ANÁLISIS ESPACIAL DE LA RIQUEZA DE ESPECIES Pág: 6 COMERCIO DE CACTÁCEAS MEXICANAS Y PERSPECTIVAS PARA SU CONSERVACIÓN Pág: 1 1 BOLETÍN BIMESTRAL DE LA COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y US IODIVERSIDAD Uno de los iconos más representativos de la cultura mexicana es el nopal, parte importante del legado de nuestros pueblos prehispánicos. Existen evidencias de su uso desde hace más de 9 000 años, pertenece a la familia Cactaceae, subgéneros Opuntia y Nopalea. En el mundo se conocen aproximadamente 200 especies, a partir de una complicada y controversial clasificación taxonómica; su identificación se dificulta por , A su alto nivel de hibridación. Son origi- nanas del continente americano y se ^ • encuentran desde el norte de Canadá hasta el sur de Chile. Actualmente se han introducido en más de 30 países, donde se apro- vechan en la producción de tuna, verdura, forraje y como substrato en la cría de la cochinilla; así, se ha transformado en una planta cosmopolita. Santiago de Jesús Mendez Gallegos* y Javier García Herrera** LA TUNA: PRODUCCIÓN Y DIVERSIDAD Botones, flores, y frutos en la misma planta de nopal rojo pelón cultivado. Fotos: © Fulvio Eccardi N uestro país tiene la mayor di- versidad y abundancia de es- pecies (alrededor de 80) y culti- vares (aproximadamente 150) de nopal a nivel mundial, por lo cual se le considera como centro de ori- gen y dispersión de la planta. Des- de el punto de vista económico- social, sus múltiples características nutritivas, terapéuticas, químicas, industriales, ecológicas y simbóli- cas, entre otras, hacen del nopal el recurso natural más importante para los habitantes de las zonas áridas de México, ya que mediante su producción o recolección y ven- ta, tanto de frutos, como de brotes tiernos (nopalitos), obtienen un in- greso económico adicional. El potencial productivo del no- pal en México, el cual le permiti- ría liderar el mercado mundial de tuna, radica en la riqueza y diversi- dad de su material genético, la su- perficie establecida, la diversidad de las zonas agroclimáticas donde están ubicadas las regiones pro- ductoras, los bajos requerimien- tos tecnológicos y el limitado uso de insumos que intervienen en su producción, así como en el conoci- miento tradicional que existe acer- ca de su aprovechamiento y utiliza- ción. Todo ello facilita su adopción por productores potenciales, pues representa una buena alternativa rentable de producción. La producción de tuna Una de las grandes ventajas que posee nuestro país en la produc- ción de tuna es la riqueza genética del nopal; ésta permite ofrecer al mercado frutos con una diversidad de tonalidades (rojo, blanco, ama- rillo) y con una amplia estaciona- lidad, frutos de maduración tem- prana (mayo), intermedia (agosto) y tardía (noviembre), con lo cual se puede tener presencia en el mer- cado la mayor parte del año. Ade- más, la diversidad de cultivares brinda frutos con diferentes ca- racterísticas, como la forma, el sa- bor (ácidos y dulces) y el tamaño, frutos con altos porcentajes de se- millas abortivas, con presencia de antioxidantes, etc. Por el contra- rio, en la mayor parte de los países donde se produce tuna comercial- mente, la producción depende de uno o dos cultivares. En México, la producción de tuna, en la que participan alrede- dor de 20 mil productores, ocu- pa una superficie aproximada de 2 65 000 hectáreas y se concentra principalmente en tres regiones: Puebla (Acatzingo y Quecholác), Valle de México (Estado de Méxi- co e Hidalgo) y el Altiplano Poto- sino-Zacatecano (Aguascalientes, Jalisco, Guanajuato, San Luis Po- tosí y Zacatecas). La última, aporta cerca de 50% del volumen total de la producción nacional. El ren- dimiento promedio es de alrede- dor de 7 toneladas por hectárea con oscilaciones entre las distin- tas regiones productoras de entre 5 y 20 toneladas por hectárea. La interacción genotipo-ambiente en cada una de estas regiones permi- te la maduración de los diferentes cultivares, desde el mes de mayo hasta noviembre. Por otro lado, el avance tecno- lógico en prácticas como el forza- miento de la producción (adelanto o atraso de la cosecha) mediante diversas técnicas (riego, decapita- ción de yemas, fertilización, etc.), la incorporación de zonas con ma- yor potencial, que cuentan con características climáticas más be- nignas (Acatzingo, Puebla; Jalpa y Juchipila, Zacatecas; Amacueca y Sayula, en el estado de Jalisco, etc.), que permiten la maduración anticipada o bien tardía de los fru- tos, así como el empleo de méto- dos de postcosecha, que mantie- nen su calidad y sus características organolépticas por más tiempo, son la base principal para que el fruto esté presente en casi todo el país durante al menos diez meses del año, lo que resulta poco co- mún en el caso de otros tipos de frutos. Esto permite la comerciali- zación en condiciones más favora- bles para el productor y aumenta las posibilida- des de lograr mejores oportunidades para el mercado de la tuna. Sin embargo, la tuna no siempre fue muy apreciada, ya sea por el desconocimiento de sus propiedades, la presen- cia de glóquidas (espi- nas deciduas, delgadas y cortas) y de semillas grandes y numerosas, o porque su consumo se ha asociado a la penu- ria. A pesar de ello, este fruto puede considerar- se entre los más nutritivos y saluda- bles, con características organolép- ticas únicas; se obtiene por medio de técnicas tradicionales (compati- bles y respetuosas con el ambien- te) y con bajos niveles de insumos e inversiones; además, sus caracte- rísticas morfológicas y fisiológicas particulares, les confieren una no- table capacidad de adaptación a los ambientes más hostiles, donde