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JUL 2 1 2003
THEOLOGICAL SEMINARY
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La Lotería de Beneficencia
Pública del Distrito Federal
continúa prestando su eficiente colaboración en diversas
manifestaciones culturales.
La Junta de Beneficencia
del Distrito Fede ral
no omite esfuerzos por darle amplio cumplimiento a los huma-
nitarios fines que integran su programa respaldado en la elocuen-
cia de los hechos concretos.
Los sorteos dominicales como siempre ofrecen efectivos
y halagúenos prospectos y los premios que se reparten s*?manal-
mente pueden constituir su verdadera independencia económica.
en todo caso, si la suerte no le acompañara, Ud. con sentido
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Interésese por conocer el programa cultural que viene rea-
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Pública del Distrito Federal
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AÑO VI.
FEBRERO DE 1944.
No. 61.
l ST I O a e. r O
Como el Padre me ha enviado, así os envío yo a vosotros:
así habló Jesús a sus apóstoles y discípulos, al confiarles la
misión de predicar y de enseñar; así habla en la actualidad a
sus ministros, los sacerdotes, embajadores ante los pueblos y
las naciones, ante los hombres de todas las razas, y de todos los
colores, y de todas las latitudes.
¡El Misionero! El hombre grande, de corazón magnánimo,
de vida errante, que tiene por patria el mundo entero, por casa
la inmensidad de les campos, la espesura del bosque y que se
ve cobijado con frecuencia por el azul del cielo.
¡El Misionero! Que generosamente da un adiós de despe-
dida a su hogar, se desprende de losi brazos del padre, de la
ma,dre, de sus hermanos, que abandona la patria y los más
caros intereses, para lanzarse a un mundo nuevo y buscar, como
el Buen Pastor, las ovejas errantes, que vagan aún fuera del
redil.
¿Quién es ese Misionero? Es el misino Jesucristo, el Hijo •
de Dios, enviado por el Padre para arrojar en las almas la
semilla de su palabra de vida eterna; que “predica a los pobres,
que cura a los contritos de corazón, que anuncia la libertad a
los cautivos y da a los ciegos vista, y viene a libertar a los opri-
midos, y a promulgar el año de las misericordias y el día de la
retribución”.
Ese es el primero, y más grande, y el principal de los Mi-
sioneros: Cristo Jesús.
EDITORIAL
& í
30
VENEZUELA MISIONERA
Y en pos de él, y predicando las mismas enseñanzas de vida,
y arrojando la misma semilla en los corazones de los hombres,
vienen los apóstoles, y con los apóstoles los setenta y dos dis-
cípulos, cuya voz ha resonado ya hasta los últimos confines de
la tierra, cuyas palabras han caído en la inteligencia y han
penetrado en el corazón de sus oyentes.
Estos son los Misioneros consagrados por el Hijo de Dios
y por El enviados a anunciar su doctrina.
Pero ¿cómo será posible continuar esa tan gran empresa,
si todos ellos han caído bañados en su misma sangre, si han
muerto por defender su fe, y por su Dios?
Nada importa, esa sangre regará la tierra y de ella brota-
rán retoños frescos, que muy pronto se convertirán en gigan-
tescos árboles, cuyas ramas se han de extender por el mundo
entero.
Como así fue; porque fueron apareciendo después cente-
nares y miles de esforzados operarios, que entraron en el cam-
po para recoger lo que otros habían sembrado; porque en el
correr de los siglos son miles y miles de misioneros los que siem-
bran y recogen Siembran la doctrina salvadora del Hombre-
Dios crucificado; recogen frutos de civilización, de cultura, de
progreso material, y más que todo, de progreso moral de vida
cristiana, de costumbres puras, donde antes tan sólo reinaba
el vicio, el desorden, la degradación de costumbres.
Estos son los Misioneros llamados por Cristo; misioneros de
lodos los siglos, de todos los tiempos.
Que se llama Pablo de Tarso, que se llama Agustín y pre-
dica en Inglaterra, y Patricio que enseña en Irlanda, y Guiller-
mo de Rusbrok, que penetra en Mongolia, llevando la luz de la
fe, y Raimundo Lulio, predicador de los turcos y de los moros,
y Juan de Montecorvino que en los siglos de la Edad Media ha
penetrado en el gran imperio de China...
Misioneros del temple de Francisco Javier, que muere abra-
sado por la fiebre en medio de la soledad y más abrasado por
el amor a las almas, y Bartolomé de las Casas, y el P. Ricci, y
Francisco Solano, y Pedro Claver, el apóstol de los negros, y el
P. Damián el apóstol de los leprosos, y. . . centenares y miles
más, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida.
¡Misioneros! Los hérces anónimos, que tienen una historia
muy brillante, pero que nadie la ha escrito, y no por eso es
desconocida para Dios; ellos la llevan en su conciencia rebo-
sante de alegría, y sus hijos espirituales, conquistas arrebata-
das al enemigo con esfuerzo sobrehumano, se encargarán de
contarla.
Ese es el misionero, cuyo programa de acción, según sentir
de un moderno misionero, “fué escrito ya cerca de dos mil
VENEZUELA MISIONERA
31
años, y aun en nuestros días permanece substancialmente el
mismo, pudiéndose resumir en estas sencillas palabras: Recon-
quistar el mundo para Dios, arrojando de él al usurpador. A
pesar de ser la tierra tan grande el misionero la recorre toda
entera, atraviesa sus bosques inmensos y sus desiertos areno-
sos; sube a los montes más altos y desciende a los valles más
profundos; surca impávido las aguas de sus mares, de sus ríos,
de sus lagos; se adapta a todos sus climas, sean benignos o
insalubres; en una palabra, la huella del misionero se encuen-
tra por todas partes”.
“El misionero es por lo tanto el hombre universal. Maestro
de lectura, de escritui'a, de aritmética, procura iluminar los ce-
rebros obscurecidos de los indígenas; catequista, repite y en-
seña a Ies mozos, a los niños, a los ancianos las ideas religiosas
y los artículos fundamentales de la fe; como sacerdote, predica,
bautiza, casa, absuelve y sacrifica; médico, farmacéutico, enfer-
mero, tiene que visitar y asistir a los enfermos, prepara reme-
dios y los aplica, construye féretros y entierra a los muertos;
como abogado, defiende a los débiles contra los fuertes, a los
extranjeros contra la prevención de los indígenas y a éstos
contra la explotación de aquéllos; carpintero, zapatero, alba-
ñil, labrador, arquitecto, ingeniero, se ve obligado a levantar
casas, iglesias, escuelas, pueblos, y traza caminos, deseca pan-
tanos tala los bosques”... ^
Esta es su acción, esta es su obra, estos sus trabajos ordina-
i'ios, esta toda una vida. Vida de abnegación y de sacrificio.
Las palabras de San Pablo todos los misioneros las llevan
muy grabadas en el fondo del alma: “La caridad de Cristo nos
estimula poderosamente al trabajo por el bien de los demás”.
El celo los retira a los pies del sagrario, y luego los lanza al
trabajo intenso, y en estas alternativas de comunicación con
Dios y de trato con las almas, su labor es más eficaz y sus es-
fuerzos rinden mayores frutos.
Ese es el misionero, esa la labor que desarrolla. ¿Los fru-
tos? Algún día se verán y por ellos recibirán el aplauso de los
hombres y el premio de parte de Dios.
Fr. ANTONINO Ma. de madridanos.
o. F. M. CAP.
Endulza más y no se reviene.
La Reina del azúcar.
EL P. DAMIAIV
APOSTOL PE LOS LEPROSOS
POR X - IRIARTE S. J.
CAPITULO U
A la conquista de almas.
El 19 de Marzo de 1864, fiesta de San José, su Patrono, llegaba en un
velero al puerto de Honolulú, capital de las Islas Hawai. La trarvesía había
durado 139 días. Ordenado de sacerdote por Mons. Maigret el 21 de Mayo,
sus sentimientos quedan claramente consignados en una carta a su hermano
Pánfilo:
“Cuando por primera vez distribuí la comunión como a unas cien per-
sonas, me impresionó el pensamiento de que muchos de aquellos, vestidos
entonces de blanco y arrodillados ante Cristo, antes se habían hincado ante
los ídolos”.
No había tiempo que perder y el mismo día de la ordenación, le fue
señalado el distrito de Puna, en*la gran isla Hawai.
