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V
Provincialismos de Guatemaki
VICIOS DEL LENGUAJE
Proviiicic'ilisinos de (Tiiatemala
ESTUDIO FILOLÓGICO
ANTONIO BATRES JAUREGUI,
VBKO DE lA" FACULTAD DE DERECHO, INDIVIDUO DE L.
ACADEMIA ESrA.^OLA, DE LA MATRITENSE DE JURIS-
FRUDENCIA Y LEGISLACIÓN, DE LA SOCIEDAD DE
HISTORIA DIPLOMÁTICA DE PARÍS, DE
LA SOCIEDAD LITERARIA HISPANO
AMERICANA DE NUEVA
YORK, ETC.
m
í GUATEMALA:
:uadernac¡ón y Tipografía Nacional, Décima Calle Poniente, Nóms.
1892
Col«ccién Luis Lujan Muflo;
<imvtnkla<$ f rancho Marróqutn
ES PROPIEDAD DEL AUTOR.
ft..*'
PROLOGO.
** Lejos de que la conservación castiza
del idioma pueda ser traba para el de-
senvolvimiento de la civilización de los
estados hispano-americanos, por el con-
trario, será medio eficaz para su progre-
so, para su cultura y ])erfeccionamiento
intelectual."
( '* El idioma nacional," i^or Vicente
G. Quenada j publicista argentino.)
I.
Cuando nuestro festivo escritor 1). José Milla
describe el tipo del natural de Guatemala, en el
cuadro de costumbres intitulado " El Chapín," le
atribuye donosamente, entre otras cualidades, la
de hablar un castellano antiquísimo, salpicado de
provincialismos, algunos de ellos tan expresivos
como pintorescos; y ésto sin contar, diríamos nos-
otros, con las muchas corrupciones é impropieda-
des de términos y frases, ininteligibles para un
español recién llegado al país.
Harto común es, por desgracia, oir en Guate-
mala miráj anda, tené, hahts, ( 1 ) y otros arcaís-
K.\) — También dicen frecuentemente levántate, sentafe, sosegate por
levántate, siéntate, sosiégate; yo lo vide, él lo vido, á usanza antigua, en
vez de yo lo H, él lo río; hubieron Jiestax, hubieron diversiones, en lugar
de hubo fiestas, hubo diversiones; yo cambeo, tú vaceas, que debe ser yo
cambio, yo vacío; los paderones, pwr las paredes grandes, empleando
una metátesis que debe evitarse ; le mandaron que se callase, y se calló,
como det-ían en lo antiguo, usando pronominalmente el verbo : hoy se
diría le mandaron que callase, y calló; vertir por verter; ponémelo por
pónmelo; reñiste por viniste; caia, traía, leía, por caía, traía, leía; caído,
traido, leido, por caído, traído, leído; molestoso por molesto d' d'. Hay
otros muchísimos defectos é impropiedades en nuestro lenguaje, que
anotaremos en el curso de esta obra.
4 PRÓLOGO
mos de esa laya, que si se usaron en tiempos re~
motos, hoy no hacen más que afear el idioma
patrio, que se reciente, por otra parte, de impropio
y vulgar, en boca de aquellos de nuestros compa-
triotas que hablan ^' de vos,'^ concertándolo una&
veces con la segunda persona de singular de los
verbos, y conservando otras la terminación es pa-
ra el plural del pretérito de indicativo, como
amasteSj dejasteSy llorastes, á usanza antigua, en vez
de amasteis, dejasteis^ llorásteisj acabados en eis, co-
mo ha prevalecido en España, desde el siglo XVII
hasta nuestros días. También se conservan entre
nosotros muchas palabras que ya no corren en la
Península, y que trasplantadas aquí por los con-
quistadores, han tenido más larga vida que en el
lugar donde nacieron. (2)
Curioso fenómeno el de un pueblo que, eman-
cipado de la metrópoli, alardeando de exuberante
vida propia, conserva aún, en mucha parte, el
idioma antiguo de los capitanes que lo conquista-
ron ; y no por espíritu de veneración á sus mayo-
res, ni menos por apego á lo tradicional 3^ antiguo
— que no son tales por cierto las tendencias de
los países hispano-americanos — sino porque, des-
pués de la grandiosa epopeya de la conquista de
América, cuando una paz octaviana vino á reinar
en los vastos imperios que derrocaron las huestes
(2) — "Kl caudal más preciado de lenjiíiaje criollo, consiste en una
gran cantidad de voces puramente castellanas, olvidadas en España,
y repudiadas, puede decirse, por la lengua madre ; que no están en
los diccionarios, y son tenia continuo de injusta censura para muclios
puristas trascordado?. América las conserva, y de ellas se constituye
en heredera."— (Orígenes del Lenguaje Criollo, páj. 93).
Cuidaremos de apuntar, en el curso de este libro, esas voces olvida-
das en la Península, y que son de uso corriente en Guatemala.
DEL AUTOR 5
españolas, implantando en el Nuevo Mundo el sis-
tema colonial, era escaso, tardío y pausado por ex-
tremo el tráfago con la Madre Patria. Los osados
aventureros que se apoderaron de estas regiones,
impusieron una paz inalterable de tres siglos, y
su potente voz tuvo larga resonancia, dando á mu-
chas locuciones y vocablos más fijeza aún que la
que alcanzaron en la tierra misma donde tuvieron
origen. Si la con(|UÍsta dio vuelo á la actividad
personal, sin trabas ni formas, desenvolviendo rá-
pidamente una civilización en la tierra america-
na, y legándole con ella la rica lengua de Castilla;
■el sistema colonial abatió las energías, apocó los
ánimos, cohibió toda expansión, estancando hasta
el idioma, que debía seguir después tortuosos de-
rroteros.
En la serie de los años, y merced á diversas in-
fluencias, los idiomas cambian paulatinamente,
permitiendo la entrada á nuevos términos, rele-
gando otros, modificando sus formas ó accidentes
y siguiendo la corriente del adelanto y del progre-
so; pero cuando se halla una región apartada de
otra por extensísimo mar; cuando las comunica-
ciones eran tardías y difíciles; cuando entre los
muy pocos dados á las letras, se culivaba el latín
en vez del habla vulgar, ( 3 ) ¿ sería posible que
(3) — "El que no hubiera estudiado la lengua latina, no podía ni de-
bía leer, porque existía la firme persuación de que todo lo mediano
que corriese en letras de molde, forzosamente debía encortrarse redac-
tado en el idioma del Lacio. El P. Aguirre se quejaba de tener que
hablaren su ''''Población de Valdivia" en nuestro vulgar español; el
deán Machado de (Jhaves declaraba que le habría sido más fácil
escribir en latín que en castellano ; Núñez Castaño, por fin, llevó sus
teorías á este respecto, tan lejos que, deseando celebrar en un poema
la retirada de los holandeses de las costas del Sur de Chile, eligió para
6 PROLOGO
ésta tuviera los mismos giros y alteraciones que
tenía en el lugar de su nacimiento ? ¿ Será dable
que el río que mudó de cauce, corra siempre con
las mismas curvas y con igual rapidez ? — No es,.
pues, de extrañar que en Guatemala, lo mismo
que en toda la América ibera, queden restos del
idioma antiguo, que viven aún como vastagos es-
parcidos del tronco secular que les prestó nutri-
mento.
Al propio tiempo que se habla en parte un es-
pañol antiquísimo, se ha empobrecido por acá el
idioma, no empleándose todas las palabras de su
rico repertorio. '' El desuso en la América espa-
ñola de una porción del vocabulario castellano, es
debido, según Paz Soldán y Unánue, á la ignoran-
cia unas veces, al temor de no ser ampliamente
comprendido otras, y las más, á la indolencia pro-
pia de las sibaríticas regiones de la hamaca, cuya
monótona oscilación parece el péndulo del carác-
ter hispano-americano. Busquemos ahora la cau-
sa histórica, si es posible, del empobrecimiento-
sus estrofas la lengua de Virgilio." (Historia de la Literatura Colonial
de Chile, por José Toribio Medina. — Tom. I, pág. XL).
El célebre P. Landívar, que vivió en la Antigua Guatemala, para
describir las costumbres populares de aquellos tiempos, usó de clási-
cas estrofas latinas en su ^'Rusticatio Mexicana.^^
Están en latín las primeras obras que se dieron á luz en el primer
establecimiento tipográfico fundado en América, en la ciudad de Méxi-
co, en el año de 1535, en tiempo del virey Mendoza. (Historia crítica
de la Literatura en México, por Francisco Pimentel).
Cuarenta años después de la ftindación de dos grandes ciudades,
Bogotá y Tunja, ya se publicaban epigramas latinos y se cultivaban
las letras clásicas. (Historia de la Literatura en Nueva Granada, por
José María Ver gara y Vergara).
Vicuña Mackenna dijo, que Antotiio Nehrisensis era nuestro rey,^
después de haber destronado á los Borbones. (Recuerdos Literarios,^
por J. V. Lastarria).
DEL AUTOR 7
del idioma entre nosotros. Los españoles no sólo
tuvieron que poblar la América de gente, sino
también la casa de vajilla, de muebles y de los
miles enseres domésticos propios de la civiliza-
ción; las cocinas de sus respectivas baterías; las
despensas de especias diversas ( como que hasta
hoy se dice pimienta de Castilla; vinagre de
Castilla ct.. cfc.,) desconocidas á una gente frugal,
sencilla, que en lo material como en lo moral é
intelectual, había vivido de muy poco; las huer-
tas de hortaliza y árboles frutales; los campos de
plantas y animales útiles, y finalmente, el territo-
rio todo de aparatos y maquinaria que vinieran a
reemplazar á los hombres en las numerosas y mo-
numentales obras, que como las del antiguo Egip-
to, sólo habrían podido realizarse merced al sin-
número de brazos y á su condición de siervos. Y
como no era posible que los conquistadores, en
tiempos en que las comunicaciones eran tan difí-
ciles y los transportes tan costosos, fueran trayen-
do las variedades de cada artículo, de cada planta,
ó de cada animal, sino sólo las más indispensa-
bles, no pudimos conocer 'prácticamente más que
una parte del idioma. Por eso desconocemos hoy
ó no sabemos aplicar bien la otra parte, porque,
como dice Horacio :
" SegniuB irritant ánimos dimissa per aurem
Quam quse sunt oculis 8iiV)jecta fidelibus."
A vueltas de esa pobreza, los españoles que
arribaron á estas playas tropezaban á cada paso con
muchos objetos nuevos, que bautizaban con nuevos
nombres ó con los que ya tenían en las lenguas
antiguas de este Continente, como es curioso ver-
8 PRÓLOGO
lo en los escritos de Gomara, Fernández de Enciso,
Oviedo, Bernal Díaz del Castillo, el Inca Garcila-
so de la Vega y otros de aquellos valientes adali-
des, que no sólo empuñaban la espada, sino que
redactaban crónicas, relaciones é historias. Tales
nombres, muchos de los cuales ya figuran en los
diccionarios de la lengua, pudieran bien llamarse
hispanismos de América (4.)
Mas como cada lugar ó provincia, no sólo tenía
diversos usos y costumbres, sino también dialec-
(4) — Al contemplar Cristóbal Colón y sus compañeros la riqueza de
los campos tropicales, las costumbres de bus pobladores, y las escenas
todafi que se desenvolvían á su vista, comenzaron á bautizar con di-
versos nombres cuanto contemplaban extasiados. Al hombre ameri-
cano llamáronle indio, porque ellos buscaban las Indias. A muchas
cosas aplicaron voces marítimas, como que ellos eran gente de mar;
y así no es extraño oír por acá rancho, ranchar, ranchería, cabuya,
zafarrancho, botar, guindar, largarse, abarrotar, trincar, virar, zafar,
tumba*", pasar o-ujia, chubasco, cimarrón, ciénega, dengue, damajua-
na, batea, rol, brisa, morro, socucho, ramalazo, rasqueta. Como eran
vascos muchos de acjuellos marinos, abundan nombres vizcaínos
entre los que ellos dejaron ; y como algunos sabían el árabe, que ha-
bían aprendido en las guerras de Granada, no es raro que de esa len-
gua tomaran muchas palabras para nombrar los objetos que en Amé-
rica veían. También los frailes y los licenciados, que alternaban con
los marinos y soldados, dejaron nombres latinos, y tomaron otros de
las lenguas de los aboríjenes, como aguacate, cuache, chocolate, meca-
te, petate, saragate, zacate, soyate, tecomate, tomate^ achote, apasote,
ayote, camote, coyote, tecolote, chayóte, elote, jocote, ocote, zapote, zopilo-
te, olote, chilmole, atol, totopoxte, cacahuete, cacao, cutarra, milpa, chile,
guacamol, guacal, jícaro, nopal, petaca, zarape, zenzonte, tamal, pulque,
apaste, cajete, chichicaste, y otros muchos derivados del mexicano, los
cuales, eu su mayor parte ya figuran en el Diccionario. Del quichua
de los antiguos peruanos, tenemos algunos, v. g. cancha, canche, cón-
dor, chacra, china (niñera), chirimoya, guanaco, huaca, jaguar, mate,
pampa, puche, cO. Del quiche y kackchiquel : mazacuata, chinchinto-
rro, huizache, qüijiniquiles^matitlán, Atitlán, chipe, chay, chalchi-
gUites, tzuquinay, Almolonga, Cazaguastlán, Comalapa, Zacapa, Que-
zaltepeque, ChimaUenango, Guacalute, Huehuetenango, Ixtahuacán,
Itzapa, Jocotenango, Quezaltenango, Sacatepéquez , Suchitepéquez , Zum-
pango, Tzacualpa, Xequijel, Salamá, tun, huepil, chichigua, á. &. &.
DKL AUTOR \)
tos y lenguas diversas, que se conservaron en gran
parte después de la conquista, era natural que el
idioma castellano se fuese infiltrando de nuevas
voces, criollas unas, y formadas otras de las mis-
mas raíces del lenguaje de los españoles, quienes
las popularizaban por doquiera. Esta es la razón
de que en una república se encuentren provin-
cialismos de las otras. Entre los que usamos en
Guatemala, hay muchos completamente originales
y peculiares del país; pero no son pocos los que
también se emplean en México, Cuba, Colombia,
el Perú, Chile y otras naciones del Continente.
La falta de estudio, la carencia de centros desti-
nados á conservar la pureza del lenguaje, y la in-
diferencia lastimosa con que, durante largos años,
se viera todo lo que al idioma se refiere, han sido
parte á (jue se corrompa de tal modo, que hay mu-
chas frases y voces viciosas, que por desgracia em-
plean.hasta personas cultas y educadas, sin contar
con los innumerables vulgarismos que á cada paso
ofenden el buen gusto.
Y no se crea que somos los únicos que nos la-
mentamos de haber desnaturalizado el idioma.
^' La incorrección con que en Chile se habla y es-
cribe la lengua española, dice uno de sus mejores
literatos, es un mal tan generalmente reconocido
como justamente deplorado. Dos generaciones
han pasado ya por las aulas, desde que los señores
D. Andrés Bello y D. José Joaquín de Mora echa-
ron en nuestro país los fundamentos de los estu-
dios gramaticales; y si es cierto que, sin cerrar los
ojos á la evidencia, no podrían negarse las jorna-
das que hemos hecho por el buen camino, cierto
10 PRÓLOGO
es también por desgracia, que aún está muy lejos
de su terminación la obra iniciada en favor del
buen decir por aquellos ilustres extranjeros. Si
en lo tocante al punto en que nos estamos ocupan-
do, la República de Chile no es ya la última de
las naciones en que se habla español, aún tiene
delante de los ojos el bochornoso espectáculo de
otras que con menos elementos, tranquilidad y ri-
queza que ella, la igualan y la vencen. No hemos
tenido un Baralt como Venezuela, ni un Pardo
como el Perú, ni un Cuervo como Colombia; y
basta abrir los periódicos de México, de Caracas,
de Bogotá y de Lima, para persuadirse de que por
aquellos mundos se tiene mucho más respeto á las
reglas de la gramática y se conocen mucho mejor
que entre nosotros, los modismos de la lengua, y
la propia y castiza significación de sus vocablos.'^
Por lo que á Guatemala concierne, se verá en
esta obra que no siempre se respeta el género de
los nombres; que se añaden y se suprimen letras
á muchas palabras; que se dan terminaciones
antojadizas á algunos derivados; que se forman
verbos de muchos sustantivos castellanos que no
los admiten: y se cambian unos verbos por otros;
y se trastruecan las preposiciones; y se prefieren
las palabras vulgares á las cultas; y hasta se mu-
da la significación de los vocablos en varios casos;
sin contar con los muchos arcaísmos y neologis-
mos, que se emplean constantemente, y algunas
metátesis que deben evitarse.
. Existe también cierta propensión á desinencias
caprichosas, como sucede con la terminación al^
que se aplica á los nombres de los árboles, en vez
DEL AUTOR 11
de aplicarse á la plantación ó siembra de ellos: na-
ranjal, anonal, mangal, cipresal, granadal, duraz-
nal, /apotal, aguacatal, cocal, guayabal, deci-
mos, por naranjo, añono, mango, ciprés, granado,
durazno, zapote, aguacate, coco ó cocotero, guaya-
bo, &,y &., tV*.
Apuntaremos además aquella tendencia exage-
rada al uso del diminutivo: tan tito, todito, luegui-
to, airecito, ahorita, alentadito, sólito, dicen mu-
chas gentes melosas, que bien merecieron la burla
que, por sus itos^ les hizo D. Antonio José de Irisa-
rri, y cjue prestaron mérito á otro compatriota
nuestro, D. Francisco Rivera Maestre, para termi-
nar su '• Epístola á Guatemala " mandándole " mu-
chos adiós ¿tos.
U.
No faltarán personas que tal vez miren como
un trabajo inútil, sobre ser ingrato, éste de pro-
curar la pureza y corrección del lenguaje, señalan-
do los vicios más frecuentes en el uso diario y
coleccionando las voces y locuciones provinciales
más someras que corren entre nosotros.
Para responder á los que así desdeñan el estu-
dio del idioma, como asunto baladí, nos será lícito
valemos de las expresiones del sabio Bello, cuan-
do dice que, si tal cosa se afirmara en Valladolid
ó en Toledo, todavía se pudiera argüir que el cau-
dal de voces y frases que andan en la circulación
general no es más que una pequeña parte de las
riquezas de la lengua; que su cultivo la uniforma
entre todos los pueblos que la hablan, y hace mu-
cho más lentas las alteraciones que produce el
12 PRÓLOGO
tiempo en esta como en todas las cosas humanas;
que, á proporción de la fijeza y uniformidad que
adquieren las lenguas, se disminuye una de las
trabas más incómodas á que está sujeto el comer-
cio entre los diferentes pueblos, y se facilita así
mismo el comercio entre las diferentes edades,
tan interesante para la cultura de la razón, y pa^a
los goces del entendimiento y del gusto; que todas
las naciones altamente civilizadas han cultivado
con un esmero particular su propio idioma; que
en Roma, en la edad de César y Cicerón, se estu-
dio el latín; que entre preciosas reliquias que nos
han quedado de la literatura del Lacio, se conser-
va un buen número de obras gramaticales y filo-
lógicas; que el gran César no tuvo á menos com-
poner algunas, y hallaba en este estudio una dis-
tracción á los afanes de la guerra y los tumultos
de las facciones; que en el más bello siglo de la
literatura francesa, el elegante y juicioso Rollin
introdujo el cultivo de la lengua materna en la
Universidad de París; citaríamos el trillado " Hcec
studia adolescentiam alunt d*; " y en fin, nos apo-
yaríamos en la autoridad de cuanto se ha escrito
sobre educación literaria. De este modo pudiera
responderse, aún en los países donde se habla el
idioma nacional con pureza, á los que condenan
su estudio como innecesario ó estéril. ¿ Qué di-
remos, pues, á los que lo miran como una super-
fiuidad en América ?
Al ñn logró el patriarca de lá literatura hipano-
americana, que esto escribía, que en Chile se pres-
tara toda la atención necesaria al fomento de la
lengua nacional, mandando el Gobierno que su
DKL AUTOR 13
estudio se hiciese durante tres años, para po-
der optar á las carreras profesionales; pero tam-
bién pensaba aíjuel consumado ñlólogo que nada
se habría conseguido con poner en manos del ni-
ño una gramática, hacerle aprender de memoria
frases que no entiende, ni puede entender, y que
absohitamente no le sirven para distinguir lo bue-
no de lo malo en el lenguaje. ;, Qué provecho le
resulta, en efecto, de tener la cabeza poblada de
definiciones, y de saber analizar una frase en la
pizarra, diciendo que la es artículo, tierra^ sustan-
tivo, es verbo, y extensa adjetivo, si realmente no
sabe distinguir sino á tientas y á bulto, al nombre
del verbo, y al sustantivo del adjetivo; y si al sa-
lir de la escuela sigue diciendo, como antes de ha-
ber entrado 4 ella, yo titezOj yo forzó, yo vareo, vos
soSj nosotros ihanos, nosotros ventanos, hubieron
hombres, trancémonos en el pleito, ct., ct ?
. Importa, á no dudarlo, conocer el mecanismo y
genio de la lengua; pero este difícil estudio debe
hacerlo el joven que abrace las j)rofesiones litera-
rias, 6 el que aspire á una educación muy esme-
rada: un niño no puede penetrar en las abstrusas
^ cuestiones gramaticales, sino limitarse a aprender
^ algunos principios, y por medio de ejercicios prác-
ticos, la manera de hablar correctamente, para
evitar desde temprano los adefesios ele que está
plagada el habla del vulgo.
En la república de Colombia, que tan adelan-
tada se halla en materias literarias, base recono-
cido cuanto acabamos de insinuar; y he allí por
qué el artículo 42 del decreto orgánico de la ins-
trucción pública primaria previene '' que el ade-
14 V ^ PRÓLOGO
lanto de los niños no tanto se gradúe por las re-
glas gramaticales que sepan de memoria, cuanto
por la corrección y propiedad con que hablen y
escriban."
A ese proposito responde la preciosa gramática
de la lengua castellana, por D. Emiliano Isaza, y
la de D. César C. Guzmán, quienes han observado
que la análisis profunda del lenguaje es incom-
prensible para inteligencias no avezadas á especu-
laciones metafísicas; pero sin olvidar que, como
dice el literato D. J. Manuel Marroquín, debe
prepararse á los niños con simples rudimentos de
la lengua patria, tanto para que corrijan los vicios
y defectos con que afea el lenguaje, dando pruebas
de mala educación todo ignorante, como porque
tampoco es dable enseñar los idiomas extranjeros
á los que no posean algunos conocimientos acerca
del propio.
Mas como las voces y locuciones viciosas que
se usan en Colombia, no son siempre las mismas
que en Guatemala se emplean, podrán los maes-
tros que deseen seguir en esta parte el único mé-
todo provechoso y eficaz, valerse de la presente
obra que les ofrecemos, para proponer á sus
alumnos, con las frases y términos que nosotros
apuntamos, ejercicios análogos á los que contie-
nen aquellas gramáticas.
Al formular esta indicación, no hacemos otra
cosa que conformarnos con el sistema moderno,
empleado por Murray en sus ejercicios ingleses, y
por Noel y Chapsal en los que escribieron para la
enseñanza de la lengua francesa; el primero de
esos libros está reconocido como texto en los Es-
DEL AUTOR ^^^ .. 15
tados Unidos de América, y el segundo en las es-
cuelas de Francia.
A los mismos maestros de escuela puede ser de
alguna utilidad el registro de nuestro libro, ya que
la pureza de dicción y el lenguaje atildado, deben
brillar en sus explicaciones: ^* Los niños son cria-
ras de imitación, como observa Emerson, y tratan
siempre de repetir lo que oyen, aunque muchas
veces no lo entiendan. Si, pues, el profesor es
castizo en su modo de hablar ó de expresarse, en
los discípulos se reflejará, por decirlo así, esta cua-
lidad, y éstos le distinguirán por la corrección con
que hablen; si, al contrario, usa de un lenguaje
mazorral v vicioso, á ellos se harán trascendenta-
les estos defectos, y por ellos se conocerá la igno-
rancia del que los enseña."
III.
Abogamos por la pureza del lenguaje, porque
creemos, valiéndonos de las expresiones de un
distinguido venezolano, que si diéramos anchas á
esa especie de culteranismo, á esos caprichos de
extravagante neologismo, se reproduciría dentro
de poco en América la confusión de idiomas, dia-
lectos y jerigonzas del babilónico caos de la Edad
Media; y diez pueblos perderían uno de sus víncu-
los más poderosos de fraternidad, uno de sus más
preciosos instrumentos de correspondencia y co-
mercio.
Entre las prendas que revelan cultura y distin-
guen á la gente bien educada, está el hablar co-
rrectamente su lengua; y ya que la nuestra se ha-
16 PRÓLOGO
lia esparcida en los dos Continentes, y es la
misma que sirve de medio de comunicación á la
heroica España y á las jóvenes repúblicas latino-
americanas, cuidemos de evitar ese alud de neo-
logismos, que bien pudiera al fin acarrear un te-
nebroso período, como el que atravesó la lengua
latina cuando fermentaban en Europa los dialec-
tos nuevos.
Hoy no tienen razón de ser los antagonismos y
las diatribas: los odiois contra España ya sólo son
buenos, como dice el eminente humanista D.
Rufino J. Cuervo, para fiingidos en discursos es-
tudiantiles: la Historia tiene ya dado su fallo, y
en su tribunal oprimidos y opresores han llevado
su merecido; rotas las antÍ2;uas ataduras, unos y
otros son pueblos hermanos. En el templo de la
gloria se ven hoy resplandecer los nombres de Ri-
caurte, Bolívar, Sucre, San Martín é Hidalgo, apa-
reados con los de Guzmán, Padilla, Palafox y Cas-
taños, y todos proclaman al mundo que son ingé-
nitas la sed de libertad y el esfuerzo para conquis-
tarla."
En las evoluciones de los pueblos, lo último que
se pierde es la lengua; y si bien es natural que
vaya asimilándose nuevos elementos, como se asi-
milan los seres vivientes los gérmenes de desarro-
llo que los aiSiman y sustentan, esto tiene que ser
sin que la unidad se pierda y la naturaleza se es-
trague: en la renovación está la vida; pero en la
renovación ordenada, que producen las le^^es de la
existencia y del tiempo. La transformación pro-
gresiva que obedece al genio del idioma, dista mu-
cho de ser esa anarquía devastadora, ese furor cié-
DEL AUTOR 17
go, que mueve cruda guerra á todo lo que va san-
cionado por los años, con preexistentes derechos.
Si las nuevas formas y matices del pensamiento,
en su vuelo por las regiones del progreso, exigen
nuevos giros y nuevas voces, no seríamos nosotros
los que, sordos al clamor de la ^poca y adoradores
de exagerado purismo, rechazáramos incondicio-
nalmente todas las dicciones nuevas, hijas muchas
de ellas de los múltiples elementos regionales del
Nuevo Mundo, que reflejaa variado y rico colori-
do en el habla castellana. Es indudable que, á la
par que se pierden muchas voces que el uso rele-
ga, reciben otras carta de naturaleza, cuando la
necesidad las abona y ei genio del idioma las
adopta; porque — lo repetimos — las lenguas vivas
experimentan pérdidas y reparaciones, como suce-
de con todos los organismos, que se renuevan in-
cesantemente. Desde el punto de vista, pues, de
la esencia variable de las cosas, el arcaísmo y el
neologismo son fenómenos naturales; pero así co-
mo las mudanzas que forman la vida, se sujetan
á las leyes armónicas que dependen de la misma
esencia de los seres, el organismo lingüístico tiene
que someterse en su desarrollo á los preceptos que
impone el buen uso, fijado por el recto criterio de
doctas corporaciones, toda vez que, ( como dice el
Secretario Perpetuo de la Academia Colombiana,
el distinguido poeta D. Rafael Pombo ) los ame-
ricanos somos ciudadanos hábiles, fraternalmente
reconocidos con voz y voto, en la gran República
deslindada por Cervantes, Alarcón, Bello y Ven-
tura de la Vega.
18 PROLOGO
No es, por lo tanto, vicioso ni espurio todo lo
que en materia de lenguaje pertenece á los hispa-
no-americanos, como lo demuestra el último dic-
cionario de la Academia Española, que acogió
en sus columnas la mayor parte de las cédulas
que le dirigieron los Centros correspondientes de
' Bogotá, Caracas, Santiago, Lima y México, confir-
mando además las doctrinas, en muchos artículos,
de las clásicas " Apuntaciones Críticas," del pro-
fundo filólogo colombiano D. Rufino J. Cuervo.
Bajo el influjo de tales pensamientos, escribi-
mos este libro, que contiene una lista, si no com-
pleta, numerosa al menos, de nuestros provincia-
lismos, con sus equivalentes castizos, cuando los
tienen, y con ejemplos unos y otros, tomados los
primeros, de nuestros escritores nacionales, y los
segundos, de los clásicos españoles. También fi-
guran en esta colección las voces que se pro-
nuncian mal, y las palabras y frases que ado-
lecen de vicios, que tanto afean nuestro modo de
hablar, y que notamos en locuciones úsales.
No ha entrado en nuestro propósito, ni nos hu-
biera sido dable, coleccionar todos los nombres de
plantas y animales de estas comarcas, cuyo estu-
dio corresponde á la botánica y á la zoología; pero
no hemos podido menos que dar cabida á muchos
de aquellos que, por decirlo así, figuran en primer
término en el animado cuadro de nuestra varia
naturaleza.
IV.
Faltaríamos á un deber, no sólo de cortesía lite-
raria, sino además de justicia, si no tributáramos
DEL AUTOR 19
-el homenaje de nuestro reconocimiento á los es-
critores que nos han suministrado una parte del
material para nuestra labor.
No sólo hemos tenido que consultar el diccio-
nario de la Real Academia Española, que contie-
ne en su 12* edición, notables mejoras en caudal
de voces, en método, en redacción y en forma ti-
pográfica, comprendiendo por vez primera las eti-
mologías, mal que pese al erudito Miguel de Esca-
lada, 6 sea D. Antonio de Valbuena y al célebre
Clarín, ó D. Leopoldo Alas; sino que también he-
mos consultado frecuentemente el diccionario eti-
mológico de Monlau, y el de galicismos de Baralt,
obra cuyo mérito es palmario, aunque calificada
por literatos de nota, de severa con exceso y á ve-
ces falta de lógica.
Hemos tenido á la vista, si bien muy poco ha
debido servirnos, el " Diccionario de Americanis-
mos de Bartlett," en el cual se estudian profunda-
mente los orígenes de los neologismos que se usan
en los Estados Unidos de América, remontándose
hasta los dialectos de Inglaterra.
Desde el año 1836 se dio á luz por primera vez,
el '' Diccionario de Provincialismos de Cuba, por
Piehardo," que más descuella por la notable eru-
dición que revela en la historia natural, y que al-
gunas veces citamos en el cuerpo de nuestra obra.
Las " Apuntaciones Críticas sobre el Lenguaje
Bogotano," por Rufino José Cuervo, han sido de
suma utilidad á nuestro propósito, y tenemos
la satisfacción de confesar que, en ese interesante
libro (del cual hemos consultado la 4^ edición,
notablemente aumentada,) hallamos mucho y rico
material.
20 PRÓLOGO
El *' Diccionario de Chilenismos/' por Zoroba-
bel Rodríguez, dado á la estampa en Santiago, el
año 1875, nos ha ayudado en alguna parte.
El "Diccionario de Peruanismos" que, como
ensayo filológico, publicó en Lima, en 1883, el no-
table escritor D. Pedro Paz Soldán v Unánue, ba-
jo el seudónimo de Juan de Arona, nos ha sumi-
nistrado todo aquello que es común entre los pro-
vincialismos peruanos y los guatemaltecos.
El vocabulario de las voces provinciales de la
América, de D. Antonio de Alcedo, contiene mu-
chas cosas notables, que se refieren á las produc-
ciones naturales de este Continente; pero la ma-
yor parte de tales voces ha recibido ya, como era
natural, la sanción lexicográfica, demandada por
la necesidad y justificada por el uso.
La '' Historia de Guatemala, ó Recordación Flo-
rida, escrita en el siglo XVII, por el capitán D.
Francisco Antonio de Fuentes y Guzmán," con-
tiene muchos nombres y descripciones de hierbas,
cortezas y raíces medicinales, propias de estas
comarcas.
La " Gramática de la Lengua Castellana," por
D. Andrés Bello — ese monumento levantado á las
letras españolas en América — se cita, para honra
nuestra, no pocas veces, en las páginas de esta
colección.
Entre las *' Memorias de la Sociedad de Lin-
güística de París," figura un curioso folleto, de G.
Maspero: " Sur quelques singularités phonetiques
de r esjpaguol parlé dans la. campagne de Buenos
Aires et de Montevideo^ Este estudio nos ha de-
mostrado que una parte de nuestros barbarismos
no es desconocida en las márgenes del Plata.
DEL AUTOR 21
La '' Colección de Lingüística y Etnografía Ame-
ricanas," publicada en San Francisco de Calfornia,
por A. L. Pinart, es otro de los libros que hemos
tenido á la vista.
** Las Cuestiones Filológicas de D. Antonio Jo-
sé de Irisarri," son estudios eruditísimos, de im-
portancia suma en varios puntos que, con la his-
toria, la literatura, los orígenes y forma del len-
guaje, se rozan. Hemos tratado, pues, de aprove-
char, dada la ocasión, las magistrales y útiles
enseñanzas de tan distinguido guatemalteco.
La ** Gramática Práctica de la Lengua Castella-
na,*' por D. Emiliano Isaza, es por todo extremo
recomendable, y algo de lo que figura en nuestras
páginas ha sido tomado de esa obrita colombiana.
Los /'Vocablos indígenas de Venezuela," colec-
cionados por Aristides Rojas, y el '' Arte de la
Lengua del Reino Cackchiquel ó Gvatemalico,
con un paralelo de las lenguas Metropolitanas de
los Reinos Quiche, Cackchiquel y Zutujil, publi-
cada el año de 1753, por el P. Fr. Ildefonso Joseph
Flores," han formado parte de los libros de con-
sulta que hemos tenido presentes.
El ** Vocabulario Río Platense razonado," de D.
Daniel Granada, es una curiosa colección, que he-
mos hojeado con provecho.
El tratado que escribió D. César C. Guzmán,
con el título de " Composición y Gramática Prác-
tica," y del cual ya se han hecho cuatro ediciones,
registra algo apropiado al linaje de nuestros es-
tudios.
" Los Idiomas de la América Latina," por So-
bren, y ''La Formación de la Lengua Española,"
22 PRÓLOGO
por Roque Barcia, son obras que también hemos-
consultado.
*' La Guía del Lenguaje Castellano" de Odoni
Fonol, publicada en 1885, se cita de vez en cuan-
do en el presente volumen.
La antigua y curiosa obra, que salió por prime-
ra vez á luz en Madrid, el año 1737, intitulada
'* Orígenes de la Lengua Española," recogidos por
D. Gregorio Mayans y Sisear, es de sumo interés
para conocer á fondo nuestro idioma. Nos ha-
servido muchas veces, cuando hemos tenido que
consultar el origen de voces, locuciones y refranes.
El precioso libro da D. Juan Ignacio de Armas,
" Orígenes del Lenguaje Criollo," que salió á luz
el año 1882, nos ha dado á conocerlas etimologías^
y la formación y uso de muchas voces americanas.
" Primera Gramática Española Razonada," se
llama la que escribió D. Manuel M. Díaz Rubio y
Carmeno, en dos grandes volúmenes, y que hace-
cuatro años se dio á la estampa. Esta gramática
y la de D. Manuel María Guillen de la Torre, que
vio la luz pública ec 1886, han formado parte de
los libros de doctrina que hemos consultado.
Nuestro distinguido amigo, el notable zoólogo.
D. Juan J. Rodríguez, nos ha favorecido con los
nombres técnicos referentes á ciencias naturales..
Grato nos es consignar aquí el testimonio de apre-
cio que le debemos.
Las obras literarias de D. José Milla, una de^
nuestras glorias patrias, contienen discripciones
de asuntos del país y copia de términos provincia-
les que hemos aprovechado, exornando con ejem-
plos nuestros artículos.
DEL AUTOR
23
También figuran en estas páginas algunos ver-
sos de D. José Batres Montúfar, de Rivera Maes-
tre, de Go3^ena, de los hermanos Diéguez y de
algunos otros bardos guatemaltecos, que han em-
pleado á las veces nuestros provincialismos.
Por. lo demás, hemos tenido que ir haciendo
poco á poco, la lista de voces y frases que, sin ser
castizas, andan mezcladas con nuestro idioma, y
que dan lugar frecuentemente á confusiones y du-
das, que hacen incurrir en errores aun á personas
educadas.
Comprendemos que nuestro ensayo no puede
dar por resultado una obra completa, como sería
apetecible, y que la presentía tiene que resentirse
de errores y vacíos.
Este libro no es más que una base que servirá
de punto de partida á aquellos que, con profunda
ilustración, sobrado tiempo y prolijo examen,
puedan elaborar una obra acabada, en este linaje
de estudios, que tanto han menester de la crítica,
" no la de hidrópicos encomios ó de zumbas de
graciosos de esquina, sino aquella franca, honra-
da, independiente é investigadora, que estudia,
fecundiza y corrige el trabajo ageno, ilustrando y
estimulando al autor, y no paralizándolo con la
inflación del engreimiento ó moviéndolo á romper
la pluma ante la soez retribución del escarnio."
La Lengua Castellana en la América Española.
Los osados aventureros que, en son de conquis-
ta, dejaban su nativo suelo, buscando lucro y ha-
zañas al venir á América, traían entre sus recuer-
dos los de las gloriosas lides contra godos y árabes,
y en su rico idioma las pomposas galas de los in-
genios que, en el siglo XVI, asombraron al orbe
con sus letras meritísimas. La espada ibérica
despedía el fulgor de la expulsión de los moros y
de la destrucción de los bárbaros ; mientras que la
lengua de Castilla era entendida casi por toda
Europa, que contemplaba con admiración lag in-
mortales obras de insignes proceres. Había lle-
gado á su apogeo la gloria hispana en el antiguo
Continente, y el idioma del sabio rey D. Alfonso á
su mayor auge, cuando se realizaron por Colón los
sueños de Séneca, al descubrirse el Nuevo Mundo.
Traían los débiles esquifes del inspirado genovés,
con los gérmenes de la civilización, que pudo pa-
sar por el tamiz de las preocupaciones de aque-
llos tiempos, el rico caudal de voces de una sono-
ra lengua llena de esplendor y galanura, destina-
da á resonar, entre los vítores del combate, al pie
de los Andes y en las risueñas márgenes de los
alegres lagos de la opulenta ciudad de Moctezu-
ma; sobre la nevada cresta de las cordilleras plu-
tónicas, ó en las verdes y serenas praderas de las
26 LA LENGUA CASTELLANA
faldas de cien volcanes ; en el rancho del cacique
y en la tienda del soldado ; en boca de Pizarro y
en los fementidos labios de Felipillo, el indio as-
tuto que condujo al suplicio al desventurado Ata-
hualpa; en las agonías acerbas de doña Beatriz de
la Cueva y en los éxtasis de amor de la hermosa
Xicotenca.
El idioma castellano era digno de la exuberan-
te naturaleza que se ostenta en América ; estaba
destinado á llevar, con heroico acento, al Dios de
las alturas, la férvida bendición del primero que
plantó en el Nuevo Continente e] estandarte de
los indomables leones. La algarada de las armas
había de cesar ; el régimen colonial era no más
que pasajera evolución ; empero, el idioma de la
conquista echaría profundas raíces en las regiones
descubiertas ; porque el signo admirable de la idea^
que la palabra envuelve, es lo último que pierden
las nacionalidades destinadas á perecer, y lo pri-
mero que se incuba cuando la simiente del progre-
so se esparce por pueblos conquistados. El árbol
secular de ancha copa y rico follaje, riega al vien-
to su semilla para que nunca se extinga, mientras
que la humilde enredadera necesita piadoso arri-
mo y prestada savia, á fin de que sus hojas tengan
efímera frescura y pálidos matices sus delicadas
flores. Los obeliscos, arcos y pirámides que pu-
dieron haber dejado los bravos castellanos, ya es-
tarían reducidos á polvo ; pero los mares, los mon-
tes, las cordilleras, los ríos y poblaciones que
con sus nombres bautizaron, allí están para
siempre.
EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA 27
Había que luchar, más que contra las indianas
flechas, con la salvaje naturaleza de estas comar-
cas, que ocultaba doquiera gérmenes de muerte
entre su primitiv^a grandeza. Tras las moles in-
mensas de granito ¿qu<3 iba á encontrar el con-
quistador? Después de caminar hambriento en
forzadas marchas, fabricando canoas para atrave-
sar ríos que semejaban mares ¿quiC'n sabía lo que
adelante estaba? Colón se lanzó á lo ignoto del
océano, y los Pizarros, Corteses, Alvarados y Val-
divias, se arrojaban á menudo á lo desconocido de
la tierra.
En esas bélicas exploraciones, })rt*rui(las de pe-
ligros, iban los esforzados castellanos bautizando
los múltiples objetos que á su vista se ofrecían.
Al ver de repente un temible cuadrúpedo, en algo
parecido al africano tigre, dábanle por analogía
tal denominación ; al contemplar con espanto una
águila colosal, que cerníase soberbia sobre las
crestas de los Andes, preguntaban al indígena por
el nombre de ese rey de las nubes ¡el Cóndor ! ; al
saborear la sabrosa carne del agreste pavo, dejá-
banle en cada región nomenclatura aborigen ; al
ave de negras plumas, que limpia las ciudades,
apellidábanla con indianas voces ; y el rojo guaca-
mayo, el lijero sánate, y tantas más déla alada
tribti, (como diría el poeta) que eran desconocidos
pai-a los españoles, requerían palabras diversas.
Sobre los nevados páramos peruanos vivía el agres-
te llama ; por el lado sur del continente dejábase
ver el montes coyote, entre la verde chuca; y por
todo México y la América Central, el mapache, el
micoleón, el perico lijero, la taltuza, la cotuza, el te-
28 LA LENGUA CASTELLANA
pescuinte, el tacuazín y muchos otros de originales
nombres, que poco á poco van naturalizándose en
el lenguaje común, dado que no es posible desde-
ñar elementos que se asimilan en la serie de los
tiempos, ni es bastante el humano esfuerzo para
detener la corriente invasora de neologismos, que
se introducen justificados por la necesidad de de-
nominar objetos ó seres nuevos.
Complacíanse los conquistadores aquende el
océano, al contemplar la variada fauna americana ;
pero no se complacían menos al percibir la rica
flora de este suelo. Así como llamaban con orgu-
llo "Nueva España" á México, y ''Nueva Grana-
da" á Colombia, así me figuro también que aque-
llos férreos pechos de los hispanos soldados palpi-
tarían alguna vez al decirle rosa á la flor de la sil-
vestre sarza ; pasionaria á la flor de la granadilla ;
y espíritu santo, á la original orquídea paname-
ña. Algún recuerdo siquiera fugaz debieron de
evocar las flores americanas en la memoria de los
esforzados adalides, que con caballerescas tradi-
ciones, subyugaron al Nuevo Mundo, i Cuántos
besarían, como Miguel Ángel besó al morir el re-
trato de su amada, alguna de esas silvestres flore-
cillas de nuestros campos, al expirar en ellos, al
rudo golpe de la suerte !
Razón tenían los codiciosos aventureros, al ad-
mirar estupefactos la naturaleza americana, para
decir que todo aquello sólo podía compararse con
el primitivo edén. Con ojos de sorpresa miraban
la esbeltísima ceiba, de espléndido follaje, que se
esconde entre las nubes y parece desafiar las tor-
mentas torrenciales ; ni debió de causarles menos
EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA 29
asombro el guayacán resinoso, de odoríferas ye-
mas y crispadas ramas, que cual gigante del bos-
que se exhibe ufano en la espesura ; el volador que
crece enhiesto hacia el cielo, semejando aspiración
etérea ; el cocotero de agrestes abanicos, como des-
tinado á refrescar el tropical ambiente ; el incom-
bustible conacaste, que ofrece su corpulento tronco
para improvisar rústicas embarcaciones ; y tantos
árboles raros y medicinales, como encierran nues-
tras selvas. Sólo quien haya contemplado esos
enmarañados bosques en que, al canto del censonte
y del pito real y úñense los rumores de los insectos
que perennemente zumban, y las armonías de
una naturaleza exuberante llena de matices y co-
lores, podrá comprender la honda impresión que
recibieron los que buscaban tierra, casi perdidos
en el anchuroso mar, cuando con fe en el alma y
alegría en el corazón, se arrodillaron en la prime-
ra isla que les deparó el destino. Desesperaban
los marineros hispanos de volver á sus lares y de
hallar salvamento en el embravecido piélago^
cuando se aclaró el horizonte, dibujáronse, revo-
loteando blancas nubes, en el firmamento azul ;
escucháronse ecos vagos de rumorosa selva, cual
misteriosa respiración de la costa próxima ; y se
les presentó el panorama más imponente que nun-
ca se viera. Sentiríanse aquellas gentes, en esos
instantes de inefable arrobamiento, como atraídas
por este Nuevo Mundo de grandezas y encantos ;
como llamadas á su rico seno ; como átomos del
planeta que deben sumergirse al fin en el todo de
lo creado, con la flor, el río, el ave, la planta y
cuanto tiene perecedera existencia.
30 LA LENGUA CASTELLANA
Verían más tarde los iberos audaces otro subli-
me espectáculo. Era la inmóvil pampa, en donde
todo reposa callado é inerte, sin varieda,d ni loza-
nía. Las vizcachas gruñen, los gauchos cantan con
melancólica y lúgubre voz, y el horizonte se ex-
tiende ilimitado hasta confundirse con an cielo
que parece reflejar el verdor de aquella extensísi-
ma superficie, de más de trescientas leguas. Las
resedas, las margaritas y anémonas perecen allí
pálidas de nostalgia, echando menos la sombra de
las selvas. P]s tan grande el desierto, como tris-
te, sin brillo, ni matices. ¡Qué contraste, el bos-
caje paradisiaco y la argentina pampa!
Empero, quién había de presentir que la raza de
aquellos descubridores, no sólo subyugara á las nu-
merosas tribus americanas, sino que después déla
gran catástrofe del soberbio imperio de México y
de la terrible hecatombo de los incas, hubiera de
extender, más allá de la conquista y del gobierno
de los vireyes, la advenediza lengua de Castilla.
Verdad es que los numerosos idiomas indígenas
prestáronle rico contingente, al punto que, mien-
tras viva, guardará restos del quiche, del mexica-
no, del quichua, del guaraní y de todas las prin-
cipales lenguas que aquí se hablaban al llegar los
capitanes iberos; porque cuando dos civilizaciones
chocan, prevalece la que más fuerza moral encie-
rra, bien que algo queda de amalgama y compene-
tración, como sucedió con los árabes en España,
cuya cultura se trasluce entre lo ibero, romano y
gótico que caracteriza á la Península. En Amé-
rica, acaso desaparecerán las razas autóctonas; pe-
ro muchas de las palabras de sus lenguas irán co-
EX LA AMÉRICA ESPAÑOLA 31
rriendo en el tiempo, como corren las gotas del
manantial que caen en anchuroso río, hasta per-
derse en el mar. La chala^ el choclo argentinos ;
la tusa y el helóte mexicanos y guatemaltecos, vi-
virán mientras se siembre el maiz, ese rico grano,
al (|ue Colón llamaba panizo ^ y se cultiven las mil-
pas, que,
" Se despliegan al sol y se levantan
Ya doradas, temblando, las espigas.
Que sobresalen cual penachos jaldes
De un escuadrón en las revueltas filas.
Brvita el blondo cabello del helóte,
Que muellemente al despuntar se inclina ;
El manso viento con sus hebras juega
Y los rayos del sol tuestan y rizan."
Burlón llamaremos nosotros, siquiera impro-
piamente, á ese microscópico pajarillo,
*' Viva esmeralda tornasolada,
Áureo diamante que centellea."
Ni podrán los años hacer que por acá se deno-
minen de otra suerte las flores de la cruz, que el
campo esmaltan ; del bellísimo izote los sabrosos
botones ; la'blanca/or¿pt¿7i(/m ó agreste campánula^
el corronchocho amargo, de apretados racimos ; la
guayaba, que roba la turba estudiantil ; el jocote
que ostenta corona de escarlata; y todas aquellas
flores del alma, que son flores guatemaltecas, y
todas esas frutas silvestres, que evocan los tiem-
pos risueños de la inocente niñez. Voces regio-
nales, que están en la condición modesta de pro-
vincialismos nuestros; pero que para nosotros tie-
32 LA LENGUA CASTELLANA
nen la importancia que en la familia se atribuye
á las reliquias abolengas, que el tiempo ha respe-
tado, por más que carezcan de intrínseco valor.
De esas palabras que andan por ahí sin tutela,
como pobres huérfanas, que no carecen de perso-
nales dotes, hay muchas americanas que deben fi-
gurar en el léxico español ; que ya ha aceptado al-
gunas, porque las apadrina el uso de millares de
hombres ; otras son especiales para designar cosas,
costumbres, juegos ó peculiaridades de país'^s dis-
tintos ; mientras que no faltan pocas circunscritas
á pueblos ó villas de una misma nacionalidad,
vergonzantes las más, que en ciertos lugares son
de uso corriente, para significar animales ó fru-
tas, y en otros designan objetos torpes ó inmun-
dos.
Es curioso y útil el estudio de ese lenguaje pin-
toresco á las veces, que va mezclándose con el es-
pañol, ataviado á usanza nacional, en cada una
de estas repúblicas de Hispano- América ; estudio
que han hecho, en la Argentina Daniel Granada y
Alejandro Magariño Cervantes, en Chile Zoroba-
bel Rodríguez, en el Perú Paz Soldán y Unánue,
en el Ecuador Pedro Fermín Geballos, Santiago
Michelena en Venezuela, Rufino J. Cuervo en Co-
lombia, y la Academia correspondiente de la es-
pañola en México.
Cuando decía el príncipe de los ingenios que
las Indias eran refugio y amparo de desocupados,
y añagaza general de mujeres libres, no presintió
á la verdad que el rico idioma de Don Quijote y
Sancho, habría de hallar con el tiempo, inagotable
venero de elementos lexicográficos, dignos de to-
EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA 33
marse en cuenta, desde que se hallan esparcidos
entre paíseses diversos, poblados por numerosa
gente, que lejos de amenguar el habla castellana,
dale más valor, riqueza y gallardía.
II.
Haciendo detenido estudio de las obras que se
han escrito en la América Española, sobre el len-
guaje peculiar de estas regiones, nótase sin esfuer-
zo que, durante el largo período colonial, acaecie-
ron dos fenómenos que contribuyen á enriquecer
^1 habla castellana. De un lado, conserváronse
en el Nuevo Mundo millares de voces y giros que
en la península son ya desconocidos, como arcai-
cos ; y de otro, aumentóse asombrosamente el vo-
cabulario usual, con voces autóctonas, aplicadas á
objetos y usos distintos de los de España ; voces
que son americanismos de simpático sonido y re-
gular estructura, dignos de figurar en el dicciona-
rio de la lengua, ;.ni qué más tiene que una voz
descienda del latín ó del árabe, ó se derive del
quichua ó el cackchiquel, si se emplea por una
<^olectividad respetable, de 1í)s veinticinco millo-
nes de hombres que hablan español en este conti-
nente? Nadie ha pretendido jamás que sólo el
lenguaje que se oye al borde del Manzanares, ó
las palabras que se escuchan en la calle de Val-
verde, sean las que registre el léxico de la lengua;
ni nadie anhela contener le expansión del idioma,
ni mucho menos que se expresen todos como en
tiempo de León y de Granada. Lo que aconseja
^1 sentido recto y demanda el interés de cuantos
34 LA LENGUA CASTELLANA
usan el rico idioma de esos célebres poetas, es que
no se vuelva un caos ó torre de Babel la lengua
hispana, sino que se enriquezca y desarrolle, de
modo regular y ordenado, habiendo un centro que
sirva de regulador, en cuanto al uso correcto y
aceptable, ya que ni todo lo que se dice por el vul-
go puede hacer ley, sin sujetarse á examen, ni
menos son las sabias corporaciones las que forman
los idiomas.
Así lo ha entendido la Real Academia Españo-
la, y prueba de ello es que la 12^ edición del Dic-
cionario registra palabras mexicanas, platenses,
peruanas, etc., bien que en materia tan poco es-
tudiada como esta de los americanismos, haya ex-
tendido aquel respetable centro alguna vez el uso
de un vocablo más allá de sus límites regionales,
dejando de consignar palabras que buen derecho
tenían á hallarse al lado de sus hermanas. Pero
ni esos pocos errores y omisiones inevitables en
semejante linaje de trabajos, ni el haber explica-
do mal la significación de algunos nombres, argu-
ye absolutamente nada que amenguar pudiera el
relevante mérito déla ilustre corporación, sino que
más bien prueban el poco cuidado que en estas re-
públicas ha habido de estudiar el lenguaje y for-
mar vocabularios especiales, como últimamente
se han formado. En tales libros aparecen vivas
aún muchas dicciones y voces que nos trajeron
los conquistadores, y que hoy no entenderían allá
en España sino los literatos dados á exhumar la
lengua muerta; y se explican también las palabras
y giros provinciales que en cada país se usan co-
rrientemente.
EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA 85
Podría asegurarse que en donde se habla y pro-
nuncia más anticuadamente el castellano, es en
la América Central, acaso porque de todas las ca-
pitanías generales fue ésta la que más alejada es-
tuvo déla Madre Patria, menos tráfago tenía con
la Península, y más escaso movimiento literario.
El antiguo reino de Guatemala, era sin duda, des-
pués de México y el Perú, una de las joyas más
preciadas de la corona de Castilla ; pero todo su
comercio redujose auno que otro barco menor que
venía á Sonsonate anualmente del Perú, con car-
gamentos de vinos de Chile, aceitunas, al-
mendras, pellones y unos $200,000 en moneda
para cgmpra de añiles ; mientras que de la Haba-
na, Batabanó y Cuba llegaban á Trujillo de ocho
á diez goletas, con mezquinos cargamentos de
aguardiente y otros objetos, que servían de pre-
texto para hacer contrabando, y llevarse unos
$80,000 en plata y oro de Honduras. Al río San
Juan arrivaban tres ó cuatro embarcaciones con re-
gistros de Cartagena, Santa Marta, y otros puer-
tos españoles, trayendo géneros, comestibles, y
uno que otro pillo que venía bajo partida reserva-
da (*). La literatura colonial de México, el Perú,
Chile, Nueva Granada, Venezuela, provincias del
Plata y Cuba, ofrecía menos síntomas de anemia
que la del Reino de Guatemala, en donde si no
faltaba uno que .otro sabio, uno que otro erudito,
eran contadas estrellas en un cielo obscurísimo.
Los hombres instruidos eran pocos, y escasos los
que sabían leer y escribir, al punto que no venían
(*) Apuntamientos sobre la Agricultura y Comercio del Reino de
Guatemala, por don Antonio Larrazábal, 1810.
36 LA LENGUA CASTELLANA
libros, y apenas se imprimían vidas de santos y
reglamentos para cobros de diezmos. Si Pimen-
tel, Medina, Vergara y otros que en este asunto se
han ocupado, lamentan en la historia literaria,
durante el gobierno español, el estancamiento que
prevalecía en sus respectivos países, qué podremos
decir nosotros, que no conservamos lo que ellos
en sus fastos literarios? Verdad es que algunos
esfuerzos se hicieron en los reinados de varios mo-
narcas, á fin de mejorar la condición de estos pue-
blos ; pero lo cierto es que ni la distancia, ni los
tiempos eran favorables al progreso. La Améri-
ca, fue descubierta, para sumergirla después en el
aislamiento más completo. Explícase así ese fe-
nómeno raro por demás, de que nosotros hable-
mos, después de tres siglos, como hablaban los
primeros españoles que aquí vinieron ; y que pro-
nunciaban la z y la c en medio de vocales, confun-
diendo su sonido con la 5 ; ni daban a la // la pro-
nunciación fuerte que después tuvo; y decían mira^
anda, teñe, suprimiendo la d final de tales termi-
naciones ; y empleaban yo vide, él vido ; y corrom-
pían el vos sois, vos queréis, vos amáis: diciendo
vos sos, vos querés, vos amas, etc. ; levántate, acostate,
calíate, por levántate, acuéstate, cállate ; y más que
todo, tenían un gran caudal de voces, que fueron
de buena ley en el siglo de oro de la literatura
castellana, olvidadas más tarde en el lugar de su
nacimiento, mientras que entre nosotros viven to-
davía. La América española, ha conseirvado la
herencia de muchos giros y voces que en España
pasarían por arcaísmos, y suelen dar álos escritos
de nuestros literatos cierto sabor antiguo, cierto
EN LA AMÉRK^A ESPAÑOLA 37
sello característico, que al punto distingue el pe-
ninsular que nunca ha3^a visitado nuestras pla-
yas.
Los mismos conquistadores fueron los prime-
ros que en sus largas y peligrosas espediciones,
iban exparciendo ciertas voces que, si fuera lícito,
diríamos que emigraban con ellos de un lugar á
otro distante. Bajaban los vocablos de la parte
setentrional de México, por Yucatán y Centro
América hasta Panamá, de tal modo que si com-
paramos los mexicanismos con nuestros chapinis-
mos, y con los provincialismos de Colombia, hay
marcada analogía, conservándose inalterables mu-
chísimos nombres indígenas, en todo el gran ist-
mo que se extiende desde Río Grande á Cartage-
na. Muchos modismos mexicanos llegaron hasta
el sur del reino de la Nueva Granada y el Perú,
''donde prevalece el quichua, y existió aquel fa-
moso imperio de los incas, no menos importante
en la historia que el azteca, cuya civilización,
idioma y costumbres se extendían también muy
lejos, dominando quizás cuanto estaba al frente,
al norte y al sur, no parando hasta tropezar con
la familia guaraní hacia el levante, la caribe al
septentrión, y la azteca en las fronteras más occi-
dentales del istmo." (a)
En la parte del continente que la colonia debió
a los esfuerzos del afortunado Solís, predomina-
ban el quichua, el araucano y el guaraní, de los
cuales extendiéronse por los Andes los dos prime-
ros, y el último, por la tierra de los araucanos.
En esos países consérvanse muchos vestigios en el
lenguaje común, de aquellos famosos idiomas.
38 LA LENGUA CASTELLANA
^'Mas el concurso lexicográfico que ofrecen los pue-
blos de la cuenca del Plata y sus afluentes, ó sean
argentinos, orientales y paraguayos, dice don Da-
niel Granada, no está circunscrita á esas voces
originarias, sino que también comprende otras
que traen su origen de fuentes más lejanas, como
el antiguo Anáhuac y las Antillas, ó que en bar-
cos negreros han pasado á América de las costas
occidentales del África."
Si se compara el ''Vocabulario Rioplatense" con
la colección de nuestros provincialismos, se encon-
trará diferencia muy marcada, que viene á esta-
blecer entre ambos modos de hablar la distancia
que hay entre dialectos diversos; pero ello es lo
cierto que, si tomamos todo el caudal de voces
que sin ser peculiares de cada región, sino comu-
nes á América, han enriquecido el castellano, ha-
llaremos que tenía razón al decir, á mediados de
la última centuria, el erudito benedictino Fr. Mar-
tín Sarmiento, que los vocablos procedentes de
las Indias Orientales y Occidentales componían
más de una décima parte de la lengua de Casti-
lla.
Recibió la América hispana el espléndido pre-
sente del habla de Manrique y Garcilaso ; pero
también los imperios de Moctezuma y Atahualpa,
el opulento reino del Quiche, el indómito Arauco,
las floridas Antillas, las populosas tribus del Pa-
raná, han rendido tributo, con sus indianos voca-
blos, al idioma que Carlos V creía propio para ha-
blar á los dioses. Háse comprobado que el Nue-
vo Mundo es la parte del planeta, en donde más
lenguas y dialectos se hablan. En un radio redu-
EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA 39
cido, en las margenas del mismo río ó en las fal-
das del mismo volcán, hállanse todavía tribus que
no se entienden las unas á las otras. Los primi-
tivos idiomas indígenas abundan en voces que por
8Í solas expresan una frase.
El guaraní se compone de monosílabos, que com-
binados revelan diversas ideas. El quichua fué
lengua oficial, que los incas procuraron generali-
zar, por medio de maestros y escuelas, y que vive
todavía, al pie de las colosales murallas, antes cu-
biertas de oro, que aún se alzan en el Cuzco, co-
mo lúgubre recuerdo del legendario Tu pac Ama-
rú. El aymará es c(»nciso, abunda en armonía
imitativa, es aglutinante, puede contener en una
sola voz muchos conceptos y se conserva aún en
pueblos, cerros y lugares, desde Puno hasta Chi-
chas y Atacama. En el antiguo reino de Guate-
mala se hablaban más de veinte lenguas, si he-
mos de dar crédito al oidor García del Palacio,
que enumera las siguientes: mexicana, vebetlate-
ca, tloque, zozil, zendalquelén, mamey, achí, cua-
hutemalteca (cakchiquel), chienanteca, hutatleca
(quiche), chirichota, populuca, pipil, poconchí,
caechieolchí, chontal, tlacacesvastleca, apay, po-
tón, taulepanlúa, mangue, ulba, maribio, &. El
^'Cuadro de idiomas indígenas de México" del
erudito Pimentel, da idea de las numerosas len-
guas y dialectos de aquel riquísimo imperio. En
resolución, la lingüística americana ofrece á los
sabios un inmenso arsenal, el más antiguo quizás
que en la tierra se presenta, para penetrar en el
obscuro laberinto del origen de la palabra huma-
na. Muchos de esos idiomas autóctonos, aún se
40 LA LENGUA CASTELLANA
hablan por los indios, con alguna mezcla de espa-
ñol adulterado, ya que así como el castellano co-
rre, por estas tierras, en contubernio con voces,
aborígenes, también liase infiltrado en el cauce de
los idiomas indios: el lenguaje, como todas las co-
sas, lleva en sí el germen de su desorganización y
el de su renacimiento.
III.
Así como las plantas que se llevan á lejanos cli-
mas, sufren alteraciones diversas, sucede con las
lenguas que se introducen á extraña tierra, que se
ven al cabo de los tiempos, con variados giros y
distintas voces, necesarias las más para significar
nuevos objetos y faces de la vida social; por lo que
no es extraño que el habla de Castilla, al exten-
derse en América, experimentase el desenvolvi-
miento ocasionado por tales y tan poderosos mo-
tivos; ni es singular que fueran viviendo en las,
colonias, en medio ¿e la calma y de la inercia que
prevalecía antaño, otros muchos modismos y vo--
cablos que por muertos se tienen en la m,adre pa-
tria, bien así como acaece con el hijo que vaga,
errante en remoto suelo, sin curarse ya sus ascen--
dientes de si vive ó ha desaparecido para, siemr-
pre.
Después del aislamiento en que se hallaron los.
países hispano-americanos, era consiguiente espe-
rar que hasta entre ellos mismos hubiese mudan-
zas en la lengua, que no había de permanecer in-
cólume desde los rocallosos ventisqueros de Chile-
hasta los floridos valles de México. En un mun-
do joven, turbulento, soñador y arrogante, que-
EN LA AMÉKU'A ESPAÑOLA 41
sentía aspiraciones á ideales generosos, rebosando
de vida y de entusiasmo, hubo de sufrir hondo
trastorno la manera de ser política, al sonar la ho-
ra de la emancipación y aparecer en el cielo de la
patria el sol esplendoroso de los pueblos libres.
Rompiéronse violentamente los .lazos que liga-
ron durante tres siglos, á estos países con la me-
trópoli española, sin que quedara, en medio délos
acerbos odios de la lucha, más vínculo que el
idioma, que muchos se empeñaron en convertir
en dialectos, sin parar mientes en las ventajas que
ofrece á cuantos hablamos castellano, tener un
medio común de inteligencia y un elemento pre-
cioso de comercio intelectual y material. La ten-
dencia á crearse peculiar lenguaje, estropeando las
leyes de la sintaxis, sustantivando y adjetivando
verbos, formando voces viciosas, aceptando vulga-
rismos extravagantes, y pronunciando a troche
moche los vocablos, no pasó de ser en la América
española, más que lógica consecuencia del odio
que se tuvo en un tiempo á cuanto provenía de
España. Cuando Heredia y Olmedo, en viriles
estrofas, renegaban de la península ibérica, era
natural que se tuviera por el vulgo en poco la pu-
reza de la rica lengua que con tanta sonoridad y
maestría manejaban esos bardos heroicos, bien que
abogaron siempre por la conservación del habla
que Felipe V se empeñó en fijar, dándole esplen-
dor y gloria. Ni Bello, ni Irisarri, ni D. José
Joaquín de Mora, con todo y ser muy celosos defen-
sores de la independencia, jamás creyeron que al
cambiar de instituciones, debiéramos haber cam-
biado de manera de hablar ; ni que tengan nada
42 LA LENGUA CASTELLANA
que ver las leyes de la gramática con las trans-
formaciones políticas, ni que fuera lícito, ni con-
veniente, estropear á título de regeneración y re-
publicanismo, el hermoso y rico idioma que en
suerte nos cupo tener á tantos millones de hom-
bres. No es preciso, para vigorizar la emancipa-
ción, romper lanzas con la literatura española,
tan fecunda, esplenderosa y rica ; ya que el canto
á JunÍD y la apoteosis al héroe de Pinchincha,
habrían perdido mucho de su viril energía y mar-
cial ardor, si en otra lengua se escriben ; ni para
amar, como amamos, la independencia nacional,
hubo necesidad de maldecir á España. '^Todos los
latino-americanos estamos unidos, al decir del
eminente político y escritor Riva Palacio, por un
vínculo que es una virtud nueva en el mundo, y
de la que no ha dado hasta hoy ejemplo la histo-
cia: el patriotismo continental. Nadie lo inven-
tó, nadie nos lo enseñó, ni de parte alguna lo hemos
copiado. Sin previo acuerdo, sin propaganda, sin
que los periódicos se ocupen en eso, el patriotismo
continental existe en la América: es cada día más
vigoroso, y acabará por hacernos muy fuertes."
Pues bien, ese noble patriotismo está interesado
en que todos nos entendamos en el mismo idioma,
desde el país de los araucanos hasta las doradas
márgenes del río Bravo, en la heroica patria de
Juárez; desde los declives andinos, que baña el mar
de Balboa, hasta las ricas orillas de la isla famosa
que lame con sus soberbias olas el anchuroso
Atlántico. ¡ Qué por siempre se comprendan
en estas vastas regiones, de un extremo al otro de
la América latina, las inspiradas, sublimes notas
EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA 43
de Olegario Andrade ; las dulces cantigas de Mila-
nés ; las tiernas y pintorescas rimas de Juan Dié-
guez ; y los suspiros de amor, que exhalaron las
celestiales arpas de Acuña el desventurado, y de
Flores el triste peregrino, de alma dolorida é ima-
ginación de fuego!
Después de la conquista española, dejó la catás-
trofe indiana restos esparcidos de sus dialectos en
el habla común ; mientras que con posterioridad
al nacimiento de las nacionalidades hispano-ame-
ricanas, había de vivir por algún tiempo el conato
de rebeldía hasta contra la lengua castellana. Si
nos ñguramos, dice un moderno filólogo, el aspec-
to de nuestro idioma en la América española, nos
parecerá ver el vasto lecho de un océano exhaus-
to. Allí hay de todos los naufragios ; riquezas
<;ompletas, riquezas truncas ; serie de despojos
hermosos y por acaso bien ordenados ; montones
de restos informes, heterogéneos, revueltos ; lo ar-
caico al lado de lo flamante ; resultado todo de los
dos grandes naufragios, el de la civilización indí-
gena que desapareció hace tres siglos con la con-
quista, y el de la española que se perdió al comen-
zar el presente, en la emancipación. Esos mis-
mos gérmenes de anarquía, productos de causas
tan poderosas como las apuntadas, nos obligan á
empeñarnos más cada vez en que, sin rechazar
los americanismos que pueden ser parte á enri-
quecer el idioma, no reine la confusión, ni pre-
valezca el desorden, sino que la unidad del habla
sea un motivo más que fortifique ese sentimiento
de amor entre la raza latina del continente, que
si no ha podido hasta hoy realizar el gran pensa-
44 LA LENGUA CASTELLANA
miento de Bolívar, de ligarse en beneficio común,
está llamado en América á conservar histórica-
mente los timbres que le dieran gloria durante
dieziocho siglos, en los cuales casi ella sola ha pro-
ducido la civilización actual, desde la unidad del
imperio romano, hasta pregonar, al través de lo&
tiempos, y en medio del estallido déla revolución,
los derechos del hombre. Si la raza latina tiene
en su cerebro el elemento creador, en su imagina-
ción ja chispa del arte y en su sangre los arran-
ques de la pasión ; que no pierda la unidad de len-
gua, en ese grupo de nacionalidades que de Chile
á México se contemplan, como esperando el mo-
mento de ser ellas las que reciban los gérmenes
de nueva vida para la humanidad, y nuevos ho-
rizontes para los pueblos fatigados de la Europa.
El americano español, tiene las glorias de Espa-
ña, que son sus glorias ; tiene la solidaridad de
intereses de una raza que, como tanto se ha di-
cho, llena el pasado con sus proezas; tiene en lo fu-
turo el campo de las conquistas pacíficas, por las
ciencias y las artes ; y tiene en fin, la lengua má&
sonora, majestuosa y rica que se habla entre lo&
hombres.
Extinguidas las prevenciones, que si en mo-
mentos de lucha, pudieron tener razón de ser, hoy
son del todo ajenas á pueblos que abrigan idénti-
cos propósitos, no cuadra ya la manía de hablar
mal, adulterando la española lengua ; sino que
cumple á todo el que estime la solidaridad de raza
y armonía de miras, tejer con cariñoso empeña
los lazos de afecto y estimación que unir deben a
América con España. Si los piratas aleves per-
EX I. A AMÉRICA ESPAÑOLA 45
seguían en otro tiempo á los galeones que lleva-
ban el oro del Nuevo Mundo ; que no se ostenten
hoy, despojando de sus preciados quilates á nues-
tro bello idioma, esos otros devastadores de mala
ley, que invaden el campo literario para cubrirlo
de abrojos, sembrando la cizaña en donde deben
lucir por siempre purísimas rosas y perfumadas
violetas.
A. Batres J.
TRANSFORMACIONES
DE LA
ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA
Se forma la cabeza por las lenguas, y los pensa-
mientos se tiñen del color de los idiomas, decía
Juan Jacobo Rousseau, con lo cual daba á enten-
der toda la importancia que ha de atribuirse á los
estudios filológicos y gramaticales.
El cultivo de nuestra lengua patria reviste aun
más interés, si se la estima como medio de que
nos valemos diariamente, para expresar nuestras
ideas. El idioma español, en efecto, más que otro
alguno, debe empeñar nuestra atención, tanto por
haberlo heredado de nuestros padres, como por
ser el más sonoro, el más elegante, y uno de los
que menos anomalías presentan en su pronuncia-
ción y escritura. kSí no tiene la suavidad del ita-
liano, la gentileza del francés, la concisión del in-
glés y la filosófica profundidad del alemán, osten-
ta en cambio armónico ritmo y exuberancia de
viriles, sonoras dicciones, que harto justifican la
preferencia que Carlos V le diera para hablar
con los dioses.
Nacida como todas las lenguas romances, fué-
la española, en un principio, amalgama informe
de adulterado latín con voces celtas, que por vez
primera exhibió la traducción de los fueros de
Aviles, en los comienzos del siglo XII, y la del
48 TRANSFORMACIONES DE LA
fuero de los godos ordenada por San Fernando
después de ganar á Córdoba. Viene luego el in-
teresante poema del Cid, que si carece de riqueza
y gracia, es el principal monumento del habla de
ese siglo, hasta que aparece en el siguiente la fa-
mosa obra del rey Alfonso, en la cual se fija, y se
^leva á un alto grado de esplendor el romance
vulgar, como entonces le llamaban. En la me-
morable corte de don Juan II, convirtióse en idio-
ma de las musas y de los galanteos; y en los feli-
<;es tiempos de Fr. Luis de Granada y de Santa
Teresa de Jesús, llegó á ser la lengua de Castilla
lo que el griego de la apasionada Safo, en el país
de los helenos, y el latín del sublime Virgilio en
la soberbia Roma. Mencionar, por último, al
príncipe de los ingenios, á Miguel de Cervan-
tes, equivale a decir que hemos recorrido toda la
progresiva escala, desde el primer peldaño de la
lengua, hasta la cúspide de su armonía, grandio-
fíidad y elegancia.
Pero no varaos á estudiar ese prodigioso desa-
rrollo, sino á describir á grandes rasgos, algunas
de las transformaciones que ha venido experimen-
tando, al través de los tiempos, la ortografía es-
pañola.
En la Gesta de mió Cid, poema de autor desco-
nocido, que canta las hazañas del legendario cam-
peador, encuéntrase diversidad de escritura, en
las diversas ediciones, como es natural, que suce-
da, en obra tan antigua, que vino transmitiéndose
por manos de los copistas. Generalmente ha-
blando, la prosodia es diversa de la que después
.ad(|uirió el castellano, que no estaba fijada al na-
ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA
49
cer el idioma. Así se advierte que ponían acento
á la iL en el pretérito /we, para indicar que se pro-
nuncia como o, puesto que en algunos versos se
rima /we con nació, caló, etc. Acentuaban tam-
bién la i de treinta, reina, acercándose á su origen
triginta, regina. En lo que respecta al valor de
las letras, prevalecía constante confusión entre la
6, la v y la u, confusión derivada del latín, como
se ve si se considera que existen aún inscripcio-
nes en las cuales se halla hibere, bestra jubentus,
abe, berna; lo que demuestra ampliamente don
Mariano J. Sicilia, en sus principios de ortología.
El mismo autor del Quijote, se firmaba Cerbantes
Saabedra. La ch era equivalente en el poema del
Cid á la c; la ¿ á la (/, al fin de las palabras; la x
sonaba como j, al principio de dicción; escriVnan
lorar por llorar; moiller por mujer; un vez de j usa-
ban i, como en oios por ojos; se encuentra una e
en so7iej amare, campeadore; á la ñ dábanle dos va-
lores, el de dos nn, en ensennar, y el que hoy tie-
ne en niño, Wilo; decían sennos, por sendos; con-
fundían la y griega {conservadora, según algunos!)
con la i latina (liberal!); y no porque en aquellos
buenos tiempos de Ñuño Rasuera, Laín Calvo y
Ray Diez, hubiese en Carrión, Vilforada ó Náje-
ra, más que cristianos y moros, sino porque estan-
do en sus principios la escritura, no se curaban
de reglas ortográficas: lo mismo les daba yba que
iva.
Ni parece estraño que ai desprenderse, si se pue-
de hablar así, el romance del latín, conservara en
su prosodia, y aun en la escritura, más analogía
que la que actualmente tiene aquella lengua con
50 TRANSFOKM ACIONES DE ].A
ésta, si bien reinaba entonces verdadera confu-
sión en cuanto á nornía ortográfica.
Diremos, de paso, que el artículo el \o usaban
antes de toda vocal, en lugar del la femenino, y
suprimían la última e de algunas palabras, seña-
lándolas con apóstrofo;
^^ Violo el atalaya e fánxo el esquila.
Prestas son las mesnadas de las gentes chrystianas,
Adóhanse de corazón, e dan salto de la villa.
Do s' fallan con los moros, cometiénlos tan aina.''^
Tenían la Id equivalente al y francés, que por
desgracia se perdió, obligándonos á usar construc-
ciones flojas con en el, en ello, del, de ella. Acaso
eran más sonoros los vocablos con la s y d, que
hoy se suprimen cuando llevan enclíticos, como
en tornémosnos, ¿or7iac^t;os; ni deja de ser gracioso
el quinquier ó quisquier, por cualquier ó quienquie-
ra. En lo negativo usaban ren nada {res nata), y
de allí tomaron los franceses su rien, y nos quedó
la palabra nada. Cuando en boca del vulgo se
oye aún cosa nada, nos explicamos mejor el ren
nada de la época del Cid.
Usaban indistintamente la do la i en final
de palabras, como Trinidad, Trinidat, dat, dad. De
la jpl latina nació el sonido de la II, como plorare,
llorar, plenus, lleno. La ch se usaba muchas ve-
ces por c, como archa, marcho, por arca, marco.
Al leer el poema que refiere las hazañas de aquel
adalid tan denodado, es preciso poseerse de esa mís-
tica veneración que acompaña al curioso observa-
dor de una momia, que si ésta no se recomienda
desde el punto de vista de la estética, es reliquia
ule KK.iíAi lA h>l'AÑOl.A 51
que ha sobrevivido á la acción destructora de los
años. La crónica del campeador transporta nues-
tra mente á los días remotos de doña Urraca y el
conde Peransures; cuando yantaron mntos e entró
monge, don Alfonso en Safagun, mas con premia
que de grado e despules salió de la mongia e fuese a
Toledo en compaña de los ornes buenos del reyno.
Ya debe suponerse que muchísimas voces de
las que en el siglo XII se empleaban, han caído
en desuso, conformándose el organismo de la len-
gua con la ineludible ley de todos los organismos,
que nacen, crecen y se transforman. Quien quie-
ra recorrer un día el panteón que guarda los des-
pojos del idioma antiguo, no tiene más que leer
las páginas eruditísimas del índice que puso Sán-
chez en la "Colección de Poesías castellanas ante-
riores al siglo XV," ó el que acompaña al ''Tesoro
de los Prosadores españoles," ó el "Glosario" de
Bello, que se encuentra en el 2® volumen de sus
obras.
En estos apuntamientos, no podemos sin cam-
biar su objeto, engolfarnos en diverso linaje de
consideraciones. Volvamos pues, los ojos á la
obra grandiosa del sabio cuanto desventurado don
Alfonso; á las "Siete Partidas," que nos mues-
tran el habla de Castilla organizada, pulida y con
el sello de grandiosidad que hasta hoy conserva.
En esa memorable producción del ingenio huma-
no uniformóse bastante la escritura; aunque no
en pocos casos se apartaba de la regla etimológi-
ca, cual si pugnara el nuevo lenguaje por tomar
cuanto antes peculiar ñsonomía. Sabido es que
cada parte, de que la obra se compone, comienza
62 TRANSFORMACIONES DE LA
con una de las letras del nombre de aquel monarca;:
y en la cuarta se encuentra ornes sin h, mientras que
en otras voces úsase innecesariamente de aquella
letra. Ni la pronunciación fué la pauta de la or-
tografía, ni menos el uso, dado que el ilustradísi-
mo rey tuvo la gloria de haber, por lo menos en
lo literario, impreso al código famoso, su tersura
V rotundidad. Cuando un idioma se forma, no
es posible que obedezca á reglas ciertas; porque
no son ellas las que engendran el lenguaje, sino
que nacen de su misma estructura y esencia, si
fijado ya, es materia del análisis de los gramá-
ticos. Antes de las ^'Partidas," fermentaba, por
decirlo así, el romance, que surgió, en obra tan
admirable, hasta un alto grado de esplendor. La.
ortografía presentaba, en no poca parte, capricho-
so aspecto, allá por los años de 1263, en que se pu-
blicó el código alfonsino, ni era dable otra cosa^
una vez que la espontaneidad preside á todas las
creaciones, y sólo con el transcurso del tiempo se
establecen los accidentes de las cosas.
Escribíase entonces facer, filio, figo, fembr a, en
vez de hacer, hijo, higo, hembra, porque la h tenias
un sonido parecido al de la/. La j se pronuncia-
ba suavemente, no como hoy se pronuncia. La c
sonaba como s, en las sílabas ce, ci, y la 2; con el
sonido griego de ts, en completo acuerdo con otros
idiomas de origen romano. Con la dominación
de los árabes en España, comenzóse á pronunciar
ásperamente la z y la c lo mismo que la j. Los
vocablos eran más llenos y mejores cuando escri-
bían Gobdicia, dubda, obscuro.
Un siglo después, el infante don Juan Manuel,.
ORTOGRAFÍA. ESPAÑOLA 53
sobrino de don Alfonso X, escribió en polida pro-
sa. Era entonces más fácil la dicción; pero no
por eso la ortografía había sufrido muchas altera-
ciones, según podrá verse en el pasaje siguiente
de "La novia domada": "El casamiento se fizo y
levaron la novia á casa de su marido, y los moros
han por costumbre, que adovan de cenar á los no-
vios, e pónenles la mesa, e déjanlos en su casa
fasta en otro día, y ficiéronlo ansi aquellos."
En posteriores tiempos, aunque no hubo, ni po-
día haber mucha uniformidad en materia de es-
escritura, nótase que en cuanto á la A, no eran,
como ya dijimos, muy etimólogos; y no faltan es-
critores de fama que no usaban c, sino z en pala-
bras como vezinOy hazienda, hazer^ juezeSy ni gusta-
ban de cambiar en el plural por c la 2: de los vo-
cablos que con esa letra terminan en el singular:
escribían cruzes, luzes. No marcaban el ac3nto á
las conjunciones 6, ú, ni armaban pendencia por
la y ó la i, para partícula conjuntiva. Léase, en
prueba de ello, la primera edición del TerenciOj
traducida por Pedro Simón de Abril, y las obras
del P. Garau. Tampoco empleaban con propie-
dad la h, á juzgar por lo que dice el "Diálogo de
las lenguas": ''Que unos la ponen donde no es
menester, y otros la quitan de donde está bien;
pónenla algunos en hera, habla y haUj y en otros
de esta calidad; pero esto hácenlo los que se pre-
cian de latinos, y yo, que querría más serlo que pre-
ciarme dello, no pongo la h porque leyendo no la
pronuncio. Hallaréis también una h entre dos
€6, como en leher, veher; pero desto no curéis, por-
que es vicio de los aragoneses, lo cual no permite
54 TRANSFORMACIONES DE LA
de ninguna manera la lengua castellana; y otros
quitan la h donde está bien, diciendo: ostigar, ino-
joSj uérfanoSj uésped, ueste.''
Cuando salió á luz, en tiempo de Carlos V, esa
obra que lleva el nombre de ''Diálogo de las Len-
guas," y que es en extremo curiosa, se acostum-
braba todavía decir hacello, cojello, ponello; pero
no se excluía el actual hacerlo, cojerlOy ponerlo, que
comenzaba á usarse entonces.
Es lástima que se haya proscrito la pronuncia-
ción y escritura de la doble ss, en los nombres su-
perlativos, como honissimo, prudentissimo ; los aca-
bados en esa, como abadessa, condessa, y en perso-
nas de verbos como trujesse. Siempre que pro-
nunciaban espesa la s era doble, y cuando la silba-
ban era simple, como en francés poisson y poison,
cosas diversas. De igual suerte desapareció la cé-
dula, que como en esa lengua extranjera, se usó
en castellano debajo de la c, para darle sonido de z,
en capato, coracon, acucar, etc. Asi, encontramos
en la obra que, sobre refranes, es^cribió á ruegí»
del rey don Johan, el famoso Iñigo López de Men-
doca, escrito este cognombre con c.
Era en mucho diversa de la nuestra la ortogra-
fía de los castellanos, cuando Colón arribó al Nue-
vo Mundo, como se deja ver en las cartas del ge-
novés á Carlos V y en las crónicas que en el siglo
XVI se escribieron.
''El alfabeto castellano tenía 22 letras, y 26 so-
nidos al descubrirse la América, según consta en
el Diccionario de Romance, publicado en Salaman-
ca, por el célebre Nebrija, el mismo año de 1492.
Las cinco vocales, que en 1435, cuando escribió el
ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA 55
marqués de Villena su Arte de Trobar, conserva-
ban el doble sonido que heredaron del latín, lo ha-
bían ya perdido; y habían desaparecido también
los diptongos impropios, en que sólo se percibía
el sonido de las dos vocales. Parece únicamen-
te que el diptongo W€, más bien por abuso que por
regla de escritura, conservaba aún el sonido de o
larga que había tenido en siglos anteriores. Así
Cueíba y Coiba, en los cronistas corresponden á
una misma pronunciación. Dos de las vocales, la
w y la í, tenían además sonido de consonante cuan-
do precedían á otra vocal, equivaliendo entonces
la primera á nuestra v y la segunda á nuestra y.
V y Í7 en lo escrito eran lo mismo: Vagoniana y
Uagoniana se pronunciaban siempre Vagoniana.
Y del mismo modo i,j, i/, no eran más que un
triple signo correspondiente á una misma letra,
la cual Scí pronunciaba siempre como y delante de
otra vocal; iiica, juca, yuca, se leían del propio
modo." Cuanto á la i larga, dice Juan de Valdés,
ya al principio os dije que suena al castellano lo
que al toscano gi.'' Es insostenible el error en
que muchos incurren, atribuyendo á la ^*, ó sea
iota, á la X y hasta á la h de los cronistas, el soni-
do moderno de Ib. j gutural. No apareció éste en
Castilla hasta los últimos años del siglo XVI, lle-
vado por los moriscos expulsos del reino de Gra-
nada, después de la rebelión de las Alpujarras.
No se generalizó en la Península hasta los años
de 1650, ni en América hasta el final de aquel si-
glo. Se pronunciaba la ch como actualmente, ex-
cepto en las palabras latinas é italianas, en que
che, chi sonaban como que, qui; lo que hay que te-
56 TRANSFORMACIONES DE LA
ner en cuenta para entender el sonido de las vo-
ces que nos fueron primeramente transmitidas
por Pedro Mártir, Vespucio y otros que escribie-
ron en alguno de los dos expresados idiomas. A
esta incertidumbre de sonido se debe, entre otros
casos, que Cerní, escrito por italianos, se leyese
Chemi por otros; y que esta voz á su vez, se trans-
formase en Quemí, leída á la latina. Tres pronun-
ciaciones y tres escrituras para la misma palabra.
La X se pronunciaba como ch francesa. La g
delante de e, i sonaba de modo dulce. Por eso se
encuentra indistintamente escrito en los cronistas
ajeSj ages, axes, aies, ayes; aji, axi, agi. La h se
pronunciaba como /fuerte, y cuando se convirtió
en letra muda, que fué hacia 1580, se bifurcó, por
decirlo así, el sentido de muchas palabras, adop-
tando una acepción diversa para cada modo de
escribirlas. Así llegó á diferenciarse /i?!/o de ^/o,
hallar de fallar, hondo de fondo, horma de forma,
humo de fumo, hervor de fervor.^' De lo dicho por
D. Juan de Armas, dedúcese, que, en mucha
parte, la pronunciación que hoy choca á los "mis-
mos españoles, cuando vienen á la América, es la
antigua del idioma castellano, así como es un he-
cho apuntado por nosotros, en diverso escrito del
presente, que gran número de vocablos y giros
que parecen peculiares á estas comarcas, no son
más que anticuados ó muertos para España. De
aquel tiempo acá, se han verificado muchas inno-
vaciones en la escritura. D. Antonio de Nebrija
hizo notar que la perfección apetecible sería que
cada letra tuviera un sonido distinto, y cada so-
nido fuese representado por una sola letra. Esto
I
ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA 57
fué causa de que D. Mateo Alemán, excluyendo el
USO y origen, abrazase la fonología absoluta; que
D. Juan López, pretendiera escribir como se ha-
blaba; y Gonzalo Correas quisiese sustituir la A: á
la c fuerte y á la ^, vistiendo, como le dijeron, el
idioma a la polaca.
Los dos grandes filólogos latino-americanos,
Bello é Irisarri, se ocuparon en asunto de tanta
trascendencia, cual e3 éste, para quien comprenda
que la pronunciación y ortografía no son, como
el vulgo pudiera creer, baladíes entretenimientos
ó trivialidades sin objeto. El sabio humanista
de Venezuela escribió varios artículos, el año 1844,
en "El Araucano" de Chile, y en 1849, en ''La
Revista de Santiago," sobre reformas ortográficas,
encaminadas á secundar las ideas de Nebrija, en
no poca parte; pero comprendiendo Bello que eso
de introducir novedades en semejante ramo es
muy difícil, proponía hacerlo en dos épocas suce-
sivas. El eminente guatemalteco, autor de "Las
Cuestiones filológicas," expuso en dicha obra las
anomalías del castellano en su escritura; mas sin
desconocer que las únicas reformas que sin gran
dificultad podrían ser adoptadas, eran la substi-
tución de la jé. la g en todos los sonidos je, ji, y
no dar á la 1/ consonante el oficio de la i vocal.
Ambos literatos, al exponer el resultado de sus
profundos estudios de la lengua, no desdeñaban
las importantes labores de la Academia española.
¿Ni quién, por más que no posea los profundos
conocimientos de aquellos dos ingenios, podrá
menospreciar los servicios relevantes que ella ha
hecho? Basta comparar el estado de la escritura
58 TRANSFORMACIONES DE LA
cuando el ilustre Cuerpo se dedicó á simplificarla,
con el que hoy guarda, después de los trabajos de
la Acadenriia; que bien visto su proceder, ni ha
sido, ni es intolerante de las opiniones agenas, ni
presume asumir — dice ella misma — otra autori-
dad, ni otro oficio que ir notando gradualmente
el progreso del idioma, y apuntando, como un
cronista, las innovaciones que introduce y gene-
raliza el uso de las gentes instruidas, y en parti-
cular el de los escritores que procuran explicarse
con propiedad y purismo. No se diga, pues, por
los que proceden con más ligereza que discreción,
que en los trámites y resoluciones académicos
prevalece el espíritu de retroceso: no hay en ver-
dad ese furor de innovarlo todo, aunque sea bue-
no, tan sólo porque tiene en su abono el prestigio
de los años.
Ello es tan cierto, como que desde los proemia-
les del primer gran diccionario que salió á luz,
con ejemplos de clásicos por vía de autoridades,
hasta la última 12? edición; y desde la primera
gramática, hasta la que dio la Academia á la es-
tampa, poco tiempo hace, ha dirigido sus trabajos
por razonables y autorizadas innovaciones, lle-
vando en mira siempre la perfección de la lengua.
En 1754 añadió algunas letras que se echaban me-
nos, é introdujo en otras las reformas del caso.
En 1793 señaló reglas para la acentuación. En
1803 dio á la // y á la ch el sonido actual y quitó-
le el valor de k en voces como christo, chimera. La
ph dejó de ser/, en Joseph y otras voces análogas.
En 1815 suprimió la q de quando, qualquiera, y la
X de Xavier, xarabe, xarana, xefe. En las otras
ORTOGRAFÍA ESPAÑOLA 59
ediciones del presente siglo, ha mejorado la orto-
grafía, sobre todo en los acentos; y sin abrigar la
presunción de haber puesto punto final á sus im-
portantes trabajos, sino por el contrario, expre-
sando que oiría hasta con júbilo las voces autori-
zadas, para tenerlas en cuenta. Necesítase, á no
dudarlo, de un centro, que con sus propias luces,
y aprovechando además las que todos los focos
del saber despidan, evite la confusión y el caos,
sin detener en lo más mínimo la corriente del
progreso.
A. Batres J.
VICIOS DEL LENGUAJE
Provincialismos de Guatemala.
En Guatemala, además de las frases adverbia-
les castizas, corren muchas otras, entre las que ci-
taremos como más comunes, las siguientes:
A las últimas.
O más comunmente en las últimas, se dice que
está el que se encuentra agonizando. En España
es: á los últimos,
"Diciendo esto, me llevó á un cuarto donde el
triste Blas de Santillana, tendido en una cama
que mostraba bien la miseria de un pobre escu-
dero, estaba ya á los últimos'^ (P. Isla, Gil Blas.)
A la pretina. ^
En España habrá madres que tengan á sus hi-
jas en pretina; pero no que las lleven a la pre-
tina.
A pata.
Equivale en Chile á descalzo, y entre nosotros
vulgarmente, á andar á pié, á caminar en el co-
che de San Francisco, como dicen en España.
A trompa tañeta.
En buen castellano es á trompa tañida.
62 VICIOS DEL LENGUAJE Y
A revienta cinchas.
Es locución que también se usa en Chile, se-
gún Zorobabel Rodríguez, quien dice en su ''Dic-
cionario de Chilenismo," que en España es rom-
piendo cinchas.
A patadas.
Dícese vulgarmente para significar que hay
abundancia de una cosa; v. g. ''Criadas malas se
encuentran a patadas," por decir á cada paso (lla-
man aquí PATA al pié.) En castellano se dice á
porrillo ó á rodOj que son los adverbios que signi-
fican "copiosamente, en abundancia."
A bocas de oración.
Ev\ castellano se dice á boca de invierno, por á
principio ó entrada de invierno, á boca de noche,
al anochecer, á boca de oración, por el punto del
día en que ya empieza a oscurecer; pero no en
plural, como dicen por acá, a bocas de oración.
A medio palo.
Decimos que está el que se encuentra achispa-
do, casi temulento. En España dicen que está á
medio pelt.
A memeches.
Se dice que uno lleva á otro a memeches ó a
MÉMiSH (en estas palabras indias debe pronun-
ciarse la sh como en inglés, en mash,) cuando el
último va á horcajadas sobre el otro, con la hor-
cajadura en la nuca ó en la cintura de quien lo
lleva.
A saber.
Se emplea mucho, entre nosotros, en lugar de
quién sabe, no sé, no se sabe. Supongamos que á
l'liM\ IMIAI.ISMDS DK tiUATEMALA 63
uno lo preguntan — ¿Cree usted que vendrá Juan?
''A SAHKK. — ((juieu sabe) — A sahkr (luien se robo
el dinei'o — (no se sabe quien se robó el dinero) —
— A sABKU si volvere a ver á mi nuulre (no sé si
volveré á ver á mi madre) — Cuando a saberse em-
plea como condicional; por ejemplo: ^'A saber que
venía Lorenzo, no hubiera yo venido," entonces
está muy bien usado; 6 cuando expresa esto es,
como si dijéramos: "Las obras de Bello contie-
nen varias materias, á saber: Gramática, Historia,
Poesía, Derechb de Gentes, etc."
A troche y moche.
Así hemos oído decir á algunos, en vez de ^'d
trochemoche,'' como es lo castizo.
A la pluma, al lápiz.
Son galicismos muy notables y muy comunes,
que p)ueden corregirse con sólo decir á plumas á
lápiz.
A la estampida.
Dicen algunos salir a la estampida ó de estam-
pida y es salir de estampía^ embestir de estampía, ó
partir de estampía. •
A espeta perros.
Salir A espeta perros es en buen español, al
decir de Cuervo, salir como perro con vejiga.
Abarrotar.
Entre las acepciones de este verbo, es provin-
cial la que le damos cuando lo hacemos significar
que un sujeto monopoliza los géneros de cierta
clase; por ejemplo: "Estanislao ha dado orden de
64 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que le compren todo el pescado, y asegura que si
logra ABARROTARLO, ganará mucho dinero." El
verbo castizo sería en tal caso monopolizarlo.
Acaparar es galicismo que no hace falta, según
Baralt; pero que D. Andrés Bello acepta como
necesario (1).
Abarrotes.
En el Diccionario sólo encontramos: ''Abarrote,
el fardo pequeño hecho á propósito para llenar el
vacío que dejan los grandes." De suerte que
no debe decirse como decimos: "Tienda ó alma-
cén de ABARROTES, siuo especiería, abacería 6 pul-
pería (2). D. Juan Ignacio de Armas explica el
origen de este provincialismo. Dice que en Méxi-
co se proveían las tiendas al menudeo de esos
fardos de pequeño bulto, con que se henchían los
huecos de la carga gruesa de las embarcaciones;
es decir de abarrotes (Orígenes del Lenguaje
Criollo, pág. 39.)
Siempre nos causa risa recordar que una her-
mosa guatemalteca llamaba, en Nueva York, á
esas tiendas grocerías (en inglés groceries.)
• Abnegación.
Enseña el sabio Bello que el uso que se hace
de esa palabra, es erróneo. ''Parece que se le ha
1 Véanse los apuntes de D. Andrés Bello acerca del Diccionario
de Galicismos de Baralt, que se hallan en la Introducción á las
obras completas del mismo Bello, escrita por D. Miguel L. Amuná-
tegui, título 8. <=> p. C.
2 Es curioso lo que dice D. Juan de Solórzano acerca de esta pa-
labra: ** Por cédulas reales del año de 1631 se dispuso que en cada
ciudad ó villa se señalasen tiendas de las que en Castilla llaman
Abacería, y en las Indias de Pulpería ó Pulquería, de pulque que es
una bebida que usan mucho los indios de Nueva España. (Política
Indiana, libro V. cap. I. núm. 19.)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 65
querido hacer equivalente á la palabra francesa
DÉvouMENT, que significa una cosa diferente. Un
acto de abnegación es aquel en que renunciamos
un goce ó interés nuestro en provecho ajeno, y so-
bre todo por un motivo religioso 6 patriótico. Pe-
ro déi70U7nenty según la Academia Francesa, es el
abandono que hacemos de nuestra voluntad á la
voluntad de otro, estando dispuestos a servirle
EN toda ocasión; y denota así mismo algunas ve-
ces el acto en que uno se expone á un gran peligro
en defensa de una causa, de la religión, de la patria,
etc.; lo cual ya se ve que significa algo más que
renuncia, desinterés ó desprendimiento, que es
todo lo que se encierra en abnegación. Entre nos-
otros, se ha llevado el abuso hasta el extremo de
formar un adjetivo abxe(íado, que la lengua no
reconoce en ningún sentido, y que si pudiera te-
ner alguno, designaría la persona que se niega
perentoriamente á lo que de ella se exige. Nóte-
se que la preposición latina ah introduce ó refuer-
za en los v^erbos la idea de desprendimiento ó re-
pulsa, como ?e ve en abdicar, abjurar, abrogar.'^
Abolir.