se multiplican y desarrollan fácilmen- te, proporcionando una productivi- dad más alta que la de muchas de las actuales plantas cultivadas. Sin duda, ello permite que este cultivo sea de fácil adopción por los pro- ductores, brindando tanto una al- ternativa económica y social de pro- ducción, como más oportunidades de ocupación en el medio rural. La tuna en Italia La producción italiana está basa- da en el cultivo especializado de 8 000 hectáreas de una sola espe- cie y tres variedades, amarilla, roja, y blanca con una amplia predomi- nancia del cultivar amarilla (90%). Recientemente, se está intensifi- cando el establecimiento de un cultivar llamado Apirena, el cual tiene como principal característica contener un alto porcentaje de se- millas abortivas. Su producción se concentra particularmente en Si- cilia (95%), en las colinas de San Cono, Santa Margherita Belice, Miletello Val di Catania e Belpas- so, pero ahora también se produ- ce, aunque en menor proporción, en Puglia, Calabria y Cerdeña. Su sistema de cultivo se caracteriza por la utilización de una alta den- sidad de plantación conformando setos, así como por el uso de siste- mas de riego y prácticas de cultivo como la "scozzolatura" (atraso o demora de la cosecha, mediante la eliminación de las yemas que apa- recen en la primavera para alcan- zar la maduración hasta el otoño), el aclareo del fruto y altas dosis de fertilizantes, entre otras. Italia es Nopal silvestre de tuna Cardona. 3 Cosecha de tuna blanca, variedad cristalina en La Victoria, municipio de Pinos, Zacatecas. considerada la principal zona ex- portadora a nivel mundial, ya que se obtienen rendimientos de hasta 25 toneladas por hectárea. Ade- más, un importante volumen de la producción es recolectado en plan- tas de nopal espontáneas que se desarrollan en serranías, terrenos ociosos e improductivos e incluso en huertos en combinación con cí- tricos y olivo. Adicionalmente, ese país dispone de mejores instalacio- nes para el empaque y excelentes redes de distribución. Limitantes de la producción de tuna A partir de diversas investigacio- nes y estudios de mercado, se ha concluido que el principal proble- ma que enfrentan los productores de tuna es la comercialización, re- sultado del alto nivel de interme- diarismo que existe. Un reducido porcentaje de los productores lo- gra exportar y lo hacen en forma individual, creando sus propios medios para lograrlo. Entre las di- versas razones que impiden el for- talecimiento de la exportación des- tacan la nula organización de los productores, la falta de apoyo ins- titucional o bien la saturación del mercado nacional y, en ocasiones, la mala calidad del producto. Otro aspecto importante es el gran des- conocimiento del mercado inter- nacional entre los productores y, en el plano nacional, que no se ha podido incursionar en las costas y en el sureste del país. Por ello, para hacer más efi- ciente la comercialización, es nece- sario detectar más y mejores áreas de oportunidad, fomentar la orga- nización entre los productores y establecer un ambicioso programa de mercadotecnia en ferias y expo- siciones, para ofertar la tuna; pero, sobre todo, resulta improrrogable incrementar los rendimientos y mejorar los procesos de empaque y terminado final, enfatizando el cumplimiento de los requerimien- tos sanitarios y de calidad que de- mandan los importadores. El cultivo de tuna en México La producción nacional de tuna está atomizada y dispersa, porque la superficie promedio por produc- tor no alcanza, en la mayoría de los casos, las cinco hectáreas y es prin- cipalmente de propiedad ejidal. Por otra parte, un alto porcentaje de los huertos pueden considerar- se viejos, ya que su edad es supe- rior a 20 años, y es posible afirmar que se avecina una etapa de im- productividad, por lo que resulta urgente un programa de rehabili- tación agronómica y de reordena- miento. Otro problema es la edad promedio del productor de tuna, que rebasa los 50 años. La tenden- cia de que la población de mayor edad sea la que se dedique a las actividades agropecuarias y que los jóvenes emigren para buscar empleos en otras ciudades o bien en el extranjero, se traduce en un paulatino abandono del campo. En nuestro país existen grandes diferencias en el rendimiento, lo que se relaciona directamente con el bajo nivel tecnológico adoptado por los productores en sus culti- vos en regiones con restricciones climáticas para la producción (se- quía, presencia de bajas tempera- turas, etc.) y, por ende, con una alta siniestralidad, sumado al es- caso manejo agronómico (menos del 10% de los productores reali- zan todas las prácticas agrícolas re- comendadas) y a la incidencia de plagas y enfermedades. Los pro- ductores tienen como actividades principales el cultivo de maíz y de fríjol, así como la ganadería, mien- tras que el cultivo de nopal se con- sidera como una actividad com- plementaria para obtener recursos económicos adicionales. En este contexto, para fortale- cer la producción nacional de tuna es necesario capacitar a los pro- ductores en la aplicación de inno- vaciones tecnológicas, así como en la integración de organizaciones o asociaciones que les permita mejo- rar los canales de comercialización y, con ello, acceder a otros merca- dos. Otra vertiente de acción sería la obtención de productos con un mayor valor agregado, mediante la industrialización. Asimismo, se debe impulsar la venta directa a los grandes centros comerciales y tiendas de autoservicio, lo que re- quiere contar con la suficiente in- 4 fraestructura de acopio, empaque, almacenamiento y distribución. Aspectos del potencial de exportación El mercado internacional de la