentura en tal guisa que non re-
suelva. Este baño tal es templado señaladamente en
las complisiones que quieren escallentar y aumentar,
y engruessa con estas condiciones que se siguen: la
primera, entrar en él después de comer, ante que sea
acabada la digistion del estómago, en guisa que non
en él seyendo la vianda cruda en el estómago, ca en-
crudecerse ya más, ni tampoco después ques acaba-
da del todo, porque non enmagrezca; la segunda, que
sea el baño templado y non muy callente, ca el que
es muy callente consume y enmagrece; y la tercera,
que sea de agua dulce y non salada; la quarta, que
more en él tiempo templado, y non esté ay mucho,
porque non faga resolución; la quinta, que si fuere
colérico que tome primeramente oximel ó triasánda-
lo, y después del baño esso mismo, por defenderse
de la opilación, y si fuere flemático tomen diacimino
y diapiperion; la sexta, que non se bañe después que
durmiere con la muger; la séptima, ni después de
purga; la octava, ni después de gran afán; la novena.
— 238 —
ni después de gran finchimiento de vianda; la décima,
ni seyendo el cuerpo lleno de malos humores; la on-
zena, que non sea orne muy caliente de complision;
la dozena, que non tenga fiebre quando entrare en él;
y la XIII, que non tenga llaga en su cuerpo; y la
XI 1 1 1, que non tenga postema; la XV que entre de
grado en grado, primeramente en la primera casa, y
después pósese un poco en la segunda, y después en
la tercera, y á la postre en la quarta casa do es el
baño, en guisa que non entre á desoras de frió á ca-
liente; la XVI, esso mismo faga al salir, que non sal-
ga súbitamente y de un contrario á otro; la diez y
siete, que non tome agua fria ni otra cosa fria de
dentro en el baño; la diez y ocho, que non tome
cosa fria empos del baño, ca en quanto están los
caños abiertos, entraria la cosa fria al coragon ó á los
miembros nobles, y dañarlos ya; la XIX, que non to-
me cosas muy calientes, ca podria traer desollamien-
to de los estentinos y desentería, y por ende po-
dríanse secar los miembros principales, y desecarle
ya la humidad radical estando cubierto todo, y trae-
ría tisiquia; la veynte, que non salga la cabega des-
cubierta, ni el cuerpo desnudo, ca si fiziere frío ce-
rrársele yan los caños, y si fiziere caluras desoí vería
la humidad radical estando: la veynte y una, que non
deve entrar en el baño con finchimiento de los esten-
tinos, ca cerrar se yan los caños, mas deve procurar
por cámara primeramente; la XXII es que, según la
— 239 —
manera desta ciudad de Sevilla, el mejor tiempo para
entrar en el baño es por la mañana á ma^'tines, en
ayunas, por quanto non es acabada la digistion del
todo de la cena, ni está vazío el estómago del todo,
en quanto usan mucho de cenar: y algunos ay que
alaban mucho el baño de la tarde, en anocheciendo,
por tres razones: la primera, por el sossiego de toda
la noche; y la segunda, por el sudor, que se puede
mejor guardar en la cama que non andando; y la ter-
cera, porque el estómago ni está lleno ni vazío; y la
veyte y quatro, que conviene que ante que bañe su
cuerpo sude espacio de media ora, y después báñese;
y la veyte y cinco, que el que es limpio de humores
malos lave la cabega primero, pues non recelamos de
subimiento, ni de bahos de la cabega, pues limpio es,
y si non fuere limpio non sé lave la cabega fasta la
postre, que son ya los bahos consumidos por los cue-
ros del cuerpo; la XXVI, que sea el agua de la cabe-
ga muy callente, por razón de la frialdad del meollo,
por razón que non se desuelva el cuerpo mucho; la
XXVII, que fuelgue y duerma empos del baño; la
XXVIII, que coma á poco de rato viandas buenas,
assí como es buen pan y buen vino, y buena carne de
perdiz ó de gallina, y que se esfuerce con diamarga-
riton ó con agúcar rosado, ó con diacitron ó rosata
novela, si fuere colérico, y si fuere flemático toma
diacubra y dianthos, y pliris y sus semejantes; la
XXIX, que tome plazer y alegría, y se quite de cuy-
— 240 —
dados empos del baño, porque non dañen la com-
plision del espíritu, que está movido por el baño.
Y el baño callente y seco es en dos maneras:
natural y artificial. La natural es assí como aquellos
que son callentes de sí en su natura; y estos que son
tales aprovechan á los gotosos y á los quartanarios,
}• á los que han dolencias viejas y luengas. La artifi-
cial es la que se faze con yervas callentes y secas, co-
mo romero y laurel, y amoradux y niepta, y sus se-
mejantes, ó con estufas secas, ó con agua de la
mar.
Y el baño fi-io y húmido es assí como bañarse en
agua fria en el rio y en otro lugar. La intención deste
baño tal es para tornar la calentura natural que está
derramada de parte de fijera, á parte de dentro, para
ygualar la complision de los coléricos y para dar
apetito de comer, y para esforgar las virtudes todas,
estando templadamente en el agua fi'ia con estas
condiciones que se siguen: la primera, que sea man-
cebo de veynte y cinco fasta quarenta años; la se-
gunda, que sea callente de complision; la tercera,
que sea hombre de buen regimiento; la quarta, que
sea rezio de complision y de buena virtud; la quinta,
que sea de buen cuerpo y de buena complision; la
sesta, que sea tiempo de Agosto; la séptima, que sea
en tiempo que non faga viento en el rio; la octava,
que non esté el rio creciente, salvo en la menguante,
que está el agua tirada de la cresciente; la novena,
— 241 —
que teng-a buen estómago; la décima, que non sien-
tan movimiento; la onzena, que non faga muchas cá-
maras; la dozena, que non aya decendimiento; la tre-
zena, que non sea mancebo ni viejo, salvo de la mi-
ranceba; la quinzena, que non tenga el estómago lle-
no ni muy vazío; la diez y siete, que non lo faga des-
pués de gran cansancio; la diez y ocho, que se faga
después del baño del agua callente, para esforgar la
carne y para llegar la calentura al vientre; y la diez
y nueve, que non sean muy frias: y por tanto, es me-
jor por la mañana, que está Guadalquevir templado
por el sol, que anda en fondón de la tierra en la no-
che; la XX, que después que fuere bañado que se fa-
ga fregar bien con un paño todo; la XXI, que se ba-
ñe en guisa que non esté tanto que se espeluze todo
y trema de frío; la veynte y dos, que pare mientes
después que saliere del rio si se sintiere callente se-
gún solia, con su calentura natural, en guisa que en-
tienda en sí que el bañar fué templado y convenible,
puede tomar á bañarse otro dia de aquella misma
manera, y si entendiere el contrario non esté otro dia
tanto quando se bañare; la XXI 1 1 1, que non lo faga
después del yazer con la muger; la XXV, que non lo
faga después de gran tiempo que ha velado en non
dormir.
Y el baño frío y seco es assí como en agua en que
aya estado arrayhan ó mucha arena, assí como pozos
salados, ó con agua cozida con cosas frias y secas,
3»
— 242 —
assí como gumaque y agallas, y julinar y sus seme-
jantes, ca este baño non es sano á los sanos, salvo á
los que han correncia y los que han gran sudor, para
restreñir, y á los que son muy gruessos ó con mu-
chas humidades. Otrosí, el baño frío y seco es el que
se faze con tierra y con arena, sin agua ninguna, por
los trópicos, para dessecar aquella humidad. Otrosí,
aprovecha á los que han ortomio, y el dolor de la ca-
bera, y la lepra, y el afogamiento de la madre y las
artéticas, según los dichos de Avicena en el sec. se-
gunda, á los veynte capítulos; y el baño viejo es me-
jor que el nuevo. Otrosí, conviene que sea espacioso
de ayre, y templado según la natura del que se ba-
ñare.
Y el baño mejor de Sevilla para invierno es el
baño de Sant Isidro, y empos del el de Sant Salva-
dor; y para el verano es el mejor el baño de Don
Fadrique, que es muy grande y espacioso.
Y los baños que se fazen en casa en tina es mejor
y más guardado que en bacin, señaladamente según
se faze en corte de Roma, que se escallenta con una
cajuela de carbón en fondón della, y puede el ome
tomar tiempo de la escalentar ó de la esíriar muy li-
vianamente: y estos tales son proprios para que en-
gniessen los que son magros, y para abrir las opila-
ciones y para los quartanarios, faziéndolos como
cumple.
— 243 —
CAPÍTULO XLIII
Para restreñir lo que non deve ser vaziado.
Cumple para el buen regimiento de la salud en
qué figura deve ser regido y governado el ome sano
que le acaesciere de vaziar de su cuerpo algunas ma-
terias que non le cumplen vaziar, ca vaziar y estreñir
son una de las cosas necessarias.
Y digo que las causas que traen vaziamiento de
la materia que deve ser restreñida es por quatro ra-
zones en general: la primera, por la fortaleza de la
virtud espulsiva; la segunda, por flaqueza de la virtud
retentiva; la tercera, por gran calentura y por gran
humidad; la quarta, por melezinas purgaderas y abri-
deras.
É dize Avicena que todo vaziamiento de cámaras
es por una de tres causas en general; conviene á sa-
ber: ó por el ayre circundante, ó por los comeres ó
los beveres, ó por los miembros. Y el que viene por
los miembros es por uno de siete lugares: de la cabe-
ga, y del estómago, y de las miseráycas, y de los es-
tentinos, del fígado, y del bago y de todo el cuerpo.
Y el que viene de la cabega es por decendimientos
que decienden al estómago y á los estentinos, y co-
\/
— 244 —
rroinpen la vianda con su blandura y salen con ello.
Y del estómago es por flaqueza de la virtud retenti-
va, por mala complision material y sin materia, y por
ventosidad, y por gran contía de comer, ó por mala
calidad ó por corrupción de la vianda, ó por desorde-
namientos, ó por dolores. Y de las miseráycas será
por postema, ó quebrantadura dellas, ó por cerra-
mientos, ó por flaqueza de la virtud retentiva ó diges-
tiva, ó de finchamiento. Y del fígado será por estas
razones mismas, ó por mucha sangre, ó por tañi-
miento de miembro: assí como acaeció á uno que le
cortaron la mano, y vínole correncia por razón del
govierno que solia yr á la mano, y en que non la fa-
llando, yvase á los estentinos y fazía correncia; y
menguáronle de la vianda quanto entendían que cum-
plía para esto, y guareció. Y del bago puede venir""
por fuerga de la virtud espulsiva y de la melancolía,
ó por encogimiento, opilación y dureza, y postema-
cion. Y de los estentinos será por postema, ó por
agudeza de cólera, ó por sangre que vino del fi'gado
caliente, ó por rebentamiento de venas, ó por mele-
zinas fuertes que fazen lugar: y por la cólera se pue-
den legrar los estentinos en catorze dias, é por flema
salada en un mes, y por la melancolía en quarenta
dias. Y de todo el cuerpo puede venir por gran fin-
chimiento, ó por mala complision.
Ca las cámaras pueden ser restreñidas por veyn-
te y dos maneras, según dize Avicena en la primera
— 245 —
sec. del quarto, capítulo veynte y tres: la primera,
traspassar el humor sin vaziar, assí como poner las
ventosas sobre las tetas para restreñir la sangre de
lluvia; la segunda, desviándola con vaziamiento, assí
como tristeles gómito, para tirar las cámaras; la III,
con melezinas resfriantes; la quarta, con melezinas
apretantes; la quinta, con melezinas cauterizantes; la
sexta, con atamientos; la séptima, con cosas conglu-
tinantes; y la octava, con cosas que adormecen el
seso; y la novena, con cosas diuritas; y la dézima,
con sudaderas que fagan sudar; y la onzena, que
abran los caños; y la dozena, con las que fazen gó-
mito; la trezena, con melezinas agudas que fagan
passar la vianda ayna, y la fazen correr y fazer su-
dar, assí como el vino puro, que estriñe embeudan-
do; la catorzena, con las que fazen dormir; y la quin-
zena, con el baño y con las fregaciones, que tiran á
parte de fuera; y la diez y seys, con ungüentos ca-
lientes para abrir los caños; la diez y siete, poner las
ventosas espacio de quatro horas sobre el vientre;
la XVIII, con emplastos frios apretantes callentes; la
XIX, con emplastos frios apretantes; la veynte, por
vaziar el humor que faze correncia: y devemos co-
mengar con los simples, y después, si fuere menester,
con los compuestos; la XXI, con melezinas estípti-
cas que enxuguen y desequen; la XXII, con melezi-
nas apretaderas, asperando y resfriando; y la XXIII,
con melezinas conglutinantes; y la veynte y cinco,
— 24Ó —
con melezinas que obren por esperiencia. Y conviene
á saber que las chimaras que vinieren al sano por
obra de natura non eleven ser restreñidas los tres
dias primeros, salvo si fuessen tanto que lo enfla-
queziesse; y quando acaeciere algún sano que aya
muchas cámaras, primeramente ríjase en el comer,
y si fuere de mala complision sea corregido y pri-
meramente el ayre donde estuviere. Otrosí, la vian-
da, que sea el pan non muy leudo y bien cocho, co-
mo vizcocho; y el agua que beviere sea cozida con
azero y almástiga, y matalahúva tostada; y la carne
sea assada, assí como perdiz, y palios, y tórtola, y
pié de carnero, y arroz y leche de cabras cozida. Pe-
ro el primero dia y segundo, si non vino de finchi-
miento, coma lantejas tostadas con culantro seco,
preparado con un poco de agraz y con vinagre, y
membrillos assados con almívar, y con pan tostado
y formigos de pan tostado: y después desto tres dias
pollos ó pollas, ó perdizes desfalladas. Si recelaren
de podrimiento pueden comer á las vezes, para es-
perar á los humores, arroz con jarretes de carnero,
ó favas eladas, ó leche de cabras cozida con fierro y
con bellotas ralladas; y emplástenle el estómago, y
la vexiga y los lomos con arrope de arrayhan, y de
membrillos, y de garro vas y de peruétanos, y echen
encima almástiga, y encienso, y bolarménico, y san-
gre de drago, y goma aráviga, y julinal aluin, y arra-
yan y sus semejantes, y emplástenle el estómago
— 247 —
con azeyte de membrillos y de almástica, y sus se-
mejantes; y para el fluxo fagan sahumerio, úntenlo
con alhuzema rociada con vino escallentado, con na-
ranja assada llena de alhuzema, ó con borras de ce-
ra, ó fagan matulas de beleño, y de sevo de carnero,
y de cuestas. Y matulillas de empuxo son éstas: to-
mad el encienso lición y mirra, bolarménico y sangre
de drago, goma aráviga tostada, de cada uno dos
adarmes; apio y agafran, de cada uno un adarme.
Sea fecho matulaz con yemas de huevo. Otrosí, si
uviere llagas en los estentinos de yuso, fagan triste-
Íes y alimpiadores mansos un dia ó dos, y después
fagan tristeles consoldativos de sevo de cabrón y ye-
ma de huevos, y de azeyte rosado, y con gumo de
llantén. Otrosí, fagan este axarope de berbiris: reci-
pe berberis, tres ongas; rosas bermejas, gumaque,
julinal, grano de arrayhan, simiente de lampazo, de
cada uno una onga; simiente de verdolagas y de llan-
tén, culantro seco, matalahúva tostada, de cada uno
media onga; gumo de cerrajas, quatro ongas; y agua
rosada, gumo de llantén, de cada uno tres ongas;
arrope de arrayhan y de membrillos, de cada uno
dos ongas; agúcar blanco, media libra. Pongan en la
llagadura sándalos blancos y bermejos, y moscateli-
nos, de cada uno dos adarmes; espiquenardi, almás-
tiga, coral bermejo, y alumbre y espodio, de cada
uno un adarme. Sea fecho axarope, tome dello cada
dia y cada noche dos ongas, y cinco del agua cozida
- 248 -
sobredicha. Otrosí, use letuario de membrillos, sim-
ple ó compuesto, ó letuario de yerva de huerto, ó
diacodion, ó diamarg-ariton y sus semejantes, y guár-
dese de las frutas, y de las cozinas, y de los pesca-
dos, y de las grossuras, y de mucho comer, y más
del bever, por quanto los estentinos están flacos, se-
gún más cumplidamente se declara en la tercera par-
te de este libro.
CAPÍTULO XLIV
Del vaziaviiento por manera del doñear .
La causa final del doñear es por dos razones: la
una por salud del ánima, y la otra por salud del
cuerpo.
Y el primero es por cumplir el mandamiento del
Testamento antiguo, que es éste: '•'■ Creciniini et mul-
tiplicamini et replete terrain,y^ que el primero man-
damiento y bendición que dixo Dios á Adán, el pri-
mero padre, y á Eva su muger.
Ca en este mandamiento es semejante el ome en
la ymágen de Dios, por tres razones: la I, porque el
ome es racional animal, y nace del ome en que há ra-
zón y entendimiento para alcangar bien y mal; la se-
gunda, por la forma corporal, que semeja á la forma
— 249 —
de Dios, assí como dixo Dios: fagamos orne á nues-
tra semejanga y á nuestra ymágen, y la ymágen se
entiende la forma corporal y en la semejanga se en-
tiende la forma spiritual; la tercera, en quanto el ome
engendra su semejante, en guisa que siempre es con
serv^ada la especia del humanal linaje, ca maguer que
el ome muere, finca del su semejanga: y por ende di-
xo el Filósopho que la virtud que faze engendrar su
semejante semeja á Dios.
Y por esta razón ordenó Dios la natura, también
en los omes como en todas las animalias, que ayan
desseo, y talante y voluntad de engendrar su seme-
jante, porque finque la specia dellos para siempre,
fasta que veamos que algunos dellos que se pierden
por cobdicia de engendrar su semejante, según dizen
de una ave que es llamada fénis, que non ay en el
mundo más de una, y quando viene á su vejez allega
quantos árboles de buenas especias puede fallar, )-
después que ha allegado tantas quantas entiende que
le cumplen, y faze viento con sus alas tan fuertemen-
te fasta que ; encienden, y después que es encendi-
do échase dentro fasta que se quema y se torna ce-
niza; y de aquella ceniza naze un gusano, y de aquel
gusano se cria otra tal ave como aquella fénis, en
guisa que es conservada aquella especia.
Y maguer la definición de especia según lógicos j
es que es predicado sobre muchas departidas en nom- I
bre, y esta ave non es más de una en el mundo, non ;
J2 I
— 250 —
ñnca por esso que non es llamada especia, ca los cin-
co predicables generales, los quales son género, es-
pecia, diferencia y propriedad, acidente son predica-
dos en una de tres maneras: la I es en potencia y ac-
to; la II, en acto y non en potencia; la III, en poten-
cia y non en acto. Y esta especia de fénis es predi-
cada en acto y non en potencia, según es declarado
en la Lógica.
Y pues que las animalias dessean que finque en
el mundo su semejanza, mucho mayormente lo deve
dessear el ome, en que há razón por tres razones: la
primera, por naturaleza, según otra animalia; la se-
gunda, por el entendimiento que es en él; la tercera,
porque cumple el mandamiento de Dios, en que dixo:
« Creced y multiplicad, y fenchid la tierra. »
Y digo assí: las virtudes del cuerpo del ome son
tres; conviene á saber: virtudes vidales, y naturales y
animales. Las naturales nacen del fígado, que es
príncipe de la natura; las vidales, del coragon, que es
príncipe de vida; los animales, del celebro, que es
príncipe" del ánima. Y las virtudes animales son tres
en general: regitivas, y motivas, sensibles. Las regi-
tivas son cinco: senso común, fantasía, ymaginativa,
cogitativa, memoria. Las motivas son las que fazen
movimiento voluntario, por lo qual se mueven los
nervios, y los acertos y los miembros que se mueven
por voluntad. E las virtudes sensibles son cinco: el
ver, el oyr, el oler, el gustar, el apalpar. Y las virtu-
— 251 —
des vicíales son en dos maneras: activas y pasivas.
Las activas son las que fazen estender el coraron y
encojer por las arterias; y las passivas son la virtud
que faze mover al coragon que há saña, ó miedo, ó
otras cosas semejantes déstas. Y Abenrruyz, en el
Colecto, reprende á los físicos en quanto dizen que la
virtud movedera es en el coragon y las virtudes vida-
Íes; y en otra parte dize que la virtud faze mudar de
un lugar á otro que es virtud animal del celebro, ca
la virtud movedera en un luchar ó la virtud movedera
del coragon toda es una, y non ay departimiento, sal-
vo en quanto se mueve la virtud movedera del cora-
gon, ayúntase estonce la virtud imaginativa del cele-
bro y, éstos ayuntados, muévese el animal. Y las vir-
tudes animales son en dos maneras: amenistrantes, ó - ry\á^<ÍAyu-^
amenistradas. Y las amenistradas son tres en gene-
ral: la primera es la virtud engendradera; la II es la
virtud crecedera; la III es la virtud que govierna. La
difenicion de la virtud engendradera es una virtud que
trasmuda la gota de la simiente y la transfigura que
se faze della miembro semejante; y de los miembros
semejantes se componen los miembros especiales, y
de los miembros especiales se compone y se faze to-
do el cuerpo. Los miembros semejantes son nueve;
conviene á saber: huessos y murillos, lazeras, nervios,
venas, arterias, telas, atamientos, cuerdas, carne y
cuero. Y los huessos son dozientos y quarenta y ocho
en el cuerpo: ca en la cabega ay XXI 1 1 huessos; y los
1
^
V-^.