“El archipiélago, escribe el P. Damián, consta de ocho islas, cuatro
grandes y cuatro pequeñas. Hawai, isla de mi residencia, es mayor que
todas las demás juntas. La superficie es como la de Bélgica. Para recorrer
mi distrito de parte a parte, necesito tres días. Se encuentran con frecuen-
cia pueblecitos diseminados. Hace años que no residía aquí ningún sacer-
dote. Con razón me decía Monseñor que la misión comenzaba ahora en mi
distrito”.
Las cualidades físicas y morales del P. Damián eran como para en-
tusiasmar a los indígenas: alto, colorado, voz dulce y pastosa, sonrisa bon-
dadosa, trato dulce y agradable. Añádase a esto un alma simpática y afec-
tuosa, un corazón bueno e indulgente, una piedad tierna y expansiva, una
actividad que los naturales, en su pintoresco lenguaje, comparan con el
fuego y el viento. Pronto tendremos ocasión de admirar su espíritu de ini-
ciativa y energía indomable.
A los tres meses de su llegada había recorrido dos veces todo el dis-
trito. La impresión fué espantosa. Ni Iglesias ni escuelas. Los católicos,
diseminados por los pueblos, cuando no caían en las redes de los brujos
paganos, sucumbían a los halagos de los ministros protestantes. Desde que
contó con unos fondos comenzó la tarea y al poco tiempo levantó personal-
mente cuatro capillas. La situación mejoró con rapidez y ovejas descarria-
das, vueltas al redil, fueron lenitivo de sus fatigas y angustias.
VENEZUELA MISIONERA
3J
I
iQué alegre y satisfe-
cho está este chinito de
la Misión ' de Ch.eng-
chow, después de haber
recibido el Santo
Bautismo !
“Si el Buen Pastor, escribe al Superior, me diera el celo ardiente de
S. Francisco Javier o de un Cura de Ars ¡cuántos bautizaría! ¡cuántos ig-
norantes instruiría! ¡cuántos alejaría del vicio!”.
“Hubiera aquí un Cura de Ars, dice a su hermano Pánfilo, y pronto
volvería al redil tanta oveja errante. En medio de los volcanes de Puna
querría tener el celo ardiente y puro amor de Dtos del Cura Vianney. Mi
buen hermano! ruega y haz que rueguen por mí y mi pobre rebaño”.
No sembraba en tierra ingrata y él mismo se manifiesta contento.
“Aquí, en medio.de privaciones y miserias sin cuento, estoy muy ale-
gre, pues Dios se ha vuelto mi consolador. ¡ Cuántas veces durante estos
90 días he sido llevado, por no sé quién, a chozitas aisladas, a bautizar un
Crema de afeitar “GILLETTE” PARA USAR SIN BROCHA. De acción
emoliente. Suaviza la barba más rebelde y da frescor a su cutis.
34
VENEZUELA MISIONERA
anciano o un moribundo que esperaba mi visita para emprender la ruta de
la eternidad”.
Solamente un año perm.aneció el P. Damián en el distrito de Puna.
Vistos los resultados de sus labores, su Obispo le confió, a principios de 1865,
el distrito de Kohala, mucho mayor que el primero. La población de 3.000
almas, se hallaba dispersa en una superficie de 6.500 kmtrs. cuadrados. La
extensión de la diócesis de Malinas y para esa diócesis él . . . sólo, el único
sacerdote. Pronto comenzaron las visitas a las cristiandades. Oigámosle:
“Tengo en mi distrito una cristiandad de difícil acceso. Por tierra no
hay camino: por mar es difícil la travesía. Como los amo mucho, quise
pasar allí el primer domingo de Octubre. El sábado, el mar estaba en cal-
ma. Muy de madrugada bajé al puerto para tomar una pequeña lancha, una
curiara. Antes de embarcarme hice un acto de contrición. Salimos de aquel
puerto, llamémoslo así, y rápidamente enfilamos proa hacia nuestra cristian-
dad. De pronto el patrón lanzó un grito: ¡Se acabó! Aquí morimos!!! En
efecto, nuestra piragua dió media vuelta y... a nadar. Los ejercicios de
nado, tan frecuentes en mi infancia, me sirvieron a maravilla. Nadando con
un brazo y empujando con el otro la traidora lancha, tras muchas peripecias
y esfuerzos, llegamos al puerto de salida”.
El fracaso por mar, le animó a una tentativa por tierra. Después de ,
una jornada de cuatro días, a pie, a caballo y andando, por fin llegó a la
meta ansiada.
“En medio de estos cristianos, tan separados del mundo, he sentido
honda alegría. Todos, fuera de dos o tres son bautizados. Llegué en el mo-
mento preciso en que acababa de nacer un niño, lo bauticé y en seguida
batió sus alas para el cielo”.
Otro misionero nos pone de relieve esa indomable energía del P.
Damián.
“En una de sus excursiones lo detiene una altísima montaña, en cuya
falda posterior hay una cristiandad. Resuelto a escalarla, sube ayudándose
de pies y manos. Llegado a la cumbre no divisa en el fondo más que una
torrentera profunda y en frente otra montaña tan elevada como la primera.
Desciende rápidamente para iniciar la nueva subida. En la cima no se des-
cubre más que una gran llanura, cerrada por una nueva montaña. Mira el
misionero sus manos . . . todo ensangrentadas. Sus zapatos . . . deshechos.
Mas el ejemplo del Buen Pastor que ha dado la sangre por aquellas almas
que viven en el remoto pueblo, lo estimula a continuar. Pronto los gritos
de alegría y las lágrimas tiernas de los cristianos, reunidos para festejar la
llegada del nuevo pastor, le hicieron olvidar sus penosas jornadas”.
Ay, que me pica!!. . . Nada le pica, si SALICIL MENTOL se aplica.
VENEZUELA MISIONERA
35
Con estas excursiones se dió cuenta de que una de las necesidades
más urgentes era la construcción de capillas. No titubeó. Con aquella de-
cisión tan suya, puso inmediatamente manos a la obra. La primera capilla,
en plena montaña, fué por él mismo diseñada y levantada.
“Aquí, escribe, un carpintero cuesta mucho. Hechos los planos, yo
mismo comencé a trabajar con dos indígenas canacos. En medio de una cris-
tiandad floreciente, pronto tendremos una lindísima capilla. Bendito sea
Dios”.
Claro está que este ejemplo del P. Damián entusiasmaba a los cris-
tianos, mucho más que sus palabras. En 1869 contaba el Vicario Apostólico
al P. Pánfilo que los canacos estaban maravillados al ver a su hermano
trasladar desde el mar hasta la montaña, vigas que tres o cuatro de ellos,
apenas podían mover.
Ocurrió por este tiempo un suceso que lo hizo muy popular:
“Un día, cuenta un misionero, vió el P. Damián, a pequeña distancia
de la costa una pequeña embarcación al garete. Llamó su atención el que
no fuese una piragua. Baja de su caballo, entra en el mar y se empeña en
llegar a la barca. Allí encontró ocho hombres tumbados, con el remo en
las manos, pero tan agotados por la fatiga que nada podían hacer. Eran unos
náufrgos: tres americanos, cuatro ingleses y un holandés. Sahdos de Cah-
36
VENEZUELA MISIONERA
forn^ eR_un vapor mercante que iba a las Indias, un incendio lo devoró y
ellos se vieron forzados a salvarse en aquel bote; ocho días más tarde la
corriente los arrebataba a aquel rincón, donde el misionero los salvó y
atendió”.
Las escuelas católicas del distrito Kohala, sin recursos ni maestros,
estaban en plena decadencia. Y era para el misionero un tormento atroz,
ver a sus niños frecuentar las escuelas protestantes. Tras representaciones
sin cuento, consiguió del Inspector General cuatro maestros católicos.
Dos años más tarde, en 1867, el Obispo Maigret hacía la visita del
distrito de Kohala, viendo con pasmo los progresos realizados en tan corto
espacio.
“La visita de nuestro Obispo ha sido este año, como un triunfo con-
tinuado para la religión. Fué lo primero la procesión del Santísimo en la
Iglesia de San Miguel, con magnífico esplendor. Se celebraron por la con-
versión general y sincera de los antiguos cristianos. Durante dos meses, el
P. Regis que me acompañaba y yo tuvimos ocupación incesante en el con-
fesionario. La pompa de nuestras fiestas ha causado honda impresión en
herejes e idólatras y muchos de ellos se inscriben entre los nuevos cate-
cismos”.