Hace muchos años que un diputado pedía en
una Asamblea, que se derogase cierta ley, y dijo:
**yo votaré porque se abóla. Otro le corrigió, di-
diciendo que SE abuela, sin atender á que el ver-
bo abolir sólo se emplea en las formas en que la
terminación es i ó principia por ^. Qué mucho
que un Padre de la Patria dijera así, cuando el
mismo Zorrilla empleó asóla por asuela, en una
de sus composiciones poéticas; y estemos en que
66 VICIOS DEL LENGUAJE Y
aquellos diputados que decían abóla y abuela, no
eran tan atrasados como el de marras, que cansa-
do de oír muchos discursos sobre la conveniencia
de autorizar la fundación de un nuevo cemente-
rio, exclamó: ''Pues y contimás, de que si á mi se
me muriera un muerto, uo lo había de enterrar en
la tierra j sinos de que en el Campo Santo.''
Abombarse.
Es común la frase ''me encuentro muy abomba-
BADo," por estoy muy aturdido, atarantado, turu-
lato, alelado ó atortolado.
En Chile abombarse es embriagarse.
En el Perú quiere decir ponerse fétido algún lí-
quido.
Pichardo, en el Diccionario de provincialismos
de la Isla de Cuba, dice: ''abombar, verbo activo
vulgar. Causar bombera ó ponerse alguna cosa
30MBA. Usase también como recíproco. Y en la
palabra bombo-a, adjetivo zonzo 6 soso: pero tam-
bién se aplica al agua ú otro líquido sin gusto
ó calentado apenas agua ó baño bombo ó
bombito."
En Bogotá, según Cuervo, aboxMbado vale por
aturdido, atolondrado.
Bomba usamos nosotros para significar 6orra-
chera, y para designar además las campanas de
cristal, de forma semiesférica ú oblonga, que se
usan para preservar del polvo los relojes, las es-
tatuas de los santos, etc. y que en castellano se
llaman (esas bombas de cristal) /anafe.
Abrazar.— Abrasar.
Abrazar — Estrechar entre los brazos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 67
Abrasar — Quemar, reducir á brasa, incendiar,
ravergonzar, dejar corrido á alguno.
Algunos confunden estas voces, y entonces la
locución viene á ser viciosa.
Abrogar.
Este verbo suele usarse impropiamente en Gua-
itemala y en otras repúblicas de origen español,
•dándole el significado de arrogar. Cuando se di-
♦ce que alguno se abroga autoridad, jurisdicción ó
título que no le corresponde; debe decirse que se
arroga.
Abrogar es anular lo que por ley, privilegio ó
•costumbre se hallaba establecido.
Aburrición.
Se dice frecuentemente aburrición por aburri-
/miento; y aunque encontramos criticada la prime-
ra de esas voces par acreditados puristas, cumple
á nuestro propósito hacer notar aquí que ya ha
recibido carta de naturaleza del Diccionario de la
Academia Española, en la 12? edición, como ha
sucedido con las palabras siguientes, que antes
de ahora no figuraban en el léxico de la lengua:
^'amordazar, connivencia, talabartero, mácula, tusa,
majada, bracete, bufanda, convoy, adueñarse, codi-
ficar, cachivache, empastar, quebrado, cabezón, ba-
rrigón, parranda, tamal, pantufla, tambora, trozar,
guatemalteco, afrecho, batea, bombacho y extralimi-
tar.
Acápite.
En lugar de acápite digase párrafo, aparte ó
sangría. El Diccionario de Chilenismos, el de
Peruanismos, el de Provincialismos de la Isla de
68 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Cuba, y las ''Apuntaciones" de Cuervo, tratan
largamente de ese vocablo, que tiene todo el sabor
latino.
Acatar.
Además de la acepción castiza de venerar, con-
siderar^ le damos nosotros la provincial de caer
endienta, echar de ver. Así decimos: ''No acaté
que usted estaba enfermo;" "cuando acaté ya se
había caído del caballo." — Antiguamente se usa-
ba, en buen castellano, el verbo acatar, por mirar
con atención, considerar bien una cosa, de donde
talvez vienen esas locuciones que nosotros usa-
mos todavía en Guatemala, y que son siempre
impropias.
El verbo catar, que en esos casos sería el ade-
cuado, jamás lo empleamos, como sucede con
otras muchas palabras del rico idioma castellano,
que sin saberse por qué han caído en desuso, em-
pobreciendo así el idioma.
Sancho decía con resignación: "Tenga pacien-
cia, mi señora Dulcinea, que cuando menos se
cate, rae verá hecho una criba de azotes, y hasta
la muerte todo es vida." {Quijote,)
Acecido.
Esta es una de tantas palabras que nos han
quedado del lenguaje de los conquistadores cas-
tellanos del siglo XVI. Hoy usan en la Penínsu-
la acezo.
Ya hicimos observar en el prólogo de esta obra,
que existe gran cantidad de voces relegadas al ol-
vido en España y vivas aún en América, como co-
hija por nuinta; chaim, por cerradura; fajar ^ot
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 69
pegar; limeta por botella; manida^ hablando de la
carne que comienza á descomponerse; paila] 'pa-
rarse, por ponerse en pié; pila, por fuente; y otras
que anotaremos en su lugar respectivo.
Accidentado.— Accidentes.
Accidentado quiere decir amagado de algún ac-
cidente 6 que ha quedado con reliquias de él. En
la América española se usa por quebrado, frago-
80j áspero, cerril, desigual.
En vez de los accidentes del terreno, dígase la
fragosidad ó aspereza del mismo.
Salomé Jil decía: **No ignoras que ese terreno,
accidentado de volcanes, es tan propenso á tem-
blores, como las mujeres á la murmuración y los
hombres á buscar á las mujeres. ¿Quién quita,
pues, que ha^^a habido un terremoto, y que a-
briéndose la tierra, se haya tragado al posta y á
la balija y á las encomiendas?"
Acial.
Llámase así entre nosotros un azote compuesto
de una vara y una correa, que va atada al extremo
de ésta.
AciALAzo llamamos al golpe dado con el acial.
El Diccionario dice que acial es un palo fuerte
en cuya extremidad hay un agujero, donde se atan
los dos cabos de un cordel, y se forma un lazo en
donde se mete el labio ó parte superior del hocico
de las bestias, y con el cual, retorciendo el cordel,
se las tiene sujetas para herrarlas 6 curarlas.
A ese instrumento, compuesto de tal lazo, le
llaman en Guatemala tortol.
70 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Acobardar.
A buen seguro — dice Zorobabel Rodríguez —
que no escribimos para nadie una novedad, escri-
biendo que acobardar es un verbo castellano que
se usa como activo en el sentido de intimidar, y
como reflexivo en el de amilanarse. Lo que sí no
aparecerá tan ocioso es que hagamos notar que
suele usarse la forma activa de este verbo en el
sentido reflejo, y á veces también como equivalen-
te de temor. Sea ejemplo de este último uso de
acobardar la exclamación en que suelen prorrum-
pir los mirones de las pendencias que se traban.
con tanta frecuencia entre nuestros rotos: ''¡No
le acobardes; no hay que acobardarle un pelo! —
Del primero nos suministrará uno el señor Vicu-
ña Mackenna. Dice en alguna parte de su ''Die-
go Portales:'' "Compañero, no hay que acobardar,,
hemos pasado lo más difícil del camino."
Acolchonado.
Debe decirse acolchado.
Acomedirse.
Lo tomamos por prestarse á hacer algún servi-
cio graciosamente.
Acomedido, lo usamos mucho por servicial, so-
lícito, y DESACOMEDIDO, por lo coutrario.
Ninguna de esas palabras se encuentran en el
Diccionario, ni tampoco acomedimiento por oficio-
sidad.
Acordión.
El instrumento músico de viento que llaman^
acordión, es acordeón (de acorde,)
i'KoVIM iALl>Mo> DE (il'ATEMALA 71
Acto.— Apto. '
Muchos emplean una palabra de esas por la
otra.
Acto — Hecho ú acción. Una de las partes del
drama.
Apto — Idóneo, hábil, dispuesto.
Ac redor.
Debe escribirse y pronunciarse acreedor.
Acusar.
Muchos de los que no paran mientes en come-
ter galicismos, emplean acusar por denotar, reve-
lar, manifestar. "El hablar bien su idioma acu-
sa buena educación." Al (¡ue tal dice, lo acusa
Baralt de galicista rematado, incapaz de sacra-
mentos castellanos, pues ignoraqueel acusar fran-
cés se traduce en este caso por revelar, manifes-
tar, dar á conocer, descubrir, patentizar, A., &.
Apuntamos este galicismo, porque es muy fre-
cuente en algunos escritores que, sin saber bien
su lengua, presumen de cultos.
Acusóte.
El muchacho que se ocupa en delatar á sus
compañeros. En castellano, soploncillo.
Achimero.
Al que en español se llama buhonero 6 mercachi-
fle, le damos en Guatemala el nombre de achime-
ro, que no se encuentra en el Diccionario; y ca-
nasto de ACHIMES al cesto de mercaderías que
lleva. A nuestro achimero le llaman en Chile
FALTE.
72 VICIOS DEL LENGUAJE Y
• Achiquitar.
Para economizar letras y disparates, debe decir-
se achicar.
Achucuyado.
Es uno de nuestros provincialismos más pinto-
rescos y usados. Significa desmerecido, marchito^
enjuto, amo j ainado, falto de vigor y lozanía.
Si el poeta chileno Guillermo Matta hubiera vi-
vido entre nosotros, habría podido decir:
''¡Cuántas flores se achucuyan
Por falta de agua y calor!
Cuántas mujeres padecen,
Se doblan y languidecen
Por falta de aire y de amor!
(Lágrimas.)
Adiós mis flores.
Interjección de sorpresa, con la que alguno de-
nota que algo se ha perdido.
Adefesio.
Hemos visto usado este vocablo en singular al-
guna vez, apesar de que es una palabra corrupta
de ad Ephesios. Gaya y Munain en su prólogo de
su traducción castellafta de la poética de Aristóte-
les, dice: /'el juicio adefesios ó á bulto," que coin-
cide con lo que dice Puigblanch (Opúsculos, 231)
que adefesios no tiene plural en castellano; opi-
nión que siguen Zorobabel Rodríguez y Paz Sol-
dán y Unánue. El Diccionario de la Academia
trae "adefesio."
Adíate re.
Don Rufino J. Cuervo, en sus "Apuntaciones"
dice: "Llámase en^l Derecho de gentes legado a
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 73
latere un cardenal enviado extraordinariamente
por el Papa con amplísimas facultades cerca (La-
rra y Baralt se han burlado de este cerca) de un
soberano; y como esta expresión á latere (del la-
do) denota la proximidad ó intimidad del carde-
nal enviado para con respecto al Papa, ha venido
á usarse familiarmente como sustantivo (general-
mente en plural) aláteres significando compañe-
ro, allegado, auxiliador (véase el Diccionario de
Salva;) pero es un desatino decir ad latere, como
siempre hemos oído decir y hallamos en este pa-
saje: "^Afanados en proporcionarse una ocasión
favorable, buscan un ad latere á la mamá y se
aferran á la deliciosa hija." Para comprender la
razón de esta censura, basta haber pisado los um-
brales de una clase de menores."
Admósfera.
Muchos cambian la t de atmósfera por una d,
jnás comunmente en la pronunciación.
Aereonauta.
Dígase aeronauta,
Aereostát¡c%.
También debe suprimirse esa segunda e, porque
-es aerostático.
Aereolito.
Muchos dicen así, en vez de pronunciar correc-
tamente aerolito.
Esta tendencia á la raíz aéreo la tienen muchos,
en las palabras que acabamos de mencionar, por-
que quizá ignoran que tales voces son formadas
vdel griego, lengua en la que aer, aeros es aire.
74 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Así aerolito se compone de aer y ¡ithos (piedra)
aeronauta de aer (aire) y nautes (navegante) ae-
rostático, de aer (aire) y statos (que se detiene).
Acabamiento.
Por antonomasia llaman acabamiento al vacío
ó debilidad que se siente en el estómago, bien sea
por enfermedad ó falta de alimento; v. g. "Estoy
nciuy agnado; siento un hoyo en el estómago; este
acabamiento me mata."
Aflojar las cinco azucenas.
Se dice que una joven a/o^a las cinco azucenas
.cuando da su mano; cuando se casa. Nuestras
bellísimas paisanas, que no las han aflojado, de
seguro podrán decir, ''que si la carne está en el ga-
rabato, no ha sido por falta de gatoJ'
Afectar.
Recibe, según Bello, la forma refleja. ''Si en
buen castellano se dice activamente: "Muchos
afectan generosidad," ¿por qué nó en sentido pa-
sivo : " Se afecta muchas veces la generosi-
dad?" Lo que no debe hacerse, y es común en-
tre nosotros, es usar locuciones en que afectarse,.
es un verbo reflejo de toda persona: yo me afec-
to, TÚ TE AFECTIS, NOS AFECTAMOS. &."
Aguado.
Muchas veces hemos oído á una persona enfer-
ma, que se siente sin fuerzas: ''Hoy me encuen-
tro muy AOUADA," en vez de débil, desfallecida.
También dicen, en sentido metafórico, que es
AGUADO el que carece de energía.
Aguadar.
No existe en caslellaiu) ese verbo, que en Gua-
temala se usa en vez de aguar, como cuando di-
cen: '*La miel se debe aguadar cuando está muy
espesa." Se toma tambi(^n dicho vocablo por de-
bilitar; V. g: "No me gustan los baños tibios, por-
([UQ lo {dehilitan) aguadan á uno mucho."
Aguardientero.
Se dice generalmente por aguardentero.
Aguatero.
El que lleva 6 vende agua no es aguatero, co-
mo por acá le llaman, sino aguador. Ese provin-
cialismo es más bien una corrupción de aguadero,
que así se llamó el aguador hasta los tiempos de
Felipe IV, segtín la gramática de Franciosini, que
lo pone como ejemplo de los derivados en ero.
Agua florida.
Por más que en inglés se diga Florida Wat-er,
en castellano tiene que ser ''Agua de la Florida."
Agua de la Banda.
Así han traducido el eau de -la hande, que traen
los rótulos de algunos frascos de perfumes, en lu-
gar de "Agua de espliego," ó ''Agua de alhuce-
ma."
Agua chiva ó chigua.
El maíz, que es uno de los granos que más ge-
neralmente sirven para la alimentación en Amé-
rica, ha dado origen á muchas voces provinciales.
En la popular "Memoria sobre el cultivo del
maíz," de Gregorio Gutiérrez González, que es
76 VICIOS DEL LENGUAJE Y
más bien un poema de sabor americano, encon-
tramos copia de palabras colombianas, que en su
mayor parte difieren de las que son peculiares á
Guatemala. Por ejemplo llamamos nosotros agua
chiva 6 chigua á la que queda después de servir
para cocer el maíz que se destina a la formación
de la masa para las tortillas; y en Colombia le di-
cen agua-masa. Cuando el poeta hace la descrip-
<íión de la molendera^ que
''Ágil, arrutanada, alta, morena;
*'Su seno prominente á medias cubre
"La camisa de tira de arrandela."
Agrega después, con sencillez patriarcal:
'^Descubiertos los brazos musculosos
''Y la redonda pantorrilla muestra
''Con inocente libertad, pues sabe
"Que sólo para andar sirven las piernas."
"Se moja en agua-masa las dos manos,
"Las pone encima de ceniza fresca,
"Las sacude muy bien, y en la agua-masa
"Las lava luego y la ceniza deja."
El nombre de agua-chiva pudo ser en su origen
corrupción de agua chirle, ó le llamaron así los
mismos conquistadores, recordando que en Espa-
ña daban, y hasta el día dan, la denominación de
chivo á la poza ó vasija que contiene las heces ó
residuos del aceite ú otro líquido. En cuanto al
chigua^ tiene marcado sabor indígena.
Agua loja.
Así llaman á una bebida refrescante, hecha con
canela cocida en agua y rosicleres, ó sean azuca-
rillos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 77
Agua puesta.
En vez de decir que hay señales de lluvia, ó
que amenaza caer el agua, decimos que está el
agua PUESTA.
Don José Milla escribió: ''Supongo que señoras
y caballeros están ya preparados; que se aproxi-
ma la hora; que se consulta con inquietud al cie-
lo, para ver si hay A(íua puesta. (*) (''El Libro
sin nombre," página 278.)
Aguacate.
El Diccionario de la Academia incluye este
nombre entre los castellanos; pero no trae la eti-
mología que, según D. Aristides Rojas, es corrup-
ción del vocablo azteca ahuacáhuahuitl, "árbol de
ahuacáf el nombre caribe es aouicate; en el Perü
y en Chile llámanle palta, del antiguo quichua
pallatay 6 pauta; en Colombia y en Venezuela
usan la palabra cuka, que es chibcha. En Méxi-
co le llaman Peral.
En la descripción que hace Paz Soldán y Uná-
nue del palto (Persea gratíssima,) dice que es un
árbol elevado y de porte majestuoso, que se ense-
ñorea del aire, y que, pues no hay laureles entre
nosotras, podría reemplazar al laurel si tuviéra-
mos cabezas dignas de ser ceñidas por nobles ra-
mas."
Aguacates llaman por acá á los flojos ó poco ani-
mosos. No hablemos más del avocat de los fran-
(*) Entiéndase de una vez que al citar algunos trozos de Milla y
otros escritores, en los cuales hay palabras peculiares á Guatemala,
lo hacemos para que se vea como las han usado, en concepto de tales,
escribiéndolas con bastardilla ; y de ningún modo como palabras cas-
tizas. Si algunas veces censuramos el empleo que se ha hecho de
ellas, cual si fueran vocablos de buena ley, lo decimos claramente.
78 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ceses ó del alligator pear (pera de cocodrilo) de los
ymiJcees, 6 de la mantequilla vegetal, como otros lla-
man al aguacate, del cual se hace un aceite muy
recomendado para evitar la caída del pelo y para
aliviar los dolores de la gota. (*)
AguacataL
Es en castellano el terreno plantado de árboles
que producen aguacates, y no el propio árbol (que
nosotros llamamos aguacatal.)
En castellano también se llama aguacate, el
mismo árbol.
Aguaje.
Según el Diccionario es el término marítimo,
que significa las crecientes grandes del mar; y así
dicen: "Hacer aguaje," cuando corren con mucha
violencia las aguas; pero es frase de marinos, y no
creemos que sea propio llamar aguaje — como nos-
otros le llamamos — al aguacero, á la lluvia torren-
cial. También damos á la palabra aguaje la sig-
nificación de regaño largo, que raya en insulto; v.
g.:"El Director le dio una buena trapeada, (repri-
menda) en el aguaje Cjue le echó."
Aguisóte.
Lo usan mucho entre el vulgo, por mal agüero,
ó mal presagio de cosas que han de suceder.
¡Ah cosa!
Es exclamación muy usada, sobre todo por las
mujeres, cuando les sorpre{.ide algo: equivale á
(♦) "El Médico líotánico Criollo," contiene nn interesante ar-
tículo 8ol>re el aguacate, página 26i), tomo 1. ®
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 79
¡Qiié idea! que se usa en español, francés é inglés.
{¡Qíielle idee!, ¡what idea!)
Ahogos.
Padecer de ahogos es, según el Diccionario, pa-
decer de ahoguío.
Ahorcadoras.
Entre las muchas v'ariedades de avispas que
existen en Guatemala, hay unas de las llamadas
AHORCADORAS (gen. Polistes,) cuya ponzoña según
el vulgo, produce fuertes intiamaciones, siendo
más temibles las ocasionadas en el cuello, porque
pueden producir asfixia. El dolor y mal causado
por estas avispas es, sin embargo, como los pro-
ducidos por la introducción del aguijón de una
abeja de miel extranjera.
Ahorita.
Ahorita se usa para indicar que una cosa suce-
dió más de presente que ahora (como si eso fuera
posible,) lo cual sobre ser absurdo es vulgar. Es-
te adverbio provincial se usa mucho, no sólo por
acá, sino en México, en Cuba y en el Perú. ^'Aho-
RiTA vengo," dicen en lugar de '* vengo muy pron-
to."
Aiguaixte.
Es nombre indígena de una salsa hecha con ha-
rina, pepitoria y chile. El aiguaixte sirve para
aderezar la carne guisada, las patatas, etc.
Ai recito.
Se dice en español que una cosa tiene aire ó se-
mejanza con otra; pero no en diminutivo, como
muchos lo usan vulgarmente. Don José Milla di-
80 VICIOS DEL LENGUAJE Y
jo: ''Guatemala debiera ser un país de retratistas,
por la propensión y la facilidad que aquí hay pa-
ra coger al vuelo todo género de semejanzas. Al
siguiente día de haber llegado de fuera una perso-
na á quien jamás se ha visto, los numerosos des-
cubridores de parecimientos hablan de que el re-
cién venido tiene los ojos de Fulano, la nariz de
Zutano, el modo de andar de Mengano y que le
da AiRECiTO A PERENSEJO." (Cuadro de Costum-
bres. ''Las Semejanzas," página 65, tomo 1?)
Sí se puede emplear castizamente aire en vez
de viento. Pero es un provincialismo el decir un
AIRE, como sinónimo de una hazaña; v.g.: "á Juan
Lanas no se le ha visto nunca un aire."
Ajonjolín.
A la semilla que se llama en castellano alegría,
sésamo ó ajonjolí, damos el nombre de ajonjolín
(sesamum oriéntale).
Ajotar.
Estimular, 'precisar, irritar, azuzar, es como debe
decirse, según los casos, y no ajotar, como dicen
por acá.
"Comenzó á ajotar su perro, hasta que se me
echo encima (se arrojó sobre mí.) — Hay gente que
sólo anda ajotando al juez para que obre mal."
A justar.
Kntre las muchas acepciones de este verbo, no
tiene en el Diccionario la de castigar ó maltratar
dando golpes, que nosotros le damos: "El hijo de
Juan es muy travieso, apesar de que su mamá le
AJUSTA tieso muy á menudo. Cuando aquí dicen:
i
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 81
"Le dio de patadas, y después le ajustó una trom-
pada ({ue lo boto al suelo," dirían en Elspaña: "Le
dio de puntapiés, y en seguida le arrimó una bo-
fetada que lo hizo caer en tierra."
Aladinado.
Se llama por acá al indio que se está volviendo
ladino. f]sta palabra (además de significar astu-
to, taimado, en sentido metafórico,) significaba
en castellano antiguo **el romance ó lengua nue-
va:" y de allí vino que se llamaran ladinos, en
buen español, los que hablaban alguna ó algunas
lenguas además de la propia, lo cual motivó que
á los indios que hablaban ladino (ó como ellos di-
yen castilla) les llamaran ladinos. Hoy se ha
extendido la significación de tal nombre á todos
los de estos países que no son indios, ó que, á pe-
sar de serlo, no conservan su primitivo idioma y
sus costumbres. En este sentido se puede decir
que es provincial la palabra ladino; y es la acep-
ción que se le da en los cuadros estadísticos del
movimiento de nuestra población, en los cuales
se habla á cada paso de indios y ladinos. En la
curiosa obra ''Orígenes del Lenguaje Criollo," se
dice: que al indio instruido y trabajador se le lla-
mó ladino, esto es latino, como si la ciencia que
había adquirido fuese ciencia de universidad; y
al que no aprendía, ó continuaba voluntariamen-
te en el estado salvaje, se le llamaba chontal, ó sea
tosco y grosero. Del mismo modo que á los cas-
tellanos que llevaban algunos años <le residencia
en las Indias se les llamaba baqueanos, porque sa-
bían baquear, ó navegar con la corriente, cual-
82 VICIOS DEL LENGUAJE Y
quiera que fuera el viento, en el revuelto mar de
aquellas aventuras; mientras que al recién llegado
se le saludaba con el dictado de chapetón, corres-
pondiente en España á todo aprendiz de oficio. Y
así á los desaciertos de éstos, como á la ligera in-
disposición^que sentían después del desembarco,
en aquellos felices tiempos en que no había vómi-
to negro, se llamaba chapetonada J^
Albarda.
Esta palabra se deriba del árabe, y significa en
español una parte del aparejo de las bestias de car-
ga, que se compone de dos á manera de almoha-
das, rellenas de paja y unidas en la parte que cae
sobre el lomo del animal.
En Guatemala la albarda es la silla de montar
que usan las gentes del campo, formada de cueros
sin curtir, con la parte de adelante y la de atrás
algo levantadas y con pesados estribos de madera.
Sobre esa montura, que ofrece mucha seguridad,
ponen una zalea ó un pellón, y además llevan
doblada por delante una manga ó poncho, que es
una manta de lana de colores abigarrados, desti-
nada á cubrirse cuando lluve y á taparse al tiem-
po de dormir.
Albarda sobre aparejo, dicen aquí para indi-
car, en tono de burla, que algo está sobrepuesto ó
repetido innecesariamente. En España so usa en-
tonces de la locución: Albarda sobre albarda.
Albardeada.
Cuando ponen por primera vez la montura que
llamamos ALBARDA á un potro ó caballo nuevo,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 83
dicen que le han dado la primera albardeada.
En castellano no existe esa palabra; albardada
((jue es la que trae el Diccionario,) se aplica á la
res vacuna, ó á otro animal, que tiene el lomo con
pelo de diferente color de lo demás del cuerpo.
Alborotos.
A las confituras que se venden principalmente
•en la feria de agosto, hechas de maíz tostado y re-
ventado, con un baño de azúcar prieta, han lla-
mado por acá (no sabemos por qué) alborotos.
En castellano se llaman canchas, voz tomada
-del quichua camcha, que quiere decir *'maíz tos-
tado."
Alborotista.
El que alborota se llama alborotador, que no al-
borotista. Alborotadizo es el que por ligero mo-
tivo se alborota.
Alcagüete.
Corrupción de la palabra alcahuete.
Alcancía.
Es una vasija que es preciso romper para sacar
•el dinero que en ella habíamos depositado. En
esta acepción usamos nosotros bien aquella pala-
bra; pero la arquilla ó caja de madera, piedra ú
•otra materia, que se fija en las iglesias para que
echen limosnas, por una albertura estrecha que
tiene la tapa, á fin de que pueda caber una mone-
da, no se llama alcancía, sino cepo ó cepillo,
Alcibiades.
Así pronuncian muchos, cargando el acento so-
bre la a; pero la pronunciación correcta es *'Alci-
bíades."
84 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Alcol.
Así dicen muchos en vez de alcohol.
Alentado.
En castellano quiere decir valiente^ animoso. En.
Guatemala se toma por sano, bueno, el que goza
de salud perfecta, y así se usa en locuciones como
esta: **¿ Qué tal está tu hermano? — Está alenta-
do, por voluntad de Dios;" "; Cuánto me alegro
de verlo tan alentado!"
Alentaese se toma por curarse, restablecerse, y,
por antonomasia, por dar á luz un niño, alumbrar,
parir. "Ya se alentó lá Juana — ¿Y qué tuvo,
HOMBRE ó MUJER (por niño Ó hembra?) — Fueron
guaches (gemelos ó mellizos.)
Hemos oído decir: ahorita acabo de ver al niño
Chico; ya está tan bonito; si lueguito no hubie-
ran llamado médico, espicha el mividita de mi
alma; pero el pobrecito ya está alentadito, de lo
cual me alegro muchisísimo.
Alfarfa.
Dígase alfalfa; y en vez de alfarfar, alfalfal
ó alfalfar.
''Uno de los cultivos más notables como forraje
es el de la alfalfa [medicago sativa.] ''Apunta-
mientos sobre la topografía física del Salvador,
por el Dr. don David J. Guzmán, p. 249."
Alférez.
Se usa en frases como esta: "No digas nada, que
ahí está mí aí/áre:;; "No hables tan recio, porque
te puede oír mi alférez,'' refiriéndose sobre todo
á los niños.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 85
Alfiler.
Vicio muy general es el de decir la alfiler^ una
alfiler j alfiler Tnala y por el alfiler, un alfiler, alfiler
malo. Vulgarmente, muchos pronuncian arfi-
LER.
Alfinique.
A la pasta de azúcar y á la persona delicada de
cuerpo y complexión, que llamamos alfinique,
les da el Diccionario el nombre de alfeñique.
Alicrejo.
Al caballo viejo y flaco llamamos alicrejo, en
vez de denominarle rocín 6 rocinante.
Aijaraquiento.
Es común la propensión de cambiar la h en y,
acaso porque antiguamente se pronunciaba la h
dándole un sonido aspirado, en algunas voces (*).
Así se oye decir aljaraquiento, aljaraco, por al-
haraquiento, alharaco, jalar, (**) por halar.
Aljedrez.
Así dicen algunos, en vez de ajedrez, que es co-
mo debe decirse.
Almacigo.
Quiere decir ''pepitas ó simientes de las plan-
tas nacidas en almáciga;" de modo que el conjun-
(*) "El sonido gutural de la j ó iota, no apareció en Castilla has-
ta los últimos años del siglo XVI, llevado por los moriscos expulsos
del reino de Granada, después de la rebelión de las Alpujarras. No
se generalizó en la Península hasta los años de 1650, ni en América
hasta el final de aquel siglo. (Origen del Lenguaje Criollo, pag. 14.)
(**) Jalar \ino con Colón á América en su primer viaje." Y dí-
joles el Almirante á él y á los otros, que halasen el batel que traían
por la popa." — Diaño del Almirante, Navarrete, tomo 1. '^
86 VICIOS DEL LENGUAJE Y
to de almacigos se llama almáciga. Nosotros de-
cimos frecuentemente: 'Tedro tiene un almacigo
de café de media manzana." Debe ser una almá-
ciga, voz que nunca usamos.
Almágana.
Es una corrupción de las voces castellanas al-
mádena, almádana.
Almario.
Vulgarmente pronuncian así, en vez de armario.
Alujar.
Alujar dobladores, dicen por abrillantar la ho-
ja del maíz que sirve para hacer cigarros. Tam-
bién se toma alujado por limpio, bien vestido.
Alumina.
Derivándose del latín alumen, se pronuncia y se
debe escribir alúmina,
Almatroste.
Quien quiera hablar bien, diga armatoste, que no
almatroste, como se dice, no sólo en Guatemala,
sino también en Colombia y en Chile, para deno-
minar el mueblejo apolillado y desvencijado, y al
sujeto que se le asemeja.
Almuada.
Es barbarismo común, en vez de almohada.
Almuaza.
Almuaza y almuaciar son otros barbarismos
que no deben soportarse, en vez de almohaza y al-
mohazar.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 87
Alzar. Alzado. Alzo.
Todos saben que alzar tiene varias significacio-
nes; pero muchos creen que es peculiar á Guate-
mala el darle la acepción de guardar^ como cuan-
do se dice: ''álzame ese dinero." El Diccionario,
sin embargo, da al verbo alzar el significado de
'^guardar ó quitar de en medie alguna cosa."
Alzado es el que quiebra fraudulentamente y
oculta algunos bienes; pero no debe decirse del
engreído ó soberbio. ¡Cuántas veces hemos oído
exclamar á personas de buena sociedad: ''Ya no
puedo soportar á la Fulana, porque es muy alza-
da! (*). En español sí se dice alzarse. á mayo-
res, por engreírse 6 envanecerse. Alzarse con el
santo y la limosna, por llevárselo todo; pero cree-
mos que es frase provincial nuestra la de coger
Á alguno de alzo, que en España es tener entre
ojos, ó sobre ojo á alguno. Es frase también que
priva mucho por acá la de hacer un alzo, por ha-
cer un robo. Conviene, pues, apuntar que esa pa-
labra ALZO no goza aún de honores lexicográficos.
Del gallo dicen, que tiene tantos alzos, cuantas
son las peleas que ha ganado.
Amachinarse.
Se emplea en el lenguaje vulgar, por contraer
amistad ilícita, amancebarse. Se usa más comun-
mente en el participio amachinado, para denotar
al que lleva mala vida.
(*) El llamar alzado, en ese caso, al rebelde, viene de que en
América se dio el nombre de alzados á los indios que no obedecían
y se remontaban á los bosques. Así, p. e., dice D. Manuel de J. Gal-
ván, en la leyenda dominicana ''Enriquillo:" "Que los españoles
habían perdido hasta la memoria de que había indios alzados" p. 30.
88 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Amador.
Así llaman al '' Llamador/' que montado en
arrogante caballo, aparece en las corridas de toros
para cuidar del orden en la plaza.
Amaisteis.
Es vicio mu}^ vulgar el decir así, en vezdeamas-
teis, que es la forma correcta. También emplean
muchos impropiamente las terminaciones anti-
cuadas amastes, corristes, fuistes, de la 2f persona
de plural, en lugar de amaste, corriste, fuiste, del
singular del pretérito perfecto de indicativo.
Amalayar.
Mal haya es una imprecación castiza que deno-
ta la falta que hace un objeto, y de ahí pasó mal
haya a sugerir el deseo de tenerlo; de donde se
origino el ¡ah mal haya! (por ojalá,) y de éste, el
verbo provincial amalayar, que quiere decir an-
helar. También se usa, y por cierto impropia-
mente: ''Mal haya sea, ^' en frases como la siguien-
te: ^'¡Mal haya sea la lluvia que no nos dejó
salir!
Don José Milla, en el Cuadro de Costumbres
**Nunca más nacimiento," dijo: "Yo me manten-
* go muy contento con lo que tenemos, no me man-
tengo amalhayando lo que por ahí dicen nos falta,
y me encuentro tan bien avenido con nuestras
costumbres, como nuestros hermanos del Salva-
dor en la divertida ocupación de matárselos unos
álos otros, y como nuestros vecinos los mexicanos
en la no menos jocosa de pronunciarse y despro-
nunciarse cinco ó seis veces al mes.''
1
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 89
Amariconado.
Hecho un maricón ó marica^ como diría un es-
pañol.
Amarrar.
Dice D. Zorobabel Rodríguez, tratando de esta
palabra: "Se usa disparatadamente en casos como
los que siguen: "El diputado que intente contes-
tar ese discurso, tendrá que amarrarse bien an-
tes los calzones.'' "Es el D. Anacleto tan dejado
de la mano de Dios que en los cincuenta y tantos
años que lleva sobre el espinazo, no ha podido
aprender todavía á amarrarse la corbata." "La
infeliz debe vivir mártir de sus muelas, ^ues de
los doce meses del año, seis á lo menos la veo con
la cara amarrada." Para expresarse con propie-
dad, convendría en los dos primeros casos atarse,
y en el último, en vez de cara amarrada, cara en-
trapajada.
"El señor Cuervo, á quien seguimos en esta
parte, al redactar el espécimen que publicamos en
marzo de 1874, en "La Estrella de Chile," propo-
ne que hablándose de la cara y cabeza, se diga en-
trapajada.'' Nuestro excelente y erudito amigo
D. Fernando Paulsén advirtiónos del error en que
habíamos incurrido, diciéndonos en una de sus
cartas: '^Entrapajado es demasiado familiar y has-
ta un tanto despectivo; además, cara entrapajada,
no significa lo mismo que cara amarrada. Con
la cabeza entrapajada vemos frecuentemente á
nuestros viejos y viejas; pero las niñas, que son
las que suelen andar con la cara amarrada, aun-
<jue ahora muchísimo menos que antes, porque ya
no gastan muelas, por ser muy prosaico esto de
90 VICIOS DEL LENGUAJE Y
muelas (¡ahora es dolor á la cara!), podrán andar
si gustan con la cara vendada.
''Confirma la opinión de nuestro amigo el si-
guiente pasaje de Cervantes: ''Además estaba mo-
híno y melancólico el mal ferido D. Quijote, ven-
dado el rostro y señalado, no por la mano de Dios,,
sino por las uñas de un gato."
Amarradijo.
A un pañuelo ó cosa semejante que se ata con
muchos nudos, llaman por acá amarradijo, voca-
blo curioso, que puede traer su origen del habla
antigua marinesca, que tantas voces, hoy desusa-,
das en España, dejó en las comarcas que los es-
pañoles descubrieron.
Describiendo D. José Milla el tipo del distraído,.
dijo: ''Lleva el pañuelo lleno de nudos, como cuer-
da de tercero, pues es su costumbre poner esas se-
ñales para recordar que ha de concurrir á una ci-
ta, que tiene que contestar una carta ó que ha de
evacuar cualquiera otra diligencia muy urgente.
Por desgracia suele buceder que cuando ve los ta-
les AMARRADIJOS, 110 pucde acordarsc ni por cuan-
to hay para qué los hizo."
Amol
Es una planta venenosa, que se usa para pescar,.
y que mata todos los peces grandes y chicos.
El artículo 1? del decreto de 13 de agosto de
1835, dice: ''Es prohibido en el Estado la pesca
con sustancias venenosas, como cal, amol, chila-
PATE, maguey, &.
I
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 91
Los indios usan el amol para lavar su ropa,
pues la raíz produce una espuma semejante a la
del jabón. En lengua mexicana se llama ese tó-
sigo AMOLÉ, nombre que conservó hasta el siglo
XVII, como puede verse en el siguiente pasaje de
la ^^Recordación Florida" de Fuentes y Guzmán:
''Aunque es cierto que estos géneros de raíces
ó de amóle, fortalecidas y criadas con natura-
leza de tósigo y mezcladas para mayor actividad
y potencia con la fortaleza y cáustico de cal viva,
los hace menos provechosos y hasta nocivos y de
acre nutrimento á la salud humana, y más sien-
do por su propia naturaleza todo este peje de de-
licada complexión, y muy entreverados en lo cra-
so y jugoso de las enjundias que pasan y se arri-
man hasta los cueros/' (Página 65, tomo 2?)
Amolar.
No solamente entre nosotros, que también en el
Perú y en otras partes' del Nuevo Mundo, se usa
entre el vulgo amolar, por moler, cargar ó moles-
tar ^ que son los verbos que, para el caso, emplean
hoy en España; y decimos lioy, porque en lo an-
tiguo se usó también amolar, en tal sentido, como
puede verse por una de las cartas de Moratín
(Epistolario Español; tomo 2?, página 216) en la
cual dice: ''Leísela (á los cómicos una de sus co-
medias) y quedaron despatarrados; la estudiaron
con ansia; los amolé á ensayos, y saqué de ellos
todo el partido que sacarse puede." En los cinco
mandamientos de Santiago, que tan populares
fueron en España, se usa amolar por molestar,
fastidiar, incomodar. Helos aquí:
92 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ií
El 1? es amar á don Dinero.
El 2? es amolar á todo el mundo.
El 3? es comer buena vaca y ternero.
El 4° es ayunar después de harto.
El 5? es beber buen blanco y tinto.
Y estos cinco se encierran en dos: todo para mí
y nada para vos.'' [Hand book for travellers in
Spain— Richard Ford, page 49.*^]
En las ''Rimas del Rimac'' encontramos los ver-
sos siguientes:
'*Las cien carretas
Las del camal
Las campanudas
Que llevan pan,
Y que son peores
Que las demás,
¿No son bastante
Para amolar f^
El Diccionario de la Academia en su última
edición', no da á amolar el significado que el vul-
go le atribuye, y de que hemos tratado en este ar-
tículo.
Anancas.
Debe decirse á ancas del caballo; y no anancas.
A naya.
Así se llama una buena madera, entre otras que
tenemos, cuyos nombres comienzan con a, como
acoyOy aripiriy arrellano, asta, alixco, ajac, aucó, &.
Anchar.
El verbo derivado de ancho es ensanchar.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 93
Anda.
Muchos usan viciosamente en el singular anda,
por andas, que es como debe decirse. Con razón,
pues, han sido censurados los versos siguientes de
don Arnaldo Márquez, que es el primer lírico pe-
ruano:
''Niña, que quiere quien anda
Del balcón á la baranda
Y la baranda al balcón,
Como si fuese alguna anda,
Que llevan en procesión."
No sabemos por qué prefieren muchos el singu-
lar, en nombres que no lo admiten, como tijeras,
tenazas, despabiladeras, pinzas, parihuelas, ancas,
angarillas, alicates, cachas, enaguas &. En cambio,
añaden una s á palabras que no pueden llevarla,
como donaire, cabal, corriente, y emplean muy sa-
tisfechos: donaires, cabales, (exclamación) corrien-
tes, sin contar, como dice con gracia un literato,
con aquel épico de los corrientes, hablando de las
fechas.
Ándate.
Vicio muy común es decir ándate, en lugar de
vete, y así anda ese vocablo aun en labios de gente
que se precia de culta. No falta quienes digan
ANDAiTK, quizá siguicudo, siquiera sea viciosamen-
te, el giro español anda vete: anda ite.
El anda vete se encuentra en la poesía popular
de España y en los clásicos:
''Andaveie,e\ moro perro.
Anda y vuélvete á Granada."
( Eomancero de Kivadeneira, I, 61.)
94 VICIOS DEL LENGUAJE Y
^'Anda vete y no hagas bulla" [Hidalgo — Diálo-
go de apacible entretenimiento, 1606.]
Y á propósito del ite, en lugar de vete^ es de no-
tar que en Guatemala, lo mismo que en otras de
las repúblicas latinas del Continente, hay propen-
sión marcada en el pueblo á regularizar muchos
\erbos que son irregulares. Con esto y con el
empleo de voces vulgares, se le da al rico y majes-
tuoso idioma castellano, cierto carácter bajo y ras-
trero, que se aviene mal con su índole y con su
origen. Mucho más decimos: ^'barriga que vien-
tre, colorado que rojo, 'pelo qae cabello, pila que
fuente, pelear que reñir, cascara que corteza, 77ii^a-
jón que miga, amarrar que atar, rienda que brida,
patear que cocear, ^piedra que guijarro, poyo que
alféizar, corazonada que presentimiento, animal
que bicho ó sabandija, cachete que carrillo, baraja
que naipe, pellejo que piel, afrecho que salvado, &,
Pero volviendo á aquella pleonástica forma del
imperativo anda vete, es curioso notar que por acá
se usa para dar á entender cierta conformidad con
lo que á uno le proponen; p. e.: "Tras haberme
costado tanto la costura, quiere rebajarme mi sa-
lario, y pagármelo hí^sta de aquí á ocho días
]Si me lo diera hoy mismo; anda veteí'
Ando. Ando. Andarán.
Kn los albores del habla castellana era regular
en su conjugación el verbo andar, como se puede
ver en el Fuero de Aviles, que se tradujo al espa-
ñol en el reinado de Alfonso Vil en 1155; y en la
primera traducción del Fuero Juzgo (Lib. III, tí-
tulo 1? L. III. ;j pero ya en los buenos tiempos de
PROVINCIALISMOS DE (iUATExMALA 95
Cervantes se usaba el pretérito anduve y los afines
anduviere, anduviese f anduviera:
"Poco anduvieron cuando llegaron á una altísi-
ma peña" (Cervantes, Persiles, Libro I. Cap. IV.)
''Ahora sigue á todo este aparata una infinita
tropa de carros que es la guardaropa de la Fortu-
na, tras la cual anduvieron desnudos y hambrien-
tos hombres y mujeres" — (Diablo Cojuelo — L).
Luis \'élez de Guevara.)
Pero el vulgo, en España, todavía suele decir
ande, ando, andarán, como frecuentemente se de-
cía j)or la gente zafia que vino á América en los
primeros años de la conquista. No es extraño,
pues, (jue entre los ignorantes se oiga todavía de-
cir así, desde México hasta Chile, entre aquellos
que no se andan con repulgos de empanada.
Andar andando.
Esto de andar andando, como dicen por acá, es
curioso en extremo: *'¿Qué anda haciendo ño
Juan? Nada, señor; ando andando. A ver veo
como le háido á su merced." Todavía el ver á ver
no puede tildarse de incorrecto, aunque sea de mal
gusto; pero el andar anday ido ^ provoca á decir que
no se puede andar de otro modo. En español po-
drá uno andar de Zoca en Colodra; andar á la so-
pa; andar «1 caza de gangas; andar á zarpa á la
greña; andar en malos pasos; andar en paños me-
nores; andar de Ceca en Meca; andar con tiquis,
miquis; andar con dimes y diretes; pero no
ANDAR ANDANDO, quc ya scría un pleonasmo de á
pliego.
96 VICIOS DEL LENGUAJE Y *
Andarivel.
Esta voz náutica, tan conocida entre nosotros^
no se encuentra en el Diccionario de la Academia;
pero no por eso dejará de ser en español el técni-
co que corresponde al inglés girt-line.
Andón.
Desde los primeros días de la conquista aplica-
ron los españoles el nombre de andenes á la grade-
ría con que los incas circunvalaban los cerros ó
cubrían las laderas. Andén significa en español
vasar (repisa para poner vasos) anaquel, que es
tabla de estante etc. y también esplanada delante
de las embarcaciones. Además se usa mucho en
España para significar el lugar en que pasan los
trenes y se detiene la gente para subir á los ca-
rros.
Andén, entre nosotros, se toma por acera. Tam-
bién se usa en esta frase: ''En qué andenes an-
da Ud.? para preguntar al que afanoso va de un.
lugar á otro, que es lo que hace.
Aniega.
Los ojos no se aniegan de lágrimas, sino que
se anegan:
"El llanto que al dolor los ojos niegan
Lágrimas son de hiél (]ae el alma anegan."
Anona.
P]ste es el nombre castellano de la (Anona ke-
vis, reticulata, Humboldtii) sabrosa fruta que lla-
man chirimoya en la América del Sur, custard
apple en inglés y coeur de houef, añone enfrancés;y
PROVINCIAT.ISMOS DE GUATEMALA 97
que ha servido, por traslación de significado, para
designar entre nosotros y familiarmente el bocio,
ó sea en nuestro peculiar modo de decir, el gue-
GUECHo. En Chile llaman anonas á las asentade-
ras.
Ante.
En castellano anticuado significaba el plato 6
"principio" con que se empezaba la comida.
Hoy llaman ante, por acá, al dulce que se hace
de alguna sustancia farinácea, mezclándola 3^ co-
ciéndola con miel de azúcar, de suerte que no for-
ma pasta, sino espeso líquido. Así dicen: ante
de garbanzo, de frijol blanco &.
Antidiluviano.
Claro es que debe decirse antediluviano, para
significar lo anterior al diluvio; porque antidilu-
viano sería contra diluviano.
AntinaturaL
Suele decirse por lo que no es natural, ó sea
^contra lo natural; pero ni aquella voz se halla en
el Diccionario, ni innatural de que se sirvió La-
rra, cuando dijo: ''Bulliciosamente coronado de
aplausos todo gesto innatural, todo además gro-
tesco (fe." (Teatros.)
Antioco.
Debe decirse Antioco, cargando la pronuncia-
ción en la i, pues no es Antioco, como dicen por
acá el nombre del perseguidor de los judíos, que
murió comido de gusanos, sino Antioco Epífa-
nes.
98 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Apachurrar.
En algunos países de origen español dicen así,
en lugar de despachurrar, que es como debe decir-
se.
Apalabreadas.
Cuando dos personas han convenido en una co-
sa, dícese en buen español, que están apalabradas,
que no apalabreadas. Hay en el vulgo cierta
tendencia á poner esa sílaba ea, en desinencias
análogas.
Aparejo.
En una de sus acepciones, significa esa palabra
el arreo para montar ó cargar las caballerías. En
México, lo mismo que en Guatemala, se llama
aparejo, no á cualquier arreo que á tal uso se des-
tina, sino á una silla burda que sirve para la car-
ga. Bartlett, en el ''Diccionario de Americanis-
mos," dice: Aparejo — (Spanish) A pack — saddle.
The word is employed in the countries acquired from
México, where packsaddles are used.
En el Perú significa aparejo, según el dicciona--
rio de peruanismos, montura de mujer.
Apaste.
Esta es una de tantas voces indígenas (apaxtle,)
que corren en Centro-América confundidas con
las palabras castellanas; y á f e que el apaste, me-
recía honores lexicográficos, ya que á sus compa-
ñeros el comal, el tamal, el coyote, el petate, el chile,
el atole y mucho otros vocablos mexicanos, se les
ha concedido la entrada en las columnas del Dic-
cionario; porque no han podido los señores acadé-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 99
micos de la calle de Val verde dejar de reconocer
el liecho de que, desde los primeros días de la con-
quista, sobre la ancha base del idioma de Castilla,
comenzaron á brotar^ — como silvestres flores que
pugnan por echar sus renuevos en la tierra don-
*de antes crecían libres; en su propia tierra, que el
jardinero convirtió después en artificial verjel —
muchas palabras indianas que sobrevivieron á los
reyes de aquella raza desgraciada, y que acaso la
verán desaparecer, siguiendo ellas en contubernio
deslizándose en el lenguaje, como se deslizan las
gotas de un manantial cuando caen en caudaloso
río.
Pero no andemos en tantas cháncharas mancha-
ras para decir lo que es el apaste, que no ha teni-
do la fortuna de que se le otorgue carga de ciuda-
danía, apesar de sus importantes y cotidianos ser-
vicios. ¡Quién había de pensar que la suerte, que
<íual voluble maga regula el destino de los morta-
les influyera hasta en las pobres palabras! Moc-
tezuma y Guatemozín tuvieron la mala suerte de
acabar eji trágico suplicio; dox Pantaleon Tsicajol,
de nuestro pueblo de Alotenango, obtuvo una con-
decoración española, con la adeala de usar el don,
y el célebre Benito Juárez, llevando el águila
mexicana por égida, no sólo rechazó heroicamen-
te la intervención extranjera, sino que se vio col-
mado de honores Así son las cosas. El re-
quemado comal se ostenta ufano en la lista auto-
rizada de los vocablos españoles, y el limpio apas-
te anda por allí vergonzante, todavía como pro-
vincial palabra, que apenas alcanza á figurar en
una "colección" como ésta, que tiende á exhibir
100 VICIOS DEL LENGUAJE Y
locuciones y nombres espúreos. El plebeyo comal
puede ya, con el derecho autonómico de que goza,
decir á la olla "qué tisnada estás/' invadiendo así
los fueros de la sartén, que es la que en España
ha dicho siempre á la caldera, ''quítate allá culi-
negra." Pero su día le llegará al apaste, á la
chita callando, en que se alce á mayores; y allá se
las haya si se raja cuando esté arriba por bailarle
el agua delante de los ojos al cornal^ que estuvo
listo para asir la ocasión por los cabellos: que na
hay que andarse con tiquis miquis, sino procurar
caer en gracia, conforme caigan las pesas; darse
un verde con dos azules; estar siempre á verla&
venir, estirando la pierna más que alcanza la sá-
bana, sin dormirse en las pajas, dejando que rue-
de la bola, arrimándose al sol que más calienta^
en vez de vender juncia; ya que suele tocar al peor
puerco la mejor bellota, puesto que de todo tiene
la viña, uvas, pámpanos y agraz En fin, apas-
te, de mexicana alcurnia, que Dios te dé fortuna,
que lo demás nada importa; y ojalá que no me
traiga á mal traer con los críticos, que por una co-
ma son capaces de armar la de Dios es Cristo, to-
do esto que voy enjaretando acerca de vos, humil-
de trasto, que al cabo no sois más que una vasija
de barro ó tierra cocida con dos asas ú orejas, co-
mo muchos dirían hablando metafóricamente.
Y si alguno tuviere duda de si con esto último
debíamos haber comenzado, y si ello era lo bastan-
te, puede hacer de caso que no hubiera leído más
que la parte final; y aun suprimir ésta, si le pare-
ciere que la definición carece de aquellas circuns-
tancias lógicas que concurrir deben en el género
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 101
próximo y en la última diferencia: por el apaste,
al fin de todo, no habrá quien reclame, como re-
clamaron con vehemencia por aquel aer, aeros de
la epístola. ¡Qué mucho que un Apaste, dé mar-
gen para un artículo.
A pasóte.
Apasote ó epasote, como otros dicen, es una
planta medicinal {chenopodium ambrosioides,) que
se llama en castellano pasóte. (West Indian goose
food.)
Los conquistadores le decían epazote, del mexi-
cano epazotle, que significa yerba buena. En la
"Recordación Florida, de Fuentes y Guzmán,"
(tomo 1? pfigina 307) encontramos que *4os indios
usaban una bebida llamada tlamizatolej cuya com-
posición y fábrica es de los simples de maíz, chi-
le guaque y yerba de epazote; y esta bebida, á ma-
yor operación, se toma caliente, y extiende y dila-
ta su virtud á los efectos de excitar la naturaleza
á la Venus &r
"El Médico Botánico Criollo," hablando de esta
planta, dice: ''Que esas matas que se hallan con
mucha abundancia en las Antillas, como en el
Continente Americano, tiene muchísima fama
por vermicidas. La infusión de pasóte es muy
útil contra las indigestiones." (Tomo 2? página
Apearse.
Es muy común el uso de este verbo por hospe-
darse, alojarse; y así hemos oído decir: ''¿En don-
de se fué usted á apear cuando llegó á la capital?
— Me apié (en vez de apee) en el mesón de Orien-
te."
102 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Don José Milla, en uno de sus cuadros de cos-
tumbres, (tomo 1?, página 110) dijo: '^41gunos
de los que vienen de los departamentos á esta ca-
pital, especialmente cuando hay fiestas, suelen,
por no APEARSE, como se dice, en un hotel, arros-
trar las incomodidades que trae consigo el poner
casa para unos pocos días.
Apear es, en buen castellano, desmontar á algu-
no de la caballería, ó deslindar una heredad de
otra; pero no hospedarse ó alojarse.
Cervantes, en el pasaje de la caza de montería,
refiere como llegaron á un bosque, que entre dos
altísimas montañas estaba. '^Apeóse la Duquesa,
y con un agudo venablo en las manos, se puso en
un puesto por donde ella sabía que solían venir
algunob jabalíes. Apeóse así mesmo el Duque y
D. Quijote &." — Cuando el bueno de Sancho Pan-
za iba á verse con Dulcinea, "se apeó del jumento,
y sentándose al pié de un árbol, comenzó á hablar
consigo mesmo,'' y pronunció aquel monólogo,
que constituye una de las joyas en que abunda la
obra inmortal de Cervantes.
Apercibirse.
Usase impropiamente por "echar de ver" notar,
reparar, conocer, catar (no acatar) &. Cuando
algunos usan estas ó análogas frases: "No me
APERCIBÍ de su llegada. Pedro, que ya es viejo,
no se APERCIBIÓ de que había un hoyo, y cayo
dentro de él. Disp^^nse usted, no me aprrcibí de
que estaba presente para saludarle/' debieran em-
plear: no eché de ver; no noté, no reparé, &.
"Apercibirse" significa prevenirse, disponerse.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA
103
aparejarse para alguna cosa; y aunque Salva, en
su gramática, usa: "apercibirse de una visión,"
es ese precisamente el galicismo que se censura.
También se incurre en él cuando se dice que
una cosa pasó desapercibida, en vez de inadverti-
da; porque ''desapercibida" es descuidada, falta de
lo necesario.
Cervantes, en ''La Española inglesa," dice: "Ce-
né en mi aposento, cerré la puerta, apercibí mi es-
pada, encomendéme áDios y no quise acostarme."
"Cual león á la presa apercibido
Sin recelo los impios esperaban
A los que tú, Señor, eras escudo."
( TÍKKHKKA. A líi batalla de Lepanto.)
Apertrechado.
Así dicen vulgarmente, eíi vez de pertrechado^
que es la palabra castiza.
Aplanacalles.
"Azota-calles" se dice en f]spaña. Aplanador
DE CALLES, por vago, sin oficio, sólo se oye por es-
tas tierras.
Apología.
"Se ha falseado casi universalmente por los es-
critores sur-americanos el significado de esta pa-
labra, haciéndola equivalente á elogio 6 panegírico ,
La Real Academia la define así: "Discurso que se
hace (le palabra ó por escrito en defensa de alguna
parsona ú obra." La frase rayada es esencial:
hace la apología de una persona ó cosa el que re-
futa los hechos ó vicios que se le imputan. Para
comprobar la exactitud de esta definición, basta-
104 VICIOS DEL LENGUAJE Y
TÍa recordar la célebre apología de Sócrates; esto
es, el discurso que se supone pronunciado por es-
te filósofo ante pus jueces en el proceso criminal
que le había sido intentado sobre sus opiniones y
conducta, discurso de que Platón y Jenofonte nos
han dejado dos diferentes versiones. Recuérden-
se también las apologías que de la religión cristia-
na se escribieron en los primeros siglos de nues-
tra era por san Justino, por Atenágoras, por Meli-
tón, obispo de Sardes, por Apolinario, obispo de
Antioquía, por Tertuliano, por Minucio Félix y
por Orígenes. La apología de Apuleyo, contra los
que le acusaban de magia, y que está comprendi-
da en la colección de sus obras. Todos los diccio-
narios están conformes con la definición de la
Academia Erpañola; y no hay necesidad de citar
el gran número de apologías que con este título se
han publicado en los tiempos modernos y en Es-
paña, entre las cuales es muy conocida la del P.
Sarmiento en defensa de los escritos de Feijoo. Ni
es difícil explicar la corrupción que ha sufrido es-
ta palabra en América. Uno de los mejores me-
dios de justificar la conducta de una persona, es
alegar sus buenas acciones y cualidades: y por tan-
to es naturalísimo que las apologías contengan fre-
cuentemente pasajes laudatorios; pero en tales ca-
sos, el panegírico es un medio de defensa." [Be-
llo—"Opúsculos Literarios y críticos," tomo 8?,
página LXX.]
Apostrofe.
Aun en textos elementales de gramática hemos
visto confundir esa palabra con apóstrofo.
t
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 105
Apostrofe es la figura de retórica que consiste
-en cortar el hilo de la narración ó raciocinio, pa-
ra dirigir la palabra á Dios, á la naturaleza, &. &.
Apóstrofo es el signo que marca en la escritura
la supresión de alguna letra.
Aprender.
Tratándose de capturar á un delincuente, debe
decirse aprehender^ que no aprender, como hemos
visto usado por gentes que leen y escriben, á pe-
sar de lo cual siguen diciendo maistro lión meiz,
CAOBA, ACREDOR, ALCOL, RIAL, PIOR, PIÓN, BIATO, LER,
SUASAR, HOGAR, (por ahogar,) &; por aquello de
que lo que entra con el capillo, sale con la mortaja.
Don Diego Hurtado de Mendoza, al describir la
conjuración contra Aban Humeya, y su muerte,
dice: ''Pasaron el cuerpo de guardia, entraron en
la casa, quebraron las puertas del aposento, hallá-
ronle vilmente entre el miedo y dos mujeres
Embarazado de ellas, especialmente de la viuda,
amiga de Diego Alguacil, que se abrazó con él,
fue aprehendido, en presencia de los que él trataba
familiarmente <fe."
Aprevenido.
Muchos de los vicios de que adolece hoy el ha-
bla del vulgo en Guatemala, y aun en toda la
América española, son resabios nada más del an-
tiguo lenguaje de los conquistadores, como apre-
venido, por prevenido.
Don Francisco Mendoza, al describir la trágica
muerte de Roger de Flor en un convite, decía:
''Llamado de su fatal destino, ni adv^irtió su peli-
gro, ni aprevenido lo temió."
106 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Recordamos que, en nuestra niñez, cuando nos
contaban cuentos, decían: '^que el hombre apre-
venido, no es combatido," que equivale al refrán*
español ''hombre prevenido vale por dos."
En lo antiguo se usó alanzear, por lancear; apre^
silvoso j por presuroso; comedirse, por ofrecer auxi-
lio ó ayuda; y de allí viene nuestro acomedirse,-
que no lo reconoce el Diccionario, como no reco-
noce otros muchos vocablos a los cuales agrega-
mos el prefijo Á.
Aprobador.
Este es otro de esos vocablos á los cuales hemos
agregado la A. Significa una muy pequeña can-
tidad de cosas comostibles, qu*^ da el vendedor al
comprador para que pruebe, ó ensaye, á fin de-
juzgar si le conviene hacer la compra.
Aprobar.
Significa, como todos sabemos, calificar y dar
por bueno algo que á nuestro juicio se somete; pe-
ro, cuando algunos lo usan por probar, no es cas-
tizo absolutamente; v. g.: -'apruebe, á ver si está
muy dulce su café."
Aproximativo— a.
Lo .que se asemeja á una cosa, se aproxima 6 es
aproximado á ella; pero no es aproximativo,
porque aproximativo es lo que aproxima, y nada,
más.
''Todo nace de fuente viva de amor, y todo lo
que tiene ser viene esmaltado de amor; y de ma-
nera que, si la vista de nuestra alma no estuviese
ciega de vileza, vería en todo lo criado una aproxi-
i
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 107
inada imagen del Criador." (P. Diego de Estella.
Meditaciones del amor de Dios.)
Con razón censuran el siguiente pasaje del es-
critor chileno D. M. L. Amunátegui, en ''Los Pre-
cursores de la Independencia:" "Valvidia proce-
dió á hacer una distribución aproximativa de in-
dios imaginarios entre sesenta y tantos vecinos."
Apulismado.
Apulismarse una cosa, es, en nuestro peculiar
modo de decir, quedarse pequeña, no crecer, per-
der el jugo vital. Se aplica comunmente á los ár-
boles y á las frutas cuando no desarrollan, sino
que se quedan enjutas.
También lo usan para significcr queun niño no
desarrolla, Cjue está raquítico ó desmedrado. Em-
pléase comunmente en el participio apulismado;
y antójasenos que este provincialismo viene de
las lenguas indias de estos países.
Apuñuscar.
Lo hemos oído usar como equivalente de a^¿/iar;
y así dicen: ''Toda la gente se apuñuscó en la
plaza á presenciar la riña." Apañuscar, y no apu-
ñuscar, significa coger y apretar entre la mano
alguna cosa, ajándola. En Chile el equivalente
de nuestro apuñuscar es acumuchar.
Arancelarse.
Para dar á entender que un sujeto ha adquirido
costumbre de ir á un lugar cualquiera, á una fon-
da, á un café, etc., dicen que se ha arancelado en
aquel lugar; esto es, que se ha vuelto parroquiano,
que se ha abonado.
108 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Árbol del pan.
Según Linneo, es el artocarpus incisa , que tiene
un tronco compuesto de un tejido glandular, con
mucha medala farinácea, atravesado por fibras le-
ñosas, separadas por anillos de la misma sustan-
cia, dispuestos concéntricamente. Esa sustancia
es una verdadera harina de superior calidad. *'E1
árbol del pan" (arbre á pain; true bread fruit) se
encuentra en las Antillas, en Centro-América, en
México y en otros puntos del Continente.
Arción.
La correa de que pende el estribo en la silla de
montar á caballo es ación, que no arción, como
casi todos dicen por acá y en las demás repúblicas
de la América española.
''Fuese Sancho tras su amo, asido á una ación
de Rocinante." — (Quijote, Cap. 14.)
No cabe duda, pues, de que es ación; pero cier-
tamente que la eufonía pide otra letra entre la a
y !a c. Cuando en toda la América latina se dice
ARCIÓN, es de creerse que corruptela tan general
procede de los mismos conquistadores españoles.
Arder.
Es verbo intransitivo ó neutro; no puede, pues,
decirse, como dijo un ilustre académico en el pa-
saje siguiente: ''Las pavorosas erupciones del Ve-
subio, cuando invade y arde los amenísmos jardi-
nes y los feraces viñedos de Portici."
Arredovaya.
Exclamación que usa el pueblo bajo, y que po-
dría equivaler á ¡cáspita!
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 109
Nuestro compatriota don Francisco Rivera
Maestre, en la famosa epístola que dirigió desde
Madrid 'A Guatemala," dijo:
''Mas por lo que á mí respecta
No te diré ni palabra;
Fuera meterme en honduras
Y en camisa de once varas.
Diría mil disparates
Que sin duda te picaran
Y talvez exclamarías:
"Ere que hombre arredovaya!
En lo antiguo se dijo arriedro ó arredro j para
significar atrás; de modo que '^arriedro vayas'^ va-
lía por vade retro.
^^ Arriedro vayas, Satán, cata la cruz.''
(QUEVEDO.)
Nuestro arrecióla í/a no tiene esa sisünificación:
revela sorpresa. En Costa-Rica dicen: ^'¡arrie-
ro vaya^r'
Arriquin.
Al ayudante del puntero en los ingenios, llaman
arriquín; nombre que también dan á la persona
que no se separa de otra.
Armarse.
Nosotros decimos que ''se arma" el caballo que
ya no quiere caminar; en buen castellano se dice
que se planta.
Arquiado.
Suélese oír, en vez de arqueado.
Arricloques.
Nombre que se da á los adefesios, perifollos, pe-
rendengues ó adornos impropios que llevan, sobre
lio VICIOS DEL LENGUAJE Y
todo las mujeres. También se dice, por traslación,
•que es mu}^ lleno de arricloques el individuo que
usa de rodeos y ceremonias para todo.
Arquilar.
Es un barban smo muy usado, en lugar de al-
quilar^ que es como dice la gente culta.
Arquimedes.
• Debe pronunciarse con el acento prosódico en
la E y no en la i.
Asóla.
Muchos dicen así en vez de asuela, que es lo co-
rrecto, como se verá en el siguiente ejemplo:
'Tara acrecentar sus bríos
Contra los piratas moros
Colmóle el rey de tesoros,
Mercedes y señoríos,
Mas cediendo á sus impíos
Pensamientos de Luzbel,
Desordenado y cruel
Roba, asuela, incendia y mata,
Y es más bárbaro pirata
Que los vencidos por él."
(Núñez de Arce. El Vértigo.)
Asoleada.
El efecto de asolearse es en castellano asoleo y
no ASOLEADA.
Asoleado.
Acaso porque el que sufre un asoleo vuélvese
desmazalado y torpe, dicen por acá que es un aso-
LEADO el hombre de pocos alcances, el dundo, el
tonto.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA lU
Hubo un tiempo en que á los agentes de policía
les llamaban los "asoleados," porque los veían es-
tar todo el día al sol. En España les decían "guin-
dillas."
"Caballo asoleado" en español "Caballo que
se agua."
Hay que evitar el barbarismo asoliado.
Atajo.
Significa senda por donde se abrevia el camino^
pero no conjunto de animales de carga que sirve
para trajinar, que en castellano se llama recua.
Hatajo (con h) sí significa pequeño bato (aquí
pronuncia la gente del campo ^*a¿o) de ganado y
significa también muchedumbre.
Ataúd.
Es vicio común decir así, en vez de ataúd, y
vulgarismo el usar cajóyi de muerto ^ por "caja mor-
tuoria 6 féretro."
"Sigue mala; y ¿qué medida
Tomaré?— "La del cajónr
Dijo la de aquí en seguida
Por toda contestación."
Ateperetado.
Al que no tiene tino para hacer las cosas; que
se sofoca y no da con lo que desea; al aturdido, al
torpe que carece de serenidad para obrar, le lla-
man ATEPERETADO, TEPERETE.
Conocemos á un don Tiraoleón Teperete, que
lleva este nombre como anillo al dedo, pues es
nuestro don Timoleón, aunque de la especie de los
bípedos, de casta mamífera: habla hasta por los
112 VICIOS DEL LENGUAJE Y
codos, tartamudea y se le trastruecan las palabras:
mantiene trasconejadas sus ideas, porque siempre
quiere ir convoyando á la nueva estrella ministe-
rial y desea aspirar perpetuamente el aura del fa-
vor. Ya corre por allí; ya va á visitar al futuro
candidato; ya huye del caído como de la peste; ya
escribe un artículo en favor de la situación; ya se
arrastra por las alfombras y las sillas de los pala-
cios; ya se da una topetada con un portero, por
entrar antes que otro á una oficina; ya dice un
desatino de á folio, por decir una agudeza; ya bota
al suelo su sombrero, por saludar á su jefe; ya de-
rrama el tintero, por firmar una felicitación. Tie-
ne Teperete mucho de mono, de camaleón, de
perdiguero y de ostra. Algún día haremos su re-
trato completo; este bosquejo no tiene medias tin-
tas, que es lo que más necesita la pintura de Ti-
moleón Teperete.
Ati pujar.
Del que se harta de alimento, dicen por acá que
se atipuja; si bien es preciso advertir que ese ver-
bo sólo se usa vulgarmente por hartar.
Atol.
A muchas de las voces indígenas quitamos la e
final, como sucede en atol, del mexicano atole.
Juan de Laet, en sus elogios á esa especie de ga-
chas americanas, comienza diciendo: "Quanto ita-
que major laus dehetur nostro atole.'' Este atole
nos hace recordar los apuros que pasó un amigo
'nuestro, émulo de Cicerón, para traducir una tar-
jeta de grado (allá cuando había grados en filosofía
y tarjetas en latín) que se dedicaba á un "Capitán
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 113
General;" dijo '^Decurio máximus.'' Fuentes y
Guzmán asegura que se daba el nombre de atole,
en la Nueva España ''á una poción hecha con la
masa colada del maíz cocido, siempre regalada, de
general avío y mantenimiento en México, donde
no había casa que ñola tomase por desayuno; sir-
viendo el ATOLE blanco á la gente doméstica y el
champurrado con chocolate á las personas de con-
sideración, por ser en aquel reino más caro el ca-
cao que en Guatemala. Varias eran las especies
de atole, que se conocían con los nombres de is-
TATATOLE, JACOTOLE, NEOTINATOLE, CHILATOLE, EPA-
SOATOLE, CHIANATOLE, TLASMIZATOLE, ELOATOLE Y
cumanatole/' (Recordación Florida; tomo 2? p.
4(.)7.)
La última edición del Diccionario de la Acade-
mia registra las voces atole, atolero y atoleria. Lo
que ignoraban los señores académicos, como que
es locución peculiar nuestra, es que cuando algún
hostigador de esos que lo quieren auno mucho, va
todos los días, á la misma hora á su casa, dícese
del tal que está como atol de enfermo; y si es ade-
más cachazudo, que nunca se altera, se dirá que
tiene sangre de atol.
Atolillo.
Es una especie de atol, que hacen de harina,
leche y azúcar.
Atorarse.
Se dice vulgarmente que alguno se atora cuan-
do come mucho, cuando tiene repleción dealimem-
to: ''Así que se está atorando de todo cuanto -en-
cuentra, se queja de que le duele el estómago," he-
114 VICIOS DEL LENGUAJE Y\
mos oído exclamar á algunas madres dirigiéndose
á sus niños.
Atorarse también vale entre nosotros atragan-
tarse, que es como debe decirse cuando algo queda
detenido en la garganta: ''Estaba comiendo 77^(ya-
rras y se le atoró una espina;" debiendo decirse
se atragantó con una espina.
Atrancar.
Úsese trancar, que no atrancar, para economi-
zar letras y disparates.
Atrasado.
Está bien usado en el sentido de pobre, empe-
ñado; pero no puede decirse de una sementera que
está atrasada, por falta de agua; de un ternero,
que está atrasado, por desmerecido.
Atufado.
El diccionario contiene este adjetivo, como an-
ticuado, para significar el que tenía tups; es decir,
soberbia, altivez, vanidad ó entonamiento. Entre
nosotros aun vive esa palabra, y es muy usada en
lo familiar.
Autos.
Estar en autos decimos, por ''estar en los autos,''
que es como lo trae el Diccionario.
Avalancha.
Voz introducida del francés: en castellano tene-
mos alud y lurte. Por más sonora que sea la pala-
bra avalancha, y por más que agrade á algunos,
no la usan los escritores castizos, al decir de Caer-*
vo, de Baralt y de otros puristas. No obstante,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 115
^n más de un libro de correcta pluma, hemos vis-
to aquella palabra. Recordamos de pronto una
de las bellísimas estrofas de don J. Velarde:
^'Dijo — marchó de repente
Hacia la mesa, llorando,
y pinina y papel hallando,
Después de azotar su frente,
Escribió rápidamente
Con letra corrida y ancha:
'*En un lugar de la Mancha
De cuyo nombre no quiero. . . .
V prosiguió tan ligero
Como rueda la avalancha.
(De^ómo hació el Quijote.)
Avesmarías.
Es má^ uMiuúii (|ue lo que fuera de desear el
oír decir avesmarías y padresnuestros, en vez de
avemarias y padrenuestros, que es como enseña la
gramática.
Averiguarse.
La locución familiar: "no me averiguo con tan-
to muchacho;" "no me averiguo con Pedro etc."
por no me avengo con los muchachos; no puedo
sujetar y reducir á la razón á Pedro, es muy cas-
tiza y se halla usada por escritores como Lafuen-
te y Mesonero Romanos. El barbarismo está en
decir aviríguo. -
Avichucho.
Derivándose de ave, no sabemos por qué dicen
algunos AVICHUCHO, por avechucho.
Ayer noche.
Basta decir anoche.
116 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Ayote.
Es una especie de calabaza (cucurvita pepo)^ ayo-
tli ó ayuteü ; en Puerto Rico, challóte ó tallóte, y en
otras partes le llaman auyama 6 sapayo.
Los mismos conquistadores é historiadores
españoles usaban el nombre de ayote, como puede
verse en la descripción de la rebeldía de los sa-
cattepeques, acaecida el 30 de agosto de 1526 cuan-
do don Pedro Portocarrero tuvo que retirarse con
los suyos, y '^fue á dar á unos rastrojos de una di-
latada milpa, donde enredados y detenidos de la
gruesa caña y lo enlazado de los bejucos de los
AYOTES que habían sembrado en ella, casi presos
de los embarazos y estorbos, (quedaron rotos nues-
tros españoles, con muerte de algunos indios ami-
gos.'' (Recordación Florida. Tomo 2? p. 87.)
Muchos de los nombres con que bautizaron los
castellanos los frutos de la América eran los mis-
mos nombres que en la Península se usaban para
análogos frutos; si bien solían adoptar la nomen-
clatura indígena y corromper la española, todo lo
cual dio desde un principio pintoresca variedad,
con aspecto original, á las voces destinadas á re-
presentar las producciones vegetales.
''Hay muchos higos, uvas y melones
Dignísimos de ver mesas de reyes.
Pitahayas, guanábanas, anones.
Guayabas y guardes y mameyes;
Hay chica, cotuprises y mamones
Pinas, curibijiires, caracueyes,
Con otros muchos más que se desechan
E indios naturales aprovechan."
(Castellanos. Elegía 4.)
PROVINCIALISMO» DE GUATEMALA 117
''Hay caimitos y guanábanas, anones y
En árboles mayores que manzanos;
Hay olorosos hobos^que en faiciones
Y pareceres son mirabolanos;
Hay guayabas^ pajmyas y mamones,
Piños que hinchen bien entrambas manos,
Con olor más suave que de nardos;
Y el nacimiento de ellas es en cardos.
(Cattdlanos, Historia de Cartagena, O. 4.)
Lo que no sabemos es si en tiempos de los con-
quistadores ya se daban ayotes á los que, abando-
nados de Cupido, eran dignos de los desaires de
sus Dulcineas, ó á los pobres estudiantes que sa-
lían reprobados en sus exámenes: yaque, desde
la época de Cervantes, se ha dicho en España dar
calabazas por desechar una mujer á su novio, ó no
aprobar á alguien en las pruebas literarias. Lo
que es hoy no faltan calabaceados, que por acá
reciben ayotes; ni faltan muchos que necesitan
de calabazas para nadar, ó como nosotros deci-
mos, que no pueden nadar sin tecomates.
Azacuán.
Es el nombre vulgar de un milano que emigra
en grandes bandadas. {Rorthramus socialis. — Veui-
llot.) Cuando allá por el 15 de abril y 15 de octu-
bre, cambia el tiempo, vense pasar por nuestro
suelo .millares de esos viajeros.
Creemos que se dio en Guatemala el nombre
de azacuán á tales aves, porque pasan por esta
zona cuando va á comenzar á llover, v cuando
cesa la estación de lluvias, que impropiamente
llamamos invierno: de tal suerte que con los aza-
CUANES viene y se va, por decirlo así, el agua llu-
118 VICIOS DEL LENGUAJE Y
via; y como en español el que lleva agua ó el que
la trae se llama azacáuj hubo de designarse con
ese vocablo ligeramente alterado, y por traslación,
al Rorthramus socialis, qus no tiene en el Diccio-
nario español un nombre propio. También dicen
en España que "anda hecho un azacán'^ el que va
y vuelve muy afanado en sus negocios; y como
los azacuanes se van y vuelven todos los años, era
propio darles ese nombre, á falta de otro que fue-
se peculiar á ellos.
Azarearse, azareo.
En nuestro modo de decir, significa tener ver-
güenza, rubor. Tal vez hemos alterado ó corrom-
pido la palabra azorarse para venir á decir aza-
rearse. D. Rufino J. Cuervo dice que viene de
azararse, ó sea torcerse un asunto ó lance por so-
brevenir un obstáculo imprevisto.
''Mi asno, respondió Sancho, que por no nom-
brarle con este nombre le suelo llamar el rucio, y
á esta señora dueña le rogué cuando entré en este
castillo, tuviese cuenta con él, y azoróse de mane-
ra como si la hubiera dicho que era fea 6 vieja,"
Quijote.
El azareo es en buen Castellano azar.
Azopilotado.
Al que tiene aire de zopenco y anda como zopi-
lote, le llaman azopilotado, por parecerse á este
feo pajarraco, que también denominan zope en
México y en Centro-América: los españoles danle
el nombre de gallinaza, los peruanos gallinazo, los
chilenos jote, los bolivianos auras, los Colombia-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 119
nos chulos, los venezolanos samuros; en otras re-
públicas del continente se les dice galembos, tropi-
llos, guaraguos\ los norteamericanos les llaman
iurkey huzzard, y los ornitólogos cathartes aura.
''Zopilote'', dice sin embargo el Diccionario de
la Academia Española que es el nombre que dan
en América á la gallinaza; pero solamente usan-
do de una figura de retorica, se podría aceptar ese
concepto: tomando la parte por el todo. En Mé-
xico V en Centro-América nada más, es en donde
se usa aquel nombre para significar el ''asno de
la gente alada", como le llamó Alcedo, en su Dic-
cionario de América. Garcilaso lo describe así:
'*Hay otras aves grandes negras, que los indios
llaman su/yunto y los españoles gallinaza: son
muy tragones de carne, y tan golosas, que si ha-
llan alguna bestia muerta en el campo, comen
tanto de ella, que aunque son muy ligeras, no
pueden levantarse al vuelo, por el peso de lo que
han comido. Entonces, cuando sienten que va
gente á ellas, van bullendo á vuela pie, vomitan-
do la comida por descargarse para tomar vuelo.
No son de comer, ni de otro provecho alguno,
sino de limpiar las calles de las inmundicias que
en ellas echan. No son de rapiña, y el P. Acosta
tiene para sí que son del género de cuervos."
D. Rafael Goyena, fabulista notable, oriundo
del Ecuador y educado en Guatemala, escribió el
precioso apólogo "El Zopilote con Golilla.'*
Por lo que dice relación con el origen de los di-
versos nombres que al zopilote se dan, oigamos á
don Ignacio Armas: "A. una ave inmunda, que al
aura se posa sobre los árboles, á recibir en sus
120 VICIOS DEL LENGUAJE Y
abiertas alas los primeros rayos del sol, le llaman
aura en las Antillas; en la Nueva Granada, por
observar en ella la costumbre de agruparse en
torno de las reses muertas, como los chulos de los
mataderos, le pusieron chulo; otros gallinaza^
nombre del estiércol de las aves, en que ésta se
complace; otros gallinazo, no como aumentativo
de gallina, sino tornando en masculina la ter-
minación del anterior. En México y Centro-Amé-
rica se llama zopilote, nombre indígena; en Vene-
zuela samwro, por lo que jamura ó vomita; y en
la Margarita guaraguo, voz anticuada por cuervo.''
Cuentan los historiadores que allá por los años
de 1521 y 1522, hubo en el reino cackchiquel una
peste asoladora, que no daba tregua para sepultar
los cadáveres, que fueron pasto muchos de ellos
de los zopilotes. (Milla. — Historia de la América
Central, Tomo I, página XXIX).
Azorencado.
El tonto, zopo, zonzo, zolocho, desmañado, abrutado,
como dicen en español, recibe por acá el nombre
de AZORKNCADO 6 ZORENCO, corrupcióu de zopenco.
Azorrarse.
En buen español es azorarse.
En la querella de estupro que el célebre gober-
nador de la ínsula Baratarla decidió con tanta
cordura, decía la churrillera y embaidora dueña:
''¡Desdichada de mí! me ha llevado lo que yo te-
nía guardado más de veintitrés años ha, defen-
diéndolo de moros y cristianos, de naturales y ex-
tranjeros; y yo siempre dura como un alcornoque,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 121
conservándome entera, como la salamanquesa en
el fuego, ó como la lana entre las zarzas, para que
ese buen hombre llegase con sus manos limpias á
manosearme. Aun eso está por averiguar, si tie-
ne limpias ó no las manos este galán, dijo San-
cho; y volviéndose al hombre, le dijo: ¿qué decía
y respondía á la querella de aquella mujer? El
cual todo azorado respondió: Señores, yo soy un
pobre ganadero de ganado de cerda, y esta maña-
na salía de este lugar de vender (con perdón sea
dicho) cuatro puercos, que me llevaron de alcaba-
las y socaliñas poco menos de lo que ellos valían;
volvíame á mi aldea, topé en el camino á esta
buena dueña, y el diablo que todo lo añasca y to-
do lo cuece, hizo que yogásemos juntos, &., &.
{Quijote),
Azúcar candida.
( »»iiio >i el azúcar, con ser dulce y frágil, fue-
se animada, suelen llamarle candida, á guisa de
virgiín; pero es ca7ide 6 candil del árabe, brillante,
blanca.
Azucarera.
El vaso para poner azúcar en la mesa, se llama
el azucarero j y no la azucarera,
Azu rumbado.
Con tan sonoro nombre se llama en Guatemala
á todo aquel que no conserva la viveza de su es-
píritu, y se encuentra atontado, turulato. En es-
pañol se dice que está azurumbado el que se halla
ebrio, temulento, &; y de allí viene ese nuestro
AZURUMBADO, quc aplicamos por extensión al que
se halla atarantado.
122 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Esta letra siempre ha conservado su sonido, sin
alteración, como remedo del valido de la oveja.
No es extraño que en Guatemala, como en las de-
más repúblicas latino-americanas, confundamos
en la pronunciación la b con la v, dado que en la
mayor parte de España sucede lo mismo, excepto
en Valencia y en algunos otros puntos. En lo
antiguo se usaba indiferentemente en la escritura
una ú otra letra.
El sabio Rey D. Alfonso escribía aver, avrá,
DEVER, y Cervantes firmaba Cerbantes. Valía
lo mismo la v,la b, y la u; y por eso muchas pala-
bras que se escribían con b, han quedado hoy con
u, como cabdal, cabdillo, cabsa, cabtela, cib-
dad, recabdar, recabdo, vibdo y vibda, que son
en la actualidad caudal, caudillo, causa, caute-
la, CIUDAD, RECAUDAR, RECAUDO, VIUDO, y VIUDA,
según lo hace notar don Antonio J. de Irisarri.
En España escriben al presente Zabala y aquí
Zavala, lo que es por cierto menos raro que el no
haber respetado el origen latino en algunas voces,
como en abogado, maravilla, de advocato, mira-
billta.
Bajareque.
Llaman pared de bajareque á la que hacen con
caña brava (ginerium sagittatum) 6 con cuales-
quiera otras cañas y torta de barro. En el Perú
dan el nombre de quincha al bajareque.
Bajo.
BAJO el respecto; bajo el punto de vista; bajo el
pie; BAJO la condición; bajo la base; son locuelo-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 123
nes muy usadas, que es mejor sustituir por estas:
en el aspecto, por el aspecto; en el punto de vista;
desde ese punto de vista; en el pie, sobre el pie; con
la condición; sobre la condición.
Muy común es también decir pueblo bajo, por
plebe, gente ordinaria, pueblo (sin alto ni bajo)-
"No se sabe á que atribuir este vacío de nues-
tras letras, bien extraño ciertamente por cual-
quier aspecto que se le considere." (Quintana. —
Musa Épica Española) .
"Esto es un mal, ya que no desde el punto de vis-
ta artístico y poético, desde el punto de vista admi-
nistrativo.'' (Pedro de Alarcón).
"Todas las cosas de este mundo son grandes ó
pequeñas, sublimes ó ridiculas, según el punto de
vista de donde se las mire." (Mesenero Romanos).
"; Ojalá logre presentarla (la institución de los
mayorazgos) á V. E. en su verdadero punto de vista.
(Jovellanos. — Ley Agraria^
"Acomódeme luego fácilmente sobre el mismo
pie que en Segovia." (P. Isla. — Gil Blas).
Balacas.
Provincialismo que vale fanfarronada. Echar
balacas es echs.r fanfarronadas.
"Prosigues siendo valiente
Sin echar nunca balacas,
Viéndote no pocas veces
Ex trapos de cucaracha."
(F. Rivera Maestre.)
Baladronar.
En español baladronear.
124 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Balaustre.
Es balaustre.
Bambitas.
Cuando todavía circulaba entre nosotros la mo-
neda antigua española de diversas figuras, que
nombraban cortada ó macuquina, era común lla-
mar BAMBAS á la moneda redonda y bambitas al
real 6 medio real de figura circular.
''Y si el bautismo es de guaches,
Cual sucede á las vegadas,
Bambitas y aún más, tostones,
Se tiran por las ventanas."
(F. Rivera Maestr^.)
Banco— a.
Se llama banca la silleta de madera sin respal-
do, y banco el escaño tosco que generalmente lo
tiene. Usamos indistintamente estas palabras, y
también llamamos banca á una cama sin cabece-
ra ó barandillas.
Banda.
Llamamos así á un tejido de seda, de unas dos
y media varas de largo por media de ancho, que
se usa para atar los pantalones á la cintura. L^na
banda de rejilla es la qne tiene un ñeco en sus
extremidades, tejida en forma de rejilla.
Banda, por franja, es un provincialismo nues-
tro; y lo es también el llamar 'banda á la hoja de
la puerta ó ventana.
Bandada.
Que se llame bandada el conjunto de aves que
van volando, nadie podría censurarlo; pero que
no se diga que en Amatitlán, por ejemplo, hay
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 125
BANDADAS de pescados ; porque el conjunto de pe-
ces se llama cardumen. Tampoco debe decirse
BANDADA de cuadrópcdos cuando marchan reuni-
dos, sino manada.
Bandear.
En lo antiguo significaba guiar, condiLcir, en
buen romance; pero ha caído en desuso. Vulgar-
mente se dice en Guatemala "bandear á una jo-
ven," por pretenderla, enamorarla: "Eugenio ha-
bía conocido á una muchacha bonita y rica á
quien andaba bandeando, según dijo, cansado ya
de la Mariquita." (Salomé Jil. — Cuadro de Costum-
bres, página 167, Tomo 1^)
También se usa bandear, en términos genera-
les, por perseguir á alguno con cierta solicitud ó
pretensión v. g. '*Ya llevo tiempo de andar ban-
deando á Pedro, á ver si me vende la casa."
Baraja.
Es el conjunto de cartas de que consta el juego
de naipes. No se puede, pues, llamar baraja á
cada naipe.
Barajar.
Para indicar que una persona cambia el asunto
de la conversación por otro, dicen por acá que ''ba-
raja la conversación."
No creemos que tal manera de decir sea un pro-
vincialismo nuestro; más bien nos inclinamos á
pensar que, así como se usaba el verbo barajar pa-
ra dar á entender que se impedía ó evitaba la
suerte que se iba á hacer en el juego de la taba ó
en el de los dados, díjose .también por extensión,
allá en la época de la conquista por los españoles^
126 VICIOS DEL LENGUAJE Y
"barajar la conversación/' por evitar ó impedir
que se continuara en éste ó en el otro sentido.
Así hay centenares de palabras y de giros repu-
diados en España, que los diccionarios no regis-
tran; pero que fueron traídos á América por los
mismos capitanes que la sojuzgaron: hasta la pro-
nunciación que ellos tenían se conserva en mucha
parte. De las causas de este fenómeno y del len-
guaje de los conquistadores castellanos, trataremos
en un opúsculo cuyos materiales ya tenemos aco-
piados.
Barajustar.
Así se pronunciaba antiguamente, y hoy es ba-
raustar, que significa trastornar, confundir] mas no
CORCOVEAR un caballo ó una muía, como dicen
por acá, que en español es dar corcovos. Aun en
lo moral, hemos oído que cuando una persona ya
no soporta algo, dicen que al fin barajusta.
Barba de viejo.
Con este nombre, ó con el de cabello de ángel,
(bien diferentes por cierto las barbas de un an-
ciano y los rizos de un serafín) se conoce una
planta medicinal, purgante, que figura entre las
ranunculáceas.
Barbasco.
Es una leguminosa {Tephrosia cinérea y Tephro-
sia brevipes) que se emplea para pescar envene-
nando las aguas. Está prohibido el uso del bar-
basco, porque mata todos los peces grandes y chi-
cos y porque hace abortar á las vacas y á las ye-
guas cuando beben esas aguas. Desde los prime-
ros años de la conciuista se usó el nombre de bar-
PK()\ INCIALISMOS DK (UIATEMALA 127
BASCO, que aún no se halla en el Diccionario. El
historiador Fuentes y Quznián dice: "que con es-
ta industria de los harbascos, se provee á esta
Corte de Goatliemala do bobos, tepemechines, moja-
rras, y esjyúiosos: cualquiera de ellas es apetecida
y solicitada [)or regalo del más picante y goloso
apetito." {Recordación Florida, — Tomo 2?, página
(54).
Barbiquejo.
Así llamamos al barboqxiejo, que es la cinta con
que se sujeta por debajo de la l)arba el sombrero
ó morrión para que no se lo lleve el aire. En la
República Argentina y en el Perú llaman barbi-
quejo al pañuelo con que se cubren parte de la
cabeza y barba anudándolo bajo la cara, y que no
arguye tocas, ni coquetería, ni el menor senti-
miento de estética, al decir de un literato limeño,
sino fluxión á la cara, dolor de muelas, paperas ó
algo de^dejadez.
En la obra <,le D. Santiago de Villa y Martín so-
bre "El exterior del caballo," se dice que barboque-
jo es la depresión que hay encima de la barba, en
que se coloca y apoya la cadenilla barbada." (pá-
gina 38.)
Barbuchín.
Suelen llamar por acá con este nombre al ente-
co que tiene poca barba.
Barreal.
Hacemos nosotros de barro, barreal, para de-
nominar el sitio lleno de lodo, [que según el Dic-
cionario es barrizal.
128 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Barreño.
El Diccionario dice que es la vasija de barro
que sirve para fregar la loza y otros usos. Entre
el populacho de Guatemala significa el barreño
un baile parecido al zapateado.
Dicen le también barreño al natural del Barrio
de San Marcos.
Barrigón.
Oigamos á Zorobabel Rodríguez refiriéndose á
esa palabra: "Los puristas, dice, más celosas que
entendidos, que enseñan por esos colegios y escue-
las la lengua de Cervantes, ponen particular em-
peño en inculcar á sus discípulos eviten decir ba-
rrigón, bocón, dentón, barbón, jetón, cachetón, nari-
gón, y otros aumentativos por el estilo. No des-
cubrimos motivo para acordar semejante prefe-
rencia* á la terminación en udo, ni nos podemos
arrepentir Je haber cantado cuando niños, espe-
rando el real dominguero:
^'Mañana domingo
Se casa Benito
Con un pajarito;
— ¿Quién es la madrina?
— Doña Catarina.
— ¿Quién es el padrino?
— Don Juan Barrigón (botijón)
— ¿Quién toca la caja?
— El negro jetón."
Es curioso que en Chile se use esa cancioncilla
tan conocida entre nosotros. Por lo demás, es
correcto y usual decir barrigón del que tiene gran
barriga.
PROVINCIALISMOS DE (iUATEMALA 129
Barrilete.
Por la cometa de papel ó el papelote (no 'papa-
lote) con que juegan los muchachos, es provincia-
lismo chileno y guatemalteco. En castellano sig-
nitica barrilete un instrumento de carpintería 6
una especie de cangrejo, cuya figura pudo haber
dado ocasión á llamar así á la cometa que tiene
forma de exágono.
Bastardear.
Es verbo neutro, y por lo tanto no admite régi-
men directo. Sin embargo, en un artículo publi-
cado en las '^Memorias de la Real Academia Es-
pañola," hallamos estas palabras: "No vacilamos
en afirmar (pie si |>ronto, muy pronto, no se acu-
de al reparo y defensa del idioma castellano en
a(juellas apartadas regiones, llegará la lengua, en
ellas tan patria como en la nuestra, á bastardearse
de manera que no se dé para tan grave daño re-
medio alguno." {''Academias americanas, corres-
pondientes de la Española,^' por don Fermín de la
Puente y Apezechea, Secretario de la Comisión de
academias americanas. Tomo 4? página 247 de las
''Memoria^ de la Real Academia Española.'^)
No debe decirse según algunos gramáticos, que
se BASTARDEA la ley; que los que se precian de
hombres de mundo y de observar la moral, no
hacen más que bastardearla. Úsese que la fal-
sean, vician, corrompen ó barrenan.
*'E1 común de los hombres de tal manera han
torcido y bastardeado de la generosidad de su na-
turaleza, etc." (Fr. Luis de Granada. — Símbolo
de la Fé.)
130 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Recordamos que Cuervo y otros puristas precep-
túan que bastardear no puede llevar acusativo y
que se construye como degenerar; pero don Juan
Valera, que es autoridad en materias de lenguaje,
ha escrilo en sus "Cartas Americanas," tratando
de la poesía argentina, lo siguiente: ''Y no es es-
to decir que, en nuestra edad moderna, no sea po-
sible una epopeya ó un drama sobre Prometeo;
pero, á mi ver, ha de ser de uno de estos modos:
ya poniendo en parodia y en solfa el asunto, co-
mo en las operetas de OíFembach, ya ciñéndose
con inspiración erudita al espíritu y pensar de los
antiguos, sin bastardear ni mezclar las ideas ana-
crónicamente, etc."
Bastedad.
De basto que significa tosco, grosero, hemos sa-
cado el derivado bastedad, que no goza de fueros
académicos.
Bate i a.
Antes del descubrimiento de América era tér-
mino minero y marítimo, que valía bandeja, fueii-
te; y de allí viene la palabra batea, que hoy se usa
en buen español para significar el trasto de ma-
dera en forma de azafate.
Todavía nuestro pueblo usa la palabra árabe
BATEíA, que nos dejaron los marinos españoles
que vinieron con Alvarado y Cortés.
BatiburriHo.
El embrollo de cosas ó de ideas es baturrillo, que
no BATIBURRILLO, como dccimos por acá.
Batidor.
Esta palabra tiene varias acepciones; pero en
España no se conoce por batidor la vasija de ba-
PUoVINriALl>.MnS DK (ÍTATKMALA VM
rro ó de metal que sirve para batir el tistk ó ol
chocolate. Ese utensilio se llanuí por allá "puchero.
Salomé Jil, hablando del chapín (el natural de
(ruatemala,) dice. ''Fui á decirle el último adiós,
y me ocurrió echar una mirada á los avíos, por
ver fí quedaba olvidada alguna cosa. Figuraos
mi sorpresa al notar que don CYmdido marchaba
para Londres con un catre y su correspondiente
colchón; con toda su ropa, en cuenta los fra(pies
y las levitas de penalti ma moda ([ue aquí solía
llevar; con un sombrero dentro de su respectiva
caja; con un servicio de mesa desde manteles has-
ta salero; con un hatiook de cobre y su corres-
pondiente MOLINILLO, y con un mueble de queja-
más se había separado, al cual tenía particular ca-
riño, y que llamare aquí por su nombre, puesto
que no es pecado: la bacinica de plata de su abue-
lo" (Cuadros de costumbres; página 43, tomo 1?)
Batuquear.
Mi-iH'iir ó revolver una cosa iícpiida es bazucar ó
bazuquear, que no katuquear, como se oye por
estos países.
BauL
Lleva acento en la u, y debe pronunciarse baúl.
Bautismo. ^
En español se llama bautismo el sacramento, y
bautizo el acto de administrarlo, que familiarmen-
te se denomina bateo. En Guatemala casi todos
dicen: "Estuvo muy solemne el bautismo del hijo
de María; las fiestas que hubieron con motivo del
bautismo del hijo de Juan." Dígase en tales ca-
sos el bautizo-, las fiestas que hubo.
132 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Bayunco.
Al hombre burdo, grosero, rústico, se le deno-
mina entre nosotros bayunco. Este provincialis-
mo se halla usado en el gracioso cuadro de cos-
tumbres ''El Guanaco" de Salomé Jil: ''Y si se
trata de un recién venido bayunco, es bien sabido
que se arrodilla delante de las boticas tomándolas
por altares," (página 50, tomo 1?)
Beatificar.
No se debe usar como se usa generalmente
por acá, en el sentido de "dar el viático" á un en-
fermo. Los que deseando ser puristas dicen viati-
car, en tal sentido, usan de un vocablo que no au-
toriza el Diccionario de la Academia. Beatificar
quiere decir ''declarar el Sumo Pontífice que al-
guno goza de la bienaventuranza."
Biblia.
Para dar á entender que alguno es astuto y sa-
gaz, hemos oído que dicen que tiene mucha Bi-
blia, tal vez por que en la mayor parte de las edi-
ciones de los libros sagrados hay mucha letra me
nuda, ya que en España se dice que la tiene el
que es suspicaz y listo.
Bi jugos.
Así denominan á unos pajarillos que abundan
en el valle de Chimaltenango. Dice el historia-
dor Fuentes y Guzmán: "Hay otros que llaman
SENSONTLES CIMARRONES, de negra pluma y de un
collarejo blanco, de muy dulce y sonoro canto;
muchos guirises, jaulines, tordos, bijugos, cucharo-
nes, chocoyos, chipes, cardenales y carpinteros f páiri-
na 132; tomo 2") ^^ ^
PROVINCIALISMOS DE OUATEMALA 133
Birloche.
L'd palabra correcta es birlocho: ''Dejo mi criado
la señal que le pidieron, y dos horas después ya
estaba en la puerta de mi habitación un birlocho
pardo, con varias capas de polvo de todos los días
y calidades." — (Larra.)
