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Full text of "Vicios del leguaje y provincialismos de Guatemala"

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V 


Provincialismos  de  Guatemaki 


VICIOS  DEL  LENGUAJE 


Proviiicic'ilisinos  de  (Tiiatemala 


ESTUDIO    FILOLÓGICO 


ANTONIO  BATRES  JAUREGUI, 

VBKO  DE  lA"  FACULTAD  DE    DERECHO,  INDIVIDUO    DE    L. 

ACADEMIA  ESrA.^OLA,  DE   LA   MATRITENSE  DE  JURIS- 

FRUDENCIA   Y  LEGISLACIÓN,  DE  LA  SOCIEDAD  DE 

HISTORIA     DIPLOMÁTICA     DE    PARÍS,    DE 

LA  SOCIEDAD   LITERARIA   HISPANO 

AMERICANA     DE    NUEVA 

YORK,   ETC. 


m 


í  GUATEMALA: 

:uadernac¡ón  y  Tipografía  Nacional,  Décima  Calle  Poniente,  Nóms. 
1892 


Col«ccién  Luis  Lujan  Muflo; 

<imvtnkla<$  f  rancho  Marróqutn 


ES  PROPIEDAD  DEL  AUTOR. 


ft..*' 


PROLOGO. 


**  Lejos  de  que  la  conservación  castiza 
del  idioma  pueda  ser  traba  para  el  de- 
senvolvimiento de  la  civilización  de  los 
estados  hispano-americanos,  por  el  con- 
trario, será  medio  eficaz  para  su  progre- 
so, para  su  cultura  y  ])erfeccionamiento 
intelectual." 

(  '*  El  idioma  nacional,"  i^or  Vicente 
G.  Quenada j  publicista  argentino.) 


I. 


Cuando  nuestro  festivo  escritor  1).  José  Milla 
describe  el  tipo  del  natural  de  Guatemala,  en  el 
cuadro  de  costumbres  intitulado  "  El  Chapín,"  le 
atribuye  donosamente,  entre  otras  cualidades,  la 
de  hablar  un  castellano  antiquísimo,  salpicado  de 
provincialismos,  algunos  de  ellos  tan  expresivos 
como  pintorescos;  y  ésto  sin  contar,  diríamos  nos- 
otros, con  las  muchas  corrupciones  é  impropieda- 
des de  términos  y  frases,  ininteligibles  para  un 
español  recién  llegado  al  país. 

Harto  común  es,  por  desgracia,  oir  en  Guate- 
mala miráj  anda,  tené,  hahts,  ( 1 )  y  otros  arcaís- 

K.\) — También  dicen  frecuentemente  levántate,  sentafe,  sosegate  por 
levántate,  siéntate,  sosiégate;  yo  lo  vide,  él  lo  vido,  á  usanza  antigua,  en 
vez  de  yo  lo  H,  él  lo  río;  hubieron  Jiestax,  hubieron  diversiones,  en  lugar 
de  hubo  fiestas,  hubo  diversiones;  yo  cambeo,  tú  vaceas,  que  debe  ser  yo 
cambio,  yo  vacío;  los  paderones,  pwr  las  paredes  grandes,  empleando 
una  metátesis  que  debe  evitarse  ;  le  mandaron  que  se  callase,  y  se  calló, 
como  det-ían  en  lo  antiguo,  usando  pronominalmente  el  verbo  :  hoy  se 
diría  le  mandaron  que  callase,  y  calló;  vertir  por  verter;  ponémelo  por 
pónmelo;  reñiste  por  viniste;  caia,  traía,  leía,  por  caía,  traía,  leía;  caído, 
traido,  leido,  por  caído,  traído,  leído;  molestoso  por  molesto  d'  d'.  Hay 
otros  muchísimos  defectos  é  impropiedades  en  nuestro  lenguaje,  que 
anotaremos  en  el  curso  de  esta  obra. 


4  PRÓLOGO 

mos  de  esa  laya,  que  si  se  usaron  en  tiempos  re~ 
motos,  hoy  no  hacen  más  que  afear  el  idioma 
patrio,  que  se  reciente,  por  otra  parte,  de  impropio 
y  vulgar,  en  boca  de  aquellos  de  nuestros  compa- 
triotas que  hablan  ^'  de  vos,'^  concertándolo  una& 
veces  con  la  segunda  persona  de  singular  de  los 
verbos,  y  conservando  otras  la  terminación  es  pa- 
ra el  plural  del  pretérito  de  indicativo,  como 
amasteSj  dejasteSy  llorastes,  á  usanza  antigua,  en  vez 
de  amasteis,  dejasteis^  llorásteisj  acabados  en  eis,  co- 
mo ha  prevalecido  en  España,  desde  el  siglo  XVII 
hasta  nuestros  días.  También  se  conservan  entre 
nosotros  muchas  palabras  que  ya  no  corren  en  la 
Península,  y  que  trasplantadas  aquí  por  los  con- 
quistadores, han  tenido  más  larga  vida  que  en  el 
lugar  donde  nacieron.     (2) 

Curioso  fenómeno  el  de  un  pueblo  que,  eman- 
cipado de  la  metrópoli,  alardeando  de  exuberante 
vida  propia,  conserva  aún,  en  mucha  parte,  el 
idioma  antiguo  de  los  capitanes  que  lo  conquista- 
ron ;  y  no  por  espíritu  de  veneración  á  sus  mayo- 
res, ni  menos  por  apego  á  lo  tradicional  3^  antiguo 
—  que  no  son  tales  por  cierto  las  tendencias  de 
los  países  hispano-americanos  —  sino  porque,  des- 
pués de  la  grandiosa  epopeya  de  la  conquista  de 
América,  cuando  una  paz  octaviana  vino  á  reinar 
en  los  vastos  imperios  que  derrocaron  las  huestes 

(2) — "Kl  caudal  más  preciado  de  lenjiíiaje  criollo,  consiste  en  una 
gran  cantidad  de  voces  puramente  castellanas,  olvidadas  en  España, 
y  repudiadas,  puede  decirse,  por  la  lengua  madre ;  que  no  están  en 
los  diccionarios,  y  son  tenia  continuo  de  injusta  censura  para  muclios 
puristas  trascordado?.  América  las  conserva,  y  de  ellas  se  constituye 
en  heredera."— (Orígenes  del  Lenguaje  Criollo,  páj.  93). 

Cuidaremos  de  apuntar,  en  el  curso  de  este  libro,  esas  voces  olvida- 
das en  la  Península,  y  que  son  de  uso  corriente  en  Guatemala. 


DEL   AUTOR  5 

españolas,  implantando  en  el  Nuevo  Mundo  el  sis- 
tema colonial,  era  escaso,  tardío  y  pausado  por  ex- 
tremo el  tráfago  con  la  Madre  Patria.  Los  osados 
aventureros  que  se  apoderaron  de  estas  regiones, 
impusieron  una  paz  inalterable  de  tres  siglos,  y 
su  potente  voz  tuvo  larga  resonancia,  dando  á  mu- 
chas locuciones  y  vocablos  más  fijeza  aún  que  la 
que  alcanzaron  en  la  tierra  misma  donde  tuvieron 
origen.  Si  la  con(|UÍsta  dio  vuelo  á  la  actividad 
personal,  sin  trabas  ni  formas,  desenvolviendo  rá- 
pidamente una  civilización  en  la  tierra  america- 
na, y  legándole  con  ella  la  rica  lengua  de  Castilla; 
■el  sistema  colonial  abatió  las  energías,  apocó  los 
ánimos,  cohibió  toda  expansión,  estancando  hasta 
el  idioma,  que  debía  seguir  después  tortuosos  de- 
rroteros. 

En  la  serie  de  los  años,  y  merced  á  diversas  in- 
fluencias, los  idiomas  cambian  paulatinamente, 
permitiendo  la  entrada  á  nuevos  términos,  rele- 
gando otros,  modificando  sus  formas  ó  accidentes 
y  siguiendo  la  corriente  del  adelanto  y  del  progre- 
so; pero  cuando  se  halla  una  región  apartada  de 
otra  por  extensísimo  mar;  cuando  las  comunica- 
ciones eran  tardías  y  difíciles;  cuando  entre  los 
muy  pocos  dados  á  las  letras,  se  culivaba  el  latín 
en   vez  del   habla  vulgar,  ( 3  )  ¿  sería  posible  que 


(3) — "El  que  no  hubiera  estudiado  la  lengua  latina,  no  podía  ni  de- 
bía leer,  porque  existía  la  firme  persuación  de  que  todo  lo  mediano 
que  corriese  en  letras  de  molde,  forzosamente  debía  encortrarse  redac- 
tado en  el  idioma  del  Lacio.  El  P.  Aguirre  se  quejaba  de  tener  que 
hablaren  su  ''''Población  de  Valdivia"  en  nuestro  vulgar  español;  el 
deán  Machado  de  (Jhaves  declaraba  que  le  habría  sido  más  fácil 
escribir  en  latín  que  en  castellano ;  Núñez  Castaño,  por  fin,  llevó  sus 
teorías  á  este  respecto,  tan  lejos  que,  deseando  celebrar  en  un  poema 
la  retirada  de  los  holandeses  de  las  costas  del  Sur  de  Chile,  eligió  para 


6  PROLOGO 

ésta  tuviera  los  mismos  giros  y  alteraciones  que 
tenía  en  el  lugar  de  su  nacimiento  ?  ¿  Será  dable 
que  el  río  que  mudó  de  cauce,  corra  siempre  con 
las  mismas  curvas  y  con  igual  rapidez  ?  —  No  es,. 
pues,  de  extrañar  que  en  Guatemala,  lo  mismo 
que  en  toda  la  América  ibera,  queden  restos  del 
idioma  antiguo,  que  viven  aún  como  vastagos  es- 
parcidos del  tronco  secular  que  les  prestó  nutri- 
mento. 

Al  propio  tiempo  que  se  habla  en  parte  un  es- 
pañol antiquísimo,  se  ha  empobrecido  por  acá  el 
idioma,  no  empleándose  todas  las  palabras  de  su 
rico  repertorio.  ''  El  desuso  en  la  América  espa- 
ñola de  una  porción  del  vocabulario  castellano,  es 
debido,  según  Paz  Soldán  y  Unánue,  á  la  ignoran- 
cia unas  veces,  al  temor  de  no  ser  ampliamente 
comprendido  otras,  y  las  más,  á  la  indolencia  pro- 
pia de  las  sibaríticas  regiones  de  la  hamaca,  cuya 
monótona  oscilación  parece  el  péndulo  del  carác- 
ter hispano-americano.  Busquemos  ahora  la  cau- 
sa histórica,   si  es  posible,  del  empobrecimiento- 


sus  estrofas  la  lengua  de  Virgilio."  (Historia  de  la  Literatura  Colonial 
de  Chile,  por  José  Toribio  Medina. — Tom.  I,  pág.  XL). 

El  célebre  P.  Landívar,  que  vivió  en  la  Antigua  Guatemala,  para 
describir  las  costumbres  populares  de  aquellos  tiempos,  usó  de  clási- 
cas estrofas  latinas  en  su  ^'Rusticatio  Mexicana.^^ 

Están  en  latín  las  primeras  obras  que  se  dieron  á  luz  en  el  primer 
establecimiento  tipográfico  fundado  en  América,  en  la  ciudad  de  Méxi- 
co, en  el  año  de  1535,  en  tiempo  del  virey  Mendoza.  (Historia  crítica 
de  la  Literatura  en  México,  por  Francisco  Pimentel). 

Cuarenta  años  después  de  la  ftindación  de  dos  grandes  ciudades, 
Bogotá  y  Tunja,  ya  se  publicaban  epigramas  latinos  y  se  cultivaban 
las  letras  clásicas.  (Historia  de  la  Literatura  en  Nueva  Granada,  por 
José  María  Ver  gara  y  Vergara). 

Vicuña  Mackenna  dijo,  que  Antotiio  Nehrisensis  era  nuestro  rey,^ 
después  de  haber  destronado  á  los  Borbones.  (Recuerdos  Literarios,^ 
por  J.  V.  Lastarria). 


DEL    AUTOR  7 

del  idioma  entre  nosotros.  Los  españoles  no  sólo 
tuvieron  que  poblar  la  América  de  gente,  sino 
también  la  casa  de  vajilla,  de  muebles  y  de  los 
miles  enseres  domésticos  propios  de  la  civiliza- 
ción; las  cocinas  de  sus  respectivas  baterías;  las 
despensas  de  especias  diversas   ( como  que  hasta 

hoy  se  dice  pimienta  de Castilla;  vinagre  de 

Castilla  ct..  cfc.,)  desconocidas  á  una  gente  frugal, 
sencilla,  que  en  lo  material  como  en  lo  moral  é 
intelectual,  había  vivido  de  muy  poco;  las  huer- 
tas de  hortaliza  y  árboles  frutales;  los  campos  de 
plantas  y  animales  útiles,  y  finalmente,  el  territo- 
rio todo  de  aparatos  y  maquinaria  que  vinieran  a 
reemplazar  á  los  hombres  en  las  numerosas  y  mo- 
numentales obras,  que  como  las  del  antiguo  Egip- 
to, sólo  habrían  podido  realizarse  merced  al  sin- 
número de  brazos  y  á  su  condición  de  siervos.  Y 
como  no  era  posible  que  los  conquistadores,  en 
tiempos  en  que  las  comunicaciones  eran  tan  difí- 
ciles y  los  transportes  tan  costosos,  fueran  trayen- 
do las  variedades  de  cada  artículo,  de  cada  planta, 
ó  de  cada  animal,  sino  sólo  las  más  indispensa- 
bles, no  pudimos  conocer  'prácticamente  más  que 
una  parte  del  idioma.  Por  eso  desconocemos  hoy 
ó  no  sabemos  aplicar  bien  la  otra  parte,  porque, 
como  dice  Horacio : 

"  SegniuB  irritant  ánimos  dimissa  per  aurem 
Quam  quse  sunt  oculis  8iiV)jecta  fidelibus." 

A  vueltas  de  esa  pobreza,  los  españoles  que 
arribaron  á  estas  playas  tropezaban  á  cada  paso  con 
muchos  objetos  nuevos,  que  bautizaban  con  nuevos 
nombres  ó  con  los  que  ya  tenían  en  las  lenguas 
antiguas  de  este  Continente,  como  es  curioso  ver- 


8  PRÓLOGO 

lo  en  los  escritos  de  Gomara,  Fernández  de  Enciso, 
Oviedo,  Bernal  Díaz  del  Castillo,  el  Inca  Garcila- 
so  de  la  Vega  y  otros  de  aquellos  valientes  adali- 
des, que  no  sólo  empuñaban  la  espada,  sino  que 
redactaban  crónicas,  relaciones  é  historias.  Tales 
nombres,  muchos  de  los  cuales  ya  figuran  en  los 
diccionarios  de  la  lengua,  pudieran  bien  llamarse 
hispanismos  de  América  (4.) 

Mas  como  cada  lugar  ó  provincia,  no  sólo  tenía 
diversos  usos  y  costumbres,    sino  también  dialec- 


(4) — Al  contemplar  Cristóbal  Colón  y  sus  compañeros  la  riqueza  de 
los  campos  tropicales,  las  costumbres  de  bus  pobladores,  y  las  escenas 
todafi  que  se  desenvolvían  á  su  vista,  comenzaron  á  bautizar  con  di- 
versos nombres  cuanto  contemplaban  extasiados.  Al  hombre  ameri- 
cano llamáronle  indio,  porque  ellos  buscaban  las  Indias.  A  muchas 
cosas  aplicaron  voces  marítimas,  como  que  ellos  eran  gente  de  mar; 
y  así  no  es  extraño  oír  por  acá  rancho,  ranchar,  ranchería,  cabuya, 
zafarrancho,  botar,  guindar,  largarse,  abarrotar,  trincar,  virar,  zafar, 
tumba*",  pasar  o-ujia,  chubasco,  cimarrón,  ciénega,  dengue,  damajua- 
na, batea,  rol,  brisa,  morro,  socucho,  ramalazo,  rasqueta.  Como  eran 
vascos  muchos  de  acjuellos  marinos,  abundan  nombres  vizcaínos 
entre  los  que  ellos  dejaron  ;  y  como  algunos  sabían  el  árabe,  que  ha- 
bían aprendido  en  las  guerras  de  Granada,  no  es  raro  que  de  esa  len- 
gua tomaran  muchas  palabras  para  nombrar  los  objetos  que  en  Amé- 
rica veían.  También  los  frailes  y  los  licenciados,  que  alternaban  con 
los  marinos  y  soldados,  dejaron  nombres  latinos,  y  tomaron  otros  de 
las  lenguas  de  los  aboríjenes,  como  aguacate,  cuache,  chocolate,  meca- 
te, petate,  saragate,  zacate,  soyate,  tecomate,  tomate^  achote,  apasote, 
ayote,  camote,  coyote,  tecolote,  chayóte,  elote,  jocote,  ocote,  zapote,  zopilo- 
te, olote,  chilmole,  atol,  totopoxte,  cacahuete,  cacao,  cutarra,  milpa,  chile, 
guacamol,  guacal,  jícaro,  nopal,  petaca,  zarape,  zenzonte,  tamal,  pulque, 
apaste,  cajete,  chichicaste,  y  otros  muchos  derivados  del  mexicano,  los 
cuales,  eu  su  mayor  parte  ya  figuran  en  el  Diccionario.  Del  quichua 
de  los  antiguos  peruanos,  tenemos  algunos,  v.  g.  cancha,  canche,  cón- 
dor, chacra,  china  (niñera),  chirimoya,  guanaco,  huaca,  jaguar,  mate, 
pampa,  puche,  cO.  Del  quiche  y  kackchiquel :  mazacuata,  chinchinto- 
rro,  huizache,  qüijiniquiles^matitlán,  Atitlán,  chipe,  chay,  chalchi- 
gUites,  tzuquinay,  Almolonga,  Cazaguastlán,  Comalapa,  Zacapa,  Que- 
zaltepeque,  ChimaUenango,  Guacalute,  Huehuetenango,  Ixtahuacán, 
Itzapa,  Jocotenango,  Quezaltenango,  Sacatepéquez ,  Suchitepéquez ,  Zum- 
pango,  Tzacualpa,  Xequijel,  Salamá,  tun,  huepil,  chichigua,  á.  &.  &. 


DKL    AUTOR  \) 

tos  y  lenguas  diversas,  que  se  conservaron  en  gran 
parte  después  de  la  conquista,  era  natural  que  el 
idioma  castellano  se  fuese  infiltrando  de  nuevas 
voces,  criollas  unas,  y  formadas  otras  de  las  mis- 
mas raíces  del  lenguaje  de  los  españoles,  quienes 
las  popularizaban  por  doquiera.  Esta  es  la  razón 
de  que  en  una  república  se  encuentren  provin- 
cialismos de  las  otras.  Entre  los  que  usamos  en 
Guatemala,  hay  muchos  completamente  originales 
y  peculiares  del  país;  pero  no  son  pocos  los  que 
también  se  emplean  en  México,  Cuba,  Colombia, 
el  Perú,  Chile  y  otras  naciones  del  Continente. 

La  falta  de  estudio,  la  carencia  de  centros  desti- 
nados á  conservar  la  pureza  del  lenguaje,  y  la  in- 
diferencia lastimosa  con  que,  durante  largos  años, 
se  viera  todo  lo  que  al  idioma  se  refiere,  han  sido 
parte  á  (jue  se  corrompa  de  tal  modo,  que  hay  mu- 
chas frases  y  voces  viciosas,  que  por  desgracia  em- 
plean.hasta  personas  cultas  y  educadas,  sin  contar 
con  los  innumerables  vulgarismos  que  á  cada  paso 
ofenden  el  buen  gusto. 

Y  no  se  crea  que  somos  los  únicos  que  nos  la- 
mentamos de  haber  desnaturalizado  el  idioma. 
^'  La  incorrección  con  que  en  Chile  se  habla  y  es- 
cribe la  lengua  española,  dice  uno  de  sus  mejores 
literatos,  es  un  mal  tan  generalmente  reconocido 
como  justamente  deplorado.  Dos  generaciones 
han  pasado  ya  por  las  aulas,  desde  que  los  señores 
D.  Andrés  Bello  y  D.  José  Joaquín  de  Mora  echa- 
ron en  nuestro  país  los  fundamentos  de  los  estu- 
dios gramaticales;  y  si  es  cierto  que,  sin  cerrar  los 
ojos  á  la  evidencia,  no  podrían  negarse  las  jorna- 
das que  hemos  hecho  por  el  buen  camino,  cierto 


10  PRÓLOGO 

es  también  por  desgracia,  que  aún  está  muy  lejos 
de  su  terminación  la  obra  iniciada  en  favor  del 
buen  decir  por  aquellos  ilustres  extranjeros.  Si 
en  lo  tocante  al  punto  en  que  nos  estamos  ocupan- 
do, la  República  de  Chile  no  es  ya  la  última  de 
las  naciones  en  que  se  habla  español,  aún  tiene 
delante  de  los  ojos  el  bochornoso  espectáculo  de 
otras  que  con  menos  elementos,  tranquilidad  y  ri- 
queza que  ella,  la  igualan  y  la  vencen.  No  hemos 
tenido  un  Baralt  como  Venezuela,  ni  un  Pardo 
como  el  Perú,  ni  un  Cuervo  como  Colombia;  y 
basta  abrir  los  periódicos  de  México,  de  Caracas, 
de  Bogotá  y  de  Lima,  para  persuadirse  de  que  por 
aquellos  mundos  se  tiene  mucho  más  respeto  á  las 
reglas  de  la  gramática  y  se  conocen  mucho  mejor 
que  entre  nosotros,  los  modismos  de  la  lengua,  y 
la  propia  y  castiza  significación  de  sus  vocablos.'^ 
Por  lo  que  á  Guatemala  concierne,  se  verá  en 
esta  obra  que  no  siempre  se  respeta  el  género  de 
los  nombres;  que  se  añaden  y  se  suprimen  letras 
á  muchas  palabras;  que  se  dan  terminaciones 
antojadizas  á  algunos  derivados;  que  se  forman 
verbos  de  muchos  sustantivos  castellanos  que  no 
los  admiten:  y  se  cambian  unos  verbos  por  otros; 
y  se  trastruecan  las  preposiciones;  y  se  prefieren 
las  palabras  vulgares  á  las  cultas;  y  hasta  se  mu- 
da la  significación  de  los  vocablos  en  varios  casos; 
sin  contar  con  los  muchos  arcaísmos  y  neologis- 
mos, que  se  emplean  constantemente,  y  algunas 
metátesis  que  deben  evitarse. 
.  Existe  también  cierta  propensión  á  desinencias 
caprichosas,  como  sucede  con  la  terminación  al^ 
que  se  aplica  á  los  nombres  de  los  árboles,  en  vez 


DEL    AUTOR  11 

de  aplicarse  á  la  plantación  ó  siembra  de  ellos:  na- 
ranjal, anonal,  mangal,  cipresal,  granadal,  duraz- 
nal,  /apotal,  aguacatal,  cocal,  guayabal,  deci- 
mos, por  naranjo,  añono,  mango,  ciprés,  granado, 
durazno,  zapote,  aguacate,  coco  ó  cocotero,  guaya- 
bo, &,y  &.,  tV*. 

Apuntaremos  además  aquella  tendencia  exage- 
rada al  uso  del  diminutivo:  tan  tito,  todito,  luegui- 
to, airecito,  ahorita,  alentadito,  sólito,  dicen  mu- 
chas gentes  melosas,  que  bien  merecieron  la  burla 
que,  por  sus  itos^  les  hizo  D.  Antonio  José  de  Irisa- 
rri,  y  cjue  prestaron  mérito  á  otro  compatriota 
nuestro,  D.  Francisco  Rivera  Maestre,  para  termi- 
nar su  '•  Epístola  á  Guatemala  "  mandándole  "  mu- 
chos adiós  ¿tos. 

U. 

No  faltarán  personas  que  tal  vez  miren  como 
un  trabajo  inútil,  sobre  ser  ingrato,  éste  de  pro- 
curar la  pureza  y  corrección  del  lenguaje,  señalan- 
do los  vicios  más  frecuentes  en  el  uso  diario  y 
coleccionando  las  voces  y  locuciones  provinciales 
más  someras  que  corren  entre  nosotros. 

Para  responder  á  los  que  así  desdeñan  el  estu- 
dio del  idioma,  como  asunto  baladí,  nos  será  lícito 
valemos  de  las  expresiones  del  sabio  Bello,  cuan- 
do dice  que,  si  tal  cosa  se  afirmara  en  Valladolid 
ó  en  Toledo,  todavía  se  pudiera  argüir  que  el  cau- 
dal de  voces  y  frases  que  andan  en  la  circulación 
general  no  es  más  que  una  pequeña  parte  de  las 
riquezas  de  la  lengua;  que  su  cultivo  la  uniforma 
entre  todos  los  pueblos  que  la  hablan,  y  hace  mu- 
cho  más    lentas  las  alteraciones   que  produce  el 


12  PRÓLOGO 

tiempo  en  esta  como  en  todas  las  cosas  humanas; 
que,  á  proporción  de  la  fijeza  y  uniformidad  que 
adquieren  las  lenguas,  se  disminuye  una  de  las 
trabas  más  incómodas  á  que  está  sujeto  el  comer- 
cio entre  los  diferentes  pueblos,  y  se  facilita  así 
mismo  el  comercio  entre  las  diferentes  edades, 
tan  interesante  para  la  cultura  de  la  razón,  y  pa^a 
los  goces  del  entendimiento  y  del  gusto;  que  todas 
las  naciones  altamente  civilizadas  han  cultivado 
con  un  esmero  particular  su  propio  idioma;  que 
en  Roma,  en  la  edad  de  César  y  Cicerón,  se  estu- 
dio el  latín;  que  entre  preciosas  reliquias  que  nos 
han  quedado  de  la  literatura  del  Lacio,  se  conser- 
va un  buen  número  de  obras  gramaticales  y  filo- 
lógicas; que  el  gran  César  no  tuvo  á  menos  com- 
poner algunas,  y  hallaba  en  este  estudio  una  dis- 
tracción á  los  afanes  de  la  guerra  y  los  tumultos 
de  las  facciones;  que  en  el  más  bello  siglo  de  la 
literatura  francesa,  el  elegante  y  juicioso  Rollin 
introdujo  el  cultivo  de  la  lengua  materna  en  la 
Universidad  de  París;  citaríamos  el  trillado  "  Hcec 
studia  adolescentiam  alunt  d*; "  y  en  fin,  nos  apo- 
yaríamos en  la  autoridad  de  cuanto  se  ha  escrito 
sobre  educación  literaria.  De  este  modo  pudiera 
responderse,  aún  en  los  países  donde  se  habla  el 
idioma  nacional  con  pureza,  á  los  que  condenan 
su  estudio  como  innecesario  ó  estéril.  ¿  Qué  di- 
remos, pues,  á  los  que  lo  miran  como  una  super- 
fiuidad  en  América  ? 

Al  ñn  logró  el  patriarca  de  lá  literatura  hipano- 
americana,  que  esto  escribía,  que  en  Chile  se  pres- 
tara toda  la  atención  necesaria  al  fomento  de  la 
lengua  nacional,  mandando  el  Gobierno  que  su 


DKL    AUTOR  13 

estudio  se  hiciese  durante  tres  años,  para  po- 
der optar  á  las  carreras  profesionales;  pero  tam- 
bién pensaba  aíjuel  consumado  ñlólogo  que  nada 
se  habría  conseguido  con  poner  en  manos  del  ni- 
ño una  gramática,  hacerle  aprender  de  memoria 
frases  que  no  entiende,  ni  puede  entender,  y  que 
absohitamente  no  le  sirven  para  distinguir  lo  bue- 
no de  lo  malo  en  el  lenguaje.  ;,  Qué  provecho  le 
resulta,  en  efecto,  de  tener  la  cabeza  poblada  de 
definiciones,  y  de  saber  analizar  una  frase  en  la 
pizarra,  diciendo  que  la  es  artículo,  tierra^  sustan- 
tivo, es  verbo,  y  extensa  adjetivo,  si  realmente  no 
sabe  distinguir  sino  á  tientas  y  á  bulto,  al  nombre 
del  verbo,  y  al  sustantivo  del  adjetivo;  y  si  al  sa- 
lir de  la  escuela  sigue  diciendo,  como  antes  de  ha- 
ber entrado  4  ella,  yo  titezOj  yo  forzó,  yo  vareo,  vos 
soSj  nosotros  ihanos,  nosotros  ventanos,  hubieron 
hombres,  trancémonos  en  el  pleito,  ct.,  ct  ? 

.  Importa,  á  no  dudarlo,  conocer  el  mecanismo  y 
genio  de  la  lengua;  pero  este  difícil  estudio  debe 
hacerlo  el  joven  que  abrace  las  j)rofesiones  litera- 
rias, 6  el  que  aspire  á  una  educación  muy  esme- 
rada: un  niño  no  puede  penetrar  en  las  abstrusas 
^  cuestiones  gramaticales,  sino  limitarse  a  aprender 
^  algunos  principios,  y  por  medio  de  ejercicios  prác- 
ticos, la  manera  de  hablar  correctamente,  para 
evitar  desde  temprano  los  adefesios  ele  que  está 
plagada  el  habla  del  vulgo. 

En  la  república  de  Colombia,  que  tan  adelan- 
tada se  halla  en  materias  literarias,  base  recono- 
cido cuanto  acabamos  de  insinuar;  y  he  allí  por 
qué  el  artículo  42  del  decreto  orgánico  de  la  ins- 
trucción pública    primaria   previene  ''  que  el  ade- 


14  V      ^  PRÓLOGO 

lanto  de  los  niños  no  tanto  se  gradúe  por  las  re- 
glas gramaticales  que  sepan  de  memoria,  cuanto 
por  la  corrección  y  propiedad  con  que  hablen  y 
escriban." 

A  ese  proposito  responde  la  preciosa  gramática 
de  la  lengua  castellana,  por  D.  Emiliano  Isaza,  y 
la  de  D.  César  C.  Guzmán,  quienes  han  observado 
que  la  análisis  profunda  del  lenguaje  es  incom- 
prensible para  inteligencias  no  avezadas  á  especu- 
laciones metafísicas;  pero  sin  olvidar  que,  como 
dice  el  literato  D.  J.  Manuel  Marroquín,  debe 
prepararse  á  los  niños  con  simples  rudimentos  de 
la  lengua  patria,  tanto  para  que  corrijan  los  vicios 
y  defectos  con  que  afea  el  lenguaje,  dando  pruebas 
de  mala  educación  todo  ignorante,  como  porque 
tampoco  es  dable  enseñar  los  idiomas  extranjeros 
á  los  que  no  posean  algunos  conocimientos  acerca 
del  propio. 

Mas  como  las  voces  y  locuciones  viciosas  que 
se  usan  en  Colombia,  no  son  siempre  las  mismas 
que  en  Guatemala  se  emplean,  podrán  los  maes- 
tros que  deseen  seguir  en  esta  parte  el  único  mé- 
todo provechoso  y  eficaz,  valerse  de  la  presente 
obra  que  les  ofrecemos,  para  proponer  á  sus 
alumnos,  con  las  frases  y  términos  que  nosotros 
apuntamos,  ejercicios  análogos  á  los  que  contie- 
nen aquellas  gramáticas. 

Al  formular  esta  indicación,  no  hacemos  otra 
cosa  que  conformarnos  con  el  sistema  moderno, 
empleado  por  Murray  en  sus  ejercicios  ingleses,  y 
por  Noel  y  Chapsal  en  los  que  escribieron  para  la 
enseñanza  de  la  lengua  francesa;  el  primero  de 
esos  libros  está  reconocido  como  texto  en  los   Es- 


DEL    AUTOR  ^^^     ..  15 

tados  Unidos  de  América,   y  el  segundo  en  las  es- 
cuelas de  Francia. 

A  los  mismos  maestros  de  escuela  puede  ser  de 
alguna  utilidad  el  registro  de  nuestro  libro,  ya  que 
la  pureza  de  dicción  y  el  lenguaje  atildado,  deben 
brillar  en  sus  explicaciones:  ^*  Los  niños  son  cria- 
ras de  imitación,  como  observa  Emerson,  y  tratan 
siempre  de  repetir  lo  que  oyen,  aunque  muchas 
veces  no  lo  entiendan.  Si,  pues,  el  profesor  es 
castizo  en  su  modo  de  hablar  ó  de  expresarse,  en 
los  discípulos  se  reflejará,  por  decirlo  así,  esta  cua- 
lidad, y  éstos  le  distinguirán  por  la  corrección  con 
que  hablen;  si,  al  contrario,  usa  de  un  lenguaje 
mazorral  v  vicioso,  á  ellos  se  harán  trascendenta- 
les  estos  defectos,  y  por  ellos  se  conocerá  la  igno- 
rancia del  que  los  enseña." 


III. 

Abogamos  por  la  pureza  del  lenguaje,  porque 
creemos,  valiéndonos  de  las  expresiones  de  un 
distinguido  venezolano,  que  si  diéramos  anchas  á 
esa  especie  de  culteranismo,  á  esos  caprichos  de 
extravagante  neologismo,  se  reproduciría  dentro 
de  poco  en  América  la  confusión  de  idiomas,  dia- 
lectos y  jerigonzas  del  babilónico  caos  de  la  Edad 
Media;  y  diez  pueblos  perderían  uno  de  sus  víncu- 
los más  poderosos  de  fraternidad,  uno  de  sus  más 
preciosos  instrumentos  de  correspondencia  y  co- 
mercio. 

Entre  las  prendas  que  revelan  cultura  y  distin- 
guen á  la  gente  bien  educada,  está  el  hablar  co- 
rrectamente su  lengua;  y  ya  que  la  nuestra  se  ha- 


16  PRÓLOGO 

lia  esparcida  en  los  dos  Continentes,  y  es  la 
misma  que  sirve  de  medio  de  comunicación  á  la 
heroica  España  y  á  las  jóvenes  repúblicas  latino- 
americanas, cuidemos  de  evitar  ese  alud  de  neo- 
logismos, que  bien  pudiera  al  fin  acarrear  un  te- 
nebroso período,  como  el  que  atravesó  la  lengua 
latina  cuando  fermentaban  en  Europa  los  dialec- 
tos nuevos. 

Hoy  no  tienen  razón  de  ser  los  antagonismos  y 
las  diatribas:  los  odiois  contra  España  ya  sólo  son 
buenos,  como  dice  el  eminente  humanista  D. 
Rufino  J.  Cuervo,  para  fiingidos  en  discursos  es- 
tudiantiles: la  Historia  tiene  ya  dado  su  fallo,  y 
en  su  tribunal  oprimidos  y  opresores  han  llevado 
su  merecido;  rotas  las  antÍ2;uas  ataduras,  unos  y 
otros  son  pueblos  hermanos.  En  el  templo  de  la 
gloria  se  ven  hoy  resplandecer  los  nombres  de  Ri- 
caurte,  Bolívar,  Sucre,  San  Martín  é  Hidalgo,  apa- 
reados con  los  de  Guzmán,  Padilla,  Palafox  y  Cas- 
taños, y  todos  proclaman  al  mundo  que  son  ingé- 
nitas la  sed  de  libertad  y  el  esfuerzo  para  conquis- 
tarla." 

En  las  evoluciones  de  los  pueblos,  lo  último  que 
se  pierde  es  la  lengua;  y  si  bien  es  natural  que 
vaya  asimilándose  nuevos  elementos,  como  se  asi- 
milan los  seres  vivientes  los  gérmenes  de  desarro- 
llo que  los  aiSiman  y  sustentan,  esto  tiene  que  ser 
sin  que  la  unidad  se  pierda  y  la  naturaleza  se  es- 
trague: en  la  renovación  está  la  vida;  pero  en  la 
renovación  ordenada,  que  producen  las  le^^es  de  la 
existencia  y  del  tiempo.  La  transformación  pro- 
gresiva que  obedece  al  genio  del  idioma,  dista  mu- 
cho de  ser  esa  anarquía  devastadora,  ese  furor  cié- 


DEL    AUTOR  17 

go,  que  mueve  cruda  guerra  á  todo  lo  que  va  san- 
cionado por  los  años,  con  preexistentes  derechos. 
Si  las  nuevas  formas  y  matices  del  pensamiento, 
en  su  vuelo  por  las  regiones  del  progreso,  exigen 
nuevos  giros  y  nuevas  voces,  no  seríamos  nosotros 
los  que,  sordos  al  clamor  de  la  ^poca  y  adoradores 
de  exagerado  purismo,  rechazáramos  incondicio- 
nalmente  todas  las  dicciones  nuevas,  hijas  muchas 
de  ellas  de  los  múltiples  elementos  regionales  del 
Nuevo  Mundo,  que  reflejaa  variado  y  rico  colori- 
do en  el  habla  castellana.  Es  indudable  que,  á  la 
par  que  se  pierden  muchas  voces  que  el  uso  rele- 
ga, reciben  otras  carta  de  naturaleza,  cuando  la 
necesidad  las  abona  y  ei  genio  del  idioma  las 
adopta;  porque  —  lo  repetimos  —  las  lenguas  vivas 
experimentan  pérdidas  y  reparaciones,  como  suce- 
de con  todos  los  organismos,  que  se  renuevan  in- 
cesantemente. Desde  el  punto  de  vista,  pues,  de 
la  esencia  variable  de  las  cosas,  el  arcaísmo  y  el 
neologismo  son  fenómenos  naturales;  pero  así  co- 
mo las  mudanzas  que  forman  la  vida,  se  sujetan 
á  las  leyes  armónicas  que  dependen  de  la  misma 
esencia  de  los  seres,  el  organismo  lingüístico  tiene 
que  someterse  en  su  desarrollo  á  los  preceptos  que 
impone  el  buen  uso,  fijado  por  el  recto  criterio  de 
doctas  corporaciones,  toda  vez  que,  (  como  dice  el 
Secretario  Perpetuo  de  la  Academia  Colombiana, 
el  distinguido  poeta  D.  Rafael  Pombo  )  los  ame- 
ricanos somos  ciudadanos  hábiles,  fraternalmente 
reconocidos  con  voz  y  voto,  en  la  gran  República 
deslindada  por  Cervantes,  Alarcón,  Bello  y  Ven- 
tura de  la  Vega. 


18  PROLOGO 

No  es,  por  lo  tanto,  vicioso  ni  espurio  todo  lo 
que  en  materia  de  lenguaje  pertenece  á  los  hispa- 
no-americanos,  como  lo  demuestra  el  último  dic- 
cionario de  la  Academia  Española,  que  acogió 
en  sus  columnas  la  mayor  parte  de  las  cédulas 
que  le  dirigieron  los  Centros  correspondientes  de 
'  Bogotá,  Caracas,  Santiago,  Lima  y  México,  confir- 
mando además  las  doctrinas,  en  muchos  artículos, 
de  las  clásicas  "  Apuntaciones  Críticas,"  del  pro- 
fundo filólogo  colombiano  D.  Rufino  J.  Cuervo. 

Bajo  el  influjo  de  tales  pensamientos,  escribi- 
mos este  libro,  que  contiene  una  lista,  si  no  com- 
pleta, numerosa  al  menos,  de  nuestros  provincia- 
lismos, con  sus  equivalentes  castizos,  cuando  los 
tienen,  y  con  ejemplos  unos  y  otros,  tomados  los 
primeros,  de  nuestros  escritores  nacionales,  y  los 
segundos,  de  los  clásicos  españoles.  También  fi- 
guran en  esta  colección  las  voces  que  se  pro- 
nuncian mal,  y  las  palabras  y  frases  que  ado- 
lecen de  vicios,  que  tanto  afean  nuestro  modo  de 
hablar,  y  que  notamos  en  locuciones  úsales. 

No  ha  entrado  en  nuestro  propósito,  ni  nos  hu- 
biera sido  dable,  coleccionar  todos  los  nombres  de 
plantas  y  animales  de  estas  comarcas,  cuyo  estu- 
dio corresponde  á  la  botánica  y  á  la  zoología;  pero 
no  hemos  podido  menos  que  dar  cabida  á  muchos 
de  aquellos  que,  por  decirlo  así,  figuran  en  primer 
término  en  el  animado  cuadro  de  nuestra  varia 
naturaleza. 

IV. 

Faltaríamos  á  un  deber,  no  sólo  de  cortesía  lite- 
raria, sino  además  de  justicia,  si  no  tributáramos 


DEL   AUTOR  19 

-el  homenaje  de  nuestro  reconocimiento  á  los  es- 
critores que  nos  han  suministrado  una  parte  del 
material  para  nuestra  labor. 

No  sólo  hemos  tenido  que  consultar  el  diccio- 
nario de  la  Real  Academia  Española,  que  contie- 
ne en  su  12*  edición,  notables  mejoras  en  caudal 
de  voces,  en  método,  en  redacción  y  en  forma  ti- 
pográfica, comprendiendo  por  vez  primera  las  eti- 
mologías, mal  que  pese  al  erudito  Miguel  de  Esca- 
lada, 6  sea  D.  Antonio  de  Valbuena  y  al  célebre 
Clarín,  ó  D.  Leopoldo  Alas;  sino  que  también  he- 
mos consultado  frecuentemente  el  diccionario  eti- 
mológico de  Monlau,  y  el  de  galicismos  de  Baralt, 
obra  cuyo  mérito  es  palmario,  aunque  calificada 
por  literatos  de  nota,  de  severa  con  exceso  y  á  ve- 
ces falta  de  lógica. 

Hemos  tenido  á  la  vista,  si  bien  muy  poco  ha 
debido  servirnos,  el  "  Diccionario  de  Americanis- 
mos de  Bartlett,"  en  el  cual  se  estudian  profunda- 
mente los  orígenes  de  los  neologismos  que  se  usan 
en  los  Estados  Unidos  de  América,  remontándose 
hasta  los  dialectos  de  Inglaterra. 

Desde  el  año  1836  se  dio  á  luz  por  primera  vez, 
el  ''  Diccionario  de  Provincialismos  de  Cuba,  por 
Piehardo,"  que  más  descuella  por  la  notable  eru- 
dición que  revela  en  la  historia  natural,  y  que  al- 
gunas veces  citamos  en  el  cuerpo  de  nuestra  obra. 

Las  "  Apuntaciones  Críticas  sobre  el  Lenguaje 
Bogotano,"  por  Rufino  José  Cuervo,  han  sido  de 
suma  utilidad  á  nuestro  propósito,  y  tenemos 
la  satisfacción  de  confesar  que,  en  ese  interesante 
libro  (del  cual  hemos  consultado  la  4^  edición, 
notablemente  aumentada,)  hallamos  mucho  y  rico 
material. 


20  PRÓLOGO 

El  *'  Diccionario  de  Chilenismos/'  por  Zoroba- 
bel  Rodríguez,  dado  á  la  estampa  en  Santiago,  el 
año  1875,  nos  ha  ayudado  en  alguna  parte. 

El  "Diccionario  de  Peruanismos"  que,  como 
ensayo  filológico,  publicó  en  Lima,  en  1883,  el  no- 
table escritor  D.  Pedro  Paz  Soldán  v  Unánue,  ba- 
jo  el  seudónimo  de  Juan  de  Arona,  nos  ha  sumi- 
nistrado todo  aquello  que  es  común  entre  los  pro- 
vincialismos peruanos  y  los  guatemaltecos. 

El  vocabulario  de  las  voces  provinciales  de  la 
América,  de  D.  Antonio  de  Alcedo,  contiene  mu- 
chas cosas  notables,  que  se  refieren  á  las  produc- 
ciones naturales  de  este  Continente;  pero  la  ma- 
yor parte  de  tales  voces  ha  recibido  ya,  como  era 
natural,  la  sanción  lexicográfica,  demandada  por 
la  necesidad  y  justificada  por  el  uso. 

La  ''  Historia  de  Guatemala,  ó  Recordación  Flo- 
rida, escrita  en  el  siglo  XVII,  por  el  capitán  D. 
Francisco  Antonio  de  Fuentes  y  Guzmán,"  con- 
tiene muchos  nombres  y  descripciones  de  hierbas, 
cortezas  y  raíces  medicinales,  propias  de  estas 
comarcas. 

La  "  Gramática  de  la  Lengua  Castellana,"  por 
D.  Andrés  Bello  —  ese  monumento  levantado  á  las 
letras  españolas  en  América  —  se  cita,  para  honra 
nuestra,  no  pocas  veces,  en  las  páginas  de  esta 
colección. 

Entre  las  *' Memorias  de  la  Sociedad  de  Lin- 
güística de  París,"  figura  un  curioso  folleto,  de  G. 
Maspero:  "  Sur  quelques  singularités  phonetiques 
de  r  esjpaguol  parlé  dans  la.  campagne  de  Buenos 
Aires  et  de  Montevideo^  Este  estudio  nos  ha  de- 
mostrado que  una  parte  de  nuestros  barbarismos 
no  es  desconocida  en  las  márgenes  del  Plata. 


DEL   AUTOR  21 

La  ''  Colección  de  Lingüística  y  Etnografía  Ame- 
ricanas," publicada  en  San  Francisco  de  Calfornia, 
por  A.  L.  Pinart,  es  otro  de  los  libros  que  hemos 
tenido  á  la  vista. 

**  Las  Cuestiones  Filológicas  de  D.  Antonio  Jo- 
sé de  Irisarri,"  son  estudios  eruditísimos,  de  im- 
portancia suma  en  varios  puntos  que,  con  la  his- 
toria, la  literatura,  los  orígenes  y  forma  del  len- 
guaje, se  rozan.  Hemos  tratado,  pues,  de  aprove- 
char, dada  la  ocasión,  las  magistrales  y  útiles 
enseñanzas  de  tan  distinguido  guatemalteco. 

La  **  Gramática  Práctica  de  la  Lengua  Castella- 
na,*' por  D.  Emiliano  Isaza,  es  por  todo  extremo 
recomendable,  y  algo  de  lo  que  figura  en  nuestras 
páginas  ha  sido  tomado  de  esa  obrita  colombiana. 

Los  /'Vocablos  indígenas  de  Venezuela,"  colec- 
cionados por  Aristides  Rojas,  y  el  ''  Arte  de  la 
Lengua  del  Reino  Cackchiquel  ó  Gvatemalico, 
con  un  paralelo  de  las  lenguas  Metropolitanas  de 
los  Reinos  Quiche,  Cackchiquel  y  Zutujil,  publi- 
cada el  año  de  1753,  por  el  P.  Fr.  Ildefonso  Joseph 
Flores,"  han  formado  parte  de  los  libros  de  con- 
sulta que  hemos  tenido  presentes. 

El  **  Vocabulario  Río  Platense  razonado,"  de  D. 
Daniel  Granada,  es  una  curiosa  colección,  que  he- 
mos hojeado  con  provecho. 

El  tratado  que  escribió  D.  César  C.  Guzmán, 
con  el  título  de  "  Composición  y  Gramática  Prác- 
tica," y  del  cual  ya  se  han  hecho  cuatro  ediciones, 
registra  algo  apropiado  al  linaje  de  nuestros  es- 
tudios. 

"  Los  Idiomas  de  la  América  Latina,"  por  So- 
bren,  y  ''La  Formación  de  la  Lengua  Española," 


22  PRÓLOGO 

por  Roque  Barcia,    son  obras  que  también  hemos- 
consultado. 

*' La  Guía  del  Lenguaje  Castellano"  de  Odoni 
Fonol,  publicada  en  1885,  se  cita  de  vez  en  cuan- 
do en  el  presente  volumen. 

La  antigua  y  curiosa  obra,  que  salió  por  prime- 
ra vez  á  luz  en  Madrid,  el  año  1737,  intitulada 
'*  Orígenes  de  la  Lengua  Española,"  recogidos  por 
D.  Gregorio  Mayans  y  Sisear,  es  de  sumo  interés 
para  conocer  á  fondo  nuestro  idioma.  Nos  ha- 
servido  muchas  veces,  cuando  hemos  tenido  que 
consultar  el  origen  de  voces,  locuciones  y  refranes. 

El  precioso  libro  da  D.  Juan  Ignacio  de  Armas, 
"  Orígenes  del  Lenguaje  Criollo,"  que  salió  á  luz 
el  año  1882,  nos  ha  dado  á  conocerlas  etimologías^ 
y  la  formación  y  uso  de  muchas  voces  americanas. 

"  Primera  Gramática  Española  Razonada,"  se 
llama  la  que  escribió  D.  Manuel  M.  Díaz  Rubio  y 
Carmeno,  en  dos  grandes  volúmenes,  y  que  hace- 
cuatro  años  se  dio  á  la  estampa.  Esta  gramática 
y  la  de  D.  Manuel  María  Guillen  de  la  Torre,  que 
vio  la  luz  pública  ec  1886,  han  formado  parte  de 
los  libros  de  doctrina  que  hemos  consultado. 

Nuestro  distinguido  amigo,  el  notable  zoólogo. 
D.  Juan  J.  Rodríguez,  nos  ha  favorecido  con  los 
nombres  técnicos  referentes  á  ciencias    naturales.. 
Grato  nos  es  consignar  aquí  el  testimonio  de  apre- 
cio que  le  debemos. 

Las  obras  literarias  de  D.   José  Milla,   una  de^ 
nuestras  glorias  patrias,   contienen   discripciones 
de  asuntos  del  país  y  copia  de  términos  provincia- 
les que  hemos  aprovechado,  exornando  con  ejem- 
plos nuestros  artículos. 


DEL    AUTOR 


23 


También  figuran  en  estas  páginas  algunos  ver- 
sos de  D.  José  Batres  Montúfar,  de  Rivera  Maes- 
tre, de  Go3^ena,  de  los  hermanos  Diéguez  y  de 
algunos  otros  bardos  guatemaltecos,  que  han  em- 
pleado á  las  veces  nuestros  provincialismos. 

Por. lo  demás,  hemos  tenido  que  ir  haciendo 
poco  á  poco,  la  lista  de  voces  y  frases  que,  sin  ser 
castizas,  andan  mezcladas  con  nuestro  idioma,  y 
que  dan  lugar  frecuentemente  á  confusiones  y  du- 
das, que  hacen  incurrir  en  errores  aun  á  personas 
educadas. 

Comprendemos  que  nuestro  ensayo  no  puede 
dar  por  resultado  una  obra  completa,  como  sería 
apetecible,  y  que  la  presentía  tiene  que  resentirse 
de  errores  y  vacíos. 

Este  libro  no  es  más  que  una  base  que  servirá 
de  punto  de  partida  á  aquellos  que,  con  profunda 
ilustración,  sobrado  tiempo  y  prolijo  examen, 
puedan  elaborar  una  obra  acabada,  en  este  linaje 
de  estudios,  que  tanto  han  menester  de  la  crítica, 
"  no  la  de  hidrópicos  encomios  ó  de  zumbas  de 
graciosos  de  esquina,  sino  aquella  franca,  honra- 
da, independiente  é  investigadora,  que  estudia, 
fecundiza  y  corrige  el  trabajo  ageno,  ilustrando  y 
estimulando  al  autor,  y  no  paralizándolo  con  la 
inflación  del  engreimiento  ó  moviéndolo  á  romper 
la  pluma  ante  la  soez  retribución  del  escarnio." 


La  Lengua  Castellana  en  la  América  Española. 


Los  osados  aventureros  que,  en  son  de  conquis- 
ta, dejaban  su  nativo  suelo,  buscando  lucro  y  ha- 
zañas al  venir  á  América,  traían  entre  sus  recuer- 
dos los  de  las  gloriosas  lides  contra  godos  y  árabes, 
y  en  su  rico  idioma  las  pomposas  galas  de  los  in- 
genios que,  en  el  siglo  XVI,  asombraron  al  orbe 
con  sus  letras  meritísimas.  La  espada  ibérica 
despedía  el  fulgor  de  la  expulsión  de  los  moros  y 
de  la  destrucción  de  los  bárbaros  ;  mientras  que  la 
lengua  de  Castilla  era  entendida  casi  por  toda 
Europa,  que  contemplaba  con  admiración  lag  in- 
mortales obras  de  insignes  proceres.  Había  lle- 
gado á  su  apogeo  la  gloria  hispana  en  el  antiguo 
Continente,  y  el  idioma  del  sabio  rey  D.  Alfonso  á 
su  mayor  auge,  cuando  se  realizaron  por  Colón  los 
sueños  de  Séneca,  al  descubrirse  el  Nuevo  Mundo. 
Traían  los  débiles  esquifes  del  inspirado  genovés, 
con  los  gérmenes  de  la  civilización,  que  pudo  pa- 
sar por  el  tamiz  de  las  preocupaciones  de  aque- 
llos tiempos,  el  rico  caudal  de  voces  de  una  sono- 
ra lengua  llena  de  esplendor  y  galanura,  destina- 
da á  resonar,  entre  los  vítores  del  combate,  al  pie 
de  los  Andes  y  en  las  risueñas  márgenes  de  los 
alegres  lagos  de  la  opulenta  ciudad  de  Moctezu- 
ma; sobre  la  nevada  cresta  de  las  cordilleras  plu- 
tónicas,  ó  en  las  verdes  y  serenas  praderas  de  las 


26  LA    LENGUA    CASTELLANA 

faldas  de  cien  volcanes  ;  en  el  rancho  del  cacique 
y  en  la  tienda  del  soldado ;  en  boca  de  Pizarro  y 
en  los  fementidos  labios  de  Felipillo,  el  indio  as- 
tuto que  condujo  al  suplicio  al  desventurado  Ata- 
hualpa;  en  las  agonías  acerbas  de  doña  Beatriz  de 
la  Cueva  y  en  los  éxtasis  de  amor  de  la  hermosa 
Xicotenca. 

El  idioma  castellano  era  digno  de  la  exuberan- 
te naturaleza  que  se  ostenta  en  América ;  estaba 
destinado  á  llevar,  con  heroico  acento,  al  Dios  de 
las  alturas,  la  férvida  bendición  del  primero  que 
plantó  en  el  Nuevo  Continente  e]  estandarte  de 
los  indomables  leones.  La  algarada  de  las  armas 
había  de  cesar ;  el  régimen  colonial  era  no  más 
que  pasajera  evolución  ;  empero,  el  idioma  de  la 
conquista  echaría  profundas  raíces  en  las  regiones 
descubiertas  ;  porque  el  signo  admirable  de  la  idea^ 
que  la  palabra  envuelve,  es  lo  último  que  pierden 
las  nacionalidades  destinadas  á  perecer,  y  lo  pri- 
mero que  se  incuba  cuando  la  simiente  del  progre- 
so se  esparce  por  pueblos  conquistados.  El  árbol 
secular  de  ancha  copa  y  rico  follaje,  riega  al  vien- 
to su  semilla  para  que  nunca  se  extinga,  mientras 
que  la  humilde  enredadera  necesita  piadoso  arri- 
mo y  prestada  savia,  á  fin  de  que  sus  hojas  tengan 
efímera  frescura  y  pálidos  matices  sus  delicadas 
flores.  Los  obeliscos,  arcos  y  pirámides  que  pu- 
dieron haber  dejado  los  bravos  castellanos,  ya  es- 
tarían reducidos  á  polvo  ;  pero  los  mares,  los  mon- 
tes, las  cordilleras,  los  ríos  y  poblaciones  que 
con  sus  nombres  bautizaron,  allí  están  para 
siempre. 


EN    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  27 

Había  que  luchar,  más  que  contra  las  indianas 
flechas,  con  la  salvaje  naturaleza  de  estas  comar- 
cas, que  ocultaba  doquiera  gérmenes  de  muerte 
entre  su  primitiv^a  grandeza.  Tras  las  moles  in- 
mensas de  granito  ¿qu<3  iba  á  encontrar  el  con- 
quistador? Después  de  caminar  hambriento  en 
forzadas  marchas,  fabricando  canoas  para  atrave- 
sar ríos  que  semejaban  mares  ¿quiC'n  sabía  lo  que 
adelante  estaba?  Colón  se  lanzó  á  lo  ignoto  del 
océano,  y  los  Pizarros,  Corteses,  Alvarados  y  Val- 
divias, se  arrojaban  á  menudo  á  lo  desconocido  de 
la  tierra. 

En  esas  bélicas  exploraciones,  })rt*rui(las  de  pe- 
ligros, iban  los  esforzados  castellanos  bautizando 
los  múltiples  objetos  que  á  su  vista  se  ofrecían. 
Al  ver  de  repente  un  temible  cuadrúpedo,  en  algo 
parecido  al  africano  tigre,  dábanle  por  analogía 
tal  denominación  ;  al  contemplar  con  espanto  una 
águila  colosal,  que  cerníase  soberbia  sobre  las 
crestas  de  los  Andes,  preguntaban  al  indígena  por 
el  nombre  de  ese  rey  de  las  nubes  ¡el  Cóndor  ! ;  al 
saborear  la  sabrosa  carne  del  agreste  pavo,  dejá- 
banle en  cada  región  nomenclatura  aborigen  ;  al 
ave  de  negras  plumas,  que  limpia  las  ciudades, 
apellidábanla  con  indianas  voces  ;  y  el  rojo  guaca- 
mayo, el  lijero  sánate,  y  tantas  más  déla  alada 
tribti,  (como  diría  el  poeta)  que  eran  desconocidos 
pai-a  los  españoles,  requerían  palabras  diversas. 
Sobre  los  nevados  páramos  peruanos  vivía  el  agres- 
te llama  ;  por  el  lado  sur  del  continente  dejábase 
ver  el  montes  coyote,  entre  la  verde  chuca;  y  por 
todo  México  y  la  América  Central,  el  mapache,  el 
micoleón,  el  perico  lijero,  la  taltuza,  la  cotuza,  el  te- 


28  LA    LENGUA    CASTELLANA 

pescuinte,  el  tacuazín  y  muchos  otros  de  originales 
nombres,  que  poco  á  poco  van  naturalizándose  en 
el  lenguaje  común,  dado  que  no  es  posible  desde- 
ñar elementos  que  se  asimilan  en  la  serie  de  los 
tiempos,  ni  es  bastante  el  humano  esfuerzo  para 
detener  la  corriente  invasora  de  neologismos,  que 
se  introducen  justificados  por  la  necesidad  de  de- 
nominar objetos  ó  seres  nuevos. 

Complacíanse  los  conquistadores  aquende  el 
océano,  al  contemplar  la  variada  fauna  americana ; 
pero  no  se  complacían  menos  al  percibir  la  rica 
flora  de  este  suelo.  Así  como  llamaban  con  orgu- 
llo "Nueva  España"  á  México,  y ''Nueva  Grana- 
da" á  Colombia,  así  me  figuro  también  que  aque- 
llos férreos  pechos  de  los  hispanos  soldados  palpi- 
tarían alguna  vez  al  decirle  rosa  á  la  flor  de  la  sil- 
vestre sarza  ;  pasionaria  á  la  flor  de  la  granadilla ; 
y  espíritu  santo,  á  la  original  orquídea  paname- 
ña. Algún  recuerdo  siquiera  fugaz  debieron  de 
evocar  las  flores  americanas  en  la  memoria  de  los 
esforzados  adalides,  que  con  caballerescas  tradi- 
ciones, subyugaron  al  Nuevo  Mundo,  i  Cuántos 
besarían,  como  Miguel  Ángel  besó  al  morir  el  re- 
trato de  su  amada,  alguna  de  esas  silvestres  flore- 
cillas  de  nuestros  campos,  al  expirar  en  ellos,  al 
rudo  golpe  de  la  suerte ! 

Razón  tenían  los  codiciosos  aventureros,  al  ad- 
mirar estupefactos  la  naturaleza  americana,  para 
decir  que  todo  aquello  sólo  podía  compararse  con 
el  primitivo  edén.  Con  ojos  de  sorpresa  miraban 
la  esbeltísima  ceiba,  de  espléndido  follaje,  que  se 
esconde  entre  las  nubes  y  parece  desafiar  las  tor- 
mentas torrenciales  ;  ni  debió  de  causarles  menos 


EN    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  29 

asombro  el  guayacán  resinoso,  de  odoríferas  ye- 
mas y  crispadas  ramas,  que  cual  gigante  del  bos- 
que se  exhibe  ufano  en  la  espesura  ;  el  volador  que 
crece  enhiesto  hacia  el  cielo,  semejando  aspiración 
etérea  ;  el  cocotero  de  agrestes  abanicos,  como  des- 
tinado á  refrescar  el  tropical  ambiente  ;  el  incom- 
bustible conacaste,  que  ofrece  su  corpulento  tronco 
para  improvisar  rústicas  embarcaciones  ;  y  tantos 
árboles  raros  y  medicinales,  como  encierran  nues- 
tras selvas.  Sólo  quien  haya  contemplado  esos 
enmarañados  bosques  en  que,  al  canto  del  censonte 
y  del  pito  real  y  úñense  los  rumores  de  los  insectos 
que  perennemente  zumban,  y  las  armonías  de 
una  naturaleza  exuberante  llena  de  matices  y  co- 
lores, podrá  comprender  la  honda  impresión  que 
recibieron  los  que  buscaban  tierra,  casi  perdidos 
en  el  anchuroso  mar,  cuando  con  fe  en  el  alma  y 
alegría  en  el  corazón,  se  arrodillaron  en  la  prime- 
ra isla  que  les  deparó  el  destino.  Desesperaban 
los  marineros  hispanos  de  volver  á  sus  lares  y  de 
hallar  salvamento  en  el  embravecido  piélago^ 
cuando  se  aclaró  el  horizonte,  dibujáronse,  revo- 
loteando blancas  nubes,  en  el  firmamento  azul  ; 
escucháronse  ecos  vagos  de  rumorosa  selva,  cual 
misteriosa  respiración  de  la  costa  próxima  ;  y  se 
les  presentó  el  panorama  más  imponente  que  nun- 
ca se  viera.  Sentiríanse  aquellas  gentes,  en  esos 
instantes  de  inefable  arrobamiento,  como  atraídas 
por  este  Nuevo  Mundo  de  grandezas  y  encantos  ; 
como  llamadas  á  su  rico  seno  ;  como  átomos  del 
planeta  que  deben  sumergirse  al  fin  en  el  todo  de 
lo  creado,  con  la  flor,  el  río,  el  ave,  la  planta  y 
cuanto  tiene  perecedera  existencia. 


30  LA    LENGUA    CASTELLANA 

Verían  más  tarde  los  iberos  audaces  otro  subli- 
me espectáculo.  Era  la  inmóvil  pampa,  en  donde 
todo  reposa  callado  é  inerte,  sin  varieda,d  ni  loza- 
nía. Las  vizcachas  gruñen,  los  gauchos  cantan  con 
melancólica  y  lúgubre  voz,  y  el  horizonte  se  ex- 
tiende ilimitado  hasta  confundirse  con  an  cielo 
que  parece  reflejar  el  verdor  de  aquella  extensísi- 
ma superficie,  de  más  de  trescientas  leguas.  Las 
resedas,  las  margaritas  y  anémonas  perecen  allí 
pálidas  de  nostalgia,  echando  menos  la  sombra  de 
las  selvas.  P]s  tan  grande  el  desierto,  como  tris- 
te, sin  brillo,  ni  matices.  ¡Qué  contraste,  el  bos- 
caje paradisiaco  y  la  argentina  pampa! 

Empero,  quién  había  de  presentir  que  la  raza  de 
aquellos  descubridores,  no  sólo  subyugara  á  las  nu- 
merosas tribus  americanas,  sino  que  después  déla 
gran  catástrofe  del  soberbio  imperio  de  México  y 
de  la  terrible  hecatombo  de  los  incas,  hubiera  de 
extender,  más  allá  de  la  conquista  y  del  gobierno 
de  los  vireyes,  la  advenediza  lengua  de  Castilla. 
Verdad  es  que  los  numerosos  idiomas  indígenas 
prestáronle  rico  contingente,  al  punto  que,  mien- 
tras viva,  guardará  restos  del  quiche,  del  mexica- 
no, del  quichua,  del  guaraní  y  de  todas  las  prin- 
cipales lenguas  que  aquí  se  hablaban  al  llegar  los 
capitanes  iberos;  porque  cuando  dos  civilizaciones 
chocan,  prevalece  la  que  más  fuerza  moral  encie- 
rra, bien  que  algo  queda  de  amalgama  y  compene- 
tración, como  sucedió  con  los  árabes  en  España, 
cuya  cultura  se  trasluce  entre  lo  ibero,  romano  y 
gótico  que  caracteriza  á  la  Península.  En  Amé- 
rica, acaso  desaparecerán  las  razas  autóctonas;  pe- 
ro muchas  de  las  palabras  de  sus  lenguas  irán  co- 


EX    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  31 

rriendo  en  el  tiempo,  como  corren  las  gotas  del 
manantial  que  caen  en  anchuroso  río,  hasta  per- 
derse en  el  mar.  La  chala^  el  choclo  argentinos  ; 
la  tusa  y  el  helóte  mexicanos  y  guatemaltecos,  vi- 
virán mientras  se  siembre  el  maiz,  ese  rico  grano, 
al  (|ue  Colón  llamaba  panizo ^  y  se  cultiven  las  mil- 
pas, que, 

"  Se  despliegan  al  sol  y  se  levantan 
Ya  doradas,  temblando,  las  espigas. 
Que  sobresalen  cual  penachos  jaldes 
De  un  escuadrón  en  las  revueltas  filas. 

Brvita  el  blondo  cabello  del  helóte, 
Que  muellemente  al  despuntar  se  inclina  ; 
El  manso  viento  con  sus  hebras  juega 
Y  los  rayos  del  sol  tuestan  y  rizan." 

Burlón  llamaremos  nosotros,    siquiera  impro- 
piamente, á  ese  microscópico  pajarillo, 

*'  Viva  esmeralda  tornasolada, 
Áureo  diamante  que  centellea." 

Ni  podrán  los  años  hacer  que  por  acá  se  deno- 
minen de  otra  suerte  las  flores  de  la  cruz,  que  el 
campo  esmaltan  ;  del  bellísimo  izote  los  sabrosos 
botones  ;  la'blanca/or¿pt¿7i(/m  ó  agreste  campánula^ 
el  corronchocho  amargo,  de  apretados  racimos  ;  la 
guayaba,  que  roba  la  turba  estudiantil ;  el  jocote 
que  ostenta  corona  de  escarlata;  y  todas  aquellas 
flores  del  alma,  que  son  flores  guatemaltecas,  y 
todas  esas  frutas  silvestres,  que  evocan  los  tiem- 
pos risueños  de  la  inocente  niñez.  Voces  regio- 
nales, que  están  en  la  condición  modesta  de  pro- 
vincialismos nuestros;  pero  que  para  nosotros  tie- 


32  LA   LENGUA    CASTELLANA 

nen  la  importancia  que  en  la  familia  se  atribuye 
á  las  reliquias  abolengas,  que  el  tiempo  ha  respe- 
tado, por  más  que  carezcan  de  intrínseco  valor. 

De  esas  palabras  que  andan  por  ahí  sin  tutela, 
como  pobres  huérfanas,  que  no  carecen  de  perso- 
nales dotes,  hay  muchas  americanas  que  deben  fi- 
gurar en  el  léxico  español ;  que  ya  ha  aceptado  al- 
gunas, porque  las  apadrina  el  uso  de  millares  de 
hombres  ;  otras  son  especiales  para  designar  cosas, 
costumbres,  juegos  ó  peculiaridades  de  país'^s  dis- 
tintos ;  mientras  que  no  faltan  pocas  circunscritas 
á  pueblos  ó  villas  de  una  misma  nacionalidad, 
vergonzantes  las  más,  que  en  ciertos  lugares  son 
de  uso  corriente,  para  significar  animales  ó  fru- 
tas, y  en  otros  designan  objetos  torpes  ó  inmun- 
dos. 

Es  curioso  y  útil  el  estudio  de  ese  lenguaje  pin- 
toresco á  las  veces,  que  va  mezclándose  con  el  es- 
pañol, ataviado  á  usanza  nacional,  en  cada  una 
de  estas  repúblicas  de  Hispano- América  ;  estudio 
que  han  hecho,  en  la  Argentina  Daniel  Granada  y 
Alejandro  Magariño  Cervantes,  en  Chile  Zoroba- 
bel  Rodríguez,  en  el  Perú  Paz  Soldán  y  Unánue, 
en  el  Ecuador  Pedro  Fermín  Geballos,  Santiago 
Michelena  en  Venezuela,  Rufino  J.  Cuervo  en  Co- 
lombia, y  la  Academia  correspondiente  de  la  es- 
pañola en  México. 

Cuando  decía  el  príncipe  de  los  ingenios  que 
las  Indias  eran  refugio  y  amparo  de  desocupados, 
y  añagaza  general  de  mujeres  libres,  no  presintió 
á  la  verdad  que  el  rico  idioma  de  Don  Quijote  y 
Sancho,  habría  de  hallar  con  el  tiempo,  inagotable 
venero  de  elementos  lexicográficos,  dignos  de  to- 


EN    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  33 

marse  en  cuenta,  desde  que  se  hallan  esparcidos 
entre  paíseses  diversos,  poblados  por  numerosa 
gente,  que  lejos  de  amenguar  el  habla  castellana, 
dale  más  valor,  riqueza  y  gallardía. 

II. 

Haciendo  detenido  estudio  de  las  obras  que  se 
han  escrito  en  la  América  Española,  sobre  el  len- 
guaje peculiar  de  estas  regiones,  nótase  sin  esfuer- 
zo que,  durante  el  largo  período  colonial,  acaecie- 
ron dos  fenómenos  que  contribuyen  á  enriquecer 
^1  habla  castellana.  De  un  lado,  conserváronse 
en  el  Nuevo  Mundo  millares  de  voces  y  giros  que 
en  la  península  son  ya  desconocidos,  como  arcai- 
cos ;  y  de  otro,  aumentóse  asombrosamente  el  vo- 
cabulario usual,  con  voces  autóctonas,  aplicadas  á 
objetos  y  usos  distintos  de  los  de  España  ;  voces 
que  son  americanismos  de  simpático  sonido  y  re- 
gular estructura,  dignos  de  figurar  en  el  dicciona- 
rio de  la  lengua,  ;.ni  qué  más  tiene  que  una  voz 
descienda  del  latín  ó  del  árabe,  ó  se  derive  del 
quichua  ó  el  cackchiquel,  si  se  emplea  por  una 
<^olectividad  respetable,  de  1í)s  veinticinco  millo- 
nes de  hombres  que  hablan  español  en  este  conti- 
nente? Nadie  ha  pretendido  jamás  que  sólo  el 
lenguaje  que  se  oye  al  borde  del  Manzanares,  ó 
las  palabras  que  se  escuchan  en  la  calle  de  Val- 
verde,  sean  las  que  registre  el  léxico  de  la  lengua; 
ni  nadie  anhela  contener  le  expansión  del  idioma, 
ni  mucho  menos  que  se  expresen  todos  como  en 
tiempo  de  León  y  de  Granada.  Lo  que  aconseja 
^1  sentido    recto  y  demanda  el  interés  de  cuantos 


34  LA    LENGUA    CASTELLANA 

usan  el  rico  idioma  de  esos  célebres  poetas,  es  que 
no  se  vuelva  un  caos  ó  torre  de  Babel  la  lengua 
hispana,  sino  que  se  enriquezca  y  desarrolle,  de 
modo  regular  y  ordenado,  habiendo  un  centro  que 
sirva  de  regulador,  en  cuanto  al  uso  correcto  y 
aceptable,  ya  que  ni  todo  lo  que  se  dice  por  el  vul- 
go puede  hacer  ley,  sin  sujetarse  á  examen,  ni 
menos  son  las  sabias  corporaciones  las  que  forman 
los  idiomas. 

Así  lo  ha  entendido  la  Real  Academia  Españo- 
la, y  prueba  de  ello  es  que  la  12^  edición  del  Dic- 
cionario registra  palabras  mexicanas,  platenses, 
peruanas,  etc.,  bien  que  en  materia  tan  poco  es- 
tudiada como  esta  de  los  americanismos,  haya  ex- 
tendido aquel  respetable  centro  alguna  vez  el  uso 
de  un  vocablo  más  allá  de  sus  límites  regionales, 
dejando  de  consignar  palabras  que  buen  derecho 
tenían  á  hallarse  al  lado  de  sus  hermanas.  Pero 
ni  esos  pocos  errores  y  omisiones  inevitables  en 
semejante  linaje  de  trabajos,  ni  el  haber  explica- 
do mal  la  significación  de  algunos  nombres,  argu- 
ye absolutamente  nada  que  amenguar  pudiera  el 
relevante  mérito  déla  ilustre  corporación,  sino  que 
más  bien  prueban  el  poco  cuidado  que  en  estas  re- 
públicas ha  habido  de  estudiar  el  lenguaje  y  for- 
mar vocabularios  especiales,  como  últimamente 
se  han  formado.  En  tales  libros  aparecen  vivas 
aún  muchas  dicciones  y  voces  que  nos  trajeron 
los  conquistadores,  y  que  hoy  no  entenderían  allá 
en  España  sino  los  literatos  dados  á  exhumar  la 
lengua  muerta;  y  se  explican  también  las  palabras 
y  giros  provinciales  que  en  cada  país  se  usan  co- 
rrientemente. 


EN    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  85 

Podría  asegurarse  que  en  donde  se  habla  y  pro- 
nuncia más  anticuadamente  el  castellano,  es  en 
la  América  Central,  acaso  porque  de  todas  las  ca- 
pitanías generales  fue  ésta  la  que  más  alejada  es- 
tuvo déla  Madre  Patria,  menos  tráfago  tenía  con 
la  Península,  y  más  escaso  movimiento  literario. 
El  antiguo  reino  de  Guatemala,  era  sin  duda,  des- 
pués de  México  y  el  Perú,  una  de  las  joyas  más 
preciadas  de  la  corona  de  Castilla  ;  pero  todo  su 
comercio  redujose  auno  que  otro  barco  menor  que 
venía  á  Sonsonate  anualmente  del  Perú,  con  car- 
gamentos de  vinos  de  Chile,  aceitunas,  al- 
mendras, pellones  y  unos  $200,000  en  moneda 
para  cgmpra  de  añiles  ;  mientras  que  de  la  Haba- 
na, Batabanó  y  Cuba  llegaban  á  Trujillo  de  ocho 
á  diez  goletas,  con  mezquinos  cargamentos  de 
aguardiente  y  otros  objetos,  que  servían  de  pre- 
texto para  hacer  contrabando,  y  llevarse  unos 
$80,000  en  plata  y  oro  de  Honduras.  Al  río  San 
Juan  arrivaban  tres  ó  cuatro  embarcaciones  con  re- 
gistros de  Cartagena,  Santa  Marta,  y  otros  puer- 
tos españoles,  trayendo  géneros,  comestibles,  y 
uno  que  otro  pillo  que  venía  bajo  partida  reserva- 
da (*).  La  literatura  colonial  de  México,  el  Perú, 
Chile,  Nueva  Granada,  Venezuela,  provincias  del 
Plata  y  Cuba,  ofrecía  menos  síntomas  de  anemia 
que  la  del  Reino  de  Guatemala,  en  donde  si  no 
faltaba  uno  que  .otro  sabio,  uno  que  otro  erudito, 
eran  contadas  estrellas  en  un  cielo  obscurísimo. 
Los  hombres  instruidos  eran  pocos,  y  escasos  los 
que  sabían  leer  y  escribir,  al  punto  que  no  venían 

(*)  Apuntamientos  sobre  la  Agricultura  y  Comercio  del  Reino  de 
Guatemala,  por  don  Antonio  Larrazábal,  1810. 


36  LA    LENGUA    CASTELLANA 

libros,  y  apenas  se  imprimían  vidas  de  santos  y 
reglamentos  para  cobros  de  diezmos.     Si  Pimen- 
tel,  Medina,  Vergara  y  otros  que  en  este  asunto  se 
han    ocupado,    lamentan   en    la  historia  literaria, 
durante  el  gobierno  español,  el  estancamiento  que 
prevalecía  en  sus  respectivos  países,  qué  podremos 
decir  nosotros,   que   no  conservamos  lo  que  ellos 
en  sus  fastos  literarios?     Verdad  es  que  algunos 
esfuerzos  se  hicieron  en  los  reinados  de  varios  mo- 
narcas, á  fin  de  mejorar  la  condición  de  estos  pue- 
blos ;    pero  lo  cierto  es  que  ni  la  distancia,  ni  los 
tiempos  eran  favorables  al    progreso.     La  Améri- 
ca, fue  descubierta,  para  sumergirla  después  en  el 
aislamiento  más  completo.     Explícase  así  ese  fe- 
nómeno raro  por  demás,  de  que  nosotros  hable- 
mos,  después   de  tres  siglos,  como  hablaban  los 
primeros  españoles  que  aquí  vinieron  ;  y  que  pro- 
nunciaban la  z  y  la  c  en  medio  de  vocales,  confun- 
diendo su  sonido  con  la  5  ;  ni  daban  a  la  //  la  pro- 
nunciación fuerte  que  después  tuvo;  y  decían  mira^ 
anda,  teñe,  suprimiendo  la  d  final  de  tales  termi- 
naciones ;  y  empleaban  yo  vide,  él  vido  ;  y  corrom- 
pían el  vos  sois,  vos   queréis,  vos  amáis:  diciendo 
vos  sos,  vos  querés,  vos  amas,  etc. ;  levántate,  acostate, 
calíate,  por  levántate,  acuéstate,  cállate  ;  y  más  que 
todo,  tenían  un  gran  caudal  de  voces,  que  fueron 
de  buena  ley  en  el  siglo  de  oro  de  la  literatura 
castellana,  olvidadas  más  tarde  en  el  lugar   de  su 
nacimiento,  mientras  que  entre  nosotros  viven  to- 
davía.    La  América   española,    ha   conseirvado  la 
herencia  de  muchos  giros  y  voces  que  en  España 
pasarían  por  arcaísmos,  y  suelen  dar  álos  escritos 
de  nuestros  literatos  cierto  sabor  antiguo,  cierto 


EN    LA    AMÉRK^A    ESPAÑOLA  37 

sello  característico,  que  al  punto  distingue  el  pe- 
ninsular que  nunca  ha3^a  visitado  nuestras  pla- 
yas. 

Los  mismos  conquistadores  fueron  los  prime- 
ros que  en  sus  largas  y  peligrosas  espediciones, 
iban  exparciendo  ciertas  voces  que,  si  fuera  lícito, 
diríamos  que  emigraban  con  ellos  de  un  lugar  á 
otro  distante.  Bajaban  los  vocablos  de  la  parte 
setentrional  de  México,  por  Yucatán  y  Centro 
América  hasta  Panamá,  de  tal  modo  que  si  com- 
paramos los  mexicanismos  con  nuestros  chapinis- 
mos,  y  con  los  provincialismos  de  Colombia,  hay 
marcada  analogía,  conservándose  inalterables  mu- 
chísimos nombres  indígenas,  en  todo  el  gran  ist- 
mo que  se  extiende  desde  Río  Grande  á  Cartage- 
na. Muchos  modismos  mexicanos  llegaron  hasta 
el  sur  del  reino  de  la  Nueva  Granada  y  el  Perú, 
''donde  prevalece  el  quichua,  y  existió  aquel  fa- 
moso imperio  de  los  incas,  no  menos  importante 
en  la  historia  que  el  azteca,  cuya  civilización, 
idioma  y  costumbres  se  extendían  también  muy 
lejos,  dominando  quizás  cuanto  estaba  al  frente, 
al  norte  y  al  sur,  no  parando  hasta  tropezar  con 
la  familia  guaraní  hacia  el  levante,  la  caribe  al 
septentrión,  y  la  azteca  en  las  fronteras  más  occi- 
dentales del  istmo."  (a) 

En  la  parte  del  continente  que  la  colonia  debió 
a  los  esfuerzos  del  afortunado  Solís,  predomina- 
ban el  quichua,  el  araucano  y  el  guaraní,  de  los 
cuales  extendiéronse  por  los  Andes  los  dos  prime- 
ros, y  el  último,  por  la  tierra  de  los  araucanos. 
En  esos  países  consérvanse  muchos  vestigios  en  el 
lenguaje  común,   de    aquellos  famosos   idiomas. 


38  LA    LENGUA    CASTELLANA 

^'Mas  el  concurso  lexicográfico  que  ofrecen  los  pue- 
blos de  la  cuenca  del  Plata  y  sus  afluentes,  ó  sean 
argentinos,  orientales  y  paraguayos,  dice  don  Da- 
niel Granada,  no  está  circunscrita  á  esas  voces 
originarias,  sino  que  también  comprende  otras 
que  traen  su  origen  de  fuentes  más  lejanas,  como 
el  antiguo  Anáhuac  y  las  Antillas,  ó  que  en  bar- 
cos negreros  han  pasado  á  América  de  las  costas 
occidentales  del  África." 

Si  se  compara  el ''Vocabulario  Rioplatense"  con 
la  colección  de  nuestros  provincialismos,  se  encon- 
trará diferencia  muy  marcada,  que  viene  á  esta- 
blecer entre  ambos  modos  de  hablar  la  distancia 
que  hay  entre  dialectos  diversos;  pero  ello  es  lo 
cierto  que,  si  tomamos  todo  el  caudal  de  voces 
que  sin  ser  peculiares  de  cada  región,  sino  comu- 
nes á  América,  han  enriquecido  el  castellano,  ha- 
llaremos que  tenía  razón  al  decir,  á  mediados  de 
la  última  centuria,  el  erudito  benedictino  Fr.  Mar- 
tín Sarmiento,  que  los  vocablos  procedentes  de 
las  Indias  Orientales  y  Occidentales  componían 
más  de  una  décima  parte  de  la  lengua  de  Casti- 
lla. 

Recibió  la  América  hispana  el  espléndido  pre- 
sente del  habla  de  Manrique  y  Garcilaso ;  pero 
también  los  imperios  de  Moctezuma  y  Atahualpa, 
el  opulento  reino  del  Quiche,  el  indómito  Arauco, 
las  floridas  Antillas,  las  populosas  tribus  del  Pa- 
raná, han  rendido  tributo,  con  sus  indianos  voca- 
blos, al  idioma  que  Carlos  V  creía  propio  para  ha- 
blar á  los  dioses.  Háse  comprobado  que  el  Nue- 
vo Mundo  es  la  parte  del  planeta,  en  donde  más 
lenguas  y  dialectos  se  hablan.     En  un  radio  redu- 


EN    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  39 

cido,  en  las  margenas  del  mismo  río  ó  en  las  fal- 
das del  mismo  volcán,  hállanse  todavía  tribus  que 
no  se  entienden  las  unas  á  las  otras.  Los  primi- 
tivos idiomas  indígenas  abundan  en  voces  que  por 
8Í  solas  expresan  una  frase. 

El  guaraní  se  compone  de  monosílabos,  que  com- 
binados revelan  diversas  ideas.  El  quichua  fué 
lengua  oficial,  que  los  incas  procuraron  generali- 
zar, por  medio  de  maestros  y  escuelas,  y  que  vive 
todavía,  al  pie  de  las  colosales  murallas,  antes  cu- 
biertas de  oro,  que  aún  se  alzan  en  el  Cuzco,  co- 
mo lúgubre  recuerdo  del  legendario  Tu  pac  Ama- 
rú.  El  aymará  es  c(»nciso,  abunda  en  armonía 
imitativa,  es  aglutinante,  puede  contener  en  una 
sola  voz  muchos  conceptos  y  se  conserva  aún  en 
pueblos,  cerros  y  lugares,  desde  Puno  hasta  Chi- 
chas y  Atacama.  En  el  antiguo  reino  de  Guate- 
mala se  hablaban  más  de  veinte  lenguas,  si  he- 
mos de  dar  crédito  al  oidor  García  del  Palacio, 
que  enumera  las  siguientes:  mexicana,  vebetlate- 
ca,  tloque,  zozil,  zendalquelén,  mamey,  achí,  cua- 
hutemalteca  (cakchiquel),  chienanteca,  hutatleca 
(quiche),  chirichota,  populuca,  pipil,  poconchí, 
caechieolchí,  chontal,  tlacacesvastleca,  apay,  po- 
tón,  taulepanlúa,  mangue,  ulba,  maribio,  &.  El 
^'Cuadro  de  idiomas  indígenas  de  México"  del 
erudito  Pimentel,  da  idea  de  las  numerosas  len- 
guas y  dialectos  de  aquel  riquísimo  imperio.  En 
resolución,  la  lingüística  americana  ofrece  á  los 
sabios  un  inmenso  arsenal,  el  más  antiguo  quizás 
que  en  la  tierra  se  presenta,  para  penetrar  en  el 
obscuro  laberinto  del  origen  de  la  palabra  huma- 
na.    Muchos  de   esos  idiomas  autóctonos,  aún  se 


40  LA    LENGUA    CASTELLANA 

hablan  por  los  indios,  con  alguna  mezcla  de  espa- 
ñol adulterado,  ya  que  así  como  el  castellano  co- 
rre, por  estas  tierras,  en  contubernio  con  voces, 
aborígenes,  también  liase  infiltrado  en  el  cauce  de 
los  idiomas  indios:  el  lenguaje,  como  todas  las  co- 
sas, lleva  en  sí  el  germen  de  su  desorganización  y 
el  de  su  renacimiento. 

III. 

Así  como  las  plantas  que  se  llevan  á  lejanos  cli- 
mas, sufren  alteraciones  diversas,  sucede  con  las 
lenguas  que  se  introducen  á  extraña  tierra,  que  se 
ven  al  cabo  de  los  tiempos,  con  variados  giros  y 
distintas  voces,  necesarias  las  más  para  significar 
nuevos  objetos  y  faces  de  la  vida  social;  por  lo  que 
no  es  extraño  que  el  habla  de  Castilla,  al  exten- 
derse en  América,  experimentase  el  desenvolvi- 
miento ocasionado  por  tales  y  tan  poderosos  mo- 
tivos; ni  es  singular  que  fueran  viviendo  en  las, 
colonias,  en  medio  ¿e  la  calma  y  de  la  inercia  que 
prevalecía  antaño,  otros  muchos  modismos  y  vo-- 
cablos  que  por  muertos  se  tienen  en  la  m,adre  pa- 
tria, bien  así  como  acaece  con  el  hijo  que  vaga, 
errante  en  remoto  suelo,  sin  curarse  ya  sus  ascen-- 
dientes  de  si  vive  ó  ha  desaparecido  para,  siemr- 
pre. 

Después  del  aislamiento  en  que  se  hallaron  los. 
países  hispano-americanos,  era  consiguiente  espe- 
rar que  hasta  entre  ellos  mismos  hubiese  mudan- 
zas en  la  lengua,  que  no  había  de  permanecer  in- 
cólume desde  los  rocallosos  ventisqueros  de  Chile- 
hasta  los  floridos  valles  de  México.  En  un  mun- 
do joven,    turbulento,    soñador  y   arrogante,  que- 


EN    LA    AMÉKU'A    ESPAÑOLA  41 

sentía  aspiraciones  á  ideales  generosos,  rebosando 
de  vida  y  de  entusiasmo,  hubo  de  sufrir  hondo 
trastorno  la  manera  de  ser  política,  al  sonar  la  ho- 
ra de  la  emancipación  y  aparecer  en  el  cielo  de  la 
patria  el  sol  esplendoroso  de  los  pueblos  libres. 
Rompiéronse  violentamente  los  .lazos  que  liga- 
ron durante  tres  siglos,  á  estos  países  con  la  me- 
trópoli española,  sin  que  quedara,  en  medio  délos 
acerbos  odios  de  la  lucha,  más  vínculo  que  el 
idioma,  que  muchos  se  empeñaron  en  convertir 
en  dialectos,  sin  parar  mientes  en  las  ventajas  que 
ofrece  á  cuantos  hablamos  castellano,  tener  un 
medio  común  de  inteligencia  y  un  elemento  pre- 
cioso de  comercio  intelectual  y  material.  La  ten- 
dencia á  crearse  peculiar  lenguaje,  estropeando  las 
leyes  de  la  sintaxis,  sustantivando  y  adjetivando 
verbos,  formando  voces  viciosas,  aceptando  vulga- 
rismos extravagantes,  y  pronunciando  a  troche 
moche  los  vocablos,  no  pasó  de  ser  en  la  América 
española,  más  que  lógica  consecuencia  del  odio 
que  se  tuvo  en  un  tiempo  á  cuanto  provenía  de 
España.  Cuando  Heredia  y  Olmedo,  en  viriles 
estrofas,  renegaban  de  la  península  ibérica,  era 
natural  que  se  tuviera  por  el  vulgo  en  poco  la  pu- 
reza de  la  rica  lengua  que  con  tanta  sonoridad  y 
maestría  manejaban  esos  bardos  heroicos,  bien  que 
abogaron  siempre  por  la  conservación  del  habla 
que  Felipe  V  se  empeñó  en  fijar,  dándole  esplen- 
dor y  gloria.  Ni  Bello,  ni  Irisarri,  ni  D.  José 
Joaquín  de  Mora,  con  todo  y  ser  muy  celosos  defen- 
sores de  la  independencia,  jamás  creyeron  que  al 
cambiar  de  instituciones,  debiéramos  haber  cam- 
biado de  manera  de   hablar ;  ni  que  tengan  nada 


42  LA    LENGUA    CASTELLANA 

que  ver  las  leyes  de  la  gramática  con  las  trans- 
formaciones políticas,  ni  que  fuera  lícito,  ni  con- 
veniente, estropear  á  título  de  regeneración  y  re- 
publicanismo, el  hermoso  y  rico  idioma  que  en 
suerte  nos  cupo  tener  á  tantos  millones  de  hom- 
bres. No  es  preciso,  para  vigorizar  la  emancipa- 
ción, romper  lanzas  con  la  literatura  española, 
tan  fecunda,  esplenderosa  y  rica ;  ya  que  el  canto 
á  JunÍD  y  la  apoteosis  al  héroe  de  Pinchincha, 
habrían  perdido  mucho  de  su  viril  energía  y  mar- 
cial ardor,  si  en  otra  lengua  se  escriben  ;  ni  para 
amar,  como  amamos,  la  independencia  nacional, 
hubo  necesidad  de  maldecir  á  España.  '^Todos  los 
latino-americanos  estamos  unidos,  al  decir  del 
eminente  político  y  escritor  Riva  Palacio,  por  un 
vínculo  que  es  una  virtud  nueva  en  el  mundo,  y 
de  la  que  no  ha  dado  hasta  hoy  ejemplo  la  histo- 
cia:  el  patriotismo  continental.  Nadie  lo  inven- 
tó, nadie  nos  lo  enseñó,  ni  de  parte  alguna  lo  hemos 
copiado.  Sin  previo  acuerdo,  sin  propaganda,  sin 
que  los  periódicos  se  ocupen  en  eso,  el  patriotismo 
continental  existe  en  la  América:  es  cada  día  más 
vigoroso,  y  acabará  por  hacernos  muy  fuertes." 
Pues  bien,  ese  noble  patriotismo  está  interesado 
en  que  todos  nos  entendamos  en  el  mismo  idioma, 
desde  el  país  de  los  araucanos  hasta  las  doradas 
márgenes  del  río  Bravo,  en  la  heroica  patria  de 
Juárez;  desde  los  declives  andinos,  que  baña  el  mar 
de  Balboa,  hasta  las  ricas  orillas  de  la  isla  famosa 
que  lame  con  sus  soberbias  olas  el  anchuroso 
Atlántico.  ¡  Qué  por  siempre  se  comprendan 
en  estas  vastas  regiones,  de  un  extremo  al  otro  de 
la  América  latina,  las  inspiradas,  sublimes  notas 


EN    LA    AMÉRICA    ESPAÑOLA  43 

de  Olegario  Andrade  ;  las  dulces  cantigas  de  Mila- 
nés  ;  las  tiernas  y  pintorescas  rimas  de  Juan  Dié- 
guez  ;  y  los  suspiros  de  amor,  que  exhalaron  las 
celestiales  arpas  de  Acuña  el  desventurado,  y  de 
Flores  el  triste  peregrino,  de  alma  dolorida  é  ima- 
ginación de  fuego! 

Después  de  la  conquista  española,  dejó  la  catás- 
trofe indiana  restos  esparcidos  de  sus  dialectos  en 
el  habla  común  ;  mientras  que  con  posterioridad 
al  nacimiento  de  las  nacionalidades  hispano-ame- 
ricanas,  había  de  vivir  por  algún  tiempo  el  conato 
de  rebeldía  hasta  contra  la  lengua  castellana.  Si 
nos  ñguramos,  dice  un  moderno  filólogo,  el  aspec- 
to de  nuestro  idioma  en  la  América  española,  nos 
parecerá  ver  el  vasto  lecho  de  un  océano  exhaus- 
to. Allí  hay  de  todos  los  naufragios ;  riquezas 
<;ompletas,  riquezas  truncas ;  serie  de  despojos 
hermosos  y  por  acaso  bien  ordenados  ;  montones 
de  restos  informes,  heterogéneos,  revueltos  ;  lo  ar- 
caico al  lado  de  lo  flamante ;  resultado  todo  de  los 
dos  grandes  naufragios,  el  de  la  civilización  indí- 
gena que  desapareció  hace  tres  siglos  con  la  con- 
quista, y  el  de  la  española  que  se  perdió  al  comen- 
zar el  presente,  en  la  emancipación.  Esos  mis- 
mos gérmenes  de  anarquía,  productos  de  causas 
tan  poderosas  como  las  apuntadas,  nos  obligan  á 
empeñarnos  más  cada  vez  en  que,  sin  rechazar 
los  americanismos  que  pueden  ser  parte  á  enri- 
quecer el  idioma,  no  reine  la  confusión,  ni  pre- 
valezca el  desorden,  sino  que  la  unidad  del  habla 
sea  un  motivo  más  que  fortifique  ese  sentimiento 
de  amor  entre  la  raza  latina  del  continente,  que 
si  no  ha  podido  hasta  hoy  realizar  el  gran    pensa- 


44  LA    LENGUA    CASTELLANA 

miento  de  Bolívar,  de  ligarse  en  beneficio  común, 
está  llamado  en  América  á  conservar  histórica- 
mente los  timbres  que  le  dieran  gloria  durante 
dieziocho  siglos,  en  los  cuales  casi  ella  sola  ha  pro- 
ducido la  civilización  actual,  desde  la  unidad  del 
imperio  romano,  hasta  pregonar,  al  través  de  lo& 
tiempos,  y  en  medio  del  estallido  déla  revolución, 
los  derechos  del  hombre.  Si  la  raza  latina  tiene 
en  su  cerebro  el  elemento  creador,  en  su  imagina- 
ción ja  chispa  del  arte  y  en  su  sangre  los  arran- 
ques  de  la  pasión  ;  que  no  pierda  la  unidad  de  len- 
gua, en  ese  grupo  de  nacionalidades  que  de  Chile 
á  México  se  contemplan,  como  esperando  el  mo- 
mento de  ser  ellas  las  que  reciban  los  gérmenes 
de  nueva  vida  para  la  humanidad,  y  nuevos  ho- 
rizontes para  los  pueblos  fatigados  de  la  Europa. 
El  americano  español,  tiene  las  glorias  de  Espa- 
ña, que  son  sus  glorias  ;  tiene  la  solidaridad  de 
intereses  de  una  raza  que,  como  tanto  se  ha  di- 
cho, llena  el  pasado  con  sus  proezas;  tiene  en  lo  fu- 
turo el  campo  de  las  conquistas  pacíficas,  por  las 
ciencias  y  las  artes  ;  y  tiene  en  fin,  la  lengua  má& 
sonora,  majestuosa  y  rica  que  se  habla  entre  lo& 
hombres. 

Extinguidas  las  prevenciones,  que  si  en  mo- 
mentos de  lucha,  pudieron  tener  razón  de  ser,  hoy 
son  del  todo  ajenas  á  pueblos  que  abrigan  idénti- 
cos propósitos,  no  cuadra  ya  la  manía  de  hablar 
mal,  adulterando  la  española  lengua  ;  sino  que 
cumple  á  todo  el  que  estime  la  solidaridad  de  raza 
y  armonía  de  miras,  tejer  con  cariñoso  empeña 
los  lazos  de  afecto  y  estimación  que  unir  deben  a 
América  con  España.     Si  los  piratas  aleves  per- 


EX    I. A    AMÉRICA    ESPAÑOLA  45 

seguían  en  otro  tiempo  á  los  galeones  que  lleva- 
ban el  oro  del  Nuevo  Mundo  ;  que  no  se  ostenten 
hoy,  despojando  de  sus  preciados  quilates  á  nues- 
tro bello  idioma,  esos  otros  devastadores  de  mala 
ley,  que  invaden  el  campo  literario  para  cubrirlo 
de  abrojos,  sembrando  la  cizaña  en  donde  deben 
lucir  por  siempre  purísimas  rosas  y  perfumadas 
violetas. 

A.  Batres  J. 


TRANSFORMACIONES 

DE    LA 

ORTOGRAFÍA   ESPAÑOLA 


Se  forma  la  cabeza  por  las  lenguas,  y  los  pensa- 
mientos se  tiñen  del  color  de  los  idiomas,  decía 
Juan  Jacobo  Rousseau,  con  lo  cual  daba  á  enten- 
der toda  la  importancia  que  ha  de  atribuirse  á  los 
estudios  filológicos  y  gramaticales. 

El  cultivo  de  nuestra  lengua  patria  reviste  aun 
más  interés,  si  se  la  estima  como  medio  de  que 
nos  valemos  diariamente,  para  expresar  nuestras 
ideas.  El  idioma  español,  en  efecto,  más  que  otro 
alguno,  debe  empeñar  nuestra  atención,  tanto  por 
haberlo  heredado  de  nuestros  padres,  como  por 
ser  el  más  sonoro,  el  más  elegante,  y  uno  de  los 
que  menos  anomalías  presentan  en  su  pronuncia- 
ción y  escritura.  kSí  no  tiene  la  suavidad  del  ita- 
liano, la  gentileza  del  francés,  la  concisión  del  in- 
glés y  la  filosófica  profundidad  del  alemán,  osten- 
ta en  cambio  armónico  ritmo  y  exuberancia  de 
viriles,  sonoras  dicciones,  que  harto  justifican  la 
preferencia  que  Carlos  V  le  diera  para  hablar 
con  los  dioses. 

Nacida  como  todas  las    lenguas   romances,    fué- 
la  española,  en  un  principio,    amalgama  informe 
de  adulterado  latín  con  voces  celtas,  que  por   vez 
primera    exhibió    la   traducción    de  los  fueros  de 
Aviles,  en  los  comienzos  del  siglo    XII,   y   la   del 


48  TRANSFORMACIONES    DE    LA 

fuero  de  los  godos  ordenada  por  San  Fernando 
después  de  ganar  á  Córdoba.  Viene  luego  el  in- 
teresante poema  del  Cid,  que  si  carece  de  riqueza 
y  gracia,  es  el  principal  monumento  del  habla  de 
ese  siglo,  hasta  que  aparece  en  el  siguiente  la  fa- 
mosa obra  del  rey  Alfonso,  en  la  cual  se  fija,  y  se 
^leva  á  un  alto  grado  de  esplendor  el  romance 
vulgar,  como  entonces  le  llamaban.  En  la  me- 
morable corte  de  don  Juan  II,  convirtióse  en  idio- 
ma de  las  musas  y  de  los  galanteos;  y  en  los  feli- 
<;es  tiempos  de  Fr.  Luis  de  Granada  y  de  Santa 
Teresa  de  Jesús,  llegó  á  ser  la  lengua  de  Castilla 
lo  que  el  griego  de  la  apasionada  Safo,  en  el  país 
de  los  helenos,  y  el  latín  del  sublime  Virgilio  en 
la  soberbia  Roma.  Mencionar,  por  último,  al 
príncipe  de  los  ingenios,  á  Miguel  de  Cervan- 
tes, equivale  a  decir  que  hemos  recorrido  toda  la 
progresiva  escala,  desde  el  primer  peldaño  de  la 
lengua,  hasta  la  cúspide  de  su  armonía,  grandio- 
fíidad  y  elegancia. 

Pero  no  varaos  á  estudiar  ese  prodigioso  desa- 
rrollo, sino  á  describir  á  grandes  rasgos,  algunas 
de  las  transformaciones  que  ha  venido  experimen- 
tando, al  través  de  los  tiempos,  la  ortografía  es- 
pañola. 

En  la  Gesta  de  mió  Cid,  poema  de  autor  desco- 
nocido, que  canta  las  hazañas  del  legendario  cam- 
peador, encuéntrase  diversidad  de  escritura,  en 
las  diversas  ediciones,  como  es  natural,  que  suce- 
da, en  obra  tan  antigua,  que  vino  transmitiéndose 
por  manos  de  los  copistas.  Generalmente  ha- 
blando, la  prosodia  es  diversa  de  la  que  después 
.ad(|uirió  el  castellano,  que  no  estaba  fijada  al  na- 


ORTOGRAFÍA    ESPAÑOLA 


49 


cer  el  idioma.  Así  se  advierte  que  ponían  acento 
á  la  iL  en  el  pretérito /we,  para  indicar  que  se  pro- 
nuncia como  o,  puesto  que  en  algunos  versos  se 
rima /we  con  nació,  caló,  etc.  Acentuaban  tam- 
bién la  i  de  treinta,  reina,  acercándose  á  su  origen 
triginta,  regina.  En  lo  que  respecta  al  valor  de 
las  letras,  prevalecía  constante  confusión  entre  la 
6,  la  v  y  la  u,  confusión  derivada  del  latín,  como 
se  ve  si  se  considera  que  existen  aún  inscripcio- 
nes en  las  cuales  se  halla  hibere,  bestra  jubentus, 
abe,  berna;  lo  que  demuestra  ampliamente  don 
Mariano  J.  Sicilia,  en  sus  principios  de  ortología. 
El  mismo  autor  del  Quijote,  se  firmaba  Cerbantes 
Saabedra.  La  ch  era  equivalente  en  el  poema  del 
Cid  á  la  c;  la  ¿  á  la  (/,  al  fin  de  las  palabras;  la  x 
sonaba  como  j,  al  principio  de  dicción;  escriVnan 
lorar  por  llorar;  moiller  por  mujer; un  vez  de  j  usa- 
ban i,  como  en  oios  por  ojos;  se  encuentra  una  e 
en  so7iej  amare,  campeadore;  á  la  ñ  dábanle  dos  va- 
lores, el  de  dos  nn,  en  ensennar,  y  el  que  hoy  tie- 
ne en  niño,  Wilo;  decían  sennos,  por  sendos;  con- 
fundían  la  y  griega  {conservadora,  según  algunos!) 
con  la  i  latina  (liberal!);  y  no  porque  en  aquellos 
buenos  tiempos  de  Ñuño  Rasuera,  Laín  Calvo  y 
Ray  Diez,  hubiese  en  Carrión,  Vilforada  ó  Náje- 
ra,  más  que  cristianos  y  moros,  sino  porque  estan- 
do en  sus  principios  la  escritura,  no  se  curaban 
de  reglas  ortográficas:  lo  mismo  les  daba  yba  que 
iva. 

Ni  parece  estraño  que  ai  desprenderse,  si  se  pue- 
de hablar  así,  el  romance  del  latín,  conservara  en 
su  prosodia,  y  aun  en  la  escritura,  más  analogía 
que  la  que  actualmente  tiene  aquella  lengua   con 


50  TRANSFOKM ACIONES    DE    ].A 

ésta,    si    bien    reinaba    entonces  verdadera  confu- 
sión en  cuanto  á  nornía  ortográfica. 

Diremos,  de  paso,  que  el  artículo  el  \o  usaban 
antes  de  toda  vocal,  en  lugar  del  la  femenino,  y 
suprimían  la  última  e  de  algunas  palabras,  seña- 
lándolas con  apóstrofo; 

^^  Violo  el  atalaya  e  fánxo  el  esquila. 
Prestas  son  las  mesnadas  de  las  gentes  chrystianas, 
Adóhanse  de  corazón,  e  dan  salto  de  la  villa. 
Do  s'  fallan  con  los  moros,  cometiénlos  tan  aina.''^ 

Tenían  la  Id  equivalente  al  y  francés,  que  por 
desgracia  se  perdió,  obligándonos  á  usar  construc- 
ciones flojas  con  en  el,  en  ello,  del,  de  ella.  Acaso 
eran  más  sonoros  los  vocablos  con  la  s  y  d,  que 
hoy  se  suprimen  cuando  llevan  enclíticos,  como 
en  tornémosnos,  ¿or7iac^t;os;  ni  deja  de  ser  gracioso 
el  quinquier  ó  quisquier,  por  cualquier  ó  quienquie- 
ra. En  lo  negativo  usaban  ren  nada  {res  nata),  y 
de  allí  tomaron  los  franceses  su  rien,  y  nos  quedó 
la  palabra  nada.  Cuando  en  boca  del  vulgo  se 
oye  aún  cosa  nada,  nos  explicamos  mejor  el  ren 
nada  de  la  época  del  Cid. 

Usaban  indistintamente  la  do  la  i  en  final 
de  palabras,  como  Trinidad,  Trinidat,  dat,  dad.  De 
la  jpl  latina  nació  el  sonido  de  la  II,  como  plorare, 
llorar,  plenus,  lleno.  La  ch  se  usaba  muchas  ve- 
ces por  c,  como  archa,  marcho,  por  arca,  marco. 

Al  leer  el  poema  que  refiere  las  hazañas  de  aquel 
adalid  tan  denodado,  es  preciso  poseerse  de  esa  mís- 
tica veneración  que  acompaña  al  curioso  observa- 
dor de  una  momia,  que  si  ésta  no  se  recomienda 
desde  el  punto  de  vista  de  la  estética,  es    reliquia 


ule  KK.iíAi  lA     h>l'AÑOl.A  51 

que  ha  sobrevivido  á  la  acción  destructora  de  los 
años.  La  crónica  del  campeador  transporta  nues- 
tra mente  á  los  días  remotos  de  doña  Urraca  y  el 
conde  Peransures;  cuando  yantaron  mntos  e  entró 
monge,  don  Alfonso  en  Safagun,  mas  con  premia 
que  de  grado  e  despules  salió  de  la  mongia  e  fuese  a 
Toledo  en  compaña  de  los  ornes  buenos  del  reyno. 

Ya  debe  suponerse  que  muchísimas  voces  de 
las  que  en  el  siglo  XII  se  empleaban,  han  caído 
en  desuso,  conformándose  el  organismo  de  la  len- 
gua con  la  ineludible  ley  de  todos  los  organismos, 
que  nacen,  crecen  y  se  transforman.  Quien  quie- 
ra recorrer  un  día  el  panteón  que  guarda  los  des- 
pojos del  idioma  antiguo,  no  tiene  más  que  leer 
las  páginas  eruditísimas  del  índice  que  puso  Sán- 
chez en  la  "Colección  de  Poesías  castellanas  ante- 
riores al  siglo  XV,"  ó  el  que  acompaña  al  ''Tesoro 
de  los  Prosadores  españoles,"  ó  el  "Glosario"  de 
Bello,  que  se  encuentra  en  el  2®  volumen  de  sus 
obras. 

En  estos  apuntamientos,  no  podemos  sin  cam- 
biar su  objeto,  engolfarnos  en  diverso  linaje  de 
consideraciones.  Volvamos  pues,  los  ojos  á  la 
obra  grandiosa  del  sabio  cuanto  desventurado  don 
Alfonso;  á  las  "Siete  Partidas,"  que  nos  mues- 
tran el  habla  de  Castilla  organizada,  pulida  y  con 
el  sello  de  grandiosidad  que  hasta  hoy  conserva. 
En  esa  memorable  producción  del  ingenio  huma- 
no uniformóse  bastante  la  escritura;  aunque  no 
en  pocos  casos  se  apartaba  de  la  regla  etimológi- 
ca, cual  si  pugnara  el  nuevo  lenguaje  por  tomar 
cuanto  antes  peculiar  ñsonomía.  Sabido  es  que 
cada  parte,  de  que  la  obra  se  compone,   comienza 


62  TRANSFORMACIONES    DE    LA 

con  una  de  las  letras  del  nombre  de  aquel  monarca;: 
y  en  la  cuarta  se  encuentra  ornes  sin  h,  mientras  que 
en  otras  voces  úsase  innecesariamente  de  aquella 
letra.  Ni  la  pronunciación  fué  la  pauta  de  la  or- 
tografía, ni  menos  el  uso,  dado  que  el  ilustradísi- 
mo rey  tuvo  la  gloria  de  haber,  por  lo  menos  en 
lo  literario,  impreso  al  código  famoso,  su  tersura 
V  rotundidad.  Cuando  un  idioma  se  forma,  no 
es  posible  que  obedezca  á  reglas  ciertas;  porque 
no  son  ellas  las  que  engendran  el  lenguaje,  sino 
que  nacen  de  su  misma  estructura  y  esencia,  si 
fijado  ya,  es  materia  del  análisis  de  los  gramá- 
ticos. Antes  de  las  ^'Partidas,"  fermentaba,  por 
decirlo  así,  el  romance,  que  surgió,  en  obra  tan 
admirable,  hasta  un  alto  grado  de  esplendor.  La. 
ortografía  presentaba,  en  no  poca  parte,  capricho- 
so aspecto,  allá  por  los  años  de  1263,  en  que  se  pu- 
blicó el  código  alfonsino,  ni  era  dable  otra  cosa^ 
una  vez  que  la  espontaneidad  preside  á  todas  las 
creaciones,  y  sólo  con  el  transcurso  del  tiempo  se 
establecen  los  accidentes  de  las  cosas. 

Escribíase  entonces  facer,  filio,  figo,  fembr a,  en 
vez  de  hacer,  hijo,  higo,  hembra,  porque  la  h  tenias 
un  sonido  parecido  al  de  la/.  La  j  se  pronuncia- 
ba suavemente,  no  como  hoy  se  pronuncia.  La  c 
sonaba  como  s,  en  las  sílabas  ce,  ci,  y  la  2;  con  el 
sonido  griego  de  ts,  en  completo  acuerdo  con  otros 
idiomas  de  origen  romano.  Con  la  dominación 
de  los  árabes  en  España,  comenzóse  á  pronunciar 
ásperamente  la  z  y  la  c  lo  mismo  que  la  j.  Los 
vocablos  eran  más  llenos  y  mejores  cuando  escri- 
bían Gobdicia,  dubda,  obscuro. 

Un  siglo  después,  el  infante  don  Juan  Manuel,. 


ORTOGRAFÍA.    ESPAÑOLA  53 

sobrino  de  don  Alfonso  X,  escribió  en  polida  pro- 
sa. Era  entonces  más  fácil  la  dicción;  pero  no 
por  eso  la  ortografía  había  sufrido  muchas  altera- 
ciones, según  podrá  verse  en  el  pasaje  siguiente 
de  "La  novia  domada":  "El  casamiento  se  fizo  y 
levaron  la  novia  á  casa  de  su  marido,  y  los  moros 
han  por  costumbre,  que  adovan  de  cenar  á  los  no- 
vios, e  pónenles  la  mesa,  e  déjanlos  en  su  casa 
fasta  en  otro  día,  y  ficiéronlo  ansi  aquellos." 

En  posteriores  tiempos,  aunque  no  hubo,  ni  po- 
día haber  mucha  uniformidad  en  materia  de  es- 
escritura, nótase  que  en  cuanto  á  la  A,  no  eran, 
como  ya  dijimos,  muy  etimólogos;  y  no  faltan  es- 
critores de  fama  que  no  usaban  c,  sino  z  en  pala- 
bras como  vezinOy  hazienda,  hazer^  juezeSy  ni  gusta- 
ban de  cambiar  en  el  plural  por  c  la  2:  de  los  vo- 
cablos que  con  esa  letra  terminan  en  el  singular: 
escribían  cruzes,  luzes.  No  marcaban  el  ac3nto  á 
las  conjunciones  6,  ú,  ni  armaban  pendencia  por 
la  y  ó  la  i,  para  partícula  conjuntiva.  Léase,  en 
prueba  de  ello,  la  primera  edición  del  TerenciOj 
traducida  por  Pedro  Simón  de  Abril,  y  las  obras 
del  P.  Garau.  Tampoco  empleaban  con  propie- 
dad la  h,  á  juzgar  por  lo  que  dice  el  "Diálogo  de 
las  lenguas":  ''Que  unos  la  ponen  donde  no  es 
menester,  y  otros  la  quitan  de  donde  está  bien; 
pónenla  algunos  en  hera,  habla  y  haUj  y  en  otros 
de  esta  calidad;  pero  esto  hácenlo  los  que  se  pre- 
cian de  latinos,  y  yo,  que  querría  más  serlo  que  pre- 
ciarme dello,  no  pongo  la  h  porque  leyendo  no  la 
pronuncio.  Hallaréis  también  una  h  entre  dos 
€6,  como  en  leher,  veher;  pero  desto  no  curéis,  por- 
que es  vicio  de  los  aragoneses,  lo  cual  no   permite 


54  TRANSFORMACIONES    DE    LA 

de  ninguna  manera  la  lengua  castellana;  y  otros 
quitan  la  h  donde  está  bien,  diciendo:  ostigar,  ino- 
joSj  uérfanoSj  uésped,  ueste.'' 

Cuando  salió  á  luz,  en  tiempo  de  Carlos  V,  esa 
obra  que  lleva  el  nombre  de  ''Diálogo  de  las  Len- 
guas," y  que  es  en  extremo  curiosa,  se  acostum- 
braba todavía  decir  hacello,  cojello,  ponello;  pero 
no  se  excluía  el  actual  hacerlo,  cojerlOy  ponerlo,  que 
comenzaba  á  usarse  entonces. 

Es  lástima  que  se  haya  proscrito  la  pronuncia- 
ción y  escritura  de  la  doble  ss,  en  los  nombres  su- 
perlativos, como  honissimo,  prudentissimo ;  los  aca- 
bados en  esa,  como  abadessa,  condessa,  y  en  perso- 
nas de  verbos  como  trujesse.  Siempre  que  pro- 
nunciaban espesa  la  s  era  doble,  y  cuando  la  silba- 
ban era  simple,  como  en  francés  poisson  y  poison, 
cosas  diversas.  De  igual  suerte  desapareció  la  cé- 
dula, que  como  en  esa  lengua  extranjera,  se  usó 
en  castellano  debajo  de  la  c,  para  darle  sonido  de  z, 
en  capato,  coracon,  acucar,  etc.  Asi,  encontramos 
en  la  obra  que,  sobre  refranes,  es^cribió  á  ruegí» 
del  rey  don  Johan,  el  famoso  Iñigo  López  de  Men- 
doca,  escrito  este  cognombre  con  c. 

Era  en  mucho  diversa  de  la  nuestra  la  ortogra- 
fía de  los  castellanos,  cuando  Colón  arribó  al  Nue- 
vo Mundo,  como  se  deja  ver  en  las  cartas  del  ge- 
novés  á  Carlos  V  y  en  las  crónicas  que  en  el  siglo 
XVI  se  escribieron. 

''El  alfabeto  castellano  tenía  22  letras,  y  26  so- 
nidos al  descubrirse  la  América,  según  consta  en 
el  Diccionario  de  Romance,  publicado  en  Salaman- 
ca, por  el  célebre  Nebrija,  el  mismo  año  de  1492. 
Las  cinco  vocales,  que  en  1435,  cuando  escribió  el 


ORTOGRAFÍA    ESPAÑOLA  55 

marqués  de  Villena  su  Arte  de  Trobar,  conserva- 
ban el  doble  sonido  que  heredaron  del  latín,  lo  ha- 
bían ya  perdido;  y  habían  desaparecido  también 
los  diptongos  impropios,  en  que  sólo  se  percibía 
el  sonido  de  las  dos  vocales.  Parece  únicamen- 
te que  el  diptongo  W€,  más  bien  por  abuso  que  por 
regla  de  escritura,  conservaba  aún  el  sonido  de  o 
larga  que  había  tenido  en  siglos  anteriores.  Así 
Cueíba  y  Coiba,  en  los  cronistas  corresponden  á 
una  misma  pronunciación.  Dos  de  las  vocales,  la 
w  y  la  í,  tenían  además  sonido  de  consonante  cuan- 
do precedían  á  otra  vocal,  equivaliendo  entonces 
la  primera  á  nuestra  v  y  la  segunda  á  nuestra  y. 
V y  Í7  en  lo  escrito  eran  lo  mismo:  Vagoniana  y 
Uagoniana  se  pronunciaban  siempre  Vagoniana. 
Y  del  mismo  modo  i,j,  i/,  no  eran  más  que  un 
triple  signo  correspondiente  á  una  misma  letra, 
la  cual  Scí  pronunciaba  siempre  como  y  delante  de 
otra  vocal;  iiica,  juca,  yuca,  se  leían  del  propio 
modo."  Cuanto  á  la  i  larga,  dice  Juan  de  Valdés, 
ya  al  principio  os  dije  que  suena  al  castellano  lo 
que  al  toscano  gi.''  Es  insostenible  el  error  en 
que  muchos  incurren,  atribuyendo  á  la  ^*,  ó  sea 
iota,  á  la  X  y  hasta  á  la  h  de  los  cronistas,  el  soni- 
do moderno  de  Ib.  j  gutural.  No  apareció  éste  en 
Castilla  hasta  los  últimos  años  del  siglo  XVI,  lle- 
vado por  los  moriscos  expulsos  del  reino  de  Gra- 
nada, después  de  la  rebelión  de  las  Alpujarras. 
No  se  generalizó  en  la  Península  hasta  los  años 
de  1650,  ni  en  América  hasta  el  final  de  aquel  si- 
glo. Se  pronunciaba  la  ch  como  actualmente,  ex- 
cepto en  las  palabras  latinas  é  italianas,  en  que 
che,  chi  sonaban  como  que,  qui;  lo  que  hay  que  te- 


56  TRANSFORMACIONES   DE    LA 

ner  en  cuenta  para  entender  el  sonido  de  las  vo- 
ces que  nos  fueron  primeramente  transmitidas 
por  Pedro  Mártir,  Vespucio  y  otros  que  escribie- 
ron en  alguno  de  los  dos  expresados  idiomas.  A 
esta  incertidumbre  de  sonido  se  debe,  entre  otros 
casos,  que  Cerní,  escrito  por  italianos,  se  leyese 
Chemi  por  otros;  y  que  esta  voz  á  su  vez,  se  trans- 
formase en  Quemí,  leída  á  la  latina.  Tres  pronun- 
ciaciones y  tres  escrituras  para  la  misma  palabra. 
La  X  se  pronunciaba  como  ch  francesa.  La  g 
delante  de  e,  i  sonaba  de  modo  dulce.  Por  eso  se 
encuentra  indistintamente  escrito  en  los  cronistas 
ajeSj  ages,  axes,  aies,  ayes;  aji,  axi,  agi.  La  h  se 
pronunciaba  como /fuerte,  y  cuando  se  convirtió 
en  letra  muda,  que  fué  hacia  1580,  se  bifurcó,  por 
decirlo  así,  el  sentido  de  muchas  palabras,  adop- 
tando una  acepción  diversa  para  cada  modo  de 
escribirlas.  Así  llegó  á  diferenciarse /i?!/o  de  ^/o, 
hallar  de  fallar,  hondo  de  fondo,  horma  de  forma, 
humo  de  fumo,  hervor  de  fervor.^'  De  lo  dicho  por 
D.  Juan  de  Armas,  dedúcese,  que,  en  mucha 
parte,  la  pronunciación  que  hoy  choca  á  los  "mis- 
mos españoles,  cuando  vienen  á  la  América,  es  la 
antigua  del  idioma  castellano,  así  como  es  un  he- 
cho apuntado  por  nosotros,  en  diverso  escrito  del 
presente,  que  gran  número  de  vocablos  y  giros 
que  parecen  peculiares  á  estas  comarcas,  no  son 
más  que  anticuados  ó  muertos  para  España.  De 
aquel  tiempo  acá,  se  han  verificado  muchas  inno- 
vaciones en  la  escritura.  D.  Antonio  de  Nebrija 
hizo  notar  que  la  perfección  apetecible  sería  que 
cada  letra  tuviera  un  sonido  distinto,  y  cada  so- 
nido fuese  representado  por  una  sola  letra.     Esto 


I 


ORTOGRAFÍA   ESPAÑOLA  57 

fué  causa  de  que  D.  Mateo  Alemán,  excluyendo  el 
USO  y  origen,  abrazase  la  fonología  absoluta;  que 
D.  Juan  López,  pretendiera  escribir  como  se  ha- 
blaba; y  Gonzalo  Correas  quisiese  sustituir  la  A:  á 
la  c  fuerte  y  á  la  ^,  vistiendo,  como  le  dijeron,  el 
idioma  a  la  polaca. 

Los  dos  grandes  filólogos  latino-americanos, 
Bello  é  Irisarri,  se  ocuparon  en  asunto  de  tanta 
trascendencia,  cual  e3  éste,  para  quien  comprenda 
que  la  pronunciación  y  ortografía  no  son,  como 
el  vulgo  pudiera  creer,  baladíes  entretenimientos 
ó  trivialidades  sin  objeto.  El  sabio  humanista 
de  Venezuela  escribió  varios  artículos,  el  año  1844, 
en  "El  Araucano"  de  Chile,  y  en  1849,  en  ''La 
Revista  de  Santiago,"  sobre  reformas  ortográficas, 
encaminadas  á  secundar  las  ideas  de  Nebrija,  en 
no  poca  parte;  pero  comprendiendo  Bello  que  eso 
de  introducir  novedades  en  semejante  ramo  es 
muy  difícil,  proponía  hacerlo  en  dos  épocas  suce- 
sivas. El  eminente  guatemalteco,  autor  de  "Las 
Cuestiones  filológicas,"  expuso  en  dicha  obra  las 
anomalías  del  castellano  en  su  escritura;  mas  sin 
desconocer  que  las  únicas  reformas  que  sin  gran 
dificultad  podrían  ser  adoptadas,  eran  la  substi- 
tución de  la  jé.  la  g  en  todos  los  sonidos  je,  ji,  y 
no  dar  á  la  1/  consonante  el  oficio  de  la  i  vocal. 

Ambos  literatos,  al  exponer  el  resultado  de  sus 
profundos  estudios  de  la  lengua,  no  desdeñaban 
las  importantes  labores  de  la  Academia  española. 
¿Ni  quién,  por  más  que  no  posea  los  profundos 
conocimientos  de  aquellos  dos  ingenios,  podrá 
menospreciar  los  servicios  relevantes  que  ella  ha 
hecho?     Basta  comparar  el  estado  de  la  escritura 


58  TRANSFORMACIONES    DE    LA 

cuando  el  ilustre  Cuerpo  se  dedicó  á  simplificarla, 
con  el  que  hoy  guarda,  después  de  los  trabajos  de 
la  Acadenriia;  que  bien  visto  su  proceder,  ni  ha 
sido,  ni  es  intolerante  de  las  opiniones  agenas,  ni 
presume  asumir — dice  ella  misma — otra  autori- 
dad, ni  otro  oficio  que  ir  notando  gradualmente 
el  progreso  del  idioma,  y  apuntando,  como  un 
cronista,  las  innovaciones  que  introduce  y  gene- 
raliza el  uso  de  las  gentes  instruidas,  y  en  parti- 
cular el  de  los  escritores  que  procuran  explicarse 
con  propiedad  y  purismo.  No  se  diga,  pues,  por 
los  que  proceden  con  más  ligereza  que  discreción, 
que  en  los  trámites  y  resoluciones  académicos 
prevalece  el  espíritu  de  retroceso:  no  hay  en  ver- 
dad ese  furor  de  innovarlo  todo,  aunque  sea  bue- 
no, tan  sólo  porque  tiene  en  su  abono  el  prestigio 
de  los  años. 

Ello  es  tan  cierto,  como  que  desde  los  proemia- 
les del  primer  gran  diccionario  que  salió  á  luz, 
con  ejemplos  de  clásicos  por  vía  de  autoridades, 
hasta  la  última  12?  edición;  y  desde  la  primera 
gramática,  hasta  la  que  dio  la  Academia  á  la  es- 
tampa, poco  tiempo  hace,  ha  dirigido  sus  trabajos 
por  razonables  y  autorizadas  innovaciones,  lle- 
vando en  mira  siempre  la  perfección  de  la  lengua. 
En  1754  añadió  algunas  letras  que  se  echaban  me- 
nos, é  introdujo  en  otras  las  reformas  del  caso. 
En  1793  señaló  reglas  para  la  acentuación.  En 
1803  dio  á  la  //  y  á  la  ch  el  sonido  actual  y  quitó- 
le el  valor  de  k  en  voces  como  christo,  chimera.  La 
ph  dejó  de  ser/,  en  Joseph  y  otras  voces  análogas. 
En  1815  suprimió  la  q  de  quando,  qualquiera,  y  la 
X  de  Xavier,  xarabe,  xarana,   xefe.     En    las    otras 


ORTOGRAFÍA    ESPAÑOLA  59 

ediciones  del  presente  siglo,  ha  mejorado  la  orto- 
grafía, sobre  todo  en  los  acentos;  y  sin  abrigar  la 
presunción  de  haber  puesto  punto  final  á  sus  im- 
portantes trabajos,  sino  por  el  contrario,  expre- 
sando que  oiría  hasta  con  júbilo  las  voces  autori- 
zadas, para  tenerlas  en  cuenta.  Necesítase,  á  no 
dudarlo,  de  un  centro,  que  con  sus  propias  luces, 
y  aprovechando  además  las  que  todos  los  focos 
del  saber  despidan,  evite  la  confusión  y  el  caos, 
sin  detener  en  lo  más  mínimo  la  corriente  del 
progreso. 

A.  Batres  J. 


VICIOS  DEL  LENGUAJE 
Provincialismos    de    Guatemala. 


En  Guatemala,  además  de  las  frases  adverbia- 
les castizas,  corren  muchas  otras,  entre  las  que  ci- 
taremos  como  más  comunes,  las  siguientes: 

A  las  últimas. 

O  más  comunmente  en  las  últimas,  se  dice  que 
está  el  que  se  encuentra  agonizando.  En  España 
es:  á  los  últimos, 

"Diciendo  esto,  me  llevó  á  un  cuarto  donde  el 
triste  Blas  de  Santillana,  tendido  en  una  cama 
que  mostraba  bien  la  miseria  de  un  pobre  escu- 
dero, estaba  ya  á  los  últimos'^  (P.  Isla,  Gil  Blas.) 

A  la  pretina.  ^ 

En  España  habrá  madres  que  tengan  á  sus  hi- 
jas en  pretina;  pero  no  que  las  lleven  a  la  pre- 
tina. 

A  pata. 

Equivale  en  Chile  á  descalzo,  y  entre  nosotros 
vulgarmente,  á  andar  á  pié,  á  caminar  en  el  co- 
che de  San  Francisco,  como  dicen  en  España. 

A  trompa  tañeta. 
En  buen  castellano  es  á  trompa  tañida. 


62  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

A  revienta  cinchas. 
Es  locución  que  también    se  usa   en    Chile,    se- 
gún Zorobabel  Rodríguez,  quien  dice  en  su  ''Dic- 
cionario de  Chilenismo,"  que  en  España    es   rom- 

piendo  cinchas. 

A    patadas. 

Dícese  vulgarmente  para  significar  que  hay 
abundancia  de  una  cosa;  v.  g.  ''Criadas  malas  se 
encuentran  a  patadas,"  por  decir  á  cada  paso  (lla- 
man aquí  PATA  al  pié.)  En  castellano  se  dice  á 
porrillo  ó  á  rodOj  que  son  los  adverbios  que  signi- 
fican "copiosamente,  en   abundancia." 

A  bocas  de  oración. 

Ev\  castellano  se  dice  á  boca  de  invierno,  por  á 
principio  ó  entrada  de  invierno,  á  boca  de  noche, 
al  anochecer,  á  boca  de  oración,  por  el  punto  del 
día  en  que  ya  empieza  a  oscurecer;  pero  no  en 
plural,  como  dicen  por  acá,    a  bocas  de  oración. 

A  medio  palo. 

Decimos  que  está  el  que  se  encuentra  achispa- 
do, casi  temulento.     En  España  dicen  que   está   á 

medio  pelt. 

A  memeches. 

Se  dice  que  uno  lleva  á  otro  a  memeches  ó  a 
MÉMiSH  (en  estas  palabras  indias  debe  pronun- 
ciarse la  sh  como  en  inglés,  en  mash,)  cuando  el 
último  va  á  horcajadas  sobre  el  otro,  con  la  hor- 
cajadura  en  la  nuca  ó  en  la  cintura  de  quien  lo 
lleva. 

A  saber. 

Se  emplea  mucho,  entre  nosotros,  en  lugar  de 
quién  sabe,  no  sé,  no  se  sabe.     Supongamos  que  á 


l'liM\  IMIAI.ISMDS    DK    tiUATEMALA  63 

uno  lo  preguntan — ¿Cree  usted  que  vendrá  Juan? 
''A  SAHKK. — ((juieu  sabe) — A  sahkr  (luien  se  robo 
el  dinei'o — (no  se  sabe  quien  se  robó  el  dinero) — 
—  A  sABKU  si  volvere  a  ver  á  mi  nuulre  (no  sé  si 
volveré  á  ver  á  mi  madre) — Cuando  a  saberse  em- 
plea como  condicional;  por  ejemplo:  ^'A  saber  que 
venía  Lorenzo,  no  hubiera  yo  venido,"  entonces 
está  muy  bien  usado;  6  cuando  expresa  esto  es, 
como  si  dijéramos:  "Las  obras  de  Bello  contie- 
nen varias  materias,  á  saber:  Gramática,  Historia, 
Poesía,  Derechb  de  Gentes,  etc." 

A  troche  y  moche. 
Así  hemos  oído  decir  á  algunos,  en  vez    de   ^'d 
trochemoche,''   como  es  lo  castizo. 

A  la  pluma,  al   lápiz. 

Son  galicismos    muy  notables  y  muy   comunes, 

que  p)ueden  corregirse  con  sólo  decir  á  plumas  á 

lápiz. 

A  la  estampida. 

Dicen  algunos  salir  a  la  estampida  ó  de  estam- 
pida y  es  salir  de  estampía^  embestir  de  estampía,  ó 
partir  de  estampía.  • 

A  espeta  perros. 

Salir  A  espeta  perros  es  en  buen  español,  al 
decir  de  Cuervo,  salir  como  perro  con  vejiga. 

Abarrotar. 

Entre  las  acepciones  de  este  verbo,  es  provin- 
cial la  que  le  damos  cuando  lo  hacemos  significar 
que  un  sujeto  monopoliza  los  géneros  de  cierta 
clase;  por  ejemplo:  "Estanislao  ha  dado  orden  de 


64  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

que  le  compren  todo  el  pescado,  y  asegura  que   si 

logra  ABARROTARLO,  ganará   mucho   dinero."     El 

verbo  castizo  sería  en  tal  caso  monopolizarlo. 

Acaparar  es  galicismo  que  no  hace  falta,  según 

Baralt;  pero  que  D.  Andrés   Bello   acepta   como 

necesario  (1). 

Abarrotes. 

En  el  Diccionario  sólo  encontramos:  ''Abarrote, 
el  fardo  pequeño  hecho  á  propósito  para  llenar  el 
vacío  que  dejan  los  grandes."  De  suerte  que 
no  debe  decirse  como  decimos:  "Tienda  ó  alma- 
cén de  ABARROTES,  siuo  especiería,  abacería  6  pul- 
pería (2).  D.  Juan  Ignacio  de  Armas  explica  el 
origen  de  este  provincialismo.  Dice  que  en  Méxi- 
co se  proveían  las  tiendas  al  menudeo  de  esos 
fardos  de  pequeño  bulto,  con  que  se  henchían  los 
huecos  de  la  carga  gruesa  de  las  embarcaciones; 
es  decir  de  abarrotes  (Orígenes  del  Lenguaje 
Criollo,  pág.  39.) 

Siempre  nos  causa  risa  recordar  que  una  her- 
mosa guatemalteca  llamaba,  en  Nueva  York,  á 
esas  tiendas  grocerías  (en  inglés   groceries.) 

•  Abnegación. 

Enseña  el  sabio  Bello  que  el  uso  que  se  hace 
de  esa  palabra,  es  erróneo.     ''Parece  que   se  le  ha 

1  Véanse  los  apuntes  de  D.  Andrés  Bello  acerca  del  Diccionario 
de  Galicismos  de  Baralt,  que  se  hallan  en  la  Introducción  á  las 
obras  completas  del  mismo  Bello,  escrita  por  D.  Miguel  L.  Amuná- 
tegui,  título  8.  <=>  p.  C. 