Nueve años pasó el P. Damián en el distrito de Kohala y nueve fue-
ron las capillas que inauguró. Donde quiera que encontraba un núcleo im-
portante de católicos, abría una escuela. Así se explica la piedad y el fervor
que reinaba en todas partes. Ni es de extrañar que afirmara uno de los
Consejeros de la Congregación: “Doce hombres como el P. Damián y Mons.
Maigret pronto evangelizarían su Vicariato del Pacífico”.
Satisfecho podía descansar el misionero. Dios ¿no le pediría más?
(Continuará) .
¡ ¡ í^y> rn® pica! ! ! . . . Nada le pica
si SALICIL MENTOL se aplica.
El SALICIL MENTOL, Agua de Colonia Germicida, está indicada en los ca-
sos siguientes: Sarna, Sabañones, Eczema, Herpes, Excoriaciones, Infecciones del
tejido epitelial. Caspa, Infecciones capilares. Afecciones de la piel. Pies fungosos.
Tiña eczematoidea, y en general, contra la Epidermomicosis. El SALICIL MEN-
TOL para ablandar la barba. El SALICIL MENTOL para después de afeitarse.
El SALICIL MENTOL, el enemigo número uno de la comezón. Además es un
delicioso perfume.
‘Niñetas DUiSiónaíei
★
“Monikata” llaman los indios guárannos de las bocas del Orinoco a
cualquier asunto, pleito, litigio o cuestión, que ellos tienen entre sí o entre
unas y otras rancherías.
Tales asuntos los resuelve, ordinariamente, el respectivo gohenajoro,
■en unión de sus kapitá y fisikari; pero, cuando el Misionero se halla entre
los indígenas, a él acuden con todas sus quejas, cuitas y pleitos, haciendo a
la vez de padre, maestro, sacerdote, juez, médico y árbitro de todos los indios.
Su voz es la ultima palabra, a la que se atienen las partes litigantes.
La “monikata” famosa, a que hago referencia, comprueba mi aserto
y nos pone de manifiesto la nxdidad del cálcido de los indios, cuando se trata
■de números, exigiendo cantidades fabidosas por cosas de poco o ningiin valor.
En marzo de 1942 se hallaba el R. P. Rodrigo de Las Muñecas en la
ranchería de Nabasanuka, al que acxidieron, ya anochecido, los indios de
Araguabisi, trayéndole un asunto gravísimo, a sxi parecer.
Después del consabido saludo, pregunta el P. a Jesusito García, jefe
de la comisión: “¿Que es lo que pasa? ¿qué asunto grave ha sucedido, para
•venir a mí, a las altas horas de la noche?” — Sí, Padre; Romerito monikata
iridaja; Romerito tiene un asunto importante.
— ¿Qué ha hecho? — Que ha robado todo el conuco del indio Pedro,
<caña. ocximo, todo.
— ¡Ajá, ajá, añadió el P.; mañana tempranito lo mandaré buscar y
le daremos el bien merecido castigo, para que se enmiende.
— No, Padre, no; no quiero que lo castigue, replicó Pedro, el dueño
del conuco; quiero, más bien, que me pague 4.000 (cuatro mil) bolívares de
mxdta, por la caña y el ocumo robados . . .
' — Muchacho, eso es mucho. ¿De dónde va a sacar el pobrecito Ro-
Tixerito los cxxatro mil bolívares?
Azúcar “BLANGA NIEVE”
la más pura,
y de mejor dulzura.
38
VENEZUELA MtSIONERA
— Nada, nada; lo dicho; que me pague los cuatro mil bolívares de
multa o que me plante de nuevo la caña y el ocumo.
— Bueno, bueno; está bien; es ya muy tarde; vuelvan mañana y arre-
glaremos el asunto, a gusto y plena satisfacción de todos.
Advierto que el conuco del indio Pedro era bien pequeño, como el
de todos los indios, y el valor del ocumo y caña robados no valía más de
veinte bolívares. Sigamos.
Aquella noche mandó el gobenajoro una comisión, para buscar al
culpable Romeiñto, que acudió inmediatametne a la llamada de la autoridad
mayor.
A hora conveniente se reunieron los litigantes y autoridades en la
casa, que se hospedaba el P. Rodrigo, quien abrió la sesión con estas o pa-
recidas palabras:
— ¡Romerito! El fiscal Jesusito se queja de que tú y tu gente robas-
teis el conuco del indio Pedro. ¿Es verdad?
— ¿Robar? ¿yo y mi gente robar? No, Padre, no; nosotros no somos
ladrones; tiarone ine nome dibate; sin embargo te voy a decir la verdad.
— Cuando nosotros salíamos de pescar de la barra, entramos en el
conuco, arrancamos unos ocumos, cortamos unas cañas, pues teníamos mu-
cha hambre; pero siempre tuvimos intención de pagarlas al dueño del co-
nuco. Eso es todo, Nobo, Padre; pero que conste que ni yo ni mi gente so-
mos ladrones”.
— Bien, repuso el indio Pedro; eso es precisamente lo que yo quiero;
que me pagues el ociano y caña robados, que te cuestan cuatro mil bolíva-
res de multa.
— ¡Cuatro mil bolívares de multa! ¿De dónde saco yo ciiatro mil bo-
lívares, siendo un pobrecito, como tú?
El P. Rodrigo, que escuchaba la reyerta e ideaba la manera de de-
jarlos a todos contentos, tuvo una ocurrencia genial, genialísima:
Vamos a ver, Romerito, qué tienes en el “torotoro” , baid hecho de
tirite. Abierto el baúl, apareció un pantalón, que seguramente no era ca-
chemir ni recamado de oro. El P. lo coge, se lo alarga al indio Pedro y le
dice: “Toma; este es el pago del ocnimo y vale tres mil bolívares”.
— Ah, Padre; y ¿la caña? ¿mi caña?
y
1>R. H. F. PARRA LEOA
Médico - Cirujano.
VIAS DIGESTIVAS
Carabobo N° 28. Teléfono 3958
MARACAIBO
VENEZUELA MISIONERA
39
— Sí hombre; ahora mismo te pagará Romerito la caña.
Echó mano nuevamente el P. Rodrigo a una paila pequeña, que no
valía más de diez bolívares y se la entregó al indio Pedro diciendo: “Toma;
este es el pago de la caña robada y vale mil bolívares. ¿Quedas ahora con-
tento? — Sí, Dima; sí. Padre; tú, bueno para mí; tú, mucho, mucho quiere
a los indios; tú, mucho sabiendo.
No es para decir la alegría, el contento, el gozo, la satisfacción de am-
bos contrincantes, del iridio Pedro y del indio Romerito, por haberles el P.
solucionado, tan fácilmente, el intrincado asunto. El primero, por haber co-
brado cuatro mil bolívares, por la caña y el ocumo; y el segundo, por haber
pagado cantidad tan fabidosa de dinero, que, sin saber, tenía en su “toroto-
ro” encerrado.
F R. GASPAR MA. DE PINILLA.
o. F. M. Cap. Mis. Apost.
Comience bien cada día, con la afeitada “GILLETTE” perfecta.
Máquina, Hoja y Crema “GILLETTE”.
Misiones Saiesianas
del Alto Orinoco
i
Si yo debiera pintar la embriaguez, pintaria un hombre de mi-
rada estúpida, paso vacilante, pómulos morados y nariz también mo-
rada, boquiabierto y con un palo amenazador en su mano.
Y allá en el fondo del cuadro, pondría a unos niños, (pie lloran
por ver llorar a una mujer, cjue es su buena madre y es la esposa del'
miserable borracho.
Y en la sombra que este hombre proyectara, colocaría estas-
palabras: Yo todo lo arruino; el cuerpo, el alma y la familia.
Y si debiera pintar la religión, lo baria así. Colocaría una ma-
drona de noble aspecto, envuelta en regio manto, con mucha luz cil-
la frente para indicar la fe que nos hace ver a Jesús en la persona-
,del necesitado ; con una rosa sobre el corazón, para significar la ca-
ridad; con sonrisa celestial en los labios, que sería el amor visible, y
en sus manos pondría muchas perlas, y juguetes y golosinas, que se-
rían otras tantas limosnas de la dicha.
Y allá en el fondo, junto a un lecho, llorando lágrimas de dulce
afecto, a unos niños pálidos y probreménte vestidos, -y a una mujer,,
que sería su buena madre, la esjiosa del enfermo. Y en la sombra que-
esta matrona dejara en pos de sí, escribiría estas palabras: todo lo
remedio; remedio el alma, el cuerpo y la familia.
