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Full text of "Tratado de ortografía valenciana clásica. Con un preambulo de Teodoro Llorente Olivares"

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Nebot  Pérez,  José 

Tratado  de.  ortografía 
valenciana  clásica 


PC 

4815 

V34-N4 


TRATADO 

DE 


POR 


.   D.  J05E   NEBOT    PÉREZ 

Cliotecario  de  la  Universidad  y  ex-vicepresidente  de  «Lo  Rat  Penat» 


CON    UN    PREÁMBULO 


Excmo.  5r.  D.  Ccodoro  Llórente  Oliüares 

Cronista  de  la  Ciudad 

y  Presidente  ^      «r tIm  ,i  >  .Ji.-ha  Sociedad  valencianista 


VALENCIA. -1910 
AZTGEI.  AaUIZ./LB,   EDITOB 

Caballeros,  1 


ORTOGRAFÍñ  VALENCIANñ  CLASICA 


TRATADO 

DE 


POR 

D.  J05É   NEBOT   PÉREZ 

Bibliotecario  de  la  Universidad  y  ex-vicepresidente  de  «Lo  Rat  Penat» 
CON    UN   PREÁMBULO 

DEL 

Excmo.  Sr.  D.  Ceodoro  Llórente  Olivares 

Cronista  de  la  Ciudad 
y  Presidente  honorario  de  dicha  Sociedad  valencianista 


VALENCIA.-19I0 
ÁNGEL  AOUII.AB,  EDITOB 

Caballeros,  1 


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y  3^  Ñi 


ESTABLECIMIENTO  TIPOGRÁFICO  DE  MANUEL  PAU,  CUARTE,  25,  VALENCIA 


FREÁABULO 


Este  es  un  libro  que,  sin  leerlo,  pudiera  yo 
recomendar,  por  dos  razones:  la  importancia  y 
oportunidad  del  asunto  y  la  competencia  del  au- 
tor. 

Hace  más  de  cincuenta  años  que  renació  en  Va- 
lencia el  cultivo  de  nuestra  lengua  peculiar.  Son 
muchos  los  escritores  que  la  emplean,  sobre  todo 
para  la  poesía,  y  aún  no  se  han  puesto  de  acuerdo 
sobre  cosa  tan  esencial  como  la  manera  de  escri- 
birla. Reina  en  este  renacimiento  una  verdadera 
anarquía  ortográfica.  Muy  pocos  son  los  que  han 
puesto  en  este  punto  algún  cuidado;  los  más,  usan 
la  ortografía  caprichosamente,  sin  fijarse  en  ella,  y 
muchos  son  los  que,  convencidos  de  su  ignorancia, 
no  se  atreven  á  publicar  sus  composiciones  sin  que 


-  6  — 

las  repase  y  las  corrija  alguien  más  entendido  que 
ellos.  Las  publicaciones  de  Lo  Rat  Penat  son  las 
únicas  en  que  se  observa,  en  este  punto,  alguna 
uniformidad,  no  muy  estricta.  Hace  faUa,  pues,  un 
código  ortográfico  de  la  lengua  valenciana.  Esto  es 
indudable. 

El  Sr.  Nebot  es  uno  de  los  poquísimos  gramá- 
ticos que  hoy  tiene  este  nuestro  querido  idioma. 
Hace  tiempo  que  se  dedica  á  su  estudio,  y  ha  dado 
pruebas  de  ello  en  su  Gramática  valenciana  popular 
y  en  artículos  insertos  en  diferentes  publicaciones. 
Por  eso,  desde  que  supe  que  iba  á  dar  á  luz  este 
libro,  entendí  que  vendría  muy  á  tiempo  y  que  se- 
ría obra  provechosa.  Su  lectura  ha  confirmado  esta 
favorable  prevención.  La  Ortografía  valenciana  li- 
teraria, será  muy  bien  recibida  por  los  que  en  va- 
lenciano escriben;  á  todos  les  enseñará  algo,  á  los 
más  les  enseñará  mucho;  y  quizás  dé  lugar  á  que  se 
inicie  la  tan  deseada  fijeza  de  nuestro  Código  or- 
tográfico. 


Hay  dos  tendencias  en  nuestro  renacimiento 
valencianista.  Habiendo  sido  éste  una  secuela  del 
renacimiento  catalán,  y  siguiendo  aún  de  lejos  su 
marcha  triunfal,  ha  tomado  mucho  de  él.  Por  otra 
parte,  espíritus  reflexivos  han  pensado  que  siendo 
dialectos  diferentes  de  un  mismo  idioma  la  lengua 


~  7  — 

que  se  habla  en  Cataluña,  Mallorca  y  Valencia,  y 
que  dentro  de  cada  una  de  estas  regiones  aún  se 
divide  en  lo  que  pudiéramos  llamar  sub-dialectos, 
el  lenguaje  literario  pudiera  y  debiera  ser  único 
para  estos  países,  como  lo  fué  en  los  siglos  en  que 
más  floreció.  Así  lo  han  comprendido  los  escritores 
mallorquines,  que  dejando  su  dialecto  para  el  uso 
vulgar,  escriben  literariamente  en  catalán.  Y  en  Ca- 
taluña hay  reputados  autores  que  aconsejan  la  mo- 
dificación del  habla  popular  en  algunos  puntos, 
como  una  transacción  para  formar  la  lengua  litera- 
ria común  á  todos  los  que  vivimos  en  las  tierras  que 
se  extienden  desde  los  Pirineos  hasta  Elche,  y  en 
las  Islas  Baleares. 

En  esto  no  están  conformes  los  más  de  los  es- 
critores valencianos  del  día.  Protestan  del  nombre 
de  catalán  aplicado  á  nuestro  idioma,  como  lo  aplicó 
Querol  en  las  Rimas  hermosísimas  que  en  nuestra 
lengua  escribió,  y  entienden  que  es  ella  diferente 
de  la  que  se  habla  á  la  otra  parte  del  Ebro,  de- 
biendo conservarse  distinta,  no  sólo  en  la  boca 
de  los  valencianos,  sino  en  su  forma  literaria.  Ne- 
bot  es  de  este  parecer;  proclama  nuestra  indepen- 
dencia lingüística,  y  califica  de  tan  grave  herejía 
el  catalanizar  el  valenciano,  como  el  castellani- 
zarlo. 

No  he  de  entrar  yo  ahora  en  el  examen  de  esta 
cuestión,  que  exigiría  largo  estudio,  hago  constar 
la  actitud  que  en  ella  adopta  el  amigo  Nebot,  por- 
que influye  necesariamente  en  su  concepto  de  la 


—  8  - 


ortografía  valenciana,  asunto  exclusivo  de  su  nuevo 
trabajo  gramatical. 


*  % 


Los  mejores  poetas  valencianos  (de  los  pocos 
prosistas  que  tenemos  no  hay  que  hablar)  han  he- 
cho concesiones  á  la  ortografía  catalana.  Claro  es 
que  Nebot  no  las  admite.  Quiere  que  en  la  ortogra- 
fía valenciana  sea  todo  genuínamente  nuestro.  Y 
para  determinar  bien  este  casticismo  valenciano,  ha 
hecho  muchas  y  acertadas  investigaciones,  repasan- 
do minuciosamente  los  autores  antiguos,  que  no 
siempre  pueden  servir  de  autoridad,  porque  en 
aquel  tiempo  no  llegó  á  fijarse  bien  la  manera  de 
escribir  nuestra  lengua,  y  estudiando  con  igual 
cuidado  su  parte  fonética,  que  presenta  iguales  difi- 
cultades, porque  en  unas  partes,  como  sucede  en 
la  capital  y  su  comarca,  se  ha  perdido  la  diferente 
pronunciación  de  algunas  letras,  que  en  otras  se 
conserva.  Sus  indagaciones  le  han  sugerido  reglas 
bastante  precisas,  que  explica  de  una  manera  muy 
clara,  sin  aparato  científico,  para  que  todos  puedan 
entenderlas.  Letra  por  letra,  recorre- todo  el  alfabeto, 
aleccionando  perfectamente  al  lector. 

Como  mera  opinión  personal  presenta  modes- 
tamente sus  conclusiones  en  los  puntos  dudosos  y 
controvertibles;  pero  yo  creo  que  su  trabajo  pudiera 
servir  para  algo  muy  importante;  pudiera  ser  la  base 


-  9  - 

para  llegar  á  establecer  de  una  manera  oficial  (rela- 
tivamente oficial)  la  ortografía  valenciana,  como  lo 
desean  muchos  y  poco  tiempo  ha  lo  han  pedido 
públicamente  beneméritos  escritores.  Esto  es  misión 
que  incumbe  á  Lo  Rat  Penat,  como  corporación 
impulsora  y  directora  de  nuestro  renacimiento  lite- 
rario. Por  sí  mismo,  ó  constituyendo  una  Academia 
de  la  Lengua  valenciana,  pudiera  afijar,  limpiar  y 
dar  esplendor*  al  restaurado  idioma  de  Ansias 
March,  si  no  realizando  esta  obra  gramatical  de 
golpe  y  porrazo,  lo  cual  sería  difícil  y  quizá  teme- 
rario, haciéndolo  fragmentariamente  y  poco  á  poco. 
Lo  que  fuese  resolviendo,  se  aplicaría  inmediata- 
mente á  las  publicaciones  de  Lo  Rat  Penat  y 
serviría  de  ejemplo  á  los  escritores  que  quisieran 
someterse  á  esta  norma. 

Paréceme  que  serían  admitidas,  desde  luego,  al- 
gunas de  las  observaciones  en  que  más  hincapié 
hace  el  Sr.  Nebot.  Citaré  una  de  ellas.  Siguiendo  á 
los  catalanes,  los  autores  valencianos  han  eliminado 
de  su  alfabeto  la  letra  ch  al  comienzo  de  sílaba, 
sustituyéndola,  no  por  la  x,  como  hacen  aquéllos, 
sino  por  la  ^  ó  la  y,  según  los  casos.  Así,  los  cata- 
talanes  escriben  xichy  xop,  y  la  mayor  parte  de 
nuestros  escritores  gich,  jop.  El  autor  de  este 
libro  quiere  que  escribamos  chich,  chop,  y  para 
ello  se  funda  en  que  de  este  modo  lo  escribieron 
los  antiguos,  y  en  que  ese  sonido,  entre  nosotros, 
tiene  variantes,  siendo  unas  veces  explosivo  fuerte 
y  otras  explosivo  suave,  diferencia  que  conviene 


-  10  - 

marcar  en  la  escritura,  empleando  en  el  primer  casa 
la  ch  y  en  el  segundo  la  ^  y  la  j.  Yo  no  tendría  in- 
conveniente en  aceptar  lo  que  propone  Nebot. 

Voy  á  concluir,  manifestando  mi  disentimienta 
en  algo  de  lo  que  este  concienzudo  crítico  dice  en 
su  nueva  producción.  Comienza  alegando  que,  por 
circunstancias  especiales  de  la  literatura  valenciana, 
debe  disponer  de  dos  gramáticas  diferentes,  la  clá- 
sica ó  literaria,  y  la  popular;  que  en  la  analogía  y 
sintaxis  no  hay  diferencia,  y  que  ésta  estriba  no 
más  en  la  ortografía. 

Es,  en  verdad,  un  hecho,  que  escriben  de  dos 
maneras  distintas  los  que  emplean  esta  lengua;  unos 
la  usan  literariamente,  restaurando  el  antiguo  y  ge- 
nuino idioma,  corrompidísimo  en  el  uso  vulgar; 
otros,  sin  tratar  de  corregido  y  depurarlo,  emplean 
el  valensiá  que  ara  's  parla,  con  todos  sus  vicios. 
Yo  reconozco  la  legitimidad  de  este  sermo  vulgaris;- 
en  todas  las  literaturas  se  hace  uso  hasta  de  los 
patois  más  incultos,  cuando  el  asunto  lo  requiere; 
lo  que  no  admito  es  que  la  única  diversidad  entre  el 
valenciano  literario  y  el  popular  sea  la  ortografía; 
sus  variantes  están  en  el  léxico,  pues  se  han  perdi- 
do en  el  uso  corriente  muchas  palabras,  que  con- 
servan los  escritores  clásicos,  y  otras  se  han  modi- 
ficado. La  ortografía  no  debe  cambiar;  ésta,  nada 
tiene  que  ver  con  el  lenguaje  hablado,  y  si  la  han 
cambiado  adoptando  la  castellana  los  escritores  que 
lo  toman  del  pueblo,  ha  sido  por  ignorancia  lamen- 
table ó  por  facilitar  la  lectura  á  lectores  igualmente 


—  11  — 

ignorantes.  Eso  es  un  verdadero  borrón  para  la 
literatura  valenciana,  sea  ó  no  sea  popular,  y  siento 
que  lo  justifique  quien  es  tan  amante  de  ella  como 
el  Sr.  Nebot. 

Esto  no  obsta  para  que  preste,  con  el  presente 
libro,  un  importante  servicio  á  nuestra  Valencia,  por 
el  cual  de  todo  corazón  le  felicito. 

Teodoro  Llórente. 


Ortografía  Valenciana  Clásica 


NTRODUCCIÓN 


Como  ya  he  dicho  varias  veces,  y  en  especial  en  el 
prólogo  de  mi  Gramática  Valenciana  Popular,  siem- 
pre he  creído  que  por  circunstancias  especiales  de  la 
literatura  valenciana  debe  ésta  disponer  de  dos  gra- 
máticas diferentes:  la  clásica  ó  literaria  y  la  popular. 

Han  pasado  catorce  años  desde  que  publiqué  aque- 
lla obra,  y  aunque  en  ella  invité  á  «quien  tuviera  au- 
toridad para  ello»  á  escribir  la  gramática  literaria, 
esta  es  la  hora  en  que  nadie  se  ha  decidido  á  hacerlo, 
y  continúa  la  anarquía  entre  los  escritores  valencia- 
nos, y  aumenta  la  indecisión  entre  los  jóvenes  que 
desean  escribir  en  su  lengua  materna,  sin  que  nadie 
les  tache  de  incorrectos,  y  permanece  el  valenciano 
literario  en  un  statu  quo  imposible  de  conservar,  sin 
más  regla  ni  guía  que  el  capricho  de  cada  cual. 

Por  ello,  pues,  y  en  vista  de  que  no  hay  un  atre- 
vido, individuo  ó  corporación,  que  cargue  con  el  tra- 
bajo de  poner  diques  al  desbordado  río  de  la  litera- 
tura valenciana,  me  decido  yo  hoy  á  ello. 


—  14  — 

No  trato,  sin  embargo,  de  escribir  una  gramática 
completa,  sino  una  parte  de  ella  tan  sólo,  la  ortogra- 
fía; aquello,  por  lo  demás,  sería  inútil,  puesto  que  la 
analogía  y  la  sintaxis  deben  ser  y  son,  en  realidad, 
exactamente  iguales  en  el  lenguaje  popular  y  en  el 
literario,  y  me  vería  obligado  en  consecuencia  á  co- 
piar aquí  literalmente  lo  que  ya  escribí  en  mi  Gramá- 
tica Valenciana  Popular;  no  así  la  ortografía,  pues  si 
bien  en  lo  relativo  á  los  signos  de  puntuación  pueden 
servir  las  mismas  reglas  en  ambas  gramáticas,  no 
ocurre  lo  propio  en  lo  que  se  refiere  al  uso  acertado 
de  las  letras,  verdadero  caballo  de  batalla  indócil  has- 
ta ahora  en  absoluto  á  todo  intento  de  imposición  de 
freno  por  parte  de  los  gramáticos  valencianos. 

Es  muy  común  oir  decir  á  más  de  cuatro  seudo- 
eruditos  que  los  escritores  antiguos  valencianos  ha- 
cían muy  poco  caso  de  la  ortografía  y  escribían  una 
misma  palabra  de  diferentes  modos,  sin  atender  á  re- 
glas, y  esto  no  es  verdad,  dicho  así  tan  en  absoluto; 
lo  que  ocurría  entonces  era  lo  que  ocurre  ahora,  no 
ya  en  el  valenciano,  sino  en  el  castellano  y  el  catalán; 
ocurría,  en  primer  lugar,  que  había  escritores,  escri- 
bientes y  tipógrafos  que  sabían  ortografía  y  cuidaban 
de  ella,  y  otros  que,  ó  la  ignoraban  en  más  ó  en  me- 
nos, ó  no  ponían  atención  al  escribir;  en  segundo  lu- 
gar, que  la  ortografía  se  iba  modificando  como  ahora 
y  como  siempre,  según  las  ideas,  las  convicciones  y 
aun  los  caprichos  de  los  primates  y  de  los  maestros 
que  se  iban  sucediendo  en  las  alturas  de  la  literatura 
y  de  la  cátedra,  y  en  tercero,  que  había  entonces,  y 
hay  ahora,  y  habrá  siempre,  lo  mismo  en  ortografía 
que  en  toda  clase  de  enseñanzas,  desde  la  teología 
hasta  el  arte  de  cocina,  puntos  en  que  todos  están 


—  15  — 

conformes  y  puntos  en  que  hay  distintas  maneras  de 
ver  la  cosa;  así,  por  ejemplo,  escriben  hoy  unos  en 
castellano  harmonía,  subscriptor  ó  viaje  y  otros  ar- 
monía, suscritor  ó  viage,  pero  no  hay  nadie  que  escri- 
ba hombre  sin  h  ni  España  con  ella. 

A  marcar  vamos,  pues,  tales  diferencias  en  esta 
obra,  y,  como  consecuencia  de  ello,  á  fijar  lo  dogmá- 
tico y  á  discutir  lo  opinable. 

Confío  en  que  el  convencimiento  unánime  de  cuan- 
tos en  Valencia  se  dedican  al  cultivo  de  las  letras  en 
la  lengua  materna,  en  lo  referente  á  la  necesidad  de 
adoptar  un  código  ortográfico  del  que  hasta  hoy  ca- 
recemos en  absoluto,  hará  que  este  ensayo  sea  bien 
recibido  hasta  por  aquellos  á  quienes  no  logre  con- 
vencer. 

Réstame  sólo  explicar,  contestando  á  la  observa- 
ción de  algún  amigo,  el  motivo  de  escribir  el  presente 
tratado  en  castellano,  siendo  así  que  sólo  ha  de  servir 
para  valencianos;  la  explicación  es  muy  sencilla;  en 
todas  las  escuelas  públicas  y  privadas  del  reino  de 
Valencia  se  enseña  á  leer  y  á  escribir  en  castellano, 
pero  no  en  valenciano;  de  aquí  que  todos  los  hijos  de 
esta  tierra  seamos  en  lo  literario  castellanos  y  que  en 
la  lengua  de  Castilla  estemos  acostumbrados  á  recibir 
toda  clase  de  enseñanzas,  incluso  la  historia  y  la  geo- 
grafía de  Valencia  y  el  Catecismo  de  la  Doctrina  Cris- 
tiana que  en  castellano  se  enseña  en  todas  las  escue- 
las y  en  todas  las  iglesias  del  reino. 

Así  lo  han  entendido  también  los  más  eximios  es- 
critores contemporáneos  (y  su  ejemplo  es  bastante  á 
disculparme),  escribiendo  en  castellano  obras  de  asun- 
to puramente  valenciano,  como  Valencia,  de  Llórente; 
Historia  de  Denia,  de  Chabás;  Sagunto,  de  Chabret; 


--  16  - 

Antigüedades  valencianas,  de  Teixidor,  con  adiciones 
y  notas  de  Chabás;  Diccionario  de  impresores  valen- 
cianos, de  Serrano  Morales;  los  Diccionarios  de  artis- 
tas y  de  músicos  valencianos,  del  Barón  de  Alcahalí; 
La  catedral  de  Valencia,  de  Sanchis  Sivera,  y  un  sin- 
número de  memorias  y  monografías  de  estos  mismos 
maestros  y  de  los  señores  Martínez  Aloy,  Vives  Liern, 
Tramoyeres,  Martí  Grajales,  Rodrigo  Pertegás,  Bar- 
bera, Guillen,  Vilanova  y  cien  y  cien  más. 

Aparte  de  esto,  escribir  una  ortografía  valenciana 
en  valenciano,  sería  prejuzgar  la  cuestión;  y  aunque 
no  peco  por  exceso  de  modestia,  no  llega  á  tanto  mi 
orgullo. 


CAPITULO   PRIMERO 
Cuestión  previa 


¿Qué  debe  entenderse  por  ortografía  clásica  valen- 
ciana? ¿se  trata,  acaso,  de  imponer  como  ley  de  nues- 
tro lenguaje  escrito  la  forma  en  que  escribían  nuestros 
antepasados  en  el  siglo  XIII,  en  el  XV,  ni  aun  en  el 
XVIII?  ¿sería  esto  posible  aunque  alguien  lo  preten- 
diera? 

Se  necesitaría  carecer  en  absoluto  de  sentido  co- 
mún para  admitir  tamaño  absurdo;  ni  hay  taumaturgo 
capaz  de  unificar  en  un  solo  código  las  mil  y  mil  va- 
riantes que,  no  ya  de  un  siglo  á  otro,  sino  entre  escri- 
tores coetáneos  saltan  á  la  vista  al  primer  examen,  ni 
el  valencianista  más  rabioso  y  fanático  se  atrevería  á 
escribir  hoy  orthographia,  phylosophia,  parrochia, 
Thomás,  Phelipe,  chimica,  Vrsula,  mvla,  ereu,  óme, 
como  en  otros  tiempos  se  ha  escrito. 

Porque  como  ya  he  dicho  en  otra  ocasión,  no  son 
las  lenguas  vivas  monolitos  inconmovibles  á  cuyo  pie 
desfilan  generaciones  tras  generaciones  sin  dejar  en 
ellos  huellas  de  su  paso;  son,  por  el  contrario,  orga- 
nismos en  plena  actividad  que  se  transforman  lenta, 
pero  incesantemente,  no  sólo  en  virtud  de  las  leyes 
biológicas  que  rigen  su  constitución  íntima,  sino  por 

2 


-is- 
la presión  que  sobre  ellos  ejerce  con  influjo  incontras- 
table el  medio  ambiente  en  que  viven  y  las  desviacio- 
nes que  por  atracción  6  repulsión  imprimen  en  su 
marcha  fisiológica  los  organismos  similares  que  les  ro- 
dean, ora  ayudándoles,  ora  combatiéndolos  en  su  lu- 
cha común  por  la  existencia. 

¿Cómo  es  posible,  pues,  escribir  hoy  el  valenciano 
(según  algunos  pretenden),  como  lo  escribían  Jaime 
Roig  y  Ausias  March  en  el  siglo  XV  ni  siquiera  como 
Carlos  Ros  en  el  XVIII?  ¿Acaso  las  demás  lenguas 
neo  latinas,  el  castellano,  el  catalán,  el  francés,  el  ita- 
liano, se  escriben  hoy  como  hace  dos  ó  trescientos 
años? 

Conviene,  por  lo  tanto,  fijar  el  concepto  de  lo  que 
debe  entenderse  por  clasicismo  en  el  problema  de 
nuestro  lenguaje  escrito  y  deslindar  de  una  vez  para 
siempre  lo  que  es  propio  y  privativo  del  valenciano 
desde  que  éste  empezó  á  ser  lengua  culta  y  escrita  di- 
ferente del  catalán,  de  lo  que  tiene  de  común  con  éste 
por  su  común  origen,  ó  con  el  castellano  por  su  in- 
fluencia más  ó  menos  legítima,  pero  cierta  y  positiva. 

Salta  á  la  vista  que  lo  primero,  es  decir,  aquello  en 
que  la  ortografía  valenciana  se  diferencia  esencial- 
mente de  la  catalana  y  la  castellana,  ha  de  ser  muy 
poco;  pero  como  es  precisamente  lo  que  da  carácter 
independiente  á  nuestra  lengua  y  por  ende  lo  que  jus- 
tifica y  legitima  la  publicación  del  presente  tratado, 
en  ello  hemos  de  fijar  principalmente  la  atención,  de- 
tallando hasta  la  minuciosidad  las  más  pequeñas  va- 
riantes y  aportando  toda  clase  de  razones  y  compro- 
bantes á  fin  de  llevar  la  convicción  al  ánimo  del  más 
rebelde. 

Podemos,  pues,  dividir  la  ortografía  clásica  valen- 


-  19  - 

ciana  en  cuatro  secciones  fundamentales  que  pueden 
titularse  del  siguiente  modo: 

1.*    Reglas  ortográficas  comunes  á  todas  las  len- 
guas derivadas  del  latín. 

2.**    Reglas  ortográficas  comunes  al  valenciano  y  al 
castellano. 

3.^    Reglas  ortográficas  comunes  al  valenciano  y  al 
catalán. 

4.*    Reglas  ortográficas  propias  y  privativas  del 
valenciano. 

Sin  embargo,  como  esto  seria  un  mal  plan  de  ex- 
posición en  una  obrita  que  deseamos  sirva  de  libro  de 
consulta  á  los  jóvenes  escritores  valencianos,  adopta- 
mos en  ella  la  división  que  se  acostumbra  hacer  en 
todos  los  tratados  de  ortografía  (1),  limitándonos  á 
indicar  en  el  presente  capítulo  de  preliminares  el  al- 
cance que  damos  á  cada  una  de  las  indicadas  seccio- 
nes para  poner  de  manifiesto  el  criterio  que  informa 
nuestro  trabajo. 

Sección  1.*— Hija  del  latín  la  lengua  valenciana,  es 
natural  que  haya  adoptado  en  lo  escrito  los  signos 
que  empleaba  su  madre,  modificando  tan  sólo,  al  igual 
de  sus  hermanas  las  demás  lenguas  neolatinas, algunos 
de  aquellos  por  exigencias  de  las  variantes  fonéticas 
que  les  impusieron  los  diferentes  pueblos  que  intervi- 
nieron en  el  proceso  de  su  formación;  conservamos, 


(1)  Siendo  la  Gramática  de  la  Academia  Española  el  texto  que  han 
estudiado  en  la  infancia  cuantos  han  aprendido  á  leer  y  escribir  en  las 
escuelas  del  reino  de  Valencia,  he  creído  lo  más  práctico  y  sencillo 
adaptar  á  ella  la  presente  ortografía,  en  cuanto  á  método  y  exposición; 
sería  ridículo,  por  otra  parte,  pretender  inventar  algo  nuevo,  cuando 
podemos  disponer,  como  patrón,  de  una  obra  en  la  que  han  colaborado 
los  más  eminentes  literatos  españoles  de  los  siglos  XVIII  y  XIX. 


-  20  - 

por  lo  tanto,  los  valencianos  las  mismas  letras  que 
emplearon  los  latinos  y  seguimos  observando,  en  la 
mayoría  de  ellas,  idénticas  reglas  que  tuvieron  en  lo 
antiguo. 

