Skip to main content

Full text of "Viajes de misioneros franciscanos á la conquista del Nuevo México; documentos del Archivo general de Indias (Sevilla)"

See other formats


VIAJES  DE  iMlSIONEROS  FRANCISCANOS 
Á   LA    CONQUISTA   DEL   NUEVO    MÉXICO, 


Con  licencia  dh  los  Superiores. 
^11 


HWVGní 


YIAJES 


DXC 


MISIONEROS  FRUNCISeflMOS 


Á     LA 

GOTTíSiXJISTA. 


DEI^ 


NUEVO     MÉXICO 

Documentos  del  Archivo  general  de  Indias  (Sevilla) 


PUBLÍCALOS  POR  PRIMERA  VEZ  EL 


F.  Otto  Maas,  0.  F.  M. 


SEVILLA 

Imprenta  de  San  Antonio 

C.  de  San  Buenaventura 

1915 


INTRODUCCIÓN. 


La  presente  publicación  no  tiene  otro  objeto  que  dar  á  la  publici" 
dad  algunos  documentos  encontrados  en  el  Archivo  general  de  In- 
dias de  Sevilla.  Juzgo  de  interés  para  los  lectores  poner  como  intro- 
ducción á  los  mencionados  documentos  lo  que  manifiestan  sobre  es- 
te territorio,  su  conquista  y  colonización  el  acreditado  Diccionario 
geográfico-histórico  de  las  Indias  occidentales  ó  América...  escrito 
por  el  Coronel  D.  Antonio  de  Alcedo  (Madrid,  Manuel  González, 
1787)  y  el  P.  Jerónimo  de  Mendieta,  juez  inapelable  en  este  asunto, 
en  su  Historia  eclesiástica  indiana,  publicada  por  Joaquín  García 
Icazbalceta  (México,  Antigua  Librería,  1870).  Dice  el  citado  Diccio- 
nario en  la  palabra  «Nuevo  México»  lo  que  sigue: 

«Tiene  el  mismo  nombre  (es  decir  México)  con  el  aditamento 
«Nuevo>  otro  reino  dilatado  que  es  la  parte  más  septentrional  de 
los  dominios  de  la  Nueva  España  en  la  América.  Confina  por  el  Sur 
con  las  provincias  de  Cinaloa,  Nueva  Vizcaya  y  Nuevo  Reino  de 
León,  por  el  S.  y  S.  E.  con  la  Florida,  por  el  N.  E.  con  el  Canadá  ó 
Nueva  Francia,  y  por  el  O.,  N.  O.  y  S.  O.  con  las  Californias,  exten- 
diéndose por  el  N.  cuyos  límites  se  ignoran  todavía;  comprehende 
su  extensión  desde  260  hasta  275  gr.  de  long.  y  desde  28  hasta  45 
de  lat.;  tiene  de  largo  350  leguas  N.  S.  y  150  de  ancho  E.  O.  La  pri- 
mera noticia  que  se  tuvo  de  este  país  la  dieron  unos  indios  Con- 
chos á  Fray  Agustín  Ruíz  del  orden  de  S.  Francisco  el  año  de  1581» 
con  la  cual  pasó  á  descubrirlo  con  gente  que  se  le  envió  de  México 
ala  orden  do  Antonio  de  Espejo.  Los  naturales  que  ya  tenían  cono- 


4 
cimiento  de  la  religión  católica  por  Aivar  Núñez  Cabeza  de  Yaca, 
Andrés  Dorantes,  Berna rdino  de  el  Castillo,  y  el  Negro  Estebanico 
que  se  salvaron  del  naufragio  de  Panfilo  de  Narvaez  en  la  Florida, 
y  atravesaron  por  este  País  hasta  llegar  á  México,  lo  recibieron  de 
paz,  con  cuyas  noticias  volvió  Espejo  á  México;  y  el  año  de  1595, 
siendo  Virrey  Don  Luis  de  Velasco,  entró  Juan  de  Oñate  por  capi- 
tulación  á  reducir  estas  Provincias  que  volvieron  á  rebelarse,  dan- 
do muerte  al  Gobernador  que  había  y  á  muchos  Religiosos  Misio- 
neros el  año  de  1644.  Goza  de  diferentes  temperamentos,  fríos,  ca- 
lientes y  templados;  es  fértil  y  ameno,  produce  con  abundancia  tri- 
go, maiz  y  otras  legumbres  y  delicadas  frutas,  entre  las  quales  son 
muy  singulares  las  ubas:  sus  montes  están  poblados  de  pinos,  robles, 
encinas,  sabinos,  y  otros  muchos  árboles  de  diversas  calidades,  de 
que  cortan  porción  de  madera:  se  crian  en  ellos  variedad  de  anima- 
les como  venados,  lobos,  osos,  zorros,  carneros  monteses,  y  una  es- 
pecie de  venados  alaneses,  tan  corpulentos  que  igualan  á  la  estatu- 
ra de  una  muía,  y  el  hasta  de  casi  dos  varas  desde  el  nacimiento 
hasta  su  extremidad:  hay  también  muchas  aves  singulares,  particu- 
larmente en  los  parages  nevados  que  se  cogen  vivas  todo  el  año, 
y  tienen  particular  estimación:  aunque  se  han  descubierto  algunas 
minas  son  todas  de  estaño:  la  Población  de  este  Reyno  consta  de  30 
Pueblos  de  Indios  reducidos  de  las  Naciones  Piros,  Tiguas,  Man- 
sos, Queres,  Suñis,  Tolonas,  Xemes,  Xeres,  Picuries,  Thanos,  Pecos, 
Teguas,  Thaos,  y  Sumas  en  crecido  numero:  son  de  mejor  aspecto, 
color  y  proporción  que  los  demás;  andan  siempre  vestidos  y  calza- 
dos de  gamuza;  son  muy  aplicados  al  trabajo,  y  lo  mismo  las  muge- 
res  que  se  ocupan  en  texer  mantas  de  lana  y  algodón  para  su  ves- 
tuario: todos  andan  á  caballo,  y  sus  habitaciones  merecen  particu- 
lar atención  porque  en  nada  se  parecen  á  las  de  los  demás  Indios: 
son  unos  quarteles  fuertes,  cubiertos  de  azoteas  de  tres  y  de  quatro 
altos,  bien  construidos,  sin  puerta  alguna,  subiendo  á  el  primer 
alto  por  una  escalera  de  mano,  que  retiran  de  noche  para  resguar- 
darse de  los  insultos  de  las  Naciones  infieles  y  enemigas:  están  unos 
enfrente  de  otros  para  que  todos  queden  ñanqueados  y  puedan  de- 
fenderse mejor:  tiene  este  Reyno  muchos  rios  y  arroyos,  pero  el 
principal  es  el  grande  llamado  del  Norte  que  pasa  por  medio  de  él: 
los  Religiosos  de  San  Francisco  que  han  convertido  sus  naturales  á 


o 
la  Fé  Católica,  tienen  una?  dilntarlf??  Misiones  establecidas  desde  el 
año  de  1660.  La  Capital  es  Santa  Fé.» 

Mendieta  (pág.  401)  dice  lo  siguiente: 

«El  afto  de  1581  movió  Dios  el  cora/ón  de  un  fraile  menor, 
lego  viejo,  mny  devoto  y  celoso  de  la  salud  de  las  almas,  por  cierta 
relación  que  tuvo  de  unos  indios,  morando  en  el  valle  que  llaman  de 
San  Bartolomé,  á  entrar  Irs  tierra  adentro  en  busca  de  aquellas  gran- 
des poblaciones  que  ya  estaban  olvidadas,  que  por  ser  tan  afamadas, 
las  llamaron  el  Nuevo  México.  Y  para  esto  pidió  licencia  á  sus  prela- 
dos, y  dos  sacerdotes  que  llevase  consigo  (como  los  llevó),  mancebos 
teólogos  dP!  muy  buen  espíritu,  y  con  doce  soldados  que  los  quisie- 
ron acompañar  partieron  en  aquella  demanda.  Y  caminadas  doscien- 
tas y  cincuenta  leguas  hacia  el  norte,  llegaron  á  una  proviíicia  que 
se  llama  de  los  Tiguas,  Viendo  los  soldados  que  entraban  en  tierra 
poblada  de  cantidad  de  gente,  y  que  ellos  eran  pocos  para  resistir  á 
los  sucesos  que  se  podían  ofrecer  en  tanta  distancia  de  la  vivienda 
de  los  españoles,  y  tan  lejos  del  necesario  socorro,  acordaron  de 
volverse,  lo  que  pienso  no  hiciera  Hernando  Cortés  si  en  aquella 
ocasión  se  viera,  porque  á  los  osados  y  animosos  dicen  que  ayuda 
la  fortuna,  y  sin  duda  no  murieran  los  frailes  si  ellos  no  los  desam- 
pararan, los  cuales  no  quisieron  volver  atrás  por  miedo  de  la  muer- 
te, mayormente  viendo  que  los  naturales  de  aquellas  tierras  los  re- 
cibían amorosamente  y  los  trataban  con  humanidad,  y  anduvieron 
con  toda  seguridad  otras  ciento  y  cincuenta  leguas,  que  eran  cuatro- 
cientai?  de  México.  Vueltos  los  soldados,  dieron  noticia  de  cómo  los 
frailes  quedaban  en  aquel  riesgo,  y  entendiendo  los  prelados  de  la 
orden  en  poner  diligencia  de  enviar  gente  porque  aquellos  religio- 
sos no  pereciesen,  ofrecióse  á  ello  un  Antonio  Espejo,  hombre  hon- 
rado y  rico  y  deseoso  de  emplear  su  hacienda  en  servicio  de  Dios 
y  de  su  rey.  Este  partió  por  el  mes  de  Noviembre  del  año  de  ochen- 
ta y  dos  con  buena  compañía  de  soldados,  y  mas  de  cien  caballos, 
y  muchas  armas,  municiones  y  bastimentos,  y  gente  de  servicio,  y 
con  él  un  solo  fraile  franciscano,  llamado  Fr.  Bernardiuo  Beltrán. 
Pasó  por  muchas  provincias,  donde  siempre  fué  recibido  de  paz 
(como  todo  ello  se  puede  ver  en  sus  relaciones  que  andan  impre- 
sas), y  halló  que  los  religiosos  habían  sido  muertos  á  manos  de 
aquellos  infieles  á  do  quedaron.  Sus  nombres  eran  Fr.  Francisco  Ló- 


6 
pez  y  Fr.  Juan  de  Santa  María,  los  sacerdotes,  y  el  lego  Fr.  Augus- 
tin  Rodríguez,  cuyas  muertes  se  pueden  ver  en  el  fin  del  quinto  li- 
bro. Dio  la  vuelta  Antonio  Espejo  para  tierra  de  cristianos,  y  llegó 
á  ella  por  principio  de  Julio  del  año  de  ochenta  y  tres.  De  suerte 
que  con  esta  ocasión  de  los  tres  frailes  que  por  allá  quedaron,  se 
volvieron  á  descubrir  aquellas  amplísimas  tierras  que  llaman  el 
Nuevo  México,  para  donde  al  tiempo  que  esto  escribo  (que  es  por 
Abril  del  año  de  noventa  y  seis),  por  orden  y  mandato  del  rey 
D.  Felipe,  nuestro  señor,  envía  el  conde  de  Monterey.  virrey  de  esta 
Nueva  España,  por  general  de  esta  empresa  á  D.  Juan  de  Oftate, 
hijo  de  Cristóbal  de  Oñate,  natural  de  la  ciudad  de  Vitoria,  que  en 
su  tiempo  fué  de  los  principales  y  mas  poderosos  de  esta  Nueva  Es- 
paña. Van  con  él  ocho  religiosos  franciscanos,  (1)  todos  ellos  profe- 
sos, de  esta  provincia  del  Santo  Evangelio.  Entiendo  que  llevan  seis 
capitanías  de  soldados,  sin  otros  labradores  y  hombres  buenos,  ca- 
sados, con  sus  mujeres  y  hijos,  para  la  labranza  y  población  de 
aquellas  tierras.  Guíelos  el  altísimo  Dios  y  conceda  el  suceso,  que 
para  su  servicio  se  pretende,  en  la  conversión  de  aquellas  gentes  á 
su  santa  fé  católica.  Este  discurso  se  ha  hecho  por  el  fraile  que  pri- 
meramente descubrió  aquellas  tierras  y  gentes,  y  dio  noticia  de 
ellas,  habiendo  sido  enviado  por  el  Provincial  Fr.  Antonio  de  Ciu- 
dad Rodrigo  el  año  de  treinta  y  ocho  á  convertir  gentes  de  nuevo. 
El  año  de  treinta  y  nueve  entraron  otros  dos  frailes  por  lo  de  Mi- 
chuacan  á  unas  gentes  que  se  llaman  Teules  chichimecos,  que  ya 
otras  veces  habían  consentido  entrar  en  sus  tierras  frailes  meno- 
res, y  los  habían  recibido  de  paz  y  con  mucho  amor,  aunque  de  los 
españoles  seglares  siempre  se  habían  defendido  y  vedádoles  la  en- 
trada por  ser  gente  belicosa,  y  tampoco  á  los  españoles  se  les  daba 
mucho,  viendo  el  poco  provecho  que  podían  sacar  de  ellos,  pues 
poco  mas  poseen  que  un  buen  arco  con  sus  flechas,  salvo  si  á  los 
mismos  indios  pudieran  cazar  para  venderlos  por  captivos,  que  es 
el  trato  que  nuestros  españoles  en  esta  parte  mucho  han  usado, 
por  donde  los  chichimecos  y  las  demás  naciones  indianas  siempre  se 
han  alterado  y  remontado,  que  antes  de  recibir  estas  malas  obras, 
nunca  dejaron  de  acariciar  á  los  que  de  nuevo  entraban  en  sus 
tierras.  Pues  en  estas  que  ahora  dije,  descubrieron  aquellos  dos 

(1)    por  comisario  de  ellos  el  padre  fr.  i^odrigo  J)urán.  Estas  palabras  están  borradas  en  el  MS. 


7 

frailes  cerca  de  treinta  pueblos  pequeños  de  hasta  cuatrocientas  ó 
quinientas  ánimas  los  mayores  de  ellos.  Estos  recibieron  de  muy 
buena  voluntad  la  doctrina  cristiana  y  trajeron  sus  hijos  al  baptis- 
mo,  y  por  tener  mas  paz  y  disposición  de  recibir  la  fe,  pidieron  li- 
bertad de  tributo  por  algunos  años,  y  que  después  lo  darian  mo- 
derado de  lo  que  cogiesen  y  criasen  en  sus  tierras,  y  con  esta  con- 
dición darian  la  obediencia  al  rey  de  Castilla.  Lo  cual  todo  se  lo 
concedió  el  virrey  D.  Antonio  de  Mendoza,  y  así  vinieron  al  gre- 
mio de  la  Iglesia.  De  esta  manera  han  hecho  después  acá  los  frai- 
les franciscos  muchas  entradas  por  las  tierras  de  estos  que  llaman 
chichimecos,  que  ocupan  la  tierra  hacia  el  poniente  y  norte,  en  los 
contornos  del  reino  de  México  y  de  las  provincias  de  Michoacan  y 
Jalisco,  y  la  Guaxteca,  y  son  de  muchas  y  diferentes  lenguas,  y  an- 
dan por  los  campos  como  venados,  sin  tener  casas  ni  policía  de 
hombres,  y  á  muchos  de  ellos  han  traído  los  frailes  al  conocimiento 
de  su  Dios  y  á  la  obediencia  de  la  santa  madre  Iglesia  y  de  nues- 
tros reyes  de  Castilla,  y  puéstolos  en  poblaciones  ordenadas  y  hé- 
choles  sus  iglesias,  aunque  no  á  pocos  les  ha  costado  la  vida...» 


P  ETICION.  En  la  ciudad  de  Santiago  de  Queretaro  á  30  dias  del 
mes  de  Enero  de  1709  años  ante  el  Sr.  Dn.  Pedro  López  de  la  Águi- 
la, corregidor  y  teniente  de  capitán  general  en  ella  y  su  jurisdicción 
por  S.  M.,  se  presentó  esta  petición. 

Dn.  José  de  Urtiaga  y  Salazar,  vecino  de  esta  ciudad  y  sindico 
apostólico  del  colegio  de  la  Sma.  Cruz  de  ella,  como  más  haga  lu- 
gar en  derecho  parezco  ante  V.  md.  y  digo  que  al  derecho  de  dicho 
colegio  conviene  que  el  presente  escribano  ú  otro  cualquiera  de  los 
públicos  de  esta  dicha  ciudad  me  dé  un  testimonio  de  los  instru- 
mentos que  presento  con  el  juramento  necesario,  devolviéndoseme 
dichos  instrumentos  originales  para  en  guarda  de  dicho  colegio  por 
lo  cual  á  V.  md.  pido  y  suplico,  habiendo  por  presentados  los  di- 
chos instrumentos,  se  me  den  dos  ó  tres  ó  más  testimonios  autori- 
zados en  publica  forma  y  manera  que  hagan  fé  en  que  recibirá 
merced  dicho  colegio,  y  yo  en  su  nombre  pido  justicia  y  juro  en 
forma  no  sea  de  malicia  y  en  lo  necesario  etc.  Don  José  de  Urtiaga. 

AUTO.  Y  vista  por  su  md.  la  hubo  por  presentada  con  el  cua- 
derno é  instrumentos  que  ello  expresa  y  mandó  que  yo  el  escribano 
dé  á  esta  parte  en  nombre  de  la  suya  uno,  dos  ó  más  testimonios  de 
dichos  instrumentos,  llevando  por  principio  este  pedimento  y  auto 
autorizados  en  pública  forma  y  manera  que  hagan  fé  y  hagan  lo 
que  hubiere  lugar  por  derecho,  y  así  lo  proveyó,  mandó  y  íirmó. 
Don  Pedio  López  del  Águila.  Ante  mí  Lázaro  de  Vitorica  y  So;ai  te, 
escribano  real  y  público. 

2 


10 


Mándame  mi  Prelado  el  R.  P.  Fr.  Antonio  de  San  Buenaventu- 
ra y  Olivares  le  haga  relación  jurada  de  las  operaciones  y  fruto  es- 
piritual que  en  veneficio  de  las  almas,  servicio  de  Dios  y  del  Rey  ao 
obrado  los  Misioneros  apostólicos  del  Santo  Collegio  de  la  santa 
Cruz  de  Queretaro  en  el  nuevo  Reino  de  León  y  sus  confines  Pro- 
vincia de  Cuaguila  y  Rio  grande  del  norte,  hasta  el  dilattado  Reyno 
de  los  tejas  (desde  ay  bastantes  ynformes)  y  solo  haré  una  brebe 
Relación  en  este  papel  de  la  entrada  del  R.  P.  Fr.  Francisco  Esteves  con 
el  R.  P.  Fr.  Francisco  Hidalgo^  en  orden  a  la  Jundacion  de  la  Misión  de 
Santa  Maria  de  los  Dolores  y  porque  la  desampararon  los  Misioneros: 
Gouernando  estas  nuebe  Provincias  de  N.  P.  San  Francisco  en 
esta  nueva  España,  el  ultimo  año  de  su  gobierno  el  M.  R.  P.  fr.  Juan 
de  Luzuriaga  lector  juvilado  P.  de  las  santas  Provincias  de  Canta- 
bria y  Valencia  Comisario  General  destas  dhas  Provincias  nombro 
por  Presidente  incapite  de  dho  Collegio  al  P.  Predicador  fr.  Miguel 
de  Fonscuberta  con  cuyo  permiso  y  licencia  salimos  a  Misiones,  el 
R.  P.  fr.  Joseph  Diez,  el  R.  P.  fr.  Pedro  de  Medina,  é  yo,  al  Arcovis- 
pado  de  México,  y  para  el  obispado  de  Guadalaxara  el  R.  P.  fr.  Anto- 
nio de  escaray,  el  R.  P.  fr.  francisco  esteves,  y  el  R.  P.  fr.  francisco 
hidalgo  estos  varones  apostólicos  adelantaron  su  espiritu  a  dar 
cumplimiento  á  su  vocación  y  deseos  de  emplearse  en  la  conver- 
sión de  los  ynfieles,  pidieron  la  vendioion  al  Illmo.  y  Rmo.  Señor 
Dn.  Juan  de  Santiago  Garduito  de  León  y  este  V?  Prelado  asistido 
de  una  sed  ynsaciable  de  combertir  almas  para  Dios  les  franqueo 
todo  su  ovispado  y  comparticular  cuidado  les  pidió  encarecida- 
mente entraran  por  la  Provincia  de  Coaguila,  no  acaso  sino  con  es- 
pecial encargo  por  haver  esperimentado  su  lUma.  en  la  visita  Ge- 
neral que  hizo  hasta  la  Provincia  dha  y  conociendo  su  ferborosisi- 
mo  celo  la  mucha  y  copiosa  mies  que  hauia  por  estas  partes  care- 
ciendo de  operarios  los  alentó  para  biniesen  con  todas  sus  faculta- 
des apropagar  la  santa  fe  catholica. 

Después  de  hauer  echo  Misiones  estos  dos  apostólicos  Misione- 
ros en  Muchas  Ciudades  Villas  y  lugares  con  admirable  fruto  y  co- 
mo dije  arriba  deseosos  de  la  conversión  de  los  infieles  ynumera- 
bles  que  hauitan  por  la  parte  del  Norte  por  cumplir  con  el  Princi- 


11 

pal  ynHtituto  de  nro  dho  CoUegio  de  propagar  nuestra  santa  fé 
cattholica  en  este  nnebo  Mundo,  unioo  fin  y  Motibo  conque  dejaron 
sus  santas  Provincias  sus  Patrias  y  Parientes,  simponerseles  por 
delante  ni  los  Peliizros  del  Mar  ni  los  trf'uajos  de  la  tierra.  Y  abien- 
do  entrado  en  la  Villa  de  Santiago  de  la  Moncloha  Canecerá  de  la 
Provincia  de  Coaguila  Presentaron  sus  Despachos  á  los  que  enton- 
ces gouernaban  ambos  fueros,  y  tratando  conestos  del  grauisimo 
negocio  aque  venian  y  el  apostólico  fln  que  les  mobia  a  entrar  em- 
busca  de  yn fieles  que  combertir,  y  estando  ya  previniendo  ó  dispo- 
niendo su  viaje  aunque  corapoco  fomento  de  los  que  enttonces  Go- 
uernavan,para  llebar  el  nombre  de  Dios  alas  ygnumerables almas 
que  ciegas  sin  luz  de  fé  vibian  en  las  tinieblas  de  sus  errores  en  las 
orillas  del  Pió  grande,  y  ya  á  la  propartida  desta  jornada,  se  leban- 
to  un  huracán  de  ciertta  contradicion  que  lebanto  el  enemigo  Dia- 
blo embidioso  de  tanta  luz  enfurecido  y  Rabioso  de  que  benian  es- 
tos apostólicos  soldados  con  el  estandarte  y  divisa  de  la  santa  cruz, 
á  desminuir  ó  ympedir  el  que  su  tenebroso  ymperio  no  se  aumen- 
tara con  las  almas  de  tantos  jentiles  como  les  venian  aquitar  de  sus 
garras,  dispuso  una  terrible  contradicion  que  les  frustro  sus  deseos 
de  entrar  en  aquellas  tierras  yncultas  donde  hauitaban  tantas  var- 
varas  naciones,  sin  la  luz  del  evangelio,  y  hiendo  frustrados  sus 
deseos  estos  Pobres  Misioneros  llorando  con  lagrimas  tiernas  el 
perdimiento  detiempo,  sus  trauajos  mal  logrados  entanto  afán  de 
caminos,  simpoder  lograr  sus  deseos  y  que  se  malograua   la  san- 
gre del  cordero  ynmaculado,  perdiéndose  tantas  almas  de  Jenti- 
les, y  que  no  tenian  amparo,  ni  en  el  brazo  secular,  ni  en  el  ecle- 
siástico para  conseguir  su  ynttento,  trattaron  de   encomendarlo 
á  Dios  por  medio  de  la  oración  y  estando  en  este  conñito,  los  dos 
pobres  Misioneros,  los  consolo  la  piedad  de  tres  pobres  tlascalte- 
cos  que  en  la  ocasión  hablan  venido  á  Coahuila,  del  Saltillo,  en 
donde  hauian  oydo  sus  sermones  en  la  Misión  que  hicieron  en  su 
Pueblo,  que  fueron  Agustín  de  la  Cruz  Berna  ve  González,  y  Juan 
francisco  de  luna  quienes  tenian  todavia  ynpresa  en  sus  corazo- 
nes, la  Doctrina  exercicios  y  devociones  de  los  Padres  apostólicos, 
se  fueron  al  convento  al  olor  de  sus  virtudes  y  con  aquel  amor 
Reverencial  que  les  hauian  cobrado  por  disposición  Divina,  les 
dijeron  los  tres  tlascaltecos:  *Mis  PP.  Misioneros,  christos  de  la 


12 
tierra  nuebos  Redentores  de  nras.  Pobre.?  almas  ya  tenemos  no- 
ticias de  tus  tristezas  y  di«!Consuelos,  no  os  aflijáis  mis  PP.  que 
nosotros  os  llebaremos  á  un  sitio  que  llaman  voca  do  leones  don- 
de queremos  Poner  vmpueblo  si  os  quadrare  el  Paraje  nosotros 
(aunque  somos  unos  Pobres)  solicitaremos  y n  fieles  que  convirtáis  y 
nos  tendremos  por  muy  dichosos  en  seruirles  en  su  Misión  y  en 
acompañarlos  en  caminos.»  Son  las  mismas  palabras  que  oy  mu- 
chas veces  a  los  dos  tlascaltecos,  que  fueron  Juan  francisco  y  Ber- 
nabé González,  y  con  este  aliento  destos  tres  Pobres  tlascaltecos  se 
desaojaron  sus  aflijidos  corazones  y  aliaron  (como  dicen)  el  cielo 
avierto  y  luego  pusieron  en  ejecución  su  viaje  para  el  Valle  de  la 
candela,  donde  ay  una  Misión  de  los  RR.  PP.  de  la  Provincia  de 
Coahuila  con  titulo  de  S.  Bernardino,  á  donde  llegaron  al  tercero  ó 
segundo  dia,  que  salieron  de  Cohauyla,  caminando  apostólicamente 
sedientos  de  la  combersion  de  las  almas  de  los  ynfieles  mas  que  el 
fatigado  cierbo,  embusca  de  las  christalinas  aguas  y  abiendo  toma- 
do enesta  Misión  alguna  corta  refección  y  descansado  de  las  Pena- 
lidades del  camino,  prosiguieron  su  biaje,  llegaron  á  boca  de  leones 
(se  llama  así  el  sitio,  porque  es  una  abra  ó  puerto,  que  hacen  dos 
eminentes  collados,  y  uno  y  otro  forman  dos  leones  del  mismo  ce- 
rro, que  frente  á  frente  parece  que  se  están  mirando)  en  com- 
paftia  de  dhos  tlascaltecos  á  donde  tenian  la  mira  de  hacer  mansión 
y  formar  un  Pueblo,  y  hiendo  el  paraje  al  proposito  frondoso  y 
ameno  de  arbolea  y  muy  abundante  de  aguas,  y  otras  muchas  com- 
beniencias  para  fundación  de  Pueblo,  se  alentaron  algo  los  Minis- 
tros apostólicos  á  hacer  mansión  en  dho  Paraje  pero  les  disconsola- 
ba mucha  el  no  ber  plantas  racionales  de  jentiles,  en  que  ejercitar 
su  apostólico  ynstituto,  y  estando  enesta  congoja,  y  viéndolos  los 
tlascaltecos  alparecer  Melancólicos  les  preguntaron:  (Mis  PP.  que 
les  a  parecido  este  puesto  de  voca  de  leones)  Respondieron  los  PP. 
Hijos  mios  buen  paraje  buen  valle,  y  con  muchas  convenienoias, 
pero  para  nro.  yntento  falta  lo  mejor  que  son  ynfieles,  q.  comber- 
ttir,  y  estos  no  los  bemos  en  este  puesto,  con  que  parece  es  en  vano 
nuestra  venida;  a  lo  qual  respondieron  los  tlascaltecos,  no  se  dis- 
consuelen mis  PP.  encomiéndenlo  á  Dios,  y  á  nuestra  Señora  de 
los  Dolores  que  nos  llebe,  con  bien  á  la  otra  parte  de  aquel  ce- 
rro que   tenemos  en  frente  como  Diez  ieguaa»  de  aqai,  que  no 


13 
pueden  faltar  yndio.«,  toda  esta  tierra  snya.  aqni  abitan  por  tem- 
poradas y  en  acHvandoseles  los  connstrajos  con  que  se  mantienen 
en  este  ojo  de  aojna  se  mudan  contodos  sus  ranchos  por  todos 
esos  cerros  y  montes  embusca  de  venados  para  mantenerse,  ya 
hemos  visto  humaredas  y  están  cerca  los  Jentiles. 

Fueronse  los  tlascalthecos  con  francisco  Barbauy:o  de  nación 
Milanes  q  hauia  sido  cautiboen  las  Mazmorras  de  arjel  y  salieron 
todos,  el  Milpnes  embusca  de  Minas  de  Plata  y  los  tlascalthecos  em- 
busca de  Jentiles  que  traerles  á  sus  queridos  Misioneros,  los  quales 
quedaron  en  una  pobre  choza  encomendando  á  Dios  su  causa, 
qnando  dentro  de  pocos  días  volvieron  con  una  ranchería  de  yn- 
dios  de  nación  AlazapRs  al-xunos  cristianos  y  de  encomienda  y  la 
Mayor  partte  jentiles  mezclados  con  otras  naciones  que  havitan 
por  estas  partes,  y  llesjando  a  la  Pobre  choza  donde  estaban  los  dos 
Pobres  Misioneros,  salieron  árreciuirlos  2:ustosos  y  alegres  y  rego- 
cijados sus  corazones  les  echaron  tiernos  los  brazos,  y  comenzaron 
á  cantar  alavanzas  á  Dios,  y  á  su  Santisima  Madre  y  á  darse  los  Pa- 
rabienes como  quien  hauia  hallado  la  Joya  Perdida,  y  la  obeja  des- 
carriada y  abiendo  ya  logrado  sus  yntentos,  trataron  de  disponer 
la  fabrica,  de  una  ermita  ó  yglesia,  que  hicieron  luego,  y  la  dedica- 
ron con  titulo  y  advocación  de  santa  María,  de  los  Dolores. 

Y  estando  ya  conesta  Pequeña  grey  dándoles  Pasto  espiritual  y 
enseftandolAs  la  Doctrina  christiana,  aestos  Pobres  Jentiles  y  chris- 
tianos,  y  aviendoya  echo  una  pobre  celda  contigua  a  la  yglesia,  dio 
noticia  uno  de  los  yndios  alasapas  Barbarigo  ya  las  tlascaltecos  co- 
mo el  cerro  frontero  á  la  Misión  Por  la  Parte  de  el  oriente  hauia 
muchas  vetas  depiedras  Mui  pesadas  y  conesta  noticia  fueron  el 
dho  Barbarigo  y  los  dos  tlascalthecos,  Augustin  de  la  cruz  y  Berna- 
be  González  y  aliaron  el  poderoso  thesoro  délas  Minas,  Trujeron 
Metales  los  ensayaron  y  les  hallaron  mucha  Plata  conesta  nobedad 
se  vinieron  y  les  dijeron  á  los  PP.  que  no  solo  hauia  en  la  tierra 
Minas  espirituales  Para  los  PP.  Misioneros  sino  Minas  Mui  rricas 
de  Plata  Para  el  bien  común  y  les  rrogaron  que  fueran  á  bendecir- 
las y  fue  el  R.  P  fr.  francisco  hidalgo  Dijo  Misa,  en  el  Cerro  vendijo 
la  Mina  y  le  Pusieron  Por  nombre  Sanfrancisco  de  Asis,  y  esta  y  su 
coadjunta  esta  dando  el  día  de  oy  dosde  entonces  mucha  Plata  con 
quesean  aumentado  los  R?  quintos  de  su  Mgd,  como  io  tufetiücau  las 


14 

Reales  cajas  de  ssan  luis  Potosí,  y  zacatecas  y  se  están  Manteniendo 
coneste  thesoro  Mucha  parte  de  lo  descubierto,  se  pobló  el  cerro  de 
las  Minas  con  mas  de  quatro  cientas  Personas  sepuso  el  Real  de 
S.  Pedro,  de  Voca  deleones,  con  su  Alcalde  Mayor  Su  Cura  interino 
ymas  de  treinta  vecinos  que  tienen  Poblado  dho  Real  adonde  ay 
concurso  y  trato  de  Mas  de  veinte  Mercaderes  ejruesos  sinlos  en- 
trantes y  salientes,  ocurren  áestas  Minas,  muchos  limosneros  y  de- 
mandantes y  todos  van  socorridos,  a  y  eneste  Real  mu'^hos  Galemes 
ó  ynstrumentos  de  sacar  Plata  y  una  hacienda  de  Molino  encorrien- 
te,  y  ensus  alrrededores  muchos  rranchos  con  emanados,  y  muchos 
comerciantes  harrieros  q  lleban  las  liixas  Parasacar  plata  al  Real 
de  sombrerete,  charcas.  Guana  Juato,  zacatecas,  y  á  los  demás  Mi- 
nerales donde  Pende  su  veneficio  con  las  ligas  de  Voca  de  leones. 

Se  fundo  el  Real  de  las  Savinas  distante  deste  de  Voca  de  leo- 
nes, seis  leguas,  ay  eneste  Real  quattro  haciendas  con  gran  corrien- 
te de  sacar  Platta  ay  tres  cuantiosas  lavores  un  trapiche  donde  se 
hace  azúcar  y  Piloncillo,  y  se  crian  muchos  ganados  cabrio  y  ove- 
juno cavallada  y  vacas  de  que  se  pagan  crecidos  Diezmos  a  la  san- 
ta yglesia,  y  ay  también  eneste  Real  un  alcalde  Mayor,  y  en  santa  fe 
cercano  deste  Real  ay  otras  tres  haciendas  de  sacar  Platta  y  en  su 
circunferencia  Muchos  Ranchos  Poblados. 

Y  en  Nuestra  Misión  se  estubo  Manteniendo  con  su  Ranchería 
de  alapagas  y  sus  dos  Ministros  aplicándose  al  cultibo  de  esta  viña, 
y  predicando  y  confesando  continuamente  a  los  muchos  Pecadores 
q  venian  embusca  de  los  apostólicos  para  serenar  sus  conciencias  la- 
bar  sus  almas  y  dejar  las  culpas  y  vicios  con  los  saludables  consejos 
avisos  y  exemplos  queles  Predicauan  se  cuatrinaron  enesta  Misión 
veintinuebe  familias  de  Tlascaltecos  quepermanecen  y  Mantienen 
hasta  el  dia  de  oy  dha  Misión  que  aun  no  estando  conlas  Raices  ne- 
cesarias ni  en  estado  de  entregarse  al  ordinario  semando  entregar 
porel  Rrao  P.  fr.  Juan  de  capistrano.  Comisario  General  que  enton- 
ces gobernaba,  pareciéndole  á  su  Rma  convenientte  Prouincia  el 
que  pasasen  sus  Ministros  al  Dilattado  Reyno  ó  Provincia  de  los 
Texas,  que  conesta  novedad  y  laynopia  de  Ministros  q  hauia  entton- 
oes  en  nuestro  Collegio  se  enttrego  dha  Misión,  con  artto  dolor  y 
sentimiento  del  Illmo  y  V^  Señor  ovispo  de  Guadalaxara  Da  Juan 
de  Santtiago  garavitto,  aun  señor  sacerdote  clérigo  quien  la  asistió 


15 
los  primeros  Días  con  afecto  y  luego  descaeció,  los  pobres  yndios 
alazapas  viéndose  tan  descarriada  sinel  amparo  y  avrigo  de  su  pro- 
prio  Pastor  valando  como  corderos  ttiernos  y  como  ovejas  desca- 
rriados, sefueron  a  los  Montes  délos  Jentiles  con  aly;unos  christia- 
nos  y  otros  á  buscar  habrigo  en  los  tlascaltecos,  y  estos  y  todos  llo- 
rando y  suspirando  porsus  Padres  Misioneros  clamaban  y  daban 
vocea  que  hasta  el  dia  de  oy  no  cesan  sus  lamentos. 

Este  Fruto  que  hicieron  los  Misioneros  em  Voca  deleones  mis 
amantisimos  Padres  fr  francisco  Estoves  fr  francisco  Hidalgo  quie- 
nes arosta  de  inmemorables  trauajos  fundaron  esta  Misión  y  con  su 
apostólica  entrada  seapoblado  ttoda  esta  dha  tierra,  en  seruicio  de 
Dios  y  aucmeoto  déla  Real  chorona,  y  deaqui  seseguira  laentrada 
délos  texas,  el  descubrimiento  decadodachos  y  las  ygnumerables 
naciones  que  hasta  el  dia  deoy,  buscan  y  piden  las  saludables  aguas 
del  Santo  Baptismo.  Su  Diuina  Majestad  mueba  elanimo  christiani- 
sirao  de  N.  chatolico  Monarcha  Rey  y  señor  (q  Dios  guarde)  a  ym. 
biar  operarios  para  que  cultiben  tanta  viña  y  seaumente  su  Real 
chorona  como  lo  esperamos  de  su  Real  piadoso  celo. 

Misión  de  Santa  Maria  délos  Dolores  donde  es  fecha  en  ocho 
dias  del  mes  de  Diciembre  de  mil  setecientos  y  ocho  años. 

fr  Diego  de  San  Buenaventura  y  Salazar.  Presidente  de  las  Mi- 
siones. Dn.  Felipe  Gómez.  Alcalde.  Dn.  Esteban  González.  Felipe  de 
Santiago.  Joseph  de  Luna.  Dn.  Diego  Baltasar.  Gobernador.  Blas 
Miguel.  Juan  Antonio.  Pedro  López.— Blanco.- (Hay  una  rúbrica.) 


ril.  DIEGO  de  San  Buenaventura  y  Salazar  Predicador  Apostó- 
lico y  missionero  hijo  del  Santto  Collexio  de  Propaganda  fide  y 
Pressidentte  acttual  délas  missiones  y  converssioces  vinas  pertte- 
necientes  á  dho  Collexio  fundadas  enlos  confines  en  la  Provincia  de 
Coabuila  y  nuevo  Reyno  de  León  inmediattas  al  Rio  grande  del 
Nortte;  Certtifico  enla  manera  que  puedo  y  deuo  por  Cumplir  con 
la  obediencia;  y  mandatto  demi  Prelado,  el  H.  P.  ir.  Anttonio  de 


16 
OHuares  y  san  BaeriaventUira  Predicador  Apostólico  Comissario 
del  Santto  officio;  y  GuardiRQ  del  sobre  dho  Collexio  déla  Santta 
Cruz  de  Qiierettaro;  y  digo  que  governando  de  Prelado  Guardian 
el  R.  P.  fr.  Anttonio  Marjil  de  Jesús,  el  año  del  Señor  de  mili  seis- 
cientos y  noventta  yocho,  movido  del  espirittu  Apostólico;  y  del 
gran  celo  que  tenia  déla  converssion  de  los  infieles,  attendiendo 
adar  Cumplimientto  al  principal,  instittuto  de  nro  Collexio  echo 
mano  de  mi  grande  invtilidad  e  inepttitud  para  vna  empressa  ttan 
alta  de  acompañar  al  R.  P.  fray  francisco  Hidalgo  Para  que  entrá- 
ramos á  fundar  vna  o  mas  misiones  enel  medio  y  distritto  queay 
entre  la  Provincia  do  Coabuyla  nuevo  Reyno  de  León  y  el  Rio 
grande  del  norte,  para  cuyo  efectto  nos  dio  sus  letras  Pattenttes  y 
parttiendonos  Apostólicamente  á  dho  empleo  remitimos  dhas  Pa- 
ttenttes al  Illmo.  y  Rmo.  Señor  Dri.  fr.  Phelipe  Galindo  obispo  de 
Guadalaxara,  y  auida  su  pastoral  uendizion  entramos  con  nros  des- 
pachos enel  Nuevo  Reyno  de  León  y  eon  las  Bullas  Pontificias  y 
Cédulas  Reales  y  mandamientto  del  Exmo.  Señor  Conde  de  mon- 
ttezuma;  ypresenttadas  al  Governador  Dn.  Juan  de  Vergara  quien 
luego  dio  passo  a  dhos  despachos  y  mando  al  Capittan  Dn.  Juan  de 
Islas  Palacios  Alcaldemayor  del  Real  de  San  Pedro  de  Voca  de 
Leones  para  que  diera  Comission  y  perssona  de  esperiencias  Prac- 
ttica  y  de  conozmiento  eneatos  paisas  y  dándola  el  Capittan  Juan 
Méndez  Thovar  vino  en  nra  Compañía  con  el  Capitán  Tilomas  Pé- 
rez, Joseph  Pérez,  Juan  francisco  de  Luna  Phelipe  de  Santiago 
Juan  Anttonio,  y  Simón  de  Luna  Thlascalttecos  del  Pueblo  de  San 
Miguel  de  Aguayo  y  llegando  al  ojo  de  agua  de  Lampazos  y  Provin- 
zia  de  San  Diego  el  dia  siette  de  Nobiembre  del  dho  año  de  noven- 
ttayocho,  hallamos  en  dho  sitio  Ra.ucheados  quarenttayocho  ludios 
de  nación  Hagaguiches  chdstianos,  y  ladinos  algunos  y  los  mas  var- 
uaros  Gentiles  que  andauan  ciegos  en  esttos  montes  sin  la  luz  del 
evangelio  y  esttos  ttenian  comercio  y  correspondencia  muy  familiar 
con  algunas  Naziones  Baruaras  que  auittan  por  Parte  de  Orientte 
nordestte  y  nortte  que  son  las  naciones;  Xanttigui  Paraguan  Cha- 
guan Zenizos  Alaxapas  Canoydas  yottras  muchas  que  auitan  enes- 
tos  medios  hasta  las  orillas  del  rio  grande  que  ttodos  hablan  vna 
misma  lengua  y  llegando  a  sus  Ranchos  conun  yuterprete  y  dando- 
Íes  acutendtrclmutivo  duuuestia  venida  y  como  era  encaminar  en- 


17 

busca  de  almas  Para  Dios  sin  mas  yntteres  que  su  saluazion,  lo 
qual  abrazaron  con  alegría,  y  mostrándonos  afectto  los  ladinos 
christianos  y  los  varuaros  Gentiles  nos  dijeron  por  el  interprete 
quedavan  gracias  á  Dios  deque  quando  mas  oluidados  de  su  diuina 
Magestad  les  embiaua  Padres  de  San  francisco;  para  su  rremedio 
y  enttonzes  vn  yndio  ladino  llamado  Christtobal  nos  dijo  Padres 
desde  aier  dejamos  aun  Parientte  nuestro  muí  enfermo  vnquartto 
delegua  de  aqui,  que  nos  prestten  vn  cavallo  para  ir  auer  si  se  a 
muertto  nos  lo  enterraran  y  sino  lo  confesaran  ques  ladino  y  chris- 
tiano  se  les  dio  cavallo  y  nos  trajeron  al  emfermo  quelo  ttenia  Dios 
milagrosamente  viuo  Para  que  selograse  su  alma  lo  pusieron  a  la 
sombra  de  vn  Mesquitte  vnico  árbol  que  auia  enttonzes  eneste  Pa- 
raje donde  estube  confesándolo  mas  de  una  ora,  sele  administro  la 
estrema  vncion  y  luego  a  pocos  dias  murió  cuuierto  de  lepra  y  lo 
enterro  el  R.  P.  fr.  francisco  Hidalgo.  Estte  fue  el  primer  paso  que 
se  dio  enestte  paraje.  Luego  trattamos  de  poner  por  obra  una  er- 
mita o  yglesja  para  zelebrar  y  concluida  la  víspera  del  humillde  y 
apostólico  misionero  que  fue  embiado  a  las  islas  de  Canarias  alle- 
var  el  nombre  de  Dios  con  deseo  depadezer  Marttirio  y  se  dedico 
en  su  dia;  se  enarbolo  el  esttandarte  Real  de  la  santtissima  Cruz 
que  llenamos  emprocesion  descalzos  ttodos  los  dos  ministtros  los 
tres  españoles,  y  quatro  Thlascaltecos  coattodos  los  yndios  la  llena- 
mos emprocesion  desde  el  árbol  donde  estañamos  alojados  can- 
ttando  el  Himno  Veni  y  la  pusimos  en  su  peana,  la  adoraron  y  vesa- 
ron  todos  con  gran  ternura  y  lagrimas  de  Alegría  viendo  exalttado 
el  madero  instrumento  de  Nra  Redemcion  enel  sittio  o  lugar  donde 
de  dia  y  de  noche  se  ejercittaran  conttinuamente  esttos  Baruaros 
en  sus  abusos  y  mottettes.  En  estte  lugar  hicimos  nuestra  pobre 
hermitta  de  paja  decenttemente  adornada  de  ramos  siluestres,  co- 
locamos vn  quadro  de  María  ssma;  veadecimos  la  hermitta  cantta- 
mos  la  missa  del  Señor  San  Diego  se  rrezo  la  doctrina  christiana  se 
hizo  la  prottestacion  de  la  fee  se  dio  alos  Indios  la  posesión  Real 
dieron  la  obediencia  al  Papa  y  a  uro  catholico  Rey  y  Señor  y  seles 
hizo  su  plattica  quedando  ttan  consolados  y  rregozijados  por  el 
bien  que  Dios  les  abia  enviado  a  sus  tierras  sin  buscarlo.  Prosi- 
guieron otro  jacal  de  viuienda  asistiendo  los  quatro  Thlascaltecos 
y  dos  españoles  con  gran  charidad  y  amor  alenttando  alos  yndios  á 

3 


iá 

la  perseueranzia;  y  luego  ala  novedad  comenzaron  avenir  muchos 
yndios  de  tierra  adentro  asi  que  corio  la  voz  de  nuestra  venida  y 
fuiídazion  déla  nueva  misión  y  ttodos  deseando  ser  christianos,  nos 
promettimos  muy  buenas  esperanzas  enlo  futturo  Para  la  perma- 
nenzia  de  la  misión  de  santa  Maria  délos  Dolores  y  pasados  algu- 
nos dias  determine  yr  a  dar  quentta  déla  nueva  mission  fundada  al 
Exmo  Señor  Coude  de  Monttezuma  Virrey  deata  Nueva  España  y 
á  mis  prelados  llevando  de  ellos  testimonio  autentico  el  qual  se  le 
rreraitio  á  España  al  R.  P.  fr.  francisco  Esteves  que  havia  ido  en 
estte  tiempo  como  procurador  de  nros  Collexios  embusca  de  ope- 
rarios y  presenttado  dho  ttesttimonio  al  Supremo  Consejo  de  Yn- 
dias  sele  facilitto  la  consecución  de  doze  Misioneros  que  ymbio  á 
espensas  déla  Real  Hazienda  para  mantener  estta  nueva  misión  y 
las  demás  que  se  fueran  fundando;  y  saco  Cédulas  de  Su  Mag^  para 
que  enttodo  nos  ampararan  y  fauorecieran  los  Señores  Virreyes, 
Obispos  y  Gouernadores  como  lo  han  echo  hasta  la  fha  destta;  y 
abiendo  dado  quentta  déla  fundación  de  Santa  Maria  de  los  Dolo- 
res al  Exmo  Señor  Conde  de  Monttezuma  Virrei  desta  nueua  espa- 
ña  nos  concedió  Su  Exa.  dos  mandamienttos  de  amparo  para  los 
Gouernadores  del  Reyno  de  Coabuila  diez  y  seis  familias  de  Thlas- 
caltecos  con  su  prottecttor;  y  de  bueltta  llegando  á  esta  misión  la 
alie  con  los  mismos  Yndios  que  la  deje;  y  ottros  Gentiles  que  yba 
agregando  el  dho  R.  P.  fr.  frandisco  Hidalgo  y  enttonzes  vinieron 
de  tierra  adentro  los  Payaguanas  y  Chaguanes  y  pidieron  misión 
enel  rio  de  Sauinas  distantte  destta  dha  misión  como  diez  leguas 
sele  dio  noticia  al  governador  de  Coabuila  Dn  francisco  Cuerno 
quien  dio  Comisión  Para  fundarla  y  se  fundo  dia  del  gran  misione- 
ro San  Juan  Baupttista  conlas  tres  Rancherías  o  nazionea  de  Yn- 
dios que  hasta  el  dia  de  oy  Permanezen  adonde  se  transportto  por 
un  acaezimiento  fattal  y  ser  muy  dificulttosa  la  ssaca  de  agua  del 
rrio  en  donde  estavan  Rancheados  los  Mescales,  Oricas  y  Japes. 

Fundada  esta  misión  en  dho  rio  de  Sauinas  tome  testimonio  de 
su  fundazion  y  fui  embusca  de  Operarios  á  nro  CoUéxio  de  la  San- 
tta  Cruz  donde  era  todavía  guardián  el  R.  P.  fray  Anttonio  Marjíl 
de  Jesús  y  rregocijado  su  espirittu  celosso  de  la  coaverssion  délos 
ínfleles  escojio  dos  operarios  de  buen  espíritu  y  los  embio  á  esta 
nueva  misión  que  fueron  el  R.  P.  fray  Anttonio  de  San  Buenaven- 


19 

tura  y  Oliuares  Relijiosso  de  grandes  esperienzias  y  misionero  mui 
anttiguo  y  deseoso  de  ampliar  la  viña  del  Señor  y  continuarla  en 
compañía  del  P.  fr.  Marcos  Grueña  Hijo  de  la  Santa  Provincia  de 
Cantabria  varón  justísimo  observantissimo  de  Nra.  evangélica  Re- 
gla y  grande  amantte  de  la  Santa  Pobreza  en  cuia  compañía  llegue 
aestta  mission,  y  luego  Passaron  ala  de  San  Juan  Bauptista  en  don- 
de estuuieron  padeciendo  gravissimos  travajos  grandes  nezesida- 
des,  y  perrerías,  por  los  muchos  contratiempos  que  acaezian,  so- 
brettodo,  era  el  maior  desconsuelo  déstos  Apostólicos  Varones  el 
ver  tantta  veleidad  enlos  yndios  destte  pays  y  que  solo  asisttian 
donde  avia  mucho  que  comer,  y  que  no  ttonien  mas  Dios  que  su 
vientre,  y  que  uian  del  travajo  aun  para  sumisma  convenencia,  y 
que  era  forzosso  para  mantenerlos  y  rreducirlos  que  los  mismos 
ministros  travajaran  para  su  susttentto  no  obstantte  esttos  yncon- 
uenientes  que  seles  proponían,  perseveravan  en  su  ministerio  con 
su  buen  espirittu  y  sin  faltar  a  sus  exercicios  spirituales,  mantenían 
enel  modo  que  podían  a  los  pobres  Gentiles  hastta  que  suzedio  vn 
acaecimiento  fattal  que  fue  mattar  aun  yndio  Texa  llamado  Antto- 
nio  que  auiamos  traydo  para  nro  yntíerprette  y  gia  si  llegara  el 
oasso  déla  entrada  ala  Prouincia  de  los  ttejas  y  ttemiendose  un  al- 
zamiento general  por  la  muerte  destte  pobre  yndio  y  por  la  dificul- 
ttad  que  aula  enla  ssaca  de  agua  para  sembrar  y  cultivar  las  tie- 
rras se  desamparó  y  despobló  dha  mission;  Los  yndios  seausentta- 
ron  alas  orillas  del  rio  grande  del  nortte  y  los  missioneros  se  bol- 
uieron  aesta  mission  de  Santta  María  délos  Dolores,  y  no  pudiendo 
sosegar  su  spirittu  el  R.  P.  fr.  Anttonio  de  Oliuares  pareciendole 
que  perdía  tiempo,  y  cadadia  mas  deseosso  de  emplearsse  ttodo  en 
la  conversión  délos  Genttiles,  pidió  lizoncia  al  prelado  desttas  mi- 
ssiones  para  ir  ala  Provincia  de  Coabuila  aversse  con  el  Gouerna- 
nor  Dn.  francisco  Cuerno,  y  aliando  aeste  Cauallero  ttan  propicio  y 
fauorable,  exsoperando  enttodo  á  ttan  altto  empleo,  le  concedió  ca- 
ttorze  ombres  y  por  su  cano  al  sarjentto  mayor  Diego  Ramón  y 
promettiendole  ttodo  fomentto  enlo  de  adelantte  se  hizo  la  jornada 
a  las  orillas  del  Rio  grande  conlos  tres  Apostólicos  operarios  íray 
Anttonio  de  San  Buenaventura  fray  francisco  Hidalgo  y  fray  Mar- 
cos de  Grueña  llevando  lo  necesario  de  ornamentos  unas  fanegas  de 
maiz  y  un  poco  de  pinole  para  su  sustento  y  llegando  al  sittio  don- 


de  oí  permanezeri  doss  missiones  víspera  de  la  circuncission  del  Se- 
ñor se  fando  en  dho  dia  paraje,  o  se  tranportto  la  mission  de  san 
Juan  Baupttista  con  las  mismas  tres  Naziones  que  tuuo  enel  rio  de 
Sauínas,  y  otras  que  concurren  ordinariamentte  enesta  mission  y 
poresso  le  llaman  muchos  el  Cádiz  de  ttierra  adentro  por  concurrir 
asus  cambios  y  ferias  tanta  variedad  de  naciones,  los  trauajos  los 
desabrigos  las  ambres  las  calamidades  los  contrattiempos  y  otras 
muchas  penurias  y  necesidades  que  padecian  estos  pobres  evangé- 
licos no  ay  palavras  para  ponderarlas.  Solo  digo  que  á  no  mante- 
nerlas Dios  con  su  alttissima  providencia  quasi  por  milagro  ubie- 
ran  perecido  en  aquel  valle  sin  remedio  los  soldados  y  los  missio- 
ros  y  sobrettanto  padecer,  acaezio  luego  ottro  grauisimo  sustto  que 
se  quisso  arojar  una  Ranchería  de  enemigos  a  dar  golpe  en  los 
christianos  y  no  obsttantte  el  R.  P.  fray  Anttonio  de  Oliuares  de- 
seoso de  reconozer  la  multtittud  denaziones  queay  enla  ottra  parte 
del  Rio  grande,  lo  passo  á  nado  en  compañía  del  capitán  Joseph  de 
Vrruitia  y  un  hijo  del  capitán  Diego  Ramón  y  andando  muchas  le- 
guas ttierra  adentro  á  orillas  de  los  caudalossos  rrios  y  entre  lo 
frondosso  de  sus  vegas  hallaron  vastantes  rancherías  de  naziones 
ttan  copiosas  que  me  aseguro  dho  P.  que  si  se  contaran  los  yndios 
chicos  y  grandes  pasaran  de  cinco  mili,  ttodos  manssos  dóciles;  y 
deseossos  de  que  les  pusieran  missiones  y  entrar  enel  rredil  de  la 
yglesia. 

Y  auiendose  certificado  dho  Padre  fray  Anttonio  y  uistto  por 
sus  ojos  ttan  abundantte  y  copiossa  mies  se  boluio  a  su  pobre  y 
rrecien  fundada  mission  y  á  sus  queridos  compañeros  no  solo  pade- 
ciendo las  nezesidades  enque  los  dejo  sino  con  la  tríbulazion  y  tte- 
mores  de  la  muertte  conla  rruina  que  amenazavan  los  Heruipianos 
enemigos  délos  christianos,  y  délos  nuevamentte  agregados  enla 
mission  de  San  Juan  Bauptista,  por  cuia  caussa  dettermino  el  R.  P. 
fray  francisco  Hidalgo  á  ir  empersona  apedir  socorro  al  gouerna- 
dor  de  Coabuila  y  el  R.  P.  Oliuares  a  dar  quentta  déla  gran  mies 
que  avia  visto  de  la  otra  partte  del  rrio  grande. 

Llegaron  dhos  Padres  a  Coabuila  donde  se  allana  actualmente 
el  Illmo.  Señor  Obispo  de  Guadalaxara  Dn.  fray  Phelipe  Galindo 
quien  viendo  aestos  dos  Pobres  missioneros  ttomo  noticias  cierttas 
délo  que  pasava  en  tierra  adentro;  se  condolió  de  sus  excesivos  tra- 


21 
vajos  socorriólos  como  pudo,  y  se  edifico  lo  vastantte;  y  voluiendo. 
se  loa  Padres  á  sus  missiones  quedo  su  Illma.  confleriendo  con  Dn. 
francisco  Cueruo  las  materias  para  darlas  providencias  nezessarias 
para  la  reduzion  de  ttanttas  almas,  y  despacharon  coreo  a  la  mission 
de  San  Juan  llamando  su  Illma.  al  R.  P.  Oliuares  á  la  mission  de 
Santta  Maria  délos  Dolores  adonde  venia  en  prosecuzion  de  su  vi- 
sitta,  y  llegando  dho  Señor  Obispo  ala  dha  mission  de  los  Dolores 
el  dia  veintte  de  Diziembre  del  año  de  settezienttos  fue  reciuido  so- 
lemnemente, confirmo  veintte  y  cinco  personas  de  yndios  consagro 
tres  campanas,  contto  su  secretario  por  orden  de  su  Illma.  ttodos 
los  yndios  que  avia  en  dha.  mission  y  se  alio  el  numero  de  ochentta 
personas  de  las  dos  naziones  Haxaguiches  y  Xanttiguis  y  de  las  que 
avian  venido  de  tierra  adentro  con  la  novedad  del  Santto  Principe 
se  contaron  doszientas  y  veintte  personas  de  diferentes  naziones 
que  avittan  enesttos  medios  desta  mission  y  rrio  grande,  genttiles 
ttodos;  estuuo  su  Illma  enesta  mission  seis  dias  asistiéndonos  en 
ttodos  los  acttos  regulares  y  a  la  sollecnidad  déla  pasqua  y  de  Na- 
ttividad  y  su  vigilia,  con  mucha  edificazion  de  gran  concursso  de 
españoles  que  ocurieron  a  estta  mission;  a  donde  llego  el  R.  P.  fray 
Anttonio  de  Oliuares  y  San  Buenauentura  llamado  del  Señor  Obis- 
po y  juntto  con  Dn  francisco  Cuervo  el  sarjentto  mayor  Diego  Ra- 
món Bernardo  de  Venavides,  y  otros  muchos  hombres  veteranos 
practticos  y  experimenttados  del  nuebo  Reyno  de  León  y  Coabuy- 
la  y  junttos  todos  los  relijiossos  entro  su  Illma  confiriendo  propo- 
niendo y  preguntando  que  medios  ó  rremedios  ttomarian  para  fun- 
dar missiones  conseruar  las  fundadas  y  convertir  á  nra  santa  fee 
chatolica  la  multittud  de  ynfieles  que  avittauan  entierra  adentro 
Baruaros  y  ciegos  sin  la  luz  del  evangelio  y  determinaron  ttodos  los 
prácticos  con  las  experiencias  que  tenian  que  solo  poniendo  un  pre- 
ssidio  en  la  mission  de  San  Juan  Bauptistta  se  podia  lograr  el  fin  de 
la  reduzion  de  los  ynfieles  y  conservazion  délas  Missiones. 

Conestía  resolución  se  dio  providencia  a  dar  quenta  al  Exmo. 
S.  Conde  de  Montezuma  virrey  destta  Nueva  España  para  cuio  efec- 
to su  Illma  aplico  su  pastoral  celo  ynformo  sobre  el  puntto  y  lo  que 
avian  discurrido  los  prácticos  con  quien  lo  confirió  y  se  determino  el 
que  fuesse  con  el  informe  a  México  el  R.  P.  fray  Anttonio  de  Olivares 
y  San  Buenaventura  por  el  gran  conocimiento  que  tenia  de  los  yn- 


00 


dios  y  por  ttesttigo  ocular  de  la  gran  mies  que  ania  visto  en  ttierra 
adentro  en  la  entrada  que  hizo  con  Joseph  de  Vrruitia  y  para  que 
no  obstantte  el  informe  de  su  Illma  ymformase  con  individualidad  y 
verdad  ttodo  lo  que  podia  conduzir  a  la  conservación  del  fin  que  se 
prettendia.  Y  auiendo  llegado  dho  R.  P.  fray  Anttonio  de  San  Bue- 
naventtura  ala  Real  Cortte  de  México  dados  los  despachos  de  yn- 
forme  al  dho  Señor  Virrey  e  informando  de  vista  dho  R.  P.  mucho 
mas  de  lo  que  por  escritto  se  representava  por  averio  visto  y  espe- 
rimentado  y  entonzes  su  Exa.  mando  formar  una  real  junta  propo- 
niendo enella  lo  útil  que  era  para  el  aumento  de  nra  Santa  fee  cha- 
tolica  y  ampliazion  déla  Real  corona  el  erigir  un  presidio  en  las  ori- 
llas del  rio  grande  del  nortte  para  resguardo  y  conseruazion  de  las 
missiones  fundadas;  y  rreducir  ttoda  la  infidelidad  a  otras  missio- 
nes  determino  en  dha  real  juntta  el  efectto  y  execuzion  de  dho  pre- 
sidio aplicando  su  christianissimo  celo  el  Exrao.  Señor  Conde  de 
Mcnttezuma  a  esta  materia  como  tan  yuporttante  al  seruicio  de 
Dios  y  de  la  Real  Corona  se  formo  una  compañia  bolantte  para  es- 
tte  efectto  sin  nuevos  gastos  a  la  Real  Hazienda  sino  defalcando  y 
proreateando  de  los  otros  Presidios  de  la  nueva  vizcaya  y  Coabuila 
lo  vasttantte  para  un  mediano  sueldo  a  treintta  soldados  y  un  cauo 
yjuntamentte  dos  años  de  almazenes  para  socorro  á  los  yndios  y 
aperos  para  el  cultiuo  de  sus  tierras  y  ganados;  esttos  ttan  fauora- 
bles  despachos  se  boluio  el  R.  P.  fray  Anttonio  de  San  Buena ven- 
ttura  a  nro.  Collojio  donde  se  dio  providencia  á  embiar  en  su  com- 
pañia otros  dos  operarios  que  fueron  el  P.  Predicador  fray  Alonsso 
González  y  el  P.  fray  Jorge  de  Puga  con  quienes  llego  a  estta  mis- 
sion  y  de  alli  luego  paso  a  la  de  San  Juan  Baupttista  donde  se  fundo 
el  Presidio  y  estte  valle  oonttiguas  a  la  mission  de  San  Juan  Baupt- 
tista se  fundo  otra  mission  con  tittulo  de  San  francisco  Solano  con 
vna  Rancheria  mui  copiossa  de  yndios  Xarames  muy  dóciles  y  de- 
ble  y  sin  rrepugnancia  alguna  los  condujo  el  R.  Padre  fray  Antonio 
de  Oliuares  y  con  ellos  hizo  una  yglesia  de  tterrado  mui  adecuada, 
dos  celdas  capazes,  troxe,  huerta  y  cocina  y  con  los  aseados  y  pre- 
cissos  ornamenttos  que  adquirió  de  vienechores  en  México  y  un 
quadro  muy  devotto  adorno  la  yglesia  que  cuidauan  los  yndios  y 
con  rramos  la  adornavan  en  ttodas  las  festtividades  y  se  le  davan  a 
nro  Señor  enestta  decentte  yglesia  ttodos  los  días  las  alavanzas  di- 


vinas  Frezando  por  ttarde  y  mañana  la  doctrina  christiana,  esme- 
rándose dhoPadre  enel  cumplimientto  destta  obligazion  catequi- 
zándolos y  enseñándolos  y  dentro  de  pocos  años  los  bauptizo  y  en- 
traron todas  estas  almas  en  el  redil  de  la  yglesia. 

Se  fundo  enestte  mismo  valle  otra  mission  a  espensas  y  devo- 
ción del  chatolico  c&lo  de  la  Exma.  Señora  Duquessa  de  Zesar  con 
tittulo  de  San  Bernardo;  aesta  fundazion  aplico  su  zelo  y  gran  tra- 
vajo  el  P.  Predicador  Fray  Alonso  González,  agregáronse  aestta 
Misión  muchas  naziones  que  hasta  oy  permanezen  en  las  quales  yn- 
dividua  conel  mucho  frutto  que  en  todas  se  ha  cogido  el  P.  Predi- 
cador fray  Ysidro  de  Espinossa  por  mandado  del  R.  P.  Guardian 
enel  ynforme  y  rrelazion  jurada  queva  adjuntta  coneste  aque  me 
remitto  y  poreso  no  lo  espresso  enestta  Relazion,  donde  solo  pongo 
lo  que  mandan  se  ynforme  destta  misión  de  Santta  María  de  los  Do- 
lores laqual  ttiene  vna  yglesia  de  terrado  de  treinta  varas  de  largo 
y_seis  de  ancho  esta  adornada  con  tres  aittares  el  maior  délos  Do- 
lores otro  délas  animas  y  el  ottro  de  Ntra  Señora  déla  Enzina  ttie- 
ne suficientes  hornamenttos  pobres  pero  aseados  se  celebran  tto- 
das  las  festtividades  con  la  solecnidad  posible  con  capilla  de  cantto- 
res  de  los  yndios  pequeños  y  su  Maestro  vn  Thlascalteco  se  haze  el 
dia  del  Corpus  su  procesión  con  el  Smo.  Sacramento  devajo  de  en- 
ramada que  ponen  enel  cementerio  los  Thlascalttecos  y  los  Yndios 
se  celebra  la  Semana  Santta  con  lavatorio  y  processiones,  y  concu- 
rren muchos  españoles  al  consuelo  espiritual  aestta  misión  endon- 
de  seles  administtra  con  charidad  posible,  ttiene  estta  misión  clau- 
sura y  quatro  celdas,  cozina,  huerta  y  troje  enque  encierran  los  yn- 
dios sus  cosechas. 

Ttienen  los  yndios  comercio  parenttesco  y  comunicazion  con 
las  naciones  siguientes  que  hauittan  a  oriilas  del  Rio  del  Nortte 
porpartte  del  Orientte  que  son  Xatigais  otra  ranchería  disttintta 
de  la  que  permanezen  enesta  misión  Payaguanes  Choguanes  Canoas 
Pamulies  Cacxales  Paxalues  Pittales  y  Cenizos,  que  todos  hablan 
vna  misma  lengua  entran  y  salen  enesta  misión  en  la  qual  ai  el  dia 
deoy  de  assisttencia  y  asientto  settentta  y  cinco  perssonas  chicos  y 
grandes  christianos  ttodos  bauptizados  enesta  yglesia  ai  cinco  fami- 
lias de  Genttiles  quese  están  catequizando;  están  enel  paraje  que 
llaman  el  Pozo  dos  Rancherías  desta  misión  queson  Payaguanes  y 


Chaguanes  que  por  faltta  de  mayz  con  que  manttenerlos  se  an  estta- 
do  susttentando  con  tuna  ttodo  el  verano,  vendrán  luego  porque 
Dios  nos  ha  dado  vasttantte  mayz  estte  año  para  susttenttar  y  mant- 
tener  mas  de  doscienttas  personas  de  que  se  componen  estas  dos 
rancherías  ttodos  Gentiles  se  an  bauptizado  solamente  en  esta  mi- 
sión de  Santta  Maria  délos  Dolores  en  diez  años  que  tiene  de  fun- 
dazion  de  yndios  parbulos  ya  diestros  ciento  y  cuarenta  personas; 
se  bauptizaron  en  articulo  mortis  enla  epidemia  de  viruelas  no- 
ventta  y  dos  personas  chicos  y  grandes  en  su  tierra  a  orillas  del 
Rio  grande,  bauptizose  quince  personas  chicos  y  grandes  que  mu- 
rieron luego  de  viruelas  y  siette  christianos  confessados  murieron 
en  estte  paraje  del  mismo  accidente  y  los  entterre  donde  murieron. 
Se  an  cassado  in  facie  eclesiae  enesta  misión  yndios  délas  dos  ran- 
cherías de  que  se  compone,  treintaisiete  personas  y  enel  articulo  de 
la  muertte  nueve,  se  an  muerto  confesados  y  oleados  y  se  an  entte- 
rado  enesta  yglesia  y  cimenterio  quarentta  y  una  personas  de  yn- 
dios grandes  y  pequeños  sin  los  noventta  y  dos  que  murieron  de  las 
viruelas  recien  bauptizados  se  an  bauptizado  enesta  misión  veintte 
y  tres  Parbulos  délos  Españoles  y  mesttizos  que  ai  poblado  enesta 
cincunferenzia  de  la  presa  y  rrio  abajo  délas  veintte  y  quatro  fami- 
lias que  se  an  poblado  desde  que  se  fando  estta  misión,  y  desttos  se 
an  cassado  in  facie  eclesiae  siette  personas  españoles  y  mesttizos  y 
aesttos  y  alos  delamesa  délos  Catuxanos  seles  han  administrado  los 
Santtos  Sacramentos  sin  interés  de  obenciones,  por  pura  charidad 
y  amor  de  Dios,  esttos  no  ttienen  Parrocho  señalado,  sean  porttado 
en  estta  misión  quatro  familias  de  Thascalttecos  de  las  Diez  y  seis 
familias  que  concedió  el  Señor  Virrey  paralas  quatro  misiones  y 
desttas  se  han  bauptizado  quatro  parbulos  y  se  an  casado  dos  Thlas- 
calttecos,  y  asistten  al  Reparo  déla  yglesia  y  conventto  siruen  de 
cantores,  Aluañiles  Carpinteros  y  attodo  lo  que  se  ofreze  sin  sueldo 
ni  aiuda  de  costa  y  tan  bien  sirven  deir  porlos  yndios  attierra  aden- 
tro quando  se  ausentan  tienen  sus  armas  y  cauallos  y  aludan  alos 
yndios  en  su  lavores  y  siruen  de  Resguardo  a  esta  misión  como  los 
soldados  en  las  del  Rio  grande  sin  sueldo  sino  como  pobladores  co- 
mo enla  Caldera  y  Coabuila  fuera  desttas  familias  que  en  nra  entra- 
da se  anpoblado  en  ttodas  estas  tierras  hermas  e  incultas  seanpo- 
blado  tanbieu  en  el  rio  del  álamo  camino  de  Coabuila  para  el  rio 


25 

grande  otras  cinco  familias  de  Españoles  y  la  misión  del  santto  nom- 
bre de  Jesús  por  los  Reverendos  Padres  de  la  Santta  Provincia  de 
Jalisco  y  la  asistten  dos  Ministros  con  los  quales  y  con  todos  los 
operarios  misioneros  destta  Provincia  de  Coabuila  tenemos  comer- 
cio espiritual  mucha  unión  fratternal  y  nos  ayudamos  socorremos  y 
asistimos  quando  la  necesidad  lo  pide  y  sin  tener  lettigios  ni  com- 
petencias nos  porttaraos  uniformementte  como  hermanos  hijos  de 
Nro  seraphico  Padre  San  Francisco. 

Tienen  los  yndios  destta  misión  délos  Dolores  su  Cauildo  gouer- 
nador  Alcaldes  Topil  y  fiscal  déla  yglesia  y  el  varrio  délos  Thlascal- 
ttecos  su  gouernador  ttambien  puesto  por  el  governador  del  nuevo 
Reyno  de  León  a  quien  pertenece  esta  jurisdizion  y  a  quien  se  le 
debe  ttodo  fomento  y  al  Alcalderaaior  de  Voca  de  leones  quien  nos 
aiuda  y  asistte  en  quantto  senos  ofrece  con  muí  buena  voluntad  y 
amor. 

Se  ttransportto  la  misión  de  San  Francisco  Solano  al  ualle  de 
San  Yldefonso  distante  dieziseis  leguas  del  Presidio  y  misión  de 
San  Juan  Bauptista  por  la  falta  de  agua  para  manttener  tres  misio- 
nes en  el  valle  déla  Gircunscision  y  enestte  paraje  de  San  Ildefon- 
so seaconservado  mas  de  quatro  años  con  grandes  ttrauajos,  los 
ministros  siempre  con  rriesgo  y  peligro  de  la  uida  no  solo  los  mi- 
nistros sino  los  soldados  que  da  el  capitán  cada  mes  quatro  cinco  o 
seis  para  custodia  y  guarda  de  los  ministtros  y  el  mismo  peligro  pa- 
decen los  yndios  Xarames  fundadores  destta  misión  a  quienes  ma- 
taron los  Tobossos  este  año  de  settecienttos  y  ocho,  ocho  personas 
y  llevaron  dos  o  tres. 

Se  an  agregado  aesta  misión  la  ranchería  de  los  Toxocadames  y 
a  permanecido  enella  doá  años  y  algo  mas;  junta  con  los  Tiquima- 
mares  Trepasblancas  Xaualines  Piedraschiquitas,  y  otros  muchos 
con  quienes  ttienen  comercio  estas  las  quales  entran  y  salen  enest- 
ta  misión  y  por  el  comercio  que  tienen  estas  naciones  conlos  Tobos- 
sos  enemigos  de  los  christianos  que  abitan  en  la  circunferencia  des- 
ta  misión  se  haze  ynabittable  y  poco  apettecible  délos  propios  Xa- 
rames para  que  se  fundo  dha  mission  de  San  francisco  Solano  avn- 
que  el  valle  es  muy  abundante  de  aguas  muchas  y  bvenas  ttierras  y 
vasttanttes  conveniencies  para  fundar  Misiones  pero  porla  cerca- 
nía délos  To vosos  no  quieren  permanecer  en  ella  lanacion  délos 

4 


26 

Xaramcs  a  quienes  seles  tii^ne  buscado  paraje  miii  al  proposítto 
cercano  quatro  leguas  del  presidio  para  ponerles  misión  luego  que 
lo  dtíttermine  Nro  prelado  Superior  guardián  del  CoUejio  a  quien 
se  le  ttiene  dado  quenta  y  al  Señor  Goveroador  de  Coabuila  cuias 
providencias  se  esperan  para  formar  dha  misión. 

Sean  manttenido  en  esta  misión  por  tiempo  de  diez  años  y  en 
las  demás  del  Rio  grande  asisttiendo  alos  yndios  no  solo  enlo  spi- 
ritual  administrando  los  santos  Sacramenttos  cattequizando  y  en- 
señando la  Doctrina  christiana  sino  ttambien  en  lo  corporal  para 
manttenerlos  administrándoles  el  susttento  por  sus  propias  manos 
y  padeciendo  grauisimos  trabajos  por  el  bien  desús  almas  los  mi- 
nistros siguientes  sin  falttar  a  sus  exercicios  espirittuales:  el  R.  Pa- 
dre fray  Anttonio  de  San  Buenaventura  y  Oliuares  el  R.  Padre  fray 
francisco  Hidalgo  el  Padre  fray  Gerónimo  Prietto  el  Padre  fray  Jo- 
seph  Garcia  el  Padre  fray  francisco  Moreno  el  Padre  fray  Diego 
Servantess  el  P.  fray  Alonsso  González  el  Padre  fray  Andrés  Mar- 
tinéz  el  P.  fray  Juan  Pérez  el  P.  fray  Juan  de  Sotto  el  P.  fray  Yssi- 
dro  de  Espinossa  el  P.  fray  Blas  Nauarro  el  P.  fray  Diego  de  San 
Buenaventura  y  Salazar,  el  Hermano  fray  Anttonio  de  San  Juan 
el  Hermano  fray  Joseph  González  el  Hermano  fray  Diego  de  Santta 
Maria  el  Hermano  francisco  de  la  Virgen  y  los  quó  dieron  la  uida 
exercittando  este  apostólico  ministerio  y  fueron  el  oráculo  no  solo 
de  los  españoles  sino  de  ttodos  los  yndios  por  ia  gran  charidad  con- 
que los  socorrían  y  murieron  con  apostólico  exemplo  fueron  los  Pa- 
dres fray  Marcos  de  Greña  hiio  de  ia  santa  Provincia  de  Cantabria 
y  el  Padre  fray  Jorge  de  Puga  de  la  Santa  Prouincia  de  Santiago 
quienes  nos  dejaron  retrato  uiuo  en  su  exemplar  vida  no  solo  para 
admirar  y  imittar  sus  vidas  sino  ttambien  para  senttir  y  llorar  la  fal- 
tta  que  hicieron  a  ttodas  esttas  misiones  enlas  quaies  por  la  gran 
bondad  y  misericordia  de  Dios  se  observa  la  evangélica  Regla  de 
N.  S.  P.  San  francisco  las  constittuciones  Generales  de  Nra  Sagra- 
da Religión  y  las  Municipales  de  Nro.  Santto  CoUegio  devajo  délas 
Bullas  Ponttiüzias  con  que  se  fundo. 

Todo  lo  escritto  enestte  informe  y  rrelazion  jurada  que  me 
manda  hazer  el  R.  P.  fray  Anttonio  de  San  Buenaventura  y  Oliva- 
res mi  prelado  poniéndome  delantte  de  Dios  prottestto  y  muchas 
vezes  ser  verdad  lo  evistto  lo  eoido  y  esperimenttado  en  el  ttierapo 


27 

de  Diez  años  que  ha  que  asistto  enesttas  misiones  y  como  ttal  lo 
certtifico  enel  modo  quepuedo  y  devo  y  para  que  const?  adonde 
qiiierR  que  fuere  presenttado  lo  juro  in  verbo  sacerdottis  puestta  la 
mano  enel  pecho  y  para  que  ttambien  lo  zertifiquen  los  Señores 
Juezes  eclesiástico  y  secular  destte  distritto,  les  mostré  el  libro  de- 
la  adminisitración  desta  Misión  que  leiron  sus  parttidas  y  las  certti- 
ficaron  junttaroente  conttodo  lo  que  va  en  estta  Relazion  por  aver- 
io vistto  y  experimenttado  y  lo  firmaron. 

Fha  en  estta  misión  de  Santta  Maria  de  los  dolores  en  ueintte  y 
cinco  dias  del  mes  de  Nobiembre  de  mili  settezienttos  y  ocho  años; 

Fray  Diego  de  Salazar  y  San  Buenaventura  Presidente  destas 
misiones. 

Pedro  de  las  Fuenttes  y  Campo  Alcaldemayor  y  capittan.  Fran- 
cisco de  Meneses  Comisario  del  Santo  Oficio  desttos  Reynos,  Cura 
interino  del  Real  de  San  Pedro  de  Boca  de  Leones,  y  sus  distrittos 
certtifico  enquanto  puedo  y  debo  y  no  en  mas  como  aviendo  visto 
y  leido  estte  ynforme  y  rrelazion  jurada  del  Muy  Reuerendo  P.  Pre- 
dicador aposttolico  fray  Diego  de  Salazar  Missionero  actual  de  Nra 
Señora  délos  dolores  lo  que  se  conttiene  enella  délas  del  Rio  gran- 
de lo  ttengo  oido  aperssonas  fidedignas  y  lo  que  ttoca  a  la  dha  de- 
les Dolores  lo  evistto  ocularmente  en  varias  vezes  que  e  e.^ttado  en 
dha  misión  en  cuya  íee  lo  firme  de  mi  nombre  en  diez  y  seis  dias 
del  mes  de  Diciembre  de  mili  settecienttos  y  ocho  años  enestte  Pue- 
blo de  Thlascalan  de  San  Miguel  de  Aguayo.  Francisco  de  Menea- 
ses. Anttonio  de  la  Cruz  governador  destte  dho  Pueblo.  Alonsso 
Garcia.  Cuello,  Sindico  apostólico. 


FR.  YSIDRO  de  Espinosa  d©  la  regular  observancia  de  Nuestro 
Seráfico  Padre  san  Francisco  Predicador  Apostólico  hijo  del  cole- 
gio de  la  santa  Cruz  de  la  ciudad  de  Queretaro  y  Ministro  Opera- 
rio de  la  Misión  de  San  Juan  Bautista  del  Rio  del  Norte  por  cum- 
plir con  la  obediencia  de  mi  Prolado  el  R.  P.  fray  Antonio  de 


28 
san  Buenaventura  y  Olibares  Predicador  Apostólico  Comisario 
del  Santo  Oficio  Vize-Prefecto  de  las  Misiones  y  Guardian  actual 
del  sobre  dicho  colet^io  Apostólico:  Certifico  en  el  modo  que  puede 
y  deuo  y  según  tengo  sabido  oido  y  experimentado  como  aliándose 
por  los  años  del  señor  de  mil  seiscientos  y  noventa  y  ocho  actual 
Prelado  del  colegio  Apostólico  sobre  dicho  el  Reverendo  Padre  fr. 
Antonio  Marjil  de  Jesús  no  olvidado  del  fervoroso  celo  que  en  mas 
de  quinze  años  de  converciones  vibas  le  asistia  designo  dos  religio- 
sos que  fueron  los  RR.  PP.  fr.  Diego  de  San  Buenaventura  y  Sala- 
zar  y  fr.  Francisco  Hidalgo  Predicadores  Apostólicos  para  que  pe- 
netrasen las  incultas  partes  del  Norte  por  los  confines  del  Nuevo 
Reyno  de  León  y  prouincia  de  coaguila,  salieron  los  dos  unidos 
compañeros  y  con  los  inescusables  trabajos  y  penurias  de  pobres 
evangélicos  habidas  las  licencias  necesarias  no  sin  mucho  trabajo 
llegaron  á  un  paraje  que  se  nombra  ojo  de  los  lampasos  y  hallaron 
una  nación  de  indios  llamados  en  su  lengua  Taxaguiches  y  habién- 
doles propuesto  el  motivo  de  su  venida  por  un  interprete  admitien- 
do los  indios  muestras  de  cariño  a  los  religiosos  dia  del  glorioso 
san  Diego  de  Alcalá  se  dispuso  una  pobre  y  decente  hermita  y  he- 
cha solemne  procesión  yendo  todos  los  que  asistieron  descalzos  se 
enarboló  el  estandarte  de  la  santa  cruz  y  se  cantó  una  misa  dando 
gracias  al  señor  de  las  primicias  de  almas  que  en  los  pobres  natu- 
rales les  prometia  su  misericordia.  Diose  Real  posesión  a  sobre  di- 
chos indios  de  dicho  parage  y  se  intituló  con  nombre  de  santa  Ma- 
ria  de  los  Dolores  feliz  prenuncio  para  que  sirviese  de  Madre  a  to- 
dos ygnorantes  ciegos  gentiles  y  de  alientos  á  los  operarios  que  con 
tantos  dolores  habian  de  procurar  el  que  fuesen  hijos  de  tal  Madre 
y  como  podia  faltar  la  asistencia  de  la  señora  Dolorosa  a  los  que 
como  hijos  de  la  cruz  eran  tan  hijos  de  sus  Dolores. 

Con  la  ayuda  de  tal  Reyna  se  ha  conseguido  la  reducción  de 
muchas  almas  siendo  desde  sus  principios  el  numero  de  bautizados 
en  dicha  misión  ciento  y  cuarenta  personas  y  habiendo  logrado  la 
incomparable  dicha  del  Bautismo  han  fallecido  ciento  y  treinta  y 
tres  personas  de  todas  edades  muchas  reden  Bautizados  y  otros 
confesados  y  con  disposiciones  cristianas  en  una  epidemia  de  vir- 
guelas  se  lograron  en  los  campos  quince  paruulos  que  recibiendo 
el  agua  del  bautismo  pasaron  á  gozarse  á  la  Gloria. 