- 252 —
dientes son treynta y dos, los diez y seys arriba y los
otros diez y seys ayuso; y del meollo hasta el cabo
del espinazo y los huessos de la mano son treynta, y
tres en cada dedo; y de los pies otros treynta; y los
huessos de los pechos y de los pies son ciento y veyn-
te y nueve; suma que son todos dozientos y quarenta
y ocho, en significanga de dozientos y quarenta y
ocho años que es el movimiento de Saturno. Y las
venas son dozientas y sessenta y cinco, según el mo-
vimiento del; y los lazertos son quinientos y veyte y
nueve, que es curso de Júpiter; é assí de los otros
miembros, que sería luengo de contar. Summa que
los miembros oficiales son XXIII, los quales son és-
tos: la cabega, y los ojos, y las narizes, y la boca, y la
lengua, y la garganta, y los pechos, y el estómago, y
el coragon, y los estentinos, y el fígado, y el bago,
y la fiel, y los ríñones, y la bexiga, y la verga, y los
genetivos, y el miembro de la muger; y todos éstos
son formados por la virtud engendradera. La virtud
nutritiva es la que torna el govierno en semejanza
del governado. Y la virtud crecedera es la que faze
crecer los miembros en luengo, y en ancho y en alto.
Y todo esto viene de las virtudes naturales adminis-
tradas; pero las virtudes naturales aministraderas son
quatro: actativa, retentiva, espulsiva. La actativa es
callente y seca; la II, fria y seca; la digistiva, callente
y húmida; la espulsiva, fria y húmida: y estas quatro
virtudes sirven á la virtud nutritiva, y la virtud nutri-
tiva sirve á la crecedera, y la crecedera á la virtud en-
o-endradera. Y la virtud enoendradera tiene otras vir-
tudes que la sirven, y son quatro: la I es la virtud que
trasmuda la simiente de su forma que tenía ante; la
segunda, la que le faze tornar en otra forma semejan-
te del que la echa; la III, la virtud que forma los
miembros en forma y en figura; la quarta, el que la
faze semejar en las qualidades y en la sustancia natu-
ral del fazedor. Y la obra de la virtud engendradera
dura nueve meses, y piérdese quando sale la criatura
del vientre de la madre á la fin de los nueve meses,
que son acabados de formar todos los miembros; y
la virtud crecedera fasta XX años; la virtud gover-
nadora fasta que muere el ome. Y esta virtud engen-
dradera del su semejante obra desta figura: quando
acaesce que acabando el varón su voluntad con la
muger acaba ella en ese mismo punto y vazian am-
bos á dos de consuno, y topan las dos simientes en
uno, entonce se faze destas simientes una bexiga co-
mo de espuma, y dentro de aquella bexiga fázense
dos líneas como figura de cruz; y en los dos días pri-
meros fórmase el coragon, que es señor de la vida,
en medio de la bexisfa, bien assí como el sol está en
medio de las siete planetas, que de la una parte está
Saturno, y Júpiter y Mars, y de la otra parte Mercu-
rio, y Venus y luna, el sol en medio, ca el ome es en-
gendrado del ome y del sol, según dixo el Filósofo;
el quinto dia es formado el fígado, que es señor de la
— 254 —
natura; \' al sexto dia el meollo, que es señor del áni-
ma; y en el octavo dia, los genetivos; y á los diez
dias, quájanse; y á los doze dias, fázense como una
sanguisuela; y á los quinze dias, son formados los
huessos; y á los diez y ocho dias, las arterias; y á los
veynte y un dias, las venas; y á los XXI II I dias, los
lacertos; y á los XXVII dias, los otros miembros, y
la carne y el cuerpo; y á los XXX dias, depártanse
los miembros principales los unos de los otros; y á
los XXXIII dias, se aparta la cabega de los ombros;
y á los XXXVI dias, apártanse las estremidades del
cuerpo y del vientre; y á los treynta y nueve, apár-
tanse las piernas de los bracos, y á los quarenta, es
acabada del todo la forma del ome. Y á las vegadas
se tarda de se acabar la forma fasta los XLV dias, y
esto acaece pocas vezes: á las vegadas se acaba la
forma del ome en treynta y cinco dias, ca el varón es
más ligero de formar que la fembra, y muévese el va-
ron en treynta dias, y entonce se faze leche en las te-
tas de la muger; y naze en dozientos y diez dias, que
son siete meses, y las más vezes á docientos y noven-
ta dias, que son nueve meses, é algunas vezes acaece
en onze meses: pero saliendo la criatura á los ocho
meses ó á los diez non puede bivir. La razón es ésta,
según que dize Avicena en el tercero libro: que el que
nace en el octavo mes es menguado de su tiempo
natural, ca pues passó de los siete meses, bien pare-
ce que catava al noveno, é pues non llegó allá es
— ^55 —
menguado de su tiempo; y el que nace en el séptimo
viene á su tiempo, parece que su formamiento fué en
treinta dias: é otros sabidores ponen otras razones,
seeun Astrolosfía, mas ésta es la más cierta. La fi-
ofura en cómo está la criatura en el vientre de la ma-
o
dre es ésta: aquella bexiga que se fizo en el vientre
en el punto del concebimiento, assí como crescen los
miembros que están dentro della, bien assí cresce
ella con la sangre de su tiempo de la muger; la cria-
tura es cercada con ella, y tiene sus dos manos sobre
sus ojos, y la cabega entre sus piernas, y las rodillas
conjuntadas con las espaldas, y los calcañares sobre
los lomos, y tiene la boca cerrada y el ombligo abier-
to, ayuntado con la madre de la muger; por ende se
govierna, y non echa de sí estiércol en todo aquel
tiempo que dura en el vientre de la madre. Y en la
madre do se engendra ay tres cámaras: los tres me-
ses primeros mora en la cámara primera, los otros
III meses en la cámara de medio, y los otros tres me-
ses en la cámara más alta; y quando es acabada toda
su forma esfuerza la criatura para salir á la luz del
mundo. Y quando nasce el macho, nace el rostro
contra ayuso, según fué el ayuntamiento del padre y
de la madre; y después que es salido cierra el ombli-
go, que estava abierto, é ábrese la boca, que estava
cerrada; y está presta la leche de la madre, con que
se govierne dos años.
Y en estos dos años las más de las mugeres non
256 -
se empreñan, ca la naturaleza es sabidora, según dize
el philósopho.
CAPÍTULO XLV
Por qiiál razón se engendra 7naclio ófembra.
La razón de la forma de los machos es ésta: la
primera es la abundancia de la simiente del orne más
que la muger; la segunda, por la gran calentura y el
gran desseo, que es más en él que non en ella; la ter-
cera, porque deciende la simiente del varón de parte
del riñon derecho, que es más alto y más cercano del
fígado que non el otro; la quarta es porque se faze y
se fragua en la parte derecha de la natura de la mu-
ger; la quinta, por la naturaleza y la propriedad que
es fallada en ambos á dos para concebir de varón
más que de fembra; la sexta, por la edad de la man-
cebía, ca los mancebos, por la calentura natural que
es en ellas, engendran varones; la séptima es quando
viene la simiente de la parte derecha del ome á la
parte derecha de la muger; la octava, quando corre
el viento de contra Setentrion.
La razón porque se empreñan las mugeres de
fembra antes que de macho es porque es el contrario
del todo el concebimiento del macho.
— 257 "
Otrosí, dizen algunos sabidores que según la
ymaginacion que )'maginan en el tiempo del engen-
drar, que según esto se fragua la criatura, é por esta
razón non toma la forma del padre ni de la madre; y si
por sí pensare de fazer frió, será frió, y si fria, será fria.
Otrosí, dize el Philósopho que si acaeciere que
venga la simiente de la parte derecha del varón á la
parte izquierda de la muger, engendrará macho feme-
nino; é si viniere de la parte yzquierda del varón á la
parte derecha della, engendrará fembra masculina.
La razón porque se engendra de un vientre dos,
ó tres ó más es por quatro razones: la I, es por la
abundancia de la simiente é de la virtud eneendrade-
ra, que es tan abondadera que se parte á muchas
partes, en guisa que se engendran dos criaturas, ó
tres ó más, y aun nueve, assí como acaeció en Proen-
^a en una villa que llaman Arles, que parió una mu-
ger nueve criaturas de un vientre, y llaman aquellos
de aquel linaje los Porcelones, y traen por señales en
sus armas y figura de nueve lechones; la segunda ra-
zón es porque deciende la simiente en la boca de la
madre de la muger en diversas vezes, y después que
ha tomado una vez toma otra, assí como acaece al
que come, que desque ha comido un bocado toma
otro, é como el que ressuella, y desque ha ressollado
una vez ressuella otra; la III razón es por la proprie-
dad que es fallada en la madre de la muger, que
en recibiendo la simiente depártela en dos partes ó
— 255 —
más; la quarta razón es por la propriedad que es fa-
llada más en unos ornes que en otros.
Y la razón porque es el uno de las dos criaturas
que se engendran en uno sale el uno macho y el otro
fembra, es por las razones mismas sobredichas que
diximos.
Y la razón porque se engendra en el vientre de
la muger un pedago de carne que llaman mola, que
es materia sin forma, y parece que es la muger pre-
ñada, que todas las señales que han las mugeres pre-
ñadas, y traénlo nueve meses, y á las vezes más y á
las vezes menos, y á las vezes vienen estas tales á
dolencias de ydropesía, y á las vezes dura quarenta
años, y á las vezes fasta la muerte, é á las vezes pa-
ren á los nueve meses una criatura sin figura, y á las
vezes non paren nada, salvo una gran ventosidad; y
esto todo viene por mengua de la materia del varón
ó de la muger, y á las vezes por flaqueza de la virtud
formadera del varón ó de la muger.
CAPÍTULO XLVI
Por qiLÚl razón parece la criatura dnte al padre
que á la madre, y á las vegadas ante d la
madre que non al padre.
Esto es quando acaesce quel varón y la muger
— 259 —
son ygiiales en el talante y en la virtud; estonce la
criatura parece al padre y á la madre, y ambos á
dos: empero si la virtud engendradera en formar es
más fuerte en el padre que la de la muger, toma la
criatura la forma natural del padre, y parécele en las
condiciones, y en el seso y en el ánima, y á la madre
parece en los miembros, y non en nada de sus condi-
ciones; y si por aventura fuere el contrario, en tal
manera que en el punto del concibimiento la virtud
formadera de la muger fuere más fuerte que del va-
ron, y la materia del varón más fuerte que la de la
muger en materia y non en forma, estonce la criatura
parece á la madre en sus condiciones y en su ánima,
y al padre parece en los miembros, y non en sus con-
diciones, ni en ánima. Y según el componimiento de
más ó de menos toma la criatura semejanga del pa-
dre ó de la madre, con dos cosas; conviene á saber:
en la figura de los miembros y del cuerpo, y en las
condiciones y virtudes del ánima. Y si por aventura
la virtud del varón es de dos tanto que non la de la
muger, traspassa la semejanga de la criatura al padre
de su padre, que es el abuelo: y si más fuere parece-
rá al visabuelo, ó á los otros, ó á la abuela. Esso
mismo acaece á la fembra.
Otrosí, acaesce que semejará la criatura á aquel
ó aquella en que ymaginaría al tiempo del engen-
drar: y parece que es verdad, que fallamos en la Bi-
blia que Jacob el patriarca, que nacieron los corde-
U^.
í --<í\N
J^
-— 26o
ros blancos y prietos quanclo echó las varas pintadas
ante las ovejas quando se tomavan, é nascieron se-
gnn las figuras de las varas, ca la ymaginacion faze
gran obra en los cuerpos, según dize el Philósopho.
CAPÍTULO XLVII
Por qué razón non puede aver fijos el orne
en la muger.
Esto es por muchas razones: la primera, por ser
de mala complision el ome ó la muger: conviene á
saber, de las quatro complisiones simples y compues-
tas, assí como de ser muy caliente, ó frió, ó húmido
ó seco, ó caliente y húmido, ó caliente y seco, ó frió
y húmido, ó frió y seco más de lo que cumple; la se-
gunda razón es por mala complision de los miem-
bros, los quales son como, ó en la forma, ó en la
medida, ó en la cuenta de los miembros, ó por ma-
nera de assentamiento de los miembros; la III razón
es por solución de continuidad, assí como por llagas,
ó por feridas, ó postemaciones que acaecen en los
miembros engendradores; la quarta es por la hedad,
en ser muy joven ó muy viejo; la quinta, por malas
condiciones y regimientos, por mucho comer, ó por
mucho bever, ó por mucho dormir, ó por mucho ve-
201
lar, ó por nuicho afanar, ó por mucho folgar, ó por
gran vaziamiento de cámaras de sangre, ó por mu-
cho usar con muger más de lo que deve, señalada-
mente de las seys cosas necessarias, usar dellas más
ó menos de lo que cumple; la sexta, por non decen- \ \^
dir la simiente rauda como saeta, ca en viniendo
mansa, aunque tenga todas las buenas condiciones
como deve, non engendrará; la séptima, por ser la
simiente muy rala ó muy espessa, ó mal complisiona-
da por algunas enfermedades que serán en el orne ó
en la muger; la otava, por ser yguales de complision,
ca seyendo ambos de una complision non pueden en-
gendrar; la novena, que seyendo mucho desigualados
más de lo que non deven según lo que cumple al en-
gendramiento; la dézima, por los embargos del áni-
ma, assí como por gran cuydado, ó gran pesar, ó
gran miedo, ó gran tristeza; la onzena viene por cor-
tamiento de las venas detrás de las orejas, por do --^
viene la simiente del celebro, y dende vá á los lomos,
y de los lomos á los genitivos; la dozena, por langar
el varón la simiente ante que la fembra ó ella ante
que el varón, ca si non se langa ayuntadamente aca-
bando ambos su voluntad en uno, non puede conce-
bir; la trezena, puede ser el miembro del orne más
luengo ó más corto de quanto conviene; la catorze-
na, según la forma del dormir con la muger, ca en tal
manera puede dormir con la muger que nunca engen-
drará, aunque sea para ello; la XV, por aver embar-
202
gos algunos en la natura de la muger, assí como por
detenimiento de su tiempo, ó por cerramiento que ay
en su natura, ó por ser muy gruessa, ó muy magra,
ó por fazer muy gran movimiento después que ha
rescebido la simiente, ó por torcimiento de la madre
de non estar derecha en su lugar, ó desviada á la una
parte ó á la otra, ó por otros embargos muchos fue-
ra déstos, seenn es declarado en la Física.
CAPITULO XLVIII
Qnál es la dijinicion de coyto,y los provcclios
qtie vienen del.
La difinicion de cuito humanal es movimiento
compuesto de la virtud animal, material y vidal del
sexto miembro del varón con la muger, para dese-
char la simiente y para engendrar.
Conviene á saber que las digistiones del cuerpo
son quatro, la I en el estómago, y la segunda en el
fígado, }• la III en las venas, y la quarta en los miem-
bros; }' la simiente es superfluydad de la quarta di-
gistion, que es en los miembros.
Y la materia de la simiente viene de todos los
miembros del cuerpo, )■ por esta razón parece la cria-
tura al padre y á la madre en todos los miembros:
— 203 —
pero la mayor parte viene del meollo, y por esta ra-
zón el que más enflaquece y se siente menguado del
negamiento de las mugeres es el meollo; é por esta
razón quando cortan las venas detrás de las orejas
pierden el engendrar, ca del meollo deciende la si-
miente á aquellas venas detrás de las orejas, y dende
vá al filo del espinazo, y dende á los riñones, y den-
de á las venas que van á los genetivos, y allí se cue-
zen, y dende á la verga.
Y la muger tiene también simiente como el va-
ron, salvo que la de la muger es flaca á respecto de
la del varón: y la simiente de la muger viene esso
mismo de todos los miembros, como la del varón, y
por los mismos caminos, y vánse á los genetivos de-
11a, que tiene en el cuello de la madre, el un genetivo
de la una parte y el otro de la otra, y son redondos
y llanos, y cada uno dellos sobre sí en su bolsa del
cuello de la madre, que está junta con los genetivos
y es de figura de la verga del ome, y non ay diferen-
cia ninguna, salvo que la del varón es luenga y re-
donda, y el de la muger es llano, assí como molde ó
vayna para él; y su longura del cuello de la madre es
de seys dedos fasta doze, y entre medias desta medi-
da se estiende y se encoje, según la medida de la ver-
ga del varón que con ella usa.
E la simiente del ome obra en la della assí como
obra el quajo en la leche quando la faze quajar, é de
la simiente de la muger se faze el cuerpo de la cria-
2Ó4
tura, y por la virtud de la simiente del varón se qua-
ja y se forma: pero Abenrruyz dize que la muger non
obra nada con su simiente en la criatura, ca la razón
dize que muchas mugeres se empreñan sin aver ta-
lante con el ome.
Y ambos se deleytan en su obra por natura!, pe-
ro el deleyte della es más quel del ome por muchas
razones: la I, porque ella se deleyta en el vaziamiento
de la simiente del ome, ca amata la su calentura de-
lla, assí como amansa el agua firviente con la fria; la
1 1, en el vaziar della misma; y la III, porque lo non
pide cada vez que lo há talante como el ome; y la
quarta, por quanto la verga del ome es corta y non
puede alcanzar al cabo de la madre, do es la fuerga
del apetito; la V, porque la muger non cansa en esta
razón como el ome, por quanto él vazia de los miem-
bros principales y ella vazia de las demasías y super-
fluydades que reynan en ella, que son á ellas prove-
chosas de las echar de sí.
É los provechos que se siguen del dormir con la
muger son éstos: lo primero del dormir con la muger,
cumple el mandamiento que mandó Dios, quando di-
xo: '•'■Crecimmi et niíiltiplicmnini et i^cplete teri^am;^,
lo segundo, conservamiento de salud, en quanto de-
secha de sí aquella superfluydad como cumple y quan-
do cumple; y la tercera, que alivia el cuerpo; y la
quarta, que le alegra; y la quinta, tira melancolía y el
cuydado; y la sexta, deri-am.a los bafes que están alie-
— 205 —
gados al coragon y al meollo; y la séptima, tira el
dolor de los riñones y de los lomos; y la otava, apro
vecha á todas las dolencias flemáticas; la IX, pone "'■'
apetito de comer; y la X, guarece las apostemacio-
nes de los miembros y emutorios; y la XI, aguza la
vista de los ojos; y la XII, guarece de la gota artíti-
ca y ciática, y chiragra y podagra; y la XIII, tira do-
lor del coragon, y de cardiaca y de síncopis, que vie-
ne por detenimiento de la simiente, assi como á las
mugeres, que se amortecen por una dolencia que lla-
man afogamiento de la madre, quando reyna en ella
mucho de aquella materia.
É los daños que se siguen de usar mucho con la
muger sin razón, son éstos: primeramente, peca mor- \^
talmente en pecado de luxuria y de fornicio, que es \
uno de los diez mandamientos, por el qual pierde el
ome el alma y el cuerpo, y el algo y la fama; la se- y'
gunda, trae flaqueza y consumimiento de la humidad
radical del cuerpo; la III, tira el seso, y el entendi-
miento y la memoria; y la quarta, priva los cinco sen-
tidos; y la quinta, faze oler mal la boca; y la sexta,
faze venir tisiquia, y tose y ética; y la séptima, tira el
apetito del comer; y la otava, tira el cozimiento de la
vianda y la digistion; y la IX, trae correncia de san-
gre; é la X, enflaquece el coragon; é la XI, enflaquece
el fígado y trae ydropesía; la dozena, trae dolor en
los riñones y en los lomos, )• faze engendrar piedra; . i
é la XIII, trae gota artética y ciática, )• ciragra y po-
- 266 —
dagra; é la catorzena, trae fiebres, y tercianas y quar-
tanas, y cotidianas y erráticas; é la XV, tira el engen-
dramiento para aver fijos; é la XVI, trae llagas en la
verga; é la XVII, trae apostemaciones mortales; é la
diez y ocho, faze potra; é la diez y nueve, faze afoga-
mientos; é la XX, trae muerte supitaña del cuerpo,
por do se pierda el alma.
É dize que fiié preguntado á un sabio quál es el
tiempo para usar con la muger, y él respondió y di-
xo: quando quisieres enflaquecer tu cuerpo, ca más
daño hace y más enflaquece sacar una onga de si-
miente que non diez de sangre; en tal manera, que
algunos de los sabios dizen que non es bueno de
usar con las mugeres poco ni mucho: pero fablando
verdad, los más dellos acuerdan que assí como el sa-
lir á cámara ó á orinar, que es cosa necessaria, bien
assí es forjado de desechar aquella simiente quando
la materia lo requiere por sí misma, según dicho es.
CAPITULO XLIX
Oiíál es e¿ iümpo del coyto.