2  Es  curioso  lo  que  dice  D.  Juan  de  Solórzano  acerca  de  esta  pa- 
labra: ** Por  cédulas  reales  del  año  de  1631  se  dispuso  que  en  cada 
ciudad  ó  villa  se  señalasen  tiendas  de  las  que  en  Castilla  llaman 
Abacería,  y  en  las  Indias  de  Pulpería  ó  Pulquería,  de  pulque  que  es 
una  bebida  que  usan  mucho  los  indios  de  Nueva  España.  (Política 
Indiana,   libro  V.  cap.  I.  núm.   19.) 


PROVINCIALISMOS   DE    GUATEMALA  65 

querido  hacer  equivalente  á  la  palabra  francesa 
DÉvouMENT,  que  significa  una  cosa  diferente.  Un 
acto  de  abnegación  es  aquel  en  que  renunciamos 
un  goce  ó  interés  nuestro  en  provecho  ajeno,  y  so- 
bre todo  por  un  motivo  religioso  6  patriótico.  Pe- 
ro déi70U7nenty  según  la  Academia  Francesa,  es  el 
abandono  que  hacemos  de  nuestra  voluntad  á  la 
voluntad  de  otro,  estando  dispuestos  a  servirle 
EN  toda  ocasión;  y  denota  así  mismo  algunas  ve- 
ces el  acto  en  que  uno  se  expone  á  un  gran  peligro 
en  defensa  de  una  causa,  de  la  religión,  de  la  patria, 
etc.;  lo  cual  ya  se  ve  que  significa  algo  más  que 
renuncia,  desinterés  ó  desprendimiento,  que  es 
todo  lo  que  se  encierra  en  abnegación.  Entre  nos- 
otros, se  ha  llevado  el  abuso  hasta  el  extremo  de 
formar  un  adjetivo  abxe(íado,  que  la  lengua  no 
reconoce  en  ningún  sentido,  y  que  si  pudiera  te- 
ner alguno,  designaría  la  persona  que  se  niega 
perentoriamente  á  lo  que  de  ella  se  exige.  Nóte- 
se que  la  preposición  latina  ah  introduce  ó  refuer- 
za en  los  v^erbos  la  idea  de  desprendimiento  ó  re- 
pulsa, como  ?e  ve  en  abdicar,  abjurar,  abrogar.'^ 

Abolir. 

Hace  muchos  años  que  un  diputado  pedía  en 
una  Asamblea,  que  se  derogase  cierta  ley,  y  dijo: 
**yo  votaré  porque  se  abóla.  Otro  le  corrigió,  di- 
diciendo que  SE  abuela,  sin  atender  á  que  el  ver- 
bo abolir  sólo  se  emplea  en  las  formas  en  que  la 
terminación  es  i  ó  principia  por  ^.  Qué  mucho 
que  un  Padre  de  la  Patria  dijera  así,  cuando  el 
mismo  Zorrilla  empleó  asóla  por  asuela,  en  una 
de  sus  composiciones  poéticas;   y    estemos  en  que 


66  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

aquellos  diputados  que  decían  abóla  y  abuela,  no 
eran  tan  atrasados  como  el  de  marras,  que  cansa- 
do de  oír  muchos  discursos  sobre  la  conveniencia 
de  autorizar  la  fundación  de  un  nuevo  cemente- 
rio, exclamó:  ''Pues  y  contimás,  de  que  si  á  mi  se 
me  muriera  un  muerto,  uo  lo  había  de  enterrar  en 
la  tierra j  sinos  de  que  en  el   Campo  Santo.'' 

Abombarse. 

Es  común  la  frase  ''me  encuentro  muy  abomba- 
BADo,"  por  estoy  muy  aturdido,  atarantado,  turu- 
lato, alelado  ó  atortolado. 

En  Chile   abombarse  es  embriagarse. 

En  el  Perú  quiere  decir  ponerse  fétido  algún  lí- 
quido. 

Pichardo,  en  el  Diccionario  de  provincialismos 
de  la  Isla  de  Cuba,  dice:  ''abombar,  verbo  activo 
vulgar.  Causar  bombera  ó  ponerse  alguna  cosa 
30MBA.  Usase  también  como  recíproco.  Y  en  la 
palabra  bombo-a,  adjetivo  zonzo  6  soso:  pero  tam- 
bién se   aplica  al   agua  ú   otro  líquido    sin  gusto 

ó  calentado    apenas agua  ó  baño    bombo    ó 

bombito." 

En  Bogotá,  según  Cuervo,  aboxMbado  vale  por 
aturdido,  atolondrado. 

Bomba  usamos  nosotros  para  significar  6orra- 
chera,  y  para  designar  además  las  campanas  de 
cristal,  de  forma  semiesférica  ú  oblonga,  que  se 
usan  para  preservar  del  polvo  los  relojes,  las  es- 
tatuas de  los  santos,  etc.  y  que  en  castellano  se 
llaman  (esas  bombas  de  cristal)  /anafe. 

Abrazar.— Abrasar. 
Abrazar — Estrechar  entre  los  brazos. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  67 

Abrasar — Quemar,  reducir  á  brasa,  incendiar, 
ravergonzar,  dejar  corrido  á  alguno. 

Algunos  confunden  estas  voces,  y  entonces  la 
locución    viene  á  ser  viciosa. 

Abrogar. 

Este  verbo  suele  usarse  impropiamente  en  Gua- 
itemala  y  en  otras  repúblicas  de  origen  español, 
•dándole  el  significado  de  arrogar.  Cuando  se  di- 
♦ce  que  alguno  se  abroga  autoridad,  jurisdicción  ó 
título  que  no  le  corresponde;  debe  decirse  que  se 
arroga. 

Abrogar  es  anular  lo  que  por  ley,  privilegio  ó 
•costumbre   se  hallaba  establecido. 

Aburrición. 

Se  dice  frecuentemente  aburrición  por  aburri- 
/miento;  y  aunque  encontramos  criticada  la  prime- 
ra de  esas  voces  par  acreditados  puristas,  cumple 
á  nuestro  propósito  hacer  notar  aquí  que  ya  ha 
recibido  carta  de  naturaleza  del  Diccionario  de  la 
Academia  Española,  en  la  12?  edición,  como  ha 
sucedido  con  las  palabras  siguientes,  que  antes 
de  ahora  no  figuraban  en  el  léxico  de  la  lengua: 
^'amordazar,  connivencia,  talabartero,  mácula,  tusa, 
majada,  bracete,  bufanda,  convoy,  adueñarse,  codi- 
ficar, cachivache,  empastar,  quebrado,  cabezón,  ba- 
rrigón, parranda,  tamal,  pantufla,  tambora,  trozar, 
guatemalteco,  afrecho,  batea,  bombacho  y  extralimi- 
tar. 

Acápite. 

En  lugar  de  acápite  digase  párrafo,  aparte  ó 
sangría.  El  Diccionario  de  Chilenismos,  el  de 
Peruanismos,  el  de   Provincialismos  de   la  Isla  de 


68  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Cuba,   y  las   ''Apuntaciones"  de   Cuervo,   tratan 

largamente  de  ese  vocablo,  que  tiene  todo  el  sabor 

latino. 

Acatar. 

Además  de  la  acepción  castiza  de  venerar,  con- 
siderar^ le  damos  nosotros  la  provincial  de  caer 
endienta,  echar  de  ver.  Así  decimos:  ''No  acaté 
que  usted  estaba  enfermo;"  "cuando  acaté  ya  se 
había  caído  del  caballo." — Antiguamente  se  usa- 
ba, en  buen  castellano,  el  verbo  acatar,  por  mirar 
con  atención,  considerar  bien  una  cosa,  de  donde 
talvez  vienen  esas  locuciones  que  nosotros  usa- 
mos todavía  en  Guatemala,  y  que  son  siempre 
impropias. 

El  verbo  catar,  que  en  esos  casos  sería  el  ade- 
cuado, jamás  lo  empleamos,  como  sucede  con 
otras  muchas  palabras  del  rico  idioma  castellano, 
que  sin  saberse  por  qué  han  caído  en  desuso,  em- 
pobreciendo  así  el  idioma. 

Sancho  decía  con  resignación:  "Tenga  pacien- 
cia, mi  señora  Dulcinea,  que  cuando  menos  se 
cate,  rae  verá  hecho  una  criba  de  azotes,  y  hasta 
la  muerte  todo   es  vida."     {Quijote,) 

Acecido. 

Esta  es  una  de  tantas  palabras  que  nos  han 
quedado  del  lenguaje  de  los  conquistadores  cas- 
tellanos del  siglo  XVI.  Hoy  usan  en  la  Penínsu- 
la acezo. 

Ya  hicimos  observar  en  el  prólogo  de  esta  obra, 
que  existe  gran  cantidad  de  voces  relegadas  al  ol- 
vido en  España  y  vivas  aún  en  América,  como  co- 
hija por  nuinta;   chaim,  por  cerradura;  fajar  ^ot 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  69 

pegar;  limeta  por  botella;  manida^  hablando  de  la 
carne  que  comienza  á  descomponerse;  paila]  'pa- 
rarse, por  ponerse  en  pié;  pila,  por  fuente;  y  otras 
que  anotaremos  en  su  lugar  respectivo. 

Accidentado.— Accidentes. 

Accidentado  quiere  decir  amagado  de  algún  ac- 
cidente 6  que  ha  quedado  con  reliquias  de  él.  En 
la  América  española  se  usa  por  quebrado,  frago- 
80j  áspero,  cerril,  desigual. 

En  vez  de  los  accidentes  del  terreno,  dígase  la 
fragosidad  ó  aspereza  del  mismo. 

Salomé  Jil  decía:  **No  ignoras  que  ese  terreno, 
accidentado  de  volcanes,  es  tan  propenso  á  tem- 
blores, como  las  mujeres  á  la  murmuración  y  los 
hombres  á  buscar  á  las  mujeres.  ¿Quién  quita, 
pues,  que  ha^^a  habido  un  terremoto,  y  que  a- 
briéndose  la  tierra,  se  haya  tragado  al  posta  y  á 
la  balija  y  á  las  encomiendas?" 

Acial. 

Llámase  así  entre  nosotros  un  azote  compuesto 
de  una  vara  y  una  correa,  que  va  atada  al  extremo 
de  ésta. 

AciALAzo  llamamos  al  golpe  dado  con  el  acial. 

El  Diccionario  dice  que  acial  es  un  palo  fuerte 
en  cuya  extremidad  hay  un  agujero,  donde  se  atan 
los  dos  cabos  de  un  cordel,  y  se  forma  un  lazo  en 
donde  se  mete  el  labio  ó  parte  superior  del  hocico 
de  las  bestias,  y  con  el  cual,  retorciendo  el  cordel, 
se  las  tiene  sujetas   para  herrarlas  6  curarlas. 

A  ese  instrumento,  compuesto  de  tal  lazo,  le 
llaman  en  Guatemala  tortol. 


70  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Acobardar. 
A  buen  seguro — dice  Zorobabel  Rodríguez — 
que  no  escribimos  para  nadie  una  novedad,  escri- 
biendo que  acobardar  es  un  verbo  castellano  que 
se  usa  como  activo  en  el  sentido  de  intimidar,  y 
como  reflexivo  en  el  de  amilanarse.  Lo  que  sí  no 
aparecerá  tan  ocioso  es  que  hagamos  notar  que 
suele  usarse  la  forma  activa  de  este  verbo  en  el 
sentido  reflejo,  y  á  veces  también  como  equivalen- 
te de  temor.  Sea  ejemplo  de  este  último  uso  de 
acobardar  la  exclamación  en  que  suelen  prorrum- 
pir los  mirones  de  las  pendencias  que  se  traban. 
con  tanta  frecuencia  entre  nuestros  rotos:  ''¡No 
le  acobardes;  no  hay  que  acobardarle  un  pelo! — 
Del  primero  nos  suministrará  uno  el  señor  Vicu- 
ña Mackenna.  Dice  en  alguna  parte  de  su  ''Die- 
go Portales:''  "Compañero,  no  hay  que  acobardar,, 
hemos  pasado  lo  más  difícil  del  camino." 

Acolchonado. 
Debe  decirse  acolchado. 

Acomedirse. 

Lo  tomamos  por  prestarse  á  hacer  algún  servi- 
cio  graciosamente. 

Acomedido,  lo  usamos  mucho  por  servicial,  so- 
lícito, y  DESACOMEDIDO,  por  lo  coutrario. 

Ninguna  de  esas  palabras  se  encuentran  en  el 
Diccionario,  ni  tampoco  acomedimiento  por  oficio- 
sidad. 

Acordión. 

El  instrumento  músico  de  viento  que  llaman^ 
acordión,  es  acordeón  (de  acorde,) 


i'KoVIM  iALl>Mo>    DE    (il'ATEMALA  71 

Acto.— Apto.  ' 

Muchos  emplean  una   palabra   de   esas   por   la 

otra. 

Acto — Hecho  ú  acción.     Una  de  las   partes   del 

drama. 

Apto — Idóneo,  hábil,  dispuesto. 

Ac  redor. 
Debe  escribirse  y  pronunciarse  acreedor. 

Acusar. 

Muchos  de  los  que  no  paran  mientes  en  come- 
ter galicismos,  emplean  acusar  por  denotar,  reve- 
lar, manifestar.  "El  hablar  bien  su  idioma  acu- 
sa buena  educación."  Al  (¡ue  tal  dice,  lo  acusa 
Baralt  de  galicista  rematado,  incapaz  de  sacra- 
mentos castellanos,  pues  ignoraqueel  acusar  fran- 
cés se  traduce  en  este  caso  por  revelar,  manifes- 
tar, dar  á  conocer,  descubrir,  patentizar,  A.,  &. 

Apuntamos  este  galicismo,  porque  es  muy  fre- 
cuente en  algunos  escritores  que,  sin  saber  bien 
su  lengua,  presumen  de  cultos. 

Acusóte. 
El  muchacho  que  se   ocupa   en   delatar   á   sus 
compañeros.     En  castellano,  soploncillo. 

Achimero. 
Al  que  en  español  se  llama  buhonero  6  mercachi- 
fle, le  damos  en  Guatemala  el  nombre  de  achime- 
ro, que  no  se  encuentra  en  el  Diccionario;  y  ca- 
nasto de  ACHIMES  al  cesto  de  mercaderías  que 
lleva.     A  nuestro  achimero  le  llaman  en  Chile 

FALTE. 


72  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

•  Achiquitar. 

Para  economizar  letras  y  disparates,  debe  decir- 
se achicar. 

Achucuyado. 

Es  uno  de  nuestros  provincialismos  más  pinto- 
rescos y  usados.  Significa  desmerecido,  marchito^ 
enjuto,  amo j ainado,  falto  de  vigor  y  lozanía. 

Si  el  poeta  chileno  Guillermo  Matta  hubiera  vi- 
vido entre  nosotros,  habría  podido  decir: 

''¡Cuántas  flores  se  achucuyan 
Por  falta  de  agua  y  calor! 
Cuántas  mujeres  padecen, 
Se  doblan  y  languidecen 
Por  falta  de  aire  y  de  amor! 

(Lágrimas.) 
Adiós  mis  flores. 
Interjección  de  sorpresa,  con  la  que  alguno  de- 
nota que  algo  se  ha  perdido. 

Adefesio. 
Hemos  visto  usado  este  vocablo  en  singular  al- 
guna vez,  apesar  de  que  es  una  palabra  corrupta 
de  ad  Ephesios.  Gaya  y  Munain  en  su  prólogo  de 
su  traducción  castellafta  de  la  poética  de  Aristóte- 
les, dice:  /'el  juicio  adefesios  ó  á  bulto,"  que  coin- 
cide con  lo  que  dice  Puigblanch  (Opúsculos,  231) 
que  adefesios  no  tiene  plural  en  castellano;  opi- 
nión que  siguen  Zorobabel  Rodríguez  y  Paz  Sol- 
dán y  Unánue.  El  Diccionario  de  la  Academia 
trae  "adefesio." 

Adíate  re. 

Don  Rufino  J.  Cuervo,  en  sus  "Apuntaciones" 
dice:   "Llámase  en^l  Derecho  de  gentes  legado  a 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  73 

latere  un  cardenal  enviado  extraordinariamente 
por  el  Papa  con  amplísimas  facultades  cerca  (La- 
rra y  Baralt  se  han  burlado  de  este  cerca)  de  un 
soberano;  y  como  esta  expresión  á  latere  (del  la- 
do) denota  la  proximidad  ó  intimidad  del  carde- 
nal enviado  para  con  respecto  al  Papa,  ha  venido 
á  usarse  familiarmente  como  sustantivo  (general- 
mente en  plural)  aláteres  significando  compañe- 
ro, allegado,  auxiliador  (véase  el  Diccionario  de 
Salva;)  pero  es  un  desatino  decir  ad  latere,  como 
siempre  hemos  oído  decir  y  hallamos  en  este  pa- 
saje: "^Afanados  en  proporcionarse  una  ocasión 
favorable,  buscan  un  ad  latere  á  la  mamá  y  se 
aferran  á  la  deliciosa  hija."  Para  comprender  la 
razón  de  esta  censura,  basta  haber  pisado  los  um- 
brales de  una  clase  de  menores." 

Admósfera. 
Muchos  cambian  la  t  de   atmósfera  por  una   d, 
jnás  comunmente   en  la  pronunciación. 

Aereonauta. 
Dígase  aeronauta, 

Aereostát¡c%. 
También  debe  suprimirse  esa  segunda  e,  porque 
-es   aerostático. 

Aereolito. 

Muchos  dicen  así,  en  vez  de  pronunciar  correc- 
tamente aerolito. 

Esta  tendencia  á  la  raíz  aéreo  la  tienen  muchos, 
en  las  palabras  que  acabamos  de  mencionar,  por- 
que quizá  ignoran  que  tales  voces  son  formadas 
vdel  griego,  lengua  en  la  que   aer,  aeros  es   aire. 


74  VICIOS   DEL   LENGUAJE    Y 

Así  aerolito  se  compone  de  aer  y  ¡ithos  (piedra) 
aeronauta  de  aer  (aire)  y  nautes  (navegante)  ae- 
rostático, de  aer  (aire)  y  statos  (que  se  detiene). 

Acabamiento. 
Por  antonomasia  llaman  acabamiento  al  vacío 
ó  debilidad  que  se  siente  en  el  estómago,  bien  sea 
por  enfermedad  ó  falta  de  alimento;  v.  g.  "Estoy 
nciuy  agnado;  siento  un  hoyo  en  el  estómago;  este 
acabamiento  me  mata." 

Aflojar  las  cinco  azucenas. 

Se  dice  que  una  joven  a/o^a  las   cinco  azucenas 
.cuando  da  su    mano;  cuando   se   casa.     Nuestras 
bellísimas  paisanas,  que  no  las  han    aflojado,    de 
seguro  podrán  decir,   ''que  si  la  carne  está  en  el  ga- 
rabato, no  ha  sido  por  falta  de  gatoJ' 

Afectar. 
Recibe,  según  Bello,  la  forma  refleja.  ''Si  en 
buen  castellano  se  dice  activamente:  "Muchos 
afectan  generosidad,"  ¿por  qué  nó  en  sentido  pa- 
sivo :  "  Se  afecta  muchas  veces  la  generosi- 
dad?" Lo  que  no  debe  hacerse,  y  es  común  en- 
tre nosotros,  es  usar  locuciones  en  que  afectarse,. 
es  un  verbo  reflejo  de  toda  persona:  yo  me  afec- 
to, TÚ  TE  AFECTIS,  NOS  AFECTAMOS.  &." 

Aguado. 
Muchas  veces  hemos  oído  á  una  persona  enfer- 
ma, que  se  siente  sin  fuerzas:  ''Hoy  me  encuen- 
tro muy  AOUADA,"  en  vez  de  débil,  desfallecida. 
También  dicen,  en  sentido  metafórico,  que  es 
AGUADO  el  que  carece  de  energía. 


Aguadar. 
No  existe  en  caslellaiu)  ese  verbo,  que  en  Gua- 
temala se  usa  en  vez  de  aguar,  como  cuando  di- 
cen: '*La  miel  se  debe  aguadar  cuando  está  muy 
espesa."  Se  toma  tambi(^n  dicho  vocablo  por  de- 
bilitar; V.  g:  "No  me  gustan  los  baños  tibios,  por- 
([UQ  lo  {dehilitan)  aguadan  á  uno  mucho." 

Aguardientero. 
Se  dice  generalmente  por  aguardentero. 

Aguatero. 
El  que  lleva  6  vende  agua  no  es  aguatero,  co- 
mo por  acá  le  llaman,  sino  aguador.  Ese  provin- 
cialismo es  más  bien  una  corrupción  de  aguadero, 
que  así  se  llamó  el  aguador  hasta  los  tiempos  de 
Felipe  IV,  segtín  la  gramática  de  Franciosini,  que 
lo  pone  como  ejemplo  de  los  derivados  en  ero. 

Agua  florida. 
Por  más  que  en  inglés  se   diga  Florida    Wat-er, 
en  castellano  tiene  que  ser  ''Agua  de  la  Florida." 

Agua  de  la   Banda. 

Así  han  traducido  el  eau  de -la  hande,  que  traen 
los  rótulos  de  algunos  frascos  de  perfumes,  en  lu- 
gar de  "Agua  de  espliego,"  ó  ''Agua  de  alhuce- 
ma." 

Agua  chiva  ó  chigua. 

El  maíz,  que  es  uno  de  los  granos  que  más  ge- 
neralmente sirven  para  la  alimentación  en  Amé- 
rica, ha  dado  origen  á  muchas  voces  provinciales. 

En  la  popular  "Memoria  sobre  el  cultivo  del 
maíz,"   de    Gregorio  Gutiérrez   González,  que  es 


76  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

más  bien  un  poema  de  sabor  americano,  encon- 
tramos copia  de  palabras  colombianas,  que  en  su 
mayor  parte  difieren  de  las  que  son  peculiares  á 
Guatemala.  Por  ejemplo  llamamos  nosotros  agua 
chiva  6  chigua  á  la  que  queda  después  de  servir 
para  cocer  el  maíz  que  se  destina  a  la  formación 
de  la  masa  para  las  tortillas;  y  en  Colombia  le  di- 
cen agua-masa.  Cuando  el  poeta  hace  la  descrip- 
<íión  de  la  molendera^  que 

''Ágil,  arrutanada,  alta,  morena; 
*'Su  seno  prominente  á  medias  cubre 
"La  camisa  de  tira  de  arrandela." 

Agrega  después,  con  sencillez  patriarcal: 

'^Descubiertos  los  brazos  musculosos 
''Y  la  redonda  pantorrilla  muestra 
''Con  inocente  libertad,  pues  sabe 
"Que  sólo  para  andar  sirven  las  piernas." 

"Se  moja  en  agua-masa  las  dos  manos, 
"Las  pone  encima  de  ceniza  fresca, 
"Las  sacude  muy  bien,  y  en  la  agua-masa 
"Las  lava  luego  y  la  ceniza  deja." 

El  nombre  de  agua-chiva  pudo  ser  en  su  origen 
corrupción  de  agua  chirle,  ó  le  llamaron  así  los 
mismos  conquistadores,  recordando  que  en  Espa- 
ña daban,  y  hasta  el  día  dan,  la  denominación  de 
chivo  á  la  poza  ó  vasija  que  contiene  las  heces  ó 
residuos  del  aceite  ú  otro  líquido.  En  cuanto  al 
chigua^  tiene  marcado  sabor  indígena. 

Agua  loja. 
Así  llaman  á  una  bebida  refrescante,  hecha  con 
canela  cocida  en  agua  y  rosicleres,  ó  sean  azuca- 
rillos. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  77 

Agua  puesta. 

En  vez  de  decir  que  hay  señales  de  lluvia,  ó 
que  amenaza  caer  el  agua,  decimos  que  está  el 
agua  PUESTA. 

Don  José  Milla  escribió:  ''Supongo  que  señoras 
y  caballeros  están  ya  preparados;  que  se  aproxi- 
ma la  hora;  que  se  consulta  con  inquietud  al  cie- 
lo, para  ver  si  hay  A(íua  puesta.  (*)  (''El  Libro 
sin  nombre,"  página  278.) 

Aguacate. 

El  Diccionario  de  la  Academia  incluye  este 
nombre  entre  los  castellanos;  pero  no  trae  la  eti- 
mología que,  según  D.  Aristides  Rojas,  es  corrup- 
ción del  vocablo  azteca  ahuacáhuahuitl,  "árbol  de 
ahuacáf  el  nombre  caribe  es  aouicate;  en  el  Perü 
y  en  Chile  llámanle  palta,  del  antiguo  quichua 
pallatay  6  pauta;  en  Colombia  y  en  Venezuela 
usan  la  palabra  cuka,  que  es  chibcha.  En  Méxi- 
co le  llaman  Peral. 

En  la  descripción  que  hace  Paz  Soldán  y  Uná- 
nue  del  palto  (Persea  gratíssima,)  dice  que  es  un 
árbol  elevado  y  de  porte  majestuoso,  que  se  ense- 
ñorea del  aire,  y  que,  pues  no  hay  laureles  entre 
nosotras,  podría  reemplazar  al  laurel  si  tuviéra- 
mos cabezas  dignas  de  ser  ceñidas  por  nobles  ra- 
mas." 

Aguacates  llaman  por  acá  á  los  flojos  ó  poco  ani- 
mosos.    No  hablemos  más  del    avocat  de  los  fran- 


(*)  Entiéndase  de  una  vez  que  al  citar  algunos  trozos  de  Milla  y 
otros  escritores,  en  los  cuales  hay  palabras  peculiares  á  Guatemala, 
lo  hacemos  para  que  se  vea  como  las  han  usado,  en  concepto  de  tales, 
escribiéndolas  con  bastardilla ;  y  de  ningún  modo  como  palabras  cas- 
tizas. Si  algunas  veces  censuramos  el  empleo  que  se  ha  hecho  de 
ellas,  cual  si  fueran  vocablos  de  buena  ley,  lo  decimos  claramente. 


78  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ceses  ó  del  alligator  pear  (pera  de  cocodrilo)  de  los 
ymiJcees,  6  de  la  mantequilla  vegetal,  como  otros  lla- 
man al  aguacate,  del  cual  se  hace  un  aceite  muy 
recomendado  para  evitar  la  caída  del  pelo  y  para 
aliviar  los  dolores  de  la  gota.     (*) 

AguacataL 

Es  en  castellano  el  terreno  plantado  de  árboles 
que  producen  aguacates,  y  no  el  propio  árbol  (que 
nosotros  llamamos  aguacatal.) 

En  castellano  también  se  llama  aguacate,  el 
mismo  árbol. 

Aguaje. 

Según  el  Diccionario  es  el  término  marítimo, 
que  significa  las  crecientes  grandes  del  mar;  y  así 
dicen:  "Hacer  aguaje,"  cuando  corren  con  mucha 
violencia  las  aguas;  pero  es  frase  de  marinos,  y  no 
creemos  que  sea  propio  llamar  aguaje — como  nos- 
otros le  llamamos — al  aguacero,  á  la  lluvia  torren- 
cial. También  damos  á  la  palabra  aguaje  la  sig- 
nificación de  regaño  largo,  que  raya  en  insulto;  v. 
g.:"El  Director  le  dio  una  buena  trapeada,  (repri- 
menda) en  el  aguaje  Cjue  le  echó." 

Aguisóte. 
Lo  usan  mucho  entre  el  vulgo,  por  mal    agüero, 
ó  mal  presagio  de  cosas  que  han  de  suceder. 

¡Ah  cosa! 

Es  exclamación  muy  usada,  sobre  todo  por  las 
mujeres,   cuando  les   sorpre{.ide  algo:   equivale    á 

(♦)  "El  Médico  líotánico  Criollo,"  contiene  nn  interesante  ar- 
tículo 8ol>re  el  aguacate,  página  26i),  tomo  1.  ® 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  79 

¡Qiié  idea!  que  se  usa  en  español,  francés  é  inglés. 
{¡Qíielle  idee!,  ¡what  idea!) 

Ahogos. 

Padecer  de  ahogos  es,  según  el  Diccionario,  pa- 
decer de   ahoguío. 

Ahorcadoras. 
Entre  las  muchas  v'ariedades  de  avispas  que 
existen  en  Guatemala,  hay  unas  de  las  llamadas 
AHORCADORAS  (gen.  Polistes,)  cuya  ponzoña  según 
el  vulgo,  produce  fuertes  intiamaciones,  siendo 
más  temibles  las  ocasionadas  en  el  cuello,  porque 
pueden  producir  asfixia.  El  dolor  y  mal  causado 
por  estas  avispas  es,  sin  embargo,  como  los  pro- 
ducidos por  la  introducción  del  aguijón  de  una 
abeja  de  miel  extranjera. 

Ahorita. 
Ahorita  se  usa  para  indicar  que  una  cosa  suce- 
dió más  de  presente  que  ahora  (como  si  eso  fuera 
posible,)  lo  cual  sobre  ser  absurdo  es  vulgar.  Es- 
te adverbio  provincial  se  usa  mucho,  no  sólo  por 
acá,  sino  en  México,  en  Cuba  y  en  el  Perú.  ^'Aho- 
RiTA  vengo,"  dicen  en  lugar  de  '* vengo  muy  pron- 
to." 

Aiguaixte. 

Es  nombre  indígena  de  una  salsa  hecha  con  ha- 
rina, pepitoria  y  chile.  El  aiguaixte  sirve  para 
aderezar  la  carne  guisada,  las  patatas,  etc. 

Ai  recito. 
Se  dice  en  español  que  una  cosa  tiene  aire  ó  se- 
mejanza con  otra;  pero  no   en   diminutivo,   como 
muchos  lo  usan  vulgarmente.     Don  José  Milla  di- 


80  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

jo:  ''Guatemala  debiera  ser  un  país  de  retratistas, 
por  la  propensión  y  la  facilidad  que  aquí  hay  pa- 
ra coger  al  vuelo  todo  género  de  semejanzas.  Al 
siguiente  día  de  haber  llegado  de  fuera  una  perso- 
na á  quien  jamás  se  ha  visto,  los  numerosos  des- 
cubridores de  parecimientos  hablan  de  que  el  re- 
cién venido  tiene  los  ojos  de  Fulano,  la  nariz  de 
Zutano,  el  modo  de  andar  de  Mengano  y  que  le 
da  AiRECiTO  A  PERENSEJO."  (Cuadro  de  Costum- 
bres.    ''Las  Semejanzas,"  página  65,  tomo  1?) 

Sí  se  puede  emplear  castizamente  aire  en  vez 
de  viento.  Pero  es  un  provincialismo  el  decir  un 
AIRE,  como  sinónimo  de  una  hazaña;  v.g.:  "á  Juan 
Lanas  no  se  le    ha  visto  nunca  un  aire." 

Ajonjolín. 

A  la  semilla  que  se  llama  en  castellano  alegría, 
sésamo  ó  ajonjolí,  damos  el  nombre  de  ajonjolín 
(sesamum  oriéntale). 

Ajotar. 

Estimular,  'precisar,  irritar,  azuzar,  es  como  debe 
decirse,  según  los  casos,  y  no  ajotar,  como  dicen 
por  acá. 

"Comenzó  á  ajotar  su  perro,  hasta  que  se  me 
echo  encima  (se  arrojó  sobre  mí.) — Hay  gente  que 
sólo  anda  ajotando  al  juez  para  que  obre  mal." 

A  justar. 
Kntre  las  muchas  acepciones  de  este  verbo,  no 
tiene  en  el  Diccionario  la  de  castigar  ó  maltratar 
dando  golpes,  que  nosotros  le  damos:  "El  hijo  de 
Juan  es  muy  travieso,  apesar  de  que  su  mamá  le 
AJUSTA  tieso  muy  á  menudo.    Cuando  aquí  dicen: 


i 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  81 

"Le  dio  de  patadas,  y  después  le  ajustó  una  trom- 
pada ({ue  lo  boto  al  suelo,"  dirían  en  Elspaña:  "Le 
dio  de  puntapiés,  y  en  seguida  le  arrimó  una  bo- 
fetada que  lo  hizo  caer  en    tierra." 

Aladinado. 

Se  llama  por  acá  al  indio  que  se  está  volviendo 
ladino.  f]sta  palabra  (además  de  significar  astu- 
to, taimado,  en  sentido  metafórico,)  significaba 
en  castellano  antiguo  **el  romance  ó  lengua  nue- 
va:" y  de  allí  vino  que  se  llamaran  ladinos,  en 
buen  español,  los  que  hablaban  alguna  ó  algunas 
lenguas  además  de  la  propia,  lo  cual  motivó  que 
á  los  indios  que  hablaban  ladino  (ó  como  ellos  di- 
yen  castilla)  les  llamaran  ladinos.  Hoy  se  ha 
extendido  la  significación  de  tal  nombre  á  todos 
los  de  estos  países  que  no  son  indios,  ó  que,  á  pe- 
sar de  serlo,  no  conservan  su  primitivo  idioma  y 
sus  costumbres.  En  este  sentido  se  puede  decir 
que  es  provincial  la  palabra  ladino;  y  es  la  acep- 
ción que  se  le  da  en  los  cuadros  estadísticos  del 
movimiento  de  nuestra  población,  en  los  cuales 
se  habla  á  cada  paso  de  indios  y  ladinos.  En  la 
curiosa  obra  ''Orígenes  del  Lenguaje  Criollo,"  se 
dice:  que  al  indio  instruido  y  trabajador  se  le  lla- 
mó ladino,  esto  es  latino,  como  si  la  ciencia  que 
había  adquirido  fuese  ciencia  de  universidad;  y 
al  que  no  aprendía,  ó  continuaba  voluntariamen- 
te en  el  estado  salvaje,  se  le  llamaba  chontal,  ó  sea 
tosco  y  grosero.  Del  mismo  modo  que  á  los  cas- 
tellanos que  llevaban  algunos  años  <le  residencia 
en  las  Indias  se  les  llamaba  baqueanos,  porque  sa- 
bían   baquear,  ó  navegar   con   la    corriente,  cual- 


82  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

quiera  que  fuera  el  viento,  en  el  revuelto  mar  de 
aquellas  aventuras;  mientras  que  al  recién  llegado 
se  le  saludaba  con  el  dictado  de  chapetón,  corres- 
pondiente en  España  á  todo  aprendiz  de  oficio.  Y 
así  á  los  desaciertos  de  éstos,  como  á  la  ligera  in- 
disposición^que  sentían  después  del  desembarco, 
en  aquellos  felices  tiempos  en  que  no  había  vómi- 
to negro,  se  llamaba  chapetonada J^ 

Albarda. 

Esta  palabra  se  deriba  del  árabe,  y  significa  en 
español  una  parte  del  aparejo  de  las  bestias  de  car- 
ga, que  se  compone  de  dos  á  manera  de  almoha- 
das, rellenas  de  paja  y  unidas  en  la  parte  que  cae 
sobre  el  lomo  del  animal. 

En  Guatemala  la  albarda  es  la  silla  de  montar 
que  usan  las  gentes  del  campo,  formada  de  cueros 
sin  curtir,  con  la  parte  de  adelante  y  la  de  atrás 
algo  levantadas  y  con  pesados  estribos  de  madera. 
Sobre  esa  montura,  que  ofrece  mucha  seguridad, 
ponen  una  zalea  ó  un  pellón,  y  además  llevan 
doblada  por  delante  una  manga  ó  poncho,  que  es 
una  manta  de  lana  de  colores  abigarrados,  desti- 
nada á  cubrirse  cuando  lluve  y  á  taparse  al  tiem- 
po de  dormir. 

Albarda  sobre  aparejo,  dicen  aquí  para  indi- 
car, en  tono  de  burla,  que  algo  está  sobrepuesto  ó 
repetido  innecesariamente.  En  España  so  usa  en- 
tonces de  la  locución:  Albarda  sobre  albarda. 

Albardeada. 

Cuando  ponen  por  primera  vez  la  montura  que 
llamamos  ALBARDA   á   un   potro  ó  caballo    nuevo, 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  83 

dicen  que  le  han  dado  la  primera  albardeada. 
En  castellano  no  existe  esa  palabra;  albardada 
((jue  es  la  que  trae  el  Diccionario,)  se  aplica  á  la 
res  vacuna,  ó  á  otro  animal,  que  tiene  el  lomo  con 
pelo  de  diferente  color  de  lo   demás  del  cuerpo. 

Alborotos. 
A  las  confituras  que  se  venden    principalmente 
•en  la  feria  de  agosto,  hechas  de  maíz  tostado  y  re- 
ventado, con  un  baño  de  azúcar   prieta,   han    lla- 
mado por  acá  (no  sabemos  por  qué)  alborotos. 

En  castellano  se  llaman  canchas,  voz  tomada 
-del  quichua  camcha,  que  quiere  decir  *'maíz  tos- 
tado." 

Alborotista. 

El  que  alborota  se  llama  alborotador,  que  no  al- 
borotista. Alborotadizo  es  el  que  por  ligero  mo- 
tivo se  alborota. 

Alcagüete. 

Corrupción  de  la  palabra  alcahuete. 

Alcancía. 

Es  una  vasija  que  es  preciso  romper  para  sacar 
•el  dinero  que  en  ella  habíamos  depositado.  En 
esta  acepción  usamos  nosotros  bien  aquella  pala- 
bra; pero  la  arquilla  ó  caja  de  madera,  piedra  ú 
•otra  materia,  que  se  fija  en  las  iglesias  para  que 
echen  limosnas,  por  una  albertura  estrecha  que 
tiene  la  tapa,  á  fin  de  que  pueda  caber  una  mone- 
da, no  se  llama  alcancía,  sino   cepo  ó  cepillo, 

Alcibiades. 
Así  pronuncian  muchos,  cargando  el  acento  so- 
bre la  a;  pero  la  pronunciación  correcta  es   *'Alci- 
bíades." 


84  VICIOS   DEL    LENGUAJE   Y 

Alcol. 

Así  dicen  muchos  en  vez  de  alcohol. 

Alentado. 

En  castellano  quiere  decir  valiente^  animoso.  En. 
Guatemala  se  toma  por  sano,  bueno,  el  que  goza 
de  salud  perfecta,  y  así  se  usa  en  locuciones  como 
esta:  **¿ Qué  tal  está  tu  hermano? — Está  alenta- 
do, por  voluntad  de  Dios;"  ";  Cuánto  me  alegro 
de  verlo  tan  alentado!" 

Alentaese  se  toma  por  curarse,  restablecerse,  y, 
por  antonomasia,  por  dar  á  luz  un  niño,  alumbrar, 
parir.  "Ya  se  alentó  lá  Juana — ¿Y  qué  tuvo, 
HOMBRE  ó  MUJER  (por  niño  Ó  hembra?) — Fueron 
guaches  (gemelos  ó  mellizos.) 

Hemos  oído  decir:  ahorita  acabo  de  ver  al  niño 
Chico;  ya  está  tan  bonito;  si  lueguito  no  hubie- 
ran llamado  médico,  espicha  el  mividita  de  mi 
alma;  pero  el  pobrecito  ya  está  alentadito,  de  lo 
cual  me  alegro  muchisísimo. 

Alfarfa. 

Dígase  alfalfa;  y  en  vez  de  alfarfar,  alfalfal 
ó  alfalfar. 

''Uno  de  los  cultivos  más  notables  como  forraje 
es  el  de  la  alfalfa  [medicago  sativa.]  ''Apunta- 
mientos sobre  la  topografía  física  del  Salvador, 
por  el  Dr.  don  David  J.  Guzmán,  p.  249." 

Alférez. 
Se  usa  en  frases  como  esta:  "No  digas  nada,  que 
ahí  está  mí  aí/áre:;;  "No  hables  tan  recio,    porque 
te  puede  oír   mi  alférez,''   refiriéndose  sobre   todo 
á  los  niños. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  85 

Alfiler. 

Vicio  muy  general  es  el  de  decir  la  alfiler^  una 
alfiler j  alfiler  Tnala y  por  el  alfiler,  un  alfiler,  alfiler 
malo.     Vulgarmente,   muchos   pronuncian   arfi- 

LER. 

Alfinique. 

A  la  pasta  de  azúcar  y  á  la  persona  delicada  de 
cuerpo  y  complexión,  que  llamamos  alfinique, 
les  da  el  Diccionario  el  nombre  de  alfeñique. 

Alicrejo. 
Al  caballo  viejo  y  flaco  llamamos  alicrejo,   en 
vez  de  denominarle  rocín  6  rocinante. 

Aijaraquiento. 
Es  común  la  propensión  de  cambiar  la  h  en  y, 
acaso  porque  antiguamente  se  pronunciaba  la  h 
dándole  un  sonido  aspirado,  en  algunas  voces  (*). 
Así  se  oye  decir  aljaraquiento,  aljaraco,  por  al- 
haraquiento,  alharaco,  jalar,  (**)  por  halar. 

Aljedrez. 
Así  dicen  algunos,  en  vez  de  ajedrez,  que  es  co- 
mo debe  decirse. 

Almacigo. 
Quiere  decir  ''pepitas  ó  simientes  de   las  plan- 
tas nacidas  en  almáciga;"  de  modo  que  el  conjun- 

(*)  "El  sonido  gutural  de  la  j  ó  iota,  no  apareció  en  Castilla  has- 
ta los  últimos  años  del  siglo  XVI,  llevado  por  los  moriscos  expulsos 
del  reino  de  Granada,  después  de  la  rebelión  de  las  Alpujarras.  No 
se  generalizó  en  la  Península  hasta  los  años  de  1650,  ni  en  América 
hasta  el  final  de  aquel  siglo.    (Origen  del  Lenguaje  Criollo,  pag.  14.) 

(**)  Jalar  \ino  con  Colón  á  América  en  su  primer  viaje."  Y  dí- 
joles  el  Almirante  á  él  y  á  los  otros,  que  halasen  el  batel  que  traían 
por  la  popa." — Diaño  del  Almirante,  Navarrete,  tomo  1.  '^ 


86  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

to  de  almacigos  se  llama  almáciga.  Nosotros  de- 
cimos frecuentemente:  'Tedro  tiene  un  almacigo 
de  café  de  media  manzana."  Debe  ser  una  almá- 
ciga, voz  que  nunca  usamos. 

Almágana. 

Es  una  corrupción  de  las  voces   castellanas  al- 
mádena, almádana. 

Almario. 

Vulgarmente  pronuncian  así,  en  vez  de  armario. 

Alujar. 
Alujar  dobladores,  dicen  por  abrillantar  la  ho- 
ja del  maíz  que  sirve  para  hacer  cigarros.     Tam- 
bién se  toma  alujado  por  limpio,  bien  vestido. 

Alumina. 

Derivándose  del  latín  alumen,  se  pronuncia  y  se 
debe  escribir  alúmina, 

Almatroste. 
Quien  quiera  hablar  bien,  diga  armatoste,  que  no 
almatroste,  como  se  dice,  no  sólo  en  Guatemala, 
sino  también  en  Colombia  y  en  Chile,  para  deno- 
minar el  mueblejo  apolillado  y  desvencijado,  y  al 
sujeto  que  se  le  asemeja. 

Almuada. 
Es  barbarismo  común,  en  vez  de  almohada. 

Almuaza. 
Almuaza  y  almuaciar   son    otros   barbarismos 
que  no  deben  soportarse,  en  vez  de  almohaza  y  al- 
mohazar. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  87 

Alzar.    Alzado.    Alzo. 

Todos  saben  que  alzar  tiene  varias  significacio- 
nes; pero  muchos  creen  que  es  peculiar  á  Guate- 
mala el  darle  la  acepción  de  guardar^  como  cuan- 
do se  dice:  ''álzame  ese  dinero."  El  Diccionario, 
sin  embargo,  da  al  verbo  alzar  el  significado  de 
'^guardar  ó  quitar  de  en    medie  alguna   cosa." 

Alzado  es  el  que  quiebra  fraudulentamente  y 
oculta  algunos  bienes;  pero  no  debe  decirse  del 
engreído  ó  soberbio.  ¡Cuántas  veces  hemos  oído 
exclamar  á  personas  de  buena  sociedad:  ''Ya  no 
puedo  soportar  á  la  Fulana,  porque  es  muy  alza- 
da! (*).  En  español  sí  se  dice  alzarse. á  mayo- 
res, por  engreírse  6  envanecerse.  Alzarse  con  el 
santo  y  la  limosna,  por  llevárselo  todo;  pero  cree- 
mos que  es  frase  provincial  nuestra  la  de  coger 
Á  alguno  de  alzo,  que  en  España  es  tener  entre 
ojos,  ó  sobre  ojo  á  alguno.  Es  frase  también  que 
priva  mucho  por  acá  la  de  hacer  un  alzo,  por  ha- 
cer un  robo.  Conviene,  pues,  apuntar  que  esa  pa- 
labra ALZO  no  goza  aún  de  honores  lexicográficos. 
Del  gallo  dicen,  que  tiene  tantos  alzos,  cuantas 
son  las  peleas  que  ha  ganado. 

Amachinarse. 
Se  emplea  en  el  lenguaje   vulgar,  por   contraer 
amistad  ilícita,  amancebarse.    Se  usa  más  comun- 
mente en  el  participio  amachinado,  para   denotar 
al  que  lleva  mala  vida. 

(*)  El  llamar  alzado,  en  ese  caso,  al  rebelde,  viene  de  que  en 
América  se  dio  el  nombre  de  alzados  á  los  indios  que  no  obedecían 
y  se  remontaban  á  los  bosques.  Así,  p.  e.,  dice  D.  Manuel  de  J.  Gal- 
ván,  en  la  leyenda  dominicana ''Enriquillo:"  "Que  los  españoles 
habían  perdido  hasta  la  memoria  de  que  había  indios  alzados"  p.  30. 


88  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Amador. 
Así  llaman   al   '' Llamador/'    que    montado    en 
arrogante  caballo,  aparece  en  las  corridas  de  toros 
para  cuidar  del  orden  en  la  plaza. 

Amaisteis. 
Es  vicio  mu}^  vulgar  el  decir  así,  en  vezdeamas- 
teis,  que  es  la  forma  correcta.  También  emplean 
muchos  impropiamente  las  terminaciones  anti- 
cuadas amastes,  corristes,  fuistes,  de  la  2f  persona 
de  plural,  en  lugar  de  amaste,  corriste,  fuiste,  del 
singular  del  pretérito  perfecto  de  indicativo. 

Amalayar. 

Mal  haya  es  una  imprecación  castiza  que  deno- 
ta la  falta  que  hace  un  objeto,  y  de  ahí  pasó  mal 
haya  a  sugerir  el  deseo  de  tenerlo;  de  donde  se 
origino  el  ¡ah  mal  haya!  (por  ojalá,)  y  de  éste,  el 
verbo  provincial  amalayar,  que  quiere  decir  an- 
helar. También  se  usa,  y  por  cierto  impropia- 
mente: ''Mal  haya  sea, ^'  en  frases  como  la  siguien- 
te: ^'¡Mal  haya  sea  la  lluvia  que  no  nos  dejó 
salir! 

Don  José  Milla,  en  el  Cuadro  de  Costumbres 
**Nunca  más  nacimiento,"  dijo:  "Yo  me  manten- 
*  go  muy  contento  con  lo  que  tenemos,  no  me  man- 
tengo amalhayando  lo  que  por  ahí  dicen  nos  falta, 
y  me  encuentro  tan  bien  avenido  con  nuestras 
costumbres,  como  nuestros  hermanos  del  Salva- 
dor en  la  divertida  ocupación  de  matárselos  unos 
álos  otros,  y  como  nuestros  vecinos  los  mexicanos 
en  la  no  menos  jocosa  de  pronunciarse  y  despro- 
nunciarse    cinco  ó  seis  veces  al  mes.'' 


1 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  89 

Amariconado. 
Hecho  un  maricón  ó  marica^  como   diría  un  es- 
pañol. 

Amarrar. 

Dice  D.  Zorobabel  Rodríguez,  tratando  de  esta 
palabra:  "Se  usa  disparatadamente  en  casos  como 
los  que  siguen:  "El  diputado  que  intente  contes- 
tar ese  discurso,  tendrá  que  amarrarse  bien  an- 
tes los  calzones.''  "Es  el  D.  Anacleto  tan  dejado 
de  la  mano  de  Dios  que  en  los  cincuenta  y  tantos 
años  que  lleva  sobre  el  espinazo,  no  ha  podido 
aprender  todavía  á  amarrarse  la  corbata."  "La 
infeliz  debe  vivir  mártir  de  sus  muelas,  ^ues  de 
los  doce  meses  del  año,  seis  á  lo  menos  la  veo  con 
la  cara  amarrada."  Para  expresarse  con  propie- 
dad, convendría  en  los  dos  primeros  casos  atarse, 
y  en  el  último,  en  vez  de  cara  amarrada,  cara  en- 
trapajada. 

"El  señor  Cuervo,  á  quien  seguimos  en  esta 
parte,  al  redactar  el  espécimen  que  publicamos  en 
marzo  de  1874,  en  "La  Estrella  de  Chile,"  propo- 
ne que  hablándose  de  la  cara  y  cabeza,  se  diga  en- 
trapajada.'' Nuestro  excelente  y  erudito  amigo 
D.  Fernando  Paulsén  advirtiónos  del  error  en  que 
habíamos  incurrido,  diciéndonos  en  una  de  sus 
cartas:  '^Entrapajado  es  demasiado  familiar  y  has- 
ta un  tanto  despectivo;  además,  cara  entrapajada, 
no  significa  lo  mismo  que  cara  amarrada.  Con 
la  cabeza  entrapajada  vemos  frecuentemente  á 
nuestros  viejos  y  viejas;  pero  las  niñas,  que  son 
las  que  suelen  andar  con  la  cara  amarrada,  aun- 
<jue  ahora  muchísimo  menos  que  antes,  porque  ya 
no  gastan  muelas,  por  ser  muy  prosaico   esto   de 


90  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

muelas  (¡ahora  es  dolor  á  la  cara!),   podrán  andar 
si  gustan  con  la  cara  vendada. 

''Confirma  la  opinión  de  nuestro  amigo  el  si- 
guiente pasaje  de  Cervantes:  ''Además  estaba  mo- 
híno y  melancólico  el  mal  ferido  D.  Quijote,  ven- 
dado el  rostro  y  señalado,  no  por  la  mano  de  Dios,, 
sino  por  las  uñas  de  un  gato." 

Amarradijo. 

A  un  pañuelo  ó  cosa  semejante  que  se  ata  con 
muchos  nudos,  llaman  por  acá  amarradijo,  voca- 
blo curioso,  que  puede  traer  su  origen  del  habla 
antigua  marinesca,  que  tantas  voces,  hoy  desusa-, 
das  en  España,  dejó  en  las  comarcas  que  los  es- 
pañoles descubrieron. 

Describiendo  D.  José  Milla  el  tipo  del  distraído,. 
dijo: ''Lleva  el  pañuelo  lleno  de  nudos,  como  cuer- 
da de  tercero,  pues  es  su  costumbre  poner  esas  se- 
ñales para  recordar  que  ha  de  concurrir  á  una  ci- 
ta, que  tiene  que  contestar  una  carta  ó  que  ha  de 
evacuar  cualquiera  otra  diligencia  muy  urgente. 
Por  desgracia  suele  buceder  que  cuando  ve  los  ta- 
les AMARRADIJOS,  110  pucde  acordarsc  ni  por  cuan- 
to hay  para  qué  los  hizo." 

Amol 

Es  una  planta  venenosa,  que  se  usa  para  pescar,. 
y  que  mata  todos  los  peces  grandes  y  chicos. 

El  artículo  1?  del  decreto  de  13  de  agosto  de 
1835,  dice:  ''Es  prohibido  en  el  Estado  la  pesca 
con  sustancias  venenosas,  como  cal,  amol,  chila- 
PATE,  maguey,  &. 


I 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  91 

Los  indios  usan  el  amol  para  lavar  su  ropa, 
pues  la  raíz  produce  una  espuma  semejante  a  la 
del  jabón.  En  lengua  mexicana  se  llama  ese  tó- 
sigo AMOLÉ,  nombre  que  conservó  hasta  el  siglo 
XVII,  como  puede  verse  en  el  siguiente  pasaje  de 
la  ^^Recordación  Florida"  de  Fuentes  y  Guzmán: 
''Aunque  es  cierto  que  estos  géneros  de  raíces 
ó  de  amóle,  fortalecidas  y  criadas  con  natura- 
leza de  tósigo  y  mezcladas  para  mayor  actividad 
y  potencia  con  la  fortaleza  y  cáustico  de  cal  viva, 
los  hace  menos  provechosos  y  hasta  nocivos  y  de 
acre  nutrimento  á  la  salud  humana,  y  más  sien- 
do por  su  propia  naturaleza  todo  este  peje  de  de- 
licada complexión,  y  muy  entreverados  en  lo  cra- 
so y  jugoso  de  las  enjundias  que  pasan  y  se  arri- 
man hasta  los  cueros/'     (Página  65,  tomo  2?) 

Amolar. 
No  solamente  entre  nosotros,  que  también  en  el 
Perú  y  en  otras  partes' del  Nuevo  Mundo,  se  usa 
entre  el  vulgo  amolar,  por  moler,  cargar  ó  moles- 
tar ^  que  son  los  verbos  que,  para  el  caso,  emplean 
hoy  en  España;  y  decimos  lioy,  porque  en  lo  an- 
tiguo se  usó  también  amolar,  en  tal  sentido,  como 
puede  verse  por  una  de  las  cartas  de  Moratín 
(Epistolario  Español;  tomo  2?,  página  216)  en  la 
cual  dice:  ''Leísela  (á  los  cómicos  una  de  sus  co- 
medias) y  quedaron  despatarrados;  la  estudiaron 
con  ansia;  los  amolé  á  ensayos,  y  saqué  de  ellos 
todo  el  partido  que  sacarse  puede."  En  los  cinco 
mandamientos  de  Santiago,  que  tan  populares 
fueron  en  España,  se  usa  amolar  por  molestar, 
fastidiar,  incomodar.     Helos  aquí: 


92  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 


ií 


El  1?  es  amar  á  don  Dinero. 
El  2?  es  amolar  á  todo  el  mundo. 
El  3?  es  comer  buena  vaca  y  ternero. 
El  4°  es  ayunar  después  de  harto. 
El  5?  es  beber  buen  blanco  y  tinto. 

Y  estos  cinco  se  encierran  en  dos:  todo  para  mí 
y  nada  para  vos.''  [Hand  book  for  travellers  in 
Spain— Richard  Ford,  page  49.*^] 

En  las  ''Rimas  del  Rimac''  encontramos  los  ver- 
sos siguientes: 

'*Las  cien  carretas 
Las  del  camal 
Las  campanudas 
Que  llevan  pan, 
Y  que  son  peores 
Que  las  demás, 
¿No  son  bastante 
Para  amolar  f^ 

El  Diccionario  de  la  Academia  en  su  última 
edición',  no  da  á  amolar  el  significado  que  el  vul- 
go le  atribuye,  y  de  que  hemos  tratado  en  este  ar- 
tículo. 

Anancas. 

Debe  decirse  á  ancas  del  caballo;  y  no  anancas. 

A  naya. 
Así  se  llama  una  buena  madera,  entre  otras  que 
tenemos,  cuyos  nombres  comienzan  con  a,    como 
acoyOy  aripiriy  arrellano,  asta,  alixco,  ajac,   aucó,    &. 

Anchar. 
El  verbo  derivado  de  ancho  es  ensanchar. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  93 

Anda. 

Muchos  usan  viciosamente  en  el  singular  anda, 
por  andas,  que  es  como  debe  decirse.  Con  razón, 
pues,  han  sido  censurados  los  versos  siguientes  de 
don  Arnaldo  Márquez,  que  es  el  primer  lírico  pe- 
ruano: 

''Niña,  que  quiere  quien  anda 

Del  balcón  á  la  baranda 

Y  la  baranda  al  balcón, 

Como  si  fuese  alguna  anda, 

Que  llevan  en  procesión." 

No  sabemos  por  qué  prefieren  muchos  el  singu- 
lar, en  nombres  que  no  lo  admiten,  como  tijeras, 
tenazas,  despabiladeras,  pinzas,  parihuelas,  ancas, 
angarillas,  alicates,  cachas,  enaguas  &.  En  cambio, 
añaden  una  s  á  palabras  que  no  pueden  llevarla, 
como  donaire,  cabal,  corriente,  y  emplean  muy  sa- 
tisfechos: donaires,  cabales,  (exclamación)  corrien- 
tes, sin  contar,  como  dice  con  gracia  un  literato, 
con  aquel  épico  de  los  corrientes,  hablando  de  las 
fechas. 

Ándate. 

Vicio  muy  común  es  decir  ándate,  en  lugar  de 
vete,  y  así  anda  ese  vocablo  aun  en  labios  de  gente 
que  se  precia  de  culta.  No  falta  quienes  digan 
ANDAiTK,  quizá  siguicudo,  siquiera  sea  viciosamen- 
te, el  giro  español  anda  vete:  anda  ite. 

El  anda  vete  se  encuentra  en  la  poesía  popular 
de  España  y  en  los  clásicos: 

''Andaveie,e\  moro  perro. 
Anda  y  vuélvete  á  Granada." 

(  Eomancero  de  Kivadeneira,  I,  61.) 


94  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

^'Anda  vete  y  no  hagas  bulla"  [Hidalgo — Diálo- 
go de  apacible  entretenimiento,  1606.] 

Y  á  propósito  del  ite,  en  lugar  de  vete^  es  de  no- 
tar que  en  Guatemala,  lo  mismo  que  en  otras  de 
las  repúblicas  latinas  del  Continente,  hay  propen- 
sión marcada  en  el  pueblo  á  regularizar  muchos 
\erbos  que  son  irregulares.  Con  esto  y  con  el 
empleo  de  voces  vulgares,  se  le  da  al  rico  y  majes- 
tuoso idioma  castellano,  cierto  carácter  bajo  y  ras- 
trero, que  se  aviene  mal  con  su  índole  y  con  su 
origen.  Mucho  más  decimos:  ^'barriga  que  vien- 
tre, colorado  que  rojo,  'pelo  qae  cabello,  pila  que 
fuente,  pelear  que  reñir,  cascara  que  corteza,  77ii^a- 
jón  que  miga,  amarrar  que  atar,  rienda  que  brida, 
patear  que  cocear,  ^piedra  que  guijarro,  poyo  que 
alféizar,  corazonada  que  presentimiento,  animal 
que  bicho  ó  sabandija,  cachete  que  carrillo,  baraja 
que  naipe,  pellejo  que  piel,  afrecho  que  salvado,  &, 

Pero  volviendo  á  aquella  pleonástica  forma  del 
imperativo  anda  vete,  es  curioso  notar  que  por  acá 
se  usa  para  dar  á  entender  cierta  conformidad  con 
lo  que  á  uno  le  proponen;  p.  e.:  "Tras  haberme 
costado  tanto  la  costura,  quiere  rebajarme  mi  sa- 
lario, y  pagármelo  hí^sta  de  aquí  á  ocho   días  

]Si  me  lo  diera  hoy  mismo;  anda  veteí' 

Ando.    Ando.    Andarán. 

Kn  los  albores  del  habla  castellana  era  regular 
en  su  conjugación  el  verbo  andar,  como  se  puede 
ver  en  el  Fuero  de  Aviles,  que  se  tradujo  al  espa- 
ñol en  el  reinado  de  Alfonso  Vil  en  1155;  y  en  la 
primera  traducción  del  Fuero  Juzgo  (Lib.  III,  tí- 
tulo 1?  L.  III.  ;j  pero  ya  en  los  buenos  tiempos  de 


PROVINCIALISMOS    DE    (iUATExMALA  95 

Cervantes  se  usaba  el  pretérito  anduve  y  los  afines 
anduviere,  anduviese f  anduviera: 

"Poco  anduvieron  cuando  llegaron  á  una  altísi- 
ma peña"  (Cervantes,  Persiles,  Libro  I.  Cap.  IV.) 

''Ahora  sigue  á  todo  este  aparata  una  infinita 
tropa  de  carros  que  es  la  guardaropa  de  la  Fortu- 
na, tras  la  cual  anduvieron  desnudos  y  hambrien- 
tos hombres  y  mujeres" — (Diablo  Cojuelo  —  L). 
Luis  \'élez  de  Guevara.) 

Pero  el  vulgo,  en  España,  todavía  suele  decir 
ande,  ando,  andarán,  como  frecuentemente  se  de- 
cía j)or  la  gente  zafia  que  vino  á  América  en  los 
primeros  años  de  la  conquista.  No  es  extraño, 
pues,  (jue  entre  los  ignorantes  se  oiga  todavía  de- 
cir así,  desde  México  hasta  Chile,  entre  aquellos 
que  no  se  andan  con  repulgos  de  empanada. 

Andar  andando. 

Esto  de  andar  andando,  como  dicen  por  acá,  es 
curioso  en  extremo:  *'¿Qué  anda  haciendo  ño 
Juan?  Nada,  señor;  ando  andando.  A  ver  veo 
como  le  háido  á  su  merced."  Todavía  el  ver  á  ver 
no  puede  tildarse  de  incorrecto,  aunque  sea  de  mal 
gusto;  pero  el  andar anday ido ^  provoca  á  decir  que 
no  se  puede  andar  de  otro  modo.  En  español  po- 
drá uno  andar  de  Zoca  en  Colodra;  andar  á  la  so- 
pa; andar  «1  caza  de  gangas;  andar  á  zarpa  á  la 
greña;  andar  en  malos  pasos;  andar  en  paños  me- 
nores; andar  de  Ceca  en  Meca;  andar  con  tiquis, 
miquis;  andar  con  dimes  y  diretes;  pero  no 
ANDAR  ANDANDO,  quc  ya  scría  un  pleonasmo  de  á 
pliego. 


96  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y    * 

Andarivel. 
Esta  voz  náutica,  tan  conocida  entre   nosotros^ 
no  se  encuentra  en  el  Diccionario  de  la  Academia; 
pero  no  por  eso  dejará  de  ser  en  español  el    técni- 
co que  corresponde  al  inglés  girt-line. 

Andón. 

Desde  los  primeros  días  de  la  conquista  aplica- 
ron los  españoles  el  nombre  de  andenes  á  la  grade- 
ría con  que  los  incas  circunvalaban  los  cerros  ó 
cubrían  las  laderas.  Andén  significa  en  español 
vasar  (repisa  para  poner  vasos)  anaquel,  que  es 
tabla  de  estante  etc.  y  también  esplanada  delante 
de  las  embarcaciones.  Además  se  usa  mucho  en 
España  para  significar  el  lugar  en  que  pasan  los 
trenes  y  se  detiene  la  gente  para  subir  á  los  ca- 
rros. 

Andén,  entre  nosotros,  se  toma  por  acera.  Tam- 
bién se  usa  en  esta  frase:  ''En  qué  andenes  an- 
da Ud.?  para  preguntar  al  que  afanoso  va  de  un. 
lugar  á  otro,  que  es  lo  que  hace. 

Aniega. 

Los  ojos  no  se  aniegan  de  lágrimas,  sino  que 
se  anegan: 

"El  llanto  que  al  dolor  los  ojos  niegan 
Lágrimas  son  de  hiél  (]ae  el  alma  anegan." 

Anona. 
P]ste  es  el  nombre  castellano  de  la  (Anona    ke- 
vis,  reticulata,  Humboldtii)  sabrosa  fruta  que  lla- 
man chirimoya   en  la    América    del    Sur,    custard 
apple  en  inglés  y  coeur  de  houef,  añone  enfrancés;y 


PROVINCIAT.ISMOS    DE    GUATEMALA  97 

que  ha  servido,  por  traslación  de  significado,  para 
designar  entre  nosotros  y  familiarmente  el  bocio, 
ó  sea  en  nuestro  peculiar  modo  de  decir,  el  gue- 
GUECHo.  En  Chile  llaman  anonas  á  las  asentade- 
ras. 

Ante. 

En  castellano  anticuado  significaba  el  plato  6 
"principio"  con  que  se  empezaba  la  comida. 

Hoy  llaman  ante,  por  acá,  al  dulce  que  se  hace 
de  alguna  sustancia  farinácea,  mezclándola  3^  co- 
ciéndola con  miel  de  azúcar,  de  suerte  que  no  for- 
ma pasta,  sino  espeso  líquido.  Así  dicen:  ante 
de  garbanzo,  de  frijol  blanco  &. 

Antidiluviano. 
Claro  es  que  debe   decirse   antediluviano,    para 
significar  lo  anterior  al  diluvio;  porque  antidilu- 
viano sería  contra  diluviano. 

AntinaturaL 
Suele  decirse  por  lo  que  no  es  natural,  ó  sea 
^contra  lo  natural;  pero  ni  aquella  voz  se  halla  en 
el  Diccionario,  ni  innatural  de  que  se  sirvió  La- 
rra, cuando  dijo:  ''Bulliciosamente  coronado  de 
aplausos  todo  gesto  innatural,  todo  además  gro- 
tesco (fe."     (Teatros.) 

Antioco. 

Debe  decirse  Antioco,  cargando  la  pronuncia- 
ción en  la  i,  pues  no  es  Antioco,  como  dicen  por 
acá  el  nombre  del  perseguidor  de  los  judíos,  que 
murió  comido  de  gusanos,  sino  Antioco  Epífa- 
nes. 


98  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Apachurrar. 
En  algunos  países  de  origen  español    dicen   así, 
en  lugar  de  despachurrar,  que  es  como  debe  decir- 
se. 

Apalabreadas. 

Cuando  dos  personas  han  convenido  en  una  co- 
sa, dícese  en  buen  español,  que  están  apalabradas, 
que  no  apalabreadas.  Hay  en  el  vulgo  cierta 
tendencia  á  poner  esa  sílaba  ea,    en    desinencias 

análogas. 

Aparejo. 

En  una  de  sus  acepciones,  significa  esa  palabra 
el  arreo  para  montar  ó  cargar  las  caballerías.  En 
México,  lo  mismo  que  en  Guatemala,  se  llama 
aparejo,  no  á  cualquier  arreo  que  á  tal  uso  se  des- 
tina, sino  á  una  silla  burda  que  sirve  para  la  car- 
ga. Bartlett,  en  el  ''Diccionario  de  Americanis- 
mos," dice:  Aparejo — (Spanish)  A  pack — saddle. 
The  word  is  employed  in  the  countries  acquired  from 
México,  where  packsaddles  are  used. 

En  el  Perú  significa  aparejo,  según    el  dicciona-- 
rio  de  peruanismos,  montura  de  mujer. 

Apaste. 
Esta  es  una  de  tantas  voces  indígenas  (apaxtle,) 
que  corren  en  Centro-América  confundidas  con 
las  palabras  castellanas;  y  á  f e  que  el  apaste,  me- 
recía honores  lexicográficos,  ya  que  á  sus  compa- 
ñeros el  comal,  el  tamal,  el  coyote,  el  petate,  el  chile, 
el  atole  y  mucho  otros  vocablos  mexicanos,  se  les 
ha  concedido  la  entrada  en  las  columnas  del  Dic- 
cionario; porque  no  han  podido  los  señores  acadé- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  99 

micos  de  la  calle  de  Val  verde  dejar  de  reconocer 
el  liecho  de  que,  desde  los  primeros  días  de  la  con- 
quista, sobre  la  ancha  base  del  idioma  de  Castilla, 
comenzaron  á  brotar^ — como  silvestres  flores  que 
pugnan  por  echar  sus  renuevos  en  la  tierra  don- 
*de  antes  crecían  libres;  en  su  propia  tierra,  que  el 
jardinero  convirtió  después  en  artificial  verjel — 
muchas  palabras  indianas  que  sobrevivieron  á  los 
reyes  de  aquella  raza  desgraciada,  y  que  acaso  la 
verán  desaparecer,  siguiendo  ellas  en  contubernio 
deslizándose  en  el  lenguaje,  como  se  deslizan  las 
gotas  de  un  manantial  cuando  caen  en  caudaloso 
río. 

Pero  no  andemos  en  tantas  cháncharas  mancha- 
ras para  decir  lo  que  es  el  apaste,  que  no  ha  teni- 
do la  fortuna  de  que  se  le  otorgue  carga  de  ciuda- 
danía, apesar  de  sus  importantes  y  cotidianos  ser- 
vicios. ¡Quién  había  de  pensar  que  la  suerte,  que 
<íual  voluble  maga  regula  el  destino  de  los  morta- 
les influyera  hasta  en  las  pobres  palabras!  Moc- 
tezuma y  Guatemozín  tuvieron  la  mala  suerte  de 
acabar  eji  trágico  suplicio;  dox  Pantaleon  Tsicajol, 
de  nuestro  pueblo  de  Alotenango,  obtuvo  una  con- 
decoración española,  con  la  adeala  de  usar  el  don, 
y  el  célebre  Benito  Juárez,  llevando  el  águila 
mexicana  por  égida,  no  sólo  rechazó  heroicamen- 
te la  intervención  extranjera,  sino  que  se  vio  col- 
mado de  honores Así  son  las  cosas.  El  re- 
quemado comal  se  ostenta  ufano  en  la  lista  auto- 
rizada de  los  vocablos  españoles,  y  el  limpio  apas- 
te anda  por  allí  vergonzante,  todavía  como  pro- 
vincial palabra,  que  apenas  alcanza  á  figurar  en 
una  "colección"  como  ésta,  que  tiende  á  exhibir 


100  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

locuciones  y  nombres  espúreos.  El  plebeyo  comal 
puede  ya,  con  el  derecho  autonómico  de  que  goza, 
decir  á  la  olla  "qué  tisnada  estás/'  invadiendo  así 
los  fueros  de  la  sartén,  que  es  la  que  en  España 
ha  dicho  siempre  á  la  caldera,  ''quítate  allá  culi- 
negra." Pero  su  día  le  llegará  al  apaste,  á  la 
chita  callando,  en  que  se  alce  á  mayores;  y  allá  se 
las  haya  si  se  raja  cuando  esté  arriba  por  bailarle 
el  agua  delante  de  los  ojos  al  cornal^  que  estuvo 
listo  para  asir  la  ocasión  por  los  cabellos:  que  na 
hay  que  andarse  con  tiquis  miquis,  sino  procurar 
caer  en  gracia,  conforme  caigan  las  pesas;  darse 
un  verde  con  dos  azules;  estar  siempre  á  verla& 
venir,  estirando  la  pierna  más  que  alcanza  la  sá- 
bana, sin  dormirse  en  las  pajas,  dejando  que  rue- 
de la  bola,  arrimándose  al  sol  que  más  calienta^ 
en  vez  de  vender  juncia;  ya  que  suele  tocar  al  peor 
puerco  la  mejor  bellota,  puesto  que  de  todo  tiene 
la  viña,  uvas,  pámpanos  y  agraz  En  fin,  apas- 
te, de  mexicana  alcurnia,  que  Dios  te  dé  fortuna, 
que  lo  demás  nada  importa;  y  ojalá  que  no  me 
traiga  á  mal  traer  con  los  críticos,  que  por  una  co- 
ma son  capaces  de  armar  la  de  Dios  es  Cristo,  to- 
do esto  que  voy  enjaretando  acerca  de  vos,  humil- 
de trasto,  que  al  cabo  no  sois  más  que  una  vasija 
de  barro  ó  tierra  cocida  con  dos  asas  ú  orejas,  co- 
mo muchos  dirían  hablando  metafóricamente. 

Y  si  alguno  tuviere  duda  de  si  con  esto  último 
debíamos  haber  comenzado,  y  si  ello  era  lo  bastan- 
te, puede  hacer  de  caso  que  no  hubiera  leído  más 
que  la  parte  final;  y  aun  suprimir  ésta,  si  le  pare- 
ciere que  la  definición  carece  de  aquellas  circuns- 
tancias lógicas  que  concurrir   deben  en  el  género 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  101 

próximo  y  en  la  última  diferencia:  por  el  apaste, 
al  fin  de  todo,  no  habrá  quien  reclame,  como  re- 
clamaron con  vehemencia  por  aquel  aer,  aeros  de 
la  epístola.  ¡Qué  mucho  que  un  Apaste,  dé  mar- 
gen para  un  artículo. 

A  pasóte. 

Apasote  ó  epasote,  como  otros  dicen,  es  una 
planta  medicinal  {chenopodium  ambrosioides,)  que 
se  llama  en  castellano  pasóte.  (West  Indian  goose 
food.) 

Los  conquistadores  le  decían  epazote,  del  mexi- 
cano epazotle,  que  significa  yerba  buena.  En  la 
"Recordación  Florida,  de  Fuentes  y  Guzmán," 
(tomo  1?  pfigina  307)  encontramos  que  *4os  indios 
usaban  una  bebida  llamada  tlamizatolej  cuya  com- 
posición y  fábrica  es  de  los  simples  de  maíz,  chi- 
le guaque  y  yerba  de  epazote;  y  esta  bebida,  á  ma- 
yor operación,  se  toma  caliente,  y  extiende  y  dila- 
ta su  virtud  á  los  efectos  de  excitar  la  naturaleza 
á  la  Venus  &r 

"El  Médico  Botánico  Criollo,"  hablando  de  esta 
planta,  dice:  ''Que  esas  matas  que  se  hallan  con 
mucha  abundancia  en  las  Antillas,  como  en  el 
Continente  Americano,  tiene  muchísima  fama 
por  vermicidas.  La  infusión  de  pasóte  es  muy 
útil  contra  las  indigestiones."     (Tomo   2?    página 

Apearse. 
Es  muy  común  el  uso  de  este  verbo  por  hospe- 
darse, alojarse;  y  así  hemos  oído  decir:  ''¿En  don- 
de se  fué  usted  á  apear  cuando  llegó  á  la  capital? 
—  Me  apié  (en  vez  de  apee)  en  el  mesón  de  Orien- 
te." 


102  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Don  José  Milla,  en  uno  de  sus  cuadros  de  cos- 
tumbres, (tomo  1?,  página  110)  dijo:  '^41gunos 
de  los  que  vienen  de  los  departamentos  á  esta  ca- 
pital, especialmente  cuando  hay  fiestas,  suelen, 
por  no  APEARSE,  como  se  dice,  en  un  hotel,  arros- 
trar las  incomodidades  que  trae  consigo  el  poner 
casa  para  unos  pocos  días. 

Apear  es,  en  buen  castellano,  desmontar  á  algu- 
no de  la  caballería,  ó  deslindar  una  heredad  de 
otra;  pero  no  hospedarse  ó  alojarse. 

Cervantes,  en  el  pasaje  de  la  caza  de  montería, 
refiere  como  llegaron  á  un  bosque,  que  entre  dos 
altísimas  montañas  estaba.  '^Apeóse  la  Duquesa, 
y  con  un  agudo  venablo  en  las  manos,  se  puso  en 
un  puesto  por  donde  ella  sabía  que  solían  venir 
algunob  jabalíes.  Apeóse  así  mesmo  el  Duque  y 
D.  Quijote  &." — Cuando  el  bueno  de  Sancho  Pan- 
za iba  á  verse  con  Dulcinea,  "se  apeó  del  jumento, 
y  sentándose  al  pié  de  un  árbol,  comenzó  á  hablar 
consigo  mesmo,''  y  pronunció  aquel  monólogo, 
que  constituye  una  de  las  joyas  en  que  abunda  la 
obra  inmortal  de  Cervantes. 

Apercibirse. 

Usase  impropiamente  por  "echar  de  ver"  notar, 
reparar,  conocer,  catar  (no  acatar)  &.  Cuando 
algunos  usan  estas  ó  análogas  frases:  "No  me 
APERCIBÍ  de  su  llegada.  Pedro,  que  ya  es  viejo, 
no  se  APERCIBIÓ  de  que  había  un  hoyo,  y  cayo 
dentro  de  él.  Disp^^nse  usted,  no  me  aprrcibí  de 
que  estaba  presente  para  saludarle/'  debieran  em- 
plear: no  eché  de  ver;  no  noté,  no  reparé,  &. 

"Apercibirse"  significa  prevenirse,   disponerse. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA 


103 


aparejarse  para  alguna  cosa;  y  aunque  Salva,  en 
su  gramática,  usa:  "apercibirse  de  una  visión," 
es  ese  precisamente  el  galicismo  que    se   censura. 

También  se  incurre  en  él  cuando  se  dice  que 
una  cosa  pasó  desapercibida,  en  vez  de  inadverti- 
da; porque  ''desapercibida"  es  descuidada,  falta  de 
lo  necesario. 

Cervantes,  en  ''La  Española  inglesa,"  dice:  "Ce- 
né en  mi  aposento,  cerré  la  puerta,  apercibí  mi  es- 
pada, encomendéme  áDios  y  no  quise  acostarme." 

"Cual  león  á  la  presa  apercibido 
Sin  recelo  los  impios  esperaban 
A  los  que  tú,  Señor,  eras  escudo." 

(  TÍKKHKKA.     A  líi  batalla  de  Lepanto.) 


Apertrechado. 
Así  dicen  vulgarmente,  eíi   vez    de  pertrechado^ 
que  es  la  palabra  castiza. 

Aplanacalles. 
"Azota-calles"  se  dice  en  f]spaña.     Aplanador 
DE    CALLES,  por  vago,  sin  oficio,  sólo  se  oye  por  es- 
tas tierras. 

Apología. 

"Se  ha  falseado  casi  universalmente  por  los  es- 
critores sur-americanos  el  significado  de  esta  pa- 
labra, haciéndola  equivalente  á  elogio  6 panegírico , 
La  Real  Academia  la  define  así:  "Discurso  que  se 
hace  (le  palabra  ó  por  escrito  en  defensa  de  alguna 
parsona  ú  obra."  La  frase  rayada  es  esencial: 
hace  la  apología  de  una  persona  ó  cosa  el  que  re- 
futa los  hechos  ó  vicios  que  se  le  imputan.  Para 
comprobar  la  exactitud  de  esta   definición,   basta- 


104  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

TÍa  recordar  la  célebre  apología  de  Sócrates;  esto 
es,  el  discurso  que  se  supone  pronunciado  por  es- 
te filósofo  ante  pus  jueces  en  el  proceso  criminal 
que  le  había  sido  intentado  sobre  sus  opiniones  y 
conducta,  discurso  de  que  Platón  y  Jenofonte  nos 
han  dejado  dos  diferentes  versiones.  Recuérden- 
se también  las  apologías  que  de  la  religión  cristia- 
na se  escribieron  en  los  primeros  siglos  de  nues- 
tra era  por  san  Justino,  por  Atenágoras,  por  Meli- 
tón,  obispo  de  Sardes,  por  Apolinario,  obispo  de 
Antioquía,  por  Tertuliano,  por  Minucio  Félix  y 
por  Orígenes.  La  apología  de  Apuleyo,  contra  los 
que  le  acusaban  de  magia,  y  que  está  comprendi- 
da en  la  colección  de  sus  obras.  Todos  los  diccio- 
narios están  conformes  con  la  definición  de  la 
Academia  Erpañola;  y  no  hay  necesidad  de  citar 
el  gran  número  de  apologías  que  con  este  título  se 
han  publicado  en  los  tiempos  modernos  y  en  Es- 
paña, entre  las  cuales  es  muy  conocida  la  del  P. 
Sarmiento  en  defensa  de  los  escritos  de  Feijoo.  Ni 
es  difícil  explicar  la  corrupción  que  ha  sufrido  es- 
ta palabra  en  América.  Uno  de  los  mejores  me- 
dios de  justificar  la  conducta  de  una  persona,  es 
alegar  sus  buenas  acciones  y  cualidades:  y  por  tan- 
to es  naturalísimo  que  las  apologías  contengan  fre- 
cuentemente pasajes  laudatorios;  pero  en  tales  ca- 
sos, el  panegírico  es  un  medio  de  defensa."  [Be- 
llo—"Opúsculos  Literarios  y  críticos,"  tomo  8?, 
página  LXX.] 

Apostrofe. 

Aun  en  textos  elementales  de  gramática  hemos 
visto  confundir  esa  palabra  con  apóstrofo. 


t 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  105 

Apostrofe  es  la  figura  de  retórica  que  consiste 
-en  cortar  el  hilo  de  la  narración  ó  raciocinio,  pa- 
ra dirigir  la  palabra  á  Dios,  á  la  naturaleza,  &.  &. 

Apóstrofo  es  el  signo  que  marca  en  la  escritura 
la  supresión  de  alguna  letra. 

Aprender. 

Tratándose  de  capturar  á  un  delincuente,  debe 
decirse  aprehender^  que  no  aprender,  como  hemos 
visto  usado  por  gentes  que  leen  y  escriben,  á  pe- 
sar de  lo  cual  siguen  diciendo  maistro  lión  meiz, 

CAOBA,  ACREDOR,  ALCOL,  RIAL,  PIOR,  PIÓN,  BIATO,  LER, 

SUASAR,  HOGAR,  (por  ahogar,)  &;  por  aquello  de 
que  lo  que  entra  con  el  capillo,  sale  con  la  mortaja. 

Don  Diego  Hurtado  de  Mendoza,  al  describir  la 
conjuración  contra  Aban  Humeya,  y  su  muerte, 
dice:  ''Pasaron  el  cuerpo  de  guardia,  entraron  en 
la  casa,  quebraron  las  puertas  del  aposento,  hallá- 
ronle vilmente  entre  el  miedo  y  dos   mujeres 

Embarazado  de  ellas,  especialmente  de  la  viuda, 
amiga  de  Diego  Alguacil,  que  se  abrazó  con  él, 
fue  aprehendido,  en  presencia  de  los  que  él  trataba 
familiarmente  <fe." 

Aprevenido. 

Muchos  de  los  vicios  de  que  adolece  hoy  el  ha- 
bla del  vulgo  en  Guatemala,  y  aun  en  toda  la 
América  española,  son  resabios  nada  más  del  an- 
tiguo lenguaje  de  los  conquistadores,  como  apre- 
venido, por  prevenido. 

Don  Francisco  Mendoza,  al  describir  la  trágica 
muerte  de  Roger  de  Flor  en  un  convite,  decía: 
''Llamado  de  su  fatal  destino,  ni  adv^irtió  su  peli- 
gro, ni  aprevenido  lo  temió." 


106  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Recordamos  que,  en  nuestra  niñez,  cuando  nos 
contaban  cuentos,  decían: '^que  el  hombre  apre- 
venido, no  es  combatido,"  que  equivale  al  refrán* 
español  ''hombre  prevenido  vale  por  dos." 

En  lo  antiguo  se  usó  alanzear,  por  lancear;  apre^ 
silvoso j  por  presuroso;  comedirse,  por  ofrecer  auxi- 
lio ó  ayuda;  y  de  allí  viene  nuestro  acomedirse,- 
que  no  lo  reconoce  el  Diccionario,  como  no  reco- 
noce otros  muchos  vocablos  a  los  cuales  agrega- 
mos el  prefijo  Á. 

Aprobador. 

Este  es  otro  de  esos  vocablos  á  los  cuales  hemos 
agregado  la  A.  Significa  una  muy  pequeña  can- 
tidad de  cosas  comostibles,  qu*^  da  el  vendedor  al 
comprador  para  que  pruebe,  ó  ensaye,  á  fin  de- 
juzgar  si  le  conviene  hacer  la  compra. 

Aprobar. 
Significa,  como  todos  sabemos,  calificar  y  dar 
por  bueno  algo  que  á  nuestro  juicio  se  somete;  pe- 
ro, cuando  algunos  lo  usan  por  probar,  no  es  cas- 
tizo absolutamente;  v.  g.:  -'apruebe,  á  ver  si  está 
muy  dulce  su  café." 

Aproximativo— a. 
Lo  .que  se  asemeja  á  una  cosa,  se   aproxima  6  es 
aproximado    á    ella;    pero    no    es    aproximativo, 
porque  aproximativo  es  lo  que  aproxima,  y  nada, 
más. 

''Todo  nace  de  fuente  viva  de  amor,  y  todo  lo 
que  tiene  ser  viene  esmaltado  de  amor;  y  de  ma- 
nera que,  si  la  vista  de  nuestra  alma  no  estuviese 
ciega  de  vileza,  vería  en  todo  lo  criado  una  aproxi- 


i 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  107 

inada  imagen  del  Criador."     (P.  Diego  de  Estella. 
Meditaciones  del  amor  de  Dios.) 

Con  razón  censuran  el  siguiente  pasaje  del  es- 
critor chileno  D.  M.  L.  Amunátegui,  en  ''Los  Pre- 
cursores de  la  Independencia:"  "Valvidia  proce- 
dió á  hacer  una  distribución  aproximativa  de  in- 
dios imaginarios  entre  sesenta  y  tantos  vecinos." 

Apulismado. 

Apulismarse  una  cosa,  es,  en  nuestro  peculiar 
modo  de  decir,  quedarse  pequeña,  no  crecer,  per- 
der el  jugo  vital.  Se  aplica  comunmente  á  los  ár- 
boles y  á  las  frutas  cuando  no  desarrollan,  sino 
que  se  quedan  enjutas. 

También  lo  usan  para  significcr  queun  niño  no 
desarrolla,  Cjue  está  raquítico  ó  desmedrado.  Em- 
pléase comunmente  en  el  participio  apulismado; 
y  antójasenos  que  este  provincialismo  viene  de 
las  lenguas  indias  de  estos  países. 

Apuñuscar. 
Lo  hemos  oído  usar  como  equivalente  de  a^¿/iar; 
y  así  dicen:  ''Toda  la  gente  se  apuñuscó  en  la 
plaza  á  presenciar  la  riña."  Apañuscar,  y  no  apu- 
ñuscar, significa  coger  y  apretar  entre  la  mano 
alguna  cosa,  ajándola.  En  Chile  el  equivalente 
de  nuestro  apuñuscar  es  acumuchar. 

Arancelarse. 
Para  dar  á  entender  que  un  sujeto  ha  adquirido 
costumbre  de  ir  á  un  lugar  cualquiera,  á  una  fon- 
da, á  un  café,  etc.,  dicen  que  se  ha  arancelado  en 
aquel  lugar;  esto  es,  que  se  ha  vuelto  parroquiano, 
que  se  ha  abonado. 


108  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Árbol  del  pan. 

Según  Linneo,  es  el  artocarpus  incisa ,  que  tiene 
un  tronco  compuesto  de  un  tejido  glandular,  con 
mucha  medala  farinácea,  atravesado  por  fibras  le- 
ñosas, separadas  por  anillos  de  la  misma  sustan- 
cia, dispuestos  concéntricamente.  Esa  sustancia 
es  una  verdadera  harina  de  superior  calidad.  *'E1 
árbol  del  pan"  (arbre  á  pain;  true  bread  fruit)  se 
encuentra  en  las  Antillas,  en  Centro-América,  en 
México  y  en  otros  puntos  del  Continente. 

Arción. 

La  correa  de  que  pende  el  estribo  en  la  silla  de 
montar  á  caballo  es  ación,  que  no  arción,  como 
casi  todos  dicen  por  acá  y  en  las  demás  repúblicas 
de  la  América  española. 

''Fuese  Sancho  tras  su  amo,  asido  á  una  ación 
de  Rocinante." — (Quijote,  Cap.  14.) 

No  cabe  duda,  pues,  de  que  es  ación;  pero  cier- 
tamente que  la  eufonía  pide  otra  letra  entre  la  a 
y  !a  c.  Cuando  en  toda  la  América  latina  se  dice 
ARCIÓN,  es  de  creerse  que  corruptela  tan  general 
procede  de  los  mismos  conquistadores   españoles. 

Arder. 
Es  verbo  intransitivo  ó  neutro;  no  puede,  pues, 
decirse,  como  dijo  un  ilustre  académico  en  el  pa- 
saje siguiente:  ''Las  pavorosas  erupciones  del  Ve- 
subio, cuando  invade  y  arde  los  amenísmos  jardi- 
nes y  los  feraces  viñedos  de  Portici." 

Arredovaya. 

Exclamación  que  usa  el  pueblo  bajo,  y  que  po- 
dría equivaler  á  ¡cáspita! 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  109 

Nuestro  compatriota  don  Francisco  Rivera 
Maestre,  en  la  famosa  epístola  que  dirigió  desde 
Madrid  'A  Guatemala,"  dijo: 

''Mas  por  lo  que  á  mí  respecta 
No  te  diré  ni  palabra; 
Fuera  meterme  en  honduras 

Y  en  camisa  de  once  varas. 

Diría  mil  disparates 
Que  sin  duda  te  picaran 

Y  talvez  exclamarías: 
"Ere  que  hombre  arredovaya! 

En  lo  antiguo  se  dijo  arriedro  ó  arredro j  para 
significar  atrás;  de  modo  que  '^arriedro  vayas'^  va- 
lía por  vade  retro. 

^^ Arriedro  vayas,  Satán,  cata  la  cruz.'' 

(QUEVEDO.) 

Nuestro  arrecióla í/a  no  tiene  esa  sisünificación: 
revela  sorpresa.  En  Costa-Rica  dicen:  ^'¡arrie- 
ro vaya^r' 

Arriquin. 

Al  ayudante  del  puntero  en  los  ingenios,  llaman 
arriquín;  nombre  que  también  dan  á  la  persona 
que  no  se  separa  de  otra. 

Armarse. 
Nosotros  decimos  que  ''se  arma"  el  caballo  que 
ya  no  quiere  caminar;  en  buen  castellano  se  dice 
que  se  planta. 

Arquiado. 

Suélese  oír,  en  vez  de  arqueado. 

Arricloques. 
Nombre  que  se  da  á  los  adefesios,  perifollos,  pe- 
rendengues ó  adornos  impropios  que  llevan,  sobre 


lio  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

todo  las  mujeres.  También  se  dice,  por  traslación, 
•que  es  mu}^  lleno  de  arricloques  el  individuo  que 
usa  de  rodeos  y  ceremonias  para  todo. 

Arquilar. 

Es  un  barban smo  muy  usado,  en  lugar   de   al- 
quilar^ que  es  como  dice  la  gente  culta. 

Arquimedes. 

•     Debe  pronunciarse  con   el  acento  prosódico  en 
la  E  y  no  en  la  i. 

Asóla. 
Muchos  dicen  así  en  vez  de  asuela,  que  es  lo  co- 
rrecto, como  se  verá  en  el  siguiente  ejemplo: 

'Tara  acrecentar  sus  bríos 
Contra  los  piratas  moros 
Colmóle  el  rey  de  tesoros, 
Mercedes  y  señoríos, 
Mas  cediendo  á  sus  impíos 
Pensamientos  de  Luzbel, 
Desordenado  y  cruel 
Roba,  asuela,  incendia  y  mata, 
Y  es  más  bárbaro  pirata 
Que  los  vencidos  por  él." 

(Núñez  de  Arce.  El   Vértigo.) 

Asoleada. 
El  efecto  de  asolearse  es  en   castellano   asoleo  y 

no  ASOLEADA. 

Asoleado. 
Acaso  porque  el  que  sufre    un    asoleo   vuélvese 
desmazalado  y  torpe,  dicen  por  acá  que  es  un  aso- 
LEADO  el  hombre  de  pocos  alcances,  el  dundo,    el 
tonto. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  lU 

Hubo  un  tiempo  en  que  á  los  agentes  de  policía 
les  llamaban  los  "asoleados,"  porque  los  veían  es- 
tar todo  el  día  al  sol.  En  España  les  decían  "guin- 
dillas." 

"Caballo  asoleado"  en  español  "Caballo  que 
se  agua." 

Hay  que  evitar  el  barbarismo  asoliado. 

Atajo. 
Significa  senda  por  donde  se  abrevia  el  camino^ 
pero  no  conjunto  de  animales  de  carga  que  sirve 
para  trajinar,  que  en  castellano  se  llama  recua. 
Hatajo  (con  h)  sí  significa  pequeño  bato  (aquí 
pronuncia  la  gente  del  campo  ^*a¿o)  de  ganado  y 
significa  también  muchedumbre. 

Ataúd. 
Es  vicio  común   decir  así,   en   vez  de  ataúd,   y 
vulgarismo  el  usar  cajóyi  de  muerto ^  por  "caja  mor- 
tuoria 6  féretro." 

"Sigue  mala;  y  ¿qué  medida 
Tomaré?— "La  del  cajónr 
Dijo  la  de  aquí  en  seguida 
Por  toda  contestación." 

Ateperetado. 

Al  que  no  tiene  tino  para  hacer  las  cosas;  que 
se  sofoca  y  no  da  con  lo  que  desea;  al  aturdido,  al 
torpe  que  carece  de  serenidad  para  obrar,  le  lla- 
man ATEPERETADO,  TEPERETE. 

Conocemos  á  un  don  Tiraoleón  Teperete,  que 
lleva  este  nombre  como  anillo  al  dedo,  pues  es 
nuestro  don  Timoleón,  aunque  de  la  especie  de  los 
bípedos,  de  casta    mamífera:  habla   hasta  por   los 


112  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

codos,  tartamudea  y  se  le  trastruecan  las  palabras: 
mantiene  trasconejadas  sus  ideas,  porque  siempre 
quiere  ir  convoyando  á  la  nueva  estrella  ministe- 
rial y  desea  aspirar  perpetuamente  el  aura  del  fa- 
vor. Ya  corre  por  allí;  ya  va  á  visitar  al  futuro 
candidato;  ya  huye  del  caído  como  de  la  peste;  ya 
escribe  un  artículo  en  favor  de  la  situación;  ya  se 
arrastra  por  las  alfombras  y  las  sillas  de  los  pala- 
cios; ya  se  da  una  topetada  con  un  portero,  por 
entrar  antes  que  otro  á  una  oficina;  ya  dice  un 
desatino  de  á  folio,  por  decir  una  agudeza;  ya  bota 
al  suelo  su  sombrero,  por  saludar  á  su  jefe;  ya  de- 
rrama el  tintero,  por  firmar  una  felicitación.  Tie- 
ne Teperete  mucho  de  mono,  de  camaleón,  de 
perdiguero  y  de  ostra.  Algún  día  haremos  su  re- 
trato completo;  este  bosquejo  no  tiene  medias  tin- 
tas, que  es  lo  que  más  necesita  la  pintura  de  Ti- 
moleón  Teperete. 

Ati  pujar. 

Del  que  se  harta  de  alimento,  dicen  por  acá  que 
se  atipuja;  si  bien  es  preciso  advertir  que  ese  ver- 
bo sólo  se  usa  vulgarmente  por  hartar. 

Atol. 

A  muchas  de  las  voces  indígenas  quitamos  la  e 
final,  como  sucede  en  atol,  del  mexicano  atole. 
Juan  de  Laet,  en  sus  elogios  á  esa  especie  de  ga- 
chas americanas,  comienza  diciendo:  "Quanto  ita- 
que  major  laus  dehetur  nostro  atole.''  Este  atole 
nos  hace  recordar  los  apuros  que  pasó  un  amigo 
'nuestro,  émulo  de  Cicerón,  para  traducir  una  tar- 
jeta de  grado  (allá  cuando  había  grados  en  filosofía 
y  tarjetas  en  latín)  que  se  dedicaba  á  un  "Capitán 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  113 

General;"  dijo  '^Decurio  máximus.''  Fuentes  y 
Guzmán  asegura  que  se  daba  el  nombre  de  atole, 
en  la  Nueva  España  ''á  una  poción  hecha  con  la 
masa  colada  del  maíz  cocido,  siempre  regalada,  de 
general  avío  y  mantenimiento  en  México,  donde 
no  había  casa  que  ñola  tomase  por  desayuno;  sir- 
viendo el  ATOLE  blanco  á  la  gente  doméstica  y  el 
champurrado  con  chocolate  á  las  personas  de  con- 
sideración, por  ser  en  aquel  reino  más  caro  el  ca- 
cao que  en  Guatemala.  Varias  eran  las  especies 
de   atole,  que  se  conocían  con  los  nombres  de  is- 

TATATOLE,  JACOTOLE,  NEOTINATOLE,  CHILATOLE,  EPA- 
SOATOLE,  CHIANATOLE,  TLASMIZATOLE,  ELOATOLE  Y 

cumanatole/'  (Recordación  Florida;  tomo  2?  p. 
4(.)7.) 

La  última  edición  del  Diccionario  de  la  Acade- 
mia registra  las  voces  atole,  atolero  y  atoleria.  Lo 
que  ignoraban  los  señores  académicos,  como  que 
es  locución  peculiar  nuestra,  es  que  cuando  algún 
hostigador  de  esos  que  lo  quieren  auno  mucho,  va 
todos  los  días,  á  la  misma  hora  á  su  casa,  dícese 
del  tal  que  está  como  atol  de  enfermo;  y  si  es  ade- 
más cachazudo,  que  nunca  se  altera,  se  dirá  que 
tiene  sangre  de  atol. 

Atolillo. 
Es  una  especie  de  atol,  que    hacen    de    harina, 
leche  y  azúcar. 

Atorarse. 
Se  dice  vulgarmente  que  alguno  se  atora  cuan- 
do come  mucho,  cuando  tiene  repleción  dealimem- 
to:    ''Así  que  se  está  atorando  de  todo  cuanto -en- 
cuentra, se  queja  de  que  le  duele  el  estómago,"  he- 


114  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y\ 

mos  oído  exclamar  á  algunas  madres  dirigiéndose 
á  sus  niños. 

Atorarse  también  vale  entre  nosotros  atragan- 
tarse, que  es  como  debe  decirse  cuando  algo  queda 
detenido  en  la  garganta:  ''Estaba  comiendo 77^(ya- 
rras  y  se  le  atoró  una  espina;"  debiendo  decirse 
se  atragantó  con  una  espina. 

Atrancar. 

Úsese  trancar,  que  no  atrancar,  para  economi- 
zar letras  y  disparates. 

Atrasado. 
Está  bien  usado  en  el  sentido  de  pobre,    empe- 
ñado; pero  no  puede  decirse  de  una  sementera  que 
está  atrasada,  por  falta  de   agua;    de  un    ternero, 
que  está  atrasado,  por  desmerecido. 

Atufado. 
El  diccionario  contiene  este  adjetivo,  como  an- 
ticuado, para  significar  el  que  tenía  tups;  es  decir, 
soberbia,  altivez,  vanidad  ó  entonamiento.  Entre 
nosotros  aun  vive  esa  palabra,  y  es  muy  usada  en 
lo  familiar. 

Autos. 

Estar  en  autos  decimos,  por  ''estar  en  los  autos,'' 
que  es  como  lo  trae   el  Diccionario. 

Avalancha. 
Voz  introducida  del  francés:  en  castellano  tene- 
mos alud  y  lurte.  Por  más  sonora  que  sea  la  pala- 
bra avalancha,  y  por  más  que  agrade  á    algunos, 
no  la  usan  los  escritores  castizos,  al  decir  de  Caer-* 
vo,  de  Baralt  y  de   otros   puristas.     No   obstante, 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  115 

^n  más  de  un  libro  de  correcta  pluma,  hemos  vis- 
to aquella  palabra.  Recordamos  de  pronto  una 
de  las  bellísimas  estrofas  de  don  J.  Velarde: 

^'Dijo — marchó  de  repente 
Hacia  la  mesa,  llorando, 
y  pinina  y  papel  hallando, 
Después  de  azotar  su  frente, 
Escribió  rápidamente 
Con  letra  corrida  y  ancha: 
'*En  un  lugar  de  la  Mancha 
De  cuyo  nombre  no  quiero. . . . 
V  prosiguió  tan  ligero 
Como  rueda  la  avalancha. 

(De^ómo  hació  el  Quijote.) 

Avesmarías. 
Es  má^  uMiuúii  (|ue  lo  que   fuera  de   desear   el 
oír  decir  avesmarías  y  padresnuestros,  en  vez  de 
avemarias  y  padrenuestros,  que  es  como  enseña  la 
gramática. 

Averiguarse. 
La  locución  familiar:  "no  me  averiguo  con  tan- 
to muchacho;"  "no  me  averiguo  con  Pedro  etc." 
por  no  me  avengo  con  los  muchachos;  no  puedo 
sujetar  y  reducir  á  la  razón  á  Pedro,  es  muy  cas- 
tiza y  se  halla  usada  por  escritores  como  Lafuen- 
te  y  Mesonero  Romanos.  El  barbarismo  está  en 
decir  aviríguo.   - 

Avichucho. 
Derivándose  de  ave,  no  sabemos  por   qué  dicen 
algunos  AVICHUCHO,  por  avechucho. 

Ayer    noche. 
Basta  decir  anoche. 


116  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

Ayote. 

Es  una  especie  de  calabaza  (cucurvita pepo)^  ayo- 
tli  ó  ayuteü ;  en  Puerto  Rico,  challóte  ó  tallóte,  y  en 
otras  partes  le  llaman  auyama  6  sapayo. 

Los  mismos  conquistadores  é  historiadores 
españoles  usaban  el  nombre  de  ayote,  como  puede 
verse  en  la  descripción  de  la  rebeldía  de  los  sa- 
cattepeques,  acaecida  el  30  de  agosto  de  1526  cuan- 
do don  Pedro  Portocarrero  tuvo  que  retirarse  con 
los  suyos,  y  '^fue  á  dar  á  unos  rastrojos  de  una  di- 
latada milpa,  donde  enredados  y  detenidos  de  la 
gruesa  caña  y  lo  enlazado  de  los  bejucos  de  los 
AYOTES  que  habían  sembrado  en  ella,  casi  presos 
de  los  embarazos  y  estorbos,  (quedaron  rotos  nues- 
tros españoles,  con  muerte  de  algunos  indios  ami- 
gos.'' (Recordación  Florida.  Tomo  2?  p.  87.) 

Muchos  de  los  nombres  con  que  bautizaron  los 
castellanos  los  frutos  de  la  América  eran  los  mis- 
mos nombres  que  en  la  Península  se  usaban  para 
análogos  frutos;  si  bien  solían  adoptar  la  nomen- 
clatura indígena  y  corromper  la  española,  todo  lo 
cual  dio  desde  un  principio  pintoresca  variedad, 
con  aspecto  original,  á  las  voces  destinadas  á  re- 
presentar las  producciones  vegetales. 

''Hay  muchos  higos,  uvas  y  melones 
Dignísimos   de  ver  mesas  de   reyes. 
Pitahayas,   guanábanas,  anones. 
Guayabas  y  guardes  y  mameyes; 
Hay  chica,  cotuprises  y  mamones 
Pinas,  curibijiires,  caracueyes, 
Con  otros  muchos  más  que  se  desechan 
E  indios  naturales  aprovechan." 

(Castellanos.     Elegía  4.) 


PROVINCIALISMO»  DE   GUATEMALA  117 

''Hay  caimitos  y  guanábanas,  anones  y 
En  árboles  mayores  que  manzanos; 
Hay  olorosos  hobos^que  en  faiciones 

Y  pareceres  son  mirabolanos; 

Hay  guayabas^  pajmyas  y  mamones, 
Piños  que  hinchen  bien  entrambas  manos, 
Con  olor  más  suave  que  de  nardos; 

Y  el  nacimiento  de  ellas   es  en  cardos. 

(Cattdlanos,    Historia  de  Cartagena,  O.  4.) 

Lo  que  no  sabemos  es  si  en  tiempos  de  los  con- 
quistadores ya  se  daban  ayotes  á  los  que,  abando- 
nados de  Cupido,  eran  dignos  de  los  desaires  de 
sus  Dulcineas,  ó  á  los  pobres  estudiantes  que  sa- 
lían reprobados  en  sus  exámenes:  yaque,  desde 
la  época  de  Cervantes,  se  ha  dicho  en  España  dar 
calabazas  por  desechar  una  mujer  á  su  novio,  ó  no 
aprobar  á  alguien  en  las  pruebas  literarias.  Lo 
que  es  hoy  no  faltan  calabaceados,  que  por  acá 
reciben  ayotes;  ni  faltan  muchos  que  necesitan 
de  calabazas  para  nadar,  ó  como  nosotros  deci- 
mos, que  no  pueden  nadar  sin  tecomates. 

Azacuán. 

Es  el  nombre  vulgar  de  un  milano  que  emigra 
en  grandes  bandadas.  {Rorthramus  socialis. — Veui- 
llot.)  Cuando  allá  por  el  15  de  abril  y  15  de  octu- 
bre, cambia  el  tiempo,  vense  pasar  por  nuestro 
suelo  .millares  de  esos  viajeros. 

Creemos  que  se  dio  en  Guatemala  el  nombre 
de  azacuán  á  tales  aves,  porque  pasan  por  esta 
zona  cuando  va  á  comenzar  á  llover,  v  cuando 
cesa  la  estación  de  lluvias,  que  impropiamente 
llamamos  invierno:  de  tal  suerte  que  con  los  aza- 
CUANES  viene  y  se  va,  por  decirlo    así,  el  agua  llu- 


118  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

via;  y  como  en  español  el  que  lleva  agua  ó  el  que 
la  trae  se  llama  azacáuj  hubo  de  designarse  con 
ese  vocablo  ligeramente  alterado,  y  por  traslación, 
al  Rorthramus  socialis,  qus  no  tiene  en  el  Diccio- 
nario español  un  nombre  propio.  También  dicen 
en  España  que  "anda  hecho  un  azacán'^  el  que  va 
y  vuelve  muy  afanado  en  sus  negocios;  y  como 
los  azacuanes  se  van  y  vuelven  todos  los  años,  era 
propio  darles  ese  nombre,  á  falta  de  otro  que  fue- 
se peculiar  á  ellos. 

Azarearse,  azareo. 

En  nuestro  modo  de  decir,  significa  tener  ver- 
güenza, rubor.  Tal  vez  hemos  alterado  ó  corrom- 
pido la  palabra  azorarse  para  venir  á  decir  aza- 
rearse. D.  Rufino  J.  Cuervo  dice  que  viene  de 
azararse,  ó  sea  torcerse  un  asunto  ó  lance  por  so- 
brevenir un  obstáculo  imprevisto. 

''Mi  asno,  respondió  Sancho,  que  por  no  nom- 
brarle con  este  nombre  le  suelo  llamar  el  rucio,  y 
á  esta  señora  dueña  le  rogué  cuando  entré  en  este 
castillo,  tuviese  cuenta  con  él,  y  azoróse  de  mane- 
ra como  si  la  hubiera  dicho  que  era  fea  6  vieja," 
Quijote. 

El  azareo  es  en  buen  Castellano  azar. 

Azopilotado. 
Al  que  tiene  aire  de  zopenco  y  anda  como  zopi- 
lote, le  llaman  azopilotado,  por  parecerse  á  este 
feo  pajarraco,  que  también  denominan  zope  en 
México  y  en  Centro-América:  los  españoles  danle 
el  nombre  de  gallinaza,  los  peruanos  gallinazo,  los 
chilenos  jote,  los  bolivianos  auras,  los   Colombia- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  119 

nos  chulos,  los  venezolanos  samuros;  en  otras  re- 
públicas del  continente  se  les  dice  galembos,  tropi- 
llos, guaraguos\  los  norteamericanos  les  llaman 
iurkey  huzzard,  y   los   ornitólogos   cathartes   aura. 

''Zopilote'',  dice  sin  embargo  el  Diccionario  de 
la  Academia  Española  que  es  el  nombre  que  dan 
en  América  á  la  gallinaza;  pero  solamente  usan- 
do de  una  figura  de  retorica,  se  podría  aceptar  ese 
concepto:  tomando  la  parte  por  el  todo.  En  Mé- 
xico V  en  Centro-América  nada  más,  es  en  donde 
se  usa  aquel  nombre  para  significar  el  ''asno  de 
la  gente  alada",  como  le  llamó  Alcedo,  en  su  Dic- 
cionario de  América.  Garcilaso  lo  describe  así: 
'*Hay  otras  aves  grandes  negras,  que  los  indios 
llaman  su/yunto  y  los  españoles  gallinaza:  son 
muy  tragones  de  carne,  y  tan  golosas,  que  si  ha- 
llan alguna  bestia  muerta  en  el  campo,  comen 
tanto  de  ella,  que  aunque  son  muy  ligeras,  no 
pueden  levantarse  al  vuelo,  por  el  peso  de  lo  que 
han  comido.  Entonces,  cuando  sienten  que  va 
gente  á  ellas,  van  bullendo  á  vuela  pie,  vomitan- 
do la  comida  por   descargarse  para  tomar   vuelo. 

No  son  de  comer,  ni  de  otro  provecho  alguno, 
sino  de  limpiar  las  calles  de  las  inmundicias  que 
en  ellas  echan.  No  son  de  rapiña,  y  el  P.  Acosta 
tiene  para  sí  que  son  del  género  de  cuervos." 

D.  Rafael  Goyena,  fabulista  notable,  oriundo 
del  Ecuador  y  educado  en  Guatemala,  escribió  el 
precioso  apólogo  "El  Zopilote  con  Golilla.'* 

Por  lo  que  dice  relación  con  el  origen  de  los  di- 
versos nombres  que  al  zopilote  se  dan,  oigamos  á 
don  Ignacio  Armas:  "A. una  ave  inmunda,  que  al 
aura  se  posa  sobre   los   árboles,  á   recibir   en  sus 


120  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

abiertas  alas  los  primeros  rayos  del  sol,  le  llaman 
aura  en  las  Antillas;  en  la  Nueva  Granada,  por 
observar  en  ella  la  costumbre  de  agruparse  en 
torno  de  las  reses  muertas,  como  los  chulos  de  los 
mataderos,  le  pusieron  chulo;  otros  gallinaza^ 
nombre  del  estiércol  de  las  aves,  en  que  ésta  se 
complace;  otros  gallinazo,  no  como  aumentativo 
de  gallina,  sino  tornando  en  masculina  la  ter- 
minación del  anterior.  En  México  y  Centro-Amé- 
rica se  llama  zopilote,  nombre  indígena;  en  Vene- 
zuela samwro,  por  lo  que  jamura  ó  vomita;  y  en 
la  Margarita  guaraguo,  voz  anticuada  por  cuervo.'' 
Cuentan  los  historiadores  que  allá  por  los  años 
de  1521  y  1522,  hubo  en  el  reino  cackchiquel  una 
peste  asoladora,  que  no  daba  tregua  para  sepultar 
los  cadáveres,  que  fueron  pasto  muchos  de  ellos 
de  los  zopilotes.  (Milla. —  Historia  de  la  América 
Central,  Tomo  I,  página  XXIX). 

Azorencado. 

El  tonto,  zopo,  zonzo,  zolocho,  desmañado,  abrutado, 
como  dicen  en  español,  recibe  por  acá  el  nombre 
de  AZORKNCADO  6  ZORENCO,  corrupcióu    de  zopenco. 

Azorrarse. 

En  buen  español  es  azorarse. 

En  la  querella  de  estupro  que  el  célebre  gober- 
nador de  la  ínsula  Baratarla  decidió  con  tanta 
cordura,  decía  la  churrillera  y  embaidora  dueña: 
''¡Desdichada  de  mí!  me  ha  llevado  lo  que  yo  te- 
nía guardado  más  de  veintitrés  años  ha,  defen- 
diéndolo de  moros  y  cristianos,  de  naturales  y  ex- 
tranjeros; y  yo  siempre  dura  como  un  alcornoque, 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  121 

conservándome  entera,  como  la  salamanquesa  en 
el  fuego,  ó  como  la  lana  entre  las  zarzas,  para  que 
ese  buen  hombre  llegase  con  sus  manos  limpias  á 
manosearme.  Aun  eso  está  por  averiguar,  si  tie- 
ne limpias  ó  no  las  manos  este  galán,  dijo  San- 
cho; y  volviéndose  al  hombre,  le  dijo:  ¿qué  decía 
y  respondía  á  la  querella  de  aquella  mujer?  El 
cual  todo  azorado  respondió:  Señores,  yo  soy  un 
pobre  ganadero  de  ganado  de  cerda,  y  esta  maña- 
na salía  de  este  lugar  de  vender  (con  perdón  sea 
dicho)  cuatro  puercos,  que  me  llevaron  de  alcaba- 
las y  socaliñas  poco  menos  de  lo  que  ellos  valían; 
volvíame  á  mi  aldea,  topé  en  el  camino  á  esta 
buena  dueña,  y  el  diablo  que  todo  lo  añasca  y  to- 
do lo  cuece,  hizo  que  yogásemos  juntos,  &.,  &. 
{Quijote), 

Azúcar  candida. 

(  »»iiio  >i  el  azúcar,  con  ser  dulce  y  frágil,  fue- 
se animada,  suelen  llamarle  candida,  á  guisa  de 
virgiín;  pero  es  ca7ide  6  candil  del  árabe,  brillante, 
blanca. 

Azucarera. 

El  vaso  para  poner  azúcar  en  la  mesa,  se  llama 
el  azucarero j  y  no  la  azucarera, 

Azu  rumbado. 
Con  tan  sonoro  nombre  se  llama  en  Guatemala 
á  todo  aquel  que  no  conserva  la  viveza  de  su  es- 
píritu, y  se  encuentra  atontado,  turulato.  En  es- 
pañol se  dice  que  está  azurumbado  el  que  se  halla 
ebrio,  temulento,  &;  y  de  allí  viene  ese  nuestro 
AZURUMBADO,  quc  aplicamos  por  extensión  al  que 
se  halla  atarantado. 


122  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Esta  letra  siempre  ha  conservado  su  sonido,  sin 
alteración,  como  remedo  del  valido  de  la  oveja. 
No  es  extraño  que  en  Guatemala,  como  en  las  de- 
más repúblicas  latino-americanas,  confundamos 
en  la  pronunciación  la  b  con  la  v,  dado  que  en  la 
mayor  parte  de  España  sucede  lo  mismo,  excepto 
en  Valencia  y  en  algunos  otros  puntos.  En  lo 
antiguo  se  usaba  indiferentemente  en  la  escritura 
una  ú  otra  letra. 

El  sabio  Rey  D.  Alfonso  escribía  aver,  avrá, 
DEVER,  y  Cervantes  firmaba  Cerbantes.  Valía 
lo  mismo  la  v,la  b,  y  la  u;  y  por  eso  muchas  pala- 
bras que  se  escribían  con  b,  han  quedado  hoy  con 
u,  como  cabdal,  cabdillo,  cabsa,  cabtela,  cib- 
dad,  recabdar,  recabdo,  vibdo  y  vibda,  que  son 
en  la  actualidad  caudal,  caudillo,  causa,  caute- 
la, CIUDAD,     RECAUDAR,    RECAUDO,  VIUDO,    y  VIUDA, 

según  lo  hace  notar  don  Antonio  J.  de  Irisarri. 
En  España  escriben  al  presente  Zabala  y  aquí 
Zavala,  lo  que  es  por  cierto  menos  raro  que  el  no 
haber  respetado  el  origen  latino  en  algunas  voces, 
como  en  abogado,  maravilla,  de  advocato,  mira- 
billta. 

Bajareque. 

Llaman  pared  de  bajareque  á  la  que  hacen  con 
caña  brava  (ginerium  sagittatum)  6  con  cuales- 
quiera otras  cañas  y  torta  de  barro.  En  el  Perú 
dan  el  nombre  de  quincha  al  bajareque. 

Bajo. 
BAJO  el  respecto;  bajo  el  punto  de  vista;  bajo  el 
pie;  BAJO  la  condición;  bajo   la  base;  son  locuelo- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  123 

nes  muy  usadas,  que  es  mejor  sustituir  por  estas: 
en  el  aspecto,  por  el  aspecto;  en  el  punto  de  vista; 
desde  ese  punto  de  vista;  en  el  pie,  sobre  el  pie;  con 
la  condición;  sobre  la  condición. 

Muy  común  es  también  decir  pueblo  bajo,  por 
plebe,  gente   ordinaria,  pueblo  (sin   alto  ni  bajo)- 

"No  se  sabe  á  que  atribuir  este  vacío  de  nues- 
tras letras,  bien  extraño  ciertamente  por  cual- 
quier aspecto  que  se  le  considere."  (Quintana. — 
Musa  Épica  Española) . 

"Esto  es  un  mal,  ya  que  no  desde  el  punto  de  vis- 
ta artístico  y  poético,  desde  el  punto  de  vista  admi- 
nistrativo.'' (Pedro  de  Alarcón). 

"Todas  las  cosas  de  este  mundo  son  grandes  ó 
pequeñas,  sublimes  ó  ridiculas,  según  el  punto  de 
vista  de  donde  se  las  mire."    (Mesenero  Romanos). 

"; Ojalá  logre  presentarla  (la  institución  de  los 
mayorazgos)  á  V.  E.  en  su  verdadero  punto  de  vista. 
(Jovellanos. — Ley  Agraria^ 

"Acomódeme  luego  fácilmente  sobre  el  mismo 
pie  que  en  Segovia."  (P.  Isla. —  Gil  Blas). 

Balacas. 
Provincialismo   que  vale   fanfarronada.     Echar 
balacas  es  echs.r  fanfarronadas. 

"Prosigues  siendo  valiente 
Sin  echar  nunca  balacas, 
Viéndote  no  pocas  veces 
Ex  trapos  de  cucaracha." 

(F.  Rivera  Maestre.) 
Baladronar. 
En  español  baladronear. 


124  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Balaustre. 
Es  balaustre. 

Bambitas. 
Cuando  todavía  circulaba  entre  nosotros  la  mo- 
neda antigua  española  de  diversas  figuras,  que 
nombraban  cortada  ó  macuquina,  era  común  lla- 
mar BAMBAS  á  la  moneda  redonda  y  bambitas  al 
real  6  medio  real  de  figura  circular. 

''Y  si  el  bautismo  es  de  guaches, 
Cual  sucede  á  las  vegadas, 
Bambitas  y  aún  más,  tostones, 
Se  tiran  por  las  ventanas." 

(F.  Rivera  Maestr^.) 
Banco— a. 

Se  llama  banca  la  silleta  de  madera  sin  respal- 
do, y  banco  el  escaño  tosco  que  generalmente  lo 
tiene.  Usamos  indistintamente  estas  palabras,  y 
también  llamamos  banca  á  una  cama  sin  cabece- 
ra ó  barandillas. 

Banda. 

Llamamos  así  á  un  tejido  de  seda,  de  unas  dos 
y  media  varas  de  largo  por  media  de  ancho,  que 
se  usa  para  atar  los  pantalones  á  la  cintura.  L^na 
banda  de  rejilla  es  la  qne  tiene  un  ñeco  en  sus 
extremidades,  tejida  en  forma  de  rejilla. 

Banda,  por  franja,  es  un  provincialismo  nues- 
tro; y  lo  es  también  el  llamar  'banda  á  la  hoja  de 
la  puerta  ó  ventana. 

Bandada. 
Que  se  llame  bandada  el  conjunto   de  aves  que 
van  volando,  nadie  podría   censurarlo;    pero  que 
no  se  diga  que  en  Amatitlán,    por   ejemplo,   hay 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  125 

BANDADAS  de  pescados ;  porque  el  conjunto  de  pe- 
ces se  llama  cardumen.  Tampoco  debe  decirse 
BANDADA  de  cuadrópcdos  cuando  marchan  reuni- 
dos, sino  manada. 

Bandear. 

En  lo  antiguo  significaba  guiar,  condiLcir,  en 
buen  romance;  pero  ha  caído  en  desuso.  Vulgar- 
mente se  dice  en  Guatemala  "bandear  á  una  jo- 
ven," por  pretenderla,  enamorarla:  "Eugenio  ha- 
bía conocido  á  una  muchacha  bonita  y  rica  á 
quien  andaba  bandeando,  según  dijo,  cansado  ya 
de  la  Mariquita."  (Salomé  Jil. —  Cuadro  de  Costum- 
bres, página  167,  Tomo  1^) 

También  se  usa  bandear,  en  términos  genera- 
les, por  perseguir  á  alguno  con  cierta  solicitud  ó 
pretensión  v.  g.  '*Ya  llevo  tiempo  de  andar  ban- 
deando á  Pedro,  á  ver  si  me  vende  la  casa." 

Baraja. 

Es  el  conjunto  de  cartas  de  que  consta  el  juego 

de  naipes.     No  se  puede,    pues,   llamar   baraja  á 

cada  naipe. 

Barajar. 

Para  indicar  que  una  persona  cambia  el  asunto 
de  la  conversación  por  otro,  dicen  por  acá  que  ''ba- 
raja la  conversación." 

No  creemos  que  tal  manera  de  decir  sea  un  pro- 
vincialismo nuestro;  más  bien  nos  inclinamos  á 
pensar  que,  así  como  se  usaba  el  verbo  barajar  pa- 
ra dar  á  entender  que  se  impedía  ó  evitaba  la 
suerte  que  se  iba  á  hacer  en  el  juego  de  la  taba  ó 
en  el  de  los  dados,  díjose  .también  por  extensión, 
allá  en  la  época  de  la  conquista  por  los  españoles^ 


126  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

"barajar  la  conversación/'  por  evitar  ó  impedir 
que  se  continuara  en  éste  ó  en  el  otro  sentido. 
Así  hay  centenares  de  palabras  y  de  giros  repu- 
diados en  España,  que  los  diccionarios  no  regis- 
tran; pero  que  fueron  traídos  á  América  por  los 
mismos  capitanes  que  la  sojuzgaron:  hasta  la  pro- 
nunciación que  ellos  tenían  se  conserva  en  mucha 
parte.  De  las  causas  de  este  fenómeno  y  del  len- 
guaje de  los  conquistadores  castellanos,  trataremos 
en  un  opúsculo  cuyos  materiales  ya  tenemos  aco- 
piados. 

Barajustar. 

Así  se  pronunciaba  antiguamente,  y  hoy  es  ba- 
raustar, que  significa  trastornar,  confundir]  mas  no 
CORCOVEAR  un  caballo  ó  una  muía,  como  dicen 
por  acá,  que  en  español  es  dar  corcovos.  Aun  en 
lo  moral,  hemos  oído  que  cuando  una  persona  ya 
no  soporta  algo,  dicen  que  al  fin  barajusta. 

Barba  de  viejo. 

Con  este  nombre,  ó  con  el  de  cabello  de  ángel, 
(bien  diferentes  por  cierto  las  barbas  de  un  an- 
ciano y  los  rizos  de  un  serafín)  se  conoce  una 
planta  medicinal,  purgante,  que  figura  entre  las 
ranunculáceas. 

Barbasco. 

Es  una  leguminosa  {Tephrosia  cinérea  y  Tephro- 
sia  brevipes)  que  se  emplea  para  pescar  envene- 
nando las  aguas.  Está  prohibido  el  uso  del  bar- 
basco,  porque  mata  todos  los  peces  grandes  y  chi- 
cos y  porque  hace  abortar  á  las  vacas  y  á  las  ye- 
guas cuando  beben  esas  aguas.  Desde  los  prime- 
ros años  de  la  conciuista  se  usó  el  nombre  de  bar- 


PK()\  INCIALISMOS    DK    (UIATEMALA  127 

BASCO,  que  aún  no  se  halla  en  el  Diccionario.  El 
historiador  Fuentes  y  Quznián  dice:  "que  con  es- 
ta industria  de  los  harbascos,  se  provee  á  esta 
Corte  de  Goatliemala  do  bobos,  tepemechines,  moja- 
rras, y  esjyúiosos:  cualquiera  de  ellas  es  apetecida 
y  solicitada  [)or  regalo  del  más  picante  y  goloso 
apetito."  {Recordación  Florida, — Tomo  2?,  página 
(54). 

Barbiquejo. 

Así  llamamos  al  barboqxiejo,  que  es  la  cinta  con 
que  se  sujeta  por  debajo  de  la  l)arba  el  sombrero 
ó  morrión  para  que  no  se  lo  lleve  el  aire.  En  la 
República  Argentina  y  en  el  Perú  llaman  barbi- 
quejo al  pañuelo  con  que  se  cubren  parte  de  la 
cabeza  y  barba  anudándolo  bajo  la  cara,  y  que  no 
arguye  tocas,  ni  coquetería,  ni  el  menor  senti- 
miento de  estética,  al  decir  de  un  literato  limeño, 
sino  fluxión  á  la  cara,  dolor  de  muelas,  paperas  ó 
algo  de^dejadez. 

En  la  obra  <,le  D.  Santiago  de  Villa  y  Martín  so- 
bre "El  exterior  del  caballo,"  se  dice  que  barboque- 
jo es  la  depresión  que  hay  encima  de  la  barba,  en 
que  se  coloca  y  apoya  la  cadenilla  barbada."  (pá- 
gina 38.) 

Barbuchín. 

Suelen  llamar  por  acá  con  este  nombre  al  ente- 
co que  tiene  poca  barba. 

Barreal. 

Hacemos  nosotros  de  barro,  barreal,  para  de- 
nominar el  sitio  lleno  de  lodo,  [que  según  el  Dic- 
cionario es  barrizal. 


128  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Barreño. 

El  Diccionario  dice  que  es  la  vasija  de  barro 
que  sirve  para  fregar  la  loza  y  otros  usos.  Entre 
el  populacho  de  Guatemala  significa  el  barreño 
un  baile  parecido  al  zapateado. 

Dicen  le  también  barreño  al  natural  del  Barrio 
de  San  Marcos. 

Barrigón. 

Oigamos  á  Zorobabel  Rodríguez  refiriéndose  á 
esa  palabra:  "Los  puristas,  dice,  más  celosas  que 
entendidos,  que  enseñan  por  esos  colegios  y  escue- 
las la  lengua  de  Cervantes,  ponen  particular  em- 
peño en  inculcar  á  sus  discípulos  eviten  decir  ba- 
rrigón, bocón,  dentón,  barbón,  jetón,  cachetón,  nari- 
gón, y  otros  aumentativos  por  el  estilo.  No  des- 
cubrimos motivo  para  acordar  semejante  prefe- 
rencia* á  la  terminación  en  udo,  ni  nos  podemos 
arrepentir  Je  haber  cantado  cuando  niños,  espe- 
rando el  real  dominguero: 

^'Mañana  domingo 
Se  casa  Benito 
Con  un  pajarito; 
— ¿Quién  es  la  madrina? 
— Doña  Catarina. 
— ¿Quién  es  el  padrino? 
— Don  Juan  Barrigón  (botijón) 
— ¿Quién  toca  la  caja? 
— El  negro  jetón." 

Es  curioso  que  en  Chile  se  use  esa  cancioncilla 
tan  conocida  entre  nosotros.  Por  lo  demás,  es 
correcto  y  usual  decir  barrigón  del  que  tiene  gran 
barriga. 


PROVINCIALISMOS    DE   (iUATEMALA  129 

Barrilete. 

Por  la  cometa  de  papel  ó  el  papelote  (no  'papa- 
lote) con  que  juegan  los  muchachos,  es  provincia- 
lismo chileno  y  guatemalteco.  En  castellano  sig- 
nitica  barrilete  un  instrumento  de  carpintería  6 
una  especie  de  cangrejo,  cuya  figura  pudo  haber 
dado  ocasión  á  llamar  así  á  la  cometa  que  tiene 
forma  de  exágono. 

Bastardear. 

Es  verbo  neutro,  y  por  lo  tanto  no  admite  régi- 
men directo.  Sin  embargo,  en  un  artículo  publi- 
cado en  las  '^Memorias  de  la  Real  Academia  Es- 
pañola," hallamos  estas  palabras:  "No  vacilamos 
en  afirmar  (pie  si  |>ronto,  muy  pronto,  no  se  acu- 
de al  reparo  y  defensa  del  idioma  castellano  en 
a(juellas  apartadas  regiones,  llegará  la  lengua,  en 
ellas  tan  patria  como  en  la  nuestra,  á  bastardearse 
de  manera  que  no  se  dé  para  tan  grave  daño  re- 
medio alguno."  {''Academias  americanas,  corres- 
pondientes de  la  Española,^'  por  don  Fermín  de  la 
Puente  y  Apezechea,  Secretario  de  la  Comisión  de 
academias  americanas.  Tomo  4?  página  247  de  las 
''Memoria^  de  la  Real  Academia  Española.'^) 

No  debe  decirse  según  algunos  gramáticos,  que 
se  BASTARDEA  la  ley;  que  los  que  se  precian  de 
hombres  de  mundo  y  de  observar  la  moral,  no 
hacen  más  que  bastardearla.  Úsese  que  la  fal- 
sean, vician,  corrompen  ó  barrenan. 

*'E1  común  de  los  hombres  de  tal  manera  han 
torcido  y  bastardeado  de  la  generosidad  de  su  na- 
turaleza, etc."  (Fr.  Luis  de  Granada. — Símbolo 
de  la  Fé.) 


130  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Recordamos  que  Cuervo  y  otros  puristas  precep- 
túan que  bastardear  no  puede  llevar  acusativo  y 
que  se  construye  como  degenerar;  pero  don  Juan 
Valera,  que  es  autoridad  en  materias  de  lenguaje, 
ha  escrilo  en  sus  "Cartas  Americanas,"  tratando 
de  la  poesía  argentina,  lo  siguiente:  ''Y  no  es  es- 
to decir  que,  en  nuestra  edad  moderna,  no  sea  po- 
sible una  epopeya  ó  un  drama  sobre  Prometeo; 
pero,  á  mi  ver,  ha  de  ser  de  uno  de  estos  modos: 
ya  poniendo  en  parodia  y  en  solfa  el  asunto,  co- 
mo en  las  operetas  de  OíFembach,  ya  ciñéndose 
con  inspiración  erudita  al  espíritu  y  pensar  de  los 
antiguos,  sin  bastardear  ni  mezclar  las  ideas  ana- 
crónicamente, etc." 

Bastedad. 

De  basto  que  significa  tosco,  grosero,  hemos  sa- 
cado el  derivado  bastedad,  que  no  goza  de  fueros 
académicos. 

Bate  i  a. 

Antes  del  descubrimiento  de  América  era  tér- 
mino minero  y  marítimo,  que  valía  bandeja,  fueii- 
te;  y  de  allí  viene  la  palabra  batea,  que  hoy  se  usa 
en  buen  español  para  significar  el  trasto  de  ma- 
dera en  forma  de  azafate. 

Todavía  nuestro  pueblo  usa  la  palabra  árabe 
BATEíA,  que  nos  dejaron  los  marinos  españoles 
que  vinieron  con  Alvarado  y  Cortés. 

BatiburriHo. 

El  embrollo  de  cosas  ó  de  ideas  es  baturrillo,  que 
no  BATIBURRILLO,  como  dccimos  por  acá. 

Batidor. 

Esta  palabra  tiene  varias  acepciones;  pero  en 
España  no  se  conoce  por  batidor  la   vasija  de    ba- 


PUoVINriALl>.MnS    DK    (ÍTATKMALA  VM 

rro  ó  de  metal  que  sirve  para  batir  el  tistk  ó  ol 
chocolate.  Ese  utensilio  se  llanuí  por  allá  "puchero. 
Salomé  Jil,  hablando  del  chapín  (el  natural  de 
(ruatemala,)  dice.  ''Fui  á  decirle  el  último  adiós, 
y  me  ocurrió  echar  una  mirada  á  los  avíos,  por 
ver  fí  quedaba  olvidada  alguna  cosa.  Figuraos 
mi  sorpresa  al  notar  que  don  CYmdido  marchaba 
para  Londres  con  un  catre  y  su  correspondiente 
colchón;  con  toda  su  ropa,  en  cuenta  los  fra(pies 
y  las  levitas  de  penalti ma  moda  ([ue  aquí  solía 
llevar;  con  un  sombrero  dentro  de  su  respectiva 
caja;  con  un  servicio  de  mesa  desde  manteles  has- 
ta salero;  con  un  hatiook  de  cobre  y  su  corres- 
pondiente MOLINILLO,  y  con  un  mueble  de  queja- 
más  se  había  separado,  al  cual  tenía  particular  ca- 
riño, y  que  llamare  aquí  por  su  nombre,  puesto 
que  no  es  pecado:  la  bacinica  de  plata  de  su  abue- 
lo" (Cuadros  de  costumbres;  página  43,  tomo  1?) 

Batuquear. 

Mi-iH'iir  ó  revolver  una  cosa  iícpiida  es  bazucar  ó 

bazuquear,  que  no   katuquear,  como    se    oye    por 

estos  países. 

BauL 

Lleva  acento  en  la  u,  y  debe  pronunciarse  baúl. 

Bautismo.  ^ 

En  español  se  llama  bautismo  el  sacramento,  y 
bautizo  el  acto  de  administrarlo,  que  familiarmen- 
te se  denomina  bateo.  En  Guatemala  casi  todos 
dicen:  "Estuvo  muy  solemne  el  bautismo  del  hijo 
de  María;  las  fiestas  que  hubieron  con  motivo  del 
bautismo  del  hijo  de  Juan."  Dígase  en  tales  ca- 
sos el  bautizo-,  las  fiestas  que  hubo. 


132  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Bayunco. 
Al  hombre  burdo,  grosero,  rústico,  se  le  deno- 
mina entre  nosotros  bayunco.  Este  provincialis- 
mo se  halla  usado  en  el  gracioso  cuadro  de  cos- 
tumbres ''El  Guanaco"  de  Salomé  Jil:  ''Y  si  se 
trata  de  un  recién  venido  bayunco,  es  bien  sabido 
que  se  arrodilla  delante  de  las  boticas  tomándolas 
por  altares,"  (página  50,  tomo  1?) 