29 
En  lo  material  se  halla  dicha  Misión  con  yglesia  muy  decente 
de  adobe  y  bien  enmaderada  con  sus  tres  altares  que  le  adornan  y 
en  donde  con  todo  esmero  desde  sus  principios  se  solemnizan  las 
fiestas  principales  del  año  teniendo  capilla  de  coro  formada  de  los 
mismos  yndios  que  á  deligencia  del  Padre  Ministro  han  aprendido 
el  canto  siendo  por  esto  el  atractivo  de  todos  los  españoles  y  co- 
marcanos que  acuden  las  cuaresmas  y  muchos  dias  del  año  a  gozar 
del  espiritual  pasto  que  a  todos  se  administra.  Hay  contigua  a  la 
yglesia  bibienda  capaz  con  clausura  de  tapia  y  huerta  competente 
devuelbe  fecunda  la  tierra  multiplicados  frutos  no  solo  de  la  tierra 
sino  de  los  heñidos  de  castilla  y  lo  que  hace  mas  agradable  el  sitio 
es  la  cercania  de  tantos  jentiles  que  es  el  móvil  de  todas  las  opera- 
ciones de  los  apostólicos  cultores  de  estas  naciones  de  jentiles  que 
están  reducidas  á  pueblo  la  nación  taxaguiche  que  se  compone  de 
mas  de  cuarenta  personas  la  nación  xantaguis  de  mas  de  ciento  la 
de  los  par  aguarles  y  chamaguanes  de  mas  de  doscientas  personas  de 
cuio  numero  asisten  hoy  en  el  pueblo  veinte  y  siete  familias  de 
cristianos  y  nueve  de  gentiles  y  todas  las  sobre  dichas  naciones  que 
por  la  ynopia  de  bastimentos  se  habian  ausentado  teniendo  ya  co- 
mo tienen  el  mantenimiento  seguro  breve  se  congregaran  a  su 
pueblo. 

Teniendo  ya  en  conveniente  forma  la  misión  de  los  Dolores 
pasaron  a  fundar  segunda  Misión  los  religiosos  en  un  parage  dis- 
tante cuarenta  leguas  de  la  primera  Misión  en  las  sienagas  cerca- 
nas al  Rio  grande  del  Norte  a  quien  intitularon  san  Juan  Bautista 
que  aunque  primero  se  fundó  dicha  misión  en  el  Rio  de  sabinas  dis- 
tante diez  leguas  de  la  primera  misión  no  subsistió  allí  por  el  acci- 
dente de  haber  muerto  los  yndios  de  la  tierra  adentro  a  un  yndio 
Teja  cristiano  que  estaba  con  los  religiosos  y  temerse  mayor  insul- 
to como  también  por  no  haberse  hallado  la  toma  del  agua  precisa 
para  pueblo  hallándose  los  religiosos  en  sobre  dichas  sienagas  con 
mas  de  quinientos  yndios  que  se  redujeron  á  pueblo  y  poco  numero 
de  soldados  que  habia  sinado  el  gobernador  don  Francisco  Cuervo 
y  Baldes  intentaron  los  yndios  enemigos  de  la  nación  Yerbipiano 
asolar  mission  yndios  y  misioneros,  mas  siendo  sentidos  de  los 
nuestros  por  ra/on  de  un  yndio  amigo  salieron  a  la  defensa  y  que- 
daron victoriosos  con  pérdida  de  diez  y  seis  yndios  contrarios,  caso 


30 

fue  este  que  motivó  á  los  religiosos  á  que  ayudados  de  lo  que  yn- 
formó  el  Illmo.  y  Rmo.  Señor  don  Fray  Felipe  Galindo  que  este 
en  descanso  quien  andaba  en  su  actual  visita  solicitasen  como  se 
solicitó  un  presidio  ó  compañía  bolante  compuesta  de  treinta  solda- 
dos y  un  cabocaudillo  que  la  gobernare  todo  lo  cual  sesirvió  en 
nombre  de  su  Magestad  que  Dios  guarde  do  conceder  el  Exra"  Se- 
ñor Virrey  Conde  de  Montesuma  el  año  del  señor  de  mil  setecien" 
tos  y  uno  con  este  resguardo  y  no  en  otra  forma  se  ha  conseguido 
en  dicha  misión  la  reducción  de  las  naciones  miscales  Yorica»,  Xa- 
pes,  Yumes  á  quienes  sé  dio  jurídica  posesión  del  sitio  donde  oy  per- 
manesse  víspera  de  la  circuncicíon  del  señor  año  de  mil  setecientos, 
fabricóse  una  pobre  y  decente  herraita  y  vivienda  para  los  minis- 
tros se  comenzaron  á  cultivar  las  tierras  y  á  tratar  de  la  reducción 
de  tanta  jentílidad  como  había  entre  manos  pasa  en  silencio  las  mu- 
chas necesidades  hambres  y  trabajos  de  los  religiosos  y  solo  digo  lo 
que  he  oydo  á  personas  fidedignas  que  no  alcanzaba  el  sustento  á 
satisfacer  sus  necesidades  que  hubieran  sido  mayores  á  no  haber 
probeido  la  liberal  mano  del  Señor  del  ganado  de  Sibola  que  era 
en  aquellos  principios  abundante  en  los  campos  y  hoy  se  ve  raras 
veces  aun  en  la  tierra  adentro.  Ocupábanse  los  religiosos  én  esta 
misión  unos  en  cruzar  las  tierras  de  los  gentiles  en  compañía  de  al- 
gunos militares  registrando  parages  competentes  para  fundar  mi- 
siones y  otros  en  la  asistencia  de  los  indios  agregados  a  la  misión 
entre  los  cuales  con  particular  esmero  asistió  el  Padre  Predicador 
fr.  Marcos  Gerina  de  la  santa  Provincia  de  Cantabria  prohijado  en 
nuestro  apostólico  colegio  y  en  teniendo  ya  alguna  luz  de  la  lengua 
por  su  mucha  aplicación  era  el  total  consuelo  de  los  nuevos  conver- 
tidos asistiéndoles  en  todo  con  caridad  entrañable  siendo  en  sus 
operaciones  exemplar  en  sus  ejercicios  ferviente  en  su  pobreza  ra- 
ro en  su  celo  ardiente,  pues  lo  ejercitaba  no  solo  en  los  jentiles 
catequísandoles  sino  también  en  los  cristianos  militares  predi- 
cándoles casi  continuamente  desús  penosos  ejercicios  gravemente 
enfermo  llevándole  de  esta  misión  á  la  de  Nuestra  Señora  de  los 
Dolores  distante  cuarenta  leguas  y  con  mucha  y  continua  lluvia  en 
en  medio  de  un  camino  dio  el  alma  a  su  Criador  y  es  su  memoria 
en  todos  permanente  y  aun  entre  los  barbaros  que  asta  hoy  hazen 
recuerdo  de  su  mucha  caridad  y  amor  para  con  ellos. 


31 

Hallase  oy  en  dia  dicha  misión  con  yglesia  capaz  en  forma  de 
crucero  desterrado  y  con  la  pobreza  de  aquellos  Padres  adornada 
de  colores  de  los  que  da  la  tierra  que  á  diligencia  del  Misionero 
que  la  asiste  forman  tres  colaterales  de  pinturas  y  esta  con  corta 
decencia  según  permite  aquella  cortedad,  tiene  sacristía  pintada  y 
de  ornamentos  y  alajas  se  halla  bien  abastecida,  celebranse  en  di- 
cha yglesia  todas  las  festividades  principales  del  año  con  la  mayor 
decencia  que  el  sitio  admite  supliendo  para  las  Misas  solemnes  las 
voces  de  los  pobres  indiecitos  que  con  sonoras  boces  son  tales  las 
que  les  presto  naturaleza  alaban  á  su  criador  en  su  templo  todos 
los  dias  del  año  se  tañe  la  campana  y  convocada  toda  la  gente  del 
pueblo  rezan  con  voz  clara  en  castellano  la  doctrina  cristiana  asis- 
tiendo a  esta  gloriosa  función  el  Religioso  Misionero  que  por  sí  y 
por  los  temastianes  á  una  voz  por  estar  ya  diestros  los  yndios  ento- 
nan las  oraciones  y  cantan  en  apacible  voz  a  mañana  y  tarde. 

Está  como  un  tiro  de  escopeta  la  situación  de  la  Fortaleza  con 
casas  de  terrado  en  forma  de  plaza  de  armas  y  se  les  administra  á 
todos  los  militares  y  á  los  que  asisten  dicha  fortaleza  ó  presidio  que 
con  h  ombres  y  mujeres  pasan  de  ochenta  personas  sin  niños  todos 
los  santos  sacramentos  de  mera  caridad  por  no  tener  parodio  asig- 
nado sin  el  menor  estipendio  predícaseles  las  cuaresmas  y  en  algu- 
nos dias  del  año  y  todos  los  dias  festivos  por  las  tardes  se  esplica  á 
dichos  españoles  la  doctrina  cristiana  por  espacio  de  media  hora, 
depositase  el  señor  de  los  cielos  Sacramentado  los  jueves  santos 
con  todas  las  funciones  de  la  santa  semana  estendiendose  los  ejersi- 
cios  á  cuanto  permite  la  cortedad  del  dicho  retiro  sin  otros  exersi- 
cíos  cuaresmales  y  que  asisten  todos  los  que  no  están  ocupados  en 
sus  correrlas  y  militares  ejersicios  con  que  poco  á  poco  se  da  moti- 
vo a  los  naturales  recién  convertidos  para  irse  enterando  en  las  san- 
tas ceremonias  y  Divino  culto. 

Lo  material  de  la  vivienda  se  halla  adelantado  estando  en  forma 
de  clausura  con  cuatro  celdas  capaces  y  una  piesa  grande  que  sirbe 
para  recoger  el  sustento  de  los  yndios  huerta  cassas  y  demás  me- 
nesteres necesarios  con  agua  dentro  los  indios  tienen  ya  formadas 
sus  viviendas  que  llaman  jacales  de  tapia  y  tejera  que  se  forma  de 
palos  y  sacate  texido  los  cuales  se  van  poniendo  en  forma  de  calles. 
Tiene  este  pueblo  bastante  agua  y  tierras  laboreadas  de  que  se  re- 


32 

eojen  con  el  trabajo  de  los  yndios  y  el  cuidado  y  vigilancia  de  un  sol- 
dado que  asiste  a  esto  y  al  resguardo  de  la  misión  copiosas  cosechas 
bastante  a  mantener  el  pueblo  todo  el  año  corriendo  el  administrar 
dicho  sustento  por  mano  de  los  religiosos  que  á  todos  ygualmente 
lo  reparten  por  estar  experimentado  y  ser  cosa  clara  que  entregan- 
do las  mieses  a  los  yndios,  no  tiene  su  bárbaro  desperdicio  ni  para 
sustentarse  dos  meses  siendo  después  motivo  la  falta  de  sustento 
de  que  desamparen  sus  misiones  y  se  ausenten  á  la  tierra  adentro, 
se  ha  conseguido  con  el  desheló  de  los  ministros  evangélicos  el  que 
los  yndios  se  ynstruyan  en  tejer  de  las  lanas  que  del  ganado  que 
hay  en  el  pueblo  se  recogen  y  del  trabajo  de  sus  manos  se  visten  ya 
que  no  todas  á  lo  menos  las  cristianas  que  asisten  siempre  en  el 
pueblo  crian  abes  de  castilla  siembran  sus  huertas  comen  al  mode- 
lo de  los  españoles  y  se  van  poniendo  en  toda  política  cristiana. 

No  ha  sido  menos  el  espiritual  incremento  en  los  naturales 
desta  mission  donde  han  conseguido  la  inconparable  dicha  de  bau- 
tizarse docientas  y  cuarenta  y  ocho  personas  de  todas  edades  mu- 
chos de  estos  en  articulo  de  muerte  mas  de  cien  parbulos  y  otros 
ya  adultos  que  estando  suficientemente  ynstruidos  han  pedido  con 
ansias  el  Bautismo,  de  estos  han  fallecido  bautisados  en  sola  dicha 
Misión  ciento  y  sesenta  y  tres  personas  siendo  de  este  numero  los 
sesenta  parbulos  que  han  ydo  a  multiplicar  el  coro  de  los  angeles. 
No  es  ajeno  el  caso  lo  que  me  sucedió  el  año  del  señor  de  mil  sete- 
cientos y  seis  el  dia  veinte  y  tres  de  noviembre  que  como  lo  vi  lo 
refiero.  Hallábase  una  yndia  gentil  de  poco  mas  de  veinte  y  dos 
años  gravemente  enferma  y  reconociendo  el  peligro  la  ynstruí  y 
chatiquisó  en  la  devida  forma  y  dilaté  el  bautisarle  para  la  mayor 
necesidad.  Una  noche  en  el  mayor  silencio  desperté  con  las  boces  y 
llanto  de  casi  toda  la  ranchería  lebanteme  asustado  y  acercandomo 
a  donde  era  mayor  el  llanto  encontré  á  mi  enferma  en  medio  del 
jacal  ya  amortajada  descubrile  el  rostro  por  averiguar  si  vivia  y 
aun  mas  de  un  cuarto  de  hora  ni  leues  señales  de  vida,  hize  traer 
una  candela  de  cera  y  mirándola  atentamente  por  largo  intervalo 
de  tiempo  vi  que  respiraba  pedi  con  presteza  aguas  Bautisele  y 
quédeme  con  la  luz  en  la  mano  certificándome  si  habia  bautisadole 
o  no,  dio  en  esto  la  ultima  boqueada  y  con  esto  su  alma  á  su  Criador 
de  que  quelé  si  antes  sumamente  dolorido  después  en  cstremo  go- 


33 

zoso.  Bendita  sea  ía  bondad  de  Nuestro  Dios  eternamente,  al  tiem- 
po de  escrivir  acaba  de  lograrse  el  alma  de  un  indio  de  nación  mis- 
cal  que  criado  entre  los  yndios  Yervqñamos  viniendo  casualmente  a 
esta  misión  al  segundo  dia  de  llegado  le  acometió  un  repentino  do- 
lor pidió  el  Bautismo  bautisele  y  a  las  veinte  y  cuatro  horas  dio  su 
alma  a  quien  por  redimirle  dio  su  Vida.  Basten  estos  por  muchos 
casos  que  cada  dia  suceden  y  por  escusar  prohjidad  no  reñero. 

Los  cristianos  que  hoy  asisten  en  San  Juan  son  mas  de  ciento 
familias  de  cristianos  y  treinta  de  gentiles  mas  de  ouarenta  casados 
por  la  yglesia  veinte  y  cuatro,  componese  dicho  pueblo  de  las  ha- 
ciones  miscales  Yoricas,  xapes,  y  Yomine?^  las  quales  se  han  deteriora- 
do con  la  epidemia  de  las  viruelas.  Eran  los  yndios  de  estas  cuatro 
naciones  el  terror  de  toda  la  tierra  que  ay  poblada  desde  el  Real  de 
Minas  de  boca  de  leones  hasta  el  Real  de  santa  Maria  de  las  Charcas 
que  tiene  mas  de  cien  leguas  de  distrito  por  los  continuos  insultos 
que  en  los  caminos  se  esperimentaban  y  muchas  muertes  y  robos 
que  son  tesstigos  los  habitadores  de  esta  tierra  y  con  la  entrada  de 
los  Padres  Misioneros  han  cesado  las  lastimas  y  se  hallan  mas  se- 
guros los  caminos  que  aunque  otro  fruto  no  se  hubiera  conseguido 
este  solo  era  digno  de  toda  estima.  Se  han  agregado  nuevamente  a 
esta  misión  la  nación  de  los  titijayes  que  se  compone  de  mas  de  se- 
senta personas  y  aunque  los  mas  se  han  ausentado  aun  perseberan 
algunos  y  los  otros  entran  y  salen  y  se  espera  su  reducion  con  el 
tiempo,  la  nación  de  los  yndios  Pastaloques  por  tenerse  asi  mismo  a 
san  Juan  se  «.ompone  de  mas  de  cien  personas  estos  son  recien  agre- 
gados y  aun «Ltal  vez  algunos  se  ausentan  buelbense  a  congregar 
yendo  los  soldán  as  por  ellos  y  ban  dando  muestras  de  asentar  el  pió 
y  ser  cristianos  l-for  ser  muy  dóciles  como  lo  son  los  que  hoy  e.slau 
en  el  pueblo.       ▼ 

Contigua  a  la  Misión  de  san  Juan  esta  la  de  san  Bernardo  que 
se  compone  de  las  naciones  Ocanes  Faquasian,  Pachale.^;  algunos  de 
la  nación  de  los  Faisanes,  y  otros  de  la  Ranchería  do  los  Pazaquales, 
que  todos  juntos  los  que  de  ordinario  entran  y  salen  hacen  numero 
de  mas  de  treinta  personas.  Hallase  esta  misión  con  iglesia  y  cemen- 
terio decentes  ornamentos  los  bastantes  con  lo  demás  preciso  para 
el  divino  culto,  hay  vivienda  unida  a  la  iglesia  para  el  misionero 
capaz  y  en  forma  clausura  con  tres  celdas  y  otra  pieza  pura  encu- 


34 

rrar  los  mantenimientos  de  los  naturales  para  el  afto.  Asisten  los  in- 
dios como  en  san  Juan  a  la  Doctrina  cristiana  y  en  lo  politico  se  han 
industriado  haciendo  muchos  de  ellos  sus  viviendas  de  tapia  y  te- 
cho de  sálate  y  las  indias  se  ocupan  las  mas  ladinas  en  hilar  y  tejer 
para  si  mismas  vestuarios  de  las  lanas  que  del  ganado  que  hay  en  el 
pueblo  se  trasquila  todos  los  años  concurren  asi  a  esta  como  a  la 
misión  de  San  Juan  Bautista  multitud  de  gentiles  entre  año  los  cua- 
les salen  de  la  tierra  adentro  a  comerciar  con  los  españoles  y  los 
otros  indios  pieles  curtidas  a  su  modo  de  ganado  de  sibola  venados 
y  otras  curiosidades  de  la  tierra  adentro  de  donde  se  origina  el  que- 
darse alguno  de  ellos  en  los  pueblos  y  por  la  mucha  concurrencia 
de  naturales  llaman  algunos  al  sitio  de  éstas  dos  misiones  el  Cádiz 
de  los  indios. 

Loá  espirituales  frutos  de  esta  raission  de  San  Bernardo  según 
consta  de  los  libros  de  bautismo  son  ciento  y  cuarenta  y  cuatro  los 
bautizados  de  los  cuales  han  fallecido  ochenta  personas  de  todas 
edades.  Hay  de  asiento  veinte  familias  de  cristianos  y  onze  de  genti- 
les que  numerado  todo  pasan  de  ciento  las  personas  que  hoy  se  ha- 
llan en  este  Pueblo  aunque  de  hordinario  la  asisten  mas  de  docien- 
tas.  El  motivo  de  no  estar  todos  los  agregados  en  sus  pueblos  es  su 
natiba  instabilidad  y  el  llevarles  la  inclinación  a  la  tierra  adentro 
donde  se  criaron  siendo  como  son  naturalmente  ambulativos  sin 
mansión  determinada,  pues  quando  habitan  en  los  campos  solo  sir- 
ven de  reparo  para  las  inclemencias  del  tiempo  el  arrimo  de  un  ar- 
vol  y  un  poco  de  sacate  que  fabrica  una  pequeña  gruta  mas  propia- 
de  animales  qué  de  hombres  racionales  por  lo  cual  sirve  de  no  pe- 
queño desconsuelo  a  los  Religiosos  el  experimentar  cuan  yncons- 
tantes  son  en  la  permanencia  de  sus  pueblos,  pero  con  bolver  a  se- 
guirlos y  a  conducirlos  a  sus  misiones  ban  aficionándose  a  los  pue- 
blos como  lo  han  hecho  los  que  oy  se  hallan  consistentes  sola  la  na- 
ción de  los  Raquasiau  con  quien  se  funda  dicha  misión  la  cual  a  tem- 
poradas viene  a  San  Bernardo,  se  compone  de  mas  de  trescientas 
personas  que  aunque  eran  muchas  mas  se  han  ya  deteriorado  con 
las  próximas  pasadas  epidemias  o  otros  muchos  indios  de  diversas 
naciones  entran  y  salen  a  esta  misión  de  los  que  habitan  por  la  par- 
te de  Oliente  y  en  este  medio  se  logran  muchos  dellos. 

En  ei  mismo  valle  de  la  circuncisión  donde  están  fundadas  las 


35 

supra  dichas  misiones  de  San  Juan  Bautista  y  san  Bernardo  se  ha- 
llaba la  de  San  Francisco  Solano  nada  inferior  a  las  otras  en  lo  fa- 
bricado pues  tenia  yglesia  de  terrado  y  en  las  alhajas  y  ornamentos 
excedía  a  las  otras,  había  vivienda  capaz  a  la  yglesia  huerta  y  los 
demás  requisitos  necesarios  a  un  pueblo.  Los  indios  con  que  se  fun- 
do esta  misión  fueron  las  naciones  Xarames  Siabanes  y  Poyoguanea 
que  juntos  hacia n  numero  de  mas  de  trescientas  personas  según  di- 
cho de  personas  que  la  fundaron  y  consta  por  que  aun  hoy  son  los 
muchos  los  que  han  quedado  de  dichas  naciones  eran  ya  tales  las 
muestras  que  daban  asi  en  lo  católico  como  en  lo  político  que  sien- 
do preguntados  una  y  muchas  veces  por  el  ministro  que  caritativa- 
mente les  asistía  y  catequizaba  pidieron  con  ansias  el  Bautismo  y  lo 
recibieron  mas  de  ciento  y  cincuenta  personas  y  muchos  de  ellos  se 
casaron  ynfacie  eclesiae.  En  este  sitio  se  hallaba  ya  muy  adelantado 
dicho  Pueblo  en  ocasión  que  por  ser  corta  la  saca  de  agua  no  había 
suflcienta  para  dar  abasto  a  las  tres  misiones,  se  trasportó  el  año  de 
mil  setecientos  y  cinco  a  un  ameno  sitio  acia  el  poniente  distante 
diez  y  seis  leguas  de  las  otras  dos  misiones  que  en  abundancia  de 
aguas  tierra  y  maderas  se  mejoró  en  todo  hallándose  en  este  para- 
je dos  Religiosos  con  pocos  indios  Xarames  por  haberse  ausentado 
los  otros  de  el  pueblo  reconociendo  que  por  aquellas  cercanías  ha* 
bía  multitud  de  rancherías  con  las  fervorosas  ansias  con  que  siem- 
pre lo  hacen  agregaron  a  dicha  Misión  las  copiosas  naciones  de  te- 
rolodames  Ticmamares  Tripas- Blancas  Piedras- Chicas  y  otros  muchos 
entre  estos  las  naciones  Julimes  Dedipos  Gavilanes  j  otras  Rancherias 
que  hacían  todos  numero  de  mas  de  cuatrocientas  personas  estuvo 
en  pacifica  posesión  de  tantas  almas  esta  Misión  hasta  este  año  de 
setecientos  y  ocho  que  instigados  de  el  común  enemigo  o  temerosos 
de  la  cercanía  de  los  tobosos  gente  barbara  cruel  que  no  es  muy 
distante  de  esta  misión  se  ausentaron  á  los  montes  no  con  pequeño 
quebranto  de  todos  los  misioneros  que  caritativa  y  tiernamente  los 
amaban;  con  esta  retirada  la  porción  de  los  indios  agregados  que 
era  considerable  quedando  solos  algunos  délos  primitivos  Xarames 
sucedió  dos  leguas  de  la  misión  la  infausta  muerte  de  ocho  indios 
cristianos  de  dicha  nación  Xarame  y  dos  criaturas  que  se  llevaron 
cautivas  de  estos  mismos  los  reveldes  indios  tobosos  y  aunque  con 
tantos  infortunios  por  asegurar  lo  sagrado  se  habían  retirado  á  es- 


36 
ta  misión  de  Shd  Juan  RRutista  los  ornamentos  y  alhajas  de  la  Ygle- 
pia  esperando  en  la  Bondad  de  Nuestro  Dios  la  reducion  de  los  fu- 
gitivos y  la  preservación  de  los  contrarios.  Se  halla  hoy  en  dioho 
sitio  un  misionero  con  un  hermano  donado  solicitando  con  vivas  an- 
sias volver  á  recoger  las  descarriadas  ovejas  de  aquel  rebaño  de 
el  Señor  que  aunque  el  demonio  solicita  destruirle  Dios  cuidara  de 
fomentarle. 

Hallanse  hoy  en  las  misiones  de  Santa  Cruz  de  Queretaro  cua. 
tro  religiosos  uno  en  cada  misión  un  Religioso  limosnero  y  un  her- 
mano donado  con  mas  tres  sacerdotes  que  van  caminando  para 
procurar  todos  lograr  muchas  mas  almas  y  fomentar  la  misión  de 
San  Francisco  Solano  donde  se  espera  como  haya  resguardo  de  sol- 
dados mucho  fruto  y  deve  por  muchas  razones  solicitarse  lo  uno 
por  ser  muchos  de  los  fugitivos  ya  Cristianos  pues  numerados  to- 
dos los  que  desde  principio  de  esta  Misión  se  han  bautizado  son 
trescientas  y  siete  personas,  lo  otro  porque  de  el  copioso  numero  de 
Terocodames  Tripas  blancas  y  Timamares  se  espera  la  permanencia 
por  estar  la  misión  en  sus  mismas  tierras  donde  siempre  han  habi- 
tado y  últimamente  por  tener  ya  posición  de  ellos  el  pueblo  queda 
siempre  la  ezperanza  y  el  consuelo  de  haberse  logrado  desde  la  fun- 
dación de  la  misión  de  San  Francisco  Solano  ciento  y  diez  y  siete 
personas  que  han  muerto  alcanzado  el  agua  de  el  Bautismo  siendo 
muchos  párvulos  de  este  numero. 

Haciendo  el  computo  de  las  almas  que  se  han  Bautizado  en  las 
sobre  dichas  cuatro  Misiones  son  ochocientas  y  cincuenta  y  cuatro 
sin  las  que  se  han  bautizado  en  los  campos  en  ocasiones  que  han  en- 
trado los  religiosos  y  militares  á  la  tierra  dentro  que  aunque  han  si- 
do muchas  por  no  saber  el  numero  determinado  no  lo  escribo.  Estas 
personas  suelen  Bautizarse  en  sus  mismas  rancharlas  por  hallarse 
ya  moribundos  cuando  acontece  ir  los  soldados  á  sus  tierras  los 
que  han  fallecido  de  todas  edades  con  las  saludables  aguas  de  el 
Bautismo  son  quinientas  y  siete  personas  y  aunque  todo  esto  es  pa- 
ra ser  de  ello  según  merece  el  digno  aprecio  se  hace  casi  nada  res- 
pecto a  las  muchas  almas  que  por  estos  paises  pueden  lograrse, 
pues  solo  los  que  tenemos  noticia  que  habitan  en  las  cercanías  de 
las  misiones  son  las  naciones  siguientes.  Por  la  parte  de  Oriente 
las  Naciones:  Faco  Faxti  Canoas  mideste  los  payayas  Patagu  Pachaga 


37 

Pachates  Pamulies  Mantea  Panpoc  Sanac  Moroamo  Tmic  Too  Bioy 
Omefiquites  Oaz  Onueces  Payzanos  Pastancoya  Paguann  Chaadulames 
Xipam  Pitajayas  otros  Pachales  Atácales  Ranas  Chichiquitac  Palmi- 
tas Chapamo  PUtontos.  Por  la  parte  de  el  Norte:  Yervipiamos  Cocore 
lohaha  Yojoam  Jaez  Mananteana  Simomo  Papanac  Ihdacaz  Acoca  Ys- 
bupue  Acmuerahoyda  Ciaesier  Tantean  Quhsuvi  Dacacmuri  Tet  otros 
payaguanes,  que  son  por  todas  cincuenta  naciones  y  rancherias  di- 
versas, que  están  sin  luz  del  Evangelio  en  los  términos  que  hay  de 
estas  Misiones  hasta  los  Texas  que  son  los  que  hasta  ahora  se  han 
conocido  y  de  quienes  dan  formal  razón  los  indios  que  para  este 
efecto  he  averiguado  siendo  las  mas  de  estas  rancherias  conocidas 
de  nuestros  Españoles  en  las  ocaciones  que  han  cursado  la  tierra 
dentro,  de  las  que  hemos  visto  hay  ranchería  de  trescientas  y  otras 
de  cuatrocientas  personas  y  según  declaran  los  indios  son  mayores 
las  rancherias  mas  distantes  que  juntas  son  casi  ynnumerables  y  to- 
da esta  multitud  de  almas  se  van  cada  dia  consumiendo  por  las  con- 
tinuas traiciones  que  son  las  guerras  que  unos  con  otros  tienen 
cautivándose  los  unos  á  los  otros  y  acabándose  muchos  con  las  epi- 
demias, todo  lo  cual  pudiera  remediarse  con  que  el  fervoroso  celo 
y  Católico  pecho  de  nuestro  cristianísimo  rey  y  Señor,  que  Dios 
guarde,  se  sirviese  con  su  nativa  magnanimidad  de  enviar  operarios 
á  el  colegio  apostólico  de  la  Santa  Cruz  de  Queretaro  de  donde 
como  de  fuerte  castillo  salieren  á  libertar  tantas  almas  del  mas  du- 
ro cautiverio  y  siendo  mayor  el  numero  de  operarios  se  dilatase  la 
viña  de  el  Señor  en  nuevas  conversiones  que  á  poca  costa  y  con 
pequeñas  diligencias  por  la  docilidad  de  los  mismos  indios  que  no 
repugnan  abrasar  nuestras  verdades  católicas  pudiera  dilatarse  y 
exaltarse  la  fee  y  ampliarse  el  dominio  de  la  Real  Corona  siendo 
todo  lo  propuesto  servicio  de  ambas  Magestades  y  para  mayor  de- 
coro de  Nuestra  Ley  Santísima  y  regocijo  de  Nuestra  Santa  Madre 
Yglesia  Católica  Apostólica  Romana. 

Todo  lo  cual  y  lo  supra  referido  certifico  de  nuevo  ser  asi  ver- 
dad según  lo  que  tengo  sabido  y  oydo  averiguado  experimentado 
procediendo  en  esta  relación  con  la  ingenuidad  y  legalidad  que  se- 
mejantes materias  nesecitan  sin  yperbules  ni  históricas  pondera- 
ciones sino  solo  con  el  adorno  que  la  verdad  suministra  y  juro  In 
Verbo  Sacerdotis,  puesta  la  mano  en  el  pecho  ser  verdadero  y  cier- 


38 
to  todo  lo  contenido  en  esta  relación  según  y  como  experimentado 
oydo  averiguado  y  entendido  no  procediendo  en  cosa  con  malicia. 

Hecha  en  esta  misión  de  San  Juan  Bautista  de  el  Rio  Grande 
de  el  norte  en  once  dias  de  el  mes  de  Diciembre  de  mil  setecientos 
y  ocho  años  de  que  doy  fé. 

Fray  Isidro  de  Espinosa,  (rubricado).  Blanco,  (rubricado). 


ZeRTIFICACIONES  de  los  Gouernadores  Alcaldes  Mayores  Ca- 
vildos  y  Capitanes  de  las  Jurisdiciones  contiguas  a  las  Misiones. 
Carta  y  despacho  del  Exmo.  Virey  Duque  de  Alburquerque. 

El  Capitán  Blas  de  Yruegas  Thenientte  de  Gouernador  desta 
Provincia  de  Coaguila  alcalde  ordinario  de  primer  voto  en  forma 
de  cavildo  desta  villa  de  Santiago  de  la  Moncloba,  certifico  en  for- 
ma de  derecho  en  la  Manera  que  puedo  y  debo  al  rey  nro.  señor, 
que  Dios  guarde,  a  la  Curia  Romana  y  consistorio  de  los  eminentí- 
simos Señores  Cardenales  de  la  congregación  dé  propaganda,  al 
Supremo  Consejo  de  las  yndias,  a  los  Señores  Vireyes  oydoresy 
demás  tribunales,  a  los  RRmos.  PP.  Ministro  General  y  Comisario 
General  de  Yndias,  y  a  los  demás  Prelados  de  la  Religión  del  señor 
S.  francisco  como  por  tiempo  de  Diez  años  que  a  que  entraron  los 
RR.  PP.  Misioneros  apostólicos  del  Collegio  de  la  Santa  Cruz  de 
Querettaro  poresta  Provincia  de  Coaguila  y  nuebo  Reyno  de  león, 
no  solo  se  ampoblado  muchas  tierras  yncultas  e  yriazas  con  fami- 
lias de  Españoles  a  quienes  administran  los  Santos  Sacramentos, 
caritatibamente  sin  llevar  obenciones  ni  emolumentos,  sino  tam- 
bién que  ampropagado  la  sta.  fé  catholica  enttre  ynfieles  fundando 
con  su  apostólico  celo  quatro  Misiones,  la  una  con  titulo  de  santa 
Maria  de  los  Dolores  en  los  confines  del  nuebo  Reyno  de  león,  y 
las  otras  tres  en  los  confines  de  la  Provincia  de  Cuaguila  a  las  ori- 
llas del  Rio  grande  del  norte  en  las  quales  se  an  agregado  muchas 
y  varias  naciones  de  barbaros  Jentiles  catequizándolos  enseñando- 


39 

les  la  Doctrina  cristiana  por  maftana  y  por  tarde  administrándoles 
todos  los  Sacramentos  y  asistiéndoles  no  solo  a  sus  necesidades  ex- 
pirituales  sino  también  a  las  temporales,  para  mantenerlos  conser- 
barlos  y  reducirlos  y  que  están  sus  yglesias  bastantemente  adorna- 
das con  todo  lo  necesario  para  el  culto  Divino  constandome  del 
apostólico  desvelo  con  que  se  aplican  á  la  rreducion  de  tanta  mul- 
titud de  ynfieles  propagando  la  fe  y  aucmentando  la  Real  chorona, 
como  lo  certifican  en  una  relación  jurada  los  RR.  PP.  fray  Diego 
de  Salazar,  Comisario  del  Santo  Oficio  y  Presidente  de  las  Misio- 
nes, y  el  R.  P.  fr.  Isidro  de  Espinosa  a  cuyo  pedimento  e  dado  la 
dha  certificación  que  se  me  a  pedido  y  juntamente  certificando  ser 
verdad  lo  que  sus  Paternidades  ynforman  acerca  del  progreso  y 
adelantamiento  de  dhas  Misiones  y  de  la  Union  y  Comercio  frater- 
nal que  tienen  con  los  M.  RR.  PP.  de  la  santa  Provincia  de  Xalisco 
operarios  destas  combersiones  de  la  Provincia  de  Coaguila  sin  leti- 
gios  ni  competencias.  Todo  lo  qual  buelbo  a  certificar  como  Juez 
receptor  con  los  testigos  de  mi  asistencia  por  falta  de  Escribano 
Real  ni  publico  que  no  lo  ay  enttoda  esta  Jurisdicion  y  lo  firmaron 
conmigo  el  Cauildo  y  Rejimiento  desta  dha  Villa  donde  es  fha  en 
ttres  dias  de  diciembre  deste  presente  año  de  mili  setecientos  y 
ocho. 

Blas  de  Yruegas.  Cristóbal  Rodríguez.  Francisco  de  Castro.  Pe- 
dro Blas  S.  Vicente  de  Guevara.  Diego  Sánchez.  Cristóbal  de  Car- 
vajal, testigo  Dn.  Francisco  de  Quijano  y  Varreda.  testigo  Dn.  Juan 
Antonio  de  Lara. 

El  Capitán  Dn.  Pedro  de  las  Fuentes  y  Campo  Alcalde  Mayor  y 
Capitán  Aguerra  del  Real  y  Minas  de  san  Pedro  de  Voca  de  leones 
y  sus  fronteras  por  su  Mg"?  certifico  y  doi  fé  en  forma  de  derecho 
en  la  manera  que  puedo  y  debo  al  Rey  uro.  señor,^que  Dios  guarde, 
a  la  Curia  Romana,  y  consistorio  de  los  eminentísimos  Señores 
Cardenales  de  la  Congregación  de  Propaganda,  al  Supremo  Conse- 
jo de  las  yndias,  a  los  Señores  Vireyes,  Oydores  y  demás  tribuna- 
les, a  los  RRmos.  PP.  Ministro  General  y  Comisario  General  de  yn- 
dias, a  los  demás  Prelados  de  la  Religión  del  seráfico  Padre  San 
Francisco  como  por  tiempo  de  diez  años  que  a  que  se  fundo  en  el 
puesto  nombrado  los  lampazos  por  los  PP.  del  collegio  de  ia  santa 


40 
Cruz  de  Qneretaro  la  Misión  de  santa  Maria  de  )os  Dolores  en  la 
Jurisdiciou  deste  nuebo  Reyuo  de  león  se  an  poblado  a  sus  alrede- 
dores desde  que  so  fando  dha  Misión  con  vecindad  de  Españoles 
muchas  tierras  hiriazas  y  despobladas  y  que  a  estas  familias  agre- 
gadas a  el  efujio  desta  Mission  ampermanecido  y  permanecen  por 
la  charidad  con  que  los  Religiosos  Misioneros  de  la  santa  Cruz  les 
an  administrado  los  santos  Sacramentos  sin  ynteres  ni  estipendio 
de  o  venciones  parroquiales,  propagando  la  santa  fe  cattholica  en- 
ttreynñeles,  fundando  con  su  apostólico  celo  quattro  Misiones,  las 
tres  en  la  Provincia  de  Coaguila,  y  la  una  llamada  Santa  Maria  de 
los  Dolores  en  los  confines  deste  nuebo  Keyno  de  león  que  pertene- 
ce a  mi  Jurisdiciou  en  la  cual  sean  agregado  y  agregan  cada  dia 
muchas  naziones  diversas  de  ynfieies  Jentiíes,  y  que  dhos  PP.  Mi- 
sioneros ios  catequizan  doctrinan  y  reducen  a  nra.  Santa  fó  ense- 
ñándoles la  Doctrina  cristiana,  a  ttardo  y  a  mañana  ejercitándose 
en  la  rreducion  paraque  vengan  al  verdadero  conocimiento,  acien- 
dolos  capaces  ácosta  de  crecidísimo  trauajo  como  me  consta,  bus- 
cándolos personalmente  los  religiosos  hasta  sus  propias  tierras,  en- 
señándolos á  cultivar  y  trauajar  para  que  por  medio  de  su  trauajo 
se  mantengan  con  la  abundancia  combeniente  para  el  sustento  fo- 
mentándolos, y  vistiéndolos,  con  las  limosnas  de  charidad  de  los 
vienechores,  Baptizándoles  á  sus  hijos  con  mucho  amor  y  enterran- 
do asi  mismo  con  el  feruor  y  charidad,  todo  lo  qual  me  consta  de 
hauerlo  visto,  y  que  asi  mismo  hay  en  dha  Misión,  quattro  familias 
de  Tlascaltecos  en  forma  y  politica  de  Gouierno  y  que  de  dha  Mi- 
sión se  vienen  los  yudios  rreducidos  con  la  licencia  y  política  que 
piden  a  este  Fieal  a  trauajar,  para  vestir  á  sus  familias  los  que  están 
ladinos  en  lengua  Castellana  y  Mexicana  todo  lo  qual  certifico  yo 
dho  Alcalde  Mayor  ser  según  y  como,  y  para  que  asi  conste  di  la 
presente  certificación  fií-mada  y  autorizada  por  ante  mi  como  Juez 
Receptor  a  pedimiento  del  Rmo.  P.  Predicador  y  Comisario  del  San- 
to Oficio,  Misionero  apostólico  y  Presidente  de  las  Misiones  funda- 
das por  el  Collejio  de  la  santa  Cruz  de  Queretaro  Fray  Diego  de  Sa- 
lazar  y  S.  Buenaventura,  todo  lo  qual  y  lo  por  mi  expresado  me  cons- 
ta y  doi  fó  de  hauerlo  visto  lo  qual  autorizo  con  los  testigos  de  mi 
asistencia  a  falta  de  escribano  publico  ni  Real  por  no  hauerlo  en  es- 
ta Jurisdicion,  ni  en  el  termino  que  el  derecho  dispone  de  que  doy  fe. 


41 
Fecha  en  el  Real  de  San  Pedro  de  Voca  de  leones  en  quairo 

dias  del  mes  de  Diciembre  deste  presente  año  de  mili  setecientos  y 

ocho  años. 

Don  Pedro  de  las  Fuentes  y  Campo,  testigo  francisco  Gómez 

Galban.  testigo  francisco  de  Villa  Real. 

El  Capitán  Pedro  de  Aguirre  Cauo  y  Cavdillo  de  la  compañía 
volante  del  Rio  del  norte  situada  en  la  Misión  de  San  Juan  Baptis- 
ta  juntamente  con  los  oficiales  de  mi  compañía  Alférez  y  sargento 
ynfraescritos  certificamos  en  la  mejor  forma  que  a  derecho  com- 
benga  a  la  catholica  Magí*  de  nro.  Rey  y  señor,  que  Dios  guarde,  á 
la  Curia  Romana,  á  la  congregación  de  Señores  Cardenales  de  pro- 
paganda fide,  al  Supremo  Consejo  de  Yndias,  á  los  Señores  Vire- 
yes,  Oy dores  y  demás  jueces  y  Ministros  de  su  Magí^  como  en  el 
tiempo  de  ocho  años  que  a  que  se  formaron  las  Misiones  que  admi- 
nistran los  religiosos  de  la  santa  Cruz  de  Queretaro  amprocurado 
y  procuran  ampliar  y  dilattar  nuestra  santa  fé  catholica,  y  rreducir 
al  gremio  de  la  yglesia,  las  varbaras  naciones  que  hauitan  esta  di- 
latada rrejion  del  norte  y  que  tienen  rreducidas  a  pueblo  muchas 
almas  ynstruyendolas  en  los  rudimentos  de  nra.  santa  fé  adminis- 
trándoles los  Santos  Sacramentos  y  procurándoles  quanto  es  de  su 
parte  ynstruir  en  la  vida  poiitica,  rreduciendo  a  sus  Pueblos  á  los 
fujitibos  con  el  fomento  y  ayuda  de  la  compañía  volante  que  se  a 
ejercitado  desde  sus  principios,  no  solo  en  rrepeler  la  gente  enemi- 
ga sino  también  en  conducir  muchas  naciones  á  los  Pueblos  funda- 
dos, los  quales  se  hallan  con  yglesias  adornadas  y  decentes  con  vi- 
vienda capaz  para  los  Misioneros  con  tierras  lavoreadas  y  dtmas 
cosas  necesarias  para  la  política  de  un  Pueblo,  y  aunque  son  mu- 
chas las  almas  rreducidas,  son  muchas  mas  con  suma  distancia  las 
que  quedan  en  el  Jentilismo  las  quales  todas  según  tenemos  espe- 
rimentado  no  rrepugnan  rreceuir  el  yugo  de  la  fé.  Todo  lo  cual  y  lo 
que  por  extenso  refiere  el  Padre  Predicador  fray  Isidro  de  Espino- 
sa Misionero  apostólico  en  la  Relación  que  por  mandado  de  sus 
Prelados  tiene  fha  la  quai  emos  leido  de  verbo  ad  verbum.  Ceriifi- 
camos  de  nuebo  ser  asi  verdad,  y  para  que  conste  di  ia  presente 
certificación  juntamente  con  los  dichos  oficiales  de  mi  compañía 
firmada  de  mi  mano  y  dos  testigos  de  mi  asistencia,  con  quienes  ac- 

6 


42 
tno  como  Juez  Receptor  á  falta  de  escribano  publico  ni  Heal  que  no 
le  ay  en  los  termiüos  de  las  leyes.  Fecha  en  este  Piesiaio  de  San 
Juan  Baptista  del  Rio  grande  del  norte  en  ocho  dias  del  mes  de  Di- 
ciembre de  mili  setecientos  y  ocho  años  de  que  doy  fe.  Pedro  de 
Aguirre.  Nicolás  Flores  y  Valdes.  Testigo  Diego  Ramón.  Ascensio 
Maldonado.  Cristóbal  Rodriguez. 

En  la  villa  de  Santiago  del  Saltillo  de  la  Gouernazion  de  la 
Nueva  Vizcaya  en  veintinuebe  dias  del  mes  de  diciembre  de  mil  se- 
tecientos y  ocho  años  el  Cauildo  Justicias  Rejimiento  de  dha  villa 
estando  juntos  y  congregados  como  lo  hacemos  de  uso  y  costum- 
bre, en  la  sala  de  nuestro  ayuntamiento  para  las  cosas  útiles  y  con- 
venientes a  dha  villa  combiene  a  saber  el  Capitán  Juan  Galindo 
Justicia  Mayor  y  Capitán  Aguerra  de  dha  villa  los  capitanes  Bue- 
naventura de  Aguirre  y  Francisco  Valdes  Alcaldes  ordinarios,  el 
capitán  Diego  Rodriguez:  Rejidor,  el  capitán  francisco  de  la  fuente 
Procurador  General,  certificamos  y  damos  fé  en  aquella  via  y  ma- 
nera que  ubiere  lugar  en  derecho,  como  las  firmas  que  ban  euel 
ynforme  que  contiene  este  despacho,  lo  qual  certificamos  a  la  cató- 
lica Mgd.  de  nro.  Roy  y  señor,  que  Dios  guarde,  a  la  curia  Romana, 
a  la  congregación  de  Señores  Cardenales  de  propaganda  fide,  al  Su- 
premo Consejo  de  yndias,  a  los  Señores  Vireyes  Oy dores  y  demás 
Juezes  y  Ministros  de  su  Mgd.  como  las  firmas  contenidas  en  el  yn- 
forme y  despacho  antecedente  son  las  que  acostumbran  echar  en 
sus  escriptos  judiciales  y  extrajudiciales  el  R.  P.  Predicador  Fray 
Diego  de  San  Buenaventura  Salazar  Presidente  actual  de  las  nue- 
bas  Misiones  délas  conversiones  de  san  Juan  Baptista  del  Rio  gran- 
de del  norte  laque  esta  enla  certificación  dada  por  el  licenciado  Dn. 
francisco  de  Meneses,  cura  ynterino  deí  Real  de  san  Pedro  de  Voca 
de  leones  y  las  que  están  del  Capitán  Dn.  Pedro  de  las  Fuentes  y 
Campo  que  es  actual  Alcalde  Mayor  del  Real  de  san  Pedro  de  Vo- 
ca de  leones,  y  la  del  R.  P.  Predicador  apostólico  fray  Isidro  de  Es- 
pinosa que  asiste  en  la  Misión  de  san  Juan  Baptista  y  las  que  están 
en  la  certificación  dada  en  la  Provincia  de  Coaguiiapor  el  Capitán 
Blas  de  Yruegas  Theniente  de  Gouernador  y  Capitán  General  y  al- 
calde ordinario  en  ella  y  la  del  Capitán  Diego  Sánchez,  y  las  que  es- 
tan  en  dha  certificación  son  de  los  capitulares  de  ella  y  las  que  es- 


43 
tan  eu  la  certificación  dada  por  el  Capitán  Pedro  de  Aguirre  y  ofi- 
ciales, actual  Cauo  y  Caudillo  de  la  compañía  de  soldados  del  Pre- 
sidio de  San  Juan  Baptiata  del  Rio  grande,  y  para  que  conste  dimos 
la  presente  firmada  de  nuestros  nombres. 

Juan  Galindo.  Diego  Rodríguez.  Buenaventura  de  Aguirre. 
francisco  de  Valdes.  francisco  de  la  Fuente. 

Carta  y  Despacho  del  Exmo.  Señor  Duque  de  Alburquerque  Vi- 
rey  Gou\?rnador  y  Capitán  General  desta  Nueva  España,  a  los  PP. 
Misioneros. 

Hauiendo  sido  de  especial  agradecimiento  lo  que  VV.  PP.  se  de- 
dican en  el  ejercicio  dése  miuisterio,  al  mejor  seruicio  de  ambas  Ma- 
jestades erresuelto  expresarlo  en  el  despacho  adjunto  con  acuerdo 
de  Junta  General  añadiendo  aqui  el  afecto  conque  VV.  PP.  me  ten- 
drán para  cuanto  sea  de  su  sattisfacion,  guarde  Dios  a  VV.  PP.  mu- 
chos años.  México  cinco  de  Marzo  de  mili  setecientos  y  siete.  RR.  PP. 
B.  L.  M.  de  VV.  PP.  su  mayor  servidor  el  Duque  de  Alburquerque. 
RR.  PP.  Misioneros  del  Rio  grande  del  norte. 

Don  francisco  Fernandez  de  la  Cueva  Earriquez  Duque  de  Al- 
burquerque Marques  de  Cuellar  Conde  de  Lcdesma  y  de  Huelma 
Señor  de  las  villas  de  Monveltran,  lacodocera,  lancahita,  Mijares, 
Pedro  Bernardo,  Aldea  de  Avila  San  Esteban,  Villarejo  y  las  Cue- 
vas, Comendador  de  Guadalcanar  en  la  orden  de  Santiago,  y  de  ben- 
fayan  en  la  de  Alcántara  Jentilombre  de  la  Cámara  de  su  Mgd.  su 
Virey  Lugar  theniente  Gouernador  y  Capitán  General  desta  nueva 
españa  y  Presidente  de  la  Real  Audiencia  de  ella  etc. 

Habiéndose  visto  en  la  junta  general  que  mande  formar  oy  dia 
de  la  fha  las  cartas  que  me  escriuio  el  General  Don  Martin  de  Alar- 
con  Cauallero  del  orden  de  Santiago  Gouernador  de  la  Prouincia 
de  Coaguila,  en  fechas  de  siette  de  diziembre  del  año  pasado  de  mili 
seteccientos  y  seis,  y  visita  general  que  ejecuto  de  siete  Misiones  de 
cargo  de  los  Religiosos  de  nro.  P.  San  francisco  de  la  Prouincia  de 
Xalisco,  y  tres  de  la  del  cargo  de  los  Misioneros  de  la  Santa  Cruz 
de  Queretaro,  en  el  punto  que  trata  del  buen  estado  destas  ultimas 
Misiones  y  aber  pasado  el  Gouernador  á  dar  gracias  a  dichos  Reli- 
giosos por  esta  rrazou  conformándome  con  su  rrelacion  por  el  pre- 


44 
senté  se  las  rrepito  en  nombre  de  su  Mgd.  y  mió  á  los  dhos  Religio- 
sos de  la  santa  cruz  de  Queretaro  Misioneros  del  Rio  grande  del 
norte,  de  los  confines  de  Cuaguila  esperando  del  celo  con  que  se 
emplean  en  el  seruicio  de  ambas  Majestades  continuaran  su  santo 
ynstituto  para  que  se  consiga  el  fln  deseado  de  la  reducion  de  aque- 
llos naturales. 

México  dos  de  Marzo  de  mili  setecientos  y  siete. 
El  Duque  de  Alburquerque.  Por  mandado  de  su  Exa.  Dn.  Jo- 
seph  de  la  Cerda  y  Moran. 

El  Br.  Dn.  Phelipe  de  las  Cassas  Presuittero  Domisciliario  del 
Arzobispo  de  México  vecino  de  esta  ciudad  de  Santiago  de  Crettaro 
Prefecto  actual  déla  Illma  y  Venerable  Congregazion  de  Sres.  Clé- 
rigos sazerdotes  de  Nra.  Sra.  de  Guadalupe  fundada  en  su  Iglessia 
con  Autoridad  Apostólica  y  hordinaria  Vicario  in  capitte  y  Juez 
eclesiástico,  Comisario  del  santo  tribunal  de  la  Ynquisicion  de  este 
Reino  etc,  con  ocassion  de  despachar  los  RR.  PP.  del  Collejio  de 
santa  Cruz  de  Milagros  de  esta  ciudad  a  la  Curia  Romana  su  Rma. 
Padre  Comisario  general  a  negocios  de  su  sagrado  borden  y  pare- 
ziendoles  a  sus  Paternidades  ser  conueniente  llevar  algunos  ynfor- 
mes  de  el  progreso  de  su  bida  por  lo  qual  le  an  pedido  sus  Pater- 
nidades el  suio  para  los  efectos  que  les  conuengan  quando  ante 
quien  deban  y  pueden  que  atendiendo  a  dhos  RR.  PP.  y  a  ser  justo 
su  pedimento  poniéndolo  en  efecto  y  execuzion,  dice  que  son  los 
RR.  PP.  de  dho  Colejio  de  la  santa  Cruz  de  milagros  por  este  titulo 
y  nombre  conocidos  muy  obseruantes  de  su  regla,  santas  y  buenas 
constituziones  que  guardan  y  cumplen  exactisimamente  con  su 
apostólico  instituto  con  todo  rrecogimiento  y  clausura  con  suma  des- 
nudez y  pobreza  rara  con  umildad  silenzio  y  religiosa  vida,  con  paz 
unión  y  charidad  apostólica  patente  y  manifiesta  a  todos  en  las  mor- 
tificaziones  y  religiosas  penitencias  que  todos  los  dias  sacrifican  a 
Dios  dicieodole  con  berdad  lo  que  el  santo  y  religioso  David:  *Quo- 
niam  propter  te  mortificamur  tota  die»  en  el  indispensable  choro  a 
todas  sus  oras  con  oración  y  exercicios  penitentes  en  la  continua  ta- 
rea del  confessionario  todos  los  dias  en  la  incansable  y  trauajossa 
predicación  de  sus  Missiones  Processiones  i  esplicaziones  de  la  Doc- 
trina cristiana  que  predican  no  solo  con  las  bozes  de  sus  ecos  sino 


45 

juntamente  oon  la  desnudez  pobreza  y  eficaz  exemplo,  pues  su  tra- 
to su  casa  i  su  vestido  están  predicando  penitencia  a  los  Hombres 
por  quienes  se  puede  decir  mui  bien  lo  que  san  Aluerto  el  Magno 
dijo  del  Baptista  viendo  su  rreligiosa  predicazion  i  bida:  «Ego  vox, 
quasi  dicat  non  predico  tantum  voci  oris  sed  ego  ipse  totum  sum 
vox,  itaque  omnia  mea  vita  victus  vestitus  locus  sunt  vox  predicans 
penitenciam»,  celo  que  no  cauiendo  ia  en  los  términos  de  esta  ciu- 
dad se  a  dilatado  i  estendido  por  todas  las  del  Reino  y  sus  prouin- 
zias  pues  no  ay  Villa  Pueblo,  Aldea  ni  lugar  a  quien  ni  por  incomo- 
do ni  por  retirado  se  deje,  excusse  ni  omita  su  ardiente  charidad  y 
zelo,  «nemo  est  qui  se  abscondat  a  calore  eius>  con  tanto  fruto  de 
su  trauajo,  como  se  ve  y  conoce  en  tanto  arrepentido  penitente  en 
la  correcion  y  enmienda  de  sus  vidas  siguiéndoles  los  unos  por  ha- 
zerse  justos  los  otros  por  deiar  el  hauito  de  pecadores  i  todos  soli- 
zitandolos  para  asegurarse  la  gloria  que  le  ofreze  su  vida  i  eficaz 
exemplo  renouandose  lo  que  de  el  ssumo  y  apostólico  predicador 
Jesuchristo  dijo  San  Juan:  «Sequebatur  eum  multitudo  magna  quia 
videbat  signa  quae  faciebat  super  his  qui  infirmabantur»,  quedan, 
doles  siempre  a  las  gentes  nuevo  deseo  de  oirles  en  su  predicazion 
que  dizen:  «Audiamus  te  de  hoc  iterum»,  tanto  que  licuados  de  es- 
ta dulzura  se  han  rreduzido  a  la  fee  dé  Jesuchristo  muchos  paga- 
nos e  infieles  haziendo  grandes  comuersiones  en  las  prouincias  de 
Guatemala  donde  tienen  tanto  numero  de  almas  conuertidas  y  están 
conuirtiendo  cada  dia  reduzidas  al  conocimiento  profesión  cristiana 
baptizándolas  y  poniéndolas  en  lugares  poblados  reduzidas,  ense- 
ñándoles juntamente  la  racional  abitacion  trato  y  comunicazion  de 
las  gentes  como  suzede  asi  mismo  en  las  otras  Misiones  del  gouierno 
de  Coahuila  donde  tanto  numero  de  gente  ai  rreduzida  y  conberti- 
da  manteniéndose  en  ellas  dhos  religiosos  tan  á  costa  se  sus  bidas  y 
trauajos  esperimentados  en  sus  incomodidades,  que  no  huien,  solo 
que  por  la  comuersion  de  tanto  gentil  comuertido  y  los  que  cada 
dia  se  rreduzen  dando  asi  a  Dios  innumerables  almas  propagando 
la  fee  christiana  estableciendo  y  dilatando  a  la  catholica  Mag*?  de 
nro.  rey  y  señor,  que  Dios  guarde  sus  reinos:  conseruando  sin  nin- 
gún interés  en  paz  sus  lugares  acudiendo  a  mediar  sus  discordias, 
arrancando  y  destruiendo  vizios  i  procurando  en  todo  solo  el  bien 
i  consuelo  de  las  Almas  diziendo  con  mas  propiedad:  <Da  mihi  ani- 


46 

mas  cetera  tolle  tibi.»  Por  lo  qual  siendo  tan  conocido  como  esperi- 
mentado  lo  ntil  i  proneohoso  que  son  dhos  RR.  PP.  en  estos  Reinos 
los  tenso  por  mas  que  preciosos  mui  nezesarios  i  que  se  deuen  a 
raaior  honrra  y  gloria  de  Dios  nnantener,  fomentar  ayudar  y  con- 
seruar  como  hasta  aqui  en  su  Apostolino  Instituto  regla  y  obser- 
vante vida  con  su  umiUle  pobre  onesto  y  rreligioso  hauito  por  el 
de  las  gentes  tan  amados  como  por  tal  diuissa  todos  distinguidos 
arreglándose  sin  duda  al  Conssejo  del  Apóstol  en  bevStirse  un  Haui- 
to de  compasión  y  misericordia  para  con  los  hombres  y  por  eso  te- 
nidos de  ellos  por  electos,  santos  y  amados  de  Dios,  ad  CoUs.  3  v.  12. 
«Ynduite  vos  siout  electi  Dei  sanoti  dillecti  viscera  misericordiae>, 
palabrp.s  que  acomodo  con  propiedad  san  Anselmo  a  estos  Apostó- 
licos varones  diciendo:  «Quando  quidem  induere  debetis  novum 
hominem  id  est  novae  conversationis  sicut  electi  Dei  id  est  Dei  Sa- 
pientia  precogniti  et  a  masa  perdendorum  separati  atque  ad  uitam 
aeternam  praeordinati». 

Por  todo  lo  cual  hallo  ser  esta  santa  y  apostólica  religión  la  que 
en  breues  clausulas  descriuio  el  Apóstol  Santiago  para  rrefugio  as- 
silo  y  consuelo  espiritual  de  las  gentes  escogida  por  el  Padre  Eter- 
no y  su  Unigénito  Hijo  Jac.  E.  27:  Religio  munda  et  immaculata 
apud  Deum  et  Patrem  haec  est  visitare  pu pillos  et  viduas  in  tribu- 
latione  eorum  et  immaculatam  se  custodire  ab  hoc  saeculo».  Y  ha- 
llo ser  la  que  estudiando  en  el  culto  sagrado  de  la  cruz  nuevas  in- 
venciones de  ganarle  a  Dios  las  Almas  por  medio  de  santas  morti- 
ficaciones cogiendo  en  ellao  fruto  opimo  de  la  Cruz  en  racimos  de 
Almas  que  a  Dios  consagran,  se  aseguran  las  combersiones  de  gen- 
tiles se  aumenta  en  los  pecadores  el  arrepentimiento  se  fertilizan 
con  la  lluvia  de  su  predicación  las  tierras  y  ponen  en  escarmiento 
las  ciudades  y  esta  que  logra  eu  tauto  beneficio  sus  consuelos  que 
logran  los  mismos  RR.  PP.  por  de  la  Cruz  llamados  que  dijo  el  doc- 
tissimo  Viuien  de  esta  sagrada  religión:  « Justi  qui  ia  hoc  mundo 
gemunt  ferunt  crucem  student  mor>ificationi  penitentiam  agunt  in 
judicio  letabuntur  tamquam  de  sua  salute  secui-i  quam  media  cru- 
ce sibi  compararunt»,  que  es  lo  que  de  dichos  Padre  se  le  ofreze 
dezir  de  lo  mucho  que  pudiera  y  todo  lo  dho  de  sus  Paternidades 
lo  pudiera  comprobar  con  casos  y  sucesos  vistos  y  esperimentados 
que  no  refiere  por  arreglarse  a  los  términos  de  este  corto  papel  y 


4? 

para  que  haga  fee  y  se  le  de  entero  y  deuido  crédito  assi  lo  informa 
y  certifica  en  la  manera  que  puede  i  deue  y  el  derecho  le  conzede  y 
residiendo  como  reside  en  su  merced  la  Autoridad  de  tal  Vicario  in 
capite  y  Juez  eclesiástico  de  esta  dha  Ciudad  i  toda  su  jurisdizion 
su  merced  para  su  maior  firmeza  i  rrebalidacion  interponía  e  inter- 
puso su  autoridad  y  judicial  decreto  en  quanto  puede  y  no  en  mas 
y  a  maior  abundamiento  me  mando  a  mi  el  ynfrascrito  Notario  re- 
ceptor asi  lo  certifique  y  firme  fho  en  la  ciudad  de  Santiago  de  Que- 
rettaro  a  seis  dias  del  mes  de  Diziembre  de  mili  settecientos  y  ocho 
años.  Br.  Pheiipe  de  las  Cassas. 

En  cuyo  obedezimiento  yo  el  Br.  Juan  de  Cassaos  Presuitero 
de  este  Arzobispado  y  vezino  de  esta  dha  ciudad  Nottario  receptor 
del  juzgado  eclesiástico  de  ella  por  el  iJlmo.  y  Exmo.  Sr.  Arzobispo 
Diüzessano  zertifico  en  toda  forma  de  derecho  y  manera  que  haga 
fee  como  los  RR.  PP.  Apostólicos  cumplen  esactisimamente  con  su 
instituto  y  dho  Sr.  Vicario  in  capite  y  Juez  eclesiástico  dize  e  ynfor- 
ma  de  dhos  Padres  es  cierto  y  la  verdad  patente  y  manifiesta  a  to- 
dos y  de  ser  dho  señor  Br.  Dn.  Pheiipe  de  las  Cassas,  Presuitero  de 
este  Arzobispado  y  vecino  de  esta  ciudad  tal  V^icario  in  capite  y 
que  obtiene  los  ofizios  que  dize  y  de  ser  su  nombre  y  firma  la  de 
arriba.  Assi  lo  zertifico  fho  ut  supra,  siendo  testigos  los  B':^»  Da 
Francisco  Sánchez  Guttierrez.  Dn.  Diego  de  Mendoza  y  Subia  y  Dn. 
Joseph  de  la  Parra.  Presuiteros  y  vezinos  de  esta  ciudad.  En  testi- 
monio de  verdad  lo  firme  Br.  Juan  de  Cassaos  Notario  receptor. 

Don  Pedro  López  del  Águila  Corregidor  de  esta  ciudad  de  San- 
tiago de  Cretaro  y  theniente  de  Capitán  General  en  ella  por  S.  M. 
Dn.  Domingo  de  la  Sier  y  Dn.  Joseph  de  Urtiaga  Alcalde  ordinario 
de  ella  Dn.  Juan  de  Santa  María  Alguacil  mayor  Dn.  Pedro  Balleste- 
ros escribano  publico  y  maior  de  Cauildo  y  rrexístros  Lázaro  de 
Vitorica  y  Solartte  escribano  Real  y  Publico  y  Domingo  de  Viuan- 
00  escribano  Publico  ministros  que  componemos  esta  ciudad  por 
no  hauer  de  presente  rexidores  capitulares  en  ella  zertíficamos  en 
la  mas  bastante  forma  que  de  derecho  lugar  aia  como  desde  la  fun- 
dación del  Coilejio  Apostólico  de  la  santísima  Cruz  de  los  milagros 
de  esta  Ciudad  que  ea  de  religiosos  misioneros  Apostólicos  de  nro 
P.  S.  francisco  ouio  instituto  es  de  Propaganda  fide.  el  empleo  de 


4S 
sus  religiosos  a  ssido  y  es  en  continuadas  missiones  en  esta  ciudad 
y  en  todas  las  de  la  Nueva  españa  dirigidas  en  bien  de  las  almas  y 
consuelo  de  todos  los  fieles  chatolicos  con  su  buena  doctrina  y  en  se 
ñanza  asistiendo  a  todas  oras  de  dia  y  de  noche  a  las  confessiones  de 
los  fieles  catholicos  de  esta  ciudad  y  fuera  de  ella,  esplicando  en  los 
pulpitos  de  las  iglesias  y  fuera  de  ellas  la  doctrina  cristiana  y  el  san- 
to evangelio  persuadiendo  la  observancia  de  nra.  santa  fee  catholi- 
ca  en  el  cumplimiento  de  los  santos  Mandamientos  de  ella,  mante- 
niendo el  pondus  de  su  apostólica  vida  con  general  exemplo  con  su 
continua  charidad  amor  y  vigilancia  con  que  se  ocupan  en  su  ssan- 
to  instituto  siendo  como  es  publico  y  notorio  el  crecido  fruto  de  su 
buena  doctrina  y  exemplar  bida  dirigida  siempre  al  sseruicio  de 
Dios  nro.  Señor  amor  y  charidad  en  los  próximos  procurando  siem- 
pre la  paz  y  unión  de  todos  para  el  mayor  seruicio  y  agrado  de 
Dios  nro.  Señor  mostrando  en  sus  operaziones  lo  ardiente  de  sus 
deseos  en  todo  lo  que  es  del  agrado  de  su  Divina  Majestad  llevan- 
do el  pondus  de  su  instituto  apostólico  con  suma  charidad  amor  y 
umildad  que  no  les  desfalleze  su  ssanto  zelo  ni  la  distancia  de  unos 
a  otros  lugares  ni  las  incomodidades  de  los  caminos,  tan  dilatadas 
ambres  y  nezesidades  que  experimentan  y  rrigores  de  los  tiempos 
en  su  acostumbrada  desnudes  y  pobreza  de  que  se  visten  desnudán- 
dose de  todos  los  bienes  terrenos  y  anclando  solo  al  bien  de  las  al- 
mas siendo  luz  Norte  y  guia  para  la  salvación  de  ellas  aplicándose 
todos  en  las  grandes  conuersiones  de  ynfieles  assi  en  los  Reinos  de 
Goatemala  hazia  la  parte  del  Sur  como  en  estos  hazia  la  del  Norte 
en  el  nueuo  Reino  de  León  y  Gouierno  de  Coahuila  donde  se  man- 
tienen en  sus  conquistas  con  rrepetidos  trauaxos  e  incomodidades  y 
siempre  en  la  continua  tarea  de  su  Apostólico  iubtituto  siendo  pu- 
blico y  notorio  el  gran  fruto  de  su  doctrina  en  las  infinitas  conuer- 
siones de  ynfieles  que  rreduzidos  a  nra.  santa  fee  catholica  e  ins- 
truidos en  ella  gozan  el  singular  venefizio  con  el  agua  del  santo 
Bapttismo  perseuerando  estos  en  la  obserbancia  de  nra.  santa  fee 
cattholica  sin  que  dhos  religiosos  Apostólicos  aspiren  en  ninguna 
cossa  á  premios  ni  combeniencias  terrenas  sino  solo  al  cumplimien- 
to de  su  santo  instituto  y  seruicio  y  agrado  de  la  Diuina  Magí*  en 
que  se  aumenten  los  fieles  y  logren  sus  Almas  numerarse  entre  las 
escogidas  lo  qual  nos  conssta  ser  assi  y  publico  y  nottorio  en  todos 


49 
éstos  Rdnos  y  para  qne  conste  donde  oonuenga  damos  la  presente 
en  esta  Ciudad  de  Santiago  de  Qaerettaro  en  siete  días  del  mes  de 
Nouíembre  de  mili  setecientos  y  ocho  años  siendo  testigos  Dn.  Jo- 
seph  de  Villa  s?"^  (sic)  francisco  de  Perea  y  Diego  Vegil  pressenttes 
Dn  Pedro  López  del  Águila.  Domingo  de  la  Sier.  Dn  Joseph  de  Ur- 
tiaga.  Juan  de  santa  Maria.  Lázaro  de  Vitorica  y  Solarte.  Domingo 
de  Vibanco. 

Concuerda  este  testimonio  con  los  ynstrumentos  que  de  suso 
se  a  echo  mención  que  debolbí  á  la  parte  los  originales  á  que  me 
remito  y  de  dho  pedimento  y  mandamiento  doy  el  presente  en  la 
ciudad  de  Santiago  de  Queretaro  á  tres  dias  del  mes  de  Febrero  de 
mili  setecientos  y  nueve  años  siendo  testigos  Juan  Gallegos  francis- 
co de  Vitorica  y  Joseph  de  Quadros.  Y  va  este  testimonio  en  estas 
veinte  y  dos  foxas  la  primera  en  papel  de  sello  quarto  y  las  demás 
en  el  común. 

Y  hago  mi  signo  (esta  la  señal)  en  ttestimonio  de  verdad. 
Lázaro  de  Vittorica  y  Solartte,  escribano  Real  y  publico. 

(rubricado). 

Los  escriuanos  que  aqui  firmamos  certificamos  que  Lázaro  de 
Vittorica  y  Solartte  de  quien  parees  va  signado  y  firmado  el  testi- 
monio de  esta  y  las  foxas  antecedentes  es  tal  escribano  fiel  legal  y 
de  confianza  y  a  todos  los  autos  y  demás  instrumentos  que  ante  el 
suso  dho  han  pasado  y  pasan  se  les  ha  dado  y  da  entera  fee  y  cré- 
dito en  juicio  y  fuera  de  el,  y  para  que  conste  donde  convenga  da- 
mos la  presente  en  esta  ciudad  de  Santiago  de  Queietaro  en  quatro 
dias  del  mes  de  Febrero  de  mili  settecientos  y  nuebe  años. 
Siguen  las  rúbricas  y  las  firmas  de  dos  escribanos  mayores. 

Arch.  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  Sign.  62-2—29. 


II 


IlN  0)  el  nombre  de  la  Beatísima  Trinidad,  Dios  Padre,  Hijo  y  Es- 
píritu Santo  comienza  el  diario  derrotero  de  la  entrada  y  viaje  que  el 
año  1709  hizo  y  emprendió  el  R.  P.  Fr.  Antonio  de  Olivares^  predicador 
apostólico,  comisario  del  santo  oficio  y  actual  guardián  del  colegio  de 
la  santa  Cruz  de  Querétaro,  en  compañía  del  P.  Fr.  Pedro  de  Espinof^a, 
predicador  apostólico  y  ministro  misionero  de  la  misión  de  8.  Juan 
Bautista  del  Rio  Grande  del  Norte,  asistidos  del  cabo  caudillo  del 
presidio  del  río  Grande  del  Norte,  que  lo  es  el  capitán  Dn.  Pedro  de 
Aj^uirre,  con  el  número  de  14  militares  de  su  compañía,  por  orden 
que  para  lo  dicho  expidió  el  Exmo.  Sr.  Duque  de  Alburquerque, 
Virrey,  Gobernador  y  Capitán  Gral,  de  esta  Nueva  España,  etc. 

El  día  5  de  abrii,  viernes,  después  de  medio  día,  salió  el  Real 
acompañado  en  demanda  del  río  de  S.  Marcos,  y  pasado  el  río  del 
Norte,  que  traía  mucho  menos  agua  que  la  de  siempro,  paramos  en 
un  sitio  que  llaman  el  Real  del  Cuervo,  donde  solo  hay  charcos  de 
agua  llovediza,  gruesa  y  algo  salada.  Caminó  el  Real  este  día  cua- 
tro leguas. 

El  día  6  de  dieho  mes  caminamos  al  rumbo  del  Este,  pasando 
por  tierra  llana  y  algunos  mezquites.  Hay  aquí  un  arroyo  seco,  to- 
do de  encinales  en  el  medio,  y  después  de  un  montecillo  de  mezqui- 
tal  se  atravesó  por  unas  lomas  tendidas  de  arenales  con  buenos  pas- 
tos. Llegamos  á  un  ojo  de  agua  pequeño,  aunque  permanente,  don- 

(1)  Lo  que  sigue  se  ha  juzgado  más  oportuno  variar  la  ortografía  antigua,  guardando  escrupu- 
losamente el  sentido  y  el  orden  del  autor. 


51 

de  hay  abundancia  de  robaletes,  bagres  y  mojarras,  que  nos  hicie- 
ron aunque  de  paso  la  costa.  Anduvo  el  Real  este  día  8  leguas. 

Domingo  7  del  dicho,  estando  ya  formada  enramada  para  cele- 
brar el  santo  sacrificio  de  la  misa  no  se  efectuó  por  el  mucho  aire 
que  se  levantó,  temiendo  alguna  irreverencia,  y  caminamos  por  ve- 
reda abierta  pasando  por  un  montecillo  de  mezquites,  y  bajamos  al 
arroyo  de  Caramanchel,  el  cual  en  dos  bra/os  que  tiene,  estaba  se- 
co. Hay  en  él  fresnos  en  abundancia,  olmos  y  mucha  alfalfa.  Salido 
del  arroyo  todo  es  tierra  llana  hasta  el  río  de  las  Nueces,  cuya  agua 
es  delgada  y  clara.  Tiene  muchos  fresnos,  olmos  y  nogales  y  mucha 
abundancia  de  yerba  de  Cocolmecalt,  de  cuyas  espinas  tocó  por  es- 
pinosa el  escribano  alguna  parte.  Hay  abundancia  de  pescado  que 
comimos.  Hallamos  este  día  3  indios  de  la  nación  pacuasián  que  an- 
daban cazando  ratones.  Otros  indios  que  dieron  al  llegar  nosotros  á 
dicho  río  un  humazo,  no  parecieron  más  por  la  espesura  de  árboles 
de  la  orilla.  Anduvimos  este  día  5  leguas. 

Lunes  8  del  dicho  salimos  de  sobredicho  paraje  y  caminando 
por  tierra  llana  como  una  legua  al  rumbo  del  Este  pagamos  como 
otras  dos  leguas  por  un  monte  de  mezquites  y  un  ahiladero  de  espi- 
nas y  abrojos  bien  penoso,  aunque  había  vereda.  Llegamos  al  paso 
del  río  de  las  Nueces,  cuya  amenidad  de  diversos  árboles  de  mora- 
les, olmos  y  encinales  alegraban  el  paraje.  Corría  bastante  agua  por 
dicho  río,  que  es  buena  y  delgada.  Pasadas  diversas  cañadas  muy 
amenas  y  montes  claros  de  mezquitales  llegamos  á  un  arroyo  de  en- 
cinos seco.  De  aquí  fuimos  á  parar  al  río  Sarco,  ó  como  dicen  los 
indios,  río  frío.  Aquí  hallamos  algunos  indios,  dos  de  ellos  Xarames 
y  los  otros  Pacuasián;  serían  como  20  personas.  Anduvo  el  Real  es- 
te día  7  leguas. 

Martes  9  pasamos  por  un  mezquital  pequeño  y  por  tierra  llana 
al  rumbo  del  N.  E.  Llegamos  al  río  Jondo  que  estaba  cortado,  y  pa- 
sando este  día  por  el  mismo  rumbo  llegamos  al  arroyo  de  Chapa, 
que  tiene  abundancia  de  sabinos,  olmos  y  encinales,  estando  toda 
la  tierra  de  flores  como  en  abril,  y  pasando  adelante  paramos  por 
este  mismo  arroyo  arriba  como  dos  leguas  al  rumbo  del  Norte.  Hu- 
bo en  el  camino  caza  de  gallinas  de  la  tierra  y  de  7  que  se  cogieron 
se  abasteció  el  Real  de  carne,  habiendo  caminado  este  día  9  leguas" 

Miércoles  10,  pasando  algunas  cañadas  de  mezquitales  y  de  enci- 


52 
nalep,  llegamos  al  arroyo  que  llaman  del  Chiltipiquie,  que  estaba 
seco.  Pasamos  por  unas  llanadas  como  3  leguas  al  rumbo  del  Este» 
y  por  unos  encinales  Hedimos  por  el  mismo  rumbo  al  arroyo  de  los 
Robalos  que  tenía  algunos  charcos  de  agua.  Anduvo  este  día  el 
Real  8  leguas. 

Jueves  11  salimos  de  dicho  paraje  en  demanda  del  río  de  Medi- 
na por  el  rumbo  del  Este.  Lle'/amos  á  dicho  río,  y  pasando  de  la 
otra  banda  en  una  placeta  que  hace  el  mismo  río,  encontramos  con 
la  ranchería  de  los  Payayas  que  no  eran  muchos  en  número.  Este 
río  está  lleno  de  nogales,  sustento  cuotidiano  de  las  naciones  que  lo 
habitan.  Hay  muchos  álamos  verdes  y  blancos,  olmos  y  otra  diver- 
sidad de  árboles  que  lo  hermosean.  De  aquí  tomamos  razón  para 
nuestra  derrota  en  demanda  del  río  de  S.  Marcos.  Paramos  en  este 
mismo  puesto,  habiendo  andado  este  día  5  leguas. 

Viernes  12  salimos  por  el  rumbo  del  Este  por  una  llanada,  y  á 
distancia  de  3  leguas  cerca  del  sobredicho  río  encontramos  con  al- 
gunos indios  Payayas  y  otros  5  de  la  nación  Pampoa,  que  iban  á  la 
ranchería  de  los  Payayas.  Pasando  segunda  vez  el  río  de  Medina 
caminamos  á  vista  de  dicho  río  hasta  llegar  á  la  ranchería  de  dichos 
indios  Pampoas,  donde  fué  preciso  pasar  tercera  vez  el  río,  y  para- 
mos de  la  otra  banda  de  él,  y  en  este  paraje  tomamos  razón  de  los 
aguajes  para  proseguir  nuestro  viaje,  y  llevamos  un  indio  por  guía 
de  dicha  nación  á  caballo,  y  doce  indios  Pampoas  se  fueron  con  nos- 
tros  á  pió.  Anduvimos  este  día  5  leguas. 

Sábado  13  salimos  por  el  rumbro  del  Este  por  algunas  cafiadas 
de  encinales  y  mezquites  y  algunos  robles  hasta  llegar  al  arroyo  de 
León,  que  tenía  agua  corriente  y  le  pasamos  un  tiro  de  escopeta,  de 
donde  pasó  el  general  Dn.  Gregorio  Salinas  años  pasados.  Atrave- 
samos un  llano  grande  por  el  mismo  rumbo,  y  entrando  en  un  mez- 
quital  y  algunos  encinales  dimos  en  una  acequia  de  agua  muy  po- 
blada de  árboles,  que  era  suficiente  para  un  pueblo,  y  toda  llena  de 
tomas  de  agua  por  estar  allá  la  acequia  y  colgadas  las  tierras.  Pusí- 
mosle  por  nombre  el  agua  de  S.  Pedro,  y  á  poca  distancia  encotra- 
mos  mucha  frondosidad  de  árboles  de  nogales  muy  altos,  álamos, 
olmos  y  otros  de  morales,  que  se  riegan  con  el  agua  de  un  ojo  cuan- 
tioso que  salía  donde  estaba  una  populosa  ranchería  de  indios  de 
las  naciones  Siupán,  Chaulaames  y  algunos  Sijames,  que  por  todos 


53 

serían  número  de  500  personas  por  chico  y  grande.  Es  el  río  que  se 
forma  de  dicho  ojo  de  agua  apto  para  fundar  no  pueblo  sino  ciu- 
dad, por  las  muchas  comodidades  de  tierra  colgada,  y  por  ir  some- 
ro dicho  río,  á  quien,  por  no  tener  puesto  nombre  por  nuestros  es- 
pañoles, le  pusimos  el  río  de  S.  Antonio  de  Padua.  De  esta  nación, 
habiéndoles  repartido  á  todos  tabaco,  sacamos  4  indios  que  nos 
guiaron,  y  pasado  un  monte  de  mezquital  llegamos  á  un  arroyo  de 
agua  salobre,  y  paramos  de  la  otra  banda  de  él,  habiendo  caminado 
este  día  8  leguas. 

Domingo  14  de  abril  en  una  enramada  se  celebró  el  santo  sacri- 
ficio de  la  misa,  y  después  de  ella  salimos  por  el  rumbo  del  N.  E.  en 
demanda  del  río  de  Guadalupe,  pasando  por  tierra  llana,  aunque 
con  algunos  mezquites,  y  dimos  con  un  brazo  del  río  de  Guadalupe, 
pasando  antes  un  arroyo  hondo  que  tenía  algunos  charcos  gran- 
des. De  aquí,  teniendo  noticiáis  del  otro  brazo  del  río,  fuimos  en  de- 
manda de  él  al  rumbo  del  N.  E.  y  á  veces  al  Este,  pasando  un  monte 
de  mezquitales  y  encinas  muy  espesas,  y  salimos  á  unas  lomas  llanas 
hasta  llegar  al  otro  brazo  de  dicho  río  de  Guadalupe,  que  es  muy 
fértil,  ameno  y  con  mucha  abundancia  dé  agua  muy  clara  y  delgada, 
y  al  entrar  al  río  por  ir  á  la  orilla  con  fuerza  dio  vuelta  el  caballo 
de  un  soldado  y  se  bañó  sin  gana  y  salió  bien  fresco  y  remojado,  y 
otros  dos  por  librarle  tocaron  del  agua  sin  pensarlo.  Hay  abundan- 
cia de  sabinos,  olmos,  álamos,  sauces  y  otros  árboles.  En  el  río  hay 
diversidad  de  peces  que  gustamos  y  caimanes  que  se  han  visto  por 
nuestros  españoles,  con  mucha  abundancia  de  gallos  de  la  tierra, 
vulgo  guijolotes,  y  habiendo  disparado  para  cazarlos  dos  escopetas, 
la  una  hizo  efecto  en  la  mano  del  cazador  y  no  en  la  caza.  Estuvi- 
mos aquí  esperando  á  los  indios  de  nación  Sanac  para  tomar  ra- 
zón de  los  Tejas,  que  los  habíamos  enviado  a  llamar  y  no  vinieron. 
Paramos  de  la  otra  banda  de  dicho  río,  habiendo  caminado  9  leguas. 

Lunes  15  salimos  de  dicho  río  en  demanda  del  río  de  S.  Marcos 
por  el  rumbo  del  N.  E.  por  algunos  mezquitales,  dando  humazos 
para  ver  si  encontrábamos  alguna  gente,  y  pasando  llanos  y  lomas 
tendidas  se  cazaron  dos  guijolotes  que  nos  hicieron  buen  estóma- 
go, y  llegamos  al  río  de  S.  Marcos,  habiendo  venido  siempre  á  vista 
de  las  lomas,  que  fué  la  causa  de  llegar  tan  breve  á  dicho  río,  por 
habernos  subido  mucho  hacia  las  lomérías.  Dicho  río  es  muy  ame- 


54 

DO,  Heno  de  nogales,  olmo¡?,  morales  y  álamos  muy  crecido^:.  Cami- 
namos este  día  hasta  el  río  de  S.  Marcos  6  leguas. 