El tiempo convenible para usar con la muger y
es, con estas condiciones: la primera, que la materia
lo requiera por sí; la segunda, que sea sano de su
— 267 —
cuerpo y de sus miembros, sin dolencia y sin flaque-
za; la tercera, que non venga por acarreo de ver mu-
ger ó de ymaginar en ella; la quarta, que sienta en
sí mismo cargamiento, y en su cuerpo, señaladamen-
te en los lomos y en la materia; la quinta, que lo faga
después que sea decendida la vianda del estómago y
digerida en el fígado y comentada la digistion segun-
da; y este tiempo es el más de las vezes á la media
noche, ca toda digistion há menester para digirir seys
horas, pues en tres digistiones que son há menester
diez y ocho oras, y este tiempo viene á la media no-
che, ca de la de yantar, que se faze después de ora
de tercia, fasta la media noche son cerca de acaba-
das las dos digistiones, y es la tres digistion de los
miembros, por fazer en tal guisa que el cuerpo non
está lleno del todo, ca ya son acabadas las dos digis-
tiones, ni es vazío del todo, ca aún estonce se co-
mienza la tercera digistion, señaladamente es mejor
aquel tiempo que otro, por quanto está assossegado
el cuerpo en el dormir; otrosí, la muger puede assos-
segar en su cama después de aquella obra, en tal
guisa que pueda concebir; é ay algunos que dizen,
señaladamente Avicena en el tercero libro, que al co-
miendo de la noche es el mejor tiempo; otros dizen
que por la mañana, pero el mejor de todos y el más
comunal para toda simiente es el de la media noche;
la quinta, que non duerma con la muger después de
comer, porque trae muchas dolencias, assí como go-
— 268 —
ta, y fiebres y podrimientos; la sexta, que non use
con la muger empos de vaziamiento, assí como des-
que toma purga, fiziere gómito ó sangría, ó saliendo
del baño; é la séptima, non deve usar dello en tiempo
de gran afán ni de cansancio; é la otava, non deve
usar con la muger en tiempo de gran cuydado, ni de
tristeza, ni de miedo, ni de saña; é la novena, en tiem-
po muy callente, assí como los dias caniculares, ni en
la tierra muy callente; é la X, non deve usar con mu-
ger el ome ques muy magro, ó muy gruesso, ni el
colérico, ni el flemático, ni en el tiempo muy frió, si-
non en el tiempo templado, señaladamente al tiempo
que cada uno de los omes en su guisa lo han acos-
tumbrado en sus tiempos ciertos para provecho de
sus cuerpos, según lo han provado en sí mismos,
quando se fallan bien dello y más livianos, y más sa-
nos, y más apurados en sus sentidos, según declara
Avicena en el tercero libro, quatrocientos y setenta
y ocho capítulos.
CAPÍTULO L
Si la virtud engendr adera dura fasta
la muerte, ó non.
Puedp ser fecho argumento que la virtud engen-
209 —
dradera dura fasta la muerte. Relativos son fallados
en uno naturalmente, mas la virtud ministrante y mi-
nistrada son relatibus, y las ministrantes duran fasta
la muerte, que es la virtud nutritiva, otrosí la minis-
trada, ques la virtud engendradera.
Preterea, si la cosa que há menos de ser es ma-
yormente della, que más parece de ser más, menos
parece de ser que la virtud nutritiva dure fasta la
muerte, que la virtud engendradera, por quanto la
virtud engendradera semeja á lo perpetuo, en quanto
es abternal; esto encierra contra; la virtud engendra-
dera es causa por calentura y por humidad ahondan-
te; mas ésta mengua á la tercera hedad: sigúese que
non puede durar fasta la muerte.
Preterea, si aquel que tiene más caudal de humi-
dad lo pierde cinquenta años, mucho más lo puede
perder el que tiene menos humidad; mas el varón tie-
ne menos humidad que la muger: sigúese que deve
perder la virtud engendradera ante de la muerte.
Preterea, la cosa que es natural non es milagro;
Abrahan el patriarca, por quanto engendró seyendo
de cient años, tiene la ley que fué miraglo: sigúese
que la virtud engendradera non dura fasta la fin.
Respuesta: que la virtud engendradera se acaba
en las mugeres fasta antes y non más; mas en los
ornes dura fasta la muerte, según dicho de los doto-
res de Física y según esperiencia. Y el argumenta
primero non vale, ca los relativos non son fallados
2/0
naturalmente en essencia, salvo en el entendimiento;
ca non es forjado que mientra que viviere el fijo que
biva siempre el padre; maguer son relativos: y al se-
gundo argumento respondo que la mayor es falsa;
(}ue la virtud engendradera del su semejante semeja
á Dios en ser eternal de parte de las especies gene-
rales, mas non de parte de los individuos.
CAPÍTULO LI
Si i'írgeii píiede co7tcedir sm corrompijuiento
de varón. Paresce que 7io7i.
Todo concibimiento conviene que sea con la si-
miente del varón; mas ésta non puede llegar sin co-
rrompimiento de la virginidad: sigúese que la Virgen
non puede concebir sin corrompimiento.
Preterea, la causa del concebir es por ayunta-
miento de las dos simientes ayuntadas: mas sin co-
rrompimiento non se puede ayuntar: sigúese que non
l»uede concebir seyendo virgen sin corrompimiento.
Preterea, si pudiesse ser concebir virgen sin co-
rrompimiento, non dixera Isayas: ''• Eccc Vii^go conci-
pief„ por milagro; mas parece que pues lo dio por
milagro, que non es natural cosa que virgen pueda
concebir.
— 271 —
Contra los quales, físicos escrivieron que passó de
fecho y passa de cada día, parece que puede ser; más,
Avicena dize en el tercero libro que la muger virgen
que se puede empreñar, y que acaeció muchas vezes
que se empreña seyendo virgen, y dize que estas ta-
les que peligran muchas dellas, y que es menester de
abrirlas con fierro, y ordena y manda en qué figura
salga aquella criatura: sígnese que puede ser virgen,
puede concebir sin corrompimiento.
Preterea, si la muger puede concebir sin allega-
miento de varón, mucho mejor puede con allega-
miento alguno; más, algunas mugeres se empreñaron
en el baño, solamente por bañarse en la tina en que
se fuera bañado algún varón: sigúese que mucho me-
jor con allegamiento.
Preterea, definición de animal es común en los
ornes y en las animalias; mas muchas animalias con-
ciben sin allegamiento del macho, según dize el Filó-
sofo en el libro de las Animalias: sigúese que bien
pueda ser concebir virgen sin corrompimiento.
Respuesta: que esto puede ser y fué muchas ve-
zes. Y al argumento primero respondo que la mayor
es falsa y non es causa impossible de traspassar la
simiente del ome entre aquella tela de la virginidad,
según dize Avicena, en algunas mugeres que tienen
aquella tela nerviosa y rala y floxa, non mucho texida.
Otrosi, aunque sea mucho texida, usando con la
muger muchas vezes á menudo puede traspassar algo
de aquello, con que puede concebir, ca non es más
grave de fazer esto á la natura, como es concebir al-
guna animalia del olor del macho, y de trasmudarse
los huevos de la gallina por el olor del gallo en guisa
que crien.
CAPITULO LII
Si la nutger puede concebir shi talante de varón.
Parece que non.
Que la simiente de la muorer es causa material,
del \aron es causa formal eficiente; mas sin materia
non puede ser puesta la forma: sigúese que la muger
conviene que aya talante en el concibimiento.
Preterea, el apetito es causa del vaziamiento de
la simiente de la muger, y este tal vaziamiento es ne-
cessario para concebir: sigúese que éste es apetito
necessario á la muger para concebir. La menor prué-
vase por el dicho de Avicena y del Rasis, que dizen
que antes que llegue el ome á la muger para aquella
sazón que conviene que la mueva con palabras ó con
otras razones fasta que entienda que es encendida en
el talante.
Preterea, todo aquel que forma la causa conviene
que la dessee primeramente: mas la virtud formadera
— 273 —
es en el miembro de la mugen sigúese que conviene
que lo dessee.
Preterea, el que más se deleyta en la obra deve
aver más desseo; mas ella há más deleyte en ello que
non él, por quanto es su deleyte doblado, el uno en
el vaziamiento del y el otro en el vaziamiento della:
sigúese que ella há mayor desseo. Contra la espe-
riencia, la prueva vence la razón; mas fallamos por es-
periencia que muchas mugeres se empreñan seyendo
forgadas y contra su talante: sigúese que el apetito
non es en esto necessario para la muger.
Preterea, la simiente de la muger es como san-
gre de su tiempo, según dize Avicena: mas su tiempo
non viene por talante: sigúese que la muger puede
empreñarse sin talante.
Respuesta: que esto es verdad, que la muger
bien puede empreñar sin talante; mas acaesce pocas
vezes, ca del possible ay de tres maneras: remoto, y
cercano y medianero. Y con esto se absuelven los
argumentos que son en contrario.
CAPITULO Lili
Si puede empreñar el orne á la muger sin aver
talante della. Parece que si.
La simiente que vá en aquel miembro de la mu-
35
— 274 —
ger es causa del concibimiento; mas la simiente del
varón puede ser de entrar allá sin talante, y assí co-
mo acaeció al que tiene la dolencia ques llamada go-
morea, que quiere dezir langamiento de simiente á
menudo sin talante: sigúese que bien puede empre-
ñar el varón á la muger sin talante.
Preterea, si la mujer puede empreñar del varón
solamente de la simiente que falla, y mayormente
allegándose á él, sigúese que sin talante puede él
empreñar la muger. Contra: á do ay tres cosas ayun-
tadas puede aver concibimiento, y de otra miente
non; las quales son: calentura, que mueve el desseo;
y humidad, que vazia la natura; y ventosidad, que
esfuerce el miembro, y más do non ay apetito del
varón.
Preterea, toda simiente que non salga rauda, co-
mo saeta, non faze fruto, menos fará do non ay ta-
lante, que non puede salir rauda en guisa que llegue
al lugar donde deve: sigúese que non puede conce-
bir, la qual razón es otorgada y verdadera. Y los ar-
gumentos primeros non valen, ca son endefenitos; y
al II respondo que non es cierto ni dicho de auténtico
que ninguna muger se empreñase en el baño.
— 275 —
CAPITULO LIV
Sz la simiente es superjluydad ó non.
Necessario non es supérfluo: la simiente necessa-
ria para conservar la especia humanal: sígnese que
non es superfluydad.
Preterea, lo que enflaquece las virtudes en sallido
non es demasía, ca las demasías quando salen del
cuerpo esfuérganlo y non lo enflaquecen; mas la si-
miente enflaquece fuertemente saliendo, según dixo
un sabio, que el tiempo del doñear es quando qui-
siere enflaquecer el cuerpo: sigúese que la simiente
non es demasía del cuerpo ni superfluydad.
Preterea, la sustancia de la cosa non es demasía;
mas la simiente es sustancia de la qual se faze y se
cria el ome: sigúese que non es demasía ni superfluy-
dad; ante Avicena dize en el tercero libro que la si-
miente es demasía de la digistion quarta, la qual es
cerca del partimiento de la vianda en los miembros,
embevido en las venas después ques acabada la ter-
cera digistion.
Preterea, la cosa que esfuerza las virtudes todas
}• que alegra y que alimpia el cuerpo en saliendo, pa-
rece que non es demasía y superfluydad; mas la si-
miente es esso: sigúese que non es demasía.
— 276 —
Respuesta: que las demasías son en dos mane-
ras: la I es demasía sin provecho ninguno, y esta tal
deve ser sacada; la segunda es una superfluydad la
qual non deve ser vaziada sinon con razón de gran
purgamiento della, la qual es la simiente, que non
deve ser sacada, salvo assí como deve ser sacada la
sangre del cuerpo por sangría quando es sobrepuja.
Y con esto se asueven los argumentos en contrario
désta razón.
CAPITULO LV
Si ¿os hijos salen de la simiente del varón y las Jijas
de la simiente della. Parece que sí.
Todo obradero obra su simiente, ca non se po-
nen formas, salvo en materias ciertas, según dize el
Filósofo, que del dátil sale dátil y del azeytuna azey-
tuna, y non el contrario; mas el fijo semeja al varón
y la fija á la fembra: sigúese que de cada uno sale su
semejante. Contra: si cada uno íiziesse su semejante
devia semejar á ellos: mas muchas vezes acaesce que
semeja el fijo á la madre y la fija al padre: sigúese
que non faze cada uno su semejante.
Preterea, lo que non semeja á ninguno dellos pa-
rece que non es forjado que semeje á ellos; mas
— 277 —
muchas vegadas non semejan los fijos al padre ni á
la madre: sigúese que non es forgado que de cada
uno salga su semejante.
Respuesta: que el fijo, ó sale del, ó la fija della,
ca cada uno faze su semejante; pero la razón del ma-
cho y de la fembra es por otras razones, las quales
son materia, y forma é ymaginacion, y por ende si la
virtud del que dá la forma es más fuerte que della
semeja la criatura á él, y si la della es más fuerte se-
meja á ella. Y esta virtud parece en dos maneras:
que si la virtud natural es más fuerte que la ymagina-
tiva toma á la natural, y si la ymaginacion es más
fuerte que la virtud natural semeja á la ymaginacion:
sigúese claro en los capítulos passados.
CAPITULO LVI
►SV los que non han fijos en sus miigeres si pueden ser
corregidos por Física en gziisa que los ayan.
Parece que non.
Las cosas que son en Dios non pueden ser co-
rregidas por Física; mas este fecho de fijos es poder
de Dios sólo: sigúese que non pueden ser corregidos
por Física. La mayor parece por sí; la menor pruevo:
dixo Jacob el patriarca á Rachel, su lugarteniente de
- 278 -
de Dios, que te puede dar fijos, parece que maguer
era moga que podría a ver fijos, según su hedad y se-
gún su dispucion de su cuerpo que era apuesta mu-
ger que este fecho era en Dios solo.
Preterea, veamos qué dixo Abrahan, el patriar-
cha: «Señor Dios, ¿á qué me darás riquezas, después
que yo so solo sin fijos?» Respondióle Dios que le da-
rla fijos que le heredassen. Sigúese que non puede
ser corregido por Física. Contra: toda dolencia cura-
ble puede ser corregida por Física; mas muchos ay
que por dolencias y embargos que tienen en sus cuer-
pos non pueden engendrar, y quando son curados en-
gendran: sigúese que este fecho puede ser corregido
por Física.
Preterea, lo que está escripto en los libros de me-
dicina es de creer, ca esta arte deciende de parte de
Dios, según dize en el libro de la Sapiencia; mas to-
dos los libros de medicina escriven remedios ciertos
fechos, y provamos lo de cada dia y los fallamos cier-
tos: sigúese que puede ser corregido por Física.
Respuesta: que non engendrar es en dos mane-
ras. La una es natural, assí como ser vieja fuera de
edad y de engendrar, ó el ser lisiado en guisa que
non pueda engendrar: este tal non puede ser corre-
gido por Física, salvo por milagro de Dios. La II ma-
nera es del non engendrar por acídente alguno de do-
lencia y de humor, y de algunos embargos sobredi-
chos en los capítulos passados, los quales embargos
— 279 —
pueden ser corregidos por Física. Y con esta división
se asuelven los argumentos que son en contrario.
CAPITULO LVII
Por qué razón sale más la simiente entre sítenos,
que non la orina ni el estiércol.
La cosa que es más necessaria en velando deve
ser más en dormiendo; mas la orina y el estiércol son
más necessarias de salir, en quanto son superfluydad
mala, y la simiente es superfluydad buena: sigúese
que ante devia salir aquello que non ella.
Preterea, las cosas que están cerca de las canales
por donde salgan devian salir más ayna en dormien-
do que non las que son muy léxos de la canal; mas la
simiente es más léxos, ca sale del meollo y de todos
los miembros: sigúese que non devia salir.
Preterea, el acostumbrado de salir devia salir más
a3iia que non el non costumbrado; mas la simiente
non es tan usada de salir como la otra: sigúese que
non devia salir tan ayna. Contra: la cosa que es dese-
chada por fuerga de las tres virtudes ayuntadas deve
de salir más ayna que la que non sale sinon de una
virtud sola; mas la simiente sale por virtud y por
fuerza de la virtud vidal y natural animal, y las otras
— 28o —
salen de la virtud natural solamente: sigúese que más
razón es que salga ésta entre sueños que las otras.
Preterea, lo que todos los miembros desechan
de ve ser más fuerte para salir que otro; mas la si-
miente sale por virtud de todos los miembros, y la
orina y el estiércol salen de un miembro solo: sigúe-
se que más deve salir entre sueños la simiente que
la orina ni el estiércol.
Preterea, el más fuerte deve vencer al más flaco;
mas la virtud ymaginativa es más fuerte en este fe-
cho que non las otras.
Respuesta: que estos argumentos postrimeros
son verdaderos y con ellos se pueden soltar los ar-
íjfumentos en contrario.
CAPÍTULO LVIII
Si el pa.di'c ama más á los fijos que la viadre.
Lo que es fallado en lo más de las animalias de-
ve ser fallado en los menos; mas todas las animalias
del mundo las madres quieren más á los hijos que
los padres: sigúese que la madre quiere más al hijo
quel padre.
Preterea, el que es más cierto de la cosa quiere
más la cosa; mas ella es más cierta de su fijo que
— 28l —
non el padre: sigúese que más lo deve querer la ma-
dre que non el padre.
Preterea, el que más afana en la cosa, mas la de-
ve querer; más afana la madre en el fijo que non el
padre, sin comparación: sigúese que lo deve más
querer. Contra: el que es causa principal y formal
deve más querer la cosa que el que es causa mate-
rial solamente; mas el padre es causa principal y for-
mal del fijo, lo que non es la madre, según dicho del
Filósopho, que la simiente de la muger non faze na-
da en la criatura, que non es sinon un vaso en que
se cria la criatura: sigúese que el padre deve querer
más al fijo.
Preterea, en el que finca su remembranza más fir-
memente deve querer; mas la remembranza dellos fin-
ca más en los padres que non en las madres: sigúese
que los deven más querer.
Preterea, el que es mandado de parte de Dios
deste fecho de lo cumplir, lo deve más querer que á
quien non fué mandado; mas como consta quel man-
damiento del matrimonio fué dado á él y non á ella,
según dize el Géizesi, y por ende dexa el orne su pa-
dre y su madre, y ayúntasse con su muger, etc., é
non dixo ayúntasse la muger con él, sigúese que más
lo deve querer el padre.
Preterea, el que es de mayor virtud deve amar
más que non el que es de flaca virtud; mas la virtud
del padre es más fuerte en toda cosa que non la de
36
2«2
la madre: sigúese que el padre deve más querer.
Preterea, dize la profecía: piádanos como padre
piedad á los fijos, y non dize á la madre.
Respuesta: que el amor es en dos maneras. Ay
amor natural de la parte de la natura, y este tal es
más á la madre que non en el padre, y esto es co-
munal á todas las animalias. Ay amor natural de
parte de forma, y este tal es más en el padre que non
en la madre. Y con esto se asuelven los argumentos
en contrario.
CAPÍTULO LIX
Si son 7nás queridos los fijos pequeños
que los grandes.
La fin es mejor que las cosas que se fazen por
ella; mas la fin de la querencia de los fijos es porque
sean grandes, en guisa que puedan conservar la es-
pecia humanal, la qual fin es más en los grandes que
en los pequeños: sigúese que más deven ser queri-
dos los grandes que los pequeños.
Preterea, deve querer más el ome la cosa de que
recibió servicio, é ayuda é mamparamiento á todo
menester, que non el que es el contrario; y como sea
cosa que el pequeño sea el contrario de todo esto,
— 283 —
sígnese que más deve ser querido el grande que el
pequeño.
Preterea, el perfeto debe ser más querido quel
menguado; mas el grande es perfecto en la intención
más que non el pequeño: sigúese que deve ser más
querido. Contra: á do es la humidad del cuerpo más
fresca y más virtuosa deve ser más de amor que non
á do está enxuagada y dessecada; y como sea cosa
que la humidad de la simiente que sale del ome es
más fresca y más húmida en su virtud natural en la
criatura pequeña que non en el grande, que está más
alexada del tiempo del salir de la simiente, sigúese
que más deve ser querido el pequeño que el grande.
Preterea, todas las cosas nuevas y buenas plazen
más que las viejas; mas el pequeño es cosa nueva:
sigúese que deve ser más querido.
Preterea, lo ques fallado en todas las animalias
deve ser fallado en el ome; mas todas las animalias
quieren más los pequeños que los grandes: sigúese
que deven ser más queridos.
Preterea, el que há más menester la cosa es ra-
zón que la aya; más los pequeños han menester el
amor y la piedad que non los grandes, que son ya
criados: sigúese que deven ser más queridos.
Respuesta: que el amor del pequeño es grande
en quantidad y non en calidad, y el amor del grande
es mayor en calidad que non en quantidad; por ende,
á la afincada, seyendo bueno el grande y bueno el
— 284 —
pequeño segun su grado, antes querría el orne per-
der el pequeño quel grande. Y con estas razones se
pueden soltar los argumentos en contrario.
CAPITULO LX
Si quiere más el padre al fijo que el fijo al padre.
Parece que el fijo al padre.
Todo aquel que rescibe beneficio de otro lo deve
más querer que el que lo faze; mas el fijo rescibe mu-
chos beneficios del padre, y el padre non del fijo: si-
gúese que lo deve más querer.
Preterea, toda criatura deve querer su criador;
mas el padre, después de Dios, es su criador: sigúese
que le deve más.
Preterea, el que es mandado de lo honrar deve
ser más querido; mas la ley manda y los diez Manda-
mientos de honrrar al padre: sigúese que lo devemos
honrrar y amar. Contra: el desseado deve ser más
querido quel desseador; mas el fijo es desseado del
padre naturalmente: sigúese que lo devemos querer.