Son  estas  letras,  que  pronunciamos,  escribimos  y 
combinamos  como  todos  los  lenguajes  hijos  del  latín, 
las  siguientes:  a,  b,  d,  e,  /,  h,  i,  /,  m,  n,  o,  p,  q,  r,  s,  t,  ii, 
V,  y,  g;  claro  es  que  la  afirmación  que  acabamos  de 
hacer  no  es  absolutamente  exacta,  pues  en  la  /z,  por 
ejemplo,  no  seguimos  á  los  italianos  que  la  han  elimi- 
nado del  alfabeto;  á  la  í  antes  de  ía,  ío,  iu,  no  le 
damos  el  sonido  de  c,  como  los  franceses;  sustituímos 
con  la  p  el  signo  z  que  emplean  castellanos,  italianos 
y  franceses,  y  hacemos  otras  modificaciones  parciales 
en  el  uso  de  algunas  de  estas  letras;  pero  en  general, 
y  salvo  ligeras  excepciones  que  ya  iremos  detallando 
al  tratar  de  cada  letra  en  particular,  puede  decirse 
que'  las  reglas  ortográficas  por  que  se  rigen  estas 
letras  son  comunes  al  valenciano  y  á  lasdemás  lenguas 
latinas. 

Sección  2/*^— Aunque  la  mayoría  de  los  escritores 
valencianos  contemporáneos  pertenecientes  á  la  es- 
cuela que  podemos  llamar  erudita  en  contraposición  á 
la  popular,  han  tomado  á  empeño  el  distanciarse  de 
la  ortografía  castellana,  inclinándose  en  cambio  á  la 
catalana  de  tal  manera,  que  casi  han  llegado  á  hacer 
una  sola  de  ésta  y  la  nuestra,  es  indudable  que  caste- 
llanos y  valencianos  tenemos  desde  el  siglo  XV  mu- 
chísimas reglas  ortográficas  comunes;  comunidad  que 
fué  aumentando  con  el  tiempo  hasta  el  punto  de  que 
Carlos  Ros  pudiera  en  el  siglo  XVIII  unir  en  un  solo 
tratado  las  dos  ortografías  con  su  Práctica  de  Orto- 
graphia  para  los  dos  idiomas  Castellano  y  Valenciano^ 


—  21  — 

y  que  llegó  á  convertirse  en  verdadera  unidad  en 
e\  XIX  en  manos  de  los  escritores  cómicos  y  satíricos, 
es  decir,  de  los  genuinamente  populares,  como  Bernat 
y  Baldoví,  Bonilla,  Balader,  Liern,  Escalante  y  Pa- 
lanca. 

Sin  embargo,  aunque  sigo  creyendo,  como  ya  dije 
en  mi  Gramática  Valenciana  Popular,  que  esta  uni- 
ficación sería  lo  más  cómodo  y  fácil  para  los  principian- 
tes, confieso  que  no  es  lo  literario,  lo  científico,  lo  clá- 
sico; pero  quiero  al  mismo  tiempo  recordar  una  vez  más 
que  la  ortografía  valenciana  legítima  está  hace  ya 
siglos  tan  distanciada  de  la  catalana  como  de  la  cas- 
tellana, y  si  bien  es  cierto  que  tiene  mucho  de  común 
con  una  y  otra,  no  debe  en  manera  alguna  confundirse 
con  ninguna  de  las  dos,  cuidando  de  mantener  su 
autonomía  y  su  carácter  propio,  inspirándose  por  un 
lado  en  la  tradición  bien  comprobada  y  por  otro  en  el 
ejemplo  de  las  lenguas  similares  que  han  evoluciona- 
do prudentemente  con  objeto  de  facilitar  la  lectura  y 
simplificar  la  escritura. 

Ejemplos  bien  claros  tenemos  de  estas  dos  fuentes 
de  perfección  en  varias  reglas  comunes  á  valenciano 
y  castellano;  en  lo  relativo  á  la  tradición  pueden  ser- 
vir de  tales  el  uso  de  la  ch  en  principio  y  medio  de 
dicción  para  expresar  el  sonido  de  esta  letra  cuando 
es  fuerte  y  explosiva,  y  el  de  la  h,  \a  v  y  \a  b  por  ra- 
zón de  etimología;  en  lo  que  se  refiere  á  la  evolución 
podemos  citar  el  abandono  definitivo  de  la  tfi  y  la  ph, 
la  fijación  clara  y  terminante  de  la  w  y  la  v,  que  tanto 
solían  confundirse  en  lo  antiguo,  y  la  precisión  en  el 
uso  del  acento  agudo  lograda  en  el  último  siglo  por 
la  Academia  Española  para  el  castellano  y  aceptada 
por  catalanes  y  valencianos. 


—  22  - 

Sección  3.* — Si,  como  acabamos  de  ver,  la  orto- 
grafía valenciana  tiene  algo  de  común  con  la  castella- 
na, es  indudable  que  tiene  más  con  la  catalana;  pero 
no  tanto  que  pueda  ni  deba  fundirse  con  ésta  en  un 
solo  cuerpo  de  doctrina;  empleamos,  en  efecto,  lo 
mismo  que  los  catalanes  la  ny  en  equivalencia  fonéti- 
ca de  la  ñ  castellana  y  la  gn  francesa  ó  italiana;  usa- 
mos, como  ellos,  la  ch  final  con  el  sonido  de  k,  y  la  y  y 
g  (ésta  sólo  antes  de  e,  i  ó  en  los  finales  en  ig)  para 
expresar  el  de  ch  suave  que  no  conocen  los  castella- 
nos; pero  nos  distinguimos  de  ellos  en  que  no  antepo- 
nemos á  estas  dos  letras  la  t  para  darles  el  sonido  de 
explosiva  fuerte,  en  que  no  usamos  ía  x  en  principio 
de  dicción,  en  que  pronunciamos  la  /  de  la  ix  después 
de  vocal,  en  que  terminamos  en  es  los  plurales  de  los 
nombres  en  a  que  ellos  terminan  en  as  (escriben  ellos 
donas  y  nosotros  dones),  en  que  no  doblamos  la  /  er^ 
medio  de  dicción,  y  en  otras  particularidades  que  ya 
iremos  notando  en  su  lugar  correspondiente. 

Sección  4.*— De  todo  lo  dicho  se  desprende  que  la 
ortografía  valenciana,  aunque  sin  haber  sido  nunca 
oficialmente  reglamentada  (á  pesar  de  varios  intentos 
más  generosos  que  afortunados),  se  ha  mantenido 
desde  el  siglo  XV  al  XIX  perfectamente  separada  de 
la  castellana  y  la  catalana;  sólo  á  mediados  de  este  úl- 
timo siglo  empezaron  á  marcarse  las  dos  tendencias 
igualmente  heterodoxas  que  sin  llegar  á  formar  dos 
escuelas  bien  diferenciadas,  con  maestros,  textos  y 
partidarios  convencidos  y  firmes  (ó  tal  vez  por  esto 
mismo,  por  no  haberse  formado  tales  sectas),  nos  han 
desorientado  á  todos  y  han  producido  la  anarquía 
mansa  de  que  tantas  veces  nos  hemos  lamentado. 

Igualmente  heterodoxas  he  llamado  á  las  dos  ten- 


-  23  — 

dencias,  y  realmente  lo  son:  la'  tendencia  castellana, 
porque  si  bien  puede  defenderse  en  la  literatura  popu- 
lar (puesto  que  el  pueblo  de  la  capital  y  su  comarca 
no  tiene  hoy  más  diferencias  fonéticas  con  Castilla 
que  la  é  y  la  ó  abiertas  que  pueden  muy  bien  marcar- 
se con  un  simple  acento  grave),  no  debe  en  manera 
alguna  admitirse  en  el  lenguaje  culto,  ya  que  la  pro- 
sodia valenciana  legítima,  viva  aún  en  la  mayoría  de 
las  poblaciones  del  reino,  posee  dos  sonidos,  la  ch  y  la 
s  suaves  que  desconocen  los  castellanos,  y  carece,  en 
cambio,  de  otros  dos  que  éstos  heredaron  al  parecer 
de  los  árabes,  la  j  y  la  z;  y  la  catalana  porque  también 
su  prosodia  es  diferente  de  la^nuestra  hace  ya  siglos 
y  así  lo  apreciaron  desde  el  principio  nuestros  más 
eximios  escritores,  empleando  en  principio  de  dicción 
la  ch  en  vez  de  la  x  que  usan  los  catalanes,  prescin- 
diendo de  la  /  que  éstos  anteponen  á  la  x  y  á  lay  en 
medio  de  dicción,  y  terminando  en  es  los  plurales  de 
las  voces  en  a  final;  como  para  probar  esto  tendría 
que  aducir  documentos  y  comprobantes  que  ya  he  pu- 
blicado, remito  al  lector  el  artículo  que  con  el  título  de 
Algo  sobre  fonología  valenciana  se  publicó  en  el  Al- 
manaque de  Las  Provincias  del  año  1899  y  que  repro- 
duzco íntegro  al  final  de  este  trabajo  con  objeto  de  fa- 
cilitar su  consulta. 

Resulta,  pues,  resumiendo  todo  lo  dicho,  que  los 
valencianos  tenemos  ya  de  antiguo  nuestra  lengua  es- 
crita propia  y  especial,  como  especial  y  propia  es  la 
hablada,  y  diferente,  por  lo  tanto,  de  la  catalana,  la 
aragonesa,  la  castellana,  la  murciana  y  la  baleárica 
que  geográficamente  la  circundan;  y  no  se  comprende, 
siendo  la  cosa  tan  clara,  que  vayan  los  escritores  va- 
lencianos, desde  hace  ya  más  de  un  siglo,  dando  tum- 


—  24  — 

bos  y  resbalones;  unos  echándose  francamente  en  bra- 
zos de  la  Academia  Española  y  aceptando  para  el  va- 
lenciano las  reglas  ortográficas  dictadas  por  ésta  para 
el  castellano;  y  otros  haciendo  algo  mucho  peor:  adop- 
tando en  sus  escritos  no  ya  la  ortografía,  sino  hasta  la 
analogía  y  la  sintaxis  catalanas,  jurando,  no  obstante, 
y  perjurando  que  escriben  en  valenciano  puro  y  cas- 
tizo. No  necesito  hacer  salvedades;  todos  hemos  pe- 
cado, unos  más  que  otros;  pero  el  que  menos,  lo  sufi- 
ciente para  que  deba  hacer  ya  propósito  de  la  en- 
mienda. 

A  ello  vamos,  pues;  á  precisar  el  genuino  concepto 
de  la  ortografía  valenciana  tal  y  como  resulta  del  es- 
tudio detenido  de  nuestros  clásicos,  si  bien  con  las 
prudentes  modificaciones  que  la  marcha  de  los  tiempos 
impone  á  estos  códigos  literarios  lo  mismo  que  á  los 
científicos,  á  los  jurídicos  y  á  los  artísticos;  quien  de 
esto  se  aparte  en  lo  esencial  (no  nos  referimos  á  pe- 
queños detalles  perfectamente  discutibles  y  opinables), 
no  diga  que  escribe  en  valenciano  literario;  escribirá 
en  valenciano  popular  si  sigue  á  los  primeros,  ó  escri- 
birá como  los  segundos  en  catalán;  en  catalán  atenua- 
do por  lo  menos,  como  el  de  Lérida  ó  Tortosa. 


CAPITULO  II 
De  la  ortografía  en  general 


Sabido  es  que  el  bello  ideal  de  toda  ortografía 
consiste  en  escribir  una  lengua  tal  como  se  habla, 
empleando  en  consecuencia  un  signo  para  cada  soni- 
do y  no  asignando  dos  ó  más  sonidos  á  un  solo  signo; 
pero  esto  que  no  le  es  difícil  á  un  lenguaje  artificial, 
como  el  moderno  esperanto  por  ejemplo,  es  de  todo 
punto  imposible  al  tratarse  de  una  lengua  natural, 
formada  por  aluviones  de  cien  razas,  idiomas  y  litera- 
turas diferentes,  en  la  que  es  preciso  respetar  etimolo- 
gías que  la  marcan  indeleblemente  como  estigmas 
atávicos  de  raza,  inflexiones  de  voz  que  por  uso  ininte- 
rrumpido de  muchas  generaciones  han  llegado  casi  á 
modificar  fisiológicamente  los  órganos  de  la  fonación 
de  todo  un  pueblo,  y  costumbres  impuestas  como  ley 
por  autoridades  respetables  y  respetadas  en  el  cultivo 
de  su  literatura  tradicional. 

A  estos  tres  principios,  por  lo  tanto,  necesita  ajus- 
tarse la  ortografía  valenciana  clásica,  ora  escribiendo 
las  voces  con  arreglo  á  su  origen  según  se  escribió 
cada  una  de  ellas  en  la  lengua  de  donde  la  tomó  la 
nuestra,  ora  respetando  la  forma  en  que  la  escribieron 
desde  un  principio  los  mejores  maestros  de  nuestra 


-  26  - 

literatura,  ya  atendiendo  á  la  pronunciación  de  la  ma- 
yoría de  los  valencianos  en  tiempo  antiguo  ó  en  la 
época  actual. 

Mas  como  no  existe  una  regla  fija  y  matemática 
que  indique,  con  seguridad,  á  cuál  de  estos  tres  prin- 
cipios obedece  en  el  lenguaje  escrito  cada  una  de  las 
voces  de  nuestra  lengua,  es  necesario  marcar  al 
detalle  las  varias  reglas  particulares  que  se  derivan  de 
dichas  fuentes  á  fin  de  precisar  la  manera  de  emplear- 
se tanto  las  letras  como  los  signos  auxiliares  de  la 
escritura. 

Empecemos,  pues,  por  estudiar  lo  que  son  letras  y 
cuántas  de  éstas  tiene  la  lengua  valenciana. 

Es  letra  en  el  lenguaje  hablado,  según  la  Acade- 
mia Española,  «la  menor  parte  de  voz  con  que  se 
modula  ó  articula  un  sonido  simple  y  determinado»; 
y  lo  es  en  el  escrito  el  signo  que  representa  dicho 
sonido;  el  conjunto  de  las  letras  se  llama  abecedario  ó 
alfabeto. 

El  alfabeto  valenciano  consta  de  los  veintiocho 
signos  siguientes: 

a,  b,  c,  ch,  d,  e,  /,  g,  /z,  ij\  Je,  I,  II,  m,  n,  ny,  o,  /?,  q, 
r,  s,  f,  u,  V,  X,  y,  p. 

Estas  letras,  lo  mismo  en  nuestro  alfabeto  que  en 
todos  los  europeos,  se  escriben  de  dos  maneras  dife- 
rentes, fijándose  para  el  uso  de  unas  ú  otras  determi- 
nadas reglas,  según  el  caso  y  el  lugar  en  que  deben 
emplearse;  el  nombre  con  que  se  conocen  estas  dos 
clases  de  letras  es  el  de  minúsculas  para  las  que  antes 
hemos  escrito,  y  mayúsculas  para  las  siguientes: 

A,  B,  C,  C/z,  A  £,  F,  G,  //,  /,  y,  K,  L,  L/,  M,  K 
Ny,  O,  P,  Q,  i?,  5,  r,  U,  V,  X,  Y,  Q, 

Además  de  esta  división  en  mayúsculas  y  minús- 


I 


—  27  — 

cülaSy  se  dividen  también  las  letras  de  nuestro  alfa- 
beto en  sencillas  y  dobles;  estas  últimas  se  representan 
con  dos  signos,  y  son  la  c/z,  la  //,  la  ny,  ia  rr  y  la  S5,  á 
las  que  tal  vez  debiera  añadirse,  alambicando  un  poca 
la  cosa,  la  ig  en  fin  de  dicción  y  la  ix;  nótese,  en 
cambio,  que  no  admitimos  las  dos  letras  dobles  del 
alfabeto  catalán  tj  y  /jc,  aunque  algunos  literatos 
valencianos  contemporáneos  las  emplean,  ni  la  ih  y 
la  ph  que  se  encuentran  en  muchos  escritos  antiguos; 
las  razones  que  para  ello  tenemos  las  expondremos 
al  tratar  de  la  y,  de  la  x  y  de  la  h  en  su  lugar  corres- 
pondiente á  fin  de  no  involucrar  cuestiones  ni  alargar 
el  presente  capitulo. 

La  mayoría  de  estas  letras  conservan  en  nuestra 
lengua  el  mismo  valor  que  tuvieron  en  la  latina,  siendo 
su  uso  uniforme  y  claramente  determinado;  hay  algu- 
nas, sin  embargo,  que  por  tener  oficio  doble  ó  por 
haber  modificado  el  que  tuvieron  antiguamente,  ofre- 
cen algunas  dudas  en  el  modo  de  emplearlas;  tienen 
oficio  doble  entre  nosotros  la  e,  la  o,  la  c,  la  c/2,  la  g^^ 
la  X  y  la  y;  y  han  modificado  el  que  tenían  antigua- 
mente la  «,  la  V  y  la  ch  en  medio  de  dicción. 


CAPITULO  III 
De  las  letras  mayúsculas 


Las  letras  mayúsculas  en  la  escritura  manuscrita,  y 
aun  en  la  impresa,  fuera  de  las  portadas  y  títulos,  sólo 
se  emplean  como  iniciales  ó  sea  en  principio  de  dic- 
ción, siendo  minúsculas  las  restantes  que  completan 
la  palabra;  las  reglas  á  que  debe  sujetarse  su  uso  son 
las  siguieutes:  ^ 

Se  escribirán  con  letra  inicial  mayúscula: 

L°  La  palabra  en  que  empiece  un  escrito,  y  la  pri- 
mera del  párrafo  después  de  punto  final. 

2.°  Los  nombres  propios;  v.  gr.:  Deu,  Jesús,  Moho- 
ma,  Sócrates,  Cicero,  Pere,  Vicent,  María,  Catalina, 
Espanya,  Valencia,  el  Grau,  el  Maestral,  la  Ribera, 
Jaguer,  Penyagolosa,  Rocinante. 

3.°  Los  atributos  divinos,  como  Pare  Éter  n,  Criador; 
los  títulos  y  nombres  de  dignidad  cuando  se  habla  de 
persona  determinada,  como  el  Rey,  el  Papa,  V  Alcal- 
de, el  Retor;  los  nombres  y  apodos  con  que  se  desig- 
na á  determinadas  personas,  como  Jaume  el  Conquis- 
tador, Pere  el  del  Punyalet,  el  Patriarca,  el  Palleter, 
la  Ralla. 

A.^  Los  tratamientos,  y  especialmente  si  están  en 
abreviatura,  como  Sr.  (sinyor),  D.  (don),  V.  (vosté). 


-  30  - 

V.  5.  (vostra  senyoría);  los  antiguos  tratamientos  va- 
lencianos En  y  Na,  equivalentes  á  los  modernos  Don 
y  Donya,  conviene  escribirlos  con  mayúscula  por  su 
brevedad  y  por  evitar  confusiones,  como  En  Vicent, 
Na  María;  vosté  y  vostés  cuando  se  escriben  con  to- 
das sus  letras  no  deben  llevar  mayúscula. 

5.°  Ciertos  nombres  colectivos  cuando  represen- 
tan una  entidad  moral,  como  en  estos  casos:  la  Uni- 
versitat  reclama  contra  lo  acordat  per  V  AJunta- 
ment. 

6.**  Los  sustantivos  y  adjetivos  que  compongan  el 
nombre  de  una  institución,  de  un  cuerpo  ó  estableci- 
miento: la  Cambra  de  Comers,  el  Colege  del  Patriarca, 
V  Academia  de  Belles  Arts,  V  Ateneo  Mercantil,  el  Gre- 
mi  de  Corders. 

7°  Los  nombres  y  adjetivos  que  entren  en  el  títu- 
lo de  cualquier  obra:  Gramática  Catalana,  Historia  de 
la  Afarina  Valenciana,  la  Moma;  puede,  sin  embargo, 
prescindirse  de  esta  regla  cuando  el  título  es  largo, 
especialmente  en  las  obras  dramáticas,  como  Tres  ro- 
ses en  un  pomell,  Al  sá  y  al  plá,  La  escaleta  del  di- 
moni. 

8.°  Suele  emplearse  mayúscula  á  principio  de  cada 
verso,  especialmente  en  los  de  arte  mayor. 

9.°  Se  escribe  con  letras  mayúsculas  la  numeración 
romana  cuando  se  emplea  para  significar  el  número  de 
orden  de  papas,  reyes  y  otras  personas  del  mismo 
nombre,  el  de  los  siglos  y  el  de  los  tomos,  libros,  capí- 
tulos, etc.,  de  una  obra;  v.  gr.:  Calixto  III,  Pere  IV, 
sigle  XX,  tomo  II,  capital  IX. 

Cuando  hubiere  de  escribirse  con  mayúscula  la  le- 
tra inicial  de  una  palabra  que  empiece  con  Ch,  ó  con 
Ll,  sólo  se  formarán  de  carácter  mayúsculo  la  C  y  la 


-  31  - 

L  que  son  primera  parte  de  estas  letras  compuestas  ó 
dobles:  se  escribirá,  pues,  Chiva,  Chimo,  Lliria,  Lio- 
réns;  y  de  ningún  modo  CHiva,  CHimo,  LLiriay  LLo- 
réns.  Ninguna  palabra  valenciana  pura  y  castiza  em- 
pieza por  ny,  por  rr  y  ss;  si  el  pueblo  emplea  alguna 
como  nyirvi  y  nyaülar^  son  solecismos  que  no  deben 
admitirse  en  el  lenguaje  literario. 


CAPÍTULO  IV 


Del  uso  de  las  vocales 


La  lengua  valenciana  tiene  fonéticamente  siete  vo- 
cales, pero  en  lo  escrito  sólo  dispone  de  cinco  signos, 
que  son:  a,  e,  i,  o,  u;  las  otras  dos  vocales,  la  é  y  la  ó 
abiertas,  las  distinguimos  de  las  cerradas  por  medio 
del  acento  grave;  en  cuanto  á  la  3^  griega  no  la  incluí- 
mos en  las  vocales  porque  en  realidad  es  consonante 
aunque  en  algún  caso  se  emplea  como  vocal,  según 
veremos  al  tratar  de  ella  más  adelante. 

Veamos  las  leyes  que  rigen  á  cada  uno  de  estos 
signos  en  particular. 


Poco  ó  nada  hay  que  advertir  acerca  de  esta  letra; 
lo  mismo  en  principio  que  en  medio  ó  fin  de  dicción 
suena  siempre  en  valenciano  de  manera  tan  clara  y 
precisa,  que  no  hay  sino  escribirla  allá  donde  suena 
para  emplearla  acertadamente;  si  los  catalanes  tienen 
palabras  terminadas  en  a  ó  en  as  empleadas  por  sus 
poetas  como  consonantes  de  otras  en  e  ó  en  es,  en 


-  34  — 

valenciano  no  ocurre  esto,  pues  distinguimos  perfec- 
tamente uno  de  otro  sonido. 

Es  verdad  que  en  algunas  comarcas  valencianas 
ocurre  algo  parecido,  dándose,  por  ejemplo,  en  Sueca 
y  Alcoy  á  muchos  finales  en  a  un  sonido  intermedio 
entre  a  y  e,  y  en  otras,  como  Gandía  y  Játiva,  entre 
a  y  o;  más  exagerados  aún,  algunos  pueblos  de  los 
distritos  de  Onteniente  y  Albaida  convierten  franca- 
mente la  a  final  en  ó  abierta  en  las  palabras  graves 
cuya  penúltima  sílaba  lleva  por  vocal  esta  última; 
pronunciando,  por  ejemplo,  rosó,  coso,  córdó,  rodó, 
en  vez  de  rosa,  cosa,  corda  y  roda;  pero  esto  son 
excepciones  cortas  en  número  que  no  alteran  en  nada 
el  carácter  de  nuestra  lengua;  deben  por  lo  tanto,  aun 
los  naturales  de  estas  comarcas,  escribir  los  finales 
en  a  como  el  resto  de  los  valencianos. 

Respecto  á  la  a  en  principio  de  dicción,  viciosa- 
mente pronunciada  en  lugar  de  e,  téngase  muy  pre- 
sente lo  que  vamos  á  decir  al  tratar  de  ésta. 


E,  E 

La  e  tiene  entre  noso.tros  dos  sonidos;  para  dife- 
renciarlos en  el  lenguaje  escrito,  han  adoptado  los 
modernos  el  acento  francés,  de  modo  que  la  é  abierta 
debe  escribirse  siempre  con  acento  grave,  reservando 
el  agudo  para  la  e  cerrada  ó  castellana  cuando  carga 
en  ella  el  acento  prosódico;  cuando  no  ocurre  esto,  se 
escribe  la  e  cerrada  sin  acento  alguno;  v.  gr.:  déu 
(diez),  Deu  (Dios),  mél,  seré,  mes. 

Nada  hay  que  advertir  respecto  á  esta  última. 


j 


—  35  - 

puesto  que  su  pronunciación  es  clara  y  su  empleo  en 
la  escritura  no  ofrece  la  menor  dificultad;  en  cuanto  á 
la  é  abierta  sólo  debemos  indicar  que  siempre  carga 
en  ella  el  acento  prosódico  (I),  lo  cual  es  una  ventaja 
inmensa  para  el  lenguaje  escrito;  hasta  tal  punto  se 
observa  esto,  que  aun  los  verbos  y  las  palabras  deri- 
vadas la  convierten  en  e  cerrada  en  las  modificaciones 
en  que  su  raíz  pierde  el  acento  de  la  é;  por  ejemplo: 
de  séndre  se  forma  sendré,  senaria,  sendréu;  de  térra, 
se  deriva  terrero  y  terreta;  de  mél,  melós:  de  pél,  pelet. 
Tiene  además  esta  vocal,  en  nuestra  lengua,  otra 
particularidad  que  suele  también  confundir  á  los  es- 
critores noveles,  y  es  la  tendencia  que  la  mayoría  de 
los  valencianos  tenemos  á  convertir  en  a  la  6  inicial, 
particularmente  en  las  voces  que  empiezan  en  es  ó  en; 
es  tan  común  decir  anteniment,  ansendre,  andevinar, 
ansisam,  astora,  ascoltar,  harmosura,  etc.,  etc.,  que 
no  falta  quien  se  confunde  y  lo  escribe  tal  como 
suena;  donde  más  hemos  notado  que  .se  comete  tal 
error  es  en  la  primera  persona  del  singular  del  pre- 
sente de  indicativo  del  verbo  liaver,  pues  son  muchos 
los  que  escriben  yo  ha,  que  es  como  se  pronuncia;  es 
muy  cierto  que  casi  todos  decimos  al  hablar,  No  V  ha 
vist,  pero  debe  escribirse  No  V  he  vist,  como  se  debe 
escribir  también  entenment,  ensenare,  endevinar,  ensi- 
sam,  estora,  escoltar,  hermosura,  etc. 