Bejuco de bruja.
Es el nombre vulgar de la ^^cuscuta Americana^"
que se llaman en francC^s corde á violón, y en inglés
american (lodder; tiene propiedades laxantes.
Bejuco de la estreHa.
Emplean este vegetal {Doyerea emeto -catártica)
en las Antillas como emeto-catártico, y lo utilizan
también para curar las fiebres intermitentes.
Bejuco blanco de agua.
Dice ''El Médico Botánico Criollo" que ese pre-
cioso vegetal que brinda sabrosa agua al sediento
viajero (sissus venatorumj ofrece también un re-
medio diurético muy bueno.
Bejuco de uva.
Se conoce también con el nombre de bejuco de
parra {Vitis caribcea,) que llaman en inglés ^^Wa-
iter-white ó donky leaved-vine.
Bochinche.
Dicen los diccionarios que es voz americana que
significa ASONADA, alboroto; pero nuestro ilustra-
do compatriota don Antonio J. de Irisarri, en su
conocida sátira contra Salva, enseña que bochín-
134 VICIOS DEL LENGUAJE Y
CHE, de origen colombiano, significa algo más que
asonada ó alboroto.
''Alboroto es tumulto pasajero,
Pasajera también es la asonada;
Más el bochinche es cosa permanente;
Es el orden constante del desorden,"
Berrinche.
liO usamos correctamente por coraje, cólera, en
particular la de los niños; pero es provincial la
acepción de berrinche cuando los soldados dan ese
nombre á una comida hecha de tortilla ó totoposte
con agua y sal.
Berrinchuda, berrinchona.
De berrinche, hemos sacado berrinchuda, be-
rrinchona, para significar la niña que tiene be-
rrinche; pero la Academia no autoriza tales de-
rivados.
Blondo.
Es raro que mientras en Chile dan á blondo el
significado de crespo drizado, refiriéndose al cabe-
llo, signifique entre nosotros blondo, lo mismo que
terso, sin rizos. Lo cierto es que en buen castella-
no cabello blondo, quiere decir cabello rubio, ama-
rillo, dorado y tenga ó no rizos.
Beneficiarse.
''Berieficiar, en castellano es hacer bien á al-
guien, y tan'bién cuidar de alguna cosa procuran-
do que fructifique. Entre los carniceros de por
acá, es matar y descuartizar la res para vender la
carne. En estilo metafórico y entre predestina-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 135
dos á la penitenciaría, beneficiarse á alguno es
asesinarlo. En el mismo sentido dicen ellos en
tono socarrón cunndo han muerto á algún próji-
mo, (pie se lo han soplado ó mkkknm^ado." (Dic-
cionario de Chilenismos.)
Bobo.
Como sustantivo es nomhre provincial, que de-
nota un pez de negra piel y sin escamas, abun-
dante en Guatemala, México y otros lugares de la
América Setentrional.
Bocarada.
Es una corrupción de bocanada.
Bofo.
De uso diario es el barbarismo bofo, por fofo,
que es lo castizo.
Bolero.
Lo que es en España un baile y en el Perú un
juguete, es en Guatemala un sombrero, cosa que
biqn mirada no es de extrañarse, porque muchos
habrá que digan que por qué aquí han de ser las
cosas como en todas partes; pero sin entrar en
controversia con nadie, diremos tan sólo que bole-
ro llaman aquí al sombrero de copa alta, al som-
brero de felpa, al sombrero que se usa con el tra-
je DE vestir (como dicen los sastres.) En Espa-
ña se conoce ese sombrero con el nombre de chis-
tera, en lo familiar, y en Colombia con el
de cubilete.
Boletería.
Dícenle así al lugar en donde se expenden los
billetes para las funciones de teatro, plaza de
toros, etc. etc.
136 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Boleto.
Que es tan usado por acá, no se halla en el dic-
cionario. Deben, pues, proscribirse las frases:
mi boleto de excepción militar] .un boleto de monte-
pío, etc. etc. Dígase boleta, billete, según los casos.
También en Venezuela usan la palabra boleto.
Bolo.
Apenas hay algo que tenga tanto nombre pro-
vincial, como beodo, ebrio, borradlo, temulento , azu-
rumbado, que son palabras castizas. Al que está
en ese lastimoso estado se le llama por estos paí-
ses BOLO, y del bolo se dice que se halla con una
BUENA jáquima; quc tiene una mona; que se la
CLAVÓ; que está teco; que se puso una tiara; que
tiene una mica espantosa; que está bien riata;
que tiene una papalina soberana; que está juma;
que esta jalado; que tiene una buena tranca;
que se ha puesto una tagarnina (esta palabra sig-
nifica en buen español, cigarro puro muy malo) y
otras lindezas por el estilo.
En España dicen que está chispa, 6 chispo, 6
achispado, 6 bebido, 6 que tiene una turca, ó que es-
tá hecho una mona, aquel que se halla borracho-
Dicen que "está hecho una mona," porque según
Hidalgo, en sus "diálogos de apacible entreteni-
miento," son muy propios de las monas todos
aquellos meneos y desgaires que hace, toda aque-
lla chacota y ruido que mete el ebrio."
El festivo escritor Salomé Jil, en el cuadro de
costumbres intitulado ''Un baile de Guante," dice:
''El día menos pensado se le va á poner en la cabe-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 137
za á un agente de policía cumplir con su deber,
y veréis como ya no hay bolos por las calles, ni
pendencias, ni cliarcos sucios. (Página 80, tomo 1?)
BolOy en castellano es él trozo labrado y de for-
ma cónica, para que se tenga derecho en el suelo;
(jue es lo menos que puede el bolo hacer en
Guatemala.
En hi graciosa epístola de Rivera Maestre, en-
contramos estos versos:
"Los BOLOS siempre tan lisos
Y BRABos que se mataban
Por un GUAPINOL, un chaye,
Por quítame allá esas pajas;
Ya son hombres que á los zarcos
En sobriedad aventajan
Y formar mejor pudieran
Sociedades de templanza."
Boleco.
Al que se achispa amenudo le dicen boleco.
La terminación eco la encontramos en muchos
nombres indígenas, para significar que una perso-
na es natural de un lugar ó pueblo; v. g. petapa-
NECO, QUEZALTECO, CHAPANECO, SANMARTINECO, ES-
CUINTECO, SONSONATECO, SALAMATECO, JOCOTECO,
HUEHUETECO, CtC. CtC.
Bolsa.
No sólo llamamos bolsa al saco ó talega que tie-
ne este nombre, sino también al bolsillo de los ves-
tidos. ¿Quién no dice aquí: 'Tedro, por ejem-
plo, lleva las manos en las bolsas? ''Con eso, yo
no me echo nada en la bolsa etc. etc." Lo pro-
138 VICIOS DEL LENGUAJE Y
pió, en semejantes casos, es emplear la palabra
bolsillo.
"Nada más higiénico y divertido, en estos cru-
dísimos días de invierno", que dar un par de vuel-
tas por la Fuente Castellana con las manos
y el puño del bastón metidos en los bolsillos de un
gabán que se le deba á Caracuel, y pensando en
la gloria." (Pedro de Alarcón.)
"Preciso es confesar que si la inflexible natura-
leza no nos permite poner el pié fuera de nuestra
generación ni más allá de nuestra vida, en cam-
bio, la ciencia invencible de los hombres nos lleva
hasta el punto de que podamos, con toda comodi-
dad, meter la mano en el hondo bolsillo de las fu-
turas generaciones." {Discurso de don José Selgas
y Carrasco j leído en la Junta pública que celebró la
Real Academia Española, para darle posesión de
plaza de número, el día 1? de mayo de 1874.)
Bolsear.
En nuestro peculiar modo de decir, bolsear á
alguno, es hurtarle algo, sacarle alguna cosa del
bolsillo á escondidas y con ánimo de apropiársela.
Bomba.
"Echar una bomba," es frase que emplean las
gentes del pueblo para significar los versos que
improvisan ó recitan en sus rumbos ó jaleos; y se
deriva ese modo de decir de la exclamación espa-
ñola ¡Bomba! con que en la península reclama la
atención el que va á proponer un brindis, á reci-
tar una copla ó ádar pie para ella; por ejemplo:
"IBomba!" gritó el sacristán calló todo el
i
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 139
niuiulo al anuncio del brindis/' ¡Bomba! gritó
de pronto uno de los bromistas de la concurren-
cia, l^rindo por este cúralo-todo, (Fernán Caba-
llero.— La Gaviota.)
Bomba, no lo registra el Diccionario como equi-
valente de borrachera, acepción que suele dársele
aquí y en otras partes.
En la primera acepción provincial que hemos
anotado, con respecto á la palabra bomba, la usa,
con su genial donaire, Salomé Jil, cuando dice:
"Un día de tantos se la llevó un primo á un rum-
bo, y Francisquito caminó también, y estuvo no
sé cuantas horas tirado en un rincón, gimiendo y
llorando, en tanto que madama bailaba el zapa-
teado, echaba bombas, con lo demás que es de
práctica inconcusa en tales reuniones." (Cuadros
de Costumbres. — Tomo 2? página 168.)
Bongo.
A la canoa hecha de un tronco de árbol, dícen-
le por estas tierras bongo.
Bonito.
En buen español se aplica este adjetivo á las
personas bien parecidas, de formas y facciones
proporcionadas, aunque por lo general menudas,
y por extensión, se dice también de las cosas y de
los animales, cuando concurren en ellos iguales
circunstancias. Entre nosotros se abusa de esa
palabra, empleándola en cualquier caso que algo
nos agrada: el mar es bonito; el cielo estrellado
es bonito; el "volcán de Fuego" es bonito, en bo-
ca de muchos paisanos nuestros.
140 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Cuando alguien escribe un bellísimo ariíjculo 6
pronuncia un magnífico discurso, suélese decir
por acá, con cierto aire como de indiferencia ó de
superioridad, que más revela envidia que otra co-
sa: es un BONITO artículo; estuvo bastante bonito
el discurso. Aquello de '^Parva nostra-magna,
aliena magna parva j^' que en otro tiempo vimos
escrito con grandes letras en una de las paredes
de ''La Sociedad Económica/' y que hizo grabar
Lope de Vega sobre la puerta de su casa, no pri-
va mucho por estas tierras. Hasta que murió
Pepe Batres, echaron de ver que había sido un in-
signe poeta; Milla, lo más que escuchó en vida, y
eso haciéndole favor, fué que eran bonitos sus
cuadros de costumbres.
''¡Tan bonito! responden las gentes ordinarias
cuando se les pregunta cómo lo pasan; y para in-
dicar que un enfermo está mejor, acuden al "tan
bonito." Un médico español asistía una vez á un
infeliz atacado de fiebre, que estaba amarillo, en-
juto de carnes y con cara de muerto; llegó el doc-
tor y preguntó ¿cómo está mi enfermo? — ''tan
bonito," respondióle su mujer. A lo que el Ga-
leno no pudo dejar de exclamar: "¡Dios mío! á
eso llaman tan bonito.^'
"Qué de personas, he conocido yo — decía Salo-
mé Jil — que cuando ya iban tan bonito en la cien-
cia del vivir, les ha dado la gana de cambiar de
clima, y sin decir á nadie oste ni moste, se han
largado á acabar de aprender al otro mundo!
(Cuadros de costumbres — "Saber vivir.'')
Bordos.
Es borde, bordes, para indicar el extremo ú ori-
lla de alguna cosa; pero por acá se suele decir
BORDO, arcaísmo que debe evitarse.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 141
El poeta español don José Zorrilla, aludiendo á
su primera composición, recitada en la tumba de
Larra, dijo:
"Broté como una planta maldecida
Al l)orde de la tumba de un malvado!''
En el poema "La Pesca," de Núñez de Arce,
cuando Rosa pregunta llena de turbación si Mi-
guel ha vuelto, y le contesta el pescador que nó,
encontramos esta estrofa:
"Entonces trepa á la escarpada cima,
Al borde se aproxima
Del saliente peñón, como una idiota,
Y expuesta á peligroso paroxismo.
Avanza hacia el abismo
La descompuesta faz, que el viento azota."
Botado.
Cuando baja el precio de algún artículo de co-
mercio, dicen por acá que está muy botado, así
como los comerciantes escriben en sus revistas
que tal ó cual fruto se conserva encalmado, que
es palabra marítima.
Botar.
Es práctica viciosa usar este verbo como refle-
xivo. Estímese, pues, provincialismo de Chile,
el Perú, Cuba y otras partes de América, el que
también nosotros usamos cuando decimos: se bo-
tó al agua; se botó del caballo.
Esa palabra botar pertenece á aquellas que ge-
neralizó muchísimo en el Nuevo Mundo el habla
marinesca de los descubridores, soldados y cana-
142 VICIOS DEL LENGUAJE Y
lias que, atraídos por la sed del oro, arribaban á
estas playas. Por eso se abusa tanto del verbo
botar, que propiamente significa arrojar ó echar
fuera con violencia. Tiene entre nosotros todas
las acepciones de ''echar," que pasan de ciento
diezin\ieve, según Terreros. — botar el dinero, por
tirar el dinero, dícese en Guatemala como en Co-
lombia.— ''Me lo hallé botado, responde el niño á
quien pregunta su padre dónde hubo el real que
tiene en la mano." — "Lleva más de tres meses de
estar botado en la cama," oímos decir de algón
enfermo, en vez de acostado, tendido, "postradlo.
Botellería.
Dígase botillería.
Boyazo.
Todos sabemos lo que es una boya, palabra ma-
rítima; pero muchos ignoran porqué se llama bo-
yazo, en Guatemala, y más en el Salvador, al gol-
pe que se da con el puño cerrado. Pudiera ser
que, así como en lo antiguo se llamó boya al car-
nicero que mataba bueyes, y aún al verdugo; se
hubiera dado el nombre de boyazo al golpe muy
fuerte, capaz de matar á un hombre.
Bouquet.
Esta es una de las palabras francesas que van
introduciéndose en nuestro idioma, sin necesidad
alguna, puesto que existe el nombre ramillete.
Hay, por ese tenor, otras palabras, que el uso,
arbitro del lenguaje, va admitiendo; por más que
los Aristarcos protestan y se sulfuran. Todos di-
cen, por ejemplo, que en tal hotel se come a la
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 143
CARTE, y no por lista; que en tal baile hubo un
buen BUFFET, que no aparador; que Fulano gusta
de CALEMHOURGS, por juegos de vocablos; champag-
ne y no vino de champaña; menú, por lista de la
comida; landeau, coche de cuatro ruedas, remon-
ToiR, llave de resorte; vaudeville, jácara; boule-
VARi), barrio de los alrededores^ etc. etc.
Bracelete.
No se sabe porqué dicen bracelete por braza-
lete ^ que es como debe decirse.
Bravo.
Lo usamos mucho no sólo para indicar que una
persona es de genio áspero ó duro, acepción en la
que está bien empleado, sino para indicar que al-
guno se llalla poseído de cólera: "No le hable us-
ted que está bravo," en lugar de colérico 6 enojado.
Braviando.
Con la propensión que hay de cambiar la e en
i, de la* cual ya hemos hablado, dicen algunos
braviando, en vez de braveando, que es lo castizo.
'^Pasado el punto y término temido,
Iban los dos á un tiempo mejorando,
Aunque del casco Tucapel sentido
No dejaba curarse braveando."
( Ercilla — A rauca na.)
Brazos.
Dice Juan Arona: ''En nuestra constante pro-
pensión á buscar los deribados más fáciles y ale-
jarnos lo menos posible del origen conocido ó vi-
sible, decimos simplemente brazos, en la acepción
144 VICIOS DEL LENGUAJE Y
de braceros, como en castellano se dice (en portu-
gués, BBACEiROS,) cuando se quiere significar jor-
naleros, peones, y nosotros colonos, inmigrantes.
Lo menos malo á que podemos dar lugar con esta
impropiedad de expresión es á que nos apliquen
y acomoden este calembourg:
"''¿En qué se parece nuestra agricultura á la Ve-
nus de Milo? — En que carece de brazos.''
Breque.
Es muy conocido el nombre breque, para de-
signar el aparato que enfrena el movimiento de
los trenes del ferrocarril; pero en castellano es
brete. También llamamos brequero al que ma-
neja el brete. Los que dicen así, tal vez ignoran
que breque es un pez, que también se denomina
pajel.
Brín.
La tela gruesa que aquí llamamos brín, tam-
bién recibe ese nombre en el Perú y en Cuba.
Picbardo lo califica de provincialismo de. las An-
tillas; pero en realidad es una de tantas palabras
que trajeron los conquistadores, y que se han per-
petuado en 'varios puntos de América, mientras
que en España no se usa ya, ni aparece en la ma-
yor parte de los diccionarios con tal acepción.
El de la Academia y el de Salva dicen que brin
significa "la brizna ó fibras del azafrán." Terre-
ros, en su diccionario, y el ''Enciclopédico de la
Lengua Española," enseñan que es anticuada la
acepción de brín, que le dieron comerciantes y
marinos, para significar "tela útil para tiendas de
campaña." Hoy le llaman vitre.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 145
Bruta.
"Es la bruta," vulgarismo repugnante, que se-
ría excusable sólo en la gente de baja ralea, cuan-
do quiere dar á entender con énfasis (jue ya no se
soporta alguna cosa.
Bruñir.
Además de su acepción castiza de sacar brillo á
una cosa, tiene por acá, entre la plebe, la de mo-
lestar, cargar, ó como dicen muchos amolar.
Cuando las mujeres se afeitan el rostro con va-
rios ingredientes, dícese en España familiarmen-
te (y ol Diccionario lo confirma) que se están bru-
ñendo ,(yUÍdado quien va a decir así á la que,
entre nosotros, enjalbega su palmito, porque pro-
vocará sus iras!
BucuL
Es una jicara grande y de forma casi esférica,
que hacen del fruto de un árbol llamado jícaro
(gesnereas).
Budín.
Del inglés pudding, hacen algunos pudín ó bu-
dín; pero no se hallan tales voces en el Dicciona-
rio de la Academia.
Buenísimo.
''Bonísimo, bonazo," es como debe decirse, se-
gún las reglas de la derivación. Sin embargo,
muchos usan en Guatemala, y en otras partes,
haeíiisimo, y tienen en su abono que don Juan
Valera escribió en el prólogo á las obras de Oam-
poamor: *'En fin, si no fuera que se ha abusado
de la expresión ''buena pasta,'' diciendo que la tie-
nen los tontos, diría yo de Campoamor que la tie-
ne buenisima.
146 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Buscaniguas.
Buscapiés se llaman esos cohetes de nuestros
fuegos artificiales. Niguas, {jmlex penetra^is) se
dice en el Perú piques, y buscapiés, busca piques.
Buscapleíto.
Oigamos lo que acerca de este provincialismo,
que también es nuestro, dice el ''Diccionario de
Peruanismos:" ''En espsiñol picapleitos y pleitista,
aunque esta última voz, lo mismo que buscapleí-
to, se usa más en el sentido de camorrista, díscolo.
Por lo demás, buscapleíto es la vulgarización, por
decirlo así, de picapleitos; de dos maneras: 1? tra-
duciendo picar por buscar; como azotar por apla-
nar, en aplanacalles; y 2? suprimiendo, confor-
me á nuestra inalterable manía, esa s final tan
lógica, porque al buscar un sólo pleito, no incu-
rriríamos en el calificativo. Pero aquí se dice de
un individuo que es buscapleíto (pendenciero),
como se dice de otro que es muy mataperro."
En castellano hay buscarruidos y buscavidas; el
primero se aplica al que anda moviendo alboro-
tos; y el segundo, al que anda averiguando las
vidas y milagros ajenos, como dicen por acá.
Burrión.
Llaman burrión ó gurrión, en Guatemala, á los
colibiís ó chupamiel, que en francés -se denomi-
nan "oiseaux-mouches" (Trochilideos), pajarillos
de vistosos y brillantes vestidos, que chupan la
miel de las flores. En otras partes de la Améri-
ca tropical, que es en donde únicamente se en-
cuentran, los r»,onocen con el nombre de chupa-
miel ó pica flores. En Cuba le dicen zumzum.
Las palabras gurrión ó burriÓ7i son probablemente
corrupción de gorrión, nombre de un pájaro de
Europa, que también ha sido introducido en los
Estados Unidos.
I'KOVINCIALISMOS DE GUATEMALA 147
c.
Esta letra es la segunda consonante del alfa-
beto español. 8e tomo del hebreo, y suena en
nuestra lengua de dos modos (lo cual es una
de tantas anomalías del castellano,) como k
antes de a, o, u, antes de consonantes y en fin de
dicción; y como z, antes de e, i. Hace más de dos
siglos que Gonzalo Correas propuso la sustitución
de la K á la c, y la q, dando así un signo que, al
decir del filólogo don Antonio J. de Irisarri, ser-
viría con más propiedad al uso de estos dos, que
no pueden ser más imperfectos hallándose em-
pleados en un mismo oficio.
"La c, en la infancia del idioma, sonaba como
s, en las sílabas ce, ci, y la z con el sonido griego
de Ts; en completo acuerdo en tales casos con el
francés, el portugués y otros idiomas derivados
del latín. La pronunciación áspera se la dieron
á ambas letras los árabes, como á la j, aunque lle-
gó á imperar en España mucho antes que en ésta.
Ya en 1525 se hacían notar los que todavía las
pronunciaban como s, según se desprende del
''Diálogo de las lenguas.'' Algunas veces se ponía
debajo de la c, una cedilla, (J que convertía su
sonido en el de z." (Juan Ignacio de Armas. —
Lenguaje criollo.)
Los conquistadores pronunciaban la c como s,
en las sílabas ce, ci. Por eso en la América lati-
na pronunciamos así hasta en la época presente.
Caballada.
Decir CABALLADAS siguifica, en nuestro lengua-
je provincial, decir desatinos, hacer uso de pala-
148 VICIOS DEL LENGUAJE Y
bras soeces. Una caballada es además una ac-
ción baja, brutal. — ¡Que caballada! equivale á
I Qué barbaridad !
'*Me cuentan que ya en el día
Nadie dice caballadas,
Sino inepcias, desatinos,
Blasfemias, como en España.''
F. Rivera Maestre.
Caballito de San Vicente.
Se conoce con este nombre un insecto que apa-
rece en cierta época del año (Cantharis eucerra.)'
En España se llama Caballito de San Vicente otro in-
secto del mismo grupo, el Meloe proscarabseus. L.
Caballo blanco.
"Salir en caballo blanco," es frase que denota
haber tenido suerte para '^salir bien" en algún
asunto.
Cabello de ángel.
No solamente dan por acá ese poético nombre á
un dulce que hacen de chilacayote (especie de
calabaza), sino que llaman también ''cabello de
ángel," como en Cuba, á una enredadera de lar-
guísimas ramas, que denominan en lenguaje téc-
nico clematis havanensis (en inglés Havana trave-
lleras joy.)
El doctor Mac Fayden, en su interesante ''Flo-
ra de Jamaica," dice que la infusión de las hojas y
de las flores de ese vejetal es muy buena contra
las pecas, efélides, manchas de la cara, etc.
Cab resto.
Debe decirse cabestro. En Centro-América da-
mos el nombre de cabresto á una cuerda formada
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 149
de cerdas y cabuya; mas no empleamos ese boca-
blo en el sentido de ronzal ó cuerda que se ata á la
cabeza de las caballerías, que es lo que significa
'^cabestro," como lo hace observar, entre otros, don
Alberto Brenes, en sus interesantes ejercicios gra-
maticales, citando á Cervantes, cuando dice:
* 'Seguíale Sancho á pie llevando como tenía de
costumbre del cabestro á su jumento, perpetuo
compañero de sus prósperas y adversas fortunas/'
Cabrestear.
En español es cabestrear, de cabestro; y no ca-
brestear, como dicen por estos países.
Cabros.
Del latín capra, viene el nombre cabra, que es
la hembra del cabrón y no del cabro, como se oye
por acá.
¿Cómo puede ser eso? respondió don Quijote:
tan de esencia de la historia es saber las cabras
que han pasado por extenso, que si se yerra una
del número no puede seguir adelante con la histo-
ria." (Quijote.)
Cabretilla.
Derivado de cabrita ^es cabritilla.
Cábula.
Maña, treta, ardid, es lo que significa cábula.
Entre nosotros dicen muchos también caula.
''Andar cazando caulas" quiere decir, en nuestro
modo peculiar de expresarnos, "andar sorpren-
diendo secretos." Conviene advertir que aunque
en la lista autorizada de las palabras castellanas,
150 VICIOS DEL LENGUAJE Y
no incluyó la Academia la palabra cábula, no e&
provincialismo nuestro, ni barbarisrao español,
sino sustantivo que se visó en lo antiguo por caba-
la, y que en lo familiar úsase en algunas provin-
cias españolas. El diccionario enciclopédico de
la lengua, por Fernández Cuesta, registra la voz
cabula. De ahí la corrupción caula.
Cacaraquear.
Acaso por volver más imitativa la palabra cas-
tiza, cacarear, decimos cacaraqueae.
Cacarañar- ado.
Cacarañar es hacer hoyos en la cara la terrible
peste de las viruelas ú otra causa cualquiera; ha-
cer hoyos en la pared, sacarle á trechos el revo-
que, picarla: hacer garabatos ó escarabajos en la
escritura. Cacarañado, el que lleva la cara con
hoyos de viruela ú otra enfermedad.
El diccionario de Salva y el de la Academia re-
gistran esta palabra como voz mexicana; provin-
cialismo de América. 'Tero no hay tal cosa, es
provincialismo de España, y de una de
sus más históricas provincias y con dialecto pro-
pio, Galicia; tal lo comprueban los siguientes ver-
sos, con que empieza un epigrama gallego de don
José Pérez de Ballesteros:
*'Das boas cacarañado
Saléu onte d' o espital, etc.
que literalmente quiere decir;
^'De las viruelas cacarañado
Salió ayer del hospital.''
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 151
También el diccionario gallego de Cuveiro Pi-
nol dice: "'cacarañado, hoyoso de viruelas, el que
llaiii:\ la atciicinn por su fealdad.'' (Juan Arona.)
Cacaxte.
Decimos también cacaixte, pronunciando co-
mo pronunciaban los conquistadores la x con
cualquiera vocal; es decir como CH francesa, que
es como todavía la pronuncian en Cataluña y en
Valencia. En el famoso "Vocabulario de las dos
lenguas, toscana y castellana," dado á luz en Se-
villa, el 1570, dice Francisco de las Casas, ''que la
X vale como en toscano se con e, i; caxa, enxuto,
suenan como allá Fascia ascinto.^' Ese sonido se
perdió con el tiempo, y cuando en lenguas indí-
genas lo encontramos, no hay letras con que de-
notarlo, como sucede con cacaxte ó cacaixte, que
en Guatemala significa una escalerilla de tablas,
que sirve para llevar algo á cuestas, 6 sea la alace-
na portátil en que los indios transportan gallinas,
huevos, utensilios de loza, etc. P]s palabra mexi-
cana, adoptada como tal por el diccionario de la
Academia Española, que trae cacaxtle, vocablo que
muy orondo se zarandea en el léxico, con muchos
otros de extracción indígena de estas tierras, al
lado de los árabes, latinos y los demás que anali-
za Roque Barcia, en la ''Formación de la lengua
Española." ¡Qué mucho que se mezclaran los
pobres nombres de los indios con las elegantes
voces de los españoles, cuando al llegar á Tlaxca-
la el valiente don Jorge de Alvarado enamoróse
de la Xicotenga!
152 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Cacao.
Nada diremos de esa palabra mexicana que los
conquistadores dejaron á la almendra que sirve
para confeccionar la bebida de los dioses {Theo-
broma cacao'¡) porque la palabra ''cacao," figura
desde los primeros años del descubrimiento de la
América en el Diccionario de la lengua. Lo que
seguramente no saben los eruditos de la calle de
Valverde es que pedir cacao equivale á implorar
misericordia, y que tener mucho cacao es tener
mucho temple, energía, valor. No valer un ca-
cao es ''no valer un comino;" porque entre los in-
dios se usaba el cacao, y aún se usa en algunos lu-
gares, como moneda.
Cacao ladino.
Llaman así al cacao de grano pequeño; y cacao
CIMARRÓN {pacJma aquatica) al silvestre, que con-
tiene bastantes semillas ó pepitas de mucha fécula.
Cacaguatal.
Damos tal nombre al terreno poblado de cacaos;
en español dícese cacaotal, cacahual. Nosotros
conservamos la raíz indígena cacahuatl (grano de
cacao,) al decir cacahuatal 6 cacaguatal. Desde
los primeros años del descubrimiento y conquista
de América, por los españoles, se usaron estas úl-
timas voces, como puede verse en la "Recorda-
ción Florida," cuando habla del río Pancacoyá, y
dice: "'Dábales este río abundantemente el riego
de que necesitaban para la cultura y beneficio de
sus tonahnílis, que son milj)erias y maizales de
verano, y de sus cacaguattalis; y hoy en la hacien-
da de Luis de la Roca, catalán, conserva el nom-
bre del Río del cacaguatal.'' (Página 110, título 2?)
l»li()\ INCIALISMOS DE GUATEMALA 153
Caco.
En español llámase así al ladrón famoso, y en
otra acepción, al hombre tímido, corto, pusilámi-
ne, sin bríos. Nosotros llamamos caco á la fruta
de corteza suave y color de rosa, de carne blanca
y cuesco negro, que en castellano es icaco.
Cacha.
^^Hacer la radia' es vulgarismo que priva mu-
cho por acá, y que quiere decir: ''Hacer la dili-
gencia/' procurar. También dicen la cacha del
cuchillo ó de la navaja, por las cachas, que es co-
mo debe decirse; porque cachas significa las dos
piezas ú hojas de que se compone el mango.
"El uno tenía una media espada y el otro un
cuchillo de coA^has amarillas." (Cervantes. — Rin-
conete y Cortadillo,)
También en Chile se usa cacha, en forma sin-
gular, por cachas:
"Tomé yo una de las pistolas por la boca del
cañón y dándole (al mayordomo) con la cacha en
la cabeza, lo vi caer de espalda á tierra, ó muerto
ó aturdido.'' (Z. Rodríguez.— Loco Eustaquio.)
Cachar.
El vulgo usa mucho cachar por conseguir, ob-
tener; y así oímos, sobre todo á los niños: "Vamos
á ver si cachamos feriado;'' ''Ya caché un real."
Cachar^ en castellano, vale hacer pedazos una
cosa, ó partir un madefo paralelamente á su tabla
con la sierra.
Cachería es provincialismo que se usa para sig-
154 VICIOS DEL LENGUAJE Y
nificar un comercio en pequeño. ''Hago mis ca-
cherías/' quiere decir: ''Hago algunos camba-
laches."
Cachivache.
El último Diccionario de la Academia, 12f edi-
ción, ya admite la palabra cachivache, que signifi-
ca los diversos objetos ó muebles viejos que una
persona guarda, y que en español se denominan
también chismes o baratijas, trastos desvencijados;
razón tuvo, pues, don José Milla, que escribió mu-
cho antes de 1885, para tomar aquella voz coma
provincial, subrayándola, al hablar de la devolu-
ción que los pretendientes crónicos hicieron á sus
novias. Dice así: "Se pusieron de acuerdo y al-
quilaron una carreta, en la cual amontonaron le-
gajos de cartas, retratos, anillos, pañuelos borda-
dos, bufandas, babuchas viejas, trenzas de cabe-
Uos, relojeras y otros cachivaches, y la despacha-
ron consignada á doña Rufina Fernández, callejón»
del Olvido, número 13. {''Amores cnmícos.'')
Cacho.
Significa en España, 1? pedazo pequeño de al-
guna cosa, como pan, limón, etc.; 2? un juego de
naipes; 3? pez muy común, en el Tajo, P]bro y
otros ríos de la península.
En América, dice el Diccionario de la Acade-
mia, significa cuerno. "La vaca cachea al terne-
rito," equivale cornea al ternerito. También lla-
man CACHO por estos países al vaso que se hace
del asta, cortándola como á una cuarta de su raíz
y tapando el corte con madera; utensilio que sir-
ve para llevar pólvora, chicha, agua, etc.
l'Ko\ INCIALISMOS DE (GUATEMALA
155
Allá dentro de la mar
Suspiraba u)i chincot.ito
y en los suspiros decía,
Échale chicha al cachito.
Copla popular.
AnligUiUiKMiie usaban unos cuernos muy ador-
nados, y en los cuales llevaban aguardiente y
otros licores, cuando iban de camino. De allí vie-
ne que se diga ''echarle al cacho,'' ''empinar el ca-
(7/0," por "empinar el codo,'' como usan decir en
España.
' Caminaba haciendo eses un borracho
Por nna ralle oscura y cenagosa.
Murmurando entre dientes: ¡dura cosa!
Es no donnir cuando se empina el cacho."
(Zorobabel Rodríguez — ''El Borracho.")
En Nicaragua llaman cachos á los conservado-
res. Hay una especie de pan, entre nosotros, en
forma de dos cuernos, que se llama cacho.
CXchada equivale á cornada.
Caer en cuenta.
Decimos así, debiendo ser, según algunos puris-
tas, caer en la cuenta. El Diccionario, en la pa-
labra "acordar,'' usa también "caer en ¡a cuenta."
Caída.
Debe pronunciarse caida, cargando el acento
en la I.
Caimito.
Es nombre que los mismos conquistadores die-
ron á una fruta, peculiar de nuestras costas anie-
ricanas.
''Hay CAIMITOS, guanábanas, anones,
En árboles mayores que manzanos, etc.
(Castellanos. — Historia de Cartagena.)
156 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Caites.
Es el nombre del calzado que usan nuestros in-
dios, en forma de sandalias toscas, de cuero sin
curtir, recortado como plantillas de zapatero, y
atado al pie por tres correas del mismo cuero, una
de las cuales pasa por entre los dedos. En Méxi-
co le llaman cacles. En el Perú le denominan
llanques, y lo usan los negros campesinos de Ca-
ñete.
Cajete.
Es provincialismo mexicano, que quiere decir
cazuela gruesa, de barro sin vidriar, en la cual se
echa manteca de cerdo regularmente.
Cambiar.
Por ser muy adaptable á nuestro modo de ha-
blar, nos permitiremos transcribir aquí lo que
acerca de esa palabra dice el "Diccionario de Pe-
ruanismos:" Como el mudar no recuerda los ob-
jetos del cambio ó mudanza de una manera tan
material como cambiar, he aquí por qué lastimo-
samente sustituimos CAMBIAR y CAMBIARSE á MU-
DAR y MUDARSE, y otros verbos más propios que
aquel. Aun para vestirnos, decimos: cambiar de
ropa, ó CAMBIAR ropa; siendo inconsecuente, por-
que si lo que nos trae la lavandera es una muda,
y no un cambio, debemos mudarnos y no cambiar-
nos. Igualmente se oye cambiar de parecer ó de
conversación, ó bien vaciar, que si no materializa
como cambiar, generaliza "Fulana está
muy CAMBIADA, ya no es la de antes; en vez de
mudada.''
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 157
Cambray.
El género de lino muy delgado, que lleva este
nombre, también lo tiene en España; pero además
se denomina cambrayes unas bonitas flores tin-
tas, color de rosa, blancas, etc.
'Tamalitos de cambray" son unos bolillos de
masa de maíz con dulce, leche y anís, envueltos
en hoja de maíz que llamamos dohlador.
Camagüe.
El maíz sazón, que no ha secado bien, dícese
que está camagüe.
Calzón.
"La parte del vestido del hombre que le cubre
desde la cintura hasta la rodilla" se llama calzón,
según la Academia. Aunque esta definición pu-
diera objetarse, y acaso.es más propio usar siem-
pre calzones, en plural, consignemos que el mis-
mo ilustre Cuerpo dice que pantalones son los cal-
zones largos que llegan hasta los pies. Muchas
mujeres que usan calzones protestarán contra los
académicos; y á f e que algunas se los amarran
(atan) tan bien que no sería prudente armar po-
lémica con ellas. Mejor sería abanderarse en la
cruzada que contra los "pantalones base levantado.
Con la pantorría al aire hubo muchos héroes.
Grecia y Roma fueron grandes sin necesidad de
pantalones. Colón, Pizarro, Hernán Cortés, con
pantalones^ no hubieran hecho cuanto hicieron
(y después dicen que no es útil el estudio de la fi-
losofía de la historia.) ''Hay más aún, dice un
escritor de costumbres: los pantalones son revolu-
i 58 VICIOS DEL LENGUAJE Y
■cioiiarios, porque prov^ocan calor; el calor exalta
á las masas y las masas exaltadas se acuerdan de
la soberanía del pueblo." Si algún amigo nues-
tro dijere que eso de volver al calzón corto, es
aristocrático, etc. etc., traslado á don Juan Mon-
talvo, que de seguro nos defenderá, consecuente
-con los principios que establece en su artículo "Jn-
dumentaria,'' en el 2? tomo de su Expectador.
Cachimba.
Aquí en la América española dan ese nombre a
la j^ipci-
CafetaL
No nos basta llamar cafetal á la plantación de
árboles que produce café, sino que impropiamen-
te damos el nombre de cafetal al árbol mismo,
que es el cafeto. Existe cierta tendencia en nues-
tro modo de hablar (que yá apuntamos en el pró-
logo) á dar la terminación al á los nombres de
árboles: naranjal, por naranjo; cocal, por coco;
GRANADAL, por granado, etc.
Caidizo.
Por caedizo, cobertizo, es un barbarismo muy co-
mún.
CaibaL
Entre los indios era almoneda. Hoy llaman
AiBAs á una especie de frutos comestibles, y cai-
liAL á la planta que los produce.
(
Cajón.
En algunas otras partes de América, dícese tam-
bién CAJÓN, por féretro ó caja mortuoria.
l'K(>\ KNLIALISMOS DE GUATEMALA 1 f>9
^ ''Sigue malo ¿qué medida
Tomaré? — La del cajón/'
Dijo la de aquí en seguida
Por toda contestación."
(Versos peruanos.)
Calandraco.
El pedazo de tela desgarrada que cuelga del ves-
tido, ó la persona ridicula y despreciable, se lla-
man calandrajo j que no calani>ha( o.
Calazas.
El acribillar á puazos un trompo, es en español
darle cachada, y entre nosotros darle calazos, á lo
cual llaman en el Perú y en Chile quinar, y á la
cachada quina; en Bogotá es quin.
Calina.
Así en diminutivo, llaman siempre por acá á lo
que en el l^iccionario y en España dícenle cala.
Por traslación decimos nosotros que es una cali-
lla el hostigador que nos persigue con alguna so-
licitud.
Calpules.
Calpules eran los príncipes ó cabezas de fami-
lias que formaban la nobleza de los pueblos de
Quezaltenango, Totonicapam, Ostuncalco, etc.; y
de allí vino el llamar en cackchiquel calpul á la
reunión de esos nobles. Hoy en nuestro lengua-
je provincial, llamamos calpul á toda junta ó
reunión, en la que con cierto misterio se trata de
algún asunto.
Calce.
Los que dicen "firmar al calce de un escrito,"
por decir "a/ pie,'' ignoran sin duda que el tal
160 VICIOS DEL LENGUAJE Y
calce lo que significa es el aro de metal de una
rueda; la cuña ó la alza que se pone entre dos ob-
jetos: la porción de acero que se añade al arado
viejo; pero no la parte de abajo de un papel ó
carta.
Calzar.
Así dicen nuestros campesinos para significar
que están aporcando el maizal.
Calzón rajado.
Ya van desaparecienilo aquellos calzones raja-
dos, 6 abiertos, que por lo común eran de pana
verde ó azul, y que usaban los de la clase ínfima
de nuestra sociedad.
Calzontes.
Llaman así á unas varas que sirven para formar
la techumbre de los ranchos ó chozas de los po-
bres.
Callar.
Este verbo no debe usarse como recíproco ó pro-
nominal; así no es bien dicho: '*le mandaron que
se callase, y se calló," sino le mandaron que callase^
y calló. El uso del pronominal es anticuado.
Camagua.
Es nombre que dan al maíz que todavía no está
bien seco y sazón.
Camapé.
Es corrupción de canapé, que es la voz que trae
el Diccionario, y que usan los escritores, como
Trueba cuando dice:
"Esta mañana observé
Que un gatillo retozón
Jugaba en el canapé
Con dos fardos de algodón."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 161
Camotillo.
Nombre vulgar de la cúrcuma tiiitoria, que da
un color amarillo de oro: abunda en los parajes
húmedos y fértiles. Este rizona lo emplean mu-
cho los indios para teñir sus géneros de algodón.
Canche.
A las personas de pelo rubio, se les diee can-
ches, en Guatemala, y en el Salvador cheles.
Cancha.
Cancha significa en español maíz tostado y re-
ventado, con betún de azúcar prieta, ó lo que noso-
tros llamamos ^^ alborotos.''
Cancha, por el lugar donde corren los caballos
en el hipódromo, es provincialismo.
Canchalagua.
Esta palabra, como americana, se encuentra en
el nuevo Diccionario, y significa gencianea (Eri-
thrarea canchalagua) tónica y febrífuga. En
Chile la usan como diurética. El nombre es in-
dígena, y quiere decir "cura dolor de costado."
Canchinflín.
Su nombre español es petardo.
Candela.
Así decimos siempre, por vela; y aunque am-
bos vocablos son castizos, es de notar esa llaneza
con que procuramos hablar cuando preferimos
pescuezo á cuello; palo á madera (arcaísmo,) pelle-
1G2 VICIOS DEL LENGUAJE Y
jo á piel; cachete á carrillo; quemazón á incendio; y
vela á candela.
En el "Diálogo de las lenguas," escrito por los
años de 1536, según la opinión más probable, se
dice que debe preferirse candela á vela; máscara á
carátula; hacha á seguir, etc. De donde claramen-
te se deduce que los primeros españoles, que vi-
nieron á estas tierras, usaban de preferencia cier-
tas palabras, que continuamos usando nosotros
hasta el día, y que hacen, en la actualidad, extra-
ño nuestro lenguaje para un peninsular. El cas-
tellano que hablamos es muy anticuado, en voces,
giros y pronunciación. Mucho de lo que pudiera
tachársenos como provincial no lo es en realidad.
"Caracteres más opuestos y gustos más diver-
gentes no hubieran podido encontrarse ni con
candela ("Salomé Jil, Cuadro de Costumbres; pá-
gina 50, tomo 2?) Esta locución es muy usada en
Guatemala para significar que, ni buscando mu-
cho, se podría encontrar lo que se busca. La lin-
terna de Diógenes habría sido por acá una candela.
Candideces.
Por más que algunos escritores, como Fernán
Caballero y Rojas Zorrilla, hayan empleado esa
palabra, por simplezas, tonterías, necedades, no es
usada con propiedad.
Cangro.
Esta incurable enfermedad se llama cancro 6
cáncer; pero no canoro, como decimos general-
mente.
Canogía.
Es "canongía."
^ l'UoViM lALISMOS DE GUATEMALA 1G3
Carnecerías.
Decía don Salustiano de Olózaga que para po-
der llamar, como muchos lo hacen, carnecerías
á las carnicerias, ó sea los despachos de la carne,
convendría esperar á que haya en ellos (porque
todavía no lo hay) alguno que otro carnero. {Me-
morias de la Real Academia Española, tomo 3?, pá-
gina 567 J
Cantaleta.
Según el Diccionario, es voz anticuada, que sig-
nificó ruido y confusión de voces é instrumentos
con que se burlaban de alguna persona. Entre
nosotros se toma por aquello que se repite, que
cansa, (jue fastidia: "Dale y dale con la misma
cantaleta/'
CantiL
Vaí castellano se llama así á una roca, á modo
de escalón ó grada en la orilla ó en el fondo del
mar. En Guatemala se denomina cantil una
serpiente. Hay varias conocidas con este nombre,
y son todas venenosas (gen. Bathrops.) Los in-
dios creían que era un buen augurio para ellos el
matar un cantil; y por el contrario, que debía su-
cederles algo malo cuando lo veían y se les esca-
paba. (Recordación Florida; tomo 2?, página 4G.)
Cantido.
En vez de canto 6 cántico, sospechamos que es
español antiguo; pero que hoy constituye un ver-
dadero adefesios.
Cantimplora.
Por la semejanza en la figura, llaman aquí can-
timplora, no á la vasija redonda que sirve para
164 VICIOS DEL LENGUAJE Y •
enfriar el agua, sino al bocio, al güegüecho, á lo
que llaman coto en el Perú, que Salva denomina
papera.
Cantiniar.
Vulgarismo que se traduce por enamorar^ ó ha-
cer el oso, como dicen en España.
Catizumba.
Voz provincial que significa multitud.
Canuto.
El Diccionario trae cañuto.
Cañafístola.
Muchos llaman así a la cañafistula, cambiando
impropiamente la ü de la palabra castiza en o, sin
atender que se deriva de caña y fístula, el nom-
bre de ese hermoso árbol de las Indias, cuyo fruto
es medicinal.
Cañaguastazo.
Significa entre algunos, golpe, porrazo.
Capacidades.
En sentido figurado significa capacidad el ta-
lento ó disposición que una persona tiene para
comprender bien las cosas; pero, en tal sentido,
no s% usa en plural. ''Don Ventura Fernández
tiene ahora treinta y cinco años largos; pertenece
á una familia decente, é hizo junto conmigo sus
estudios en el Seminario de esta capital y en la
CONSPICUA Universidad de San Carlos, en cuyos
establecimientos literarios se distinguió por su ta-
lento (entonces todavía se hablaba castellano y
aun no se decía capacidades.) Milla, — Cuadro de
CostumhreSy págin?v 16, tomo 2?
. J»KOVINCIALISMOS DE GUATEMALA 165
¡Lástima que á nuestro ilustre compatriota se
le haya escapado el uso de ese cuyos, inadmisible
cuando no significa posesión, por más que anti-
guamente hubiera podido usarse como simple pro-
nombre relativo!
Carátula.
A \SL portada y frontis 6 frontispicio de los libros,
se les llama aquí, y en otros puntos de América,
CARÁTULA, que significa máscara^ careta.
Pudiera creerse que hay algo de intencionado
en llamar así á la primera página que indica de lo
que trata un libro, ya que ciertamente existen
obras cuya portada es una verdadera careta; pero
la verdad es que en ello no hay más que el em-
pleo de una de tantas palabras que usaron los con-
quistadores, licenciados, frailes y populacho, que
arribaron en un principio alas playas americanas.
Por eso es por lo que desde Chile hasta México
llaman todos carátulas á los frontis de los libros.
"Ni ya con la frecuencia que solía
De alma virtud al rostro se acomoda
Carátula falaz la hipocresía."
(Bretón. — Desvergüenza.)
Vicuña Mackenna, tan renombrado como inte-
ligente y fácil escritor, pero que no es un modelo
de corrección, dice: ''Hace tres días puso en mis
manos el bedel de la Universidad un grueso vo-
lumen, con ochenta pliegos de apretado manus-
crito, y que lleva en su carátula el siguiente mo-
te ''Historia de la literatura colonial de Chile, por
Robinsón Crusoe,' etc., etc. (Informe sobre di-
cha obra.)
166 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Carcajearse.
En España ya nadio se carcajea. Es verbo
que allá cayó en desuso.
Carcular.
Corrupción que hacen vulgarmente de calcular.
Carearse.
Padecer caries un hueso se dice ''cariarse,'^ que
no carearse, como quieren algunos afectando pu-
rismo. Carear es confrontar unas personas con
otras para averiguar la verdad; es practicar un ca-
reo.
Cargar.
Se usa comunmente y con sobrada impropie-
dad, por 'portar, llevar^ tener. Cuando algunos
dicen cargar fierro, por portar "puñal, bien deno-
tan que hasta por su lenguaje se hallan cerca de
la penitenciaría.
"Un día de tantos Chico Araña se jubiló por
completo y no volvió á poner un pié en la escuela.
Apenas sabía leer y no acertaba á escribir su nom-
bre; pero por lo demás el perillán era un estuche
de habilidades. Entendía toda clase de juegos,
no rehusaba un trago cuando se le ofrecía, y si no
se le ofrecía, él lo buscaba; era provocativo y pen-
denciero, cargaba fierro, y comenzaba á mostrar
cierta propensión á tomar lo ajeno contra la vo-
luntad de su dueño. (Salomé Jil. — Cuadro de Cos-
tumbres; página 89, tomo 2?).
Cargador.
Dícenles cohetes cargadores á unos que hacen
por acá, con gran petardo y dos tremendas bom-
I'KOVIM'IALISMOS DE GUATEMALA 167
bas. También llaman indios cargadores á los
mozos de cordel, esportilleros, ganapanes.
Carnistolendas.
Muchos corrompen así la palabra carnesíofenrfas.
Cartucho.
Dice el notable filólogo Cuervo: "Entre cartu-
cho y cucurucho, media la misma distancia que
entre la paz y la guerra, entre la vida y la muerte;
el primero está repleto de pólvora y lleva su dota-
ción de bala y tal vez de postas; el segundo entraña
dulces 6 especias ó dinero: ¡qué diferencia! y co-
metemos los bogotanos (y los chilenos y los gua-
temaltecos) la nefanda profanación de ofrecer alas
damas cartuchos 3' reservamos los cucuruchos
para los nazarenos, ¡proh pudor T^
En casi toda la América española seda el nom-
bre de CUCURUCHOS á los nazarenos, por el alto y
puntiagudo gorro que llevan en la cabeza. En
Nicaragua les dicen luces, por(|ue van con una
vela en la mano, y en vez de sayos negros, visten
enaguas blancas y se tapan con unas sabanas del
mismo color, por lo fuerte que es en marzo aquel
cálido clima.
Gayen.
Vulgarmente se comete ese barbarisino, por caen,
Casam ¡entero.
Dígase casamenteros ó casamenteras^ que tam-
bién las hay, pues en general las mujeres, por aflo-
jar las cinco azuceyías, se casarían hasta con un
ahorcado. Ya se dio entre nosotros el caso; por-
168 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que no hay caso que entre nosotros no se haya
dado. El año de gracia 1715 hubo un condenado
á muerte en la Antigua Guatemala. En víspera
de la ejecución de la fatal sentencia, se presentó el
sacerdote que asistía al reo, acompañado de la ba-
rragana de éste, para que los dos se casaran. Ella
de buen grado condescendió, y entonces el que iba
al patíbulo dijo con sarcasmo: '^¡ah, las mujeres
por casarse, no reparan en si el novio está á pun-
to de ser ahorcado!''
Cascarilla de loja.
Es el '^crotón cascarilla,^ ^ árbol de corteza seme-
jante á la de la quina.
Caudillaje.
Como no han tenido en España la plaga de cau-
dillos que, en vertiginosa sucesión, han aparecido
en la mayor parte de la América latina, no han
creído necesario poner en el léxico de la lengua la
palabra caudillaje, que no equivale ciertamente
á caciquismo, que en algo se le aproxima.
Cazueleja.
La vasija aquí llamada cazueleja; tiene el
nombre castellano de cazuela, cazoleta (de cazo.)
Carrizo.
En castellano significa una planta gramínea,
vivaz, cuyas hojas sirven de forraje. Todas las
costureras, y las que no lo son, llaman en Guate-
mala CARRIZO al cilindrito generalmente de made-
ra perforado, con rebordes en sus extremos, que
sirve para envolver el hilo ó la seda. Tal utensi-
lio no se llama carrizo sino carrete.
PRoVIN( lALISMOS DE GUATEMALA 169
Gatatumbas.
Decirnos que alguno hace muchas gatatumbas,
cuando prodiga cortesías exageradas y ceremonio-
sos saludos.
Catredal.
Corrupción de catedral.
Cebolla.
''Agarrar la cebolla;'^ ^'soltar la cebolla,'' se dice
entre nosotros por ^'apoderarse del mando," ''de-
jar el poder." ''Arranca cebolla/^ es el nombre de
un juego de niños.
Cebratana.
CerbatanUy es como se halla en el Diccionario, y
como decía Quevedo del "Licenciado Cabra," que
era un clérigo cerbatana, largo sólo en el talle, una
cabeza pequeña, pelo bermejo, etc., etc.
Cebruno.
En los nombres de los colores de los caballos,
que nosotros les damos, hay algunos que no se
comprenderían en España, como cebruno, que es
cervuno (piel de ciervo;) moro, que allá llaman pe-
drés; TORDILLO QUEMADO, quc debe decirse rodado.
{Exterior del caballo; por Santiago de la Villa y
Martín, página 401.)
Cedrón.
Es nombre de un árbol, de unos cinco metros
de altura (Gimaba cedrón) de la familia de las ru-
táceas, orden de las simarrubeas. Los cotiledones
de la semilla contienen un principio muy amargo,
que se emplea para curar las fiebres intermiten-
170 VICIOS DEL LENGUAJE Y
tes. En Centro-América es muy usado para ata-
car los efectos de las mordeduras de las víboras.
Cegatón.
Al que no ve bien le llaman por acá cegatón,
que en buen español es cegato, nombre que nadie
usa entre nosotros.
Cemita.
Acemita, que no cemita, es como se llama el
pan hecho de acemite, que es el salvado ó afrecho,
con alguna corta porción de harina.
Cempoalsúchil.
Es una yerba muy común por estas tierras, al
decir del historiador Fuentes y Guzmán, quien
asegura que su etimología es veinte (cempoal,)^o-
res (súchil.) ''Es mata pequeña, de hoja como la
del rosal, aunque más prolongada y aguda, y su
flor es naranjada oscura." El mismo autor de la
Recordación Florida le atribuye admirables efectos
medicinales. (Tomo I página 348.)
Censonte.
Unos le llaman así y otros cenzontli {Minus 2^0-
liglotta azara?) El naturalista Hernández, al des-
cribir los animales de México, en donde abunda
el cenzontli, dice que, después de haber oído en
la Corte de Felipe II, los mejores ruiseñores del
rey, le pareció muy superior nuestra ave canora.
Algo exajerado nos parece á nosotros en esta parte
aquel célebre escritor antiguo.
Cuando nuestro poeta Diéguez describe, con
mano maestra, y con inimitable colorido "Las
Tardes de Abril," dice que
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 171
''Hincha el viento la orquesta de los tordos,
Silba la codorniz, canta el jilguero,
Y á las nubes saluda el clarinero.
Esponjando el plumaje de turquí.
¡Con qu6 ternura los censontes trinan!
jCuán blandos se querellan y se duelen!
Ya en la arboleda lamentarse suelen,
Ya brincan por el suelo aquí y allí.''
Propiamente el censonte de Guatemala, que di-
fiere un poco del de los Estados Unidos y México,
es el Mimas (/¿Ivas. — Vieillot.
Cera vejetal.
El arrayán (Myrica cerífera) produce una espe-
cie de cera, con la que se fabrican velas. Este pre-
cioso árbol crece en terrenos feraces y forma ex-
tensos bosques en la parte culminante de la cordi-
llera que atraviesa al N. O. los departamentos de
Zacapa y de la Verapaz, regiones donde llueve
mucho.
Cera de CastiUa.
A la cera blanca le llaman de castilla; porque
antes la traían de España. Por esa misma razón,
dicen paloma DE castilla; vinagre de castilla;
pimienta de castilla; porque en un principio,
vinieron de la península.
Cerco.
A la división que se pone en una heredad para
separarla de otra, llamamos impropiamente cerco,
cuando se hace de árboles ó plantas. Es cerca 6
vallado.
Cernir.
El verbo castellano es cerner.
172 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Cernidor.
Dígase cernedor.
Cidral.
Siguiendo el prurito de terminar en al los nom-
bres de los árboles, no es extraño que llamen ci-
dral al cidro.
Cien.
Cuando al numeral se sigue una conjunción, ó
cuando el sustantivo no está expreso, nunca tie-
ne cabida la apócope. Esta regla debe tenerse
muy presente entre nosotros, pues es muy común
usar CIEN en vez de ciento] v. g. ¿cuántos pesos
tiene usted? y respondemos cien, en lugar de
ciento. También al contar decimos 98, 99, cien,
debiendo ser ciento. La voz cien sólo debe em-
plearse cuando va inmediatamente antes de un
sustantivo, como cien sombreros, cien muchachos,
mas no en otros casos.
"Malditos, decía el ama, sean otra vez y otras
ciento estos libros de caballería, etc.'' (Quijote.)
Cigarrería.
La tienda en donde se hacen cigarros ó se ven-
den, es en España estanco de tabacos.
Cigarro.
En Guatemala se llama cigarro al cigarillo, es
decir, al que se compone de una envoltura de pa-
pel ó tusa, que lleva adentro tabaco picado. Al
rollo de tabaco que los españoles llaman cigarro ^
siempre le llamamos nosotros puro.
Cablegrama.
Esta palabra híbrida, que tanto se emplea en-
tre nosotros para significar el telegrama que se
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 173
envía por mar, á grandes distancias, sirviéndose
al efecto del cable eléctrico ó submarino, ni está
en el Diccionario, ni se usa en España. Los pri-
meros que, llevados más por la concisión que por
el purismo y leyes del lenguaje, comenzaron á de-
cir cablegrame, fueron los norte-americanos; y de
allí tomaron los de la raza latina, en este Conti-
nente, el cablegrama, que suele verse hasta en pe-
riódicos oficiales.
Calistenia.
En el presente mes de exámenes y distribucio-
nes de premios, hemos recibido muchos convites
para asistir á los actos de calistenia, de los cuales
toílos los periódicos han hablado extensamente.
No obstante, la palabra ésa no es castiza. En
España se dice gimnasia de salón.
CidraL
Cidro es el árbol, y cidral la plantación. Aquí
le llaman de este último modo al árbol.
Ciénega.
Corrupción de ciénaga 6 cenegal.
Ciernes.
Dígase en cierne, y no en ciernes.
Cipote.
Al rechoncho, obeso, llamánle en Guatemala
CIPOTE ó ciPOTÓN, que en Bogotá quiere decir zon-
zo. En el Salvador significa cipote, chiquillo, pi-
lludo, ó PATOJO, en la acepción que nosotros da-
mos á esta última palabra.
174 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Ciertos lienzos.
Familiarmente llaman "ciertos lienzos'' a la per-
sona á quien uno desea referirse, sin nombrarla;
pero que, por el sentido de lo que se dice, com-
prende muy bien nuestro interlocutor á quien
aludimos. Por ejemplo, dirigiéndose á una mu-
chacha que tiene novio: ''No salgas tanto al bal-
cón, porque si lo sabe ciertos lienzos, es seguro que
se encela."
Ciertísimo.
Dígase certísimo.
Cima. Sima.
Muchos suelen confundir cima, que es lo más
alto de los montes, cerros ó collados, con sima, que
significa cavidad profunda.
Cimiento romano.
Especie de zulaque, que viene de afuera, y que
muchos llaman cal hidráulica, dice Pichardo, en
su diccionario de cubanismos.
Cintopié.
Hay una propensión criolla á suprimir la s fi-
nal de muchas palabras, que deben tenerla: la tije-
ra, la tenaza, la despavüadera, la pinza, la parihuela,
la angarilla, el anda, el anca, el alicate, la cacha, la
enagua, el corta pluma, elparagua, un pelagato, bus-
canigua, (buscapiés) , ¿Qué extraño es, pues, que
aunque tenga cien pies el animal se le Wsune cento-
pié y aun cintopié f La escolopendra b el cientopies
(scolopendra) es venenoso; pero el que nosotros co-
nocemos, no es tan temible como el de la Améri-
ca del Sur.
im:(»vi.\('iali.smos de Guatemala 175
Cipresal.
El árbol, es ciprés.
Circustancia.
mu s
vulgar decir así, en vez de circunstancia.
Claco.
No vale un claco j dicen en México y entre no-
sotros, para indicar que una cosa no vale nada.
Claco es una moneda de muy poco valor en Mé-
Ico.
Clandestinista.
Así se llama aquí al contrabandista de aguar-
iente, acaso porque clandestinamente fabrica ó
vende el licor — '^ Clandestina ,'' ya se sabe que quie-
re decir aguardiente hecho sin el permiso ó autori-
zación del caso. Estas palabras provinciales las
hemos visto usadas hasta en algunos periódicos.
''Por lo demás, decía Salomé Jil, el monopolista
cortejo, viejo 6 mozo, es siempre la ruina de las
tertulias y la desesperación de aquellos á quienes
no queda más arbitrio que dedicarse al peligroso
oficio de clandestinistas. (Cuadro de costumbres
^^Los Monopolistas y)
Clarinero.
Al m.acho del pájaro que aquí llamamos sánate
{Quiscalus macrurus. Sw) se da el nombre de clari-
nero: es del tamaño de una paloma, aunque más
largo y delgado, con los ojos de color rojo y el
plumaje azul oscuro. Se ven estas aves en los te-
176 VICIOS t)EL LENGUAJE Y
chos de las casas, y en los árboles de la ciudad de
Guatemala. Véase la voz sánate.
Clavársela.
Se usa por emborracharse] v. g. ''Manuel no pue-
de ir á una fiesta sin clavársela^ ''José se las clava
muy á menudo."
Coaligarse.
Es coligarse, unirse; confederarse. Sin duda de
coalición, hemos querido formar el verbo coaligar-
sCj que es un neologismo inadmisible.
Cobrar.
Generalmente creen los picapleitos, y los que no
lo son, que cobrar es exigir el pago, y no recibir el
dinero. Una escritura dando poder para cobrar
ciertas libranzas, no revestiría solamente al apo-
derado de la facultad de demandar el pago, sino
del derecho de recibir el dinero; aunque el poder,
como le llamamos, no tuviera la cláusula de que
recibiese cantidades aquel á quien se confiere; por-
que coferar es, en buen castellano, recuperar ó reci-
bir la cantidad que otro le debe á uno (de capere.)
Cobija.
Es un mejicanismo, adoptado en el Salvador, y
por algunos de nuestros paisanos, que significa
manta y ropa de cama.
Colega.
Ha ido desterrándose la mala costumbre de pro-
nunciar colega cargando el acento en la o, cuando
debe ser en la e.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 177
Coloniaje.
AiuKiue no se encuentra en el Diccionario, es
aplabra muy usada, no sólo por el vulgo, sino por
algunos escritores latino-americanos, para signifi-
car el período de la dominación española en Amé-
rica. Aquella dominación tan extensa, tan vasta,
tan duradera, *'cuya atroz codicia é inclemente sa-
ña, fueron crimen del tiempo y no de España,"
bien merece im nombre propio. ''La colonia,
sería una expresión tan pobre, dice un notable
escritor, que se confundiría con el último puñado
de emigrantes irlandeses ó alemanes, y que, sin
mucho alambicar, habría cabido en un frasco
de agua de Colonia. La ''época colonial," "el pe-
ríodo, el sistema colonial," son una frase y no un
nombre, como el de atjuellos buenos Estados Uni-
doSj que aún no acaban de decirnos como se lla-
man ; ó de cuyos buenos aires estamos ya suficiente-
mente enterados, sin que todavía sepamos como
se llaman."
El escritor chileno Valderrama, dice: "La poe-
sía popular ha existido en el país desde el colonia-
je, y aunque en todas épocas ha tenido poco más
ó menos el mismo carácter, en la época de la colo-
nia tuvo una inmensa boga en la gente del pueblo,
entre la que había improvisadores cuya memoria
dura todavía." (Poesía Chilena: Página 149.)
Coca.
Nosotros llamamos cocas á las vueltas ó enma-
raños del hilo ó de la seda, cuando se hace una
madeja. Coca, es en español, la famosa planta cuyas
hojas mascan los indios del Perú, en sus largos
178 VICIOS DEL LENGUAJE Y
viajes, sirviéndoles de alimento casi único. {Eri-
troxylon coca.)
CocaL
El árbol que produce cocos se llama acá, cocal.
En castellano es cocotero; y coco, tanto el árbol co-
mo la fruta. Acerca de la etimología de esta pala-
bra dice Oviedo [Sumario, capitulo 65) que ^'el nom-
bre de coco se les dijo porque en aquel lugar donde
está asida en el árbol aquesta fruta, quitado el pe-
zón deja allí un hoyo, y encima de aquel tiene
otros dos hoyos naturalmente, y todos tres vienen
á hacerse como un gesto, ó figura de un monillo
que coca; y por eso dije coco.'' Covarrubias, en el
Tesoro de la Lengua Castellana, publicado en Ma-
drid, en 1611, dice: "El nombre cXe coco se lo dieron
los españoles, por el gestillo que se figura con los
tres agujeros, que parecen ojos y boca: en razón
de que ordinariamente llamamos coco una postu-
ra de rostro cual la tiene la mona cuando dá á en-
tender estar enojada, y hace un sonido en la gar-
ganta deco, co; de donde se toma el nombre de
coco y de cocar.'' — El nombre de tal fruta no vie-
ne, pues, del griego ni del latín, como lo asegura
el Diccionario de la Academia.
En la brillante oda de don José Antonio Calca-
ño ''A la Academia Española," hay, entre otros
robustos é inspirados versos, que hacen recordar
los de Bello á la Agricultura de la Zona Tórrida,
los siguientes:
''Allí verde plantillo
De hojas y espigados bananeros.
En la tendida vega, á par del río.
Eterna proclamar la primavera;
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 179
La coronada frente
Acá alzar sus adultos cocoteros,
Con resonantes verdes abanicos
Fresco tornando el bochornoso ambiente,
Mientras en torno de su copa enhiesta
Néctar ofrecen y manjares ricos,
^ue el fuego templan de la ardiente siesta:
Y alhí de sus jabi lias y bucares
Entrelazarse con amor los brazos,
Sombra y amparo dando tutelares
Al árbol generoso que tu fama,
Bella Caracas, sin rival proclama,
Y colmando las ansias del deseo.
De mortales y dioses es recreo." *
Cocer.
Cocer, que es preparar alguna cosa para comerla
"echándola en agua y poniéndola al fuego hasta que
hierva, se confunde con coser, que es unir un pe-
dazo de tela con otra, por medio de hilo ó seda,
valiéndose de la aguja; y tal confusión se hace no
sólo al pronunciar la c como s, sino al decir que
se cosen los huevos, que se cose el caldo, etc., en
lugar de ni eren, que es como debe decirse.
Coche.
"¿En qué se parecen, pregunta un escritor, los
más despreciables animales á los hijos de los mo-
narcas?— En los muchos nombres, contesta. Ahv
están, en prueba, los aporreados rebuznadores, con
cinco: asno, burro, borrico, jumento y pollino.
Ahí está también el gruñidor de nuestros chique-
ros, que tenía en español cuatro: cerdo, puerco,
* Theobroma, que vale alimento de los dioses, es el nombre dado
jwr Linneo al cacao,
180 VICIOS DEL LENGUAJE Y
marrano y berraco, y que ha recibido en América
dos más, el quechua cochi coche, y el araucano
clianchu, chancho." En el Salvador venden ros-
tros de chanchos. En Nicaragua les llaman hincos
y tunchos.
Coche de Monte.
Es el nombre vulgar del picari ó saino (Dicoty-
LES TAJACu-ScL.),muy común en nuestros bosques.
También llaman gato de monte al vulpes virginia-
Nus, que si tiene mucho de zorra, no tiene nada de
gato; pero ¡qué extraño es que cambien el nombre
de ese carnívoro, cuando en cosas de más sustan-
cia, suelen darnos gato por liebre!
Colear.
Comunmente se dice por acá, que una persona
colea á otra cuando anda tras de ella: '^Ya es cosa
insoportable: no puede salir Ester á la calle, por-
que no deja de andarla coleando el estudiante."
Esto de atribuir cola ó rabo á la chica ó al estu-
diante es por cierto muy descortés. Si colear es
mover la cola ¿por qué se atribuirá á un mozuelo
que sigue á una muchacha, que la colea? Será
porque así se dice en México, del jinete que persi-
gue al toro, y le coge la cola para echarlo al sue-
lo; pero, la traslación del animal cornudo á
la pulcra doncella sería no sólo poco culta, sino
que acaso vendría á anticipar mu<iho los aconteci-
mientos. Colear á una mujer es impropio bajo
todos conceptos; pero no lo es menos, colear á un
ministro en solicitud de alguna tajadita del pre-
supuesto; ni sabemos por qué los escribanos (per-
dón, que son hoy notarios, como los agrimensores
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 181
se volvieron ingenieros^ y \o^ boticarios, farmacéuti-
cos) son tan amigos de colear las escrituras; que
hasta suelen dejarles tan largas colas, que se enre-
dan en primera, segunda instancia, y casación.
Hay sin embargo, muchos de ellos que no tienen
cola que les pisen, como dicen aqaí cuando una
persona es inmaculada, y puede hacer bajar la co-
la á cualquiera, como se oye decir en España.
Colocho.
Muchas veces usan esta palabra, por rizo ó vi-
ruta.
Codo.
Que es muy codo alguno, significa, en nuestro
particular lenguaje, que es tacaño por extremo.
Que el que se está comiendo los codos, ó se halla
en la real quema, como vulgarmente se dice por
estas tierras, no gaste, pase en buena hora; pero
que sea tan codo ese don Severo, es cosa insoporta-
ble. También dicen que uno es muy duro de codo,
muy teniente, muy chucho, cuando es mezquino,
miserable, ó muy agarrado, como también deci-
mos, usando esa frase que, aunque familiar, es cas-
tiza.
¡Cómo no!
Es un idiotismo que equivale á decir: ''sí, por
supuesto, sin duda, ya." — Dicen que usted se va á
Europa, con su mamá — Cómo nó, señor, nos ire-
mos pronto." — También se usa en sentido irónico,
para negar con énfasis: Dicen que te casas pronto
con el vejete don Simplico — ¡Cómo no, moyia. ¡Me
tenia cuenta! ¡ Ah cosa!
182 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ComaL
Comal ó cumal, es un disco grande, delgado, de
barro, con bordes, en el que los indios cocían y
aún cuecen el tazcal 6 torta de maiz. "El comal
le dice á la olla, que tiznado estás," es refrán que
equivale al español: ''dijo la sartén á la caldera,
quítate allá culinegra." Ya en el Diccionario fi-
gura el humilde comal como palabra mexicana.
Comején.
Es un termite (insecto neuróptero) que invade y
destru3^e las maderas; se llama aquí comején.
Comedido.
En buen castellano es cortés, moderado, urbano,
atento; pero no servicial ó complaciente. Cree-
mos, pues, que no puede afirmarse que acomedido,
como nosotros decimos, equivalga á comedido] el
primero es el servicial: el segundo, el moderado.
Puede una persona ser lo uno, sin lo otro.
Centúmplano.
Al bobo, tonto, alelado, llámanle por acá cen-
túmplano,
CerezaL
La plantación de árboles de cerezOy será cerezal]
pero no el árbol mismo, como nosotros le llama-
mos.
Cerca de
Critican algunos gramáticos la frase 'Tedro es
Ministro Plenipotenciario cerca de la Oorte de In-
glaterra;" y dicen que debe corregirse empleando
en 6 ante.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 183
Comelón.
''¡Comilón que tú eres!" decía don Quijote al
pobre de Sancho.
Conducí.
Muchos dicen así, en vez de conduje, que es lo
correcto.
Con motivo á
Es *'con motivo de una cosa, "y no con motivo á,
como dicen muchos.
Confesionario. ,
Confesionario es el libro de confesar; pero la si-
lla del confesor es confesonario^ y no confesionario ,
como acostumbran llamarlo algunas paisanas nues-
tras.
Confortable.
En español, lo que conforta es confortante y no
confortable, como dicen los franceses é ingleses.
Confortable sería lo susceptible de ser confortado.
No debe, pues, decirse: "Sillón confortable; casa
confortable^ No creemos, como Baralt, que sea
castizo decir: "El calor de la chimenea es conforta-
ble] abrigo confortable] comida confortable. Al que
nos ofreciera una cena confortable, podríamos res-
ponderle, con D. F. J. Orellano, qnQ no nos ajpetece,
Confituría.
Debe decirse confíteria.
Confra.
Así se denomina una palma incombustible, que
emplean en Lívingston para techar las chozas.
184 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Consola.
Tiene el acento en la segunda o; y se pronun-
cia, por lo tanto, consola.
Consolidado.
Vocablo histórico-político-fiscal, le llama con
oportunidad un filólogo. Consolidación se llama
impropiamente aquí a la desamortización de los
bienes eclsiásticos; y aún se denominan consolida-
dos los bienes raices que fueron de la Iglesia.
'^Consolidar," término forense, vale en castella-
no reunir el usufructo á la propiedad. Co7isoli-
(iar una deuda, se usa para expresar que sólo se
reconoce cierto interés á los acreedores, y que se
irá amortizando paulatinamente.
Contramatarse.
Cuando alguno se gv)lpea fuertemente contra al-
guna cosa, dicen que se contramató , es decir, que se
mató contra s.que\ objeto. ¡Curiosa combinación
de palabras que supera con creces a la colosal tras-
posición aquella: *'En una de fregar cayó caldera."
¿No será ese provincialismo más bien una de aque-
llas palabras compuestas, que tanto usaban los
marinos que vinieron con Colón? Ellos decían:
contraescota, coiitraescotin, contraestay, contramaestre,
contramarcha, contramarea, cantramesana, contrapa-
lanquin, contraquilla; pero no es probable que di-
jeran contramatarse.
Contracción.
No significa como mucbos quieren, aplicación,
dedicación. ''Su contracción al estudio, corre pare-
y
PROVIN(íIALlSMOS DE GUATEMALA 185
jas con sus capacidades,'' debe traducirse al caste-
llano: ''Su aplicación al estudio, corre pareja con
su talento."
r
Contracaridad.
K>lf nufstro provincialismo debió de ser en un
principio compuesto de dos palabras contra y ca-
ridad. "Es una contracaridad lo que hace Juan
con sus criados: tenerlos trabajando hasta el día
de fiesta."
Copaichí.
Don Manuel Fernández da del copalchi la des-
cripción siguiente: "El cojmlchi es un árbol de un
tamaño y grueso variables, segiin el clima y terre-
no en que se cría: pasa de dos á tres varas de ele-
vación, y es de un grueso proporcionado, al paso
que, en los lugares altos, frescos y de tierra fértil,
llega hasta doce ó quince varas en el primer senti-
do, y de uno á dos palmos, en el segundo. Su ta-
llo ó tronco es cilindrico, leñoso y cubierto de una
corteza pardo cenicienta obscura, con chapas de
liqúenes casi enteramente blancas. Las hojas son
alternas, pecioladas, como de un palmo de largo,
y de cinco á seis pulgadas de ancho óvalo corda-
das, puntiagudas, ondulosas en los bordes y sin
recortadura ninguna. Las flores son blancas, pe-
queñas y regularmente pedunculadas. El fruto
consiste en una cápsula globosa, de color verde
amarillento, del tamaño de una ciruela, y toda
erizada de puntas cónicas. El copalchi florece en
la primavera; pero en los lugares fértiles y fres-
cos se ven árboles cubiertos de flores y fruto en
todo tiempo. Según Mr. Moquin Tandon, el co-
186 VICIOS DEL LENGUAJE Y
palchi pertenece á la familia de las euforbiáceas, el
género crotón psedochina, que contiene productos
similares de la quinina y quinoidina."
CopinoL
"Así llaman á la resina anime, que procede del
algarrobo ó copinol, hermoso árbol del género hy-
menssa courbaril, leguminosa que da además exce-
lente madera y un fruto comestible y pectoral,
que contiene mucha sustancia resinosa. Con es-
ta resina se prepara un barniz blanco, que sirve
para muebles finos y para dar lustre á los char,o-
les. {Apuntamientos sobre la topografía física del
Salvador, por el doctor don David J. Guzmán, Pá-
gina 210.)
Corozo.
Es una de nuestras plantas {Elxis onelanococca)
que produce unas bellotas que se emplean para
hacer anillos y otras baratijas. También se ex-
trae del corozo un buen aceite; y hacen del árbol
vino tónico y gustoso.
En español coroza, significa un capirote ó cucu-
rucho de papel engrudado, que se ponía en la ca-
beza por castigo, y era señal afrentosa é infaman-
te.
Corretear.
Ese verbo significa, según el Diccionario, andar
de casa en casa; pero entre nosotros se usa en el
sentido de perseguir á alguno, correr tras él: ''Me
venía correteando un hombre, y tuve que sacar la
espada."
Cuando alguno ha estado muy ocupado, con
premura, dice que "ha andado muy correteado.''
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 187
"Una vida correteada,'' es una existencia afanosa^
de trabajo sofocante.
Correr pato.
"Correr pato," llaman por estos países á una di-
versión popular, asaz cruel, que consiste en sus-
pender, por los pi^s un pato, de una cuerda hecha
de cuero (pial,) que se encuentra tendida de un
árbol 6 de un poste á otro; y al medio de tal cuer-
da atan bien al infeliz animal. En seguida los
gi netas que van á correr el pato, pasan consecuti-
vamente, á todo el correr de sus caballos, y tiran
del pescuezo del ave, hasta que alguno logra arran-
carla de la cuerda. Entonces los demás ginetes
le persiguen á fin de quitarle su presa. Dícese
metafóricamente de una cosa que se perdió, ó que
muchos echaron á perder, que carió pato:
"Por ese medio aseguran
Un capital y ganancias,
Si por fortuna, se entiende.
No corren pato las arcas.''
(Rivera Maestre.)
Corronchocho.
Así llaman á unas frutillas silvestres, que nacen
de pequeños arbustos, muy abundantes en nues-
tros campos. Los corronchochos son agridulces, de
color de rosa y forman apretados y diminutos ra-
cimos. (Lantana hispida.)
Corneto.
Al patizambo le llaman corneto.
188 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Corta papeL
No se llama así, en castellano, el cuchillo de ma-
dera ó marfil, que sirve para cortar las hojas de
los libros: su nombre q^ 'plegadera.
Cosario.
Es en español el cazador de oficio, el trajinero.
Por acá hemos oído usarlo vulgarmente como pa-
ra significar el hombre astuto y listo; el animal
serrero y vivo; el que acomete repentinamente y
huye con presteza. En estas acepciones hay más
de arcaísmo que de neologismo.
Costipar. Costipado.
Es constipar^ constipado.
Costa.
^'A coste y costas," debe decirse, y no ^'á costa y
costas," pues coste significa el precio de alguna co-
sa, sin ganancia ninguna. Es vicio vulgar decir
coste por conste.
Costarricense.
Costarriqueño llama el Diccionario de la Acade-
mia al natural de Costa-Rica; y dice ser tal el per-
teneciente á este Estado de la República de Gua-
temala. Por lo visto, los señores académicos de
la calle de Valverde son unionistas netos; pero ha-
bría sido lo exacto afirmar que costarriqueño 6 cos-
tarricense^ como dicen por estos países, era el na-
tural de la República de Costa-Rica, una de las
cinco en que hoy está dividida Centro-América.
Y á propósito de terminaciones de nombres patro-
nímicos, recordamos que la primera vez que el
PKOVlNClALlí>M()8 DE GUATEMALA 189
eminente literato don Juan Valera nos ovo decir
''guatemalteco,'' le hizo mucha gracia; y decía en
son de broma, que así como al guatemalense dí-
cenle guatemalteco^ debieran llamar al salvadoren-
se, nicaragüense, hondurense y costarricense, sal-
vadorecOy hondureco, nicaragüeco y costariqueco; pe-
ro es lo cierto que el uso y derivación diversa de
idiomas indígenas, nos hace decir guatemaltecOy
que ya figura en el Diccionario, salvadoreño, Jion-
dureñOj nicaragüense y costaricense.
Cosijo. Cosijoso.
Así dicen en Centro-América; pero las palabras
castellanas son cojijo cojijoso, más usadas en lo an-
tiguo que en lo moderno. En el diálogo de ''Eu-
sebio y su criado Altano," de Monteugón, se dice:
''Eso se lo aseguro yo á Vm., y no haya miedo que
subsistiera entonces el refrán: mal me quieren las
comadres, porque les digo las verdades; que todas
ellas vendrían cojijosas á oír al predicador de ca-
samientos. ¿Pues qué si me oyeran en una rejita
de parlatorio. No digo más, porque sólo de pen-
sarlo se me derrite el gusto en el buche."
Cos.
Llamamos impropiamente al toril donde se en-
jaulan los toros antes que salgan al coso, que es el
lugar donde se lidian.
Costillas.
Muchas veces hemos oído decir que alguien se
rie á costillas de otro, en lugar de á costa de otro,
que es como debe decirse.
190 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Costurero.
Es provincial esa palabra en el sentido que
íiquí le dan, de '^cuarto en que las costureras co-
sen." En castellano sólo significa costurero la me-
sita con cajón y almohadilla, en que se guarda la
costura y los instrumentos para coser.
Costancia.
Es vicio muy vulgar ese de suprimir la/? en pa-
labras como constancia.
Cotín.
La tela que conocemos con tal nombre, es coti.
Cotón.
En dialecto de jitanos significa jubón, y en este
sentido se usa entre nosotros. "Cotón colorado,"
dice el Diccionario. — Germanía. — El que ha sufri-
do la pena de azotes." De allí vienen aquellos
versos:
"Cotón colorado
Mató á su mujer
Con un cuchi Hito
Del porte de él,
Sacó las tr i pitas
Y salió á vender:
— ¿Quién compra tripitas
De mala mujer?"
Cotuza.
Este bonito roedor {Dasyprocta punctata) causa
mucho daño á las miljms (maizales.) El nombre
de cotuza es indígena.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 191
Coyote.
En la interesante obra del doctor don David J.
iJuznián, "Apuntamientos sobre la topografía del
Salvador" (página 322,) se dice: ''El coyote [ca-
nis aureus mexicanus'\ es de color gris ó pardo obs-
curo, de pelo más espeso y largo que el perro do-
méstico; la conformación de la cabeza es la misma
que la de éste, aunque el cuerpo más largo, delga-
do y poblado de pelos largos. Es un animal tí-
mido, que recorre los campos al obscurecer para
devorar los cadáveres de las reses muertas. Rara
vez ataca á los animales vivos, si no es á los ca-
chorros de los corderos, cabritos, terneros o cerdos,
y liace estas depredaciones, en grandes bandadas"
[manadas.]
El notable zoólogo don Juan J. Rodríguez, en
su '^Catálogo de los Géneros y Especies de los
Animales que se encuentran en Guatemala," dice:
^'canis latravs (Sap) Coyote. Aunque en Guatema-
la es bastante conocido, no se encuentra sino cir-
cunscrito á ciertas localidades, como algunas de la
Verapaz, San Martín, Jilotepeque, San Raymun-
do; se extiende por el lado Sur de América hasta
Costa-Rica."
El último Diccionario de la Academia trae la
palabra coyote, para significar '^la especie de lobo
que se cría en México;" pero ya se ha visto que
abunda en Centro-América.
Para arrullar á los niños, cantan las chichiguas
y las chinas: .j^.^ ^._ ,^j-j^^^
Cabeza de ayote;
Si no te dormís •
Te come el coyotea
192 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Coyol.
Vulgarmente se llama así el fruto de la olerácea
vinifera, palmera que llamamos coyolar. En len-
guaje vulgar dicen : '^se topó la piedra con el coyol^'
para indicar que una persona de carácter inque-
brantable topó con otra de igual condición.
Contimás.
Se toma por tanto más. Antiguamente se usaba
en castellano cuantimás, y así escribió Santa Te-
resa: "Se afrenta después mi alma de ver que
pueda parar en ninguna cosa criada, cuantimás
aficionarse á ella." Don Quijote decía á Sancho:
''No tengas pena, amigo, que 3^0 te sacaré de las
manos de los caldeos, cuanto más de las de la Her-
mandad."
Coger goteras.
En el "Catálogo de errores en orden á la len-
gua y al lenguaje castellano," que escribió el pre-
sidente de la Academia ecuatoriana, don P. F. Ce-
vallos, encontramos censurada la expresión ^^coger
goteras,'^ tan usual entre nosotros; dice: ''Cubrir,
tapar goteras, pase; pero cogerlas, como quien co-
ge peras ó limas, es una sobreasnedad. — Trastejar.
Cierto que coger, significa también hallar, encon-
trar; mas aquella frase no se emplea cuando se
manda que busquen lo agujereado ó descompues-
to, sino por la acción de componer los tejados."
Comadrona.
No conocemos sino el masculino comadrón, que
se halla en el Diccionario; el femenino correspon-
diente es comadre, si bien entre otras acepciones
tiene familiarmente la áQ alcahueta.
PROVINCIALISMOS DE Ul ATEMALA 193
Compañía.
Es compama, en todo sentido.
Contraproducentes.
Suelen los pica-pleitos, y algunos que no lo son,
cuando están hablando de las pruebas contrarias á
lo mismo que sus adversarios han tratado de pro-
bar ó alegar, decir (|ue son contraproduce7ites. La
voz latina es contraproductntei)i y se refiere a la per-
sona que produce las pruebas, y no a las pruebas
mismas. Dígase, pues, "pruebas contraproducén-
tem."
Coronelato.
Así dicen aquí, y en otras repúblicas latino-
americanas, en vpz de ro muflía, (jue es la palabra
castiza.
Coyontura.
Es coyuntura, tanto para significar las articula-
ciones ó trabazones movibles de un hueso á otro,
como para dar á entender la oportunidad de una
cosa: "En mala coyuntura, y en peor sazón, y en
aciago día, bajó vuesa merced, caro patrón mío, al
otro mundo." (Quijote.)
Crucita.
Es crucecita.
Cuerear.
Aunque la palabra está bien formada, no la au-
toriza el Diccionario, porque tenemos otras varias
para denotar la misma idea: azotar, fustigar, zu-
rriagar, etc.
Cuete. Cuetero.
Muchos pronuncian así, en vez de cohete, cohe-
tero.
194 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Culpable.
Al que se echa la culpa es cidpable. Al que la
ha cometido se llama culpado. Suelen confundir-
se ambas palabras, usándose una en vez de otra.
Cumpleaños.
Dicen algunos ^'los cumpleaños,'' y es claramen-
te el cumpleaños.
Culumpiarse.
Corrupción de colmnpiarse.
Culeca.
La gallina culeca, dicen vulgarmente, en vez de
clueca. Además, cuando una persona es delicada
de salud ó poca aficionada á tomar baños, la cali-
fican de culeca.
Curtidos.
Las cebollas y demás verduras en vinagre, se
llaman encurtidos, que no curtidos.
Cursa. •
Se dirá bien, que cursa el estudiante que concu-
rre á las aulas, ó cualquiera otro que asiste fre-
cuentemente á un lugar ó paraje, 6 hace con sis-
tema una cosa; pero aplicar tal verbo á los días
del mes, diciendo v. g. el 2 del que cursa, es muy
impropio.
Cumplimentar.
Es dar parabienes; y en lenguaje forense, signi-
fica también poner en ejecución las órdenes supe-
riores; pero cuando no se use como técnico en tal
sentido, empléese cumplir y no cumplimentar.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 195
Crujida.
La VOZ que nos dejo la turba marinesca cuando
se comenzó á hablar castellano en América, es cru-
jía, y no crujida, como casi todos dicen por acá.
''Algunas crujías pasan (los estudiantes) con los
lectores y con los maestros. (Fray Gerundio de
Campazas. P. Isla.)
Creosote.
La sustancia líquida, incolora, oleaginosa, que
se extrae del alquitrán, es la creosota y no el creo-
sote.
CH.
Chabelón.
Al cobarde, coyon, amujerado, le dicen por acá
Chabelón. ChaV)ela es nuestro diminutivo de Isa-
bel; como Chilo, de Basilio; Chico, de Francisco;
Chente, de Vicente; Chepe, de José; Chinto, de
Jacinto; Chayo, de Nazario; Chema, de José Ma-
ría; Chano, de Feliciano, (k. Chabelón es también
nombre de un pájaro.
Chácara.
Así llamamos á lo que generalmente en Améri-
ca llaman chacra, que según el Diccionario de la
Academia, es una vivienda rústica y aislada; pero,
con perdón del ilustre Cuerpo, c/¿acra lo que quie-
re decir es una propiedad rústica pequeña, sem-
brada de árboles frutales, etc. El notable escritor
Juan María Gutiérrez, en un artículo que publicó
sobre el quechua, dice que chacra viene de chacra,
que en esa lengua significa heredad de labor.
196 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Es curioso observar que hoy se diga en Chile,,
el Perú y otras repúblicas chacra, y aun la misma
Academia use la voz chacra, cuando en tiempo de
los conquistadores la palabra era chácara, como se
dice todavía en Guatemala; y como trae el voca-
bulario de voces americanas de Gonzalo Hernán-
dez de Oviedo, que corre con la ''Historia general
de las Indias," de dicho autor.
De un auto sobre repartimiento de chácaras, expe-
dido por don Pedro de Valdivia, el 12 de abril de
1546, es lo que sigue: ''Otrosí, mandan que nin-
guna persona pueda vender ni enajenar la cMcara
ó estancia que tuviere si no fuere yéndose de esta
tierra, ó en caso de fallecimiento que las pueda
dejar á sus herederos como bienes propios gana-
dos por sus servicios." (Del primer Libro Bece-
rro del Cabildo de Santiago.)
Chacha.
Del mexicano chacha, chalaca (gorgear las aves,)
ha tomado entre nosotros el nombre de chacha y
en México chachalaca, una ave (Género Ortalida)
del tamaño de una gallina, con las plumas de la
cabeza y del cuello pardas, las del lomo y la parte
superior de las alas, aceitunadas; las del vientre y
patas blancas; las de la cola largas, anchas, verdes
tornasoladas y amarillentas en la extremidad; no
tiene cresta ni barba; sus ojos son rojos sin plu-
ma ninguna en el contorno; su carne muy sabro-
sa: cuando está volando no cesa de gritar.
Hay dos especies de chachas: la Ortalida retula,
que se encuentra en la Verapaz y costa del Norte,
y la Ortalida lencogastra (Gould,) á la cual le
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 197
•dicen también chachalaca^ nombre que se aplica
además ít los sujetos que hablan muy recio y de-
prisa, por el ruido (jue meten, como las galliná-
cr;w <'Mntro-auHM'icanas.
Chalch'igUite.
Es palabra cachiquel, que se emplea en el lengua-
je común para significar baratijas íí objetos me-
nudos ó varios. En el Popol Vuh, ó ''Libro de los
quichés," se dice que un Gran Señor, llamado
Nacxit, dio la investidura del mando supremo á
los tres caudillos del reino, les entregó el trono y
fiautas, muchas figuras y chalchigüites ." (Milla. —
fl)<fnr)n th hi Ainrrica Central, Tomo I, página 9?)
Chamuchina.
IjO usamos por populacho, plebe, pópulo bárba-
ro, gente ruin y soez. — El escritor Juan Arona di-
ce que es corrupción de chamusquina, y cita estos
versos:
El negro, el chino, el cholo, el zambo, el blanco,
Y toda la revuelta chamuchina
Puede trepar al sol de un sólo tranco
Y dictar reglamentos de cocina.
"Viva Caituja'M dice el negro franco
Cuando roba, ó estupra ó asesina,
Y al que intenta en su furia oponer dique
Lo aterrará con un muera Chinique.
(Poesías peruanas, página 4.)
Chajal.
Así se llama al indio que está al servicio del cu-
ra, y chajala á la india que se ocupa en su servi-
198 VICIOS DEL LENGUAJE Y
cío doméstico. En los ''Apuntamientos sobre la
Agricultura y Comercio del Reino de Guatemala,"
escritos por don Antonio Larrazabal, el año 1810,
se dice: ''¿Y cómo tienen para sufragarlos ex-
horbitantes desperdicios de una cofradía? Una
molendera desnuda halla 81 pesos para entrar de
cha jala ^ á pesar de que no puede trabajar á dere-
chas en todo el año," (página 63.) Chajal llaman
también, en algunos pueblos, al demandadero de
los juzgados.
Champurrear.
Oigamos al notable escritor don Salustiano de
Olózaga, acerca de esta palabra que desde España
vino corrompiéndose: ''Había un verbo, dice,
muy usado sin duda en otros tiempos, champurrar,
que significa mezclar un líquido con otro; y el uso,
caprichoso como siempre, ha preferido dar un ro-
deo, y se dice mezclar el vino con agua, cosa muy
frecuente en el día, ya se deba á los preceptos de
la higiene, ya á las exigencias de la moda. Nadie
usa ya la palabra champurrar en este sentido; y
los que la usan en sentido translaticio, la estro-
pean y desfiguran, diciendo algunos chapurrar y
los más chapurrear, para dar á comprender que
hablan mal un idioma extranjero, sin pensar que
lo que hablan mal, al expresarse así, es su propia
lengua, que lastimosamente han olvidado.
"Hay un oficio muy tosco, que viene á ser, res-
pecto del herrero, lo que es respecto del maestro
de obra prima, un zapatero de viejo. Se llamaba,
y aún en algunos pueblos se llama, chapucero al
que hace chapuces 6 remiendos en hierro, y ciertas
cosas tan toscas y tan de poco valor, que un he-
I'KOVINCIALISMOS l^K GUATEMALA 199
rrero desdeñaría dedicarse á ellas. De chapucero
viei)e chapucerUt: pero como la raíz ha llegado á
ser desconocida, no puede calificarse bien el fruto.
La palabra será muy necesaria mientras en Espa-
ña se hagan algunas cosas toscamente, grosera-
mente, con poco arte, con mal gusto; pero aunque
no huelgue en el Diccionario este vocablo, no ten-
drá, ó al menos no ha tenido en estos últimos
tiempos, mucho uso para expresar loque realmen-
te significa. Para unos chapucería es una mala
acción; para otros, una cosa insignificante ó ridi-
cula. No sé lo que sería para el insigne autor del
Si de las Ninas, cuando en el acto I, escena VI,
ha])iendo dicho doña Irene: ''¡Que pereza tengo
de escribir I Pero es preciso; que estará con mu-
cho cuidado mi pobre hermana;" replica Rita:
*' ¡ Qué chapucerías ! No ha dos horas, como quien
dice, que salimos de allá, y ¡ya empiezan á ir y
venir correos! ¡Qué poco me gustan las mujeres,
gazmoñas y zalameras!" Si como parece, usó Mo-
ratín la palabra chapuceria, como equivalente de
gazmoñería, no pudo desconocer más completa-
mente su verdadera significación; pero por fortu-
na he hallado en el ultimo Diccionario de la Aca-
demia, que el epíteto chapucero se aplica en algu-
na de nuestras provincias, al mentiroso; y como,
según ha dicho un antiguo escritor, el encareci-
miento es ramo de mentira, hubo de querer decir
la criada que no le gustaban las mujeres en exce-
so ponderativas, exageradas ó alharaquientas. No
acuso pues, formalmente á tan insigne hablista de
haber usado con impropiedad una voz en signifi-
cación metafórica, por no haberse fijado en su
200 VICIOS DEL LENGUAJE Y
sentido recto; digo sólo que en tal error suelen in-
currir los que, lejos de estudiar la etimología y el
valor de las palabras que han de usar, prefieren
las que menos conocen, ó por amor á la novedad,
ó por aparentar una instrucción que no tienen."
(Discurso del Excelentísimo señor don Salus-
tiano de Olózaga, leído en la junta pública que ce-
lebró la Real Academia Española para darle pose-
sión de su plaza de niimero, el día 23 de abril de
1871.)
En Guatemala es frecuente oír champurrear, en
vez de champurrar; pero ya se ha visto que las co-
rrupciones de este verbo, nos han venido de Es-
paña.
Chancaca.
En algunas repúblicas de Sud-América signifi-
ca esa palabra, azúcar prieta, ó sea lo que en Gua-
temala llamamos rapadura, y en Cuba raspadura,
de donde viene nuestro provincialismo. No acer-
tó, pues, el Diccionario, cuando dice que en Amé-
rica llaman chancaca, á la azúcar de mascabado
en panes prismáticos. Aquí en Centro-América
y en Cuba no llaman á eso chancaca. En el Pe-
rú, Chile, Argentina y Colombia sí le dicen chan-
caca al azúcar negra ó prieta de figura hemisféri-
ca. El bollo ó atado, como le llaman, se compone
de dos tapas.
Nosotros llamamos chancaca á una confitura he-
cha de azúcar con harina de salpor (maíz.)
Chan.
Es una semilla menor que el ajonjolí, de color
pardo blanco, que contiene mucho aceite, de don-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 201
<le viene la palabra mexicana chián (semilla-acei-
te.) Fuentes y Guzmán dice (jue los naturales
de Guatemala lo usaban como bebida regalada;
podría decirse (jiie todavía lo usan.
Chalán.
Así llamamos por acá al (¿ue monta l)ien á ca-
ballo y se ocupa en adiestrarlo. El Diccionario
• aplica ese nombre al que trata en compras y ven-
tas y tiene persuasiva. En el Perú y en Colom-
bia dan á la voz chalánhx misma significación que
nosotros. El que adiestra caballos, llámase en es-
pañol picador.
Chachaguate.
Palabra indígena que sirve de nombre á la co-
rrea de cuero que usan de un estribo á otro de la
montura, debajo del caballo, para que no se abran
las aciones. Chachaguaie le dicen también los
muchacbos a la cuerda que, con un peso cualquie-
ra en un extremo, arrojan sobre el hilo que sos-
tiene la cometa (barrilete,) para atraparla, cuando
está ejevada en el aire. Chachaguatos llaman los
indios á los gemelos ó mellizos.
Chapa.
Cuervo, Rodríguez y Arona explican cuanto hay
■que decir acerca de esta palabra. Para nuestro
objeto, basta saber que chapa es una lámina de
metal que sirve para firmeza ó adorno de la obra
que cubre. Cerradura ó cerraja es la máquina de
metal que se fija en puertas, cofres, ct, para cerrar-
los por medio de pestillos que juegan la llave.
€omo vemos que toda cerradura tiene chapa, le
202 VICIOS DEL LENGUAJE Y
damos vulgarmente ese nombre, que también se
le daba en el lenguaje antiguo español, según el
erudito don Juan Ignacio de Armas.
''Luis probó sus fuerzas, y casi sin poner algu-
na se halló rompidos los clavos y con la chapa de
la cerradura en las manos. (Cervantes. — Quijote.)