Preterea, el amor durable deve ser más fiíerte
que non el que non es tan durable; mas non sea cosa
que el amor del padre es durable en quanto lo quiere
por el amor que tiene en si mismo, que quiere que
- 285 -
finque su semejanga y su nombre para siempre, y el
amor del fijo al padre non deciende al tiempo que es
por venir, desta figura: sigúese que el amor del pa-
dre al fijo es mayor, la qual razón otorgo.
Respuesta de los argumentos en contrario: digo
que la menor es falsa, ca como quier quel fijo rescibe
beneficio del padre en las cosas corporales; más pas-
sa el beneficio del, el padre del fijo, en quanto finca
remembranza que es desseada de todo ome.
CAPÍTULO LXI
En el dormir y el velar.
Sueño es allegamiento de los spíritus de fiíera á
dentro, y las causas del sueño son quatro: la I, causa
material, que es baho que sube del estómago par del
cozimiento y vá al coragon; y la causa eficiente es la
calor del coragon, que lo faze sobir; la causa formal
es la frialdad del meollo, que faze allegar aquel fumo
y trasmúdalo en friura y en humidad en tal guisa que
pierden el sentimiento; y la causa formal es folganga
de los sesos, que están cansados y afanados del tra-
bajo que han passado en el velar. Otrosí, para es-
forgar la virtud digistiva, ca en dormiendo se allega
la calentura natural aparte de dentro y esfuérganse
— 2S6 —
las quatro virtudes naturales; conviene á saber: la
virtud atrativa de cada miembro, para tirar assí lo
que le cumple de la vianda, según su cumplision; la
virtud retentiva se esfuerza para tener la vianda fasta
que sea aparejada de recebir forma de sangre y de
carne, y de huesso y de sus semejantes; é la virtud
digistiva se esfuerza para digirir la vianda complida-
mente; y la virtud espulsiva se esfuerza para desechar
las superfluydades y las demasías por sus vasos cier-
tos; la tercera obra que faze el sueño es que dá hu-
midad á los miembros y emblandece la carne; la III I,
clarifica los cinco sesos todos y los esfuerza; la V,
clarifica los cinco sensos que son de parte de dentro,
los quales son éstos: de senso común, fantasía, yma-
ginativa, cogitativa, memoria; la VI, tira el cansancio
de los miembros; é la séptima, estriñe el gran vazia-
miento que corre en el cuerpo de los humores; é la
VIII, faze sudar más que en velando, y es mejor su-
dar, ca el sudor del velar desuelve también del bueno
como del malo, en el dormir es el contrario, ca non
desuelve, salvo el mal humor; é la novena, que con-
vierte los humores á naturaleza de sangre en quanto
se escalienta y acrecienta la calentura natural; la dé-
zima, que si falla humores calientes escalienta más; y
la onzena, si fallare humores frios resfria en quanto
los desuelve; é la dozena, que si fallare humor duro y
gruesso non obediente á la virtud digistiva, resfria el
cuerpo, en quanto la derrama fuera del cuerpo, y con-
— 28; —
viene que resfrie; é la trezena, que afloxa la virtud
animal, en cuanto emblandece los caños por do pas-
sa el espíritu animal, y por ende prívanse las virtudes
digistivas, y sensitivas y movederas, salvo la virtud
ymaginativa; y la catorzena, que por razón que en el
sueño se emblandece la sustancia del espíritu animal,
defiende que non se desuelva; é la quinzena, que es
caliente emblandece, y por esto aprovecha á los vie-
jos: é Galieno usava cenar cada noche cozina de le-
chugas adobadas con especia, porque durmiesse; la
XVI, que después del baño ayuda mucho, y aprove-
cha á los viejos.
Y conviene á saber que en el sueño ay cinco ca-
tamientos: el catamiento primero en la calidad del
dormir, el segundo catamiento en el tiempo del dor-
mir, el tercero catamiento en la cantidad del dormir,
é el quarto catamiento en el lugar del dormir, el quin-
to catamiento en la forma del dormir, y el sexto cata-
miento en las cosas que traen y ayudan al dormir.
El catamiento primero, ques en la calidad del
dormir, conviene que la calidad del dormir que sea
perfecta acabada, ca el sueño que es entre dormir y
velar es muy malo y faze subir bahos á la cabega, y
non los resuelven. Otrosí, conviene que el sueño sea
con plazer, y sin enojo y sin cuydado, ca según los
cuydados son los movimientos de la virtud ymagina-
tiva en el soñar. Otrosí, según las viandas que se co-
men son los sueños, ca viandas ay que fazen sobir
— 288 ~
bahos melancólicos, en guisa que fazen soñar cosas
espantables, assí como berenjenas, y havas y carne
salada. Otrosí, según las complisiones que reynan so
los sueños: ca el que es de complision sanguina sue-
ña cosas bermejas, y de alegría y de cantares, y co-
mo que anda bolando por el ayre; y los coléricos
sueñan cosas calientes, assí como fuego y relámpa-
dos; y los flemáticos cosas húmidas, assí como lluvia
y rios y fuentes; y los melancólicos sueñan peleas y
cosas de espanto, y de enojos y de tristezas. Assí,
que por estas quatro razones son las diversidades de
los sueños, las quales son estas quatro que diximos,
la qual es: la primera, según los pensamientos; la se-
gunda, según las viandas; la tercera, según las com-
plisiones; la quarta, según virtud divinal de profesía,
ca el sueño dizen algunos sabios que es una parte re-
sultante de profecía. Y esta razón declara el Filósofo
en el libro del Sucfio y de Vigilia, y dize que los
sensos son diez, cinco de dentro y cinco de fuera.
Los de fuera son éstos: el primero es el oyr, el se-
gundo el oler, y el tercero el ver, y el quarto el gus-
tar, el quinto el palpar. Y los de dentro son: senso
común, fantasía, é ymaginativa, y congitativa y me-
moria. Y el senso común es aquel que recibe todas
las cosas que alcanzaren los cinco sensos de fuera. Y
empos del viene la fantasía, ques virtud que guarda
y conserva lo que rescibió el senso común, ca una
cosa es recebir y otra es el guardar, ca el agua
— 289 —
poniendo el sello sobre ella rescebir lo há, mas non
lo guardará; assí que es menester uno que reciba y
otro que guarde. Y estas dos virtudes están en la de-
lantera del celebro de la cabega. Y empos destas
dos viene la virtud ymaginativa: ésta compone y
mezcla aquellas cosas que recibieron y que guarda-
ron los dos sensos delanteros sobredichos, en guisa
que si vio una ave en bolando y un orne y una ymá-
gen de oro, compónelo todo entre sueños, y sueña
que ve un ome de oro bolando por el ayre, por quan-
to vio aquellas cosas mezcladas todas; y desta guisa
se fazen los sueños desvariados. Y empos desta vir-
tud viene la virtud congitativa, ques del entendimien-
to, que departe las cosas entre verdad y mentira. Y
todas estas virtudes están quedas en el dormir, salvo
la ymaginativa, ca ésta nunca queda en dormiendo
ni en velando de fazer su obra, que es ymaginar. Y
empos desto viene la virtud ques de la memoria, que
se acuerda y guarda las cosas quel engendramiento
y lo que la virtud ymaginativa ymaginó, bien assí co-
mo la fantasía, y guarda las cosas quel senso común
recibió de los sensos de fuera: y assí, los dos prime-
ros están en la delantera, y los otros dos en la célula
mediana del celebro. La V, en la célula trasera del
celebro y en medio del celebro ay una vena que vá
de la primera célula á la postrimera, por do passa el
espíritu sensible, y es fecho como gusano que sube
y deciende del uno al otro, y quando el ome se quie-
37
— 290 —
re acordar de las cosas olvidadas allégase todo el
spíritu en el trasero del celebro; y por esta razón es
acostumbrado de algar la cabega arriba que quando
se quiere el orne acordar de algunas cosas que ha ol-
vidado, por razón que todo el spíritu se ayunta de-
trás en el celebro: y quando quisiere pensar y yma-
ginar en algunas cosas graves de entender, abaxa la
cabega ayuso, por razón que se ayunte el spíritu to-
do en la delantera de la cabega. Y en medio del está
la virtud ymaginativa y cogitativa, y sigúese por esta
razón que la virtud ymaginativa, por razón que está
ayuntada en la fantasía, que recibió todas las cosas
de los cinco sensos de fuera, que los compongan y
que ymagine cosas que non pueden ser. Y esta vir-
tud nunca queda, ca también ymagina el ome velan-
do como durmiendo; nunca queda, salvo el departi-
miento que ay entre ymaginar en velando ó en dur-
miendo, que en el dormir se esfuerza más el ymagi-
nar, por quanto todas las otras virtudes están quedas
y privadas, lo que non se faze en velando, que están
todas las virtudes velando y lo más deve vencer lo
menos, assí como la claridad del cirio grande quita
la de la candela pequeña, y bien assí como una piedra
que echen en agua grande y corriente non fará gran
cerco echándola, y si echassen aquella piedra misma
en agua que fuesse mansa fazerse ya un gran cerco: é
por esta razón es la virtud ymaginativa más fuerte
dormido que non en velando. Y dize el Filósofo que
— 291 —
definición de sueño es ésta: sueño es la cosa que yma-
gina la virtud ymaginativa en el tiempo del dormir
de las cosas que recibió en sí de los sensos de fuera
en el tiempo del velar. El sueño ay del verdadero y
del mentiroso, y la razón del sueño verdadero es és-
ta, según dicho de Algiseli en el III libro: dize que
todas las cosas del mundo terrenal son compuestas
de dos cosas; la I es la materia, la segunda es la for-
ma; y el comiengo de todas las materias es el ylle,
ques la primera materia, ques comiengo común á las
cosas terrenales y non há forma propia, y es en po-
tencia en todas las formas y non tiene forma propia,
ni es desnudo de forma, ca si fuesse desnudo de for-
ma non avria essencia y fazerse ya ens de non eiis y de
nichil. Y el comiengo de todas las formas terrenales
viene de una orden de ángeles que son llamados in-
telligencias, las quales ponen la forma en todas las
cosas materiales luego que son aparejadas para las
rescebir; y por ende, quando el spíritu animal y espi-
ritual está desembargado y quieto de todos los ocu-
pamientos de los sensos en el tiempo del dormir, es-
fuérgasse la virtud ymaginativa, é si esta virtud yma-
ginativa acaeciere que sea la complision material del
cuerpo en la forma del entendimiento, en tal guisa
que dessee las cosas spirituales y divinales más que
las terrenales, estonce ayúntasse su alma con las es-
pirituales y allégasse la forma de aquella orden divi-
nal en aquella ánima, bien assí como se defican un
— 292 —
espejo claro en otro sin medianero ninguno y sin em-
bargo; y alcanza las cosas que son por venir y las
cosas muy graves, assí como cosa angelical; y este
es el grado del propheciar de las prophecías más
ciertas, como dixo la Biblia sobre Moysen: «Boca á
boca fablaré con él visiblemente, y non por serriejan-
ga; y la ymágen de Dios catará, » etc. É por esto fué
Moysen el más alto de todos los proíhetas. Pero si
aquella persona non uviere la complision material del
cuerpo ni tuviera el entendimiento tan apurado, es-
tonces non serán sus signos tan claros ni tan ciertos,
y vernan por figura, bien assí como quando el espejo
non está bien claro, que viene la figura non tan clara;
y por ende, verná la visión del sueño en figura, y en
lugar de ome parescerá un árbol, y en lugar del ene-
migo le parecerá una culebra, y en lugar de año bue-
no le parecerá una espiga de trigo muy llena y muy
buena, y por contrario, assí como acaescieron los
sueños que soñó Joseph, y Faraón, y Nabucodono-
sor, y Daniel y los otros profetas, que fablan por fi-
guras. Y si por ventura fuere aquel ome de más
gruessa materia y de más gruessa forma, verná más
gruesso el sueño y más cerrado, según más y según
menos. Y si por ventura fuere en contrario, que sea
ome de mala complision y de mala ánima, y de malos
pensamientos y de malas cogitaciones y falsas, assí
serán sus sueños malos y falsos, sin rayz, y sin nin-
gún bien y sin ninguna verdad, assí como los perros.
— 293 —
que sueñan y ladran entre sueños, non seyendo nada.
E si por aventura dixere alguno por qué razón vee
mos que las criaturas de poco seso y algunos locos
que sueñan muchos sueños y más verdaderos que
non los que son cuerdos, á esto respondo que esto
es por razón de la virtud ymaginativa, que está muy
fuerte y muy rezia en ellos más que en los cuerdos,
ca en quanto está flaca la virtud del entendimiento y
del senso natural, esfuerza la virtud ymaginativa, assí
como acaece á las animalias, que las más dellas han
estincto natural más fuerte que non el ome; y por
ende, veemos quel sentimiento del perro, y del po-
denco y del cavallo, ó del cordero y de las animalias
todas, que alcanzan por el tiento más que el ome,
aunque há razón, ca toda su virtud es en el entendi-
miento y las animalias es toda su virtud en el ymagi-
namiento; y por esta razón fallamos que algunos do-
lientes, quando se quieren morir, han perdido el sen-
timiento de todo el cuerpo, y non les finca salvo la
virtud ymaginativa, que dizen muchas cosas de las
que son por venir y que se hallan verdaderas.
El catamiento sesfundo del sueño es seg-un la
quantidad, ca el sueño ni deve ser muy poco ni deve
ser muy mucho, ca el poco mueve bahos y non los
suelve, y el mucho dormir acrecienta humidad y em-
pereza el cuerpo; y por esto dixo el Sabidor: «El
dormir deve ser el tercio del dia. » Y por ende, entre
noche y dia son veynte y quatro oras: abonda que
— 294 —
duerma las ocho oras y que vele las diez y seys.
El catamiento III en el tiempo del dormir. El
mejor tiempo del dormir según arte es la noche, por
razón que entonces está todo cuerpo sossegado )•
quieto de los afanes y de los movimientos, en con-
trario del dia, que está el ome ocupado en las fa-
ziendas; otrosí, por razón del ayre ques más frió,
que resfria el meollo, por la qual razón viene el sue-
ño, según dicho es; otrosí, por razón ques el sueño
continuado y que há espacio á la natura para asol-
ver los humores y de subir bahos á la cabega, y es-
pacio para ressolver los y consumir, ca una cosa es
solver y otra cosa es en el ressolver. Y por esto di-
ze Avicena que el dormir del dia es malo y faze venir
decendimientos, y tira el color, y faze finchar el ros-
tro, y afloxa los nervios, y dá pereza, y faze venir
en postemacion y fiebres; pero el que lo ha usado
non lo dexe del todo, sinon de grado en grado. Y
el tiempo más plazentero para dormir es el de la
mañana, por dos razones: la primera, porque está el
meollo más frió por la frialdad que contenió toda la
noche; la segunda, por razón del a}Te, que está más
frió, ca se esfuerza contra la calentura del sol quan-
do quiere amanecer, que es su contrario; y toda co-
sa se esfuerza mucho en quanto puede contra su
contrario.
El catamiento quarto según el lugar, ca por ra-
zón de la calentura natural que se encierra dentro en
— 295 —
el cuerpo, fincan las partes de fuera frías, y puédese
romadizar y adolecer de dolencias frías; y por ende,
es menester de ser lugar alto, caliente, ó cubierto
con ropa en tal guisa que sea guardado del frío.
El catamiento V en la forma del dormir. En el
comiendo de la noche deve ser el dormir á la parte
derecha, porque el fígado sea más caliente y que cue-
ga mejor; y el segundo sueño sea á la parte yzquier-
da, porque fuelgue el fígado y se escaliente el bago,
para ayudar el estómago; y el tercero sueño sea á la
derecha; y si con todo esto fallare en su estómago
pesadumbre, échese boca ayuso, ca esto ayuda mu-
cho á la digistion: pero el dormir boca arriba es muy
malo; otrosí, la boca abierta es muy malo; otrosí, el
dormir deve ser la cabega alta, porque deciendan las
superfluydades ayuso.
El VI catamiento es de las cosas que traen al
sueño. El sueño viene por tres cosas en general: la
I, por humidad de los bahos que suben á la cabega;
la segunda, por gran cansancio, ó que desgastó y
consumió la calentura natural en guisa que finca res-
friado, y este tal es malo; la tercera, por melezinas
que han por natura de traer sueño. Y d éstas ay dellas
por manera de comer, y dellas por manera de uncio-
nes, y dellas por oler solamente, y dellas por men-
chas puestas en el sieso. La I, del comer, es assí co-
mo faziendo formigos de pan con culantro seco y
verde, y con simiente de dormideras, y un poco de
— 296 —
canela y de azafrán por guarda de las dormideras y
por freno.
Recepta de letuario para dormir: diamargariton,
dos ongas; simiente de dormideras, una onga; apio,
un adarme; agúcar rosado, dos ongas; diantos, tres
ongas. Sea mezclado todo en uno y tome una cuchar.
Recepta: trifera magna, riquies, de cada uno una
onga; diamargariton y pliris, artotigon moscado, de
cada uno una onga. Tome deste letuario media onga
á la noche, y bever empos dello un cotrofe de vino
blanco, y dormirá.
Otrosí, diapapaver trae sueño, ó qualquier de las
opiatas del autitorio.
Otrosí, la II manera, de las unciones, tome de
ungüento de populion y ungüento verde, y azeyte de
papaver y de escudete, y de mandragula y de jus-
quiamo, de cada uno un adarme; azeyte de vayas y
ungüento Aragón, de cada uno tres adarmes; aga-
fran, medio adarme. Y sean mezclados y unten con
él la frente y las cejas, y los pulsos y las plantas de
los pies y de las manos.
Recipe gumo de culantro verde y de veleño, y de
mandragula y de lechuga, y de escudete y de yerva
mora, y de fojas de cañas, de cada uno media onga;
azeyte de dormideras, quatro ongas; cera blanca y
agripa, de cada uno una onga. Sea fecho ungüento.
Las que son por manera de oler: fojas de culan-
tro verde }• apio, de cada uno quarta de onga; galia
— 297 —
moscada, dos ongas. Sea fecha mangana para oler, ó
sahumerio.
Otra recepta para dormir: beleño, papaver blan-
co y prieto, mandragula y la rayz de la yerva mora,
y escudete. Sean fechos polvos, y oliendo traen sue-
ño, y poniéndolo en los libros ó en la tinta en que se
escriviere traen sueño al que lo leyere.
Otrosí, las menchas que traen sueño son destas
cosas mismas, mezcladas con las melezinas de que se
fazen las mechas, assí como encorporadas con figos
majados, y con sevo y con yema de huevo assado, ó
con miel cocha, ó con alfeñique y sus semejantes.
CAPÍTULO LXII
Del regimiento de la salud. De los movimientos
spirituales del ánima.
El ánima há tres definiciones, según ti'es respec-
tos que ay en ella: el I es porque há espíritu; el II,
porque es movedera y regidera del cuerpo; la III,
porque es cumplimiento y principio del cuerpo.
E la definición de aia(i), por qué es spíritu, es és-
ta: aia spiritual es sustancia non corporal, y es intele-
(i) Así en el original impreso, como todas las veces que se repite. Es
abreviación de ánima, en las letras vocales.
38
— 298 —
tual, que recibió todos los alumbramientos que son
en el respecto postrimero que viene de la primera
causa. Y sustancia es aquí en lugar de genus; non
corporal, en lugar de diferencia apartada del corpo-
ral; y entelectual es dicho por apartamiento del aia
vegitativa y sensitiva, y recibe todas las claridades
que son; en el respecto postrimero que viene de la
primera causa, es dicho por apartamiento y para di-
ferencia de las intelligencias y de los ángeles, que re-
ciben la claridad primeramente de Dios, y después
recibe el ome la claridad dellos; y esto es el segundo
respecto.
Y la difinicion de aia por ser movedera y regide-
ra del cuerpo es esto: quel aia es sustancia non cor-
poral que rige el cuerpo; sustancia non corporal es
en lugar de genus, ca el ángel es sustancia non cor-
poral: quando dize para regir el cuerpo es dicho por
de apartamiento del ángel, que maguer quel ángel
toma corporidad, non la toma para regir el cuerpo,
ca quando él quiere lo dexa: y diferencia de ánima
por ser perfecion y acabamiento del cuerpo es esto,
según Aristótiles en el libro del Anwta: aia es perfi-
cion principal del cuerpo natural oficial, en el qual
ay vida en potencia, etc. Y esta difinicion con aún la
ánima vegitativa y sensativa y racional, mientra está
ayuntada en el cuerpo; y quando dixo perficion es en
lugar de genus, que se encierran todas las perficio-
nes spiritual y corporal; y quando dixo principal es
— 299 —
por diferencia de non natural, que viene por costum-
bre y non por natura; y quando dixo á cuerpo natu-
ral fué por diferencia del artificial, assí como la ymá-
gen que non há aia; y quando dixo oficial, por apar-
tar de la forma de los elementos que la diferencia de
la parte del todo es una, lo que non es en las plan-
tas, ni en los animales, ni en los racionales, ca éstos
todos son en vasos y en miembros, que la parte non
semeja al todo en nombre y en diferencia; y quando
dixo que avia en potencia es por diferencia del grano
semental, que maguer ques cuerpo natural y que há
virtud de regitativa, y potencialmente non es en el
miembro; por ende, aquel acabamiento que tiene
non es ánima.
