EL COPAL EN MÉXICO PÁG: 8 RIOUEZA BIOLÓGICA Y MANEJO DEL MONUMENTO NATURAL YAXCHILÁN PÁG: 12 ISSN: 1870-1760 BOLETIN BIMESTRAL DE LA COMISION NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIV BALANDRA Balandra es una bahía costera que incluye un espectacular bosque de manglar y hermo- sas playas arenosas, dentro de una de las principales cuencas hidrológicas de la bahía de La Paz. Una serie de sitios arqueológicos evidencian el uso del área desde la época de los pericúes, indígenas nómadas que habitaban el sur de la península hace más de dos mil años. Vivían de la caza y la recolección y, seguramente, Balandra era una de las principales localidades donde obtenían una gran diversidad de productos marinos. Aun después de la llegada de los españoles y de la fundación de La Paz en el siglo XVI, los habitantes de la región han mantenido un estrecho vínculo con este ecosis- tema. Partiendo de las calmadas playas aledañas a la ciudad, familias de pescadores navegaban en embarcaciones de madera hacia el área, donde montaban campa- mentos que duraban más de 15 días. Se dedicaban a pescar con anzuelo diversas especies de peces como pargos, cabrillas, júreles y lisas. Los mantenían vivos hasta su regreso a La Paz. También recolectaban moluscos, como los ostiones que crecen en las raíces de los manglares; no obstante, con excepción de la madreperla, no eran tan apreciados como los peces. Ciro Calderón\ Gabriela Anaya\ Miguel ángel de la Cueva^ Y Octavio Aburto^ BALANDRA: EL BOSQUE COSTERO DE LA PAZ D urante el otoño, los días de pes- ca involucraban además la re- colección de hierbas, orégano, da- miana y pitahaya en la zona costera aledaña a Balandra. Las hierbas y la pitahaya se llevaban a La Paz para autoconsumo; la damiana y el oré- gano se secaban bajo el sol, se mo- lían y se almacenaban en envases para su uso en la cocina. A lo largo de todo el año, las visitas a Balan- dra también eran utilizadas para obtener productos del manglar. Los pobladores extraían taninos de las raíces del mangle, compuestos químicos presentes en la corteza de estos árboles, los cuales eran utilizados para producir una tinta natural roja, muy apreciada en el tratamiento y tinción de las pieles con las que se fabricaban distintos artículos de uso personal. Como estímulo de una paga bien remunerada, durante los viajes a Balandra los pescadores captura- ban bufeos (ballenas pilotos) y, en ocasiones, cachalotes de mediano tamaño. De ellos obtenían grasas y aceites en grandes cantidades. A mediados del siglo xx el panorama empezó a cambiar. La abundancia de algunos productos disminuyó en el área y la demanda de otros aumentó. Éste fue el caso del callo de hacha, caracoles, almeja cho- colata, pulpo y jaiba que, a pesar de su abundancia, no habían sido aprovechados hasta esa época. Las embarcaciones turísticas de aquel entonces, tripuladas en su mayoría por estadounidenses, se detenían en Balandra en su recorrido por la bahía o rumbo a la Isla Espíritu Santo. Visitaban Balandra para pescar algunos peces, tomar fo- tos, nadar en las aguas cristalinas o simplemente a disfrutar del pai- saje. A partir de la construcción de los caminos y carreteras rumbo al puerto de Pichilingue, lugares que antes sólo eran accesibles por mar, empezaron a recibir visitantes por tierra. Las playas vírgenes y la rique- za natural de Balandra fueron unas de las atracciones mayores de la región. Con el tiempo, los recursos pesqueros disminuyeron dramática- mente y, de ser un lugar de pesca. Balandra se convirtió solamente en la playa favorita de la comunidad paceña. Hoy en día, la pesca en Ba- landra no es una práctica formal y tan sólo se hace para autoconsumo familiar, como parte del paseo. Bosques de mangle Los manglares son de los ecosiste- mas tropicales y subtropicales más peculiares del mundo. Crecen den- Portada: El "hongo de Balandra" es una roca tallada por el oleaje. Foto: © Patricio Robles Gil Pesca de jaiba en el manglar. Foto: © Miguel Ángel de la Cueva Balandra representa más de 15% de los bosques de mangle en el sureste de la península de Baja California tro de bahías costeras donde el flu- jo del agua es muy lento, haciendo que se eleve la salinidad y se for- men condiciones estuarinas. Los manglares se han adaptado al flujo de las mareas y sus raíces respirato- rias, que sólo son visibles durante la bajamar, captan el oxígeno atmos- férico y lo transfieren a sus raíces enterradas. Esta adaptación les per- mite sobrevivir en suelos fangosos, sin oxígeno y con altas concentra- ciones de sal. Son árboles adapta- dos a la escasez de agua dulce y sus hojas son capaces de eliminar el ex- ceso de sales. Además, los manglares son uno de los ecosistemas más productivos del planeta, sobre todo por la dis- ponibilidad de nutrientes de su ho- jarasca que se produce de manera continua; además, estos nutrientes se reciclan efectivamente durante los procesos de mineralización mi- crobiana y de mareas. Esta produc- tividad primaria es exportada casi en su totalidad, como materia or- gánica, hacia los ecosistemas veci- nos. Lo anterior genera energía que interviene en la estructura de las comunidades que habitan los pastos marinos, arrecifes coralinos, e incluso influye en los ecosistemas terrestres adyacentes como los de- siertos. Existe un acuerdo generalizado acerca de la importancia ecológica que brindan los manglares, princi- palmente como sistemas de amor- tiguamiento entre los procesos terrestres y marinos. Por ejemplo, hay un número elevado de espe- cies de mar abierto que entran en el manglar durante la fase juvenil de su ciclo de vida para aprovechar el alimento y la protección que ofrece este ecosistema. Muchas de las especies más importantes de las pesquerías mexicanas pasan sus estadios juveniles en los mangla- res. Gracias a la gran cantidad de nutrientes, sobreviven y se repro- ducen las langostas, varias espe- cies de camarón, jaibas, ostiones, almejas, lisas, bagres, pargos