NUM. 7 4 5 E PT I E M B R E - O C T U B R E DE 2 0 0 7 ISSN: 1870-1760 Fulvio Eccardi EXPEDICIÓN DE VALORACIÓN VISUAL RÁPIDA EN EL TRIUNFO La Sierra Madre del Sur marcada por los deslaves provocados por el huracán Stan. © Fulvio Eccardi Portada: el quetzal es considerado el ave más bella del continente americano. © Fulvio Eccardi E n estas serranías llueve intensa- mente casi todo el año y, en trá- gicas ocasiones, las aguas broncas han dejado profundas huellas en laderas y valles, como sucedió con las inundaciones de 1998 y el hu- racán Stan en 2005. En invierno y primavera, a pesar de la sequedad del viento en la planicie costera, las nubes en lo alto de la sierra se con- densan y provocan lloviznas o se transforman en rocío al contacto con las hojas de los árboles. En estos bosques, llamados justamente de niebla, el paisaje es imponente: silencioso, húme- do y frío, pareciera que el tiempo se detuvo hace muchos millones de años. Es el reino de los orga- nismos del pasado geológico, de mariposas que son fósiles vivien- tes y también de altivos heléchos arborescentes, de olmos de más de 70 metros de altura, de sala- mandras y ranas multicolores, y de las últimas poblaciones de dos aves míticas: el pavón y el quet- zal. En México, ha desaparecido más de 60% de este ambiente, tan sólo quedan unos fragmen- tos en lo alto de algunas monta- ñas de Tamaulipas, Jalisco, Vera- cruz, Guerrero, Oaxaca y Chiapas. El bosque de niebla se considera el ecosistema más amenazado del mundo. En lugar de tratarse de una especie en peligro de extin- ción, puede hablarse de un ecosis- tema en peligro de extinción. 2 El Triunfo es uno de los bosques de niebla con mayor diversidad de especies arbóreas en Norte y Centroamérica El Triunfo es uno de los bosques de niebla más extensos en el país, y también de los más diversos en especies de árboles de todo Norte y Centroamérica; hasta la fecha, allí se han documentado más de 2 300 especies de flora. Cada año, cien- tos de miles de aves migratorias del norte del continente llegan a la Sie- rra Madre de Chiapas. Algunas se quedan para pasar el invierno, otras siguen su viaje hacia el sur. En su vertiente costera, la Sierra Madre cae en un escalón de más de dos mil metros de altura y el bosque de niebla cede el paso a un tejido de bosques de pinos entrelazados con selvas tropicales, mientras que en la parte orientada hacia el inte- rior del estado, los pinares se con- vierten en selvas secas. En ambos lados, un mosaico de plantaciones cafetaleras domina el paisaje y, más abajo, reinan los platanales y los pastizales para el ganado. Por su función como recepto- res y tributarios de agua en gran escala, los bosques de niebla sus- tentan la agricultura y la ganadería de cuatro regiones del estado, al igual que la producción de ener- gía eléctrica. Sus aguas irrigan La Frailesca, considerada la principal región productora de granos bási- cos en Chiapas, al Soconusco con toda su gama de cultivos de alto rendimiento: del plátano al man- go, y del cacao al café. Además, en la región Istmo-Costa, mantie- nen el complejo de humedales más importante del Pacífico norteame- ricano: la Encrucijada, lugar de cre- cimiento de las larvas de camarón y de una enorme variedad de pe- ces, y centro de reproducción e hi- bernación de un gran número de especies migratorias. También ali- mentan al río Grijalva, donde cua- tro presas hidroeléctricas generan la tercera parte de la energía de este tipo en el país. Una leyenda viviente En los bosques de niebla de El Triunfo vive el quetzal (Pharoma- chrus mocinno), considerado el ave más bella del continente ame- ricano. Para las antiguas culturas mesoamericanas fue el símbolo de la fertilidad, la abundancia y la vida. Sus plumas valían más que el oro, y quien lo matara recibía como castigo la pena de muerte. El que- tzal forma parte del mito de Quet- zalcóatl, originado hace más de tres mil años en la cultura Olmeca, la "serpiente con plumas de quetzal" simboliza, en el reptil, el poder re- productor de la Tierra que al con- jugarse con el agua, representada por las verdes plumas del quetzal, produce la renovación vegetal. Más allá del dios Quetzalcóatl, el quetzal aparece en la mitología de todas las culturas mesoamerica- nas y representa la conexión con la verde riqueza que traen las lluvias. Está en la piedra de Palenque, don- de se le aprecia perchado en una planta de maíz, en los códices Bor- gia y Nuttall acompaña a un mer- cader posado sobre su bulto; en las estelas de Bonampak aparece representado en las plumas de un penacho, y en los frescos de Teoti- huacán engalana los atavíos de sa- cerdotes y gobernantes. Tanto en la cultura maya como en la mexica, las largas plumas iridiscentes de la cola del quetzal adornaban toca- dos, capas y escudos, decoraban El pavón (Oreophasis derbianus) ave mítica y emblemática de El Triunfo. O Florian Schuiz 3 lanzas y cetros de las clases socia- les dominantes. A muy pocos se les permitía atraparlo para arrancarle sus largas plumas y después, de- volverlo con vida a su hábitat. Por su valor, más alto que el oro, la obsidiana y el jade, las plu- mas