Y el Filósofo parte el ánima en cinco partes: la
una es vegitativa, y la otra es sensativa, é la otra
ymaginativa, y la otra movedera, y la otra racional.
Y Avicena y Algazel la encierran en tres, vegetativa,
y sensitiva y racional; y encierra en la sensitiva las
dos, que es la movedera y la ymaginativa. Y estas
tres han tres lugares; el fígado es sujeto de las virtu-
des naturales, y el meollo de la virtud racional, y el
coraron de la virtud vidal. Y conviene á saber que és-
tas son llamadas tres aias quando fueren dichas cada
una sobre sí, assí como el árbol, y animal y el orne:
quando son dichas todas en el ome non deven ser
llamadas tres aias, ca toda es una aia, mas deven ser
llamadas tres virtudes; y pereciendo la racional quan-
— 300 —
do el orne muere, piérdense las otras: y estas razones
se declaran en la Filosofía natural.
Y lo que cumple aquí de saber, quél miembro es
aquel en que están estas virtudes animales, por razón
que sea corregido en la conservación de la salud, ca
puede ser dicho ques el coragon y puede ser dicho
que es el celebro á parte del coragon, y puede ser fe-
cho este argumento, quel coragon es sujeto de las
virtudes del ánima, diciendo assí: el coraron es suje-
to de la saña y del miedo, y la saña y el miedo son
passiones del ánima: sigúese quel coragon es sujeto
de las passiones del ánima. La mayor parece ser ver-
dadera por Galieno, que dize que la saña y el miedo,
y el señorío y el vencimiento, ó el movimiento de las
cosas voluntaria son en el coragon: la menor parece
por Avicena y por el Filósofo, que tiene quel celebro
es el sujeto de la virtud ymaginativa y congetativa, y
de los movimientos. Á la parte contraria puede ser
fercho argumento desta guisa: la saña y el miedo y
las obras del aia viene por la ymaginacion ó por la
cogitacion; mas estas dos están en el celebro, según
dicho de todos: sigúese que la saña y el miedo y los
movimientos animales son en el celebro. Respuesta:
quel celebro es sujeto de los movimientos animales,
ca las virtudes animales son tres en general, regitivas
y movederas voluntariamente, y sensitivas; y las vir-
tudes regideras son tres: la una es la ymaginativa, y
la otra es la del entendimiento, y la III es la virtud de
— 30I —
la memoria. Y la virtud movedera voluntariamente es
aquella que faze menear los miembros, y la virtud
movedera de la saña y del miedo de de las otras co-
sas sobre dichas son en el celebro; y la asolucion del
argumento que dize quel coragon era el sujepto, res-
pondo que estas virtudes han dos catamientos: el I
es á respecto del fazedor, y el II es á respecto del
recebidor; y por tanto, quando Avicena dixo quel co-
ragon es el sujeto destas virtudes se deve entender
por manera de recebir, y quando los físicos dizen
ques en el celebro se entiende por manera de autor y
de fazedor. Y por esta razón dize Joanicio quántas son
las virtudes vidales. Respuesta: en dos maneras: las
unas son activas y las otras passivas. Y las activas
son aquellas que fazen batir el coragon á parte de
fuera en las arterias, y la virtud que lo faze encojer á
parte de dentro; y la virtud passiva es aquella en que
es la saña y el movimiento para vencer y para seño-
rear el movimiento de las cosas voluntarias: y por en-
de, dize Aben ruyz en el segundo del Colegito, que la
división que fizieron los físicos en estas virtudes non
son verdaderas, ca ellos cuentan la virtud movedera
del lugar en las virtudes animales, y cuenta la virtud
movedera en las virtudes vidales, siendo ambas á dos
una cosa misma, ca el mover del lugar non es otra
cosa, salvo virtud movedera que se mueve para la
ymaginacion y por entendimiento, etc.
Y conviene á saber que los físicos llaman estas
— 302 —
virtudes sobredichas virtudes animales, por razón
que alcanzan y entienden lo que fazen, lo que non
es en las virtudes vidales y naturales, según dize Avi-
cena en el primero libro.
Y sigúese por todas estas razones que el sujeto
de todas las virtudes animales es el meollo, assí co-
mo fazedor en el qual están las tres virtudes genera-
les, que son las regitivas, y las movederas y las pas-
sibles: y las regitivas son tres, según dize el Filósofo.
En los físicos la ymaginativa, y el entendimiento,
y la memoria y la virtud movedera es una sola, la
qual es la que faze mover los nervios, por la qual se
mueven los miembros voluntariamente; y las virtudes
sensibles son cinco: ver, oyr, oler, gustar, palpar.
Y de todos estos sujetos animales los principales
de los movimientos animales son los regitivos, los
quales son la ymaginativa, y la entelectiva y la me-
moria; á estos alcanza y entienden lo que sale dellos
y lo que fazen; á estos son unas de las seys cosas ne-
cessarias que son causa de la salud y de la enferme-
dad, según dize Avicena en la sec. segunda, catorze
capítulos, dize, todo los acidentes animales se siguen
dello á siete maneras de movimientos: el I movimien-
to es movimiento del spíritu súbitamente de parte
de fuera á- dentro, assí como en el miedo; el segundo
es el movimiento de spíritu de dentro á fuera súbita-
mente, assí como en la saña y en la vergüenza; el ter-
cero movimiento á parte de dentro de grado en gra-
do, assí como en la tristeza; el quarto movimiento
es el movimiento á parte de fuera de grado en gra-
do, assí como alegría ygual; el quinto es el movi-
miento compuesto de dos cosas, que la una trae á
parte de dentro y la otra á parte de fuera, assí como
la tristeza y la saña ayuntadas en uno, ó la vergüen-
za y el miedo, ca el miedo faze traer espíritu y la
sangre á parte de dentro, en guisa que se torna el
rostro amarillo ó blanco, y de parte de la vergüenza
faze el contrario, que faze salir la sangre y el espíri-
tu de dentro á fuera, y tómase bermejo; el sexto mo-
vimiento es por la ymaginacion, que obra en la na-
tura, assí como acaesce que dormiendo el orne con
la muger, si ymaginare en alguna persona saldrá
aquella criatura semejante de aquel en que ymagina-
va el padre en aquella ora; la séptima es por ver vi-
siblemente algunas figuras en el tiempo del ayunta-
miento con la muger, que estarán algunas figuras
pintadas cerca de la cama, según acaesció muchas
vezes y según veemos en la Biblia, del patriarca Ja-
cob, que fizo palos blancos y prietos, porque salies-
sen los corderos blancos y prietos.
Y esta razón misma acaece en quatro maneras:
La I es al que salle sangre de las narizes, que otean-
do las cosas bermejas saldrá todavía más sangre; la
II es que viendo comer agraz ó cosas agras faze lue-
go dentera al que lo vee y non lo come; otrosí, acae-
ce que teniendo un ome dolor en el miembro, que se
— 304 —
apegará aquel dolor, en aquel lugar mismo seme-
jante, á aquel que está cerca del; otrosí, acaece que
teniendo orne alguna dolencia, que solamente por la
ymaginacion guarecerá y se trasmudará la compli-
sion, assí como acaece en la manera de la melanco-
lía, ó en cinco partes que viene de gran plazer ó de
gran tristeza.
Y por esta razón es menester que se guarde el
ome que quiere conservar su salud, que non tome sa-
ña, ni enojo ni cuydado en quanto pudiere, después
quel ome vee que faze tan gran daño en el cuerpo. Y
por ende, deve ser el ome templado á todos movi-
mientos animales, assí como saña y miedo, y amor y
desamor, y piedad y crueldad, y largueza y avaricia,
y saber y non trassaber, y en ardidez y en covardía,
ó en plazer, ó en tristeza y en todas las otras virtudes
animales que tomen la medianía, ca el medio es el
mejor y las estremidades son malas. Y deven leer los
enxemplos, y los castigos y la dotrina que son scrip-
tas en los libros sobre esta razón, señalamente Filo-
sofía, mayormente en los libros de las Sánelas Scrip-
¿uras; y sobre todas las cosas del mundo quiera á
Dios, y quiera para su próximo lo que quierra para
sí; y con esto nunca tomará enojo de cosa del mundo:
y escusarse há de los pecados mortales, según dizen
los sabios, los quales son estos: sobervia, avaricia, lu-
xuria, yra, gula, invidia, acidia. En estos siete se en-
cierran todos los pecados del mundo; é bien assí co-
-- 305 —
mo se encierran los bien fechos en siete obras de mi-
sericordia que escribió Esayas, profeta, las quales
son: visitar los enfermos, y fartar los pobres de co-
mer y bever, y cobijarlos y vistirlos, y allegarlos á
casa, y enterrar los finados y sacar captivos, ca es-
tas obras nunca se pierden.
Otrosí, tírese de melancolía y tristeza, ca trasmu-
dan la complision, y dessecan el cuerpo, y enflaque-
ce la calentura natural y trae muerte. E muchos ornes
mueren súbitamente de gran duelo, que se allega la
calentura al coragon tan fuertemente, fasta que le
afoga y muere.
Otrosí, por gran alegría súbitamente se derrama
la calentura del coraron afuera, y fíncase resfriado y
muere. Pero de la saña no muere ninguno, ca la ca-
lentura natural se enciende con la sangre, y por ende
se torna bermeja, y esfuérzase la natura para ven-
garse de lo que le fizo ensañai': mas, con todo esto,
dévese guardar mucho dello.
Otrosí, la tristeza daña la sangre del coraron, y
trae tisiquia y ética, según dize Galieno que provó
de un ximio que estava en jaula y tornóse muy ma-
gro, y mandólo abrir y falló sangre espessa allegada
al coragon, muy negra. Por ende, dévese el orne qui-
tar de enojo y de cuydado, ca, como dize el Sabio,
si es de cosa passada es demás el enojo, que non se
puede tornar atrás; si por venir, es demás el enojo,
ca qui^á podrá morir antes y non lo verá, y llora el
39
— 3o6 ~
mundo que non es suyo; si es en el presente, enco-
miéndese á Dios, que le avrá piedad, y acuérdese de
los dichos de Job y de otros sanctos, y ponga su con-
fianza en Dios, y él le avrá merced.
CAPÍTULO LXIII
De los movimientos corporales.
Definición de movimiento es, según dixo Aristó-
tiles en el quarto libro de los Físicos: movimiento es
acto de lo que está en potencia y en quanto está en
en ella; y definición de quedamiento es aquella cosa
que acaesce alguna natura, en la qual cosa ay apare-
jamiento de movimiento, maguer aun non faze mo-
vimiento: y conviene á saber que toda cosa nueva se
mueve por sí mismo, ó por otro que la faze mover
por fi-ierga.
El que se mueve por sí es por una de dos cosas:
ó será el movedero la natura, ó será el movedero
ánima; y el que se moviere por otro es movimiento
forjado. Sigúese que los movimientos son tres: natu-
ral, ó animal, ó movimiento forgado. Y dize Aldiseldi
quel movimiento á respecto de la causa son tres; con-
viene á saber: movimiento natural, assí como el de-
cindir la piedra ayuso por su pesadumbre; ó movi-
— 307 —
miento forgado, assí como echada la piedra arriba; y
movimiento acidental, assí como el movimiento de
los clavos de la nave, que se mueven por el movi-
miento de la nave y non por sí. Otro, el movimiento
el respecto del lugar es en tres maneras: ó del centro
á circunferencia, assí como el fuego, que es su natura
de sobir; ó del circunferencia al centro, assí como la
piedra, que su natura es decendir; ó movimiento en
derredor del centro, assí como los cielos, que se
mueven en derredor de la tierra, que es el centro.
Otrosí, el movimiento, según Aristótiles en los
Ped7''icamientos, es en tres maneras: el primero es
movimiento de un lugar á otro es en vbi; el II, en
quantidad, assí como el crecimiento y el mengua-
miento; el tercero es en sustancia, assí como en ge-
neración y corrupción; el quarto es movimiento en la
qualidad, assí como se trasmuda la cosa caliente en
fría, ó el blanco á ser prieto, y el bueno á ser malo.
Pero dize Aristótiles que generación y corrupción
non es movimiento, ante es mudamiento y alteración,
ca todo movimiento es de essencia á otra essencia y
de un sujeto á otro; mas generación es el contrario,
ca es de nada ser algo, y la corrupción es de algo á
nada. Otrosí, movimiento non puede ser, salvo en
cosa cierta, y en tiempo de generación y corrupción
es el contrario; y por ende, movimiento es muda-
miento, mas todo mudamiento non es movimiento.
Otrosí, conviene á saber que las cosas que se
- 3o8 —
mueven son por quatro maneras: ó que se mueven
en lugar y en tiempo, assí como los cuerpos, que se
mueven de un lugar á otro; la segunda manera es
que se mueven de un lugar á otro, mas non en tiem-
po, assí como la claridad del sol, que se mueve de
Oriente á Ocidente y en un punto; la III es que se
mueve en tiempo, mas non en lugar, assí como el
ángel, ca non está en lugar después que non es cosa
corporal; la I II I, non se mueve ni en tiempo ni en lu-
gar, assí como Dios.
Y conviene á saber que definición de movimien-
to según Física es éste: movimiento es movimiento
voluntario de un lugar á otro templadamente, el
qual es provechoso para el cuerpo faziéndolo como
cumple; y en el movimiento ay X catamientos: el I
catamiento, en los provechos que se siguen del mo-
vimiento templado para conservación de la salud y
provecho, primeramente en quanto esfuerga la calen-
tura natural; la II, que consume las superflu^-dades
de todo el cuerpo y las desuelve; la III, que endure-
ce los miembros, y las coyunturas y las cuerdas, y
esfuerza las obras; la IIII, que esfuerga los miem-
bros; la V, apareja los miembros que resciben la
vianda, en quanto mengua las superfluydades; la VI,
despierta la virtud atrativa y consume los humores
gruessos de los miembros; la VII, delgaza las humi-
dades; la VIII, abre las opilaciones y ensancha los
miembros; la IX, escusa la ética, en quanto esfuerza
— 309 —
los y trae el espíritu natural para ellos; la XII, ale-
gra el coraron por quanto animal es su natura de
dessear movimiento, ca definición de animal es cuer-
po vegitatible sensible que se mueve voluntaria-
mente.
El catamiento II es en los daños que se siguen
del movimiento más de lo que cumple: este tal mo-
vimiento amata la calentura natural, y consume los
buenos humores, y enflaqueze los miembros, y faze
todo el contrario del movimiento ygual.
El III catamiento es según las especias de los
movimientos; siete especias ay de movimientos: la I,
empuxamiento; la II, tirando; y la III, trastorna- \
miento; y la IIII, echamiento; y la V, embiamiento; |
y la VI, metimiento; y la VII, sacamiento. E dellas
ay fuertes y dellas flacas, y de la mucha y de la poca,
y dellas por manera de luchamiento ó de correr, ó
de langar la palanca y de esgremir ó de armar ba-
llesta, ó de saltar ó de cavalgar, ó de andar en ga-
leras, ó en naves y semejante desto. Y destos movi-
mientos deve tomar la medianía.
El quarto catamiento según los miembros, ca
dellos ay que son por el movimiento, assí como los
pies, y dellos para obrar, assí como las manos, y de-
llos para los cinco sensos, y dellos para los miem-
bros spirituales, y dellos para los que son los seys
miembros naturales, los quales son: dientes y len-
gua, y paladar, gutur y pulmón, en ques formada la
lO
boz. Y quando la boz es templada en su movimiento
aprovecha alimpiar las superfluydades, y ensancha
los pechos y abre los caños; y por ende, deven ser
los cantares en templamiento, ca si fueren fuertes
puede traer muchos daños, assí como tesiquia, y
tosse, y escupimiento de sangre y sus semejantes.
Otrosí, el movimiento del ojo deve ser comparado
en el catamiento y deve ver la claridad y las colores
de grado en grado, ca oteando gran claridad, y oyr
grandes bozes, y oliendo fuertes olores y teniendo
fuertes qualidades pueden corromper los cinco sen-
sos.
El V catamiento del movimiento según las do-
lencias, ca los flacos de complision y los que se le-
vantan de la dolencia, ó los que bevieron fuertes me-
dicinas, ó los que uvieren dolores en los estentinos,
ó los que uvieren litargia omanja, ó non apetito de
comer, deven fazer movimientos mansos, ca les es
provechoso. El movimiento que se faze por manera
de humillándose de rodillas en la cama y levantán-
dose es provechoso á X dolencias, assí como media
terciana, y cotidiana, y emitretreos, y á los ydrópi-
^ eos, y á los que han piedra, y á los gotosos, y á los
que tienen arena en los ríñones, ca con este tal mo-
vimiento del humillarse de rodillas en la cama á me-
\ nudo apareja el humor que se tire dende; y el que
\ fuere rezio y el que fuere flaco fágalo mansamente.
\ Y el cavalgar de la carreta faze esta obra misma muy
— 311 — \
mejor: el cavalgar de la carreta, el rostro atrás, apro- j
vecha á la flaqueza de la vista y á la escuridad della ¡
maravillosamente, por razón del gran movimiento j
que se faze en la delantera de la cabega, y desuel-
ven aquella humidad que embarga la vista. Y el na-
vegar de las naves y de las galeras aprovecha á la
lepra, y á la ydropesía y á la frialdad del estómago,
señaladamente andando riba mar; y si fiziere vómito,
estonces aprovechará al estómago. El navegar de las
naves en la fuerte mar aprovecha más á estas dolen-
cias sobredichas por razón de los movimientos que
acaecen al aia del miedo y del plazer.
El catamiento sexto es en el tiempo del movi-
miento. El tiempo del comengamiento deve ser quan-
do el cuerpo está limpio, desembargados los esten-
tinos y venas de vianda cruda, en tal guisa esté de-
gerida de las tres degistiones, señaladamente de la
vianda del dia antes, tanto que llega al tiempo del
comer de la otra vianda; y conócese esto en la orina
por la sustancia y por la color: y en este tiempo es
el comiengo de la digistion quarta de los miembros
y en fin de la digistion de las venas, ques la tercera
digistion, según Avicena. Y qualquier que quisiere
fazer gran movimiento non lo deve hazer seyendo el
estómago vazío, ante le deve dar alguna vianda y en
poca contía; y en invierno deve ser la vianda gruessa
y en verano delgada. Otrosí, mejor es afanar el cuer-
po lleno que non vazío, y el cuerpo caliente y húmi-
— ^12
do que non frío y seco. Otrosí, el que quisiere afanar
deve se primeramente alimpiar los estentinos y la
bexiga, y fregar el cuerpo primeramente, por razón
de ensanchar los poros y de esforzar los lacertos. Y
en otoño a de ser el movimiento cerca del medio dia,
y en verano antes, y en invierno en la tarde, y deven
escalentar aquel lugar do fuere el movimiento fasta
que sea templado.
El catamiento séptimo en el tiempo que cumple
de guardar el movimiento. Tres cosas deven ser ca-
tadas en el guardar del movimiento: la I, el color del
rostro, ca mientra que tuviere buen color en el ros-
tro puede afanar, y quando se mudare el color deve
cesar; la II, el movimiento y la fuerga, ca mientra
non sintieren cansamiento ninguno puede afanar, y si
non se sintiere tan liviano como antes deve cesar; la
III, la dispusicion de los miembros, ca mientra estu-
vieren finchados y con sudor mansamente puede afa-
nar, y si se desolviere mucho con el sudor develo
dexar.
El catamiento octavo según la costumbre, ca el
que es acostumbrado de mucho afanar non lo deve
dexar del todo, y esso mismo, el que non lo usado
de mucho tiempo non lo deve mucho fazer, ca la cos-
tumbre torna en natura segunda; pero aunque non lo
aya usado, conviene que use movimiento ygualy tem-
plado, porque es necessario y menester de lo fazer
más que ninguna de las otras cosas necessarias.
— 313 —
CAPÍTULO LXIV
De la definición de la mortandad humanal,
y de sus causas.
La definición de la mortandad humanal es muer-
te non natural, que acaece en la especia humanal de
parte del ayre corrupto de dolencia universal seme-
jante.
Muerte es aquí en lugar de genus, ca todo animal
es mortal naturalmente; non natural, es en lugar de
difinicion, para diferencia de la muerte natural; en la
especia humana, es dicha para diferencia de la mor-
tandad de las animalias, ca puede contecer en los
omes y non en las animalias, ó el contrario; de parte
del ayre corrupto es dicho aquí para diferencia de los
que mueren de peleas, ó de terremotos, ca esto es
muerte subitaña, non es llamada mortandad, pues non
viene de ayre corrupto; de una dolencia universal es
dicho aquí por diferencia constitutiva, á diferencia de
las muertes que acaecen por dolencias diversas, ca
ésta non es llamada mortandad, en quanto non es el
a}Te en causa, según Abenrruyz en el Coliget.