(!)    No  es  esto  decir  que  siempre  que  lo  lleva  sea  abierta  la e. 


36 


I,  Y 

Ni  la  i  latina  es  nunca  consonante,  ni  la  y  griega 
es  nunca  vocal,  excepto  cuando  se  usa  como  copula- 
tiva; fácil  es,  por  lo  tanto,  reglamentar  su  uso. 

Se  escribirá  í  siempre  que  cargue  en  ella  el  acen- 
to prosódico,  aunque  vaya  unida  á  otras  vocales; 
V.  gr,:  raíniy  buit,  viuda,  veíy  creien,  día,  Lluís,  Sofía. 

En  los  diptongos  en  que  va  unida  á  una  vocal 
fuerte,  se  escribe  también  /  vocal  (aunque  en  realidad 
es  consonante)  por  haberlo  hecho  siempre  así  nues- 
tros clásicos  y  porque  así  lo  escriben  también  las 
demás  lenguas  neolatinas;  v.  gr.:  rabia,  capia,  pretiós; 
y  no  sólo  cuando  forma  sílaba  directa,  sino  también 
en  las  inversas  en  medio  de  dicción,  como  pléit,  paisas 
aguaitar;  hay,  sin  embargo,  algunos  que  con  mejor 
criterio  escriben  en  este  caso  pléyt,  paysá  y  aguaytar. 

En  lo  que  no  cabe  la  menor  duda  es  en  el  emplea 
de  la  y  consonante  en  las  sílabas  ya,  ye,  yo  y  en  sus 
inversas  en  fin  de  dicción;  v.  gr.:  gaya,  joyeta,  yo,, 
may,  rey,  ¡oy! 

En  los  diptongos  iu,  uí,  los  valencianos  ponemos 
siempre  el  acento  silábico  en  la  /,  excepto  cuando  va 
seguida  de  :)c  y  en  algunas  palabras  de  origen  extran- 
jero, como  yute,  gayuba;  así,  en  viuda,  ciutat,  marca- 
mos la  /  como  vocal  y  la  «  como  cor\sonante,  al 
revés  de  lo  que  hacen  los  castellanos;  y  creemos  que 
está  la  razón  de  nuestra  parte,  puesto  que  en  sus  ori- 
ginales latinos  vídua  y  civitas  resalta  bien  el  acento 
de  la  i. 

De  aquí  se  deduce  que  estos  dos  diptongos  deben 


1 


-  37  - 

escribirse  siempre  en  valenciano  con  /  latina;  por 
ejemplo:  víure,  níu,  ríUy  cuít,  truita,  buídar,  cuidar, 
huít,  huí. 

Y  á  propósito  de  esta  última  voz:  son  muchos  los 
escritores  valencianos  contemporáneos  que  escriben 
el  adverbio  huí  como  los  catalanes,  es  decir,  vuy,  avuy^ 
ó  por  lo  menos  huy;  esto  se  debe  indudablemente  á 
que  conocen  mejor  el  catalán  escrito  que  el  hablado; 
los  que  hemos  vivido  algunos  años  en  Cataluña,  sabe- 
mos que  nuestros  hermanos  del  Principado  pronun- 
cian el  adverbio  vuy  con  sonido  algo  parecido  al  cas- 
tellano hoy,  es  decir,  marcando  más  la  u  que  la  y 
mientras  que  los  valencianos  lo  articulamos  exacta- 
mente igual  que  los  franceses  su  au-jour-d'-hui;  de 
aquí  que  catalanes  y  castellanos  hagan  bien  en  em- 
plear la  y  griega  en  este  caso;  pero  los  valencianos 
debemos  usar  la  /  latina,  como  los  franceses,  escri- 
biendo hui. 

Una  excepción  ortográfica  al  diptongo  prosódico 
ya:  los  tiempos  del  verbo  haver  á  quienes  se  agregó  en 
lo  antiguo  el  adverbio  hí  hoy  en  completo  desuso  en- 
tre nosotros,  deben  escribirse  con  i  latina  por  razón 
de  origen  y  por  ir  ésta  precedida  de  /z,  por  ejemplo: 
hia,  hian,  hias,  hiajen. 


O,  O 


Es  aplicable  en  absoluto  á  esta  letra  cuanto  hemos 
dicho  antes  respecto  á  la  e:  la  cerrada  es  igual  á  la  cas- 
tellana, y  la  abierta  lleva  siempre  el  acento  prosódico, 
convirtiéndose  en  cerrada  al  perderlo:  p.  e.,  á^  pondré 


-  38  - 

se  deriva  pondrá,  pondría,  ponguera;  de  moro,  moret; 
de  sol,  solana; ianio  es  así,  que  algunas  veces  cambian 
mutuamente  dos  os  su  sonido  al  cambiar  el  acento  de 
sílaba,  como  ocurre  en  moro,  y  su  aumentativo  morót. 
Debe,  por  lo  tanto,  escribirse  siempre,  para  marcar 
bien  estas  diferencias,  la  ó  abierta  con  acento  grave, 
reservando  el  agudo  para  la  cerrada  cuando  carga  en 
ella  el  acento  prosódico;  cuando  no  ocurre  esto,  se 
escribe  la  o  cerrada  sin  acento  alguno,  v.  gr.:  50/  (el 
astro  del  día),  sol  (nota  musical),  sórt  (suerte),  sort 
(sordo),  oració,  cansó,  poma,  corro. 


U 


La  u  en  las  sílabas  que,  qui,  giie,  gui,  es  siempre 
muda  en  valenciano  lo  mismo  que  en  castellano  y  eñ 
francés;  para  hacer  que  suene,  es  necesario  ponerle 
diéresis,  como  en  llengüeta,  agüelo:  acerca  de  las  sí- 
labas qaa,  quo,  que,  qüi,  trataremos  al  hablar  de  la  q. 

Una  de  las  cosas  más  dignas  de  notarse  en  nuestra 
lengua,  es  la  facilidad  que  la  u  tiene  de  transformarse 
en  v;  ocurre  esto  en  la  mayoría  de  los  verbos  termina- 
dos en  ure,  cuya  u  radical  se  convierte  en  v  en  muchas 
de  sus  formas,  como  en  bevem,  bevia,  bevent,  escrívim, 
escrivia,  escrivint,  movem,  movía,  movent,  de  beure,  es- 
críure  y  moaré;  y  en  los  adjetivos  terminados  en  u  que 
sufren  igual  modificación  en  el  femenino  y  en  todos 
sus  derivados;  ejemplos:  vía,  viva,  vivor,  vivesa,  blau^ 
blava,  blavet,  non,  nova,  novetat. 


CAPÍTULO  V 


Del  uso  de  las  consonantes 


Como  la  casi  totalidad  de  las  dificultades  que  se 
ofrecen  para  el  uso  acertado  de  estos  signos  provienen 
de  la  igualdad  ó  parecido  de  los  sonidos  que  deben 
representar,  se  impone  la  necesidad  de  agrupar  algu- 
nos de  ellos  al  tratar  de  fijar  las  leyes  ortográficas 
que  rigen  su  uso;  así  lo  hacen  la  mayoría  de  los  gra- 
máticos, y  así  lo  haremos  también  nosotros  para  faci- 
litar el  estudio  y  evitar  repeticiones. 


B,  V 


Los  valencianos  de  la  capital  y  de  algunos  otros 
pueblos  no  conocen,  en  lo  hablado,  la  letra  y,  pues  la 
pronuncian  exactamente  igual  á  la  b;  en  la  mayoría  de 
las  poblaciones  de  Alicante  y  Castellón  conserva  la  v 
su  pronunciación  latina,  siendo,  no  una  letra  labial 
como  la  b,  sino  labio-dental;  es  decir,  que  se  pronun- 
cia apoyando  ligeramente  los  dientes  superiores  sobre 
el  labio  inferior;  creemos  explicar  bien  su  sonido 
diciendo  que  la  v  es  á  la  /como  la  6  es  á  la  p. 


—  40  - 

A  pesar  de  que  en  la  capital  del  reino  no  se  dife- 
rencian en  el  lenguaje  hablado  la  6  y  la  v,  es  indispen- 
sable conservar  esta  última  en  el  escrito,  á  fin  de  que, 
escribiendo  al  menos,  podamos  defendernos  de  la 
graciosa  broma  de  un  sabio  francés  que  decía:  «/O 
beatí  hispaní  dum  bibere  dicunt  vi  veré!» 

Vamos,  pues,  á  dar  algunas  reglas  para  facilitar  su 
empleo  en  la  escritura,  haciendo  notar,  de  paso,  que 
aquí,  mejor  que  en  ninguna  otra  letra,  se  ve  lo  impo- 
sible que  resulta  el  tomar  como  modelos  los  antiguos 
documentos  valencianos,  impresos  ó  manuscritos,  para 
fijar  reglas  de  ortografía  en  nuestra  lengua;  es,  en 
efecto,  tan  grande  el  desbarajuste  que  reinaba  anti- 
guamente en  lo  tocante  á  estas  letras,  que  Ros,  al 
tratar  de  ellas  al  final  de  su  Diccionario  (pág.  335) 
acaba  por  decir:  «En  cuanto  al  uso  de  la  6  y  la  v  con- 
sonante no  han  podido  sentar  punto  fixo  los  Orthó- 
graphos  más  diestros;  ni  se  hallará  perito  que  dé 
razón  segura  para  el  cuando  se  ha  de  usar  de  dichas 
dos  letras,  ó  de  cada  una  de  ellas». 

Algo  puede  nacerse,  sin  embargo,  para  poner  en 
orden  el  empleo  de  estas  letras,  atendiendo  las  reglas 
siguientes: 

Servirá,  en  general,  de  guía  para  distinguir  la  b  de 
de  la  V  la  etimología  latina,  ó  los  equivalentes  caste- 
llanos para  los  que  no  conozcan  el  latín,  excepto  en 
algunos  casos  que  luego  indicaremos;  v.  gr.:  beure  (bi- 
bere, beber);  batejar  (baptizare,  bautizar);  vore  (videre, 
ver);  viure  (vivere,  vivir);  vea  (vox,  voz). 

Son  excepciones  notables  á  esta  regla,  el  verbo 
haver  (habere,  haber)  y  los  pretéritos  imperfectos  de 
indicativo  de  la  primera  conjugación,  amava,  amaves 
(amaban,  amabas;  amaba,  amabas)  que  deben  escri- 


—  41  — 

birse  con  v,  porque  los  pronuncian  así  todos  los 
valencianos  que  distinguen  estas  letras  y  así  se  pro- 
nuncian y  escriben  en  catalán  (1);  en  francés  se  escri- 
be avoír  y  en  italiano  avere;  en  cuanto  á  los  pretéri- 
tos, también  en  Italia  se  pronuncia  y  escribe  aveva, 
amava^  temevQj  sentiva. 

Deben  escribirse  con  b  en  valenciano  las  voces  que 
en  su  original  latino  ó  su  similar  castellano  tienen  p; 
como:  cabré  (capera),  saber  (sapere),  cabás  (capazo), 
sabata  (zapato):  sin  embargo,  en  las  comarcas  en 
que  se  pronuncia  la  v  se  dice  póvre,  póvra,  povrea, 
ovlspo,  ovispat,  á  pesar  de  que  estas  voces  proceden 
de  pauper  y  episcopiis,  pobre  y  obispo;  pero  nótese 
que  en  francés  se  dice  y  escribe  pauvre  y  évéqiie  y  en 
•italiano  povero  y  vescovo. 

Se  escribirán  con  v  todas  las  voces  irregulares  del 
verbo  anar,  como  vaig,  ves,  vagen;  los  tiempos  de  los 
verbos  en  are  en  que  la  u  se  transforma  en  dicha 
letra,  como  escrivim,  bevéu,  movent,  y  los  femeninos 
de  los  adjetivos  terminados  en  «,  como  blava  de  blau, 
viva  de  v/m,  nova  de  nou. 

Ninguna  palabra  genuinamente  valenciana  termina 
en  V  ó  b;  aun  las  que  en  su  origen  ó  en  sus  derivacio- 
nes tienen  estas  letras  y  suenan  de  una  manera  equí- 
voca, adoptan  como  final  la  p;  v.  g.:  de  saber  se  forma 


(1)  El  Sr.  Estorch,  en  su  Gramática  de  la  Lengua  Catalana,  dice  que 
deben  escribirse  con '6  los  pretéritos  imperfectos  y  el  verbo  haver,  per» 
añade  en  una  nota  que  «los  antiguos  los  escribían  constantemente  con 
V»;  esta  nota  deja  su  precepto  reducido  á  una  simple  opinión  personal 
muy  discutible  al  oponerse  á  reglas  consagradas  por  el  uso.  Gramáticas 
más  modernas  que  la  de  Estorch  escriben  haver  y  amava,  sin  discutir 
siquiera  el  uso  de  la  v.  (Véase  la  Gramática  de  los  Sres.  BofaruU  y 
Blanch  y  los  Estudios  de  Lengua  Catalana  del  Dr.  Milá  y  Fontanals.) 


42 


sap,  de  cabrey  cap;  de  cap  (cabeza)  se  derivan  cabut, 
cabesó.  Es  única  excepción  á  esta  regla  la  preposi- 
ción ab,  que  conviene  conservemos  en  el  lenguaje 
literario,  aunque  nadie  la  emplea  ya  hoy  en  el  fa- 


miliar. 


C,  Q|  Ch 


Tienen  estas  tres  letras,  en  determinadas  circuns- 
tancias, el  mismo  sonido  gutural-palatal,  explosivo  y 
fuerte,  ó  sea  el  de  k;  así,  por  ejemplo:  rich,  rica  y  rí- 
quesa,  palabras  que  proceden  de  la  misma  raíz,  se 
escriben  con  letras  diferentes  para  expresar  el  mismo 
sonido,  lo  cual  prueba  que  hay  circunstancias  espe- 
ciales que  marcan  cuándo  se  ha  de  emplear  cada  uno 
de  estos  signos,  circunstancias  que  dan  lugar  á  reglas 
fijas  y  precisas  que  son  las  siguientes: 

Se  escribirán  con  c  las  sílabas  ca,  co,  cu,  en  cual- 
quier lugar  de  la  dicción;  v.  gr.:  camí,  cosa,  ciiadrOy 
cuestiój  cor,  secar,  racó,  acueducte;  deben,  por  lo 
tanto,  proscribirse  del  valenciano  actual  las  formas 
arcaicas  quadro,  qiiesüó,  chór,  charitat,  etc.,  para 
evitar  confusiones,  como  las  ha  proscrito  en  el  último 
siglo  el  castellano,  y  como  tiende  á  proscribirlas  el 
catalán. 

Se  escribirán  igualmente  con  c  las  sílabas  inversas 
ac,  ec,  ic,  oc,  uc,  en  principio  y  en  medio  de  dicción; 
ejemplos:  acte,  secció,  dictar,  noctámbul,  succió. 

Asimismo  se  escribirá  c  antes  de  consonantes  lí- 
quidas con  las  que  forme  ésta  una  sola  sílaba,  coma 
en  clima,  creare,  clau. 


4  o 
o  — 

Se  escribirá  q  únicamente  en  las  sílabas  que,  qiiíy 
en  las  cuales  no  suena  la  w,  lo  mismo  que  en  caste- 
llano; V.  gr.:  quedar j  quixal,  mosquetüy  adquisició;  st 
por  alarde  de  conocimientos  etimológicos  quiere  al- 
guien escribir  con  q  ciertas  voces  como  questió> 
aqiieducte,  consequent,  debe  escribirse  la  u  con  diére- 
sis, así:  qüesííóy  aqiieductey  conseqüent. 

No  se  representará  nunca  con  ch  el  sonido  de  /:en 
principio  ó  medio  de  dicción  como  se  hacía  antigua- 
mente; no  se  escribirá,  por  lo  tanto,  chór^  christiáy 
parróchia,  sino  cor^  cristiá,  parroquia. 

Seguiremos  en  cambio  añadiendo  la  /z  á  los  finales 
en  üc,  ec,  /c,  oc,  uc,  hasta  que  todos  los  escritores 
catalanes,  mallorquines  y  valencianos  se  convenzan 
de  que  no  hay  en  ninguna  ortografía  del  mundo  una 
regla  con  menos  sentido  común  que  esta;  y  para  pro- 
bar la  exactitud  de  tan  atrevida  afirmación,  bastarán 
las  siguientes  consideraciones: 

No  obedece  esta  regla  á  imposiciones  de  la  etimo- 
logía por  cuanto  las  palabras  de  más  clara  filiación 
latina  no  tienen  h  en  la  voz  de  que  proceden;  ejem- 
plos: March,  Lluch,  sach,  sech,  amich,  poch,  such, 
francíi,  amarch,  quQ  proceden  de  Marcas.  Luca.saccus, 
siccus,  amicuSy  paucus,  suecas,  francas,  amaras  ó 
amarescatus. 

Tampoco  responde  á  la  influencia  que  en  nuestra 
lengua  pudiera  ejercer  el  ejemplo  de  la  lengua  madre 
ó  de  las  hermanas,  puesto  que  ni  el  latín  ni  el  único 
idioma  del  grupo  latino  que.  tiene  tales  terminaciones, 
ó  sea  el  francés,  añaden  la  /z  á  los  finales  en  c,  pues 
escriben  los  latinos  fac,  hoec,  dic,  hoc,  adhuc,  y  los 
franceses  sac,  avec,  pie,  bloc,  suc. 

Menos  aún  puede  fundarse  en  conveniencias  de 


—  44  — 

claridad  y  parentesco  dentro  de  nuestra  misma  lengua, 
ya  que  de  verbos  como  secar  y  tocar  derivamos  sech 
y  tóch,  de  sustantivos  como  riquesa  y  flaquesa,  saca- 
mos rich  y  flach;  y  en  cambio  borramos  la  h  de  todos 
los  adjetivos  al  pasarlos  al  femenino  y  de  todos  los 
sustantivos  al  transformarlos  en  abundanciales,  au- 
mentativos y  diminutivos;  ejemplos: /ac/z  y  flaca,  sech 
y  seca,  rich  y  rica,  fosch  y  fosca,  fresch  y  fresca;  de 
sach  formamos  el  abundancial  saca  y  el  aumentativo 
sacót;  de  bech,  bequet;  de  banch,  bancót,  bancas  y 
banquet. 

Y  finalmente,  tan  sin  razón  añadimos  esa  h,  que  la 
misma  sílaba  y  con  idéntica  pronunciación  se  escribe 
con  ella  ó  sin  ella  según  esté  en  fin  ó  en  medio  de  dic- 
ción; ejemplos:  sach  y  sacsó,  rech  y  rectitud,  dich  y 
dictar,  flech  y  reflectar. 

Como  se  ve,  ni  la  etimología,  ni  la  pronunciación, 
ni  la  claridad  abonan  el  empleo  de  la  ch  final;  pero 
tiene  ésta  en  su  favor  el  uso  continuado  durante  mu- 
chas generaciones;  y  el  uso,  ó  mejor  dicho  la  rutina, 
tiene  en  ortografía,  como  en  otros  muchos  códigos, 
mayor  autoridad  y  fuerza  que  la  lógica  y  el  buen  sen- 
tido; sigamos,  pues,  escribiendo  con  h  los  finales  en 
ac,  ec,  ic,  oc,  uc,  hasta  que  por  mutuo  consentimiento, 
expreso  ó  tácito,  dejen  de  hacerlo  los  más  fecundos 
escritores  catalanes  y  valencianos. 

La  c  antes  de  e,  i,  tiene  en  valenciano  el  mismo  so- 
nido exactamente  que  la  s;  debe  conservarse,  sin  em- 
bargo, en  lo  escrito  por  razón  de  etimología,  escri- 
biendo Barcelona,  Vicént,  cera,  ciutat,  aunque  todos 
leemos:  Barselona,  Visént,  sera  y  siutat. 


—  45 


Ch,  G,  J 


Aquí,  sin  duda  alguna,  reside  el  problema  funda- 
mental de  la  ortografía  valenciana;  en  estas  letras  es- 
triba la  confusión  que  en  el  campo  de  la  literatura  se 
observay  que  todos  deploramos;  y,  sin  embargo,  ahon- 
dando un  poco  en  el  asunto  resulta  la  cosa  tan  clara 
que  parece  imposible  que  durante  años  y  años  hayan 
embrollado  solas  tres  letras  á  una  porción  de  escrito- 
res de  indudable  erudición  y  talento. 

Basta,  en  efecto,  para  poner  en  claro  el  asunto, 
analizar  los  varios  matices  que  en  el  grupo  de  los  idio- 
mas latinos  ofrece  el  sonido  de  la  ch  (1)  y  precisar 
cuáles  y  cuántos  de  ellos  posee  el  valenciano  y  con 
qué  signos  los  ha  representado  en  tiempos  antiguos  y 
en  la  actualidad.  , 

Prescindiendo  de  ciertas  rarezas  de  esta  letra,  como 
por  ejemplo  la  ch  portuguesa  que  casi  es  //  castellana, 
y  la  ^  ó  la  //z  en  algunas  palabras  inglesas  ó  alemanas 
que  casi  suenan  como  ch  explosiva,  más  bien   que 


(1)  No  se  escandalicen  los  inteligentes  en  filología  al  oírnos  decir, 
así  tan  á  la  pata  la  llana,  el  sonido  de  la  ch,  en  vez  de  hablar  de  sonidos 
prepalatales  ó  linguopalatales  con  sus  aditamentos  de  fricativos  y  afri- 
cados, sordos  y  sonoros,  etc.,  etc.;  escribimos  para  principiantes,  somos 
meros  vulgarizadores  de  una  especie  de  gramática  comparada  entre 
nuestra  lengua  y  sus  similares,  y  nuestra  primera  obligación,  y  nuestra 
mayor  aspiración  consiste  en  hacernos  entender  hasta  de  los  más  hu- 
mildes; por  eso  también  en  los  siguientes  párrafos  en  que  nos  vemos 
precisados  á  emplear  algún  tecnicismo  por  la  índole  de  la  materia  tra- 
tada, hemos  procurado  escoger  los  adjetivos  que  nos  han  parecido  más 
sencillos  y  comprensibles  entre  los  varios  empleados  por  los  diferentes 
maestros  en  estas  materias. 


-  46  - 

€01110  tz;  prescindiendo  asimismo  de  ciertos  defectos 
de  pronunciación  en  algunas  comarcas  valencianas,  y 
aun  catalanas,  en  donde  los  finales  en  ts  se  confunden 
de  tal  modo  con  los  en  ig  que  resultan  consonantes 
en  poesía  las  voces  plats  y  vaig,  góts  y  róig,  puede 
sentarse  como  base  de  este  estudio  que  el  sonido  lin- 
guo-palatal  que  en  los  idiomas  neolatinos  se  represen- 
ta según  los  casos  con  uno  de  los  signos  que  enca- 
bezan este  párrafo,  tiene  cuatro  matices  que  son:  ex- 
plosivo fuerte,  ejemplo:  la  ch  castellana  (chico,  coche) 
y  la  c  italiana  antes  de  e,  /  (civita,  cercare);  explo- 
sivo suave,  ejemplo:  la  g  italiana  antes  de  e,  /  (gene- 
rale,  ragione);  continuo  ó  fricativo  fuerte,  como  la  ch 
francesa  (cheval,  chiflet)  y  la  x  catalana  (xocolat,  mar- 
xa);  continuo  ó  fricativo  suave,  como  la  y  francesa  y 
catalana  (jolij'uif,  jolivért,  jueu). 

De  estos  cuatro  sonidos,  los  franceses  sólo  em- 
plean dos  (1);  la  ch  continua  fuerte  (chifler,  chocolat) 
y  la  continua  suave  (Jesús,  girafe). 

Los  italianos,  en  cambio,  sólo  tienen  las  dos  explo- 
sivas (cittá,  cerveílo,  Gesú,  giraf/a). 

Los  castellanos  sólo  tienen  una,  la  explosiva  fuerte 
(chico,  chocolate),  y  sustituyen  la  explosiva  suave  con 
la  y  árabe  que  no  conocen  los  demás  latinos  (Jesús, 
gira/a). 

Los  catalanes  (fíjense  en  esto  los  escritores  valen- 
cianos) sólo  emplean  las  dos  continuas,  como  los 
franceses,  pero  con  la  diferencia  ortográfica  de  que 
la  fuerte,  ó  sea  la  ch  francesa,  la  escriben  x  (xijlar, 


(1)  Es  inútil  advertir  que  aquí  solo  nos  referimos  á  lo  que  podría  lla- 
marse pronunciación  oficial,  y  que  prescindimos  de  las  diferencias  que 
puede  haber  entre  las  distintas  comarcas,  tanto  de  Francia  como  de 
Italia  y  España. 


—  47  — 

xocolat),  aunque  la  pronuncian  lo  mismo  que  los 
franceses,  y  no  como  la  ch  castellana  ni  como  la  x. 

Aunque  acabamos  de  decir  que  franceses  y  catala- 
nes no  tienen  en  su  fonética  la  ch  explosiva  fuerte,  no 
es  esto  completamente  cierto,  pues  la  emplean  alguna 
vez  en  palabras  generalmente  importadas  de  otras 
lenguas;  en  este  caso,  la  representan  en  lo  escrito 
anteponiendo  una  í  á  su  respectivo  signo  de  la  frica- 
tiva fuerte,  es  decir,  á  la  ch  los  franceses  y  á  la  x  los 
catalanes;  ejemplos:  la  palabra  francesa  caoutchouc,  y 
las  catalanas  capiitxí,  cotxe,  empatx. 

Esto  mismo  suelen  hacer  la  mayoría  de  los  escri- 
tores valencianos  contemporáneos,  sin  fijarse  en  que 
tal  recurso  es  inútil  en  nuestra  lengua,  puesto  que  si 
fonéticamente  poseemos  tres  matices  de  la  c/z,  también 
disponemos,  desde  el  siglo  XV,  de  tres  signos  para 
representarlos. 

Tenemos,  en  efecto,  la  ch  fuerte  explosiva  que 
nuestros  clásicos  han  representado  siempre  en  lo  es- 
crito por  el  signo  ch  (1);  por  ejemplo:  charnegOy  chi- 
llar, mancha,  porche,  gancho,  archín,  punchar;  la  suave 
explosiva  representada  por  ^  ó  por  y,  según  su  etimo- 
logía en  principio  y  en  medio  de  dicción;  v.  gx.'.jove^ 
Jaume,  Jesús,  monja,  mar  ge,  ángel,  Gil,  geniva,  penjar, 
menj a r.  Jugar,  f agir,  y  por  la  sílaba  ig  en  fin  de  dic- 
ción; como:  vaig,  róig,  puig:  y  la  fuerte  continua  ó 
fricativa  que  representamos  con  x  como  los  catala- 
nes; ejemplos:  tixca,  reixa,  coixi  (2). 