de quetzal se convirtieron en la mercancía que contribuyó en mayor medida a alcanzar la enor- me riqueza de las tierras altas de Mesoamérica. Sin embargo, el in- terés de los conquistadores espa- ñoles por el oro y la plata relegó al quetzal. Durante siglos se le consi- deró un ave fantástica, hasta que a principios de 1800 José Mociño, miembro de una expedición botá- nica en la Nueva España financia- da por Carlos IV, colectó algunos ejemplares en la Sierra Madre en- tre Chiapas y Guatemala. El que- tzal por fin salió de la leyenda e ingresó a la realidad científica. El Fondo de Conservación de El Triunfo Eotografiar al quetzal ha sido una obsesión en mi vida profesional y desde 1981, cuando visité por pri- mera vez El Triunfo, decidí que ten- dría que trabajar para que las fu- turas generaciones pudieran verlo volar en esta región. El constante incremento de la población y sus condiciones de pobreza extrema, el cambio de uso del suelo para ob- tener nuevas áreas para la agricul- tura y la ganadería, los incendios, huracanes y tormentas tropicales, así como la carencia de financia- miento de largo plazo, eran serias amenazas para la conservación de esta región tan frágil. En ese tiem- po existía la Reserva Biótica Inte- gral El Triunfo, un área protegida estatal, con una extensión de 75 mil hectáreas, creada gradas al tra- bajo del Instituto de Historia Natu- ral, institución pionera en la con- servación de las riquezas naturales del estado de Chiapas. Allí nacie- ron Ismael Gálvez y Rafael Solís, quienes se ocupaban de vigilar la reserva: desde entonces, ambos han sido pieza clave en las labo- res de conservación de la región, siempre incondicionales, amigos y compañeros de mil vivencias. En junio de 1985, con el apoyo del wwF Internacional y el Instituto de Historia Natural, un pequeño grupo de biólogos y cartógrafos realizamos un recorrido, acompa- ñados por cuatro muías que trans- portaban la comida y el equipo, para obtener información de una sección de la sierra y de las comuni- dades que allí habitaban. Comen- zamos en el poblado Las Palmas y recorrimos el antiguo camino que desde Mapastepec, poblado de la reglón costera, cruza la montaña y desciende hacia la depresión cen- tral de Chiapas. Este primer viaje nos permitió iniciar el proceso para establecer una nueva reserva fe- deral. Un año después, el Institu- to de Historia Natural llevó a cabo, en Tuxtia Gutiérrez, el Primer Taller sobre Planificación de Áreas Silves- tres Protegidas, del que resultó el primer plan operativo para la reser- va, donde se definirían los reque- rimientos de infraestructura, recur- sos humanos y financiamiento. Muchas personas e institucio- nes se integraron y comenzaron a trabajar intensamente para la con- servación de El Triunfo. En 1990, la reserva ingresó al programa Par- ques en Peligro, financiado por la Agencia para el Desarrollo Interna- cional de los Estados Unidos y The Nature Conservancy, lo cual permi- tió la consolidación de su esquema de conservación y manejo. En mar- zo del mismo año se declaró la Re- serva de la Biosfera de El Triunfo y, en 1993, se le incorporó en la red internacional mab-unesco; la Agru- pación Sierra Madre lanzó una campaña de comunicación sobre la reserva, publicó un folleto y un cartel ilustrado con una litografía del quetzal realizada por el artista Robert Bateman. Sucesivamente, el Instituto Nacional de Ecología de la SEMARNAP asignó personal directivo a la reserva. Desde el inicio, la es- trategia contempló involucrar a las comunidades locales en la conser- vación y el manejo sustentadle de los recursos naturales de la región. En los siguientes años, otras orga- nizaciones no gubernamentales se sumaron con sus propios proyectos al trabajo de conservación que rea- lizaba el personal de la reserva. Integrantes del primer rave (de izquierda a derecha): Florian Schuiz, Jack Dykinga, Patricio Robles Gil, Thomas Mangelsen y Fulvio Eccardi. 6 Leticia Menidoza El color de las plumas del quetzal varía con la incidencia de la luz. © Fulvio Eccardi El apoyo y conocimiento de los guías locales es fundamental para la realización del RAVE. o Patricio Robles Gil En 2002 se creó el Fondo de Conservación El Triunfo (foncet), para asegurar la conservación de la región en el largo plazo, encon- trar soluciones a las necesidades financieras y garantizar que todos los programas y proyectos de la re- serva cubran sus costos de opera- ción. El FONCET es una organización sin fines de lucro y está constituida por miembros de la sociedad civil, hombres de negocio locales, repre- sentantes de instituciones públicas y privadas, como el Fondo Mexica- no para la Conservación de la Na- turaleza, destacados científicos y conservacionistas, organizaciones gubernamentales, como la Comi- sión Nacional para Áreas Naturales Protegidas en el nivel federal y el Instituto de Historia Natural y Eco- logía de Chiapas en el estatal, ade- más de varias organizaciones no gubernamentales locales como el Instituto para el Desarrollo Susten- table en Mesoamérica y Pronatura Chiapas. La campaña educativa del foncet ha difundido la importancia de la