tuna está restringido a nichos de consu- midores con características sociales y culturales bien definidas, son los que muestran una gran lealtad ha- cia los productos tradicionales de sus países de origen. Particular- mente, en los Estados Unidos (en las ciudades de San Antonio, Chi- cago, Los Angeles, Miami y Nue- va York) y Canadá (en Montreal, Toronto, Edmonton y Vancouver), la demanda de productos típicos o tradicionales, como la tuna, se fo- caliza en los consumidores mexica- nos, latinoamericanos y europeos de origen latino. A pesar de que México es el primer productor mun- dial de tuna, no ha podido acceder al mercado de otros países, como lo han hecho Italia, Israel, Sudáfri- ca y Chile, los cuales no cuentan con la diversidad ni con la calidad de las tunas mexicanas; incluso, la presencia de México en el mercado internacional está amenazada por el ingreso de productos provenien- tes de esos países y de otros, como Colombia, Ecuador y China, cuya ventaja radica en que acceden al mercado internacional en el invier- no del hemisferio norte. Diversas regiones del mundo, como Europa Occidental (particu- larmente Alemania, Inglaterra, Ita- lia, Grecia, España y Francia), los países árabes y los asiáticos (Japón, Taiwan y Corea, los cuales han de- sarrollado un importante consumo de frutas exóticas), representan un mercado potencial altamente fac- tible de desarrollar. Sin embargo, el posicionamiento de México en estas regiones se ve limitado por la lejanía, que eleva el costo del transporte, así como por la au- sencia de técnicas de preenfriado y conservación adecuadas. En este sentido, las posibilidades de enviar productos con un procesado míni- mo y congelados representan una gran ventaja para acceder a dichos mercados. Recientemente, se ha detectado la tendencia de incrementar el va- lor agregado de la tuna, mediante el desarrollo de subproductos con potencial económico. Sin embar- go, es necesario generar productos innovadores, de buena calidad y a precios accesibles. En este aspec- to, resulta esencial desarrollar una política de apoyos y de fomento a la organización, para convertir esta actividad en una fuente importan- te de empleos rurales, de ingresos y de divisas para el país. La creciente necesidad de incre- Desespinado mecánico y empacado de las tunas en una planta procesadora en Zacatecas. mentar la producción de alimentos con cada vez menos recursos, así como la presión de los consumido- res por adquirir alimentos más sa- nos y de alta calidad, representan una excelente oportunidad para que la planta de nopal sea, en los albores del nuevo milenio, más va- lorada y apreciada, por su adap- tabilidad a ambientes con re- cursos limitados, su función productiva y protectiva, sus reducidas necesidades de , manejo y sus aplicaciones potenciales en los campos de la medicina, la industria \ y la alimentación. *Profesor investigador del Colegio de Postgraduados Campus San Luis Potosí. **Colegio de Postgraduados Campus San Luis Potosí. Javier Colín 1 , Pedro M a e d a 2 , Enrique Muñoz 3 Figura 1. índices de diversidad alfa. Fuente: Moreno, 2001 . ANÁLISIS ESPACIAL DE LA RIQUEZA DE ESPECIES E n el análisis espacial de la riqueza- de especies, la escala geográfi- ca juega un papel relevante. Prue- ba de ello son los trabajos en uno de los grupos mejor estudiados dentro de nuestro territorio, los mamíferos terrestres, donde se han empleado diversas escalas es- paciales. Actualmente, la evalua- ción de la diversidad es quizás uno de los problemas más urgentes y aún cuando se dispone de una gran cantidad de información, en la mayoría de los casos ésta resulta insuficiente para generar un diag- nóstico preciso de la ubicación y valor real de las especies. Los resultados del esfuerzo por conocer la variedad de espe- cies presentes en nuestro país se encuentran resguardados, princi- palmente, en las colecciones cien- tíficas de museos especializados, tanto nacionales como extranjeros. De este vasto universo de ejempla- res se ha capturado sólo una pe- queña porción en bases de datos digitales, las cuales representan un importante insumo para reali- zar estudios en distintas áreas de la biología. Dejando a un lado las discu- siones académicas de los concep- tos de biodiversidad y escala, que se abordan desde puntos de vista tanto epistemológicos como on- tológicos, entendemos aquí como diversidad biológica la totalidad de manifestaciones que tiene la vida en la Tierra, pero reconocemos que el parámetro de medición más utilizado es el de riqueza especí- fica, definido como el número de especies presentes en un sitio. Actualmente, contamos con la teoría y las metodologías esta- dísticas suficientes, así como con poderosas herramientas compu- tacionales (sistemas de informa- ción geográfica y manejadores de bases de datos), para estimar la riqueza de especies de casi cual- quier superficie del planeta; las li- mitantes para su valoración precisa radican en la calidad de los datos taxonómico-geográficos de las ba- ses de datos disponibles. Por otro lado, la gran cantidad de índices que existe para medir la riqueza de especies (Fig. 1), generalmente conocida entre los biólogos como diversidad alfa, permite seleccio- nar aquel que mejor se adapte a las características de nuestros da- tos. No obstante, el concepto de diversidad alfa no hace explícita la unidad de área que tiene que considerarse en un análisis y sólo señala que deberá ser un "sitio" suficientemente homogéneo para establecer dicha unidad. De la mis- ma manera, la diversidad gamma, concebida como la riqueza de una región, no ofrece una noción cla- ra del área comprendida. Por ello, cuando se analiza un conjunto de especies