Chapas.
Al color encarnado de las mejillas, bien sea na-
tural ó artificial, le llamamos chapas. En espa-
ñol se daba ese nombre á las manchas que se po-
nían las mujeres en la cara, por medio de colo-
rete.
Chaparrastroso.
Al que anda sucio, desgreñado, andrajoso, llá-
manle aquí chaparrastroso. Si se haya formado
esta voz de chapatal^ que es en castellano lodazal,
ó del nombre de aquellos coches, que antiguamen-
te se llamaban chaparras, de caja ancha y muy ba-
jos, que cuando volvían á casa estaban todos su-
cios con las inmundicias de los charcos que an-
taño abundaban en esta ciudad; es cosa que no
pretendemos resolver. Lo cierto es que no hay
joven ni vieja que no use nuestro provincialismo:
si es todavía aspirante al santo matrimonio, bien
cuidará ella de no andar chaparr astrosa; y si viste
imágenes, y ha dejado atrás toda esperanza, co-
mo dijera el Florentino, no por eso gustará de que
la vean chaparr astrosa.
Chapalear.
Probablemente de chapatal (lodazal) vino en un
principio, . chapalear, y después por corrupción
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 203
chapatear, como decimos nosotios. En Colombia
también se emplea; y, al sentir de don Juan Ma-
ría Gutiérrez, viene del araucano chapad, que sig-
nifica pantano. Cuervodice en sus Apuntaciones,
que como debe ser es chapotear: así se ba usado en
España. El Diccionario de la Academia, sin em-
bargo, en la última edición, registra nuestro cha-
¡tah (ir.
Chamarra.
Es voz castiza. que vale vestidura de paño bur-
do ó jerga, parecido á la zamarra, ó sea chaqueta
de piel. Entre nosotros se da el nombre de cha-
marra á una manta de jerga, que usan para abri-
garse cuando hace frío, en vez de capa, ó para cu-
brirse durante el sueño, las gentes pobres. El pon-
cho mexicano es algo aristocrático, algo lujoso. La
chamarrita chapina es modesta, humilde, obscura
de origen y de color.
^'Chamarra es el cobertor de lana ordinaria con
que se abrigan los hombres del pueblo, y que así
suele servir de capa por el día, como de colcha por
la noche." (Salomé Jil. — Cuadros de Costumbres;
página 86, tomo 2?)
Nuestro festivo poeta Rivera Maestre, aludien-
do al progreso de Guatemala, dijo en su epístola:
"Que ya desaparecieron
Los fondillos de los ¡anas
Me dicen también, y agregan
Que ya no estilan chamarras.''
Chaparrazo.
A la lluvia repentina, corta y recia, llámasele
chaparrón, que no chaparrazo, como nosotros de-
cimos.
204 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Chapetón.
"Así designaban, dice Vicuña Mackenna, los
criollos á los españoles por el chape que traían de
Europa en forma de trenza." Pero en esta expli-
cación, creemos que no anduvo muy acertado el
escritor chileno; la voz chapetón correspondía en
España, en aquellos buenos tiempos, á todo apren-
diz de oficio; y por eso llamaban no sólo los crio-
llos, sino los mismos castellanos (como puede ver-
se en Garcilaso) chapetones, á los españoles recién
llegados á América; sobrenombre que aún se usa
por estos países.
"Saca ella, á fuerza de industria,
Actividad y denuedo,
Del poder de los caribes
A su chapetón ileso."
(Felipe Pardo.)
"Los chapetones el "pisto
En matates no lo guardan
Fabricados con inecates
De que tejen las hamacas."
(Rivera Maestre.)
El Diccionario de la Academia Española asegu-
ra que se llama chapetón, en algunos países de
América, al extranjero recién llegado; pero en vez
de decir "al extranjero," debió decir a/ español, ya
que á ningún francés, inglés, italiano, suizo, etc.,
llamamos chapetón, aunque sea recién llegado.
Chapulín.
Este nombre, que procede probablemente de al-
gunas de las lenguas indígenas, se aplica á la
langosta, ó sea diferentes especies de acridius.
PROVINÍ^ALISMOS DE GUATEMALA 205
que han aparecido algunas veces en Centro-
América como una plaga. Las costumbres y de-
bast aciones del chapulín son del todo semejantes
á las del Acrídium migratoriitm de África y del Sur
de Europa. Por lo demás, hasta en periódicos que
blasonan de castizos hemos visto la palabra cha-
pulhí, sin bastardilla, como si fuera de cuño legí-
tima Rivera Maestre decía:
Librándote de mosquitos
Chapulines, garrapatas,
Que pululan cual sompopos,
Por Walis y por Zacapa."
Chara,
nombre indígena de un pájaro de color celes-
te y pico negro ó amarillo. Son especies de los gé-
neros Cynocitta }• Calocitta. La ch se pronuncia
suave, como en francés.
Charas.
Interjección muy baja y vulgar, que sólo se es-^
cucha entre la hez del pueblo.
Charranga.
En castellano significa charanga, música militar
sencilla; pero entre nosotros se aplica tal palabra
á la guitarra, pronunciando la r fuerte, charranga.
Charol.
Ala ''bandeja" damos impropiamente el nombre
de charol, que significa barnís fino. También le
llamamos azafate, que es el cesto de mimbres pla-
no y con cenefa al derredor, que también se hace
de loza, plata ú oro.
206 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Charratera.
Digsise charretera, y no charratera, ni charratela,
como suelen usar algunos paisanos nuestros.
Charro.
A los sombreros que no son de copa alta, que
no son boleros (como aquí se dice,) ó que son chis-
teras, como dicen en España; se les denomina cha-
rros en Guatemala. ''No te pongas el bolero: me-
jor vas de charro,^' es frase que solamente aquí se
comprende. Charro, en castellano, es rústico, al-
deano, cosa muy cargada de adornos y de mal gus-
to. Los charros usaban ese nombre para distin-
guirse de la gente de levita.
Chamborote.
Al pimiento 6 chile blanco de Guatemala dí-
cenle chamborote) nombre que también aplican al
que tiene narices grandes, anchas y mal hechas:
narices de chamborote.
Chana.
En Andalucía se dice Chano al Sebastián y (//¿a -
na á la Sebastiana. En varias repúblicas del Sur,
Perú, Chile y el Ecuador, se le dice Chana á la
Juana, como sucede entre nosotros. También por
allá se oye el refrán: "Lo mismo es Ghana que
Juana," equivalente al español: ''Olivo y aceituno
todo es uno."
Chaneque.
Al individuo de carácter corriente, jovial, dícen-
le comunmente chaneque.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 207
Chancho.
Aunque chancha, en castellano, equivale á men-
tira, engaño, embuste; no hallamos en el Diccio-
nario el masculino chancho^que en Centro-Améri-
ca se aplica al cerdo ó marrano. Es típica la ex-
presión que usan en El Salvador, cuando ofrecen
rostro de chancho^ con resplandor de yuca, ó sea ca-
beza de cerdo, rodeada de yuca.
Chancletudo.
lia gente que lleva aquí los pies descalzos, el
populo bárbaro, da el nombre despreciativo de
chancletudos á los que usan zapatos y visten
á la europea. '^A mí no me gustan los chancletu-
dos, sino mis compañeros de chaqueta," dice la
moza fregona, cuando le dirige algún requiebro
una persona decente.
Nuestro distinguido escritor Salomé Jil, en su
chistoso cuadro de costumbres "El Martes de Car-
naval," al describir el animado bureo de la plaza
de toros, dice: 'Tai fin, ya fuese porque faltaran
las fuerzas á los combatientes, se suspendió el fue-
go en toda la línea, y el del calzón bombacho que
se había puesto en pié, lanzó por último el canas-
to vacío, gritando a voz en cuello: "Allá va el chi-
quigüite j chancletudos.
Chato.
No sólo dan por acá el nombre de chato al que
tiene la nariz aplastada, acepción castiza por su-
puesto; sino que en estilo familiar, y en son de
cariño es frecuente oír: '' ¡ chata WnásiV' por ¡due-
ño mío! como dicen los españoles.
208 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Chay.
Es nombre que dan al guijarro, ó pedazo de vi-
drio, que se llama oxídiana, y entre el vulgo, pie-
dra de rayo.
I 'Los bolos siempre tan lisos
Y bravos que se mataban
Pon un guapinol^ un chaye,
Por quítame allá esas pajas."
"Rivera Maestre."
Chasquearse.
Como reflexivo, por padecer algún desengaño o
salir mal de una empresa, no es castizo, aunque
mal usado tanto aquí como en el Perú, Chile, Mé-
xico y otras de las repúblicas de origen español.
''Chasquear, hacer que dé chasquidos el látigo, ó
dar chasquidos la madera cuando se abre por se-
quedad, 6 dar chasco 6 zumba," encontramos en
el Diccionario.
Chayóte.
No lo usamos por la cucurbitácea que produce
el güisguil, como aquí le dicen, ó sea '*el chayoto,''
como se llama en español. Cuando en boca de
gente poco culta, oímos decir: ¡Qué chayóte! quie-
re decir: sandio, bobo, tonto, alelado. Chayotada
es desatino, inepcia, sandez:
''¡Que ya tampoco ninguno
Quiere decir chayotadas,
Aunque abunden los chayotes
Y güisquiles, á Dios gracias."
"Rivera Maestre."
Checa
En esa palabra se pronuncia la ch como en fran-
cés, suavemente. Checa, significa un pan negro^
ordinario.
pRovr\nrAí Ts>í(>s t>e Guatemala 209
Chele,
ste feo nombre damos por acá á las lagañas.
Kn la república del Salvador llaman chele á los
(jue a(juí son canches 6 sea en esr.añol rubios.
Chepita.
iQui^n creyera qnc chepa es joroba, corcoba, en
buen castellano; mientras que aquí dan ese nom-
bre, y más comunmente el de Chepita, á las Jose-
fas 6 Pepas.
Cheque.
Palabra tomada del ingles. En español se dice
libranzas.
**Había aquí quien aceptaba más libranzas que
un banco genovés." (Quevedo )
Cheminea.
Con aire de puristas dicen mucbos cheminea,
debiendo decir chiminea.
Chibola.
Así dicen por acá de cualquier cuerpo pequeño
y esférico.
Chicalote.
Es el nombre vulgar de la Argémone mexicana,
que ya recibió del Diccionario carta de naturaleza
española.
Chicana.
Las chicanas de los rábulas y gente de juzgados,
son en es psiñol sofisterías, sutilezas, embrollos, y can-
camusas.
Chico.
Al níspero (achras zapóla) llaman en Guatema-
ki chico, que también es por acá diminutivo de
210 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Francisco; así como en España dicen Paco, Fras-
quito.
Chinilo.
Dígase en Ingar de chilülo, látigo, azote, y en vez
de chilillar, chiliUada, azotar, azotaina.
Chicha.
Este nombre dieron los españoles desde los pri-
meros días de la conquista, a la bebida fermenta-
da que usan los indios en América, y que no era
peculiar de los incas, C(jmo cree Paz Soldán. En
Chile hacen la chicha de uva, manzana 6 pera fer-
mentada; en el Perú la fabrican con maíz, : y en
Guatemala con jocote. En toda la América espa-
ñola hace la chicha las veces de la cerveza en Lon-
dres. Significando bebida fermentada, que se usa
muy comunmente en América, se encuentra la
palabra chicha en el Diccionario; y aunque el lla-
mado de autoridades dice que á la chicha se le dio
ese nombre, por ser muy sustanciosa como la car-
ne, que en lo antiguo se llamaba chiche, asegura
Zarate, en la historia del Perú, que aquel brevaje
se llamaba comunmente chicha en lenguaje de
las islas de Barlovento. En lengua del Perú
se llama ázua. Pichardo opina que es idígena
de Panamá la palabra hcicha. Sea de ello lo
que fuere, concluimos con los hermosos versos de
Gutiérrez González, en que exclamó:
"¡Y tú también la fermentada en tarros,
Remedio del calor, chicha antioqueña!
Y el mote, los tamales, los masates.
El guarrús, los buñuelos, la conserva!"
PROVINCIALISMOS DR (ÍUATEMALA 211
Chiche.
Según se acaba de decir, significaba chiche, en
castellano antiguo/'carne, sustancia, alimento;" y
de ahí viene nuestro provincialismo, (¡ue también
se usa en otras partes de Américx, de llamar chi-
che al pecho que da la nodriza al niño. En Chile
significa esa palabra, aplicada á una niña, que es
una halaja, una joya, un jmmor, como diría un
chapín. Terreros enseña <|ue chiche, en la lengua
de los niños, es toda especie de carne menuda 6
hecha pedacitos.
Chichafuerte.
Es una yerba, del género oxalis, que nace en los
campos y en los jardines espontáneamente y de
la cual se sirven los chi(juillos para quitarse de
las manos las manchas de tinta de escribir, á efec-
to de la cual se 1-xs frotan con chicJtafaerte.
Chapupo.
Ese nombre dan aquí al asfalto ó betún de Ju-
dea, que se encuentra on varios departamentos de
la República, entre otros en Huehuetenango.
Chevería.
Así llaman aquí á una planta del género Eche-
verría, (jue contiene varias especies cultivadas en
Guatemala.
Chichona.
Llaman así á la mujer de pechos grandes, y ade-
más dan ese impropio nombre á todo lo que es
bueno, ventajoso, etc. v. g. "Juan es derecho (afor-
tunado) acaba de celebrar una contrata chichona.'''
212 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Chichigua.
Por nodriza, es provincialismo peculiar de Gua-
temala, ó acaso palabra indígena. La mayor par-
te de las chichiguas que vienen á esta capital, son
jocotecas, es decir, de un pueblo de indios llamado
Jocotenango, que está cerca de la ciudad:
"Las chichiguas jocotecas,
De huipiles y galanas,
Dando la chiche á los niños.
No es poco lo que ellas maman."
(Rivera Maestre.)
Chichitas.
Es el nombre vulgar que damos á la Morella
mammiforme.
Chichito.
Voz de cariño que se aplica á los niños.
Chiflar.
Propiamente es hacer sonar la chifla ó imitar
su sonido con la boca; pero no silbar en todo caso.
Recordamos que Milla, tan distinguido como in-
iortunado, en sus últimos tiempos, preveíala suer-
lü reservada casi siempre al genio, y decía: "Es-
tundo mi espíritu en ese conflicto, fui á ver que-
mar en la pla^a mayor un castillo de pólvora. No
sé por qué tuve la extraña idea de comparar aque-
lla pieza á las obras de mi imaginación. Juegos
de luz combinados caprichosamente; figuras fan-
tásticas que brillan, deslumhran y desaparecen;
ruido y humo; hé ahí, me dije á mí mismo, lo tíni-
co que acertamos á producir los que nos afana-
mos por dar vida y forma al mundo de las quime-
ras. Después de eso, la noche, atín más lóbrega
n:(.\ ixciALisMocj de Guatemala 213
y triste, por el contraste del lampo fugitivo y de
^la profmuia obscuridad. Para hacer más comple-
to el símil, falta únicamente que nos chiflen, por
vía de aplauso, al terminar la broma." {Libro sin
nombre, página 284.)
b Chiflón.
Como voz americana, la trae ya el Diccionario
en su última edición, para significar corriente de
aire sutil; y á la verdad que lleva mucha ventaja
tal palabra á la frase española que la sustituye.
F
Chilar.
Dice el Diccionario que es el sitio plantado d*^
chiles ó pimientos. Nosotros llamamos chila¡
la planta que produce el chile {capsicum.)
Chilate.
Es el nombre de una bebida que usan los in-
dios, hecha de chile, maíz, cacao ó sapuyulo.
Ch i lacayote.
Es una especie de calabaza, de figura oblonga.
Dicho nombre es seguramente indígena {Cucúr-
bita.)
Chiiaquila.
Es una vianda compuesta de tortillas de maíz
con relleno de queso, yerbas y chile.
Chilca.
Planta silvestre, muy común en nuestros cam-
pos, que produce flores amarillas (Bacharis sennan-
terea.) El poeta don Juan Diéguez, que se inspi-
raba en nuestros cármenes, en nuestros lagos, en
214 VICIOS DEL LENGUAJE Y
nuestras flores; en una palabra, en nuestra rica y
varia naturaleza, decía:
'•Tiende el prado su alfombra de azucenas,
Las auras enriquécense de aromas,
De tierno césped la llanura y lomas,
La verde chuca de amarilla flor:
La madre tierra al fecundante arado
Sus campos cede ya los más floridos,
Con sus lirios de púrpura vestidos.
Que a Cores sacrifica el labrador."
Chile.
Al pimiento ó al ají llamamos nosotros chile,
que se deriva del mexicano chilli. Ya en la 12^
edición del Diccionario está la palabra chile, como
están anotadas otras muchas de México. Aquí
llamamos también chiles á las grillas, chilindrinas
ó mentirillas.
Chilero.
No sólo se dice chilero del que vende chiles, si-
no del que cuenta ó gasta anécdotas más ó menos
picantes.
Chiltepe.
Es el nombre que damos aquí al pimiento rojo,
amarillo ó verde, del tamaño de una alcaparra,
que pica mucho y que llaman en México chiltipi-
quin (de chilli, pimiento, y de techin, pulg^.) Dí-
cese que la raíz de la planta que produce el chilte-
j)e es venenosa. (Capsicuvi.)
Chilindrón.
En español es un juego de naipes; por acá lla-
man chilindrones á las almendras de las arañas de
cristal.
l'KuVi.NCiALlSMOS DE CiUATEMALA 215
Chutóte.
Nombre indígena que aquí dan al Icterus Bal-
timore. Este pajaro, que en sus viajes llega á
nuestras regiones, desde las del Norte de América,
es celebrado, cierto día del año, en la ciudad de
Baltimore, y algunos lo exhiben en las puertas de
sus casas, vivo ó disecado.
Chinante.
Nadie usa en Guatemala el adjetivo chillón, que
significa, en una de sus acepciones, colores fuertes
ó mal combinados. Aquí todos dicen, en ese ca-
so, chillante.
Chinarse.
Chillar es verbo neutro en castellano; de suer-
te que el uso reflexivo que de él se hace, signifi-
cando ''quejarse a grito herido; poner el grito en
el cielo," es provincial.
China.
En (íuatemala se llama así á la niñera, nombre
español que casi ninguno usa. La voz china, en
lengua quechua (el Diccionario dice quichua; pe-
ro los peruanos, que deben entenderlo mejor, es-
criben y pronuncian quechua) significa criada,
moza de servicio; y en esa acepción lo usan en el
Ecuador, Perú y otras repúblicas del Sur, de don-
de viene el llamar chinas á las niñeras. En Chi-
le la voz china vale por plebeya, y aún se toma en
mala parte. ¿Qué diría, pues, una de aquellas
hermosas señoras de Santiago, si á cada paso oye-
ra llamar chinas á las muchachas que llevan en
brazos á los chapincitosf ■ ,
216 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Salomé Jil, en el gracioso Cuadro de Costum-
bres "Las Criadas" (tomo 2? página 1G7,) dice:
''Pasemos ahora á la china. Como sabes, esta do-
méstica no se llama así porque sea originaria del
Celeste Imperio, pues lo es regularmente de esta
capital ó de sus inmediaciones. Llámase china la
mujer que cuida de los niños, como podría llamar-
se turca, tártara ó malaya."
Empero, sea lícito observar que siendo indígena
la palabra china, para significar criada, no es exac-
to lo que escribió nuestro festivo escritor.
Chinear.
Como derivado de china, en la acepción que le
damos, significa chinear hacer los oficios de niñe-
ra; y así es muy común oír á una señora que desea
una criada: "Yo no busco quien chinee á la Loli-
ta; porque ya anda sola: quiero una deadentro, que
sea segura, y la vaya á dejar á la escuela, en donde
está de ir y venir. Me da pena ponerla de pié,
pues nada come la pobrecita: da lástima ver que
no le pasa nada."
Chinama.
Nombre que sirve para designar los toldos de
cañas, hojas y ramas de árboles, bajo cuya verdu-
ra venden en las ferias frutas, bebidas, etc. Vie-
ne del mexicano chinamiü, seto ó cerca de cañas.
Chinche.
Apuntamos esa palabra, porque hemos oído de-
cir frecuentemente hacer chinche, para dar á enten-
der que se arrojan monedas ó cosas de valor, para
que los muchachos las recojan y se apropien de
1»UÜV1.\CIALISM0S DE GUATEMALA 217
ellas. Por extensión, se usa también de la frase
hacer chinche, aplicada al que dispone de todo sin
conciencia ni deseernimiento; al maniroto que
despilfarra !o suyo ó lo ajeno. "Juan heredó cien
mil pesos; pero todo lo hd, hecho chinche, en menos
de un año."
Cninchero.
Así como aíjuí llaman gallinero á la cazuela del
teatro, acaso por lo alta que está y lo aglomerado
de la gente en ese sitio, aludiendo al que buscan
de noche las gallinas; dícenle chinchero á uno de
los lugares de la plaza de toros, del lado donde da
el sol, y que es concurrido por gente muy pobre, á
la cual, en tal caso, se compara con los asquerosos
insectos que abundan en tiempo de calor.
Chinchín.
Al juguete de los niños, compuesto de una bola
hueca de metal ó de jicara, con bolitas adentro
para que suene al moverse, y con una asita para
manejarlo, llaman aquí chinchín; nombre imitati-
vo y probablemente indígena.
Chínchintor.
Difícil será saber el origen de este nombre, que
se aplica á un reptil fantástico. Nadie podría de-
cir como es el chinchintor, en dónde y cómo vive.
En las ''Aclaraciones y Anotaciones" a la obra de
Fuentes y Guzmán, se asegura que es el nombre
de unas culebras que eran objeto de superstición
popular.
Chinchón.
Esta palabra anticuada en España, es la que
218 VICIOS DEL LENGUAJE Y
empleamos generalmente, en lugar de decir chi-
chón, que es como debe decirse.
Chichicaste.
A la ortiga ( Urtica urens ) que llaman los
franceses herve au diable, la denominan aquí chi-
chicaste. El ^^chichicaste de caballo'^ pertenece á
otro género. Casi todas las vallas de los fundos
de la gente pobre, en las afueras de la ciudad de
Guatemala, están hechas de esta planta, que brota
con facilidad y crece con prontitud. De la perso-
na que se halla muy colérica, suele decirse, por
acá, que está como el chichicaste, ó como una chi-
chicúa, que es una culebra. En Venezuela dan á
la ortiga el nombre de guaritoto.
Chinchivier.
Con ese nombre, que hemos visto escrito en ró-
tulos, llaman por acá á una bebida análoga á la
cerveza de gengibre, que en inglés llaman ginger
beer ó ginger ale.
Chinga.
Dicen que se hace chinga, en el juego de gallos,
cuando uno de ellos se le presenta al otro para
provocarlo. De ahí viene que digan que una per-
sona está chinguiando á otra, cuando la está pro-
vocando.
Chingaste.
El residuo que queda en el fondo de un vaso lle-
no de algún líquido, y sobre todo, el que deja el
chocolate en el asiento déla jicara (posillo) en que
se toma, se llama entre nosotros chingaste.
PKOVINtlALi.s\U)í5 DE GUATEMALA 219
Chinto.
En la tierra de los diminutivos, como es esta,
se llama Chinto, al Jacinto; Chema, al José María;
Chílo, al Basilio; Chico, al Francisco; Chente, al
Vicente; Chayo, al Nazario; Chole, a la Soledad;
Chano, al Luciano; y hasta se hacen diminutivos
de diminutivos, como sucede al llamar Lolita, 6
Lolilla, á la que fue bautizada con el nombre de
Dolores.
Chipe.
Al jiríviiquicnto, como nosotros decimos, ó al
que de todo se duele y lloriquea, llámanle chipe,
nombre que aplican igualmente al último niño
que tiene una mujer, cuando sale en cinta, pues
aseguran vulgarmente que el chiquillo, con moti-
vo de estar grávida la madre, vuélvese malhumo-
rado y celoso. Ha}^ unos pajarillos que se llaman
chipes, pertenecientes á las humerosas, especie del
género Deudraeca^ americano.
Chipear.
Tómase por ''lloriquear. '^
Chipioso.
Equivale á 'Mlorón.'^
Chipichipi.
Palabra mexicana, que significa ''llovizna," y
que nosotros usamos para denotar que llueve po-
co, pero durante largo tiempo. Como vocablo
mexicano, se halla en el Diccionario de la Acade-
mia.
Chipilín.
Planta del género crotalíaria vitellina, que se co-
220 VICIOS DEL LENGUAJE Y
me cocida, á veces con arroz ó con frijoles. La
primera agua en que se cuecen los cJiipilines es
muy purgante.
Chipote. Chipotazo.
Golpe dado á los niños con la palma de la mano
en el dorso de las suyas.
Chiquirín.
Es muy semejante á las cigarras, si bien produ-
ce un chillido más estridente y alto {Odopxa im-
bellis — ¿)7a?) ''Aguacero de los chiquirines" lla-
man en el campo al primer aguacero fuerte que
hay cada año, al principio de la estación de llu-
vias, á causa de que dos ó tres días después, salen
los insectos llamados chiquirines, y aturden con su
chirrido. Este fenómeno se explica fácilmente:
los chiquirines están ya para terminar su meta-
morfosis, bajo de tierra; y un poco de humedad
en la superficie, ayuda á aquella, y facilita la sa-
lida de la Odopsea imbellis.
Tanto los chiquirines como las chicharras, son
enteramente diurnos, y solo dejan oír sus chirri-
dos en las horas más cálidas del día.
Nuestro apreciado novelista Salomé Jil (los no-
velistas pueden ignorar algunas cosas) incurrió en
dos errores de historia natural, al hacer en una de
sus más preciosas obras, la pintoresca descripción
de una de nuestras selvas vírgenes, durante la no-
che, y en el mes de septiembre, diciendo que se
oían los chiquirines. Como lo hemos indicado, no
se oyen en la noche; y su corta aparición es de fe-
brero á abril, según el lugar 3^ la estación. Hay
PROVINC^IALISMOS DE GUATEMALA 221
una especie de chicharra, que es la que aparece
eii el mes de septiembre.
Chiquigüite.
Así llaman nuestras buenas gentes á las cestas
6 canastas. Probablemente es nombre indígena.
Chirimía.
Nombre que dan los indios á un instrumento
músico de viento, que produce un sonido fuerte,
estridente y alto. Cuando una persona habla mu-
cho y con voz desagradable y tiple, dícese de ella
que es una chirimía.
Chirrión.
En el Ecuador, lo mismo que por acá, dan ese
nombre al látigo ó zurriago.
Chirrionazo.
Latigazo, zurriagazo, es en castellano.
Chirivisco.
A los esqueletos sarmentosos, á los restos de
zarzas y de otras plantas muertas, llaman chirivis-
coSy nombre indígena quizá, que usan mucho no
solamente los campesinos, sino también la gente
educada.
Chiriviscal.
Como derivado, significa el lugar lleno de chiri-
viscos.
Chiqueadores.
En México significa esa palabra — por más que
muchas de nuestras bellas paisanas no lo quieran
creer — unas rodajas de papel como de una pulga-
da de diámetro, que se usan, untadas de jabón, se-
222 VICIOS DEL LENGUAJE Y
bo, Ó de alguna otra cosa, contra el dolor de cabe-
za, poniéndoselas en las sienes; porque antigua-
mente se llamaban chiqueadores unas rodajas de
carey que usaban por adorno las señoras y señori-
tas, en Nueva España; y cuando pasó aquella mo-
da, le quedó el nombre á esos emplastos, que tam-
bién entre nosotros son tan comunes, y que dan á
la persona que los lleva un tufillo de hospital tan
marcado, que no hay para que preguntarle como
lo pasa.
Lo que no sabemos explicar es el por qué les di-
cen chiqueadores, entre nosotros, no atan feos apo-
sitos, sino á los ojaldres largos y delgados, que sin
duda por ser tan finos, han merecido que los ame-
ricanos del Norte les llamen lady fingers (dedos de
señora) y los vascos emparrados. Es lo cierto que
cambian tanto algunos provincialismos, de lugar
á lugar, que si uno va á la nevería (?) en México,
y ofrece á su linda compañera unos chiqueadores y
un mantecado, lo menos lo tendrá por desjuiciado,
alelado, malcriado, ú otro acabado en ado ; y
si mencionan un guacal, creerán que habla de un
cacaxte, pues guacal no significa allá el utensilio
que sirve para tomar agua y lavar la ropa, sino la
escalerilla portátil en (]ue los indios llevan hue-
vos, callinas,etc. Que nadie vaya á decir anona en
Chile; porque ofende el pudor británico de aque-
llas damas; ni que se atreva alguna, por otras par-
tes, á pronunciar las palabras chucho (que está en
el Diccionario,) huisquil, cojer, (tan defendido este
verbo por Bello) y otras que apuntaremos en el
curso de esta obra. No sólo cambian las voces
castellanas, que también se modifican los provin-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 223
cialismos: etiam periere ruinas!: ¡Quién creyera
que hasta nuestros dulces chiqueadores, no son en
otras partes chiqu^adores !
ChirmoL
Con razón Juan Chapín, parodiando al poeta
Landívar, sin saherlo, exclamaba: ¡Salve chir mol
(¡uerido! y con razón también, echan menos nues-
tros paisanos muchas cosas nacionales cuando es-
tán en el extranjero. Nuestro chirmol viene del
mexicano chilmulHy y significa revoltillo de chile
ó pimientí», tomate, miltomate, cebolla, etc. Cuan-
do vulgarmente dicen, al convidar á alguno, que
se venga á su casa, á acompañarlo á comer un chir-
molitOj unan de una frase que para oídos chapines
tiene mucho del ¡Home, sweet home! de los anglo-
americanos.
l*or traslación, llaman también por acá, c/^^rmoZ,
11 un enredo ó baturrillo. Algunos, que quieren
darse aires de cultos, pronuncian chilmol.
Chirmoloso.
Al embustero de costumbre, al chismoso, que se
despotrica contra lo más respetable y santo, lla-
man aquí chirmoloso; nombre significativo, porque
recuerda el chirmol, en que todo va revuelto, con
puntas de picante.
Chis.
No usamos esta interjección española para sig-
nificar ¡chitón! que es lo que propiamente quiere
decir. Kn Guatemala, cuando alguien dice ¡chis!
ó bien ¡acMs! se revela que hay algo sucio, torpe,
que provoca náuseas. Y no se crea que sólo algún
224 VICIOS BEL LEIÍGUAJE Y
chisgarrabís use de tales exclamaciones: también
las buenas mozas, con gracioso ademán, prorrum-
pen muchas veces en nuestra provincial interjec-
ción.
Chisguetazo.
Que significa la palabra '^chisguete" lo que nues-
tro provincial chisguetazo, es muy claro; pero que
''chisguete," se derive de la voz inglesa whiskey,
como quiere la Academia, es muy dudoso, por cier-
to. Aquí nadie entendería que ''tomar un chis-
guete," es en español, tomar un trago.
Chismosear.
No se contentan algunos con el verbo castella-
no "chismear," traer y llevar chismes ó enredos; y
quieren que haya chismosear, que huelga sobre
manera.
Chisporreteo.
Así acostumbran decir, y dicen mal, los que nos
espetan con chisporreteo, admósf era, revoletear, pres-
picaz, parparos, camapé, niehíina, aguarecerse, confi"
turias, y otras lindezas de la laya. Recuerden las
bellas estrofas de Núñez de Arce, cuando dice:
"Arde el tronco de una encina
en la enorme chimenea
el tuero chisporrotea
y el vasto hogar ilumina.
Sobre las manos reclina
su ancha cabeza un lebrel,
en cuya lustrosa piel
vivos destellos derrama
la roja y trémula llama
que oscila, delante de él."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 225
Choco.
Esa palabra significa, en castellano, jibia pe-
(juefia. Entre nosotros se llama choco al tuerto.
De la moneda que vale medio real, cuando está
vieja y gastada, se dice que es medio choco. Cuan-
do se casa alguno, que no es un buen partido, sue-
len decir que al fin ''pasó su medio choco.'' En
Chile denominan chocos á los perritos de agua; y
en el Perú dan el mismo nombre álos perros muy
feos: chieiis hasset.
Chocoyo.
Es el nombre vulgar que damos al Chrysotis au-
tomnalis (L). Con referencia al valle de Chimal-
tenango, escribe Fuentes y Guzmán lo que sigue:
''En las tupidas y enlazadas breñas de este valle y
en especial los que se hacen y se tupen en lo pro-
fundo y hondo de las quebradas, se crían y hallan
los maravillosos y estimables pájaros que llaman
cerrojillos y los indios chajalsiguat, que correspon-
de á 'aguarda de mujeres;" y á la verdad es repa-
rable la propiedad de su etimología indiana, por-
que la ligereza de una mujer sólo un pájaro puede
guardarla ó el ruido de un cerrojo. Estos en el
intermiso y dulce canto imitan y parecen el ruido
de un cerrojillo que abre ó cierra. Son uniforme-
mente emplumados de color encendido canelado»
á la manera del que llamamos color tangay, y los
ojos muy encendidos con una cerca de plumillas
negras. No sirven hermosos á la vista, sino re-
creables al oído, por su canto no imitado de otra
ave, y sólo aventajado del sensonüe, que es admi-
rable, puesto que la etimología de su nombre de-
226 VICIOS DEL LENGUAJE Y
clara que tiene un sontle de voces, que son cuatro-
cientas diferencias. Hállanse en todos los tempe-
ramentos, y así son muy comunes; pues se logran
pocos, porque su natural arisco y bravo los mata,
y sólo se logra cogiendo los poUuelos en el nido.
Hay otros que llaman sensontles cimarrones, de ne-
gra pluma y de un collarejo blanco, de muy dulce
y sonoro canto, muchos guirises, jaulmes, bijugos,
cucharones, chocollos, chipes, cardeiiales y carpinte-
ros.'' (Recordación Florida, t. II, p. 131.)
Chochar.
Así decimos nosotros; pero es ''chochear."
Chorcha.
El Diccionario dice que es una ave de paso, que
se alimenta con gusanillos; pero en Guatemala se
llama chorcha á varias de las especies del género
Ictems. Las principales son: 7. wa^/m (Pop.), /.
prostemelas (Sel.), /. girandi (Cass.), /. messomelas
(Sel.), I. pectorilis (Des Murs.), etc. La chorcha
más común es de plumaje amarillo y negro; habi-
ta las selvas cálidas y canta con fuerte y meliflua
voz.
¡Buena chorcha! ¡ Qtté chorcha! se dice de algu-
nos individuos ligeros, vivos, taimados y hasta
picaros y delincuentes.
Chojín.
Es un picadillo sabroso al paladar, que hacen
de carne de cerdo, chile, rábano, yerbabuena, ce-
bolla y otros ingredientes.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 227
Cholojera.
Es la vendedora de los menudos del ganado va-
cuno, lanar y de cerda.
Chontal.
Con esta voz llamamos á los que son rústicos,
bozales; porque ciertos indígenas de Nicaragua
eran tenidos por los má torpes y estúpidos, de don-
de procede que les hayan denominado chontales los
mismos españoles, al decir de Alcedo. Parece que
aquellos indios chontales eran los más avillanados
y groseros, según los califica Oviedo (Hist. t. IV,
p. 35.) Bernal Díaz del Castillo dice que eran
comn monteses y sin razón los chontales y otomies.
Cholla.
Dícese comunmente en Guatemala cholla, en vez
de pereza, pacliorra, pesadez. No tiene la palabra
cholla tal acepción en el Diccionario de la lengua.
En la leyenda (jue Milla escribió, con el nombre
<le "D. Bonifacio," figura el siguiente apostrofe:
"Benévolo lector, lector prudente,
Yo que contando con tu cholla eterna
Te hago seguir los pasos á un demente.
Ya por el cementerio y la taberna.
Ya en la cárcel, haciendo que paciente
Me sigas en mi historia sempiterna;
Voy aíiora á llevarte á un pobre rancho.
De seis varas de largo y cuatro de ancho."
Se necesita ser muy prudente de veras, muy
benévolo y muy cholludo, para soportar esas octa-
vas. La verdad es que nuestro literato, distingui-
do prosador, y con mucha imaginación y gracia,
228 VICIOS DEL LENGUAJE Y
no había nacido poeta, como tampoco lo fueron
Irisarri y Gómez, si bien escribían versos.
Cholludo.
Al haragán, despacioso ó lelo, han dado en lla-
mar entre nosotros cholludo.
Chorrear. Chorreado.
Ese verbo lo que significa es caer un líquido
formando chorro; salir con lentitud ó goteando; y
familiarmente lo emplean en España para dar á
entender que algo viene lentamente y con inter-
misión. Aquí dicen de alguien que está sucio, con
los vestidos manchados, que va chorreado.
Chorrete.
Chorretada, que no chorrete, quiere decir golpe ó
chorro, de un líquido que sale improvisadamente.
No es, pues, propio llamar chorrete, como llama-
mos, á la mancha ó suciedad que se nota en los
vestidos ó en alguna otra cosa.
Chucán.
Este provincialismo tan usado en el estilo fami-
liar, y algún tanto bajo, vale "bufón, chocarrero,
presuntuoso, ocurrente, decidor," según los casos
en que se emplea.
Chucanada.
Es jocosidad, chuscada, ocurrencia graciosa, y
también pretensión necia. Pudiera ser que esta pa-
labra viniese de la española chuca, que significa uno
de los cuatro lados de la taba, que tiene un hoyo ó
concavidad: y que, en el juego, hubieran llamado,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 229
•en un principio chucán al que á menudo hacía suer-
tes con la taba de aí^uel lado, provocando hilaridad.
Entiéndase que no afirmamos tal etimología, y que
si alguno la objetare, no habremos dicho ni chús
ni raús. Somos enemigos de andar desentrañando
metafísicas y sutilezas de los vocablos, a fuerza de
triturarlos, exprimiéndolos ó poniéndolos en pren-
sa, como dice el insigne D. Juan Valera. Que los
vascófilos, entre los que descuella Erro, y aun de-
biera ser más famoso Irisari y Moya, según opi-
na el sabio crítico que acabamos de mencionar,
busquen en las voces todos sus componentes, has-
ta los micróvicos si gustan, convirtiéndose en Pas-
teurs del lenguaje. Decimos esto, sin chucanear en
asuntos serios de suyo y áridos por demás.
Chuco.
A lo que está fermentado, dícenle por acá chuco;
pero, como es voz indígena, pronuncian la ch sua-
ve, como en francés.
Chucho.
Como nombre familiar del perro, es castellano,
aunque mal sonante en varias repúblicas del Sur.
No sabemos por qué el literato D. José Milla sub-
rayó como provincial aquella palabra, cuando, con
su genial gracia, escribió: ''¡Con que todos han
muerto? dije yo. Sí, todos, me contestó; no que-
dan en la casa ni los chuchos. Adiós; — y se mar-
chó corriendo.'' [Cuadro de Costumbres, página
182, tomo II.)
Constituye provincialismo la voz chucho cuan-
do le damos la significación de tacaño. El
mismo escritor dijo: "A uno se le borraba de la
280 VICIOS DEL LENGUAJE Y
lista, porque era mu}^ chucho, y no había de espe-
rarse contribuyera ni gon un real para los gastos."
(Tomo I, página 31.) í^ntre las estrofas de la le-^
yenda, figura la siguiente:
"Don Bonifacio á fuerza de osadía
Logró que todos le tuvieran miedo;
Como era natural, nadie quería
Su nombre ver envuelto en un enredo.
Tratábanle con mucha cortesía;
Pero, al volver la espalda, hablaban quedo,
Le llamaban grandísimo bellaco,
Viejo chucho, mordaz, chismoso, flaco."
Chicalote.
Planta herbácea anual, de las papaveráceas, que
se cultiva en Europa y que es silvestre en Améri-
ca, de hojas espinudas, con flores blancas ó ama-
rillas, produce unas semillitas negras que apete-
cen las palomas y otras aves. El jugo de esta
planta es antídoto contra la mordedura de cule-
bras. Figura con el nombre de argémone ó chica-
lote en el Diccionario; pero como muchos creen que
es provincial este último nombre, hemos juzgado
oportuno anotarlo.
Chifle.
Es en español el silbato ó reclamo para cazar
aves; y de ahí vino que antiguamente se llamara
en España, y hasta el día entre nosotros, chifle el
cuerno donde se lleva la pólvora para cazar con
escopeta.
Chipuste.
Es bodoque pequeño; protuberancia que aparece
en la cara ó en otra parte del cuerpo. Por exten-
sión, llámanle chipuste al hombre pequeño y obeso>
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 231
Chiricaya.
Es un postre de leche, c«n rodajas de limón, y
polvo de azúcar quemada por encima.
Chingolingo.
Es un juego que usan en las ferias, y que con-
siste en apuntar los concurrentes á varios núme-
ros que están en una mesa, ganando el dueño del
número que los dados designan. Casi siempre
gana el del chingolingo; porque quedan muchos
números vacíos. El chingolinguero relata versos
picantes para animar el juego.
Chirriquitín.
Es chiquirritín, y no como aquí suelen decir
chirriquitín.
Chimbo.
"Huevos chimbos'^ es el nombre de un sabroso
dulce que se hace de yemas de huevo. Por lo que
vemos en el "Estuche," publicado en Bogotá, lleva
allí aquel nombre, lo mismo que en otras repúbli-
cas hispano-americanas.
Choleo.
Al que le falta un diente, ó varios, dícenle chol-
eo, pronunciando suavemente la c/¿, como en fran-
cés.
Cholojería.
Así llaman al lugar en donde venden tripas y
menudos de cerdo y otros animales.
Chongos.
Nombre de los rizos.
232 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Charchueliar.
Por conversar, murmurar, charlar, es común en-
tre nosotros.
Chiva.
La manta, la frazada, el cobertor, la cobija, se
llama por algunos chiva. Dan también este nom-
bre al último juego en que se decide quien paga
los gastos ocasionados por los jugadores.
Chuchada.
Por tacañería, es común en Guatemala, y se da
también á aquella palabra la significación de ^'chu-
cherías," ó sean cosas de comer de poca substan-
cia y costo, apetitosas y escasamente nutritivas.
*'Este muchacho está muy enfermo; porque sólo
come chuchadas.^'
Chuchitos.
Se usa como diminutivo de chucho; pero en plu-
ral es nombre de unos tamales hechos con masa
de maíz, chile, y verduras.
Chuflas.
En español son chufas.
Chuliar.
Corrupción de chulear, zumbar ó burlar á algu-
no con gracia y chiste.
Chulo.
En buen castellano tiene las siguientes signifi-
caciones: 1? El que dice las cosas con chulada,
es decir con malacrianza, como acostumbran las
gentes de ruin condición; 2t Picaro; 3f El que
I
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 233
ayuda en el matadero al encierro de las reses ma-
yores; 4f El que en la plaza de toros asiste á los
lidiadores.
En Guatemala, cfmlo significa cosa muy distin-
ta. Etjuivale á ''bonito, primoroso, gracioso." Es
el nice de los norte-americanos.
Si nuestras paisanas supieran que cuando dicen:
;4|ué chillo! en buena sociedad, incurren en un pro-
vincialismo que [:ara oídos españoles suena muy
mal, de seguro que no lo emplearían.
Chumpipe.
Es palabra indígena, peculiar de Guatemala,
que significa pavo ó guajalote, como le llaman en
México. Algunos, creyendo hablar mejor, dicen
chumpipe. Se llama ''chumpipe de la fiesta" al in-
dividuo que sale perdiendo en algún lance. Por
traslación, chjimpipe es sinónimo de bobo, tonto,
poco previsor: es el goose de los ingleses. En la
República del Salvador dan el nombre de jolote al
chumpipe. Los ornitólogos le llaman Melsagris
gallo pavo. L.
Don Juan Ignacio de Armas, en su obrita inti-
tulada "Orígenes del lenguaje criollo," dice: ''No
menos curiosa es la imposición de nombre á una
ave doméstica, de las más pacíficas y sabrosas, que
se vio por primera vez en México. Llamáronle
(los conquistadores) gallo y hasta gallina, á pesar
de ser negra, tres veces mayor que aquél, y sin
otra semejanza que llevar color rojo en la cabeza;
pero luego se observó que abría la cola, como los
pavos reales, que entonces se llamaba únicamente
pavos en España; y eso bastó para traspasarles ese
234 VICIOS DEL LENGUAJE Y
nombre (*), siendo necesario añadir el calificativo
de real al primer posesor. Es la misma ave que
en México se llama guajalote, en Centro-América
chumpipe, en Cuba gua7iajo,en el Verú pisco , nom-
bre genérico de ave en la lengua quechua; y en el
Brasil j9Íru, lo que parece extraño porque en el
Peni no los había. Acaso tomaría ese camino pa-
ra llegar de México al Brasil. Pero no tomaría
de fijo el camino de Turquía para llegar á Ingla-
terra; y sin embargo en inglés les llaman errada-
mente turkey, como si de Turquía procediesen/'
(página 25.) En Francia, á semejanza de España,
se llamó el pavo gallo de Indias, coq d' Inde, y por
contracción dinde ó dindón. En Italia, general-
mente, dindo. I cuéntase que el primero que
llegó á Francia, lo sirvieron en la mesa de Enri-
que III, cuyos meticulosos cortesanos hacían ascos
de ver condimentar un pájaro tan grande, para
ellos únicamente comparable al cuervo y á otras
aves immundas de gran tamaño."
Chumpipear.
Papar moscas, como dicen en España, vagar sin
objeto, andar sin ocupación, es entre nosotros
chumpipear,
Chumpipada.
Como derivado de chumpipe, en su acepción de
lelo, zonzo, mentecato, incapaz, significa tontería,
necedad.
(*) "Tendría un gallo de aquellos tanta carne como dos pavos de
Castilla. A estos gallos les sale del papo un quedaje de cerdas más
ásperas que cerdas de caballo " (Motolina, Historia de los indios
de Nueva España; tratado 3? capítulo 10.)
PROVTXCIALISMOS DE GUATEMALA 235
Chungiar.
En el 1 diccionario hallamos "chungearse," pero
recíproco, familiar; que significa burlarse; pero
no chungiar, que usamos como activo.
Chunero.
Con ese nombre se conoce entre nosotros el ayu-
dante del albañil.
Chupar.
Por antonomasia, llaman aquí chupar al acto
de beber aguardiente: "Pedro es bueno; pero ha
dado en chupar mucho."
Chupada.
Es frase mu}^ común en esta tierra: "¡Niña, no
salga á la calle con esa nagua tan chupada T para
dar á entender, sin mucho vuelo. En castellano
se dice escampa, de la mujer que llévalas sayas
muy ajustadas al cuerpo, ó que es angosta de ca-
deras.
Chupetín.
Dados siempre á diminutivos, decimos chupetín
á la chupa.
Chupón.
Es el que saca dinero con astucia; vastago de
los árboles; pluma tierna de las aves; émbolo de
bomba; pero no la pieza de trapo ó de vidrio que
se pone en la boca á los niños para que chupen al-
go: eso es ''chupador."
Churrias.
Es churres.
Churrusquiar.
Es churruscarse.
236 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Chus.
Jesús, nombre que aplican á mujeres y varones,
pues hay don Jesús y doña Jesús, tiene aquí el di-
minutivo de Chus.
Chute.
A una punta aguda, á una espina grande, á un
pedazo de guijarro puntiagudo, dan el nombre in-
dígena de chute, que por extensión se aplica al
hombre entrometido, que toma parte en asuntos
ajenos, que no le van ni le vienen, como dicen por
acá; el que va donde no le llaman, ese es chute.
i Cuántos hemos conocido, que toman cartas en
nuestros asuntos; que, al escribir, dicen nuestra
patria; nuestras cosas; nuestras costumbres; nues-
tro modo de ser; nuestro territorio; en fin todo
''nuestro" Tales plumíveros, á haberlos cono-
cido Juan Chapín, hubieran sido por él llamados
chutes. Cuídese de pronunciar suavemente la ch,
como en francés, y de no creer que esa exclama-
ción sea hija de espíritu localista, estrecho, amen-
guado, ni cosa que se le parezca: que alumbre el
sol para todos; que todos seamos hermanos, como
hijos de Adán: que se borren las fronteras: que
llegue el día de la confraternidad universal y de
la unión, siquiera de la raza latina. Todo eso es
muy hermoso, muy ideal, muy elevado, muy á pro-
pósito para que sea inútil esa nuestra palabra chu-
te, que ha de sonar mal á muchos oídos, que no
oyen, y que ha de ser mal vista por muchos ojos
que no ven. En fin nosotros (los guatemaltecos)
teneraos un elecho gigante {Alsophila armata) lla-
mado en la Verapaz chute, de un tallo muy dife-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 237
rente del de los demás vegetales, según asegura
don Julio Rossignon, en la página 28 del opúsculo
que escribió sobre el porvenir de aquella rica co-
marca de la República. P]nterrado el chute en el
suelo mas liúmedo no se pudre jamás, ni lo ataca
ningún insecto; por lo que los indios lo emplean
en la construcción de sus chozas. También se lla-
ma aquí chute el aguijón de las avispas y déla abe-
ja extranjera (apis ??i6//(/6ra) aclimatada desde ha-
ce algún tiempo en nuestro suelo.
Chutazo.
Eíjuivale á punzada.
Chutuy.
Enfermedad rebelde que padecen, entre los de-
dos de los pies, aquellos que andan descalzos por
el fango, ó que son poco aseados en su persona.
D.
Daca acá.
Da acá, está bien dicho: del verbo dar acá, dame
acá: pero no ese daca acá, que muchos usan.
De adrede.
Lo que debe hacerse adrede, es quitar ese de que
está demás.
De corrido.
Dígase de corrida, como usa Cervantes en el si-
guiente pasaje: ''Decía Sancho: Mi amo queda ha-
ciendo penitencia en la mitad de esta montaña
muy á su sabor: y luego de corrida y sin parar le&
contó de la suerte que quedaba."
^38 VICIOS DEL LENGUAJE Y
De pié.
Muchos padres dicen que tienen de pié á sus hi-
jos en un colegio, sin saber que "de pié'' equivale
á nuestro provincialismo, 6 mejor dicho al arcaís-
mo, parado, ¡Pobres muchachos si, en vez de estar
de internos, estuvieran de piel
De ir y venir.
No es menos curiosa la manera de hablar de
aquellos que para significar que sus niños están
•de externosen un establecimiento de enseñanza, di-
cen que están de ir y venir.
De recii úpete.
Algunos emplean esa expresión vulgar, en vez
■de magnifico, muy bueno, soberbio, excelente.
Desde abinicio.
El ab significa desde, y en tal concepto debe su-
primirse dicha partícula en frases como ésta; su-
cedió desde abinicio. Vino desde abeterno.
De exprofeso.
Es muy común oír que dicen d^^xpro feo, siendo
evidente que debe suprimirse el de; porque se du-
plica esta preposición. "No pareció sino que Fe-
lipe III, Felipe IV y Carlos II subieron exprofeso
al trono de España para arruinarla y destruir el
trono de sus antepasados. (Saavedra — Mazanie-
lio.)
De en par en par.
Sobra el primer en, que ojalá de golpe y zumbi-
do lo quitaran todos los que acostumbran decir de
en par en par, de en rato en rato, de en cuando en
PROVINCIALISMOS DE GTTATEMALA 239
ruando. Por vía de ejemplo, van las siguientes
palabras del hermoso discurso de don Fermín de
la Puente y Apecechea, en contestación al de don
León Galindo y de Vera. Helas aquí: 'Tero otro
nombre invocaba el nuevo académico al empezar
su discurso, con cierto como religioso respeto, y á
^ste no puedo yo tampoco dejar de salir siempre
al encuentro, abriéndole, ya que no pueda ¡ay de
mil los brazos, á lo menos de par en par el cora-
zón." (Memorias de la Academia Española; tomo
V, página 881.)
De ahí.
Lo usan impropiamente por en seguida, después.
De adentro.
A la criada que llaman doncella en España, dí-
<*enle por acá de adentro: aquélla suele llevar el
nombre con tanta propiedad, como ésta que se
mantiene fuera de la casa la may(»r parte del tiem-
po. *'Los oficios de la doméstica que ocupa el em-
pleo de de adentro se reduce á barrer, limpiar las
habitaciones y hacer los mandados, lúa de adentro
se llama Pioquinta, nombre raro, si los hay, que
«es un femenino que se ha hecho de Pío V, un San-
to Papa. Si a la iglesia le pareciere bien (que no
le parecerá probablemente) declarar santo á P\n'-
nando VII, tendríamos aquí Fernandoséptimas,
€omo tenemos Pioquintas." (Salomé Jil. — Cua-
dro de Costumbres; tomo II, página 166.)
Deber de.
Significa probabilidad de que algo sea ó suceda,
•ó ha va sido ó sucedido de cierto modo; deber (sin
240 VICIOS DEL LENGUAJE Y
de) arguye obligación. En el siguiente ejemplo de-
Cervantes se encuentra deber rigiendo con de y sin
de: ''I confieso á vuestra merced una verdad, señor
don Quijote, que hasta aquí he estado en una
grande ignorancia, que pensaba bien y fielmente,,
que la señora Dulcinea debía de ser alguna prince-
sa de quien vuestra merced estaba enamorado, ó
alguna persona tal, que mereciese los ricos presen-
tes que vuestra merced le ha enviado, así el del
Vizcaíno como el de los galeotes y otros muchos
que deben ser, según deben de ser muchas las victo-
rias que vuestra merced ha ganado y ganó en el
tiempo en que yo aún no era escudero." Don José
Selgas y Carrasco, en su discurso de recepción an-
te la Academia española, dijo: "Por otra parte, mi
natural temor debia tener un término: ese tér-
mino debía de cumplirse y se ha cumplido, y no
me era lícito demorar por más tiempo esta solem-
nidad sin incurrir en ingratitud. (Memorias de
la Academia Española; tomo V, página 314.)
De viaje.
Que se diga "de golpe y porrazo ó zumbido," en
castellano, es corriente; pero de viaje, como suelen
usar algunos pocos paisanos nuestros, y muchos
de las otras repúblicas centro americanas, en
las cuales es más común aquella expresión para
significar del todo, enteramente-, es en extremo ab-
surdo. De viaje, será en buena hora de camino, de
paso, pero nada más.
De contado.
"Vender de contado" significa al punto, al ins-
tante, sin tardanza-, pero no por dinero contante o
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA '241
en tabla ó en toca teja, lo cual se expresa dicien-
do: "Vender al contado" — Por de contado que es-
to lo saben nuiy bien los señores notarios. Con
todo, no faltan quienes confundan el de con el al,
dando así lugar a cuestiones judiciales, en las que
se ventila si las palabras valen lo que significan ó
si se debe tomarlas en el sentido erróneo que se les
quiso dar.
Decís.
Aquí, donde la generalidad babla de vos, en ter-
cera persona del plural: pero estropeando á la vez
el idioma, es muy corriente oír: decís, por dices
queres (queréis) por quieres; venís por vienes, etc.
Decorar.
Se usa impropiamente \)0v silabar.
Delantar.
Corrupción del nombre castellano delantal, ó de-
van tal.
Deletriar.
Ya liemos beclio notar la propensión que existe
á convertir la e en ^ de algunas terminaciones, co-
mo deletriar, por deletrear; deletreyo, en lugar de
decir deletreo.
Delinió.
Así dice aquí la gente inculta, en vez de delineó
Demen.
Otro barbarismo, en lugar de denme.
Denguista.
Dígase dengoso, denguero.
242 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Desapercibido.
Significa en castellano desprevenido, desprovisto
de lo necesario. No debe usarse, como tan á me-
nudo se usa entre nosotros, por inadvertido, cuan-
do decimos: ''No dejo pasar desapercibidos los in-
sultos que me hace;" "Lo bueno que uno hace
queda desapercibido; pero lo malo todos lo advier-
ten."
Desar rajar.
Cuando ¿e ha perdido la llave de una cerradu-
ra, nosotros llamamos al herrero para que desarra-
je la chapa, sin atender á que tratándose de rom-
per la cerraja 6 cerradura, lo propio es descerrajar.
Desvastad o res.
A los soldados que se denominan en buen cas-
tellano zapadores ó gastadores, dicen les por acá
desvastadores.
Desyerbar.
Dígase desherbar.
Despernancarse.
Dígase esparrancarse.
Desequilibrio.
En una nota diplomática vimos una vez tal pa-
labra, por desnivel, desigualdad, etc.
Descruzar.
Por doblar una esquina, es un barbarismo, como
lo es desapartar por apartar y destrocar, por trocar.
Descolar.
Que se diga descolar, cuando á algún animal se
le quita la cola, sea en buena hora; pero que, cuan-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 243
(lo á alguien le quitan el empleo, digan cjue lo des-
colaron^ y en vez de llamar cesante, le den el nom-
bre de aesco/a(/o, equivale á convertir en colas los
empleos, y á fe que quien inventó esa metamorfo-
sis, no pensó en las deducciones que de tal palabra
pudieran derivarse, y que dejamos al ingenio del
pru<l(Mit(' loctoi'.
Deje.
J)¡cen que Fulano al liablar tiene cierto deje,
en vez de un dejo.
Deponer.
Los que presumen de cultos dicen por acá de-
poner, por volver el estómago, vomitar, que es como
se dice en castellano. Cuando comunmente se
refiere al médico que el enfermo ''depone todo lo
que come," podría el doctor responder; ''No se
alarme Ud. porque es natural deponer todo lo que
se come; puesto que deponer significa evacuar el
vientre,'' según el Diccionario de la Academia. No
se confunda, pues, lo uno con lo otro: vomitar no
es deponer.
''Pastaban todos los zapateros vomitando de asco
de unos pasteles que se les arrimaban a las puer-
tas.— {Jxiü Znlnirdas de Pintón. — Quevedo.)
Deseo m puesto.
Por antonomasia llaman aquí ''descompuesto'' al
que está ebrio ó temulento: ''Hacía mucho tiempo
que Lorenzo no bebía; pero hoy está el pobre algo
descompuesto.'' "Como estaba Chico descompuesto,
insultó á los policías, y se lo llevaron á \^ jeruza-,'"
quiere decir: "Como estaba Francisco borracho,
insultó á los agentes de policía, y se lo llevaron á
la cárcel."
244 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Desentejar.
Con perdón de todos los que dicen así, es deste-
jar.
Desbarrancar.
Significa en Guatemala, en Chile y en el Perú,
echar á uno en un barranco, despeñarlo. En el Dic-
cionario hallamos eiriharrancarse, abarrancarse, a-
toscarse en un barranco ó atolladero. Desbarrancar
equivale en castellano a sacar del barranco.
Desboronar.
Como dicen algunos, con énfasis de puristas, es
anticuado: digan sin miedo desmoronar.
Desecar, Disecar.
Suelen confundirse estos verbos; para evitarlo,
recuérdese que desecar es quitar el agua ó hume-
dad de alguna cosa, y disecar es dividir en partes
un cadáver para examinar su organización. La
acción ó efecto de desecar se llama desecación ó de-
secamiento; la de disecar, disección. Los pájaros se
disecan y no se desecan.
Derrumbe.
Todos decimos así pero el Diccionario usa derru-
bio, como trae declivio por declive.
Descuajilotado.
Desarmado, descuadernado, hablando de un in-
dividuo negligente en su traje y ademanes; es en
castellano desvaido, desgarbado, desmazalado. Des-
cuajaringarse quiere decir en buen español, rela-
jarse las partes del cuerpo por efecto de cansancio.
ri;<>VI.\ciALl8MOS i)E GUATEMALA 245
Despacioso.
No lo trae el Diccionario, aunque es de uso muy
frecuente entre nosotros. Digas tardo, lento, 'pere-
zoso.
Desplega.
Debe decirse despliega, por ser verbo irregular.
Así encontramos entre las bellísimas estrofas del
poema *'La Pesca," de Núñez de Arce, la XXI, que
I dice:
' ^ allí donde pronto se despliega
la pintoresca vega,
siguiendo los contornos desiguales
de la verde montaña, resguardado
por el peñón tajado
de recios y furiosos vendavales."
Destilar.
Lo que en Guatemala llamamos agua destilada,
es agusí filtrada, ¿Quién no conoce aquí la destila-
dera? ¿Quién no tiene en su casa la piedra hora-
dada, en forma de pan de azúcar (pilón)? Ese
es un filtro de piedra.
Desgarrar.
La gente que la pica de culta, dice desgarrar por
esciqnr, y aún Carreño dice en su "Manual de Ur-
banidad" esgarrar; pero no son en tal sentido vo-
ces castizas. Espectorar ó esputar, son los verbos
que pueden usarse.
Desmembrar.
Dice Cuervo: ^'Desmembrar significa arrancar,
cercenar los miembros, y desmembrarse, i'esol verse
ó dividirse un cuerpo en sus miembros; así aunque
246 VICIOS DEL LENGUAJE Y
personas muy letradas se expresen de otro modo,
nosotros escribimos: "Los verdaderos repúblicos
temen que se desmiemhre la nación."
Desparpajo.
Significa en español mucha facilidad para ha-
blar. Nosotros le damos la acepción de desorden,
desbarajuste.
Despolvoriar, Espolvoriar.
Conviene saber que despolvorear quiere decir
quitar el polvo, y espolvorear echar el polvo. Aquí
hemos oído: '^ Despolvoree Ud. azúcar sobre la tor-
ta," en vez de espolvoree.
Despulgar.
En castellano es espulgar.
Destiempla.
Templo, templas, templa (no tiempla,) — Des-
templo (no destiemplo.) — ''A cada rato se me des-
tiemplau las muelas" dicen muchos por acá.
Desinteria.
Debe decirse disenteria.
Desporrondingado.
Con esa larguísima palabra llaman en Bogotá,
lo mismo que nosotros, al que echa el bodegón por
la ventana, al que no tiene arreglo ninguno, ni
método para vivir.
Desdecí.
Todo aquel que haya estudiado gramática sabe
lo que es desdije.
ri;()\ I\( I ALISMOS DE GUATEMALA 247
Decí.
**I)ecí vos," en vez áedítúj 6 decid vosotros, es un
barbarismo de esos que tanto afean el modo co-
mún de liablar en Guatemala, y aun en Centro-
América.
Deshacería.
Es otro adefesio de esos que comunmente se oyen;
lo castizo es desharía.
Desiertan.
Los soldados no se desiertan, sino se desertan.
Deten í.
Como irregular, es detuve.
Desgranar la mazorca.
Cuando van muriendo los de una familia, sue-
len decir familiarmente que ya se va desgranando
la mazorca.
Desquebrajar.
Tal verbo de cuño nuestro, úsase por romper ó
quebrar algo con violencia y estrepito. En caste-
llano hay esquebrajar 6 resquebrajar, que significan
hender ligeramente la madera, el vidrio, la porce-
lana, ó algún otro cuerpo duro, sólido por la su-
perficie. Esos verbos jamás los usamos, mientras
que á cada paso se oye el desquebrajar, que es tan
despropositado.
Desvestirse.
Existiendo el verbo deslindarse, no hay necesi-
dad de que forjemos nosotros el desvestirse, de que
se hace uso frecuente.
Devanador.
Dígase devanadera.
248 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Dispensa
El -lugar de la casa destinado a guardar las co-
sas comestibles, se llama despensa.
Desollas.
Desuellas, debe decirse.
Demasiado.
Quiere decir que una cosa tiene demasía ó ex-
ceso. He aquí por qué no se puede tomar, como
lo hacen muchos, por sinónimo de muy, mucho, bas-
tante, cuando dicen, por ejemplo: '^Dios es dema-
siado bueno;" 'Tedro es demasiado honrado;"
''Julia es demasiado virtuosa;" porque ni en la in-
finita bondad de Dios, ni en la honradez, ni en la
virtud, cabe demasía.
Desfundar.
Dígase desfondar.
Desilusionar.
Si no acepta el Diccionai'io ilusionar, menos -des-
ilusionar. Deben, pues, desengañárselos que usan
tal verbo, de que aunque figure en algún léxico
neológico, que registrñ, Jlautar, oracianar, no tiene
autoridad alguna.
Destorrentado.
Adjetivo curioso^, que equivale, en nuestro modo
de hablar, á maniroto, desarreglado.
Descacharrado.
Al que anda con el vestido descalandrajado; al
desmazalado, al de mala traza, le llamamos por
acá descacharrado, destrazado.
I'KUVIM lALISMOS DE GUATEMALA 249
Dialmática.
A//?/m¿ica deberán decir los sacristanes y mona-
guillos.
Desmostolado.
A lo que está carcomido, deshecho, desarregla-
do, le dicen desmostolado.
DIferiencia.
Esta eorrupción de la palabra diferencia j es
común entre gente vulgar, no sólo aquí sino en to-
da la América Española y aun en la Península.
Conocemos un profesor (?) que á cada paso dice
diferiencia.
Dirás.
Así dicen por diréis.
Divinamente.
Priva mucho en Guatemala esta voz, que se a-
pliea no solo á lo divino, sino á todo lo que es bue-
no, hermoso, guapo, elegante, etc, por más que sea
muy humano: "Amalia se viste divinamente-, Ma-
ría baila divinamente; Manuel escribe divinamente^
Fulano juega divinamente, etc.
Destornudar.
Así difon aquí muchos, en vez de estornudar.
Destronconar.
Por quitar troncos, ó cortar un árbol por el tron-
co, es destroncar, verbo que en sentido figurado se
usa también en castellano por cortar 6 descoyun-
tar el cuerpo ó parte de él.
Diabetis.
Debe decirse diabetes.
250 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Dictaminar.
Provincialismo de la América Meridional, dice
Salva; pero si el filólogo hubiera asistido á nues-
tra Asamblea, habría oído mil veces: "A la comi-
sión de hacienda para que se sirva dictaminar,''
por más que el Diccionario de la Academia no re-
gistre dicho verbo.
Difiriendo.
Es bueno cuidar de no confundir los verbos de-
ferir y diferir; acceder y posponer, que son cosas
muy distintas. Consignamos esto, porque no es
raro oír decir, por ejemplo: '-No gusto de diversio-
nes; pero difiriendo á los deseos de Ud. iré al tea-
tro;" ''Sería bueno deferir la función para el si-
guiente día, en caso de lluvia." En tales ejem-
plos se ha tomado un verbo por otro. — Godoy, en
sus ''Memorias," dijo: "Mucho más me habrían
culpado mis enemigos, si defiriendo á los consejos
de mis antecesores al conde de Aranda y pospues-
to el honor de la corona y la seguridad del Estado
á una paz precaria y humillante, hubiera resisti-
do al torrente general de la opinión, que en España
y en las más de las naciones que confinaban con
la Francia, en presencia del común peligro, levan-
tó el clamor de guerra."
Dilatar.
Es verbo activo, y sólo tratándose de un escrito
ó discurso podría usarse como recíproco. Cuando
decimos al criado ¿por que te has dilatado tanto?,
deberíamos usar demorado.
Díceres.
Palabra muy usada en las repúblicas latino-ame-
PKuVlNriALlSMOS DE GUATEMALA 251
rieaiuis, por rumores, voces, murmuraciones, ha-
bladurías. Es corrupción del anticuado decires,
<|U<' valo lo mismo.
Díceselo.
Es imperdonable, por dicelo.
Disparejo.
No es castellano; dígase desigual.
Dar en la florecita.
Es frase (¿uc se usa aquí para indicar que alguien
ha dado en la manía de hacer ó decir una cosa.
Dar cuenta con.
Debe decirse dar cuenta de, y no con.
Desacomodado.
Dan á esa voz la acepción de desordenado, fuera
de lugar, etc.; pero no se halla aquella palabra en
el Diccionario.
Desacuñar.
Por más que esté bien formado tal vocablo, no
es castizo.
DesatorniUar.
Es destornillar, y destornillador el instrumento
que destornilla.
Desenraizar.
En español, es desraigar como decían en lo an-
tiguo, ó desarraigar como se usa en lo moderno;
pero no como se oye por acá desenraizar.
Hay muchas palabras que no están en el Dic-
cionario, de uso frecuente entre nosotros, y forma-
das con la partícula des; v. g. desencalar, desempa-
jar, desgalillarse, despescuezar, desgusanar, desatorar,
252 VICIOS DEL LENGUAJE Y
desalambrar, desaconchar, despulpar, desforrar, des-
embotellar, desentabancar, desenvendar, desmechar,
desbitocar, desmuelar, desamolar, desenculecar, desfir-
marse, desempretinar, desenroscarse, desenc /linchar.
Despepitar.
Cuando se obliga á alguno á desembuchar, ó sea
á confesar algo, dicen que despepitó todo lo que te-
nía adentro. En español existe el verbo despepi-
tarse, pero lo que significa es hablar ó gritar con
vehemencia. Despepitarse uno por una cosa, es
mostrar vehemente afición á ella.
Desguachipado.
Se dice aquí, del que lleva la ropa en desorden
y fuera de su lugar.
Descharchar.
Verbo de reciente invención, semi francés, semi
chapín, de uso vulgar y aplicación frecuente, que
significa despojar de su empleo á alguno, dejarlo
cesante.
Desfundar.
En lo antiguo significó ''quitar la funda, desen-
fundar; pero nunca romper el fondo de un vaso ó
vasija, que es desfondar, verbo que jamás usamos.
Desprestigiado.
El verbo desprestigiar, que hemos visto usado
hasta en periódicos y folletos escritos por gentes
instruidas, no es castizo. De una persona que ha
perdido la buena opinión por culpa propia ó ma-
levolencia ajena, se dice desopinada, desacredita-
da, etc.; pero no desprestigiada.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 253
Desvastar.
Lo castizo es devastar.
Dialtiro.
Muchos dicen así, en vez de enteramente, del todo,
por completo, etc. Es aquella palabra tan vulgar,
como disparatada.
Discabal.
Es descabal.
Dientudo.
Dígase dentudo 6 dentón, que no dientudo.
Dintel.
Es en buen castellano la parte superior de las
puertas y ventanas, que carga sobre las jambas.
Es, por lo tanto, disparatado decir que se pisan
los dinteles de las puertas. El umbral, que es la
parte inferior de las puertas, es lo que se pisa.
Disvariar.
Muchos dicen disvariar en vez de desvariar, que
es como debe decirse.
Divierta.
La gente de baja ralea llama diviertas á sus bai-
les, parrandas, jaranas ó jolgorios. También les
dicen bailes de tacón de hueso, por ser descalzos los
que bailan y ponen el calcañal en el suelo. En es-
pañol esos bailes de gente vulgar se llaman de cari"
dil, de cotón gordo ó de cascabel gordo.
Dita.
Vulgarmente se usa por deuda, y en tal sentido
es un provincialismo de Chile y de Guatemala.
254 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Dita^ en español, es la persona ó cosa que se seña-
la como fianza ó seguridad de un pago. Enditar-
se, corre entre el vulgo por cargarse de deudas.
Dividivi.
A esta preciosa planta que llaman por acá na-
cascalote y en otras partes garohilla, le atribuyen
los botánicos propiedades astringentes muy pro-
nunciadas. Las ñores son de un aroma especial.
Decir relación.
Muchos escriben, regocijados de su elegancia en
el estilo: '^decir relación á tal ó cual cosa,^^ en vez
de relacionarse, estar en, 6 tener relación con ella.
Lo demás es pedantería, y literatura fósil.
''Es y será siempre grata y agradable la memo-
ria de unos héroes, que emplearon su poder y au-
toridad en proteger al mayor ingenio de su siglo.
La fama de los proceres, que no conocieron 6 des-
deñaron á Cervantes, está ya borrada con el olvi-
do, y ha perecido enteramente con la sucesión del
tiempo; la de sus bienhechores, encomendada por
él á la posteridad, será eterna. No parece fuera
de propósito, puesto que se ha hecho mención de
ellos, dar al público una idea de su carácter y de
todo cuanto con ellos se relaciona.'' (Don Vicen-
te de los Ríos, Paralelo entre el Conde de Lemos, don
Pedro Fernández de Castro, y el arzobispo de Toledo,
don Bernardo de Sandoval, favorecedores de Cervan-
tes.)
De tropel.
Se dice bien en castellano "llegar en tropel, y no
de tropel.
«
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 255
Democratizar.
No figura en el Diccionario, por más que mu-
chos lo usan hasta en periódicos que defienden la
pureza de la lengua.
Dejarse ir.
Entre los modos de expresarse que tiene nues-
tro pueblo, figura el dejarse ir, que significa arro-
jarse, sin cuidado ni consideración; y, en sentido
figurado, hablar ú obrar sin miramiento, ni reser-
va: "Es temible Juana, porque cuando suelta la
sin hicezo, se deja ir dealtiro, aunque sea contra su
padre."
También dicen que alguno se deja ir sin zalea,
cuando osadamente y con ribetes de desvergüenza
hace o dice alguna cosa.
Dentrífico.
Hasta los dentistas, que por ser del oficio debie-
ran saber lo que se dicen, usan la palabra dentrífi-
co; si bien no faltan algunos de ellos que hablan
correctamente y dicen dentífrico.
Despulpador.
Esta es una de tantas palabras que merecían fi-
gurar en el Diccionario. ¿Cómo hemos de llamar
á las máquinas que despuljjan el café?
Desmoralizado.
Entre los barbarismos militares, en el lenguaje
se entiende, no es el menos ese de decir que un
ejército está desmoralizado, para significar que es-
tá indisciplinado, desorganizado, insubordinado',
pervertido, 6 como se quiera, menos desmoralizado;
256 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que sólo significa este verbo corromper las costum-
bres con doctrinas 6 ejemplos perniciosos. En
Chile y en todas las repúblicas hispano-america-
nas, priva mucho ese barbarismo. Hasta escrito-
res como Vicuña Mackenna (Historia de la campa-
ña de Lima; página 1123,) dicen que se desmorali-
zó el ejército, por indicar que cundió el pánico.
Con razón apunta D. Francisco Javier Salazar,
en sus '^Observaciones sobre ciertas palabras usa-
das en el lenguaje militar," que de callada se van
introduciendo, con motivo del arte de la guerra,
infinitos galicismos en la hermosa y tersa lengua
castellana; así como agrega muchos vocablos de
importancia que aún no figuran en el léxico de la
Academia.
Descocherado.
Dícese por acá de lo que está mal hecho, torci-
do, descompuesto, patituerto.
Desnudo.
Desnudo de fundamento ^ de carácter, etc. Es ga-
licismo frecuente, que suena mal. Dígase sin fun-
damento, sin carácter] privado de fundamento j des-
'provisto de carácter.
Desvanecerse.
Significa disiparse, evaporarse una cosa; irse el
calor; pero no desmayarse.
Dispensero.
Los que llaman dispensa á la despensa, dice tam-
bién dispensero, en vez de despensero, que es lo cor-
recto.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 257
Distraído,
tregado á la vida licenciosa y desordenada,
dice el Diccionario de la Academia Española; mas
no la empleamos sólo en esta acepción, sino tam-
bién en la de tener el pensamiento ó la imagina-
ción divertidos en cosas distintas de las que se
tratan, meditan ó ejecutan, así la emplean y la han
empleado en España. El P. Alonso Rodríguez,
por ejemplo, dice en el tratado de la perfección,
parte I. Capítulo IX: ''La causa de hallarnos al-
gunas veces distraídos, no está en las ocupaciones,
sino en nosotros;'' y en el tratado V. Capítulo 21:
"El que anda de esa manera no tiene que pregun-
tar de dónde le viene andar distraído en la crea-
ción." En el mismo sentido la emplean Fray
Luis de Granada, Nieremberg y otros escritores clá-
sicos. En portugués tiene la misma acepción dis-
trahido. — Desatentado. — Véase el Vocabulario por-
tugués de Bluteau.
"La misma Real Academia Española, en la 1*
edición de su diccionario, dice: Distraher — per-
turbar, divertir la aplicación con que uno está
atendiendo y considerando alguna cosa. Es com-
puesto de la preposición dis y el verbo traher^ —
"Distrahido'' — paticipio pasado del verbo distra-
her en sus acepciones." No sabemos, pues, por
qué la Academia ha omitido esta acepción del
participio pasado distraído en las últimas edicio-
nes del Diccionario, á pesar de haberla conserva-
do en la voz distracción." {Voces 'provinciales del
Ecuador, por don Pedro Herrera.)
Dormilonas.
Que se califique de dormilonas á las gentes que
duermen mucho, es natural y castizo; pero que
258 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ciertos pendientes ó zarcillos lleven aquel nombre,
tanto en Chile como en el Perú y en Guatemala,
da lugar á que Rodríguez, Arona y el autor de es-
ta colección, apunten como provincial la palabra;
bien que acaso suceda con ésta, como con otras
que se usan en varias repúblicas hispano america-
nas, que han venido de España, y sin saber cuán-
do perdieron su carta de naturaleza.
Donde.
En toda la América Española se da á esa pala-
bra el significado, que no admite la Academia, de
chez francés; y así decimos: ^' Voy donde Alvarez;"
''Ayer estuve donde Cervantes;" en vez de decir:
^'A casa de," '*en casa de."
Bello señaló este uso vicioso de donde, en unos
artículos lexicográficos que publicó en "El Arau-
cano." en diciembre de 1833, y que están en la úl-
tima edición de sus "Obras Completas."
Baralt, en el "Diccionario de Galicismos," lo
critica, y dice que se oye también en Castilla.
Rodríguez lo rechaza, y asegura que es muy co-
mún en Chile.
Los Amunáteguis, en el juicio crítico del poeta
ecuatoriano Juan León Mera, le censuran e\ donde,
en dicha acepción.
Cuervo dice que nunca faltan buenas razones
para defender el uso de donde, y aun cita un pasa-
je Cervantes que lo empleó en la acepción referida;
sin embargo, en obsequio de las personas concien-
zudas, dice que no puede reemplazarse por "en
casa de" etc., etc.
Juan Arona no acepta el consabido donde; pero
I
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 259
asegura que pronto se adoptará. "Es, dice, un
Designado de Colombia; un cardenal in pectore del
Papa. Pronto lo veremos tomar posesión del ca-
pelo y del mando y llenar la vacante causada por
la falta del chez.'' (Diccionario de peruanismos.)
^'Dondeme iba yo á imaginar." ^'Donde supe tal
cosa, no lo hice:" es en ambos casos, cuando, y no
donde.
Doliente.
En Guatemala llámanle doliente, no a un enfer-
mo, lo cual es castizo, sino á los parientes de un
muerto.
Doblador.
A la hoja del maíz damos el nombre de doblador
6 tusa. De esta hoja se hacen cigarrillos en el
país. "Un gran tol lleno de tabaco picado y unos
manojos de dobladores abrillantados á fuerza de
piedra, indicaban que aquella pobre mujer era ci-
garrera" (Milla. — Libro sin nombre; página 185.)
Doña
El autor de la interesante obra ''Ejercicios gra-
maticales," don Alberto Brenes, dice: "Ya que ha-
blamos de tratamientos, bueno será observar que
aquí se sigue la regla de que los de señora y doña
corresponden á las mujeres casadas 6 viudas, y el
de señorita á las solteras. De suerte que se tiene
por impropio decir señorita doña. Esta regla es
inexacta. Para la recta aplicación de tales térmi-
nos, más bien que el estado, debe tomarse en cuen-
ta la edad y calidad de la persona. El tratamien-
to de señorita es privativo de las mujeres jóve^ies:
los de señora y doña son aplicables tanto á las jo-
260 VICIOS DEL LENGUAJE Y
venes como á las que no lo son. — ''Y ese don Se-
rapio es amigo del autor de la comedia? — ; Toma I
son uña y carne. Y el ha compuesto el casamien-
to de doña Mariquita, la hermana del poeta, con
don Hermógenes." (Moratin. — La comedia nueva,
acto I, escena I.) Según se explica en la misma
comedia, la edad de doña Mariquita es de dieziseis
años y su estado, soltera. — ''No había dicho á Ud.
como se llamaba mi amiga. Pues bien, tío: esta
señorita se llama doña Ciara de Solís y Roldan.''
(Valera, el Comendador Mendoza, VIII.) — Doña
Clara tenía á la sazón dieziocho arios de edad, y
era soltera. — "Este accidente ha podido proceder
y procede (según la más recibida opinión de los
autores) de habérsela interrumpido á mi señora
doña Paulina el uso expedito de la lengua." (Mo-
ratin, El Médico á palos, acto II, escena V.) Do-
ña Vsiulitsi joven y soltera. — "Escribí este cantarci-
11o en Bilbao, en octubre de 1859, al volver de mi
aldea nativa,en el álbum de la señorita doña Matilde
de Orbengozo, delicada y modestísima poetisa de
aquella villa." (Trueba. — ^ I Libro de los cantares)
Droga.
''Ándate a la droga,'' frase que no podría com-
prender el que no fuese guatemalteco; significa:
"vete noramala."
"Estoy arreglándolo todo para marcharme y
lo único que me detiene es que me han aconse-
jado asegure el pisto (Ud. sí sabe lo que es pis-
to) que voy á llevar, y me piden por eso no sé
cuanto. Yo los he enviado á la droga, y he dicho
que va más seguro en mi cofre que en ninguna
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 261
Otra parte. — Ahora ya se lo que es Londres, y na-
die podrá contarme cuentos." (Salomé Jil. — El
Chapín ; página 46, tomo I.)
Dragonear.
Del que hace un oficio que no le pertenece, dice
que dragonea de tal ó cual cosa. ''Ya el meque-
trefe de Pío dragonea áe Ministro." Dragonear no
es castellano.
Dragonero.
El dragonero (Pterocaptus draco) produce por
incisiones hechas en su cort'.iza, un jugo gomoso
llamado sangre de drago, color rojo carmesí, pare-
cido á la sangre; el cual es muy astringente. El
árbol se llama en español drago.
Dragón.
Es el nombre vulgar de unas flores.
f Dueña.
El notable orador don Salustiano de Olózaga,
dice: *'Desde los primeros años de mi juventud,
me repugnaba o'ír que á una señora de su casa la
llamasen la dueña de la casa. Es tanto lo que en
prosa y verso han escrito contra las dueñas nues-
tros mejores autores satíricos, que este nombre te-
nía para mí un dejo muy desagradable; que por
nada en el mundo habría yo llamado dueña á una
señora. Sin embargo, no oía otra cosa, y me li-
mitaba á protestar con mi silencio; pero cierto
apego tenaz á las primeras ideas, y mi afición á
las locuciones vulgares en las que suele hallar,
contra los caprichos de la moda, asilo seguro la
pureza de nuestro idioma, me hicieron observar
262 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que el lenguaje de la galantería y del amor protes-
taba más enérgicamente que yo contra semejante
acepción de la palabra dueña. Para la mayoría de
los españoles ¡3íi dueño! equivale á la señora de
mis pensamientos; pero como no lo entiende así
la gente más culta, vacilaba mi ánimo entre mi in-
clinación á — y mi conformidad con — la mayoría,
y el respeto que, por otra parte me inspiraba la
clase más distinguida. De esta incertidumbre me
sacó el que ha sido para mí maestro de la lengua,
el gran Jovellanos; y desde que vi que su autori-
dad sancionaba el voto universal del vulgo, dije, y
diré siempre, aunque sienta la estrañeza que á
muchos csiu^ej la dueño de la casa.'' (Memorias de la
Real Academia Española] tomo III, página 542.)
No solamente don Melchor Gaspar de Jovella-
nos, sino Quevedo, Góngora y otros escritores an-
tiguos han dicho lo mismo; pero el uso ha venido
á establecer que se diga hoy la dueña dé la casa^
(con terminación femenina,) y la propia Acade-
mia la sanciona en su Diccionario^ 12f edición.
Dundo.
Al lelo, torpe, atontado, fatuo ó pasmado, dícen-
le aquí dundo, ido de un sentido, ó que \e falta un
sentido.
Dugos.
"Correr dugos," es vulgarismo que por acá em-
plean para indicar que una persona, por medio de
hechos ó dichos, alude á otra, haciéndole bien ó
mal: en el primer caso, son buenos dugos, y en el
segundo, son malos. Por ejemplo: "Podías correr-
me un buen dugo con el Director para que me haga
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 263
policía.'' — ''Chico es tan malo, que á cada rato me
corre muy malos dugos con el patrón."
Durmiente.
A lo que se llama durmiente, en los ferrocarri-
les, es traviesa, en español.
Eclís.
vulgo entre nosotros dice así, por decir eclip-
y si nace un niño sifilítico, lleno de chaquirras
ó con labios leporinos, cuentan al médico que es
porque le dio el eclís. Ni es extraño que aún sub-
sistan preocupaciones á ese respecto, cuando los
griegos y romanos pensaban que la luna estaba
hechizada y derramaba maléfica espuma; nuestros
indios creen que el sol se ha enfadado con la luna,
durante el eclipse; en la India piensan todavía
que un dragón de garras negras quiere apoderarse
del astro de los amores. Ni qué mucho que en
América tenga la gente vulgar ideas absurdas en
cuanto á eso, si desde los tiempos de Colón suce-
dió, el 1? de marzo de 1504, que reducido al ham-
bre por los indígenas, y conociendo el almirante
la proximidad de un eclipse, los amenazó con los
males que iba a ocasionarles, oscureciéndoles la
luna: llegó el momento de la obscuridad, y acu-,
dieron los indios demandando perdón y llevando
víveres en abundancia. Siempre ha habido preo-
cupaciones; y seguirá, por desgracia, habiendo ni-
ños infelices concebidos en mala luna, según creen
sus padres, que nazcan con el eclís ^
264 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Echar fuerte.
Decimos así, por acá, en vez de echar bravatas,
juramentos, balandronadas, chufas, fieros, roncas, bo-
canadas, temos, rayos, centellas, etc. Todo esto se
puede echar, en lugar á^ fuerte.
Echar pan en su matate.
Frase vulgar, muy usada, para dar á entender
que se toma experiencia de alguna cosa.
Echarse.
Cuando una mujer de la clase baja, cambia sus
enaguas y camisa, por la saya que usan las seño-
ras, dicen que se echo túnico. ''La Dominga no
hace caso ya, porque se echópañuelón y zapatos.
Edicción.
Es edición.
Editar.
Periodistas de alto coturno usan este verbo co-
mo si fuera español; y más de algún curioso irá á
buscarlo ahora al Diccionario, pero será en vano.
Eduviges.
En español es Heduvigis.
Ejote.
Esta palabra se deriba del mexicano exotl, que
significa la vaina del frijol, cuando está verde.
Como provincialismo de México figura aquel vo-
cablo en el Diccionario de la Academia. Conste,
pues, que también es voz que se usa en Guatema-
la, en donde además se llaman ejotes las puntadas
grandes y mal hechas en la costura.
PROVINCIALISMOS DE GTÍATEMALA 265
Elaborar.
Si tuviéramos de pesos las veces que aquí se han
elaborado ideas grandes, pensamientos sublimes y
leyes sabias, á fe que habríamos elaborado noso-
tros un buen capital; pero la verdad es que aun-
que se conciban pensamientos y nazcan ideas, no
brotan pesos: sólo Deucalion y Pirra arrojaban
piedras hacia atrás, después del diluvio, y brota-
ban hombres. Algún periodista por ahí, hubiera
dicho (pie se elaboraban genios: et aprés le dé-
luge.
El sartén.
Así decimos, en lugar de la sartén, que es feme-
nino.
Elote.
A la mazorca tierna del maíz, llamamos elote
(palabra mexicana.) Del elote se hacen, según es
sabido, muchas y sabrosas viandas. ¡Que bello
es un campo en que se mece el
''Jefe altanero de la espigada tribu!''
¡Qué de recuerdos evocan las floridas
cañas de milpa, cuando
*4^rota el blondo cabello del filote,
Que muellemente al despuntar se inclina;
El manso viento con sus hebras juega
Y los rayos del sol tuestan y rizan!"
Al elote dícenle en Venezuela ^ojo^o.
Eloatol.
Esta palabra compuesta de elot (maíz tierno) y
atol, que es el nombre que dan á una especie de
gachaS; quiere decir ''atole de maíz tierno." Se
266 VICIOS DEL LENGUAJE Y
hacen con el jugo del elote, mezclado con leche y
azúcar. Es uno de los platos nacionales que, co-
mo el fiambre, el ayote en dulce y los jocotes, se acos-
tumbra comer el día de todos los santos y el de
difuntos.
Elucubraciones.
Muchos dicen así; y recordamos que en uno de
nuestros escritos, aparece tal palabra impresa,
cuando escribimos lucubraciones, que es lo castizo.
Embrionario.
En el Diccionario encontramos embrión, deriva-
do del griego, y para significar el germen ó rudi-
mento de un cuerpo organizado; pero el adjetivo
embrionario, que muchos usan, no es castizo.
Emocionarse.
De emoción, han querido algunos formar el ver-
bo emocionarse, que no goza de carta de naturale-
za en el léxico del idioma. El verbo aceptado es
afectarse. Tanto el emocionarse, como el embrio-
nario, lo usan gentes que presumen de cultas.
Empaquetarse.
Paquete significa, entre otras acepciones, el que
sigue rigurosamente las modas, y va muy empere-
jilado. De ahí hemos tomado el empaquetarse,
por ponerse majo, acicalado 6 paquete, pero tam-
poco el verbo es de cuno legítimo. Si se usa en
Cuba, Buenos Aires, Colombia, Chile, Perú, Méxi-
co y Centro-América ¿por qué no lo aceptan los
señores de la calle de Val verde?
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 267
Empavonarse.
Pavonar es dar al hierro un color azul obscuro,
poniéndolo pulido y lustroso. Por traslación, de-
cimos nosotros que se empavona una gente, cuan-
do se prende y sale muy elegante. ¿Por qué el
Diccionario no acepta el nuevo verbo, que trae tan
propia etimología (del pavo real) y buena forma-
ción ?
Pavonearse, sí es castizo, por darse aires de ele-
;nte, haciendo vana ostentación de gallardía.
Empastador.
En castellano es enmiadernador .
Empastado.
De un potrero con pastura, dicen que está em-
pastade.
Empetatar.
Como á la estera le llamamos petate, no es ex-
traño que, siguiendo nuestro prurito de hacer ver-
bos, llamemos empetatar al acto de poner petaie
en un cuarto ó aposento, como dicen en Madrid
esterar y poner esteras.
Emplumar.
Lo tomamos por engañar á alguno, dándole, con
astucia ó engaño, algo que no vale nada, en per-
muta ó venta; v. g. *'Ya le emplumé el caballo á
Pedro; sólo falta que se le muera." Significa tam-
bién tomar ó dar alguna cosa de comer ó beber,
y así suelen decir: '^Le emplumé un buen vomi-
tivo;" '^Me emplumé un vaso de magnífico vino."
268 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Empurrarse.
Enfadarse, emberrincharse, poner mala cara:
''Rosa bailó con quien le dio la gana; Bárbaro se
empurrój no quiso cenar, y pretextando un fuerte
dolor de cabeza, á las diez y media de la noche se
fué á acostar, dejando á su novia entregada al bra-
zo secular de los danzantes." (Salomé Jil. — Cua-
dros de Costumbres', página 10, tomo II.)
Empuercar.
Generalmente dicen así; pero es en castellano
em'porcar.
En ciernes.
El Diccionario autoriza en cierne, sin s.
En dos por tres.
Debe decirse en un dos por tres.
En d acame esas pajas.
También falta el un. ''No tiene vuesa merced
para llegar á la cumbre de la fama, que hacer más
que tomar la estrechísima senda de la andante ca-
ballería, bastante para hacerle emperador en un
dácame esas pajas."
En estado interesante.
También dicen en mal estado, de la mujer que
está en cinta, preñada ó embarazada.
En esto.
Se usa mucho entre nosotros, por al punto, que
es lo castizo.
Enamorado.
Que se diga así del que está lleno de amor por
una persona 6 cosa, nada criticable tiene; pero el
I
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 269
llamar enamorado al que le gustan mucho las mu-
jeres bonitas, y decir que es muy enamorado, no
puede pasar. El propenso á enamorarse, es ena-
moradizo, ó enamoradiza, si de mujer se tratare:
enamorada, significa en castellano antiguo ''rame-
ra." Vale más, pues, que no anden diciendo por
ahí las señoritas que tal ó cual amiga suya es muy
enamorada.
Enamoriscarse.
Trendarse levemente, sin mucho empeño, de al-
guna persona, es enamoricarse, sin s antes de la c.
Encamisados.
En las procesiones religiosas solían dejarse ver
los gigantes (en España les llaman gigantones;)
los moros y los encamisados, que vestían trajes á
la antigua usanza española, de los siglos medios:
el diablo no faltaba en la danza.
"También se han ido otras cosas
De más meollo y sustancia,
Quedando perpetuamente
A la historia relegadas,
Como los encamisados.
Los gigantes, la tarasca,
Los devotos penitentes,
La jovial cera de vaca.''
■ (Rivera Maestre.)
Todas esas cosas vinieron, como era natural, de
España, en donde á la mojiganga que se ejecuta-
ba de noche, á la luz de hachas encendidas, lla-
maban encamisada.
Encandilado.
Lo que significa es "erguido, levantado," acep-
ción en que jamás lo usamos. Comunmente de-
270 VICIOS DEL LENGUAJE Y
cimos que uno está encandilado, cuando entra de
un lugar en donde hay mucha luz á otro que está
obscuro: "Corno la obscuridad era completa, to-
mó al eclesiástico por persona de su mismo sexo,
engañada por la estatura y por el traje, y le echó
los brazos sin ceremonia. El pobre padre retro-
cedió todo amostazado, 3^ yo tuve que advertirle
su error. — ¡Ave María! dijo, como vengo encandi-
lada; esto está como boca de lobo! ¡Vaya una es-
curana! (Salomé Jil. — Cuadros de Costumbres; to-
mo 1?, página 131.)
Encuartelar.
Dígase acuartelar.
Enculecar.
Como á la gallina cloeca, le decimos culeca, no
es extraño que usemos enculecar, en vez de enclo-
car.
Endenantes.
Voz anticuada, que usa todavía el pueblo bajo,
por denantes ó enantes, que frecuentemente encon-
tramos en el Quijote:
"Te comunicas y estrechas
Con las naciones más sabias
Y más cultas que no aquella
Que tú endenantes tratabas."
(Rivera Maestre.)
Enchichado.
Por ''emberrinchinado, amostazado," es común
entre nosotros.
Enchich ¡castado.
Del que se ha puesto en contacto con la planta
cáustica que aquí denominan chichicaste (ortiga,)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 271
dícese que se ha enchichicastado: ''Al verme, gri-
tó Manuel, que hacía de diablo: — A buen tiempo,
tío, póngase usted á la cola. — Para colas estoy yo,
le contesté furioso. Ven á llevarme á casa, que
estoy perdido, golpeado y enchichicastado.'' (Sa-
lomé Jil. — ''Una temporada.'' )
Enchiladas.
Es una vianda mexicana que también usamos,
y que se compone de tortillas de maíz, rellenas de
verduras y sazonadas con cierta clase de chile.
Enchispado.
Es achispado.
Enfermarse.
Es común el error de usar este verbo como re-
cíproco; de tal suerte que hasta personas ilustra-
das dicen mal á cada paso: ''me enfermé, se enfer-
mó, etc." — Enfermar es verbo activo:
"Un milano después de haber vivido
Con la conciencia peor que un forajido,
Enfermó gravemente.
(Samaniego.)
Pago el salario puntual ;
En comer no pongo tasa;
Si alguno enferma en mi casa
No le envío al hospital.
(Bretón.)"
Enflautar.
Que en buen castellano significa "alcahuetear,"
y en estilo familiar "alucinar," lo tomamos aquí
como equivalente de "encajar;" como cuando de-
cimos: ''Nos m^ai¿io un discurso de dos horas."
%
272 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Enflautada.
Nadie lo toma aquí por ''hinchada, retumban-
te," que es lo que significa ese vocablo. Uiia en-
flautada, según nuestro peculiar modo de decir, es
una ocurrencia extravagante: ''Después de tanto
esperar, resulta la Juana con la enflautada de que
no le gusta ser deadentro''
Elaboratorio.
En castellano es "laboratorio."
Ensarta.
Muy pocos son los que emplean la palabra cas-
tiza sarta; casi todos usan por acá el barbarismo
ensarta.
Ensartar.
"Ensartar la aguja," decimos por acá; y los
términos propios son "enhebrar, enhilar la aguja.'"
Pero es preciso advertir que eso de ensartar la
aguja, se dice en toda la América española; y se
decía en España, pues el primer Diccionario de
la Academia trae: ''Ensartar, enhilar, etc. — Fór-
mase de la preposición en y del nombre sartaJ^
En lo antiguo decían en Madrid: "La agujita en-
sartada hace á la niña juiciada."
Engaratuzar.
Halagar á alguno con astucia, para conseguir
que acceda á lo que queremos, es en castellano en-
gatusar, y no como todos dicen aquí ''engaratuzar.^^
Creemos que esta última palabra provincial será
derivada del famoso nombre de Garatuza, prínci-
pe de los zaragates y estafadores, natural de Pue-
bla, que vivió por el año de 1642. El verdadero
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 273
nombre de aquel truhán era Martín de Villavicen-
cio y Salazar ; pero en México todo el mundo lo
conocía, y aún lo conoce, con el nombre de Gara-
tuza.
En Costa-Rica dicen enguatusar.
Enjabonar.
Debe decirse jabonar.
Enjabelgar.
En buen castellano se dice enjalbegar, que signi-
fica blanquear las paredes de las casas (nuestro
encalar) ó pintar el rostro con albayalde, ú otras
sustancias, que conocen bien muchas lectoras; aun-
que tal vez no sepan que el acto ése se llama en-
jalbegarse.
Enjaguar.
('urrupciún frecuente de enjuagar. También
usan ese verbo, entre nosotros, por engañar á al-
guno, acepción que debió de tener en lo antiguo,
ya que no ha de haber sido inventada en Guate-
mala, si se atiende á que enjagüe, significa en lo
figurado, según dice el Diccionario, toda negocia-
ción oculta ó artificiosa ejecutada con ánimo de
engañar.
Enjaranado.
Dícese del que se halla lleno de pequeñas deu-
das.