Beatificar. 

No  se  debe  usar  como  se  usa  generalmente 
por  acá,  en  el  sentido  de  "dar  el  viático"  á  un  en- 
fermo. Los  que  deseando  ser  puristas  dicen  viati- 
car, en  tal  sentido,  usan  de  un  vocablo  que  no  au- 
toriza el  Diccionario  de  la  Academia.  Beatificar 
quiere  decir  ''declarar  el  Sumo  Pontífice  que  al- 
guno goza  de  la  bienaventuranza." 

Biblia. 

Para  dar  á  entender  que  alguno  es  astuto  y  sa- 
gaz, hemos  oído  que  dicen  que  tiene  mucha  Bi- 
blia, tal  vez  por  que  en  la  mayor  parte  de  las  edi- 
ciones de  los  libros  sagrados  hay  mucha  letra  me 
nuda,  ya  que  en  España  se  dice  que  la  tiene  el 
que  es  suspicaz  y  listo. 

Bi  jugos. 

Así  denominan  á  unos  pajarillos  que  abundan 
en  el  valle  de  Chimaltenango.  Dice  el  historia- 
dor Fuentes  y  Guzmán:  "Hay  otros  que  llaman 
SENSONTLES  CIMARRONES,  de  negra  pluma  y  de  un 
collarejo  blanco,  de  muy  dulce  y  sonoro  canto; 
muchos  guirises,  jaulines,  tordos,  bijugos,  cucharo- 
nes, chocoyos,  chipes,  cardenales  y  carpinteros  f  páiri- 
na  132;  tomo  2")  ^^  ^ 


PROVINCIALISMOS    DE    OUATEMALA  133 

Birloche. 

L'd  palabra  correcta  es  birlocho:  ''Dejo  mi  criado 
la  señal  que  le  pidieron,  y  dos  horas  después  ya 
estaba  en  la  puerta  de  mi  habitación  un  birlocho 
pardo,  con  varias  capas  de  polvo  de  todos  los  días 
y  calidades." — (Larra.) 

Bejuco  de    bruja. 

Es  el  nombre  vulgar  de  la  ^^cuscuta  Americana^" 
que  se  llaman  en  francC^s  corde  á  violón,  y  en  inglés 
american  (lodder;  tiene  propiedades  laxantes. 

Bejuco  de  la  estreHa. 

Emplean  este  vegetal  {Doyerea  emeto -catártica) 
en  las  Antillas  como  emeto-catártico,  y  lo  utilizan 
también  para  curar  las  fiebres  intermitentes. 

Bejuco  blanco  de  agua. 

Dice  ''El  Médico  Botánico  Criollo"  que  ese  pre- 
cioso vegetal  que  brinda  sabrosa  agua  al  sediento 
viajero  (sissus  venatorumj  ofrece  también  un  re- 
medio diurético  muy  bueno. 

Bejuco    de  uva. 
Se  conoce  también  con  el  nombre   de  bejuco   de 
parra  {Vitis  caribcea,)  que  llaman  en   inglés   ^^Wa- 
iter-white  ó  donky  leaved-vine. 

Bochinche. 
Dicen  los  diccionarios  que  es  voz  americana  que 
significa  ASONADA,  alboroto;  pero  nuestro  ilustra- 
do compatriota  don  Antonio  J.  de  Irisarri,  en    su 
conocida  sátira  contra  Salva,  enseña  que  bochín- 


134  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

CHE,  de  origen  colombiano,  significa  algo  más  que 
asonada  ó  alboroto. 

''Alboroto  es  tumulto  pasajero, 
Pasajera  también  es  la  asonada; 
Más  el  bochinche  es  cosa  permanente; 
Es  el  orden  constante  del  desorden," 

Berrinche. 
liO  usamos  correctamente  por  coraje,  cólera,  en 
particular  la  de  los  niños;  pero  es  provincial  la 
acepción  de  berrinche  cuando  los  soldados  dan  ese 
nombre  á  una  comida  hecha  de  tortilla  ó  totoposte 
con  agua  y  sal. 

Berrinchuda,  berrinchona. 
De  berrinche,  hemos  sacado    berrinchuda,    be- 
rrinchona, para  significar  la  niña  que    tiene    be- 
rrinche;  pero  la   Academia  no    autoriza   tales   de- 
rivados. 

Blondo. 

Es  raro  que  mientras  en  Chile  dan  á  blondo  el 
significado  de  crespo  drizado,  refiriéndose  al  cabe- 
llo, signifique  entre  nosotros  blondo,  lo  mismo  que 
terso,  sin  rizos.  Lo  cierto  es  que  en  buen  castella- 
no cabello  blondo,  quiere  decir  cabello  rubio,  ama- 
rillo, dorado  y  tenga  ó  no  rizos. 

Beneficiarse. 
''Berieficiar,  en  castellano  es  hacer  bien  á  al- 
guien, y  tan'bién  cuidar  de  alguna  cosa  procuran- 
do que  fructifique.  Entre  los  carniceros  de  por 
acá,  es  matar  y  descuartizar  la  res  para  vender  la 
carne.     En  estilo  metafórico  y  entre    predestina- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  135 

dos  á  la  penitenciaría,  beneficiarse  á  alguno  es 
asesinarlo.  En  el  mismo  sentido  dicen  ellos  en 
tono  socarrón  cunndo  han  muerto  á  algún  próji- 
mo, (pie  se  lo  han  soplado  ó  mkkknm^ado."  (Dic- 
cionario de  Chilenismos.) 

Bobo. 

Como  sustantivo  es  nomhre  provincial,  que  de- 
nota un  pez  de  negra  piel  y  sin  escamas,  abun- 
dante en  Guatemala,  México  y  otros  lugares  de  la 
América  Setentrional. 

Bocarada. 
Es  una  corrupción  de  bocanada. 

Bofo. 

De  uso  diario  es  el   barbarismo   bofo,   por  fofo, 

que  es  lo  castizo. 

Bolero. 

Lo  que  es  en  España  un  baile  y  en  el  Perú  un 
juguete,  es  en  Guatemala  un  sombrero,  cosa  que 
biqn  mirada  no  es  de  extrañarse,  porque  muchos 
habrá  que  digan  que  por  qué  aquí  han  de  ser  las 
cosas  como  en  todas  partes;  pero  sin  entrar  en 
controversia  con  nadie,  diremos  tan  sólo  que  bole- 
ro llaman  aquí  al  sombrero  de  copa  alta,  al  som- 
brero de  felpa,  al  sombrero  que  se  usa  con  el  tra- 
je DE  vestir  (como  dicen  los  sastres.)  En  Espa- 
ña se  conoce  ese  sombrero  con  el  nombre  de  chis- 
tera,   en    lo    familiar,    y    en     Colombia    con     el 

de  cubilete. 

Boletería. 

Dícenle  así  al  lugar  en  donde  se  expenden  los 
billetes  para  las  funciones  de  teatro,  plaza  de 
toros,  etc.  etc. 


136  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 


Boleto. 


Que  es  tan  usado  por  acá,  no  se  halla  en  el  dic- 
cionario. Deben,  pues,  proscribirse  las  frases: 
mi  boleto  de  excepción  militar]  .un  boleto  de  monte- 
pío, etc.  etc.     Dígase  boleta,  billete,  según  los  casos. 

También  en  Venezuela  usan  la  palabra  boleto. 

Bolo. 

Apenas  hay  algo  que  tenga  tanto  nombre  pro- 
vincial, como  beodo,  ebrio,  borradlo,  temulento ,  azu- 
rumbado,  que  son  palabras  castizas.  Al  que  está 
en  ese  lastimoso  estado  se  le  llama  por  estos  paí- 
ses BOLO,  y  del  bolo  se  dice  que  se  halla  con  una 
BUENA  jáquima;  quc  tiene  una  mona;  que  se  la 
CLAVÓ;  que  está  teco;  que  se  puso  una  tiara;  que 
tiene  una  mica  espantosa;  que  está  bien  riata; 
que  tiene  una  papalina  soberana;  que  está  juma; 
que  esta  jalado;  que  tiene  una  buena  tranca; 
que  se  ha  puesto  una  tagarnina  (esta  palabra  sig- 
nifica en  buen  español,  cigarro  puro  muy  malo)  y 
otras  lindezas  por  el  estilo. 

En  España  dicen  que  está  chispa,  6  chispo,  6 
achispado,  6  bebido,  6  que  tiene  una  turca,  ó  que  es- 
tá hecho  una  mona,  aquel  que  se  halla  borracho- 
Dicen  que  "está  hecho  una  mona,"  porque  según 
Hidalgo,  en  sus  "diálogos  de  apacible  entreteni- 
miento," son  muy  propios  de  las  monas  todos 
aquellos  meneos  y  desgaires  que  hace,  toda  aque- 
lla chacota  y  ruido  que  mete  el  ebrio." 

El  festivo  escritor  Salomé  Jil,  en  el  cuadro  de 
costumbres  intitulado  ''Un  baile  de  Guante,"  dice: 
''El  día  menos  pensado  se  le  va  á  poner  en  la  cabe- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  137 

za  á  un  agente  de  policía  cumplir  con  su  deber, 
y  veréis  como  ya  no  hay  bolos  por  las  calles,  ni 
pendencias,  ni  cliarcos  sucios.  (Página  80,  tomo  1?) 

BolOy  en  castellano  es  él  trozo  labrado  y  de  for- 
ma cónica,  para  que  se  tenga  derecho  en  el  suelo; 
(jue  es  lo  menos  que  puede  el  bolo  hacer  en 
Guatemala. 

En  hi  graciosa  epístola  de  Rivera  Maestre,  en- 
contramos estos  versos: 

"Los  BOLOS  siempre  tan  lisos 

Y  BRABos  que  se  mataban 
Por  un  GUAPINOL,  un  chaye, 
Por  quítame  allá  esas  pajas; 
Ya  son  hombres  que  á  los  zarcos 
En  sobriedad  aventajan 

Y  formar  mejor  pudieran 
Sociedades  de  templanza." 

Boleco. 

Al  que  se  achispa  amenudo  le  dicen  boleco. 
La  terminación  eco  la  encontramos  en  muchos 
nombres  indígenas,  para  significar  que  una  perso- 
na es  natural  de  un  lugar  ó  pueblo;  v.  g.    petapa- 

NECO,  QUEZALTECO,  CHAPANECO,  SANMARTINECO,  ES- 
CUINTECO,  SONSONATECO,  SALAMATECO,  JOCOTECO, 
HUEHUETECO,  CtC.  CtC. 

Bolsa. 

No  sólo  llamamos  bolsa  al  saco  ó  talega  que  tie- 
ne este  nombre,  sino  también  al  bolsillo  de  los  ves- 
tidos. ¿Quién  no  dice  aquí:  'Tedro,  por  ejem- 
plo, lleva  las  manos  en  las  bolsas?  ''Con  eso,  yo 
no  me  echo  nada  en  la  bolsa  etc.   etc."     Lo  pro- 


138  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

pió,  en  semejantes  casos,  es  emplear  la  palabra 
bolsillo. 

"Nada  más  higiénico  y  divertido,  en  estos  cru- 
dísimos días  de  invierno",  que  dar  un  par  de  vuel- 
tas por  la  Fuente  Castellana con  las   manos 

y  el  puño  del  bastón  metidos  en  los  bolsillos  de  un 
gabán  que  se  le  deba  á  Caracuel,  y  pensando  en 
la  gloria."     (Pedro  de  Alarcón.) 

"Preciso  es  confesar  que  si  la  inflexible  natura- 
leza no  nos  permite  poner  el  pié  fuera  de  nuestra 
generación  ni  más  allá  de  nuestra  vida,  en  cam- 
bio, la  ciencia  invencible  de  los  hombres  nos  lleva 
hasta  el  punto  de  que  podamos,  con  toda  comodi- 
dad, meter  la  mano  en  el  hondo  bolsillo  de  las  fu- 
turas generaciones."  {Discurso  de  don  José  Selgas 
y  Carrasco j  leído  en  la  Junta  pública  que  celebró  la 
Real  Academia  Española,  para  darle  posesión  de 
plaza  de  número,  el  día  1?  de  mayo  de  1874.) 

Bolsear. 
En  nuestro  peculiar  modo  de  decir,  bolsear   á 
alguno,  es  hurtarle  algo,    sacarle  alguna   cosa   del 
bolsillo  á  escondidas  y  con  ánimo  de  apropiársela. 

Bomba. 
"Echar  una  bomba,"  es  frase  que  emplean  las 
gentes  del  pueblo  para  significar  los  versos  que 
improvisan  ó  recitan  en  sus  rumbos  ó  jaleos;  y  se 
deriva  ese  modo  de  decir  de  la  exclamación  espa- 
ñola ¡Bomba!  con  que  en  la  península  reclama  la 
atención  el  que  va  á  proponer  un  brindis,  á  reci- 
tar una  copla  ó  ádar  pie  para  ella;  por  ejemplo: 
"IBomba!"   gritó  el    sacristán calló    todo   el 


i 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  139 

niuiulo  al  anuncio  del  brindis/'  ¡Bomba!  gritó 
de  pronto  uno  de  los  bromistas  de  la  concurren- 
cia, l^rindo  por  este  cúralo-todo,  (Fernán  Caba- 
llero.— La  Gaviota.) 

Bomba,  no  lo  registra  el  Diccionario  como  equi- 
valente de  borrachera,  acepción  que  suele  dársele 
aquí  y  en  otras  partes. 

En  la  primera  acepción  provincial  que  hemos 
anotado,  con  respecto  á  la  palabra  bomba,  la  usa, 
con  su  genial  donaire,  Salomé  Jil,  cuando  dice: 
"Un  día  de  tantos  se  la  llevó  un  primo  á  un  rum- 
bo, y  Francisquito  caminó  también,  y  estuvo  no 
sé  cuantas  horas  tirado  en  un  rincón,  gimiendo  y 
llorando,  en  tanto  que  madama  bailaba  el  zapa- 
teado, echaba  bombas,  con  lo  demás  que  es  de 
práctica  inconcusa  en  tales  reuniones."  (Cuadros 
de  Costumbres. — Tomo  2?  página  168.) 

Bongo. 

A  la  canoa  hecha  de  un  tronco  de  árbol,  dícen- 
le  por  estas  tierras  bongo. 

Bonito. 
En  buen  español  se  aplica  este  adjetivo  á  las 
personas  bien  parecidas,  de  formas  y  facciones 
proporcionadas,  aunque  por  lo  general  menudas, 
y  por  extensión,  se  dice  también  de  las  cosas  y  de 
los  animales,  cuando  concurren  en  ellos  iguales 
circunstancias.  Entre  nosotros  se  abusa  de  esa 
palabra,  empleándola  en  cualquier  caso  que  algo 
nos  agrada:  el  mar  es  bonito;  el  cielo  estrellado 
es  bonito;  el  "volcán  de  Fuego"  es  bonito,  en  bo- 
ca de  muchos  paisanos  nuestros. 


140  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Cuando  alguien  escribe  un  bellísimo  ariíjculo  6 
pronuncia  un  magnífico  discurso,  suélese  decir 
por  acá,  con  cierto  aire  como  de  indiferencia  ó  de 
superioridad,  que  más  revela  envidia  que  otra  co- 
sa: es  un  BONITO  artículo;  estuvo  bastante  bonito 
el  discurso.  Aquello  de  '^Parva  nostra-magna, 
aliena  magna  parva j^' que  en  otro  tiempo  vimos 
escrito  con  grandes  letras  en  una  de  las  paredes 
de  ''La  Sociedad  Económica/'  y  que  hizo  grabar 
Lope  de  Vega  sobre  la  puerta  de  su  casa,  no  pri- 
va mucho  por  estas  tierras.  Hasta  que  murió 
Pepe  Batres,  echaron  de  ver  que  había  sido  un  in- 
signe poeta;  Milla,  lo  más  que  escuchó  en  vida,  y 
eso  haciéndole  favor,  fué  que  eran  bonitos  sus 
cuadros  de  costumbres. 

''¡Tan  bonito!  responden  las  gentes  ordinarias 
cuando  se  les  pregunta  cómo  lo  pasan;  y  para  in- 
dicar que  un  enfermo  está  mejor,  acuden  al  "tan 
bonito."  Un  médico  español  asistía  una  vez  á  un 
infeliz  atacado  de  fiebre,  que  estaba  amarillo,  en- 
juto de  carnes  y  con  cara  de  muerto;  llegó  el  doc- 
tor y  preguntó  ¿cómo  está  mi  enfermo? — ''tan 
bonito,"  respondióle  su  mujer.  A  lo  que  el  Ga- 
leno no  pudo  dejar  de  exclamar:  "¡Dios  mío!  á 
eso  llaman  tan  bonito.^' 

"Qué  de  personas,  he  conocido  yo — decía  Salo- 
mé Jil — que  cuando  ya  iban  tan  bonito  en  la  cien- 
cia del  vivir,  les  ha  dado  la  gana  de  cambiar  de 
clima,  y  sin  decir  á  nadie  oste  ni  moste,  se  han 
largado  á  acabar  de  aprender  al  otro  mundo! 
(Cuadros  de  costumbres — "Saber  vivir.'') 

Bordos. 

Es  borde,  bordes,  para  indicar  el  extremo  ú  ori- 
lla de  alguna  cosa;  pero  por  acá  se  suele  decir 
BORDO,  arcaísmo  que  debe  evitarse. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  141 

El  poeta  español  don  José  Zorrilla,  aludiendo  á 
su  primera  composición,  recitada  en  la  tumba  de 
Larra,  dijo: 

"Broté  como  una  planta  maldecida 
Al  l)orde  de  la  tumba  de  un  malvado!'' 

En  el  poema  "La  Pesca,"  de  Núñez  de  Arce, 
cuando  Rosa  pregunta  llena  de  turbación  si  Mi- 
guel ha  vuelto,  y  le  contesta  el  pescador  que  nó, 
encontramos  esta  estrofa: 

"Entonces  trepa  á  la  escarpada  cima, 
Al  borde  se  aproxima 
Del  saliente  peñón,  como  una  idiota, 
Y  expuesta  á  peligroso  paroxismo. 
Avanza  hacia  el  abismo 
La  descompuesta  faz,  que  el  viento  azota." 

Botado. 
Cuando  baja  el  precio  de  algún  artículo  de  co- 
mercio, dicen  por  acá  que  está  muy  botado,  así 
como  los  comerciantes  escriben  en  sus  revistas 
que  tal  ó  cual  fruto  se  conserva  encalmado,  que 
es  palabra  marítima. 

Botar. 

Es  práctica  viciosa  usar  este  verbo  como  refle- 
xivo. Estímese,  pues,  provincialismo  de  Chile, 
el  Perú,  Cuba  y  otras  partes  de  América,  el  que 
también  nosotros  usamos  cuando  decimos:  se  bo- 
tó al  agua;  se  botó  del  caballo. 

Esa  palabra  botar  pertenece  á  aquellas  que  ge- 
neralizó muchísimo  en  el  Nuevo  Mundo  el  habla 
marinesca  de  los  descubridores,  soldados  y  cana- 


142  VICIOS   DEL   LENGUAJE    Y 

lias  que,  atraídos  por  la  sed  del  oro,  arribaban  á 
estas  playas.  Por  eso  se  abusa  tanto  del  verbo 
botar,  que  propiamente  significa  arrojar  ó  echar 
fuera  con  violencia.  Tiene  entre  nosotros  todas 
las  acepciones  de  ''echar,"  que  pasan  de  ciento 
diezin\ieve,  según  Terreros. — botar  el  dinero,  por 
tirar  el  dinero,  dícese  en  Guatemala  como  en  Co- 
lombia.— ''Me  lo  hallé  botado,  responde  el  niño  á 
quien  pregunta  su  padre  dónde  hubo  el  real  que 
tiene  en  la  mano." — "Lleva  más  de  tres  meses  de 
estar  botado  en  la  cama,"  oímos  decir  de  algón 
enfermo,  en  vez  de  acostado,  tendido,  "postradlo. 

Botellería. 
Dígase  botillería. 

Boyazo. 

Todos  sabemos  lo  que  es  una  boya,  palabra  ma- 
rítima; pero  muchos  ignoran  porqué  se  llama  bo- 
yazo, en  Guatemala,  y  más  en  el  Salvador,  al  gol- 
pe que  se  da  con  el  puño  cerrado.  Pudiera  ser 
que,  así  como  en  lo  antiguo  se  llamó  boya  al  car- 
nicero que  mataba  bueyes,  y  aún  al  verdugo;  se 
hubiera  dado  el  nombre  de  boyazo  al  golpe  muy 
fuerte,  capaz  de  matar  á  un  hombre. 

Bouquet. 

Esta  es  una  de  las  palabras  francesas  que  van 
introduciéndose  en  nuestro  idioma,  sin  necesidad 
alguna,  puesto  que  existe  el  nombre  ramillete. 

Hay,  por  ese  tenor,  otras  palabras,  que  el  uso, 
arbitro  del  lenguaje,  va  admitiendo;  por  más  que 
los  Aristarcos  protestan  y  se  sulfuran.  Todos  di- 
cen, por   ejemplo,  que  en  tal    hotel  se  come   a  la 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  143 

CARTE,  y  no  por  lista;  que  en  tal  baile  hubo  un 
buen  BUFFET,  que  no  aparador;  que  Fulano  gusta 
de  CALEMHOURGS,  por  juegos  de  vocablos;  champag- 
ne y  no  vino  de  champaña;  menú,  por  lista  de  la 
comida;  landeau,  coche  de  cuatro  ruedas,  remon- 
ToiR,  llave  de  resorte;  vaudeville,  jácara;  boule- 
VARi),  barrio  de  los  alrededores^  etc.  etc. 

Bracelete. 
No  se  sabe  porqué  dicen  bracelete    por  braza- 
lete ^  que  es  como  debe  decirse. 

Bravo. 

Lo  usamos  mucho  no  sólo  para  indicar  que  una 
persona  es  de  genio  áspero  ó  duro,  acepción  en  la 
que  está  bien  empleado,  sino  para  indicar  que  al- 
guno se  llalla  poseído  de  cólera:  "No  le  hable  us- 
ted que  está  bravo,"  en  lugar  de  colérico  6  enojado. 

Braviando. 

Con  la  propensión  que  hay  de  cambiar  la  e  en 
i,  de  la* cual  ya  hemos  hablado,  dicen  algunos 
braviando,  en  vez  de  braveando,  que  es  lo  castizo. 

'^Pasado  el  punto  y  término  temido, 
Iban  los  dos  á  un  tiempo  mejorando, 
Aunque  del  casco  Tucapel  sentido 
No  dejaba  curarse  braveando." 

( Ercilla — A  rauca  na.) 
Brazos. 

Dice  Juan  Arona:  ''En  nuestra  constante  pro- 
pensión á  buscar  los  deribados  más  fáciles  y  ale- 
jarnos lo  menos  posible  del  origen  conocido  ó  vi- 
sible, decimos  simplemente  brazos,  en  la  acepción 


144  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

de  braceros,  como  en  castellano  se  dice  (en  portu- 
gués, BBACEiROS,)  cuando  se  quiere  significar  jor- 
naleros, peones,  y  nosotros  colonos,  inmigrantes. 
Lo  menos  malo  á  que  podemos  dar  lugar  con  esta 
impropiedad  de  expresión  es  á  que  nos  apliquen 
y  acomoden  este  calembourg: 

"''¿En  qué  se  parece  nuestra  agricultura  á  la  Ve- 
nus de  Milo? — En  que  carece  de  brazos.'' 

Breque. 
Es  muy  conocido  el  nombre  breque,  para  de- 
signar el  aparato  que  enfrena  el  movimiento  de 
los  trenes  del  ferrocarril;  pero  en  castellano  es 
brete.  También  llamamos  brequero  al  que  ma- 
neja el  brete.  Los  que  dicen  así,  tal  vez  ignoran 
que  breque  es  un  pez,  que  también    se   denomina 

pajel. 

Brín. 

La  tela  gruesa  que  aquí  llamamos  brín,  tam- 
bién recibe  ese  nombre  en  el  Perú  y  en  Cuba. 
Picbardo  lo  califica  de  provincialismo  de.  las  An- 
tillas; pero  en  realidad  es  una  de  tantas  palabras 
que  trajeron  los  conquistadores,  y  que  se  han  per- 
petuado en 'varios  puntos  de  América,  mientras 
que  en  España  no  se  usa  ya,  ni  aparece  en  la  ma- 
yor parte  de  los  diccionarios  con  tal  acepción. 
El  de  la  Academia  y  el  de  Salva  dicen  que  brin 
significa  "la  brizna  ó  fibras  del  azafrán."  Terre- 
ros, en  su  diccionario,  y  el  ''Enciclopédico  de  la 
Lengua  Española,"  enseñan  que  es  anticuada  la 
acepción  de  brín,  que  le  dieron  comerciantes  y 
marinos,  para  significar  "tela  útil  para  tiendas  de 
campaña."     Hoy  le  llaman  vitre. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  145 

Bruta. 

"Es  la  bruta,"  vulgarismo  repugnante,  que  se- 
ría excusable  sólo  en  la  gente  de  baja  ralea,  cuan- 
do quiere  dar  á  entender  con  énfasis  (jue  ya  no  se 
soporta  alguna  cosa. 

Bruñir. 

Además  de  su  acepción  castiza  de  sacar  brillo  á 
una  cosa,  tiene  por  acá,  entre  la  plebe,  la  de  mo- 
lestar, cargar,  ó  como  dicen  muchos  amolar. 

Cuando  las  mujeres  se  afeitan  el  rostro  con  va- 
rios ingredientes,  dícese  en  España  familiarmen- 
te (y  ol  Diccionario  lo  confirma)  que  se  están  bru- 
ñendo ,(yUÍdado  quien  va  a  decir  así  á  la  que, 
entre  nosotros,  enjalbega  su  palmito,  porque  pro- 
vocará sus  iras! 

BucuL 

Es  una  jicara  grande  y  de  forma    casi    esférica, 

que  hacen  del  fruto  de   un   árbol    llamado  jícaro 

(gesnereas). 

Budín. 

Del  inglés  pudding,  hacen  algunos  pudín  ó  bu- 
dín; pero  no  se  hallan  tales  voces  en  el  Dicciona- 
rio de  la  Academia. 

Buenísimo. 

''Bonísimo,  bonazo,"  es  como  debe  decirse,  se- 
gún las  reglas  de  la  derivación.  Sin  embargo, 
muchos  usan  en  Guatemala,  y  en  otras  partes, 
haeíiisimo,  y  tienen  en  su  abono  que  don  Juan 
Valera  escribió  en  el  prólogo  á  las  obras  de  Oam- 
poamor:  *'En  fin,  si  no  fuera  que  se  ha  abusado 
de  la  expresión  ''buena  pasta,''  diciendo  que  la  tie- 
nen los  tontos,  diría  yo  de  Campoamor  que  la  tie- 
ne buenisima. 


146  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Buscaniguas. 
Buscapiés  se  llaman    esos   cohetes   de    nuestros 
fuegos  artificiales.     Niguas,  {jmlex  penetra^is)    se 
dice  en  el  Perú  piques,  y  buscapiés,  busca   piques. 

Buscapleíto. 

Oigamos  lo  que  acerca  de  este  provincialismo, 
que  también  es  nuestro,  dice  el  ''Diccionario  de 
Peruanismos:"  ''En  espsiñol picapleitos  y  pleitista, 
aunque  esta  última  voz,  lo  mismo  que  buscapleí- 
to, se  usa  más  en  el  sentido  de  camorrista,  díscolo. 
Por  lo  demás,  buscapleíto  es  la  vulgarización,  por 
decirlo  así,  de  picapleitos;  de  dos  maneras:  1?  tra- 
duciendo picar  por  buscar;  como  azotar  por  apla- 
nar, en  aplanacalles;  y  2?  suprimiendo,  confor- 
me á  nuestra  inalterable  manía,  esa  s  final  tan 
lógica,  porque  al  buscar  un  sólo  pleito,  no  incu- 
rriríamos en  el  calificativo.  Pero  aquí  se  dice  de 
un  individuo  que  es  buscapleíto  (pendenciero), 
como  se  dice  de  otro  que  es  muy  mataperro." 

En  castellano  hay  buscarruidos  y  buscavidas;  el 
primero  se  aplica  al  que  anda  moviendo  alboro- 
tos; y  el  segundo,  al  que  anda  averiguando  las 
vidas  y  milagros  ajenos,  como  dicen  por  acá. 

Burrión. 
Llaman  burrión  ó  gurrión,  en  Guatemala,  á  los 
colibiís  ó  chupamiel,  que  en  francés  -se  denomi- 
nan "oiseaux-mouches"  (Trochilideos),  pajarillos 
de  vistosos  y  brillantes  vestidos,  que  chupan  la 
miel  de  las  flores.  En  otras  partes  de  la  Améri- 
ca tropical,  que  es  en  donde  únicamente  se  en- 
cuentran, los  r»,onocen  con  el  nombre  de  chupa- 
miel  ó  pica  flores.  En  Cuba  le  dicen  zumzum. 
Las  palabras  gurrión  ó  burriÓ7i  son  probablemente 
corrupción  de  gorrión,  nombre  de  un  pájaro  de 
Europa,  que  también  ha  sido  introducido  en  los 
Estados  Unidos. 


I'KOVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  147 

c. 

Esta  letra  es  la  segunda  consonante  del  alfa- 
beto español.  8e  tomo  del  hebreo,  y  suena  en 
nuestra  lengua  de  dos  modos  (lo  cual  es  una 
de  tantas  anomalías  del  castellano,)  como  k 
antes  de  a,  o,  u,  antes  de  consonantes  y  en  fin  de 
dicción;  y  como  z,  antes  de  e,  i.  Hace  más  de  dos 
siglos  que  Gonzalo  Correas  propuso  la  sustitución 
de  la  K  á  la  c,  y  la  q,  dando  así  un  signo  que,  al 
decir  del  filólogo  don  Antonio  J.  de  Irisarri,  ser- 
viría con  más  propiedad  al  uso  de  estos  dos,  que 
no  pueden  ser  más  imperfectos  hallándose  em- 
pleados en  un  mismo  oficio. 

"La  c,  en  la  infancia  del  idioma,  sonaba  como 
s,  en  las  sílabas  ce,  ci,  y  la  z  con  el  sonido  griego 
de  Ts;  en  completo  acuerdo  en  tales  casos  con  el 
francés,  el  portugués  y  otros  idiomas  derivados 
del  latín.  La  pronunciación  áspera  se  la  dieron 
á  ambas  letras  los  árabes,  como  á  la  j,  aunque  lle- 
gó á  imperar  en  España  mucho  antes  que  en  ésta. 
Ya  en  1525  se  hacían  notar  los  que  todavía  las 
pronunciaban  como  s,  según  se  desprende  del 
''Diálogo  de  las  lenguas.''  Algunas  veces  se  ponía 
debajo  de  la  c,  una  cedilla,  (J  que  convertía  su 
sonido  en  el  de  z."  (Juan  Ignacio  de  Armas. — 
Lenguaje  criollo.) 

Los  conquistadores  pronunciaban  la  c  como  s, 
en  las  sílabas  ce,  ci.  Por  eso  en  la  América  lati- 
na pronunciamos  así  hasta  en  la  época   presente. 

Caballada. 

Decir  CABALLADAS  siguifica,  en  nuestro  lengua- 
je provincial,  decir  desatinos,  hacer    uso  de    pala- 


148  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

bras  soeces.  Una  caballada  es  además  una  ac- 
ción baja,  brutal. — ¡Que  caballada!  equivale  á 
I  Qué  barbaridad ! 

'*Me  cuentan  que  ya  en  el  día 
Nadie  dice   caballadas, 
Sino  inepcias,  desatinos, 
Blasfemias,  como  en  España.'' 

F.  Rivera  Maestre. 

Caballito  de  San  Vicente. 

Se  conoce  con  este  nombre  un  insecto  que  apa- 
rece en  cierta  época  del  año  (Cantharis  eucerra.)' 
En  España  se  llama  Caballito  de  San  Vicente  otro  in- 
secto del  mismo  grupo,  el  Meloe  proscarabseus.  L. 

Caballo  blanco. 

"Salir  en  caballo  blanco,"  es  frase  que  denota 
haber  tenido  suerte  para  '^salir  bien"  en  algún 
asunto. 

Cabello  de  ángel. 

No  solamente  dan  por  acá  ese  poético  nombre  á 
un  dulce  que  hacen  de  chilacayote  (especie  de 
calabaza),  sino  que  llaman  también  ''cabello  de 
ángel,"  como  en  Cuba,  á  una  enredadera  de  lar- 
guísimas ramas,  que  denominan  en  lenguaje  téc- 
nico clematis  havanensis  (en  inglés  Havana  trave- 
lleras  joy.) 

El  doctor  Mac  Fayden,  en  su  interesante  ''Flo- 
ra de  Jamaica,"  dice  que  la  infusión  de  las  hojas  y 
de  las  flores  de  ese  vejetal  es  muy  buena  contra 
las  pecas,  efélides,  manchas  de  la  cara,  etc. 

Cab  resto. 

Debe  decirse  cabestro.  En  Centro-América  da- 
mos el  nombre  de  cabresto  á  una  cuerda  formada 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  149 

de  cerdas  y  cabuya;  mas  no  empleamos  ese  boca- 
blo  en  el  sentido  de  ronzal  ó  cuerda  que  se  ata  á  la 
cabeza  de  las  caballerías,  que  es  lo  que  significa 
'^cabestro,"  como  lo  hace  observar,  entre  otros,  don 
Alberto  Brenes,  en  sus  interesantes  ejercicios  gra- 
maticales, citando  á  Cervantes,  cuando  dice: 

* 'Seguíale  Sancho  á  pie  llevando  como  tenía  de 
costumbre  del  cabestro  á  su  jumento,  perpetuo 
compañero  de  sus  prósperas  y  adversas  fortunas/' 

Cabrestear. 

En  español  es  cabestrear,  de  cabestro;  y  no  ca- 
brestear, como  dicen  por  estos  países. 

Cabros. 

Del  latín  capra,  viene  el  nombre  cabra,  que  es 
la  hembra  del  cabrón  y  no  del  cabro,  como  se  oye 
por  acá. 

¿Cómo  puede  ser  eso?  respondió  don  Quijote: 
tan  de  esencia  de  la  historia  es  saber  las  cabras 
que  han  pasado  por  extenso,  que  si  se  yerra  una 
del  número  no  puede  seguir  adelante  con  la  histo- 
ria."  (Quijote.) 

Cabretilla. 

Derivado  de   cabrita ^es  cabritilla. 

Cábula. 

Maña,  treta,  ardid,  es  lo  que  significa  cábula. 
Entre  nosotros  dicen  muchos  también  caula. 
''Andar  cazando  caulas"  quiere  decir,  en  nuestro 
modo  peculiar  de  expresarnos,  "andar  sorpren- 
diendo secretos."  Conviene  advertir  que  aunque 
en  la  lista  autorizada  de  las  palabras  castellanas, 


150  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

no  incluyó  la  Academia  la  palabra  cábula,  no  e& 
provincialismo  nuestro,  ni  barbarisrao  español, 
sino  sustantivo  que  se  visó  en  lo  antiguo  por  caba- 
la, y  que  en  lo  familiar  úsase  en  algunas  provin- 
cias españolas.  El  diccionario  enciclopédico  de 
la  lengua,  por  Fernández  Cuesta,  registra  la  voz 
cabula.     De  ahí  la  corrupción    caula. 

Cacaraquear. 
Acaso  por  volver  más  imitativa  la  palabra  cas- 
tiza, cacarear,  decimos  cacaraqueae. 

Cacarañar- ado. 

Cacarañar  es  hacer  hoyos  en  la  cara  la  terrible 
peste  de  las  viruelas  ú  otra  causa  cualquiera;  ha- 
cer hoyos  en  la  pared,  sacarle  á  trechos  el  revo- 
que, picarla:  hacer  garabatos  ó  escarabajos  en  la 
escritura.  Cacarañado,  el  que  lleva  la  cara  con 
hoyos  de  viruela  ú  otra  enfermedad. 

El  diccionario  de  Salva  y  el  de  la  Academia  re- 
gistran esta  palabra  como  voz  mexicana;  provin- 
cialismo de  América.     'Tero  no  hay  tal  cosa,    es 

provincialismo  de España,  y  de  una  de 

sus  más  históricas  provincias  y  con  dialecto  pro- 
pio, Galicia;  tal  lo  comprueban  los  siguientes  ver- 
sos, con  que  empieza  un  epigrama  gallego  de  don 
José  Pérez  de  Ballesteros: 

*'Das  boas  cacarañado 
Saléu  onte  d'  o  espital,  etc. 

que  literalmente  quiere  decir; 

^'De  las  viruelas  cacarañado 
Salió  ayer  del  hospital.'' 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  151 

También  el  diccionario  gallego  de  Cuveiro  Pi- 
nol dice:  "'cacarañado,  hoyoso  de  viruelas,  el  que 
llaiii:\  la  atciicinn  por  su  fealdad.''   (Juan  Arona.) 

Cacaxte. 

Decimos  también  cacaixte,  pronunciando  co- 
mo pronunciaban  los  conquistadores  la  x  con 
cualquiera  vocal;  es  decir  como  CH  francesa,  que 
es  como  todavía  la  pronuncian  en  Cataluña  y  en 
Valencia.  En  el  famoso  "Vocabulario  de  las  dos 
lenguas,  toscana  y  castellana,"  dado  á  luz  en  Se- 
villa, el  1570,  dice  Francisco  de  las  Casas,  ''que  la 
X  vale  como  en  toscano  se  con  e,  i;  caxa,  enxuto, 
suenan  como  allá  Fascia  ascinto.^'  Ese  sonido  se 
perdió  con  el  tiempo,  y  cuando  en  lenguas  indí- 
genas lo  encontramos,  no  hay  letras  con  que  de- 
notarlo, como  sucede  con  cacaxte  ó  cacaixte,  que 
en  Guatemala  significa  una  escalerilla  de  tablas, 
que  sirve  para  llevar  algo  á  cuestas,  6  sea  la  alace- 
na portátil  en  que  los  indios  transportan  gallinas, 
huevos,  utensilios  de  loza,  etc.  P]s  palabra  mexi- 
cana, adoptada  como  tal  por  el  diccionario  de  la 
Academia  Española,  que  trae  cacaxtle,  vocablo  que 
muy  orondo  se  zarandea  en  el  léxico,  con  muchos 
otros  de  extracción  indígena  de  estas  tierras,  al 
lado  de  los  árabes,  latinos  y  los  demás  que  anali- 
za Roque  Barcia,  en  la  ''Formación  de  la  lengua 
Española."  ¡Qué  mucho  que  se  mezclaran  los 
pobres  nombres  de  los  indios  con  las  elegantes 
voces  de  los  españoles,  cuando  al  llegar  á  Tlaxca- 
la  el  valiente  don  Jorge  de  Alvarado  enamoróse 
de  la  Xicotenga! 


152  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Cacao. 

Nada  diremos  de  esa  palabra  mexicana  que  los 
conquistadores  dejaron  á  la  almendra  que  sirve 
para  confeccionar  la  bebida  de  los  dioses  {Theo- 
broma  cacao'¡)  porque  la  palabra  ''cacao,"  figura 
desde  los  primeros  años  del  descubrimiento  de  la 
América  en  el  Diccionario  de  la  lengua.  Lo  que 
seguramente  no  saben  los  eruditos  de  la  calle  de 
Valverde  es  que  pedir  cacao  equivale  á  implorar 
misericordia,  y  que  tener  mucho  cacao  es  tener 
mucho  temple,  energía,  valor.  No  valer  un  ca- 
cao es  ''no  valer  un  comino;"  porque  entre  los  in- 
dios se  usaba  el  cacao,  y  aún  se  usa  en  algunos  lu- 
gares, como  moneda. 

Cacao  ladino. 
Llaman  así  al  cacao  de  grano  pequeño;  y  cacao 
CIMARRÓN  {pacJma  aquatica)  al  silvestre,  que  con- 
tiene bastantes  semillas  ó  pepitas  de  mucha  fécula. 

Cacaguatal. 

Damos  tal  nombre  al  terreno  poblado  de  cacaos; 
en  español  dícese  cacaotal,  cacahual.  Nosotros 
conservamos  la  raíz  indígena  cacahuatl  (grano  de 
cacao,)  al  decir  cacahuatal  6  cacaguatal.  Desde 
los  primeros  años  del  descubrimiento  y  conquista 
de  América,  por  los  españoles,  se  usaron  estas  úl- 
timas voces,  como  puede  verse  en  la  "Recorda- 
ción Florida,"  cuando  habla  del  río  Pancacoyá,  y 
dice:  "'Dábales  este  río  abundantemente  el  riego 
de  que  necesitaban  para  la  cultura  y  beneficio  de 
sus  tonahnílis,  que  son  milj)erias  y  maizales  de 
verano,  y  de  sus  cacaguattalis;  y  hoy  en  la  hacien- 
da de  Luis  de  la  Roca,  catalán,  conserva  el  nom- 
bre del  Río  del  cacaguatal.''    (Página  110,  título  2?) 


l»li()\  INCIALISMOS    DE    GUATEMALA  153 

Caco. 

En  español  llámase  así  al  ladrón  famoso,  y  en 
otra  acepción,  al  hombre  tímido,  corto,  pusilámi- 
ne,  sin  bríos.  Nosotros  llamamos  caco  á  la  fruta 
de  corteza  suave  y  color  de  rosa,  de  carne  blanca 
y  cuesco  negro,  que  en  castellano  es   icaco. 

Cacha. 

^^Hacer  la  radia'  es  vulgarismo  que  priva  mu- 
cho por  acá,  y  que  quiere  decir:  ''Hacer  la  dili- 
gencia/' procurar.  También  dicen  la  cacha  del 
cuchillo  ó  de  la  navaja,  por  las  cachas,  que  es  co- 
mo debe  decirse;  porque  cachas  significa  las  dos 
piezas  ú  hojas  de  que  se  compone  el  mango. 

"El  uno  tenía  una  media  espada  y  el  otro  un 
cuchillo  de  coA^has  amarillas."  (Cervantes. — Rin- 
conete  y  Cortadillo,) 

También  en  Chile  se  usa  cacha,  en  forma  sin- 
gular, por   cachas: 

"Tomé  yo  una  de  las  pistolas  por  la  boca  del 
cañón  y  dándole  (al  mayordomo)  con  la  cacha  en 
la  cabeza,  lo  vi  caer  de  espalda  á  tierra,  ó  muerto 
ó  aturdido.''     (Z.  Rodríguez.— Loco  Eustaquio.) 

Cachar. 

El  vulgo  usa  mucho  cachar  por  conseguir,  ob- 
tener; y  así  oímos,  sobre  todo  á  los  niños:  "Vamos 
á  ver  si  cachamos  feriado;''     ''Ya  caché  un  real." 

Cachar^  en  castellano,  vale  hacer  pedazos  una 
cosa,  ó  partir  un  madefo  paralelamente  á  su  tabla 
con  la  sierra. 

Cachería  es  provincialismo  que  se  usa   para  sig- 


154  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

nificar  un  comercio  en  pequeño.  ''Hago  mis  ca- 
cherías/' quiere  decir:  ''Hago  algunos  camba- 
laches." 

Cachivache. 

El  último  Diccionario  de  la  Academia,  12f  edi- 
ción, ya  admite  la  palabra  cachivache,  que  signifi- 
ca los  diversos  objetos  ó  muebles  viejos  que  una 
persona  guarda,  y  que  en  español  se  denominan 
también  chismes  o  baratijas,  trastos  desvencijados; 
razón  tuvo,  pues,  don  José  Milla,  que  escribió  mu- 
cho antes  de  1885,  para  tomar  aquella  voz  coma 
provincial,  subrayándola,  al  hablar  de  la  devolu- 
ción que  los  pretendientes  crónicos  hicieron  á  sus 
novias.  Dice  así:  "Se  pusieron  de  acuerdo  y  al- 
quilaron una  carreta,  en  la  cual  amontonaron  le- 
gajos de  cartas,  retratos,  anillos,  pañuelos  borda- 
dos, bufandas,  babuchas  viejas,  trenzas  de  cabe- 
Uos,  relojeras  y  otros  cachivaches,  y  la  despacha- 
ron consignada  á  doña  Rufina  Fernández,  callejón» 
del  Olvido,  número  13.     {''Amores  cnmícos.'') 

Cacho. 

Significa  en  España,  1?  pedazo  pequeño  de  al- 
guna cosa,  como  pan,  limón,  etc.;  2?  un  juego  de 
naipes;  3?  pez  muy  común,  en  el  Tajo,  P]bro  y 
otros  ríos  de  la  península. 

En  América,  dice  el  Diccionario  de  la  Acade- 
mia, significa  cuerno.  "La  vaca  cachea  al  terne- 
rito,"  equivale  cornea  al  ternerito.  También  lla- 
man CACHO  por  estos  países  al  vaso  que  se  hace 
del  asta,  cortándola  como  á  una  cuarta  de  su  raíz 
y  tapando  el  corte  con  madera;  utensilio  que  sir- 
ve para  llevar  pólvora,  chicha,  agua,  etc. 


l'Ko\  INCIALISMOS    DE    (GUATEMALA 


155 


Allá  dentro  de  la  mar 
Suspiraba  u)i  chincot.ito 
y  en  los  suspiros  decía, 
Échale  chicha  al  cachito. 

Copla  popular. 

AnligUiUiKMiie  usaban  unos  cuernos  muy  ador- 
nados, y  en  los  cuales  llevaban  aguardiente  y 
otros  licores,  cuando  iban  de  camino.  De  allí  vie- 
ne que  se  diga  ''echarle  al  cacho,''  ''empinar  el  ca- 
(7/0,"  por  "empinar  el  codo,''  como  usan  decir  en 
España. 

'  Caminaba  haciendo  eses  un  borracho 
Por  nna  ralle  oscura  y  cenagosa. 
Murmurando  entre  dientes:  ¡dura  cosa! 
Es  no  donnir  cuando  se  empina  el  cacho." 

(Zorobabel  Rodríguez — ''El  Borracho.") 

En  Nicaragua  llaman  cachos  á  los  conservado- 
res. Hay  una  especie  de  pan,  entre  nosotros,  en 
forma  de  dos  cuernos,  que  se  llama  cacho. 

CXchada  equivale  á  cornada. 

Caer  en  cuenta. 

Decimos  así,  debiendo  ser,  según  algunos  puris- 
tas, caer  en  la  cuenta.  El  Diccionario,  en  la  pa- 
labra  "acordar,''  usa  también    "caer  en  ¡a  cuenta." 

Caída. 

Debe   pronunciarse   caida,   cargando   el    acento 

en  la  I. 

Caimito. 

Es  nombre  que  los  mismos  conquistadores  die- 
ron á  una  fruta,  peculiar  de  nuestras  costas  anie- 
ricanas. 

''Hay  CAIMITOS,  guanábanas,  anones, 
En  árboles  mayores  que  manzanos,  etc. 

(Castellanos. — Historia  de    Cartagena.) 


156  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Caites. 

Es  el  nombre  del  calzado  que  usan  nuestros  in- 
dios, en  forma  de  sandalias  toscas,  de  cuero  sin 
curtir,  recortado  como  plantillas  de  zapatero,  y 
atado  al  pie  por  tres  correas  del  mismo  cuero,  una 
de  las  cuales  pasa  por  entre  los  dedos.  En  Méxi- 
co le  llaman  cacles.  En  el  Perú  le  denominan 
llanques,  y  lo  usan  los  negros  campesinos  de  Ca- 
ñete. 

Cajete. 

Es  provincialismo  mexicano,  que  quiere  decir 
cazuela  gruesa,  de  barro  sin  vidriar,  en  la  cual  se 
echa  manteca  de  cerdo  regularmente. 

Cambiar. 

Por  ser  muy  adaptable  á  nuestro  modo  de  ha- 
blar, nos  permitiremos  transcribir  aquí  lo  que 
acerca  de  esa  palabra  dice  el  "Diccionario  de  Pe- 
ruanismos:" Como  el  mudar  no  recuerda  los  ob- 
jetos del  cambio  ó  mudanza  de  una  manera  tan 
material  como  cambiar,  he  aquí  por  qué  lastimo- 
samente sustituimos  CAMBIAR  y  CAMBIARSE  á  MU- 
DAR y  MUDARSE,  y  otros  verbos  más  propios  que 
aquel.  Aun  para  vestirnos,  decimos:  cambiar  de 
ropa,  ó  CAMBIAR  ropa;  siendo  inconsecuente,  por- 
que si  lo  que  nos  trae  la  lavandera  es  una  muda, 
y  no  un  cambio,  debemos  mudarnos  y  no  cambiar- 
nos. Igualmente  se  oye  cambiar  de  parecer  ó  de 
conversación,  ó  bien  vaciar,  que  si  no  materializa 

como   cambiar,    generaliza "Fulana     está 

muy   CAMBIADA,  ya  no  es  la  de  antes;  en    vez   de 
mudada.'' 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  157 

Cambray. 

El  género  de  lino  muy  delgado,  que  lleva  este 
nombre,  también  lo  tiene  en  España;  pero  además 
se  denomina  cambrayes  unas  bonitas  flores  tin- 
tas, color  de  rosa,  blancas,  etc. 

'Tamalitos  de  cambray"  son  unos  bolillos  de 
masa  de  maíz  con  dulce,  leche  y  anís,  envueltos 
en  hoja  de  maíz  que    llamamos  dohlador. 

Camagüe. 

El  maíz  sazón,  que  no  ha  secado  bien,  dícese 
que  está  camagüe. 

Calzón. 

"La  parte  del  vestido  del  hombre  que  le  cubre 
desde  la  cintura  hasta  la  rodilla"  se  llama  calzón, 
según  la  Academia.  Aunque  esta  definición  pu- 
diera objetarse,  y  acaso.es  más  propio  usar  siem- 
pre calzones,  en  plural,  consignemos  que  el  mis- 
mo ilustre  Cuerpo  dice  que  pantalones  son  los  cal- 
zones largos  que  llegan  hasta  los  pies.  Muchas 
mujeres  que  usan  calzones  protestarán  contra  los 
académicos;  y  á  f e  que  algunas  se  los  amarran 
(atan)  tan  bien  que  no  sería  prudente  armar  po- 
lémica con  ellas.  Mejor  sería  abanderarse  en  la 
cruzada  que  contra  los  "pantalones  base  levantado. 
Con  la  pantorría  al  aire  hubo  muchos  héroes. 
Grecia  y  Roma  fueron  grandes  sin  necesidad  de 
pantalones.     Colón,  Pizarro,  Hernán   Cortés,    con 

pantalones^  no  hubieran  hecho  cuanto  hicieron 

(y  después  dicen  que  no  es  útil  el  estudio  de  la  fi- 
losofía de  la  historia.)  ''Hay  más  aún,  dice  un 
escritor  de  costumbres:  los  pantalones  son  revolu- 


i 58  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

■cioiiarios,  porque  prov^ocan  calor;  el  calor  exalta 
á  las  masas  y  las  masas  exaltadas  se  acuerdan  de 
la  soberanía  del  pueblo."  Si  algún  amigo  nues- 
tro dijere  que  eso  de  volver  al  calzón  corto,  es 
aristocrático,  etc.  etc.,  traslado  á  don  Juan  Mon- 
talvo,  que  de  seguro  nos  defenderá,  consecuente 
-con  los  principios  que  establece  en  su  artículo  "Jn- 
dumentaria,''  en  el  2?  tomo  de  su  Expectador. 

Cachimba. 
Aquí  en  la  América  española  dan  ese  nombre  a 
la  j^ipci- 

CafetaL 

No  nos  basta  llamar  cafetal  á  la  plantación  de 
árboles  que  produce  café,  sino  que  impropiamen- 
te damos  el  nombre  de  cafetal  al  árbol  mismo, 
que  es  el  cafeto.  Existe  cierta  tendencia  en  nues- 
tro modo  de  hablar  (que  yá  apuntamos  en  el  pró- 
logo) á  dar  la  terminación  al  á  los  nombres  de 
árboles:  naranjal,  por  naranjo;  cocal,  por  coco; 
GRANADAL,  por  granado,  etc. 

Caidizo. 

Por  caedizo,  cobertizo,  es  un  barbarismo  muy  co- 
mún. 

CaibaL 

Entre  los  indios  era   almoneda.     Hoy  llaman 
AiBAs  á  una  especie  de  frutos  comestibles,  y  cai- 
liAL  á  la  planta  que  los  produce. 


( 


Cajón. 
En  algunas  otras  partes  de  América,  dícese  tam- 
bién CAJÓN,  por  féretro  ó  caja  mortuoria. 


l'K(>\  KNLIALISMOS    DE    GUATEMALA  1  f>9 

^  ''Sigue  malo  ¿qué  medida 
Tomaré? — La  del  cajón/' 
Dijo  la  de  aquí  en  seguida 
Por  toda  contestación." 

(Versos  peruanos.) 

Calandraco. 
El  pedazo  de  tela  desgarrada  que  cuelga  del  ves- 
tido, ó  la  persona  ridicula  y  despreciable,  se   lla- 
man calandrajo j  que  no  calani>ha( o. 

Calazas. 
El  acribillar  á  puazos  un  trompo,  es  en  español 
darle  cachada,  y  entre  nosotros  darle  calazos,  á  lo 
cual  llaman  en  el  Perú  y  en  Chile  quinar,  y  á   la 
cachada  quina;  en  Bogotá  es  quin. 

Calina. 
Así  en  diminutivo,  llaman  siempre  por  acá  á  lo 
que  en  el  l^iccionario  y  en  España  dícenle  cala. 
Por  traslación  decimos  nosotros  que  es  una  cali- 
lla el  hostigador  que  nos  persigue  con  alguna  so- 
licitud. 

Calpules. 

Calpules  eran  los  príncipes  ó  cabezas  de  fami- 
lias que  formaban  la  nobleza  de  los  pueblos  de 
Quezaltenango,  Totonicapam,  Ostuncalco,  etc.;  y 
de  allí  vino  el  llamar  en  cackchiquel  calpul  á  la 
reunión  de  esos  nobles.  Hoy  en  nuestro  lengua- 
je provincial,  llamamos  calpul  á  toda  junta  ó 
reunión,  en  la  que  con  cierto  misterio  se  trata  de 
algún  asunto. 

Calce. 

Los  que  dicen  "firmar  al  calce  de  un  escrito," 
por  decir    "a/  pie,''  ignoran   sin   duda  que   el    tal 


160  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

calce  lo  que  significa  es  el  aro  de  metal  de  una 
rueda;  la  cuña  ó  la  alza  que  se  pone  entre  dos  ob- 
jetos: la  porción  de  acero  que  se  añade  al  arado 
viejo;  pero  no  la    parte  de  abajo  de  un   papel  ó 

carta. 

Calzar. 

Así  dicen  nuestros  campesinos  para  significar 
que  están  aporcando  el  maizal. 

Calzón  rajado. 

Ya  van  desaparecienilo  aquellos  calzones  raja- 
dos, 6  abiertos,  que  por  lo  común  eran  de  pana 
verde  ó  azul,  y  que  usaban  los  de  la  clase  ínfima 
de  nuestra  sociedad. 

Calzontes. 

Llaman  así  á  unas  varas  que  sirven  para  formar 
la  techumbre  de  los  ranchos  ó  chozas  de  los  po- 
bres. 

Callar. 

Este  verbo  no  debe  usarse  como  recíproco  ó  pro- 
nominal; así  no  es  bien  dicho:  '*le  mandaron  que 
se  callase,  y  se  calló,"  sino  le  mandaron  que  callase^ 
y  calló.     El  uso  del  pronominal  es  anticuado. 

Camagua. 

Es  nombre  que  dan  al  maíz  que  todavía  no  está 
bien  seco  y  sazón. 

Camapé. 

Es  corrupción  de  canapé,  que  es  la  voz  que  trae 
el  Diccionario,  y  que  usan  los  escritores,  como 
Trueba  cuando  dice: 

"Esta  mañana  observé 
Que  un  gatillo  retozón 
Jugaba  en  el  canapé 
Con  dos  fardos  de  algodón." 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  161 

Camotillo. 

Nombre  vulgar  de  la  cúrcuma  tiiitoria,  que  da 
un  color  amarillo  de  oro:  abunda  en  los  parajes 
húmedos  y  fértiles.  Este  rizona  lo  emplean  mu- 
cho los  indios  para  teñir  sus  géneros   de  algodón. 

Canche. 
A  las  personas  de  pelo  rubio,  se  les  diee  can- 
ches, en  Guatemala,  y  en  el  Salvador  cheles. 

Cancha. 

Cancha  significa  en  español  maíz  tostado  y  re- 
ventado, con  betún  de  azúcar  prieta,  ó  lo  que  noso- 
tros llamamos  ^^ alborotos.'' 

Cancha,  por  el  lugar  donde  corren  los  caballos 
en  el  hipódromo,  es  provincialismo. 

Canchalagua. 
Esta  palabra,  como  americana,  se  encuentra  en 
el  nuevo  Diccionario,  y  significa  gencianea  (Eri- 
thrarea  canchalagua)  tónica  y  febrífuga.  En 
Chile  la  usan  como  diurética.  El  nombre  es  in- 
dígena, y  quiere  decir  "cura  dolor  de  costado." 

Canchinflín. 
Su  nombre  español  es  petardo. 

Candela. 
Así  decimos  siempre,  por  vela;  y   aunque   am- 
bos vocablos  son  castizos,  es  de  notar  esa  llaneza 
con   que   procuramos  hablar    cuando  preferimos 
pescuezo  á  cuello;  palo  á  madera   (arcaísmo,)  pelle- 


1G2  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

jo  á  piel;  cachete  á  carrillo;  quemazón  á  incendio;  y 
vela  á  candela. 

En  el  "Diálogo  de  las  lenguas,"  escrito  por  los 
años  de  1536,  según  la  opinión  más  probable,  se 
dice  que  debe  preferirse  candela  á  vela;  máscara  á 
carátula;  hacha  á  seguir,  etc.  De  donde  claramen- 
te se  deduce  que  los  primeros  españoles,  que  vi- 
nieron á  estas  tierras,  usaban  de  preferencia  cier- 
tas palabras,  que  continuamos  usando  nosotros 
hasta  el  día,  y  que  hacen,  en  la  actualidad,  extra- 
ño nuestro  lenguaje  para  un  peninsular.  El  cas- 
tellano que  hablamos  es  muy  anticuado,  en  voces, 
giros  y  pronunciación.  Mucho  de  lo  que  pudiera 
tachársenos  como  provincial  no  lo  es   en  realidad. 

"Caracteres  más  opuestos  y  gustos  más  diver- 
gentes no  hubieran  podido  encontrarse  ni  con 
candela  ("Salomé  Jil,  Cuadro  de  Costumbres;  pá- 
gina 50,  tomo  2?)  Esta  locución  es  muy  usada  en 
Guatemala  para  significar  que,  ni  buscando  mu- 
cho, se  podría  encontrar  lo  que  se  busca.  La  lin- 
terna de  Diógenes  habría  sido  por  acá  una  candela. 

Candideces. 
Por  más  que  algunos  escritores,   como  Fernán 
Caballero  y  Rojas  Zorrilla,  hayan   empleado   esa 
palabra,  por  simplezas,  tonterías,  necedades,  no  es 
usada  con  propiedad. 

Cangro. 
Esta  incurable  enfermedad  se  llama  cancro  6 
cáncer;    pero  no  canoro,   como  decimos  general- 
mente. 

Canogía. 
Es  "canongía." 


^      l'UoViM  lALISMOS    DE    GUATEMALA  1G3 

Carnecerías. 
Decía  don  Salustiano  de  Olózaga  que  para  po- 
der llamar,  como  muchos  lo  hacen,  carnecerías 
á  las  carnicerias,  ó  sea  los  despachos  de  la  carne, 
convendría  esperar  á  que  haya  en  ellos  (porque 
todavía  no  lo  hay)  alguno  que  otro  carnero.  {Me- 
morias  de  la  Real  Academia  Española,  tomo  3?,  pá- 
gina 567  J 

Cantaleta. 

Según  el  Diccionario,  es  voz  anticuada,  que  sig- 
nificó ruido  y  confusión  de  voces  é  instrumentos 
con  que  se  burlaban  de  alguna  persona.  Entre 
nosotros  se  toma  por  aquello  que  se  repite,  que 
cansa,  (jue  fastidia:  "Dale  y  dale  con  la  misma 
cantaleta/' 

CantiL 

Vaí  castellano  se  llama  así  á  una  roca,  á  modo 
de  escalón  ó  grada  en  la  orilla  ó  en  el  fondo  del 
mar.  En  Guatemala  se  denomina  cantil  una 
serpiente.  Hay  varias  conocidas  con  este  nombre, 
y  son  todas  venenosas  (gen.  Bathrops.)  Los  in- 
dios creían  que  era  un  buen  augurio  para  ellos  el 
matar  un  cantil;  y  por  el  contrario,  que  debía  su- 
cederles  algo  malo  cuando  lo  veían  y  se  les  esca- 
paba.    (Recordación  Florida;  tomo  2?,  página  4G.) 

Cantido. 
En  vez  de   canto  6  cántico,   sospechamos   que  es 
español  antiguo;  pero  que  hoy  constituye  un  ver- 
dadero adefesios. 

Cantimplora. 

Por  la  semejanza  en  la  figura,  llaman  aquí  can- 
timplora, no  á  la  vasija  redonda  que  sirve   para 


164  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y  • 

enfriar  el  agua,  sino  al  bocio,  al  güegüecho,    á   lo 

que  llaman  coto  en  el  Perú,  que  Salva   denomina 

papera. 

Cantiniar. 

Vulgarismo  que  se  traduce  por   enamorar^  ó  ha- 
cer el  oso,  como  dicen  en  España. 

Catizumba. 
Voz  provincial  que  significa  multitud. 

Canuto. 
El  Diccionario  trae  cañuto. 

Cañafístola. 
Muchos  llaman  así  a  la  cañafistula,  cambiando 
impropiamente  la  ü  de  la  palabra  castiza  en  o,  sin 
atender  que  se  deriva  de  caña  y  fístula,    el  nom- 
bre de  ese  hermoso  árbol  de  las  Indias,  cuyo  fruto 

es  medicinal. 

Cañaguastazo. 

Significa  entre  algunos,  golpe,  porrazo. 

Capacidades. 
En  sentido  figurado  significa  capacidad  el  ta- 
lento ó  disposición  que  una  persona  tiene  para 
comprender  bien  las  cosas;  pero,  en  tal  sentido, 
no  s%  usa  en  plural.  ''Don  Ventura  Fernández 
tiene  ahora  treinta  y  cinco  años  largos;  pertenece 
á  una  familia  decente,  é  hizo  junto  conmigo  sus 
estudios  en  el  Seminario  de  esta  capital  y  en  la 
CONSPICUA  Universidad  de  San  Carlos,  en  cuyos 
establecimientos  literarios  se  distinguió  por  su  ta- 
lento (entonces  todavía  se  hablaba  castellano  y 
aun  no  se  decía  capacidades.)  Milla, — Cuadro  de 
CostumhreSy  págin?v  16,  tomo  2? 


.     J»KOVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  165 

¡Lástima  que  á  nuestro  ilustre  compatriota  se 
le  haya  escapado  el  uso  de  ese  cuyos,  inadmisible 
cuando  no  significa  posesión,  por  más  que  anti- 
guamente hubiera  podido  usarse  como  simple  pro- 
nombre relativo! 

Carátula. 

A  \SL  portada  y  frontis  6  frontispicio  de  los  libros, 
se  les  llama  aquí,  y  en  otros  puntos  de  América, 
CARÁTULA,  que  significa  máscara^  careta. 

Pudiera  creerse  que  hay  algo  de  intencionado 
en  llamar  así  á  la  primera  página  que  indica  de  lo 
que  trata  un  libro,  ya  que  ciertamente  existen 
obras  cuya  portada  es  una  verdadera  careta;  pero 
la  verdad  es  que  en  ello  no  hay  más  que  el  em- 
pleo de  una  de  tantas  palabras  que  usaron  los  con- 
quistadores, licenciados,  frailes  y  populacho,  que 
arribaron  en  un  principio  alas  playas  americanas. 
Por  eso  es  por  lo  que  desde  Chile  hasta  México 
llaman  todos  carátulas  á  los  frontis  de  los  libros. 

"Ni  ya  con  la  frecuencia  que  solía 
De  alma  virtud  al  rostro  se  acomoda 
Carátula  falaz  la  hipocresía." 

(Bretón. — Desvergüenza.) 

Vicuña  Mackenna,  tan  renombrado  como  inte- 
ligente y  fácil  escritor,  pero  que  no  es  un  modelo 
de  corrección,  dice:  ''Hace  tres  días  puso  en  mis 
manos  el  bedel  de  la  Universidad  un  grueso  vo- 
lumen, con  ochenta  pliegos  de  apretado  manus- 
crito, y  que  lleva  en  su  carátula  el  siguiente  mo- 
te ''Historia  de  la  literatura  colonial  de  Chile,  por 
Robinsón  Crusoe,'  etc.,  etc.  (Informe  sobre  di- 
cha obra.) 


166  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Carcajearse. 

En  España  ya  nadio  se  carcajea.  Es  verbo 
que  allá  cayó  en  desuso. 

Carcular. 
Corrupción  que  hacen  vulgarmente  de  calcular. 

Carearse. 
Padecer  caries  un  hueso  se  dice  ''cariarse,'^  que 
no  carearse,  como  quieren  algunos  afectando  pu- 
rismo. Carear  es  confrontar  unas  personas  con 
otras  para  averiguar  la  verdad;  es  practicar  un  ca- 
reo. 

Cargar. 

Se  usa  comunmente  y  con  sobrada  impropie- 
dad, por  'portar,  llevar^  tener.  Cuando  algunos 
dicen  cargar  fierro,  por  portar  "puñal,  bien  deno- 
tan que  hasta  por  su  lenguaje  se  hallan  cerca  de 
la  penitenciaría. 

"Un  día  de  tantos  Chico  Araña  se  jubiló  por 
completo  y  no  volvió  á  poner  un  pié  en  la  escuela. 
Apenas  sabía  leer  y  no  acertaba  á  escribir  su  nom- 
bre; pero  por  lo  demás  el  perillán  era  un  estuche 
de  habilidades.  Entendía  toda  clase  de  juegos, 
no  rehusaba  un  trago  cuando  se  le  ofrecía,  y  si  no 
se  le  ofrecía,  él  lo  buscaba;  era  provocativo  y  pen- 
denciero, cargaba  fierro,  y  comenzaba  á  mostrar 
cierta  propensión  á  tomar  lo  ajeno  contra  la  vo- 
luntad de  su  dueño.  (Salomé  Jil. — Cuadro  de  Cos- 
tumbres; página  89,  tomo  2?). 

Cargador. 
Dícenles  cohetes   cargadores  á  unos  que    hacen 
por  acá,  con  gran  petardo  y  dos  tremendas  bom- 


I'KOVIM'IALISMOS    DE    GUATEMALA  167 

bas.     También  llaman   indios  cargadores   á   los 
mozos  de  cordel,  esportilleros,  ganapanes. 

Carnistolendas. 
Muchos  corrompen  así  la  palabra  carnesíofenrfas. 

Cartucho. 

Dice  el  notable  filólogo  Cuervo:  "Entre  cartu- 
cho y  cucurucho,  media  la  misma  distancia  que 
entre  la  paz  y  la  guerra,  entre  la  vida  y  la  muerte; 
el  primero  está  repleto  de  pólvora  y  lleva  su  dota- 
ción de  bala  y  tal  vez  de  postas;  el  segundo  entraña 
dulces  6  especias  ó  dinero:  ¡qué  diferencia!  y  co- 
metemos los  bogotanos  (y  los  chilenos  y  los  gua- 
temaltecos) la  nefanda  profanación  de  ofrecer  alas 
damas  cartuchos  3'  reservamos  los  cucuruchos 
para  los  nazarenos,   ¡proh  pudor T^ 

En  casi  toda  la  América  española  seda  el  nom- 
bre de  CUCURUCHOS  á  los  nazarenos,  por  el  alto  y 
puntiagudo  gorro  que  llevan  en  la  cabeza.  En 
Nicaragua  les  dicen  luces,  por(|ue  van  con  una 
vela  en  la  mano,  y  en  vez  de  sayos  negros,  visten 
enaguas  blancas  y  se  tapan  con  unas  sabanas  del 
mismo  color,  por  lo  fuerte  que  es  en  marzo  aquel 

cálido  clima. 

Gayen. 

Vulgarmente  se  comete  ese  barbarisino,  por  caen, 

Casam  ¡entero. 

Dígase  casamenteros  ó  casamenteras^  que  tam- 
bién las  hay,  pues  en  general  las  mujeres,  por  aflo- 
jar las  cinco  azuceyías,  se  casarían  hasta  con  un 
ahorcado.     Ya  se  dio  entre  nosotros  el  caso;  por- 


168  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

que  no  hay  caso  que  entre  nosotros  no  se  haya 
dado.  El  año  de  gracia  1715  hubo  un  condenado 
á  muerte  en  la  Antigua  Guatemala.  En  víspera 
de  la  ejecución  de  la  fatal  sentencia,  se  presentó  el 
sacerdote  que  asistía  al  reo,  acompañado  de  la  ba- 
rragana de  éste,  para  que  los  dos  se  casaran.  Ella 
de  buen  grado  condescendió,  y  entonces  el  que  iba 
al  patíbulo  dijo  con  sarcasmo:  '^¡ah,  las  mujeres 
por  casarse,  no  reparan  en  si  el  novio  está  á  pun- 
to de  ser  ahorcado!'' 

Cascarilla  de  loja. 

Es  el  '^crotón  cascarilla,^ ^  árbol  de  corteza  seme- 
jante á  la  de  la  quina. 

Caudillaje. 
Como  no  han  tenido  en  España  la  plaga  de  cau- 
dillos que,  en  vertiginosa  sucesión,  han  aparecido 
en  la  mayor  parte  de  la  América  latina,  no  han 
creído  necesario  poner  en  el  léxico  de  la  lengua  la 
palabra  caudillaje,  que  no  equivale  ciertamente 
á  caciquismo,  que  en  algo  se  le  aproxima. 

Cazueleja. 

La  vasija  aquí  llamada  cazueleja;  tiene  el 
nombre  castellano  de  cazuela,  cazoleta  (de  cazo.) 

Carrizo. 

En  castellano  significa  una  planta  gramínea, 
vivaz,  cuyas  hojas  sirven  de  forraje.  Todas  las 
costureras,  y  las  que  no  lo  son,  llaman  en  Guate- 
mala CARRIZO  al  cilindrito  generalmente  de  made- 
ra perforado,  con  rebordes  en  sus  extremos,  que 
sirve  para  envolver  el  hilo  ó  la  seda.  Tal  utensi- 
lio no  se  llama  carrizo  sino  carrete. 


PRoVIN(  lALISMOS    DE    GUATEMALA  169 

Gatatumbas. 
Decirnos  que  alguno  hace  muchas  gatatumbas, 
cuando  prodiga  cortesías  exageradas  y  ceremonio- 
sos saludos. 

Catredal. 

Corrupción  de  catedral. 

Cebolla. 

''Agarrar  la  cebolla;'^  ^'soltar  la  cebolla,''  se  dice 
entre  nosotros  por  ^'apoderarse  del  mando,"  ''de- 
jar el  poder."  ''Arranca  cebolla/^  es  el  nombre  de 
un  juego  de  niños. 

Cebratana. 

CerbatanUy  es  como  se  halla  en  el  Diccionario,  y 
como  decía  Quevedo  del  "Licenciado  Cabra,"  que 
era  un  clérigo  cerbatana,  largo  sólo  en  el  talle,  una 
cabeza  pequeña,  pelo  bermejo,  etc.,  etc. 

Cebruno. 
En  los  nombres  de  los  colores  de  los  caballos, 
que  nosotros  les  damos,  hay  algunos  que  no  se 
comprenderían  en  España,  como  cebruno,  que  es 
cervuno  (piel  de  ciervo;)  moro,  que  allá  llaman  pe- 
drés; TORDILLO  QUEMADO,  quc  debe  decirse  rodado. 
{Exterior  del  caballo;  por  Santiago  de  la  Villa  y 
Martín,  página  401.) 

Cedrón. 
Es  nombre  de  un  árbol,  de  unos  cinco  metros 
de  altura  (Gimaba  cedrón)  de  la  familia  de  las  ru- 
táceas,  orden  de  las  simarrubeas.  Los  cotiledones 
de  la  semilla  contienen  un  principio  muy  amargo, 
que  se  emplea  para  curar  las  fiebres   intermiten- 


170  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

tes.     En  Centro-América  es  muy  usado  para  ata- 
car los  efectos  de  las  mordeduras  de  las  víboras. 

Cegatón. 
Al  que  no  ve  bien  le  llaman   por  acá    cegatón, 
que  en  buen  español  es  cegato,  nombre  que  nadie 

usa  entre  nosotros. 

Cemita. 

Acemita,  que  no  cemita,  es  como  se  llama  el 
pan  hecho  de  acemite,  que  es  el  salvado  ó  afrecho, 
con  alguna  corta  porción  de  harina. 

Cempoalsúchil. 

Es  una  yerba  muy  común  por  estas  tierras,  al 
decir  del  historiador  Fuentes  y  Guzmán,  quien 
asegura  que  su  etimología  es  veinte  (cempoal,)^o- 
res  (súchil.)  ''Es  mata  pequeña,  de  hoja  como  la 
del  rosal,  aunque  más  prolongada  y  aguda,  y  su 
flor  es  naranjada  oscura."  El  mismo  autor  de  la 
Recordación  Florida  le  atribuye  admirables  efectos 
medicinales.     (Tomo  I  página  348.) 

Censonte. 

Unos  le  llaman  así  y  otros  cenzontli  {Minus  2^0- 
liglotta  azara?)  El  naturalista  Hernández,  al  des- 
cribir los  animales  de  México,  en  donde  abunda 
el  cenzontli,  dice  que,  después  de  haber  oído  en 
la  Corte  de  Felipe  II,  los  mejores  ruiseñores  del 
rey,  le  pareció  muy  superior  nuestra  ave  canora. 
Algo  exajerado  nos  parece  á  nosotros  en  esta  parte 
aquel  célebre  escritor  antiguo. 

Cuando  nuestro  poeta  Diéguez  describe,  con 
mano  maestra,  y  con  inimitable  colorido  "Las 
Tardes  de  Abril,"  dice  que 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  171 

''Hincha  el  viento  la  orquesta  de  los  tordos, 
Silba  la  codorniz,  canta  el  jilguero, 
Y  á  las  nubes  saluda  el  clarinero. 
Esponjando  el  plumaje  de  turquí. 

¡Con  qu6  ternura  los  censontes  trinan! 
jCuán  blandos  se  querellan  y  se  duelen! 
Ya  en  la  arboleda  lamentarse  suelen, 
Ya  brincan  por  el  suelo  aquí  y  allí.'' 

Propiamente  el  censonte  de  Guatemala,  que  di- 
fiere un  poco  del  de  los  Estados  Unidos  y  México, 
es  el  Mimas  (/¿Ivas. — Vieillot. 

Cera  vejetal. 
El  arrayán  (Myrica  cerífera)  produce  una  espe- 
cie de  cera,  con  la  que  se  fabrican  velas.  Este  pre- 
cioso árbol  crece  en  terrenos  feraces  y  forma  ex- 
tensos bosques  en  la  parte  culminante  de  la  cordi- 
llera que  atraviesa  al  N.  O.  los  departamentos  de 
Zacapa  y  de  la  Verapaz,  regiones  donde  llueve 
mucho. 

Cera  de  CastiUa. 

A  la  cera  blanca  le  llaman  de  castilla;  porque 
antes  la  traían  de  España.  Por  esa  misma  razón, 
dicen  paloma  DE  castilla;  vinagre  de  castilla; 
pimienta  de  castilla;  porque  en  un  principio, 
vinieron  de  la  península. 

Cerco. 
A  la  división  que  se  pone  en  una  heredad   para 
separarla  de  otra,  llamamos  impropiamente  cerco, 
cuando  se  hace  de  árboles  ó  plantas.     Es  cerca   6 

vallado. 

Cernir. 

El  verbo  castellano  es  cerner. 


172  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Cernidor. 
Dígase  cernedor. 

Cidral. 
Siguiendo  el  prurito  de  terminar  en  al  los  nom- 
bres de  los  árboles,  no  es  extraño  que    llamen    ci- 
dral al  cidro. 

Cien. 

Cuando  al  numeral  se  sigue  una  conjunción,  ó 
cuando  el  sustantivo  no  está  expreso,  nunca  tie- 
ne cabida  la  apócope.  Esta  regla  debe  tenerse 
muy  presente  entre  nosotros,  pues  es  muy  común 
usar  CIEN  en  vez  de  ciento]  v.  g.  ¿cuántos  pesos 
tiene  usted?  y  respondemos  cien,  en  lugar  de 
ciento.  También  al  contar  decimos  98,  99,  cien, 
debiendo  ser  ciento.  La  voz  cien  sólo  debe  em- 
plearse cuando  va  inmediatamente  antes  de  un 
sustantivo,  como  cien  sombreros,  cien  muchachos, 
mas  no  en  otros  casos. 

"Malditos,  decía  el  ama,  sean  otra  vez  y  otras 
ciento  estos  libros  de  caballería,   etc.''     (Quijote.) 

Cigarrería. 

La  tienda  en  donde  se  hacen  cigarros  ó  se  ven- 
den, es  en  España  estanco  de  tabacos. 

Cigarro. 

En  Guatemala  se  llama  cigarro  al  cigarillo,  es 
decir,  al  que  se  compone  de  una  envoltura  de  pa- 
pel ó  tusa,  que  lleva  adentro  tabaco  picado.  Al 
rollo  de  tabaco  que  los  españoles  llaman  cigarro ^ 
siempre  le  llamamos  nosotros  puro. 

Cablegrama. 

Esta  palabra  híbrida,  que  tanto  se  emplea  en- 
tre nosotros  para  significar  el   telegrama   que   se 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  173 

envía  por  mar,  á  grandes  distancias,  sirviéndose 
al  efecto  del  cable  eléctrico  ó  submarino,  ni  está 
en  el  Diccionario,  ni  se  usa  en  España.  Los  pri- 
meros que,  llevados  más  por  la  concisión  que  por 
el  purismo  y  leyes  del  lenguaje,  comenzaron  á  de- 
cir cablegrame,  fueron  los  norte-americanos;  y  de 
allí  tomaron  los  de  la  raza  latina,  en  este  Conti- 
nente, el  cablegrama,  que  suele  verse  hasta  en  pe- 
riódicos oficiales. 

Calistenia. 

En  el  presente  mes  de  exámenes  y  distribucio- 
nes de  premios,  hemos  recibido  muchos  convites 
para  asistir  á  los  actos  de  calistenia,  de  los  cuales 
toílos  los  periódicos  han  hablado  extensamente. 
No  obstante,  la  palabra  ésa  no  es  castiza.  En 
España  se  dice  gimnasia  de  salón. 

CidraL 
Cidro  es  el  árbol,  y  cidral  la  plantación.     Aquí 
le  llaman  de  este  último  modo  al  árbol. 

Ciénega. 
Corrupción  de   ciénaga  6  cenegal. 

Ciernes. 
Dígase   en  cierne,  y  no  en  ciernes. 

Cipote. 
Al  rechoncho,  obeso,  llamánle  en  Guatemala 
CIPOTE  ó  ciPOTÓN,  que  en  Bogotá  quiere  decir  zon- 
zo. En  el  Salvador  significa  cipote,  chiquillo,  pi- 
lludo, ó  PATOJO,  en  la  acepción  que  nosotros  da- 
mos á  esta  última  palabra. 


174  VICIOS   DEL   LENGUAJE    Y 

Ciertos  lienzos. 
Familiarmente  llaman  "ciertos  lienzos''  a  la  per- 
sona á  quien  uno  desea  referirse,  sin  nombrarla; 
pero  que,  por  el  sentido  de  lo  que  se  dice,  com- 
prende muy  bien  nuestro  interlocutor  á  quien 
aludimos.  Por  ejemplo,  dirigiéndose  á  una  mu- 
chacha que  tiene  novio:  ''No  salgas  tanto  al  bal- 
cón, porque  si  lo  sabe  ciertos  lienzos,  es  seguro  que 

se  encela." 

Ciertísimo. 

Dígase   certísimo. 

Cima.  Sima. 
Muchos  suelen  confundir  cima,  que  es    lo    más 
alto  de  los  montes,  cerros  ó  collados,  con  sima,  que 
significa  cavidad  profunda. 

Cimiento  romano. 
Especie  de  zulaque,  que  viene  de  afuera,   y  que 
muchos  llaman    cal  hidráulica,  dice  Pichardo,   en 
su  diccionario  de  cubanismos. 

Cintopié. 
Hay  una  propensión  criolla  á  suprimir  la  s  fi- 
nal de  muchas  palabras,  que  deben  tenerla:  la  tije- 
ra, la  tenaza,  la  despavüadera,  la  pinza,  la  parihuela, 
la  angarilla,  el  anda,  el  anca,  el  alicate,  la  cacha,  la 
enagua,  el  corta  pluma,  elparagua,  un  pelagato,  bus- 
canigua,  (buscapiés) ,  ¿Qué  extraño  es,  pues,  que 
aunque  tenga  cien  pies  el  animal  se  le  Wsune  cento- 
pié  y  aun  cintopié  f  La  escolopendra  b  el  cientopies 
(scolopendra)  es  venenoso;  pero  el  que  nosotros  co- 
nocemos, no  es  tan  temible  como  el  de  la  Améri- 
ca del  Sur. 


im:(»vi.\('iali.smos  de  Guatemala  175 

Cipresal. 
El  árbol,  es  ciprés. 

Circustancia. 


mu  s 


vulgar  decir  así,  en  vez  de  circunstancia. 


Claco. 

No  vale  un  claco j  dicen  en  México  y  entre  no- 
sotros, para  indicar  que  una  cosa  no  vale  nada. 
Claco  es  una  moneda  de  muy  poco  valor  en  Mé- 
Ico. 

Clandestinista. 

Así  se  llama  aquí  al  contrabandista  de  aguar- 
iente,  acaso  porque  clandestinamente  fabrica  ó 
vende  el  licor — '^ Clandestina ,''  ya  se  sabe  que  quie- 
re decir  aguardiente  hecho  sin  el  permiso  ó  autori- 
zación del  caso.  Estas  palabras  provinciales  las 
hemos  visto  usadas  hasta  en  algunos  periódicos. 
''Por  lo  demás,  decía  Salomé  Jil,  el  monopolista 
cortejo,  viejo  6  mozo,  es  siempre  la  ruina  de  las 
tertulias  y  la  desesperación  de  aquellos  á  quienes 
no  queda  más  arbitrio  que  dedicarse  al  peligroso 
oficio  de  clandestinistas.  (Cuadro  de  costumbres 
^^Los  Monopolistas  y) 

Clarinero. 

Al  m.acho  del  pájaro  que  aquí  llamamos  sánate 
{Quiscalus  macrurus.  Sw)  se  da  el  nombre  de  clari- 
nero: es  del  tamaño  de  una  paloma,  aunque  más 
largo  y  delgado,  con  los  ojos  de  color  rojo  y  el 
plumaje  azul  oscuro.     Se  ven  estas  aves  en  los  te- 


176  VICIOS    t)EL   LENGUAJE    Y 

chos  de  las  casas,  y  en  los  árboles  de  la  ciudad  de 
Guatemala.  Véase  la  voz  sánate. 

Clavársela. 

Se  usa  por  emborracharse]  v.  g.  ''Manuel  no  pue- 
de ir  á  una  fiesta  sin  clavársela^  ''José  se  las  clava 
muy  á  menudo." 

Coaligarse. 

Es  coligarse,  unirse;  confederarse.  Sin  duda  de 
coalición,  hemos  querido  formar  el  verbo  coaligar- 
sCj  que  es  un  neologismo  inadmisible. 

Cobrar. 

Generalmente  creen  los  picapleitos,  y  los  que  no 
lo  son,  que  cobrar  es  exigir  el  pago,  y  no  recibir  el 
dinero.  Una  escritura  dando  poder  para  cobrar 
ciertas  libranzas,  no  revestiría  solamente  al  apo- 
derado de  la  facultad  de  demandar  el  pago,  sino 
del  derecho  de  recibir  el  dinero;  aunque  el  poder, 
como  le  llamamos,  no  tuviera  la  cláusula  de  que 
recibiese  cantidades  aquel  á  quien  se  confiere;  por- 
que coferar  es,  en  buen  castellano,  recuperar  ó  reci- 
bir la  cantidad  que  otro  le  debe  á  uno  (de  capere.) 

Cobija. 
Es  un  mejicanismo,  adoptado  en  el  Salvador,  y 
por  algunos  de  nuestros  paisanos,  que  significa 
manta  y  ropa  de  cama. 

Colega. 

Ha  ido  desterrándose  la  mala  costumbre  de  pro- 
nunciar colega  cargando  el  acento  en  la  o,  cuando 
debe  ser  en  la  e. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  177 

Coloniaje. 

AiuKiue  no  se  encuentra  en  el  Diccionario,  es 
aplabra  muy  usada,  no  sólo  por  el  vulgo,  sino  por 
algunos  escritores  latino-americanos,  para  signifi- 
car el  período  de  la  dominación  española  en  Amé- 
rica. Aquella  dominación  tan  extensa,  tan  vasta, 
tan  duradera,  *'cuya  atroz  codicia  é  inclemente  sa- 
ña, fueron  crimen  del  tiempo  y  no  de  España," 
bien  merece  im  nombre  propio.  ''La  colonia, 
sería  una  expresión  tan  pobre,  dice  un  notable 
escritor,  que  se  confundiría  con  el  último  puñado 
de  emigrantes  irlandeses  ó  alemanes,   y  que,   sin 

mucho  alambicar,  habría  cabido en  un  frasco 

de  agua  de  Colonia.  La ''época  colonial,"  "el  pe- 
ríodo, el  sistema  colonial,"  son  una  frase  y  no  un 
nombre,  como  el  de  atjuellos  buenos  Estados  Uni- 
doSj  que  aún  no  acaban  de  decirnos  como  se  lla- 
man ;  ó  de  cuyos  buenos  aires  estamos  ya  suficiente- 
mente enterados,  sin  que  todavía  sepamos  como 
se  llaman." 

El  escritor  chileno  Valderrama,  dice:  "La  poe- 
sía popular  ha  existido  en  el  país  desde  el  colonia- 
je, y  aunque  en  todas  épocas  ha  tenido  poco  más 
ó  menos  el  mismo  carácter,  en  la  época  de  la  colo- 
nia tuvo  una  inmensa  boga  en  la  gente  del  pueblo, 
entre  la  que  había  improvisadores  cuya  memoria 
dura  todavía."      (Poesía  Chilena:  Página  149.) 

Coca. 

Nosotros  llamamos  cocas  á  las  vueltas  ó  enma- 
raños  del  hilo  ó  de  la  seda,  cuando  se  hace  una 
madeja.  Coca,  es  en  español,  la  famosa  planta  cuyas 
hojas  mascan  los  indios  del  Perú,    en  sus    largos 


178  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

viajes,  sirviéndoles  de  alimento  casi  único.    {Eri- 

troxylon  coca.) 

CocaL 

El  árbol  que  produce  cocos  se  llama  acá,  cocal. 
En  castellano  es  cocotero;  y  coco,  tanto  el  árbol  co- 
mo la  fruta.  Acerca  de  la  etimología  de  esta  pala- 
bra dice  Oviedo  [Sumario,  capitulo  65)  que  ^'el  nom- 
bre de  coco  se  les  dijo  porque  en  aquel  lugar  donde 
está  asida  en  el  árbol  aquesta  fruta,  quitado  el  pe- 
zón deja  allí  un  hoyo,  y  encima  de  aquel  tiene 
otros  dos  hoyos  naturalmente,  y  todos  tres  vienen 
á  hacerse  como  un  gesto,  ó  figura  de  un  monillo 
que  coca;  y  por  eso  dije  coco.''  Covarrubias,  en  el 
Tesoro  de  la  Lengua  Castellana,  publicado  en  Ma- 
drid, en  1611,  dice:  "El  nombre  cXe  coco  se  lo  dieron 
los  españoles,  por  el  gestillo  que  se  figura  con  los 
tres  agujeros,  que  parecen  ojos  y  boca:  en  razón 
de  que  ordinariamente  llamamos  coco  una  postu- 
ra de  rostro  cual  la  tiene  la  mona  cuando  dá  á  en- 
tender estar  enojada,  y  hace  un  sonido  en  la  gar- 
ganta deco,  co;  de  donde  se  toma  el  nombre  de 
coco  y  de  cocar.''  — El  nombre  de  tal  fruta  no  vie- 
ne, pues,  del  griego  ni  del  latín,  como  lo  asegura 
el  Diccionario  de  la  Academia. 

En  la  brillante  oda  de  don  José  Antonio  Calca- 
ño  ''A  la  Academia  Española,"  hay,  entre  otros 
robustos  é  inspirados  versos,  que  hacen  recordar 
los  de  Bello  á  la  Agricultura  de  la  Zona  Tórrida, 
los  siguientes: 

''Allí  verde  plantillo 
De  hojas  y  espigados  bananeros. 
En  la  tendida  vega,  á  par  del  río. 
Eterna  proclamar  la  primavera; 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  179 

La  coronada  frente 

Acá  alzar  sus  adultos  cocoteros, 

Con  resonantes  verdes  abanicos 

Fresco  tornando  el  bochornoso  ambiente, 

Mientras  en  torno  de  su  copa  enhiesta 

Néctar  ofrecen  y  manjares  ricos, 

^ue  el  fuego  templan  de  la  ardiente  siesta: 

Y  alhí  de  sus  jabi lias  y  bucares 
Entrelazarse  con  amor  los  brazos, 
Sombra  y  amparo  dando  tutelares 
Al  árbol  generoso  que  tu  fama, 
Bella  Caracas,  sin  rival  proclama, 

Y  colmando  las  ansias  del  deseo. 
De  mortales  y  dioses  es  recreo."  * 

Cocer. 
Cocer,  que  es  preparar  alguna  cosa  para  comerla 
"echándola  en  agua  y  poniéndola  al  fuego  hasta  que 
hierva,  se  confunde  con  coser,  que  es  unir  un  pe- 
dazo de  tela  con  otra,  por  medio  de  hilo  ó  seda, 
valiéndose  de  la  aguja;  y  tal  confusión  se  hace  no 
sólo  al  pronunciar  la  c  como  s,  sino  al  decir  que 
se  cosen  los  huevos,  que  se  cose  el  caldo,  etc.,  en 
lugar  de  ni  eren,  que  es  como  debe  decirse. 

Coche. 

"¿En  qué  se  parecen,  pregunta  un  escritor,  los 
más  despreciables  animales  á  los  hijos  de  los  mo- 
narcas?— En  los  muchos  nombres,  contesta.  Ahv 
están,  en  prueba,  los  aporreados  rebuznadores,  con 
cinco:  asno,  burro,  borrico,  jumento  y  pollino. 
Ahí  está  también  el  gruñidor  de  nuestros  chique- 
ros, que  tenía  en   español    cuatro:    cerdo,    puerco, 


*  Theobroma,  que  vale  alimento  de  los  dioses,  es  el  nombre   dado 
jwr  Linneo  al  cacao, 


180  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

marrano  y  berraco,  y  que  ha  recibido  en  América 
dos  más,  el  quechua  cochi  coche,  y  el  araucano 
clianchu,  chancho."  En  el  Salvador  venden  ros- 
tros de  chanchos.     En  Nicaragua  les  llaman  hincos 

y  tunchos. 

Coche  de  Monte. 

Es  el  nombre  vulgar  del  picari  ó  saino  (Dicoty- 
LES  TAJACu-ScL.),muy  común  en  nuestros  bosques. 
También  llaman  gato  de  monte  al  vulpes  virginia- 
Nus,  que  si  tiene  mucho  de  zorra,  no  tiene  nada  de 
gato;  pero  ¡qué  extraño  es  que  cambien  el  nombre 
de  ese  carnívoro,  cuando  en  cosas  de  más  sustan- 
cia, suelen  darnos  gato  por  liebre! 

Colear. 

Comunmente  se  dice  por  acá,  que  una  persona 
colea  á  otra  cuando  anda  tras  de  ella:  '^Ya  es  cosa 
insoportable:  no  puede  salir  Ester  á  la  calle,  por- 
que no  deja  de  andarla  coleando  el  estudiante." 
Esto  de  atribuir  cola  ó  rabo  á  la  chica  ó  al  estu- 
diante es  por  cierto  muy  descortés.  Si  colear  es 
mover  la  cola  ¿por  qué  se  atribuirá  á  un  mozuelo 
que  sigue  á  una  muchacha,  que  la  colea?  Será 
porque  así  se  dice  en  México,  del  jinete  que  persi- 
gue al  toro,  y  le  coge  la  cola  para  echarlo  al  sue- 
lo; pero, la  traslación  del  animal   cornudo   á 

la  pulcra  doncella  sería  no  sólo  poco  culta,  sino 
que  acaso  vendría  á  anticipar  mu<iho  los  aconteci- 
mientos. Colear  á  una  mujer  es  impropio  bajo 
todos  conceptos;  pero  no  lo  es  menos,  colear  á  un 
ministro  en  solicitud  de  alguna  tajadita  del  pre- 
supuesto; ni  sabemos  por  qué  los  escribanos  (per- 
dón, que  son  hoy  notarios,  como    los    agrimensores 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  181 

se  volvieron  ingenieros^  y  \o^  boticarios,  farmacéuti- 
cos) son  tan  amigos  de  colear  las  escrituras;  que 
hasta  suelen  dejarles  tan  largas  colas,  que  se  enre- 
dan en  primera,  segunda  instancia,  y  casación. 
Hay  sin  embargo,  muchos  de  ellos  que  no  tienen 
cola  que  les  pisen,  como  dicen  aqaí  cuando  una 
persona  es  inmaculada,  y  puede  hacer  bajar  la  co- 
la á  cualquiera,  como  se  oye  decir  en  España. 

Colocho. 

Muchas  veces  usan  esta  palabra,  por  rizo  ó  vi- 
ruta. 

Codo. 

Que  es  muy  codo  alguno,  significa,  en  nuestro 
particular  lenguaje,  que  es  tacaño  por  extremo. 
Que  el  que  se  está  comiendo  los  codos,  ó  se  halla 
en  la  real  quema,  como  vulgarmente  se  dice  por 
estas  tierras,  no  gaste,  pase  en  buena  hora;  pero 
que  sea  tan  codo  ese  don  Severo,  es  cosa  insoporta- 
ble. También  dicen  que  uno  es  muy  duro  de  codo, 
muy  teniente,  muy  chucho,  cuando  es  mezquino, 
miserable,  ó  muy  agarrado,  como  también  deci- 
mos, usando  esa  frase  que,  aunque  familiar,  es  cas- 
tiza. 

¡Cómo   no! 

Es  un  idiotismo  que  equivale  á  decir:  ''sí,  por 
supuesto,  sin  duda,  ya." — Dicen  que  usted  se  va  á 
Europa,  con  su  mamá — Cómo  nó,  señor,  nos  ire- 
mos pronto." — También  se  usa  en  sentido  irónico, 
para  negar  con  énfasis:  Dicen  que  te  casas  pronto 
con  el  vejete  don  Simplico — ¡Cómo  no,  moyia.  ¡Me 
tenia  cuenta!  ¡ Ah  cosa! 


182  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ComaL 

Comal  ó  cumal,  es  un  disco  grande,  delgado,  de 
barro,  con  bordes,  en  el  que  los  indios  cocían  y 
aún  cuecen  el  tazcal  6  torta  de  maiz.  "El  comal 
le  dice  á  la  olla,  que  tiznado  estás,"  es  refrán  que 
equivale  al  español:  ''dijo  la  sartén  á  la  caldera, 
quítate  allá  culinegra."  Ya  en  el  Diccionario  fi- 
gura el  humilde  comal  como  palabra  mexicana. 

Comején. 

Es  un  termite  (insecto  neuróptero)  que  invade  y 
destru3^e  las  maderas;  se  llama  aquí  comején. 

Comedido. 

En  buen  castellano  es  cortés,  moderado,  urbano, 
atento;  pero  no  servicial  ó  complaciente.  Cree- 
mos, pues,  que  no  puede  afirmarse  que  acomedido, 
como  nosotros  decimos,  equivalga  á  comedido]  el 
primero  es  el  servicial:  el  segundo,  el  moderado. 
Puede  una  persona  ser  lo  uno,  sin  lo  otro. 

Centúmplano. 

Al  bobo,  tonto,  alelado,  llámanle  por  acá  cen- 
túmplano, 

CerezaL 

La  plantación  de  árboles  de  cerezOy  será  cerezal] 
pero  no  el  árbol  mismo,  como  nosotros  le  llama- 
mos. 

Cerca   de 

Critican  algunos  gramáticos  la  frase  'Tedro  es 
Ministro  Plenipotenciario  cerca  de  la  Oorte  de  In- 
glaterra;" y  dicen  que  debe  corregirse  empleando 
en  6  ante. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  183 

Comelón. 

''¡Comilón  que  tú  eres!"   decía  don   Quijote  al 
pobre  de  Sancho. 

Conducí. 

Muchos  dicen  así,  en  vez  de  conduje,  que  es  lo 
correcto. 

Con  motivo  á 

Es  *'con  motivo  de  una  cosa, "y  no  con  motivo  á, 
como  dicen  muchos. 


Confesionario.    , 

Confesionario  es  el  libro  de  confesar;  pero  la  si- 
lla del  confesor  es  confesonario^  y  no  confesionario , 
como  acostumbran  llamarlo  algunas  paisanas  nues- 
tras. 

Confortable. 

En  español,  lo  que  conforta  es  confortante  y  no 
confortable,  como  dicen  los  franceses  é  ingleses. 
Confortable  sería  lo  susceptible  de  ser  confortado. 
No  debe,  pues,  decirse:  "Sillón  confortable;  casa 
confortable^  No  creemos,  como  Baralt,  que  sea 
castizo  decir:  "El  calor  de  la  chimenea  es  conforta- 
ble] abrigo  confortable]  comida  confortable.  Al  que 
nos  ofreciera  una  cena  confortable,  podríamos  res- 
ponderle, con  D.  F.  J.  Orellano,  qnQ  no  nos  ajpetece, 

Confituría. 
Debe  decirse  confíteria. 

Confra. 

Así  se  denomina  una  palma  incombustible,  que 
emplean  en  Lívingston  para  techar  las  chozas. 


184  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Consola. 

Tiene  el  acento  en  la  segunda  o;  y  se  pronun- 
cia, por  lo  tanto,  consola. 

Consolidado. 

Vocablo  histórico-político-fiscal,  le  llama  con 
oportunidad  un  filólogo.  Consolidación  se  llama 
impropiamente  aquí  a  la  desamortización  de  los 
bienes  eclsiásticos;  y  aún  se  denominan  consolida- 
dos los  bienes  raices  que  fueron  de  la  Iglesia. 

'^Consolidar,"  término  forense,  vale  en  castella- 
no reunir  el  usufructo  á  la  propiedad.  Co7isoli- 
(iar  una  deuda,  se  usa  para  expresar  que  sólo  se 
reconoce  cierto  interés  á  los  acreedores,  y  que  se 
irá  amortizando  paulatinamente. 

Contramatarse. 

Cuando  alguno  se  gv)lpea  fuertemente  contra  al- 
guna cosa,  dicen  que  se  contramató ,  es  decir,  que  se 
mató  contra  s.que\  objeto.  ¡Curiosa  combinación 
de  palabras  que  supera  con  creces  a  la  colosal  tras- 
posición aquella:  *'En  una  de  fregar  cayó  caldera." 
¿No  será  ese  provincialismo  más  bien  una  de  aque- 
llas palabras  compuestas,  que  tanto  usaban  los 
marinos  que  vinieron  con  Colón?  Ellos  decían: 
contraescota,  coiitraescotin,  contraestay,  contramaestre, 
contramarcha,  contramarea,  cantramesana,  contrapa- 
lanquin,  contraquilla;  pero  no  es  probable  que  di- 
jeran contramatarse. 

Contracción. 

No  significa  como  mucbos  quieren,  aplicación, 
dedicación.     ''Su  contracción  al  estudio,  corre  pare- 


y 


PROVIN(íIALlSMOS    DE   GUATEMALA  185 

jas  con  sus  capacidades,''  debe  traducirse  al  caste- 
llano: ''Su  aplicación  al  estudio,  corre  pareja  con 
su  talento." 


r 


Contracaridad. 

K>lf  nufstro  provincialismo  debió  de  ser  en  un 
principio  compuesto  de  dos  palabras  contra  y  ca- 
ridad. "Es  una  contracaridad  lo  que  hace  Juan 
con  sus  criados:  tenerlos  trabajando  hasta  el  día 
de  fiesta." 

Copaichí. 

Don  Manuel  Fernández  da  del  copalchi  la  des- 
cripción siguiente:  "El  cojmlchi  es  un  árbol  de  un 
tamaño  y  grueso  variables,  segiin  el  clima  y  terre- 
no en  que  se  cría:  pasa  de  dos  á  tres  varas  de  ele- 
vación, y  es  de  un  grueso  proporcionado,  al  paso 
que,  en  los  lugares  altos,  frescos  y  de  tierra  fértil, 
llega  hasta  doce  ó  quince  varas  en  el  primer  senti- 
do, y  de  uno  á  dos  palmos,  en  el  segundo.  Su  ta- 
llo ó  tronco  es  cilindrico,  leñoso  y  cubierto  de  una 
corteza  pardo  cenicienta  obscura,  con  chapas  de 
liqúenes  casi  enteramente  blancas.  Las  hojas  son 
alternas,  pecioladas,  como  de  un  palmo  de  largo, 
y  de  cinco  á  seis  pulgadas  de  ancho  óvalo  corda- 
das, puntiagudas,  ondulosas  en  los  bordes  y  sin 
recortadura  ninguna.  Las  flores  son  blancas,  pe- 
queñas y  regularmente  pedunculadas.  El  fruto 
consiste  en  una  cápsula  globosa,  de  color  verde 
amarillento,  del  tamaño  de  una  ciruela,  y  toda 
erizada  de  puntas  cónicas.  El  copalchi  florece  en 
la  primavera;  pero  en  los  lugares  fértiles  y  fres- 
cos se  ven  árboles  cubiertos  de  flores  y  fruto  en 
todo  tiempo.     Según  Mr.  Moquin   Tandon,  el  co- 


186  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

palchi  pertenece  á  la  familia  de  las  euforbiáceas,  el 
género  crotón  psedochina,  que  contiene  productos 
similares  de  la  quinina  y  quinoidina." 

CopinoL 
"Así  llaman  á  la  resina  anime,  que  procede  del 
algarrobo  ó  copinol,  hermoso  árbol  del  género  hy- 
menssa  courbaril,  leguminosa  que  da  además  exce- 
lente madera  y  un  fruto  comestible  y  pectoral, 
que  contiene  mucha  sustancia  resinosa.  Con  es- 
ta resina  se  prepara  un  barniz  blanco,  que  sirve 
para  muebles  finos  y  para  dar  lustre  á  los  char,o- 
les.  {Apuntamientos  sobre  la  topografía  física  del 
Salvador,  por  el  doctor  don  David  J.  Guzmán,  Pá- 
gina 210.) 

Corozo. 

Es  una  de  nuestras  plantas  {Elxis  onelanococca) 
que  produce  unas  bellotas  que  se  emplean  para 
hacer  anillos  y  otras  baratijas.  También  se  ex- 
trae del  corozo  un  buen  aceite;  y  hacen  del  árbol 
vino  tónico  y  gustoso. 

En  español  coroza,  significa  un  capirote  ó  cucu- 
rucho de  papel  engrudado,  que  se  ponía  en  la  ca- 
beza por  castigo,  y  era  señal  afrentosa  é  infaman- 
te. 

Corretear. 

Ese  verbo  significa,  según  el  Diccionario,  andar 
de  casa  en  casa;  pero  entre  nosotros  se  usa  en  el 
sentido  de  perseguir  á  alguno,  correr  tras  él:  ''Me 
venía  correteando  un  hombre,  y  tuve  que  sacar  la 
espada." 

Cuando  alguno  ha  estado  muy  ocupado,  con 
premura,  dice  que  "ha   andado    muy   correteado.'' 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  187 

"Una  vida  correteada,''  es  una  existencia  afanosa^ 
de  trabajo  sofocante. 

Correr    pato. 

"Correr  pato,"  llaman  por  estos  países  á  una  di- 
versión popular,  asaz  cruel,  que  consiste  en  sus- 
pender, por  los  pi^s  un  pato,  de  una  cuerda  hecha 
de  cuero  (pial,)  que  se  encuentra  tendida  de  un 
árbol  6  de  un  poste  á  otro;  y  al  medio  de  tal  cuer- 
da atan  bien  al  infeliz  animal.  En  seguida  los 
gi netas  que  van  á  correr  el  pato,  pasan  consecuti- 
vamente, á  todo  el  correr  de  sus  caballos,  y  tiran 
del  pescuezo  del  ave,  hasta  que  alguno  logra  arran- 
carla de  la  cuerda.  Entonces  los  demás  ginetes 
le  persiguen  á  fin  de  quitarle  su  presa.  Dícese 
metafóricamente  de  una  cosa  que  se  perdió,  ó  que 
muchos  echaron  á  perder,  que  carió  pato: 

"Por  ese  medio  aseguran 
Un  capital  y  ganancias, 
Si  por  fortuna,  se  entiende. 
No  corren  pato  las  arcas.'' 

(Rivera  Maestre.) 

Corronchocho. 

Así  llaman  á  unas  frutillas  silvestres,  que  nacen 
de  pequeños  arbustos,  muy  abundantes  en  nues- 
tros campos.  Los  corronchochos  son  agridulces,  de 
color  de  rosa  y  forman  apretados  y  diminutos  ra- 
cimos.    (Lantana  hispida.) 

Corneto. 

Al  patizambo  le  llaman  corneto. 


188  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Corta  papeL 
No  se  llama  así,  en  castellano,  el  cuchillo  de  ma- 
dera ó  marfil,  que  sirve  para  cortar   las    hojas    de 
los  libros:  su  nombre  q^  'plegadera. 

Cosario. 

Es  en  español  el  cazador  de  oficio,  el  trajinero. 
Por  acá  hemos  oído  usarlo  vulgarmente  como  pa- 
ra significar  el  hombre  astuto  y  listo;  el  animal 
serrero  y  vivo;  el  que  acomete  repentinamente  y 
huye  con  presteza.  En  estas  acepciones  hay  más 
de  arcaísmo  que  de  neologismo. 

Costipar.    Costipado. 

Es  constipar^  constipado. 

Costa. 

^'A  coste  y  costas,"  debe  decirse,  y  no  ^'á  costa  y 
costas,"  pues  coste  significa  el  precio  de  alguna  co- 
sa, sin  ganancia  ninguna.  Es  vicio  vulgar  decir 
coste  por   conste. 

Costarricense. 

Costarriqueño  llama  el  Diccionario  de  la  Acade- 
mia al  natural  de  Costa-Rica;  y  dice  ser  tal  el  per- 
teneciente á  este  Estado  de  la  República  de  Gua- 
temala. Por  lo  visto,  los  señores  académicos  de 
la  calle  de  Valverde  son  unionistas  netos;  pero  ha- 
bría sido  lo  exacto  afirmar  que  costarriqueño  6  cos- 
tarricense^ como  dicen  por  estos  países,  era  el  na- 
tural de  la  República  de  Costa-Rica,  una  de  las 
cinco  en  que  hoy  está  dividida  Centro-América. 
Y  á  propósito  de  terminaciones  de  nombres  patro- 
nímicos, recordamos    que  la    primera  vez   que   el 


PKOVlNClALlí>M()8    DE    GUATEMALA  189 

eminente  literato  don  Juan  Valera  nos  ovo  decir 
''guatemalteco,''  le  hizo  mucha  gracia;  y  decía  en 
son  de  broma,  que  así  como  al  guatemalense  dí- 
cenle  guatemalteco^  debieran  llamar  al  salvadoren- 
se,  nicaragüense,  hondurense  y  costarricense,  sal- 
vadorecOy  hondureco,  nicaragüeco  y  costariqueco;  pe- 
ro es  lo  cierto  que  el  uso  y  derivación  diversa  de 
idiomas  indígenas,  nos  hace  decir  guatemaltecOy 
que  ya  figura  en  el  Diccionario,  salvadoreño,  Jion- 
dureñOj  nicaragüense  y  costaricense. 

Cosijo.    Cosijoso. 

Así  dicen  en  Centro-América;  pero  las  palabras 
castellanas  son  cojijo  cojijoso,  más  usadas  en  lo  an- 
tiguo que  en  lo  moderno.  En  el  diálogo  de  ''Eu- 
sebio  y  su  criado  Altano,"  de  Monteugón,  se  dice: 
''Eso  se  lo  aseguro  yo  á  Vm.,  y  no  haya  miedo  que 
subsistiera  entonces  el  refrán:  mal  me  quieren  las 
comadres,  porque  les  digo  las  verdades;  que  todas 
ellas  vendrían  cojijosas  á  oír  al  predicador  de  ca- 
samientos. ¿Pues  qué  si  me  oyeran  en  una  rejita 
de  parlatorio.  No  digo  más,  porque  sólo  de  pen- 
sarlo se  me  derrite  el  gusto  en  el  buche." 

Cos. 
Llamamos  impropiamente  al  toril  donde  se  en- 
jaulan los  toros  antes  que  salgan  al  coso,  que  es  el 
lugar  donde  se  lidian. 

Costillas. 
Muchas  veces  hemos  oído  decir  que  alguien  se 
rie  á  costillas  de  otro,  en   lugar  de  á  costa   de  otro, 
que  es  como  debe  decirse. 


190  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 


Costurero. 


Es  provincial  esa  palabra  en  el  sentido  que 
íiquí  le  dan,  de  '^cuarto  en  que  las  costureras  co- 
sen." En  castellano  sólo  significa  costurero  la  me- 
sita  con  cajón  y  almohadilla,  en  que  se  guarda  la 
costura  y  los  instrumentos  para  coser. 

Costancia. 

Es  vicio  muy  vulgar  ese  de  suprimir  la/?  en  pa- 
labras como  constancia. 

Cotín. 
La  tela  que  conocemos  con   tal  nombre,  es  coti. 

Cotón. 

En  dialecto  de  jitanos  significa  jubón,  y  en  este 
sentido  se  usa  entre  nosotros.  "Cotón  colorado," 
dice  el  Diccionario. — Germanía. — El  que  ha  sufri- 
do la  pena  de  azotes."  De  allí  vienen  aquellos 
versos: 

"Cotón  colorado 

Mató  á  su  mujer 

Con  un  cuchi  Hito 

Del  porte  de  él, 

Sacó  las  tr i  pitas 

Y  salió  á  vender: 

— ¿Quién  compra  tripitas 

De  mala  mujer?" 

Cotuza. 

Este  bonito  roedor  {Dasyprocta  punctata)  causa 
mucho  daño  á  las  miljms  (maizales.)  El  nombre 
de  cotuza  es  indígena. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  191 

Coyote. 

En  la  interesante  obra  del  doctor  don  David  J. 
iJuznián,  "Apuntamientos  sobre  la  topografía  del 
Salvador"  (página  322,)  se  dice:  ''El  coyote  [ca- 
nis  aureus  mexicanus'\  es  de  color  gris  ó  pardo  obs- 
curo, de  pelo  más  espeso  y  largo  que  el  perro  do- 
méstico; la  conformación  de  la  cabeza  es  la  misma 
que  la  de  éste,  aunque  el  cuerpo  más  largo,  delga- 
do y  poblado  de  pelos  largos.  Es  un  animal  tí- 
mido, que  recorre  los  campos  al  obscurecer  para 
devorar  los  cadáveres  de  las  reses  muertas.  Rara 
vez  ataca  á  los  animales  vivos,  si  no  es  á  los  ca- 
chorros de  los  corderos,  cabritos,  terneros  o  cerdos, 
y  liace  estas  depredaciones,  en  grandes  bandadas" 
[manadas.] 

El  notable  zoólogo  don  Juan  J.  Rodríguez,  en 
su  '^Catálogo  de  los  Géneros  y  Especies  de  los 
Animales  que  se  encuentran  en  Guatemala,"  dice: 
^'canis  latravs  (Sap)  Coyote.  Aunque  en  Guatema- 
la es  bastante  conocido,  no  se  encuentra  sino  cir- 
cunscrito á  ciertas  localidades,  como  algunas  de  la 
Verapaz,  San  Martín,  Jilotepeque,  San  Raymun- 
do;  se  extiende  por  el  lado  Sur  de  América  hasta 
Costa-Rica." 

El  último  Diccionario  de  la  Academia  trae  la 
palabra  coyote,  para  significar  '^la  especie  de  lobo 
que  se  cría  en  México;"  pero  ya  se  ha  visto  que 
abunda  en  Centro-América. 

Para  arrullar  á  los  niños,  cantan  las  chichiguas 
y  las  chinas:  .j^.^  ^._  ,^j-j^^^ 

Cabeza  de  ayote; 
Si  no  te  dormís  • 
Te  come  el  coyotea 


192  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Coyol. 

Vulgarmente  se  llama  así  el  fruto  de  la  olerácea 
vinifera,  palmera  que  llamamos  coyolar.  En  len- 
guaje vulgar  dicen  :  '^se  topó  la  piedra  con  el  coyol^' 
para  indicar  que  una  persona  de  carácter  inque- 
brantable topó  con  otra  de  igual  condición. 

Contimás. 
Se  toma  por  tanto  más.  Antiguamente  se  usaba 
en  castellano  cuantimás,  y  así  escribió  Santa  Te- 
resa: "Se  afrenta  después  mi  alma  de  ver  que 
pueda  parar  en  ninguna  cosa  criada,  cuantimás 
aficionarse  á  ella."  Don  Quijote  decía  á  Sancho: 
''No  tengas  pena,  amigo,  que  3^0  te  sacaré  de  las 
manos  de  los  caldeos,  cuanto  más  de  las  de  la  Her- 
mandad." 

Coger  goteras. 

En  el  "Catálogo  de  errores  en  orden  á  la  len- 
gua y  al  lenguaje  castellano,"  que  escribió  el  pre- 
sidente de  la  Academia  ecuatoriana,  don  P.  F.  Ce- 
vallos,  encontramos  censurada  la  expresión  ^^coger 
goteras,'^  tan  usual  entre  nosotros;  dice:  ''Cubrir, 
tapar  goteras,  pase;  pero  cogerlas,  como  quien  co- 
ge peras  ó  limas,  es  una  sobreasnedad. — Trastejar. 
Cierto  que  coger,  significa  también  hallar,  encon- 
trar; mas  aquella  frase  no  se  emplea  cuando  se 
manda  que  busquen  lo  agujereado  ó  descompues- 
to, sino  por  la  acción  de  componer  los  tejados." 

Comadrona. 

No  conocemos  sino  el  masculino  comadrón,  que 
se  halla  en  el  Diccionario;  el  femenino  correspon- 
diente es  comadre,  si  bien  entre  otras  acepciones 
tiene  familiarmente  la  áQ  alcahueta. 


PROVINCIALISMOS    DE    Ul  ATEMALA  193 

Compañía. 
Es  compama,  en  todo  sentido. 

Contraproducentes. 
Suelen  los  pica-pleitos,  y  algunos  que  no  lo  son, 
cuando  están  hablando  de  las  pruebas  contrarias  á 
lo  mismo  que  sus  adversarios  han  tratado  de  pro- 
bar ó  alegar,  decir  (|ue  son  contraproduce7ites.  La 
voz  latina  es  contraproductntei)i  y  se  refiere  a  la  per- 
sona que  produce  las  pruebas,  y  no  a  las  pruebas 
mismas.  Dígase,  pues,  "pruebas  contraproducén- 
tem." 

Coronelato. 

Así  dicen  aquí,  y  en  otras  repúblicas  latino- 
americanas, en  vpz  de  ro muflía,  (jue  es  la  palabra 
castiza. 

Coyontura. 

Es  coyuntura,  tanto  para  significar  las  articula- 
ciones ó  trabazones  movibles  de  un  hueso  á  otro, 
como  para  dar  á  entender  la  oportunidad  de  una 
cosa:  "En  mala  coyuntura,  y  en  peor  sazón,  y  en 
aciago  día,  bajó  vuesa  merced,  caro  patrón  mío,  al 
otro  mundo."     (Quijote.) 

Crucita. 
Es  crucecita. 

Cuerear. 
Aunque  la  palabra  está  bien  formada,  no  la  au- 
toriza el  Diccionario,  porque  tenemos  otras  varias 
para  denotar  la  misma  idea:   azotar,    fustigar,   zu- 
rriagar, etc. 

Cuete.    Cuetero. 

Muchos  pronuncian  así,  en  vez  de  cohete,  cohe- 
tero. 


194  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Culpable. 

Al  que  se  echa  la  culpa  es  cidpable.  Al  que  la 
ha  cometido  se  llama  culpado.  Suelen  confundir- 
se ambas  palabras,  usándose  una  en  vez  de  otra. 

Cumpleaños. 
Dicen  algunos  ^'los  cumpleaños,''  y  es  claramen- 
te el  cumpleaños. 

Culumpiarse. 
Corrupción  de  colmnpiarse. 

Culeca. 

La  gallina  culeca,  dicen  vulgarmente,  en  vez  de 
clueca.  Además,  cuando  una  persona  es  delicada 
de  salud  ó  poca  aficionada  á  tomar  baños,  la  cali- 
fican de  culeca. 

Curtidos. 

Las  cebollas  y  demás  verduras  en  vinagre,  se 
llaman  encurtidos,  que  no  curtidos. 

Cursa.  • 

Se  dirá  bien,  que  cursa  el  estudiante  que  concu- 
rre á  las  aulas,  ó  cualquiera  otro  que  asiste  fre- 
cuentemente á  un  lugar  ó  paraje,  6  hace  con  sis- 
tema una  cosa;  pero  aplicar  tal  verbo  á  los  días 
del  mes,  diciendo  v.  g.  el  2  del  que  cursa,  es  muy 
impropio. 

Cumplimentar. 

Es  dar  parabienes;  y  en  lenguaje  forense,  signi- 
fica también  poner  en  ejecución  las  órdenes  supe- 
riores; pero  cuando  no  se  use  como  técnico  en  tal 
sentido,  empléese  cumplir  y  no  cumplimentar. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  195 

Crujida. 

La  VOZ  que  nos  dejo  la  turba  marinesca  cuando 
se  comenzó  á  hablar  castellano  en  América,  es  cru- 
jía, y  no  crujida,  como  casi  todos  dicen  por  acá. 

''Algunas  crujías  pasan  (los  estudiantes)  con  los 
lectores  y  con  los  maestros.  (Fray  Gerundio  de 
Campazas.     P.  Isla.) 

Creosote. 

La  sustancia  líquida,  incolora,  oleaginosa,  que 
se  extrae  del  alquitrán,  es  la  creosota  y  no  el  creo- 
sote. 

CH. 

Chabelón. 

Al  cobarde,  coyon,  amujerado,  le  dicen  por  acá 
Chabelón.  ChaV)ela  es  nuestro  diminutivo  de  Isa- 
bel; como  Chilo,  de  Basilio;  Chico,  de  Francisco; 
Chente,  de  Vicente;  Chepe,  de  José;  Chinto,  de 
Jacinto;  Chayo,  de  Nazario;  Chema,  de  José  Ma- 
ría; Chano,  de  Feliciano,  (k.  Chabelón  es  también 
nombre  de  un  pájaro. 

Chácara. 

Así  llamamos  á  lo  que  generalmente  en  Améri- 
ca llaman  chacra,  que  según  el  Diccionario  de  la 
Academia,  es  una  vivienda  rústica  y  aislada;  pero, 
con  perdón  del  ilustre  Cuerpo,  c/¿acra  lo  que  quie- 
re decir  es  una  propiedad  rústica  pequeña,  sem- 
brada de  árboles  frutales,  etc.  El  notable  escritor 
Juan  María  Gutiérrez,  en  un  artículo  que  publicó 
sobre  el  quechua,  dice  que  chacra  viene  de  chacra, 
que  en  esa  lengua  significa  heredad  de  labor. 


196  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Es  curioso  observar  que  hoy  se  diga  en  Chile,, 
el  Perú  y  otras  repúblicas  chacra,  y  aun  la  misma 
Academia  use  la  voz  chacra,  cuando  en  tiempo  de 
los  conquistadores  la  palabra  era  chácara,  como  se 
dice  todavía  en  Guatemala;  y  como  trae  el  voca- 
bulario de  voces  americanas  de  Gonzalo  Hernán- 
dez de  Oviedo,  que  corre  con  la  ''Historia  general 
de  las  Indias,"  de  dicho  autor. 

De  un  auto  sobre  repartimiento  de  chácaras,  expe- 
dido por  don  Pedro  de  Valdivia,  el  12  de  abril  de 
1546,  es  lo  que  sigue:  ''Otrosí,  mandan  que  nin- 
guna persona  pueda  vender  ni  enajenar  la  cMcara 
ó  estancia  que  tuviere  si  no  fuere  yéndose  de  esta 
tierra,  ó  en  caso  de  fallecimiento  que  las  pueda 
dejar  á  sus  herederos  como  bienes  propios  gana- 
dos por  sus  servicios."  (Del  primer  Libro  Bece- 
rro del  Cabildo  de  Santiago.) 

Chacha. 

Del  mexicano  chacha,  chalaca  (gorgear  las  aves,) 
ha  tomado  entre  nosotros  el  nombre  de  chacha  y 
en  México  chachalaca,  una  ave  (Género  Ortalida) 
del  tamaño  de  una  gallina,  con  las  plumas  de  la 
cabeza  y  del  cuello  pardas,  las  del  lomo  y  la  parte 
superior  de  las  alas,  aceitunadas;  las  del  vientre  y 
patas  blancas;  las  de  la  cola  largas,  anchas,  verdes 
tornasoladas  y  amarillentas  en  la  extremidad;  no 
tiene  cresta  ni  barba;  sus  ojos  son  rojos  sin  plu- 
ma ninguna  en  el  contorno;  su  carne  muy  sabro- 
sa: cuando  está  volando  no  cesa  de  gritar. 

Hay  dos  especies  de  chachas:  la  Ortalida  retula, 
que  se  encuentra  en  la  Verapaz  y  costa  del  Norte, 
y    la    Ortalida   lencogastra  (Gould,)    á   la   cual    le 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  197 

•dicen  también  chachalaca^  nombre  que  se  aplica 
además  ít  los  sujetos  que  hablan  muy  recio  y  de- 
prisa, por  el  ruido  (jue  meten,  como  las  galliná- 
cr;w  <'Mntro-auHM'icanas. 

Chalch'igUite. 

Es  palabra  cachiquel,  que  se  emplea  en  el  lengua- 
je común  para  significar  baratijas  íí  objetos  me- 
nudos ó  varios.  En  el  Popol  Vuh,  ó  ''Libro  de  los 
quichés,"  se  dice  que  un  Gran  Señor,  llamado 
Nacxit,  dio  la  investidura  del  mando  supremo  á 
los  tres  caudillos  del  reino,  les  entregó  el  trono  y 
fiautas,  muchas  figuras  y  chalchigüites ."  (Milla. — 
fl)<fnr)n  th  hi  Ainrrica  Central,  Tomo  I,  página  9?) 

Chamuchina. 

IjO  usamos  por  populacho,  plebe,  pópulo  bárba- 
ro, gente  ruin  y  soez. — El  escritor  Juan  Arona  di- 
ce que  es  corrupción  de  chamusquina,  y  cita  estos 
versos: 

El  negro,  el  chino,  el  cholo,  el  zambo,  el  blanco, 

Y  toda  la  revuelta  chamuchina 
Puede  trepar  al  sol  de  un  sólo  tranco 

Y  dictar  reglamentos de  cocina. 

"Viva  Caituja'M  dice  el  negro  franco 
Cuando  roba,  ó  estupra  ó  asesina, 

Y  al  que  intenta  en  su  furia  oponer  dique 
Lo  aterrará  con  un  muera  Chinique. 

(Poesías  peruanas,  página  4.) 

Chajal. 

Así  se  llama  al  indio  que  está  al  servicio  del  cu- 
ra, y  chajala  á  la  india  que  se  ocupa  en    su   servi- 


198  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

cío  doméstico.  En  los  ''Apuntamientos  sobre  la 
Agricultura  y  Comercio  del  Reino  de  Guatemala," 
escritos  por  don  Antonio  Larrazabal,  el  año  1810, 
se  dice:  ''¿Y  cómo  tienen  para  sufragarlos  ex- 
horbitantes  desperdicios  de  una  cofradía?  Una 
molendera  desnuda  halla  81  pesos  para  entrar  de 
cha  jala  ^  á  pesar  de  que  no  puede  trabajar  á  dere- 
chas en  todo  el  año,"  (página  63.)  Chajal  llaman 
también,  en  algunos    pueblos,  al  demandadero  de 

los  juzgados. 

Champurrear. 

Oigamos  al  notable  escritor  don  Salustiano  de 
Olózaga,  acerca  de  esta  palabra  que  desde  España 
vino  corrompiéndose:  ''Había  un  verbo,  dice, 
muy  usado  sin  duda  en  otros  tiempos,  champurrar, 
que  significa  mezclar  un  líquido  con  otro;  y  el  uso, 
caprichoso  como  siempre,  ha  preferido  dar  un  ro- 
deo, y  se  dice  mezclar  el  vino  con  agua,  cosa  muy 
frecuente  en  el  día,  ya  se  deba  á  los  preceptos  de 
la  higiene,  ya  á  las  exigencias  de  la  moda.  Nadie 
usa  ya  la  palabra  champurrar  en  este  sentido;  y 
los  que  la  usan  en  sentido  translaticio,  la  estro- 
pean y  desfiguran,  diciendo  algunos  chapurrar  y 
los  más  chapurrear,  para  dar  á  comprender  que 
hablan  mal  un  idioma  extranjero,  sin  pensar  que 
lo  que  hablan  mal,  al  expresarse  así,  es  su  propia 
lengua,  que  lastimosamente  han  olvidado. 

"Hay  un  oficio  muy  tosco,  que  viene  á  ser,  res- 
pecto del  herrero,  lo  que  es  respecto  del  maestro 
de  obra  prima,  un  zapatero  de  viejo.  Se  llamaba, 
y  aún  en  algunos  pueblos  se  llama,  chapucero  al 
que  hace  chapuces  6  remiendos  en  hierro,  y  ciertas 
cosas  tan  toscas  y  tan  de  poco   valor,    que  un   he- 


I'KOVINCIALISMOS    l^K    GUATEMALA  199 

rrero  desdeñaría  dedicarse  á  ellas.  De  chapucero 
viei)e  chapucerUt:  pero  como  la  raíz  ha  llegado  á 
ser  desconocida,  no  puede  calificarse  bien  el  fruto. 
La  palabra  será  muy  necesaria  mientras  en  Espa- 
ña se  hagan  algunas  cosas  toscamente,  grosera- 
mente, con  poco  arte,  con  mal  gusto;  pero  aunque 
no  huelgue  en  el  Diccionario  este  vocablo,  no  ten- 
drá, ó  al  menos  no  ha  tenido  en  estos  últimos 
tiempos,  mucho  uso  para  expresar  loque  realmen- 
te significa.  Para  unos  chapucería  es  una  mala 
acción;  para  otros,  una  cosa  insignificante  ó  ridi- 
cula. No  sé  lo  que  sería  para  el  insigne  autor  del 
Si  de  las  Ninas,  cuando  en  el  acto  I,  escena  VI, 
ha])iendo  dicho  doña  Irene:  ''¡Que  pereza  tengo 
de  escribir  I  Pero  es  preciso;  que  estará  con  mu- 
cho cuidado  mi  pobre  hermana;"  replica  Rita: 
*' ¡  Qué  chapucerías !  No  ha  dos  horas,  como  quien 
dice,  que  salimos  de  allá,  y  ¡ya  empiezan  á  ir  y 
venir  correos!  ¡Qué  poco  me  gustan  las  mujeres, 
gazmoñas  y  zalameras!"  Si  como  parece,  usó  Mo- 
ratín  la  palabra  chapuceria,  como  equivalente  de 
gazmoñería,  no  pudo  desconocer  más  completa- 
mente su  verdadera  significación;  pero  por  fortu- 
na he  hallado  en  el  ultimo  Diccionario  de  la  Aca- 
demia, que  el  epíteto  chapucero  se  aplica  en  algu- 
na de  nuestras  provincias,  al  mentiroso;  y  como, 
según  ha  dicho  un  antiguo  escritor,  el  encareci- 
miento es  ramo  de  mentira,  hubo  de  querer  decir 
la  criada  que  no  le  gustaban  las  mujeres  en  exce- 
so ponderativas,  exageradas  ó  alharaquientas.  No 
acuso  pues,  formalmente  á  tan  insigne  hablista  de 
haber  usado  con  impropiedad  una  voz  en  signifi- 
cación metafórica,   por   no    haberse  fijado   en    su 


200  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

sentido  recto;  digo  sólo  que  en  tal  error  suelen  in- 
currir los  que,  lejos  de  estudiar  la  etimología  y  el 
valor  de  las  palabras  que  han  de  usar,  prefieren 
las  que  menos  conocen,  ó  por  amor  á  la  novedad, 
ó  por  aparentar  una  instrucción  que  no  tienen." 

(Discurso  del  Excelentísimo  señor  don  Salus- 
tiano  de  Olózaga,  leído  en  la  junta  pública  que  ce- 
lebró la  Real  Academia  Española  para  darle  pose- 
sión de  su  plaza  de  niimero,  el  día  23  de  abril  de 
1871.) 

En  Guatemala  es  frecuente  oír  champurrear,  en 
vez  de  champurrar;  pero  ya  se  ha  visto  que  las  co- 
rrupciones de  este  verbo,  nos  han  venido  de  Es- 
paña. 

Chancaca. 

En  algunas  repúblicas  de  Sud-América  signifi- 
ca esa  palabra,  azúcar  prieta,  ó  sea  lo  que  en  Gua- 
temala llamamos  rapadura,  y  en  Cuba  raspadura, 
de  donde  viene  nuestro  provincialismo.  No  acer- 
tó, pues,  el  Diccionario,  cuando  dice  que  en  Amé- 
rica llaman  chancaca,  á  la  azúcar  de  mascabado 
en  panes  prismáticos.  Aquí  en  Centro-América 
y  en  Cuba  no  llaman  á  eso  chancaca.  En  el  Pe- 
rú, Chile,  Argentina  y  Colombia  sí  le  dicen  chan- 
caca al  azúcar  negra  ó  prieta  de  figura  hemisféri- 
ca. El  bollo  ó  atado,  como  le  llaman,  se  compone 
de  dos  tapas. 

Nosotros  llamamos  chancaca  á  una  confitura  he- 
cha de  azúcar  con  harina  de  salpor  (maíz.) 

Chan. 

Es  una  semilla  menor  que  el  ajonjolí,  de  color 
pardo  blanco,  que  contiene  mucho  aceite,  de  don- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  201 

<le  viene  la  palabra  mexicana  chián  (semilla-acei- 
te.) Fuentes  y  Guzmán  dice  (jue  los  naturales 
de  Guatemala  lo  usaban  como  bebida  regalada; 
podría  decirse  (jiie  todavía  lo  usan. 

Chalán. 
Así  llamamos  por  acá  al  (¿ue  monta  l)ien  á  ca- 
ballo y  se  ocupa  en  adiestrarlo.  El  Diccionario 
•  aplica  ese  nombre  al  que  trata  en  compras  y  ven- 
tas y  tiene  persuasiva.  En  el  Perú  y  en  Colom- 
bia dan  á  la  voz  chalánhx  misma  significación  que 
nosotros.  El  que  adiestra  caballos,  llámase  en  es- 
pañol picador. 

Chachaguate. 
Palabra  indígena  que  sirve  de  nombre  á  la  co- 
rrea de  cuero  que  usan  de  un  estribo  á  otro  de  la 
montura,  debajo  del  caballo,  para  que  no  se  abran 
las  aciones.  Chachaguaie  le  dicen  también  los 
muchacbos  a  la  cuerda  que,  con  un  peso  cualquie- 
ra en  un  extremo,  arrojan  sobre  el  hilo  que  sos- 
tiene la  cometa  (barrilete,)  para  atraparla,  cuando 
está  ejevada  en  el  aire.  Chachaguatos  llaman  los 
indios  á  los  gemelos  ó  mellizos. 