Vengamos a hechos, que son pinturas vividas. Hay en el Terri-
torio Federal Amazonas, un pueblo, que no quiere nombrar, y que
cuenta entre sus días uno de muy triste alborada.
Vivía en él un hombre enfermo, y por añadidura dado al vicio-
de la embriaguez. Carente de religión que da fuerzas morales para;
superar las enfermedades y penas de la vida, y dado al licor, que es
siempre mal consejero, ¿qué podrá esperarse de un hombre asi, en-
fermo y vicioso? ¿El suicidio? Sí, el suicidio, y el más trágico.
Típicos indios del
Vicariato Apostó-
lico de Urubam-
ba y la Madre de
Dios, conversando
con uno de los
PP. Misioneros
Dominicos, a
quienes está con-
fiada esta Misión.
i Prevaleció en el ánimo del paciente el licor sobre los principios
religiosos, y para dar fin a su dolor, se aplicó un petardo de dinamita
¡ al vientre, prendió fuego a la mecha, y al llegar la llama al expkísivo,
un estallido despertó sobresaltados a los vecinos para hacerlos testi-
gos de una horrible escena.
I El dinamitado aparecia con una grande oquedad en el tronco;
las costillas estaban, unas colgadas del techo de paja, y otras despa-
[ rramadas por el suelo, y por todas parles manchas de sangre. En esto
paró el cuerpo del suicida.
¿Y la familia?
; Ante esta escena tan triste la religión apareció en la persona
de su ministro el sacerdote-misionero, (juien a vista de la tragedia,
derramó lágrimas sobre aquel cuerpo deshecho, rogó por su alma, y
I al ver a los huérfanos, y considerando el tristisimo porvenir que les
i aguardaba, los envolvió con el manto de la caridad, sonrió blanda y
amorosamente y sus mgnos se vaciaron en provecho de los necesitados.
' Unos dias más tarde, cuatro niños llegaban a Puerto Ayacuclio ;
tres niñas y un varoncito. Todos con grandes ojeras, con mucha pali-
dez, con debilidad extrema y minados por la fiebre.
Í' Las niñas ingresaron en el Asilo “Madre Mazzarello”, que diri-
gen las buenas Hijas de María Auxiliadora, y el niño fné recogido en
!j el Asilo “Pío XP’; todos completamente gratis; alli han enconti’ado en
sus respectivos superiores abundancia de amor y buenos alimentos,
que rehabilitan a la par que sus cuerpos, también sus almas.
Puerto Ayacucho, diciembre de 1943.
Si le pica no se rasque; use SALICIL MENTOL.
Mientras boreal destello,
—símbolo de las almas-
poetizare el paisaje
de los perennes hielos,
habrá Misioneros.
Mientras el sol plasmare
con sus rayos de fuego
lo: fúlgidos diamantes
de los cafres más negros,
habrá Misioneros.
Mientras el Sol eterno
espirituales gemas
modelare en el pecho
del patagón gigante,
habrá Misioneros.
Mientras lanzar quisieren
el vuelo postrimero
las águilas caudales
que aprisionan los cuerpos,
habré Misioneros.
Mientras por los senderos
de nuestra vida triste
se sienta el aleteo
de infantiles querubes,
habrá Misioneros.
Mientras bajo el alero
de una leprosería
se escucharen los ayes
de carcomidos cuerpos,
habrá Misioneros.
Mientras exista el plectro
de poesía perenne
en el azul del Cielo,
—el centro de las almas,—
habrá Misioneros.
Mientras la viva llama
del ideal del Celo
alentare el pecho
de tan sólo un apóstol,
habrá Misioneros.
Mientras por nuestras selvas
de exabruptos senderos
vegetaren los indios
sedientos de consuelos,
habrá Misioneros.
Ca'acas, Día Misional de 1943.
A
II
DICEN que Santa Teresa de Jesús convirtió más almas con su oración sin
salir del convento, que San Francisco Javier, que vivió en la India y en Japón.
★
EL apostolado de la oración por las misiones es el más oculto, el más desco-
nocido, pero seguramente que es el más eficaz.
★
CUANDO oramos por las misiones contribuimos con Jesús a la grandiosa obra
de la redención. Cuando pedimos por las misiones, nos compenetramos de los mismos
sentimientos de Jesucristo al pedir: Venga a nos tu reino.
★
NOSOTROS, que por una misericordia de Dios no merecida, fuimos favoreci-
dos desde nuestros primeros años con el don inapreciable de la fe, pidamos para que
los mil millones de infieles sean iluminados con esta antorcha.
★
JESUS moribundo en el árbol de la cruz sintió sed ardiente y devoradora. Era
sed de almas. Ayudemos a apagar esa sed. Hagamos algo cada día por las Misiones.
★
LA OBRA de la Propagación de la Fe no exige a sus miembros más que
rezar un Padre nuestro, un Ave María y hacer una invocación a San Francisco .Ja-
vier. Y dar la pequeñísima suma de cinco céntimos semanales.
★
PUES estas pequeñas limosnas van formando el gran acervo que remediará
muchas necesidades en las Misiones.
★
¿QUIEN mira como cosa propia, como algo de casa, con interés, con verda-
dero amor las Misiones católicas? No es asunto que han de resolver solamente los
Misioneros; también nosotros, sin necesidad de internarnos en los campos de Misión
podemos ser misioneros.
★
DIJO .Jesús: Yo he venido para que las almas tengan vida, y la tengan en
abundancia, y nunca les llegue a faltar. Y pensar que son tantos millones de almas,
que no tienen esa vida...
★
NO dejes de rogar todos los días en tus oraciones por esta necesidad urgente
de las Misiones Católicas.
EL PEREGRINO
D E
UMBRIA
Indios de M ureitá, llegados a la Misión de Santa Elena de Uairén, co
allí se está educando.
PANTON ICHIPUE
Así cuentan los indios p e m o n e s
EL FIAIMA Y LOS TRUENOS
1 — Un indio, ido a flechar pájai’os
con su cerbatana, encontró un Piai-
má columpiándose en un árbol. El
Piaimá era uno solo.
2 — Después de haberlo visto, re-
gresó a la casa, lleno de miedo, a
buscar un compañero para ir los dos
a matarlo.
3 — Los dos juntos se fueron a ver
el Piaimti, pero se encontraron con
que en vez de uno eran dos los Piai-
má y de un tamaño descomunal, por
lo que se llenaron de miedo, y re-
gresaron a la casa a buscar más
compañeros.
4 — “Allá hay unos bichos horribles,
pegados a un árbol como ios mur-
. ciélagos, que re ven como uno y lue-
go se convierten en dos”, dijeron a
sus compañeros.
5 — “Vámonos a ver si es verdad”,
^contestaron ellos. “Vámonos tcdos
juntos a matarlos”, volvieron a de-
cir.
6 — Y entonces, tantos como los
dedos de una mano, y tantos como
los de la otra mano, y tantos como
los del pie (es decir, 15) reunidos
en gran número se fueron allá.
7 — “En dónde están?”, pregunta-
ron ellos. Y el primero que los ha-
bía visto les dijo: “Allá están entre
la espesura, en medio de un beju-
quero”.
8 — Se internaron un poco más en
el bosque y allá los encontraron.
Caramba!, no eran dos; ya eran tan-
tos como ellos.
9 — “Colocándonos al igual de ellos
vamos a matarlos”, se dijeron. Pero
uno de ellos, el primero que los ha-
bía visto, estaba medrosísimo.
10 — Entonces, bien colocados al-
rededor de los mismos, se dispusie-
s
s
i
s
\
\
s
s
i
V
\
\
\
\
\
\
R. P. Víctor de Carva-
jal, activo y entusiasta
Misionero de la nueva
Casa-Misión de Santa
Teresa de Kavanayén,
en la Gran Sabana.
ron a matarlos; pero no pudieron
con ellos, al contrario, los bichos se
comieron a los indios.
11 — Aquel miedoso, que se había
quedado detrás, al ver que los bi-
chos se comían a sus compañeros,
huyó corriendo.
12 — Al quedar solo se afligió gran-
demente; y cuando iba huyendo allá
por la cima de un cerro, vió en el
valle, al pie del cerro, humo como
de gente que pega fuego a su roza
o conuco.
1.3 — Hacia allá dirigió sus pasos;
bajó por el cerro y en la falda del
mismo vió a un viejito con su mu-
jer, que estaba pegando, fuego.