Enjutarse.
Hay un animal llamado j¿¿¿6, que sale á veces
fuera del caracol, alargándose y en seguida reco-
jiéndose. De ahí decimos que una cosa se enjuta
cuando se acorta, se recoje, se vuelve pequeña.
''Enjutar," dice el Diccionario: "enjugar, secarse
la cal ú otra cosa."
274 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Enmojecer.
Antiguamente pronunciaban fuerte la h; y de
ahí vienen que muchos digan hasta el día enmoje-
cer, por enmohecer, amohecer ó mohecer.
Enmontarse.
^l werho enmontar, anticuado, significaba '^re-
montar, encumbrar, elevar." Nosotros hemos he-
cho el recíproco enmontarse, por llenarse de yerba
ó maleza un campo ó sembrado.
Entejar.
Poner las tejas en su lugar, para cubrir una vi-
vienda, es tejar que no entejar, como se dice por
acá.
Enzacatarse.
Por llenarse de yerba ó zacate un campo, es pro-
vincialismo nuestro.
Entero.
Es un provincialismo que priva mucho en el
Perú y en Guatemala, para significar idéntico,
idéntica-, v. g. "¡Qué galana la niña: enterita á su
mamá!"
Entierro.
En Chile, el Perú y otras repúblicas del Sur, dan
siempre el nombre de entierro, como lo hacemos
también nosotros, al tesoro.
Entrarse.
Es vicio muy común, aun entre gente educada,
el de construir los verbos ''entrarse, meterse," con
la preposición de; y así dicen, por ejemplo: "Pedro
se metió de cura;" "Juana se entró de monja."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 275
Tales verbos rigen sin preposición, y por lo tanto
debe decirse: 'Tedro se metió cura; Juana se en-
tró monja."
''Mi madre es hija de un tendero y mi padre no-
ble. Mi madre se entró monja en Valladolid."
(Ilartzenbusch.)
Entretención.
Dicen mal algunos, por entretenimiento.
Entiesar.
Es atiesar,
Entriego.
El pueblo bajo dice así, y otros 6?i¿re^o, para sig-
nificar parroquianos; v. g. 'Tengo veinte entrie-
gos de zacate, que me producen cinco pesos dia-
rios."
Epígrafe.
Usan mucho esta palabra, como si fuera sinóni-
mo de mote ó título, que no lo es; porque epígrafe
significa el resumen que precede á un capítulo,
párrafo ó discurso, y también la sentencia que sue-
len poner los autores á la cabeza de un escrito, ca-
pítulo, eXcm
Equívoco.
Quiere decir: lo que se puede entender de diver-
sas maneras ó que tiene sentidos diferentes, como
lima, que es una ciudad, una fruta y un instru-
mento de herrería. Una conducta equívoca es
aquella que se presta á dos conceptos; uno de
aprobación ó indiferencia, y otro de desaprobación
y vituperio. No debe, pues, decirse: "Ud. está
equiroco:he incurrido en un equivoco.'^ — En el pri-
mer caso, sería equivocado; y en el segundo, equi-
vocación.
276 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Escala, escalera.
Para evitar confusiones, recuérdese que escala ó
escalera de mano es el instrumento portátil, de ma-
dera por lo común, que sirve á los albañiles y car-
pinteros para subir á los diversos pisos ó al techo
de una casa; mientras que escalera, es la parte del
edificio, compuesta de peldaños de madera, piedra,
mármol, etc., por donde se sube y baja.
Escore i enera.
Así llaman todos, por acá, á la hierba pequeña
y medicinal que se llama escorzonera. (Eryngium
amethyssinum.) En la historia de Guatemala es-
crita por el P. Juarros, al hablar de los vegetales,
se dice: 'También se dan en estos partidos el ta-
marindo y la cañafístola, excelentes purgantes; la
pimienta longa ó cordoncillo; la raíz que llaman
suchilpactli, la escorcionera, el gengibre, la orejuela
y otras innumerables." (Tomo II, página 94.) *
Entelerido. -,
Significa en biien español sobrecojido de frío ó
de pavor. Nosotros lo usamos impropiamente por
flaco, enteco, amojamado, desmedrado.
''Todos los hombres tienen sus flaquezas; y yo
en punto á ellas (hablo de las morales) podría
apostármela con el más entelerido de mis prójimos.
Cuento como una de mis imperdonables debilida-
des, el acendrado amor que tengo á este picaro
país donde me tocó salir á la luz pública digo
nacer." (Salomé Jil. — Cuadros de Costumbres; pá-
gina 12, tomo 1?)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 277
Escamotea.
Dígase como es: escamota.
Escondijo.
No es escondijo, ni escondidijo (anticuado,) sino
'escondrijo."
Escuadrones.
Llaman así á los cucuruchos (nazarenos) que lle-
van insignias y condecoraciones en la procesión
<lel Santo Entierro de Cristo.
Escubiiio.
También llaman escobilla á una planta textil,
que nace espontáneamente en nuestras costas. Si
hubiera una máquina para extraer la fibra de esa
planta, constituiría una verdadera riqueza.
Escuelera.
Debe decirse ''maestra."
Escurana.
Esta voz anticuada, como varias más, vive to-
davía entre nosotros; dígase "obscuridad."
Espantos.
A las apariciones, á los duendes, á los espectros,
y álos fantasmas, dícenles aquí los chiquillos y las
viejas espantos. Tal palabra no se halla en el Dic-
cionario con esa acepción, aunque no es descono-
cida en España, pues la usa Trueba por "espec-
tros," en el capítulo ÍV de "El Cura Nuevo." Fer-
nán Caballero dice: "Esa casa tiene asombros?"
(Callar en Vida.) — "Hay penas," dicen en el Pe-
rú, al hablar de un sitio misterioso; "son las pe-
278 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ñas," cuando se oye un ruido nocturno inespli-
cable.
En la casa de los espantos (de que nos habla Sa-
lomé Jil, en Los Nazarenos) asustó á don Baltasar
Hurtado de Mendoza un espectro, al cual hizo fue-
go con uno de sus trabucos; pero ''¡Cuál sería el
asombro del pobre don Baltasar al ver que salía
una mano pálida y desciirnada debajo del manto
blanco en que estaba embozado el espanto, y que
esa mano le devolvió ya fría la bala que acababa
de despedir el arma." (Página 48.)
También en México llaman espantos á los fan-
tasmas, como hemos podido notarlo al leer la pre-
ciosa obra que, hace poco tiempo, publicaron los
distinguidos literatos Peza y Riva Palacio, con el
título de "Tradiciones."
Espantador.
Del caballo que se espanta dicen algunos que es
espantador, debiendo A^air^Q espantadizo . Tampo-
co debe usarse espanto por "reparada." que es el
movimiento extraordinario que hace el caballo,
apartando de pronto el cuerpo; porque se espanta
(bien dicho) ó por picardía. ''Pajarero'' llaman
por acá al caballo que se espanta á cada paso; y
no faltan algunas personas que le dicen sombrista.
Espavilar.
Muchos usan ese verbo, en vez del castizo des-
pavilar.
Especies.
Al clavo, pimienta, canela, etc., no debe dárse-
les el nombre de especies, sino especias; y la tienda
I
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 279
en donde se venden, llámase especiería, que no
tienda de abarrotes, ni menos groceria, como dicen
algunos, que han visto en Norte-América las ^'gro-
ceries^
Espelma.
Esperma trae el Diccionario.
Espeutro.
Corrupción muy vulgar de ''espectro." Recor-
damos, á proposito de semejante vulgarismo, que
en el cementerio de Jocotenango, que quedaba en
el camino ó calle que hoy va para el hipódromo,
se leía, entre otros, el siguiente epitafio:
"Allá en tiempo de entonces
Fui Bárbaro Lardón
Y hoy sólo soy espeutro
Y oujeto de terror.
Rejleicionad sovervios,
Fijad bien la atensión,
Pues digo que algún día
Seréis lo que hoy soy Yo."
Después de esta pieza literaria ¿todavía dirán
algunos que no es hueno el castellano fonográfi-
Espérate.
Espérate tantito, es provincialismo muy corrien-
te, ó mejor dicho barbarismo, por ''espérate un
momento."
Espensa.
El lugar destinado á guardar las cosas comesti-
bles, se llama despensa.
Espetaperros.
"Salir á espetaperros," es frase que se usa no
sólo en Guatemala, sino en toda la América espa-
280 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ñola; y por lo mismo debe tener su origen en Cas-
tilla, aunque la censura don J. Rufino Cuervo,
quien enseña que se ha de decir ''como perro con
bejiga." Tenemos sin embargo seguridad de ha-
ber visto el espetaperros en alguno de los antiguos
clásicos.
Espichar.
Curioso verbo provincial que significa ''pelar
rata," ó como dicen los franceses "irse al reino de
los topos" (s' en aller au royanme des topes) y los
yankees, to kick the bucket.
Espiche.
Del inglés speech, que significa arenga, hemos
hecho nosotros espiche, por discurso pequeño, alo-
cución.
Espuelear.
Se corrompe tanto nuestro idioma, que muchos
dicen espuelear, por espolear; y espuelazos, por espo-
lazos.
Espumear.
Es espumar.
Espumuy.
Paloma silvestre (Columba fasciata. Say.) lla-
mada así en el país por onomatopeya, pues el
nombre espumuy suena parecido al canto de esa
avecilla.
"Sentado entre la lóbrega quebrada
Respondí con la voz de mi gemido,
Al monótono canto dolorido
De lúgubre espumuy desconsolada."
(J. Diéguez.— £■; Amante de la Naturaleza.)
I
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 281
Espumilla.
Es un dulce pequeño de forma oval, compuesto
<le clara de huevo con azúcar.
Esqueleto.
J.laman así á las plantillas impresas en que se
dejan huecos para llenarlos con la pluma; y que
se usan en las oficinas, colegios, etc., con el fin de
economisar tiempo, pues siendo los nombres, fe-
chas, cantidades, ú otras cosas análogas, las que
cambian en cada caso, éstas se escriben, y el resto
va impreso.
Cuentan que se sorprendió mucho un adminis-
trador de rentas departamental, que era español,
una vez que le mandaron pedir ''doscientos esque-
letos depatevf^'^'»^ ^'
Estafermo.
Voz (jue se deriva del italiano, y que es nombre
de un muñeco que está firme con un escudo en la
mano, colocado sobre un mástil, y armado de unos
saquillos de arena 6 bolas, con las cuales da en la
espalda á los jugadores que hieren, en la carrera,
al escudo con una lanza. De ahí viene que se diga
metafóricamente de una persona que está parada,
-como embobada, sin acción, que es un estafermo.
Nosotros damos ese nombre al que es muy feo:
^'Hubieras visto á la Conchita, estaba hecha un es-
tafermoy *'¡ Jesús, qué estafermo; j es el novio de
la Corina Corrales!"
Estampida.
Esta voz onomatopéyica significa el es4:allido
del cañón ; pero no el acto de salir corriendo el ga-
282 VICIOS DEL LENGUAJE Y
nado, otros animales ó los hombres. No debe,
pues, decirse, como oímos comunmente: "Al ver
mi caballo al tigre, pegó la estampida^ '*Los ene-
migos pegaron la estampida hasta su tierra." En
tales casos, como se ha de decir es: "salir áe estam-
pía,''^ que significa hacerlo de repente, sin prepa-
ración, ni anuncio alguno.
Estampilla.
Es el sello que sirve para firmar imitando la le-
tra del dueño, ó para imprimir el nombre de al-
guna oficina; pero no el timbre de correos, como
quieren algunos, que del inglés stamps traducen
estampillas. "Con esto del franqueo forzoso, si
uno se da á escribir cartitas, los sellos de correos
(no estampillas) se le van como agua." — {Trueha.)
Estrategia.
Suele confundirse en el uso común, con estrata-
jema. Este es un engaño ó ardid en la guerra, y
en general cualquier treta artificiosa. Estrategia
es el arte de la guerra, es la ciencia de un general.
No digamos, pues, "Pedro usa de muchas estrate-
gias. Ya sé de qué estrategia me voy á valer para
sacarle el dinero."
Esterina.
Suele llamarse así á la estearina.
Estilar.
Se usa por acá en vez de destilar; y así hemos
oído decir muchas veces: "Enrique Wego estilan-
do sangre." "Agua estilada,'' por agua filtrada,
que es como debe decirse.
^?
PKOVÍNCIALISMOS DE GUATEMALA 283
Estiloso,
ste neologismo nuestro se aplica al que gasta
humos, al infatuado, al orgulloso. ''Ya porque
tiene jyisto ]a feróstica Chus Masparrote,se ha vuel-
to tan estilosa,^'
Estrinina.
Muchos dicen así, por estricnina.
r
Estado interesante.
"Los ingleses, por eufemismo, no dicen que una
mujer está embarazada, calificativo que encuen-
tran horripilante, y en su lugar emplean la cir-
cunlocución: '7o be in tlie farnily way,'' esto es, es-
tar en estado de tener familia. Estado interesan-
te, es otra circunlocución igualmente motivada.
Encuentro esta diferencia: la primera es una perí-
fraris, al paso que la segunda es una antífrasis,
porque significa lo contrario de lo que expresa; en
prueba de ello, á medida que crece el interés, cre-
ce también en las interesadas el deseo de ocultar-
lo, y cuando el estado pasa de interesante á inte-
resantísimo, se esconden como los criminales, y
como éstos, si salen á la calle, es de complicidad
con las tinieblas de la noche." ("Santiago Miche-
lena, Pedantismo Literario y Verdades Políticas.'')
Estriñirse.
Dígase estreñirse.
Estrupicio.
Al destrozo 6 rotura estrepitosa de muebles 6
enseres, se llama entre nosotros estrupicio, que en
jcastellano es estropicio (de estropear.)
284 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Etiqueta.
Es palabra tomada del francés; en español díga-
se rótulo, rotalata, y cuando significa el papel pe-
gado á las piezas de género, es marbete.
Exculpar.
Aunque se usa mucho, el Diccionario y los clá-
sicos reconocen solamente disculpar.
Expediente.
Nosotros decimos: "Llenar el expediente," por
salvar 1as apariencias ó cumplir con las fórmulas.
En España la frase usada es: ''Cubrir el expe-
diente."
Experimentación.
La acción 6 afecto de experimentar es experi-
mento, que no experimentación, como emplean mu-
chos.
Externar.
Personas ilustradas, y aun literatos recomenda-
bles, dicen á cada paso '^externar opinión'' por ex-
presar, manifestar, dar á conocer, decir, exponer
una opinión cualquiera. En España nadie externa
opiniones, ni el Diccionario autoriza la frase, ni
los clásicos la han usado, ni existe el tal verbo ex-
ternar. Déjense, pues, todos esos poetastros de
andar '^externando sentimientos y pasiones;" y en
los ; parlamentos y congresos que no '^ externen sus
opiniones" los diputados; ni se recuse á los jueces
porque han externado su opinión, como dice un
Código.
Extrañar.
No se puede usar como recíproco; y en tal con-
cepto, no se debe decir: ''Me extraña mucho; le ex-,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 285
traño bastante, etc." Tampoco puede usarse el
verbo extrañar por echar de menos, deplorar; ha-
cer falta, como lo usan en el Perú y en Guatema-
la. Ni el Diccionario, ni los buenos escritores le^
dan el significado del regreter francés:
''¡Cuánto extraño mi barrio de Belén
En esta soledad de Barrabás!
jLa civilizadora luz del gas.
El pito del sereno y el del tren!"
Exequiel.
Es Ezequiel, así com^^es Exequias y no Exequias.
Faina.
K> usanza general, entre gente del campo, lla-
mar/aí*?ia á \^ faena. El trabajo adicional que se
impone á los mozos arrendantes en las fincas rús-
ticas, también se llama /ama.
Fajar.
i^a;ar CON a/^í^no significa, en lenguaje castizo,
acometer contra él. Nosotros la usamos en estas
6 análogas frases: ''Le fajó un buen gaznatón;'' 'VSi
me dice algo, le fajo una buena."
Fandango.
"Yo no quiero meterme en esos fandangos,'' por
decir en esos lios.
Fantasioso.
El vulgo da ese nombre al orgulloso, al que se
jacta de alguna cosa.
286 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Favorecida.
Es muy común ver cartas que comienzan así:
''Recibí \si favorecida de \Jd., etc.'' Es decir que
hace favor quien la recibe. Más atento sería de-
clarsirse favorecido por ella. Eso de favorecida, es
trocar los frenos.
Ferrocarril urbano.
Se llama en español el tranvía, y no la tranvía,
como dicen muchos. Cuando estaba en prensa
la lOf edición del Diccionario de la Academia, se
resolvió admitir la palabra tranvía (sic) y la cali-
ficaron de femenina por su terminación ; mas como
posteriormente se notase que el uso vacilaba, pi-
dieron algunos académicos que se examinase á
fondo el punto, lo cual dio lugar á una interesan-
te discusión sostenida en varias sesiones por los
señores Segovia, Olivan, Ferrer del Rio, Olózaga
y otros. En vista de los encontrados pareceres y
de los poderosos argumentos de una y otra parte,
acordó la Academia que los principales discursos
y escritos á que dio lugar la cuestión se publica-
ran en las Memorias de ese ilustre Cuerpo, como
en efecto lo están en el tomo IV, página 290 y si-
guientes\ Tal cuestión quedó resuelta en la XII
edición del Diccionario, que trae el tranvía.
Feota.
En tono despreciativo, es muy común oír aquí,
llamar feota á una fea. Es por demás curioso ese
superlativo de feísima, que deja la terminación
f e m en i n a á la raíz feo .
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 287
Feróstica.
En castellano quiere decir irritable y díscola. En-
tre nosotros se toma por /m, y aun vulgarmente
dicen las criadas ¡qué fiera! por decir que fea.
Fierro.
En las haciendas se llama así á las marcas con
que se señala el ganado, que también en castellano
les dicen hierros. Entre nosotros, el fierro es por
antonomasia el cuchillo, la daga, el puñal. ''Chico
Araña, dice Salomé Jil, se jubilaba de la escuela y
ya cargaba fierro.^*
Filos.
*' Tener malos filos'' una cosa, decimos por malas
trazas, malas apariencias.
Firme.
De firme, vs cuotizo para significar co7i solidez;
pero no, como lo usamos, por constantemente, con
■constancia; por ejemplo: ''De firme no hace
más que embolarse:'
Fiambre.
"En buen castellano es un adjetivo que signifi-
ca el asado ó cocido que se ha dejado enfriar para
comerlo así. Entre nosotros, es un sustantivo que
designa un plato eminentemente nacional, com-
puesto de muchas carnes, que se come frío tam-
bién, de donde probablemente le viene el nombre.
Creo que habrá muchos guatemaltecos que no ha-
gan, en la víspera del día de difuntos, la visita al
cementerio; pero dudo de que haya uno sólo, sea
de la clase que fuere, que deje de comer el ^^am6rc,
288 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que se hace únicamente en ese día, aún cuando no
habría inconveniente en fabricarlo en cualquier
otro de los del año. Se hace así, porque así se ha
hecho siempre, y se seguirá haciendo hasta la con-
sumación de los siglos, mientras haya en esta tier-
ra costumbrera con que condimentar el fiambre y
quién se lo coma el día de los Santos." (José Milla.)
Fijarse.
Como recíproco, sólo le da el Diccionario la sig-
nificación de fijarse un dolor en alguna parte; la
idea en la imaginación; determinarse, resolverse.
Por eso es que algunos puristas enseñan que no
es propio usar fijarse por advertir, reparar, notar,
poner atención. 'Tíjate bien en Julia;" ''No me
fijé en lo que me dijo;" ''Juanillo no aprende, por-
que no se fija;" ¡Quién se fija en eso! Que en Es-
paña dirían: ''Observa bien á Julia;" "No paré
mientes en lo que me dijo;" "Juanillo no aprende,
porque no tiene atención ;" ¡Quién para su aten-
ción en eso!
Pero debemos hacer notar que buenos hablistas
han usado fijarse por advertir. D. Antonio Cáno-
vas del Castillo. (Memorias de la Real Academia
E'spa/loía; página 276, tomo I. — Menéndez Pela-
yo; página V, de la Poesía Mística. — Cañete; pági-
na 293, Escritores Españoles é Hispano- Americanos)
Fisga.
Es en español hurla, sátira, y también se llama
así el harpón de tres dientes que sirve para pes-
car. En Guatemala llaman ^,9^íi á la banderilla
que el torero pone al toro.
PROVIN(aALISMOS DE GUATEMALA 289
Flato.
En castellano es la acumulación molesta de ga-
ses en el tubo digestivo; y antiguamente se daba
además el nombre de flato al viento. Entre noso-
tros nada de eso significa: se toma como sinónimo
de miedo, murria, esplín, aprehensión ; y así dicen :
'*No tiene Cornelio más que flato, y ni come, ni
sale á la calle." "Es tal e\ flato de Lola que se fué
á Ciudad Vieja, huyendo del garrotillo.''
De la voz flato, tomada en esa acpción. se deii-
XSL fl afilie nto, que quiere decir, en nuestro peculiar
modo de hablar, el que ÜQue flato: "No he visto
una niña íslu flatulenta como la Quirina; ni se ba-
ña, ni siquiera se moja las manos; lleva 30 años
de estar reñida con el agua; porque profesa el afo-
rismo de que de que de bañadas y cenas están las
sepultaras llevas.'" En Cuba y en Bogotá tiene la
palabra //a/(> las mismas acepciones que nosotros
le damos.
Fletar.
Se usa por acá como sinónimo de dar fricciones ó
dar friegas; y así dicen: "Dele \xn fletada con acei-
te de almendras;'' ''Jáletele la espalda con aguar-
diente alcanforado." Fletar, en sentido metafóri-
co se usa también por acá, como equivalente de
molestar, mortificar, perjudicar: "Si se casa se fleta,
porque ella es muy lujosa y él muy pobre." Me
fué muy mal; me di una huensi fletada, todo el día
bajo el sol."
Florear.
Usase inpropiamente este verbo por florecer
tanto en Colombia como en Guatemala. También
le damos la acepción chilena de escojer entre mu-
290 VICIOS DEL LENGUAJE. Y
chos objetos semejantes, los mejores. Florear en
castellano es adornar ó guarnecer con flores.
Flores de mano.
Así llaman por acá á las flores artificiales.
Flores de muerto.
Amarillas y tristes florecitas (Tajetes varios) que
brotan en los cementerios y entre los abrojos y
malezas. El sentimental poeta Gutiérrez Gonzá-
lez, dijo á una señora:
'Tu bello ramillete
Historia de la vida,
La risa confundida
Se ve con el pesar
Pintaste la existencia
Variada, sin concierto,
Se ve la /?or de muerto
Unida al azahar."
Flores de la cruz.
Aparecen en el mes de abril y son estas flores
blancas amarillentas y rosadas. Su perfume es
delicioso, y en botánica se llaman Plumería rubra.
Flor de pascua.
De subido rojo, abundantes en el mes de diciem-
bre, y adornan los "Nacimientos." — Por eso le lla-
man "Flor de Pascua." (Poinsetia pulcherrima.)
En francés fleiir de feu. Don José Milla describe
con mano maestra la melancolía que se apodera
del viajero al recordar los objetos ligados á los
más gratos recuerdos de nuestra vida; y dice: "En
uno de esos palacios de cristal destinados á con-
I
PROVÍNCIALISMOS DE GUATEMALA 293
servar, por medio de un calor ficticio, las plantas
de las más opuestas latitudes, acerté á encontrar,
en medio de un gran grupo de árboles tropicales,
el de \si flor de pascua, pobre arbusto que parecía
esforzarse en aquel clima extraño y glacial, por
ostentar sus espléndidas flores, como si se empe-
ñara en dejar bien puesto el honor de nuestro pa-
bellón." (Tomo I, página 15.)
Flor de San Martín.
Es el nombre vulgar que dan en Guatemala á la
Laclia snperJtiens. (Orchidácea.)
Florípundia.
K» el nombre que comunmente damos á una
flor blanca, grande, que crece silvestre, y que en
español se llama floripondio. Datura arbórea.
Dt^scribiendo nuestro distinguido compatriota
Juan Diéguez "Las Tardes de Abril," dice:
"Y el páltano sus lábaros tremola.
Sus anchos abanicos la palmera,
Y sacude la verde cabellera
Kl desmayado lánguido sauz:
Se ostentan las pompossisfloripundias,
Que cual ebúrneas campanillas penden.
De albura ricas y de olor trascienden,
Y el trébol y las flores de la cruz.''
Flota.
Meter flota, por das prisa, es á nuestro juicio, lo-
-cución peculiar de estos países.
Fomento.
Es un provincialismo hispano-americano, signi-
ficando el remedio de poner paños empapados en
292 VICIOS DEL LENGUAJE Y
algún líquido caliente. Vulgarmente dicen aquí
faumentos.
Forzó.
Fuerzo, fuerzas, fuerza, es el presente de indica-
tivo Aq forzar; y no como dicen muchos por acá
forzó, f orzas, forza.
"Cada día descubro en vos valores que me obli-
gan y fuerzan á que más os estime." (Cervantes.
— Quijote.)
Forro.
De forro es una expresión adverbial que aquí
usan vulgarmente para significar además.
Dicen por ejemplo: "Se fué la criada, llevando-"
se de forro el salario adelantado."
Fo r ra rse, f o r rad a.
Forrarse, es provincialismo que equivale á po-
nerse repleto de alimento; y forrada á hartura. —
"Se dio una buena /orrada de tamales, y se enfer-
mó." En castellano es atiforrarse.
Flus.
Probablemente viene de la palabra flux, que es
castellana y significa en la frase hacer uno flux, con-
sumir su caudal y no pagar á nadie. Entre noso-
tros, tener flus, quiere decir estar de suerte en el
juego.
Franjolín— a.
Es un adjetivo que aplicamos á las gallinas y
demás aves privadas de cola. En Chile les dicen
franjolinas-, en castellano el equivalente áe franjo-
Un es reculo.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 293
Fonda.
Nadie llama aquí á los hoteles con su nombre
•castizo que es fonda: y todos entienden por fonda
(.1 r^}n)}q)(¡lln doude se vende aguardiente.
Fortunoso— a.
Quiere decir borrascoso, tempestuoso, desgraciado,
<;n buen español, aunque es adjetivo anticuado; pe-
ro por acá se le toma por afortunado, dichoso. Es
•decir, por lo contrario de lo que significa.
Fuey.
Corrupción de fuelle.
Fuertísimo.
Dígase /br/Í5m¿?, siguiendo el origen latino.
Fuerzudo.
Así dicen pox forzudo.
Fregar.
Este es un provincialismo vulgar que priva
mucho en esta tierra: aquí se friega el que hace un
mal negocio, el que se casa mal, el que es pobre y
aun el que es rico; en una palabra, desde el más
alto hasta el más bajo, todos nos fregamos, todos
pasamos una vida uixxy fregada; p^r o consolémonos
que no es sólo en Guatemala donde uno se friega:
también en Chile, dice Zorobabel Rodríguez, "que
se sufre la más larga, aburrida é insoportable de
las fregazones:'^ en el Perú bace poco se fregaron
con la guerra, y bien que conocen allí lo que es la
fregadera, ó sea ''el daño que sobreviene, según
Juan Arona, el contratiempo, el compromiso, la
294 VICIOS DEL LENGUAJE Y
estrechez, ¿qué sé yo? Un volumen entero ten-
dría que escribir si quisiera aceptar todas las acep-
ciones de /r^^ar y sus infinitos derivados:'' tam-
bién se friegan en Colombia, según Cuervo; y
tendremos que concluir con que en toda la América
española se friegan y hay quién friegue. En Espa-
ña, en la tierra del Cid y de Pelayo ahí no se
friegan] ahí se joroban, se dan al diablo, se incomo-
dan, se molestan, se fastidian, se hostigan, se aburren,
que quiere decir, en nuestro enérgico lenguaje que
si se friegan los chapetones. Es la verdad, pues, que
en este picaro mundo, cuantas veces cae una go-
ta de hiél en nuestra alma; nos atormenta el dolor;
el tedio acibara nuestra existencia; el abatimiento
nos anonada; sufrimos un desengaño; cuantas ve-
ces, en fin, muere una ilusión dorada; tantas otras
se friegan los mortales, aquende y allende el mar,
aunque esa palabra no se conozca más que en Amé-
rica. Punto redondo; y dejemos de fregar, amolar,
fletar, chivar y moler al benévolo lector.
Freído.
Dígase frito.
Fresco— a.
Así se llama a los refrescos, como el agua de ca-
nela, la orchata, etc., etc. Decir unsi fresca, es lan-
zar un injuria, un insulto: "Había tocado á Ven-
tura por penitencia, según supe desp^iés, aquella
difícil y delicada pena de decir á cada uno de los
presentes un favor y un disfavor-, y mi pobre con-
discípulo anduvo harto desacertado en la elección
de las frescas con que festejó á los dueños de la
casa y á los tertulianos." (Salomé Jil. — Cuadros
de Costumbres; tomo I, página 25.)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 295
Frijol.
El Diccionario de la Academia, escribe frijol y
fréjol, no sabemos por qué, una vez que los escri-
tores clásicos, que la misma Academia ha adopta-
corno ''Autoridades," dicen corrientemente frijol,
sin más diferencia que escribir ya con s ya con x,
y otras veces frísol. Antonio de Nebrija, en su
^diccionario latino español (1545) dice:
*'Phas¿olus legumen edem ab hisp. dícitur frisó-
les; y después de esto, asegura Salva que es provin-
cialismo de América! Nadie pronuncia /ri/oZ ni
fréjol. En España se designa generalmente esa
legumbre con los nombres de alubia, judia y habi-
chuela. Llamamos /rijoZar a la planta que produ-
ce los frijoles. Los hay entre nosotros de muy
diversas clases. El frijol negro es después del
maíz, el alimento más importante, sobre todo pa-
ra los indígenas. Hay una especie de frijol negro
grande, que llaman Ixtapacal; al colorado pequeño
áicaiúe Ixpanquél; hay otro morado oblongo; el
blanco, que le dicen del suelo; el negro pequeño,
de extremos aplanados, que lleva el nombre de ci-
ruelo; el colorado, 6 sea el ciruelo coralillo; el fri-
jol de haba; el frijol caracolillo; y el frijol garban-
zo, originario de Nicaragua.
Fritanga.
En Españal es fritada ó fritura.
Fundillo.
En español es los fondillos. Aquí, como en el
Perú y Colombia, dicen el fundillo, cambiando la
o en u, sin duda por la simpatía que dice Cuervo
296 VICIOS DEL LENGUAJE Y -
tienen las labiales h, p, f, v, m, con la u y no con
la o. Además se usa en singular, quitándole la s,
por esa tendencia, que ya hemos censurado, de
traer al singular esas voces que en castellano sólo
tienen plural. Propiamente /^6nrf^7/o es el dimi-
nutivo áe fundo ^ heredad.
Fundirse.
Por arruinarse, es provincialismo chileno y gua-
temalteco. Antiguamente fundirse significaba /mn-
dirse] y de ahí viene que lo tomemos en la acep-
ción que hemos dicho.
Fustán ó justan.
Fustán, dice el Diccionario, una tela de algodón.
Nosotros, con los peruanos y chilenos, llamamos
fustán (la gente baja dice justan) á las enaguas
blancas, que llaman en España.
''Ello es que el lecho abandonó en camisa.
Sin pensar en la enagua ni el fustán,
¡Quién pensaba en la enagua
Cuando está el corazón hecho una fragua!"
(Ruinas, pagina 352.)
Fustrar
Una de las corruptel^-s más frecuentes, hasta en
boca de personas que presumen de cultas, es decir
fustrar, en lugar de frustrar.
Fugo.
No faltan hasta letrados que digan reos fugos,
por prófugos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 297
Fuertísimo.
Hay palabras (jue para formar el superlativo,
tienen la raíz latina: ardentísimo, fortisimo, bonisi-
mo, lucentUimOy valentísimo, novísimo, ternísimo, etc.
O.
Galán.
Es castellano, en sentido de hombre de buen
porte, de airosa presencia; pero nótese que cuando
en España dicen que alguien es guajeo, en Guate-
mala empleamos siempre galá7i, dando la prefe-
rencia á esta última palabra.
Galán de noche {Certrum noctnrnum) es un ar-
busto calificado entre los venenos narcótico -acres.
GaUera.
Ni gallero ni gallera se hallan en el Diccionario.
GamonaL
Por ostentoso, gastador, es provincialismo de
•estos países y de Colombia.
Ganancia.
Este es un provincialismo mexicano, que se usa
también en Chile y entre nosotros, y que signifi-
ca '^añadidura que da el vendedor de pan ó velas
sobre lo justo." — Así vemos en algunos letreros
ócartelones: ''Se vende pan con ganancia)' "Can-
delas con ganancial También llamamos ganan-
cia á la paga ó comisión que el dueño ó productor
de algún artículo de consumo doméstico da al que
se encarga de venderlo al menudeo.
298 VICIOS DEL LENGUAJE Y
''No le arriesgo la ganancia" dicen muchos por
no le arriendo la ganancia. En buen castellano se
llama adehala lo que nosotros llamamos ganan-
cia, hipegüel ó ajuste.
Gancho.
Al alfiler de dos puntas que usan las señoras
para' prenderse el cabello, llaman por acá y por
Lima ganchos, cuyo nombre lexicográfico y usual
en Madrid, es horquilla.
Garúa. Garuar.
Es provincialismo chileno y peruano, que noso-
tros también usamos, por llovizna, mollizna, cerni-
dillo,. Garuar es lloviznar, molliznar, ó mollinear,
en castellano.
Garrobo.
Es un reptil nauseabundo {Lacerta hórrida) que
vive á orillas de los ríos, en las paredes viejas, y
aun en los techos de algunas casas arruinadas.
Giro.
''A las libranzas y letras de comercio, les dicen
algunos giros, lo cual es impropio, ya que en lo
mercantil, la palabra giro lo que significa es ''mo-
vimiento ó traslación de caudales, por medio de
letras ó libranzas." La palabra giro significaba, en
lenguaje antiguo, hermoso, galán; y de ahí viene
que en muchas repúblicas americanas y en Cuba,
llaman giros á ciertos gallos.
Gloriado.
Bebida que se hace mezclando agua caliente con
aguardiente, y endulzándolo todo con azúcar tos-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 299
Eii Chile y en el Perú usan también el glo-
es decir, la bebida y el nombre.
GamonaL
|ue es rústico, al cacique, llaman gamonal.
Gallinero.
Al lugar más alto del teatro le dicen aquí galli-
nero, sin duda porque el vulgo que allí concurre,
no sabiendo que nombre darle, y recordando que
las gallinas gustan de ponerse en las noches todas
juntas, 6 en los lugares más altos, quiso llamar
gallinero á la cazuela ó paraíso.
Garrete.
Dígsíse jarrete.
Gas.
Es por demás curioso el nombre de gas, que dan
aquí al petróleo 6 sea aceite de piedra. Una lata
(/e ^a^ es una caja de aceite: alumbrado de gas,
equivale á alumbrado de petróleo; porque en Gua-
temala no se conoce el verdadero alumbrado de
gas, el gas light de New York. — Otros dicen alum-
brado de aceite de petróleo, incurriendo en un
pleonasmo muy censurable, toda vez que petróleo
es aceite mineral.
Llámanle también gas al coma producido por
las bebidas alcohólicas; de donde procede el decir
engasado de aquel que está con alcoholismo.
Gavetas.
"Hombre de muchas gavetas,'' es el solapado que
usa de muchas tretas, que sabe el arte de vivir
bien.
30(> VICIOS DEL LENGUAJE Y
Gaznatada. Gaznatón.
Se usa mucho entre nosotros, por bofetada, bofe-
tón. En castellano sólo significan aquellas pala-
bras golpe dado en el gaznate ó gargüero.
Getón.
Palabra vulgar que significa bocón.
Gorro frigio.
¿ Cómo habían de creer ciertos políticos que gorro
frigio no está en el Diccionario de la Academia?
Sucede que el gorro que sirve en América de em-
blema á la libertad política, es el piléo que usaban
los ciudadanos en Roma. ''El retrato de Marco
Bruto lo saqué de una medalla de su mismo tiem-
po original en que se ve entre los dos puñales
el piléo 6 birrete, insignia de la libertad." (Que-
vedo. — Marco Bruto.)
Gola.
Ssgnifica en español gaznate, tragadero, gallillo
6 galillo; pero no como algunos lo usan en Bogotá
y en Guatemala, "la arandela del traje de mujer
que rodea el busto," según dice el ''Vocabulario"
de la novela María, de Isaacs. En ese caso será
golilla.
Goma.
Llaman aquí goma al estado del temulento, en
que, después de la excitación producida por el li-
cor, se vuelve triste y temblón, con el sistema ner-
vioso debilitado y con ansia de beber más licor.
La palabra goma puede ser una corrupción de co-
ma, que así es el nombre del sopor, más ó menos
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 301
profundo, proviniente de congestión en el cerebro.
El medico y literato 1). Pedro Mata dice: ''que el
coma sucede á este estado en que la sangre hierve
de más á más, circula con violencia y en especial
hacia la cabeza." También pudiera aventurarse la
idea de que se llama goma esa lamentable situa-
ción del ebrio, por cuanto él experimenta las fau-
ces como si las tuviera con goma, pegajosas y con
ansia por el agua. Mas sea loque quiera; engoma-
do le dicen al que se halla con goma, esto es, al in-
feliz que tiembla, tartamudea, está débil, no tiene
apetito y siente un malestar terrible, á consecuen-
cia de la tMubriaguez.
Gota.
Muchos dicen ''no veo gota,'^ para indicar que no
ven nada absolutamente.
Graduación.
No debe confundirse con gradación, ''Graduación
es la división ó el acto de dividir en grados acadé-
micos, como los de licenciado ó doctor; el carácter
honorífico, rango, categoría de una persona, sobre
todo en la carrera militar; y gradación es el orden
sucesivo, con que se pasa insensiblemente, y como
por grados, de lo ínfimo á lo sumo, de lo trivial y
pequeño á lo más grande y sublime, de lo claro á
lo oscuro, de lo tenue á lo fuerte." {Zizaña del
Lenguaje, por D. Francisco J. Orellana.)
Gomitar.
Corrupción que comunmente se usa, de vomitar,
como dicen güeno, por bueno.
302 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Grabado. Gravado.
Suele confundirse uno con otro; pero hay que
notar que se graba una imagen, un retrato, una
figura cualquiera, y se grava con un peso, contri-
bución ó carga.
Granada.
Así se llama por acá á ciertos fuegos artificiales,
que en español denominan ''árbol de fuego," y
que en Chile conocen con el nombre de arbolito.
Granadilla.
Es una fruta del tamaño y forma de un huevo
de pava, un poco mayor algunas veces, de color
anaranjado cuando está madura (Fassiflora lígula-
ris.) Es la fruta de la pasionaria, trepadora, cu-
yas flores tienen las insignias de la trágica muer-
te del Salvador del mundo. Granadilla es un his-
panismo de América, que ya registra el Diccionario
de la Academia en su 12^ edición.
"Cuájanse los cafetos de jazmines
De escarlata él granado se salpica,
La pasionaria de verdor tan rica
Tiende á Flora fresquísimo dosel;
Y la columna del esbelto dátil
Tapiza la pitahaya trepadora :
Con lujosos florones la decora,
Pendientes del crinado capitel.
(Juan Diéguez.— ictcS tardes de abril.)
De la pasionaria y de la granadilla dijo el in-
signe Bello que eran:
"Nectareos globos y franjadas flores.''
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 303
Granadino.
Árbol de buena madera, abundante en nuestras
tierras, (jueda un tinte encarnado oscuro.
Gringo.
Es americanismo que se usa para denominar á
los ingleses 6 yanJcees. Acerca de esta palabra no an-
<luvo muy acertado Salva, cuando dice que es apo-
-do que se da á todo el que habla una lengua ex-
traña, y que la pleve llama así á todos los extran-
geros, señaladamente á los italianos. — Terreros
definió á los r/rm^05, hace más de cien años, di-
ciendo que en Málaga apodan asíalos extrangeros
que hablan con acento, y señaladamente á los ir-
landeses,— El Diccionario de la Academia lo toma
por sinónimo de griego: ''hablar en griego,'' dice es
"hablar en gringo." El Diccionario de chilenismos
lo reputa *'apod() con que se designa vulgarmente
a \os ingleses.'' — El Diccionario do los peruanismos
trae: 'Tara nosotros gringo y gringa, con sus dos
terminaciones, y aun por cariño grihgnito y grin-
guita, no es más que inglés ó inglesa.
Grisma.
En nuestro modo de hablar, bien sabe el lector
guatemalteco que grisma es una pequeñísima can-
tidad de una cosa; y así hemos oído mil veces: —
"No le hace mal ; sólo es una grisma'' hablando de
cosas de beber ó de comer. — ''No sé cómo se enfer-
mó el niño: no ha comido ni una grisma de nada."
Esta voz debe de ser una corrupción de el cris-
ma, acaso porque^es muy poco el aceite con que
bautizan, confirman y consagran los sacerdotes.
304 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Gros.
La tela de seda sin brillo, de más cuerpo que eí
tafetán, se llam gro, del francés gros, y he aquí
por qué muchos dicen gros con s, en español. A-
cerca de esta palabra difieren los lexicógrafos.
Gormaz dice que es grodetur. En el diccionario
francés de Martínez López, en la voz defraiíle. —
"Tela de seda parecida al gros de Ñapóles/' Al
Gros de Tours (en francés) le decían antiguamente
en Guatemala Grodetú.
Gruesísimo.
Aunque es castizo decir gruesísimo, es más culto
usar de la forma latina grosísimo, como enseñan
Monlau, Cuervo, etc.
Guaca.
Es palabra que viene del quechua huaca, ídolo,,
casa sagrada, templo, sepulcro. Las indios hacían
unos montecillos de figura cónica, en cuyo centró-
se encontraba el nicho para depositar el cadáver,
junto con alhajas, armas, vasijas, piedras de moler
el maíz etc., á lo cual llamaban huaca.
Garcilaso dedica á esta palabra largas colum-
nas. El quechuógrafo Ischudi, emplea una pági-
na entera en su descripción.
Juan de Arona dice: ''Cubren las más de las
veces estas huacas, derruidos paredones y multi-
tud de canillas y calaveras, sobre todo lo cual de-
ben pesar mu}^ buenos años:
Son montecillos incultos
Do del sol á los reflejos.
Vemos blanquear á lo lejos
Huesos de gente insepultos.
(Poesías peruanas.)
PROVIN(íIALISMOS DE GUATEMALA 305
Tan pronto como los conquistadores advirtieron
las riquezas que había enterradas en las huacas,
se dieron á las escavaciones, afición y manía que,
ya en grande, ya en pequeña escala, dura hasta
hoy con resultado vario; pues simios han descu-
bierto tesoros positivos, ó cuando menos grandes
obras de arte; otros no han hallado nada, salvo
tiestos 6 cachos de vasijas de barro, hilachas, an-
drajos, cañas apolilladas, etc."
Guacal.
Al trasto que sirve para tomar agua y echarla á
la ropa que se lava, y para otros usos domésticos
análogos, llaman por acá guacal, palabra indíge-
na, que creemos no tiene equivalente en español.
El guacal es de la forma de un hemisferio, de nue-
ve á doce pulgadas de diámetro, aun los hay mu-
cho más pequeños.
En Nicaragua hacen preciosos guacales, con Ja
cascara del jícaro labrada primorosamente por la
parte exterior, pintado de negro ó colorado,ó con
su color natural amarillo-paja. En México lla-
man guacal á lo que nosotros conocemos con el
nombre de cacaxte. En el Perú denominan mate á
nuestro guacal.
Guaco.
El Diccionario trae esta palabra, significando la
planta de singular virtud para curar las picaduras
de animales venenosos; pero dice que se cría en
la América del Sur, por lo que creemos que no será
fuera de propósito consignar que también se pro-
duce la milkania guaco en Centro-América, en
donde se llama vulgarmente bejuco de la estrella.
M
S06 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Guacaluda.
Espada de guacal, es decir que lleva en la guar-
nición, para defensa, una taza de hierro déla mis-
ma forma que el guacal.
Hablando de Juan Acuña, dice el autor del des-
graciado poema "Don Bonifacio:"
"Y desde entonces el perdona- vidas
Se la tenía á Manso bien jurada;
Atisbábale todas las salidas,
Y la gran guacaluda preparada.
Reo de muertes, ebriedad y heridas,
Sólo andaba de noche y de tapada;
Padeciendo, decía con malicia
Soez, persecución por la justicia."
Guacamaya.
El Diccionario trae guacamayo (masculino) pa-
ra significar el papagayo de rojo plumaje, que no-
sotros llamamos guacamaya. (Ara macao. Lin.)
Este nombre viene, según la Academia, del hai-
tiano hacamm/o] pero nos inclinamos á creer que
se deriva más bien de guaca, que quiere decir sa-
grada y maya, tribu de indios que se hallaba al
Norte de México, en donde abundan esos anima-
les, cuyas plumas usaban mucho los aborígenes
para el adorno de sus templos y fiestas religiosas.
A veces llaman sólo con el nombre de ''guacas'' á
esos hermosísimos habitantes de las selvas bajas,
en las cuales se ven siempre de dos en dos; el ma-
cho con la hembra. Se domestican fácilmente y
algunas de ellas hablan.
"La boba, el carriquí, la guacamaya,
El afrechero, el diostedé, la mirla.
Con sus pulmones de metal que aturden,
Cantan, gritan, gorgean, silban, chillan.
(Gregorio Gutiérrez González.— Antioqueño.)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 307
Guagua.
Así se llama aquí ai coco de los niños, no (señor)
(juaguá. '^Si no te callas, viene ño guagua ^^ dicen
á los chicos que están llorando. La palabra gua-
gua es quechua y significa niño. ''No es difícil —
dice Zorobabel Rodríguez — explicarse la extraor-
dinaria fortuna que ha tenido guagua en toda la
Am^M'ica Meridional. Hacía falta en castellano
una palabra que fuese á los labios maternales,
dulce como un beso y suave como un arrullo
Pocos años después de la conquista del Nuevo
Mundo, desde Quito hasta Concepción, todas las
mujeres europeas y americanas sabían la dulce
palabra y la repetían, de chicas al jugar con sus
muñecas de trapo y de cartón, de solteras, entre
sonrojadas y envidiosas, y de casadas con el acen-
to de la más santa de las alegrías y de la más
completa de las felicidades."
"Renunciar á ser madre, á ser esposa,
Y renununciar por fuerza!
Y resignarse humilde y respetuosa
A guaguatear los hijos de una hermana,
xV quien mecí en la cuna,
;0h suerte cruel, tirana!
;0h, sino adverso, oh desigual fortuna!
{Meditación de una feo..)
Según el vocabulario que trae Squier, en su obra
'•The States of Central America," guagua es tam-
bién palabra usada en Honduras, y significa niño
(dialecto de Opatoro.)
Cuaque.
Es nombre indígena, muy usado para denomi-
nar ciertos pimientos grandes, rojos, que los abo-
rígenes emplean mucho en sus comidas.
308 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Guajes.
A las baratijas, chismes 6 utensilios menudos,,
llaman guajes. Hay además una madera muy
fuerte, que se emplea para la construcción de edi-
ficios, y se llama guaje.
Guasanga.
Por bulla ó baraúnda, se toma en Cuba, Colom-
bia, Guatemala y otras repúblicas del Continente.
Guajiro.
Equivalente á guanaco, en su acepción provin-
cial.
Guanacada.
A todo lo que es ridículo, tonto, vulgar, fuera de
propósito, llámanle guanacada.
Guanaco.
Del quechua huanano, se llama guanaco (auchenia
guanaco) al más corpulento de los cuadrúpedos
indígenas de Chile; y metafóricamente dicen allí
guanaco, tanto en la terminación masculina como
en la femenina, de la persona que por su continen-
te, ademanes, largo cuello y delgadas piernas, se
asemeja algún tanto á los guanacos, según explica
el autor del Diccionario de chilenismos.
"Nosotros llamamos guanaco, no sólo al que ha
nacido en los estados de Centro-América fuera de
Guatemala, sino á los naturales de los mismos
pueblos de la República. — Lo que el portugués pa-
ra el castellano, es el guanaco para el chapín del
vulgo. No hay anécdota ridicula que éste no atri-
buya á aquél; y si se trata de un recién venido ba-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 309
yunco, es bien sabido que se ha de decir que se
arrodilla delante de las boticas, que toma por al-
tares; que pide en la nevería agua caliente para
entibiar los helados; que se asombra de que los
chapines edificasen la ciudad en este pedrero, ha-
biendo cerca llanos tan hermosos; que pregunta
si la catedral es hecha aqui, y otras ocurrencias se-
mejantes, que prueban menos mala voluntad, que
deseo de embromar y de divertirse." (Salomé Jil.
— ^*El Guanaco,'' Cuadro de Costumbres, tomo I,
página 50.
"Por lo cual á pesar de ser guanaco
En su modo de hablar era europeo,
Y además tan galán, tan currutaco,
Que nadie le igualaba en un paseo:
A la verdad era un poquillo flaco,
Y visto de perfil era algo feo,
Y algo pecoso, y le faltaba un diente;
Mas era muy buen mozo, muy decente."
(Pepe Batres.)
Guantón.
Decimos así, por el golpe dado con la mano
abierta, que en buen castellano es guantazo^ guan-
tada y bofetón.
Guayaba.
Nada diremos de esta sabrosa fruta americana
de forma aovada, que se llama guayaba. Psidium
poniiferum,pyriferum. Queremos hablar deesas
guayabas, que no se comen, por cierto, y que sin
embargo andan en boca de todos, así en el Perú,
como en Guatemala, así en Cuba como en Colom-
bia; de esas bolas, que corren; del canard de los
franceses, que vuela; del bacho limeño, que se usa-
310 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ba hace unos treinta años; de los chiles que cuen-
tan nuestros muchachos; de l2i grilla de los madri-
leños; del embuste, de ]£i meiitira, que llamamos
guayabas. ¡Ah esas son guayabas! Dicen en Ma-
drid ¡esa es grilla!
Gracejada.
Como aquí llaman gracejo, al que hace pa^^asa-
das, y no como en España, al chiste, gracia y do-
naire en el hablar; de tal suerte que allá es adjeti-
vo y aquí sustantivo, en significación contraria;
viene resultando que gracejada, que no está en el
Diccionario, equivale á payasada. Si en Madrid
dicen á alguien que tiene gracejo, lo toma por elo-
gio; mientras que en Guatemala, si á alguno le
llaman gracejo, lo recibe como injuria.
GuayabaL
Quiere decir en castellano, terreno sembrado de
guayabos; pero aquí tomamos el nombre de (/i^a^/a-
bal por el árbol, por el guayabo, como decimos na-
ranjal, por naranjo, granadal, por granado, cocal
por coco, etc., etc.
Guanaba.
En castellano es guanábana. Anona montana,
muricata.
Guangoches.
Son unos morrales, que se usan para recolectar
el café, durante la cosecha.
Guaro.
A un loro pequeño, mayor que el perico y muy
locuaz, se le da el nombre español de guaro, que
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 311
entre nosotros es sinónimo de aguardiente, acaso
porque el que bebe mucho de este licor se pone
como un (juaro, de alegre y charlatán. ''Tan or-
gulloso Fuhmo; parece que uno no supiera que to-
do su pisto lo ha hecho con el guaro, con la clan-
destina y con las chicherías.''
Guarumo.
Es un árbol esbelto (Cecropia peltata, palmata)
que abunda en nuestras costas y en todo el conti-
nente americano. Las hojas y la corteza son as-
tringentes. E\ guarumo de hojas blancas es un
buen remedio contra la hidropesía y dolores del
brazo, y lo emplean también como vulnerario, es
decir, para preservar de la supuración á los que
han sufrido golpes fuertes. El Dr. Michelena, ca-
tedrático de cirujía de la Universidad de Caracas,
refiere haber empleado con buen suceso las hojas
del guarumo blanco en casos de movilidad nervio-
sa. El mismo profesor ha observado que, bajóla
influencia de esa sustancia, los latidos del corazón
se vuelven más lentos de una manera notable, sin
padecer los órganos digestivos. Las hojas del gua-
rumo blanco (hay otro de hojas moradas) reempla-
zan á la digital de Europa, con ventaja; porque su
acción es más duradera, segura y constante, sin
causar los malos efectos de la digital. Sabemos
que aquí en Guatemala el Dr. Don José Farfán ha
empleado, con éxito sorprendente, las hojas del
guarumo como un buen anti-asmático. A pocos
días de la decoción tomada por agua común, y
preparada con una hoja por cada botella de agua,
se consigue ordinariamente una curación durade-
312 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ra. El Dr. don Antonio Rodríguez, catedrático
de materia médica en la Universidad de Caracas,
ha comprobado ese heche nuevo en terapéutica.
Todo lo que á este artículo se refiere, lo hemos to-
mado de una obra del Dr. F. Bayón ; y aunque sea
saliendo algún tanto del objeto que nos hemos pro-
puesto, que es gramatical y filológico, nos ha pa-
recido conveniente dar á conocer las propiedades
del guarumo.
Guapinol.
Hermoso árbol de nuestras costas que da unas
vainas de tres celdas, que contiene un polvo ama-
rillento arinoso, de olor desagradable, que muchos
comen. Llámase también copinoL
Guate.
Siembra especial de maíz, conocida también por
regadülo; hecha en surcos muy poco distantes
unos de otros. Destínase á forraje.
Guarapo.
Es voz americana que se aplica al jugo de la ca-
ña de azúcar, que se extrae esprimiéndola, y que
por vaporización produce el azúcar. Se deriva del
cumanagoto huampit, que quiere decir tasa, según
asegura Rojas, en sus "Cien vocablos indígenas de
Venezuela."
Guazapa.
Es una especie de trompo pequeño con mucho
vuelo y que se hace bailar con la mano. Decimos
de una persona de baja estatura, rechoncha y bu-
lliciosa que parece una guazapa. En España di-
cen que parece peonza.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 313
Guardabarranco.
Es una ave canora, que los naturalistas conocen
con el nombre de Myadestes unicolor. (Sclater) y al
cual Fuentes y Guzmán da el nombre de cerro-
gillo.
Guarda.
Al guardabarranco, suelen decir simplemente
guarda. Según Lafr. es el Myiadestes obscurus.
Guachoco.
Es un pájaro pardusco, como una paloma, de
ojos colorados, que produce una especie de canto,
<3on el cual imita su nombre de guachoco.
Guasanga.
Llamamos á una riña, á una pelotera.
GUeno.
Es muy vulgar decir güeno, güelta, por bueno,
vuelta.
Gueso.
Muchos pronuncian gUeso, güe7V, güérfano, con
g en vez de pronunciar la li muy suavemente en
tales palabras.
Güegüecho.
Ignoramos el origen de esta voz que equivale al
goitre de los franceses, al bocio español, y al coto
de los peruanos. También se llama papera (de
papo) según el Diccionario. Hablando metafóri-
camente dícenle güegüecho al tonto, al pelele, que
obra con candidez, al que no es listo. ''¡No soy
tan güegüecho: no me hace operación!" dicen por
acá, en vez de ''¡No soy tan simple: no soy tan
ۇndidoI''
314 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Don José Milla, en la descripción de un platero,
llamado Candelario, asegura que era:
"Medio visco, sin dientes, contrahecho,
''Con el apéndice de un gran güegüecho^
C'Don Bonifacio," página 47.)
GUergUero.
La parte superior de la traquearteria se llama
garguero 6 gargüero, que uo güergüero, como dicen
muchos paisanos nuestros.
Gurguciar.
Este nuestro verbo significa averiguar con cau-
teloso empeño, con malicia, algo que deseamos sa-
ber.
GUicoy.
Es nombre indígena de una especiede calabaza.
GuisquiL
Al chayóte, fruto de la planta que se llama cha-
yotera, dícenle por acá güisquil, palabra que en
otras partes se toma en sentido torpe. Seechium
edule.
Güisespín. .
Planta medicinal, especie de zarza, conocida
también con el nombre de uña de gato. En Hon-
duras le dicen friega platos.
Gurrumina.
La contemplación excesiva del marido á la mu-
jer, se llama en castellano gurrumina, onomato-
peya del arrullo del palomo; y gurrumino es des-
poso que acaricia en demasía á su mitad.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 315
Ksto es en España; que por acá, se da el nom-
bre de (jurrumina á todo lo que causa perenne
molestia; así á un dolor ligero, pero reacio, como
á una persona que enfada con sus ocurrencias re-
petidas. Al gurrumino, diríanle aquí melcochoso ó
ineloso.
Guiso.
Ks muy común en el uso familiar, guiso por gui-
sado. Guiso es la salsa ó condimento con que se
prepara el guisado, que es la vianda. Guiso el
sustantivo, guisado el participio de guisar ó el ad-
jetivo sustantivado.
Guinche.
Es el nombre que dan al novillo flaco, que des-
tinan para engordarlo y conducirlo después al ma-
tadero.
Guineo.
Así llamamos á una especie de plátano ó bana-
no, probablemente por ser originario de la región
africana que lleva el nombre de Guinea. Musa
sapientium.
Guatales.
Nombre que dan los campesinos á los terrenos
que sirven para maizales, y á donde llevan comun-
mente los ganados á pastar.
Guachipilín.
Árbol de nuestras costas, apreciado por su ma-
dera fina amarilla, que sirve para construcciones
rurales.
•316 VICIOS DEL LENGUAJE Y
H.
Hoy no tiene la H ningún sonido en castellano,
puesto que la aspiración suave que en lo antiguo
se le daba de un modo delicado, y que prestaba
gracia y armonía á la dicción, ha caído en desuso.
En las composiciones poéticas del siglo de oro de
la literatura castellana todavía se aspiraba la h^
como se nota en versos que no constan sin ese re-
quisito y que desmerecen con virtiendo en muda
la h.
Es curioso observar que hacia el año de 1580,
comenzó á perderse la pronunciación de esa letra.
*'Es porque la h — dice el marqués de Villena, en
su Arte de Trovar — en principio de dicción face la
aspiración abundosa en algunas dicciones, pusie-
ron en su lugar/, por templar aquel rigor; así co-
mo por decir hecho dicen fecho, o por Herando, Fe-
r ando y
Habrán.
''Habrán toros; habrán bailes; habrán muchas
fiestas." Estas locuciones y otras análogas, se
usan muy frecuentemente por acá, empleando ha-
ber en plural, cuando debe ir en singular; porque
al valemos de ese verbo para significar la existen-
cia, se le debe poner en la tercera persona de sin-
gular, aunque hable de muchas personas ó cosas;
y así se dice hubo fiestas, habrá diversiones, y no hu-
bieron, ni habrán.
Hacer.
Este verbo tiene muchas acepciones, según las
palabras de que se acompaña. Como provincia-
lismos nuestros, recordamos los siguientes:
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 317
"Hacer dúos," que la gente vulgar dice "hacer
dugos:' significa apoyar directa 6 indirectariiente
los deseos de otro; secundarle, prestarle ayuda, so-
bre todo, en pretensiones amorosas. Con esto de
hacer dugos, muchos han hecho su agosto, hacien-
do de una vía dos mandados; haciéndole á uno la
cama, y haciendo, en fin, que haga morisquetas
una moza, en vez de hacerse la gatita muerta.
Hacer lunes, dicen de los artesanos y peones que
dejan de concurrir al trabajo el lunes, por haber
estado en parranda el domingo, y continuar el día
siguiente en jarana, ó amanecer enfermos á con-
secuencia de elhi.
Hacer la vieja, es locución muy usada por acá,
para denotar que una persona entretiene el tiem-
po, haciendo como que trabaja, y no despacha lo
que se le ha confiado. Cuando decimos que el mu-
chacho en la escuela se divierte haciendo la vieja;
que la criada no sabe más que hacer la vieja; que
los albañiles pasan la mañana haciendo la vieja,
queremos dar á entender que disimulan trabajar,
dejando pasar el tiempo. — En el precioso ''Cuadro
de Costumbres" intitulado ''Un baile de Guante "
dice don José Milla: ''Un ejército de albañiles.
carpinteros y pintores invadió la casa desde el si-
guiente día; y mediante ruegos, amenazas y ofer-
tas de doblar la paga, alternándonos los indivi-
duos de la comisión en montar la guardia para
que aquellos señores no hiciesen la vieja, al cabo
de dos semanas la casa de don Simón estaba como
nueva, y los salones, según todos dijeron, magní-
ficos, espléndidos, sublimes."
318 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Hacer la tela, es engañar con apariencias de que
se hace alguna cosa, no haciéndola en realidad.
Hacer la ])lanta, C[\x\QYQ ákiúv que uno iníita lo
que hace otro, pero sin llegar á hacerlo; v. g. del
payaso ó bufón, dícese que hace la planta de dar el
salto mortal.
Hacer plantas, significa hacer monadas ó mone-
rías, hacer gestos ó visajes, hacer pantomimas;' y,
en sentido figurado, aparentar que se hace una co-
sa sin hacerla.
No le hace, dicen á las veces para significar que
no importa.
Hacer violón, quiere decir que uno secunda ma-
liciosamente lo que otro dice, sin estar de acuer-
do con sus ideas, empleando algo de hipocresía.
Hacer mal tercio, es frase provincial con que in-
dicamos que alguien hace mala obra, que incomo-
da, que estorba.
Hacerse el peje, es hacerse el bobo.
Hacerse la chanchita, quiere decir en buen espa-
ñol, hacerse la chiquita.
Hacer un crimen á alguno, es culparlo de un de-
lito, achacarle una falta, ponerlo en mal predica-
do; porque los que así hablan, no distinguen la di-
ferencia que hay entre crimen, delito y falta.
Hacer carita, es entre los niños excitar el uno el
apetito del otro, mostrándole con sorna algo de lo
que él carece.
Hacer un levante, es buenamente calumniar á al-
guno.
Hacer herejías, Q^XoancÁón chilena, argentina y
guatemalteca, que equivale á hacer atrocidades,
maltratar cruelmente, herir, mortificar. "Es un
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 3]9
bárbaro; no tiene Ud. idea de las mil herejías que
hace con su mujer."
Hacerse ilusiones, no es castellano; dígase alud-
yiarse, forjarse ilusiones.
Hacerse por habituarse, bien hallarse, es muy
usado: '*No me hago á estar sola;" "te hallas con
don Anselmo? — Sí estoy muy hecho." ''Nos ha-
cemos un deber de contestar los cargos, etc.," dicen
muchos periodistas; en vez de ''Nos cumple etc.,
etc."
"Hacer de cuenta," dicen muchos; y es hacer
cuenta. — "Puede vuesa merced, señor don Antonio,
trasladar lo que tiene en su pecho en el mío, y ha-
cer cuenta que lo ha arrojada en los abismos del
silencio." — {Quijote.)
Haiga.
Tanto se corrompe el castellano por acá, que
muchos y muchas dicen haiga, haigas, etc. Debe
decirse haya, hayas, etc. Suele también decirse
hayamos, huyáis; pero la pronunciación correcta es
hayamos, hayáis.
Hace.
Hace vos, otro barbarismo: por has tii.
Hartada.
Dígase hartura, hartazón y hartazgo, que no har-
tada, como por aquí se dice.
Hasta.
Todos los gramáticos censuran la supresión que
suele hacerse de la partícula 7io en las frases nega-
tivas que empiezan con hasta. Por ejemplo, deci-
320 VICIOS DEL LENGUAJE Y
mos: ''Hasta las cinco le dolió la cabeza" para in-
dicar que antes de esa hora no le había dolido ; y es
precisamente lo contrariólo que aquella frase sig-
nifica, pues quiere decir: que le estuvo doliendo la
cabeza durante todas las horas, hasta las cinco que se
le quitó el dolor. Debe decirse: ''Hasta las cinco
no le dolió la cabeza."
"Hasta ayer recibí su carta; debe ser "hasta
ayer no recibí su carta/' dado que la carta no po-
día estar recibiéndose todos los días, sino que tras-
currieron algunos sin recibirla.
Hasta cada rato.
Dice Cuervo, acerca de esta frase, que emplea-
mos para despedirnos de las personas con quien
nos vemos amenudo, y que es de uso general en
Chile y en Colombia: Hasta cada rato es fórmula
especial de despedida y creemos que .sólo es me-
nester aplicar un momento á ella la atención pa-
ra reconocer su absurdidad. Hasta ñ^a el término
de una duración, la cual en frases semejantes co-
mienza desde el momento en que se profieren, y
cesa en el punto anunciado por la proposición: v.
g. hasta mañana; esto es "el no vernos durará el
espacio comprendido entre ahora y mañana;" ca-
da rato indica repetición y no es posible que algo
acabe con frecuencia, si no comienza cuantas ve-
ces haya de verificarse el acabar."
"Con licencia y perdón del insigne hablista bo-
gotano— dice Zorobabel Rodríguez — nos atreve-
mos á insinuar que acaso la frase censurada no
merezca el rigor con que la trata. En efecto ¿ por
qué la frase hasta mañana no podría entenderse
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 321
''hasta vernos qué será mañana?" — Y esto admi-
to, ¿por qué no admitiremos que la otra, hasta
cada rato, pudiera también significar sin violencia,
''hasta vernos que será á cada rato?"
Hendir.
Por hender, y hendidura, por hendedura, son co-
rrupciones que deben evitarse. Con razón, pues,
dijo el Meléndez Valdés guatemalteco en "Las
Tardes de Abril": ''Hiende el aire la orquesta de
los tordos;" y el fabulista español pintaba la igno-
rancia así:
•'Por una estrecha hendedura
Sacó la cabeza un topo
Con poca carne en los huesos
Y mucha piel en los ojos."
Hela.
Muchos dicen así, creyendo que del verbo helar
debería derivarse hela, sin parar mientes en que á
causa de la irregularidad es hiela:
"Ladra medroso el parro vigilante;
Borradas las veredas se extravía
Y se hiela á la par el caminante,
Y hasta aquel que á cubierto desafía
De la noche el rigor, tristeza siente
Y espera ansioso que despunte el día."
(J. Velarde. — Apuntes de ^^ Noche Buena,")
Hechos prácticos.
Dice un historiador: "Que los hechos prácticos
vinieron á demostrar cuan lamentable es para
Centro-América la ruptura del pacto federal, etc."
La verdad es que los hechos teóricos de este núes-
322 VICIOS DEL LENGUAJE Y
tro Cide Hamete Beneugeli tienen mucho de he-
chos imaginarios.
Helada.
Agua helada^ dicen todos por acá, para signifi-
car el agua fría; y así oímos continuamente: "No
beba Ud. agua helada;" "Me bañé hoy en agua
helada;" ''Venga pronto, que se pone helado el
chocolate;" "Tengo helados los pies," etc., etc.
Como si fuera posible que el agua congelada 6 he-
lada, es decir, en estado sólido y no líquido, pu-
diera beberse ó bañarse uno en ella; ó como si
aquí estuviéramos en Rusia, para que el chocolate
se congelase; pero es la verdad que no son esas las
ideas que quieren expresar los que usan de seme-
jantes frases, sino que confunden /río con helado.
Ni qué mucho que tales cosas se confundan, cuan-
do al inteligente se le confunde a las veces con el
tonto, al ignorante con el sabio y al virtuoso coJí
el perverso.
Herrar.
Se confunde mucho con errar, en su conjuga-
ción.
Herrar, es poner herraduras y marcar ó guare-
cer con hierro.
Errar, es no acertar, equivocarse. Las formas
irregulares de éste son: yerro, yerras, yerra, yerran,
yerre, yerres, yerre, yerren, yerra tú.
Las de herrar, son: hierro, hierras, hierra, hie-
rre, hierres, hierre, hierren, hierra tú.
Muchos letreros, con grandes caracteres, hemos
visto en la ciudad que dicen: "Aquí se herran
caballos," y no saben que yerran los tales; debe
decirse: "Se hierran caballos."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 323
Otros exclaman: ^j Pedro no erra tiro, cuando
va á cazar!" Deben decir que no yerra.
"Salto la dueña, hecha otra dueña, por no decir
un rejal^^ar, y dije: Di tu nombre y qué hierras
aquí donde no hay bestias." (Quevedo.— ''JE'/ en-
tremetido, la dueña y el soplón ^ )
Hierba mala.
"Planta de hojas redondas, anchas y de verdor
desmayado, muy venenosas (excepto para las ca-
bras) que arrojan una sabia lechosa, y de ahí lla-
marla también Coctemalán, ó palo de leche." Fuen-
tes y Guzmán. — ''Recordación Florida") Excacaria.
Hierra.
La operación de marcar el ganado con hierro
hecho ascua, es en castellano herradero. En Co-
lombia llámanle /¿erra7i2;a; en la Argentina y en
Chile hierra; en Guatemala ^erra, 6 j ierra.
Higuerillo.
Arbusto silvestre, muy común por estas tierras,
(ricinus comunis,) de corteza rojiza, de hojas ver-
des, produce unos piñones, con semillas oleagino-
sas, ovaladas, pequeñas, de color aplomado con
vetas pardas. Del higuerillo extraen un aceite que
se llama de castor, cuando está purificado, y que
conserva el nombre de higuerillo cuando está su-
cio. El primero es una droga que se halla en to-
das las boticas, como purgante. Ei segundo lo
usa la gente pobre, para alimentar sus lámparas ó
candiles. En el Perú dicen higuerilla, y en espa-
ñol se llama higuereta ó ricino á esa planta eutor-
324 VICIOS DEL LENGUAJE Y
biácea, que se encuentra en los paseos públicos de.
Buenos Aires, y que el pueblo conoce con el nom-
bre de tártaro en la República Argentina.
Hincar.
Significa en castellano introducir una cosa en
otra, como hincar el diente, hincar las uñas. No
significa arrodillar, á no ser que se diga hincar la
rodilla ó las rodillas. No es, pues, correcto el de-
cir "hinqúese lid'' por ''póngase de rodillas." Hin-
car es verbo activo.
En el conocido pasaje de La publicación de la
bula del Lazarillo de Tormes, dijo Mendoza: El
señor Comisario se hyncó de rodillas en el pulpito,
puestas las manos y mirando al cielo, dijo etc."
Volverán del amor en tus oídos
Las palabras ardientes á sonar;
Tu corazón de su profundo sueño
Tal vez despertará;
Pero mudo, y absorto y de rodillas,
Como se adora á Dios ante su altar.
Como yo te he querido ¡desengáñate
Así no te querrán!
(Becquer.)
En los albores del habla vulgar, hallamos que
el Cid
''Llegó á Sancta María luego descavagalba;
Fincó los inojos, de corazón rojaba.
La oración fecha, luego cavalgaba."
{La Gesta de mío Cid, Cantar I número 50. Edición del "Poema,"
comentado por don Andrés Bello.") ^
PROVIN(íIALISMOS DE GUATEMALA 325
Huanaba.
Es una fruta americana, de lafamiliade lasa7io-
nas ó del chirimoyo. En el Perú la conocen con
el nombre de huanáhana, voz quechua. El Dic-
cionario trae guanábana.
Huarahua.
En el Perú, quiere decir el movimiento zandun-
guero de la cintura. Entre nosotros, se toma por
mentira, broma, chanza. — ''Son tus huarahuas,'"
quiere decir: "son bromas tuyas." En algunos lu-
gares, al zopilote le llaman guaraguao.
Hostigar.
Quiere decir, según el Diccionario, perseguir,
molestar á alguno con burlas ó de otra manera.
Muchos lo usan mal por empalagar, dar en rostro.
"El mismo guiso todos los días acaba por hosti-
gar;^^ debería decirse "acaba por iponer hastio,'' por
empalagar, por dar en rostro.
Hostigoso.
Así dicen muchos por hostigador, el que hostiga.
Honduras.
"Meterse en honduras," es frase que se usa por
meterse en dificultades; en camisa de once varas,
también se oye muy á menudo:
"Mas por lo que á mí respecta
No te diré ni palabra;
Fuera meterme en honduras
Y en camisa de once varas.''
f Rivera Maestre.)
326 VICIOS DEL LENCIUAJE Y
Hotel.
Todos decimos aquí hotel, si bien en España la
gente culta no comete este galicismo, al decir de
Baralt, quien asegura que *'se usa ese vocablo fran-
cés en traducciones comunes, y en rotulatas de^o-
sadas o fondas, dándole el valor de estas voces.
''Galicismo excusado, pues tenemos los dichos
^posada, fonda, y también hortal, hostería, mesón y
parador, con los derivados mesonero, mesonaje, hos-
telero, hostelaje, hostalero, hostalaje, fondista, posa-
dero, etc."
''Y aquí hay que notar que hoctal, (abreviatura
de hospital, del L. hospitium) es el mismo vocablo
francés hotel, el catalán hoctal, y el italiano ostello,
¿A qué, pues, la forma extranjera si tenemos una
nacional y excelente?" — (Diccionario de galicis-
mos.)
Horrar.
ICn muchos verbos y sustantivos que comienzan
con aho, suprime el vulgo la a, sin duda por faci-
litar la pronunciación, como en horrar, hogar, hor-
car, horca, hormar, etc., por ahorrar, ahogar, ahor-
car, ahorca, ahormar, etc.
Hoja de lata.
Es hojalata; es decir una hoja ó plancha de hie-
rro lata, extendida, dilatada, y no de alguna cosa
que se llame lata.
Hole.
La exclamación castiza es "Hola."
Horrarse.
Se aplica a vainas y otras hembras cuando se les
malogra la cría. La formamos del adjetivo caste-
llano horro-a.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 327
Hoy por hoy.
¡(¿ué bonito I pero mejor serísi ayer por ayer , ma-
ñana, por mañana, este año por este año.
Dígase, pues, 'Tor boy;" 6 bien hoy en día; en
la actualidad. (Véase la Zizaña del Lenguaje, pá-
gina 71.)
Hojaldra.
Es hojaldre: y así diríamos en buen español,
(juitar la hojaldre al pastel, por descubrir un enre-
do. La frase española miel con hojaldre, es en
nuestro modo de decir miel con buñuelos.
Huero.
Según el Diccionario de la Academia "huero se
aplica al huevo que por no estar fecundado por el
macho, no produce cría, aunque se eche á la hem-
bra clueca." También metafóricamente se dice
de lo que es vacío ó carece de sustancia.
En Guatemala damos á huero otra significación
que es más bien araucana, de huera, hueda ó hue-
ja, que en esa lengua quiere decir lo que está malo,
corrompido.
Así llamamos gxaeros á los huevos que con el
transcurso del tiempo llegan á podrirse y á despe-
dir un olor insoportable.
Hubieron.
Muy frecuentemente dícese entre nosotros, hu-
bieron (en plural) por hubo. — ''Hubieron toros"
por ''Hubo toros." — ''Hubieron fiestas," por ''hubo
fiestas," etc.
"Este uso del singular — dice don Andrés Bello
— parece á primera vista anómalo, y contrario á lo
328 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que dicta el sentido común; pero conviene obser-
var que el nombre que se junta con el v^erbo haber
y que significa la cosa existente, no es el sujeto 6
nominativo del verbo, sino un verdadero acusati-
vo; y de aquí es que, si representamos esta cosa
existente por medio del pronombre él, ella, es ne-
cesario ponerle en la terminación del acusativo,
diciendo v. g. "Se preparaban fiestas, pero no las
hubo;" ^'no se le dio dinero porque no le había;" ó
''no lo había." Por eso se dice que el verbo haber
en este modo de usarle es impersonal, es decir,
que carece de un nominativo que signifique el su-
jeto." (Obras completas de don Andrés Bello,
Volumen V, página 161.)
Huespede.
Dígase huésped.
Huesámenta.
Osamenta j(\\xe no huesámenta, se dice en caste-
llano.
Al describir con inimitable brillantez el poeta
don Andrés Bello, cómo se levantaron de sus tum-
bas los que yacían sepultados en la ''Iglesia de la
Compañía, cuando se incendió, dice:
''En sus lechos se incorporan
Las heladas osamentas:
De los nichos en que moran
Bajan sombras macilentas:
Negras ropas las decoran," etc.
Huevo tibio.
En España le llaman huevo pasado por agua.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 329
HuipiL
Esta palabra, tan usada entre nosotros, es cak-
chiqíiel, y denota la camisa de las indias, que te-
jen de algodón, con bordados orientales. El huipil
cae sobre la enagua de la mujer, ó mejor dicho,
sobre la envoltura con que se cubre desde la cin-
tura hasta los pies.
^'Envueltas en espléndidos güipües
Bordados de fantásticas labores
Con el tinto algodón,
A sus ondas las bellas zutujiles
Se acercaban en grupos seductores,
Danzando en derredor."
(El Pensativo. — J. F. Aycinena.)
Las señoras llaman por acá huípiles á unas ca-
misas de género de colores que usan para bañarse;
y que, por cierto, no se parecen mucho á los tra-
jes de baños que se ostentan en Long, Branch, ó
en San Sebastián. Huipil es palabra compuesta
indígena que quiere decir m^ tapado.
Humadera.
"¡Jesús que humadera la que hay en la cocina!"
así dicen en lugar de decir humarada ó huraareda
•que son las palabras castellanas.
''Raudo volcán se me antoja,
Que aglomera nube á nube
De humareda parda y roja,
Y ya hasta los cielos sube, ^
Y encendida lava arroja."
Hule.
Significa en castellano tela dada de barniz de
varios colores, que se emplea en diversos usos.
330 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Nosotros llamamos ahulados á esas telas, y hule
a la goma elástica, ó caucho. En el Perú 1 lámanle
jebe, corrupción del botánico Hehea. En España
se dice goma: y así se habla de sellos de goma, zapa-
tos de goma. Recordamos que hablando una vez
de las varias producciones agrícolas de Guatema-
la con el notable diplomático y literato argentino
don Luis L. Domínguez, mencionamos el Jmle, y
se rió mucho al saber que ese era el nombre que
dábamos á la goma elástica ó caucho.
Hinojo.
Planta que se produce mucho en los alrededo-
res de Guatemala, y se usa como colirio.
Huisaches.
Así llaman algunos á los pica pleitos ó tinteri-
llos, como para indicar que andan con la cabeza
perdida, que son locos, faltos de razón; que es lo
que significa la palabra indígena huisache.
Muy común es aquí decir: í, como segunda per-
sona del imperativo del verbo ir; en vez de ve, que
es lo castizo, ''/andando luego; i vistiéndote; i
recogiendo flores, etc., en lugar de ''vé andando;
vé vistiéndote; vé recogiendo flores." "Vé, ami-
go, y guíete otra mejor ventura que la mía, y vuél-
vate otro mejor suceso del que yv, quedo temiendo
y esperando en esta amarga soledad en que me de-
jas." (Cervantes.)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 331
Ido.
"El distraído que toca en el último término de
ese que no sé si debe considerarse como defecto 6
como gracia, se llama entre nosotros ido; locución
bárbara, si se quiere, pero que hace al que la ob-
tiene una de las criaturas más felices sobre el haz
de la tierra. p]stá autorizado para no pagar visi-
tas, ni otras cosas; para no saludar en la calle, ni
ceder la acera á los que le revientan la sangre; para
decir algunas frescas á cuantos le incomodan; en
fin, para tomarse libertades que á otro no se tole-
rarían. Es muy ido, se dice; y ese participio pa-
. sado del verbo ir, aplicado de tan extraña mane-
ra, es una especie de bula sanatoria que hace bue-
no todo género de caprichos y escentricidades.
¡Bienaventurados los idos;por que ellos harán en
este mundo cuanto les dé la gana!''
'*De esa clase de gentes se dice por acá que les
falta un sentido. (Salomé Jil, El distraído; Cua-
dros de Costumbres, tomo I, página 104.)
Ichintal.
A la raíz del huisquilar (en castellano chayotera)
llaman le con el nombre indígena de ichintal. Pa-
ra dar á entender que una mujer se está volvien-
do jamona, ó que un hombre, por la edad, está en-
grosando, dicen que empieza á echar el ichintal.
Igualado.
Así llaman entre nosotros al que quiere ascen-
der á mayores; es decir, al que siendo de una cla-
se 6 condición social inferior, procura ponerse al
nivel de los que se hallan en mejor posición.
332 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Describiendo nuestro festivo escritor Salomé
Jil, á (ion Juan Ante-joortam latinam PoUín y Re-
volorio, que tenía sus humillos de hidalgo, y que
guardaba unos pergaminos viejos por los cuales
constaba que descendía de los conquistadores, di-
ce que las gentes de su tierra, que son algo iguala-
das, se olvidan con más frecuencia de la que él
quisiera, de la ilustre ascendencia de don Juan,
y por ignorancia ó por malicia, habían dado en
llamarle don Tiporta, haciendo la más extraña y
caprichosa abreviatura del Ante-portam que forma
parte de su nombre de bautismo. {Mis huéspedes,
Cuadros de Costumbres, tomo I, página 111.)
Ilusionarse.
Como en Francia todos tienen derecho de óillu-
sionner, aquí y en otras partes usamos el verbo ilu-
sionarse, y hasta hay muchos desilusionados, que
no creen ni en las reglas de la gramática castella-
na.
Imantado.
Del sustantivo imán, derívase imanar, imanado;
pero no como dicen comunmente imantar, iman-
tado.
Impávido.
Quiere decir en castellano libre de pavor, sere-
no, impertérrito. Tanto en el Perú, como en el
Ecuador y en Guatemala, se toma por fresco, des-
carado; é impavidez, por la frescura ó descaro.
Imperativo.
"Nada es más común, aun entre gentes de bue-
na educación, que alterar el acento de la segunda
persona de singular del imperativo de casi todos
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 333
los verbos, diciendo v. g. mira, ándate, levántate, so-
sefjate. Estas palabras y sus análogas no existen,
y deben evitarse con el mayor cuidado, porque
prueban una ignorancia grosera de la lengua. Si
se trata de tú á la persona con quien hablamos, es
necesario decir mira, anda, levántate, siéntate, sosié-
(jüte. Si tratamos de vos, (de cuyo tratamiento ha-
blaremos después) debe decirse mirad, andad, le-
vantaos, sentaos, sosegaos. Antiguamente solía de-
cirse mira, anda, en lugar de mirad, andad, y sola-
mente cuando se trataba de vos, como en este ver-
co ,|f. Cervantes:
Anda, señor, que estáis muy mal criado."
"Mas en el día, sólo puede tolerarse esta prácti-
ca en el verso, para facilitar la consonancia. Es-
to, sin embargo, se verifica sólo en los verbos que
no se conjugan con pronombres recíprocos, pues
en ios verbos que se conjugan de este modo, so su-
prime siempre la d, cuando sigue el enclítico os, y
se dirá miraos, sosegaos, arrepentios, no mirados, so-
segados, ni arrepentidos; porque esta forma es pro-
pia de los participios: vosotros erais bien mirados,
nosotros estábamos sosegados, ellos se sentían arrepen-
tidos. Sólo hay una excepción á esta regla, que es
el imperativo del verbo ir: idos de aquí, se dice
siempre y no ^os." — (Obras completas de don An-
drés Bello, volumen V, página 468.)
Según el mismo maestro, es una vulgaridad in-
tolerable la práctica de omitir el usted, en el im-
perativo, práctica harto común en América. Los
que hablan bien el castellano, dicen siempre ven-
ga usted acá, óigame usted, entre usted, y no venga
334 • VICIOS DEL LENGUAJE Y
acá, Óigame, entre. Sólo se omite esta palabra,
cuando varios imperativos están unidos por una
conjunción ó á lo menos se suceden inmediata.-
mente, v. g. entre usted y siéntese; lea usted ó haga
lo que guste-, sosiégúese usted, calle, atienda á lo que
voy á decirle. Omítese también en ciertos impera-
tivos que tienen valor de interjecciones, v. g., va-
ya, calle, oiga. *
Impender.
Despender, expender, gastar, entrar en gastos,
se dice en español; y no impender, que no se baila
en el Diccionario.
Impugne.
Muchos dicen impugiie, impugnemente, en vez de
impune, impunemente, que es lo corriente. Otros
alteran estas voces, usando impunne, impunne-
mente.
Improsulta.
Para exajerar algo que no se puede soportar, di-
cen algunos que eso es la impjrosulta ] palabra que
debe ser corrupción áoX non plus ultra latino.
Imprimido.
Por la tendencia de regularizar los verbos, di-
cen muchos imprimido, por impreso.
Inacio.
No es raro oír que se corrompe el nombre de Ig-
nacio, diciendo Inacio, por aquellos que dicen in-
ciencio, por incienso.
Inano.
Es corrupción de enano.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 335
Inorar.
Kl vulgo dice así en vez de ignorar.
Inclusives.
¡nvlusive es un adverbio, y por Jo tanto inva-
riable; no admite plural: "Yo sé ya hasta Jos ver-
bos irregulares inclusives,'' es un disparate, que no
por serlo deja de usarse.
Incomible.
Aunque esta palabra no está en el Diccionario,
parece bien formada de la partícula in y la voz-
comible.
Indilgarse.
Endilgar, que es el verbo castellano, es activo y
no recíproco; vale por dirigir, acomodar, encami-
nar una cosa hacia cierto fin con maña ó astucia;
pero por esa manía de nuestro pueblo de dar hi
forma reñexiva á muchos verbos, se la damos á
ese, y además convertimos la e en i.
^'Pienso que voy al Calvario
Y desde allí á Candelaria,
Que me indilgo á Guadalupe
Y en seguida al Ojo de agua."
(Rivera Maestre.)
Independerse.
Este verbo de nuestro cuño, lo hemos visto usa-
do hasta por personas que tienen fama de estadis-
tas; aunque el nombre que les prueba es el de bu-
llangueros, por más que sea otro provincialismo
nuestro.
Independizar.
Dice Cuervo: "Otro verbo cuya formación da
mucho en que pensar es independizar: lo cierto es
336 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que no hay otro en izar derivado de adjetivo en
antCj ente, pues nuestro dementizar en lugar de de-
mentar es un disparate; pero con ser así, arguye
en contra de aquél, porque da á entender que no
se puede suprimir el ent. Si á cualquiera se pre-
gunta cómo se formaría un verbo que significase
volver protestante, es seguro que no contestará j9ro-
testizar sino protestantizar. Sea de esto lo que se
quiera, en castellano se ha dicho siempre emanci-
'par.''
Indizuelo— a.
El diminutivo de indio, india, es indezuelo, in-
dezuela, que no indizuelo-a, como dicen por acá.
Indino.
Es corruptela de indigno; pero entre el pueblo
bajo se toma además por astuto, pillo. ''¡ Ah indi-
no, dicen, no me volverá á engañar!"
Indígena.
Es el natural ú originario de algún continente,
nación, provincia ó lugar de que se trata. De ma-
nera que todos somos indígenas de América, los
nacidos en este Continente. No se podría, pues,
decir "Ley de contribución de Indígenas;'' privi-
legios de los ijidígenas; porque comprendería á los
que nosotros llamamos ladinos y á los indios.
Inciencio.
Incienso Q^ como debe decirse.
Influenciar.
Oigamos lo que acerca de esta palabra dice Paz
Soldán y Unánue: — ''Desde las primeras páginas
PROVINdlALTSMOS DE GUATEMALA 337
de este Diccionario venimos hablando de la perni-
ciosa afición á sacar verbo de todo sustantivo ó
adjetivo, como lo vemos en adjuntar de adjunto, y
agredir de agresor; ó si el verbo existe ya en el
idioma, conteniendo sólo la raíz del sustantivo, á
formar uno nuevo en que entre de una pieza. No
viendo pues en influir más que el inji de influen-
cia, hemos optado por influenciar , en que cabe to-
da aquella palabra. Por la misma razón, no vien-
do en jnesuponer más que el presiip de presupuesto,
decimos presupuestar: sin que falte quién diga eyn-
prestitar y no prestar. En la República Argentina
es ya cosa corriente exteriorizarse (un hecho, por
hacerse manifiesto,) responsabilizarse (alguno, por
ser responsable,) intensificar, modernizar, obstaculi-
zarr
Entre nosotros, lo corriente ahora es estar in-
fluenciado, ó sea con la influencia (grippe,) como
llaman al rempujón a n Guatemala, trancazo en
México y dengue en España.
Infundía.
Dígase enjundia.
Infundían
Se toma este verbo, de creación nuestra, por mo-
lestar, cargar, ó cosa parecida.
Infíccíonar.
Corrupción de inficionar, que es la voz castiza
(del latín infiere.)
Infriar.
Como en indilgar, por endilgar, que se cambia
la e en i: en infriar, por enfriar, hay esa corrup-
tela.
338 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Inflingir.
Dígase Í7ifligir.
Ingrimo.
Ingrimo y solo, usan por acá para indicar que
estaba enteramente solo, 6 como dicen aquellos
que no comprenden que no cabe superlativo en
estar solo, muy solo. La voz grima significa es-
panto, miedo, desazón ; y así se dice en español:
^'estaba tan extenuado, que daba grima verle." De
modo que en grima y solo, vale por afligido y solo;
pero es una c<)rruptela el ingrimo, que tanto se oye
por acá; y que debe ser usado en Colombia, cuan-
do el insigne Cuervo lo censura y en Venezuela
priva también, al decir de don Santiago Michele-
na, en el Pedantismo Literario y Verdades Políticas.
Ingalaterra.
La gente ignorante dice así, en lugar de ''Li-
glaterra."
ínsulas.
A la ínsula Baratarla deberían irlos que en vez^
de darse muchas ínfulas, se dan ínsulas.
Intertanto.
ínter es castellano anticuado, y nosotros oímos
por acá intertanto, por mientras, entretanto.
Intitularse.
Muchos dicen vulgarmente me intitulo, por me
llamo; v. g. me intitulo Juan Lana; me intitulo
Garatuza. Ni qué extraño es ésto, cuando gente de
pro, usa á cada paso me permito, por decir me to-
mo la libertad ó la licencia.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 339
Inoficioso.
Sólo lo reconoce el Diccionaric como término
forense, aplicable á los testamentos, legados ó do-
naciones que, por faltar á los oficios de piedad,
para con la familia, se llaman técnicamente inofi-
ciosos.
Nosotros, lo mismo que los colombianos, lo to-
mamos por inútil, ocioso, incondiicente. ''Es ya del
todo inoficioso que venga á verme;" ''Es por de-
más inoficioso procurar convencerle," etc., etc.
¡Y qué!
Es una exclamación que denota no dársele á
uno nada de lo que pasa, ó de lo que se le refiere.
En Venezuela se dice i qué por diz que.
I ntratar.
Dicen por acá las gentes de baja ralea, que vale
por injuriar ó tratar mal de palabra.
Intrínsico.
Es intrínseco.
Inyectar.
Se usa mucho para indicar que los ojos se vuel-
ven rojos ó se encienden; v. g. "A Juan se le echa
de ver que toma: anda siempre con los ojos inyec-
tados.— Desde luego se comprende que inyectar no
puede valer por ensangrentar.
Los buenos escritores dicen, y han dicho siem-
pre, ojos encarnizados.
"Esto dijo en voz tan alta que lo oyó la duquesa,
y volviendo y viendo á la dueña tan alborotada y
tan encarnizados los ojos, le preguntó con quién las
había." (Cervantes. — Quijote.)
340 vicios DEL LENGUAJE Y
Ir.
Muchos dicen iyendo, por yendo, y solemos oír
que algunos usan i por vé, como cuando ordenan
al criado: "i poniendo el carruaje;^' ''ite vistiendo,
que ya es hora de ir al teatro;" en lugar de vé po-
niendo el carruaje; vé vistiéndote, etc.
Otra locución viciosa es esta: ''voy ir escribien-
do de una vez para que no me coja el tiempo, en
vez de iré escribiendo, etc
"?e murió, porque estando enfermo, fué y se
mojó los pies." — Esta locución si es castiza, aun-
que no consta en h)s diccionarios; pero tenemos
por provincialismo guatemalteco, y también chi-
leno, el uso de ir, para indicar la propensión de
alguno á hacer tal ó cual cosa, como en el siguien-
te cuarteto; citado por el Diccionario de chilenis-
mos:
"Ay quien fuera como el perro.
Para no saber sentir!
El perro no siente nada,
Todo se le va en dormir."
Irrigación.
Si tenemos riego y regar (rigare) de legítimo
abolengo, ¿qué necesidad hay de irrigación y de
irrigar f
Ispié.
Es corruptela de espié.
Izote.
El izote es un árbol muy común en los campos
y afueras de esta ciudad. Su apariencia es bellí-
sima; y si no nos llama la atención, es porque es-
tamos acostumbrados á verlo. Sobre el tronco,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 341
que tiene unos tres metros de altura, nacen las
hojas del izote, que e^on duras, como las del maguey
(agave americano) rectas, de unas 25 pulgadas de
largo y una de anclio. Forman todas una especie
de esferas, al irradiar de un mismo punto, y del
centro nacen unos tallos que llaman candelitas de
izote, por la forma que tienen. Las flores son blan-
cas y comestibles cuando se guisan. Yucca glorio-
sa es el nombre técnico del izote.
IzquisuchiL
Árbol frondoso, de hermosísimas flores, cuyo
nombre significa en lengua Pipil: "Sólo esta es
flor.'* Algunos le llaman esquisuchel ó esquisuche.
Su nombre científico es Ehretia guatimalensis.
j.
La ¿ota latina, undécima letra de nuestro alfa-
beto; la octava entre las consonantes; gutural y
paladial, porque su sonido es fuerte, y se forma
éste con el medio de la lengua inclinado al centro
del paladar, muy metida á la garganta y arrojan-
do el aliento con fuerza. Tiene el sonido en to-
das las vocales fuertes, como la g con la e, i, como
ja, ji; resultando de aquí que la j es una i prolon-
gada en su forma estructural; y en la antigüedad,
aún se observa en escritos latinos la J con el nom-
bre de iota. Los lengüistas del siglo X VIH la se-
pararon. Esta letra se llama i de Holanda, por-
que los holandeses fueron los primeros que intro-
dujeron este carácter de imprenta. — Barcia dice:
''En el siglo XIV se introdujo la práctica de poner
342 VICIOS DEL LENGUAJE Y
un punto sobre la i para mayor claridad en la es-
critura; práctica que se extendió á la j, y que se
conserva hoy día en atención á que esta letra es
también una verdadera i. Pelletier, en 1550, y
Raí mus en 1557 fueron los que regularizaron la
adopción de la j en vez de la í." (Díaz Rubio. —
Gramática Española; tomo II, página 212.)
Jabear.
Lo usan vulgarmente significando robar.
Jabón.
Aquí dicen echar un jabón, por dar una repri-
menda. En España la frase es dar un jabón.
Jaba.
Es un provincialismo cubano, al cual dedica
Pichardo una descripción extensa; significa una
especie de arpillera ó cesto de forma cúbica, como
de una vara en cuadro, y en el que, con el respec-
tivo relleno de paja que cubre los intersticios, vie-
ne perfectamente amparada la loza, porcelana y
cristales que se introducen del extranjero. La pa-
labra jaba, que es del género femenino, se usa
también en el Perú y en Chile, al decir de Arona
y de Rodríguez. Jaba llaman también a una en-
fermedad.de los caballos, que en español es haba.
Jaboncillo.
En buen español sería diminutivo de jabón, ó
jabón de olor, según dice el Diccionario, acepción
en la que se usa mucho en el Perú. Entre noso-
tros se conoce con el nombre de jaboncillo el fruto
de un árbol, que también se llama vulgarmente
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 343
jaboncillo (de la familia de las aceráceas.) Dicha
fruía es del tamaño y de la forma de una uva; su
color es amarillo ocre, está cubierto de una pelí-
cula consistente que contiene un jugo con mucha
saponina, que mezclada con el agua produce
espuma y que emplea la gente pobre para la-
var su roi)a y para otros usos en lugar de jabón, al
cual sustituye bien. La semilla áe\ jahoncillo es
casi del tamaño del fruto, muy negra y relucien-
te. El árbol tiene unos diez metros de altura; sus
hojas son alternas, en pequeños ramos de nueve á
diez hojas de color verde mate de tres á cuatro
[)ulgadas de largo, lanceoladas. Las flores son
blancas, pequeñas, en panículas terminales, y ex-
halan un olor suave. Sapurdus saponaria.
Jalar.
Así decimos por halar ^ aspirando fuertemente
la h hasta convertirla en j, a usanza anticua, como
lo hace la gente rústica con otras muchas voces
(jue tienen /¿, y que hoy es completamente muda.
Así ílicen jacha, jarlo, jeder,jierro, azajar, mojo, pi-
tajaya, retajila, jaragán, jato,.jerrumbre, jaba, jol-
gorio; en vez de hacha, harto, Boeder, hierro, azahar,
moho, pitahaya, retahila, haragán, harto, herrumbre,
haba, holgorio.
En Nicaragua y en Costa Rica tienen modismos
raros; dicen que un joven está, jalando con Juana,
^por ejemplo, para significar que la hace el amor,
que la está haciendo el oso.
El verbo jalar lo prodigamos fuera de sazón: en
vez de decir tira el cordón de la campanilla, deci-
mos jala el cordón etc.; ''Pedro me está jalando el
vestido,'' dice el chiquillo, en lugar de ''me está ti-
rando del vestido, etc., etc.
344 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Jalado.
Cuando oimos decir por acá que alguno está ja-
lado, pronto comprendemos que ese infeliz se ha-
lla ebrio, con una mona, como dicen en España.
Jalón.
Así se llama un palo 6 estaca que sirve para ali-
near terrenos en las mediciones, y en el levanta-
miento de planos y de mapas; no la acción de
tirar, que es en español tirón, tirada.
Janano.
Llaman con ese feo nombre al que tiene los la-
bios leporinos.
Jangada.
Jamás usamos esta palabra en la acepción de
'^salida impertinente," que es una de las que en
España tiene. Jangada, entre nosotros, es toda
acción inconveniente y con malos resultados; acep-
ción que también es castiza.