Chapa. 
Cuervo,  Rodríguez  y  Arona  explican  cuanto  hay 
■que  decir  acerca  de  esta  palabra.  Para  nuestro 
objeto,  basta  saber  que  chapa  es  una  lámina  de 
metal  que  sirve  para  firmeza  ó  adorno  de  la  obra 
que  cubre.  Cerradura  ó  cerraja  es  la  máquina  de 
metal  que  se  fija  en  puertas,  cofres,  ct,  para  cerrar- 
los por  medio  de  pestillos  que  juegan  la  llave. 
€omo  vemos  que  toda  cerradura    tiene    chapa,    le 


202  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

damos  vulgarmente  ese  nombre,  que  también  se 
le  daba  en  el  lenguaje  antiguo  español,  según  el 
erudito  don  Juan  Ignacio  de  Armas. 

''Luis  probó  sus  fuerzas,  y  casi  sin  poner  algu- 
na se  halló  rompidos  los  clavos  y  con  la  chapa  de 
la  cerradura  en  las  manos.     (Cervantes. — Quijote.) 

Chapas. 

Al  color  encarnado  de  las  mejillas,  bien  sea  na- 
tural ó  artificial,  le  llamamos  chapas.  En  espa- 
ñol se  daba  ese  nombre  á  las  manchas  que  se  po- 
nían las  mujeres  en  la  cara,  por  medio  de  colo- 
rete. 

Chaparrastroso. 

Al  que  anda  sucio,  desgreñado,  andrajoso,  llá- 
manle  aquí  chaparrastroso.  Si  se  haya  formado 
esta  voz  de  chapatal^  que  es  en  castellano  lodazal, 
ó  del  nombre  de  aquellos  coches,  que  antiguamen- 
te se  llamaban  chaparras,  de  caja  ancha  y  muy  ba- 
jos, que  cuando  volvían  á  casa  estaban  todos  su- 
cios con  las  inmundicias  de  los  charcos  que  an- 
taño abundaban  en  esta  ciudad;  es  cosa  que  no 
pretendemos  resolver.  Lo  cierto  es  que  no  hay 
joven  ni  vieja  que  no  use  nuestro  provincialismo: 
si  es  todavía  aspirante  al  santo  matrimonio,  bien 
cuidará  ella  de  no  andar  chaparr astrosa;  y  si  viste 
imágenes,  y  ha  dejado  atrás  toda  esperanza,  co- 
mo dijera  el  Florentino,  no  por  eso  gustará  de  que 
la  vean  chaparr  astrosa. 

Chapalear. 

Probablemente  de  chapatal  (lodazal)  vino  en  un 
principio,  .  chapalear,  y  después    por    corrupción 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  203 

chapatear,  como  decimos  nosotios.  En  Colombia 
también  se  emplea;  y,  al  sentir  de  don  Juan  Ma- 
ría Gutiérrez,  viene  del  araucano  chapad,  que  sig- 
nifica pantano.  Cuervodice  en  sus  Apuntaciones, 
que  como  debe  ser  es  chapotear:  así  se  ba  usado  en 
España.  El  Diccionario  de  la  Academia,  sin  em- 
bargo, en  la  última  edición,  registra  nuestro  cha- 
¡tah  (ir. 

Chamarra. 

Es  voz  castiza. que  vale  vestidura  de  paño  bur- 
do ó  jerga,  parecido  á  la  zamarra,  ó  sea  chaqueta 
de  piel.  Entre  nosotros  se  da  el  nombre  de  cha- 
marra á  una  manta  de  jerga,  que  usan  para  abri- 
garse cuando  hace  frío,  en  vez  de  capa,  ó  para  cu- 
brirse durante  el  sueño,  las  gentes  pobres.  El  pon- 
cho mexicano  es  algo  aristocrático,  algo  lujoso.  La 
chamarrita  chapina  es  modesta,  humilde,  obscura 
de  origen  y  de  color. 

^'Chamarra  es  el  cobertor  de  lana  ordinaria  con 
que  se  abrigan  los  hombres  del  pueblo,  y  que  así 
suele  servir  de  capa  por  el  día,  como  de  colcha  por 
la  noche."  (Salomé  Jil. — Cuadros  de  Costumbres; 
página  86,  tomo  2?) 

Nuestro  festivo  poeta  Rivera  Maestre,  aludien- 
do al  progreso  de  Guatemala,  dijo  en  su   epístola: 

"Que  ya  desaparecieron 
Los  fondillos  de  los  ¡anas 
Me  dicen  también,  y  agregan 
Que  ya  no  estilan  chamarras.'' 

Chaparrazo. 

A  la  lluvia  repentina,  corta  y  recia,  llámasele 
chaparrón,  que  no  chaparrazo,  como  nosotros  de- 
cimos. 


204  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Chapetón. 

"Así  designaban,  dice  Vicuña  Mackenna,  los 
criollos  á  los  españoles  por  el  chape  que  traían  de 
Europa  en  forma  de  trenza."  Pero  en  esta  expli- 
cación, creemos  que  no  anduvo  muy  acertado  el 
escritor  chileno;  la  voz  chapetón  correspondía  en 
España,  en  aquellos  buenos  tiempos,  á  todo  apren- 
diz de  oficio;  y  por  eso  llamaban  no  sólo  los  crio- 
llos, sino  los  mismos  castellanos  (como  puede  ver- 
se en  Garcilaso)  chapetones,  á  los  españoles  recién 
llegados  á  América;  sobrenombre  que  aún  se  usa 
por  estos  países. 

"Saca  ella,  á  fuerza  de  industria, 
Actividad  y  denuedo, 
Del  poder  de  los  caribes 
A  su  chapetón  ileso." 

(Felipe  Pardo.) 

"Los  chapetones  el  "pisto 
En  matates  no  lo  guardan 
Fabricados  con  inecates 
De  que  tejen  las  hamacas." 

(Rivera  Maestre.) 

El  Diccionario  de  la  Academia  Española  asegu- 
ra que  se  llama  chapetón,  en  algunos  países  de 
América,  al  extranjero  recién  llegado;  pero  en  vez 
de  decir  "al  extranjero,"  debió  decir  a/  español,  ya 
que  á  ningún  francés,  inglés,  italiano,  suizo,  etc., 
llamamos  chapetón,  aunque  sea  recién  llegado. 

Chapulín. 
Este  nombre,  que  procede  probablemente  de  al- 
gunas  de    las    lenguas    indígenas,    se   aplica  á  la 
langosta,  ó   sea    diferentes    especies   de    acridius. 


PROVINÍ^ALISMOS    DE   GUATEMALA  205 

que  han  aparecido  algunas  veces  en  Centro- 
América  como  una  plaga.  Las  costumbres  y  de- 
bast aciones  del  chapulín  son  del  todo  semejantes 
á  las  del  Acrídium  migratoriitm  de  África  y  del  Sur 
de  Europa.  Por  lo  demás,  hasta  en  periódicos  que 
blasonan  de  castizos  hemos  visto  la  palabra  cha- 
pulhí,  sin  bastardilla,  como  si  fuera  de  cuño  legí- 
tima     Rivera  Maestre  decía: 

Librándote  de  mosquitos 
Chapulines,  garrapatas, 
Que  pululan  cual  sompopos, 
Por  Walis  y  por  Zacapa." 

Chara, 
nombre  indígena  de  un  pájaro  de  color  celes- 
te y  pico  negro  ó  amarillo.  Son  especies  de  los  gé- 
neros Cynocitta  }•  Calocitta.     La  ch  se  pronuncia 
suave,  como  en  francés. 

Charas. 
Interjección  muy  baja  y  vulgar,  que  sólo   se  es-^ 
cucha  entre  la  hez  del  pueblo. 

Charranga. 
En  castellano  significa  charanga,  música  militar 
sencilla;  pero  entre  nosotros  se  aplica  tal   palabra 
á  la  guitarra,  pronunciando  la  r  fuerte,  charranga. 

Charol. 
Ala  ''bandeja"  damos  impropiamente  el  nombre 
de  charol,  que  significa  barnís  fino.  También  le 
llamamos  azafate,  que  es  el  cesto  de  mimbres  pla- 
no y  con  cenefa  al  derredor,  que  también  se  hace 
de  loza,  plata  ú  oro. 


206  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Charratera. 

Digsise  charretera,  y  no  charratera,  ni  charratela, 
como  suelen  usar  algunos  paisanos  nuestros. 

Charro. 

A  los  sombreros  que  no  son  de  copa  alta,  que 
no  son  boleros  (como  aquí  se  dice,)  ó  que  son  chis- 
teras, como  dicen  en  España;  se  les  denomina  cha- 
rros  en  Guatemala.  ''No  te  pongas  el  bolero:  me- 
jor vas  de  charro,^'  es  frase  que  solamente  aquí  se 
comprende.  Charro,  en  castellano,  es  rústico,  al- 
deano, cosa  muy  cargada  de  adornos  y  de  mal  gus- 
to. Los  charros  usaban  ese  nombre  para  distin- 
guirse de  la  gente  de  levita. 

Chamborote. 

Al  pimiento  6  chile  blanco  de  Guatemala  dí- 
cenle  chamborote)  nombre  que  también  aplican  al 
que  tiene  narices  grandes,  anchas  y  mal  hechas: 
narices  de  chamborote. 

Chana. 

En  Andalucía  se  dice  Chano  al  Sebastián  y  (//¿a - 
na  á  la  Sebastiana.  En  varias  repúblicas  del  Sur, 
Perú,  Chile  y  el  Ecuador,  se  le  dice  Chana  á  la 
Juana,  como  sucede  entre  nosotros.  También  por 
allá  se  oye  el  refrán:  "Lo  mismo  es  Ghana  que 
Juana,"  equivalente  al  español:  ''Olivo  y  aceituno 
todo  es  uno." 

Chaneque. 

Al  individuo  de  carácter  corriente,  jovial,  dícen- 
le  comunmente  chaneque. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  207 

Chancho. 
Aunque  chancha,  en  castellano,  equivale  á  men- 
tira, engaño,  embuste;  no  hallamos  en  el  Diccio- 
nario el  masculino  chancho^que  en  Centro-Améri- 
ca se  aplica  al  cerdo  ó  marrano.  Es  típica  la  ex- 
presión que  usan  en  El  Salvador,  cuando  ofrecen 
rostro  de  chancho^  con  resplandor  de  yuca,  ó  sea  ca- 
beza de  cerdo,  rodeada  de  yuca. 

Chancletudo. 

lia  gente  que  lleva  aquí  los  pies  descalzos,  el 
populo  bárbaro,  da  el  nombre  despreciativo  de 
chancletudos  á  los  que  usan  zapatos  y  visten 
á  la  europea.  '^A  mí  no  me  gustan  los  chancletu- 
dos, sino  mis  compañeros  de  chaqueta,"  dice  la 
moza  fregona,  cuando  le  dirige  algún  requiebro 
una  persona  decente. 

Nuestro  distinguido  escritor  Salomé  Jil,  en  su 
chistoso  cuadro  de  costumbres  "El  Martes  de  Car- 
naval," al  describir  el  animado  bureo  de  la  plaza 
de  toros,  dice:  'Tai  fin,  ya  fuese  porque  faltaran 
las  fuerzas  á  los  combatientes,  se  suspendió  el  fue- 
go en  toda  la  línea,  y  el  del  calzón  bombacho  que 
se  había  puesto  en  pié,  lanzó  por  último  el  canas- 
to vacío,  gritando  a  voz  en  cuello:  "Allá  va  el  chi- 
quigüite j  chancletudos. 

Chato. 
No  sólo  dan  por  acá  el  nombre  de  chato  al  que 
tiene  la  nariz  aplastada,  acepción  castiza  por  su- 
puesto; sino  que  en  estilo  familiar,  y  en  son  de 
cariño  es  frecuente  oír:  '' ¡ chata  WnásiV'  por  ¡due- 
ño mío!  como  dicen  los  españoles. 


208  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Chay. 

Es  nombre  que  dan  al  guijarro,  ó  pedazo  de  vi- 
drio, que  se  llama  oxídiana,  y  entre  el  vulgo,  pie- 
dra de  rayo. 

I 'Los  bolos  siempre  tan  lisos 

Y  bravos  que  se  mataban 
Pon  un  guapinol^  un  chaye, 
Por  quítame  allá  esas  pajas." 

"Rivera  Maestre." 
Chasquearse. 

Como  reflexivo,  por  padecer  algún  desengaño  o 
salir  mal  de  una  empresa,  no  es  castizo,  aunque 
mal  usado  tanto  aquí  como  en  el  Perú,  Chile,  Mé- 
xico y  otras  de  las  repúblicas  de  origen  español. 
''Chasquear,  hacer  que  dé  chasquidos  el  látigo,  ó 
dar  chasquidos  la  madera  cuando  se  abre  por  se- 
quedad, 6  dar  chasco  6  zumba,"  encontramos  en 
el  Diccionario. 

Chayóte. 

No  lo  usamos  por  la  cucurbitácea  que  produce 
el  güisguil,  como  aquí  le  dicen,  ó  sea  '*el  chayoto,'' 
como  se  llama  en  español.  Cuando  en  boca  de 
gente  poco  culta,  oímos  decir:  ¡Qué  chayóte!  quie- 
re decir:  sandio,  bobo,  tonto,  alelado.  Chayotada 
es  desatino,  inepcia,  sandez: 

''¡Que  ya  tampoco  ninguno 
Quiere  decir  chayotadas, 
Aunque  abunden  los  chayotes 

Y  güisquiles,  á  Dios  gracias." 

"Rivera  Maestre." 
Checa 

En  esa  palabra  se  pronuncia  la  ch  como  en  fran- 
cés, suavemente.  Checa,  significa  un  pan  negro^ 
ordinario. 


pRovr\nrAí  Ts>í(>s  t>e  Guatemala  209 

Chele, 
ste  feo  nombre  damos  por  acá  á   las    lagañas. 
Kn  la  república  del  Salvador   llaman    chele   á    los 
(jue  a(juí  son  canches  6  sea  en  esr.añol  rubios. 


Chepita. 
iQui^n  creyera  qnc  chepa  es  joroba,  corcoba,   en 
buen  castellano;  mientras  que  aquí  dan    ese  nom- 
bre, y  más  comunmente  el  de  Chepita,  á  las  Jose- 
fas 6  Pepas. 

Cheque. 

Palabra  tomada  del  ingles.  En  español  se  dice 
libranzas. 

**Había  aquí  quien  aceptaba  más  libranzas  que 
un  banco  genovés."     (Quevedo  ) 

Cheminea. 

Con  aire  de  puristas  dicen  mucbos  cheminea, 
debiendo  decir  chiminea. 

Chibola. 
Así  dicen  por  acá  de  cualquier  cuerpo  pequeño 

y  esférico. 

Chicalote. 

Es  el  nombre  vulgar  de  la   Argémone  mexicana, 

que  ya  recibió  del  Diccionario  carta  de  naturaleza 

española. 

Chicana. 

Las  chicanas  de  los  rábulas  y  gente  de  juzgados, 
son  en  es psiñol  sofisterías,  sutilezas,  embrollos,  y  can- 
camusas. 

Chico. 

Al  níspero  (achras  zapóla)  llaman  en  Guatema- 
ki  chico,    que    también    es    por  acá  diminutivo  de 


210  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Francisco;  así  como  en  España  dicen    Paco,  Fras- 
quito. 

Chinilo. 

Dígase  en  Ingar  de  chilülo,  látigo,  azote,  y  en  vez 
de  chilillar,  chiliUada,  azotar,  azotaina. 

Chicha. 

Este  nombre  dieron  los  españoles  desde  los  pri- 
meros días  de  la  conquista,  a  la  bebida  fermenta- 
da que  usan  los  indios  en  América,  y  que  no  era 
peculiar  de  los  incas,  C(jmo  cree  Paz  Soldán.  En 
Chile  hacen  la  chicha  de  uva,  manzana  6  pera  fer- 
mentada; en  el  Perú  la  fabrican  con  maíz, :  y  en 
Guatemala  con  jocote.  En  toda  la  América  espa- 
ñola hace  la  chicha  las  veces  de  la  cerveza  en  Lon- 
dres. Significando  bebida  fermentada,  que  se  usa 
muy  comunmente  en  América,  se  encuentra  la 
palabra  chicha  en  el  Diccionario;  y  aunque  el  lla- 
mado de  autoridades  dice  que  á  la  chicha  se  le  dio 
ese  nombre,  por  ser  muy  sustanciosa  como  la  car- 
ne, que  en  lo  antiguo  se  llamaba  chiche,  asegura 
Zarate,  en  la  historia  del  Perú,  que  aquel  brevaje 
se  llamaba  comunmente  chicha  en  lenguaje  de 
las  islas  de  Barlovento.  En  lengua  del  Perú 
se  llama  ázua.  Pichardo  opina  que  es  idígena 
de  Panamá  la  palabra  hcicha.  Sea  de  ello  lo 
que  fuere,  concluimos  con  los  hermosos  versos  de 
Gutiérrez  González,  en  que  exclamó: 

"¡Y  tú  también  la  fermentada  en  tarros, 
Remedio  del  calor,  chicha  antioqueña! 
Y  el  mote,  los  tamales,  los  masates. 
El  guarrús,  los  buñuelos,  la  conserva!" 


PROVINCIALISMOS   DR   (ÍUATEMALA  211 

Chiche. 
Según  se  acaba  de  decir,  significaba  chiche,  en 
castellano  antiguo/'carne,  sustancia,  alimento;"  y 
de  ahí  viene  nuestro  provincialismo,  (¡ue  también 
se  usa  en  otras  partes  de  Américx,  de  llamar  chi- 
che al  pecho  que  da  la  nodriza  al  niño.  En  Chile 
significa  esa  palabra,  aplicada  á  una  niña,  que  es 
una  halaja,  una  joya,  un  jmmor,  como  diría  un 
chapín.  Terreros  enseña  <|ue  chiche,  en  la  lengua 
de  los  niños,  es  toda  especie  de  carne  menuda  6 
hecha  pedacitos. 

Chichafuerte. 
Es  una  yerba,  del  género  oxalis,  que  nace  en  los 
campos  y  en  los  jardines  espontáneamente  y  de 
la  cual  se  sirven  los  chi(juillos  para  quitarse  de 
las  manos  las  manchas  de  tinta  de  escribir,  á  efec- 
to de  la  cual  se  1-xs  frotan  con  chicJtafaerte. 

Chapupo. 
Ese  nombre  dan  aquí  al  asfalto  ó  betún  de    Ju- 
dea,  que  se  encuentra  on  varios  departamentos  de 
la  República,  entre  otros  en  Huehuetenango. 

Chevería. 

Así  llaman  aquí  á  una  planta  del  género  Eche- 
verría, (jue  contiene  varias  especies  cultivadas  en 
Guatemala. 

Chichona. 

Llaman  así  á  la  mujer  de  pechos  grandes,  y  ade- 
más dan  ese  impropio  nombre  á  todo  lo  que  es 
bueno,  ventajoso,  etc.  v.  g.  "Juan  es  derecho  (afor- 
tunado) acaba  de  celebrar  una  contrata  chichona.''' 


212  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Chichigua. 

Por  nodriza,  es  provincialismo  peculiar  de  Gua- 
temala, ó  acaso  palabra  indígena.  La  mayor  par- 
te de  las  chichiguas  que  vienen  á  esta  capital,  son 
jocotecas,  es  decir,  de  un  pueblo  de  indios  llamado 
Jocotenango,  que  está  cerca  de  la  ciudad: 

"Las  chichiguas  jocotecas, 
De  huipiles  y  galanas, 
Dando  la  chiche  á  los  niños. 
No  es  poco  lo  que  ellas  maman." 

(Rivera  Maestre.) 
Chichitas. 

Es   el   nombre    vulgar  que  damos  á  la  Morella 

mammiforme. 

Chichito. 

Voz  de  cariño  que  se  aplica  á  los  niños. 

Chiflar. 

Propiamente  es  hacer  sonar  la  chifla  ó  imitar 
su  sonido  con  la  boca;  pero  no  silbar  en  todo  caso. 
Recordamos  que  Milla,  tan  distinguido  como  in- 
iortunado,  en  sus  últimos  tiempos,  preveíala  suer- 
lü  reservada  casi  siempre  al  genio,  y  decía:  "Es- 
tundo mi  espíritu  en  ese  conflicto,  fui  á  ver  que- 
mar en  la  pla^a  mayor  un  castillo  de  pólvora.  No 
sé  por  qué  tuve  la  extraña  idea  de  comparar  aque- 
lla pieza  á  las  obras  de  mi  imaginación.  Juegos 
de  luz  combinados  caprichosamente;  figuras  fan- 
tásticas que  brillan,  deslumhran  y  desaparecen; 
ruido  y  humo;  hé  ahí,  me  dije  á  mí  mismo,  lo  tíni- 
co que  acertamos  á  producir  los  que  nos  afana- 
mos por  dar  vida  y  forma  al  mundo  de  las  quime- 
ras.    Después  de  eso,  la  noche,  atín   más   lóbrega 


n:(.\  ixciALisMocj  de  Guatemala  213 

y  triste,  por  el  contraste  del  lampo    fugitivo  y    de 

^la  profmuia  obscuridad.     Para  hacer  más  comple- 
to el  símil,  falta  únicamente  que   nos  chiflen,  por 
vía  de  aplauso,  al  terminar  la  broma."   {Libro  sin 
nombre,  página  284.) 
b  Chiflón. 

Como  voz  americana,  la  trae  ya  el  Diccionario 
en  su  última  edición,  para  significar  corriente  de 
aire  sutil;  y  á  la  verdad  que  lleva  mucha  ventaja 
tal  palabra  á  la  frase  española  que  la   sustituye. 


F 


Chilar. 
Dice  el  Diccionario  que  es  el  sitio    plantado  d*^ 
chiles  ó  pimientos.     Nosotros   llamamos   chila¡ 
la  planta  que  produce  el  chile  {capsicum.) 

Chilate. 
Es  el  nombre  de  una  bebida  que   usan   los   in- 
dios, hecha  de  chile,  maíz,  cacao  ó  sapuyulo. 

Ch  i  lacayote. 
Es  una  especie  de  calabaza,  de    figura   oblonga. 
Dicho  nombre  es  seguramente    indígena    {Cucúr- 
bita.) 

Chiiaquila. 

Es  una  vianda  compuesta  de  tortillas  de  maíz 
con  relleno  de  queso,  yerbas  y  chile. 

Chilca. 

Planta  silvestre,  muy  común  en  nuestros  cam- 
pos, que  produce  flores  amarillas  (Bacharis  sennan- 
terea.)  El  poeta  don  Juan  Diéguez,  que  se  inspi- 
raba en  nuestros  cármenes,  en  nuestros  lagos,  en 


214  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

nuestras  flores;  en  una  palabra,  en  nuestra    rica  y 
varia  naturaleza,  decía: 

'•Tiende  el  prado  su  alfombra  de  azucenas, 
Las  auras  enriquécense  de  aromas, 
De  tierno  césped  la  llanura  y  lomas, 
La  verde  chuca  de  amarilla  flor: 

La  madre  tierra  al  fecundante  arado 
Sus  campos  cede  ya  los  más  floridos, 
Con  sus  lirios  de  púrpura  vestidos. 
Que  a  Cores  sacrifica  el  labrador." 

Chile. 

Al  pimiento  ó    al  ají  llamamos    nosotros    chile, 

que  se  deriva  del  mexicano   chilli.     Ya  en  la   12^ 

edición  del  Diccionario  está  la  palabra  chile,  como 

están  anotadas   otras   muchas    de    México.     Aquí 

llamamos  también  chiles  á  las  grillas,  chilindrinas 

ó  mentirillas. 

Chilero. 

No  sólo  se  dice  chilero  del  que  vende  chiles,  si- 
no del  que  cuenta  ó  gasta  anécdotas  más   ó  menos 

picantes. 

Chiltepe. 

Es  el  nombre  que  damos  aquí  al  pimiento  rojo, 
amarillo  ó  verde,  del  tamaño  de  una  alcaparra, 
que  pica  mucho  y  que  llaman  en  México  chiltipi- 
quin  (de  chilli,  pimiento,  y  de  techin,  pulg^.)  Dí- 
cese  que  la  raíz  de  la  planta  que  produce  el  chilte- 
j)e  es  venenosa.  (Capsicuvi.) 

Chilindrón. 
En  español  es  un  juego  de  naipes;   por   acá  lla- 
man chilindrones  á  las  almendras  de  las  arañas  de 
cristal. 


l'KuVi.NCiALlSMOS    DE    CiUATEMALA  215 

Chutóte. 
Nombre  indígena  que  aquí  dan  al  Icterus  Bal- 
timore.  Este  pajaro,  que  en  sus  viajes  llega  á 
nuestras  regiones,  desde  las  del  Norte  de  América, 
es  celebrado,  cierto  día  del  año,  en  la  ciudad  de 
Baltimore,  y  algunos  lo  exhiben  en  las  puertas  de 
sus  casas,  vivo  ó  disecado. 

Chinante. 

Nadie  usa  en  Guatemala  el  adjetivo  chillón,  que 
significa,  en  una  de  sus  acepciones,  colores  fuertes 
ó  mal  combinados.  Aquí  todos  dicen,  en  ese  ca- 
so, chillante. 

Chinarse. 

Chillar  es  verbo  neutro  en  castellano;  de  suer- 
te que  el  uso  reflexivo  que  de  él  se  hace,  signifi- 
cando ''quejarse  a  grito  herido;  poner  el  grito  en 
el  cielo,"  es  provincial. 

China. 
En  (íuatemala  se  llama  así  á  la  niñera,  nombre 
español  que  casi  ninguno  usa.  La  voz  china,  en 
lengua  quechua  (el  Diccionario  dice  quichua;  pe- 
ro los  peruanos,  que  deben  entenderlo  mejor,  es- 
criben y  pronuncian  quechua)  significa  criada, 
moza  de  servicio;  y  en  esa  acepción  lo  usan  en  el 
Ecuador,  Perú  y  otras  repúblicas  del  Sur,  de  don- 
de viene  el  llamar  chinas  á  las  niñeras.  En  Chi- 
le la  voz  china  vale  por  plebeya,  y  aún  se  toma  en 
mala  parte.  ¿Qué  diría,  pues,  una  de  aquellas 
hermosas  señoras  de  Santiago,  si  á  cada  paso  oye- 
ra llamar  chinas  á  las  muchachas  que  llevan  en 
brazos  á  los  chapincitosf         ■    , 


216  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Salomé  Jil,  en  el  gracioso  Cuadro  de  Costum- 
bres "Las  Criadas"  (tomo  2?  página  1G7,)  dice: 
''Pasemos  ahora  á  la  china.  Como  sabes,  esta  do- 
méstica no  se  llama  así  porque  sea  originaria  del 
Celeste  Imperio,  pues  lo  es  regularmente  de  esta 
capital  ó  de  sus  inmediaciones.  Llámase  china  la 
mujer  que  cuida  de  los  niños,  como  podría  llamar- 
se turca,  tártara  ó  malaya." 

Empero,  sea  lícito  observar  que  siendo  indígena 
la  palabra  china,  para  significar  criada,  no  es  exac- 
to lo  que  escribió  nuestro  festivo  escritor. 

Chinear. 

Como  derivado  de  china,  en  la  acepción  que  le 
damos,  significa  chinear  hacer  los  oficios  de  niñe- 
ra; y  así  es  muy  común  oír  á  una  señora  que  desea 
una  criada:  "Yo  no  busco  quien  chinee  á  la  Loli- 
ta;  porque  ya  anda  sola:  quiero  una  deadentro,  que 
sea  segura,  y  la  vaya  á  dejar  á  la  escuela,  en  donde 
está  de  ir  y  venir.  Me  da  pena  ponerla  de  pié, 
pues  nada  come  la  pobrecita:  da  lástima  ver  que 
no  le  pasa  nada." 

Chinama. 

Nombre  que  sirve  para  designar  los  toldos  de 
cañas,  hojas  y  ramas  de  árboles,  bajo  cuya  verdu- 
ra venden  en  las  ferias  frutas,  bebidas,  etc.  Vie- 
ne del  mexicano   chinamiü,  seto  ó  cerca  de  cañas. 

Chinche. 
Apuntamos  esa  palabra,  porque  hemos  oído  de- 
cir frecuentemente  hacer  chinche,  para  dar  á  enten- 
der que  se  arrojan  monedas  ó  cosas  de  valor,  para 
que  los  muchachos  las   recojan   y  se  apropien   de 


1»UÜV1.\CIALISM0S    DE   GUATEMALA  217 

ellas.  Por  extensión,  se  usa  también  de  la  frase 
hacer  chinche,  aplicada  al  que  dispone  de  todo  sin 
conciencia  ni  deseernimiento;  al  maniroto  que 
despilfarra  !o  suyo  ó  lo  ajeno.  "Juan  heredó  cien 
mil  pesos;  pero  todo  lo  hd,  hecho  chinche,  en  menos 
de  un  año." 

Cninchero. 
Así  como  aíjuí  llaman  gallinero  á  la  cazuela  del 
teatro,  acaso  por  lo  alta  que  está  y  lo  aglomerado 
de  la  gente  en  ese  sitio,  aludiendo  al  que  buscan 
de  noche  las  gallinas;  dícenle  chinchero  á  uno  de 
los  lugares  de  la  plaza  de  toros,  del  lado  donde  da 
el  sol,  y  que  es  concurrido  por  gente  muy  pobre,  á 
la  cual,  en  tal  caso,  se  compara  con  los  asquerosos 
insectos  que  abundan  en  tiempo  de  calor. 

Chinchín. 
Al  juguete  de  los  niños,  compuesto  de  una  bola 
hueca  de  metal  ó  de  jicara,  con  bolitas  adentro 
para  que  suene  al  moverse,  y  con  una  asita  para 
manejarlo,  llaman  aquí  chinchín;  nombre  imitati- 
vo y  probablemente  indígena. 

Chínchintor. 

Difícil  será  saber  el  origen  de  este  nombre,  que 
se  aplica  á  un  reptil  fantástico.  Nadie  podría  de- 
cir como  es  el  chinchintor,  en  dónde  y  cómo  vive. 
En  las  ''Aclaraciones  y  Anotaciones"  a  la  obra  de 
Fuentes  y  Guzmán,  se  asegura  que  es  el  nombre 
de  unas  culebras  que  eran  objeto   de   superstición 

popular. 

Chinchón. 

Esta  palabra  anticuada  en   España,  es  la   que 


218  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

empleamos  generalmente,  en  lugar  de  decir  chi- 
chón, que  es  como  debe  decirse. 

Chichicaste. 

A  la  ortiga  (  Urtica  urens  )  que  llaman  los 
franceses  herve  au  diable,  la  denominan  aquí  chi- 
chicaste. El  ^^chichicaste  de  caballo'^  pertenece  á 
otro  género.  Casi  todas  las  vallas  de  los  fundos 
de  la  gente  pobre,  en  las  afueras  de  la  ciudad  de 
Guatemala,  están  hechas  de  esta  planta,  que  brota 
con  facilidad  y  crece  con  prontitud.  De  la  perso- 
na que  se  halla  muy  colérica,  suele  decirse,  por 
acá,  que  está  como  el  chichicaste,  ó  como  una  chi- 
chicúa,  que  es  una  culebra.  En  Venezuela  dan  á 
la  ortiga  el  nombre  de  guaritoto. 

Chinchivier. 

Con  ese  nombre,  que  hemos  visto  escrito  en  ró- 
tulos, llaman  por  acá  á  una  bebida  análoga  á  la 
cerveza  de  gengibre,  que  en  inglés  llaman  ginger 
beer  ó  ginger  ale. 

Chinga. 

Dicen  que  se  hace  chinga,  en  el  juego  de  gallos, 
cuando  uno  de  ellos  se  le  presenta  al  otro  para 
provocarlo.  De  ahí  viene  que  digan  que  una  per- 
sona está  chinguiando  á  otra,  cuando  la  está  pro- 
vocando. 

Chingaste. 

El  residuo  que  queda  en  el  fondo  de  un  vaso  lle- 
no de  algún  líquido,  y  sobre  todo,  el  que  deja  el 
chocolate  en  el  asiento  déla  jicara (posillo)  en  que 
se  toma,  se  llama  entre  nosotros  chingaste. 


PKOVINtlALi.s\U)í5    DE    GUATEMALA  219 

Chinto. 

En  la  tierra  de  los  diminutivos,   como  es   esta, 

se  llama  Chinto,  al  Jacinto;  Chema,  al  José  María; 

Chílo,  al  Basilio;    Chico,  al   Francisco;    Chente,   al 

Vicente;  Chayo,  al  Nazario;   Chole,  a  la  Soledad; 

Chano,  al  Luciano;  y  hasta  se  hacen   diminutivos 

de  diminutivos,  como  sucede  al   llamar   Lolita,  6 

Lolilla,  á  la  que  fue   bautizada  con  el  nombre   de 

Dolores. 

Chipe. 

Al  jiríviiquicnto,  como  nosotros  decimos,  ó  al 
que  de  todo  se  duele  y  lloriquea,  llámanle  chipe, 
nombre  que  aplican  igualmente  al  último  niño 
que  tiene  una  mujer,  cuando  sale  en  cinta,  pues 
aseguran  vulgarmente  que  el  chiquillo,  con  moti- 
vo de  estar  grávida  la  madre,  vuélvese  malhumo- 
rado y  celoso.  Ha}^  unos  pajarillos  que  se  llaman 
chipes,  pertenecientes  á  las  humerosas,  especie  del 
género  Deudraeca^  americano. 

Chipear. 
Tómase  por  ''lloriquear. '^ 

Chipioso. 
Equivale  á  'Mlorón.'^ 

Chipichipi. 
Palabra  mexicana,  que  significa  ''llovizna,"  y 
que  nosotros  usamos  para  denotar  que  llueve  po- 
co, pero  durante  largo  tiempo.  Como  vocablo 
mexicano,  se  halla  en  el  Diccionario  de  la  Acade- 
mia. 

Chipilín. 

Planta  del  género  crotalíaria  vitellina,  que  se  co- 


220  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

me  cocida,  á  veces  con  arroz  ó  con  frijoles.  La 
primera  agua  en  que  se  cuecen  los  cJiipilines  es 
muy   purgante. 

Chipote.     Chipotazo. 
Golpe  dado  á  los  niños  con  la  palma  de  la  mano 
en  el  dorso  de  las  suyas. 

Chiquirín. 

Es  muy  semejante  á  las  cigarras,  si  bien  produ- 
ce un  chillido  más  estridente  y  alto  {Odopxa  im- 
bellis — ¿)7a?)  ''Aguacero  de  los  chiquirines"  lla- 
man en  el  campo  al  primer  aguacero  fuerte  que 
hay  cada  año,  al  principio  de  la  estación  de  llu- 
vias, á  causa  de  que  dos  ó  tres  días  después,  salen 
los  insectos  llamados  chiquirines,  y  aturden  con  su 
chirrido.  Este  fenómeno  se  explica  fácilmente: 
los  chiquirines  están  ya  para  terminar  su  meta- 
morfosis, bajo  de  tierra;  y  un  poco  de  humedad 
en  la  superficie,  ayuda  á  aquella,  y  facilita  la  sa- 
lida de  la  Odopsea  imbellis. 

Tanto  los  chiquirines  como  las  chicharras,  son 
enteramente  diurnos,  y  solo  dejan  oír  sus  chirri- 
dos en  las  horas  más  cálidas  del  día. 

Nuestro  apreciado  novelista  Salomé  Jil  (los  no- 
velistas pueden  ignorar  algunas  cosas)  incurrió  en 
dos  errores  de  historia  natural,  al  hacer  en  una  de 
sus  más  preciosas  obras,  la  pintoresca  descripción 
de  una  de  nuestras  selvas  vírgenes,  durante  la  no- 
che, y  en  el  mes  de  septiembre,  diciendo  que  se 
oían  los  chiquirines.  Como  lo  hemos  indicado,  no 
se  oyen  en  la  noche;  y  su  corta  aparición  es  de  fe- 
brero á  abril,  según  el    lugar  3^   la  estación.     Hay 


PROVINC^IALISMOS    DE   GUATEMALA  221 

una  especie  de  chicharra,  que  es   la  que   aparece 
eii  el  mes  de  septiembre. 

Chiquigüite. 
Así  llaman  nuestras  buenas  gentes  á  las  cestas 
6  canastas.     Probablemente  es  nombre  indígena. 

Chirimía. 
Nombre  que  dan  los  indios  á  un  instrumento 
músico  de  viento,  que  produce  un  sonido  fuerte, 
estridente  y  alto.  Cuando  una  persona  habla  mu- 
cho y  con  voz  desagradable  y  tiple,  dícese  de  ella 
que  es  una  chirimía. 

Chirrión. 
En  el  Ecuador,  lo  mismo  que  por  acá,    dan  ese 
nombre  al  látigo  ó  zurriago. 

Chirrionazo. 
Latigazo,  zurriagazo,  es  en  castellano. 

Chirivisco. 

A   los  esqueletos  sarmentosos,  á  los    restos  de 

zarzas  y  de  otras  plantas  muertas,  llaman  chirivis- 

coSy  nombre  indígena  quizá,   que  usan   mucho  no 

solamente  los  campesinos,  sino   también   la  gente 

educada. 

Chiriviscal. 

Como  derivado,  significa  el  lugar  lleno  de  chiri- 
viscos. 

Chiqueadores. 

En  México  significa  esa  palabra — por  más  que 
muchas  de  nuestras  bellas  paisanas  no  lo  quieran 
creer — unas  rodajas  de  papel  como  de  una  pulga- 
da de  diámetro,  que  se  usan,  untadas  de  jabón,  se- 


222  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

bo,  Ó  de  alguna  otra  cosa,  contra  el  dolor  de  cabe- 
za, poniéndoselas  en  las  sienes;  porque  antigua- 
mente se  llamaban  chiqueadores  unas  rodajas  de 
carey  que  usaban  por  adorno  las  señoras  y  señori- 
tas, en  Nueva  España;  y  cuando  pasó  aquella  mo- 
da, le  quedó  el  nombre  á  esos  emplastos,  que  tam- 
bién entre  nosotros  son  tan  comunes,  y  que  dan  á 
la  persona  que  los  lleva  un  tufillo  de  hospital  tan 
marcado,  que  no  hay  para  que  preguntarle  como 
lo  pasa. 

Lo  que  no  sabemos  explicar  es  el  por  qué  les  di- 
cen chiqueadores,  entre  nosotros,  no  atan  feos  apo- 
sitos, sino  á  los  ojaldres  largos  y  delgados,  que  sin 
duda  por  ser  tan  finos,  han  merecido  que  los  ame- 
ricanos del  Norte  les  llamen  lady  fingers  (dedos  de 
señora)  y  los  vascos  emparrados.  Es  lo  cierto  que 
cambian  tanto  algunos  provincialismos,  de  lugar 
á  lugar,  que  si  uno  va  á  la  nevería  (?)  en  México, 
y  ofrece  á  su  linda  compañera  unos  chiqueadores  y 
un  mantecado,  lo  menos  lo  tendrá  por  desjuiciado, 

alelado,  malcriado,  ú  otro  acabado    en   ado ;  y 

si  mencionan  un  guacal,  creerán  que  habla  de  un 
cacaxte,  pues  guacal  no  significa  allá  el  utensilio 
que  sirve  para  tomar  agua  y  lavar  la  ropa,  sino  la 
escalerilla  portátil  en  (]ue  los  indios  llevan  hue- 
vos, callinas,etc.  Que  nadie  vaya  á  decir  anona  en 
Chile;  porque  ofende  el  pudor  británico  de  aque- 
llas damas;  ni  que  se  atreva  alguna,  por  otras  par- 
tes, á  pronunciar  las  palabras  chucho  (que  está  en 
el  Diccionario,)  huisquil,  cojer,  (tan  defendido  este 
verbo  por  Bello)  y  otras  que  apuntaremos  en  el 
curso  de  esta  obra.  No  sólo  cambian  las  voces 
castellanas,  que  también  se  modifican   los  provin- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  223 

cialismos:  etiam  periere  ruinas!:  ¡Quién  creyera 
que  hasta  nuestros  dulces  chiqueadores,  no  son  en 
otras  partes  chiqu^adores ! 

ChirmoL 

Con  razón  Juan  Chapín,  parodiando  al  poeta 
Landívar,  sin  saherlo,  exclamaba:  ¡Salve  chir mol 
(¡uerido!  y  con  razón  también,  echan  menos  nues- 
tros paisanos  muchas  cosas  nacionales  cuando  es- 
tán en  el  extranjero.  Nuestro  chirmol  viene  del 
mexicano  chilmulHy  y  significa  revoltillo  de  chile 
ó  pimientí»,  tomate,  miltomate,  cebolla,  etc.  Cuan- 
do vulgarmente  dicen,  al  convidar  á  alguno,  que 
se  venga  á  su  casa,  á  acompañarlo  á  comer  un  chir- 
molitOj  unan  de  una  frase  que  para  oídos  chapines 
tiene  mucho  del  ¡Home,  sweet  home!  de  los  anglo- 
americanos. 

l*or  traslación,  llaman  también  por  acá,  c/^^rmoZ, 
11  un  enredo  ó  baturrillo.  Algunos,  que  quieren 
darse  aires  de  cultos,  pronuncian  chilmol. 

Chirmoloso. 

Al  embustero  de  costumbre,  al  chismoso,  que  se 
despotrica  contra  lo  más  respetable  y  santo,  lla- 
man aquí  chirmoloso;  nombre  significativo,  porque 
recuerda  el  chirmol,  en  que  todo  va  revuelto,  con 
puntas  de  picante. 

Chis. 

No  usamos  esta  interjección  española  para  sig- 
nificar ¡chitón!  que  es  lo  que  propiamente  quiere 
decir.  Kn  Guatemala,  cuando  alguien  dice  ¡chis! 
ó  bien  ¡acMs!  se  revela  que  hay  algo  sucio,  torpe, 
que  provoca  náuseas.     Y  no  se  crea  que  sólo  algún 


224  VICIOS   BEL   LEIÍGUAJE   Y 

chisgarrabís  use  de  tales  exclamaciones:  también 
las  buenas  mozas,  con  gracioso  ademán,  prorrum- 
pen muchas  veces  en  nuestra  provincial  interjec- 
ción. 

Chisguetazo. 

Que  significa  la  palabra  '^chisguete"  lo  que  nues- 
tro provincial  chisguetazo,  es  muy  claro;  pero  que 
''chisguete,"  se  derive  de  la  voz  inglesa  whiskey, 
como  quiere  la  Academia,  es  muy  dudoso,  por  cier- 
to. Aquí  nadie  entendería  que  ''tomar  un  chis- 
guete," es  en  español,  tomar  un  trago. 

Chismosear. 

No  se  contentan  algunos  con  el  verbo  castella- 
no "chismear,"  traer  y  llevar  chismes  ó  enredos;  y 
quieren  que  haya  chismosear,  que  huelga  sobre 
manera. 

Chisporreteo. 

Así  acostumbran  decir,  y  dicen  mal,  los  que  nos 
espetan  con  chisporreteo,  admósf era,  revoletear,  pres- 
picaz,  parparos,  camapé,  niehíina,  aguarecerse,  confi" 
turias,  y  otras  lindezas  de  la  laya.  Recuerden  las 
bellas  estrofas  de  Núñez  de  Arce,  cuando  dice: 

"Arde  el  tronco  de  una  encina 
en  la  enorme  chimenea 
el  tuero  chisporrotea 
y  el  vasto  hogar  ilumina. 
Sobre  las  manos  reclina 
su  ancha  cabeza  un  lebrel, 
en  cuya  lustrosa  piel 
vivos  destellos  derrama 
la  roja  y  trémula  llama 
que  oscila,  delante  de  él." 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  225 

Choco. 

Esa  palabra  significa,  en  castellano,  jibia  pe- 
(juefia.  Entre  nosotros  se  llama  choco  al  tuerto. 
De  la  moneda  que  vale  medio  real,  cuando  está 
vieja  y  gastada,  se  dice  que  es  medio  choco.  Cuan- 
do se  casa  alguno,  que  no  es  un  buen  partido,  sue- 
len decir  que  al  fin  ''pasó  su  medio  choco.''  En 
Chile  denominan  chocos  á  los  perritos  de  agua;  y 
en  el  Perú  dan  el  mismo  nombre  álos  perros  muy 
feos:  chieiis  hasset. 

Chocoyo. 

Es  el  nombre  vulgar  que  damos  al  Chrysotis  au- 
tomnalis  (L).  Con  referencia  al  valle  de  Chimal- 
tenango,  escribe  Fuentes  y  Guzmán  lo  que  sigue: 
''En  las  tupidas  y  enlazadas  breñas  de  este  valle  y 
en  especial  los  que  se  hacen  y  se  tupen  en  lo  pro- 
fundo y  hondo  de  las  quebradas,  se  crían  y  hallan 
los  maravillosos  y  estimables  pájaros  que  llaman 
cerrojillos  y  los  indios  chajalsiguat,  que  correspon- 
de á  'aguarda  de  mujeres;"  y  á  la  verdad  es  repa- 
rable la  propiedad  de  su  etimología  indiana,  por- 
que la  ligereza  de  una  mujer  sólo  un  pájaro  puede 
guardarla  ó  el  ruido  de  un  cerrojo.  Estos  en  el 
intermiso  y  dulce  canto  imitan  y  parecen  el  ruido 
de  un  cerrojillo  que  abre  ó  cierra.  Son  uniforme- 
mente emplumados  de  color  encendido  canelado» 
á  la  manera  del  que  llamamos  color  tangay,  y  los 
ojos  muy  encendidos  con  una  cerca  de  plumillas 
negras.  No  sirven  hermosos  á  la  vista,  sino  re- 
creables al  oído,  por  su  canto  no  imitado  de  otra 
ave,  y  sólo  aventajado  del  sensonüe,  que  es  admi- 
rable, puesto  que  la  etimología  de  su   nombre  de- 


226  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

clara  que  tiene  un  sontle  de  voces,  que  son  cuatro- 
cientas diferencias.  Hállanse  en  todos  los  tempe- 
ramentos, y  así  son  muy  comunes;  pues  se  logran 
pocos,  porque  su  natural  arisco  y  bravo  los  mata, 
y  sólo  se  logra  cogiendo  los  poUuelos  en  el  nido. 
Hay  otros  que  llaman  sensontles  cimarrones,  de  ne- 
gra pluma  y  de  un  collarejo  blanco,  de  muy  dulce 
y  sonoro  canto,  muchos  guirises,  jaulmes,  bijugos, 
cucharones,  chocollos,  chipes,  cardeiiales  y  carpinte- 
ros.''    (Recordación  Florida,  t.  II,  p.  131.) 

Chochar. 
Así  decimos  nosotros;  pero  es  ''chochear." 

Chorcha. 

El  Diccionario  dice  que  es  una  ave  de  paso,  que 
se  alimenta  con  gusanillos;  pero  en  Guatemala  se 
llama  chorcha  á  varias  de  las  especies  del  género 
Ictems.  Las  principales  son:  7.  wa^/m  (Pop.),  /. 
prostemelas  (Sel.),  /.  girandi  (Cass.),  /.  messomelas 
(Sel.),  I.  pectorilis  (Des  Murs.),  etc.  La  chorcha 
más  común  es  de  plumaje  amarillo  y  negro;  habi- 
ta las  selvas  cálidas  y  canta  con  fuerte  y  meliflua 
voz. 

¡Buena  chorcha!  ¡  Qtté  chorcha!  se  dice  de  algu- 
nos individuos  ligeros,  vivos,  taimados  y  hasta 
picaros  y  delincuentes. 

Chojín. 

Es  un  picadillo  sabroso  al  paladar,  que  hacen 
de  carne  de  cerdo,  chile,  rábano,  yerbabuena,  ce- 
bolla y  otros  ingredientes. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  227 

Cholojera. 
Es  la  vendedora  de  los  menudos  del  ganado  va- 
cuno, lanar  y  de  cerda. 

Chontal. 
Con  esta  voz  llamamos  á  los  que  son  rústicos, 
bozales;  porque  ciertos  indígenas  de  Nicaragua 
eran  tenidos  por  los  má  torpes  y  estúpidos,  de  don- 
de procede  que  les  hayan  denominado  chontales  los 
mismos  españoles,  al  decir  de  Alcedo.  Parece  que 
aquellos  indios  chontales  eran  los  más  avillanados 
y  groseros,  según  los  califica  Oviedo  (Hist.  t.  IV, 
p.  35.)  Bernal  Díaz  del  Castillo  dice  que  eran 
comn  monteses  y  sin  razón  los  chontales  y  otomies. 

Cholla. 
Dícese  comunmente  en  Guatemala  cholla,  en  vez 
de  pereza,  pacliorra,  pesadez.  No  tiene  la  palabra 
cholla  tal  acepción  en  el  Diccionario  de  la  lengua. 
En  la  leyenda  (jue  Milla  escribió,  con  el  nombre 
<le  "D.  Bonifacio,"  figura  el  siguiente  apostrofe: 

"Benévolo  lector,  lector  prudente, 
Yo  que  contando  con  tu  cholla  eterna 
Te  hago  seguir  los  pasos  á  un  demente. 
Ya  por  el  cementerio  y  la  taberna. 
Ya  en  la  cárcel,  haciendo  que  paciente 
Me  sigas  en  mi  historia  sempiterna; 
Voy  aíiora  á  llevarte  á  un  pobre  rancho. 
De  seis  varas  de  largo  y  cuatro  de  ancho." 

Se  necesita  ser  muy  prudente  de  veras,  muy 
benévolo  y  muy  cholludo,  para  soportar  esas  octa- 
vas. La  verdad  es  que  nuestro  literato,  distingui- 
do prosador,  y  con  mucha  imaginación   y   gracia, 


228  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

no  había  nacido  poeta,  como  tampoco   lo   fueron 
Irisarri  y  Gómez,  si  bien  escribían  versos. 

Cholludo. 
Al  haragán,  despacioso  ó  lelo,  han  dado  en  lla- 
mar entre  nosotros  cholludo. 

Chorrear.  Chorreado. 

Ese  verbo  lo  que  significa  es  caer  un  líquido 
formando  chorro;  salir  con  lentitud  ó  goteando;  y 
familiarmente  lo  emplean  en  España  para  dar  á 
entender  que  algo  viene  lentamente  y  con  inter- 
misión. Aquí  dicen  de  alguien  que  está  sucio,  con 
los  vestidos  manchados,  que  va  chorreado. 

Chorrete. 

Chorretada,  que  no  chorrete,  quiere  decir  golpe  ó 
chorro,  de  un  líquido  que  sale  improvisadamente. 
No  es,  pues,  propio  llamar  chorrete,  como  llama- 
mos, á  la  mancha  ó  suciedad  que  se  nota  en  los 
vestidos  ó  en  alguna  otra  cosa. 

Chucán. 

Este  provincialismo  tan  usado  en  el  estilo  fami- 
liar, y  algún  tanto  bajo,  vale  "bufón,  chocarrero, 
presuntuoso,  ocurrente,  decidor,"  según  los  casos 
en  que  se  emplea. 

Chucanada. 

Es  jocosidad,  chuscada,  ocurrencia  graciosa,  y 
también  pretensión  necia.  Pudiera  ser  que  esta  pa- 
labra viniese  de  la  española  chuca,  que  significa  uno 
de  los  cuatro  lados  de  la  taba,  que  tiene  un  hoyo  ó 
concavidad:  y  que,  en  el  juego,  hubieran  llamado, 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  229 

•en  un  principio  chucán  al  que  á  menudo  hacía  suer- 
tes con  la  taba  de  aí^uel  lado,  provocando  hilaridad. 
Entiéndase  que  no  afirmamos  tal  etimología,  y  que 
si  alguno  la  objetare,  no  habremos  dicho  ni  chús 
ni  raús.  Somos  enemigos  de  andar  desentrañando 
metafísicas  y  sutilezas  de  los  vocablos,  a  fuerza  de 
triturarlos,  exprimiéndolos  ó  poniéndolos  en  pren- 
sa, como  dice  el  insigne  D.  Juan  Valera.  Que  los 
vascófilos,  entre  los  que  descuella  Erro,  y  aun  de- 
biera ser  más  famoso  Irisari  y  Moya,  según  opi- 
na el  sabio  crítico  que  acabamos  de  mencionar, 
busquen  en  las  voces  todos  sus  componentes,  has- 
ta los  micróvicos  si  gustan,  convirtiéndose  en  Pas- 
teurs  del  lenguaje.  Decimos  esto,  sin  chucanear  en 
asuntos  serios  de  suyo  y  áridos  por  demás. 

Chuco. 

A  lo  que  está  fermentado,  dícenle  por  acá  chuco; 
pero,  como  es  voz  indígena,  pronuncian  la  ch  sua- 
ve, como  en  francés. 

Chucho. 

Como  nombre  familiar  del  perro,  es  castellano, 
aunque  mal  sonante  en  varias  repúblicas  del  Sur. 
No  sabemos  por  qué  el  literato  D.  José  Milla  sub- 
rayó como  provincial  aquella  palabra,  cuando,  con 
su  genial  gracia,  escribió:  ''¡Con  que  todos  han 
muerto?  dije  yo.  Sí,  todos,  me  contestó;  no  que- 
dan en  la  casa  ni  los  chuchos.  Adiós; — y  se  mar- 
chó corriendo.''  [Cuadro  de  Costumbres,  página 
182,  tomo  II.) 

Constituye  provincialismo  la  voz  chucho  cuan- 
do le  damos  la  significación  de  tacaño.  El 
mismo  escritor  dijo:    "A  uno  se  le    borraba  de   la 


280  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

lista,  porque  era  mu}^  chucho,  y  no  había  de  espe- 
rarse contribuyera  ni  gon  un  real  para  los  gastos." 
(Tomo  I,  página  31.)  í^ntre  las  estrofas  de  la  le-^ 
yenda,  figura  la  siguiente: 

"Don  Bonifacio  á  fuerza  de  osadía 
Logró  que  todos  le  tuvieran  miedo; 
Como  era  natural,  nadie  quería 
Su  nombre  ver  envuelto  en  un  enredo. 
Tratábanle  con  mucha  cortesía; 
Pero,  al  volver  la  espalda,  hablaban  quedo, 
Le  llamaban  grandísimo  bellaco, 
Viejo  chucho,  mordaz,  chismoso,  flaco." 

Chicalote. 

Planta  herbácea  anual,  de  las  papaveráceas,  que 
se  cultiva  en  Europa  y  que  es  silvestre  en  Améri- 
ca, de  hojas  espinudas,  con  flores  blancas  ó  ama- 
rillas, produce  unas  semillitas  negras  que  apete- 
cen las  palomas  y  otras  aves.  El  jugo  de  esta 
planta  es  antídoto  contra  la  mordedura  de  cule- 
bras. Figura  con  el  nombre  de  argémone  ó  chica- 
lote  en  el  Diccionario;  pero  como  muchos  creen  que 
es  provincial  este  último  nombre,  hemos  juzgado 

oportuno  anotarlo. 

Chifle. 

Es  en  español  el  silbato  ó  reclamo   para   cazar 

aves;  y  de  ahí  vino  que  antiguamente  se   llamara 

en  España,  y  hasta  el  día  entre  nosotros,   chifle  el 

cuerno  donde  se  lleva  la  pólvora   para   cazar    con 

escopeta. 

Chipuste. 

Es  bodoque  pequeño;  protuberancia  que  aparece 
en  la  cara  ó  en  otra  parte  del  cuerpo.  Por  exten- 
sión, llámanle  chipuste  al  hombre  pequeño  y  obeso> 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  231 

Chiricaya. 
Es  un  postre  de  leche,  c«n  rodajas  de  limón,  y 
polvo  de  azúcar  quemada  por  encima. 

Chingolingo. 
Es  un  juego  que  usan  en  las  ferias,  y  que  con- 
siste en  apuntar  los  concurrentes  á  varios  núme- 
ros que  están  en  una  mesa,  ganando  el  dueño  del 
número  que  los  dados  designan.  Casi  siempre 
gana  el  del  chingolingo;  porque  quedan  muchos 
números  vacíos.  El  chingolinguero  relata  versos 
picantes  para  animar  el  juego. 

Chirriquitín. 

Es  chiquirritín,  y  no  como  aquí  suelen   decir 

chirriquitín. 

Chimbo. 

"Huevos  chimbos'^  es  el  nombre  de  un  sabroso 
dulce  que  se  hace  de  yemas  de  huevo.  Por  lo  que 
vemos  en  el  "Estuche,"  publicado  en  Bogotá,  lleva 
allí  aquel  nombre,  lo  mismo  que  en  otras  repúbli- 
cas hispano-americanas. 

Choleo. 
Al  que  le  falta  un  diente,  ó  varios,  dícenle  chol- 
eo, pronunciando  suavemente  la  c/¿,  como  en  fran- 
cés. 

Cholojería. 

Así  llaman  al  lugar  en  donde  venden  tripas  y 
menudos  de  cerdo  y  otros  animales. 

Chongos. 
Nombre  de  los  rizos. 


232  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Charchueliar. 

Por  conversar,  murmurar,  charlar,  es  común  en- 
tre nosotros. 

Chiva. 

La  manta,  la  frazada,  el  cobertor,  la  cobija,  se 
llama  por  algunos  chiva.  Dan  también  este  nom- 
bre al  último  juego  en  que  se  decide  quien  paga 
los  gastos  ocasionados  por  los  jugadores. 

Chuchada. 

Por  tacañería,  es  común  en  Guatemala,  y  se  da 
también  á  aquella  palabra  la  significación  de  ^'chu- 
cherías," ó  sean  cosas  de  comer  de  poca  substan- 
cia y  costo,  apetitosas  y  escasamente  nutritivas. 
*'Este  muchacho  está  muy  enfermo;  porque  sólo 
come  chuchadas.^' 

Chuchitos. 

Se  usa  como  diminutivo  de  chucho;  pero  en  plu- 
ral es  nombre  de  unos  tamales  hechos  con  masa 
de  maíz,  chile,  y  verduras. 

Chuflas. 
En  español  son  chufas. 

Chuliar. 

Corrupción  de  chulear,  zumbar  ó  burlar  á  algu- 
no con  gracia  y  chiste. 

Chulo. 

En  buen  castellano  tiene  las  siguientes  signifi- 
caciones: 1?  El  que  dice  las  cosas  con  chulada, 
es  decir  con  malacrianza,  como  acostumbran  las 
gentes  de  ruin  condición;    2t  Picaro;  3f  El   que 


I 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  233 

ayuda  en  el  matadero  al  encierro  de  las  reses  ma- 
yores; 4f  El  que  en  la  plaza  de  toros  asiste  á  los 
lidiadores. 

En  Guatemala,  cfmlo  significa  cosa  muy  distin- 
ta. Etjuivale  á  ''bonito,  primoroso,  gracioso."  Es 
el  nice  de  los  norte-americanos. 

Si  nuestras  paisanas  supieran  que  cuando  dicen: 
;4|ué  chillo!  en  buena  sociedad,  incurren  en  un  pro- 
vincialismo que  [:ara  oídos  españoles  suena  muy 
mal,  de  seguro  que  no  lo  emplearían. 

Chumpipe. 

Es  palabra  indígena,  peculiar  de  Guatemala, 
que  significa  pavo  ó  guajalote,  como  le  llaman  en 
México.  Algunos,  creyendo  hablar  mejor,  dicen 
chumpipe.  Se  llama  ''chumpipe  de  la  fiesta"  al  in- 
dividuo que  sale  perdiendo  en  algún  lance.  Por 
traslación,  chjimpipe  es  sinónimo  de  bobo,  tonto, 
poco  previsor:  es  el  goose  de  los  ingleses.  En  la 
República  del  Salvador  dan  el  nombre  de  jolote  al 
chumpipe.  Los  ornitólogos  le  llaman  Melsagris 
gallo  pavo.     L. 

Don  Juan  Ignacio  de  Armas,  en  su  obrita  inti- 
tulada "Orígenes  del  lenguaje  criollo,"  dice:  ''No 
menos  curiosa  es  la  imposición  de  nombre  á  una 
ave  doméstica,  de  las  más  pacíficas  y  sabrosas,  que 
se  vio  por  primera  vez  en  México.  Llamáronle 
(los  conquistadores)  gallo  y  hasta  gallina,  á  pesar 
de  ser  negra,  tres  veces  mayor  que  aquél,  y  sin 
otra  semejanza  que  llevar  color  rojo  en  la  cabeza; 
pero  luego  se  observó  que  abría  la  cola,  como  los 
pavos  reales,  que  entonces  se  llamaba  únicamente 
pavos  en  España;  y  eso  bastó  para  traspasarles  ese 


234  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

nombre  (*),  siendo  necesario  añadir  el  calificativo 
de  real  al  primer  posesor.  Es  la  misma  ave  que 
en  México  se  llama  guajalote,  en  Centro-América 
chumpipe,  en  Cuba  gua7iajo,en  el  Verú  pisco ,  nom- 
bre genérico  de  ave  en  la  lengua  quechua;  y  en  el 
Brasil  j9Íru,  lo  que  parece  extraño  porque  en  el 
Peni  no  los  había.  Acaso  tomaría  ese  camino  pa- 
ra llegar  de  México  al  Brasil.  Pero  no  tomaría 
de  fijo  el  camino  de  Turquía  para  llegar  á  Ingla- 
terra; y  sin  embargo  en  inglés  les  llaman  errada- 
mente turkey,  como  si  de  Turquía  procediesen/' 
(página  25.)  En  Francia,  á  semejanza  de  España, 
se  llamó  el  pavo  gallo  de  Indias,  coq  d'  Inde,  y  por 
contracción  dinde  ó  dindón.  En  Italia,  general- 
mente, dindo.  I  cuéntase  que  el  primero  que 
llegó  á  Francia,  lo  sirvieron  en  la  mesa  de  Enri- 
que III,  cuyos  meticulosos  cortesanos  hacían  ascos 
de  ver  condimentar  un  pájaro  tan  grande,  para 
ellos  únicamente  comparable  al  cuervo  y  á  otras 
aves  immundas  de  gran  tamaño." 

Chumpipear. 
Papar  moscas,  como  dicen  en  España,  vagar  sin 
objeto,    andar  sin   ocupación,    es  entre    nosotros 
chumpipear, 

Chumpipada. 
Como  derivado  de  chumpipe,  en  su  acepción  de 
lelo,  zonzo,  mentecato,  incapaz,  significa  tontería, 
necedad. 

(*)     "Tendría  un  gallo  de  aquellos  tanta  carne  como  dos  pavos  de 
Castilla.     A  estos  gallos  les  sale  del  papo  un  quedaje  de  cerdas   más 

ásperas  que  cerdas  de  caballo "  (Motolina,  Historia  de  los  indios 

de  Nueva  España;  tratado  3?  capítulo  10.) 


PROVTXCIALISMOS    DE    GUATEMALA  235 

Chungiar. 
En  el  1  diccionario  hallamos  "chungearse,"  pero 
recíproco,  familiar;  que   significa   burlarse;   pero 
no   chungiar,  que  usamos  como  activo. 

Chunero. 

Con  ese  nombre  se  conoce  entre  nosotros  el  ayu- 
dante del  albañil. 

Chupar. 

Por  antonomasia,  llaman  aquí  chupar  al  acto 
de  beber  aguardiente:  "Pedro  es  bueno;  pero  ha 
dado  en  chupar  mucho." 

Chupada. 

Es  frase  mu}^  común  en  esta  tierra:  "¡Niña,  no 
salga  á  la  calle  con  esa  nagua  tan  chupada T  para 
dar  á  entender,  sin  mucho  vuelo.  En  castellano 
se  dice  escampa,  de  la  mujer  que  llévalas  sayas 
muy  ajustadas  al  cuerpo,  ó  que  es  angosta  de  ca- 
deras. 

Chupetín. 

Dados  siempre  á  diminutivos,  decimos  chupetín 

á  la  chupa. 

Chupón. 

Es  el  que  saca  dinero  con  astucia;  vastago  de 
los  árboles;  pluma  tierna  de  las  aves;  émbolo  de 
bomba;  pero  no  la  pieza  de  trapo  ó  de  vidrio  que 
se  pone  en  la  boca  á  los  niños  para  que  chupen  al- 
go: eso  es  ''chupador." 

Churrias. 
Es  churres. 

Churrusquiar. 

Es  churruscarse. 


236  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Chus. 

Jesús,  nombre  que  aplican  á  mujeres  y  varones, 
pues  hay  don  Jesús  y  doña  Jesús,  tiene  aquí  el  di- 
minutivo de  Chus. 

Chute. 

A  una  punta  aguda,  á  una  espina  grande,  á  un 
pedazo  de  guijarro  puntiagudo,  dan  el  nombre  in- 
dígena de  chute,  que  por  extensión  se  aplica  al 
hombre  entrometido,  que  toma  parte  en  asuntos 
ajenos,  que  no  le  van  ni  le  vienen,  como  dicen  por 
acá;  el  que  va  donde  no  le  llaman,  ese  es  chute. 
i  Cuántos  hemos  conocido,  que  toman  cartas  en 
nuestros  asuntos;  que,  al  escribir,  dicen  nuestra 
patria;  nuestras  cosas;  nuestras  costumbres;  nues- 
tro modo  de  ser;  nuestro  territorio;  en  fin  todo 
''nuestro" Tales  plumíveros,  á  haberlos  cono- 
cido Juan  Chapín,  hubieran  sido  por  él  llamados 
chutes.  Cuídese  de  pronunciar  suavemente  la  ch, 
como  en  francés,  y  de  no  creer  que  esa  exclama- 
ción sea  hija  de  espíritu  localista,  estrecho,  amen- 
guado, ni  cosa  que  se  le  parezca:  que  alumbre  el 
sol  para  todos;  que  todos  seamos  hermanos,  como 
hijos  de  Adán:  que  se  borren  las  fronteras:  que 
llegue  el  día  de  la  confraternidad  universal  y  de 
la  unión,  siquiera  de  la  raza  latina.  Todo  eso  es 
muy  hermoso,  muy  ideal,  muy  elevado,  muy  á  pro- 
pósito para  que  sea  inútil  esa  nuestra  palabra  chu- 
te, que  ha  de  sonar  mal  á  muchos  oídos,  que  no 
oyen,  y  que  ha  de  ser  mal  vista  por  muchos  ojos 
que  no  ven.  En  fin  nosotros  (los  guatemaltecos) 
teneraos  un  elecho  gigante  {Alsophila  armata)  lla- 
mado en  la  Verapaz   chute,  de  un  tallo  muy  dife- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  237 

rente  del  de  los  demás  vegetales,  según  asegura 
don  Julio  Rossignon,  en  la  página  28  del  opúsculo 
que  escribió  sobre  el  porvenir  de  aquella  rica  co- 
marca de  la  República.  P]nterrado  el  chute  en  el 
suelo  mas  liúmedo  no  se  pudre  jamás,  ni  lo  ataca 
ningún  insecto;  por  lo  que  los  indios  lo  emplean 
en  la  construcción  de  sus  chozas.  También  se  lla- 
ma aquí  chute  el  aguijón  de  las  avispas  y  déla  abe- 
ja extranjera  (apis  ??i6//(/6ra)  aclimatada  desde  ha- 
ce algún  tiempo  en  nuestro  suelo. 

Chutazo. 
Eíjuivale  á  punzada. 

Chutuy. 

Enfermedad  rebelde  que  padecen,  entre  los  de- 
dos de  los  pies,  aquellos  que  andan  descalzos  por 
el  fango,  ó  que  son  poco  aseados  en  su  persona. 

D. 

Daca  acá. 
Da  acá,  está  bien  dicho:  del  verbo  dar  acá,  dame 
acá:  pero  no  ese  daca  acá,  que  muchos  usan. 

De  adrede. 
Lo  que  debe  hacerse  adrede,  es  quitar  ese  de  que 

está  demás. 

De  corrido. 

Dígase  de  corrida,  como  usa  Cervantes  en  el  si- 
guiente pasaje:  ''Decía  Sancho:  Mi  amo  queda  ha- 
ciendo penitencia  en  la  mitad  de  esta  montaña 
muy  á  su  sabor:  y  luego  de  corrida  y  sin  parar  le& 
contó  de  la  suerte  que  quedaba." 


^38  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

De  pié. 

Muchos  padres  dicen  que  tienen  de  pié  á  sus  hi- 
jos en  un  colegio,  sin  saber  que  "de  pié''  equivale 
á  nuestro  provincialismo,  6  mejor  dicho  al  arcaís- 
mo, parado,  ¡Pobres  muchachos  si,  en  vez  de  estar 
de  internos,  estuvieran  de  piel 

De  ir  y  venir. 

No  es  menos  curiosa  la  manera  de  hablar  de 
aquellos  que  para  significar  que  sus  niños  están 
•de  externosen  un  establecimiento  de  enseñanza,  di- 
cen que  están  de  ir  y  venir. 

De  recii úpete. 

Algunos  emplean  esa  expresión  vulgar,  en  vez 
■de  magnifico,  muy  bueno,  soberbio,  excelente. 

Desde  abinicio. 
El  ab  significa  desde,  y  en  tal  concepto  debe  su- 
primirse dicha  partícula  en  frases  como  ésta;   su- 
cedió desde  abinicio.     Vino  desde  abeterno. 

De  exprofeso. 
Es  muy  común  oír  que  dicen  d^^xpro feo,  siendo 
evidente  que  debe  suprimirse  el  de;  porque  se  du- 
plica esta  preposición.  "No  pareció  sino  que  Fe- 
lipe III,  Felipe  IV  y  Carlos  II  subieron  exprofeso 
al  trono  de  España  para  arruinarla  y  destruir  el 

trono   de   sus  antepasados.    (Saavedra — Mazanie- 
lio.) 

De  en  par  en  par. 

Sobra  el  primer  en,  que  ojalá  de  golpe  y  zumbi- 
do lo  quitaran  todos  los  que  acostumbran  decir  de 
en  par  en  par,  de  en  rato  en  rato,  de  en  cuando  en 


PROVINCIALISMOS    DE    GTTATEMALA  239 

ruando.  Por  vía  de  ejemplo,  van  las  siguientes 
palabras  del  hermoso  discurso  de  don  Fermín  de 
la  Puente  y  Apecechea,  en  contestación  al  de  don 
León  Galindo  y  de  Vera.  Helas  aquí:  'Tero  otro 
nombre  invocaba  el  nuevo  académico  al  empezar 
su  discurso,  con  cierto  como  religioso  respeto,  y  á 
^ste  no  puedo  yo  tampoco  dejar  de  salir  siempre 
al  encuentro,  abriéndole,  ya  que  no  pueda  ¡ay  de 
mil  los  brazos,  á  lo  menos  de  par  en  par  el  cora- 
zón." (Memorias  de  la  Academia  Española;  tomo 
V,  página  881.) 

De  ahí. 

Lo  usan  impropiamente  por  en  seguida,  después. 

De  adentro. 
A  la  criada  que  llaman  doncella  en  España,  dí- 
<*enle  por  acá  de  adentro:  aquélla  suele  llevar  el 
nombre  con  tanta  propiedad,  como  ésta  que  se 
mantiene  fuera  de  la  casa  la  may(»r  parte  del  tiem- 
po. *'Los  oficios  de  la  doméstica  que  ocupa  el  em- 
pleo de  de  adentro  se  reduce  á  barrer,  limpiar  las 
habitaciones  y  hacer  los  mandados,  lúa  de  adentro 
se  llama  Pioquinta,  nombre  raro,  si  los  hay,  que 
«es  un  femenino  que  se  ha  hecho  de  Pío  V,  un  San- 
to Papa.  Si  a  la  iglesia  le  pareciere  bien  (que  no 
le  parecerá  probablemente)  declarar  santo  á  P\n'- 
nando  VII,  tendríamos  aquí  Fernandoséptimas, 
€omo  tenemos  Pioquintas."  (Salomé  Jil. — Cua- 
dro de  Costumbres;  tomo  II,  página  166.) 

Deber  de. 
Significa  probabilidad  de  que  algo  sea  ó  suceda, 
•ó  ha  va  sido  ó  sucedido  de  cierto  modo;  deber   (sin 


240  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

de)  arguye  obligación.  En  el  siguiente  ejemplo  de- 
Cervantes  se  encuentra  deber  rigiendo  con  de  y  sin 
de:  ''I  confieso  á  vuestra  merced  una  verdad,  señor 
don  Quijote,  que  hasta  aquí  he  estado  en  una 
grande  ignorancia,  que  pensaba  bien  y  fielmente,, 
que  la  señora  Dulcinea  debía  de  ser  alguna  prince- 
sa de  quien  vuestra  merced  estaba  enamorado,  ó 
alguna  persona  tal,  que  mereciese  los  ricos  presen- 
tes que  vuestra  merced  le  ha  enviado,  así  el  del 
Vizcaíno  como  el  de  los  galeotes  y  otros  muchos 
que  deben  ser,  según  deben  de  ser  muchas  las  victo- 
rias que  vuestra  merced  ha  ganado  y  ganó  en  el 
tiempo  en  que  yo  aún  no  era  escudero."  Don  José 
Selgas  y  Carrasco,  en  su  discurso  de  recepción  an- 
te la  Academia  española,  dijo:  "Por  otra  parte,  mi 
natural  temor  debia  tener  un  término:  ese  tér- 
mino debía  de  cumplirse  y  se  ha  cumplido,  y  no 
me  era  lícito  demorar  por  más  tiempo  esta  solem- 
nidad sin  incurrir  en  ingratitud.  (Memorias  de 
la  Academia  Española;  tomo  V,  página  314.) 

De  viaje. 

Que  se  diga  "de  golpe  y  porrazo  ó  zumbido,"  en 
castellano,  es  corriente;  pero  de  viaje,  como  suelen 
usar  algunos  pocos  paisanos  nuestros,  y  muchos 
de  las  otras  repúblicas  centro  americanas,  en 
las  cuales  es  más  común  aquella  expresión  para 
significar  del  todo,  enteramente-,  es  en  extremo  ab- 
surdo. De  viaje,  será  en  buena  hora  de  camino,  de 
paso,  pero  nada  más. 

De  contado. 

"Vender  de  contado"  significa  al  punto,  al  ins- 
tante, sin  tardanza-,  pero  no  por  dinero  contante  o 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  '241 

en  tabla  ó  en  toca  teja,  lo  cual  se  expresa  dicien- 
do: "Vender  al  contado" — Por  de  contado  que  es- 
to lo  saben  nuiy  bien  los  señores  notarios.  Con 
todo,  no  faltan  quienes  confundan  el  de  con  el  al, 
dando  así  lugar  a  cuestiones  judiciales,  en  las  que 
se  ventila  si  las  palabras  valen  lo  que  significan  ó 
si  se  debe  tomarlas  en  el  sentido  erróneo  que  se  les 
quiso  dar. 

Decís. 
Aquí,  donde  la  generalidad  babla  de  vos,  en  ter- 
cera persona  del  plural:  pero  estropeando  á  la  vez 
el  idioma,  es  muy  corriente  oír:  decís,    por   dices 
queres  (queréis)  por  quieres;  venís  por  vienes,  etc. 

Decorar. 
Se  usa  impropiamente  \)0v  silabar. 

Delantar. 
Corrupción  del  nombre  castellano  delantal,  ó  de- 
van  tal. 

Deletriar. 

Ya  liemos  beclio  notar  la  propensión  que  existe 
á  convertir  la  e  en  ^  de  algunas  terminaciones,  co- 
mo deletriar,  por  deletrear;  deletreyo,  en  lugar  de 
decir  deletreo. 

Delinió. 

Así  dice  aquí  la  gente  inculta,  en  vez  de  delineó 

Demen. 
Otro  barbarismo,  en  lugar  de  denme. 

Denguista. 
Dígase  dengoso,  denguero. 


242  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Desapercibido. 

Significa  en  castellano  desprevenido,  desprovisto 
de  lo  necesario.  No  debe  usarse,  como  tan  á  me- 
nudo se  usa  entre  nosotros,  por  inadvertido,  cuan- 
do decimos:  ''No  dejo  pasar  desapercibidos  los  in- 
sultos que  me  hace;"  "Lo  bueno  que  uno  hace 
queda  desapercibido;  pero  lo  malo  todos  lo  advier- 
ten." 

Desar  rajar. 

Cuando  ¿e  ha  perdido  la  llave  de  una  cerradu- 
ra, nosotros  llamamos  al  herrero  para  que  desarra- 
je  la  chapa,  sin  atender  á  que  tratándose  de  rom- 
per la  cerraja  6  cerradura,  lo  propio  es  descerrajar. 

Desvastad  o  res. 
A  los  soldados  que  se  denominan  en    buen   cas- 
tellano  zapadores   ó   gastadores,  dicen  les  por  acá 
desvastadores. 

Desyerbar. 
Dígase  desherbar. 

Despernancarse. 
Dígase  esparrancarse. 

Desequilibrio. 
En  una  nota  diplomática  vimos  una  vez  tal  pa- 
labra, por  desnivel,  desigualdad,  etc. 

Descruzar. 
Por  doblar  una  esquina,  es  un  barbarismo,  como 
lo  es  desapartar  por  apartar  y  destrocar,  por  trocar. 

Descolar. 

Que  se  diga  descolar,  cuando  á  algún  animal  se 
le  quita  la  cola,  sea  en  buena  hora;  pero  que,  cuan- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  243 

(lo  á  alguien  le  quitan  el  empleo,  digan  cjue  lo  des- 
colaron^  y  en  vez  de  llamar  cesante,  le  den  el  nom- 
bre de  aesco/a(/o,  equivale  á  convertir  en  colas  los 
empleos,  y  á  fe  que  quien  inventó  esa  metamorfo- 
sis, no  pensó  en  las  deducciones  que  de  tal  palabra 
pudieran  derivarse,  y  que  dejamos  al  ingenio  del 
pru<l(Mit('  loctoi'. 

Deje. 

J)¡cen  que  Fulano  al  liablar  tiene  cierto  deje, 
en  vez  de  un  dejo. 

Deponer. 

Los  que  presumen  de  cultos  dicen  por  acá  de- 
poner, por  volver  el  estómago,  vomitar,  que  es  como 
se  dice  en  castellano.  Cuando  comunmente  se 
refiere  al  médico  que  el  enfermo  ''depone  todo  lo 
que  come,"  podría  el  doctor  responder;  ''No  se 
alarme  Ud.  porque  es  natural  deponer  todo  lo  que 
se  come;  puesto  que  deponer  significa  evacuar  el 
vientre,''  según  el  Diccionario  de  la  Academia.  No 
se  confunda,  pues,  lo  uno  con  lo  otro:  vomitar  no 
es  deponer. 

''Pastaban  todos  los  zapateros  vomitando  de  asco 
de  unos  pasteles  que  se  les  arrimaban  a  las  puer- 
tas.— {Jxiü  Znlnirdas  de  Pintón. — Quevedo.) 

Deseo  m  puesto. 
Por  antonomasia  llaman  aquí  ''descompuesto''  al 
que  está  ebrio  ó  temulento:  ''Hacía  mucho  tiempo 
que  Lorenzo  no  bebía;  pero  hoy  está  el  pobre  algo 
descompuesto.''  "Como  estaba  Chico  descompuesto, 
insultó  á  los  policías,  y  se  lo  llevaron  á  \^  jeruza-,'" 
quiere  decir:  "Como  estaba  Francisco  borracho, 
insultó  á  los  agentes  de  policía,  y  se  lo  llevaron  á 
la  cárcel." 


244  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Desentejar. 

Con  perdón  de  todos  los  que  dicen  así,  es  deste- 
jar. 

Desbarrancar. 

Significa  en  Guatemala,  en  Chile  y  en  el  Perú, 
echar  á  uno  en  un  barranco,  despeñarlo.  En  el  Dic- 
cionario hallamos  eiriharrancarse,  abarrancarse,  a- 
toscarse  en  un  barranco  ó  atolladero.  Desbarrancar 
equivale  en  castellano  a  sacar  del  barranco. 

Desboronar. 

Como  dicen  algunos,  con  énfasis  de  puristas,  es 
anticuado:  digan  sin  miedo  desmoronar. 

Desecar,  Disecar. 

Suelen  confundirse  estos  verbos;  para  evitarlo, 
recuérdese  que  desecar  es  quitar  el  agua  ó  hume- 
dad de  alguna  cosa,  y  disecar  es  dividir  en  partes 
un  cadáver  para  examinar  su  organización.  La 
acción  ó  efecto  de  desecar  se  llama  desecación  ó  de- 
secamiento; la  de  disecar,  disección.  Los  pájaros  se 
disecan  y  no  se  desecan. 

Derrumbe. 

Todos  decimos  así  pero  el  Diccionario  usa  derru- 
bio, como  trae  declivio  por  declive. 

Descuajilotado. 
Desarmado,  descuadernado,  hablando  de  un  in- 
dividuo negligente  en  su  traje  y  ademanes;  es  en 
castellano  desvaido,  desgarbado,  desmazalado.  Des- 
cuajaringarse quiere  decir  en  buen  español,  rela- 
jarse las  partes  del  cuerpo  por  efecto  de  cansancio. 


ri;<>VI.\ciALl8MOS    i)E    GUATEMALA  245 

Despacioso. 
No  lo  trae  el  Diccionario,  aunque  es  de  uso  muy 

frecuente  entre  nosotros.  Digas  tardo,    lento,   'pere- 
zoso. 

Desplega. 
Debe  decirse  despliega,  por  ser  verbo  irregular. 
Así  encontramos  entre  las  bellísimas  estrofas  del 
poema  *'La  Pesca,"  de  Núñez  de  Arce,  la  XXI,  que 

I  dice: 
'  ^  allí  donde  pronto  se  despliega 
la  pintoresca  vega, 
siguiendo  los  contornos  desiguales 
de  la  verde  montaña,  resguardado 
por  el  peñón  tajado 
de  recios  y  furiosos  vendavales." 
Destilar. 
Lo  que  en  Guatemala  llamamos  agua  destilada, 
es  agusí  filtrada,    ¿Quién  no  conoce  aquí  la  destila- 
dera?    ¿Quién  no  tiene  en  su  casa  la  piedra  hora- 
dada, en  forma  de  pan  de   azúcar   (pilón)?     Ese 
es  un  filtro  de  piedra. 

Desgarrar. 

La  gente  que  la  pica  de  culta,  dice  desgarrar  por 
esciqnr,  y  aún  Carreño  dice  en  su  "Manual  de  Ur- 
banidad" esgarrar;  pero  no  son  en  tal  sentido  vo- 
ces castizas.  Espectorar  ó  esputar,  son  los  verbos 
que  pueden  usarse. 

Desmembrar. 
Dice  Cuervo:  ^'Desmembrar  significa   arrancar, 
cercenar  los  miembros,  y  desmembrarse,   i'esol verse 
ó  dividirse  un  cuerpo  en  sus  miembros;  así  aunque 


246  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

personas  muy  letradas  se  expresen  de  otro  modo, 
nosotros  escribimos:  "Los  verdaderos  repúblicos 
temen  que  se  desmiemhre  la  nación." 

Desparpajo. 
Significa  en  español  mucha  facilidad   para  ha- 
blar.    Nosotros  le  damos  la  acepción   de  desorden, 
desbarajuste. 

Despolvoriar,  Espolvoriar. 
Conviene  saber  que  despolvorear   quiere    decir 
quitar  el  polvo,  y  espolvorear  echar  el  polvo.  Aquí 
hemos  oído:  '^ Despolvoree  Ud.  azúcar  sobre  la  tor- 
ta," en  vez  de  espolvoree. 

Despulgar. 

En  castellano  es  espulgar. 

Destiempla. 
Templo,  templas,   templa    (no    tiempla,) — Des- 
templo (no  destiemplo.) — ''A  cada  rato  se  me  des- 
tiemplau  las  muelas"  dicen  muchos  por  acá. 

Desinteria. 
Debe  decirse  disenteria. 

Desporrondingado. 

Con  esa  larguísima  palabra  llaman  en  Bogotá, 
lo  mismo  que  nosotros,  al  que  echa  el  bodegón  por 
la  ventana,  al  que  no  tiene  arreglo  ninguno,  ni 
método  para  vivir. 

Desdecí. 

Todo  aquel  que  haya  estudiado  gramática  sabe 
lo  que  es  desdije. 


ri;()\  I\(  I  ALISMOS    DE    GUATEMALA  247 

Decí. 
**I)ecí  vos,"  en  vez  áedítúj  6  decid  vosotros,  es  un 
barbarismo  de  esos  que    tanto  afean  el  modo  co- 
mún de  liablar  en  Guatemala,   y  aun  en  Centro- 
América. 

Deshacería. 

Es  otro  adefesio  de  esos  que  comunmente  se  oyen; 
lo  castizo  es  desharía. 

Desiertan. 
Los  soldados  no  se  desiertan,  sino  se  desertan. 

Deten  í. 
Como  irregular,  es  detuve. 

Desgranar  la  mazorca. 

Cuando  van  muriendo  los  de  una  familia,  sue- 
len decir  familiarmente  que  ya  se  va  desgranando 

la  mazorca. 

Desquebrajar. 

Tal  verbo  de  cuño  nuestro,  úsase  por  romper  ó 
quebrar  algo  con  violencia  y  estrepito.  En  caste- 
llano hay  esquebrajar  6  resquebrajar,  que  significan 
hender  ligeramente  la  madera,  el  vidrio,  la  porce- 
lana, ó  algún  otro  cuerpo  duro,  sólido  por  la  su- 
perficie. Esos  verbos  jamás  los  usamos,  mientras 
que  á  cada  paso  se  oye  el  desquebrajar,  que   es  tan 

despropositado. 

Desvestirse. 

Existiendo  el  verbo  deslindarse,  no  hay  necesi- 
dad de  que  forjemos  nosotros  el  desvestirse,  de  que 
se  hace  uso  frecuente. 

Devanador. 
Dígase  devanadera. 


248  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Dispensa 
El  -lugar  de  la  casa  destinado  a  guardar  las  co- 
sas comestibles,  se  llama  despensa. 

Desollas. 
Desuellas,  debe  decirse. 

Demasiado. 

Quiere  decir  que  una  cosa  tiene  demasía  ó  ex- 
ceso. He  aquí  por  qué  no  se  puede  tomar,  como 
lo  hacen  muchos,  por  sinónimo  de  muy,  mucho,  bas- 
tante, cuando  dicen,  por  ejemplo:  '^Dios  es  dema- 
siado bueno;"  'Tedro  es  demasiado  honrado;" 
''Julia  es  demasiado  virtuosa;"  porque  ni  en  la  in- 
finita bondad  de  Dios,  ni  en  la  honradez,  ni  en  la 
virtud,  cabe  demasía. 

Desfundar. 

Dígase  desfondar. 

Desilusionar. 

Si  no  acepta  el  Diccionai'io  ilusionar,  menos -des- 
ilusionar. Deben,  pues,  desengañárselos  que  usan 
tal  verbo,  de  que  aunque  figure  en  algún  léxico 
neológico,  que  registrñ,  Jlautar,  oracianar,  no  tiene 
autoridad  alguna. 

Destorrentado. 
Adjetivo  curioso^,  que  equivale,  en  nuestro  modo 
de  hablar,  á  maniroto,  desarreglado. 

Descacharrado. 

Al  que  anda  con  el  vestido  descalandrajado;  al 
desmazalado,  al  de  mala  traza,  le  llamamos  por 
acá  descacharrado,  destrazado. 


I'KUVIM  lALISMOS    DE    GUATEMALA  249 

Dialmática. 

A//?/m¿ica  deberán  decir  los  sacristanes  y  mona- 
guillos. 

Desmostolado. 

A  lo  que  está  carcomido,  deshecho,   desarregla- 
do, le  dicen  desmostolado. 

DIferiencia. 
Esta  eorrupción  de  la  palabra  diferencia j  es 
común  entre  gente  vulgar,  no  sólo  aquí  sino  en  to- 
da la  América  Española  y  aun  en  la  Península. 
Conocemos  un  profesor  (?)  que  á  cada  paso  dice 
diferiencia. 

Dirás. 
Así  dicen  por  diréis. 

Divinamente. 
Priva  mucho  en  Guatemala  esta  voz,  que  se  a- 
pliea  no  solo  á  lo  divino,  sino  á  todo  lo  que  es  bue- 
no, hermoso,  guapo,  elegante,  etc,  por  más  que  sea 
muy  humano:  "Amalia  se  viste  divinamente-,  Ma- 
ría baila  divinamente;  Manuel  escribe  divinamente^ 
Fulano  juega  divinamente,  etc. 

Destornudar. 
Así  difon  aquí  muchos,  en  vez  de  estornudar. 

Destronconar. 
Por  quitar  troncos,  ó  cortar  un  árbol  por  el  tron- 
co, es  destroncar,  verbo  que  en  sentido   figurado  se 
usa  también  en  castellano  por  cortar  6   descoyun- 
tar el  cuerpo  ó  parte  de  él. 

Diabetis. 
Debe  decirse  diabetes. 


250  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Dictaminar. 

Provincialismo  de  la  América  Meridional,  dice 
Salva;  pero  si  el  filólogo  hubiera  asistido  á  nues- 
tra Asamblea,  habría  oído  mil  veces:  "A  la  comi- 
sión de  hacienda  para  que  se  sirva  dictaminar,'' 
por  más  que  el  Diccionario  de  la  Academia  no  re- 
gistre dicho  verbo. 

Difiriendo. 

Es  bueno  cuidar  de  no  confundir  los  verbos  de- 
ferir y  diferir;  acceder  y  posponer,  que  son  cosas 
muy  distintas.  Consignamos  esto,  porque  no  es 
raro  oír  decir,  por  ejemplo:  '-No  gusto  de  diversio- 
nes; pero  difiriendo  á  los  deseos  de  Ud.  iré  al  tea- 
tro;" ''Sería  bueno  deferir  la  función  para  el  si- 
guiente día,  en  caso  de  lluvia."  En  tales  ejem- 
plos se  ha  tomado  un  verbo  por  otro. — Godoy,  en 
sus  ''Memorias,"  dijo:  "Mucho  más  me  habrían 
culpado  mis  enemigos,  si  defiriendo  á  los  consejos 
de  mis  antecesores  al  conde  de  Aranda  y  pospues- 
to el  honor  de  la  corona  y  la  seguridad  del  Estado 
á  una  paz  precaria  y  humillante,  hubiera  resisti- 
do al  torrente  general  de  la  opinión,  que  en  España 
y  en  las  más  de  las  naciones  que  confinaban  con 
la  Francia,  en  presencia  del  común  peligro,  levan- 
tó el  clamor  de  guerra." 

Dilatar. 

Es  verbo  activo,  y  sólo  tratándose  de  un  escrito 
ó  discurso  podría  usarse  como  recíproco.  Cuando 
decimos  al  criado  ¿por  que  te  has  dilatado  tanto?, 
deberíamos  usar  demorado. 

Díceres. 

Palabra  muy  usada  en  las  repúblicas  latino-ame- 


PKuVlNriALlSMOS    DE    GUATEMALA  251 

rieaiuis,  por  rumores,  voces,  murmuraciones,  ha- 
bladurías. Es  corrupción  del  anticuado  decires, 
<|U<'  valo  lo  mismo. 

Díceselo. 
Es  imperdonable,  por  dicelo. 

Disparejo. 
No  es  castellano;  dígase  desigual. 

Dar  en  la  florecita. 
Es  frase  (¿uc  se  usa  aquí  para  indicar  que  alguien 
ha  dado  en  la  manía  de  hacer  ó  decir  una  cosa. 

Dar  cuenta  con. 
Debe  decirse  dar  cuenta  de,  y  no  con. 

Desacomodado. 

Dan  á  esa  voz  la  acepción  de  desordenado,  fuera 
de  lugar,  etc.;  pero  no  se  halla  aquella  palabra  en 
el  Diccionario. 

Desacuñar. 

Por  más  que  esté  bien  formado  tal  vocablo,   no 

es  castizo. 

DesatorniUar. 

Es  destornillar,  y  destornillador   el    instrumento 

que  destornilla. 

Desenraizar. 

En  español,  es  desraigar  como  decían  en  lo  an- 
tiguo, ó  desarraigar  como  se  usa  en  lo  moderno; 
pero  no  como  se  oye  por  acá   desenraizar. 

Hay  muchas  palabras  que  no  están  en  el  Dic- 
cionario, de  uso  frecuente  entre  nosotros,  y  forma- 
das con  la  partícula  des;  v.  g.  desencalar,  desempa- 
jar, desgalillarse,  despescuezar,  desgusanar,  desatorar, 


252  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

desalambrar,  desaconchar,  despulpar,  desforrar,  des- 
embotellar, desentabancar,  desenvendar,  desmechar, 
desbitocar,  desmuelar,  desamolar,  desenculecar,  desfir- 
marse,  desempretinar,   desenroscarse,    desenc /linchar. 

Despepitar. 

Cuando  se  obliga  á  alguno  á  desembuchar,  ó  sea 
á  confesar  algo,  dicen  que  despepitó  todo  lo  que  te- 
nía adentro.  En  español  existe  el  verbo  despepi- 
tarse, pero  lo  que  significa  es  hablar  ó  gritar  con 
vehemencia.  Despepitarse  uno  por  una  cosa,  es 
mostrar  vehemente  afición  á  ella. 

Desguachipado. 
Se  dice  aquí,  del  que  lleva  la  ropa  en   desorden 
y  fuera  de  su  lugar. 

Descharchar. 

Verbo  de  reciente  invención,  semi  francés,  semi 

chapín,  de  uso  vulgar  y  aplicación  frecuente,    que 

significa  despojar  de  su  empleo  á  alguno,  dejarlo 

cesante. 

Desfundar. 

En  lo  antiguo  significó  ''quitar  la  funda,  desen- 
fundar; pero  nunca  romper  el  fondo  de  un  vaso  ó 
vasija,  que  es  desfondar,  verbo  que  jamás  usamos. 

Desprestigiado. 
El  verbo  desprestigiar,  que  hemos  visto  usado 
hasta  en  periódicos  y  folletos  escritos  por  gentes 
instruidas,  no  es  castizo.  De  una  persona  que  ha 
perdido  la  buena  opinión  por  culpa  propia  ó  ma- 
levolencia ajena,  se  dice  desopinada,  desacredita- 
da, etc.;  pero  no  desprestigiada. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  253 

Desvastar. 
Lo  castizo  es  devastar. 

Dialtiro. 

Muchos  dicen  así,  en  vez  de  enteramente,  del  todo, 

por  completo,  etc.     Es  aquella  palabra  tan  vulgar, 

como  disparatada. 

Discabal. 
Es  descabal. 

Dientudo. 
Dígase  dentudo  6  dentón,  que  no  dientudo. 

Dintel. 

Es  en  buen  castellano  la  parte  superior  de  las 
puertas  y  ventanas,  que  carga  sobre  las  jambas. 
Es,  por  lo  tanto,  disparatado  decir  que  se  pisan 
los  dinteles  de  las  puertas.  El  umbral,  que  es  la 
parte  inferior  de  las  puertas,  es  lo  que  se  pisa. 

Disvariar. 
Muchos  dicen  disvariar  en  vez  de  desvariar,  que 
es  como  debe  decirse. 

Divierta. 
La  gente  de  baja  ralea  llama  diviertas  á  sus  bai- 
les, parrandas,  jaranas  ó  jolgorios.  También  les 
dicen  bailes  de  tacón  de  hueso,  por  ser  descalzos  los 
que  bailan  y  ponen  el  calcañal  en  el  suelo.  En  es- 
pañol esos  bailes  de  gente  vulgar  se  llaman  de  cari" 
dil,  de  cotón  gordo  ó  de  cascabel  gordo. 

Dita. 

Vulgarmente  se  usa  por  deuda,  y  en  tal  sentido 
es  un  provincialismo  de    Chile  y   de    Guatemala. 


254  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

Dita^  en  español,  es  la  persona  ó  cosa  que  se  seña- 
la como  fianza  ó  seguridad  de  un  pago.  Enditar- 
se, corre  entre  el  vulgo  por  cargarse  de  deudas. 

Dividivi. 
A  esta  preciosa  planta  que  llaman   por  acá    na- 
cascalote y  en  otras  partes  garohilla,  le   atribuyen 
los  botánicos  propiedades  astringentes    muy    pro- 
nunciadas.    Las  ñores  son  de  un  aroma  especial. 

Decir  relación. 

Muchos  escriben,  regocijados  de  su  elegancia  en 
el  estilo:  '^decir  relación  á  tal  ó  cual  cosa,^^  en  vez 
de  relacionarse,  estar  en,  6  tener  relación  con  ella. 
Lo  demás  es  pedantería,  y  literatura  fósil. 

''Es  y  será  siempre  grata  y  agradable  la  memo- 
ria de  unos  héroes,  que  emplearon  su  poder  y  au- 
toridad en  proteger  al  mayor  ingenio  de  su  siglo. 
La  fama  de  los  proceres,  que  no  conocieron  6  des- 
deñaron á  Cervantes,  está  ya  borrada  con  el  olvi- 
do, y  ha  perecido  enteramente  con  la  sucesión  del 
tiempo;  la  de  sus  bienhechores,  encomendada  por 
él  á  la  posteridad,  será  eterna.  No  parece  fuera 
de  propósito,  puesto  que  se  ha  hecho  mención  de 
ellos,  dar  al  público  una  idea  de  su  carácter  y  de 
todo  cuanto  con  ellos  se  relaciona.''  (Don  Vicen- 
te de  los  Ríos,  Paralelo  entre  el  Conde  de  Lemos,  don 
Pedro  Fernández  de  Castro,  y  el  arzobispo  de  Toledo, 
don  Bernardo  de  Sandoval,  favorecedores  de  Cervan- 
tes.) 

De  tropel. 

Se  dice  bien  en  castellano  "llegar  en  tropel,  y  no 
de  tropel. 


« 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  255 

Democratizar. 
No  figura  en  el  Diccionario,  por  más  que    mu- 
chos lo  usan  hasta  en  periódicos  que  defienden  la 
pureza  de  la  lengua. 

Dejarse  ir. 

Entre  los  modos  de  expresarse  que  tiene  nues- 
tro pueblo,  figura  el  dejarse  ir,  que  significa  arro- 
jarse, sin  cuidado  ni  consideración;  y,  en  sentido 
figurado,  hablar  ú  obrar  sin  miramiento,  ni  reser- 
va: "Es  temible  Juana,  porque  cuando  suelta  la 
sin  hicezo,  se  deja  ir  dealtiro,  aunque  sea  contra  su 
padre." 

También  dicen  que  alguno  se  deja  ir  sin  zalea, 
cuando  osadamente  y  con  ribetes  de  desvergüenza 
hace  o  dice  alguna  cosa. 

Dentrífico. 

Hasta  los  dentistas,  que  por  ser  del  oficio  debie- 
ran saber  lo  que  se  dicen,  usan  la  palabra  dentrífi- 
co; si  bien  no  faltan  algunos  de  ellos  que  hablan 
correctamente  y  dicen  dentífrico. 

Despulpador. 
Esta  es  una  de  tantas  palabras  que  merecían   fi- 
gurar en  el  Diccionario.  ¿Cómo  hemos  de    llamar 
á  las  máquinas  que  despuljjan  el  café? 

Desmoralizado. 
Entre  los  barbarismos  militares,  en  el  lenguaje 
se  entiende,  no  es  el  menos  ese  de  decir  que  un 
ejército  está  desmoralizado,  para  significar  que  es- 
tá indisciplinado,  desorganizado,  insubordinado', 
pervertido,  6  como  se  quiera,  menos  desmoralizado; 


256  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

que  sólo  significa  este  verbo  corromper  las  costum- 
bres con  doctrinas  6  ejemplos  perniciosos.  En 
Chile  y  en  todas  las  repúblicas  hispano-america- 
nas,  priva  mucho  ese  barbarismo.  Hasta  escrito- 
res como  Vicuña  Mackenna  (Historia  de  la  campa- 
ña de  Lima;  página  1123,)  dicen  que  se  desmorali- 
zó el  ejército,  por  indicar  que  cundió  el  pánico. 

Con  razón  apunta  D.  Francisco  Javier  Salazar, 
en  sus  '^Observaciones  sobre  ciertas  palabras  usa- 
das en  el  lenguaje  militar,"  que  de  callada  se  van 
introduciendo,  con  motivo  del  arte  de  la  guerra, 
infinitos  galicismos  en  la  hermosa  y  tersa  lengua 
castellana;  así  como  agrega  muchos  vocablos  de 
importancia  que  aún  no  figuran  en  el  léxico  de  la 
Academia. 

Descocherado. 

Dícese  por  acá  de  lo  que  está  mal  hecho,  torci- 
do, descompuesto,  patituerto. 

Desnudo. 

Desnudo  de  fundamento ^  de  carácter,  etc.  Es  ga- 
licismo frecuente,  que  suena  mal.  Dígase  sin  fun- 
damento, sin  carácter]  privado  de  fundamento j  des- 
'provisto  de  carácter. 

Desvanecerse. 

Significa  disiparse,  evaporarse  una  cosa;  irse  el 
calor;  pero  no  desmayarse. 

Dispensero. 
Los  que  llaman  dispensa  á  la  despensa,  dice  tam- 
bién dispensero,  en  vez  de  despensero,  que  es  lo  cor- 
recto. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  257 

Distraído, 
tregado  á  la  vida  licenciosa  y  desordenada, 
dice  el  Diccionario  de  la  Academia  Española;  mas 
no  la  empleamos  sólo  en  esta  acepción,  sino  tam- 
bién en  la  de  tener  el  pensamiento  ó  la  imagina- 
ción divertidos  en  cosas  distintas  de  las  que  se 
tratan,  meditan  ó  ejecutan,  así  la  emplean  y  la  han 
empleado  en  España.  El  P.  Alonso  Rodríguez, 
por  ejemplo,  dice  en  el  tratado  de  la  perfección, 
parte  I.  Capítulo  IX:  ''La  causa  de  hallarnos  al- 
gunas veces  distraídos,  no  está  en  las  ocupaciones, 
sino  en  nosotros;''  y  en  el  tratado  V.  Capítulo  21: 
"El  que  anda  de  esa  manera  no  tiene  que  pregun- 
tar de  dónde  le  viene  andar  distraído  en  la  crea- 
ción." En  el  mismo  sentido  la  emplean  Fray 
Luis  de  Granada,  Nieremberg  y  otros  escritores  clá- 
sicos. En  portugués  tiene  la  misma  acepción  dis- 
trahido. — Desatentado. — Véase  el  Vocabulario  por- 
tugués de  Bluteau. 

"La  misma  Real  Academia  Española,  en  la  1* 
edición  de  su  diccionario,  dice:  Distraher — per- 
turbar, divertir  la  aplicación  con  que  uno  está 
atendiendo  y  considerando  alguna  cosa.  Es  com- 
puesto de  la  preposición  dis  y  el  verbo  traher^ — 
"Distrahido'' — paticipio  pasado  del  verbo  distra- 
her en  sus  acepciones."  No  sabemos,  pues,  por 
qué  la  Academia  ha  omitido  esta  acepción  del 
participio  pasado  distraído  en  las  últimas  edicio- 
nes del  Diccionario,  á  pesar  de  haberla  conserva- 
do en  la  voz  distracción."  {Voces  'provinciales  del 
Ecuador,  por  don  Pedro  Herrera.) 

Dormilonas. 

Que  se  califique  de  dormilonas  á  las  gentes  que 
duermen  mucho,  es   natural  y  castizo;    pero   que 


258  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ciertos  pendientes  ó  zarcillos  lleven  aquel  nombre, 
tanto  en  Chile  como  en  el  Perú  y  en  Guatemala, 
da  lugar  á  que  Rodríguez,  Arona  y  el  autor  de  es- 
ta colección,  apunten  como  provincial  la  palabra; 
bien  que  acaso  suceda  con  ésta,  como  con  otras 
que  se  usan  en  varias  repúblicas  hispano  america- 
nas, que  han  venido  de  España,  y  sin  saber  cuán- 
do perdieron  su  carta  de  naturaleza. 

Donde. 

En  toda  la  América  Española  se  da  á  esa  pala- 
bra el  significado,  que  no  admite  la  Academia,  de 
chez  francés;  y  así  decimos:  ^' Voy  donde  Alvarez;" 
''Ayer estuve  donde  Cervantes;"  en  vez  de  decir: 
^'A  casa  de,"  '*en  casa  de." 

Bello  señaló  este  uso  vicioso  de  donde,  en  unos 
artículos  lexicográficos  que  publicó  en  "El  Arau- 
cano." en  diciembre  de  1833,  y  que  están  en  la  úl- 
tima edición  de  sus  "Obras  Completas." 

Baralt,  en  el  "Diccionario  de  Galicismos,"  lo 
critica,  y  dice  que  se  oye  también  en  Castilla. 

Rodríguez  lo  rechaza,  y  asegura  que  es  muy  co- 
mún en  Chile. 

Los  Amunáteguis,  en  el  juicio  crítico  del  poeta 
ecuatoriano  Juan  León  Mera,  le  censuran  e\  donde, 
en  dicha  acepción. 

Cuervo  dice  que  nunca  faltan  buenas  razones 
para  defender  el  uso  de  donde,  y  aun  cita  un  pasa- 
je Cervantes  que  lo  empleó  en  la  acepción  referida; 
sin  embargo,  en  obsequio  de  las  personas  concien- 
zudas, dice  que  no  puede  reemplazarse  por  "en 
casa  de"  etc.,  etc. 

Juan  Arona  no  acepta  el  consabido  donde;  pero 


I 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  259 

asegura  que  pronto  se  adoptará.  "Es,  dice,  un 
Designado  de  Colombia;  un  cardenal  in  pectore  del 
Papa.  Pronto  lo  veremos  tomar  posesión  del  ca- 
pelo y  del  mando  y  llenar  la  vacante  causada  por 
la  falta  del  chez.''  (Diccionario  de  peruanismos.) 
^'Dondeme  iba  yo  á  imaginar."  ^'Donde  supe  tal 
cosa,  no  lo  hice:"  es  en  ambos  casos,  cuando,  y  no 
donde. 

Doliente. 

En  Guatemala  llámanle  doliente,  no  a  un  enfer- 
mo, lo  cual  es  castizo,  sino  á  los   parientes   de  un 

muerto. 

Doblador. 

A  la  hoja  del  maíz  damos  el  nombre  de  doblador 
6  tusa.  De  esta  hoja  se  hacen  cigarrillos  en  el 
país.  "Un  gran  tol  lleno  de  tabaco  picado  y  unos 
manojos  de  dobladores  abrillantados  á  fuerza  de 
piedra,  indicaban  que  aquella  pobre  mujer  era  ci- 
garrera" (Milla. — Libro  sin  nombre;  página  185.) 

Doña 

El  autor  de  la  interesante  obra  ''Ejercicios  gra- 
maticales," don  Alberto  Brenes,  dice:  "Ya  que  ha- 
blamos de  tratamientos,  bueno  será  observar  que 
aquí  se  sigue  la  regla  de  que  los  de  señora  y  doña 
corresponden  á  las  mujeres  casadas  6  viudas,  y  el 
de  señorita  á  las  solteras.  De  suerte  que  se  tiene 
por  impropio  decir  señorita  doña.  Esta  regla  es 
inexacta.  Para  la  recta  aplicación  de  tales  térmi- 
nos, más  bien  que  el  estado,  debe  tomarse  en  cuen- 
ta la  edad  y  calidad  de  la  persona.  El  tratamien- 
to de  señorita  es  privativo  de  las  mujeres  jóve^ies: 
los  de  señora  y  doña  son   aplicables  tanto  á  las  jo- 


260  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

venes  como  á  las  que  no  lo  son. — ''Y  ese  don  Se- 
rapio  es  amigo  del  autor  de  la  comedia? — ;  Toma  I 
son  uña  y  carne.  Y  el  ha  compuesto  el  casamien- 
to de  doña  Mariquita,  la  hermana  del  poeta,  con 
don  Hermógenes."  (Moratin. — La  comedia  nueva, 
acto  I,  escena  I.)  Según  se  explica  en  la  misma 
comedia,  la  edad  de  doña  Mariquita  es  de  dieziseis 
años  y  su  estado,  soltera. — ''No  había  dicho  á  Ud. 
como  se  llamaba  mi  amiga.  Pues  bien,  tío:  esta 
señorita  se  llama  doña  Ciara  de  Solís  y  Roldan.'' 
(Valera,  el  Comendador  Mendoza,  VIII.) — Doña 
Clara  tenía  á  la  sazón  dieziocho  arios  de  edad,  y 
era  soltera. — "Este  accidente  ha  podido  proceder 
y  procede  (según  la  más  recibida  opinión  de  los 
autores)  de  habérsela  interrumpido  á  mi  señora 
doña  Paulina  el  uso  expedito  de  la  lengua."  (Mo- 
ratin, El  Médico  á  palos,  acto  II,  escena  V.)  Do- 
ña Vsiulitsi  joven  y  soltera. — "Escribí  este  cantarci- 
11o  en  Bilbao,  en  octubre  de  1859,  al  volver  de  mi 
aldea  nativa,en  el  álbum  de  la  señorita  doña  Matilde 
de  Orbengozo,  delicada  y  modestísima  poetisa  de 
aquella  villa."  (Trueba. — ^ I  Libro  de  los  cantares) 

Droga. 

''Ándate  a  la  droga,''  frase  que  no  podría  com- 
prender el  que  no  fuese  guatemalteco;  significa: 
"vete  noramala." 

"Estoy  arreglándolo  todo  para  marcharme  y 
lo  único  que  me  detiene  es  que  me  han  aconse- 
jado asegure  el  pisto  (Ud.  sí  sabe  lo  que  es  pis- 
to) que  voy  á  llevar,  y  me  piden  por  eso  no  sé 
cuanto.  Yo  los  he  enviado  á  la  droga,  y  he  dicho 
que  va   más  seguro  en    mi  cofre  que  en   ninguna 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  261 

Otra  parte. — Ahora  ya  se  lo  que  es  Londres,  y  na- 
die podrá  contarme  cuentos."  (Salomé  Jil. — El 
Chapín  ;  página  46,  tomo  I.) 

Dragonear. 
Del  que  hace  un  oficio  que  no  le  pertenece,  dice 
que  dragonea  de  tal   ó  cual  cosa.     ''Ya  el  meque- 
trefe de  Pío  dragonea  áe  Ministro."    Dragonear  no 
es  castellano. 

Dragonero. 

El  dragonero  (Pterocaptus  draco)  produce  por 
incisiones  hechas  en  su  cort'.iza,  un  jugo  gomoso 
llamado  sangre  de  drago,  color  rojo  carmesí,  pare- 
cido á  la  sangre;  el  cual  es  muy  astringente.  El 
árbol  se  llama  en  español  drago. 

Dragón. 
Es  el  nombre  vulgar  de  unas  flores. 

f  Dueña. 

El  notable  orador  don  Salustiano  de  Olózaga, 
dice:  *'Desde  los  primeros  años  de  mi  juventud, 
me  repugnaba  o'ír  que  á  una  señora  de  su  casa  la 
llamasen  la  dueña  de  la  casa.  Es  tanto  lo  que  en 
prosa  y  verso  han  escrito  contra  las  dueñas  nues- 
tros mejores  autores  satíricos,  que  este  nombre  te- 
nía para  mí  un  dejo  muy  desagradable;  que  por 
nada  en  el  mundo  habría  yo  llamado  dueña  á  una 
señora.  Sin  embargo,  no  oía  otra  cosa,  y  me  li- 
mitaba á  protestar  con  mi  silencio;  pero  cierto 
apego  tenaz  á  las  primeras  ideas,  y  mi  afición  á 
las  locuciones  vulgares  en  las  que  suele  hallar, 
contra  los  caprichos  de  la  moda,  asilo  seguro  la 
pureza  de  nuestro  idioma,  me  hicieron  observar 


262  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

que  el  lenguaje  de  la  galantería  y  del  amor  protes- 
taba más  enérgicamente  que  yo  contra  semejante 
acepción  de  la  palabra  dueña.  Para  la  mayoría  de 
los  españoles  ¡3íi  dueño!  equivale  á  la  señora  de 
mis  pensamientos;  pero  como  no  lo  entiende  así 
la  gente  más  culta,  vacilaba  mi  ánimo  entre  mi  in- 
clinación á — y  mi  conformidad  con — la  mayoría, 
y  el  respeto  que,  por  otra  parte  me  inspiraba  la 
clase  más  distinguida.  De  esta  incertidumbre  me 
sacó  el  que  ha  sido  para  mí  maestro  de  la  lengua, 
el  gran  Jovellanos;  y  desde  que  vi  que  su  autori- 
dad sancionaba  el  voto  universal  del  vulgo,  dije,  y 
diré  siempre,  aunque  sienta  la  estrañeza  que  á 
muchos csiu^ej  la  dueño  de  la  casa.''  (Memorias  de  la 
Real  Academia  Española]  tomo  III,  página  542.) 

No  solamente  don  Melchor  Gaspar  de  Jovella- 
nos, sino  Quevedo,  Góngora  y  otros  escritores  an- 
tiguos han  dicho  lo  mismo;  pero  el  uso  ha  venido 
á  establecer  que  se  diga  hoy  la  dueña  dé  la  casa^ 
(con  terminación  femenina,)  y  la  propia  Acade- 
mia la  sanciona  en  su  Diccionario^  12f  edición. 

Dundo. 

Al  lelo,  torpe,  atontado,  fatuo  ó  pasmado,  dícen- 

le  aquí  dundo,  ido  de  un  sentido,  ó  que  \e  falta  un 

sentido. 

Dugos. 

"Correr  dugos,"  es  vulgarismo  que  por  acá  em- 
plean para  indicar  que  una  persona,  por  medio  de 
hechos  ó  dichos,  alude  á  otra,  haciéndole  bien  ó 
mal:  en  el  primer  caso,  son  buenos  dugos,  y  en  el 
segundo,  son  malos.  Por  ejemplo:  "Podías  correr- 
me un  buen  dugo  con  el  Director  para  que  me  haga 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  263 

policía.'' — ''Chico  es  tan  malo,  que  á  cada  rato  me 
corre  muy  malos  dugos  con  el  patrón." 

Durmiente. 
A  lo  que  se  llama  durmiente,  en  los  ferrocarri- 
les, es  traviesa,  en  español. 


Eclís. 
vulgo  entre  nosotros  dice  así,  por  decir  eclip- 
y  si  nace  un  niño  sifilítico,  lleno  de  chaquirras 
ó  con  labios  leporinos,  cuentan  al  médico  que  es 
porque  le  dio  el  eclís.  Ni  es  extraño  que  aún  sub- 
sistan preocupaciones  á  ese  respecto,  cuando  los 
griegos  y  romanos  pensaban  que  la  luna  estaba 
hechizada  y  derramaba  maléfica  espuma;  nuestros 
indios  creen  que  el  sol  se  ha  enfadado  con  la  luna, 
durante  el  eclipse;  en  la  India  piensan  todavía 
que  un  dragón  de  garras  negras  quiere  apoderarse 
del  astro  de  los  amores.  Ni  qué  mucho  que  en 
América  tenga  la  gente  vulgar  ideas  absurdas  en 
cuanto  á  eso,  si  desde  los  tiempos  de  Colón  suce- 
dió, el  1?  de  marzo  de  1504,  que  reducido  al  ham- 
bre por  los  indígenas,  y  conociendo  el  almirante 
la  proximidad  de  un  eclipse,  los  amenazó  con  los 
males  que  iba  a  ocasionarles,  oscureciéndoles  la 
luna:  llegó  el  momento  de  la  obscuridad,  y  acu-, 
dieron  los  indios  demandando  perdón  y  llevando 
víveres  en  abundancia.  Siempre  ha  habido  preo- 
cupaciones; y  seguirá,  por  desgracia,  habiendo  ni- 
ños infelices  concebidos  en  mala  luna,  según  creen 
sus  padres,  que  nazcan  con  el  eclís ^ 


264  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Echar  fuerte. 
Decimos  así,  por  acá,  en  vez    de  echar  bravatas, 
juramentos,  balandronadas,  chufas, fieros,  roncas,  bo- 
canadas, temos,  rayos,  centellas,  etc.     Todo  esto   se 
puede  echar,  en  lugar  á^  fuerte. 

Echar  pan  en   su  matate. 
Frase  vulgar,  muy  usada,   para  dar  á   entender 
que  se  toma  experiencia  de  alguna  cosa. 

Echarse. 

Cuando  una  mujer  de  la  clase  baja,  cambia  sus 
enaguas  y  camisa,  por  la  saya  que  usan  las  seño- 
ras, dicen  que  se  echo  túnico.  ''La  Dominga  no 
hace  caso  ya,  porque  se  echópañuelón  y  zapatos. 

Edicción. 

Es  edición. 

Editar. 
Periodistas  de  alto  coturno  usan  este  verbo    co- 
mo si  fuera  español;  y  más  de  algún  curioso  irá  á 
buscarlo  ahora  al  Diccionario,  pero  será  en  vano. 

Eduviges. 
En  español  es  Heduvigis. 

Ejote. 
Esta  palabra  se  deriba  del  mexicano  exotl,  que 
significa  la  vaina  del  frijol,  cuando  está  verde. 
Como  provincialismo  de  México  figura  aquel  vo- 
cablo en  el  Diccionario  de  la  Academia.  Conste, 
pues,  que  también  es  voz  que  se  usa  en  Guatema- 
la, en  donde  además  se  llaman  ejotes  las  puntadas 
grandes  y  mal  hechas  en  la  costura. 


PROVINCIALISMOS    DE    GTÍATEMALA  265 

Elaborar. 
Si  tuviéramos  de  pesos  las  veces  que  aquí  se  han 
elaborado  ideas  grandes,  pensamientos  sublimes  y 
leyes  sabias,  á  fe  que  habríamos  elaborado  noso- 
tros un  buen  capital;  pero  la  verdad  es  que  aun- 
que se  conciban  pensamientos  y  nazcan  ideas,  no 
brotan  pesos:  sólo  Deucalion  y  Pirra  arrojaban 
piedras  hacia  atrás,  después  del  diluvio,  y  brota- 
ban hombres.     Algún  periodista  por  ahí,  hubiera 

dicho  (pie  se  elaboraban  genios:   et  aprés le  dé- 

luge. 

El  sartén. 

Así  decimos,  en  lugar  de  la  sartén,  que  es  feme- 
nino. 

Elote. 

A  la  mazorca  tierna  del  maíz,  llamamos  elote 
(palabra  mexicana.)  Del  elote  se  hacen,  según  es 
sabido,  muchas  y  sabrosas  viandas.  ¡Que  bello 
es  un  campo  en  que  se  mece  el 

''Jefe  altanero  de  la  espigada  tribu!'' 

¡Qué  de  recuerdos  evocan  las  floridas 
cañas  de  milpa,  cuando 

*4^rota  el  blondo  cabello  del  filote, 
Que  muellemente  al  despuntar  se  inclina; 
El  manso  viento  con  sus  hebras  juega 
Y  los  rayos  del  sol  tuestan  y  rizan!" 

Al  elote  dícenle  en  Venezuela  ^ojo^o. 

Eloatol. 
Esta  palabra  compuesta  de  elot  (maíz   tierno)  y 
atol,  que  es  el  nombre  que  dan  á    una    especie   de 
gachaS;  quiere  decir  ''atole   de  maíz    tierno."     Se 


266  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

hacen  con  el  jugo  del  elote,  mezclado  con  leche  y 
azúcar.  Es  uno  de  los  platos  nacionales  que,  co- 
mo el  fiambre,  el  ayote  en  dulce  y  los  jocotes,  se  acos- 
tumbra comer  el  día  de  todos  los  santos  y  el  de 
difuntos. 

Elucubraciones. 

Muchos  dicen  así;  y  recordamos  que  en  uno  de 
nuestros  escritos,  aparece  tal  palabra  impresa, 
cuando  escribimos  lucubraciones,  que  es  lo  castizo. 

Embrionario. 

En  el  Diccionario  encontramos  embrión,  deriva- 
do del  griego,  y  para  significar  el  germen  ó  rudi- 
mento de  un  cuerpo  organizado;  pero  el  adjetivo 
embrionario,  que  muchos  usan,  no  es  castizo. 

Emocionarse. 

De  emoción,  han  querido  algunos  formar  el  ver- 
bo emocionarse,  que  no  goza  de  carta  de  naturale- 
za en  el  léxico  del  idioma.  El  verbo  aceptado  es 
afectarse.  Tanto  el  emocionarse,  como  el  embrio- 
nario, lo  usan  gentes  que  presumen  de  cultas. 

Empaquetarse. 

Paquete  significa,  entre  otras  acepciones,  el  que 
sigue  rigurosamente  las  modas,  y  va  muy  empere- 
jilado. De  ahí  hemos  tomado  el  empaquetarse, 
por  ponerse  majo,  acicalado  6  paquete,  pero  tam- 
poco el  verbo  es  de  cuno  legítimo.  Si  se  usa  en 
Cuba,  Buenos  Aires,  Colombia,  Chile,  Perú,  Méxi- 
co y  Centro-América  ¿por  qué  no  lo  aceptan  los 
señores  de  la  calle  de  Val  verde? 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  267 

Empavonarse. 

Pavonar  es  dar  al  hierro  un  color  azul  obscuro, 
poniéndolo  pulido  y  lustroso.  Por  traslación,  de- 
cimos nosotros  que  se  empavona  una  gente,  cuan- 
do se  prende  y  sale  muy  elegante.  ¿Por  qué  el 
Diccionario  no  acepta  el  nuevo  verbo,  que  trae  tan 
propia  etimología  (del  pavo  real)  y  buena  forma- 
ción ? 

Pavonearse,  sí  es  castizo,  por  darse  aires    de  ele- 
;nte,  haciendo  vana  ostentación  de  gallardía. 

Empastador. 
En  castellano  es  enmiadernador . 

Empastado. 

De  un  potrero  con  pastura,  dicen  que  está  em- 
pastade. 

Empetatar. 

Como  á  la  estera  le  llamamos  petate,  no  es  ex- 
traño que,  siguiendo  nuestro  prurito  de  hacer  ver- 
bos, llamemos  empetatar  al  acto  de  poner  petaie 
en  un  cuarto  ó  aposento,  como  dicen  en  Madrid 
esterar  y  poner  esteras. 

Emplumar. 

Lo  tomamos  por  engañar  á  alguno,  dándole,  con 
astucia  ó  engaño,  algo  que  no  vale  nada,  en  per- 
muta ó  venta;  v.  g.  *'Ya  le  emplumé  el  caballo  á 
Pedro;  sólo  falta  que  se  le  muera."  Significa  tam- 
bién tomar  ó  dar  alguna  cosa  de  comer  ó  beber, 
y  así  suelen  decir:  '^Le  emplumé  un  buen  vomi- 
tivo;" '^Me  emplumé  un  vaso  de  magnífico  vino." 


268  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Empurrarse. 
Enfadarse,  emberrincharse,  poner  mala  cara: 
''Rosa  bailó  con  quien  le  dio  la  gana;  Bárbaro  se 
empurrój  no  quiso  cenar,  y  pretextando  un  fuerte 
dolor  de  cabeza,  á  las  diez  y  media  de  la  noche  se 
fué  á  acostar,  dejando  á  su  novia  entregada  al  bra- 
zo secular  de  los  danzantes."  (Salomé  Jil. — Cua- 
dros de  Costumbres',  página  10,  tomo  II.) 

Empuercar. 

Generalmente  dicen  así;  pero   es  en   castellano 

em'porcar. 

En  ciernes. 

El  Diccionario  autoriza  en   cierne,  sin  s. 

En  dos  por  tres. 
Debe  decirse  en  un  dos  por  tres. 

En  d acame  esas  pajas. 

También  falta  el  un.  ''No  tiene  vuesa  merced 
para  llegar  á  la  cumbre  de  la  fama,  que  hacer  más 
que  tomar  la  estrechísima  senda  de  la  andante  ca- 
ballería, bastante  para  hacerle  emperador  en  un 
dácame  esas  pajas." 

En  estado  interesante. 
También  dicen  en  mal  estado,  de  la  mujer   que 
está  en  cinta,  preñada  ó  embarazada. 

En  esto. 

Se  usa  mucho  entre  nosotros,  por  al  punto,  que 
es  lo  castizo. 

Enamorado. 

Que  se  diga  así  del  que  está  lleno  de  amor  por 
una  persona  6  cosa,  nada  criticable  tiene;  pero  el 


I 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  269 

llamar  enamorado  al  que  le  gustan  mucho  las  mu- 
jeres bonitas,  y  decir  que  es  muy  enamorado,  no 
puede  pasar.  El  propenso  á  enamorarse,  es  ena- 
moradizo, ó  enamoradiza,  si  de  mujer  se  tratare: 
enamorada,  significa  en  castellano  antiguo  ''rame- 
ra." Vale  más,  pues,  que  no  anden  diciendo  por 
ahí  las  señoritas  que  tal  ó  cual  amiga  suya  es  muy 
enamorada. 

Enamoriscarse. 

Trendarse  levemente,  sin  mucho  empeño,  de  al- 
guna persona,  es  enamoricarse,  sin  s  antes    de  la  c. 

Encamisados. 
En  las  procesiones  religiosas  solían  dejarse  ver 
los  gigantes  (en  España  les  llaman  gigantones;) 
los  moros  y  los  encamisados,  que  vestían  trajes  á 
la  antigua  usanza  española,  de  los  siglos  medios: 
el  diablo  no  faltaba  en  la  danza. 

"También  se  han  ido  otras  cosas 
De  más  meollo  y  sustancia, 
Quedando  perpetuamente 
A  la  historia  relegadas, 
Como  los  encamisados. 
Los  gigantes,  la  tarasca, 
Los  devotos  penitentes, 
La  jovial  cera  de  vaca.'' 

■  (Rivera  Maestre.) 

Todas  esas  cosas  vinieron,  como  era  natural,  de 
España,  en  donde  á  la  mojiganga  que  se  ejecuta- 
ba de  noche,  á  la  luz  de  hachas  encendidas,  lla- 
maban encamisada. 

Encandilado. 
Lo  que  significa  es  "erguido,  levantado,"  acep- 
ción en  que  jamás  lo  usamos.     Comunmente  de- 


270  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

cimos  que  uno  está  encandilado,  cuando  entra  de 
un  lugar  en  donde  hay  mucha  luz  á  otro  que  está 
obscuro:  "Corno  la  obscuridad  era  completa,  to- 
mó al  eclesiástico  por  persona  de  su  mismo  sexo, 
engañada  por  la  estatura  y  por  el  traje,  y  le  echó 
los  brazos  sin  ceremonia.  El  pobre  padre  retro- 
cedió todo  amostazado,  3^  yo  tuve  que  advertirle 
su  error. — ¡Ave  María!  dijo,  como  vengo  encandi- 
lada; esto  está  como  boca  de  lobo!  ¡Vaya  una  es- 
curana!  (Salomé  Jil. — Cuadros  de  Costumbres;  to- 
mo 1?,  página  131.) 

Encuartelar. 

Dígase  acuartelar. 

Enculecar. 
Como  á  la  gallina  cloeca,  le  decimos   culeca,  no 
es  extraño  que  usemos   enculecar,  en  vez  de  enclo- 
car. 

Endenantes. 

Voz  anticuada,  que  usa  todavía  el  pueblo  bajo, 
por  denantes  ó  enantes,  que  frecuentemente  encon- 
tramos en  el  Quijote: 

"Te  comunicas  y  estrechas 
Con  las  naciones  más  sabias 
Y  más  cultas  que  no  aquella 
Que  tú  endenantes  tratabas." 

(Rivera  Maestre.) 
Enchichado. 

Por  ''emberrinchinado,  amostazado,"  es  común 
entre  nosotros. 

Enchich  ¡castado. 

Del  que  se  ha  puesto  en  contacto  con  la  planta 
cáustica  que  aquí  denominan   chichicaste  (ortiga,) 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  271 

dícese  que  se  ha  enchichicastado:  ''Al  verme,  gri- 
tó Manuel,  que  hacía  de  diablo: — A  buen  tiempo, 
tío,  póngase  usted  á  la  cola. — Para  colas  estoy  yo, 
le  contesté  furioso.  Ven  á  llevarme  á  casa,  que 
estoy  perdido,  golpeado  y  enchichicastado.''  (Sa- 
lomé Jil. — ''Una  temporada.'' ) 

Enchiladas. 
Es  una  vianda  mexicana  que  también    usamos, 
y  que  se  compone  de  tortillas  de  maíz,  rellenas  de 
verduras  y  sazonadas  con  cierta  clase  de  chile. 

Enchispado. 
Es   achispado. 

Enfermarse. 
Es  común  el  error  de  usar  este  verbo   como  re- 
cíproco; de  tal  suerte  que  hasta   personas  ilustra- 
das dicen  mal  á  cada  paso:  ''me  enfermé,  se  enfer- 
mó, etc." — Enfermar  es  verbo  activo: 

"Un  milano  después  de  haber  vivido 
Con  la  conciencia  peor  que  un  forajido, 
Enfermó  gravemente. 

(Samaniego.) 

Pago  el  salario  puntual ; 
En  comer  no  pongo  tasa; 
Si  alguno  enferma  en  mi  casa 
No  le  envío  al  hospital. 

(Bretón.)" 
Enflautar. 
Que  en  buen  castellano  significa  "alcahuetear," 
y  en  estilo  familiar  "alucinar,"  lo  tomamos   aquí 
como  equivalente  de  "encajar;"  como  cuando  de- 
cimos:    ''Nos   m^ai¿io  un  discurso  de  dos  horas." 


% 


272  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Enflautada. 
Nadie  lo  toma  aquí  por  ''hinchada,  retumban- 
te," que  es  lo  que  significa  ese  vocablo.  Uiia  en- 
flautada,  según  nuestro  peculiar  modo  de  decir,  es 
una  ocurrencia  extravagante:  ''Después  de  tanto 
esperar,  resulta  la  Juana  con  la  enflautada  de  que 
no  le  gusta  ser  deadentro'' 

Elaboratorio. 

En  castellano  es  "laboratorio." 

Ensarta. 

Muy  pocos  son  los  que  emplean  la  palabra  cas- 
tiza sarta;  casi  todos  usan  por  acá  el  barbarismo 
ensarta. 

Ensartar. 

"Ensartar  la  aguja,"  decimos  por  acá;  y  los 
términos  propios  son  "enhebrar,  enhilar  la  aguja.'" 
Pero  es  preciso  advertir  que  eso  de  ensartar  la 
aguja,  se  dice  en  toda  la  América  española;  y  se 
decía  en  España,  pues  el  primer  Diccionario  de 
la  Academia  trae:  ''Ensartar,  enhilar,  etc. —  Fór- 
mase de  la  preposición  en  y  del  nombre  sartaJ^ 
En  lo  antiguo  decían  en  Madrid:  "La  agujita  en- 
sartada hace  á  la  niña  juiciada." 

Engaratuzar. 

Halagar  á  alguno  con  astucia,  para  conseguir 
que  acceda  á  lo  que  queremos,  es  en  castellano  en- 
gatusar, y  no  como  todos  dicen  aquí  ''engaratuzar.^^ 
Creemos  que  esta  última  palabra  provincial  será 
derivada  del  famoso  nombre  de  Garatuza,  prínci- 
pe de  los  zaragates  y  estafadores,  natural  de  Pue- 
bla, que  vivió  por  el  año  de   1642.     El    verdadero 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  273 

nombre  de  aquel  truhán  era  Martín  de  Villavicen- 
cio  y  Salazar ;  pero  en  México  todo  el  mundo  lo 
conocía,  y  aún  lo  conoce,  con  el  nombre  de  Gara- 
tuza. 

En  Costa-Rica  dicen  enguatusar. 

Enjabonar. 
Debe   decirse  jabonar. 

Enjabelgar. 
En  buen  castellano  se  dice  enjalbegar,  que  signi- 
fica blanquear  las  paredes  de  las  casas  (nuestro 
encalar)  ó  pintar  el  rostro  con  albayalde,  ú  otras 
sustancias, que  conocen  bien  muchas  lectoras;  aun- 
que tal  vez  no  sepan  que  el  acto  ése  se  llama  en- 
jalbegarse. 

Enjaguar. 