14 — “Qué estás haciendo, abue-
lo?”, le dijo. El viejo le contestó:
“Nada, aquí estoy entretenido qtie-
mando mi roza. Y tú a qué vienes?”
15 — El indio le contestó: “Por
aquí ando sufriendo y desconso-
lado porque he quedado solo; unos
bichos me comieron a los compañe-
ros y ando llorándolos”.
BLANCA NIEVE
Azúcar la más pura
y de mejor dulzura.
VENEZUELA MISIONERA
• 48
16 — “Bueno, bueno, mi nieto, ven-
te para que hablemos en la casa”,
le dijo el viejo, que era el padre de
los truenes. Se fueron a la casa y
el indio con ellcs.
17 — El indio vió en la casa una
gran cantidad de escopetas guinda-
~das (y no se daba cuenta de que
eran los truenos) .
18 — Antes de preguntarle nada, le
dió comida al indio. Comido que hu-
bieron, le interrogó diciendo: “Cómo
fué que los bichos comúeren a tus
compañeros; y cómo eran los tales
bichos?” — “Los bichos eran gran-
dísimos, como los Piaimá, y estaban
columpiándose en un árbol”, con-
testó el indio.
19 — El padre de los truenos le di-
jo: “Evidentemente, esos bichos eran
Piaimá, devoradores de indios”.
20 — Al oír esto, las escopetas se
descolgaron convirtiéndose en hom-
bres y diciendo: “En dónde están
ellos?” El indio les contestó: “Es-
tán allá y son muchos esos bichos”.
Ellos le replicaron: “Ea, pues; vá-
monos a verlos”.
21 — Entonces subieren al cerro
por donde había bajado el indio;
tramontaron la cumbre; y el indio
les señaló el lugar de los bichos
aquellos.
22 — “En dónde están?”, le dijeron.
— “Allá están entre la espesura, en
medio de un bejuquero”, les respon-
dió el indio. Caminaron un poco
más y llegaron al sitio.
23 — Llegados allá, los truenos di-
jeron al indio: “Estate quedo junto
a este árbol y no te muevas; y no
te asustes cuando disparemos nues-
tras escopetas”. Y el indio se quedó
arrimado a un ceibo.
24 — Entonces aquellos seres, con-
vertidos en truenos y viento, mata-
ren a los Piaimá y resquebrajaron
los árboles con repetidas descargas
de plomo y viento huracanado. Pero
el indio se estuvo tranquilo, según
le habían conminado, al pie del ár-
bol.
25 — “Tal era la paga que esos se
merecían”, dijeron los truenos. Esto
dicho, entregaron al indio dos esco-
petas y le dijeron: “Esta la dispa-
rarás cuando des vista a tu casa pa-
ra que nosotros, desde la nuestra,
cepamos cuando llegas allá; esta
otra, la dispararás cuando vengas a
nuestra casa”. Dicho esto, los true-
nes convertidos en viento, se aleja-
ron.
26 — El indio se fué a casa de su
madre; y cuando ya estaba para lle-
gar disparó la escopeta que le habían
dado los truenos. El disparo resonó
muchísimo.
27 — Llegado a la casa, el indio di-
jo a su madre: “Ea, vámonos de aquí
a casa del padre de los truenos; allí
había mucha comida, había carne de
danta (tapir) , y la carne de váqumo
era no poca”.
28 — Por eso, el indio con su ma-
dre y tías, sus hermanas y primas
se puso en camino.
29 — Cuando subieron el cerro y
desde la cumbre dieron vista a la
• Cuando tenga que h:icer un bautizo en MARACAIBO visite siempre
“EL BEBE”.
VENEZUELA MISIONERA
49
casa de los truenos, el indio disparó
la otra escopeta.
30 — Entonces el viejo padre de los
truenos: “Ya está viniendo mi
nieto”, dijo.
Sl^Poco después el indio llegó a
la casa de los truenos y se anunció
diciendo: “Aquí estoy llegando con
mis madres y hermanas”.
32 — Entonces entregó a sus her-
manas por esposas de los truenos; y
allí, al lado de los truenos, se mul-
tiplicaron con sus casas y conucos.
Así dice el cuento.
NOTAS:
1 — En este cuento se nos habla de dos clases de seres, los Piaimá y los True-
7WS. Los Piaimá, según se dice en esta narración y en otras muchas, son seres
antropoides o antropomorfos, de gran tamaño, gigantescos, cuelli, braci y perni-
largos: sus dimensiones son tales que, por el lóbulo auricular agujereado, por donde
los indios suelen introducir cañutos de pajitas, ellos meten los pies de un indio;
cuando están sentados, las rodillas les tocan con las orejas, por donde se ve que las
orejas son también enormes o que el tronco (pecho y vientre) son muy reducidos
•en proporción con las extremidades Estos seres siempre viven en las selvas, entre
espesuras, tienen sus caminos por barrancos y escarpados y una ^ de sus diver-
siones favoritas consiste en columpiarse de las ramas altas o agarrándose de beiu-
cos. Una clase de éstos precisamente tiene el nombre de chinchorro de Piaimá. En
otros cuentos tendremos ocasión de ver varias otras propiedades, que los ¡ndios les
atribuyen.
2 — Los Truenos (Uaranapí) suelen sernos descritos por los indios como enanos,
también antropomorfos, habitando en las nubes; sus rostros son rojizos, sus cabe-
llos ensortijados; sus escopetas, si bien pequeñas, producen estallidos horrí-
sonos y resquebrajan árboles y peñascos.
3 — Adviéi’tase en el vers. 6 la manera de contar por las manos y los pies, que
en el caío presente dan un número de 15, que para los indios es ya un gran número.
4 — En el vers. 14 nótese el tratamiento que el indio da al viejo de ahucio.
Ningún tratamiento más halagador se le puede dar a un anciano; y entre los in-
dios todos se tratan en términos de parentesco, reales o imaginarios, en conformidad
del sexo y edad : los indios todos son cuñados, hermanos o hermanas, abuelos o abue-
las, etc. Lo contrario es muy mal visto entre ellos.
5 — Tienen los indios costumbre de hacer salvas de escopeta para anunciar
su llegada y, a falta de escopeta, pegan fuego a los pajonales de las sabanas. A
esta costumbre aluden los vers. 25, 26 y 29.
6 — La necesidad de la agricultura la tienen tan arraigada los indios que
hasta los seres fantásticos como los Piaimá, los Truenos, los Rato, según ellos tienen
sus conucos. Existe una paja, que crece hasta un metro de alta y que suele espigar
en octubre y noviembre, a la que llaman maíz de los Truenos.
— 7 — Si los Piaimá son seres absolutamente fantásticos o son reminiscencias
abultadas de otra tribu de indios más corpulentos que ellos, sus enemigos y en veces
sus devoradores, no nos atrevemos a definir, pero lo cierto es que, a lo menos, prueba
que la antropofagia no fué un mito inventado por los europeos contra los indios.
Fr. CESAREO DE ARMELLADA.
MIS. CAP.
Complete el confort de su afeitad?, con 1- CREMA GILLETTE
para usar sin brocha
XVI
SEGUNDO CONVENTO DE CUMANA
Ya hemos hablado extensamente en otro lugar de esta Revista (enero, fe-
brero, marzo y julio de 1941), del primitivo Convento franciscano de Cumaná,
fundado por los años 1514-1516, el cual duró poco tiempo a causa de las gran-
des vicisitudes que tuvieron lugar en aquella época lejana y azarosa. La reedi-
ficación del mentado Convento fué en extremo tardia, pues no se llevó a cabo>
hasta el año 1641, fecha en que el Rey expidió una Real Cédula autorizando di-
cha reedificación.
Sobre este segundo Convento de Cumaná publicamos en 1926 un estudio
histórico bastante amplio, que el curioso lector puede leer en nuestro libro Me-
morias para la Historia de Cainanú, pp. 321-338. Con pequeñas variantes y adi-
ciones daremos aqui una breve sintesis de aquel nuestro trabajo.
1. — La reedificación. — El nuevo Convento cuyo titular fué Nuestra Se-
ñora de Aguas Santas, aunque popularmente se le llamaba San Francisco, se edi-
ficó en lugar distinto del primero, es decir, al Sur de la ciudad y en las proxi-
midades del pintoresco Manzanares, recibiendo después esta parte de la pobla-
ción el nombre que aún conserva de Barrio de San Francisco.