dentro de una gran exten- sión territorial, la cual es fragmen- tada, el problema del efecto de la escala se hace patente y muestra resultados que sólo pueden expli- carse en función de los elementos que componen el concepto: la ex- tensión y el nivel de detalle. Diversidad alfa Riqueza específica Estructura índices Riqueza de especies Margalef Menhinick Alfa de Williams Rarefacción Rarefacción Funciones de acumulación Logarítmica Exponencial de Clench Métodos no paramétricos Chao 2 Jacknife de 1° orden Jacknife de 2 o orden Bootstrap Modelos paramétñcos Serie geométrica Serie logarítmica Distribución log-normal Modelo de vara quebrada Métodos no paramétricos Chao 1 Estadístico Q índices de abundancia proporcional índices de dominancia Simpson Serie de Hill Berger-Parker Mclntosh índices de equidad Shannon-Wiener Pielou Brillouin Bulla Equidad de Hill Alatalo Molinari 6 Para conocer la riqueza especí- fica de un área o sitio determina- do necesitamos contar con un cen- so de especies y si adicionalmente sabemos el número de individuos observados, podríamos calcular, además del índice de riqueza de especies, los índices de Margalef, Menhinick y el alfa de Williams. Sin embargo, como generalmente no se cuenta con el inventario com- pleto de un sitio o área determina- da y lo que se tiene son solamente muéstreos, resulta indispensable recurrir al modelado, con la finali- dad de obtener un valor estimado de la riqueza real del sitio. Entre los tipos de modelos existentes es- tán las funciones de acumulación de especies y los métodos estadís- ticos no paramétricos. Es en este último grupo de modelos donde se encuentra el Chao 2, la base so- bre la que se construye el estima- dor no paramétrico ice (Smith y van Belle 1984; Colwell y Coddington, 1994; Palmer, 1990). El estimador de riqueza ice y la escala geográfica Utilizamos el estimador de cober- tura basado en incidencia ice (por sus siglas en inglés Incidence-ba- sed Coverage Estimator) porque es un estimador no paramétrico; es decir, no supone ningún tipo de distribución, ni se ajusta a un mo- delo determinado. Adicionalmen- te, este estimador solamente re- quiere datos de presencia, que es precisamente el tipo de datos con los que contamos. Dos elementos intervienen en el cambio de escalas en los estima- dores de riqueza: la información 1:1 000 000 disponible (constante) y la escala de análisis o resolución (variable). Por lo tanto, los valores de riqueza expresados en número de especies por unidad de área variarán de- pendiendo de la escala empleada. Por otro lado, los componen- tes que explican la escala geográ- fica son la extensión del territorio y el nivel de detalle asociado a éste, que se interpreta como el número de veces en que la realidad es re- ducida para su consideración. Esta relación se expresa bajo la forma de una fracción (escala numérica), la cual se interpreta de la siguiente manera: cuando su denominador es grande, la escala es pequeña y el detalle menor, y cuando el de- nominador es pequeño la escala es grande y el detalle mayor (Fig. 2). Las relaciones entre la escala del mapa, la cantidad de información y el tipo de estudio quedan sinte- tizados en el esquema propuesto por Bartkowski en 1979 (Fig. 3). La aplicación de un índice de biodiversidad a diferentes escalas La información utilizada para este ejercicio, tal como se expone en la figura 4, proviene de las bases de datos del Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (snib), constituido por todas las ba- ses de datos proporcionadas por los proyectos apoyados por la Co- nabio en todo el país (Conabio, 2005). Contiene el nombre de la especie (taxón), la fecha y las coor- denadas geográficas de la colecta, que es lo necesario para aplicar el estimador ice. Se analizaron los valores de ri- queza estableciendo diferentes unidades geográficas. Un progra- ma creado por uno de los auto- res en Visual Basic permite utilizar como unidad geográfica de análi- sis superficies de diferentes formas y tamaños, como entidades fede- rativas, Áreas Naturales Protegidas, Ecorregiones, así como mallas re- gulares, entre otras. Como el objetivo es analizar el efecto de la escala sobre la esti- mación de la riqueza, decidimos utilizar mallas rectangulares, las cuales permiten hacer cambios en forma más sencilla por la homo- geneidad de su forma. Todas las mallas cubren la misma extensión geográfica, delimitada por las co- ordenadas extremas del país. A partir del nivel de menor detalle Figura 2. Información geográfica en diferentes escalas. Fuente: inegi. 7 Figura 3. Relación entre la escala del mapa, la cantidad de información y el tipo de estudio. (Bartkowski, 1979) (un solo rectángulo) las mallas subsiguientes fueron el resultado de la división de cada unidad (rec- tángulo) en cuatro, incrementan- do la cantidad de unidades en la medida que aumentamos el de- talle. Para el manejo de la escala en las mallas se considera la par- tición 0 como una escala peque- ña y conforme el número de par- ticiones es mayor la escala se hace más grande (Fig. 5). Riqueza conocida y estimada La información está representada con base en el índice de completi- tud (c), el cual muestra la relación entre el número de especies cono- cidas y el número de especies es- timadas a través del estimador ice expresado en porcentaje. Este ín- dice puede interpretarse como el nivel de conocimiento actual res- pecto a un valor "real" modelado por unidad de área analizada. Figura 4. Sitios de colecta de mamíferos. Fuente: snib El uso de mallas con diferen- te número de particiones (Fig. 6) revela que en escalas pequeñas (poco detalle y pocas divisiones) el nivel de conocimiento es alto (para la partición