('urrupciún  frecuente  de  enjuagar.  También 
usan  ese  verbo,  entre  nosotros,  por  engañar  á  al- 
guno, acepción  que  debió  de  tener  en  lo  antiguo, 
ya  que  no  ha  de  haber  sido  inventada  en  Guate- 
mala, si  se  atiende  á  que  enjagüe,  significa  en  lo 
figurado,  según  dice  el  Diccionario,  toda  negocia- 
ción oculta  ó  artificiosa  ejecutada  con    ánimo    de 

engañar. 

Enjaranado. 

Dícese  del  que  se  halla  lleno  de  pequeñas  deu- 
das. 

Enjutarse. 

Hay  un  animal  llamado  j¿¿¿6,  que  sale  á  veces 
fuera  del  caracol,  alargándose  y  en  seguida  reco- 
jiéndose.  De  ahí  decimos  que  una  cosa  se  enjuta 
cuando  se  acorta,  se  recoje,  se  vuelve  pequeña. 
''Enjutar,"  dice  el  Diccionario:  "enjugar,  secarse 
la  cal  ú  otra  cosa." 


274  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

Enmojecer. 

Antiguamente  pronunciaban  fuerte  la  h;  y  de 
ahí  vienen  que  muchos  digan  hasta  el  día  enmoje- 
cer, por  enmohecer,  amohecer  ó  mohecer. 

Enmontarse. 

^l  werho  enmontar,  anticuado,  significaba  '^re- 
montar, encumbrar,  elevar."  Nosotros  hemos  he- 
cho el  recíproco  enmontarse,  por  llenarse  de  yerba 
ó  maleza  un  campo  ó  sembrado. 

Entejar. 
Poner  las  tejas  en  su  lugar,  para  cubrir  una  vi- 
vienda, es  tejar  que  no  entejar,  como  se   dice    por 

acá. 

Enzacatarse. 

Por  llenarse  de  yerba  ó  zacate  un  campo,  es  pro- 
vincialismo nuestro. 

Entero. 

Es  un   provincialismo  que   priva  mucho  en  el 

Perú  y  en   Guatemala,    para    significar   idéntico, 

idéntica-,  v.  g.     "¡Qué  galana  la  niña:  enterita  á  su 

mamá!" 

Entierro. 

En  Chile,  el  Perú  y  otras  repúblicas  del  Sur,  dan 
siempre  el  nombre  de  entierro,  como  lo  hacemos 
también  nosotros,  al  tesoro. 

Entrarse. 

Es  vicio  muy  común,  aun  entre  gente  educada, 

el  de  construir  los  verbos  ''entrarse,  meterse,"  con 

la  preposición  de;  y  así  dicen,  por  ejemplo:  "Pedro 

se  metió  de   cura;"    "Juana  se  entró  de  monja." 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  275 

Tales  verbos  rigen  sin  preposición,  y  por  lo  tanto 
debe  decirse:  'Tedro  se  metió  cura;  Juana  se  en- 
tró monja." 

''Mi  madre  es  hija  de  un  tendero  y  mi  padre  no- 
ble. Mi  madre  se  entró  monja  en  Valladolid." 
(Ilartzenbusch.) 

Entretención. 

Dicen  mal  algunos,  por  entretenimiento. 

Entiesar. 
Es  atiesar, 

Entriego. 
El  pueblo  bajo  dice  así,  y  otros  6?i¿re^o,  para  sig- 
nificar parroquianos;  v.  g.     'Tengo  veinte  entrie- 
gos  de  zacate,  que  me  producen  cinco  pesos  dia- 
rios." 

Epígrafe. 

Usan  mucho  esta  palabra,  como  si  fuera  sinóni- 
mo de  mote  ó  título,  que  no  lo  es;  porque  epígrafe 
significa  el  resumen  que  precede  á  un  capítulo, 
párrafo  ó  discurso,  y  también  la  sentencia  que  sue- 
len poner  los  autores  á  la  cabeza  de  un  escrito,  ca- 
pítulo, eXcm 

Equívoco. 

Quiere  decir:  lo  que  se  puede  entender  de  diver- 
sas maneras  ó  que  tiene  sentidos  diferentes,  como 
lima,  que  es  una  ciudad,  una  fruta  y  un  instru- 
mento de  herrería.  Una  conducta  equívoca  es 
aquella  que  se  presta  á  dos  conceptos;  uno  de 
aprobación  ó  indiferencia,  y  otro  de  desaprobación 
y  vituperio.  No  debe,  pues,  decirse:  "Ud.  está 
equiroco:he  incurrido  en  un  equivoco.'^ — En  el  pri- 
mer caso,  sería  equivocado;  y  en  el  segundo,  equi- 
vocación. 


276  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Escala,    escalera. 

Para  evitar  confusiones,  recuérdese  que  escala  ó 
escalera  de  mano  es  el  instrumento  portátil,  de  ma- 
dera por  lo  común,  que  sirve  á  los  albañiles  y  car- 
pinteros para  subir  á  los  diversos  pisos  ó  al  techo 
de  una  casa;  mientras  que  escalera,  es  la  parte  del 
edificio,  compuesta  de  peldaños  de  madera,  piedra, 
mármol,  etc.,  por  donde  se  sube  y  baja. 

Escore  i  enera. 

Así  llaman  todos,  por  acá,  á  la  hierba  pequeña 
y  medicinal  que  se  llama  escorzonera.  (Eryngium 
amethyssinum.)  En  la  historia  de  Guatemala  es- 
crita por  el  P.  Juarros,  al  hablar  de  los  vegetales, 
se  dice:  'También  se  dan  en  estos  partidos  el  ta- 
marindo y  la  cañafístola,  excelentes  purgantes;  la 
pimienta  longa  ó  cordoncillo;  la  raíz  que  llaman 
suchilpactli,  la  escorcionera,  el  gengibre,  la  orejuela 
y  otras  innumerables."     (Tomo  II,   página  94.)  * 

Entelerido.  -, 

Significa  en  biien  español  sobrecojido  de  frío  ó 
de  pavor.  Nosotros  lo  usamos  impropiamente  por 
flaco,  enteco,  amojamado,  desmedrado. 

''Todos  los  hombres  tienen  sus  flaquezas;  y  yo 
en  punto  á  ellas  (hablo  de  las  morales)  podría 
apostármela  con  el  más  entelerido  de  mis  prójimos. 
Cuento  como  una  de  mis  imperdonables  debilida- 
des, el  acendrado  amor  que  tengo  á  este  picaro 

país  donde  me  tocó  salir  á  la  luz  pública digo 

nacer."  (Salomé  Jil. — Cuadros  de  Costumbres;  pá- 
gina 12,  tomo  1?) 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  277 

Escamotea. 
Dígase  como  es:  escamota. 

Escondijo. 

No  es  escondijo,  ni  escondidijo  (anticuado,)  sino 
'escondrijo." 

Escuadrones. 

Llaman  así  á  los  cucuruchos  (nazarenos)  que  lle- 
van insignias  y  condecoraciones  en  la  procesión 
<lel  Santo  Entierro  de  Cristo. 

Escubiiio. 
También  llaman  escobilla  á  una  planta  textil, 
que  nace  espontáneamente  en  nuestras  costas.  Si 
hubiera  una  máquina  para  extraer  la  fibra  de  esa 
planta,  constituiría  una  verdadera  riqueza. 

Escuelera. 
Debe  decirse  ''maestra." 

Escurana. 

Esta  voz  anticuada,  como  varias  más,  vive  to- 
davía entre  nosotros;  dígase  "obscuridad." 

Espantos. 
A  las  apariciones,  á  los  duendes,  á  los  espectros, 
y  álos  fantasmas,  dícenles  aquí  los  chiquillos  y  las 
viejas  espantos.  Tal  palabra  no  se  halla  en  el  Dic- 
cionario con  esa  acepción,  aunque  no  es  descono- 
cida en  España,  pues  la  usa  Trueba  por  "espec- 
tros," en  el  capítulo  ÍV  de  "El  Cura  Nuevo."  Fer- 
nán Caballero  dice:  "Esa  casa  tiene  asombros?" 
(Callar  en  Vida.) — "Hay  penas,"  dicen  en  el  Pe- 
rú, al  hablar  de  un  sitio  misterioso;  "son   las   pe- 


278  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ñas,"  cuando  se  oye  un  ruido  nocturno  inespli- 
cable. 

En  la  casa  de  los  espantos  (de  que  nos  habla  Sa- 
lomé Jil,  en  Los  Nazarenos)  asustó  á  don  Baltasar 
Hurtado  de  Mendoza  un  espectro,  al  cual  hizo  fue- 
go con  uno  de  sus  trabucos;  pero  ''¡Cuál  sería  el 
asombro  del  pobre  don  Baltasar  al  ver  que  salía 
una  mano  pálida  y  desciirnada  debajo  del  manto 
blanco  en  que  estaba  embozado  el  espanto,  y  que 
esa  mano  le  devolvió  ya  fría  la  bala  que  acababa 
de  despedir  el  arma."     (Página  48.) 

También  en  México  llaman  espantos  á  los  fan- 
tasmas, como  hemos  podido  notarlo  al  leer  la  pre- 
ciosa obra  que,  hace  poco  tiempo,  publicaron  los 
distinguidos  literatos  Peza  y  Riva  Palacio,  con  el 
título  de  "Tradiciones." 

Espantador. 

Del  caballo  que  se  espanta  dicen  algunos  que  es 
espantador,  debiendo  A^air^Q  espantadizo .  Tampo- 
co debe  usarse  espanto  por  "reparada."  que  es  el 
movimiento  extraordinario  que  hace  el  caballo, 
apartando  de  pronto  el  cuerpo;  porque  se  espanta 
(bien  dicho)  ó  por  picardía.  ''Pajarero''  llaman 
por  acá  al  caballo  que  se  espanta  á  cada  paso;  y 
no  faltan  algunas  personas  que  le  dicen  sombrista. 

Espavilar. 

Muchos  usan  ese  verbo,  en  vez  del  castizo  des- 
pavilar. 

Especies. 

Al  clavo,  pimienta,  canela,  etc.,  no  debe  dárse- 
les el  nombre  de  especies,  sino  especias;  y  la  tienda 


I 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  279 

en  donde  se  venden,  llámase  especiería,  que  no 
tienda  de  abarrotes,  ni  menos  groceria,  como  dicen 
algunos,  que  han  visto  en  Norte-América  las  ^'gro- 
ceries^ 

Espelma. 

Esperma  trae  el  Diccionario. 

Espeutro. 
Corrupción  muy  vulgar  de  ''espectro."  Recor- 
damos, á  proposito  de  semejante  vulgarismo,  que 
en  el  cementerio  de  Jocotenango,  que  quedaba  en 
el  camino  ó  calle  que  hoy  va  para  el  hipódromo, 
se  leía,  entre  otros,  el  siguiente  epitafio: 

"Allá  en  tiempo  de  entonces 
Fui  Bárbaro  Lardón 

Y  hoy  sólo  soy  espeutro 

Y  oujeto  de  terror. 
Rejleicionad  sovervios, 
Fijad  bien  la  atensión, 
Pues  digo  que  algún  día 
Seréis  lo  que  hoy  soy  Yo." 

Después  de  esta  pieza  literaria  ¿todavía  dirán 
algunos   que  no  es  hueno  el  castellano  fonográfi- 

Espérate. 
Espérate  tantito,  es  provincialismo  muy  corrien- 
te, ó  mejor  dicho  barbarismo,    por  ''espérate  un 

momento." 

Espensa. 

El  lugar  destinado  á  guardar  las  cosas  comesti- 
bles, se  llama  despensa. 

Espetaperros. 
"Salir  á  espetaperros,"  es   frase   que  se  usa   no 
sólo  en  Guatemala,  sino  en  toda  la  América  espa- 


280  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ñola;  y  por  lo  mismo  debe  tener  su  origen  en  Cas- 
tilla, aunque  la  censura  don  J.  Rufino  Cuervo, 
quien  enseña  que  se  ha  de  decir  ''como  perro  con 
bejiga."  Tenemos  sin  embargo  seguridad  de  ha- 
ber visto  el  espetaperros  en  alguno  de  los  antiguos 
clásicos. 

Espichar. 

Curioso  verbo  provincial  que  significa  ''pelar 
rata,"  ó  como  dicen  los  franceses  "irse  al  reino  de 
los  topos"  (s'  en  aller  au  royanme  des  topes)  y  los 
yankees,  to  kick  the  bucket. 

Espiche. 

Del  inglés  speech,  que  significa  arenga,  hemos 
hecho  nosotros  espiche,  por  discurso  pequeño,  alo- 
cución. 

Espuelear. 

Se  corrompe  tanto  nuestro  idioma,  que  muchos 
dicen  espuelear,  por  espolear;  y  espuelazos,  por  espo- 
lazos. 

Espumear. 

Es  espumar. 

Espumuy. 

Paloma  silvestre  (Columba  fasciata.  Say.)  lla- 
mada así  en  el  país  por  onomatopeya,  pues  el 
nombre  espumuy  suena  parecido  al  canto  de  esa 
avecilla. 

"Sentado  entre  la  lóbrega  quebrada 
Respondí  con  la  voz  de  mi  gemido, 
Al  monótono  canto  dolorido 
De  lúgubre  espumuy  desconsolada." 

(J.  Diéguez.— £■;  Amante  de  la  Naturaleza.) 


I 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  281 

Espumilla. 

Es  un  dulce  pequeño  de  forma  oval,  compuesto 
<le  clara  de  huevo  con  azúcar. 

Esqueleto. 

J.laman  así  á  las  plantillas  impresas  en  que  se 
dejan  huecos  para  llenarlos  con  la  pluma;  y  que 
se  usan  en  las  oficinas,  colegios,  etc.,  con  el  fin  de 
economisar  tiempo,  pues  siendo  los  nombres,  fe- 
chas, cantidades,  ú  otras  cosas  análogas,  las  que 
cambian  en  cada  caso,  éstas  se  escriben,  y  el  resto 
va  impreso. 

Cuentan  que  se  sorprendió  mucho  un  adminis- 
trador de  rentas  departamental,  que  era  español, 
una  vez  que  le  mandaron  pedir  ''doscientos  esque- 
letos depatevf^'^'»^  ^' 

Estafermo. 

Voz  (jue  se  deriva  del  italiano,  y  que  es  nombre 
de  un  muñeco  que  está  firme  con  un  escudo  en  la 
mano,  colocado  sobre  un  mástil,  y  armado  de  unos 
saquillos  de  arena  6  bolas,  con  las  cuales  da  en  la 
espalda  á  los  jugadores  que  hieren,  en  la  carrera, 
al  escudo  con  una  lanza.  De  ahí  viene  que  se  diga 
metafóricamente  de  una  persona  que  está  parada, 
-como  embobada,  sin  acción,  que  es  un  estafermo. 

Nosotros  damos  ese  nombre  al  que  es  muy  feo: 
^'Hubieras  visto  á  la  Conchita,  estaba  hecha  un  es- 
tafermoy  *'¡  Jesús,  qué  estafermo;  j  es  el  novio  de 
la  Corina  Corrales!" 

Estampida. 
Esta  voz   onomatopéyica  significa  el    es4:allido 
del  cañón ;  pero  no  el  acto  de  salir  corriendo  el  ga- 


282  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

nado,  otros  animales  ó  los  hombres.  No  debe, 
pues,  decirse,  como  oímos  comunmente:  "Al  ver 
mi  caballo  al  tigre,  pegó  la  estampida^  '*Los  ene- 
migos pegaron  la  estampida  hasta  su  tierra."  En 
tales  casos,  como  se  ha  de  decir  es:  "salir  áe  estam- 
pía,''^ que  significa  hacerlo  de  repente,  sin  prepa- 
ración, ni  anuncio  alguno. 

Estampilla. 

Es  el  sello  que  sirve  para  firmar  imitando  la  le- 
tra del  dueño,  ó  para  imprimir  el  nombre  de  al- 
guna oficina;  pero  no  el  timbre  de  correos,  como 
quieren  algunos,  que  del  inglés  stamps  traducen 
estampillas.  "Con  esto  del  franqueo  forzoso,  si 
uno  se  da  á  escribir  cartitas,  los  sellos  de  correos 
(no  estampillas)  se  le  van  como  agua." — {Trueha.) 

Estrategia. 

Suele  confundirse  en  el  uso  común,  con  estrata- 
jema.  Este  es  un  engaño  ó  ardid  en  la  guerra,  y 
en  general  cualquier  treta  artificiosa.  Estrategia 
es  el  arte  de  la  guerra,  es  la  ciencia  de  un  general. 
No  digamos,  pues,  "Pedro  usa  de  muchas  estrate- 
gias. Ya  sé  de  qué  estrategia  me  voy  á  valer  para 
sacarle  el  dinero." 

Esterina. 

Suele  llamarse  así  á  la   estearina. 

Estilar. 

Se  usa  por  acá  en  vez  de  destilar;  y  así  hemos 
oído  decir  muchas  veces:  "Enrique  Wego  estilan- 
do sangre."  "Agua  estilada,''  por  agua  filtrada, 
que  es  como  debe  decirse. 


^? 


PKOVÍNCIALISMOS    DE    GUATEMALA  283 

Estiloso, 
ste  neologismo  nuestro  se  aplica  al  que  gasta 
humos,  al  infatuado,    al    orgulloso.     ''Ya    porque 
tiene  jyisto  ]a  feróstica  Chus  Masparrote,se  ha  vuel- 
to tan  estilosa,^' 

Estrinina. 
Muchos  dicen  así,  por  estricnina. 


r 


Estado  interesante. 
"Los  ingleses,  por  eufemismo,  no  dicen  que  una 
mujer  está  embarazada,  calificativo  que  encuen- 
tran horripilante,  y  en  su  lugar  emplean  la  cir- 
cunlocución: '7o  be  in  tlie  farnily  way,''  esto  es,  es- 
tar en  estado  de  tener  familia.  Estado  interesan- 
te, es  otra  circunlocución  igualmente  motivada. 
Encuentro  esta  diferencia:  la  primera  es  una  perí- 
fraris,  al  paso  que  la  segunda  es  una  antífrasis, 
porque  significa  lo  contrario  de  lo  que  expresa;  en 
prueba  de  ello,  á  medida  que  crece  el  interés,  cre- 
ce también  en  las  interesadas  el  deseo  de  ocultar- 
lo, y  cuando  el  estado  pasa  de  interesante  á  inte- 
resantísimo, se  esconden  como  los  criminales,  y 
como  éstos,  si  salen  á  la  calle,  es  de  complicidad 
con  las  tinieblas  de  la  noche."  ("Santiago Miche- 
lena,  Pedantismo  Literario  y   Verdades  Políticas.'') 

Estriñirse. 
Dígase  estreñirse. 

Estrupicio. 

Al  destrozo  6  rotura  estrepitosa  de  muebles  6 
enseres,  se  llama  entre  nosotros  estrupicio,  que  en 
jcastellano  es  estropicio  (de  estropear.) 


284  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Etiqueta. 
Es  palabra  tomada  del  francés;  en  español  díga- 
se rótulo,   rotalata,  y  cuando  significa  el  papel  pe- 
gado á  las  piezas  de  género,  es  marbete. 

Exculpar. 

Aunque  se  usa  mucho,  el  Diccionario  y  los  clá- 
sicos reconocen  solamente  disculpar. 

Expediente. 
Nosotros  decimos:     "Llenar  el  expediente,"  por 
salvar  1as  apariencias  ó  cumplir  con  las  fórmulas. 
En   España  la  frase  usada  es:     ''Cubrir  el  expe- 
diente." 

Experimentación. 

La  acción  6  afecto  de  experimentar  es  experi- 
mento, que  no  experimentación,  como  emplean  mu- 
chos. 

Externar. 

Personas  ilustradas,  y  aun  literatos  recomenda- 
bles, dicen  á  cada  paso  '^externar  opinión''  por  ex- 
presar, manifestar,  dar  á  conocer,  decir,  exponer 
una  opinión  cualquiera.  En  España  nadie  externa 
opiniones,  ni  el  Diccionario  autoriza  la  frase,  ni 
los  clásicos  la  han  usado,  ni  existe  el  tal  verbo  ex- 
ternar. Déjense,  pues,  todos  esos  poetastros  de 
andar  '^externando  sentimientos  y  pasiones;"  y  en 
los  ; parlamentos  y  congresos  que  no  '^ externen  sus 
opiniones"  los  diputados;  ni  se  recuse  á  los  jueces 
porque  han  externado   su  opinión,  como  dice  un 

Código. 

Extrañar. 

No  se  puede  usar  como  recíproco;  y  en  tal  con- 
cepto, no  se  debe  decir:     ''Me  extraña  mucho;  le  ex-, 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  285 

traño  bastante,  etc."  Tampoco  puede  usarse  el 
verbo  extrañar  por  echar  de  menos,  deplorar;  ha- 
cer falta,  como  lo  usan  en  el  Perú  y  en  Guatema- 
la. Ni  el  Diccionario,  ni  los  buenos  escritores  le^ 
dan  el  significado  del  regreter  francés: 

''¡Cuánto  extraño  mi  barrio  de  Belén 
En  esta  soledad  de  Barrabás! 
jLa  civilizadora  luz  del  gas. 
El  pito  del  sereno  y  el  del  tren!" 

Exequiel. 
Es  Ezequiel,  así  com^^es  Exequias  y  no  Exequias. 


Faina. 

K>  usanza  general,  entre  gente  del  campo,  lla- 
mar/aí*?ia  á  \^  faena.  El  trabajo  adicional  que  se 
impone  á  los  mozos  arrendantes  en  las  fincas  rús- 
ticas, también  se  llama /ama. 

Fajar. 
i^a;ar  CON  a/^í^no  significa,  en  lenguaje  castizo, 
acometer  contra  él.     Nosotros  la  usamos  en   estas 
6  análogas  frases:  ''Le  fajó  un  buen  gaznatón;''  'VSi 
me  dice  algo,  le  fajo  una  buena." 

Fandango. 
"Yo  no  quiero  meterme  en  esos  fandangos,''  por 
decir  en  esos  lios. 

Fantasioso. 
El  vulgo  da  ese  nombre  al  orgulloso,  al   que   se 
jacta  de  alguna  cosa. 


286  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Favorecida. 

Es  muy  común  ver  cartas  que  comienzan  así: 
''Recibí  \si  favorecida  de  \Jd.,  etc.''  Es  decir  que 
hace  favor  quien  la  recibe.  Más  atento  sería  de- 
clarsirse  favorecido  por  ella.  Eso  de  favorecida,  es 
trocar  los  frenos. 

Ferrocarril  urbano. 

Se  llama  en  español  el  tranvía,  y  no  la  tranvía, 
como  dicen  muchos.  Cuando  estaba  en  prensa 
la  lOf  edición  del  Diccionario  de  la  Academia,  se 
resolvió  admitir  la  palabra  tranvía  (sic)  y  la  cali- 
ficaron de  femenina  por  su  terminación  ;  mas  como 
posteriormente  se  notase  que  el  uso  vacilaba,  pi- 
dieron algunos  académicos  que  se  examinase  á 
fondo  el  punto,  lo  cual  dio  lugar  á  una  interesan- 
te discusión  sostenida  en  varias  sesiones  por  los 
señores  Segovia,  Olivan,  Ferrer  del  Rio,  Olózaga 
y  otros.  En  vista  de  los  encontrados  pareceres  y 
de  los  poderosos  argumentos  de  una  y  otra  parte, 
acordó  la  Academia  que  los  principales  discursos 
y  escritos  á  que  dio  lugar  la  cuestión  se  publica- 
ran en  las  Memorias  de  ese  ilustre  Cuerpo,  como 
en  efecto  lo  están  en  el  tomo  IV,  página  290  y  si- 
guientes\  Tal  cuestión  quedó  resuelta  en  la  XII 
edición  del  Diccionario,  que  trae  el  tranvía. 

Feota. 

En  tono  despreciativo,  es  muy  común  oír  aquí, 
llamar  feota  á  una  fea.  Es  por  demás  curioso  ese 
superlativo  de  feísima,  que  deja  la  terminación 
f e  m  en  i  n  a  á  la  raíz  feo . 


PROVINCIALISMOS   DE    GUATEMALA  287 

Feróstica. 

En  castellano  quiere  decir  irritable  y  díscola.  En- 
tre nosotros  se  toma  por /m,  y  aun  vulgarmente 
dicen  las  criadas  ¡qué  fiera!  por  decir  que  fea. 

Fierro. 

En  las  haciendas  se  llama  así  á  las  marcas  con 
que  se  señala  el  ganado,  que  también  en  castellano 
les  dicen  hierros.  Entre  nosotros,  el  fierro  es  por 
antonomasia  el  cuchillo,  la  daga,  el  puñal.  ''Chico 
Araña,  dice  Salomé  Jil,  se  jubilaba  de  la  escuela  y 
ya  cargaba  fierro.^* 

Filos. 

*' Tener  malos  filos''  una  cosa,  decimos  por  malas 
trazas,  malas  apariencias. 

Firme. 

De  firme,  vs  cuotizo  para  significar  co7i  solidez; 
pero  no,  como  lo  usamos,  por  constantemente,  con 
■constancia;  por  ejemplo:  ''De  firme  no  hace 
más  que  embolarse:' 

Fiambre. 
"En  buen  castellano  es  un  adjetivo  que  signifi- 
ca el  asado  ó  cocido  que  se  ha  dejado  enfriar  para 
comerlo  así.  Entre  nosotros,  es  un  sustantivo  que 
designa  un  plato  eminentemente  nacional,  com- 
puesto de  muchas  carnes,  que  se  come  frío  tam- 
bién, de  donde  probablemente  le  viene  el  nombre. 
Creo  que  habrá  muchos  guatemaltecos  que  no  ha- 
gan, en  la  víspera  del  día  de  difuntos,  la  visita  al 
cementerio;  pero  dudo  de  que  haya  uno  sólo,  sea 
de  la  clase  que  fuere,  que  deje  de  comer  el  ^^am6rc, 


288  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

que  se  hace  únicamente  en  ese  día,  aún  cuando  no 
habría  inconveniente  en  fabricarlo  en  cualquier 
otro  de  los  del  año.  Se  hace  así,  porque  así  se  ha 
hecho  siempre,  y  se  seguirá  haciendo  hasta  la  con- 
sumación de  los  siglos,  mientras  haya  en  esta  tier- 
ra costumbrera  con  que  condimentar  el  fiambre  y 
quién  se  lo  coma  el  día  de  los  Santos."  (José  Milla.) 

Fijarse. 

Como  recíproco,  sólo  le  da  el  Diccionario  la  sig- 
nificación de  fijarse  un  dolor  en  alguna  parte;  la 
idea  en  la  imaginación;   determinarse,  resolverse. 

Por  eso  es  que  algunos  puristas  enseñan  que  no 
es  propio  usar  fijarse  por  advertir,  reparar,  notar, 
poner  atención.  'Tíjate  bien  en  Julia;"  ''No  me 
fijé  en  lo  que  me  dijo;"  ''Juanillo  no  aprende, por- 
que no  se  fija;"  ¡Quién  se  fija  en  eso!  Que  en  Es- 
paña dirían:  ''Observa  bien  á  Julia;"  "No  paré 
mientes  en  lo  que  me  dijo;"  "Juanillo  no  aprende, 
porque  no  tiene  atención ;"  ¡Quién  para  su  aten- 
ción en  eso! 

Pero  debemos  hacer  notar  que  buenos  hablistas 
han  usado  fijarse  por  advertir.  D.  Antonio  Cáno- 
vas del  Castillo.  (Memorias  de  la  Real  Academia 
E'spa/loía;  página  276,  tomo  I. — Menéndez  Pela- 
yo;  página  V,  de  la  Poesía  Mística. — Cañete;  pági- 
na 293,  Escritores  Españoles  é  Hispano- Americanos) 

Fisga. 

Es  en  español  hurla,  sátira,  y  también  se  llama 
así  el  harpón  de  tres  dientes  que  sirve  para  pes- 
car. En  Guatemala  llaman  ^,9^íi  á  la  banderilla 
que  el  torero  pone  al  toro. 


PROVIN(aALISMOS    DE   GUATEMALA  289 

Flato. 

En  castellano  es  la  acumulación  molesta  de  ga- 
ses en  el  tubo  digestivo;  y  antiguamente  se  daba 
además  el  nombre  de  flato  al  viento.  Entre  noso- 
tros nada  de  eso  significa:  se  toma  como  sinónimo 
de  miedo,  murria,  esplín,  aprehensión ;  y  así  dicen : 
'*No  tiene  Cornelio  más  que  flato,  y  ni  come,  ni 
sale  á  la  calle."  "Es  tal  e\  flato  de  Lola  que  se  fué 
á  Ciudad  Vieja,  huyendo  del  garrotillo.'' 

De  la  voz  flato,  tomada  en  esa  acpción.  se  deii- 
XSL  fl afilie nto,  que  quiere  decir,  en  nuestro  peculiar 
modo  de  hablar,  el  que  ÜQue  flato:  "No  he  visto 
una  niña  íslu  flatulenta  como  la  Quirina;  ni  se  ba- 
ña, ni  siquiera  se  moja  las  manos;  lleva  30  años 
de  estar  reñida  con  el  agua;  porque  profesa  el  afo- 
rismo de  que  de  que  de  bañadas  y  cenas  están  las 
sepultaras  llevas.'"  En  Cuba  y  en  Bogotá  tiene  la 
palabra  //a/(>  las  mismas   acepciones  que  nosotros 

le  damos. 

Fletar. 

Se  usa  por  acá  como  sinónimo  de  dar  fricciones  ó 
dar  friegas;  y  así  dicen:  "Dele  \xn  fletada  con  acei- 
te de  almendras;''  ''Jáletele  la  espalda  con  aguar- 
diente alcanforado."  Fletar,  en  sentido  metafóri- 
co se  usa  también  por  acá,  como  equivalente  de 
molestar,  mortificar,  perjudicar:  "Si  se  casa  se  fleta, 
porque  ella  es  muy  lujosa  y  él  muy  pobre."  Me 
fué  muy  mal;  me  di  una  huensi  fletada,  todo  el  día 

bajo  el  sol." 

Florear. 

Usase  inpropiamente  este  verbo  por  florecer 
tanto  en  Colombia  como  en  Guatemala.  También 
le  damos  la  acepción  chilena  de  escojer  entre  mu- 


290  VICIOS    DEL    LENGUAJE.  Y 

chos  objetos  semejantes,  los  mejores.     Florear  en 
castellano  es  adornar  ó  guarnecer  con  flores. 

Flores  de  mano. 

Así  llaman  por  acá  á  las  flores  artificiales. 

Flores  de  muerto. 
Amarillas  y  tristes  florecitas  (Tajetes  varios)  que 
brotan  en  los  cementerios  y  entre   los  abrojos  y 
malezas.     El  sentimental  poeta  Gutiérrez  Gonzá- 
lez, dijo  á  una  señora: 

'Tu  bello  ramillete 
Historia  de  la  vida, 
La  risa  confundida 

Se  ve  con  el  pesar  

Pintaste  la  existencia 
Variada,  sin  concierto, 
Se  ve  la /?or  de  muerto 
Unida  al  azahar." 

Flores  de  la  cruz. 

Aparecen  en  el  mes  de  abril  y  son  estas  flores 
blancas  amarillentas  y  rosadas.  Su  perfume  es 
delicioso,  y  en  botánica  se  llaman  Plumería  rubra. 

Flor  de  pascua. 

De  subido  rojo,  abundantes  en  el  mes  de  diciem- 
bre, y  adornan  los  "Nacimientos." — Por  eso  le  lla- 
man "Flor  de  Pascua."  (Poinsetia  pulcherrima.) 
En  francés  fleiir  de  feu.  Don  José  Milla  describe 
con  mano  maestra  la  melancolía  que  se  apodera 
del  viajero  al  recordar  los  objetos  ligados  á  los 
más  gratos  recuerdos  de  nuestra  vida;  y  dice:  "En 
uno  de  esos  palacios  de  cristal  destinados  á  con- 


I 


PROVÍNCIALISMOS   DE   GUATEMALA  293 

servar,  por  medio  de  un  calor  ficticio,  las  plantas 
de  las  más  opuestas  latitudes,  acerté  á  encontrar, 
en  medio  de  un  gran  grupo  de  árboles  tropicales, 
el  de  \si  flor  de  pascua,  pobre  arbusto  que  parecía 
esforzarse  en  aquel  clima  extraño  y  glacial,  por 
ostentar  sus  espléndidas  flores,  como  si  se  empe- 
ñara en  dejar  bien  puesto  el  honor  de  nuestro  pa- 
bellón."    (Tomo  I,  página  15.) 

Flor  de  San  Martín. 
Es  el  nombre  vulgar  que  dan  en  Guatemala  á  la 
Laclia  snperJtiens.     (Orchidácea.) 

Florípundia. 

K»  el  nombre  que  comunmente  damos  á  una 
flor  blanca,  grande,  que  crece  silvestre,  y  que  en 
español  se  llama  floripondio.     Datura  arbórea. 

Dt^scribiendo  nuestro  distinguido  compatriota 
Juan  Diéguez  "Las  Tardes  de  Abril,"  dice: 

"Y  el  páltano  sus  lábaros  tremola. 
Sus  anchos  abanicos  la  palmera, 

Y  sacude  la  verde  cabellera 
Kl  desmayado  lánguido  sauz: 

Se  ostentan  las  pompossisfloripundias, 
Que  cual  ebúrneas  campanillas  penden. 
De  albura  ricas  y  de  olor  trascienden, 

Y  el  trébol  y  las  flores  de  la  cruz.'' 

Flota. 
Meter  flota,  por  das  prisa,  es  á  nuestro  juicio,  lo- 
-cución  peculiar  de  estos  países. 

Fomento. 
Es  un  provincialismo  hispano-americano,  signi- 
ficando el  remedio  de  poner  paños  empapados  en 


292  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

algún  líquido  caliente.     Vulgarmente  dicen  aquí 

faumentos. 

Forzó. 

Fuerzo,  fuerzas,  fuerza,  es  el  presente  de  indica- 
tivo Aq  forzar;  y  no  como  dicen  muchos  por  acá 
forzó,  f orzas,  forza. 

"Cada  día  descubro  en  vos  valores  que  me  obli- 
gan y  fuerzan  á  que  más  os   estime."     (Cervantes. 

— Quijote.) 

Forro. 

De  forro  es  una  expresión  adverbial  que  aquí 
usan  vulgarmente  para  significar  además. 

Dicen  por  ejemplo:  "Se  fué  la  criada,  llevando-" 
se  de  forro  el  salario  adelantado." 

Fo  r ra  rse,  f  o  r rad  a. 

Forrarse,  es  provincialismo  que  equivale  á  po- 
nerse repleto  de  alimento;  y  forrada  á  hartura. — 
"Se  dio  una  buena /orrada  de  tamales,  y  se  enfer- 
mó."    En  castellano  es  atiforrarse. 

Flus. 

Probablemente  viene  de  la  palabra  flux,  que  es 
castellana  y  significa  en  la  frase  hacer  uno  flux,  con- 
sumir su  caudal  y  no  pagar  á  nadie.  Entre  noso- 
tros, tener  flus,  quiere  decir  estar  de  suerte  en  el 
juego. 

Franjolín— a. 

Es  un  adjetivo  que  aplicamos  á  las  gallinas  y 
demás  aves  privadas  de  cola.  En  Chile  les  dicen 
franjolinas-,  en  castellano  el  equivalente  áe  franjo- 

Un  es  reculo. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  293 

Fonda. 
Nadie  llama  aquí  á   los  hoteles  con  su  nombre 
•castizo  que  es  fonda:  y  todos  entienden  por  fonda 
(.1  r^}n)}q)(¡lln  doude  se  vende  aguardiente. 

Fortunoso— a. 
Quiere  decir  borrascoso,  tempestuoso,  desgraciado, 
<;n  buen  español, aunque  es  adjetivo  anticuado;  pe- 
ro por  acá  se  le  toma  por  afortunado,  dichoso.     Es 
•decir,  por  lo  contrario  de  lo  que  significa. 

Fuey. 
Corrupción  de  fuelle. 

Fuertísimo. 
Dígase /br/Í5m¿?,  siguiendo  el  origen  latino. 

Fuerzudo. 
Así  dicen  pox  forzudo. 

Fregar. 

Este  es  un  provincialismo  vulgar  que  priva 
mucho  en  esta  tierra:  aquí  se  friega  el  que  hace  un 
mal  negocio,  el  que  se  casa  mal,  el  que  es  pobre  y 
aun  el  que  es  rico;  en  una  palabra,  desde  el  más 
alto  hasta  el  más  bajo,  todos  nos  fregamos,  todos 
pasamos  una  vida  uixxy  fregada;  p^r o  consolémonos 
que  no  es  sólo  en  Guatemala  donde  uno  se  friega: 
también  en  Chile,  dice  Zorobabel  Rodríguez,  "que 
se  sufre  la  más  larga,  aburrida  é  insoportable  de 
las  fregazones:'^  en  el  Perú  bace  poco  se  fregaron 
con  la  guerra,  y  bien  que  conocen  allí  lo  que  es  la 
fregadera,  ó  sea  ''el  daño  que  sobreviene,  según 
Juan  Arona,  el  contratiempo,  el  compromiso,    la 


294  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

estrechez,  ¿qué  sé  yo?  Un  volumen  entero  ten- 
dría que  escribir  si  quisiera  aceptar  todas  las  acep- 
ciones de /r^^ar  y  sus  infinitos  derivados:''  tam- 
bién se  friegan  en  Colombia,  según  Cuervo;  y 
tendremos  que  concluir  con  que  en  toda  la  América 
española  se  friegan  y  hay  quién  friegue.  En  Espa- 
ña, en  la  tierra  del  Cid  y  de   Pelayo  ahí no  se 

friegan]  ahí  se  joroban,  se  dan  al  diablo,  se  incomo- 
dan, se  molestan,  se  fastidian,  se  hostigan,  se  aburren, 
que  quiere  decir,  en  nuestro  enérgico  lenguaje  que 
si  se  friegan  los  chapetones.  Es  la  verdad,  pues,  que 
en  este  picaro  mundo,  cuantas  veces  cae  una  go- 
ta de  hiél  en  nuestra  alma;  nos  atormenta  el  dolor; 
el  tedio  acibara  nuestra  existencia;  el  abatimiento 
nos  anonada;  sufrimos  un  desengaño;  cuantas  ve- 
ces, en  fin,  muere  una  ilusión  dorada; tantas  otras 
se  friegan  los  mortales,  aquende  y  allende  el  mar, 
aunque  esa  palabra  no  se  conozca  más  que  en  Amé- 
rica. Punto  redondo;  y  dejemos  de  fregar,  amolar, 
fletar,  chivar  y  moler  al  benévolo  lector. 

Freído. 

Dígase  frito. 

Fresco— a. 

Así  se  llama  a  los  refrescos,  como  el  agua  de  ca- 
nela, la  orchata,  etc.,  etc.  Decir  unsi  fresca,  es  lan- 
zar un  injuria,  un  insulto:  "Había  tocado  á  Ven- 
tura por  penitencia,  según  supe  desp^iés,  aquella 
difícil  y  delicada  pena  de  decir  á  cada  uno  de  los 
presentes  un  favor  y  un  disfavor-,  y  mi  pobre  con- 
discípulo anduvo  harto  desacertado  en  la  elección 
de  las  frescas  con  que  festejó  á  los  dueños  de  la 
casa  y  á  los  tertulianos."  (Salomé  Jil. — Cuadros 
de  Costumbres;  tomo  I,  página  25.) 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  295 

Frijol. 

El  Diccionario  de  la  Academia,  escribe  frijol  y 
fréjol,  no  sabemos  por  qué,  una  vez  que  los  escri- 
tores clásicos,  que  la  misma  Academia  ha  adopta- 
corno  ''Autoridades,"  dicen  corrientemente  frijol, 
sin  más  diferencia  que  escribir  ya  con  s  ya  con  x, 
y  otras  veces  frísol.  Antonio  de  Nebrija,  en  su 
^diccionario  latino  español  (1545)  dice: 

*'Phas¿olus  legumen  edem  ab  hisp.  dícitur  frisó- 
les; y  después  de  esto,  asegura  Salva  que  es  provin- 
cialismo de  América!  Nadie  pronuncia /ri/oZ  ni 
fréjol.  En  España  se  designa  generalmente  esa 
legumbre  con  los  nombres  de  alubia,  judia  y  habi- 
chuela. Llamamos /rijoZar  a  la  planta  que  produ- 
ce los  frijoles.  Los  hay  entre  nosotros  de  muy 
diversas  clases.  El  frijol  negro  es  después  del 
maíz,  el  alimento  más  importante,  sobre  todo  pa- 
ra los  indígenas.  Hay  una  especie  de  frijol  negro 
grande,  que  llaman  Ixtapacal;  al  colorado  pequeño 
áicaiúe  Ixpanquél;  hay  otro  morado  oblongo;  el 
blanco,  que  le  dicen  del  suelo;  el  negro  pequeño, 
de  extremos  aplanados,  que  lleva  el  nombre  de  ci- 
ruelo; el  colorado,  6  sea  el  ciruelo  coralillo;  el  fri- 
jol de  haba;  el  frijol  caracolillo;  y  el  frijol  garban- 
zo, originario  de  Nicaragua. 

Fritanga. 
En  Españal  es  fritada  ó  fritura. 

Fundillo. 

En  español  es  los  fondillos.  Aquí,  como  en  el 
Perú  y  Colombia,  dicen  el  fundillo,  cambiando  la 
o  en  u,  sin  duda  por  la  simpatía  que  dice  Cuervo 


296  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y     - 

tienen  las  labiales  h,  p,  f,  v,  m,  con  la  u  y  no  con 
la  o.  Además  se  usa  en  singular,  quitándole  la  s, 
por  esa  tendencia,  que  ya  hemos  censurado,  de 
traer  al  singular  esas  voces  que  en  castellano  sólo 
tienen  plural.  Propiamente /^6nrf^7/o  es  el  dimi- 
nutivo áe  fundo ^  heredad. 

Fundirse. 

Por  arruinarse,  es  provincialismo  chileno  y  gua- 
temalteco. Antiguamente  fundirse  significaba /mn- 
dirse]  y  de  ahí  viene  que  lo  tomemos  en  la  acep- 
ción que  hemos  dicho. 

Fustán  ó  justan. 

Fustán,  dice  el  Diccionario,  una  tela  de  algodón. 
Nosotros,  con  los  peruanos  y  chilenos,  llamamos 
fustán  (la  gente  baja  dice  justan)  á  las  enaguas 
blancas,  que  llaman  en  España. 

''Ello  es  que  el  lecho  abandonó  en  camisa. 
Sin  pensar  en  la  enagua  ni  el  fustán, 
¡Quién  pensaba  en  la  enagua 
Cuando  está  el  corazón  hecho  una  fragua!" 

(Ruinas,  pagina  352.) 
Fustrar 

Una  de  las  corruptel^-s  más  frecuentes,  hasta  en 
boca  de  personas  que  presumen  de  cultas,  es  decir 
fustrar,  en  lugar  de  frustrar. 

Fugo. 

No  faltan  hasta  letrados  que  digan  reos  fugos, 
por  prófugos. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  297 

Fuertísimo. 
Hay  palabras  (jue    para  formar  el  superlativo, 
tienen  la  raíz  latina:  ardentísimo,  fortisimo,  bonisi- 
mo,  lucentUimOy  valentísimo,  novísimo, ternísimo,  etc. 


O. 

Galán. 

Es  castellano,  en  sentido  de  hombre  de  buen 
porte,  de  airosa  presencia;  pero  nótese  que  cuando 
en  España  dicen  que  alguien  es  guajeo,  en  Guate- 
mala empleamos  siempre  galá7i,  dando  la  prefe- 
rencia á  esta  última  palabra. 

Galán  de  noche  {Certrum  noctnrnum)  es  un  ar- 
busto calificado  entre  los  venenos  narcótico -acres. 

GaUera. 
Ni  gallero  ni  gallera  se  hallan  en  el  Diccionario. 

GamonaL 

Por  ostentoso,  gastador,  es  provincialismo  de 
•estos  países  y  de  Colombia. 

Ganancia. 

Este  es  un  provincialismo  mexicano,  que  se  usa 
también  en  Chile  y  entre  nosotros,  y  que  signifi- 
ca '^añadidura  que  da  el  vendedor  de  pan  ó  velas 
sobre  lo  justo." — Así  vemos  en  algunos  letreros 
ócartelones:  ''Se  vende  pan  con  ganancia)'  "Can- 
delas con  ganancial  También  llamamos  ganan- 
cia á  la  paga  ó  comisión  que  el  dueño  ó  productor 
de  algún  artículo  de  consumo  doméstico  da  al  que 
se  encarga  de  venderlo  al  menudeo. 


298  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

''No  le  arriesgo  la  ganancia"  dicen  muchos  por 
no  le  arriendo  la  ganancia.  En  buen  castellano  se 
llama  adehala  lo  que  nosotros  llamamos  ganan- 
cia, hipegüel  ó  ajuste. 

Gancho. 

Al  alfiler  de  dos  puntas  que  usan  las  señoras 
para' prenderse  el  cabello,  llaman  por  acá  y  por 
Lima  ganchos,  cuyo  nombre  lexicográfico  y  usual 
en  Madrid,  es  horquilla. 

Garúa.    Garuar. 

Es  provincialismo  chileno  y  peruano,  que  noso- 
tros también  usamos,  por  llovizna,  mollizna,  cerni- 
dillo,. Garuar  es  lloviznar,  molliznar,  ó  mollinear, 
en  castellano. 

Garrobo. 

Es  un  reptil  nauseabundo  {Lacerta  hórrida)  que 
vive  á  orillas  de  los  ríos,  en  las  paredes  viejas,  y 
aun  en  los  techos  de  algunas  casas  arruinadas. 

Giro. 

''A  las  libranzas  y  letras  de  comercio,  les  dicen 
algunos  giros,  lo  cual  es  impropio,  ya  que  en  lo 
mercantil,  la  palabra  giro  lo  que  significa  es  ''mo- 
vimiento ó  traslación  de  caudales,  por  medio  de 
letras  ó  libranzas."  La  palabra  giro  significaba,  en 
lenguaje  antiguo,  hermoso,  galán;  y  de  ahí  viene 
que  en  muchas  repúblicas  americanas  y  en  Cuba, 
llaman  giros  á  ciertos  gallos. 

Gloriado. 

Bebida  que  se  hace  mezclando  agua  caliente  con 
aguardiente,  y  endulzándolo  todo  con    azúcar  tos- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  299 

Eii  Chile  y  en  el  Perú  usan  también  el  glo- 
es  decir,  la  bebida  y  el  nombre. 

GamonaL 
|ue  es  rústico,  al  cacique,  llaman  gamonal. 

Gallinero. 
Al  lugar  más  alto  del  teatro  le  dicen  aquí  galli- 
nero, sin  duda  porque  el  vulgo  que  allí  concurre, 
no  sabiendo  que  nombre  darle,  y  recordando  que 
las  gallinas  gustan  de  ponerse  en  las  noches  todas 
juntas,  6  en  los  lugares  más  altos,  quiso  llamar 
gallinero  á  la  cazuela  ó  paraíso. 

Garrete. 
Dígsíse  jarrete. 

Gas. 

Es  por  demás  curioso  el  nombre  de  gas,  que  dan 
aquí  al  petróleo  6  sea  aceite  de  piedra.  Una  lata 
(/e  ^a^  es  una  caja  de  aceite:  alumbrado  de  gas, 
equivale  á  alumbrado  de  petróleo;  porque  en  Gua- 
temala no  se  conoce  el  verdadero  alumbrado  de 
gas,  el  gas  light  de  New  York. — Otros  dicen  alum- 
brado de  aceite  de  petróleo,  incurriendo  en  un 
pleonasmo  muy  censurable,  toda  vez  que  petróleo 
es  aceite  mineral. 

Llámanle  también  gas  al  coma  producido  por 
las  bebidas  alcohólicas;  de  donde  procede  el  decir 
engasado  de  aquel  que  está  con  alcoholismo. 

Gavetas. 
"Hombre  de  muchas  gavetas,''  es  el  solapado  que 
usa  de  muchas    tretas,   que    sabe    el  arte  de  vivir 
bien. 


30(>  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Gaznatada.     Gaznatón. 
Se  usa  mucho  entre  nosotros,  por  bofetada,  bofe- 
tón.    En  castellano  sólo  significan    aquellas  pala- 
bras golpe  dado  en  el  gaznate  ó  gargüero. 

Getón. 
Palabra  vulgar  que  significa  bocón. 

Gorro  frigio. 

¿  Cómo  habían  de  creer  ciertos  políticos  que  gorro 
frigio  no  está  en  el  Diccionario  de  la  Academia? 
Sucede  que  el  gorro  que  sirve  en  América  de  em- 
blema á  la  libertad  política,  es  el  piléo  que  usaban 
los  ciudadanos  en  Roma.  ''El  retrato  de  Marco 
Bruto  lo  saqué  de  una  medalla  de  su  mismo  tiem- 
po original en  que  se  ve  entre  los  dos  puñales 

el  piléo  6  birrete,  insignia  de  la   libertad."     (Que- 
vedo. — Marco  Bruto.) 

Gola. 

Ssgnifica  en  español  gaznate,  tragadero,  gallillo 
6  galillo;  pero  no  como  algunos  lo  usan  en  Bogotá 
y  en  Guatemala,  "la  arandela  del  traje  de  mujer 
que  rodea  el  busto,"  según  dice  el  ''Vocabulario" 
de  la  novela  María,  de  Isaacs.  En  ese  caso  será 
golilla. 

Goma. 

Llaman  aquí  goma  al  estado  del  temulento,  en 
que,  después  de  la  excitación  producida  por  el  li- 
cor, se  vuelve  triste  y  temblón,  con  el  sistema  ner- 
vioso debilitado  y  con  ansia  de  beber  más  licor. 
La  palabra  goma  puede  ser  una  corrupción  de  co- 
ma, que  así  es  el  nombre  del  sopor,  más  ó   menos 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  301 

profundo,  proviniente  de  congestión  en  el  cerebro. 
El  medico  y  literato  1).  Pedro  Mata  dice:  ''que  el 
coma  sucede  á  este  estado  en  que  la  sangre  hierve 
de  más  á  más,  circula  con  violencia  y  en  especial 
hacia  la  cabeza."  También  pudiera  aventurarse  la 
idea  de  que  se  llama  goma  esa  lamentable  situa- 
ción del  ebrio,  por  cuanto  él  experimenta  las  fau- 
ces como  si  las  tuviera  con  goma,  pegajosas  y  con 
ansia  por  el  agua.  Mas  sea  loque  quiera;  engoma- 
do le  dicen  al  que  se  halla  con  goma,  esto  es,  al  in- 
feliz que  tiembla,  tartamudea,  está  débil,  no  tiene 
apetito  y  siente  un  malestar  terrible,  á  consecuen- 
cia de  la  tMubriaguez. 

Gota. 

Muchos  dicen  ''no  veo  gota,'^  para  indicar  que  no 
ven  nada  absolutamente. 

Graduación. 

No  debe  confundirse  con  gradación,  ''Graduación 
es  la  división  ó  el  acto  de  dividir  en  grados  acadé- 
micos, como  los  de  licenciado  ó  doctor;  el  carácter 
honorífico,  rango,  categoría  de  una  persona,  sobre 
todo  en  la  carrera  militar;  y  gradación  es  el  orden 
sucesivo,  con  que  se  pasa  insensiblemente,  y  como 
por  grados,  de  lo  ínfimo  á  lo  sumo,  de  lo  trivial  y 
pequeño  á  lo  más  grande  y  sublime,  de  lo  claro  á 
lo  oscuro,  de  lo  tenue  á  lo  fuerte."  {Zizaña  del 
Lenguaje,  por  D.  Francisco  J.  Orellana.) 

Gomitar. 
Corrupción  que  comunmente  se  usa,  de  vomitar, 
como  dicen  güeno,  por  bueno. 


302  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Grabado.    Gravado. 

Suele  confundirse  uno  con  otro;  pero  hay  que 
notar  que  se  graba  una  imagen,  un  retrato,  una 
figura  cualquiera,  y  se  grava  con  un  peso,  contri- 
bución ó  carga. 

Granada. 

Así  se  llama  por  acá  á  ciertos  fuegos  artificiales, 
que  en  español  denominan  ''árbol  de  fuego,"  y 
que  en  Chile  conocen  con  el  nombre  de  arbolito. 

Granadilla. 

Es  una  fruta  del  tamaño  y  forma  de  un  huevo 
de  pava,  un  poco  mayor  algunas  veces,  de  color 
anaranjado  cuando  está  madura  (Fassiflora  lígula- 
ris.)  Es  la  fruta  de  la  pasionaria,  trepadora,  cu- 
yas flores  tienen  las  insignias  de  la  trágica  muer- 
te del  Salvador  del  mundo.  Granadilla  es  un  his- 
panismo  de  América,  que  ya  registra  el  Diccionario 
de  la  Academia  en  su  12^  edición. 

"Cuájanse  los  cafetos  de  jazmines 
De  escarlata  él  granado  se  salpica, 
La  pasionaria  de  verdor  tan  rica 
Tiende  á  Flora  fresquísimo    dosel; 

Y  la  columna  del  esbelto  dátil 
Tapiza  la  pitahaya  trepadora : 
Con  lujosos  florones  la  decora, 
Pendientes  del  crinado  capitel. 

(Juan  Diéguez.— ictcS  tardes  de  abril.) 

De  la  pasionaria  y  de  la  granadilla  dijo  el  in- 
signe Bello  que  eran: 

"Nectareos  globos  y  franjadas  flores.'' 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  303 

Granadino. 
Árbol  de  buena  madera,  abundante  en  nuestras 
tierras,  (jueda  un  tinte  encarnado  oscuro. 

Gringo. 
Es  americanismo  que  se  usa  para  denominar  á 
los  ingleses 6 yanJcees.  Acerca  de  esta  palabra  no  an- 
<luvo  muy  acertado  Salva,  cuando  dice  que  es  apo- 
-do  que  se  da  á  todo  el  que  habla  una  lengua  ex- 
traña, y  que  la  pleve  llama  así  á  todos  los  extran- 
geros,  señaladamente  á  los  italianos. — Terreros 
definió  á  los  r/rm^05,  hace  más  de  cien  años,  di- 
ciendo que  en  Málaga  apodan  asíalos  extrangeros 
que  hablan  con  acento,  y  señaladamente  á  los  ir- 
landeses,— El  Diccionario  de  la  Academia  lo  toma 
por  sinónimo  de  griego:  ''hablar  en  griego,''  dice  es 
"hablar  en  gringo."  El  Diccionario  de  chilenismos 
lo  reputa  *'apod()  con  que  se  designa  vulgarmente 
a  \os ingleses.'' — El  Diccionario  do  los  peruanismos 
trae:  'Tara  nosotros  gringo  y  gringa,  con  sus  dos 
terminaciones,  y  aun  por  cariño  grihgnito  y  grin- 
guita,  no  es  más  que  inglés  ó  inglesa. 

Grisma. 

En  nuestro  modo  de  hablar,  bien  sabe  el  lector 
guatemalteco  que  grisma  es  una  pequeñísima  can- 
tidad de  una  cosa;  y  así  hemos  oído  mil  veces: — 
"No  le  hace  mal ;  sólo  es  una  grisma''  hablando  de 
cosas  de  beber  ó  de  comer. — ''No  sé  cómo  se  enfer- 
mó el  niño:  no  ha  comido  ni  una  grisma  de  nada." 

Esta  voz  debe  de  ser  una  corrupción  de  el  cris- 
ma, acaso  porque^es  muy  poco  el  aceite  con  que 
bautizan,  confirman  y  consagran  los  sacerdotes. 


304  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Gros. 

La  tela  de  seda  sin  brillo,  de  más  cuerpo  que  eí 
tafetán,  se  llam  gro,  del  francés  gros,  y  he  aquí 
por  qué  muchos  dicen  gros  con  s,  en  español.  A- 
cerca  de  esta  palabra  difieren  los  lexicógrafos. 
Gormaz  dice  que  es  grodetur.  En  el  diccionario 
francés  de  Martínez  López,  en  la  voz  defraiíle. — 
"Tela  de  seda  parecida  al  gros  de  Ñapóles/'  Al 
Gros  de  Tours  (en  francés)  le  decían  antiguamente 
en  Guatemala  Grodetú. 

Gruesísimo. 

Aunque  es  castizo  decir  gruesísimo,  es  más  culto 
usar  de  la  forma  latina  grosísimo,  como  enseñan 
Monlau,  Cuervo,  etc. 

Guaca. 

Es  palabra  que  viene  del  quechua  huaca,  ídolo,, 
casa  sagrada,  templo,  sepulcro.  Las  indios  hacían 
unos  montecillos  de  figura  cónica,  en  cuyo  centró- 
se encontraba  el  nicho  para  depositar  el  cadáver, 
junto  con  alhajas,  armas,  vasijas,  piedras  de  moler 
el  maíz  etc.,  á  lo  cual  llamaban  huaca. 

Garcilaso  dedica  á  esta  palabra  largas  colum- 
nas. El  quechuógrafo  Ischudi,  emplea  una  pági- 
na entera  en  su  descripción. 

Juan  de  Arona  dice:  ''Cubren  las  más  de  las 
veces  estas  huacas,  derruidos  paredones  y  multi- 
tud de  canillas  y  calaveras,  sobre  todo  lo  cual  de- 
ben pesar  mu}^  buenos  años: 

Son  montecillos  incultos 
Do  del  sol  á  los  reflejos. 
Vemos  blanquear  á  lo  lejos 
Huesos  de  gente  insepultos. 

(Poesías  peruanas.) 


PROVIN(íIALISMOS    DE   GUATEMALA  305 

Tan  pronto  como  los  conquistadores  advirtieron 
las  riquezas  que  había  enterradas  en  las  huacas, 
se  dieron  á  las  escavaciones,  afición  y  manía  que, 
ya  en  grande,  ya  en  pequeña  escala,  dura  hasta 
hoy  con  resultado  vario;  pues  simios  han  descu- 
bierto tesoros  positivos,  ó  cuando  menos  grandes 
obras  de  arte;  otros  no  han  hallado  nada,  salvo 
tiestos  6  cachos  de  vasijas  de  barro,  hilachas,  an- 
drajos, cañas  apolilladas,  etc." 

Guacal. 

Al  trasto  que  sirve  para  tomar  agua  y  echarla  á 
la  ropa  que  se  lava,  y  para  otros  usos  domésticos 
análogos,  llaman  por  acá  guacal,  palabra  indíge- 
na, que  creemos  no  tiene  equivalente  en  español. 
El  guacal  es  de  la  forma  de  un  hemisferio, de  nue- 
ve á  doce  pulgadas  de  diámetro,  aun  los  hay  mu- 
cho más  pequeños. 

En  Nicaragua  hacen  preciosos  guacales,  con  Ja 
cascara  del  jícaro  labrada  primorosamente  por  la 
parte  exterior,  pintado  de  negro  ó  colorado,ó  con 
su  color  natural  amarillo-paja.  En  México  lla- 
man guacal  á  lo  que  nosotros  conocemos  con  el 
nombre  de  cacaxte.    En  el  Perú  denominan  mate  á 

nuestro  guacal. 

Guaco. 

El  Diccionario  trae  esta  palabra,  significando  la 
planta  de  singular  virtud  para  curar  las  picaduras 
de  animales  venenosos;  pero  dice  que  se  cría  en 
la  América  del  Sur,  por  lo  que  creemos  que  no  será 
fuera  de  propósito  consignar  que  también  se  pro- 
duce la  milkania  guaco  en  Centro-América,  en 
donde  se  llama  vulgarmente  bejuco  de  la  estrella. 


M 


S06  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Guacaluda. 

Espada  de  guacal,  es  decir  que  lleva  en  la  guar- 
nición, para  defensa,  una  taza  de  hierro  déla  mis- 
ma forma  que  el  guacal. 

Hablando  de  Juan  Acuña,  dice  el  autor  del  des- 
graciado poema  "Don  Bonifacio:" 

"Y  desde  entonces  el  perdona- vidas 
Se  la  tenía  á  Manso  bien  jurada; 
Atisbábale  todas  las  salidas, 
Y  la  gran  guacaluda  preparada. 

Reo  de  muertes,  ebriedad  y  heridas, 
Sólo  andaba  de  noche  y  de  tapada; 
Padeciendo,  decía  con  malicia 
Soez,  persecución  por  la  justicia." 

Guacamaya. 

El  Diccionario  trae  guacamayo  (masculino)  pa- 
ra significar  el  papagayo  de  rojo  plumaje,  que  no- 
sotros llamamos  guacamaya.  (Ara  macao.  Lin.) 

Este  nombre  viene,  según  la  Academia,  del  hai- 
tiano hacamm/o]  pero  nos  inclinamos  á  creer  que 
se  deriva  más  bien  de  guaca,  que  quiere  decir  sa- 
grada y  maya,  tribu  de  indios  que  se  hallaba  al 
Norte  de  México,  en  donde  abundan  esos  anima- 
les, cuyas  plumas  usaban  mucho  los  aborígenes 
para  el  adorno  de  sus  templos  y  fiestas  religiosas. 
A  veces  llaman  sólo  con  el  nombre  de  ''guacas''  á 
esos  hermosísimos  habitantes  de  las  selvas  bajas, 
en  las  cuales  se  ven  siempre  de  dos  en  dos;  el  ma- 
cho con  la  hembra.  Se  domestican  fácilmente  y 
algunas  de  ellas  hablan. 

"La  boba,  el  carriquí,  la  guacamaya, 
El  afrechero,  el  diostedé,  la  mirla. 
Con  sus  pulmones  de  metal  que  aturden, 
Cantan,  gritan,  gorgean,  silban,  chillan. 

(Gregorio  Gutiérrez  González.— Antioqueño.) 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  307 

Guagua. 

Así  se  llama  aquí  ai  coco  de  los  niños,  no  (señor) 
(juaguá.  '^Si  no  te  callas,  viene  ño  guagua ^^  dicen 
á  los  chicos  que  están  llorando.  La  palabra  gua- 
gua es  quechua  y  significa  niño.  ''No  es  difícil — 
dice  Zorobabel  Rodríguez — explicarse  la  extraor- 
dinaria fortuna  que  ha  tenido  guagua  en  toda  la 
Am^M'ica  Meridional.  Hacía  falta  en  castellano 
una  palabra  que  fuese  á   los   labios   maternales, 

dulce  como  un  beso  y  suave  como  un  arrullo 

Pocos  años  después  de  la  conquista  del  Nuevo 
Mundo,  desde  Quito  hasta  Concepción,  todas  las 
mujeres  europeas  y  americanas  sabían  la  dulce 
palabra  y  la  repetían,  de  chicas  al  jugar  con  sus 
muñecas  de  trapo  y  de  cartón,  de  solteras,  entre 
sonrojadas  y  envidiosas,  y  de  casadas  con  el  acen- 
to de  la  más  santa  de  las  alegrías  y  de  la  más 
completa  de  las  felicidades." 

"Renunciar  á  ser  madre,  á  ser  esposa, 

Y  renununciar  por  fuerza! 

Y  resignarse  humilde  y  respetuosa 

A  guaguatear  los  hijos  de  una  hermana, 

xV  quien  mecí  en  la  cuna, 

;0h  suerte  cruel,  tirana! 

;0h,  sino  adverso,  oh  desigual  fortuna! 

{Meditación  de  una  feo..) 

Según  el  vocabulario  que  trae  Squier,  en  su  obra 
'•The  States  of  Central  America,"  guagua  es  tam- 
bién palabra  usada  en  Honduras,  y  significa  niño 
(dialecto  de  Opatoro.) 

Cuaque. 

Es  nombre  indígena,  muy  usado  para  denomi- 
nar ciertos  pimientos  grandes,  rojos,  que  los  abo- 
rígenes emplean  mucho  en  sus  comidas. 


308  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Guajes. 
A  las  baratijas,  chismes  6  utensilios   menudos,, 
llaman    guajes.     Hay    además    una  madera  muy 
fuerte,  que  se  emplea  para  la  construcción  de  edi- 
ficios, y  se  llama  guaje. 

Guasanga. 

Por  bulla  ó  baraúnda,  se  toma  en  Cuba,  Colom- 
bia, Guatemala  y  otras  repúblicas  del  Continente. 

Guajiro. 
Equivalente  á  guanaco,  en  su  acepción   provin- 
cial. 

Guanacada. 

A  todo  lo  que  es  ridículo,  tonto,  vulgar,  fuera  de 
propósito,  llámanle  guanacada. 

Guanaco. 
Del  quechua  huanano,  se  llama  guanaco  (auchenia 
guanaco)  al  más  corpulento  de  los  cuadrúpedos 
indígenas  de  Chile;  y  metafóricamente  dicen  allí 
guanaco,  tanto  en  la  terminación  masculina  como 
en  la  femenina,  de  la  persona  que  por  su  continen- 
te, ademanes,  largo  cuello  y  delgadas  piernas,  se 
asemeja  algún  tanto  á  los  guanacos,  según  explica 
el  autor  del  Diccionario  de  chilenismos. 

"Nosotros  llamamos  guanaco,  no  sólo  al  que  ha 
nacido  en  los  estados  de  Centro-América  fuera  de 
Guatemala,  sino  á  los  naturales  de  los  mismos 
pueblos  de  la  República. — Lo  que  el  portugués  pa- 
ra el  castellano,  es  el  guanaco  para  el  chapín  del 
vulgo.  No  hay  anécdota  ridicula  que  éste  no  atri- 
buya á  aquél;  y  si  se  trata  de  un  recién  venido  ba- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  309 

yunco,  es  bien  sabido  que  se  ha  de  decir  que  se 
arrodilla  delante  de  las  boticas,  que  toma  por  al- 
tares; que  pide  en  la  nevería  agua  caliente  para 
entibiar  los  helados;  que  se  asombra  de  que  los 
chapines  edificasen  la  ciudad  en  este  pedrero,  ha- 
biendo cerca  llanos  tan  hermosos;  que  pregunta 
si  la  catedral  es  hecha  aqui,  y  otras  ocurrencias  se- 
mejantes, que  prueban  menos  mala  voluntad,  que 
deseo  de  embromar  y  de  divertirse."  (Salomé  Jil. 
— ^*El  Guanaco,''  Cuadro  de  Costumbres,  tomo  I, 
página  50. 

"Por  lo  cual  á  pesar  de  ser  guanaco 
En  su  modo  de  hablar  era  europeo, 

Y  además  tan  galán,  tan  currutaco, 
Que  nadie  le  igualaba  en  un  paseo: 
A  la  verdad  era  un  poquillo  flaco, 

Y  visto  de  perfil  era  algo  feo, 

Y  algo  pecoso,  y  le  faltaba  un  diente; 
Mas  era  muy  buen  mozo,  muy  decente." 

(Pepe  Batres.) 
Guantón. 

Decimos  así,  por  el  golpe  dado  con  la  mano 
abierta,  que  en  buen  castellano  es  guantazo^  guan- 
tada y  bofetón. 

Guayaba. 

Nada  diremos  de  esta  sabrosa  fruta  americana 
de  forma  aovada,  que  se  llama  guayaba.  Psidium 
poniiferum,pyriferum.  Queremos  hablar  deesas 
guayabas,  que  no  se  comen,  por  cierto,  y  que  sin 
embargo  andan  en  boca  de  todos,  así  en  el  Perú, 
como  en  Guatemala,  así  en  Cuba  como  en  Colom- 
bia; de  esas  bolas,  que  corren;  del  canard  de  los 
franceses,  que  vuela;  del  bacho  limeño,  que  se  usa- 


310  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ba  hace  unos  treinta  años;  de  los  chiles  que  cuen- 
tan nuestros  muchachos;  de  l2i  grilla  de  los  madri- 
leños; del  embuste,  de  ]£i  meiitira,  que  llamamos 
guayabas.  ¡Ah  esas  son  guayabas!  Dicen  en  Ma- 
drid ¡esa  es  grilla! 

Gracejada. 

Como  aquí  llaman  gracejo,  al  que  hace  pa^^asa- 
das,  y  no  como  en  España,  al  chiste,  gracia  y  do- 
naire en  el  hablar;  de  tal  suerte  que  allá  es  adjeti- 
vo y  aquí  sustantivo,  en  significación  contraria; 
viene  resultando  que  gracejada,  que  no  está  en  el 
Diccionario,  equivale  á  payasada.  Si  en  Madrid 
dicen  á  alguien  que  tiene  gracejo,  lo  toma  por  elo- 
gio; mientras  que  en  Guatemala,  si  á  alguno  le 
llaman  gracejo,  lo  recibe  como  injuria. 

GuayabaL 
Quiere  decir  en  castellano,  terreno  sembrado  de 
guayabos;  pero  aquí  tomamos  el  nombre  de  (/i^a^/a- 
bal  por  el  árbol,  por  el  guayabo,  como  decimos  na- 
ranjal, por  naranjo,  granadal,  por  granado,  cocal 
por  coco,  etc.,  etc. 

Guanaba. 

En  castellano  es  guanábana.  Anona  montana, 
muricata. 

Guangoches. 

Son  unos  morrales,  que  se  usan  para  recolectar 
el  café,  durante  la  cosecha. 

Guaro. 
A  un  loro  pequeño,  mayor  que  el  perico  y  muy 
locuaz,  se  le  da  el  nombre  español   de  guaro,   que 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  311 

entre  nosotros  es  sinónimo  de  aguardiente,  acaso 
porque  el  que  bebe  mucho  de  este  licor  se  pone 
como  un  (juaro,  de  alegre  y  charlatán.  ''Tan  or- 
gulloso Fuhmo;  parece  que  uno  no  supiera  que  to- 
do su  pisto  lo  ha  hecho  con  el  guaro,  con  la  clan- 
destina  y  con  las  chicherías.'' 

Guarumo. 
Es  un  árbol  esbelto  (Cecropia  peltata,  palmata) 
que  abunda  en  nuestras  costas  y  en  todo  el  conti- 
nente americano.  Las  hojas  y  la  corteza  son  as- 
tringentes. E\  guarumo  de  hojas  blancas  es  un 
buen  remedio  contra  la  hidropesía  y  dolores  del 
brazo,  y  lo  emplean  también  como  vulnerario,  es 
decir,  para  preservar  de  la  supuración  á  los  que 
han  sufrido  golpes  fuertes.  El  Dr.  Michelena,  ca- 
tedrático de  cirujía  de  la  Universidad  de  Caracas, 
refiere  haber  empleado  con  buen  suceso  las  hojas 
del  guarumo  blanco  en  casos  de  movilidad  nervio- 
sa. El  mismo  profesor  ha  observado  que,  bajóla 
influencia  de  esa  sustancia,  los  latidos  del  corazón 
se  vuelven  más  lentos  de  una  manera  notable,  sin 
padecer  los  órganos  digestivos.  Las  hojas  del  gua- 
rumo blanco  (hay  otro  de  hojas  moradas)  reempla- 
zan á  la  digital  de  Europa,  con  ventaja;  porque  su 
acción  es  más  duradera,  segura  y  constante,  sin 
causar  los  malos  efectos  de  la  digital.  Sabemos 
que  aquí  en  Guatemala  el  Dr.  Don  José  Farfán  ha 
empleado,  con  éxito  sorprendente,  las  hojas  del 
guarumo  como  un  buen  anti-asmático.  A  pocos 
días  de  la  decoción  tomada  por  agua  común,  y 
preparada  con  una  hoja  por  cada  botella  de  agua, 
se  consigue  ordinariamente  una  curación  durade- 


312  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ra.  El  Dr.  don  Antonio  Rodríguez,  catedrático 
de  materia  médica  en  la  Universidad  de  Caracas, 
ha  comprobado  ese  heche  nuevo  en  terapéutica. 
Todo  lo  que  á  este  artículo  se  refiere,  lo  hemos  to- 
mado de  una  obra  del  Dr.  F.  Bayón ;  y  aunque  sea 
saliendo  algún  tanto  del  objeto  que  nos  hemos  pro- 
puesto, que  es  gramatical  y  filológico,  nos  ha  pa- 
recido conveniente  dar  á  conocer  las  propiedades 
del  guarumo. 

Guapinol. 

Hermoso  árbol  de  nuestras  costas  que  da  unas 
vainas  de  tres  celdas,  que  contiene  un  polvo  ama- 
rillento arinoso,  de  olor  desagradable,  que  muchos 
comen.     Llámase  también  copinoL 

Guate. 
Siembra  especial  de  maíz,  conocida  también  por 
regadülo;  hecha    en   surcos   muy  poco    distantes 
unos  de  otros.     Destínase  á  forraje. 

Guarapo. 

Es  voz  americana  que  se  aplica  al  jugo  de  la  ca- 
ña de  azúcar,  que  se  extrae  esprimiéndola,  y  que 
por  vaporización  produce  el  azúcar.  Se  deriva  del 
cumanagoto  huampit,  que  quiere  decir  tasa,  según 
asegura  Rojas,  en  sus  "Cien  vocablos  indígenas  de 

Venezuela." 

Guazapa. 

Es  una  especie  de  trompo  pequeño  con  mucho 
vuelo  y  que  se  hace  bailar  con  la  mano.  Decimos 
de  una  persona  de  baja  estatura,  rechoncha  y  bu- 
lliciosa que  parece  una  guazapa.  En  España  di- 
cen que  parece  peonza. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  313 

Guardabarranco. 
Es  una  ave  canora,  que  los  naturalistas  conocen 
con  el  nombre  de  Myadestes  unicolor.  (Sclater)  y  al 
cual    Fuentes  y  Guzmán  da  el  nombre  de  cerro- 
gillo. 

Guarda. 

Al  guardabarranco,  suelen  decir  simplemente 
guarda.     Según  Lafr.  es  el  Myiadestes  obscurus. 

Guachoco. 
Es  un  pájaro  pardusco,  como  una  paloma,  de 
ojos  colorados,  que  produce  una  especie  de  canto, 
<3on  el  cual  imita  su  nombre  de  guachoco. 

Guasanga. 
Llamamos  á  una  riña,  á  una  pelotera. 

GUeno. 
Es  muy  vulgar  decir  güeno,  güelta,  por  bueno, 

vuelta. 

Gueso. 

Muchos  pronuncian  gUeso,  güe7V,  güérfano,  con 

g  en  vez  de  pronunciar  la  li  muy  suavemente  en 

tales  palabras. 

Güegüecho. 

Ignoramos  el  origen  de  esta  voz  que  equivale  al 
goitre  de  los  franceses,  al  bocio  español,  y  al  coto 
de  los  peruanos.  También  se  llama  papera  (de 
papo)  según  el  Diccionario.  Hablando  metafóri- 
camente dícenle  güegüecho  al  tonto,  al  pelele,  que 
obra  con  candidez,  al  que  no  es  listo.  ''¡No  soy 
tan  güegüecho:  no  me  hace  operación!"  dicen  por 
acá,  en  vez  de  ''¡No  soy  tan  simple:  no  soy  tan 
ۇndidoI'' 


314  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Don  José  Milla,  en  la  descripción  de  un  platero, 
llamado  Candelario,  asegura  que  era: 

"Medio  visco,  sin  dientes,  contrahecho, 
''Con  el  apéndice  de  un  gran  güegüecho^ 

C'Don  Bonifacio,"  página  47.) 

GUergUero. 
La  parte  superior  de  la   traquearteria  se  llama 
garguero  6  gargüero,  que  uo güergüero,  como  dicen 
muchos  paisanos  nuestros. 

Gurguciar. 
Este  nuestro  verbo  significa  averiguar  con  cau- 
teloso empeño,  con  malicia,  algo  que  deseamos  sa- 
ber. 

GUicoy. 

Es  nombre  indígena  de  una  especiede  calabaza. 

GuisquiL 

Al  chayóte,  fruto  de  la  planta  que  se  llama  cha- 
yotera, dícenle  por  acá  güisquil,  palabra  que  en 
otras  partes  se  toma  en  sentido  torpe.  Seechium 
edule. 

Güisespín.  . 
Planta  medicinal,    especie  de  zarza,    conocida 
también  con  el  nombre  de  uña  de  gato.     En  Hon- 
duras le  dicen  friega  platos. 

Gurrumina. 
La  contemplación  excesiva  del  marido  á  la  mu- 
jer, se  llama  en  castellano  gurrumina,  onomato- 
peya  del  arrullo  del  palomo;  y  gurrumino  es  des- 
poso que  acaricia  en  demasía  á  su  mitad. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  315 

Ksto  es  en  España;  que  por  acá,  se  da  el  nom- 
bre de  (jurrumina  á  todo  lo  que  causa  perenne 
molestia;  así  á  un  dolor  ligero,  pero  reacio,  como 
á  una  persona  que  enfada  con  sus  ocurrencias  re- 
petidas. Al  gurrumino,  diríanle  aquí  melcochoso  ó 
ineloso. 

Guiso. 

Ks  muy  común  en  el  uso  familiar,  guiso  por  gui- 
sado. Guiso  es  la  salsa  ó  condimento  con  que  se 
prepara  el  guisado,  que  es  la  vianda.  Guiso  el 
sustantivo,  guisado  el  participio  de  guisar  ó  el  ad- 
jetivo sustantivado. 

Guinche. 
Es  el  nombre  que  dan  al  novillo  flaco,  que  des- 
tinan para  engordarlo  y  conducirlo  después  al  ma- 
tadero. 

Guineo. 

Así  llamamos  á  una  especie  de  plátano  ó  bana- 
no, probablemente  por  ser  originario  de  la  región 
africana  que  lleva  el  nombre  de  Guinea.  Musa 
sapientium. 

Guatales. 

Nombre  que  dan  los  campesinos  á  los  terrenos 
que  sirven  para  maizales,  y  á  donde  llevan  comun- 
mente los  ganados  á  pastar. 

Guachipilín. 

Árbol  de  nuestras  costas,  apreciado  por  su  ma- 
dera fina  amarilla,  que  sirve  para  construcciones 
rurales. 


•316  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

H. 

Hoy  no  tiene  la  H  ningún  sonido  en  castellano, 
puesto  que  la  aspiración  suave  que  en  lo  antiguo 
se  le  daba  de  un  modo  delicado,  y  que  prestaba 
gracia  y  armonía  á  la  dicción,  ha  caído  en  desuso. 
En  las  composiciones  poéticas  del  siglo  de  oro  de 
la  literatura  castellana  todavía  se  aspiraba  la  h^ 
como  se  nota  en  versos  que  no  constan  sin  ese  re- 
quisito  y  que  desmerecen  con  virtiendo  en  muda 
la  h. 

Es  curioso  observar  que  hacia  el  año  de  1580, 
comenzó  á  perderse  la  pronunciación  de  esa  letra. 

*'Es  porque  la  h — dice  el  marqués  de  Villena,  en 
su  Arte  de  Trovar — en  principio  de  dicción  face  la 
aspiración  abundosa  en  algunas  dicciones,  pusie- 
ron en  su  lugar/,  por  templar  aquel  rigor;  así  co- 
mo por  decir  hecho  dicen  fecho,  o  por  Herando,  Fe- 

r ando  y 

Habrán. 

''Habrán  toros;  habrán  bailes;  habrán  muchas 
fiestas."  Estas  locuciones  y  otras  análogas,  se 
usan  muy  frecuentemente  por  acá,  empleando  ha- 
ber en  plural,  cuando  debe  ir  en  singular;  porque 
al  valemos  de  ese  verbo  para  significar  la  existen- 
cia, se  le  debe  poner  en  la  tercera  persona  de  sin- 
gular, aunque  hable  de  muchas  personas  ó  cosas; 
y  así  se  dice  hubo  fiestas,  habrá  diversiones,  y  no  hu- 
bieron, ni  habrán. 

Hacer. 

Este  verbo  tiene  muchas  acepciones,  según  las 
palabras  de  que  se  acompaña.  Como  provincia- 
lismos nuestros,  recordamos  los  siguientes: 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  317 

"Hacer  dúos,"  que  la  gente  vulgar  dice  "hacer 
dugos:'  significa  apoyar  directa  6  indirectariiente 
los  deseos  de  otro;  secundarle,  prestarle  ayuda,  so- 
bre todo,  en  pretensiones  amorosas.  Con  esto  de 
hacer  dugos,  muchos  han  hecho  su  agosto,  hacien- 
do de  una  vía  dos  mandados;  haciéndole  á  uno  la 
cama,  y  haciendo,  en  fin,  que  haga  morisquetas 
una  moza,  en  vez  de  hacerse  la  gatita  muerta. 

Hacer  lunes,  dicen  de  los  artesanos  y  peones  que 
dejan  de  concurrir  al  trabajo  el  lunes,  por  haber 
estado  en  parranda  el  domingo,  y  continuar  el  día 
siguiente  en  jarana,  ó  amanecer  enfermos  á  con- 
secuencia de  elhi. 

Hacer  la  vieja,  es  locución  muy  usada  por  acá, 
para  denotar  que  una  persona  entretiene  el  tiem- 
po, haciendo  como  que  trabaja,  y  no  despacha  lo 
que  se  le  ha  confiado.  Cuando  decimos  que  el  mu- 
chacho en  la  escuela  se  divierte  haciendo  la  vieja; 
que  la  criada  no  sabe  más  que  hacer  la  vieja;  que 
los  albañiles  pasan  la  mañana  haciendo  la  vieja, 
queremos  dar  á  entender  que  disimulan  trabajar, 
dejando  pasar  el  tiempo. — En  el  precioso  ''Cuadro 
de  Costumbres"  intitulado  ''Un  baile  de  Guante  " 
dice  don  José  Milla:  ''Un  ejército  de  albañiles. 
carpinteros  y  pintores  invadió  la  casa  desde  el  si- 
guiente día;  y  mediante  ruegos,  amenazas  y  ofer- 
tas de  doblar  la  paga,  alternándonos  los  indivi- 
duos de  la  comisión  en  montar  la  guardia  para 
que  aquellos  señores  no  hiciesen  la  vieja,  al  cabo 
de  dos  semanas  la  casa  de  don  Simón  estaba  como 
nueva,  y  los  salones,  según  todos  dijeron,  magní- 
ficos, espléndidos,  sublimes." 


318  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Hacer  la  tela,  es  engañar  con  apariencias  de  que 
se  hace  alguna  cosa,  no  haciéndola  en  realidad. 

Hacer  la  ])lanta,  C[\x\QYQ  ákiúv  que  uno  iníita  lo 
que  hace  otro,  pero  sin  llegar  á  hacerlo;  v.  g.  del 
payaso  ó  bufón,  dícese  que  hace  la  planta  de  dar  el 
salto  mortal. 

Hacer  plantas,  significa  hacer  monadas  ó  mone- 
rías, hacer  gestos  ó  visajes,  hacer  pantomimas;' y, 
en  sentido  figurado,  aparentar  que  se  hace  una  co- 
sa sin  hacerla. 

No  le  hace,  dicen  á  las  veces  para  significar  que 
no  importa. 

Hacer  violón,  quiere  decir  que  uno  secunda  ma- 
liciosamente lo  que  otro  dice,  sin  estar  de  acuer- 
do con  sus  ideas,  empleando  algo  de    hipocresía. 

Hacer  mal  tercio,  es  frase  provincial  con  que  in- 
dicamos que  alguien  hace  mala  obra,  que  incomo- 
da, que  estorba. 

Hacerse  el  peje,  es  hacerse  el  bobo. 

Hacerse  la  chanchita,  quiere  decir  en  buen  espa- 
ñol, hacerse  la  chiquita. 

Hacer  un  crimen  á  alguno,  es  culparlo  de  un  de- 
lito, achacarle  una  falta,  ponerlo  en  mal  predica- 
do; porque  los  que  así  hablan,  no  distinguen  la  di- 
ferencia que  hay  entre  crimen,  delito  y  falta. 

Hacer  carita,  es  entre  los  niños  excitar  el  uno  el 
apetito  del  otro,  mostrándole  con  sorna  algo  de  lo 
que  él  carece. 

Hacer  un  levante,  es  buenamente  calumniar  á  al- 
guno. 

Hacer  herejías,  Q^XoancÁón  chilena,  argentina  y 
guatemalteca,  que  equivale  á  hacer  atrocidades, 
maltratar  cruelmente,  herir,   mortificar.     "Es   un 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  3]9 

bárbaro;  no  tiene  Ud.  idea  de  las  mil  herejías  que 
hace  con  su  mujer." 

Hacerse  ilusiones,  no  es  castellano;  dígase  alud- 
yiarse,  forjarse  ilusiones. 

Hacerse  por  habituarse,  bien  hallarse,  es  muy 
usado:  '*No  me  hago  á  estar  sola;"  "te  hallas  con 
don  Anselmo? — Sí  estoy  muy  hecho."  ''Nos  ha- 
cemos un  deber  de  contestar  los  cargos,  etc.,"  dicen 
muchos  periodistas;  en  vez  de  ''Nos  cumple  etc., 
etc." 

"Hacer  de  cuenta,"  dicen  muchos;  y  es  hacer 
cuenta. — "Puede  vuesa  merced,  señor  don  Antonio, 
trasladar  lo  que  tiene  en  su  pecho  en  el  mío,  y  ha- 
cer cuenta  que  lo  ha  arrojada  en  los  abismos  del 
silencio." — {Quijote.) 

Haiga. 
Tanto  se  corrompe  el  castellano  por  acá,  que 
muchos  y  muchas  dicen  haiga,  haigas,  etc.  Debe 
decirse  haya,  hayas,  etc.  Suele  también  decirse 
hayamos,  huyáis;  pero  la  pronunciación  correcta  es 
hayamos,  hayáis. 

Hace. 
Hace  vos,  otro  barbarismo:  por  has  tii. 

Hartada. 
Dígase  hartura,  hartazón  y  hartazgo,  que  no  har- 
tada, como  por  aquí  se  dice. 

Hasta. 
Todos  los  gramáticos  censuran  la  supresión  que 
suele  hacerse  de  la  partícula  7io  en  las  frases  nega- 
tivas que  empiezan  con  hasta.  Por  ejemplo,    deci- 


320  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

mos:  ''Hasta  las  cinco  le  dolió  la  cabeza"  para  in- 
dicar que  antes  de  esa  hora  no  le  había  dolido ;  y  es 
precisamente  lo  contrariólo  que  aquella  frase  sig- 
nifica, pues  quiere  decir:  que  le  estuvo  doliendo  la 
cabeza  durante  todas  las  horas,  hasta  las  cinco  que  se 
le  quitó  el  dolor.  Debe  decirse:  ''Hasta  las  cinco 
no  le  dolió  la  cabeza." 

"Hasta  ayer  recibí  su  carta;  debe  ser  "hasta 
ayer  no  recibí  su  carta/'  dado  que  la  carta  no  po- 
día estar  recibiéndose  todos  los  días,  sino  que  tras- 
currieron algunos  sin  recibirla. 

Hasta  cada  rato. 

Dice  Cuervo,  acerca  de  esta  frase,  que  emplea- 
mos para  despedirnos  de  las  personas  con  quien 
nos  vemos  amenudo,  y  que  es  de  uso  general  en 
Chile  y  en  Colombia:  Hasta  cada  rato  es  fórmula 
especial  de  despedida  y  creemos  que  .sólo  es  me- 
nester aplicar  un  momento  á  ella  la  atención  pa- 
ra reconocer  su  absurdidad.  Hasta  ñ^a  el  término 
de  una  duración,  la  cual  en  frases  semejantes  co- 
mienza desde  el  momento  en  que  se  profieren,  y 
cesa  en  el  punto  anunciado  por  la  proposición:  v. 
g.  hasta  mañana;  esto  es  "el  no  vernos  durará  el 
espacio  comprendido  entre  ahora  y  mañana;"  ca- 
da rato  indica  repetición  y  no  es  posible  que  algo 
acabe  con  frecuencia,  si  no  comienza  cuantas  ve- 
ces haya  de  verificarse  el  acabar." 

"Con  licencia  y  perdón  del  insigne  hablista  bo- 
gotano— dice  Zorobabel  Rodríguez — nos  atreve- 
mos á  insinuar  que  acaso  la  frase  censurada  no 
merezca  el  rigor  con  que  la  trata.  En  efecto  ¿  por 
qué  la  frase  hasta  mañana   no   podría   entenderse 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  321 

''hasta  vernos  qué  será  mañana?" — Y  esto  admi- 
to, ¿por  qué  no  admitiremos  que  la  otra,  hasta 
cada  rato,  pudiera  también  significar  sin  violencia, 
''hasta  vernos  que  será  á  cada  rato?" 

Hendir. 

Por  hender,  y  hendidura,  por  hendedura,  son  co- 
rrupciones que  deben  evitarse.  Con  razón,  pues, 
dijo  el  Meléndez  Valdés  guatemalteco  en  "Las 
Tardes  de  Abril":  ''Hiende  el  aire  la  orquesta  de 
los  tordos;"  y  el  fabulista  español  pintaba  la  igno- 
rancia así: 

•'Por  una  estrecha  hendedura 
Sacó  la  cabeza  un  topo 
Con  poca  carne  en  los  huesos 
Y  mucha  piel  en  los  ojos." 

Hela. 
Muchos  dicen  así,  creyendo  que  del  verbo  helar 
debería  derivarse  hela,  sin  parar  mientes  en  que  á 
causa  de  la  irregularidad  es  hiela: 

"Ladra  medroso  el  parro  vigilante; 
Borradas  las  veredas  se  extravía 

Y  se  hiela  á  la  par  el  caminante, 

Y  hasta  aquel  que  á  cubierto  desafía 
De  la  noche  el  rigor,  tristeza  siente 

Y  espera  ansioso  que  despunte  el  día." 

(J.  Velarde. — Apuntes  de  ^^ Noche  Buena,") 

Hechos  prácticos. 

Dice  un  historiador:     "Que   los  hechos  prácticos 

vinieron   á    demostrar  cuan    lamentable  es   para 

Centro-América  la  ruptura  del  pacto  federal,  etc." 

La  verdad  es  que  los  hechos  teóricos  de  este   núes- 


322  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

tro  Cide  Hamete    Beneugeli  tienen   mucho  de  he- 
chos imaginarios. 

Helada. 

Agua  helada^  dicen  todos  por  acá,  para  signifi- 
car el  agua  fría;  y  así  oímos  continuamente:  "No 
beba  Ud.  agua  helada;"  "Me  bañé  hoy  en  agua 
helada;"  ''Venga  pronto,  que  se  pone  helado  el 
chocolate;"  "Tengo  helados  los  pies,"  etc.,  etc. 
Como  si  fuera  posible  que  el  agua  congelada  6  he- 
lada, es  decir,  en  estado  sólido  y  no  líquido,  pu- 
diera beberse  ó  bañarse  uno  en  ella;  ó  como  si 
aquí  estuviéramos  en  Rusia,  para  que  el  chocolate 
se  congelase;  pero  es  la  verdad  que  no  son  esas  las 
ideas  que  quieren  expresar  los  que  usan  de  seme- 
jantes frases,  sino  que  confunden /río  con  helado. 
Ni  qué  mucho  que  tales  cosas  se  confundan,  cuan- 
do al  inteligente  se  le  confunde  a  las  veces  con  el 
tonto,  al  ignorante  con  el  sabio  y   al   virtuoso  coJí 

el  perverso. 

Herrar. 

Se  confunde  mucho  con  errar,  en  su  conjuga- 
ción. 

Herrar,  es  poner  herraduras  y  marcar  ó  guare- 
cer con  hierro. 

Errar,  es  no  acertar,  equivocarse.  Las  formas 
irregulares  de  éste  son: yerro,  yerras,  yerra,  yerran, 
yerre,  yerres,  yerre,  yerren,  yerra  tú. 

Las  de  herrar,  son:  hierro,  hierras,  hierra,  hie- 
rre, hierres,  hierre,  hierren,  hierra  tú. 

Muchos  letreros,  con  grandes  caracteres,  hemos 
visto  en  la  ciudad  que  dicen:  "Aquí  se  herran 
caballos,"  y  no  saben  que  yerran  los  tales;  debe 
decirse:     "Se  hierran  caballos." 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  323 

Otros  exclaman:  ^j  Pedro  no  erra  tiro,  cuando 
va  á  cazar!"     Deben  decir  que  no  yerra. 

"Salto  la  dueña,  hecha  otra  dueña,  por  no  decir 
un  rejal^^ar,  y  dije:  Di  tu  nombre  y  qué  hierras 
aquí  donde  no  hay  bestias."  (Quevedo.— ''JE'/  en- 
tremetido,  la  dueña  y  el  soplón ^ ) 

Hierba  mala. 
"Planta  de  hojas  redondas,  anchas  y  de  verdor 
desmayado,  muy  venenosas  (excepto  para  las  ca- 
bras) que  arrojan  una  sabia  lechosa,  y  de  ahí  lla- 
marla también  Coctemalán,  ó  palo  de  leche."  Fuen- 
tes y  Guzmán. — ''Recordación  Florida")  Excacaria. 

Hierra. 
La  operación  de  marcar  el  ganado  con    hierro 
hecho  ascua,  es  en  castellano  herradero.     En    Co- 
lombia   llámanle /¿erra7i2;a;  en  la  Argentina  y  en 
Chile  hierra;  en  Guatemala ^erra,  6  j ierra. 

Higuerillo. 
Arbusto  silvestre,  muy  común  por  estas  tierras, 
(ricinus  comunis,)  de  corteza  rojiza,  de  hojas  ver- 
des, produce  unos  piñones,  con  semillas  oleagino- 
sas, ovaladas,  pequeñas,  de  color  aplomado  con 
vetas  pardas.  Del  higuerillo  extraen  un  aceite  que 
se  llama  de  castor,  cuando  está  purificado,  y  que 
conserva  el  nombre  de  higuerillo  cuando  está  su- 
cio. El  primero  es  una  droga  que  se  halla  en  to- 
das las  boticas,  como  purgante.  Ei  segundo  lo 
usa  la  gente  pobre,  para  alimentar  sus  lámparas  ó 
candiles.  En  el  Perú  dicen  higuerilla,  y  en  espa- 
ñol se  llama  higuereta  ó  ricino  á  esa  planta  eutor- 


324  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

biácea,  que  se  encuentra  en  los  paseos  públicos  de. 
Buenos  Aires,  y  que  el  pueblo  conoce  con  el  nom- 
bre de  tártaro  en  la  República  Argentina. 

Hincar. 

Significa  en  castellano  introducir  una  cosa  en 
otra,  como  hincar  el  diente,  hincar  las  uñas.  No 
significa  arrodillar,  á  no  ser  que  se  diga  hincar  la 
rodilla  ó  las  rodillas.  No  es,  pues,  correcto  el  de- 
cir "hinqúese  lid''  por  ''póngase  de  rodillas."  Hin- 
car es  verbo  activo. 

En  el  conocido  pasaje  de  La  publicación  de  la 
bula  del  Lazarillo  de  Tormes,  dijo  Mendoza:  El 
señor  Comisario  se  hyncó  de  rodillas  en  el  pulpito, 
puestas  las  manos  y  mirando  al  cielo,  dijo  etc." 

Volverán  del  amor  en  tus  oídos 
Las  palabras  ardientes  á  sonar; 
Tu  corazón  de  su  profundo  sueño 
Tal  vez  despertará; 

Pero  mudo,  y  absorto  y  de  rodillas, 
Como  se  adora  á  Dios  ante  su  altar. 

Como  yo  te  he  querido ¡desengáñate 

Así  no  te  querrán! 

(Becquer.) 

En  los  albores  del  habla  vulgar,  hallamos  que 
el  Cid 

''Llegó  á  Sancta  María  luego  descavagalba; 
Fincó  los  inojos,  de  corazón  rojaba. 
La  oración  fecha,  luego  cavalgaba." 

{La  Gesta  de  mío  Cid,  Cantar  I  número  50.  Edición  del  "Poema," 
comentado  por  don  Andrés  Bello.")  ^ 


PROVIN(íIALISMOS    DE   GUATEMALA  325 

Huanaba. 
Es  una  fruta  americana,  de  lafamiliade  lasa7io- 
nas  ó  del  chirimoyo.     En  el  Perú  la   conocen    con 
el  nombre  de  huanáhana,  voz  quechua.     El  Dic- 
cionario trae  guanábana. 

Huarahua. 
En  el  Perú,  quiere  decir  el  movimiento  zandun- 
guero  de  la  cintura.  Entre  nosotros,  se  toma  por 
mentira,  broma,  chanza. — ''Son  tus  huarahuas,'" 
quiere  decir:  "son  bromas  tuyas."  En  algunos  lu- 
gares, al   zopilote  le  llaman   guaraguao. 

Hostigar. 

Quiere  decir,  según  el  Diccionario,  perseguir, 
molestar  á  alguno  con  burlas  ó  de  otra  manera. 
Muchos  lo  usan  mal  por  empalagar,  dar  en  rostro. 
"El  mismo  guiso  todos  los  días  acaba  por  hosti- 
gar;^^  debería  decirse  "acaba  por  iponer  hastio,''  por 
empalagar,  por  dar  en  rostro. 

Hostigoso. 
Así  dicen  muchos  por  hostigador,  el  que  hostiga. 

Honduras. 

"Meterse  en  honduras,"  es  frase  que  se  usa  por 
meterse  en  dificultades;  en  camisa  de  once  varas, 
también  se  oye  muy  á  menudo: 

"Mas  por  lo  que  á  mí  respecta 
No  te  diré  ni  palabra; 
Fuera  meterme  en  honduras 
Y  en  camisa  de  once  varas.'' 

f Rivera  Maestre.) 


326  VICIOS    DEL    LENCIUAJE    Y 

Hotel. 

Todos  decimos  aquí  hotel,  si  bien  en  España  la 
gente  culta  no  comete  este  galicismo,  al  decir  de 
Baralt,  quien  asegura  que  *'se  usa  ese  vocablo  fran- 
cés en  traducciones  comunes,  y  en  rotulatas  de^o- 
sadas  o  fondas,  dándole  el  valor  de  estas  voces. 

''Galicismo  excusado,  pues  tenemos  los  dichos 
^posada,  fonda,  y  también  hortal,  hostería,  mesón  y 
parador,  con  los  derivados  mesonero,  mesonaje,  hos- 
telero, hostelaje,  hostalero,  hostalaje,  fondista,  posa- 
dero, etc." 

''Y  aquí  hay  que  notar  que  hoctal,  (abreviatura 
de  hospital,  del  L.  hospitium)  es  el  mismo  vocablo 
francés  hotel,  el  catalán  hoctal,  y  el  italiano  ostello, 
¿A  qué,  pues,  la  forma  extranjera  si  tenemos  una 
nacional  y  excelente?" — (Diccionario  de  galicis- 
mos.) 

Horrar. 

ICn  muchos  verbos  y  sustantivos  que  comienzan 
con  aho,  suprime  el  vulgo  la  a,  sin  duda  por  faci- 
litar la  pronunciación,  como  en  horrar,  hogar,  hor- 
car,  horca,  hormar,  etc.,  por  ahorrar,  ahogar,  ahor- 
car, ahorca,  ahormar,  etc. 

Hoja  de   lata. 

Es  hojalata;  es  decir  una  hoja  ó  plancha  de  hie- 
rro lata,  extendida,  dilatada,  y  no  de  alguna  cosa 
que  se  llame  lata. 

Hole. 

La  exclamación  castiza  es  "Hola." 

Horrarse. 

Se  aplica  a  vainas  y  otras  hembras  cuando  se  les 
malogra  la  cría.  La  formamos  del  adjetivo  caste- 
llano horro-a. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  327 

Hoy  por  hoy. 
¡(¿ué  bonito  I  pero  mejor  serísi  ayer  por  ayer ,  ma- 
ñana, por  mañana,   este  año  por  este  año. 

Dígase,  pues,  'Tor  boy;"  6  bien  hoy  en  día;  en 
la  actualidad.  (Véase  la  Zizaña  del  Lenguaje,  pá- 
gina 71.) 

Hojaldra. 

Es  hojaldre:  y  así  diríamos  en  buen  español, 
(juitar  la  hojaldre  al  pastel,  por  descubrir  un  enre- 
do. La  frase  española  miel  con  hojaldre,  es  en 
nuestro  modo  de  decir  miel  con  buñuelos. 

Huero. 

Según  el  Diccionario  de  la  Academia  "huero  se 
aplica  al  huevo  que  por  no  estar  fecundado  por  el 
macho,  no  produce  cría,  aunque  se  eche  á  la  hem- 
bra clueca."  También  metafóricamente  se  dice 
de  lo   que  es  vacío  ó  carece  de  sustancia. 

En  Guatemala  damos  á  huero  otra  significación 
que  es  más  bien  araucana,  de  huera,  hueda  ó  hue- 
ja,  que  en  esa  lengua  quiere  decir  lo  que  está  malo, 
corrompido. 

Así  llamamos  gxaeros  á  los  huevos  que  con  el 
transcurso  del  tiempo  llegan  á  podrirse  y  á  despe- 
dir un  olor  insoportable. 

Hubieron. 

Muy  frecuentemente  dícese  entre  nosotros,  hu- 
bieron (en  plural)  por  hubo. — ''Hubieron  toros" 
por  ''Hubo  toros." — ''Hubieron  fiestas,"  por  ''hubo 
fiestas,"  etc. 

"Este  uso  del  singular — dice  don  Andrés  Bello 
— parece  á  primera  vista  anómalo,  y  contrario  á  lo 


328  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

que  dicta  el  sentido  común;  pero  conviene  obser- 
var que  el  nombre  que  se  junta  con  el  v^erbo  haber 
y  que  significa  la  cosa  existente,  no  es  el  sujeto  6 
nominativo  del  verbo,  sino  un  verdadero  acusati- 
vo; y  de  aquí  es  que,  si  representamos  esta  cosa 
existente  por  medio  del  pronombre  él,  ella,  es  ne- 
cesario ponerle  en  la  terminación  del  acusativo, 
diciendo  v.  g.  "Se  preparaban  fiestas,  pero  no  las 
hubo;"  ^'no  se  le  dio  dinero  porque  no  le  había;"  ó 
''no  lo  había."  Por  eso  se  dice  que  el  verbo  haber 
en  este  modo  de  usarle  es  impersonal,  es  decir, 
que  carece  de  un  nominativo  que  signifique  el  su- 
jeto." (Obras  completas  de  don  Andrés  Bello, 
Volumen  V,  página  161.) 

Huespede. 
Dígase  huésped. 

Huesámenta. 

Osamenta j(\\xe  no  huesámenta,  se  dice  en  caste- 
llano. 

Al  describir  con  inimitable  brillantez  el  poeta 
don  Andrés  Bello,  cómo  se  levantaron  de  sus  tum- 
bas los  que  yacían  sepultados  en  la  ''Iglesia  de  la 
Compañía,  cuando    se  incendió,  dice: 

''En  sus  lechos  se  incorporan 
Las  heladas  osamentas: 
De  los  nichos  en  que  moran 
Bajan  sombras  macilentas: 
Negras  ropas  las  decoran,"  etc. 

Huevo   tibio. 
En  España  le  llaman  huevo  pasado  por  agua. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  329 

HuipiL 
Esta  palabra,  tan  usada  entre  nosotros,  es  cak- 
chiqíiel,  y  denota  la  camisa  de  las  indias,  que  te- 
jen de  algodón,  con  bordados  orientales.  El  huipil 
cae  sobre  la  enagua  de  la  mujer,  ó  mejor  dicho, 
sobre  la  envoltura  con  que  se  cubre  desde  la  cin- 
tura hasta  los  pies. 

^'Envueltas  en  espléndidos  güipües 
Bordados  de  fantásticas  labores 

Con  el  tinto  algodón, 
A  sus  ondas  las  bellas  zutujiles 
Se  acercaban  en  grupos  seductores, 

Danzando  en  derredor." 

(El  Pensativo. — J.  F.  Aycinena.) 

Las  señoras  llaman  por  acá  huípiles  á  unas  ca- 
misas de  género  de  colores  que  usan  para  bañarse; 
y  que,  por  cierto,  no  se  parecen  mucho  á  los  tra- 
jes de  baños  que  se  ostentan  en  Long,  Branch,  ó 
en  San  Sebastián.  Huipil  es  palabra  compuesta 
indígena  que  quiere  decir  m^  tapado. 

Humadera. 
"¡Jesús  que  humadera  la  que  hay  en  la  cocina!" 
así  dicen  en  lugar  de  decir    humarada  ó  huraareda 
•que  son  las  palabras  castellanas. 

''Raudo  volcán  se  me  antoja, 
Que  aglomera  nube  á  nube 
De  humareda  parda  y  roja, 

Y  ya  hasta  los  cielos  sube,  ^ 

Y  encendida  lava  arroja." 

Hule. 
Significa  en  castellano  tela  dada  de    barniz   de 
varios  colores,  que  se  emplea  en  diversos  usos. 


330  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Nosotros  llamamos  ahulados  á  esas  telas,  y  hule 
a  la  goma  elástica,  ó  caucho.  En  el  Perú  1  lámanle 
jebe,  corrupción  del  botánico  Hehea.  En  España 
se  dice  goma:  y  así  se  habla  de  sellos  de  goma,  zapa- 
tos de  goma.  Recordamos  que  hablando  una  vez 
de  las  varias  producciones  agrícolas  de  Guatema- 
la con  el  notable  diplomático  y  literato  argentino 
don  Luis  L.  Domínguez,  mencionamos  el  Jmle,  y 
se  rió  mucho  al  saber  que  ese  era  el  nombre  que 
dábamos  á  la  goma  elástica  ó  caucho. 

Hinojo. 

Planta  que  se  produce  mucho  en  los  alrededo- 
res de  Guatemala,  y  se  usa  como  colirio. 

Huisaches. 

Así  llaman  algunos  á  los  pica  pleitos  ó  tinteri- 
llos, como  para  indicar  que  andan  con  la  cabeza 
perdida,  que  son  locos,  faltos  de  razón;  que  es  lo 
que  significa  la  palabra   indígena  huisache. 


Muy  común  es  aquí  decir:  í,  como  segunda  per- 
sona del  imperativo  del  verbo  ir;  en  vez  de  ve,  que 
es  lo  castizo,  ''/andando  luego;  i  vistiéndote;  i 
recogiendo  flores,  etc.,  en  lugar  de  ''vé  andando; 
vé  vistiéndote;  vé  recogiendo  flores."  "Vé,  ami- 
go, y  guíete  otra  mejor  ventura  que  la  mía,  y  vuél- 
vate otro  mejor  suceso  del  que  yv,  quedo  temiendo 
y  esperando  en  esta  amarga  soledad  en  que  me  de- 
jas."    (Cervantes.) 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  331 

Ido. 

"El  distraído  que  toca  en  el  último  término  de 
ese  que  no  sé  si  debe  considerarse  como  defecto  6 
como  gracia,  se  llama  entre  nosotros  ido;  locución 
bárbara,  si  se  quiere,  pero  que  hace  al  que  la  ob- 
tiene una  de  las  criaturas  más  felices  sobre  el  haz 
de  la  tierra.  p]stá  autorizado  para  no  pagar  visi- 
tas, ni  otras  cosas;  para  no  saludar  en  la  calle,  ni 
ceder  la  acera  á  los  que  le  revientan  la  sangre;  para 
decir  algunas  frescas  á  cuantos  le  incomodan;  en 
fin,  para  tomarse  libertades  que  á  otro  no  se  tole- 
rarían. Es  muy  ido,  se  dice;  y  ese  participio  pa- 
.  sado  del  verbo  ir,  aplicado  de  tan  extraña  mane- 
ra, es  una  especie  de  bula  sanatoria  que  hace  bue- 
no todo  género  de  caprichos  y  escentricidades. 
¡Bienaventurados  los  idos;por  que  ellos  harán  en 
este  mundo  cuanto  les  dé  la  gana!'' 

'*De  esa  clase  de  gentes  se  dice  por  acá  que  les 
falta  un  sentido.  (Salomé  Jil,  El  distraído;  Cua- 
dros de  Costumbres,  tomo  I,  página  104.) 

Ichintal. 
A  la  raíz  del  huisquilar  (en  castellano  chayotera) 
llaman  le  con  el  nombre  indígena  de  ichintal.  Pa- 
ra dar  á  entender  que  una  mujer  se  está  volvien- 
do jamona,  ó  que  un  hombre,  por  la  edad,  está  en- 
grosando, dicen  que  empieza  á  echar  el  ichintal. 

Igualado. 
Así  llaman  entre  nosotros  al  que   quiere  ascen- 
der á  mayores;  es  decir,  al  que  siendo  de  una  cla- 
se 6  condición  social  inferior,   procura  ponerse  al 
nivel  de  los  que  se  hallan  en  mejor  posición. 


332  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Describiendo  nuestro  festivo  escritor  Salomé 
Jil,  á  (ion  Juan  Ante-joortam  latinam  PoUín  y  Re- 
volorio,  que  tenía  sus  humillos  de  hidalgo,  y  que 
guardaba  unos  pergaminos  viejos  por  los  cuales 
constaba  que  descendía  de  los  conquistadores,  di- 
ce que  las  gentes  de  su  tierra,  que  son  algo  iguala- 
das, se  olvidan  con  más  frecuencia  de  la  que  él 
quisiera,  de  la  ilustre  ascendencia  de  don  Juan, 
y  por  ignorancia  ó  por  malicia,  habían  dado  en 
llamarle  don  Tiporta,  haciendo  la  más  extraña  y 
caprichosa  abreviatura  del  Ante-portam  que  forma 
parte  de  su  nombre  de  bautismo.  {Mis  huéspedes, 
Cuadros  de  Costumbres,  tomo  I,  página    111.) 

Ilusionarse. 
Como  en  Francia  todos  tienen  derecho  de  óillu- 
sionner,  aquí  y  en  otras  partes  usamos  el  verbo  ilu- 
sionarse, y  hasta  hay  muchos  desilusionados,  que 
no  creen  ni  en  las  reglas  de  la  gramática  castella- 
na. 

Imantado. 

Del  sustantivo  imán,  derívase  imanar,  imanado; 
pero  no  como  dicen  comunmente  imantar,  iman- 
tado. 

Impávido. 

Quiere  decir  en  castellano  libre  de  pavor,  sere- 
no, impertérrito.  Tanto  en  el  Perú,  como  en  el 
Ecuador  y  en  Guatemala,  se  toma  por  fresco,  des- 
carado; é  impavidez,  por  la  frescura  ó  descaro. 

Imperativo. 
"Nada  es  más  común,  aun  entre  gentes  de  bue- 
na educación,  que  alterar  el  acento  de  la   segunda 
persona  de  singular  del  imperativo  de  casi   todos 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  333 

los  verbos,  diciendo  v.  g.  mira,  ándate,  levántate,  so- 
sefjate.  Estas  palabras  y  sus  análogas  no  existen, 
y  deben  evitarse  con  el  mayor  cuidado,  porque 
prueban  una  ignorancia  grosera  de  la  lengua.  Si 
se  trata  de  tú  á  la  persona  con  quien  hablamos,  es 
necesario  decir  mira,  anda,  levántate,  siéntate,  sosié- 
(jüte.  Si  tratamos  de  vos,  (de  cuyo  tratamiento  ha- 
blaremos después)  debe  decirse  mirad,  andad,  le- 
vantaos, sentaos,  sosegaos.  Antiguamente  solía  de- 
cirse mira,  anda,  en  lugar  de  mirad,  andad,  y  sola- 
mente cuando  se  trataba  de  vos,  como  en  este  ver- 
co  ,|f.  Cervantes: 

Anda,  señor,  que  estáis  muy  mal  criado." 

"Mas  en  el  día,  sólo  puede  tolerarse  esta  prácti- 
ca en  el  verso,  para  facilitar  la  consonancia.  Es- 
to, sin  embargo,  se  verifica  sólo  en  los  verbos  que 
no  se  conjugan  con  pronombres  recíprocos,  pues 
en  ios  verbos  que  se  conjugan  de  este  modo,  so  su- 
prime siempre  la  d,  cuando  sigue  el  enclítico  os,  y 
se  dirá  miraos,  sosegaos,  arrepentios,  no  mirados,  so- 
segados, ni  arrepentidos;  porque  esta  forma  es  pro- 
pia de  los  participios:  vosotros  erais  bien  mirados, 
nosotros  estábamos  sosegados,  ellos  se  sentían  arrepen- 
tidos. Sólo  hay  una  excepción  á  esta  regla,  que  es 
el  imperativo  del  verbo  ir:  idos  de  aquí,  se  dice 
siempre  y  no  ^os." — (Obras  completas  de  don  An- 
drés Bello,  volumen  V,  página  468.) 

Según  el  mismo  maestro,  es  una  vulgaridad  in- 
tolerable la  práctica  de  omitir  el  usted,  en  el  im- 
perativo, práctica  harto  común  en  América.  Los 
que  hablan  bien  el  castellano,  dicen  siempre  ven- 
ga usted  acá,  óigame  usted,  entre  usted,   y  no  venga 


334  •       VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

acá,  Óigame,  entre.  Sólo  se  omite  esta  palabra, 
cuando  varios  imperativos  están  unidos  por  una 
conjunción  ó  á  lo  menos  se  suceden  inmediata.- 
mente,  v.  g.  entre  usted  y  siéntese;  lea  usted  ó  haga 
lo  que  guste-,  sosiégúese  usted,  calle,  atienda  á  lo  que 
voy  á  decirle.  Omítese  también  en  ciertos  impera- 
tivos que  tienen  valor  de  interjecciones,  v.  g.,  va- 
ya, calle,  oiga.  * 

Impender. 

Despender,  expender,  gastar,  entrar  en  gastos, 
se  dice  en  español;  y  no  impender,  que  no  se  baila 
en  el  Diccionario. 

Impugne. 

Muchos  dicen  impugiie,  impugnemente,  en  vez  de 

impune,   impunemente,  que  es   lo  corriente.    Otros 

alteran   estas    voces,   usando   impunne,    impunne- 

mente. 

Improsulta. 

Para  exajerar  algo  que  no  se  puede  soportar,  di- 
cen algunos  que  eso  es  la  impjrosulta  ]  palabra  que 
debe  ser  corrupción  áoX  non  plus  ultra  latino. 

Imprimido. 

Por  la  tendencia  de  regularizar  los  verbos,  di- 
cen muchos  imprimido,  por  impreso. 

Inacio. 

No  es  raro  oír  que  se  corrompe  el  nombre  de  Ig- 
nacio, diciendo  Inacio,  por  aquellos  que  dicen  in- 
ciencio,  por  incienso. 

Inano. 

Es  corrupción  de  enano. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  335 

Inorar. 
Kl  vulgo  dice  así  en  vez  de  ignorar. 

Inclusives. 
¡nvlusive  es  un  adverbio,  y   por  Jo   tanto    inva- 
riable; no  admite  plural:  "Yo  sé  ya  hasta  Jos  ver- 
bos irregulares  inclusives,''  es  un  disparate,  que  no 
por  serlo  deja  de  usarse. 

Incomible. 
Aunque  esta  palabra  no  está  en  el   Diccionario, 
parece  bien  formada  de  la  partícula  in  y   la  voz- 
comible. 

Indilgarse. 

Endilgar,  que  es  el  verbo  castellano,  es  activo  y 
no  recíproco;  vale  por  dirigir,  acomodar,  encami- 
nar una  cosa  hacia  cierto  fin  con  maña  ó  astucia; 
pero  por  esa  manía  de  nuestro  pueblo  de  dar  hi 
forma  reñexiva  á  muchos  verbos,  se  la  damos  á 
ese,  y  además  convertimos  la  e  en  i. 

^'Pienso  que  voy  al  Calvario 

Y  desde  allí  á  Candelaria, 
Que  me  indilgo  á  Guadalupe 

Y  en  seguida  al  Ojo  de  agua." 

(Rivera  Maestre.) 
Independerse. 
Este  verbo  de  nuestro  cuño,  lo  hemos  visto  usa- 
do hasta  por  personas  que  tienen  fama  de  estadis- 
tas; aunque  el  nombre  que  les  prueba  es  el  de  bu- 
llangueros, por  más  que    sea    otro    provincialismo 

nuestro. 

Independizar. 

Dice  Cuervo:  "Otro  verbo  cuya  formación  da 
mucho  en  que  pensar  es  independizar:  lo  cierto  es 


336  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

que  no  hay  otro  en  izar  derivado  de  adjetivo  en 
antCj  ente,  pues  nuestro  dementizar  en  lugar  de  de- 
mentar es  un  disparate;  pero  con  ser  así,  arguye 
en  contra  de  aquél,  porque  da  á  entender  que  no 
se  puede  suprimir  el  ent.  Si  á  cualquiera  se  pre- 
gunta cómo  se  formaría  un  verbo  que  significase 
volver  protestante,  es  seguro  que  no  contestará  j9ro- 
testizar  sino  protestantizar.  Sea  de  esto  lo  que  se 
quiera,  en  castellano  se  ha  dicho  siempre  emanci- 

'par.'' 

Indizuelo— a. 

El  diminutivo  de  indio,  india,  es  indezuelo,  in- 
dezuela,  que  no  indizuelo-a,  como  dicen  por  acá. 

Indino. 

Es  corruptela  de  indigno;  pero  entre  el  pueblo 
bajo  se  toma  además  por  astuto,  pillo.  ''¡  Ah  indi- 
no, dicen,  no  me  volverá  á  engañar!" 

Indígena. 

Es  el  natural  ú  originario  de  algún  continente, 
nación,  provincia  ó  lugar  de  que  se  trata.  De  ma- 
nera que  todos  somos  indígenas  de  América,  los 
nacidos  en  este  Continente.  No  se  podría,  pues, 
decir  "Ley  de  contribución  de  Indígenas;''  privi- 
legios de  los  ijidígenas;  porque  comprendería  á  los 
que  nosotros  llamamos  ladinos  y  á  los  indios. 

Inciencio. 

Incienso  Q^  como  debe  decirse. 

Influenciar. 

Oigamos  lo  que  acerca  de  esta  palabra  dice  Paz 
Soldán  y  Unánue: — ''Desde  las  primeras    páginas 


PROVINdlALTSMOS    DE    GUATEMALA  337 

de  este  Diccionario  venimos  hablando  de  la  perni- 
ciosa afición  á  sacar  verbo  de  todo  sustantivo  ó 
adjetivo,  como  lo  vemos  en  adjuntar  de  adjunto,  y 
agredir  de  agresor;  ó  si  el  verbo  existe  ya  en  el 
idioma,  conteniendo  sólo  la  raíz  del  sustantivo,  á 
formar  uno  nuevo  en  que  entre  de  una  pieza.  No 
viendo  pues  en  influir  más  que  el  inji  de  influen- 
cia, hemos  optado  por  influenciar ,  en  que  cabe  to- 
da aquella  palabra.  Por  la  misma  razón,  no  vien- 
do en  jnesuponer  más  que  el  presiip  de  presupuesto, 
decimos  presupuestar:  sin  que  falte  quién  diga  eyn- 
prestitar  y  no  prestar.  En  la  República  Argentina 
es  ya  cosa  corriente  exteriorizarse  (un  hecho,  por 
hacerse  manifiesto,)  responsabilizarse  (alguno,  por 
ser  responsable,)  intensificar,  modernizar,  obstaculi- 
zarr 

Entre  nosotros,  lo  corriente  ahora  es  estar  in- 
fluenciado, ó  sea  con  la  influencia  (grippe,)  como 
llaman  al  rempujón  a n  Guatemala,  trancazo  en 
México  y  dengue  en  España. 

Infundía. 
Dígase  enjundia. 

Infundían 
Se  toma  este  verbo,  de  creación  nuestra,  por  mo- 
lestar, cargar,  ó  cosa  parecida. 

Infíccíonar. 

Corrupción  de   inficionar,  que  es  la   voz  castiza 

(del  latín  infiere.) 

Infriar. 

Como  en  indilgar,  por  endilgar,  que  se  cambia 
la  e  en  i:  en  infriar,  por  enfriar,  hay  esa  corrup- 
tela. 


338  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Inflingir. 

Dígase  Í7ifligir. 

Ingrimo. 

Ingrimo  y  solo,  usan  por  acá  para  indicar  que 
estaba  enteramente  solo,  6  como  dicen  aquellos 
que  no  comprenden  que  no  cabe  superlativo  en 
estar  solo,  muy  solo.  La  voz  grima  significa  es- 
panto, miedo,  desazón  ;  y  así  se  dice  en  español: 
^'estaba  tan  extenuado,  que  daba  grima  verle."  De 
modo  que  en  grima  y  solo,  vale  por  afligido  y  solo; 
pero  es  una  c<)rruptela  el  ingrimo,  que  tanto  se  oye 
por  acá;  y  que  debe  ser  usado  en  Colombia,  cuan- 
do el  insigne  Cuervo  lo  censura  y  en  Venezuela 
priva  también,  al  decir  de  don  Santiago  Michele- 
na,  en  el  Pedantismo  Literario  y  Verdades  Políticas. 

Ingalaterra. 

La  gente  ignorante   dice  así,    en    lugar   de  ''Li- 

glaterra." 

ínsulas. 

A  la  ínsula  Baratarla  deberían  irlos  que  en  vez^ 
de  darse  muchas  ínfulas,  se  dan  ínsulas. 

Intertanto. 

ínter  es  castellano  anticuado,  y  nosotros  oímos 
por  acá  intertanto,  por  mientras,  entretanto. 

Intitularse. 

Muchos  dicen  vulgarmente  me  intitulo,  por  me 
llamo;  v.  g.  me  intitulo  Juan  Lana;  me  intitulo 
Garatuza.  Ni  qué  extraño  es  ésto,  cuando  gente  de 
pro,  usa  á  cada  paso  me  permito,  por  decir  me  to- 
mo la  libertad  ó  la  licencia. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  339 

Inoficioso. 
Sólo  lo  reconoce    el  Diccionaric    como   término 
forense,  aplicable  á  los  testamentos,  legados  ó  do- 
naciones que,  por  faltar   á  los   oficios  de    piedad, 

para  con  la  familia,  se  llaman  técnicamente  inofi- 
ciosos. 

Nosotros,  lo  mismo  que  los  colombianos,  lo  to- 
mamos por  inútil,  ocioso,  incondiicente.  ''Es  ya  del 
todo  inoficioso  que  venga  á  verme;"  ''Es  por  de- 
más inoficioso  procurar  convencerle,"  etc.,  etc. 

¡Y  qué! 
Es  una  exclamación  que   denota   no   dársele   á 
uno  nada  de  lo  que  pasa,  ó  de  lo  que  se  le  refiere. 
En  Venezuela  se  dice  i  qué  por  diz  que. 

I  ntratar. 
Dicen  por  acá  las  gentes  de  baja  ralea,  que  vale 
por  injuriar  ó  tratar  mal  de  palabra. 

Intrínsico. 
Es  intrínseco. 

Inyectar. 

Se  usa  mucho  para  indicar  que  los  ojos  se  vuel- 
ven rojos  ó  se  encienden;  v.  g.  "A  Juan  se  le  echa 
de  ver  que  toma:  anda  siempre  con  los  ojos  inyec- 
tados.— Desde  luego  se  comprende  que  inyectar  no 
puede  valer  por  ensangrentar. 

Los  buenos  escritores  dicen,  y  han  dicho  siem- 
pre, ojos  encarnizados. 

"Esto  dijo  en  voz  tan  alta  que  lo  oyó  la  duquesa, 
y  volviendo  y  viendo  á  la  dueña  tan  alborotada  y 
tan  encarnizados  los  ojos,  le  preguntó  con  quién  las 
había."     (Cervantes. — Quijote.) 


340  vicios    DEL   LENGUAJE   Y 

Ir. 

Muchos  dicen  iyendo,  por  yendo,  y  solemos  oír 
que  algunos  usan  i  por  vé,  como  cuando  ordenan 
al  criado:  "i  poniendo  el  carruaje;^'  ''ite  vistiendo, 
que  ya  es  hora  de  ir  al  teatro;"  en  lugar  de  vé  po- 
niendo el  carruaje;  vé  vistiéndote,  etc. 

Otra  locución  viciosa  es  esta:  ''voy  ir  escribien- 
do de  una  vez  para  que  no  me  coja  el  tiempo,  en 
vez  de  iré  escribiendo,  etc 

"?e  murió,  porque  estando  enfermo,  fué  y  se 
mojó  los  pies." — Esta  locución  si  es  castiza,  aun- 
que no  consta  en  h)s  diccionarios;  pero  tenemos 
por  provincialismo  guatemalteco,  y  también  chi- 
leno, el  uso  de  ir,  para  indicar  la  propensión  de 
alguno  á  hacer  tal  ó  cual  cosa,  como  en  el  siguien- 
te cuarteto;  citado  por  el  Diccionario  de  chilenis- 
mos: 

"Ay  quien  fuera  como  el  perro. 
Para  no  saber  sentir! 
El  perro  no  siente  nada, 
Todo  se  le  va  en  dormir." 

Irrigación. 

Si    tenemos   riego  y  regar  (rigare)    de   legítimo 

abolengo,  ¿qué  necesidad  hay  de    irrigación  y   de 

irrigar  f 

Ispié. 

Es  corruptela  de  espié. 

Izote. 

El  izote  es  un  árbol  muy  común  en  los  campos 
y  afueras  de  esta  ciudad.  Su  apariencia  es  bellí- 
sima; y  si  no  nos  llama  la  atención,  es  porque  es- 
tamos acostumbrados  á    verlo.     Sobre    el    tronco, 


PROVINCIALISMOS    DE  GUATEMALA  341 

que  tiene  unos  tres  metros  de  altura,  nacen  las 
hojas  del  izote,  que  e^on  duras,  como  las  del  maguey 
(agave  americano)  rectas,  de  unas  25  pulgadas  de 
largo  y  una  de  anclio.  Forman  todas  una  especie 
de  esferas,  al  irradiar  de  un  mismo  punto,  y  del 
centro  nacen  unos  tallos  que  llaman  candelitas  de 
izote,  por  la  forma  que  tienen.  Las  flores  son  blan- 
cas y  comestibles  cuando  se  guisan.  Yucca  glorio- 
sa es  el  nombre  técnico  del  izote. 

IzquisuchiL 
Árbol  frondoso,    de    hermosísimas  flores,    cuyo 
nombre  significa  en  lengua  Pipil:     "Sólo  esta   es 
flor.'*     Algunos  le  llaman  esquisuchel  ó  esquisuche. 
Su  nombre  científico  es    Ehretia  guatimalensis. 


j. 

La  ¿ota  latina,  undécima  letra  de  nuestro  alfa- 
beto; la  octava  entre  las  consonantes;  gutural  y 
paladial,  porque  su  sonido  es  fuerte,  y  se  forma 
éste  con  el  medio  de  la  lengua  inclinado  al  centro 
del  paladar,  muy  metida  á  la  garganta  y  arrojan- 
do el  aliento  con  fuerza.  Tiene  el  sonido  en  to- 
das las  vocales  fuertes,  como  la  g  con  la  e,  i,  como 
ja,  ji;  resultando  de  aquí  que  la  j  es  una  i  prolon- 
gada en  su  forma  estructural;  y  en  la  antigüedad, 
aún  se  observa  en  escritos  latinos  la  J  con  el  nom- 
bre de  iota.  Los  lengüistas  del  siglo  X  VIH  la  se- 
pararon. Esta  letra  se  llama  i  de  Holanda,  por- 
que los  holandeses  fueron  los  primeros  que  intro- 
dujeron este  carácter  de  imprenta. — Barcia  dice: 
''En  el  siglo  XIV  se  introdujo  la  práctica  de  poner 


342  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

un  punto  sobre  la  i  para  mayor  claridad  en  la  es- 
critura; práctica  que  se  extendió  á  la  j,  y  que  se 
conserva  hoy  día  en  atención  á  que  esta  letra  es 
también  una  verdadera  i.  Pelletier,  en  1550,  y 
Raí  mus  en  1557  fueron  los  que  regularizaron  la 
adopción  de  la  j  en  vez  de  la  í."  (Díaz  Rubio. — 
Gramática  Española;  tomo  II,  página  212.) 

Jabear. 

Lo  usan  vulgarmente  significando  robar. 

Jabón. 

Aquí  dicen  echar  un  jabón,  por  dar  una  repri- 
menda.    En  España  la  frase  es  dar  un  jabón. 

Jaba. 

Es  un  provincialismo  cubano,  al  cual  dedica 
Pichardo  una  descripción  extensa;  significa  una 
especie  de  arpillera  ó  cesto  de  forma  cúbica,  como 
de  una  vara  en  cuadro,  y  en  el  que,  con  el  respec- 
tivo relleno  de  paja  que  cubre  los  intersticios,  vie- 
ne perfectamente  amparada  la  loza,  porcelana  y 
cristales  que  se  introducen  del  extranjero.  La  pa- 
labra jaba,  que  es  del  género  femenino,  se  usa 
también  en  el  Perú  y  en  Chile,  al  decir  de  Arona 
y  de  Rodríguez.  Jaba  llaman  también  a  una  en- 
fermedad.de  los  caballos,  que  en  español  es  haba. 

Jaboncillo. 

En  buen  español  sería  diminutivo  de  jabón,  ó 
jabón  de  olor,  según  dice  el  Diccionario,  acepción 
en  la  que  se  usa  mucho  en  el  Perú.  Entre  noso- 
tros se  conoce  con  el  nombre  de  jaboncillo  el  fruto 
de  un  árbol,  que  también   se   llama    vulgarmente 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  343 

jaboncillo  (de  la  familia  de  las  aceráceas.)  Dicha 
fruía  es  del  tamaño  y  de  la  forma  de  una  uva;  su 
color  es  amarillo  ocre,  está  cubierto  de  una  pelí- 
cula consistente  que  contiene  un  jugo  con  mucha 
saponina,  que  mezclada  con  el  agua  produce 
espuma  y  que  emplea  la  gente  pobre  para  la- 
var su  roi)a  y  para  otros  usos  en  lugar  de  jabón,  al 
cual  sustituye  bien.  La  semilla  áe\  jahoncillo  es 
casi  del  tamaño  del  fruto,  muy  negra  y  relucien- 
te. El  árbol  tiene  unos  diez  metros  de  altura;  sus 
hojas  son  alternas,  en  pequeños  ramos  de  nueve  á 
diez  hojas  de  color  verde  mate  de  tres  á  cuatro 
[)ulgadas  de  largo,  lanceoladas.  Las  flores  son 
blancas,  pequeñas,  en  panículas  terminales,  y  ex- 
halan un  olor  suave.    Sapurdus  saponaria. 

Jalar. 

Así  decimos  por  halar ^  aspirando  fuertemente 
la  h  hasta  convertirla  en  j,  a  usanza  anticua,  como 
lo  hace  la  gente  rústica  con  otras  muchas  voces 
(jue  tienen  /¿,  y  que  hoy  es  completamente  muda. 
Así  ílicen  jacha,  jarlo,  jeder,jierro,  azajar,  mojo,  pi- 
tajaya, retajila,  jaragán,  jato,.jerrumbre,  jaba,  jol- 
gorio; en  vez  de  hacha,  harto,  Boeder,  hierro,  azahar, 
moho,  pitahaya,  retahila,  haragán,  harto,  herrumbre, 
haba,  holgorio. 

En  Nicaragua  y  en  Costa  Rica  tienen  modismos 
raros;  dicen  que  un  joven  está,  jalando  con  Juana, 
^por  ejemplo,  para  significar  que  la  hace  el  amor, 
que  la  está  haciendo  el  oso. 

El  verbo  jalar  lo  prodigamos  fuera  de  sazón:  en 
vez  de  decir  tira  el  cordón  de  la  campanilla,  deci- 
mos jala  el  cordón  etc.;  ''Pedro  me  está  jalando  el 
vestido,''  dice  el  chiquillo,  en  lugar  de  ''me  está  ti- 
rando del  vestido,  etc.,  etc. 


344  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Jalado. 
Cuando  oimos  decir  por  acá  que  alguno  está  ja- 
lado,  pronto  comprendemos  que  ese  infeliz  se  ha- 
lla ebrio,  con  una  mona,  como  dicen  en  España. 

Jalón. 

Así  se  llama  un  palo  6  estaca  que  sirve  para  ali- 
near terrenos  en  las  mediciones,  y  en  el  levanta- 
miento de  planos  y  de  mapas;  no  la  acción  de 
tirar,  que  es  en  español  tirón,  tirada. 

Janano. 

Llaman  con  ese  feo  nombre  al  que  tiene  los  la- 
bios leporinos. 

Jangada. 

Jamás  usamos  esta  palabra  en  la  acepción  de 
'^salida  impertinente,"  que  es  una  de  las  que  en 
España  tiene.  Jangada,  entre  nosotros,  es  toda 
acción  inconveniente  y  con  malos  resultados;  acep- 
ción que  también  es  castiza. 