Agora conviene á saber que la salud y la enfer-
medad deve a ver quatro cosas naturales, las quales
40
formales y causas finales. Las materiales son los
miembros, y los spíritus y los humores. Las causas
eficientes que obran y conservan la salud y la enfer-
medad son seys cosas necessarias, que sin ellas non
podemos durar, las quales son: el ayre circundante,
y el comer y el bever, y vaziar y estreñir, y velar y
dormir, y folgar y mover corporal, y folgar y mover
spiritual. Y destas seys non ay ninguna tan necessa-
ria como el ayre, ca sin él non podríamos bivir una
ora, por razón de la calentura del coraron, ques tan
fuerte, que si non cobrássemos ayre frió, que tiramos
á dentro quando encojemos el ressollo nos afoga-
ryamos. Otrosí, cobrado el ayre frió, si non lo dese-
chássemos luego quando ressollamos afuera, afoga
riámonos por su calentura en que se convertia de den-
tro en baho, por humor superfino que la natura lo de-
secha, bien assí como desecha y aborrece el mal hu-
mor superfino que se cria en el cuerpo. Y según dize
Avicena en el Cd?i07i: y este ayre mientra es ygual y
limpio, sin ninguna sustancia mala estraña, que non
puede contrariar á la complision del spíritu vidal, es-
tonces es conservada nuestra salud, y si es contrario
enferma y mata, ca en el ayre acaescen tres maneras
de mudamientos; conviene á saber: mudamiento na-
tural y non natural, y mudamiento contra natura. El
mudamiento natural son los mudamientos de los qua-
tro tiempos del año, cada uno en su natura especial.
— 315 —
assí como ser el verano caliente y húmido, y el estío
caliente y seco, y el otoño frió y seco, y el invierno
frió y húmido; y qiiando siguen esta orden natural es
conservada la salud. Y el mudamiento non natural es
continuar todo el año en una qualidad, assí como ser
todo el año frió, ó caliente, ó húmido; estonces ado-
lecen los cuerpos forjadamente de dolencia seme-
jante aquella calidad que perseveró más de lo que
devia. El movimiento contra natura es en dos mane-
ras: la I es mudamiento del ayre en su sustancia mis-
ma, en quanto es cuerpo con su difinicion, ques altu-
ra, y baxura y longura, el qual cuerpo deste ayre, en
quanto canutat, pecará en sí mismo y non de parte de
qualidad ninguna, ca non será más frió, ni caliente,
ni húmido, ni seco, ni menos de lo que deve ser, sal-
vo que será la sustancia y el cuerpo del mismo más
espesso ó más delgado de lo que deve, en tal mane-
ra que corrompe los cuerpos: assí como las aguas de
los estancos encharrados de tiempo luengo, que se
corrompen en sí y son enconadas y veninosas bevién-
dolas, aunque parecen templadas en qualidad á pri-
mera vista, assí acaesce al ayre de ser enconado en
su sustancia, margüer que non peque en qualidad. Y
si por aventura dixerdes ¿cómo puede ser corrupto en
sustancia y non en qualidad? y respondo que puede
ser assí como puede ser corrupto en qualidad sin
quantidad. Y aquí ay gran lugar en disputar, pero la
verdad es en lo que es dicho; por non alongar, non
- 3IÓ -
quiero aquí formar la disputación. Y si por aventura
dixerdes ¿cómo puede ser que podrezca el ayre, se-
yendo uno de los elementos, ca el elemento simple
non puede podrecer; razón por qué: ca podrimiento
nace de calor y de humidad, ambas á dos qualidades
juntas, y el ayre ni ninguno de los otros elementos
non han más de una qualidad essencial, según se
prueva por el Filósofo? respondo aquí que esto se
entiende por el ayre simple elimental; mas este ayre
circundante es compuesto de bafos húmidos que su-
ben de lugares húmidos, y bafos terrenales polvoro-
sos subientes, y de partes fúgales, según dize Venci-
ne al feyr segundo, IX capítulo. El mudamiento, se-
gún que se muda el ayre contra natura, es de parte
de qualidad, que saldrá en calentura ó en frialdad, ó
en las otras, tan fuertemente que los cuerpos non lo
podrán durar, ni aun las planetas, ni las yervas y las
simientes se corrompen, y por gran calor que nace, -ó
por gran frió, ó gran humidad, ó gran sequedad, en
guisa que los panes, y las yervas, y las frutas, y los
ganados y las aves que se crian en este tiempo son
enconadas y venenosas, tanto que se convierten en
mala sangre, y dañan los cuerpos, y los matan y los
fazen adolecer, en tal guisa que se sigue mortandad,
que á los que se goviernan de aquel ayre ó de las
viandas que se crian en aquel tiempo. Otrosí, deve-
nios saber quel ayre rescibe mudamiento por V cau-
sas, según ponen los dotores: la I causa es por los
— 317 —
quatro tiempos del año naturalmente, que son vera-
no, y estío, y otoño y invierno; la causa es por el mo-
vimiento de las siete planetas, que son Saturno, Júpi-
ter, Mars, Sol, Mercurio, Venus, Luna, por la alle-
gancia que han con el Sol serán causa de calentura
grande quemante ó destruyente, ó alexándose del Sol
será el contrario, y crecerá muy gran frió mortal, que
corromperá las cosas terrenales, señaladamente á la
región y á la clima do más diere la inflencia de sus
rayos; la III causa es el mudamiento de los vientos,
los quales son Oriente y Ocidente, y Meredion y Se-
tentrion, ca cada uno dellos han su complision natu-
ral para templar el ayre y para lo dañar, según dize
Galieno y Avicena en la sec. II del libro primero; la
quarta causa es las climas y las tierras, ca en esto ay
quatro catamientos: la I es las quatro regiones del
mundo, que son Oriente, Ocidente, Meridion, Sep-
tentrión; el II catamiento de tierras es según fueren
altas ó baxas, ca las altas son frias y las baxas calien-
tes; el III catamiento de la tierra es la vezindad que
há con la mar, ca si la mar fuere de parte de Meri-
dion será fria y húmida, y si es de parte de Setentrion
será cálida; el II 1 1 catamiento de la tierra es según la
natura del terradgo, ca la tierra pitarrosa es fria y la
arenosa es caliente. La V causa del mudamiento del
ayre es de parte de los bafos, ca el ayre de las aguas
de los estanques enxartados, ó de muladares, ó de
alfonsarios, ó de calabres ó de muertos de ofuerra co-
r
rrompen el ayre y fará adolecer y matará, assí como
üzo nuestro señor el Cardenal de España en la villa
de Vitecerba guerreando sobrella, y non podía con
ella, fasta que tomó todas las bestias muertas del
real, llenas de estiércol fidiondo, y echólas con inge-
nios en la ciudad de Vitecerba, tantas que se rindie-
ron y cobró la ciudad con esto, según oy dezir al ofi-
cial de Sevilla que lo vido, y acaeció assí, que por
estas razones se corrompe el ayre; y según el com-
ponimiento destas cosas sobredichas se engendran
las dolencias en los cuerpos de los omes y las mor-
tandades. Conviene á saber que si el ayre corrupto
por qualquier de las causas sobredichas puede ser tal
que há natura de dañar uno de los tres miembros
principales, que son el celebro, ques señor de los diez
sensos, V de dentro y V de fiaera: y los de dentro, el
primero senso es el común, que es la fantasía; el II,
la ymaginativa; el V, la demoriativa: é los de fuera,
el I es el ver; el segundo, el oyr; el tercero, el oler;
el quarto, el gustar; el V, el apalpar; y si por aven-
tura fuere la natura rezia y non aparejada para rece-
hlr esse daño tanto súbitamente, defenderse a y em-
biará todo ese mal humor á los lugares y motorios
estercoleros de las superfluydades, que es la cerviz y
el cuello, y fazerse han a}' landres, y fincará el cele-
bro en salvo, y escapará y non morirá. Esso mismo
acaecerá si la natura del ayre es tal que daña el se-
ñor de la vida, que es el coraron, mátalo á desoras;
— 319 —
y si se piuiiere defender embia la corrupción á su
emotorio que rescibe sus arduras, el qual lugar son
los sobacos: y si lo embiare todo su mal, que non
finque nada al coraron, estonces escapará; y si por
aventura es tanta quantidad que non lo puede todo
embiar, alono-ar se ha ó morirá, si fuere de mucha
quantidad ó de poca, ó de mala qualidad. Y esso mis- '"^.J v^'-X^V--'^ .
mo será si la natura del ayre enconado há natura de '
dañar el fígado, ques señor de la natura; ó lo matará á
desora, ó la natura del fígado lo embiará á su emoto- --^
rio á do usa de embiar sus superfluydades, que son las ,
ingles, y fará bulto, y según más ó menos, morirla ó ^ /'
escapará. Y esta razón que yo digo de las landres, esso
mismo digo de cualquier dolencia que acaece de mor-
tandad, que son infinitas, ca dellas veemos por la Bi-
blia, que acaeció de morir por afogamiento de agua
ó de flema el Diluvio, y dellos cólera quemante, ó de
quemamiento de fuego salvaje, assí como acaeció á
los de Sodoma y Gomorra, según dize el verso: «Y
Dios fizo llover sobrellos fuego y ^ufre del cielo; » y
dellos de mortandad de illiaca, passion que non pue-
den salir, assí como Abimelech, rey de Egypto, se-
ofun dize el verso: «Cerró Dios todos los emotorios
del reyno de Abimelech, y dellos de muerte subitaña,
assí como la dozena deciplina de Egypto, que murie-
ron todos los primogénito dellos de fiebres agudas y
de culebras quemantes, » assí como dize en la Biblia,
en el libro de Niunero: «Y embió Dios culebras que-
mantés, que mordieron á muchos y murieron dello; »
otrosí, en el tiempo de Samuel murieron los filisteos
que tomaron el Tabernáculo de Dios de emorroydas,
,-* y en tiempo del rey David fué tres dias mortandad
de muerte subitaña. Mas dexemos éstos que fueron
^ de tiempo antiguo, por manera de miraglos. Véemos
en nuestro tiempo; muchas mortandades acaecieron
desde XXIX años acá: del año de la era de mili y
CCCXLV años, á los veynte y ocho dias de Margo, y
en la primera ora y en XVI puntos, fué la conjunción
de Saturno con Júpiter, y estonce significaron mortan-
dad, y fambre, y guerras, y terremotos, y mudamien-
tos de reynamientos, y de anegamientos de naves, y
quemamientos de lugares, y tormentos, y enemistades
sin por qué contra los omes, y derramamiento de
sangre, y de todo esto avenios visto y veemos; assí
que parece que la cau desto es enfluencia celestial
V que faze estos fechos. Y según el rebolvimiento de
los tiempos se rebuelven las enfermedades, en tal gui-
sa que de lieve las enfermedades de un año non se-
ñ\ . \ mejan á las otras, según dezia mi maestro, que avia
/ \ practicado LX años en Aviñon y nunca falló un año
/ 'Semejante de otro en fecho de las enfermedades; y yo
• fallo ques assí verdad, ca yo paré mientes en esta ra-
' zon después que aquí soy abitado, que há XXI años,
y fallé la tierra ques caliente y húmida por razón de
la baxura y de las aguas, y del terruño ques arenoso
y húmido; y otrosí, por razón de la reberveracion del
iy
— 321 —
sol, que la fiere fuertemente en quanto non se puede
estender por razón de la altura del Axarafe, questá á
la parte de Ocidiente, y por esto es muy caliente
fasta ora de bísperas más que otra tierra, ca el ayre
de Ocidente es frió y húmido, y non puede mucho
resfriar por el altura del Axarafe, y fiere el ayre
oriental, ques caliente y seco; otrosí, el ayre meridio-
nal, ques caliente y húmido: assí que non tiene friura
ni sequedad, salvo de Setentrion, ques frió y seco, y
aun éste vienta aquí pocas vezes, y por esto podemos
la juzgar por caliente y húmida, y por esto corren en-
fermedades de podrimiento, porque la calor y la hu-
midad son causa de podrimientos diversos, según
componimientos de los temporales, y los unos non
son semejantes de los otros, según dicho es en el
1 1 II capítulo deste libro.
CAPÍTULO LXV
Quál es la razón porque daña á 2mos más que á
otros, en un lugar más que en otro.
¿Por qué razón mueren unos más que otros ó
adolecen unos y non adolecen otros, ni les empece
nada, siendo el ayre corrupto ygual á todos? Otrosí,
¿por qué non sienten gran dolor en el fígado ó al
41
— 322 —
meollo? Otrosí, ^jpor qué mueren los que han landre
en la parte yzquierda, y guarecen de la derecha á las
vezes?
Dize el Filósofo que obradero ninguno non pue-
de obrar en la materia fasta que la materia sea apa-
rejada para recebir aquella obra, y según el apareja-
miento de la materia seguirá la obra del fazedor, fas-
ta que acaecerá que una qualidad sola fará obras di-
versas, assí como la calor del sol emblanquece el pa-
ño y enegrece el rostro del orne que lo lava; assí que
parece que el agen non obra, salvo en paciente apa-
rejado. Y por esta razón, el ayre es un agente, non
puede obrar salvo en los cuerpos que son aparejados
á recebir aquella action, ca de otra manera seguirse
ya que todos muriessen ó adolesciessen en tiempo
de la mortandad; y esto es impossible, ca pongamos
que este enconamiento del ayre es de parte de una
qualidad muy caliente soberanamente, conviene de
necessidad que empezca más á los coléricos puros
que non á los flemáticos puros.
Y si dixerdes ¿por qué no mueren todos los co-
léricos puros? estonces digo que por razones. La I es
que non puede ser que las complisiones ó las propie-
dades de los hombres sean yguales, según dize Por-
firio en PredicabílíbiLs: las propriedades de que es
confirmado Sócrates non pueden ser en Platón en
ningún tiempo; ya veemos que un ome non semeja á
otro en la figura, ni en sus condiciones, ni en escri-
— 323 —
vir, ni en pintar, aunque sea su dicípulo que aprenda
del: y por esta razón mueren unos y adolecen, y otros
non; y la razón por la influencia celestial del naci-
miento, que ayudará á matar á los bahos unos que
á los otros. La III razón es que, según nuestra creen-
cia, que esto todo es por voluntad de Dios y por su
sentencia, ca omniaper ipsuní facta siait et sine ipso
factum est nihil.
Dize Avicena en el quarto libro de las Fiebres,
en el capítulo de las Fiebres pestilenciales: y el co-
miengo de todo esto es dispusicion de las dispusicio-
nes de los planetas, que adebdan adepdamiento que
non podemos alcanzar por razón; y maguer que al-
guno pone alguna razón, la qual non me parece pro-
pria causa dello: empero es de saber que la primera
causa remota desto es la celestial, y la segunda cosa
es las terrenales, y si adeptare la virtud del agente
celestial y la virtud paciente terrenal de umectar y
de emblandecer muy fuertemente el ayre por el rem-
puxamiento de los bafos y de los humos que vienen
á ella y son aparejados para ello, y después si vinie-
re el ayre corrupto, enflaquecerlo há. Y este ayre tal
carga el coragon y corrompe la complision del spíritu
vidal que es en él, y podrecerá la humidad de ende-
rredor dél, y renovará calentura que será contra na-
tura, y estender se ha su sequedad al cuerpo, y será
fiebre pestilencial y cargará gran parte de los hom-
bres por propriedad de aparejamiento; ca maguer
— 324 —
qiiel agente es uno, si por ventura non fuere el pa-
ciente aparejado, nunca nascerá action ni passion nin-
guna. Y los cuerpos más aparejados para recebir da-
ño deste ayre son los repletos de malos humores, ó
los flacos de complision, como aquellos que usan mu-
cho el coyto, ca á los cuerpos limpios poco les em-
pecerá.
Y dize Abenrruyz en el Coliget, á la fin del sexto
libro: «Quando él sale del curso natural en sus qualida-
des ó se trasmuda en toda su sustancia y podrécese,
estonces son aparejados los cuerpos para dolencias
semejantes de aquella qualidad; pero non todos los
cuerpos, ca todos morirían del ayre pestilencial si
assí fuesse,» etc.
Esta razón misma dize Isac en el V tratado de
las Fiebres.
Otrosí, la razón porque non sienten los que mue-
ren de landre dolor muy grande en el miembro prin-
cipal donde viene, es éste: ca el fígado non há senti-
miento en sí, ca el ayre non mata por calidad sola-
mente, salvo por toda su sustancia, y pierde el senti-
miento y non siente dolor.
Otrosí, viene á las vezes landre á la yzquierda, y
non á la derecha, por el aparejamiento que falla el
fígado en ese lugar más que en el derecho, ca tam-
bién es emutorio el vazío del fígado como las ingles,
y más.
— 325
CAPÍTULO LXVI
De las señales de la mortandad.
Las señales que demuestran que ha de venir mor-
tandad son doze: la I es quando parece á veynte dias
de Setiembre á parte de Setentrion cometas, y co-
luna de fuego y estrellas con las lenguas encendidas,
significa mortandad; é quando el Deziembre, y el
Enero y Febrero fueren muy ventosos y secos, y con
mucho polvo en el ayre y sin lluvia ninguna, signifi-
ca mortandad; la III es quando al comiendo de Mar-
go lluviere gotillas y continuare el ayre conturbado
y escuro fasta siete dias, significa mortandad y do-
lencias de sarampión, y viruelas y fiebres agudas en
esse verano; la II 1 1 es quando al comiendo del estío,
al I dia de Junio, lloviere un dia y el otro fiziere vien-
to y polvo, significa mortandad; la V es quando estas
temporadas siguieren el curso sobredicho deste des-
ordenamiento, significa mortandad en las bestias y
en las animalias el mes de Setiembre; y quando el
ayre se mudare muchas vezes el dia de claro á escu-
ro, ó un dia claro y otro turbio, uno frió y otro ca-
liente, significa mortandad; y quando nacieren mu-
chas ranas y muchas langostas, y mucho pulgón y
— 3^6 —
sus semejantes de las reptilias que nacen del pudri-
miento, significa mortandad; y quando las animalias
de gran sentido, assí como el águila, que fuyere de
su nido y se alongare dende, dexando sus huevos en
el nido, señal es de mortandad; la novena es quando
los topos y las animalias que fazen su morada dentro
en la tierra fuyen dende conturbados y como assom-
brados, señal es de mortandad; la X es quando las
yervas, y las frutas y los pescados fueren muchos, es
señal acidental de muertes y de dolencias; y la XI es
las frutas y los pescados, y las yervas y los ganados,
y las aves que son usadas de comer fueren de mal
sabor y de mal olor, señal es de enconamiento y de
mortandad; y la XII es quando viniere año de fambre
y después creciere año de gran fartura, señal es de
mortandad, en el año de la fartura más que en el
contrario.
Estas señales pone Avicena en el quarto libro, é
Isac en las Fiebi^es, y Rasis en el quarto libro.
CAPÍTULO LXVII
Para qué ap^'ovecha la, arte de la Melezina,
pices vino de parte del Cielo.
Isac, en el libro de las Fiebres, faze esta quistion,
— 32/ —
y dize assí: si por aventura nos fiziere alguno quistion
y dixere: pues esto viene de parte de las estrellas,
¿qué provecho alcanza el físico en trabajar esta ra-
zón en el libro, ca el arte de la Física non conviene
en la obra del Cielo ni la puede alcanzar toda? res-
pondérnosle quel ayre corrupto corrompe los cuer-
pos que son aparejados á recebir aquella influencia;
y quando el físico supiere la corrupción que ha de
venir en el ayre y en las temporadas, apercebir se há
antes que llegue este tiempo, y purgará los cuerpos
de aquella materia que está aparejada para recebir
el daño, y armar los há de las cosas que sean contra
aquel humor, en tal guisa que non los empezca na-
da. Verbi gratia: quando el físico supiere que la in-
fluencia de las estrellas adebdan de renovar en el
ayre algún tiempo gran ardor sobejana, estonces se
adelante de purgar con ella, y humetarlos há mucho,
y armarlos há de frialdad y de humidad en tal guisa
que pueden sufrir cosa callente y que sea seguro de-
11a, ca el ánima del ome es más alta que la planeta;
y quando el ánima fuere necia seguirá el curso de la
planeta, y quando fpere sabidora guárdese dellos y
escapará, según el que más pudiere, ó la planeta ó el
saber del ánima.
Y esto podemos provar por los buenos astrólo-
gos sabidores, ca el buen astrólogo, quando viere
que se ha de afogar en algún dia cierto, estonces
guardar se há de cavalgar en esse dia; y esso mis-
— 328 —
mo, si fallare que su rey ha de ser vencido en dia
cierto de sus enemigos, consejarle há de non salir en
aquel dia á la pelea.
Y por esta razón fué el orne apartado de todas
las otras animalias, y fué mandado de ley y de man-
damientos, por recebir buen galardón del bien que
fiziere y de ser condenado por el contrario, después
que en él es de escojer el bien y el mal por libre al-
bedrío, de parte del buen entendimiento que alcanza
bien de mal, y la justicia del tuerto, y la verdad de la
mentira, y el pecado de la limosna: y si fuéssemos
forjados de las estrellas non devríamos aver gualar-
don por el bien ni pena por el mal. Y por esta razón
dixo la Biblia: « Cata que te di oy la vida y la muerte,
y el bien y el mal, y escojerás el bien. » Y dixo ¡sa-
yas sobre nuestro Salvador, en quanto era ome:
« Burtivo y miel comerá, y por su seso descojerá el
bien y aborrecerá el mal. »
Y si dixéredes contra esto: pues Dios sabe todas
las cosas passadas, y presentes y por venir, sigúese
que el pecador conviene que peque y el sancto que
faga bien, ca necessaria cosa es que se cumpla aque-
lla sabiduría, y non es en su poderío de fazer el con-
trario y de ser bueno, pues Dios sabe que ha de ser
malo; á esto responden los sabidores y dizen: que por
saber Dios este ome a de escoger el mal no le tira el
alvedrío, ca no le faze fuerga ninguna; ca Dios es jus-
to, según dixo la Biblia: «El Criador cumplido es en
— 329 —
su obra, ca todas sus carreras son justas; Dios de
verdad, y sin engaño, justo y derecho es El.»