P = 0, e I índi- ce de completitud c = 98%), pero cuando aumentamos la escala y, por lo tanto, el número de divi- siones, el índice de completitud disminuye en promedio, pero la dispersión de sus valores aumen- ta (por ejemplo, para las particio- nes P = 4 y P = 7, los valores pro- medio del índice c son 70.1% y 16.7% respectivamente, mientras que la dispersión o Coeficientes de Variabilidad son 3.48 y 5.83). Sin embargo, el efecto más nota- ble del cambio de escala se deriva de la ausencia de información, lo que impide la asignación de valo- res de riqueza estimada en gran parte de la superficie del país. Esto obedece a dos razones: la primera es que al dividir en celdas más pe- queñas, el efecto de agrupación es menor y se vuelve importante el sesgo de muestreo (usualmente concentrado a lo largo de las vías de comunicación y los centros de mayor población); la segunda es que, en ciertos casos, el estimador utilizado se indetermina, cuando por las características de la mues- tra, ésta no reúne los requisitos para su cálculo. Otra forma de presentar los re- sultados es por medio de un histo- grama (Fig. 7a), en el cual la altura de la barra representa el total de la superficie terrestre del país. Las cuatro primeras particiones cubren todo el territorio y muestran que el conocimiento de la riqueza de 8 Coordenadas extremas (1 1 9°0’0”W, 1 4°0’0”N) (86°0’0”W, 33°0’0”N) Partición í"j 0 í"j 1 □ 2 Partición P Área km 2 Número de rectángulos 0 7 740 725.2 1 1 1 935 181.3 4 2 483 795.3 16 3 120 948.8 64 4 30 237.2 256 5 7 559.3 1 024 6 1 889.8 4 096 7 472.5 16 384 8 118.1 65 536 Nivel de escala considerado (partición) y su relación con el número de rectángulos y la superficie de éstos. Figura 5. Ejemplo de mallas y tabla asociada. especies en estos niveles de deta- lle, a escalas pequeñas, es bueno. A partir de la quinta partición, re- sulta patente la ausencia de infor- mación, lo que nos muestra que en las escalas grandes aún se requiere de enormes esfuerzos de colecta, ya que la magnitud del área so- bre la que puede decirse algo con respecto a su riqueza disminuye de manera logarítmica, como se mues- tra con la línea negra en la gráfica (Fig. 7b), hasta representarían sólo una décima parte de la superficie. Finalmente, observamos que dis- minuye el nivel de conocimiento de aquellas áreas en las que pode- mos obtener valores estimados de riqueza, pues se transita de valores de completitud altos, en la mayoría de los sitios, a valores equitativa- mente distribuidos con respecto a su categoría, de entre poco hasta bien conocidos, lo cual indica que aquellos sitios de los que podemos hablar con mucho detalle sobre su riqueza, en promedio no están bien conocidos. Conclusiones La primera conclusión es que la es- cala geográfica sí tiene un efecto directo en la estimación de la rique- za de especies, en particular sobre el estimador ice. Si el conocimiento de la bio- diversidad del territorio es incom- pleto, el esfuerzo necesario para completarlo puede ser de tales proporciones, que resulta imposi- ble en el mediano plazo obtener una aproximación fiable del repar- to espacial del número de especies. Aunque es descorazonados no se debe descartar que esta situación sea frecuente, incluso en aquellos grupos bien estudiados y en países con una larga tradición sistemáti- ca, como el nuestro. No obstante, en el nivel macro regional, con el estudio a escalas pequeñas y como resultado del efecto de la escala so- bre los índices, es posible tener un diagnóstico confiable, si bien bur- do, de la riqueza en nuestro país. Esta situación no es promisoria en escalas grandes, que son aquellas requeridas para aplicar programas de conservación, porque nuestro grado de conocimiento aún es li- mitado para la mayor parte del te- rritorio. El mismo índice se ha aplicado en otros grupos biológicos y dife- rentes unidades geográficas, por ejemplo, en el Corredor Biológico Mesoamericano-México (Chiapas), en Áreas Naturales Protegidas, en Regiones Terrestres Prioritarias y en los análisis específicos para el se- gundo estudio de país. Bibliografía Aguiló Alonso, Miguel et al. 1982. Guía para la elaboración de estu- dios del medio físico: Contenido y metodología. Centro de Estudios de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente. Serie Manuales, núm. 3. mopu. Madrid. Bartkowski, T. 1979. Ksztaltowanie i ochrona srodowiska. pwn, Varsovia. Chao, A. y S.M. Lee. 1992. Estimating the number of classes via sample coverage. Journal of the American Statistical Association 87 : 210-217. 9 Figura 6. Mapas de mallas del índice de completitud. I — I 1 % < c < 25% I — I 26% < c < 50% I — I 51 % < c < 75% H 76% < c < 100% Figura 7 a y b. Área conocida en porcentaje para la base de mamíferos de México 01 23456 78 □ Sin datos ■ 1%< C <25% □ 26%< C <50% □ 51 %< C <75% ■ 76%< C <100% Tamaño de malla (partición P) 10000000 1000000 100000 10000 1000 100 10 1 ■ 0 -76% - 100% «-51% - 75% «- 26% - 50% -«-1 % - 25% «—Sin datos Chazdon, R.L., R.K. Colwell, J.S. Dens- low y M. Guariguata. 1998. Statisti- cal estimation of species richness of woody regeneration in primary and secondary rainforests of NE Costa Rica, pp 285-309, en: Dallmeier, E, y J. Comisky, eds. Forest Biodiversity ¡n North, Central, and South America and the Carlbbean: Research and Monltorlng. Parthenon Press, París. Colwell, R.K. y J.A. Coddington. 1994. Estimating terrestrial biodiversity through extrapolation. Phllosophlcal Transactions of the Royal Society of London (Series B) 345 : 1 0 1 - 1 1 8 Conabio. 