(1)  A  fin  de  no  alargar  con  comprobantes  el  presente  capítulo,  copio 
al  final,  como  apéndice,  un  trabajo  que  con  el  título  de  Algo  sobre  fo- 
nología valenciana  publiqué  en  el  Almanaque  de  Las  Provincias  de  1899; 
fíjese  bien  en  él  el  lector  que  desee  cojivencerse. 

(2)  De  esta  letra  volveremos  á  tratar  más  adelante. 


—  48  — 

Si  la  cosa,  pues,  está  tan  clara  y  es  tan  fácil  de 
entender,  ¿en  qué  consiste  que  los  escritores  valencia^ 
nos  contemporáneos  hayan  armado  tal  lío  con  estas 
benditas  letras  que  ni  los  mestres  en  gay  saber,  ni  et 
mismo  Rat-Penat^  verdadera  academia  de  la  lengua 
valenciana  (de  hecho,  si  no  de  derecho),  se  han  atre- 
vido á  desenredarlo? 

La  contestación  es  bien  sencilla  y  lo  ocurrido  es> 
por  demás  racional  y  lógico;  la  casi  totalidad  de  los 
escritores  valencianos,  ó  son  hijos  de  la  capital,  ó,  por 
lo  menos,  residen  en  ella  la  mayor  parte  de  su  vida;  j 
como  precisamente  aquí  es  donde  no  se  pronuncia 
más  que  una  c/z,  la  explosiva  fuerte  ó  castellana,  al 
intentar  reproducir  gráficamente  la  palabra  hablada, 
no  pueden  distinguir  la  letra  fuerte  de  la  suave  y  las 
funden  en  una  sola. 

Y  ocurre  que  los  escritores  populares,  como  el 
pueblo  es  siempre  lógico  en  sus  consecuencias  (pues 
aunque  se  equivoca  muchas  veces  no  es  por  deducir 
mal,  sino  por  partir  de  premisas  falsas),  han  adoptado- 
para  todos  los  matices  de  la  ch  el  signo  tradicional  de 
la  fuerte  que  es  la  que  realmente  pronuncian  en  todos 
los  casos,  escribiendo  chincha  y  chinchal^  muy  lógica- 
mente por  cierto,  puesto  que  así  pronuncian  una  y 
otra  palabra;  pero  defectuosamente  en  la  segunda 
puesto  que  la  pronuncian  mal. 

En  cambio,  los  escritores  eruditos,  los  mestres  en 
gay  saber,  llevados  honradamente  del  afán  que  todo- 
purista  siente  de  corregir  abusos,  al  reaccionar  contra 
aquella  invasión  de  barbarismos,  han  traspasado  las 
fronteras  de  lo  justo  y  han  caído  en  el  extremo  con- 
trario, empleando  como  único  signo  el  de  la  letra 
suave;  es  decir,  la  ^  ó  y,  escribiendo  á  su  vez  ginja  y 


~  49  — 

jinjol,  con  lo  cual  han  logrado  pecar  tan  gravemente 
como  aquéllos,  contra  la  verdadera  ortografía  valen- 
ciana. 

Resulta,  pues,  en  definitiva,  que  no  hay  hoy  entre 
los  escritores  valencianos  quien  emplee  correctamen- 
te los  dos  signos  que  en  el  lenguaje  escrito  represen- 
tan los  dos  sonidos  de  la  ch  explosiva,  el  fuerte  y  el 
suave;  y  es  ya  hora  de  que  se  restablezca  en  toda  su 
pureza  la  disciplina  ortográfica  tradicional  que  todos 
hemos  quebrantado  en  lo  relativo  á  estas  letras. 

Ya  sé  que  ha  de  ofrecer  esto  no  pocas  dificultades 
por  la  razón  arriba  apuntada,  por  la  imposibilidad  de 
que  los  valencianos  de  la  capital  y  su  comarca  distin- 
gan por  el  oído  ambos  sonidos;  pero  si  se  tiene  en 
cuenta  que  lo  mismo  les  ocurre  con  la  ¿?  y  la  v,  á  pe- 
sar de  lo  cual  no  hay  en  Valencia  ninguna  persona 
medianamente  culta  que  no  emplee  acertadamente 
estas  letras  al  escribir,  lo  mismo  en  valenciano  que  en 
castellano,  se  comprenderá  que  la  cosa  no  ha  de  re- 
sultar tan  difícil  como  á  primera  vista  parece. 

Basta  para  ello  fijar  la  atención  (y  los  alicantinos 
y  castellonenses  que  me  lean  verán  que  esto  es  cierto) 
en  que  la  inmensa  mayoría  de  las  palabras  que  en 
valenciano  llevan  la  ch  fuerte,  la  llevan  asimismo  en 
castellano;  mientras  que  las  que  en  Valencia  deben 
pronunciarse  con  sonido  suave,  tienen  en  Castillay  ó^; 
ejemplos:  chapU  chavo,  chiquet,  chincha,  archiu,  ba- 
chiller, punchar,  acacharse,  borracho,  coche,  churro, 
carchófa,  ganchet,  chop,  picher,  suenan  fuertes;  Jau- 
me,  Jesús,  Jusép,  Ilógica,  Fisiología,  jesmil,  jipó, 
jérra,  menjar,  borraja  (planta),  girasol,  gemech,  ta- 
rónja,  canónge,  regirán,  regió  y  cuantas  en  igual  caso 
se  encuentren,  suenan  suaves:  y  lo  propio  ocurre  con 


-  50  - 

las  dicciones  que  no  llevando  en  su  equivalente  cas- 
tellano ch  ni  g  ój,  tienen  una  de  estas  dos  últimas  en 
la  voz  latina,  como  llegir,  de  legere;  fugir,  de  fugere; 
jitar,  de  jacere;  dejuni,  de  jejunium;  jdu,  de  jugiim; 
germd,  de  germanas;  sagi,  de  sagina;  ginoll,  de  genu; 
son  tan  pocas  las  palabras  cuya  ortografía  no  puede 
precisarse  á  primera  vista  por  su  origen  latino  ó  por 
su  parecido  castellano,  que  casi  no  vale  la  pena  de 
preocuparse  de  las  excepciones  (á  veces  más  apa- 
rentes que  reales)  que  hayan  de  hacerse  á  las  ante- 
riores reglas  (1). 

Hay,  sin  embargo,  un  grupo  de  palabras  valencia- 
nas que  deben  escribirse  con  g  6j  á  pesar  de  que  no 
la  tienen  en  latín  ni  en  castellano,  y  que  son  muy 
dignas  de  llamar  la  atención;  son  estas  las  que  nues- 
tros escritores  del  siglo  XV  y  del  XVI  escribían  con 
tg  y  que  proceden  de  palabras  latinas  en  que  entra  la 
combinación  tic  ó  í//c,  como  viatge  de  viaticas,  metge 
de  medicaSy  jatge  y  iutjar  de  judice  yjadicare;  convie- 
ne tener  muy  presente  en  este  caso,  á  fin  de  no 
dejarse  arrastrar  por  prejuicios,  que  esta  t  que  en 
aquellos  siglos  anteponían  los  valencianos  á  la  ^  ó  á 
la  y,  no  era  para  forzar  el  sonido  de  éstas  transformán- 
dolo en  explosivo  fuerte  como  lo  hacen  franceses  y 
catalanes  con  la  tch,  la  tx  y  la  tj,  sino  que  era  simple- 
mente cuestión  de  etimología;  buena  prueba  es  de 
esto  que  aunque  por  semejanza  con  aquéllos  solían 
también  escribir  con  tg  algunas  palabras  que  no  la 


(1)  y«pa  y  yopeíí,  por  ejemplo,  que  á  primera  vista  parecen  equiva- 
lentes á  las  voces  castellanas  chupa  y  chopetin,  las  pronunciamos  con 
sonido  suave  muy  lógicamente,  porque,  en  realidad,  equivalen  Á  jubón 
y  justillo;  lo  mismo  ocurre  con  la  \ozjaqueta,  que  procede,  en  realidad, 
del  francés  jaquette. 


-  51  - 

tenían  en  su  origen,  como  oratge,  cequiatge,  peatge^ 
mesiiratge,  las  debían  pronunciar  con  sonido  suave, 
como  aún  se  pronuncian  actualmente  en  Alicante  y 
Castellón,  mientras  que  escribían  con  ch  las  que  pro- 
nunciaban fuertes,  como:  porche  y  punchar  á  pesar  de 
proceder  de  porticus  y  piingere.  De  todo  esto  se 
deduce  que  el  empleo  de  la  t  antes  de  g  en  la  orto- 
grafía valenciana  es  no  sólo  inútil  sino  perjudicial 
por  cuanto  expone  al  lector  á  forzar  el  sonido  de  la 
g,  como  franceses  y  catalanes  fuerzan  con  igual  pro- 
cedimiento el  de  la  j  y  la  ch;  debemos,  por  lo  tanto, 
escribir  viage^  mege^  j^S^i  orage^  ceqiiiagey  como  se 
escriben  todas  las  palabras  que  se  pronuncian  con 
sonido  suave. 

Hemos  tratado,  hasta  ahora,  de  los  dos  sonidos  de 
la  ch  en  principio  y  en  medio  de  dicción.  ¿Empleamos 
asimismo  los  dos  en  final  de  palabra?  No;  en  fin  de 
dicción  empleamos  únicamente  el  sonido  suave;  y  á 
fin  de  comprobarlo  les  bastará  á  los  valencianos 
procedentes  de  comarcas  en  que  sepronuncian  ambos, 
formar  cualquier  frase  en  que  una  palabra  terminada 
con  este  sonido  vaya  seguida  de  otra  que  empiece  en 
vocal;  por  ejemplo:  róig  y  blau^  vaig  á  casa,fuig  en 
seguida;  es  indudable  que  en  estas  circunstancias 
siempre  el  sonido  de  la  letra  dudosa  resulta  suave. 

Otra  prueba,  no  menos  convincente,  en  favor  de 
esto,  es  que  todos  los  derivados  de  palabras  termina- 
dos en  ig  suenan  suaves  en  labios  de  cuantos  distin- 
guen ambos  sonidos;  ejemplos:  de  roig,  roja,  roget, 
rojor;  de  lleig,  lleja;  de  puig,  pujar,  puja  ó  pujada;  de 
vaigy  vaja,  vajen;  de  veig,  veja,  vejen;  de  bateig,  bate- 
jar;  de  mig,  mija,  amijanar;  sólo  dos  excepciones 
hallo  á  esta  regla,  y  tal  vez  no  haya  otras  en  el  léxico 


-  52  - 

valenciano,  que  son  despaig  y  empaig,  que  dan  origeiT 
á  los  verbos  despachar  y  empachar  que  suenan  fuertes; 
pero  aun  estas  dos  voces  suenan  suaves  al  ir  seguidas 
de  vocal,  como,  por  ejemplo,  en  la  siguiente  frasea 
El  despaig  está  tancat. 

De  todo  esto,  se  deduce  que  en  fin  de  dicción  no 
hay  duda  en  valenciano  entre  los  dos  sonidos,  y  que, 
por  lo  tanto,  no  puede  haber  en  nuestra  ortografía 
ningún  final  en  ch  fuerte;  todos  deben  ser  en  ig;  así 
únicamente  se  explica  que  hayan  podido  subsistir 
durante  tantos  siglos,  lo  mismo  en  valenciano  que  en 
catalán,  la  terminación  en  h  de  las  sílabas  ¿zc,  £c,  /c,  oc, 
uCj  que,  como  ya  vimos  más  arriba,  no  tiene  razón 
de  ser. 

Resumen  de  todo  lo  dicho  acerca  de  estas  letras: 

£!1  sonido  de  la  ch  fuerte  en  principio  y  en  medio 
de  dicción  se  representa  en  valenciano  por  ch  lo  mis- 
mo que  en  castellano;  no  existe  tal  sonido  en  fin  de 
palabra. 

El  sonido  suave  se  representa  en  principio*  y  en 
medio  por  j  antes  de  a,  o,  w,  y  por  j  ó  gy  según  la 
etimología,  antes  de  e,  /;  en  tin  de  dicción  se  repre- 
senta por  la  sílaba  ig. 

Un  problema:  dado  que  las  sílabas  inversas  aig, 
eigy  oig,  uigy  deban  escribirse  así,  como  parece  racio- 
nal, en  medio  de  dicción,  ¿qué  se  hace  cuando  van 
seguidas  de  g,  como  en  Iligga,  fuigguen?  ¿Conven- 
drá separar  las  dos  gg  con  un  guión,  Ilig-ga,  fuig- 
guen? 

Otro  problema:  las  voces  que  desde  su  origen  la- 
tino traen  la  sílaba  ig  en  medio  de  dicción,  como  ig- 
norant,  dignitat  y  tantas  otras,  ¿cómo  se  pronuncian? 
Si  como  todos  lo  hacemos,  se  pronuncian  con  guey 


—  53  — 

¿qué  podría  hacerse  para  distinguir,  por  ejemplo:  dig- 
ne (digno),  de  Iligme  (léeme)? 

La  g  antes  de  a,o,uy  de  consonantes  suena  gu- 
tural suave  como  en  latín  y  en  las  demás  lenguas  de- 
rivadas de  ésta;  para  tener  el  mismo  sonido  antes  de 
£,  ó  de  /,  hay  que  interponer  una  ii  como  en  castellano, 
en  francés  y  en  catalán;  ejemplos:  gall,  guerra^  figue- 
ra,  seguir  y  agost,  gracia^  gloria;  para  que  en  las  síla- 
bas gue,  gui  suene  la  «,  debe  escribirse  esta  letra  con 
diéresis;  v.  gr.:  ungüent,  argüir. 


D,  T 


No  hay  en  valenciano  ninguna  palabra  que  termi- 
ne en  d,  deben  escribirse  con  t  final  hasta  las  que  lle- 
van aquella  letra  en  su  origen  ó  en  sus  derivados;  por 
ejemplo:  buit  de  buidar,  tart  de  tardar^  nebot  y  ne- 
boda,  vért  y  vérda,  bondat  y  bondades,  ciutat  y  data- 
da, canitt  y  canudet;  y  todos  los  participios  pasivos 
regulares,  como  parat  y  parada,  venid  y  veñuda,  ves- 
tit  y  vestida. 

En  muchas  comarcas  del  reino  se  suprime  al  ha- 
blar la  í  final  cuando  va  precedida  de  otra  consonante, 
diciéndose  pon  en  vez  de  pónt,  mol  en  vez  de  molt, 
pero  reaparece,  si  no  en  los  plurales,  en  las  voces  de- 
rivadas y  hasta  en  los  femeninos,  en  los  diminutivos  y 
en  los  aumentativos,  como  molta,  moltisim,  pontet, 
pontarró;  debe,  por  lo  tanto,  conservarse  en  el  lengua- 
je escrito. 

Mayor  tendencia  tenemos  aún  los  valencianos  á 
suprimir  la  d  en  las  terminaciones  en  ada^  ador  y  ado- 


—  54  — 

ra;  en  la  primera  de  éstas,  frecuentísima  en  nuestra 
fonética,  pues  es  propia  de  los  participios  pasivos  fe- 
meninos de  los  verbos  en  ízr,  y  de  los  sustantivos 
abundanciales  y  percusivos,  no  sólo  suprimimos  la  d 
sino  toda  la  sílaba  final,  pronunciando  anima,  consola, 
gratifica,  en  vez  de  animada,  consolada  y  gratificada-, 
y  asimismo,  cequia,  cabasá,  caragolá,  bastoná,  patay 
martellá  y  demás  sustantivos  que,  como  estos,  indican 
abundancia  ó  percusión;  aparte  de  estos  tres  grupos 
de  voces  que,  como  es  bien  sabido,  tienen  en  valen- 
ciano la  terminación  en  ada  sin  excepción  ninguna?, 
son  también  muchos  los  sustantivos  de  otras  espe- 
cies y  los  adjetivos  femeninos  con  la  misma  desinen- 
cia á  quienes  suprimimos  igualmente  la  última  sílaba; 
V.  gr.;  troná,  alba,  nevá,  canté,  teiilá,  casa,  espavilá, 
deseará.  Grané,  Moneé,  Vallé,  La  entré  de  la  miirta^ 
La  vallé  de  Sant  Francés. 

No  es  menos  unánime  la  supresión  de  la  d  en  los 
verbales  en  ador  y  adora,  desinencias  no  menos  fre- 
cuentes que  las  en  ada;  apenas  si  queda  ya  hoy  quien 
diga  mocador,  llaiirador,  cantadora,  treballadora;  y 
digo  apenas  queda,  porque  como  todos  sabemos,  la 
mismo  esta  supresión  que  la  anterior  se  han  ido  exten- 
diendo progresivamente  durante  el  pasado  siglo,  y 
ya  hoy  todos  decimos  mocaor,  llauraor,  cantaora  y 
treballaora,y  hasta  se  reiría  la  gente  de  quien  dijera 
caragolades,  patades,  albades  y  teulades;  que  también 
en  los  plurales  de  todas  estas  voces  hacemos  la  misma 
supresión. 

¿Qué  debe  hacer,  pues,  el  escritor  ante  la  unánime 
aceptación  de  esta  reforma  prosódica  de  tan  reciente 
origen?  ¿Debemos  adoptar  tales  supresiones  en  el 
lenguaje  escrito  dándoles  carta  de  legitimidad  como 


-  55  — 

metaplasmos  impuestos  por  el  uso,  ó  debemos  recha- 
zarlas como  verdaderos  barbarismos? 

Los  escritores  populares,  es  decir,  los  poetas  dra- 
máticos y  los  periodistas  satíricos,  hace  ya  tiempo  que 
transigieron  con  esto  y  escriben  todas  estas  voces  lo 
mismo  que  las  pronuncian;  en  cambio  los  de  la  escue- 
la erudita,  ó  sean  los  líricos  y  arqueólogos  de  Lo  Rat 
Penat,  y  con  estos  algunos  sociólogos,  pedagogos  y 
místicos  sueltos  que  de  vez  en  cuando  surgen  espon- 
táneamente en  el  campo  de  nuestra  literatura  como 
ejemplares  aislados  de  la  flora  literaria  valenciana, 
sostienen  que  tales  síncopes  y  apócopes,  son  frutos 
bastardos  de  la  ignorancia  del  vulgo,  y  que  no  debe, 
por  lo  tanto,  aceptarlos  en  el  lenguaje  escrito  quien 
pretenda  figurar  entre  los  escritores  cultos. 

Escoja,  pues,  cada  cual  la  que  mejor  le  parezca 
entre  estas  dos  opiniones;  pero  no  olvidemos  que  los 
italianos  hacen  frecuente  uso  del  metaplasmo,  espe- 
cialmente en  poesía,  y  que  lo  mismo  escriben  citáy 
ancor  y  lor  que  citadey  ancora  y  loro,  con  lo  cual 
logran  que  su  lengua  sea  la  más  eufónica  y  armoniosa 
de  todas  las  neolatinas. 

Y  tal  vez  no  perdiéramos  nosotros  nada  de  seguir 
su  ejemplo. 


H 


Hace  ya  catorce  años  decía  yo,  al  tratar  de  esta 
letra  en  mi  Gramática  Valenciana  Popular,  lo  si- 
guiente: 

«Sucede  con  esta  pobre  letra  en  nuestra  lengua 
lo  que  con  los  hombres  en  sociedad;  el  más  callado  y 


-  56  - 

humilde  es  siempre  víctima  de  los  mayores  abusos: 
como  no  levanta  la  voz  para  protestar,  pónganla  donde 
la  pongan,  se  despacha  cada  cual  á  medida  de  su 
gusto.» 

Y  á  pesar  del  tiempo  transcurrido,  continúan  la 
mayoría  de  nuestros  jóvenes  escritores  completamente 
desorientados  en  el  empleo  de  la  h;  no  es,  sin  embar- 
go, el  buen  uso  de  esta  letra  tan  difícil  como  parece 
á  primera  vista,  y  lograremos  los  más  felices  resulta- 
dos ateniéndonos  á  las  siguientes  reglas. 
Se  escriben  con  h: 

1.**  Las  voces  que  la  tienen  en  su  origen  latino,  lo 
mismo  en  principio  que  en  medio  de  dicción,  como 
haver,  habüitai,  ham,  hebreo,  heretar,  herba,  hedra, 
fióme,  honesty  huí,  hórt,  hóspe,  hóste,  humil,  vehemén- 
siOy  vehicüly  exhalar,  cohibir.  Deben,  por  lo  tanto, 
escribirse  sin  h  las  voces  órfe,  os  y  ou,  que  proceden 
de  orphanus,  os  y  ovum. 

Las  excepciones  á  esta  regla  son  pocas:  Espanya, 
asía,  aborrir,  el  adverbio  ara  (aunque  alguna  vez 
hemos  visto  escrito  hora)  y  muy  pocas  más. 

2.*^  Varias  de  las  voces  que  en  su  origen  tuvieron 
/,  como  hermós,  hongo;  éstas,  en  valenciano,  son  muy 
pocas,  pues  es  bien  sabido  que  la  mayoría  conservan 
la/  de  origen;  v.  gr.:  fam,  fariña,  fer,  fil,  fulla,  fum. 

3.°  Las  voces  que  se  pronuncian  principiando  con 
los  sonidos  idr,  iper,  ipo,  como  hidráulich,  hidrógeno, 
hipérbole,  hipócrita. 

4  °  Los  derivados  de  todas  ellas;  v.  gr.:  desheretar, 
hermosura,  clorhídric. 

Donde  existe  en  todo  caso  alguna  dificultad  en  el 
empleo  de  la  h,  es,  indudablemente,  en  la  unión  de  dos 
ó  tres  vocales,  cuando  alguna  de  ellas  es  débil;  de  una 


—  57  — 

parte,  la  caprichosa  ortografía  de  los  documentos,  y 
de  otra,  las  encontradas  reglas  que  rigen  el  uso  de 
esta  letra  en  catalán  y  en  castellano,  lenguas  ambas 
de  indudable  y  legítima  influencia  en  la  nuestra,  han 
producido  tal  variedad  en  la  manera  de  escribir  una 
misma  palabra  que  ya  no  podemos  atenernos  á  los 
buenos  modelos  por  cuanto  se  encuentran  para  todos 
los  gustos;  consúltese  cualquier  escrito,  no  sólo  del 
valenciano  popular,  sino  del  literario,  y  se  verá  por 
todas  partes  un  galimatías  de  palabras  escritas  sin 
sujeción  á  ninguna  regla  fija,  como  las  siguientes: 
creuar,  crehuor,  creuhar;  dihuen,  diuhen;  ruhtdo,  rui- 
do; creheUy  creen ^  creihem,  crehien;  escrivihem,  duhen, 
escriuhen,  etc.;  porque  sería  el  cuento  de  nunca  acabar. 
Pues  bien;  para  evitar  esto,  basta  con  tener  pre- 
sente: 

1.°  Que  en  el  valenciano  escrito  no  existe  la  síla- 
ba íe;  siempre  que  así  suena  debe  escribirse  ye; 
V.  gr.:  reyefj'oyes,  duyen. 

2!"  Que  la  /  con  acento  prosódico,  aunque  vaya 
seguida  de  e,  nunca  forma  digtongo  con  ésta  por  per- 
tenecer en  realidad  á  una  sílaba  diferente;  bastará, 
por  lo  tanto,  con  acentuarla  para  evitar  confusiones; 
por  ejemplo:  eixíeu,  caien,  creíem.  • 

2^  Que  las  sílabas  ue  y  ui  han  de  llevar  siempre  h 
vengan  de  donde  vengan;  v.  gr.:  del  latino  ocio  se 
deriva  huit\  de  mena,  teua,  seua,  se  forman  mehueSy 
tehueSy  sehues;  de  creure,  caure,  moure  y  viure,  crehuen, 
cahuen,  mohuen,  vihuen;  de  creu,  crehueta;  de  Lluís^ 
Huíso;  lo  mismo  hacen  castellanos  y  franceses  que 
han  estudiado  sus  respectivas  ortografías  mucho  me- 
jor que  nosotros  los  valencianos,  y  obraremos  muy 
prudentemente  imitándolos  por  las  grandes  ventajas 


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que  esta  regla  ofrece  para  facilitar  la  lectura;  véase, 
en  prueba  de  ejlo,  como  los  castellanos  transforman 
el  verbo  oler  en  las  voces  huelo^  hueles;  de  aldea 
hacen  el  diminutivo  aldehuela,  y  derivan  las  palabras 
hueso,  huevo  y  huérfano,  de  las  latinas  os,  ovuní  y 
orphanus;  asimismo  los  franceses  escriben  huile,  huít, 
y  huitre,  aunque  estas  voces  proceden  de  las  latinas 
oleum,  octo  y  ostrea,  que  no  llevan  h. 

4.°  Y  que  fuera  de  estos  casos  y  los  antes  indica- 
dos, es  lo  más  natural  suprimir  la  /z— salvo  en  conta- 
das voces  de  uso  constante,  como  ahont,  ahí  {\)—s\ 
queremos  facilitar  en  gran  manera  la  escritura  y  la 
lectura  de  nuestra  lengua;  ya  que  no  podamos  supri- 
mirla por  completó  como  los  italianos,  eliminémosla  al 
menos  de  todas  aquellas  voces  que  nuestros  clásicos 
escribieron  caprichosamente  en  una  ú  otra  forma  sin 
que  nadie  haya  aducido  para  ello  razones  de  peso; 
repásense,  en  efecto,  los  antiguos  escritores  como 
Llull,  Eximenis,  March,  Martorell,  Roig  ó  Tarazona,  y 
se  verá  que  escriben  indistintamente  rahó  y  rao, 
plaher  y  plaer,  ohir  y  oír,  trahició  y  traído,  diíiém  y 
diém,  sarrahí  y  sarrai,  etc.,  etc. 

Algunos  gramáticos  catalanes  sostienen  que  esta  h 
debe  conseivarse.para  significar  que  del  sitio  ocupado 
por  ella  se  ha  quitado  una  letra;  como  en  acrehdor, 
provehír,  creheu,  ruhido,  que  proceden  de  creditory 
provedere,  credete,  rugítus;  pero  aparte  de  que  caste- 
llanos y  franceses  prescinden  de  tal  consideración  y 
escriben  acreedor,  proveer,  creed  y  ruido,  creancíer, 
pourvoír,  croíre  y  bruit;  también  los  mismos  catalanes 


(1)    Damos  estos  adverbios  como  derivados  de  unde,  ibi;  no  debemos 
entrar  aquí  en  disquisiciones  etimológicas. 