JaracataL 

Se  toma  por  sinónimo  de  abundancia,  multitud] 
porque  hay  un  árbol  que  produce  muchísimas  flo- 
res amarillas,  y  se  multiplica  con  asombrosa  ra- 
pidez, al  que  \\2íuva\\  jar  acate  o  j  atácate.  Así,  pues, 
dicen  por  extensión,  que  hay  un  jaracatal,  de  en- 
fermos; un  jaracatal  de  presos,  etc.,  etc. 

Jarana. 

Es  en  español  bulla,  gresca,  algazara,  jaleo,  di- 
versión nocturna  de  gente  de  bajo  jaez:  tambarria, 
como  decimos  por  acá  y  dicen  en  el  Perú. 


PKUVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  345 

Además,  damos  en  Guatemala  á  la  voz  jarana 
la  significación  de  trampa,  engaño,  ardid  ó  artificio 
ilícito  con  que  uno  pretende  ganar  áotro  en  el  jue- 
go. ¿Será  este  un  provincialismo  inventado  por 
nosotros,  ó  una  palabra  tomada  de  alguna  lengua 
indígena  de  América,  como  tantas  otras,  que  pri- 
van hasta  hoy  en  conversación  de  personas  cultas? 
— Creemos  que  es  más  bien  un  vocablo  creado  por 
los  españoles  de  Indias,  según  dice  Garcilaso, 
quien  pon^  en  boca  de  soldados  españoles  aquella 
voz,  sin  decir  que  sea  indígena.  He  aquí  sus  pa- 
hibras:  **Voto  á  tal,  que  pues  Madalena  de  la 
Cruz  se  fué  en  secreto,  que  nos  deja  hecha  alguna 
harana,^^  Como  se  ve  la  escribían  con  h,  que  as- 
piraban sin  duda,  y  después  conyirtióse  en  j.  El 
Diccionario  no  trae  harana,  ni  jarana  en  esa  acep- 
ción de  trampa  ó  engaño.  Los  derivados  son  jara- 
near, jaranero,  y  enjaranado,  que  se  toma  por  car- 
gado de  deudas. 

Jáquima. 

Es  en  español  la  cabezada  de  cordel  ó  de  cuero, 
que  se  pone  á  las  bestias.  En  esta  acepción  usa- 
mos también  aquí  la  palabra  jáquima;  pero  ade- 
más decimos  del  que  está  achispado  ó  borracho, 
que  tiene  una  buena  ^a^mma. 

Jato. 

Así  llamamos  al  hato,  que  es  la  manada  ó  por- 
ción de  ganado  que  se  halla  en  un  sitio.  Los  ne- 
gros del  Perú  dan  el  nombre  de  jato  á  la  montura. 
El  Diccionario  dice  qxxQ  jato  es  sinónimo  de  bece- 
rro. 


346  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Jerga. 

Significando  tela  burda,  es  palabra  castiza;  pero 
tenemos  por  provincial  me^erjer^a,  enjergar,  que 
significa  hablar  mucho,  sin  sustancia,  con  el  fin 
de  engañar  ó  distraer  á  alguno. 

Jericoplear. 

Así  dicen  muchos,  y  otroii  joricoplear,  en  vez  de 
molestar,  jorobar,  cargar.  En  lo  antiguo  debe  de 
haberse  dicho  goricoplear,  ó  sea  hacer  coplas  fúne- 
bres; de  gori  gori,  canto  de  entierro,  y  coplear,  for- 
mar coplas.  Por  extensión,  y  corrompida  la  voz, 
usamos  el  joncopfear  6  jericoplear,  cuando  de  un 
modo  constante  nos  molestan  con  algo,  siquiera 
no  sea  con  la  monotonía  insoportable  de  funerales 
cantigas. 

En  pocas  partes  del  mundo  habrán  formado  tan- 
tas palabras,  como  aquí,  para  significar  que  á  uno 
lo  joroban  ó  lo  muelen:  chivar,  amolar,  jeringuear, 
jericoplear,  fregar,  etc.,  son  otros  tantos  verbos  de 
uso  vulgar,  que  suenan  en  los  labios  de  nuestros 
paisanos,  cada  vez  que  el  desengaño,  el  tedio,  la 
malevolencia,  la  envidia,  acibaran  las  horas  de  la 
vida.  Así  como  hay  en  cada  país  plantas  caracte- 
rísticas, de  usos  muy  varios,  como  la  palma  en  el 
Oriente,  y  el  plátano  y  el  maíz  en  la  América,  no 
faltan  palabras  sintéticas,  de  expresivo  significa- 
do, que  se  usan  diariamente  en  el  pueblo  bajo,  que 
es  tan  pintoresco    en  su  lenguaje. 

Jorobojo. 

Es  el  nombre  vulgar  del  pájaro  Hylomanes  gu- 
laris.     Lafr. 


> 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  347 

Jerrumbre. 
Dígase  herrumbre. 

Jeruza. 
Nombre  que  da  la  plebe  á  la  cárcel. 


Jesusear. 
Lo  trae  el  Diccionario,  por  repetir  el  nombre  de 
Jesüs.  Entre  nosotros  se  dice  de  una  persona  á 
la  cual  le  aplican  ó  atribuyen  un  hecho;  v.  g.  "Ma- 
lo está:  ya  empiezan  á  jesusiar  á  don  Lorenzo;  y 
eso  bastará  para  que  lo  boten."  "A  la  Juana  la 
estuvieron  jesusiado;  pero  al  fin  no  se  casó." 

Jicaque, 
lilamose  de  los  jicaques  una   tribu    de  indios  de 
Honduras,  tan  salvajes,  que  hasta  el  día  dicen,  por 
estos  países,  ^*ica^i¿e  al  que  es  cerril  ó  inculto. 

Jicaras. 
Frutos  del  árbol  llamado  jícaro.     En  las   Anti- 
llas se  llaman  giiiras  y  jigueras;  en  Cuba  totumas ^ 
y  en  Venezuela  taparas: 

El  que  bebe  agua  en  tapara 
O  se  casa  en  tierra  ajena. 
No  sabe  si  el  agua  es  clara, 
Ni  si  la  mujer  es  buena. 

Antiguamente  las  jicaritas  se  usaban  para  to- 
mar chocolate,  adornándolas  con  pies  de  plata;  de 
allí  biene  que  al  que  se  mostraba  solícito  por  ser- 
vir á  la  mesa,  ó  acomedido,  como  aquí  se  dice,  por 
sacar  la  jicara,  le  dieran  pleonásticamente  este 
nombre.     Hoy  casi  ninguno   toma   chocolate   en 


348  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

esos  trastos;  pero  á  la  verdad,  abundan  más  los 
que  sacan  la  jicara.  Esta  frase  es  difícil  que  se 
olvide,  mientras  sea  cierto  aquello  de  ''Por  dine- 
ro baila  el  perro,  y  por  pan  si  se  lo  dan."  Cuán- 
tas cosas  hay  que  ya  se  acabaron,  y  sin  embargo 
sus  nombres  no  dejan  de  salir  á  la  palestra.  Hay 
muchos  que  sacan  la  jicara,  y  no  son  pocos  los  que 
se  la  dejan  sacar;  6  lo  que  es  lo  mismo,  en  térmi- 
nos castizos,  abundan  los  aduladores  y  también  los 
vanos,  que  se  pagan  de  falsas  y  mentidas  alaban- 
zas. La  palabra  Jicara  viene  del  mexicano  xicalli, 
que  significa  vaso.  Hoy  más  que  nunca,  priva  el 
refrán  "a  más  servir,  menos  valer." 

Jicama. 

Es  una  leguminosa  papilionácea  {Pachyrchisus 
tuberosa)  que  contiene  en  su  raíz  un  jugo  azuca- 
rado agradable  y  que  suministra  mucha  fécula, 
que  hasta  el  día  no  se  explota. 

Jiede. 

Vulgarismo  que  equivale  á  hiede. 

Jinetear. 

El  Diccionario  de  la  Academia  Española,  en  la 
12^  edición,  dice  que  jinetear  es  andar  á  caballo, 
principalmente  por  los  sitio  públicos,  alardeando 
de  gala  y  primor. — Salva  asegura,  con  razón,  que 
es  provincialismo  mexicano,  que  significa  domar 
los  caballos  cerriles.  Esta  es  la  acepción  que  noso- 
tros le  damos;  y  en  tal  virtud  decimos:  *'el  domin- 
go habrá  toro  jineteado  en  la  plaza  de  toros." 

Entre  los  guasos,  de  Chile  jÍ7ietear  es  montar  un 
caballo  y  manejarlo  como  cumple  á  un  diestro  y 
valiente  jinete. 


PROVINCIALISMOS   BK   GUATEMALA  349 

Jiquilite. 
En  Español,  índigo,  jiquilete,  jiguilete  6  añil  (in- 
digüfera  añil.)  Los  indios  le  llaman  mohuitli,  tleo- 
huiti  y  xiuhquilith.  También  damos  el  nombre  de 
jiquilite  á  una  planta,  que  cocida  produce  una  a- 
gua  azul,  que  emplean  las  lavanderas  para  dar 
algo  de  color  á  la  ropa  blanca.  El  jiquilite  ó  añil, 
es  un  arbusto  de  5  á  6  pies;  su  tallo  es  sub-leñoso, 
ramificado,  de  hojas  pequeñas,  de  un  verde  claro, 
dispuestas  en  foliólas,  de  las  que  contienen  de  10 
á  12.  lias  flores  de  color  rojo  claro,  en  forma  de 
racimos  cortos.  Las  vainas  del  fruto  son  peque- 
ñas, encorvadas,  de  forma  cilindrica  terminadas 
en  punta,  contiene  de  5  á  6  semillas  ovoideas  de 
color  moí-eno  oscuro. 

Jirimiquear. 
Lo  usamos  por  acá  en  vez   de   lloriquear,   gimo- 
tear, que  son  las  palabras  castizas. 

Jirimiquiento. 
Derivado  Aq  jirimiquear-,  el  que  lloriquea. 

Jocico. 
Muchos  pronuncian  así  la  palabra  hocico, 

Jocear. 
Se  toma  por  hocicar  ú  hozar ;  es  decir,  dar  golpes 
con  el  hocico.     En  el  campo  llaman  jocear  al  acto 
de  revolver  los  cerdos  la  tierra  ó  romper   las   cer- 
cas con  el  hocico;  que  en  buen  castellano  es  hozar. 

Joceo. 
Es  el  acto  de  jocear. 


350  VICIOS   DEL   LENGUAJE    Y 

Jolote. 

Algunos  dicen  así  al  pavo,  chumpipe. 

Joyolina. 

Nombre  vulgar  de  la  cárcel. 

Jipijapa. 

Se  llaman  sombreros  de  Jipijapa  opanamás,  los 
que  se  fabrican  de  una  especie  de  gramínea,  lla- 
mada en  Panamá  y  en  el  bajo  Perú  bombonaxá 
(paja  de  sombreros),  que  se  parece  en  su  forma  á 
los  juncos  de  laguna.  La  industria  de  los  som- 
breros jipijapas  es  una  de  las  más  preciosas  de  la 

América  del  Sur. 

Jiote. 

Es  una  erupción  como  la  tina,  que  no  sólo  da  á 

los  hombres,  sino  más  comunmente  á  los   perros. 

Es  una  enfermedad  común   en    Soconusco   y    San 

Marcos.     Hay  también  un  árbol  al   cual    llaman 

palo  jiote. 

Jute. 

Entre  los  moluscos  (fluviátil)  más  comunes  en 
este  país,  hay  algunos  con  nombres  provinciales, 
como  el  jute,  de  color  negro,  en  forma  de  pequeño 
caracol,  que  usan  mucho  para  hacer  caldo.  No  va- 
ler un  jute,  es  en  español,  no  valer  un  comino. 
¡ Asi  jutes I  exclamación  vulgar  de  extrañeza. 

Josco. 

Es /oseo,  hosco. 

Jobo. 

Es  un  aguardiente  especial  que  hacen  en  Comi- 
tán.     Hay  también  un  árbol  silvestre  que   produ- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  .      351 

ce  unas  ñores  amarillas,  ordinarias,  que  solamen- 
te comen  los  pájaros,  y  que  se  llama  jobo. 

Jocote. 
Es  una  fruta  muy  común  entre  nosotros,  muy 
deliciosa  al  paladar,  del  tamaño  y  de  la  forma  de 
una  aceituna  grande.  E\  jocote  es  de  color  ber- 
mellón ó  rojo,  con  una  película  delgada  que  cubre 
la  carne,  y  que  está  sobre  un  cuesco  pequeño.  Hay 
♦nucluis  especies  diferentes  de  jocotes:  el  mejor  es  el 
que  llaman  de  corona,  de  hermoso  color,  muy  sa- 
broso y  más  grande  que  los  otros.  Sjpondias  pur- 
puriüy  lutiay  dulcís. 

Al  árbol  que  produce  los  jocotes,  le  llaman  aquí 
jocotal. 

Es  probable  que  el  poeta  de  la  conquista,  el  cé- 
lebre Castellanos,  aludiera  á  nuestros  jocotes,  cuan- 
do dice: 

"Solamente  comían  una  fruta 
Que  por  acá  llamamos  aceitunas, 
Que  son  en  las  figuras  aparentes 
Y  en  el  sabor  y  gusto  diferentes." 

Jurgar. 
Hícrgar,  que  es  verbo  castizo,  pronúncianlo  mu- 
chos con  h  aspirada,  á  estilo  antiguo. 

Juaquín. 

Muchos  pronuncian  y  escriben  Juaqum,  en  vez 

de  Joaquín. 

Jubilarse. 

El  verho  jubilar,  significa  dispensar  del  servicio 
al  empleado  anciano,  ó  al  que  ha  llenado  los  re- 
quisitos que  la  ley  exige,  y   continuar    pagándole 


352      .  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

el  sueldo.  En  esta  acepción  es  mu}^  castizo;  pe- 
ro nosotros  no  sólo  le  damos  esa  sino  que  emplea- 
mos, como  los  venezolanos,  tal  verbo,  para  signifi- 
car que  un  niño  deja  de  ir  á  la  escuela,  y  se  va  á 
pasear,  que  en  castellano  es  hacer  novillos,  hacer  mi- 
co. En  España  suelen  usarse  en  el  mismo  senti- 
do otras  expresiones,  como  hacer  'pimienta,  hacer 
rabona.  En  Bogotá  capar  á  la  clase,  y  en  el  Perú 
hacer  vaca. 

Salomé  Jil,dice:'^Chico  Araña  andaba  casi  siem- 
pre jubilado,  lo  cual  en  el  Diccionario  tecnológico 
de  los  escolares,  quiere  decir  que  casi  nunca  con- 
curría á  la  escuela.  Aunque  de  pronto  pueda  pa- 
recer mal  aplicada  la  palabra,  se  convendrá,  por 
poco  que  la  palabra  se  medite,  en  que  con  mucha 
propiedad  se  llaman  jubilados  los  párvulos  que  se 
dan  esas  vacaciones,  aunque  no  sean  empleados 
que  hayan  encanecido  en  el  servicio.  Jubilarse 
significa  rigurosamente  alegrarse,  y  nadie  dudará 
de  la  alegría  de  un  muchacho  que  saliendo  de  la 
casa  paterna  para  ir  á  la  escuela,  tuerce  el  camino 
y  se  va  derechito  á  retozar  al  campo.  {Cuadros  de 
Costumbres;  tomo  II,  página  88.) 

Juma. 
Así  llamamos  á  la  borrachera.  Probablemente 
sería  huma,  de  humo  6  humazo,  aspirando  fuerte- 
mente la  h. — "Tenía  una  juma  espantosa,  y  decía 
muchos  desatinos,"  significa  que  "tenía  una  bor- 
rachera." 

Jumazo. 

En  español  es  humazo,  y  significa  un  humo  den- 
so y  fuerte.     Aquí  hemos    oído  decir:    "Entraron 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  353 

los  ladrones  á  su  casa:  le  dieron  jíimazo;  le  roba- 
ron cuanto  tenía,  y  él  no  despertó  hasta  muy  tar- 
de." 

Juerte. 

No  es  raro,  en  el  pueblo,  el  cambiar  la  /  en  j 
como  en  jiiertey  jué,  por  fuerte,  fué. 

J  uzgar. 

No  sabemos  por  qué  entre  nosotros  dan  á  aquel 
verbo  el  significado  de  espiar,  ó  sea  observar  con 
gran  disimulo  y  secreto  lo  que  alguno  hace  ó  dice, 
para  comunicarlo  al  que  lo  ha  encargado.  Llaman 
juzgón  al  espía, — ''Juzga  (Fulano)  bien  sobre  pin- 
tura ú  otras  cosas:"  dígase  que  es  voto,  buen  juez, 
inteligente  en  pintura. 

Jurunera 

Provincialismo  que  significa  chiribitil,  desván, 
pieza  sucia,  pequeña  y  obscura. 

Jule. 

Interjección  que  se  usa  para  indicar  al  perro  que 
se  arroje  sobre  su  presa.  Podríamos  asegurar  que 
los  españoles  que  primero  vinieron  á  estos  países 
usaban  dicha  palabra,  que  }íuede  ser  corrupción 
de  julo j  voz  castellana,  deribada  del  árabe,  que  sig- 
nifica manso,  obediente. 

Juilín. 

Nombre  de  un  pez,  que  abunda  mucho  en  nues- 
tros ríos,  y  que  se  distingue  por  su  grandes  barbas. 
Del  género  Piraelodus. 


354  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Juanchís 

Nombre  de  los  gatos  monteses  que  se  crían  en 
el  valle  de  Canales. 

Jurgucear. 

Lo  usan  algunos,  por  espiar  con   solicitud    y  li- 

jereza. 

Justan. 

La  gente  vulgar  llama  así  á  las  enaguas  blancas; 
y  la  gente  educada,  entre  nosotros,  impropiamen- 
te les  Uamsi  fustán,  que  en  buen  español  significa 
tela  de  algodón  que  sirve  para  forrar  vestidos. 

Justiciable. 

No  es  castellano,  por  sujeto  a  ley  6  castigo,  co- 
mo por  acá  lo  usan  los  leguleyos.  "Tal  hecho  ya 
no  es  justiciable,  por  los  códigos  modernos,"  dicen 
muchos  que  son  galiparistas. 


Ha  prevalecido  una  indecisión  tan  grande  en  el 
uso  de  las  formas  complementarias,  que  ha  veni- 
do á  ser  defecto  grave  del  idioma,  puesto  que  en 
medio  de  la  diversa  práctica  de  todos  los  escrito- 
Tes,  se  han  esforzado  en  vano  la  Academia  Espa- 
ñola, Salva,  Hernández,  Bello  y  otros  gramáticos, 
á  fin  de  regularizar  el  uso  del  la,  le  y  lo. 

Hasta  fines  del  rigió  XVI  se  confundió  el  caso 
dativo  masculino  del  artículo  el  con  el  femenino 
del  artículo  la.  Desde  el  siglo  XVII,  los  mejores 
escritores  usaron  /a  para  el  dativo  femenino  y  le 
para  el  masculino,  sin  faltar  algunos,  como  el  du- 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  355 

que  de  Rivas  y  Martínez  de  la  Rosa,  que  usaron 
constantemente  de  le  y  no  de  la  para  el  femenino. 

Don  Antonio  J.  de  Irisarri,  que  trató  el  punto, 
con  la  profundidad  que  en  tales  materias  acos- 
tumbraba, se  inclina  al  uso  de  la  para  el  femeni- 
no y  \e  para  el  masculino,  como  más  sencillo,  más 
idiológico  y  más  usado  en  Castilla  la  Vieja. 

Don  Andrés  Bello  dice:  ''Si  algo  valiese  mi  opi- 
nión, recomendaría  como  preferible  á  todos  el  sis- 
tema de  la  Academia,  que  en  la  cuarta  edición  de 
su  gramática,  prescribe  el  uso  de  le  y  les  como  da- 
tivo masculino  y  femenino,  el  de  le  y  los  como  acu- 
sativo masculino,  y  el  de  la  y  las  como  acusativo 
femenino,  y  sólo  acusativo.  La  distinción  de  per- 
sonas y  cosas  en  el  acusativo  le  6  lo  y  en  los  dati- 
vos le  6  la,  les  ó  las,  es  una  especie  de  refinamien- 
to que  puede  sacrificarse  á  la  simplicidad.  Y  en 
cuanto  al  la  y  las  en  el  dativo,  para  evitar  la  an- 
fibología, el  castellano  logra  mejor  ese  fin  por  me- 
dio de  la  duplicación,  esto  es,  al  caso  complemen- 
tario, la  forma  compuesta:  "Encontré  á  D.  Pedro 
con  su  esposa,  y  le  di  á  ella  un  rarao'de  flores." — 
{Gramática,  página  281.) 

La. 

Es  muy  común  el  vicio  de  anteponer  el  artículo 
á  nombres  de  mujeres:  verbigracia,  la  Juana, 
la  Conchita,  como  dicen  generalmente  por  acá. 
Semejante  vicio  nos  viene  de  los  mismos  conquis- 
tadores, que  así  decían;  pues  hasta  la  fecha,  la 
gente  ignorante  antepone  en  Castilla  dicho  artícu- 
lo á  los  nombres  propios  de  mujer.  En  estilo  de 
notaría,  es  castizo  el  uso  de  tal  artículo    definido. 


356  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

aún  antes  de  nombre  de  varón;  y  así  vemos  en  es- 
critos jurídicos  publicados  en  España; ''alegó  el 
Manuel,  falta  á  la  verdad  el  Juan  Martínez."  Dí- 
cese,/o5  Pedros,  los  Franciscos,  abundan  en  Guate- 
mala; porque  se  sobrentiende  los  nombres  de. 

Es  galicismo  poner  artículo  á  algunos  nombres 
de  provincia  ó  región,  como  la  España,  la  Guate- 
mala, el  Quezaltenango,  á  no  ser  en  locuciones  co- 
mo estas:  '*La  España  de  Carlos  V;  la  Guatemala 
del  tiempo  de  la  Colonia;  el  Quezaltenango  de 
aquellos  años."  Debe  decirse:  "El  clima  de  Es- 
paña; el  cielo  de  Guatemala;  el  frío  de  Quezalte- 
nango," sin  anteponer  en  estos  casos  artículo  al- 
guno. 

Lo  que  soy  yo. 

En  buen  castellano,  dígase:  ''lo  que  es  yo." 

"Señora  Rita,  ¿quién  es 
El  que  echa  esas  seguidillas? 
¡Qué!  ¡Si  hace  hablar  la  guitarra! 
¡Si  parece  un  organista! 
Lo  que  es  yo  toda  la  noche 
Oyéndola  me  estaría. 

(Trueba.) 

"Lo  que  es  yo,  libre  está  que  declare." — Hart- 
zenbusch. 

Lacena. 

Es  corrupción  de  alacena,  que  es  como  se  dice 
en  español. 

Ladino. 

Significa  en  castellano  antiguo  "el  que  hablaba 
alguna  lengua  extraña,  además  de  la  propia;"  y 
de  ahí  vino  que  se  diese  el  nombre  de  ladino  al 
indio  que  hablaba  el  español,  y  que    tenía  ya   las 


PROVIN(íIALISMOS    DE   GUATEMALA  357 

costumbres  de  la  raza  conquistadora.  Hoy  se  Jla- 
man  ladinos  los  nativos  de  estos  países  que  hablan 
castellano  y  que  no  tienen  el  traje  ni  las  costum- 
bres de  los  indios.  Ladino,  en  otra  acepción  cas- 
tiza, vale  taimado,  astuto,  sagaz.    Véase  Aladinado. 

Laurel  cerezo. 

En  francés  laiirier-cerise;  pero  en  castellano  es 
laurel  real,  que  no  cerezo. 

La  Magnífica. 

La  gente  ignorante,  ó  lo  que  es  lo  mismo,  el 
mayor  número,  dice  la  magnifica  por  el  Magnífi- 
cat. 

Lamber. 

Vulgarismo,  que  se  usa  en  vez  de  lamer,  que  es 

verbo  castellano. 

Lamprear. 

Dice  el  Diccionario  que  es  componer  6  guisar 
una  vianda,  friéndola  ó  asándola  primero,  cocién- 
dola después  en  vino  ó  agua,  con  azúcar  ó  miel  6 
especia  fina,  á  la  cual  se  añade  un  poco  de  agrio 
al  tiempo  de  sacarla  á  la  mesa. 

Entre  nosotros  dar  una  buena  lampreada,  signi- 
fica aplicar  una  buena  tunda  de  azotes  á  alguno. 
Se  toma  lamprear  por  azotar. 

Lavadero. 
Al  decir  de  Salva,  es  un  provincialismo  de  la 
América  Meridional  que  significa:  el  paraje  del 
río  ó  arroyo  de  donde  se  sacan  arenas  ó  pepitas  de 
oro,  que  se  lavan  allí  mismo,  agitándolas  dentro 
•de  una  naveta  de  cuerno  en  la  corriente  del  agua. 


358  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Lavador. 

Es  un  instrumento  de  hierro  que  sirve  para 
limpiar  las  armas  de  fuego;  por  acá  se  le  da  otra 
significación,  aplicando  el  nombre  de  lavador  á  la 
mesa  en  que  se  coloca  el  recado  para  la  limpieza 
y  aseo  de  una  persona;  al  cual  llaman  en  Chile 
lavatorio  y  en  España  lavabo^  voz  que  es  de  uso 
moderno,  y  que  figura  en  la  duodécima  edición  del 
Diccionario  de  la  Academia  Española.  En  Nicara- 
gua, Honduras  y  el  Salvador  dicen  lavatorio. 

Lana. 

"El  lana,  lo  mismo  que  el  cucuxque,áQ\  cual  ha- 
blaba yo  hace  pocos  días,  es  una  producción  indí- 
gena de  este  país;  y  si  tiene  puntos  de  contacto 
con  ciertos  entes  de  otras  partes,  concurren  en  él 
condiciones  y  circunstancias  especiales  que  le  dan, 
por  decirlo  así,  una  fisonomía  propia  y  sui  géiieris. 
El  lana  guatemalteco  no  es  enteramente  ni  el  lé- 
pero de  México,  ni  el  roto  de  Chile,  ni  A  jaque  de 
Andalucía;  y  sin  embargo,  participa  de  los  carac- 
teres de  esos  diferentes  tipos  de  las  clases  ínfimas 
del  pueblo.  En  cuanto  al  origen  del  nombre  lana, 
en  la  acepción  en  que  aquí  se  toma  y  en  la  cual  lo 
empleo  en  este  artículo,  supongo  será  el  cobertor 
de  lana  ordinaria  llamado  antre  nosotros  chamar- 
ra, con  que  se  abrigan  los  hombres  del  pueblo,  y 
que,  así  suele  servir  de  capa  por  el  día,  como  de 
colcha  por  la  noche.  Es  ciertamente  un  puro  ca- 
pricho el  haber  aplicado  á  una  clase  de  la  socie- 
dad la  palabra  que  denota  una  materia  textil;  y 
sólo  la  costumbre  de  emplearla  en  ese  sentido,  pue- 
de hacer  que  no  nos  choque    su  uso,    y  que   com- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  359 

prendamos  perfectamente  que  al  decir  en  Guate- 
mala, por  ejemplo,  "me  han  correteado  los  lanas,'' 
"muchos  lanas  entraron  á  la  cárcel/'  "esa  es  acción 
de  un  lana,  etc,"  se  trata  de  hombres  que  corretea- 
ron, que  fueron  encarcelados,  que  han  cometido 
un  desaguizado,  etc.  Es  muy  probable  que  si  los 
ciudadanos  de  la  plebe  de  este  país  vistiesen  seda, 
lienzo  ó  algodón,  no  se  llamarían  lanas,  sino  sedas, 
lienzos  ó  algodones;  y  se  diría  verbigracia,  "anoche 
encontré'»  á  un  seda  completamente  bolo,  y  vi  que 
los  perejiles  cargaban  con  él  y  se  lo  llevaron  á  la 
geriLsay 

Hace  cosa  de  treinticinco  ó  cuarenta  años,  los 
lavas  estaban  en  su  apogeo.  Desde  las  oraciones 
de  la  noche  en  adelante,  especialmente  en  los  bar- 
rios de  la  ciudad,  eran  señores  de  vidas  y  hacien- 
das, anotando  la  crónica  diaria  las  azañas  de  esos 
caballeros.  Los  hombres  decentes  no  salían  en- 
tonces de  sus  casas  por  la  noche,  sino  armados  de 
trabucos,  sables  y  hasta  esmeriles;  precauciones 
ineficaces  muchas  veces,  pues  no  hay  defensa  que 
valga  contraía  piedra,  arma  favorita  de  los  lanas.'" 
— Ss\omé  Ji\;  Cuadro  de  Costumbres,  ''El  Lana'' 
tomo  II,  página  85. 

Lanceros. 

Del  francés  lanciers,  tomamos  el  nombre  de  lan- 
ceros,  que  damos  a  una  contradanza,  que  en  caste- 
llano llámase  rigodón,  Im  posible  sería  que  alguno 
en  un  baile,  invitase  á  las  beldades  que  adoran    á 

Terpsícore,  á   bailar   un   rigodón ¡Qué  horror! 

Siempre  serán  cuadrillas,  6  lanceros,  por   más  que 
proteste  la  Academia. 


360  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

^^Terpsícore  en  sus  raptos  hechiceros, 
Combinó  en  esta  noche  placentera 
Vals,  danza  y  rigodón  (vulgo  lanceros'') 

(Villegas.) 
Latente. 

Significa  latente  oculto,  y  muchos  lo  usan  signi- 
ficando lo  que  late,  caso  en  el  que  debe  decirse  la- 
tiente. Corazón  latente,  es  corazón  oculto,  y  cora- 
zón latiente,  es  el  que  late. 

Lelo. 

Lelo  6  ido  llamamos  al  que  en  castellano  se  lla- 
ma alelado,  en  estilo  vulgar  chiflado^  y  en  estilo 
culto  sería,  al  decir  de  don  Juan  Valera,  desorbi- 
tado. 

Lechuguilla. 

Una  planta  menuda  que  crece  en  los  lugares 
húmedos,  y  que  tiene  aplicación  contra  las  hemo- 
rroides.— Sanvitalia  procumhens. 

Lenguista.  ' 

Debe  decirse  lingüista,  que  es  el  versado  en  el 
estudio  comparativo  y  filosófico  de  varias  lenguas, 
ó  sea  el  filólogo. 

Leñatero. 

Lo  correcto  es  leñador. 

Licorera. 

Dice  el  ''Diccionario  de  Chilenismos"  que  la 
palabra  licorera  es  tan  bien  formada  como  lechera, 
cafetera,  azucarera  (debió  decir  azucarero)  y  por  eso, 
y  porque  frasquera,  si  denota  la  caja  en  que  se 
guardan  frascos,  no  indica  lo  principal    que  es    el 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  361 

licor  contenido  en  ellos,  nos  atrevemos  á  defender 
su  uso  y  á  recomendar  á  la  Academia  su  adop- 
<íión."  No  obstante  esto,  vemos  que  en  la  última, 
que  es  la  duodécima  edición,  del  Diccionario  com- 
puesto por  dicho  Cuerpo,  aún  no  se  ha  reconocido 
la  palabra  licorera.  Se  usa  mucho  en  Colombia. 
En  todo  Centro- América  se  llama  licorera. 

Limar. 
Al  árbol  que  produce  limas,  que  en  español   se 
llama  limero,  dícenle  en  Chile  limo,  y  por  acá   li- 
mar. 

Limonar. 

Consecuentes  con  nuestro  modo  de  formar  los 
derivados,  damos  el  nombre  de  limonar  al  árbol 
que  produce  limones,  que  en  castellano  es  limone- 
ro,    Citriis  limoniun. 

LimoncÜIo. 
Árbol  muy  común  por  las  vegas  del  río   de  Pe- 
tapa,  y  por  otros  puntos;  de  un  fruto  parecido  á  la 
cereza,  y  con  virtudes  medicinales  para  el  mal  de 
las  bubas.     Trifaria  trifoliata. 

Línla. 

Así  dicen  muchos  que  hablan  mal,  por  linea- 
De  la  baja  latinidad  datan  modos  vulgares  de  pro- 
nunciar algunas  palabras,  como  linia,  ligitimo. 

Liontina. 

Los  que  presumen  de  cultos  pronuncian  leonti- 
na; pero  ello  es  que  liontina  ó  leontina  llaman  á  la 
cadena  del  reloj;  y  ninguna  de  esas  palabras,  ni 
con  ¿,  ni  con  e,  figura  en  el  Diccionario. 


362  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Linchar. 

Sabido  es  que  en  los  Estados  Unidos  no  es  raro 
que  un  grupo  de  enmascarados  entre  á  viva  fuer- 
za á  la  cárcel,  se  apodere  de  un  reo  que  aún  no  ha 
sido  juzgado,  y  lo  cuelgue  del  primer  árbol  que 
encuentre;  dando  o\  pueblo  (?)  un  testimonio  de 
su  soberanía,  y  siguiendo  la  práctica  de  aquel  mis- 
ter  Lynch,  que  al  sorprender  al  ladrón  que  le  hur- 
taba sus  pollos,  le  ató  á  un  poste  y  le  administró 
una  zurra  de  padre  y  señor  mío;  haciéndose  jus- 
ticia por  su  mano.  De  ese  hecho,  viene  la  cos- 
tumbre de  linchar,  que  hay  en  la  gran  república; 
costumbre  que  no  es  el  caso  de  examinar  ahora. 
El  linchamiento  será  todo  lo  bueno  ó  lo  malo  que 
quieran;  pero  los  señores  de  la  calle  de  Val  verde 
en  Madrid,  no  lo  admiten;  es  decir,  no  han  apun- 
tado la  palabra  en  el  Diccionario. 

Líquida  vez. 

Lo  usamos  por  una  vez,  para  dar  mayor  énfasis 
á  la  frafrC;  verbigracia:  '*No  es  cierto  que  me  divir- 
tiera mucho;  una  vez  liquida  me  llevó  al  teatro." 

Liquidámbar. 

Árbol  precioso,  que  abunda  en  la  Alta  Verapaz, 
{Styrax  halsamiflua)  en  las  partes  húmedas  de  la 
cordillera,  y  que  también  se  encuentra  por  el  Qui- 
che y  Chiquimula. 

Lira. 

Caballo  ñaco,  rocinante. 

Liso. 

Significa  terso,  bruñido,  llano.  Nosotros  lo  to- 
mamos, lo  mismo  que  los  chilenos  y  peruanos,  por 


PROVINCIALTSMOS    DE    GUATEMALA  363 

desvenjonzado,  atrevido,  desfachatado.  Este  provin- 
cialismo viene  de  aquella  jerga  gitanesca  llamada 
germaiúa.  Es  de  verse  uno  de  esos  dramas  calle- 
jeros en  que,  tras  una  linda  jpatoja  de  dieziséis 
primaveras,  que  lleva  un  cesto  primorosamente 
en  la  cabeza,  va  un  lana  de  chaqueta  echándola 
flores,  y  algunas  frescas,  á  las  cuales  ella  derrepente 
contesta  con  un  dengue:  ¡Qué  hombre  tan  liso! 
¡  A  chis !     ;  Qué  plomoso ! 

Lisura 
Es  por  acá  la  gracia  llevada  hasta  la  impavidez, 
hasta  la  liviandad,  hasta  el  insulto.  "Me  dijo 
muchas  Usuras''  quiere  decir  "muchas  palabras 
libres.''  En  castellano  lisura  no  sólo  es  la  igual- 
dad y  lustre  de  la  superficie  de  una  cosa,  sino  que 
se  toma  por  ingenuidad,  sinceridad.  Proceder  con 
listera,  sería  en  nuestro  modo  de  entender,  con 
grosería,  con  liviandad,  con  desvergüenza,  mien- 
tras que,  en  buen  español,  es  proceder  con  fran- 
queza, sin  ambages.  Juan  Arona  dice  que  en  el 
Perú  lisura  vale  por  frescura,  llaneza,  desenvoltu- 
ra, desvergüenza,  desacato,  atentado,    ¿qué  sé  yo? 

Lívido. 

¿Quién  no  toma,  entre  nosotros,  lívido  por 
pálido,  descolorido?  Sin  embargo,  lo  que  signifi- 
ca lívido,  en  castellano,  es  amoratado,  y  no  pálido, 
acepción  en  la  que  lo  han  usado  Jorge  Isaacs  y 
otros  escritores  americanos.  A  muchos  de  nues- 
tros poetas  podríamos  citar,  que  se  pondrían  colo- 
rados ó  descoloridos,  pero  no  lívidos,  al  saber  que 
los  angelicales  semblantes  de  sus  deidades,  color 
de  marfil,  fueron  amoratados,  sin  querer  los  inspi- 
rados bardos,  en  sus  endechas  y  madrigales. 


^64  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

Locero. 

Locero  y  locería,  no  son  de  mala  ley,  según  Cuer- 
vo y  Rodríguez;  pero  ellos  mismos  hacen  observar 
que  lo  castizo  y  autorizado  es  alfarero,  alfarería, 
ollero,  ollería. 

Locomotiva. 

Esta  palabra  locomotiva  se  encontraba  en  los 
Diccionarios  anteriores  á  la  XII  edición  de  la  Aca- 
demia, que  ya  no  la  reconoce,  y  que  trae  en  su  lu- 
gar locomotora.  No  culpemos,  pues,  al  distinguido 
poeta  Carlos  Augusto  Salaverry,  por  haber  canta- 
•do  en  viriles  estrofas  "Za  locomotiva  ;^^  pero  conven- 
gamos en  que  el  ilustre  Cuerpo  de  Madrid,  que 
''limpia,  fija  y  da  esplendor,"  tuvo  razón  en  hacer 
que  prevalezca  locomotora  y  no  locomotiva,  ya  que 
para  ello  no  sólo  hay  razones  de  eufonía  ó  de  gus- 
to, sino  que  es  más  conforme  con  la  índole  y  for- 
mación de  nuestra  lengua,  la  primera  de  esas  voces, 
que  no  la  segunda,  de  pronunciado  sabor  galicano. 

Loquera. 
Dígase:  ha  dado  en  la  manía,  en  la  locura;  pero 
no  en  la  loquera,  como  algunos' dicen. 

Loga. 

Así  dicen  vulgarmente  por  acá,  en  vez  de  loa, 
que  es  el  preludio  ó  prólogo  que  precede  á  las  co- 
medias ó  dramas.  En  los  pueblos  pequeños  sue- 
len divertirse  con  las  logas,  en  ocasión  de  la  festi- 
vidad de  algún  santo.  Tales  representaciones,  por 
lo  primitivo  y  rústico  de  su  carácter,  hacen  recor- 
dar los  misterios  y  entremeses  de  la  edad  media, 
•que  tan  bien  describe  Cervantes. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  365 

Lora. 
Es  loro  y  no  lora,  palabra  que  viene  de  los  nom- 
bres adjetivos  españoles  que  designaban  un  color 
oscuro,  que  se  aplica  á  ciertos  indios  amulatados, 
como  puede  verse  en  la  historia  general  de  Oviedo, 
y  en  el  glosario  que  la  acompaña.  El  Dicciona- 
rio dice  que  loro  es  un  color  oscuro  amulatado  6 
moreno  que  tira  á  negro  (del  latín  luridus,  obscu- 
ro.) Loro,  para  significar  el  pájaro  que  lleva  este 
nombre,  viene  del  malayo  lori,  que  quiere  decir 
papagayo  rojo,  al  cual  llamamos  nosotro  guacama- 
ya. El  nombre  de  loro  lo  tomamos  como  sinóni- 
mo de  perico ;  pero  propiamente  loro  es  en  buen 
castellano  el  papagayo  rojo. 

Lorocos. 
Son  unos  botones  verdes  de  flores  blancas,  que 
nacen  de  una  planta  silvestre,  (Echites,  oaxacana,) 
y  de  las  cuales  hacen  por  acá  un  sabroso  pastel, 
que  llaman  torta  de  lorocos.  Tamalitos  de  lorocos, 
son  bollos  de  maíz  molido  y  rellenos  de  dichas  flo- 
res cocidas. 

Lord. 

Aunque  en  inglés  no  se  antepone  el  artículo  the 
al  título  de  Lord,  de  modo  que  se  dice:  Lord 
Palmerston  is  one  of  the  most  prominent  men;  en  es- 
pañol, no  debe  usarse  sin  el  artículo,  una  vez  que 
antes  de  los  de  dignidades  ó  títulos  siempre  lo  exi- 
ge el  genio  de  nuestra  lengua,  y  así  decimos,  "El 
Marqués  de  Valderramas,  el  Conde  de  Montecristo, 
el  Duque  de  Latorre."  Encontramos  en  Puig- 
blanch  (Opúsculos  gramático-satíricos:)  ''Calificó  el 
dómine  de  oportuna  mi  observación,  y  añadió  pa- 


366  vacíos    DEL    LENGUAJE    Y 

ra  corroborarla  que  habiendo  el  Lord  Holland  for- 
mado un  alto  concepto  del  mérito  de  Jovellanos, 
etc." 

Esta  cita  la  tomamos  del  Diccionario  de  Chile- 
nismos, cuyo  autor  también  opina  que  es  más  ele- 
gante y  castizo  anteponer  el  artículo.  Empero  el 
señor  Bello,  en  su  Granfática  dice  que  es  preferible 
no  anteponerlo.  La  verdad  es  que  el  uso  (arbi- 
tro del  lenguaje)  no  acepta  el  artículo  en  dicho 
caso. 

Lunch. 

''Tomar  las  once,"  era  la  frase  muy  castellana 
que  significaba  la  refacción,  ó  alimento  moderado, 
que  se  tomaba  entre  el  almuerzo  y  la  comida;  y 
que  se  llama  así  porque  á  esa  hora  se  acostum- 
braba generalmente.  Hoy  todos  usamos  la  pala- 
bra inglesa  lunch,  que  algunos  pronucian  lonche. 
¿Será  porque  esa  refacción  ya  no  se  toma  á  las  on- 
ce, que  tal  frase  se  desterró  completamente?  No  lo 
sabemos;  pero  á  la  verdad  que  ho}'',  tomar  las  once 
sería  cosa  de  desayunarse  ó  de  tomar  el  almuerzo, 
porque  sabido  es  que  la  gente  de  buen  tono  duer- 
me hasta  muy  tarde,  y  toma  lunch  á  eso  de  las 
dos.  Con  las  costumbres  de  nuestros  abuelos,  eran 
buenas  ciertas  palabras,  que  hoy  ya  no  tienen  sen- 
tido. Así  y  todo,  los  filólogos  Cuervo,  Rodríguez 
y  Paz  Soldán  aún  abogan  por  el  hacer  6  tomar  las 
once. 

Luego— ¡to—itito. 

Lueguito  vengo,  decimos  muy  á  menudo  los  gua- 
temaltecos, como  dicen  horita  vengo  los  mexicanos 
y  aun  muchos  de  nuestros  compatriotas. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  367 

TambiC'n  se  usa  en  Chile  y  entre  la  gente  de 
nuestras  aldeas  luego  (lueguito,  liteguitito)  como  si 
fuera  adverbio  de  lugar.  ''Voy  'M{UÍ  lueguítifo,  se- 
ñor, dijo  el  hombre  parando  su  macho.— (i/uár- 
fano.) 

Lunes. 

No  mencionaríamos  el  primer  día  de  la  semana, 
si  no  fuera  que  existe  la  frase  nacional  "hacer  lu- 
nes/* que  en  otra  parte  hemos  citado.  Muchos  de 
la  clase  obrera,  que  descansan  el  domingo  y  que 
gastan  su  dinero,  ganado  en  la  semana,  en  ese  día 
de  fiesta,  continúan  todavía  el  día  siguiente  de  tu- 
na, de  parranda,  de  nimbo,  de  jah.iO,  ó  como  se 
-quiera  llamar,  con  palabras  provinciales,  ó  casti- 
zas, á  las  bacanales  que  son  de  funestos  resultados 
para  el  pueblo.  De  efeos  que  no  concurren  á  sus 
faenas,  por  el  jolgorio  á  que  se  entregan,  se  dice 
<iue  hacen  lunes.  En  Chile  y  en  México  acostum- 
bran decir:  'iiací^n  San  Lunes,"  sin  duda  para  de- 
notar que  se  convierte  en  día  santo,  el  lunes ;e^  de- 
cir en  día  festivo. 

Lunero. 
El  que  gusta  de  hacer  lunes.    . 


NI- 

Macuquina— o. 

Este  adjetivo  está  admitido  por  el  Diccionario 
•de  la  Academia,  que  dice:  "se  aplica  á  la  moneda 
de  plata  cortada,  esquinada  y  sin  cordoncillo. 
Hasta  mediados  del  siglo  presente  ha  corrido  en  la 
isla  de  Puerto   Rico."     Seguramente   los    señores 


368  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Académicos  no  se  figuraron  que  en  Guatemala  cir- 
culó esa  moneda  hasta  en  el  año  1872. 

No  sabemos  por  qué  siendo  castiza  esta  palabra, 
se  registra  en  el  Diccionario  de  chilenismos,  ni 
acertamos  á  comprender  como  don  José  Milla  en 
el  artículo  Memorias  de  un  duro,  en  que  de  paso 
sea  dicho,  imitó  otro  de  Fr.  Gerundio,  que  es  muy 
análogo,  usa  con  bastardilla  el  adjetivo  macuqui- 
nos, á  guisa  de  provincialismo. 

Madrasta. 
Es  corrupción  de  madrastra. 

''De  padres  á  padrastros 
Hay  cuatro  leguas; 
De  madres  á  madrastras 
Hay  cuatrocientas." 

(Trueba.) 
Madrina. 
Además  de  las  acepciones  usuales,  trae  el  Dic- 
cionario: ''la  correa  ó  cuerda  que  une  dos  muías 
ó  caballos  para  que  vayan  iguales."  En  el  Perú, 
en  Chile,  en  la  Argentina,  y  entre  nosotros,  la 
muía  madrina  es  la  que  va  guiando  la  recua,  con 
una  sarta  al  cuello  de  cencerros,  hechos  de  cobre 
y  con  badajo  de  hueso. 

— "Los  esquilones 
De  las  madrinas 
Sus  argentinas 
Repeticiones, 

— Que  no  pronuncian 
Voces  humanas, 
Pero  que  anuncian 
Recuas  cercanas: 


PROVINdlALISMOS    DE   GUATEMALA  369 

— Bocas  de  cobre, 
Lenguas  de  hueso, 
De  qué  embeleso 
Sois  para  el  pobre!" 

Madre  cacao. 

Es  un  árbol  que  se  planta  al  mismo  tiempo  que 
el  cacao,  para  que  le  dé  sombra.     (Papüeonásea.) 

Machacar.    Machucar. 

Dice  Cuervo:  "Cuando  machacamos  algo  lo 
quebrantamos  y  desmenuzamos  á  poder  de  golpe, 
como  por  ejemplo,  los  ajos;  cuando  machucamos^ 
no  hacemos  sino  golpear  y  ocasionar  una  contu- 
sión, como  en  los  dedos  de  las  manos  6  los  pies." 

"Llego  otra  piedra  y  dióle  en  la  mano  y  en  el 
alcuzatán  de  lleno  que  se  la  hizo  pedazos,  lleván- 
dole de  camino  tres  ó  cuatro  dientes  y  muelas  de 
la  boca  y  machucándole  solamente  dos  dedos  de  la 
mano."     (Cervantes. — Quijote.) 

"Tómese  cohombrillos  silvestres  y  machacados, 
pónganse  á  hervir  en  agua  é  infúndase  ésta  sobre 
el  casco."     (Agricultura  de  Abú  Zacarías.) 

Mal  hablado. 
Don  Salustiano  de  Olózaga  censuraba  esta  fra- 
se, diciendo  que  cualquiera  comprende,  cuando 
oye  decir  mal  vestido,  mal  comido,  que  salvo  los 
casos  de  una  codicia  absurda  ó  de  un  cinismo  ri- 
dículo é  insolente,  se  considera  á  las  personas  á 
quienes  tales  frases  se  refieren  como  pacientes  en 
vez  de  agentes  voluntarios;  mientras  que  la  pala- 
bra es  el  don  más  activo  que  hay  en  el  hombre. 


370  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Eso  (le  mal  hablado,  pudiera  disculparse  por  vía 
de  arcaísmo.  En  España  las  damas  suelen  decir 
malpensado,  del  que  piensa  mal. 

Malcriadez. 
Así  dicen  muchos  vulgarmente,  por   malacrian- 
za. 

Maldecí. 

Haciendo  regular  el  verbo  maldecir,  dicen  mu- 
chos maldeci  en  vez  de  maldije  que  es  lo   castizo. 

Maleta. 
No  vamos  á  hablar  de  la  bolsa  de  cuero,  que 
sirve  para  llevar  ropa  y  otros  objetos  de  viaje,  y 
que  se  llama  en  castellano  maleta.  Como  provin- 
cialismo anotaremos  esa  palabra,  cuando  se  aplica 
por  pillo,  malo,  bribón,  malandrín,  bellaco,  picaro, 
vagabundo;  verbigracia,  "Siempre  lo  he  tenido  por 
un  m.aleta  de  marca."  '*No  he  visto  nunca  un  ma- 
letón tan  desvergonzado." 

Malaya. 

Debe  escribirse  ma¿ /¿a^/a  (separadas  las  dos  pa- 
labras,) y  significa  en  buen  castellano  desear,  un 
mal  á  alguno,  verbigracia:  ¿Qué  puedctser  sino 
que  sois  hembra  y  no  podéis  estar  sosegada,  que 
mal  haya  vuestra  condición  y  la  de  todas  aquellas 
á  quienes  imitáis."     (Cervantes. — Quijote.^ 

Nosotros  lo  usamos,  muy  frecuéntente,  como  par- 
tícula optativa,  con  que  denotamos  el  deseo  de  te- 
ner 6  lograr  algo,  como  cuando  dijo  desde  España 
nuestro  poeta  F.  Rivera  Maestre,  en  su  epístola  á 
Guatemala: 


ik^ 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  871 

''Así  abundan  las  anonas^ 
Las  pinas,  las  pitahayas, 
Y  demás  í^abrosas  frutas 
¡Quién  las  comiera  ¡malhaya! 

En  ese  sentido,  como  partícula  optativa,  no  es 
un  provincialismo:  se  encuentra  en  obras  de  escri- 
tores antiguos;  pero  hoy  no  se  uí^a  en  España. 

Mal  haya  se  toma  también  como  maldito,  y  así 
dicen,  ''¡Mal  haya  sea  la  hora  en  que  la  conocí !"- 
M^  Tampoco  es  este  un  provincialismo,  sino  más  bien 
una  imprecación  vulgar,  que,  como  dice  Cuervo, 
va  ya  penetrando  entre  la  gente  culta;  pero  sin  es- 
tar tan  canonizada  que  merezca  los  miramientos 
del  gramático. 

Maluco. 

Cuando  alguien  está  ligeramente  enfermo,  di- 
cen por  acá  está  maluco. 

Malvaluisa. 

Así  dicen  algunos,  en  vez  de  malvavisco.  {Mal- 
vavisctis  arboreus.) 

Malvisco. 

Así  suelen  llamar  á  la  planta  medicinal  que  tie- 
ne el  tallo  como  de  dos  pies  de   altura,    las    hojas  i^ 
vellosas  y  redondas,  y  las  flores  como  las  de  mal- 
va.    En  español  es  malvavisco  (de  malvaviscus.) 

Mamáes. 

Es  corriente  oír  decir  mamáes,  papáes,  sofaes, 
pieses,  en  vez  de  mumás,  papas,  sofás,  y  pies,  que 
es  como  se  forma  el  plural  de  esos  nombres. 


^ 


372  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Mamar. 

Es  muy  usado,  por  disfrutar  favores,  tener  algu- 
na pitanza,  como  en  la  siguienta  cuarteta: 

"Las   chichiguas  jocotecas 
De  guipiles  y  galanas 
Dando  la  chiche  á  los  niños 
No  es  poco  lo  que  ellas  maman. 

(Rivera  Maestre.) 

En  rigor  es  castizo,  en  tal  sentido;  pero  no  así 
mamarse  á  alguno,  por  engañarlo  ó  explotarlo;  por 
matarlo,  que  en  español  es  despachar  á  alguno. 

Mamotreto. 

Dice  el  Diccionario  que  es  el  libro  ó  cuaderno 
en  que  se  apuntan  las  cosas  que  se  han  de  arreglar 
después. 

Entre  nosotros  jamás  se  usa  en  esa  significación. 
Damos  el  nombre  de  mamotreto  á  todo  aparato  de 
maderos,  irregular  ó  defectuoso  en  su  forma,  que 
sirve  para  subir  á  alguna  parte,  ó  para  algún  otro 
uso.     En  español  es  armatoste. 

Manaco. 
Nombre  vulgar  de  una  especie  de  palmera. 

Mancornen. 

Muchas  veces  hemos  oído  decir  así  en  vez  de 
mancuernen. 

Mangas. 

^'En  mangas  de  camisa.''^ — Acerca  de  esta  frase, 
creemos  conveniente  copiar  todo  lo  que  dice  el 
"Diccionario  de  Peruanismos,"  helo  aquí:  ¿Por 
que  el  señor  Cuervo  corrije  ^'en  mangas  de  carndsa^^ 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  373 

con  ''en  cuerpo  de  camisaf  ¿Y  por  qué  hace  otro 
tanto  el  señor  Rodríguez,  siguiendo,  como  le  suele 
suceder,  con  demasiada  ceguedad  las  huellas 
del  filólogo  bogotano,  fascinado  sin  duda  por  los 
lujosos  conocimientos  que  este  despliega?  El  ilus- 
trado provincialógrafo  chileno  agrega  de  su  pro- 
pia cosecha,  6- más  bien  aduce  una  excepción  que 
hallamos  oscura;  dice:  en  cuerpo  de  camisa,  es  co- 
mo traen  los  diccionarios,  esto  es  andando  sin  cha- 
leco; que  si  se  habla  de  quien  lo  lleva  está  bien 
en  mangas  de  camisa.  Este  curioso  distingo  es  lo 
que  no  entiendo. 

Los  diccionaristas  no  pueden  ponerse  en  los  in- 
finitos casos  que  la  lengua  permite.  No  hablamos 
con  ellos,  v.  g.,  en  un  dos  por  tres,  sino  á  dos  por 
tres,  y  Bretón  de  los  Herreros,  que  fue  Secretario 
perpetuo  de  la  misma  Academia,  autora  del  Dic- 
cionario, usará  aquella  frase  con  toda  donozura 
cuando  se  ofrezca,  y  el  mismo  académico  que  re- 
dactó el  artículo  dos  la  aprobaría. 

Yo  tengo  idea  de  haber  hallado  el  ^'en  mangas 
de  camisa"  en  escritores  hispanos  más  de  una  vez; 
y  por  lo  pronto  allá  va  ese  ejemplo  de  don  Juan 
Valera,  uno  de  los  escritores,  eruditos  y  hablistas 
de  más  nota  que  hoy  tiene  España.  Lo  tomamos 
de  Pepita  Jiménez,  y  en  él  hay  mangas  de  camisa, 
y  hasta  sin  chaleco,  para  ma3^or  confusión  del  es- 
timable señor  Rodríguez.  Helo  aquí:  ''Don  Luis 
y  el  Conde  se  quitaron  levitas  y  chalecos,  queda- 
ron en  mangas  de  camisa  y  tomaron  las  armas." 

La  curiosa  distinción  del  señor  Rodríguez,  no 
pocas  del  provincialógrafo  bogotano,  y  las  que  al- 
gún crítico  descubra  más  tarde  en  el   propio   Dic- 


374  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

cionario  de  Peruanismos,  no  hacen  más  que  refor- 
zar lo  que  ya  hemos  insinuado  en  la  parte  preli- 
minar de  este  ensayo:  que  no  pudiendo  serlo  los 
puristas  de  América,  sino  de  una  manera  artificial, 
ajena  a  toda  realidad,    tenemos  que   desviar   á  lo 

mejor." 

Mancuernas. 

Es  curioso  observar  cuan  diversos  nombres  dan 
á  los  botones  de  los  puños  de  la  camisa:  aquí  les 
W^ia^^n  mancuernas  ó  macuernillas,  sin  duda  por- 
que son  dos  iguales;  en  el  Perú  las  denominan  ge- 
melos]  y  en  Chile  colleras.  El  nombre  castizo  es 
el  de  gemelos,  que  se  aplica,  según  el  Diccionario, 
además  de  las  otras  acepciones  que  conocemos,  al 
juego  de  dos  botones  iguales,  ó  de  algunos  otros 
objetos  de  esta  clase. 

Mando  dentro. 
Las  tiendas  que  no  tienen  comunicación  con  el 
interior  de  la  casa  donde  están,  se  llaman  tiendas 
redondas  (dice  Salomé  Jil,  sin  duda  porque  son 
cuadradas,)  y  aquellas  que  se  comunican  con  la 
casa,  y  en  las  cuales  el  inquilino  puede  entrar  á 
ella  y  salir,  sin  previo  permiso  de  quien  la  habita, 
se  denominan  tiendas  con  mando  dentro.  ^Tude 
convencerme,  además,  de  la  profundidad  y  filoso- 
fía que  encierra  la  expresión  de  tiendas  con  mando 
dentro,  pues  los  inquilinos  que  entraban  y  salían 
continuamente,  ya  á  bebemos  el  agua,  ya  á  devol- 
vérnosla bajo  otra  forma;  ya,  en  fin,  á  otras  cosas 
que  no  es  del  caso  referir,  acabaron  por  mandar 
en  la  casa  más  que  los  verdaderos  amos.''  (Mi  ca- 
sa de  altos.  Cuadros  de  Costumbres. — Salomé  Jil, 
tomo  I,  página  63.) 


t 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  375 

Manea. 

Es  en  buen  castellano,  tomado  del  habla  de  la 
América  meridional,  ma?i6a  ó  maniato  la  cuerda 
con  íjue  se  atan  las  manos  a  una  caballería  para 
que  no  huya. 

Por  acá  se  llama  manea  el  lazo  hecho  de  cuero 
enrollado  y  crudo,  que  sirve  para  lazar  á  los  ani- 
males en  las  haciendas.  Cuando  es  más  largo  y 
grueso  que  la  manea,  danle  el  nombre  de  pial, 

Maniado. 
Corrupción  de  maneado.  Se  aplica  no  sólo  al 
ganado  que  tiene  atadas  las  manos,  sino,  por  tras- 
lación sin  duda,  á  la  persona  que  no  es  activa, 
despejada,  libre  y  ágil  en  sus  movimientos,  que  se 
aflige  de  poco;  en  español  se  dice  atado. 

Manía. 
Asi  denominamos  una  planta,  originaria  de 
África,  que  en  español'se  llama  cacahuate  ó  caca- 
huete cacao  de  tierra  (del  mexicano  cacahuatl;)  y 
el  mismo  nombre  lleva  la  almendra  que  produce 
(araedis  hypogda,  arachida  hypogcea).  La  mania 
crece  en  abundancia  en  el  Departamento  de  Su- 
chitepéquez  y  en  otros  puntos  de  la  República  de 
Guatemala.  Esa  almendra  se  come  tostada  ó  co- 
cida, ó  bien  en  confites,  garapiñas,  mazapanes  y 
otros  dulces.  Se  mezcla  al  cacao  para  la  confec- 
ción del  chocolate,-  y  también  produce  un  aceite 
superior  semejante  al  de  almendras.  La  planta 
necesita  de  terreno  arenoso  y  suelto  y  los  frutos 
se  forman  bajo  la  tierra.  En  el  Perú,  Venezuela 
y  Puerto  Rico,  se  llama  maní.  En  alemán,  almen- 


376  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

dra  de  tierra,    erdmandel;    en    francés  pistache   de 
terre;  y  en  \ng\é^  pea-nut. 

Maniconio. 

Muchos  dicen  así,  en  vez  de  manicomio^  (de  las 
voces  griegas  locura  y  cuidar)  ó  sea  asilo  de  de- 
mentes. 

Maneto. 

Sinónimo  de  corneto,  ó  sea  patizambo. 

Manijar. 

Vulgarismo  que  equivale  á  manejar.  Así  dicen 
en  el  refrán :  ''quien  mal  se  manija  despacio  pade- 
ce." ''¿Quién  lo  manija? — Tello — ¡Así  anda  ello!" 

Manipulear. 

En  castellano  es  manipular. 

Mano. 

Son  muchísimas  las  acepciones  castizas  de  esta 
voz;  pero  creemos,  con  el  escritor  chileno  Zoroba- 
bel  Rodríguez,  que  es  un  provincialismo  curioso 
el  de  tomarla  por  aventura,  lance,  trance,  como 
cuando  decimos:  Vas  á  ver  la  mano  que  te  va  á 
pasar."  "No  saben  ustedes  que  le  pasó  muy  ma- 
la mano.'^ 

Manita. 

Es'curiosa  la  frase  dar  una  manita,  que  signifi- 
ca prestar  ayuda  para  cargar  algo.  Así  dicen  fre- 
cuentemente las  vendedoras  de  fruta,  cuando  quie- 
ren alzar  el  cesto  y  ponérselo  en  la  cabeza.  ^^Por 
via  suya,  déme  una  manita. ^^ 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  377 

Mantequilla. 
Esta  palabra,  dice  Salva  que  es  de  origen  cuba- 
no, en  lugar  de  manteca,  como  llaman  en  España 
á  la  sustancia  oleosa  que  se  saca  de  la  leche  ba- 
tiéndola. Nosotros,  por  manteca  sólo  entendemos 
U  grasa  del  cerdo.  El  Diccionario  dice:  Mante- 
quilla, pasta  suave  y  blanda,  de  manteca  de  va- 
cas, batida  y  mezclada  con  azúcar. 

Mantequillera. 
La  vasija  en  que  se  guarda  la  mantequilla,    que 
en  castellano  es  mantequera. 

Mantención. 
Lo  castizo  es  manutención  ó  mantenimiento,  que 
antiguamente  era  mantenencia  ó  manutenencia,  co- 
mo se  dice  en  las  leyes  de    ''Las  Siete  Partidas." 

Mayugar. 
Muchas  veces  hemos  oído  en  boca  de   gente  za- 
fia, y  aun  en  la  de  muchos  que  se  pican  de   perso- 
nas de  pro,  mayugar   por  magullar. 

Manzanilla. 
La  manzanilla  es  una  pequeña   fruta   silvestre, 
de  pronunciado  y  agradable  olor.     No  sólo  es  co- 
mestible, sino  que  la  usan  como  adorno  en  largas 
sartas  que   ponen   en  los  nacimientos  ó  retablos. 

(Cratxgus.) 

Matado. 

El  verbo  matar,  dar  muerte,  tiene  por  participio 
pasado  el  del  verbo  morir,  que  es  muerto.  Por  co- 
mún que  sea  por  acá  decir  que  hubo   un   matado, 


378  VICIOS   DEL    LENGUAJE    Y 

en  tal  ó  cual  fiesta  popular,  no  deja    de    ser    muy 
incorrecto. 

Matar  por  llagar  una  bestia,  conserva  su  propio 
participio,  Del  suicida  dícese  que  se  ha  matado, 
y  no  se  ha  muerto,  porque  así  no  se  daría  á  enten- 
der que  se  ha  suicidado. 

''¡Oh  cuántos  jueces  hay  en  este  mundo,  los  cua- 
les así  se  precian  y  cuentan  los  que  han  azotado, 
desorejado,  degollado,  ahorcado,  descuartizado  y 
muerto,  como  otros  se  precian  de  los  cautivos  que 
hubiesen  rescatado,  ó  de  las  huérfanas  que  hubie- 
sen casado!"  (Guevara. — De  la  recta  administra- 
ción de  justicia,) 

Matasano. 

Es  una  fruta  fina  y  sabrosa  al  paladar,  (Gasimi- 
roa  edulis)  con  una  película  delgada  de  color  ver- 
de amarilloso;  la  carne  amarilla  aguanosa;  y  el 
cuesco  blanco.  No  es  dañosa  a  la  salud,  como 
pudiera  creerse  por  el  nombre.  El  Diccionario 
llama  matasanos  á  los  curanderos  ó  médicos,  sin 
distinguir  entre  homeópatas  y  alópatas. 

Matagusano. 

Es  una  pasta  hecha  de  azúcar  negra  y  corteza 
de  naranja  ó  de  toronja,  agradable  al  paladar. 

Mañoso. 

Dice  Salva  que  es  un  provincialismo  mexicano 
el  llamar  mañoso  al  caballo  ó  muía  que  tiene  resa- 
bios, y  que  se  llama  resabiado.  También  aplica- 
mos por  antonomasia  el  nombre  de  mañoso  al  la- 
drón ratero,  al  criado  ó  criada  que  hurta  cosas  in- 
significantes.    ''Es   un  patojo   malcriado   y  algo 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  379 

mañoso,''  así  decimos  del  mozo  que  no  tiene  buena 
educación  y  que  es  ratero. 

Marchante. 

Significa  en  castellano  traficante,  mercantil. 

En  el  concepto  de  parroquiano,  que  es  como  no- 
sotros lo  usamos,  es  provincialismo  andaluz.  ''Y 
en  efecto  no  hay  marchante  que  marche  como  don 
Sinforoso  Comodín,  sujeto  apreciabilísirao,  de 
quien  toda  la  República  se  hace  lenguas  y  que  se 
hace  ^1  todo  pies  y  manos,  para  dar  abasto  á  las 
infinitas  comisiones,  encargos,  agencias,  corredu- 
rías y  servicios  que  tiene  que  desempeñar."  ( Salo- 
mé Jil. — Cuadro  de  Costumbres;  tomo   II,    página 

94.) 

Maravilla. 

Es  un  provincialismo,  cuando  se  toma  por  sinó- 
nimo de  multitud  ó  gran  cantidad  de  alguna  cosa; 
verbigracia:  ''Había  una  maravilla  de  hombres  en 
el  campamento.  ¡Jesús  qué  maravilla  de  gusa- 
nos ! 

Margara. 

Diminuto  familiar  de  Margarita. 

Maromero. 
No  está  en  el  Diccionario,  aunque   desde   luego 
se  comprende  que  se  deriva  de  maroma:  lo  toma- 
mos por  el  volatinero  que  anda  y  hace  equilibrios 

en  ella. 

Maritates. 

No  se  halla  en  el  Diccionario,  y  nosotro  lo  to- 
mamos por  baratijas,  chismes,  trastos  ó  cosas  por 
el  estilo. 


380  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

''En  cambio  del  jiquilite, 
Del  cacao  y  de  la  grana, 
Te  dan  maritates,  y  opio 
En  vez  de  chicha  que  embriaga. 

(Rivera  Maestre.) 

En  Chile  quiere  decir  maritata  una  canal  que 
usan  en  las  minas  ó  unos  cedazos  con  tela  de  alam- 
bre. 

Marañón. 

Lo  mismo  que  en  Cuba,  llamamos  marañón  ó 
jocote  inarañón  al  anacarado  (anacardium)  que  en 
Venezuela  recibe  el  nombre  de  merey,  y  en  Puer- 
ta Rico  pajuil. 

Mazacuata. 

Es  el  nombre  que  por  acá  se  da  á  una  culebra 
de  dos  a  seis  metros  de  largo;  nombre  que  quiere 
decir  en  cakcbiquel  culebra  de  venado,  (mazacuat) 
de  mazat  (venado)  y  cuat  (culebra.)  También  se 
llaman  culebras  bobas.  Cuando  son  pequeñas  se 
alimentan  con  ratones,  siguen  con  aves  y  llegan  a 
devorar  un  ciervo.     Boa  imperator. 

Masque. 

Dice  Salva  que  masque  significa  no  importa,  aun- 
que, es  un  adverbio  vulgar  mexicano;  pero  con 
perdón  del  ilustrado  filólogo,  se  usaba  en  tiempo 
de  Cervantes:  ''Habilidades  y  gracias  que  no  son 
vendibles  (añadió  Sancho  más  que  la  tenga  el  con- 
de Dirlos." — Quijote.) 

En  Guatemala  ha  quedado  el  uso  de  masque  re- 
legado á  la  gente  baja. 


PROVINCIALISMOS    DE    GtTATEMALA  381 

Maztlate. 

Nombre  del  tapado  que  usaban,  y  todavía  usan 
los  indios  de  la  costa,  para  cubrir  la  horcajadura 
ó  entrepiernas.    Algunos  le  dicen  maixtate. 

Malos  nombres. 

A  los  apodos  llámanles  en  esta  tierra  malos  nom- 
bres. Antaño  era  más  común  la  censurable  cos- 
tumbre de  bautizar  á  los  prójimos  con  sobrenom- 
bres ridículos.  Hoy  son  por  el  contrario  buenos 
nombres  los  que  se  dan  á  los  niños  en  cuanto  nacen. 
Aquello  de  Juan,  Francisco,  Pedro,  Antonio,  es 
muy  rancio  y  vulgar:  hoy  son  Napoleones,  Aníba- 
les, Cicerones,  Horacios,  Cuyacios,   Tíbulos,   R6- 

mulos,  Tiberios,  etc y  no   falta  alguno  llamado 

Poncio  Pilatos,  otro  Sangre  de  Cristo  y  otro  Cus- 
todio. Entre  el  bello  sexo,  ha  cundido  la  moda 
de  los  nombres  raros,  como  Lidia,  Esmeralda,  Se- 
ráfica, Hapatia,  y  tantos  que  no  mencionaremos 
para  que  nadie  se  crea  aludido.  Hoy  en  cuanto 
nace  un  niño,  empiezan  todos  los  de  la  familia  á 
pensar  el  nombre  más  peregrino  con  que  se  le  bau- 
tice; y  eso  que  no  hemos  apurado  la  imaginación 
en  tal  punto,  como  los  costarricenses  y  colombia- 
nos, que  tienen  algunos  nombres  rarísimos. 

Mapache. 
Es  el  nombre  vulgar  del  Procyon   lotor  (Alien.) 

Matadura. 

A  las  llagas  que  producen  las  monturas  ó  arreos 
en  los  animales,  llámanles  mataduras. 


382  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

Matate. 

Una  bolsa  hecha  de  cuerdas  delgadas  de  pita  ó 
de  maguey,  entretejidas  con  grandes  intersticios  y 
que  se  suspende  al  cuello  por  medio  de  un  cordel. 
Usanlo  mucho  los  indios  para  guardar  sus  tortillas, 
frutas  y  otros  alimentos. 

Decimos  '^echar  uno  pan  en  su  matate'',  para  sig- 
nificar que  adquiere  experiencia. 

Matrero. 

Significa  en  castellano  astuto,  diestro,  experimen- 
tado. En  Chile,  en  México,  según  Salva,  y  entre 
nosotros,  se  toma  por  suspicaz,  receloso. 

I  Maturranga. 

En  español  es  marrullería. 

Me  quise  caer. 

Muchos  dicen  así  por  "estuve  á  punto  de  caer- 
me;" y  no  falta  quienes  digan  "me  quise  morir," 
para  dar  á  entender  que  se  iban  á  morir. 

Mecate. 

Del  mexicano  mecatl,  que  significa  bramante, 
cordel  ó  cuerda  de  pita.  Lo  registra  el  Diccionario 
como  provincialismo  mexicano. 

Mecapal. 

Se  deriva  de  mecatpali,  cuero  para  cargar,  que 
es  una  especie  de  faja  que  se  ponen  los  indios  en 
la  cabeza  para  llevar  los  fardos. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  383 

Medio — a* 

Cuando  es  adjetivo  concuerda  con  el  sustantivo, 
al  cual  califica,  en  género  y  número;  v.  g.,  medio 
pan,    media  arroba,  medios  boletos,  medios  'pasajes. 

Cuando  es  adverbio  y  modifica  á  un  adjetivo,  es 
invariable  medio. 

Por  tanto,  es  un  disparate  el  decir:  "llegaron 
median  muertas,"  ''estaban  medias  desnudas,"  ''se 
pusieran  medios  borrachos."  Debe  ser:  ''medio 
muertas,  medio  desnudas,  m^íZw  borrachos." 

Lo  dicho  sobre  el  adverbio  medio,  es  aplicable  á 
pxiro.  No  se  diga,  pues,  como  muchas  de  nuestras 
paisanas  acostumbran:  "Lo  hizo  de  ^lí/ra  muda, 
de  pura  boba,  sino  de  puro   muda,  de  puro  boba. 

Va\  español  dícese  "engañarse  de  medio  á  me- 
dio," y  nosotros  le  quitamos  sin  razón  el  de. 

Pero  lo  que  hay  de  raro  y  curioso  es  que  por 
acá  usan  casi  todos  media  vez,  en  lugar  á^unavez-, 
de  tal  suerte  que  dividen  la  vez,  como  por  econo- 
mía, cuando  lo  que  debiera  economizarse  era  el 
uso  de  tales  gazafatones. 

"  A  medio  palo''   dicen  que  está  el  que  se  halla 

achispado. 

Médula. 

Así  pronunciamos,  debiendo  ser  me(ii6/a  (de  me-- 

dulla.)     "Los  muchachos  han  hecho    pepitoria  de 

todas  tus  medulas   y  tus   huesos."     (Cervantes. — 

El  rufián  viudo.) 

"Y  sus  hijos,  cada  uno 
De  tan  disforme  estatura 
Que  era  un  monte  organizado 
De  miembros  y  de  medulas.'' 

(Calderón.— Xa  cena  de  Ballítsar.) 


384  VICIOS   DEL   LENGUAJE   Y 

Meiz. 

Corrupción  vulgar  de  maíz. 

Mendingar. 

Es  mendigar. 

Mengalas. 

Así  llamamos  á  las  muchachas  del  pueblo  que 
visten  enaguas,  usan  una  camisa  descolada  y  lle- 
van un  pañuelo  cruzado  sobre  la  espalda.  El  ta- 
pado de  una  mengala  es  un  chai,  que  llaman  re- 
bozo,  tejido  en  el  país  con  vistosos  colores;  unos 
son  de  hilo  de  algodón  y  otros  de  seda. 

Probablemente  la  palabra  mengala  es  una  co- 
rrupción de  bengala,  por  ser  análogo  el  traje  de  las 
mujeres  de  esa  tribu  del  Indostán  al  que  dejamos 

descrito. 

Menjuí. 

Muchos  dicen  así,  por  benjuí. 

Mensuración. 
Debe  decirse  mensura. 

Menú. 

Cuenta  Juan  Arona  que,  desesperado  un  diplo- 
mático de  no  hallar  traducción  precisa  á  esta  pa- 
labra francesa,  un  día  en  que  daba  cuenta  al  Mi- 
nisterio de  un  banquete  habido  en  la  legación,  di- 
jo con  desenfado:  ''Acompaño  á  Ud.  el  prontua- 
rio de  la  vianda." 

El  menú  se  traduce  débilmente  en  castellano 
1>0Y  la  lista;  de  hoy  en  adelante  nuestros  lectores 
saben  como  han  de  decir  :  ''  j  Prontuario  de  la 
vianda  ! "  Lo  cierto  es  que  hay  palabras  de  otros 
idiomas  que  todo  el  mundo  emplea. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  385 

Mermejo. 
Hay  cierta  tendencia  á  convertir  la   h   con    que 
comienzan  algunas  palabras  en  m.     Así   decimos 
mengala  por  bengala,  menjui  por   benjui,  mermeja 
por  bermejo. 

Merendarse. 

Se  dice  en  Chile  y  también  entre  nosotros,  por 
engañar,  asesinar.  En  el  mismo  sentido  se  usa 
soplárselo,  beneficiarlo  6  beneficiárselo. 

Meriendita. 
Dígase  merendita. 

Mero. 

Suelen  tomarlo  por  acá  como  sinónimo  de  ver- 
dadero, y  como  partícula  aumentativa  6  superlati- 
vo. En  tal  concepto  dicen  por  ejemplo,  Pedro  e& 
mero  malo;  3'a  mero  cae  el  agua. 

En  la  epístola  á  Guatemala,  dice  don  Francisco 
Rivera  Maestre: 

'*De  monárquica  me  dicen 
Que  ya  no  te  queda  nada, 
Conduciéndote  en  un  todo 
Por  la  mera  democracia." 

Metamorfosis. 
Así  pronunciamos  esta  palabra,  haciéndola  es- 
drújula,  sin  ninguna  razón  para  ello.  Como  todos 
los  vocablos  griegos  de  igual  terminación,  es  gra- 
ve. Dígase,  pues,  metapaorfósis,  clorosis,  apoteo- 
sis, neurosis,  etc. 

Meterse  de  ó  á. 

Es  constante  el  decir  "meterse  de  fraile,"  "me- 
terse de  monja,"  "meterse  á  donado,"    etc.     Pero 


386  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Cuervo,  y  otros  filólogos,  opinan  que   es  menester 
quitar  las  partícula  de  6  á. 

''No  ves  que  me  das  enojos 
Cuantas  veces  me  amenazas 
Entrarte  monjaV 

(Tirso. — Quieíi  no  cae  no  se  levanta.) 

''¿Fraile  te  metes,  Perico, 
Sólo  por  DO  pasar  hambre? 
Pues  di  que  glotón  te  metes 
No  digas  te  metes  fraile.'' 

(León  de  ArroyaL — Biblioteca   selecta.) 

"Si  tanto  te  desazonan 
Los  requiebros  de  los  hombres 
Bien  pueden  meterte  monja.'' 

(Bretón.— Elenn .) 

"Siempre  tuvieron  pasión  las  viejas  de  meterse 
latinas."     (Gaspar  Lucas  Hidalgo. — Siglo  XVI.) 

Metete. 

Esta  voz  que  constituye  uno  de  nuestros  provin- 
cialismos, vale  por  entrometido,  ó  sea  aquel  que  se 
mete  donde  no  le  llaman. 

Metido. 
Dícese  también  por  entremetido  ó  entrometido. 

Mica. 

Además  de  significar  la  hembra  del  mico,  úsase 
por  acá,  como  adjetivo,  en  vez  de  coqueta.  "Ro- 
saura es  bonita;  pero  muy  mica."  También  se 
emplea,  como  sustantivo,  en  lugar  de  borrachera. 
^'Juan  se  puso  una  buena   mica." 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA 


38' 


Micoleón. 
Es  el  Cercoleptes  caudivolvulus  (Tomes)  noctur- 
no, que  pasa  el  día  durmiendo. 

Micada. 
Tomamos  este  neologismo  de  mica,   la   hembra 
del  mico,  para  significar  monada,  zalamería,  den- 
gue, mueca,  gesto,  guiño,  mohin,   mono,    mimo  ó 
visaje. 

^  ''Que  son  unos  saramullos 
Sin  que  muestren  llevar  trazas 
De  orijinales,  haciendo 
Continuamente  micadas. 

(Rivera  Maestre.) 

Mielero. 
El  lugar  en  que  se  guarda  la  miel    y  la  persona 
•que  la  vende,  llámanse  en  castellano   melero,    que 
no  mielero. 

Miguelear. 

Vulgarmente  se  usa,  entre  nosotros,  por  hacer 
el  amor,  pelar  la  pava,  liacer  el  oso,  cortejar,  hacer 
la  corte,  etc. 

Mi  I  tomate. 

Así  es  el  nombre  que  damos  aquí  al  fruto  dé 
una  herbácea,  parecido  al  tomate;  pero  del  tama- 
ño y  color  de  una  uva  blanca. 

''Todos  los  guisados  exhalan  un  delicioso  olor  á 
humo;  los  frijoles  hacen  el  oficio  de  centinelas, 
siempre  parados;  la  leche  está  continuamente  co- 
mo día  de  septiembre,  metida  en  agua,  y  el  almí- 
bar es  de  miltoynate,  por  lo  barato."  Salomé  Jil. — 
Cuadro  de  Costumbres.  Las  criadas;  página  106, 
tomo  11.) 


388  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Milpa. 

A  las  sementeras  de  maíz,  que  se  llaman  maiza- 
les, en  español,  les  decimos  por  acá  milpas,  y  mil- 
pieria  al  valle  donde  hay  muchos  maizales. 

En  la  retirada  de  los  españoles  de  México,  dice 
Solís:  ''Que  se  logró  el  recojer  algunos  españoles 
y  tlascaltecas,  que  mediante  su  valor  y  su  diligen- 
cia, salieron  nadando  á  la  ribera,  ó  tuvieron  suer- 
te de  poderse  ocultar  en  los  maizales  del  con- 
torno." 

Los  indios,  esos  descendientes  de  los  primitivos 
pobladores  de  estas  bellísimas  comarcas,  con  su 
carácter  eminentemente  tradicionalista,  no  dejan 
nunca  de  sembrar  su  milpa,  que,  con  razón  for- 
ma todas  sus  delicias. 

Mitrídates. 
Muchos  lo  pronuncian  como  esdrújulo,  cargan- 
do el  acento  en  la  i]  pero  no  le  tiene.  Tanto  ese 
nombre,  como  zafiro,  opimo,  diploma,  mendigo, 
colega,  sincero,  intervalo,  telegrama,  paralelogra- 
mo,  Tibulo,  Eufrates,  Catulo,  vayamos,  no  son  es- 
drújulos. Pero  ese  vicio  de  pronunciación  no  es 
sólo  de  los  centro-americanos  y  sud-americanos; 
dícese  así  todavía  en  varias  provincias  de  España. 

Mi  siá. 

Al  decir  de  Cuervo,  mi  so,  mi  sa,  fueron  en  los 
buenos  tiempos  de  la  lengua  castellana,  abrevia- 
turas lacayunas  y  fregoniles,  de  mi  señor,  mi  se- 
ñora. 

''Ambas  abreviaturas,  según  Rodríguez,  empren- 
dieron su  viaje  á  América,  con  los  criados  de   los 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  389 

-conquistadores;  pero  es  lo  cierto  que  m^  so  debió 
de  ahogarse  en  la  travesía,  pues  sólo  el  mi  sa  llegó 
á  este  mundo,  y  eso  convertido  en  md  sed  ó  miseá, 
mi  siá  6  misiáy 

Mobiliario. 
Dígase  mueblaje. 

Mocho. 
Así  llaman  en  México  á  los  conservadores,  aquí 
cachurecos  y  en  otras  partes  cachos.  Mochos  dicen 
en  Chile  á  los  legos  de  los  conventos,  que  en  Es- 
paña se  denominan  familiarmente  con  el  nombre 
de  mof ¡Iones. 

Mole. 

Es  el  nombre  de  un  plato  nacional  que  se  con- 
fecciona así:  '^Después  de  partir  en  rodajas  dos 
plátanos,  se  ponen  á  freír;  en  seguida,  al  calor  del 
comal  un  poco  de  pepitoria  y  ajonjolí,  cuidando 
de  que  no  se  pase  de  tueste  porque  se  pone  amar- 
go; se  muelen  estas  dos  cosas  con  cuatro  pimien- 
tas de  Chiapas,  un  clavo,  un  poco  de  canela,  dos 
chiles  guaques  y  cuatro  tomates  cocidos  con  un 
poco  de  ceniza  y  sal.  Cuando  todo  está  molido 
se  pone  á  freir,  echándole  azúcar  al  gusto  y  rajas 
de  canela;  luego  que  está  frito,  se  echa  el  plátano 
con  un  poco  de  agua,  espesándolo  con  pan.  mojado 
y  molido,  y  procurando  que  quede  caldoso;  y  ya 
para  mandarlo  á  la  mesa,  se  le  echa  por  encima 
ajonjolí." 

(Novísimo  libro  de  cocina  guatemalteca.) 

Mojarra. 
Entre  los  peces  de  agua  dulce  tenemos  la  moja- 
rra, que  es  muy  apreciada  en    nuestras    mesas,    y 


390  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

más  conocida  que  Isl  plateada,  la  alumina,  el  gua- 
pote, el  zabalo,  la  palometa,  el  sucio,  el  bagre,  el  sar- 
go, el  dormilón,  la  haracuta,  el  peje-perico,  el  porgo, 
el  boca-colorada,  el  temblor,  el  roncador,  el  juilin,  el 
tepemechin,  etc.  etc. 

Mojarra  6  moharra  es  nombre  castellano  aplica- 
do á  una  especie  de  lanza  acabada  en  punta,  y  de 
ahí  es  que  esos  nuestros  peces,  del  género  Heros 
de    Gunther,  ha3^an  sido  llamados  así. 

El  más  conocido,  es  la  mojarra  del  lago  de  Ama- 
titlán  Heros  guttulatus.  Hay  otras  ocho  especies 
en  Guatemala. 

Son  treinta  y  dos  las  conocidas  en  todo  Centro- 
América. 

Molestoso. 

No  es  buen  castellano;  dícese  molesto. 

Moler. 

Además  de  las  acepciones  castizas,  se  toma  mo- 
ler, por  antonomasia,  con  relación  á  la  caña,  en 
los  ingenios,  y  en  este  sentido  es  verbo  neutro,  se- 
gún Pichardo. 

Nosotro  lo  usamos  también  en  todo  caso,  como 
sinónimo  de  molestar;  y  así  decimos:  ''Ya  no  so- 
porto al  niño,  muele  noche  y  día;"  "es  una  broma; 
te  lo  dijo  por  molerte.'^  En  castellano  significa,  es 
verdad,  en  sentido  figurado,  motoar;  pero  con  im- 
pertinencia y  gravemente. 

MoMenda. 
Dice  Pichardo,  en  el  Diccionario  de    provincia- 
lismos de  Cuba,  que,  por  antonomasia,    se  entien- 
de la  acción  ó  efecto  de  moler,  con  relación  á  la  ca- 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  391 

ña  L'ii  lus  ¿/¿genios:  pero  comprende  cualquiera  par- 
te 6  el  todo  del  período  ó  meses  que  se  emplea  ca- 
da año  en  esa  operación  diaria." 

Por  acá  se  llama  además  molienda  la  broma  que 
se  dá  á  alguno;  y  así  dicen:  '^Muy  avergonzado 
estaba  Julio,  con  la  molienda  que  le  dieron  en  ca- 
sa de  doña  María." 

Molotera. 
Lo  mismo  que   molote,    significa   ruido,    motín, 
bulla.     Este  provincialismo  es  de  origen  cubano. 

Monjitas. 
Así  es  el  nombre  de  unas  orquídeas  de  amarillo 
y  blanco,  comunes  en  nuestras  selvas.    Maxillaria 

cruenta. 

Mona. 

Ya  hemos  visto,  en  otro  lugar,  que  se  toma  por 

borrachera.     Además  llaman  7nona   á  un    trompo 

sin  cabeza. 

Mondongo. 

En  castellano  significa  los  intestinos  del  cerdo; 
pero  en  Guatemala  no  se  usa  en  esa  acepción. 
Aquí  llaman  mondongo,  á  un  adorno  mal  confec- 
cionado, á  un  adefesio. 

Monograma. 

Oigamos  lo  que  dice  el  Diccionario  de  perua- 
nismos: ''Una  precoz  pedantería  nos  está  llevan- 
do á  adoptar  términos  griegos  ó  latinos  por  nom- 
bres españoles  castizos  que  nunca  hemos  usado 
quizá  debidamente.  Los  cronistas  (gacetilleros  de 
nuestros  periódicos)  vacían  su  agua  sin  saber  ellos 
mismos  de  donde  la  toman;  y  á  tontas  y  locas  nos 


392  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

han  inundado  de  manicomios,  panópticos,  óbitos,  y 
hasta  de  abreviaturas  astronómico-náuticas,  como 
aquellas  a.  m.  y  p.  m.  que  figuran  en  las  más  tri- 
biales  relaciones,  por  no  decir  de  la  mañana,  de  la 
tarden 

^'Reconocemos,  sin  embargo  que  es  una  lástima 
no  poseer  en  castellano  algo  familiar  como  el  aprés- 
midi,  el  after-noon  y  aun  el  dopo  mezzo  giorno,  de 
franceses,  ingleses  é  italianos,  que  no  nuestro  des- 
pués  de  ó  pasado miedio  dia,  que  no  traducen  sino 
forzadamente." 

''La  introducción  de  monograma,  la  debemos  in- 
dudablemente á  los  mismos  introductores  de  la 
cosa.  La  palabra  está  perfectamente  formada  de 
elementos  griegos,  y  no  dudo  que  ande  en  todos 
los  diccionarios  españoles;  pero  que  más  dice  que 
nuestro  castizo  y  antiguo  cifraf  De  repente  va- 
mos á  Ae^diV  península  por  quersoneso ,  y  guantes  por 
quirotecas,  como  ya  se  hizo  en  lo  antiguo.  Cifra 
nos  daría  verbo  y  podríamos  decir  papel  cifrado, 
sobres  cifrados.'' 

"Monograma ya  en  Buenos  Aires  se  dice 

profesor  diplomado;  esperemos,  pues,  que  antes  de 
poco  se  diga,  si  ya  no  se  dice,  papel  monogramado. 

Mordidura. 
Es  mordedura. 

Moreteado. 
Dígase  amoratado. 

Mortificares. 
Así  dicen  muchos,  en  lugar  de  mortificarás,  que 
es  como  debe  decirse. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  393 

Morroñoso. 

No  es  castellana  esta  voz.  Significa,  entre  nos- 
otros, lo  que  no  es  terso,  que  tiene  una  superficie 
desigual. 

En  el  Perú  quiere  decir  morroñoso  una  figura 
mustia,  triste,  y  también  todo  lo  que  parece  ruin, 
encojido,  miserable,  chetif,  en  francés. 

Moscabado. 

Para  denominar  el  azúcar  prieta,  en  polvo,  hay 

gran  divergencia  en  América.     En    unos    lugares 

llámanle  raascahada,  moscahada,  mascabado. 

El  Diccionario  reconoce  el  adjetivo  mascahado- 
«. 

Moscadero. 
Myristica  sebifera,  se   cría   en  la   zona   caliente, 
que  llamamos  boca-costa.     Produce  ese   hermoso 
árbol  buena  madera  y  cera  vegetal. 

Moscarrón. 

Así  decimos;  debiendo  ser  moscardón  6  moscón, 
que  son  las  voces  autorizadas  hoy  por  el  uso  en 
España  y  por  el  Diccionario  de  la  Academia;  si  bien 
en  lo  antiguo  debió  de  usarse  moscarrón,  pues  así 
escribió  Herrera  en  la  Agricultura  General-,  (libro 
VI,  agosto.) 

Es  de  notar  que  muchas  voces  que  hoy  aparecen 
como  provincialismos,  nos  han  venido  de  P]spaña, 
en  donde  cayeron  en  desuso. 

Montón. 

En  esta  frase  ^' Decir  un  montón,''  que  significa 
'^hartar  á  injurias,"  consideramos  que  existe    un 


394  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

provincialismo.  En  una  carta  escrita  por  una 
criada,  leemos:  *'Mi  querido  niño  Chico:  Recibí 
suapresiable  de  hayer  y  tuavía  me  dura  el  gusto 
de  aberlo  bisto.  Ande  que  el  domingo  me  junté 
en  los  toros  con  la  chucana  de  la  Rufina  y  me  dijo 
hun  montón,  que  no  fuera  tonta  que  Ud.  lo  que 
quería  era  jugar  con  Migo  y  que  como  se  había  de 
casar  un  chancletudo  con  una  de  naguas  y  otras 
picardías,"  (Salomé  Jil. — Cuadros  de  Costumbres; 
página  169,  tomo  11.) 

Monis. 

Significa  en  castellano:  ''unos  dulces  pareci- 
dos á  los  melindres  y  también  cosa  pequeña  ó  pu- 
lida." No  se  diga,  pues,  no  tener  monis,  por  no 
tener  dinero:  eso  es  ''no  tener  monisesJ^ 

Movido. 

Al  que  no  es  ágil,  al  que  es  encogido,  le  llama- 
mos nosotros  movido,  no  sabemos  por  qué. 

Muchila. 

Es  mochila. 

Mudada. 

A  una  muda  de  ropa,  dícenle  todos  w\\2i  muda- 
da, aquí  en  Guatemala. 

Muey. 

Es  muelle. 

Mujerero. 

El  que  gusta  mucho  de  mujeres  es  mMJeriego,  en 
castellano,  y  no  mujerero  como  decimos  general- 
mente por  acá. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  395 

Mujerón. 

Ks  iuNjtiuini,  mnjeronaza. 

Muía. 
'^Montar  una  muía"  significa  por  acá  encoleri- 
zarse. Nosotros  no  decimos  como  los  galiparlistas 
monter  en  colére,  montar  en  cólera,  sino  montar  mu- 
la,  que  es  más  natural  si  se  trata  de  montar   algo. 

Mulatas. 

Son  unas  flores   de   variados    matices.     Zinnia 
ciega  )is. 

Muribundo. 

Asi  dice  la  gente  vulgar,  por  moribundo. 

Musculación. 
El  conjunto  y  disposición   de  los   músculos    es 
musculatura^  y  no  como  decimos    en   Guatemala, 
micsculación. 

Muchisísimo. 

No  faltan  gentes  exageradas,  que  así  quieran 
aumentar  más  el  aumentativo  muchísimo.  Ni  es 
esto  extraño,  cuando  vemos  que  algunos  se  subs- 
criben muy  efectisimos. 

En  México  dicen  también  mucjiisisimo,  como 
puede  verse  en  la  siguiente  letrilla  del  malogrado 

Acuña: 

Juzga  Ud.  que  es  una  plaga, 
Que  es  un  castigo  de  Dios, 
Esta  turba  de  mocosos 
Sin  quehacer  ni  ocupación, 
Que  á  falta  de  otra  han  tomado 
La  carrera  de  escritor; 
Que  si  hablan  del  Nigromante 


396  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

No  lo  bajan  de  chambón. 
Que  á  Altamirano  lo  acaban, 
Que  á  Fedrp  le  hacen  /o, 
Que  á  Prieto  lo  ponen  de  asco, 
Que  á  Justo  lo  dejan  peor, 

Y  que  llevando  hasta  Europa 
Su  crítica  erudición. 
Destrozan  á  Víctor  Hugo 

Y  á  Dumas  y  á  Oampoamor, 

Y  á  cuantos  hallan  al  paso 
Con  su  hidrofobia  feroz; 

Y  agrega  Ud.  que  sería 
Muchisisimo  mejor 

Que  hacerles  caso  ó  echarles 
Un  indigesto  sermón, 
Dejarlos  á  que  los  oiga 
La  madre  que  los  parió! 
Pues  si,  señor  don  Gregorio, 
Tiene  usted  mucha  razón. 
Eso  mismo  que  usted  dice, 
Eso  mismo  digo  yo. 

Murciégalo 

Corrupción  de  murciélago.  En  Europa  se  ha 
exajerado  mucho  el  daño  que  causan  algunas  es- 
pecies de  esos  animales  nocturnos,  que  habitan 
los  lugares  templados  de  México  y  Centro-Amé- 
rica. Se  ha  dicho  que  el  Vampyrus  spectrum  y  el 
Phylostoma  hastatum  podían  matar  á  un  hombre, 
chupándole  la  sangre.  Los  murciélagos  son  muy 
provechosos  á  la  horticultura,  pues  destruyen  in- 
sectos dañinos.  Hay  veintitrés  géneros  y  treinta 
y  cinco  especies  de  Queirópteros  en  Guatemala. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  397 

N. 

Nacascolote. 
Al  dividivi^  dan  comunmente  ese  nombre,  ó  el 
de  nacascolo.  Es  una  leguminosa  arborescente, 
siempre  verde.  Sus  frutos  contienen  mucho  mu- 
cílago  y  ácido  tánico;  es  excelente  sustancia  para 
curtir  cueros  y  para  confeccionar  buena  tinta  de 
escribir. 

Nadie  de  nosotros. 

Dice  Bello  que  es  muy  necesario  notar  que  de- 
be evitarse  sustituir  en  esa  frase  el  sustantivo  al 
adjetivo  cognado.  No  debe,  por  ejemplo,  decirse: 
^^Xadie  de  los  hombres."  ''Alguien  de  los  solda- 
dos," sino  ninguno  y  alguno.  (Gramática,  Caoí- 
tulo  XXXVII.) 

Nacimiento. 

A  los  retablos  de  Noche  Buena,  les  llaman  por 
acá  nacimientos^  que  es  palabra  muy  castiza,  aun- 
que no  la  haya  tenido  por  tal  don  José  Milla,  sub- 
rayándola. * 

Los  sajones  tienen  su  encendido  arholillo  de  Na- 
vidad; los  españoles  su  legendario  re¿afe¿o;  nosotros 
tenemos  por  la  Pascua  el  pintoresco  nacimiento. 

'' I  Ssilve  poético  arholillo,  de  alegres  lucecitas, 
de  vistosos  juguetes  y  de  sabrosos  dulces  cargado; 
y  más  que  de  todo  eso,  de  amor  y  de  alegría,  de  fe 
infantil,  de  puros  goces  y  de  paz  de  hogar  ! "  (Pé- 
rez  Bonalde.) 

"  •  Salve,  salve,  lindo  retablo,  adornado  por  ma- 
nos amorosas,  y  tocado  con  susto  de  veneración  y 


Cuadros  de  Costumbres.  "Nunca  más  Nacimiento;"  página  i:^. 


398  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

con  asombro  de  felicidad    por  manecitas   inocen- 
tes!"    (Pérez  Bonalde.) 

¡Salve,  por  siempre  salve, alegre  nacimiento  que 
dejas  en  el  alma  del  niño  plácidos  recuerdos,  y 
que  haces  lucir  en  la  memoria  del  hombre  la  mís- 
tica estrella  de  Belem,  el  astro  de  la  fe  santa,  el 
lucero  de  la  esperanza  inmortal! 

No  se  crea  que  apuntamos  como  provincial  el 
nombre  de  nacimiento,  que  encontramos  en  algu- 
nos escritores,  como  Trueba  y  Fernán  Caballero, 
por  helén  y  por  retablo.  El  insigne  poeta  Velarde 
dice: 

''Levántase  el  Nacimiento 

De  tanto  bullicio  causa, 

Sobre  mesas  y  tarimas 

Y  orlado  de  verdes  ramas." 

(Página  175,  tomo  I.) 
Naide. 

Este  no  es  provincialismo  nuestro.  Es  corrup- 
ción antigua  de  nadie,  usada  en  los  tiempos  de 
Santa  Teresa,  y  que  aún  anda  en  boca  de  nuestra 
gente  baja. 

Nagua. 

No  se  usa  según  el  Diccionario,  iiar/ua  ó  enagua 
en  el  singular,  por  lo  cual  no  sería  lícito  decir  la 
enagua.  Agrégase  á  esto,  dice  Cuervo,  que  es  im- 
propio llamar  así  á  l'd  falda  ó  parte  del  traje  que 
va  de  la  cintura  abajo. 

Es  de  advertirse  que  Calderón  y  Moreto  usaron 
nagua  y  enagua,  en  singular;  por  lo  que  creemos 
que,  por  inipropio  que  sea  hoy,  según  el  Dicciona- 
rio, es  vicio  heredado  de  los  conquistadores. 


PROVINCIALISMOS    DE    GTíATEMALA  399 

Nacho— a. 

Es  diminutivo  familiar  de  Ignacio- a.  En  el  Perú 
lo  es  de  Narciso-a. 

Nana. 

Según  Zorobabel  Rodríguez  y  Daniel  Granada 
esa  voz  del  quechua  nanai,  dolor,  enfermedad,  y  la 
usa  la  gente  zafia  como  la  instruida;  pero  sólo  pa- 
ra imitar  el  lenguaje  de  los  niños,  a  quienes  se 
enseña  desde  temprano  á  designar  con  ella  cuan- 
tos dolores  ó  heridas  les  mortifiquen. 

Esto  será  en  Chile  y  la  iVrgentina:  que  en  Gua- 
temala significa  nana,  madre,  palabra  que  emplea 
la  gente  del  pueblo  bajo,  la  cual  no  dice  mamá. 
También  llaman  nana  los  niños  á  su  niñera  {chi- 
na) ó  nodriza  {chichigua)  acepción  que  también 
tiene  en  México. 

Nance. 

Nombre  de  una  frutita  de  película  amarilla  y 
-de  carne  blanca  {3Ialphigia  raonfana.) 

Nanoya. 
Nombre  vulgar  y  familiar  de  ahuela. 

Naranjal. 
Ya  hemos  visto  que  existe  la  manía  de   dar    la 
terminación  al,  no  á  la  plantación  de  ciertos  árbo- 
les,  como  debe    ser,  sino  al   árbol  mismo.     Así 
naranjal  por  naranjo,  cafetal,  por  críelo,  granadal, 

por  granado,  etc. 

Narizón. 

Debe  decirse  narigón  ó  narigudo,  como  en  latín 

naso  y  nasutus;  pero  no  narizón,  como   dicen    por 

acá. 


400  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Negra. 
Es   provincialismo  americano,  como  voz  de  ca- 
riño: 

"En  la  plaza  andan  vendiendo 
Ramilletitos  de  á  peso; 
Le  he  de  comprar  á  mi  negro, 
Será  mi  gusto y  por  eso." 

(Popular.) 
Nevar. 
Algunos  dicen  neva,  en  vez  de  nieva,   que   es  lo- 

castizo. 

NopaL 

Es  voz  mexicana,  de  nopalli,  adoptada  ya  por  el 
Diccionario  de  la  Academia,  cactus  opuntia.  Aun- 
que Herrera  en  su  excelente  obra  sobra  las  Indias 
Occidentales,  dice  que  la  palabra  viene  de  Cuba. 
Oviedo  la  describe  así:  "Hay  unas  plantas  salva- 
jes que  se  nacen  por  los  campos,  y  yo  no  las  he 
visto  sino  en  la  Isla  Española,  aunque  en  otras 
islas  y  partes  de  las  Indias  las  hay.  Llámanse  tu- 
nas, y  nacen  de  unos  cardos  muy  espinosos  y  e- 
chan  esta  fruta  que  llaman  tunas,  que  parecen 
brevas  ó  higos  de  los  largos,  y  tienen  unas  coroni- 
llas como  las  níspolas  y  de  dentro  son  muycolara- 
das,  y  tienen  granillos  de  la  manera  que  los  higos, 
y  son  de  buen  gasto  y  hay  los  campos  llenos  en 
muchas  partes." 

El  príncipe  de  los  literatos  hispano-americanos, 
en  la  magnífica  oda  á  "La  Agricultura  de  la  Zona 
Tórrida,"  dice: 

"Tú  das  la  caña  hermosa. 
De  do  la  miel  se  acendra 
Por  quien  desdeña  el  mundo  los  panales; 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  401 

Tú  en  urnas  de  coral  cuajas  la  almendra 
Que  en  la  espumante  jicara  rebosa: 
Bulle  carmín  viviente  en  tus  nopales, 
Que  afrenta  fuera  al  múrice  de  Tiro; 
Y  de  tu  añil  la  tinta  generosa 
Emula  es  de  la  lumbre  del  zafiro." 

(Bello.) 
No  la  pela. 

Expresión  familiar  y  baja  que  significa  que  una 
persona  ó  cosa  no  sirve,  ó  que  alguno  no  acierta. 

No  dar  pié  con   bola. 

Se  usa  por  acá,  cuando  los  españoles  dicen,  no 
dar  palotada. 

No  hay  miedo  que. 

Dice  el  erudito  Cuervo:  ''Hay  afg  unas  frases  co- 
mo hacer  señas,  das  palabras,  ser  de  opinión,  tener 
cuenta,  no  hay  miedo,  etc.,  que  considerados  sus 
elementos,  deberían  exigir  después  de  sí,  no  un  que 
sólo,  sino  acompañado  de  preposición,  verbigracia. 
**Te  doy  mi  palabra  de  que  vendré,"  no  obstante, 
el  uso  común  de  antiguos  y  modernos  autoriza  lo 
último,  que  procede  de  que  se  asimilan,  cuanto  al 
régimen,  las  dichas  frases  ó  verbos  de  igual  signi- 
ficación :  hacer  señas  á  indicar,  dar  palabra,  a  pro- 
meter, etc.  Pero  tales  construcciones  aunque  se 
hallen  en  buenos  escritores  son  por  lo  menos  de- 
saliñadas." 

No  le  hace. 

Se  usa  por  acá,  lo  mismo  que  en  Chile,  por  no 
importa.  ''Si  no  estudias  no  aprenderás,  y  todos 
te  tendrán  lástima.— iVo  le  hace,  vale  que  mi  padre 
es  rico — Respondió  el  estudiante."  ^ 


402  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Nostalgia. 

Muchs  pronuncian  así,  con  el  acento  en  la  últi- 
ma sílaba;  pero  es  de  notar  que  todos  los  derivados 
del  griego  algos ^  dolor,  llevan  el  acento  en  la  pe- 
núltima a:  gastralgia,  'cefalalgia,  nostalgia  (de 
nostros,  vuelta  al  hogar.) 

Novillo. 

La  Academia,  dice  que  es  el  toro  y  buey  nuevo, 
y  más  particularmente  el  que  no  esta  domado  ó 
sujeto  al  yugo. 

En  la  América,  desde  la  Argentina  hasta  Méxi- 
co, se  llama  torito  6  torete  al  toro  muy  nuevo.  No- 
villo es  el  toro  castrado. 

''La  carne  de  vaca  es  la  más  tierna  y  de  mejor 
gusto:  le  sigue  la  de  buey  y  novillo  (así  se  llama 
al  capón  no  domado,  aunque  tenga  seis  ó  más 
años)  y  la  más  inferior  es  la  de  toro."      {Azara.) 

Nieblina. 
Es  neblina. 

Nieve. 

Así  llaman  por  acá  al  helado,  al  sorbete-,  y  neve- 
ría al  lugar  donde  se  venden  los  helados. 

"Señorita,  ¿quiere  Ud.  un  vaso  de  nieve?  Equi- 
vale á  decir,  en  castellano,  "Señorita,  quiere  Ud. 
un  vaso  de  copos  blancos,  de  esos  que  caen  del  cie- 
lo que  son  cristalizaciones  de  varias  formas,  muy 
frecuentes  en  invierno,  en  países  en  que  nieva.'' 

Eso  de  nieve  de  leche,  nieve  de  limo7i,  nieve  de  fre- 
sas, etc^  que  oímos  por  acá,  es  un  disparate. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  403 

Nigua. 

Fil  autor  del  Diccionario  de  chilenismos  dice: 
"Más  feliz  este  bicho  que  muchos  otros  que  le 
aventajan  en  utilidad  y  figura,  ocupa  muy  orondo 
un  lugar  en  el  Diccionario  de  la  Academia. 

Nigua  {¡ndex  penetrans^  según  el  vocabulario  que 
viene  al  fin  de  la  historia  de  las  Indias,  de  Ovie- 
•<io,  sería  de  origen  cubano. 

El  sabio  J.  A.  de  Varnnagen  asegura  que  es  voz 
derivada  del  lucayo. 

El  erudito  filólogo  Cuervo  dice:  ''También  ha 
podido  suceder  que  nos  vengan  voces  de  otras  len- 
guas americanas  y  esto  por  conducto  de  los  espa- 
ñoles, que  del  primer  punto  en  que  las  oían  las 
llevaban  á  otras  partes:  así,  de  la  lengua  haitiana 
han  pasado  á  formar  parte  de  la  castellana  mu- 
chos nombres  de  plantas,  como  ceiba,  maíz;  de 
animales  como  guacamaya  6  guacamayo,  cocuyo, 
nigua:' 

Mas  sea  de  esto  lo  que  fuere,  y  auque  á  la  nigua 
le  sucediera  lo  que  al  sabio  de  Bmirna,  que  siete 
ciudades  de  la  Grecia  se  lo  disputaban,  no  citaría- 
mos aquí  el  nombre  de  bicho  tan  inmundo  como 
dañino,  si  no  fuera  que  se  aplica  provincialmente 
la  palabra  nigua  á  una  pasta  dulce,  que  se  hace  de 
azúcar   negra  y   de  una   semilla     redonda,  muy 

pequeña  v  suave. 

Niervo. 

Esta  palabra  que  solo  anda  hoy  en  boca  del  vul- 
go, fué'  usada  por  los  clásicos,  y  se  deriva   de  ner- 
vus,  como  áecervus,  ciervo,  de  herba,  hierba. 
De  osos  las  presas,  de  león  los  niervos 
Y  cuernos  duros  de  ligeros  ciervos. 

(Valbuena  Bernordo.   Libro  XI.) 


404  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Niño. 

En  castellano,  es  el  que  está  en  la  niñez,  que 
tiene  pocos  años;  en  Guatemala  lo  mismo  que  en 
Colombia,  llaman  niño  ó  niña  no  sólo  a  las  perso- 
nas de  menos  de  siete  años  de  edad,  como  debiera 
ser,  sino  a  los  individuos  de  la  clase  alta,  6  de  la 
clase  media,  aunque  sea  un  viejo  amojamado,  ó 
una  vieja  lela.  El  niño  Mariano,  la  niña  Socorro, 
quiere  decir  don  Mariano  ó  doña  Socorro.  La  pa- 
labra niño  se  usa  en  esos  casos  como  expresión  de 
respeto  ó  afecto. 

Tal  vez  venga  de  Andalucía  este  modo  de  hablar; 
porque  ahí  se  llama  niña  ó  niño  á  cualquiera  per- 
sona soltera. 

El  célebre  poeta  colombiano  don  Lorenzo  Ma- 
rroquín,  en  su  precioso  poema  ''La  Cosecha,"  que 
tiene  mucho  del  realismo  de  Núñez  de  Arce,  y  del 
melancólico  acento  de  Lamartine,  traslada  fiel- 
mente los  diálogos  incultos,  dándole  un  carácter 
nacional  muy  marcado.  He  aquí  una  propuesta 
de  casamiento: 

'Tues  yo  la  quiero  á  Ud.  niña  Damiana 

Y  tengo  mucha  gana 

De  que  por  fin  se  case  Ud.  conmigo; 
Niño  Julián,  pues  yo  también  lo  quiero 

Y  hable  con  padre,  pero 

Qué  pero,  ni  qué  nada,  se  lo  digo!" 

Don  José  Milla — duro  es  decirlo — en  su  desgra- 
ciadísima leyenda  "Don  Bonifacio,"  escribió  entre 
otras  detestables  octavas,  la  que  sigue: 

—'^Niña  Serapia,  un  viejo  muy  machucho 
Dice  á  la  solterona  allí  presente 
Lola,  ¡que  caballada!  siento  mucho 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  405 

La  que  les  ha  jugado  el  pretendiente! 
Yo  lo  tenía  dicho  ¡si  es  muy  lucho 
(Lucho,  no  ducho  dice  cierta  gente) 
En  eso  de  engañar.     ¿Conque  plantada 
La  dejó?  vea  Ud.  ¡qué  caballada T' 

Nolverto. 

Así  hemos  oído  por  acá  á  algunas  gentes,  en  vez 
•de  Norverto. 

Nuevísimo. 

Hay  muchas  personas,  y  no  del  todo  incultas, 
que  dicen  nuevisimo,  buenisimo ,  fuertísimo ,  valien- 
tísimo,  tiernisimo,  sin  saber  que  los  superlativos 
son:  novísimo,  (de  novus),  bonísimo  (de  bonus),for' 
tisimo  {áefortis),  valentísimo  (de  valens),  ternísimo 
{de  tener,  etc.) 

Nutrimiento. 

Algunos  lo  usan,  en  vez  de  nutrimento. 

Número. 
"Un  número  de  la  lotería,''  llamamos  al   billete 
de  la  lotería. 

Ña,  ño. 

Cuervo  dice  que  seña  es  una  abreviatura  criadil 
de  señora:  al  ama  le  dicen  mi  seña,  y  á  una  mujer 
-que  no  les  es  muy  superior,  seña  lisamente;  éste 
de  ordinario  aparece  mutilado  de  su  primera  síla- 
ba: ña  Micaela. 

Oigamos  al  filólogo  chileno  Zorobabel  Rodrí- 
guez, acerca  del  ño  y  del  ña.  ''Ñuño,  nuña,  si  he- 
mos de  creer  al  Diccianario  de  la  Academia — dice 
— era  título  de  respeto,  como  \\oy  señor,  señora,  don, 
doña,  título  que  paró  después  en  apellido  de  fami- 


406  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

lia.  En  Chile  y  si  no  nos  engañamos  en  toda  la 
América  latina,  se  usa  señor,  seílora,  en  su  forma 
íntegra  y  en  su  forma  abreviada,  pero  con  signifi- 
caciones diferentes.  Señor,  señora,  es  tratamiento 
que  se  da  á  las  personas  de  respeto  por  su  posición 
social,  sean  ó  no  de  avanzada  edad.  No,  ó  ño  y 
ña  se  anteponen  por  lo  común,  al  nombre  de  aque- 
llas, personas  que  siendo  j)obres  6  plebleyas, 
merezcan  por  sus  años  ó  estado,  algo  más  que 
el  insolente  tú  de  quien  les  dirija  la  palabra." 
''No  Ambrosio  el  inglés,  como  llaman  las  lime- 
ñas al  mercachifle."    Ricardo  Palma. 

"Oigajté  ña  Sacramenta, 
Le  diré  ajté  mi  pasión: 
Soy  cojtante  en  el  querer 
Y  en  el  amor  dadivoso. 
Si  ujté  no  lo  quiere  creer 
Lo  dirá  ñor  Sinforoso." 

(José  M.  Esteva.) 

El  ño  de  por  acá  tiene  gran  semejanza  de  signi- 
ficado con  el  tio  de  los  españoles. 

En  un  momento  colocó  las  perlas 
ño  Candelario;  y  cuando  Bobadilla 
Pasó  al  siguiente  día  á  recogerlas, 
Encontró  ya  arreglada  la  soguilla. 

— Me  ha  parecido  bien,  dijo,  ponerlas 
En  vez  de  seda,  de  hilo,  ó  de  pitilla 
De  violón  una  cuerda;  ahorcar  podría 
A  su  mujer  y  no  se  rompería." 

(Don  Bonifacio,  leyenda  por  don  José  Milla.) 

Ña  coneja. 
Expresión  familiar  que  se  usa  entre  nosotros. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  407 

Ñame. 
Nombre  vulgar  de  la  Dioscorea  alata. 


O. 

Obsequiar. 

Ni  en  los  clásicos,  ni  en  los  Diccionarios  de  la 
lengua  encontramos  obsequiar  como  activo,  por  re- 
galar. 

Es,  pues,  un  americanismo  el  uso  de  obsequiar, 
dándole  acusativo  de  cosa  en  vez  de  persona,  co- 
mo cuando  decimos:  ''Juan  7ne  obsequió  un  retra- 
to;'' *'Este  libro  rae  fué  obsequiado  por  mi  tío." 

Obsequiar,  dice  el  Diccionario,  es  agasajará  uno 
con  atenciones,  servicios  ó  regalos,  y  galantear. 

Debería,  pues,  decirse:  "Juan  me  obsequió  con 
un  retrato;"  Este  libro  es  una  dádiva  con  la  cual 
me  obsequió  mi  tío." 

Océano. 

La  Academia  Española  escribe  océano.  Bello 
dice  que  si  bien  es  lícito  á  los  poetas  cargar  el 
acento  en  la  a  según  la  práctica  menos  autorizada, 
no  se  tolera  ni  en  prosa  ni  en  verso,  pronunciar 
occeano  ú  occéano,  con  dos  ce. 

Don  Valentín  Gormaz,  en  sus  correcciones  lexi- 
gráficas,  apunta  que  occeano  no  existe. 

Baralty  Gómez  Hermosilla  pronuncian  y  escri- 
ben occéano,  con  dos  ce. 

Covarrubias  en  el  Tesoro  de  la  lengua  castellana, 
dice  océano,  con  una  c  y  el  acento  en  la  a. 

Cuervo  enseña  que  es  océano:  voz  de  cuatro  sí- 
labas: que  en  verso  es  muy  común  hacerla   grave; 


408  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

pero  siempre  con  ese  número  de  sílabas:  y  que  es 
un  disparate  mayor  de  marca  pronunciar  occéano. 
Por  último,  recopilamos  las  palabras  del  filólo- 
go chileno  Rodríguez,  que  asegura:  andar  muy 
divididas  los  opiniones;  y  que  si  bien  hay  motivo 
para  inclinarse  al  parecer  de  la  Academia,  no  lo 
ha}^,  para  decir,  como  el  señor  Cuervo  en  sus  Apun- 
tacioiieSy  que  es  un  disparate  mayor  de  marca  pro- 
nunciar occéano,  con  dos  cc.'^ 

Occeno. 

Así  pronuncian  muchos,  que  por  cierto  no  per- 
tenecen al  vulgo,  cambiando  la  b  de  obceno  en  e, 
como  hacen  también  con  la  psilsibra  observar  cuan- 
do dicen  ocservar ;  ipero  no  gustan  de  la  c,  los  que 
pronuncian  efepto,  direpto,  repto,  por  efecto,  directo, 
recto;  y  eso  que  si  la  cosa  apura  más,  dicen  efeuto, 
direuto,  reuto. 

Otros  prefieren  la  c,  y  la  encajan  en  concecto, 
precedo,  recección,  en  vez  de  concepto,  precepto,  re- 
cepción. 

Va  uno  por  lo  otro,  en  virtud  de  que  el  orden 
de  los  factores  no  altera  el  producto,  como  opina- 
ba aquel  que  ponía  al  fin  de  sus  cartas  muchos 
signos  de  puntuación  ,.;?..,,,!!  etc.,  etc.,  pa- 
ra que  el  que  leyese,  los  colocara  donde  más  le  plu- 
guiera, y  así  no  faltara  nada  de  lo  necesario. 

Ocote. 

Es  el  nombre  que  todos  dan  aquí  á  las  astillas 
resinosas  del  pino,  que  se  inñaman  con  facilidad 
y  mantienen  la  llama  durante  largo  tiempo.  Ese 
nombre  es  de  origen  mexicano,  ocotl,  raja  de  pino. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  409 

La  gente  muy  pobre  de  los  campos,  se  alumbra 
con  esas  astillas,  y  Jas  mujeres  que  venden  tamales, 
batido  y  buñuelos,  en  las  plazas,  durante  la  Pas- 
cua, 6  en  otras  ocasiones,  ponen  sobre  un  trípode 
el  ocote  encendido  para  producir  luz.  Llaman 
rumbo  de  ocote,  á  esos  bailes  de  candil,  en  que  la 
jarana  pasa  ei;tre  gente  de  mala  barata. 

Don  José  Milla  usa  la  palabra  ocote  en  su  cua- 
dro de  costumbres  intitulado  ''El  Torcido,"  en  los 
siguientes  términos:  ''Vista  la  pertinacia  de  la 
suerte  que  se  empeñaba  en  mantenerlo  atado  al 
potro  de  la  vida,  Próspero  se  resigno  y  resolvió  á 
dedicarse  á  propagar  las  luces,  estableciendo  una 
fabrica,  de  fósforos  sui  generis,  hechos  de  astillas 
de  ocote  untadas  de  azufre,  etc." 

''Se  le  apagó  el  ocote,''  dicen  del  que  pierde  el 
espíritu  ó  los  alientos  en  cualquier  empresa. 

Ocuparse  de. 

Cuando  ocuparse  significa  dedicarse  á  algún  tra- 
bajo ú  oficio,  se  debe  usar  de  la  preposición  en  y 
no  de,  verbigracia,  "Debiéndose  á  Cristóbal  de 
Olid  y  á  Pedro  de  Alvarado  esta  primera  hostili- 
dad de  agotar  las  fuentes  de  México  y  dejar  á  los 
sitiados  en  la  penosa  tarea  de  buscar  el  agua  en 
los  ríos  que  bajaban  de  los  montes,  y  en  precisa 
necesidad  de  ocupar  su  gente  y  sus  canoas  en  la 
conducción  y  en  los  convoyes." 

Cuando  ocuparse  significa,  en  sentido  transí ati- 
cio,  poner  la  consideración  en  algún  asunto,  úsese 
671  y  no  de;  por  ejemplo,  cuando  en  el  prólogo  de 
las  "Cuestiones  Filológicas"  dice  don  Antonio  J. 
de  Irisarri:  "En  este  tomo  primero  no    se   contie- 


410  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

lien  sino  algunas  de  las  cuestiones  filológicas  en 
que  me  he  ocupado,  etc." 

Si  ocupar  se  tomare  por  llenar,  se  hace  preciso 
el  uso  del  de,  como  en  las  siguientes  frases:  ''El 
teatro  se  ocupó  de  bote  en  bote;"  "El  palacio  se 
ocupó  de  soldados;"  "Ocupóse  la  plaza  de  gente 
armada  al  oír  los  clarines." 

Por  ende,  cuando  en  sentido  figurado,  se  use  el 
verbo  ocupar  por  llenar  la  mente,  el  corazón  ó  el 
ánimo,  empléese  el  de,  como  lo  hizo  Quintana, 
cuando  dijo:  "Pizarro,  ó  dejándose  ocupar  de  un 
sentimiento  de  flaqueza  que  ni  antes  ni  después  se 
conoció  en  él,  ó  arrastrado  de  una  impaciencia  que 
no  es  fácil  disculpar,  le  contestó  ásperamente." 

Por  último  haremos  notar,  á  fin  de  que  muchos 
de  nuestros  compatriotas  eviten  la  locución  vicio- 
sa en  que  frecuentemente  incurren,  que  ocuparse 
no  se  puede  usar,  siguiendo  la  autorizada  opinión 
de  Cuervo,  por  tratar,  hablar  (de  un  asunto)  dis- 
currir ó  escribir  (sobre  él.)  Así,  en  vez  de  decir: 
"Nos  estábamos  ocupando  de  usted,  cuando  en- 
tró;" dígase:  ^'hablando  de  usted,  pensando  en  us- 
ted:' 

Cidas. 

Dice  Bello  que  cuando  la  terminación  er  6  ir 
del  infinitivo  es  precedida  de  vocal,  hay  varias 
formas  y  derivados  verbales  que  los  americanos 
acostumbran  acentuar  de  un  modo  anómalo  y 
bárbaro;  por  ejemplo,  yo  oia,  oídas,  yo  caia,  caidas. 
Al  mismo  tenor  mencionaremos:  creíble,  traída,  des- 
creído, que  deben  pronunciarse  creíble,  traída,  des- 
creído. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  411 

En  las  composiciones  de  la  mayor  parte  de  los 
poetas  americanos  se  halla  frecuentemente  violada 
la  regla  prosódica  de  que  los  infinitivos  se  pro- 
nuncian con  apoyatura  ó  acento  sobre  la  última 
vocal.  í:I  himno  patriótico  de  Buenos  Aires  prin- 
cipia por  esta  línea:  ''Oid,  mortales,  el  grito  sagra- 
do,'' donde,  para  que  haya  verso,  es  necesario  pro- 
nunciar 6id,  Es  lástima  encontrar  un  defecto  tan 
grave  en  una  composición  de  tanto  mérito. 

Ojalatero. 

Dados  á  los  neologismos,  por  bárbaros  que  sean, 
no  tiene  nada  de  extraño  que  llamen  por  acá  oja- 
lateros  á  los  que  desean  algo  ó  tienen  gana  de  que 
suceda  alguna  cosa.  Sin  duda  porque  andan  di- 
ciendo ;  Ojalá  que  acontezca  tal  suceso!  ;  Ojalá  que 
se  verifique  tal  acontecimiento! 

Hojalatero,  con  h,  ya  sabemos  que  es  el  que  tra- 
baja en  hojalata. 

Ojear. 

En  casi  toda  la  América  latina  llaman  ojear  ó 
hacer  mal  de  ojo,  al  acto  de  causar  daño  á  los  ni- 
ños ó  á  las  personas  adultas  mirándolas  fijamente. 

No  vamos  nosotros  á  inquirir  sisea  ésta  una  su- 
perstición ó  abusión,  como  dicen  en  Chile;  ni  me- 
nos vamos  á  averiguar  si  tal  brujería  tuvo  origen 
en  los  indios  de  América  ó  si  vino  de  la  antigua 
Europa;  que  tanto  importa  el  saber  si  las  brujas  las 
trajeron  al  Nuevo  Mundo  ó  las  llevaron  de  él  los 
conquistadores,  como  con  calor  han  discutido  al- 
gunos sabios. 

Diremos  solamente,  y  es  lo  que  cumple  á  núes- 


412  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

tro  propósito,  que  el  Diccionario  trae  aojar,  por 
hacer  mal  de  ojo,  y  no  ojear.  También  Tirso, 
Ochoa  y  otros  escritores  usan  aojar,  si  bien  debe 
de  ser  originario  de  España  nuestro  ojear,  porque 
se  halla  en  el  II  romance  de  Iglesias. 

Ojo  de  venado. 

En  español  conocemos  ^^ ojo  de  buey,''  ''ojo  de  po- 
llo,'' "ojo  de  gato,"  ''ojo  de  perdiz,"  etc.;  pero  ojo  de 
venado  es  peculiar  de  América,  y  le  llaman  tam- 
bién en  Venezuela  y  Puerto  Rico  ojo  de  borrica, 
ojo  de  samuro  {mucuna  altissima.)  En  la  curiosa 
obra  El  Médico  Botánico  Criollo  por  don  Rena- 
to de  Grosourdy,  se  dice:  "Los  ojos  de  samuro  tie- 
nen mucha  fama  para  quitar  las  almorranas  y  se 
tiene  por  remedio  santo  contra  esa  enfermedad, 
no  sólo  en  las  Antillas  y  Costa  Firme,  sino  tam- 
bién en  las  Indias  Orientales  y  en  California.  Pa- 
ra libertarse  de  tan  molesta  enfermedad,  basta 
llevar  algunas  semillas  de  esas  en  la  faltriquera 
del  pantalón  ó  un  rosario  de  las  mismas,  á  mane- 
ra de  cinto,  y  no  tardan  en  desaparecer  para  siem- 
pre."    Tomo  I,  página  229. 

Onde. 

Así  dicen  muchos  de  los  que  quieren  abreviar, 
corrompiendo  las  palabras. 

"¿Onde  va  usté  con  tuel  pisto  de  la  cape  coro? 
¿pa  quiso  eso?     Salga  pajuera,  6  es  pa  pior." 

¿A  dónde  va  usted  con  todo  el  dinero  de  la  ca- 
pa decoro?  ¿para  qué  hizo  eso?  Salga  para  afuera, 
ó  es  para  peor. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  413 

Opimo. 
Todos  dicen  por  acá  opimo,  haciendo  esdrújula 
esta  voz,  que  se  deriva  de  la  latina  opimus,  y  que, 
en  consecuencia,  es  opimo.  Hay,  dice  el  erudito 
don  Pedro  Felipe  Monlau,  un  neologismo  fonético, 
6  de  pronunciación,  que  desprecia  los  fundamen- 
tos de  nuestra  prosodia,  y  quebranta  con  todo  el 
descaro  de  la  incipiencia,  las  leyes  generales  de  la 
acentuación  castellana,  reflejo  casi  siempre  de  la 
latina.  Este  neologismo  prosódico  es  el  que  nos 
liaoe  ya  pronunciar /arralo,  médula,  y  si  Dios  y  los 
eruditos  no  lo  remedian,  acabará  por  hacernos  de- 
cir colega,  cónclave,  expedito,  intervalo,  méndigo, 
opimo,  perito  y  testigo.'"  El  último  Diccionario  de 
la  Academia  Española  XII  edición,  admítelas  dos 
acentuaciones  en  ciclope,  cónclave,  égida,  fárrago, 
medula,  orgia,  pabilo,  parásito,  presago. 

Orejano. 
Dícese  del  animal  contramarcado. 

Orín. 
Suele  confundirse  orin  con  moho  y  con  enmohe- 
cer  (vulgo  enmojecer.)  El  orin  es  el  óxido  que  apa- 
rece sobre  el  hierro  y  otros  metales,  mientras  que 
el  moho  es  un  conjunto  de  hongos  parásitos,  pro- 
ducidos por  la  humedad  ó  la  corrupción.  El  ver- 
bo es  oxidarse  ó  tomarse  de  orin;  y  en  el  otro  caso 
mohecer,  enmohecer  y  amohecer. 

Orificar. 
Llenar  con  oro  la  picadura  de  un  diente  ó  mue- 
la, orificación.     También  dicen  entre  iiosotros   re- 


414  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

llenar  ó  calzar  una  muela.  En  Chile  llaman  tapar 
á  esa  operación.  En  el  Perú  usan  orificar,  acaso 
derivado  del  francés. 

Origen. 

Muchos  dicen:    ''saber una  cosa  de  buen  origen;'' 

pero  en  castellano  es  de   buen   original;    de  buena 

tinta'' 

Orejas. 

Es  el  nombre  que  dan  por  acá  á  las  asas  de  las 
vasijas,  jarros  ú  ollas.  Dirán  un  jarro  desasado  y 
no   desorejado. 

Ortodojo. 

Si-  bien  hoy  ya  no  se  escriben  con  x  las  diccio- 
nes en  que  sonaba  como  j,  v.  g.:  luxo,  Xavier,  por 
lujo,  Javier,  no  debe  llevarse  la  reforma  al  extre- 
mo de  escribir  y  pronunciar  ortodojo,  heterodojo, 
convejo,  anejo,  en  lugar  de  ortodoxo,  heterodoxo,  con- 
vexo, anexo;  porque  habría  que  decir  conejo,  por  co- 
nexo, tomando  gato  por  liebre. 

Ni  opinamos  porque  se  sustituya  la  x  con  es, 
una  vez  que  estas  dos  letras  no  tienen  la  pronun- 
ciación de  aquélla,  ni  se  usan  en  lugar  de  la  x  en 
las  demás  lenguas  vivas.  Ecshumar  (exhumar) 
escrito  á  la  americana,  nos  trae  á  la  memoria  aquel 
Kavayo  (caballo)  de  los  innovadores  de  la  ortogra- 
fía. 

Oscurana. 

Oscurana  y  escurana  son  voces  que  en  España 
han  caído  en  desuso,  y  que  nuestro  pueblo  conser- 
va todavía,  como  otras  muchas  que  trajeron  los 
conquistadores,  y  que  ya  no  se  conocen  en  la  Pe- 
nínsula. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  415 

Overo. 

Nombre  que  se  da  en  Guatemala,  en  Colombia 
y  en  Chile  á  los  caballos  de  piel  remendada  ó  de 
varios  colores,  los  mismos  que  castizamente  se 
llaman  píos  y  en  lo  Pintiguo  pías. 

Overo,  que  según  Covarrubias  y  Alcalá  era  hove- 
ro, con  /¿,  antiguamente,  se  aplica  al  pelo  blanco 
manchado  de  alazán  y  bayo,  al  decir  de  los  diccio- 
narios. 

Oya. 

Así  llaman  muchos  á  la  olla. 


Pacaya. 

Es  el  nombre  de  un  arbusto  silvestre  con  hojas 
•de  palma,  que  nace  en  climas  cálidos,  y  produce 
un  fruto  en  forma  cilindrica,  cubierto  de  corteza 
fuerte,  dentro  de  la  cual  hay  un  haz  de  cordonci- 
llos de  color  amarillento,  que  se  comen  guisados 
<;uando  están  tiernos  y  sirven  también  para  encur- 
tirlos. 

"Tener  una  buena  pacaya''  es  tener  un  buen  en- 
tripado, como  dicen  en  España,  ó  sea  un  disgusto 
ú  enojo  oculto. 

La  hoja  de  pacaya  se  usa  mucho,  en  unión  de  la 
manzanilla  y  el  pie  de  gallo,  para  adornar  las  casas 
y  los  nacimientos  en  la  Pascua.  En  la  América 
del  Sur  dicen  pacas  6  pacay. 

Pachte. 

Esta  palabra  indígena,  en  la  cual  la  (7¿  se  pro- 
nuncia suavemente  como  en  francés,  es  el  nombre 


416  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

que  por  acá  dan  á  la  fruta  de  una  Momordica  (cu- 
curbitacea)  que  crece  espontáneamente  en  la  cos- 
ta, cerca  del  mar,  y  que  cultivada  desarrolla  mu- 
cho. Se  usa  como  una  esponja  para  frotarse  la 
piel  6  jabonarla  en  el  baño.  Se  sirven  del  pachte 
particularmente  los  criollos  durante  la  estación  de 
los  baños,  en  las  tierras  calientes.  El  ^pachte  se 
vuelve  muy  blanco  con  el  uso,  y  la  rubefacción 
muy  ligera  é  instantánea  que  produce  en  la  piel, 
al  salir  del  agua,  parece  ser  muy  favorable  para 
facilitar  la  transpiración.  Es  una  verdadera  es- 
ponja vegetal. 

Pachotada. 

Hay  muchas  voces  que  aun  en  España  se  co- 
rrompen, como  pachotada  que  debe  decirse  "pato- 
chada. 

Paderón. 

Es  otra  voz  adulterada,  pues  siendo  aumentati- 
vo de  pared,  debe   formarse  paredón. 