JaracataL
Se toma por sinónimo de abundancia, multitud]
porque hay un árbol que produce muchísimas flo-
res amarillas, y se multiplica con asombrosa ra-
pidez, al que \\2íuva\\ jar acate o j atácate. Así, pues,
dicen por extensión, que hay un jaracatal, de en-
fermos; un jaracatal de presos, etc., etc.
Jarana.
Es en español bulla, gresca, algazara, jaleo, di-
versión nocturna de gente de bajo jaez: tambarria,
como decimos por acá y dicen en el Perú.
PKUVINCIALISMOS DE GUATEMALA 345
Además, damos en Guatemala á la voz jarana
la significación de trampa, engaño, ardid ó artificio
ilícito con que uno pretende ganar áotro en el jue-
go. ¿Será este un provincialismo inventado por
nosotros, ó una palabra tomada de alguna lengua
indígena de América, como tantas otras, que pri-
van hasta hoy en conversación de personas cultas?
— Creemos que es más bien un vocablo creado por
los españoles de Indias, según dice Garcilaso,
quien pon^ en boca de soldados españoles aquella
voz, sin decir que sea indígena. He aquí sus pa-
hibras: **Voto á tal, que pues Madalena de la
Cruz se fué en secreto, que nos deja hecha alguna
harana,^^ Como se ve la escribían con h, que as-
piraban sin duda, y después conyirtióse en j. El
Diccionario no trae harana, ni jarana en esa acep-
ción de trampa ó engaño. Los derivados son jara-
near, jaranero, y enjaranado, que se toma por car-
gado de deudas.
Jáquima.
Es en español la cabezada de cordel ó de cuero,
que se pone á las bestias. En esta acepción usa-
mos también aquí la palabra jáquima; pero ade-
más decimos del que está achispado ó borracho,
que tiene una buena ^a^mma.
Jato.
Así llamamos al hato, que es la manada ó por-
ción de ganado que se halla en un sitio. Los ne-
gros del Perú dan el nombre de jato á la montura.
El Diccionario dice qxxQ jato es sinónimo de bece-
rro.
346 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Jerga.
Significando tela burda, es palabra castiza; pero
tenemos por provincial me^erjer^a, enjergar, que
significa hablar mucho, sin sustancia, con el fin
de engañar ó distraer á alguno.
Jericoplear.
Así dicen muchos, y otroii joricoplear, en vez de
molestar, jorobar, cargar. En lo antiguo debe de
haberse dicho goricoplear, ó sea hacer coplas fúne-
bres; de gori gori, canto de entierro, y coplear, for-
mar coplas. Por extensión, y corrompida la voz,
usamos el joncopfear 6 jericoplear, cuando de un
modo constante nos molestan con algo, siquiera
no sea con la monotonía insoportable de funerales
cantigas.
En pocas partes del mundo habrán formado tan-
tas palabras, como aquí, para significar que á uno
lo joroban ó lo muelen: chivar, amolar, jeringuear,
jericoplear, fregar, etc., son otros tantos verbos de
uso vulgar, que suenan en los labios de nuestros
paisanos, cada vez que el desengaño, el tedio, la
malevolencia, la envidia, acibaran las horas de la
vida. Así como hay en cada país plantas caracte-
rísticas, de usos muy varios, como la palma en el
Oriente, y el plátano y el maíz en la América, no
faltan palabras sintéticas, de expresivo significa-
do, que se usan diariamente en el pueblo bajo, que
es tan pintoresco en su lenguaje.
Jorobojo.
Es el nombre vulgar del pájaro Hylomanes gu-
laris. Lafr.
>
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 347
Jerrumbre.
Dígase herrumbre.
Jeruza.
Nombre que da la plebe á la cárcel.
Jesusear.
Lo trae el Diccionario, por repetir el nombre de
Jesüs. Entre nosotros se dice de una persona á
la cual le aplican ó atribuyen un hecho; v. g. "Ma-
lo está: ya empiezan á jesusiar á don Lorenzo; y
eso bastará para que lo boten." "A la Juana la
estuvieron jesusiado; pero al fin no se casó."
Jicaque,
lilamose de los jicaques una tribu de indios de
Honduras, tan salvajes, que hasta el día dicen, por
estos países, ^*ica^i¿e al que es cerril ó inculto.
Jicaras.
Frutos del árbol llamado jícaro. En las Anti-
llas se llaman giiiras y jigueras; en Cuba totumas ^
y en Venezuela taparas:
El que bebe agua en tapara
O se casa en tierra ajena.
No sabe si el agua es clara,
Ni si la mujer es buena.
Antiguamente las jicaritas se usaban para to-
mar chocolate, adornándolas con pies de plata; de
allí biene que al que se mostraba solícito por ser-
vir á la mesa, ó acomedido, como aquí se dice, por
sacar la jicara, le dieran pleonásticamente este
nombre. Hoy casi ninguno toma chocolate en
348 VICIOS DEL LENGUAJE Y
esos trastos; pero á la verdad, abundan más los
que sacan la jicara. Esta frase es difícil que se
olvide, mientras sea cierto aquello de ''Por dine-
ro baila el perro, y por pan si se lo dan." Cuán-
tas cosas hay que ya se acabaron, y sin embargo
sus nombres no dejan de salir á la palestra. Hay
muchos que sacan la jicara, y no son pocos los que
se la dejan sacar; 6 lo que es lo mismo, en térmi-
nos castizos, abundan los aduladores y también los
vanos, que se pagan de falsas y mentidas alaban-
zas. La palabra Jicara viene del mexicano xicalli,
que significa vaso. Hoy más que nunca, priva el
refrán "a más servir, menos valer."
Jicama.
Es una leguminosa papilionácea {Pachyrchisus
tuberosa) que contiene en su raíz un jugo azuca-
rado agradable y que suministra mucha fécula,
que hasta el día no se explota.
Jiede.
Vulgarismo que equivale á hiede.
Jinetear.
El Diccionario de la Academia Española, en la
12^ edición, dice que jinetear es andar á caballo,
principalmente por los sitio públicos, alardeando
de gala y primor. — Salva asegura, con razón, que
es provincialismo mexicano, que significa domar
los caballos cerriles. Esta es la acepción que noso-
tros le damos; y en tal virtud decimos: *'el domin-
go habrá toro jineteado en la plaza de toros."
Entre los guasos, de Chile jÍ7ietear es montar un
caballo y manejarlo como cumple á un diestro y
valiente jinete.
PROVINCIALISMOS BK GUATEMALA 349
Jiquilite.
En Español, índigo, jiquilete, jiguilete 6 añil (in-
digüfera añil.) Los indios le llaman mohuitli, tleo-
huiti y xiuhquilith. También damos el nombre de
jiquilite á una planta, que cocida produce una a-
gua azul, que emplean las lavanderas para dar
algo de color á la ropa blanca. El jiquilite ó añil,
es un arbusto de 5 á 6 pies; su tallo es sub-leñoso,
ramificado, de hojas pequeñas, de un verde claro,
dispuestas en foliólas, de las que contienen de 10
á 12. lias flores de color rojo claro, en forma de
racimos cortos. Las vainas del fruto son peque-
ñas, encorvadas, de forma cilindrica terminadas
en punta, contiene de 5 á 6 semillas ovoideas de
color moí-eno oscuro.
Jirimiquear.
Lo usamos por acá en vez de lloriquear, gimo-
tear, que son las palabras castizas.
Jirimiquiento.
Derivado Aq jirimiquear-, el que lloriquea.
Jocico.
Muchos pronuncian así la palabra hocico,
Jocear.
Se toma por hocicar ú hozar ; es decir, dar golpes
con el hocico. En el campo llaman jocear al acto
de revolver los cerdos la tierra ó romper las cer-
cas con el hocico; que en buen castellano es hozar.
Joceo.
Es el acto de jocear.
350 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Jolote.
Algunos dicen así al pavo, chumpipe.
Joyolina.
Nombre vulgar de la cárcel.
Jipijapa.
Se llaman sombreros de Jipijapa opanamás, los
que se fabrican de una especie de gramínea, lla-
mada en Panamá y en el bajo Perú bombonaxá
(paja de sombreros), que se parece en su forma á
los juncos de laguna. La industria de los som-
breros jipijapas es una de las más preciosas de la
América del Sur.
Jiote.
Es una erupción como la tina, que no sólo da á
los hombres, sino más comunmente á los perros.
Es una enfermedad común en Soconusco y San
Marcos. Hay también un árbol al cual llaman
palo jiote.
Jute.
Entre los moluscos (fluviátil) más comunes en
este país, hay algunos con nombres provinciales,
como el jute, de color negro, en forma de pequeño
caracol, que usan mucho para hacer caldo. No va-
ler un jute, es en español, no valer un comino.
¡ Asi jutes I exclamación vulgar de extrañeza.
Josco.
Es /oseo, hosco.
Jobo.
Es un aguardiente especial que hacen en Comi-
tán. Hay también un árbol silvestre que produ-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA . 351
ce unas ñores amarillas, ordinarias, que solamen-
te comen los pájaros, y que se llama jobo.
Jocote.
Es una fruta muy común entre nosotros, muy
deliciosa al paladar, del tamaño y de la forma de
una aceituna grande. E\ jocote es de color ber-
mellón ó rojo, con una película delgada que cubre
la carne, y que está sobre un cuesco pequeño. Hay
♦nucluis especies diferentes de jocotes: el mejor es el
que llaman de corona, de hermoso color, muy sa-
broso y más grande que los otros. Sjpondias pur-
puriüy lutiay dulcís.
Al árbol que produce los jocotes, le llaman aquí
jocotal.
Es probable que el poeta de la conquista, el cé-
lebre Castellanos, aludiera á nuestros jocotes, cuan-
do dice:
"Solamente comían una fruta
Que por acá llamamos aceitunas,
Que son en las figuras aparentes
Y en el sabor y gusto diferentes."
Jurgar.
Hícrgar, que es verbo castizo, pronúncianlo mu-
chos con h aspirada, á estilo antiguo.
Juaquín.
Muchos pronuncian y escriben Juaqum, en vez
de Joaquín.
Jubilarse.
El verho jubilar, significa dispensar del servicio
al empleado anciano, ó al que ha llenado los re-
quisitos que la ley exige, y continuar pagándole
352 . VICIOS DEL LENGUAJE Y
el sueldo. En esta acepción es mu}^ castizo; pe-
ro nosotros no sólo le damos esa sino que emplea-
mos, como los venezolanos, tal verbo, para signifi-
car que un niño deja de ir á la escuela, y se va á
pasear, que en castellano es hacer novillos, hacer mi-
co. En España suelen usarse en el mismo senti-
do otras expresiones, como hacer 'pimienta, hacer
rabona. En Bogotá capar á la clase, y en el Perú
hacer vaca.
Salomé Jil,dice:'^Chico Araña andaba casi siem-
pre jubilado, lo cual en el Diccionario tecnológico
de los escolares, quiere decir que casi nunca con-
curría á la escuela. Aunque de pronto pueda pa-
recer mal aplicada la palabra, se convendrá, por
poco que la palabra se medite, en que con mucha
propiedad se llaman jubilados los párvulos que se
dan esas vacaciones, aunque no sean empleados
que hayan encanecido en el servicio. Jubilarse
significa rigurosamente alegrarse, y nadie dudará
de la alegría de un muchacho que saliendo de la
casa paterna para ir á la escuela, tuerce el camino
y se va derechito á retozar al campo. {Cuadros de
Costumbres; tomo II, página 88.)
Juma.
Así llamamos á la borrachera. Probablemente
sería huma, de humo 6 humazo, aspirando fuerte-
mente la h. — "Tenía una juma espantosa, y decía
muchos desatinos," significa que "tenía una bor-
rachera."
Jumazo.
En español es humazo, y significa un humo den-
so y fuerte. Aquí hemos oído decir: "Entraron
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 353
los ladrones á su casa: le dieron jíimazo; le roba-
ron cuanto tenía, y él no despertó hasta muy tar-
de."
Juerte.
No es raro, en el pueblo, el cambiar la / en j
como en jiiertey jué, por fuerte, fué.
J uzgar.
No sabemos por qué entre nosotros dan á aquel
verbo el significado de espiar, ó sea observar con
gran disimulo y secreto lo que alguno hace ó dice,
para comunicarlo al que lo ha encargado. Llaman
juzgón al espía, — ''Juzga (Fulano) bien sobre pin-
tura ú otras cosas:" dígase que es voto, buen juez,
inteligente en pintura.
Jurunera
Provincialismo que significa chiribitil, desván,
pieza sucia, pequeña y obscura.
Jule.
Interjección que se usa para indicar al perro que
se arroje sobre su presa. Podríamos asegurar que
los españoles que primero vinieron á estos países
usaban dicha palabra, que }íuede ser corrupción
de julo j voz castellana, deribada del árabe, que sig-
nifica manso, obediente.
Juilín.
Nombre de un pez, que abunda mucho en nues-
tros ríos, y que se distingue por su grandes barbas.
Del género Piraelodus.
354 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Juanchís
Nombre de los gatos monteses que se crían en
el valle de Canales.
Jurgucear.
Lo usan algunos, por espiar con solicitud y li-
jereza.
Justan.
La gente vulgar llama así á las enaguas blancas;
y la gente educada, entre nosotros, impropiamen-
te les Uamsi fustán, que en buen español significa
tela de algodón que sirve para forrar vestidos.
Justiciable.
No es castellano, por sujeto a ley 6 castigo, co-
mo por acá lo usan los leguleyos. "Tal hecho ya
no es justiciable, por los códigos modernos," dicen
muchos que son galiparistas.
Ha prevalecido una indecisión tan grande en el
uso de las formas complementarias, que ha veni-
do á ser defecto grave del idioma, puesto que en
medio de la diversa práctica de todos los escrito-
Tes, se han esforzado en vano la Academia Espa-
ñola, Salva, Hernández, Bello y otros gramáticos,
á fin de regularizar el uso del la, le y lo.
Hasta fines del rigió XVI se confundió el caso
dativo masculino del artículo el con el femenino
del artículo la. Desde el siglo XVII, los mejores
escritores usaron /a para el dativo femenino y le
para el masculino, sin faltar algunos, como el du-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 355
que de Rivas y Martínez de la Rosa, que usaron
constantemente de le y no de la para el femenino.
Don Antonio J. de Irisarri, que trató el punto,
con la profundidad que en tales materias acos-
tumbraba, se inclina al uso de la para el femeni-
no y \e para el masculino, como más sencillo, más
idiológico y más usado en Castilla la Vieja.
Don Andrés Bello dice: ''Si algo valiese mi opi-
nión, recomendaría como preferible á todos el sis-
tema de la Academia, que en la cuarta edición de
su gramática, prescribe el uso de le y les como da-
tivo masculino y femenino, el de le y los como acu-
sativo masculino, y el de la y las como acusativo
femenino, y sólo acusativo. La distinción de per-
sonas y cosas en el acusativo le 6 lo y en los dati-
vos le 6 la, les ó las, es una especie de refinamien-
to que puede sacrificarse á la simplicidad. Y en
cuanto al la y las en el dativo, para evitar la an-
fibología, el castellano logra mejor ese fin por me-
dio de la duplicación, esto es, al caso complemen-
tario, la forma compuesta: "Encontré á D. Pedro
con su esposa, y le di á ella un rarao'de flores." —
{Gramática, página 281.)
La.
Es muy común el vicio de anteponer el artículo
á nombres de mujeres: verbigracia, la Juana,
la Conchita, como dicen generalmente por acá.
Semejante vicio nos viene de los mismos conquis-
tadores, que así decían; pues hasta la fecha, la
gente ignorante antepone en Castilla dicho artícu-
lo á los nombres propios de mujer. En estilo de
notaría, es castizo el uso de tal artículo definido.
356 VICIOS DEL LENGUAJE Y
aún antes de nombre de varón; y así vemos en es-
critos jurídicos publicados en España; ''alegó el
Manuel, falta á la verdad el Juan Martínez." Dí-
cese,/o5 Pedros, los Franciscos, abundan en Guate-
mala; porque se sobrentiende los nombres de.
Es galicismo poner artículo á algunos nombres
de provincia ó región, como la España, la Guate-
mala, el Quezaltenango, á no ser en locuciones co-
mo estas: '*La España de Carlos V; la Guatemala
del tiempo de la Colonia; el Quezaltenango de
aquellos años." Debe decirse: "El clima de Es-
paña; el cielo de Guatemala; el frío de Quezalte-
nango," sin anteponer en estos casos artículo al-
guno.
Lo que soy yo.
En buen castellano, dígase: ''lo que es yo."
"Señora Rita, ¿quién es
El que echa esas seguidillas?
¡Qué! ¡Si hace hablar la guitarra!
¡Si parece un organista!
Lo que es yo toda la noche
Oyéndola me estaría.
(Trueba.)
"Lo que es yo, libre está que declare." — Hart-
zenbusch.
Lacena.
Es corrupción de alacena, que es como se dice
en español.
Ladino.
Significa en castellano antiguo "el que hablaba
alguna lengua extraña, además de la propia;" y
de ahí vino que se diese el nombre de ladino al
indio que hablaba el español, y que tenía ya las
PROVIN(íIALISMOS DE GUATEMALA 357
costumbres de la raza conquistadora. Hoy se Jla-
man ladinos los nativos de estos países que hablan
castellano y que no tienen el traje ni las costum-
bres de los indios. Ladino, en otra acepción cas-
tiza, vale taimado, astuto, sagaz. Véase Aladinado.
Laurel cerezo.
En francés laiirier-cerise; pero en castellano es
laurel real, que no cerezo.
La Magnífica.
La gente ignorante, ó lo que es lo mismo, el
mayor número, dice la magnifica por el Magnífi-
cat.
Lamber.
Vulgarismo, que se usa en vez de lamer, que es
verbo castellano.
Lamprear.
Dice el Diccionario que es componer 6 guisar
una vianda, friéndola ó asándola primero, cocién-
dola después en vino ó agua, con azúcar ó miel 6
especia fina, á la cual se añade un poco de agrio
al tiempo de sacarla á la mesa.
Entre nosotros dar una buena lampreada, signi-
fica aplicar una buena tunda de azotes á alguno.
Se toma lamprear por azotar.
Lavadero.
Al decir de Salva, es un provincialismo de la
América Meridional que significa: el paraje del
río ó arroyo de donde se sacan arenas ó pepitas de
oro, que se lavan allí mismo, agitándolas dentro
•de una naveta de cuerno en la corriente del agua.
358 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Lavador.
Es un instrumento de hierro que sirve para
limpiar las armas de fuego; por acá se le da otra
significación, aplicando el nombre de lavador á la
mesa en que se coloca el recado para la limpieza
y aseo de una persona; al cual llaman en Chile
lavatorio y en España lavabo^ voz que es de uso
moderno, y que figura en la duodécima edición del
Diccionario de la Academia Española. En Nicara-
gua, Honduras y el Salvador dicen lavatorio.
Lana.
"El lana, lo mismo que el cucuxque,áQ\ cual ha-
blaba yo hace pocos días, es una producción indí-
gena de este país; y si tiene puntos de contacto
con ciertos entes de otras partes, concurren en él
condiciones y circunstancias especiales que le dan,
por decirlo así, una fisonomía propia y sui géiieris.
El lana guatemalteco no es enteramente ni el lé-
pero de México, ni el roto de Chile, ni A jaque de
Andalucía; y sin embargo, participa de los carac-
teres de esos diferentes tipos de las clases ínfimas
del pueblo. En cuanto al origen del nombre lana,
en la acepción en que aquí se toma y en la cual lo
empleo en este artículo, supongo será el cobertor
de lana ordinaria llamado antre nosotros chamar-
ra, con que se abrigan los hombres del pueblo, y
que, así suele servir de capa por el día, como de
colcha por la noche. Es ciertamente un puro ca-
pricho el haber aplicado á una clase de la socie-
dad la palabra que denota una materia textil; y
sólo la costumbre de emplearla en ese sentido, pue-
de hacer que no nos choque su uso, y que com-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 359
prendamos perfectamente que al decir en Guate-
mala, por ejemplo, "me han correteado los lanas,''
"muchos lanas entraron á la cárcel/' "esa es acción
de un lana, etc," se trata de hombres que corretea-
ron, que fueron encarcelados, que han cometido
un desaguizado, etc. Es muy probable que si los
ciudadanos de la plebe de este país vistiesen seda,
lienzo ó algodón, no se llamarían lanas, sino sedas,
lienzos ó algodones; y se diría verbigracia, "anoche
encontré'» á un seda completamente bolo, y vi que
los perejiles cargaban con él y se lo llevaron á la
geriLsay
Hace cosa de treinticinco ó cuarenta años, los
lavas estaban en su apogeo. Desde las oraciones
de la noche en adelante, especialmente en los bar-
rios de la ciudad, eran señores de vidas y hacien-
das, anotando la crónica diaria las azañas de esos
caballeros. Los hombres decentes no salían en-
tonces de sus casas por la noche, sino armados de
trabucos, sables y hasta esmeriles; precauciones
ineficaces muchas veces, pues no hay defensa que
valga contraía piedra, arma favorita de los lanas.'"
— Ss\omé Ji\; Cuadro de Costumbres, ''El Lana''
tomo II, página 85.
Lanceros.
Del francés lanciers, tomamos el nombre de lan-
ceros, que damos a una contradanza, que en caste-
llano llámase rigodón, Im posible sería que alguno
en un baile, invitase á las beldades que adoran á
Terpsícore, á bailar un rigodón ¡Qué horror!
Siempre serán cuadrillas, 6 lanceros, por más que
proteste la Academia.
360 VICIOS DEL LENGUAJE Y
^^Terpsícore en sus raptos hechiceros,
Combinó en esta noche placentera
Vals, danza y rigodón (vulgo lanceros'')
(Villegas.)
Latente.
Significa latente oculto, y muchos lo usan signi-
ficando lo que late, caso en el que debe decirse la-
tiente. Corazón latente, es corazón oculto, y cora-
zón latiente, es el que late.
Lelo.
Lelo 6 ido llamamos al que en castellano se lla-
ma alelado, en estilo vulgar chiflado^ y en estilo
culto sería, al decir de don Juan Valera, desorbi-
tado.
Lechuguilla.
Una planta menuda que crece en los lugares
húmedos, y que tiene aplicación contra las hemo-
rroides.— Sanvitalia procumhens.
Lenguista. '
Debe decirse lingüista, que es el versado en el
estudio comparativo y filosófico de varias lenguas,
ó sea el filólogo.
Leñatero.
Lo correcto es leñador.
Licorera.
Dice el ''Diccionario de Chilenismos" que la
palabra licorera es tan bien formada como lechera,
cafetera, azucarera (debió decir azucarero) y por eso,
y porque frasquera, si denota la caja en que se
guardan frascos, no indica lo principal que es el
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 361
licor contenido en ellos, nos atrevemos á defender
su uso y á recomendar á la Academia su adop-
<íión." No obstante esto, vemos que en la última,
que es la duodécima edición, del Diccionario com-
puesto por dicho Cuerpo, aún no se ha reconocido
la palabra licorera. Se usa mucho en Colombia.
En todo Centro- América se llama licorera.
Limar.
Al árbol que produce limas, que en español se
llama limero, dícenle en Chile limo, y por acá li-
mar.
Limonar.
Consecuentes con nuestro modo de formar los
derivados, damos el nombre de limonar al árbol
que produce limones, que en castellano es limone-
ro, Citriis limoniun.
LimoncÜIo.
Árbol muy común por las vegas del río de Pe-
tapa, y por otros puntos; de un fruto parecido á la
cereza, y con virtudes medicinales para el mal de
las bubas. Trifaria trifoliata.
Línla.
Así dicen muchos que hablan mal, por linea-
De la baja latinidad datan modos vulgares de pro-
nunciar algunas palabras, como linia, ligitimo.
Liontina.
Los que presumen de cultos pronuncian leonti-
na; pero ello es que liontina ó leontina llaman á la
cadena del reloj; y ninguna de esas palabras, ni
con ¿, ni con e, figura en el Diccionario.
362 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Linchar.
Sabido es que en los Estados Unidos no es raro
que un grupo de enmascarados entre á viva fuer-
za á la cárcel, se apodere de un reo que aún no ha
sido juzgado, y lo cuelgue del primer árbol que
encuentre; dando o\ pueblo (?) un testimonio de
su soberanía, y siguiendo la práctica de aquel mis-
ter Lynch, que al sorprender al ladrón que le hur-
taba sus pollos, le ató á un poste y le administró
una zurra de padre y señor mío; haciéndose jus-
ticia por su mano. De ese hecho, viene la cos-
tumbre de linchar, que hay en la gran república;
costumbre que no es el caso de examinar ahora.
El linchamiento será todo lo bueno ó lo malo que
quieran; pero los señores de la calle de Val verde
en Madrid, no lo admiten; es decir, no han apun-
tado la palabra en el Diccionario.
Líquida vez.
Lo usamos por una vez, para dar mayor énfasis
á la frafrC; verbigracia: '*No es cierto que me divir-
tiera mucho; una vez liquida me llevó al teatro."
Liquidámbar.
Árbol precioso, que abunda en la Alta Verapaz,
{Styrax halsamiflua) en las partes húmedas de la
cordillera, y que también se encuentra por el Qui-
che y Chiquimula.
Lira.
Caballo ñaco, rocinante.
Liso.
Significa terso, bruñido, llano. Nosotros lo to-
mamos, lo mismo que los chilenos y peruanos, por
PROVINCIALTSMOS DE GUATEMALA 363
desvenjonzado, atrevido, desfachatado. Este provin-
cialismo viene de aquella jerga gitanesca llamada
germaiúa. Es de verse uno de esos dramas calle-
jeros en que, tras una linda jpatoja de dieziséis
primaveras, que lleva un cesto primorosamente
en la cabeza, va un lana de chaqueta echándola
flores, y algunas frescas, á las cuales ella derrepente
contesta con un dengue: ¡Qué hombre tan liso!
¡ A chis ! ; Qué plomoso !
Lisura
Es por acá la gracia llevada hasta la impavidez,
hasta la liviandad, hasta el insulto. "Me dijo
muchas Usuras'' quiere decir "muchas palabras
libres.'' En castellano lisura no sólo es la igual-
dad y lustre de la superficie de una cosa, sino que
se toma por ingenuidad, sinceridad. Proceder con
listera, sería en nuestro modo de entender, con
grosería, con liviandad, con desvergüenza, mien-
tras que, en buen español, es proceder con fran-
queza, sin ambages. Juan Arona dice que en el
Perú lisura vale por frescura, llaneza, desenvoltu-
ra, desvergüenza, desacato, atentado, ¿qué sé yo?
Lívido.
¿Quién no toma, entre nosotros, lívido por
pálido, descolorido? Sin embargo, lo que signifi-
ca lívido, en castellano, es amoratado, y no pálido,
acepción en la que lo han usado Jorge Isaacs y
otros escritores americanos. A muchos de nues-
tros poetas podríamos citar, que se pondrían colo-
rados ó descoloridos, pero no lívidos, al saber que
los angelicales semblantes de sus deidades, color
de marfil, fueron amoratados, sin querer los inspi-
rados bardos, en sus endechas y madrigales.
^64 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Locero.
Locero y locería, no son de mala ley, según Cuer-
vo y Rodríguez; pero ellos mismos hacen observar
que lo castizo y autorizado es alfarero, alfarería,
ollero, ollería.
Locomotiva.
Esta palabra locomotiva se encontraba en los
Diccionarios anteriores á la XII edición de la Aca-
demia, que ya no la reconoce, y que trae en su lu-
gar locomotora. No culpemos, pues, al distinguido
poeta Carlos Augusto Salaverry, por haber canta-
•do en viriles estrofas "Za locomotiva ;^^ pero conven-
gamos en que el ilustre Cuerpo de Madrid, que
''limpia, fija y da esplendor," tuvo razón en hacer
que prevalezca locomotora y no locomotiva, ya que
para ello no sólo hay razones de eufonía ó de gus-
to, sino que es más conforme con la índole y for-
mación de nuestra lengua, la primera de esas voces,
que no la segunda, de pronunciado sabor galicano.
Loquera.
Dígase: ha dado en la manía, en la locura; pero
no en la loquera, como algunos' dicen.
Loga.
Así dicen vulgarmente por acá, en vez de loa,
que es el preludio ó prólogo que precede á las co-
medias ó dramas. En los pueblos pequeños sue-
len divertirse con las logas, en ocasión de la festi-
vidad de algún santo. Tales representaciones, por
lo primitivo y rústico de su carácter, hacen recor-
dar los misterios y entremeses de la edad media,
•que tan bien describe Cervantes.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 365
Lora.
Es loro y no lora, palabra que viene de los nom-
bres adjetivos españoles que designaban un color
oscuro, que se aplica á ciertos indios amulatados,
como puede verse en la historia general de Oviedo,
y en el glosario que la acompaña. El Dicciona-
rio dice que loro es un color oscuro amulatado 6
moreno que tira á negro (del latín luridus, obscu-
ro.) Loro, para significar el pájaro que lleva este
nombre, viene del malayo lori, que quiere decir
papagayo rojo, al cual llamamos nosotro guacama-
ya. El nombre de loro lo tomamos como sinóni-
mo de perico ; pero propiamente loro es en buen
castellano el papagayo rojo.
Lorocos.
Son unos botones verdes de flores blancas, que
nacen de una planta silvestre, (Echites, oaxacana,)
y de las cuales hacen por acá un sabroso pastel,
que llaman torta de lorocos. Tamalitos de lorocos,
son bollos de maíz molido y rellenos de dichas flo-
res cocidas.
Lord.
Aunque en inglés no se antepone el artículo the
al título de Lord, de modo que se dice: Lord
Palmerston is one of the most prominent men; en es-
pañol, no debe usarse sin el artículo, una vez que
antes de los de dignidades ó títulos siempre lo exi-
ge el genio de nuestra lengua, y así decimos, "El
Marqués de Valderramas, el Conde de Montecristo,
el Duque de Latorre." Encontramos en Puig-
blanch (Opúsculos gramático-satíricos:) ''Calificó el
dómine de oportuna mi observación, y añadió pa-
366 vacíos DEL LENGUAJE Y
ra corroborarla que habiendo el Lord Holland for-
mado un alto concepto del mérito de Jovellanos,
etc."
Esta cita la tomamos del Diccionario de Chile-
nismos, cuyo autor también opina que es más ele-
gante y castizo anteponer el artículo. Empero el
señor Bello, en su Granfática dice que es preferible
no anteponerlo. La verdad es que el uso (arbi-
tro del lenguaje) no acepta el artículo en dicho
caso.
Lunch.
''Tomar las once," era la frase muy castellana
que significaba la refacción, ó alimento moderado,
que se tomaba entre el almuerzo y la comida; y
que se llama así porque á esa hora se acostum-
braba generalmente. Hoy todos usamos la pala-
bra inglesa lunch, que algunos pronucian lonche.
¿Será porque esa refacción ya no se toma á las on-
ce, que tal frase se desterró completamente? No lo
sabemos; pero á la verdad que ho}'', tomar las once
sería cosa de desayunarse ó de tomar el almuerzo,
porque sabido es que la gente de buen tono duer-
me hasta muy tarde, y toma lunch á eso de las
dos. Con las costumbres de nuestros abuelos, eran
buenas ciertas palabras, que hoy ya no tienen sen-
tido. Así y todo, los filólogos Cuervo, Rodríguez
y Paz Soldán aún abogan por el hacer 6 tomar las
once.
Luego— ¡to—itito.
Lueguito vengo, decimos muy á menudo los gua-
temaltecos, como dicen horita vengo los mexicanos
y aun muchos de nuestros compatriotas.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 367
TambiC'n se usa en Chile y entre la gente de
nuestras aldeas luego (lueguito, liteguitito) como si
fuera adverbio de lugar. ''Voy 'M{UÍ lueguítifo, se-
ñor, dijo el hombre parando su macho.— (i/uár-
fano.)
Lunes.
No mencionaríamos el primer día de la semana,
si no fuera que existe la frase nacional "hacer lu-
nes/* que en otra parte hemos citado. Muchos de
la clase obrera, que descansan el domingo y que
gastan su dinero, ganado en la semana, en ese día
de fiesta, continúan todavía el día siguiente de tu-
na, de parranda, de nimbo, de jah.iO, ó como se
-quiera llamar, con palabras provinciales, ó casti-
zas, á las bacanales que son de funestos resultados
para el pueblo. De efeos que no concurren á sus
faenas, por el jolgorio á que se entregan, se dice
<iue hacen lunes. En Chile y en México acostum-
bran decir: 'iiací^n San Lunes," sin duda para de-
notar que se convierte en día santo, el lunes ;e^ de-
cir en día festivo.
Lunero.
El que gusta de hacer lunes. .
NI-
Macuquina— o.
Este adjetivo está admitido por el Diccionario
•de la Academia, que dice: "se aplica á la moneda
de plata cortada, esquinada y sin cordoncillo.
Hasta mediados del siglo presente ha corrido en la
isla de Puerto Rico." Seguramente los señores
368 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Académicos no se figuraron que en Guatemala cir-
culó esa moneda hasta en el año 1872.
No sabemos por qué siendo castiza esta palabra,
se registra en el Diccionario de chilenismos, ni
acertamos á comprender como don José Milla en
el artículo Memorias de un duro, en que de paso
sea dicho, imitó otro de Fr. Gerundio, que es muy
análogo, usa con bastardilla el adjetivo macuqui-
nos, á guisa de provincialismo.
Madrasta.
Es corrupción de madrastra.
''De padres á padrastros
Hay cuatro leguas;
De madres á madrastras
Hay cuatrocientas."
(Trueba.)
Madrina.
Además de las acepciones usuales, trae el Dic-
cionario: ''la correa ó cuerda que une dos muías
ó caballos para que vayan iguales." En el Perú,
en Chile, en la Argentina, y entre nosotros, la
muía madrina es la que va guiando la recua, con
una sarta al cuello de cencerros, hechos de cobre
y con badajo de hueso.
— "Los esquilones
De las madrinas
Sus argentinas
Repeticiones,
— Que no pronuncian
Voces humanas,
Pero que anuncian
Recuas cercanas:
PROVINdlALISMOS DE GUATEMALA 369
— Bocas de cobre,
Lenguas de hueso,
De qué embeleso
Sois para el pobre!"
Madre cacao.
Es un árbol que se planta al mismo tiempo que
el cacao, para que le dé sombra. (Papüeonásea.)
Machacar. Machucar.
Dice Cuervo: "Cuando machacamos algo lo
quebrantamos y desmenuzamos á poder de golpe,
como por ejemplo, los ajos; cuando machucamos^
no hacemos sino golpear y ocasionar una contu-
sión, como en los dedos de las manos 6 los pies."
"Llego otra piedra y dióle en la mano y en el
alcuzatán de lleno que se la hizo pedazos, lleván-
dole de camino tres ó cuatro dientes y muelas de
la boca y machucándole solamente dos dedos de la
mano." (Cervantes. — Quijote.)
"Tómese cohombrillos silvestres y machacados,
pónganse á hervir en agua é infúndase ésta sobre
el casco." (Agricultura de Abú Zacarías.)
Mal hablado.
Don Salustiano de Olózaga censuraba esta fra-
se, diciendo que cualquiera comprende, cuando
oye decir mal vestido, mal comido, que salvo los
casos de una codicia absurda ó de un cinismo ri-
dículo é insolente, se considera á las personas á
quienes tales frases se refieren como pacientes en
vez de agentes voluntarios; mientras que la pala-
bra es el don más activo que hay en el hombre.
370 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Eso (le mal hablado, pudiera disculparse por vía
de arcaísmo. En España las damas suelen decir
malpensado, del que piensa mal.
Malcriadez.
Así dicen muchos vulgarmente, por malacrian-
za.
Maldecí.
Haciendo regular el verbo maldecir, dicen mu-
chos maldeci en vez de maldije que es lo castizo.
Maleta.
No vamos á hablar de la bolsa de cuero, que
sirve para llevar ropa y otros objetos de viaje, y
que se llama en castellano maleta. Como provin-
cialismo anotaremos esa palabra, cuando se aplica
por pillo, malo, bribón, malandrín, bellaco, picaro,
vagabundo; verbigracia, "Siempre lo he tenido por
un m.aleta de marca." '*No he visto nunca un ma-
letón tan desvergonzado."
Malaya.
Debe escribirse ma¿ /¿a^/a (separadas las dos pa-
labras,) y significa en buen castellano desear, un
mal á alguno, verbigracia: ¿Qué puedctser sino
que sois hembra y no podéis estar sosegada, que
mal haya vuestra condición y la de todas aquellas
á quienes imitáis." (Cervantes. — Quijote.^
Nosotros lo usamos, muy frecuéntente, como par-
tícula optativa, con que denotamos el deseo de te-
ner 6 lograr algo, como cuando dijo desde España
nuestro poeta F. Rivera Maestre, en su epístola á
Guatemala:
ik^
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 871
''Así abundan las anonas^
Las pinas, las pitahayas,
Y demás í^abrosas frutas
¡Quién las comiera ¡malhaya!
En ese sentido, como partícula optativa, no es
un provincialismo: se encuentra en obras de escri-
tores antiguos; pero hoy no se uí^a en España.
Mal haya se toma también como maldito, y así
dicen, ''¡Mal haya sea la hora en que la conocí !"-
M^ Tampoco es este un provincialismo, sino más bien
una imprecación vulgar, que, como dice Cuervo,
va ya penetrando entre la gente culta; pero sin es-
tar tan canonizada que merezca los miramientos
del gramático.
Maluco.
Cuando alguien está ligeramente enfermo, di-
cen por acá está maluco.
Malvaluisa.
Así dicen algunos, en vez de malvavisco. {Mal-
vavisctis arboreus.)
Malvisco.
Así suelen llamar á la planta medicinal que tie-
ne el tallo como de dos pies de altura, las hojas i^
vellosas y redondas, y las flores como las de mal-
va. En español es malvavisco (de malvaviscus.)
Mamáes.
Es corriente oír decir mamáes, papáes, sofaes,
pieses, en vez de mumás, papas, sofás, y pies, que
es como se forma el plural de esos nombres.
^
372 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Mamar.
Es muy usado, por disfrutar favores, tener algu-
na pitanza, como en la siguienta cuarteta:
"Las chichiguas jocotecas
De guipiles y galanas
Dando la chiche á los niños
No es poco lo que ellas maman.
(Rivera Maestre.)
En rigor es castizo, en tal sentido; pero no así
mamarse á alguno, por engañarlo ó explotarlo; por
matarlo, que en español es despachar á alguno.
Mamotreto.
Dice el Diccionario que es el libro ó cuaderno
en que se apuntan las cosas que se han de arreglar
después.
Entre nosotros jamás se usa en esa significación.
Damos el nombre de mamotreto á todo aparato de
maderos, irregular ó defectuoso en su forma, que
sirve para subir á alguna parte, ó para algún otro
uso. En español es armatoste.
Manaco.
Nombre vulgar de una especie de palmera.
Mancornen.
Muchas veces hemos oído decir así en vez de
mancuernen.
Mangas.
^'En mangas de camisa.''^ — Acerca de esta frase,
creemos conveniente copiar todo lo que dice el
"Diccionario de Peruanismos," helo aquí: ¿Por
que el señor Cuervo corrije ^'en mangas de carndsa^^
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 373
con ''en cuerpo de camisaf ¿Y por qué hace otro
tanto el señor Rodríguez, siguiendo, como le suele
suceder, con demasiada ceguedad las huellas
del filólogo bogotano, fascinado sin duda por los
lujosos conocimientos que este despliega? El ilus-
trado provincialógrafo chileno agrega de su pro-
pia cosecha, 6- más bien aduce una excepción que
hallamos oscura; dice: en cuerpo de camisa, es co-
mo traen los diccionarios, esto es andando sin cha-
leco; que si se habla de quien lo lleva está bien
en mangas de camisa. Este curioso distingo es lo
que no entiendo.
Los diccionaristas no pueden ponerse en los in-
finitos casos que la lengua permite. No hablamos
con ellos, v. g., en un dos por tres, sino á dos por
tres, y Bretón de los Herreros, que fue Secretario
perpetuo de la misma Academia, autora del Dic-
cionario, usará aquella frase con toda donozura
cuando se ofrezca, y el mismo académico que re-
dactó el artículo dos la aprobaría.
Yo tengo idea de haber hallado el ^'en mangas
de camisa" en escritores hispanos más de una vez;
y por lo pronto allá va ese ejemplo de don Juan
Valera, uno de los escritores, eruditos y hablistas
de más nota que hoy tiene España. Lo tomamos
de Pepita Jiménez, y en él hay mangas de camisa,
y hasta sin chaleco, para ma3^or confusión del es-
timable señor Rodríguez. Helo aquí: ''Don Luis
y el Conde se quitaron levitas y chalecos, queda-
ron en mangas de camisa y tomaron las armas."
La curiosa distinción del señor Rodríguez, no
pocas del provincialógrafo bogotano, y las que al-
gún crítico descubra más tarde en el propio Dic-
374 VICIOS DEL LENGUAJE Y
cionario de Peruanismos, no hacen más que refor-
zar lo que ya hemos insinuado en la parte preli-
minar de este ensayo: que no pudiendo serlo los
puristas de América, sino de una manera artificial,
ajena a toda realidad, tenemos que desviar á lo
mejor."
Mancuernas.
Es curioso observar cuan diversos nombres dan
á los botones de los puños de la camisa: aquí les
W^ia^^n mancuernas ó macuernillas, sin duda por-
que son dos iguales; en el Perú las denominan ge-
melos] y en Chile colleras. El nombre castizo es
el de gemelos, que se aplica, según el Diccionario,
además de las otras acepciones que conocemos, al
juego de dos botones iguales, ó de algunos otros
objetos de esta clase.
Mando dentro.
Las tiendas que no tienen comunicación con el
interior de la casa donde están, se llaman tiendas
redondas (dice Salomé Jil, sin duda porque son
cuadradas,) y aquellas que se comunican con la
casa, y en las cuales el inquilino puede entrar á
ella y salir, sin previo permiso de quien la habita,
se denominan tiendas con mando dentro. ^Tude
convencerme, además, de la profundidad y filoso-
fía que encierra la expresión de tiendas con mando
dentro, pues los inquilinos que entraban y salían
continuamente, ya á bebemos el agua, ya á devol-
vérnosla bajo otra forma; ya, en fin, á otras cosas
que no es del caso referir, acabaron por mandar
en la casa más que los verdaderos amos.'' (Mi ca-
sa de altos. Cuadros de Costumbres. — Salomé Jil,
tomo I, página 63.)
t
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 375
Manea.
Es en buen castellano, tomado del habla de la
América meridional, ma?i6a ó maniato la cuerda
con íjue se atan las manos a una caballería para
que no huya.
Por acá se llama manea el lazo hecho de cuero
enrollado y crudo, que sirve para lazar á los ani-
males en las haciendas. Cuando es más largo y
grueso que la manea, danle el nombre de pial,
Maniado.
Corrupción de maneado. Se aplica no sólo al
ganado que tiene atadas las manos, sino, por tras-
lación sin duda, á la persona que no es activa,
despejada, libre y ágil en sus movimientos, que se
aflige de poco; en español se dice atado.
Manía.
Asi denominamos una planta, originaria de
África, que en español'se llama cacahuate ó caca-
huete cacao de tierra (del mexicano cacahuatl;) y
el mismo nombre lleva la almendra que produce
(araedis hypogda, arachida hypogcea). La mania
crece en abundancia en el Departamento de Su-
chitepéquez y en otros puntos de la República de
Guatemala. Esa almendra se come tostada ó co-
cida, ó bien en confites, garapiñas, mazapanes y
otros dulces. Se mezcla al cacao para la confec-
ción del chocolate,- y también produce un aceite
superior semejante al de almendras. La planta
necesita de terreno arenoso y suelto y los frutos
se forman bajo la tierra. En el Perú, Venezuela
y Puerto Rico, se llama maní. En alemán, almen-
376 VICIOS DEL LENGUAJE Y
dra de tierra, erdmandel; en francés pistache de
terre; y en \ng\é^ pea-nut.
Maniconio.
Muchos dicen así, en vez de manicomio^ (de las
voces griegas locura y cuidar) ó sea asilo de de-
mentes.
Maneto.
Sinónimo de corneto, ó sea patizambo.
Manijar.
Vulgarismo que equivale á manejar. Así dicen
en el refrán : ''quien mal se manija despacio pade-
ce." ''¿Quién lo manija? — Tello — ¡Así anda ello!"
Manipulear.
En castellano es manipular.
Mano.
Son muchísimas las acepciones castizas de esta
voz; pero creemos, con el escritor chileno Zoroba-
bel Rodríguez, que es un provincialismo curioso
el de tomarla por aventura, lance, trance, como
cuando decimos: Vas á ver la mano que te va á
pasar." "No saben ustedes que le pasó muy ma-
la mano.'^
Manita.
Es'curiosa la frase dar una manita, que signifi-
ca prestar ayuda para cargar algo. Así dicen fre-
cuentemente las vendedoras de fruta, cuando quie-
ren alzar el cesto y ponérselo en la cabeza. ^^Por
via suya, déme una manita. ^^
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 377
Mantequilla.
Esta palabra, dice Salva que es de origen cuba-
no, en lugar de manteca, como llaman en España
á la sustancia oleosa que se saca de la leche ba-
tiéndola. Nosotros, por manteca sólo entendemos
U grasa del cerdo. El Diccionario dice: Mante-
quilla, pasta suave y blanda, de manteca de va-
cas, batida y mezclada con azúcar.
Mantequillera.
La vasija en que se guarda la mantequilla, que
en castellano es mantequera.
Mantención.
Lo castizo es manutención ó mantenimiento, que
antiguamente era mantenencia ó manutenencia, co-
mo se dice en las leyes de ''Las Siete Partidas."
Mayugar.
Muchas veces hemos oído en boca de gente za-
fia, y aun en la de muchos que se pican de perso-
nas de pro, mayugar por magullar.
Manzanilla.
La manzanilla es una pequeña fruta silvestre,
de pronunciado y agradable olor. No sólo es co-
mestible, sino que la usan como adorno en largas
sartas que ponen en los nacimientos ó retablos.
(Cratxgus.)
Matado.
El verbo matar, dar muerte, tiene por participio
pasado el del verbo morir, que es muerto. Por co-
mún que sea por acá decir que hubo un matado,
378 VICIOS DEL LENGUAJE Y
en tal ó cual fiesta popular, no deja de ser muy
incorrecto.
Matar por llagar una bestia, conserva su propio
participio, Del suicida dícese que se ha matado,
y no se ha muerto, porque así no se daría á enten-
der que se ha suicidado.
''¡Oh cuántos jueces hay en este mundo, los cua-
les así se precian y cuentan los que han azotado,
desorejado, degollado, ahorcado, descuartizado y
muerto, como otros se precian de los cautivos que
hubiesen rescatado, ó de las huérfanas que hubie-
sen casado!" (Guevara. — De la recta administra-
ción de justicia,)
Matasano.
Es una fruta fina y sabrosa al paladar, (Gasimi-
roa edulis) con una película delgada de color ver-
de amarilloso; la carne amarilla aguanosa; y el
cuesco blanco. No es dañosa a la salud, como
pudiera creerse por el nombre. El Diccionario
llama matasanos á los curanderos ó médicos, sin
distinguir entre homeópatas y alópatas.
Matagusano.
Es una pasta hecha de azúcar negra y corteza
de naranja ó de toronja, agradable al paladar.
Mañoso.
Dice Salva que es un provincialismo mexicano
el llamar mañoso al caballo ó muía que tiene resa-
bios, y que se llama resabiado. También aplica-
mos por antonomasia el nombre de mañoso al la-
drón ratero, al criado ó criada que hurta cosas in-
significantes. ''Es un patojo malcriado y algo
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 379
mañoso,'' así decimos del mozo que no tiene buena
educación y que es ratero.
Marchante.
Significa en castellano traficante, mercantil.
En el concepto de parroquiano, que es como no-
sotros lo usamos, es provincialismo andaluz. ''Y
en efecto no hay marchante que marche como don
Sinforoso Comodín, sujeto apreciabilísirao, de
quien toda la República se hace lenguas y que se
hace ^1 todo pies y manos, para dar abasto á las
infinitas comisiones, encargos, agencias, corredu-
rías y servicios que tiene que desempeñar." ( Salo-
mé Jil. — Cuadro de Costumbres; tomo II, página
94.)
Maravilla.
Es un provincialismo, cuando se toma por sinó-
nimo de multitud ó gran cantidad de alguna cosa;
verbigracia: ''Había una maravilla de hombres en
el campamento. ¡Jesús qué maravilla de gusa-
nos !
Margara.
Diminuto familiar de Margarita.
Maromero.
No está en el Diccionario, aunque desde luego
se comprende que se deriva de maroma: lo toma-
mos por el volatinero que anda y hace equilibrios
en ella.
Maritates.
No se halla en el Diccionario, y nosotro lo to-
mamos por baratijas, chismes, trastos ó cosas por
el estilo.
380 VICIOS DEL LENGUAJE Y
''En cambio del jiquilite,
Del cacao y de la grana,
Te dan maritates, y opio
En vez de chicha que embriaga.
(Rivera Maestre.)
En Chile quiere decir maritata una canal que
usan en las minas ó unos cedazos con tela de alam-
bre.
Marañón.
Lo mismo que en Cuba, llamamos marañón ó
jocote inarañón al anacarado (anacardium) que en
Venezuela recibe el nombre de merey, y en Puer-
ta Rico pajuil.
Mazacuata.
Es el nombre que por acá se da á una culebra
de dos a seis metros de largo; nombre que quiere
decir en cakcbiquel culebra de venado, (mazacuat)
de mazat (venado) y cuat (culebra.) También se
llaman culebras bobas. Cuando son pequeñas se
alimentan con ratones, siguen con aves y llegan a
devorar un ciervo. Boa imperator.
Masque.
Dice Salva que masque significa no importa, aun-
que, es un adverbio vulgar mexicano; pero con
perdón del ilustrado filólogo, se usaba en tiempo
de Cervantes: ''Habilidades y gracias que no son
vendibles (añadió Sancho más que la tenga el con-
de Dirlos." — Quijote.)
En Guatemala ha quedado el uso de masque re-
legado á la gente baja.
PROVINCIALISMOS DE GtTATEMALA 381
Maztlate.
Nombre del tapado que usaban, y todavía usan
los indios de la costa, para cubrir la horcajadura
ó entrepiernas. Algunos le dicen maixtate.
Malos nombres.
A los apodos llámanles en esta tierra malos nom-
bres. Antaño era más común la censurable cos-
tumbre de bautizar á los prójimos con sobrenom-
bres ridículos. Hoy son por el contrario buenos
nombres los que se dan á los niños en cuanto nacen.
Aquello de Juan, Francisco, Pedro, Antonio, es
muy rancio y vulgar: hoy son Napoleones, Aníba-
les, Cicerones, Horacios, Cuyacios, Tíbulos, R6-
mulos, Tiberios, etc y no falta alguno llamado
Poncio Pilatos, otro Sangre de Cristo y otro Cus-
todio. Entre el bello sexo, ha cundido la moda
de los nombres raros, como Lidia, Esmeralda, Se-
ráfica, Hapatia, y tantos que no mencionaremos
para que nadie se crea aludido. Hoy en cuanto
nace un niño, empiezan todos los de la familia á
pensar el nombre más peregrino con que se le bau-
tice; y eso que no hemos apurado la imaginación
en tal punto, como los costarricenses y colombia-
nos, que tienen algunos nombres rarísimos.
Mapache.
Es el nombre vulgar del Procyon lotor (Alien.)
Matadura.
A las llagas que producen las monturas ó arreos
en los animales, llámanles mataduras.
382 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Matate.
Una bolsa hecha de cuerdas delgadas de pita ó
de maguey, entretejidas con grandes intersticios y
que se suspende al cuello por medio de un cordel.
Usanlo mucho los indios para guardar sus tortillas,
frutas y otros alimentos.
Decimos '^echar uno pan en su matate'', para sig-
nificar que adquiere experiencia.
Matrero.
Significa en castellano astuto, diestro, experimen-
tado. En Chile, en México, según Salva, y entre
nosotros, se toma por suspicaz, receloso.
I Maturranga.
En español es marrullería.
Me quise caer.
Muchos dicen así por "estuve á punto de caer-
me;" y no falta quienes digan "me quise morir,"
para dar á entender que se iban á morir.
Mecate.
Del mexicano mecatl, que significa bramante,
cordel ó cuerda de pita. Lo registra el Diccionario
como provincialismo mexicano.
Mecapal.
Se deriva de mecatpali, cuero para cargar, que
es una especie de faja que se ponen los indios en
la cabeza para llevar los fardos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 383
Medio — a*
Cuando es adjetivo concuerda con el sustantivo,
al cual califica, en género y número; v. g., medio
pan, media arroba, medios boletos, medios 'pasajes.
Cuando es adverbio y modifica á un adjetivo, es
invariable medio.
Por tanto, es un disparate el decir: "llegaron
median muertas," ''estaban medias desnudas," ''se
pusieran medios borrachos." Debe ser: ''medio
muertas, medio desnudas, m^íZw borrachos."
Lo dicho sobre el adverbio medio, es aplicable á
pxiro. No se diga, pues, como muchas de nuestras
paisanas acostumbran: "Lo hizo de ^lí/ra muda,
de pura boba, sino de puro muda, de puro boba.
Va\ español dícese "engañarse de medio á me-
dio," y nosotros le quitamos sin razón el de.
Pero lo que hay de raro y curioso es que por
acá usan casi todos media vez, en lugar á^unavez-,
de tal suerte que dividen la vez, como por econo-
mía, cuando lo que debiera economizarse era el
uso de tales gazafatones.
" A medio palo'' dicen que está el que se halla
achispado.
Médula.
Así pronunciamos, debiendo ser me(ii6/a (de me--
dulla.) "Los muchachos han hecho pepitoria de
todas tus medulas y tus huesos." (Cervantes. —
El rufián viudo.)
"Y sus hijos, cada uno
De tan disforme estatura
Que era un monte organizado
De miembros y de medulas.''
(Calderón.— Xa cena de Ballítsar.)
384 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Meiz.
Corrupción vulgar de maíz.
Mendingar.
Es mendigar.
Mengalas.
Así llamamos á las muchachas del pueblo que
visten enaguas, usan una camisa descolada y lle-
van un pañuelo cruzado sobre la espalda. El ta-
pado de una mengala es un chai, que llaman re-
bozo, tejido en el país con vistosos colores; unos
son de hilo de algodón y otros de seda.
Probablemente la palabra mengala es una co-
rrupción de bengala, por ser análogo el traje de las
mujeres de esa tribu del Indostán al que dejamos
descrito.
Menjuí.
Muchos dicen así, por benjuí.
Mensuración.
Debe decirse mensura.
Menú.
Cuenta Juan Arona que, desesperado un diplo-
mático de no hallar traducción precisa á esta pa-
labra francesa, un día en que daba cuenta al Mi-
nisterio de un banquete habido en la legación, di-
jo con desenfado: ''Acompaño á Ud. el prontua-
rio de la vianda."
El menú se traduce débilmente en castellano
1>0Y la lista; de hoy en adelante nuestros lectores
saben como han de decir : '' j Prontuario de la
vianda ! " Lo cierto es que hay palabras de otros
idiomas que todo el mundo emplea.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 385
Mermejo.
Hay cierta tendencia á convertir la h con que
comienzan algunas palabras en m. Así decimos
mengala por bengala, menjui por benjui, mermeja
por bermejo.
Merendarse.
Se dice en Chile y también entre nosotros, por
engañar, asesinar. En el mismo sentido se usa
soplárselo, beneficiarlo 6 beneficiárselo.
Meriendita.
Dígase merendita.
Mero.
Suelen tomarlo por acá como sinónimo de ver-
dadero, y como partícula aumentativa 6 superlati-
vo. En tal concepto dicen por ejemplo, Pedro e&
mero malo; 3'a mero cae el agua.
En la epístola á Guatemala, dice don Francisco
Rivera Maestre:
'*De monárquica me dicen
Que ya no te queda nada,
Conduciéndote en un todo
Por la mera democracia."
Metamorfosis.
Así pronunciamos esta palabra, haciéndola es-
drújula, sin ninguna razón para ello. Como todos
los vocablos griegos de igual terminación, es gra-
ve. Dígase, pues, metapaorfósis, clorosis, apoteo-
sis, neurosis, etc.
Meterse de ó á.
Es constante el decir "meterse de fraile," "me-
terse de monja," "meterse á donado," etc. Pero
386 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Cuervo, y otros filólogos, opinan que es menester
quitar las partícula de 6 á.
''No ves que me das enojos
Cuantas veces me amenazas
Entrarte monjaV
(Tirso. — Quieíi no cae no se levanta.)
''¿Fraile te metes, Perico,
Sólo por DO pasar hambre?
Pues di que glotón te metes
No digas te metes fraile.''
(León de ArroyaL — Biblioteca selecta.)
"Si tanto te desazonan
Los requiebros de los hombres
Bien pueden meterte monja.''
(Bretón.— Elenn .)
"Siempre tuvieron pasión las viejas de meterse
latinas." (Gaspar Lucas Hidalgo. — Siglo XVI.)
Metete.
Esta voz que constituye uno de nuestros provin-
cialismos, vale por entrometido, ó sea aquel que se
mete donde no le llaman.
Metido.
Dícese también por entremetido ó entrometido.
Mica.
Además de significar la hembra del mico, úsase
por acá, como adjetivo, en vez de coqueta. "Ro-
saura es bonita; pero muy mica." También se
emplea, como sustantivo, en lugar de borrachera.
^'Juan se puso una buena mica."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA
38'
Micoleón.
Es el Cercoleptes caudivolvulus (Tomes) noctur-
no, que pasa el día durmiendo.
Micada.
Tomamos este neologismo de mica, la hembra
del mico, para significar monada, zalamería, den-
gue, mueca, gesto, guiño, mohin, mono, mimo ó
visaje.
^ ''Que son unos saramullos
Sin que muestren llevar trazas
De orijinales, haciendo
Continuamente micadas.
(Rivera Maestre.)
Mielero.
El lugar en que se guarda la miel y la persona
•que la vende, llámanse en castellano melero, que
no mielero.
Miguelear.
Vulgarmente se usa, entre nosotros, por hacer
el amor, pelar la pava, liacer el oso, cortejar, hacer
la corte, etc.
Mi I tomate.
Así es el nombre que damos aquí al fruto dé
una herbácea, parecido al tomate; pero del tama-
ño y color de una uva blanca.
''Todos los guisados exhalan un delicioso olor á
humo; los frijoles hacen el oficio de centinelas,
siempre parados; la leche está continuamente co-
mo día de septiembre, metida en agua, y el almí-
bar es de miltoynate, por lo barato." Salomé Jil. —
Cuadro de Costumbres. Las criadas; página 106,
tomo 11.)
388 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Milpa.
A las sementeras de maíz, que se llaman maiza-
les, en español, les decimos por acá milpas, y mil-
pieria al valle donde hay muchos maizales.
En la retirada de los españoles de México, dice
Solís: ''Que se logró el recojer algunos españoles
y tlascaltecas, que mediante su valor y su diligen-
cia, salieron nadando á la ribera, ó tuvieron suer-
te de poderse ocultar en los maizales del con-
torno."
Los indios, esos descendientes de los primitivos
pobladores de estas bellísimas comarcas, con su
carácter eminentemente tradicionalista, no dejan
nunca de sembrar su milpa, que, con razón for-
ma todas sus delicias.
Mitrídates.
Muchos lo pronuncian como esdrújulo, cargan-
do el acento en la i] pero no le tiene. Tanto ese
nombre, como zafiro, opimo, diploma, mendigo,
colega, sincero, intervalo, telegrama, paralelogra-
mo, Tibulo, Eufrates, Catulo, vayamos, no son es-
drújulos. Pero ese vicio de pronunciación no es
sólo de los centro-americanos y sud-americanos;
dícese así todavía en varias provincias de España.
Mi siá.
Al decir de Cuervo, mi so, mi sa, fueron en los
buenos tiempos de la lengua castellana, abrevia-
turas lacayunas y fregoniles, de mi señor, mi se-
ñora.
''Ambas abreviaturas, según Rodríguez, empren-
dieron su viaje á América, con los criados de los
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 389
-conquistadores; pero es lo cierto que m^ so debió
de ahogarse en la travesía, pues sólo el mi sa llegó
á este mundo, y eso convertido en md sed ó miseá,
mi siá 6 misiáy
Mobiliario.
Dígase mueblaje.
Mocho.
Así llaman en México á los conservadores, aquí
cachurecos y en otras partes cachos. Mochos dicen
en Chile á los legos de los conventos, que en Es-
paña se denominan familiarmente con el nombre
de mof ¡Iones.
Mole.
Es el nombre de un plato nacional que se con-
fecciona así: '^Después de partir en rodajas dos
plátanos, se ponen á freír; en seguida, al calor del
comal un poco de pepitoria y ajonjolí, cuidando
de que no se pase de tueste porque se pone amar-
go; se muelen estas dos cosas con cuatro pimien-
tas de Chiapas, un clavo, un poco de canela, dos
chiles guaques y cuatro tomates cocidos con un
poco de ceniza y sal. Cuando todo está molido
se pone á freir, echándole azúcar al gusto y rajas
de canela; luego que está frito, se echa el plátano
con un poco de agua, espesándolo con pan. mojado
y molido, y procurando que quede caldoso; y ya
para mandarlo á la mesa, se le echa por encima
ajonjolí."
(Novísimo libro de cocina guatemalteca.)
Mojarra.
Entre los peces de agua dulce tenemos la moja-
rra, que es muy apreciada en nuestras mesas, y
390 VICIOS DEL LENGUAJE Y
más conocida que Isl plateada, la alumina, el gua-
pote, el zabalo, la palometa, el sucio, el bagre, el sar-
go, el dormilón, la haracuta, el peje-perico, el porgo,
el boca-colorada, el temblor, el roncador, el juilin, el
tepemechin, etc. etc.
Mojarra 6 moharra es nombre castellano aplica-
do á una especie de lanza acabada en punta, y de
ahí es que esos nuestros peces, del género Heros
de Gunther, ha3^an sido llamados así.
El más conocido, es la mojarra del lago de Ama-
titlán Heros guttulatus. Hay otras ocho especies
en Guatemala.
Son treinta y dos las conocidas en todo Centro-
América.
Molestoso.
No es buen castellano; dícese molesto.
Moler.
Además de las acepciones castizas, se toma mo-
ler, por antonomasia, con relación á la caña, en
los ingenios, y en este sentido es verbo neutro, se-
gún Pichardo.
Nosotro lo usamos también en todo caso, como
sinónimo de molestar; y así decimos: ''Ya no so-
porto al niño, muele noche y día;" "es una broma;
te lo dijo por molerte.'^ En castellano significa, es
verdad, en sentido figurado, motoar; pero con im-
pertinencia y gravemente.
MoMenda.
Dice Pichardo, en el Diccionario de provincia-
lismos de Cuba, que, por antonomasia, se entien-
de la acción ó efecto de moler, con relación á la ca-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 391
ña L'ii lus ¿/¿genios: pero comprende cualquiera par-
te 6 el todo del período ó meses que se emplea ca-
da año en esa operación diaria."
Por acá se llama además molienda la broma que
se dá á alguno; y así dicen: '^Muy avergonzado
estaba Julio, con la molienda que le dieron en ca-
sa de doña María."
Molotera.
Lo mismo que molote, significa ruido, motín,
bulla. Este provincialismo es de origen cubano.
Monjitas.
Así es el nombre de unas orquídeas de amarillo
y blanco, comunes en nuestras selvas. Maxillaria
cruenta.
Mona.
Ya hemos visto, en otro lugar, que se toma por
borrachera. Además llaman 7nona á un trompo
sin cabeza.
Mondongo.
En castellano significa los intestinos del cerdo;
pero en Guatemala no se usa en esa acepción.
Aquí llaman mondongo, á un adorno mal confec-
cionado, á un adefesio.
Monograma.
Oigamos lo que dice el Diccionario de perua-
nismos: ''Una precoz pedantería nos está llevan-
do á adoptar términos griegos ó latinos por nom-
bres españoles castizos que nunca hemos usado
quizá debidamente. Los cronistas (gacetilleros de
nuestros periódicos) vacían su agua sin saber ellos
mismos de donde la toman; y á tontas y locas nos
392 VICIOS DEL LENGUAJE Y
han inundado de manicomios, panópticos, óbitos, y
hasta de abreviaturas astronómico-náuticas, como
aquellas a. m. y p. m. que figuran en las más tri-
biales relaciones, por no decir de la mañana, de la
tarden
^'Reconocemos, sin embargo que es una lástima
no poseer en castellano algo familiar como el aprés-
midi, el after-noon y aun el dopo mezzo giorno, de
franceses, ingleses é italianos, que no nuestro des-
pués de ó pasado miedio dia, que no traducen sino
forzadamente."
''La introducción de monograma, la debemos in-
dudablemente á los mismos introductores de la
cosa. La palabra está perfectamente formada de
elementos griegos, y no dudo que ande en todos
los diccionarios españoles; pero que más dice que
nuestro castizo y antiguo cifraf De repente va-
mos á Ae^diV península por quersoneso , y guantes por
quirotecas, como ya se hizo en lo antiguo. Cifra
nos daría verbo y podríamos decir papel cifrado,
sobres cifrados.''
"Monograma ya en Buenos Aires se dice
profesor diplomado; esperemos, pues, que antes de
poco se diga, si ya no se dice, papel monogramado.
Mordidura.
Es mordedura.
Moreteado.
Dígase amoratado.
Mortificares.
Así dicen muchos, en lugar de mortificarás, que
es como debe decirse.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 393
Morroñoso.
No es castellana esta voz. Significa, entre nos-
otros, lo que no es terso, que tiene una superficie
desigual.
En el Perú quiere decir morroñoso una figura
mustia, triste, y también todo lo que parece ruin,
encojido, miserable, chetif, en francés.
Moscabado.
Para denominar el azúcar prieta, en polvo, hay
gran divergencia en América. En unos lugares
llámanle raascahada, moscahada, mascabado.
El Diccionario reconoce el adjetivo mascahado-
«.
Moscadero.
Myristica sebifera, se cría en la zona caliente,
que llamamos boca-costa. Produce ese hermoso
árbol buena madera y cera vegetal.
Moscarrón.
Así decimos; debiendo ser moscardón 6 moscón,
que son las voces autorizadas hoy por el uso en
España y por el Diccionario de la Academia; si bien
en lo antiguo debió de usarse moscarrón, pues así
escribió Herrera en la Agricultura General-, (libro
VI, agosto.)
Es de notar que muchas voces que hoy aparecen
como provincialismos, nos han venido de P]spaña,
en donde cayeron en desuso.
Montón.
En esta frase ^' Decir un montón,'' que significa
'^hartar á injurias," consideramos que existe un
394 VICIOS DEL LENGUAJE Y
provincialismo. En una carta escrita por una
criada, leemos: *'Mi querido niño Chico: Recibí
suapresiable de hayer y tuavía me dura el gusto
de aberlo bisto. Ande que el domingo me junté
en los toros con la chucana de la Rufina y me dijo
hun montón, que no fuera tonta que Ud. lo que
quería era jugar con Migo y que como se había de
casar un chancletudo con una de naguas y otras
picardías," (Salomé Jil. — Cuadros de Costumbres;
página 169, tomo 11.)
Monis.
Significa en castellano: ''unos dulces pareci-
dos á los melindres y también cosa pequeña ó pu-
lida." No se diga, pues, no tener monis, por no
tener dinero: eso es ''no tener monisesJ^
Movido.
Al que no es ágil, al que es encogido, le llama-
mos nosotros movido, no sabemos por qué.
Muchila.
Es mochila.
Mudada.
A una muda de ropa, dícenle todos w\\2i muda-
da, aquí en Guatemala.
Muey.
Es muelle.
Mujerero.
El que gusta mucho de mujeres es mMJeriego, en
castellano, y no mujerero como decimos general-
mente por acá.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 395
Mujerón.
Ks iuNjtiuini, mnjeronaza.
Muía.
'^Montar una muía" significa por acá encoleri-
zarse. Nosotros no decimos como los galiparlistas
monter en colére, montar en cólera, sino montar mu-
la, que es más natural si se trata de montar algo.
Mulatas.
Son unas flores de variados matices. Zinnia
ciega )is.
Muribundo.
Asi dice la gente vulgar, por moribundo.
Musculación.
El conjunto y disposición de los músculos es
musculatura^ y no como decimos en Guatemala,
micsculación.
Muchisísimo.
No faltan gentes exageradas, que así quieran
aumentar más el aumentativo muchísimo. Ni es
esto extraño, cuando vemos que algunos se subs-
criben muy efectisimos.
En México dicen también mucjiisisimo, como
puede verse en la siguiente letrilla del malogrado
Acuña:
Juzga Ud. que es una plaga,
Que es un castigo de Dios,
Esta turba de mocosos
Sin quehacer ni ocupación,
Que á falta de otra han tomado
La carrera de escritor;
Que si hablan del Nigromante
396 VICIOS DEL LENGUAJE Y
No lo bajan de chambón.
Que á Altamirano lo acaban,
Que á Fedrp le hacen /o,
Que á Prieto lo ponen de asco,
Que á Justo lo dejan peor,
Y que llevando hasta Europa
Su crítica erudición.
Destrozan á Víctor Hugo
Y á Dumas y á Oampoamor,
Y á cuantos hallan al paso
Con su hidrofobia feroz;
Y agrega Ud. que sería
Muchisisimo mejor
Que hacerles caso ó echarles
Un indigesto sermón,
Dejarlos á que los oiga
La madre que los parió!
Pues si, señor don Gregorio,
Tiene usted mucha razón.
Eso mismo que usted dice,
Eso mismo digo yo.
Murciégalo
Corrupción de murciélago. En Europa se ha
exajerado mucho el daño que causan algunas es-
pecies de esos animales nocturnos, que habitan
los lugares templados de México y Centro-Amé-
rica. Se ha dicho que el Vampyrus spectrum y el
Phylostoma hastatum podían matar á un hombre,
chupándole la sangre. Los murciélagos son muy
provechosos á la horticultura, pues destruyen in-
sectos dañinos. Hay veintitrés géneros y treinta
y cinco especies de Queirópteros en Guatemala.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 397
N.
Nacascolote.
Al dividivi^ dan comunmente ese nombre, ó el
de nacascolo. Es una leguminosa arborescente,
siempre verde. Sus frutos contienen mucho mu-
cílago y ácido tánico; es excelente sustancia para
curtir cueros y para confeccionar buena tinta de
escribir.
Nadie de nosotros.
Dice Bello que es muy necesario notar que de-
be evitarse sustituir en esa frase el sustantivo al
adjetivo cognado. No debe, por ejemplo, decirse:
^^Xadie de los hombres." ''Alguien de los solda-
dos," sino ninguno y alguno. (Gramática, Caoí-
tulo XXXVII.)
Nacimiento.
A los retablos de Noche Buena, les llaman por
acá nacimientos^ que es palabra muy castiza, aun-
que no la haya tenido por tal don José Milla, sub-
rayándola. *
Los sajones tienen su encendido arholillo de Na-
vidad; los españoles su legendario re¿afe¿o; nosotros
tenemos por la Pascua el pintoresco nacimiento.
'' I Ssilve poético arholillo, de alegres lucecitas,
de vistosos juguetes y de sabrosos dulces cargado;
y más que de todo eso, de amor y de alegría, de fe
infantil, de puros goces y de paz de hogar ! " (Pé-
rez Bonalde.)
" • Salve, salve, lindo retablo, adornado por ma-
nos amorosas, y tocado con susto de veneración y
Cuadros de Costumbres. "Nunca más Nacimiento;" página i:^.
398 VICIOS DEL LENGUAJE Y
con asombro de felicidad por manecitas inocen-
tes!" (Pérez Bonalde.)
¡Salve, por siempre salve, alegre nacimiento que
dejas en el alma del niño plácidos recuerdos, y
que haces lucir en la memoria del hombre la mís-
tica estrella de Belem, el astro de la fe santa, el
lucero de la esperanza inmortal!
No se crea que apuntamos como provincial el
nombre de nacimiento, que encontramos en algu-
nos escritores, como Trueba y Fernán Caballero,
por helén y por retablo. El insigne poeta Velarde
dice:
''Levántase el Nacimiento
De tanto bullicio causa,
Sobre mesas y tarimas
Y orlado de verdes ramas."
(Página 175, tomo I.)
Naide.
Este no es provincialismo nuestro. Es corrup-
ción antigua de nadie, usada en los tiempos de
Santa Teresa, y que aún anda en boca de nuestra
gente baja.
Nagua.
No se usa según el Diccionario, iiar/ua ó enagua
en el singular, por lo cual no sería lícito decir la
enagua. Agrégase á esto, dice Cuervo, que es im-
propio llamar así á l'd falda ó parte del traje que
va de la cintura abajo.
Es de advertirse que Calderón y Moreto usaron
nagua y enagua, en singular; por lo que creemos
que, por inipropio que sea hoy, según el Dicciona-
rio, es vicio heredado de los conquistadores.
PROVINCIALISMOS DE GTíATEMALA 399
Nacho— a.
Es diminutivo familiar de Ignacio- a. En el Perú
lo es de Narciso-a.
Nana.
Según Zorobabel Rodríguez y Daniel Granada
esa voz del quechua nanai, dolor, enfermedad, y la
usa la gente zafia como la instruida; pero sólo pa-
ra imitar el lenguaje de los niños, a quienes se
enseña desde temprano á designar con ella cuan-
tos dolores ó heridas les mortifiquen.
Esto será en Chile y la iVrgentina: que en Gua-
temala significa nana, madre, palabra que emplea
la gente del pueblo bajo, la cual no dice mamá.
También llaman nana los niños á su niñera {chi-
na) ó nodriza {chichigua) acepción que también
tiene en México.
Nance.
Nombre de una frutita de película amarilla y
-de carne blanca {3Ialphigia raonfana.)
Nanoya.
Nombre vulgar y familiar de ahuela.
Naranjal.
Ya hemos visto que existe la manía de dar la
terminación al, no á la plantación de ciertos árbo-
les, como debe ser, sino al árbol mismo. Así
naranjal por naranjo, cafetal, por críelo, granadal,
por granado, etc.
Narizón.
Debe decirse narigón ó narigudo, como en latín
naso y nasutus; pero no narizón, como dicen por
acá.
400 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Negra.
Es provincialismo americano, como voz de ca-
riño:
"En la plaza andan vendiendo
Ramilletitos de á peso;
Le he de comprar á mi negro,
Será mi gusto y por eso."
(Popular.)
Nevar.
Algunos dicen neva, en vez de nieva, que es lo-
castizo.
NopaL
Es voz mexicana, de nopalli, adoptada ya por el
Diccionario de la Academia, cactus opuntia. Aun-
que Herrera en su excelente obra sobra las Indias
Occidentales, dice que la palabra viene de Cuba.
Oviedo la describe así: "Hay unas plantas salva-
jes que se nacen por los campos, y yo no las he
visto sino en la Isla Española, aunque en otras
islas y partes de las Indias las hay. Llámanse tu-
nas, y nacen de unos cardos muy espinosos y e-
chan esta fruta que llaman tunas, que parecen
brevas ó higos de los largos, y tienen unas coroni-
llas como las níspolas y de dentro son muycolara-
das, y tienen granillos de la manera que los higos,
y son de buen gasto y hay los campos llenos en
muchas partes."
El príncipe de los literatos hispano-americanos,
en la magnífica oda á "La Agricultura de la Zona
Tórrida," dice:
"Tú das la caña hermosa.
De do la miel se acendra
Por quien desdeña el mundo los panales;
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 401
Tú en urnas de coral cuajas la almendra
Que en la espumante jicara rebosa:
Bulle carmín viviente en tus nopales,
Que afrenta fuera al múrice de Tiro;
Y de tu añil la tinta generosa
Emula es de la lumbre del zafiro."
(Bello.)
No la pela.
Expresión familiar y baja que significa que una
persona ó cosa no sirve, ó que alguno no acierta.
No dar pié con bola.
Se usa por acá, cuando los españoles dicen, no
dar palotada.
No hay miedo que.
Dice el erudito Cuervo: ''Hay afg unas frases co-
mo hacer señas, das palabras, ser de opinión, tener
cuenta, no hay miedo, etc., que considerados sus
elementos, deberían exigir después de sí, no un que
sólo, sino acompañado de preposición, verbigracia.
**Te doy mi palabra de que vendré," no obstante,
el uso común de antiguos y modernos autoriza lo
último, que procede de que se asimilan, cuanto al
régimen, las dichas frases ó verbos de igual signi-
ficación : hacer señas á indicar, dar palabra, a pro-
meter, etc. Pero tales construcciones aunque se
hallen en buenos escritores son por lo menos de-
saliñadas."
No le hace.
Se usa por acá, lo mismo que en Chile, por no
importa. ''Si no estudias no aprenderás, y todos
te tendrán lástima.— iVo le hace, vale que mi padre
es rico — Respondió el estudiante." ^
402 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Nostalgia.
Muchs pronuncian así, con el acento en la últi-
ma sílaba; pero es de notar que todos los derivados
del griego algos ^ dolor, llevan el acento en la pe-
núltima a: gastralgia, 'cefalalgia, nostalgia (de
nostros, vuelta al hogar.)
Novillo.
La Academia, dice que es el toro y buey nuevo,
y más particularmente el que no esta domado ó
sujeto al yugo.
En la América, desde la Argentina hasta Méxi-
co, se llama torito 6 torete al toro muy nuevo. No-
villo es el toro castrado.
''La carne de vaca es la más tierna y de mejor
gusto: le sigue la de buey y novillo (así se llama
al capón no domado, aunque tenga seis ó más
años) y la más inferior es la de toro." {Azara.)
Nieblina.
Es neblina.
Nieve.
Así llaman por acá al helado, al sorbete-, y neve-
ría al lugar donde se venden los helados.
"Señorita, ¿quiere Ud. un vaso de nieve? Equi-
vale á decir, en castellano, "Señorita, quiere Ud.
un vaso de copos blancos, de esos que caen del cie-
lo que son cristalizaciones de varias formas, muy
frecuentes en invierno, en países en que nieva.''
Eso de nieve de leche, nieve de limo7i, nieve de fre-
sas, etc^ que oímos por acá, es un disparate.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 403
Nigua.
Fil autor del Diccionario de chilenismos dice:
"Más feliz este bicho que muchos otros que le
aventajan en utilidad y figura, ocupa muy orondo
un lugar en el Diccionario de la Academia.
Nigua {¡ndex penetrans^ según el vocabulario que
viene al fin de la historia de las Indias, de Ovie-
•<io, sería de origen cubano.
El sabio J. A. de Varnnagen asegura que es voz
derivada del lucayo.
El erudito filólogo Cuervo dice: ''También ha
podido suceder que nos vengan voces de otras len-
guas americanas y esto por conducto de los espa-
ñoles, que del primer punto en que las oían las
llevaban á otras partes: así, de la lengua haitiana
han pasado á formar parte de la castellana mu-
chos nombres de plantas, como ceiba, maíz; de
animales como guacamaya 6 guacamayo, cocuyo,
nigua:'
Mas sea de esto lo que fuere, y auque á la nigua
le sucediera lo que al sabio de Bmirna, que siete
ciudades de la Grecia se lo disputaban, no citaría-
mos aquí el nombre de bicho tan inmundo como
dañino, si no fuera que se aplica provincialmente
la palabra nigua á una pasta dulce, que se hace de
azúcar negra y de una semilla redonda, muy
pequeña v suave.
Niervo.
Esta palabra que solo anda hoy en boca del vul-
go, fué' usada por los clásicos, y se deriva de ner-
vus, como áecervus, ciervo, de herba, hierba.
De osos las presas, de león los niervos
Y cuernos duros de ligeros ciervos.
(Valbuena Bernordo. Libro XI.)
404 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Niño.
En castellano, es el que está en la niñez, que
tiene pocos años; en Guatemala lo mismo que en
Colombia, llaman niño ó niña no sólo a las perso-
nas de menos de siete años de edad, como debiera
ser, sino a los individuos de la clase alta, 6 de la
clase media, aunque sea un viejo amojamado, ó
una vieja lela. El niño Mariano, la niña Socorro,
quiere decir don Mariano ó doña Socorro. La pa-
labra niño se usa en esos casos como expresión de
respeto ó afecto.
Tal vez venga de Andalucía este modo de hablar;
porque ahí se llama niña ó niño á cualquiera per-
sona soltera.
El célebre poeta colombiano don Lorenzo Ma-
rroquín, en su precioso poema ''La Cosecha," que
tiene mucho del realismo de Núñez de Arce, y del
melancólico acento de Lamartine, traslada fiel-
mente los diálogos incultos, dándole un carácter
nacional muy marcado. He aquí una propuesta
de casamiento:
'Tues yo la quiero á Ud. niña Damiana
Y tengo mucha gana
De que por fin se case Ud. conmigo;
Niño Julián, pues yo también lo quiero
Y hable con padre, pero
Qué pero, ni qué nada, se lo digo!"
Don José Milla — duro es decirlo — en su desgra-
ciadísima leyenda "Don Bonifacio," escribió entre
otras detestables octavas, la que sigue:
—'^Niña Serapia, un viejo muy machucho
Dice á la solterona allí presente
Lola, ¡que caballada! siento mucho
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 405
La que les ha jugado el pretendiente!
Yo lo tenía dicho ¡si es muy lucho
(Lucho, no ducho dice cierta gente)
En eso de engañar. ¿Conque plantada
La dejó? vea Ud. ¡qué caballada T'
Nolverto.
Así hemos oído por acá á algunas gentes, en vez
•de Norverto.
Nuevísimo.
Hay muchas personas, y no del todo incultas,
que dicen nuevisimo, buenisimo , fuertísimo , valien-
tísimo, tiernisimo, sin saber que los superlativos
son: novísimo, (de novus), bonísimo (de bonus),for'
tisimo {áefortis), valentísimo (de valens), ternísimo
{de tener, etc.)
Nutrimiento.
Algunos lo usan, en vez de nutrimento.
Número.
"Un número de la lotería,'' llamamos al billete
de la lotería.
Ña, ño.
Cuervo dice que seña es una abreviatura criadil
de señora: al ama le dicen mi seña, y á una mujer
-que no les es muy superior, seña lisamente; éste
de ordinario aparece mutilado de su primera síla-
ba: ña Micaela.
Oigamos al filólogo chileno Zorobabel Rodrí-
guez, acerca del ño y del ña. ''Ñuño, nuña, si he-
mos de creer al Diccianario de la Academia — dice
— era título de respeto, como \\oy señor, señora, don,
doña, título que paró después en apellido de fami-
406 VICIOS DEL LENGUAJE Y
lia. En Chile y si no nos engañamos en toda la
América latina, se usa señor, seílora, en su forma
íntegra y en su forma abreviada, pero con signifi-
caciones diferentes. Señor, señora, es tratamiento
que se da á las personas de respeto por su posición
social, sean ó no de avanzada edad. No, ó ño y
ña se anteponen por lo común, al nombre de aque-
llas, personas que siendo j)obres 6 plebleyas,
merezcan por sus años ó estado, algo más que
el insolente tú de quien les dirija la palabra."
''No Ambrosio el inglés, como llaman las lime-
ñas al mercachifle." Ricardo Palma.
"Oigajté ña Sacramenta,
Le diré ajté mi pasión:
Soy cojtante en el querer
Y en el amor dadivoso.
Si ujté no lo quiere creer
Lo dirá ñor Sinforoso."
(José M. Esteva.)
El ño de por acá tiene gran semejanza de signi-
ficado con el tio de los españoles.
En un momento colocó las perlas
ño Candelario; y cuando Bobadilla
Pasó al siguiente día á recogerlas,
Encontró ya arreglada la soguilla.
— Me ha parecido bien, dijo, ponerlas
En vez de seda, de hilo, ó de pitilla
De violón una cuerda; ahorcar podría
A su mujer y no se rompería."
(Don Bonifacio, leyenda por don José Milla.)
Ña coneja.
Expresión familiar que se usa entre nosotros.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 407
Ñame.
Nombre vulgar de la Dioscorea alata.
O.
Obsequiar.
Ni en los clásicos, ni en los Diccionarios de la
lengua encontramos obsequiar como activo, por re-
galar.
Es, pues, un americanismo el uso de obsequiar,
dándole acusativo de cosa en vez de persona, co-
mo cuando decimos: ''Juan 7ne obsequió un retra-
to;'' *'Este libro rae fué obsequiado por mi tío."
Obsequiar, dice el Diccionario, es agasajará uno
con atenciones, servicios ó regalos, y galantear.
Debería, pues, decirse: "Juan me obsequió con
un retrato;" Este libro es una dádiva con la cual
me obsequió mi tío."
Océano.
La Academia Española escribe océano. Bello
dice que si bien es lícito á los poetas cargar el
acento en la a según la práctica menos autorizada,
no se tolera ni en prosa ni en verso, pronunciar
occeano ú occéano, con dos ce.
Don Valentín Gormaz, en sus correcciones lexi-
gráficas, apunta que occeano no existe.
Baralty Gómez Hermosilla pronuncian y escri-
ben occéano, con dos ce.
Covarrubias en el Tesoro de la lengua castellana,
dice océano, con una c y el acento en la a.
Cuervo enseña que es océano: voz de cuatro sí-
labas: que en verso es muy común hacerla grave;
408 VICIOS DEL LENGUAJE Y
pero siempre con ese número de sílabas: y que es
un disparate mayor de marca pronunciar occéano.
Por último, recopilamos las palabras del filólo-
go chileno Rodríguez, que asegura: andar muy
divididas los opiniones; y que si bien hay motivo
para inclinarse al parecer de la Academia, no lo
ha}^, para decir, como el señor Cuervo en sus Apun-
tacioiieSy que es un disparate mayor de marca pro-
nunciar occéano, con dos cc.'^
Occeno.
Así pronuncian muchos, que por cierto no per-
tenecen al vulgo, cambiando la b de obceno en e,
como hacen también con la psilsibra observar cuan-
do dicen ocservar ; ipero no gustan de la c, los que
pronuncian efepto, direpto, repto, por efecto, directo,
recto; y eso que si la cosa apura más, dicen efeuto,
direuto, reuto.
Otros prefieren la c, y la encajan en concecto,
precedo, recección, en vez de concepto, precepto, re-
cepción.
Va uno por lo otro, en virtud de que el orden
de los factores no altera el producto, como opina-
ba aquel que ponía al fin de sus cartas muchos
signos de puntuación ,.;?..,,,!! etc., etc., pa-
ra que el que leyese, los colocara donde más le plu-
guiera, y así no faltara nada de lo necesario.
Ocote.
Es el nombre que todos dan aquí á las astillas
resinosas del pino, que se inñaman con facilidad
y mantienen la llama durante largo tiempo. Ese
nombre es de origen mexicano, ocotl, raja de pino.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 409
La gente muy pobre de los campos, se alumbra
con esas astillas, y Jas mujeres que venden tamales,
batido y buñuelos, en las plazas, durante la Pas-
cua, 6 en otras ocasiones, ponen sobre un trípode
el ocote encendido para producir luz. Llaman
rumbo de ocote, á esos bailes de candil, en que la
jarana pasa ei;tre gente de mala barata.
Don José Milla usa la palabra ocote en su cua-
dro de costumbres intitulado ''El Torcido," en los
siguientes términos: ''Vista la pertinacia de la
suerte que se empeñaba en mantenerlo atado al
potro de la vida, Próspero se resigno y resolvió á
dedicarse á propagar las luces, estableciendo una
fabrica, de fósforos sui generis, hechos de astillas
de ocote untadas de azufre, etc."
''Se le apagó el ocote,'' dicen del que pierde el
espíritu ó los alientos en cualquier empresa.
Ocuparse de.
Cuando ocuparse significa dedicarse á algún tra-
bajo ú oficio, se debe usar de la preposición en y
no de, verbigracia, "Debiéndose á Cristóbal de
Olid y á Pedro de Alvarado esta primera hostili-
dad de agotar las fuentes de México y dejar á los
sitiados en la penosa tarea de buscar el agua en
los ríos que bajaban de los montes, y en precisa
necesidad de ocupar su gente y sus canoas en la
conducción y en los convoyes."
Cuando ocuparse significa, en sentido transí ati-
cio, poner la consideración en algún asunto, úsese
671 y no de; por ejemplo, cuando en el prólogo de
las "Cuestiones Filológicas" dice don Antonio J.
de Irisarri: "En este tomo primero no se contie-
410 VICIOS DEL LENGUAJE Y
lien sino algunas de las cuestiones filológicas en
que me he ocupado, etc."
Si ocupar se tomare por llenar, se hace preciso
el uso del de, como en las siguientes frases: ''El
teatro se ocupó de bote en bote;" "El palacio se
ocupó de soldados;" "Ocupóse la plaza de gente
armada al oír los clarines."
Por ende, cuando en sentido figurado, se use el
verbo ocupar por llenar la mente, el corazón ó el
ánimo, empléese el de, como lo hizo Quintana,
cuando dijo: "Pizarro, ó dejándose ocupar de un
sentimiento de flaqueza que ni antes ni después se
conoció en él, ó arrastrado de una impaciencia que
no es fácil disculpar, le contestó ásperamente."
Por último haremos notar, á fin de que muchos
de nuestros compatriotas eviten la locución vicio-
sa en que frecuentemente incurren, que ocuparse
no se puede usar, siguiendo la autorizada opinión
de Cuervo, por tratar, hablar (de un asunto) dis-
currir ó escribir (sobre él.) Así, en vez de decir:
"Nos estábamos ocupando de usted, cuando en-
tró;" dígase: ^'hablando de usted, pensando en us-
ted:'
Cidas.
Dice Bello que cuando la terminación er 6 ir
del infinitivo es precedida de vocal, hay varias
formas y derivados verbales que los americanos
acostumbran acentuar de un modo anómalo y
bárbaro; por ejemplo, yo oia, oídas, yo caia, caidas.
Al mismo tenor mencionaremos: creíble, traída, des-
creído, que deben pronunciarse creíble, traída, des-
creído.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 411
En las composiciones de la mayor parte de los
poetas americanos se halla frecuentemente violada
la regla prosódica de que los infinitivos se pro-
nuncian con apoyatura ó acento sobre la última
vocal. í:I himno patriótico de Buenos Aires prin-
cipia por esta línea: ''Oid, mortales, el grito sagra-
do,'' donde, para que haya verso, es necesario pro-
nunciar 6id, Es lástima encontrar un defecto tan
grave en una composición de tanto mérito.
Ojalatero.
Dados á los neologismos, por bárbaros que sean,
no tiene nada de extraño que llamen por acá oja-
lateros á los que desean algo ó tienen gana de que
suceda alguna cosa. Sin duda porque andan di-
ciendo ; Ojalá que acontezca tal suceso! ; Ojalá que
se verifique tal acontecimiento!
Hojalatero, con h, ya sabemos que es el que tra-
baja en hojalata.
Ojear.
En casi toda la América latina llaman ojear ó
hacer mal de ojo, al acto de causar daño á los ni-
ños ó á las personas adultas mirándolas fijamente.
No vamos nosotros á inquirir sisea ésta una su-
perstición ó abusión, como dicen en Chile; ni me-
nos vamos á averiguar si tal brujería tuvo origen
en los indios de América ó si vino de la antigua
Europa; que tanto importa el saber si las brujas las
trajeron al Nuevo Mundo ó las llevaron de él los
conquistadores, como con calor han discutido al-
gunos sabios.
Diremos solamente, y es lo que cumple á núes-
412 VICIOS DEL LENGUAJE Y
tro propósito, que el Diccionario trae aojar, por
hacer mal de ojo, y no ojear. También Tirso,
Ochoa y otros escritores usan aojar, si bien debe
de ser originario de España nuestro ojear, porque
se halla en el II romance de Iglesias.
Ojo de venado.
En español conocemos ^^ ojo de buey,'' ''ojo de po-
llo,'' "ojo de gato," ''ojo de perdiz," etc.; pero ojo de
venado es peculiar de América, y le llaman tam-
bién en Venezuela y Puerto Rico ojo de borrica,
ojo de samuro {mucuna altissima.) En la curiosa
obra El Médico Botánico Criollo por don Rena-
to de Grosourdy, se dice: "Los ojos de samuro tie-
nen mucha fama para quitar las almorranas y se
tiene por remedio santo contra esa enfermedad,
no sólo en las Antillas y Costa Firme, sino tam-
bién en las Indias Orientales y en California. Pa-
ra libertarse de tan molesta enfermedad, basta
llevar algunas semillas de esas en la faltriquera
del pantalón ó un rosario de las mismas, á mane-
ra de cinto, y no tardan en desaparecer para siem-
pre." Tomo I, página 229.
Onde.
Así dicen muchos de los que quieren abreviar,
corrompiendo las palabras.
"¿Onde va usté con tuel pisto de la cape coro?
¿pa quiso eso? Salga pajuera, 6 es pa pior."
¿A dónde va usted con todo el dinero de la ca-
pa decoro? ¿para qué hizo eso? Salga para afuera,
ó es para peor.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 413
Opimo.
Todos dicen por acá opimo, haciendo esdrújula
esta voz, que se deriva de la latina opimus, y que,
en consecuencia, es opimo. Hay, dice el erudito
don Pedro Felipe Monlau, un neologismo fonético,
6 de pronunciación, que desprecia los fundamen-
tos de nuestra prosodia, y quebranta con todo el
descaro de la incipiencia, las leyes generales de la
acentuación castellana, reflejo casi siempre de la
latina. Este neologismo prosódico es el que nos
liaoe ya pronunciar /arralo, médula, y si Dios y los
eruditos no lo remedian, acabará por hacernos de-
cir colega, cónclave, expedito, intervalo, méndigo,
opimo, perito y testigo.'" El último Diccionario de
la Academia Española XII edición, admítelas dos
acentuaciones en ciclope, cónclave, égida, fárrago,
medula, orgia, pabilo, parásito, presago.
Orejano.
Dícese del animal contramarcado.
Orín.
Suele confundirse orin con moho y con enmohe-
cer (vulgo enmojecer.) El orin es el óxido que apa-
rece sobre el hierro y otros metales, mientras que
el moho es un conjunto de hongos parásitos, pro-
ducidos por la humedad ó la corrupción. El ver-
bo es oxidarse ó tomarse de orin; y en el otro caso
mohecer, enmohecer y amohecer.
Orificar.
Llenar con oro la picadura de un diente ó mue-
la, orificación. También dicen entre iiosotros re-
414 VICIOS DEL LENGUAJE Y
llenar ó calzar una muela. En Chile llaman tapar
á esa operación. En el Perú usan orificar, acaso
derivado del francés.
Origen.
Muchos dicen: ''saber una cosa de buen origen;''
pero en castellano es de buen original; de buena
tinta''
Orejas.
Es el nombre que dan por acá á las asas de las
vasijas, jarros ú ollas. Dirán un jarro desasado y
no desorejado.
Ortodojo.
Si- bien hoy ya no se escriben con x las diccio-
nes en que sonaba como j, v. g.: luxo, Xavier, por
lujo, Javier, no debe llevarse la reforma al extre-
mo de escribir y pronunciar ortodojo, heterodojo,
convejo, anejo, en lugar de ortodoxo, heterodoxo, con-
vexo, anexo; porque habría que decir conejo, por co-
nexo, tomando gato por liebre.
Ni opinamos porque se sustituya la x con es,
una vez que estas dos letras no tienen la pronun-
ciación de aquélla, ni se usan en lugar de la x en
las demás lenguas vivas. Ecshumar (exhumar)
escrito á la americana, nos trae á la memoria aquel
Kavayo (caballo) de los innovadores de la ortogra-
fía.
Oscurana.
Oscurana y escurana son voces que en España
han caído en desuso, y que nuestro pueblo conser-
va todavía, como otras muchas que trajeron los
conquistadores, y que ya no se conocen en la Pe-
nínsula.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 415
Overo.
Nombre que se da en Guatemala, en Colombia
y en Chile á los caballos de piel remendada ó de
varios colores, los mismos que castizamente se
llaman píos y en lo Pintiguo pías.
Overo, que según Covarrubias y Alcalá era hove-
ro, con /¿, antiguamente, se aplica al pelo blanco
manchado de alazán y bayo, al decir de los diccio-
narios.
Oya.
Así llaman muchos á la olla.
Pacaya.
Es el nombre de un arbusto silvestre con hojas
•de palma, que nace en climas cálidos, y produce
un fruto en forma cilindrica, cubierto de corteza
fuerte, dentro de la cual hay un haz de cordonci-
llos de color amarillento, que se comen guisados
<;uando están tiernos y sirven también para encur-
tirlos.
"Tener una buena pacaya'' es tener un buen en-
tripado, como dicen en España, ó sea un disgusto
ú enojo oculto.
La hoja de pacaya se usa mucho, en unión de la
manzanilla y el pie de gallo, para adornar las casas
y los nacimientos en la Pascua. En la América
del Sur dicen pacas 6 pacay.
Pachte.
Esta palabra indígena, en la cual la (7¿ se pro-
nuncia suavemente como en francés, es el nombre
416 VICIOS DEL LENGUAJE Y
que por acá dan á la fruta de una Momordica (cu-
curbitacea) que crece espontáneamente en la cos-
ta, cerca del mar, y que cultivada desarrolla mu-
cho. Se usa como una esponja para frotarse la
piel 6 jabonarla en el baño. Se sirven del pachte
particularmente los criollos durante la estación de
los baños, en las tierras calientes. El ^pachte se
vuelve muy blanco con el uso, y la rubefacción
muy ligera é instantánea que produce en la piel,
al salir del agua, parece ser muy favorable para
facilitar la transpiración. Es una verdadera es-
ponja vegetal.
Pachotada.
Hay muchas voces que aun en España se co-
rrompen, como pachotada que debe decirse "pato-
chada.
Paderón.
Es otra voz adulterada, pues siendo aumentati-
vo de pared, debe formarse paredón.
Padrasto.