reserva en todas las comuni- dades que la rodean; mientras que otros programas se han enfocado a la promoción de la producción de café orgánico, la conversión de ga- nadería tradicional a sustentadle, el mionitoreo biológico de especies y el apoyo para el manejo del fuego, entre otras líneas de acción. Pero todavía hay mucho más por hacer. El RAVE La fotografía de naturaleza y fau- na silvestre es un trabajo solitario y está impregnado de cierto celo profesional. Es como la faena del pescador que se hace muy tempra- no a la mar y no quiere que otro lo siga, para que no descubra el lugar donde captura sus presas. La bús- queda continua y la paciencia son requisitos indispensables para am- bas labores. Para destacar en esta disciplina fotográfica, que induda- blemente representa una de las herramientas más efectivas para promover la conservación de los espacios naturales, hay que per- manecer largos periodos de tiem- po en el campo, para hacer una ex- haustiva cobertura. Sin embargo, solamente grandes instituciones como la National Geographic So- dety o la bbc pueden hacer frente a los costos que generan este tipo de expediciones de largo plazo. A finales de 2006, el fotógra- fo Patricio Robles Gil promovió la iniciativa de realizar una Expedi- ción de Valoración Visual Rápida (rave, por sus siglas en inglés) en El Triunfo, inspirado en el con- cepto del Rapid Assessment Pro- gram (rap), que realiza la organi- zación Conservación Internacional, que consiste en que un grupo de científicos especializados viaja a determinada región para elabo- rar un minucioso inventario de la biodiversidad. El rave pretende ser el equivalente en términos visua- les y de medios de comunicación. Esta novedosa iniciativa prosperó y contó con el apoyo de la Liga Internacional de Fotógrafos de 6 El RAVE es una herramienta para promover la conservación de los espacios naturales Conservación, que agrupa a des- tacados fotógrafos de naturaleza y vida silvestre del mundo. El proyecto se concretó y en los primeros días de abril de 2007 Thomas Mangelsen, Jack Dykinga, Patricio Robles Gil, Florian Schuiz y yo subimos a El Triunfo acompaña- dos por un grupo de escritores y comunicólogos. Durante doce días disfrutamos de una inolvidable vi- vencia humana y profesional. Entre todos, logramos reunir más de 20 mil fotografías. El principal objeti- vo de esta expedición era obtener materiales fotográficos y en video, así como elaborar textos de divul- gación para mostrar esta importan- te región al gran público. Pensa- mos que así podrán enfrentarse las amenazas existentes y se promove- rá la conservación de la zona. Cada uno de los fotógrafos aprovecha- rá su propia red de contactos para garantizar la difusión internacional de los materiales producidos du- rante la expedición. En el corto y el mediano plazo, se organizarán pre sentacionesaudiovisuales, exposiciones fotográficas y eventos de recaudación de fondos, también se editarán libros y calen- darios en diferentes for- matos, de cuya venta un porcentaje será donado al FONCET. Actualmente, se está promoviendo la pu- blicación de varios artícu- los en revistas nacionales e internacionales. Este primer rave podría ser un modelo para replicarse en otras regiones de alta biodiversidad, expuestas a amenazas de diferen- te índole. Además, este tipo de trabajo podría en- riquecerse enormemente si se realiza en colabora- ción con científicos espe- cializados, con lo cual el acervo de imágenes y do- cumentos para promover la conservación de los es- pacios naturales, estaría respaldado por un inven- tario de la biodiversidad. La expedición rave recibió el apoyo financiero del Gobierno del Estado de Chiapas, por conducto del Instituto de Historia Natural y Ecología, la National Geographic Society y Reforestamos México; asimismo, se contó con la colabo- ración de la Liga Internacional de Eotógrafos de Conservación, Agru- pación Sierra Madre, Unidos para la Conservación, Ecobiosfera y la Comisión Nacional de Áreas Natu- rales Protegidas. Para mayor ¡nformación consulte las páginas electrónicas www.fondoeltriunfo.org www'.llcp.com/Projects/RAVE.htm 7 Alberto Búrquez EL ZACATE BUFFEL: TRANSFORMACIÓN ECOLÓGICA Y SOCIAL Zacate buffel en la orilla de un potrero. Fotos O Alberto Búrquez A sudoeste de Hermosillo, bor- deando la carretera federal 1 6, se ubica Tecoripa, una antigua po- blación que desde la colonia culti- vaba maíz, frijol y calabaza en las vegas del arroyo Tecoripa y sus tri- butarios. En la que alguna vez fue identificada como un centro secun- dario de diversidad de maíz, pues llegaron a cultivarse nueve razas distintas en su área de influencia, el paulatino reemplazo de los cultivos para la alimentación humana por cultivos forrajeros para usos pecua- rios comenzó en los años setentas. Ahora, la economía de Tecoripa se basa principalmente en la crianza de becerros para el mercado nacio- nal e internacional. En menos de 20 años, pasó de una comunidad eminentemente agrícola a un ejido esencialmente ganadero. En los años setentas, cuando la Revolución Verde cambió drás- ticamente la organización de la producción agraria en