2005. Sistema Nacional de Información sobre Biodiversidad (snib). Datos de los proyectos: A004 A026 AA003 B01 1 B033 B043 B067 B114 B144 BC004 H160 H291 J121 J123 L047 L313 M099 P008 P020 P027 P028 P060 P064 P085 P104 P130 P132 Q028 R044 R104 T009 U014 U030 V002 V050 W036 X01 1 Y021 . Moreno, C.E. 2001. Métodos para me- dir la biodiversidad. M&T-Manuales y Tesis SEA, vol. 1 . Zaragoza. Smith, E. P. y Gerald van Belle. 1984. "Nonparametric estimation of spe- cies richness." Biometrlcs 40: 119- 129. 1 Analista programador de sig 2 Analista de sig 3 Subdirector de sig, Conabio, 10 Rolando T. Barcenas COMERCIO DE CACTÁCEAS MEXICANAS Y PERSPECTIVAS PARA SU CONSERVACIÓN D e todos los desiertos mexicanos, el Desier- to Chihuahuense es el más grande, alberga la mayor riqueza de cactáceas en el mundo (329 especies), pero se ubica entre los menos es- tudiados del continente. Las cactáceas del Chihuahuen- se se caracterizan por sus tamaños, que van desde pequeños hasta medianos, sus distribuciones geográ- ficas restringidas y sus len- tas tasas de crecimiento. La gran demanda nacional e internacional de ejemplares de estas especies con fines horticulturales, aunada a sus características biológi- cas, las colocan como una de las familias botánicas más amenazadas del pla- neta. La protección oficial de las cactáceas en México como recurso natural tiene cerca de 66 años, periodo en el cual instancias federa- les, estatales, municipales, organizaciones no guber- namentales, académicos y amantes de las cactáceas, han colaborado para per- feccionar un marco teórico y práctico para conservar y aprovechar estos recursos. En 2003 fui invitado por TRAFFIC-Norte América, wwf, a participar en un estudio sobre el comercio de las cactáceas de la Ecorregión del Desierto Chihuahuen- se (Bárcenas, 2003). En ese momento la información so- bre el comercio de las dife- rentes especies de cactáceas del Chihuahuense era esca- sa, general y fragmentada. Sin embargo, las visitas a los centros de producción y comercialización de México, resultaron muy productivas y llenas de sorpresas. El Ins- tituto Nacional de Ecología (ine) contaba en ese año con 168 registros de viveros re- lacionados con actividades de comercialización y pro- ducción de cactáceas. Sin embargo, se constató que varios comercios no se en- contraban registrados ante el ine y algunos de los esta- blecimientos registrados en sus bases de datos ya no se dedicaban a las actividades de comercialización de cac- táceas. En el transcurso del proyecto se visitaron 1 04 es- tablecimientos en 31 ciuda- des de 1 3 estados del país, se encontró que solamente 10 viveros se dedicaban a la producción de cactáceas. La producción de cactáceas en México Según los productores, existen diversas razones que hacen de estas empre- sas una actividad poco lu- crativa y de alto riesgo. Un Cultivo en Italia de Echinocactus grusonii, especie endémica de México y prácticamente extinta en estado silvestre pero muy común en el comercio internacional. © Fulvio Eccardi 11 Ejemplar en flor de Ferocactus hamatacanthus. © Rolando Bárcenas problema muy serio era el océa- no burocrático que se necesitaba cruzar para el establecimiento y funcionamiento de una empresa productora de cactáceas. Los nu- merosos trámites, que casi siem- pre resultaban muy complicados, se convertían en una barrera prác- ticamente infranqueable. Los actos de corrupción por parte de algu- nos inspectores también tuvieron un papel decisivo en la pérdida de sus actividades productivas y eran un constante dolor de cabeza para quienes seguían produciendo. La mayoría de los viveros de produc- ción cumplen con las normas y re- glas establecidas por la ley, pero requieren de reglas simples, cla- ras, sin posibilidad de corrupción o con los mecanismos adecuados para combatirla efectivamente en caso de presentarse. Reiteradamente, los produc- tores también mencionaban la competencia desleal de comercia- lizadores de plantas adquiridas ile- galmente, generalmente extraídas de sus hábitats naturales. La legis- lación mexicana en materia de re- cursos naturales prohíbe el comer- cio de ejemplares, partes o sus derivados colectados directamen- te de sus hábitats para su venta o comercialización, pero permite, con las autorizaciones adecuadas, la colecta de un reducido número de ejemplares para su propaga- ción y posterior comercialización. El comercio ilegal atenta directa- mente contra la conservación de las poblaciones naturales, contra los productores establecidos que cumplen con todos los requeri- mientos de ley y contra la pobla- ción en general, al no pagar im- puestos y crear las condiciones para el empobrecimiento irreme- diable de la diversidad biológica nacional. La posición de México en el ámbito del comercio internacio- nal de cactáceas es ciertamente lamentable en relación con la di- versidad de especies. Más de 300 especies de cactáceas del Desierto Chihuahuense, incluyendo sus zo- nas de influencia, se comercializan en forma estable fuera del país. Los líderes del comercio de cactá- ceas en orden de importancia son los Estados Unidos, el Reino Uni- do y Alemania seguidos de Suecia, México, España, Italia y Canadá. Es interesante destacar que además de la posición hegemónica de los Estados Unidos en el número de especies de cactáceas comercializa- das, 1 7% de éstas sólo pueden ad- quirirse en el comercio establecido dentro de ese país. Aquí llamamos a estas especies exclusivas. Gene- ralmente no se exportan porque la mayoría de los viveros no cuentan o no quieren tramitar su afiliación con organizaciones internacionales de vigilancia como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (cites), o no quieren o pueden tramitar los permisos fi- tosanitarios requeridos. El segun- do lugar en diversidad de especies en el comercio establecido lo tiene el Reino