y ro- balos. Después de su estancia en el manglar, los juveniles se mueven a las praderas de pastos marinos que crecen en aguas más profun- das, para llegar finalmente a los arrecifes de roca y coral unos años después. No obstante todos estos be- neficios que proveen al hombre, la cobertura de manglares se ha reducido drásticamente por la construcción de desarrollos turísti- cos, de vivienda y de acuacultura. Tan sólo en México se estima que IrVimHh Wrm y i Los bosques de mangle de las regiones áridas no alcanzan grandes alturas, pero son igualmente productivos. Foto: © Michael Calderwood Vista aérea de bahía Balandra. A la izquierda se aprecia el bosque de mangle (verde oscuro). Foto: © Michael Calderwood Ballena de aleta {Balaenoptera physalus) y su cría en la bahía de La Paz. Foto: © Fulvio Eccardi para 1994 se había perdido 65% de este ecosistema. En particular en Baja California Sur, los hume- dales costeros han sufrido una al- teración considerable; entre 1973 y 1 981 se perdió 20% de los man- glares en la ensenada de La Paz, por la modificación de la zona cos- tera causada por las marinas y los conjuntos habitacionales. El bosque costero de Balandra La Península de Baja California es el límite norteño de la distribución de manglares en el continente americano. En esta región se loca- lizan cinco lagunas y sólo en tres de ellas existen verdaderos siste- mas de manglares: bahía de La Paz y Bahía Concepción dentro del Golfo de California, y Bahía Mag- dalena en el Pacífico. Con sus 52.5 hectáreas de superficie, una lagu- na de 30 hectáreas y un bosque de manglar de 22 hectáreas. Balandra es el manglar más grande de las diez áreas con bosque de manglar dentro de la bahía de La Paz. Los manglares de regiones áridas como Balandra sólo se en- cuentran en el Mar Rojo y el Golfo Pérsico. Estos bosques de manglar se distinguen de otros, principal- mente de los tropicales, porque son árboles pequeños que se pre- sentan como rodales aislados, tipo matorral y de cobertura escasa. Además, ya que los aportes exter- nos de nutrientes son mínimos, en manglares de zonas áridas la dis- ponibilidad de nutrientes depende principalmente del reciclaje y fija- ción in situ. La comunidad de Ba- landra está compuesta por mangle rojo {Rhizophora mangle), mangle negro {Avicenia germinans) y man- gle blanco {Laguncularia racemo- sa). El mangle rojo es pionero en la fijación de suelos costeros, por lo que se distribuye en la interfase mar-tierra y permite el estableci- miento de otras especies de man- gle en las planicies lodosas interio- res del pantano. Las otras especies de mangle carecen de raíces zan- cudas y no pueden sobrevivir a la erosión de las olas en los bordes del bosque. Así, las distintas espe- cies se complementan en sus ni- chos ecológicos: el mangle rojo fija el borde del bosque y lo protege de la erosión de las olas, y el blan- co y el negro cubren con sus copas y raíces las planicies lodosas de la laguna protegiéndolas de la ero- sión de las tormentas tropicales. En el manglar de Balandra se desarrollan especies de flora y fauna, tanto terrestres como ma- rinas. Las raíces constituyen un sustrato para diversos organismos y forman un filtro que favorece la decantación del material orgánico e inorgánico que transportan las corrientes. Por la influencia oceá- nica a la que está sometida Balan- dra, por su mayor extensión y por la heterogeneidad de sustratos con que cuenta, este bosque de man- gle presenta un número mayor de especies de peces e invertebrados bentónicos que aportan alimento a consumidores secundarios y ter- ciarios, como las aves. De hecho. 4 Los manglares brindan una enorme cantidad de servidos ambientales a las comunidades locales; no obstante, su cobertura se ha reducido alarmantemente Balandra tiene planicies de inunda- ción importantes donde se detiene un número considerable de aves playeras, durante su ruta migrato- ria a lo largo del Océano Pacífico. Estas aves migratorias procedentes del norte arriban a Balandra a fi- nales de verano, haciendo que el área registre un número mayor de aves en otoño-invierno y menos en primavera-verano. No obstante, durante todo el año se registran en el área especies de aves residentes como garzas, fregatas, pelícanos y águilas pescadoras, las cuales uti- lizan el manglar para alimentarse y/o reproducirse. Al ubicarse en la bahía de La Paz, Balandra forma parte de una de las regiones prioritarias para la conservación identificadas por la coNABio. De igual forma, la bahía está clasificada como un área de importancia para la conservación de aves (aica no-04). No obstan- te su valor ecológico y su estatus como área prioritaria para la con- servación, Balandra ha estado en la mira de proyectos de desarrollo urbano. Valor social y económico Balandra presenta características geográficas que le otorgan una belleza sin igual que es reconocida por quienes la visitan. Un aspecto singular del lugar es que las micro- cuencas que soportan el manglar coinciden con la cuenca visual que contiene los elementos paisajís- ticos que determinan su belleza. En otras palabras, la calidad del mangle, los ecosistemas asociados a éste y las microcuencas que los contienen están relacionados ínti- mamente a la fragilidad y la com- posición del paisaje. La oferta de destino turístico de La Paz se centra en la belleza de sus sitios naturales; sin em- bargo, con el desarrollo urbano e inmobiliario de la ciudad, son pocos los que aún subsisten en la región. Balandra ofrece al turismo la experiencia de disfrutar de una playa como las que se mantienen prístinas, con un paisaje aún no modificado por el desarrollo u otro tipo de infraestructura. Además del uso directo de Balandra por los visitantes, "el hongo de Balandra" (una roca tallada por el oleaje) se ha convertido en un símbolo de la ciudad y es usado como parte de su promoción turística a nivel estatal. Asimismo, la espectacula- ridad de la vista aérea de su