México, al introducir tecnología que incluía el uso de fertilizantes, herbicidas, pesticidas y energía barata, las po- líticas de transformación del campo para incrementar la productividad también modificaron la producción pecuaria de los estados del norte del país. Se reemplazaron las antiguas cepas de ganado criollo por nuevas razas, bien adaptadas a las condi- ciones de aridez pero poco pro- ductivas, se creó infraestructura de caminos, pozos, represas y abreva- deros, se brindó asesoría e innova- ción técnica en inseminación y ser- vicios veterinarios, y se transformó el matorral desértico y semidesérti- co en praderas de pastos exóticos, principalmente del pasto africano conocido como zacate buffel {Pen- nisetum aliare). Todo ello alteró el patrón tradicional de uso de la tierra y desató un acelerado proceso de conversión social y ecológica que se manifiesta en la transformación del paisaje, el cambio en uso del suelo y en la dinámica de los ecosistemas naturales. La transformación del desierto En 1 940, el Departamento de Agri- cultura de los Estados Unidos (usda) introdujo el zacate buffel en Amé- rica como una planta promisoria para el control de la erosión. Veinte años después, este pasto inició su exitosa invasión de porciones im- portantes de las comunidades na- tivas de desierto y matorral. En So- nora, se han transformado más de un millón de hectáreas de matorra- les con elevada diversidad biológi- ca. Además, el buffel se estableció en más de la mitad del Desierto So- norense, introduciendo una nueva dinámica con el proceso conocido como el ciclo pasto-fuego, donde se incendia el follaje seco e infla- mable del pasto y se eliminan las especies nativas para incrementar la presencia de los pastos adapta- dos al fuego. El desierto arbores- cente y los matorrales rápidamente se transforman en savanas. Muchos matorrales desérticos y semidesérticos con elevada diver- sidad biológica y abundantes pro- ductos útiles para los habitantes de las regiones de Tecoripa y Carbó, fueron transformados en pastiza- 8 les con escasa riqueza de especies. El zacate buffel, como forraje para el ganado, incrementa entre dos y cinco veces el coeficiente de agos- tadero (o la capacidad de carga); sin embargo, en términos del re- emplazo de la biomasa en pie de la vegetación, el costo es de entre 5 y 20 toneladas de materia orgá- nica seca por hectárea, por lo que se liberan entre 9 y 36 toneladas de dióxido de carbono hacia la at- mósfera. Además, los sitios trans- formados o severamente invadidos .presentan en promedio diez veces menos riqueza de especies vegeta- les que los lugares más o menos intactos del desierto. Transformación ecológica y social en Tecoripa En 1968, para restituir las tierras que los antiguos pobladores per- dieron al desintegrarse la forma tradicional de uso y reparto de la tierra, se creó el ejido de Tecoripa con 15419 hectáreas de terrenos muy variados, desde una pequeña porción de suelos muy fértiles con dotación de agua y menos de 200 hectáreas de terrenos de temporal, hasta lomeríos con matorrales del pie de monte y cerros con espe- cies maderables de pequeño porte entre las selvas bajas cadudfolias y los matorrales. Desde sus inicios, el ejido de- cidió proveer a cada uno de sus miembros con una parcela de 5 hectáreas, además de los dere- chos que por antigüedad algunos tenían sobre las parcelas en las márgenes de los arroyos. Al prin- cipio de los años noventa, la dota- ción individual se incrementó a 10 hectáreas, el resto era propiedad comunal. En el pueblo de Tecoripa, prác- ticamente todas las familias de- penden directa o indirectamente de la venta de ganado. Aunque persisten algunas actividades de bajo impacto económico, pero so- cial y ecológicamente importantes, como la producción de bacanora, mezcal obtenido de la fermenta- ción y destilación de Agave an- gustifolia, la de carbón vegetal de mezquite (Prosopis velutina) y chi- no (Havardia mexicana), el corte de postes para cercas, principalmente de guayabilla (Acacia coulteri) y mauto (Lysiloma divaricatum), y la venta de las tradicionales quesadi- llas, quesos, leña, miel y otros pro- ductos del matorral circundante, también fabrican muebles de guá- sima (Guazuma ulmifolia). Pero la principal fuente de ingresos adicio- nales es el trabajo eventual como vaqueros en los potreros que cir- cundan al ejido, jornaleros en los campos agrícolas de la platafor- ma costera, mineros en las cerca- nas minas de grafito y carbón, o como braceros en los Estados Uni- dos, donde casi cada familia tiene o tuvo un pariente cercano. Denso matorral con zacates nativos. Fotos- © Alberto Súrquez Distribución actual del zacate buffel (linea punteada) en el noroeste de México y suroeste de los Estados Unidos. La áreas sombreadas representan sitios con más de 10% de cobertura del pasto buffel. Las zonas urbanas se indican en magenta. Zacate buffel, una promesa El ejido Tecoripa está rodeado de propiedades privadas con extensas áreas transformadas en praderas de buffel. Muchos de estos ranchos, convertidos en verdaderos latifun- dios, fueron creados con asesoría técnica gubernamental