Y podemos fazer una quistion: pues Dios no faze
fuerga, ¿por qué dixo: «Esforzó Dios el corazón de
Faraón;» é dixo en otro lugar: «Yo endureceré el
coraron de Faraón y de sus vassallos, porque de-
muestre mis miraglos en él;» y dixo Esayas: '■'■ Lasi-
men leb ha7t lise„ etc.; quiere dezir: «Engrossa el
coragon deste pueblo, y ciérrales las orejas y atápa-
les los ojos, ca podria ser de tornar ver de sus ojos,
y dentender con su coragon, y repentir se ya y gua-
recerla?» Responden aquí que tantos eran los peca-
dos questos tales avian fecho, que merecían que non
los dexasen repentir, porque fuessen perdidos. Y es-
ta respuesta del Limud es falsa, ca Dios dixo á Isac:
% El dia quel pecador se repentirá, nunca le recorda-
rán nada de lo passado; y quanto más pecador fuere
el ome y se arrepintiere dello, tanto más es su gua-
lardon.»
Y pues esta quistion sale fuera de Física, dexarla
hé, y tornaré en otra quistion que cae aquí mu}*
grande, la qual quistion pone maestre Juan de Sanc-
to Amando, y es ésta: ¿si la muerte natural puede
ser retardada por Física? Parece que non, ca es es-
cripto en el libro de Generación que la vida de cada
uno de los omes es tassada por tiempo cierto; y si
por aventura nos podiéssemos arredrar la muerte, no
sería esto verdad: sigúese que la muerte no puede
42
- 330 —
ser redrada. Otrosí, dixo Job: «Los días del orne son
tassados, y término le posiste que no lo puede pas-
sar: » sigúese que no puede ser alexada la muerte
por Física. Otrosí, dize Galieno en los libros de los
Miembros, y Abencini en la sec. segunda: « Criados
somos en gran humidad, y después que somos cria-
dos non cega la calor de nuestro cuerpo de consu-
mirla fasta la muerte, ques determinada á todo na-
tural: » sigúese que la muerte viene de consumimien-
to de la nuestra humidad; mas esta humidad non pue-
de ser restaurada: sigúese que la muerte non puede
ser arredrada por beneficio de la melezina.
Contra: el libro de Muerte y Vida dizen que la
vida es fundamentada en calentura y humidad: sigúe-
se que quien acrecentare humidad acrecienta vida y
escapará de la muerte; mas la humidad puede ser
acrecentada tomando govierno: pues sigúese que la
muerte puede ser arredrada por Física.
Otrosí, el que puede vencer lo fuerte puede ven-
cer lo flaco; mas la tesiquia non natural es más fuer-
te que la natural: síguise que todo aquel que pudiere
vencerla tesiquia non natural, mayormente de la natu-
ral; mas la arte de la Medicina puede curar la tisiquia
natural, que viene de consumimiento de la humidad
natural de parte de la calor de nuestro cuerpo, y por
consiguiente la muerte natural puede ser arredrada.
Otrosí, el venino es más caliente calentura de
nuestro cuerpo, porque mata á desoras y corrompe;
■- 331 —
mas la Física cura el venino y las pongoñas que non
corrompan el cuerpo: mayormente puede la calentu-
ra nuestra conservar la humidad, que non sea consu-
mida ante de tiempo, en guisa que se arriedre la
muerte, y por consiguiente la muerte natural puede
ser quitada por Física.
Otrosí, la canez es via de envejecer, y la vejez es
camino de la muerte; mas la canez y la vejez pueden
ser arredradas por Física, según dize Avicena en el
IIII libro, que nos demuestra cómo tiraremos la ca-
nez usando trifera sarracénica, que faze tornar la mo-
cedad, y usando los mirabolanos confitos: por consi-
guiente, la muerte puede arredrar por Física.
Respuesta. Es dicha la muerte en dos maneras:
la I es acidental, la qual podemos arredrar con vian-
das y melezinas, y la otra es natural; y ésta es en
dos maneras: la I es la ques dicha en general á toda
muerte natural que acaezca á qualquier consumi-
miento de la humidad natural, ó por afogamiento de
la calentura natural de nuestro cuerpo; y esta tal po-
demos arredrar con viandas y con medicinas, y orde-
namiento bueno de las seys cosas non naturales; la
II manera de la muerte natural es la que es dicha
propiamente á la muerte que acaesce por razón de
la action de la calentura de nuestro cuerpo en la liu-
midad radical, que por buen regimiento que puede
ser fecho, conviene que á la fin la consuma: y esta
muerte tal non la podemos arredrar. Al I argumento
respondo que la vida natural, ques por la humidad
radical, non puede ser acrecentada, ca está aniversa-
da y determinada; mas la húmida que se gana por nu-
drimiento puede ser acrecentada, y por esta parte
puede ser arredrada la muerte. Al II argumento res-
pondo: quanto devemos que todo aquel que vence
el fuerte puede vencer el flaco, se entiende seyendo
el obradero y el padecedor de yuso de una especia;
mas la calentura del ético y la calentura natural de
nuestro cuerpo non son de una especia, ca la calen-
tura etical es obradero de parte de fuera del cuerpo
acidental, y por esto lo podemos arredrar del cuer-
po; mas la calor de nuestro cuerpo es natural en el
cuerpo animal, é por esto non podemos arrredrar su
obra estando el cuerpo bivo.
Otrosí, aunque nos pudiéssemos defender al con-
sumimiento de la humidad radical de la calentura na-
tural, non se arredraria por esto la muerte natural,
ante se acercarla y vernia la muerte súbitamente, ca
la vida continúa por la obra de la calentura natural
en la humidad radical.
Esto podemos provar por Isac y por Avicena,
que comparan la action de nuestra calentura en la hu-
midad radical á la action del candil, en que ay tres
maneras de humidades naturales: la I es la del pavilo
que há de sí mismo; la II humidad es la del azeyte
ques embevido en ella; la III, el azeyte del candil
questá fuera de la mecha. Bien assí, en el cuerpo a}'
-1 -1 ->
tres humidades naturales: la I es la que está en los
miembros radicales; la II es la que está cerca dellos;
la III es la que está derramada en el cuerpo; y mien-
tras estas humidades duran detiénese la vida: y por
esta razón sigúese que assí como se afoga el candil á
las vezes por mucho azeyte, bien se puede amatar la
calentura de nuestro cuerpo por mucha humidad de
govierno más de lo que deva. Bien assí como se ama-
ta el candil quando la mecha consumió su humidad
radical del pavilo, bien assí se afoga la calentura del
cuerpo quando es consumida la humidad radical.
Al otro argumento respondo ques falso, ca las
ponzoñas son acidentales. Otrosí, no matan fasta que
llegan al coragon, y puede ser que allegan al coragon
y el coragon lo desechará de sí y bivirá.
Al otro argumento respondo que canez y vejez
es en dos maneras: la una es natural, que viene de
consumimiento de la humidad radical, y esto non
puede ser fecho remedio; la otra es acidental, por
pujamiento de flema que encanece ante de tiempo; é
desto tal dize Avicena que puede aver remedio con la
trifera sarracénica, y con los mirabolanos confitos y
con otras medicinas.
JO 4
CAPITULO LXVIII
Cómo deven ser regidos los sanos en este tiempo
de la mortandad.
El regimiento universal á toda manera de mor-
tandad, según Abenrruyz, es fuyr del lugar, por tres
razones: la I es porque non le dañe assí como á los
otros; la segunda es porque esta enfermedad se ape-
ga muy fuertemente, y estando léxos dellos será más
seguro dello; la tercera es porque la ymaginacion es
muy gran obradera en el cuerpo, y estando léxos non
ymaginará en ello ni adolecerá por ymaginacion.
Otrosí, escoja el ayre bueno, que sea contrario del
malo; conviene á saber: si el corrompimiento fuere
calentura y sequedad, assí como en el estío, y escoja
lugares frios y húmidos naturalmente, y que lo faga
por arteficio de regamientos de mucha agua, y con
muchas yervas húmidas y frias y de buen olor, y abrir
las finiestras á parte del viento frió y húmido, y pon-
ean cortinas de lino blancas en derredor de la casa, \
de las puertas y de las finiestras, rociadas con estas
aguas dos vezes ó más al dia: agua rosada, X libras;
agua de siempre biva, )' flor de almendras y de sauze,
de cada uno una libra; vinagre, cinco libras; agua fria
de fuente, X libras; agua de nieve, veynte libras; y al-
canfor, una onga; sándalos blancos, media libra. Mué-
lanlo y buélvanlo todo, y rocien las paredes y el sue-
lo dello. Otrosí, fagan correr la agua por sí, si pu-
diere ser. Otrosí, hagan aventaderos de paño, rocia-
dos con el agua sobredicha. Otrosí, fagan cama en-
cima de la pila del agua con fojas de cañas y de pa-
rra, y de sauze y de rosas, y de escudete, y de fojas
de calabazas y de cidral, y de manganas y de sus se-
mejantes, y con cueros de guadamecil y almohadas
dellos. Otrosí, si el ayre fuere caliente y espesso mu-
cho, fagan sahumaderos de cosas frias, ca maguer
que el fumo sea caliente actualmente potencial, será
frío y delgazará el ayre que peca en sustancia de es-
pessura, y ponesse tal: rosas bermejas y fojas de
arrayhan, y sándalos blancos y bermejos, y moscate-
linos nenúfar, an una on^a; y canfora, media onga; li-
náloe, dos ongas; y agúcar rosado, quatro ong:as. Fa-
gan pildoritas como nuezes, para sahumar.
Y este preparamiento del ayre se puede fazer
también al ayre caliente húmido, assí como acaes-
ciendo la mortandad en verano; y si el ayre fuere ca-
liente y húmido, assí como acaeciendo en la prima-
vera, y estonces escojan ayre frió y seco natural-
mente, assí como las alturas y los lugares descubier-
tos, salvo si pecare la corrupción del ayre en su sus-
tancia misma, ca estonces dize Abenrruyz que deven
fuyr del ayre descubierto y preparar el ayre de den-
— 33^^ —
tro de las casas; y fagan el regimiento sobre dicho
de rociamientos y de sahumerios, salvo que sean más
secos; y señaladamente este que acuerda Avicena y
el Rasis: sándalos de dos manera, rosas bermejas,
lináloe, nuez de ciprés, mirra, arrayhan, coste dulce,
azafrán, estoraque, calamita, asensio, almástica, láu-
dano, an una onga; alcanfor, media onga; ámbar, al-
galia, musco, clavos, an ochava; conserva de flor de
romero y con agúcar, dos on^as. Fagan pildoras para
sahumar.
Y si el ayre fuere frió y seco, acreciente las co-
sas calientes y secas y mengüen las cosas frias y hú-
midas.
Y si fuere frió y húmido, por el contrario, y fa-
gan el descogimiento del ayre caliente y seco, abran
las finiestras de la parte cálida, y encortinen la casa
con mucho paño, y pennas, y tapices, y camas de
cocedras de plumas, de arte de cubiertas bien calien-
tes, y fuegos de romero y de laurel, y de orégano y
de poleo, y de alhuzema y de mastranto, y fagan es-
te sahumerio: almástiga, encienso, grassa, mirasto-
raque, calamita, estoraque, rúbea trementina, an; )
ámbar, media onga; almisque, algalia, an ochava; pa-
ja de meca, clavos, nuez moscada, amoradux, alcan-
for, coste, agafran, lináloe, an media; y miel de can-
tueso y de albahaca, media libra. Amásenlo y fagan
trosiscos para sahumar.
Y sepas que los sahumerios son mucho alabados
— 337 —
de Avicena para aprovechar en este tiempo, con la
ayuda de Dios.
Ques que avernos dicho lo que cumple del regi-
miento del ayre, quel principal de las siete cosas ne-
cessarias, diré agora de las otras cinco por orden:
comentaré del comer y del bever.
El regimiento del comer y del bever deve ser con
siete consideraciones, las quales son la quantidad, la
calidad, la hórden y la complision, la costumbre, el
tiempo, la hedad.
De la quantidad, la contía sea siempre en tal
guisa que la natura la pueda digirir, y que non sienta
por ello empacho ni embargo en su cuerpo; y siem-
pre tomar menos que non demás, ca de la fartura na-
cen muchos males.
Otrosí, la qualidad sea templada de buen humor,
assí como buen pan bien leudo y bien cozido, y buen
vino blanco y delgado, odorífero, puntoso y non
dulce, y bien aguado antes de comer buen rato; las
carnes sean aves pequeñas, assí como pollos y po-
llas, y perdizes y conejos pequeños, y aves terrueras.
y á vezes carnero y vaca, y huevos blandos; de las
cozinas, borrajas y cerrajas, y perexil, espárragos,
arrego, manjar blanco de leche de almendras, y non
otra leche; de los pescados, robalos de agua dulce y
salmones, y truchas y lagostines, y sollo, con adobo
de las especias, canela, azafrán y culantro seco; de
las salsas, salsas de perexil y de oruga; á las vezes,
43
— 338 —
de las fructas, granada agradulce, limón, naranja, li-
ma, peros, agraz, ciruelas passas, y todas las otras
dulces dexe fasta passado este tiempo.
La hórden es que tome primero la vianda laxati-
va por relaxar, y á la postre la que estriñe por apre-
tar la boca del estómago y ayudará acidentalmente
á degirir; otrosí, coma la liviana antes que la pesa-
da; otrosí, la buena antes que la non tan buena;
otrosí, non coma muchas viandas en una mesa, por
dos razones: la una, porque non coma tanto, y la
otra es porque conciba la digistion; otrosí, non coma
leche y pescado á una mesa, ni vino y leche, ca fa-
zen venir á lepra; otrosí, non coma letuarios calien-
tes después del comer.
El uso y la costumbre sea un dia cenar y el otro
non; porque se corrija el yerro que se fizo en la ce-
na, del ayre deven escojer las oras frias y templadas,
y non esté ayuno en ninguna guisa.
La complision: deve comer todo ome vianda se-
mejante de conservación, ca con su semejante se
conserva la salud y con el contrario se cura la enfer-
medad; y la costumbre deve ser guardada, ca es na-
tura segunda: y por esto, si el uso fuere bueno acos-
túmbrelo, y si fuere malo tírese dello poco á poco,
señaladamente todo aquel que sabe la costumbre de
su estómago, que le empece alguna cosa, aunque sea
buena, déxela.
La temporada: pide la contía cierta ca de verano
— 339 —
sea el comer ygual, y en el estío poco, y en el oto-
ño puédese hartar, y en invierno non tanto.
La hedad: deven usar los mogos su semejante de
las viandas cálidas y húmidas, y los mancebos vian-
das calientes, y en las otras hedades viandas ressun-
tivas y nutritivas.
Y estas consideraciones pedian gran alongamien-
to de quistiones, que se pueden fazer por manera de
disputación, mas por non alongar tomé la verdad en
sumas y dexé lo al.
El catamiento del velar y del dormir sea en ygual
manera, é seguir la costumbre; pero en tal tiempo es
bueno el dormir de las mañanas y non salir fuera, por
razón que non reciba los bafos malos, y el dormir
después de comer sea poco al que lo ha acostum-
brado.
Folgar y mover temporal sea templado ante del
comer, por resucitar el calor natural, ca el movimien-
to templado es gran ayuda de la conservación de la
salud.
El movimiento espiritual, assí como yra, y saña
y estudio de letras altas, en que afane mucho el en-
tendimiento, sea escusado mientra durare este tiempo.
En el vaziamiento y en el estreñimiento es de pa-
rar mientes mucho, ca los cuerpos limpios non reci-
ben daño deste ayre corrupto, según dicho es, y por-
que paresce que esta mortandad de agora en el año
de mil y quatrocientos y dos es de parte de qualidad,
— 340 —
ca el tiempo es destemplado, en quanto cayó en ve-
rano húmido después del invierno frió y seco, y este
tiempo tal dize Ipocrás, y Avicena, y Rasis y Isac,
que este temporal significa dolencias en el estío de
fiebres agudas, y de lentería y de desunte, por razón
de los decendimientos de la flema que se allegó en el
invierno en los bafos de dentro en las concavidades
en el tiempo que los movió la calor; señaladamente á
las complisiones húmidas y en las mujeres. Y por es-
to digo que devemos purgar flema más que non cóle-
ra, ca el colérico lo passará mejor que el flemático,
ca esta humidad de agora le aprovecha para adelan-
te; empero el sangrar non deve serescusado, por cin-
co razones: la primera, por sacar de la humidad, que
es en causa; la segunda, por desopilar; la tercera,
porque es vacuacion universal que vazia de todos los
humores, la qual deve ser fecha en el tiempo del ayre
corrupto en toda sustancia, según Abenrruyz; la
quarta, por esta tierra, que es caliente y húmida; la
quinta, porque la usan más que en otra tierra.
Otrosí, que usen esta melezina, en la qual se
acuerdan todos los dotores: lináloe, cicotervo, dos; y
mirra, y agafran, an XIII. Beba cada dia peso de un
adarme, con una onga de buen vino blanco aguado, y
éste enxuga la humidad maravillosamente.
Otrosí, usen peso de un dinero de buena triaca, á
maytines, y non coma fasta medio dia, que sea de-
gerida en todos los miembros.
— 341 —
Otrosí, el bolarménico, ca la tierra sigillata es
muy bueno, y trociscos de alcanfor y oximel diuréti-
co, compuesto assí, según dize Abenrruyz: recepta:
rayz de finojo y de perexil, y de apio y espárragos, )•
de cardo corredor y aristologia, y salsifragia pimpi-
nella y asensio verde, an XIII; capilli venis, agrimo-
nia, torongil, an II; y sen, polipodio, magna, tama-
rindios y cañafístola mondada, an II; y passas mon-
dadas, I; y oroguz, anis, rosas, flor de cantueso, osi-
me y flor de alcoheyla, y sanisuga y finojo, y quatro
simientes frias, an media onga; vinagre blanco, media
libra; miel rosada y adúcar, an I libra; lináloe y espi-
canardi, cinamomi, almástiga y cetri, un adarme. Fa-
gan axarope, y tome dello cada dia una on^a con
quatro de agua de escaviosa, fasta nueve dias, y des-
pués desto tome las pildoras sobredichas otros nueve
dias, y después tome otros nueve dias deste letuario:
pliris, moscat, rosata novela y diatron simple, an
quatro ongas, y pártalo en nueve dias.
Otrosí, esta regla, que agora fué usada poco há
en la otra mortandad, y avíanla por provada y cier-
ta, mandó maestre Pedro de Bermillo. Tome de quin-
ze en quinze dias esta decobcion: ordio limpio y ci-
ruelas passadas, de cada uno una manada; anís, me-
dia onga. Cuéganlo en un terrazo de agua fasta que
mengüe la meytad, y colallo y desleyr en ello dos on-
gas de cañafístola mondada, y bévalo en amanecien-
do, y duerma uñ poco sobrello fasta que comience á
— 342 —
obrar, y quando uviere obrado coma buena gallina, é
á la tarde tome un tristel desta figura: centaurea y
malvas, y acelgas, camonilla, de cada uno una ma-
nada; anis y mataluva, de cada uno una onga; y gera-
pliega y benedicta, de cada uno quarta de onga; y
cañafístola mondada é miel rosada, de cada uno dos
ongas; y fúrfuris, una manada; y olio común, III; sali-
tre, media onga. Sea fecho tristel y tómenlo. Y dize
el Físico que faziendo esto tres vezes y estará seguro
de la mortandad, con la ayuda de Dios. Otrosí, des-
pués que esta regla fiziere IIII vezes, use tres adar-
mes de las pílloras sobredichas del aloe. Otrosí, toma
cañafístola, según dicho es, y sángrese del brago de-
recho, de la vena del fígado, fasta V ongas de sangre.
Otrosí, passada la regla sobredicha, use esta triaca,
ques llamada triaca: de tierra segillada, tres ongas;
bolarménico, simiente de cidra, de cada uno una on-
ya y media; y diptami, una onga; lináloe, una drama:
simiente de albahaca, dos dramas; agafran y almizque
fino, de cada uno un escrúpulo; agúcar rosado, una-
libra; axarope fecho de vinagre de cidra, lo que cum-
pliere. Fagan confacion sin fuego, y tome contía^e
una avellana pequeña cada mañana, y empos della un
poco de buen vino blanco puro, y fallarla edes muy
virtuosa para este tiempo.
343 —
CAPITULO LXIX
Del regimiento de los que enferman
desta enfermedad.