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empiezan  á  transigir  con  tal  modificación,  pues  en  la 
más  reciente  de  todas  sus  gramáticas,  la  de  D  Juan 
Sardina,  publicada  el  pasado  año  de  1907,  dice  este 
preceptista  (n.°  262)  que  estas  voces  pueden  escribirse 
de  tres  maneras:  pintando  acento  en  la  vocal  que  lo 
lleve,  poniendo  h  entre  las  dos  vocales,  ó  escribiendo 
con  diéresis  una  de  ellas;  y  añade  á  continuación:  «Lo 
mes  rápit  es  posar  accent».  Y  aún  no  contento  con 
esto,  remacha  el  clavo  diciendo,  con  mucha  razón,  en 
el  apéndice  V:  «Si  haguessim  d*  escriure  h  sempre  que 
ha  caigut  una  consonant,  hauríem  d'  escriure  trahicióy 
rehinay  y  altres  mots  que  ni  'Is  classichs  ni  nosaltres 
escrivím  aixís». 

Réstanos  únicamente  hablar  de  las  dos  principales 
dudas  que  en  nuestra  ortografía  presenta  el  us*o  de 
la  h;  son  estas  las  de  algunas  formas  del  verbo  haver  y 
la  del  pronombre  neutro  ho  ó  ha  cuando  se  afija  al 
verbo. 

En  las  voces  del  verbo  haver  que  al  usarse  como 
impersonales  van  en  el  lenguaje  hablado  precedidas 
de  una  /,  ¿qué  forma  debe  adoptarse?  ¿Debe  escribir- 
se hi  htty  como  lo  hacen  los  catalanes,  y  ha  como  los 
franceses  (salvo  la  h  que  éstos  no  emplean  en  el  verbo 
avoir),  ó  hia  como  equivalente  del  hay  castellano? 
Aunque  todas  estas  tres  formas  se  encuentran  en  es- 
critos valencianos  antiguos  y  modernos,  no  cabe  la 
menor  duda  que  debemos  emplear  únicamente  la 
última,  puesto  que  hace  ya  siglos  que  hemos  perdido 
como  los  castellanos  el  adverbio  hi  ó  y  que  conservan 
todavía  catalanes  y  franceses. 

Sin  embargo,  si  bien  tales  formas  al  aparecer 
aisladas  en  la  frase  no  presentan  la  menor  dificultad, 
puesto  que  decimos  no  hia^  encara  que  hioja,  etc.,  al 


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unirse  á  la  partícula  en  ó  ne,  suenan  como  partiendo  el 
diptongo  ia  en  dos  sílabas;  v.  gr.:  no  rí  hi-a,  encara 
que  rí  hi-aja,  lo  cual  parece  que  sonaría  mejor  escri- 
hiendo  no  rí  hi  ha,  no  rí  hi  haja.  Pero  si  considera- 
mos que  el  antiguo  adverbio  hí  no  aparece  nunca  en 
ninguna  forma  en  el  valenciano  moderno,  y  debiendo 
procurar  que  la  escritura,  en  los  casos  dudosos,  sea  lo 
más  sencilla  posible  para  facilitar  su  inteligencia, 
aconsejamos  que  se  escriba  no  ne  hia,  como  se  pro- 
nuncia en  algunos  pueblos,  ó  bien  no  rí  hia,  aunque 
se  parta  el  diptongo  al  leer,  pues  también  lo  partimos 
sin  el  menor  tropiezo  en  otras  muchas  voces  similares, 
como  fiar,  triar,  cria,  riá,  etc. 

La  duda  relativa  al  pronombre  neutro  ho  ó  ha  es 
la  siguiente:  cuando  se  afija  al  verbo  ¿debe  suprimir- 
se la  rí? 

La  mayoría  de  los  escritores  populares  lo  hacen 
así;  es  decir,  escriben  dimeu,  portan,  diso,  miraro, 
creureu,  etc.,  en  vez  de  dimehu,  pórtahu,  disho,  mi- 
rarho,  creurehu,  etc.  (dímelo,  llévalo,  dilo,  mirarlo, 
creerlo,  etc.) 

En  cuanto  á  los  preceptistas  catalanes,  el  señor 
Estorch,  en  su  Gramática  catalana,  al  hablar  de  la 
sinéresis  del  pronombre  ho  suprime  la  h  y  escribe 
deuxau,  compran,  no  rí  cregas,  etc.;  pero  otros  auto- 
res posteriores  á  éste  conservan  la  h  al  afijar  el  pro- 
nombre neutro  al  verbo  (y  con  mayor  motivo,  por  lo 
tanto,  al  quedar  como  voz  aislada  en  lo  escrito,  pre- 
cedida de  otras  partes  de  la  oración). 

Creo,  como  estos  últimos,  que  no  debe  suprimirse 
nunca  la  h  de  este  pronombre,  no  sólo  por  razón  de 
etimología,  puesto  que  procede  del  latino  hoc,  sino 
para  evitar  confusiones  en  la  escritura. 


-  61  - 

Ultima  duda:  el  pronombre  indeterminado  ó  adje- 
tivo numeral  ú  ¿debe  llevar  h? 

Hay  que  confesar  que  en  la  mayoría  de  los  libros 
y  documentos  antiguos  de  nuestra  lengua  se  escribe 
efectivamente  hu;  pero,  á  pesar  de  ello,  sería  muy 
conveniente  que  lo  escribiéramos  sin  /?,  porque  no 
sólo  su  plural  uns  y  su  femenino  //na,  sino  él  mismo 
en  la  forma  un,  se  escribieron  siempre  sin  ella;  porque 
etimológicamente  no  debe  llevarla,  puesto  que  proce- 
de del  latín  unuSy  y  porque  se  presta  á  confusiones 
con  el  pronombre  neutro  hu.  indudablemente,  el  es- 
cribir el  numeral  ////  con  h  ha  sido  una  forma  abusiva, 
propia  de  aquellos  tiempos  de  anarquía  ortográfica 
en  que  cada  cual  escribía  como  le  daba  la  gana. 


L,  Ll 


No  hay  en  todo  el  léxico  valenciano  ninguna  pa- 
labra que  empiece  por  /,  salvo  los  artículos  lo,  la,  los, 
las,  y  el  pronombre  //;  cuantas  voces  de  origen  latino 
llevan  esta  inicial  en  la  lengua  madre  y  en  las  deriva- 
das de  ésta,  empiezan  en  valenciano  por  //;  v.  gr.:  Habí, 
lletra,  Ilibre,  Ilop,  lluna,  llavar,  llegir,  llíurar,  lloar. 
Huir,  etc. 

Es  verdad  que  actualmente  empleamos  á  toda  hora 
algunas  voces,  como  loco,  limosna  y  lograr,  que  em- 
piezan por  /;  pero  si  nos  fijamos  bien,  veremos  que 
todas  ellas  son  importadas  del  castellano  en  época 
relativamente  reciente;  el  instinto  popular  tiende  á 
valencianizarlas,  no  siendo  raro  entre  las  clases  bajas 
el  pronunciar  llimosna  y  llograr;  en  cuanto  á  la  pala- 


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bra  loco  es  aún  sustituida  en  muchos  pueblos  por  las 
c\ás\das  f olí  y  bóig,  que  es  lo  que  deben  hacer  los 
escritores  cultos. 

Aunque  antiguamente  solía  escribirse  /  en  princi- 
pio de  dicción  para  indicar  el  sonido  de  la  //,  hace  ya 
muchos  años  que  los  escritores  valencianos  han  adop- 
tado esta  letra;  no  debe,  pues,  escribirse  hoy  /a&/, 
legat,  libertad,  lop,  sino  Habí,  Ilegal,  Ilibertad,  llop. 

Tampoco  se  dobla  nunca  la  /  en  valenciano,  como 
se  hace  en  catalán;  no  lo  necesitamos,  puesto  que 
nuestra  prosodia  no  tiene  eles  dobles;  no  escribiremos, 
pues,  íl-lustrar,  il-luminat,  sino  ilustrar,  ilaminat. 

Un  problema:  cuando  los  pronombres  lo,  la,  li,  les 
se  afijan  á  un  verbo  que  termina  en  /  ó  //,  ¿qué  debe 
hacerse?;  ¿debe  separarse  por  medio  de  un  guión,  ó 
debe  escribirse  separado,  faltando  á  la  regla  general 
de  los  afijos? 

Y  no  se  crea  que  estas  combinaciones  son  raras 
en  nuestra  lengua;  las  vemos  todos  los  días  en  frases 
como  las  siguientes:  Cull-li  al  chic  una  poma;  cull-les 
totes;  eixe  caldo  bull-lo  ben  bollit;  la  fariña  mol-la  be; 
resól-li  prónte  eixe  expedient  á  mon  cosí;  á  tes  ger- 
manes  vull-les  molt,  que  s'  ho  mereixen. 

Como  se  vé  por  los  anteriores  ejemplos,  mi  opi- 
nión es  que  en  este  caso  debe  emplearse  el  guión;  es, 
á  mi  ver,  la  forma  que  ofrece  más  ventajas,  tanto  para 
el  que  escribe  como  para  el  que  lee. 

M,  N 

Se  escribirá  siempre  m  antes  de  b  y  p,  y  n  antes 
de  /,  m  y  v:  emboticar,  impresió,  unflar,  inmoral,  enve- 
la, invicte. 


63 


"y 


Esta  letra  doble  representa  en  nuestra  ortografía 
á  la  ñ  castellana,  la  gn  italiana  y  francesa  y  la  nh  por- 
tuguesa. 

¿Convendría  sustituirla  por  la  ñ  castellana,  como 
pretenden  nuestros  escritores  populares?  Aunque  esto 
facilitaría  indudablemente  la  lectura  y  la  escritura  á 
las  gentes  poco  ilustradas  (1),  debemos  conservar  la 
ny,  por  respeto  á  la  tradición,  ya  que  todos  los  idio- 
mas latinos,  excepto  el  castellano,  representan  este 
sonido  con  una  letra  doble. 


Como  ya  se  dijo  al  hablar  de  la  6,  terminan  en  p 
muchas  voces  valencianas  que  parece  debían  termi- 
nar en  aquella  letra,  como  cap,  Ilop,  etc. 

La  antigua  ph,  que  sonaba  como  /,  ha  sido  susti- 
tuida ya  por  este  signo  en  las  ortografías  castellana, 
catalana  y  valenciana  desde  hace  algunos  años;  algu- 
nos de  nuestros  escritores  se  empeñan,  sin  embargo, 
en  conservarla  en  el  nombre  propio  Joseph;  no  hay 
razón  alguna  que  abone  este  empeño,  puesto  que  to- 
dos pronunciamos  Josep  ó  Jiisep,  y  ya  lo  escribían  así 
muchos  en  el  siglo  XVII. 


(l)  Aunque  esto  parezca  una  paradoja,  no  lo  es;  pues  es  bien  sabido 
que  en  las  escuelas  valencianas  no  se  enseña  á  leer  en  valencian*,  sino 
«n  castellano. 


64  - 


La  r  tiene  dos  sonidos;  uno  suave,  como  en  cara^ 
y  otro  fuerte,  como  en  carro;  el  primero  se  representa 
con  una  sola  r  en  todos  los  casos, yírí?,  mare,  carinyo, 
aro,  poruch,  carta,  ser,  firma,  cor,  burla,  abre,  cristiá, 
pruna,  etc.;  el  fuerte  se  expresa  doblando  esta  letra 
en  medio  de  dicción  cuando  va  entre  vocales,  como 
en  parra,  carrer,  barril,  morro,  arruixar;  pero  se  es- 
cribe con  una  sola  cuando  está  en  principio  de  dic- 
ción ó  cuando  va  precedida  de  las  letras  /,  n,  s,  por  la 
sencilla  razón  de  que  ninguna  palabra  valenciana  em- 
pieza con  r  suave  ni  lleva  este  sonido  después  de  las 
citadas  letras;  ejemplos:  ram,  resar,  rich,  rosa,  rulla, 
tólre,  honrat,  israelita^ 

Antiguamente  solían  escribirse  con  una  sola  r  las 
voces  notoriamente  compuestas,  cuyo  segundo  ele- 
mento empieza  con  esta  letra;  pero  convendría  do- 
blarla en  tales  vocablos,  como  lo  hacen  los  castella- 
nos, ó  separar  ambos  elementos  con  un  guión,  á  fin 
de  facilitar  la  lectura;  por  ejemplo:  Vilarreal  ó  Vila- 
real,  bar  bar  roja  ó  barba- roja,  contrarréplica  ó  con- 
tra-réplica. 


s,  c,  z,  g 


La  s  tiene  en  valenciano  dos  sonidos,  lo  mismo 
que  la  r,  uno  suave  y  otro  fuerte;  pero  es  mucho  más 
difícil  el  reglamentar  su  uso,  y  más  aún  el  distinguirla 


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de  la  c  y  de  la  z  ó  p,  por  las  siguientes  razones  que  ya 
expuse  en  mi  Gramática  popular: 

El  sonido  castellano  de  la  c  antes  de  e,  /  y  el  de 
la  z  no  existen  en  valenciano;  en  la  capital  del  reino 
las  tres  letras  c,  s,  p,  se  pronuncian  como  la  5  de 
Castilla,  desconociéndose  en  absoluto  la  5  suave;  en 
Castellón  y  Alicante  suenan  de  aquel  modo  en  princi- 
pio de  dicción  y  en  las  sílabas  cia,  cié,  ció,  ciu;  en  los 
demás  casos  suenan  unas  veces  fuertes  y  otros  sua- 
ves, pero  de  una  manera  tan  anormal  y  desordenada, 
que  creemos  imposible  dar  una  idea  de  ello,  siquiera 
aproximada,  si  no  es  formando  un  vocabulario  com- 
pleto de  todas  las  voces  en  que  se  emplean;  ni  siquie- 
ra las  que  hemos  tomado  del  castellano  ó  tienen  un 
origen  común  con  sus  equivalentes  de  dicho  idioma  y 
se  escriben  en  él  con  z,  observan  entre  nosotros  una 
regla  fija,  pues  raga,  plaga,  cagar,  forgar,  etc.,  son 
fuertes,  mientras  se  pronuncian  suaves  regar,  almor- 
gar,  baga  y  algunas  otras;  lo  propio  sucede  con  la  c 
antes  de  e,  /,  y  la  s;  acer,  entonces,  concis,  suenan 
fuertes;  quince,  once,  sencillo,  suaves;  pensar,  fosa, 
fuertes;  rosa,  cosa,  suaves.  Esto,  y  más  aún  el  no  pro- 
nunciarse sino  una  sola  s  en  la  capital  y  su  comarca 
hace  de  todo  punto  imposible  el  usar  dos  signos  dife- 
rentes para  los  dos  sonidos  de  esta  letra;  sin  embargo, 
ya  que  no  por  el  sonido,  por  la  etimología,  creo  que 
puede  precisarse  en  la  mayoría  de  los  casos  el  signo 
que  se  debe  emplear,  atendiendo  á  las  siguientes 
reglas: 

1.*  Se  emplearán  para  representar  el  sonido  fuer- 
te la  ss  doble  ó  la  c,  y  para  el  suave  la  s  sencilla  y 
la  f . 

2.*    Como  en  principio  de  dicción  nunca  suena 


-  66  - 

suave  esta  letra,  se  escribirá  cuando  sea  inicial  una 
sola  s  (como  se  hace  con  la  r)  ó  la  c  antes  de  e,  /, 
por  razones  etimológicas:  sac,  sol,  sufrir,  y  lo  mismo 
Saragossa,  selóSy  sisanya,  sodiach  y  Süch,  aunque  en 
su  similar  castellano  y  aun  en  su  origen  latino  lleven  z 
inicial;  pero  se  atenderá  á  la  etimología  en  las  inicia- 
les s  y  c  antes  de  e,  /;  v.  gr.:  secret  de  secrefum,  sis  de 
sex,  cel  de  ccelum,  ciutat  de  civitas  (1). 

3.^  Se  escribirán  asimismo  con  una  sola  s  las  síla- 
bas inversas  as,  es,  is,  os,  us,  como  en  aspre,  escriure, 
permis,  eos,  custodia,  aun  en  el  caso  de  que  en  caste- 
llano lleven  z;  ejemplos:  eabás,  mesclar,  mesquita,  tra- 
míis,  almiscle,  pañis,  sobrepellis.  Los  que  dejándose 
llevar  de  la  influencia  castellana  escriben  estas  voces 
con  c,  deben  considerar  que,  si  bien  en  algunas  de 
ellas  podría  legitimarse  esto  por  la  etimología,  como 
en  eapás  (de  eapax,  eapacis),  y  en  pañis  (de  panicum, 
panici),  en  otras  muchas,  como  ñas  de  nasus,  mesclar 
de  miscere  y  almiscle  de  muscus,  no  puede  admitirse 
tal  legitimidad,  y  en  puntos  tan  dudosos  como  éste,  la 
misión  de  la  Ortografía  consiste  en  facilitar  la  escri- 
tura, ensanchando  las  reglas  generales  y  reduciendo 
al  mínimum  las  excepciones. 

4.^  Se  escribirán  siempre  con  c  las  voces  termina- 
das en  encia,  como  Valencia^  ciencia^  prudencia;  y 
con  c  ó  s,  según  su  origen,  las  demás  terminadas  en 
cia  ó  en  ció;  ejemplos:  iglesia,  Asia,  gracia,  Grecia^ 
concepció  de  conceptio,  passió  de  passio,  acció  de 
actio,  dicció  de  dictio,  pressió  de  pressio. 

Fuera  de  estos  casos,  es  tan  difícil  dar  una  norma 


(1)    A  los  que  no  conozcan  el  latín,  puede  servirles  muy  bien  de  guía 
en  este  caso  el  equivalente  castellano. 


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en  el  empleo  de  estas  letras  para  aquellos  que  no  dis- 
tinguen la  fuerte  de  la  suave  (que  son  la  mayoría  de 
los  que  escriben  en  valenciano),  que  sería  una  teme- 
ridad el  intentarlo;  haga,  pues,  cada  cual  lo  que  pueda 
según  su  leal  saber  y  entender,  dejándose  guiar  en 
primer  lugar  por  la  etimología,  y  cuando  esto  no  sea 
posible,  por  la  voz  similar  castellana;  al  fin  y  al  cabo 
ni  aun  los  catalanes  que  distinguen  los  dos  sonidos, 
tienen  en  ninguna  de  sus  gramáticas  reglas  claras  que 
puedan  servir  de  guía  en  el  empleo  acertado  de  estas 
letras. 

Respecto  á  la  duda  expuesta  alguna  vez  de  si  en 
valenciano  y  en  catalán  debe  emplearse  la  e  ó  la  p , 
nada  puede  contestarse  en  un  tratado  de  ortografía; 
estos  dos  signos  no  son  e;i  realidad  sino  dos  formas 
diferentes  de  una  misma  letra,  y  por  lo  tanto  no  es  la 
ortografía  la  que  debe  resolver  cuál  de  ellos  debe 
emplearse,  sino  la  caligrafía  ó  la  tipografía;  las  im- 
prentas que  no  tengan  cedillas,  pueden  en  su  lugar 
emplear  la  z  sin  ningún  inconveniente. 


«Altres  punts  dificultosos  hi  ha  y  lo  qui  per  nos- 
altres  ho  es  mes,  es  el  de  la  x»;  esto  dice  el  ¡lustre 
profesor  de  literatura  de  la  Universidad  de  Barcelona, 
doctor  Milá  y  Fontanals,  en  un  artículo  titulado:  Qua- 
tre  mots  sobre  ortografía  catalana  (1),  y  esto  con 
mayor  motivo  debemos  decir  nosotros,  ya  que  ni  si- 


(1)    Obras  completas  del  Dr.  D.  Manuel  Milá  y  Fontanals,  coleccio- 
nadas por  el  Dr.  D.  Marcelino  Menéndez  y  Pelayo.— Tomo  III. 


quiera  tenemos  el  recurso  de  seguir  á  tan  sabio  maes- 
tro en  este  escabroso  punto,  puesto  que  son  de  muy 
diferente  índole  las  dificultades  que  esta  letra  ofrece 
en  una  y  otra  lengua. 

El  problema  de  esta  letra  en  el  valenciano  moder- 
no es  el  siguiente:  ¿Tiene  la  x,  en  la  actualidad,  dos 
sonidos  diferentes,  como  los  tuvo  en  otro  tiempo  y  los 
tiene  aún  en  Cataluña,  ó  sólo  uno  como  en  Castilla? 

Para  nosotros  ha  desaparecido— por  lo  menos  en 
la  mayoría  de  los  pueblos— el  sonido  de  ch  francesa 
que  esta  letra  tenía  en  principio  de  dicción  y  en  medio 
ó  en  final  cuando  iba  precedida  de  la  vocal  z;pero 
algunos  sostienen  que  sigue  percibiéndose.  En  tal 
supuesto,  debemos  fijar  el  uso  racional  de  esta  letra^ 
hoy  bastante  descuidado,  y  empezar  por  resolver  la 
siguiente  duda:  ¿Cuándo  después  de  /,  precedida  ó  no 
de  otra  vocal,  se  ha  de  escribir  x,  y  cuándo  s? 

Tres  caminos  hay  para  resolver  cualquier  duda 
en  ortografía;  el  uso,  la  pronunciación  y  la  etimología- 
veamos,  pues,  cuál  de  ellos  nos  resuelve  la  presente. 

El  uso  no  nos  sirve  en  este  caso,  puesto  que  desde 
los  orígenes  de  las  lenguas  romances  se  nota  cierta 
indecisión  en  los  escritores  al  tratarse  de  esta  letra;  el 
Marqués  de  Villena,  en  el  Arte  de  trovar  ó  Gaya  cien- 
da,  dice  lo  siguiente: 

«La  X  muda  algunas  veces  su  son;  á  veces  en  c,  á 
veces  en  g...  E  cuando  la  /  se  encuentra  con  la  s  suena 
poco;  e  por  eso  la  ayudan  con  la  consonante  de  la  x, 
así  como  por  decir  misto  se  pone  mixto...  E  la  x  al 
principio  retrae  el  son  de  s,  mas  face  el  son  más  lleno; 
e  por  eso  por  decir  Setafy  escriben  Xetaf  (\).> 

(1)    Nótese  que  esto  mismo  ocurre  en  la  transformación  de  Setabis  en 
Xátiva,  syrupus  en  xaróp,  syringa  en  xeringa. 


1 


-  69  — 

A  fin  de  no  alargar  este  asunto,  y  como  son  ade- 
más bastante  conocidos  los  cambios  que  algunas  le- 
tras han  sufrido  en  siglos  anteriores,  prescindimos  de 
otros  textos  que  pensábamos  transcribir  (de  Antonio 
de  Nebrija,  del  Diálogo  de  las  Lenguas  y  otros)  para 
comprobar  la  confusión  que  siempre  ha  habido  de  la 
X  y  la  s,  que  es  lo  que  á  nuestro  intento  importa. 

En  la  actualidad,  todos  los  idiomas  neolatinos  han 
fijado  ya  el  uso  de  esta  letra  y  convendría  que  tam- 
bién nosotros  lo  fijáramos:  los  italianos  la  han  supri- 
mido en  absoluto;  los  castellanos  la  han  reducido  á 
representar  tan  sólo  su  sonido  latino;  los  franceses 
han  hecho  lo  mismo,  pero  confiesan  que  en  fin  de 
dicción,  si  se  une  á  la  vocal  siguiente,  toma  el  sonido 
de  z  al  igual  de  la  s,  lo  cual  es  otra  prueba  en  favor 
nuestro  (1);  en  cuanto  á  los  catalanes  y  portugueses, 
la  conservan  como  nosotros,  pero  con  regias  claras 
y  precisas  que  desgraciadamente  no  sirven  para 
nuestra  lengua  en  todos  los  casos,  ni  resuelven  en 
absoluto  para  nosotros  este  asunto;  marcamos  de- 
masiado la  /  que  precede  á  la  x,  cosa  que  ellos  no  ha- 
cen. 

Si  nos  fijamos  en  la  pronunciación,  la  duda  no  sólo 
continúa,  sino  que  en  realidad  de  aquí  es  de  donde 
nace;  demos  por  sentado  que  en  algunas  comarcas 
valencianas,  y  hasta  en  todo  el  reino  si  se  quiere,  sue- 
ne como  ch  francesa  la  x  precedida  de  /;  pero  es  el 
caso  que  cuantos  le  dan  este  sonido  (perdonen  los 
amigos  que  han  querido  convencernos  de  lo  contra- 
rio), se  lo  dan  también  á  la  s  en  igualdad  de  circuns- 
tancias; jamás  hemos  podido  notar  diferencia  entre  la 


(1)    Los  numerales  six,  dix,  se  pronuncian  sis,  dis. 


-  70  - 

manera  de  pronunciar  una  misma  persona,  no  preve- 
nida de  antemano,  las  siguientes  palabras,  por  ejem- 
plo: Peix,  feix,  líeys  y  reys;  patix,  cumplix,  permis  y 
consis;  faixá  (golpe  dado  con  una  faja  ó  abundancial 
de  faja)  y  faisá  (faisán,  ave);  y  hasta  en  la  unión  de 
palabras  hablando  de  prisa  y  sin  fijar  la  atención,  sue- 
na lo  mismo  la  s  de  la  frase  remeys  inütils,  que  la  x  de 
pareix  inútil. 

Es  imposible,  por  lo  tanto,  que  la  sola  pronuncia- 
ción pueda  servir  de  norma  para  fijar  la  Ortografía  de 
esta  letra  en  valenciano. 

¿Y  la  etimología?  Tampoco  puede  servirnos  en 
absoluto,  pues  sería  demasiado  desbarajuste;  habría- 
mos de  empezar  por  escribir  con  s  todos  los  verbos 
acabados  en  áixer  y  éixer,  puesto  que  todos  han  con- 
vertido en  ix  el  antiguo  se  de  nascere,  cognoscere,  etc. 

En  vista  de  todo  lo  expuesto,  no  hay  más  remedio 
que  atenernos  al  uso,  pero  modificándolo  racional- 
mente atendiendo  á  la  etimología  y  á  los  preceptos  de 
la  Ortografía  catalana,  únic^  que  en  este  punto  debe 
servirnos  de  norma. 

Así,  pues,  creemos  que  debemos  conservar  la  x  de 
las  sílabas  aix,  eix,  oix,  uix,  hasta  en  las  palabras  que 
tuvieron  s  en  su  origen,  como  peixcar  (de  piscari), 
feix  (defascicutum),  ó  las  que  la  tienen  en  las  lenguas 
hermanas,  como  arruixar  (rociar  en  castellano  y  arro- 
ser  en  francés),  exceptuando  tan  sólo  aquellas  pala- 
bras de  formación  tan  clara  que  no  dejen  lugar  á  la 
menor  duda,  v.  gr.:  paisa,  faisá,  lleys  y  reys  (plurales 
de  ¡ley  y  rey). 