Martes  16  pasamos  el  río  de  S.  Marcos  muy  cerca  de  donde  na- 
ce, que  estará  su  manantial  del  paso  dos  tiros  de  arcabuz,  y  tirando 
por  el  rumbo  del  Este  por  un  monte  de  mezquital  y  algunos  olmos, 
llegamos  como  distancia  de  dos  leguas  á  un  arroyo  que  tiene  agua 
aunque  no  mucha,  y  le  pusimos  por  nombre  S.  Rafael,  príncipe  so- 
berano, á  quien  encomendamos  el  acierto  todo  de  nuestro  viaje. 
Tiene  dicho  arroyo  muchos  encinos  y  algunos  olmos  y  se  cae  á  él 
desechando  la  cinta  de  las  lomas.  Pasado  dicho  arroyo  salimos  á 
unas  lomas  tendidas  al  rumbo  del  N.  E.  y  á  veces  al  Este,  y  en  me- 
dio de  una  llanada  hace  una  mata  de  encinos,  donde  hay  un  ojo  de 
agua  pequeño  cerca  de  dicho  arroyo.  Pasadas  las  lomas  llegamos  á 
un  arroyo  que  por  las  muchas  garrapatas  que  hay  le  pusimos  por 
nombre  el  arroyo  délas  Garrapatas,  y  todos,  aunque  contra  su  vo- 
luntad, cargaron  muchas  de  ellas.  Paramos  este  día  en  este  arroyo, 
y  se  cogió  un  cíbolo  que  á  caso  le  vio  un  indio  que  llevábamos,  y 
aunque  algo  flaco  hizo  la  costa.  Anduvimos  este  día  8  leguas. 

Miércoles  17  salimos  en  demanda  del  río  Colorado  ó  del  Espíri- 
tu Santo,  que  es  todo  uno,  al  rumbo  del  N.  E.,  por  ver  si  encontrá- 
bamos algunos  indios  que  nos  diesen  razón  de  los  Tejas.  Viendo  que 
los  indios  de  nación  Siupán  nos  habían  dicho  no  saber  de  ellos,  y  á 
distancia  de  5  leguas  ya  para  llegar  al  río  de  Espíritu  Santo,  vio  la 
guía  cuatro  cíbolos,  y  en  poco  tiempo  cayeron  todos  en  manos  de 
los  soldados,  que  como  sayones  hicieron  anatomía  de  ellos,  prove- 
yéndose el  Real  de  carne,  y  paramos  cerca  de  dicho  río,  habiendo 
caminado  5  leguas. 

Jueves  18  de  abril,  habiendo  dado  un  humazo  por  ver  si  nos 
respondían  los  indios,  y  no  hallando  rastros  ni  huella  alguna,  de- 
terminamos salir  á  una  mariscada  de  la  otra  banda  del  río,  y  sali- 
mos con  el  capitán  y  7  soldados,  quedando  otros  7  en  el  Real  que 
quedó  en  la  orilla  del  río,  dejando  orden  que  si  hubiese  alguna  no- 
vedad de  indios  que  llegasen  allí  ú  otra  cosa  digna  de  saberse,  nos 
diesen  humazo  para  acudir  todos  al  Real.  Llegamos  al  río  que  tie- 
ne una  guarda  de  una  y  otra  parte  de  árboles  frondosísimos,  de  no- 
gales, fresnos,  álamos,  olmos,  sauces  y  parras  silvestres  mucho  más 
altas  y  gruesas  que  las  de  Castilla.  Tiene  unos  arenales  que  es  la 


55 

seftal  hasta  donde  crece  y  tiene  cuasi  un  cuarto  de  legua,  y  es  el 
agua  de  las  mejores  que  encontramos.  A  la  salida  del  río  hace  una 
placeta  cercada  de  árboles  como  de  media  legua,  donde  hallamos 
en  forma  de  media  luna  una  ranchería  despoblada  que  sería  más  de 
150  jacales  redondos,  pero  grandes  y  bien  hechos.  Allí  de  paso  ha- 
llamos 4  sepulturas  cubiertas  con  palos,  y  2  de  ellas  aun  expelían 
mal  olor  y  parecían  frescas.  Pasamos  dicha  placeta  y  tiramos  con  el 
indio  guía  por  el  rumbo  del  Este  por  unos  montes  todos  de  robles 
que  tendrían  de  longitud  como  6  leguas.  Buscando  indios  pasamos 
segunda  vez  sobre  dicho  río  y  caminando  al  rumbo  del  N.  E.  á 
vista  siempre  del  río  como  2  leguas  nos  volvimos  á  parar  a  unos 
charcos  no  lejos  del  río,  porque  era  tanto  el  monte  que  se  nos  ofre- 
ció á  la  vista  que  no  podíamos  atravesarlo.  Anduvimos  este  día  9 
leguas. 

Viernes  19,  habiendo  pasado  mucho  frío  aquella  antecedente 
noche  y  estando  en  determinación  de  venirnos  por  la  otra  orilla 
del  río  que  no  habíamos  registrado,  pareció  á  algunos  de  los  que 
iban  que  era  humo,  uno  que  habían  visto  por  la  orilla  del  río  de  la 
parte  que  habíamos  registrado.  Pasamos  el  río  á  reconocer  el  hu- 
mo, y  no  había  rastro  de  serlo  ni  huella  de  gente  ni  de  bestias,  solo 
sí  había  caminos  hondos  y  veredas  en  abundancia  del  ganado  de 
cíbolo  que  pasaba  el  río.  Por  uno  y  otro  lado  encontramos  atajos 
de  ellos  en  abundancia,  causándonos  admiración  el  ver  tantos, 
cuando  del  río  de  S.  Marcos  hasta  el  río  Grande  no  se  halla  ni  aun 
huellas  antiguas.  Viendo  no  haber  gente  nos  volvimos  desechando 
el  monte,  por  donde  habíamos  ido,  y  en  el  camino  mataron  los  sol- 
dados tres  vacas  y  tres  becerritos  de  cíbola.  Cargaron  con  la  carne 
que  pudieron,  y  á  este  tiempo  vimos  levantarse  un  humazo  de  la 
parte  donde  dejamos  el  Real  y  caminando  para  el  sobredicho  río 
de  paso  se  toreó  un  cíbolo  que  nos  divirtió  un  breve  rato,  y  a  pues- 
tas de  sol  aunque  perdidos  caímos  al  paso  del  río  y  le  pasamos  j-^a 
noche,  y  al  llegar  al  Real  hallamos  en  él  al  capitán  Cantona  que  es 
un  indio  muy  conocido  de  nuestros  españoles,  y  con  él  más  de  40  in- 
dios, los  más  de  nación  Yojuan,  algunos  Simomos  y  otros  Tusonibi, 
los  cuales  llegaron  el  viernes  por  la  mañana  con  otros  muchos  que 
se  habían  vuelto  á  la  ranchería,  que  harían  número  de  77  personas, 
y  salieron  del  río  unos  tras  otros  con  una  cruz  de  otate  bien  labra- 


56 
da,  y  tras  el  indio  crucifero  tres  indios,  cada  uno  con  una  imagen 
de  Nra.  Sra.  de  Guadalupe,  dos  de  piacel  y  otra  de  estampa  anti- 
guas, y  al  llegar  todos  hacían  demostraciones  de  paz,  unos  se  incli- 
naban, otros  llegaban  á  los  españoles  y  les  llegaban  al  rostro  y  bra- 
zos y  les  estregaban,  que  es  el  modo  de  mostrar  ellos  su  alegría  y 
halagos  para  con  los  que  aman.  Allí  estuvieron  hasta  que  llegamos 
los  dos  religiosos  y  el  capitán,  y  dieron  su  razonamiento  en  esta  for- 
ma: Que  viendo  dos  indios  mocetones  el  humazo  que  antes  de  llegar 
al  río  habíamos  dado,  llegaron  á  reconocerle,  y  siguiendo  nuestra 
huella  llegaron  de  noche  á  donde  estaba  el  Real,  y  juzgando  ser  in 
dios  apaches  los  que  ailí  estaban,  estuvieron  acechando  con  cuida- 
do, y  con  el  reflejo  de  la  lumbre  vieron  colorear  la  ropa  del  alfét-ez 
que  era  una  almilla,  y  conocieron  ser  españoles  por  haberlos  visto 
en  otra  ocasión,  cuando  entraron  á  la  provincia  de  los  Tejas.  Fue- 
ron estos  dos  á  dar  aviso  á  la  ranchería  que  estaba  distante  4  le- 
guas, y  á  la  mañana  del  viernes  vinieron  todos  en  la  forma  que  que- 
da dicha,  y  declararon  que  estuvieron  con  mucho  temor  de  llegar  á 
donde  estaba  el  Real,  mas  por  último  se  resolvieron.  Luego  que 
nos  apeamos  de  las  bestias  nos  abrazaban  los  indios  con  muchas  de- 
mostraciones de  alegría.  Les  hicimos  el  agasajo  que  se  pudo,  repar- 
tiéndoles tabaco,  que  es  el  mejor  regalo  para  ellos,  y  se  quedaron 
con  nosotros  aquella  noche  con  mucho  regocijo,  no  queriendo  irse  á 
su  ranchería  por  quedar  con  los  españoles. 

Viendo  que  nuestras  diligencias  en  caminar  hasta  muy  cerca 
del  arroyo  de  los  Otates  no  habían  surtido  efecto  de  encontrar  con 
loa  Tejas,  y  sabiendo  que  el  indio  capitán  de  los  Yojuanes  llamado 
Cantona  entra  y  sale  á  los  Tejas  con  su  gente,  preguntamos  con  es- 
pecial cuidado  por  dichos  indios  y  que  si  era  verdad  que  habían 
dejado  su  tierra  y  venido  al  río  de  S.  Marcos  a  poblarse;  á  lo  cual 
respondieron  que  los  indios  Asinai,  vulgo  Tejas,  estaban  en  su  tie- 
rra, donde  siempre  habían  vivido,  y  que  no  habían  salido  á  sem- 
brar donde  les  preguntamos,  que  solo  salían  algunos  á  hacer  carne 
de  cíbolo  en  aquellos  medios  del  río  Colorado  y  su  tierra,  é  instán- 
doles si  sabían  bien  ser  esto  verdad,  estuvieron  siempre  en  lo  di- 
cho y  aun  dijeron  más,  que  el  indio  Bernardino  que  es  un  indio 
Teja,  ladino  y  que  ha  estado  en  México  y  muchos  años  entre  espa- 
ñoles, era  gobernador  de  todos  los  Tejas,  y  que  esto  lo  sabían  bien. 


57 
Todo  lo  Cual  nos  sirvió  por  una  parte  de  pena,  porque  deseábamos 
encontrar  con  los  Tejas,  y  por  otra  parte  de  salir  de  la  duda  en  que 
estábamos  de  saber  de  dichos  indios  Tejas.  Dijeron  también  que 
desde  donde  estábamos  estaría  tres  días  de  camino  la  población  de 
los  Tejas,  y  por  no  llevar  intención  de  detenernos  más  tiempo  ni  ha- 
llarse el  capitán  de  los  militares  con  las  necesarias  prevenciones 
para  pasar  adelante  y  también  porque  él  que  es  gobernador  de  los 
Tejas  dicen  cuantos  le  conocen  ser  muy  desafecto  á  las  cosas  de  la 
fé  y  nunca  haberle  podido  reducir  á  que  no  viviese  como  bruto  in- 
cestuosamente, y  también  haber  salido  huyendo  de  las  misiones  del 
río  Grande  con  unas  indias  que  había  depositadas.  Todo  lo  cual  fué 
remora  á  nuestros  pasos.  Anduvimos  ei  dia  que  esto  sucedió  por 
tierra  doblada  y  robles  9  leguas. 

Sábado  20,  estando  en  ánimo  de  venir  marchando  para  el  río 
Grande,  nos  dijeron  sobredichos  indios  que  mirásemos  él  que  de- 
seaban sus  mujeres,  hijos  y  toda  la  gente  que  no  había  venido  á 
vernos,  y  que  quedarían  muy  tristes  y  desconsolados.  Viendo  nos- 
otros sus  instancias  y  juzgando  estarían  cerca,  caminamos  acompa- 
ñados de  los  indios,  dejando  algunos  soldados  en  ei  Real  al  rumbo 
del  N.  E.  como  4  leguas,  y  llevaban  los  soldados  la  cruz  de  Otate  y 
las  tres  imágenes  de  Nra.  Sra.  de  Guadalupe  que  habían  traído  los 
indios.  Iba  el  capitán  Cantona  en  un  caballo,  tijitolies  á  sus  indios 
de  que  le  estimaban  mucho  los  Padres  y  españoles,  porque  le  ha- 
bía dado  el  capitán  de  ios  españoles  un  bastón  con  casquillo  de 
plata  y  que  quisiesen  mucho  a  los  españoles.  Llegamos  en  esta  for- 
ma á  vista  de  los  jacales,  y  salió  un  indio  á  caballo  á  encontrarnos, 
y  al  punto  dio  la  vuelta  á  avisar  á  los  otros  indios  que  al  punto  sa- 
lieron en  tanta  multitud  á  recibirnos  que  era  motivo  do  ternura  el 
verlos,  porquu  no  salió  indio  alguno  con  flechas  siuo  con  las  manos 
alzadas,  otros  en  cruz,  algunos  con  su  cuero  pequeño  cubiertos,  y 
los  más  ó  cuasi  todos  desnudos  en  ei  todo.  Apenas  nos  apeamos  del 
caballo  cuando  nos  cercaron  con  tal  tesón  y  porfía  que  no  sabíamos 
á  donde  acudir.  Daban  voces  de  gusto,  nos  abrazaban  y  nos  llega- 
ban al  rostro  y  brazos,  y  luego  hacían  ellos  lo  mismo  en  sus  rostros 
como  untándolos  ó  incorporándose  con  nosotros.  Este  es  el  uso  de 
ellos  cuando  quieren  hacer  á  otros  sus  amigos  ó  parientes,  en  fin 
no  quedó  indio,  india,  ni  muchacho  que  no  tocase  su  halago,  y  has- 

8 


58 
ta  las  criaturas  de  pecho  nos  ponían  que  las  pasásemos  las  manos 
por  el  rostro,  y  menos  no  quedaban  contentos.  Hartas  lá;¿rimas  ver- 
timos al  ver  tanta  multitud  de  almas  sin  luz  y  sin  conocimiento  de 
nuestra  católica  ley,  que  según  los  jacales  que  había  y  por  los  que 
todos  vimos,  serían  dos  mil  almas  las  que  habitaban  aquel  desierto. 
Repartímosles  tabaco  á  todas  las  mujeres  que  se  pudo,  que  para  to- 
das no  hubo  que  juzgamos  no  sería  tanta  gente,  y  á  todos  los  niños 
y  niñas  que  pudimos  les  dimos  un  pedacillo  de  dulce  vulgo  chanca- 
ca, con  que  los  acariciamos,  y  á  no  precisar  la  vuelta  nos  quedára- 
mos los  religiosos  más  tiempo  con  ellos.  Despedímonos  con  harto 
dolor  y  dimos  vuelta  al  Real,  habiendo  caminado  de  ida  y  vuelta  8 
leguas  hasta  después  de  medio  día,  que  venimos  con  bastante  sol  y 
no  poca  hambre. 

Sábado  en  la  tarde  dimos  una  cruz  de  papel  pintada  con  tinta 
lo  mejor  que  se  pudo  al  indio  Cantona  que  vino  con  nosotros,  y  le 
encargamos  mucho  la  remitiese  al  gobernador  de  los  Tejas  dicién- 
doles,  como  les  habíamos  ido  á  buscar,  y  que  saliesen  al  río  Gran- 
de á  nuestras  misiones,  supuesto  que  sabían  donde  estaban,  y  que 
para  que  le  creyesen  les  mostrase  el  bastón  que  tenía,  y  prometió  ha- 
cer todo  lo  que  le  decíamos,  y  hecho  esto  dimos  principio  á  la  vuelta 
para  el  río  Grande  y  venimos  á  parar  al  arroyo  de  las  Garrapatas, 
habiendo  caminado  esta  tarde  2  leguas. 

Domingo  21  se  celebró  en  dicho  arroyo  el  santo  sacrificio  de  la 
misa,  y  después  de  ella  caminamos  por  donde  habíamos  ido  hasta 
llegar  al  río  de  S.  Marcos,  habiendo  de  distancia  9  leguas.  Aunque 
parezca  digresión,  Sr.  Exmo.,  no  dejaré  de  paso  de  hacer  mención 
de  que  sobre  la  fertilidad  de  la  tierra  en  variedad  de  flores,  árboles 
y  frutas  silvestres  se  halla  mucha  abundancia  de  cáñamo  en  los  ba- 
jíos de  las  cañadas  tan  crecido,  que  parece  estar  cultivado,  no  te- 
niendo más  cultivo  que  el  de  la  liberal  mano  que  todo  hermosea. 
Pudiera  hacerse  jarcia  del  que  se  halla  en  los  campos  para  todos 
los  menesteres  de  las  indias.  Muestra  además  de  esto  ser  esta  tierra 
apta  para  vinos,  porque  se  hallan  multiplicadas  las  cepas  silvestres 
en  los  altos  de  las  lomas,  y  las  parras  son  muy  crecidas  y  parecidas 
á  las  de  Castilla,  y  los  racimos  más  crecidos  y  la  uva  más  gruesa, 
aunque  el  hollejo  es  más  grueso,  mas  es  sabrosa  y  dulce.  Los  morales 
se  hallan  á  cada  paso  en  todos  los  arroyos  y  ríos.  Es  su  fruta   muy 


59 

dulce  y  la  hoja  grande,  tanto  que  no  le  exceden  los  morales  planta- 
dos en  las  huertas.  Es  tanta  la  abundancia  de  nueces  que  en  toda 
aquella  tierra  recogen  los  naturales,  que  les  sirven  de  sustento  lo 
más  del  año,  para  lo  cual  hacen  hoyos  y  las  entierran  en  abundan- 
cia. Es  esta  nuez  no  en  todas  las  partea  igual,  porque  la  hay  de  di- 
versos tamaños,  y  en  la  cascara  unas  son  más  blandas  que  otras, 
pero  todas  de  más  gusto  y  sabor  que  las  de  Castilla,  aunque  largas 
y  menores  que  estas.  Tienen  los  indios  mucha  destreza  en  partirlas, 
dejando  entera  la  médula;  otras  veces  hacen  sartas  de  ellas  muy 
largas  y  ordinariamente  conservan  muchas  en  saquillos  ó  talegas 
de  cuero  que  tienen  á  propósito,  y  con  ser  tan  glotones  los  indios,  se 
alcanzan  las  nueces  de  un  año  á  otro.  En  algunos  ríos  se  hallan  nís- 
peros como  los  de  España.  En  diversidad  de  pájaros  es  mucha,  ma- 
tizados de  colores,  y  en  el  canto  suavísimo.  Ciervos  ó  venados  son 
en  tanto  número  que  parecen  atajos  de  cabras,  y  se  encuentran  á 
cada  paso.  El  ganado  de  cíbola  es  singular  entre  los  brutos  anima- 
les de  aquella  tierra.  Es  de  mayor  corpulencia  que  una  res  de  Casti- 
lla, de  pies  muy  cortos,  la  cabeza  más  corpulenta  que  un  toro  de 
Castilla,  aunque  algo  se  parece  á  este  animal,  los  ojos  muy  negros  y 
casi  cubiertos,  con  la  lana  y  copete,  que  es  muy  crecido;  tienen  barba 
á  manera  de  ganado  cabrío,  los  cuernos  muy  pequeños  y  corvos,  el 
lomo  con  una  disforme  jiba,  que  desde  el  pescuezo  coge  hasta  la 
corva,  y  en  esta  jiba  encubre  seis  lomos,  el  cuero  lanudo  como  ove- 
ja, pero  negro  ó  pardo  oscuro,  la  cola  como  la  de  una  cabra.  Es  ani- 
mal tan  feroz  que  no  se  halla  entre  los  animales  de  aquella  tierra 
otro  que  le  exceda  en  fealdad.  Es  muy  ligero  y  suelto,  aunque  con 
su  pesadez  no  le  dura  mucho  la  ligereza.  Es  de  pequeño  corazón  y 
valor  tan  colérico  que  en  sintiéndose  herido,  aunque  sea  en  partes 
de  las  que  no  participan  tan  de  lleno  los  espíritus  vitales.  Luego  se 
corta  y  á  poco  rato  echando  sangre  por  la  boca,  cae  desmayado  en 
tierra.  Es  su  carne  como  las  vacas  de  Castilla,  aunque  de  sabor  y  li- 
gereza más  aventajada.  Este  es  el  más  ordinario  sustento  de  las  na- 
ciones que  viven  circunvecinas  á  los  indios  Tejas  y  también  de  los 
que  habitan  en  las  lomerías,  donde  hay  abundancia  de  este  ganado 
de  cíbola. 

Hay  además  de  esto  abundancia  de  pavos  de  la  tierra  que  se  en- 
cuentran a  cada  paso.  Hállanse  osos,  leones,  tigres,  raposas  y  otra 


60 
mucha  variedad  de  animales  silvestres.  El  pescado  es  en  tanta 
abundancia,  que  no  hay  arroyo,  río,  ni  astero,  donde  no  se  en- 
cuentre con  abundancia  el  bobo,  bagre,  róbalo,  besugo,  anguila, 
mojarra  y  de  cuantas  especies  se  conocen  de  peces.  En  el  río  del 
Norte  se  pescan  de  más  de  vara,  que  llaman  en  aquella  tierra 
piltontes.  Hay  otras  cosas  particulares  que  por  la  brevedad  no  re- 
fiero. 

Las  naciones  que  habitan  aquellas  amenas  tierras  son  las  cono- 
cidas, y  como  hemos  visto  50,  sin  las  que  mencionan  los  naturales 
que  vienen  de  la  tierra  adentro;  pues  confinando  esta  tierra  con  la 
Nueva  México  y  Gran  Qudvira  (sic),  que  es  todo  tierra  firme.  Son 
sin  duda  innumerables  las  almas  sin  luz  del  Evangelio  que  están 
por  conquistar.  Son  de  diferentes  lenguas,  y  con  señas  se  entienden 
todos,  y  son  tan  versados  en  hablar  por  las  manos  que  pudiera  co- 
diciar su  natural  retórica  el  más  elocuente  orador  en  las  acciones. 
Por  esta  lengua  de  manos  comercian  unos  con  otros,  y  se  tratan  fa- 
miliarmente. Sus  costumbres  son  con  poca  diferencia  en  todos  unas, 
aunque  unos  más  animosos  que  otros.  Muestran  tener  entendimien- 
to claro  y  habilidad  bastantísima  para  imitar  cualquier  arte.  Tie- 
nen de  ordinario  guerra  unos  con  otros,  y  con  facilidad  por  robos 
de  una  mujer,  un  caballo  ó  semejante  caso  se  consumen  unos  á 
otros,  y  esta  es  la  causa  de  haberse  extenuado  las  naciones.  Son  de 
presencia  agradables,  de  estatura  bien  proporcionados,  usan  los 
más  una  sola  raya  en  la  frente  hasta  la  nariz  y  alrededor  de  la  bo- 
ca; otros  tienen  pintados  con  más  curiosidad  los  brazos  y  el  cuello 
al  modo  de  una  gargantilla,  aunque  en  esto  no  hay  uniformidad 
proporcionada.  Son  muy  amigos  de  nuestros  españoles  y  codician 
mucho  su  traje,  estimando  cualquier  vestimento  viejo  como  precio- 
sa gala.  Aprenden  con  facilidad  nuestro  lenguaje,  y  no  hemos  en- 
contrado nación  que  repugne  recibir  la  santa  Fé  católica  por  las  ra- 
zones siguientes:  la  una  porque  no  hay  entre  ellos,  según  se  ha  vis- 
to, adoración  formal  á  alguna  deidad;  solo  tienen  algunas  idolatrías 
materiales  y  algunos  abusos  y  supersticiones  heredadas  de  sus  ante- 
pasados. Son  de  aquellos  que  menciona  S.  Pablo:  Quorum  deus  ven- 
tor est;  porque  en  teniendo  satisfecho  el  estómago,  tienen  el  cumpli- 
miento de  sus  deseos.  Hay  entre  ellos  algunos  hechiceros,  que  más 
son  embusteros  que  otra  cosa.  Estos  son  entre  esta  gente  los  medí- 


61 

eos  y  pagan  la  cura  si  muere  el  doliente,  con  que  le  acompañe  el 
médico,  á  quien  luego  suelen  quitar  la  vida.  Hay  entre  estos  indios 
una  excelencia  digna  de  admirar  que  es  no  embriagarse,  porque 
para  su  bien  les  ha  cerrado  Dios  los  ojos  en  esto.  Solo  en  los  bailes 
generales  que  tienen,  usan  de  una  raiz  llamada  Peyote,  ó  de  otras 
yerbas  que  los  perturban  la  cabeza,  y  esto  no  todos.  Son  muy  incli- 
nados á  la  caza,  y  no  se  ocupan  en  otro  género  de  trabajos  los  hom- 
bres; mas  las  mujeres  se  ejercitan  en  adobar  y  curtir  los  cueros  de 
los  cíbolos  y  venados,  pintándolos  curiosamente,  y  de  estos  salen  á 
hacer  cambios  con  los  españoles.  Mas  reducidos  estos  naturales  á 
pueblo  son  en  extremo  ágiles,  trabaja-^ores  é  ingeniosos,  como  se  ve 
por  experiencia  en  las  misiones  que  tenemos  fundadas.  El  modo  de 
vestirse  es  usando  los  hombres  de  pieles  de  venados  curtidas,  y  de 
las  mismas  usan  las  mujeres,  aunque  cubiertas  hasta  los  pies  con 
honestidad.  Y  se  ha  notado  que  aunque  en  los  hombres  hay  disolu- 
ción en  la  desnudez,  pero  en  mujeres  aunque  sean  de  pecho,  siem- 
pre observan  cubrirse  lo  mejor  que  pueden.  Muestra  ser  aquella 
tierra  de  minerales  por  la  tierra  colorada  y  amarilla  con  que  pintan 
los  indios  sus  pieles  que  es  muy  pesada,  y  muestra  ser  metal  rico,  y 
las  arenas  del  río  Colorado  denotan  ser  de  mineral  por  su  lustre,  y 
hay  noticia  del  cerro  de  la  plata  así  llamado  por  sus  ricas  venas.  Há- 
llanse  salinas  de  piedra  muy  cuantiosas,  y  por  último  de  cuanto  hay 
descubierto  es  lo  mejor,  y  los  naturales  de  índole  á  propósito  para 
establecer  las  verdades  de  nuestra  santa  Fé  y  ampliar  la  monarquía 
y  dilatar  la  Real  corona. 

Lunes  22  salimos  de  dicho  río  por  la  misma  parte  que  habíamos 
ido,  y  llegados  al  brazo  principal  del  río  de  Guadalupe  le  pasamos, 
aunque  con  algún  trabajo,  y  proseguimos  hasta  el  otro  brazo  de  di- 
cho río  más  arriba,  de  donde  le  pasamos  la  primera  vez,  y  estaba 
cortado  el  río,  y  solo  hallamos  unos  charcos  en  donde  paramos,  ha- 
biendo caminado  este  día  12  leguas. 

Martes  23  salimos  del  dicho  paraje  á  vista  de  las  lomas,  y  en- 
contramos con  nuestra  huella  hasta  el  río  Salado.  Pasamos  el  dicho 
río  de  8.  Antonio  y  no  encontramos  la  gente  que  dejamos  á  la  ida, 
porque  ya  se  habían  mudado  río  abajo.  De  aquí  pasamos  por  el 
agua  de  S.  Pedro  hasta  el  arroyo  de  León,  donde  se  levantó  un  hu- 
mazo que  dieron  8  ó  10  indios  de  nación  Sijames,  que  iban  al  río  de 


62 
Mediua.  Proseguimos  nuestro  camino  hasta  dicho  río  de  Medina, 
habiendo  caminado  este  día  14  leguas. 

Miércoles  24  salieron  á  vernos  los  indios  Pampoas,  y  el  capitán 
de  la  nación  Paxti.  Pedimos  un  indio  de  guía  por  atravesar  más  de- 
recha la  tierra,  y  lo  que  sucedió  fué,  que  en  lugar  de  caminar  al  po- 
niente nos  llevaba  al  S.  E.,  y  nos  entró  en  tales  montes  y  arenales 
que  no  tuvimos  á  poca  dicha  guiados  del  tino  de  nuestros  españo- 
les de  salir  á  puestas  de  sol  de  aquel  laberinto.  De  aquí  se  adelantó 
el  capitán  de  los  soldados  con  dos  compañeros.  Fué  este  día  peno- 
sísimo, porque  además  de  la  pérdida  no  llevábamos  agua  como 
otras  veces  ni  una  sola  vasija,  conque  fué  doblado  el  trabajo,  y  á 
puesta  de  sol  nos  alivió  el  Señor,  porque  llegamos  al  arroyo  de  los 
róbalos,  habiendo  caminado  este  día  16  leguas,  según  el  tiempo. 

Jueves  25  fuimos  cortando  la  tierra  siempre  al  poniente,  y  á  las 
cuatro  de  la  tarde  llegamos  al  arroyo  de  Chapa,  habiendo  caminado 
este  día  9  leguas. 

Viernes  26  salimos  de  dicho  arroyo,  y  pasando  el  río  Jondo  por 
donde  fuimos,  llegamos  al  río  Sarco  ó  río  frío,  y  por  venir  fatigadas 
las  bestias,  paramos  allí,  habiendo  caminarlo  8  leguas. 

Sábado  27,  habiendo  pasado  muy  mala  noche  por  el  agua  que 
nos  llovió  encima  sin  prevención  nos  adelantamos  los  dos  religiosos 
con  un  soldado  y  dos  indios  y  venimos  á  dormir  2  leguas  del  ojo  de 
agua  de  Caramanchel,  habiendo  caminado  este  día  16  leguas. 

Domingo  28  no  dijimos  misa  por  no  haber  comodidad  para  ello. 
Salimos  para  el  río  Grande,  aunque  con  algunas  detenciones  por 
haberse  huido  la  bestia  con  silla  del  compañero  soldado;  llegamos 
al  río  Grande  y  pasándole  con  más  agua  que  cuando  entramos,  fué 
servido  nuestro  buen  Dios  y  Señor  llegásemos  á  las  tres  y  media  de 
la  tarde  á  la  misión  de  S.  Juan  Bautista,  de  donde  salimos,  con  salud, 
con  prosperidad  y  consuelo,  de  que  dimos  gracias  á  Dios,  á  quien 
sea  gloria,  honra  y  alabanza  por  los  eternos  siglos.  Amen.  Finis. 
Fr.  Antonio  de  S.  Buenaventura  Fr.  Isidro  de  Espinosa, 

y  Olivares,  guardián.  (rubricado), 

(rubricado). 

En  virtud  de  orden  del  Exmo.  Sr.  Dn.  Francisco  Fernández  de 
la  Cueva,  mi  Sr.,  Duque  de  Alburquerque,  Virrey,  Gobernador  y  Ca- 


63 

pitan  general  de  esta  Nueva  España  etc.,  su  decreto  hecho  en  junta 
general  en  7  de  Agosto  de  1708,  en  que  su  Exa.  resuelve  y  manda 
con  aprobación  de  la  junta  general,  en  que  convoye  á  los  religiosos 
Padres  y  misioneros  déla  Ss.  Cruz  de  Querétaro  hasta  el  río  de  S. 
Marcos,  donde  dijeron  estar  los  indios  Tejas,  puse  por  ejecución  su 
mandato,  y  fui  personalmente  acompañando  al  Rdo.  P.  Fr.  Antonio 
de  S.  Buenaventura  y  Olivares,  predicador  apost.,  misionero  y 
guardián  actual  del  colegio  de  la  Ss.  Cruz  de  Querétaro,  y  en  su  com- 
pañía el  Rev.  P.  Fr.  Isidro  de  Espinosa,  misionero  de  la  misión  de 
S.  Juan  Bautista,  para  cuyo  efecto  llevó  una  escuadra  de  14  solda- 
dos de  esta  compañía,  que  está  de  mi  cargo,  dejando  en  el  presidio 
y  misiones  buena  y  segura  guardia.  Los  que  fueron  vieron,  experi- 
mentaron y  certificaron  todo  lo  dicho  y  referido  en  este  derrotero 
arriba  mencionado,  y  yo  como  cabo,  caudillo  y  capitán  que  soy  de 
esta  compañía,  lo  certifico  en  la  forma  que  puedo  y  debo  y  el  dere- 
cho me  concede  y  no  en  más,  y  lo  firmo  con  los  testigos  de  mi  asis- 
tencia en  este  presidio  y  misión  de  S.  Juan  Bautista  del  río  Grande 
del  Norte  en  4  días  del  mes  de  Mayo  de  1709  años  actuando  con  di- 
chos testigos  á  falta  de  escribano  de  guerra,  que  no  hay  público  ni 
Real,  en  los  términos  que  el  derecho  dispone,  de  que  doy  fé. 
F.  Pedro  de  Aguirre  (rubricado). 

testigo  Nicolás  Flores  y  Baldes  (rubricado). 

testigo  Francisco  Baez  Treviño  (rubricado). 

Cinco  escribanos  públicos  de  Querétaro  testifican  que  los  PP.  Fr.  Buenaven- 
tura y  Olivares  y  Fr.  Isidro  de  Espinosa  son  misioneros  de  Querétaro  y  que  han 
hecho  misiones  en  las  sobredichas  regiones. 

Fecha  en  Querétaro  23  de  Septiembre  de  1709. 
5  fírmas  rubricadas. 

Arch.  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  Sign.  62-2—29. 


III 


M.  R.  P.  MINISTRO  PROVINCIAL  Fr.  Ysidro  Murillo.  Venerado 
y  Amadisimo  P.  Nuestro.  La  continua  molestia  de  mi  habitual  acci- 
dente y  algunas  forzosas  ocupaciones  no  me  han  permitido  hasta 
ahora  dar  a  V.  P.  Reverenda  mas  clara  y  estensa  noticia  de  mi 
entrada  a  Moqui  que  la  que  le  participe  en  18  de  Agosto  de  el  año 
pasado  de  1775.  Y  aunque  me  sirve  de  bastante  confusión  y  emba- 
razo para  hablar  en  el  asunpto  el  conocimiento  de  que  mis  pecados 
la  hizieron  infructuosa  no  obstante  por  que  V.  P.  me  lo  manda  por 
que  su  prudencia  y  zelo  de  la  salvación  de  las  almas  informado  de 
el  sistema  presente  de  las  de  Moqui  puede  destinar  Operarios  mas 
activos  que  yo  o  arvitrar  medios  más  eficaces  para  convertirlas, 
voi  ya  con  sinceridad  a  esponer  quanto  pasa  en  el  asunpto. 

En  la  penúltima  semana  de  Quaresma  empezaron  a  bajar  a  este 
Pueblo  los  Moquinos  con  el  fin  de  sus  cambios,  o  como  aqui  dicen 
cambalaches.  Estubieron  viniendo  hasta  el  Sábado  Santo.  Traxeles 
a  la  Celda  acaricíeles  y  les  obsequie  en  quanto  pude.  Mostraron 
quedar  agradecidos  especialmente  uno  que  levantándose  del  asien- 
to en  que  con  otros  estaba  dixo:  «Padre  ¿quando  nosotros  podiamos 
pensar  que  valiendo  tu  cassa  tanto  y  siendo  nosotros  tan  pobres 
nos  havian  de  entrar  en  ella  y  sentarnos  donde  tu  te  sientas?  Yo 
soy  un  pobre  pero  si  vas  á  mi  tierra  como  he  sabido  te  ofrezco  mi 
casa  y  quanto  en  ella  tengo.»  Agradecile  la  oferta  y  dixe  á  todos 
que  el  Verano  iria  á  visitarlos  y  que  saludasen  de  mi  parte  a  sus 
Caziques  y  Capitanes  y  les  participasen  quanto  me  abian  oido.  Poco 


65 

después  fue  á  Moqui  el  Capitán  de  este  Pueblo  y  con  el  envié  nue- 
vas expresiones  las  que  siguiücu  en  todos  los  de  aquella  corta  Pro- 
vincia. A  que  respondieron  sus  respectivos  Superiores,  que  se  ale- 
grarían mucho  de  verme  por  allá  y  que  me  esperaban  quanto  an- 
tes. De  lo  qual  recibo  especial  contento,  ya  por  lo  que  aunque  muy 
malo,  deseo  la  reducción  de  estas  almas,  ya  también  por  que  juz- 
gue, que  en  gran  parte  se  me  facilitaba  el  transito  que  ya  tenia  pro- 
iectado  á  los  Cosninas  para  anunciarles  el  Evangelio  é  inquirir  qué 
calidad  y  numero  de  Naciones  habitan  de  uno  y  otro  lado  del  Rio 
Grande,  y  finalmente  adquirir  algunas  noticias  más  exactas  que  las 
que  tenemos  de  los  Españoles,  que  dicen  estar  á  la  otra  vanda  de 
el  Rio  d'^  "^l  Tizón.  Con  este  intento  determine  entrar  solo  con  una 
guia  y  un  Ynterprete;  pero  ni  mis  hijos  los  Zuñis  ni  su  Alcalde  ma- 
yor Don  Juan  Pedro  de  Cisneros  me  permitieron  entrar  con  tan 
poco  resguardo.  Los  Zuñis  decian  que  aunque  los  moquinos  se  os- 
tentaban cariñosos  eran  Gentiles  y  podrían  quitarme  la  vida;  y  assi 
querían  ó  defenderme  ó  morir  conmigo.  Y  diciendoles  yo  que  sos- 
pechaban esto  sin  fundamento,  repusieron  que  años  pasados  entró 
un  Padre  (no  he  podido  saber  quien  de  los  que  han  ido)  con  solo 
un  Ynterprete  de  Zuñi  y  que  los  Moquinos  tuvieron  á  los  dos  con 
intento  de  quitarles  la  vida  veinte  y  quatro  horas  en  una  cisterna. 
Por  lo  que  á  pesar  de  mis  excusas  me  acompañó  dicho  alcalde  ma- 
yor con  diez  y  siete  Zuñis  y  porque  ya  llegamos  al  viage  pondré  á 
la  letra  el  diario  que  hize. 

DIARIO. 

El  dia  22  de  Junio  del  año  de  1775  bajo  el  patrocinio  de  la  Vir- 
gen Purísima  de  Guadalupe  madre  de  Dios  y  Señora  Nuestra  Don 
Juan  Pedro  de  Cisneros  alcalde  mayor  diez  y  siete  indios  de  esta 
Misión  y  uno  de  Nación  Moquino  de  la  de  Zandía  que  iba  de  Ynter- 
prete, y  yo  Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante  salimos  de  este  pueblo  de 
Zuñi  rumbo  Noroeste  y  haviendo  caminado  mas  de  quatro  leguas 
para  evitar  algo  de  el  mucho  calor  que  hacia  paramos  en  un  aguaje 
llamado  Topaquia.  Después  de  haber  descansado  un  poco  saque  la 
aguja  para  observar  el  rumbo  que  desde  aqui  toma  el  camino,  mas 


66 
no  pude  con  ella  porque  miraba  directamente  al  Oesnoroeste  que 
es  con  muy  poca  diferencia  por  donde  el  Sol  se  mete  en  este  tiem- 
po. Sin  duda  hai  algún  mineral  de  Yman  ó  hierro.  A  la  tarde  prose- 
guimos nuestra  jornada  y  haviendo  caminado  dos  leguas  y  media  al 
Oessudoeste,  llegamos  á  ua  sitio  que  llaman  Rio  Puerco  por  un 
arroio  de  este  nombre.  En  cuia  caja  (que  lo  mas  del  tiempo  esta  se- 
ca) como  una  milla  al  Sur  de  el  camino  hai  tres  bateques  de  agua 
pero  no  es  mui  buena.  Aqui  pasamos  la  noche  assi  por  haver  buen 
pasto  como  porque  el  otro  aguaje  estaba  algo  distante. 

El  dia  23  salimos  de  aqui  rumbo  al  oesnoroeste  y  haviendo  ca- 
minado por  un  ameno  bosque  tres  leguas  y  media  llegamos  a  un 
aguaje  que  por  darse  en  la  vega  que  vana  mucha  flor  amarilla  útil 
para  la  tintura,  llaman  los  Zuñis  Quianaituna  que  en  nuestro  vul- 
gar dice  Fuente  de  las  Flores.  Llamase  también  el  ojo  de  San  José. 
Aqui  vimos  muchas  tierras  de  labor  con  cauces  pequeños  para  el 
riego.  Pregunte  á  los  Zuñis  que  quien  las  cultiva,  y  respondieron 
que  los  Apaches  Navajos.  Nace  esta  fuente  al  pie  de  una  cuesta  en  el 
mismo  camino  que  ya  declina  al  Oeste  y  corre  al  Oriente  como  me- 
dia legua,  y  luego  en  todo  el  espacio  que  desde  alli  puede  registrarse 
se  dirige  azia  el  Norte.  El  agua  es  muy  buena  y  suficiente  para  regar 
la  labor  de  un  pueblo  mediano,  el  qual  lograrla  aqui  quanto  una 
población  nesecita  porque  tendria  buenas  y  bastantes  tierras,  agua 
para  regarlas,  piedra,  madera  y  leña  seca  y  á  mas  de  esto  buenos 
pastos.  Después  supe  que  aqui  hai  un  Pino  grande  enteramente  pe- 
trificado mas  yo  no  lo  vi.  Estuvimos  en  este  aguaje  hora  y  media  Ín- 
terin las  bestias  se  reforzaban  para  proseguir.  En  cuio  tiempo  llego 
una  familia  de  Navajos.  Anuncíeles  de  el  modo  que  pude  la  salud 
eterna  que  podian  lograr  mediante  el  S.  Bauptismo  y  viendo  que 
con  los  adultos  no  havia  de  conseguir  cosa  alguna  por  el  disgusto 
con  que  me  oian  trate  de  resgatar  un  Niño  que  traian  mas  tampoco 
pude.  Los  Zuñis  no  querían  salir  hasta  la  tarde  representándome 
que  el  otro  aguaje  estaba  muy  distante  y  que  era  preciso  mediar  la 
jornada  avanzando  la  mitad  de  la  sierra  que  inmediatamente  se  si- 
gue en  la  tarde  y  parte  de  la  noche  para  que  las  bestias  pudiesen 
llegar  sin  destroncarse.  No  obstante  determiné  proseguir  sin  mas 
demora.  Subimos  la  cuesta  y  andubimos  como  quinze  leguas  al 
Oeste;  procure  aligerar  el  paso  y  asi  llegamos  al  esconderse  el  Sol 


67 

al  aguaje  y  sitio  nombrado  Oumaá.  Desde  el  primer  aguaje  hasta 
aqu)  es  todo  una  casi  continua  Sierra  de  Pinos,  Piñones,  robles  pe- 
queños y  algunos  de  los  que  aqui  dicen  Cedros  colorados,  mas  real- 
mente no  son  Cedros;  es  un  palo  aromático,  y  la  madera  de  color 
morado  muy  semejante  al  palo  brasil  que  sirve  en  la  tintura,  pero 
se  diferencia  en  que  con  el  uso  pierde  algo  del  color  y  el  olor  se  le 
viene  á  exalar  totalmente.  También  desde  Quianaituna  á  Cumaá 
produce  la  Sierra  mucho  lino  el  que  aunque  es  legitimo  no  tiene  mui 
buena  hebra  por  carecer  de  cultivo. 

El  dia  24  mui  temprano  salimos  de  Cumaá  rumbo  Noroeste.  A 
las  dos  leguas  se  apartan  del  que  llevábamos  dos  caminos,  uno  si- 
gue el  mismo  rumbo,  y  por  el  se  rodea  mucho  el  otro  va  al  oeste 
por  muchas  cañadas  mesas  y  pedazos  de  monte.  Este  escogimos  por 
mas  derecho  y  como  a  las  nueve  leguas  de  Cumaá  paramos  en  un 
Cañón  corto  que  esta  un  quarto  de  legua  al  Norte  del  camino.  Hay 
aqui  un  aguage  de  la  que  estila  de  un  peñasco  agua  bellísima,  pero 
tan  escasa  que  después  de  haber  bebido  la  poca  gente  que  iba  solo 
quedó  para  dos  bestias.  Tampoco  havia  pasto,  y  asi  proseguimos  la 
jornada  y  por  el  mismo  rumbo  que  haviamos  traido  anduvimos 
mas  de  cinco  leguas;  luego  declinamos  al  oes-sudoeste,  y  después  de 
dos  leguas  y  media  llegamos  al  aguaje  nombrado  el  Ojo  del  Cañu- 
tillo como  a  las  diez  de  la  noche.  Sale  el  agua  por  entre  grandes  pe- 
ñas es  buena  y  bastante  para  mucha  gente  y  caballada.  Es  necesa- 
rio retirar  a  esta  del  paraje,  aunque  no  mucho,  paraque  logre  me- 
diano pasto. 

El  día  25  antes  de  que  arrimasen  las  caballerias  embié  dos  yn- 
dios  á  Gualpi  para  que  saludasen  a  los  caziques  y  capitanes  de  es- 
tos tres  pueblos  y  les  anticipasen  la  noticia  de  mi  llegada.  A  las  sie- 
te de  la  mañana  poco  menos  salimos  rumbo  al  Oes-noroeste  de  el 
Cañutillo  y  a  las  quatro  leguas  empezamos  a  subir  el  Peñol  de 
Gualpi.  Recibiéronnos  el  Cazique  de  los  Taños  (ellos  dicen  Teguas) 
que  es  Chrisciano  Apostata  y  se  llama  Pedro  y  el  capitán  mayor  de 
Gualpi  acompañados  de  Taños  y  Gualpis.  Ellos  mismos  hicieron  a 
los  suyos  pasar  las  sillas  y  demás  utensilios  de  los  caballos  de  el 
Alcalde  y  mió  á  la  posada  que  ya  me  tenian  con  aseo  y  limpieza 
prevenida  que  era  la  casa  del  Cazique  de  Gualpi.  Condujeronnos  a 
ella  y  nos  obsequiaron  muy  cariñosos.  Ya  yo  tenia  noticia  de  las 


68 
abominaciones  idolátricas  que  mezclan  en  sus  mas  solemnes  bailes, 
y  por  evitar  que  por  mi  los  hiciesen  después  de  haberles  significado 
por  medio  del  Ynterprete  mi  agradecimiento  les  previne  que  no  de- 
jasen las  siembras  que  aun  no  habian  concluido  por  festejar  mi  lle- 
gada con  bailes  y  que  aunque  los  hicieran  no  podía  yo  asistir  por 
estar  malo  de  la  orina.  Quedamos  satisfechos  y  yo  libre  de  authori- 
zar  con  mi  presencia  (que  nunca  con  la  gracia  de  Dios  haria  tal  co- 
sa) lo  mismo  que  merece  y  deseo  ver  despreciado  de  los  mismos 
que  lo  estiman.  "Retiráronse  como  á  la  una  quedándonos  el  Alcalde 
y  yo  alegres  por  el  buen  recibimiento  de  que  concebimos  gran  es- 
peranza de  no  malograr  el  viaje.  A  la  tarde  después  de  haber  reza- 
do las  horas  canónicas  correspondiente  sali  con  el  Alcalde  y  el  Yn- 
terprete  á  ver  despacio  los  tres  pueblos. 

El  dia  26  determine  salir  para  Oraybi,  pero  me  instaron  que 
descansase  aquel  dia  diciendome  que  estaba  como  en  mi  pueblo  y 
que  no  me  violentara  tanto  a  lo  qual  por  no  disgustarlos  condescen- 
di.  Todo  lo  mas  de  este  dia  estuvieron  conmigo  los  Superiores  de 
ambos  Pueblos  con  muchos  particulares  que  sucesivamente  entra- 
ban á  verme.  Hablábales  lo  que  me  parecía  mas  proporcionado  á 
disponer  con  suavidad  sus  ánimos  para  el  fin  que  llevaba  y  enton- 
ces no  quise  declararles  porque  determine  dar  principio  á  la  predi- 
cación en  Oraybi  que  es  como  capital  de  la  provincia.  Grande  ale- 
gría me  causaba  el  gusto  con  que  a  mi  parecer  oían  quanto  yo  les 
decía.  Al  medio  dia  entro  corriendo  un  Moquino  Gualpi,  pregúnte- 
le por  el  Ynterprete,  que  quería,  y  dixo  que  había  presenciado  una 
junta  de  los  apaches  navajos  que  allí  estaban  (que  pasaban  de  700) 
y  que  después  de  una  larga  conferencia  sobre  el  motivo  de  mi  ida  á 
Moqui  havian  resuelto  salimos  quando  nos  regresáramos  y  quitar- 
nos la  vida  y  que  para  executarlo  con  mas  seguridad  y  sin  errar  el 
tiro  havian  ya  salido  varios  avisos  a  todas  las  rancherías  que  po- 
dían juntarse  en  quatro  días,  quedándose  otros  para  llevar  noticias 
ciertas  del  dia  de  mi  regreso  y  del  camino  por  donde  lo  hacía.  Aña- 
dio  a  esto  que  un  Capitán  Navajo  llamado  el  Menchero  había  pro- 
curado disuadir  la  resolución  tan  injusta  y  que  no  habiendo  podido 
conseguirlo  se  retiro  con  grande  enojo  y  por  ultimo  que  el  por  es- 
timar mucho  á  los  Padres  y  por  la  lastima  que  tenia  á  mi  y  á  los 
que  me  acompañaban  me  daba  este  aviso  para  que  tubíese  lugar  de 


69 

evitar  esta  desgracia  que  amenazaba.  Respondile  que  le  agradecia 
mucho  el  aviso  y  que  si  oia  otra  vez  a  los  navajos  platicar  de  lo 
mismo  les  dijese  de  mi  parte  que  aun  todos  eran  pocos  para  lo  que 
pensaban  que  si  querían  se  auxiliasen  de  otras  naciones  y  que  aun- 
que saliesen  muchos  tendrian  bien  costosa  esperiencia  de  su  fla- 
queza y  mi  resguardo.  Quiso  asegurar  con  testigos  la  verdad  de  lo 
que  habia  dicho,  pensando  que  yo  no  le  daba  ascenso  y  satisfice  su 
sospecha  diciendo  que  aunque  lo  creia  no  me  daba  cuidado  ni  el  lo 
tuviese  por  que  yo  confiaba  en  Dios  que  puede  infinitamente  mas 
que  quantos  hombres  hubo,  hay  y  habrá.  El  alcalde  respondió  lo 
mismo  de  que  quedó  admirado  el  Moquino. 

El  dia  27  sali  rumbo  al  Oes-Noroeste  para  Oraybi  con  el  alcal- 
de, tres  Zuñis  y  el  ynterprete  y  á  las  dos  leguas  y  media  de  un  are- 
nal mui  molesto  entramos  en  un  puertecito  de  muchas  peñas:  á 
cuio  lado  media  legua  hasia  el  Sur  esta  la  mesa  en  que  habitaron 
los  Tiguas  que  hoi  son  cristianos  del  Pueblo  de  Zandía.  Todavía 
hay  sobre  la  mesa  vestigios  de  las  cassas.  Tiene  el  Puerto  algunos 
pasos  malos.  A  uno  y  otro  lado  del  camino  hai  tres  pequeños  agua- 
ges  de  buena  agua  en  el  principio  de  la  bajada  que  es  corta.  Desde 
aquí  embie  dos  yndios  a  Oraybi  para  que  avisasen  al  Cazique,  y 
demás  que  ya  yo  yba  a  visitarlos.  Haviendo  andado  legua  y  media 
también  de  mucha  arena  llegamos  á  Oraybi  á  las  onze  de  el  dia  po 
co  menos.  No  hubo  aqui  las  expresiones  de  atención  y  contento  que 
en  Gualpi.  Recivionos  un  yndio  joven  y  nos  conduxo  al  Coi  ó  cassi- 
11a  que  habían  desembarazado  para  que  pasásemos  en  ella  la  no- 
che, estrañé  que  ni  aun  por  la  novedad  viniesen  algunos  a  verme  en 
toda  la  tarde.  Salí  con  el  Alcalde  a  registrar  el  Pueblo:  no  me  alcan- 
zó la  Luz  y  me  regresé  a  mi  possada.  Luego  embie  a  llamar  al  Caci- 
que y  Capitanes  para  irlos  disponiendo  a  la  platica  que  quería  ha- 
cerles el  otro  día.  Vinieron  solamente  el  Capitán  mayor  y  su  te- 
niente o  compañero  con  algunos  ancianos.  Insinuóles  por  el  ynter- 
prete mí  afecto  a  que  no  correspondieron  como  debían.  Pregunté 
por  el  Cacique  y  dixeron  que  andaba  cazando  (lo  que  según  des- 
pués supe  era  falso)  y  asi  que  de  una  vez  les  declarase  lo  que  tenia 
que  tratar  con  ellos.  Respondíles  que  en  habiendo  benido  el  caci- 
que hablaríamos  que  yo  no  estaba  de  prisas  pues  no  llebaba  otro 
fin  que  verlos  y  platicarles  cosas  que  les  eran  mui  importantes.  Di- 


70 
xo  el  Capitán  mayor  (en  obstinación)  que  el  era  superior  á  todos 
que  lo  que  el  determinase  lo  daria  por  bien  heoho  el  cacique  y  que 
si  entonces  no  les  declaraba  el  fin  de  mi  ida  ya  no  volverían  á  con- 
currir. Yo  por  no  perder  la  ocasión  de  que  me  olesen  me  lébante 
en  medio  de  la  asamblea  les  previne  todo  lo  que  me  pareció  combe- 
niente  y  que  me  oiesen  con  la  atención  que  requería  asunto  de  tan- 
ta gravedad  como  era  el  de  su  salud  o  perdición  eterna  y  que  en 
cesando  yo  de  hablar  me  respondiesen  todo  quanto  les  pareciese. 
Y  sospechando  que  el  Ynterprete  por  temor  de  algún  atrevimiento 
omitiese  algo  de  lo  que  yo  le  habia  de  suministrar  le  volví  a  recor- 
dar brebemente  las  repetidas  instrucciones  que  le  habia  dado.  Ase- 
guróme que  aunque  supiera  de  cierto  le  habia  de  costar  la  vida,  di- 
ría quanto  percibiese  de  ambas  partes  y  que  asi  le  hablase  sin  reze- 
lo.  Con  este  empeze  á  explicarles  los  puntos  mas  esenciales  de  nues- 
tra religión  y  mas  conducentes  al  intento  en  términos  que  el  Ynter- 
prete pudiese  entender  y  traducir  al  Moquino.  Concluido  esto  les  di 
á  entender  que  yo  era  embiado  de  Dios  para  anunciarles  de  su  par- 
te la  gloria  eterna  a  que  los  conbidaba  sin  embargo  de  haberle 
ofendido  tanto  tiempo;  y  las  penas  con  que  los  castigaría  sino  dexa- 
ban  sus  abominaciones  y  cristianándose  guardaban  sus  Santos  (Sa- 
cramentos) digo  mandamientos.  Exhórtelos  con  la  eficacia  y  clari- 
dad que  pude  y  en  breves  palabras  respondieron  que  aunque  era 
cierto  lo  que  me  habían  oído  no  querían  ser  christianos.  Volvíles  á 
instar  con  nuevas  razones  dicíendoles  entre  otras  cosas  que  ellos 
serían  mucho  mas  atormentados  que  los  demás  porque  á  mas  de 
perderse  voluntariamente  eran  causa  de  la  perdición  eterna  de  sus 
inferiores  y  que  ya  que  ellos  no  querían  salvarse  no  impidiesen  que 
los  demás  me  oyesen  para  que  los  que  libre  y  voluntariamente  qui- 
siesen pudiesen  aprovechar  lo  que  ellos  obstinadamente  desprecia- 
ban. Respondió  el  dicho  capitán  con  seño  y  arrogancia  que  el  go- 
bernaba como  Gobernador,  como  Rey  que  no  quería  que  los  espa- 
ñoles viviesen  jamas  en  su  tierra  y  que  no  me  cansase  en  andar 
aconsejando  a  su  gente  porque  ninguno  me  daría  oído,  pues  ya  lo 
tenía  mandado  y  le  habían  de  obedecer  a  fuerza.  Dixele  de  nuevo 
quanto  a  no  aborrecer  la  luz  podía  desimpresionarlo  de  las  falseda- 
des que  incluía  tan  maliciosa  respuesta.  Y  viendo  por  otras  que 
añadió  invencible  la  obstinación  de  su  voluntad  se  la  reprehendí  ya 


71 

üó  con  la  suavidad  que  antes  hablaba  sino  con  la  amargura  y  ardi- 
miento de  que  (sin  poderlo  remediar)  me  lleno  el  dolor  de  ver  per- 
derse tanta  multitud  de  almas  por  la  ambiciosa  malicia  de  unos  po- 
cos, Salime  de  la  Junta  sin  despedirme  y  aun  sin  acabar  de  proferir 
la  ultima  palabra.  Pensaron  que  de  mi  enojo  podia  originárseles  al- 
gún perjuicio  y  por  esto  suplicaron  al  Ynterprete  que  me  apacigua- 
se diciendo  que  el  ser  christianos  no  habia  de  ser  a  la  fuerza;  que 
aunque  ellos  repugnaban  serlo  querían  permanecer  en  mi  amistad 
y  en  la  de  los  españoles.  Volvi  ya  recuperado  y  les  di  a  entender 
que  yo  no  me  habia  enojado  con  ellos  sino  que  el  dolor  sumo  de 
que  no  quisiesen  salvarse,  pudiendo  me  partia  el  corazón  en  que 
los  tenia  á  todos.  Con  esto  se  concluyó  la  asamblea  y  yo  me  retiró 
bien  triste  á  mi  posada.  En  quanto  salieron  de  alli  pregonaron  que 
nadie  atendiese  á  mis  consejos  porque  con  ellos  intentaba  sujetar- 
los á  los  españoles.  Embiaron  también  á  todos  los  demás  Pueblos  el 
mismo  aviso  previniendo  á  los  Superiores  de  ellos  lo  que  me  havian 
de  responder. 

Con  todo  no  quise  regresarme  el  dia  28  por  ver  si  conseguía  al- 
go con  los  particulares,  ó  á  lo  menos  averiguaba  si  todos  estaban 
igualmente  obstinados.  Como  á  las  seis  de  la  mañana  entró  un 
Oraybi  en  la  pieza  donde  yo  estaba  con  mucho  silencio  juzgando 
encontrarme  solo,  y  hallando  á  otros  dos  conmigo  se  sorpreheudio 
un  poco:  luego  para  disimular,  sin  duda  el  fin,  con  que  venia,  me 
preguntó  por  señas  si  llevaba  géneros  de  comercio;  yo  advertí  mis- 
teriosa la  pregunta  por  lo  que  en  el  havia  visto  antes  que  me  la  hi- 
ciera y  assi  le  di  á  entender  que  esperase.  Sentóse  mui  pegado  á  mi 
y  me  tiró  fuertemente  del  habito  sin  que  los  demás  pudiesen  adver- 
tirlo. Concevi  desde  luego  que  tenia  negocio  privado.  No  estaba 
conmigo  el  Ynterprete;  embie  promptamente  a  buscarlo;  y  por  en- 
tretener y  gratificar  al  Oraybi,  hice  que  me  batiesen  chocolate,  dile 
algunas  sopas  de  el  y  le  dexe  mas  de  medio  pozuelo;  lo  que  tomo 
con  igual  gusto  que  inquietud.  Quedamos  solos  y  por  señas  me  in- 
sinuó que  llamase  presto  al  Ynterprete.  Quando  éste  vino  ya  habia 
concurrido  mucha  gente  en  la  azotea  de  la  casa  y  el  dicho  estaba 
deponiendo  el  chocolate  que  por  no  estar  acostumbrado  le  habia 
causado  basca.  Habláronle  no  supe  que,  y  luego  se  retiro  sin  que  yo 
pudiese  saber  el  fin  de  su  misteriosa  venida,  ni  volver  después  á 


72 
verlo.  Venían  muchos  por  curiosidad  á  verme,  mas  ninguno  entra- 
ba á  la  pieza;  y  los  que  por  hallarme  solo  entraron,  que  fueron  po- 
cos, en  quanto  sentían  gente  á  fuera  se  inquietaban  y  salían  con 
presteza.  Andaba  yo  en  solicitud  de  algunos  Cosninas  para  tomar 
noticias  de  su  tierra  y  ver  si  podia  ir  alia  solo  con  ellos.  Y  habiendo 
sabido  que  aun  dos  que  estaban  en  Gualpi  el  día  que  yo  llegué  ha- 
bían ya  salido  de  Moqui  para  Cashuala,  que  es  su  tierra,  encargue 
al  Ynterprete  que  si  alguno  de  sus  parientes  ó  amigos  tenia  conos- 
cimiento  de  ella  y  de  el  camino  me  lo  procurase  traer  con  recato 
para  ynformarme  de  el.  Traxome  a  un  Tío  suio  diciendome  que  es- 
te había  ido  muchas  vezes  á  Cosnina  y  que  me  diria  mejor  que  otro 
alguno  quanto  sabia.  En  efecto  sus  palabras  y  semblante  denotaban 
que  le  havia  cabido  en  suerte  buena  alma  y  aseguraban  la  verdad 
de  lo  que  el  podia  referir.  Al  mismo  tiempo  que  yo  le  estaba  pre- 
guntando se  arrimó  uno  de  la  cassa  en  que  yo  estaba  hospedado;  y 
escusando  proseguir  por  que  este  no  lo  advirtiesse  lo  alentó  el  mis- 
mo de  quien  se  recataba  diciendo  que  ya  que  estaban  los  dos  solos 
no  havia  quien  los  denunciase  que  el  también  sabia  la  Tierra  y  que- 
ría complacerme  en  responder  a  quanto  yo  le  preguntase.  Con  esto 
entre  los  dos  me  hicieron  una  estensa  relación  de  todo.  Dedique  la 
tarde  de  este  dia  a  ver  despacio  el  Pueblo,  los  aguage.s  de  que  dia- 
riamente se  provee  y  las  subidas  de  la  mesa.  Poco  antes  que  entra- 
se la  noche  salí  con  el  Ynterprete  con  el  fin  de  subir  á  algunas 
cassas  (simulando  ser  por  diversión  y  curiosidad)  y  predicar  á  sus 
habitantes.  Entramos  en  casa  de  el  tío  de  mi  Ynterprete  y  hallan- 
dolo  solo  con  su  familia  lo  instruí  y  exhorte,  á  que  se  christíanizase. 
Y  como  estaba  satisfecho  de  el  Ynterprete  por  el  parentesco  y  amor 
que  se  tienen  los  dos  habló  sin  rebozo  y  dixo:  *Dile  al  Padre  que 
agradesco  mucho  sus  consejos  y  que  de  buena  gana  haría  sí  pudie- 
se lo  que  me  dice:  pues  nada  deseo  mas  que  baptizarme  y  que  mi 
familia  haga  los  mismo:  que  sí  me  declaro  ahora  (ya  tu  lo  sabes)  no 
puedo  quedarme  aquí  sino  es  con  gran  peligro  y  perdiendo  quanto 
tengo.  Salir  tampoco  puedo  porque  el  Padre  no  trae  armas  para 
defenderme. >  Procuró  persuadirlo  á  que  se  bajase  conmigo;  mas  no 
pude  quitarle  el  temor,  que  lo  embarazaba.  Y  viendo  que  ya  yo  me 
despedía  añadió:  «Si  el  Padre  pudiera  traher  Gente  Española,  ha- 
cer Iglecia  y  quedarse  aquí,  yo  y  los  mas  de  el  Pueblo  nos  haríamos 


n 

christianos  porque  muchos  lo  deseamos.  Quizas  querrá  Dios  que 
vengan  Padres.»  Con  esto  pardi  la  esperanza  de  conseguir  por  es- 
tos medios  mi  intento,  y  determine  salir  el  dia  siguiente  de  Oraybi. 

El  dia  29  sali  ya  de  regreso  y  como  á  las  diez  de  el  dia  llegue  ai 
Pueblo  de  Xongopabí.  Recibiéronme  aqui  con  mas  atención  y  cari- 
ño que  en  Oraybi.  Lleváronme  a  la  Oassilla  mas  capaz  y  desente 
que  liabia.  Sali  temprano  á  ver  el  Pueblo,  sus  aguages  y  entradas. 
Desde  luego  dixe  que  para  la  tarde  procurasen  juntarse  el  Cacique, 
Capitanes  y  demás,  que  yo  queria  hablarles  sobre  una  cosa  mui  im- 
portante. Juntáronse  y  concurrieron  también  el  Cacique,  Capitanes 
y  Ancianos  de  Mossasnabi  y  Xipaoiabí.  Hiceles  la  misma  platica, 
que  á  los  Oraybes,  añadiendo  lo  que  me  pareció  contra  la  embaja- 
da que  havian  recivido  de  estos.  Respondieron  que  ya  sabian  lo  que 
yo  havia  dicho  en  Oraybi,  y  que  á  todo  no  daban  ni  podian  dar  otra 
respuesta  que  la  que  alia  me  dieron.  No  pude  sacarles  otra  palabra. 
Dixeron  que  si  yo  y  mi  Gente  nos  hallábamos  sin  bastimento,  para 
regressarnos  nos  proveerían.  Agradeciies  esto  y  se  deshizo  la  junta. 

El  dia  30  passamos  álos  otros  dos  Pueblos  Mossasnabi  Xipaola- 
bi,  y  aunque  es  bien  difícil  la  subida  de  los  dos  Cerrillos,  yo  los  subi 
sin  apearme  de  el  Caballo  porque  con  la  agitación  de  el  camino  se 
me  agravo  el  mal  de  la  orina,  eran  tales  los  dolores  que  nada  podia 
andar  a  pie.  Assi  que  descanse  un  poco  les  hable  sobre  lo  mismo 
sin  fruto  ni  esperanza  de  el;  y  registre  ambos  Pueblos.  Prosegui- 
mos para  Gualpi.  Llegamos  después  de  medio  dia,  porque  en  el  me- 
dio de  el  Llano  se  me  canso  totalmente  el  caballo.  Al  caer  el  Sol  con- 
voque a  los  Caciques,  Capitanes,  y  Ancianos  de  ambos  Pueblos  que 
con  muchos  particulares  concurrieron  promptamente  al  lugar  desti- 
nado para  la  junta.  Hize  con  ellos  lo  mismo  que  con  los  Oraybes  y  de- 
mas,  no  sin  esperanza  de  algún  fruto;  pero  salió  falida;  porque  res- 
pondieron, para  escusar  acaso  su  propria  malicia,  que  ellos  no  po- 
dian ir  contra  las  determinaciones  de  Oraybi.  Esforzeme  á  conven- 
cerles de  modo  que  lo  perciviessen  quan  injusto  y  nocivo  les  era  es- 
te rendimiento.  A  que  me  respondieron  que  en  orden  a  lo  que  yo 
pretendía  havian  pactado  de  común  acuerdo  estar  siempre  unidos, 
y  que  assi  no  nacia  de  temor  su  respuesta:  porque  si  yo  huviesse  em- 
pezado en  Gualpi,  se  huvieran  conformado  los  Oraybes  con  lo  que 
aqui  se  huviesse  determinado:  pues  siempre  huviera  sido  lo  mi>mo. 


Con  esto  se  deshizo  la  junta  y  un  Oraybe  que  estaba  esperando  la 
resolución  de  estos  Pueblos  passo  corriendo  la  noticia  de  ella  al 
suio.  Desde  esta  hora  procuré  averiguar  el  dictamen  é  inclinación 
de  los  Particulares,  instruiendo  y  exortando  á  los  que  podia,  sin 
concurso,  que  les  impidiesse  declararse.  Halle  como  en  los  demás 
Pueblos  á  unos  rebeldes  y  á  otros  atemorizados.  Bien  que  en  todos 
es  maior  y  mas  numeroso  el  partido  de  la  malicia. 

El  dia  1  de  Julio  antes  que  el  Sol  saliesse  encargue  al  Alcalde  y 
al  Ynterprete  que  si  veian  algún  Cosnina,  lo  conduxessen  aqui  ú 
donde  yo  estaba.  Los  Zuñis  havian  advertido  que  yo  queria  passar 
á  los  Cosninas  y  sospechando  que  los  havia  de  llevar  conmigo  (sien- 
do assi  que  yo  havia  pensado  regressarlos  á  su  Pueblo,  y  proseguir 
con  solo  el  Alcalde  por  saber  el  sentimiento  que  tiempo  haze  tienen 
de  ellos  diclios  Cosninas)  luego  que  vieron  que  uno  de  esta  Nación 
me  solicitaba  procuraron  divertirlo  por  otra  parte;  mas  no  logrado 
su  intento  ó  por  no  saber  el  idioma  Moquino  ni  el  Cosnina,  ó  por- 
que el  otro  no  les  daba  assensso  se  valieron  de  un  Apostata,  que  ú 
mas  de  el  idioma  propio  sabe  el  Zuñi,  y  el  Moquino.  Dixeronle  su 
aflixion  sin  fundamento,  y  que  acompañase  al  Cosnina  para  persua- 
dirme, que  no  era  tal  sino  Moquino  de  Oraybi.  Vio  mi  Alcalde  la  so- 
licitud con  que  los  Zuñis  impedian,  que  el  Cosnina  llegase  á  mi  pre- 
sencia é  infiriendo  el  motivo  baxo  de  la  azotea,  en  que  estaba  ob- 
serbandolos,  y  traxo  al  Cosnina  acompañado  ya  de  el  dicho  Aposta- 
ta. Dixome  lo  que  havia  pasado  y  con  esta  advertencia,  empece  á 
preguntar  al  Cosnina  por  su  Gente.  Respondió  luego  el  Apostata, 
que  aquel  no  era  Cosnina  sino  de  Oraybi.  Reprehendilo,  como  con- 
venia y  lo  eche  para  su  casa.  Luego  dixe  al  Cosnina,  que  yo  que- 
ria mucho  á  su  Gente  porque  ya  sabia,  que  eran  de  buen  corazón, 
y  que  por  ebto  deseaba  verlos  y  hablar  con  ellos;  que  no  creiesse  lo 
que  le  podian  haber  dicho,  en  lo  que  sin  duda  lo  havian  engañado. 
Encendi  un  cigarro,  chupé  yo  primero  y  luego  se  lo  di  para  que  el 
también  chupasse.  Chupamos  alternativamente  dos  cigarros  y  ya 
dexo  la  confussion  en  que  estaba,  mostrándose  sereno  y  alegre.  De 
este  modo  se  quitan  mutuamente  las  sospechas  de  engaño,  y  dan  á 
conocer  que  sencillamente  se  estiman  Yutas  y  Cosninas.  Y  assi  em- 
pezó á  contestarme  en  quanto  yo  le  preguntaba,  mediante  el  Yn- 
terprete. Ya  que  hubimos  platicado  cerca  de  dos  horas  me  hizo 


75 

una  tosca,  pero  clara  demarcación  de  el  camino  que  sale  de  Oraybi 
para  su  tierra,  señalando  vueltas,  y  jornadas  y  aguages,  la  exten- 
sión de  lo  que  ocupa,  y  habita  su  gente,  lo  que  las  ultimas  Ranche- 
rías distan  de  el  Rio  Grande,  y  el  rumbo  que  este  lleva,  y  de  las 
Naciones  confinantes. Todo  esto  demarcó  con  carbón  en  una  coraza 
de  silla.  No  pongo  esta  demarcación  ahora,  porque  espero  que 
Dios  me  ha  de  conceder  hacerla  quando  haia  visto  todo  esto.  Con- 
cluida la  demarcación,  y  lo  que  sobre  ella  conferimos  dixo:  «Padre 
ya  mi  corazón  está  quieto,  y  assi  quiero  ya  decirte  á  lo  que  he  veni- 
do. Quando  tu  llegaste  á  estos  Pueblos  estaban  aquí  dos  de  mi  gen- 
te, y  assi  que  te  vieron  bien,  se  fueron  sin  parar  hasta  mi  Ranche- 
ría que  era  la  mas  cercana:  avisaron  que  un  Padre  con  algunos  es- 
pañoles havian  llegado  á  Gualpi.  Apenas  acabaron  dé  contar  esto' 
quando  pregonó  mi  Capitán  mayor  que  se  previniessen  todos  los 
hombres  que  podian  caminar  para  venir  á  verte  antes  de  que  te 
volvieras.  Caminamos  mui  a  prisa,  y  antes  de  aier  encontramos  á 
los  de  Oraybi,  que  preguntándonos  adonde  Íbamos  tantos  y  juntos? 
respondimos,  que  á  verte  y  á  platicar  contigo.  Entonces  nos  dixe- 
roD,  que  ya  te  havias  ido,  y  que  no  podíamos  alcanzarte.  Entriste- 
cióse mi  Capitán,  y  todos  nos  entristecimos.  Consultamos,  que  ha- 
viamos  de  hacer,  Y  mi  Capitán  dixo  que  á  lo  menos  viniese  uno  á 
ver  si  te  alcanzaba,  para  saludarte  á  nombre  de  todos.  Nos  pareció 
assi  bueno:  mando  entonces  mi  Capitán,  que  yo,  que  también  soi 
Capitancillo,  partiese  á  la  ligera,  y  que  si  por  fortuna  te  alcanzaba 
te  contase  lo  que  ha  pasado,  y  te  dixese  que  mi  Capitán,  y  toda  mi 
Gente,  desean  que  tu,  todos  los  Padres,  el  Capitán  Grande,  y  todos 
los  Castellanos  (esto  es  Españoles)  estén  buenos  y  contentos:  que  mi 
Gente  los  quiere  mucho  y  que  assi  lo  digas  tu  á  todos. >  Dixele  lo 
que  correspondía  a  expression  tan  afectuosa,  y  que  si  no  me  ha- 
llasse  tan  enfermo,  y  sin  bestia,  en  que  caminar  porque  el  único  ca- 
ballo, que  tenia,  estaba  totalmente  imposibilitado  para  tan  largo 
camino,  con  el  mismo  me  iría  á  ver  álos  suios,  que  ya  amaba  como 
á  mis  hijos;  pero  acaso  Dios  me  aliviaría,  y  nos  veríamos  por  alia. 
Y  en  señal  de  mi  afecto  le  puse  yo  mismo  un  listón  ón  el  cuello,  y  le 
di  tabaco  de  el  Reino,  que  ellos  aprecian  mucho,  diciendole  que  lo 
entregasse  á  su  Capitán,  y  que  juntos  los  principales  de  la  Ranche- 
ría, lo  chupassen  en  mi  nombre  como  si  yo  me  hallasse  alli  presen- 


7(3 

te.  Estuvo  conmigo  hasta  que  sali  de  Gualpi.  Bajó  conmigo  el  Peñol 
y  se  despidió  abrazándome  estrechamente. 

El  dia  2,  después  de  mediodía,  oi  desde  la  pieza  ó  coi,  en  que 
estaba,  gran  ruido  y  alboroto  en  la  calle,  sali  prontamente  á  saber 
la  causa,  y  vi  unos  enmascarados,  que  aqui  llaman  entremesores,  y 
equivalen  a  los  Huohuenches,  antiguos  Mexicanos.  La  espantosa  y 
funesta  pintura  de  sus  mascaras,  y  la  suma  indecencia,  con  que  co- 
rrían, a  vista  de  mucha  Gente  de  uno  y  otro  sexo  eran  bien  claros 
indicios  del  inmundo  Espíritu,  que  esta  apoderado  de  sus  corazo- 
nes. No  llevaban  de  su  cuerpo  otra  parte  cubierta  que  el  Rostro,  y 
en  el  extremo  de  la,  que  no  es  decente  nombrar,  traían  subtílmente 
pegada  una  pequeña  y  delicada  pluma.  Este  horrible  expectaculo 
me  entristeció  de  modo  que  para  el  dia  siguiente  dispuse  la  salida, 
y  para  seguir  el  derrotero  de  mi  regreso  sin  interrumpsion  diré 
antes  lo  que  es  Moquí.  Mas  porque  he  de  poner  las  familias,  que  po- 
co mas  ó  menos  tendrá  cada  Pueblo,  advierto  que  los  Indios  de  es- 
tas Provincias,  por  una  familia  entienden.  Madre,  Padre,  Hijas  y 
Nietas  quando  se  casan  no  se  apartan  de  la  Madre  y  Abuela,  aun- 
que lleguen  á  tener  mucha  prole.  Por  lo  cual,  tres,  quatro,  y  á  ve- 
ces cinco  casados  componen  una  familia.  Y  assí  son  las  que  numero. 
Moquí.  Desde  el  primer  Pueblo  hasta  el  ultimo,  que  es  Oraybí,  de 
esta  corta  Provincia  no  hai  mas  que  quatro  leguas  y  media.  Tiene 
en  el  dia  siete.  Los  tres  primeros  están  en  la  Mesa  ó  Pinol  de  Gual- 
pi. De  los  quales  el  primero  se  compone  de  teguas  y  taños,  que  des- 
de el  alzamiento  General  viven  allí:  Guio  idioma  es  uno  mismo,  pe- 
ro distinto  de  el  Moquíno.  Esta  situado  sobre  el  mismo  Portillo, 
que  divide  el  peñol  de  la  Mesa,  y  tendrá  110  familias:  tiene  sus  dos 
Capitanes  y  Cacique:  el  cual  es  Chrístiano  Apostata  y  se  llama  Pe- 
dro. El  segundo  es  de  Moquínos:  no  tiene  govierno  propio,  porque 
es  como  la  aldea  de  Gualpi,  tiene  2  pequeños  quarteles  y  como 
quince  familias.  El  tercero  es  Gualpi,  y  tendrá  quando  menos  dos- 
cientas familias.  No  tiene  otro  aguage  la  Gente  de  estos  tres  Pue- 
blos de  que  proveerse  diariamente  que  el  que  esta  al  pie  de  el  Pe- 
ñol, y  lado  Oriental  en  el  mismo  camino,  por  donde  únicamente 
pueden  las  Caballerías  subir  á  los  Pueblos.  La  agua  es  de  mal  sa- 
bor, y  tan  escasa,  que  las  Indias  la  cojen  successivamente  y  suelen 
estar  algunas  horas,  antes  que  llegue  la  que  le  toca  para  llenar  sus 


77 

cantaros  ó  Guages.  Otro  aguage  hai  al  Oeste  de  el  peñol  al  pió  de 
un  cerrillo,  pero  está  mas  distante,  y  assi  solo  sirve  para  los  Gana- 
dos. En  el  Llano  al  Noroeste  de  los  Pueblos,  poco  mas  de  una  Milla, 
hai  tres  pequeños  ojos  de  agua  perenne.  Al  nordeste  en  un  cañón 
al  pie  de  la  Mesa  hai  otro  mas  copioso  y  de  mejor  agua:  por  este 
rumbo  puede  subir  Gente  montada  á  la  mesa,  y  llegar  solo  hasta 
el  portillo,  é  impedir  por  aqui  en  casso  necessario  la  fuga.  Todas 
las  demás  entradas  son  de  a  pie  y  difíciles.  A  todos  los  aguages  di- 
chos pueden  llegar  tropa  montada,  y  defenderlos  sin  que  desde 
eminencia  alguna  puedan  ser  ofendidos  con  flechas,  ó  piedras. 

En  dos  brazos  de  otra  Mesa  al  Oeste  de  la  antecedente  están 
otros  tres  Pueblos.  En  el  Septentrional  Mossasnabi,  y  Xipaloabi. 
Aquel  tendrá  50  familias  y  este  14  por  que  la  incomodidad  de  el 
sitio  ha  hecho  a  sus  moradores  passarse  al  brazo  austral  de  la  Me 
sa.  A  la  vanda  Oriental  dé  Mossasnabi  en  el  Camino,  que  ba  de 
Gualpi,  y  ya  en  el  llano  está  la  agua  de  que  estos  dos  Pueblos  se 
proveen.  Y  son  tres  pozos  copiosos  de  buena  agua,  el  uno  de  ellos 
perenne  y  corriente.  Tienen  tres  entradas  aun  de  á  caballo.  La  una 
por  el  Lesnordeste,  y  esta  es  difícil  para  Gente  montada.  La  otra 
por  el  Sur:  no  es  mui  mala.  Y  la  tercera  por  la  misma  meza  desde 
Xongopabi.  De  á  pie  tienen  varias.  En  el  brazo  austral  se  ha  redifi- 
cado  el  antiguo  Pueblo  de  San  Bartholomó  de  Xongopabi.  Hoy  solo 
retiene  el  nombre  de  Xommapabi  (los  qué  no  son  Moquinos  dicen 
Xongopabi)  tiene  tres  quarteles  bien  dispuestos,  aunque  no  muy 
grandes  y  como  60  familias.  En  la  falda  septentrional  de  la  meza 
está  el  único  aguage  de  que  se  abastece  este  Pueblo.  Otros  dos  tie- 
nen inmediatos  en  el  llano.  El  uno  azia  el  Sur  y  este  es  permanente. 
El  otro  al  Leste  y  es  un  bateque  mediano,  que  suele  secarse.  Dos 
subidas  de  a  caballo  tiene  la  mesa.  La  una  por  el  Oeste,  y  tiene  al- 
gunos pasaos  difíciles.  La  otra  por  el  Lesnordeste,  y  esta  es  buena 
aun  para  bestias  de  carga;  pero  es  fácil  de  defenderla,  aun  con  mui 
poca  gente.  Al  Oesnoroeste;  está  la  tercera  mesa,  en  que  se  halla 
situado  el  Pueblo  de  San  Francisco  de  Oraybi  (hoi  solo  Oraybi)  tie- 
ne onze  quarteles  bien  grandes,  y  bien  dispuestos,  con  calles  á  todos 
rumbos,  y  se  comprondrá  quando  menos  de  800  familias.  Govier- 
nase  por  dos  Capitanes,  y  un  Cacique.  Tiene  dos  principales  entra- 
das, la  una  por  el  Oriente,  y  la  otra  por  el  noroeste.  Ambas  son  fa- 


78 

ciles  aun  para  gente  de  a  caballo.  En  el  principio  de  la  primera  es- 
tan  dos  aguages  de  mala  agua;  que  solo  sirve  para  las  bestias:  pe- 
ro es  necesario  sacarla  de  los  pozos,  para  que  la  puedan  beber  en 
unas  oquedades,  que  los  del  Pueblo  han  hecho  en  piedras.  En  el  de 
la  segunda  como  una  milla  al  Norte  de  el  Pueblo  está  una  fuente  de 
buena  agua  que  es  la  que  aunque  pequeña,  lo  abastece.  Mui  cerca 
del  pueblo,  al  Oeste  tienen  seis  cisternas  grandes  en  que  cuando 
llueve  y  nieva  puede  recogerse  mucha  agua;  mas  quando  yo  las  vi 
estaban  secas.  Todos  los  Pueblos  abundan  de  Ganado  menor:  cuia 
lana  por  lo  común  es  negra.  Tienen  también  alguno  mayor:  y  de  es- 
te hai  mucho  mas  en  Oraybi.  En  este  hai  buena  caballada.  Siem- 
bran maíz,  frijol,  chile  y  algodón.  De  este  hacen  tejidos  á  su  Modo 
mui  curiosos;  y  de  la  lana  texen  para  comerciar  y  vestirse:  las  fru- 
tas de  aqui  son  melones,  sandias,  y  durasnos.  El  piñón  lo  tiene  mui 
distante.  Visten  como  los  Indios  Christianos  de  este  Reino.  Las  Mo- 
quinas  no  usan  el  cabello  sobre  la  frente  á  modo  de  melena,  como 
las  demás  Indias  de  aqui;  sino  que  se  peinan  á  la  moda  Española  an- 
tigua, aunque  con  alguna  diferencia,  esto  es  entre  si;  porque  por 
el  peinado  se  distinguen  las  casadas  y  viudas  de  las  donzellas  y 
solteras. 