Padrasto. 
Qué  mucho  que  oigamos  decir  por  acá  así  en  vez 
de  padrastro,  cuando  peninsulares  también    estro- 
pean esta  palabra,  tal  vez  porque  en  portugués  es 
padrasto. 

Padresnu  estros. 

Es  muy  común  oír  entre  nosotros  decir  padres- 
nuestros  y  avesmarias,  en  vez  de  padrenuestros  y 
avemarias. 

PajaL 

Pajal  ó  pajonal,  llaman  en  la  América  latina, 
según  creemos,  á  las  tierras  pobladas  de  pajas, 
juncos,  y  otras  yerbas,  que  crecen  en  terrenos  hú- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  417 

medos.  ''En  las  cañadas  y  parajes  que  se  suelen 
inundar  con  las  lluvias  ó  con  corrientes  de  arro- 
yos, dominan  plantas  diferentes  y  más  elevadas, 
como  espadañas,  pajas,  cortaderas,  alciras,  pitas  ó 
cordales  de  varias  especies,  y  otras  que  no  se  nom- 
bran. Llaman  pajonales  á  estas  cañadas  y  bajíos. 
(Azara.) 

Palo  encebado. 

Así  llaman  por  acá  á  la  cucaña. 

Pancho. 

En  femenino  Pancha,  y  en  diminutivo  Panchi- 
tú,  Panchitay  son  nombres  familiares  de  los  Fran- 
ciscos. 

En  los  fastos  políticos  del  Perú,  dice  Juan  de 
Arona,  que  figuraron  dos  Panchas,  conocidas  anto- 
nomásticamente,  por  Doña  Panchita,  la  esposa  del 
Presidente  Gamarra,  y  por  Doña  Pancha,  la  de 
otro  Presidente,  más  cercano  á  nuestros  días. 

Pancho  en  español,  es  vientre  familiarmente  ha- 
blando. A  los  Franciscos  dícenles  por  allá  Pacos, 
Frascuelos  y  Curros;  pero  nunca  Chicos,  como  se 
oye  en  Centro-América. 

Pancho,  en  Colombia,  significa  zaraza  ordinaria, 
comunmente  azul. 

Pan  de  manteca. 

Así  llaman  al  pan  que  elaboran  con  grasa  de 
puerco,  así  como  denominan  pan  de  maíz,  al  que 
hacen  con  la  harina  de  esa  graminea.  Pan  fran- 
cés llaman  por  acá  al  que  sólo  es  de  harina  de  tri- 
go, levadura  y  sal. 


418  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Panela. 

Dice  el  Diccionario  que  es  el  escudete  eii  forma 
de  corazón  que  se  pone  en  campo  rojo  en  los  es- 
cudos. 

También  trae  el  Diccionario  esta  voz  en  concep- 
to de  provincialismo  colombiano,  para  significar, 
como  por  acá  también  significa,  el  azúcar  prieto. 
En  el  vocabulario  que  acompaña  á  la  preciosa  no- 
vela de  Jorge  Isaacs,  Maria,  se  dice  que  panela 
son  unos  panecillos,  como  de  una  libra,  de  azúcar 
sin  purgar,  y  que  también  denominan  así  á  la 
persona  impertinente  ó  antipática.  A  la  panela 
llámanle  raspadura  en  Cuba,  ó  sea  rapadura  entre 

nosotros. 

Pantalla. 

Así  llaman  por  acá  á  los  espejos  grandes  de  for- 
ma antigua  y  con  marco  de  vidrio  azogado;  pero 
no  tiene  tal  acepción  en  el  Diccionario. 

En  su  significado  provincial,  la  encontramos  en 
la  leyenda  '^Don  Bonifacio." 

''Al  fin  después  de  una  semana  entera, 
Pasada  en  tan  diabólica  batalla, 
Dijo — Pues  bien,  suceda  lo  que  quiera. 
Hablo  á  doña  Serapia;  si  no,  estalla 
Mi  corazón  como  una  bomba.     ¡Fuera 
Miedos!     Se  acerca  á  wud^ pantalla 
De  cuerpo  entero,  adorno  de  su-^sala, 
Y  despacio  se  peina  y  se  acicala. 

Panteón. 

En  Guatemala,  lo  mismo  que  en  el  Perú  y  en 
Chile,  llaman  panteón  á  cualquier  cementerio. 

La  palabra  panteón,  como  algunas  otras,  se  ha 
democratizado  por  acá.     Entre  los  paganos  signi- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  419 

tica  el  templo  puesto  bajo  la  protección  de  los  dio- 
ses, como  el  Panteán  de  Agripa,  que  aun  subsiste 
en  Roma.  Después  se  ha  aplicado  el  nombre  de 
panteón,  al  lugar  destinado  á  guardar  los  restos  de 
los  grandes  hombres,  como  el  Panteón  de  los  Invá- 
lidos, en  Paris;  el  Panteón  del  Escorial,  en  España. 


r 


Pantufla. 
Es  en  español  pantuflo;  y  si  aquí  y  en  Colombia 
dicen  pantufla,  y  en  Cnh-a.  pantufa,  no   es  extraño 
que  la  corrupción  acaso  venga  de  España. 

Pamplinada. 
Debe  decirse  pamplina. 

Pañuelón. 
Lo  propio  es  pañolón  aunque  no  falta  algún  es- 
critor español  que  diga  pañuelón. 

Papa. 

Así  llamamos  nosotros,  y  también  llaman  en  to- 
da la  América  española,  á  la  patata  (solanum  tu- 
berosum.) 

Papa  en  lengua  quechua,  designa  las  plantas 
que,  como  ]?i  patata,  tienen  raíces  bulbosas. 

El  señor  Gormaz  dice,  en  sus  ^'Correcciones," que 
no  se  debe  llamar  j^apa/  al  sitio  sembrado  de  pa- 
tatas, sino  papatal.  Talvez  hay  por  errata  de  im- 
prenta p  en  vez  de  t,  pues  lo  regular  es  patatal. 
Ya  el  último  Diccionario  de  la  Academia,  12?  edi- 
ción, trsie  papa  como  sinónimo  de  patata,  deriván- 
dola impropiamente,  en  tal  acepción,  del  latín  pa- 
pa, sopas  blandas. 


420  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

''En  Quito,  donde  fue  descubierta  la  patata,  no* 
se  le  dio  otro  nombre,  desde  el  principio,  que  el 
de  popa,  generalizado  después  en  toda  la  América 
española."  (Vocabulario  Rioplatense,  por  D.  Gra- 
nada.) 

Papalote. 

No  es  castellano  papalote,  sino  papelote,  que  sig- 
nifica papelucho,  6  sea  papel  ó  escrito  desprecia- 
ble. El  barrilete  6  papalote  se  llama  en  español  la 
cometa. 

También  hemos  oído  decir  por  acá  que  algunas 
flores  son  papalotas,  cuando  no  tienen  hojas  do- 
bles sino  sencillas. 

Papada. 

Cuando  decimos  papada,  para  significar  la  car- 
ne que  crece  debajo  de  la  barba,  hablamos  en  cas- 
tellano; pero  no  si  damos  á  papada  la  significación 
de  boberia,  bobada,  necedad,  etc.,  caso  en  el  que  el 
nombre  aquél  no  sólo  es  impropio,  sino  muy  vul- 
gar. 

Papáes. 

El  plural  de  papá,  mamá,  sofá,  es  papas,  mamas, 
sofás,  que  no  papáes,  mamáes,  sofaes,  como  casi  to- 
dos dicen  en  este  país;  sin  recordar  que  esas  pala-* 
bras,  lo  mismo  que  pie  (pies  y  no  pieces)  son  ex- 
cepción de  la  regla  que  prescribe  añadir  es  á  los 
nombres  que  en  el  singular  terminan  en  vocal 
aguda. 

Panfleto. 

Este  galicismo  y  anglicismo,  equivale  en  nues- 
tra lengua  á  cuaderno,  opúsculo,   folleto,  derivado 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  421 

del  \ta,\mno  foglietto.  Creemos  que  la  voz  panfleto 
debía  castellanizarse,  aceptándose  por  el  Diccio- 
nario. 

Paparruchada. 

Paparrucha,  y  no  paparruchada,  significa  noti- 
cia falsa  y  desatinada  de  un  suceso,  esparcida  en- 
tre el  vulgo. 

Papaya. 

Es  nombre  quechua,  y  significa  entre  nosotros  y 
en  otras  regiones  de  la  América,  la  sabrosa  fruta 
que  los  botánicos  conocen  con  el  mismo  nombre. 
El  árbol  que  produce  Isi  papaya  se  llama  en  Gua- 
temala papayal,  papayero  en  la  república  vecina 
'*E1  Salvador,"  y  mamón  en  Sur  América  {carica 
papaya.) 

El  papayal  ó  papayo,  ó  como  se  le  quiera  lla- 
mar, es  un  árbol  de  cuatro  metros,  que  se  produce 
en  las  tierras  cálidas  y  aun  en  las  templadas.  Tie- 
ne hojas  de  palmera,  de  un  verde  obscuro;  sus  flo- 
res son  amarillentas,  coloradas  en  la  axila  de  las 
hojas  con  un  corto  pedúnculo;  el  fruto  es  carnudo, 
indehicente,  de  un  hermoso  color  amarillo  de  oro, 
que  á  veces  tiende  a  vermellón,  con  una  pulpa 
azucarada  y  pepitas  negras,  cariáceas,  insertas  en 
la  parte  media  del  fruto,  en  donde  hay  una  cavi- 
dad. 

La  papaina,  analizada  por  médicos  franceses,  es 

un  jugo  del  papayo,  y  se  considera  como  poderoso 

digestivo. 

Palo. 

Dice  el  autor  del  ''Diccionario  de  Peruanismos" 
que  con  demasiada  frecuencia  empleamos  esa  pa- 
labra por  madera,  lo  que  constituye,  más  que  una 


422  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

vulgaridad,  un  gran  arcaísmo,  porque  en  el  caste- 
llano antiguo  es  muy  común  este  modo  de  hablar. 
"El  Diccionario  en  la  palabra pa/o  dice,  ''madera  en 
común."  Para  nosotros  es  madera  en  lo  absoluto. 
También  lo  tomamos  como  equivalente  á  árbol 
y  se  dice: 

Palo  de  campeche.  {Hoecmatoxglum  campechia- 
num.) 

Palo  del  Brasil.     {Hwmatox  salvatoriense.) 

Palo  Mora.     (Morus  tinctoria.) 

Palo  Camotillo.     (Curcunia  tinctoria.) 

Palo  Cortés.     {Tecoma  spectabilis.) 

Palo  de  Mangle.     {Bhizophora  mangle.) 

Palo  de  Madre  de  Cacao.    {Robinia  maculata.) 

Palo  de  Vaca.     (Brosimum  Galactodendron.) 

Palo  de  Ronrón.     {Ferolia  variagota.) 

Palo  de  Conacaste.     (Enterolobium  ciclocarpumy 

Palo  de  Algarrobo.     {Himenoea  courbaril.) 

Palo  Cuajiniquil.      {Mimosa  Inga.) 

Palo  de  Granadino.     {Brya  ebanus.) 

Palo  de  Mamey.     {Mamea  americana?) 

Palo  de  Arrayán.     {Myca  Cerífera.) 

Palo  de  Dragones.     {Myristica  sebifera.) 

Palo  de  Balsamo.     {Myroxilon  pemiferum.) 

Palo  Liqu  id  ámbar.     {Styrax  balsamiflua.) 

Palo  de  Hule.      {Siphonia  elástica.) 

Sería  muy  extensa  la  nomenclatura  de  todos  los 
palos  de  estas  regiones.  En  los  inmensos  bosques 
cuajados  de  árboles j  los  hay  de  muy  diversas  cla- 
ses y  especies;  pero  no  deja  de  existir  cierta  con- 
fusión en  las  maderas  preciosas  de  Guatemala,  y 
aunque  no  se  ha  hecho  la  clasificación  botánica  de 
la  mayor  parte  de  ellas,  más  de  cien  muestras  dis- 
tintas han  figurado  en  las  Exposiciones  en  que  ha 
tomado  parte  la  República. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  42a 

j  .  Papeleta. 

Impropiamente  llaman  por  slcsl papeleta  á  la  tar- 
jeta de  visitas,  ó  sea  el  pedazo  de  cartulina  cua- 
drangular  en  que  está  el  nombre  ó  título  de  la 
persona.  Papeleta  significa  cédula,  y  también  el 
cucurucho  de  papel  que  contiene  dinero  para  pro- 
pinas. 

Papo. 

Dice  el  Diccionario  que  es  la  parte  abultada  del 
animal  entre  la  barba  y  el  cuello. 

Vulgarmente,  y  entre  gente  baja,  se  toma  en 
Guatemala  por  sinónimo  de  bobo,  alelado,  chifla- 
do, candido,  simple. 

Pajarero. 

Caballo  pajarero  dicen  por  acá  del  que  de  todo 
se  asusta,  asombra  ó  espanta.  Este  último  verbo 
y  la  expresión  espantadizo  nos  sirve  para  significar 
un  caballo  pajarero.  En  español  antiguóse  decía 
asombrarse  y  asombradizo. 

Pajarero  en  español  significa  ''de  colores  vivos; 
gayos  y  vistosos,  y  se  aplica  también  á  la  persona 
de  genio  excesivamente  vivo  y  chancero,  ó  a  la 
que  vende  pájaros." 

Pajarear. 

En  buen  español  es  cazar  pájaros  ó  andar  vagan- 
do sin  oficio. 

Aquí  le  damos  no  sólo  esta  última  acepción,  si- 
no también  la  de  espantar  á  los  pájaros  de  las  se- 
menteras, que  llaman  otros  sanatear,  con  motivo 
de  ser  los  sánales  los  que  más  perjudican  las  mil- 
pas (maizales.) 

Los  españoles  dicen  oxear. 


424  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Paquete. 

Cuándo  uno  va  acicalado,  peripuesto,  empereji- 
lado, elegante  ó  prendido,  dicen  por  acá,  y  en  al- 
gunas otras  repúblicas  hispan o-american as  que 
anda  muy  paquete  ó  que  está  paquete.  También 
dicen  empaquetarse  por  aliñarse,  atuzarse,  compo- 
nerse. 

En  España  suelen  emplear  la  frase  ir  hecho  un 
paquete,  mas  no  ir  muy  paquete,  como  puede  ver- 
se en  Fernán  Caballero  ''Con  mal  ó  con  bien  á  los 
tuyos  te  den"  y  en  los  cantos  populares  españoles, 
(artículo  IV,  página  376.) 

Pararse. 

Este  no  es  un  provincialismo  guatemalteco,  es 
un  americanismo,  acerca  del  cual  disertan  larga- 
mente los  filólogos  Cuervo,  Rodríguez,  Armas, 
Paz  Soldán  y  Unánue.  Oigamos  algo  de  lo  que 
dice  este  último.  Pararse  corre  con  igual  favor 
desde  México  hasta  Chile,  sin  incluir  las  Antillas, 
con  el  absurdo  sentido  de  ponerse  de  pié,  le- 
vantarse, alzar. 

¿Podrá  equivocarse  un  continente  todo?  No 
habrá  alguna  razón  filosófica  que  autorice  ó  que 
por  lo  menos  atenúe  tan  grosero  provincialismo. 
Veamos. 

Levantarse  es,  no  sólo  levantarse  del  asiento,  si- 
no también  de  la  cama;  ponerse  de  pié  ó  en  pié, 
es  muy  largo;  no  es  un  verbo,  es  un  verbo  con  su 
adverbio,  toda  una  oración;  el  alce  usted!  tan  ca- 
ro á  los  españoles,  provoca  á  preguntar  ¿qué  cosa 
tengo  de  alzar?  ¿mis  huesos  ó  el  bulto  que  está  á 
mi  lado?     Hay  pues  anfibología,  mientras    que  el 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  425 

jíárese  usted,  sólo  se  dirige  al  hombre  que  está  sen- 
tado, porque  no  á  cada  paso  hay  que  dar  esta  voz 
á  uno  que  corre,  y  así  la  ambigüedad  es  remota. 

En  el  participio  y  por  oposición  á  sentado,  para- 
do me  parece  muy  mal  y  se  presta  á  ridículos  e- 
quívocos;  así  por  ejemplo,  un  individuo  que  se 
hubiera  retratado  sentado,  y  á  quien  se  le  pregun- 
tara cómo  figuraba  en  el  retrato,  si  sentado  ó  para- 
do, podía  contestar  impunemente  que  de  ambos 
modos  en  uno,  porque  como  al  estar  sentado  no  an- 
da ni  corre,  es  evidente  que  está  sentado,  y  por  lo 
tanto  parado. 

Pero  es  tanta  la  acepción  de  parado  por  en  pié, 
que  ¡oh  vergüenza!  en  las  obras  literarias  de  prosa 
y  verso  se  suele  encontrar;  cuyo  desatino,  como  el 
de  rimar  en  verso  palabras  áeZ y  C  con  palabras  de 
S.  de  que  no  se  halla  exento  ni  el  mismo  Heredia, 
€s  un  verdadero  baldón  para  las  letras  hispano- 
americanas. Son  sin  embargo  y  por  fortuna,  los 
más,  los  que  riman  á  la  castellana. 

¿Podrá  equivocarse  un  continente  entero?  No 
habrá  alguna  razón  filosófica  que  autorice  ó  cuan- 
tió menos  atenúe  tan  grosero  provincialismo?  vol- 
vemos á    preguntar. 

Parece  que  sí,  cuando  hasta  el  castizo  3^excelen- 
te  versificador  don  José  Joaquín  de  Mora  lo  usó 
en  su  poesía  La  Caza. 

Los  señores  Cuervo  y  Rodríguez  son  los  autores 
del  descubrimiento;  el  segundo  dice  resueltamen- 
te que  Mora  se  contagió  con  el  americanismo;  al 
primero  le  asalta  esta  duda.  ¿Lo  aprendería  en 
América?  Sin  duda  el  señor  Cuervo  recela,  co- 
mo nosotros,  que  un  provincialismo  tan  garrafal 
pueda  tener  ó  traer  sus  raíces  de  España. 


426  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Por  supuesto,  que  j9araáo  corre  igualmente  en 
cuanta  acepción  metafórica  puede  ocurrir:  cuello- 
parado,  el  que  no  es  vuelto.  A  veces  se  nos  figu- 
ra que  este  gran  provincialismo  no  es  corrupción 
del  pararse,  cesar  de  andar,  sino  del  otro  pararse, 
ya  un  tanto  anticuado,  que  significaba  ponerse  6 
presentarse  en  tal  ó  cual  actitud,  porque  con  este- 
puede  tener  alguna  relación  más,  que  no  con  el 
otro.  Quizá  aun  el  pararse  de  Mora  se  refiere  al 
sentido  que  recordamos.     Juzgue  el  lector: 

''Luego  tumba 
Cosme  Hermida 
¡Cuál  retumba 
su  caída! 
Y  él  se  para 
¡Suerte  rara! 
Con  la  cara      ^ 
mal  herida." 

Pasaje  de  escritor  español  antiguo  hemos  leído  en 
el  que,  hablando  del  modo  como  venían  ó  se  desa- 
rrollaban ciertas  plantas,  decía  el  escritor:  ''sepa- 
raii"  muy  hermosas.  ¡Cuántos  de  los  nuestros  ha- 
brían creído  ver  allí  su  provincialismo!" 

Hasta  aquí  el  autor  del  Diccionario  de  perua- 
nismos. 

De  nuestra  propia  cosecha,  diremos  que  no  no& 
cabe  duda  de  que  pararse,  en  la  acepción  de  que 
se  trata,  no  es  americanismo,  sino  español  de  bue- 
na ley,  de  aquel  que  usaban  los  escritores  del  si- 
glo XI V  y  aun  del  XVI.  Lo  que  ha  sucedido  es  que 
desde  esa  época  ya  no  se  usa  en  España:  murió  en 
el  lugar  donde  había  nacido;  pero  vive  aún  en  todo 
el  continente  americano,  al  menos  donde  se  habla 


i 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  42T 

la  lengua  de  Castilla.  Allí  está  la  voz  parada,  que 
se  deriva  de  pararse  y  paral  que  también  es  pala- 
bra que  no  ha  muerto;  de  esos  vocablos  podría 
conjeturarse  que  sí  existió  en  la  Península  el  ver- 
bo ese  que  tanto  ha  dado  en  que  pensar  á  los  pu- 
ristas de  uno  y  otro  hemisferio.  Mas  no  se  nece- 
sita en  este  caso  de  sorites  más  ó  menos  aventura- 
dos. Hay  ejemplos  de  que  desde  el  principio  del 
idioma  se  dijo  en  castellano  "pararse  en  pié."  {Et 
cuando  el  gato  vio  asomar  de  alueñe  á  la  liebre  et  á 
la  jineta,  paróse  en  pié  á  orar ) 

''Et  la  raposa  fue  á  buscarlo  et  aliólo  parado  en 
pie.''     (Camila  é  Dimna;  novela  del  siglo  XIV.) 

Después  se  dijo  simplemente  pararse: 

''Estando,  pues,  parados  á  la  orilla, 
Poniéndose  por  orden  convenible." 

(Castellanos,  Elegía  4i,  C.  4.) 

En  todo  caso,  creemos  que  debe  evitarse,  con 
tanto  más  cuidado,  cuanto  que  muchos  escritores 
notables  de  hispano-américa  no  han  parado  mien- 
tes al  usarlo. 

Nuestro   fabulista   don   Rafael  García  Goyena 

dijo: 

"Hiere  con  la  mano  el  suelo 
Para  el  rabo  pequeñuelo." 

En  vez  de  alza  ó  levanta  o  entiesa. 

El  festivo  escritor  de  costumbres  guatemaltecas, 
don  José  Milla,  usó  con  gracia  y  donaire  tal  pro- 
vincialismo, cuando  en  su  artículo  El  martes  de 
carnaval  en  la  Plaza  de  Toros,  refiriéndose  á  un 
matemático,  dado  á  los  cálculos,  dice  que  exclamó: 
Vea  Ud.  que  bárbaros,  en  lo  mejor  de  la  operación 


428  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

me  hacen  comenzar  de  nuevo, — y  continuó  multi- 
plicando: Ocho  mil  almas  sentadas  y  como  mil  pa- 
radas!— Vaya,  dije  yo  para  mí,  que  serían  de  ver 
las  almas  en  esas  posturas." 

Paragua. 
Debe  decirse  paraguas. 

Paraíso. 

Viene  del  latín  paradisus,  y  por  tanto  debe  pro- 
nunciarse paraíso,  y  no  paráisOj  como  dicen  mu- 
chos. 

Paralelogramo. 

Muchos  pronuncian  paralelogramo,  en  contra  de 

la  Academia  que  hace  grave  esta  voz,  y   debe   ser 

paralelográma,  como  telegrama,  epigrama,  anagrá- 

m^a;  nadie  dice  ^ro^rama,  ni  diagrama.     Todos  los 

nombres  de  medidas   terminadas   en   gramo,    son 

graves. 

ParigUela. 

No  se  llama  así,  sino  parihuela,  el  mueble  que 
sirve  para  llevar  heridos  ó  enfermos,  ó  para  tras- 
ladar alguna  carga  de  un  lugar  á  otro. 

Parparear. 

Comunmente  dicen  así  por  acá,  en  vez  de  par- 
padear, derivado  de  párpado. 

Participio. 
Si  alguna  vez,  en  tiempo  remoto,  se  dijo  parti- 
cipio, en  lugar  de  participación,  hoy  sería  un  ar- 
caísmo, que  debe  evitarse  con  cuidado,  ya  que  no 
falta  quien  lo  haya  usado  hasta  en  documentos 
oficiales. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  429 

Parque. 

En  el  sentido  de  municiones  de  guerra,  no  es 
castellano.  ^  Parque  significa,  en  lenguaje  militar, 
el  lugar  ó  sitio  en  que  esas  municiones  se  colocan. 
Por  tanto  es  mal  dicho,  verbigracia:  'Tor  falta  de 
parque  no  pudo  el  enemigo  atacar  nuestras  tro- 
pas." 

Pasable. 

Sólo  los  más  desaforados  galiparlistas,  dice  Ba- 
ralt,  emplean  pasable  por  pasadero,  regular,  tal 
cual. 

Pasando  la  vida. 

Cuando  preguntamos  á  algunas  de  esas  buenas 
gentes,  á  quices  ni  faltan  penalidades,  ni  sobra 
ocupación:  ¿Cómo  le  va,  ña  Fulana?— Responde: 
''Tan  bonito,  pasando  la  vida,  niño,'' — cuja  frase 
denota  bien  la  monotonía  que  reina  en  estas  tie- 
rras, en  dónde,  más  que  en  ninguna  otra  parte, 
debieran  recordarlas  almas  adormidas. 

Contemplando 
Cómo  se  pasa  la  vida 
Cómo  se  viene  la  muerte 
Tan  callando." 


Pasar. 
Es  curiosa  la  locución  que  muchos  usan  entre  nos- 
otras  para  denotar  que  tienen  desgana  ó  falta  de 
apetito;  dicen  que  no  les  "pasa  nada. 

"¡Jesús,  niña,  todos  ustedes  los  Costales  han 
muerto  jóvenes! — ¡ay!  sí,  todos  hemos  muerto  en 
la  flor  de  la  edad,  dijo  la  de  Garrafuerte,  y  se  sor- 
bió de  un  trago  media  jicara  de  chocolate;  pues 
había  yo  olvidado  decir   que  estaba   tomándolo, 


430  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

aunque  aseguraba  que  no  le  pasaba  ?iada,"  etc.,  etc. 
(Salomé  Jil. —  Un  Duelo;  tomo  I,  página  130.^ 

Pasearse  en  su  suerte. 
Cuando  á  alguien  le  va  mal  en  una  empresa; 
^cuando  el  enamorado  recibe  calabazas;  cuando  el 
orador  se  aturde  y  echa  á  perder  el  discurso; — en- 
tonces, y  en  otros  casos  semejantes,  se  dice  que 
el  empresario,  el  enamorado  y  el  orador,  se  pasea- 
ron en  su  suerte,  figura  de  retórica  que,  en  térmi- 
nos vulgares,  querrá  significar  que  han  hecho  que 
se  ecli][)sara  su  buena  estrella,  su  fortuna  propicia. 

Pasmo.  ^ 

Llama  así  el  vulgo  á  cualquiera  enfermedad  que 
produzca  una  inflamación  difusa  de  los  tejidos 
subcutáneos.  Se  atribuye  por  lo  común  al  frío  ó 
á  alguna  mojada. 

Paso  mañana. 

El  furor  de  abreviar  llega  á  tal  punto,  dice  don 
Ulpiano  González,  que  casi  no  hay  quien  no  diga 
pasó  mañana,  en  vez  de  pasado  mañana. 

Paso. 

Lo  que  llamamos  paso  de  un    río,    es   vado    en 

castellano. 

Pata. 

En  el  Cuadro  de  Costumbres  ''Las  medias  naran- 
jas,''áice  Ssilomé  Jil,  hdihlsiudo  de  un  barón  que 
se  decidió  á  casarse:  "Loca  de  júbilo,  la  viuda  sa- 
lió á  dar  parte;  los  parientes  y  los  amigos  dijeron 
que  aquello  era  una  barbaridad,  que  nadie  sabía 
que  ''pata  había  puesto  ese  huevo''  y  qué  sé  yo  cuan- 
to más." 


PROVINCIALISMOS   DE    GUATEMALA  431 

Patada. 

Con  este  vulgarismo,  que  al  decir  del  escritor 
peruano  Juan  de  Arona,  constituye  la  fuente  prin- 
cipal de  los  provincialismos  americanos,  usamo?* 
la  palabra  patada  en  casos  en  que  cualquier  espa- 
ñol diría  con  seguridad  coz,  desde  que  vamos  ha- 
blando de  la  que  larga  ó  dispara  un  cuadrúpedo. 
Coz  es  una  palabra  literaria  ó  de  elegancia  con- 
vencional. En  el  aiHiGulo  patada  nos  dice  el  l)ic- 
<;ionario: ''El  golpe  dado  con  la  planta  del  pié  6 
con  lo  llano  de  la  pata  del  animal,"  y  en  el  artí- 
culo coz,  "El  sacudimiento  violento  que  hacen  las 
bestias  con  el  uno  ó  los  dos  pies  hacia  atrás.  Tam- 
bién se  llama  ?isí  el  golpe  que  dan  con  este  movi- 
miento." El  uso  constante  de  los  españoles  en 
«ste  último  caso  es  coz,  siendo  tal  su  afición  á  la 
palabra,  que  aún  la  aplican  á  \a patada.  ¿No  ha- 
brá algo  de  reciprocidad  de  nuestra  parte?  O  me- 
jor dicho;  no  habrá  algo  de  consecuencia  de  una 
parte  con  la  respectiva  forma  de  gobierno?  El  es- 
pañol, monarquista,  aristócrata,  en  su  empuje  de 
arriba  para  abajo,  arrastra  al  hombre  hasta  el  ni- 
vel del  bruto;  nosotros  en  la  misericordia  de  nues- 
tra democracia,  en  nuestro  movimiento  ascenden- 
te, elevamos  al  bruto  hasta  el  hombre,  concedién- 
dole graciosamente  el  atributo  humano  (¿  ?)  de  dar 
patadas:  6  lo  hacemos  por  eufemismo? 

"He  aquí  un  ejemplo,  de  los  más  clásicos, de  las 
voces  humanas  de  los  españoles:  Ordenanzas  del 
virey  de  Toledo  (1575).  "ítem.  Mando:  que  el 
indio  que  pusiese  las  manos  en  su  padre  ó  madre, 
dándole  de  bofetones,  coces  ú  otros  malos  trata- 
mientos, como  estoy  informado  que  lo  suelen  ha- 


432  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

cer,  le  sean  dados  por  ello  cien  azotes  y   trasqui- 
lado." 

Para. 

f    Es  el  nombre  de  una  gramínea,  buena  como  fo- 
rraje {Sanicum  Molle.) 

Paja  brava. 
Se  cría  en  los  bañados,  de  hoja  larga  y  cortante,, 
que  produce  un  hermoso  plumacho  blanco,  que  se 
pone  de  adorno  en  los   salones.     {Cynerium   Ar- 

genteum.) 

Pajonales. 

Bajíos  en  los  que  crece  la  paja. 

Parejero. 

Llaman    parejeros    á    los   caballos    corredores. 

(Azara.) 

Pateador. 

Dícese  del  cuadrúpedo  que  tira  cocos:  coceador. 

Patuleco— ca. 

Salva  trae  patuleque  y  patulequear^  como  cuba- 
nismos, y  los  traduce  por  renco  y  renquear.  Noso- 
tros decimos,  como  los  peruanos  y  chilenos,  patu- 
leco, patuleca,  la  persona  que  anda  con  los  pies 
mal  puestos  ó  aquel  ó  aquella  que  tienen  dificul- 
tades para  andar  bien.     En  castellano   se  llaman 

patojos. 

Paterna. 

Es  el  nombre  que  por  acá  damos  á  una  fruta, 
en  forma  de  silicua  ó  vaina  larga,  como  de  una 
cuarta,  y  ancha  de  unos  dos  dedos,  de  color  verde 
oscuro,  gruesa  como  una  suela,  y  raras  veces  recta, 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  433 

porque  las  más  se  encorva  como  un  pequeño  al- 
fanje. Por  ella  se  pueden  contar  los  granos  inte- 
riores que  se  dibujan  en  la  áspera  corteza,  como 
los  del  frijol  ó  judía  en  la  suya.  Son  semejantes 
á  la  haba  y  vienen  envueltas  en  una  nivea  pelícu- 
la ó  membrana  enteramente  parecida  al  algodón, 
que  es  la  que  se  chupa,  escurriéndose  inmediata- 
mente por  sí  sola  la  pepita  ó  simiente. 

Esta  descripción,. que  conviene  perfectamente  á 
nuestra  j^afenm,  es  la  que  da  el  ''Diccionario  de 
peruanismos"  del  pacay;  de  donde  deducimos  que 
ese  es  el  nombre  que  los  peruanos  dan  á  la  fruta 
que  aquí  llaman  todos  paterna.  {Inga  reticulata, 
prosopis  dulcís j  mimosa  inga,) 

Paternal  es  el  nombre  del  árbol,  que  es  hermoso 
y  elevado;  silvestre  en  nuestros  campos,  y  pareci- 
do al  sicómoro,  á  cuya  familia  pertenece. 

Patojo. 

A  los  muchachos  ó  chiquillos  del  pueblo  llaman 
por  acá  patojo,  acaso  porque,  llevando  los  pies  des- 
calzos, tuvieran  alguna  vez  dificultad  para  andar; 
puesto  que  ese  adjetivo  designa  en  castellano  al 
que  tiene  las  piernas  torcidas  ó  los  pies  mal  hechos, 
ó  ambas  cosas  desproporcionadas,  é  imita  al  pato 
en  el  andar,  meneando  el  cuerpo  de  un  lado  á 
otro.  En  la  República  vecina  de  "El  Salvador" 
llaman  patojo  á  los  cojos.  Para  designará  los  mu- 
chachos de  la  calle,  dicen  sipotes. 

Rivera  Maestre,  haciendo  recuerdos  desde  Ma- 
drid, de  Guatemala,  dice: 

''Los  patojos  con  sus  niguas 

Cual  pildoras  plateadas 

Parece  que  por  venderlas 

Se  fueron  á  la  otra  banda. 


434  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Pues  hoy  ni  para  un  remedio 
Las  vieran  si  se  buscaran 
En  ninguna  droguería 
Ni  oficina  de  farmacia." 

Patriotero. 

El  escritor  chileno  don  Zorobabel  Rodríguez  di- 
ce que  esa  voz  es  bastante  usada  en  la  polémica 
política.  Es  muy  expresiva  y  hace  relación  á  pa- 
triota, como  coplero  á  poeta,  discursista  á  orador, 
escribidor  (que  trae  el  Diccionario  como  anticua- 
do, y  que  si  mal  no  recordamos,  usa  el  señor  de 
Campoamor  en  sus  Polémicas  y  escHborroteador 
que  no  aparece  en  el  de  la  Academia,  pero  está 
en  el  de  Sinónimos  de  Barcia)  á  escritor,  etc.,  etc. 
Hemos  dicho  que  patriotero  nos  parece  expresivo; 
y  en  efecto,  la  terminación  ero,  que  se  aplica  casi 
siempre  en  castellano  á  los  fabricantes  ó  vendedo- 
res, trae  á  la  mente  la  idea  de  negocio,  especula- 
ción, granjeria,  que  tan  mal  se  aviene  con  el  verda- 
dero patriotismo." 

^'Negros  idiotas,  chinos  catecúmenos, 
Y  blancos  patrioteros,  mas  sin  fe. 
Que  invocan  á  los  pueblos  energúmenos 
Para  darles  después  un  puntapié. 

(Juan  de  Arona. — Poesías  peniaiias.) 

Paujil. 

Es  una  gallinácea  de  gran  tamaño,  llamada  en 
otras  partes  pauxi.  La  especie  de  Guatemala  es 
diferente  de  la  del  Brasil,  Guayana  y  otros  países 
americanos.  Es  la  misma  que  se  encuentra  en 
México,  conocida  por  los  ornitólogos  por  Crax  glo- 
bicera.  Lin. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  435 

Peano. 
No  faltan  pedantes  que  digan  peano  ^or  piano, 
barreal,  por  barrial,  peojo,  por  piojo,  arcedeano,  por 

acrediano. 

PeaL 

Peal  dicen  algunos  y  otros  pial,  no  para  signifi- 
•car  las  medias  sin  pie  ó  polainas,  ó  la  persona  inú- 
.til,  torpe  y  despreciable,  que  es  lo  que  en  castella- 
!no  significa  ^ea/,  sino  para  denotar  una  larga  tira 
•de  cuero  torcido,  que  termina  en  un  lazo  corredi- 
zo, con  el  cual  los  vaqueros  cogen  el  ganado  lazán- 
dolo, es  decir  arrojando  el  pial  sobre  el  animal  y 
cogiéndolo  con  la  lazada  corrediza. 

Pedir  cacao. 
Esta  expresiva  frase,  que  usamos  para  significar 
que  alguno  pide  misericordia,  se  usa  en  el  mismo 
concepto  que  en  Bogotá,  en  donde  también  dicen 
pedir  cacao,  con  alusión  onomatópica  á  la  voz  del 
gallo  que  sale  huyendo.  Esta  explicación  da  el 
señor  Cuervo  de  aquella  manera  de  decir;  pero  á 
la  verdad  no  satisface. 

Pedro  Urdimales. 

¿Quién  había  de  creer  que  ese  ente  imaginario, 
con  cuyas  fechorías  tanto  nos  entretuvimos  cuan- 
do niños,  fuese  conocido  en  el  Perú,  en  la  Argen- 
tina, en  Chile  y  aun  en  España? 

Sólo  que  el  señor  Gormaz  en  sus  ''Correcciones 
lexigráficas"  advierte  que  el  nombre  es  Pedro  Ur- 
demales.  El  señor  Salva  dice  Pedro  Urdemalas, 
y  la  Academia  le  agrega  un  de  (tal  vez  porque  se- 
ría de  noble  alcurnia,)  el  señor  don  Pedro  de  Ur- 
•demalas. 


436  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Cervantes  tiene  una  comedia  'Tedro  de  Urde- 
malas"  y  Quevedo  en  su  Visita  de  los  chistes  dice- 
Urde-malas,  esto  es  urdemalas  artes. 

Pegón. 

Pegársela  á  alguno  se  dice  familiarmente  en  Es- 
paña, lo  mismo  que  por  acá;  pero  no  Wsim^u pegón 
al  chasco  6  burla  que  uno  se  lleva. 

Regoste. 
El  emplasto  ó  bizma  que  se  hace  de  pez  ó  de  otra 
cosa  pegajosa;  ó  el  guisado  que  está  muy  espeso  y 
que  se  pega;  ó  la  persona  impertinente  que  no  se 
aparta  de  otra,  particularmente  en  las  horas  ú 
ocasiones  en  que  hay  que  comer,  se  llama  en  es- 
ípsiñol  pegote,  y  no  pegoste,  como  nosotros  decimos. 

Pela. 

Vulgarmente  dicen  por  acá  "no  lapela'^  para  in- 
dicar que  alguien  no  puede  hacer  una  cosa  ó  no- 
tiene  aptitudes  para  desempeñar  cierta  labor. 

Pelona. 

Por  antonomasia,  y  sin  duda  por  tener  el  esque- 
leto pelado  el  cráneo,  suelen  llamar  así  á  la  muer- 
te. 

En  el  gracioso  Cuadro  de  Costumbres  guatemal- 
tecas "Saber  vivir,"  dice  Salomé  Jil,  hablando  de 
don  Prudencio:  ''Una  vez  estuvo  á  pique  de  mo- 
rir, atacado  de  una  grave  enfermedad,  y  tenía  á  la 
cabecera  cuatro  enemigos  á  cual  más  temible:  la 
muerte,  el  médico,  el  boticario  y  el  diablo,  que  es- 
peraba impaciente  la  conclusión  del  negocio  para 
el  arreglo   de   no    sé  que   cuentecitas    atrasadas. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  437 

Pues  ¿quién  dirá?  el  bellaco  se  gobernó  de  tal  ma- 
nera, que  se  burló  del  doctor,  del  farmacéutico,  de 
la  pelona  y  hasta  de  Belzebú,  proponiéndoles  con- 
venios y  transacciones,  mediante  los  cuales,  le 
prorogaron  los  plazos  y  le  concedieron  una  espe- 
ra de  que  disfruta  hasta  ahora."  En  Chile  no  di- 
cen la  pelona,  sino  la  pelada,  aludiendo  á  la  muer- 
ta-. 

Pelar. 

En  lenguaje  familiar  se  pela  á  alguien  cuando 
86  murmura  de  él,  se  descubren  sus  faltas  ó  se  le 
desacredita. 

Un  pelado  es  el  que  no  tiene  dinero,  ó  como  sue- 
le decirse,  ni  en  donde  caerse  muerto. 

Peladera. 
Equivale  á  murmuración.     En    tal   sentido  se 
usa  mucho  en  Guatemala,  y  la  empleó  don    José 
Milla  en  la  siguiente  miserable  estrofa  de  la  ''Le- 
yenda" intitulada  Don  Bonifacio: 

"Qué  irían,  decidió  doña  Serapia, 
Por  lo  cual  hubo  mucha  peladera; 
Malos  juicios  acuden  en  prosapia; 
— Su  hija  Lola  no  sufre  el  ser  soltera — 

Dice  una; — No,  dice  otra,  si  es  que  Tapia 
L^n  gran  pleito  le  ha  puesto  y  considera 
Que  si  no  la  defiende  Bobadilla, 
Ya  no  podrá  comer  ni  una  tortilla^ 

Pepescas. 
Peces  como  sardinas,  muy  abundantes  en  la  la- 
guna de  Amatitlán,  pertenecientes  al  género  Tetra- 
gonopterus. 


438  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Peleado. 

Muy  común  es  oír  por  acá  que  Fulano  está  pe- 
leado con  Sutano;  pero  en  castellano  se  dice  que 
está  tronado  ó  reñido. 

Peluquería. 

Así  llaman  muchos  á  lo  que  en  buen  español  es 

barbería. 

Pelo. 

Hablando  de  relojes,  no  se  llama  pelo,  sino  pen- 
dolita^ la  parte  que  regula  el  movimiento. 

Peltrecho. 

Hay  tendencia  en  el  vulgo  á  cambiar  la  r  en  Z, 
de  armatoste^  esperma,  parietaria,  pertrechos,  que  es 
como  se  dice  en  castellano,  mientras  que,  los  que 
lo  hablan  mal,  pronuncian:  almatroste,  espelma, 
palietaria,  peltrechos. 

Adviértase  que  la  Academia  no  admite  pertrecho' 
(en  singular,)  aunque  lo  han  usado  Garcilaso, 
Jáuregui  y  Valbuena,  según  hace  observar  el  señor 
Cuervo,  quien  sin  embargo  establece  que  lo  pro- 
pio y  usual  es  decir  pertrechos, 

Peliar. 

Muchas  personas,  y  no  de  baja  ralea,  usan  el 
verbo  peliar,  por  pelear,  que  es  el  único  que  cons- 
tantemente empleamos,  pues  reñir  no  existe  para 
nosotros,  salvo  en  su  primera  acepción  de  repren- 
der. 

Pelizcos. 

Dígase  pellizcos. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  439 

Pellón. 

Antiguamente  eran  muy  usados  en  Guatemala 
los  pellones,  que  venían  del  Perú.  Hoy  son  ya  es- 
casos por  acá.  Digamos  lo  que  dice  don  Pedro 
Paz  Soldán  y  Unanue  acerca  de  esa  prenda  de  los 
peruanos,  ''consiste  en  una  tira  de  bayeta  azul  os- 
curo, en  la  que  se  embuten  multitud  de  hebras 
destorcidas  del  mismo  color,  todo  lo  cual  hace  una 
pieza  vistosa,  más  ó  menos  rica,  más  ó  menos  col- 
chada por  el  talabartero,  que  además  se  encarga 
de  ponerle  un  fuerte  bolsillo  por  debajo  á  cada  la- 
do. Así  es  que  el  jinete  en  los  pesados  caminos 
no  tiene  más  que  terciarse  en  la  silla,  volver  la 
mano  y  arremangar  uno  de  los  cantos  posteriores 
del  pellón  para  sacar  la  botella  de  agua  ó  aguar- 
diente, ó  el  porrongo  cuando  es  un  pobre  diablo,  6 
la  pistola  (hoy  el  revólver.)  En  lo  metafórico  se 
dice  de  alguien  muy  cabelludo,  que  tiene  un  pellón 
en  la  cabeza,  por  lo  espesamente  felpudo  que  es 
este  arreo  de  montar."  Los  pellones  se  ponen  so- 
bre las  monturas  (albardas)  para  hacerlas  menos 
duras.  En  castellano  significa  pellón  el  vestido 
talar  antiguo,  que  se  hacía  regularmente  de  pieles. 

Penca. 
Para  significar  racimo,  como  cuando  decimos 
uusí  penca  de  plátanos,  es  provincialismo  de  estas 
regiones.  Penca  equivale  en  español  á  látigo  ó  zu- 
rriago, y  además  es  la  hoja  catnosa  de  ciertas 
plantas, "como  la  del  nopal. 

Pepita. 
La  pepita  es  una  enfermedad  de  que  adolecen 
las  aves.  Podría  decirse  que  es  una  especie  de  crup 
ó  difteritis. 


440  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Pepitoria. 

Esta  palabra  significa  en  castellano  un  guisado 
que  se  hace  con  los  despojos  délas  aves,  ó  en  sen- 
tido figurado,  un  conjunto  de  cosas  diversas  y  sin 
orden.  Pero  no  son  estos  los  significados  que  en- 
tre nosotros  tiene  \a  pepitoria;  aquí  se  da  tal  nom- 
bre á  una  semilla  de  calabaza,  que  sirve  como  las 
especias  para  aderezar  algunas  viandas  y  para  ha- 
cer confituras. 

Pepián. 

Este  es  el  nombre  de  un  guiso  nacional,  que 
otros  llaman  pipián,  y  que  se  hace  del  modo  si- 
guiente, según  una  receta  de  '^La  Cocina  Guate- 
malteca:" 

"Para  una  sartén  de  regular  tamaño,  se  toman 
doce  chiles  guaques  tostados,  dos  tomates  asados, 
veinte  mil  tomates  asados  también,  doce  pimientas 
de  castilla,  cuatro  almendras,  canela  y  chocolate: 
dos  cucharadas  de  ajonjolí  y  dos  de  pepitoria,  todo 
tostado:  un  marquezote  pequeño,  tostado  y  moli- 
do en  seco.  El  chile,  miltomate,  tomate,  canela, 
pimienta  y  achote  se  muelen  juntos  y  se  echan  á 
freir:  luego  \2^  pepitoria  y  ajonjolí,  á  continuación 
un  poco  de  caldo  de  la  olla,  con  una  onza  de  cho- 
colate de  canela,  el  marquezote  y  la  almendra,  y  por 
último  un  poco  de  azúcar  y  de  vino  al  gusto.  Allí 
en  ese  guiso  se  echa  la  carne  cocida  de  cerdo,  pa- 
vo, gallina,  etc.". 

"Hay  otro  pipián  de  indio,  que  se  confecciona 
del  modo  siguiente:  se  pone  á  cocer  la  carne  en 
la  olla  y  se  tuestan  dos  chiles  guaques  y  suficiente 
cantidad  de  miltomates:  estos  se  desaguan  en  agua 
caliente.     Cuando  la  carne  está  cocida   se  muelen 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  441 

unas  pimientas  de  Chiapas,  el  chile  y  el  miltomate: 
así  que  está  todo  molido,  se  pone  á  freir  con  una 
ramita  de  culantro:  mientras  se  está  friendo,  se 
muele  un  poco  de  arroz  y  se  echa  en  la  sartén  pa- 
ra que  espese.  Así  que  está  frito  se  le  agrega  agua, 
y  más  culantro:  se  parte  la  carne  y  se  echa  con  pe- 
dacitos  de  papas  cocidas."  El  último  Diccionario 
de  la  Academia  registra  la  palabra  pipián,  y  dice 
que  es  un  guisado  que  se  usa  en  América,  que  se 
compone  de  carnero,  gallina,  pavo  ú  otra  ave,  con 
tocino  gordo  y  almendra  machacada;  mas  á  pesar 
del  respeto  que  nos  inspira  el  ilustre  Cuerpo  ma- 
tritense, repetimos  que  el  pipián  es  un  guiso  que 
constituye  uno  de  nuestros  platos  nacionales,  sin 
tocino  gordo,  ni  almendra  machacada.  Un  chapín 
no  podría  pasarla  bien  sin  los  frijoles,  los  tamales, 
el  fiambre,  el  chocolate,  el  arroz  frito,  el  revolcado 
y  el  pipián. 

Percala. 

El  nombre  español  de  la  tela  de  algodón  que 
llaman  percala,  es  percal. 

Perdiguero. 

Debe  decirse  pertiguero,  porque  es  derivado  de 
pértiga . 

Perencejo. 

No  trae  el  Diccionario  esa  voz,  que  equivale  á  pe- 
rengano: pero  parece  ser  de  origen  andaluz;  y  opi- 
na don  Juan  Eugenio  Hartzenbusch  que  no  es 
mal  usada  (carta  á  don  Rufino  José  Cuervo;  Avila, 
13  de  agosto  de  1874).  Fulano,  mengano,  zutano  y 
perengano,  se  hallan  en  el  Diccionario. 


442  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Persinarse. 

Aun  muchas  personas  bien  educadas  dicen  per- 
sinarse, en  vez  de  ^persignarse. 

Perdedizo. 

Muy  pocos  sabrán  que  la  palabra  es  perdidizo,  y 
no  faltará,  entre  nosotros,  quien  crea  que  el  que 
así  diga  se  equivoca  al  hablar;  pero  es  lo  cierto 
que  no  hay  en  castellano  perdedizo,  sino  perdidizo; 
adjetivo  que  designa  lo  que  se  finge  que  se  pierde. 

Pesar. 

Hay  una  frase  entre  nosotros,  que  aunque  cas- 
tellana, es  característica  de  la  gente  vulgar,  que 
siempre  la  emplea  cuando  trata  de  alabarse  ó  de 
jactarse  de  algo;  esa  frase  es  ''me  pesa  el  decirlo.'^ 
He  aquí  un  ejemplo,  tomado  del  artículo  de  cos- 
'tumbres  ^*E1  Hombre  Feliz,"  de  Salomé  Jil:  ''Don 
Perfecto  critico  desapiadadamente  cuanto  no  era 
obra  suya;  dio  á  entender  que  cuanto  bueno  hay 
en  el  país,  él  lo  había  hecho  directa  6  indirecta- 
mente, aunque  siempre  cuidó  de  no  ser  jactancio- 
so, mediante  la  obligada  salvedad  del  indispensa- 
ble me  pesa  el  decirlo.'' 

Pespita. 

Es  un  vulgarismo  muy  usado,  en  lugar  de  co- 
queta, zalamera,  aunque  mucho  más  expresivo  que 
estos  vocablos  castellanos.  Muchas  veces  se  toma 
hasta  por  injurioso  el  calificativo  de  pespita,  que 
se  da  á  la  mujer  que  hace  muchos  dengues  ó  me- 
lindres. Pespitada  equivale  á  coquetería  ó  zalame- 
ría. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  443 

Petacudo. 
Como  suelen  llamar  petaca  á  la  joroba  ó  corcova, 
no  68  extraño  que  al  que  tiene  tal  defecto  le  digan 
petacudo. 

Petate. 
En  español,  el  hombre  embustero,  estafador,  des- 
preciable.    Indicando  estera,  es  un  provincialismo 
americano,  que  ha  sido  adoptado  por  la  Acade- 
mia.    En  mexicano  es  petatl. 

Pescado. 
Nos  parece  tan  adecuado  á  nuestra  manera  de 
hablar  lo  que  dice  el  "Diccionario  de  Peruanis- 
mos/' al  tratar  de  esa  voz,  que  vamos  á  copiarlo 
literalmente:  "La  palabra ^^2;,  no  existe  en  nues- 
tra conversación;  aquí  todo  es  pescado,  de  tal  ma- 
nera que  hasta  los  pececillos,  esos  de  colores  que  se 
ponen  en  redomas  de  cristal,  para  adornos  de  las 
salas,  y  á  los  que  los  franceses  dan  el  nombre  de 
cyprins  dores  son  llamados  pescaditos.  La  misma 
redoma  á  que  nos  referimos  y  cuyo  verdadero  nom- 
bre sería  la  pecera,  no  le  tiene  entre  nosotros  (en 
Guatemala  dicen  Idi  pescadera.)  En  cuanto  á  la  ca- 
sa del  pescado,  como  podría  decir  un  portugués,  ó 
acuario,  como  ya  se  anda  diciendo  en  ese  lenguaje 
científico,  que  entre  nosotros  viene  á  suplir  un 
lenguaje  familiar  inédito,   de   que    nunca   hemos 

querido  usar;  el  acuario  por  acá  se   llama la 

cosa  esa,  lo  mismo  que  otras  muchas  cosas,  que  na- 
die nombra,  temeroso  en  su  instinto  democrático, 
de  que  el  nombre  pueda  parecer  demasiado  noble 
ó  culto,  como  verbigracia  redoma  ó  mucho  más  pe- 
cera, que  eso  ya  sería  aristocrático  y  monárquico. 


444  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

^'Pescado,  según  el  Diccionario  de  Salva,  es  el  de 
comer,  y  pez  el  bravo  ó  que  no  vale  para  ese  obje- 
to. A  un  castellano  viejo,  no  sé  si  humorista  ó 
ignorantista,  le  oí  decir  imperturbable  que  todo 
era  pez  mientras  estaba  en  el  agua,  y  pescado  des- 
pués de  pescado.'' 

Aquí,  como  en  pelo,  pescuezo,  palo,  pellejo,  sólo 
denunciamos  el  uso  abusivo  de  una  sola  palabra, 
la  más  vulgar,  renunciando  por  completo  á  la  otra, 
que  es  además  en  algunos  casos  la  indispensable. 
Así  decimos  también  flojera  por  pereza,  animal 
por  bicho,  barriga  por  vientre,  y  tierra  por  polvo,  lo 
que  ya  constituye  un  verdadero  y  censurable  pro- 
vincialismo. Aun  los  que  menos  lo  sospechamos, 
estamos  tan  impregnados  de  una  vulgar  y  baja  de- 
mocracia, que  creernos  faltar  al  consabido  credo  si 
usamos  de  expresiones,  frases  ó  giros  que  tienen 
algo  de  distinguido.  ¿Quién  se  atreverá  á  decir 
alfarero  hablando  de  adobero,  esto  es,  del  que  hace 
adobes?  En  este  vulgarismo  hay  por  otra  parte 
satisfacción  á  la  exigencia  que  tantas  veces  hemos 
delatado,  de  ver  con  los  ojos  de  la  cara.  En  alfare- 
ro sólo  divisaríamos  á  los  señores  que  se  apellidan 
Alfaro;  al  paso  que  en  adobero  estamos   viendo    el 

adobe.'' 

Petardista. 

Dice  nuestro  célebre  escritor  don  José  Milla, 
que  generalmente  se  da,  entre  nosotros,  á  esa  pa- 
labra un  sentido  más  lato  que  el  que  tiene  por  el 
vocabulario  de  la  lengua.  "Generalmente  se  lla- 
ma j^e¿ar(í^5¿a,  no  sólo  el  que  pide  prestado  con  áni- 
mo de  no  devolver,  sino  á  aquel  que  de  algunas 
otras  maneras,  con  tal  de  que  no  sea  con   un  robo 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  445 

declarado,  se  queda  con  lo  ajeno.  Los  que  andan 
tomando  al  fiado  en  las  tiendas  y  no  satisfacen  el 
precio  de  lo  que  llevan ;  los  que  viviendo  en  casa 
de  hospedaje,  acostumbran  no  pagar  las  pensiones; 
los  que  se  distraen  y  no  cubren  jamás  los  salarios 
á  los  criados  que  les  sirven,  ni  el  valor  de  su  tra- 
bajo, á  los  artesanos  que  emplean,  constituyen 
otras  tantas  variedades  del  petardista,  aun  cuando 
rigurosamente  no  sea  esa  la  calificación  que  mejor 
pudiera  convenirles. 

Peti  pieza. 
Los  que  creen  que  hablar  afrancesadamente  es 
lo  más  culto  y  elegante,  no  es  extraño  que  digan 
peiipíeza,  en  vez  de  saínete,  piececica,  piececilla;  pe- 
ro que  incurran  en  semejante  galicismo  personas 
que  presumen  de  literatas,  es  cosa  que  llam*a  la 
atención.     En  francés  es  petite  piéce  y  no  petipiece, 

Petrimetre. 
No  faltan  quienes  digan  así,  por  petimetre. 

Pico  de  gorrión. 
Es  el  nombre  de  una  fruta  de  los  climas  cálidos, 
muy  acida,  de  color  rosado  la  corteza,  que  contie- 
ne una  especie  de  púa. 

Pie. 

Tratándose  de  árboles  y  plantas,  pie  es  el  tron- 
co del  árbol  y  muchas  veces  el  árbol  entero;  pero 
no  significa  la  parte  de  una  planta  que  se  toma 
para  obtener  otra  semejante.  No  debe,  pues,  de- 
cirse como  nosotros  decirnos,  á  usanza  colombiana 
y  chilena:     ''He  sembrado  un  pieciio   de    rosal," 


446  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

regáleme  unos  cuantos  pies  de  clavel  encarnado." 
Barbados  ó  sierpes,  son  los  renuevos  ó  hijuelos  que 
nacen  de  las  raíces  de  otros  árboles,  á  ma}  or  ó 
menor  distancia  de  sus  troncos;  esqueje,  pimpollo, 
plantón  6  rampollo  es  el  cogollo,  vastago  6  rama 
desgajada;  estaca  es  un  tronco  de  rama  nueva,  ver- 
de y  jugosa,  cortada  por  ambos  extremos  y  á  la 
parte  inferior  ó  raigal  con  una  punta  á  manera  de 
pluma  de  escribir;  acodo  es  un  cogollo,  vastago  6 
rama  que,  sin  separársele  de  la  planta  madre,  se 
le  dobla  y  cubre  de  tierra  y  por  la  porción  soterra- 
da brota  raíces. 

Pie  de  galio. 

Es  una  especie  de  orquídea,  muy  común  en 
nuestros  bosques.  Las  hojas  de  la  parásita  son 
café^  y  lucientes,  y  la  flor  es  una  vara  cubierta  con 
unas  como  púas  con  escamitas  de  color  rojo,  que  se 
parecen  á  los  pies  del  gallo.  Estas  flores  se  usan 
mucho  en  Pascua,  para  adornar  los  retablos  6  na- 
cimientos, junto  con  la  hoja  de  Va,  pacaya. 

También  llaman  por  acá  pie  de  gallo  á  las  arru- 
gas c{ue  se  forman  del  ojo  á  las  sienes,  en  perso- 
nas que  ya  han  pasado  sus  mejores  años.  "Car- 
los advirtió,  una  noche  que  su  novia  le  guiñó  el 
ojo,  cierto  repliegue  del  cutis,  que  fue  muy  poco 
de  su  gusto,  y  dijo  al  salir  de  la  casaá  sus  compa- 
ñeros de  aventura,  que  á  él  le  era  materialmente 
imposible  amar  á  una  mujer  con  ^ie  de  gallo.'' 
(Salomé  Jil. — '^Amores  crónicos/'  página  167,  tomo 

I) 

Piedra  de  moler. 

La  piedra  sobre  que  se  labra  ó  muele  chocolate, 
dice  el  Diccionario  que  se  llama  silleta;  pero  igno- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  447 

ramos  si  sea  de  la  misma  forma  que  la  que  se  ha 
empleado  por  los  indios  desde  las  más  oscuras 
épocas  de  su  historia,  no  sólo  para  moler  el  cacao, 
sino  principalmente  para  transformar  los  granos 
poli^^dricos  del  maíz,  en  una  masa  homogénea  y 
dúctil,  mediante  un  lijero  cocimiento  con  cal  6 
ceniza.  Las  piedras  usadas  por  los  indios  para 
moler  el  maíz  desagregado,  que  ellos  llaman  Ichia- 
malj  tienen  hasta  hoy  la  misma  figura,  y  se  traba- 
jan con  la  misma  materia  que  en  los  tiempos  más 
remotos.  A  essís  piedras  de  moler  llaman  en  Méxi- 
co metates. 

Piedrón. 

Del  latín  petra  sale  el  aumentativo  pedrón,  que 

no    piedrón. 

Piernas  de  freno. 

Así  llaman  generalmente  aquí  y  en  Colombia  á 

las  camas  ó  cambas. 

Pierncizas. 
Pocos  son  los  que  dicen  pernazas,  que   es  como 
se  debe  decir,  en  vez  de  piernazas. 

0 

Pieses. 
Todo  el  que  sepa  algo  de  gramática  dirá  pies. 

Picapica. 
Los  numerosos  pelitos  blancos  que   cubren    las 
tres  especies  de  ese  género  mucana,  al  tocar  el  cu- 
tis producen  una  comezón  vivísima. 

Pichicato. 
Tanto  el  provincialismo  cubano  pechicato,  eumo 
el  nuestro   pichicato,  para  decir  cicatero,  que  es  co- 


448  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

mo  en  español  se  dice,  son  una  corrupción  del  it'd- 
lisino  pizzicato.  También  usan  mucho  en  Guate- 
mala la  palabra  pichicateria,  en  vez  de  miseria,  pe- 
quenez. 

''De  Gucuxques  pichicatos, 
Devorados  por  el  ansia 
De  enriquecerse  á  tu  costa, 
Ponerte  sabes  en  guardia." 

(F.  Rivera  Maestre.) 
Picholear. 

Es  provincialismo  chileno,  que  significa  zambra, 
jolgorio.  Entre  nosotros  se  toma  como  sinónimo 
de  ganar  con  ardid  en  el  juego  ó  escamotear  á  al- 
guno. 

Pied  recita. 

El  diminutivo  de  piedra  es  piedrita. 

Pijije. 

Es  una  ave  acuática,  de  las  márgenes  de  los  ríos 
Bendrocyqua  autumnalis. 

Pila. 

''El  aparato — dice  el  autor  del  Diccionario  de 
chilenismos — que  en  plazas,  paseos  ó  jardines  da 
salida  al  agua  conducida  por  cañerías,  y  que  se 
compone  las  más  de  las  veces  de  alguna  estatua  y 
de  uno  ó  varios  pilones,  no  se  llama  como  noso- 
tros acostumbramos,  pila,  sino  fuente,  según  lo 
comprueban  los  ejemplos  que  van  en  seguida: 

"Acullá  ve  una  Sirúñciossi  fuente  de  jaspe  varia- 
do y  de  liso  mármol  compuesta."  (Cervantes. — 
Quijote.) 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  449 

Aquella  haUUhnn,  fuente  de  lapislázuli  y  alabas- 
tro es  la  del  Bueu  Suceso  eu  donde,  como  en  plei- 
to do  acreedores,  están  los  aguadores  {no  aguate- 
ros) gallegos  y  coritos  gozando  de  sus  antelaciones 
para  henchir  de  agua  sus  cántaros."  (Guevara. — 
Diablo  Cojuelo.) 

"Delante  de  lá  iglesia  hay  un  terraplén  que  da 
vuelta,  y  por  cuyo  costado  se  puede  asomar  el  que 
lo  pasea,  y  ver  unB.fue7ite  con  su  pilón  que  se  apo- 
ya en  el  muro,  etc.  (Fernán  Caballero. — La 
Estrella  de  Va7idalia.) 

*'Un  caballo  es  otra  cosa. — Allí  se  ha  estado  des- 
de 1821  hasta  1870,  con  la  cara  hacia  la  catedral 
y  las  ancas  hacia  la  antigua  audiencia,  viendo  co- 
rrer el  agua  de  la  fuente,  ocupación  á  que  son  da- 
dos todos  los  tristes.  Después  de  haber  visto,  allá 
en  mejores  días,  la  jura  de  Fernando  VII,  tan 
pomposamente  descrita  por  el  Alférez  Real  don 
Antonio  Juarros,  presenció  la  zambra  del  15  de 
septiembre  de  1821,  y  abandonado  de  su  caballe- 
ro, ha  tenido  que  ser  en  los  últimos  cuarenta  y 
nueve  años,  testigo  mudo  de  tantas  trifulcas,  que 
no  sé  como  no  se  ha  echado  de  bruces  en  el  agua 
que  tiene  á  sus  pies  y  ahogádose  para  no  ver  más. 
(José  Milla. — El  caballo  de  Carlos  IV. — "Libro  sin 
nombre,"  página  192.) 

El  Diccionario  español  de  Terreros  es  el  que 
mejor  define  el  provincialismo  de  que  tratamos. 
"Pila,  dice  llaman  en  el  reino  del  Perú  á  toda  una 
fuente  con  sus  tazas." 

Pero  como  todo  tiene  en  este  mundo  sus  parti- 
darios, no  es  de  extrañar  que  el  autor  de  la  obrita 
"Orígenes  del  Lenguaje  Criollo"  diga  que,  aunque 


450  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

en  España  se  dice,  fuente,  no  hay  duda  de  que  la 
palabra  j9^/a,  preferida  en  criollo,  no  sólo  es  casti- 
za, sino  más  propia.  Fuente  no  es  más  que  un 
manantial,  surtidor,  masa  de  agua  en  movimiento. 
Pila  es  el  recipiente  arquitectónico  de  la  fuente; 
la  construcción  ya  sencilla,  ya  monumental  en 
que  se  recibe  el  agua. 

"Y  dentro  de  los  patios  sus  pilas  de  agua,  traí- 
da de  otra  parte,  por  caños,  para  el  servicio  de  las 
casas."  (Francisco  de  Jerez. — La  Conquista  del 
Perú,  Sevilla  1534.) 

''Viene  á  dar  (el  agua)  á  la  plaza  ó  mercado  de 
San  Juan,  en  medio  de  la  cual  está  una  hermosa 
y  deleitosa  j9^7a."  (Torquemada. — Monarquía  In- 
diana L,  3,  C.  20.) 

''Beben  la  que  de  un  árbol  se  destila  en  una 
bien  labrada  y  ancha  pila.  (Ercilla. — La  Arauca- 
na C.'JI.) 

Pilguanejo. 

Es  un  provincialismo  que  quiere  decir:  "un 
hombre  insignificante,  un  cualquiera,  un  petate." 

Pilixte. 

A  todo  lo  que  es  raquítico  ó  pequeño  1  lámanle 
con  esa  voz  indígena. 

Piloyes. 

Son  unas  habichuelas  grandes  de  diversos  colo- 
res, pues  hay  piloyes  blancos,  negros,  colorados, 
amarillos,  color  de  rosa,  morados  y  pintos;  Esa 
legumbre  es  comestible  y  sirve  para  diversos  jue- 
gos de  niños.  A  ]os  piloyes  que  tienen  aplanados 
los  extremos  y  que  pueden  detenerse  sobre  uno  de 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  451 

ellos  al  ponerlos  en  el  suelo,  dan  el  nombre  de  ti- 
cos.    Los  indios  llaman  ixtapacal  á  \os  piloyes. 

Pinineo. 

No  sólo  en  Guatemala  han  corrompido    la    voz 

pigmeo,  d\c\em\o  pinÍ7ieo,  que  también    en  el  Perú 

y  en  otras  repúblicas  hispano-americanas    se  oye 

mucho  entre  el  vulgo  aquella  palabra  adulterada. 

PinoL 
En  M^'xico  WñmsLU  pinole  y  Siquí  pinol,  á  la  hari- 
na de  maíz  con  azúcar;  que  los  peruanos  denomi- 
nan wñrUrn:  que  eu  quechua  es  liacu  y  en  Tacna 
pito. 

Pintorreteado. 

En  castellano  existe  el  verbo  pintorrear,  man- 
char de  varios  colores  y  sin  arte  alguna  cosa;  pero 
no  pintorretear,  ni  pintorreteado. 

Pina. 
PVuta  amei'icana  {Bromelia  ananas,)  de  la  cual 
hizo  Oviedo,  en  la  Historia  Natíiral  de  las  Lidias, 
la  siguiente  pintoresca  descripción:  "Hay  una 
fruta  que  le  llaman  pina,  que  nace  en  una  planta 
como  el  cardo,  á  manera  de  las  zaviras  de  muchas 
pencas y  huele  esta  fruta  mejor  que  meloco- 
tones, y  toda  la  casa  huele  por  una  ó  dos  de  ellas, 
y  es  tan  suave  fruta  que  creo  que  es  una  de  las 
mejores  del  mundo,  y  de  más  lindo  y  suave  sabor 
y  vista,  y  parece  en  el  gusto  como  melocotonc.'s, 
que  mucho  sabor  tengan  de  duraznos,  y  es  carno- 
sa como  el  durazno,  salvo  que  tiene  briznas  como 
cardo,  pero  muy  sutiles;  pero  es  dañosa  cuando  se 
continúa  á  comer  para  los  dientes,  y  es    niuv    /u- 


452  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

mosa,  y  en  algunas  partes  los  indios  hacen  vino 
de  ellas  {chicha)  y  es  bueno  y  son  tan  sanas,  que 
se  dan  á  dolientes,  y  les  abre  mucho  el  apetito  á 
los  que  tienen  hastío  y  perdida  la  gana  de  comer." 
Pero  aunque  la  pina  sea  fruta  americana,  como 
su  nombre  figui'a  en  los  diccionarios,  como  sinó- 
nimo de  anana,  no  habríamos  dicho  nada  de  ella, 
si  no  fuera  que  la  palabra  j9Í7ia  significa  también 
el  chicharrón  á^X  ceráo.  ¡U n2i pina  de  chicharrón ! 
no  es  por  cierto  vianda  de  desdeñarse. 

Pina  anona. 

Sabrosa  fruta  de  nuestras  costas;  de  la  familia 
de  la  chirimoya. 

Piñuela. 

La  piñuela  {Bromelia  piñuela)  es  el  tipo  genéri- 
co más  conocido  de  la  familia  de  las  bromeliáceas; 
hasta  hoy  sólo  se  emplean  en  cercas.  Guando  flo- 
rece, toman  sus  hojas  un  color  vivo  rojo  y  forma 
la  flor  una  especie  ovoide  de  un  blanco  rosado,  con 
un  tallo  de  25  centímetros  poco  más  ó  menos.  El 
fruto  es  muy  agridulce  y  refrescante.  Los  reto- 
ños tiernos  son  comestibles  y  les  llaman  mutas  ó 
mótales.  \ 

Piojero. 

No  debe  decirse  piojero,  pulguero,  sino  pulguera, 
piojera. 

Pión. 

Así  pronuncian  muchos,  en  vez  de  peón. 

Pipiripao. 

Revesadamente  usamos  esta  palabra  cuando  de- 
cimos que  las  comidas,   bailes,    obras   ó   discursos 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  453 

son  de  pipiripao,  de  escasa  importancia,  insignifi- 
caiite^s;  pues  ella  signica  lo  contrario  de  lo  que  da- 
mos á  entender.  ''Pipiripao— Convite  expléndi- 
do  y  magníHco,"  dice  el  Diccionario  de  la  Aca- 
demia. 

Piquetazo. 
Debe  decirse  picotazo,  y  no  piquetazo;  y  si  se 
quiere  hablar  con  propiedad  apliqúese  sólo  al  gol- 
pe que  dan  las  aves  con  el  pico,  pues  en  otros  ca- 
sos sería  preferible  punzada.  No  obstante,  dícese 
de  la  culebra  que  pica  ó  que  muerde:  de  ambos  mo- 
dos lo  hallamos  en  los  clásicos. 

Pirinola. 
El  vulgo  dice  por  acá  y  muchos  que  no  son  vul- 
go, pirinola,  chiminea,  indilgar,  infriar,  por  peri- 
nola, chimenea,  endilgar,  enfriar;  pero  tales  corrup- 
ciones se  usan  también  en  España,  aldec-r  de  don 
Manuel  Torrijos,  en  su  Arte  de  hablar. 

Pirú. 
Árbol  hermosísimo,  al  cual  aludió  nuestro  poe- 
ta don  Juan  Diéguez  cuando  dijo: 

i  Oh  canta,  canta  entre  la  amiga  copa 
Del  ancho  amate  ó  del  pirú  vetusto, 
Que  en  dulce  unión  sus  ramas  entrelazan, 
Y  sombra  dan  á  nuestro  albergue  rustico. 

Pisco. 
Nombre  genérico  del  aguardiente  de  uva  (¡ue  se 
elabora  en  las  haciendas   comarcanas   á    Pisco,  y 
que  es  uno  de  los  mejores  del  mundo,  émulo   del 
comiteco  y  del  San  Jerónimo. 


454  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Piscolabis. 

Salva  trae  este  vocablo,  en  su  Diccionario,  y  lo 
describe  como  familiar  por  tente  en  pié.  En  la  12^ 
edición  del  de  la  Academia  se  dice  que  piscolabis 
es  de  formación  caprichosa,  y  que  significa  ^'lige- 
ra  refacción  que  se  toma,  no  tanto  por  necesidad, 
como  por  ocasión  ó  por  regalo."  Don  Pedro  Paz 
Soldán  y  Unánue,  como  buen  peruano,  opina  que 
])isGO  no  puede  ser  más  que  la  palabra  indígena, 
que  en  general  significa  pájaro,  y  por  el  nombre 
del  puerto  que  lo  exporta,  un  afamado  aguardien- 
te; mientras  que  la  última  parte  lahis,  delata  uno 
de  esos  términos  macarrónicos  ó  de  latín  paródico, 
que  no  escasean  en  castellano,  como  in  puribuSj 
agilis,  mogilis. 

Mas  sea  de  todo  eso  lo  que  quiera,  piscolabis^ 
apenas  lo  hemos  oído  decir  por  acá  familiarmen- 
te, para  significar  ^isto^   mosca,  ó  sea  dinero. 

Pisgote. 

A  un  ente  despreciable,  cualquier  cosa,  llaman- 
le  pisgote. 

Pito. 

Árbol  perteneciente  á  las  leguminosas,  del  gé- 
nero Erithrina  corallodendrum,  de  5  á  6  metros  de 
altura,  con  unas  flores  cuya  corola  monopétala  tie- 
ne la  forma  de  un  sable,  y  el  color  rojo  subido;  de 
donde  recibe  también  el  nombre  de  machetillo. 

En  buen  español,  tocar  el  pito,  es  pitar^  que  no 
pitear,  como  muchos  dicen.  Pitar  dicen  vulgar- 
mente en  Sud-América  por  fumar. 

Pisporra. 
A  las  berrugas  grandes,  dícenles  aquí  pisporras. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  455 

Pisón. 

Fmm  es  el  instrumento    con  que  se    pisa;    pero 
no  el  acto  de  pisar,  ó  sea  ¡nsotón,    y  no  pisoteón,  al 
•  decir  de  algunos. 

Pisto. 

Entre  los  guatemalismos  más  usados  ninguno 
hay  que  tanto  prive  como  pisto;  porque  piáki pisto 
la  beldad  (pie  nos  enamora,  el  patrón  que  nos  co- 
l)ra,  la  mujer  con  la  cual  nos  casamos,  los  chiqui- 
llos con  que  nos  favoreció  el  cielo;  todos  quieren 
pisto. 

Empero,  no  se  crea  que  el  pisto  que  quieren  to- 
dos, es  aquel  caldo  de  gallina  ó  de  perdiz,  aquella 
sustancia  que  se  exprime  de  la  carne  de  esas  aves; 
no,  ese  es  el  pisto  del  Diccionario  de  la  lengua:  el 
que  tanto  se  codicia  por  acá  es  aquel  poderoso  ca- 
ballero, aquella  doña  blanca,  que  hace  pulular  y 
bullir  á  los  hombres  en  las  grandes  ciudades  y  en- 
corvarse a  los  que,  en  las  eras,  lo  buscan  con  afán; 
en  una  palabra  e\  pisto,  es  el  dios  del  siglo  XIX, 
es  el  dinero. 

"Pidan  lo  que  se  les  antoje,  cada  uno  es  dueño 
de  lo  suyo,  y  á  bien  que  tu  pisto  te  cuesta  y  á  na- 
die le  debemos  nada'.  Contimás  que  yo  oí  decir  el 
otro  día  á  un  señor  que  todos  somos  iguales  y  que 
ya  van  á  nombrar  á  los  artesanos  para  que  vayan 
al  Cabildo."  (Salomé  Jil— La  Capa. — Cuadros 
de  Costumbres;    tomo  II,  página  147.) 

También  se  usa  el  diminutivo  pistill o. 

Pistón. 
Así  llaman  comunmente,  entre  nosotros,  á  una 
tortilla  gruesa  de  maíz. 


456  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

También  llaman  ^pistón  ó  corneta  pistón  el  instru- 
mento músico  que  en  francés  es  carnet  ápiston  y  en 
español  corneta  de  pistón. 

Pitahaya. 

Es  el  cactus  pitaiaya  de  Linneo,  que  produce 
uña  fruta  que  lleva  el  mismo  nombre,  da  un  color 
entre  morado  y  rojo  vivísimo,  con  pepitas  muy 
pequeñas  y  negras.  Esa  hermosa  fruta  es  algo 
laxante  y  emoliente. 

Cuando  nuestro  poeta  Diéguez  describe  con  ini- 
mitable belleza  las  Tardes  de  Abril,  en  versos  lin- 
dísimos, dice: 

''Cuájanse  los  cafetos  de  jazmines. 
De  escarlata  el  granado  se  salpica, 
La  pasionaria  de  verdor  tan  rica 
Tiende  á  Flora  fresquísimo  dosel: 

Y  la  columna  del  esbelto  dátil 
Tapiza  la  pitahaya  trepadora; 
Con  lujosos  florones  la  decora, 
Pendientes  del  crinado  capitel." 

Pita. 

Los  Diccionarios,  al  propio  tiempo  que  advier- 
ten que  es  palabra  americana,  describen  bajo  su 
nombre  una  planta  que  aseguran  ser  oriunda  de 
México,  probablemente  elmagitey  {agave  america- 
na) que  crece  espontáneamente  en  muchas  comar- 
cas áridas  y  areniscas;  tiene  flores  amarillas  en 
hacecillos  derechos  con  los  estambres  dos  veces 
más  largos  que  la  corola.  Las  hojas  del  agave  son 
grandes,  duras,  carnudas,  de  un  verde  oscuro,  con 
sus  bordes  guarnecidos  de  espinas  y  terminadas 
en  una  larga  pica  aguda. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  457 

Los  |)hintíos  del  maguey  remontan  á  la  más  re- 
mota antigüedad  en  México,  y  constituyen  una 
gran  riqueza  en  Yucatán.  De  esa  planta  sacan  la 
bebida  úenominsLási  pulque  y  de  la  fibra  de  las  ho- 
jas sale  una  sustancia  filamentosa,  de  una  fuerza 
considerable,  llamada  ¡oita,  que  puede  reemplazar 
con  mucha  ventaja  el  cáñamo  de  Asia.  Además 
destilan  un  rico  aguardiente  del  maguey  que  lla- 
man Mexical  ó  Mezcal. 

La  pita  floja  es  el  producto  filamentoso  de  la 
Furcroya  gigantea,  que  crece  en  varios  puntos  de  la 
zona  cálida,  particularmente  en  la  Verapaz. 

La  significación  de  la  palabra  pita  es  aún  más 
extensa  entre  nosotros:  la  toman  por  todo  hilo  ó 
hebra  fuerte,  auque  no  sea  de  las  plantas  textiles 
áescriias:  ^^ enredarse  en  sus  propias  pitas' ^  es  caer 
alguno  en  su  propia  red:  ¡ea  pitas!  exclamación 
vulgar  de  sorpresa,  '^ echar  pita,''  quiere  decir  ''re- 
gañar, echar  ternos." 

Pito  reaL 
Ave  de  canto  armonioso,    que  endulza  el    oído 
con  la  melodía  de  sus  tonos.  Es  el  Myiadestes  uni- 
color (Sclater)  congénere  del  guardabarrano  y  veci- 
no del  censontle. 

Pico  de  navaja. 

Así  llaman  en  algunos  pueblos  del  Oriente  de 
Guatemala  y  en  la  República  del  Salvador  á  unos 
pájaros  de  mediano  tamaño,  que  generalmente  se 
conocen  con  el  nombre  de  cucharones,  notables  por 
su  gran  pico.  Hay  tres  especies,  que  son :  Ram- 
phastus  carinatus,  Lin.,  Pteroglossus  torquatus,  Gm., 
y  Aulacoramphus  prasinus,  Wagl. 


458  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Pizote. 

Es  el  Nasua  nasica  de  Linneo.  Es  un  mamífe- 
ro uii  poco  más  grande  que  un  gato,  que  anda  por 
lo  común  en  manadas  de  diez  á  quince  individuos. 
Suele  haber  algunos  machos  que  viven  aislados,  y 
les  dicen  pizotes  solos.  El  nombre  vulgar  pizote  lo 
aplican,  por  extensión,  al  bobo,  loco  ó  tonto. 

Pizpicigaña. 

El  juego  con  que  se  divierten  los  muchachos, 
pellizcándose  suavemente  en  las  manos,  se  llama 
pizpirigaña,  y  no  pizpicigaña,  como  dicen  por  acá. 

Planazo. 

El  golpe  dado  de  plano  con  la  espada,  que  en 
Hispano  América  se  conoce  con  el  nombre  de  pla- 
nazo, es  en  español  cintarazo  ó  cimbronazo. 

Planchar. 

Se  puede  decir  así,  lo  mismo  que  aplanchar. 

Planchado. 

Así  llaman  entre  nosotros  al  que  va  muy  empe- 
rejilado, peripuesto,  ó  elegante.  En  el  Verú  plan- 
chado es  sin  Manca,  sin  dinero. 

Plantas. 

'^ Echar  plantas,'^  por  usar  amenazas  ó  gastar 
bravatas,  es  locución  castiza;  pero  no  creemos  que 
lo  sea  la  de  ^^hacer  plantas,^^  por  aparentar  alguno 
que  va  á  hacer  alguna  cosa,  del  cual  se  dice  por 
acá  que  es  un  plantista. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  459 

Plantarse. 
Plantarse  6   ponerse  uno  plantado,  significa  en 
nuestro  modo  de  hablar,  acicalarse,  emperejilarse, 
ponerse  bien  vestido. 

Plata. 

En  toda  la  América  Española  se  usa,  provin- 
cial mente,  según  Salva,  la  palabra  ^toa,  por  dine- 
ro; pero  la  verdades,  con  perdón  del  filólogo,  que 
en  España  no  ha  faltado  quien  diga  lo  mismo. 
(Don  Ramón  de  la  Cruz. — Él  Buen  Casero.)  La 
voz  plata,  en  el  sentido  de  dinero  es  de  antiguo 
uso  en  toda  la  América,  y  no  envuelve  un  galicis- 
mo como  pudiera  presumirse,  atendiendo  a  que  el 
argent  frfincés,  significa  no  sólo  plata,  sino  tam- 
bién dinero.  No  es  tan  espurio  el  vocablo,  antes 
al  contrario,  tiene  legítimo  y  noble  abolengo.  (>on 
efecto,  el  tan  limpio  como  reverenciado  metal  de 
plata,  corría  en  los  siglos  pasados  con  tal  abun- 
dancia en  las  Indias,  que  llegó  á  ser  considerado 
como  el  único  representante  del  dinero.  De  ahí 
la  sinonimia  _ptoa  y  (¿mero.  ''Publicóse  con  ver- 
dad, decía  el  virey  del  Perú  marqués  de  Montes- 
claros,  que  sobraban  tanto  las  riquezas  en  él  (en  el 
Perú)  que  se  tenía  por  más  fácil  y  barato  armar 
los  hombres  y  herrar  los  caballos  de  plata  que  no 
de  hierro."  Y  Antonio  León  Pineda  asevera  que, 
de  América  á  España  suponiendo  que  haya  dos 
mil  leguas,  hubiera  podido  hacerse  un  camino  de 
plata  (con  sólo  lo  que  han  dado  las  Lidias)  (íe  ca- 
torce varas  de  ancho  y  cuatro  dedos  de  espesor.'' 

Plataforma. 
Es  voz  que  se  usa  en   lo   militar,    hablando   de 
fortificaciones,  para  designar  el  fuerte  que   se  le- 


460  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

vanta  sobre  el  terraplén  de  la  plaza  ó  de  la  mura- 
lla; pero  nosotros  lo  usamos  malamente  por  tribu- 
na ó  tablado. 

Platudo. 

Desde  la  Argentina  hasta  México,  llaman  pla- 
tudo al  adinerado  ó  dineroso. 

Platal. 
Platal  es  en  buen  castellano  dinero  ó  caudal. 

Plátano. 

Escusado  parece  decir  que  figura  ha  tiempo  en 
el  Diccionario  la  Musa  paradisiaca,  Musa  sapien- 
tium,  Musa  discolor,  Musa  africana,  etc.  ^íi  habla- 
ríamos aquí  de  esa  planta  ''gloria  de  América,  ri- 
queza de  sus  hijos,  hermosura  de  la  tierra,"  como 
la  llamaba  el  sabio  Valle,  si  no  fuera  que  provin- 
cialmente  dícenle  plátano,  al  hombre  flojo,  cobar- 
de; al  infeliz  que  vino  al  mundo  para  soportar  re- 
signado las  flaquezas  de  los  prójimos Plátanos 

en  gloria  es  el  nombre  de  un  manjar  hecho  en  pe- 
pitoria y  otros  condimentos,  á  los  cuales  sirve  de 
base  el  banano. 

Platanillo. 

Es  una  planta  que  se  usa  como  el  cuaja  tinta  ó 
el  tihuilote,  para  producir  el  precipitado  del  añil 
en  las  pilas. 

Platanar. 

El  sitio  poblado  de  plátanos  {Musa  paradisiaca) 
se  llRma,  platanar]  pero  no  el  árbol  del  plátano,  co- 
mo por  acá  se  dice.  Ese  árbol  pudiera  llamarse 
bananal  ó  platanal,  voces  que  aún  no  registra  el 
Diccionario  de  la  Academia;  pero   que   las  halla- 


PROVINCIALISMOS   BE   GUATEMALA  461 

mos  en  las  anotaciones  á  la  oda  de  Bello  ''A  la 
Agricultura  de  la  Zona  Tórrida,''  {América  Litera- 
ria por  Francisco  Lagomaggiore;  tomo  I,  pági- 
na 532.) 

El  nombre  que  le  dan  en  España  es  el  platanero, 
como  puede  verse  en  las  adiciones  á  la  obra  de 
Herravíi  Agricultura  general,  en  donde  se  dice:  ''El 
árbol  conocido  con  el  nombre  de  platanero  ó  plá- 
tano de  América,  higuero  de  Adán  etc.,  así  como 
la  especie  llamada  por  el  vulgo  bananos  ó  banane- 
ro {Musa  sapientium)  son  originales  de  las  Indias 
Orientales."    (Tomo  II,  página  457.) 

Platón. 
Juzgando  muy  apropiado  á  nuestro  modo  de 
hablar  lo  que  dice  don  Rufino  J.  Cuervo  en  El 
Lenguaje  Bogotano  acerca  de  esa  palabra,  lo  copia- 
mos á  seguida:  ''Nuestras  bandejas,  son  en  caste- 
llano/?¿e7if  es,  nuestros  charoles  son  bandejas,  y 
nuestros  plafones  son  aljofainas,  jofainas  6  almo- 

fimr 

Plomo. 

El  p/omo  dicen  aquí  por  la  plomada,  y  llaman 
también  plomo  6  plomoso  al  que  es  antipático,  mo- 
lesto, enfadoso,  impertinente  6  pesado.  En  Costa  Ri- 
ca le  dicen  hígado. 

Plus  cafó. 

Del  francés  pousse  café  (empuja  café)  hemos  to- 
mado el  plus  café,  que  son  esos  licorcillos  que  se 
toman  después  del  café. 

Poblar. 
Hemos  oído  más  de  una  vez  decir  que  se  pable 
en  vez  de  que  se  pueble,  que  es  cono  debe  decirse. 


462  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Poblano. 

Aquello  que  es  propio  y  característico  del  pue- 
blo: lo  que  llaman  los  españoles  lugareño^  aldeano^ 
campesino. 

''¡Se  ha  divertido  usted  mucho!  me  dijo  el  po- 
bla7to,  con  admirable  candidez.  jOh  sí,  le  contes- 
té, tanto  que  no  lo  olvidaré  en  toda  mi  vida." 
(Salomé  Jil. — Cuadros  de  Costumbres;  tomo  I,  pá- 
gina 87.) 

PociUo. 

''Los  andaluces  suelen  nombrar  pocilio  (del  la- 
tín pocillum)  á  la  jicara  en  que  se  toma  el  choco- 
late, é  indudablemente  de  ellos  heredamos  nosotros 
ese  vocablo.  Aunque  no  es  puro  castellano,  sería 
pasadero  su  uso;  pero  trocarlo  en  pozuelo,  diminu- 
tivo de  pozo,  es  garrafal  desacierto.  Muchos  me- 
lindrosos creerán  que  la  woz  jicara  es  baja,  pero  se 
equivocan,  porque  puede  campear  aun  en  la  poe- 
sía elevada;  si  acudimos  al  americanismo  él  nos 
aconsejará  la  preferencia  de  jicara,  voz  americana 
ú,  pocilio,  voz  de  añejo  origen."  Hasta  aquí  copia- 
mos al  erudito  Cuervo,  por  ser  cuanto  dice  muy 
aplicable  á  Guatemaia.  Por  lo  demás,  el  Diccio- 
nario da  Si  pocilio  la  significación  de  tinaja  ó  vasi- 
ja empotrada  en  la  tierra  para  recoger  un  licor;  y 
como  provincialismo  peculiar  de  Andalucía,  la  de 
jicara  de  tomar  chocolate. 

Poder. 

''Me  puede  mucho  lo  que  hace  conmigo  Pedro;" 
"á  todos  les  j9ue(fe  que  no  les  haga  caso;  me  pudo 
mucho  que  no  me  pagara."  Estas  locuciones  y 
otras  muchas  análogas,  en  las  que  el   verbo  poder 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  463 

está  como  sinónimo  de  disgustar,  son  locuciones 
que  usan  mucho  nuestros  paisanos.  El  poeta  gua- 
temalteco don  F.  Rivera  Maestre,  en  su  graciosa 
epístola,  llena  de  provincialismos,  que  dirigió  á 
Guatemala,  desde  Madrid,  le  dice: 

De  tus  grandes  novedades 
Las  habrá  que  me  complazcan; 
Sólo  tu  nombre  me  puede 
De  todas  tus  antiguallas. 
No  supo  lo  que  se  dijo 
Quien  te  puso  Guatemala, 
Decir  debió  Guatebuena, 
Si  es  que  el  guate  le  cuadraba.'' 

Polco, 
a  no  se  usa  tanto  como  antes  la  palabra  yolco; 
para  designar  á  la  gente  de  medio  pelo,  cuando  se 
acicalaba  un  poco. 

Policía. 

El  llamar  ^oZicía  á  un  agente  del  orden  público, 
más  que  provincialismo  nuestro  es  barbarismo  de 
muchas  regiones  de  la  América  Española.  Causa 
admiración,  dice  Cuervo,  el  considerar  como  se 
han  introducido  ciertos  abusos:  ¿donde  tenían  la 
cabeza  los  primeros  que  llamaron  'policías  á  los 
agentes  de  policía,  corchetes  y  alguaciles?  Para 
poner  esto  en  su  puesto,  pondérese  cuánto  se  ex- 
trañaría que  se  dijese  un  tropa  en  lugar  de  un  50/- 
dado. 

En  Guatemala  no  es  de  la  gente  zafia  eso  de  lla- 
mar po/icía  al  agente  del  orden  público;  con  raras 
excepciones,  todos  dicen  así,  hasta  algunos  perio- 
distas que  abundan  en  liberalidad  de  decir  dispa- 
rates. 


464  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

Poligamia. 
Dígase  poligamia,  bigamia  y  no  como    acentúan 
generalmente  poligamia,  bigamia. 

Polígloto. 
¿Quién  no  dice  poligloto ,  con  acento  en  la  i,  pa- 
ra designar  lo  escrito  en  varias  lenguas  ó  la  perso- 
na que  las  sabe?     Pues  es  poligloto  en  buen  caste- 
llano. 

Pólipo. 

Debe  decirse  pólipos,  que  no  pólipos. 

Pol  vadera. 

Muchos  adulteran  las  palabras  polvareda  6  hu- 
mareda, convirtiéndolas  en  polvadera  y  humadera. 
Antiguamente  deciase  polvareda  como  puede  verse 
en  el  siguiente  pasaje  del  Diablo  Cojuelo,  de  don 
Luis  Velez  de  Guevara:  ^'esparciendo  toda  esta 
máquina  confusa  una,  polvareda  espantosa,  en  cu- 
yo vasto  piélago  se  anegó  toda  esta  confusión,  lle- 
gando el  dia;  que  fué  mucho  no  se  perdiera  el  sol 
con  la  grande  polvareda,'^ 

Pollera. 

Antiguamente  llamaban  ^^oí/era  á  un  vestido  de 
terciopelo  ó  raso,  que  usaban  las  damas  en  los 
dias  festivos,  tomando  ese  nombre  quizá  del  brial 
ó  guardapiés,  que  también  llamaban  en  España 
pollera.  Hoy  sólo  denominan  asi  á  unos  canastos 
largos  eñ  que  se  trasportan  pollos. 

Poncho. 
La  manta  cuadrangular  de  tela  buena  de   lana, 
se  \\2imsi  poncho  (del  araucano  pontho).    Se  usa  en 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  465 

toda  la  América  española  y  se  conoce  con  dicho 
nombre,  excepción  hecha  de  Colombia,  en  donde 
le  llaman  ruana.  La  Academia  ha  adoptado  ya 
el  nombre  poncho  y  en  su  Diccionario,  diciendo  que 
es  sayo  ó  capote  sin  mangas  y  con  una  abertura. 

Ponérsela. 
Refiriéndose  á  mona,  tuna,  mica  ó  jáquima-,  'po- 
nérsela, denota  una  borrachera:    "Pedro  es  bueno; 
pero  se  las /)o/ie  muyamenudo,"  quiere   decir  que 
86  embriaga  con  frecuencia. 

Popelina. 
Como  derivado  de  papel,  debe  ser  papelina  y  no 
popelina,  como  dicen  los  tenderos  y  las  costureras. 

Porción. 
Cuando  oímos  exclamar  á  alguno:     ''Tengo  que 
decirte  ^ma  porción  de  cosas,"   no  censuramos    la 
frase  como  viciosa;  pero  sí  cuando  dicen    xm  por- 
ción. 

Porciúncula. 

En  punto  á  criadas,  decía  el  festivo  Salomé  Jil, 
que  su  casa  se  había  convertido  en  un  jubileo  de 
porciúncula.     {Cuadros  de  Costumbres;  página  165, 

tomo  II.) 

Por  cuanto  que. 

Un  amigo  mío,  era  muy  dado  al  uso  del  ^or 
cuanto,  como  que  sin  él  no  pueden  pasarla  los  tin- 
terillos y  pleitistas;  pero  es  el  caso  que  una  vez, 
en  amorosa  epístola,  escribió  mi  consabido  amigo: 
''La  adoro,  ángel  de  amor,  por  cua7ito  que  es  el  do- 
rado sueño  de  mis  auríferas   ilusiones,"   etc.     So- 


466  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ñando  debiera  de  estar  quien  encajara  el  por  cuan- 
to de  ese  modo,  y  más  con  el  que,  á  guisa  de  los 
que  dicen:  '^por  cuanto  que,  vistas avibas partes,  etc. 
El  j9or  cuanto  no  lleva  ni  que  ni  á,  ni  nada  de  lo 
que  le  ponía  mi  amigo  el  enamorado. 

Por  tu  linda  cara. 

Locución  que  vulgarmente  usan  por  acá,  para 
decir  que  una  cosa  se  hace  de  valde,  gratis,  por 
complacer  á  alguno.  "Por  tu  linda  cara,  querés 
que  uno  te  sirva." 

Por  razón  á  que. 

Por  razón  de  que,  es  lo  correcto. 

Portafolio. 
Dígase  de  un  Ministro  que  tiene  cartera;  pero 
no  portafolio,  pues  cartera,  es  palabra  de  cuño  legí- 
timo, aunque  materialmente  no  lleven  cartera  los 
Ministros,  como  creyó  que  la  necesitaban,  hace 
mucho  tiempo,  aquel  buen  señor  don  Melitón, 
cuando  lo  nombraron  "Secretario  de  Hacienda  y 
Crédito  Público,"  y  entró  al  despacho  ruborizán- 
dose y  pidiendo  al  Subsecretario  la   cartera. 

Porra. 
En  el  Perú  dicen  también,  como  se  oye  por  acá, 
echar  6  mandar  á  alguno  a  la  porra,    por   echar   ó 
mandar  á  paseo. 

Potrero. 
En  la  República  Argentina  y  en  Chile,  Bolivia, 
Perú,  México  y  Guatemala,  llaman  potrero  á  los  re- 
cintos más  ó  menos  grandes  y  bien  cerrados,  que 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  467 

se  destinan  en  las  haciendas  á  la  crianza   de  los 
ganados. 

El  equivalente  español  de  potrero,  en  tal  acep- 
ción, e^  potril  6  dehesa;  porque  potrero,  en  castella- 
no, es  el  que  cuida  de  los  potros,  si  bien  se  hace 
preciso  advertir  que  ya  el  Diccionario  de  la  Aca- 
demia, en  la  última  edición  dice  que  potrero  es  el 
sitio  destinado  á  la  cría  y  pasto  de  ganado  caba- 
llar. 

Nuestro  fabulista  Goyena,  dijo: 

"Al  potrero  de  Corona 
Fui  una  tarde  por  paseo, 
Que  hasta  un  caballo,  si  piensa, 
Se  divierte  en  un  potrero. 

Potriar. 
Patriar  es  un  verbo  de  formación  y   uso   vulgar 
-que  significa  dar  á  alguno  una  zurra,    soba  ó   so- 
barbada. 

Prececto. 
Así  pronuncian  muchos,  en  vez  de  precepto. 

PrencipaL 
No  sólo  aquí,  sino  también    en    España,    dicen 
muchos  prencipal  por  principal,  según  asegura  don 
Manuel  Torrijos  en  su  Arte  de  Hablar  (1885.) 

Prendedor. 
El  Diccionario  dice  que  prendedor  es  el  que 
prende;  pero  no  tiene  la  acepción  de  alfiler  de  cor- 
bata, como  dicen  en  Madrid,  ni  llaman  prendedor 
por  allá,  al  que  usan  las  señoras  y  que  suele  ser 
más  ó  menos  valioso. 


468  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

'^En  la  pechera  de  su  camisa  un  alfiler  cuyos 
brillantes  estaban  medio  dormidos.  (F.  Caballe- 
ro.— Clemencia.) 

Prespectiva. 

Muchos  dicen  así,  en  vez  de  ^perspectiva;  y  pres- 
picaz  en  lugar  de  perspicaz. 

Presupuestar. 

En  muchos  países  españoles  se  ha  introducido 
el  verbo  presupuestar,  que  como  dice  Paz  Soldán  y 
Unánue,  se  refiere  al  importantísimo  sujeto  Wsl- 
msiáo  presupuesto j  j  hsise  íormeido  en  honor  suyo 
un  verbo  que  lo  recuerde  más  directamente  que 
presuponer,  como  aquel  barbero  que  de  educación 
sacaba  educacionador,  así  hubiera  podido  derivar 
conversacionador  de  conversación.  El  señor  don 
Fernando  Paulsen  en  sus  ''Reparos  de  reparos" 
dice  que  el  participio  presupuesto  se  ha  hecho  ya 
sustantivo,  y  que  teniendo  el  sustantivo  presupues- 
to, ''¿qué  cosa  más  natural  que  deducir  de  él  el 
werho presupuestar?  ¿No  sacamos  de  documento, 
documentara 

"Y  por  qué  de  una  vez  no  sacaremos,  pregunta 
el  mismo  ilustrado  peruano  cuyo  nombre  citamos, 
de  enamorado,  enamoradearf  Enamorado  se  ha 
hecho  ya  sustantivo,  como  que  decimos  un  enamo- 
rado; ¿qué  cosa  más  natural  que  sacar  este  verbo? 
¿Y  de  amante,  que  también  es  hoy  un  respetabilí- 
simo sustantivo,  amantearf  ¿Y  de  supuesto,  igual- 
mente  ennoblecido  y  hecho  sustantivo,  supuestarf 

Prestigioso. 

De  nuestros  hombres  públicos  han  dicho  en  va- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  469 

rias  ocasiones,  algunos  periódicos,  que  son  presti- 
giosos, por  decir  que  tienen  prestigio;  pero  presti- 
gioso lo  que  ha  significado  es  embaucador,  presti- 
giador, que  con  artificios  engaña  á  la  gente.  Así 
son  algunos  de  nuestros  periodistas,  y  hasta  uno 
que  es  hombre  de  letras,  dijo,  refiriéndose  á  un 
informe  que  le  escoció  mucho,  que  su  indoctez  era 
manifiesta.  ¡Lo  manifiesto  era  la  indoctez  del  que 
creyéndose  docto  decía  indocteces  (vulgo  sandeces!) 

Pretencioso. 

La  Academia  no  ha  autorizado  esa  palabra,  que 
tanto  se  usa  no  sólo  en  Guatemala,  sino  en  varias 
■de  las  Repúblicas  latino-mericanas  y  aun  en  Es- 
paña, como  se  verá  por  los  siguientes  ejemplos: 

'*He  ahí  otra  muestra  de  las  frivolidades  que  el 
«eñor  Martínez  de  la  Rosa  nos  ha  dado  bajo  el 
nombre  pretencioso  de  poesías."  (J.  M.  Villergas. 
— Juicio  critico.) 

^' Siquiera  el  estilo  sencillo  y  castizo  de  és- 
te (Rivadeneira)  sea  superior  al  de  aquel  (Cien- 
fuegos)  algún  tanto  hinchado  y  que  se  reciente  de 
la  épocsi  pretenciosa  en  que  fué  escrita."  (Vicente 
de  la  Fuente. — Introducción  á  la  vida   del  P,  Lái- 

nez.) 

Baralt  critica  el  empleo  de  pretencioso,  y  dice 
que  debe  usarse  presuntuoso,  afectado  vanaglorioso; 
y  aplicado  al  estilo,  tono,  etc.,  afectado,,  amanera^ 
do,  laborioso,  pedantesco,  altisonante,  etc. 

Prevenir. 
Como  el  verbo  venir  cambia  la  e  en  i  en    vini, 
viniste,   vino,  vinimos,   vinisteis,  vinieron:  rinirrn. 


470  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

vinieras,  etc.;  viniese,  vinieses;  viniere,  vinieres ,  etc.^ 
siguen  la  misma  norma  los  compuestos  avenir, 
convenir,  prevenir,  reconvenir.  Dígase,  pues,  en  el 
pretérito  'previnimos,  convinimos,  vinimos,  y  no  pre- 
venimos, convenimos,  venimos,  que  será  presente, 
aunque  para  el  pasado,  se  hallan  ejemplos  de 
estas  inflecciones  en  los  escritores  del  siglo  de  oro- 
de  la  literatura  española. 

Entre  la  gente  mazorral,  dice  el  ''Diccionario 
de  Chilenismos/'  se  usa  el  verbo  prevenir,  en  vez. 
de  provenir: 

''Y  aquel  mal  que  adolecía 
Previno  según  decía 
De  tomar  agua  bendita." 

(Guajardo. — La  Beata  empachada.) 
Prever. 
Muchos  escriben  preveer  (con  dos   e)    y   hacen 
mal;  porque  los  verbos  compuestos  de  ver,  se  con- 
jugan como  él. 

Primoroso. 
Al  que  trata  una  persona  ó  cosa  con  particular 
cuidado  y  diligencia;  al  que  es  afectuoso  y  tierno, 
le  llaman,  por  acá,  primoroso,  y  sería  más  propio, 
para  el  primer  caso  curioso,  y  para  el  segundo, 
amable,  amoroso. 

Probé. 
Así  dicen  muchos  que  pertenecen  al   vulgo,  en 
vez  de  pobre. 

Procumunal. 
Con  razón  critican  severamente  algunos  moder- 
nos gramáticos  que  se  diga  el  bien  procumimal,  los^ 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  471 

intereses  procumuíiales;  porque  procumunal  es  el 
bien  común,  los  intereses  comunales.  (Emilio  Isa- 
za. — Gramática  práctica  de  la   lengua  castellana. 

Producido. 
Lo  que  se  obtiene  de  una  cosa   que   se  vende   6 
explota  es  el  producto,  que  no  el  producido,  como 
dicen  tantos. 

Propio. 

La  locución  tan  usada  entre  el  vulgo,  lo  propio^ 
en  vez  de  lo  mismo,  igual  cosa,  otro  tanto,  no  es  cas- 
tiza. 

Prostergar. 
Dígase  postergar. 

Próvido. 

No  faltan  quienes  tomen  á  próvido  por  probOy 
sin  caer  en  cuenta  de  que  el  primero  significa  pre- 
venido, cuidadoso  y  diligente  para  proveer  y  acu- 
dir en  lo  necesario  al  logro  de  un  fin,  mientras 
que  probo  es  honrado,  que  tiene  probidad. 

Provisorio. 

El  gobierno  provisorio,  el  presidente  provisorio, 
han  dicho  todos  por  acá,  en  proclamas  y  periódi- 
cos. 

Provisional  es  como  debe  decirse,  si  se  quiere 
respetar  el  idioma. 

Pruebista. 
Al  que  hace  pruebas,  como  volatinero  6  marome- 
ro,  le  llaman  vulgarmente  pruebista. 


472  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Puchito. 

Puchito  es  diminutivo  de  la  voz  quechua  iludió 
(ó  puchu)  que  significa  sobras,  desperdicios,  resi- 
duos, poquito.  Generalmente  lo  usan  por  acá  co- 
mo sinónimo  de  poquito.  En  Sud-América  se  to- 
ma por  cabo  de  cigarro. 

''La  patria  al  que  ha  perecido 
Desprecia  como  á  un  zamarro.  . 
Como  yo  arrojo  y  olvido 
Jipucho  de  mi  cigarro." 

(Guillermo  Matta.) 

Puercada. 

Aun  la  gente  que  no  es  plebe  suele  decir  entre 
nosotros  puercada,  por  porcada. 

Puerta  de  golpe. 

Habiendo  en  castellano  la  voz  cancilla,  que  sig- 
nifica puerta  de  golpe,  debiera  usarse  tal  palabra, 
en  lugar  de  una  frase. 

Pulgueroc 

Es  en  castellano  pulguera. 

Pulique. 

Es  un  guiso  de  chile  guaque,  miltomate  cocido, 
arroz  y  pan  molido  y  achiote  {hixa  orellana.)  Este 
caldo  se  Me  y  se  le  echa  apazote;  después  se  cuece 
la  carne  y  se  echa  en  pedacitos  en  ese  guiso. 

Pululo. 

Equivale  á  enano,  zapotón,  rechoncho. 


PROVINCIALISMOS   DE    GUATEMALA  473 

Pulpería. 

Aunque  el  Diccionario  trae  ambas  voces,  signifi- 
cando la  primera  "tienda  en  América,  donde  se 
vende  vino,  aguardiente,  mercería,  buhonería  et-c/' 
y  itulpero  el  que  tiene  puí^p^na;  consignamos  aquí 
ambas  voces,  por  ser  originarias.de  América.  Gar- 
cilaso  trae  ese  provincialismo,  diciendo  que  "se 
impuso  á  los  más  pobres  vendedores,  porque  en 
una  tienda  de  esas  hallaron  vendiéndose  un  'pul- 
po.'' {Comentarios  reales;  libro  VI,  capítulo  20,  II 
parte.) 

Según  eso  no  parece  muy  exacto  que,  como  afir- 
man Solórzano,  en  la  Política  Indiana  y  Rojas  en 
sus  Cien  vocablos  indígenas,  de  Venezuela,  se  deri- 
ve j^tt/pería,  de  pulgueria,  ó  sea  la  tienda  en  donde 
se  vende  en  México  el  pulque.  En  casi  toda  la  A- 
mérica  llaman  slí^í  pulpería  á  las  tiendas  de  aceite, 
vinagre  y  demás  comestibles  usuales,  (Alcedo. — 
Diccionario  Geográfico -histórico.) 

Pulpero. 
El  que  tiene  pulpería. 

Punador. 
Al  picador,  que  sale  en  las  plazas  de  toros,   lla- 
man aquí  pullador. 

Puntero. 
Así  llaman  en  los  trapiches  2i\  que  cuida  del  pun- 
to de  la  miel  y  de  Isl  fijeza  del  punto  en  los  obrajes 

de  añil. 

También  llaman  palo  pxfntero  á  un  árbol  de 
nuestros  bosques,  cuya  madera  es  color  de  rosa  muy 
pronunciado. 


474  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Punta. 

Significa  partida,  hablando  de  animales;  así  de- 
cimos:''compré  cien  novillos,  á  $20  en  punta.'" 
Este  provincialismo  es  también  colombiano,  como 
puede  verse  en  el  ''Vocabulario  que  va  al  fin  de  la 
novela  María,  de  Jorge  Isaacs." 

Punto  de  vista. 

Punto  de  vista  dice  Cuervo,  en  las  Apuntaciones 
criticas,  es  aquel  donde  precisamente  ha  de  colo- 
carse uno  para  ver  bien  un  objeto,  y  también  aquel 
donde  ha  de  hallarse  el  objeto  para  ser  bien  visto. 
De  suerte  que  el  observador  ha  de  ver  el  objeto 
desde  el  punto  de  vista,  y  el  objeto  ha  de  estar  en 
su  punto  de  vista.  Sólo  considerando  al  observa- 
dor en  un  lugar  elevado,  podría  decirse  que  ve  un 
objeto  hajo  ese  punto  de  vista;  pero  como  este  no 
es  el  caso  más  ordinario,  ni  hajo  indica  con  respec- 
to al  observador  una  relación  tan  directa  como 
desde,  siempre  es  más  seguro  el  uso  de  éste.  Es 
claro  que  tratándose  del  observador,  sería  absurdo 
colocarle  bajo  su  punto  de  vista.'' 

Aunque  son  muy  respetables  las  observaciones 
del  señor  Cuervo,  me  parece  preciso  apuntar  que 
muchísimos  escritores  de  gran  renombre  dicen 
hajo  el  punto  de  vista.  He  aquí  algunos  ejemplos: 
"Para  dar  una  idea  de  lo  que  falta  hajo  este  punto 
de  vista  aun  á  la  gramática  de  la  Academia,  que 
es  la  más  generalmente  usada,  bastará  limitarnos 
á  unas  pocas  observaciones.  (Andrés  Bello. — 
Opúsculos  gramaticdtles;  página  459,  tomo  Vj) — "Ba- 
jo otro  punto  de  vista  (tomo  VI,  página  466,  el 
mismo  autor.)     Bajo  el  punto  de  vista  especulati- 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  475 

vo  (Manuel  Blanco  Cuartín.  Recuerdos  literarios 
de  Lastarria,  página  57.)  Amador  de  los  Ríos  usa 
á  cada  paso  la  misma  expresión,  en  su  Historia 
Crítica  de  la  Literatura  Español,  tomo  I,  página 
88  de  la  introducción,  y  tomo  V,  página  If— "Con- 
sideraré la  federación  principalmente  bajo  el  pun- 
to de  vista  político."  Pi  y  Margal,  Las  Nacionali- 
dades; página  116.— En  la  obra  de  don  Emilio 
Castelar,  intitulada  La  Revolución  Religiosa,  se  ha- 
lla el  párrafo  siguiente:  ''Mirado  bajo  el  punto  de 
vista  histórico  en  su  naturaleza  humana.  Cristo 
no  trae  al  combate  por  la  renovación  religosa  y 
al  apostolado  por  la  doctrina  nueva,  la  ironía  acre 
con  que  Sócrates  parangonaba  el  mundo  de  su 
conciencia  interior  y  el  mundo  de  la  impura  reali- 
dad. (Página  55,  tomo  I.)  Don  Antonio  José  de 
Irisarri  usa  frecuentemente  bajo  el  punto  de  vista. 
En  resolución,  creo  que  ni  es  impropio,  ni  con- 
trario á  los  cánones  de  la  lengua,  ni  al  uso  de  los 
buenos  hablistas,  decir  bajo  el  punto  de  vista; 
bien  que  considero  más  elegante  y  más  á  la  moda, 
si  vale  esa  frase,  el  usar  desde  el  punto  de  vista. 
Así,  se  lee  en  la  Gramática  de  la  Academia  ("pági- 
na 42^  ''De  cada  una  de  esas  especies  de  sustanti- 
vos se  va  á  dar  una  idea  desde  el  punto  de  vista  de 

la  analogía." 

Punche. 

Ponche,  que  no  punche,  como  dicen  muchos,  es 
palabra  de  etimología  persa,  que  significa,  como 
todos  saben  una  bebida  espirituosa. 

Punzó. 
En  toda  la  América  española  dan  ese  nombre  al 


476  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

rojo  encendido;  por  lo  que  tal  nombre  debe  de  ser 
castellano  antiguo.  Don  Bartolomé  Rivodó  trae 
la  \oz  ijunzó,  color  rojo  muy  vivo. — ''Es  todo  rojo 
de  punzó,  el  más  bello,  puro  y  encendido  que  pue- 
de verse  (Azara.)  Refiriéndose  á  la  bandera  ita- 
liana, dijo  Acuña  de  Figueroa: 

''Verde,  blanco  y  punzó  la  enseña  hermosa." 

En  el  Diccionario  de  la  Academia  todavía  no 
figura  la  palabra  'punzó. 

Puñusco. 
Así   llaman    por   acá  á   la  apiñadura   ó   apiña- 
miento de  personas  ó  cosas. 

Pupusa. 

Cuando  se  empana  dentro  de  una  tortilla  de 
maíz  un  poco  de  queso,  frijoles  etc.,  se  llama  pu- 
pusa el  bollo  que  resulta. 

Pupuse. 

Por  analogía,  áÍGQu\e  pupuso ^  al  que  está  rechon- 
cho, y  metafóricamente  al  acaudalado. 

Puro. 

Cuando  puro  modifica  un  adjetivo  es  adverbio 
invariable;  y  por  consiguiente  no  debe  decirse, 
como  generalmente  dicen  por  acá  pura:  "No  hay 
porque  culpar  á  la  Lolita;  lo  hace  todo  de  pura  bo- 
ba;'' "Ninguna  quiere  á  la  'Conchabes  media  muda 
Y  pura  tonta'',  son  locuciones  que  emplean  perso- 
nas que  se  precian  de  bien  educadas.  Puro  y  me- 
dio son  invariables  en  tales  casos. 

Santa  Teresa  de  Jesús  escribió:  "Entre   mis  fal- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  477 

tas  tenía  esta,  que  sabía  poco  de  rezado  y  de  lo  que 
había  de  hacer  en  el  coro  de  puro  descuidada. 
(Vida,) 

Pusunque. 
Equivale  en  nuestro  modo  de  hablar  á  brevaje, 
6  sea  más  bien  un  líquido   espeso,   compuesto   de 
varias  y  desagradables  sustancias. 

Plus-café. 
d      Es  poiLsse-café,  en  Francés.     Eso  de  plus-café  no^ 
es  ni  español,  ni  latín,  ni  nada  que    pueda   admi- 
tirse, á  pesar  de  que  se  usa  en  toda  la  América  Es- 
pañola. 

¡Qué  capaz! 
Es  una  exclamación   que  se    usa    mucho   entre 
nosotros  por  ¡Imposible! 

Quebrada. 

Es  impropio  tomar  quebrada  por  arroyo. 

Quebrada  es  la  endedura  de  la  tierra  desigual  y 
abierta,  entre  montañas,  que  forma  algunos  valles 
estrechos.  Las  quebradas  forman  amenudo  el  cau- 
ce de  los  arroyos. 

Quebrantantado. 
Es  el  nombre   de   una   bebida  que   hacen    cod 
maíz  molido. 

Quedar  de. 
Muchos  dicen  impropiamente:    ''(¿uedamos   de 
juntarnos  en  el  teatro;"'  debe  ser  quedar  en. 


478  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Quejitas. 
Entre  niños,  y  aun  entre  adultos,  se  oye  mucho 
decir  quejitas  por  quejumbroso. 

Quemsizón. 

También  se  usa  en  el  Perú,  en  la  acepción  que 
nosotros  le  damos  de  baratillo  improvisado,  que 
dura  pocos  días;  pero  el  Diccionario  no  autoriza 
ese  significado. 

Quemazón,  en  lugar  de  incendio,  es  vulgaridad, 
que  sólo  debiera  correr  entre  gente  muy  baja. 

Quequexque. 

Llaman  así  á  unas  hermosas  hojas  grandes,  ex- 
tendidas, de  verde  color  oscuro,  que  los  indios 
aplican, para  curar  los  dolores  reumáticos.  Su 
nombre  botánico  es  arum  sagittatum. 

Quedrán. 

Vulgarismo  que  priva  mucho,  en  lugar  de  que- 
rrán, que  es  la  forma  correcta. 

QuetzaL 

Con  esa  palabra  nahualt  se  designa  la  más  her- 
mosa de  las  aves  de  Guatemala,  que  tenía  otros 
nombres  en  las  lenguas  de  los  quichés,  poconchíes 
y  cackchiqueles.  Los  españoles,  que  eran  muy 
dados  á  bautizar  cuanto  encontraron  por  estas  re- 
giones, con  vocablos  que  en  castellano  significaban 
objetos,  animales  ó  plantas,  parecidos  á  los  que 
ellos  conocían,  conservaron  sin  embargo  el  anti- 
guo nombre  aborigen  del  quetzal,  acaso  por  no  ha- 
llar, entre  las  aves  del  antiguo  mundo,  ninguna 
que  se  le  asemejara. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  479 

I^s  lenguas  indígenas  de  América  están   desti- 
nadas á  perderse  en  el  turbión  de  los  tiempos;  pe- 
ro hay  í>alabras  que,  como  el  nombre  del   mitoló- 
gico qicetzal,  se  conservarán   siempre.     Entre    los 
bravos  quichés  se  le  tuvo  por   ave  sacratísima,   y 
prevalecía    la    tradición  de   que  unas    mariposas 
azules  revoloteaban  allá  en   paradisiacos   tiempos 
filtre  lo  más  laberintoso  de  una  selva,   cuando   al 
sentir  repentinamente  que  morían,  se   hundieron 
en  la  tierra,  de  la  cual  brotó  el  guayacán,  de  bra- 
zos crispados  y  tortuoso  ramaje,  perfumando  des- 
ale entonces  con  sus  nítidas  flores  los  bosques  pri- 
mitivos; y  dejándose  ver,  como  emblema  de  pode- 
río y  hermosura,  sobre  la  alta  copa  del   más   cor- 
pulento y  maciso  de  los  árboles,  un    indómito  pá- 
jaro de  color  de  esmeralda  con  cambiantes  de  oro. 
Era  rojo  su  pecho,  en  símbolo  de  bélico   ardor,  y 
parecían  turcos  alfanjes  las  plumas  de  su    cauda; 
era  el  huésped  gentil  del  árbol  grande,  era  el  quet- 
zal indiano;  era  esa  ave  independiente  que  nunca 
se  aviene  con  la  cautividad. 

Refiere  Fuentes  y  Guzmán,  en  la  Recordación 
Florida,  que  cuando  los  ejércitos  españoles,  apa- 
recieron por  las  serranías  de  A'^7ají/,que  significa- 
ba debajo  de  diez,  porque  diez  grandes  régulos  te- 
nían el  mando  de  ocho  mil  hombres  cada  uno, 
trataron  los  dueños  de  esas  ricas  comarcas  de  va- 
lerse de  los  nahuales,  á  fin  de  que  no  se  realizara 
la  profecía  de  la  conquista.  Hubo  Teciim,  el  fa- 
moso monarca  indiano,  de  convertirse  en  una  es- 
pecie de  águila,  vestida  de  dilatadas  plumas  ver- 
<ies,  y  que  volaba  con  extraño  y  singular  estruen- 
•do  entre  el  humo  de  los  cañones  y   arcabuces   de 


480  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

los  extranjeros.  Toda  la  saña  heroica  del  encan- 
tado pájaro  se  enderezaba  al  ínclito  caudillo  don 
Pedro  de  Alvarado;  empero  el  invencible  adalid, 
sin  perderse  de  ánimo ,  ni  pausar  j aínas  su  marcha, 
lo  atravesó  con  su  lanza,  haciéndolo  caer  al  suelo, 
en  donde  lo  acometieron  dos  perros  del  mismo 
hispano  capitán,  quien  al  contemplar  tendido  al 
maravilloso  pájaro,  volvióse  á  los  que  le  seguían, 
y  dijo:  "No  vide  en  lo  de  México,  más  extraño 
Quetzal.''''  Desde  ese  punto,  y  con  ocasión  de  tan 
extraordinario  suceso,  llamóse  aquel  lugar  Que- 
zaltenango,  6  sea  el  Cerro  del  Quetzal.  (Recordación 
Florida;  página  50,    tomo  I.) 

Dejando  aparte  las  fabulosas  narraciones  del 
crédulo  historiador  guatemalteco,  cumple  indicar 
que  sí  se  conoce  el  quetzal  al  Sur  de  México,  tanto 
que  De  la  Llave  le  llamó,  en  1801,  Pharomachrus 
mocina,  y  hasta  tuvo  el  renombrado  naturalista 
que  crear  el  género  Pharomachrus  para  ese  trogo- 
nideo,  que  luce  desde  lejos  {Fharos,  luciente  en  lon- 
tananza, y  macros,  grande).  Otros  ornitólogos 
hánle  dado  otros  nombres  varios,  como  Calurus, 
Siv.,  para  el  género,  en  1830;  Trogon  paradiseus, 
Bonaparte,  en  1826;  Trogon  resplendens,  Gould,  en 
1835.  El  nombre. técnico  que  hoy  rije  es  el  que 
le  dio  De  la  Llave,  conforme  á  la  regla  adoptada  por 
los  naturalistas  de  tomar  el  más  antiguo  ó  crono- 
lógico. 

Los  príncipes  de  sangre  real  en  México  y  mu- 
chas otras  de  las  varias  nacionalidades  que  en  los 
tiempos  precolombinos  ocuparon  el  istmo  centro- 
americano, se  adornaban  con  las  áureas  plumas 
del  quetzal.     Después  de  la  hecatombe   de   la   pri- 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  481 

mitiva  raza  indiana,  lucían  en  las  fiestas  y  bailes 
de  los  españoles,  para  conmemorar  la  conquista. 
Hoy  son  objeto  de  codiciado  comercio  con  las  na- 
ciones de  Europa.  Tiempo  ha  que  al  quetzal  se 
hace  una  cacería  encarnizada  y  sin  tregua,  hasta 
el  punto  de  que  esa  bellísima  especie  se  vuelve  ca- 
da vez  más  rara,  y  pudiera  hasta  desaparecer  del 
planeta,  como  ha  sucedido  con  otras  de  animales 
de  nuestro  continente. 

Vive  el  quetzal  en  lo  alto  de  los  montes;  se  ali- 
menta principalmente  de  ciertos  insectos,  que  si 
le  faltan  muere,  razón  por  la  que  no  puede  existir 
cautivo;  y  no  pasa  de  ser  leyenda  poética  que  si 
pierde  el  plumaje  de  la  cola,  perece  de  tristeza. 

La  mayor  parte  de  las  muestras  disecadas  que 
de  esa  lindísima  ave  figuran  en  los  museos  de  Eu- 
ropa, han  ido  de  Guatemala.  Recuerdo  que  al  ver 
hace  años  en  uno  de  los  anaqueles  de  la  rica  colec- 
ción ornitológica  de  Filadelfia  á  nuestro  hermoso 
quetzal,  se  agolparon  á  mi  mente  muchos  recuerdos 
del  querido  lugar  donde  nací;  parecíame  entonces 
como  que  el  ave  de  nuestra  tierra  se  esforzaba  allá 
para  que  no  hiciese  mal  papel  nuestra  bandera.  .  . 
jcómo  crece  el  amor  patrio  mientras  más  lejos 
se  halla  uno  del  suelo  en  que  vino  á  la  vida!  Y 
cuántos  pensamientos  cruzan  entonces  por  lamen- 
te, entre  el  laberinto  obscuro  que  en  nuestra  me- 
moria van  dejando  las  cosas  y  los  hombres.  Allá, 
á  lo  lejos,  los  recuerdos  de  la  juventud  son  las  ma- 
riposas azules,  que  al  morir  hicieron  nacer  al  co- 
loso  del  bosque,  que  Uicha  con  los  airados  elemen- 
tos  Es  tal  el  poder  de  las  ideas  que  con  pro- 
piedad, se  lee  ha  llamado: 


482  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Mariposas  de  luz  del  pensamiento, 

que  triunfan  de  la  muerte  del  que  las  arrojó,  cual 
simiente  celeste,  en  el  surco  inacabable  de  la  vida, 
y  que  hacen  crecer  y  desarrollarse  monumentos 
colosales,  como  el  guayacán  del  bosque,  que  por 
vez  primera  ostentó  en  su  paradisiaco  ramaje  al 
ave  sagrada,  al  soberbio  quetzal,  glorioso  emblema 
de  nuestro  patrio  escudo 

¡Salve,  caraparens,  salve  Guathimala,  salve! 

Quesadillas. 

Son  unos  bollos  de  harina,  huevo,  mantequilla 
y  almendra. 

Quiebracajete.  * 

Es  el  nombre  de  unas  flores  silvestres,  {convol- 
vulus)  azules,  moradas,  blancas  y  de  otros  matiza- 
dos colores,  que  brotan  en  el  Otoño,  de  una  enre- 
dadera que  crece  en  las  cercas  de  los  solares.  El 
sentimental  poeta  don  Juan  Diéguez  cantó  á  esa 
humilde  planta,  de  brillantes  flores,  en  su  compo- 
sición intitulada  "El  Pino  seco  y  el  Quiebracaje- 
te." 

Quijinicuiles. 

Con  tan  difícil  palabra  nombran  á  una  especie 
de  paternas  muy  dulces. 

Quite. 
Llaman  por  acá  al  movimiento  ligero  de  escapar 
^1  cuerpo  con  aire,  sea  en  un  peligro  ó  jugando. 
En  este  sentido  dicen  los  españoles  regate.  La  pa- 
labra quite,  por  hurtar  el  cuerpo  con  viveza,  se 
usa  también  en  otras  repúblicas  americanas. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  483 

Quitrín. 

Dice  el  Diccionario  que  es  el  carruaje  usado  en 
América  y  compuesto  de  dos  ruedas,  cubierta  de 
fuelle  y  con  una  sola  fila  de  asientos. 

Quien. 

El  relativo  quien  se  refiere  á  personas  y  no  á  co- 
sas, á  no  ser  que  indiquen  personalidad. 

Antiguamente  era  invariable  del  singular  al 
plural;  y  así  dijo  Cervantes:  "Aquí  en  lugar  de 
los  príncipes  y  monarcas  que  mandaban  en  el 
mundo,  á  quien  yo  servía,  he  hallado  á  estos  árbo- 
les mudos,  que  aunque  altos  y  poinposos  son  hu- 
mildes."  (Persiles  y  Sigismunda,  capítulo  XVIII.) 

R. 

Rabón— a. 

Rabón-a  aplícase  por  antífrasis  al  animal  á  quien 
se  ha  cortado  el  rabo. 

Es  un  vulgarismo  el  llamar  rabón  al  vestido 
€orto,  "Julia  no  puede  ir  al  baile;  porque  está 
rabona'' — ¡Curiosa  frase  que  haría  reventar  de  risa 

á  un  español! 

En  Chile,  Perú  y  Bolivia  llaman  rabonas  á  las 
mujeres  que  acompañan  á  los  soldados  en  la  gue- 
rra. En  español  hacer  rabona  quiere  decir  que  un 
niño  deja  de  ir  á  la  escuela  á  escondidas  de  sus 
padres.     Es  nuestro  jubilarse. 

El  poeta  don  Manuel  Valle,  ha  dicho: 

"Va  doña  Serapia 
muy  llena  de  blondas, 
con  sus  cuatro  hijas 
que  parecen  monas, 


484  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

buscando  maridos 

á  riesgo  y  á  costa: 

para  eso  las  pinta 

poniéndolas  rojas, 

para  eso  las  hace 

salir  muy  rabonas^ 

les  hincha  los  miembro 

con  almohadas  mórvidas.  ... 

Todo  eso  es  muy  justo , 

pues  anda  de  moda.^' 

Rafail. 
Mucha   gente   vulgar  pronuncia   así,  en  vez  de 
Rafael. 

Rajatabla. 

Dice  Cuervo  que  la  frase  á  raja  tabla  significa 
con  gran  fuerza  y  vigor,  verbigracia,  "La  tropa  en 
armas,  las  órdenes  á  raja  tabla  por  todas  partes,  re- 
bato en  los  pueblos,  alboroto,  conmoción  general." 
(Moratín. — Obras  postumas;  tomo  I,  página  318.) 

Entre  nosotros  se  toma  á  rajatablas,  por  aprisa. 

Rancho. 

Este  hispanismo  de  América  en  lengua  jitanes- 
ca  equivalió  á  barraca,  choza  6  habitación  rústica, 
que  es  lo  mismo  que  hoy  significa  en  la  América 
española.  Como  americanismo,  dice  el  Dicciona- 
rio que  es  casa  pobre  con  techumbre  de  paja. 

El  rancho  en  su  más  simple  expresión,  se  com- 
pone de  cuatro  horcones  sobre  los  cuales  va  un 
techo  de  paja;  las  paredes  son  de  bajareque  o  de 
cañas  bravas.  Dentro  de  este  tugurio  se  hallan  el 
marido  y  la  mujer,  que  duermen  en  tapexcos,  el 
niño  en  una  hamaca  y  el  perro  y  los   patos  en    el 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  485 

•suelo:  la  ^piedra  demoler,  el  comal  y  la  olla  no  fal- 
tan en  el  rancho. 

El  inmortal  autor  del  Quijote  sabía  bien  lo  que 
era  un  rancho,  aunque  de  seguro  no  era  como  el 
que  hemos  descrito,  sino  análogo,  y  sin  los  trastos 
de  los  indios:  ''Retiróse  el  ventero  á  su  aposento, 
el  arriero  á  sus  enjalmas,  la  moza  á  su  rancho:  só- 
lo don  Quijote  y  Sancho  no  se  pudieron  mover  de 
donde  estaban." 

Ranchería  es  el  conjunto  de  ranchos,  que  en  es- 
pañol se  llama  aduar,  si  bien  esto  lleva  la  idea  de 
un  establecimiento  movible,  mientras  que  los  ran- 
chos están  adheridos  al  suelo,  y  raras  veces  se  lle- 
van de  un  lugar  á  otro.  El  origen  de  la  palabra 
ranchOy  lo  esplica  don  Juan  Ignacio  de  Armas,  di- 
ciendo: "que  llamaron  así  los  españoles  á  las  cho- 
zas de  los  indios,  por  verlas  semejantes  á  las  gua- 
ridas nocturnas  que  hacían  sobre  cubierta  los  ma- 
rineros, imitadores  en  esto  del  modo  de-  vivir  de 
Jos  gitanos." 

"Gran  número  de  ranchos  levantamos, 
Y  en  breve  espacio  un  pueblo  fabricamos." 

(Ercilla. — La  Araucana j  canto  36.) 

Raspadura. 

En  Cuba  llámanle  rasiiadura  al  azúcar  prieto, 
que  nosotros  llamamos  rapadura,  y  que  en  otras 
partes  se  conoce  con  los  nombres  de  panela  6 
chancaca. 

En  la  leyenda  antigua  que  escribió  don  José 
Milla,  con  el  nombre  de  Don  Bonifacio,  encontra- 
mos, entre  otras  malas  octavas,  la  siguiente: 


486  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

''En  un  momento  el  cuarto  convertido 
Estuvo  en  un  infierno. — Cataplasma — 
Dice  una. — Eso  lo  sana,  mi  marido 
(Pobrecito)  la  usaba  para  el  asma. — 
— La  geringa — gritó  otra. — Poco  ruido — 
— El  hombre  es  moro  al  agua  si  se  pasma — 
— ¿Quién  lo  fleta? — Yo  no. — Traigan  unturas. — 
— Lavativas  de  miel  de  rapadura. — 

Rapad  u  ritas. 

Así  llaman  á  unos  dulces  hechos  de  azúcar  j 
envueltos  en  hoja  de  maíz,  que  elaboran  en  Ama- 
titlán  y  tiñen  de  diversos  colores. 

Raya. 