En  cambio  debemos  convertir  en  s  la  x  que  sólo 
va  precedida  de  i  sin  otra  vocal  anterior,  aunque  la 
mayoría  de  los  escritores  modernistas  siguen  emplean- 


-  71  - 

dola  todavía;  al  tratar  del  verbo,  hemos  hecho  ya  esta 
innovación  convirtiendo  en  s  la  x  de  las  terminaciones 
en  iXy  ixes,  etc.,  de  la  tercera  conjugación;  nos  ha  mo- 
vido á  hacer  esta  reforma  el  haber  observado  que  la 
sílaba  ix  no  precedida  de  otra  vocal  es  lo  que  más 
confunde  en  la  lectura  á  nuestros  paisanos,  y  nos  he- 
mos creído  autorizados  para  ello,  al  menos  en  lo  que 
se  refiere  á  los  verbos  de  la  tercera  conjugación,  por- 
que los  mejores  preceptistas  catalanes  escriben 
agraesch,  agrahiSy  agrahissis;  visch;  visqiii,  (Milá  y 
Fontanals);  ciimplis,  cumplises,  cumplís;  visch,  visquió 
visca;  y  hasta  isch,  isca,  isques,  de  eixir,  (Bofarrull  y 
Blanch);  f érese h,  feresca,  feris,  ferisses;  isch,  isques, 
isca,  isqui,  (Estorch). 

Respecto  á  la  x  en  principio  de  dicción,  hay  que 
confesar  con  entera  franqueza,  quieran  ó  no  quieran 
los  partidarios  de  la  catalanización  del  valenciano,  que 
hace  ya  muchos  años  que  no  existe  en  nuestro  len- 
guaje hablado;  y  hay  que  desterrarla  del  escrito,  por 
lo  tanto,  para  evitar  dificultades  y  confusiones;  todo 
lo  más  que  puede  concederse,  es  que  la  conservemos 
en  media  docena  de  nombres  geográficos  por  respeto 
á  la  tradición. 

Ya  Ros  en  su  Diccionario  valenciano-castellano, 
publicado  en  1764,  decía  al  tratar  de  la  x  (pág.  248): 
«En  esta  letra  solo  en  lo  inicial  se  escriven  y  escri- 
vían  en  lo  antiguo,  los  nombres  propios;  por  lo  que  se 
omiten  los  exemplares:  y  las  demás  dicciones  van  in- 
clusas en  la  articulación  Ei>. 

Y  tiene  razón  Ros,  pues  si  en  el  lenguaje  hablado 
tal  vez  hayan  usado  nuestros  abuelos  la  x  inicial  con 
sonido  de  ch  francesa  como  la  usan  todavía  los  cata- 
lanes, en  el  valenciano  escrito  é  impreso  en  Valencia 


—  72  — 

puede  afirmarse  que  no  se  la  encuentra  nunca  más 
que  en  nombres  propios. 

Es  preciso,  por  lo  tanto,  prescindir  de  esta  letra  en 
principio  de  dicción  aunque  la  defiendan  los  que  cons- 
ciente ó  inconscientemente  tienden  á  hacer  de  la  lite- 
ratura valenciana  una  hijuela  de  la  catalana;  todas  las 
palabras  que  en  valenciano  pueden  ofrecer  alguna 
duda  en  este  punto,  deben  escribirse  de  una  de  las  tres 
maneras  siguientes  según  sea  su  pronunciación:  con 
eiXy  como  eixaróp,  eixam,  eixeringa,  con  ch,  como 
churro,  charol,  chocolate,  chica;  ó  con  /,  como  Jerra, 
jipó,  Jaguer,  Jusép. 

De  todo  lo  dicho  se  deduce: 

1.°  Que  se  escribe  x  entre  vocales  para  represen- 
tar el  sonido  castellano,  ó  mejor  dicho  latino,  de  esta 
letra;  v.  gr.:  axioma,  examen,  próxim;  y  en  las  voces 
que  empiezan  con  la  preposición  ex,  como  excelent, 
excitar,  exposar,  extranger.  Téngase  presente,  sin  em- 
bargo, que  en  valenciano  hay  muchas  palabras  cuya 
pronunciación  es  casi  igual  á  la  de  las  anteriores  y  á 
pesar  de  ello  no  tienen  x;  tales  son,  por  ejemplo:  acci- 
dent,  secció,  diccionari,  cocció,  succió. 

2."*  Que  se  escribe  también  dicha  letra  en  las  síla- 
bas aix,  eix,  oix,  uix,  sea  cualquiera  el  sonido  que  se 
les  dé  según  las  comarcas,  con  la  sola  excepción  de 
algunas  voces  en  que  notoriamente  la  sustituye  la  s 
por  razón  de  procedencia  gramatical,  no  de  etimolo- 
gía; como  paisa  derivado  de  pais,  lleys  plural  de  lley. 

3.°  La  sílaba  is  no  precedida  de  vocal  se  escribirá 
con  s  sea  la  que  sea  su  procedencia  y  pronunciación, 
excepto  en  los  casos  en  que  suena  francamente  como 
ix  castellana:  escribiremos,  pues,  patisc,  pauses,  patís, 
patisca,  llissó,  sis,  sisanta,  sisents,  etc.;  pero  se  escri- 


—  7S  - 

birán  con  x,  fíxar,  mixtión  y  en  nuestro  sentir  (como 
excepción)  los  tiempos  de  los  verbos  en  eixir  en  que 
se  suprime  la  e,  como  /xc,  ixeSy  ix,  tixcQy  tixquen^  por 
respeto  á  las  reglas  de  derivación. 

4.^  Ninguna  palabra  valenciana  empieza  por  x;  si 
no  se  la  quiere  suprimir  en  absoluto  de  ciertos  nom- 
bres propios  como  lo  han  hecho  los  castellanos,  con- 
sérvese únicamente  en  los  tres  ó  cuatro  que  en  el  len- 
guaje hablado  suenan  como  eix  (Xátivüy  Xixona,  y 
pocos  más);  pero  de  ningún  modo  en  loa  que  suenan 
con  ch  tuerte  (Chért,  Chirivella,  Chódos,  Chulilla)  ó 
con  j  suave  (La  Jana,  Gilet,  Jaguer). 

Basta  con  esto  por  ahora  para  ponernos  en  camino 
de  normalizar  el  uso  de  esta  letra;  no  se  crea,  sin  em- 
bargo, que  está  todo  hecho,  pues  hay  en  nuestra  len- 
gua una  porción  de  voces  de  dudosa  etimología  cuya 
ortografía  será  siempre  difícil  de  precisar;  ¿debe  escri- 
birse, por  ejemplo:  daxüj  saxó,  Ilixó,  aixa,  guixa,  ó 
dacsOy  sacsóy  Ilicsó,  aiza,  guissa?  Sería  necesario  para 
decidirlo,  entrar  en  largas  disquisiciones  etimológicas 
impropias  de  este  sitio;  haga,  pues,  cada  cual  en  estos 
casos,  según  su  cultura,  lo  que  su  buen  criterio  le 
dicte. 

Y  con  esto  queda  terminado  lo  relativo  al  uso  de 
las  letras  en  el  lenguaje  valenciano  escrito,  problema 
más  intrincado  de  lo  que  creen,  ó  aparentan  creer, 
muchos  que  nunca  han  probado  á  resolverlo;  si  la  so- 
lución que  yo  le  doy  es  buena  ó  mala,  no  lo  sé;  pero 
diré  con  el  clásico  latino: 

*Fecí  quod  potui,  faciant  meliora  potentes.* 


CAPITULO  VI 


Del   apóstrofo 


El  apóstrofo  es  un  signo  ó  virgulilla  que  se  coloca 
á  la  mayor  altura  del  palo  de  las  letras,  con  el  fin  de 
indicar  la  omisión  ó  elisión  de  una  vocal. 

La  primera  dificultad  relativa  á  este  punto  es  la 
siguiente:  ¿qué  partes  de  la  oración  admiten  el  após- 
trofo y  cuáles  no? 

En  valenciano  debe  usarse  tan  sólo  este  signo  en 
el  artículo,  el  pronombre,  la  preposición  y  la  conjun- 
ción; pero  nunca  en  las  demás  partes  del  discurso;  no 
debe  escribirse,  por  lo  tanto,  ya  'stá,  no  's  asó,  sí 
que  'staven;  sino  ya  está,  no  es  asó,  sí  que  estaven  ó 
si  qti^  estaven;  no  se  escribe  hóm'  entes  ni  hóme  'ntés, 
cas'  alta  ni  casa  'Ita;  sino  hóme  entes  y  casa  alta; 
nunca  se  ha  de  escribir  y'  aní  ó  /  ha  anat  ni  darrer' 
entrarán;  sino  ya  aní,  ya  ha  anat,  darrere  entrarán. 

En  cuanto  á  su  uso  acertado  en  aquellas  otras 
partes  de  la  oración,  debe  observarse  lo  siguiente: 

En  el  artículo.— El  masculino  el  ó  lo  pierde  la 
vocal,  tomando  en  su  consecuencia  el  apóstrofo,  siem- 
pre que  va  seguido  ó  precedido  de  vocal;  verbigracia: 
/'  aragonés,  V  ermita,  V  infinit,  V  órfe,  V  utilitarisme, 
contra  7  vent,  sense  7  paper,  tú  7  tindrás;  la  h  no  im- 


—  76  — 

pide  esta  regla,  y,  por  lo  tanto,  se  escribe:  /'  hábito 
/'  heroisme,  V  hipócrita,  V  honrat,  V  humil. 

Su  plural  els  sólo  pierde  la  e  cuando  le  precede 
vocal,  V.  gr.:  contra  'Is  vents,  sense  'Is  papers,  tú  'Is 
tindrás;  pero  no  cuando  le  sigue,  v.  gr.:  els  aragone- 
sas, els  órfens,  etc. 

El  femenino  la  pierde  la  vocal  únicamente  cuando 
va  seguido  de  otra  a,  con  h  ó  sin  ella;  v.  gr.:  /'  amis- 
tad, V  afecció,  V  habilitat;  no  debe,  por  lo  tanto,  es- 
cribirse /'  enseñanza,  V  hipocresía  ó  /'  honestitat,  sino 
la  enseñanza,  la  hipocresía,  la  honestitat. 

Su  plural  les  no  lleva  nunca  apóstrofo 

Tampoco  lo  admite  en  ningún  caso  el  artículo 
neutro  lo  ni  aun  cuando  vaya  seguido  de  otra  o;  debe 
escribirse  siempre  lo  honest,  lo  osiós,  para  evitar  con- 
fusión con  el  masculino. 

En  el  pronombre.— Entre  los  personales  admiten 
apóstrofo  me,  te,  se,  el,  precedidos  ó  seguidos  de  vo- 
cal; V.  g.:  m'  han  dit,  f  estás,  s'  apara,  V  esperaré,  si  'm 
tróbes  no  7  miraré,  ni  's  cuida  ni  7  cuiden,  disli  que  7 
busque. 

El  plural  els,  masculino  ó  femenino,  sólo  lo  admite 
cuando  le  precede  vocal;  por  ejemplo:  si  'Is  tróbes, 
no  7s  mires;  si  les  veus,  no  *ls  dignes  res. 

Los  demás  personales,  incluso  el  femenino  la,  no 
deben  llevar  nunca  apóstrofo. 

Los  pronombres  demostrativos  este,  eixe,  esta,  eixa, 
suelen  escribirse  con  apóstrofo  cuando  van  seguidos 
de  e  los  primeros  y  de  a  los  segundos;  pero  creemos 
que  es  mejor  escribirlos  siempre  con  todas  sus  letras. 

El  demostrativo  en  ó  ne  admite  la  elisión  de  la  e 
siempre  que  va  precedido  ó  seguido  de  vocal  con  h  ó 
sin  ella;  v.  gr.:  ya  'n  tinc,  no  'n  vullc,  ¿tu  'n  vóls?. 


--  77  — 

n*  acaben  d'  entrar,  n'  ixqueren  dos,  n'  habiten  molts 
rí  humillarem  algú. 

En  los  posesivos  ma,  ta,  sa,  también  se  elide  la 
vocal  cuando  van  seguidos  de  otra  a;  hoy  puede  de- 
cirse que  ya  no  ocurre  esto  sino  en  la  voz  agüela;  con 
el  sustantivo  agüelo,  aunque  masculino,  unimos  al 
parecer  el  pronombre  femenino,  pues  no  hay  en  todo 
el  reino  quien  diga  mon  agüelo^  sino  m*  agüelo;  esta 
es,  indudablemente,  una  forma  defectuosa,  pero  de- 
bemos transigir  con  ella  por  lo  general  y  arraigada. 

Los  plurales  nóstre,  vóstre,  nóstra,  vostra,  también 
suelen  escribirse  con  apóstrofo  cuando  van  seguidos 
de  e  los  masculinos  y  de  a  los  femeninos;  v.  gr.:  el 
nóstr^  enemic,  la  vóstr'  amiga;  creemos  que  puede 
admitirse  la  elisión  en  estos  casos;  pero  no  en  la 
unión  de  otras  vocales  como  algunos  suelen  hacerlo. 

De  los  relativos  sólo  el  que  admite  apóstrofo  cuan- 
do va  seguido  de  vocal;  v.  gr.:  el  qti'  anirá,  la  qii'  haja 
cantal,  els  qii'  entrarán,  les  qu'  ixquen,  lo  qu*  útil  siga; 
sin  embargo,  antes  de  /,  de  o  y  de  u,  es  muy  común 
pronunciar  la  e  de  este  relativo,  diciendo,  por  ejemplo: 
les  que  ixquen,  la  que  obria,  lo  que  útil  siga.  En  qui  y 
quina  nunca  debe  elidirse  la  vocal. 

En  la  conjunción. — Las  únicas  que  admiten 
apóstrofo  son  que  y  perqué;  v.  gr.:  ¿Cóm  es  qu'  estás 
asi?  Perqu'  he  vingut. 

En  la  preposición.— Admiten  apóstrofo  al  princi- 
pio las  preposiciones  en  y  entre,  y  al  final  de,  desde, 
caba,  contra,  entre,  pera  y  sobre;  pero  no  todas  siem- 
pre y  en  las  mismas  circunstancias;  creemos  que 
convendría  emplear  este  signo  sólo  en  las  cuatro 
primeras,  en,  entre,  de  y  desde;  las  restantes  sería 
mejor  escribirlas  siempre  completas. 


-  78  - 

Respecto  al  orden  de  preferencia  en  el  apóstrofo 
entre  estas  partes  de  la  oración  cuando  se  unen  unas 
con  otras,  puede  decirse  que  es  el  mismo  en  que  las 
acabamos  de  estudiar;  así  en  la  unión  del  artículo  con 
el  pronombre,  ó  la  preposición,  se  elide  la  vocal  del 
artículo;  v.  gr.:  ¿Me  7  dones?  Te  7  donaré  demá,  per- 
qu'  entre  'Is  amics  y  les  families  deis  amics  se  7s  hon 
endut  tots. 

Una  observación  para  terminar  lo  relativo  á  este 
signo;  creemos  que  en  el  lenguaje  escrito  convendría 
no  contraer  nunca  los  pronombres  personales  de  plu- 
ral seguidos  de  la  partícula  en  cuando  no  se  afijan  á 
un  verbo;  debe  escribirse,  por  ejemplo:  mos  en  anem^ 
no  vos  en  eixiu,  como  los  franceses  escriben,  nous  en 
allons,  ne  vous  en  allez  pas;  sin  embargo,  si  alguna 
vez  quiere  hacerse  aquello,  nos  par-ece  que  no  debe 
escribirse  mon  anem^  von  entréUy  sino  usar  el  apóstrofo 
en  esta  forma:  mo'n  anem,  vo'n  entren,  á  fin  de  evitar 
confusiones. 


CAPÍTULO    VII 


Del  acento 


En  la  ortografía  valenciana  empleamos  dos  clases 
de  acentos;  el  grave  y  el  agudo. 

El  acento  grave  es  una  rayita  oblicua  que  baja  de 
izquierda  á  derecha  del  que  escribe  (y)  y  se  emplea 
únicamente  poniéndolo  sobre  las  vocales  é  y  ó  abier- 
tas á  fin  de  diferenciarlas  de  las  cerradas,  según  ya 
dijimos  al  tratar  de  estas  letras  en  su  lugar  correspon- 
diente; debe  escribirse,  por  lo  tanto,  Jusép  y  Pepe^ 
Vicént  y  Vicentetüy  Tóni  y  Toneta,  dea  (diez)  Dea 
(Dios),  moro  y  morót,  fe  y  che. 

El  acento  agudo  se  traza  en  dirección  contraria  al 
grave,  es  decir,  de  derecha  á  izquierda  del  que  escri- 
be (O  y  se  pone,  en  los  casos  que  se  dirán,  sobre  la 
vocal  de  la  sílaba  donde  carga  la  fuerza  en  la  pronun- 
ciación del  vocablo. 

Para  el  uso  de  este  acento  hay  que  tener  presente 
que  en  las  voces  valencianas  puede  cargar  la  pronun- 
ciación, ya  en  la  última,  ya  en  la  penúltima,  ya  en  la 
antepenúltima  sílaba;  como  en  este  ejemplo:  animad 
animay  ánima.  A  la  primera  de  estas  tres  clases  llama- 
mos voces  agudas;  á  la  segunda,  llanas^  y  á  la  terce- 
ra, esdrújulos.  También  las  liay  sobresdrújulas,  y  son 


-so- 
las que  llevan  el  acento  hasta  tres  y  aun  cuatro  síla- 
bas antes  de  la  última,  como:  dónamela,  endúgase- 
meles. 

Debe  asimismo  recordarse  que  en  valenciano  no 
hay  diptongo  sino  cuando  las  vocales  débiles  /  u  se 
juntan  entre  sí  (1),  ó  con  cualquiera  de  las  fuertes 
a  e  o;  v.  gr.:  viuda,  cuina,  taula,  guano,  rabieta,  gra- 
ciosa, cuento,  faixa,  teixir,  cuixa. 

Téngase  presente,  además,  que  para  haber  trip-  > 
tongo  se  han  de  unir  dos  débiles  á  una  fuerte,  como 
en  aguaitar,  ensayéu. 

Cuando  se  juntan  dos  vocales  fuertes  no  existe 
diptongo;  v.  gr.:  tea,  poeta,  ¿loa. 

Con  estos  antecedentes  prosódicos  es  muy  fácil  la 
aplicación  de  las  reglas  que  siguen,  para  el  buen  uso 
del  acento  ortográfico  agudo: 

1.*  Las  voces  agudas  de  más  de  una  sílaba  termi- 
nadas en  vocal,  se  acentúan:  germá,  rossi,  llisó,  algúy 
anirá,  vindré,  canti,  Polinyá,  Novelé,  Bechi,  Beni- 
carió. 

Si  acaban  en  una  ó  más  consonantes,  no  se  acen- 
túan: gemech,  caduf,  desig,  bateig,  animal,  anell,  ensi- 
sam,  estany,  aljup,  calor,  azut,  calaix,  pareix,  remey, 
valent,  pagant,  asserp,  Sogorp, 

La  y  griega  final  y  la  /  latina  de  las  sílabas  aix,  eix, 
oix,  uix,  aunque  suenan  como  vocal,  se  consideran 
como  consonantes  para  los  efectos  de  la  acentuación. 

Exceptúanse  las  que  acaban  en  n,  en  s  precedida 
de  72  ó  vocal,  y  en  r/  precedida  de  vocal  formando 


(1)  No  debe  olvidarse  que  en  los  diptongos  valencianos  iu  y  ui,  car- 
ga siempre  el  acento  prosódico  en  la  /;  sólo  la  sílaba  uix,  en  que  la  / 
casi  forma  parte  de  la  x,  es  excepción  de  esta  regla. 


—  81  — 

diptongo:  anirán,  vindrán,  cabás,  entes,  precis,  gra- 
dos, confüs,  cacáu,  bevéu,  estíu,  remóu,  Alacuás,  Ma- 
salavés,  Taris,  Catadáu,  San  Feliu,  dijóus,  dillúns. 

2."'  Las  voces  llanas  terminadas  en  vocal  no  se 
acentúan:  filia,  mare,  casi,  carro,  entra,  fesme,  dislt, 
traulo;  Hevan,  sin  embargo,  el  acento  grave  la  é  y  la  ó 
abiertas  de  la  penúltima  sílaba,  como  en  térra,  vela, 
cóssi,  porche. 

Si  acaban  en  consonante,  se  acentúan:  cárrech^ 
tráfich,  Cálig,  Bárig,  dátil,  Anibal,  céntim,  canter.  Al- 
cacer, ánet,  mérit. 

Exceptúanse  las  que  acaban  en  las  consonantes  n 
ó  s  precedidas  de  vocal:  donen,  venen,  sintaxis,  Fóyos, 
Maseras. 

3.*  Todos  los  esdrújulos  se  acentúan:  máquina, 
música,  tórtola.  Barbera,  Naquera,  Penyiscola. 

Nota  bene.— Los  plurales  valencianos  deben  con- 
servar, por  regla  general,  la  acentuación  de  sus  res- 
pectivos singulares:  germáns,  rossins,  llissóns,  ge- 
méchs,  animáis,  anélls,  estánys,  reméys,  caláixos,  va- 
lénts,  assérps,  cacáus,  estius,  ñlles,  mares,  carros, 
cárrechs,  dátils,  céntims,  cánters,  mérits;  se  exceptúan 
únicamente  las  voces  agudas  terminadas  en  a  (sólo 
las  femeninas)  ó  en  s  precedida  de  vocal,  que  se  con- 
vierten en  llanas  al  pasar  al  plural,  como  tronaes, 
albaes,  cabasos,  precisos,  graciosos,  de  troná,  alba, 
cabás,  precis,  gracias;  las  agudas  en  ix  y  en  ig  que 
también  hacen  lo  mismo,  no  pierden  como  éstas  el 
acento  porque  ya  no  lo  llevan  en  el  singular:  calaix  y 
caláixos,  mateix  y  mateixos,  desig  y  desijos,  bateig  y 
batejos. 

Hay  casos  en  que  por  juntarse  á  la  dicción  algunos 
pronombres  como  afijos,  pasa  aquélla  de  unos  á  otros 


—  82  — 

grupos  de  los  que  estamos  estudiando,  y  hay  que  fi- 
jarse bien  en  ello  para  evitar  incorrecciones  en  la  acen- 
tuación; ejemplos:  mira,  míral,  míralo;  portea,  por- 
téala, portéamela;  permitís,  permiíismos,  permitis- 
mosho. 

Excepciones  y  explicaciones  relativas  á  las  tres 
reglas  anteriores. 

En  las  voces  agudas  donde  haya  encuentro  de 
vocal  fuerte  con  una  débil  acentuada,  ésta  llevará 
acento  ortográfico;  v.  g.:  país,  raíl,  pesích,  baúl,  reúll. 

Las  voces  llanas  terminadas  en  dos  vocales  se 
acentuarán  si  la  primera  de  éstas  es  débil  y  sobre  ella 
carga  la  pronunciación,  vayan  ó  no  seguidas  de  n,  de 
s  ó  de  M  final:  poesía,  tío,  cúa,  dúo,  tenía,  volía,  te- 
mes, volíen,  súa,júa,  súes,júen,  teníea,  voltea. 

Pero  siguen  la  regla  general  de  no  acentuarse  los 
vocablos  llanos  que  'finalizan  en  diptongo  ó  en  dos 
vocales  fuertes,  vayan  ó  no  seguidas  de  s  ó  /z  final: 
patria,  iglesia,  serio,  aigaa,  llengaa,  iglesies,  serios, 
llengües,  capien,  rabien,  dihaen,  crehuen,  albaes,tealaes. 

Si  hay  diptongo  en  la  sílaba  de  dicciones  agudas, 
llanas,  ó  esdrújulas  que,  según  lo  prescrito,  se  deba 
acentuar,  el  signo  ortográfico  irá  sobre  la  vocal  fuer-^ 
te  ó  sobre  la  /  si  el  diptongo  es  de  esta  con  la  a:  ca- 
piém,  sapiéa,  claaá,  riaá,  eslía,  hai,  recaít,  despaés, 
caídal,  ríate,  gaárdat,  tráamela,  báldales,  chialali. 

Acentúanse  ortográficamente  ciertos  monosílabos 
que  en  la  cláusula  se  pronuncian  con  acento  prosódi- 
co, para  diferenciarlos  de  otros  que  en  ella  no  suenan 
como  acentuados;  v.  gr.:  mes,  sustantivo,  y  mes,  ad- 
verbio de  comparación;  si,  conjunción  condicional,- y 
sí,  adverbio  de  afirmación;  se,  pronombre,  y  sé,  perso- 
na del  verbo  saber;  te,  pronombre,  y  té,  persona  del 


—  83  — 

verbo  tindre;  u,  conjunción  (1),  y  w,  pronombre  inde- 
terminado ó  adjetivo  numeral.  Ejemplos:  Ya  fa  mes 
d'  un  mes;  si  vóls  vindre  dignes  que  sí;  ya  sé  que  se  día 
aixina;  te  crida  perqué  té  por;  bó  u  mal;  el  ú  y  el 
dos  (2). 

La  mayor  acentuación  prosódica  que  en  la  cláusu- 
la toman  determinadas  voces,  cuando  se  emplean,  ya 
separadas  de  aquellas  á  quienes  se  refieren,  ya  con  én- 
fasis, ya  en  tono  interrogativo  ó  afirmativo,  pide  acen- 
to ortográfico  también,  innecesario  por  regla  general 
en  las  mismas  palabras;  ejemplos:  Anaren  al  mas  Vi- 
cent  y  Batiste,  éste  á  cavally  aquéll  en  bicicleta.  ¿Quí 
es?  ¿Qué  vóls?  ¡Cuan  bóna  es  la  mare!  De  les  dos  ger- 
manes  ¿á  quina  vóls  mes? 

Los  tiempos  de  verbo  que  llevan  acento  ortográfi- 
co, lo  conservan  aun  cuando  acrecienten  su  termina- 
ción tomando  un  afijo:  miréula,  dónamen,  escríumey 
conéixerloSf  pórtala,  posan. 

Los  dos  elementos  de  las  voces  compuestas  con- 
servan su  acentuación  prosódica,  y  deben  llevar  la 
ortografía  que  como  simples  les  corresponda;  v.  gr: 
cortésment,  ágilment,  Ilícitamente  ferrocarril,  porta- 
Ilibres. 

Los  términos  latinos  ó  de  otras  lenguas  usados  en 
la  nuestra,  y  los  nombres  propios  extranjeros,  se  acen- 
tuarán con  sujeción  á  las  leyes  prosódicas  para  las 
dhcciones  valencianas;  v.  gr:  Corpus,  accésit,  memo- 
rándum, París,  Tetuán,  Amiéns. 