para deter- minar los coeficientes de agostade- ro y las mejores áreas de siembra del zacate, la resiembra, el manejo del fuego para controlar el regreso de las especies nativas y, en algunos casos, el uso de herbicidas. Los ejidatarios dicen que la in- troducción del zacate buffel es una bendición para la producción pe- cuaria y para el avance en la escala social. Están convencidos de que el reemplazo de la vegetación original por praderas de buffel les permitirá, al menos, doblar la producción de ganado. Algunos tienen confianza en que, utilizando las tierras de uso común, podrían multiplicar has- ta ocho veces la carga animal. Sin embargo, también perciben que la destrucción del matorral disminuiría los recursos del ambiente, como la cacería, la recolecta de leña y la ob- tención de plantas medicinales de uso diario en el ejido. Paradójica- mente, tienen la convicción de que el manejo de las praderas es muy costoso y que el fuego es un ele- mento fundamental para impedir la pérdida de productividad del pasto, difícilmente usan este recurso pues por el intenso pastoreo rara vez se acumula suficiente follaje y, cuando lo hay, es muy valioso como para quemarlo. Están conscientes del poder no selectivo del fuego, que elimina por igual "ramas" como palofierro y mezquite, y pone en peligro los postes de los cercos y aún los de electricidad. Repartiendo el capital ecológico En 1996, cuando llegaron los ase- sores del Programa de Certifica- ción de Derechos Agrarios (procede) asignados al ejido Tecoripa, existían profundas discrepancias respecto al tamaño de la parcela individual a la que cada ejidatario tenía derecho. Las tierras más productivas estaban asignadas y el resto eran agosta- deros de baja calidad y monta- ñas con poca capacidad para la producción pecuaria. Algunos eji- datarios tenían parcelas que exce- dían las 10 hectáreas convenidas, sea por razones históricas o porque habían tomado una fracción mayor que la asignada por la asamblea. La más grande tenía 27 hectáreas, má- gica coincidencia con el número del artículo constitucional que regula la propiedad de la tierra. La desigual repartición de la tie- rra intensificó los resentimientos. En esos momentos sólo 15 de los 173 ejidatarios tenían tierras con irrigación. Las discusiones que se suscitaron con el procede provoca- ron una profunda división. Se pro- puso reducir el tamaño de las par- celas que excedían el acuerdo de las 10 hectáreas, pero por la presión de sus dueños, se determinó asignar a cada ejidatario 27.5 hectáreas en el sitio de su elección. Los que se oponían a la redis- tribución de la tierra eran los tra- dicionalistas, que presagiaban con esta acción la desintegración del ejido, y una minoría que poseía hatos modestos, que representa- ba la porción más progresista del ejido. Los últimos ganaban poco con la asignación de parcelas in- dividuales y eran los más benefi- ciados en mantener el status quo que permitía el pastoreo en terre- nos comunales. A pesar de esto, la redistribu- ción de la tierra se percibía como algo inevitable. Un gran cambio que afectaría la vida de la comuni- dad, el libre paso por las antiguas 10 neoliberales. En algunos casos, como en Suaqui Grande, todas las tierras fueron asignadas de mane- ra individual. En Tecoripa, caso tí- pico de ejido ganadero sonoren- se, pasaron de 5 a 27.5 hectáreas y actualmente se discute sobre la necesidad de incrementar la cuo- ta individual hasta 50 o que se asigne toda la tierra en parcelas individuales. Muy pocos ejidos ga- naderos mantienen la antigua es- tructura de uso común. Vista aérea de un mosaico de comunidades vegetales transformadas e invadidas por el zacate buffel. Un pitayó en llamas. El futuro, ¿más pobre, más in- cierto y menos diverso? El ejido Tecoripa experimenta un acelerado cambio. Un complejo la- berinto de cercas y caminos bor- dea las pequeñas parcelas, m.uchas desprovistas de su antigua cubierta vegetal de árboles y arbustos del matorral, cada vez más parecidas a los ranchos privados de las in- mediaciones. Casi sin excepción, los ejidatarios han buscado la for- ma de cercar su parcela, vendien- do una parte de sus derechos para comprar postes y alambre de púas, y de amalgamar grupos de parce- las para formar un potrero fami- liar más grande. Sus modelos son los prósperos ganaderos privados, beneficiados por la conversión del matorral en pastizales de zacate buffel. Sin embargo, mientras que un ganadero dispone de miles de hectáreas para alimentar a una fa- milia, cada ejidatario debe hacer- El futuro del agostadero En Sonora, muchos ejidos se in- tegraron al programa de certifica- ción promovido por las reformas tierras comunales y la forma de utilizar el agostadero. Se- gún la mayoría de los ejidatarios, el cambio era como una avenida para que los más ricos, y los rancheros priva- dos de áreas circun- dantes, obtuvieran tierras ejidales para consolidar peque- ños ranchos priva- dos. Sospecha que pronto se cristalizó al realizarse compras de derechos a los ejidatarios más desposeídos. lo con sus 27.5 hectáreas y el uso proporcional del agostadero co- mún, que en conjunto permiten la subsistencia de tres a seis vacas. En la transformación a gran es- cala, realizada por el capital priva- do y los apoyos gubernamentales, está ausente el entorno ecológico. Nunca se incluye en las evaluacio- nes de costo los servicios que pres- tan los ecosistemas, como el costo de pérdida de suelo, de materia orgánica y de biomasa vegetal. Tampoco se considera el costo de los embalses y represos ganaderos que desvían el agua de las presas que generan electricidad, alimen- tan los distritos agrícolas costeros y proveen a las ciudades del desier- to. Se ignora el valor de la diversi- dad biológica como reguladora de los ciclos biogeoquímicos en las es- calas regionales y globales. 