Unido, con 197 especies, de las cuales tres solamente se co- mercializan en las Islas Británicas. Alemania posee números simila- res a los del Reino Unido, con 185 especies totales y cuatro especies exclusivas. En estas estadísticas, resalta la posición de México, que naturalmente posee el mayor nú- mero de especies y endemismos de cactáceas en el mundo, pero sólo se comercializan 91 especies y tres son exclusivas al mercado nacional. La diversidad cactológica comercializada en México repre- senta sólo 28.6% de la comercia- lizada en los Estados Unidos, aún cuando la mayoría de las especies son endémicas al territorio nacio- nal. De las 329 especies nativas del Desierto Chihuahuense, en el país sólo 27.7% se comercializa en el mercado. En pocas palabras, en los 12 Estados Unidos se pueden encon- trar casi la totalidad de las especies nativas de la porción mexicana de este desierto, mientras que en el comercio nacional solamente exis- ten unas pocas. La certificación de cactáceas Un problema de difícil solución es determinar el origen de las plan- tas madre. La respuesta a la senci- lla pregunta ¿de dónde provienen estas plantas? es muy complicada o prácticamente imposible de ob- tener con las técnicas tradicionales de inspección de ejemplares. Los certificados de origen que acom- pañan las plantas pueden ser fal- sificados o las plantas cambiadas por otras colectadas directamente de sus hábitats naturales, en lo que se ha denominado como "lavado de especies". En esta actividad se trafica con plantas ilegítimas bajo un esquema de legalidad en el que poco se puede hacer debido a la imposibilidad de constatar el ver- dadero origen de los ejemplares. Las opiniones técnicas sobre esto se basan en características visuales como el grado de hidratación de los ejemplares, los posibles daños a la epidermis y el estado de desa- rrollo de las raíces. Todos estos ar- gumentos no pueden proveer una respuesta certera e inequívoca del origen de las plantas. La imposibilidad de certificar inequívocamente la procedencia de los ejemplares violenta los ob- jetivos de la Convención sobre la Diversidad Biológica o Cumbre de Río (cdb, ) de la que México forma parte. Como no se puede asegurar que los ejempla- se planteó el desarrollo de un es- quema de certificación molecular para cactáceas basado en las hue- llas moleculares de sus microsa- télites y en apego a los objetivos de la Comisión sobre la Diversidad Biológica, la Comisión Internacio- nal para el Tráfico de Flora y Fauna Silvestres, cites y la legislación na- cional en materia de recursos na- turales. La certificación en la realidad mexicana Uno de los problemas más impor- tantes en el país es la ausencia de un esquema de certificación de ejemplares producidos artificial- mente, así como la gran oferta de especies colectadas ilegal- Jardín de cactáceas de Villa Hambury, en Italia. © Fulvio Eccardi Ejemplar de Aztekium ritteri en flor, especie en peligro de extinción, proveniente de un decomiso realizado en Coahuila. © Fulvio Eccardi res provienen de colecciones lega- les, y no de sus hábitats naturales, se atenta en contra de los objetivos de la Convención; es decir, se está faltando al compromiso de con- servar la diversidad biológica, de utilizar los recursos biológicos de manera sustentable y de compar- tir de manera justa y equitativa los beneficios generados por el uso de los recursos genéticos. En busca de solventar esta im- portante deficiencia, la Iniciativa Darwin del gobierno de la Gran Bretaña aprobó el proyecto pilo- to binacional de "Certificación de Cactáceas Mexicanas Amenaza- das de Zonas Aridas" . El proyecto, en el que participan la Universidad Autóno- ma de Querétaro en México y la Universidad de Reading en Inglaterra, tiene como propósito desarrollar un esquema de cer- tificación molecular para determinar la procedencia de los ejemplares de cactá- ceas, ya sea en el co- mercio, las exportacio- nes, las importaciones, las colecciones o los de- comisos. En este proyecto, que apoya la conservación y el uso sustentable de las espe- cies de cactáceas mexicanas de las zonas áridas del país, Vivero de reproducción de cactáceas en el Museo del Desierto, Saltillo, Coahuila. © Fulvio Eccardi Puesto de flores en una calle de San Remo, Italia. © Fulvio Eccardi mente de sus hábitats naturales. Estos inconvenientes crean con- diciones injustas de competencia para los productores legalmen- te establecidos; además, pone en nesgo a las poblaciones naturales por medio del saqueo de pobla- ciones y el robo a la nación. Au- nado a ello, la normatividad sobre recursos naturales puede eludirse significativamente por las dificul- tades en la correcta identificación de las especies, el intercambio de ejemplares o el lavado de especies en un permiso de exportación o de extracción. El mecanismo de certificación propuesto, resultaría de gran utili- dad en los casos donde se requie- ra la identificación certera de los ejemplares que van a comercia- lizarse o exportarse, pues a dife- rencia de otros proyectos, como la inclusión de microchips en las plantas o las inspecciones visua- les de los ejemplares, el adn no puede extraerse o "borrarse" de los individuos, como tampoco se puede falsificar. Por ello, es de particular relevancia en el caso de México pues albergamos la mayor cantidad de especies de cactáceas en el mundo y cerca de 78% de ellas solamente crecen en el país. La certificación podría impulsar de manera importante la incipiente industria de la producción de cac- táceas en el país, al asegurarle al productor, comercializador y con- sumidor final la legalidad del pro- ducto. De la misma manera, daría al productor una herramienta útil y certera