Qué mucho que oigamos decir por acá así en vez
de padrastro, cuando peninsulares también estro-
pean esta palabra, tal vez porque en portugués es
padrasto.
Padresnu estros.
Es muy común oír entre nosotros decir padres-
nuestros y avesmarias, en vez de padrenuestros y
avemarias.
PajaL
Pajal ó pajonal, llaman en la América latina,
según creemos, á las tierras pobladas de pajas,
juncos, y otras yerbas, que crecen en terrenos hú-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 417
medos. ''En las cañadas y parajes que se suelen
inundar con las lluvias ó con corrientes de arro-
yos, dominan plantas diferentes y más elevadas,
como espadañas, pajas, cortaderas, alciras, pitas ó
cordales de varias especies, y otras que no se nom-
bran. Llaman pajonales á estas cañadas y bajíos.
(Azara.)
Palo encebado.
Así llaman por acá á la cucaña.
Pancho.
En femenino Pancha, y en diminutivo Panchi-
tú, Panchitay son nombres familiares de los Fran-
ciscos.
En los fastos políticos del Perú, dice Juan de
Arona, que figuraron dos Panchas, conocidas anto-
nomásticamente, por Doña Panchita, la esposa del
Presidente Gamarra, y por Doña Pancha, la de
otro Presidente, más cercano á nuestros días.
Pancho en español, es vientre familiarmente ha-
blando. A los Franciscos dícenles por allá Pacos,
Frascuelos y Curros; pero nunca Chicos, como se
oye en Centro-América.
Pancho, en Colombia, significa zaraza ordinaria,
comunmente azul.
Pan de manteca.
Así llaman al pan que elaboran con grasa de
puerco, así como denominan pan de maíz, al que
hacen con la harina de esa graminea. Pan fran-
cés llaman por acá al que sólo es de harina de tri-
go, levadura y sal.
418 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Panela.
Dice el Diccionario que es el escudete eii forma
de corazón que se pone en campo rojo en los es-
cudos.
También trae el Diccionario esta voz en concep-
to de provincialismo colombiano, para significar,
como por acá también significa, el azúcar prieto.
En el vocabulario que acompaña á la preciosa no-
vela de Jorge Isaacs, Maria, se dice que panela
son unos panecillos, como de una libra, de azúcar
sin purgar, y que también denominan así á la
persona impertinente ó antipática. A la panela
llámanle raspadura en Cuba, ó sea rapadura entre
nosotros.
Pantalla.
Así llaman por acá á los espejos grandes de for-
ma antigua y con marco de vidrio azogado; pero
no tiene tal acepción en el Diccionario.
En su significado provincial, la encontramos en
la leyenda '^Don Bonifacio."
''Al fin después de una semana entera,
Pasada en tan diabólica batalla,
Dijo — Pues bien, suceda lo que quiera.
Hablo á doña Serapia; si no, estalla
Mi corazón como una bomba. ¡Fuera
Miedos! Se acerca á wud^ pantalla
De cuerpo entero, adorno de su-^sala,
Y despacio se peina y se acicala.
Panteón.
En Guatemala, lo mismo que en el Perú y en
Chile, llaman panteón á cualquier cementerio.
La palabra panteón, como algunas otras, se ha
democratizado por acá. Entre los paganos signi-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 419
tica el templo puesto bajo la protección de los dio-
ses, como el Panteán de Agripa, que aun subsiste
en Roma. Después se ha aplicado el nombre de
panteón, al lugar destinado á guardar los restos de
los grandes hombres, como el Panteón de los Invá-
lidos, en Paris; el Panteón del Escorial, en España.
r
Pantufla.
Es en español pantuflo; y si aquí y en Colombia
dicen pantufla, y en Cnh-a. pantufa, no es extraño
que la corrupción acaso venga de España.
Pamplinada.
Debe decirse pamplina.
Pañuelón.
Lo propio es pañolón aunque no falta algún es-
critor español que diga pañuelón.
Papa.
Así llamamos nosotros, y también llaman en to-
da la América española, á la patata (solanum tu-
berosum.)
Papa en lengua quechua, designa las plantas
que, como ]?i patata, tienen raíces bulbosas.
El señor Gormaz dice, en sus ^'Correcciones," que
no se debe llamar j^apa/ al sitio sembrado de pa-
tatas, sino papatal. Talvez hay por errata de im-
prenta p en vez de t, pues lo regular es patatal.
Ya el último Diccionario de la Academia, 12? edi-
ción, trsie papa como sinónimo de patata, deriván-
dola impropiamente, en tal acepción, del latín pa-
pa, sopas blandas.
420 VICIOS DEL LENGUAJE Y
''En Quito, donde fue descubierta la patata, no*
se le dio otro nombre, desde el principio, que el
de popa, generalizado después en toda la América
española." (Vocabulario Rioplatense, por D. Gra-
nada.)
Papalote.
No es castellano papalote, sino papelote, que sig-
nifica papelucho, 6 sea papel ó escrito desprecia-
ble. El barrilete 6 papalote se llama en español la
cometa.
También hemos oído decir por acá que algunas
flores son papalotas, cuando no tienen hojas do-
bles sino sencillas.
Papada.
Cuando decimos papada, para significar la car-
ne que crece debajo de la barba, hablamos en cas-
tellano; pero no si damos á papada la significación
de boberia, bobada, necedad, etc., caso en el que el
nombre aquél no sólo es impropio, sino muy vul-
gar.
Papáes.
El plural de papá, mamá, sofá, es papas, mamas,
sofás, que no papáes, mamáes, sofaes, como casi to-
dos dicen en este país; sin recordar que esas pala-*
bras, lo mismo que pie (pies y no pieces) son ex-
cepción de la regla que prescribe añadir es á los
nombres que en el singular terminan en vocal
aguda.
Panfleto.
Este galicismo y anglicismo, equivale en nues-
tra lengua á cuaderno, opúsculo, folleto, derivado
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 421
del \ta,\mno foglietto. Creemos que la voz panfleto
debía castellanizarse, aceptándose por el Diccio-
nario.
Paparruchada.
Paparrucha, y no paparruchada, significa noti-
cia falsa y desatinada de un suceso, esparcida en-
tre el vulgo.
Papaya.
Es nombre quechua, y significa entre nosotros y
en otras regiones de la América, la sabrosa fruta
que los botánicos conocen con el mismo nombre.
El árbol que produce Isi papaya se llama en Gua-
temala papayal, papayero en la república vecina
'*E1 Salvador," y mamón en Sur América {carica
papaya.)
El papayal ó papayo, ó como se le quiera lla-
mar, es un árbol de cuatro metros, que se produce
en las tierras cálidas y aun en las templadas. Tie-
ne hojas de palmera, de un verde obscuro; sus flo-
res son amarillentas, coloradas en la axila de las
hojas con un corto pedúnculo; el fruto es carnudo,
indehicente, de un hermoso color amarillo de oro,
que á veces tiende a vermellón, con una pulpa
azucarada y pepitas negras, cariáceas, insertas en
la parte media del fruto, en donde hay una cavi-
dad.
La papaina, analizada por médicos franceses, es
un jugo del papayo, y se considera como poderoso
digestivo.
Palo.
Dice el autor del ''Diccionario de Peruanismos"
que con demasiada frecuencia empleamos esa pa-
labra por madera, lo que constituye, más que una
422 VICIOS DEL LENGUAJE Y
vulgaridad, un gran arcaísmo, porque en el caste-
llano antiguo es muy común este modo de hablar.
"El Diccionario en la palabra pa/o dice, ''madera en
común." Para nosotros es madera en lo absoluto.
También lo tomamos como equivalente á árbol
y se dice:
Palo de campeche. {Hoecmatoxglum campechia-
num.)
Palo del Brasil. {Hwmatox salvatoriense.)
Palo Mora. (Morus tinctoria.)
Palo Camotillo. (Curcunia tinctoria.)
Palo Cortés. {Tecoma spectabilis.)
Palo de Mangle. {Bhizophora mangle.)
Palo de Madre de Cacao. {Robinia maculata.)
Palo de Vaca. (Brosimum Galactodendron.)
Palo de Ronrón. {Ferolia variagota.)
Palo de Conacaste. (Enterolobium ciclocarpumy
Palo de Algarrobo. {Himenoea courbaril.)
Palo Cuajiniquil. {Mimosa Inga.)
Palo de Granadino. {Brya ebanus.)
Palo de Mamey. {Mamea americana?)
Palo de Arrayán. {Myca Cerífera.)
Palo de Dragones. {Myristica sebifera.)
Palo de Balsamo. {Myroxilon pemiferum.)
Palo Liqu id ámbar. {Styrax balsamiflua.)
Palo de Hule. {Siphonia elástica.)
Sería muy extensa la nomenclatura de todos los
palos de estas regiones. En los inmensos bosques
cuajados de árboles j los hay de muy diversas cla-
ses y especies; pero no deja de existir cierta con-
fusión en las maderas preciosas de Guatemala, y
aunque no se ha hecho la clasificación botánica de
la mayor parte de ellas, más de cien muestras dis-
tintas han figurado en las Exposiciones en que ha
tomado parte la República.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 42a
j . Papeleta.
Impropiamente llaman por slcsl papeleta á la tar-
jeta de visitas, ó sea el pedazo de cartulina cua-
drangular en que está el nombre ó título de la
persona. Papeleta significa cédula, y también el
cucurucho de papel que contiene dinero para pro-
pinas.
Papo.
Dice el Diccionario que es la parte abultada del
animal entre la barba y el cuello.
Vulgarmente, y entre gente baja, se toma en
Guatemala por sinónimo de bobo, alelado, chifla-
do, candido, simple.
Pajarero.
Caballo pajarero dicen por acá del que de todo
se asusta, asombra ó espanta. Este último verbo
y la expresión espantadizo nos sirve para significar
un caballo pajarero. En español antiguóse decía
asombrarse y asombradizo.
Pajarero en español significa ''de colores vivos;
gayos y vistosos, y se aplica también á la persona
de genio excesivamente vivo y chancero, ó a la
que vende pájaros."
Pajarear.
En buen español es cazar pájaros ó andar vagan-
do sin oficio.
Aquí le damos no sólo esta última acepción, si-
no también la de espantar á los pájaros de las se-
menteras, que llaman otros sanatear, con motivo
de ser los sánales los que más perjudican las mil-
pas (maizales.)
Los españoles dicen oxear.
424 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Paquete.
Cuándo uno va acicalado, peripuesto, empereji-
lado, elegante ó prendido, dicen por acá, y en al-
gunas otras repúblicas hispan o-american as que
anda muy paquete ó que está paquete. También
dicen empaquetarse por aliñarse, atuzarse, compo-
nerse.
En España suelen emplear la frase ir hecho un
paquete, mas no ir muy paquete, como puede ver-
se en Fernán Caballero ''Con mal ó con bien á los
tuyos te den" y en los cantos populares españoles,
(artículo IV, página 376.)
Pararse.
Este no es un provincialismo guatemalteco, es
un americanismo, acerca del cual disertan larga-
mente los filólogos Cuervo, Rodríguez, Armas,
Paz Soldán y Unánue. Oigamos algo de lo que
dice este último. Pararse corre con igual favor
desde México hasta Chile, sin incluir las Antillas,
con el absurdo sentido de ponerse de pié, le-
vantarse, alzar.
¿Podrá equivocarse un continente todo? No
habrá alguna razón filosófica que autorice ó que
por lo menos atenúe tan grosero provincialismo.
Veamos.
Levantarse es, no sólo levantarse del asiento, si-
no también de la cama; ponerse de pié ó en pié,
es muy largo; no es un verbo, es un verbo con su
adverbio, toda una oración; el alce usted! tan ca-
ro á los españoles, provoca á preguntar ¿qué cosa
tengo de alzar? ¿mis huesos ó el bulto que está á
mi lado? Hay pues anfibología, mientras que el
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 425
jíárese usted, sólo se dirige al hombre que está sen-
tado, porque no á cada paso hay que dar esta voz
á uno que corre, y así la ambigüedad es remota.
En el participio y por oposición á sentado, para-
do me parece muy mal y se presta á ridículos e-
quívocos; así por ejemplo, un individuo que se
hubiera retratado sentado, y á quien se le pregun-
tara cómo figuraba en el retrato, si sentado ó para-
do, podía contestar impunemente que de ambos
modos en uno, porque como al estar sentado no an-
da ni corre, es evidente que está sentado, y por lo
tanto parado.
Pero es tanta la acepción de parado por en pié,
que ¡oh vergüenza! en las obras literarias de prosa
y verso se suele encontrar; cuyo desatino, como el
de rimar en verso palabras áeZ y C con palabras de
S. de que no se halla exento ni el mismo Heredia,
€s un verdadero baldón para las letras hispano-
americanas. Son sin embargo y por fortuna, los
más, los que riman á la castellana.
¿Podrá equivocarse un continente entero? No
habrá alguna razón filosófica que autorice ó cuan-
tió menos atenúe tan grosero provincialismo? vol-
vemos á preguntar.
Parece que sí, cuando hasta el castizo 3^excelen-
te versificador don José Joaquín de Mora lo usó
en su poesía La Caza.
Los señores Cuervo y Rodríguez son los autores
del descubrimiento; el segundo dice resueltamen-
te que Mora se contagió con el americanismo; al
primero le asalta esta duda. ¿Lo aprendería en
América? Sin duda el señor Cuervo recela, co-
mo nosotros, que un provincialismo tan garrafal
pueda tener ó traer sus raíces de España.
426 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Por supuesto, que j9araáo corre igualmente en
cuanta acepción metafórica puede ocurrir: cuello-
parado, el que no es vuelto. A veces se nos figu-
ra que este gran provincialismo no es corrupción
del pararse, cesar de andar, sino del otro pararse,
ya un tanto anticuado, que significaba ponerse 6
presentarse en tal ó cual actitud, porque con este-
puede tener alguna relación más, que no con el
otro. Quizá aun el pararse de Mora se refiere al
sentido que recordamos. Juzgue el lector:
''Luego tumba
Cosme Hermida
¡Cuál retumba
su caída!
Y él se para
¡Suerte rara!
Con la cara ^
mal herida."
Pasaje de escritor español antiguo hemos leído en
el que, hablando del modo como venían ó se desa-
rrollaban ciertas plantas, decía el escritor: ''sepa-
raii" muy hermosas. ¡Cuántos de los nuestros ha-
brían creído ver allí su provincialismo!"
Hasta aquí el autor del Diccionario de perua-
nismos.
De nuestra propia cosecha, diremos que no no&
cabe duda de que pararse, en la acepción de que
se trata, no es americanismo, sino español de bue-
na ley, de aquel que usaban los escritores del si-
glo XI V y aun del XVI. Lo que ha sucedido es que
desde esa época ya no se usa en España: murió en
el lugar donde había nacido; pero vive aún en todo
el continente americano, al menos donde se habla
i
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 42T
la lengua de Castilla. Allí está la voz parada, que
se deriva de pararse y paral que también es pala-
bra que no ha muerto; de esos vocablos podría
conjeturarse que sí existió en la Península el ver-
bo ese que tanto ha dado en que pensar á los pu-
ristas de uno y otro hemisferio. Mas no se nece-
sita en este caso de sorites más ó menos aventura-
dos. Hay ejemplos de que desde el principio del
idioma se dijo en castellano "pararse en pié." {Et
cuando el gato vio asomar de alueñe á la liebre et á
la jineta, paróse en pié á orar )
''Et la raposa fue á buscarlo et aliólo parado en
pie.'' (Camila é Dimna; novela del siglo XIV.)
Después se dijo simplemente pararse:
''Estando, pues, parados á la orilla,
Poniéndose por orden convenible."
(Castellanos, Elegía 4i, C. 4.)
En todo caso, creemos que debe evitarse, con
tanto más cuidado, cuanto que muchos escritores
notables de hispano-américa no han parado mien-
tes al usarlo.
Nuestro fabulista don Rafael García Goyena
dijo:
"Hiere con la mano el suelo
Para el rabo pequeñuelo."
En vez de alza ó levanta o entiesa.
El festivo escritor de costumbres guatemaltecas,
don José Milla, usó con gracia y donaire tal pro-
vincialismo, cuando en su artículo El martes de
carnaval en la Plaza de Toros, refiriéndose á un
matemático, dado á los cálculos, dice que exclamó:
Vea Ud. que bárbaros, en lo mejor de la operación
428 VICIOS DEL LENGUAJE Y
me hacen comenzar de nuevo, — y continuó multi-
plicando: Ocho mil almas sentadas y como mil pa-
radas!— Vaya, dije yo para mí, que serían de ver
las almas en esas posturas."
Paragua.
Debe decirse paraguas.
Paraíso.
Viene del latín paradisus, y por tanto debe pro-
nunciarse paraíso, y no paráisOj como dicen mu-
chos.
Paralelogramo.
Muchos pronuncian paralelogramo, en contra de
la Academia que hace grave esta voz, y debe ser
paralelográma, como telegrama, epigrama, anagrá-
m^a; nadie dice ^ro^rama, ni diagrama. Todos los
nombres de medidas terminadas en gramo, son
graves.
ParigUela.
No se llama así, sino parihuela, el mueble que
sirve para llevar heridos ó enfermos, ó para tras-
ladar alguna carga de un lugar á otro.
Parparear.
Comunmente dicen así por acá, en vez de par-
padear, derivado de párpado.
Participio.
Si alguna vez, en tiempo remoto, se dijo parti-
cipio, en lugar de participación, hoy sería un ar-
caísmo, que debe evitarse con cuidado, ya que no
falta quien lo haya usado hasta en documentos
oficiales.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 429
Parque.
En el sentido de municiones de guerra, no es
castellano. ^ Parque significa, en lenguaje militar,
el lugar ó sitio en que esas municiones se colocan.
Por tanto es mal dicho, verbigracia: 'Tor falta de
parque no pudo el enemigo atacar nuestras tro-
pas."
Pasable.
Sólo los más desaforados galiparlistas, dice Ba-
ralt, emplean pasable por pasadero, regular, tal
cual.
Pasando la vida.
Cuando preguntamos á algunas de esas buenas
gentes, á quices ni faltan penalidades, ni sobra
ocupación: ¿Cómo le va, ña Fulana?— Responde:
''Tan bonito, pasando la vida, niño,'' — cuja frase
denota bien la monotonía que reina en estas tie-
rras, en dónde, más que en ninguna otra parte,
debieran recordarlas almas adormidas.
Contemplando
Cómo se pasa la vida
Cómo se viene la muerte
Tan callando."
Pasar.
Es curiosa la locución que muchos usan entre nos-
otras para denotar que tienen desgana ó falta de
apetito; dicen que no les "pasa nada.
"¡Jesús, niña, todos ustedes los Costales han
muerto jóvenes! — ¡ay! sí, todos hemos muerto en
la flor de la edad, dijo la de Garrafuerte, y se sor-
bió de un trago media jicara de chocolate; pues
había yo olvidado decir que estaba tomándolo,
430 VICIOS DEL LENGUAJE Y
aunque aseguraba que no le pasaba ?iada," etc., etc.
(Salomé Jil. — Un Duelo; tomo I, página 130.^
Pasearse en su suerte.
Cuando á alguien le va mal en una empresa;
^cuando el enamorado recibe calabazas; cuando el
orador se aturde y echa á perder el discurso; — en-
tonces, y en otros casos semejantes, se dice que
el empresario, el enamorado y el orador, se pasea-
ron en su suerte, figura de retórica que, en térmi-
nos vulgares, querrá significar que han hecho que
se ecli][)sara su buena estrella, su fortuna propicia.
Pasmo. ^
Llama así el vulgo á cualquiera enfermedad que
produzca una inflamación difusa de los tejidos
subcutáneos. Se atribuye por lo común al frío ó
á alguna mojada.
Paso mañana.
El furor de abreviar llega á tal punto, dice don
Ulpiano González, que casi no hay quien no diga
pasó mañana, en vez de pasado mañana.
Paso.
Lo que llamamos paso de un río, es vado en
castellano.
Pata.
En el Cuadro de Costumbres ''Las medias naran-
jas,''áice Ssilomé Jil, hdihlsiudo de un barón que
se decidió á casarse: "Loca de júbilo, la viuda sa-
lió á dar parte; los parientes y los amigos dijeron
que aquello era una barbaridad, que nadie sabía
que ''pata había puesto ese huevo'' y qué sé yo cuan-
to más."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 431
Patada.
Con este vulgarismo, que al decir del escritor
peruano Juan de Arona, constituye la fuente prin-
cipal de los provincialismos americanos, usamo?*
la palabra patada en casos en que cualquier espa-
ñol diría con seguridad coz, desde que vamos ha-
blando de la que larga ó dispara un cuadrúpedo.
Coz es una palabra literaria ó de elegancia con-
vencional. En el aiHiGulo patada nos dice el l)ic-
<;ionario: ''El golpe dado con la planta del pié 6
con lo llano de la pata del animal," y en el artí-
culo coz, "El sacudimiento violento que hacen las
bestias con el uno ó los dos pies hacia atrás. Tam-
bién se llama ?isí el golpe que dan con este movi-
miento." El uso constante de los españoles en
«ste último caso es coz, siendo tal su afición á la
palabra, que aún la aplican á \a patada. ¿No ha-
brá algo de reciprocidad de nuestra parte? O me-
jor dicho; no habrá algo de consecuencia de una
parte con la respectiva forma de gobierno? El es-
pañol, monarquista, aristócrata, en su empuje de
arriba para abajo, arrastra al hombre hasta el ni-
vel del bruto; nosotros en la misericordia de nues-
tra democracia, en nuestro movimiento ascenden-
te, elevamos al bruto hasta el hombre, concedién-
dole graciosamente el atributo humano (¿ ?) de dar
patadas: 6 lo hacemos por eufemismo?
"He aquí un ejemplo, de los más clásicos, de las
voces humanas de los españoles: Ordenanzas del
virey de Toledo (1575). "ítem. Mando: que el
indio que pusiese las manos en su padre ó madre,
dándole de bofetones, coces ú otros malos trata-
mientos, como estoy informado que lo suelen ha-
432 VICIOS DEL LENGUAJE Y
cer, le sean dados por ello cien azotes y trasqui-
lado."
Para.
f Es el nombre de una gramínea, buena como fo-
rraje {Sanicum Molle.)
Paja brava.
Se cría en los bañados, de hoja larga y cortante,,
que produce un hermoso plumacho blanco, que se
pone de adorno en los salones. {Cynerium Ar-
genteum.)
Pajonales.
Bajíos en los que crece la paja.
Parejero.
Llaman parejeros á los caballos corredores.
(Azara.)
Pateador.
Dícese del cuadrúpedo que tira cocos: coceador.
Patuleco— ca.
Salva trae patuleque y patulequear^ como cuba-
nismos, y los traduce por renco y renquear. Noso-
tros decimos, como los peruanos y chilenos, patu-
leco, patuleca, la persona que anda con los pies
mal puestos ó aquel ó aquella que tienen dificul-
tades para andar bien. En castellano se llaman
patojos.
Paterna.
Es el nombre que por acá damos á una fruta,
en forma de silicua ó vaina larga, como de una
cuarta, y ancha de unos dos dedos, de color verde
oscuro, gruesa como una suela, y raras veces recta,
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 433
porque las más se encorva como un pequeño al-
fanje. Por ella se pueden contar los granos inte-
riores que se dibujan en la áspera corteza, como
los del frijol ó judía en la suya. Son semejantes
á la haba y vienen envueltas en una nivea pelícu-
la ó membrana enteramente parecida al algodón,
que es la que se chupa, escurriéndose inmediata-
mente por sí sola la pepita ó simiente.
Esta descripción,. que conviene perfectamente á
nuestra j^afenm, es la que da el ''Diccionario de
peruanismos" del pacay; de donde deducimos que
ese es el nombre que los peruanos dan á la fruta
que aquí llaman todos paterna. {Inga reticulata,
prosopis dulcís j mimosa inga,)
Paternal es el nombre del árbol, que es hermoso
y elevado; silvestre en nuestros campos, y pareci-
do al sicómoro, á cuya familia pertenece.
Patojo.
A los muchachos ó chiquillos del pueblo llaman
por acá patojo, acaso porque, llevando los pies des-
calzos, tuvieran alguna vez dificultad para andar;
puesto que ese adjetivo designa en castellano al
que tiene las piernas torcidas ó los pies mal hechos,
ó ambas cosas desproporcionadas, é imita al pato
en el andar, meneando el cuerpo de un lado á
otro. En la República vecina de "El Salvador"
llaman patojo á los cojos. Para designará los mu-
chachos de la calle, dicen sipotes.
Rivera Maestre, haciendo recuerdos desde Ma-
drid, de Guatemala, dice:
''Los patojos con sus niguas
Cual pildoras plateadas
Parece que por venderlas
Se fueron á la otra banda.
434 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Pues hoy ni para un remedio
Las vieran si se buscaran
En ninguna droguería
Ni oficina de farmacia."
Patriotero.
El escritor chileno don Zorobabel Rodríguez di-
ce que esa voz es bastante usada en la polémica
política. Es muy expresiva y hace relación á pa-
triota, como coplero á poeta, discursista á orador,
escribidor (que trae el Diccionario como anticua-
do, y que si mal no recordamos, usa el señor de
Campoamor en sus Polémicas y escHborroteador
que no aparece en el de la Academia, pero está
en el de Sinónimos de Barcia) á escritor, etc., etc.
Hemos dicho que patriotero nos parece expresivo;
y en efecto, la terminación ero, que se aplica casi
siempre en castellano á los fabricantes ó vendedo-
res, trae á la mente la idea de negocio, especula-
ción, granjeria, que tan mal se aviene con el verda-
dero patriotismo."
^'Negros idiotas, chinos catecúmenos,
Y blancos patrioteros, mas sin fe.
Que invocan á los pueblos energúmenos
Para darles después un puntapié.
(Juan de Arona. — Poesías peniaiias.)
Paujil.
Es una gallinácea de gran tamaño, llamada en
otras partes pauxi. La especie de Guatemala es
diferente de la del Brasil, Guayana y otros países
americanos. Es la misma que se encuentra en
México, conocida por los ornitólogos por Crax glo-
bicera. Lin.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 435
Peano.
No faltan pedantes que digan peano ^or piano,
barreal, por barrial, peojo, por piojo, arcedeano, por
acrediano.
PeaL
Peal dicen algunos y otros pial, no para signifi-
•car las medias sin pie ó polainas, ó la persona inú-
.til, torpe y despreciable, que es lo que en castella-
!no significa ^ea/, sino para denotar una larga tira
•de cuero torcido, que termina en un lazo corredi-
zo, con el cual los vaqueros cogen el ganado lazán-
dolo, es decir arrojando el pial sobre el animal y
cogiéndolo con la lazada corrediza.
Pedir cacao.
Esta expresiva frase, que usamos para significar
que alguno pide misericordia, se usa en el mismo
concepto que en Bogotá, en donde también dicen
pedir cacao, con alusión onomatópica á la voz del
gallo que sale huyendo. Esta explicación da el
señor Cuervo de aquella manera de decir; pero á
la verdad no satisface.
Pedro Urdimales.
¿Quién había de creer que ese ente imaginario,
con cuyas fechorías tanto nos entretuvimos cuan-
do niños, fuese conocido en el Perú, en la Argen-
tina, en Chile y aun en España?
Sólo que el señor Gormaz en sus ''Correcciones
lexigráficas" advierte que el nombre es Pedro Ur-
demales. El señor Salva dice Pedro Urdemalas,
y la Academia le agrega un de (tal vez porque se-
ría de noble alcurnia,) el señor don Pedro de Ur-
•demalas.
436 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Cervantes tiene una comedia 'Tedro de Urde-
malas" y Quevedo en su Visita de los chistes dice-
Urde-malas, esto es urdemalas artes.
Pegón.
Pegársela á alguno se dice familiarmente en Es-
paña, lo mismo que por acá; pero no Wsim^u pegón
al chasco 6 burla que uno se lleva.
Regoste.
El emplasto ó bizma que se hace de pez ó de otra
cosa pegajosa; ó el guisado que está muy espeso y
que se pega; ó la persona impertinente que no se
aparta de otra, particularmente en las horas ú
ocasiones en que hay que comer, se llama en es-
ípsiñol pegote, y no pegoste, como nosotros decimos.
Pela.
Vulgarmente dicen por acá "no lapela'^ para in-
dicar que alguien no puede hacer una cosa ó no-
tiene aptitudes para desempeñar cierta labor.
Pelona.
Por antonomasia, y sin duda por tener el esque-
leto pelado el cráneo, suelen llamar así á la muer-
te.
En el gracioso Cuadro de Costumbres guatemal-
tecas "Saber vivir," dice Salomé Jil, hablando de
don Prudencio: ''Una vez estuvo á pique de mo-
rir, atacado de una grave enfermedad, y tenía á la
cabecera cuatro enemigos á cual más temible: la
muerte, el médico, el boticario y el diablo, que es-
peraba impaciente la conclusión del negocio para
el arreglo de no sé que cuentecitas atrasadas.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 437
Pues ¿quién dirá? el bellaco se gobernó de tal ma-
nera, que se burló del doctor, del farmacéutico, de
la pelona y hasta de Belzebú, proponiéndoles con-
venios y transacciones, mediante los cuales, le
prorogaron los plazos y le concedieron una espe-
ra de que disfruta hasta ahora." En Chile no di-
cen la pelona, sino la pelada, aludiendo á la muer-
ta-.
Pelar.
En lenguaje familiar se pela á alguien cuando
86 murmura de él, se descubren sus faltas ó se le
desacredita.
Un pelado es el que no tiene dinero, ó como sue-
le decirse, ni en donde caerse muerto.
Peladera.
Equivale á murmuración. En tal sentido se
usa mucho en Guatemala, y la empleó don José
Milla en la siguiente miserable estrofa de la ''Le-
yenda" intitulada Don Bonifacio:
"Qué irían, decidió doña Serapia,
Por lo cual hubo mucha peladera;
Malos juicios acuden en prosapia;
— Su hija Lola no sufre el ser soltera —
Dice una; — No, dice otra, si es que Tapia
L^n gran pleito le ha puesto y considera
Que si no la defiende Bobadilla,
Ya no podrá comer ni una tortilla^
Pepescas.
Peces como sardinas, muy abundantes en la la-
guna de Amatitlán, pertenecientes al género Tetra-
gonopterus.
438 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Peleado.
Muy común es oír por acá que Fulano está pe-
leado con Sutano; pero en castellano se dice que
está tronado ó reñido.
Peluquería.
Así llaman muchos á lo que en buen español es
barbería.
Pelo.
Hablando de relojes, no se llama pelo, sino pen-
dolita^ la parte que regula el movimiento.
Peltrecho.
Hay tendencia en el vulgo á cambiar la r en Z,
de armatoste^ esperma, parietaria, pertrechos, que es
como se dice en castellano, mientras que, los que
lo hablan mal, pronuncian: almatroste, espelma,
palietaria, peltrechos.
Adviértase que la Academia no admite pertrecho'
(en singular,) aunque lo han usado Garcilaso,
Jáuregui y Valbuena, según hace observar el señor
Cuervo, quien sin embargo establece que lo pro-
pio y usual es decir pertrechos,
Peliar.
Muchas personas, y no de baja ralea, usan el
verbo peliar, por pelear, que es el único que cons-
tantemente empleamos, pues reñir no existe para
nosotros, salvo en su primera acepción de repren-
der.
Pelizcos.
Dígase pellizcos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 439
Pellón.
Antiguamente eran muy usados en Guatemala
los pellones, que venían del Perú. Hoy son ya es-
casos por acá. Digamos lo que dice don Pedro
Paz Soldán y Unanue acerca de esa prenda de los
peruanos, ''consiste en una tira de bayeta azul os-
curo, en la que se embuten multitud de hebras
destorcidas del mismo color, todo lo cual hace una
pieza vistosa, más ó menos rica, más ó menos col-
chada por el talabartero, que además se encarga
de ponerle un fuerte bolsillo por debajo á cada la-
do. Así es que el jinete en los pesados caminos
no tiene más que terciarse en la silla, volver la
mano y arremangar uno de los cantos posteriores
del pellón para sacar la botella de agua ó aguar-
diente, ó el porrongo cuando es un pobre diablo, 6
la pistola (hoy el revólver.) En lo metafórico se
dice de alguien muy cabelludo, que tiene un pellón
en la cabeza, por lo espesamente felpudo que es
este arreo de montar." Los pellones se ponen so-
bre las monturas (albardas) para hacerlas menos
duras. En castellano significa pellón el vestido
talar antiguo, que se hacía regularmente de pieles.
Penca.
Para significar racimo, como cuando decimos
uusí penca de plátanos, es provincialismo de estas
regiones. Penca equivale en español á látigo ó zu-
rriago, y además es la hoja catnosa de ciertas
plantas, "como la del nopal.
Pepita.
La pepita es una enfermedad de que adolecen
las aves. Podría decirse que es una especie de crup
ó difteritis.
440 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Pepitoria.
Esta palabra significa en castellano un guisado
que se hace con los despojos délas aves, ó en sen-
tido figurado, un conjunto de cosas diversas y sin
orden. Pero no son estos los significados que en-
tre nosotros tiene \a pepitoria; aquí se da tal nom-
bre á una semilla de calabaza, que sirve como las
especias para aderezar algunas viandas y para ha-
cer confituras.
Pepián.
Este es el nombre de un guiso nacional, que
otros llaman pipián, y que se hace del modo si-
guiente, según una receta de '^La Cocina Guate-
malteca:"
"Para una sartén de regular tamaño, se toman
doce chiles guaques tostados, dos tomates asados,
veinte mil tomates asados también, doce pimientas
de castilla, cuatro almendras, canela y chocolate:
dos cucharadas de ajonjolí y dos de pepitoria, todo
tostado: un marquezote pequeño, tostado y moli-
do en seco. El chile, miltomate, tomate, canela,
pimienta y achote se muelen juntos y se echan á
freir: luego \2^ pepitoria y ajonjolí, á continuación
un poco de caldo de la olla, con una onza de cho-
colate de canela, el marquezote y la almendra, y por
último un poco de azúcar y de vino al gusto. Allí
en ese guiso se echa la carne cocida de cerdo, pa-
vo, gallina, etc.".
"Hay otro pipián de indio, que se confecciona
del modo siguiente: se pone á cocer la carne en
la olla y se tuestan dos chiles guaques y suficiente
cantidad de miltomates: estos se desaguan en agua
caliente. Cuando la carne está cocida se muelen
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 441
unas pimientas de Chiapas, el chile y el miltomate:
así que está todo molido, se pone á freir con una
ramita de culantro: mientras se está friendo, se
muele un poco de arroz y se echa en la sartén pa-
ra que espese. Así que está frito se le agrega agua,
y más culantro: se parte la carne y se echa con pe-
dacitos de papas cocidas." El último Diccionario
de la Academia registra la palabra pipián, y dice
que es un guisado que se usa en América, que se
compone de carnero, gallina, pavo ú otra ave, con
tocino gordo y almendra machacada; mas á pesar
del respeto que nos inspira el ilustre Cuerpo ma-
tritense, repetimos que el pipián es un guiso que
constituye uno de nuestros platos nacionales, sin
tocino gordo, ni almendra machacada. Un chapín
no podría pasarla bien sin los frijoles, los tamales,
el fiambre, el chocolate, el arroz frito, el revolcado
y el pipián.
Percala.
El nombre español de la tela de algodón que
llaman percala, es percal.
Perdiguero.
Debe decirse pertiguero, porque es derivado de
pértiga .
Perencejo.
No trae el Diccionario esa voz, que equivale á pe-
rengano: pero parece ser de origen andaluz; y opi-
na don Juan Eugenio Hartzenbusch que no es
mal usada (carta á don Rufino José Cuervo; Avila,
13 de agosto de 1874). Fulano, mengano, zutano y
perengano, se hallan en el Diccionario.
442 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Persinarse.
Aun muchas personas bien educadas dicen per-
sinarse, en vez de ^persignarse.
Perdedizo.
Muy pocos sabrán que la palabra es perdidizo, y
no faltará, entre nosotros, quien crea que el que
así diga se equivoca al hablar; pero es lo cierto
que no hay en castellano perdedizo, sino perdidizo;
adjetivo que designa lo que se finge que se pierde.
Pesar.
Hay una frase entre nosotros, que aunque cas-
tellana, es característica de la gente vulgar, que
siempre la emplea cuando trata de alabarse ó de
jactarse de algo; esa frase es ''me pesa el decirlo.'^
He aquí un ejemplo, tomado del artículo de cos-
'tumbres ^*E1 Hombre Feliz," de Salomé Jil: ''Don
Perfecto critico desapiadadamente cuanto no era
obra suya; dio á entender que cuanto bueno hay
en el país, él lo había hecho directa 6 indirecta-
mente, aunque siempre cuidó de no ser jactancio-
so, mediante la obligada salvedad del indispensa-
ble me pesa el decirlo.''
Pespita.
Es un vulgarismo muy usado, en lugar de co-
queta, zalamera, aunque mucho más expresivo que
estos vocablos castellanos. Muchas veces se toma
hasta por injurioso el calificativo de pespita, que
se da á la mujer que hace muchos dengues ó me-
lindres. Pespitada equivale á coquetería ó zalame-
ría.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 443
Petacudo.
Como suelen llamar petaca á la joroba ó corcova,
no 68 extraño que al que tiene tal defecto le digan
petacudo.
Petate.
En español, el hombre embustero, estafador, des-
preciable. Indicando estera, es un provincialismo
americano, que ha sido adoptado por la Acade-
mia. En mexicano es petatl.
Pescado.
Nos parece tan adecuado á nuestra manera de
hablar lo que dice el "Diccionario de Peruanis-
mos/' al tratar de esa voz, que vamos á copiarlo
literalmente: "La palabra ^^2;, no existe en nues-
tra conversación; aquí todo es pescado, de tal ma-
nera que hasta los pececillos, esos de colores que se
ponen en redomas de cristal, para adornos de las
salas, y á los que los franceses dan el nombre de
cyprins dores son llamados pescaditos. La misma
redoma á que nos referimos y cuyo verdadero nom-
bre sería la pecera, no le tiene entre nosotros (en
Guatemala dicen Idi pescadera.) En cuanto á la ca-
sa del pescado, como podría decir un portugués, ó
acuario, como ya se anda diciendo en ese lenguaje
científico, que entre nosotros viene á suplir un
lenguaje familiar inédito, de que nunca hemos
querido usar; el acuario por acá se llama la
cosa esa, lo mismo que otras muchas cosas, que na-
die nombra, temeroso en su instinto democrático,
de que el nombre pueda parecer demasiado noble
ó culto, como verbigracia redoma ó mucho más pe-
cera, que eso ya sería aristocrático y monárquico.
444 VICIOS DEL LENGUAJE Y
^'Pescado, según el Diccionario de Salva, es el de
comer, y pez el bravo ó que no vale para ese obje-
to. A un castellano viejo, no sé si humorista ó
ignorantista, le oí decir imperturbable que todo
era pez mientras estaba en el agua, y pescado des-
pués de pescado.''
Aquí, como en pelo, pescuezo, palo, pellejo, sólo
denunciamos el uso abusivo de una sola palabra,
la más vulgar, renunciando por completo á la otra,
que es además en algunos casos la indispensable.
Así decimos también flojera por pereza, animal
por bicho, barriga por vientre, y tierra por polvo, lo
que ya constituye un verdadero y censurable pro-
vincialismo. Aun los que menos lo sospechamos,
estamos tan impregnados de una vulgar y baja de-
mocracia, que creernos faltar al consabido credo si
usamos de expresiones, frases ó giros que tienen
algo de distinguido. ¿Quién se atreverá á decir
alfarero hablando de adobero, esto es, del que hace
adobes? En este vulgarismo hay por otra parte
satisfacción á la exigencia que tantas veces hemos
delatado, de ver con los ojos de la cara. En alfare-
ro sólo divisaríamos á los señores que se apellidan
Alfaro; al paso que en adobero estamos viendo el
adobe.''
Petardista.
Dice nuestro célebre escritor don José Milla,
que generalmente se da, entre nosotros, á esa pa-
labra un sentido más lato que el que tiene por el
vocabulario de la lengua. "Generalmente se lla-
ma j^e¿ar(í^5¿a, no sólo el que pide prestado con áni-
mo de no devolver, sino á aquel que de algunas
otras maneras, con tal de que no sea con un robo
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 445
declarado, se queda con lo ajeno. Los que andan
tomando al fiado en las tiendas y no satisfacen el
precio de lo que llevan ; los que viviendo en casa
de hospedaje, acostumbran no pagar las pensiones;
los que se distraen y no cubren jamás los salarios
á los criados que les sirven, ni el valor de su tra-
bajo, á los artesanos que emplean, constituyen
otras tantas variedades del petardista, aun cuando
rigurosamente no sea esa la calificación que mejor
pudiera convenirles.
Peti pieza.
Los que creen que hablar afrancesadamente es
lo más culto y elegante, no es extraño que digan
peiipíeza, en vez de saínete, piececica, piececilla; pe-
ro que incurran en semejante galicismo personas
que presumen de literatas, es cosa que llam*a la
atención. En francés es petite piéce y no petipiece,
Petrimetre.
No faltan quienes digan así, por petimetre.
Pico de gorrión.
Es el nombre de una fruta de los climas cálidos,
muy acida, de color rosado la corteza, que contie-
ne una especie de púa.
Pie.
Tratándose de árboles y plantas, pie es el tron-
co del árbol y muchas veces el árbol entero; pero
no significa la parte de una planta que se toma
para obtener otra semejante. No debe, pues, de-
cirse como nosotros decirnos, á usanza colombiana
y chilena: ''He sembrado un pieciio de rosal,"
446 VICIOS DEL LENGUAJE Y
regáleme unos cuantos pies de clavel encarnado."
Barbados ó sierpes, son los renuevos ó hijuelos que
nacen de las raíces de otros árboles, á ma} or ó
menor distancia de sus troncos; esqueje, pimpollo,
plantón 6 rampollo es el cogollo, vastago 6 rama
desgajada; estaca es un tronco de rama nueva, ver-
de y jugosa, cortada por ambos extremos y á la
parte inferior ó raigal con una punta á manera de
pluma de escribir; acodo es un cogollo, vastago 6
rama que, sin separársele de la planta madre, se
le dobla y cubre de tierra y por la porción soterra-
da brota raíces.
Pie de galio.
Es una especie de orquídea, muy común en
nuestros bosques. Las hojas de la parásita son
café^ y lucientes, y la flor es una vara cubierta con
unas como púas con escamitas de color rojo, que se
parecen á los pies del gallo. Estas flores se usan
mucho en Pascua, para adornar los retablos 6 na-
cimientos, junto con la hoja de Va, pacaya.
También llaman por acá pie de gallo á las arru-
gas c{ue se forman del ojo á las sienes, en perso-
nas que ya han pasado sus mejores años. "Car-
los advirtió, una noche que su novia le guiñó el
ojo, cierto repliegue del cutis, que fue muy poco
de su gusto, y dijo al salir de la casaá sus compa-
ñeros de aventura, que á él le era materialmente
imposible amar á una mujer con ^ie de gallo.''
(Salomé Jil. — '^Amores crónicos/' página 167, tomo
I)
Piedra de moler.
La piedra sobre que se labra ó muele chocolate,
dice el Diccionario que se llama silleta; pero igno-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 447
ramos si sea de la misma forma que la que se ha
empleado por los indios desde las más oscuras
épocas de su historia, no sólo para moler el cacao,
sino principalmente para transformar los granos
poli^^dricos del maíz, en una masa homogénea y
dúctil, mediante un lijero cocimiento con cal 6
ceniza. Las piedras usadas por los indios para
moler el maíz desagregado, que ellos llaman Ichia-
malj tienen hasta hoy la misma figura, y se traba-
jan con la misma materia que en los tiempos más
remotos. A essís piedras de moler llaman en Méxi-
co metates.
Piedrón.
Del latín petra sale el aumentativo pedrón, que
no piedrón.
Piernas de freno.
Así llaman generalmente aquí y en Colombia á
las camas ó cambas.
Pierncizas.
Pocos son los que dicen pernazas, que es como
se debe decir, en vez de piernazas.
0
Pieses.
Todo el que sepa algo de gramática dirá pies.
Picapica.
Los numerosos pelitos blancos que cubren las
tres especies de ese género mucana, al tocar el cu-
tis producen una comezón vivísima.
Pichicato.
Tanto el provincialismo cubano pechicato, eumo
el nuestro pichicato, para decir cicatero, que es co-
448 VICIOS DEL LENGUAJE Y
mo en español se dice, son una corrupción del it'd-
lisino pizzicato. También usan mucho en Guate-
mala la palabra pichicateria, en vez de miseria, pe-
quenez.
''De Gucuxques pichicatos,
Devorados por el ansia
De enriquecerse á tu costa,
Ponerte sabes en guardia."
(F. Rivera Maestre.)
Picholear.
Es provincialismo chileno, que significa zambra,
jolgorio. Entre nosotros se toma como sinónimo
de ganar con ardid en el juego ó escamotear á al-
guno.
Pied recita.
El diminutivo de piedra es piedrita.
Pijije.
Es una ave acuática, de las márgenes de los ríos
Bendrocyqua autumnalis.
Pila.
''El aparato — dice el autor del Diccionario de
chilenismos — que en plazas, paseos ó jardines da
salida al agua conducida por cañerías, y que se
compone las más de las veces de alguna estatua y
de uno ó varios pilones, no se llama como noso-
tros acostumbramos, pila, sino fuente, según lo
comprueban los ejemplos que van en seguida:
"Acullá ve una Sirúñciossi fuente de jaspe varia-
do y de liso mármol compuesta." (Cervantes. —
Quijote.)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 449
Aquella haUUhnn, fuente de lapislázuli y alabas-
tro es la del Bueu Suceso eu donde, como en plei-
to do acreedores, están los aguadores {no aguate-
ros) gallegos y coritos gozando de sus antelaciones
para henchir de agua sus cántaros." (Guevara. —
Diablo Cojuelo.)
"Delante de lá iglesia hay un terraplén que da
vuelta, y por cuyo costado se puede asomar el que
lo pasea, y ver unB.fue7ite con su pilón que se apo-
ya en el muro, etc. (Fernán Caballero. — La
Estrella de Va7idalia.)
*'Un caballo es otra cosa. — Allí se ha estado des-
de 1821 hasta 1870, con la cara hacia la catedral
y las ancas hacia la antigua audiencia, viendo co-
rrer el agua de la fuente, ocupación á que son da-
dos todos los tristes. Después de haber visto, allá
en mejores días, la jura de Fernando VII, tan
pomposamente descrita por el Alférez Real don
Antonio Juarros, presenció la zambra del 15 de
septiembre de 1821, y abandonado de su caballe-
ro, ha tenido que ser en los últimos cuarenta y
nueve años, testigo mudo de tantas trifulcas, que
no sé como no se ha echado de bruces en el agua
que tiene á sus pies y ahogádose para no ver más.
(José Milla. — El caballo de Carlos IV. — "Libro sin
nombre," página 192.)
El Diccionario español de Terreros es el que
mejor define el provincialismo de que tratamos.
"Pila, dice llaman en el reino del Perú á toda una
fuente con sus tazas."
Pero como todo tiene en este mundo sus parti-
darios, no es de extrañar que el autor de la obrita
"Orígenes del Lenguaje Criollo" diga que, aunque
450 VICIOS DEL LENGUAJE Y
en España se dice, fuente, no hay duda de que la
palabra j9^/a, preferida en criollo, no sólo es casti-
za, sino más propia. Fuente no es más que un
manantial, surtidor, masa de agua en movimiento.
Pila es el recipiente arquitectónico de la fuente;
la construcción ya sencilla, ya monumental en
que se recibe el agua.
"Y dentro de los patios sus pilas de agua, traí-
da de otra parte, por caños, para el servicio de las
casas." (Francisco de Jerez. — La Conquista del
Perú, Sevilla 1534.)
''Viene á dar (el agua) á la plaza ó mercado de
San Juan, en medio de la cual está una hermosa
y deleitosa j9^7a." (Torquemada. — Monarquía In-
diana L, 3, C. 20.)
''Beben la que de un árbol se destila en una
bien labrada y ancha pila. (Ercilla. — La Arauca-
na C.'JI.)
Pilguanejo.
Es un provincialismo que quiere decir: "un
hombre insignificante, un cualquiera, un petate."
Pilixte.
A todo lo que es raquítico ó pequeño 1 lámanle
con esa voz indígena.
Piloyes.
Son unas habichuelas grandes de diversos colo-
res, pues hay piloyes blancos, negros, colorados,
amarillos, color de rosa, morados y pintos; Esa
legumbre es comestible y sirve para diversos jue-
gos de niños. A ]os piloyes que tienen aplanados
los extremos y que pueden detenerse sobre uno de
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 451
ellos al ponerlos en el suelo, dan el nombre de ti-
cos. Los indios llaman ixtapacal á \os piloyes.
Pinineo.
No sólo en Guatemala han corrompido la voz
pigmeo, d\c\em\o pinÍ7ieo, que también en el Perú
y en otras repúblicas hispano-americanas se oye
mucho entre el vulgo aquella palabra adulterada.
PinoL
En M^'xico WñmsLU pinole y Siquí pinol, á la hari-
na de maíz con azúcar; que los peruanos denomi-
nan wñrUrn: que eu quechua es liacu y en Tacna
pito.
Pintorreteado.
En castellano existe el verbo pintorrear, man-
char de varios colores y sin arte alguna cosa; pero
no pintorretear, ni pintorreteado.
Pina.
PVuta amei'icana {Bromelia ananas,) de la cual
hizo Oviedo, en la Historia Natíiral de las Lidias,
la siguiente pintoresca descripción: "Hay una
fruta que le llaman pina, que nace en una planta
como el cardo, á manera de las zaviras de muchas
pencas y huele esta fruta mejor que meloco-
tones, y toda la casa huele por una ó dos de ellas,
y es tan suave fruta que creo que es una de las
mejores del mundo, y de más lindo y suave sabor
y vista, y parece en el gusto como melocotonc.'s,
que mucho sabor tengan de duraznos, y es carno-
sa como el durazno, salvo que tiene briznas como
cardo, pero muy sutiles; pero es dañosa cuando se
continúa á comer para los dientes, y es niuv /u-
452 VICIOS DEL LENGUAJE Y
mosa, y en algunas partes los indios hacen vino
de ellas {chicha) y es bueno y son tan sanas, que
se dan á dolientes, y les abre mucho el apetito á
los que tienen hastío y perdida la gana de comer."
Pero aunque la pina sea fruta americana, como
su nombre figui'a en los diccionarios, como sinó-
nimo de anana, no habríamos dicho nada de ella,
si no fuera que la palabra j9Í7ia significa también
el chicharrón á^X ceráo. ¡U n2i pina de chicharrón !
no es por cierto vianda de desdeñarse.
Pina anona.
Sabrosa fruta de nuestras costas; de la familia
de la chirimoya.
Piñuela.
La piñuela {Bromelia piñuela) es el tipo genéri-
co más conocido de la familia de las bromeliáceas;
hasta hoy sólo se emplean en cercas. Guando flo-
rece, toman sus hojas un color vivo rojo y forma
la flor una especie ovoide de un blanco rosado, con
un tallo de 25 centímetros poco más ó menos. El
fruto es muy agridulce y refrescante. Los reto-
ños tiernos son comestibles y les llaman mutas ó
mótales. \
Piojero.
No debe decirse piojero, pulguero, sino pulguera,
piojera.
Pión.
Así pronuncian muchos, en vez de peón.
Pipiripao.
Revesadamente usamos esta palabra cuando de-
cimos que las comidas, bailes, obras ó discursos
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 453
son de pipiripao, de escasa importancia, insignifi-
caiite^s; pues ella signica lo contrario de lo que da-
mos á entender. ''Pipiripao— Convite expléndi-
do y magníHco," dice el Diccionario de la Aca-
demia.
Piquetazo.
Debe decirse picotazo, y no piquetazo; y si se
quiere hablar con propiedad apliqúese sólo al gol-
pe que dan las aves con el pico, pues en otros ca-
sos sería preferible punzada. No obstante, dícese
de la culebra que pica ó que muerde: de ambos mo-
dos lo hallamos en los clásicos.
Pirinola.
El vulgo dice por acá y muchos que no son vul-
go, pirinola, chiminea, indilgar, infriar, por peri-
nola, chimenea, endilgar, enfriar; pero tales corrup-
ciones se usan también en España, aldec-r de don
Manuel Torrijos, en su Arte de hablar.
Pirú.
Árbol hermosísimo, al cual aludió nuestro poe-
ta don Juan Diéguez cuando dijo:
i Oh canta, canta entre la amiga copa
Del ancho amate ó del pirú vetusto,
Que en dulce unión sus ramas entrelazan,
Y sombra dan á nuestro albergue rustico.
Pisco.
Nombre genérico del aguardiente de uva (¡ue se
elabora en las haciendas comarcanas á Pisco, y
que es uno de los mejores del mundo, émulo del
comiteco y del San Jerónimo.
454 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Piscolabis.
Salva trae este vocablo, en su Diccionario, y lo
describe como familiar por tente en pié. En la 12^
edición del de la Academia se dice que piscolabis
es de formación caprichosa, y que significa ^'lige-
ra refacción que se toma, no tanto por necesidad,
como por ocasión ó por regalo." Don Pedro Paz
Soldán y Unánue, como buen peruano, opina que
])isGO no puede ser más que la palabra indígena,
que en general significa pájaro, y por el nombre
del puerto que lo exporta, un afamado aguardien-
te; mientras que la última parte lahis, delata uno
de esos términos macarrónicos ó de latín paródico,
que no escasean en castellano, como in puribuSj
agilis, mogilis.
Mas sea de todo eso lo que quiera, piscolabis^
apenas lo hemos oído decir por acá familiarmen-
te, para significar ^isto^ mosca, ó sea dinero.
Pisgote.
A un ente despreciable, cualquier cosa, llaman-
le pisgote.
Pito.
Árbol perteneciente á las leguminosas, del gé-
nero Erithrina corallodendrum, de 5 á 6 metros de
altura, con unas flores cuya corola monopétala tie-
ne la forma de un sable, y el color rojo subido; de
donde recibe también el nombre de machetillo.
En buen español, tocar el pito, es pitar^ que no
pitear, como muchos dicen. Pitar dicen vulgar-
mente en Sud-América por fumar.
Pisporra.
A las berrugas grandes, dícenles aquí pisporras.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 455
Pisón.
Fmm es el instrumento con que se pisa; pero
no el acto de pisar, ó sea ¡nsotón, y no pisoteón, al
• decir de algunos.
Pisto.
Entre los guatemalismos más usados ninguno
hay que tanto prive como pisto; porque piáki pisto
la beldad (pie nos enamora, el patrón que nos co-
l)ra, la mujer con la cual nos casamos, los chiqui-
llos con que nos favoreció el cielo; todos quieren
pisto.
Empero, no se crea que el pisto que quieren to-
dos, es aquel caldo de gallina ó de perdiz, aquella
sustancia que se exprime de la carne de esas aves;
no, ese es el pisto del Diccionario de la lengua: el
que tanto se codicia por acá es aquel poderoso ca-
ballero, aquella doña blanca, que hace pulular y
bullir á los hombres en las grandes ciudades y en-
corvarse a los que, en las eras, lo buscan con afán;
en una palabra e\ pisto, es el dios del siglo XIX,
es el dinero.
"Pidan lo que se les antoje, cada uno es dueño
de lo suyo, y á bien que tu pisto te cuesta y á na-
die le debemos nada'. Contimás que yo oí decir el
otro día á un señor que todos somos iguales y que
ya van á nombrar á los artesanos para que vayan
al Cabildo." (Salomé Jil— La Capa. — Cuadros
de Costumbres; tomo II, página 147.)
También se usa el diminutivo pistill o.
Pistón.
Así llaman comunmente, entre nosotros, á una
tortilla gruesa de maíz.
456 VICIOS DEL LENGUAJE Y
También llaman ^pistón ó corneta pistón el instru-
mento músico que en francés es carnet ápiston y en
español corneta de pistón.
Pitahaya.
Es el cactus pitaiaya de Linneo, que produce
uña fruta que lleva el mismo nombre, da un color
entre morado y rojo vivísimo, con pepitas muy
pequeñas y negras. Esa hermosa fruta es algo
laxante y emoliente.
Cuando nuestro poeta Diéguez describe con ini-
mitable belleza las Tardes de Abril, en versos lin-
dísimos, dice:
''Cuájanse los cafetos de jazmines.
De escarlata el granado se salpica,
La pasionaria de verdor tan rica
Tiende á Flora fresquísimo dosel:
Y la columna del esbelto dátil
Tapiza la pitahaya trepadora;
Con lujosos florones la decora,
Pendientes del crinado capitel."
Pita.
Los Diccionarios, al propio tiempo que advier-
ten que es palabra americana, describen bajo su
nombre una planta que aseguran ser oriunda de
México, probablemente elmagitey {agave america-
na) que crece espontáneamente en muchas comar-
cas áridas y areniscas; tiene flores amarillas en
hacecillos derechos con los estambres dos veces
más largos que la corola. Las hojas del agave son
grandes, duras, carnudas, de un verde oscuro, con
sus bordes guarnecidos de espinas y terminadas
en una larga pica aguda.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 457
Los |)hintíos del maguey remontan á la más re-
mota antigüedad en México, y constituyen una
gran riqueza en Yucatán. De esa planta sacan la
bebida úenominsLási pulque y de la fibra de las ho-
jas sale una sustancia filamentosa, de una fuerza
considerable, llamada ¡oita, que puede reemplazar
con mucha ventaja el cáñamo de Asia. Además
destilan un rico aguardiente del maguey que lla-
man Mexical ó Mezcal.
La pita floja es el producto filamentoso de la
Furcroya gigantea, que crece en varios puntos de la
zona cálida, particularmente en la Verapaz.
La significación de la palabra pita es aún más
extensa entre nosotros: la toman por todo hilo ó
hebra fuerte, auque no sea de las plantas textiles
áescriias: ^^ enredarse en sus propias pitas' ^ es caer
alguno en su propia red: ¡ea pitas! exclamación
vulgar de sorpresa, '^ echar pita,'' quiere decir ''re-
gañar, echar ternos."
Pito reaL
Ave de canto armonioso, que endulza el oído
con la melodía de sus tonos. Es el Myiadestes uni-
color (Sclater) congénere del guardabarrano y veci-
no del censontle.
Pico de navaja.
Así llaman en algunos pueblos del Oriente de
Guatemala y en la República del Salvador á unos
pájaros de mediano tamaño, que generalmente se
conocen con el nombre de cucharones, notables por
su gran pico. Hay tres especies, que son : Ram-
phastus carinatus, Lin., Pteroglossus torquatus, Gm.,
y Aulacoramphus prasinus, Wagl.
458 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Pizote.
Es el Nasua nasica de Linneo. Es un mamífe-
ro uii poco más grande que un gato, que anda por
lo común en manadas de diez á quince individuos.
Suele haber algunos machos que viven aislados, y
les dicen pizotes solos. El nombre vulgar pizote lo
aplican, por extensión, al bobo, loco ó tonto.
Pizpicigaña.
El juego con que se divierten los muchachos,
pellizcándose suavemente en las manos, se llama
pizpirigaña, y no pizpicigaña, como dicen por acá.
Planazo.
El golpe dado de plano con la espada, que en
Hispano América se conoce con el nombre de pla-
nazo, es en español cintarazo ó cimbronazo.
Planchar.
Se puede decir así, lo mismo que aplanchar.
Planchado.
Así llaman entre nosotros al que va muy empe-
rejilado, peripuesto, ó elegante. En el Verú plan-
chado es sin Manca, sin dinero.
Plantas.
'^ Echar plantas,'^ por usar amenazas ó gastar
bravatas, es locución castiza; pero no creemos que
lo sea la de ^^hacer plantas,^^ por aparentar alguno
que va á hacer alguna cosa, del cual se dice por
acá que es un plantista.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 459
Plantarse.
Plantarse 6 ponerse uno plantado, significa en
nuestro modo de hablar, acicalarse, emperejilarse,
ponerse bien vestido.
Plata.
En toda la América Española se usa, provin-
cial mente, según Salva, la palabra ^toa, por dine-
ro; pero la verdades, con perdón del filólogo, que
en España no ha faltado quien diga lo mismo.
(Don Ramón de la Cruz. — Él Buen Casero.) La
voz plata, en el sentido de dinero es de antiguo
uso en toda la América, y no envuelve un galicis-
mo como pudiera presumirse, atendiendo a que el
argent frfincés, significa no sólo plata, sino tam-
bién dinero. No es tan espurio el vocablo, antes
al contrario, tiene legítimo y noble abolengo. (>on
efecto, el tan limpio como reverenciado metal de
plata, corría en los siglos pasados con tal abun-
dancia en las Indias, que llegó á ser considerado
como el único representante del dinero. De ahí
la sinonimia _ptoa y (¿mero. ''Publicóse con ver-
dad, decía el virey del Perú marqués de Montes-
claros, que sobraban tanto las riquezas en él (en el
Perú) que se tenía por más fácil y barato armar
los hombres y herrar los caballos de plata que no
de hierro." Y Antonio León Pineda asevera que,
de América á España suponiendo que haya dos
mil leguas, hubiera podido hacerse un camino de
plata (con sólo lo que han dado las Lidias) (íe ca-
torce varas de ancho y cuatro dedos de espesor.''
Plataforma.
Es voz que se usa en lo militar, hablando de
fortificaciones, para designar el fuerte que se le-
460 VICIOS DEL LENGUAJE Y
vanta sobre el terraplén de la plaza ó de la mura-
lla; pero nosotros lo usamos malamente por tribu-
na ó tablado.
Platudo.
Desde la Argentina hasta México, llaman pla-
tudo al adinerado ó dineroso.
Platal.
Platal es en buen castellano dinero ó caudal.
Plátano.
Escusado parece decir que figura ha tiempo en
el Diccionario la Musa paradisiaca, Musa sapien-
tium, Musa discolor, Musa africana, etc. ^íi habla-
ríamos aquí de esa planta ''gloria de América, ri-
queza de sus hijos, hermosura de la tierra," como
la llamaba el sabio Valle, si no fuera que provin-
cialmente dícenle plátano, al hombre flojo, cobar-
de; al infeliz que vino al mundo para soportar re-
signado las flaquezas de los prójimos Plátanos
en gloria es el nombre de un manjar hecho en pe-
pitoria y otros condimentos, á los cuales sirve de
base el banano.
Platanillo.
Es una planta que se usa como el cuaja tinta ó
el tihuilote, para producir el precipitado del añil
en las pilas.
Platanar.
El sitio poblado de plátanos {Musa paradisiaca)
se llRma, platanar] pero no el árbol del plátano, co-
mo por acá se dice. Ese árbol pudiera llamarse
bananal ó platanal, voces que aún no registra el
Diccionario de la Academia; pero que las halla-
PROVINCIALISMOS BE GUATEMALA 461
mos en las anotaciones á la oda de Bello ''A la
Agricultura de la Zona Tórrida,'' {América Litera-
ria por Francisco Lagomaggiore; tomo I, pági-
na 532.)
El nombre que le dan en España es el platanero,
como puede verse en las adiciones á la obra de
Herravíi Agricultura general, en donde se dice: ''El
árbol conocido con el nombre de platanero ó plá-
tano de América, higuero de Adán etc., así como
la especie llamada por el vulgo bananos ó banane-
ro {Musa sapientium) son originales de las Indias
Orientales." (Tomo II, página 457.)
Platón.
Juzgando muy apropiado á nuestro modo de
hablar lo que dice don Rufino J. Cuervo en El
Lenguaje Bogotano acerca de esa palabra, lo copia-
mos á seguida: ''Nuestras bandejas, son en caste-
llano/?¿e7if es, nuestros charoles son bandejas, y
nuestros plafones son aljofainas, jofainas 6 almo-
fimr
Plomo.
El p/omo dicen aquí por la plomada, y llaman
también plomo 6 plomoso al que es antipático, mo-
lesto, enfadoso, impertinente 6 pesado. En Costa Ri-
ca le dicen hígado.
Plus cafó.
Del francés pousse café (empuja café) hemos to-
mado el plus café, que son esos licorcillos que se
toman después del café.
Poblar.
Hemos oído más de una vez decir que se pable
en vez de que se pueble, que es cono debe decirse.
462 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Poblano.
Aquello que es propio y característico del pue-
blo: lo que llaman los españoles lugareño^ aldeano^
campesino.
''¡Se ha divertido usted mucho! me dijo el po-
bla7to, con admirable candidez. jOh sí, le contes-
té, tanto que no lo olvidaré en toda mi vida."
(Salomé Jil. — Cuadros de Costumbres; tomo I, pá-
gina 87.)
PociUo.
''Los andaluces suelen nombrar pocilio (del la-
tín pocillum) á la jicara en que se toma el choco-
late, é indudablemente de ellos heredamos nosotros
ese vocablo. Aunque no es puro castellano, sería
pasadero su uso; pero trocarlo en pozuelo, diminu-
tivo de pozo, es garrafal desacierto. Muchos me-
lindrosos creerán que la woz jicara es baja, pero se
equivocan, porque puede campear aun en la poe-
sía elevada; si acudimos al americanismo él nos
aconsejará la preferencia de jicara, voz americana
ú, pocilio, voz de añejo origen." Hasta aquí copia-
mos al erudito Cuervo, por ser cuanto dice muy
aplicable á Guatemaia. Por lo demás, el Diccio-
nario da Si pocilio la significación de tinaja ó vasi-
ja empotrada en la tierra para recoger un licor; y
como provincialismo peculiar de Andalucía, la de
jicara de tomar chocolate.
Poder.
''Me puede mucho lo que hace conmigo Pedro;"
"á todos les j9ue(fe que no les haga caso; me pudo
mucho que no me pagara." Estas locuciones y
otras muchas análogas, en las que el verbo poder
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 463
está como sinónimo de disgustar, son locuciones
que usan mucho nuestros paisanos. El poeta gua-
temalteco don F. Rivera Maestre, en su graciosa
epístola, llena de provincialismos, que dirigió á
Guatemala, desde Madrid, le dice:
De tus grandes novedades
Las habrá que me complazcan;
Sólo tu nombre me puede
De todas tus antiguallas.
No supo lo que se dijo
Quien te puso Guatemala,
Decir debió Guatebuena,
Si es que el guate le cuadraba.''
Polco,
a no se usa tanto como antes la palabra yolco;
para designar á la gente de medio pelo, cuando se
acicalaba un poco.
Policía.
El llamar ^oZicía á un agente del orden público,
más que provincialismo nuestro es barbarismo de
muchas regiones de la América Española. Causa
admiración, dice Cuervo, el considerar como se
han introducido ciertos abusos: ¿donde tenían la
cabeza los primeros que llamaron 'policías á los
agentes de policía, corchetes y alguaciles? Para
poner esto en su puesto, pondérese cuánto se ex-
trañaría que se dijese un tropa en lugar de un 50/-
dado.
En Guatemala no es de la gente zafia eso de lla-
mar po/icía al agente del orden público; con raras
excepciones, todos dicen así, hasta algunos perio-
distas que abundan en liberalidad de decir dispa-
rates.
464 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Poligamia.
Dígase poligamia, bigamia y no como acentúan
generalmente poligamia, bigamia.
Polígloto.
¿Quién no dice poligloto , con acento en la i, pa-
ra designar lo escrito en varias lenguas ó la perso-
na que las sabe? Pues es poligloto en buen caste-
llano.
Pólipo.
Debe decirse pólipos, que no pólipos.
Pol vadera.
Muchos adulteran las palabras polvareda 6 hu-
mareda, convirtiéndolas en polvadera y humadera.
Antiguamente deciase polvareda como puede verse
en el siguiente pasaje del Diablo Cojuelo, de don
Luis Velez de Guevara: ^'esparciendo toda esta
máquina confusa una, polvareda espantosa, en cu-
yo vasto piélago se anegó toda esta confusión, lle-
gando el dia; que fué mucho no se perdiera el sol
con la grande polvareda,'^
Pollera.
Antiguamente llamaban ^^oí/era á un vestido de
terciopelo ó raso, que usaban las damas en los
dias festivos, tomando ese nombre quizá del brial
ó guardapiés, que también llamaban en España
pollera. Hoy sólo denominan asi á unos canastos
largos eñ que se trasportan pollos.
Poncho.
La manta cuadrangular de tela buena de lana,
se \\2imsi poncho (del araucano pontho). Se usa en
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 465
toda la América española y se conoce con dicho
nombre, excepción hecha de Colombia, en donde
le llaman ruana. La Academia ha adoptado ya
el nombre poncho y en su Diccionario, diciendo que
es sayo ó capote sin mangas y con una abertura.
Ponérsela.
Refiriéndose á mona, tuna, mica ó jáquima-, 'po-
nérsela, denota una borrachera: "Pedro es bueno;
pero se las /)o/ie muyamenudo," quiere decir que
86 embriaga con frecuencia.
Popelina.
Como derivado de papel, debe ser papelina y no
popelina, como dicen los tenderos y las costureras.
Porción.
Cuando oímos exclamar á alguno: ''Tengo que
decirte ^ma porción de cosas," no censuramos la
frase como viciosa; pero sí cuando dicen xm por-
ción.
Porciúncula.
En punto á criadas, decía el festivo Salomé Jil,
que su casa se había convertido en un jubileo de
porciúncula. {Cuadros de Costumbres; página 165,
tomo II.)
Por cuanto que.
Un amigo mío, era muy dado al uso del ^or
cuanto, como que sin él no pueden pasarla los tin-
terillos y pleitistas; pero es el caso que una vez,
en amorosa epístola, escribió mi consabido amigo:
''La adoro, ángel de amor, por cua7ito que es el do-
rado sueño de mis auríferas ilusiones," etc. So-
466 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ñando debiera de estar quien encajara el por cuan-
to de ese modo, y más con el que, á guisa de los
que dicen: '^por cuanto que, vistas avibas partes, etc.
El j9or cuanto no lleva ni que ni á, ni nada de lo
que le ponía mi amigo el enamorado.
Por tu linda cara.
Locución que vulgarmente usan por acá, para
decir que una cosa se hace de valde, gratis, por
complacer á alguno. "Por tu linda cara, querés
que uno te sirva."
Por razón á que.
Por razón de que, es lo correcto.
Portafolio.
Dígase de un Ministro que tiene cartera; pero
no portafolio, pues cartera, es palabra de cuño legí-
timo, aunque materialmente no lleven cartera los
Ministros, como creyó que la necesitaban, hace
mucho tiempo, aquel buen señor don Melitón,
cuando lo nombraron "Secretario de Hacienda y
Crédito Público," y entró al despacho ruborizán-
dose y pidiendo al Subsecretario la cartera.
Porra.
En el Perú dicen también, como se oye por acá,
echar 6 mandar á alguno a la porra, por echar ó
mandar á paseo.
Potrero.
En la República Argentina y en Chile, Bolivia,
Perú, México y Guatemala, llaman potrero á los re-
cintos más ó menos grandes y bien cerrados, que
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 467
se destinan en las haciendas á la crianza de los
ganados.
El equivalente español de potrero, en tal acep-
ción, e^ potril 6 dehesa; porque potrero, en castella-
no, es el que cuida de los potros, si bien se hace
preciso advertir que ya el Diccionario de la Aca-
demia, en la última edición dice que potrero es el
sitio destinado á la cría y pasto de ganado caba-
llar.
Nuestro fabulista Goyena, dijo:
"Al potrero de Corona
Fui una tarde por paseo,
Que hasta un caballo, si piensa,
Se divierte en un potrero.
Potriar.
Patriar es un verbo de formación y uso vulgar
-que significa dar á alguno una zurra, soba ó so-
barbada.
Prececto.
Así pronuncian muchos, en vez de precepto.
PrencipaL
No sólo aquí, sino también en España, dicen
muchos prencipal por principal, según asegura don
Manuel Torrijos en su Arte de Hablar (1885.)
Prendedor.
El Diccionario dice que prendedor es el que
prende; pero no tiene la acepción de alfiler de cor-
bata, como dicen en Madrid, ni llaman prendedor
por allá, al que usan las señoras y que suele ser
más ó menos valioso.
468 VICIOS DEL LENGUAJE Y
'^En la pechera de su camisa un alfiler cuyos
brillantes estaban medio dormidos. (F. Caballe-
ro.— Clemencia.)
Prespectiva.
Muchos dicen así, en vez de ^perspectiva; y pres-
picaz en lugar de perspicaz.
Presupuestar.
En muchos países españoles se ha introducido
el verbo presupuestar, que como dice Paz Soldán y
Unánue, se refiere al importantísimo sujeto Wsl-
msiáo presupuesto j j hsise íormeido en honor suyo
un verbo que lo recuerde más directamente que
presuponer, como aquel barbero que de educación
sacaba educacionador, así hubiera podido derivar
conversacionador de conversación. El señor don
Fernando Paulsen en sus ''Reparos de reparos"
dice que el participio presupuesto se ha hecho ya
sustantivo, y que teniendo el sustantivo presupues-
to, ''¿qué cosa más natural que deducir de él el
werho presupuestar? ¿No sacamos de documento,
documentara
"Y por qué de una vez no sacaremos, pregunta
el mismo ilustrado peruano cuyo nombre citamos,
de enamorado, enamoradearf Enamorado se ha
hecho ya sustantivo, como que decimos un enamo-
rado; ¿qué cosa más natural que sacar este verbo?
¿Y de amante, que también es hoy un respetabilí-
simo sustantivo, amantearf ¿Y de supuesto, igual-
mente ennoblecido y hecho sustantivo, supuestarf
Prestigioso.
De nuestros hombres públicos han dicho en va-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 469
rias ocasiones, algunos periódicos, que son presti-
giosos, por decir que tienen prestigio; pero presti-
gioso lo que ha significado es embaucador, presti-
giador, que con artificios engaña á la gente. Así
son algunos de nuestros periodistas, y hasta uno
que es hombre de letras, dijo, refiriéndose á un
informe que le escoció mucho, que su indoctez era
manifiesta. ¡Lo manifiesto era la indoctez del que
creyéndose docto decía indocteces (vulgo sandeces!)
Pretencioso.
La Academia no ha autorizado esa palabra, que
tanto se usa no sólo en Guatemala, sino en varias
■de las Repúblicas latino-mericanas y aun en Es-
paña, como se verá por los siguientes ejemplos:
'*He ahí otra muestra de las frivolidades que el
«eñor Martínez de la Rosa nos ha dado bajo el
nombre pretencioso de poesías." (J. M. Villergas.
— Juicio critico.)
^' Siquiera el estilo sencillo y castizo de és-
te (Rivadeneira) sea superior al de aquel (Cien-
fuegos) algún tanto hinchado y que se reciente de
la épocsi pretenciosa en que fué escrita." (Vicente
de la Fuente. — Introducción á la vida del P, Lái-
nez.)
Baralt critica el empleo de pretencioso, y dice
que debe usarse presuntuoso, afectado vanaglorioso;
y aplicado al estilo, tono, etc., afectado,, amanera^
do, laborioso, pedantesco, altisonante, etc.
Prevenir.
Como el verbo venir cambia la e en i en vini,
viniste, vino, vinimos, vinisteis, vinieron: rinirrn.
470 VICIOS DEL LENGUAJE Y
vinieras, etc.; viniese, vinieses; viniere, vinieres , etc.^
siguen la misma norma los compuestos avenir,
convenir, prevenir, reconvenir. Dígase, pues, en el
pretérito 'previnimos, convinimos, vinimos, y no pre-
venimos, convenimos, venimos, que será presente,
aunque para el pasado, se hallan ejemplos de
estas inflecciones en los escritores del siglo de oro-
de la literatura española.
Entre la gente mazorral, dice el ''Diccionario
de Chilenismos/' se usa el verbo prevenir, en vez.
de provenir:
''Y aquel mal que adolecía
Previno según decía
De tomar agua bendita."
(Guajardo. — La Beata empachada.)
Prever.
Muchos escriben preveer (con dos e) y hacen
mal; porque los verbos compuestos de ver, se con-
jugan como él.
Primoroso.
Al que trata una persona ó cosa con particular
cuidado y diligencia; al que es afectuoso y tierno,
le llaman, por acá, primoroso, y sería más propio,
para el primer caso curioso, y para el segundo,
amable, amoroso.
Probé.
Así dicen muchos que pertenecen al vulgo, en
vez de pobre.
Procumunal.
Con razón critican severamente algunos moder-
nos gramáticos que se diga el bien procumimal, los^
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 471
intereses procumuíiales; porque procumunal es el
bien común, los intereses comunales. (Emilio Isa-
za. — Gramática práctica de la lengua castellana.
Producido.
Lo que se obtiene de una cosa que se vende 6
explota es el producto, que no el producido, como
dicen tantos.
Propio.
La locución tan usada entre el vulgo, lo propio^
en vez de lo mismo, igual cosa, otro tanto, no es cas-
tiza.
Prostergar.
Dígase postergar.
Próvido.
No faltan quienes tomen á próvido por probOy
sin caer en cuenta de que el primero significa pre-
venido, cuidadoso y diligente para proveer y acu-
dir en lo necesario al logro de un fin, mientras
que probo es honrado, que tiene probidad.
Provisorio.
El gobierno provisorio, el presidente provisorio,
han dicho todos por acá, en proclamas y periódi-
cos.
Provisional es como debe decirse, si se quiere
respetar el idioma.
Pruebista.
Al que hace pruebas, como volatinero 6 marome-
ro, le llaman vulgarmente pruebista.
472 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Puchito.
Puchito es diminutivo de la voz quechua iludió
(ó puchu) que significa sobras, desperdicios, resi-
duos, poquito. Generalmente lo usan por acá co-
mo sinónimo de poquito. En Sud-América se to-
ma por cabo de cigarro.
''La patria al que ha perecido
Desprecia como á un zamarro. .
Como yo arrojo y olvido
Jipucho de mi cigarro."
(Guillermo Matta.)
Puercada.
Aun la gente que no es plebe suele decir entre
nosotros puercada, por porcada.
Puerta de golpe.
Habiendo en castellano la voz cancilla, que sig-
nifica puerta de golpe, debiera usarse tal palabra,
en lugar de una frase.
Pulgueroc
Es en castellano pulguera.
Pulique.
Es un guiso de chile guaque, miltomate cocido,
arroz y pan molido y achiote {hixa orellana.) Este
caldo se Me y se le echa apazote; después se cuece
la carne y se echa en pedacitos en ese guiso.
Pululo.
Equivale á enano, zapotón, rechoncho.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 473
Pulpería.
Aunque el Diccionario trae ambas voces, signifi-
cando la primera "tienda en América, donde se
vende vino, aguardiente, mercería, buhonería et-c/'
y itulpero el que tiene puí^p^na; consignamos aquí
ambas voces, por ser originarias.de América. Gar-
cilaso trae ese provincialismo, diciendo que "se
impuso á los más pobres vendedores, porque en
una tienda de esas hallaron vendiéndose un 'pul-
po.'' {Comentarios reales; libro VI, capítulo 20, II
parte.)
Según eso no parece muy exacto que, como afir-
man Solórzano, en la Política Indiana y Rojas en
sus Cien vocablos indígenas, de Venezuela, se deri-
ve j^tt/pería, de pulgueria, ó sea la tienda en donde
se vende en México el pulque. En casi toda la A-
mérica llaman slí^í pulpería á las tiendas de aceite,
vinagre y demás comestibles usuales, (Alcedo. —
Diccionario Geográfico -histórico.)
Pulpero.
El que tiene pulpería.
Punador.
Al picador, que sale en las plazas de toros, lla-
man aquí pullador.
Puntero.
Así llaman en los trapiches 2i\ que cuida del pun-
to de la miel y de Isl fijeza del punto en los obrajes
de añil.
También llaman palo pxfntero á un árbol de
nuestros bosques, cuya madera es color de rosa muy
pronunciado.
474 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Punta.
Significa partida, hablando de animales; así de-
cimos:''compré cien novillos, á $20 en punta.'"
Este provincialismo es también colombiano, como
puede verse en el ''Vocabulario que va al fin de la
novela María, de Jorge Isaacs."
Punto de vista.
Punto de vista dice Cuervo, en las Apuntaciones
criticas, es aquel donde precisamente ha de colo-
carse uno para ver bien un objeto, y también aquel
donde ha de hallarse el objeto para ser bien visto.
De suerte que el observador ha de ver el objeto
desde el punto de vista, y el objeto ha de estar en
su punto de vista. Sólo considerando al observa-
dor en un lugar elevado, podría decirse que ve un
objeto hajo ese punto de vista; pero como este no
es el caso más ordinario, ni hajo indica con respec-
to al observador una relación tan directa como
desde, siempre es más seguro el uso de éste. Es
claro que tratándose del observador, sería absurdo
colocarle bajo su punto de vista.''
Aunque son muy respetables las observaciones
del señor Cuervo, me parece preciso apuntar que
muchísimos escritores de gran renombre dicen
hajo el punto de vista. He aquí algunos ejemplos:
"Para dar una idea de lo que falta hajo este punto
de vista aun á la gramática de la Academia, que
es la más generalmente usada, bastará limitarnos
á unas pocas observaciones. (Andrés Bello. —
Opúsculos gramaticdtles; página 459, tomo Vj) — "Ba-
jo otro punto de vista (tomo VI, página 466, el
mismo autor.) Bajo el punto de vista especulati-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 475
vo (Manuel Blanco Cuartín. Recuerdos literarios
de Lastarria, página 57.) Amador de los Ríos usa
á cada paso la misma expresión, en su Historia
Crítica de la Literatura Español, tomo I, página
88 de la introducción, y tomo V, página If— "Con-
sideraré la federación principalmente bajo el pun-
to de vista político." Pi y Margal, Las Nacionali-
dades; página 116.— En la obra de don Emilio
Castelar, intitulada La Revolución Religiosa, se ha-
lla el párrafo siguiente: ''Mirado bajo el punto de
vista histórico en su naturaleza humana. Cristo
no trae al combate por la renovación religosa y
al apostolado por la doctrina nueva, la ironía acre
con que Sócrates parangonaba el mundo de su
conciencia interior y el mundo de la impura reali-
dad. (Página 55, tomo I.) Don Antonio José de
Irisarri usa frecuentemente bajo el punto de vista.
En resolución, creo que ni es impropio, ni con-
trario á los cánones de la lengua, ni al uso de los
buenos hablistas, decir bajo el punto de vista;
bien que considero más elegante y más á la moda,
si vale esa frase, el usar desde el punto de vista.
Así, se lee en la Gramática de la Academia ("pági-
na 42^ ''De cada una de esas especies de sustanti-
vos se va á dar una idea desde el punto de vista de
la analogía."
Punche.
Ponche, que no punche, como dicen muchos, es
palabra de etimología persa, que significa, como
todos saben una bebida espirituosa.
Punzó.
En toda la América española dan ese nombre al
476 VICIOS DEL LENGUAJE Y
rojo encendido; por lo que tal nombre debe de ser
castellano antiguo. Don Bartolomé Rivodó trae
la \oz ijunzó, color rojo muy vivo. — ''Es todo rojo
de punzó, el más bello, puro y encendido que pue-
de verse (Azara.) Refiriéndose á la bandera ita-
liana, dijo Acuña de Figueroa:
''Verde, blanco y punzó la enseña hermosa."
En el Diccionario de la Academia todavía no
figura la palabra 'punzó.
Puñusco.
Así llaman por acá á la apiñadura ó apiña-
miento de personas ó cosas.
Pupusa.
Cuando se empana dentro de una tortilla de
maíz un poco de queso, frijoles etc., se llama pu-
pusa el bollo que resulta.
Pupuse.
Por analogía, áÍGQu\e pupuso ^ al que está rechon-
cho, y metafóricamente al acaudalado.
Puro.
Cuando puro modifica un adjetivo es adverbio
invariable; y por consiguiente no debe decirse,
como generalmente dicen por acá pura: "No hay
porque culpar á la Lolita; lo hace todo de pura bo-
ba;'' "Ninguna quiere á la 'Conchabes media muda
Y pura tonta'', son locuciones que emplean perso-
nas que se precian de bien educadas. Puro y me-
dio son invariables en tales casos.
Santa Teresa de Jesús escribió: "Entre mis fal-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 477
tas tenía esta, que sabía poco de rezado y de lo que
había de hacer en el coro de puro descuidada.
(Vida,)
Pusunque.
Equivale en nuestro modo de hablar á brevaje,
6 sea más bien un líquido espeso, compuesto de
varias y desagradables sustancias.
Plus-café.
d Es poiLsse-café, en Francés. Eso de plus-café no^
es ni español, ni latín, ni nada que pueda admi-
tirse, á pesar de que se usa en toda la América Es-
pañola.
¡Qué capaz!
Es una exclamación que se usa mucho entre
nosotros por ¡Imposible!
Quebrada.
Es impropio tomar quebrada por arroyo.
Quebrada es la endedura de la tierra desigual y
abierta, entre montañas, que forma algunos valles
estrechos. Las quebradas forman amenudo el cau-
ce de los arroyos.
Quebrantantado.
Es el nombre de una bebida que hacen cod
maíz molido.
Quedar de.
Muchos dicen impropiamente: ''(¿uedamos de
juntarnos en el teatro;"' debe ser quedar en.
478 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Quejitas.
Entre niños, y aun entre adultos, se oye mucho
decir quejitas por quejumbroso.
Quemsizón.
También se usa en el Perú, en la acepción que
nosotros le damos de baratillo improvisado, que
dura pocos días; pero el Diccionario no autoriza
ese significado.
Quemazón, en lugar de incendio, es vulgaridad,
que sólo debiera correr entre gente muy baja.
Quequexque.
Llaman así á unas hermosas hojas grandes, ex-
tendidas, de verde color oscuro, que los indios
aplican, para curar los dolores reumáticos. Su
nombre botánico es arum sagittatum.
Quedrán.
Vulgarismo que priva mucho, en lugar de que-
rrán, que es la forma correcta.
QuetzaL
Con esa palabra nahualt se designa la más her-
mosa de las aves de Guatemala, que tenía otros
nombres en las lenguas de los quichés, poconchíes
y cackchiqueles. Los españoles, que eran muy
dados á bautizar cuanto encontraron por estas re-
giones, con vocablos que en castellano significaban
objetos, animales ó plantas, parecidos á los que
ellos conocían, conservaron sin embargo el anti-
guo nombre aborigen del quetzal, acaso por no ha-
llar, entre las aves del antiguo mundo, ninguna
que se le asemejara.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 479
I^s lenguas indígenas de América están desti-
nadas á perderse en el turbión de los tiempos; pe-
ro hay í>alabras que, como el nombre del mitoló-
gico qicetzal, se conservarán siempre. Entre los
bravos quichés se le tuvo por ave sacratísima, y
prevalecía la tradición de que unas mariposas
azules revoloteaban allá en paradisiacos tiempos
filtre lo más laberintoso de una selva, cuando al
sentir repentinamente que morían, se hundieron
en la tierra, de la cual brotó el guayacán, de bra-
zos crispados y tortuoso ramaje, perfumando des-
ale entonces con sus nítidas flores los bosques pri-
mitivos; y dejándose ver, como emblema de pode-
río y hermosura, sobre la alta copa del más cor-
pulento y maciso de los árboles, un indómito pá-
jaro de color de esmeralda con cambiantes de oro.
Era rojo su pecho, en símbolo de bélico ardor, y
parecían turcos alfanjes las plumas de su cauda;
era el huésped gentil del árbol grande, era el quet-
zal indiano; era esa ave independiente que nunca
se aviene con la cautividad.
Refiere Fuentes y Guzmán, en la Recordación
Florida, que cuando los ejércitos españoles, apa-
recieron por las serranías de A'^7ají/,que significa-
ba debajo de diez, porque diez grandes régulos te-
nían el mando de ocho mil hombres cada uno,
trataron los dueños de esas ricas comarcas de va-
lerse de los nahuales, á fin de que no se realizara
la profecía de la conquista. Hubo Teciim, el fa-
moso monarca indiano, de convertirse en una es-
pecie de águila, vestida de dilatadas plumas ver-
<ies, y que volaba con extraño y singular estruen-
•do entre el humo de los cañones y arcabuces de
480 VICIOS DEL LENGUAJE Y
los extranjeros. Toda la saña heroica del encan-
tado pájaro se enderezaba al ínclito caudillo don
Pedro de Alvarado; empero el invencible adalid,
sin perderse de ánimo , ni pausar j aínas su marcha,
lo atravesó con su lanza, haciéndolo caer al suelo,
en donde lo acometieron dos perros del mismo
hispano capitán, quien al contemplar tendido al
maravilloso pájaro, volvióse á los que le seguían,
y dijo: "No vide en lo de México, más extraño
Quetzal.'''' Desde ese punto, y con ocasión de tan
extraordinario suceso, llamóse aquel lugar Que-
zaltenango, 6 sea el Cerro del Quetzal. (Recordación
Florida; página 50, tomo I.)
Dejando aparte las fabulosas narraciones del
crédulo historiador guatemalteco, cumple indicar
que sí se conoce el quetzal al Sur de México, tanto
que De la Llave le llamó, en 1801, Pharomachrus
mocina, y hasta tuvo el renombrado naturalista
que crear el género Pharomachrus para ese trogo-
nideo, que luce desde lejos {Fharos, luciente en lon-
tananza, y macros, grande). Otros ornitólogos
hánle dado otros nombres varios, como Calurus,
Siv., para el género, en 1830; Trogon paradiseus,
Bonaparte, en 1826; Trogon resplendens, Gould, en
1835. El nombre. técnico que hoy rije es el que
le dio De la Llave, conforme á la regla adoptada por
los naturalistas de tomar el más antiguo ó crono-
lógico.
Los príncipes de sangre real en México y mu-
chas otras de las varias nacionalidades que en los
tiempos precolombinos ocuparon el istmo centro-
americano, se adornaban con las áureas plumas
del quetzal. Después de la hecatombe de la pri-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 481
mitiva raza indiana, lucían en las fiestas y bailes
de los españoles, para conmemorar la conquista.
Hoy son objeto de codiciado comercio con las na-
ciones de Europa. Tiempo ha que al quetzal se
hace una cacería encarnizada y sin tregua, hasta
el punto de que esa bellísima especie se vuelve ca-
da vez más rara, y pudiera hasta desaparecer del
planeta, como ha sucedido con otras de animales
de nuestro continente.
Vive el quetzal en lo alto de los montes; se ali-
menta principalmente de ciertos insectos, que si
le faltan muere, razón por la que no puede existir
cautivo; y no pasa de ser leyenda poética que si
pierde el plumaje de la cola, perece de tristeza.
La mayor parte de las muestras disecadas que
de esa lindísima ave figuran en los museos de Eu-
ropa, han ido de Guatemala. Recuerdo que al ver
hace años en uno de los anaqueles de la rica colec-
ción ornitológica de Filadelfia á nuestro hermoso
quetzal, se agolparon á mi mente muchos recuerdos
del querido lugar donde nací; parecíame entonces
como que el ave de nuestra tierra se esforzaba allá
para que no hiciese mal papel nuestra bandera. . .
jcómo crece el amor patrio mientras más lejos
se halla uno del suelo en que vino á la vida! Y
cuántos pensamientos cruzan entonces por lamen-
te, entre el laberinto obscuro que en nuestra me-
moria van dejando las cosas y los hombres. Allá,
á lo lejos, los recuerdos de la juventud son las ma-
riposas azules, que al morir hicieron nacer al co-
loso del bosque, que Uicha con los airados elemen-
tos Es tal el poder de las ideas que con pro-
piedad, se lee ha llamado:
482 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Mariposas de luz del pensamiento,
que triunfan de la muerte del que las arrojó, cual
simiente celeste, en el surco inacabable de la vida,
y que hacen crecer y desarrollarse monumentos
colosales, como el guayacán del bosque, que por
vez primera ostentó en su paradisiaco ramaje al
ave sagrada, al soberbio quetzal, glorioso emblema
de nuestro patrio escudo
¡Salve, caraparens, salve Guathimala, salve!
Quesadillas.
Son unos bollos de harina, huevo, mantequilla
y almendra.
Quiebracajete. *
Es el nombre de unas flores silvestres, {convol-
vulus) azules, moradas, blancas y de otros matiza-
dos colores, que brotan en el Otoño, de una enre-
dadera que crece en las cercas de los solares. El
sentimental poeta don Juan Diéguez cantó á esa
humilde planta, de brillantes flores, en su compo-
sición intitulada "El Pino seco y el Quiebracaje-
te."
Quijinicuiles.
Con tan difícil palabra nombran á una especie
de paternas muy dulces.
Quite.
Llaman por acá al movimiento ligero de escapar
^1 cuerpo con aire, sea en un peligro ó jugando.
En este sentido dicen los españoles regate. La pa-
labra quite, por hurtar el cuerpo con viveza, se
usa también en otras repúblicas americanas.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 483
Quitrín.
Dice el Diccionario que es el carruaje usado en
América y compuesto de dos ruedas, cubierta de
fuelle y con una sola fila de asientos.
Quien.
El relativo quien se refiere á personas y no á co-
sas, á no ser que indiquen personalidad.
Antiguamente era invariable del singular al
plural; y así dijo Cervantes: "Aquí en lugar de
los príncipes y monarcas que mandaban en el
mundo, á quien yo servía, he hallado á estos árbo-
les mudos, que aunque altos y poinposos son hu-
mildes." (Persiles y Sigismunda, capítulo XVIII.)
R.
Rabón— a.
Rabón-a aplícase por antífrasis al animal á quien
se ha cortado el rabo.
Es un vulgarismo el llamar rabón al vestido
€orto, "Julia no puede ir al baile; porque está
rabona'' — ¡Curiosa frase que haría reventar de risa
á un español!
En Chile, Perú y Bolivia llaman rabonas á las
mujeres que acompañan á los soldados en la gue-
rra. En español hacer rabona quiere decir que un
niño deja de ir á la escuela á escondidas de sus
padres. Es nuestro jubilarse.
El poeta don Manuel Valle, ha dicho:
"Va doña Serapia
muy llena de blondas,
con sus cuatro hijas
que parecen monas,
484 VICIOS DEL LENGUAJE Y
buscando maridos
á riesgo y á costa:
para eso las pinta
poniéndolas rojas,
para eso las hace
salir muy rabonas^
les hincha los miembro
con almohadas mórvidas. ...
Todo eso es muy justo ,
pues anda de moda.^'
Rafail.
Mucha gente vulgar pronuncia así, en vez de
Rafael.
Rajatabla.
Dice Cuervo que la frase á raja tabla significa
con gran fuerza y vigor, verbigracia, "La tropa en
armas, las órdenes á raja tabla por todas partes, re-
bato en los pueblos, alboroto, conmoción general."
(Moratín. — Obras postumas; tomo I, página 318.)
Entre nosotros se toma á rajatablas, por aprisa.
Rancho.
Este hispanismo de América en lengua jitanes-
ca equivalió á barraca, choza 6 habitación rústica,
que es lo mismo que hoy significa en la América
española. Como americanismo, dice el Dicciona-
rio que es casa pobre con techumbre de paja.
El rancho en su más simple expresión, se com-
pone de cuatro horcones sobre los cuales va un
techo de paja; las paredes son de bajareque o de
cañas bravas. Dentro de este tugurio se hallan el
marido y la mujer, que duermen en tapexcos, el
niño en una hamaca y el perro y los patos en el
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 485
•suelo: la ^piedra demoler, el comal y la olla no fal-
tan en el rancho.
El inmortal autor del Quijote sabía bien lo que
era un rancho, aunque de seguro no era como el
que hemos descrito, sino análogo, y sin los trastos
de los indios: ''Retiróse el ventero á su aposento,
el arriero á sus enjalmas, la moza á su rancho: só-
lo don Quijote y Sancho no se pudieron mover de
donde estaban."
Ranchería es el conjunto de ranchos, que en es-
pañol se llama aduar, si bien esto lleva la idea de
un establecimiento movible, mientras que los ran-
chos están adheridos al suelo, y raras veces se lle-
van de un lugar á otro. El origen de la palabra
ranchOy lo esplica don Juan Ignacio de Armas, di-
ciendo: "que llamaron así los españoles á las cho-
zas de los indios, por verlas semejantes á las gua-
ridas nocturnas que hacían sobre cubierta los ma-
rineros, imitadores en esto del modo de- vivir de
Jos gitanos."
"Gran número de ranchos levantamos,
Y en breve espacio un pueblo fabricamos."
(Ercilla. — La Araucana j canto 36.)
Raspadura.
En Cuba llámanle rasiiadura al azúcar prieto,
que nosotros llamamos rapadura, y que en otras
partes se conoce con los nombres de panela 6
chancaca.
En la leyenda antigua que escribió don José
Milla, con el nombre de Don Bonifacio, encontra-
mos, entre otras malas octavas, la siguiente:
486 VICIOS DEL LENGUAJE Y
''En un momento el cuarto convertido
Estuvo en un infierno. — Cataplasma —
Dice una. — Eso lo sana, mi marido
(Pobrecito) la usaba para el asma. —
— La geringa — gritó otra. — Poco ruido —
— El hombre es moro al agua si se pasma —
— ¿Quién lo fleta? — Yo no. — Traigan unturas. —
— Lavativas de miel de rapadura. —
Rapad u ritas.
Así llaman á unos dulces hechos de azúcar j
envueltos en hoja de maíz, que elaboran en Ama-
titlán y tiñen de diversos colores.
Raya.
No sabemos por qué el escritor guatemalteco^
don José Milla, generalments tan correcto, usa co-
mo provincial, subrayándola, la palabra raya para
significar la señal que resulta en la división de los
cabellos poniendo con el peine de un lado una par-
te de ellos y el resto de la otra parte opuesta, en
cuya acepción registra dicha palabra el Dicciona-
rio de la Academia. — En el Cuadro de Costumbres^
intitulado ''Las Criadas," dice Milla: "Hablemos
por último de la costurera. Esta pertenece a la
aristocracia de las criadas y ve de reojo á sus hono-
rables colegas. Lleva crinolina y las naguas le
arrastran una cuarta por la parte de atrás. Gasta
botín (adquirido probablemente en buena guerra)
con tacón, y ostenta el cabello levantado, formando-
dos pequeños promontorios sobre la frente, por
ambos lados de la crencha ó raya^ como decimos-
aquí."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 487
Rascarrabias.