Al  Norte  de  Moqui  un  dia  de  camino  me  dixeron  que  hai  un  rio 
mediano  con  buenas  vegas.  Al  Oeste  de  Oraybi  hai  otro,  no  sé  si 
pequeño  ó  grande;  y  no  puede  estar  mui  lexos,  porque  con  el  rie- 
gan los  Indios  Oraybes  algunos  sembrados  que  hacen  en  sus  orillas. 

La  Religión  de  los  Moquinos  en  el  dia,  es  la  misma  que  antes 
de  que  tubiessen  noticia  de  el  Evangelio:  El  Dios  principal  que  ado- 
ran es  el  Sol.  A  mas  de  este  tienen  una  multitud  innumerable  de 
ídolos,  que  se  reducen  á  palos  petrificados  y  pintados.  Nutren  es- 
pecialmente en  Gualpi  unas  vivoras,  que  con  el  trato  amansan:  las 
que  sacan  de  las  estufas,  para  los  bailes  de  mas  solemnidad,  y  con 
ellas  hacen  muchas  ceremonias  idolátricas.  He  oido  decir  que  los 
Oraybes  guardan  con  grande  aprecio  el  cuerpo  de  el  V.  P.  Truxillo 
integro  y  flexible,  mas  yo  no  pude  rastrear  el  menor  indicio  de  es- 
to, ni  me  parece  creible. 

El  dia  3  de  Julio  salimos  de  Gualpi  para  Zuñi  por  distinto  ca- 
mino de  el  que  llevamos.  Aunque  procure  escusarlo  embio  el  Ca- 
pitán de  Gualpi  40  hombres  armados  para  que  averiguaseen,  si 


79 

unos  humos  que  se  habían  visto  por  donde  haviamos  de  venir  eran 
de  los  Navajos,  que  intentaban  matarnos.  Acción  que  agradeci  mu- 
cho. Haviendo  caminado  como  5  leguas  llegamos  á  un  sitio  lla- 
mado Aguatoby.  En  la  falda  de  una  pequeña  loma,  en  el  mismo 
camino  está  el  aguage,  que  es  una  fuente  mediana  de  buena  agua, 
capaz  de  abastecer  á  mucha  gente  y  caballada.  Junto  a  su  nacimien- 
to hai  muchos  arboles  de  durasnos.  Aqui  estubimos  hasta  las  cinco 
de  la  tarde  para  que  la  caballada  bebiendo  a  esta  hora  pudiese  lle- 
gar al  siguiente  aguaje,  que  dista  como  veinte  y  dos  leguas  de  este. 
Proseguimos  á  dicha  hora  y  en  quanto  acabamos  de  subir  la  loma, 
divisamos  las  ruinas  de  la  antigua  Mission  y  Pueblo  de  San  Ber- 
nardino  de  Aguatobi:  que  estaba  en  un  alto,  poco  mas  de  un  quarto 
de  legua  al  Sur  de  el  nacimiento  de  dicha  fuente.  Andubimos  rum- 
bo Sudueste,  como  hasta  las  dos  de  la  mañana.  Paramos  junto  a  un 
cerro  que  esta  solo  en  el  llano  para  reposar  un  rato  y  que  las  bes- 
tias comiesen.  Antes  que  el  Sol  saliesse,  proseguimos  nuestra  pe- 
nosa jornada  rumbo  Leste:  ya  cerca  de  medio  dia  empezaron  las 
bestias  á  fatigarse  de  modo  que  algunas,  ni  aun  sin  ginete  podian 
andar.  Por  fin  á  las  dos  o  tres  de  la  tarde  llegamos  al  aguage  nom- 
brado el  Ojo  de  la  Jara.  Es  aguage  copioso  y  de  buena  agua:  hai  en 
el  pedazo  que  baña  y  en  el  circuito  mui  buenos  pastos.  Hai  también 
en  este  Parage  unos  arboles  grandes,  cuia  sombra  nos  sirvió  de 
gran  consuelo,  porque  el  sol  que  estaba  mui  ardiente,  nos  havia  fa- 
tigado mucho.  Descansamos,  y  se  reforzó  la  caballada. 

El  dia  4  salimos  de  este  sitio,  y  haviendo  caminado  rumbo  Les- 
nordeste  nueve  leguas,  llegamos  al  aguage  llamado  el  Ojo  de  el  Al- 
magre. Mui  poco  antes  de  llegar  vimos  en  el  seis  caballos.  Juzga- 
mos que  allí  estaban  Apaches  Gileños  (que  frequentan  mucho  este 
camino).  Adelantóse  el  Alcalde  con  tres  Yndios,  y  halló  ser  bestias 
de  un  Nabajó  conoscido.  Es  mediano  el  aguage  y  tiene  buenos 
pastos.  Sesteamos  aqui:  y  a  las  quatro  de  la  tarde  proseguimos  por 
el  mismo  rumbo.  A  las  nueve  o  diez  de  la  noche  paramos  en  un  mon- 
te de  Sabinos  y  Piñones,  haviendo  caminado  como  seis  leguas  al 
Leste.  Aquí  no  hubo  agua  pero  si  buen  pasto. 

El  dia  5  salimos  temprano  y  llegamos  á  esta  Mission  de  N.  S.  de 
Guadalupe  de  Zuñi,  como  á  las  nueve  de  la  mañana,  mui  alegres 
porque  Nra  Patrona  y  Sra.  nos  libertó  con  su  intercesión  de  las  des- 


80 
f^Tacias,  que  nos  amenazaron,  y  otras  que  pudieron  habernos  suce- 
dido en  camino  de  tanto  riesgo  como  el  que  traximos:  pues  es  el  mas 
cercano  á  los  Apaches  Gileños  y  Mescateros:  Halle  á  mi  Pueblo  sin 
que  huviese  muerto  ninguno  de  los  hijos.  Sea  Dios  por  siempre 
bendito. 

Esto  es  Padre  Nuestro  lo  sucedido:  lo  que  andube  hize  y  obser- 
vó en  mi  viaje  á  Moqui.  Y  aunque  lo  refiero  con  la  tosquedad  de  mi 
estilo;  en  nada  falto  á  la  verdad.  Apreciaré  complacer  en  algo  á 
V.  P.  y  que  goze  una  y  otra  salud.  En  que  pido  á  Dios  conserve  su 
importante  vida  muchos  años.  Mission  de  N.  S.  de  Guadalupe  de 
Zuñi,  y  Abril  30  de  1776.  B.  L.  M.  de  V.  P.  Rda.  su  mas  afecto  ó  inútil 
subdito.— Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante. 

Concuerda  con  su  original  que  queda  en  esta  Secretaria  de  mi 
cargo,  y  para  que  conste  donde,  y  quando  convenga,  de  orden  ver- 
bal de  N.  M.  R.  P.  Mtro.  Provincial  Fr.  Ysidro  Murillo,  doi  la  pre- 
sente sellada  con  el  sello  menor  de  la  Provincia. 

Fecha  en  12  dias  del  mes  de  Agosto  de  este  año  de  1776,  en  este 
convento  de  N.  P.  S.  Francisco  de  México. 

Fr.  Miguel  Martínez,  Secretario  de  Prov.  (rubr.)— Hay  un  sello. 

Arch.  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  Sigo.  154—7—16. 


IV 


M.  R.  P.  MINISTRO  PROVINCIAL  Fr.  Ysidro  Murillo.  Mui  R.  P. 
Ntro.:  Después  que  ya  tenia  remitida  la  carta  en  que  obedeciendo 
al  precepto  de  V.  P.  R,  incluio  la  copia  de  el  informe  que  el  Sr.  Go- 
vernador  de  este  Reino  me  pidió  el  año  próximo  pasado  sobre  la 
comunicación  de  estas  Provincias  con  las  de  Sonora  y  Californias, 
el  transito  por  tierra  á  Monterey,  y  la  reducion  de  los  Moquinos,  me 
ocurrió  no  debia  omitir  aunque  fuesse  en  papel  separado  exponer 
á  V.  P.  con  alguna  mas  estencion,  que  en  el  informe,  las  razones, 
porque  sin  embargo  de  otras  contrarias,  que  desde  luego  pueden 
objetarse,  y  abajo  insinuaré,  tengo  por  necessaria  y  conveniente 
la  fuerza  para  quitar  los  obstáculos,  por  otro  medio  insuperables, 
en  que  siempre  ha  tropezado  el  zelo  christiano  de  los  religiosos  de 
esta  Custodia,  que  desde  su  restauración  han  passado  de  ella  á  la 
Provincia  de  Moqui,  y  puesto  los  mas  eficaces  medios  de  la  suavi- 
dad evangélica  para  vencer  la  obstinación  y  rebeldía  de  sus  Mo- 
radores. 

En  cuia  gloriosa  empressa  se  singularisaron  el  P.  Fr.  Josef  An- 
tonio de  Miranda,  que  vivió  y  murió  en  este  reino  con  gran  fama 
de  Santidad,  el  P.  Fr.  Carlos  Delgado  y  Fr.  Josef  de  Yrigoien.  De 
quienes  el  primero  en  las  muchas  entradas  que  hizo,  no  logró  otra 
cosa,  que  el  mérito  correspondiente  á  su  apostólico  zelo.  Los  otros 
dos  consiguieron  baxar  algunas  familias  de  Oraybi,  y  á  losTiguas, 
que  desde  el  alzamiento  general  vivian  gentílicamente  en  aquella 
Provincia:  por  que  Dios  para  salvar  estas  almas  permitió  una  grave 


82 
discordia  sobre  la  elección  de  Cacique  en  Oraybe,  por  lo  que  divi- 
dido en  dos  partidos,  tomaron  uno  contra  otro  las  armas:  y  quedan- 
do el  menos  poderoso  (que  se  componia  de  dichas  familias,  y  de 
otras,  que  6  desistieron  con  tiempo,  ó  perecieron)  odiado  de  su  con- 
trario, y  temeroso  de  otros  encuentros,  se  refugio  á  la  pequeña  me- 
za, en  que  estaban  los  Tiguas,  ya  también  antecedentemente  indis- 
puestos con  lo  mas  de  la  Provincia.  De  esta  occasion  tan  bella  se 
valieron  oportunamente  los  dos  sobredichos  Padres,  y  qnandogo- 
vernaba  Dn.  Gaspar  Domingo  de  Mendoza,  asseguraron  en  él  gre- 
mio de  la  Iglesia  á  los  Moquinos,  y  Tiguas  referidos,  que  hoi  com- 
ponen el  Pueblo  de  Zandia.  Mas  viendo  el  común  enemigo,  que  las 
discordias,  que  el  mismo  suscitaba  para  maior  ruina  de  aquellas  mi- 
serables Almas,  convertía  el  Altissimo  por  medio  de  sus  Ministros 
en  beneficio  de  ellas,  inventó  su  malicia  nuevos  modos  de  impedir 
la  fructificación  de  el  g'  no  Evangélico,  persuadiendo  á  los  que  go- 
viernan,  que  si  permiten  la  reducción  desús  respectivos  subditos, 
perderán  el  absoluto  dominio,  que  usurpan:  que  no  tendrán  la  li- 
bertad que  ahora,  assi  en  orden  á  sus  intereses,  como  a  sus  orde- 
nados apetitos:  que  si  no  resisten  unidos  se  irán  bajando  poco  á  po- 
co muchos,  se  desmembrará  la  Provincia,  y  vendrá  al  extremo  de 
reducirse  al  dominio  de  los  Españoles.  Ellos  alucinados  con  la  am- 
bición de  el  mando  ponen  todo  su  conato  en  que  sus  inferiores  re- 
ciban estas  mismas  impresiones  y  otras  que,  para  mas  obstinarlos, 
les  sugieren,  como  el  que  los  Padres  y  Españoles  solicitan  su  con- 
versión, no  por  lastima  que  tengan  de  su  miserable  estado,  sino  por 
la  codicia  de  sus  bienes  y  servicios.  Por  lo  qual  desde  el  año  de  41, 
en  que  se  bajaron  los  Moquinos  y  Tiguas  sobredichos,  han  trabaja- 
do sin  fruto  de  conversión  alguna  los  RR.  PP.  Fr.  Miguel  Menche- 
ro,  Fr.  Juan  de  Toledo  y  Fr.  Mariano  Rodrigue/  de  la  Torre,  actual 
Vice-Custodio  de  esta,  que  como  su  P.  sabe  han  entrado  successiva- 
mente  á  predicarles.  Y  aunque  los  PP.  Fr.  Thomas  Murciano  de  la 
Cruz  y  Fr.  Pedro  de  el  Pino  tuvieron  una  occasion  mui  semejante  á 
la  referida,  para  reducir  á  los  Taños,  y  procuraron  no  omitir  dili- 
gencia para  aprovecharla,  por  lo  arriba  expuesto,  solo  consiguieron 
bajar  ocho  familias  de  dichos  Taños.  De  que  resultó  dificultarse 
mas  la  reducción  de  aquella  rebelde  Provincia:  porque  viendo  los 
principales  de  ella,  que  á  pesar  de  sus  depravados  influxos,  y  con- 


83 
sejos,  havian  bajado  aquellas  amilias,  promulgaron  de  común 
acuerdo  formidables  penas,  no  solo  contra  los  que  intentaren  redu- 
cirse, mas  también  contra  los  que  no  siendo  Caciques,  Capitanes  ó 
Ancianos  de  authoridad,  se  les  averiguare  haber  hablado  de  inten- 
to con  los  Padres  en  asumpto  de  Religión.  Y  pues  todos  estos  Reli- 
giosos han  experimentado  lo  mismo  que  aqui  y  en  el  informe  refie- 
ro, y  no  han  reconoscido  otros  óbices,  que  los  que  llevo  indicados; 
llanamente  se  infiere,  que  iaterim  estos  subsistan,  no  se  conseguirá 
la  reducción  de  Moqui  con  solos  los  medios  de  la  suavidad  y  persua- 
sión. Quando  yo  no  sabia  todo  esto,  ni  lo  havia  experimentado,  me 
parecia,  que  quando  mas  difícil  estuviesse  la  conversión  de  los  Mo- 
quinos,  se  facilitaria  gratificando  á  los  Caciques  y  Capitanes,  qué 
como  he  dicho  la  impiden,  con  algunas  dadivas  de  cosas  aprecia- 
bles  entre  ellos;  pero  después  que  supe  con  certidumbre,  que  el  P. 
Fr.  Miguel  Manchero  usó  inútilmente  de  este  medio,  y  que  los  mis- 
mos Caciques  y  Capitanes  han  dicho  muchas  veces,  que  los  Padres 
intentan  engañarlos  con  dones  (Por  lo  que  no  admitieron  al  P.  Men- 
chero  los  que  les  ofrecía)  juzgo  este  medio  no  solo  improporciona- 
do, mas  aun  capaz  de  producir  por  la  malicia  de  los  rebeldes  y 
apostatas,  que  hai  entre  ellos,  nuevas  dificultades.  Conque  según 
pienso  no  hai  otro  eficaz  para  allanarlas  todas,  que  el  que  en  el  in- 
forme propuse. 

Dixe  pues  que  «el  medio  proporcionado  que  puede  y  debe  to- 
marse, es  que  con  el  campo  de  la  expedición  proiectada  (o  con  otro, 
que  para  el  intento  se  forme)  se  reduzgan  por  fuerza  á  la  domina- 
ción de  su  legitimo  Soberano,  se  baxen  de  los  Peñoles  a  sitio  bajo, 
digo  llano,  y  acomodado,  y  se  tomen  las  demás  providencias  que  se 
consideren  necesarias,  para  contenerlos  en  la  debida  sujesion.  Pues 
ya  sujetos  y  sin  esperanza  de  volver  á  su  necio  libertinage,  tengo 
por  cierta  su  pronta  y  total  conversión  con  la  predicación  de  los  Re- 
ligiosos que  á  este  fin  se  destinaren»:  cuyas  ultimas  palabras,  con 
las  que  en  el  informe  les  anteceden,  claramente  demuestran,  que  mi 
propuesta  de  ninguna  suerte  se  opone  á  las  disposiciones  pontifi- 
cias, y  conciliares,  sobre  el  objeto  de  ella,  porque  como  V.  P.  mui 
bien  sabe,  la  mente  de  los  Sumos  Pontífices  y  Concilios,  según  los 
mas  sanos  theologos  y  canonistas,  no  es  otra  cosa  que  el  que  la  con- 
versión de  los  fieles  ó  Indios,  de  que  principalmente  tratan,  sea  to- 


84 
talmente  libre  y  voluntaria.  Lo  que  es  bien  compatible  con  el  me- 
dio propuesto,  porque  este  únicamente  se  dirige  á  quitar  los  emba- 
razos indicados  para  que  la  predicación  de  el  Evangelio  sea  oida  de 
todos,  y  logre  su  eficacia  en  los  escogidos.  Con  lo  que  también  se 
desvanece  el  escrúpulo  de  contravenir  en  esto  alas  Leyes  reales  de 
Indias,  con  que  en  diversos  tiempos  han  reprimido  nuestros  piado- 
sísimos y  catholicos  Monarcas,  ó  el  mismo  anhelo,  que  algunos  han 
manifestado,  al  nombre  de  conquistadores,  ó  el  indiscreto  celo,  con 
que  otros  han  intentado,  convertir  Indios  infieles  con  la  espada, 
antes  que  con  la  predicación.  A  mas  de  que,  haviendose  determina- 
do, como  el  año  de  47  se  determinó,  por  el  Exmo.  Sr.  Virrey  que  era 
entonces  Dn.  Francisco  Huemes  de  Oreacitas  practicar  este  mismo 
medio  con  todo  lo  demás,  que  en  el  informe  insinuó,  no  me  parece 
creíble  teuga  oposición  alguna  con  dichas  Leyes.  Esto  consta  dé  el 
Despacho  de  su  Exa.  expedido  en  dicho  año,  que  traxo  el  R.  P.  Fr 
Miguel  Menchero,  y  entregó  al  Capitán  de  el  passo  de  el  rio  del 
Norte,  que  era  Dn.  Alonso  Rubin  de  Celis:  á  quien  se  cometía  la  co- 
mandancia de  la  expedición.  Y  aunque  en  el  nuevo  reglamento  é  ins- 
trucción de  Presidios  tit.  10  §  6  ordena  su  Magestad  (D.  L.  G.)  «que 
con  las  Naciones  que  se  mantienen  quietas  ó  neutrales,  se  conserve 
el  mejor  trato  y  correspondencia,  dicimulandoles  algunas  faltas  ó 
leves  excesos,  y  procurando  inducirlos  con  el  buen  exemplo  y  per- 
suasión á  que  admitan  Missioneros,  y  se  redusgan  a  su  dominación», 
me  parece,  qué  aqui  habla  S.  M.  de  aquellas  Naciones  que  nunca  se 
han  sugetado  á  su  dominio  ni  perjudican  á  la  Religión  ó  á  la  Coro- 
na. Entre  quiénes  no  pueden  numerarse  los  Moquinos:  porque  en 
quanto  á  lo  primero  son  legítimamente  Vasallos  de  su  Magestad,  j 
repugnan  desde  tanto  tiempo,  como  llevan  de  alzados  la  obedien- 
cia, que  no  solo  prometieron,  mas  exercitaron  muchos  años.  No  se 
ha  celebrado  Capitulación  alguna  con  ellos,  en  que  se  haian  absuel- 
to  de  la  obediencia,  que  deben  á  su  Soberano,  ni  su  Magestad  en  el 
lugar  citado  cede  el  derecho,  que  tiene  para  impeler  á  sus  Vasallos 
á  que  le  reconozcan  por  su  Rey  y  Señor.  Luego  los  Moquinos  no 
pueden  llamarse  indiferentes,  porque  es  neutralidad  mui  impropia 
una  obstinada  rebeldía.  En  quanto  á  lo  segundo  perjudican  a  la  Re- 
ligión, porque  como  tengo  dicho  abrigan  á  los  Indios  Christianos, 
que  de  los  Pueblos  de  esta  Custodia  se  passan  á  ellos,  ya  por  lograr 


85 
la  impunidad  d©  sus  delitos,  ya  por  vivir  con  la  libertad  de  concien- 
cia, que  allí  se  permite,  y  aqui  refrena  el  zelo  de  los  Missioneros  y 
Ministros  seculares:  Y  no  solo  los  abrigan,  mas  aun  los  defienden  é 
impiden  con  las  armas,  que  los  saquen  de  alli:  como  sucedió  no  ha 
mucho,  pues  haviendo  ido  unos  indios  de  el  Pueblo  de  Sta.  Clara  á 
Moqui  con  el  fin  de  bajar  á  otro  de  su  Gente,  y  Pueblo  llamado  vul- 
garmente Antonio  el  Cuate  (que  conosco  y  exhorte,  quanto  pude  á 
que  se  reduxese  al  gremio  de  la  Iglesia)  resistiéndose  este,  le  infla- 
ron con  ardor,  y  juzgando  los  Moquinos  que  lo  querían  sacar  por 
fuerza,  les  acometieron,  y  les  huvieran  quitado  la  vida,  si  el  mismo 
infeliz  apostata  no  los  huviera  contenido  diciendo,  que  solo  havian 
ido  á  verlo,  y  que  no  intentaban  bajarlo.  Los  gravissimos  daños, 
que  de  esto  se  han  seguido,  y  si  no  se  repara,  seguirán  á  la  tierna 
Cristiandad  de  este  Reino,  es  fácil  á  qualquiera  inferirlos  por  lo 
que  no  me  detengo  en  exponerlos.  Perjudican  también  á  la  Coro- 
na, y  pueden  perjudicar  mas,  en  adelante  assi  por  lo  que  hablando 
de  los  Cosninas  digo  en  el  Informe,  como  por  haverse  hecho  aquella 
Provincia  común  asylo  de  los  malos.  De  que  resulta  mui  poca  segu- 
ridad aun  de  lo  conquistado,  y  reducido  en  estas  partes  á  expensas 
bien  crecidas  de  el  Real  Erario. 

Por  todo  lo  qual,  según  mi  corto  alcanze,  no  debe  causar  otra 
Ordenanza  el  menor  embarazo.  Ni  lo  deberá  causar  la  considera- 
ción, que  es  factible,  ocurra  de  que  viendo  las  Naciones  infieles 
confinantes,  que  sin  embargo  de  no  havernos  hostilizado  los  Mo- 
quinos desde  el  año  de  17  ó  18,  en  que  cesó  la  guerra  entre  ellos  y 
los  Zuñis,  se  sujetan  á  fuerza  recelaran  que  les  suceda  á  ellos  lo 
mismo,  y  siempre  tendrán  por  sospechosas  las  paces  y  amistad  de 
los  Españoles.  De  que  puede  originarse  alguna  liga  general,  que  in- 
fiera graves  daños  á  este  Reino,  y  lo  constituía  en  maior  riesgo  del 
que  actualmente  padece.  Digo,  que  ni  esta  consideración  debe  em- 
barazar: porque  supone  cierto,  lo  que  consta  y  tengo  averiguado 
ser  falso,  es  á  saber  que  estas  Naciones  ignoren,  que  los  Moquinos 
estubieron  mucho  tiempo  sujetos  á  los  Españoles,  y  se  alzaron  co- 
mo los  demás  Pueblos  de  este  Reino:  que  estos  se  sugetaron  á  fuer- 
za de  armas,  y  que  muchos  de  ellos  fueron  castigados  por  el  segun- 
do alzamiento  que  hicieron,  y  finalmente  que  una  vez  sola  se  ha 
intentado  lo  mismo  con  los  Moquinos . 


86 

Todo  esto  supone  cierto,  y  era  preciso  lo  fiiesse,  para  inferir 
con  alguna  probabilidad  el  inconveniente  que  saca:  pues  claro  es- 
tá, que  si  los  Gentiles  no  hallan  en  si  los  motivos,  que  en  los  Moqui- 
nos,  para  evitar  nuestras  armas  contra  ellos,  nunca  llegarán  á  per- 
suadirse les  haia  de  suceder  lo  mismo.  Y  supuesto  que  los  Apaches 
y  Comanches  ni  son  nuestros.  Amigos  ni  hai  esperanza  de  que  lo 
sean  mientras  puedan  ofendernos,  la  reflexión  insinuada  principal- 
mente recae  sobre  la  amistad  de  los  Yutas,  y  la  inocente  quietud  de 
los  Cosninas.  Los  Yutas  llevan  algunos  años  de  unión  y  amistad 
con  nosotros;  pero  con  los  Moquinos  nunca  la  han  tenido;  y  ahora 
han  declarado  guerra  aun  á  los  Gualpis,  con  quienes  únicamente 
solian  hacer  sus  cambios,  ó  como  aqui  dicen  cambalaches.  El  que 
tiene  algún  conocimiento  de  estos  Indios  sabe  mui  bien,  que  como 
á  ellos  no  toque  inmediatamente  la  guerra,  no  les  da  cuidado  que 
molesten  á  su  vecino;  y  mucho  menos  les  dará  que  se  dirija  contra 
su  enemigo.  A  mas  de  que  sabiendo  los  Yutas,  que  los  Moquinos 
fueron  Christianos,  sujetos  á  los  Españoles,  y  que  entre  ellos  hai 
muchos  de  los  nuestros,  se  les  puede  decir,  que  por  estos  motivos 
son  sujetados  á  fuerza,  y  quitarles  de  este  modo  el  rezelo,  que  po- 
día quedarles  de  nuestra  conducta,  y  amistad.  Los  Cosninas,  aun- 
que tratan  con  los  Moquinos,  son,  según  manifiestan,  mas  inclina- 
dos á  nosotros,  y  no  solo  á  mi  han  indicado  estar  mal  contentos  con 
la  amistad  y  cauteloso  proceder  de  los  Moquinos.  Por  lo  que  la  suge- 
cion  de  estos  está  tan  lexos  de  desasonar  á  los  Cosninas,  que  según 
pienso,  será  medio,  con  que  se  adelante  mucho  para  su  reducción. 

El  año  de  quarenta  y  siete  supieron  los  Moquinos,  que  iban 
nuestras  armas  á  rendirlos,  y  los  turbó  tanto  esta  noticia  que  les 
hizo  bajar  á  este  de  Zuñi,  y  simular  la  mas  humilde  sugecion:  bien 
creible  es,  que  antes  comunicassen  su  cuidado  á  los  Cosninas,  y  con 
las  razones  mas  persuasivas  de  que  á  ellos  no  menos  que  á  los  Mo- 
quinos importaba  recibir  á  los  Españoles,  procurassen  su  auxilio. 
No  obstante  esto  el  año  de  54  determinaron  los  Cosninas  christia- 
narse  y  sugetarse  á  los  Españoles:  para  lo  qual  embiaron  un  Capi- 
tán anciano  de  los  de  mas  authoridad,  con  otros  5  individuos  á  la 
Villa  de  Sta.  Fé:  que  no  llegaron,  porque  antes  de  llegar,  les  quita- 
ron por  influxo  de  los  Moquinos  la  vida.  Y  aunque  por  conmisera- 
ción nacida  de  la  ignorancia  de  el  hecho  se  extraxo  de  la  cárcel  de 


87 
México  el  reo  principal  de  esta  maldad  con  detrimento  de  una  ver- 
dad tan  importante,  lo  he  oido  muchas  veces,  sin  discrepancia  á  los 
mismos  que  ensangretaron  sus  flechas  en  la  inocente  sangre  de  los 
dichos  Cosninas,  y  aprovecharon  el  oro,  plata  y  chalchihuites  que 
llevaban  al  Governador  Dn.  Francisco  Marin  de  el  Valle.  Esto  su- 
puesto. ¿Con  que  fundamento  nos  recelaremos  de  ellos?  Pero  doi 
que  esto  no  convenia.  Atiéndase  á  lo  que  boi  á  exponer,  y  que  nin- 
guno de  los  que  tienen  noticia  de  estas  partes  ignora. 

Este  Reino  desde  su  espiritual  conquista  hasta  la  sublevación 
general  ha  confinado  con  las  mismas  naciones  que  hoi,  exceptuan- 
do la  Comanche;  todas  comerciaron  con  los  Pueblos  christianos,  de 
todas  tuvieron  gente  auxiliar  los  sublevados:  luego  todas  saben,  que 
Pueblos  estubieron  sugetos  á  los  Españoles:  Catorze  años  después 
de  la  sublevación,  que  fue  en  el  de  80  de  el  siglo  passado,  entro  Dn. 
Diego  de  Bargas  á  la  conquista:  fingieron  los  mas  Pueblos  estar 
promptos  á  obedecerle  y  admitir  Missioneros,  sin  duda  con  el  de- 
signio de  disuadirle  la  necesidad,  que  tenia  de  fuerzas  superiores  á 
las  suias.  Volvió  á  entrar  el  año  siguiente  de  95  con  alguna  gente 
para  el  repueble,  y  hallando  rebeldes  y  promptos  á  defenderse  á 
todos  los  que  juzgaba  rendidos,  echó  mano  de  las  armas,  y  con  ellas 
reduxo  á  todos  los  que  con  ella  están  sugetos:  Volvieron  á  suble- 
varse algunos  de  estos  y  fueron  castigados  los  principales  motores 
con  la  severidad,  que  demandaban  tales  excessos.  ¿Ignorarían  esto 
las  naciones  gentiles  confinantes?  Dejarla  acaso  de  ser  implorado 
su  auxilio?  Con  que  Españoles  tenian  actual  guerra  los  alzados?  No 
se  mantuvieron  14  años,  y  algunos  de  ellos  hasta  20,  sin  otro  disgus- 
to que  sus  intestinas  discordias?  No  era  entonces  mas  fácil  restable- 
cer la  liga  hecha  para  el  alzamiento?  O  tenia  entonces  el  Reino  mas 
fuerzas  christianas,  y  menos  enemigos,  que  en  el  dia  para  que  el  te- 
mor de  nuestras  armas  la  pudiesen  impedir  entonces,  y  no  ahora? 
Que  sospechas  ha  ingerido  á  estas  Naciones  la  violenta  sugecion  de 
los  alzados?  Han  dexado  por  ella  de  admitir  paces  con  nosotros?  No 
hai  duda  Padre  Nro.  que  quando  se  emprehendio  la  restauración 
de  este  Reino,  eran  enemigos  declarados  aun  los  que  hoi  tenemos 
por  amigos,  y  á  mas  de  estos  todos  los  rebeldes,  que  en  el  dia  son 
gran  parte  de  nras.  fuerzas;  pues  si  entonces  no  embarazó  este  re- 
celo la  reducción  de  tantos  Pueblos,  por  que  ha  de  embarazar  aho- 


88 
ra  la  de  los  Moquinos?  Pareceme  Padre  Nro.  que  no  hai  inconve- 
niente alguno  en  la  aplicación  de  el  medio  propuesto. 

De  cuia  eficacia  y  conveniencia  en  semejantes  circunstancias 
me  parece  no  puedo  recordar  mas  apto  testimonio,  que  la  reducción 
de  los  Nayeritas:  en  que  desde  el  año  primero  de  este  siglo  se  reco- 
nocieron los  mismos  óbices,  que  en  la  de  Moqui  llevo  indicados  y 
por  espacio  de  20  años  se  experimentaron  insuperables,  por  los  me- 
dios de  la  suavidad  y  persuasión,  hasta  que  en  el  de  22  se  aplicó  es- 
te de  que  boi  hablando:  con  el  que  se  hallanaron  todas  las  dificul- 
tades, y  se  logró  la  conversión  de  tantas  almas.  Las  que  perseve- 
rando hasta  el  dia  reducidas  á  siete  Missionea,  quietas  y  constan- 
tes en  la  Fé  nos  quitan  el  rezelo,  que  podia  ha  ver  de  que  sugetando 
por  fuerza  á  los  Moquinos  las  conversiones  que  se  sigan  puedan  ser 
violentas,  y  por  esto  insubsistentes:  porque  si  el  haver  sugetado  por 
fuerza  á  el  Nayerit,  no  hizo  violéntala  conversión  de  los  Nayeritas; 
sino  que  cada  uno  se  reduxo  á  la  Fé,  quando  á  impulsos  de  la  gra- 
cia de  la  persuasión  y  de  el  exemplo,  llegó  á  querer  libre  y  espon- 
táneamente. ¿Por  qué  no  sucederá  esto  mismo  á  los  Moquinos?  Y 
assi  V.  P.  P.  Ntro.  como  tan  zeloso  de  el  bien  de  las  Almas,  promueva 
sin  perdida  de  tiempo  el  de  las  de  Moqui,  y  perdone  la  fastidiosa 
prolixidad,  con  que  á  favor  de  ellas  he  manifestado  quanto  mi  corte- 
dad alcanza.  Sea  conoscido  y  alabado  de  todas  las  Naciones  de  el 
Mundo  el  nombre  de  Dios,  á  quien  pido  guarde  á  V.  P.  muchos  años. 

Misión  de  Nra.  Sra.  de  Guadalupe  de  Zuñi  y  Mayo  6  de  1776. 

B.  L.  M.  de  V,  P.  Rda.  el  mas  inútil  de  sus  subditos. 
Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante. 

Concuerda  con  su  original  que  queda  en  esta  secretaria  de  mi 
cargo  á  que  me  remito,  y  de  que  doi  fé,  y  para  que  conste  donde  y 
quando  convenga  de  orden  verbal  de  N.  M.  R.  P.  jMinistro  Provin- 
cial Fr.  Isidro  Murillo,  doi  la  presente  firmada  de  mi  mano  y  nom- 
bre y  sellada  con  el  sello  menor  de  la  Provincia. 

Fecha  en  este  Convento  grande  de  N.  P.  S.  Francisco  de  México 
en  12  dias  del  mes  de  Agosto  de  1776  años. 

Fr.  Miguel  Martínez,  Secretario  de  Prov.  (rubr.)— Hay  un  sello. 

Arch.gen.  delnd.,  Sevilla.  Sign.  154—7—16. 


sd 


M.  R.  P.  MINISTRO  PROVINCIAL  Fr.  Ysidro  Murillo.  Venerado 
y  amadisimo  P.  N.  Hallándome  en  esta  villa  de  Santa  Fé  por  orden 
del  R.  P.  Visitador  para  tratar  ciertos  asuntos  importantes  a  la  Re- 
ligión y  a  la  Corona,  que  no  me  detengo  en  expresar  por  que  dicho 
R.  P.  Visitador,  los  participa  a  V.  P.  en  la  que  ahora  le  escrive  me 
comunicó  el  señor  Governador  de  este  Reino  lo  que  el  Excelentísi- 
mo Señor  Virrey  le  escribió  en  20  de  Marzo  sobre  la  propuesta  que 
el  mes  de  Agosto  del  año  pasado  hize,  es  a  saver  que  con  20  hom- 
bres habilitados  etc.  se  podría  conseguir  el  deseado  descubrimiento 
sobre  que  el  presente  tratamos.  Y  para  dar  su  señoría  el  dictamen 
que  se  le  pide  sobre  el  numero  de  gente  y  auxilios  que  serian  nece- 
sarios para  hacer  esta  tentativa  con  alguna  provabilidad  de  conse- 
guir el  fin,  conferenció  conmigo  el  asunto;  a  mi  ver,  no  porque  en 
mi  reconozca  el  talento  necesario  que  no  hay,  sino  precisamente 
por  que  save  que  cada  dia  procuro  quanto  me  es  posible  adquirir 
noticias  conducentes  en  virtud  de  las  quales  respondí  a  su  Señoría 
lo  que  sigue,  y  ya  insinué  al  fin  de  mí  informe. 

Monterrey  dista  de  esta  Capital  mas  de  40  leguas;  nose  save  por 
que  rumbo  se  pueda  transitar  la  tierra  intermedia,  pues  aunque 
hay  algunas  noticias  del  Terreno  que  ocupan  los  Yutas  hasta  el  Rio 
del  Tizón  y  de  las  naciones  que  están  a  la  otra  vanda  de  este;  no  to- 
das son  crehíbles  por  que  se  tiene  larga  esperiencia  de  que  no  solo 
los  Yndios  infieles,  mas  aun  los  christíanos  por  lograr  alguna  mas 
estimación  nos  refieren  lo  que  saben  deseamos  oir,  sin  que  los  em- 
barace la  falsedad  de  lo  que  cuentan.  En  quanto  a  la  propuesta  que 
hize  a  mis  prelados,  es  a  saver  que  con  veinte  hombres  se  podía 
conseguir  el  dicho  descubrimiento  digo  que  esto  lo  propuse  como 
suficiente  para  averiguar,  si  de  facto  existen  y  quienes  son  los  es- 
pañoles que  dicen  los  Yutas  y  otros,  estar  a  la  vanda  del  Rio  de  Ti- 
zón no  para  llegar  hasta  Monterrey,  que  sin  duda  esta  mucho  mas 
distante  y  se  ignora  la  calidad  y  numero  de  las  Naciones  interme- 
dias. En  orden  a  Don  Bernardo  Miera  digo,  que  en  mi  carta  solo  di- 
je a  no  averme  equivocado,  que  seria  útil  entre  los  que  hablan  de  ir 
no  para  comandar  la  expedición  sino  para  construir  un  mapa  del 
Terreno  que  se  andubiese.  Y  solo  para  esto  digo,  lo  considero  útil; 


í)0 
y  aunque  confieso  que  rai  carta  sin  otro  antezedente,  indica  esten- 
derse mi  idea  a  poder  llegar  con  los  20  hombres  a  Monterrey  di- 
go que  jamas  me  ha  parecido  asequible  con  tan  poca  gente:  y  que 
no  me  expliqué  con  mas  claridad  a  mis  Prelados  por  que  sus  Pater- 
nidades según  la  carta  con  que  exortaron  y  mandaron  a  los  Religio- 
sos de  esta  custodia  que  travajasen  quanto  pudiesen  en  esto  juzgan 
que  los  sobredichos  españoles  son  los  de  Monterrey. 

Esto  es  Padre  nuestro  casi  a  la  letra  lo  que  respondí  a  nuestro 
Governador  y  expongo  a  V.  P.  para  que  sepa  enteramente  quanto 
hago  y  digo  en  cumplimiento  de  sus  ordenes  y  deseo  de  la  salvación 
de  las  almas  en  la  inteligencia  de  que  sin  embargo  de  tener  por  con- 
veniente y  utilisimo  el  viage  que  hoy  principiamos  y  no  sin  esperan- 
zas de  llegar  a  Monterrey  es  verdad  quanto  en  el  dictamen  arriva 
puesto  expuse:  por  que  aun  digo  «que  con  tan  poca  gente  nunca  me 
ha  parecido  asequible»  esto  lo  entiendo  de  aquella  asequibilidad 
tan  provable  que  por  ella  puedan  arriesgarse  gastos  del  Real  He- 
rario,  los  que  siempre  deben  emplearse  en  cosas  menos  dudosas; 
no  por  que  yendo  sin  estrepito  de  armas  (que  regularmente  sobre- 
saltan a  las  Naciones  que  se  encuentran  en  el  transito  por  lo  que  o 
deben  ser  suficientes  o  ningunas)  no  haya  yo  concebido  probable 
esperanza  de  que  Dios  nos  ha  de  facilitar  el  transito  hasta  adonde 
convenga  a  su  hanor,  gloria  y  cumplimiento  de  la  voluntad  de  que 
su  alteza  tiene  de  que  todos  los  hombres  se  salven.  Esto  solo  me 
permite  'decir  la  escasez  del  tiempo  y  las  ocupaciones  tan  precisas 
de  este  día. 

Apreciaré  que  V.  P.  tenga  buena  salud  y  que  Dios  se  la  conser- 
ve muchos  años  en  su  gracia.  Santa  Fe  y  Julio  29  de  1776. 

M.  R.  P.  N.  B.  L.  M.  de  V.  P.  R.  su  menor  subdito:  P>.  Silvestre 
Velez  de  Escalante. 

Copia.  Arch.  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  Sign,  154—7—16. 


\y  ^y  \y  \y' 


V 


Viva  jesús.— M.  R.  P.  y  carísimo  Hermano;  después  de  haber 
caminado  por  el  Rio  colorado  desde  su  desemboque  hasta  35  gra- 
dos de  altura,  y  por  las  Naciones  que  pueblan  los  intermedios  del 
Rio  hasta  Sonora  y  hasta  los  Nuevos  establecimientos  de  Monterrey 
he  pasado  hasta  este  Pueblo  de  Moqui  donde  ningún  obsequio  me 
han  hecho  ni  aun  querido  arrimarse  quando  en  las  demás  Naciones 
se  han  excedido  en  obsequiarme  y  cinco  del  Rio  colorado  están  dis- 
puestos á  recibir  Padres  y  los  del  Rio  Xila  de  la  Nación  Pima  etc. 
Gustoso  fuera  por  eso,  pero  estando  estos  Moquis  disgustados,  era 
preciso  volver  con  tropa  é  Indios  christianos  y  traer  regalo  por  lo 
que  me  havia  de  demorar  para  contestar  con  el  Señor  Gobernador. 
Me  alegrare  que  V.  P.  goce  perfecta  salud:  Tenemos  camino  para 
comunicarnos  en  estableciéndose  Presidio  y  Misiones  en  el  Colora- 
do y  para  pasar  ganados  de  esa  Provincia;  y  el  comercio  con  Sono- 
ra puede  que  se  asegure  porque  los  Apaches  que  pueden  estorvar- 
le  son  Amigos  de  los  Yumas  y  Yomajavas  que  creo  tengan  Padres 
con  brebedad  y  ellos  dicen  que  no  llegan  á  los  Españoles  ni  estos  á 
ellos.  No  hay  lugar  para  mas.  Con  esta  ó  su  contenido  suplico  á 
V.  P.  avise  á  este  Gobernador  á  que  me  encomiendo  de  veras  sa- 
viendo  que  govierna  esa  Provincia  á  satisfacion  de  todos  y  lo  mis- 
mo el  M.  R.  P.  Custodio.  Moqui  y  Julio  3  de  76.  B.  L.  M.  de  V.  P.  su 
menor  Hermano  Fr.  Francisco  Garces.— M.  R.  P.  Ministro  de  Zuñi. 

R.  P.  N.  Comisario  Visitador.  Después  de  saludar  á  V.  P.  R. 


92 
paso  á  darle  noticia  y  entera  relación  del  caso  presente  tan  deseado 
de  V.  P.:  Habiendo  llegado  á  este  Pueblo  de  Zuñi  un  Indio  del  de 
Acoma  llamado  Lázaro  el  qual  vino  á  la  posta  de  la  Provincia  de 
Moqui  con  la  adjunta  del  R.  P.  Francisco  Garces  aluno  del  Colegio 
de  Nra.  Sra.  de  Guadalupe  de  Zacatecas  la  que  remito  con  el  mismo 
que  me  la  trajo,  y  estando  tan  concisa  como  confusa  le  tomó  la  de- 
claración siguiente.  Digeleen  primer  lugar  que  por  Dios  me  dijera 
en  todo  verdad  á  quanto  le  preguntase,  prometióme  que  si,  é  incon- 
tinenti le  preguntó  que  como  tenia  el  Padre  que  le  dio  la  carta  su 
habito?  respondió  que  pardo  y  del  mismo  color  toda  la  demás  Ro- 
pa; que  era  tan  mozo  como  yo  y  que  también  tenia  un  libro  prieto 
grande,  y  otro  chico  en  que  leia,  como  el  nuestro:  que  es  Breviario 
y  Diurno.  Dijome  que  el  día  primero  del  que  corre  llego  á  la  Pro- 
vincia de  Moqui  con  el  Cacique  de  los  Cosninas  y  otros  quatro  de 
esta  Nación  que  trajeron  al  Padre  á  Moqui;  que  el  Padre  queria  ir 
á  Santa  Fó  á  saludar  á  este  Gobernador  y  que  los  Cosninas  por  lle- 
varse brebe  al  Padre  para  la  tierra  de  ellos  le  pusieron  muchos  es- 
torbos ponderándole  lo  mui  malo  del  camino  de  Moqui  para  Santa 
Fó,  por  lo  que  se  retracto  el  padre  de  su  intento.  Dige  al  referido 
que  si  era  mui  amigo  del  Padre,  respondió  que  tanto  que  en  dos 
dias  y  medio  que  estubo  el  padre  en  Moqui  no  se  apartaba  de  el 
que  le  contraba  el  padre  que  traia  en  su  compañia  mucha  gente  es- 
pañola hombres,  mujeres,  muchachos  y  muchachas  y  muchos  yn- 
dios  christianos  y  algunos  Soldados  los  que  no  venian  á  Moqui  con 
su  Paternidad  por  estar  mui  malas  sus  Caballerías.  Dixole  también 
que  los  Cosninas  eran  mui  buena  gente  y  los  Yumas  y  que  se  ha- 
llaba toda  su  gente  que  trahia  en  las  vegas  del  Rio  Colorado  sem- 
brando y  que  los  Cosninas  les  ayudaban  en  todo,  que  los  querían 
mucho  que  se  hallaban  tan  engreídos  con  los  españoles  que  hasta 
ios  cavallos  les  cuidaban. 

No  ignora  V.  P.  R.  que  en  las  muchas  entradas  que  los  Religio- 
sos de  esta  Custodia  han  hecho  para  la  prouincia  de  Moqui  les  han 
hecho  buen  recivimiento  sus  habitadores,  pero  al  Religioso  de 
nuestro  tema  se  lo  han  hecho  tan  infame  como  diré.  El  30  de  Junio 
mando  dos  Cosninas  á  Oraybi  al  fin  de  anunciarles  su  arribo  al  Ca- 
cique y  demás  que  componen  República;  de  cuyo  aviso  quedaron 
admirados  los  Moquinos  diciendo  que  como  habia  venido  por  Cos- 


93 

nina  el  Padre  y  tantos  Españoles  que  seria  mentira  del  Padre,  que 
por  ese  rumbo  no  hay  Españoles  que  quizas  serian  Apaches. 

Llegó  el  Religioso  al  Pueblo  de  Oraybi  al  siguiente  dia;  nadie 
salió  á  recibirlos  antes  si  andubieron  tan  tiranos,  que  ni  aun  le  die- 
ron un  Jarro  de  agua,  pero  que  digo  agua?  quando  ni  aun  casa  le 
dieron  para  descansar,  porque  en  las  Plazas  lo  dejaron  y  pondera 
esto  el  Acoma  de  modo  que  dioe  que  en  la  Plaza  que  el  Padre  hizo 
Posada  estava  llena  de  andrajos  y  basura  etc.  El  2  de  Julio  antes 
de  que  el  Sol  saliera  pregono  el  Cacique  que  no  quería  que  ningu- 
no fuese  christiano,  que  habia  de  castigar  á  el  que  se  arrimase  á  el 
Padre;  y  obedeciendo  todos  al  mandato  ni  aun  por  medio  de  dones 
que  el  Padre  les  daba  lo  quisieron  ohir:  pues  dijo  el  Cacique  con 
dones  quieren  los  Padres  venirnos  á  engañar  y  asi  ninguno  reciva 
nada;  y  con  obediencia  ciega  lo  executaron  grandes  y  chicos. 

Quando  el  Padre  llamaba  á  algún  Moquino  grande  ó  chico  fue- 
se hombre  ó  muger  huian  como  corzos  y  se  entraban  á  sus  coises 
(ó  casas).  Mirando  no  tener  efecto  su  apostólico  celo  determinó  su 
regreso  con  el  Cacique  de  Cosnina  y  los  otros  quatro  que  trajeron 
al  Padre,  los  que  lo  llevaron  adonde  estaban  los  otros  Españoles  é 
Indios  de  su  Campaña.  El  Cacique  de  Oraybi  se  indignó  mucho  con 
los  Cosninas  diciendoles  que  para  que  habian  llevado  alli  aquel 
Padre?  á  lo  qual  respondieron  los  Cosninas  que  iba  para  Bautizar- 
los; entonces  dijo  el  Cacique  de  Oraybi,  que  si  tanto  querían  al  Pa- 
dre que  se  lo  llevaran  á  su  tierra,  io  qual  ejecutaron  los  Cosninas 
mui  gustosos  y  se  fueron  para  Cosnina. 

Todas  son  palabras  del  Indio  Acoma  al  qual  examinó  de  toda 
la  serie  del  caso  en  su  lugar  por  medio  de  Ynterprete  y  en  nuestro 
Castellano,  que  no  lo  habla  mal  y  en  todo  salió  acorde.  De  lo  de- 
mas  que  sabe  V.  P.  supongo  lo  tomará  mas  exacta  declaración:  Yo 
de  lo  principal  se  la  he  tomado  que  es  lo  que  escribo;  juntamente 
que  con  lo  basto  de  mi  estilo  intento  no  molestar  su  atención. 

Dios  guarde  á  V.  P.  muchos  años.  Convento  de  V.  P.  R.  de  Zuñi 
y  Julio  (i  de  76;  R.  P.  N.  B.  L.  M.  de  V.  P.  M.  R.  el  minimo  é  inútil  de 
sus  subditos.— Fray  Mariano  Rósete  y  Peralta. 

R.  P.  N.  Comisario  Visitador  Fr.  Francisco  Atanasio  Dominguez. 

Al  Señor  Governador  también  le  escrivo  y  le  mando  el  trasla- 


94 
do  de  la  orisinal  del  R.  P.  Fr.  Francisco  Garces,  y  juntamente  le 
digo  que  V.  P.  R.  lo  hará  capaz  de  todo  por  escribirle  mas  por  es- 
tenso y  con  mas  claridad.  Perdone  V.  P.  R.  los  defectos  de  esta  que 
por  la  precisión  hay  varios.  Remito  la  del  R.  P.  Fr.  Francisco  Gar- 
ces y  por  ser  algo  mala  la  letra  de  ella  en  el  traslado  que  mando  al 
Señor  Governador  ban  algunas  decisiones  enmendadas  como  ve- 
rá V.  P.  R. 

Certifico  que  la  copia  que  antecede  de  la  Carta  que  el  R.  P.  Fr. 
Francisco  Garces  escribió  desde  Oraybi  al  Padre  Ministro  de  Zufti, 
es  fiel  y  á  la  letra.  Asi  mismo  certifico  que  la  otra  que  también  an- 
tecede es  copia  fiel  y  literal  de  la  Carta  que  el  P.  Ministro  de  Zufti, 
Fr.  Mariano  Rósete  y  Peralta,  me  escribió  quando  me  remitió  la 
carta  original  sobredicha  del  R.  P.  Girces  y  que  la  relación  que  en 
ella  pone  del  Indio  del  Pueblo  de  A.coma  llamado  Lázaro  concuer- 
da con  la  que  el  mismo  Indio  hizo  á  este  Governador  al  P.  Fr.  Sil- 
vestre Velez  de  Escalante  y  á  mi;  pues  todos  los  examinamos  con 
especial  cuidado:  las  dos  referidas  Cartas  originales  ^quedan  en  mi 
poder.  Villa  de  Santa  Fé  28  de  Julio  de  1776.— Fr.  Francisco  Atana- 
sio  Domínguez. 

Y  por  quanto  estamos  para  salir  mañana  29  del  corriente  no 
hay  tiempo  paramas  estension  y  es  preciso  que  V.  P.  tenga  alguna 
previa  noticia  de  nuestro  intento  pongo  aqui  la  gente  que  nos 
acompaña  y  la  idea  del  viage  que  anunciaré  á  V.  R.  en  la  que  he  de 
incluir  este  con  fecha  de  29  del  que  corre  y  que  ya  hemos  dado  al 
Sr.  Governador  para  que  la  participe  á  V.  E.  la  qual  es  como  sigue. 

Idea  del  Viaje.SsAimos  de  esta  Capital  rumbo  Nornoroeste  con 
el  fin  de  examinar  si  se  puede  las  Naciones,  que  amas  de  la  Yuta, 
habitan  los  intermedios  de  aqui  á  Monterey  por  el  citado  rumbo, 
aunque  se  ofresca  rodeo  por  ser  preciso  vajar  para  dicho  puerto,  y 
de  regreso  las  que  habitan  de  Oeste  á  Leste  hasta  llegar  á  Cosnina, 
adonde  pensamos  llegar  para  confirmar  á  los  de  esta  Nación  en  su 
buen  proposito  de  christianarse  y  dar  la  mas  puntual  y  exacta  noti- 
cia que  se  pueda  del  Terreno  que  habitan  y  de  los  Sitios  que  tenga 
proporcionados  y  cómodos  para  Poblaciones.  También  si  no  se 
ofrece  algún  obstáculo  insuperable  pasaremos  via  recta  á  Moqui 
inspeccionando  quanto  sea  posible  de  la  Tierra  intermedia  y  de  las 


95 

inmediaciones  de  Moqiii  para  dar  noticia  de  los  Sitios  que  haya  có- 
modos para  trasladar  á  ellos  los  Pueblos  de  Aloqui  en  el  caso  de  su 
reducción  ó  establecer  otro  ú  otros  que  puedan  proporcionarse. 

Oente  que  nos  acompaña  voluntariamente  solo  por  servir  á  Dios 
y  á  nuestro  Soberano. 

1''— Don  Juan  Pedro  de  Cisneros  Alcalde  mayor  del  Pueblo  de 
Zuñi. 

2°— Don  Bernardo  Miera  Vecino  de  la  Villa  de  Santa  Fó. 

3°— Don  Joaquin  Lain  Vecino  de  la  misma  Villa. 

4°— Lorenzo  de  Olivares  Vecino  del  Pueblo  del  Paso  del  Norte. 

5°— Andrés  Muñiz,  Vecino  del  Puesto  de  Bernalillo. 

6°— Juan  de  Aguilar  Vecino  del  mismo  Puesto. 

7**— Antonio  Lucrecio  Muñiz  Vecino  del  Puesto  del  embudo. 

8°— Simón  Luzero  sirviente  de  dicho  Alcalde  de  Zuñi. 

Fr.  Francisco  Atanasio  Domínguez  (dice  Antonio  Rodríguez). 

Copia.  Arch. gen.  delnd.,  Sevilla.  S¡¿n.  154-7-16. 


M.  R.  P.  MINISTRO  PROVINCIAL  Fr.  Ysidro  Murillo.  Padre 
Nuestro:  el  15  de  Abril  de  este  año  de  76  yendo  para  Zuñi  el  Pa- 
dre Fray  Mariano  Rósete  segundo  Ministro  de  aquella  Misión  escri- 
bí carta  orden  al  P.  Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante  intimándole 
que  luego  vista  se  pusiese  en  mi  presencia  para  tratar  de  algunos 
asuntos  pertenezientes  á  los  encargos  de  V.  P.  M.  R.  hecho  a  mi  en 
sus  Instrucciones  y  antes  alos  Religiosos  de  esta  Custodia  en  sus  le- 
tras Patentes. 

El  7  de  Junio  por  la  noche  arrivo  el  P.  Fr.  Silvestre  á  esta  Mi- 
sión de  la  Villa  de  santa  Fé  y  preguntándole  desde  luego  si  tenia 
alguna  noticia  de  una  Carta  que  el  R.  P.  Carees  habla  escrito  desde 
el  Confluente  del  Rio  Xiia  y  Colorado  alos  Misioneros  de  esta  Cus- 
todia? me  respondió  que  no  tenia  noticia;  pero  que  aun  sin  este  nue- 


96 
vo  encargo  precisamente  por  sus  grandes  deseos  y  por  dar  cumpli- 
miento al  superior  orden  de  V.  R.  en  sus  letras  Patentes  se  hallaba 
en  la  determinazion  de  hacer  viaje  para  Monterrey  y  de  empren- 
derlo en  este  presente  verano  si  yo  lo  juzgaba  por  conveniente. 

Por  tan  preciso  y  conveniente  lo  juzge  que  desde  aquella  noche 
pactamos  hacer  los  dos  el  viage  y  buscar  Personas  que  nos  fuesen 
útiles  en  la  empresa.  Pero  antes  comunicamos  nro  intento  y  deter- 
minación al  Señor  Gobernador  quien  como  tan  pronto  á  quanto  sea 
mayor  servicio  de  ambas  Magestades  no  solo  aplaudió  nro  Proyec- 
to sinoque  también  nos  abrió  su  corazón  y  sus  manos  dándonos  el 
bastimento  y  quanto  hubiésemos  menester  para  el  viage. 

Quedo  este  determinado  para  4  del  presente  Julio  teniendo  ya 
vistos  alos  Interpretes  y  gente  poca  que  habiamos  menester.  Pero 
el  20  de  Junio  salió  de  la  Tropa  de  este  Real  Presidio  en  segui- 
miento de  los  enemigos  Cumanches  que  mataron  á  diez  en  el  Pues- 
to de  la  ciénega  y  mandé  con  ella  al  P.  Fr.  Silvestre  para  que 
exortase  y  confesase  alos  Soldados.  Ocho  dias  continuos  duro  esta 
correduría  y  no  obstante  lo  cansado  y  estropeado  que  vino  el  P. 
Silvestre,  después  de  tres  dias  volvió  á  salir  para  Taos  á  negocio 
preciso  y  que  yo  no  podia  hacer  sin  dejar  por  concluir  otro  que  me 
llamaba  para  San  Agustin  de  la  Isleta. 

Desde  esta  tube  yo  que  correr  hasta  Taos  por  que  allí  le  dio  al 
Padre  Silvestre  un  dolor  de  costado  tan  fuerte  que  lo  puso  en  gran 
consternación.  Quando  llegé  á  Taos  ya  el  P.  estaba  fuera  de  peligro 
pero  sin  fuerzas  para  caminar  por  lo  que  le  ordené  que  hasta  pasa- 
dos ocho  días  no  saliese  para  la  Villa  de  Santa  Fe. 

Con  estos  precisos  é  indispensables  intervalos  se  nos  demoró  el 
viage  y  entretanto  el  R.  P.  Fr.  Francisco  Garces  desde  el  desembo- 
que del  Rio  Colorado  hasta  el  Pueblo  de  Oraybi  en  Moqui  escribió 
alli  al  Padre  Ministro  de  Zuñi  y  le  embio  la  carta  con  un  indio  del 
Pueblo  de  Acoma  nombrado  Lázaro,  quien  desde  el  invierno  se 
mantenía  fugitivo  en  aquella  Provincia. 

El  P.  Fr  Mariano  Rósete  segundo  Ministro  de  Zuñi  recivio  de 
mano  del  indio  Lázaro  y  en  la  dicha  Misión  la  carta  del  P.  Garces  y 
haciéndole  varias  preguntas  al  indio  sobre  el  mencionado  P.  Gar- 
ces me  las  pone  todas  con  sus  respuestas  en  la  que  me  escribe  y  ad- 
junta la  original  del  Padre. 


9f 
La  copia  literal  de  esa  y  de  ía  del  P.  Rósete  adjunto  a  \.  P. 
Al,  K.  en  esta  para  que  se  imponga  a  fondo  de  lo  que  hay  en  el  caso. 
El  P.  Fr.  Silvestre  y  yo  conferenciamos  sobre  esta  novedad;  y 
atentos  a  que  el  P.  Garces  dice  en  su  carta  que  vino  desde  el  desem- 
boque del  Rio  Colorado  hasta  Moqui,  juzgamos  todavía  útil  nues- 
tro viage.  Por  que  cuando  no  consigamos  nuestro  intento  que  es 
descubrir  desde  este  Reino  camino  para  Monterrey,  se  avanza  mu- 
cho con  el  conocimiento  que  podemos  adquirir  de  las  tierras  que 
anduviéremos  y  servir  de  mucho  en  lo  sucesivo.  Ademas  que  inten- 
tamos regresarnos  por  Cosnina  para  confirmar  en  su  buen  dicta- 
men de  christianarse  a  aquella  Nación  y  apartarla  enteramente  (si 
DOS  favoreze  Dios)  de  los  Moquinos,  que  tanto  se  oponen  a  la  reduc- 
ción de  ellos  y  de  los  otros.  Al  pie  de  la  ultima  copia  que  es  de  la 
carta  del  padre  Rósete  va  la  idea  del  viage  y  los  sugetos  que  nos 
acompañan  a  quienes  damos  cavalierias,  que  juntas  con  las  muías 
que  cargan  el  bastimento  he  adquirido  a  solicitud  mia,  con  todos 
los  demás  que  expondré  a  V.  P.  M.  R.  a  vuelta  de  viage. 

Ahora  solo  le  aviso  que  hoy  lunes  29  de  Julio  salimos  de  esta 
villa  de  Santa  Fe  para  nuestro  viage  y  vamos  contentos  y  llenos  de 
esperanzas  fiados  únicamente  en  sus  fervorosas  oraciones  y  en  que 
como  padre  nuestro  liara  que  nuestros  hermanos  en  esa  mi  santa 
Provincia  nos  tengan  presentes  en  sus  sacrificios  y  oraciones,  no  ol- 
vidándonos en  las  nuestras  de  ellos  ni  de  V.  P.  M.  R.  para  quien  pe- 
dimos a  Dios  N.  S.  las  mayores  luces  y  mejores  aciertos  para  que  co- 
mo hasta  aquí  hecho  Elias  seamos  todos  subditos  suyos  unos  Elíseos 
vestidos  del  espíritu  de  Elias  Nuestro  Padre  V.  P.  M.  R.  y  que  nos 
guarde  su  importante  vida  muchos  años  mas  que  a  mi  para  toda  mi 
honrra.  Misión  de  N.  P.  San  Francisco  de  la  villa  de  Santa  Fe  y  Ju- 
lio 29  de  1776.  M.  R.  P.  N.  Ministro  Provincial  B.  L.  M.  a  V.  P.  M.  R. 
el  mas  inútil  de  sus  subditos  y  mas  favorecido  hijo  que  lo  respeta. 
Fr.  Francisco  Atanasio  (dice:  Antonio)  Domínguez. 

Copia,  Arch.  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  154—7  —  16. 


13 


VI 


H ROSIQÜE  el  Derrotero^  y  Diaiio  desde  Jos  37  gr^  y  33  mim  de  lati- 
tud, y  desde  el  pequeño  Rio  de  Sr.  Sn.  José.  Derrota  para  el  rio  Colorado 
y  Cosnina. 

Dia  12  de  Octubre  salimos  del  pequeño  Rio  de  Sr.  S.  José.  Y 
porque  en  el  había  algunos  atascaderos,  atravesamos  una  ciénaga 
grande  de  mucha  agua,  y  pasto  por  medio  de  la  qual  corre  otra 
porción  de  agua  a  modo  de  zequia.  Y  habiéndola  pasado  rumbo  no- 
roeste, tomamos  el  sur  franco  por  la  vanda  occidental  de  las  vegas 
del  llano,  y  andadas  por  buena  tierra  4  leguas  y  media,  vimos,  que 
los  compañeros,  que  iban  delante  a  alguna  distancia  de  nosotros,  se 
apartaron  del  camino  con  aceleración.  Abreviamos  el  paso,  para  sa- 
ber el  motivo;  y  quando  los  alcanzamos  ya  estaban  hablando  con 
dos  indias,  que  hablan  detenido  a  fuerza:  porque  iban  huiendo  des- 
de que  loH  vieron  con  otras,  que  estaban  recogiendo  semillas  de 
hiervas  en  el  llano:  las  quales  llegarían  a  veinte.  Condolimosnos  de 
verlas  tan  asustadas^  que  ni  hablar  podian,  y  procuramos  quitarles 
el  miedo,  y  temor  por  medio  del  Ynterprete,  y  del  Laguna  Joaquín. 
Ya  que  cobraron  algún  animo,  nos  dijeron,  que  por  estas  inmedia- 
ciones havia  mucha  de  su  gente:  que  havían  oido  decir,  qae  de  azia 
el  sur  traían  ropa  azul:  y  que  el  Rio  grande  no  estaba  muy  lejos  de 
aquí.  No  pudimos  sacarles  con  claridad  de  que  Nación  vendrían  es- 
tas ropas,  o  trapos  azules,  ni  formar  sobre  esto  alguna  congetura 
por  su  relación:  porque  sabíamos,  que  a  los  Payuchis  solo  vienen 
cosas  encarnadas.  Pero  luego  nos  ocurrió,  que  los  Cosuinas  Ci^m- 


99 

pran  en  Moqui  cotones  azules  de  lana,  y  assi  hicimos  juicio,  que  de 
estos  hablaban.  De  que  inferimos  estar  ya  cerca  del  Rio  colorado,  y 
de  Cosnina.  Estaban  estas  indias  tan  pobremente  vestidas,  que  solo 
traían  unos  cortos  pedazos  de  gamuza  pendiente  de  la  cintura,  que 
apenas  cubrían  lo  que  no  se  puede  mirar  sin  peligro.  Despedimos- 
las  diciendoles,  que  avisasen  a  su  gente,  que  nosotros  veníamos  de 
paz,  que  a  ninguno  hacíamos  daño,  que  a  todos  amábamos:  y  que 
assi  viniesen  sin  rezelo  los  hombres,  que  pudiesen  a  donde  íbamos 
a  dormir. 

Proseguimos  por  el  llano,  y  Valle  de  Sr.  San  José,  y  andadas 
otras  3  leguas  al  sur,  vimos  otros  indios,  que  iban  hniendo.  Despa- 
chamos al  Ynterprete  con  el  Laguna  Joaquín,  y  otro  compañero, 
para  que  procurasen  traer  uno  al  paraje,  que  ya  estaba  cerca:  para 
indagar  si  el  Rio  grande  estaba  tan  inmediato  como  aseguraban  las 
Indias,  y  ver  si  alguno  de  ellos  quería  acompañarnos  en  calidad  de 
guía  hasta  Cosnina.  Corrían  con  tanta  ligereza,  que  a  penas  pudie- 
ron contener  uno.  Trajolo  Dn.  Joaquín  Lain  en  ancas  de  su  caballe- 
ría a  donde  ya  ha  víamos  parado,  andada  otra  media  legua  al  sur 
junto  á  un  pequeño  riachuelo,  que  nombramos  rio  de  N.  Sra.  del 
Pilar  de  Zaragoza:  en  el  qual  havia  como  en  todo  el  Valle  mucho  y 
buen  pasto.  Hoi  8  leguas  al  sur. 

Este  indio  que  acabamos  de  decir  trajeron  los  compañeros  al 
real;  era  de  bastante  viveza,  y  estaba  tan  acobardado,  que  parecía 
estar  demente.  A  todas  partes  miraba,  á  todos  atendía,  y  cualquiera 
ación  ó  movimiento  nuestro  lo  asustaba  sobre  manera.  Y  por  liber- 
tar de  lo  que  por  su  estrémada  pusilanimidad  rezelaba,  ponía  tan- 
ta atención,  quando  le  hablábamos,  y  respondía  tan  pronto,  que 
mas  parecía  adivinar  las  preguntas  que  entenderlas.  Sosegóse  un 
poco,  dimosle  de  comer  y  un  listón,  que  nosotros  mismos  le  pusi- 
mos. Traía  una  red  grande  dé  cáñamo  muy  bien  beneficiado,  de 
que  dijo  usaba  para  coger  liebres  y  conejos.  Y  preguntándole  que 
de  donde  traían  aquellas  redes,  respondió  que  de  otros  indios  que 
habitaban  Rio  grande  abajo,  de  donde  también  supimos  después 
traían  las  conchas  de  colores  que  según  la  distancia  y  rumbo  á  que 
los  ponia  parecen  ser  los  Cocomaricopas.  En  orden  a  la  distancia 
del  Rio  grande  y  á  la  ropa  azul  dijo  lo  mismo  que  las  Indias:  aña- 
diendo que  unos  hilos  de  lana  teñida  que  traía  los  havia  comprado 


100 

este  verano  á  dos  do  los  q  le  traen  la  dicha  ropa  azul  que  havian 
pasado  el  rio.  Preguntárnosle  de  diferentes  modos  por  los  Cosninas 
pero  no  nos  dio  razón  de  ellos,  o  porque  estos  les  dan  otro  nombre, 
ó  porque  acaso  juzgaba,  que  si  declaraba  conocerlos  lo  haviamos 
de  llevar  á  fuerza  para  que  nos  condujese  a  ello«,  ó  finalmente 
porque  el  no  los  conocía.  Preguntárnosle  que  si  el  havia  oido  decir 
que  por  el  oeste  y  oes  noroeste  (señalándole  estos  rumbos)  havia 
Padres  y  Españoles,  y  respondió  que  no;  que  aunque  por  alli  habi- 
taban muchas  gentes,  estas  eran  de  su  mismo  idioma,  é  Indios  co- 
mo el.  Enseñáronle  un  grano  de  maiz  y  entonces  dijo  que  havia 
visto  como  se  beneficiaba;  y  que  en  un  Rancho,  que  al  otro  dia  en- 
contraríamos, havia  un  poco  de  esta  semilla,  que  havian  traído  de 
donde  lo  sembraban.  Hizimos  bastantes  diligencias  para  que  nos 
declarase  que  gente  era  esta  que  ya  sembraba  maiz  y  otras  cosas 
de  que  daba  confusa  noticia;  y  solo  pudimos  sacar  que  habitaban 
de  esta  vanda  del  rio  grande  en  otro  pequeño.  Toda  la  noche  estu- 
vo con  nosotros  voluntariamente  y  prometió  llevarnos  al  dicho 
Rancho. 

Dia  13  salimos  del  riachuelo  y  paraje  de  N.  Sra.  del  Pilar,  rum- 
bo sur,  acompañados  del  dicho  indio,  á  quien  haviamos  prometido 
un  belduque  porque  nos  guiase  hasta  donde  hallásemos  otros.  An- 
duvimos dos  leguas  y  media  al  sur,  y  llegamos  al  Rancho  arriba  di- 
cho, que  era  el  suyo.  En  el  estaban  un  Indio  anciano,  un  joven,  va- 
rios niños,  tres  mujeres,  y  todos  bien  parecidos.  Tenían  piñón  muí 
bueno,  dátil  y  unas  taleguillas  de  maiz.  Estuvimos  en  conversación 
con  el  viejo  largo  rato;  mas  solo  nos  dijo  lo  que  los  antecedentes. 
Dimosle  al  que  nos  havia  conducido  hasta  alli  el  belduque  prome- 
tido, y  les  propusimos,  que  si  alguno  de  los  tres  nos  quería  acom- 
pañar hasta  los  que  decían  sembrar  el  maíz,  le  pagaríamos  bien. 
Por  la  respuesta  conocimos  que  todavía  se  rezeleban  mucho  de 
nosotros  y  nos  tañían  mucho  miedo;  pero  á  instancia  de  los  compa- 
ñeros les  pusimos  delante  un  belduque  y  algunas  cuentas  de  abalo- 
rio. Cogiólo  el  viejo  impelido  de  su  mucho  recelo  y  se  ofreció  á 
guiarnos  por  sacarnos  de  allí,  según  después  nos  hizo  patente  y  dar 
tiempo  á  que  su  familia  pudiere  ponerse  en  salvo,  retirándose  á  la 
sierra  inmediata. 

Proseguimos  acompañándonos  dicho  anciano  y  el  otro  que  ha- 


101 
vía  pasado  la  noche  antecedente  con  nosotros.  Anduvimos  una  j 
media  legua  al  sur,  bajamos  al  pequeño  rio  del  Pilar,  que  aquí  tie- 
ne una  frondosa  alameda,  pasamoslo  saliendo  ya  del  valle  del  Sr. 
Sn.  José,  y  entramos  en  una  cuchilla  toda  de  mal  pais:  que  esta  en- 
tre dos  sierras  altas  en  forma  de  puerto.  En  lo  mas  fragoso  de  esta 
cuchilla  se  nos  desparecieron  los  dos  guias  de  modo  que  no  los  bol- 
vimos  á  ver  mas.  Celebramos  su  advertencia  en  havernos  traido 
por  paraje  tan  proporcionado  á  la  egecucion  segura  y  libre  de  su 
pensamiento.  El  qual  ya  haviamos  penetrado  solamente  por  su 
gran  pusilanimidad,  y  por  el  modo  conque  aceptaron  guiarnos. 
Proseguimos  sin  guia,  y  andaba  con  gran  trabajo  por  la  mucha  pie- 
dra una  legua  al  sur,  bajamos  segunda  vez  al  dicho  Rio  del  Pilar,  y 
paramos  en  su  orilla  y  alegre  alameda,  nombrando  al  paraje:  Sn. 
Daniel.  Hoi  5  leguas  sur. 

El  valle  del  Sr.  Sn.  José  que  acabamos  de  pasar  se  halla  por  la 
parte  mas  septentrional  en  37  gr^  33  m?  de  latitud:  y  tiene  de  norte 
á  sur  cerca  de  doce  leguas  y  de  leste  á  oeste  en  partes  mas  de  tres, 
en  partes  dos,  y  en  partes  menos.  Es  abundantissimo  de  pastos,  tie- 
ne grandes  vegas  y  medianas  ciénagas,  y  terreno  mui  bueno,  y  su- 
ficiente á  una  buena  Población,  para  siembras  de  temporal:  porque 
aunque  no  tiene  agua  para  regar  mas  que  algunas  tierras  en  loa 
dos  pequeños  riachuelos:  de  Sr.  Sn.  José,  y  de  el  Pilar,  la  mucha 
humedad  del  terreno  puede  suplir  esta  falta  sin  que  se  eche  de  me- 
nos el  riego:  porque  es  tanta  la  humedad  en  todo  lo  mas  de  el  va- 
lle, que  no  solo  las  vegas  y  bajos,  mas  aun  los  altos  tenian  ahora  los 
pastos  tan  verdes  y  frescos  como  las  vegas  mas  fértiles  de  los  rios 
por  los  meses  de  Junio  y  Julio.  Hai  mui  cerca  en  su  circuito  mucha 
copia  de  madera,  y  leña  de  Pinabete  y  Piñón  y  buenos  sitios  para 
criar  ganados  mayores  y  menores.  Los  Indios  que  habitan  en  el  y 
en  sus  inmediaciones,  por  oeste,  norte  y  leste  se  nombran  con  su 
idioma  Huascari:  visten  muy  pobremente,  comen  semillas  de  hier- 
vas, liebres,  piñón,  en  su  tiempo,  y  dátil.  Maiz  no  siembran,  y  según 
vimos  adquieren  mui  poco.  Son  con  estremo  pusilamines,  y  dife- 
rentes de  los  Lagunas,  y  de  los  Barbones.  Con  estos  confinan  por 
noroeste  y  norte;  y  usan  su  idioma,  aunque  con  alguna  diferencia. 
En  este  paraje  de  Sn.  Daniel  finaliza  la  Sierra  de  los  TiOgunas,  que 
desde  el  valle  de  las  Salinas  ha.sta  aqui  corre  al  sur  franco.  Y  desde 


102 

aqui  para  el  río  grande  todo  es  tierra  de  miseria,  e  indica  ser  mui 
mineral. 

Dia  14  salimos  de  Sn.  Daniel,  rumbo  sur  cuarta  al  oeste,  por  el 
lado  occidental  del  rio,  retirándonos  algo  de  el,  y  andadas  2  leguas 
por  lomas  de  arena  blanca  mui  brillante  y  de  bastantes  peñas  en 
partes,  pasamos  dos  fuentes  copiosas  de  buena  agua  que  entran  en 
el  rio  Declinamos  al  sur,  ya  por  piedra  de  mal  pais  (¿paso  ó  piso?), 
que  es  como  escoria,  aunqne  mas  pesada  y  de  menos  oquedades,  no 
mui  molesta,  ya  por  entre  peñas  areniscas,  ya  por  bancos  de  arena, 
y  andadas  otras  2  leguas  descendimos  tercera  ve/  al  rio.  y  paramos 
en  su  orilla,  nombrando  al  paraje  San  Hugolino.  En  el  qual  hai 
mui  buen  pasto.  Aqui  ya  es  tierra  mui  templada,  porque  a  mas  de 
haver  sentido  bastante  calor  ayer,  anoche  y  hoi,  estaban  los  alamos 
del  rio  tan  verdes  y  frondosos,  las  flores  y  rosas,  que  produce  el  te- 
rreno tan  flamantes  y  sin  lesión,  que  indicavan  no  haver  todavía 
helado  ni  escarchado  por  aquí.  También  vimos  palo  de  Mezquite: 
el  qual  no  se  cria  en  tierras  mui  frías.  Hoi  4  leguas  al  sur. 

Dia  15  salimos  de  Sn.  Hugolino  por  la  vanda  occidental  del  rio, 
y  por  la  ladera  de  unas  lomas  inmediatas:  y  andadas  dos  leguas  y 
media  al  sursudoeste,  bolvimos  á  la  orilla  y  alameda  del  Río.  Aqui 
hallamos  un  tapestle  bien  hecho  bastante  elotes  y  oja  de  Maíz,  que 
en  el  se  havia  repuesto.  Cerca  de  el  en  el  corto  plan  y  rivera  del 
rio  estaban  tres  milpas  pequeñas  con  sus  zequiezítas  para  el  riego 
mui  bien  sacadas.  Todavía  estaban  intactos  los  rastrojos  del  Maíz, 
que  ya  havian  alzado  este  año.  De  lo  qual  tuvimos  especial  alegría: 
ya  por  la  esperanza  que  nos  daba  de  poder  proveernos  mas  adelan- 
te de  bastimento  conocido,  ya,  y  principalmente  porque  era  indicio 
de  la  aplicación  de  estas  gentes  al  cultivo  de  la  tierra,  y  hallar  esto 
adelantado  para  reducirlas  á  política  y  á  la  Fe  quando  el  Altissimo 
disponga:  pues  ya  se  sabe  lo  que  cuesta  imponer  en  esto  á  otros  In- 
dios, y  lo  mucho  que  dificulta  su  conversión,  su  aversión  a  este  tra- 
bajo tan  necesario  para  vivir,  principalmente  en  política  y  Pueblos. 
Desde  aqui  rio  abajo  y  en  las  mesas  de  una  y  otra  vanda  por  largo 
espacio  según  supimos  habitan  estos  Indios  que  se  aplican  a  las 
siembras  de  Maíz  y  calabaza,  y  én  su  idioma  se  nombran:  Parussi. 

Proseguimos  rio  abajo  rumbo  sur,  y  andada  mtídía  legua  decli- 
namos al  sudoeste,  apartándonos  del  rio,  pero  un  barranco  alto,  y 


103 
sin  bajada  nos  obligó  á  retroceder  mas  de  un  cuarto  de  legua  hasta 
bolver  al  Rio:  que  de  aqui  corre  al  sudoeste;  entranle  aqui  otros 
dos  pequeños  Rios,  uno  que  viene  del  nornordeste,  y  otro  del  leste. 
Este  por  la  mayor  parte  se  compone  de  aguas  calientes  y  azufrosas, 
por  lo  que  lo  nombramos  Rio  Sulfúreo.  Hai  aqui  una  bella  alameda 
de  álamo  negro  grande,  algunos  sauces  y  Parrones  de  uva  silvestre. 
En  el  espacio  que  desanduvimos  hai  ceniceros,  vetas  y  otros  indi- 
cios de  minerales;  y  muchas  piedras  con  embije  talcoso.  Pasamos  el 
Rio  del  Pilar  y  el  Sulfúreo  cerca  de  donde  se  juntan,  y  rumbo  sur 
subimos  una  mesa  baja  por  entre  riscos  de  piedra  negra  y  relum- 
brosa. Subida  esta,  tomamos  tierra  abierta  y  buena,  pasamos  un 
corto  llano  que  al  oriente  tiene  una  cordillera  de  mesas  mui  altas, 
Y  al  oeste  lomas  de  chamizo  (es  lo  que  en  España  brezo)  y  arena  co- 
lorada. En  el  llano  pudimos  haver  tomado  la  orilla  de  las  mesas 
y  concluir  por  buena  tierra  y  llana  nra.  jornada;  pero  los  que  iban 
delante  mudaron  de  rumbo  por  seguir  unos  rastros  frescos  de  In- 
dios, y  nos  llevaron  por  las  lomas  y  bajos  de  arena  dichas,  en  que 
se  nos  fatigaron  mucho  las  caballerias.  Anduvimos  por  ellas  3  le- 
guas al  sudoeste,  ha  viendo  antes  caminado  por  los  dichos  mesa  y 
llano  otras  2  al  sur,  declinamos  al  sur  poco  mas  de  2  leguas,  y  avis- 
tamos un  corto  valle  rodeado  de  mesas:  en  una  de  las  quales  nos 
hallamos  sin  poder  bajar  al  valle.  No  havia  en  ella  agua  ni  pasto 
para  las  caballerias,  que  ya  no  podian  dar  paso:  y  assi  nos  esforza- 
mos á  bajar  por  una  ceja  alta,  escarpada  y  de  mucha  piedra,  y  an- 
dados 8  quartos  de  legua  al  sur,  para  ya  metido  el  sol,  en  un  arro- 
yo en  que  hallamos  buenos  y  grandes  bateques  de  agua  con  pasto 
suficiente  para  la  caballada.  Nombramos  al  paraje:  Sn.  Donulo,  ó 
Arroyo  del  Tarai,  por  haver  aqui  de  los  arboles  o  palo  assi  nombra- 
do. Hoi  10  leguas,  que  en  rumbo  directo  serian  7  sur  quarta  al  oeste. 
Observamos  por  la  estrella  polar,  y  nos  hallamos  en  36  gr?  52  m?  30 
seg!  de  latitud. 

Hai  en  este  llano  ó  vallecito  á  mas  de  el  Tarai  mucha  Hedion- 
dilla,  que  es  una  rama  mui  medicinal,  según  se  ha  experimentado 
en  el  Nuevo  Méjico.  Esta  noche  se  nos  acabo  totalmente  el  basti- 
mento sin  quedarnos  mas  que  dos  tablillas  de  chocolate  para  por  la 
mañana. 