El Libro Becerro del Convento de Cumaná dice sobre el particular: “Eu
25 de Marzo de 1641 expidió la Magestad Cathólica de nuestro Soberano la real
Cédula de reedificación para este Convento de Cumaná, por haberse arruinada
el que antes habia, como consta de este Archivo donde se halla original” (foL
3). Este es el único dato que tenemos acerca de los orígenes de este segunda
convento cumanés.
2. — ¡AIS Memorias o Fundaciones pias. — En 1799 en que era Guardián del
Convento el P. Fr. Marcelino Reigada habiá fundadas en él 94 Memorias, cuyo
capital ascendía a 29.261 pesos, de los cuales, en el citado año, sólo existían vi-
gentes 20.013, habiéndose perdido desde el principio del siglo XVllI, 9.248 pe-
sos. De todas estas Memorias habla el expresado Libro Becerro, del cual toma-
mos los siguientes datos, los más antiguos que poseemos acerca del Convento de
San Francisco.
El Pbro. Don Juan Gómez Zambrano, en 1635, mandó imponer a censo la
suma de 1.500 pesos, para que con su rédito anual se aplicasen por su intención
52 misas cantadas, en los sábados del año, a la Pura y Limpia Concepción de
BLANCA NIEVE
La Reina del azúcar.
Endulza más con menos cantidad.
VENEZUELA MISIONERA
51
Ntra. Sra., saliendo el estipendio a 13 reales. La prim.era escritura de esta pía
fundación se otorgó el 28 de junio de 1635, y en ella se nombran únicos cape-
llanes los Religiosos Franciscanos, lo cual parece indicar que éstos ya se encon-
traban en Cuinaná para esa fecha.
La segunda Memoria perpetua es la del señor Alonso Martin del Serró,
el cual en 24 de octubre de 1640 otorgó su testamento ante el escribano Don
Sancho Mendoza, haciendo constar en él que tenia hecha una fundación de 500
pesos a favor de este Convento, y además otra de 340 pesos a beneficio del Padre
Don Juan de Ramos Viena, la cual a su muerte pasarla al mismo Convento.
Finalmente, dispuso que el remanente de todos sus bienes se impusiese en Me-
moria perpetua a favor de la Comunidad franciscana, y que las tres fundaciones
unidas se aplicasen en misas rezadas.
Sigue a continuación la Memoria perpetua de Doña Claudia Coutino. Por
escritura de reconocimiento que otorgó Don Mateo Cordón en 26 de abril de
1652 ante el escribano Don Juan Martínez Solis, se hace constar que correspon-
den al Convento 300 pesos, que él reconoce, valor de varias piezas que remata
de los bienes de Doña Claudia Coutino; y en otra otorgada en 1680 ante el escri-
bano Don Juan Ortega por Francisco Duque, reconoce éste otra Memoria de 270
pesos de principal por otros tantos que su padre tenia recibidos del Licenciado
Don Antonio Orieres, su sobrino y Patrono de la Memuria de dicha Coutino.
Los limites fijados a este breve estudio nos impiden hacer mención de
'Otras muchas memorias que existieron en el Convento de San Francisco y de cu-
yos réditos vivían los Religiosos.
Y recuerde: SALICIL MENTOL, excelente perfume contra sarna,
sabañones y eczema.
52
VENEZUELA MISIONERA
3. — Personajes ilustres sepultados en San Francisco. — Si las nuichas Ca-
pellanías fundadas en el Convento franciscano demuestran la acendrada piedad
de los cumaneses y su particular afecto a los hijos del Poverello de Asis, no lo
dem.ucstra menos otro hecho importante, esto es, la devoción de muchas fami-
lias en ser enterradas en el expresado cenobio, según se desprende de los libros
parroquiales de Santa Inés.
Allí, dentro de los claustros franciscanos, recibieron cristiana sepultura,
entre otros muchos que sería prolijo enumerar, los siguientes: Don Diego An-
tonio Alcalá hijo legítimo de Don Pedro de Alcalá y de Doña Andrea de Gue-
vara, casado con Doña Isabel María Rendón, y sobrino del Phro. Don Antonio
Patricio de Alcalá; Doña Estefanía Soro, mujer que fué de Don Antonio López
de la Puente; Doña Leonor Parejo, casada con el Sargento Don' Manuel Rodrí-
guez, (piien dispuso se le dijeran en el Convento de San Francisco las misas del
alma y otras; Don Francisco José Muñoz, Subteniente de Infantería retirado de
la Plaza, marido que fué de Jacinta Almirante; Don Francisco Montes, Sargenta
retirado, casado con Margarita Abren; Don Ignacio Sotillo, hijo legítimo del Al-
calde provincial y Alcalde de primera elección, Don Antonio Sotillo, y de Do-
ña Inés María Santaelia; Don Francisco Jerónimo Astudillo, Sargento retirado;
Don José Sánchez, marido de María de la Luz Maiz, Teniente de Milicias reti-
rado; Don Francisco Avendaño, Contador de la Renta del Tabaco, casado con
Doña Francisca Brito, padre del célebre General Francisco de Paula Avendaño;
y finainiente, el General José Francisco Bermúdez, cuya partida de enterramien-
to es como sigue: “En la bóveda de los Padres Franciscanos, convento de Cu-
maná, hoi diez y seis de dicicni.bre de mil ochocientos treinta i uno, di sepultu-
ra con entierro rezado. Vigilia y Misa cantada al cadáver del Sr. general en Jefe
de esta República de Venezuela, José Francisco Bermúdez, marido de la Sríl. Ca-
simira Guerra. No recibió ningún sacramento porque fué muerto anoche ale-
vosamente de un balazo, y para que conste lo certifico y firmo. — Andrés Padi-
lla Morón”.
4. — Lo que dice Caulin. — Algunos de los personajes arriba mencionados
fueron enterrados en el altar de la Virgen do la Soledad, el cual existió en el
Templo franciscano de Cumaná, donde existió también otro dedicado a San Jo-
sé. Sobre la imagen de Nuestra Señora de la Soledad dice el P. Caulin: “en su
iglesia (la del Convento) se venera la milagrosa Imagen de Nuestra Señora de
la Soledad en cuadro muy devoto, a quien intitula Patrona la tropa de los Mili-
tares, haciéndole anualmente su honorífica Fiesta; y es cosa de adnwrar que vi-
niendo todos los años de Vera-Cruz el pagamento de los sueldos por unos mares
donde se cruzan los corsarios enemigos y piratas, sin embargo de baber sido-
muchas veces perseguido de ellos, jamás ha padecido detrimento, por la espe-
cial devoción con que veneran a esta Sagrada Reina, y le ruegan por este favor
sus cordiales devotos. Igualmente se experimenta su protección en los años
de esterilidad, sacándola procesionalmente para recibir el beneficio de las llu-
vias, que a su salida suelen caer muy copiosas, con que se aumenta cada día la
devoción de las almas. La titular de este convento es nuestra Señora de Aguas
Santas, cuya milagrosa imagen se venera en una iglesia Ermita, que está funda-
da junto al Castillo o Real F’uerza de Araya. Por la demolición del Castillo, y
Crema de afeitar “GILLETTE”. La sensación más grata para el complementa
perfecto de su afeitada diaria.
VENEZUELA MISIONERA
53
abandono de la pequeña población de Araya que se transmigró a Cumaná, se
trasladó también esta Santa Imagen a dicha ciudad”. Historia de la Nueva An-
dalucia, p. 128; edic. 1779).
5. — Número de Religiosos. — Cuando escribía Caulin residían en el Con-
vento de Cumaná 12 Religiosos; en 1740, ocho; en 1761, once; en 1809, seis, ^
saber: Padres Tomás Garmcndia, Presidente, Juan Marcelo Laguna, Juan Bau-
tista Molinar, Predicador conventual, Fernando Pérez y José Espinosa, más un
corista Fr. Marcos Martínez.
El P. Molinar, nacido en Cumaná en 1780 y fallecido en 1853, fué uno de
los franciscanos más meritorios y que prestaron más relevantes servicios a la
Diócesis de Guayana en la primera mitad del siglo pasado, habiendo sido Cura
Párroco de San José de Areocuar durante doce años, y de Carúpano por más de
treinta. El P. Laguna prestó también buenos’ servicios a la Parroquia de Santa
Inés de Cumaná, y el P. Espinosa fué Cura de Aricagua.
6. — La exclaustración. — El Convento de San Francisco fué suprimido
por las leyes de 28 de julio de 1821 y de 7 de abril de 1826. Más tarde por de-
creto del General Páez, Presidente de la República, de fecha 28 de fébrero de
1834, Sfc erigió en él el Colegio Nacional, aplicándosele todos sus' bienes, rentas
y capellanias. Alli permaneció dicho instituto hasta que fué destruido por el
terremoto de 1853.