estero es también utilizada ampliamente por el sector turismo como parte de sus campañas de promoción del destino. Ambas imágenes se traducen en ingresos económicos significativos para la región. Debido a su valor social, eco- lógico y económico. Balandra es considerada por la comunidad de La Paz como un sitio que debe ser conservado en beneficio de los habitantes y visitantes (actuales y futuros). Tras la solicitud de varios ciudadanos preocupados por la protección de los valores sociales, económicos y ambientales de Ba- landra, en diciembre de 2006 el cabildo presentó al Congreso del estado de Baja California Sur una iniciativa de modificación al capí- tulo de áreas naturales protegidas de la Ley de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente del Esta- Desarrollo industrial en la franja costera de la bahía de La Paz. Foto: © Ralph Lee Hopkins La riqueza de las aguas atrae manadas de delfines, mientras que en el fondo del mar proliferan diversos organismos. Foto: © Flip Nickiin Foto: © Octavio Aborto do. Esta reforma fue aprobada y publicada en el boletín oficial del gobierno del estado en el mes de julio de 2007. Paralelamente, organizaciones y ciudadanos de La Paz formaron el "Colectivo Balandra", con el fin de unir esfuerzos en la protección de la ciudad y áreas aledañas. El grupo encabezó la redacción de una carta en la que se solicitó al Ayuntamiento de La Paz la protec- ción de las microcuencas hidrológi- cas, del paisaje y manglares de Ba- landra, a través de la creación del área natural protegida municipal. El Estudio Previo Justificativo para la creación de esta área natural protegida fue presentado por la Sociedad de Historia Natural Nipa- rajá; también fue entregado a la Comisión Nacional de Áreas Natu- rales Protegidas (conanp), con el objetivo de incluir la protección de la porción marina y zona federal marítimo-terrestre de Balandra, como un área con la categoría de Protección de Flora y Fauna. Asi- mismo, para dotar de una capa in- ternacional de protección al man- glar, Niparajá entregó a la conanp la ficha técnica de solicitud de ins- cripción de Balandra en la Lista de Humedales de Importancia Inter- nacional de RAMSAR. ' Sociedad de Historia Natural Niparajá niparaja@prodigy.net. mx ^ Planeta Península, A.C. mterranet@hotmail.com ^ Universidad Autónoma de Baja California Sur / Scripps Institution of Oceanography maburto@ucsd.edu. 6 RAVE Como apoyo a las acciones para proteger Balandra, las organiza- ciones de la sociedad civil Unidos por la Conservación e Internatio- nal Community Foundation (icf) invitaron a un pequeño grupo de reconocidos fotógrafos a realizar una Expedición para una Eva- luación Rápida Visual (rave, por sus siglas en inglés). La mayoría de los integrantes de este grupo pertenece a la ilcp (International League of Conservation Photo- graphers), organización que tiene como principios básicos la captura de imágenes bajo altos niveles de ética, con un decidido compromi- so conservacionista. El grupo es- tuvo integrado por Patricio Robles Gil, Fulvio Eccardi, Jack Dykinga, Ralph Lee Flopkins, Michael Cal- derwood y Charles "Flip" Nickiin. A esta expedición también fueron invitados dos fotógrafos de la na- turaleza de la localidad: Miguel Ángel de la Cueva, miembro de la ILCP y experto en fotografía del desierto, y Octavio Aburto, fotó- grafo e investigador de ecosiste- mas marinos mexicanos. El objetivo del rave fue crear un banco de fotografías de Balandra que incluyera paisajes, flora y fau- na, hábitats, usuarios y activistas, así como el entorno que influye en la región. Durante los tres días que duró la expedición, del 14 al 1 6 de septiembre de 2007, se con- formó un archivo de más de 4 mil fotografías.El rave funciona como una herramienta que genera pro- ductos con perspectivas científicas y fotográficas, en lugares con vo- cación para la conservación y que requieren protección. El resultado gráfico de esta expedición contri- buyó a que finalmente el día 26 de marzo de 2008 se declarara Balan- dra como área natural protegida municipal. Los regidores del XII Cabildo de La Paz aprobaron por unanimidad esta declaratoria, ante el entusiasmo del Presidente de di- cho municipio. El decreto entrará en vigor un mes después de que se publique en el boletín oficial del gobierno del estado. Numerosos ciudadanos y varias organizaciones de La Paz han trabajado por la conservación de Balandra. Foto © Patricio Robles Gil Corolario Los individuos que se benefician ampliamente de la conservación de los humedales son, a menudo, los residentes locales. Son ellos los que rara vez tienen la oportunidad de involucrarse en el proceso de toma de decisiones. Esto se debe a la fal- ta de conexión entre los servicios ecológicos y económicos que pres- tan los ecosistemas y el impacto humano ocasionado a los mismos. Conforme el ecosistema se degra- da, también lo hacen los servicios ambientales de los cuales depen- den las comunidades locales. El mantenimiento y crecimien- to de los manglares consisten en el equilibrio sutil del ambiente que genera la microcuenca y la diná- mica biológica de las comunidades que se desarrollan en las zonas de contacto con el mar. Bajo las con- diciones actuales. Balandra man- tiene todavía un equilibrio dinámi- co entre el sistema geohidrológico y el sistema de manglares. Cual- quier actividad emprendida tanto en la cuenca como en la costa será un factor detonante para romper dicho equilibrio y, en consecuen- cia, podría ocasionar la alteración del sistema geohidrológico del área y la modificación del bosque costero más carismático de La Paz: Balandra. EL COPAL EN MÉXICO Sacerdote quemando copal en un sahumerio. Códice Borgia a palabra copal provie- ne del vocablo náhuatl copalli, nombre que se le daba a diferentes resinas olo- rosas que se empleaban como incienso, independientemente de la planta de la que se extrajeran. Desde la época prehispánica en las regiones "cálidas y secas" eran