(1)  Las  conjuciones  é,  ó,  y  la  preposición  d,  pueden  acentuarse,  aun- 
que no  hay  ninguna  razón  prosódica  que  abone  esta  costumbre. 

(2)  Los  pronombres  personales  mi,  tu,  ell,  no  deben  acentuarse  en 
valenciano,  puesto  que  no  pueden  confundirse  con  los  posesivos  y  el 
artículo,  que  es  lo  que  obliga  á  acentuarlos  en  castellano. 


CAPÍTULO  VIH 
De  los  signos  de  puntuación 


Los  que  se  emplean  en  valenciano,  como  en  caste- 
llano, son  los  siguientes:  coma  (,),  punto  y  coma  (;), 

dos  puntos  (:),  punto  final  (.),  puntos  suspensivos  ( ), 

interrogante  (¿?),  admiración  (¡!),  paréntesis  ( ),  dié- 
resis (••),  guión  (-),  comillas  («»),  raya  (— )  y  dos 
rayas  (=). 

Hacemos  uso  de  la  coma  para  separar  las  partes 
semejantes  de  una  misma  proposición,  ó  las  proposi- 
ciones que  tienen  poca  extensión,  ó  cuando  se  invierte 
el  orden  natural  de  ellas.  Ejemplos:  Mallorca^  Menor- 
CQy  Ibisüy  Formentera  y  Cabrera,  son  les  principáis  de 
les  isles  Balears. 

Se  usará  del  punto  y  coma  para  separar  las  propo- 
siciones semejantes  de  cierta  extensión,  las  que  se 
oponen  ó  comparan  entre  sí  por  medio  de  las  conjun- 
ciones adversativas  y  las  partes  principales  de  cual- 
quier período  cuyas  partes  subalternas  exijan  la  coma. 
Ejemplos: 

«Abaixa  á  mon  capsal  fosca  la  nit; 
mes  encara  tinch  T  ánima  despérta 
y  pie  de  dorats  sómnis  V  esperit.» 

T.  Llórente. 


—  86  — 

Se  emplearán  los  dos  p,untos  después  de  terminada 
una  frase,  cuando  se  sigue  otra  que  la  explica  ó  la 
aclara,  cuando  se  comienza  ó  termina  una  enumera- 
ción, y  al  citar  palabras  textuales;  en  este  último  caso 
el  primer  vocablo  de  la  cita  que  sigue  á  los  puntos  se 
empieza  con  letra  mayúscula.  Ejemplos: 

*si  hia  algún  ferit  ó  mórt..., 
eixa  era  la  seua  sórt: 
qui  reventa,  que  revente.> 

J.  EspiAu  Bellveser. 

Se  pone  punto  final  cuando  el  período  forma  com- 
pleto sentido,  de  modo  que  pueda  pasarse  á  otro  nue« 
vo  sin  quedar  pendiente  la  comprensión  de  aquél. 

Empleamos  los  punios  suspensivos  cuando  nos 
conviene  dejar  la  cláusula  incompleta  y  el  sentido  sus- 
penso; cuando  se  necesita  parar  un  poco  la  lectura 
expresando  temor  ó  duda,  ó  deseamos  sorprender  al 
lector  con  lo  inesperado  de  la  salida;  también  deben 
emplearse  cuando  se  copia  algún  texto  que  no  hay 
necesidad  de  insertar  íntegro,  indicando  así  lo  que  se 
omite.  Ejemplos: 

*En  mos  sómnis  en  forma 

te  mire  d'  ángel; 
pero...  ¡qué  mes  prengueren 

ells  que  semblarte!» 

F.  Barber  Bas. 

Se  pone  interrogante  al  principio  y  al  fin  de  las 
frases  interrogativas.  Ejemplos: 


-  87  — 

«¿Quétens?— li  diu  sa  mare,ni¡rantla  ab  uUsplorosos— 
¿Per  qué  has  perdut  les  roses  de  tos  colors  hermosos? 
¿Per  qué  reses  y  plores,  mirant  sempre  al  espay?» 

F.  PlZCUETA. 

La  admiración  se  emplea  antes  y  después  de  las 
interjecciones,  de  algunos  apostrofes,  y  de  todas  las 
frases  que  expresan  algún  vivo  movimiento  del  ánimo, 
como  la  sorpresa,  la  extrañeza,  el  terror,  la  indigna- 
ción, la  ternura,  la  piedad,  la  alegría,  etc.  Ejemplos: 

«¡Oh  térratremols  deis  póbles! 
¡Llampegades!  ¡Convulsións! 
¡Quí  sap  si  en  eixes  tempestes 
s'  áfona  ó  s'  aixeca  'I  mon! 

T.  Llórente. 

El  paréntesis  sirve  para  encerrar  palabras  ó  propo- 
siciones que,  aunque  pueden  suprimirse  sin  alterar  el 
sentido  de  la  frase  principal,  la  hacen,  sin  embargo, 
más  clara  ó  más  viva.  Ejemplos: 

«Perqué  (dit  siga  en  Ilahor 
deis  póbles  ahon  se  fa  encara) 
allí  el  tranquil  llaurador, 
donant  próves  de  valor, 
mira  el  perill  cara  á  cara.» 

J.  EspiAu  Bellveser. 

Las  comillas  se  ponen  al  principio  y  al  final  de  las 
frases  que  se  citan. 

El  guión  sirve  para  indicar  que  una  palabra  está 


^  88  — 

partida,  ya  sea  por  no  caber  entera  al  final  de  un 
renglón,  ó  por  otra  causa  cualquiera. 

Se  usa  la  raya  para  anunciar  en  los  diálogos  el 
cambio  de  interlocutor  y  evitar  la  repetición  de  dijo, 
respondió,  etc. 

Las  dos  rayas  sólo  se  emplean  actualmente  en  las 
copias  para  denotar  que  en  el  original  se  pasa  á  pá- 
rrafo distinto. 


flbYERTENCW  FIN/1L 


Aunque  haya  tenido  ía  suficiente  paciencia  para 
estudiar  con  detención  y  cariño  cuanto  hasta  aquí  lle- 
vamos escrito,  no  crea,  sin  embargo,  el  joven  que 
aspire  á  escribir  bien  el  valenciano,  que  lo  tiene  ya 
todo  hecho;  no  es  bastante,  en  efecto,  saber  cuándo 
se  ha  de  emplear  una  letra  y  cuándo  otra;  no  basta 
colocar  los  acentos  en  los  casos  y  en  los  sitios  que  la 
ortografía  enseña;  es  necesario,  además  de  todo  esto, 
y  aun  antes  que  ello,  elegir  bien  las  palabras  que  sean 
netamente  valencianas  y  separarlas  debidamente  no 
haciendo  una  de  dos,  ni  dos  de  una  sola. 

Porque  lo  que  ocurre  actualmente  con  el  valencia- 
no escrito,  no  ha'  ocurrido  jamás  en  ninguna  lengua 
literaria  del  mundo,  y  estoy  seguro  de  que  se  han.de 
resistir  á  creerlo  quienes  no  hayan  leído  escritos  va- 
lencianos; que  hombres  que  escriben  correctamente 
en  castellano,  escriben  su  lengua  propia  como  pudiera 
escribirla  el  soldado  ó  el  labriego  menos  letrado. 

Léase,  en  comprobación  de  esto,  cualquier  publi- 
cación valenciana  del  grupo  popular,  desde  las  obras 
de  Escalante,  hasta  los  Ilibrets  de  falla,  pasando  por 


-  90  - 

El  cuento  del  damenche,  El  Palleter,  La  Tronó  y  de- 
más periódicos,  comedias  y  sainetes,  y  se  verá  que 
escritores  á  quienes  les  caería  la  cara  de  vergüenza 
si  se  les  probara  que  habían  escrito  en  castellano: 
man  dicho,  ó  mean  dicho,  teas  caído,  lotro  día,  y  otras 
incorrecciones  por  el  estilo,  escriben  á  todas  horas  en 
valenciano,  que  es  su  lengua  propia,  man  dit,  tos 
caigut,  latre  día;  trabucan  los  pronombres  posesivos 
hasta  el  punto  de  emplear  indistintamente  masculinos 
y  femeninos;  y  estampan  al  pie  de  la  letra  barbarida- 
des del  vulgo,  como:  pos,  sensia,  antenimeni,  astirar; 
porque  escribiendo  en  valenciano,  no  hay  en  esta 
tierra  quien  se  avergüence  de  nada. 

Tampoco  es  motivo  de  temor  para  quien  estima  su 
reputación  literaria,  el  escribir  el  valenciano  como  lo 
hablan  los  muchachos  aragoneses  dependientes  de 
comercio  al  cabo  de  unos  meses  de  trato  con  sus 
parroquianos  de  la  huerta;  es  decir,  empleando  pala- 
bras castellanas,  más  ó  menos  valencianizadas;  abra 
el  lector,  en  prueba  de  esto,  el  último  semanario  va- 
lenciano que  haya  llegado  á  sus  manos  y  de  seguro 
que  tropieza  en  seguida  con  los  verbos  crusar,  redon- 
dechar,  rellampaguechar,  fijar,  despejar,  y  sustanti- 
vos, adjetivos  y  participios,  como:  cuadro  colgat, 
troche  dominguero,  envolt,  lujo,  renombrat,  temblores, 
desalient,  bastant,  espejisme... 

Cuídese,  sin  embargo,  de  caer  en  el  extremo  con- 
trario al  huir  de  este  escollo,  pues  lo  mismo  se  peca 
por  carta  de  menos  que  por  carta  de  más;  y  si  es  malo 
abusar  del  castellanismo,  no  es  mejor  inclinarse  al 
catalanismo,  y,  sobre  todo,  al  catalanismo  afrancesa- 
do que  está  hoy  de  moda,  hasta  el  punto  de  saltar  por 
encima  del  nosaltres,  el  papalló  y  el  aixecar,  para 


-  91  - 

llegar  hasta  el  nombre^  el  embaumar  y  el  amusant; 
que  á  esto  se  ha  llegado  también  en  escritos  valen- 
cianos. 

Es  preciso,  pues,  tener  todo  esto  muy  presente  y 
no  dar  el  espectáculo  lamentable  de  que  los  mismos 
que  pretenden  pasar  por  restauradores  y  cultivadores 
de  la  literatura  valenciana,  sean  los  que  consciente  ó 
inconscientemente  hagan  lo  posible  para  convencer  á 
todo  el  mundo  de  que  los  valencianos,  no  sólo  no 
sabemos  escribir  nuestra  lengua  propia,  sino  que  ni 
siquiera  sabemos  hablarla. 


CATALOGO 


DE 


VOCES    DE    ESCRITURA    DUDUSA 


A 

Ajudar 

Atrevit 

Ajocar 

Atribut 

Abadejo 

Ajuntar 

Auxiliar 

Abjurar 

Ajupir 

Avant 

Abrasar 

Alcira 

Au 

Abrassar 

Algemesí 

Aucell 

Accident 

Algeps 

Avís 

Acachar 

Alger 

Avespa 

Acció 

Algimia 

Axioma 

Achatar 

Alginet 

Achicar 

Aljup 

E 

Achispar 

Ambició 

Adjudicar 

Ambulant 

Bachiller 

Afegir 

Amparar 

Badal! 

Afluixar 

Ángel 

Baixar 

Aginollar 

Archiu 

Bajóca 

Aissa 

Argila 

Baladre 

Aissá 

Arruissar 

Baldat 

Aixó 

Assut 

Ball 

—  94 


Barcheta 

Boto 

Celos 

Bar  re  jar 

Brisa 

Cendra 

Basa  (baza) 

Bróssa 

Cendre 

BaSSa  (balsa) 

Bruixa 

Cep 

Bárig 

Briiixula 

Cera 

Batall 

Buit 

Cércol 

Bateig 

Burjasót 

Cért 

Batejar 

Certamen 

Batre 

CJj  .1^  Certesa 

Bechi 

Cervell 

Bellea  (belleza) 

Cabestre 

Cervo 

Bélgida 

Cabessó 

Ciencia 

Bena 

Cabiró 

Científic 

Beníajar 

Cabré 

Cilici 

Beniarjó 

Cabut 

Cinc 

Benifaraig 

Cacherulo 

Cincuanta 

Beure 

Caixa 

Ciprer 

Bevedor 

Cálig 

Cirera 

Biéni 

Calis 

Ciri 

Bisnet 

Calvari 

Ciruja 

Bochí 

Capsa 

Citar 

Bóig 

Carcaixent 

Civil 

Boix 

Carchófa 

Civilisació 

Boj  a 

Cartagena 

Ciutat 

Bolig 

Casa  (habitación) 

Ciutadá 

Bolquer 

Casarse 

Coche 

Bos 

CaSSa  (caza) 

Combatre 

Bossa 

CaSSar  (cazar) 

Convencer 

Borracho 

Cavall 

Convindre 

Borraja  (planta) 

Cavaller 

Cosí 

Bot 

Ceba 

Cóssi 

Botar 

Cebollí 

Cóva 

Bota 

Cél 

Covar 

95 


Cóve 

Chispa 

Desviar 

Creixer 

Chiular 

Desvirtuar 

Creu 

Chiva 

Dea 

Creuar 

Chocolate 

Déu 

Crehuela 

Chbdos 

Deure 

Creure 

Chop 

Deute 

Clau 

Chorís 

Devallar 

Clahuet 

Chorrar 

Dicha 

Clahueta 

Chufa 

Dichos 

Chiililla 

Digerir 

Ch 

Chulla 

Digitado 

Chuplar 

Dijous 

Chafar 

Diligencia 

Chala 

D 

Dimats 

Chansa 

Dirigir 

Chapa 

Dacsa 

Divéndres 

Chapí 

Davant 

Dól 

Changlót 

Debaes 

Dóldre 

Charrar 

Débil 

Dona 

Chasco 

Debilitat 

Donació 

Chato 

Deixar 

Donar 

Chavo 

Dejunar 

Dót 

Che 

Dejuni 

Dotació 

Chella 

Desbaratar 

Dotse 

Chelva 

Desbastar 

Dumenge 

Chest 

Desbrossar 

Chért 

Deshonest 

E 

Chera 

Deshonrar 

Chic 

Desig 

Ebaniste 

China 

Desijar 

Egipte 

Chincha 

Desllavassar 

¡Eh! 

Chincharra 

Desossar 

Eix 

Chirivella 

Desullar^ 

Eixaróp 

-  96  - 

Eixe 

Enteniment 

Estrenar 

Eixeringa 

Entusiasmar 

Estrambótich 

Eixecutar 

Envasar 

Estudiar 

Eixércit 

Enveja 

Esvarar 

Eixir 

Envellir 

Evangéli 

Eixugar 

Enviar 

Evidencia 

Elecció 

Enviscar 

Evolució 

Elegir 

Escarbar 

Examen 

Embaixador 

Escarramar 

Excelent 

Embalar 

Esclafar 

Excepció 

Embarcar 

Esclafit 

Excés 

Embargar 

Esclavitut 

Exigir 

Embastar 

Esclavó 

Existencia 

Embassar 

Escoltar 

Éxit 

Embeure 

Escombrar 

Explicar 

Embolicar 

Escrivá 

Extracte 

Emborrachar 

Escrivent 

Extranger 

Embrutar 

Eslida 

Extraure 

Embruixar 

Esperar 

Extrem 

Embut 

Espigar 

Empélt 

Esplugar 

F 

Empeltar 

Esponja 

Encaixar 

Est 

Facha 

Encendre 

Este 

Faig 

Encisam 

Esteva 

FaiSSá  (ave) 

Encharcar 

Esteva 

Faixa 

Endevinar 

Estimar 

Faixar 

Endivia 

Estivar 

Farol 

Endurse 

Estiu 

Farolejar 

Enfit 

Estival 

Fava 

Engendrar 

Estívella 

Favor 

Enjorn 

Estora 

Fecha 

Entendre 

Estovar 

Fege 

97 


Feix 

Fél 

Ferrija 

Ficha 

Filióla 

Fingir 

Fisiología 

Fixar 

Fluix 

Fluixejar 

Foja 

Forjar 

Formage 

Fórsa 

Forsejar 

Fóssa 

Fossar 

Fregir 

Fugir 

Fullejar 

Fussar 

G 

Ganivet 

Garba 

Garbejar 

Garbell 

Gassa 

Gavina 

Gél 

Gelar 

Gemecar 


Géndre 

Generació 

General 

Género 

Géneros 

Génit 

Genital 

Geniva 

Genova 

Genovés 

Genoveva 

Gens 

Gent 

Gentil 

Gentilla 

Gepa 

Germá 

Gérra 

Gertrudis 

Gervasi 

Gesmil 

Gestalgar 

Gil 

Gilet 

Gimnasia 

Ginebra 

Ginebre 

Giner 

Ginesta 

Ginet 

Ginjol 

Ginoll 

Gipó 


Girasol 

Girar 

Girona 

Gitano 

Gitar 

Góig 

Gojar 

Gosar 

Gracia 

Grassa 

Grava 

Groe 

Grós 

H 

Habit 

Habitació 

Haca 

Hacienda 

Hacha 

Haja    (dehaver) 

Ham 

Haver 

Hebreu 

Hedra 

Herba 

Herbolari 

Herencia 

Heretat 

Heréu 

Héroe 

Hidrógeno 


98  - 


Higiene 

Impúber 

Jove 

Himne 

Indigent 

Joya 

Historia 

Indigest 

Juan 

Hivérn 

Indici 

Juár 

Home 

Indulgencia 

Jubiléu 

Homicidi 

íngenuitat 

Judaísme 

Honest 

Inteligencia 

Judío 

Honor 

Invalit 

Juge 

Honra 

Invenció 

Juí 

Hora 

Inventari 

Julia 

Horchata 

Invicte 

Juliól 

Horó 

Junch 

Horror 

J 

Junt 

Hórt 

Junta 

Hortolá 

Jacinto 

Juny 

Hóspe 

jamay 

Jupa 

Hospici 

Jáquera 

Júquer 

Hostal 

Jaqueta 

Jurament 

Hóste 

Jaume 

Jurar 

Hostia 

Ja  valí 

Jurat 

Huí 

Javia 

Jusép 

Huit 

Jehová 

Jusgat 

Huitanta 

Jeremies 

Just 

Humanitat 

Jeresa 

Justicia 

Humil 

Jeróni 

Juventut 

Humor 

Jesús 

Huracá 

Jóch 
Jolivert 

L 

I 

Jónech 

Jopetí 

Llabi 

Image 

Jordi 

Llamp 

Imaginar 

Jornal 

Lian ja 

Imaginado 

Jota 

Llantia 

99  — 


Llansar 

M 

Mig 

Llauger 

Migdía 

Llaurador 

Macer 

Mijá 

Llavar 

Maciá 

Minerva 

Llavor 

Magia 

Minvar 

Llegir 

Mágich 

Miseria 

Llegislar 

Magisteri 

Miserable 

Llegiste 

Magistral 

Missa 

Llegítim 

Mahometá 

Missal 

Llevant 

Maig 

Missericórdia 

Lley 

Malva 

Moble 

Lleíuga 

Malvat 

Mochilla 

Lleig 

Malví 

Moíxent 

Lleja 

Marbre 

Moixeta 

Lletra 

Macha 

Mola 

Lliteratura 

Macho 

Moldre 

Lliberal 

Magestat 

Molt      (Mucho) 

Lübertat 

Major 

MÓlt      (Molido) 

Llicsó 

Majoría 

Móll 

Llissó 

Mancha 

Molla 

Lliurar 

Manchar 

Mon 

Llop 

Manossejar 

Mont 

Llorejar 

Martirisar 

Monja 

Llóca      * 

Masover 

Morería 

Llógica 

Massejar 

Moro 

Llonja 

Máxima 

Morrejar 

Lloréns 

Marejar 

Mórt 

Llosa 

Mege 

Mós 

Llúcia 

Mél 

Mossegar 

Lluciá 

Melós 

Móvil 

L  lacena 

Menjar 

Moviment 

Lluír 

Meua 

Moure 

Lliiis 

Mehues 

Mussól 

100 


N 

Olla 

Pege 

Oliva 

Pedrís 

Navaixa 

Oliva 

Péndula 

Navegar 

Om 

Penjar 

Ñau 

Ór 

PenjoU 

Naufragi 

Órfe 

Perdició 

Nebot 

Órgue 

Perfecció 

Nérvi. 

Orióla 

Perjuí 

Nervios 

Orseta 

Permís 

Netejar 

Ós 

Pijor 

Neu 

Ósea 

Picher 

Nevar 

Ou 

Pilota 

Nicho 

Ohuet 

Plaja 

Nihuet 

Ovella 

Plancha 

Niu 

Ovispo 

Pluja 

Niuá 

Oxígeno 

Porche 

Niveli 

Oyent 

Posar 

Nóm 

Precís 

Nósa 

P 

Previssió 

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PüSSÓl 

Pañis 

Oca 

Passejar 

r\ 

Óci 

Passió 

^ 

Ocios 

Pateig 

Occident 

Patejar 

Quéixa 

Ódi 

Paterna 

Quince 

Oír 

Pechina 

Quixal 

101 


R 

Ribas 

Sagunt 

Ribarrója 

Salvage 

Rafélbunyól 

Ribera 

Salvia 

Raja 

Ribereño 

Sao 

Rajóla 

Ribesalbes 

Sargento 

Rajoleta 

Rissa 

Savia 

Ras 

Rissar 

Secció 

Rasa 

Roba 

Sedavi 

Rassa 

Roca 

Servici 

Rave 

Rocam 

Sérra 

Rebre 

Rocafórt 

Sessió 

Rebotar 

Rógle 

Set 

Recalsar 

Róig 

Sét 

Regent 

Roja 

Setse 

Régimen 

Rojura 

Sexo 

Regiment 

Romans 

Séxt 

Regió 

Rosa 

Sexual 

Regir 

Rosar! 

•   Sija 

Regirar 

Roser 

Silogisme 

Reixa 

Rosegar 

Sis 

Relijó 

Rossar 

Sissanta 

Relónje 

Rossí 

Só 

Rellám 

Rótul 

Soca 

Rellampegar 

Rovell 

Sofre 

Reso 

Sogorb 

Resar 

S 

Sógra 

Resóldre 

Sol 

Revisar 

Sabater 

Sóli 

Reviure 

Sabi 

Sólt 

Revolar 

Sabó 

Soltar 

Revólta 

Sacsó 

Son  (de  ser) 

Revolució 

Sacsar 

Son  (sueño) 

Revólver 

Sagí 

Sort  (sordo) 

102 


SÓrt  (suerte) 

Tragedia 

Ungía 

SótdeChera 

Trágich 

Univers 

Succió 

Traginar 

Universitat 

Sugerir 

Tramús 

Urgen 

Sugestió 

Transacció 

Urgencia 

Suja 

Transigir 

Urgent 

Sujecció 

Travessar 

Usage 

Sujécte 

Treballar 
Trescents 

User  es 

T 

Trespól 
Tretse 

V 

Tabac 

Tro 

Vaca 

Tabal 

Trobar 

Vacacions 

Tacha 

Tronar 

Vagar 

Tangent 

.tros 

Valdré 

Tánger 

Trossejar 

Valencia 

Tarónja 

Trót 

Valent 

Taronjer 

Trotar 

Valí 

Tarrons 

Trotejar 

Valla 

Tarros 

Trovar 

Vara 

Teixir 

Truja 

Varal 

Tenalles 

Tutejar 

Vas 

Terbol 

Tutela 

Vast 

Teról 

Vat 

Terrafeig 

ü 

Veden 

Text 

Vega 

Tirig 

U 

Vegetal 

Tisores 

Ultraje 

Vehueta 

Torbar 

un 

Vela 

Tossal 

Ullejar 

Vell 

Tovalles 

Un 

Vellea 

Traducció 

Una 

Vellut 

Trage 

Unció 

Velluter 

103 


Vena 

Vicios 

Volar 

Vencer 

Vidre 

Voler 

Vensut 

Vigilant 

Volca 

Vent 

Vilahermosa 

Volcar 

Ventre 

Vilüjoyosa 

Vólta 

Vérb 

VilanóvQ 

Voltejar 

Veremar 

Vi  lar  real 

Vóra 

Verger 

Vilavella 

Voretar 

VerUat 

Vint 

Vosté 

Vérs 

Violencia 

Vóstre 

Vért 

Vise 

Vót 

Veta 

Vissió 

Votar 

Veu 

Vístabella 

Vi 

Vitoria 

Viajar 

Víure 

Viaje 

Viver 

Ya 

Vicént 

Vocació 

Yo 

Vicente  ta 

Vocal 

Vici 

Vól 

Algo  sobre  fonología  valenciana 


(1) 


Si  bien  es  verdad  qne  ninguna  de  las  lenguas  lite- 
rarias ha  logrado  realizar  todavía  el  bello  ideal  de 
todas  ellas,  que  es  el  de  tener  un  signo  para  cada 
sonido  y  un  solo  sonido  para  cada  signo,  no  cabe  la 
menor  duda  de  que  siendo  hoy  fonética  la  escritura 
en  todos  los  pueblos  civilizados,  conviene  estudiar 
con  la  mayor  atención  las  leyes  prosódicas  de  un 
idioma,  si  se  quieren  resolver  con  verdadero  conoci- 
miento de  causa  los  problemas  que  puedan  surgir  al 
fijarlo  gráficamente. 

Pero  este  estudio,  que  para  ser  completo  debe  ser 
retrospectivo,  es  decir,  comparativo  entre  la  fonética 
de  una  lengua  en  el  pasado  y  en  el  presente,  es  difici- 
lísimo, porque  hasta  el  reciente  descubrimiento  dei 
fonógrafo  no  ha  sido  posible  fijar  de  manera  precisa 
é  indudable  los  sonidos  para  transmitirlos  á  la  pos- 
teridad. 

Sin  embargo,  con  un  poco  de  atención  y  de  pa- 
ciencia para  investigar,  no  es  completamente  imposi- 


(1)    Publicado  en  el  Almanaque  de  <Las  Provincias^  del  año  1899. 


—  106  — 

ble  allegar  datos  en  los  documentos  escritos  de  pasa- 
das edades  para  dilucidar  los  problemas  relativos  á 
la  prosodia. 

De  entre  los  documentos  escritos,  son  los  más 
útiles  para  este  estudio  las  obras  en  verso,  pues  la 
harmonía  de  éste  y  la  rima  son  factores  importantes 
que  en  todo  tiempo  pueden  servir  de  piedra  de  toque 
para  comprobar  la  manera  como  un  poeta  habla  su 
lengua;  siempre,  naturalmente,  que  de  buenos  poetas 
se  trate. 