A partir de aquella época, el arruinado edificio tuvo otros usos profanos,
como teatro, etc., hasta que fué adquirido por Don Andrés A. Bruzual, quien
habiéndolo reedificado en su planta baja, estableció en él una jabonería. La
entrada a este establecimiento es indiscutiblemente la misma del antiguo con-
vento; sobre, ella existe aún en relieve el escudo franciscano, y a su izquierda
se distingue perfectamente el primer cuerpo de la faehada principal de la igle-
sia, con cuatro contrafuertes o estribos al exterior' y la puerta mayor, tapiada,
en el centro, como igualmente sus solares enladrillados; contigua y paralela al
lemiplo conventual se hallaba la Capilla de la Orden Tercera, cuya construcción
se había comenzado en 1779 se había terminado en 1795. Fuera de esto, no
se conserva del antiguo e histórico convento otra cosa que algunos restos de
manipostería de sus viejos muros. El terremoto de 1929 causó nuevos desper-
fectos en ellos, que fueron luego reparados por el señor Bruzual, llevado del afec-
to y veneración que siente por tan venerables reliquias coloniales.
Muchas *de las aL:-ajas ue oro y plata, ([ue habían pertenecido al Conven.-
to, fueron vendidas en 1327, y los ornameatos, imágenes y demás enseres se dis-
tribuyeron entre las iglesias de los pueblos de la provincia.
Asi desapareció el segundo Convento franciscano de Cumaná.
FR. CAYETANO DE CARROCERA.
o. F. M. Cap.
Azúcar refinada.
Endulza más con menos cantidad
^ 1
^2
^3
★ 4
*5
¿QUIENES estaban encargados de estas Misiones?
¿CUANTAS Misiones hubo antes de la
Independencia en Venezuela?
¿CUAL es el número de católicos de toda América?
¿DE qué Obra Misional es Patr^ona Santa Teresita
del Niño Jesús?
¿QUIEN la declaró?
LECCION DE MISIONES
Contestando a las preguntas del número anterior:
1. El primer Misionero del Evangelio fué Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios
y Salvador del mundo, enviado por el Eterno Padre “para que el mundo se salve por
El”. Fué asimismo el Fundador de las Misiones, enviando a sus Apóstoles “a instruir
a todas las gentes” y “a predicar el Evangelio a toda criatura”.
2. La población total del mundo, según cálculos aproximados, es de 2.136.000.000
(dos mil ciento treinta y seis millones). (
3. — Los católicos en la actualidad somos unos 400.000.000 (cuatrocientos mi-
llones).
4. San Francisco Javier. Fué declarado Patrón oficial de la Obra de la Propa-
gación de la Fe por Sv S. el Papa Pío X, según decreto del 25 de tnarzo de 1904.
5. Nació este esclarecido Misionero el 7 de abril de 1506 en el castillo de los
nobles de Javier, lugar de la Provincia de Navarra (España). Movido por la gracia
de Dios, se unió a los primeros compañeros de San Ignacio de Loyola, Fundador de
los Religiosos Jesuítas.
Misionó con celo incansable en la India, fijando primero su residencia en Goa,
capital entonces de aquel vasto territorio; después pasó a Ceilán, a las islas Molucaa
y al Japón, dejando en todas partes sembrada la semilla del Evangelio de Cristo. Qui-
so introducirse a misionar en China; pero rendido por los trabajos y privaciones de
su apostólico Ministerio, murió en la isla de Saucián, a la vista de Cantón, el día 3
de diciembre de 1552, a los 46 años de edad.
NOTA.— El premio ofreoido a las mejores respuestas del número anterior, no hemos podido en-
tregarlo, pues son m\iy pocas las contestacioness rocibid.''s, y ninguna de ollas es enteramente exacta.
Lo reservaremos, esperando que las que sigan viniendo estén rnejor. Propagad, niñas venezolanos,
entre vuestros amiguitos esta LECCION DE MISIONES, para que todos se apliquen a conocer la
propagíación del Santo Evangelio en el mundo.
O bendice vuestro amigo.
E L
MISIONERO.
I
-★ Maracaibo, 8 de noviembre de
1943. Rdo. Fr. Antonino M9 de
THadridanos. Caracas. Estimado Pa-
dre: He sábido por medio de lo
que tantas veces! nos explica nues-
tra Hermana Profesora, cuántos
indiecitos hay que no conocen a
Dios. Ese es el objeto de mi car-
ta, remitirle Bs. % para el bau-
tizo de una indiecita con el nom-
bre de Carmen Josefina Romero.
En recompensa solamente deseo
participar en sus ruegos y ora-
ciones. Quien desea mucho la ben«
■diga.
.Carme'n\ Hercilia Ttomero V.
Alumna del Colegio
“Santa Ana"”.
~Ár Y se ve bien, Carmencita, qne te
aprovechas de esas explicaciones de
■ la Hermana sobre los indiecitos.
Dios recompense tu ccóridad; será
bautizada la niñita como tú lo de-
seas y con nombre tan lindo. Dios
.te bendipa.
Misiones. Y hemos logrado recolectar entre las niñas del 5»
Grado Bs. 10 para bautizar des indiecitos con los nombres de
María Rafols y Teresita del Pilar. Nuestra Maestra nos da
siempre buenos consejes para que ayudemos a la salvación
de las almas. Por ahora nos despedimos de Ud., deseando nos
bendiga.
Las Alumnas del 51 Grado,
Colegio “Santa Ana”.
★ Maravillosa vuestra carta, más maravillosos vuestros pia-
dosos sentirréentos, y vuestros sacrificios... de gran mérito
delante dA Dios. Conforme con el encargo de los bautizos. Se
harán. Dios os bendiga y os conserve siempre buenas.
★ Mabacaibo, 13 de noviembre de 1943. Rdo. P. Fr. Antoni-
no de Madridanos, Caracas. Rdo. Padre: Nosotras, las niñi»
tas del 4? Grado del Colegio “Santa Ana” hemos reunido la
cantidad de Bs. 10, acordándonos de los pobres indiecitos del
Caroni, que estarán sin bautizo por falta de padrinos. Que-
remos que nos bauticen dos con los nombres de Pablita Bés-
eos y Ana. Quisiéramos ver también la fotografía de estas
indiecitas en la Revista Venezuela Misionera, y esto porque
nuestras compañeritas se entusiasmaróan. Deseando nos ben-
digas
Las Alumnas del 4? Grado.
★ Maracaibo, 13 de noviembre de
1943. Rdo. P. Fr. Antonino M?.
■ de Madridanos, Caracas. Rdo. Pa-
■dre: Nosotras, las Alumnas de 59
Grado del Colegio '.Santa Ana, nos
■dirigimos a Ud. con él objeto de
enviarle nuestro más respetuoso
■saludo, deseando ál mismo tiempo
nos eche su santa bendición. Tam-
bién nos dirigimos para manifes-
tarle el inmenso cariño que de
nuestros corazones nace para con
Jos indiecitos de esa Misión del Ca-
roitf. Le diremos que tenemos un
día semanal dedicado especialmente
a. las Misiones ; también semanal-
'.mente hacemos una pequeña reco-
lecta para las Misiones. Todos es-
tos sacrificios los hacemos con el
fin de ayudar ál sostenimiento de
■estos pobres indiecitos. El domin-
;go, 24 de octubre, todas nuestras
«¡omuniones las ofrecimos por las
■k No podían faltar las entusiastas y buenas niñas del J9 Gra-
do. Ahí está su carta respirando fervor misional. ¿Qué di-
ces, lector, a esto? Lo que yo tengo que alegar, es que en
la Misión no es •tan fácil conseguir la foto de los ahijadvtos
como en Maracaibo. Y los indios reclamiam las de sus madri-
nitas, que tienen más facilidades paira sacársela y mandarla.
Dios os bendiga.
* Maracaibo, 9 de noviembre de 1943. Rdo. P. Fr. Antonino
de Madridanos, Caracas. Muy Rdo. Padre : Le hago esta car-
tica con el objeto d'í enviarle la suma de Bs. 5 para el bau-
tizo de una indiecita, a quien quiera le ponga el nombre de
Julia Margarita Prado. He reunido esta suma de dinero con
mucho placer^ privándome de los dulces, helados y demás go-
losinas que acostumbro comer, porque don este dinero puedo
salvar un alma de esos indiecitos, a quien tanto queremos
las Alumnas del Colegio “Santa Ana”. Yo rezaréi mucho por
mi ahijadita, para que sea buena cristiana. Espero su ben-
dición. Se despide de Ud. esta misionerita.