ex- plotados los árboles conocidos en náhuatl como copalquahuitl, ya reportados por el protomédico de Felipe II, don Francisco Flernández quien documentó alrededor de 20 diferentes tipos. De acuerdo con Aurora Montúfar, las figurillas de ciertas deidades, como los dioses del agua, halladas en el centro ce- remonial de México Tenochtitlan se elaboraron con esta resina. Fleyden menciona que el co- pal se asociaba directamente con Tiáloc y Chalchiuhtiique, es decir, con las fuerzas del agua y la vegetación. El uso de estas resinas te- nía gran relevancia social, económica, religiosa-ceremo- nial y en la vida cotidiana. En la época prehispánica era uno de los productos que, según el ramo de tributos, procedía de las provin- cias de Tlachco (actual Taxco Vie- jo), Tepequacuilco (Tepecoacuilco) y Tlacosauhtitlan (Tlalcozotitlán) pertenecientes al estado de Gue- rrero. Solamente las dos primeras tributaban 400 castillas de copal refinado y 8 mil pellas del no refi- nado. Su importancia en estos ám- bitos continúa hoy en día. Por ejemplo, en las ceremonias del baño de temazcal, los participan- tes son sahumados con copal an- tes de entrar al baño, y en las igle- sias como parte de los ritos religio- sos se quema el copal como siste- ma de purificación. El copal que conocemos en la actualidad es una resina sólida ob- tenida de varias especies del género botánico Bursera. De acuerdo con Guízar y Sánchez sólo en el Alto Balsas, una de las principales áreas de extracción en nuestro país, se explotan cerca de 15 especies de Bursera. Entre las más apreciadas están la conocida como copal chi- no o santo {Bursera bipinnata) y el copal ancho {Bursera copallifera). Las regiones que siguen siendo las principales productoras de copal coinciden con las reportadas desde la época prehispánica, además de la Mixteca poblana y oaxaqueña, en donde muchas familias todavía complementan sus recursos eco- nómicos, obtenidos de la siembra, con la recolección de esta resina. ñas que tienen este oficio se auto- denominan "copaleros", quienes son grandes conocedores de las especies, ya que se tiene que cami- nar en los montes para seleccionar los árboles que van a trabajar en la temporada. Los árboles de copal son de propiedad comunitaria, lo que conlleva a ciertos problemas. Por ejemplo, si han sido trabajados recientemente, se tienen que de- jar descansar. Si los copaleros no son habilidosos, pueden llegar a lastimar demasiado a los árboles o incluso a secarlos. De acuerdo con don Francisco Vega, copalero ex- perimentado de Teotlalco, Puebla, cuando menos deben descansar dos años, "de no hacerlo así el ár- bol se llega a debilitar y se muere" . Otras fuentes bibliográficas indican que el descanso debe ser de por lo menos tres años. Extracción Es una tarea ardua que entraña un dificultoso trabajo que incluye emigrara las montañas durante la temporada de su obtención. Se van familias completas con niños y animales a las serranías, donde los hombres efectúan las labo- res de extracción, mientras sus mujeres se hacen cargo de los hijos y de preparar los alimentos, en tanto los niños cuidan de los animales. Las perso- 8 Se seleccionan los árboles, de preferencia que se vean robustos, que hayan descansado y que estén sanos. Existe la creencia de que cuando un árbol "mana bien" es que "quiere ayudar al gasto". Una vez seleccionados se empiezan a trabajar durante la temporada de lluvias que es cuando manan. Sin embargo, si llueve mucho, no es una buena temporada para el co- pal, porque los copaleros refieren que el árbol "se enfría". Los árboles se marcan haciendo una incisión a la corteza donde se considera que puede manar bien. En esa incisión se introduce una hoja de encino {Quercus glaucoides) óo- blando su borde longitudinalmen- te, que servirá como boquilla para encauzar la resina cuando empiece a manar. Se amarran las pencas de ma- guey {Agave angustí folia), de tal forma que queden bien ubicadas para recibir la resina líquida —que poco a poco se va solidificando— y evitar que se derrame y pierda. Cuando un árbol está manando bien es necesario colocar una re- presita en la base de la penca para prevenir que la resina se desborde. A esta represita se le denomina "zapatito" y está elaborada con excremento de vaca, ceniza y sue- lo arcilloso; se amasa con un poco de agua o saliva hasta darle la consistencia deseada para poder moldearla. Para que los árboles continúen manando se hacen cortes o inci- siones en cada lugar de extracción cada tercer día con una separación de más o menos 0.5 cm (a esta actividad se le llama "dar fierro"). los árboles de copal santo o chino {Bursera bipinnata). Existen diferentes tipos de co- pal en el mercado: 1 . El copal de primera es blanco o un poco verdoso, en el caso del copal limón (que tiene un aroma a limón). Son barras completas, grandes y de preferencia con zapa- tito. En este caso contienen poca basura, ya que el copalero experto cada vez que da un fierro y visita el árbol tiene la precaución de limpiar la resina con un palito para extraer la basura y los insectos atrapados en la resina, que poco a poco se solidifica. 