Dia  16  salimos  de  Su.  Donulo  oon  animo  de  seauir  al  sur  hasta 


104 
ül  Kio  colorado;  mas  a  poeo  que  anduvimos,  oímos  que  atrás  grita- 
ba gente,  y  bolviendo  á  ver  de  á  donde  venia  el  eco,  vimos  ocho  In- 
dios sobre  los  cerritos  del  paraje,  de  á  donde  acabábamos  de  salir: 
los  quales  están  en  medio  del  llano,  lo  atraviesan  casi  todo,  y  abun- 
dan de  leso  transparente  y  talco.  Bolvimos  para  ellos,  dando  orden 
de  que  viniese  también  el  Interprete,  que  iba  mas  adelante.  Llega- 
mos al  pie  del  cerrillo,  y  los  dimos  á  entender  que  bajasen  sin  reze- 
lo,  porque  veníamos  de  paz,  y  eramos  amigos.  Con  esto  se  anima- 
ron y  bajaron,  mostrándonos  para  el  cambio  unas  sartas  ó  hilos  de 
Chalchihuite  con  una  concha  de  colores  cada  uno;  con  que  nos  die- 
ron algo  que  pensar,  porque  desde  abajo  los  hilos  de  chalchihuite 
nos  parecieron  Rosarios  y  las  conchas  medallas  de  Santos.  Estuvi- 
mos aqui  con  ellos  un  corto  rato,  pero  hablaban  el  Yuta  tan  dife- 
rente de  todos  los  demás  que  ni  el  Interprete  ni  el  Laguna  Joaquin 
podian  dárseles  á  entender  plenamente  ni  entender  lo  mas  de  lo 
que  ellos  decian.  No  obstante  ya  por  señas,  ya  porque  en  algunas 
cosas  hablaban  el  Yuta  mas  conforme  a  los  Lagunas  les  entendimos 
que  decian  ser  todos,  (menos  uno,  que  hablaba  mas  en  Arábigo  que 
en  Yuta,  y  juzgamos  ser  Jomassaba)  Parusis,  y  que  ellos  eran  los 
que  siembran  en  las  riveras  del  Rio  del  Pilar,  y  habitaban  rio  aba- 
jo por  largo  espacio.  Tuvimos  los  por  Cosninas,  mas  de.^pues  averi- 
guamos que  no  lo  eran.  Ofrecieron  sus  chalchihuites  al  cambio,  y 
diciendoles  que  alli  no  teníamos  cosa  alguna  y  que  si  querían  vinie- 
sen con  nosotros  hasta  alcanzar  á  los  demás  compañeros  que  en- 
tonces les  daríamos  lo  que  pedían  y  hablaríamos  despacio.  Vinie- 
ron todos  mui  alegres,  pero  con  gran  temor  y  rezelo  los  que  pare- 
cian  mas  advertidos.  Hicimos  alto  y  platicamos  mas  de  dos  horas  y 
media  ó  tres.  Dijeronnos  que  en  dos  dias  llegaríamos  al  Rio  gran- 
de; pero  que  no  podíamos  ir  por  donde  queríamos,  porque  no  havia 
aguajes,  ni  por  aqui  podíamos  pasar  el  Rio,  por  ir  mui  encajonado, 
estar  mui  hondo  y  tener  por  una  y  otra  vanda  elevadissimos  riscos 
y  peñascos:  y  en  fin  que  de  aqui  al  Rio  havia  mui  mala  tierra.  Re- 
galamosles  dos  belduques,  y  á  cada  uno  un  hilo  de  cuentas  de  aba- 
lorio. Luego  les  propusimos  que  si  alguno  de  ellos  nos  quería  con- 
ducir hasta  el  Rio,  le  pagaríamos.  Respondieron  que  nos  irian  á  en- 
caminar por  un  cañón  que  estaba  en  la  mesa  oriental  al  llano,  y  que 
desde  alli  ya  podíamos  ir  solos  porque  ellos  estaban  descalzos  y  lo 


105 
podían  andar  mucho.  Nosotros  no  queríamos  dejar  el  sur  hatta  el 
Rio,  sin  embargo  de  esta  relación:  porque  sospechamos  que  los  ^ío- 
quinos  se  huviesen  indispuesto  con  los  Cosninas,  por  haverles  lle- 
vado al  P.  Garces,  y  que  rezelosos  de  que  bolviesen  á  introducir  en 
Moqui  otros  Padres  ó  españoles,  huviesen  procurado  contenerlos 
con  amenazas.  Y  que  estendida  la  noticia  intentaban  ahora  estos 
extraviarnos,  para  que  no  llegásemos  á  los  Cosninas,  ni  á  los  Jo- 
massabas  sus  vecinos.  Pero  á  instancia  de  todos  los  compañeros  á 
quienes  no  convenia  por  ahora  manifestar  nra.  sospecha,  condes- 
zendimos  á  tomar  el  cañón.  Ofrecimos  á  estos  Indios  suelas  de  cue- 
ro de  petaca  para  zapatos,  porque  nos  diesen  guia.  Dijeron  que  dos 
irian  con  nosotros  hasta  ponernos  en  camino  recto  y  bueno.  Entra- 
mos con  ellos  en  el  cañón  dicho,  anduvimos  por  el  legua  y  media 
con  sumo  trabajo  y  atraso  de  las  caballerías  por  la  mucha  piedra 
de  guija  y  pedernal,  y  frecuentes  pasos  difíciles  y  peligrosos  que  ha- 
via.  Llegamos  á  una  angostura  tan  mala  que  en  mas  de  media  hora 
solo  a  tres  bestias  de  silla  pudimos  hacer  entrar  en  ella.  A  esta  se 
seguía  una  cuesta  de  peñasquería  tan  escarpada,  que  aun  á  pie  cos- 
taría trabajo  subirla.  Viendo  los  dos  Indios,  que  no  podíamos  se- 
guirlos, se  ahuientaron,  impelidos  sin  duda  de  su  nimia  pusilanimi- 
dad. Con  esto  nos  fue  preciso  retroceder,  para  tomar  otra  vez  el 
sur.  Paramos  antes  un  rato,  para  que  las  bestias  tomasen  algún  ha- 
liento,  y  bebiesen  agua;  que  havia  aquí,  pero  tan  mala  que  muchas 
caballerías  no  bebieron.  A  la  tarde  retrocedimos  todo  el  cañón,  y 
andada  media  legua  por  el  llano  al  sur,  paramos  cerca  del  puerto 
austral  del  valle  sin  agua  para  nosotros,  ni  para  la  caballada.  Te- 
níamos mucha  necesidad  esta  noche,  y  ningún  genero  de  alimento: 
y  assi  determinamos  quitar  la  vida  á  un  caballo,  para  no  perder  la 
nuestra;  pero  por  no  haver  agua,  diferimos  la  egecucion  hasta  don- 
de la  tuviésemos.  Hoi  en  tan  penosa  jornada  solo  abanzamos  7  y  me- 
día leguas  al  sur. 

Dia  17  proseguimos  nra.  derrota  rumbo  sur,  pasamos  el  puerto 
dicho  del  vallecito  por  la  caja  de  un  arroyo  en  que  hallamos  un 
bateque  de  agua  buena,  y  bebió  toda  la  caballada.  Anduvimos  al 
sur  2  leguas,  y  declinando  al  sueste  otras  dos,  hallamos  en  otro 
arroyo  gran  porción  de  buena  agua,  no  solo  en  una  parte,  sino  en 
muchas.  Y  aunque  llovediza,  y  de  la  que  queda  en  las  avenidas,  pa- 

14 


106 
rece  no  consumirse  en  todo  el  año.  Aqui  encontramos  algunas  de 
las  yerbas  que  llaman  Quelites.  Juzgamos  poder  subvenir  á  nra.  ur- 
gentissima  necesidad  con  ellas;  pero  solo  pudimos  recoger  mui  po- 
cas, y  esas  mui  pequeñas.  Proseguimos  al  sueste,!y  andadas  4  leguas 
y  media  por  tierra  llana  y  buena,  aunque  algo  bofa,  paramos,  ya 
para  ver  si  en  los  derramaderos  de  la  mesa  havia  agua,  ya  para  dar 
de  las  dichas  yerbas  sazonadas  algún  alimento  a  Dn.  Bernardo  Mie- 
ra, que  como  desde  ayer  mañana  no  haviamos  tomado  cosa  alguna 
venia  ya  tan  debilitado,  que  apenas  podia  hablar.  Mandamos  regis- 
trar las  petacas  y  demás  tras  (trastos),  en  que  haviamos  traido  el 
bastimento  para  ver  si  aun  havia  algunas  reliquias;  y  solo  hallamos 
unos  fragmentos  de  calabaza  que  los  mozos  havian  adquirido  ayer 
de  los  indios  Parussis,  y  los  havian  ocultado,  para  no  verse  obliga- 
dos á  convidar  á  los  demás.  Con  esto  y  un  pedazo  de  pilonzillo,  que 
también  hallamos,  hizimos  para  todos  un  guiso,  y  tomamos  algún 
alimento.  No  hallamos  agua  para  poder  pasar  aqui  la  noche,  y  de- 
terminamos proseguir  al  sur  la  jornada.  Los  compañeros  sin  dar- 
nos parte,  fueron  á  reconocer  la  mesa  oriental  y  terreno  que  se  se. 
guia  por  aqui.  Vinieron  los  que  fueron  á  este  reconocimiento,  di- 
ciendo estar  mui  buena  la  subida  de  la  mesa,  y  que  después  se  se- 
guía tierra  llana  con  muchos  arroyos,  en  que  no  podia  menos  de 
haber  agua,  y  que  les  parecía  estar  el  rio  al  fin  del  llano,  que  estaba 
después  de  la  mesa.  Con  esto  todos  se  inclinaron  á  mudar  el  rum- 
bo. Nosotros  bien  conocimos  que,  como  otras  veces,  se  engañaban, 
y  que  en  tan  corto  tiempo  no  podían  haver  visto  tanto;  y  eramos  de 
parecer  contrario,  porque  para  el  sur  teníamos  mucha  tierra  bue- 
na, y  llana  á  la  vista,  y  haviamos  hallado  hoi  tanta  agua  contra  la 
relación  de  los  Indios,  y  andado  toda  la  jornada  por  buena  tierra; 
y  con  esto  crecia  nra.  indicada  sospecha.  Pero  como  ya  nos  hallá- 
bamos sin  bastimento,  y  la  agua  podia  estar  distante,  porque  el  lle- 
var adelante  nro.  dictamen,  no  les  hiciese  mas  intolerables  la  sed, 
y  hambre,  que  por  ambos  rumbos  podian  oh'ecersenos,  para  nro. 
bien,  les  dijimos  que  tomasen  por  donde  mejor  les  pareciese.  Lle- 
váronnos por  la  mesa,  rumbo  sueste,  subiéndola  por  un  derrama- 
dero fragoso  ó  arroyo  de  mucha  piedra,  en  que  hai  Yeso  piedra 
mui  bueno,  del  que  se  usa  para  blanquear.  Acabamos  de  subir  la 
mesa  por  una  ladera  bien  escarpada  y  de  mucha  piedra  negra.  Lie- 


107 
gola  noche,  y  paramos  sobre  la  mesa  en  un  corto  llano  de  buen 
pasto,  pero  sin  agua,  nombrándolo  Sn.  Ángel.  Hoi  9  leguas. 

Mucho  sentimos  haver  mudado  de  rumbo,  porque  según  la  al- 
tura, en  que  nos  hallábamos,  siguiendo  al  sur,  huvieramos  llegado 
mui  presto  al  Rio.  Luego  que  paramos,  nos  dijeron  los  que  havian 
estado  antes  en  la  mesa,  que  á  poca  distancia  de  aqui  les  parecía 
haver  visto  agua.  Fueron  dos  á  traerla  para  la  gente,  mas  no  bol- 
vieron  en  toda  la  noche,  y  amaneció  el  dia  siguiente  sin  que  supié- 
semos de  ellos.  Bien  que  nosotros  hizimos  juicio,  que  havian  prose- 
guido buscando  Ranchos  de  Indios,  en  que  reparar  quanto  antes  su 
necesidad.  Por  cuio  motivo,  y  por  no  haver  aqui  agua,  determina- 
mos proseguir  sin  esperarlos. 

Dia  18  salimos  de  Sn.  Ángel,  rumbo  lessueste,  y  andada  media 
legua,  declinamos  al  leste,  quarta  al  sur  dos  leguas  por  lomas  y  ca- 
ñadas tendidas  bien  empastadas,  pero  de  mucha  piedra:  y  no  hallan- 
do agua  declinamos  al  leste  quarta  al  norte  otras  dos  leguas  subien- 
do, y  bajando  lomas  de  piedra  mui  molesta  a  las  caballerías.  Esta- 
ban cinco  Indios  espiandonos  desde  una  mesa  corta,  pero  alta,  y  al 
pasar  nosotros  dos,  que  Íbamos  detras  de  los  compañeros,  al  pie  de 
ella  nos  hablaron.  Al  inclinar  para  donde  estaban,  se  ocultaro  los 
quatro,  y  solo  quedo  uno  a  nra  vista.  Conocimos  el  mucho  temor, 
con  que  estaba:  no  pudimos  persuadirle  que  bajase,  y  subimos  los 
dos  solos  a  pie  con  bastante  trabajo.  A  cada  paso  que  dábamos  acer- 
cándonos a  el,  queria  echar  a  huir.  Dimosle  a  entender,  que  no  tu- 
viese miedo,  que  lo  amábamos  como  a  hijo,  y  que  queríamos  hablar 
con  el.  Con  esto  nos  esperó,  haciendo  mil  ademanes  en  demostra- 
ción de  que  nos  tenia  mucho  miedo.  Ya  que  subimos  a  donde  esta- 
ba, lo  acariciamos  y  sentándonos  junto  a  el,  hicimos  que  subieran  el 
Interprete  y  el  Laguna.  Ya  recobrado  nos  dijo,  que  allí  estaban 
escondidos  otros  quatro,  que  si  queríamos,  los  llamaria  para  que 
los  viésemos.  Y  dicíendole  que  sí,  puso  sus  flechas  y  arco  en  el 
suelo,  tomo  al  Interprete  de  la  mano,  y  fue  con  el  a  traerlos.  Vinie- 
ron, estuvimos  como  una  hora  en  conversación;  y  nos  dijeron  que 
ya  teníamos  agua  cerca.  Suplicasmosles,  que  nos  la  fuesen  a  ense- 
ñar, prometiéndoles  unos  pedazos  de  chalona,  y  después  de  mu- 
chas instancias  convienieron  en  ir  tres  de  ellos  con  nosotros.  Pro- 
seguimos con  ellos  muí  fatigados  de  sed  y  hambre,  rumbo  sueste 


108 
una  legua,  y  andada  otra  al  sur  por  mal  camino  y  de  mucha  piedra, 
llegamos  a  un  montecito  de  Sabina  y  a  un  arroyo  que  en  las  oque- 
dades de  las  peñas  mantenía  dos  grandes  bateques  de  agua  buena. 
Cogimos  para  nosotros  la  suficiente  y  arrimamos  la  caballada  que 
como  venia  tan  sedienta  agoto  arabos  bateques.  Aqui  determinamos 
pasarla  noche,  nombrando  al  paraje  Sn.  Samuel.  Hoi  6  leguas. 

Venian  los  dichos  tres  Indios  con  tanto  miedo  con  nosotros,  que 
no  querían  ir  delante,  ni  que  nos  acercásemos  a  ellos,  hasta  que  se 
informaron  del  Laguna  Joaquín,  y  con  lo  que  este  les  dijo  de  noso- 
tros, se  aquietaron.  Entre  otras  cosas  le  preguntaron  muí  admira- 
dos de  su  valor,  que  como  se  havia  atrevido  a  venir  con  nosotros? 
El  que  deseaba  quitarles  el  miedo  para  socorrer  la  necesidad  que 
con  grande  dolor  nuestro  padecía,  les  respondió  lo  mas  oportuna- 
mente que  pudo.  Y  assí  les  quito  mucho  del  temor  y  rezelo  que 
traían  por  lo  que  sin  duda  no  nos  dejaron  antes  de  llegar  al  dicho 
aguaje.  Luego  que  paramos  les  dimos  la  chalona  prometida,  con  lo 
que  se  alegraron  mucho.  Y  sabiendo  que  veníamos  sin  bastimento 
dijeron,  que  enviásemos  uno  de  los  nuestros  con  otro  de  los  suios 
para  que  fuesen  a  sus  casillas,  que  estaban  algo  distantes,  y  lo  tra- 
jesen; que  los  demás  se  quedarían  ínterin  con  nosotros.  Enviamos 
a  uno  de  los  Genizaros  con  el  Laguna  Joaquín,  dándoles  con  que 
comprar  bastimento  y  bestia  de  carga  en  que  traerlo.  Partieron  con 
el  otro  Indio,  y  después  de  medía  noche  llegaron  de  regreso,  tra- 
yendo una  corta  porción  de  carnero  silvestre,  de  tuna  seca  hecha 
torta,  y  semillas  de  yerbas.  Trajeron  también  noticia  de  uno  de  los 
dos,  que  la  noche  antecedente  havian  ido  por  agua  diciendo  que  ha- 
via estado  en  este  Rancho.  El  otro  havia  llegado  esta  noche  como 
a  las  diez. 

Día  19  ocurrieron  al  real  veinte  de  este  Indios  con  alguna  tuna 
en  torta  o  masa,  y  varios  zurrones  de  semillas  de  diferentes  yerbas, 
para  que  les  comprásemos.  Fagámosles  quanto  trajeron;  y  les  en- 
cargamos que  sí  tenían  carne,  piñón  y  mas  tuna,  lo  trajesen,  que  to- 
do les  compraríamos,  especialmente  la  carne.  Dijeron  que  si;  pero 
que  los  haviamos  de  esperar  hasta  medio  dia.  Admitimos  la  condi- 
ción y  se  fueron.  Uno  de  ellos  quedo  en  acompañarnos  hasta  el  Rio, 
sí  nos  deteníamos  hasta  la  tarde,  y  también  admitimos.  Después  de 
medio  dia  bolvieron  muchos  mas  de  los  que  havian  antes  estado 


109 
con  nosotros.  Y  entre  ellos  uno  que  decían  ser  Apache  Mescalero, 
y  havep  venido  con  otros  dos  de  su  tierra  a  esta,  pasando  el  Rio  po- 
cos días  havia.  Era  de  phisonomia  poco  agradable,  y  se  distinguía 
de  estos  Indios  en  el  disgusto  con  que  nos  miraba  por  aquí,  y  en  el 
mayor  animo  que  de  intento  mostraba,  según  advertimos.  Dijeron- 
nos,  que  estos  Apaches  eran  sus  amigos.  No  trajeron  carne  alguna, 
pero  si  muchos  zurrones  de  dichas  semillas,  y  algunas  tunas  frescas 
ya  assoleadas,  y  otras  secas  en  torta.  Compramosles  como  una  ha- 
nega de  semilla.*!,  y  toda  la  tuna.  Conversamos  largo  rato  sobre  la 
distancia  del  Río,  el  camino  para  el,  el  numero  y  modo  de  vivir  de 
ellos,  sobre  las  gentes  confinantes,  y  sobre  el  guia  que  solicitábamos. 
Mostráronnos  por  donde  hibiamos  de  tomar  para  el  Rio,  dando  al- 
gunas señas  confusas  de  el  vado,  y  diciendo,  que  dos  ó  tres  días  lle- 
garíamos. Dijeronnos  que  ellos  se  nombraban  Yubuincariri:  que  no 
sembraban  Maíz:  que  su  bastimento  eran  aquellas  semillas,  tunas, 
el  piñón,  que  cojen  muí  poco,  según  lo  escasearon,  y  lo  que  cazaban 
de  liebres,  conejos  y  carnero  silvestre.  Añadiendo,  que  de  esta  van- 
da  solamente  los  Parussis  sembraban  Maíz  y  calabaza;  pero  que  de 
la  otra,  luego  pasado  el  Rio  estaban  los  Ancamuchis  (por  quienes 
entendimos  los  Cosninas)  y  que  estos  sembraban  mucho  Maíz.  A 
mas  de  estos  nos  nombraron  otras  gentes  sus  confinantes  por  el  sur 
sudoeste,  en  esta  vanda  occidental  del  Río,  y  fueron  estos  los  Paya- 
tammumis.  También  nos  dieron  noticia  de  los  Huascaris,  que  ya  no- 
sotros havíamos  visto  en  el  valle  de  Sr.  Sn.  José.  Sobre  los  españo- 
les de  Monte-Rey,  ni  aun  el  menor  indicio  nos  dieron  de  haver 
oido  hablar  de  ellos.  Uno  de  los  que  pasaron  la  noche  antecedente 
con  nosotros,  nos  dio  a  entender,  que  havia  tenido  noticia  del  viaje 
del  R.  P.  Garces:  lo  qual  junto  con  negar  todos  estos  que  conocían 
a  los  Cosninas  (sino  los  entienden  por  el  nombre  arriba  puesto:  An- 
camuchi)  parece  probar  lo  que  ya  dijimos  haber  sospechado.  Con- 
cluida la  conversación  se  fueron  iendo,  sin  que  pudiésemos  conse- 
guir que  alguno  de  ellos  se  determinase  a  acompañarnos  hasta  el 
Rio. 

Hoi  estuvo  mui  malo  del  estomago  Dn.  Bernardo  Miera,  y  assi 
no  pudimos  salir  de  aquí  eísta  tarde.  Y  poco  mas  distantes  hallamos 
otros  bateques  de  agua  para  esta  noche. 

Día  20  salimos  de  Sn.  Samuel,  rumbo  nornordeste,  dirigiendo- 


lio 

nos  para  el  vado  del  Rio  colorado,  y  desechando  una  sierra  baja 
montuosa,  y  de  mucha  piedra,  que  esta  antes:  y  andadas  2  legnas 
poco  mas,  declinamos  al  nordeste,  entramos  en  tierra  llana  y  sin 
piedra,  y  andadas  4  leguas,  hallamos  en  un  arroyo  varios  rebalses 
de  agua  buena,  y  haviendo  andado  una  legua  al  lesnordeste,  para- 
mos en  su  orilla  entre  dos  cerrillos  que  están  el  llano  junto  al  arro- 
yo, en  que  havia  gran  copia  de  agua  y  buen  pasto.  Nombramos  a  es- 
te paraje  Sta.  Gertrudis,  cuya  latitud  observamos  por  la  estrella  po- 
lar, y  es  de  36  gr?  30  m?  Hoi  7  leguas. 

Dia  21  salimos  de  Santa  Gertrudis  rumbo  leste,  y  andada  media 
legua,  declinamos  al  nordeste.  Pasamos  varias  veces  el  arroyo  de 
Sta.  Gertrudis,  que  en  las  mas  partes  tenia  grandes  rebalses  de  agua, 
y  andadas  por  no  muí  (buen?)  terreno,  y  algunas  vueltas  5  leguas  y 
media  al  nordeste,  tomamos  por  chamizales  no  molestos,  y  buen  te- 
rreno, y  andadas  4  leguas  poco  mas  al  lesnordeste,  paramos,  ya  de 
noche,  cerca  de  una  cañadita  de  buen  pasto,  pero  sin  agua  aun  pa- 
ra la  gente.  Lorenzo  de  Olivares  impelido  dé  la  sed,  por  haber  co- 
mido demasiado  de  las  semillas,  piñón,  y  tuna,  que  compramos,  se 
apartó  luego  que  paramos,  buscando  agua  en  los  arroyos  inmedia- 
tos, y  no  apareció  en  toda  la  noche;  lo  que  nos  dio  bastante  cuida- 
do. Hoi  10  leguas.  Nombramos  al  paraje  Sta.  Barbara. 

Dia  22  salimos  de  Sta.  Barbara,  rumbo  nornordeste  buscando 
al  dicho  Olivares.  Como  a  las  2  leguas  lo  hallamos  junto  a  un  bate- 
que  escaso  de  agua,  que  solo  tuvo  para  que  la  gente  bebiese,  y  un 
pequeño  barril,  que  llevamos,  por  si  esta  noche  no  encontrábamos 
agua.  Proseguimos  por  el  llano,  y  andadas  4  leguas  al  nordeste,  vi- 
mos una  vereda,  que  iba  al  sur;  y  diciendo  el  Interprete  que  los  Yu- 
buincariris  le  havian  dicho,  que  esta  haviamos  de  tomar  para  ir  al 
Rio,  la  cojimos,  pero  andada  una  legua  al  sur  por  ella,  hallamos  es- 
tar equivoco  en  las  señas  el  Interprete:  porque  a  poca  distancia  re- 
trocedía dicha  vereda.  Y  assi  subimos  rumbo  leste,  la  sierra  baja, 
que  intentábamos  evitar:  la  qual  se  estiende  casi  de  norte  a  sur 
por  toda  la  parte  oriental  de  este  llano.  Atrabesamosla  con  bastante 
trabajo  y  fatiga  de  las  caballerías:  porque  a  mas  de  tener  muchas 
quebradas  es  mui  petrosa.  Cogiónos  la  noche  al  bajarla  al  otro  lado 
en  una  cuchilla  bien  alta,  fragosa  y  de  mucha  guija.  Desde  la  qual 
vimos  abajo  después  de  un  corto  llano  varias  lumbres:  juzgamos 


111 

que  el  Interprete  Andrés  y  el  Laguna  Joaquín  que  se  haviau  ade- 
lantado buscando  agua  para  esta  noche,  las  havrian  hecho  para  que 
supiésemos  donde  estaban.  Mas  haviendo  acabado  de  bajar,  y  anda- 
do desde  que  dejamos  la  dicha  vereda  5  leguas  al  lesnordeste,  dan- 
do algunas  vueltas  en  las  cañadas  de  la  sierra,  llegamos  a  las  lum- 
bres en  que  estaban  tres  Ranchiilos  de  Indios,  y  con  ellos  nuestro 
Interprete  y  Joaquín.  Determinamos  pasar  aquí  la  noche  por  haver 
a  poca  distancia  azia  el  leste  y  oeste  agua  y  pasto  para  la  caballada 
que  ya  casi  totalmente  cansada,  nombrando  al  paraje  Sn.  Juan  Ca- 
pistrano.  Hoí  12  leguas. 

Como  era  de  noche  quando  llegamos  á  estos  Ranchos  y  los  In- 
dios no  podían  distinguir  el  numero  de  gente  que  venia,  se  asusta- 
ron de  modo  que  sin  embargo  de  las  persuasiones  del  Interprete  y 
del  Laguna  Joaquín,  al  llegar  nosotros  huíeron  los  mas  de  ellos, 
quedando  solamente  tres  hombres  y  dos  mujeres.  Las  quales  de- 
cían muí  afligidas  a  nro.  Laguna:  «Hermanito,  tu  eres  de  la  misma 
especie  que  nosotros  no  permitas  que  esta  gente  con  quien  vienes 
nos  mate.»  Acaricíamoslos  y  procuramos  por  todos  los  medios  po- 
sibles que  nos  ocurrieron  quitarles  el  rezelo  y  temor  que  nos  tenían. 
Algo  se  aquietaron,  y  procurando  complacernos,  nos  regalaron  dos 
liebres  asadas,  y  algunos  piñones.  Fueron  también  dos  de  ellos, 
aunque  con  mucho  miedo,  a  enseñar  el  aguaje  a  los  mozos,  para 
que  bebiese  la  caballada.  Esta  este  paraje  al  leste  de  la  punta  sep- 
tentrional de  dicha  pequeña  sierra,  junto  a  una  porción  de  cerrillos 
de  tierra  colorada.  Al  sur  de  los  quales  muí  cerca  sobre  unas  lomas 
peñascosas  y  de  algunos  arboles  de  piñón  y  Sabina  están  dos  tan- 
ques buenos  de  agua  llovediza.  Mas  azia  ellos  en  un  pequeño  arro- 
yo hay  también  unos  bateques  de  agua;  pero  esta  es  poca,  y  no  tan 
buena.  Al  oessudoeste  de  los  mismos  cerrillos  al  pie  de  la  sierra  hay 
también  una  fuente  pequeña  de  agua  perenne.  Estos  indios  se  nom- 
bran en  su  idioma  Paganpachí,  y  sus  confinantes  inmediatos  por  el 
norte  y  nornoroeste  Ytímpabíchí. 

Después  de  habernos  recogido  á  descansar  fueron  algunos  com- 
pañeros, y  entre  ellos  Dn.  Bernardo  Miera  á  una  de  las  chozas  á  pla- 
ticar con  los  Indios,  Dijeronles  que  díclio  Dn.  Bernardo  venia  enfer- 
mo; y  un  Indio  viejo  de  los  concurrentes,  é  porque  los  nuestros  se 
lo  mandaron,  ó  porque  el  quiso,  se  puso  á  curarlo  con  cantos  y  ce- 


112 
reraonias,  ya  que  no  abiertamente  idolátricas  (que  si  lo  serian)  to- 
talmente supersticiosas.  Todos  los  nuestros  las  permitieron  <5usto- 
sos,  y  entre  ellos  el  enfermo,  y  las  celebraron  con  graciosidades  in- 
diferentes, quando  debian  impedirlas  como  opuestas  ala  Ley  evan- 
gélica y  Divina,  que  profesan;  ó  á  lo  menos  haverse  retirado.  Nos- 
otros oimos  los  cantos  del  Indio,  mas  ignorábamos  á  que  se  diri- 
gian.  Luego  que  por  la  mañana  nos  refirieron  la  serie  del  suceso, 
tuvimos  gravissimo  sentimiento  de  tan  nociva  inadvertencia,  y  los 
reprehendimos,  instruiendoles,  para  que  otra  vez  no  aprobasen  con 
voluntaria  asistencia,  ni  de  otro  modo  semejantes  errores.  Esta  es 
una  de  las  causas  principales  porque  los  infieles  que  mas  tratan  á 
los  espoñoles  y  christianos  destas  partes,  resisten  mas  á  la  verdad 
evangélica,  y  se  dificulta  cada  dia  mas  su  conversión. 

Predicando  nosotros  á  los  Sabuaganas  primeros  que  vimos,  la 
necesidad  del  Santo  Baptismo,  el  Interprete  por  no  disgustarlos,  ó 
por  no  perder  la  antigua  amistad  que  por  el  vil  comercio  de  pieles 
que  con  ellos  frecuenta  (aun  contra  las  justas  prohibiciones  de  los 
Señores  Governadores  de  este  Reyno  por  las  que  repetidas  vezes 
se  ha  mandado  que  ningún  Indio,  Genizaro,  ó  vecino  entre  á  tierras 
de  infieles  sin  haver  obtenido  licencia  para  ello  de  su  Señoría)  les 
tradujo  estas  formales  palabras:  «Dice  el  Padre,  que  los  Apaches, 
Navajos,  y  Comanches,  que  no  se  bautizan ,  no  pueden  entrar  en  el 
cielo,  y  que  van  al  infierno,  en  donde  Dios  los  castiga,  y  arderán 
siempre  como  la  leña  en  el  fuego.»  Con  lo  que  se  alegraron  mucho 
los  Sabuaganas  por  oirse  excluidos  é  inclusos  á  sus  enemigos  en  la 
necesidad  indispensable  ó  de  baptizarse  ó  de  perderse  y  padecer 
eternamente.  Fue  reprehendido  el  Interprete  y  viendo  descubierta 
su  necia  infidelidad  se  enmendó.  Otros  casos  pudiéramos  añadir  á 
los  mismos  que  entre  los  Yutas  han  presenciado  y  acaso  celebrado, 
y  aun  cooperado  á  muchas  acciones  idolátricas:  pero  basten  los  dos 
referidos,  que  evidentemente  nos  constan.  Pues  si  en  nra.  compa- 
ñía, si  haviendo  oido  refutar  y  condenar  muchas  veces  estas  idola- 
trías y  supersticiones  las  presencian,  dan  motivo  á  ellas  y  las  cele- 
bran, ¿qué  no  harán,  quando  andan  dos,  tres  y  quatro  meses  entre 
los  Yutas  y  Navajos  infieles  sin  que  haya  quien  los  corrija  ó  los 
contenga?  Fuera  de  esto  nos  ha  dado  algunos  motivos  suficientes 
en  este  viaje  para  sospechas  que  si  unos  van  á  los  Yutas,  y  están  tan- 


113 

to  tiempo  entre  ellos  para  la  codicia  de  los  cueros,  otros  van  y  es- 
tán por  la  de  la  carne  que  allí  tienen  á  su  brutal  satisfacción.  Y  assi 
de  todos  modos  blasfeman  el  nombre  de  Christo,  é  impiden  ó  por 
mejor  decir,  se  oponen  á  la  extensión  de  su  Fé.  ¡Oh  y  con  quanta  se- 
veridad se  debe  ocurrir  á  semejantes  males!  Dios  por  su  Bondad  in- 
finita inspira  el  medio  mas  conveniente  y  eficaz. 

Dia  23  no  hicimos  jornada  por  dar  tiempo  á  que  los  de  aqui  se 
aquietasen  y  pudiesen  concurrir  á  los  de  las  inmediaciones.  Las  se- 
millas de  yerbas  y  demás  que  haviamos  comprado  y  comíamos,  nos 
hicieron  notable  daño,  y  nos  debiütaban  en  lugar  de  alimentarnos; 
no  podíamos  conseguir  que  estos  Indios  nos  vendiesen  alguna  car- 
ne usual:  y  assi  mandamos  matar  un  caballo,  y  disponer  la  carne 
para  poderla  llevar.  Hoi  estuvo  mui  malo  el  Padre  Fr.  Francisco 
Athanasio  de  un  vehemente  dolor  en  el  ano  de  modo  que  ni  aun 
moverse  podia. 

Todo  el  dia  estuvieron  viniendo  Indios  de  los  Ranchos  inme- 
diatos. A  todos  los  quales  acariciábamos,  y  obsequiábamos  en  lo 
que  podíamos.  Ya  estos  nos  dieron  mas  clara  noticia  de  los  Cosni- 
nas  y  Moquinos,  dándoles  estos  mismos  nombres.  También  nos  di- 
jeron por  donde  haviamos  de  ir  para  el  Rio  (que  de  aqui  dista  12 
leguas  quando  mas)  dándonos  las  señas  del  vado.  Compramosles 
como  una  anega  de  piñón;  y  les  regalamos  mas  de  media  de  semi- 
llas de  yerbas. 

El  dia  siguiente  mui  temprano  concurrieron  veinte  y  seis  In- 
dios, siendo  algunos  de  los  que  ayer  tarde  estuvieron  con  nosotros, 
y  otros  que  no  haviamos  visto.  Anunciamosles  el  Evangelio,  y  re- 
prehendiendo y  declarándoles  la  malicia  é  inutilidad  de  sus  abusos, 
señaladamente  en  las  curas  supersticiosas  de  sus  enfermos.  Amo- 
nestamosles  que  solo  al  Dios  único  y  verdadero  debian  acudir  en 
sus  trabajos,  porque  solo  su  Majestad  tiene  a  su  disposición  la  sa- 
lud y  la  enfermedad,  la  vida  y  la  muerte,  y  puede  favorecer  a  todos. 
Y  aunque  nro.  Interprete  no  podia  explicarles  bien  esto,  uno  de 
ellos,  que  sin  duda  havia  tratado  mucho  con  los  Yutas,  Payuchis,  lo 
entendía  bien  y  explicaba  á  los  demás  lo  que  oia.  Y  viendo  nosotros 
que  atendían  con  gusto,  les  propusimos  que  si  querían  chiistiani- 
zarse,  vendrían  Padres  y  españoles  a  instruirlos,  vivir  con  ellos. 
Respondieron  que  si.  Y  preguntándoles  que  donde  los  hallariamos 


114 
quaüdo  vineseínos,  dijeroü,  que  eñ  esta  pequeña  sierra,  y  en  las  me- 
sas inmediatas.  Luego  para  irlos  aficionando  a  nosotros,  les  repar- 
timos trece  baras  de  listón  encarnado,  dando  a  cada  uno  media.  De 
lo  qual  quedaron  mui  gustosos  y  agradecidos.  Ya  havia  convenido 
uno  en  ir  con  nosotros  hasta  el  Rio  para  dirigirnos  al  vado.  Pero 
haviendose  despedido  todos  los  otros  y  andado  el  en  nra.  compañía 
media  legua,  le  entro  tanto  miedo,  que  no  pudimos  persuadirle  si- 
guiese. Los  compañeros  poco  reflexivos  querían  que  a  fuerza  le  hi- 
ciésemos cumplir  su  palabra;  mas  nosotros,  conocida  su  repugnan- 
cia, lo  dejamos  ir  libremente. 

Dia  24  como  a  las  9  de  la  mañana  ó  poco  mas  sallamos  de  Sn 
Juan  Capistrano  por  una  cañada  rumbo  sur-sueste,  y  andadas  4  le- 
guas declinamos  por  la  misma  cañada  al  sueste.  Hai  aqui  al  pie  dé 
la  mesa  oriental  de  la  cañada  tres  estiladeros  de  agua  buena,  mas 
no  huvo  suficiente  para  la  caballada.  Desde  el  paraje  hasta  aqui 
caminamos  por  buena  tierra.  Andadas  otras  dos  leguas  al  sueste, 
declinamos  al  lessueste  como  3  leguas  por  tierra  arenosa  y  molesta: 
Y  aunque  no  hallamos  agua  para  la  caballada,  hallando  pasto  pa- 
ramos, porque  venia  mui  cansada,  y  ya  era  de  noche,  nombrando 
al  paraje  Sn.  Bartholome.  Aqui  hai  valle  dilatado,  pero  de  mal  te- 
rreno: pues  lo  que  no  es  de  arena,  es  un  genero  de  tierra  que  en  la 
superficie  tiene  como  quatro  dedos  de  cascajo,  y  después  tierra 
suelta  de  diferentes  colores.  Hai  muchas  minas  de  Yeso  transpa- 
rente, algunas  de  Talco:  y  también  parece  haver  algunas  metálicas. 
Hoy  9  leguas. 

Por  este  valle  corre  el  Rio  colorado  de  nor-nordeste  a  sur-su- 
doeste, mui  hondo,  y  encajonado  de  modo  que  para  sembrar  en  el, 
aunque  el  terreno  fuese  bueno  no  es  de  útil  alguno  el  Rio.  Nosotros 
vimos  esta  tarde  los  barrancos  y  peñascos  de  la  caja  del  rio,  que 
visto  por  la  parte  occidental,  parecen  una  cordillera  larga  de  casas; 
pero  juzgamos  ser  caja  de  algún  arroyo  de  los  muchos  que  hai  en  el 
llano. 

Dia  25  salimos  de  Sn.  Bartholome,  rumbo  Íes-sueste,  anduvi- 
mos una  legua  y  menos  de  media  al  leste.  No  quisimos  llegar  a  la 
que  realmente  era  caja  del  Rio  grande,  porque  pasamos  varios 
arroyos  que  tenian  cañones  tan  grandes  como  ella,  y  assi  nos  per- 
suadimos a  que  no  iba  por  alli  el  rio,  sino  algún  otro  arroyo.  Por  es- 


115 
to  nos  dirijimos  para  el  nornordeste  del  valle,  porque  nos  pareció 
poder  desechar  por  aqui  las  mesas  que  lo  circundan.  Tomamos  la 
caja  de  un  arroyo  buscando  agua  para  las  caballerías  que  ya  venian 
mui  fatigadas  de  la  sed,  y  haviendo  caminado  por  ella  2  leguas  al 
nordeste,  no  pudimos  seguir,  y  salimos  de  ella  para  la  parte  del 
oeste,  subiendo  una  cuesta  bien  mala.  Tomamos  al  ñor- nordeste,  y 
andadas  2  leguas  vimos  alamos  al  pie  de  la  mesa.  Dirigimonos  pa- 
ra donde  estaban,  y  hallamos  buena  fuente  de  agua.  Tenia  esta  por 
las  orillas  como  salitre:  pensamos  fuese  agua  salada;  mas  probando- 
la hallamos  ser  de  buen  gusto.  Paramos  aqui,  nombrando  al  paraje 
Sn.  Fructo.  Hoi  5  leguas. 

A  la  tarde  fue  Dn.  Juan  Pedro  Cisneros  a  reconocer  por  el  rin- 
cón septentrional  del  valle,  si  havia  paso,  si  hallaba  o  divisaba  el 
Rio  y  su  vado.  Bolvio  después  de  media  noche  con  la  deseada  noti- 
cia de  haber  llegado  ya  al  Rio;  pero  diciendo  que  no  sabia  si  podía- 
mos pasar  unas  mesas  y  crestones  que  esta  van  en  la  orilla  opuesta. 
Sin  embargo,  porque  dijo  parecerle  estar  bueno  el  Rio,  y  tener  aqui 
vado,  determinamos  ir  para  alia. 

Dia  26  salimos  de  Sn.  Fructo,  rumbo  norte,  anduvimos  3  leguas 
y  media  y  llegamos  a  donde  antes  juzgábamos  estar  el  puerto  sep- 
tentrional del  valle;  y  es  un  rincón  todo  cercado  de  cerros,  y  cres- 
tones mui  elevados  de  tierra  colorada,  que  teniendo  varias  formas, 
y  siendo  el  plan  intermedio  de  abajo  del  mismo  color  almagroso, 
tienen  un  aspecto  agradablemente  confuso.  Proseguimos  al  mismo 
rumbo  con  sobrada  molestia,  porque  las  caballerías  se  sumian  has- 
ta la  rodilla  en  la  tierra,  roto  el  cascajo  superficial:  y  andada  una  y 
media  leguas  llegamos  al  Rio  grande  de  los  Cosninas.  Aqui  le  entra 
otro  pequeño,  que  nombramos  de  Santa  Teresa.  Pasamos  este,  y 
paramos  en  la  otra  orilla  del  grande,  junto  á  un  peñasco  alto  de 
piedra  parda,  nombrando  al  paraje  Sn.  Benito  de  Salsipuedes.  To- 
do el  terreno  desde  Sn.  Fructo  hasta  aqui  es  mui  molesto,  y  con 
poca  humedad,  que  tenga  de  nieve  ó  lluvia,  totalmente  inaiidable. 
Hoi  5  lenguas  norte. 

Determinamos  reconocer  esta  tarde,  si,  pasado  el  Rio,  podría- 
mos seguir  desde  aqui  al  sueste,  ó  leste,  pues  por  todas  partes  nos 
rodeaban  mesas  y  crestones  inaccesibles.  Para  lo  qual  dos  que  sa- 
bían bien  nadar  entraron  en  el  Rio  desnudos  con  sus  vestiduras 


116 
Fobre  la  cabeza.  Eataba  tan  hondo  y  ancho,  que  los  nadadores  sin 
embargo  de  su  habilidad,  apenas  pudieron  llegar  á  la  otra  vanda, 
dejando  en  medio  del  Rio  la  ropa;  la  qual  no  bol  vieron  á  ver  mas. 
Y  como  llegaron  mui  fatigados,  desnudos  y  descalzos,  no  pudieron 
andar  lo  preciso  para  el  dicho  reconocimiento;  regresándose  des- 
pués de  haver  tomado  algún  aliento. 

Dia  27  fue  Dn.  Juan  Pedro  Cisneros  por  la  caja  del  rio  de  San- 
ta Theresa  a  ver  si  por  ella  hallaba  algún  paso  para  atravesar  la 
mesa  oriental,  y  bolver  al  Rio  grande  por  tierra  mas  abierta,  en 
que  logrando  mas  amplitud,  fuese  vadeable,  ó  á  lo  menos  pudiese 
pasarlo  la  caballada  sin  peligro  que  aqui  havia,  de  que  quedase  se- 
pultada en  las  aguas.  Anduvo  todo  el  dia  y  parte  de  la  noche;  y  no 
halló  paso.  Vio  una  cuesta  por  lá  que  mui  cerca  de  áqui  se  pe- 
dia atravesar  la  mesa;  pero  le  pareció  que  era  mui  dificultosa.  Otros 
fueron  á  reconocer  por  diferentes  rumbos,  y  no  hallaron  mas  que 
dificultades  insuperables,  para  ir  al  vado  sin  retroceder  mucha 
tierra. 

Dia  28  bolvimos  a  las  mismas  diligencias,  y  todas  en  vano.  Cons- 
truiose  en  breve  rato  una  balsa  de  palos,  y  con  ella  intento  el 
P.  Fr.  Silvestre  acompañado  de  dos  mozos  pasar  el  Rio;  pero  como 
los  palos,  que  servían  para  su  impulso,  aunque  tenian  de  largo  mas 
de  5  baras,  á  poca  distancia  de  la  orilla  no  alcanzaban  tierra;  la 
contenían  las  olas  impelidas  de  viento  contrario;  y  assi  tres  veces 
bolbio  á  la  orilla  de  donde  salia,  sin  poder  llegar  ni  aun  á  la  mitad 
del  Rio.  A  mas  de  ser  este  tan  hondo  y  ancho,  tiene  aqui  por  ambas 
orillas  tales  atascaderos,  que  en  ellos  podíamos  perder  toda,  6  la 
mayor  parte  de  la  caballada.  Haviannos  assegurado  los  Indios  Yu- 
buincariris  y  Paganpachis,  que  todo  el  rio  estaba  mui  hondo;  pero 
no  en  el  vado:  pues  quando  ellos  pasaban,  solo  á  la  cintura  y  poco 
mas  arriba  les  llega  la  agua.  Por  esto,  y  por  otras  señas,  que  nos 
dieron,  congeturamos  estar  el  vado  mas  arriba.  Y  assi  despacha- 
mos á  Andrés  Muñiz,  y  á  su  hermano  Lucrecio  con  orden  de  que 
anduviesen  hasta  hallar  por  donde  pudiésemos  atravesar  la  dicha 
mesa;  y  de  que  llegando  otra  vez  al  rio,  buscasen  buen  vado,  ó  á  lo 
menos  alguna  parte  por  donde,  pasando  nosotros  en  balsa,  pudie- 
sen nadar  sin  peligro  las  caballerías. 

Dia  29,  no  sabiendo  quando  podríamos  salir  de  aqui,  y  acaban- 


117 

dosenos  ya  la  carne  del  primer  caballo  y  los  piñones  y  demás  que 
haviamos  comprado,  mandamos  matar  otro  caballo. 

Dia  30  y  31  permanecimos  esperando  a  los  que  fueron  a  buscar 
paso  y  vado. 

Dia  1  dé  Noviembre  bolvieron,  ya  a  la  una  de  la  tarde,  dicien- 
do haver  hallado  paso,  aunque  diflcil,  y  vado  en  el  Rio.  El  paso  de 
la  mesa  era  la  cuesta  que  havia  visto  Cisneros;  y  siendo  esta  mui  al- 
ta y  escarpada,  determinamos  acércanos  esta  tarde  a  ella.  Salimos 
de  la  orilla  del  Rio  grande  y  paraje  penoso  de  Sn.  Benito  de  Salsi- 
puedes,  tomamos  por  el  rio  de  Sta.  Teresa,  y  andada  una  legua  al 
noroeste,  paramos  en  su  orilla  al  pie  de  la  dicha  cuesta.  Hoi  una  le- 
gua. Esta  tarde  desde  que  el  sol  se  metió  hasta  las  7  de  la  mañana 
sentimos  bastante  frió. 

Dia  2  salimos  del  Rio  de  Santa  Teresa,  subimos  la  cuesta  que 
nombramos  de  las  Animas,  y  tendrá  media  legua.  Tardamos  en  su. 
birla  mas  de  tres  horas,  porque  al  principio  tiene  un  arenal  mui 
escarpado,  y  después  pasos  sumamente  difíciles,  y  bancos  peligro- 
sísimos de  peñas:  y  por  ultimo  es  intransitable.  Acabada  de  subir, 
rumbo  leste,  con  muchísimo  trabajo,  descendimos  al  otro  lado  por 
quebradas  de  peñasquería,  rumbo  norte,  y  andada  una  legua,  decli- 
namos media  al  nordeste  por  un  arenal  colorado  bien  molesto  a  las 
oaballerias.  Subimos  un  pequeño  alto,  y  andadas  también  al  nor- 
deste 2  y  media  leguas,  bajamos  á  un  arroyo  que  tenia  en  partes 
agua  corriente,  pero  salobre,  aunque  potable.  Havia  también  pas- 
to, y  asi  paramos  en  el,  nombrándolo  Sn.  Diego.  Hoi  4  leguas  y  me- 
dia. Hoi  paramos  como  3  leguas  en  distancia  directa  de  Sn.  Benito 
de  Salsipuedes  al  nordeste,  junto  a  una  multitud  de  barrancos,  me- 
sillas, y  picachos  de  tierra  colorada,  que  a  primera  vista  parecen 
ruinas  de  plaza  de  Armas. 

Dia  3  salimos  de  San  Diego,  rumbo  Íes-sueste,  y  andadas  2  le- 
guas llegamos  segunda  vez  al  Rio,  esto  es  á  la  orilla  del  cañón,  que 
por  aqui  le  sirve  de  caja.  Guia  bajada  para  el  Rio  es  mui  larga,  alta, 
escarpada,  y  peñascosa;  y  de  tan  malos  bancos  de  piedra,  que  dos 
bestias  de  carga  que  bajaron  el  primero  ni  aun  sin  los  aparejos  po- 
dían subirlo  de  regreso.  No  nos  havian  dado  noticia  de  esta  cuesta 
los  que  havian  venido  antes;  y  aqui  supimos,  que  ni  havian  hallado 
el  vado,  ni  havian  hecho  en  tantos  dias  el  debido  reconocimiento  de 


118 
tan  corto  espacio  do  tierra,  por  haver  gastado  el  tiempo  en  buscar 
Indiop,  de  los  que  por  aqui  habitan.  Y  nada  consiguieron.  El  Rio  es- 
taba mui  hondo,  aunque  no  tanto  como  en  Salsipuedes;  pero  por 
largo  trecho  era  preciso  nadasen  las  caballerías.  Lo  bueno  era  que 
no  atascaba  ni  á  la  entrada,  ni  á  la  salida.  Instaban  los  compañeros 
á  que  bajásemos  al  Rio;  pero  no  habiendo  de  la  otra  vanda  por 
donde  proseguir,  pasado  el  Rio,  mas  que  un  alto,  y  estrecho  cañón 
de  otro  pequeño  que  aqui  le  entra,  y  no  haviendose  visto  si  este 
era,  ó  no  transitable,  temimos  vernos  precisados  (si  bajamos  y  pa- 
sábamos Píl  Rio)  al  retroceso,  que  en  este  peñasco  seria  estrema- 
mente  difloil.  Por  no  exponernos  á  esto  paramos  arriba,  y  enviamos 
al  Genizaro  Juan  Domingo,  para  que  pasando  el  Rio,  reconociese 
si  dicho  cañón  tenia  salida;  pero  que  si  en  esta  tarde  no  la  hallaba, 
se  rebolviese  para  que  prosiguiésemos  de  esta  vanda  rio  arriba, 
hasta  encontrar  el  vado  y  camino  de  los  Indios.  Despachado  este  á 
pie,  dijo  Lucrecio  Muñiz,  que  si  le  permitíamos  iria  también  el  en 
un  caballo  en  pelo,  llevando  instrumentos  para  hacer  lumbre,  y  le- 
vantarnos humo,  si  hallaba  salida;  para  que  con  este  aviso  procu- 
rásemos ir  bajando,  y  fuese  menos  la  demora.  Díjimosle  que  fuese; 
pero  advirtiendole  que  hallase  ó  no  salida,  le  esperábamos  esta  tar- 
de. No  vinieron;  y  assí  pasamos  aqui  la  noche  sin  poder  dar  agua  á 
la  caballada,  estando  tan  inmediatos  al  Rio.  Nombramos  al  paraje 
el  vado  de  los  Chamas,  ó  Sn.  Carlos.  Hoi  2  leguas  Íes-sueste. 

Día  4  amaneció  sin  que  supiésemos  de  los  dos  que  ayer  despa- 
chamos al  reconocimiento  dicho.  Se  nos  havia  acabado  la  carne  del 
segundo  caballo;  no  haviamos  hoi  tomado  alimento  alguno;  y  assi 
nos  desayunamos  con  pencas  de  Nopal  chico,  tostadas,  y  atole  de 
una  frotilla  que  trajeron  de  la  orilla  del  Rio.  Esta  frutilla  es  por  si 
de  buen  gusto;  pero  molida  y  heruida  en  agua,  como  hoi  la  toma- 
mos es  mui  insípida.  Viendo  que  ya  era  tarde,  y  no  parecían  los  dos 
dichos,  mandamos  que  hiciesen  diligencia  de  bajar  la  caballada  al 
Rio,  y  que  en  la  orilla  matasen  otro  caballo.  Con  gran  dificultad  la 
bajaron,  lastimándose  algunas  caballerías,  porque  perdiendo  pie 
en  las  peñas,  rodaron  largo  espacio.  Poco  antes  que  llegase  la  no- 
che, bolvío  el  Genizaro  Juan  Domingo  assegurando  no  haver  halla- 
do salida;  y  que  el  otro,  dejando  el  caballo  en  la  mitad  del  cañón 
havia  proseguido  sobre  unos  rastros  frescos  de  Indios.  Con  este  de- 


119 
terminamos  seguir  rio  arriba  hasta  hallar  vado  bueno  y  terreno  an- 
dable  de  una  y  otra  banda. 

Día  5  salimos  de  Sn.  Carlos,  sin  embargo  de  no  haver  venido 
Lucrecio,  quedándose  su  hermano  Andrés  con  orden  de  que  solo 
hasta  la  tarde  lo  esperase;  y  de  que  en  esta  noche  procurase  alcan- 
zarnos. Anduvimos  por  esta  vanda  occidental,  y  por  muchas  arru- 
gas y  quebradas,  legua  y  media  al  norte:  bajamos  á  un  arroyo  seco 
y  cañón  mui  alto,  en  que  havia  mucha  alcaparrosa:  hallamos  en  el 
una  vereda  no  mui  usada:  seguimosla,  y  por  ella  salimos  del  cañón, 
pasando  un  corto  banco  de  piedra  blanda,  difícil,  pero  componible. 
Proseguimos,  y  andada  legua  y  quarto  al  nornordeste,  hallamos 
agua,  aunque  poca,  y  pasto  suficiente,  y  porque  ya  era  casi  de  no- 
che, paramos  junto  á  una  mesa  alta,  nombrando  al  paraje  Sta.  Fran- 
cisca Romana.  Hoi  3  leguas  cortas. 

Esta  noche  llovió  aqui  mucho,  y  en  algunas  partes  nevo.  Ama- 
necio  lloviendo  y  continuo  algunas  horas.  Como  a  las  seis  déla  ma- 
ñana llegó  Andrés  Muñiz,  diciendo  no  haver  parecido  su  hermano. 
Dionos  bastante  cuidado  esta  noticia,  porque  ya  llevaba  tres  diaa 
de  andar  sin  bastimento,  y  sin  mas  abrigo  que  la  camisa,  pues  ni 
aun  calzones  havia  llevado;  porque  aunque  paso  el  Rio  cabalgan- 
do, nadó  el  caballo  largo  espacio,  y  donde  se  fatigaba,  le  llegaba  la 
agua  hasta  cerca  de  los  hombros.  Y  assi  determinándose  el  dicho 
Genizaro  á  ir  á  buscarlo,  siguiendo  el  rastro  desde  donde  lo  vio  la 
ultima  vez,  lo  enviamos,  dándole  carne  de  bastimento  y  orden  de 
que  si  la  caballería  no  podia  salir  del  cañón,  la  dejase,  y  siguiese  a 
pie;  y  que  si  lo  hallaba  de  la  otra  banda,  por  ella  buscase  nra.  hue- 
lla, y  nos  siguiese;  si  de  esta,  procurasen  alcanzarnos  con  la  breve- 
dad posible. 

Dia  6,  habiendo  cesado  de  llover,  salimos  de  Santa  Francisca 
rumbo  nordeste;  y  andadas  tres  leguas,  nos  contuvo  largo  rato  una 
fuerte  borrasca  y  tormenta  de  agua,  granizo  grueso  con  horrorosos 
truenos  y  relámpagos.  Rezamos  la  letanía  de  la  Virgen,  para  que 
nos  impetrase  algún  alivio,  y  quiso  Dios  cesase  la  tormenta.  Prose- 
guimos media  legua  al  leste,  y  paramos  cerca  del  Rio,  porque  pro- 
seguía lloviendo  y  nos  embarazaron  el  paso  unos  peñascos.  Nom- 
bramos al  paraje  San  Vicente  Ferrer.  Hoi  3  leguas  y  media. 

Fue  Dn.  Juan  Pedro  Cisoeros  á  ver  si  por  aqui  estaba  el  vado, 


120 
y  víqo  con  la  noticia  de  liRver  visto  que  el  Rio  estaba  por  aqui  mni 
ancho,  y  que  lo  parecia  no  estar  hondo,  según  manifestaba  la  co- 
rriente; pero  que  solo  por  un  cañón  inmediato  podríamos  llegar  á 
el.  Enviamos  otros  dos  á  registrar  este,  y  vadear  el  Rio.  Y  vinieron 
diciendo  estar  todo  dificultoso.  No  dimos  mucho  crédito  al  informe 
de  estos  y  assi  determinamos  examinar  todo  nosotros  el  dia  siguien- 
te en  compañía  de  Dn.  Juan  Pedro  Cisneros.  Antes  de  que  anoche- 
ciese llego  el  Genizaro  con  el  dicho  Lucrecio. 

Dia  7  fuimos  mui  temprano  á  la  inspección  del  cañón  y  vado, 
llevando  los  dos  Genizaros  Phelipe  y  Juan  Domingo  para  que  va- 
deasen á  pie  el  Rio,  por  ser  buenos  nadadores.  Para  bajar  de  dies- 
tro las  caballerías  al  cañón  dicho,  fue  preciso  hacer  con  hacha  es- 
calones en  un  peñasco  por  el  espacio  de  tres  baras  ó  poco  menos 
Por  lo  restante  podian  pasar  las  caballerías,  aunque  sin  carga  ó  gi- 
nete.  Bajamos  al  cañón,  y  andada  una  milla  llegamos  al  Rio,  y  an- 
duvimos por  el  abajo  como  dos  tiros  de  fusil  ya  por  la  agua,  ya  por 
la  orilla  hasta  llegar  á  la  mayor  amplitud  de  sus  corrientes:  en  que 
paréela  estar  el  vado.  Entro  uno  á  pie  y  lo  hallo  bueno,  sin  verse 
precisado  á  nadar  en  parte  alguna.  Seguimoslo  nosotros  a  caballo, 
tomamos  un  poco  mas  abajo,  y  én  la  mitad  del  perdieron  tierra,  y 
nadaron  en  un  corto  canal  dos  caballerias  que  iban  delante.  Detu- 
vimosnos,  aunque  con  algún  peligro,  hasta  que  el  primer  vadeador 
de  á  pie  bolvio  de  la  otra  vanda  á  conducirnos,  y  pasamos  con  feli- 
cidad sin  que  los  caballos  en  que  pasábamos  llegasen  á  nadar.  Avi- 
samos á  los  demás  compañeros  que  havian  quedado  en  San  Vicen- 
te, que  con  lazos  y  reatas  descolgasen  aparejos,  sillas  y  demás  uten- 
silios por  un  peñasco  no  mui  alto  al  ancón  del  vado,  y  trajesen  la 
caballada  por  donde  nosotros  haviamos  venido.  Hicieronlo  assi,  y 
como  á  las  5  de  la  tarde  acabaron  de  pasar  el  Rio,  alabando  á  Dios 
N.  Señor,  y  disparando  algunas  escopetas  en  señal  de  la  grande  ale- 
gría, que  todos  tuvimos  de  haver  vencido  una  dificultad  tan  gran- 
de, y  que  tanto  trabajo  y  detención  nos  havia  causado;  si  bien  la 
la  principal  causa  de  haver  nosotros  padecido  tanto  desde  que  en- 
tramos en  los  Parussis,  fue  havernos  faltado  quien  en  tan  mala  tie- 
rra nos  guiase.  Pues  por  falta  de  Práctico  rodeamos  mucho,  nos  de- 
tuvimos tantos  dias  en  tan  poca  tierra,  padecimos  hambre  y  sed.  Y 
ya  que  haviamos  padecido  todo  esto,  supimos  el  mejor  y  mas  recto 


121 
camino,  donde  estaban  los  aguajes  proporcionados  a  jornadas  me- 
dianas, é  íbamos  teniendo  noticia  de  los  demás,  especialmente  des- 
de que  dejamos  el  rumbo  sur  el  dia,  que  salimos  de  Sn.  Donulo  ó 
arroyo  del  Tarai.  Porque  de  este  paraje  huvieramos  ido  al  aguaje 
copioso  que  hallamos  en  el  llano  siguiente:  de  aqui  alcanzaríamos 
cómodamente  á  otro  aguaje,  que  esta  como  3  leguas  al  nordeste  de 
Sn.  Ángel.  De  este  á  Sta.  Gertrudis:  de  aqui  pudimos  haver  andado 
3  leguas  y  parar  en  el  mismo  arroyo  con  agua,  y  pastos  suficientes 
adelantar  por  la  tarde  lo  posible  rumbo  nordeste,  y  al  otro  dia  lle- 
gar, siguiendo  el  mismo  rumbo  y  desechando  totalmente  la  sierra 
al  rio  de  Sta.  Teresa  tres  ó  quatro  leguas  al  norte  de  S.  Juan  Capistra- 
no:  de  este  Rio  á  S.  Diego  rumbo  Íes-sueste:  y  de  este  paraje  al  vado 
sin  especial  incomodidad,  y  evitando  muchos  rodeos,  cuestas  y  ma- 
los pasos.  Pero  sin  duda  dispuso  Dios  que  no  pudiésemos  conseguir 
guia,  ya  para  benigno  castigo  de  nuestras  culpas;  ya  para  que  adqui- 
riésemos algún  conocimiento  de  las  gentes,  que  por  aqui  habitan. 
Hágase  en  todo  su  voluntad  santissima,  y  sea  glorificado  su  nombre. 

El  vado  del  Rio  esta  mui  bueno.  Tendrá  aqui  de  ancho  una  mi- 
lla poco  mas.  Ya  aqui  vienen  incorporados  los  rioa  de  Navajo,  y  de 
Dolores  con  todos  los  demás  que  en  este  Diario  hemos  dicho  entrar 
en  uno  y  otro.  En  todo  lo  que  por  aqui  vimos  no  se  puede  estable- 
cer en  sus  riveras  Población  alguna;  ni  aun  caminar  por  una  ú  otra 
vanda  &zia  abajo,  ó  azia  arriba  una  buena  jornada  con  la  esperan/a 
de  que  sus  aguas  sirvan  para  la  gente  y  caballada:  porque  á  mas 
de  ser  el  terreno  malo,  va  mui  encajonado  el  Rio.  Todo  lo  mas  in- 
mediato al  vado  es  de  Peñoles  y  picachos  mui  elevados.  Ocho  ó  diez 
leguas  al  nordeste  de  el  esta  una  sierra  redonda,  alta  y  pequeña, 
que  los  Payuchis,  que  desde  aqui  empiezan,  llaman  tucane  que  quie- 
re decir,  cerro  negro;  y  es  el  único  que  por  aqui  se  mira.  Mui  cerca 
de  el  pasa  el  Rio.  De  esta  vanda  oriental  en  el  mismo  vado,  que 
nombramos  de  la  Purissima  Concepción  de  la  Virgen  Sma.  hai  un 
ancón  mediano  de  buen  pasto.  En  el  pasamos  la  noche  y  observa- 
mos por  la  estrella  polar  su  altura,  y  es  de  36  gr?  55  mint* 

BREVE  noticia  de  las  gentes,  que  desde  el  Valle  de  Sr.  Sn.  José 
inclusivamente  hasta  el  vado  del  Rio  grande  de  Cosnina  vimos,  tratamos, 
y  por  relación  supimos. 

En  esta  tierra  que,  aunque  nosotros  anduvimos  en  6lla  cien  le- 

16 


122 
guas  largas  por  las  vueltas  que  dimos,  tendrá  de  norte  a  sur  60  y 
del  Leste  á  oeste  40  leguas  españolas;  iiabita  grau  numero  de  gen- 
tes todas  de  agradable  aspecto,  mui  afables,  y  estremamente  pusilá- 
nimes. Por  esto  ultimo  y  por  hablar  todas  las  que  vimos  el  idioma 
Yuta  del  mismo  modo  que  los  Payuchis  mas  occidentales,  nombra- 
mos á  todos  estos  de  que  vamos  hablando  Yutas  cobardes.  Los 
nombres  particulares  son  según  el  terreno  que  habitan,  y  los  dis- 
tinguen en  varias  provincias  ó  territorios,  no  en  naciones:  al  modo 
que  todos  los  Yutas  antes  conocidos  componen  una  misma  nación, 
ó  llámese  Reino,  dividido  en  cinco  Provincias,  que  son  los  que  se 
conocen  con  solo  el  nombre  de  Yutas:  los  Yutas  Muhuachis,  los  Yu- 
tas Payuchis,  los  Tabehuachis  y  los  Sabuaguanas.  Assi  pues  los  Yu- 
tas Cobardes  se  dividen  en  Huascaris,  que  habitan  el  Valle  del  Sr. 
Sn.  José  y  sus  inmediaciones:  Parussis,  que  les  siguen  al  sur  y  sud- 
oeste, habitan  las  riveras  é  inmediaciones  del  pequeño  Rio  de 
N.  Sra.  del  Pilar,  y  son  los  únicos  que  entre  todos  estos  vimos  apli- 
cados á  la  siembra  de  maiz:  los  Yubuincariris,  que  habitan  casi  ai 
sur  de  los  Parussis,  y  por  aqui  son  los  mas  inmediatos  al  Rio  gran- 
de: los  Ytimpabichis,  que  habitan  en  mesas  y  peñoles,  que  están 
cerca  del  paraje  de  Sta.  Barbara  azia  el  norte:  y  los  Pagampachis, 
que  también  habitan  en  mal  terreno  de  mesas  y  barrancos  estéri- 
les, porque  aunque  tienen  un  valle  espacioso,  y  por  el  corre  el  Rio 
grande,  como  ya  dijimos,  no  puede  aprovechar  para  riego  las  aguas 
de  este.  Se¿íun  relación  de  los  Yubuincariris,  al  sur-sudoeste  de 
ellos,  rio  abajo,  habitan  otros  que  nombran  Payatammumis.  Al 
oeste  y  oes- noroeste  de  los  Huascaris  supimos  también,  que  habitan 
otras  gentes  del  mismo  idioma  que  ellos.  Todos  los  demás  (que  son 
muchos)  que  habitan  de  esta  vanda  occidental  ó  septentrional,  rio 
arriba,  en  todo  la  sierra  que  baja  de  los  Lagunas  y  la  tierra  que 
media  entre  ella  y  los  últimos  ríos  del  norte  que  pasamos  antes  que 
se  incorporasen,  son  según  las  noticias  que  tuvimos  de  esta  misma 
calidad  de  indios  y  pertenecen,  parte  á  los  Yutas  Barbones,  parte  á 
los  Huascaris,  y  parte  á  los  Lagunas,  conforme  á  la  inmediación  que 
á  cada  unos  de  estos  tienen  por  la  mayor  similitud  con  que  hablan 
el  idioma  general  los  mas  cercanos. 

Dia  8  salimos  del  vado  y  paraje  de  la  Concepción,  subimos  la 
caja  del  Rio  por  un  peñasco  tendido  y  no  mui  molesto.  Tomamos 


123 
el  sursueste,  siguiendo  un  vereda  bien  trillada,  y  anduvimos  5  le- 
guas por  tierra  arenosa  y  de  algunas  quebradas.  Declinamos  al  les- 
te una  legua,  y  paramos  cerca  del  ultimo  peñol  de  la  cordillera  de 
ellos,  que  hai  desde  el  Rio  hasta  aqui,  nombrando  al'paraje  S.  Migue] . 
En  el  qual  havia  buen  pasto,  y  bastante  agua  llovediza.  Hoi  6  leguas. 

Hoi  hallamos  muchas  huellas  de  Indios;  pero  ninguno  vimos. 
Crianse  por  aqui  carneros  silvestres  con  tanta  abundancia  que  loa 
rastros  parecen  de  grandes  manadas  de  ganado  menor  manso.  Son 
mas  crecidos,  que  los  domésticos  de  la  misma  hechura  que  ellos, 
pero  mucho  mas  veloces.  Hoi  dimos  fin  a  la  carne  de  caballo,  que 
traiamos,  y  assi  mandamos  matar  otro.  Esta  noche  sentimos  mu- 
cho mas  frió  que  en  la  otra  vanda. 

Dia  9  perdimos  la  vereda,  no  pudimos  hallar  paso  para  bajar  a 
un  cañón,  que  teníamos  inmediato  al  sueste,  ni  para  atravesar  mas 
de  media  legua  de  peñasquería  y  arrugas,  que  nos  embarazaban  la 
prosecución  de  nuestra  derrota.  Por  cuyo  motivo  tomamos  el  Íes- 
nordeste,  y  andadas  2  leguas  de  mala  tierra,  nos  obligo  a  parar  so- 
bre una  mesa  el  mismo  embarazo,  sin  poder  dar  un  paso  adelante. 
Cerca  de  esta  mesa  hallamos  unos  Ranchos  de  Yutas  Payuchis  co- 
lindantes, y  amigos  de  los  Cosninas.  Hicimos  grandes  diligencias 
por  medio  del  Laguna  y  otros  compañeros  para  que  se  acercasen  a 
donde  nosotros  estábamos;  oy  ó  porque  sospechaban,  que  eramos 
amigos  de  los  Moquinos,  con  quienes  tiene  grande  enemistad,  ó  por- 
que nunca  havian  visto  españoles,  y  nos  tenían  grande  miedo,  no 
pudimos  conseguir  que  viniesen. 

Dia  10  muí  temprano  fuimos  los  dos  con  el  Interprete  y  el  La- 
guna para  sus  Ranchos,  no  pudimos  llegar  aun  a  pie  a  donde  mis- 
mo estaban.  Enviamos  a  los  dos  dichos,  quedando  nosotros  en  un 
alto,  desde  el  qual  los  veímos  y  eramos  vistos  de  ellos,  para  que 
viéndonos  solos,  se  acercasen  con  mas  facilidad  y  menos  miedo. 
Después  de  haverles  instado  mas  de  dos  horas  el  Interprete,  vi- 
nieron cinco,  y  al  llegar  a  nosotros  rebolvieron  huiendo,  sin  que 
pudiésemos  contenerlos.  Bolvio  el  Interprete  a  ver  si  nos  vendían 
algún  bastimento;  pero  respondieron,  que  no  tenían.  Dijeronle,  que 
los  Cosninas  vivían  muí  cerca  de  aquí,  pero  que  ahora  andaban  re- 
tirados en  los  montes  recogiendo  piñón;  y  que  a  poca  distancia  de 
aqui  hallaríamos  dos  caminos:  uno  para  los  Cosninas,  y  otro  para 


124 
el  Pueblo  de  Oraybi  en  Moqiii.  También  le  dieron  señas  de  la  vere- 
da, que  haviamos  perdido,  diciendo,  que  haviamos  de  retroceder 
hasta  Sn.  Miguel,  y  de  aqui  bajar  al  dicho  cañón.  En  esto  j^astanios 
lo  mas  del  dia,  y  en  lo  restante  nos  rej^resamos  hasta  el  paraje  de 
Sn.  Miguel,  acercándonos  media  legua  mas  al  arroyo  o  cañón,  a  que 
antes  no  pudimos  bajas,  y  paramos  al  principio  de  la  bajado.  Hoi 
media  legua  al  sueste. 

Dia  11  mui  temprano  se  reconoció  la  bajada,  se  halló  la  vereda 
perdida,  y  proseguimos  nuestra  derrota.  Bajamos  al  cañón  no  con 
mucha  dificultad,  porque  aunque  tiene  algunos  pasos  peligrosos,  y 
toda  es  de  peñasco,  los  han  compuesto  los  Indios  con  piedra  suelta 
y  palizada:  y  en  el  ultimo  tiene  una  escalera  de  lo  mismo  de  mas  de 
tres  varas  de  largo  y  dos  de  ancho.  Aqui  se  juntan  dos  riachuelos, 
que  entran  en  el  grande  cerca  del  paraje  de  Sn.  Carlos.  Subimos  a 
la  vanda  opuesta  por  una  cuchilla  de  peñas  y  riscos,  que  esta  entre 
dos  riachuelos,  dando  muchas  vueltas,  y  pasando  algunos  bancos 
de  piedra  peligrosos  y  componibles  solo  a  golpe  de  barra.  Acaba- 
mos de  subir  cerca  de  medio  dia,  andadas  en  bajada  y  subida  2  le- 
guas al  Íes-sueste.  Hai  aqui  al  nosdeste  de  la  vereda  dos  cerrillos. 
Desde  el  mas  pequeño  declinamos  al  sueste,  y  andadas  3  leguas  por 
buena  tierra,  paramos,  aunque  sin  agua,  porque  havia  buen  pasto 
para  las  caballerias  y  leña  bastante  contra  el  mucho  frió  que  pade- 
ciamos,  nombrando  al  paraje  Sn.  Proto. 

Dia  12  salimos  de  Sn.  Proto  rumbo  sur-sueste,  anduvimos  ya 
por  camino  abierto  y  buena  tierra  3  leguas,  y  en  el  mismo  camino 
hallamos  una  pequeña  fuente  de  buena  agua,  en  que,  roto  el  hielo, 
bebió  toda  la  gente  y  caballada.  Es  según  los  vestigios  demuestran, 
paraje  de  los  Cosninas,  quando  van  a  los  Payuchis.  Proseguimos 
rumbo  sur,  con  extremado  frió,  por  el  mismo  camino,  y  andadas  4 
leguas  de  mui  buena  tierra,  dejamos  el  camino  recto  para  Moqui, 
según  las  señas  de  los  Payuchis;  y  seguimos  el  mas  usado  de  los  Cos- 
ninas, rumbo  sur-sudoeste,  y  andada  una  legua,  hallamos  varias  ca- 
sillas o  Ranchos  despoblados,  é  indicios  de  haversó  apacentado  por 
aqui  algún  tiempo  mucho  ganado  bacuno  y  caballada.  Proseguimos 
por  el  mismo  camino,  y  andadas  una  y  media  leguas  al  sudoeste,  lle- 
go la  noche  y  paramos  sin  agua,  nombrando  al  sitio  Su.  Jacinto. 
Hoi  9  y  y  media  leguas. 


125 
Por  el  mucho  frió  que  hacia,  nos  detuvimos  un  rato,  prosiguien- 
do los  demás  compañeros,  para  hacer  lumbre  y  fomentar  a  Dn.  Ber- 
nardo Miera,  que  ya  se  nos  quería  helar;  y  temíamos  no  pudiese  su- 
frir tanto  frío.  Por  esto  llegaron  a  la  dicha  fuente  los  demás  compa- 
ñeros primero  que  nosotros,  y  antes  que  los  alcanzásemos  prosi- 
guieron, sin  echar  agua  en  las  basijas,  que  para  esto  traíamos.  Por 
cuia  inadvertencia  padecimos  esta  noche  gran  sed. 

Dia  13  .salimos  de  Sn.  Jacinto,  rumbo  sur-  sudoeste,  por  el  dicho 
camino,  y  buena  tierra  de  monte,  y  abundantes  pastos,  y  andadas  2 
leguas,  declinamos  al  sur  una  y  media  leguas,  y  hallamos  en  unas 
peñas  agua  bastante,  para  la  gente,  y  casi  para  todas  las  caballerías. 
Proseguimos  por  un  llano  arenoso  2  leguas  al  sur,  y  media  al  sues- 
te, y  paramos  como  una  legua  mas  adelante  de  otro  bateque  de  ma- 
la agua,  que  hallamos  en  el  mismo  camino.  Nombramos  al  paraje  el 
Espino,  porque  hoi  cogimos  un  puerco  espin,  y  aqui  probamos  su 
carne,  que  es  de  gusto  sensualissimo.  Veníamos  todos  con  tanta  ne- 
cesidad de  alimento,  que  desde  la  noche  antecedente  no  havíamos 
tomado  otro  que  un  poco  de  cuero  tostado,  y  assi  el  espin  reparti- 
do entre  tantos  solo  sirvió  de  excitar  el  apetito:  por  lo  que  manda- 
mos quitar  la  vida  a  otro  caballo.  Lo  que  no  havíamos  hecho  antes, 
porque  esperábamos  encontrar  provisión  en  algunos  Ranchos  de 
Cosninas,  mas  ni  aun  vestigios  recientes  de  ellos  hemos  visto.  Hoi 
6  leguas. 

Dia  14  salimos  del  Espino,  rumbo  sur-sueste,  y  andada  1  legua, 
poco  menos,  hallamos  en  el  camino  un  baquete  grande  de  agua  bue- 
na, en  que  bebió  a  satisfacción  toda  la  caballada.  Proseguimos  al 
sueste,  y  a  los  3  quartos  de  legua  entramos  en  un  cañón  pequeño, 
en  que  nacen  quatro  fuentes  de  buena  agua.  Anduvimos  por  el  me- 
dia legua  al  sueste,  y  llegamos  a  una  pequeña  labor  y  Rancho  de 
Cosninas  muí  bello  y  bien  dispuesto  todo.  Riégase  esta  labor  con 
las  quatro  fuentes  referidas,  y  otras  dos  copiosas  que  nacen  junto  a 
ella:  en  la  qual  sembraron  este  año  los  Cosninas  maiz,  frijol,  calaba- 
za, sandias  y  melones.  Ya  quando  llegamos,  havian  alzado  su  cose- 
cha, y  según  los  desperdicios  o  reliquias,  que  de  todo  hallamos,  fue 
abundante,  especialmente  de  frijol;  pues  si  huviesemos  hecho  aqui 
mansión,  pudiéramos  de  este  haver  recogido  media  anega.  La  labor 
estaba  cercada  de  arboles  de  durasno.  A  mas  de  varías  chozas  de  en- 


126 
ramada,  havia  una  casita  mui  bien  hecha  de  piedra  y  lodo.  En  ellas 
estaban  los  cuebanos,  gicaras  y  demás  utensilios  de  estos  Indios. 
Los  quales,  según  los  rastros,  havia  algunos  dias,  que  se  hablan  au- 
sentado, acaso  a  buscar  piñón  en  la  sierra  alta  inmediata  acia  el  sur 
sudoeste.  De  el  Rancho  sallan  caminos  a  diferentes  rumbos,  é  igno- 
rábamos qual  debcriamos  coger  para  ir  a  Moqui:  porque  ya  no  po 
diamos  alejarnos  mas  en  solicitud  de  los  Cosninas  assi  por  la  falta 
de  bastimento,  como  por  el  sumo  rigor  con  que  nos  afligía  el  invier- 
no. Tomamos  un  camino,  que  iba  al  sueste,  anduvimos  por  tierra 
del  todo  llana,  pasando  algunas  fuentes  de  buena  agua,  2  leguas,  y 
pasamos  un  pequeño  Rio,  que  viene  de  nordeste  a  sudoeste,  y  de 
tanta  agua  como  la  de  una  competente  zequia.  Tiene  su  alameda 
corta,  y  medianas  vegas  mui  mal  empastadas  por  donde  pasamos- 
Después  del  rio  subimos  una  mesa,  en  que  habia  una  pequeña  lagu- 
na, y  varios  rebases  de  agua  llovediza,  y  sirven  de  abrevaderos  y 
aguajes  a  las  bacas  de  Moqui,  que  ya  empezamos  a  ver  en  manadas 
numerosas.  Anduvimos  por  la  mesa  2  y  media  leguas  al  lessueste> 
subimos  una  loma  alta,  y  porque  ya  se  acercaba  la  noche  y  havia 
buen  pasto  para  las  caballerías,  paramos  nombrando  al  paraje  Cues- 
ta de  los  Llanos:  porque  desde  aqui  empiezan  dilatados  llanos,  y 
campos  sin  mesas,  monte,  ni  sierras,  pero  de  mui  buenos  pastos:  los 
cuales  llegan  por  el  sueste  mas  adelante  de  Moqui.  Hoi  6  leguas  y 
quarto. 

Dia  15  salimos  de  la  Cuesta  de  los  Llanos,  rumbo  Íes-sueste,  an- 
duvimos por  ellos  9  leguas  sin  hallar  agua  en  toda  la  jornada,  por 
no  extraviarnos  á  buscarla;  hallárnosla  en  una  cañada,  en  que  havia 
chamizo  del  que  nombran  chico.  Paramos  en  ella,  nombrando  la  Ca- 
ñada de  los  Chicos.  Hoi  9  leguas  Íes-sueste. 

No  teníamos  ya  que  cenar  esta  noche,  porque  la  carne  de  caba- 
llo, que  havia,  no  era  suficiente  para  todos.  Havia  por  aqui  gran- 
des manadas  de  ganado  bacuno,  y  todos  los  compañeros  querían 
matar  una  baca  ó  ternera.  Instaban  con  impaciencia  para  que  les 
permitiésemos  socorrer  de  este  modo  la  necesidad,  que  todos  pa- 
decíamos. Nosotros  considerando,  que  ya  estábamos  cerca  del  pue- 
blo de  Oraybi,  y  que  de  esto  podia  originársenos  con  loa  Moqui- 
nos  algún  disturbio,  y  frustrarse  nuestro  intento,  que  era  esforzar 
de  nuevo  los  medios  de  la  luz  y  suavidad  evangélica  contra  su  ce- 


127 

guedad  voluntaria  y  obstinación  inveterada,  mandamos  se  matase 
otro  caballo,  y  que  ninguno  llegase  á  dichos  ganados,  aunque  como 
nos  aseguraban  fuesen  alzados  ó  comunes. 

Dia  16  salimos  de  la  Cañada  de  los  Chicos,  rumbo  Íes-sueste, 
anduvimos  3  leguas,  y  cerca  de  una  mesa  alta  declinamos  al  Íes-nor- 
deste un  quarto  de  legua.  Hallamos  aqui  un  camino  mui  usado,  é 
hizimos  juicio  que  iria  para  alguno  de  los  Pueblos  de  Moqui;segui- 
moslo,  y  andadas  por  buena  tierra  y  del  todo  llana  3  leguas  al  nor- 
deste, y  2  poco  menos  al  norte,  llegamos  á  la  mesa  del  Pueblo  de 
Oraybi.  Ordenamos  á  los  compañeros,  que  parasen  al  pie  de  la  me- 
sa, y  que  ninguno,  á  excepción  de  los  que  nos  acompañaban  para 
subir,  pase  á  el  Pueblo  hasta  que  para  esto  avisásemos.  Subimos 
sin  novedad,  y  al  entrar  en  el  Pueblo  nos  cerco  gran  numero  de  In- 
dios, grandes  y  pequeños.  Preguntábamos  por  el  Cacique  y  Capita- 
nes, pero  en  idioma  que  no  entendían;  y  queriendo  pasar  á  casa  del 
Cacique,  nos  contuvieron,  y  uno  de  ellos  dijo  en  idioma  Navajo, 
que  no  entrásemos  en  el  Pueblo.  Entonces  Dn.  Juan  Pedro  Cisne- 
ros  le  pregunto  animosamente  en  el  mismo  idioma,  que  si  no  eran 
amigos  nuestros.  Con  esto  se  aquietaron,  y  un  anciano  nos  condujo 
á  su  casa,  y  hospedo  en  ella,  franqueándonos  una  pieza  para  que 
pasásemos  la  noche,  y  las  viandas  que  ellos  usan.  Hoi  7  leguas. 

Esta  noche  vino  á  visitarnos  el  Cacique  con  dos  ancianos:  y  des- 
pués de  havernos  dado  á  entender  que  eran  nuestros  amigos,  ofre- 
cieron vendernos  el  bastimento  que  necesitásemos.  A  que  les  insi- 
nuamos quedar  agradecidos. 

Dia  17  bien  temprano  nos  trajeron  á  la  posada  algunas  gicaras 
ó  bandejas  pequeñas  de  harina,  manteca  de  baca,  guayabes  y  otros 
géneros  de  bastimento.  Compramosles  de  pronto  lo  que  pudimos, 
porque  de  lo  mas  necesario  nos  trajeron  menos.  Por  faita  de  Inter- 
prete no  pudimos  tratar  de  su  reducion  como  convenia  y  deseába- 
mos. Algo  les  dimos  a  entender  especialmente  al  Cacique  y  a  nues- 
tro hospedero,  y  bienhechor  oyeron  atentos;  mas  no  declararon  otra 
cosa,  que  el  que  deseaban  conservar  la  amistad  de  los  españoles. 
Dijonos  el  Cacique,  que  ya  havia  enviado  aviso  a  los  demás  pueblos, 
para  que  nos  hospedasen  y  vendiesen  el  bastimento,  que  necesitá- 
semos para  llegar  a  Zuñi.  Dimosles  a  entender,  que  agradecíamos 
mucho  este  favor,  y  los  demaé,  que  de  ellos  haviamos  recibido,  y 


128 
después  de  medio  dia  salimos  de  Oraybi  para  el  Pueblo  de  Xongo- 
pabi,  y  andadas  cerca  de  dos  leguas  y  quarto  al  sueste,  llegamos  ya 
metido  el  sol,  y  nos  recibieron  obsequiosos,  dándonos  prontamente 
posada.  Hoi  2  leguas  y  quarto  sueste. 