Raisa J. Prado.
•k Y Misionerita de cuerpo entero lo es Raisa, que sabe im-
ponerse sacrificios por el buen Jesús y por las almas. Eso si
56
VENEZUELA' MIS10NE«A(i
tiene mérito. Y qué satisfacción
para tí y qué contento estará Je-
sús de esta niña. IHos te bendiga.
★ Carúpano, 11 de noviembre de
1943. Rdo. P. Antonino de Madri-
danos, Caracas. Rdo. Padre: Lo
saludamos muy religiosamente y
deseamos se encuentre bien. La
presente tiene por objeto enviarle
para las Misiones la insignificante
suma de Bs. 30 por Giro Postal :
cantidad que hemos recolectado las
Alumnas de este Colegio “Nuestra
Señora del Carmen”. Hubiéramos
querido que dicha cantidad hubiese
sido más crecida ; pero esperamos,
Dios mediante, que el próximo año,
generosamente i>odrán contribuir
todas las alumnas y ayudar de esa
manera a la sublime Obra de las
Misiones. Esperamos nos bendiga
y ruegue por nosotras.
Alumnas del Colegio
“Ntra. Sra. del Carmen”.
★ Muy bien por estas entusiastas
amiguitas de nuestras Misiones y
pór sus Profesoras las Religiosas
Carmelitas Venezolanas. Ya me
doy euenta de que todos los añas
mandáis vuestra limosna.Que Dios
os lo pague y os bendiga.
simos como locas i entonces Hna. Teresa quería ver y las ni-
ñas no dejaban y entonces subió en una escalera que hay en-
ropería y dectfa así: yo soy Zaqueo del evangelio y nosotras-
reimos mucho cuando la vimos allá. Nosotras rezamos mu-
cho con las Hnas. por todas las personas tan buenas que nos-
mandan tantas cositas. Ya bajó el agua gracias a Dios. Los-
Padres no tienen casa y tienen que estar en lá sacristía y
a nosotras nos da mucha compación y trabajan mucho ha-
ciendo otro conuco y sembrando maíz porque quedamos sin-
nada. La M. Marcelina y las Hnlas. y todas las niñas man-
da muchos saludos a los Padres de allá, nuestros biénhechores-
y también Rvma. Madre Gloria. Haga el favor de mandar--
me una cadenitai con Crucifijo y Asunción lo saluda. Padre,-.
no tengo más que decirle ; bendígame,
Florencia Medina.
★ Santa Elena del Uairén, 28 de diciembre de 1943. Muy
querido P. Antonino de Madridanosj Paz y Bien en el Señor-
nos de su santa paz. Caracas. Aquí te escribo saludándote-
a Ud. a la vez pido la bendición. Aquí estoy en la maloca-
cerca de la Misión trabajando en la Misión, haciendo una-
casa. Estamos techando con cins yo le cuento para que lo-
seva que estamos trabajando aquí. Después de contar eso-
pido una cosita para mi hijo unai ropita pequeña de los ni-^
ñitos con sus zapaticos y media y un juego para él. Pido esa
cosita porque tengo niño. Si no hubiese niño yo no pido niñ«-
gún regalito ; pero como tengo niño pido ese regalito para,
que lo mande. También pido para mí una pluma fuente^ con
tinta y un libro se llama Gramática. Pido ese libro porque-
me está olvidándome a leer y escribir, per eso te pido eso.
Mire Padre mi letra no está bueno escrito. El niñito mío se-
llama Angel Ramón y le escribo el nombre para que lo seva'..
Sin más nada.
Juan M.‘ Robres de Pérez.
ESCRIBEN DE LA MISION
★ Divina Pastora de Araguaimujo,
24 de noviembre de 1943. R. P.
Antonino de Madridanos. Caracas.
El Señor nos de su santa paz. Muy
apreciado Padre : Con placer y mu-
cho gusto le escribo esta cartita
para saludarle y le pido lo bendU
ción y le pregunto ¿cómo está su
Rvcia. ? Nosotros estamos bien, gra-
cias a Dios, pero se han muerto
dos niñas y hay una enferma.
Después de la creciente nos dió di-
sentería, fiebre y catarro y a to-
dos los criollos y a los indios y mue-
re muchas personas. Le cuento
Padre Antonino que cuando bien-
hechores de Caracas mandaron tan.
tas cosa, la Madre nos llamó pa-
ra mirar y nosotras gritamos y
corría mucho de alegría y nos pu«
★ Esta caria, amigos lectores, merece la pena ser contesta-
da y el indí gena Juan Robles merece también se le mande lo-
que pide. ¿Quién de vosotros hará esta cOridad de mandar-
le esos obsequios para su niñito ?
El Rdo. P. Baltasar de MataUana, Superior de la Misión-
de Santa Elena en la Gran Sabana, avisa tjue han hecho ios-
siguientes bautizos: José María, Luis, Roberto, Augusto, Ma-
nuel, Carmen, Ana Juáit, Odorico dé Jesús, Rolando, Alby
Mercedes, Beatriz, Asunción-, Jorge Ernesto, Luisa Margari-
ta, Carmen Margarita, Carmen Telma, Franciseo Javier, Asun-
ción, Mercedes, Ibán José,' Josefa y Carmen Pérez.
* Algunos más que se enviaron a las. Casas-Misión:
de Araguaimujo y San Francisco de Luepa, hoy es.
ya Santa Teresa de Kavanayén, no sabemos si loa-
ban hecho. Roganros muy encarecidamente a los.
PP. Misioneros, tengan la bondad de enviar la listai
de los bautizos hechos, pues los lectores y bienhe-
chores quieren saber dónde están sus ahijaditos.
P. A.
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de habitantes
en sus misio.
nes
Más de millón
y medio de
católicos.
15 Seminarios
con 643 semi-
naristas.
2.729 Cate-
quistas
25 Vicariatos
Apostólicos.
La Obra Seráfica de las Misas tiene por
fin el sostenimiento de las Misiones Ca-
puchinas entre infieles. Fué fundada el
año 1889. La han aprobado y bendeci-
do los Sumos Pontífices León Xlll, Pío X,
Benedicto XV y Pío XII.
GRACIAS ESPIRITUALES
Participación del fruto de 5.000 mi-
sas que cada año celebran los Padres Ca-
puchinos exclusivamente a intención de
los bienhechores de sus Misiones.
2^ Participación de 500 misas Con-
ventuales diarias que se celebran en nues-
tros Conventos por los difuntos y bienhe-
chores de la Orden Capuchina.
3® Participación en las penitencias y
obras practicadas por los mismos Reli-
giosos (que son unos 13.000) y por las
Misiones que les están encomendadas.
4^ Indulgencia plenaria y Bendición A-
postólica “in artículo mortis’’.
5^ Indulgencia plenaria en las fiestas
siguientes: Epifanía del Señor, Exaltación
de la Cruz, Virgen de los Dolores (15 de
setiembre) y San Fidel de Sigmaringa (24
de abril).
6® Indulgencia de 300 días cada vez
que sé haga algo para ayudar a la Obra
Seráfica de Misas.
LIMOSNAS PARA HACERSE PARTICI-
PE DE LOS BENEFICIOS DE LA OBRA
Los difuntos participan por un año, dán-
dose por ellos la cuota de Bs. 1, y parti-
ciparán “In perpetuum” si la limosna es
de Bs. 6. Cuando se trata de los propios
padres difuntos, con esta última limos-
na se h^cen ambos participantes.
Los vivos, dando Bs. I de limosna, se-
rán participantes por un solo año; y si
dan Bs. 25, lo serán perpetuamente en vi-
da y en muerte.
Para cada una de estas participaciones
se entrega al donante una patente, donde
consta la inscripción de la persona partí-
cipe de la Obra Seráfica de Misas.
TIENEN A SU
CARGO LOS
PP. CAPU-
CHINOS
13 Escuelas de
Artes y Ofi-
cios.
1.312 Religio-
41.000 Tercia-
rios seculares
190 Entre Hos-
pitales y orfa-
notrofios con
8.000 huérfa-
12 Leprosería»
120 Farmacias
y boticas.
20 Tipografía»
2.742 Escuelas
y 119.400 A-
lumnos (8.000
internos).
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