2 . El copal de segunda proviene de las pencas que están rotas; las barras de resina son delgadas y pe- queñas y algunas veces se encuen- tran llenas de basuritas. Al tronco del árbol se le hacen incisiones con esta herramienta llamada quixala para que continúe manando. Se puede observar que la hoja de encino funciona como boquilla para orientar la resina hacia la penca de maguey, que es el receptáculo. Fotos: © Edelmira Linares y Robert Bye Estas incisiones se reali- zan con una herramien- ta llamada "quixala" o "quichala", y se ayudan golpeándola con un pe- dazo de tronco labrado llamado mazo. La resina mana y al cabo de las ho- ras se solidifica, por lo cual se tiene que dar otro fierro cada tercer día para que el árbol siga manando. Estas secciones de corteza em- bebida de resina se con- vertirán en la denominada mirra, que se puede iden- tificar por los cortes muy cercanos en la sección de la rama seleccionada, que en su conjunto miden en- tre 10 y 15 cm de largo. Al final de la temporada, las secciones son despren- didas del árbol con la misma qui- chala; se corta la sección completa dejando en los trocos un hueco de corteza a la que se denomina cala. Hemos observado árboles de Bursera de varias especies en los cuales hay hileras de más de 40 calas; si se considera que cada dos años se extrajo el copal, por lo me- nos estos árboles han sido explota- dos unos 80 años. Diferentes tipos de copal Generalmente un buen copal es el emanado de 10 o 12 fierros, los cuales llegan a colmar la pen- ca produciendo barras grandes de aproximadamente Va a Vi kg, dependiendo de la especie. Los árboles de copal ancho {Bursera copallifera) producen una resina más pesada y más temprana que 9 En la base de la penca de copal se observa la represita o "za patito" que evita que la resina se derrame por la base de la penca de maguey. Estas pencas son las más apreciadas. Las pencas de copal de primera (completas y de muy buen tamaño), se acomodan en cajas de cartón para su transporte y venta. El tecopal o copal de piedra se encuentra debajo de las piedras y tiene importancia ritual y medicinal, ya que se emplea para el tratamiento de enfermedades de naturaleza fría, como es el "aire". 3 . La mirra se compone de seccio- nes de corteza embebidas de la re- sina entre corte y corte, resultado de toda la temporada. Se recolecta al final cuando los árboles ya casi no manan. Está formada por el conjunto de secciones de corteza con resina. 4 . La goma o copal negro es la resina recolectada directamente de los árboles, la cual es produci- da por raspaduras o picaduras de ciertos insectos en la corteza, sin la intervención del hombre. 5 . La lagrimita es la gota de resi- na solidificada que poco a poco va aumentando su tamaño por el escurrimiento de las gotas que se solidifican antes de chorrear total- mente y no alcanzan la penca. Este tipo de copal es muy apreciado y generalmente va adosado a la hoja de encino. 6 . Copal de piedra o tecopal. Para algunos grupos étnicos tiene una connotación simbólica muy impor- tante ya que es recolectado por un grupo de insectos (avispas) y es ci- mentado con los granos de arenita con que edifican sus nidos. Copales sintéticos Aquí no abundaremos en las resi- nas sintéticas como el incienso de Castilla (de más bajo precio). Por lo general, dicha resina complemen- ta los puestos de venta dedicados al copal principalmente para el día de los muertos y durante las ferias de cuaresma, fechas en las que el copal es un artículo de primera ne- cesidad para la elaboración de las ofrendas de estos días "santos". Debido a su importancia puede adquirirse todo el año en el merca- do de Sonora en el Distrito Federal, donde lo solicitan de toda la Repú- blica mexicana. Comercialización del copal Los copales recolectados se ven- den de diferente forma: • Venta al tiempo. En este caso los copaleros piden prestado dinero a lo largo del año y pagan su deuda con copal. La transacción se reali- za en sus mismas comunidades o con acopiadores de poblaciones cercanas o alejadas. En este caso el precio que reciben por peso es menor al obtenido en el mercado y la feria, el cual cada año se ajusta dependiendo de la oferta y la de- manda. • Venta al mayoreo. Los copaleros llevan su mercancía a varias ferias especializadas de su región. Dos de las más famosas en la zona pobla- na son la de Tzicatlán y Jolalpan. Ahí se realizan ventas al mayoreo donde acuden compradores de va- rios estados de la República, quie- nes se surten para todo el año para consumo propio y para reventa. • Venta al medio mayoreo y menu- deo. En caso de que un copalero no termine su carga en estos sitios, se verá obligado a placear en otros tianguis de los estados aledaños como Morelos y Estado de México hasta terminar su copal. A veces prefieren bajar el precio antes que tener que ir a vender a los tianguis, o en ciertos casos lo ofrecen a otros vendedores. Ya que la actividad de copalero en muchos casos no es el único oficio y sólo complementa el "gasto" con otras actividades que demandan más tiempo, como son la siembra de las milpas, no pue- den seguir ofertando su mercancía de lugar en lugar. Los pasajes son caros y no tienen experiencia en el comercio informal lejos de su tierra. Si no lo pudieron vender todo o no tienen una gran necesidad econó- mica, lo guardan para la temporada en que escasea y lo venden en las diferentes ferias de cuaresma de los estados de Morelos y México, entre las que destacan la Feria de Ame- cameca el primer viernes de cuares- ma, y la de Tepalcingo el tercer vier- nes de cuaresma, que se prolonga hasta por 1 5 días. Situación actual La sobrecolecta del maguey en la región productora de copal del Alto Balsas ha generado su esca- sez y algunos copaleros ingeniosos emplean envases plásticos (que ahí abundan) de Coca-Cola de 600 mililitros cortados a lo largo, en lugar de las pencas. Sin embar- go, los compradores prefieren las barras tradicionales con la forma del agave. Hoy día el copal es muy apre- ciado, pero no así su remunera- ción, por lo que "ser copalero no 10 En este puesto del tianguis de Ozumba, Estado de México, se pueden apreciar la goma o copal negro en primer plano y, al fondo, el brasero donde se está quemando la resina para demostrar su aroma y calidad. deja para vivir y solamente se toma como un oficio temporal para com- plementar el gasto". Los bosques donde antes abun- daban los árboles de copal añejos están desapareciendo, ya que ha ido en aumento el número de co- paleros debido a la demanda y a la necesidad de la gente del campo. Por tal motivo, en algunas ocasio- nes no dejan descansar a los árbo- les lo suficiente por lo que llegan a secarse o, como los copaleros los refieren, se "desangran", o bien, se debilitan y son atacados por pla- gas. En