No  sabemos  por  qué  el  escritor  guatemalteco^ 
don  José  Milla,  generalments  tan  correcto,  usa  co- 
mo provincial,  subrayándola,  la  palabra  raya  para 
significar  la  señal  que  resulta  en  la  división  de  los 
cabellos  poniendo  con  el  peine  de  un  lado  una  par- 
te de  ellos  y  el  resto  de  la  otra  parte  opuesta,  en 
cuya  acepción  registra  dicha  palabra  el  Dicciona- 
rio de  la  Academia. — En  el  Cuadro  de  Costumbres^ 
intitulado  ''Las  Criadas,"  dice  Milla:  "Hablemos 
por  último  de  la  costurera.  Esta  pertenece  a  la 
aristocracia  de  las  criadas  y  ve  de  reojo  á  sus  hono- 
rables colegas.  Lleva  crinolina  y  las  naguas  le 
arrastran  una  cuarta  por  la  parte  de  atrás.  Gasta 
botín  (adquirido  probablemente  en  buena  guerra) 
con  tacón,  y  ostenta  el  cabello  levantado,  formando- 
dos  pequeños  promontorios  sobre  la  frente,  por 
ambos  lados  de  la  crencha  ó  raya^  como  decimos- 
aquí." 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  487 

Rascarrabias. 
La  persona  que  se  enoja  ó  riñe  fácilmente  y  con 
frecuencia,  se  llama   en   castellano  cascarrabias   6 
pararrabias,  que  no   rascarrabias,  como   dicen   en 

Guatemala  y  en  otras   repúblicas   hispano-ameri- 
canas. 

Raudal. 

Oigamos  lo  que  dice  el  erudito  Rodríguez,  escri- 
tor chileno,  sobre  esa  palabra:  ^'Rara  vez  aciertan 
los  viajeros  á  dar  su  nombre  castellano  á  la  cor- 
riente rápida  é  impetuosa  de  los  ríos,  ó  á  los  pun- 
tos de  su  curso  en  que  la  corriente  presenta  esos 
caracteres.  Lo  común  es  emplear  en  casos  tales 
la  palabra  raudal,  de  significación  muy  diversa. 

A  las  veces  suelen  los  tales,  máxime  siendo  in- 
gleses ó  franceses,  servirse  de  la  voz  rápido,  que  si 
se  parece  bastante  á  la  que  en  las  lenguas  de  Sha- 
kespeare y  de  Moliere,  indica  el  objeto  de  que  se 
trata,  tiene  el  inconveniente  de  no  ser  castellana. 
En  cualquier  buen  Diccionario  francés-español 
puede  verse  que  la  palabra  castiza  equivalente  á 
rapide  es  recial,  y  que  ésta  es  por  lo  tanto  la  que 
traduce  con  propiedad  el  rapid  de  los  ingleses. 

En  esce  punto  el  río  era  más  ancho,  la  corrien- 
te entre  seis  ú  ocho  millas;  en  los  rápidos  era  in- 
calculable, porque  sólo  nos  ocupamos  en  la  manio- 
bra cuando  pasábamos." 

(G.  E.  Cox. —  Viaje  en  las  regiones  setentrionales 
de  la  Patagonia.) 

En  Centro  América  llaman  chiflón  al  recial:  The 
river,  however,  above  the  coast  alluvíons  has  a  power- 
ful  current  and  is  interrupted  by  rapids  called  chi- 
flones. (E.  G.  Squier, — IVie  States  <>/  (^cutral 
America.) 


488  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Rastro. 

Así  llaman  al  matadero  de  ganado;   pero  rastro 

lo  que  significa  no  es  el  lugar  en  que  se  l)enefician 

las  reses,  sino  el  punto  de  venta    al  por  mayor  de 

la  carne. 

Rea. 

Entre  tinterillos  y  leguleyos  es  común  el  oír 
la  rea,  la  testiga,  en  vez  de  la  reo,  la  testigo.  En 
cambio  muchos  dicen  la  sirviente,  por  la  sirvienta, 
sin  saber  que  ésta  última  palabra  admite  bien  la 
terminación  femenina,  mientras  que  las  otras 
{reo,  testigo)  son  invariables,  en  cuanto  á  termina- 
ción que  denote  el  género. 

Reasumir,  Resumir. 

Hay  que  cuidar  de  no  confundir  el  verbo  reasu- 
mir con  resumir.  Significa  el  primero  volver  á 
asumir  lo  que  se  había  dejado,  y  el  segundo  quie- 
re decir  hacer  el  resumen  de  una  cosa. 

"Enciso,  á  quien  por  el  título  de  alcalde  mayor 
que  tenía  de  Ojeda,  competía  el  mando  en  su  au- 
sencia, lo  reasumió,  y  ordenó  dar  la  vela  para  Ura- 
bá.      (Quintana. —  Vida  de  Balboa). 

"Pido  que  atenta  oreja  me  sea  dada, 
(c¿ue  el  cuento  es  grave  y  atención  requiere. 
Para  que  con  curiosa  y  fácil  pluma 
Los'^hechosde  estos  barbaros  resuma.'' 

( Ercilla. — Araucana. ) 
Rebozo. 
Al  chai  que  usa  la  gente  del  pueblo    (las    muje- 
res de  naguas^,  llámanle  rebozo,    palabra   que   en 
castellano  significa  el  modo  de  cubirse  ó  llevar  la 
capa  ó  el  tapado. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  48^ 

Recaudito. 
De  recado,  ó  del  anticuado  recaudo,  forman  por 
acá  el  recaudito,  que  suena  muy  mal. 

Recaída. 
Es  recaída,  con  el  acento  en  la  i. 

Recomendar. 
No  es  el  verbo  el  que  censuramos,  sino  la  frase 
que  muchos  escriben,  cuando  en  una  carta  de  reco- 
mendación dicen  á  un  juez,  por  ejemplo:  ''Le  re- 
comiendo eficazmente  á  Cornelio,  que  es  un  pobre 
delincuente  etc." — Es  decir,  que  recomendamos  el 
juez  á  la  clemencia  del  reo. 

Recién. 

^'Recientemente  se  apocopa  en  recién  antes  de 
participios;  un  país  recién  poblado,  un  niño  recién 
nacido,  los  recién  llegados.  Es  una  corrupción  em- 
plear este  apócope  con  verbos,  como  hacen  algu- 
nos, diciendo  verbigracia,  r^czá?!  habíamos  llegado; 
recién  estaba  yo  despierto;  recién  se  descubrió  el 
Nuevo  Mundo,  etc.  En  este  último  ejemplo  hay 
además  la  impropiedad  de  emplear  s.  recientemente 
en  el  significado  de  apenas.  (Bello. —  Gramática 
Castellana,) 

Ha  sido  achaque  de  escritores  hispano-america- 
iios  el  incurrir  en  el  error  apuntado  por  Bello: 

''Recién  alzando  el  nacarado  velo 
De  vuestra  juventud  ¿llorar  sabías?" 

(José  Mármol.) 

"Sola  quieres  marchar;  pobre  paloma 
Que  recién  dejas  el  materno  nido." 

(Walker  Martín»-/.^ 


490  VICIOS   DEL  LENGUAJE    Y 

''Recién  la  aurora  serena 
Refleja  en  el  horizonte." 

(Florencio  Balcárce.) 

Rechupete. 
Estar  ó  ser  de  rechupete,  dicen  en    Cuba,  en  Co- 
lombia, y  entre  nosotros,  por  estar  de  chuparse  lo& 
dedos. 

Redonda. 

Llaman  aquí  redondas  (sin  duda  porque  son 
cuadradas)  á  las  tiendas  que  no  tienen  comunica- 
ción con  el  interior  de  la  casa  en  que  se  hallan:  a 
las  que  además  de  tenerla,  se  alquilan  dando  fa- 
cultad al  inquilino  para  poder  entrar  cuando  guste 
al  interior  de  la  casa,  á  fin  de  tomar  el  agua  ó  sa- 
tisfacer otras  necesidades,  dánles  el  nombre  de 
tiendas  con  mando  adentro. 

Refacción— ar. 

La  reparación  ó  compostura  que  se  hace  á  un 
edificio,  ó  á  cualquiera  otra  cosa,  no  se  llama,  coma 
todos  dicen  por  acá  refacción,  sino  refección,  y  el 
verbo  refaccionar  no  existe  en  castellano,  sino  re- 
feccionar. 

Refacción  es  el  alimento  moderado  que  se  toma 
para  reparar  las  fuerzas. 

Dicholo  que  antecede,  conviene  apuntar  que  en 
toda  la  América  que  fué  española  se  dijo  y  se  dice 
refaccionar  una  casa,  por  lo  que  el  tal  verbo  debió 
de  ser  usado  por  los  conquistadores  y  después  cae- 
ría en  desuso  allá  en  España. 

Ha  prevalecido  refacción  sobre  refección  primero 
por  oler  á  rancia  y  afectada  esta  última  forma;  se- 


PR0VIN(1IALISM0S    DE   GUATEMALA  491 

gumlu  por  tenerse  presente  la  idea  directa  que  es 
la  de  rehacer,  refaceré  en  latín ;  y  tercero  porque, 
come  dice  un  festivo  escritor,  eso  de  refección  se 
parece  á  refectorio.  Aconseja  Paz  Soldán  que  se 
diga,  en  todo  caso  reparación. 

RefiHón. 
No  sabernos  por  qué  dicen  por  acá  de  refílión, 
siendo  en  español  de  refilóii,  es  decir,  de  soslayo. 

Refundirse. 

Lo  usamos  impropiamente,  por  estraviarse,  per- 
derse  6    traspapelarse   alguna  cosa,    verbigracia: 

''Tiene  tan  mala  la  cabeza  que  no  sabe  ni  don- 
de tiene  refundido  el  dinero." 

También  le  dan  la  acepción  de  guardar  algo, 
con  mucho  ahinco:  por  ejemplo:  ''No  sé  donde 
ha  refundido  Juan  el  remedio:  todo  lo  esconde  de 
los  niños,  por  temor  de  que  les  haga  mal." 

Regatead  o  r— a. 
Y^n  castellano  es  regatón,  regatona. 

Regenta. 
Muchos  dicen  la  reina  regenta,  debiendo  ser  re- 
gente. ''Mostraron  aflijirse  los  capitanes,  entriste- 
cióse la  señora  Regente,  y  no  se  holgaron   nada  los 
peregrinos,  viendo  la  conñscación  de   sus  bienes." 

{F.I  Quijote.) 

Regresarse. 

Es  vicio  común  y  muy  censurable  el  de  juntar 
los  pronombres  me,  ¿6,  56,  no5,  05,  con  regresar,  di- 
ciendo: "3/e  regreso  rnañana;  te  regresarás  solo;    nos 


492  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

regresamos 'pronto y  etc."  Debe  decirse:  ''Yo  regre- 
so mañana;  regresarás  solo;  regresaremos  juntos, 
etc. 

Reguilete. 

Entre  las  palabras  que  antes  se  pronunciaban 
con  h  aspirada,  es  una  rehilete^  de  suerte  que  no  es 
nada  estraño  que  aquí  digan  reguilete. 

Remate. 

Propiamente  el  acto  de  la  venta  pública  se  lla- 
ma almoneda^  que  no  reñíate,  pues  este  consiste  en 
la  adjudicación  que  se  hace  al  mejor  postor  de  la 
cosa  vendido  en  almoneda. 

Reimundo. 
Dígase  Raymundo. 

Renova. 

Es  renueva. 

Replantigarse. 

Así  dicen  todos  por  acá,  en  vez  de  repantigarse, 
que  es  la  voz  castiza. 

Réplica. 

Desde  nuestros  primeros  exámenes  en  gramáti- 
ca castellana  y  lengua  latina,  oímos  siempre  Wsl- 
mB>Y  réplicas  á  los  examinadores;  y  hasta  la  gente 
ilustrada  decía  así,  cuando  ocurría  el  caso,  sin  pa- 
rar mientes  en  que  el  que  replica  será  replicante, 
replicador,  si  se  quiere;  pero  no  réplica.  Decía, 
pues,  mal  el  inolvidable  secretario  de  la  Carolina 
y  Ponteficia  Universidad  de  San  Carlos,  el  licen- 
ciado don  José  María  Gavarrete,  cuando,  con  un 
réspice  al  estudiante,  nombraba  á  los  réplicas  para 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  493 

el  grado;  decían  mallos  estudiantes  que  iban  á 
citar  á  los  señores  réplicas-,  y  no  decían  mejor  los 
propios  examinadores  cuando  ellos  mismos  se  lla- 
maban los  réplicas.  \  Cuántas  veces  yo  mismo  fui 
á  citar  á  mis  réplicas  y  á  servir  de  réplica! 

Repostada. 
Con  esa  palabra  se  significa  la  respuesta  desver- 
gonzada ó  atrevida  que  uno  da  á  la  persona  á  quien 
debía  respeto. 

Reposadera. 
Eso  de  reposadera  y  de  resumidero,   no   pasa   de 
ser  disparatado:  lo  correcto  es  razumadero,  ó  surni- 
deros. 

Requechete. 

Al  rechoncho,  le  dicen  por  acá  requechete. 

Resolana. 

Así  se  llama  en  buen  español  el  sitio  resguarda- 
do del  viento,  donde  se  toma  el  sol;  mas  no  la  re- 
verberación de  éste  ó  el  calor  causado  por  ella,  que 
se  denomina  resol  y  el  lugar  en  que  la  reverbera- 
ción se  percibe  resistero. 

Muchos  dicen  por  acá  que  hay  resplayidor,  cuan- 
do hay  resol. 

Resongar. 

Del  respondón  que  va  pronunciando  entre  dien- 
tes, palabras  que  apenas  se  comprenden,  dícese 
que  resonga;  acaso  derivado  este  provincialismo 
del  anticuado  resolgar. 

Respingar. 
Que  se  diga  ''nariz  respingada,"  no  autoriza  pa- 


494  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

ra  decir  de  un  vestido  levantado^   ó  que    no   cubre 
bien  los  pies,  que  está  respingado. 

Res. 

Generalmente  se  cree  que  la  palabra  res,  sólo  se 
puede  aplicar  al  ganado  vacuna.  Según  la  Aca- 
demia, significa  cualquier  animal  cuadrúpedo  de 
algunas  especies  domésticos  ó  de  las  salvajes: 
^'Traían  y  encerraban  las  reses  de  los  montes  veci- 
nos, entre  las  cuales  solían  venir  algunos  tigres  y 
leones."  (Solís. — Historia  de  la  Conquista  de  Mé- 
xico^) 

Resumidero. 

El  agua  no  se  resume,  sino  que  se  rezuma,  y  así 
se  dice  de  un  líquido  que  se  está  rezumando  y  no 
resumiendo.  El  lugar  en  donde  el  agua  se  rezu- 
ma es  rezumadero  y  no  resumidero.  Aquí  hay  un 
sitio  llamado  ^^el  resumidero  de  la  Merced,"  que 
debiera  ser  el  rezumadero. 

Resbalarse. 

Del  que  no  toma  cuidado  de  las  calamidades 
que  le  sobrevienen,  ó  de  aquel  que  no  hace  caso 
de  las  reprenciones  ó  castigas,  dicen  por  acá  que 
todo  se  le  resvala. 

Retajar. 
En  el  sentido  de  volver  á  tajar  la  pluma,  cortar 
á  la  redonda,  y  hasta  circuncidar,  lo  registra  el 
Diccionario;  pero  en  América  lo  que  significa  es 
hacer  á  los  caballos  una  incisión  y  desvía  en  el 
aparato  generativo,  que  sin  dejarlos  castrados,  les 
impide  de  su    ejercicio.     Cuando  una   yegua    se 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  495 

-aparta  de  la  manada,  el  retajado  le  hace  volver  á 
ella. 

Retajila. 
Así  pronuncian  aquí  vulgarmente,  porque  en  lo 
antiguo  se  aspirábala /i  de   muchas   voces,  como 
rehilete j  retahila,  etc. 

Retraído. 
Dice  Paz  Soldán  y  Unánue  que  ''vivir  muy  re- 
traído ó  ¡en  un  retraimiento!  satisfacen  de  pronto 
por  la  buena  procedencia  etimológica;  pero  no 
<íonviniendo  las  descripciones  lexicográficas  de  re- 
traer y  retraimiento  con  el  sentido  que  aquí  les  da- 
mos, creemos  que  tal  vez  sirva  mejor  decir  retira- 
do y  retiro. 

Retratería. 

Es  el  nombre  que  emplean  muchos  para  signi- 
ficar el  almacén  ó  la  oficina  en  donde  se  venden  ó 
hacen  retratos  fotografiados. 

Retreta. 
Es  el  toque  de  retirada  y  el  que  indica  que  las 
tropas  deben  recogerse  en  su  cuartel  ó  campamen- 
to.    La  palabra  retreta  es  impropia  para  sionifirar 
la  serenata  de  la  banda  marcial. 

Retobado. 
Es  provincialismo  del  Perú,  Colombia,  Cuba  y 
Guatemala.  Pichardolo  describe  así:  ''Nombre ad- 
jetivo familiar.  La  persona  ó  animal  indómito,  que 
no  sufre  ó  respeta  el  ejercicio  del  poder  de  su  supe- 
rior. Refiérese  principalmente  á  los  criados.  No- 
sotros agregarnos    que  en   Guatemala   se   refiere 


«■ 


496  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

también  muy  frecuentemente  á  los  niños,  y  que  el 
verbo  es  retobear. 

En  Buenos  Aires  retobar  es  forrar  en  cueros  sin 
curtir;  y  retobarse,  '^enojarse  severamente." 

Retorcijón. 
Dígase  retortijón. 

Reuto. 

El  vulgo  siempre  dice  reuto,  perfeuto,  por  recto,. 

perfecto. 

Reuma. 

Antiguamente  era  femenino   ese   nombre,  que 
con  tal  género  se  usa  en  América  hasta  hoy.     To- 
dos dicen  por  acá,  que  les  dio  una  reuma,  tan  do- 
lorosa,  que  no  podían   moverse.     En    í]spaña   ha- 
^      blan  del  reuma,  y  así  escribió  Bretón: 

''¿Qué  he  de  cantar,  justo  Dios, 
Cuándo  inveterado  reuma 
Me  arranca  gritos  ingratos, 
Y  el  pulmón  en  selulatos 
La  tos ?'^ 

Revancha. 

Galicismo  grosero  cuanto  superfino,  que  vale  en 
castellano  desquite,  despique,  desagravio,  satisfac- 
ción, defensa,  pago,  correspondencia,  reconocimiento 
de  un  favor:  en  el  juego  desquite,  recobro  de  lo  per- 
dido; y  contra,  la  segunda  partida  que  se  juega  pa- 
ra que  se  desquite  el  que  perdió.  (Baralt. — Diccio- 
nario de  galicismos.) 

Requintar. 

Es  impropio  en  el  sentido  de  apretar;  ''Vean  á 
la  Lupe;  va  tan  requintada  que  ya  revienta." 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  497 

Revoletear. 
Hasta  en  ciertos  periódicos,  redactados  por  mu- 
chachos que  no  temen  decir  disparates,  hemos  vis- 
to revoletear,  por  revolotear  6  voltear,  según    los   ca- 
sos. 

Revolcado. 
Es  un  guiso  indígena,  que  hacen  con    chile,   to- 
mate, míltomate,  grasa  de    puerco,    pan    tostado  y 
otros  ingredientes. 

Reverbero. 
En  toda  la  América  lo  que  significa  es  el  apara- 
to de  metal  que  sirve  especialmente  para  calentar 
agua,  por  medio  de  la  aguardiente.  Rivodó,  Pi- 
chardo  y  Daniel  Granada  apuntan  dicha  palabra 
en  ese  sentido. 

Revultijo. 

Nadie  dice  entre  nosotros  revoltio,  que  es  la  voz 
castiza,  sino  revoltijo. 

Revulución. 
Hay  muchos  revoltosos  que  dicen  revulución,  en 
vez  de  revolución. 

RiaL 
Es  corrupción  vulgar  de  real. 

Ricachón. 
Dígase  ricacho,  sin  agregarle  la  n. 

Ridiculezas. 
Es  claro  que  el  plural  de  ridiculez  (agregándole 
es)  será  ridiculeces  y   no  ridiculezas,  como   dicen 
por  acá  muchos  zafios  que  se  creen  sabios. 


498  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Ripio. 

Es  provincialismo  de  algunas    repúblicas    del 

Continente,  en  el  sentido  de  cascajo  menudo,  que 

sirve  para  rellenar  6  emparejar  los  suelos    6   para 

hacer  paredes. 

Rodiar. 

Ya  hemos  visto  cuan  común  es  cambiar  la  e  en  i, 
en  algunos  vocablos,  que  la  gente  inculta  convier- 
te en  adefesios,  como  cuando  pronuncian    rodiar^ 

por  rodear. 

Rol. 

Nada  es  más  común  en  todo  género  de  escritos, 
y  especialmente  en  nuestros  periódicos,  dice  Bello, 
que  las  expresiones  hacen  un  rol,  un  gran  rol,  un 
rol  distinguido.  En  castellano,  se  dice  que  hace 
papel  el  sugeto  que  tiene  alguna  representación 
en  cualquier  línea,  en  la  república  ú  otra  parte 
{Diccionario  déla  Academia-)  entre  actores  se  lla- 
ma "pajpel  la  parte  de  comedia,  escrita,  que  se  da  á 
cada  uno  para  que  la  estudie,  según  la  persona 
que  ha  de  representar  en  ella  (ibidem,)  lo  que  por 
extensión  se  aplica  al  carácter  que  alguno  tiene  ó 
se  arroga  en  la  sociedad.  Signiñca  propiamente 
lista  ó  catálog<j,  y  particularmente  la  nómina  de 
la  marinería  de  un  buque,  autorizada  por  el  res- 
pectivo comandante  de  marina.  Traducir /aire  U7i 
grand  rol  por  hacer  un  gran  rol,  es  imitar  al  que 
traduciendo  la  frase  castellana:  "El  duque  X.  ha- 
cía mucho  papel  en  Madrid,"  dijo  en  francés:  "¿6 

duc  X.  faissait  BEAJJcoup  de  papier  á  Madrid " 

Et  aprés  le  déluge. 

\    Rolar,  Enrolar. 

No  son  palabras  castellanas. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  499 

Ropero. 

Por  guardaropa,  que  es  poco  usado. 

Ronciar. 
El  verbo  es  roncear  y  lo  que  significa  es  alargar 
una  co?a  con  pretextos  haciéndola  de  mala  gana. 
En  esta  acepción  no  se  usa  nunca  dicho  verbo  en- 
tre nosotros.  Cuando  se  dice  que  alguno  anda 
ronceando  una  casa,  por  ejemplo,  lo  que  se  quiere 
significar  es  que  anda  espiándola. 

Ronrrón. 
Es  el  nombre  de  una  madera   que   en   el  color 
tiene  alguna  semejanza  con  el  carei.     Otros  c(mo- 
cen  dicha  madera  por  jocote  de  fraile. 


Ruciar. 

Así  dice  el  vulgo,  por  rociar,  usando  mas  bien 
una  palabra  anticuada,  ó  mejor  dicho  desconoci- 
da hoy  en  España. 

Rumbo. 

Este  si  que  es  un  provincialismo  nuestro,  y  ca- 
racteriza esas  fiestas  ú  holgorios  en  (|ue  todos  .se 
la  clavan,  después  de  bailar  aunque  sea  al  son  de 
una  marimba:  esas  jaranas  de  la  clase  baja,  en  (|Uo 
el  buen  humor  triunfa  sóbrela  moral,  sucumbien- 
do ésta  muchas  veces  á  fuer  de  femenina,  y  refoci- 
lándose aquél  por  todo  extremo. 

Rumbiar. 

Es  andar  en  rumbos. 

Rubro. 

No  significa  más  que  rojo.  No  debe,  pues,  usar^ 
se  por  titulo,  rótulo  aportada  de  un  libro  6  artículo' 


500         .  VICIOS   DEL  LENGUAJE   Y 

s. 

Sacar  la  lengua. 

Sacar  á  uno  la  lengua,  no  es  como  sacarle  á  uno- 
una  muela;  ni  como  sacarle  las  pesetas,  ni  como 
otras  sacas  de  que  está  llena  la  vida.  Al  que  le 
sacan  la  lengua,  le  dejan  la  suya  dentro  de  la  bo- 
ca; es  la  lengua  de  otro  la  que  le  sacan  á  uno. 

No  hay  á  quién  le  saquen  tanto  la  lengua  como 
á  los  médicos;  y  yo  creo  que  son  más  bien  ellos 
los  que  debieran  sacarla  en  la  mayor  parte  de  los 
casos  á  los  enfermos.  (Salomé  Jil. — El  Libro  sin 
nombre;  página  271.^ 

Sacar  la  jicara. 

Entre  las  cosas  que  se  sacan,  eso  de  ''sacar  la  ji- 
cara,^^  suele  ser  muy  provechoso  para  aquellos  que 
quieren  sacar  otras  cosas  de  más  meollo  y  sustan- 
cia. 

No  sabemos  de  dónde  venga  aquella  locución,, 
que  vale  por  adular,  y  que  todos  los  días  está  en 
los  labios  del  vulgo;  pero  sí  hemos  conocido  á 
muchos  de  esos  que  tanto  pululan,  y  que  no  pue- 
den vivir  sin  sacarle  la  jicara  al  poderoso,  al  man- 
darín, al  rico.  Se  nos  ocurre  que  así  como  anti- 
guamente bebían  los  amos  el  chocolate  en  jicaras, 
no  faltarían  criados  muy  serviles  ú  otros  adulado- 
res, que  se  aprontaran  á  sacar  la  jicara,  en  cuan- 
to acababa  de  servir.  Acaso  alguno  de  aquellos 
diría  con  sorna  á  su  compañero  ¡Ah,  que  te  gusta 

sacar  la  jicara! 

Sacón. 

Al  adulador  le  llaman  por  acá   sacón,    derivado> 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  501 

-del  verbo  sacar,  talvez    porque  el   sacón    "saca    la 
jicara.'' 

Saconería. 

No  para  en  sacÓ7i  el  derivado,  por  demás  impro- 
pio é  irregular,  de  sacar;  aun  tenemos  la  voz  saco- 
neria,  que  significa  adulación. 

Sahumador. 

Es  una  armazón  de  aros  y  tiras  de  carrizo,  de 
forma  cónica  y  de  un  metro  y  medio  de  alto,  en 
la  cual  ponen  las  prendas  menores  de  ropa  blanca 
•que  se  va  á  sahumar,  secar  ó  enjugar. 

También  en  el  Perú  se  conocen  los  sahumadores , 
que  fabrican  los  chinos,  en  cuyas  manos  está  allá 
la  industria  de  mimbres,  que  aquí  se  encuentra 
•en  poder  de  los  indios. 

Sapuyulo. 
Al  cuesco   del   zapote   Uámanle  sapuyulo,   que 
sospechamos  sea  voz  indígena. 

Sangre. 

''Ser  de  sangre  ligera,"  "tener  sangre  ligera  ó 
muy  ligera,"  ó  por  el  contrario  p^iíaí/a,  son  loeu- 
<íiones  provinciales  que  se  aplican,  en  el  primer 
caso  al  simpático,  al  pluma,  como  dicen  por  Costa- 
Rica;  y  en  el  segundo  al  antipático,  plomoso,  como 
dicen  por  acá,  ó  hígado,  chinchoso  ó  pesado,  como 
los  apellidan  por  otras  partes. 

''Reventarle  á  uno  la  sangre"  decimos  por  acá, 
<;uando  los  españoles  emplean  '' podrir k  6  quemarle 
i  uno  la  sangre." 


502  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Salamanqueja. 

En  el  Perú,  Chile,  Colombia,  Centro-América 
y  otras  repúblicas  de  este  Continente,  llaman  así 
al  reptil,  en  lugar  de  salamanquesa,  que  es  su 
nombre  propio. 

''Era  la  gentil  persona, 
Era  la  hechicera  mona, 
Que  aquí  mi  pluma  bosqueja, 
Flexible,  ardiente  y  meneona 
Como  una  salamanqueja.^^ 

Saludes. 
Es  muy  común  usarlo  aquí  por  saludos,  memo- 
rias, recuerdos  y  etc. 

La  epístola  del  sentimental  Rivera  Maestre  á 
Guatemala,  concluye  así: 

''Reciba  de  un  hijo  suyo, 
Y  que  de  serlo  se  jacta. 
Mil  saludes  y  adiositos 
Que  complacido  le  mandad 

Salvajismo. 
La  calidad  de  salvaje  es  salvajez ,  que  no  salva- 
jismo, como  dicen  generalmente  por  acá.  La  voz^ 
salvajismo  no  se  encuentra  en  los  diccionarios; 
y,  sin  embargo  la  hemos  visto  usada  por  algunos 
periodistas.  La  verdad  es  que  los  tales  son  muy 
dados  al  salvajismo. 

Sánate. 

Es  el  nombre  de  un  pájaro  {Quiscalus  macru- 
rus,  Sw.)  que  anida  en  los  árboles  de  nuestros  jar- 
dines y  que  también  se  encuentra   en  los  campos,. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  503 

sobre  todo  cuando  hay  en  ellos  maizales.  El  sá- 
nate es  propiamente  la  hembra  del  clarinero,  de 
hermoso  phimaje  turquí,  de  ojos  amarillos  muy 
vivos  y  de  esbelta  apariencia.  El  sánate  es  del  ta- 
maño de  una  becada,  de  color  café  ceniciento  y 
abunda  más  que  los  machos.  Es  el  pájaro  más 
vivo  que  existe. 

En  la  bellísima  composición  de  don  Juan  Dié- 
guez  á  "Las  Tardes  de  Abril,'"  hay  la  estrofa  si- 
guiente: 

"Hincha  el  viento  la  orquesta  de  los  tordos, 
Silba  la  codorniz,  canta  q\  jilguero, 
Y  á  las  nubes  saluda  el  clarinero 
Esponjando  el  plumaje  de  turquí. 

¡Con  qué  ternura  los  senzontles  trinan! 
;Cuán  blandos  se  querellan  y  se  duelen! 
Ya  en  la  arboleda  lamentarse  suelen ; 
Ya  brincan  por  el  suelo  aquí  y  allí." 

Sancocho. 
Es  curioso  que  diga  la  Academia  que  esa  voz 
viene  del  latín  sewÁcoctus,  y  que  es  plato  america- 
no compuesto  de  carne,  yuca,  plátano  y  otros  in- 
gredientes. Sancocho  es  degeneración  del  antiguo 
salcocho,  que  así  dicen  en  la  Argentina  todavía: 
consiste  en  un  caldo  sustancioso  con  carne,  pata- 
tas, vuca,  y  otros  condimentos.  Un  scincochifo  di- 
cen muchos  en  Guatemala,  siguiendo  el  prurito 
de    los  diminutivos. 

Sartén. 
Lo  mismo  en  Bogotá  que  entre  nosotros,   dicen 
el  sartén,  debiendo  decir  la  sartén. 


504  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Satisfací. 

Satisfaci,  en  lugar  de  satisfice,  y  satisfación,  en 
vez  de  satisfacción,  son  adefesios  que  usa  mucho 
el  vulgo. 

Se. 

Dice  don  Andrés  Bello  en  su  Gramática:  "Un 
uso  extraño  y  bárbaro  se  ha  introducido  en  algu- 
nas partes  de  América,  relativamente  al  se  obli- 
cuo. Cuando  este  dativo  es  singular  decimos  co- 
mo debe  decirse  se  le,  se  la,  se  lo;  pero  cuando  es 
plural  se  pone  en  plural  el  acusativo  que  sigue, 
aunque  designe  un  sólo  objeto:  "Aguardaban 
ellos  el  libro  y  un  mensajero  se  los  trajo."  Es  pre- 
ciso evitar  cuidadosamente  esta  práctica." 

Segura. 
Todos  los  días  oímos  decir   que    una   criada    es 
muy  segura,  cuando  no  roba,  cuando  es  honrada. 

Sepoltura. 
La  gente  zafia  dice  así,  por  sepultura. 

Sectiembre. 
El  Diccionario  registra  septiembre. 

Secreteo. 

Usan  nuestros  paisanos  esta  palabra,  que  tam- 
bién se  oye  en  Chile,  para  significar  el  acto  de  ha- 
blar en  secreto  una  persona  con  otra. 

Seguramente. 

Muchas  veces  cuando  alguien  pregunta  alguna 
cosa,  respondemos   seguramente,    por  acaso,  quizá, 


PROVINdlALISMOS   DE   GUATEMALA  505 

tal  vez,  lo  cual  es  un  disparate;  v.  g.  ¿Irá  Ud. 
•el  domingo  al  teatro? — Seguramente,  don  Antonio; 
porque  tal  vez  papá  nos  llevará. 

Seguramente  quiere  decir  con  seguridad. 

Sendos. 
Sendos  significa  uno  cada  uno,  y  no  grande,  des- 
comunal,  repetido,  como  muchos   creen:     "Sendos 
golpes,"  es '¿¿?i  golpe  á  cada  uno;     "Sendos   tragos 
es  un  trago  cada  uno/' 

"Armas  ricas  y  ricas  vestiduras 
Ostentan  ambos  con  ilustre  porte, 
Sobre  sendos  caballos  cordobeses, 
Fuertes,  revueltos,  ágiles,  veloces." 

(Don  Ángel  de  Saavedra,  Moro  Expósito,  rom.  VII.) 

Cortés  dejó  los  caballos  en  el  monte,  hizo  algu- 
nas picas  que  faltaban  para  que  todos  los  suyos 
llevaran  sendas,  etc. 

Hernán  Cortés  asalta  y  prende  á  Panfilo  de  Nar- 
váez.  Historia  General  de  las  Indias,  por  Francisco 
López  de  Gomara." 

Desde  el  poema  del  Cid  que  apareció  en  el  siglo 
XII  ó  XIII,  (*),  hasta  el  siglo  XVIII,  no  existe 
escritor  alguno  que  haya  usado  sendos,  por  grande. 
fuerte,  desmesurado.  En  los  siglos  XVI  y  X\U, 
fué  frecuentísimo  el  uso  de  este  vocablo;  pero 
siempre  como  adjetivo  distributivo:  ''singulis  sin- 
gula  poma,''  sendas  manzanas  á  cada  uno." 


(*)  Don  Tomás  Antonio  Sánchez,  que  fué  el  que  di(')  il  luz  el  ma- 
nuscrito del  Poema  del  Oid,  conjetura  que  He  escrilñó  en  el  arto  1 15(). 
—Don  Rafael  Floránes  opina  que  fue  en  1242,  8Íen<lo  su  autor  un  Uú 
Pedro  Abad.— Don  Andrés  Bello  juzga  que  se  elalwró  el  año  12«),  en 
^1  reinado  de  Fernando  III  de  Castilla. 


506  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

El  neologismo  se  debe  á  una  errada  interpreta- 
ción de  un  pasaje  de  Cervantes  y  á  otro  de  don 
Diego  Hurtado  de  Mendoza,  según  esplica  el  sa- 
bio filólogo  don  Andrés  Bello,  quien  se  lamentaba 
de  que  se  introdujese  en  el  habla  la  nueva  signifi- 
cación de  tal  vocablo,  primero,  porque  empobrecía 
la  lengua  propendiendo  á  privarle  del  único  dis- 
tributivo que  posee;  y  segundo,  porque  esa  inno- 
vación ocasionaba  ambigüedad  en  la  frase.  (Obras 
completas  de  don  Andrés  Bello. — Santiago  de 
Chile— 1884— Volumen  V;  página  XL  de  la  In- 
troducción.) 

Sentido. 

Muy  pocos  dicen  aquí  sienes,  para  denotar  las 
partes  laterales  de  la  frente.  Todos  les  llaman 
sentidos,  y  muy  impropiamente  por  cierto. 

"Le  pegó  una  pedrada  en  el  sentido  y  lo  mató 
en  el  acto."     Debiera  decir  en  la  sien.'' 

Señora. 

Como  sustantivo  tan  sólo  significa  en  castellano 
el  ama  de  la  casa  respecto  de  sus  criados;  y  en  es- 
tilo familiar  la  suegra;  pero  no  la  mujer  ó  esposa, 
v.  g. 

"Os  mandé  participar  el  dichoso  suceso  de  ha- 
llarse preñada  la  Reina,  mi  muy  cara  y  amada 
mujer,  (Real  Cédula  al  Presidente  y  Oidores  de 
Chile,  4  de  mayo  de  1707.) 

"Del  feliz  parto  de  mi  muy  cara  y  amada  esposa 
la  Reina." 

"Un  día  en  que  mi  mujer  leía  los  cuentos  fan- 
tásticos de  Hoñman."   (Zorrilla. — La  Pasionaria.) 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  507 

En  Guatemala  hasta  los  peones  dicen  ya  mi   s 
ñora. 

Si  al  caso. 

Son  frases  vulgares  é  incorrectas  aquellas  en 
que  se  usa  de  si  al  caso,  en  lugar  de  si  acaso;  sin 
ai 

Sigún. 

Entre  gente  mal  educada  es  común  oír  decir: 
*'Sigún,  tiatro,  línia,  lición,  ligítimo,  siguro,  Tio- 
doro,  Tióñlo,"  etc.  Tales  modos  vulgares  de  pro- 
nunciar catan  de  la  baja  latinidad,  y  eran  corrien- 
tes, algunos  de  ellos,  en  el  siglo  de  oro  de  la  lite- 
ratura española. 

Siguapate. 

Es  una  planta  silvestre  de  anchas  hojas,  que 
aplican  para  curar  los  dolores  reumáticos. 

Sonto. 

Así  llaman  por  acá  al  que  le  falta  una  oreja,  que 
en  castellano  es  tronzo;  y  por  eso  vemos  en  la  obra 
intitulada  ''Exterior  de  los  principales  animales, 
por  Santiago  de  la  Villa  y  Martín" que  dice:  *Tor 
último,  reconózcase  con  escrúpulo  á  todo  caballo 
tronzo,  esto  es  que  tenga  cortada  una  ó  las  dos 
orejas,  que  es  lo  que  se  hacía  con  los  que  se  daban 
de  derecho  en  el  ejército." 

Aquí  en  Guatemala  existió,  allá  por  el  año  de 
1811,  un  Gobernador  y  Capitán  General,  Don  Jos^'* 
Bustamante  y  Guerra,  á  quién  todos  llamaban  el 
sonto,  porque  le  faltaba  una  oreja. 


508  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Sinos  de  que. 

Adefesio  vulgar,  que  puede  traducirse  por  sino 
es  que. 

Sinvergüenzas. 

No  faltan  quienes  usan  en  plural  esa  palabra, 
cuando  en  realidad  no  lo  tiene.  Diríase,  por  ejem- 
plo: ''Ellos  son  unos  hombres  sin  vergüenza";  es 
sólo  una  vergüenza  aunque  sean  muchos  los  que 
carezcan  de  ella. 

Silueta. 

En  1709  nació  y  en  1767  murió  un  tal  Eugéne 
■de  Silhouette,  muy  cortesano,  que  dio  su  nom- 
bre á  cierto  género  de  dibujo  en  que  la  sombra 
produce  mucho  efecto.  Desde  entonces  se  dijo 
por  extensión  silhouette  por  sombra:  '^L'  amour 
tenait  peu  de  place  davs  son  imagination,  il  n'  était 
la  qu'  en  silhouette.'^  La  silueta  que  usan  mu- 
chos que  creen  que  escriben  en  español,  es  una 
sombra  de  la  silhouette  francesa.  Es  la  sombra  de 
Eugéne  que  se  proyecta  en  los  escritos  de  aquellos 
que  andan  á  caza  de  palabritas  bonitas,  y  no  sa- 
ben lo  que  se  pescan.  Yo  tengo  un  amigo 
que  escribió  unas  siluetas  de  escritores  y  artistas. 
Para  todos  los  que  escriben  siluetas,  la  sombra 
aquella  del  Comendador,  de  la  cual  tanto  partido 
sacó  el  inmortal  Zorrilla,  habría  sido  un  siluetóii, 
uuR  por tentossi  silueta/  El  ingenioso  fraile  que 
ideó  el  Burlador  de  Sevilla,  dejó  la  silueta  al  céle- 
bre don  Juan  Tenorio.  ¿Por  qué  les  gustará  á 
muchos  galiparlistas  la  voz  silueta? 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  509 

Sobre. 
Achaque  de  la  América  española  es  llamar  sohre 
á  la  cubierta  de  la  carta,  y  aun  en  Chile  dicen  fe  el 
cierro,  que  es  todavía  peor;  pues  aunque  el  Dic- 
cionario no  le  da  a  sohre  esa  acepción,  sí  es  espa- 
ñola, y  la  encontramos  en  Trueva,  Ochoa,  Fernán 
Caballero  y  otros  escritores  peninsulares.  No  to- 
do lo  que  falta  en  el  léxico  de  la  Academia  puede 
censurarse  como  si  no  fuera  castizo. 

Sombrero  de  pelo. 

Al  sombrero  de  copa  alta,  á  la  chistera  que  le- 
llaman  en  Madrid,  y  por  acá  bolero,  dícenle  tam- 
bién en  el  Perú  y  en  Guatemala  sombrero  de  pelo. 

Sopalandra. 
Es  hopalanda  ó  sopalanda,  sin  r. 

Sobijón. 
Sobón,  es  el  acto  de  sobar,  que  no  sobijón. 

Sobijeada. 
Le  llaman  á  una  buena  sobada;  al  acto  de   ma- 
nosear con  familiaridad  á  una  persona. 

Sobijeo. 
Usanlo  para  significar  el  acto  de  estar  sobando. 

Soltar  el   prieto. 
Esta  vulgar  expresión  quiere  decir  que  un    mo- 
zo le  declara  su  amor  á  una  muchacha:    ".íuan  es 
muy  tímido;  pero   al  fin  se   atrevió   á   si^ltarle  el 
prieto  á  la  Juanita." 


510  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Soloncontrones. 

Así  dicen  por  acá  á  los  guijarros  6  desigualda- 
des del  terreno  y  al  movimiento  rápido,  brusco  y 
molesto  que  por  ellos  se  experimenta  cuando  uno 
va  en  carruaje. 

Suquinay. 

Árbol  de  preciosas  flores,  que  huelen  á  miel  de 
avejas,  y  perfuman  la  pradera. 

Sucucho. 

('hirivitil,  zaquizamí,  cuarto  sucio,  pequeño  y 
escondido. 


Tabanco. 

En  castellano  significa  esta  palabra  el  punto  ó 
tienda  que  se  pone  en  las  calles,  donde  se  vende 
de  comer  para  los  pobres  y  gente  de  servicio  y  tra- 
bajo. En  esta  acepción  jamás  la  usamos:  nosotros 
llamamos  tabanco  al  tapanco  6  techo. 

En  una  de  las  fábulas  de  Goyena,  Los  Gatos  en 
Brama,  que  nos  hace  recordar  la  Gatomáquia,  ha- 
blando de  sus  amatorios  tratos,  dice: 

^'Ya  braman  por  la  azotea, 
ya  corren  por  el  tabanco, 
ya  se  niegan,  ya  se  brindan, 
así  la  hembra  como  el  macho. 

jQué  gritos,  y  qué  mahullos 
para  requerir  de  pago, 
y  para  cubrir  la  deuda 
qué  cabriolas  y  qué  saltos." 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  511 

Tabaquero. 

El  que  tuerce  el  tabaco  ó  el  que  comercia  con  él, 
-se  llama  tabaquero,  nombre  que  dan  algunos,  vul- 
gar é  impropiamente,  entre  nosotros,  al  pañuelo. 

Taco. 

¿"c/iar  ¿acos,  quiere  decir  en  español,  jurar  con 
■cólera;  mientras  que  tomar  un  taco,  es  comer  algu- 
na cosa  ligera,  beber  un  vaso  de  licor. 

Nosotros  decimos,  para  significar  esto  último: 
Echar  un  taco. 

Tacuazín. 

Este  mamífero  {Didelphys  virginiana)  tiene  pié 
y  medio  de  largo,  de  color  gris,  de  cabeza  grande  y 
larga;  en  los  pies  tiene  pezuñas  separadas.  La 
hembra  presenta  una  cavidad  ventral,  especie  de 
bolsa  membranosa  que  ocupa  la  parte  media  é  in- 
ferior <lel  vientre,  en  donde  lleva  sus  cachorros. 

En  el  Brasil  le  llaman  para,  fariqué,  mxicamuca, 
churcha.     En  México  le  dicen  tlacuatz. 

En  el  apólogo  de  don  Rafael  García  Goyena,  in- 
titulada Los  aniraales  congregados  en  Cortes,  encon- 
tramos que: 

"Demanda  libertad  la  zorra  astuta 
y  que  mueran  el  hombre  v  el  mastín 
para  que  pueda  ser  más  absoluta. 
Nuestro  Gato  montes  y  el  Tacuazín 
son  de  la  libertad  declamadores: 
y  todos  piden  libertad  al  fin. 

^'Fuentes  y  Guzmán  les  llama  cacuatzines,  cuya 
etimología  dice  que  es  de  cacuat  y  zintli  comedor 
de  maía."  (Tomo  II,  pagina  \r,, ^Recordar ;a^^  F^o. 

rida.) 


512  VICIOS   DEL    LENGUAJE    Y 

Tacho. 

Es  provincialismo  americano  que  significa,  se- 
gún Salva,  la  gran  paila  en  que  acaba  de  cocerse 
el  melado  y  se  le  da  el  punto  de  azúcar. 

Talabartero. 

Es  en  español  el  que  hace  talabartes  (la  pretina 
de  que  cuelgan  los  tiros  en  que  se  trae  pendiente 
la  espada.) 

El  que  hace  arreos  para  caballos  y  muías  es 
guarnicionero. 

En  Guatemala,  como  en  Bogotá  y  en  Chile,  llá- 
mase talabartero  al  que  fabrica  sillas  de  montar  y 
arreos  para  lo  mismo. 

Antiguamente  les  llamaban  con  propiedad  sille- 
ros. 

Tagarnina. 

El  Diccionario  dice  que  es  '^cigarro  puro  muy 
malo."  Nosotros  le  damos  el  significado  de  borra- 
chera; y  así  oímos  á  menudo:  ''Se  puso  una  buena 
tagarnina.^^ 

Taltusa. 

Es  un  animalillo  que  perjudica  mucho  las  se- 
menteras, sobre  todo  las  plantaciones  de  cacao. 
Diplostema  bulvivorum. 

Taltusero. 
Los  agujeros  que  sirven  de  guaridas  á  las  taltu- 
sas. 

Tan  es  así. 
La  forma  tan  (de  tanto)  sólo  se  usa   inmediata- 
mente antes  de  un    adjetivo,    un    adverbio  ó   urt 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  513 

complemento;  por  consiguiente  no  puede  decirse: 
''Tan  es  así,  que  yo  lo  vi,"  hay  que  decir:  Tanto  es 
asi. 

Tamal. 

La  palabra  es  indígena,  criolla  de  México,  tla- 
malli;  pero  la  encontramos  ya  muy  oronda  hasta 
en  el  IHccionario  de  la  Academia,  que  la  define 
como  "empanada  de  harina  de  maíz  que  se  usa  mu- 
cho en  América." 

El  tamal  de  Guatemala  es  una  masa  de  maíz 
aderezada  con  manteca  de  puerco,  carne  de  lo 
mismo,  su  punta  de  chile,  almendras  y  pasas  al- 
gunas veces,  y  el  todo,  de  figura  como  cuadrada, 
va  entre  hojas  de  plátano,  resultando  un  informe 
envoltorio,  que  se  lía  con  cibaque  ó  totora. 

¿Quién  no  ha  comido  tamales  en  la  Noche  Bue- 
na, después  de  la  misa  del  gallo? 

En  los  casamientos  es  de  rigor  almorzar  tamales. 
Los  hay  colorados  y  negros;  también  conocemos  los 
tamalitos  de  helóte,  de  cambray,  de  picado,  etc. 

En  lo  figurado  ''hacer  un  tamal,"  es  lo  que  los 
españoles  llaman  "hacer  un  pastel."  La  palabra 
tamal  tuvo  mejor  suerte  que  tamare,  como  dicen 
en  Maracaibo,  umita,  en  Chile,  ó  hayaca,  como  les 
llaman  en  el  resto  de  Venezuela,  6  bacán  6  tayuyo 
que  usan  en  Cuba.  Ya  el  tamal  puede  presentarse 
como  ciudadano  en  las  República  de  las  Letras, 
mientras  que  los  otros  son  extranjeros  pernicio- 
sos. 

Tamehua. 

La  primer  limpia  de  la  milfa  (maizal.)  De  ahí 
que  digan  tamehuar,  por  limpiar  la  milpa   6  des- 


514  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

herbaria.     Tales  palabras  se  derivan  del  cackchi- 
quel  tame  aguan. 

Tamalera. 
La  que  hace  6  vende  tamales. 

Tambarria. 
Es  una  jarana,  un  jaleo;    pero   de   gente   soez. 
Lo  curioso  es  que  en  la  provincia  de  Lugo  hay  en 
España  un  castigo  llamado  Tambarria. 

Tanate. 

Este  provincialismo  priva  mucho  entre  nosotros, 
significando  lio,  envoltorio  ó  fardo.  Tanate  es  en 
México  el  zurrón  6  zaque  en  que  transportan  el 
mineral. 

Tapesco. 

Así  llaman  á  las  empalizadas  que  sirven  para 
que  sobre  de  ellas  enreden  algunas  plantas  como 
los  huisquilares  etc.  La  gente  pobre  y  algunos  in- 
dios suelen  dormir  en  tápeseos,  hechos  de  cañas  y 
varas.  La  voz  tapeseo  es  indígena,  y  se  pronuncia 
tapeehco,  dando  á  la  ch  el  sonido  suave  que  tiene 
en  francés.  El  nombre  tapesco  es  el  que  daban  los 
indios  de  Guatemala  á  sus  lechos  ó  camas,  según 
asegura  Fuentes  y  Guzmán.  Tapesco  en  español 
es  zarzo. 

Tapalcate. 

Esta  nuestra  voz  provincial  significa  trasto  6 
mueble  inútil.  En  sentido  figurado  llaman  tapal- 
cate al  individuo  que  no  sirve  para  nada,  y  del 
cual  nadie  hace  aprecio.  Tapalcatles  llamaban  los 
indios  á  unos  pececillos  muy  comunes. 


i 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  515 

Tapalcúa. 

Así  llaman  comunmente  á  una  culebra,  que  los 
indios  denominan  tepulcuat,  y  de  la  cual  se  en- 
cuentra una  descripción  en  la  Recordación  Flori- 
da, de  Fuentes  y  Guzmán.  Hela  aquí:  "La  culebra 
que  los  indios  llaman  tapulcuat  tiene  dos  cabezas, 
una  de  cada  estremo,  é  indiferentemente  anda 
para  un  lado  y  otro,  sin  dar  vuelta:  es  de  color 
plateado  y  su  largo  es  mayor  ó  menor  según  la 
edad:  escrementa  y  engendra  por  la  mitad  del 
cuerpo:  no  se  sabe  que  muerda  ni  pique;  pero  si 
percibe  que  alguna  persona  está  purgando  el  vien- 
tre, con  la  mayor  ligereza  se  le  introduce  en  el  in- 
testino, para  cuyo  efecto,  siendo  bastante  gruesa, 
se  alarga  de  modo  que  queda  como  una  aguja  de 
arria.  El  remedio  para  sacarla  es  sentar  al  pa- 
ciente sobre  un  vaso  con  leche  caliente,  y  al  olor 
de  la  leche  sale  la  culebra  por  sí  misma."  fTomo 
II,  libro  II,  capítulo  6?; 

Tapal  jocote. 
Nombre  de  una  fruta  agridulce,  de  color  amari- 
llo ó  verde,  en  forma  de  una  naranja  muy  peque- 
ña; se  produce  en  las  tierras  cálidas. 

Tarde   piache. 
Don  A.  Fernández  G.  y  Orbe,  en  una  nota   á  la 
Perinola  de  Quevedo,  dice  que    aquella   expresión 
provino  de  haberse  tragado  un  italiano  un  huevo 
•empollado  y  haber  dicho  tarde  piache. 

Tarantín. 

A  las  baratijas,  chismes,  trebejos   ó   traM....    les 
llaman  aquí  tarantines. 


516  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Tarjetera. 
Debe  decirse  tarjetero. 

Tártara. 

Una  especie  de  dulce  con  almendras. 

Tasajear. 

Por  acá  dicen  así,  en  vez  de  usar  el  verbo  tal 
como  lo  trae  el  Diccionario  atasajar. 

Tata. 

El  vulgo  da  el  nombre  de  tata  al  padre,  y  algu- 
nas veces  al  abuelo.  ''Mi  tata  y  mi  nana,  quiere 
decir,  mi  padre  y  mi  madre:  mi  papá  y  mi  mamá." 

El  escritor  de  costumbres,  Salomé  Jil,  dice,  h2i- 
hlando  del  monopalista  cortejo:  ''Los  hay  de  dife- 
rentes edades  y  condiciones,  á  escoger  como  uno 
los  quiera;  y  algunos  he  visto  yo  que  pudieran  pa- 
sar por  tatas  de  los  tatas  de  las  monopolizadas." 
{Obras  literarias,  página  23.)  La  palabra  tata  se 
usa  generalmente  en  América.  En  quechua  al 
padre  dicen  tata. 

Tataratear. 

Es  corrupción  de  tartalear,  que  escomo  debe  de- 
cirse, que  no  tataratear,  palabra  que  si  bien 
es  onomatopéyica,  no  se  halla  en  el  Diccionario, 
pues  es  un  provincialismo  guatemalteco. 

Targea. 

Dígase  atarjea. 

Tayuyo. 
En  Cuba  llaman  así  al  tamal.     Entre   nosotros 
el  tayuyo  es  un  tamal    ordinario,   que  comen   los 
indios. 


PROVINCIALISMOS   DE    GUATEMALA  517 

Tazol. 

Así  llamamos  nosotros  á  la  punta  déla  caña  del 
maíz  ([ue  sirve  para  forraje.  En  México  le  dicen 
tlazole,  palabra  indígena  que  registra  el  Dicciona- 
rio, como  peculiar  de  México. 

Tecolote. 
Nombre  que  damos  al  buho  nuestro,  que  es  pa- 
recido al  de  Europa.  En  sentido  figurado,  dícese 
que  alguien  está  algo  tecolote  ó  teco,  cuando  se  halla 
achispado  ó  peneque.  El  tecolote  de  Guatemala  es 
el  Buho  virginianus,  Gm. 

Tecomate. 

Es  una  especie  de  calabaza  de  cuello  estrecho, 
de  corteza  dura  y  que  vaciándola,  sirve  á  los  in- 
dios para  guardar  dentro  de  ellas  sus  baratijas, 
para  llevar  agua  ó  licores  fuertes  etc. 

''Totuma — dice  el  autor  de  los  Orígenes  del  Len-^ 
guaje  Criollo — equivale  á  güira,  jicara,  dita.  I.a 
dan  como  Tam anaco;  pero  muchos  años  antes  de 
ser  dominada  esa  nación,  la  usaron  los  españoles 
por  las  costas  del  Pacífico.  Poporo  es  otro  equiva- 
lente de  totuma  y  de  sus  demás  sinónimos.  Pro- 
cede de  razas  indias  limítrofes  entre  Venezuela  }- 
Colombia.  Tapara  es  también  sinónimo  de  los 
vocablos  anteriores;  pero  guarda  con  ellos  la  dife- 
rencia esencial  de  que  la  especie  de  calabaza  de 
que  procede,  permite  disponerla  en  forma  de  bo- 
tella, sin  transparencia  alguna,  por  supuesto. 

''El  que  bebe  agua  en  tapara 
O  se  casa  en  tierra  agena, 
No  sabe  si  el  agua  es  clara, 
Ni  si  la  mujer  es  buena." 

(Cantar  de  Venezuela.) 


518  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Telegrama. 
Así  pronuncian  muchos,  en  vez  de   decir,  como 
se  debe,  telegrama,  epigrama,  anagrama.     Los  tales^ 
debieran,  para  ser  consecuentes,  decir:  programa, 
anagrama,  diagrama  y  monograma. 

TemascaL 

Es  un  pequeño  aposento  en  el  cual  introducen 
los  indios  piedras  que  arden,  y  echándoles  agua 
producen  un  vapor  con  el  que  se  bañan  á  fin  de 
excitar  la  transpiración,  pues  al  efecto  cierran 
aquella  pieza  casi  herméticamente,  asegurando  la 
reducida  puerta  de  entrada. 

En  la  conversación  familiar,  hemos  oído  decir, 
de  algún  lugar  ó  salón  muy  caliente:  ¡Parece  un 
temascal ! 

Tembleque. 

Por  trémulo,  como  lo  usamos  nosotros  y  lo  usan 
en  Chile,  no  existe  en  castellano. 

Tembladera, 
Suele  decirse  en  lugar  de  tremedal,  tembladero. 

Temblor. 

Sólo  así  se  designa  el  de  tierra,  diciendo  también 
en  plural,  la  época  de  los  temblores. 

Entre  las  desgraciadas  estrofas  de  la  leyenda, 
de  Milla,  intitulada  Don  Bonifacio,  hay  varias  en 
las  que  el  autor  usa  la  palabra  temblor  como  sinó- 
nimo de  terremoto,  en  vez  de  decir  temblor  de  tierra.. 

''Desvanecida  la  impresión  del  susto 
Que  á  los  mas  bravos  el  temblor  causara. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  519 

La  información  comienza,  y  es  un  gusto 
El  ver  que  cada  cual,  ¡fortuna  rara! 

Por  milagro  escapó;  mas  con  disgusto 
Se  sabe  (y  es  verdad)  que  Diego  Lusto 
Que  acudió  á  la  salida  de  los  presos, 
El  muro  roto  le  aplastó  los  sesos." 

No  sólo  en  esos  versos  llama  don  José  Milla 
temblores  simplemente  á  los  que  son  en  castellano 
temblores  de  tierra;  escribió  también  nuestro  com- 
pataiota  un  artículo  especial  intitulado  Los  tem- 
blores.   (Página  176,  del  Libro  sin  Nombre.) 

Sin  duda  la  frecuencia  con  que  por  acá  ocurren  los 
temblores  de  tierra,  fuerza  al  espíritu  á  crear  una  me- 
dia palabra,  que  sin  ser  enteramente  la  propia,  ni 
enteramente  nueva,  los  defina,  por  antonomasia, 
de  una  manera  absoluta. 

Templarse. 

Se  templó  dicen  vulgarmente,  por  ''murió." 
Tenamaste. 

A  cualquier  trasto  burdo,  le  llaman  tenamaste; 
y  por  traslación  al  individuo  pesado^  burdo,  ordi- 
nario. 

Teperete. 

En  castellano  es  zopo.     Véase  ateperetado, 

Tepemechines. 

Unos  hermosos  peces  que  abundan  vn  los  ríos 
del  Sur  y  del  Norte  de  Guatemala.     Hay  dos   es- 


520  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

pecies  del  mismo  género  Agonostoma  (Bem.)  muy 
apreciadas  por  su  buen  sabor. 

Tepescuinte. 

Es  un  roedor  {Coelo genis  paca,  Linn.)  más  gran- 
de que  un  conejo,  muy  común  en  Guatemala,  de 
sabrosísima  carne  para  comer,  que  los  indios  ofre- 
cen en  sacrificio  á  sus  dioses.  En  Nicaragua  le 
llaman  guardatinaja  y  en  otras  partes  de  América 
pacas.  El  último  Diccionario  de  la  Academia, 
edición  XII,  dice:  '^Tepeizquinte,  animal  cuadrúpe- 
do de  la  provincia  de  Tabasco,  del  tamaño  de  un 
lechen,  parecido  al  gamo  y  de  su  mismo  color.'' — 
La  docta  Corporación  ignoraba  que  Tabasco,  en 
vez  de  ser  provincia,  es  uno  de  los  Estados  de  la 
confederación  mexicana,  y  que  no  sólo  en  él  se  en- 
cuentran los  tepescuintes ,  que  también  los  hay  en 
todos  los  lugares  cálidos  y  fragosos  de  Centro- A- 
mérica.  Pero  es  de  advertir  que  nuestro  tepescuin- 
te difiere  enteramente  de  la  especie  de  coyote  me- 
xicano que  llaman  tepeizquinte. 

El  roedor  cuya  carne  apreciamos  tanto,  es  ama- 
rillento con  manchas  más  oscuras  de  adelante  hacia 
atrás,  y  carece  de  cola. 

Tepocate. 

Es  el  nombre  provincial  de  la  larva  de  los  ba- 
tracios anuros,  ó  sea  el  renacuajo.  Los  tepocates 
tienen  el  cuerpo  y  la  cola  muy  pequeños  y  la .  ca- 
beza relativamente  mu}^  grande.  Como  tales  ani- 
males caen  en  la  red  con  facilidad,  se  dice  en  sen- 
tido figurado,  de  uno  que  se  cae  ó  se  deja  atrapar, 
que  es  un  tepocate.  También  á  los  cabezones  se 
aplica  el  nombre  de  tepocates. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  521 

''Ni  con  pepescas,  ni  suntes, 
Tepocates,  ni  mojarras 
Se  excitan  á  echar  las  once, 
La  mañanita,  ni  el  alba." 

(Rivera  Maestre.     Epístola  á  Guatemala.) 

Tequio. 

El  servicio  personal  de  un  día  que  los  caciques 
y  señores  imponían  á  los  macehuales  6  gente  jor- 
nalera, se  llamaba  tequio;  de  donde  viene  dar  ese 
nombre  entre  nosotros  al  trabajo  ó  molestia  que  se 
nos  impone.  Suelen  decir  tequioso  al  que  molesta. 
En  Costa  Rica  llaman  tequioso  al  muchacho  tra- 
vieso. 

Tertuliante. 
El  que  concurre  á  una   tertulia    es    en    español 
hrf),Jiano  ó  tertulio^  que  no  tertuliante. 

Tetunte. 

A  un  pedazo  de  leño,  un  guijarro  ó  cualquier  otro 
objeto  análogo,  llaman  familiarmente  un  tetunte; 
dicen  también  tetuntazo  ó  tituntazo  para  significar 
el  golpe  dado  con  q\  tetunte  ó  titunte. 

Tiemple. 

Siendo  regular  el  verbo  temblar,  como  que  tiene 
por  afín  el  sustantivo  temple,  y  debiendo  decirse  lo 
mismo  con  respecto  á  destemplar,  no  debe  usarse, 
<íomo  muchos  lo  usan,  tiemple,  desiiemple.  *'La 
guitarra  se  templa;  el  piano  se  destempla,  y  no  co- 
mo oímos  por  acá,  á  personas  que  se  precian  de 
-cultas:  tiempla,  destiempla. 


522  VICIOS    DEL  LENGUAJE    Y 

Testiga. 

El  nombre  testigo  es  invariable  para  el  femeni- 
no, y  así  debe  decirse  la  testigo. 

Tiendero, 
Conforme  á  las  reglas  de  la    derivación,   al    uso 
de  la  gente  educada,  y  á  las  prescripciones  del  dic- 
cionario, es  tendero,  que  no  tiendero,  como  dice   el 
vulgo  y  otros  que  creen  estar  fuera  de  él. 

Tiernísimo, 
De  tener,  ternísimo,  superlativo  de  tierno. 

Ti  huí  lote. 

Planta  silvestre,  muy  abundante  en  nuestros 
bosques  {grosidaria  margarita.) 

Tiliche, 

¿Qué  significa  tiliche  f  Esta  palabra,  tan  usada 
en  Guatemala,  tiene  acepciones  tan  latas,  se  desli- 
za tan  fácilmente  en  su  s.ignificado  que  no  es  fácil 
acertar  á  darle  sinónimos  en  castellano.  Tan 
pronto  significa  baratija,  ó  chisme  y  como  instrumen- 
to, utensilio,  etc. 

'' el  día  menos  pensado  un  sabio  de  tantos 

va,  coje  y  descubre  un  'par  a-temblor  es,  como  inven- 
tó otro  el  pararayo,  y  ya  no  quedará  un  terremoto 
ni  para  un  remedio.  Pero  entre  tanto  que  se  in- 
venta el  tal  tiliche,  la  tembladera  sigue  de  firme, 
etc."  (Salomé  Jil.— ''Los Temblores;"  página  177, 
del  Libro  sin  Nombre.) 

Tilichera, 

A  las  mujeres  que  venden  baratijas,    y   que  en 


PROVINCIALISMOS   DE    GUATEMALA  523 

castellano  son  buhoneras,  les  dicen  aquí  tilicheras; 
y  además  se  aplica  el  mismo  nombre  á  la  bithone- 
ría  ó  tienda  portátil  en  que  llevan  los  tiliches,  es- 
to es  las  chucherías,  baratijas  ú  objetos  de  poco 
valor. 

T-.     1       .  Tigra, 

bs  la  tigre. 

Tilinte, 

Este  raro  provincialismo  significa  estirado,  tem- 
plado, guapo. 

En  castellano  se  dice  familiarmente  ''tener  mucho 
tilín,''  por  tener  mucha  gracia  ó  atractivo. 

Timba, 

En  español  significa  una  partida  de  juego  de 
azar;  pero  entre  nosotros  se  da  vulgarmente  el 
nombre  de  timba  al  estómago,  al  vientre,  á  la  ba- 
rriga. 

Si  fuéramos  á  rastear  el  origen  de  semejante 
provincialismo,  tal  vez  hallaríamos  que  proviene 
de  llamarse,  desde  el  tiempo  de  los  conquistado- 
res, timbas,  en  las  islas  Filipinas,  á  unos  cubos  pa- 
ra echar  agua.  Por  traslación  acaso,  pues,  dieron 
en  denominar  timba  á  la  barriga. 

Timbones, 
Así  llaman  á  los  barrigones.    La  palabra  timbón 
viene  del  guaraní  timbó,  (ixho\  corpulento  del  cual 
hacen  canoas. 

Tinterillo, 
Provincialismo  poco  menos  que  continental,  di- 
ce Paz  Soldán  y  Unánue,  y  de  los  más  e.xpresivos, 
para  designar  á  un  abogadillo  de  tres  al    cuarto,  á 


524  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

un  tipejo  de  legule3^o.  También  Salva  lo  consig- 
na como  provincialismo  de  la  América  meridional  y 
lo  traduce  por  "abogado  de  guardilla  ó  de  chicha 
y  nabo,"  pero  no  por  rábula,  ni  registra  esta  pala- 
bra, no  obstante  ser  ella  la  propia  según  los  iwoinn- 
cialógrafos  que  han  venido  después  que  nosotros, 
señores  Cuervo  y  Rodríguez.  Otro  aficionado,  el 
señor  Paulsén,  nos  comunica  que  la  ha  encontra- 
do en  la  XI  edición  del  Diccionario  de  la  Acade- 
mia. Sólo  don  Fidélis  P.  del  Solar  se  muestra 
indulgente  con  el  provincialismo,  los  demás  están 
-por  rábula  y  legulego,  en  cuyo  loor  se  deshacen." 
"El  tinterillo  en  su  pequeña  esfera  de  acción  ha 
sido  tan  pernicioso  á  la  sociedad,  como  el  caudillo 
militar  en  la  suya.  Y  si  no  se  ha  inventado  la 
palabra  tinterillaje,  que  es  americanismo,  provie- 
ne simplemente  de  que  los  daños  y  perversión  cau- 
sados por  la  falanje  de  tinterillos  no  son  tan  tras- 
cendentales ni  tan  vastos  ni  tan  palpables,  sin  que 
por  esto  deje  de  caberles  su  muy  buena  parte  en 
nuestra  general  relajación." 

Tinta, 
Así  le  llaman  en  el  Salvador  y  por  acá  al  añil. 

Tiquete, 

Del  inglés  ticket,  dicen,  muchos  tiquete,  en  vez  de 
boleta j  boletín  ó  cédula,  según  los  casos. 

Tiros, 

Las  correas  asidas  á  las  guarniciones,  con  que 
los  caballos  tiran  el  coche,  se  llaman  tirantas,  que 
no  tiros,  como  dicen  muchos. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  525 

Tiro. 
Aquí  dicen  muchos  del  tiro,  y  otros  dialtiro,  por 
enteramente,  de  golpe  6  zumbido,  que  es  como  en 
castellano  se  dice. 

Tiricia. 
Es  tcfericia  en  español. 

Tirar  la  espada. 
Es  jugar  la  espada  ó  tirar  á  la  espada. 

Tirria. 
No  sabemos  por  qué  don  José  Milla,  en  su  gra- 
cioso artículo  de  costumbres  Las  Semejanzas,  usa 
como  provincial,  sub-rayándola,  la  palabra  tirria^ 
y  aún  la  explica,  en  una  nota,  como  equivalente 
á  odio,  mala  voluntad.  La  voz  tirria  es  castiza 
y  corriente;  significa  según  el  Diccionario  de  la 
Academia.  "Manía  ó  tema  que  se  toma  contra  uno, 
oponiéndose  á  todo  cuanto  dice  ó  hace." — Se  equi- 
vocó, pues,  aquel  escritor  al  no  juzgarla  de  cuño 
legítimo.  (Véase  Obras  Literarias  de  Salomé  Jil. 
— Cuadros  de  Costumbres  tomo  I,  edición  II,  pági- 
na 70.j 

Tiseras. 

Antiguamente  escribían  tixeras,  ó  tiseras;  pero 
hoy  toda  gente  culta  dice  tijeras. 

Tiste. 

Es  una  bebida  refrescante,  compuesta  do  harina 
de  maíz  salpor,  achiote  y  azúcar. 

Titiritear. 
Comunmente  dicen  por  acá  así,  en  vez  de  tiritar 

que  es  la  palabra  castiza. 


526  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Tizate, 

En  español  es  tiza:  "Yo  creí  que  no  saldrían  con 
toda  la  tiza  que  hay  en  la  casa  las  manchas  de  los 
candeleros."     Pérez  Galdós. 

Titimico, 

Amigos  de  la  raíz  titiy  que  acaso  será  indígena, 
usan  muchos  esa  palabra,  que  significa  ^'achispa- 
do." 

Toalete, 

Del  francés  "toilette,"  han  sacado  los  unos  toa- 
lete y  los  otros  toaleta;  pero  semejantes  barbaris- 
mos  no  tienen  razón  de  ser  por  todo  extremo,  ya 
que  en  español  tenemos  tocado,  compostura,  peina- 
do, adorno,  y  otras  palabras  que  equivalen,  según 
los  casos,  á  toilette. 

Tocar. 

Hacer  sonar  la  aldaba,  timbre  ó  campanilla  de 
una  puerta,  para  que  abran,  es  en  castellano  lla- 
mar y  no    tocar,  que  todos  usan  por  acá. 

En  España  dicen:  ''Llaman  á  la  puerta;  ve  á 
abrir;"  en  Guatemala  traducen:  ''Tocan  la  puer- 
ta,   anda  á  abrir." 

Se  tocan  muchos  instrumentos  de  música;  se  to- 
ean  las  campanas;  y  se  pueden  también  tocar  las 
puertas;  pero  en  la  acepción  de  "llegar  á  ellas  con 
la  mano,  sin  asirlas,"  que  no  parece  significar  que 
se  toma  la  aldaba  (tocador,  como  aquí  dicen)  y  se 
golpea  para  que  ocurran,  de  dentro  de  la  casa,  á 
abrir  la  puerta. 

Tol. 

Es  un  guacal  grande,  y  guacal  ya  vimos  que  es 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  427 

una  especie  de  taza  formada  por  la  corteza  de   la 
fruta  del  jícaro,  dividido  por  mitad. 

"Un  gran  tol  lleno  de  tabaco  picado  y  unos  ma- 
zos de  c?o6/a(Zore.s  abrillantados  á  fuerza  de  piedra, 
indicaban  que  aquella  pobre  mujer  era  cigarrera. 
Salomé  Jil. — Libro  sin  nombre;  página  185.) 

Por  extensión  llaman  también  tol  al  güegüecho, 
bocio. 

Toma. 

Dícenle  toma  al  arroyo  ó  riachuelo;  pero  no  tie- 
ne la  palabra  toma  semejante  acepción  castellana. 

Tomatal. 
La  planta  herbácea,  originaria  de  América 
{Solanum  lycoyersicum^)  con  vastagos  de  cuatro  á 
cinco  pies  de  largo,  vellosos,  huecos,  endebles,  ra- 
mosos y  vestidos  de  hojas  recortadas  en  alas,  que 
echa  flores  amarillas,  en  racimos  sencillos  y  que 
producen  tomates;  esa  planta,  decimos,  se  llama 
en  castellano  tomatera,  y  no  tomatal,  como  usan 
por  acá,  obedeciendo  á  la  viciosa  propensión  de 
dar  á  los  nombres  de  árboles  la  terminación  rt/, 
que  conviene  á  los  plantíos  ó  lugares  sembrados 
de  ciertos  árboles,  pero  no  á  ellos.  Así  llamamos 
cafetal  al  cafeto,  naranjal  al  naranjo,  jocotal  al  jo- 
cotero,  cocal  al  cocotero,  cipresal  al  ciprés,  duraznal 
al  durazno,  mangal  al  mangar,  anonal  al  añono  6 
chirimoyo,  papayal  al  papayo,  zapotal  al  zapote, 
granadal  al  granado,  ceresal  al  cereso,  guayabal  al 

guayabo. 

Tonada. 

Y  tonaditas  y  tonadillas  son  palabras  muy  casti- 
zas, á  pesar  de  que  nuestro  literato  don  José    Mi- 


528  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Ha,  las  tomó  por  provinciales  en  su  precioso  artí- 
culo de  costumbres  ''Los  Lanas;"  (página  91,  to- 
mo II,  de  los  Cuadros  de  Costumbres.) 

Topar. 

Craso  error  es,  dice  Cuervo, — censurar  el  em- 
pleo de  topar  por  encontrar,  si  bien  es  cierto  que 
hoy  ha  decaído  algo  de  su  antigua  dignidad,  y  no 
goza  de  mucho  favor  entre  la  gente  culta. 

Topear. 
Por  cornear  ó  dar  topes,  lo  usamos  en  Guatema- 
la y  también  se  usa  en  toda  la  América   hispana; 
pero  no  es  castizo. 

Topetear. 

En  español  hay  topar  y  topetar]  pero  no  topetear, 
como  dicen  por  estas  regiones. 

Torcido. 

''¡Cuántas  malas  pasadas  suele  jugarnos  la  trai- 
dora Fortuna,  para  las  cuales,  después  del  más  es- 
crupuloso examen  de  conciencia,  no  encontramos 
haber  dado  causa!  ¡Qué  de  sinsabores  y  perjui- 
cios nos  proporcionan  los  prógimos,  sin  que  haya- 
mos dado  el  menor  motivo  para  ellos!  Los  hom- 
bres que  así  se  ven  expuestos  á  esos  reveses,  se 
llaman  en  castellano  desdichados,  y  nosotros  los 
guatemaltecos,  que  nos  hemos  propuesto  enrique- 
cer el  idioma  con  palabras  nuevas,  ó  dando  una 
nueva  acepción  á  las  ya  conocidas,  los  llamamos 
torcidos;  adjetivo  al  cual  ningún  Diccionario,  que 
yo  sepa,  presta  esa  significación.  Llamamos  dere- 
cho al  dichoso,  sin  licencia  de  la  Academia;  y  por 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  529 

contraposición  decimos  torcido  al  desdichado. 
"Cuando  un  hombre  está  torcido,  por  persignarse 
se  araña,"  se  dice  aquí  comunmente,  con  cuyo  re- 
frán se  da  á  entender  que  al  desgraciado  suelen 
salirle  mal  hasta  las  obras  buenas.  En  nuestra 
decidida  afición  al  neologismo,  hemos  ido  aún 
más  adelante,  inventando  el  sustantivo  tuerce,  pa- 
ra significar  la  mala  fortuna,  desgracia,  desventu- 
ra."    (Salomé  S'ú.^El  Torcido.) 

Torería. 
Se  toma  por  diablura,  travesuras  increíbles,  des- 
calabros ó  desaguisados.  Este  es  un  provincialis- 
mo que  no  sólo  se  usa  en  Guatemala,  sino  en  Cu- 
ba y  otros  lugares  en  donde  se  habla  español. 
Bien  puede  haber  sido  esa  palabra  castellana  en 
el  siglo  XVI. 

Torreja. 

En  español  no  hay  ''torreja,"  sino  torrija. 

Tortilla. 
Por  antonomasia  llaman  por  acá  tortillas  á  unas 
tortas  pequeñas,  muy  delgadas,  hechas  de  masa 
de  maíz  cocido,  con  un  poco  de  cal  y  sal.  La  torti- 
lla es  la  base  de  la  alimentación  de  la  gente  pobre. 
El  refrán  español:  ''Con  tigo  pan  y  cebolla,"  de- 
bería ser  en  Guatemala:  ''Con  vos  tortilla  y  fri- 
jol." 

Tortillera. 

La  vendedora  de  tortillas,  se  llama  entre  nos- 
otros ¿or¿27/6m,  oficio  que  hacen  generalmente  las 
indígenas.  Tortilleria  es  el  lugar  donde  se  verifi- 
ca la  venta  de  las  tortillas. 


530  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Toser. 

Algunos  conjugan  el  verbo  toser  de  este  modo, 
yo  tueso,  tú  tueses.  Este  verbo  conserva  la  o  del 
infinitivo  en  todas  las  personas  y  tiempos,  como 
los  verbos  coser  y  córner. 

Totoreco. 
Esta  voz  onomatópica  es,  según  creemos,   pecu- 
liar de  nuestro  país,  y  significa  tembloso,,  desma- 
ñado para  hacer  las  cosas,  lelo,  poco  hábil,  zopo. 

''Bien  saben  que  ni  con  chinos 
Ni  con  totorecos  tratan, 
A  quienes  los  buhoneros 
Alucinan  y  atarantan  y 

*  (Rivera  Maestre.) 

Totopón. 

Hay  muchas  palabras  guatemaltecas  para  desig- 
nar al  zopo,  zompo  ó  desmañado.  Totopón  es  una 
de  ellas. 

Totopoxte. 

Palabra  indígena,  en  la  cual  se  pronuncia  la  x 
como  ch  francesa.  Significa  una  tortilla  de  maíz, 
dura  y  que  se  conserva  bien  durante  muchos  días 
para  que  la  puedan  comer  los  indios  que  son  los 
que  la  usan,  haciendo  para  ellos  las  veces  de  la 
galleta.  El  totopoxte  sirve  por  acá  para  abastecer 
los  ejércitos. 

Tragos  y  rempujones. 

Dicen  por  acá  que  una  cosa  se  hace  á  tragos  y 
rempujones,  debiendo  ser  á  trancos  y  empellones. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  531 

Traducí. 
No  es  muy  raro  oír  traducí,  por  traduje,    siendo 
-este  último  el  correcto,  una  vez  que  es  irregular  el 
verbo. 

Traicionero. 

El  señor  Cuervo  incluye  esta  voz  entre  las  mu- 
chas que,  habiendo  caído  en  desuetud  en  España, 
son  muy  usadas  en  América;  y  parece  aconsejar 
que  la  remplacemos  por  traidor.  Creemos  que 
sería  lástima,  porque  no  siendo  idéntica  la  signi- 
ficación de  ambas,  con  suprimir  una  empobrece- 
ríamos la  lengua.  •  En  efecto,  traidor  es  el  que  co- 
mete traición  en  un  caso  dado;  v.  g.  ''López  pa- 
sará á  la  historia  como  un  traidor  (no  traicionero) 
por  haber  entregado  á  Maximiliano." 

''El  gato  es  muy  traicionero ;'\es  decir,  que  ataca 
al  desprevenido,  que  asecha  oculto. 

El  Diccionario  de  la  Academia  reconoce  ambas 
voces,  aunque  sin  determinar  diferencia  en  su  sig- 
nificado; pero  con  propiedad,  traidores  el  que  trai- 
ciona, y  traicionero  el  que  ataca  alevosamente. 

Tramitar. 
Esta  palabra  tan  en  voga  entre  leguleyos,  n.. 
está  admitida  por  el  Diccionario  de  la  lengua.  En 
vez  de  decir:  "Se  está  tramitando  un  expediente," 
úsese:  ''se  esVd  instruyendo  un  expediente;  por- 
que la  tramitación  es  la  pi'ogresiva  instrucción  de 
un  proceso,  en  materia  criminal,  ó  de  un  expe- 
diente, en  lo  civil,  económico  ó  administrativo. 

Trapear. 
Por  denostar  ó  regañar  á  alguien,  se  dice  aquí  y 


532  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

en  otras  repúblicas  hispano-americanas,  trapear-, 
dar  una  buena  trapeada.  En  español  se  usa  ''po- 
ner á  uno  como  un  trapo;"  ''sacar  los  trapos  á  re- 
lucir."— De  allí  debe  de  derivarse  ese  verbo  tra- 
pear^  que  no  es  un  provincialismo  probablemente, 
sino  más  bien  una  de  aquellas  palabras  que  usa- 
ban los  conquistadores  cuando  vinieron  al  Nuevo 
Mundo.  Ellos  trapearon  bien  á  los  indios,  y  des- 
pués se  daban  buenas  trapeadas  los  criollos  con  los 
peninsulares Lució  el  sol  de  la  independen- 
cia, y  no  han  faltado  caciques  que  hayan  trapeado 
á  todo  bicho  viviente Aquí,  más  que  en  nin- 
guna parte,  cabe  la  célebre  exclamación  de  Eneas: 
^^Sunt  lacrymce  rerum^ 

Tranca. 

Es  provincialismo  de  la  Argentina,  de  Chile  y 
de  México  (de  donde  nosotros  lo  hemos  tomado) 
por  borrachera.  Cuando  alguien  está  temulento, 
decimos  que  tiene    una  buena  tranca. 

Tranquijón. 

Muy  comunmente  dan  ese  nombre  en  Guatema- 
la á  cualquier  estropiezo  ó  guijaro  que  hace  que 
un  camino  esté  disparejo  ó  lleno  de  sinuosidades. 

Transación. 

Dígase  transacción. 

Transar. 

Es  achaque  de  la  América  española  que  muchos 
digan  y  escriban  transar,  en  lugar  de  transigir,  que 
es  el  verbo  castellano,  mientras  que  el  primero 
no  existe  en  los  repertorios  de  la  lengua. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  533 

Tranvía. 
Muchos  dicen  la  tranvía;  pero  siendo    masculi- 
no el  vocablo,  debe  ser  el  tranvía. 

Trasnocharse. 
''Con  enfermar,  regresar,  trasnochar,  no  deben 
juntarse  los  pronombres  me,  te,  se,  nos  os;  de  suer- 
te que  no  se  dice  ''el  niño  se  enfermó;  mañana  me 
regreso,"  sino  "el  niño  enfermó;  mañana  regreso." 
Esta  es  también  la  construcción  usual  de  trasno- 
char.  (Rufino  J.  Cuervo. — El  Lenguaje  Bogotano.) 

Trastes. 
Dígase   trastos. 

Trastear. 

Con  este  nuestro  verbo  queremos  decir  que  se 
están  pasando  los  trastes  de  un  lado  á  otro;  que  se 
está  arreglando  una  pieza  ó  cuarto. 

Trastrabillar. 
Muchas  de  las  voces  que  nos  parecen,  á  prime- 
ra vista,  provinciales  ú  originarias  de  nuestros 
países,  tienen  su  legítimo  abolengo  en  la  penín- 
sula ibérica.  Allá  en  las  montañas  de  Asturias, 
se  dijo  en  tiempos  remotos,  y  se  ha  conservado 
por  los  descendientes  de  don  Fe]aiyo'Hrastabellar.'' 
De  este  bocablo  hable  han  sacado  los  colombianos, 
chilenos  y  peruanos  trastabillar,  (sin  la  segunda 
r)  y  nosotros,  decimos  trastrabillar,  que  en  caste- 
llano vale   por  tartalear,  titubear,   tropezar,   hacer 

^eses. 

Hace  más  de  dos  siglos  que  el  poeta  astúr  (ton- 
zález  Reguera,  hablando  del  rey,  dice: 


534  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

''Sólo  pronunciar  su  nombre 
En  casa,  en  campo,  en  corral, 
Al  home  más  entendidu 
Y  fará  trastahellar ^ 

Y  no  se  crea  que  al  decir  nosotros  trastrabillar^ 
seamos  los  culpables  de  haber  corrompido  el  voca- 
blo asturiano,  que  ya  Juan  de  Castellanos  decía 
lo  mismo  trastrabillar.  (Biblia  de  Rivad.  tomo 
IV,  página  400,)  que  era  la  palabra  usada  por  los 
aventureros  que  acompañaron  á  don  Pedro  de  Al- 
varado  en  la  conquista  de  estos  países. 

Tren. 

Lo  usamos  impropiamente  por  tráfago,  movi- 
miento, trajín,  cuando  decimos,  v.  g.:  "Ya  no 
puedo  sufrir  á  Juan;  es  mucho  el  treii  en  que    me 

tiene." 

Trincar. 

Significa  partir  ó  desmenuzar  en  trozos;  asegu- 
rar los  cabos,  ó  alguna  otra  cosa,  en  la  maniobra 
del  buque;  familiarmente  se  toma  por  beber  vino 
ó  algún  otro  licor. 

Nosotros  no  le  damos  ninguna  de  esas  acepcio- 
nes que  son  las  castizas:  dicen  por  acá  que  algu- 
no se  trinca  á  dormir,  cuando  duerme  como  un  li- 
rón; que  un  corsé  está  muy  trincado,  por  apreta- 
do, etc. 

Trompada. 

Salva  trae  trompada  (puñada)  y  trompear  (abo- 
fetear) como  provincialismo  mexicano;  pero  se 
usan  en  toda  la  América  española. 

"Su  reputación  abarcaba  todos  los  terrenos;  lo- 
mismo  se  reía  de  una  vieja,   como  enamoraba  á 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  535 

una  joven,  y  lo  mismo  se  batía  con  un  hombre 
formal,  como  se  trompeaba  con  un  joven  de  su 
edad."     {El  Fígaro,  de  Buenos  Aires.) 

"¡Sí! — exclamó  el  idiota  sonriéndose,  y  murmu- 
ró:— ¡Qué  cariñoso  ha  vuelto!  Ya  no  me  dará  de 
trompadas!  (Aréstegui. —El  P.  Horán,  Escenas 
de  la  vida  del  Cuzco.) 

''El  aumentativo  de  trompo,  no  es,  como  se  ima- 
ginan muchos  de  nuestros  paisanos  bofetada,  pu- 
ñada, bofetón.     (Zorobabel  Rodríguez,  chileno.) 

Trompón. 

Dar  un    trompón,  es  dar  un  puñetazo. 

Trotear. 
Es  viciosa  la  tendencia  de  agregar  una  e  á  mu- 
chos de  los  verbos  terminados  en  ar,  como  trotear, 
apalabrear,  chapurrear,  manipulear,  tasajear,  tope- 
tear,  zulaquear,  en  vez  de  trotar,  apalabrar,  chapu- 
rrar, manipular,  atasajar,  topetar  y  zulacar. 

Troja. 

Es,  según  Cuervo,  la  forma  primitiva  del  clási- 
co troj  ó  troje. 

Tuero. 

En  español  dicen  jugar  al  escondite,  cuando  nos- 
otros decimos  jugar  tuero. 

Tuerce. 
Neoloo-ismo  muy  usado  en  Guatemala,  por  des- 
gracia, mala  ventura. 

Tul. 
Es  el  nombre  provincial  de  una  planta  palustre. 


536  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

A  unas^esteras,  ó  petates,  hechos  de  esa  planta,  llá- 
manle  petates  tules. 

En  la  bellísima  composición  de  don  Juan    Dié- 
guez  ''La  Garza/'  figura  esta  estrofa: 

''¿O  en  dolorosa  soledad,  el  duelo, 
Haces  talvez  de  tu  perdido  amante, 
O  de  la  tierna  prole,  que  en  el  nido 
Labrado  entre  los  tules  ya  no  hallaste?" 

En  Guatemala  hay  diversos  tules  ó   sean    técni- 
camente cyperus. 

Tuluncona. 

A  la  mujer  pesada  y  jamona,  dícenle   por   acá 
tuluncona. 

Tun. 

Los  indios  quichés  llaman  tun  á  una  especie  de 
tambor  de  madera  hueca.  En  tiempos  de  Quikab 
se  atribuía  al  tun  sagrado  un  gran  poder,  como 
puede  verse  en  "La  Leyenda  de  los  Volcanes,"  en 
la  cual  figura  como  el  Encantador  6  príncipe  de 
los  Nahuales  aquel  guerrero  que  se  convertía  en 
león  y  en  tigre.  Refiere  la  tradición  que  cuando 
conquistaba  las  tierras  cercanas  a  las  costas  del 
Pacífico,  una  enorme  montaña,  como  extensísimo 
muro,  se  oponía  al  paso  de  sus  ejércitos,  y  Quikab 
con  un  sólo  golpe  de  su  hechicera  espada  partió  la 
montaña,  como  cuando  el  rayo  hace  trizas  la  roca 
más  dura:  los  pedazos  de  aquella  colosal  muralla, 
quedaron  como  pirámides  que  exhiben  el  poderío 
de  Quikab.  En  una  de  de  esas  pirámides  ó  vol- 
canes encerró  el  tun  sa2;rado,  por  lo  cual  se  llama 
Kozintún.  Desde  Rabinal  se  ven  las  misteriosas 
llamas  que  indican  su  presencia.     Había  un  baile 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  537 

^ntre  los  indios  de  este  pueblo,  que  se  llama  del 
Tmiy  baile  prolijamente  descrito  por  el  abate  Bras- 
seur  de  Bourbourg,  y  que  puede  considerarse  co- 
mo una  especie  de  representación  cómica. 

Tuna. 

*'  Tuna  —  (cactus  opuntia.)  —  Fruta   americana, 

desde  México  hasta el  Perú  por  lo  menos; 

aunque  igualmente  recuerdo  haberla  visto  como 
planta  silvestre  en  las  costas  de  la  Isla  de  Sicilia, 
en  donde  se  la  designa  con  el  nombre  europeo  de 
higo  de  indias.  (En  España  higo  chumbo.)  He- 
rrera en  su  monumental  obra  sobre  las  Indias  de 
Occidente,  dice  que  la  palabra  viene  de  la  Isla  de 
Cuba.  Oviedo,  en  el  sumario  de  la  historia  natu- 
ral de  estas  regiones,  la  describe  así  mismo  bajo 
esta  palabra.  El  nombre  de  nopal,  mucho  más 
elegante  y  que  algunos  podrán  creer  castizo,  es 
simplemente  una  voz  mexicana.  Un  escritor  in- 
glés, creo  que  Hartwig,  en  su  Tropical  World,  com- 
para la  tuna  al  hombre  áspero  y  de  buen  fondo, 
porque  la  exquisita  y  jugosa  pulpa  sólo  se  disfru- 
ta después  de  haber  vencido  la  aspereza  y  terri- 
bles espinillas,  invisibles,  propias  de  la  mata  y  del 
hollejo  de  la  fruta.  La  planta  se  denomina  penca, 
V  los  historiadores  primitivos  de  Indias  la  llaman 
lardo,  por  analogía;  agregando  Gomara.  *'y  pues 
en  España  los  hay,  no  hay  que  decir." 

Ayacucho,  en  el  Perú,  es  tan  abundante  en  tu- 
nas, como  lo  es  Amatitlán,  en  Guatemala. 

''La  tima,  'd  quien  tranquilas  posesiones 
No  bastan  en  los  campos  dilatados, 


538  VICIOS    DEL  LENGUAJE    Y 

E  invade  las  ruidosas  poblaciones 
Para  arraigarse  en  torres  y  tejados." 

(Felipe  Pardo.) 

Ciega  deidad  que  sin  clemencia  alguna 
De  espinas  al  nacer  me  circuíste, 
Cual  fuente  clara  cuya  margen  viste 
Maguey  silvestre  y  punzadora  tuna. 

(Plácido.) 

Hemos  tomado  el  anterior  artículo  del  "Diccio- 
nario de  Peruanismos,"  tanto  por  el  interés  que 
ofrece,  como  porque  la  fruta  que  describe  es  ame- 
ricana; pero  advertimos  que  el  nombre  de  tuna 
no  es  un  nombre  provincial,  sino  que  se  encuentra 
autorizado  en  el  Diccionario  de  la  Academia,  si 
bien  en  España  llaman  á  la  tuna  ,  liigo  chumbo, 

''Correr  la  tuna;"  "Andar  en  tuna,"  son  frases 
castizas  que  quieren  decir  andar  vagando  en  vida 
holgazana,  libre  y  vagabunda.  Pero  no  debe  de- 
cirse tunantería,  sino  tunantada. 

Túnico. 

Todas  las  damas  dicen  por  acá  (y  en  otras  par- 
tes) el  túnico,  por  la  túnica  ó  saya.  No  hay  túnico 
en  castellano. 

Turumba. 

Turumbón  existe  en  castellano  y  equivale  á  to- 
londrón, chichón;  pero  no  turumba,  que  hemos  oído 
en  frases  como  ésta:  "Tanto  le  habló,  que  le  vol- 
vió una  turumba;'^  es  decir  que  le  dejó  atontado, 
que  le  enredó,  que  le  confundió. 

Hasta  ahí  ibamós  escribiendo,  cuando  hallamos 
que  el  equivalente  castizo  de  turumba  es  tarumba. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  539 

Turrada. 

Llamamos  así  á  una  rodaja  de  pan  tostada  con 
manteca  y  ajo.  Turrada,  viene  de  turrar,  que  es 
tostar  ó  asar  en  las  brasas. 

Tusa. 

El  Diccionario  (contra  la  lengua)  de  una  socie- 
dad de  literatos,  dice  que  tusa  es  americanismo 
que  significa  la  mazorca  del  maíz  sin  el  grano;*' 
pero  ese  es  un  error  de  marca:  tusa  es  la  hoja  que 
envuelve  la  mazorca,  el  doblador.  Un  cigarrillo 
de  tusa,  es  el  que  va  hecho  con  doblador  en  vez  de 
papel.  A  la  mujer  despreciable,  de  baja  ralea, 
con  resabios  de  coqueta,  le  decimos,  como  en  Cu- 
ba, tusa. 

El  Diccionario  de  la   Academia   registra   tusa 

por  pajilla. 

Tusar. 

Es  anticuado  en  España,  aunque  muy  usado  en 
algunos  lugares  de  América,  por  atusar. 

Tuntún. 
Entre  las  indias  llaman  así  al  peinado   que  se 
hacen,  levantando  mucho  el  cabello  con  cordones 
de  hilo  ó  seda. 

U. 

Ugenio. 
Es  vulgarismo  común  en  España  y  en  América 
el  decir  Ugenio  y  Ustaquio,  por  Eugenio  y  Eusta- 
quio. 

Umbral. 

Muchos  lo  confunden  con  dintel^  diciendo,    por 


540  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

ejemplo:  '^Cuando  pises  los  dinteles  de  la  escue- 
la," etc.;  lo  cual  es  un  adefesio,  porque  dintel  es 
*4a  parte  superior  de  las  puertas  y  de  las  ventanas 
que  carga  sobre  las  jambas,"  mientras  que  el  um- 
bral es  ''la  parte  inferior  ó  escalón  por  lo  común 
de  piedra  y  contrapuesto  al  dintel,  en  la  puerta 
•ó  entrada  de  cualquier  casa." 

Uno. 

Cuando  uno  aluíle  á  la  persona  que  habla,  y  és- 
ta es  mujer,  debe  usar  la  terminación  femenina, 
una,  por  ejemplo: 

''Muy  tonta  sería  una  en  casarse  con  un  tende- 
ro, pudiendo  casarse  lo  menos  con  un  ministro  y 
tener   Excelencia."     (Trueba. — La   Buenaventura, 

III.) 

Advertiremos,  sin  embargo,  que  en  esta  materia 
difícil  de  las  concordancias,  aún  no  se  han  fijado, 
como  dice  don  Antonio  José  de  Irisarri,  reglas 
uniformes  en  el  uso.  Santa  Teresa  de  Jesús  decía 
generalmente  uno  refiriéndose  á  ella  misma,  y 
otro  tanto  han  hecho  varios  escritores  clásicos  alu- 
diendo á  una  mujer. 

Un  poquito  de. 

Somos  tan  dados  á  los  diminutivos  qae  los  em- 
pleamos hasta  en  los  adverbios,  como  cuando  de- 
bimos "un  ^poquito  de,"  en  vez  de  un  poco  de;  "Pe- 
dro anda  sólito,  sólito,''  por   Pedro  anda  sólo. 

Un  porción. 
Así  dicen  muchos,  en  vez  de  una  porción. 


í 


PROVINCIALISMOS    DÉ   GUATEMALA  541 

Un  sartén. 

Nadie  dice,  entre  nosotros,  como  debiera,  la  sar- 
tén, una  sartén. 

Uña  de  león. 
Llaman  ''uña  de  león  ó  de  gato"  al  Pithecolobium 
unguis  cali,  que  es  tenido  por   febrífugo   bastante 
poderoso. 

Usebio. 
El  vulgo  pronuncia  así  el  nombre  de  Eusebio. 

Ustedes. 

El  plural  de  tú  es  vosotros;  pero  en  la  América 
española  los  padres  llamas  á  sus  hijos  y  los  amos 
á  sus  criados  (tuteándolos)  ustedes;  los  amigos  de 
mayor  confianza,  que  en  singular  se  dicen  tú^  en 
plural  usan  siempre  ustedes.  En  España  natural- 
mente es  vosotros  el  plural. 

Ustaquio. 
Dígase  Eustaquio. 

Usté. 
"Ha  sido  genial  de  algunos  dialectos — dice  el 
insigne  Cuervo — el  oscurecimiento  ó  la  total  su- 
presión de  ciertas  letras.  El  castellano,  por  ejem- 
plo, descartó  muchas  voces  en  su  formación  la  d 
latina,  como  en  creer,  oir,  feo,  credere,  audire,  foe- 
dum.  Todavía  conservamos  esta  aversión  á  la  (/, 
y  de  ahí  es  que  entre  el  vulgo  y  en  la  conversación 
familiar  se  omite  en  la  terminación  ado,  y  al  fin 
de  los  nombres  en  dad,  tad  y  otros:  soledá,  amista, 
mercé:  lo  cual  sucede  casi  donde  quiera  que  se  ha- 
ble nuestra  lengua.    Hoy  nadie  escrupuliza  decir 


542  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

usté  por  usted,  si  se  sacan  ciertas  personas  non 
sanctas  que  llaman  Estanislado,  Venceslado,  á  quien 
no  pasa  de  Estanislao,  Venceslao.  Aquí  pregunta- 
rá alguien :  ¿si  á  alguna  hija  mía  quiero  acomodarle 
uno  de  estos  dos  nombres,  no  le  pondré  Estanisla- 
da,  Venceslada,  como  ya  hay  varias? — No,  señor, 
contestaremos,  porque  a  sus  hijos  no  debe  uno  po- 
nerles nombres  disparatados  y  ridículos:  buena 
cosecha  de  nombres  sonoros  y  elegantes  hay  en  el 
almanaque  y  en  el  Año  cristiano,  para  que  sea  ne- 
cesario echarse  á  pescar  sandeces  por  otra  parte. 
Esto  es  lo  mismo  que  la  manía  tan  común  de  im- 
poner á  un  pobre  muchacho  la  responsabilidad 
de  llevar  un  nombre  como  Napoleón,  Salomón,  que 
siempre  le  achicará  y  consumirá  por  más  hombre 
que  llegue  á  ser.  Dejémonos  de  cuentos:  un  Bar- 
tolo que  haga  lo  que  Ricaurte  ó  Leverrier,  ilustra- 
rá y  glorificará  su  prosaico  nombre,  y  un  Camue- 
so no  dejará  de  serlo,  aunque  lo  hayan  bautizado 
con  el  de  los  nueve  de  la  fama,  y  el  de  los  doce 
pares  de  Francia  por  añadidura.''  Hasta  aquí 
Cuervo,  con  quien  no  estamos  de  acuerdo  en  cuan- 
to á  que  hoy  nadie  escrupuliza  decir  tiste,  por  us- 
ted. Apoyándonos  en  la  anterioridad  de  Bello,  cre- 
emos que  ''es  necesario  hacer  sentir  la  d  final  de 
las  palabras  que  la  tienen  como  usted,  virtud,  va- 
nidad, que  algunos  castellanos  pronuncian  ustez, 
virtuz,  vanidazJ^  (Obras  completas  de  don  Andrés 
Bello;  volumen  V,  página  468.) 

Ustoquia. 

Es  otro  de  los  nombres  propios  que  se    adulte- 
ran por  el  vulgo,,  y  por  muchos  que  no  lo  son,    y 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  543 

que  también  dicen  Grabiel,  por  Gabriel ;  Herculea- 
110,  por  Herculano;  Heleodoro,  por  Heliodoro;  Ga- 
vino,  por  Gabino;  Eduvíges,  por  Heduvígis;  Ali- 
fonso,  por  Ildefonso;  Cleotilde,  por  Clotilde;  Sa- 
turdino,  por  Saturnino  y  Ustoquia  por  Eustoquia 
•ó  Ustorgio,  por  Eustorgio. 

Utopía. 
La  Academia  autoriza  utopia  y  utojnu,   con   el 
:aeento  prosódico  indiferentemente  en    la   o  ó   en 
la  í. 

V. 

Vagamundo. 
Es  una  de  tantas  palabras  anticuadas  que  nos- 
otros conservamos  en  uso:  hoy  es  vagabundo.  En 
^1  retrato  que  hace  Quevedo  del  Pedagogo  ava- 
riento, dice  "que  los  dientes  le  faltaban  no  sé 
cuantos,  y  pienso  que  por  holgazanes  y  vagamun- 
dos, se  los  habían  desterrado." 

Vaciar. 

Se  yerra  frecuentemente  en  la   conjugación    de 

muchos  verbos   terminados  en  iar,   como  vaciar, 

■cambiar,  mudando  la  i  en  e,  v.  g.,  yo  camhéo,  tú  r«- 

x^éas.     La  i  debe  conservarse  siempre  yo  cambio,  yo 

vacio. 

Vago  roso. 

En  buen  español  es   vagaroso,  que  no   vagoroso, 
<íomo  dicen  muchos  poetas  ramplones. 

Váguido. 

En  los  buenos  tiempos  de  Cervantes  se  escribía 


544  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

y  pronunciaba  váguido,  como  acostumbran  decir 
hasta  hoy  por  Cuba,  Colombia,  Guatemala  y  Méxi- 
co; pero  ha  cambiado  la  escritura  y  la  acentuación 
de  esa  palabra  en  vahído, 

Valientísimo. 

Es  valentísimo,  de  valens.  . 

Valorizar. 

Es  un  neologismo  usado  en  varias  repúblicas 
hispano-americanas,  y  equivale  á  valorar,  valuar, 
tasar  ó  justipreciar. 

Valse. 

Según  Gormaz  debe  decirse  vals,  como  lo  pres- 
cribe la  Academia. 

Sin  embargo  el  insigne  Bello,  en  Las  Fantasmas,. 
escribió: 

''Sola  en  la  festiva  tropa 
Va,  viene,  revuelve,  jira; 
Valse!  cuadrilla!  galopa! 
No  descansa,  no  respira." 

Vamonos. 

Debe  pronunciarse  vamonos. 

Varbasco. 
En  español  es  verbasco  ó  gordolobo;  sin   embar- 
go hemos  visto  bandos  de  buen    gobierno  y    aun 
leyes  (de  malos  gobiernos)  en  las  cuales  se    halla 
varbasco;  en  latín  verbascuríi. 

Varejón.    Varejonazo. 

Llamamos  varejones  alas  varillas  de  los  árboles,, 
(en  español  verguetas)  y  varejonazos  los  golpes  da- 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  545 

dos  con  ellos.  Tal  modo  de  expresarse  es  impro- 
pio: las  varitas  ó  ramos  delgados  se  llaman  en  cas- 
tellano vardascas,  y  los  golpes  dados  con  ellas  var- 
dascazos. 

Varejón  es  la  vara  larga  y  gruesa,  y  varejonazo 
el  golpe  que  se  da  con  ella. 

Velorio. 

Como  sinónimo  de  velación,  es  provincialismo 
americano.  ''También  se  usa  entre  el  pueblo  igno- 
rante— según  el  notable  escritor  chileno — para  de- 
notar la  acción  de  poner  luces,  flores  y  otros  ador- 
nos á  los  cadáveres  de  los  párbulos,  costumbre  que 
si  por  una  parte  da  testimonio  de  la  fe  viva  que 
los  anima,  por  otra  es  pretexto  y  ocasión  de  hol- 
gorios y  borracheras,  que  son  un  signo  de  barba- 
rie." 

Nuestro  escritor  de  costumbres  dice:  ''Por  acá 
jugamos  hasta  con  los  muertos.  Díganlo,  si  no, 
algunos  epitafios  que  serían  capaces  de  hacer  reir 
á  los  que  los  tienen  encima,  si  los  vieran;  y  dígan- 
lo los  velorios  con  que  la  gente  pobre  celebra  la 
muerte  de  sus  deudos.  A  propósito  de  (^sto.  ya 
que  me  ciento  hoy  en  vena  de  filosofar,  diré  que 
apenas  hay  entre  las  costumbres  de  nuestro  pue- 
blo otra  que  me  horripile  más  (pie  esa  de  beber, 
reir,  cantar,  bailar,  etc.,  en  presencia  de  un  cadá- 
ver, aun  cuando  éste  sea  el  do  un  niño.  Kse  des- 
pojo frío  de  la  muerte  presidiendo  á  las  bacanales 
de  los  vivos,  tiene  algo  de  espantosamente  román- 
tico; digno  de  ser  descrito  por  la  phuna  de  un  IW- 
ron.  ¿Qué  especie  de  sentimiento  es  el  (|ue  reve- 
la esa  asociación  extraña  de  dos  ideas  tan  contra- 


546  VICIOS    DEL   LENGUAJE   Y 

dietorias?  ¿Se  pretende  ahogar  la  pesadumbre 
entre  la  excitación  de  la  orgía?  ¿Es  indolencia? 
¿Es  el  vicio  con  sus  peores  instintos  que  busca 
pretextos  para  darse  rienda  y  los  encuentra  acaso 
en  aquello  mismo  que  debiera  servirle  de  podero- 
so correctivo?  Todo  eso  puede  ser;  y  sin  embar- 
go, si  va  á  preguntarse  á  muchas  gentes  lo  que 
significa  esta  extraña  práctica,  contestarán  con  una 
palabra  muy  cómoda,  por  cierto,  pero  que  nada 
explica:  la  costumbre.''  (Salomé  Jil. —  Un  Duelo.) 
Desde  el  Río  de  la  Plata  hasta  México,  llaman  ve- 
lorio á  esas  reuniones  nocturnas  de  jarana  y  bo- 
rrachera, en  las  (]ue  la  gente  baja,  toma  pretexto 
de  la  muerte  de  uno  de  sus  deudos  para  entregar- 
se á  desórdenes,  que  terminan  con  cuchilladas  ó 
por  lo  menos  con  arañazos,  gritos  y  lamentos.  En 
sentido  burlesco,  dicen  que  parecía  velorio  una  reu- 
nión desanimada,  ó  á  la  cual  concurrió  poca  gente. 

Venceslado. 
üígase  Venceslao. 

Vendrás. 
''Vos  vendrés"  lo  usa  el  vulgo,  por  tú  vendrás  6 
vosotros  vendréis. 

Venduta. 

Esta  voz  viene  de  las  Antillas  y  vale   por  almo- 
neda, 

Vení. 

Viciosa  corrupción  de   ven  ó  de  venid. 

Venimos. 

Es   vinimos. 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  547 

Ver  á  ver. 

No  es  incorrecta,  dice  Cuervo,  pero  peca  de  fal- 
ta de  elegancia,  esa  repetición  del  mismo  verbo 
significando  ver  con  mucho  cuidado,  aplicar  la  vis- 
ta con  detenimiento. 

''Estaba  Sancho  Panza  colgado  d'e  sus  palabras 
sin  hablar  ninguna,  y  de  cuando  en  cuando  volvía 
la  cabeza  á  ver  si  veia  los  gigantes  que  su  anjo 
nombraba.  (Quijote;  parte  primera,  capítulo 
XVIII.) 

Verdín. 

Es  un  precioso  pajarillo  de  color  verde,  (|ue  se 
encuentra  en  la  Verapaz,  técnicamente  llamado 
Chlorophonia  occipitalis.     (Du  Bus.) 

Veros. 
Corrupción  de  veréis. 

Verdioso. 
En  buen  español  es  verdoso  ó  verdusco,  y  no  ver- 
dioso, como  por  acá  dicen  muchos. 

Verija. 
Es  vulgarismo  emplear  'í;er/;/a  por  ?>rfa  6   ijar. 

Vertir. 
El  verbo  es  verter,  lo   mismo   que   ceruer,    \  -.' 
conjuga:  vertemos,  vertéis,  vertió,  vertiendo,  etc. 

Vida. 
'Tor  vida  suya,"  es  frase  dr  ileprecación    muy 
usada  por  nuestro  pueblo. 


548  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Viejita. 
Tan  usado  como  incorrecto  es  ese   diminutivo. 
Lo  castizo  es  viejecita. 

El  poeta  colombiano  Rafael  Pombo,  entre  los 
preciosos  cuentos  que  escribió  para  niños,  tiene 
uno  lleno  de  admirable  ternura  y  sencillez,  que 
comienza: 

''Erase  una  viejecita 
Sin  nadita  que  comer,  etc." 

Virgüeliento. 

La  gente  zafia  cambia  las  palabras  castizas:  ''vi- 
ruela, virueliento,  hueco,  huero,  huerto,  hueso, 
huésped,  huevo,  alcahuete,"  en  virgüela^  virgüe- 
liento y  güeco,  güero  ^  güerto,  güeso,  güesped^  güevo,  al- 
cagúete,  etc. 

Vista. 

Tanto  el  Diccionario  como  la  práctica  corriente 
en  España,  autorizan  el  uso  de  vÍ8ta  por  op8^  y  así 
no  sería  extraño  oír  en  Madrid  alabar  la  buena 
vista  (buenos  ojos)  de  alguna   miope. 

Vos. 

¡Al  fin  llegamos  al  vos,  que  es  como  si  dijéra- 
mos la  fuente  de  nuestra  usual  jerigonza;  de  ese 
modo  de  hablar  tan  incorrecto  como  bajo! 

Lamentándose  don  Andrés  Bello  de  la  manera 
de  usar  el  vos,  que  también  convierte  en  Chile  la 
lengua  cas4:ellana  en  insoportable  menjurge,  dice: 
"El  vos  de  que  se  hace  tanto  uso  en  el  diálogo  fa- 
miliar, es  una  vulgaridad  que  debe  evitarse  y  el 
construirlo  con  el  singular  de  los  verbos  una  co- 
rrupción insoportable.     Las  formas  del  verbo  que 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  549 

se  han  de  construir  con  vos,  son  precisamente  las 
mismas  que  se  construyen  con  vosotros.  Pero  aho- 
ra no  se  usa  este  vos  sino  cuando  se  habla  á  Dios 
ó  á  los  santos,  ó  en  composiciones  dramáticas,  ó 
en  ciertas  piezas  oficiales,  donde  lo  pide  la  ley  ó 
la  costumbre."  (Gramática,  párrafo  113,  página 
82.     Edición  oficial,  año  1883.) 

"No  debe  usarse  en  la  conversación  el  pronom- 
bre vos;  porque  si  se  habla  con  una  sola  persona, 
se  debe  decir  usted  6  tú,  según  el  grado  de  familia- 
ridad que  tengamos  con  ella,  y  si  con  muchas  per- 
sonas, ustedes  ó  vosotros.  Sólo  es  permitido  usar 
el  pronombre  vos  en  el  estilo  oratorio  6  poético. 
Pero  no  solamente  se  peca  contra  el  buen  uso 
usando  á  vos  en  lugar  de  tú,  sino  (lo  que  es  toda- 
vía más  repugnante  y  vulgar)  concertándole  con 
la- segunda  persona  de  singular  de  los  verbos.  Vos 
se  ha  de  considerar  siempre  como  plural,  sin  em- 
bargo de  que  designemos  con  él  una  sola  persona. 
Por  consiguiente,  es  un  barbarismo  grosero  decir, 
como  dicen  muchos,  vos  eres,  en  lugar  de  vos  sois, 
ó  tú  eres.  Por  igual  razón,  una  vez  que  designamos 
á  la  segunda  persona  con  vos,  ya  no  podemos  en 
el  caso  directo,  designarla  con  ¿f¿,  sino  siempre  con 
vos,  6  con  os,  ni  emplear  con  relación  á  ella  las  se- 
gundas personas  de  singular  de  los  verbos  ó  rl 
posesivo  tuyo,  sino  las  segundas  [jereonas  de  plu- 
ral y  el  posesivo  vuestro.  Por  lo  cual  sería  muy 
mal  dicho  lo  que  sigue:  "A  vos  Dios  mío,  dirijo 
mis  oraciones;  yo  invoco  tu  misericordia:  dígnate 
escucharme,  pues  en  ti  sólo  confío.'  <  >  debe  en 
la  primera  frase  decirse  á  tí,  en  lugar  de  á  vos;  ó 
debe  en  las  otras  decirse  Ví(sstra  misericordia,  dig- 


550  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

naos  y  en  vos  sólo.  Sin  embargo,  no  sólo  á  gentes 
de  poca  instrucción,  sino  á  predicadores  de  algu- 
na literatura,  hemos  oído  quebrantar  á  menudo 
esta  regla."  (Bello. — Opúsculos  gramaticales]  tomo 
V  de  las  Obras  completas,  página  470.) 

Es  preciso  hacer  observar  que  el  uso  del  vos,  co- 
mo lo  hemos  censurado,  no  es  vicio  que  se  haya 
introducido  en  América  por  los  criollos.  Desde 
México  hasta  las  pampas  argentinas  se  habló  fa- 
miliarmente de  vos  en  tiempo  de  los  conquistado- 
res, y  de  ellos  quedó  por  estas  tierras  el  vos  sos, 
vos  querés,  levántate,  sentate,  acostate,  etc.,  etc. 

Muchos  de  los  que  parecen  vicios  peculiares  de 
estas  regiones,  no  son  más  que  arcaísmos  en  f]s- 
paña,  y  por  acá  voces,  giros  ó  idiotismos  que  vi- 
ven aún,  como  legado  de  los  soldados,  frailes,  li- 
cenciados y  demás  gente  hispana  que  vino  al  Nue- 
vo Mundo,  á  raiz  de  su  descubrimiento. 

Vivo. 

Ser  vivo,  ser  muy  vivo,  decimos  nosotros  cuando 
en  España  dicen  ser  muy  listo. 

Vivar. 

No  decimos  vitorear.  ''La  palabra  ¡viva!  según 
Paz  Soldán,  no  puede  tener  en  España  el  uso  que 
por  acá,  y  por  eso  no  ha  originado  verbo  como  en- 
tre nosotros;  ni  hay  por  allá  más  Vivar  que  don 
Rodrigo  de  Vivar.  Aquí  ¡viva!  es  de  un  signifi- 
cado estupendo;  es ¡el  grito  de  los  pueblos!  á 

cuyo  son  se  han  desbaratado  gobiernos  como  si 
fueran  de  baraja." 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEAMAL  551 

Vido. 

Antiguamente  se  dijo  yo  vide,  el  vido,  como  oí- 
mos todavía  muy  amenudo  entre  nuestro  vulgo: 
es  yo  vi,  tú  viste. 

Volcar. 

Los  carruajes  no  se  volcan,  como  muchos  dicen, 
sino  que  se  vuelcan. 

Vocerío. 
Es  en  buen  español  la  vocería. 

Volada. 
Es  frecuente  oír  en  boca  de  personas  que  debie- 
ran hablar  mejor,  volada  por  mentira  ó  bola,  como 
se  dice  en  castellano. 

Volido. 

Volido  por  volar  no  se  encuentra  en  los  diccio- 
narios. Cuando  Vicuña  Macicen  na,  en  la  "Carta 
del  Guadalarce,"  escribió:  ''No  se  oye  sin  embar- 
go en  las  galerías  el  volido  do  una  mosca,"  debió 
haber  dicho  el  volar. 

Volví  en  sí. 
Una  lindísima  señorita  nos  contaba  de  un   vér- 
tigo que  había  sufrido,  y  era  de   escuchar   como 
decía  á  cada  momento:  ya  cuando  volví  en  *í,  en 

vez  de  cuando  volví  en  mi. 

Voltlar. 
No  sólo  pronuncian  muchos   voltiar,  en  vez  de 
voltear,  sino  que  usan  esto  verbo  on  estrambóticas 
frases,  que  convierten  la  lengua  castellana  en  una 


552  VrCIOS    DKL  LENGUAJE    Y 

monserga,  como  cuando  dicen  voltear  la  espalda, 
voltear  las  hojas  de  un  libro,  en  vez  de  volver. 

Vuelto. 

Lo  que  por  acá  llamamos  el  vuelto  de   la  mone- 
da, es  en  castellano  el  cambio. 


Y. 

Dice  el  señor  Bello,  en  su  Ortografía:  "Es  un  vi- 
cio confundir  estos  dos  sonidos  (e\  de  la  //  y  el  de 
la  y)  como  lo  suelen  hacer  los  americanos  y  anda- 
luces, pronunciando  verbigracia:  Seviya;  de  que 
resulta  que  se  empobece  la  lengua  y  desaparece  la 
diferencia  de  ciertos  vocablos  como  vaya  y  valla, 
haya  y  halla,  etc." 

'^Muchos  quisieran  sustituir  la  y  griega  por  i 
latina  cuando  hace  de  conjunción,  reforma  que 
no  la  reputa  don  Antonio  J.  de  Irisarri  de  las  más 
importantes,  pues  apareciendo  sola  (la  y)  y  te- 
niendo el  mismo  nombre  que  la  otra,  no  resulta 
ningún  inconveniente  de  que  haga  el  oficio  que 
siempre  ha  hecho  en  la  escritura."  {Cuestiones  Fi- 
lológicas; página  16,  tomo  I.) 

Yagual. 
Siendo  tan  común  que  los  indios  lleven  sobre  la 
cabeza  los  cestos  y  otras  cosas  pesadas,  acostum- 
bran usar  el  yagual,  que  es  un  pañuelo  ó  trapo  enro- 
llado, como  una  corona  pequeña,  para  que  descan- 
sando sobre  él  el  objeto  pesado  que  se  carga,  no 
lastime  la  cabeza. 


PROVINCIALISMOS    DE    GUATEMALA  553 

Yerbamala. 
La  palabra  yerbabuena  existe  en  castellano;  pero 
no  la  yerbamala,  que,  como  lo  indica   su   nombre, 
es  venenosa.    Mueren  los  animales  que  comen  se- 
mejante planta. 

*'Fuí  á  las  bibliotecas  ¡cubiertas  de  polvo!  Fui 
ii  los  campos  ¡cubríalos  la  yerba  mala!  Fui  á  las 
conciencias  ¡cubríalas  el  vicio!  Fui  á  los  cuerpos 
¡yacían  entorpecidos  por  la  pereza!  ¡Hágame  Ud. 
patria  con  estos  elementos!  (J.  de  A. — Diario  de 
U7i  pensador;  1871.) 

Yo  soy  el  que. 

Pregunta  el  notable  autor  de  ''El  Diccionario 
de  Chilenismos"  ¿Debe  decirse:  yo  soy  el  que  di- 
go 6  yo  soy  el  que  dice:  nosotros  somos  los  que  asegu- 
ramos ó  nosotros  somos  los  que  aseguran?  Sería  cen- 
surable yo  soy  quien  dice  ó  digo!  Y  que  pensar  de 
yo  soy  que  dice  6  digo  f 

"Los  señores  don  Andrés  Bello,  don  Francisco 
Merino  Ballesteros,  en  las  notas  á  la  Gi-amática 
de  aquél,  y  don  Rufino  J.  Cuervo,  en  sus  Apunta- 
ciones, discuten  extensamente  el  punto;  y  de  sus 
razones,  y  más  aún,  de  los  ejemplos  que  aducen, 
hemos  sacado  en  limpio  que  en  oraciones  como 
yo  soy  el  que  digo,  puede  ponerse  el  verbo  en  pri- 
mera ó  en  tercera  persona,  según  mejor  cuadro  al 
gusto  ó  intención  del  que  habla  6  escribe.  Otro 
tanto  decimos  de  la  frase  yo  soy  qn¡én,  equiva- 
lente á  la  anterior.  Creemos  sin  eml)argo  que  lo 
más  ajustado  á  la  filosofíad^  lenguaje  es  hacer 
concordar  el  verbo  que  üÉÍ^I  relativo  con  el  su- 


554  VICIOS    DEL   LENGUAJE    Y 

jeto  de  ser,  diciendo:    "yo  soy  el  que  digo,  tú  eres 
quién  dices,  etc." 

"A  este  respecto  dice  el  señor  prebendado  Saa- 
vedra  en  su  muy  filosófica  Gramática  elemental  de 
la  lengua  española:  '^El  que  y  quién  son  voces  re- 
lativas, es  decir  que  reproducen  un  antecedente. 
Nada  más  natural  que  estas  palabras  revistan  el 
carácter  de  sus  antecedentes  en  la  concordancia 
con  el  verbo;  de  suerte  que  se  hagan  primera  ó  se- 
gunda persona  según  el  antecedente  sea  primera  ó 
segunda.  El  idioma  latino  observaba  esta  regla: 
ego  sum  qui  pecavi  (yo  soy  quién  pequé,  traduce 
un  libro  impreso  en  Madrid  á  principios  de  este 
siglo,  y  yo  soy  el  que  he  pecado,  traduce  el  P.  Scio.) 
leemos  en  el  libro  II  de  los  reyes:  'Hu  est  qui  ex- 
traxisti  me  de  ventre,  y  no  sonaría  bien  qui  extraxit. 
Nuestro  qtiién  y  el  que  son  el  qui  latino."  Cuando 
el  sujeto  de  ser  es  plural,  no  hay  duda,  pues  es 
preciso  concordar  con  aquel  el  verbo  que  sigue  al 
relativo:     "nosotros  somos  los  que  aseguramos." 

Yuca.    Yucal. 

La  voz  índica  es  originaria  de  estas  regiones, 
pues  tenemos  Yucatán  (península)  y  yucayo,  pri- 
mitivo dialecto  de  Cuba. 

Yucal  es  la  plantación  de  yuca  (Jatropha  ma- 
nihot.) 

Zacate.    Zacatón. 

En  Filipinas,  en  México  y  en  Centro-América 
llaman  zacate  á  la  yerba  de  los  prados  y  jardines, 
y  al  forraje  verde  para  las  bestias. 


PROVINCIALISMOS    DE   GUATEMALA  555 

Zacatón  es  una  especie  de  gramínea  que  se  cul- 
tiva para  pastura  de  animales. 

Zafacoca. 
Este  provincialismo  significa   excitación^  i)reci- 
sión;  y  en  la  República  A.rgentina,  reyerta   estre- 
pitosa. 

Záfiro. 

Muchos  se  empeñan  en  hacer  esdrújula  esa  pa- 
labra, cargando  en  la  a  el  acento  prosódico,  que 
debe  llevar  sobre  la  i. 

Bello  decía: 

'^Albo  seno  que  palpita 
Con  inocentes  suspiros, 
Ojos  que  el  júbilo  agita 
Azules  como  zafiros^ 

(FantaemaB.) 

"Emula  es  de  la  lumbre  del  zafiro^ 

("La  Zona  Tórrida.") 

''Donde  la  luz  se  quiebra  en  más  cambiantes. 

Y  vividos  colores 

Que  en  ópalos,  zafiros  y  dianumtes." 

(i.  Velarde.) 

Zambumbia. 

Así  dicen  todos,  por  estos  países,  en  lugar  de 
decir  ^am6om6a,  que  es,  [según  el  Diccionario  de 
la  Academia,  el  instrumento  rústico  musical,  de 
barro  cocido  ó  de  madera,  hueco,  abierto  por  un 
extremo  y  cerrado  por  el  otro  con  una  piel  muy 
tirante  que  tiene  en  el  centro,  bien  sujeto,  un  oa- 
rriso  á  manera  de  mástil,  el  cual  frotado  de  arriba 
abajo  y  de  abajo  arriba  con   la   mano    luuuedeci- 


556  VICIOS    DEL    LENGUAJE   Y 

da,  produce  un  sonido  fuerte,  ronco  y  monó- 
tono. 

Zambombo  es  en  buen  español  el  hombre  tosco, 
grosero  y  rudo  de  ingenio. 

En  la  primorosa  composición  de  don  José  Ve- 
larde  al  "Nacimiento,"  se  lee  esta  estrofa: 

"De  la  casa  en  lo  interior 
Resonaban  á  la  vez 
La  zambomba,  el  almirez. 
La  guitarra  y  el  tambor." 

Zancón. 
Llaman  por  acá  vestido  zancón  al  vestido   corto. 

Zanahoria. 

Debe  pronunciarse  zana-hória  y  no  como  deci- 
mos por  acá   zanáhuria. 

Zángano. 

Se  dice  en  buen  español  y  en  sentido  figurado, 
que  es  un  zángano  el  hombre  vago  que  se  alimen- 
ta del  trabajo  ajeno;  pero,  por  acá,  llamamos  zán- 
gano al  picaro,  al  malvado  y  no  al  holgazán  pro- 
piamente. 

Decimos  que  alguno  ha  cometido  una  zangana- 
da cuando  ha  hecho  alguna  picardía;  mientras 
que  zanganada,  en  castellano,  es  el  hecho  ó  dicho 
impertinente  ó  inoportuno. 

Zajorín. 

Así  pronuncian  muchos  por  zahorin, 
"El  zajorin  guatemalteco  es  un  tipo  enteramen- 
te indígena,  como  el  cucuxque  y  como   el  lana,   á 
los  cuales  he  consagrado  algunos  estudios;  pues  ya 


PROVINCIALISMOS   BE   GUATEMALA  557 

que  cuando  debí  hacerlo,  no  estudie  cosas  de  más 
proveclio,  he  venido  á  parar  ahora  que  peino  ca- 
nas, en  estudiante  de  zajorines,  lanas  y  cucuxques. 
La  zajorineria  rinde  muy  regular  provecho  en 
Guatemala,  en  lo  cual  hace  ventajas  (mala  es  la 
comparación)  á  la  abogacía,  á  la  literatura,  al  ofi- 
cio de  periodista  y  á  otras  profesiones  igualmente 
honestas."  (Salomé  Jil.— ^/  Zajorin.) 

Zapatones. 

Sin  duda  por  ser  más  grandes  que  los    zapatos, 

llaman  zapatones  á  los  chanclos,  ó  zapatos  de  hule. 

como  dicen  algunas  gentes,  que  también    dan    el 

nombre  de  camisones  á  las  camisas  de  las  mujeres. 

Zaraza  á  listas. 
Es  zaraza  listada. 

Zopilote. 

Ese  nombre  indígena  tan  feo,  (á  otro  peor,  zope) 
es  el  que  dan  en  México  y  Centro-América  al  pa- 
jarraco que  los  españoles  llaman  gallinaza,  los  pe- 
ruanos ^aZ¿ma2:o,  los  chilenos  jote,  los  bolivianos 
auras,  los  colombianos  chulos,  los  venezolanos  sa- 
7nuros  y  los  norte-americanos  turkey  huzzard,  otros 
le  denominan  galembo,  tropillo  ó  guaraguo,  y  los 
ornitólogos  Cathartes  aura,  Linneo. 

Zopilote, dice  sin  embargo  de  todo  eso  el  Diccio- 
nario de  la  Academia,  que  es  el  nombre  que  dan 
en  América  á  la  gallinaza;  pero  los  sabios  de  la 
calle  de  Valverde  usaron  aquí  de  una  figura  retó- 
rica, tomando  una  parte  por  el  todo:  si  hubieran 
dicho  en  México  y  en  Centro-América  (ra^iseat. 


558  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

Pero  á  fe  que  no  hemos  de  armar  pendencia  por 
el  nombre  de  ese  asqueroso  "asno  de  la  gente  ala- 
da," como  le  llamó  Alcedo  en  su  Diccionario  de 
América.  Garcilaso  lo  describe  así:  "Hay  otras 
aves  grandes  negras,  que  los  indios  llaman  suyun- 
tu,  y  los  españoles  gallinaza:  son  muy  tragonas 
de  carne,  y  tan  golosas,  qui  si  hallan  alguna  bes- 
tia muerta  en  el  campo,  comen  tanto  de  ella,  que 
aunque  son  muy  ligeras,  no  pueden  levantarse  al 
vuelo,  por  el  peso  de  lo  que  han  comido.  Enton- 
ces cuando  sienten  que  va  gente  á  ellas,  van  hu- 
yendo á  vuela  pié,  vomitando  la  comida  por  des- 
cargarse para  tomar  vuelo.  No  son  de  comer,  ni 
de  otro  provecho  alguno,  sino  de  limpiar  las  calles 
de  las  inmundicias  que  en  ellas  echan.  No  son 
de  rapiña,  y  el  Padre  Acostó  tiene  para  sí  que  son 
de  género  de  cuervos." 

Don  Rafael  Goyena,  faVjulista  notable,  oriun- 
do del  Ecuador  y  educado  en  Guatemala,  escribió 
el  precioso  apólogo:  "El  Zopilote  con  Golilla." 
En  *'La  Galería  Poética  Centro-Americana"  ha- 
llamos "El  So})ilote  con  Golilla"  (escrito  sopilote 
con  S.)     (Véase  página  33.) 

Por  lo  que  respecta  á  la  etimología  de  los  diver- 
sos nombres  del  zopilote^  oigamos  á  don  Ignacio 
Armas:  "A  una  ave  inmunda,  dice,  que  al  aura 
se  posa  sobre  los  árboles,  á  recibir  en  sus  abiertas 
alas  los  primeros  rayos  del  sol,  le  llamaron  aura 
en  las  Antillas.  En  la  Nueva  Granada,  por  obser- 
var en  ella  la  costumbre  de  agruparse  en  torno  de 
las  reses  muertas,  como  los  chulos  de  los  matade- 
ros, le  pusieron  chulo;  otros  gallinaza,  nombre  cas- 
tellano del  estiércol   de   las  aves,  en    que   ésta   se 


PROVINCIALISMOS   DE   GUATEMALA  559 

complace;  otros  gallinazo,  no  como  aumentativo 
<le  gallina,  sino  tornando  en  masculino  la  termi- 
nación del  anterior.  En  México  y  Centro-Amé- 
rica se  llama  zopilote,  nombre  indígena;  en  Vene- 
ZAiela  samuro,  por  lo  mucho  (\\xq  jamura,  ó  vomita; 
y  en  la  Margarita  guaraguao,  voz  anticuada  por 
cuervo.''     (El  Lenguaje  Criollo,  página  26.) 

(Uientan  los  historiadores  que  allá  por  los  años 
de  1521  y  1522  hubo  en  el  reino  cackchiquel  una 
peste  asoladora  que  no  daba  tregua  para  sepultar 
los  cadáveres,  que  fueron  pasto  muchos  de  ellos 
de  los  zopilotes.  (Milla. — Historia  de  la  América 
Central;  tomo  I,  página  XXIX.) 

Zarrapastroso. 
Dígase  zaparrastroso. 

Zarco. 

Es  en  español  de  color  azul  claro  y  se  usa  regu- 
larmente hablando  de  los  ojos;  pero  aquí  dieron 
en  llamar  zarcos  á  todos  los  de  raza  blanca: 

"Ya  son  hombres  que  á  los  zarcos 
En  sobriedad  aventajan 
Y  formar  mejor  pudiera-n 
Sociedades  de  templanza." 

(Rivera  Maestre. — Epístola  á  Quatemaln.) 

Zulaquear. 
Debe  decirse  zulacar  y  no  zulaquear,  como  dicen 
generalmente  entre  nosotros. 

Zumbador. 
Es  el  nombre  de  un  árbol,  cuyo  tronco  es  muy 


560  VICIOS    DEL    LENGUAJE    Y 

alto  y  enhiesto;  crece  en  las  costas  y  tierras   cáli- 
das. 

Zorenco. 

Así  llamamos  al  alelado,  zote  6  zopo. 

♦  Zorrillo. 

El  curioso  animal,  que  en  otras  partes  de  Ame- 
rica se  llama  mapurite,  y  que  está  dotado  por  la 
naturaleza  con  un  poderoso  medio  de  defensa, 
contra  los  perros  y  los  hombres,  en  el  olor  fétido 
que  arroja  cuando  le  persiguen;  lleva  entre  nos- 
otros el  nombre  de  zorrillo.  Las  especies  de  zorri- 
llo que  hay  en  Guatemala  son  tres:  Mephitis  me- 
phiticha  (Baird.) — MepJdtis  putorius,  y  Gonepatus 
mapurito  (Cones.)  Aunque  el  nombre  zorrillo  no 
está  en  el  Diccionario  último  de  la  Academia,  me 
parece  castizo. 

Zutes. 

Son  unos  paños  que  usan  los  indios  pai'a  taj)ar- 
se  la  cabeza. 


H^FIN-^-