Según el poderío del arte de Medecina es ésta:
primeramente, tome el tristel sobredicho, y luego
sángrese en ese dia, y al segundo dia tome á mayti-
nes la decocion sobredicha, y aguzarla con un adar-
me de agárico al flemático, y con una de ruybarvo al
colérico, y con una de sen en decocion de tepition al
melancólico, en guisa que purgue bien. Otrosí, usen
el repartimiento del ayre sobredicho. Otrosí, usen
trociscos de alcanfor con axarope de asensio y atria-
ca, y con agua de escaviosa. Otrosí, use caldo de
lantejas y espárragos, y granadas agraz y vinagre en
todo lo que comiere, y si la virtud perdiere, caldo de
pollo ó de perdiz, ó caldo reforgado, ca á las vezes
escapan. Otrosí, para las buvas del sobaco y de las
ingles fagan arraymientos á fuera con ventosas, ó
con apostolicon cirúrgico, ó con azeytes calientes de
comer, ó de lirio, ó de manganilla, ó con gran dei, ó
con las melezinas que han natura de sacar á fuera las
saetas y las otras cosas que entran de dentro, las
quales daré por receptas: fienda de cabras, cocha con
vinagre, puesta encima.
— 344 —
Otrosí, para mudar ó desolver escriví aquí recep-
tas maravillosas y provadas, y otras melezinas, que
prestarán con el ayuda de Dios, y para atraer y
amansar el dolor y madurar: olio de lirio blanco y
olio rosado muy fino, de cada uno dos ongas; y en-
xundia de gallina fi*esca, onga y media; cera amari-
lla, onpa y media: Sea derretido á la candela mansa
y colado, y enfríenlo, y después que fuere cerca de
elado tomen quatro yemas de huevos crudas y buél-
vanlas con el ungüento, y pongan dello en un paño,
y sea puesto encima; y para esto mismo tomen ra-
nas bivas partidas por medio, ó pollos, ó bofes de
carnero puestos encima calientes.
ítem: triaca fina, una onga; galvano, armoniaque
y diaquilon, y diapalma y gran dei, de cada uno dos
ongas. Sea todo derretido en vino, y pónganselo.
ítem: nardo benedito y malvas, y malvabisco y
caracoles, y fariña de alholva y de linaza, y de trigo
branca, ursina diptamo, de cada uno dos ongas. Cue-
zanlo en vino blanco, y májenlo y buélvanlo con
agripa y dialton, y marciaton y Aragón, an I onga;
gran dei y apostolicon, an III ongas y media; agafran,
media onga; y miel, quatro ongas; olio de laurel, tres
ongas; y yemas de huevos, siete; y unto de puerco
y de conejo, quatro ongas. Fagan emplasto y unten
la landre primeramente con triaca fina.
ítem: pilosella y pampanilla, y genciana y berve-
na, valeriana, bretónica, niepta y lengua de buey, de
— 345 —
cada uno un manojo; ariscologia luenga y redonda,
)• estafisaga, y yringo ant, una onga; flor de romero,
dos on^as; fojas de basilicon y torongil, y majorana
y de madroño, an tres ongas; vino blanco, tres adum-
bres. Cuegan muy bien y cuélenlo, y echen conserva
rosada, trifera sarracénica y diaprunis, y gumo de ro-
sas, de cada uno quatro ongas; triaca, una onga; pli-
ris moscado, media libra; agua de escaviosa, dos li-
bras. Cuega un poco y colallo por manga tantas ve-
zes que venga como vino pimente, y tome dello cada
dia á maytines un cotofre assí frió, y duerma sobrello
si pudiere, y fallarás en ello muy gran pro al enfer-
mo, y mucho más al sano,
ítem: diamargariton y pliris moscado, y dianto,
an I libra; é cantártico imperial y letuario de suco
rosass, diaprunis, de cada uno quatro ongas; triaca
fina, onga y media. Sea todo buelto en uno, y tomen
dello quarta de on^a dos vezes en la semana, y beva
sobrello medio cotofre de agua rosada fina,
ítem: gumo de borrajas y de alcoheyla, y de ace-
tosa y de escarióla, y de manganas, de cada uno me-
dia libra; nenúfar, de cada uno dos ongas; sándalos
bermejos y moscatelinos, de cada uno una onga; al-
canfor, un adarme; vinagre blanco, dos ongas; agú-
car, una libra.
ítem: agúcar rosado, tríandal, diagargante frió,
de cada uno quatro ongas; fojas de oro, veynte, aljó-
far foradado y por foradar, gergonces, huesso de co-
44
— 346 —
ragon de ciervo, an onga una; agúcar, ongas quatro.
Fazed letuario.
ítem: trifera sarracénica aprovecha.
ítem: triaca de quatro cosas vi aprovechar mu-
cho, ó triaca diatesaron.
ítem: diaprunis, dia magna cantartic ó imperial,
an onga una miceantur.
ítem: diacatolicon, media onga cada domingo, y
beva empos del un cotofre de agua de fumusterra, ó
de escaviosa, ó de borrajas, ó de alcohela, y ayudará
al doliente y al sano usándolo, con el ayuda de Dios,
que es causa de la salud.
Omnia per ipsuin /acta sunt et sine ipso fac-
tum est nichil. Él nos quiera ayudar por la su mer-
ced, y por la su piedad y misericordia. Amen.
LA US DE O.
Fué impresso el presente libro en la viuy tiohle
y muy leal ciudad de Sevilla, en casa de
Andrés de Burgos. Acabóse año de
mil y quinientos y quarcnta
y cinco, á V dias de
Noviembre.
Q IlíUOTECA c
9 ^ ,%*
ÍNDICE
Índice
Capíts. Págs.
Prólogo v
Ai Iliiís/rísituo Senado, yusiicia y Regimiento de ¿a
ciudad de Saiiüa, el Licenciado Monardes, Médico. i
Al Lector lo
Prólogo DEL Autor ii
I Del ayre en general 1 7
II Del ayre de Sevilla 20
III De la diferencia que ay en e.ste grado, según las colla-
ciones de Sevilla 28
IV Para determinar fasta quándo se estiende este grado
primero en derredor de Sevilla 32
V De las maneras de las enfermedades que acaescen en
esta ciudad 33
VI De la natura del ayre de Sevilla especialmente.. . . 38
VII Del repartimiento del ayre de Sevilla 41
VIII Del comer y del bever 45
IX De la quantidad del comer en general 50
X De la costumbre del comer 56
XI Del pan de trigo .* . . . 62
XII De la cevada y de los legumbres 68
Cai'Íts. Tágs.
XIII De las frutas 71
XIV De las yerbas SS
XV De la carne del carnero 100
XVI De los miembros de las animaüas 104
XVII De la manera del adobamiento 107
XVIII De la carne del cabrito y de la vaca no
XIX Del puerco ii2
XX De los gallos y gallinas, y sus propiedades 114
XXI De las perdizes y de las otras aves, y de los huevos. . i iS
XXII Del queso, y déla leche, y de la manteca 123
XXIII De los pescados del agua dulce 126
XXIV De los beveres 137
XXV Del vino 142
XXVI Del tiempo del comer 157
XXVII De la orden del comer 162
XXVIII Del catamiento de la complision 171
XXIX De la costumbre 1 74
XXX Del catamiento, según los quatro tiempos del año, en
el comer 176
XXXI De la hedad 177
XXXII Del estreñimiento y del vaziamiento 178
XXXIII De las condiciones del vaziamiento 182
XXXIV En quántas maneras son los vaziamientos 184
XXXV Si puede ser que con diamagna y con una melezina
compuesta puedan ser purgados con razón humores
diversos, que fueron menester de purgarlos: parece
que non 193
XXXVI De los argumentos que se fazen para el contrario de
todas estas razones, y que con una melezina com-
puesta pueden ser purgados, según razón, diversos
cuerpos. 200
XXXVII En solución de los argumentos que son en aposito de
Capíts. PAgí
la diamagna 207
XXXVIII De la purgación por manera de gómito 210
XXXIX En los vaziamientos que se fazen por la orina. . . . 218
XL De la vacuacion que se deve fazer por manera de
sangjría 224
XLI Por vaziamientos en natura de tristeles y de menchas. 231
XLII De la vacuacion por manera de baño 236
XLIII Para restreñir lo que non deve ser vaziado 243
XLIV^ Del vaziamiento por manera del doñear 24S
XLV Por quál razón se engendra macho ó fembra. . . . 25O
XLVI Por quál razón parece la criatura ante al padre que á
la madre, y á las vegadas ante á la madre que non
al padre 25S
XLVII Por qué razón non puede aver fijos el orne en la muger. 260
XLVIII Quál es la difinicion de coyto, y los provechos que vie-
nen del 262
XLIX Quál es el tiempo del coyto 266
L Si la virtud engendradera dura fasta la muerte, ó non.. 268
LI Si virgen puede concebir sin corrompimiento de varón.
Paresce que non 270
LII Si la muger puede concebir sin talante de varón. Pa-
rece que non 272
LIII Si puede empreñar el ome á la muger sin aver talante
della. Parece que sí 273
LIV Si la simiente es superfluydad ó non 275
LV Si los hijos salen de la simiente del varón y las fijas de
la simiente della. Parece que sí 276
LVI Si los que non han fijos en sus mugeres si pueden ser
corregidos por Física en guisa que los avan. Parece
que non 277
LVII Por qué razón sale más la simiente entre sueños, que
non la orina ni el estiércol 279
Capíts. PA(;s.
lA'IIl Si el padre ama más á los fijos que la madre. . . . 280
I. IX Si son más queridos los fijos pequeños que los grandes. 2S2
T,X Si quiere más el padre al fijo que el fijo al padre. Pa-
rece que el fijo al padre 284
I.Xl Kn el dormir y el velar 285
I, XII Del regimiento de la salud. De los moviraieulos spiri-
rituales del ánima 297
LXni De los movimientos corporales 306
LXI\' De la definición de la mortandad humanal, y de sus
causas 313
DXV Quál es la razón porque daña á unos más que á otros,
en un lugar más que en otro 321
DXVI De las señales de la mortandad 325
I, XVII Para qué aprovecha la arte de la Melezina, pues vino
de parte del Cielo 326
LX\'III Cómo deven ser regidos los sanos en este tiempo de 1;\
mortandad 334
LXIX Del regimiento de los que enferman desta enfermedad. 343
SOCIEDAD
UE
BIBLIÓFILOS ANDALUCES
(I.iis impresiones de esta Sociedad fueron premiadas con medalla y diploma
en la Exposición Universal de Filadelfia.)
Scrnio. Sr. Duque de Montpensier .
Serma. Sra. Condesa de París.
1 Exorno. Sr. D. Pascua/ de Gayangos.
2 Sr. D. José M.'^ Asensio.
3 » Francisco de B. Palomo.
4 » Mariano Pardo de Figueroa.
5 La Biblioteca Colombina.
6 Excmo. Sr. D. Joaquiíi de Palacios y Rodriguen.
7 Sr. D. Antonio G. Delgado Otero.
8 Excmo. Sr. D. Fernando de Gabriel y Ruiz de
Apodaca.
9 pyéderic William Consens. — Esq.
I o Robert S. Turner. — Esq.
I I Mr. Adolfo Federico Schack.
I 2 Excmo. Sr. D. José Lamarque de Novoa.
1 3 Sr. D. José de Hoyos.
1 4 » Gonzalo Segovia y Ardizone.
15 » José Buizay Mensaque.
1 6 Sr. D. Manuel Urzay.
17 > Manuel Ajidérica.
18 » JMariano Zabálbiii'u.
19 » Fra7icisco García Poi'tillo, Pro.
20 Excnio. Ayuntamiento Cofistitncional de Sevilla.
2 I » Sr. D. Mannel Lar aña.
2 2 6V. i9. Leocadio López.
2 3 ^/ mismo.
24 El mismo.
25 Sr. D. Joaquín Gicichot.
26 » Narciso jf. Suarez.
27 » Z^^/i- Vidart.
28 » Francisco Collantes.
29 Excma. Diptitacion Provincial de Sevilla.
30 >Sr. Z^. Ze/^^y Montólo.
3 1 » Francisco Mateos Gago, Pro.
3 2 Excmo. Sr. Marqu.és de la Fuensanta del Valle.
33 Biblioteca Provincial de Sevilla.
34 Excmo. Sr. D. Alejandro Groizard.
35 6'?'. Z?. Francisco A. Barbieri.
36 » José Escudero de la Peña.
37 » y<?-5"^' ^. de Balenchana.
38 » Federico Rubio.
39 Excmo. Sr. D. Antonio M. Fabié.
40 .Sr. Z^. Rafael Laffite y Castro.
41 » Antonio Scndras y Gambino.
42 » Francisco González Alvarez.
43 Venerable Archdeacon Churton.
44 Excmo. Sr. D. Antonio Cánovas del Castillo.
45 » » Marqués de Valmar.
46 Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
47 Excmo. Sr. Marqués de Casa-Loring.
48 Sr. D. Manuel Gómez Lmaz.
53
54
55
56
57
49 Sr. D. Salvador González Montero.
50 Excmo. Sr. Dtiqiic de Veragtia.
5 I Sr. D. Francisco Caballero Infante.
52 » y osé Vives Ciscar.
Cayetano Fernandez, Pro
Ricardo Heredia.
Manuel Moriega.
yosé de Palacio Vitery.
Juan N. de Ac/ia.
58 El Casino Sevillano.
59 Escuela de Medicina de Sevilla.
60 Sr. D. ytian Rodríguez.
6 1 » Pedro Borrajo de la Bandera.
62 Sra. D.^ Mercedes de Hoyos y Hnrtado.
63 Sr. D. Rafael Tarascó.
64 El misino.
65 Sr. D. Vicente Bar 7' antes.
66 Excmo. Sr. D. Gaspar N^nñez de Arce.
67 Sr. D. Gregorio de la Maza.
68 » y acodo Lofez Cepero.
69 Sres. Dnland y C.'^
70 » Hijos de Fé.
7 I Los mismos.
72 Excmo. Sr. D. Alejandro Lloreiite.
73 Biblioteca de la Real Academia de la Lengua.
74 Excmo. Sr. D. Andrés Parladé.
75 » » Conde de Casa-Galindo.
76 » » D. Enrique de la Cuadra.
11 yiion Forster. — Esq.
78 Sres. Gerolt y C."
79 » A. Aslier, and C.°
80 Sr. D. Fernando Fé.
8 1 El mismo.
82 Sr. D. Cayetano Rossell.
83 Excmo. Sr. Marqués de San Román.
84 Sr. D. José Ivizon.
85 » Ramón Sicar.
86 » José Llordachs.
87 » ynan LlordacJis.
88 ¿"r^í. Viuda é Hijos de Cuesta.
89 Los mismos.
90 ¿"r. /^. Federico de Amores.
9 1 La Escuela Normal de Sevilla.
92 Excmo. Sr. Conde de Cas a- Valencia.
93 » ^ D. Juan Valer a.
94 Sr. D. Ramón Mata.
95 » Enrique Bar 071 y Zea Bermudez.
96 ^/ Circulo de Labradores de Sevilla.
97 //;>/¿í?. ¿"r. Z?. Servando Arboli, Pro.
98 ^Sr. D. Luis González de Burgos.
99 limo. Sr. D. Francisco Bermudez Cañas, Pro.
100 Excmo. Sr. Duque de Albur quer que.
1 01 » » Alar qués de la Torrecilla.
02 ^Sr. i7. Antonio Marino.
103 » Fernando Holm.
1 04 yJ/r. Gustave Adolphe.
105 ¿'r¿?.f. Reinwald y C.°^
106 ¿"r. /?. M.Alordá.
107 Excmo. Sr. D. José Nuñez de Prado.
1 08 ¿"r. /^. Antonio Benitez de Luoo.
109 Ateneo Científico y Literario de Madrid.
lio Sr. D. Alonso Me si a de la Cerda.
1 1 1 Excmo. Sr. D. Enriqtte Leguina.
112 El Instituto Provincial de Uuelva.
1 1 3 Sr. D. José García Gjiei'ra.
1 1 4 Circulo de la Amistad de Córdoba.
I 5 Ayii7ifa7niento de Mantilla.
1 ó Sr. D. José AI." Sdardi, Pro.
1 7 » Francisco de B. Pavón.
1 8 La Biblioteca de Strasbiirgo.
1 9 Si'. D. José Enrique Serrano.
2 0 El misino.
2 I Sr. D. Mariano Mnrillo.
2 2 Casino Industrial de Córdoba.
23 Ayuntamiento de Alontoro.
24 Excmo. Sr. Conde de Torres-Cabrera.
25 Sr. D. José Gascón y Moroder.
26 Ayuntamiento de LiLcena.
2 7 Biblioteca del Instittito Provincial de Se: 'illa.
28 Excmo. Sr. D. Manuel de Peralta.
29 Sr. Vizconde de Bétera.
30 El mismo.
3 1 Excmo. Sr. Conde de Toreno.
32 » » Marqués de Vilnma.
33 Sr. D. Marcelino Menendez y Pelayo.
34 Ayuntamiento de Córdoba.
35 Biblioteca de la Universidad de Bonn.
36 Biblioteca del Miiiisterio de ñlarina.
37 Sr. D. Luis Carmena.
38 Real Biblioteca de Munich.
39 Sr. D. Carlos Fernandez Pasalagua.
40 Excjuo. Sr. Duque de T. Serclaes.
41 Sr. D. Francisco R. Zapata, Pro.
42 » Francisco Rodríguez Marin.
43 » Alanuel Pizarro.
44 » Eugenio F. Zendreras, Pro.
SOCIEDAD
DE BIBLIÓFILOS ANDALUCES
para la publicación de obras inéditas
y repetición de ediciones agotadas, especialmente de los ingenios
de las provincias andaluzas.
OBRAS PUBLICADAS
PRIMERA SERIE
I. Historia de los Jueyes Católicos, por Andrés Bernaldez, cura de los Pa-
lacios, con Prólogo del Excmo. Sr. D. Fernando de Gabriel Ruiz
de Apodaca. — Dos tomos, 50 rs.
II. Observaciones del Ldo. Prete yacopin á las Anotaciones de Fernan-
do de Herrera á las obras de Garcilaso, con una introducción
del Sr. D. José María Asensio.— Un tomo, 16. (Agotada.)
ni. Don Fernando Colon, historiador de su padre, por el autor de la
Biblioteca Americana Vetustíssima. — Un tomo, 20. (Agotada.)
IV. Pedro de Alcocer. Relación de las Comunidades de Castilla, ilus-
trada por el Sr. D. Antonio Martin Camero. — Un tomo, 16. (Ago-
tada.)
V. Adiciones á las Poesías de Rioja, en su edición de Madrid, 1S67,
por el Sr. D. Cayetano A. de la Barrera y Leirado. — ^Uii tomo, 8.
(Agotada.)
VI. Ariño. Sucesos de Sevilla de 1592 á 1604, con Introducción, notas
y adiciones del Excmo. Sr. D. Antonio María Fabié. — Un tomo,
40. (Agotada.)
VII. Cancionero de Sebastian de Horozco, ilustrado por el Sr. D. An-
tonio Martin Camero. — Un tomo, 34. (Agotada.)
VIII. Descripción de la Galera Real del Sermo. Sr. D. Juan de Austria,
por el maestro Juan de Malara. — Un tomo, 46.
IX. Don Clarisel de las Flores, por D. Jerónimo de Urrea, con Prólogo
del Sr. D.José María Asensio. — Un tomo, 30. (Agotada.)
X. Discurso de la Comunidad de Sevilla, año 1520, con Prólogo del
Sr. D. Antonio Benitez de Lugo. — Un tomo, 20.
XI. Los restos Je Cristóbal Colon. Disqu¡--icion, por el ¡luLur de la bi-
blioteca Americana Vetustíssima.— Uu tomo, 4. (Agotada.)
.\II. Tratado de ¡a Sublimidad, de Dionisio Casio Longino, traducido
directamente del griego por D. Miguel José Moreno. — Un to-
mo, 36.
\III. El Culto Sevillano, por el Ldo. Juan de Robles. — Un tomo, 32.
(Agotada.)
\I\'. Memorial de Utrera, por el Ldo. Rodrigo Caro, con Prólogo del
Sr. D. Marcelino Menendez y Peí ayo. — Un tomo, 44. (Agotada.)
X\'. Dias geniales ó hulleros, y^ox fíWAo. Rodrigo Caro. — Un tomo, 42.
(Agotada.)
X\'I. Sevillana iMedieitia, escrita por Maestre Juan de Aviñon, físico del
rey D. Pedro I. — Publicada por Nicolás Monardes en 1545. Un
tomo, 22.
SEGUNDA SERIE
I. Sebastian de Horozco. — Obras dramáticas inéditas. — Un tomo, 5.
(Agotada.)
II. Luis de Miranda. — Comedia pródiga, ilustrada por el Sr. U. José
María de Álava. — Un tomo, 6. (Agotada.)
III. ^Miguel de Cervantes? — Comedia de la Soberana Virgen de (Jua-
dalupe. — Un tomo, 2. (Agotada.)
I\'. Francisco Gerónimo Collado. — Descripción del túmulo y relación
de las exequias que hizo la ciudad de Sevilla en la muerte de
Felipe II, con Prólogo del Sr. D. PVancisco de B. Palomo. — ■
Un tomo, 15.
V. Obras de D. Félix Reinoso, con una noticia biográfica por el señor
D. Antonio Martin Villa. — Dos tomos, 40. (Agotada.)
VI. yuan de Salinas. — Poesías.- — Dos tomos, 32. (Agotada.)
\'II. Sermones del Loco Amaro. — Un tomo, 4.
VIII. Poesías de B. del Alcázar. — Un tomo, 14.
EN PRENSA
Itálica, por el P. Fernando Ceballos.
Don Clarisel de las Flores. — Tomo II.
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