La persona que se enoja ó riñe fácilmente y con
frecuencia, se llama en castellano cascarrabias 6
pararrabias, que no rascarrabias, como dicen en
Guatemala y en otras repúblicas hispano-ameri-
canas.
Raudal.
Oigamos lo que dice el erudito Rodríguez, escri-
tor chileno, sobre esa palabra: ^'Rara vez aciertan
los viajeros á dar su nombre castellano á la cor-
riente rápida é impetuosa de los ríos, ó á los pun-
tos de su curso en que la corriente presenta esos
caracteres. Lo común es emplear en casos tales
la palabra raudal, de significación muy diversa.
A las veces suelen los tales, máxime siendo in-
gleses ó franceses, servirse de la voz rápido, que si
se parece bastante á la que en las lenguas de Sha-
kespeare y de Moliere, indica el objeto de que se
trata, tiene el inconveniente de no ser castellana.
En cualquier buen Diccionario francés-español
puede verse que la palabra castiza equivalente á
rapide es recial, y que ésta es por lo tanto la que
traduce con propiedad el rapid de los ingleses.
En esce punto el río era más ancho, la corrien-
te entre seis ú ocho millas; en los rápidos era in-
calculable, porque sólo nos ocupamos en la manio-
bra cuando pasábamos."
(G. E. Cox. — Viaje en las regiones setentrionales
de la Patagonia.)
En Centro América llaman chiflón al recial: The
river, however, above the coast alluvíons has a power-
ful current and is interrupted by rapids called chi-
flones. (E. G. Squier, — IVie States <>/ (^cutral
America.)
488 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Rastro.
Así llaman al matadero de ganado; pero rastro
lo que significa no es el lugar en que se l)enefician
las reses, sino el punto de venta al por mayor de
la carne.
Rea.
Entre tinterillos y leguleyos es común el oír
la rea, la testiga, en vez de la reo, la testigo. En
cambio muchos dicen la sirviente, por la sirvienta,
sin saber que ésta última palabra admite bien la
terminación femenina, mientras que las otras
{reo, testigo) son invariables, en cuanto á termina-
ción que denote el género.
Reasumir, Resumir.
Hay que cuidar de no confundir el verbo reasu-
mir con resumir. Significa el primero volver á
asumir lo que se había dejado, y el segundo quie-
re decir hacer el resumen de una cosa.
"Enciso, á quien por el título de alcalde mayor
que tenía de Ojeda, competía el mando en su au-
sencia, lo reasumió, y ordenó dar la vela para Ura-
bá. (Quintana. — Vida de Balboa).
"Pido que atenta oreja me sea dada,
(c¿ue el cuento es grave y atención requiere.
Para que con curiosa y fácil pluma
Los'^hechosde estos barbaros resuma.''
( Ercilla. — Araucana. )
Rebozo.
Al chai que usa la gente del pueblo (las muje-
res de naguas^, llámanle rebozo, palabra que en
castellano significa el modo de cubirse ó llevar la
capa ó el tapado.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 48^
Recaudito.
De recado, ó del anticuado recaudo, forman por
acá el recaudito, que suena muy mal.
Recaída.
Es recaída, con el acento en la i.
Recomendar.
No es el verbo el que censuramos, sino la frase
que muchos escriben, cuando en una carta de reco-
mendación dicen á un juez, por ejemplo: ''Le re-
comiendo eficazmente á Cornelio, que es un pobre
delincuente etc." — Es decir, que recomendamos el
juez á la clemencia del reo.
Recién.
^'Recientemente se apocopa en recién antes de
participios; un país recién poblado, un niño recién
nacido, los recién llegados. Es una corrupción em-
plear este apócope con verbos, como hacen algu-
nos, diciendo verbigracia, r^czá?! habíamos llegado;
recién estaba yo despierto; recién se descubrió el
Nuevo Mundo, etc. En este último ejemplo hay
además la impropiedad de emplear s. recientemente
en el significado de apenas. (Bello. — Gramática
Castellana,)
Ha sido achaque de escritores hispano-america-
iios el incurrir en el error apuntado por Bello:
''Recién alzando el nacarado velo
De vuestra juventud ¿llorar sabías?"
(José Mármol.)
"Sola quieres marchar; pobre paloma
Que recién dejas el materno nido."
(Walker Martín»-/.^
490 VICIOS DEL LENGUAJE Y
''Recién la aurora serena
Refleja en el horizonte."
(Florencio Balcárce.)
Rechupete.
Estar ó ser de rechupete, dicen en Cuba, en Co-
lombia, y entre nosotros, por estar de chuparse lo&
dedos.
Redonda.
Llaman aquí redondas (sin duda porque son
cuadradas) á las tiendas que no tienen comunica-
ción con el interior de la casa en que se hallan: a
las que además de tenerla, se alquilan dando fa-
cultad al inquilino para poder entrar cuando guste
al interior de la casa, á fin de tomar el agua ó sa-
tisfacer otras necesidades, dánles el nombre de
tiendas con mando adentro.
Refacción— ar.
La reparación ó compostura que se hace á un
edificio, ó á cualquiera otra cosa, no se llama, coma
todos dicen por acá refacción, sino refección, y el
verbo refaccionar no existe en castellano, sino re-
feccionar.
Refacción es el alimento moderado que se toma
para reparar las fuerzas.
Dicholo que antecede, conviene apuntar que en
toda la América que fué española se dijo y se dice
refaccionar una casa, por lo que el tal verbo debió
de ser usado por los conquistadores y después cae-
ría en desuso allá en España.
Ha prevalecido refacción sobre refección primero
por oler á rancia y afectada esta última forma; se-
PR0VIN(1IALISM0S DE GUATEMALA 491
gumlu por tenerse presente la idea directa que es
la de rehacer, refaceré en latín ; y tercero porque,
come dice un festivo escritor, eso de refección se
parece á refectorio. Aconseja Paz Soldán que se
diga, en todo caso reparación.
RefiHón.
No sabernos por qué dicen por acá de refílión,
siendo en español de refilóii, es decir, de soslayo.
Refundirse.
Lo usamos impropiamente, por estraviarse, per-
derse 6 traspapelarse alguna cosa, verbigracia:
''Tiene tan mala la cabeza que no sabe ni don-
de tiene refundido el dinero."
También le dan la acepción de guardar algo,
con mucho ahinco: por ejemplo: ''No sé donde
ha refundido Juan el remedio: todo lo esconde de
los niños, por temor de que les haga mal."
Regatead o r— a.
Y^n castellano es regatón, regatona.
Regenta.
Muchos dicen la reina regenta, debiendo ser re-
gente. ''Mostraron aflijirse los capitanes, entriste-
cióse la señora Regente, y no se holgaron nada los
peregrinos, viendo la conñscación de sus bienes."
{F.I Quijote.)
Regresarse.
Es vicio común y muy censurable el de juntar
los pronombres me, ¿6, 56, no5, 05, con regresar, di-
ciendo: "3/e regreso rnañana; te regresarás solo; nos
492 VICIOS DEL LENGUAJE Y
regresamos 'pronto y etc." Debe decirse: ''Yo regre-
so mañana; regresarás solo; regresaremos juntos,
etc.
Reguilete.
Entre las palabras que antes se pronunciaban
con h aspirada, es una rehilete^ de suerte que no es
nada estraño que aquí digan reguilete.
Remate.
Propiamente el acto de la venta pública se lla-
ma almoneda^ que no reñíate, pues este consiste en
la adjudicación que se hace al mejor postor de la
cosa vendido en almoneda.
Reimundo.
Dígase Raymundo.
Renova.
Es renueva.
Replantigarse.
Así dicen todos por acá, en vez de repantigarse,
que es la voz castiza.
Réplica.
Desde nuestros primeros exámenes en gramáti-
ca castellana y lengua latina, oímos siempre Wsl-
mB>Y réplicas á los examinadores; y hasta la gente
ilustrada decía así, cuando ocurría el caso, sin pa-
rar mientes en que el que replica será replicante,
replicador, si se quiere; pero no réplica. Decía,
pues, mal el inolvidable secretario de la Carolina
y Ponteficia Universidad de San Carlos, el licen-
ciado don José María Gavarrete, cuando, con un
réspice al estudiante, nombraba á los réplicas para
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 493
el grado; decían mallos estudiantes que iban á
citar á los señores réplicas-, y no decían mejor los
propios examinadores cuando ellos mismos se lla-
maban los réplicas. \ Cuántas veces yo mismo fui
á citar á mis réplicas y á servir de réplica!
Repostada.
Con esa palabra se significa la respuesta desver-
gonzada ó atrevida que uno da á la persona á quien
debía respeto.
Reposadera.
Eso de reposadera y de resumidero, no pasa de
ser disparatado: lo correcto es razumadero, ó surni-
deros.
Requechete.
Al rechoncho, le dicen por acá requechete.
Resolana.
Así se llama en buen español el sitio resguarda-
do del viento, donde se toma el sol; mas no la re-
verberación de éste ó el calor causado por ella, que
se denomina resol y el lugar en que la reverbera-
ción se percibe resistero.
Muchos dicen por acá que hay resplayidor, cuan-
do hay resol.
Resongar.
Del respondón que va pronunciando entre dien-
tes, palabras que apenas se comprenden, dícese
que resonga; acaso derivado este provincialismo
del anticuado resolgar.
Respingar.
Que se diga ''nariz respingada," no autoriza pa-
494 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ra decir de un vestido levantado^ ó que no cubre
bien los pies, que está respingado.
Res.
Generalmente se cree que la palabra res, sólo se
puede aplicar al ganado vacuna. Según la Aca-
demia, significa cualquier animal cuadrúpedo de
algunas especies domésticos ó de las salvajes:
^'Traían y encerraban las reses de los montes veci-
nos, entre las cuales solían venir algunos tigres y
leones." (Solís. — Historia de la Conquista de Mé-
xico^)
Resumidero.
El agua no se resume, sino que se rezuma, y así
se dice de un líquido que se está rezumando y no
resumiendo. El lugar en donde el agua se rezu-
ma es rezumadero y no resumidero. Aquí hay un
sitio llamado ^^el resumidero de la Merced," que
debiera ser el rezumadero.
Resbalarse.
Del que no toma cuidado de las calamidades
que le sobrevienen, ó de aquel que no hace caso
de las reprenciones ó castigas, dicen por acá que
todo se le resvala.
Retajar.
En el sentido de volver á tajar la pluma, cortar
á la redonda, y hasta circuncidar, lo registra el
Diccionario; pero en América lo que significa es
hacer á los caballos una incisión y desvía en el
aparato generativo, que sin dejarlos castrados, les
impide de su ejercicio. Cuando una yegua se
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 495
-aparta de la manada, el retajado le hace volver á
ella.
Retajila.
Así pronuncian aquí vulgarmente, porque en lo
antiguo se aspirábala /i de muchas voces, como
rehilete j retahila, etc.
Retraído.
Dice Paz Soldán y Unánue que ''vivir muy re-
traído ó ¡en un retraimiento! satisfacen de pronto
por la buena procedencia etimológica; pero no
<íonviniendo las descripciones lexicográficas de re-
traer y retraimiento con el sentido que aquí les da-
mos, creemos que tal vez sirva mejor decir retira-
do y retiro.
Retratería.
Es el nombre que emplean muchos para signi-
ficar el almacén ó la oficina en donde se venden ó
hacen retratos fotografiados.
Retreta.
Es el toque de retirada y el que indica que las
tropas deben recogerse en su cuartel ó campamen-
to. La palabra retreta es impropia para sionifirar
la serenata de la banda marcial.
Retobado.
Es provincialismo del Perú, Colombia, Cuba y
Guatemala. Pichardolo describe así: ''Nombre ad-
jetivo familiar. La persona ó animal indómito, que
no sufre ó respeta el ejercicio del poder de su supe-
rior. Refiérese principalmente á los criados. No-
sotros agregarnos que en Guatemala se refiere
«■
496 VICIOS DEL LENGUAJE Y
también muy frecuentemente á los niños, y que el
verbo es retobear.
En Buenos Aires retobar es forrar en cueros sin
curtir; y retobarse, '^enojarse severamente."
Retorcijón.
Dígase retortijón.
Reuto.
El vulgo siempre dice reuto, perfeuto, por recto,.
perfecto.
Reuma.
Antiguamente era femenino ese nombre, que
con tal género se usa en América hasta hoy. To-
dos dicen por acá, que les dio una reuma, tan do-
lorosa, que no podían moverse. En í]spaña ha-
^ blan del reuma, y así escribió Bretón:
''¿Qué he de cantar, justo Dios,
Cuándo inveterado reuma
Me arranca gritos ingratos,
Y el pulmón en selulatos
La tos ?'^
Revancha.
Galicismo grosero cuanto superfino, que vale en
castellano desquite, despique, desagravio, satisfac-
ción, defensa, pago, correspondencia, reconocimiento
de un favor: en el juego desquite, recobro de lo per-
dido; y contra, la segunda partida que se juega pa-
ra que se desquite el que perdió. (Baralt. — Diccio-
nario de galicismos.)
Requintar.
Es impropio en el sentido de apretar; ''Vean á
la Lupe; va tan requintada que ya revienta."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 497
Revoletear.
Hasta en ciertos periódicos, redactados por mu-
chachos que no temen decir disparates, hemos vis-
to revoletear, por revolotear 6 voltear, según los ca-
sos.
Revolcado.
Es un guiso indígena, que hacen con chile, to-
mate, míltomate, grasa de puerco, pan tostado y
otros ingredientes.
Reverbero.
En toda la América lo que significa es el apara-
to de metal que sirve especialmente para calentar
agua, por medio de la aguardiente. Rivodó, Pi-
chardo y Daniel Granada apuntan dicha palabra
en ese sentido.
Revultijo.
Nadie dice entre nosotros revoltio, que es la voz
castiza, sino revoltijo.
Revulución.
Hay muchos revoltosos que dicen revulución, en
vez de revolución.
RiaL
Es corrupción vulgar de real.
Ricachón.
Dígase ricacho, sin agregarle la n.
Ridiculezas.
Es claro que el plural de ridiculez (agregándole
es) será ridiculeces y no ridiculezas, como dicen
por acá muchos zafios que se creen sabios.
498 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Ripio.
Es provincialismo de algunas repúblicas del
Continente, en el sentido de cascajo menudo, que
sirve para rellenar 6 emparejar los suelos 6 para
hacer paredes.
Rodiar.
Ya hemos visto cuan común es cambiar la e en i,
en algunos vocablos, que la gente inculta convier-
te en adefesios, como cuando pronuncian rodiar^
por rodear.
Rol.
Nada es más común en todo género de escritos,
y especialmente en nuestros periódicos, dice Bello,
que las expresiones hacen un rol, un gran rol, un
rol distinguido. En castellano, se dice que hace
papel el sugeto que tiene alguna representación
en cualquier línea, en la república ú otra parte
{Diccionario déla Academia-) entre actores se lla-
ma "pajpel la parte de comedia, escrita, que se da á
cada uno para que la estudie, según la persona
que ha de representar en ella (ibidem,) lo que por
extensión se aplica al carácter que alguno tiene ó
se arroga en la sociedad. Signiñca propiamente
lista ó catálog<j, y particularmente la nómina de
la marinería de un buque, autorizada por el res-
pectivo comandante de marina. Traducir /aire U7i
grand rol por hacer un gran rol, es imitar al que
traduciendo la frase castellana: "El duque X. ha-
cía mucho papel en Madrid," dijo en francés: "¿6
duc X. faissait BEAJJcoup de papier á Madrid "
Et aprés le déluge.
\ Rolar, Enrolar.
No son palabras castellanas.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 499
Ropero.
Por guardaropa, que es poco usado.
Ronciar.
El verbo es roncear y lo que significa es alargar
una co?a con pretextos haciéndola de mala gana.
En esta acepción no se usa nunca dicho verbo en-
tre nosotros. Cuando se dice que alguno anda
ronceando una casa, por ejemplo, lo que se quiere
significar es que anda espiándola.
Ronrrón.
Es el nombre de una madera que en el color
tiene alguna semejanza con el carei. Otros c(mo-
cen dicha madera por jocote de fraile.
Ruciar.
Así dice el vulgo, por rociar, usando mas bien
una palabra anticuada, ó mejor dicho desconoci-
da hoy en España.
Rumbo.
Este si que es un provincialismo nuestro, y ca-
racteriza esas fiestas ú holgorios en (|ue todos .se
la clavan, después de bailar aunque sea al son de
una marimba: esas jaranas de la clase baja, en (|Uo
el buen humor triunfa sóbrela moral, sucumbien-
do ésta muchas veces á fuer de femenina, y refoci-
lándose aquél por todo extremo.
Rumbiar.
Es andar en rumbos.
Rubro.
No significa más que rojo. No debe, pues, usar^
se por titulo, rótulo aportada de un libro 6 artículo'
500 . VICIOS DEL LENGUAJE Y
s.
Sacar la lengua.
Sacar á uno la lengua, no es como sacarle á uno-
una muela; ni como sacarle las pesetas, ni como
otras sacas de que está llena la vida. Al que le
sacan la lengua, le dejan la suya dentro de la bo-
ca; es la lengua de otro la que le sacan á uno.
No hay á quién le saquen tanto la lengua como
á los médicos; y yo creo que son más bien ellos
los que debieran sacarla en la mayor parte de los
casos á los enfermos. (Salomé Jil. — El Libro sin
nombre; página 271.^
Sacar la jicara.
Entre las cosas que se sacan, eso de ''sacar la ji-
cara,^^ suele ser muy provechoso para aquellos que
quieren sacar otras cosas de más meollo y sustan-
cia.
No sabemos de dónde venga aquella locución,,
que vale por adular, y que todos los días está en
los labios del vulgo; pero sí hemos conocido á
muchos de esos que tanto pululan, y que no pue-
den vivir sin sacarle la jicara al poderoso, al man-
darín, al rico. Se nos ocurre que así como anti-
guamente bebían los amos el chocolate en jicaras,
no faltarían criados muy serviles ú otros adulado-
res, que se aprontaran á sacar la jicara, en cuan-
to acababa de servir. Acaso alguno de aquellos
diría con sorna á su compañero ¡Ah, que te gusta
sacar la jicara!
Sacón.
Al adulador le llaman por acá sacón, derivado>
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 501
-del verbo sacar, talvez porque el sacón "saca la
jicara.''
Saconería.
No para en sacÓ7i el derivado, por demás impro-
pio é irregular, de sacar; aun tenemos la voz saco-
neria, que significa adulación.
Sahumador.
Es una armazón de aros y tiras de carrizo, de
forma cónica y de un metro y medio de alto, en
la cual ponen las prendas menores de ropa blanca
•que se va á sahumar, secar ó enjugar.
También en el Perú se conocen los sahumadores ,
que fabrican los chinos, en cuyas manos está allá
la industria de mimbres, que aquí se encuentra
•en poder de los indios.
Sapuyulo.
Al cuesco del zapote Uámanle sapuyulo, que
sospechamos sea voz indígena.
Sangre.
''Ser de sangre ligera," "tener sangre ligera ó
muy ligera," ó por el contrario p^iíaí/a, son loeu-
<íiones provinciales que se aplican, en el primer
caso al simpático, al pluma, como dicen por Costa-
Rica; y en el segundo al antipático, plomoso, como
dicen por acá, ó hígado, chinchoso ó pesado, como
los apellidan por otras partes.
''Reventarle á uno la sangre" decimos por acá,
<;uando los españoles emplean '' podrir k 6 quemarle
i uno la sangre."
502 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Salamanqueja.
En el Perú, Chile, Colombia, Centro-América
y otras repúblicas de este Continente, llaman así
al reptil, en lugar de salamanquesa, que es su
nombre propio.
''Era la gentil persona,
Era la hechicera mona,
Que aquí mi pluma bosqueja,
Flexible, ardiente y meneona
Como una salamanqueja.^^
Saludes.
Es muy común usarlo aquí por saludos, memo-
rias, recuerdos y etc.
La epístola del sentimental Rivera Maestre á
Guatemala, concluye así:
''Reciba de un hijo suyo,
Y que de serlo se jacta.
Mil saludes y adiositos
Que complacido le mandad
Salvajismo.
La calidad de salvaje es salvajez , que no salva-
jismo, como dicen generalmente por acá. La voz^
salvajismo no se encuentra en los diccionarios;
y, sin embargo la hemos visto usada por algunos
periodistas. La verdad es que los tales son muy
dados al salvajismo.
Sánate.
Es el nombre de un pájaro {Quiscalus macru-
rus, Sw.) que anida en los árboles de nuestros jar-
dines y que también se encuentra en los campos,.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 503
sobre todo cuando hay en ellos maizales. El sá-
nate es propiamente la hembra del clarinero, de
hermoso phimaje turquí, de ojos amarillos muy
vivos y de esbelta apariencia. El sánate es del ta-
maño de una becada, de color café ceniciento y
abunda más que los machos. Es el pájaro más
vivo que existe.
En la bellísima composición de don Juan Dié-
guez á "Las Tardes de Abril,'" hay la estrofa si-
guiente:
"Hincha el viento la orquesta de los tordos,
Silba la codorniz, canta q\ jilguero,
Y á las nubes saluda el clarinero
Esponjando el plumaje de turquí.
¡Con qué ternura los senzontles trinan!
;Cuán blandos se querellan y se duelen!
Ya en la arboleda lamentarse suelen ;
Ya brincan por el suelo aquí y allí."
Sancocho.
Es curioso que diga la Academia que esa voz
viene del latín sewÁcoctus, y que es plato america-
no compuesto de carne, yuca, plátano y otros in-
gredientes. Sancocho es degeneración del antiguo
salcocho, que así dicen en la Argentina todavía:
consiste en un caldo sustancioso con carne, pata-
tas, vuca, y otros condimentos. Un scincochifo di-
cen muchos en Guatemala, siguiendo el prurito
de los diminutivos.
Sartén.
Lo mismo en Bogotá que entre nosotros, dicen
el sartén, debiendo decir la sartén.
504 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Satisfací.
Satisfaci, en lugar de satisfice, y satisfación, en
vez de satisfacción, son adefesios que usa mucho
el vulgo.
Se.
Dice don Andrés Bello en su Gramática: "Un
uso extraño y bárbaro se ha introducido en algu-
nas partes de América, relativamente al se obli-
cuo. Cuando este dativo es singular decimos co-
mo debe decirse se le, se la, se lo; pero cuando es
plural se pone en plural el acusativo que sigue,
aunque designe un sólo objeto: "Aguardaban
ellos el libro y un mensajero se los trajo." Es pre-
ciso evitar cuidadosamente esta práctica."
Segura.
Todos los días oímos decir que una criada es
muy segura, cuando no roba, cuando es honrada.
Sepoltura.
La gente zafia dice así, por sepultura.
Sectiembre.
El Diccionario registra septiembre.
Secreteo.
Usan nuestros paisanos esta palabra, que tam-
bién se oye en Chile, para significar el acto de ha-
blar en secreto una persona con otra.
Seguramente.
Muchas veces cuando alguien pregunta alguna
cosa, respondemos seguramente, por acaso, quizá,
PROVINdlALISMOS DE GUATEMALA 505
tal vez, lo cual es un disparate; v. g. ¿Irá Ud.
•el domingo al teatro? — Seguramente, don Antonio;
porque tal vez papá nos llevará.
Seguramente quiere decir con seguridad.
Sendos.
Sendos significa uno cada uno, y no grande, des-
comunal, repetido, como muchos creen: "Sendos
golpes," es '¿¿?i golpe á cada uno; "Sendos tragos
es un trago cada uno/'
"Armas ricas y ricas vestiduras
Ostentan ambos con ilustre porte,
Sobre sendos caballos cordobeses,
Fuertes, revueltos, ágiles, veloces."
(Don Ángel de Saavedra, Moro Expósito, rom. VII.)
Cortés dejó los caballos en el monte, hizo algu-
nas picas que faltaban para que todos los suyos
llevaran sendas, etc.
Hernán Cortés asalta y prende á Panfilo de Nar-
váez. Historia General de las Indias, por Francisco
López de Gomara."
Desde el poema del Cid que apareció en el siglo
XII ó XIII, (*), hasta el siglo XVIII, no existe
escritor alguno que haya usado sendos, por grande.
fuerte, desmesurado. En los siglos XVI y X\U,
fué frecuentísimo el uso de este vocablo; pero
siempre como adjetivo distributivo: ''singulis sin-
gula poma,'' sendas manzanas á cada uno."
(*) Don Tomás Antonio Sánchez, que fué el que di(') il luz el ma-
nuscrito del Poema del Oid, conjetura que He escrilñó en el arto 1 15().
—Don Rafael Floránes opina que fue en 1242, 8Íen<lo su autor un Uú
Pedro Abad.— Don Andrés Bello juzga que se elalwró el año 12«), en
^1 reinado de Fernando III de Castilla.
506 VICIOS DEL LENGUAJE Y
El neologismo se debe á una errada interpreta-
ción de un pasaje de Cervantes y á otro de don
Diego Hurtado de Mendoza, según esplica el sa-
bio filólogo don Andrés Bello, quien se lamentaba
de que se introdujese en el habla la nueva signifi-
cación de tal vocablo, primero, porque empobrecía
la lengua propendiendo á privarle del único dis-
tributivo que posee; y segundo, porque esa inno-
vación ocasionaba ambigüedad en la frase. (Obras
completas de don Andrés Bello. — Santiago de
Chile— 1884— Volumen V; página XL de la In-
troducción.)
Sentido.
Muy pocos dicen aquí sienes, para denotar las
partes laterales de la frente. Todos les llaman
sentidos, y muy impropiamente por cierto.
"Le pegó una pedrada en el sentido y lo mató
en el acto." Debiera decir en la sien.''
Señora.
Como sustantivo tan sólo significa en castellano
el ama de la casa respecto de sus criados; y en es-
tilo familiar la suegra; pero no la mujer ó esposa,
v. g.
"Os mandé participar el dichoso suceso de ha-
llarse preñada la Reina, mi muy cara y amada
mujer, (Real Cédula al Presidente y Oidores de
Chile, 4 de mayo de 1707.)
"Del feliz parto de mi muy cara y amada esposa
la Reina."
"Un día en que mi mujer leía los cuentos fan-
tásticos de Hoñman." (Zorrilla. — La Pasionaria.)
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 507
En Guatemala hasta los peones dicen ya mi s
ñora.
Si al caso.
Son frases vulgares é incorrectas aquellas en
que se usa de si al caso, en lugar de si acaso; sin
ai
Sigún.
Entre gente mal educada es común oír decir:
*'Sigún, tiatro, línia, lición, ligítimo, siguro, Tio-
doro, Tióñlo," etc. Tales modos vulgares de pro-
nunciar catan de la baja latinidad, y eran corrien-
tes, algunos de ellos, en el siglo de oro de la lite-
ratura española.
Siguapate.
Es una planta silvestre de anchas hojas, que
aplican para curar los dolores reumáticos.
Sonto.
Así llaman por acá al que le falta una oreja, que
en castellano es tronzo; y por eso vemos en la obra
intitulada ''Exterior de los principales animales,
por Santiago de la Villa y Martín" que dice: *Tor
último, reconózcase con escrúpulo á todo caballo
tronzo, esto es que tenga cortada una ó las dos
orejas, que es lo que se hacía con los que se daban
de derecho en el ejército."
Aquí en Guatemala existió, allá por el año de
1811, un Gobernador y Capitán General, Don Jos^'*
Bustamante y Guerra, á quién todos llamaban el
sonto, porque le faltaba una oreja.
508 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Sinos de que.
Adefesio vulgar, que puede traducirse por sino
es que.
Sinvergüenzas.
No faltan quienes usan en plural esa palabra,
cuando en realidad no lo tiene. Diríase, por ejem-
plo: ''Ellos son unos hombres sin vergüenza"; es
sólo una vergüenza aunque sean muchos los que
carezcan de ella.
Silueta.
En 1709 nació y en 1767 murió un tal Eugéne
■de Silhouette, muy cortesano, que dio su nom-
bre á cierto género de dibujo en que la sombra
produce mucho efecto. Desde entonces se dijo
por extensión silhouette por sombra: '^L' amour
tenait peu de place davs son imagination, il n' était
la qu' en silhouette.'^ La silueta que usan mu-
chos que creen que escriben en español, es una
sombra de la silhouette francesa. Es la sombra de
Eugéne que se proyecta en los escritos de aquellos
que andan á caza de palabritas bonitas, y no sa-
ben lo que se pescan. Yo tengo un amigo
que escribió unas siluetas de escritores y artistas.
Para todos los que escriben siluetas, la sombra
aquella del Comendador, de la cual tanto partido
sacó el inmortal Zorrilla, habría sido un siluetóii,
uuR por tentossi silueta/ El ingenioso fraile que
ideó el Burlador de Sevilla, dejó la silueta al céle-
bre don Juan Tenorio. ¿Por qué les gustará á
muchos galiparlistas la voz silueta?
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 509
Sobre.
Achaque de la América española es llamar sohre
á la cubierta de la carta, y aun en Chile dicen fe el
cierro, que es todavía peor; pues aunque el Dic-
cionario no le da a sohre esa acepción, sí es espa-
ñola, y la encontramos en Trueva, Ochoa, Fernán
Caballero y otros escritores peninsulares. No to-
do lo que falta en el léxico de la Academia puede
censurarse como si no fuera castizo.
Sombrero de pelo.
Al sombrero de copa alta, á la chistera que le-
llaman en Madrid, y por acá bolero, dícenle tam-
bién en el Perú y en Guatemala sombrero de pelo.
Sopalandra.
Es hopalanda ó sopalanda, sin r.
Sobijón.
Sobón, es el acto de sobar, que no sobijón.
Sobijeada.
Le llaman á una buena sobada; al acto de ma-
nosear con familiaridad á una persona.
Sobijeo.
Usanlo para significar el acto de estar sobando.
Soltar el prieto.
Esta vulgar expresión quiere decir que un mo-
zo le declara su amor á una muchacha: ".íuan es
muy tímido; pero al fin se atrevió á si^ltarle el
prieto á la Juanita."
510 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Soloncontrones.
Así dicen por acá á los guijarros 6 desigualda-
des del terreno y al movimiento rápido, brusco y
molesto que por ellos se experimenta cuando uno
va en carruaje.
Suquinay.
Árbol de preciosas flores, que huelen á miel de
avejas, y perfuman la pradera.
Sucucho.
('hirivitil, zaquizamí, cuarto sucio, pequeño y
escondido.
Tabanco.
En castellano significa esta palabra el punto ó
tienda que se pone en las calles, donde se vende
de comer para los pobres y gente de servicio y tra-
bajo. En esta acepción jamás la usamos: nosotros
llamamos tabanco al tapanco 6 techo.
En una de las fábulas de Goyena, Los Gatos en
Brama, que nos hace recordar la Gatomáquia, ha-
blando de sus amatorios tratos, dice:
^'Ya braman por la azotea,
ya corren por el tabanco,
ya se niegan, ya se brindan,
así la hembra como el macho.
jQué gritos, y qué mahullos
para requerir de pago,
y para cubrir la deuda
qué cabriolas y qué saltos."
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 511
Tabaquero.
El que tuerce el tabaco ó el que comercia con él,
-se llama tabaquero, nombre que dan algunos, vul-
gar é impropiamente, entre nosotros, al pañuelo.
Taco.
¿"c/iar ¿acos, quiere decir en español, jurar con
■cólera; mientras que tomar un taco, es comer algu-
na cosa ligera, beber un vaso de licor.
Nosotros decimos, para significar esto último:
Echar un taco.
Tacuazín.
Este mamífero {Didelphys virginiana) tiene pié
y medio de largo, de color gris, de cabeza grande y
larga; en los pies tiene pezuñas separadas. La
hembra presenta una cavidad ventral, especie de
bolsa membranosa que ocupa la parte media é in-
ferior <lel vientre, en donde lleva sus cachorros.
En el Brasil le llaman para, fariqué, mxicamuca,
churcha. En México le dicen tlacuatz.
En el apólogo de don Rafael García Goyena, in-
titulada Los aniraales congregados en Cortes, encon-
tramos que:
"Demanda libertad la zorra astuta
y que mueran el hombre v el mastín
para que pueda ser más absoluta.
Nuestro Gato montes y el Tacuazín
son de la libertad declamadores:
y todos piden libertad al fin.
^'Fuentes y Guzmán les llama cacuatzines, cuya
etimología dice que es de cacuat y zintli comedor
de maía." (Tomo II, pagina \r,, ^Recordar ;a^^ F^o.
rida.)
512 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Tacho.
Es provincialismo americano que significa, se-
gún Salva, la gran paila en que acaba de cocerse
el melado y se le da el punto de azúcar.
Talabartero.
Es en español el que hace talabartes (la pretina
de que cuelgan los tiros en que se trae pendiente
la espada.)
El que hace arreos para caballos y muías es
guarnicionero.
En Guatemala, como en Bogotá y en Chile, llá-
mase talabartero al que fabrica sillas de montar y
arreos para lo mismo.
Antiguamente les llamaban con propiedad sille-
ros.
Tagarnina.
El Diccionario dice que es '^cigarro puro muy
malo." Nosotros le damos el significado de borra-
chera; y así oímos á menudo: ''Se puso una buena
tagarnina.^^
Taltusa.
Es un animalillo que perjudica mucho las se-
menteras, sobre todo las plantaciones de cacao.
Diplostema bulvivorum.
Taltusero.
Los agujeros que sirven de guaridas á las taltu-
sas.
Tan es así.
La forma tan (de tanto) sólo se usa inmediata-
mente antes de un adjetivo, un adverbio ó urt
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 513
complemento; por consiguiente no puede decirse:
''Tan es así, que yo lo vi," hay que decir: Tanto es
asi.
Tamal.
La palabra es indígena, criolla de México, tla-
malli; pero la encontramos ya muy oronda hasta
en el IHccionario de la Academia, que la define
como "empanada de harina de maíz que se usa mu-
cho en América."
El tamal de Guatemala es una masa de maíz
aderezada con manteca de puerco, carne de lo
mismo, su punta de chile, almendras y pasas al-
gunas veces, y el todo, de figura como cuadrada,
va entre hojas de plátano, resultando un informe
envoltorio, que se lía con cibaque ó totora.
¿Quién no ha comido tamales en la Noche Bue-
na, después de la misa del gallo?
En los casamientos es de rigor almorzar tamales.
Los hay colorados y negros; también conocemos los
tamalitos de helóte, de cambray, de picado, etc.
En lo figurado ''hacer un tamal," es lo que los
españoles llaman "hacer un pastel." La palabra
tamal tuvo mejor suerte que tamare, como dicen
en Maracaibo, umita, en Chile, ó hayaca, como les
llaman en el resto de Venezuela, 6 bacán 6 tayuyo
que usan en Cuba. Ya el tamal puede presentarse
como ciudadano en las República de las Letras,
mientras que los otros son extranjeros pernicio-
sos.
Tamehua.
La primer limpia de la milfa (maizal.) De ahí
que digan tamehuar, por limpiar la milpa 6 des-
514 VICIOS DEL LENGUAJE Y
herbaria. Tales palabras se derivan del cackchi-
quel tame aguan.
Tamalera.
La que hace 6 vende tamales.
Tambarria.
Es una jarana, un jaleo; pero de gente soez.
Lo curioso es que en la provincia de Lugo hay en
España un castigo llamado Tambarria.
Tanate.
Este provincialismo priva mucho entre nosotros,
significando lio, envoltorio ó fardo. Tanate es en
México el zurrón 6 zaque en que transportan el
mineral.
Tapesco.
Así llaman á las empalizadas que sirven para
que sobre de ellas enreden algunas plantas como
los huisquilares etc. La gente pobre y algunos in-
dios suelen dormir en tápeseos, hechos de cañas y
varas. La voz tapeseo es indígena, y se pronuncia
tapeehco, dando á la ch el sonido suave que tiene
en francés. El nombre tapesco es el que daban los
indios de Guatemala á sus lechos ó camas, según
asegura Fuentes y Guzmán. Tapesco en español
es zarzo.
Tapalcate.
Esta nuestra voz provincial significa trasto 6
mueble inútil. En sentido figurado llaman tapal-
cate al individuo que no sirve para nada, y del
cual nadie hace aprecio. Tapalcatles llamaban los
indios á unos pececillos muy comunes.
i
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 515
Tapalcúa.
Así llaman comunmente á una culebra, que los
indios denominan tepulcuat, y de la cual se en-
cuentra una descripción en la Recordación Flori-
da, de Fuentes y Guzmán. Hela aquí: "La culebra
que los indios llaman tapulcuat tiene dos cabezas,
una de cada estremo, é indiferentemente anda
para un lado y otro, sin dar vuelta: es de color
plateado y su largo es mayor ó menor según la
edad: escrementa y engendra por la mitad del
cuerpo: no se sabe que muerda ni pique; pero si
percibe que alguna persona está purgando el vien-
tre, con la mayor ligereza se le introduce en el in-
testino, para cuyo efecto, siendo bastante gruesa,
se alarga de modo que queda como una aguja de
arria. El remedio para sacarla es sentar al pa-
ciente sobre un vaso con leche caliente, y al olor
de la leche sale la culebra por sí misma." fTomo
II, libro II, capítulo 6?;
Tapal jocote.
Nombre de una fruta agridulce, de color amari-
llo ó verde, en forma de una naranja muy peque-
ña; se produce en las tierras cálidas.
Tarde piache.
Don A. Fernández G. y Orbe, en una nota á la
Perinola de Quevedo, dice que aquella expresión
provino de haberse tragado un italiano un huevo
•empollado y haber dicho tarde piache.
Tarantín.
A las baratijas, chismes, trebejos ó traM.... les
llaman aquí tarantines.
516 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Tarjetera.
Debe decirse tarjetero.
Tártara.
Una especie de dulce con almendras.
Tasajear.
Por acá dicen así, en vez de usar el verbo tal
como lo trae el Diccionario atasajar.
Tata.
El vulgo da el nombre de tata al padre, y algu-
nas veces al abuelo. ''Mi tata y mi nana, quiere
decir, mi padre y mi madre: mi papá y mi mamá."
El escritor de costumbres, Salomé Jil, dice, h2i-
hlando del monopalista cortejo: ''Los hay de dife-
rentes edades y condiciones, á escoger como uno
los quiera; y algunos he visto yo que pudieran pa-
sar por tatas de los tatas de las monopolizadas."
{Obras literarias, página 23.) La palabra tata se
usa generalmente en América. En quechua al
padre dicen tata.
Tataratear.
Es corrupción de tartalear, que escomo debe de-
cirse, que no tataratear, palabra que si bien
es onomatopéyica, no se halla en el Diccionario,
pues es un provincialismo guatemalteco.
Targea.
Dígase atarjea.
Tayuyo.
En Cuba llaman así al tamal. Entre nosotros
el tayuyo es un tamal ordinario, que comen los
indios.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 517
Tazol.
Así llamamos nosotros á la punta déla caña del
maíz ([ue sirve para forraje. En México le dicen
tlazole, palabra indígena que registra el Dicciona-
rio, como peculiar de México.
Tecolote.
Nombre que damos al buho nuestro, que es pa-
recido al de Europa. En sentido figurado, dícese
que alguien está algo tecolote ó teco, cuando se halla
achispado ó peneque. El tecolote de Guatemala es
el Buho virginianus, Gm.
Tecomate.
Es una especie de calabaza de cuello estrecho,
de corteza dura y que vaciándola, sirve á los in-
dios para guardar dentro de ellas sus baratijas,
para llevar agua ó licores fuertes etc.
''Totuma — dice el autor de los Orígenes del Len-^
guaje Criollo — equivale á güira, jicara, dita. I.a
dan como Tam anaco; pero muchos años antes de
ser dominada esa nación, la usaron los españoles
por las costas del Pacífico. Poporo es otro equiva-
lente de totuma y de sus demás sinónimos. Pro-
cede de razas indias limítrofes entre Venezuela }-
Colombia. Tapara es también sinónimo de los
vocablos anteriores; pero guarda con ellos la dife-
rencia esencial de que la especie de calabaza de
que procede, permite disponerla en forma de bo-
tella, sin transparencia alguna, por supuesto.
''El que bebe agua en tapara
O se casa en tierra agena,
No sabe si el agua es clara,
Ni si la mujer es buena."
(Cantar de Venezuela.)
518 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Telegrama.
Así pronuncian muchos, en vez de decir, como
se debe, telegrama, epigrama, anagrama. Los tales^
debieran, para ser consecuentes, decir: programa,
anagrama, diagrama y monograma.
TemascaL
Es un pequeño aposento en el cual introducen
los indios piedras que arden, y echándoles agua
producen un vapor con el que se bañan á fin de
excitar la transpiración, pues al efecto cierran
aquella pieza casi herméticamente, asegurando la
reducida puerta de entrada.
En la conversación familiar, hemos oído decir,
de algún lugar ó salón muy caliente: ¡Parece un
temascal !
Tembleque.
Por trémulo, como lo usamos nosotros y lo usan
en Chile, no existe en castellano.
Tembladera,
Suele decirse en lugar de tremedal, tembladero.
Temblor.
Sólo así se designa el de tierra, diciendo también
en plural, la época de los temblores.
Entre las desgraciadas estrofas de la leyenda,
de Milla, intitulada Don Bonifacio, hay varias en
las que el autor usa la palabra temblor como sinó-
nimo de terremoto, en vez de decir temblor de tierra..
''Desvanecida la impresión del susto
Que á los mas bravos el temblor causara.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 519
La información comienza, y es un gusto
El ver que cada cual, ¡fortuna rara!
Por milagro escapó; mas con disgusto
Se sabe (y es verdad) que Diego Lusto
Que acudió á la salida de los presos,
El muro roto le aplastó los sesos."
No sólo en esos versos llama don José Milla
temblores simplemente á los que son en castellano
temblores de tierra; escribió también nuestro com-
pataiota un artículo especial intitulado Los tem-
blores. (Página 176, del Libro sin Nombre.)
Sin duda la frecuencia con que por acá ocurren los
temblores de tierra, fuerza al espíritu á crear una me-
dia palabra, que sin ser enteramente la propia, ni
enteramente nueva, los defina, por antonomasia,
de una manera absoluta.
Templarse.
Se templó dicen vulgarmente, por ''murió."
Tenamaste.
A cualquier trasto burdo, le llaman tenamaste;
y por traslación al individuo pesado^ burdo, ordi-
nario.
Teperete.
En castellano es zopo. Véase ateperetado,
Tepemechines.
Unos hermosos peces que abundan vn los ríos
del Sur y del Norte de Guatemala. Hay dos es-
520 VICIOS DEL LENGUAJE Y
pecies del mismo género Agonostoma (Bem.) muy
apreciadas por su buen sabor.
Tepescuinte.
Es un roedor {Coelo genis paca, Linn.) más gran-
de que un conejo, muy común en Guatemala, de
sabrosísima carne para comer, que los indios ofre-
cen en sacrificio á sus dioses. En Nicaragua le
llaman guardatinaja y en otras partes de América
pacas. El último Diccionario de la Academia,
edición XII, dice: '^Tepeizquinte, animal cuadrúpe-
do de la provincia de Tabasco, del tamaño de un
lechen, parecido al gamo y de su mismo color.'' —
La docta Corporación ignoraba que Tabasco, en
vez de ser provincia, es uno de los Estados de la
confederación mexicana, y que no sólo en él se en-
cuentran los tepescuintes , que también los hay en
todos los lugares cálidos y fragosos de Centro- A-
mérica. Pero es de advertir que nuestro tepescuin-
te difiere enteramente de la especie de coyote me-
xicano que llaman tepeizquinte.
El roedor cuya carne apreciamos tanto, es ama-
rillento con manchas más oscuras de adelante hacia
atrás, y carece de cola.
Tepocate.
Es el nombre provincial de la larva de los ba-
tracios anuros, ó sea el renacuajo. Los tepocates
tienen el cuerpo y la cola muy pequeños y la . ca-
beza relativamente mu}^ grande. Como tales ani-
males caen en la red con facilidad, se dice en sen-
tido figurado, de uno que se cae ó se deja atrapar,
que es un tepocate. También á los cabezones se
aplica el nombre de tepocates.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 521
''Ni con pepescas, ni suntes,
Tepocates, ni mojarras
Se excitan á echar las once,
La mañanita, ni el alba."
(Rivera Maestre. Epístola á Guatemala.)
Tequio.
El servicio personal de un día que los caciques
y señores imponían á los macehuales 6 gente jor-
nalera, se llamaba tequio; de donde viene dar ese
nombre entre nosotros al trabajo ó molestia que se
nos impone. Suelen decir tequioso al que molesta.
En Costa Rica llaman tequioso al muchacho tra-
vieso.
Tertuliante.
El que concurre á una tertulia es en español
hrf),Jiano ó tertulio^ que no tertuliante.
Tetunte.
A un pedazo de leño, un guijarro ó cualquier otro
objeto análogo, llaman familiarmente un tetunte;
dicen también tetuntazo ó tituntazo para significar
el golpe dado con q\ tetunte ó titunte.
Tiemple.
Siendo regular el verbo temblar, como que tiene
por afín el sustantivo temple, y debiendo decirse lo
mismo con respecto á destemplar, no debe usarse,
<íomo muchos lo usan, tiemple, desiiemple. *'La
guitarra se templa; el piano se destempla, y no co-
mo oímos por acá, á personas que se precian de
-cultas: tiempla, destiempla.
522 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Testiga.
El nombre testigo es invariable para el femeni-
no, y así debe decirse la testigo.
Tiendero,
Conforme á las reglas de la derivación, al uso
de la gente educada, y á las prescripciones del dic-
cionario, es tendero, que no tiendero, como dice el
vulgo y otros que creen estar fuera de él.
Tiernísimo,
De tener, ternísimo, superlativo de tierno.
Ti huí lote.
Planta silvestre, muy abundante en nuestros
bosques {grosidaria margarita.)
Tiliche,
¿Qué significa tiliche f Esta palabra, tan usada
en Guatemala, tiene acepciones tan latas, se desli-
za tan fácilmente en su s.ignificado que no es fácil
acertar á darle sinónimos en castellano. Tan
pronto significa baratija, ó chisme y como instrumen-
to, utensilio, etc.
'' el día menos pensado un sabio de tantos
va, coje y descubre un 'par a-temblor es, como inven-
tó otro el pararayo, y ya no quedará un terremoto
ni para un remedio. Pero entre tanto que se in-
venta el tal tiliche, la tembladera sigue de firme,
etc." (Salomé Jil.— ''Los Temblores;" página 177,
del Libro sin Nombre.)
Tilichera,
A las mujeres que venden baratijas, y que en
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 523
castellano son buhoneras, les dicen aquí tilicheras;
y además se aplica el mismo nombre á la bithone-
ría ó tienda portátil en que llevan los tiliches, es-
to es las chucherías, baratijas ú objetos de poco
valor.
T-. 1 . Tigra,
bs la tigre.
Tilinte,
Este raro provincialismo significa estirado, tem-
plado, guapo.
En castellano se dice familiarmente ''tener mucho
tilín,'' por tener mucha gracia ó atractivo.
Timba,
En español significa una partida de juego de
azar; pero entre nosotros se da vulgarmente el
nombre de timba al estómago, al vientre, á la ba-
rriga.
Si fuéramos á rastear el origen de semejante
provincialismo, tal vez hallaríamos que proviene
de llamarse, desde el tiempo de los conquistado-
res, timbas, en las islas Filipinas, á unos cubos pa-
ra echar agua. Por traslación acaso, pues, dieron
en denominar timba á la barriga.
Timbones,
Así llaman á los barrigones. La palabra timbón
viene del guaraní timbó, (ixho\ corpulento del cual
hacen canoas.
Tinterillo,
Provincialismo poco menos que continental, di-
ce Paz Soldán y Unánue, y de los más e.xpresivos,
para designar á un abogadillo de tres al cuarto, á
524 VICIOS DEL LENGUAJE Y
un tipejo de legule3^o. También Salva lo consig-
na como provincialismo de la América meridional y
lo traduce por "abogado de guardilla ó de chicha
y nabo," pero no por rábula, ni registra esta pala-
bra, no obstante ser ella la propia según los iwoinn-
cialógrafos que han venido después que nosotros,
señores Cuervo y Rodríguez. Otro aficionado, el
señor Paulsén, nos comunica que la ha encontra-
do en la XI edición del Diccionario de la Acade-
mia. Sólo don Fidélis P. del Solar se muestra
indulgente con el provincialismo, los demás están
-por rábula y legulego, en cuyo loor se deshacen."
"El tinterillo en su pequeña esfera de acción ha
sido tan pernicioso á la sociedad, como el caudillo
militar en la suya. Y si no se ha inventado la
palabra tinterillaje, que es americanismo, provie-
ne simplemente de que los daños y perversión cau-
sados por la falanje de tinterillos no son tan tras-
cendentales ni tan vastos ni tan palpables, sin que
por esto deje de caberles su muy buena parte en
nuestra general relajación."
Tinta,
Así le llaman en el Salvador y por acá al añil.
Tiquete,
Del inglés ticket, dicen, muchos tiquete, en vez de
boleta j boletín ó cédula, según los casos.
Tiros,
Las correas asidas á las guarniciones, con que
los caballos tiran el coche, se llaman tirantas, que
no tiros, como dicen muchos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 525
Tiro.
Aquí dicen muchos del tiro, y otros dialtiro, por
enteramente, de golpe 6 zumbido, que es como en
castellano se dice.
Tiricia.
Es tcfericia en español.
Tirar la espada.
Es jugar la espada ó tirar á la espada.
Tirria.
No sabemos por qué don José Milla, en su gra-
cioso artículo de costumbres Las Semejanzas, usa
como provincial, sub-rayándola, la palabra tirria^
y aún la explica, en una nota, como equivalente
á odio, mala voluntad. La voz tirria es castiza
y corriente; significa según el Diccionario de la
Academia. "Manía ó tema que se toma contra uno,
oponiéndose á todo cuanto dice ó hace." — Se equi-
vocó, pues, aquel escritor al no juzgarla de cuño
legítimo. (Véase Obras Literarias de Salomé Jil.
— Cuadros de Costumbres tomo I, edición II, pági-
na 70.j
Tiseras.
Antiguamente escribían tixeras, ó tiseras; pero
hoy toda gente culta dice tijeras.
Tiste.
Es una bebida refrescante, compuesta do harina
de maíz salpor, achiote y azúcar.
Titiritear.
Comunmente dicen por acá así, en vez de tiritar
que es la palabra castiza.
526 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Tizate,
En español es tiza: "Yo creí que no saldrían con
toda la tiza que hay en la casa las manchas de los
candeleros." Pérez Galdós.
Titimico,
Amigos de la raíz titiy que acaso será indígena,
usan muchos esa palabra, que significa ^'achispa-
do."
Toalete,
Del francés "toilette," han sacado los unos toa-
lete y los otros toaleta; pero semejantes barbaris-
mos no tienen razón de ser por todo extremo, ya
que en español tenemos tocado, compostura, peina-
do, adorno, y otras palabras que equivalen, según
los casos, á toilette.
Tocar.
Hacer sonar la aldaba, timbre ó campanilla de
una puerta, para que abran, es en castellano lla-
mar y no tocar, que todos usan por acá.
En España dicen: ''Llaman á la puerta; ve á
abrir;" en Guatemala traducen: ''Tocan la puer-
ta, anda á abrir."
Se tocan muchos instrumentos de música; se to-
ean las campanas; y se pueden también tocar las
puertas; pero en la acepción de "llegar á ellas con
la mano, sin asirlas," que no parece significar que
se toma la aldaba (tocador, como aquí dicen) y se
golpea para que ocurran, de dentro de la casa, á
abrir la puerta.
Tol.
Es un guacal grande, y guacal ya vimos que es
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 427
una especie de taza formada por la corteza de la
fruta del jícaro, dividido por mitad.
"Un gran tol lleno de tabaco picado y unos ma-
zos de c?o6/a(Zore.s abrillantados á fuerza de piedra,
indicaban que aquella pobre mujer era cigarrera.
Salomé Jil. — Libro sin nombre; página 185.)
Por extensión llaman también tol al güegüecho,
bocio.
Toma.
Dícenle toma al arroyo ó riachuelo; pero no tie-
ne la palabra toma semejante acepción castellana.
Tomatal.
La planta herbácea, originaria de América
{Solanum lycoyersicum^) con vastagos de cuatro á
cinco pies de largo, vellosos, huecos, endebles, ra-
mosos y vestidos de hojas recortadas en alas, que
echa flores amarillas, en racimos sencillos y que
producen tomates; esa planta, decimos, se llama
en castellano tomatera, y no tomatal, como usan
por acá, obedeciendo á la viciosa propensión de
dar á los nombres de árboles la terminación rt/,
que conviene á los plantíos ó lugares sembrados
de ciertos árboles, pero no á ellos. Así llamamos
cafetal al cafeto, naranjal al naranjo, jocotal al jo-
cotero, cocal al cocotero, cipresal al ciprés, duraznal
al durazno, mangal al mangar, anonal al añono 6
chirimoyo, papayal al papayo, zapotal al zapote,
granadal al granado, ceresal al cereso, guayabal al
guayabo.
Tonada.
Y tonaditas y tonadillas son palabras muy casti-
zas, á pesar de que nuestro literato don José Mi-
528 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Ha, las tomó por provinciales en su precioso artí-
culo de costumbres ''Los Lanas;" (página 91, to-
mo II, de los Cuadros de Costumbres.)
Topar.
Craso error es, dice Cuervo, — censurar el em-
pleo de topar por encontrar, si bien es cierto que
hoy ha decaído algo de su antigua dignidad, y no
goza de mucho favor entre la gente culta.
Topear.
Por cornear ó dar topes, lo usamos en Guatema-
la y también se usa en toda la América hispana;
pero no es castizo.
Topetear.
En español hay topar y topetar] pero no topetear,
como dicen por estas regiones.
Torcido.
''¡Cuántas malas pasadas suele jugarnos la trai-
dora Fortuna, para las cuales, después del más es-
crupuloso examen de conciencia, no encontramos
haber dado causa! ¡Qué de sinsabores y perjui-
cios nos proporcionan los prógimos, sin que haya-
mos dado el menor motivo para ellos! Los hom-
bres que así se ven expuestos á esos reveses, se
llaman en castellano desdichados, y nosotros los
guatemaltecos, que nos hemos propuesto enrique-
cer el idioma con palabras nuevas, ó dando una
nueva acepción á las ya conocidas, los llamamos
torcidos; adjetivo al cual ningún Diccionario, que
yo sepa, presta esa significación. Llamamos dere-
cho al dichoso, sin licencia de la Academia; y por
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 529
contraposición decimos torcido al desdichado.
"Cuando un hombre está torcido, por persignarse
se araña," se dice aquí comunmente, con cuyo re-
frán se da á entender que al desgraciado suelen
salirle mal hasta las obras buenas. En nuestra
decidida afición al neologismo, hemos ido aún
más adelante, inventando el sustantivo tuerce, pa-
ra significar la mala fortuna, desgracia, desventu-
ra." (Salomé S'ú.^El Torcido.)
Torería.
Se toma por diablura, travesuras increíbles, des-
calabros ó desaguisados. Este es un provincialis-
mo que no sólo se usa en Guatemala, sino en Cu-
ba y otros lugares en donde se habla español.
Bien puede haber sido esa palabra castellana en
el siglo XVI.
Torreja.
En español no hay ''torreja," sino torrija.
Tortilla.
Por antonomasia llaman por acá tortillas á unas
tortas pequeñas, muy delgadas, hechas de masa
de maíz cocido, con un poco de cal y sal. La torti-
lla es la base de la alimentación de la gente pobre.
El refrán español: ''Con tigo pan y cebolla," de-
bería ser en Guatemala: ''Con vos tortilla y fri-
jol."
Tortillera.
La vendedora de tortillas, se llama entre nos-
otros ¿or¿27/6m, oficio que hacen generalmente las
indígenas. Tortilleria es el lugar donde se verifi-
ca la venta de las tortillas.
530 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Toser.
Algunos conjugan el verbo toser de este modo,
yo tueso, tú tueses. Este verbo conserva la o del
infinitivo en todas las personas y tiempos, como
los verbos coser y córner.
Totoreco.
Esta voz onomatópica es, según creemos, pecu-
liar de nuestro país, y significa tembloso,, desma-
ñado para hacer las cosas, lelo, poco hábil, zopo.
''Bien saben que ni con chinos
Ni con totorecos tratan,
A quienes los buhoneros
Alucinan y atarantan y
* (Rivera Maestre.)
Totopón.
Hay muchas palabras guatemaltecas para desig-
nar al zopo, zompo ó desmañado. Totopón es una
de ellas.
Totopoxte.
Palabra indígena, en la cual se pronuncia la x
como ch francesa. Significa una tortilla de maíz,
dura y que se conserva bien durante muchos días
para que la puedan comer los indios que son los
que la usan, haciendo para ellos las veces de la
galleta. El totopoxte sirve por acá para abastecer
los ejércitos.
Tragos y rempujones.
Dicen por acá que una cosa se hace á tragos y
rempujones, debiendo ser á trancos y empellones.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 531
Traducí.
No es muy raro oír traducí, por traduje, siendo
-este último el correcto, una vez que es irregular el
verbo.
Traicionero.
El señor Cuervo incluye esta voz entre las mu-
chas que, habiendo caído en desuetud en España,
son muy usadas en América; y parece aconsejar
que la remplacemos por traidor. Creemos que
sería lástima, porque no siendo idéntica la signi-
ficación de ambas, con suprimir una empobrece-
ríamos la lengua. • En efecto, traidor es el que co-
mete traición en un caso dado; v. g. ''López pa-
sará á la historia como un traidor (no traicionero)
por haber entregado á Maximiliano."
''El gato es muy traicionero ;'\es decir, que ataca
al desprevenido, que asecha oculto.
El Diccionario de la Academia reconoce ambas
voces, aunque sin determinar diferencia en su sig-
nificado; pero con propiedad, traidores el que trai-
ciona, y traicionero el que ataca alevosamente.
Tramitar.
Esta palabra tan en voga entre leguleyos, n..
está admitida por el Diccionario de la lengua. En
vez de decir: "Se está tramitando un expediente,"
úsese: ''se esVd instruyendo un expediente; por-
que la tramitación es la pi'ogresiva instrucción de
un proceso, en materia criminal, ó de un expe-
diente, en lo civil, económico ó administrativo.
Trapear.
Por denostar ó regañar á alguien, se dice aquí y
532 VICIOS DEL LENGUAJE Y
en otras repúblicas hispano-americanas, trapear-,
dar una buena trapeada. En español se usa ''po-
ner á uno como un trapo;" ''sacar los trapos á re-
lucir."— De allí debe de derivarse ese verbo tra-
pear^ que no es un provincialismo probablemente,
sino más bien una de aquellas palabras que usa-
ban los conquistadores cuando vinieron al Nuevo
Mundo. Ellos trapearon bien á los indios, y des-
pués se daban buenas trapeadas los criollos con los
peninsulares Lució el sol de la independen-
cia, y no han faltado caciques que hayan trapeado
á todo bicho viviente Aquí, más que en nin-
guna parte, cabe la célebre exclamación de Eneas:
^^Sunt lacrymce rerum^
Tranca.
Es provincialismo de la Argentina, de Chile y
de México (de donde nosotros lo hemos tomado)
por borrachera. Cuando alguien está temulento,
decimos que tiene una buena tranca.
Tranquijón.
Muy comunmente dan ese nombre en Guatema-
la á cualquier estropiezo ó guijaro que hace que
un camino esté disparejo ó lleno de sinuosidades.
Transación.
Dígase transacción.
Transar.
Es achaque de la América española que muchos
digan y escriban transar, en lugar de transigir, que
es el verbo castellano, mientras que el primero
no existe en los repertorios de la lengua.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 533
Tranvía.
Muchos dicen la tranvía; pero siendo masculi-
no el vocablo, debe ser el tranvía.
Trasnocharse.
''Con enfermar, regresar, trasnochar, no deben
juntarse los pronombres me, te, se, nos os; de suer-
te que no se dice ''el niño se enfermó; mañana me
regreso," sino "el niño enfermó; mañana regreso."
Esta es también la construcción usual de trasno-
char. (Rufino J. Cuervo. — El Lenguaje Bogotano.)
Trastes.
Dígase trastos.
Trastear.
Con este nuestro verbo queremos decir que se
están pasando los trastes de un lado á otro; que se
está arreglando una pieza ó cuarto.
Trastrabillar.
Muchas de las voces que nos parecen, á prime-
ra vista, provinciales ú originarias de nuestros
países, tienen su legítimo abolengo en la penín-
sula ibérica. Allá en las montañas de Asturias,
se dijo en tiempos remotos, y se ha conservado
por los descendientes de don Fe]aiyo'Hrastabellar.''
De este bocablo hable han sacado los colombianos,
chilenos y peruanos trastabillar, (sin la segunda
r) y nosotros, decimos trastrabillar, que en caste-
llano vale por tartalear, titubear, tropezar, hacer
^eses.
Hace más de dos siglos que el poeta astúr (ton-
zález Reguera, hablando del rey, dice:
534 VICIOS DEL LENGUAJE Y
''Sólo pronunciar su nombre
En casa, en campo, en corral,
Al home más entendidu
Y fará trastahellar ^
Y no se crea que al decir nosotros trastrabillar^
seamos los culpables de haber corrompido el voca-
blo asturiano, que ya Juan de Castellanos decía
lo mismo trastrabillar. (Biblia de Rivad. tomo
IV, página 400,) que era la palabra usada por los
aventureros que acompañaron á don Pedro de Al-
varado en la conquista de estos países.
Tren.
Lo usamos impropiamente por tráfago, movi-
miento, trajín, cuando decimos, v. g.: "Ya no
puedo sufrir á Juan; es mucho el treii en que me
tiene."
Trincar.
Significa partir ó desmenuzar en trozos; asegu-
rar los cabos, ó alguna otra cosa, en la maniobra
del buque; familiarmente se toma por beber vino
ó algún otro licor.
Nosotros no le damos ninguna de esas acepcio-
nes que son las castizas: dicen por acá que algu-
no se trinca á dormir, cuando duerme como un li-
rón; que un corsé está muy trincado, por apreta-
do, etc.
Trompada.
Salva trae trompada (puñada) y trompear (abo-
fetear) como provincialismo mexicano; pero se
usan en toda la América española.
"Su reputación abarcaba todos los terrenos; lo-
mismo se reía de una vieja, como enamoraba á
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 535
una joven, y lo mismo se batía con un hombre
formal, como se trompeaba con un joven de su
edad." {El Fígaro, de Buenos Aires.)
"¡Sí! — exclamó el idiota sonriéndose, y murmu-
ró:— ¡Qué cariñoso ha vuelto! Ya no me dará de
trompadas! (Aréstegui. —El P. Horán, Escenas
de la vida del Cuzco.)
''El aumentativo de trompo, no es, como se ima-
ginan muchos de nuestros paisanos bofetada, pu-
ñada, bofetón. (Zorobabel Rodríguez, chileno.)
Trompón.
Dar un trompón, es dar un puñetazo.
Trotear.
Es viciosa la tendencia de agregar una e á mu-
chos de los verbos terminados en ar, como trotear,
apalabrear, chapurrear, manipulear, tasajear, tope-
tear, zulaquear, en vez de trotar, apalabrar, chapu-
rrar, manipular, atasajar, topetar y zulacar.
Troja.
Es, según Cuervo, la forma primitiva del clási-
co troj ó troje.
Tuero.
En español dicen jugar al escondite, cuando nos-
otros decimos jugar tuero.
Tuerce.
Neoloo-ismo muy usado en Guatemala, por des-
gracia, mala ventura.
Tul.
Es el nombre provincial de una planta palustre.
536 VICIOS DEL LENGUAJE Y
A unas^esteras, ó petates, hechos de esa planta, llá-
manle petates tules.
En la bellísima composición de don Juan Dié-
guez ''La Garza/' figura esta estrofa:
''¿O en dolorosa soledad, el duelo,
Haces talvez de tu perdido amante,
O de la tierna prole, que en el nido
Labrado entre los tules ya no hallaste?"
En Guatemala hay diversos tules ó sean técni-
camente cyperus.
Tuluncona.
A la mujer pesada y jamona, dícenle por acá
tuluncona.
Tun.
Los indios quichés llaman tun á una especie de
tambor de madera hueca. En tiempos de Quikab
se atribuía al tun sagrado un gran poder, como
puede verse en "La Leyenda de los Volcanes," en
la cual figura como el Encantador 6 príncipe de
los Nahuales aquel guerrero que se convertía en
león y en tigre. Refiere la tradición que cuando
conquistaba las tierras cercanas a las costas del
Pacífico, una enorme montaña, como extensísimo
muro, se oponía al paso de sus ejércitos, y Quikab
con un sólo golpe de su hechicera espada partió la
montaña, como cuando el rayo hace trizas la roca
más dura: los pedazos de aquella colosal muralla,
quedaron como pirámides que exhiben el poderío
de Quikab. En una de de esas pirámides ó vol-
canes encerró el tun sa2;rado, por lo cual se llama
Kozintún. Desde Rabinal se ven las misteriosas
llamas que indican su presencia. Había un baile
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 537
^ntre los indios de este pueblo, que se llama del
Tmiy baile prolijamente descrito por el abate Bras-
seur de Bourbourg, y que puede considerarse co-
mo una especie de representación cómica.
Tuna.
*' Tuna — (cactus opuntia.) — Fruta americana,
desde México hasta el Perú por lo menos;
aunque igualmente recuerdo haberla visto como
planta silvestre en las costas de la Isla de Sicilia,
en donde se la designa con el nombre europeo de
higo de indias. (En España higo chumbo.) He-
rrera en su monumental obra sobre las Indias de
Occidente, dice que la palabra viene de la Isla de
Cuba. Oviedo, en el sumario de la historia natu-
ral de estas regiones, la describe así mismo bajo
esta palabra. El nombre de nopal, mucho más
elegante y que algunos podrán creer castizo, es
simplemente una voz mexicana. Un escritor in-
glés, creo que Hartwig, en su Tropical World, com-
para la tuna al hombre áspero y de buen fondo,
porque la exquisita y jugosa pulpa sólo se disfru-
ta después de haber vencido la aspereza y terri-
bles espinillas, invisibles, propias de la mata y del
hollejo de la fruta. La planta se denomina penca,
V los historiadores primitivos de Indias la llaman
lardo, por analogía; agregando Gomara. *'y pues
en España los hay, no hay que decir."
Ayacucho, en el Perú, es tan abundante en tu-
nas, como lo es Amatitlán, en Guatemala.
''La tima, 'd quien tranquilas posesiones
No bastan en los campos dilatados,
538 VICIOS DEL LENGUAJE Y
E invade las ruidosas poblaciones
Para arraigarse en torres y tejados."
(Felipe Pardo.)
Ciega deidad que sin clemencia alguna
De espinas al nacer me circuíste,
Cual fuente clara cuya margen viste
Maguey silvestre y punzadora tuna.
(Plácido.)
Hemos tomado el anterior artículo del "Diccio-
nario de Peruanismos," tanto por el interés que
ofrece, como porque la fruta que describe es ame-
ricana; pero advertimos que el nombre de tuna
no es un nombre provincial, sino que se encuentra
autorizado en el Diccionario de la Academia, si
bien en España llaman á la tuna , liigo chumbo,
''Correr la tuna;" "Andar en tuna," son frases
castizas que quieren decir andar vagando en vida
holgazana, libre y vagabunda. Pero no debe de-
cirse tunantería, sino tunantada.
Túnico.
Todas las damas dicen por acá (y en otras par-
tes) el túnico, por la túnica ó saya. No hay túnico
en castellano.
Turumba.
Turumbón existe en castellano y equivale á to-
londrón, chichón; pero no turumba, que hemos oído
en frases como ésta: "Tanto le habló, que le vol-
vió una turumba;'^ es decir que le dejó atontado,
que le enredó, que le confundió.
Hasta ahí ibamós escribiendo, cuando hallamos
que el equivalente castizo de turumba es tarumba.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 539
Turrada.
Llamamos así á una rodaja de pan tostada con
manteca y ajo. Turrada, viene de turrar, que es
tostar ó asar en las brasas.
Tusa.
El Diccionario (contra la lengua) de una socie-
dad de literatos, dice que tusa es americanismo
que significa la mazorca del maíz sin el grano;*'
pero ese es un error de marca: tusa es la hoja que
envuelve la mazorca, el doblador. Un cigarrillo
de tusa, es el que va hecho con doblador en vez de
papel. A la mujer despreciable, de baja ralea,
con resabios de coqueta, le decimos, como en Cu-
ba, tusa.
El Diccionario de la Academia registra tusa
por pajilla.
Tusar.
Es anticuado en España, aunque muy usado en
algunos lugares de América, por atusar.
Tuntún.
Entre las indias llaman así al peinado que se
hacen, levantando mucho el cabello con cordones
de hilo ó seda.
U.
Ugenio.
Es vulgarismo común en España y en América
el decir Ugenio y Ustaquio, por Eugenio y Eusta-
quio.
Umbral.
Muchos lo confunden con dintel^ diciendo, por
540 VICIOS DEL LENGUAJE Y
ejemplo: '^Cuando pises los dinteles de la escue-
la," etc.; lo cual es un adefesio, porque dintel es
*4a parte superior de las puertas y de las ventanas
que carga sobre las jambas," mientras que el um-
bral es ''la parte inferior ó escalón por lo común
de piedra y contrapuesto al dintel, en la puerta
•ó entrada de cualquier casa."
Uno.
Cuando uno aluíle á la persona que habla, y és-
ta es mujer, debe usar la terminación femenina,
una, por ejemplo:
''Muy tonta sería una en casarse con un tende-
ro, pudiendo casarse lo menos con un ministro y
tener Excelencia." (Trueba. — La Buenaventura,
III.)
Advertiremos, sin embargo, que en esta materia
difícil de las concordancias, aún no se han fijado,
como dice don Antonio José de Irisarri, reglas
uniformes en el uso. Santa Teresa de Jesús decía
generalmente uno refiriéndose á ella misma, y
otro tanto han hecho varios escritores clásicos alu-
diendo á una mujer.
Un poquito de.
Somos tan dados á los diminutivos qae los em-
pleamos hasta en los adverbios, como cuando de-
bimos "un ^poquito de," en vez de un poco de; "Pe-
dro anda sólito, sólito,'' por Pedro anda sólo.
Un porción.
Así dicen muchos, en vez de una porción.
í
PROVINCIALISMOS DÉ GUATEMALA 541
Un sartén.
Nadie dice, entre nosotros, como debiera, la sar-
tén, una sartén.
Uña de león.
Llaman ''uña de león ó de gato" al Pithecolobium
unguis cali, que es tenido por febrífugo bastante
poderoso.
Usebio.
El vulgo pronuncia así el nombre de Eusebio.
Ustedes.
El plural de tú es vosotros; pero en la América
española los padres llamas á sus hijos y los amos
á sus criados (tuteándolos) ustedes; los amigos de
mayor confianza, que en singular se dicen tú^ en
plural usan siempre ustedes. En España natural-
mente es vosotros el plural.
Ustaquio.
Dígase Eustaquio.
Usté.
"Ha sido genial de algunos dialectos — dice el
insigne Cuervo — el oscurecimiento ó la total su-
presión de ciertas letras. El castellano, por ejem-
plo, descartó muchas voces en su formación la d
latina, como en creer, oir, feo, credere, audire, foe-
dum. Todavía conservamos esta aversión á la (/,
y de ahí es que entre el vulgo y en la conversación
familiar se omite en la terminación ado, y al fin
de los nombres en dad, tad y otros: soledá, amista,
mercé: lo cual sucede casi donde quiera que se ha-
ble nuestra lengua. Hoy nadie escrupuliza decir
542 VICIOS DEL LENGUAJE Y
usté por usted, si se sacan ciertas personas non
sanctas que llaman Estanislado, Venceslado, á quien
no pasa de Estanislao, Venceslao. Aquí pregunta-
rá alguien : ¿si á alguna hija mía quiero acomodarle
uno de estos dos nombres, no le pondré Estanisla-
da, Venceslada, como ya hay varias? — No, señor,
contestaremos, porque a sus hijos no debe uno po-
nerles nombres disparatados y ridículos: buena
cosecha de nombres sonoros y elegantes hay en el
almanaque y en el Año cristiano, para que sea ne-
cesario echarse á pescar sandeces por otra parte.
Esto es lo mismo que la manía tan común de im-
poner á un pobre muchacho la responsabilidad
de llevar un nombre como Napoleón, Salomón, que
siempre le achicará y consumirá por más hombre
que llegue á ser. Dejémonos de cuentos: un Bar-
tolo que haga lo que Ricaurte ó Leverrier, ilustra-
rá y glorificará su prosaico nombre, y un Camue-
so no dejará de serlo, aunque lo hayan bautizado
con el de los nueve de la fama, y el de los doce
pares de Francia por añadidura.'' Hasta aquí
Cuervo, con quien no estamos de acuerdo en cuan-
to á que hoy nadie escrupuliza decir tiste, por us-
ted. Apoyándonos en la anterioridad de Bello, cre-
emos que ''es necesario hacer sentir la d final de
las palabras que la tienen como usted, virtud, va-
nidad, que algunos castellanos pronuncian ustez,
virtuz, vanidazJ^ (Obras completas de don Andrés
Bello; volumen V, página 468.)
Ustoquia.
Es otro de los nombres propios que se adulte-
ran por el vulgo,, y por muchos que no lo son, y
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 543
que también dicen Grabiel, por Gabriel ; Herculea-
110, por Herculano; Heleodoro, por Heliodoro; Ga-
vino, por Gabino; Eduvíges, por Heduvígis; Ali-
fonso, por Ildefonso; Cleotilde, por Clotilde; Sa-
turdino, por Saturnino y Ustoquia por Eustoquia
•ó Ustorgio, por Eustorgio.
Utopía.
La Academia autoriza utopia y utojnu, con el
:aeento prosódico indiferentemente en la o ó en
la í.
V.
Vagamundo.
Es una de tantas palabras anticuadas que nos-
otros conservamos en uso: hoy es vagabundo. En
^1 retrato que hace Quevedo del Pedagogo ava-
riento, dice "que los dientes le faltaban no sé
cuantos, y pienso que por holgazanes y vagamun-
dos, se los habían desterrado."
Vaciar.
Se yerra frecuentemente en la conjugación de
muchos verbos terminados en iar, como vaciar,
■cambiar, mudando la i en e, v. g., yo camhéo, tú r«-
x^éas. La i debe conservarse siempre yo cambio, yo
vacio.
Vago roso.
En buen español es vagaroso, que no vagoroso,
<íomo dicen muchos poetas ramplones.
Váguido.
En los buenos tiempos de Cervantes se escribía
544 VICIOS DEL LENGUAJE Y
y pronunciaba váguido, como acostumbran decir
hasta hoy por Cuba, Colombia, Guatemala y Méxi-
co; pero ha cambiado la escritura y la acentuación
de esa palabra en vahído,
Valientísimo.
Es valentísimo, de valens. .
Valorizar.
Es un neologismo usado en varias repúblicas
hispano-americanas, y equivale á valorar, valuar,
tasar ó justipreciar.
Valse.
Según Gormaz debe decirse vals, como lo pres-
cribe la Academia.
Sin embargo el insigne Bello, en Las Fantasmas,.
escribió:
''Sola en la festiva tropa
Va, viene, revuelve, jira;
Valse! cuadrilla! galopa!
No descansa, no respira."
Vamonos.
Debe pronunciarse vamonos.
Varbasco.
En español es verbasco ó gordolobo; sin embar-
go hemos visto bandos de buen gobierno y aun
leyes (de malos gobiernos) en las cuales se halla
varbasco; en latín verbascuríi.
Varejón. Varejonazo.
Llamamos varejones alas varillas de los árboles,,
(en español verguetas) y varejonazos los golpes da-
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 545
dos con ellos. Tal modo de expresarse es impro-
pio: las varitas ó ramos delgados se llaman en cas-
tellano vardascas, y los golpes dados con ellas var-
dascazos.
Varejón es la vara larga y gruesa, y varejonazo
el golpe que se da con ella.
Velorio.
Como sinónimo de velación, es provincialismo
americano. ''También se usa entre el pueblo igno-
rante— según el notable escritor chileno — para de-
notar la acción de poner luces, flores y otros ador-
nos á los cadáveres de los párbulos, costumbre que
si por una parte da testimonio de la fe viva que
los anima, por otra es pretexto y ocasión de hol-
gorios y borracheras, que son un signo de barba-
rie."
Nuestro escritor de costumbres dice: ''Por acá
jugamos hasta con los muertos. Díganlo, si no,
algunos epitafios que serían capaces de hacer reir
á los que los tienen encima, si los vieran; y dígan-
lo los velorios con que la gente pobre celebra la
muerte de sus deudos. A propósito de (^sto. ya
que me ciento hoy en vena de filosofar, diré que
apenas hay entre las costumbres de nuestro pue-
blo otra que me horripile más (pie esa de beber,
reir, cantar, bailar, etc., en presencia de un cadá-
ver, aun cuando éste sea el do un niño. Kse des-
pojo frío de la muerte presidiendo á las bacanales
de los vivos, tiene algo de espantosamente román-
tico; digno de ser descrito por la phuna de un IW-
ron. ¿Qué especie de sentimiento es el (|ue reve-
la esa asociación extraña de dos ideas tan contra-
546 VICIOS DEL LENGUAJE Y
dietorias? ¿Se pretende ahogar la pesadumbre
entre la excitación de la orgía? ¿Es indolencia?
¿Es el vicio con sus peores instintos que busca
pretextos para darse rienda y los encuentra acaso
en aquello mismo que debiera servirle de podero-
so correctivo? Todo eso puede ser; y sin embar-
go, si va á preguntarse á muchas gentes lo que
significa esta extraña práctica, contestarán con una
palabra muy cómoda, por cierto, pero que nada
explica: la costumbre.'' (Salomé Jil. — Un Duelo.)
Desde el Río de la Plata hasta México, llaman ve-
lorio á esas reuniones nocturnas de jarana y bo-
rrachera, en las (]ue la gente baja, toma pretexto
de la muerte de uno de sus deudos para entregar-
se á desórdenes, que terminan con cuchilladas ó
por lo menos con arañazos, gritos y lamentos. En
sentido burlesco, dicen que parecía velorio una reu-
nión desanimada, ó á la cual concurrió poca gente.
Venceslado.
üígase Venceslao.
Vendrás.
''Vos vendrés" lo usa el vulgo, por tú vendrás 6
vosotros vendréis.
Venduta.
Esta voz viene de las Antillas y vale por almo-
neda,
Vení.
Viciosa corrupción de ven ó de venid.
Venimos.
Es vinimos.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 547
Ver á ver.
No es incorrecta, dice Cuervo, pero peca de fal-
ta de elegancia, esa repetición del mismo verbo
significando ver con mucho cuidado, aplicar la vis-
ta con detenimiento.
''Estaba Sancho Panza colgado d'e sus palabras
sin hablar ninguna, y de cuando en cuando volvía
la cabeza á ver si veia los gigantes que su anjo
nombraba. (Quijote; parte primera, capítulo
XVIII.)
Verdín.
Es un precioso pajarillo de color verde, (|ue se
encuentra en la Verapaz, técnicamente llamado
Chlorophonia occipitalis. (Du Bus.)
Veros.
Corrupción de veréis.
Verdioso.
En buen español es verdoso ó verdusco, y no ver-
dioso, como por acá dicen muchos.
Verija.
Es vulgarismo emplear 'í;er/;/a por ?>rfa 6 ijar.
Vertir.
El verbo es verter, lo mismo que ceruer, \ -.'
conjuga: vertemos, vertéis, vertió, vertiendo, etc.
Vida.
'Tor vida suya," es frase dr ileprecación muy
usada por nuestro pueblo.
548 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Viejita.
Tan usado como incorrecto es ese diminutivo.
Lo castizo es viejecita.
El poeta colombiano Rafael Pombo, entre los
preciosos cuentos que escribió para niños, tiene
uno lleno de admirable ternura y sencillez, que
comienza:
''Erase una viejecita
Sin nadita que comer, etc."
Virgüeliento.
La gente zafia cambia las palabras castizas: ''vi-
ruela, virueliento, hueco, huero, huerto, hueso,
huésped, huevo, alcahuete," en virgüela^ virgüe-
liento y güeco, güero ^ güerto, güeso, güesped^ güevo, al-
cagúete, etc.
Vista.
Tanto el Diccionario como la práctica corriente
en España, autorizan el uso de vÍ8ta por op8^ y así
no sería extraño oír en Madrid alabar la buena
vista (buenos ojos) de alguna miope.
Vos.
¡Al fin llegamos al vos, que es como si dijéra-
mos la fuente de nuestra usual jerigonza; de ese
modo de hablar tan incorrecto como bajo!
Lamentándose don Andrés Bello de la manera
de usar el vos, que también convierte en Chile la
lengua cas4:ellana en insoportable menjurge, dice:
"El vos de que se hace tanto uso en el diálogo fa-
miliar, es una vulgaridad que debe evitarse y el
construirlo con el singular de los verbos una co-
rrupción insoportable. Las formas del verbo que
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 549
se han de construir con vos, son precisamente las
mismas que se construyen con vosotros. Pero aho-
ra no se usa este vos sino cuando se habla á Dios
ó á los santos, ó en composiciones dramáticas, ó
en ciertas piezas oficiales, donde lo pide la ley ó
la costumbre." (Gramática, párrafo 113, página
82. Edición oficial, año 1883.)
"No debe usarse en la conversación el pronom-
bre vos; porque si se habla con una sola persona,
se debe decir usted 6 tú, según el grado de familia-
ridad que tengamos con ella, y si con muchas per-
sonas, ustedes ó vosotros. Sólo es permitido usar
el pronombre vos en el estilo oratorio 6 poético.
Pero no solamente se peca contra el buen uso
usando á vos en lugar de tú, sino (lo que es toda-
vía más repugnante y vulgar) concertándole con
la- segunda persona de singular de los verbos. Vos
se ha de considerar siempre como plural, sin em-
bargo de que designemos con él una sola persona.
Por consiguiente, es un barbarismo grosero decir,
como dicen muchos, vos eres, en lugar de vos sois,
ó tú eres. Por igual razón, una vez que designamos
á la segunda persona con vos, ya no podemos en
el caso directo, designarla con ¿f¿, sino siempre con
vos, 6 con os, ni emplear con relación á ella las se-
gundas personas de singular de los verbos ó rl
posesivo tuyo, sino las segundas [jereonas de plu-
ral y el posesivo vuestro. Por lo cual sería muy
mal dicho lo que sigue: "A vos Dios mío, dirijo
mis oraciones; yo invoco tu misericordia: dígnate
escucharme, pues en ti sólo confío.' < > debe en
la primera frase decirse á tí, en lugar de á vos; ó
debe en las otras decirse Ví(sstra misericordia, dig-
550 VICIOS DEL LENGUAJE Y
naos y en vos sólo. Sin embargo, no sólo á gentes
de poca instrucción, sino á predicadores de algu-
na literatura, hemos oído quebrantar á menudo
esta regla." (Bello. — Opúsculos gramaticales] tomo
V de las Obras completas, página 470.)
Es preciso hacer observar que el uso del vos, co-
mo lo hemos censurado, no es vicio que se haya
introducido en América por los criollos. Desde
México hasta las pampas argentinas se habló fa-
miliarmente de vos en tiempo de los conquistado-
res, y de ellos quedó por estas tierras el vos sos,
vos querés, levántate, sentate, acostate, etc., etc.
Muchos de los que parecen vicios peculiares de
estas regiones, no son más que arcaísmos en f]s-
paña, y por acá voces, giros ó idiotismos que vi-
ven aún, como legado de los soldados, frailes, li-
cenciados y demás gente hispana que vino al Nue-
vo Mundo, á raiz de su descubrimiento.
Vivo.
Ser vivo, ser muy vivo, decimos nosotros cuando
en España dicen ser muy listo.
Vivar.
No decimos vitorear. ''La palabra ¡viva! según
Paz Soldán, no puede tener en España el uso que
por acá, y por eso no ha originado verbo como en-
tre nosotros; ni hay por allá más Vivar que don
Rodrigo de Vivar. Aquí ¡viva! es de un signifi-
cado estupendo; es ¡el grito de los pueblos! á
cuyo son se han desbaratado gobiernos como si
fueran de baraja."
PROVINCIALISMOS DE GUATEAMAL 551
Vido.
Antiguamente se dijo yo vide, el vido, como oí-
mos todavía muy amenudo entre nuestro vulgo:
es yo vi, tú viste.
Volcar.
Los carruajes no se volcan, como muchos dicen,
sino que se vuelcan.
Vocerío.
Es en buen español la vocería.
Volada.
Es frecuente oír en boca de personas que debie-
ran hablar mejor, volada por mentira ó bola, como
se dice en castellano.
Volido.
Volido por volar no se encuentra en los diccio-
narios. Cuando Vicuña Macicen na, en la "Carta
del Guadalarce," escribió: ''No se oye sin embar-
go en las galerías el volido do una mosca," debió
haber dicho el volar.
Volví en sí.
Una lindísima señorita nos contaba de un vér-
tigo que había sufrido, y era de escuchar como
decía á cada momento: ya cuando volví en *í, en
vez de cuando volví en mi.
Voltlar.
No sólo pronuncian muchos voltiar, en vez de
voltear, sino que usan esto verbo on estrambóticas
frases, que convierten la lengua castellana en una
552 VrCIOS DKL LENGUAJE Y
monserga, como cuando dicen voltear la espalda,
voltear las hojas de un libro, en vez de volver.
Vuelto.
Lo que por acá llamamos el vuelto de la mone-
da, es en castellano el cambio.
Y.
Dice el señor Bello, en su Ortografía: "Es un vi-
cio confundir estos dos sonidos (e\ de la // y el de
la y) como lo suelen hacer los americanos y anda-
luces, pronunciando verbigracia: Seviya; de que
resulta que se empobece la lengua y desaparece la
diferencia de ciertos vocablos como vaya y valla,
haya y halla, etc."
'^Muchos quisieran sustituir la y griega por i
latina cuando hace de conjunción, reforma que
no la reputa don Antonio J. de Irisarri de las más
importantes, pues apareciendo sola (la y) y te-
niendo el mismo nombre que la otra, no resulta
ningún inconveniente de que haga el oficio que
siempre ha hecho en la escritura." {Cuestiones Fi-
lológicas; página 16, tomo I.)
Yagual.
Siendo tan común que los indios lleven sobre la
cabeza los cestos y otras cosas pesadas, acostum-
bran usar el yagual, que es un pañuelo ó trapo enro-
llado, como una corona pequeña, para que descan-
sando sobre él el objeto pesado que se carga, no
lastime la cabeza.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 553
Yerbamala.
La palabra yerbabuena existe en castellano; pero
no la yerbamala, que, como lo indica su nombre,
es venenosa. Mueren los animales que comen se-
mejante planta.
*'Fuí á las bibliotecas ¡cubiertas de polvo! Fui
ii los campos ¡cubríalos la yerba mala! Fui á las
conciencias ¡cubríalas el vicio! Fui á los cuerpos
¡yacían entorpecidos por la pereza! ¡Hágame Ud.
patria con estos elementos! (J. de A. — Diario de
U7i pensador; 1871.)
Yo soy el que.
Pregunta el notable autor de ''El Diccionario
de Chilenismos" ¿Debe decirse: yo soy el que di-
go 6 yo soy el que dice: nosotros somos los que asegu-
ramos ó nosotros somos los que aseguran? Sería cen-
surable yo soy quien dice ó digo! Y que pensar de
yo soy que dice 6 digo f
"Los señores don Andrés Bello, don Francisco
Merino Ballesteros, en las notas á la Gi-amática
de aquél, y don Rufino J. Cuervo, en sus Apunta-
ciones, discuten extensamente el punto; y de sus
razones, y más aún, de los ejemplos que aducen,
hemos sacado en limpio que en oraciones como
yo soy el que digo, puede ponerse el verbo en pri-
mera ó en tercera persona, según mejor cuadro al
gusto ó intención del que habla 6 escribe. Otro
tanto decimos de la frase yo soy qn¡én, equiva-
lente á la anterior. Creemos sin eml)argo que lo
más ajustado á la filosofíad^ lenguaje es hacer
concordar el verbo que üÉÍ^I relativo con el su-
554 VICIOS DEL LENGUAJE Y
jeto de ser, diciendo: "yo soy el que digo, tú eres
quién dices, etc."
"A este respecto dice el señor prebendado Saa-
vedra en su muy filosófica Gramática elemental de
la lengua española: '^El que y quién son voces re-
lativas, es decir que reproducen un antecedente.
Nada más natural que estas palabras revistan el
carácter de sus antecedentes en la concordancia
con el verbo; de suerte que se hagan primera ó se-
gunda persona según el antecedente sea primera ó
segunda. El idioma latino observaba esta regla:
ego sum qui pecavi (yo soy quién pequé, traduce
un libro impreso en Madrid á principios de este
siglo, y yo soy el que he pecado, traduce el P. Scio.)
leemos en el libro II de los reyes: 'Hu est qui ex-
traxisti me de ventre, y no sonaría bien qui extraxit.
Nuestro qtiién y el que son el qui latino." Cuando
el sujeto de ser es plural, no hay duda, pues es
preciso concordar con aquel el verbo que sigue al
relativo: "nosotros somos los que aseguramos."
Yuca. Yucal.
La voz índica es originaria de estas regiones,
pues tenemos Yucatán (península) y yucayo, pri-
mitivo dialecto de Cuba.
Yucal es la plantación de yuca (Jatropha ma-
nihot.)
Zacate. Zacatón.
En Filipinas, en México y en Centro-América
llaman zacate á la yerba de los prados y jardines,
y al forraje verde para las bestias.
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 555
Zacatón es una especie de gramínea que se cul-
tiva para pastura de animales.
Zafacoca.
Este provincialismo significa excitación^ i)reci-
sión; y en la República A.rgentina, reyerta estre-
pitosa.
Záfiro.
Muchos se empeñan en hacer esdrújula esa pa-
labra, cargando en la a el acento prosódico, que
debe llevar sobre la i.
Bello decía:
'^Albo seno que palpita
Con inocentes suspiros,
Ojos que el júbilo agita
Azules como zafiros^
(FantaemaB.)
"Emula es de la lumbre del zafiro^
("La Zona Tórrida.")
''Donde la luz se quiebra en más cambiantes.
Y vividos colores
Que en ópalos, zafiros y dianumtes."
(i. Velarde.)
Zambumbia.
Así dicen todos, por estos países, en lugar de
decir ^am6om6a, que es, [según el Diccionario de
la Academia, el instrumento rústico musical, de
barro cocido ó de madera, hueco, abierto por un
extremo y cerrado por el otro con una piel muy
tirante que tiene en el centro, bien sujeto, un oa-
rriso á manera de mástil, el cual frotado de arriba
abajo y de abajo arriba con la mano luuuedeci-
556 VICIOS DEL LENGUAJE Y
da, produce un sonido fuerte, ronco y monó-
tono.
Zambombo es en buen español el hombre tosco,
grosero y rudo de ingenio.
En la primorosa composición de don José Ve-
larde al "Nacimiento," se lee esta estrofa:
"De la casa en lo interior
Resonaban á la vez
La zambomba, el almirez.
La guitarra y el tambor."
Zancón.
Llaman por acá vestido zancón al vestido corto.
Zanahoria.
Debe pronunciarse zana-hória y no como deci-
mos por acá zanáhuria.
Zángano.
Se dice en buen español y en sentido figurado,
que es un zángano el hombre vago que se alimen-
ta del trabajo ajeno; pero, por acá, llamamos zán-
gano al picaro, al malvado y no al holgazán pro-
piamente.
Decimos que alguno ha cometido una zangana-
da cuando ha hecho alguna picardía; mientras
que zanganada, en castellano, es el hecho ó dicho
impertinente ó inoportuno.
Zajorín.
Así pronuncian muchos por zahorin,
"El zajorin guatemalteco es un tipo enteramen-
te indígena, como el cucuxque y como el lana, á
los cuales he consagrado algunos estudios; pues ya
PROVINCIALISMOS BE GUATEMALA 557
que cuando debí hacerlo, no estudie cosas de más
proveclio, he venido á parar ahora que peino ca-
nas, en estudiante de zajorines, lanas y cucuxques.
La zajorineria rinde muy regular provecho en
Guatemala, en lo cual hace ventajas (mala es la
comparación) á la abogacía, á la literatura, al ofi-
cio de periodista y á otras profesiones igualmente
honestas." (Salomé Jil.— ^/ Zajorin.)
Zapatones.
Sin duda por ser más grandes que los zapatos,
llaman zapatones á los chanclos, ó zapatos de hule.
como dicen algunas gentes, que también dan el
nombre de camisones á las camisas de las mujeres.
Zaraza á listas.
Es zaraza listada.
Zopilote.
Ese nombre indígena tan feo, (á otro peor, zope)
es el que dan en México y Centro-América al pa-
jarraco que los españoles llaman gallinaza, los pe-
ruanos ^aZ¿ma2:o, los chilenos jote, los bolivianos
auras, los colombianos chulos, los venezolanos sa-
7nuros y los norte-americanos turkey huzzard, otros
le denominan galembo, tropillo ó guaraguo, y los
ornitólogos Cathartes aura, Linneo.
Zopilote, dice sin embargo de todo eso el Diccio-
nario de la Academia, que es el nombre que dan
en América á la gallinaza; pero los sabios de la
calle de Valverde usaron aquí de una figura retó-
rica, tomando una parte por el todo: si hubieran
dicho en México y en Centro-América (ra^iseat.
558 VICIOS DEL LENGUAJE Y
Pero á fe que no hemos de armar pendencia por
el nombre de ese asqueroso "asno de la gente ala-
da," como le llamó Alcedo en su Diccionario de
América. Garcilaso lo describe así: "Hay otras
aves grandes negras, que los indios llaman suyun-
tu, y los españoles gallinaza: son muy tragonas
de carne, y tan golosas, qui si hallan alguna bes-
tia muerta en el campo, comen tanto de ella, que
aunque son muy ligeras, no pueden levantarse al
vuelo, por el peso de lo que han comido. Enton-
ces cuando sienten que va gente á ellas, van hu-
yendo á vuela pié, vomitando la comida por des-
cargarse para tomar vuelo. No son de comer, ni
de otro provecho alguno, sino de limpiar las calles
de las inmundicias que en ellas echan. No son
de rapiña, y el Padre Acostó tiene para sí que son
de género de cuervos."
Don Rafael Goyena, faVjulista notable, oriun-
do del Ecuador y educado en Guatemala, escribió
el precioso apólogo: "El Zopilote con Golilla."
En *'La Galería Poética Centro-Americana" ha-
llamos "El So})ilote con Golilla" (escrito sopilote
con S.) (Véase página 33.)
Por lo que respecta á la etimología de los diver-
sos nombres del zopilote^ oigamos á don Ignacio
Armas: "A una ave inmunda, dice, que al aura
se posa sobre los árboles, á recibir en sus abiertas
alas los primeros rayos del sol, le llamaron aura
en las Antillas. En la Nueva Granada, por obser-
var en ella la costumbre de agruparse en torno de
las reses muertas, como los chulos de los matade-
ros, le pusieron chulo; otros gallinaza, nombre cas-
tellano del estiércol de las aves, en que ésta se
PROVINCIALISMOS DE GUATEMALA 559
complace; otros gallinazo, no como aumentativo
<le gallina, sino tornando en masculino la termi-
nación del anterior. En México y Centro-Amé-
rica se llama zopilote, nombre indígena; en Vene-
ZAiela samuro, por lo mucho (\\xq jamura, ó vomita;
y en la Margarita guaraguao, voz anticuada por
cuervo.'' (El Lenguaje Criollo, página 26.)
(Uientan los historiadores que allá por los años
de 1521 y 1522 hubo en el reino cackchiquel una
peste asoladora que no daba tregua para sepultar
los cadáveres, que fueron pasto muchos de ellos
de los zopilotes. (Milla. — Historia de la América
Central; tomo I, página XXIX.)
Zarrapastroso.
Dígase zaparrastroso.
Zarco.
Es en español de color azul claro y se usa regu-
larmente hablando de los ojos; pero aquí dieron
en llamar zarcos á todos los de raza blanca:
"Ya son hombres que á los zarcos
En sobriedad aventajan
Y formar mejor pudiera-n
Sociedades de templanza."
(Rivera Maestre. — Epístola á Quatemaln.)
Zulaquear.
Debe decirse zulacar y no zulaquear, como dicen
generalmente entre nosotros.
Zumbador.
Es el nombre de un árbol, cuyo tronco es muy
560 VICIOS DEL LENGUAJE Y
alto y enhiesto; crece en las costas y tierras cáli-
das.
Zorenco.
Así llamamos al alelado, zote 6 zopo.
♦ Zorrillo.
El curioso animal, que en otras partes de Ame-
rica se llama mapurite, y que está dotado por la
naturaleza con un poderoso medio de defensa,
contra los perros y los hombres, en el olor fétido
que arroja cuando le persiguen; lleva entre nos-
otros el nombre de zorrillo. Las especies de zorri-
llo que hay en Guatemala son tres: Mephitis me-
phiticha (Baird.) — MepJdtis putorius, y Gonepatus
mapurito (Cones.) Aunque el nombre zorrillo no
está en el Diccionario último de la Academia, me
parece castizo.
Zutes.
Son unos paños que usan los indios pai'a taj)ar-
se la cabeza.
H^FIN-^-