11 La certificación de los derechos agrarios es el primer paso de la apropiación por el capital de las tierras comunes. Pero este proceso inició mucho antes de las recien- tes reformas al Artículo 27, tal vez fue en los años cuarenta cuando se legisló sobre las características de la pequeña propiedad, México ingresó en los mercados interna- cionales agrícolas y comenzaron las políticas que favorecen la pro- piedad privada. En el norte, los programas de gobierno de los años setenta mar- caron el cambio de los agricultores de subsistencia a los productores de becerros inmersos en una eco- nomía de mercado, que eventual- mente los llevó al plano internacio- nal, especialmente a los mercados de los Estados Unidos. La introduc- ción del zacate buffel aceleró este proceso y las modificaciones neo- liberales al Artículo 27 empujaron más fuerte en esa dirección hasta el punto en el que gran parte de los ejidatarios ganaderos de Sono- ra, y de otras regiones áridas del norte de México, dependen casi totalmente de los mercados exter- nos para su subsistencia. Así, muchos ejidos ganaderos como el de Tecoripa se han em- barcado en una primera fase de disolución. En la escala individual, los flamantes nuevos propietarios tienen la creencia de que se abre una nueva oportunidad; los ejidos, dicen, no podrían producir más si se sigue con el modo tradicional de producción. Sin embargo, apa- rentemente no existe un análisis individual de los costos asociados con la producción intensiva de be- cerros. Tanto en la escala regional y como en la global, ni los propie- tarios ni los técnicos de las dife- rentes instancias de gobierno, ni siquiera la comunidad académica alertaron sobre los costos asocia- dos con la conversión: un tema que sin duda merece un capítulo aparte por el evidente divorcio en- tre el trabajo académico y el uso de los recursos naturales. El escenario futuro es poco pro- metedor. Eventualmente los costos requerirán de un pago. Parte de la factura se está pasando a la huma- nidad en términos de cambios de carácter global, las locales llegarán probablemente en forma de me- nores apoyos para la producción en tierras marginales, empobreci- miento de los sistemas ecológicos locales y mayor fragilidad econó- mica por la especialización en el modo de producción. Bastan lige- ros desbalances ecológicos como una tendencia a menor precipita- ción o la diseminación de enferme- dades como la fiebre aftosa o la temible encefalitis bovina espon- giforme, para que se cierren los mercados de ganado dejando a los campesinos sin fuentes de ingreso, inmersos en un mar de buffel. Departamento de Ecología de la Biodiversidad, Unidad Hermosillo, Instituto de Ecología, Universidad Nacional Autónoma de México, montijo@5ervidor,unam.mx 12 Susana Chanfón Küng FLOR DE MAMITA: UNA "MAMITA" PARA EL CORAZÓN Y LOS NERVIOS E n los bosques mesófilos de mon- taña y en los mixtos de pino y encino de los estados de Guerre- ro, Oaxaca, Puebla, Chiapas y de Guatemala, crece un frondoso ár- bol, de tronco ancho y gran altu- ra, que produce una flor leñosa de cuyo interior salen cinco ramitas (sus estambres) de color rojo in- tenso en forma de mano. Tradi- cionalmente, esta vistosa flor se consume en infusiones para tratar úlceras crónicas, inflamación de los ojos, dolor de dientes, hemo- rroides o para controlar la presión, pero sobre todo para afecciones del corazón, epilepsia, insomnio y como tranquilizante del sistema nervioso. Los aztecas la utilizaban y la llamaban Macpalxóchitl (flor de palma de mano) y, desde antes de la Independencia, despertó la cu- riosidad de naturalistas y explora- dores extranjeros como el famoso Alejandro von Humboldt. Pero a pesar de que el árbol de la flor de manita (Chiranthodendron penta- dactylon) se menciona en muchos libros y es el símbolo de la Socie- dad Botánica de México, aún no se han realizado suficientes estudios para determinar el tipo de sustan- cias curativas que contiene. El árbol de las manitas crece de manera silvestre, aunque reciente- mente se han identificado planta- ciones en el estado de México. Sin embargo, la flor de manita se apro- vecha comercialmente en la zona centro del estado de Guerrero, en los ejidos Carrizal de Bravo y Yext- la, municipio de Leonardo Bravo, a 13 Venta de flores unos 2 500 metros de altura sobre de manita en el g| p¡yg| g|g| ^g c;a|(-y|a gyg en Ziquilpaí cerca de 3 500 hectáreas, cada año Hidalgo, se juntan