para exportar sus productos sin desconfianzas o sospechas de ninguno de los participantes en la cadena de comercialización de sus ejemplares. Por otra parte, el alma- cenamiento de cientos de ejempla- res decomisados en el país dejaría de ser un dolor de cabeza para las autoridades. Comparando las hue- llas moleculares de esos ejemplares contra una base de datos de indi- viduos y poblaciones conocidas se podrían realizar actividades de re- introducción de las plantas a sus 14 La certificación podría impulsar de manera importante la Incipiente industria de la producción de cactáceas en el país hábitats naturales. Paralelamente, se podrán exportar legalmente plantas con genotipos registrados y con denominación de origen; es decir, asegurar al comprador que determinada planta fue producida en México, que contiene "genes mexicanos" y que así contribuye a la protección de las poblaciones naturales y a la preservación de un recurso para disfrute y admiración de futuras generaciones. Así, nos encontramos ante una oportunidad histórica de conservar estas especies de gran orgullo na- cional y de crear los mecanismos necesarios para asegurar que es- tos recursos puedan ser disfruta- dos por las generaciones futuras. Si desaprovechamos esta oportuni- dad estaríamos contribuyendo a la creación de en un país sin identi- dad biológica y falto de oportuni- dades sociales y económicas para sus pobladores. Bibliografía Bárcenas, R.T. 2003. Chihuahuan desert cacti in México: an assessment of tra- de, management, and conservation priorities, en : Prickly trade: trade and conservation of Chihuahuan Desert cacti. C. S. Robbins. Washington D. C. TRAFFIC North America, II: 1-65. Hernández, H.M. y R.T. Bárcenas. 1995. Endangered cacti in the Chihuahuan Desert: I. Distribution patterns. Con- servation Biology, 9(5): 1176-1188. Hernández, H.M. y R.T. Bárcenas. 1996. Endangered cacti in the Chihuahuan Desert: II. Biogeography and conser- vation. Conservation Biology 10 (4): 1200-1209. Hernández, H.M. y C. Gómez-Hinos- trosa. 2005. Cactus diversity and endemism in the Chihuahuan Desert Región, pp. 264-275 en: J. L. E. Cartron, G. Ceballos y R.S. Felger Biodiversity, ecosystem and conser- vation in northern México. 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Astrophytum ornatum en flor. © Rolando Bárcenas Universidad Autónoma de Querétaro, Facultad de Ciencias Naturales, Licenciatura en Biología 15 LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS Opistobranquios de México Los opistobranquios o babosas marinas se han descrito como unos de los animales más bellos del mar. Entre sus ca- racterísticas más fascinantes está la diversidad de las formas y coloración de sus cuerpos, que varían desde formas que asemejan el sustrato en el que viven, hasta colores brillantes que anuncian su presencia. Las costas del Pacífico mexicano tienen una gran diversidad de especies de estos moluscos. Alicia Hermosillo, David W. Behrens y Eduardo Ríos Jara ofrecen en este volumen información sobre varios aspectos de la vida de las babosas de mar, se puede aprender sobre su hábitat, su importancia comercial, su alimentación, sus órganos sensoriales o su respiración. También presentan temas como la colecta, la preservación e identificación, y la biogeografía. La guía está dividida en órdenes y subórdenes y cuenta con una ficha técnica de cada una de las especies registradas hasta ahora en la costa del Pacífico Mexicano, el Golfo de California y las islas oceánicas. Incluye más de 450 fotos y dibujos de moluscos opistobranquios. Su lenguaje es sencillo y está dirigido a buzos, fotógrafos profesionales o aficionados, biólogos y estudiantes. Opistobranquios de México. Guía de babosas marinas del Pacífico, Golfo de California y las islas oceánicas es una publicación de la Conabio. Opistobranquios de México Guía de babosas marinas del Pacífico, Golfo de California y las islas oceánicas AJicia Nermosíllo, David W, BeJirens y Eduardo Ríos Jara C O N A B I O COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIVERSIDAD La misión de la Conabio es promover, coordinar, apoyar y realizar actividades dirigidas al conocimiento de la diversidad biológica, así como a su conservación y uso sustentable para beneficio de la sociedad. secretaría técnica: José Luis Luege Tamargo coordinación nacional: José Sarukhán Kermez secretaría ejecutiva: Ana Luisa Guzmán dirección de evaluación de proyectos: María del Carmen Vázquez La Conabio tiene un centro de documentación e imágenes con libros, revistas, mapas, fotos e ilustraciones sobre temas relacionados con la biodiversidad; más de 3 000 títulos están disponibles al público para su consulta. Además distribuye cerca de 1 50 títulos que ha coeditado, que pueden adquirirse a costo de recuperación o donarse a bibliotecas que lo soliciten. Para mayor información, llame al teléfono 5004 5000, escriba a , o consulte los apartados de Centro de Documentación y de Publicaciones en la página web de la Conabio . Los artículos reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente la de la Conabio. El contenido de Biodiversitas puede reproducirse siempre que se citen la fuente y el autor. Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor: 04-2005-040716240800-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 13288. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 10861. editor responsable: Fulvlo Eccardl Ambrosl asistentes: Thalía Iglesias, Leticia Mendoza producción: Gala Editores, S.A. de C.V. diseño: Tools Soluciones Gráficas cuidado de la edición: Dldler Héctor impresión: Artes Gráficas Panorama, S.A. de C.V., Avena 629 Col. 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