la actualidad los copaleros mencionan que ahora hay más pla- gas que antes. Conclusiones Con base en los comentarios de los copaleros de la región poblana es indispensable y urgente planear en términos regionales la extracción en los bosques de copal, para que su aprovechamiento sea realmente sustentadle en nuestro país. Para lograrlo es necesario, entre otras medidas: realizar estudios funda- mentados sobre las poblaciones de árboles de copales, proponer pro- gramas de reforestación, delimitar áreas restringidas de extracción escalonada, regular la utilización de los árboles de propiedad co- munitaria y profesionalizar a los copaleros inexpertos con la ayuda de los copaleros experimentados, quienes conocen y dominan las técnicas específicas para la obten- ción de copal, cuidando al máximo los árboles y produciendo el menor daño posible. Agradecimientos Al señor Severino Madariaga Flores de Teotlalco, Puebla, y a su esposa, la señora Rita Ríos Rosas, por su hospitalidad y todo el apoyo que nos proporcionaron para la realiza- ción de las entrevistas y los recorri- dos de campo. También agradece- mos al señor Francisco Vega por compartir sus conocimientos e in- quietudes durante las largas cami- natas, y a los señores Delfino Flores Saldívar y Bonifacio Vega Campos por sus demostraciones de la ex- tracción del copal y su actitud siempre amable y franca. Bibliografía Hernández, F. 1959. Historia natural de Nueva España. Obras completas, t. ii-iii. Universidad Nacional Autónoma de México, México. Heyden, D. 1980. La comunicación no verbal en el ritual prehispánico. Cuadernos de Trabajo núm. 25, Departamento de Etnología y An- tropología Social del inah, 52 p. Guízar Nolazco, E. y A. Sánchez Vélez. 1991. Guia para el reconocimiento de los principales árboles del Alto balsas, Dirección de Ciencias Fo- restales, Universidad Autónoma de Chapingo, México, 207 p. Montúfar, A. 2007. Los copales mexi- canos y la resina sagrada del Templo Mayor de Tenochtitlan, Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,1 16 p. * Jardín Botánico del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México rbyeunam@ibiologia.unam.mx mazari@ibiologia.unam.mx 11 Jorge A. Meave* RIQUEZA BIOLÓGICA Y MANEJO DEL MONUMENTO NATURAL YAXCHILÁN El bosque rodea el sitio arqueológico de Yaxchilán. A la izquierda se aprecia el río Usumacinta. Fotos © Fulvio Eccardi E n el Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México se incluye la categoría de Monu- mento Natural, apenas representa- da en el país. El rasgo que la dis- tingue es que, a pesar de que su tamaño suele ser pequeño, contie- ne uno o varios elementos de im- portancia nacional, lo que le con- fiere un carácter excepcional. Esto es, en un Monumento Natural en- contramos aspectos de gran valor estético, histórico o científico. La zona de Yaxchilán, ubicada en los confines del sureste mexicano, jus- to en la frontera con Guatemala, cubre cabalmente estas caracterís- ticas. Por ello, se le considera como una valiosa joya de la conservación de la biota tropical mexicana y un componente extraordinario del pa- trimonio cultural de México. El Monumento Natural Yaxchi- lán (con una superficie de 2 621 hectáreas) se encuentra en la ri- bera mexicana del río Usumacinta, donde éste marca el límite entre Chiapas y la vecina nación centro- americana. La situación geográfi- ca del monumento es, sin duda, su primer rasgo extraordinario, ya que precisamente a la altura de Yaxchilán el curso del río for- ma una curva tan cerrada que casi forma un círculo. Quienes conocen el sitio suelen referirse a ella como la "omega" de Yaxchilán, por su semejanza con esa letra griega. En realidad, el monumento no se li- mita a la porción englobada por la omega del río, sino que se extien- de hacia el sur, hasta las estribacio- nes de la serranía del Tornillo. El segundo rasgo que hace de Yaxchilán un sitio especial es la con- junción de una zona arqueológica excepcional con una cubierta ve- getal actualmente bien conserva- 12 40 Familias de plantas con mayor riqueza de especies en Yaxchilán da y una biota rica y variada. Los arqueólogos que han trabajado en los vestigios de esta gran metrópoli del periodo clásico maya destacan este sitio por la increíble belleza de sus estelas y edificaciones, así como por la gran cantidad de información preservada en ellos. La densidad de monumentos de tan alta calidad es producto de medio milenio de ac- tividad constructiva intensa. La ru- gosa topografía de la zona, carac- terizada por una intricada red de pequeñas colinas y estrechos valles, fue aprovechada para destacar de forma notable algunos monumen- tos, situándolos a gran altura sobre el nivel del río. A diferencia de otras zonas arqueológicas del país, en Yaxchilán la exploración de los ves- tigios ha respetado en gran medida la vegetación que circunda los edi- ficios, y esto permite a los visitantes vivir una experiencia marcada por la gran belleza de la zona y un acerca- miento muy vivido al sistema natu- ral propio de la región. Yaxchilán forma parte de la Sel- va Lacandona, pero la vegetación que allí existe difiere en cierta me- dida de la de otras áreas de esta re- gión selvática, lo que al parecer se debe a una precipitación relativa- mente reducida (allí llueve en pro- medio unos 2000 mm de agua al año). En las cañadas más protegi- das y con suelo más profundo los árboles alcanzan alturas de más de 40 m. Si bien esta característica permitiría clasificar a la vegetación como "selva alta perennifolia", en la parte alta de los cerros, donde los suelos son más someros, los árboles son mucho más pequeños, por lo que tendría más sentido denominar "selva mediana" a la vegetación de esos sitios. Además, a veces los ár- boles pierden una gran cantidad de follaje en la primavera, sobre todo en años muy secos, lo cual arroja dudas sobre el término perennifolio para la vegetación del lugar. Las co- munidades ribereñas a lo largo del