alrededor de 100 tonela- Foto oFuiTOEccard, das de esta planta medicinal. Página anterior: flor de manita Foto. C Claudio Contreras Un regalo de la naturaleza Entre octubre y mayo, los árboles de la manita se cubren de flores, y desde finales de noviembre has- ta las primeras lluvias, caen al suelo por la acción del viento. Al caer, aún frescas, tienen su característico co- lor rojo, pero después de dos o tres días se secan y adquieren un color café. Entonces se recolectan y se guardan en costales, cuidando que estén enteras y sin hojarasca. Du- rante la temporada de recolección, que inicia en diciembre y finaliza en mayo, es común ver a niños y niñas, mujeres y personas mayores recolectando la flor en los bosques cercanos al poblado de Carrizal de Bravo. Siempre van en peque- ños grupos, compitiendo unos con otros para ver cuál junta más flores. Es una actividad que disfrutan, por la gran variedad de formas de vida que alberga el bosque donde la rea- lizan, una niña de once años dice "es muy bonito donde vamos". Los jóvenes y los hombres pueden ir más lejos para recoger la flor. Hay árboles situados a 20 minutos o hasta un par de horas de caminata. En una temporada, un árbol pue- de producir hasta 50 kilos de flores. Cuando llega la época de lluvias, la flor no se cosecha porque se pudre al permanecer en contacto con el suelo mojado. Si hay manita, hay dinerito Desde los seis años de edad, todos los habitantes de Carrizal de Bra- vo participan en la recolección de flor de manita. De los 1 650 habi- tantes registrados en el poblado, cada temporada aproximadamen- te mil personas se dedican parcial- mente a esta actividad, la mayoría son niños. Diariamente, durante los cuatro o seis meses de la época de recolección, las flores se llevan a la bodega de almacenamiento. Ahí pesan sus costales e inmediatamen- te reciben el pago, tres pesos con cincuenta centavos por kilo. En dos horas de trabajo, pueden recolec- tar alrededor de tres kilos. Pero en una jornada completa, con mucho esmero, hay quienes juntan hasta 20 kilos. Por eso, al caer la primera lluvia, la tristeza embarga el ánimo de los niños, porque marca el final de la temporada de recolección y se acaba el dinerito. Aunque la gente del ejido Ca- rrizal de Bravo se dedica principal- mente al aprovechamiento de la madera, cuando hablan de la flor de manita se percibe un gran apre- cio por este recurso, un ejidatario señala: "del pino, ¡jamás pudimos darle cinco pesos a nuestros ni- ños! " La recolección de flor de ma- nita es una actividad que comple- menta los ingresos de las familias. Algunas mujeres, en la temporada, se dedican únicamente a colectar flores, durante ocho horas al día y con eso, pueden sacar adelante a sus familias. Muchos de los niños recolec- tores utilizan sus ingresos para contribuir a los gastos de la casa, aunque a veces ahorran su dinero. Con la venta de la flor, se compran zapatos, chamarras y, por supues- to, un refresco, un pan, alguna fruta o un juguete, mientras que los más grandes lo gastan en las maquinitas. Como en pocos luga- res de México, los niños de Carrizal de Bravo solventan sus gastos con la venta de la flor, por lo menos durante seis meses del año. La ruta de comercialización El centro de distribución de plan- tas medicinales más importante en México es el mercado de Sono- ra, en el Distrito Federal. Por eso, buena parte de la cosecha de flor de manita se transporta de la bo- dega del ejido hasta este merca- do, desde donde se distribuye ha- cia diversas regiones del país. En los puestos de hierbas medicinales de los mercados de la Ciudad de México, el kilo de la flor de mani- 14 ta se vende desde 100 hasta 250 pesos. A los recolectores les gus- taría ganar cuando menos 6 pesos por kilo. En el ejido, el precio de la flor se decide en asamblea comu- nitaria, pero tiene que ajustarse al mercado. La oferta es mucho ma- yor que la demanda, así que ios intermediarios abusan de este he- cho pagando precios muy bajos. Para los ejidatarios, las ganan- cias de la comercialización de la flor de manita son escasas. Algu- nos cálculos del consejo de vigi- lancia del Ejido Carrizal de Bravo y la empresa allí fundada señalan que sólo se recolecta la mitad de las flores que producen. Aún así, en ocasiones no pueden venderlas. El resto se la come el ganado o se queda tirada, como mudo testigo de las dificultades que enfrentan los recolectores para lograr una adecuada comercialización de esta planta medicinal. A pesar del auge de la her- bolaria tradicional, la demanda de flor de manita no ha crecido. Las ventas están estancadas y es decepcionante para los recolecto- res tener que desperdiciar buena parte del recurso. Si quieren ob- tener mayores ingresos y acceder a otros mercados, deben comer- cializarla con un registro de mar- ca, empaque y etiqueta. Esto les permitiría añadir en la etiqueta información para el consumidor, por ejemplo que es orgánica, fru- to del trabajo de una comunidad, además de las indicaciones de su uso y propiedades, e inclusive su historia, lo que significaría un va- lor agregado para el recurso. En el ejido Carrizal de Bravo ya dieron