Dia  18  ha  viendo  concurrido  los  Indios  principales  de  este  Pue- 
blo y  de  los  otros  dos  inmediatos  Xipaolabi  y  Mossanganabi,  des- 
pués de  ha  verles  insinuado  nuestro  agradecimiento  por  los  obse- 
quios y  buen  recibimiento  que  nos  havian  hecho,  parte  por  señas, 
y  parte  en  idioma  Navajo  les  predicamos,  y  respondieron  que  ellos 
no  podian  contestar  con  nosotros,  por  no  entender  el  idioma  caste- 
llano, ni  nosotros  el  Moquino;  que  pasásemos  a  Gualpi,en  donde  ha- 
via  inteligentes  de  la  lengua  castellana  y  que  hablando  ahí  todo 
quanto  deseábamos  con  los  Caciques  y  Capitanes,  sabríamos  lo  que 
todos  querían.  Pero  instándoles  a  que,  si  nos  havian  entendido,  res- 
pondiesen por  si  mismos,  añadieron,  que  el  Cacique  y  el  Capitán  de 
Oraybi  les  havian  enviado  a  decir,  que  nos  hospedasen,  atendiesen 
y  hendiesen  bastimento  procurando  nuestra  amistad,  sin  tratar  ni 
admitir  otro  asunto,  y  assi,  que  ellos  querían  ser  nuestros  amigos; 
pero  no  christianos.  Concluido  esto,  dimos  al  Indio,  que  nos  havia 
hospedado  y  obsequiado  mucho,  una  cobija  de  chalona  para  su  es- 
posa, juzgando  que  con  esto  conocerían  mas  bien  nuestra  gratitud, 
y  se  aficionarían  mas  a  nosotros;  pero  no  sucedió  como  pensába- 
mos, porque  recibiéndola  gustosa  la  India,  se  la  quito  un  hermano 
suio,  y  la  arrojo  azia  donde  estábamos  con  gran  ceño.  Hicimos  jui- 
cio que  su  malicia  suponía  algún  fin  torcido  y  contrario  a  nuestro 
honor  y  profesión  en  esta  inocente  recompensa:  y  assi  procuramos 
darle  a  entender  el  verdadero  motivo  con  la  severidad  y  circuns- 
pección, que  exigía  el  caso.  Entonces,  queriendo  el  Indio  satisfacer 
el  agravio,  que  aunque  sin  culpa  suia,  tan  grave,  como  parecía,  nos 
havia  hecho,  nos  metió  en  otra  confusión  aun  mayor  que  la  prime- 
ra, hablandonos  mucho,  sin  que  le  entendiésemos  cosa  alguna,  y  se- 
ñalando al  P.  Fr.  Silvestre  y  a  Dn.  Juan  Pedro  de  Cisneros.  Des- 
pués de  havernos  hecho  pensar  mucho,  y  haviendose  ido  los  con- 
currentes, dijo  en  idioma  Navajo,  que  havia  sabido  lo  sucedido  en 
Oraybi,  quando  dichos  P.  Fr.  Silvestre  y  Dn.  Juan  Pedro  havian 
estado  alli  el  verano  del  año  precedente,  y  havia  estado  presente  en 
Qualpi  quando  el  Cosnina  habló  al  P.  Fr.  Silvestre  y  le  dio  noticia 


129 
del  camino  desde  Moquí  a  los  Cosninas:  y  que  ahora  haviamos  traí- 
do este  mismo  camino,  que  el  no  permitía,  que  sus  cuñado  y  her- 
mana recibiesen  la  cobija,  porque  sí  la  recibían,  se  enojarían  con 
ellos  sus  parientes  y  vecinos.  Esto  dijo  para  satisfacernos,  mas  no 
pudimos  sacarle  con  claridad  lo  demás  que  en  ello  nos  quería  o 
quiso  dar  a  entender,  aunque  no  es  muí  difícil  inferirlo  de  los  suce- 
sos antecedentes. 

En  la  tarde  partimos  para  Gualpi,  y  andadas  2  leguas  y  mas  de 
quarto  al  leste,  llegamos  ya  de  noche.  Quedo  nuestra  corta  comiti- 
va abajo  al  píe  del  peñón,  y  nosotros  subimos  con  algunos.  Recibié- 
ronnos Taños  y  Gualpis  muí  gustosos,  y  nos  hospedaron  en  casa  del 
Cacique  de  los  Taños,  en  donde  pasamos  la  noche.  Hoí  2  leguas  y 
quarto  leste. 

Después  de  haver  descansado  un  breve  rato,  nos  refirió  un  In- 
dio apostata  del  Pueblo  de  Galisteo  en  el  Nuevo  Méjico,  ya  anciano 
y  de  mucha  autoridad  en  este  de  ios  Taños  de  Moqui,  nombrado 
Pedro,  que  tenían  altual  y  cruda  guerra  con  los  Apaches  Navajos: 
y  que  estos  les  ha  vían  muerto  y  captivado  mucha  gente:  por  lo  que, 
añadió,  estaban  deseando,  que  llegasen  a  estos  Pueblos  algunos  Pa- 
dres ó  Españoles,  para  por  medio  de  ellos  impetrar  del  S.  Governa- 
dor  algún  socorro  o  defensa  contra  estos  enemigos.  Y  assi,  que  ha- 
vían  tenido  especial  alegría,  quando  supieron  veníamos  a  visitarlos, 
porque  esperaban,  que  nosotros  los  habíamos  de  favorecer  y  con- 
solar. Pareciónos  esta  una  de  las  mas  bellas  ocasiones  para  indu- 
cirlos a  que  se  redujesen  a  la  Fé,  y  a  los  dominios  de  su  Magestad, 
que  Dios  guarde,  y  les  respondimos  dándoles  grandes  esperanzas, 
y  diciendoies,  que  convocasen  a  los  principales  de  los  otros  tres 
Pueblos,  para  que  viniesen  a  estos  de  Gualpi,  que  el  día  siguiente 
se  juntasen  todos  en  este  de  los  Taños,  para  tratar  despacio  y  con 
seriedad  este  negocio.  Dijo  entonces  el  referido  Pedro,  que  el  que- 
ría pasar  a  la  villa  de  Sta.  Fe,  para  establezer  con  el  S.  Governador 
en  nombre  de  los  Moquinos  y  Taños  la  alianza,  que  deseaban,  y  pe- 
dir el  socorro,  que  necesitaban,  sí  nosotros  queríamos  llevarlo  en 
nuestra  compañía.  Respondímosle,  que  lo  llevaríamos  gustosos, 
y  nos  interesaríamos  a  favor  de  todos  los  Moquinos  con  el  S.  Gover- 
nador; pero  que  para  esto  era  necesario,  que  de  cada  uno  de  los  6 
Pueblos  pasase  alguno  de  autoridad  a  la  presencia  de  su  Señoría. 

17 


130 
Quedaron  en  qué  el  dia  siguiente  se  juntarían  del  modo  insinuado, 
y  que  nos  llamarían,  estando  ya  juntos  en  una  estufa,  para  hablar  y 
tratar  de  todo,  y  determinar  lo  conveniente. 

Dia  19  vinieron  los  principales  de  Mossanganabi,  y  estando  ya 
juntos  con  los  Caciques  y  Capitanes  do  estos  Pueblos  de  la  mesa  de 
Gualpi  en  una  estufa  de  los  Taños,  nos  llevo  a  ella  el  dicho  aposta 
ta  Pedro,  dándonos  por  Interprete  a  otro  apostata  Indio  del  Pueblo 
de  Sta.  Clara,  nombrado  Antonio  de  Cuate,  porque  este  habla  y  en- 
tiende bien  el  idioma  castellano:  el  qual  traducía  nuestras  palabras 
al  idioma  Tegua,  y  el  referido  Pedro  al  Moquino,  para  que  todos  los 
de  la  junta  nos  entendiésemos.  Refirieron  lo  que  havian  conferido 
antes,  que  nosotro  llegásemos  a  la  estufa,  y  que  havian  convenido 
en  que  el  apostata  Pedro  pasase  en  nuestra  compañía  a  la  villa  de 
Sta.  Fé,  para  en  nombre  de  todos  pedir  al  Sr.  Governador  socorro 
contra  los  Apaches  Navajos,  y  establecer  amistad  con  los  Españo- 
les; y  nos  suplicaron  hiciésemos  todo  lo  posible  a  su  favor.  Respon- 
dimosles  que  en  todo  estaríamos  de  su  parte,  porque  los  amábamos 
como  a  hijos,  y  nos  compadecíamos  mucho  de  sus  miserias;  pero 
que,  como  solo  Dios  es  el  que  todo  lo  puede  y  govíerna,  mientras 
permaneciesen  én  su  infidelidad,  y  no  cesasen  de  ofenderle,  no  po- 
drían librarse  de  padecerlas.  Consecutivamente  les  expusimos  la 
gravedad  de  las  penas  eternas,  que  sino  se  reducían  a  la  Religión 
cristiana,  havian  de  padecer  irremisiblemente  en  el  infierno,  va- 
liéndonos para  mayor  claridad  y  fuerza  de  las  aflicciones  que  nos 
acababan  de  referir. 

Dijimosles  también  que  si  se  reducían  tendrían  constante  y  se- 
guro amparo  en  las  armas  españolas  contra  todos  los  gentiles,  que 
intentasen  hostilizarlos,  como  los  demás  Pueblos  chrístianos  de  la 
Nueva  Méjico:  haciéndoles  ver  al  mismo  tiempo  la  inutilidad  é  in- 
constancia de  las  amistades  y  alianzas,  que  con  los  Yutas  y  Nava- 
jos havian  antes  repetidas  veces  celebrado.  Y  después  de  haberles 
dicho  todo  lo  que  nos  pareció  conveniente  y  eficaz,  les  dijimos,  nos 
declarasen  su  determinación,  en  la  inteligencia  de  que  fuese  ó  no 
conforme  a  nuestros  deseos  siempre  estábamos  en  llevar  a  sus  em- 
bajadores a  Sta.  Fé,  y  favorecerlos  en  lo  posible.  Tres  veces  les  ins- 
tamos, exhortándolos  a  que  se  redujesen  al  gremio  de  la  Iglesia  im- 
pugnando y  convenciendo  de  falsas  é  insubsistentes  las  razones,  que 


131 
daban  para  no  reducirse  a  la  Fé.  En  la  primera  respondieron  que 
ya  sabian,  que  los  Governadores  enviaban  a  los  Padres,  para  que 
los  redujesen  a  su  dominio,  pero  que  ellos  ni  havian  querido  ni 
querían.  En  la  segunda  nos  dieron  a  entender,  que  pues  havia  mu- 
chas mas  Naciones  gentiles  que  christianas,  querían  seguir  el  parti- 
do mas  numeroso;  y  que  a  mas  de  esto  vivían  en  tierra  mui  incomo- 
da para  él  servicio,  que  convertidos,  havrian  de  hacer  a  los  Espa- 
ñoles. 

Deshecha  la  aparente  fuerza  de  cada  una  de  estas  razones,  y  no 
hallando  ya  que  oponer,  hablaron  largo  rato  todos  los  de  la  asam- 
blea singularmente,  empezando  los  de  mayor  autoridad,  siguiendo 
el  orden  de  esta,  y  aunque  hablaba  cada  uno  solo,  se  explicaba  en 
forma  de  dialogo,  y  concluía  su  discurso  con  varias  preguntas  a  los 
demás:  quienes  respondían  asintiendo,  o  negando  respectivamente, 
conforme  a  la  calidad  de  las  preguntas.  En  "estos  discursos  referían 
las  tradiciones  de  sus  antepasados,  y  exhortaban  a  su  observancia, 
concluiendo  que  les  convenia  sufrir  las  calamidades,  y  trabajos  ac- 
tuales antes  que  ir  contra  ellas.  Y  respondieron  que  ellos  solos  que- 
rían nuestra  amistad,  pero  de  ninguna  suerte  hacerse  christia- 
nos,  porque  los  viejos  antiguos  les  havian  dicho,  y  aconsejado,  que 
nunca  se  sujetasen  a  los  españoles.  Procuramos  hacerles  ver  la  ne- 
cia impiedad  de  semejantes  tradiciones,  y  consejos,  pero  sin  fruto 
alguno.  Y  últimamente  resolvieron,  que  dicho  Pedro  no  pasase  a  la 
Villa  de  Sta.  Fé;  cuyo  motivo  nos  declaro  el  mismo,  diciendo:  <Ya 
no  quieren,  que  yo  vaia  a  ver  al  Governador,  porque  como  yo  soi 
Christiano,  dicen  que  no  me  dejará  volver  a  Moqui».  El  teraia  esto 
mucho  mas  que  los  otros,  y  assi  no  pudimos  reducirlo  a  la  egecucion 
de  su  primer  pensamiento.  Concluida  la  assamblea,  nos  retiramos 
bien  tristes  a  nuestra  posada,  viendo  invencible  la  obstinación  de 
estos  infelices  Indios.  Y  assi  determinamos  seguir  al  otro  dia  para 
Zuñi  antes  que  se  acabasen  de  cerrar  los  puertos  y  caminos,  pues 
estaba  nevando  sin  cesar.  Por  cuia  causa  no  pudimos  observar  la 
altura  de  polo  en  que  se  hallan  estos  Pueblos  de  Moqui. 

Dia  20  por  la  tarde  salimos  de  los  Pueblos  de  Gualpi,  y  andadas 
4  leguas  al  leste  quarta  al  sueste,  paramos  a  hacer  noche  en  el  agua- 
je nombrado  el  Ojo  del  Cañutillo,  ú  Ojito  de  Moqui.  Hoi  4  leguas. 

Dia  21  salimos  del  Ojo  del  Cañutillo  rumbo  nordeste,  y  anda- 


132 
das  3  leguas  declinamos  al  Íes-sueste  2  y  andadas  otras  2  poco  mas 
al  leste,  paramos  mas  de  media  legua  antes  del  pequeño  aguaje, 
nombrado  el  Estiladero  ú  Ojito  del  Peñasco.  Hoi  7  leguas. 

Dia  22  dejamos  a  los  compañeros  con  el  resto  de  las  caballerias, 
que  venían  mas  debilitadas,  para  que  siguiesen  hasta  Zuñipoco 
a  poco,  y  nosotros  con  tres  de  ellos  partimos  a  la  ligera.  Y  andadas 
9  leguas  leste  quarta  al  sueste,  llegamos  al  paraje  nombrado  Cumaá. 
Aqui  descansamos  un  rato  y  proseguimos  otras  2  leguas  al  leste.  Fa- 
tigaronsenos  las  caballerias,  y  huvimos  de  parar.  Hoi  11  leguas. 

Dia  23  proseguimos,  aunque  nevo  todo  el  dia  con  molestissimas 
borrascas;  y  andadas  a  gnlope  12  leguas,  paramos  en  el  paraje  nom- 
brado Kianaituna,  ú  Ojo  de  Sn.  José.  Esta  noche  padecimos  excesi- 
vo fria.  Hoi  12  leguas  casi  todas  al  leste. 

Dia  24  en  quanto  aclaro,  salimos  del  Ojo  del  Sr.  Sn.  José,  rum- 
bo sueste,  y  andadas  2  leguas  paramos  un  rato  a  hacer  lumbre  para 
calentarnos,  porque  hacia  tanto  frió,  que  temimos  quedar  helados 
en  esta  cañada.  Proseguimos  sueste  mas  de  3  leguas  y  andadas  otras 
2  leste  quarta  al  nordeste  paramos  a  remudar  en  un  aguaje  que  los 
Zuñís  llaman  Okiappá.  Proseguimos,  y  andadas  5  leguas  al  sueste, 
llegamos,  ya  de  noche,  y  estremamente  fatigados  al  Pueblo  y  Mi- 
ssion  de  N.  Sra.  de  Guadalupe  de  Zuñí.  Hoi  12  leguas. 

Y  no  hallándonos  con  fuerza",  para  pasar  prontamente  a  la  Vi- 
lla de  Sta.  Fé  participamos  al  Sr.  Governador  nuestro  feliz  arribo  a 
esta  Mission,  y  una  breve  noticia  de  lo  contenido  en  este  Diario. 
Dia  26  por  la  tarde  llegaron  los  demás  compañeros.  Por  varior  in- 
cidentes permanecimos  en  esta  Mission  hasta  el  dia  13  de  Diciem- 
bre en  que  salimos  de  ella  para  Villa  de  Sta.  Fé.  Y  haviendo  anda- 
do 30  leguas  llegamos  a  la  Mission  de  Sn.  Esteban  de  Acoma,  el  dia 
16  del  mismo  Diciembre.  Luego  cayo  una  competente  nevada  que 
nos  impidió  proseguir  con  la  brevedad  que  deseábamos. 

Dia  20  salimos  de  Ancona  para  la  Mission  del  Sr.  Sn.  José  de  la 
Laguna,  a  donde  llegamos  andadas  4  leguas  al  norte.  Hoi  4  leguas. 

Dia  22  salimos  de  la  Laguna,  y  andadas  6  leguas  leste  quarta  al 
nordeste,  paramos  en  el  sitio  nombrado  el  Álamo.  Hoi  6  leguas. 

Dia  23  salimos  de  aqui,  y  andadas  5  leguas  al  leste  y  quarta  al 
leste-sueste  llegamos  a  la  Mission  de  Sn.  Augustin  de  la  Isleta.  Hoi 
9  leguas. 


133 

Dia  28  salimos  del  Pueblo  de  la  Isleta,  y  andadas  4  leguas  lle- 
gamos a  la  Mission  de  Sn.  Francisco  Javier  de  Alburquerque.  Hoi 
4  leguas. 

Dia  30  salimos  de  aqui,  y  andadas  otras  4  leguas  llegamos  a  la 
Misión  de  Nra.  Sra.  de  los  Dolores  de  Zandia.  Hoy  4  leguas. 

Dia  31  proseguimos,  y  andadas  7  leguas  llegamos  a  la  Mission 
de  N.  P.  Sto.  Domingo.  Hoi  7  legual. 

Dia  2  de  Enero  de  este  año  de  77  llegamos  a  la  Villa  de  Sta.  Fé, 
ha  viendo  hoi  salido  de  la  Mission  inmediata  dicha. 

Dia  3  de  Enero  presentamos  este  Diario,  la  seña  de  los  Lagunas, 
de  que  en  el  se  hace  mención  y  el  Indio  Laguna,  y  por  ser  cierto  y 
según  lo  acaecido  y  observado  en  nuestro  viaje  quanto  en  este  Dia- 
rio se  contiene,  lo  afirmamos  en  esto  mismo  dia  3  de  Enero  del  año 
de  1777. 

Fr.  Francisco  Athanasio  Domínguez,  (rubricado). 

Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante,  (rubricado). 

Arch.  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  154—7—16. 


VII 


Diario  (l)  formado  por  el  P.  Fr.  Francisco  Garces,  Hijo  del  Cole- 
gio de  la  Santa  Cruz  de  Qaeretaro,  en  el  viaje  que  ha  hecho  año  de 
1775  por  mandado  del  Exmo.  Señor  Dn.  Frey  Antonio  Maria  Buca- 
reli  y  Ursua,  Theniente  Gral.,  Virrey,  Governador  y  Capitán  Gral. 
de  esta  Nueva  España,  intimado  por  su  Carta  de  2  de  Enero  del 
mismo  año,  determinado  en  la  Junta  de  Guerra  hecha  en  México 
en  28  de  Noviembre  del  año  antecedente;  y  asi  mismo  mandado  por 
el  R.  P.  Fr.  Romualdo  Cartagena,  Guardian  de  dho  Colegio,  en 
Carta  de  20  de  Enero  de  75  y  por  su  subcesor  el  R.  P.  Fr.  Diego 
Ximenez,  en  Carta  de  17  de  Febrero  del  mismo  año,  en  las  que  me 
ordenan,  que  acompañado  de  otro  Religioso,  me  junte  con  el  The- 
niente Coronel  D.  Juan  Baptista  Ansa,  y  el  R.  P.  Fr.  Pedro  Font, 
que  van  hasta  el  Puerto  de  Sn.  Francisco;  y  que  acompañándolos 
hasta  el  Rio  Colorado  espere  alli  su  buelta  con  el  Compañero  que 
lleve,  y  en  este  intermedio  examine  los  parages,  trate  con  las  Na- 
ciones inmediatas,  y  explore  al  animo,  y  disposición  de  sus  Natura- 
les al  Cathecismo,  y  al  vasallaje  de  nuestro  Soberano. 

Advertencia  previa.— A  este  diario  acompaña  un  Mapa  que  ha 
formado  de  el  el  P.  Fr.  Pedro  Font,  con  el  maior  cuidado,  y  estan- 
do yo  presente,  para  darle  amas  de  las  noticias  del  Diario,  todas 

(1)  De  este  Diario  he  preferido  dar  solamente  un  extracto,  suprimiendo  rela- 
tos de  menos  interés.  Pero  no  debe  suponerse  que  he  suprimido  tanto  como  las  fe- 
chas parecen  indicar,  pues  el  misionero  permanece  á  veces  hasta  15  días  en  una  es- 
tación sin  llevar  el  diario. 


135 
aquellas,  que  pudiesen  servir  a  fin  de  que  salga  exacto.  Las  ob- 
servaciones, rumbos  y  leguas,  que  pongo  hasta  la  Laguna  de  San- 
ta Olalla  son  las  mismas,  que  pone  en  su  Diario,  y  Mapa  dho  P. 
Font,  en  cuia  compañía  fui  hasta  el  Rio  Colorado,  y  le  volvi  a  ver 
en  dha  Laguna.  Las  demás  las  medi  yo  con  el  Qaadrante  que  me 
presto  dho  P.  en  que,  por  mi  poca  practica,  pueden  no  salir  exacta. 
En  el  Mapa  se  halla  todo  el  camino  señalado  con  puntos,  y  con  nú- 
meros las  jornadas,  por  maior  claridad.  Como  también  distinguidas 
las  Naciones,  y  nombres  de  ellas  con  puntos  menores,  para  que  se 
pueda  conocer  mejor  su  situación,  y  el  rumbo  por  donde  se  extien- 
den. Es  verdad,  que  esto,  en  algunos  confines,  solo  está  fundado  en 
en  juicio  prudencial.  Haviendo  visto  tanta  variedad  de  Naciones, 
sus  respectivas  amistades,  guerras,  y  comercios,  pero  no  en  una 
misma  parte;  y  que  por  lo  que  unos  me  decian,  y  por  lo  que  en 
otros  veia,  entendía  en  una  Nación,  lo  que  en  otra  no  me  havian 
declarado:  me  pareció  conveniente,  dar  noticia  individual  de  todas 
ellas  al  fin  del  Diario,  y  juntando  todas  las  adqueridas;  manifestar 
la  conexión  de  unas  con  otras;  quales  son  las  dimensiones:  quales 
amigas:  quales  enemigas:  sus  comercios;  su  extensión:  y  últimamen- 
te, por  consecuencia  de  todo  proponer  el  medio,  que  me  ha  dictado 
la  experiencia,  para  el  fin  de  subyugar  enteramente  la  Nación  Apa- 
che, y  facilitar  la  comunicación  de  Monterrey,  Nuevo  México,  con 
estas  Provincias. 

Atendido  lo  mandado,  fue  señalado  por  mi  compañero  el  P.  Fr. 
Thomas  Eyxarch,  y  previniendo  no  poderme  explicar  mejor  con 
los  Indios,  que  con  figuras,  cuias  especies  son  mas  fáciles  a  sus  ojos, 
determiné  llevar  un  lienzo  de  Maria  Santísima  con  el  Niño  Dios  en 
los  brazos;  y  en  su  respaldo  la  figura  de  un  condenado.  En  todas 
las  entradas  que  tengo  hechas  a  la  Gentilidad,  he  observado,  que  el 
Divino  Crucifixo,  que  llevava  al  pecho,  les  causa  va  devoción,  le  ado- 
raban, y  me  confesaban,  que  era  cosa  buena,  como  se  verá  adelantó. 

DI  A  21  de  Octubre  fui  al  Presidio  de  Tubac  con  mi  compañero 
Fr.  Thomas  Eyxarch,  y  el  P.  Font  para  juntarnos  con  el  señor  Co- 
mandante de  la  Expedición,  Theníente  Coronel  D.  Juan  Baptista 
de  Ansa. 

Dia  22  se  cantó  una  Misa  a  Maria  Santísima  de  Guadalupe,  eo- 


136 

mo  a  Patrona  elegida  de  la  Expedición;  y  Yo  la  celebré  en  honrra 
del  Sr.  Sn.  Pedro  Aposto!,  mi  especial  Abobado,  en  esta,  y  antece- 
dentes entradas  hechas  a  la  Gentilidad.  Observó  el  P  Font  la  altu- 
ra de  este  Presidio  en  31  g.?  43  m? 

Dia  23  salimos  del  Presidio  de  Tubac,  y  pasamos  en  el  sitio  lla- 
mado Canoa  hasta  donde  andubiraos  5  leguas  rumbo  al  Nornor- 
deste. 

Dia  24  salimos  de  la  Canoa,  y  paramos  en  la  punta  de  los  Lla- 
nos, haviendo  caminado  3  leguas.  Rumbo  al  Nornordeste. 

Dia  25  llegamos  a  mi  Misión  de  Sn.  Xavier  del  Bac,  haviendo 
caminado  6  leguas.  Rumbo  Norte,  quarta  al  Nordeste. 

Dia  26  llegamos  a  una  Laguna  fuera  del  Pueblo  del  Tucson, 
visita  de  mi  administración,  y  ultimo  Pueblo  de  la  Christiandad  por 
este  rumbo,  haviendo  caminado  4  leguas.  Rumbo,  quasi  al  Norte. 

Dia  27  observó  este  sitio  el  P.  Font  en  32  g?  22  m? .  Salimos  de 
el  por  la  tarde,  y  paramos  en  un  llano,  a  vista  de  la  Sierra,  llamada 
Frentenegra,  haviendo  caminado  5  leguas.  Rumbo,  las  dos  al  Nor- 
noroeste,  y  las  3  al  Noroeste. 

Dia  28  paramos  en  unas  Lagunas  llovedizas,  a  quienes  llaman 
los  Indios  Oitapars  (y  cuio  sitio  fue  Pueblo  de  Papagos,  hasta  que 
pocos  años  hace,  lo  despoblaron,  por  las  ostilidades  de  los  Apaches) 
haviendo  caminado  6  leguas  largas.  Rumbo  al  Oest-Noroeste,  con 
algunas  guiñadas  al  Oeste. 

Dia  29  llegamos  cerca  de  la  Ranchería  Quitoac  (vivienda  a 
tiempos  de  algunos  Papagos)  y  paramos  mas  allá  de  un  Picacho,  a 
quienes  los  Indios  llaman  Cerro  de  Tace,  haviendo  andado  2  le- 
guas al  Noroeste,  y  3  al  Nornoroeste.  Este  mismo  dia  se  despachó 
un  Correo  a  los  Pimas  Gileños.  avisándoles  de  nra  llegada;  y  el  se- 
ñor Comandante  dispuso,  acertadamente,  publicar  un  bando  man- 
dando a  toda  la  gente  procediesen  de  tal  modo,  que  los  Gentiles  no 
viesen  mal  exemplo  en  los  Españoles,  ni  estos  los  ofendiesen  de 
obra,  ó  de  palabra  en  lo  mas  minimo,  vajo  la  pena  de  ser  castiga- 
dos rigurosamente  los  transgresores. 

Dia  30  llegamos  cerca  del  Rio  Gila,  y  paramos  en  una  Laguna, 
haviendo  caminado  12  leguas.  Rumbos  6  al  Noroeste,  3  al  Nornor- 
oeste, y  3  al  Norte. 

Aunque  en  este  camino  no  vimos  Zacate;  pero  es  cierto,  que  a 


137 
corta  distancia  de  uno,  y  otro  lado  se  encuentra  abundante,  y  en 
años  abundantes  de  agua  mucho  mas.  De  resulta  del  recado  que  se 
embio  aier  a  la  Piraas  Gileños,  salieron  a  recibirnos  a  este  parage 
los  Governadores  de  las  Rancherias,  llamadas:  Aquituni,  y  Cuitoa: 
el  Governador  de  Uturituc,  Pueblo  del  Rio  Gila,  su  Alcalde,  el  Go- 
vernador  de  Sataquison,  con  otros  muchos  Indios  todos  a  caballo, 
los  quales  se  apearon  para  saludarnos,  y  presentaron  a  los  soldados 
dos  cabelleras  de  Apaches,  muertos  pocos  días  antes  en  las  guerras 
que  con  ellos  tienen.  Montaron  a  Caballo,  y  nos  acompañaron  has- 
ta el  parage,  preguntando  repetidamente  si  ivamos  a  bautizarlos,  y 
a  vivir  con  ellos,  señal  evidente  de  la  grande  disposición  que  ay  en 
estas  gentes  para  cartequizarse.  Todos  manifestaron  grande  alegria 
pornra.  llegada. 

Día  31  determinó  el  señor  Comandante  que  descansara  la  gen- 
te, y  con  este  motibo  huvo  lugar  para  que  fuésemos  a  ver  la  casa 
grande,  que  llaman  de  Moctezuma.  Caminamos  como  3  leguas  al 
Les-sudueste,  y  llegamos  a  la  casa,  cuio  sitio  se  llama,  digo,  se  halla, 
en  33  g.?  3  y  media  m^  En  quanto  a  la  disposición  presente  de  esta 
casa,  me  remito  a  la  discreccion  que  de  ella  hizo  el  P.  Font,  y  al  fin 
hablaré  lo  que  he  podido  conjeturar  de  ella,  por  lo  que  vi,  y  supe 
en  el  Moqui. 

Dia  1.°  de  Noviembre  salimos  de  la  Laguna,  y  andadas  4  leguas 
al  Oest  Noroeste,  llegamos  a  la  Ranchería  de  San  Juan  Capistrano, 
donde  nos  recibieron,  como  mil  Indios,  formados  en  dos  filas:  ha- 
vian  formado  una  grande  ramada,  para  hospedarnos,  y  delante  ha- 
vian  fijado  una  cruz.  Luego  que  nos  apeamos,  pasaron  de  uno  en 
uno  a  besarnos  la  mano,  y  nos  saludaban  nombrando  a  Dios,  como 
lo  hacen  los  demás  Pimas  christianoí?.  Aunque  siempre  que  he  es- 
tado con  estos  pobres  Gentiles,  me  han  recibido  con  igual  cariño; 
Yo  he  tenido  grande  dolor  de  ver,  que  no  podia  cumplir  los  deseos 
tan  grandes,  que  manifestaban  de  ser  Christianos;  pero  en  esta  oca- 
sión fue  particular  mi  pena  viendo  tanta  gente  junta  pidiendo  nos 
quedáramos  alli  para  bautizarlos.  Cuia  muchedumbre,  afavilidad  y 
modo  de  vivir  juntos  en  su  Pueblo,  excede  a  todos  los  demás  de  su 
Nación,  que  viven  en  otros;  y  con  toda  esta  proporción,  aun  no  pa- 
rece que  ha  llegado  el  tiempo  de  agregar  estas  ovejas  al  redin  de  la 
Iglesia.  Dios  disponga  lo  que  sea  de  su  maior  agrado.  Nos  sirvieron, 

18 


l3á 

y  obsequiaron  a  todos  los  de  la  expedición  con  exraero;  porQue  tie- 
nen ganado  menor,  mui  parecido  al  de  el  Moqui,  ó  quasi  el  mismo 
y  como  diré  a  las  ultimas  reflexiones  del  Diario.  Tienen  Gallinas,  y 
Caballos,  y  de  estos  combalacharon  algunos  con  los  Soldados  por 
bayeta.  Trageron  agua  para  que  bebiese  la  gente,  y  nos  sirvieron 
en  todo,  como  lo  pudieran  hacer  unos  christianos  vasallos  mas  fie- 
les del  Rey.  Se  les  repartió  tabaco,  y  avalorio. 

Dia  2  después  de  haber  celebrado  9  misas  los  tres  Padres,  que 
Dieron  algunos  Indios,  caminamos  4  leguas,  y  paramos  a  las  ribe- 
ras del  Rio  Gila,  cerca  del  Pueblo  llamado:  la  Encarnación  del  Su- 
taquison.  Rumbo  al  oeste  quarta  al  Noroeste. 

Salieron  a  recivirnos  los  Indios  del  Pueblo  con  demonstracio- 
nes  de  mucha  alegriá,  y  me  pareció  que  serian  como  500  Alma.  En 
el  destrito  de  estas  4  leguas  se  encuentran  los  Pueblos  de  Atison; 
Tubuscabors,  y  san  Serafino  de  Napcub,  que  está  de  la  otra  vanda 
del  Rio.  En  este  pueblo  de  Sutaquison  se  acava  la  Nación  Pima, 
que  vive  en  el  Rio  Gila,  la  que  como  se  vee  tiene  cinco  Pueblos  en 
el  destrito  de  4  leguas,  es  a  saber  san  Juan  Capistrano  de  Utirituc, 
San  Andrés  de  Tubuscabors,  Atison,  San  Serafino  de  Napcub,  y  la 
Encarnación  de  Sutaquison:  que  entre  todos  juzgo  que  tendrán  co- 
mo 2500  almas En  este  pueblo  de  Sutaquison  y  en  San  Juan  Ca- 
pistrano les  manifestó  á  los  Indios  la  imagen  de  Maria  Santísima  y 
la  del  condenado  y  les  prediqué  en  su  lengua,  que  es  la  misma  que 
la  de  mi  pueblo. 

Dia  8  andubimos  9  leguas,  2  al  oes-sudueste,  1  al  Oeste,  para 
pasar  un  puerto  de  una  sierra,  y  las  restantes  al  Oes-sudueste,  con 
alguna  inclinación  al  Oeste;  y  llegamos  al  pueblo  de  los  santos 
Apostóles  San  Simón  y  Judas  de  la  nación  Opa,  ó  Cocomaricopa 
que  es  lo  mismo:  los  que  nos  recivieron  con  mucho  agrado.  Se  jun- 
tarían en  este  Pueblo  á  vernos  como  mil  almas,  y  se  les  repartió  ta- 
baco y  avalorio.  Aqui  cogen  los  Indios  de  todas  semillan...  Habién- 
doles enseñado  la  Virgen  y  el  condonado,  les  prediqué  por  Inter- 
prete, porque  su  lengua  no  es  Pima,  sino  Yuma:  les  pregunté,  si 
querían  con  todo  su  corazón  ser  christianos,  y  admitir  los  Padres 
en  su  tierra,  y  respondieron  muy  gustosos  que  si... 

Dia  14  haviendo  caminado  4  leguas  al  Oest-Sudueste,  llegamos 
al  agua  caliente.  Inmediato  a  este  sitio  están  las  Rancherías  llama- 


139 

das  de  San  Bernardino,  y  son  de  la  misma  Nación.  Vendrían  co- 
mo 200  almas  a  visitarnos.  Les  enseñé  las  pinturas  y  prediqué,  y  á 
la  propuesta  de  si  se  querían  bautizar,  y  tener  Padres  en  su  tierra, 
respondieron  que  si.  Les  propuse  á  los  viejos  que  juntasen  la  gente, 
para  que  el  Sor.  Comandante  hiciese  en  nombre  del  Rey,  un  Gober- 
nador y  Alcalde,  a  lo  que  me  respondió  un  viejo  muy  serio:  mira: 
el  Justicia  es  para  castigar  lo  malo,  pues  no  siendo  nosotros  malos, 
para  que  es  el  Justicia?  ya  habéis  visto  los  Españoles,  que  no  hur- 
tamos: que  no  reñimos;  y  aunque  estemos  cerca  de  una  Muger  no 
tenemos  licencia  de  hacer  una  cosa  mala.— No  creo  tanto  en  su  bon- 
dad, aunque  es  cierto  que  esta  Nación  Opa  es  igualmente  seria  que 
la  Pima... 

Dia  5  de  Diciembre,  viendo  que  el  tiempo  era  muy  proporcio- 
nado para  visitar  las  Naciones  del  Rio  Colorado,  hasta  del  desem- 
boque, y  esplorar  su  voluntad  al  Catechismo,  que  es  lo  que  me  or- 
denaba el  Sor.  Virrey,  determiné  salir  para  este  fin,  separé  lo  que 
les  havia  de  regalar,  y  tomando  en  compañía  al  Indio  Sebastian  Ta- 
rabal,  y  los  dos  Interpretes,  sali,  después  de  haverme  despedido  de 
mi  amantisimo  compañero,  y  caminadas  5  leguas  al  Oest-Sudueste, 
paré  en  las  primeras  rancherías  de  San  Pablo.  Les  hablé  y  manifes- 
té el  lienzo  de  María  Sma.  y  el  Condenado,  y  me  dijeron  que  estaba 
buena  aquella  Señora,  y  el  condenado  mui  malo,  que  no  eran  ellos 
tan  tontos,  que  no  supieran,  que  allá  arriba  en  el  cielo  está  la  gen- 
te buena,  y  abajo  dentro  de  la  tierra  la  gente  mala,  los  perros  y  las 
fieras  mui  feas:  y  que  esto  lo  sabian  ellos  porque  los  Pimas  se  lo 
contaban.  Les  propuse  el  que  si  querían  irían  Españoles  y  Padres 
á  vivir  á  su  tierra,  y  respondieron  que  si;  que  estonces  estarían 
ellos  mui  contentos,  pues  entonces  tendrian  carne,  y  con  que  cu- 
brirse... 

Dia  7  me  detube  en  la  laguna  de  Santa  Olalla  en  compañía  del 
Sor.  Comandante  y  el  P.  Font,  con  toda  la  Expedición.  Se  observó 
la  altura  de  este  parage,  y  se  halló  32  gr?  33  m?  En  esta  laguna  co- 
mienza la  nación  Cajuenche,  y  se  juntaron  muchos,  pero  porque  no 
vinieron  juntos,  no  se  puede  señalar  el  numero.  Les  repartí  tabaco, 
y  avalorio,  y  les  manifesté  la  imagen  de  Nra.  Sra.  y  la  figura  del  con- 
denado, y  di  á  entender  las  cosas  de  Dios;  todos  con  gran  regocijo 
manifestaron  lo  mucho  que  les  cuadraba  Maria  Sma.,  gritando  que 


140 
todo  estaba  mucho  bueno;  pero  la  vista  del  condenado  les  causó 
tanto  orror,  que  no  no  querían  mirarlo  y  gritaban  que  no  querian 
mirarlo,  y  que  bolteara  el  cuadro,  que  les  cuadraba,  vinieran  a  su 
tierra  los  Padres,  y  Españoles... 

Dia  9  despedido  del  Sr.  Comandante,  del  P.  Font  y  de  toda  la 
Expedición,  sali  acompañado  de  varios  Cajuenchcs  y  de  un  Yuma, 
que  vive  entre  ellos,  con  mis  Interpretes,  y  caminadas  4  leguas  al 
Sudueste,  llegué  a  las  Rancherías  llamadas  de  la  Merced,  pobladas 
de  Cajuenches.  En  esta  tierra  ay  bastante  pasto:  grandísimas  siem- 
bras de  calabazas,  sandias,  maiz,  y  frixol;  solo  eché  menos  el  trigo. 
Los  regalé  con  tabaco,  y  avalorio,  y  por  medio  de  los  Yumas  que 
viven  entre  ellos,  y  mis  Interpretes  les  hablé  de  Dios  y  sus  Misterios, 
y  les  expliqué  las  pinturas  del  lienzo.  Manifestaron  todos  grande 
regocijo  al  verme:  porque  como  ya  me  conocían,  y  sabían,  que  esta- 
ba en  los  Yumas,  me  dijeron  deseaban  ya  el  verme.  Esta  lengua  de 
los  Cajuenches  es  muy  distinta  de  la  de  los  Yumas,  por  lo  que  poco 
aprovecharon  los  Intérpretes  que  llevaba... 

Dia  10  andube  legua  y  media  al  sudueste,  siguiendo  las  Ran- 
cherías, vi  la  misma  abundancia  de  bastimentos,  y  me  dieron  la 
misma  razón  diciendo:  que  como  estaban  en  paz  con  los  Yumas, 
desde  que  yo  las  hice  la  otra  vez,  que  estube  en  su  tierra,  acra  to- 
do está  bueno,  y  por  eso  quizás  me  manifestaron  tanto  cariño,  y  me 
hicieron  tantos  regalos,  pues  era  una  confusión  las  sandias,  melo- 
nes, panes  de  maiz,  atoles  de  semillas  y  pescado  que  me  presen- 
taron- 
Día  11  solo  andube  como  una  legua  al  Sudueste,  observó  este 
parage  con  el  Quadrante  que  me  havia  prestado  el  P.  Font,  y  lo  ha- 
llé en  32  g?  25  m?  concurrió  á  esta  Ranchería  un  desmedido  gentío 
este  dia;  y  entre  el  un  Indio  de  la  nación  Cucapá,  la  que  ocupa  gran 
parte  de  la  laguna  de  S.  Mateo,  hasta  la  Sierra,  Rio  Colorado,  y  su 
desemboque.  Esta  Nación  es  enemiga  de  Jallicuamay,  ó  Quiquima, 
de  la  Quemeyá,  que  vive  en  la  Sierra,  y  de  la  Cajuenche.  Acaricié 
mucho  al  Indio  Cucapá,  y  lo  regalé;  el  que  me  dijo  que  ya  se  savia 
en  su  tierra,  que  yo  andaba  por  estos  parages,  y  por  esto  venía  á 
verme  por  parte  de  su  nación... 

Dia  18  quando  me  disponía  para  proseguir  mi  marcha  vi  que 
pasaban  unos  Indios  para  arriva,  los  llamé,  y  vinieron  muy  festibos. 


141 

y  gritando  como  acostubran.  Eran  estos  Indios  Cucapá,  y  me  dige 
ron,  que  venían  á  buscarme,  y  que  ya  havian  salido  otra  vez  al  mis- 
mo efecto,  porque  ya  les  havian  dado  recado  de  que  dentro  de  tres 
dias  los  iria  á  visitar:  que  ya  estaba  toda  la  gente  esperándome. 
Aqui  ay  bastante  pasto;  mucho  carrizo,  y  tule:  ay  buenas  mesa^, 
con  una  vista  muí  hermosa,  y  como  el  Rio  dista  de  aqui  como  unas 
tres  leguas;  consideróse  puede  fundar  por  aqui  una  buena  Misión, 
sin  temor  á  las  inundaciones.  Me  persuado  que  en  las  avenidas  será 
esta  laguna  de  S.  Mateo,  que  aora  tendrá  como  unas  diez  leguas  de 
largo,  brazo  grande  del  rio;  pero  su  caja  es  tan  profunda,  que  no 
dudo  librará  de  inundacioíi  las  mesas,  que  ay  en  este  parage.  Mon- 
té á  caballo,  y  con  4  leguas  al  sur-sueste,  dejando  á  mano  derecha 
la  Sierra  de  S.  Jerónimo,  distando  como  3  leguas,  paré  en  una  Ran- 
chería de  Cucapá.  Todo  este  distrito  de  las  cuatro  leguas  está  lleno 
de  rancherías  y  siembras  de  los  Cacapá,  á  quienes  por  ser  muchí- 
simos, aunque  comenzé  á  darles  á  todos  regalo,  hube  de  limitarme 
á  solas  las  mugeres.  Ya  havia  parado,  y  el  Indio  Sebastian,  que  era 
el  único  que  me  acompañaba,  porque  los  otros  dos  se  quedaron  en 
los  Cajuenches,  posehídos  del  miedo,  me  instó  no  parásemos  allí; 
pues  era  poco  el  pasto,  y  el  agua  estaba  en  pozos,  donde  no  podían 
beber  las  bestias;  para  el  efecto  de  encontrar  uno  y  otro,  se  combi- 
dó  un  viejo,  que  parecía  Indio  principal,  diciendo:  me  llevaría  á  su 
casa,  para  donde  partimos,  caminando  tres  leguas  al  sueste,  en  cuío 
camino  encontré  dos  rancherías:  llegué  á  casa  del  viejo  entrada  la 
noche,  á  donde  se  juntó  muchísima  gente,  y  entre  ellos  una  vieja, 
que  entendía  bien  la  lengua  Yuma.  Por  medio  de  esta  vieja,  pues  el 
Indio  Sebastian  ya  sabe  alguna  cosa  de  Yuma,  les  hablé  délas  pa- 
ces, y  que  ya  todas  las  Naciones  de  arríva  quedaban  amigas,  y  que 
no  vajarían  á  hacerles  mal;  y  que  ellos  no  havian  de  subir  y  á  pe- 
lear. Esta  propuesta  les  cuadró  mucho,  porque  decían  que  las  gue- 
rras los  tenían  atrasados 

Día  22 Detras  de  la  sierra  de  Sta.  Barbara  vi  otra  algo  ma- 
yor, que  empieza  en  la  Sierra  Madre  de  California  y  va  a  rematar 
en  la  playa  del  mar;  ala  que  llamé  de  la  Natividad.  Detras  de  estas 
vi  otra  mayor,  que  naciendo  también  en  la  Sierra  Madre,  remata 
también  en  la  costa.  Esta  tiene  en  su  punta  un  puerto  ó  abra,  por 
el  que  digeron  los  Indios  se  comunican  las  aguas;  y  le  llamé  de  Sau 


142 
Pedro.  Mirando  al  Oriente  divisé  otra  sierra  alta,  aunque  corta,  que 
me  pareció  ser  la  sierra  prieta,  que  está  quasi  al  poniente  de  So- 
raytac,  de  quien  hago  mención  el  año  de  71.  Me  persuado  por  todo 
lo  dicho,  que  he  visto,  á  que  en  el  tiempo  de  las  menores  aguas  del 
Rio  Colorado,  se  podrá  pasar  por  aqui  á  las  Misiones  de  California 
baja,  pues  estando  yo  en  este  parage  llegaron  muchos  Indios  Serra- 
nos á  comer  de  los  frutos  que  los  de  estas  Rancherías  cogen,  y  me 
preguntaron  si  iva  á  visitar  á  los  Padres  de  la  California  baja,  ó  á 
los  de  San  Diego.  Estos  Serranos,  que  vajan  á  estas  Naciones  del 
Rio,  se  distinguen  en  mucho:  son  mui  pobres,  son  mui  feos,  y  des- 
medrados, están  mui  asquerosos  á  causa  del  mucho  mescal  que  co- 
men, su  Idioma  es  ageno  á  los  del  Rio.  Estubieron  conmigo  mui  afa- 
bles, y  para  dibertirme  trageron  una  muchacha  como  de  diez  años, 
la  cual  cubriendo  lo  mas  preciso,  echó  la  pierna  derecha  sobre  el 
hombro  izquierdo,  tomó  un  palo  en  la  mano,  y  en  esta  figura  vayla- 
ba,  saltaba,  y  corria,  repitiéndolo  después  con  la  pierna  izquierda; 
todo  lo  cual  se  celebró  con  grandes  risas  de  los  Serranos,  y  Cuca- 
pá  de  la  Ranchería  donde  estaba.  Aqui  hurtaron  un  medio  mache- 
te, que  llevava  mi  Indio,  de  lo  que  manifestaron  tanto  sentimiento 
los  de  junto  al  Rio,  que  si  yo  no  huviera  mediado  acabarían  con  la 
Ranchería  del  ladroncillo.  Se  conoce  que  estos  pobres  jamas  lia- 
vian  visto  bestias,  especialmente  muías,  porque  me  dijo  el  Indio 
Sebastian,  que  las  saludaban  como  si  fuera  gente.  Ello  es  cierto, 
que  dos,  ó  tres  noches  les  quitaron  las  maneas,  y  las  llevaron  á  otra 

Ranchería  á  darles  de  comer  calabaza 

Dia  23  salimos  por  el  este,  y  pasando  por  una  Laguna,  andada 
media  legua,  vi  una  ranchería  como  de  200  almas,  y  otra  que  pare- 
cía de  Serranos:  los  regalé,  y  por  el  rumbo  del  Norueste  y  Norte,  an- 
dadas como  4  leguas,  salimos  cerca  del  rio  en  frente  de  unas  Lomas 
altas,  que  están  de  la  otra  vanda  del  rio;  que  en  el  Diario  del  año 
de  71  las  puse  el  nombre  de  Buena  vista.  Digeles  á  los  Indios:  mi- 
rad, aquel  es  el  sitio  donde  se  ha  de  poner  la  casa  del  Padre,  y  de 
los  Españoles  que  vengan  con  el.  Alegráronse  mucho  los  Indios 
con  esta  noticia,  y  me  digeron  que  ellos  llevarían  los  palos  para  ha- 
cer la  casa  del  Padre.  Advierto  que  este  sitio  es  el  mejor,  ó  de  los 
mejores  que  hay  en  todo  el  Rio  Colorado  para  fundar  Misión:  el  es 
una  grande  y  muy  alta  mesa,  inmediato  al  Rio,  con  bastantes  pas- 


143 
tos  acia  avajo,  y  una  ciénaga  de  agua  á  poca  distancia.  Pregunta- 
ron los  indios:  que  quando  iríamos?  por  el  miedo  que  tienen  á  los 
indios  de  arriva.  Desde  aqui  se  volbieron  á  sus  rancherias,  y  yo 
proseguí  mí  camino  rio  arriva,  registrando  mejor  los  parages  has- 
ta los  Yumas.  Regulé  la  nación  Cuoapá  como  de  3  mil  almas.  A  la 
de  Jallicuamay,  como  de  2  mil.  A  la  Cajuenche  como  de  3  mil.  De 
los  Serranos  no  pude  formar  cuenta,  porque  solo  vi  los  que  baja- 
ron al  Rio,  pero  los  de  este  dicen,  que  son  pocos  los  de  la  sierra 
comparados  con  ellos.  Gasté  hasta  llegar  á  los  Yumas  donde  habia 
dejado  á  mi  compañero  el  P.  Eyxarch,  lo  restante  del  mes  de  Di- 
ciembre, y  3  días  del  siguiente  Enero. 

Año  de  1776.  Día  3  de  Enero  llegué  al  puerto  de  la  Concepción 
por  la  noche,  y  es  indecible  el  gusto  que  recibí  hallando  á  mi  ama- 
do P.  con  salud,  y  muy  contento  con  los  Yumas;  me  dijo:  que  en  mi 
ausencia  lo  habían  servido,  y  obsequiado  grandemente  trayendo  le- 
ña, y  haciéndole  tortillas  para  comer,  quasí  en  la  misma  forma  que 
se  hace  en  las  Misiones.  Di  mil  gracias  á  Dios  de  oírles  cantar  algu- 
nas alabanzas  Divinas,  que  el  P.  les  había  enseñado,  y  de  ver  que  mu- 
chos venían  á  oír  Misa.  En  todas  estas  cosas  piadosas  es  singular  el 
Capitán  Palma,  que  aunque  entonces  gentil,  era  confusión  de  mu- 
chos chrístianos  viejos,  en  la  reverencia  y  modestia  con  que  asistía  al 
Santo  Sacrificio,  imitando  á  los  mas  devotos  en  el  persignarse,  gol- 
pear el  pecho  y  demás  demostraciones  de  reverencia.  El  Padre  tie- 
ne formado  concepto,  y  yo  con  el  de  los  Yumas  están  en  una  dispo- 
sición próxima  para  el  Christianismo,  cuya  nación  se  podrá  agre- 
gar en  poco  tiempo  á  la  Iglesia.  Pregunté  al  Capitán  Palma  sí  tenía 
algún  conocimiento  de  Dios,  antes  de  haber  tratado  con  los  Padres? 
Respondióme:  que  sí,  aunque  no  tan  claro  como  ahora.  En  orden  al 
destino  de  las  almas,  coincidió  con  los  delirios,  que  quedan  referi- 
dos de  los  Opas,  dijome  mas:  que  nosotros  no  sentimos  la  muerte 
de  nuestros  parientes,  como  ellos  la  de  los  suyos,  pues  haviendo 
Yísto  los  entierros  de  los  españoles,  (ha  estado  este  Capitán  en  el 
Presidio  del  altar,  como  también  en  la  Villa  de  S.  Miguel  de  Orcasí- 
tas,  quando  vino  á  visitar  al  Sr.  Gobernador  Dn.  Francisco  Anto- 
nio Crespo,  y  á  pedirle  fueran  á  su  tierra  Padres  y  Españoles)  no 
lloran  como  nosotros.  Los  de  esta  nación  y  las  demás  que  he  visto, 
hacen  lo  que  diré  en  las  reflexiones  que  pondré  al  fin. 


144 

Un  (lia  que  estube  aquí  vinieron  los  Cooomaricopas,  y  Jalche- 
dunes,  y  según  me  dijo  el  interprete  les  habló  el  Capitán  Palma  de 
este  modo.  «Ya  somos  hermanos,  los  que  antes  eramos  enemigos. 
Este  bien  nos  ha  venido  por  medio  de  los  Padres,  y  Españoles;  por 
cuyo  respeto  he  tirado  ya  las  armas.  Esto  no  penséis  que  ha  sido  por 
miedo,  pues  ya  sabéis  que  Yo  tengo  mucha  gente,  y  que  aora  son 
mis  amigos  los  Cajuenches,  Quemeyá,  Yavipais,  y  Jamajab.  Me  han 
dicho  que  vosotros  Jalchedunes  no  estáis  firmes  en  las  paces  que 
avemos  echo:  levantad  las  armas  si  queréis,  que  yo  soy  bastante  con 
los  Españoles  para  castigaros.  Decidme  quien  somos  nosotros  para 
oponernos  a  los  soldados;  estos  ya  tienen  cogido  el  camino,  pues  ya 
sabéis  que  hay  Españoles  en  la  costa,  y  cerca  del  Moqui.> 

En  este  discurso  se  ve  que  los  indios  no  son  tantos  como  algu- 
nos piensan,  y  que  por  especial  Providencia  divina  temen  donde  no 
hay  que  temer.  En  este  día  bauticé  7  personas  moribundas.  Como 
vieron  los  danzarines  que  viven  en  la  Sierra,  Puerto  de  S.  Carlos, 
y  acia  el  Norte,  que  sus  amigos  los  Jalchedunes  havían  hecho  ya 
paces  con  las  Yumas,  y  sabiendo  que  nosotros  ya  estábamos  allí,  ba- 
jaron é  hicieron  también  las  paces.  A  esta  nación  que  en  la  expedi- 
ción pasada,  llamamos  Danzarines,  por  los  mobimientos  ridículos 
que  hacen  quando  hablan,  los  conocen  las  Naciones  del  Río,  con  el 
Nombre  de  Jecuiches.  En  señal  de  amistad  llamaron  los  Cajuen- 
ches á  Palma,  y  sus  amigos,  para  que  bajaran  á  pasearse  á  sus  tie- 
rras, y  á  comer  calabazas. 

Allí  llegó  un  indio  Quemeyá,  y  refirió  según  nos  trajeron  el  re- 
cado, «que  estaban  ya  juntas  dos  ó  tres  Naciones,  para  pelear  con 
Españoles  de  la  costa  del  mar:  que  ya  habían  muerto  á  un  Padre,  y 
quemado  su  casa:  que  á  los  Españolos  que  havian  pasado  por  los 
Yumas  no  les  havian  hecho  nada,  porque  sabían  que  eran  sus  ami- 
gos: que  si  estos  Españoles  se  juntaban  con  los  que  avia  en  la  cos- 
ta, y  les  hacían  juntos  la  guerra,  entonces  se  defenderían,  y  les  ro- 
barían todo  lo  qiie  tenían.  Que  él  traía  este  recado  de  parte  de  su 
nación;  porque  ya  sabían  que  eran  amigos  viejos:  que  no  les  pedían 
que  tomaran  las  armas;  sino  que  se  estubieran  quietos  si  acaso  ha- 
via  guerra.»  Como  todos  los  dias  oíamos  cuentos  vario.s,  que  nos 
decían  los  Indios,  no  dimos  asenso  á  tanta  noticia  por  entonces;  pe- 
ro elks  láaiieroü  verdaderas.  Bxen  ee  deja  conocer  quanto  importa 


145 
tenef  de  nuestra  parte  las  Naciones  del  Río,  no  solo  para  que  se 
pueda  pasar,  siempre  que  convenga,  á  los  Establecimientos  de  Mon- 
terrey, sino  también  para  que  aquellos  subsistan,  lo  que  haré  pa- 
tente concluido  el  Diario. 

A  mas  de  las  continuas  visitas  que  nos  hicieron  los  Jalchedu- 
nes,  llegaron  también  aquí  nueve  Indios,  cuya  nación  llaman  aquí 
Yavipais  Tejúa,  y  nosotros  Apaches.  Estos  Yavipais  son  amigos 
antiguos  de  los  Yumas,  por  lo  que  hicieron  grande  fiesta.  Vinieron, 
como  acostumbran  todos  los  años,  á  comer  de  los  frutos  de  la  tie- 
rra, y  vienen  en  invierno,  porque  entonces  está  bueno  el  camino, 
que  es  de  cinco  dias  por  tierra  muy  quebrada.  Bailaron  estos  Yavi- 
pais mientras  comíamos,  y  después  les  enseñamos  las  Imágenes,  el 
Ornamento,  y  demás  cositas  que  teníamos.  De  todo  lo  qual  mani- 
festaron grande  complacencia,  y  al  otro  dia  oyeron  Misa  con  igual 
atención,  que  el  Capitán  Palma.  Ha  vía  un  Yuma  que  entendía  bien 
la  lengua  Yavipai,  y  por  medio  de  este  les  pregunté:  como  vivían? 
de  que  se  mantenían?  que  amigos  tenían?  y  si  llegaban  á  la  tierra 
de  los  Españoles  ó  los  Españoles  á  la  suya?  Respondieron,  «que 
ellos  vivían  desparramados:  que  el  regular  sustento  era  la  caza, 
aunque  también  sembraban  maíz,  y  calabazas,  aunque  pocas:  que 
sus  amigos  antiguos  son  los  Yumas,  Jamajabs,  y  otros  Yavipais  del 
Oriente:  que  son  enemigos  de  los  Españoles,  y  que  estos  nunca  han 
llegado  á  sus  tierras,  ni  ellos  han  ido  á  las  de  los  Españoles:  que 
son  enemigos  de  otros  Yavipais,  que  hay  al  Norte  de  los  Moquinos, 
de  los  Cocomarícopas,  y  Gileños;  pero  que  una  vez,  que  todos  ha- 
cían la  paz,  como  ya  veían  y  lo  habían  oído  decir,  que  también  ellos 
la  harían  con  todos:  que  también  sabían  que  los  Yavipais  del  Orien- 
te sus  amigos  tenían  mucho  miedo,  porque  entraban  muchos  espa- 
ñoles en  sus  tierras.»  Yo  le  dige,  que  sí  se  queri^n  juntar  todos  en 
un  parage  bueno,  y  dar  sus  hijos  para  el  bautismo,  pasaría  á  verlos, 
y  lograrían  la  paz  con  todos  sus  enemigos:  que  luego  vendrían  los 
Padres  y  Españoles,  á  vivir  en  el  Río  Gila,  y  también  al  Rio  Colo- 
rado, y  entonces  ya  no  serian  sus  enemigos  los  Jalchedunes,  ni  los 
Yavipais  del  Norte,  ni  los  Moquinos,  porque  estos  s^on  amigas  de 
los  Españoles  del  Nuevo  Méjico,  y  que  todo  se  compondría.  Res- 
pondieron: que  en  volver  á  su  tierra  juntarían  su  gente,  y  les  di- 
rían todo  lo  que  decía  el  capitán  Palma,  y  yo.  A  los  nueve  di  á 

19 


146 
entender,  que  los  ílspañoles  aolo  hacen  mal  á  la  gente  mala  y  quail- 
do  deja  de  ser  mala  ya  cesa  la  guerra. 

Avisaron  estos  Yavipais,  y  lo  mismo  hicieron  los  Cocomarico- 
pas,  que  el  Rio  Gila  comenzaba  acrecer,  y  traerla  mucha  agua,  y 
con  este  motivo  fué  preciso  mudar  el  jacal  desde  la  casa  de  Palma, 
al  Puerto  de  la  Concepción.  Hizolo  el  P.  Fr.  Thomas  ayudado  de 
los  Interpretes  y  de  algunos  Yumas.  No  porque  estos  Indios  ayu- 
daron á  este  trabajo  se  ha  de  pensar,  que  se  puede  obligar  desde 
luego  á  los  gentiles,  á  que  hagan  la  habitación  del  ministro,  é  Igle- 
sia, pues  se  deja  conocerlas  malas  resultas  que  puede  tener;  y  su- 
puesto esto,  como  cosa  cierta  y  justa,  será  preciso,  que  estas  prime- 
ras fábricas,  corran  por  mano  de  Españoles,  ó  de  los  mismos  solda- 
dos; como  también  el  que  á  lo  menos  una  pieza  sea  de  adobe,  para 
poder  guardar  en  ella  libre  de  algún  incendio  casual,  ó  maquinado, 
lo  mas  precioso  y  preciso  que  se  lleve.  Un  dia  de  los  que  estuve 
aqui  bajó  al  puerto  de  S.  Pablo  á  registrar  mejor  el  sitio,  donde  se 
pueda  fundar  la  Misión  y  alié  uno  muy  ventajoso  entre  la  sierra,  y 
el  medanal,  en  unas  lomas  altas,  que  están  mas  allá  del  Puerto,  en 
cuya  inmediación  hay  un  zanjón  por  donde  corre  el  agua  quando 
el  rio  está  crecido;  y  quando  no  con  facilidad  se  pueden  hacer  po- 
Z03,  que  tengan  mucha  agua,  y  aun  se  podía  hacer  ir  por  él,  abrien- 
do un  poco  el  paredón  del  Rio.  Este  sitio  tiene  bastante  zacate,  y  lo 
considero  por  muy  á  propósito  para  fundar  Misión.  En  este  tiempo 
vinieron  repetidas  veces  los  Jalchedunes,  y  me  instaban  para  que 
fuese  á  su  tierra.  Yo  condescendía  gustoso  con  tal  que  me  conduje- 
sen después  á  los  Jamajabs,  á  lo  que  se  resistían  por  el  miedo  que 
les  asistía,  y  concluyeron  que  no,  pero  que  me  llevarían  por  toda  su 
tierra,  y  después  me  acompañarían  hasta  los  Yumas.  Viendo  esta 
repugnancia,  determiné  ir  primero  á  los  Jamajabs  con  un  Indio  de 
los  de  esta  nación  que  estaba  allí. 

Dia  26....  Este  dia  anduvimos  8  leguas  al  Nornordeste  y  al  Norte, 
pasé  el  puerto  de  una  sierra,  que  corre  al  noroeste,  y  en  su  bajada 
hice  alto  en  unos  ojitos  de  agua,  que  llamé  del  Sto.  Ángel,  en  donde 
encontré  como  40  personas  de  la  Nación  Chemebet;  seis  indios  de 
esta  misma  Nación,  que  estaban  en  un  cerrito,  bajaron  luego  que 
les  llamamos  con  la  velocidad  de  venados,  y  me  regalaron  con  mes- 
cal  muy  bueno.  El  traje  de  estos  indios  es  zapato  de  Apache,  vesti- 


147 

do  de  gamuza,  gorra  blanca,  á  modo  de  solideo  con  borla  de  plumas 
muy  curiosas,  de  las  que  tienen  en  el  penacho  unas  aves  de  aquella 
tierra.  Me  deben  estos  Indios  el  concepto  de  ser  los  mas  veloces  de 
quantos  he  visto.  Puebla  esta  Nación  el  territorio  que  hay  entre  los 
Befiemé,  y  Jamajabs,  pedazo  de  tierra  muy  escaso  de  agua,  siguien- 
do después  en  pueblos  la  orilla  del  Rio  Colorado,  por  el  lado  sep- 
tentrional hasta  llegar  a  la  nación  Yuta,  de  quienes  dan  muchas 
noticias,  y  son  amigos  de  estos,  como  enemigos  de  los  Comanches, 
y  Moquis.  Dicen  los  Chemebet,  que  su  Nación  llega  hasta  otro  río, 
al  norte  del  Colorado,  y  que  allí  siembran.  Tienen  también  amistad 
con  los  Apaches  Tejua:  tienen  distinta  lengua  de  todas  las  Naciones 
del  Río.  Son  Íntimos  amigos  de  los  Jamajabs,  y  quando  estos  quie- 
bran las  armas,  lo  hacen  también  ellos.  Hacen  unas  Coritas  muy  se- 
mejantes á  la  de  la  Canal.  Por  las  distintas  tierras  que  pueblan,  tie- 
nen distintos  nombres,  como  son:  Cajuala-Sebinta,  Cajuala- Cheme- 
bet, ó  Chemeguagua;  se  portaron  conmigo  vellisimamente:  nada  la- 
drones, ni  inquietos,  antes  bastantemente  juiciosos;  todos  llevan 
una  alcayata  á  mas  de  sus  armas. 

Día  27  observé  este  parage  del  Sto.  Ángel,  y  lo  hallé  en  34  gr? 
31  m?  Andube  6  leguas  al  Nordeste,  y  Noroeste,  aunque  la  mayor 
parte  fué  al  Nordeste.  Paré  en  donde  había  pasto,  pero  nó  agua. 

Dia  28  andube  7  leguas  al  Nornordeste,  y  llegué  a  la  Nación 
Jamajáb,  habiendo  pasado  una  sierra  que  corre  al  Noroeste,  y  fi- 
naliza en  el  Río  Colorado.  Las  Rancherías  de  los  Jamajabs  estaban 
á  la  opuesta  orilla  del  Río,  á  quienes  llamé  de  la  Pasión.  Sin  pasar 
al  otro  lado,  vinieron  luego  allí  todos  los  Jamajabs,  porque  el  ca- 
pitán que  me  acompañaba  se  adelantó  á  avisar  mi  llegada.  Los  que 
vinineron  á  verme  aquel  dia,  se  quedaron  á  dormir  en  el  sitio,  con 
que  pude  hablarles  á  mi  satisfacción  de  todos  los  asumptos.  A  todo 
quanto  les  propuse  respondieron:  que  estaba  bueno;  y  añadieron: 
que  pidiera  licencia,  y  me  quedara  allí  para  bautizarlos;  porque 
conocían  que  asi  saldrían  todas  las  cosas  buenas.  Puedo  decir  con 
toda  verdad,  que  estos  indios  hacen  grandes  ventajas  á  los  Yumas, 
y  demás  Naciones  del  Rio  Colorado.  Son  menos  molestos  y  nada 
ladrones.  Parecen  valientes,  y  en  ninguna  parte  he  sido  mejor  ser- 
vido. Les  enseñó  el  cuadro  de  la  Virgen,  y  les  agradó  mucho,  no 
queriendo  mirar  ol  del  condenado.  Como  yo  soy  el  primer  Español, 


148 
que  ha  estado  en  su  tierra,  lo  celebraron  sobremanera  por  lo  mucho 
que  deseaban  conocerlos,  y  teniéndolos  por  muy  valientes,  mostra- 
ban extraordinario  regocijo  de  ser  ya  amigos  de  gente  tan  valerosa. 
Dia  29  me  detube  alli,  porque  benia  subcesivamente  mucha 
gente,  y  entre  ellos  tres  capitanes,  de  los  que  uno  dijo:  ser  el  princi- 
pal de  la  Nación,  sin  cuya  voluntad  nadie  determinaba  cosa;  pero 
que  habia  venido  para  que  yo  le  dijera  lo  que  havia  de  hacer;  que 
sabría  quien  era  quando  con  ^u  buen  corazón  le  viese  hacer  lo  que 
yo  le  propusiese;  y  por  ultimo  dijo:  que  se  bautizaría,  y  se  casarla 
con  una  mujer;  añadiendo  otras  cosas  buenas  á  este  tenor.  Este  es 
el  Capitán  general  que  hay,  y  vive  en  el  centro  de  esta  Nación.  El 
mujerío  es  el  mas  agraciado  del  Rio.  La  gente  muy  sana  y  robusta. 
Las  mujeres  llevan  naguas  de  la  materia  y  ñgura  de  los  Yumas. 
Los  hombres  van  enteramente  desnudos;  y  en  una  tierra  tan  fria  es 
bien  digno  de  compasión;  dicen  ellos  que  son  muy  fuertes,  y  asi  lo 
experimenté,  especialmente  en  aguantar  la  hambre,  y  sed.  Se  cono- 
ce que  esta  nación  va  en  aumento,  pues  vi  muchos  gandules,  y  mu- 
chos mas  muchachitos,  lo  contrario  se  experimenta  en  las  demás 
Naciones  del  Rio.  Concurrieron  á  visitarme  con  2  mil  almas.  Abun- 
dan aqui  unas  fresadas,  que  tejen  de  pieles  de  conejos  y  nutrias,  sa- 
cadas del  poniente,  y  Noroeste,  con  cuias  gentes  tienen  firme  amis- 
tad. Han  sido  también  amigos  Íntimos  de  los  Yumas:  su  lengua  es 
distinta,  pero  con  la  comunicación  continua,  entienden  bastante  el 
Yuma.  Hablan  arrebatadamente,  y  con  grande  arrogancia.  No  he 
oido  Indio  alguno  que  hablara  mas,  ni  con  mayor  desembarazo, 
que  su  Capitán  general.  Los  enemigos  que  tienen  son:  por  el  Nor- 
deste los  Yavipais-Cuercomaches:  por  el  Oriente  los  Jaguallapais,  y 
por  el  Sur  los  Jalchedunes.  En  los  razonamientos  que  hacen,  se  dan 
recias  palmadas  en  los  muslos.  Manifestando  á  estas  gentes  los  de- 
seos que  tenia  de  ir  á  ver  los  Padres  que  vivian  cerca  del  mar, 
convinieron,  y  se  ofrecieron  luego  á  acompañarme,  diciendo:  que 
ya  tenian  noticia  de  ellos,  y  sabian  el  camino.  Pero  como  ya  tenia 
poco  bastimento,  determiné  salir  quanto  antes,  y  les  dije,  que  á  la 
vuelta  nos  veríamos  despacio.  Dejó  allí  la  mayor  parte  de  mis  tras- 
tes, y  el  Interprete  que  havia  enviado  con  los  Jalchedunas  que  res- 
cató; y  en  compañía  del  indio  Sebastian,  y  los  Jaraajabs  salí  de  este 
sitio. 


149 
Dia  11  de  Marzo,  andada  una  legua  al  Oes  Sudueste,  llegué  á 
unas  rancherías  tan  pobres,  que  no  comían  otra  cosa  qué  raíces  de 
tule.  Son  de  la  nación  Beñeraé,  y  abría  como  25  almas.  Los  regalé 
con  mí  pobreza,  y  ellos  hicieron  lo  mismo  con  las  raíces  de  tule;  las 
que  mis  compañeros  Jamajabs  tragaban  con  repugnancia.  Manifes- 
taban los  pobrecitos  mucho  sentimiento  de  no  poder  ir  á  cazar  pa- 
ra regalarme,  porque  llovía,  y  hacía  mucho  frío,  y  ellos  estaban  en- 
teramente desnudos.  Aquí  se  cria  huva  zimarrona,  ay  mucho  pasto, 
mesquites,  y  arboles,  que  crian  el  tornillo.  Esta  nación  es  la  misma 
que  la  de  San  Gabriel,  Santa  Clara  y  San  José.  Tienen  algunas  co- 
ritas como  las  de  la  Canal.  Tienen  mantas  de  nutria  y  de  conejos,  y 
unas  redes  muí  curiosas,  que  hacen  de  cáñamo  zimarron,  de  que  se 
da  mucho  por  estas  tierras.  Regularmente  son  muí  afeminados,  y 
las  mugeres  poco  limpias,  como  las  de  la  Sierra;  pero  todos  son  muí 
quietos,  y  nada  molestos;  y  oien  con  atención  lo  que  se  les  dice  de 
Dios. 

Día  24  con  2  leguas  al  Oest  Noroeste  llegué  a  la  Misión  de  San 
Gabriel,  donde  fui  recívido  de  los  Padres  con  mucha  caridad,  y  tu- 
be  el  especial  gusto  de  haver  llegado  en  el  dia  en  que  mí  Religión 
Seráfica  celebra  al  Santo  Principe.  A  que  se  agregó  el  ver  tan  au- 
mentada esta  Misión  en  lo  espiritual,  y  temporal,  desde  la  otra  vez 
que  estube  aquí.  Mí  principal  intento,  desde  que  salí  de  los  Jama- 
jabs,  era  el  ver  si  podía  ir  derechamente  á  la  Misión  de  San  Luis,  ó 
mas  arriva,  para  que  así  quedase  fácil  la  comunicación,  como  pre- 
tende el  Excmo.  Sr.  Virrey,  de  las  Provincias  de  Sonora,  y  Moquí 
con  Monterrey,  y  no  havíendolo  podido  lograr,  porque  se  negaron 
los  Indios  Jamajabs,  que  me  acompañaban,  determiné  subir  á  San 
Luis  por  el  camino  Real,  para  salir  desde  allí  al  Este,  y  registrar  los 
Tulares,  que  ya  tenia  noticias  havía  por  este  rumbo,  y  volber  por  el 
mismo  á  los  Jamajabs.  A  esto  fin  pedí  escolta,  y  algún  avio  al  Cabo 
que  asistía  en  San  Gabriel,  el  que  se  me  negó.  Recurrí  al  Sr.  Co- 
mandante Ribera,  que  en  la  actualidad  se  hallaba  en  San  Diego,  é 
igual,  absolutamente  se  me  negó  todo  lo  que  pedia;  y  á  pocos  días 
de  reciuida  la  respuesta  llegó  á  San  Gabriel  su  mrd.  á  quien  repre- 
senté, no  poder  ser  tanta  la  imposívilidad  como  me  havía  escrito, 
respecto  a  que  allí  havía  muchas  vestías  de  la  expedición:  los  Pa- 
dres darían  vastimento  con  su  orden:  y  pasando,  como  pasaba  su 


150 
rard.  para  Monterrey  podía  irme  en  su  compañía  hasta  salir  de  la 
Canal,  donde  era  necesaria  la  escolta,  apartándonos  después  para 
proseguir  nros.  respéctibos  caminos.  Viendo  lo  verosimil,  y  fácil  de 
esta  propuesta,  no  alegó  ya,  como  por  escrito,  la  imposibilidad,  si 
solo  dijo:  que  no  tenia  orden  de  su  Ex? ,  y  por  eso  no  podia  aviarme 
con  cosa  alguna:  únicamente  me  dejó  un  caballo  de  la  expedición. 
Estas  circunstancias  me  persuaden,  á  que  el  Sr.  Comandante  ha  lle- 
vado mui  amal  el  que  yo  pase  á  estas  partes,  porque  en  la  respues- 
ta a  la  de  mi  llegada  me  expresa,  que  no  le  cuadraba  ni  tantito,  que 
los  Indios  del  Rio  Colorado  pasasen  á  los  Establecimientos  de  Mon- 
terrey, y  defacto  poco  tiempo  antes  de  llegar  yo  á  San  Gabriel,  ha- 
vian  estado  alli  unos  Indios  Jamajabs  á  su  comercio  de  cuentas,  á 
quienes  encontré  de  buelta  para  su  tierra,  como  dige  arriva.  Y  ha- 
viendo  llegado  esta  noticia  al  Sr.  Comandante,  mandópor  escrito  al 
Cabo,  que  está  en  esta  Misión  de  San  Gabriel,  prendiese  á  los  Indios 
Jamajabs,  y  presos  los  sacase  para  su  tierra,  hasta  dejarlos  lejos  de 
ésta:  no  llegó  á  ejecución  esta  orden,  porhaverse  salido  ya  los  In- 
dios cuando  llegó.  Yo  no  dudo  que  el  Sr.  Comandante  pensaria  só- 
lidamente para  esta  determinación,  como  para  el  juicio  que  ha  for- 
mado de  que  es  perniciosa  la  comunicación,  y  trato  de  las  Naciones 
del  Rio  Colorado,  con  las  de  la  Costa:  pero  con  su  benia  diré:  que 
me  parece  está  tan  lejos  de  ser  perniciosa,  que  antes  la  considero 
precisa,  para  llevar  (con  seguridad)  el  proiecto  dé  darles  comuni- 
cación á  estas  Provincias,  con  aquellos  Establecimientos.  Es  común 
en  toda  Nación,  aun  política,  negar  el  paso  á  todos  aquellos,  que  sa- 
ben van  á  favorecer  á  sus  enemigos:  pues  sí  están  en  guerra  las  Na- 
ciones del  Rio,  y  las  de  la  Costa,  como  pasarán  los  Españoles  á 
aquellas  Misiones,  siendo  forzoso  el  transito  por  loa  primeros?  Mas 
el  Rey  nro.  Sr.  ordena,  que  todos  los  Gentiles,  que  llegan  á  los  Pre- 
sidios, sean  admitidos  con  demostraciones  de  caridad,  y  venebolen- 
cia:  pues  como  puede  darse  orden  de  prenderlos  sin  contravenir  á 
lo  mandado  por  S.  M.?  El  derecho  dé  las  gentes  permite  el  comercio 
de  unas  Naciones  con  otras,  pues  como  se  puede  impedir  el  legitimo 
y  antequisimo  comercio  de  las  Naciones  del  Rio,  con  las  del  mar, 
que  consiste  en  unas  cuentas  blancas?  Sí  vamos  á  predicar  á  los 
Gentiles  una  ley  que  toda  es  caridad,  como  se  podrá  aprobar  el 
que  se  siembre  la  discordiaV  Algunas  de  las  Naciones  que  están  in- 


151 
tnediatas  á  ios  nuevos  Establecimientos  están  justisímaraente  irri- 
tadas con  los  Soldados  Españoles  por  los  ultrages  que  han  recluido, 
especialmente  de  los  desertores:  luego  si  se  dan  estos  mismos  moti- 
bos  á  las  Naciones  remotas,  y  se  junta  unas  y  otras,  ni  los  nuevos 
Establecimientos  podrán  subsistir,  y  menos  se  podrán  hacer  otros, 
quedando  asi  defraudados  loa  catholicos  deseos  de  nro.  Monarca. 
Por  lo  que  no  puedo  convenir  con  el  dictamen  del  Sor.  Comandan- 
te; antes  bien  me  persuado  huviera  sido  justo,  y  útil  el  haver  man. 
dado  agasajarlos;  asi  para  que  llevasen  esta  buena  noticia  á  su  tie- 
rra, cómo  para  que  se  extendiera  por  las  Naciones  Gentiles  el  buen 
trato  de  los  Españoles.  Regaláronlos  los  Padres  Ministros,  los  Sol- 
dados, y  los  Neófitos,  con  que  volbian  contentos,  y  hablando  bien 
de  ellos,  como  lo  experimentó  por  su  informe  en  el  camino:  lo  que 
no  huviera  sucedido,  antes  bien  todo  lo  contrario,  si  se  huviera  ve- 
rificado la  prisión  manda:  y  aun  se  huvieran  quejado  á  la  Nación 
Yuma  su  amiga,  por  donde  tenia  que  volber  á  pasar  el  Sor.  The- 
niente  Coronel  Dn.  Juan  Baptista  de  Ansa,  quien  acaso,  en  resulta, 
pudiera  no  haver  tenido  el  recivimiento,  que  asta  aqui.  Ya  dige 
arriva,  que  el  pronto  sosiego  de  San  Diego,  procedió  de  que  ha- 
viendo  venido  los  Quemeyá  con  la  noticia,  hallaron  amigos  de  los 
Españoles  á  todos  los  del  Rio,  y  vieron  al  mismo  tiempo  la  afavili- 
dad,  y  buen  trato,  que  experimentaban  del  Sor.  Comandante  de  la 
Expedición.  Este  es  mi  sentir.  En  orden  al  vastimento,  lo  que  no  hi- 
zo el  Sor.  Comandante  Ribera,  suplió  la  caridad  de  mis  Hermanos, 
y  Padres,  los  que  también  regalaron  á  mis  Compañeros;  y  con  esto 
sali  á  proseguir  mis  designios,  aunque  no  por  la  Canal,  por  haver- 
me  asegurado  los  Padres  que  havia  mucho  riesgo.  Estube  en  esta 
Misión  el  dia  8  de  Abril  inclusive,  para  salir  á  otro  dia. 