Usumacinta tienen un componen- te muy distinto de la vegetación en Yaxchilán; allí crecen numerosas es- pecies propias de las orillas de cur- sos de agua, seguramente muchas de ellas adaptadas a las grandes fluctuaciones del nivel del río a lo largo del año. La flora y la fauna de Yaxchilán han atraído a numerosos investiga- dores desde hace mucho tiempo. A pesar de ello, todavía estamos lejos de tener los inventarios completos para todos los grupos biológicos presentes en el monumento. Uno de los esfuerzos más grandes y sis- temáticos fue realizado por investi- gadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autóno- ma de México en los últimos años del siglo xx. La información obteni- da de dicho proyecto —financiado por la coNABio — se combinó con la procedente de estudios previos con el fin de tener una idea aproximada de la dimensión de la riqueza bioló- gica de esta área protegida. Cuan- do esta información esté completa se tendrán argumentos mejores y La flora de Yaxchilán ha atraído a numerosos investigadores. 13 Abundancia relativa de distintas categorías de aves ^ Residentes permanentes ^ Residentes de invierno ^ Residentes de verano o accidental Diversidad relativa de los grupos de herpetofauna en Yaxchilán REPTILES ANFIBIOS 0 Sauria ^Anura 0 Serpentee ^ Caudata 0 Testudines Riqueza de los órdenes de mamíferos que habitan Yaxchilán ^Chiroptera ^Carnívora ^Rodentia ^ Artiodactyla ^ Didelphimorphia ^Primates ^Insectívora ^Lagomorpha ^Perissodactyla ^ Xenarthra Como parte del proyecto arqueológico de Yaxchilán se preservaron los árboles cercanos a las estructuras. Foto © Jorge A. Meave más sólidos para promover y faci- litar su conservación. Hasta ahora se sabe que la flo- ra de Yaxchilán comprende más de 500 especies de plantas vasculares. Entre los elementos más llamativos están las enormes ceibas {Ceiba pentandra), muchas de ellas visi- bles en la parte de la zona arqueo- lógica abierta al público. Otras es- pecies comunes de árboles son el tinco {Ampelocera hottieí), el barí {Calophyllunn brasiliense) y el can- shán {Terminalia amazonia). Entre los árboles medianos destaca por su abundancia el chechem blanco {Sebastiana longicuspis), muy temi- do por su exudado cáustico. Tam- bién crecen numerosas especies de bejucos, palmas de todos tamaños —como el chapay {Chamaedorea tepejilote), cuya inflorescencia es comestible — y una gran diversi- dad de plantas epífitas. Esta investigación también mos- tró la gran riqueza de especies de animales que habitan en Yaxchilán; por ejemplo, en el caso de los ma- míferos la lista es de más de 60. Para tener una mejor idea del sig- nificado de esta cifra cabe mencio- nar que representa casi 40% de todos los mamíferos registrados en Chiapas. Como suele ser el caso en México, la mayoría de los mamífe- ros son roedores y murciélagos, aunque también hay dos especies de ardillas, un conejo, el armadillo de nueve bandas {Dasypus novem- dnctus), el cabeza de viejo {Eira barbara), y la martucha o mico de noche {Potos flavos). Aparente- mente menos abundantes, quizá debido a la caza excesiva, son los venados temazate {Mazama ame- ricana) y cola blanca {Odocoileus virginianus), el pécari de collar {Pe- cari tajacu) y el tepezcuintle {Cuni- culus paca). Entre los animales más llamativos están las dos especies de monos: el araña y el aullador. Los ejemplares de esta última es- pecie suelen ofrecer un impresio- nante acompañamiento "musical" a los visitantes. Finalmente, habría que mencionar que Yaxchilán to- davía alberga poblaciones de feli- nos, incluidos el jaguar {Panthera onca), el tigrillo y el jaguarundi {Herpailurus yaguaroundí). La investigación avifaunística re- gistró la existencia en Yaxchilán de 235 especies de aves. Sin embar- go, es probable que este número aumente si en el futuro se estudian con más detalle las especies noc- turnas y las residentes de invierno. De hecho, más de tres cuartas par- tes de las especies registradas están consideradas como residentes per- manentes y sólo alrededor de 20% son residentes de invierno. Muchas aves del sitio pueden apreciarse fá- cilmente por su comportamiento desinhibido, sus colores llamativos, su gran abundancia o sus cantos característicos. Sin embargo, otras son mucho menos conspicuas. Qui- zá el ave más notable sea el águila arpía {Harpia harpiya), especie ame- nazada que ha encontrado un re- fugio importante en Yaxchilán. La presencia de ciertas especies en el lugar sugiere que se trata de una zona de contacto entre diferen- tes conjuntos avifaunísticos, y esto nuevamente constituye un rasgo único del monumento. El estudio de la herpetofauna en Yaxchilán mostró una considerable riqueza de especies, ya que la lista incluye 1 4 especies de anfibios y 41 de reptiles. Una rasgo interesante de esta herpetofauna es que a pe- sar de la gran cantidad de hábitat ribereño que allí existe, la mayor parte de las especies mostró prefe- rencias por los hábitats terrestre y arborícela. La lista para este grupo incluye varias especies muy familia- res para las personas, como la igua- na verde {Iguana iguana), que es consumida con regularidad, o la te- mida nauyaca {Bothrops asper), cuyo papel en la regulación pobla- cional de muchos mamíferos es in- negable. Asimismo, con frecuencia se ven cocodrilos descansando en la orilla del río desde las lanchas que llevan visitantes al monumento. 