el primer paso al construir la bodega de almacenamiento, cuyo objetivo es centralizar toda la cose- cha. El siguiente objetivo sería obte- ner la certificación orgánica, para lo cual es necesario cumplir con cier- tos requisitos, como por ejemplo, apartar al ganado de la zona de re- colección. En el ámbito administra- tivo, acaban de fundar la empresa Productos Forestales Maderables y no Maderables Ejido El Carrizal, con el propósito de obtener la per- sonalidad jurídica adecuada y, en un marco de manejo forestal co- munitario, integral y sustentadle, lograr el aprovechamiento, conser- vación y comercialización de todos sus productos: madera, flor de ma- nita, diversas frutas, heno, musgo, mármol y orquídeas. Además, esta empresa pretende asegurar un me- jor acceso al mercado y realizar el papeleo necesario para los proce- sos de comercialización. De este modo, no sólo se busca elevar el nivel de vida de los pobla- dores, al aumentar sus ingresos, sino también incentivar y fortale- cer la participación comunitaria en las decisiones y, por supuesto, asegurar un manejo responsable de todos sus recursos. ¡Ojalá nunca se acabe! Como se trata de una especie en- démica (es decir, de distribución restringida) y además está consi- derada como especie amenazada, hace cuatro años se construyó un vivero y se plantaron cinco mil ar- bolitos en los bosques del ejido Carrizal de Bravo. El proceso de reforestadón es de vital importancia para mantener la viabilidad de esta valiosa especie. Un ejidatario comenta: "no hay ár- bol como él, porque aunque su es- tribo esté quemado o podrido, se hace otra vez. Es muy aguantador y retoña fácil. No es delicado y nunca se ha visto que le caiga un rayo". Es un árbol noble y de rápido cre- cimiento, que ayuda a la retención del suelo y el agua, de modo que con la reforestación se ha registra- do un aumento en el nivel del agua del manantial que surte al poblado. Además, permite que otras espe- cies, como el ayacahuite y el oya- mel, germinen fácilmente, al prote- ger con su sombra la humedad del suelo. Por esto, la población está muy motivada para continuar cui- dando sus árboles, ya que el árbol de flor de manita representa un be- neficio ecológico, social y económi- co, porque protege sus suelos, su agua, les proporciona sombra, los viste, los alimenta mejor, los divier- te, los congrega y los cura. Como decía un estudioso hace más de 200 años: "es un árbol maravillo- so, digno de colocarse en los jardi- nes de todos los reyes". Consultora independiente schanfon@hotmail.com 15 LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS Anfibios y reptiles del estado de Coahuila El propósito de este libro es despertar el Interés de estudian- tes, especialistas y público general hacia la fauna herpeto- lógica del estado de Coahuila, una de las menos conocidas del país. La accidentada topografía de este estado es una de las causas de la escasez de trabajos. La reglón más conocida y estudiada es la del Bolsón de Cuatrociénegas, de hecho 25% de todos los especímenes de Coahuila que están en museos de los Estados Unidos, Canadá y México, provienen de esta zona. Los autores revisan el desarrollo del conocimiento de la her- petofauna del estado de Coahuila y proporcionan una visión general de las características fisiográficas, geológicas, climá- ticas e hidrológicas del estado. El objetivo es fomentar la realización de más estudios que enriquezcan el conocimien- to sobre los anfibios y reptiles de Coahuila. La cantidad de especies conocidas puede incrementarse considerablemente mediante trabajos en áreas de la periferia del estado y estu- dios taxonómicos sobre especies de distribución amplia. Esta obra de Julio A. Lemos Espinal y Hobart M. Smith, coeditada entre la unam y la conabio, es una publicación bilingüe ilustrada con fotografías en color, que proporcio- na las claves de identificación de las especies de reptiles y anfibios. También incluye mapas de distribución y un listado de las localidades donde se han recolectado cada una de las especies. 1 O COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIVERSIDAD La misión de la conabio es promover, coordinar, apoyar y realizar actividades dirigidas al conocimiento de la diversidad biológica, así como a su conservación y uso sustentadle para beneficio de la sociedad. SECRETARIO TÉCNICO: Juan Rafael Elvira Quesada COORDINADOR nacional: José Sarukhán Kermez SECRETARIA EJECUTIVA: Ana Luísa Guzmán DIRECTORA DE EVALUACION DE PROYECTOS: María del Carmen Vázquez La CONABIO te invita a consultar sus acervos bibliográfico y de imágenes relacionados con la biodiversidad. Para mayor información llama al teléfono 5004 4972 o consulta la página web . Los artículos reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente la de la conabio. El contenido de Biodiversitas puede reproducirse siempre que se citen la fuente y el autor. Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor: 04-2005-040716240800-102, Número de Certificado de Licitud de Título: 13288. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 10861 . 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