Dia  26  de  Abril  encumbré  la  Sierra  de  San  Marcos,  haviendo 
caminado  2  y  media  leguas  al  Norte  desde  donde  vi  grandes  Sie- 
rras, y  Cajones,  mui  frondosos,  y  en  pastados:  y  con  tres  leguas,  y 
media  mas,  rumbo  al  Oeste,  y  Sudueste,  llegué  á  unas  Rancherías 
de  la  Nación  Cuabajay,  en  donde  me  recivieron  bien,  regalándome 
las  viejas  con  muchas  semillas,  especialmente  de  chia,  de  que  abun. 
dan  estos  terrenos.  A  esta  rancheria  llamé  de  San  Pascual.  La  dis- 
posición, y  forma  de  su  vivienda  es  como  se  sigue:  un  claustro  an- 
cho en  cnadi'o  perfecto,  la  vobeda,  ó  cubierto  con  petates,  con  arcos 


152 
de  Sauz,  cosidos  ios  petates  del  mismo  tule  de  sü  materia  con  que 
está  cubierto,  en  el  que  ay  algunas  ventanas  para  que  salga  el  hu- 
mo. Tiene  solo  dos  puertas  al  Oriente,  y  Poniente,  y  en  ellas  hay 
centinela  toda  la  noche.  Este  claustro,  ó  Galera,  consta  do  varios 
cuartos  á  todos  quatro  lados  en  donde  entran  á  dormir  quando  ya 
es  hora,  y  asta  este  tiempo  se  está  cada  Familia  á  la  lumbre  delan- 
te de  la  puerta  de  su  cuarto.  Dige  que  solo  las  viejas  me  regalaron; 
porque  haviendose  adelantado  los  Jamajabs  á  dar  noticia  de  mi 
llegada,  luego  que  supieronique  era  Español  se  fué  al  monte  toda 
la  gente  moza,  y  no  havia  mas  gente  quando  llegué  á  esta  Ranche- 
ría. En  ella,  pensaron  también  si  serian  Españoles  los  dos  Jamajabs, 
que  ivan  vestidos  todo  el  camino  el  uno  con  mi  túnica,  y  el  otro  con 
mi  fresada,  por  lo  que  les  tenian  también  rezelo.  Pero  pasado  un 
rato,  viendo  que  no  les  hacíamos  mal,  y  que  mis  compañeros  no 
eran  Españoles,  sino  Jamajabs,  fué  viniendo  toda  la  gente  del  mon- 
te, y  con  mucho  contento  al  mirarme,  besaban  el  Crucifixo,  y  ex- 
presaban á  su  modo  que  estaba  bueno,  y  creian  quanto  les  decia. 
Por  la  noche  me  dieron  á  entender  que  su  Capitán  havia  hecho  pa- 
sar todas  las  bestias  de  la  parte  del  Oriente  á  la  del  Poniente,  por- 
que á  aquel  lado  havia  gente  mala.  Mis  Jamajabs  estaban  tristes 
porque  los  de  la  Ranchería  no  cesaban  de  preguntar  si  yo  era  Es- 
pañol del  Poniente.  Respondiéronles  que  no,  que  era  del  Oriente, 
que  no  hacia  mal  á  nadie,  y  que  por  esto  me  querían  mucho  todas 
las  Naciones;  que  hicieran  cuenta,  que  yo  era  Jamajab,  pues  por 
eso  venian  ellos  conmigo.  Savidas  estas  borucas,  entré  en  el  Jaca- 
Ion  al  cerrar  la  noche,  donde  encontré  cada  familia  en  su  lumbre. 
Fui  saludando,  y  riéndome  con  todos  hasta  que  llegué  á  la  del  Capi- 
tán, donde  me  senté,  y  por  medio  de  Sebastian,  y  otro  Indio,  que 
entendía  bien  la  lengua  de  Sn.  Gabriel,  le  dige:  Qae  sabia  ya  tenia 
buen  corazón,  y  que  no  me  haria  mal;  pero  me  decian,  que  alli  cer- 
ca havia  mala  gente,  que  me  avisara  si  savia  alguna  cosa.  No  ten- 
gas miedo,  me  respondió,  que  nadie  te  hará  daño:  te  acompañaré 
mañana  con  toda  mi  gente,  hasta  la  otra  Ranchería:  sabemos  que  te 
has  portado  bien  con  la  gente  del  Rio  grande,  con  cuia  respuesta 
quedé  mui  consolado.  Me  levanté,  y  rezé  la  corona  de  María  Santí- 
sima, cantando  el  Alabado  con  el  Indio  Sebastian,  y  los  dos  Jama- 
jabs, que  me  acompañaban  desde  ei  principio,  quienes  ya  savian  el 


Ave  María.  "Esto  he  practicado  en  todas  las  Rancherías,  y  ha  servi- 
do de  grande  admiración  á  todas  las  Naciones.  Los  primeros  que  lo 
veian,  y  oian,  daban  luego  noticia  de  esto,  como  del  Agujón,  Brevia- 
rio, y  santo  Christo,  á  los  demás;  y  á  si  me  sucedía,  que  ellos  mismos 
me  preguntaban:  cuando  rezas?  mira,  que  la  gente,  que  no  es  de 
aqui,  no  se  quiere  ir  hasta  que  te  vea  rezar,  y  cantar.  He  observa- 
do, que  lo  mismo  era  ponerme  arrezar,  que  luego  zesaban  sus  gri- 
tos, bayles,  y  borucas,  y  quedaba  todo  en  un  profundo  silencio.  En 
muchas  partes  querían  les  cambiase  mi  Corona  por  multitud  de 
cuentas  blancas.  A  poco  rato  de  comenzar  la  Corona,  se  levantó  la 
muger  del  Capitán  tomó  una  corita  de  chia,  y  la  derramó  por  el 
Santo  Christo,  que  tenia  yo  en  el  pecho.  Hicieron  lo  mismo  otras 
mugeres,  y  aun  echaban  de  esta  semilla  en  la  lumbre  para  que  hu- 
viese  mucha  luz.  Concluida  la  Corona  y  Alabado,  me  sentó  con  el 
Capitán,  y  demás  viejos  de  la  Ranchería,  que  se  havian  acercado 
luego  que  comenzó  arrezar.  Chuparon  el  tabaco  que  les  di,  y  pidie- 
ron les  enseñara  otra  vez  (ya  lo  havia  hecho  con  algunos  por  la  tar- 
de) el  Breviario,  Agujón,  y  otras  cositas,  manifestando  en  todo  mu- 
cho gusto.  Visto  esto,  tomó  el  Capitán  una  piedra  blanca,  que  sacó 
de  la  bolsa,  y  hechada  en  la  lumbre  para  que  se  quemara,  la  sacó  á 
su  tiempo,  y  moliéndola  bien  en  un  Almirez  de  piedra,  la  rebolvió 
con  tabaco  del  monte,  y  agua  hasta  que  quedó  como  un  atole:  en- 
tonces medio  la  mano  del  Almirez,  que  también  era  de  piedra,  pa- 
ra que  probase  aquel  caldo,  que  halié  amarguií<iaio,  le  deboivi  la 
mano;  la  que  volbio  á  mojar  y  la  dio  á  un  biejo,  que  la  lambió  bien, 
aunque  se  hacia  grande  faerza  para  poder  tragar  aquella  sais.i,  que 
todos  subcesibamente  probaron.  Mis  compañeros  los  Jamajabs  ha- 
viendola  probado  le  acometió  al  primero  un  bomito  tan  violento, 
que  pensé  se  raoria;  lo  que  celebraron  los  de  la  Ranchería  cou 
grande  risa.  Disolvióse  la  junta,  porque  no  huvo  ya  quien  la  pro- 
bara mas.  Dormi  dentro  del  Jacalón  cerca  de  la  puerta.  He  podido 
averiguar,  que  beben  este  genero  de  atole  para  que  se  quite  el  can- 
sancio, y  por  eso  es  costumbre  darlo  á  todos  los  huespedes.  Vi  aqui 
Coritas,  cuchillos  de  pedernal,  bateas  con  embutidos  de  madre  de 
perla,  como  en  los  cabos  de  los  cuchillos  tegidos  de  cuentas,  y  todas 
las  demás  obras,  que  se  dice  ay  en  el  Canal,  con  los  que  tienen  mu- 
cho comercio,  y  acaso 'en  la  misma  Nación.  Según  las  noticias  que 

20 


154 
tengo,  también  convienen  mucho  en  oí  vestido,  y  aseo  de  las  mu- 

geres 

Día  3  de  Mayo  andube  2  leguas  y  media  al  norte,  acompañado 
de  otro  Indio,  y  llegué  al  Rio  que  llamé  de  Sta.  Cruz,  cerca  del  qual 
havia  una  Ranchería  como  de  150  almas,  que  me  recivieron  con 
mucha  algazara,  comenzaron  a  gritar  luego  que  me  vieron  Va,  va, 
vá,  vá.  Luego  se  daban  grandes  palmadas  en  los  muslos,  a  todos  rega- 
lé de  lo  poco  que  Uevava.  Quando  estaban  besando  el  santo  Chris- 
to,  se  llegó  a  mi  uno,  y  me  pidió  en  Castilla  papel  para  hacer  ciga- 
rro. Me  admiró  mucho,  y  preguntándole  me  dijo  que  era  del  mar, 
donde  havia  Padres  como  Yo;  que  en  quatro  partes  hauia  visto  Es- 
pañoles: y  que  distaba  de  alli  quatro  dias  de  camino.  Quando  le  to- 
có a  el  besar  el  santo  Christo  lo  hizo  con  mucha  veneración,  y  se 
puso  a  predicar  a  los  demás.  Tube  sospecha  fuese  algún  Christiano 
de  las  Misiones  de  Monterrey,  que  venia  huido,  pues  hacia  señas  de 
escopeta,  y  de  azotar.  Aqui  se  estaba  muriendo  un  Muchachito,  di- 
ge  a  sus  Padres  si  querian  que  lo  bautizase,  dieronme  a  entender 
que  si,  y  lo  ejecute  con  grande  consuelo.  Acariciábalo,  y  le  decia, 
Muchachito,  y  entonces  decia  el  Indio  que  me  pidió  el  papel.  Pare, 
señalando  al  Poniente,  Pare,  Muchachito,  con  lo  que  me  acá  vé  de  ase- 
gurar, que  hera  Indio  huido  de  las  Misiones.  Vinieron  Indios  No- 
ches del  Poniente,  para  llevarme  a  su  Ranchería,  a  que  me  negué. 
Vinieron  otros  Noches  del  Norte  a  verme,  llamados  Noches  Pagni- 
noas,  y  me  querian  llevar  a  su  tierra,  pero  igualmente  mé  negué, 
temiendo  se  irian  los  Jamajabs,  y  Sebastian,  y  me  dejarian  solo  sino 
volvia  en  el  tiempo  señalado.  Me  contaron  estos  Indios  que  en  su 
tierra  havian  quitado  la  vida  a  dos  soldados  (me  persuadi  eran  los 
desertores)  porque  heran  mui  malos  con  las  mugeres,  añadiendo 
que  les  havian  cortado  las  manos,  les  havian  abierto  el  pecho,  y  to- 
do el  cuerpo;  los  havian  despedazado,  y  tirado.  Yó  les  dije,  que  tam- 
bién los  Españoles  mataban  a  los  que  son  malos,  y  que  a  dos  que 
havian  hecho  cosas  malas  con  las  Indias  ahora  los  castigarian.  Me 
nombró  hacia  el  Norte  otras  gentes,  que  creo  no  son  mas  que  Ran- 
cherías de  la  misma  Nación,  y  se  llaman  Choinoc,  Coguijá,  Buesanet. 
Al  norueste  vivían  los  Telam,  o  Torim,  que  matan,  y  tienen  armas 
de  fuego,  y  havian  hurtado  a  estos  Indios  unas  Muchachas  grandes: 
digeronme  que  al  norte,  siete  dias  de  camino,  havia  una  agua  mui 


loo 

grande,  que  según  sus  señas  era  Rio,  y  corría  del  nordeste,  juntán- 
dose con  el  Rio  de  S.  Felipe.  Este,  como  después  diré,  el  uno  de  los 
dos  brazos  en  que  se  divide,  lleva  el  rumbo  del  norte;  pero  me  die- 
ron a  entender,  que  el  otro  Rio  hera  tres  veces  maior,  que  el  de  S. 
Felipe.  Me  instaban  a  que  fuera  a  verlo,  diciendome:  que  por  todas 
partes,  excepto  el  norueste,  y  Poniente,  havia  gente  buena.  Yo  de- 
seaba mucho  ver  el  Rio,  el  qual  según  mi  computo,  distaria  de  este 
sitio  como  35  ó  40  leguas;  aunque  me  decian  heran  necesarios  siete 
dias  para  llegar.  Pero  estos  Indios  caminan  poco  porque  se  bañan 
mucho,  y  no  tienen  ninguna  defensa  en  los  pies.  No  me  determiné 
por  el  motibo  que  dije  arriva,  y  porque  no  tenia  yá  que  regalar.  La 
sierra  de  San  Marcos  corre  por  aqui  al  Nornorueste,  y  entre  ella,  y 
la  de  San  Luis,  se  veen  unos  Llanos  dilatadísimos  de  lo  que  infiero, 
que  estos  son  aquellos  tulares,  de  que  hace  mención  en  su  diario,  y 
señala  con  particularidad  el  Mapa  del  P.  Font.  Esta  sierra  de  San 
Marcos  es  la  que  veían  nevada  como  40  leguas  de  distancia  al  Orien- 
te de  los  tulares,  pues  aunque  aqui  no  ay  esta  distancia  vi  claramen- 
te que  se  van  abriendo  o  apartando  las  sierras  de  modo,  que  a  lo  ul- 
timo solo  se  vee  la  de  San  Marcos. 

Día  4  andube  medía  legua  al  oriente  a  visitar  una  Ranchería 
donde  me  regalaron  arroz  zimarron,  instándome  al  mismo  tiempo 
a  que  hiciese  noche  con  ellos,  y  para  mas  obligarme  apenas  llegué, 
quando  todas  las  muchachas  salieron  a  traer  zacate  para  la  bestia, 
cosa  que  me  admiró  mucho,  por  no  haverlo  visto  en  otra  parte.  Los 
regale  con  lo  poco  que  llevava,  y  me  volvía  a  la  ranchería  de  donde 
havia  salido:  que  negándome  la  guia,  me  precisaron  a  pasar  con 
ellos  el  día.  El  Muchachito  que  bautizé  se  iva  ya  muriendo,  por  lo 
que  empezaron  a  llorar  mucho  sus  Padres,  con  quienes  alternaban 
unas  viejas  llorando,  y  cantando.  Subcesívamente  víneron  otras 
mugeres,  y  todos  los  Gandules  de  la  Ranchería,  quienes  formando 
una  grande  rueda,  y  dentro  de  ella  una  hoguera,  volvieron  los  Pa- 
dres del  Muchacho  a  llorar,  y  las  viejas  a  acompáñalos  por  contra- 
alto; pararon  estas  repentinamente,  y  comenzó  el  Capitán  con  los 
hombres  de  la  rueda  a  cantar  en  tono  fúnebre,  pero  acompas.  Le- 
vantáronse luego  todos  los  hombres,  y  sin  fijar  las  manos  en  tierra, 
vaylaban  inclinado  el  cuerpo  al  compás  del  mismo  canto,  y  con  los 
brazos  caído.  Luego  extendidas  las  palmas,  y  juntos  los  brazos,  los 


156 
alargaban  hacia  adelante,  los  encojian  hacia  el  pecho,  los  extendian 
en  forma  de  cruz,  mirando  las  palmas  a  tierra:  los  elevaban  sobre 
la  cabeza;  y  juntando  por  ultimo  las  palmas  con  gran  ruido,  se  sen- 
taban de  golpe,  siguiendo  en  todo  el  compás  del  canto.  Visitó  mu- 
chas vezes  al  muchachito,  y  vi  que  su  Madre  le  puso  todas  las  cuen- 
tas que  tenia.  Yo  le  puse  una  cruzizita  al  pecho,  degele  el  pañito  de 
sol,  quellevava,  para  que  le  amortajasen  cuando  muriera. 

Dia  5.  Todavía  no  havia  muerto  el  Muchachito,  me  instaban  a 
que  no  me  fuera,  porque  decían  venia  gente  de  todas  partes,  á  visi- 
tarme, pero  estando  Yo  con  el  cuidado  de  mis  compañeros,  y  vien- 
do que  nadie  me  queria  acompañar,  mé  resolví  a  salir  solo,  y  luego 
hecho  de  ver,  que  la  negatiba  solo  se  originaba  del  deseo  de  mi  de- 
tención, porque  a  corta  distancia  me  alcanzó  un  Indio,  y  me  guió  a 
la  Ranchería  donde  antes  havía  estado,  que  distaba  2  leguas  y  me- 
dia al  sur.  De  esta  salieron  cinco  Indios  á  acompañarme,  caminó 
con  ellos  dos  leguas  al  mismo  rumbo,  a  cuio  oriente  vi  una  Ran- 
chería, y  por  el  sueste  llegué  al  Rio  de  Santiago:  en  lo  interior  de 
la  Sierra,  que  es  por  donde  el  Rio  lleva  mas  agua,  le  pasó,  havien- 
do  andado  hasta  aqui  tres  leguas. 

Aqui  paramos  á  comer  lo  que  nos  ofrecían  los  Indios,  que  no 
fué  poco,  haciéndome  también  grandes  instancias  para  que  me  que- 
dase, en  que  no  convine  por  llegar  á  la  Ranchería  que  havia  visto 
en  este  mismo  Rio  quando  venia.  Acompañado  de  todos  los  hom- 
bres, y  mugeres  de  esta,  sali  rumbo  al  Sudueste,  rio  abajo,  y  luego 
encontré  otra,  y  en  ella  un  Capitán  mui  grave,  que  me  instó  á  que 
parase,  dándome  á  entender,  que  al  otro  dia  me  llevarla  á  ver  un 
Español,  que  estaba  casado  con  una  India  de  los  Noohes-Colteches, 
que  están  mui  cerca  de  alli  por  el  Oriente.  Añadió  que  dho  Español 
llevava  al  pecho  una  cosa  redonda,  que  concebí  seria  alguna  meda- 
lla, ó  relicario.  Decia,  que  hablaba  de  Dios  y  les  señalaba  que  esta- 
ba en  el  Cielo:  que  ya  tenia  un  hijito:  que  era  de  buen  corazón,  y 
que  todos  le  querían  mucho,  viviendo  con  los  demás  Indios,  y  por 
último  me  dio  señas  de  que  todavía  llevava  algo  de  ropa.  Persua- 
dime  á  que  seria  alguno  de  los  desertores,  que  por  mas  moderado 
escapó  la  vida.  Diome  este  Capitán  unos  tasajos  de  oso,  y  con  mu- 
cho sentimiento  de  todos  me  despedí  ya  mui  tarde,  comenzando  á 
caminar  con  la  satitfaccion  de  que  llegaría  presto  á  la  Ranchería, 


157 

que  havia  visto  cuando  entré.  Salieron  dos  Indios  en  mi  compañía, 
á  quienes  instaba  para  que  siguiésemos  la  corriente  del  Rio;  pero 
me  aseguraron  no  podia  ser  por  lo  estrecho  de  los  Cajones  en  algu- 
nos parages;  haviendo  pasado  un  cerro  mui  elevado,  me  pusieron 
en  el  camino,  haciendo  seña  para  donde  estaba  la  Ranchería,  y  el 
Rio,  y  me  dejaron  solo  por  mas  instancia  que  les  hice  á  fin  de  que 
me  acompañasen.  No  se  ha  de  atribuir  esto  a  desafecto,  sino  á  que 
ivan  desnudos,  y  hacía  mucho  frío,  y  por  otra  parte  temen  mucho  á 
los  osos,  de  que  abundan  mucho  estas  tierras.  En  nada  de  esto  re- 
paré yo,  por  el  ansia  que  tenia  de  llegar  adonde  dejé  á  mis  compa- 
ñeros; y  á  poco  trecho  hallé  grandes  despeñaderos,  y  ia  era  de  no- 
che; y  aunque  es  verdad  que  veía  algunas  sendas,  pero  como  son 
de  los  que  andan  á  pie,  luego  aliaba  impedimento  para  que  pasara 
la  Muía,  hasta  que  quiso  Dios  que  luego  vajé  á  una  Cañada  grande, 
que  híze  juicio  fuese  á  dar  á  alguno  de  los  Ríos,  ó  á  lo  menos  á  los 
Llanos  del  Poniente.  Caminé  por  ella  lo  mas  de  la  noche,  teniendo 
la  felicidad  de  salir,  aunque  dando  bueltas  al  mismo  Rio  de  Santia- 
go, en  cuias  Riberas  amanecí.  Haviendo  caminado  4  y  medía  leguas 
desde  que  me  despedí  de  la  ultima  Ranchería,  rumbo  al  Oeste,  y 
Sudueste. 

Día  2  de  Julio  andube  3  leguas  al  Est-Sueste,  y  otras  3  al  Este  y 
Sur,  conque  llegué  al  Pueblo  que  los  Yavipais  llaman  Muca,  y  es  el 
de  Oraybe 

Día  3.  Luego  que  amaneció  vinieron  los  3  Indios  de  Zuñí,  á 
quienes  participé  la  nueva  resolución  de  no  ir  á  su  pueblo,  aunque 
lo  deseaba.  Digeles  los  motíbos:  pues  no  acompañándome  ninguno 
de  los  Yavipais,  ya  no  podia  volber  por  el  Moqui,  de  cuyos  Indios 
me  recelaba,  bolviendo  sin  aquellos  compañeros:  que  los  de  Zuñí 
me  volberian  al  Moqui;  pero  no  a  los  Yavipais,  con  quienes  no  tie- 
nen amistad,  no  se  me  ocultaba  que  los  Yutas  eran  amigos  de  los 
Españoles,  y  también  de  los  Yavipais;  pero  este  negocio  pedia  alar- 
garse el  viage,  y  nuevo  auxilio  de  bestias,  y  regalos  para  los  mis- 
mos Indios,  de  todo  lo  qual  estaba  falto.  Y  aun  discurría  necesaria 
alguna  Escolta  para  varios  tramos  del  camino.  Todo  lo  qual.  ha- 
viendo de  ser  del  Nuevo  México,  consideraba  en  ello  muchas  con- 
tingencias, especialmente  la  de  encontrar  al  Sr.  Governador,  acaso 
con  las  mismas  ideas,  que  el  Sr.  Comandante  de  Monterrey,  tenien- 


158 
do  mi  entrada  por  perniciosa,  y  nada  del  servicio  del  Rey,  como  no 
mandada  expresamente  por  su  Ex? . 

Por  esto  determiné  escribir  al  P.  Ministro  de  Zuñi,  de  quien 
aun  no  sabia  su  nombre,  diciendole:  que  havia  llegado  al  Pueblo 
del  Moqui,  haviendo  pasado  por  las  otras  naciones  intermedias, 
quienes  me  havian  recivido  con  mucho  gusto;  pero  que  aquel  Pue- 
blo de  Oraybe  ni  aun  verme  queria:  que  estimarla  remitiese  aque- 
lla carta  ó  su  traslado  al  Sr.  Governador  y  al  R.  P.  Custodio,  á 
quienes  me  encomendaba  con  el  maior  respeto;  ingiriendo  en  esta 
carta  algunas  de  las  menudencias  acontecidas.  Entregada  la  carta  y 
puestos  en  camino  los  Indios  de  Zuñi,  vino  á  poco  rato  el  Yavipay 
viejo,  con  otro  Indio  principal  del  Moqui,  quienes  me  instaron,  pa- 
ra que  fuera  á  visitar  los  otros  Pueblos  del  contorno,  en  donde  me 
darian  de  comer,  ya  que  alli  no  querían.  Ensilló  la  muía  y  bajó, 
acompañado  de  los  dos,  la  cuesta  que  está  al  Oriente  del  pueblo, 
agregándose  hasta  allí  gran  porción  de  muchachos  y  muchachas, 
señaláronme  desde  alli  el  camino  por  donde  havia  de  ir  á  los  otros 
pueblos,  que  era  lo  que  pretendían resígneme  áir  solo 

Al  anochecer  subi  la  cuesta  de  la  entrada  del  Pueblo,  en  el  que 
quedó  admirado  de  la  mucha  gente  que  vi,  porque  como  ya  havian 
venido  del  trabajo,  estaban  todos  en  sus  azoteas  y  casas,  mirándo- 
me cuando  pasaba,  montado  en  mi  muía,  buscando  el  rincón  de  la 
noche  antecedente,  el  que  encontré  después  de  algunas  bueltas. 

Hay  en  este  pueblo  dos  lenguas,  y  aun  apunté  los  modos  de  con- 
tar, que  son  dibersos,  como  las  clases  de  las  personas  que  se  distin- 
guen en  la  estatura  y  color  de  Indios  ó  Indias.  Hay  algunos  de  un 
color  muy  claro  y  algo  rubio,  también  dispuestos,  como  los  Yavipais. 
Hay  otros  chicos,  prietos  y  feos.  Quando  salen  fuera  del  Pueblo, 
unos  y  otros  se  distinguen  poco  de  los  Españoles  en  el  vestido.  Los 
vi  con  cuera,  mangas  ajustadas,  calzón,  botas  y  zapatos.  Sus  armas 
son  flechas  y  lanzas.  Dentro  del  pueblo  andan  regularmente  con  za- 
patos, mangas  de  manta  listada  ó  de  fresada  prieta  de  las  que  ellos 
hacen.  Las  mugeres,  con  una  fresada  prieta  se  hacen  una  túnica  ta- 
lar, sin  mangas,  y  se  ponen  encima  otra,  ya  blanca,  ya  negra,  como 
mantilla  cuadrada.  La  túnica  prieta  se  la  ajustan  con  un  ciñidor  de 
varios  colores.  No  se  embijan,  ni  pintan,  ni  les  vi  adorno  de  cuentas 
ó  aretes.  Ei  pelo  lo  llevan  hecho  de  tronzas,  las  viejas  al  modo  an- 


159 
tiguo  de  España,  las  mozas  con  un  mofto  encima  de  cada  oreja,  ó  to- 
do amarrado  a  un  lado.  Mechase  de  ver  en  esto,  que  cuidan  mucho 
del  pelo.  Sin  embargo  de  no  haverme  hecho  favor  alguno,  me  deben 
el  concepto  de  que  hay  muchos  buenos  entre  ellos,  y  que  el  daño  es- 
tubo,  (según  me  dijo  el  Zuñi)  en  la  Cabeza  ó  Cabezas,  que  manda- 
ron, que  no  me  diesen  de  comer  ni  hospicio,  lo  que  cumplieron  pun- 
tualmente. Otras  varias  causas,  a  mas  de  no  querer  bautizarse  ni 
admitir  Españoles  en  su  tierra,  pudo  haver  para  este  orden,  como 
son:  haver  sabido,  que  yo  venía  por  los  Jamajabs,  sus  enemigos,  y 
que  havia  pasado  con  otros  Españoles  por  los  Yumas,  amigos  de  los 
Yavipais-Tejua,  y  de  los  Chemeguaba,  con  quienes  el  Moqui  tiene 
guerra,  de  que  sospecharían  mi  venida  como  de  espía.  También  su- 
pieron, que  yo  era  P.  Ministro  de  los  Pimas,  que  igualmente  son 
sus  enemigos.  Esta  enemistad  me  la  havian  contado  los  Indios  vie- 
jos de  mi  misión,  los  Gileños  y  Cocoparicopas;  por  cuya  noticia  he 
discurrido,  que  la  nación  Moqui  se  extendía  antiguamente  hasta  el 
mismo  rio  Gila.  Fundóme  para  esto  en  las  ruinas  que  se  hallan  des- 
de este  rio  hasta  la  tierra  de  los  Apaches,  y  que  yo  las  he  visto  en- 
tre las  sierras  de  la  Florida  y  San  Juan  Nepomuceno.  Pregunté  años 
pasados  á  unos  Indios  Subaipuris,  que  estaban  viviendo  en  mi  mi- 
sión de  San  Xavier:  si  savian  quien  havia  hecho  aquellas  casas, 
cuias  ruinas  y  cascos  de  losa  quebrada  se  veian.  Que  supuesto,  que 
ni  Primas  ni  Apaches  sabian  hacer  casas  ni  losa,  sin  duda  eran  de 
otra  nación.  Respondiéronme:  que  los  Moquis  las  havian  fabricado, 
pues  solo  ellos  savian  hacer  aquellas  cosas;  y  añadieron,  que  los 
Apaches,  que  están  cerca  de  las  misiones,  no  son  muchos  ni  valien- 
tes; que  hacia  el  Norte  era  donde  havia  mucha  gente  exforzada. 
Alia  ivamos  nosotros  (digeron)  a  pelear  antiguamente,  pero  aun- 
que llegábamos  á  sus  tierras,  no  subíamos  á  las  mesas  donde  vivían. 
Confirma  lo  que  yo  vi  en  los  Yavipais,  algunas  circunstancias  de 
esta  noticia,  porque  me  sacaron  para  beber  una  taza  grande  de  lo- 
sa, muy  parecida  á  los  cascos,  que  se  encuentran  en  la  casa  llama- 
da de  Moctezuma,  y  en  el  rio  Gila.  Pregúnteles:  de  donde  la  havian 
traído?  y  me  respondieron:  que  en  el  Moqui  hay  mucho  de  eso.  Co- 
mo yo  no  entré  en  ninguna  casa  de  Moqui,  no  pude  certificarme  de 
vista;  pero  desde  la  calle  vi  en  las  a/oteas  unas  ollas  grandes  muí 
pintadas.  También  me  han  dicho,  repetidas  veces,  los  Pimas  Gile- 


160 

ños,  que  los  Apaches  del  Norte  venían  antiguamente  á  pelear  con 
ellos.  Por  la  casa,  que  se  dice  de  Moctezuma,  que  era  el  camino  de 
ellos.  Y  siendo  cierto,  que  los  Indios  que  nosotros  reconocemos  con 
el  nombre  de  Apaches,  no  tienen  casa  ni  domicilio  fixo,  me  persua- 
do pudieron  ser  los  Moquinos  los  que  venian  á  pelear,  y  hostiga- 
dos de  los  Pimas,  que  siempre  han  sido  muchos  y  valientes,  desam- 
pararon antiguamente  estas  poblaciones  del  rio  Gila,  como  también 
lo  han  hecho  con  aquel  pueblo  arruinado,  que  encontré  antes  de 
llegar  al  Moqui:  de  que  hago  mención  arriva;  y  se  retirasen  a  don- 
de ahora  viven,  en  sitio  tan  defendido  y  con  tantas  cautelas... 

Dia  4  ...vi  acercarse  para  mi  gran  multitud  de  gente,  lo  que  me 
causó  algún  recelo  de  perder  la  vida.  Llegaron  por  delante  4  In- 
dios, que  parecían  principales,  de  los  que  el  mas  alto  me  preguntó 
risueño:  porque  has  venido  aqui?  Vete  sin  detención  otra  vez  á  tu 
tierra.  Hizeles  seña  para  que  se  sentasen,  pero  no  quisieron.  Leván- 
teme con  el  Santo  Christo  en  la  mano  y  medio  en  Yuma,  medio  en 
Yavipay  y  módio  en  Castellano,  con  ayuda  de  las  señas  (que  son  el 
mejor  lenguaje  para  los  Indios)  les  expliqué  mi  derrotero,  nom- 
brándoles las  naciones  que  havia  visto:  las  que  havian  besado  el 
Christo,  y  que  todas  havian  estado  buenas  para  conmigo.  Que  yo 
también  queria  á  los  Moquis,  y  que  por  eso  venia  á  decirles:  que 
Dios  está  en  el  cielo,  y  que  aquel  Señor,  que  veian  en  la  Cruz,  era 
imagen  de  Dios  Jesuchristo,  que  es  bueno.  Respondía  á  esto  un  vie- 
jo en  la  lengua  Castilla,  y  torciendo  la  cara:  no,  no;  entonces  dige: 
traigan  mi  muía.  A  poco  vino  el  mozo  Yavipay  con  ella,  y  dispues- 
tas las  cosas,  monté  á  caballo,  alabando  mucho,  con  cara  de  risa,  su 
pueblo  y  sus  vestidos.  Sali  acompañado  de  toda  la  comitiba,  hasta 
fuera  del  pueblo,  donde  ha  viéndose  despedido,  comenzó  mi  buelta 
por  el  mismo  camino  de  la  entrada 

Los  nombres  de  los  Pueblos  del  Moqui  (según  me  los  pronuncia- 
ron los  Yavipais),  son  Sesepaulabá,  Maxagnebe^  Yano,  Oualpa,  Muqm- 
Concabe,  y  este  pueblo  de  Muca,  á  quien  los  Zuñis  llaman  Oraybe, 
que  fué  en  el  que  estube.  Los  Yutas,  enemigos  de  los  dos  pueblos 
últimos,  viven  de  una  y  otra  vanda  del  Rio  Colorado,  en  las  mismas 
juntas  de  los  dos  rios,  que  le  componen 

Dia  5  llegué  á  la  ranchería  Yavipais,  haviendo  andado  legua  y 
media  ál  Oest-Norueste.  El  Capitau  Barbón  y  los  mios,  sintieron  mu- 


leí 

cho  no  me  huvíeran  dado  de  coíner  los  Moquis;  ellos  lo  hicieron 

mejor  que  á  la  ida Dieronrae  noticia  de  una  nación  que  llaman 

Ouamua,  que  eran  amigos  del  Moqui,  y  enemigos  suyos.  Nombra- 
ban también  otra  gente,  que  llamaban  Guañabepe.  Gualliha  y  Agua- 
chacha; que  también  son  sus  enemigos.  Pregúnteles,  si  los  Yavipais 
Lipán  eran  buenos,  y  me  digeron  que  si.  De  lo  que  inferí,  que  los 
caballos,  que  tienen  estos  Yavipais,  serán  de  los  que  nos  hurtan  los 
otros  Yavipais  Lipán  ó  Apaches,  y  que  la  enemistad  será  solo  con 
los  Yavipais-Tejua,  que  viven  en  las  sierras  del  rio  de  la  Asump- 
cion.  A  mas  de  los  Yutas  y  Chemeguabaa  nombraban  otras  nacio- 
nes del  rio  Colorado,  llamándolas  Fayuchas,  Yapul,  Oualta  y  Biqui- 
yoba.  Supongo  que  todas  estas  naciones  no  serán  mas  que  ranche- 
rias,  y  que  todos  harán  un  cuerpo  en  lengua  y  costumbres,  como  los 
mismos  Yavipais.  Querianme  detener  aqui  por  fuerza  6  dias,  di- 
ciendo: que  tenia  yo  hambre,  porque  no  havia  comido  en  el  Moqui, 
y  que  ellos  tenian  mucha  carne,  y  estaban  muy  contentos  conmigo. 
No  obstante  todo  esto,  no  admiti  su  favor 

Dia  9  caminamos  5  leguas  al  Norueste,  y  llegué  á  los  Cajones 
del  Jabesúa,  y  con  3  leguas  mas  al  Oest-Norueste  y  algunas  bueltas 
me  apeé  en  su  rancheria,  entrada  la  noche.  La  bajada  es  muy  pe- 
nosa, pero  después  está  llano  hasta  los  Jacales,  con  sierras  mui  ele- 
vadas á  los  lados.  Tubieron  indicible  gusto  todos  quando  me  vieron, 
y  fué  tal  el  empeño  que  hicieron  para  que  me  detubiese  alli  6  dias, 
que  no  fué  posible  salir  hasta  ei  dia  15.  Estube  mui  asistido  en  to- 
dos ellos,  y  me  regalaron  con  esmero  estos  Indios.  Gustaban  mucho 
de  oirme  cantar  la  Letania,  de  la  que  aprendieron  algunos  términos. 
Y  para  aficionarlos  mas  quando  nombraba  á  San  Antonio  anadia 
de  Jabesúa,  y  quando  nombraba  á  San  Pedro,  anadia  de  Yavipai,  lo 
que  les  causaba  mucho  regocijo,  y  por  eso  repetían  preguntándo- 
me: y  yo  como?  y  yo  como?  conque  los  iva  nombrando  á  todos  con 
el  nombre  de  algún  santo,  de  los  que  cada  uno  aprendió  su  nom- 
bre, y  se  ponian  á  cantar  lo  que  havian  aprendido.  Servíame  eato 
devirtir  la  melancolía,  que  me  causaba  el  verme  enterrado  en  vida 
en  aquel  calabozo  de  zerros  y  cajones,  después  de  haver  encontra- 
do tan  rebeldes  á  los  Moquis:  al  mismo  paso,  que  con  este  medio 
aumentaba  el  gusto  de  los  Indios,  y  su  afición  á  las  cosas  de  Dios. 

Dia  25...  llegué  á  la  punta  de  los  Jamajabs.  Luego  que  nrie  vieron 

¿1 


16^ 

estas  gentes,  corrieron  a  abrazarme:  saltaban  de  placer,  y  no  sabían 
como  explicar  su  regocijo.  Digeronme,  que  ya  me  havian  llorado  los 
Parientes,  por  haverles  dicho,  que  me  havian  muerto  en  el  Moqui, 
que  ya  ellos  havian  avisado  á  los  Cuercomaches,  para  que  pregun- 
taran por  mi,  y  si  volbia  me  acompañaran.  Avisáronme  de  que  Se- 
bastian, que  es  el  Indio,  que  dt-jé  en  los  Jamajabs,  para  el  Moqui, 
tenía  mal  corazón,  pues  havia  dado  las  cuentas  y  demás  cosas  que  le 
degé:  que  la  una  muía  se  havia  ahogado,  y  la  otra  abian  muerto.  En 
fia  hablaban  mucho,  y  no  cesaban  de  tocarme.  Llegaron  conmigo  á 
esta  Ranchería  el  Capitán  de  los  Cuercomaches,  un  Gandul,  que  sa- 
via la  lengua  Jamajab,  y  me  havia  servido  de  Interprete  con  los  Ya- 
vipais,  y  dos  Yavipais  Jabe.«uas,  que  traían  mantas,  fajas  y  pedazos 
de  cuero  de  baca,  para  comerciar  con  los  Jamajabs,  por  cuentas  so- 
lo blancas  del  mar;  pues  las  otras  no  las  admiten  en  Cambalache. 
Esta  ranchería  se  quedaron  todos  los  que  hasta  alli  me  havian  acom- 
pañado, dispidiendome  de  ellos  con  grandísimo  afecto,  especialmen- 
te de  los  Jabesuas,  a  quienes  devía  tantos  favores.  Ubíeralos  rega- 
lado mucho,  porque  lo  merecían,  sino  me  huvieran  hurtado  lo  que 
dejó  en  la  Petaca;  pero  viéndome  tan  pobre,  encargué  á  los  Jama- 
jabs de  esta  Ranchería  lo  hicieran  por  mí,  y  que  fueran  amigos  ver- 
daderos toda  la  vida,  perseberando  en  las  paces  establecidas.  Tra- 
bagé  tanto  en  establecer  las  paces,  de  que  hago  repetidas  veces  men- 
ción en  este  Diario,  no  solo  por  el  fin  de  evitar  las  muertes  y  des- 
trucción de  estas  naciones,  de  quienes  me  veía  ya  tan  beneficiado, 
sino  también,  porque  se  facilite  la  fundación  de  las  Misiones,  y  que- 
de la  puerta  abierta  para  el  transito  que  se  pretende  del  Nuevo  Mé- 
xico á  Monterrey,  siendo  evidentes  estas  y  otras  utilidades,  que  se 
siguen  de  la  paz  de  estas  Naciones  entre  sí  y  con  nosotros;  como 
también  los  daños  que  pueden  resultar  de  lo  contrario. 

Dia  26  andube  2  leguas  y  medía  al  sur,  río  abajo,  y  llegué  á  la 
Ranchería  de  los  Jamajabs,  que  havia  llamado  de  S.  Pedro. 

Día  27  andube  una  legua  al  sur  hasta  otra  Ranchería,  todo  esto 
está  poblado. 

Día  28  andube  3  leguas  al  Sueste  y  llegué  á  las  Rancherías  de 
la  Pasión,  donde  estube  detenido  dos  días,  porque  todos  me  querían 
ver.  Aquí  me  dijeron  los  Jamajabs,  que  los  Yavipais  Tejua  eran  ya 
amigos  de  los  Cocomaricopas,  por  lo  que  podía  salir  por  su  tierra  á 


163 

los  Yumas  en  4  ó  5  días,  sin  llevar  el  rodeo  antecedente,  pero  como 
yo  savia,  que  estos  havian  muerto  3  Jalchedunes,  y  ambas  naciones 
estaban  disgustados,  tube  por  más  conveniente  sufrir  la  molestia 
del  rodeo  y  pasar  a  visitarlos  todos  par^i  componerlos,  indagando 
primero  para  esto  y  para  la  disposición  del  Catequismo  y  vasallage 
de  S.  M.  el  animo  de  los  Jalchedunes,  siendo  mi  principal  comisión, 
para  las  naciones  del  rio  Colorado;  y  haviendo  de  dejar  á  una  de 
las  naciones  sin  regalo,  por  lo  poco  que  tenia,  era  inconveniente  pa- 
sar á  la  otra  inmediata  con  las  manos  vacias.  A  mas  de  esto  siendo 
los  Cocomaricopas  amigos  de  los  Apaches,  havia  algún  recelo  para 
entrar  yo  primero  á  su  tierra;  pues  siendo  mi  entrada  para  hacer 
las  paces  entre  estos  y  los  Giieños,  dudaba  del  buen  efecto;  y  aun- 
que me  decian,  que  esto  ya  estaba  hecho,  dificultaba  y  dificulto  su 
formalidad,  hasta  que  se  verifique  un  presidio  grande  en  el  Rio  de 
la  Asumpcion,  como  después  diré.  Aqui  bautiza  á  3  viejos  enfermos 
y  á  una  doncellita,  que  se  estaba  muriendo,  y  los  Jamajabs  se  con- 
firmaron en  lo  dho,  con  iguales  expresiones. 

Dia  31  caminé  2  leguas  al  sur  sudueste,  y  llegué  á  otras  ranche- 
rías. Este  dia  llegó  un  Yavipas  Tejua  en  nombre  de  su  Nación  á  sa- 
ber si  havia  venido  ya  y  á  convidarme  para  que  fuese  á  su  tierra;  y 
me  dijo,  que  ya  hacia  dias  me  esperaban,  para  cuyo  fin  abian  muer- 
to mucho  carnero  zimarron.  Luego  que  dio  este  recado  á  los  Ja- 
majabs,  se  volbió  sin  verle  yo,  como  lo  deseaba,  para  regalarlo, 
ó  embiar  con  el  muchos  recados  á  su  nación,  y  los  motibos  porque 
no  podia  ir  en  aquella  ocasión. 

Dia  1.°  de  Agosto,  caminadas  2  leguas  al  sur,  llegué  á  la  sierra 
de  S.  Ildefonso,  á  quien  atraviesa  el  rio;  hasta  aqui  llegan  las  tierras 
de  mis  queridos  particulares  bienhechores  los  Jamajabs,  cuia  na- 
ción me  parece  la  mas  bien  dispuesta,  asi  por  sus  ánimos,  como  por 
la  situación  donde  avita,  para  fundar  Misiones. 

Dia  2,  3,  4  y  5  caminé  rio  abajo  14  leguas  al  sur,  con  algunas 
guiñadas  al  sueste  y  sudueste,  por  tierra  bastantemente  áspera,  sin 
arboles  y  sin  pasto.  En  el  5.  día  halló  un  rio,  a  quien  llamé  de  Sta. 
Maria.  Este  rio  tiene  la  caja  mui  ancha;  pero  en  esta  ocasión  no  ile- 
vava  mucha  agua;  hay  en  sus  riberas  pasto,  y  toda  arboleda  propia 
<le  rio.  En  lo  que  descubría  la  vista,  traia  su  curso  del  Oriente,  siem- 
pre á  la  falda  de  una  gran  sierra. 


í)ia  6,  7  y  8  caminé  14  leguas  rumbo  al  sur  y  suduesie.  con  la- 
que llegué  á  las  primeras  rancherías  de  la  nación  Jalchedun,  llama- 
das de  S.  Antonio,  én  mi  ultima  entrada.  Portáronse  los  Jalchedn" 
nes  admirablemente.  Degé  puesto  un  Capitán  de  la  nación,  como 
justicia  (lo  mismo  ejecuté  en  la  Jamajab)  por  parte  de  S.  M.,  por- 
que los  Jalchedunes  están  también  dispuestos  y  prontos  para  reci- 
vir  Padres  y  Españoles.  Digeronme  los  viejos,  que  ellos  no  desea- 
ban menos  que  los  Yumas  á  los  Españoles,  á  quienes  querían  tanto 
como  aquellos,  y  anadian,  bien  podíais  haber  venido  por  aqui,  pues 
nosotros  tenemos  camino,  asi  para  ir  á  los  Jesuiches  (son  los  dan- 
zarines) como  también  para  pasar  á  los  Jenigueches)  son  los  de  los 
valles  de  S.  José  y  Sta.  Ana).  Debe  adbertirse,  que  estos  Indios  Jal 
chedunes,  los  mas  van  vestidos,  para  lo  qual  no  solo  tienen  para  si, 
sino  también  para  comerciar  con  los  Jamajabs,  Yumas,  Jenigueches, 
Cocomaricopas,  Yavipais  y  Moquis,  sacando  de  estos  últimos  man- 
tas, zeñidores  y  sayal,  a  cambalache  de  algodón,  de  que  siembran 
mucho.  Aqui  vinieron  á  verme  mui  alegres  las  dos  doncellitas,  que 
dejo  dicho  arriva,  rescaté  y  remití  con  el  Interprete  viejo.  La  mas 
grandecita  trajo  leña  y  guisó  las  cositas  con  que  me  regalaron:  to- 
do lo  qual  me  causó  grande  gusto.  Detubeme  aqui  los  dias  9  y  10... 

Dia  27  llegué  al  puerto  de  la  Concepción,  en  donde  fui  recivido 
de  los  Yumas  con  particular  regocijo,  por  haverrae  llorado  ya  por 
muerto,  con  otra  noticia,  como  á  los  Jamajabs.  Empeñáronse  en  que 
no  fuera  de  su  tierra,  respecto  á  que  á  la  siguiente  luna  (decian 
ellos)  venia  ya  á  vivir  los  Españoles.  También  me  manifestaron  su 
tristeza  y  sentimiento,  porque  los  Cocomaricopas,  con  engaño,  y  ca- 
pa de  paz  havian  muerto  á  traición  á  7  amigos  suios  Yavipais-Te- 
jua 

En  esta  ocasión  conoci  la  gran  probidencia  de  Dios  en  que  yo 
no  fuera  desde  los  Jamajabs  á  los  Yavipais-Tejua,  como  todos  me 
persuadían,  pues  en  la  traición  de  los  Cocomaricopas  hubiera  co- 
rrido peligro  mi  vida. 

El  rio,  á  quien  los  Yumas  llaman  Jahill,  y  nosotros  Colorado  (no 
porque  según  algunos  piensan  sean  sus  aguas  siempre  coloradas, 
sino  es  porque  siendo  todo  el  territorio  de  color,  vienen  muy  teñi- 
das en  el  mes  de  Abril,  en  el  que  se  derriten  las  nieves,  y  son  sus 
mayores  creciente.^)  es  mui  particular,  pues  en  todo  el  año  crece  y 


165 
mengua  mas  ó  menos;  pero  uno  y  otro  con  grande  espacio.  Coraien 
za  á  crecer  á  últimos  de  Febrero  hasta  fio  de  Junio,  y  va  bajando 
hasta  últimos  de  Diciembre 

Este  rio  es  como  una  muralla  á  los  serranos  y  Yavipais,  quie- 
nes no  se  atreben  á  vadearle,  y  en  las  ocasiones  precisas  necesitan 
que  los  pasen  los  nativos  en  unos  palos.  De  aqui  se  puede  inferir  el 
poco  recelo,  que  nos  causaran  los  Apaches,  fijando  nuestros  esta- 
blecimientos á  la  otra  vanda  del  rio. 

Lfls  Naciones  que  avitan  desde  el  desemboque  de  el  por  una  y 
otra  vanda,  y  por  su  orden  subcesivo,  son:  Cucapá,  Jallicuamay,  Ca- 
juenche,  Yuma.  Jahhedun,  Jamajnh,  Chemeguaba,  Yavipai'^,   Payuchas 

y  Yufa^ Son  los  Indios  de  sus  riberas  bien  dispuestos,  y  las  Indias 

corpulentas  y  sanas.  El  adorno  de  los  hombres  (hasta  los  Jamajabs) 
es  la  total  desnudez:  el  de  las  mugeres  se  reduce  á  unas  cortas  y  es- 
trechas naguas  de  cortezas  de  arboles  Bañanse  en  todos  tiempos,  y 
componen  el  pelo  que  siempre  llevan  suelto,  en  dibersas  figuras, 
valiéndose  para  esto  de  una  goma  ó  barro  glutinoso.  Siempre  están 
embijados,  unos  de  prieto,  otros  de  encarnado,  y  muchos  de  todos 
colores.  En  pasando  délos  Jamajabs,  se  encuentran  vestidos  con 
decencia,  asi  los  Indios  como  las  Indias.  Todos  los  de  las  riberas  del 
rio  Colorado  son  muy  liberales  y  amantes  de  su  tierra,  en  la  que  no 
apetecen  la  caza,  porque  abundan  de  todos  vastimentos.  Al  contra- 
rio, desde  los  Jamajabs  arriva,  se  mantienen  de  la  caza  y  frutas  sil- 
vestres, por  carecer  de  siembras 

Llegué  finalmente  á  mi  Misión  de  San  Xavier  del  Bac,  el  dia  17 
de  Setiembre  del  año  de  1776,  de  lo  que  di  y  doi  infinitas  gracias  á 
Dios,  y  á  todos  mis  celestiales  Patronos,  por  cuia  gracia  é  interce- 
sión consegui  librarme  de  todo  mal. 

Reflexiones  sobre  el  Diario.  Aunque  he  tocado  en  el  Diario 
algunas  noticias  que  he  visto,  y  de  otras  que  me  han  participado, 
siendo  todas  muchas  y  dispersas;  pero  siendo  por  lo  tanto  mayor  su 
confusión  ni  yo  he  podido  explicarme  como  conviene,  ni  aun  quan- 
do  quisiera  tratar  en  cada  dia  con  extensión  lo  que  vi,  oi  y  experi- 
mentó, pudiera  hacerlo,  especialmente  aconteciendome  á  cada  paso 
el  llegar  á  abiriguar  y  conocer  en  la  nación  siguiente  lo  que  en  la 
antecedente  no  havia  entendido,  ó  havia  dudado.  Mas,  haviendo  es- 


tado  dos  veces  eu  algunas  naciones,  el  tiempo  y  las  circunstancias 
han  multiplicado  las  noticias,  é  ilustrado  el  conocimiento.  No  he  te- 
nido Interprete  para  todas  las  Naciones;  pero  tengo  la  confianza  de 
havór  comprehendido  lo  bastante,  sus  noticias;  asi  porque  deseosos 
ellos  de  saber  mi  origen  y  camino,  se  sentaban  en  tierra,  y  forma- 
ban con  un  palito  el  Mapa,  donde  querian,  que  se  lo  explicase:  co- 
mo también,  porque  yo  me  valia  de  su  mismo  medio,  para  respon- 
derles y  preguntarles,  sin  que  pudiese  dudar  en  los  rumbos;  en  las 
Naciones,  su  situación,  y  por  señas  bien  claras,  su  amistad,  ó  ene- 
mistad, trages,  y  otras  cualidades.  De  este  mismo  medio  me  valia, 
para  adelantar  la  noticia  de  las  mas  distantes,  por  todos  rumbos,  en 
los  que  son  mui  inteligentes  los  Indios  á  lo  natural,  confirmado  con 
repetidas  experiencias,  en  que  nunca  hierran,  y  puede  cualquiera 
fiarse  en  el  particular  por  lo  que  ellos  dicen.  Estos  y  otros  motibos 
me  han  impedido  á  completar  con  estas  Reflexiones  los  principales 
asumptos  de  mi  Diario,  sobre  todas  las  noticias,  que  he  adquirido, 
tocando  al  mismo  tiempo  otros  puntos,  que  me  parecen  conve- 
nientes. 

Punto  í.°  Numero  de  Naciones,  y  de  Almas,  que  he  visitado,  y  de  las 
que  he  tenido  noticia. 

RIO  GILA  RIO  COLORADO 

Naciones  Almas  Naciones  Almas 

Papaga 3000)  Cucapá 300()| 

Pima 2500J  Jallicuamai    ....    2000>C 

Cocomaricopa    .    .    .    2500  B       Cajuenche 8OO0) 

""800"^  Y"°^^ '''% 

Jalchedun 2500J 

Jamajab 3000  B* 

16500 
Adbierto,  que  las  Naciones  comprehendidas  bajo  de  una  misma 
letra,  tienen  una  misma  lengua,  y  las  de  una  misma  letra  con  asteris- 
co, se  diferencian  en  algunos  términos,  siendo  distintas  en  todo  de 
las  comprehendidas  bajo  de  diferente  Letra. 

Desde  la  Nación  Jamajab  para  arriva,  viene  el  Rio  Colorado  por 
profundos  cajones  por  lo  que  viven  los  Indios  distantes  de  él.  De  los 
que  VI,  y  tube  noticia,  son  ios  siguiente8: 


1H7 
POR  EL  NORTE  Y  NORUESTE  POR  EL  SUR  Y  SUESTE 


Chemegue    .    .    . 
Chemegue  Cajuala 


Jaguallepay  .    . 
Yavipai  Cajuala 


E 


Chemegue  Sebinta   ...    .1  Yavipai  Cuercomache 

Chemeguaba I  Yavipai  Jebesúa  .    . 

Payuchas Ip        Yavipai  Muca,  ó  Oraybe  .    F.  G. 

Yutas I 

Al  norte  del  Rio  Colorado  tube  noticia  havitaban  las  naciones  si- 
guientes: 

Gualliba,     Aguachacha,    Yapul,    Gualta,     Baquioba. 

Las  que  pueblan  la  Sierra  de  Galijornia  por  las  inmediaciones 
del  Rio  QolovdLáo^j  nuQwos  Establecimientofi  de  Monterrey,  en  cuio 
medio  tienen  su  asiento  ó  vagueación,  son  las  siguientes: 

Cuñeil:  confina  con  S.  Diego  y  con  el  desemboque H. 

Quemeya:  confina  con  S.  Diego,  y  con  los  Jallicomais   ....    I. 
Jecuiche:  llega  á  los  primero.s  Jalchedunes  y  al  Puerto  de  San 

Carlos J. 

Jenigueche:  confina  con  los  Jalchedunes  y  Sta.  Ana  .    ,....!. 
Beñemé:  confina  con  S.  Gabriel,  Sta.  Clara,  con  los  Chemegua- 

bas  y  Jamajabs J. 

Cuabajai:  llega  á  la  Canal  y  por  el  oriente  á  los  Cobajis    .    .    .    J.  * 
Noche:  llega  más  allá  de  S.  Luis  y  por  el  oriente  á  los  Cobajis  .    K. 
Cobaji;  llega  por  el  poniente  á  los  Noches  y  por  el  oriente  al 
Chemegue L. 

El  espacio  entre  los  Rios  Colorado  y  Gila  está  ocupado  todo  de 
los  Yavipais-Tejua,  y  de  otros  Yavipais.  Al  sur  del  Moqui  son  todos 
Yavipáis;  adbirtiendo,  que  el  nombre  Yavipais  es  lo  mismo  que 
Apaches,  para  que  se  conozca  por  esto  el  dilatado  terreno  que  ocu- 
pa esta  nación.  También  adbierto,  que  el  numero  de  almas  señala- 
do es  corto,  porque  nunca  pude  lograr  el  ver  toda  la  nación.  A  las 
que  no  señalo  numero  de  almas,  es  por  haver  estado  solo  en  las  pri- 
meras Rancherías  ó  porque  encontré  á  los  Indios  en  otras  naciones, 
como  me  sucedió  con  los  Serranos  y  otros;  pero  infiero  de  sus  noti- 
cias, y  de  otras  que  he  adquirido,  no  ser  tan  numerosas  ni  estar  re- 
ducidas á  tan  corto  distrito,  como  las  de  los  Rios  Gila  y  Colorado. 
Tengase  presente  también,  que  en  los  nombres  que  pongo,  puede 
haver   variación,  respecto  á  que  los  Indios  llaman  con   distintos 


Í6« 
nombres  á  una  misma  nación.  Asi  lo  he  observado  en  los  íamajabs, 
á  quienes  llaman  los  Jalchedunes  y  Cocomaricopas  Cuesninas  6 
Cuisnurati.  siendo  asi  que  las  demás  naciones  los  tratan  con  el  de 
Jamajabs.  A  los  Yavipais  los  llaman  los  Pimas  Gileños  Taros  ó  Ni- 
fores:  los  Jamajabs  Yavipais,  y  los  Españoles  Apaches.  Por  ultimo,  co- 
nocí por  naciones  dominantes  y  mas  guerreras  entre  todas,  con  pre- 
ferencia por  su  orden  las  siguientes:  en  el  Rio  Gila  la  Pima,  én  el 
Colorado  la  Yuma,  Jalchedun  y  Jamajab;  y  por  el  orden,  anteceden- 
temente colocado,  las  restantes. 

No  he  encontrado  en  alguna  de  esas  naciones  vestigios  de  reli- 
gión; lo  que  he  visto  ha  sido  algunos  hechiceros,  y  sin  duda  tendrán 
sus  abusiones;  pero  me  persuado  á  que  entre  ellos  no  haya  idolatría 
formal. 

Punto  2.°  Amigas  y  enemigas.  En  el  dia  de  hoi  debemos  suponer 
en  paz  á  todas  las  naciones,  que  pueblan  las  riberas  de  los  rios  Gi- 
la y  Colorado,  con  las  demás  colaterales,  excepto  los  Yavipais-Te- 
jua,  que  en  algún  modo  han  quedado  enemigos  de  los  Pimas  y  Co- 
comaricopas Gileñoa;  pero  como  no  se  puede  contar  sobre  seguro 
con  ajuste  tan  de  paso,  no  será  afuera  de  proposito,  indibiduar  las 
amistades  y  enemistades  antiguas,  cuios  efectos  aun  se  ven  todavía 
humear.  Primeramente  los  Cucupá  han  sido  siempre  amigos  de  los 
Cuñeiles  de  la  Sierra,  que  llegan  hasta  el  mar  y  enemigos  de  los 
Papagos,  que  viven  en  la  costa  del  golfo  de  California,  como  tam- 
bién de  los  Jallicuamais  y  Cajuenches.  Los  Jallicuamais  y  Cajuen- 
ches  siempre  han  conservado  amistad  con  los  Queraeyás  de  la  Sie- 
rra, que  se  extienden  hasta  las  Rancherías  de  S.  Diego,  como  tam- 
bién de  los  Jalchedunes,  y  han  sido  enemigos  de  los  Yumas  y  Papa- 
gos de  la  Marina.  Los  Yumas  han  tenido  siempre  buena  correspon- 
dencia con  los  Jamajabs,  Yavipais-Tejua,  y  Papagos  de  Sonoitac  y 
de  la  Marina:  y  han  tenido  guerra  viva  con  los  Jalchedunes,  con 
Cocomaricopas,  Pimas  Gileños,  con  todas  las  Naciones  del  Rio  aba- 
jo, y  con  los  Jecuiches  de  la  Sierra.  Los  Jalchedunes  se  han  llevado 
siempre  bien  con  los  Cocomaricopas,  con  los  Pimas  Gileños  y  con 
todas  las  Naciones  que  hay  desde  los  Yumas  para  abajo;  como  tam- 
bién con  los  Papagos  del  norte,  con  todos  los  Yavipais,  exceptuan- 
do los  Yavipais-Tejua,  y  del  mismo  modo  con  los  Jecuiches  y  Jene- 
gueches  de  la  Sierra,  que  liei¿uü  hasta  el  mai :  nu  pudieudo  cumpo- 


i  69 
herse  nunca  con  sus  enemigos  los  Jamajabs,  los  Yavipais-Tejua,  los 
Chemeguet  y  los  Yumas. 

Los  Jamajabs  han  estado  unidos  siempre  con  los  Yumas,  con 
los  Yavipais-Tejua  de  la  otra  vanda  del  Río,  y  con  todas  las  nacio- 
nes que  hay  hasta  S.  Gabriel  y  S.  Luis  y  con  los  Chemeguet  que 
pueblan  el  río  Colorado  por  la  vanda  del  norueste  y  norte:  y  han 
estado  en  arma  con  todos  los  Yavipais,  incluso  el  Pueblo  de  Oray- 
be  (excepto  los  Tejua)  con  los  Jalchedunes,  Jenigueches  y  Jecui- 
ches.  El  Pueblo  de  Oraybe  tiene  y  ha  tenido  por  amigos  á  todos  los 
Yavipais,  que  pueblan  entre  el  Colorado  y  Gila  (menos  al  Tejua),  á 
los  Yutas,  que  pueblan  aquellas  inmediaciones,  á  los  demás  pue- 
blos del  Moqui,  á  las  Misiones  del  Nuevo  México,  a  los  Yavipais,  ó 
Apaches  del  sur,  que  son  los  que  infestan  estas  provincias:  y  son 
sus  enemigos  los  Yavipais  Tejua,  los  Yutas  del  Colorado,  los  Yu - 
mas,  los  Chemeguabas,  los  Jamajabs,  los  Pimas  Gileños  y  los  Coco- 
maricopas. 

Los  Yavipais,  que  visitó  en  el  camino  deí  Moqui,  tienen  por  ami- 
gos a  los  del  pueblo  de  Oraybe,  a  los  Jalchedunes,  Chemeguabas, 
Cocomaricopas,  Pimas,  Yutas,  Baquiobas,  Yavipais- Lipanes,  y  a  los 
Yavipais-Natagé:  y  son  sus  enemigos  los  Yavipais  Tejua,  los  Jama- 
jabs y  los  Yumas;  y  aun  con  mucho  fundamento  puedo  decir  que 
aquellos  Yavipais  son  también  enemigos  del  Nuevo  México.  Los 
Yavipais  Tejua  son  amigos  de  los  Yumas,  de  los  Jamajabs,  Cheme- 
guabas, de  los  Yavipais  Nabajai  y  de  los  Yavipais  Gileños:  y  ene- 
migos de  los  Jalchedunes,  de  los  Pimas  Gileños,  Cocomaricopas, 
de  los  Yavipais  de  arriva  y  de  Oraybe.  La  nación  Chemeguaba  es 
amiga  de  los  Yutas,  y  de  todos  los  Yavipais,  inclusos  los  Tejua,  co- 
mo también  de  todas  las  naciones  del  poniente:  y  es  enemiga  de  los 
Comanches,  de  los  Jalchedunes  y  del  Moqui.  Los  del  rio  Gila  todos 
son  amigos  entre  si,  y  de  los  Jalchedunes:  pero  enemigos  de  los  Te- 
jua y  Apaches. 

En  esta  combinación  de  naciones  se  evidencia  quan  necesario 
es  que  las  armas  de  nro.  Rey  y  Señor  sugenten  y  dominen  todo  el 
rio  Colorado  para  que  permanezcan  los  establecimientos  de  Mon- 
terrey, y  demás,  estando  como  están  unidas  las  naciones  de  aquel 
Rio  con  estas.  Porque  si  se  verifican  las  del  Colorado  enemistades 
con  nosotros,  y  se  llegan  a  juntar  con  las  de  aquellos  establecimien- 

22 


Í7() 

tos  no  podran  subsistir  sin  grande  gasto  del  Real  Erario;  y  por  el 
contrario  se  puede  hechar  la  cuenta,  que  lo  que  se  gaste  en  do- 
minar el  rio  Colorado,  sirve  también  en  alivio  para  la  subsistencia 
de  aquellas  Misiones;  y  aunque  los  serranos  «e  queden  fuera  de  es- 
ta dominación,  no  es  nación  capaz  de  hacer  cosa  digna  de  temerse. 
Amas,  que  quando  fuera  preciso  por  alzamiento,  ó  otro  motibo,  era 
fácil,  y  estaba  a  mano  el  embiar  socorro  del  Rio  Colorado,  y  al  con- 
trario. También  se  deja  ver,  en  la  combinación  sobredicha  la  cone- 
xión, ó  enlace,  que  tienen  los  Apaches,  que  hostilizan  estas  Provin- 
cias, con  todas  las  Naciones  de  adentro;  y  estando  amigos,  como 
queda  dicho,  de  los  Yavipais  Tejua,  y  estos  de  los  Chemeguabas, 
que  viven  al  otro  lado  del  Colorado  se  ve  claramente  también, 
quan  grande  y  segura  retirada  tienen  entre  ellos  para  sus  ladroni- 
cios, y  lo  difícil  que  se  hace,  por  esto,  el  sugetarlos. 

Punto  3.  Naciones,  que  están  mas  prontas  a  recivir  el  Catequismo^  y 
rendir  vasallage  a  nro.  Soberano,  y  Misiones,  que  en  todas  ellas  se  ¡Meden 
por  de  pronto  Jundar.  Todas  las  Naciones,  que  havitan  los  ríos  Gila 
y  Colorado,  hasta  la  Jamajab  inclusibe,  han  manifestado  particula- 
rísimo afecto  a  los  Españoles,  como  queda  dicho  en  el  Diario,  a  quie- 
nes y  a  sus  Ministros  me  parece  recibirán  de  buena  gana.  Las  Mi- 
siones, que  para  su  Cathequismo  se  hacen  necesarias,  son: 
En  la  Nación  Cucapá  dos:  una  en  las  Llagas,  y  otra  en  la  Laguna 
de  S.  Mateo. 

En  la  Nación  Jallicuamai  una,  en  el  sitio  de  Sta.  Rosa  de  esta  van- 
da  del  Rio. 

En  la  Nación  Yuma  dos:  una  en  S.  Pablo,  y  otra  en  el  Puerto  de  la 
Concepción. 

En  la  Nación  Jalchedun  dos:  una  en  S.  Pedro,  y  otra  en  S.  Antonio. 
En  la  Nación  Jamajab  dos:  una  en  Sta.  Isabel,  y  otra  en  la  Pasión. 
Por  el  Rio  Gila.  En  la  Nación  Pima  dos:  una  en  S.  Juan  Capistrano, 
y  otra  en  la  Encarnación. 

En  la  Nación  Cocomaricopa  dos:  una  en  S.  Simón  y  Judas  de  Upa- 
soitao,  y  otra  en  S.  Diego  de  Vitorrum. 

En  la  Nación  Papaga  una  a  lo  menos  en  Sonoitac,  y  por  huena  pro- 
videncia otra  en  el  Ati. 

Punto  4.  Presidios  necesarios.  Los  Presidios  necesarios,  numero 
de  sus  soldados  y  colocación  que  han  de  tener  es  disposición  priva- 


171 

tiva  del  Superior  Govierno;  pero  si  vale  algo  mi  dictamen,  es  este. 
Supuesto  que  el  Rey  nro.  Señor  ha  concedido  dos  Presidios,  uno 
para  el  rio  Gila,  y  otro  para  el  Colorado,  siendo  estos  cada  uno  de 
50  hombres,  se  podrian  fundar  a  su  amparo  dos  Misiones  en  cada 
Rio,  y  si  en  el  Colorado  se  quisieren  fundar  mas,  siendo  de  los  Yu- 
mas  para  abajo,  me  parece  conveniente,  tenga  cada  Presidio  10 
hombres  mas,  que  reputo  necesarios  para  cada  una,  que  se  fundare. 
La  razón  es:  porque  todas  estas  Naciones  son  numerosas,  dominan- 
tes, guerreras,  y  que  por  todas  partes  tienen  amigos;  y  si  se  ha  de 
afianzar  este  rio,  según  conviene  ha  de  ser  con  la  gente  suficiente. 
Esta  escolta  de  10  hombres,  señalada  para  la  Misión  deberá  estar 
siempre  en  ella,  sin  que  el  Capitán  pueda  disminuirla,  ni  darla  otro 
destino;  y  que  quando  ya  no  se  considere  necesaria,  baquen  las  pla- 
zas a  favor  de  las  Reales  cajas,  o  con  ellos  se  funden  otras  Misiones. 
Pareceme  también  conveniente,  que  todos  estos  de  la  escolta  sean 
casados,  para  que  sin  óbice  se  pueda  hacer  la  causa  de  Dios.  Tam- 
bién soy  de  dictamen,  que  en  quanto  sea  posible,  se  funden,  asi  el 
Presidio  como  Misiones,  de  la  otra  vanda  del  Rio,  pues  con  este  va- 
luarte se  aseguran  de  los  Apaches  las  caballadas  y  ganados,  los 
quales  no  saben  nadar,  ni  en  las  suposiciones  antecedentes  tienen 
quien  les  pase  el  rio,  y  por  consiguiente  no  se  puede  experimentar 
alli,  lo  que  con  tanta  lastima  se  experimentan  aora  en  estas  Provin- 
cias. No  se  tenga  esta  precaución  por  inútil,  pues  por  todo  lo  que 
visto  y  oido,  tengo  formado  concepto  de  que  el  Apache,  aunque  no 
es  nación  muy  numerosa,  es  temible  por  la  gran  retirada,  que  tie- 
ne, según  dije  en  el  punto  2°,  por  tierra  de  amigos  suios,  y  de  su 
misma  nación,  mas  alia  del  rio  Colorado  hacia  el  norte.  Todos  los 
que  señalo  con  el  nombre  de  Yavipais  son  en  realidad  Apaches. 
También  tienen  estos  grande  retirada,  y  despacho  de  las  Caballa- 
das que  hurtan,  en  el  Moqui;  porque  como  dije,  los  del  pueblo  de 
Oraybe  mantienen  amistad  con  los  Yavipais  Navajay  que  son  los 
que  hostilizan  estas  tierras.  Continuando  pues  todas  estas  razones 
y  circunstancias,  he  tenido  por  un  medio  poderoso,  para  sugetar  al 
Apache  el  que  ya  propongo  en  punto  siguiente. 

Punto  5.  Sobre  el  medio  para  sugetar  al  Apache.  De  todo  lo  dicho 
se  infiere,  y  se  puede  ver  con  claridad  en  el  mapa,  que  el  Moqui  no 
esta  tan  distante  como  se  ha  presumido,  de  los  Pimas  Gileños.  Su- 


172 

puesto  pues,  que  como  dije,  nro.  soberano  Monarca  ha  concedido 
un  Presidio  para  las  Misiones,  que  se  fundaren  en  las  riberas  de  es- 
te rio,  es  mi  dictamen,  saibó  otro  mejor,  que  este  Presidio  se  colo- 
que en  el  intermedio  de  los  Pimas  Gileños  y  el  Moqui;  para  cuio 
fin  hallo  lo  mas  proporcionado  en  el  rio  de  la  Asumpcion,  ó  en  su 
contorno,  con  tal  que  sea  dentro  de  la  nación  Tejua.  Este  Presidio 
seria  muy  conbeniente  constase  de  50  soldados  de  Cuera,  80  Drago- 
nes y  50  Presidiarios:  y  si  mas,  mejor.  De  este  modo  y  en  estas  situa- 
ción de  buenos  pastos,  podra  dar  la  escolta  necesaria  a  las  Misio- 
nes que  se  funden  en  el  rio  Gila.  Reputo  a  este  Presidio  por  un  for- 
midable antemural  contra  el  Apache,  pues  quando  este  hostigado 
de  nras.  armas  se  quiera  retirar  a  sus  madrigueras,  ha  de  contrar 
con  el,  y  recivir  mucho  daño  a  poca  costa  de  su  guarnición.  Impi- 
dirale  también  el  paso  a  sus  amigos  los  Tejuas,  los  que  temero- 
sos déla  fuerza  de  este  Presidio,  se  abstendrán  de  darle  auxilio. 
Dije  ya  en  el  Diario  lo  que  me  participaron  estos  Indios,  quando 
los  vi  en  los  Yumas;  y  también,  quienes  son  sus  amigos;  de  lo 
qual  colijo,  que  fundadas  las  Misiones  en  el  rio  Gila  y  Colorado, 
quedan  solo  amistados  con  los  Apaches  que  nos  hostilizan;  por  lo 
qual  conociendo  superiores  nras.  fuer/as,  no  dudo  se  logrará  ape- 
tezer  mas  aquellos  nra.  amistad.  Este  Presidio  podra  cortar  hasta 
Oraybe,  y  por  este  medio  saber,  si  los  Moquinos  y  demás  Yavipais 
les  ayudan  á  los  Apaches,  ó  participan  de  nras.  caballadas,  supues- 
to que  las  bestias  que  vi,  como  adberti  en  el  Diario,  estaban  herra- 
das. También  este  Presidio  servirá  para  darles  comunicación  á  es- 
tas Provincias  con  el  Nuevo  México:  y  también  evitará  algunos  sus- 
tos, que  pueden  tener  las  Misiones  del  Colorado,  haciendo  con  su 
respeto  que  sean  permanentes  las  paces,  que  todas  estas  Naciones 
han  celebrado.  Igualmente  puede  servir  este  Presidio,  con  el  tiem- 
po, para  la  sugecion  de  los  Moquis,  que  aora  sin  el  se  muestran  tan 
petulantes.  Ellos  son  dueños  de  las  Naciones  con  el  comercio,  que 
tienen,  pues  las  aleznas,  coas,  azadones,  cuchillos,  fajas  de  bayeta 
colorada  y  algunos  tegidos,  que  se  encuentran  en  las  otras  nacio- 
nes, todo  sale  del  Moqui,  y  á  estos  viene  del  Nuevo  México.  A  mas 
que,  según  me  dijo  el  Indio  de  Zuñi,  todos  los  años  viene  á  Oraybe 
un  herrero  á  hacerles  aleznas,  cuchillos,  y  demás  herramientas; 
causa  porque  este  Pueblo  se  mantiene  mui  sobre  si,  resistiendo  el 


173 
admitir  la  fe,  con  el  pretesto  de  loa  Españoles,  cuia  amistad,  se  pue- 
de decir,  que  es  fingida,  ó  á  lo  menos  interesable,  pues  aborrecen  á 
los  mismos  con  quienes  comercian.  Por  todo  lo  qual  di^o:  que  este 
Presidio  puede  servir  mucho  para  humillarlos  y  sujetarlos,  pu- 
diendo  venir  los  gentiles  (si  se  les  trata  como  el  Rey  manda)  por  es- 
tas y  otras  cosas  necesarias  al  Presidio,  en  que  lograrán  ellos  su 
conveniencia  y  nosotros  las  utilidades,  que  aora  los  Moquinos.  Y  si 
á  estos  pareciese  conveniente  entonces  prohibirles  el  comercio  con 
el  Nuevo  México,  será  mayor  motibo  de  humillarse,  y  aun  de  ape- 
tecer la  amistad  de  los  Españoles,  que  aora  tanto  repugnan.  Nada 
menos  puede  servir  este  Presidio  para  asegurar  el  mejor  camino 
que  hay,  según  lo  que  he  visto  y  andado,  para  pasar  á  Monterrey; 
pues,  según  he  formado  mi  idea,  este  será  el  mas  proporcionado: 
desde  Chiguagua  á  .Taños:  desde  Janos  á  S.  Bernardino:  desde  San 
Bernardino  á  Sta.  Cruz:  desde  Sta.  Cruz  á  la  junta  de  los  ríos  Gila 
y  S.  Pedro:  desde  aqui  á  la  Asumpcion:  desde  la  Asumpcion  al  rio 
de  Sta.  Maria:  desde  aqui  pasar  el  rio  Colorado,  y  por  el  camino  que 
yo  vine  de  S.  Felipe,  ó  cruzando  la  sierra  por  los  Chemeguet  Cajua- 
la,  ir  á  salir  al  mismo  rio  de  S.  Felipe:  y  si  también  se  quiere  cru- 
zar la  sierra  de  California,  se  puede  por  los  Jecuiches,  6  Jenegue- 
ches,  salir  á  S.  Gabriel.  Este  concepto  lo  he  formado  en  suposición 
de  que  no  se  podra  lograr  lo  que  tanto  se  pretende,  hasta  que  nras- 
armas  cojan  al  Apache  la  retirada.  A  mi  me  aseguraron  los  Jama- 
jabs,  que  todas  las  naciones  del  Norte  tenian  caballos;  y  como  apun- 
té en  el  Diario,  yo  mismo  vi  el  rastro  de  los  Yavipais  Tejua,  que  iva 
á  los  Chemeguabas,  que  viven  á  la  otra  vanda  del  rio  Colorado, 
adonde  se  me  hace  verosimil  vaya  á  parar  mucha  parte  de  las  nu- 
merosas caballadas,  que  nos  han  hurtado;  y  que  desde  alli  pasen 
adentro.  Me  parece,  que  en  el  rio  de  la  Asumpcion  se  hallarian  si- 
tios mui  proporcionados  para  siembras,  y  quando  no,  está  el  recur- 
so inmediato  al  Gila,  supuestas  las  Misiones.  Con  este  Presidio  y  el 
cuidado  en  el  Nuevo  México,  de  que  no  se  escondan  por  alli  los 
Apaches,  espero  se  adelante  mucho  el  proiecto  de  sugetarlos  ente- 
ramente. 

Punto  6.  Caminos  que  pueden  servir  para  la  comunicación  de  estas 
Provincias  con  el  Nuevo  México  y  Monterrey.  Supongo  lo  primero, 
que  para  pasar  700  ó  1000  hombres  no  hay  camino  alguno  en  todo 


174 
lo  que  he  visto  y  Rndado;  pero  para  una  cosa  moderada  hay  prime- 
ramente el  cflmino  que  han  llevado  las  dos  expediciones  de  estos 
años  pasados.  Después  de  este  hay  los  dos  caminos  que  pongo  en 
el  Diario,  el  de  la  ida  á  S.  Gabriel  y  el  de  la  vuelta:  uno  y  otro  son 
buenos  en  el  piso,  y  abundantes  de  zacate;  pero  ambos  tienen  un 
aguage  escaso,  puede  ser  se  haga  mas  abundante,  profundizándolo 
y  limpiándolo.  El  camino  mas  breve  y  mejor  en  mi  sentir  ha  de  ser: 
salir  de  rio  Gila  para  los  Jalchedunes,  de  donde  pasado  el  rio,  es- 
tan  á  un  dia  de  camino  las  tinajas  de  S.  José,  abundantes  de  agua,  y 
otro  dia  á  los  Jecuiches  ó  danzarines,  donde  me  dicen  hay  lagunas 
con  carrizo,  y  que  no  falta  zacate  de  aquello  que  los  soldados  lla- 
man galleta:  y  por  aqui  salir  al  Puerto  de  S.  Carlos.  Si  no  se  quiere 
ir  por  este  ultimo,  se  puede,  desde  los  primeros  Jecuiches  salir  por 
la  falda  de  la  Sierra  Nevada  á  los  Jenigueches  de  la  misma  Sierra; 
y  de  estos  en  un  dia  de  camino  al  arroyo  de  los  Mártires;  y  desde 
aqui  a  S.  Gabriel  ó  á  S.  Luis,  por  el  camino,  que  llevó  Dn.  Pedro 
Taijes;  y  si  aun  este  camino  no  quadra,  pueden  tomar  el  que  yo  an- 
dube.  Esto  es  lo  que  puedo  decir  en  orden  a  la  comunicación  de 
Sonora  con  Monterrey.  Por  lo  que  toca  á  la  del  Nuevo  México,  se 
podrá  salir  por  los  Yutas,  y  buscar  el  rio  de  S.  Felipe,  y  ribera  aba- 
jo de  este  se  encontrará  mi  camino.  No  dudo,  que  habrá  otro  mejor 
y  mas  breve  que  el  que  yo  trage  desde  Oraybe  á  lo  Jalchedunes, 
porque  como  iva  á  merced  de  los  Indios,  iva  por  donde  me  lleva- 
ban, aunque  no  dejaba  de  conocer  lo  mucho  que  rodeaba,  pero 
me  hera  preciso  atender  á  darles  gusto,  y  á  que  conociesen  que  no 
andaba  por  sus  tierras  por  mera  curiosidad,  sino  por  visitarlos,  y 
hablarles  de  las  cosas  buenas.  Aun  diré  mas  de  esto  en  el  punto  si- 
guiente. 