Son  asimismo  preferibles,  á  mi  ver,  los  documentos 
impresos  á  los  manuscritos,  porque  éstos  son  general- 
mente debidos  á  escribientes  ó  copistas  de  escasa 
ilustración,  mientras  que  en  lo  impreso,  fácil  de  corre- 
gir en  las  pruebas,  es  más  común  la  intervención  del 
autor  (1);  puede  haber  en  éstos  más  errores  pequeños 
que  en  aquéllos  (erratas  de  imprenta),  pero  no  tantos 
prejuicios  por  falta  de  ilustración. 

Estudiando,  pues,  los  libros  valencianos  de  los 
siglos  XV  y  XVI,  se  puede  adelantar  mucho  en  el 
conocimiento  de  nuestra  lengua;  y  como  es  este,  des- 
graciadamente, un  estudio  que  todos  hemos  hecho 
poco,  á  pesar  de  su  indudable  importancia,  me  atreví 
hace  poco  á  llamar  hacia  él  la  atención  de  los  escri- 
tores valencianos  en  una  de  las  conferencias  en  la 
sociedad  Lo  Rat  Penat,  sacando  varias  notas  de 
algunos  antiguos  libros  valencianos,  las  cuales  me 
sirven  hoy  para  confeccionar  el  presente  articulillo, 
que  no  tiene  otro  objeto  que  el  que  acabo  de  indicar; 
el  de  llamar  la  atención  de  los  escritores  de  Valencia 


(1)  Prueba  esto  uno  de  los  libros  que  citaremos  más  adelante,  Lo 
procés  de  les  olives,  en  el  cual  se  nota  muy  bien  la  diferencia  de  orto- 
grafía entre  los  poetas  que  intervienen. 


—  1U7  — 

acerca  de  estos  asuntos,  á  fin  de  que  se  ponga  pronta 
remedio  al  desbarajuste  actual  de  la  gramática  de 
nuestra  lengua;  desbarajuste  que  todos  lamentamos, 
pero  que  nadie  se  atreve  á  corregir. 

Como  este  es  un  asunto  de  autoridad,  he  procura- 
do que  los  libros  de  que  proceden  las  notas  compro- 
bantes, sean  precisamente  los  más  antiguos  impresos 
en  Valencia  y  escritos  por  poetas  de  indiscutible 
valer,  por  clásicos,  por  verdaderas  autoridades  en 
nuestra  lengua;  estos  libros  son  los  siguientes: 

Les  obres  ó  t  robes  en  lahors  de  la  Ver  ge  María.— 
Colección  de  poesías  valencianas  de  los  mejores 
poetas  de  aquella  época,  impresa  en  Valencia  en  1874; 
primer  libro  impreso  en  España  (1). 

Lo  procés  de  les  olives  e  disputa  deis  jovens  y  deis 
re//5.— Disputa  en  que  intervienen  los  poetas  Fenollar, 
Moreno,  Vinyolas,  Gagull,  Portell  y  un  anónimo  que 
se  firma  Lo  s//7í//c/z.— Impresa  en  Valencia  por  Lope 
de  la  Roca,  en  1497. 

Lo  sómpni  de  Johan  Johan,  per  Mosen  Jaume  Ca- 
güil Cavaller.— Impreso  en  Valencia,  por  Lope  de 
la  Roca,  en  1497. 

Libre  de  concells,  fet  per  lo  magnífic  mestre  Jaume 
Roig.— Impreso  en  Valencia,  por  Francisco  Díaz  Ro- 
mano, en  1531. 

Y  vamos  á  ver  lo  que  estos  libros  nos  dicen  sobre 
fonología. 

* 


(1)  Hoy  es  ya  popular  este  precioso  incunable,  gracias  á  la  esmerada 
reimpresión  hecha  recientemente  por  el  editor  Sr.  Aguilar,  que  ayudado 
por  el  erudito  tipógrafo  D.  Andrés  Ferrer,  ha  conseguido  hacer  un  ver- 
dadero facsímil  de  la  primera  edición. 


—  108  — 

Del  sonido  de  las  vocales,  poco  hay  que  decir; 
eran  éstas  en  el  siglo  XV  las  mismas  siete  que  hoy 
tenemos. 

Respecto  á  si  los  valencianos  de  entonces  tenían 
el  diptongo  prosódico  de  ae  como  los  catalanes  y 
como  lo  tienen  hoy  algunos  pueblos  valencianos  (Al- 
coy,  Sueca  y  muy  pocos  más),  me  decido  por  la  ne- 
gativa, pues  no  he  podido  encontrar,  ni  una  sola  vez 
entre  nuestros  poetas  de  entonces  quien  haga  conso- 
nantes \2i  a  y  \di  e,y  en  cambio,  el  catalán  Vallmanya, 
en  su  poesía  inserta  en  Les  Tróbes,  escribe: 

Alt  es  lo  cors,  quis  consagra  sus  lara 
Lar  bell  e  net  es  per  vos  dedeu  mare. 

(Llamo  hacia  esto  la  atención  de  los  que  creen  que 
ya  entonces  el  catalán  y  el  valenciano  eran  dos  len- 
guas diferentes  y  que  deben  seguir  siéndolo.) 

Pero,  si  no  había  diferencia  entre  antiguos  y  mo- 
dernos valencianos  en  el  sonido  de  las  vocales,  la  ha- 
bía, al  parecer,  y  grande,  en  la  manera  de  pronun- 
ciarlas al  estar  unidas  en  una  misma  palabra:  así,  por 
ejemplo,  hoy  decimos  rei-na,  o-ra-ció;  mientras  nues- 
tros antepasados  separaban  estas  vocales  y  decían 
re-i-na,  o-ra-ci-ó;  cosa  que  puede  comprobarse  fácil- 
mente hojeando  cualquier  libro  de  aquella  época. 

Para  no  abusar  de  las  citas,  véanse  tan  sólo  estas 
dos: 

Coronada  molt  contenta 

En  la  saluació  (sa-lu-a-ci-ó) 

Quant  humil  feta  serventa 

Fui  del  fill  concepció  (con-cep-ci-ó). 

(Les  Trabes.  Respósta  de  la  gloriosa  Verge  María.) 


—  109  - 

Compáselo  me  fa  esser  vehina 
Y  entrar  en  part  hon  may  tinguí  posada 
Ques  tan  gran  cort  niolt  excellent  reyna 
Hon  res  de  meii  siy  sopa  no  si  dina 
Hi  per  gom  par  quey  estich  manleiiada. 

(Lo  Sómpn/.— Signatura  e.) 

Y  pasemos  á  las  consonantes:  la  mayoría  de  estas- 
no  han  variado;  pero  hay,  en  cambio,  tres  que  son 
hoy  completamente  desconocidas  en  esta  ciudad,  aun- 
que se  conservan  en  gran  parte  del  reino:  son  estas  la 
Vy  la  S  suave  y  la  Ch  suave. 

Para  convencerse  de  que  estas  letras  se  pronun- 
ciaban antiguamente,  basta  mirar  con  alguna  atención 
los  escritos  de  los  poetas  de  entonces. 

B  y  U.— Poco  hay  que  decir  de  estas  dos  letras; 
no  recordamos  haber  visto  nunca  que  los  poetas  anti- 
guos las  consonantarán  entre  sí,  como  lo  hacen  algu- 
nos modernos  valencianos  de  la  capital,  y  muchos 
castellanos  que  también  las  confunden. 

5  fuerte  y  S  suave.— También  marcan  la  diferencia 
entre  estas  dos  letras  los  poetas  antiguos  y  no  las 
confunden  en  la  rima:  la  fuerte  la  escriben  doble, 
como  la  rr,  cuando  no  es  p  ó  c  antes  de  e  i. 

En  Les  Trobes  abundan  los  ejemplos:  Jordi  Cente- 
lles rima  rosa^  esposa  y  closa;  Bernat  Fenollar,  avanga 
y  Franga,  Mantesa  y  saviesa;  Bernat  Despuig,  rigoro- 
sa y  victoriosa,  cobeianga  y  semblanga;  Arcis  Vi n yo- 
les, preciases  y  luminoses;  etc.,  etc. 

También  en  Lo  Sómpni  se  lee:  ¿/oses,  coses  (b  ij) 
caga,  gaga,  gogos,  mogos  (d  iiij  vuelto);  causa,  pausa^ 
pressa,  deessa  (d  viij  vuelto);  atiesa,  ofesa  (f  vuelto); 
falssa,  salssa,  nosa,  glosa  (i  v);  y  otros  mil. 


-  lio  - 

Cualquier  habitante  de  las  comarcas  valencianas 
en  que  se  pronuncian  las  dos  eses,  puede  comprobar 
que  aun  hoy  son  consonantes  las  voces  que  hemos 
puesto  como  ejemplo. 

Ch  y  G.— En  las  lenguas  neolatinas  tenemos  cuatro 
sonidos  de  ch:  la  continua  ó  fricativa  fuerte  (ch  fran- 
cesa ó  x^  catalana);  la  continua  ó  fricativa  suave 
(j  francesa  y  catalana)  la  explosiva  fuerte  (ch  caste- 
llana ó  c  italiana  antes  de  e  i,  ce  ci);  y  la  explosiva 
suave  (g  italiana  antes  de  e  /,  ge  gi). 

De  estos  cuatro  sonidos,  los  franceses  sólo  em- 
plean dos  (1):  la  continua  fuerte  (chifler,  chocolaf)y  la 
continua  suave  Jesús,  girafe.) 

Los  italianos,  en  cambio,  sólo  tienen  las  dos  ex- 
plosivas (cittá,  cioccolata,  Gesu,  giraffa.) 

Los  castellanos  sólo  tienen  una,  la  explosiva  fuerte 
(chico,  chocolate),  y  substituyen  la  explosiva  suave 
con  la  y  árabe  que  no  conocen  los  demás  latinos  (Je- 
sús, girafa.) 

Los  catalanes  (fíjense  en  esto  los  escritores  valen- 
cianos) sólo  emplean  las  dos  continuas  como  los  fran- 
ceses; pero  con  la  diferencia  ortográfica  de  que  la 
fuerte,  ó  sea  la  ch  francesa,  la  escriben  x  (xiflar,  xo- 
colat),  aunque  la  pronuncian  lo  mismo  que  los  fran- 
ceses, y  no  como  la  ch  castellana,  ni  como  la  jc. 

En  cuanto  á  los  valencianos,  hay  que  distinguir 
entre  los  del  centro  y  los  de  las  comarcas  extremas 
del  reino:  los  de  la  capital  y  su  provincia  tienen  hoy 
las  dos  fuertes  y  ninguna  débil,  y  escriben  la  fuerte 


(1)  Es  inútil  advertir  que  aquí  sólo  nos  referimos  á  lo  que  podría 
llamarse  pronunciación  oficial  y  que  prescindimos  de  las  diferencias 
que  puede  haber  entre  las  distintas  comarcas  tanto  de  Francia  como  de 
Italia  y  de  España. 


—  111  — 

continua  ó  ch  francesa  con  x,  como  los  catalanes  (Xá- 
tiva,  coixí),  y  la  fuerte  explosiva  ó  ch  castellana  de 
varias  maneras  que  luego  indicaremos.  Los  de  las  co- 
marcas extremas,  ó  sean  alicantinos  y  castellonenses, 
usan  las  dos  explosivas,  como  los  italianos,  y  tal  vez 
en  algunos  pueblos  la  continua  fuerte;  aunque  creemos 
que,  al  menos  en  la  Plana,  ésta  la  convierten  en  s  fuer- 
te, reíssa,  coissí. 

Tenemos,  pues,  que  ninguno  de  los  pueblos  neo- 
latinos emplea  los  cuatro  sonidos,  y  que  cada  uno  de 
éstos  se  representa  en  los  distintos  pueblos  por  dife- 
rentes signos:  la  ch  continua  fuerte  es,  en  la  ortogra- 
fía francesa  ch  y  en  la  catalana  x;  la  continua  suave 
es  según  los  casos  (por  etimología)  y  ó  ^  para  unos  y 
otros;  la  explosiva  fuerte  es  ch  en  la  gramática  caste- 
llana y  ce  ci  en  la  italiana;  la  explosiva  débil, ^e  ^/en- 
tre los  italianos. 


*  * 


Y  los  valencianos  ¿qué  hacemos  de  estos  sonidos? 
En  lo  hablado  ya  hemos  marcado  las  diferencias  que 
hay  entre  las  diversas  comarcas;  en  lo  escrito...  hace- 
mos un  batiburrillo,  una  merienda  de  negros;  hay  quien 
escribe  con  ch  todos  los  matices,  fuertes  ó  suaves,  y 
hay  quien  los  escribe  todos  con  gó  j;  y  ni  una  cosa  ni 
otra  tienen  legitimación  posible.  Lo  legítimo,  lo  clá- 
sico, lo  castizo  en  ortografía  valenciana,  es  escribir 
la  ch  francesa,  ó  sea  la  continua  fuerte  con  x,  como 
los  catalanes  (xarop,  coixi);  la  explosiva  suave,  con 
g  ój  según  la  etimología  (Jesús,  geníva);  y  la  explo- 
siva fuerte  con  ch  como  los  castellanos  (chala,  chiqíiet, 
porche,  dicha.) 


—  112  - 

Y  como  serían  ociosos  cuantos  argumentos  expu- 
siéramos en  favor  de  esto  por  nuestra  cuenta,  puesta 
que  se  trata  pura  y  simplemente  de  un  criterio  de 
autoridad,  ahí  van  en  montón  una  porción  de  citas 
de  los  clásicos  valencianos  antes  nombrados;  y  quien 
desee  mayor  caudal  de  ellas,  que  las  busque  en  sus 
fuentes. 

Les  Tróbes  (1).— Berenguer  Cardona:  Sagrat  va- 
xell  archiii  sobreycellent. — Joan  de  Nágera:  E  donchs 
qui  pot  áir  en  tal  sement  tacha  (2).— Miqualot  Perec: 
En  res  en  vos  de  tacha  no  volia:  Vos  son  larchiu  de 
grades  cumplida.— ]aume  Gagull:  E  bell  palaii  y  ar- 
chín dorado:  A  grans  e  chichs  y  á  tots  en  general. — 
Genis  Fira:  Archiu  sagrat  hon  reposa  non  mesos. 

Lo  procés  de  les  olives  (3).— Ni  com  de  la  closca 
lo  chich  caragol  (a  ij):  puig  que  sia  destre  deffer  bon 
choquer  (c  vj  vuelto):  y  á  voltes  li  tira  lo  macho  gran 
co?  (c  vij):  per  que  ja  no  punchen  los  seus  esperóns 
(c  vij  vuelto):  román  en  la  percha  estés  y  penjat  (c 
viij):  soltauli  donchs  vos  lo  vostre  charnego  (d  vuelto): 
donchs  á  Joachim  donauli  Sentana  (d  vij):  del  chich 
fins  al  rey  (e  x). 

Lo  sompni  de  Jo  han  Jo  han.— Que  sils  sou  prop  sois 
lo  chiu  chiu  bastaxordarvos  (a  v):  com  aja  yo  bolcat 
lo  chich  (b  jv):  en  eix  ganchet  sol  se  aferra  (e  v):  ab 
prou  ganchets  (f  iij):  essent  molt  prest  nostra  justicia 
desempachada  (f  v  vuelto). 


(1)  Como  este  libro  no  tiene  foliación  ni  signatura,  citamos  los  auto- 
res para  facilitar  la  busca. 

(2)  Creemos  que  esta  palabra  debe  leerse  tacha  y  no  faca,  no  sólo 
por  el  sentido  de  la  frase,  sino  porque  el  mismo  poeta  escribe  pocos 
versos  antes:  E  tenint  lenguent  que  mande  les  taques. 

(3)  En  este  libro  y  el  siguiente  indicamos  la  signatura  porque  care- 
cen de  foliación. 


-  113  — 

Libre  de  concells  (1).-Qu¡  com  ocells  passen  chi- 
llant  (5  vuelto):  chiques,  menor?,  jovens  é  velles,  leges 
é  bellos  (2)  (7  vuelto):  tendrá  \a  pancha  ab  pleclis  com 
mancha  (13  vuelto):  á  hun  marchant  fon  enipachant 
(15  v.):  unan  penjaren  viva  scorcharen  (18  v.):  bossa, 
aguller,  pinta,  crencher  (22):  tant  empachades  ni  agreu- 
jades  (26  v.):  qui  visten  capes,  deis  temps  de  chapes 
son  é  dantany  (26  v.):  é  tret  del  corro  hon  mescorcha- 
va  emgarrochava  la  carnicera  (30  v.):  una  cantant  alt 
endechava  é  coblejava  (32);  ab  una  güila  totes  piin- 
chava  (37):  criats  de  chichs  (41):  lo  chich  mamava  (34): 
quera  chiqueta  quant  fon  fnongeta{45):(3)dix  spachem 
que  á  fer  havem  (53):  algún  cuquet  chich  del  forment 
(54  V.)  ab  una  güila  te  pots  punchar  (54  v.):  lo  chich 
respós(l  33):  com  nüscorc/ídenAssuerásamuller(136). 

No  hemos  podido  consultar  ninguna  edición  va- 
lenciana de  las  obras  de  Ausias  March;  pero  en  la  de 
Barcelona  del  año  1563  leemos  fleches  (fol.  76):  empa- 
chada (46)  y  empachar  (94  v.). 

En  el  libro  titulado  Institiicions  deis  Furs,  per  M¡- 
cer  Pere  Tarazona,  impreso  en  Valencia  por  Pedro  de 
Huete  en  1580  (que  es  indudablemente  uno  de  los  más 
correctos  en  lo  relativo  á  ortografía  entre  los  impresos 
valencianos),  se  encuentran  las  palabras  porche  (pág. 
7),  despachar  {45),  archiit,  archiver  {4\),  tachar,  chi- 
riirgia(\d\), chichs,  tachen (]d2),  xixanta,  nauxer{\69), 
vexells  (170). 

Y  basta  de  citas,  que  harían  interminable  este  ar- 
ticulillo. 


(1)  Este  libro  va  foliado  con  números  romanos. 

(2)  Llamamos  la  atención  hacia  la  diferencia  de  velles  y  belles. 

(3)  En  este  mismo  folio  se  leen  las  palabras  vergoña  y  roña. 


-  il4    - 

Podemos, pues,  decir,  resumiendo,  que  en  lo  antiguó 
se  pronunciaban  en  Valencia  la  ch  fuerte  explosiva,  la 
fuerte  continua,  y  la  débil  explosiva,  y  que  lo  clásico, 
lo  castizo  en  ortografía  valenciana  (que  debe  ser  ra- 
cionalmente más  semejante  á  la  catalana  y  á  la  caste- 
llana que  á  la  francesa  é  italiana),  es  el  escribir  la  pri- 
mera (fuerte,  explosiva)  con  ch,  la  segunda  (fuerte, 
continua),  con  x,  y  la  tercera  (suave  explosiva),  con 

jóg- 

Y  los  valencianos  modernos  del  centro  de  la  re- 
gión, que  pronuncian  de  la  misma  manera  chincha  y 
ginjol,  chiquet  y  gipó,  coche  y  mege  ¿qué  han  de  hacer 
al  escribir  estas  palabras? 

En  nuestro  concepto,  lo  más  lógico  que  pueden  ha- 
cer, y  al  mismo  tiempo  lo  más  prudente  para  evitar 
tropiezos  (nos  referimos  por  supuesto  á  los  no  erudi- 
tos), es  escribir  todos  esos  nombres  indistintamente 
con  ch,  puesto  que  indistintamente  los  pronuncian  con 
ch  fuerte  explosiva. 

Al  fin  y  al  cabo,  así  lo  hicieron  BernatBaldoví,  Bo- 
nilla, Escalante,  Liern,  Balader,  Palanca  y  otros  mo- 
dernos escritores  valencianos;  y  ni  son  por  esto  menos 
famosos,  ni  menos  leídos  y  apreciados  por  los  eruditos 
y  por  el  pueblo. 


INDICB 


PágS. 


Preámbulo. . 5 

Introducción 13 

CAPÍTULO   I. -Cuestión  previa 17 

»           II.— De  la  ortografía  en  general 25 

»         III.— De  las  letras  mayúsculas 29 

»         IV.— Del  uso  de  las  vocales 33 

»          V.— Del  uso  de  las  consonantes 39 

VI. -Del  apóstrofo 75 

VII. -Del  acento 79 

»       VIII.— De  los  signos  de  puntuación 85 

Advertencia  final .  89 

Catiilogo  de  voces  de  escritura  dudosa 93 

Algo  sobre  fonologia  valenciana 105 


c:vsre>^ 


PUBLICACIONES  DEL  AUTOR 


O  Les  compañíes:  Drama  valensiá  en  dos  actes  y  en  vers. 
—Premiado  en  los  Juegos  Florales  del  año  1885.— Va- 
lencia, 1887.— Folleto  en  8.°  de  38  páginas    o     o    o     o 

o  Apuntes  para  una  G-ramática  valenciana  popular.— 
Valencia,  1894. --Un  volumen  en  8.°  de  204  páginas     o     o 

o  Plantas  medicinales  cuyo  cultivo  conviene  adoptar  en 
el  reino  de  Valencia.— Memoria  premiada  por  el  Insti- 
tuto Médico  Valenciano  en  el  curso  de  1896.— Valencia, 
1897.  -  Folleto  en  4."  de  48  páginas    o     o     o     o     o     o     o 

o  Apología  del  Doctor  Jerónimo  Virués:  Discurso  leído 
en  la  apertura  del  curso  de  1897-98  del  Instituto  Médico 
Valenciano,  Colegio  oficial.— Valencia,  1897.— Folleto 
en  4."  de  48  páginas    ooooooooooo 

o  Catálogo  de  los  lilsros  que  componen  la  Biblioteca  de  la 
Facultad  de  Medicina  de  Valencia.— Valencia,  1898.— Un 
volumen  en  4.°  de  437  páginas    oooooooo 

o  Cándido  Grarcía:  Historia  novelesca.— Valencia,  1900. 
—  Un  volumen  en  8."  de  400  páginas    o    o    o     o     o     o 

o  Historietas  novelescas:  Colección  de  cuentos.— Valen- 
cía,  U'OO.— Un  volumen  en  8.°  de  120  páginas    o    o     o 


dr<yiMT 


PARA   UNA 


GRAMÁTICA  \?í^LENCI^Ní^ 

POPULAR 


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Jo¿é  ^eboí  y  ^erez 


DEL  CUERPO  FACULTATIVO 


DE 


ARCHIVEROS,  BIBLIOTECARIOS   Y   ANTICUARIOS 


AUNQUE  TITULADA  APUNTES,  ESTA  OBRA  ES  UNA 
GRAMÁTICA  COMPLETA  DE  LA  LENGUA  VALENCIANA 
MODERNA,  Y  POR  ESTAR  ESCRITA  EN  CASTELLANO  ES 
DE  GRAN  UTILIDAD  Á  LOS  FORASTEROS  QUE  RESIDAN 
TEMPORALMENTE  EN  ESTA  REGIÓN, COMO  EMPLEADOS, 

MILITARES,  ETC.    —  

FORMA  UN  VOLUMEN  EN  4."  DE  204  PÁGINAS  Y  SE  HALLA 
DE  VENTA  AL  PRECIO  DE  DOS  PESETAS  EN  LA  LIBRERÍA 
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VALENCIANO-CASTELLANO 


DE 


D.   José   Escrig  y   Martínez 


TERCERA  EDICIÓN 

CORREGIDA  Y  AUMENTADA  CON  UN  CONSIDERABLE  CAUDAL  DE  VOCES 
FRASES,  LOCUCIONES,  ETC. 

Y    UN 

ENSíiVO  DE  ORTOGRAFÍA  LEMOSmO-VAieNCIANA 

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OBRA    DEDICADA 

A  la  sociedad  económica    SS    SS    SS 


8S    de  Amigos  del  País  de  Valencia 


Un  volumen  de  1.232  pág?.  en  folio,  perfectamente 
impresas  á  tros  columnas  sobre  excelente  papel  satinado. 
En  rústica,  31  pesetas.  Encuaiíernado  en  tela,  35  pesetas. 


P_  PRIMER  LIBRO  IMPRESO  EN  ESPAÍÑA_5 


LES    TROBE5 

EN  mm  DE  Lü  VERGE 


PUBLICADAS  EN  1474 


Obra  dedicada  al  Excmo.  Ayuntamiento 
de  Valencia 


La  Biblioteca  Universitaria  de  Valencia  guarda,  entre 
la  rica  y  numerosa  colección  de  incunables  que  posee, 
el  monumento  más  importante  de  nuestra  Tipografía, 
el  primer  libro  impreso  de  España,  que  por  todos  los 
bibliógrafos  se  cree  fué  en  Valencia  en  el  año  1474,  libro 
que  se  conoce  en  la  Bibliografía  española  con  el  título 
de  Obres  ó  Trohes  feies  en  laJiors  de  la  Verffe  María. 

A  esta  reimpresión,  única  que  se  ha  hecho  hasta  el 
presente,  precede  un  estudio  biográfico  de  sus  autores, 
original  de  D.  Francisco  Martí  Grajales,  trabajo  premia- 
do en  los  Juegos  Florales  celebrados  por  Lo  Rat  Penat 
en  1893. 

La  obra  forma  un  volumen  de  más  de  200  página?, 
en  4.°,  y  su  precio,  7'50  pesetas. 


librería  passim,  s.  a. 

Bailen.  134  -  Teléf.  257  47  57 
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José  Nebot  y  Pérez 

DEL  CUERPO   FACULTATIVO 
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AEOHIVEEOS,  BIBLIOTECARIOS  Y  ANTIOÜAaiOS 


AUNQUE  TITULADA  APUNTES,  ESTA  OBRA  ES  UNA 
GRAMÁTICA  COMPLETA  DE  LA  LENGUA  VALENCIANA 
MODERNA,  Y  POR  ESTAR  ESCRITA  EN  CASTELLANO  ES 
DE  GRAN  UTILIDAD  Á  LOS  FORASTEROS  QUE  RESIDAN 
TEMPORALMENTE  EN  ESTA  REGIÓN,  COMO  EMPLEADOS, 


MILITARES,    ETC. 


FORMA  UN  VOLU  AEN  EN  4.*^  DE  204  PÁGINAS  Y  SE  HALLA 
DE  VENTA  AL  P     XIO  DE  7^.s  Pesetas  EN  LA  I.IBREBÍA 


DE        IVILAB,  CABAI.Z.EBOS,  1 


PLEASE  DO  NOT  REMOVE 
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UNIVERSmr  OF  TORONTO  LIBRARY 


PC  Nebot  Pérez,  José 

A815  Tratado  de  ortografía 

V34Ni4.        valenciana  clásica