14 Nymphalidae Lycaenidae Pieridae Papilionidae No hay duda de que los insectos son el grupo más diverso de la fau- na de Yaxchilán... y desafortunada- mente también el más desconoci- do. Sólo se cuenta con información medianamente adecuada para las mariposas diurnas. Para este grupo se logró conjuntar una lista de alre- dedor de 220 especies, cifra equi- valente a 1 3% de todas las maripo- sas diurnas del país. Sin embargo, el número real de especies puede ser mucho mayor, quizá del doble, tomando en cuenta las limitaciones de tiempo y los métodos usados para su estudio. La responsabilidad del Monu- mento Natural Yaxchilán recae fun- damentalmente en la Comisión Na- cional de Áreas Naturales Protegidas del país. Sin embargo, el hecho de que la zona arqueológica esté com- pletamente inmersa en el área na- tural protegida hace indispensable que exista una coordinación ex- traordinaria entre dicha comisión y el Instituto Nacional de Antropolo- gía e Historia. La acertada decisión tomada en el pasado por arqueólo- gos para conservar parte de la ve- getación alrededor de los edificios es una muestra de lo que se puede lograr si hay un acercamiento entre ambas instituciones, independien- temente de que persigan fines en apariencia tan distintos. El inventario biológico de Yax- chilán ha puesto en evidencia la existencia de numerosos elemen- tos que podrían atraer a un turis- mo enfocado en la observación de la naturaleza, y en última instancia esto podría disminuir la presión de los visitantes sobre la zona arqueo- lógica. Sin embargo, esto requeri- ría una modificación profunda del patrón de visitas que prevalece ac- tualmente, caracterizado por dar a los turistas un tiempo apenas sufi- ciente para el recorrido por la zona arqueológica, pero no por otras partes del área natural. Asimismo, el plan de manejo tendría que con- templar la capacitación de guías lo- cales familiarizados con la biota del sitio. Esto último no es trivial si se considera que los pobladores de la vecina comunidad de Frontera de Corozal son inmigrantes relativa- mente recientes a la región selvá- tica donde se ubica Yaxchilán, y no pobladores con una larga tradición de vida en este ecosistema. Final- mente, no debemos olvidar que el inventario biológico constituye una pieza indispensable de información que permitirá evaluar en el futuro la eficacia de esta área protegida y de su manejo para preservar su biodi- versidad a largo plazo. La creciente deforestación en la región lacandona ha hecho que Yaxchilán tome la forma de una bella joya verde engarzada en la omega del río Usumacinta. Sus re- ducidas dimensiones sugieren que la única actividad que puede so- portar es un turismo diversifica- do pero controlado con sensatez. Para lograr su conservación se re- quiere que muchos sectores de la sociedad mexicana enfoquen sus esfuerzos en este objetivo; no obs- tante, la participación comprometi- da y organizada de la comunidad de Frontera de Corozal es crucial para asegurar la permanencia de Yaxchilán y sus tesoros arqueológi- cos y biológicos. Bibliografía Ferreira-García, M.E. y L. Canseco- Márquez. 2006. "Estudio de la her- petofauna del Monumento Natural Yaxchilán, Chiapas, México", en Ra- mírez-Bautista, A., L. Canseco-Már- quez y F. Mendoza-Quijans (eds.). Inventarios herpetofaunísticos de México: Avances en el conocimiento de su biodiversidad, Sociedad Her- petológica Mexicana, México, pp. 293-310. Puebla-Olivares, R, E. Rodríguez-Ayala, B.E. Hernández-Baños y A.G. Nava- rro-S. 2002. "Status and Conserva- tion of the Avifauna of the Yaxchilán Natural Monument, Chiapas, Méxi- co", en Ornitología Neotropical 13, pp. 381-396. Meave, J.A. y A.M. Luis Martínez. 1999. "Caracterización biológica del Monumento Natural Yaxchilán como un elemento para el diseño de su plan rector de manejo (Proyecto FB443-M099/97)", en www.cona- bio.gob.mx/institucion/proyectos/re- sultados/lnfM099.pdf * Departamento de Ecología y Recursos Naturales Facultad de Ciencias, Universidad Nacional Autónoma de México jamdc@fciencias.unam.mx 15 LIBROS LIBROS LIBROS LIBROS Hada una cultura de conservación de la diversidad biológica Este volumen reúne las ponencias presentadas en el con- greso "Estrategias para la conservación de áreas naturales protegidas de designación internacional: Reservas de la Biosfera, Sitios del Patrimonio Mundial y Sitios Ramsar en Iberoamérica", llevado a cabo en la ciudad de Xalapa, Veracruz, en octubre de 2005. El volumen patrocinado por la Sociedad Entomológica Aragonesa , la conabio, la Comisión Nacional de Áreas Na- turales Protegidas (conanp), el Consejo Nacional de Cien- cia y Tecnología (conacyt), el Instituto de Ecología, A.C. (inecol), la UNESCO-Programa MaB y el Ministerio de Medio Ambiente del gobierno de España, fue editado por Gon- zalo Halffter, Sergio Guevara y Antonio Melic. Se compone de 36 colaboraciones relacionadas con aspectos generales y de gestión e investigación sobre áreas protegidas en Latinoamérica, especialmente reservas de la biosfera, sitios Ramsar y Patrimonio Mundial. Incluye aportaciones sobre problemática social, desarrollo sustentadle y tipos específi- cos de áreas protegidas, tales como reservas archipiélago, corredores biológicos, reservas urbanas y periurbanas. ^ r- i .1 _L y ■yY*. t r V I A/f \ i ' i d / y-i v_ f . \ -\ I 1 Hacia una cultura de conservación de la diversidad biológica Gonzalo Halffter, Sergio Guevara & Antonio Melic (eds.) COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIVERSIDAD La CONABIO te invita a consultar sus acervos bibliográfico y de imágenes relacionados con la biodiversidad. Para mayor información llama al teléfono 5004 4972 o consulta la página web . La misión de la conabio es promover, coordinar, apoyar y realizar actividades dirigidas al conocimiento de la diversidad biológica, así como a su conservación y uso sustentadle para beneficio de la sociedad. SECRETARIO TÉCNICO: Juan Rafael Elvira Quesada COORDINADOR NACIONAL: José Sarukhán Kermez SECRETARIA EJECUTIVA: Ana Luisa Guzmán DIRECTORA DE EVALUACIÓN DE PROYECTOS: María del Carmen Vázquez Los artículos reflejan la opinión de sus autores y no necesariamente la de la conabio. El contenido de Biodiversitas puede reproducirse siempre que se citen la fuente y el autor. Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de Autor: 04-2005-040716240800-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 13288. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 10861. 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