Punto  7.  Sobre  las  noticias  que  comunicó  a  México  el  R.  P.  Fr.  Sil- 
vestre Velez  de  Escalante,  Ministro  de  la  Misión  de  Zuni.  Año  de  1775. 
Un  mes  después  de  haver  llegado  de  mi  viage  a  la  Misión  de  S.  Xa- 
vier del  Bac,  recivi  una  carta  del  Exmo.  S.  Virrey,  y  adjunta  copia  de 
otra  del  R.  P.  Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante  su  fecha  en  el  Nuevo 
México  en  18  de  Agosto  del  sobredicho  año,  la  que,  aunque  me  la 
remitieron  al  rio  Colorado,  huvieron  de  devolberla  por  haver  yo  sa- 
lido ya  para  arriva.  Lei  con  la  mayor  reflexión  dicha  copia,  y  sobre 
el  informe,  que  al  citado  R.  P.  hizo  el  Indio  Cosnina  digo:  que  el 


175 
C[ue  llamó  río  de  los  Misterios,  es  el  Colorado;  el  decir  que  es  in- 
transitable a  los  Cosninas,y  que  no  saben  si  hay  gente  al  otro  lado, 
fué  ponderación,  ó  mala  explicación  del  Indio;  pues  es  cierto  que 
hay  gente  (y  amiga  suia)  al  otro  lado  del  rio:  como  son  los  Cheme- 
giiabas,  los  Chemeguabas  Sebintas,  y  los  Cajualas.  Es  verdad,  que 
el  rio  puede  serles  dificultoso  de  pasar,  porque  como  llevo  dicho, 
desde  los  Jamajabs  para  arriva,  va  mui  encajonado,  y  la  tierra  es 
asperísima;  pero  con  todo  lo  pasan,  no  solo  los  Yavipais,  que  vi- 
ven en  las  inmediaciones,  sino  también  los  Yavipais  Tejua.  Los 
Cosniuas,  que  dice  el  Padre,  me  persuado  son  los  Jamajabs;  pues 
oi  á  otras  naciones  llamarlos:  Culisnurs  ó  Culisnisna,  en  lugar  de 
Jamajabs;  aunque  se  me  hace  dificultoso,  que  el  Indio  informante 
fuese  de  sus  rancherías,  porque  estos  son  enemigos  de  los  pueblos 
del  Moqui,  y  antes  de  mi  pasada  lo  heran  también  de  los  Yavipais 
intermedios.  Es  cierto  que  estos  Jamajabs  ó  Culisnisnas  saben  de  los 
Yavipais  Tejua  y  de  los  Yumas,  que  nosotros  vivimos  por  estas  tie- 
rras. Los  Chiruraas,  que  me  persuado  son  los  Yumas,  hasta  aora  no 
he  oido  que  coman  carne  humana,  como  informo  el  Indio  al  R.  Pa- 
dre. En  las  sierras,  que  dice,  no  va  lejos  de  la  verdad;  porque  es 
cierto,  que  hay  esas  dos  sierras;  pero  en  los  rumbos  y  numero  de 
dias  hay  mucha  equivocación.  El  pensamiento  del  R.  Padre  de  que 
el  transito  se  ha  de  buscar  por  los  Yutas  me  parece  mui  bien,  con 
tal  que  sea  por  los  Yutas,  que  viven  en  la  junta  de  los  Rios,  al  Nor- 
te del  Moqui.  De  los  que  supe,  eran  amigos  del  Nuevo  México;  y 
por  aqui,  pasado  el  rio  Colorado,  girar  al  sudueste,  bajando  á  los 
Chemeguetes  Cajuala,  que  viven  á  la  otra  vanda;  y  buscando  el  rio 
de  S.  Felipe,  seguirlo  hasta  llegar  á  donde  yo  estube.  Si  desde  los 
Yutas  dichos  se  toma  al  rumbo  del  Oest  Norueste,  como  dice  el 
R.  Padre,  es  cierto  se  pudiera  ir  á  Monterrey,  y  también  al  Puerto 
de  S.  Francisco,  sino  mediaran  los  dilatados  tulares,  que  aora  se 
han  descubierto  y  por  los  que  solo  se  podrá  pasar  en  caso  de  dispo- 
ner embarcaciones.  Pero  aun  saliendo  por  este  rumbo,  me  parece 
se  pueda  atrabesar  el  rio  Grande,  de  que  tube  noticia  en  los  No- 
ches, y  que  es  el  que  desagua  en  los  Tulares,  junto  con  el  de  S.  Feli- 
pe ó  mui  cerca  de  el;  pero  este  me  parece  grande  rodeo  para  el 
transito  á  Monterrey;  y  siempre  se  hace  preciso  el  bajar  á  descabe- 
zar dichos  tillaros.  Por  esto  fuera  mui  útil,  siu  embargo  de  lo  dila- 


176 
tado,  el  descubrimiento  del  citado  Rio  Grande,  que  según  los  infor- 
mes, biene  del  Nordeste,  y  puede  ser  el  que  llamaron  del  Tirón  en 
la  expedición  que  el  año  dé  1G04  hizo  Dn.  Juan  de  Oñate  desde  el 
Nuevo  México.  También  me  persuado  sea  este  Rio  el  mismo  de 
quien  le  dieron  noticia  al  R.  P.  Fr.  Juan  de  la  Asumpcion,  Religio- 
so de  N.  P.  S.  Francisco,  que  en  el  año  de  1538  entró  por  Cinaloa, 
por  mandado  del  M.  R.  P.  Fr.  Marcos  de  Nisa,  en  cuia  relación  de 
viage  se  dice:  que  haviendo  caminado  este  Religioso  como  600  le- 
guas al  Norueste  de  México,  llego  á  un  rio  tan  grande  y  caudaloso 
que  le  impidió  el  paso,  que  fue  sin  duda  el  Colorado:  y  prosigue  di- 
ciendo: que  los  Indios  de  este  le  informaron,  que  como  á  10  jorna- 
das al  Norte,  liavia  otro  rio  maior,  poblado  de  mucho  gentío,  cuia 
multitud  esplicaban  con  puños  de  arena,  que  tenian  casas  de  tres 
altos  y  amurallados  sus  pueblos,  y  que  andaban  vestidos  y  calzados 
de  gamuzas  y  mantas  de  algodón.  Confirma  mi  pensamiento  el  fun- 
damento grave  de  que  viniendo  este  Rio  del  Nordets,  respecto  del 
parage  donde  adquerir  noticia  de  el,  corresponden  las  10  jornadas 
hasta  el  rio  que  cita  la  relación  antigua.  También  en  la  circunstan- 
cia del  vestido  tengo  fundamento:  pues  á  mas  de  que  todos  los  Ya- 
vipais  he  visto,  que  se  visten  de  gamuzas,  y  los  Moquis  de  mantas, 
me  informaron  los  Jamajabs,  que  todas  las  gentes  que  ellos  tienen 
al  norte,  handan  vestidas.  Conviene  también,  en  la  noticia  de  las 
casas  y  pueblos  amurallados,  de  que  los  Indios  informaron  al  R.  Pa- 
dre Fr.  Juan  de  la  Asumpcion,  en  lo  que  no  hallo  dificultad  alguna 
para  creerlo,  respecto  de  que  en  el  pueblo  de  Oraybe  vi  casas  de 
dos  y  tres  altos,  y  por  la  parte  que  entró  en  el,  en  la  que  no  tenian 
ventana  alguna,  mas  parecían  murallas  que  casas.  Asi  lo  dejo  dicho 
en  el  Diario.  Esta  es  la  verosimilitud,  que  hallo  en  las  noticias  de  la 
citada  relación.  Encuentro  también  noticia  de  este  Rio  (en  la  para 
mi)  mui  verídica  relación  de  la  jornada  del  Capitán  Francisco  Váz- 
quez Coronado  hecha  el  año  de  1540  por  orden  del  Sr.  Virrey 
Dn.  Antonio  de  Mendoza.  Llamo  á  esta  relación  mui  verídica,  por- 
que todo  quanto  dice,  he  visto;  el  Pueblo  de  Bacapa,  de  que  hace 
mención,  se  halla  oí  día  con  el  nombre  de  Quitobac  en  la  Papague- 
ria.  Apa,  en  lengua  Piraa,  quiere  decir  en,  y  Bac,  tule,  y  junto  Qui- 
tobac, quiere  decir,  en  tule  chiquito.  El  Río  de  las  Balsas,  que  tam- 
bién cita,  es  el  rio  Colorado.  Dice,  que  siguiendo  al  norte,  con  algu- 


177 
ñas  guiñadas,  llegaron  a  la  Nación  Alchedom;  por  ese  mismo  nim- 
bo fui  yo  a  la  nación  que  llamo  Jalchediim.  Todo  quanto  dice  aque- 
lla relación  del  mar,  tiene  mucha  conexión  con  lo  que  e  visto,  asi 
en  las  naos  pequeñas,  que  se  hallan  en  la  Canal:  como  en  el  olor  de 
ámbar,  que  yo  también  he  adbertido  en  mi,  viage  (aunque  no  me 
aseguro  si  seria  precisamente  ámbar):  lo  mismo  me  cuentan  los  que 
han  estado  en  la  Canal.  El  ha  ver  visto,  como  dice  la  relación,  gen- 
tes con  el  pelo  crespo,  y  otras  que  lo  tenian  lascio,  también  lo  he 
visto  yo:  y  señalarles  su  tierra  hacia  el  Poniente,  seria  por  la  isla 
de  Sta.  Cruz,  que  cae  a  este  rumbo,  sin  que  los  descubridores  pu- 
diesen avistar  esta,  y  otras  de  la  Canal,  especialmente  habiendo 
neblina,  como  a  otra  también  sucede.  Los  pabellones,  que  dice  aque- 
lla relación  vieron  en  tierra,  tienen  mucha  conexión  con  los  que  yo 
vi  de  tule  cosido  en  los  Cobajais,  de  que  hago  mención  en  el  Diario. 
Dice  también,  que  sentaron  el  real  cerca  del  Moqui,y  que  después  a 
seis  jornadas,  llegaron  a  los  Llanos  de  la  Zibola,  los  que  avitaban  las 
Naciones  que  llamaron  Baqueros:  estando  yo  en  los  Javipais,  cerca- 
nos al  Moqui,  me  dieron  noticia  de  la  Nación  Baquioba,  cuio  nombre, 
ó  es  el  mismo,  o  dice  mucha  alusión  a  Baqueros,  señalándome  tam- 
bién su  avitacion  hacia  el  norte.  El  lino,  y  cáñamo,  que  cita  la  re- 
lación haver  visto,  ya  dejo  dho,  que  yó  también  lo  encontró.  Y  su- 
puesto, que  hasta  aqui,  hallo  aquella  relación  tan  conforme  con  lo 
que  he  visto,  y  experimentado,  no  dudo  en  darle  asenso.  Continua 
diciendo:  que  desde  el  sitio  donde  pararon  en  la  nación  de  los  Ba- 
queros; salieron  los  Soldados  hacia  el  Norueste,  y  andadas  seis  jor- 
nadas, avistaron  a  la  orilla  de  un  gran  Rio,  una  populosa  Ciudad, 
con  casas  de  tres  altos,  cercada  de  altas  murallas,  según  pudieron 
distinguir  desde  la  cima  de  un  Zerro,  cercano  a  la  población  llama- 
da Quibira,  de  Nación  Teguayo.  Pueden  ser  verdaderas,  en  mi  cor- 
to entender,  esta,  y  la  otra  relación,  y  que  realmente  existan  el  cito 
Rio  grande,  y  las  poblaciones  que  refiere.  Parte  de  esto  me  há  con- 
tado uu  Apache,  que  hay  en  esta  Provincia.  Con  estas  noticias,  las 
que  tengo  adqueridas  de  los  Comauche.s,  y  saber,  como  dijo  dicho 
que  los  Chemeguabas,  y  Yutas,  son  sus  enemigos,  me  parece:  que 
los  avitadores  de  6se  Rio  grande,  y  de  esas  poblaciones,  son  los  Co- 
manches.  En  Jexas  han  dicho  estos,  que  vienen  de  mui  lejos,  y  que 
¿alen  de  im  Hio  mui  grande:  por  lo  que  fuera  conveniente,  que  aa- 

23 


ÍT8 
tes  de  hacer  alguna  Expedición,  se  ajustaran  con  ellos  las  paces, 
quando  vienen  a  la  feria  de  sus  gamuzas.  Para  el  efecto  de  esta 
expedición,  reputo  por  necesarios,  a  lo  menos,  ochenta  hombres, 
bien  armados,  y  bien  governados,  con  quienes  vayan  dos  sacer- 
dotes, y  que  se  lleve  que  regalar  a  los  Indios;  y  para  el  camba- 
lache, alesnas,  y  otras  bugerias,  con  listones  encarnados;  pues 
hé  adbertido,  que  es  el  color,  que  mas  les  cuadra:  no  permi- 
tiendo el  mas  minimo  desmán  en  alguno  de  la  cometiba;  y  que  el 
trato  con  los  Indios,  para  el  cambalache,  haya  de  ser  a  presencia 
del  Gefe,  porque  no  haya  engaño:  y  también,  que  si  alguno  de  la  ex- 
pedición, hiciese  cosa  mala,  sea  castigado  delante  de  los  mismos  Gen- 
tiles, para  darles  satisfacción.  A  esta  adbertencia  me  obliga,  las  gran- 
des quejas  que  me  dieron  los  Indios  Noches,  y  Cuabajay;  como  dejo 
dho  en  el  Diario.  Si  se  logra  poseer  este  Rio,  acaso  se  podrá  bajar 
por  él  asta  los  Tulares,  y  por  estos,  con  embarcaciones  pequeñas, 
hasta  San  Francisco;  lo  que  trairia  mucha  utilidad  para  el  comer- 
cio, aun  de  la  China,  cuia  Nao,  llegando  a  San  Francisco,  pudie- 
ra meter  sus  géneros  por  el  Puerto  dulce,  y  Tulares,  hasta  el  des- 
emboque de  dho  Rio  grande,  y  por  este  arriva  para  el  Nuevo  Mé- 
xico; avilitando  de  este  modo  las  Misiones  de  adentro.  Con  el  comer- 
cio de  China,  por  este  Rio;  y  el  de  España,  por  el  de  Misisipi,  pue- 
den ser  felices  estas  Provincias  internas. 

Punto  8.  Sobre  la  habilitación  de  las  Misiones.  Desde  que  estube 
la  primera  vez  en  S.  Gabriel,  y  vi  la  necesidad  de  aquellas  Misiones, 
he  estado  pensando  el  medio  que  abrá  para  abilitar  las  del  Río  co- 
lorado, quando  se  lleguen  a  fundar,  y  el  Presidio  que  se  ponga;  en 
loque  siempre  he  hallado  bastante  dificultad:  dejando  ahora  á  quien 
toca  hacerlo,  el  pensar  mejor,  diré  mi  dictamen.  Por  mar  y  por 
tierra,  hallo  que  se  pueden  habilitar  estos  establecimientos.  Pacifica- 
da la  tierra  totalmente,  como  lo  espero,  á  vista  de  las  grandes  pro- 
videncias que  se  dan  a  este  fin;  el  camino  no  puede  ser  el  que  seña- 
lé arriba:  desde  Chiguara  á  Janos;  a  S.  Bernardino,  á  Sta.  Cruz,  al 
rio  Gila,  después  por  el  río  abajo  hasta  los  Yumas;  y  si  no  al  presi- 
dio de  la  Asumpcion,  y  al  rio  de  Sta.  María,  hasta  el  Colorado.  Pero 
considerado  que  este  camino,  tomado  desde  Méjico,  es  de  más  de 
GOO  leguas;  que  sé  encontrarán  algunas  dificultades  en  él;  que  pue- 
de ofrecerse  en  lo  beuidero  algún  alborutü  eu  las  nacioues  iuter- 


170 

medias,  y  últimamente  el  miichisimo  costo,  qne  ha  de  tener  á  las 
Misiones,  y  presidios,  la  habilitación  por  esto  camino.  He  pensado 
otro  por  el  mar,  este  puede  ser  por  el  Golfo  de  California,  ó  por  el 
mar  del  Sur,  y  Puerto  de  San  Diego.  Por  el  Puerto  de  California  se 
pudiera  hacer  con  una  embarcación  chica,  de  remo  y  vela,  en  los 
tiempos  que  ya  se  tiene  observado,  es  menos  furioso  este  mar.  Si  se 
lograba  poder  meter  la  embarcación  río  ari-iba,  hasta  los  Yumas, 
fuera  una  conveniencia  muy  grande,  pues  pudiera  descargar  én  el 
mismo  presidio  y  Misiones,  y  quando  esto  no  se  lograra,  fundando 
una  Misión  en  los  Cucapa,  podrá  descargar  el  barco,  en  alguna  de 
las  Calas,  ó  ensenadas  de  aquella  rivera,  y  de  allí  subirlo  todo 
con  recuas  hasta  el  Presidio,  y  Misiones.  Que  el  barco  sea  peque- 
ño no  me  parece  sea  óbice,  para  habilitar  á  todas  las  Misiones, 
pues  estas  a  pocos  años  de  su  fundación  no  necesitarán  de  basti- 
mentos, solo  sí  de  ropa,  panocha  etc,  lo  que  no  será  difícil  condu- 
cir aunque  sea  pequeño  el  barco.  Y  si  en  esta  se  hallan  inconve- 
nientes; se  puede  mandar  que  los  barcos  que  habilitan  los  estableci- 
mientos de  Monterrey  lleven  también  el  avío  del  presidio,  y  Misiones 
del  Colorado  hasta  el  Puerto  de  S.  Diego,  y  que  allí  haya  un  alma- 
cén donde  se  guarden,  para  traerlo  después  con  recuas  por  tierra. 
Para  esto  parecía  conveniente,  que  el  destacamento  de  S.  Diego  es- 
tuviese sujeto  al  comandante,  ó  capitán  del  río  Colorado,  en  que  se 
hallarían  muchas  utilidades:  la  primera,  que  estando  más  inmedia- 
to aquel  destacamento  al  Río  Colorado,  que  á  Monterrey,  se  le  pue- 
de dar  auxilio  más  pronto,  en  caso  de  necesitarlo.  La  segunda:  que 
el  camino  de  S.  Diego  al  Río  Colorado  es  más  seguro  que  el  de 
Monterrey,  y  teniendo  Misiones  fundadas  en  este  río,  están  cogidas 
las  naciones  intermedias.  La  tercera:  que  no  teniendo,  en  vista  de 
esta  providencia,  que  pasar  los  soldados  de  San  Diego  á  Monterrey 
con  tanta  frecuencia,  como  ahora,  se  evitarán  las  quejas  y  disgus- 
tos de  los  indios  de  la  Canal.  La  quarta:  que  de  este  modo  y  con 
mayor  facilidad  podrá  aquel  Destacamento  ser  socorrido  de  vasti- 
raentos,  quando  se  halle  necesitado,  por  las  mismas  recuas  que  trai- 
gan el  avío.  Por  todas  estas  razones  me  parece  ser  conveniente,  en 
caso  de  que  se  establezca  este  modo  de  habilitar,  el  que  el  Destaca- 
mento de  San  Diego  esté  sujeto  al  Comandante  del  Río  Colorado, 
y  de  lo  contrario  pueden  ofrecerse  muchas  diferencias  entre  los  dos 


180 

jefes,  que  sirvan  de  mucho  atraso  á  ambo?  Establecimiento?.  Te- 
niendo estas  Misiones  la  hal)ilitacion  por  S.  Diego,  se  evita  también 
el  atraso  que  pudieran  tener  en  caso  de  alzamiento,  é  impedimento 
de  paso  de  las  Naciones,  que  hay  en  el  camino  de  tierra,  arriva  se- 
ñalado: lo  que  no  pueden  estorbar  siendo  la  conducción  por  mar,  y 
con  esto  se  le  da  también  este  fomento  más  á  la  marina  del  sur. 

A  vista  de  lo  que  hicieron  los  primeros  españoles,  de  lo  que  omi- 
tieron los  siguientes,  y  de  lo  que  ahora  se  comienza  á  hacer,  no  puedo 
menos  de  alabar  a  Dios.  Los  primeros  Españoles  comenzaron  á  ca- 
tequizar en  Cinaloa,  y  descubrieron  hasta  la  costa  del  mar  en  la  Ca- 
nal, junto  con  las  Poblaciones  que  llamaron  Quibira, lasque  algunos 
de  sus  subcesores,  tubieron  por  supuestas,  y  ya  en  estos  tiempos  se 
nos  hacen  probables;  pues  á  vista  de  las  casas  del  Moqui,  no  hay 
motivo  para  negar  las  otras. 

Veo  que  hace  un  siglo  que  pstá  plantada  la  Fe  en  esta.s  provin- 
cias, y  que  nada  se  adelantó  en  los  tiempos  más  proporcionados 
que  no  había  enemigos  y  quando  S.  M.  no  tenía  más  gastos  en  estas 
Provincias;  digo  fronteras,  que  el  Presidio  de  Janos,  por  haber  caí- 
do los  Españoles  de  aquel  primer  fervor  de  conquistar  almas  para 
Dios,  y  provincias  para  su  soberano,  quando  les  estaba  convidando 
la  mansedumbre  de  tantas  naciones  vecinas;  me  persuado  que  per- 
mitió Dios  se  enfureciese  más  y  más  cada  día  la  nación  Apaché, 
hasta  no  solo  impedir  é  imposibilitar  la  prosecución,  sino  también 
hasta  aniquilar  nuestras  tierras,  viéndonos  precisados  á  consumir 
inmensos  caudales  en  la  guerra  defensiba;  y  en  ella  á  sacrificar  mu- 
chas vidas.  Si  lo  que  se  ha  gastado  en  contener  al  Apache  desde  el 
principio  de  sus  hostilidades,  ó  por  mejor  decir  desde  que  Dios  le 
tomó  por  instrumento  para  castigar  nuestros  pecados,  se  hubiera 
empleado  en  nuevos  establecimientos,  donde  no  estaría  ya  enar- 
bolado  el  estandarte  de  la  Sta.  Cruz?  En  quantas  Provincias  de  las 
aun  no  conocidas,  estaría  ya  obedecido  el  nombre  del  católico  mo- 
narca? Alabo  á  Dios  porque  parece  que  en  nuestro  tiempo  resuci- 
ta aquel  antiguo  espíritu  español,  de  descubrir  y  poseer  nuevas  tie- 
rras, sacrificando  á  esta  empresa  vidas  y  caudales,  por  el  logro  de 
las  preciosas  margaritas  que  son  las  almas.  En  breves  días  avemos 
visto  descubrir  de  nuevo  las  costas  del  mar  del  sur,  hasta  el  famo- 
sísimo y  nunca  bien  alabado  Puerto  de  S.  Francisco,  á  donde  se  es- 


181 

tá  ya  dando  culto  al  gran  Dios,  j  se  prosigue  con  intrepidez  santa 
más  arriba.  Veo  las  grandes  providencias  que  se  han  dado  y  dan  á 
fin  de  podernos  internar  más.  Creo  firmemente,  que  Dios  nos  ha 
de  ayudar  y  que  ha  de  domesticar  las  naciones  más  feroces,  si  le 
obligamos  agregando  á  su  Iglesia  tantos  millares  de  almas,  como 
dije  en  el  Diario  estar  dispuestas  para  hacerlo,  y  que  nos  están  es 
perando  con  los  brazos  abiertos.  Quando  he  oido  decir,  que  el  Rey 
nro.  Seftor,  en  sus  reales  cédulas  del  nuevo  arreglamento  se  expli- 
ca con  estas  6  semejantes  palabras:  «como  una  de  las  cosas  que  mas 
ocupan  mi  real  atención,  sea  la  conversión  de  los  Gentiles;  mando 
á  mi  Virrey  me  de  noticia  si  hay  alguna  nación  ó  naciones  que  se 
quieran  agregar  á  nuestra  religión >:  digo  que  quando  he  oido  estas 
expresiones,  mé  he  persuadido  á  que  ha  de  tener  S.  M.  una  espe- 
cial complacencia  al  ver  tantas,  como  numero  en  este  Diario;  que 
preguntadas  y  axaminadas  sobre  el  particular,  han  manifestado  de- 
seos de  recibir  el  Cathequismo,  y  someterse  a  su  real  dominio;  como 
también  rae  persuado,  que  los  deseos,  que  manifiesta  S.  M.  los  pon- 
drá por  obra,  aunque  para  esto  sea  preciso  aumentar  los  reales  gas- 
tos. Todos  los  que  tenemos  la  dicha  de  ser  vasallos  de  tan  gran  Rey, 
tenemos  conocida  su  real  condición  de  querer  mas  almas  para  Dios, 
que  caudales  para  su  Erario,  en  lo  que  no  hay  duda  le  servirá  de 
mas  gloria  en  este  mundo,  y  en  el  otro;  abriendo  las  puertas  del  cielo 
á  tantas  almas,  aunque  queden  pocos  millones  en  las  reales  cajas. 
Concluyo  con  viva  esperanza  así:  el  Rey  nro.  Señor  quiere,  el  Rey 
nro.  Señor  puede;  luego  el  Rey  nro.  Señor  lo  hará  una  vez  que  es 
cosa  tan  santa,  y  conveniente.  Amen. 

Protesto  que  en  todo  lo  que  digo  en  el  Diario,  y  en  las  agrega- 
das reñexiones,  no  me  mueve  mas  que  la  gloria  y  honra  de  Dios,  ni 
yo  intento  prevenir  el  juicio  de  ninguno;  he  dicho  con  ingenuidad 
cristiana  lo  que  he  comprendido,  comunicado  sin  envidia  lo  que 
he  visto,  oido  y  palpado,  que  quizas  podrá  servir  de  alguna  luz,  pa- 
ra las  determinaciones,  que  el  superior  Gobierno  quiera  tomar; 
bien  reconozco  que  mis  tibiezas;  y  los  muchos  defectos,  y  pecados, 
que  habré  cometido  en  estas  y  otras  entradas,  que  he  hecho  en  la 
gentilidad,  serán  en  parte  ó  quizas  en  todo,  de  que  no  se  haya  echo 
más  hasta  aquí;  pero  teugu  en  parte  el  consuelo  de  que  está  la  puer- 


182 
ta  abierta  para  poder  entrar  á  coger  la  mies,  y  que  sjno  se  coge  aho 
ra,  será  únicamente  porque  no  se  enviarán  operarios. 

En  este  Diario  se  hallarán  muchos  defectos  pero  confieso  que 
todos  son  por  no  alcanzar  más;  si  se  encuentra  alguna  contradicion 
entre  el  Diario  y  el  Mapa,  en  número  de  leguas,  rumbos  y  observa- 
ciones, adbierto:  que  siempre  ha  de  prevalecer  el  Mapa,  porque  se 
ha  sacado  después  de  escrito  el  Diario,  y  ha  sido  preciso  corregir 
alguna  cosa,  aunque  de  poca  monta,  para  esto  se  hizo  en  mi  presen- 
cia. Los  números  que  se  prometió  poner  para  señalar  las  jornadas, 
después  se  omitieronpor  ser  muchos.  Tubutama  y  Enero  3  de  1777. 

Fr.  Francisco  Garces. 


Atch,  gen.  de  Ind.,  Sevilla.  Sign.  104—6-  18. 


APÉNDICE 


I 


ESTADO  DE  LAS  MISIONES 
DE  LA  ORDEN  DE  S.  FRANCISCO,  AÑO  DE  1786.  <» 

1     VIRREYNATO  DE  MÉXICO. 


Provincia 

s 

Conventofi 

Misione^ 

Heliqiofio.'} 

México 

20,          Vicarias 

4 

48 

513 

Mechoaean 

11, 

12 

18 

254 

Zacatecas 

12, 

7 

27 

137 

Xalisco 

12, 

10 

28 

157 

Goatemala 

11, 

2 

20 

117 

Nicaragua 

4, 

— 

72 

Yucatán 

12, 

11 

3 

265 

Santa  Helena 

7                - 

— 

— 

189 

San  Diego 

14                - 

— 

— 

250 

Colegio.-i 

M."" 

M.'o* 

Res'u 

men 

Queretaro 

16 

90 

Provincias. 

9 

Colegios. 

.    .        5 

Zacatecas 

26 

97 

Conventos. 

.      99 

M."deCü 

eg.s       72 

S.  Fernando 

8 

96 

Vicarias.    . 

.      53 

Misionero 

s.    .    4Ü3 

Goatemala 

11 

50 

M.esdeProv. 

ís    114 

Pachuca 

11 

70 

Religio.sos  . 

.  1954 

(1)  Toinadü  de  un  plano  del  libro:  Exhortación  pastoral...  por  el  Roio.  P,  Fr. 
Manuel  M.'  Truxilio,  actual  Comisario  general  de  Indias  de  la  regular  Observancia 
de  N.  P.  5.  Ftaíicisco.  Madrid  1786. 


185 


2.    VIRREYNATO  DE  LIMA  (PERÚ). 


FrovinQias 

C0HVj°' 

Mistones 

Reliy."" 

ColeyLüs 

Misionen 

Misión. o* 

Lima 
Chile 

19 
17 

364 
140 

Ocopa 

Chillan 

Panamá 

91 
11 

70 
93 
25 

El  Colegio  de  Panamá  se  fundó  ei  año  de  1785;  y  está  concedido  por  S.  M. 
(q.  D.  g.)  otra  fundación  en  Moquegua. 


Reí^umen 


Provincias 2 

Conventos 36 

Religiosos 504 


Colegios 3 

Misiones  de  Colegios .    .    .    10'2 
Misioneros 194 


3.    VIRREYNATO  DE  SANTA  FE. 


Prov."* 

Co7i  ventos 

Mi,^  iones 

Relifj."" 

Coltgios 

Misio}íe¿! 

Misión. <" 

Sta.  Fe 

Caracas 

Quito 

16,  Doctr.  1 
13,      - 
13,  Doctr.  2 

12 

7 

270 
217 
306 

Pupaian 

Cdli 

Piiitu 

5 

50 

52 
26 
55 

Resumen 


Provincias 3 

Conventos 42 

Misiones  (le  Provincias  .    .  19 

Doctrinas 3 

Reliíiiosüs 793 


Colegios 

Misiones  do  Colegios 
Misioneros .    .    .    , 


113 


186 


4.    VIRREYNATO  DE  BUENOS  AIRES. 


Provincias 

Conv.'o' 

Misiones 

Relig."" 

Colegios 

Misiones 

Misión.'* 

Paraguay 
Charcas 

16 
16 

39 
9 

444 
380 

Tarija 
S.  Carlos 

8 

38 

15 

El  colegio  de  San  Carlos  se  fundó  en  la  Provincia  de  Paraguay  el  año  de  1735. 


Resumen 


Provincias 2 

Conventos 32 

Misiones  de  Provincias  .    .  48 

Religiosos  .......  824 


Colegios 2 

Misiones  de  Colegios  ...        8 
Misioneros 53 


5.    PROVINCIA  DE  S.  GREGORIO  DE  FILIPINAS. 


Conventos  .    .    .    . 

Hospital 

Hospicio  en  México 


Doctrinas 90 

Misiones 20 

Religiosos 140 


6.    RESUMEN  GENERAL. 


Provincias 17 

Conventos 216 

Vicarías 53 

Misiones  de  Provincias  .    .  231 

Doctrinas 93 


Colegios 17 

Misiones  de  Colegios .    .    .    227 

Misiones  todas 453 

Religiosos  de  Provincias    .4215 
Religiosos  todos 4978 


NOTA 


Con  Real  orden  y  Facultad  Pontificia  se  van  á  establecer  en  las 
Provincias  internas  de  Nueva  España  4  Custodias  con  los  siguientes 
nombres:  1.  San  Carlos  de  Sonora.  2.  Concepción  de  Nuevo  México. 
3.  San  Gabriel  de  California.  4.  San  Antonio  dt  Nueva  Vizcaya. 


II 


.     ESTADO  DE  LAS  MISIONES 
DE  LA  ORDEN  DE  S.  FRANCISCO,  AÑO  DE  1788.  <■> 


PROVINCIAS      Y      COLEGIOS 

EN  LA  AMERICA  SEPTENTRIONAL. 

PROVINCIA  DEL  SANTO  EVANGELIO 

de  México. 

Tiene  ésta  existentes  á  su  cargo  las  Misiones  siguientes: 
Custodia  de  Tampico. 

Oan  Joseph  de  Tancatznec,  Santa  María  de  la  Asunción  de  0¿u- 
luama,  la  Concepción  de  Tancuyalac,  San  Diego  de  Huehuetlan,  Santa 
Ana  de  Tanlaxác,  San  Francisco  de  la  Palma,  San  Miguel  de  Aquich- 
mon,  San  Luis  de  Tampáchi,  Santiago  de  los  Valles,  San  Francisco  de 
Tamuin,  Purísima  Concepción  de  Tamitas,  Santiago  de  Tampatzquin, 
San  Pedro  y  San  Pablo  de  Tanlacúm,  [San  Francisco  del  Sauce,  San 
Antonio  de  los  Guayabos,  Santa  María  de  Tespulco. 

(1)  Reimpresión  de  un  folleto  raro  que  encontré  entre  documentos  del  Arch. 
gen.  de  Indias,  Sevilla,  bajo  la  signatura  154—7—1(3,  el  cual  lleva  por  titulo:  Estado 
general  de  las  Misiones  que  tiene  á  su  cargo  la  Religión  seráfica  en  las  dos  Améri- 
cas  é  islas  Filipinas,  según  consta  de  los  documentos  más  modernos  y  seguros  que 
han  remitido  á  este  Oficio  de  la  Comisaría  general  de  Indias.  Madrid.  En  la  Oficina 
de  Benito  Cano,  año  de  1788. 


188 

Nueva  Colonia. 

Santa  bárbara,  Santa  María  de  Altamira,  San  Juan  Bautista  de 
Hormsilas^  Santísimo  Nombre  de  Jesús  de  Encandón. 

Nuevo  México. 

Santa  Fe  de  la  Vtlla^  San  Diego  de  Tezuque,  San  Ildefonso,  San- 
ta Cruz,  Santa  Clara,  San  Juan,  Santo  Domingo,  San  Felipe,  San 
Francisco  de  Namhe^  San  Lorenzo  de  Pecuries,  Santa  María  de  Pecós, 
Santa  María  de  Galisféos,  San  Buenaventura  de  Cochi,  San  Agustín 
de  la  Meta,  San  Estevan  de  Acóma,  Nuestra  Señora  de  la  Asunción 
de  la  Laguna,  San  Francisco  de  Zuñi,  San  Gerónimo  de  Taos,  San 
Diego  de  Xemez,  Purísima  Concepción  de  Zya,  Santa  Ana  de  Qüeres^ 
San  Francisco  de  Alburquerque,  San  Antonio  de  Sandia,  Nuestra  Se- 
ñora de  Guadalupe  del  Passo,  San  Lorenzo  del  liealito,  San  Antonio 
de  Zenecú,  San  Antonio  de  la  Isleta,  y  Sauta  María  del  Socorro. 

Son  por  todas 48. 

Consta  de  la  TaV)la  Capitular  de  13  de  Enero  de  1787. 

PROVINCIA  DE  SAN  FRANCISCO 
de  Zacatecas. 

Al  cargo  de  ésta  están  los  Pueblos  siguientes: 

IN  ucstra  Señora  de  la  Asunción  de  Tlaxcálilla,  Santa  María  de 
Ouazamota,  San  Francisco  de  Laxas,  Santo  Domingo  de  Camotlan 
San  Francisco  de  Matehuala,  Santa  Isabel  de  Tarumáres,  Santiago  de 
Baboyíuyaha,  la  Natividad  de  Bachiniha,  San  Buenaventura  de  Atotó- 
nilco,  San  Pedro  de  Conches,  San  Cristóbal  de  Oualahuises,  San  Anto- 
nio de  Julimes,  San  Andrés  de  Tauramares,  la  Purificación,  San  Ge- 
rónimo, Nombre  de  Dios,  Purísima  Concepción,  San  Sebastian  de 
Tezvquautla,  Villa  de  Gamargo,  San  Joaquín  Villa  de  Reynosa,  San 
Carlos  de  las  Nueces,  San  Fernando  de  las  Presas,  Santa  María  de 
Aguayo,  San  Antonio  de  Padilla,  Santander,  Burgos,  Nuestra  Seño- 
ra de  la  Consolación  de  Soto  la  Marina,  Nuestra  Señora  de  Monserra- 


189 
te  de  los  Encino.'!^  San  Juan  Nepomuceno  de  Elgüera,  Nuestra  Seño- 
ra de  Guadalupe  de  Santularia^  Nuestra  Señora  del  Refugio  de  Re- 
villa, Purísima  Concepción  de  Mier.  De  estas,  las  seis  primeras,  y 
nueve  últimas  son  Vicarías,  y  las  restantes  Conversiones. 

Suman  por  todas  ........    34. 

Consta  de  la  Tabla  Capitular,  en  la  Congregación  que  celebró 
esta  Provincia  en  23  de  Junio  de  1787. 


PROVINCIA  DE  S.  PEDRO   Y  S.  PABLO 

de  Mechoacan. 

Tiene  ésta  á  su  cuidado  los  Pueblos  de  Misiones  siguientes: 

Oan  Antonio  de  Lagunülas,  Pinihuan,  San  Felipe  de  Oamótes, 
Alaquines,  Valle  del  Mayz,  San  Joseph  del  Valle,  Santa  María  de  Pal- 
millas, el  Pautadlo,  San  Nicolás  de  los  Montes  Alaquines,  Tula,  Xau- 
mave,  la  Divina  Pastora,  Santa  María  de  Acuña,  Quemes,  Santa  Ma- 
ría de  Llera. 

Son  por  todos ,    ....    15. 

Así  consta  do  la  Tabla  Capitular  de  la  Congregación  que  cele- 
bró esta  Provincia,  en  10  de  Noviembre  de  1787. 

PROVINCIA  DE  SANTIAGO  DE  XALISCO. 

Desde  la  Expatriación  do  los  Jesuítas  está  hecha  cargo  de  las 
Misiones  situadas  en  la  Provincia  de  Nayarith,  y  son: 

JVlesa,  San  Blas,  Santa  Fe,  Tonalisco,  Huainamola,  Jesús  María, 
Peyotán,  Santa  Teresa,  Rosario,  é  Ixcatán. 

Consta  de  informe  remitido  al  Real  y  Supremo  Consejo  de  In- 
dias en  10  de  Octubre  de  1787,  pero  sin  expresión  del  número  de 
almas. 


190 

PROVINCIA  DE  GUATEMALA. 
Esta  solamente  asiste  á  dos  Misiones,  que  son: 

y\.ÍGa(¿ues,  y  Paiaí^,  y  la  otra:  Parak  de  Panfalma. 
Consta  de  la  Tabla  Capitular  de  13  de  Enero  de  1787. 

PROVINCIA  DE  S.  JORGE  DE  NICARAGUA. 

Oegun  consta  de  su  Tabla  Capitular  de  22  de  Septiembre  de 
1787,  tiene  á  su  cargo  tres  Reducciones,  que  son:  Boruca,  Talamanca 

y  Átirro. 

COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  CHRISTO 
Crucíficadü  de  Guatemala. 

Cn  la  Provincia  de  Costa  Rica  tiene  este  Colegio  la  Misión  de 
Talamanca  con  los  Pueblos:  San  Francisco  de  Terráva,  y  San  Joseph 
Orsi,  en  los  que  se  numeran  como  1000  ludios  reducidos. 

En  la  jurisdicción  de  Comayagua,  contigua  al  Valle  de  Yoro,  se 
baila  establecida  la  Misión  de  Lean;  y  aunque  antiguamente  se  com- 
ponia  de  cinco  Pueblos:  se  halla  ahora  con  solo  el  de  San  Francisco 
de  Luquigue,  con  300  almas  reducidas.  La  causa  de  haberse  acaba- 
do las  otras  Poblaciones,  fué  la  peste  de  viruelas,  y  la  fuga  que  por 
temor  de  este  contagio  (que  hace  notable  estrago  en  los  Indios)  hi- 
cieron á  los  montes. 

En  el  Rio  Tinto  en  la  misma  Provincia  y  Valle  de  Olando  el  Vie- 
jo, permanece  otra  Misión,  con  80  almas. 

En  la  Provincia  de  Veragua,  en  el  Reyno  de  Santa  Fe,  tenia  los 
Pueblos  siguientes:  San  Francisco  de  Doléga,  Nuesti'a  Señora  de  los 
Angeles  de  Oualáca,  San  Buenaventura  de  Guaymies,  San  Antonio 
de  Ouaymies,  y  Jesús  de  las  Maravillas;  pero  por  Real  Orden  de 
S.  M.  los  han  entregado  al  Colegio  nuevo  de  Panamá. 

Consta  lo  referido  del  Plan  mandado  hacer  por  el  Visitador  Ge- 
neral y  Presidente  del  Capitulo,  firmado  también  del  Guardian  del 
Colegio. 


191 

COLEGIO   APOSTÓLICO   DE  NUESTRA 

Señora  de  Guadalupe  de  Zacatecas. 

Tiene  á  su  cargo  las  Misiones  siguientes: 
En  la  Nueva  Vizcaya. 

1  omochi,  Tutuaca,  Moris,  Batopilillas,  Santa  Ana,  Chinípas, 
Guazapáres,  Serocahui,  Concepción,  San  Miguel,  Baburigáme,  Na- 
bogáme,  Tonachi,  Norogachi,  Hueguachic,  Baquiachi. 

Estas  están  repartidas  en  36  Pueblos,  y  contienen  4253  Indios, 
4216  Indias,  2499  niños,  2395  niñas,  6734  casados,  886  solteros,  849 
solteras.  Y  son  por  todos  13363. 

En  la  Provincia  de  Texas. 

San  Joseph  de  Aguayo^  San  Antonio  Valero,  Purísima  Concep. 
cion,  San  Francisco  de  la  Espada,  San  Juan  de  Capistráno,  Espíritu 
Santo,  Nacogdochis. 

El  número  de  almas  asciende  á  422. 

Nota:  Aunque  en  el  Pueblo  de  Nacogdochis,  estaba  establecida 
una  de  las  quatro  Misiones,  que  antes  tenia  este  Colegio,  las  que  se 
extinguieron  con  el  presidio  de  los  Adaes;  en  el  día  es  Población  de 
Españoles,  y  los  Religiosos  que  por  orden  de  aquel  Superior  Go- 
bierno, se  hallan  allí  exercitando  los  Oficios  de  Párrocos,  no  desam- 
paran el  de  Misiones  de  Infieles,  recogiendo  á  los  Apostatas  fugiti- 
vos de  las  Misiones  de  Vejar,  bautizando  á  los  párbulos  y  adultos, 
que  piden  el  Bautismo  en  el  artículo  de  la  muerte,  de  aquellas  Na- 
ciones confinantes,  congregando  á  los  que  pueden  para  instruirles 
en  los  Misterios  de  nuestra  Católica  Religión,  y  solicitando  con  la 
mayor  diligencia  la  erección  y  fundación  de  otra  Misión;  la  que  da 
muchas  esperanzas,  entre  la  costa  Orcozquiza  y  Caraneahuas. 

Consta  de  los  Planes  últimos  remitidos  por  este  Colegio. 


192 

COLEGIO  APOSTÓLICO   DE  LA    SANTA 
Cruz  de  Querefaro. 

Este  Colegio  tenia  á  su  cuidado  en  la  Pimería  Baxa,  y  Provincia 
de  Sonora^  las  Misiones  siguientes. 

L^umuripa^  Tecoripa,  San  Joseph  de  Fimos,  Onávas,  Uref!,  Pitic, 
Opodépe  y  Cneúrpe. 

En  la   Pimería  Alta  las  que  se  siguen. 

San  Ignacio,  Tubufáma,  Ati,  Sarlc,  Cábórca,  Guevávi,  Cocóipera,  y 
San  Francisco  Xavier  del  Bác. 

Todas  las  entregó  á  la  Provincia  de  Xalifico,  y  para  la  fundación 
de  la  Custodia  de  Sonora;  y  se  halla  al  presente  sin  Misión,  y  solo 
con  el  eficaz  deseo  de  que  S.  M.  le  señale  las  que  sean  de  su  Real 
agrado,  para  que  se  empleen  sus  individuos  en  el  Ministerio  Apos- 
tólico; pues  ahora  únicamente  le  exerciten  misionando  en  las  Ciu- 
dades, Villas  y  Lugares  de  aquellos  Departamentos. 

Así  lo  ha  informado  el  P.  Fr.  Jaan  Saróbe,  Misionero  de  este 
Colegio,  y  su  Comisario  Colectador  de  Misión. 

COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  S.  FERNANDO 

de  México. 

Tiene  éste  á  su  cuidado  las  Misiones  siguientes. 

^an  Diego,  San  Juan  de  Gapislráno,  6'an  Gabriel,  San  Buenaven- 
twa^  San  Luis  Obispoy  San  Carlos  de  Monterey,  Santa  Clara,  y  San 
Francisco  del  Puerto. 

En  estos  Pueblos  se  numeran  6730)  Bautismos,  1454  Matrimo- 
nios, 1951  Difuntos;  y  son  por  todas  existentes  4646  almas. 

Consta  del  Plan  remitido  por  este  Colegio,  con  fecha  de  31  de 
Diciembre  de  1784;  y  en  él  se  expresa  también,  que  á  últimos  de 
Agosto  de  1785,  eran  los  Bautismos  que  habian  administrado  aque- 
llos Misioneros  7472. 

Todas  las  referidas  Misiones  fueron  fundadas  en  la  Nueva  Cali- 


193 
fornia  por  el  V.  P.  Fr.  Junípero  Serra,  como  se  ve  en  su  vida,  y  en 
el  Mapa  impreso  en  México  el  año  de  1787. 


COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  S.  FRANCISCO 
de  Descalzos  de  Pachaca. 

Este  está  hecho  cargo  de  las  Misiones  siguientes. 

oan  Miguel  de  Aguayo,  Nuestra  Señora  de  la  Victoria  de  Nada- 
doref!,  San  Bernardino  de  la  Candela,  Villa  de  San  Carlos,  Dulce  nom- 
bre de  Jesús  de  Payates,  San  Pedro  de  Oigédo,  San  Bernardo  de  Rio 
Grande,  San  Juan  Bautista,  San  Francisco  de  Vúarrón. 

Tienen  todas  estas  2289  Indios  reducidos;  y  fuera  de  estos,  asis- 
ten también  aquellos  Misioneros,  á  quasi  igual  número  de  gente  tri- 
butaria. 

Consta  del  Estado  remitido  por  este  Colegio  con  fecha  de  26  de 
Marzo  de  1786,  firmado  del  Padre  Guardian  y  Presidente  de  las  Mi- 
siones. 

CUSTODIA  DE  SAN  CARLOS  DE  SONORA. 

Esta  consta  de  los  Hospicios  y  Misiones  siguientes. 

Hospicios. 

Danamichi,  üres,  Ouasábas,  Arivéchi,  Ojiabas,  Tecorípa,  San  Igna- 
cio, San  Francisco  Xavier,  Attí. 

Misiones. 

Sinochípe,  Guepácha,  Bacuáchi,  Acónchi,  Babiacóna,  Santa  Ro- 
salía, Nacaméri,  Opodépe,  Tuapó,  Cucúrpe,  Bacadóguachi,  Guichi- 
néra,  Opúto,  Babispe,  Basaráca,  Bacanóra,  Ponida,  Saguarípa,  San- 
to Tomás,  Yecóra,  Taraíchi,  Toníchi,  Soyópa,  Matápe,  Nacóri,  Ala- 
mos, Suaqui,  Cumurípa,  Buenavista,  San  Joseph  de  Pimas,  Santa 
María  Magdalena,  Cocóspera,  Tuesón,  Tumacacóri ,  Calabaza, 
üquitóa,  Santa  Teresa,  Tubutáma,  Saríe,  Pitíe,  Ca torca,  Bisánig. 

Consta  del  Estado  remitido  con  fecha  de  28  de  Agosto  de  1784. 


194 

COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  LA  PURÍSIMA 
Concepción  de  Piritii  y  Orinoco,  en  la  Nueva  Barcelona. 

En  la  Nueva  Barcelona  existen  los  Pueblos  y  Misiones  siguientes, 

1  urísima  Concepción  de  Pirítu,  Clarines,  Puruéy,  Tocuyo,  San 
Miguel,  San  Francisco,  San  Pablo,  San  Lorenzo,  Pilar,  Caigua,  Po- 
zuelos, San  Diego,  Aragúita,  San  Bernardino,  Curataquíhe,  San  Ma- 
teo, Quiaraáre,  Margarita,  Santa  Rosa,  San  Joaquín,  Chamariápa, 
Santa  Ana,  Cochípo,  Pariáguan,  San  Luis  de  Arrivi,  Candelaria, 
Santa  Clara,  Guaicupa,  Atapiríri,  Mucuras,  Cari,  Tabara. 

PROVINCIA  DE  GUAYAN  A. 
Orinoco. 

Duenavista,  Orocopíche,  Tapaquíre,  Cerro  del  Mono,  Real  Co- 
rona de  España,  Platanal,  Guazaypáro,  Purúey,  Ciudad  Real,  Cu- 
chivéro. 

Caüra. 

San  Pedro  Alcántara,  üruáni,  Aripáo,  San  Luis  de  Mura 

Nuevas  Misiones  del  alto  Orinoco. 

Encaramada,  Caño  de  la  Tortuga,  Urúana,  Carichána,  Atures 
Maypúres,  Santa  Isabel,  San  Fernando,  Santa  Bárbara. 

Rio  Negro. 

Baltasar,  Tuamíni,  Maróa.  Toma,  San  Miguel,  San  Carlos,  San 
Felipe,  San  Francisco  Solano,  Quirabuéna,  Basíba,  Capibara,  Es- 
meralda. 

Son  por  todos: 

En  Nueva  Barcelona 32  con  23342  almas. 

En  la  Guayána,  ú  Orinoco.  • 10  con  2858  almas. 

En  el  alto  Orinoco 9  con  1282  almas. 


195 

En  Caiira 5    con        592  almas 

En  el  Rio  Negro 12    con      1358  almas. 

Total  de  Pueblos 68    con    29432  almas. 

Consta  del  Plan  remitido  con  fecha  de  4  de  Junio  de  1787. 

PROVINCIAS        Y       COIvKGIOS 

DE  LA  AMÉRICA  MERIDIONAL. 

PROVINCIA  DE  SANTA  FE  DE  BOGOTÁ, 
En  el  nuevo  reyno  de  Granada. 

Csta  ha  tenido  encargadas  en  varios  tiempos  las  Misiones  del 
Darien,  Chocó,  Cunacúna,  Ouayros  del  Rio  de  la  Hacha,  Timébos,  del 
Quaycán  y  San  Juan  de  los  Llanos.  Hasta  mediados  del  siglo  pre- 
sente ha  proveído  de  Operarios  en  el  Chocó,  Cunacüna,  y  Darien;  y 
no  obstante  que  por  falta  de  arbitrios  y  auxilios,  no  pudieron  pre- 
caver los  Religiosos  los  frequentes  alzamientos  de  los  Indios;  traba- 
jaron constantes  quanto  estuvo  de  su  parte  en  bien  de  aquellas 
almas. 

Posteriormente  cedió  las  Misiones  de  Cunacüna  y  Chocó  al  Cole- 
gio de  Cali,  y  fué  aprobada  la  cesión  por  el  Excelentísimo  Señor  Vi- 
rrey Don  Manuel  de  Flores. 

Las  Misiones  de  Ouagiros  en  el  Rio  de  la  Hacha  las  entregó  por 
real  determinación  de  S.  M.  á  los  Religiosos  Capuchinos,  cediéndo- 
les también  el  Convento  que  tenia  en  la  Ciudad  de  este  Rio. 

Al  presente  mantiene  existentes  en  el  Continente  de  San  Juan 
de  los  Llanos,  la  administración  Eclesiástica  de  San  Martin,  y  las  re- 
ducciones siguientes:  San  -luán,  Apiáy.  Yamáne,  Yráca,  Rayo  y  Anime. 

La  Misión  de  Nuestra  Señora  del  Rosario  de  Quaycán  se  reduce 
á  un  Pueblo  de  Indios  Neófitos,  de  Nación  Timébos,  y  está  al  cargo 
de  esta  Provincia. 

Consta  del  informe  que  en  el  año  de  1786,  dio  el  Reverendo  Pa- 
dre Jubilado  Fray  Miguel  Ignacio  Veioqui  su  Procurador. 


ion 

PROVINCIA  DE  LA  ASUNCIÓN 

del  Paraguay  ó  Buenos  Ayres. 

v-/omprehende  tres  Provincias:  del  Tucuman,  Paraguay  y  Rio  de 
la  Plata,  y  tiene  en  ellas  los  Pueblos  siguientes:  S.  Joseph  de  Campá^ 
San  Blas  de  Yta,  Purísima  Concepción  de  Itati,  Nuestra  Señora  de 
Tayastá,  Santa  Lucía  de  los  Asios,  Purísima  Concepción,  Santa  Cruz, 
San  Joseph,  San  Juan  Bautista,  San  Luis,  San  Francisco  Xavier, 
Santa  Ana,  Ytapáa,  Santa  Rosa,  Jesús,  San  Cosme,  San  Pedro,  San 
Fernando  de  las  Garzas,  Nuestra  Señora  (vulgo)  Petacas,  San  Joseph 
de  Ortega,  San  Ignacio  de  Rio  Negro,  Nuestra  Señora  de  MacapÜlo, 
San  Juan  Bautista  de  Balbuena,  San  Esteban  de  Mira/lores,  Santa 
Rosa  de  Lima,  San  Francisco  Solano  de  Mocovíes. 

Consta  de  la  Tabla  Capitular  de  esta  Provincia  con  fecha  de  pri- 
mero de  Diciembre  de  1786;  y  por  otra  adjunta  Nómina  se  manifies- 
ta que  para  visitar  todos  sus  Conventos,  se  deben  andar  1176  leguas 
de  ida,  y  otras  tantas  de  vueltas. 

PROVINCIA  DE  SAN  ANTONIO 
de  los  Charcas. 

Esta  tiene  á  su  cuidado  las  Misiones  de  Apolobamha 
con  los  pueblos  siguientes. 

Ápolobamba,  Santa  Cruz  de  Valle- ameno,  Purísima  Conoepoion 
de  Ápolobamba,  San  Juan  de  Buenavista,  San  Joseph  de  üchupiamó- 
nas,  Santísima  Trinidad  de   Yariapo,  San  Antonio  de  Isiamas,  San 
Juan  de  Sahagun  de  Mojo,  San  Antonio  de  Atém,  Nueva  reducción 
de  Gavinas. 

Consta  de  la  Tabla  Capitular  de  esta  Provincia  con  fecha  de  26 
de  Mayo  de  1787. 


197 

COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  SANTA  ROSA 
de  Santa  María  de  Ocopa. 

Tiene  éste  existentes  á  su  cargo  las  Misiones  siguientes. 

fc-n  las  Montañas  de  la  jurisdicción  del  Obispado  de  Truxillo 
nombradas  de  CaxamarquiUa.  están  los  Pueblos  Pampahermona,  Sion, 
Valle,  Paxaten:  y  un  Hospicio  en  la  Provincia  de  Pataz  para  auxilio 
de  estas  Misiones,  las  que  ascienden  á  mas  do  1500  almas. 

En  las  Montañas  de  Ouanuco  en  el  Arzobispado  de  Lima,  se  ha- 
llan otros  quatro  Pueblos  Chagua,  Muña,  Pozuzu  y  Chicoplaia;  con  un 
Hospicio  en  aquella  Ciudad.  El  número  de  almas  serán  de  600  á  700. 

En  las  Montañas  de  Tarma  en  el  mismo  Arzobispado  se  estable- 
ció una  nueva  Población  en  el  sitio  llamado  Chanchamaio  en  obede- 
cimiento de  la  Real  Cédula  de  13  de  Marzo  de  1751,  que  no  tuvo 
efecto  hasta  el  de  1779;  y  quando  ya  se  hallaba  con  38  Pobladores, 
que  tenian  trabajadas  sus  Chacras  6  Haciendas:  construido  un  Fuer- 
te, y  guarnecido  con  80  Soldados:  existente  en  la  Población  para  su 
asistencia  espiritual  un  Misionero,  y  á  la  vista,  al  otro  lado  del  Rio 
los  Gentiles  de  Quimiri,  y  todo  aprobado  por  S.  M.  en  Real  Cédula 
de  13  de  Marzo  de  1780:  fué  todo  asolado  por  orden  del  Intendente 
de  aquella  Provincia  en  año  de  1784,  como  todo  consta  de  docu- 
mentos que  tiene  esta  Comisaría  General  de  Indias. 

En  las  Montañas  de  los  Andes,  jurisdicción  de  Ouamanga,  se  es- 
tablecieron dos  nuevas  Misiones  de  gentiles  el  año  1782,  titulándo- 
las Nuestra  Señora  del  Patrocinio  de  Mantara  y  la  Asunción  del 
Apurimacc;  congregando  en  ellas  115  almas.  El  año  1786  se  celebra- 
ron en  ellas  44  Bautismos  solemnes,  y  9  Casamientos  in  facie  Eccle- 
sice;  y  en  este  mismo  año  se  contaban  ya  mas  de  1800  Gentiles  con- 
gregados, como  lo  declaró  ante  el  Juez  Subdelegado,  y  del  Escri- 
bano de  la  Provincia  de  Guanta,  el  Sargento  Mayor  de  Milicias  Don 
Fidel  Hontañón  de  la  Rea  en  15  de  Septiembre  de  dicho  año,  ha- 
biendo antes  internado  con  los  Misioneros  á  los  territorios  de  los 
mismos  Infieles,  y  tratado  con  éstos;  y  esto  consta  también  por 
otras  once  declaraciones  jurídicas  delante  de  los  referidos  Juez  y 
Escribano. 


198 

Asisto  también  este  Colegio  desde  el  año  do  1771  á  la  Provin- 
cia y  Archipiélago  de  Chilóe,  en  el  Reyno  de  Chile,  la  que  se  com- 
pone de  81  Pueblos  en  25  Islas  pobladas;  y  se  numeran,  según  el 
Padrón  de  1780,  en  sus  tres  Curatos,  11985  Españoles  criollos,  y 
11 281  Indios,  que  son  por  todas  23216  almas;  y  aunque  están  al  car- 
go del  Ilustrísimo  Diocesano  de  la  Concepción  de  Chile,  son  sola- 
mente dos  Curas  .Clérigos  para  tan  numerosa  feligresía;  y  por  tan- 
to llevan  los  Misioneros  el  peso  de  ella,  asistiendo  á  todos  sus  Pue- 
blos. 

También  estuvieron  situados  dos  Misioneros  de  este  Colegio  en 
las  Islas  de  Otahéti  en  el  Mar  del  Sur  el  año  de  1775,  permanecien- 
do en  ellas  sin  escolta  alguna  diez  meses;  y  se  retiraron  por  no  ha- 
berles enviado  el  corto  número  de  Soldados,  que  habían  pedido  pa- 
ra su  defensa  en  caso  necesario,  y  para  que  les  acompañasen  entre 
tanta  multitud  de  Gentiles;  pues  está  hecha  regulación  que  pasan 
de  80  mil  los  que  pueblan  aquel  dilatado  Archipiélago. 

Todo  consta  de  documentos  que  guarda  archivados  esta  Comi- 
saría General  de  Indias,  y  del  informe  que  ha  dado  el  Padre  Fray 
Pedro  González  de  Agüeros,  Procurador  de  este  Colegio  en  esta 
Corte. 


COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  NUESTRA 
Señora  de  los  Angeles  de  T arija. 

Éste  tiene  á  su  cargo  las  ocho  Misiones  siguientes: 

rilipili  y  Axero  en  la  Nación  Chana;  Abapó,  Pirái,  Cabezas,  Flo- 
rida, Salinas  en  la  Chiriguana;  y  Zenta  en  la  Malaca.  Se  numeran  en 
éstas,  reducidas  á  nuestra  Fó  Católica  4047  almas  y  1294  Gentiles. 

El  año  de  1785  salió  de  este  Colegio  de  orden  del  Padre  Guar- 
dian para  tratar  con  los  Gentiles  Chiriguanos,  Fray  Francisco  del 
Pilar;  y  consiguió  que  ellos  pidiesen  establecimiento  de  Misión  con  la 
condición  que  se  habia  de  verificar  en  sus  propios  territorios.  Con 
esta  noticia  pasó  dicho  Religioso  á  comunicarla  al  Señor  Presiden- 
te, Real  Audiencia,  é  Ilustrísimo  de  Charcas,  y  recibida  por  éstos 
con  general  aplauso,  y  habilitando  al  Religioso  con  2500  pesos  y  los 


199 
Ornamentos  necesarios,  regresó  á  la  fundación  de  esta  Misión;  en 
la  que  regulan,  que  en  las  16  leguas  de  su  distrito,  en  las  que  hay 
varios  Pueblos  pequeños,  ascenderán  á  6  mil  almas. 

Consta  del  Plan  de  este  Colegio  con  fecha  de  primero  de  Julio 
de  1786. 


COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  S.  ILDEFONSO 
de  Chillan. 

Éste  mantiene  á  su  cargo  las  Misiones  siguientes: 

Oanta  Bárbara,  Araúco  y  Tucapel  en  la  jurisdicción  de  la  Con- 
cepción de  Chile:  Valdivia,  Mariquina,  Arique,  Tolten,  Niebla,  Oañi- 
hue,  Quinchilca  y  Riohueno  en  la  de  Valdivia.  Éstas  contienen  8953 
almas;  las  1890  reducidas  á  nuestra  Santa  Fe,  y  las  restantes  Genti- 
les; á  éstos  procuran  instruirles  para  el  logro  del  mismo  beneficio; 
y  si  les  fuera  posible  á  los  Misioneros  conseguir  que  todos  vivieran 
congregados  en  formales  Poblaciones,  ya  estarían  los  mas  bautiza- 
dos; pero  como  habitan  dispersos  por  los  montes,  no  es  tan  fácil 
atraerlos  para  la  frequente  instrucción  que  necesitan.  Fuera  de  este 
número  de  Indios  reducidos,  tienen  también  aquellos  Religiosos 
muchos  Catecúmenos,  pues  en  sola  la  Misión  de  Tolten,  ascienden  á 
243,  y  han  bautizado  privadamente  muchos  Párbulos.  En  la  pri- 
mera entrada  que  hicieron  á  Lolco,  bautizaron  52.  La  utiHdad  de  es- 
tas Misiones  y  sus  frutos,  lo  conocerá  quien  tenga  noticia  por  las 
Historias  de  lo  guerreros  que  han  sido  los  Indios  Araucanos,  y  sus 
parciales;  y  la  sangre  que  han  derramado  de  Españoles  en  aquellos 
territorios,  en  las  repetidas  guerras  que  mantuvieron  con  invicto 
tesón;  y  hoy  vemos  á  éstos  reducidos,  y  sujetos  á  la  dirección  de  los 
Misioneros;  y  por  medio  de  estas  reducciones  logra  el  público  el  te- 
ner los  caminos  libres  para  ir  y  venir  á  Valdivia. 

Consta  de  los  planes  de  este  Colegio  en  los  años  de  1780  y  de 
1784. 

Posteriormente  ha  fundado  este  Colegio  dos  nuevas  Misiones, 
una  en  Lolco,  y  la  otra  en  la  Imperial.  Esta  fué  la  principal,  y  en  la 
que  estuvo  la  Silla  Episcopal  de  este  Obispado,  untes  que  los  ludios 


200 

destruyesen  las  famosas  cinco  Ciudades  que  existian  en  aquellos  te- 
rritorios, por  los  años  de  1599  á  1600.  Sobre  estas  dos  referidas 
Misiones  ha  informado  á  S.  M.  la  Capitanía  General  de  Chile. 

Q liando  los  Religiosos  de  este  Colegio  se  hallaban  con  el  gozo 
de  este  establecimiento  (que  tanto  se  habia  deseado),  y  que  con  él 
tenian  ya  mas  asegurado  el  camino  para  Valdivia,  les  sobrevino  el 
funesto  acaecimiento  de  perder,  no  solo  esta  nueva  Misión  de  la 
Imperial^  sino  también  las  de  Tucapel  y  Tolten,  á  causa  de  la  suble- 
vación de  los  Gentiles  Boroanos  y  Costeños,  que  motivados  del  via- 
ge  que  por  aquellas  partes  verificó  el  Ilustrísimo  Señor  Obispo  de 
la  Concepción  con  intentos  de  continuarle  hasta  diclia  Plaza,  (no 
obstante  la  oposición  de  aquellos  Gentiles),  dieron  sobre  toda  la 
crecida  comitiva  que  le  acompañaba,  y  numeroso  equipaje  que  lle- 
vaba, robando  quanto  éste  contenia;  sin  dexar  el  Pontifical,  ni  sus 
preciosas  alhajas,  y  destruyendo  al  mismo  tiempo  las  tres  referidas 
Misiones,  y  cortando  la  comunicación  para  la  expresada  Plaza;  pe- 
ro con  las  prontas  y  eficaces  providencias  que  dio  luego  el  Sr,  Co- 
mandante de  aquellas  fronteras  (y  hoy  Gobernador  y  Capitán  Ge- 
neral de  aquel  Reyno)  se  consiguió  restablecer  la  de  Tucapel,  y  res- 
catar las  alhajas  de  S.  I.;  y  aunque  continua  imposibilitado  el  trán- 
sito, tienen  fundadas  esperanzas  de  facilitarle,  y  restaurar  sus  Mi- 
siones. Así  lo  notició  á  este  Oficio  el  Guardian  de  este  Colegio,  que 
en  vista  de  lo  referido,  salió  sin  dilación  de  él,  pasó  á  aquellos  sitios, 
y  se  informó  prolixamente  de  quanto  habia  acaecido;  y  aunque  pro- 
curó pasar  á  la  Imperial,  no  pudo  conseguir  se  lo  permitiesen  los 
Indios.  Consta  de  su  carta  fecha  20  de  Marzo  de  1788,  y  de  la  que 
igualmente  ha  escrito  al  P.  Fr.  Alexandro  García,  en  12  del  mismo 
mes  y  año. 

Por  disposición  del  Señor  Gobernador,  y  Presidente  de  la  Real 
Audiencia  de  Chile,  se  encargó  el  año  próximo  pasado  de  1787,  la 
asistencia  de  los  Indios  que  re.sidian  en  el  Seminario  de  la  Ciudad 
de  Santiago,  á  los  Misioneros  de  este  Colegio.  Estos  deseando  acre- 
ditar su  rendido  obedecimiento  á  las  superiores  y  Reales  determi- 
naciones, admitieron  gustosos,  y  así  les  han  recibido,  y  tienen  den- 
tro de  sus  claustros;  y  han  dispuesto  vivienda  para  ellos,  y  señalá- 
doles  Preceptores  para  las  primeras  Letras,  y  Gramática,  con  arre- 
glo á  las  Constitucioneá  que  tenían  desde  su  establecimiento;  y 


201 
según  estas  les  darán  también  para  las  demás  facultades. 

Consta  por  Documentos  originales  remitidos  por  el  Guardián 
de  este  Colegio  de  Chillan. 


COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  NUESTRA 
Señora  de  las  Gracias  de  Popayán. 

Tiene  éste  á  su  cuidado  las  Misiones  siguientes: 

Oan  Francisco  Solano,  San  Miguel  de  Payaguages,  San  Juan  Bau- 
tista del  Puerto,  San  Joseph  de  los  Cállelos,  San  Francisco  Xavier 
déla  Zepa,  San  Diego,  San  Francisco,  San  Antonio  de  los  Mamos,  Pu- 
rísima Concepción:  y  se  hallan  existentes  en  estos  Pueblos  842  almas. 

Así  consta  del  Estado  que  ha  remitido  este  Colegio  en  15  de  Ju- 
nio de  1785. 

COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  SAN  JOAQUÍN 

de  CalL 

lln  quanto  á  éste,  solo  consta  que  al  tiempo  de  su  fundación  se 
reservó  el  a.signarle  territorio  de  Misiones  de  ínfleles;  y  aunque  al 
principio  de  su  establecimiento  descubrieron  algunos  Indios,  y  se 
situaron  con  ellos  algunos  Misioneros  en  el  sitio  nombrado  San  Vi- 
cente: sobrevino  luego  el  contagio  de  viruelas,  y  murieron  los  mas 
de  los  Indios  bautizados;  y  los  restantes  huyeron  á  los  montes,  vién- 
dose por  esto  precisados  los  Religiosos  á  desamparar  aquel  estable- 
cimiento. El  año  de  1780  consiguieron  las  Misiones  que  les  cedió  la 
Provincia  de  Santa  Fe,  por  no  poder  costear  sin  muchos  gastos  á 
sus  Religiosos:  y  desde  entonces  existe  un  Misionero  en  calidad  de 
Doctrinero  en  el  Pueblo  de  Morri,  con  aprobación  de  los  Señores, 
Ilustrísimo  de  Popayán,  y  Gobernador  del  Oíocó.  Han  informado  á 
S.  M.  sobre  esto  y  esperan  la  Real  determinación. 

Consta  de  la  razón  remitida  por  este  Colegio,  y  firmada  por  el 
P.  Guardian  Fr.  Manuel  Herdozain. 


26 


202 

COLEGIO  APOSTÓLICO  DE  SAN  FRANCISCO 

de  Panamá. 

tiste  se  fundó  con  Real  permiso  de  S.  M.  el  año  de  1785,  y  se  le 
asignaron  las  Misiones  que  tenia  el  de  Guatemala,  en  aquel  Virrey- 
nato  de  Santa  Fe  (como  ya  se  dixo.)  Al  presente  se  hallan  aquellos 
Misioneros,  trabajando  para  levantar  el  Colegio;  pues  no  tienen  ha- 
bitacones  donde  vivir.  Hacen  también  las  posibles  diligencias  para 
atraer  á  mas  de  100  Indios  que  huyeron  de  sus  Pueblos;  y  para  re* 
ducir  á  los  de  la  Nación  Chalíva,  que  serán  unos  300,  é  igualmente  á 
los  de  la  Ouaymíes,  que  ascenderán  á  mas  de  1600. 

Consta  del  informe  fecho  en  este  Colegio  en  19  de  Mayo  de  1786. 

PROVINCIA    DE    SAN    GREGORIO 
de  Filipinas  de  Religiosos  Descalzos. 

lista  sirve  en  el 

ARZOBISPADO  DE  MANILA 

y  tiene  á  su  cargo  los  Pueblos  siguientes  de  Mestizos,  Indios,  Mula- 
tos, y  otras  castas. 

Dílao,  y  San  Miguel,  Santa  Ana,  Pandacan,  Sampaloc,  Bocavi,  Mey- 
eavayan,  6an  Joseph,  tolo,  Ovando,  Binangónan,  Morón,  Baras,  Tanas, 
PiWla,  Cubüon  Siniloan,  Mahitac,  Fangil,  Faquil,  Faete,  San  Antonio, 
Longos,  Lumbán,  Santa  Cruz,  Fagsanghan,  Cavinti,  Pila,  Bay,  los  Ba- 
ños,  Nagcarlán,  Lilio,  Machayhae. 

Son  por  todos  32  Pueblos,  y  fuera  de  estos,  tienen  las  Misiones 
siguientes: 

Daraetan,  Caranglán,  Funcan,  Pantahangán,  Casegnán,  Bina- 
tangán. 

Total  de  Indios  tributarios 31035. 

Mestizos  tributarios 2263. 

Suman  todos  los  tributarios 33298. 

Suma  total  de  almas 77605. 


203 
OBISPADO  DE  CAMARINES. 

Cn  éste  tiene  a  su  cargo  esta  Provincia  los  siguientes  Pueblos 
de  Indios,  Mestizos,  Mulatos,  &.  Luchan,  Tayahas,  Pagbüas,  Saryaya, 
Mauhan,  Atimonan,  Oumaca,  Lampón,  Polillo,  Balér,  Casigúran,  Pala- 
nán,  Naga,  Camaligan,  Ganaman,  Magarao,  Quipayo,  Calahangán,  Li- 
hinganan,  Milacor,  Bao,  Bula,  Naháca^  Balo,  Triga,  Nitialhag,  Rui,  Po- 
lanqui,  Libón,  Oas,  Ligao,  Ouinohatan,  Camarines^  Cagsaba,  Donsol, 
Sorsoon,  Casigúran,  Jubat,  Oate. 

Son  por  todos  42  Pueblos,  y  los  siguientes  de  Misión:  Baler,  Pa- 
lanan,  Lupi,  Manguirin,  Ooa,  Tigaon. 

Total  de  Indios  tributarios 47455. 

Mestizos  tributarios 45. 

Suman  todos  los  tributarios 47500. 

Suma  total  de  Almas 112170. 

OBISPADO  DE  ZEBÚ. 

Asisten  en  éste  á  los  Pueblos  siguientes  de  Mestizos,  Indios  y 

Mulatos,  &. 

L^athalogan,  Cafarman,  Lavan,  Palapag,  Cuiubig,  Baygahon,  Sulat, 
Borongan,  Tubig,  Umavas,  Calviga,  Pavanas,  Capul,  Calbayoc. 
Son  por  todos  14  Pueblos. 

Total  de  Indios  tributarios 13260. 

Mestizos  tributarios 172. 

Suman  todos  los  tributarios 13432. 

Suma  total  de  Almas 32339. 

Son  por  todos  88  Pueblos  ó  Doctrinas,  12  de  Misión,  y 
componen  el  total  de  Almas 222114. 

Consta  así  del  Plan  remitido  por  esta  Provincia,  firmado  por  su 
Provincial  en  9  de  Diciembre  de  1781. 

Por  otro  documento  firmado  y  sellado  de  esta  Provincia  en  7 
de  Junio  de  1783,  se  manifiesta  que  en  la  Grande  China  tiene  60  Igle- 


204 
sias  y  Oratorios  con  numerosa  multitud  de  Christianos,  á  loa  que 
reservadamente  asisten  y  fomentan  con  toda  axáctitud  los  Reli- 
giosos. 


NOTA    PRIMERA. 

E»ste  estado  de  Provincias  y  Colegios  con  los  Pueblos  que  tie- 
nen á  su  cargo  de  Misiones  y  número  de  Indios  que  esisten  en  ellos, 
está  fundado  en  los  documentos  mas  modernos  y  seguros  que  se 
guardan  en  la  Secretaría  y  Archivo  General  de  este  Oficio  de  la  Co- 
misaría General  de  Indias.  No  se  declaran  las  naciones  de  Indios 
de  que  constan  las  Reducciones  por  no  expresarlas  los  mas  de  los 
Planes  é  informes  que  se  citan  remitidos  de  las  Américas,  ni  se  ma- 
nifiestan las  Provincias,  Poblaciones  y  Fronteras  que  median  entre 
los  territorios  de  su  consignación:  pues  de  esto  no  hay  razón  for- 
mal en  este  Oficio,  á  el  que  solamente  envían  las  Tablas  Capitula- 
res, para  noticiar  de  los  oficios  y  destinos  en  que  están  colocados 
los  Religiosos,  y  por  esto  únicamente  dan  aviso  de  los  Pueblos  de 
su  residencia;  porque  los  demás  son  del  cargo  e  inspección  de  los 
respectivos  Diocesanos,  sin  intervención  alguna  de  los  Religiosos. 

NOTA  SEGUNDA. 

Por  lo  respectivo  á  las  Islas  que  están  al  cuidado  de  mi  Religión 
Seráfica  en  las  Indias,  ya  dixe  en  su  lugar,  hablando  del  Colegio  de 
Ocopa,  que  los  Misioneros  de  éste  asisten  en  las  de  la  Provincia  de 
Chilóe,  que  se  compone  de  las  siguientes:  Isla  Grande,  Quinchan^  Lli- 
nua,  Qnenac,  Caguach,  Meulin,  Apiáu,  Aláu,  Chaulinéc,  Vuta  Chauquis^ 
Añigue,  Chegniau,  Quehui,  Lemúi,  Chelín,  Tayiqrü,  Caucahue,  Calbuco^ 
Matchil,  Huar^  Q.uenu,  Tahon,  Ahtau,  Chiduapi.  Todas  están  pobladas. 

Se  hallan  también  en  aquel  Mar  del  Sur  las  Islas  de  Otaheti,  en 
las  que  ya  he  dicho  estuvieron  situados  los  Misioneros  de  Ocopa. 
En  el  año  de  1772  se  reconocieron  por  orden  del  Excelentísimo  Se- 
ñor Virrey  del  Perú,  y  entre  los  Comisionados  á  este  importante  ob- 
eto,  fué  uno  el  Padre  Fray  Joseph  Amich,  Piloto  de  la  Real  Arma- 
da, antes  de  ser  Religioso  en  la  Provincia  de  Lima.  Éste  en  el  Mapa 


205 
que  formó  de  aquel  Archipiélago,  manifiesta  las  siguientes:  Otaheti^ 
San  Chrüioval,  Todos  Santos,  SaJí  Quintín^  San  Simón,  Mafutarúa,  Mo- 
réa,  Oenúa,  Oaginé,  Tapuamanú,  Mavavá^  Tira,  Paraporrá,  Opijá,  Ta- 
yaá,  Oyateá,  Tnpá,  Avayó,  Ouayopé,  Ayuayú,  Atiú,  Tautipá,  Quenuattrá. 
Las  siete  primeras  las  reconocieron  con  toda  exactitud,  pero  no 
pudieron  verificarlo  así  en  las  restantes.  Ya  expresé  la  regulación 
que  se  hizo  del  número  de  almas  que  las  habitan,  hablando  del  re- 
ferido Colegio.  Éste  representó  el  año  de  1777  que  estaba  pronto  á 
enviar  Religiosos  para  bien  de  aquellas  almas;  pero  no  ha  tenido 
contextación,  por  lo  que  no  ha  repetido  instancia,  aunque  es  tan 
sensible  que  tantas  gentes  reconocidas  ya,  sigan  en  su  gentilidad  y 
próximo  peligro  de  su  perdición  eterna. 

NOTA   TERCERA. 

Según  noticias  circunstanciadas,  que  tiene  este  Oficio,  por  lo 
tocante  á  las  Misiones  de  Américas,  se  viene  en  conocimiento  de  que 
serian  mayores  sus  adelantamientos,  si  á  todos  los  Religiosos  desti- 
nados á  este  tan  interesante  asunto,  se  les  auxiliara  en  aquellas  par- 
tes según  expresa  la  Ley  38.  lib.  L  tit.  14.  de  las  Recopiladas  para 
aquellos  Reynos,  y  conforme  S.  M.  lo  tiene  mandado  en  repetidas 
Reales  Cédulas;  pues  como  ellos  no  se  hallan  con  otro  fomento  que 
el  Sínodo,  que  por  via  de  limosna,  les  contribuye  la  Real  piedad 
de  nuestro  Soberano  (el  que  no  es  general  ni  igual  en  todos  los  des- 
tinos): no  pueden  emprehender  expediciones  para  solicitar  progre- 
sos, por  no  tener  con  que  sufragar  sus  indispensables  costos;  y  por 
esta  causa  se  sabe  también  que  aun  logradas  algunas  reducciones, 
no  continúan  en  ellas,  por  no  contribuirles  con  lo  que  forzosamente 
necesitan  para  obsequiar  álos  Gentiles.  Es  notorio  que  los  Religio- 
sos internan  por  aquellos  montuosos  desiertos  solicitando  la  con- 
versión de  los  Gentiles  que  en  ellos  habitan:  que  consiguen  muchas 
veces  la  amistad  con  ellos:  pero  ¿qué  harán  solos,  indefensos,  y  sin 
tener  que  dar  á  aquellas  miserables  gentes?  Si  fuesen  auxiliados:  si 
quando  ellos  se  internan  á  los  distantes  terrenos  de  la  Gentilidad, 
y  se  sitúan  con  los  infieles,  tuvieran  el  consuelo  de  ver  que  se  po- 
blaban las  tierras  inmediatas  á  sus  establecimientos  con  gentes  que 
pudieran  defenderlos  en  contrarios  acaecimientos:  si  se  les  pro  ve- 


206 
y  era  de  lo  que  es  indispensable  para  conseguir  con  sólidos  funda- 
mentos las  fundaciones  de  Misiones:  acreditaria  la  experiencia,  la 
felicidad  en  los  progresos. 

Casos  prácticos  tenemos  que  comprueban  esto  mismo  én  las 
Misiones  últimamente  establecidas  en  la  Nueva  Calijornia,  y  en  el 
desgraciado  acaecimiento  en  las  del  Rio  Colorado  en  aquellos  mis- 
mos sitios.  Lográronse  felizmente  las  primeras,  porque  tuvieron  to- 
do el  fomento  necesario;  y  se  perdieron  las  segundas  con  muertes 
de  Religiosos  y  Seglares,  porque  se  varió  enteramente  de  método. 
Otros  muchos  iguales  exemplares  constan  acreditados  en  este  Ofi- 
cio, y  que  hacen  ver  que  ias  frequentes  oposiciones  y  contradiccio- 
nes que  padecen  los  Religiosos  en  aquellas  distancias,  han  atrasado 
considerablemente  el  Apostólico  Ministerio  en  ellos.  Uno  de  los  me- 
jores y  mas  útiles  establecimientos  de  Misiones  fueron  los  de  Mainas 
en  la  jurisdicción  de  Quito.  Objeto  fué,  y  debió  continuar,  de  parti- 
cular atención  por  todas  sus  circunstancias.  Por  la  expatriación  de 
de  los  Regulares,  se  entregaron  de'órden  de  aquel  Señor  Presiden- 
te, á  los  Religiosos  de  mi  Seráfica  Orden  en  aquella  Provincia;  sir- 
vieron en  ellos  sin  que  se  notase  novedad  alguna,  manteniendo  en 
su  arreglamento  acostumbrado  sus  Pueblos,  y  conservando  con  to- 
das sus  alhajas  preciosas  las  Iglesias.  Separólos  después  el  Ordina- 
rio, que  entonces  tenia  aquella  Silla:  y  hoy  6s  muy  fácil  averiguar  y 
cerciorarse  del  abandono  en  que  han  quedado  las  mas  de  aquellas 
numerosas  Poblaciones.  Muchos  establecimientos  ha  perdido  la  Re- 
ligión Seráfica  en  las  Américas  con  muertes  al  mismo  tiempo  de 
crecido  número  de  Hijos  suyos,  los  que  se  hubieran  conservado  y 
dilatado,  si  puntualmente  se  pusieran  en  execucion  los  Reales  man- 
datos, quando  allí  han  sido  sobre  estos  puntos  tantas  veces  in- 
timados. 

NOTA    QüARTA. 

Por  lo  respectivo  á  los  costos  que  originan  á  S.  M.  las  Misiones 
y  Misioneros  de  Indias:  los  Sínodos  y  limosnas  que  se  les  contribu- 
yen, y  por  qué  Caxas  se  les  satisfacen:  no  puede  informar  en  estos 
particulares  este  Oficio,  pues  sobre  ellos  ninguna  Provincia  ni  Co- 
legio le  presentan  razón  alguna,  y  solo  lo  verifican  con  las  respecti- 


207 
vas  Caxas  Reales,  y  Excelentísimos  Señores  Virreyes  de  sus  Depar- 
tamentos á  quienes  pertenecen.  De  los  que  originan  los  Comisarios 
Colectadores  de  las  Misiones,  hasta  que  verifican  el  embarque  de 
los  Religiosos  de  su  cargo:  presentan  formalizadas  sus  cuentas  en 
la  Real  Contratación  de  Cádiz,  y  de  allí  se  remiten  para  su  aproba- 
ción al  Real  y  Supremo  Consejo  de  Indias.  Solo  hay  noticia  en  esta 
Comisaría  General  de  que  los  Sínodos  son  por  lo  regular  de  200  á 
300  pesos  en  muchas  de  aquellas  Misiones,  con  lo  que  solamente 
tienen  para  la  precisa  manutención;  pero  esta  limosna  la  reciben 
únicamente  qu&ndo  están  en  actual  servicio  de  las  reducciones, 
pues  en  sus  Colegios  no  tienen  asignación  alguna,  y  viven  arregla- 
dos al  Seráfico  instituto  y  Bulas  Inocencianas,  manteniéndose  con 
las  limosnas  gratuitas  de  los  Fieles. 

NOTA  Quinta. 

En  el  año  de  1786  con  Real  permiso  de  S.  M.  se  fundó  el  Cole- 
gio de  Misioneros  con  el  título  de  San  Carlos  en  la  Provincia  de 
Buenos  Ayres:  y  en  el  de  1787  se  concedió  también  la  fundación  de 
otro  en  la  Villa  de  Moquegua,  y  Obispado  de  Arequipa. 

NOTA  ÚLTIMA. 

Según  este  Estado  general  resultan  existentes  al  cargo  de  mi 
Religión  Seráfica  en  las  dos  Américas  é  Islas  Filipinas,  por  lo  res- 
pectivo á  Misiones. 

Pueblos 539. 

Almas 307798. 

Y  no  entran  en  esta  suma  las  Iglesias  y  Oratorios  que  existen 
en  la  Orande  China. 

Este  es  el  Estado  actual  de  las  Misiones,  Doctrinas  y  Reduccio- 
nes que  tiene  la  Religión  Seráfica  en  las  dos  Américas  é  Islas  fili- 
pinas, formado  con  arreglo  á  las  Tablas  Capitulares  y  demás  docu- 
mentos existentes  en  esta  Comisaría  General  de  ludias.  Se  notará 
que  las  fechas  son  desiguales,  y  algunas  muy  anteriores  al  presente 
año;  y  que  en  los  mas  de  los  estados  se  omite  el  número  de  almas 
que  reintegran  sus  Departamentos.  Para  satisfacer  estos  justos  re- 
paros, se  hace  presente  que  estas  diferencias  provienen  de  la  ma- 


208 

yor  ó  menor  omisión  que  han  tenido  las  Provincias  y  Colegios  en 
remitir  á  este  Oficio  las  relaciones  de  sus  trabajos  Apostólicos:  ob. 
servando  aquellos  Superiores  mas  ó  menos  exactitud  en  las  noti 
cias  que  deben  comunicar.  Se  espera  remediar  estos  defectos  con 
la  orden  que  por  el  correo  de  este  mes  de  Noviembre  se  dirige  á 
los  Provinciales  y  Guardianes  de  los  Colegios,  mandándoles  baxo 
de  gravísimas  penas,  que  ahora  á  la  mayor  brevedad,  y  al  fin  de  ca- 
da año,  envíen  á  la  Comisaría  General  de  Indias  planes  exactísimos 
y  metódicos  de  sus  respectivas  Misiones  con  el  número  de  Minis- 
tros, Indios,  Sínodos,  Situación  y  particularidades  de  cada  uno. 

Y  para  que  conste  donde  convenga^  doy  el  presente  resumen  en  es 
te  Quarto  de  Indias  de  San  Francisco  de  Madrid  a  20  de  Noviembre 
de  17  88. 


■'^g>»»<:r¡:5v:,. 


índice. 


Páginas 


•5 

Introducción 

I.  Fundación  de  las  Misiones  de  Sta.  María  de  los  Dolores,  San  Juan 
Bautista,  San  Francisco  Solano  y  San  Bernardo 9 

II.  Diario  de!  viaje  que  hicieron  los  PP.  Fr.  Antonio  de  Olivares  y  Fr.  Isi- 
dro de  Espinosa  al  río  de  San  Marcos 50 

III.  Diario  del  viaje  que  hizo  el  P.  Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante  á 
Moqui "'* 

IV.  Dos  cartas  del  P.  Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante  al  P.  Provincial 
Fr.  Isidro  Murillo  sobre  la  comunicación  del  Nuevo  México  con  Cali- 
fornia y  la  reducción  de  los  Moquinos 81 

V.  Dos  cartas  del  P.  Fr.  Francisco  Atanasio  Domínguez  al  P.  Provincial 
Fr.  Isidro  Murillo,  con  otras  dos  inclusas  de  los  PP.  Fr.  Francisco 
Garcés  y  Fr.  Mariano  Rósete  y  Peralta 91 

VI.  Diario  del  viaje  que  hicieron  los  PP.  Fr.  Francisco  Atanasio  Domín- 
guez y  Fr.  Silvestre  Velez  de  Escalante  al  río  Colorado  y  Cosnina       .        98 

Vil.    Diario  del  viaje  que  hizo  el  P.  Fr.  Francisco  Garcés  al  río  Colorado, 

San  Gabriel  y  Moqui 134 

APÉNDICE. 

1.    Estado  de  las  Misiones  de  la  orden  de  San  Francisco,  año  de  1786  184 

II.  Estado  de  las  Misiones  de  la  orden  de  San  Francisco,  año  de  1788  187 


University  oí  Toronfo 
Library 


FROM 

THIS 

POCKET 


Acmé  Library  Card  Pocket 
LOWT-MARTIN  CO.  UMITED 


:.•,'>:•: