ISSN 1405-0471 Madera y Bosques INSTITUTO DE ECOLOGIA, A.C. OTONO 2011 17 ( 3 ) Xalapa, Ver. MADERA y BOSQUES Vol. 17 Núm. 3 Otoño de 2011 Madera y Bosques, es una publicación del Instituto de Ecología, A.C., que edita la Red de Ambiente y Sustenta- bilidad. Los trabajos que publica tratan los temas de tecnología de productos forestales y del campo forestal en general, con énfasis en ecología forestal y manejo forestal. Se aceptan trabajos en español, inglés y ocasional- mente en otros idiomas. Su objetivo principal es constituirse en un medio de difusión de la investigación científica. Asimismo, publica contribuciones técnicas y estados del arte que incidan en el medio nacional e internacional. Es una publicación trimestral que aparece en primavera, en verano, en otoño y en invierno. COMITÉ EDITORIAL Editor, Raymundo Dávalos Sotelo Dr. Patrick J. Pellicane Dr. Martín A. Mendoza Briseño Dr. Ariel Lugo M.C. Freddy Rojas Rodríguez Dr. Alejandro Velázquez Martínez Dr. Juan José Jiménez Zacarías Producción Editorial: Reyna Paula Zárate Morales Aída Pozos Villanueva CONSEJO EDITORIAL Dr. Óscar Aguirre Calderón - Universidad Autónoma de Nuevo León. México. M. I. Miguel Cerón Cardería - Universidad Autónoma de Yucatán. México. M.C. Mario Fuentes Salinas - Universidad Autónoma de Chapingo. México. Dr. Rubén F. González Laredo - Instituto Tecno- lógico de Durango. México. Dr. Raymond P. Guríes - University of Wisconsin. EUA. Dr. Lázaro R. Sánchez Velázquez - Universidad Veracruzana, México. Dr. Amador Honorato Salazar - Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrí- colas y Pecuarias. México. Dr. Ezequiel Montes Ruelas - Universidad de Guadalajara. México. Dr. José Návar Cháidez - Universidad Autónoma de Nuevo León. México. Dra. Carmen de la Paz Pérez Olvera - Univer- sidad Autónoma Metropolitana - Iztapalapa. México. Dr. Hugo Ramírez Maldonado - Universidad Autónoma de Chapingo. México. Dra. María de los Ángeles Rechy de von Roth - Universidad Autónoma de Nuevo León. México. Dr. Víctor L. Barradas Miranda - Instituto de Ecología, UNAM. México. Madera y Bosques, Vol. 17 Núm. 3 de 2011. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2005-062018152600-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 12906. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 10479. Domicilio de publicación: Carretera Antigua a Coatepec No. 351. El Haya. 91070 Xalapa, Ver., México. Imprenta: Cromoeditores S.A. de C.V., Miravalles 703. Col. Portales 03300 México, D.F. La suscripción anual para 2011 es de $450.00+$150.00 gastos de envío al interior de la República y $45.00 USD al extranjero. Precio por ejemplares sueltos $160.00 y $15.00 USD, respectivamente. Incluye costos de envío por correo aéreo. Suscripciones en México en International Magazine Subscriptions, Tenochtitlan No. 26 LIO M7, Ampl. Tlacuitlapa, 01650 México, D.F. 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MADERA Y BOSQUES Vol.17 Núm. 3 Otoño de 2011 CONTENIDO Editorial 3 Forum Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal redd+ Patricia Gerez-Fernández y María del Rosario Pineda-López 7 Artículos de investigación Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México Ana Rita Román-Jiménez, Martín Alfonso Mendoza-Briseño, Alejandro Velázquez-Martínez, Mario Roberto Martínez-Ménez, Juan Manuel Torres-Rojo y Hugo Ramírez-Maldonado 29 Ecología y fitosanidad de los encinos ( Quercus spp.) en la Sierra Fría, Aguascalientes, México Joaquín Sosa-Ramírez, Onésimo Moreno-Rico, Guillermo Sánchez-Martínez, María Elena Siquéiros-Delgado y Vicente Díaz-Núñez 49 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los incendios forestales en la Sierra Madre Occidental de Durango, México José de Jesús Návar Cháidez 65 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., en condiciones de vivero Héctor Mario Benavides-Meza, Maira Oriana Gazca-Guzmán, Stephanie Fabiola López-López, Francisco Camacho-Morfín, Diana Young Fernández-Grandizo, María del Pilar de la Garza López de Lara y Felipe Nepamuceno-Martínez 83 Guía de autores Nuestra portada: Ejemplares hembra de Crioprosopus magnifucus , emer- gidas de Quercus potosina en Sierra Fría, Aguascalientes. Autor: Joaquín Sosa Ramírez. MADERA Y BOSQUES Vol.17 Num. 3 Autumn 2011 TABLE OF CONTENTS Editorial 3 Forum The forests of Veracruz in the context of a redd+ state strategy Patricia Gerez-Fernández y María del Rosario Pineda-López 7 Research papers Water uses and risks in La Antigua watershed, Veracruz, México Ana Rita Román- Jiménez, Martín Alfonso Mendoza-Briseño, Alejandro Velázquez-Martínez, Mario Roberto Martínez-Ménez, Juan Manuel Torres-Rojo y Hugo Ramírez-Maldonado 29 Ecology and phytosanitary condition of oak trees in the ( Quercus spp.) in the Sierra Fría range, Aguascalientes, México Joaquín Sosa-Ramírez, Onésimo Moreno-Rico, Guillermo Sánchez-Martínez, María Elena Siquéiros-Delgado y Vicente Díaz-Núñez 49 Modeling of the water content of soils and its relation with wild fires in the Mountain Sierra Madre range of Durango, México José de Jesús Návar Cháidez 65 Growth variability in seedlings of eight provenances of Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., in nursery conditions Héctor Mario Benavides-Meza, Maira Oriana Gazca-Guzmán, Stephanie Fabiola López-López, Francisco Camacho-Morfín, Diana Young Fernández-Grandizo, María del Pilar de la Garza López de Lara y Felipe Nepamuceno-Martínez 83 Author's guide Our cover: Unit female of Crioprosopus magnifucus, emerged from Quercus potosina in Sierra Fría, Aguascalientes. Authors: Joaquín Sosa Ramírez. EDITORIAL El siglo XXI se Identificará en el futuro como el siglo en que la humanidad tomó conciencia plena del impacto de sus actividades sobre el ambiente. Uno de los temas cruciales que se debaten en esta época, en el mundo, se refiere al cambio climático. La gran mayoría de los gobiernos del mundo han manifestado su preocupación por las consecuencias del cambio climático global, si bien no todos se han comprometido de la misma manera a tratar de revertir los efectos de este importantísimo fenómeno. Algunos países han optado por hacer caso omiso de las eventuales consecuencias de sus acciones, particularmente, los Estados Unidos y China, quienes son las dos mayores economías del mundo y han decidido no participar en acuerdos internacionales que buscan reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). De cualquier manera, existen muchos esfuerzos indi- viduales y colectivos para tratar de aminorar los efectos de los citados GEI y por lo tanto, se mantiene vigente la esperanza, con el esfuerzo continuado y decidido de la mayoría, de restablecer el equilibrio entre las emisiones de gases más otros contaminantes igual- mente preocupantes y, la capacidad del ambiente para asimilarlos sin mayores conse- cuencias, como sucedía en el pasado, antes de la Revolución Industrial. Uno de los principales elementos con que contamos para contrarrestar los efectos nocivos de los GEI es la vegetación leñosa de los bosques y selvas, que actúan como sumideros de carbono. Dentro de las estrategias nacionales y regionales, enfocadas hacia la reducción y mitigación de los GEI, el concepto de REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación Forestal) constituye una de las opciones más efectivas y económicas para mejorar el manejo forestal y la conservación de bosques. La aplicación de este planteamiento, además, contribuye a mejorar las condiciones de vida de los poseedores de bosques y al desarrollo sustentable de las regiones forestales, ubicadas frecuentemente en zonas marginadas. La perspectiva REDD+ es novedosa y constituye una oportunidad para impulsar acciones de colaboración académica e interins- titucional con los tres niveles de gobierno, y de vinculación entre la investigación inter- disciplinaria y los involucrados en la actividad forestal. En este número de la revista, se presenta un diagnóstico general de la situación del sector forestal de Veracruz, México y de las Áreas Naturales Protegidas (ANP), para identificar las áreas de oportunidad que permitan conjuntar esfuerzos entre los académicos y dueños de bosques, y que deriven en acciones para mejorar el manejo de estos ecosistemas. Otro tema de gran interés científico y para la sociedad en general tiene que ver con los usos y riesgos del agua en las cuencas hidrológicas. En muchos países, entre ellos México, el agua se considera un recurso escaso y valioso. En este número se incluye un ensayo que toma como caso de estudio la cuenca del río La Antigua, en Veracruz, México. Esta cuenca capta una gran cantidad de agua y aún así se perciben problemas relacionados con el vital líquido. Las evidencias y el análisis revelan la existencia de un imaginario colectivo compartido entre habitantes, autoridades, analistas y científicos, según el cual el agua es vital, valiosa y escasa. Esta visión se contradice con el compor- tamiento de las personas respecto del uso del agua y manejo del territorio de la cuenca, el cual corresponde al que se asociaría a un recurso abundante, de bajo costo y sin exter- nalidades significativas en su uso. El escenario descrito representa la respuesta pragmá- tica frente a un fragmento del total del agua existente, alrededor del cual funcionan ciertos 4 procesos culturales que redefinen la disponibilidad y el buen uso del agua que transita en los sistemas sociales. Comprender este escenario es indispensable para ofrecer a los responsables de la política hidrológica locales, y otros lugares en México y el mundo, explicaciones sobre el poco provecho que otorga enfatizar soluciones tecnológicas para aliviar una aparente escasez, imposible en un recurso con tantas y distintas funciones y valoraciones. Continuando con el tema del agua en ambientes forestales, se incluye un trabajo que describe la modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los incen- dios forestales en el Occidente de México. Las técnicas que predicen el riesgo de incen- dios forestales utilizan un sub-modelo hidro-climático. En esta investigación se probaron los efectos de la precipitación, de la evaporación medida en tanques, de la evapotranspi- ración potencial estimada, y del contenido de humedad del suelo, con el número de incen- dios y la superficie forestal incendiada del estado de Durango, México. Para el cálculo de estas variables se aplicó un modelo físicamente basado en la estimación del balance del agua de los suelos forestales que se alimenta con variables climáticas, de cobertura forestal, edafológicas y de ponderación. Además, se relacionó el fenómeno climático El Niño con las variables de los incendios forestales previamente señalados. La humedad del suelo estimada con el modelo hidrológico resultó ser mejor predictora del número de incendios y de la superficie forestal incendiada que los factores climáticos simples. En temas muy afines a la vulnerabilidad de los bosques, se incluye un estudio sobre la ecología y fito-sanidad de los encinos en un bosque de México. En el estudio se evalúan la distribución y abundancia de las especies de encinos (Quercus spp), los factores ambientales que afectan su distribución y la identificación de los patógenos e insectos asociados a la declinación y muerte de estos árboles en la Sierra Fría, Aguascalientes, México. Se identificaron 10 especies de encinos, siendo la altitud, el relieve, la exposición del sitio y la fisiografía las variables que influyeron sobre su distribución y abundancia. Se identificaron los fitopatógenos Phellinus robustus, P. gilvus, P. everhartii, Ganoderma lucidum e Hypoxylon thouarsianum, siendo el último el más ampliamente distribuido. Se identificó al barrenador Crioprosopus magnificus infestando encinos vivos. El último artículo tiene que ver con un asunto de gran interés para el manejo productivo de los bosques y se trata de la variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho proce- dencias de Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., en condiciones de vivero. Abies religiosa presenta una amplia distribución en la República Mexicana. En el Valle de México se ubica en las zonas montañosas que rodean al mismo y sus bosques forman parte del bosque peri urbano del Área Metropolitana de la Ciudad de México. No obstante lo anterior, estos sitios arbolados están sujetos a un grave deterioro por lo que es nece- sario buscar alternativas para su restauración. Esta información será de gran utilidad para los usuarios y estudiosos del recursos forestal y aportará valiosas ideas que ayuden a mejorar las condiciones ambientales del país. Raymundo Dávalos Sotelo Editor EDITORIAL The 21 St century will be identified in the future as the century in which humanity took full awareness ofthe impact oftheir activities on the environment. One ofthe key issues being debated at this time in the world refers to climate change. The vast majority of the world's Governments have expressed concern about the consequences of global climate change, although not all have committed themselves in the same way to try to reverse the effects of this very important phenomenon. Some countries have opted to ignore the possible consequences of their actions, particularly the United States and China, who are the two largest economies in the world and have decided not to particípate in international agree- ments seeking to reduce the emission of GHG (greenhouse gases). Anyway, there are many individual and collective efforts to try to mitígate the effects of these greenhouse gases and therefore the hope stays current that, with the continued and determined effort ofmost people, it will be possible to restore the balance between gas emissions and other pollutants that keep worrying mankind and, the capacity of the environment to absorb them without greater consequences, as it i/i/as the case in the past, before the Industrial Revolution. One ofthe main elements we have to counteract the harmful effects of greenhouse gases is the woody vegetation of forests and jungles, acting as carbón sinks. Among national and regional strategies, focused towards the reduction and mitigation of greenhouse gases, the concept of REDD+ (reducing emissions from deforestation and forest degra- dation) is one of the most effective and inexpensive options to i m prove forest manage- ment and the conservation of forests. The implementation of this approach, in addition, contributes to improve the living conditions of the possessors of forests and to the sustai- nable development ofthe forest regions, often located in marginalized areas. The REDD+ perspective is innovative and provides an opportunity to promote actions ofacademic and inter-institutional collaboration with the three levels of Government, and linkage between interdisciplinary research and those involved in forestry. This number of the journal presents a general diagnosis ofthe situation ofthe forestry of Veracruz, México and ofthe natural protected Areas (ANP), and identifies areas of opportunity that allow to combine efforts between academics and forest owners, resulting in actions to improve the mana- gement of these ecosystems. Another topic ofgreat scientific interest and for society in general, has to do with the uses and risks of the water in watersheds. In many countries, México among them, water is a scarce and valuable resource. This number ineludes an essay that takes as a case study the basin of the river La Antigua, Veracruz, México. This basin captures a lot of water and yet, people living in it perceive problems related to the vital liquid. The evidence and analysis revea! the existence of a collective imaginar y shared between people, authorities, analysts and scientists, whereby water is vital, valuable and scarce. This vi ew contradicts the behavior of persons with regard to the use of water and the management ofthe terri- tory of the basin, which corresponds one that would be associated to an abundant resource, low cost and no significant externalities in its use. The described scenario repre- sents the pragmatic response to a fragment ofthe total ofthe existing water, around which certain cultural processes that redefine the availability and the proper use of water that passes in social systems. To understand this scenario is essential to give local managers 6 of water policy and from other places in México and the world, explanations about the little advantage conferred on emphasizing technological Solutions to alleviate an apparent scarcity, impossible in a resource with many different features and ratings. Continuing with the theme of water in forest environments, in this number there is a work that describes the modeling of the water contení of the soil and its relationship with the forest fires in the West of México. Tech ñiques to predict the risk of forest fires use a hydro- climate sub-model. The effects of precipitation, evaporation measured in tanks, potential evapo-transpiration estimated, and moisture contení of the soil, with the number of fires and the burning forest area of the State of Durango, México were tested in this research. The model is physically based on the estimation of the water balance of the forest soils are fed with climatic variables, of forest cover, pedology; specific weighting ivas applied for the calculation of these variables. In addition, the El Niño climate phenomenon was related with forest fires and the previously mentioned variables. The soil moisture esti- mated with the hydrological model proved to be a better predictor of the number of fires and the forest area burned, rather than simple climatic factors. Other topic very related to the vulnerability of forests, ineludes a study on the ecology and phyto-health of the Oaks in the forest of México. The study assesses the distribution and abundance of species of Oaks (Quercus spp.), the environmental factors affecting their distribution and identification ofthe pathogens and inseets associated with the decline and death of these trees in the Sierra Fría, Aguascalientes, México. Authors identified 10 species of Oaks, being the altitude, the relief, the exposure of the site and physiography the variables that most influenced their distribution and abundance. The writers identified the plant pathogens Phellinus robustus, P. gilvus, P everhartii, Ganoderma lucidum and Hypoxylon thouarsianum, the last being the most widely distributed. The also identified the borer Crioprosopus magnificus infesting Uve oaks. The last article has to do with a matter of great interest for the productive management of forests and it is the variability in growth of seedlings of eight origins of Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., in nursery conditions. Abies religiosa presents a wide distri- bution in the Mexican Republic. In the México Valley it is located in the mountainous areas surrounding it and, its forests are part of the peri-urban forest in the metropolitan area of México city. In spite of the above, these wooded sites are subject to a serious deteriora- tion so it is necessary to look for alternatives for its restoration. The information presented in this issue will be useful for forest users and scholars of the forest resources and will provide valuable ideas to help improve environmental conditions in the country. Raymundo Dávalos Sotelo Editor Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 7 FORUM Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal REDD+ The forests of Veracruz in the context of a REDD+ State strategy Patricia Gerez-Fernández 1 y María del Rosario Pineda-López 1 RESUMEN Los bosques han sido reconocidos como pieza fundamental para mitigar uno de los impactos que más afectan la vida sobre el planeta: el calentamiento global. El conocimiento generado en las últimas décadas sobre los procesos ecosistémicos y los servicios que estos brindan para el bienestar humano así lo confirman. Dentro de las estrategias nacionales y regionales REDD+, enfocadas hacia la reducción y mitigación de los gases con efecto invernadero, las opciones más efectivas y econó- micas incluyen mejorar el manejo forestal y la conservación de bosques. Estas opciones, además, contribuyen a mejorar las condiciones de vida de los poseedores de bosques y al desarrollo susten- tare de las regiones forestales, frecuentemente en zonas marginadas. Si bien Veracruz ha elaborado una Ley y un Plan Veracruzano de Acción Frente al Cambio Climático, la perspectiva REDD+ es nove- dosa y constituye una oportunidad para impulsar acciones de colaboración académica e interinstitu- cional con los tres niveles de gobierno, y de vinculación entre la investigación interdisciplinaria y los involucrados en la actividad forestal del estado. En este contexto, se presenta un diagnóstico general de la situación del sector forestal de Veracruz y de las ANP, para identificar las áreas de oportunidad que permitan conjuntar esfuerzos entre los académicos y dueños de bosques, y que deriven en acciones para mejorar el manejo de estos ecosistemas. PALABRAS CLAVE: ANP, bosques, deterioro, manejo forestal, REDD+, Veracruz. ABSTRACT Nowadays, forests have a key role to mitigating the effects global warming has on our planet. Scientific knowledge on ecosystem processes and Services to human wellbeing confirm this. As an important component on REDD+ national and regional strategies, which will guide the actions needed to reduce and mitígate the greenhouse gases emissions, forest management and forest conservation are the most effective and less costly measures. This kind of strategies will contribute directly to improve the life conditions of forest owners, and socioeconomic development conditions of forest regions. Even though Veracruz State has developed a Law and an Action Plan towards Climate Change, a REDD+ perspective is still a novelty. It constitutes an opportunity for academic collabora- tion with government institutions on the three levels, with forest owners, and with those involved in forestry activity along the State. In this context, we present a general analysis on Veracruz' forests situation, pointing out the deforestation and degradation trends and active processes, to outline certain aspects as opportunity areas to develop collective efforts between academia and forest owners, to improve the management of our forest ecosystems for the benefit of society. KEY WORDS: Protected areas, forests, degradation, forest management, REDD+, Veracruz. 1 Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada, Universidad Veracruzana. pgerez@gmail.com 8 Conservatlon and restoration of Mexican forests in the global change scenaño INTRODUCCIÓN En las acciones de mitigación y adapta- ción que se están identificando y promo- viendo a nivel global para reducir la emisión de los gases con efecto inverna- dero (gei), la atención prioritaria se dirige a la modificación mundial en las pautas de consumo de los energéticos fósiles, a través de la reducción o fomentando mayor eficiencia y tecnologías alterna- tivas. En términos del porcentaje de GEI que aportan los diferentes sectores productivos y económicos a la atmósfera, 30.9% proviene de los procesos de desfo- restación y de actividades relacionadas con la ganadería y la agricultura (ipcc, 2007). Los bosques tienen un papel funda- mental en las acciones de mitigación propuestas a nivel mundial; específica- mente por su función de capturar bióxido de carbono de la atmósfera y almace- narlo, a mediano y largo plazo, en la madera y biomasa del suelo (De Jong et al., 2004; Jaramillo, 2004; Rosa et al., 2004). En este contexto se reconoce que entre las acciones propuestas como medidas de mitigación de los gei, las rela- cionadas con los bosques son, a corto y mediano plazo, las más prácticas y efec- tivas en términos económicos, sobre todo porque contribuyen directamente a las economías regionales, a la conservación de suelos y de cuencas altas y al bien- estar de los habitantes del campo y dueños de los bosques (The Forests Dialogue, 2008). En nuestro país las tasas de defo- restación y deterioro de las áreas fores- tales indican que tenemos un gran reto para reducir estas emisiones y para trans- formar al sector forestal en un aliado activo en las acciones que se están iden- tificando (ceiba, 2010). En el proceso de elaborar una Estra- tegia Nacional de Cambio Climático, 2 se han impulsado procesos estatales piloto, como el de Chiapas (Vargas Guillén etal., 2009) y el de Veracruz (cicc, 2007; pvcc, 2008; Ley 878 de Veracruz); los cuales se insertan en un proceso mundial para impulsar estrategias nacionales, regio- nales y locales, junto con marcos legales novedosos que permitan prever e identi- ficar los cambios que se avecinan y sus efectos, así como proponer acciones para mitigarlos o reducirlos. Desde el sector forestal, en 2008 la Conafor convocó a varios sectores para impulsar una Estrategia para la Reduc- ción de Emisiones por Deforestación y Deterioro (redd) 3 , acorde con el marco de una estrategia mundial y con el fin de revisar los incentivos que han operado hasta ahora e incluir nuevos proyectos que permitan reducir la deforestación y la degradación de los bosques con un enfoque novedoso (De Jong y Olguín, 2008). De manera paralela, en 2009 se constituyó el Programa Mexicano del Carbono (pmc), por iniciativa de la Semarnat y el ine, como una asociación civil constituida por académicos, investi- gadores y estudiantes de diversas institu- ciones del país, que “busca coordinar, desarrollar, impulsar y sistematizar la investigación científica relativa a los estu- dios del ciclo del carbono en los diversos ecosistemas terrestres y acuáticos a nivel nacional, y los impactos ecológicos, económicos y sociales, bajo el contexto del cambio climático global”, incorpo- 2 Semarnat, 2010. “Visión de México sobre REDD+”. Es la plataforma nacional para cons- truir la Estrategia Nacional REDD+ desde Conafor. 3 En los documentos oficiales del IPCC se promueven estrategias REDD, refiriéndose a acciones que reduzcan emisiones por defores- tación y por deterioro de las masas forestales, y REDD+ cuando incluyen a los almacenes de carbono en bosques existentes. Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 9 rando las actividades agrícolas, pecuarias y forestales (pmc, 2011). El desarrollo de una estrategia para el cambio climático de nivel estatal ofrece la oportunidad para revisar lo que está sucediendo en las regiones forestales de los estados, con el fin de identificar los indicadores básicos necesarios para establecer líneas base o de referencia que permitan monitorear los efectos del cc, al mismo tiempo que se impulsen acciones concretas de mitigación a través de proyectos productivos. EL CONCEPTO REDD Con la puesta en marcha del Protocolo de Kyoto se integró un órgano responsable de revisar y tomar decisiones sobre la implantación de acuerdos emitidos por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (cmnucc), denominado Conferencia de las Partes, que se reúne anualmente desde 1995. Dicho órgano emitió el concepto red a través de “un grupo de científicos que desarrollaron el meca- nismo como un enfoque nacional para reducir la deforestación, llamado reduc- ciones compensadas (un-redd Program, 2009a). El concepto básico de la propuesta red (Reducción de Emisiones por Deforestación) es que los países serían compensados por la reducción medible en su tasa de deforestación (comparada con un nivel de referencia nacional histórico de deforestación), donde el país generaría créditos que podría vender en los mercados del carbono si su tasa de deforestación estaba por debajo de la tasa de refe- rencia. Este mecanismo logró despertar el interés de los mercados de carbono, los cuales se dirigieron fundamental- mente hacia las plantaciones comer- ciales, pues al mismo tiempo que sumaba superficie forestal, capturaba C0 2 en una de las etapas de mayor crecimiento de los árboles. Sin embargo, pronto fue evidente la necesidad de diseñar un mecanismo más amplio que evitara fugas y que incluyera la posibilidad de estimular procesos de restauración de bosques naturales. En este contexto se promovió redd, cuyo planteamiento básico es que “aquellos países dispuestos y en posibilidad de reducir emisiones por evitar la deforesta- ción y la degradación de sus bosques, deberían ser compensados financiera- mente por dichas acciones” (un-redd Program, 2009a). Recientemente este concepto se ha ampliado para dar lugar a redd+, refiriéndose a “las actividades que reducen las emisiones por evitar la defo- restación y degradación forestal (redd) y que contribuyen a la conservación, manejo sostenible de los bosques y mejo- ramiento de las existencias de carbono forestal que tienen el potencial de generar significativos co-beneficios sociales y ambientales” (un-redd Program, 2009a). Esta última estrategia ofrece una ventana de oportunidad interesante para incidir en las condiciones de los bosques mexicanos, ya que los dueños del bosque y los profesionistas asociados podrían acceder a fondos para proyectos que vinculen la conservación de servicios ambientales con un aprovechamiento orde- nado y de largo plazo de los bosques, generando empleos e ingresos locales. Lo relevante de este mecanismo es que ofrece la posibilidad de articular varios aspectos prioritarios para el país, como el desarrollo social y comunitario, diversifica- ción de alternativas para la conservación biológica, de suelos, agua, paisajes y bosques, así como la producción de bienes como madera y otros que generan cadenas productivas regionales (ceiba, 2010). Sin embargo, para que esto sea operativo será necesario que las acciones de interven- ción, así como los objetivos y metas, se 10 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal establezcan de manera acorde a las condi- ciones regionales e incluso locales, pues hay llamadas de atención hacia las implica- ciones sociales negativas que tendría una falta de participación efectiva y de compro- miso de los dueños de las tierras forestales para controlar el cambio de uso del suelo y otras causas de desforestación y deterioro (ceiba, 2010; ccmss, 2010). LA ESTRATEGIA REDD+ EN LAS CONDICIONES REGIONALES Y LOCALES DE LOS ECOSISTEMAS FORESTALES En el diseño de una estrategia estatal para reducir y mitigar los gei es necesario reconocer la función que tienen los bosques, selvas y plantaciones forestales, donde la composición de especies influye en las tasas de captura y almacenamiento del C0 2 . Es por esto que varios autores empiezan a proponer una perspectiva sinérgica donde se reconoce el efecto integral de la biodiversidad con la captura y almacenes de C0 2 , así como otros servicios ambientales fundamentales para la sociedad, tales como provisión de agua de calidad, protección de suelos y de cuencas altas o amortiguación de tormentas (Balvanera y Cotler, 2007; Díaz et al., 2009). Es desde esta perspectiva que una estrategia redd+ debe incluir acti- vidades diversas que incorporen medidas para reducir la deforestación, junto con mejoras a las actividades silvícolas, agrí- colas y pecuarias, como contraparte indis- pensable en las acciones propuestas para los sectores energético, industrial y de protección civil, como se reconoce en la Estrategia Nacional de Cambio Climático (cicc, 2007). Diversos estudios indican que a través del manejo forestal sustentadle se pueden incrementar las reservas de carbono en los bosques y en los suelos forestales y, paralelamente, reducir las tasas de deterioro (Putz et al., 2008). Acciones dirigidas para lograr estos obje- tivos permitirían resolver varios asuntos pendientes en el manejo de los bosques de las diferentes regiones de México, particularmente en Veracruz. Entre estos están la incorporación al manejo regulado de las zonas con extracción ilegal, mejorar la calidad del manejo forestal, fomentar la regeneración natural de los bosques con permisos persistentes y el crecimiento de las plantaciones fores- tales, e impulsar actividades económicas de mayor valor agregado y menor desper- dicio para beneficio directo de sus dueños y de las industrias asociadas. Proyectos piloto, como el pecse 4 en Chiapas, han logrado compaginar medidas de mitiga- ción del CC con el desarrollo de capaci- dades locales y de oportunidad econó- mica para las comunidades campesinas (Vargas Guillén et al., 2009). A partir de identificar las condiciones actuales de los bosques en cada región del país se pueden utilizar los indicadores requeridos para una propuesta de moni- toreo redd+ de nivel estatal. Entre los procesos locales a considerar para generar esos indicadores están la tasas de pérdida de la cobertura arbolada y los procesos locales/regionales que inciden en el cambio de uso del suelo, el deterioro y fragmentación de los bosques, la super- ficie incorporada al manejo regulado versus la que se mantiene bajo extracción irregular, la productividad/hectárea, el uso de madera como energético, la derrama económica regional de estas actividades, el grado de conservación de los bosques, el tipo y valoración de los servicios ambientales que brindan a las sociedades regionales, las características de tenencia de la tierra y organización social y produc- 4 (PECSE) Programa Estatal para la Compensa- ción por Servicios Ecosistémicos. Una propuesta para Chiapas. Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 11 ti va en estas regiones forestales. A conti- nuación se presentan algunos elementos de la problemática general de las zonas forestales, enfatizando en ciertos pro- cesos que inciden directamente sobre las condiciones de los bosques. DEFORESTACIÓN Y DETERIORO EN LAS ZONAS FORESTALES EN MÉXICO Si bien es conocido el tema de las altas tasas de deforestación del país, las cifras varían dependiendo del periodo analizado y la metodología utilizada (García Barrios et al., 2009; fao, 2005; Takaki, 2010; Velázquez et al., 2002). Menos conocida y analizada es la cifra sobre la degrada- ción o deterioro de los bosques y selvas, problema igualmente urgente de atender y muy complejo para monitorear, ya que existen diversas causas que pueden pasar desapercibidas. A nivel nacional, Conafor estima que la degradación forestal tiene tasas similares a las regis- tradas para la deforestación; de hecho, inegi está detectando un incremento mayor en las tasas de degradación de los bosques (Tabla 1), concepto que es equi- valente al de “secundarización”, utilizado en sus estadísticas. Es importante considerar que estas cifras no son estáticas, ni van en un solo sentido. Los cambios no se dan única- mente en términos de reducción en la cobertura arbolada, pues hay flujos entre los diferentes usos del suelo, generando procesos de revegetación y deterioro más complejos, algunos de los cuales ya se han empezado a documentar en dife- rentes regiones de nuestro país y del trópico (Velázquez et al., 2002; Klooster, 2003; Lambin etal., 2003; Muñoz-Villers y López-Blanco, 2007; García Barrios etal., 2009; Bray, 2010). En estos procesos locales y regionales de desforestación- regeneración es clave identificar la diná- mica de la vegetación y procesos de regeneración natural y asistida. Particu- larmente para los bosques mixtos de pino-encino y otros como el bosque mesófilo y los bosques tropicales, identi- ficar los procesos específicos de regene- ración en el contexto del cambio climático dará pistas sobre su efecto en la estruc- tura y diversidad de las especies (Villers y Trejo, 2004), pues su capacidad para capturar y almacenar carbono depende de ello (Díaz et al., 2009). En el diseño de las estrategias para reducir y mitigar gei, la degradación o deterioro es de interés porque se trata de un proceso generalmente paulatino, pero permanente, en el que los bosques pierden biomasa y con frecuencia se genera un cambio en la composición de las especies dominantes, generalmente hacia aquellas de menor densidad de madera y tamaño. Dentro de esta cate- goría entran los bosques secundarios o en proceso de regeneración natural, cata- logados en los inventarios forestales y en los mapas de vegetación como “vegeta- ción secundaria” (Takaki, 2010). Tabla 1 . Tasas de deterioro de los recursos forestales en México. Conafor, 2008 fao, 2005 INEGI, 2010 Deforestación (1993-2002) 512 500 ha/año 260 400 ha/año 336 523ha/año Degradación (1993-2002) 457 700 ha/año 405 155 ha/año Fuentes: Iglesias et al., 2008; FAO, 2005; Takaki, 2010. 12 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal El deterioro forestal en bosques productivos tiene también efectos econó- micos, pues reduce el valor de los bosques al disminuir el volumen y/o la presencia de especies comerciales. Tiene también efectos ecológicos, pues se modifica la estructura y composición del bosque hacia estadios sucesionales tempranos. En estos casos, el efecto sobre la biomasa arbórea y la capacidad del bosque para capturar y acumular C0 2 (Putz et al., 2008) es un importante indi- cador para una estrategia redd+. Este proceso involucra un incremento en volumen, aunque falta información sobre la composición de especies o calidad de esta biomasa. Para estos bosques secun- darios es necesario desarrollar estudios sobre su estructura, composición y conte- nido de carbono, con el fin de valorar su función como sumideros y almacenes de carbono. En México la estrategia de reforesta- ción impulsada por Conafor, se ha centrado de manera fundamental en la promoción de plantaciones de pino y de algunas especies de rápido crecimiento. Se ha apoyado anualmente la siembra de 199 790 hectáreas, con una inversión anual equivalente a $31 951 831 dólares (oecd, 2003); aunque se ha reconocido que su tasa de sobrevivencia es menor al 50% 5 y que no se tiene registro exacto de la superficie efectivamente sembrada, por lo que no se puede contabilizar en los inventarios forestales. El seguimiento de esta inversión requiere de capacidades locales y procedimientos claros entre las instituciones y grupos académicos con el fin de intercambiar información y opti- mizar recursos financieros y humanos, pues a pesar de los grandes montos invertidos, hasta el momento no hay registros geográficos, agronómicos y 5 El Plan Sectorial Forestal de Veracruz registró una sobrevivencia entre 12 y 29% en las refo- restaciones (Sedarpa, 2006). ambientales de dónde, cuánto, quién, qué especies, edades y condiciones de salud tienen las plantaciones y las reforesta- ciones 6 . En términos de servicios ambien- tales, las plantaciones y reforestaciones pueden favorecer la restauración pasiva mediante la recolonización de especies nativas de plantas y animales (Sánchez- Velásquez et al., 2009), sin embargo, su aportación como sumideros y almacenes de carbono debe cuantificarse, pues a la fecha solo se cuenta con las estima- ciones derivadas de referencias en la literatura, pero faltan datos de su contribución a la mitigación de los gases de efecto invernadero en las condiciones en las que están creciendo. Los bosques de Veracruz: condi- ciones de vulnerabilidad frente al cambio climático CAMBIO DE USO DEL SUELO Veracruz se enfrenta al fenómeno del cambio climático en situación muy precaria respecto a la condición de sus recursos naturales. En el Plan Sectorial Forestal de Veracruz 2006-2028, se reco- nocía el deterioro evidente en la calidad de los recursos naturales del estado: sali- nización en las zonas bajas cercanas a la costa, compactación de suelos en potreros ganaderos con la consecuente baja productividad, los suelos deterio- rados por erosión, pérdida de fertilidad y contaminación por excesivo uso de agro- químicos (Sedarpa, 2006). En las últimas cinco décadas el estado perdió la mayor parte de sus bosques, selvas y vegetación de zonas 6 Para Conafor, plantación y reforestación están ubicados en distintos rubros de apoyo y se les considera con objetivos diferentes. Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 13 Tabla 2. Cambios en la cobertura del uso del suelo en Veracruz (1994-2000). Tipo de cobertura del suelo 1994 (%) 2000 (%) Tasa de cambio Tendencia Agricultura 31 28 - 3% á Bosques y selvas (inundables y semiáridas) 19 18 - 1% á Otros usos 16 7 -9% é Ganadería 34 47 + 13% é Total 100 100 Fuentes: Sedarpa, 2006, con datos de SARH, 1994 y del Inventario Nacional Forestal (INF), INEGI, 2001. inundables y, por tanto, de su diversidad biológica. El Inventario Nacional Forestal (inf) del 2000 estimaba que 75% de la superficie del estado estaba dominada por pastizales ganaderos y por la agricul- tura y 25% mantenía la cubierta forestal con distintos grados de deterioro. Esta última conformada por 312 625 has de bosques templados y 975 948 ha de selvas (Sedarpa, 2006) 7 . De acuerdo con lo registrado en el Plan Sectorial Forestal de Veracruz (Sedarpa, 2006), las tendencias de cambio de uso del suelo en el estado seguían activas. En la tabla 2, la última columna muestra con flechas gruesas las tasas de cambio altas, mientras que las flechas delgadas se refieren a tasas menores. Los inventarios forestales nacionales de 1994 y 2000 revelaban para Veracruz tres situaciones particu- lares: a) La mayor actividad de cambio de uso del suelo se ubicaba en las selvas secas, matorrales semiáridos, manglares 7 Al escribir este documento no se había hecho público el Inventario Forestal de Veracruz 2010, los comentarios indican que se regis- traba una fuerte reducción en la cobertura forestal del estado. y las áreas inundables, con una pérdida de 9% en dicho periodo, fundamental- mente debido a la creación de distritos de riego, expansión urbana, ampliación de zonas industriales y minería a cielo abierto, b) En la década de 1990-2000, los bosques y selvas húmedas amino- raron su tendencia decreciente, con una pérdida de 1%; lo anterior puede expli- carse porque la mayor parte de las tierras aptas para cultivo y ganadería ya estaban ocupadas, y además porque fenómenos sociales y económicos como la emigra- ción rural y el bajo valor de los productos agrícolas de temporal, habían generado el abandono de tierras agropecuarias con la consecuente recuperación de áreas forestales en la forma de acahuales, c) La expansión de la ganadería seguía activa, se incrementó 13% en el periodo que se reporta, principalmente a costa de la superficie agrícola, cuya ampliación se vio aminorada en este periodo. Las plantaciones forestales, tanto de especies templadas como tropicales, se han sembrado principalmente en zonas ocupadas por pastizales ganaderos, algunas parcelas agrícolas y, en menor escala, en áreas forestales deterioradas, tanto en el norte, centro y sur, como en la 14 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal zona montañosa del estado (Sedarpa, 2006). Recientemente se están promo- viendo las plantaciones para biodiesel a partir de cultivos anuales, aunque se ha generado polémica sobre su efectividad como medida para reducir los gei, dado que en otros países se registran “fugas 8 ” para mudar el uso ganadero y agrícola hacia otras tierras, por lo que es nece- sario establecer un monitoreo puntual para evitarlas. Lo mismo aplica para las plantaciones forestales comerciales esta- blecidas en Veracruz; no se puede confirmar aún si se está promoviendo un incremento en el área forestal neta, o si existen “fugas” sin detectar. En los diversos registros de la cober- tura forestal no se ha detectado la super- ficie sembrada con plantaciones fores- tales, si bien estas se iniciaron en la década de 1990 y su extensión se ha incrementando de forma notable a partir de 2001 . Se tiene el registro de que entre 1997 y 2005 se apoyó el establecimiento de 49 435 has en plantaciones forestales; la tabla 3 muestra las superficies hasta 2005 (Sedarpa, 2006). Estas cifras, sin embargo, requieren precisarse y actuali- zarse pues estudios recientes han encon- trado que la densidad de siembra y la sobrevivencia de la reforestación y plan- taciones no coincide con los registros oficiales (Paré et al., 2011). 8 En el contexto de los proyectos para captura de carbono, por fuga se entiende “el cambio neto de las emisiones antropogénicas por las fuentes de gases de efecto invernadero que se producen fuera del ámbito del proyecto y que es mensurable y se puede atribuir a la acti- vidad del proyecto, por ejemplo: desplaza- miento de actividades agrícolas que provo- quen cambios de uso de suelo o reducción de las existencias de biomasa fuera del área o ámbito del proyecto. El ámbito del proyecto abarca todas las emisiones antropogénicas por las fuentes de gases de efecto invernadero que están bajo el control de los participantes en el proyecto y son significativas y se pueden atribuir razonablemente a la actividad del proyecto”. PROCESOS DE DETERIORO FORESTAL La cubierta forestal en el estado se carac- teriza por estar sumamente fragmentada, excepto en algunas regiones donde los macizos forestales cubren superficies extensas y continuas (Tabla 3), entre estas se cuentan la Sierra de Zongolica y Pico de Orizaba, Uxpanapa, Huayaco- cotla, Cofre de Perote y Las Choapas. Otras zonas con presencia importante de fragmentos de bosques y selvas son la Sierra de Chiconquiaco y de Misantla, Sierra de Otontepec y Los Tuxtlas. Los procesos que mantienen a los bosques y selvas en Veracruz en diversos grados de deterioro son: 1) extracción ilegal de madera de manera fundamental dirigida a la industria de la construcción (cimbra), al uso como combustible doméstico y comercial (leña y carbón), así como a la elaboración de muebles con bajo valor agregado y transformación con maquinaria poco eficiente; 2) manejo forestal simulado, eminentemente extrac- tivo, que solo en casos excepcionales promueve un incremento en la existencia de volumen y en la productividad por hectárea; 3) escasa capacitación de los dueños de bosques, selvas y planta- ciones forestales para llevar a cabo un buen manejo de su biomasa; 4) pastoreo libre y extensivo dentro de las áreas forestales; 5) extracción hormiga de productos forestales no maderables; 6) conversión a otros usos del suelo por crecimiento urbano e industrial. Este panorama es el resultado directo de las políticas de desarrollo económico impulsadas en Veracruz durante décadas, dirigidas a promover la actividad agrícola y ganadera de forma preponderante (Skerritt, 1993). El efecto indirecto fue la desvalorización del recurso forestal, pues los bosques y selvas no se incorporaron como zonas Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 15 Tabla 3. Cobertura forestal en las Unidades Regionales de Manejo Forestal del estado. Unidad Regional de Manejo Forestal Sup. total UMAFOR 2 (ha) Núm. municipios Cobertura forestal 1 2001 (ha) Sup. reforest. y plantación 2 (ha) P. Orizaba / S. Zongolica 458 841 50 229 875 36 061 Uxpanapa 437 894 3 182 507 10 980 Huayacocotla 249 450 8 93 519 2 873 Cofre de Pe rote 270 354 19 101 627 25 637 Las Choapas 700 632 9 251 676 19 856 Veracruz 588 200 22 125 653 11 581 S. Misantla / Chiconquiaco 431 460 20 65 372 16 143 Los Tuxtlas 496 645 11 61 227 18 376 Sierra de Otontepec 772 601 18 101 329 12 878 Rodríguez Clara 800 478 14 87 974 15 143 Pánuco 778 323 6 84 528 3 054 Papantla 454 834 16 155 556 8 335 Cuenca del Papaloapan 632 969 14 53 951 4 973 Total 7 072 681 210 1 454 800 185 890 Fuentes: / 1INEGI, 2001. Incluye bosques templados, selvas secas y húmedas, vegetación inundable y manglar. / 2 Sedarpa, 2006. Datos hasta 2005, suma de ambos rubros. productivas a la economía regional, pero se generó una cultura de la extracción ilegal o de la sustitución de estos por otros usos del suelo. A estos procesos de deterioro se suman sus efectos sobre las condiciones socioeconómicas y productivas de los dueños de los bosques. Estas condi- ciones son parte del entorno en el cual se deberán identificar e impulsar las acciones propuestas dentro de cualquier estrategia redd+, y particularmente en la Ley Estatal de Mitigación y Adaptación ante los Efectos del Cambio Climático de Veracruz. SOBRE LA TENENCIA DE LA TIERRA Y EL TAMAÑO DE LOS PREDIOS: UN MOSAICO FRAGMENTADO La tenencia de la tierra en el campo vera- cruzano, incluyendo sus zonas forestales, le imprimen características particulares que deben considerarse para que las acciones de reducción y mitigación de los gei tengan el efecto esperado y cuenten con la aceptación y compromiso de sus dueños. El régimen de tenencia de la tierra difiere de la media nacional y de lo que se registra para otros estados. En Veracruz 16 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal predominan las pequeñas propiedades, abarcan 51% del territorio estatal, los ejidos y comunidades cubren 42%, y únicamente 7% son tierras públicas esta- tales o federales (Sedarpa, 2006). Otra característica que imprime condiciones específicas es que 70% de los ejidos son predios con dimensiones pequeñas (Tabla 4). Más de la mitad (68%) de los ejidos tienen una superficie menor a 500 ha y solo 2% tienen superficies mayores a 2500 ha (Tabla 4). Si bien esta informa- ción se restringe a los núcleos agrarios (ejidos, colonias agrícolas y comunidades agrarias), pues no hay datos disponibles sobre las dimensiones de las pequeñas propiedades, el panorama en estas es semejante, pues en regiones forestales como la Sierra de Zongolica predominan las pequeñas propiedades minifundistas (INEGI, 2007). En las 2,75 millones de hectáreas del estado con régimen de propiedad ejidal y comunitaria, el pequeño tamaño de los núcleos agrarios es solo una parte de la ecuación; se reporta que 90% se encuentra parcelada internamente (inegi, 2006) incluyendo bosques y selvas, a pesar de que la Ley Agraria y Forestal lo prohíben (Tabla 5). En términos de acuerdos para lograr compromisos de los dueños sobre las condiciones de manejo del bosque, este carácter de minifun- dismo significa que una multiplicidad de actores sociales individuales deben incor- porarse en los procesos de diseño de una estrategia, de planeación de metas y de mecanismos para el Monitoreo, Registro y Verificación (mrv: un-redd, 2009b). Tabla 4.Tamaño de los ejidos y comunidades agrarias en Veracruz. Tamaño - hectárea Núm. polígonos ejidos y comunidades % < 500 3786 68 500 <1000 1072 19 1000 < 1500 398 7 1500 < 2500 208 4 2500 < 3500 50 1 3500 > 4000 57 1 Total - Veracruz 5571 100 Fuente: INEGI, 2006. Tabla 5. Características de los núcleos agrarios de Veracruz. Superficie agraria parcelada (ha) 2 480 007,176 Superficie agraria en uso común (ha) 202 022,087 Asentamientos humanos (ha) 68 423,062 Total (ha) 2 750 452,325 Fuente: INEGI, 2006. Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 SOBRE LAS ÁREAS BAJO MANEJO FORESTAL En número de permisos de aprovecha- miento expedidos en Veracruz, cerca de 80% corresponden a autorizaciones únicas para cortar árboles en las zonas agropecuarias, el volumen autorizado por este concepto corresponde a 20% del total estatal. Por otra parte, 10% de los permisos persistentes autorizados en bosques (que abarcan un periodo entre 5 a 10 años) cubren 76% de la superficie total registrada con manejo forestal en el estado; en esta superficie se extrae 62% del volumen producido en el estado (Sedarpa, 2006). Es difícil conocer con exactitud la superficie total bajo aprove- chamiento regular y persistente, puesto que el formato con el que se registran estos datos en Semarnat se presta a duplicar estas cifras, pero se estima que hay 69 624,98 has (Tabla 6). La información disponible permite identificar una tipología de las áreas que tienen permisos con aprovechamiento persistente de bosques naturales, selvas y plantaciones. Los registros disponibles (Sedarpa, 2006) muestran que 84% de estos permisos persistentes se expiden a predios pequeños con superficies igual o menores a 50 ha; 12% son predios entre 51 ha y 300 ha; y el 4% restante lo tienen predios mayores a 300 ha. Respecto a la superficie total sembrada con planta- ciones comerciales y con reforestación, la tabla 3 presenta estos datos hasta 2005, agregados por umafor. Se destaca que para ese año Veracruz tenía reportadas un acumulado de 185 000 890 hectáreas sembradas bajo estos rubros. Una proporción de esta superficie corres- ponde a fracciones de tierra que se encuentran dentro de las áreas bajo manejo forestal persistente, por lo que no se trata de áreas recuperadas en sentido estricto; una cierta proporción correspon- dería a tierras ganaderas o agrícolas 17 abandonadas que han sido destinadas a la producción forestal, a mediano plazo, aunque la información disponible no permite estimar su magnitud. Estas cifras indican nuevamente que se requieren políticas específicas para un sector dominado por pequeños predios forestales y, en particular, se requieren acciones para mitigar o reducir los gei, diseñadas a partir de esta característica. Las propuestas para mejorar las prácticas de manejo y para capacitar a los dueños en medidas de manejo sustentables, deben dirigirse a este tipo de beneficia- rios. Por otra parte, las inundaciones de los últimos años, así como los escenarios de sequía para ciertas regiones del estado, son un llamado de atención para verificar la situación de estas planta- ciones, puesto que en algunos casos será necesario modificar las especies que se han recomendado hasta ahora. SOBRE LA PRODUCTIVIDAD Y LA CALIDAD DEL MANEJO FORESTAL El estado presenta condiciones ambientales excepcionalmente diversas, considerando el amplio rango altitudinal que cubre, desde el nivel del mar hasta los 5000 msnm; latitudi- nalmente abarca un rango de poco más de grados N; topográficamente está confor- mado por amplias planicies inundables, laderas suaves y abruptas, barrancas, sierras y montañas de diversos orígenes geológicos; a lo largo de su territorio hay zonas con marcada estacionalidad en las lluvias, mientras que otras presentan lluvias durante todo el año. Estas son las caracte- rísticas del medio físico que determinan la productividad y composición de los bosques y selvas del estado; sin embargo, las condi- ciones actuales, en términos de biomasa/hectárea y de estructura, son resul- tado directo del tipo de intervenciones que se han llevado a cabo. 18 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal Tabla 6. Indicadores generales de la producción forestal de Veracruz (1993-2008). Superficie total en producción forestal Volumen total producido Volumen promedio producido por hectárea Núm. total de predios con manejo persistente 69 624 ha 2 213 725 m3rta 31 ,79 m 3 /ha/año 1371 Fuente: Base de datos prediales, Sedarpa, 2006. A través de un manejo forestal de largo plazo se pueden incrementar las reservas de carbono en los bosques (incluyendo los suelos forestales) y, para- lelamente, reducir las tasas de deterioro (Putz et al., 2008). Acciones dirigidas para lograr estos objetivos permitirían resolver algunos asuntos pendientes en el manejo de los bosques de Veracruz, entre ellos están incorporar a las zonas con extracción ilegal en esquemas regu- lares, monitorear la calidad del manejo en los bosques y en las plantaciones fores- tales con permisos persistentes, e impulsar actividades económicas de mayor valor agregado y eficiencia, para beneficio directo de sus dueños y de la economía regional. La actividad forestal regulada funciona con reglas y procedi- mientos establecidos, conocidos y acep- tados por los dueños de los predios con manejo. Algunos de estos procedimientos podrían ser útiles para el establecimiento de una línea de base en proyectos para reducir y mitigar los GEI, e iniciar el moni- toreo para detectar tanto los efectos del cambio climático sobre la productividad de los bosques, selvas y plantaciones, así como para supervisar los resultados de una estrategia redd+ en las condiciones de Veracruz y en los términos requeridos por los procedimientos mrv (un-redd, 2009b). Algunos indicadores útiles para iden- tificar y establecer una línea base forman parte de los datos contenidos en las bases de datos de todos los predios con permiso forestal; aunque es necesario hacer una verificación fina para identificar la precisión y rigor requeridos. Para elaborar una línea base estatal y detectar cambios en el volumen producido y en la productividad por hectárea, ya sea por efecto del cambio climático, o como resul- tado de medidas impulsadas para promover una mayor biomasa a través de REDD+, será necesario desagregar datos como los presentados en la tabla 6, por zona climática, región forestal y grupos de especies. Esto permitiría establecer indicadores y parámetros precisos que permitan llevar a cabo el monitoreo de las tendencias a corto, mediano y largo plazo. SOBRE EL USO DE LA MADERA COMO ENERGÉTICO El uso de leña y carbón, además de ser un producto común, es parte intrínseca del bienestar familiar en el campo para cocinar alimentos, bañarse y calentar la casa en las zonas frías. Por ello, en las estrategias para impulsar sustitutos para los materiales combustibles de altas emisiones de GEI, es importante reco- nocer que la producción de madera para leña y carbón en forma sustentable podría ayudar a mantener un equilibrio en esas emisiones. Medidas de este tipo Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 19 Tabla 7. Clasificación de municipios de acuerdo con su prioridad, por déficit en la relación oferta-demanda de leña. Prioridad Núm. de municipios (nacional) Núm. de municipios Veracruz Porcentaje del nacional Alta 262 60 22,9 Medio-alta 389 57 14,6 Media 461 45 9,7 Fuente: Masera et al., 2003. incrementarían la capacidad de los bosques y suelos forestales para ajus- tarse al cambio climático y generarían actividades económicas que pueden mejorar las condiciones de vida de los habitantes en las zonas rurales más necesitadas (The Forests Dialogue, 2008). Masera et al. (2003) analizaron la oferta y demanda de leña y carbón a nivel municipal en todo el país, identificando las áreas prioritarias donde es necesario impulsar acciones debido a la presión que existe sobre los bosques. En su trabajo identifican 162 municipios (80%) del estado de Veracruz que se encuentran dentro de los niveles críticos deficitarios de materia prima para leña y carbón, productos que sus usuarios obtienen de las áreas forestales en sus regiones (Tabla 7). En ciertas localidades se están reali- zando estudios detallados para cuanti- ficar la cantidad de leña y carbón que proviene de bosques bajo aprovecha- miento regulado. Es necesario ampliar estos estudios para determinar las canti- dades, las temporadas y las especies preferentemente utilizadas, así como sus tasas de crecimiento, para incorporarlas en plantaciones dendroenergéticas. A partir de observaciones locales se ha detectado que la mayor parte de la leña y carbón se extrae de forma constante, pero a baja intensidad, causando cambios en la composición de especies y en la biomasa de esos bosques (Haeckel, 2006). Este es uno de los componentes con mayor influencia sobre el lento dete- rioro de los bosques, pues reduce su productividad en el largo plazo, aunque eso no está suficientemente documen- tado. Los altos precios del gas doméstico y el bajo ingreso de las familias, tanto en las zonas rurales como en las sub- urbanas de las principales ciudades del estado, indican que esta tendencia va a permanecer. Por ello, es necesario promover, de manera paralela, proyectos que impulsen estufas ahorradoras de leña y plantaciones dendroenergéticas, así como monitorear los efectos de este uso sobre la biomasa de los bosques. SOBRE LA IMPORTANCIA ECONÓMICA DE LA ACTIVIDAD FORESTAL En términos económicos la actividad forestal primaria en el estado, que incluye el aprovechamiento, reforestación, esta- blecimiento de plantaciones y producción de no maderables, durante el periodo 20 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal 1996-2005, generó una derrama econó- mica local y regional estimada en 202,6 millones de pesos anuales (Sedarpa, 2006). En este periodo el sector forestal presentaba una escasa integración vertical, situación que ha ido modificán- dose positivamente en los últimos años. La capacidad de transformación y agre- gación de valor económico es un elemento fundamental para cuantificar los almacenes de carbono a lo largo de la cadena productiva. La información sobre la actividad industrial del sector, en relación con la transformación de la madera, es confusa, incompleta, desactualizada y se encuentra dispersa, por lo que es nece- sario impulsar estos censos para estimar la eficiencia de los procesos de transfor- mación, su aportación económica y gene- radora de empleos, e impulsar medidas para reducir desperdicios, incrementar la eficiencia en la transformación del recurso y dar mayor valor agregado a los productos. LAS ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS DE VERACRUZ Y SU SUSCEPTIBILIDAD ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO El concepto de conservación ha tenido que evolucionar para conjugar dos obje- tivos que aun generan polémica: la conservación del patrimonio natural y la disminución de la pobreza en los habi- tantes de las Áreas Naturales Protegidas (ANP). Existen diversos criterios sobre lo que se debe conservar y dónde, criterios que también se han modificado con el transcurso del tiempo, prueba de ello son los cambios en la conceptualización de los objetos de conservación, inicialmente dirigidos hacia especies particulares y paisajes excepcionales, incorporando después ciertos hábitats, ecosistemas específicos, e incluso prácticas de uso tradicional milenarias y más reciente- mente los servicios ecosistémicos. En este contexto se reconoce ahora la función de las áreas naturales protegidas como un instrumento más para la mitiga- ción del cambio climático (Bezauri-Creel, 2009). Desde su inició el Programa del Hombre y la Biosfera (mab) de unesco, reconoció la necesidad de incorporar a los habitantes de estas zonas, ya que son actores activos en la conservación de dichos recursos. En los últimos 10 años han aparecido otro tipo de áreas de protección, menos institucionales pero más ajustadas a los objetivos de los pobladores, estas son las áreas comuni- tarias de protección y las áreas privadas de conservación. Boege (2009) indica que 15,2 millones hectáreas de los bosques y selvas se encuentran en los territorios de diferentes etnias indígenas, lo que significa que casi una cuarta parte de estos (23%) son su responsabilidad. Hasta ahora, sin embargo, la concepción de conservación que se aplica repre- senta una camisa de fuerza que impide a los pobladores involucrarse en esquemas de manejo sustentable de sus bosques, y por tanto ejercer acciones de conservación activa (Paré y Fuentes, 2007). Actualmente Veracruz cuenta con 48 Áreas Naturales Protegidas, abar- cando una superficie total de 880 mil 894 ha. En términos del régimen de protec- ción, 15 fueron decretadas por el gobierno federal, representando 95% del total de la superficie bajo protección en el estado; 19 áreas tienen un decreto del gobierno estatal protegiendo 5% del total de la superficie bajo protección y 14 áreas privadas protegen una superficie correspondiente a 1% del total estatal (Tabla 8). Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 21 Tabla 8. Áreas Naturales Protegidas del estado de Veracruz. Total estatal Régimen federal Régimen estatal Áreas privadas Superficie (ha) 880 894 835 612 37 617 7 665 % del total 100 95% 4% 1% Núm. áreas 48 15 19 14 Fuente: CEMA, 2005; Conabio, 2009. Aproximadamente 30% de la superficie protegida del estado corresponde a bosques templado-fríos; 8% a distintas asociaciones de bosque mesófilo; los manglares y vegetación de dunas costeras, incluyendo los arrecifes, están representados en el 8% protegido del estado; 24% contiene diversos tipos de selvas tropicales y 30% de estas áreas presenta condiciones de deterioro grave e irreversible pues predominan zonas urbanas e industriales. Considerando que el Inventario Nacional Forestal (inegi, 2001) estimó que Veracruz tiene 1 288 573 ha de bosques y selvas, una propor- ción nada desdeñable (42%) de la super- ficie boscosa del estado se encuentra dentro de alguna categoría de protección. Esto representa una oportunidad para conservar el patrimonio natural del estado y para contribuir a mejorar la calidad de vida de quienes en ellas habitan. Las áreas protegidas pueden tener una función importante para monitorear los efectos del calentamiento global, dado que las modificaciones en la temperatura y la precipitación generarán cambios en la composición de especies y en su creci- miento (Villers y Trejo, 1998). En este contexto, conocer la composición de las especies y condiciones de los bosques, permitirá desarrollar líneas base para analizar el impacto de los diferentes esce- narios de cambio climático e identificar los grupos de especies que podrían desplazar a otros tipos de vegetación (Díaz y Cabido, 1997; Lavorel y Garnier, 2002; Pineda et al., 2008). Varios estudios han documentado que no hay diferencias significativas en las condiciones de bosques dentro de un anp y en los bosques bajo aprovecha- miento regulado y vigilados por reglas definidas por las propias comunidades (Hayes, 2006; Ellis y Porter-Bolland, 2008; Bray et al., 2007; Porter-Bolland et al., 2011). Es por ello imprescindible revisar a fondo el marco regulatorio que sustenta el manejo del sinanp, con la fina- lidad de incorporar medidas que promuevan la compatibilidad entre la conservación de nuestro patrimonio natural y el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes. UNA ESTRATEGIA PARA EL MONITOREO DE LOS BOSQUES Y PLANTACIONES FORESTALES En noviembre de 2008 Semarnat inició la operación del Sistema Nacional de Gestión Forestal (sngf) en todo el país. Se trata de un esfuerzo por integrar en una base única los datos productivos básicos de cada predio que cuenta con permiso de aprovechamiento forestal. La creación de este sngf permite suponer que en los próximos años se habrá gene- rado una base de datos de nivel predial lo 22 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal suficientemente detallada como para permitir meta-análisis sobre el comporta- miento de la producción y productividad por hectárea, por especie y por región. Lo cierto es que la información forestal disponible en la actualidad contiene tal divergencia en los datos registrados que no es posible determinar con precisión cuáles son las existencias en biomasa, la productividad de los bosques y la de las plantaciones fores- tales. Tanto los programas de manejo autorizados, como las propuestas econó- micas incluidas en los proyectos de plan- taciones forestales, se elaboran con base en ciertos supuestos productivos que requieren ser verificados en campo. Más aún, cuando algunos de estos predios llevan más de 15 años con manejo forestal de forma ininterrumpida. En el proceso de elaborar estas líneas base, los datos contenidos en los programas de manejo son un primer punto de referencia para el análisis de las condiciones locales y de su posible comportamiento con proyectos REDD+. Al revisar las estimaciones silvícolas iniciales se podrán identificar los ajustes necesarios, de acuerdo con las respuestas y condiciones de los bosques para fundamentar los valores de adiciona- lidad esperados. En algunas regiones se prevé que se mantendrá la cubierta arbo- lada, con modificación en la composición de las especies que hoy dominan (Benítez Badillo et al., 2008). Las planta- ciones forestales y bosques bajo manejo, además de un incremento en la presencia de plagas y enfermedades (Pineda López et al., 2008), presentarán cambios en su crecimiento, alterando los resultados planteados en las propuestas técnicas productivas y económicas que original- mente las sustentaron. Ante estos posi- bles efectos, las políticas forestales en el contexto de una estrategia REDD+, deben prever el tipo de acciones que permitirían hacer los ajustes necesarios para mantener la productividad y la gene- ración de ingresos para los dueños de los bosques. VINCULACIÓN ENTRE SECTORES: BASE PARA UNA ESTRATEGIA REDD+ EN VERACRUZ La vulnerabilidad del sector forestal de Veracruz ante el cambio climático está directamente relacionada con los escena- rios elaborados (pvcc, 2008): sequías en el norte e inundaciones en el sur, donde se han establecido miles de hectáreas de plantaciones forestales; migración de las nubes en las montañas, afectando los regímenes de lluvias y por tanto el creci- miento de estas masas forestales, con un consecuente efecto en la biomasa y productividad por hectárea. Todo cambio en temperatura y cantidad de humedad conlleva un cambio en la composición de especies. Un esquema de monitoreo conjunto entre el sector forestal, las anp, sus habi- tantes y las instituciones académicas, en el contexto de una estrategia redd+, permitiría tener acceso a fondos conjuntos para esta- blecer una red estatal con predios ubicados en un transecto altitudinal y climático único en el país: desde el nivel del mar hasta los 5000 msnm. Avances en este sentido están siendo promovidos por el Programa Mexi- cano del Carbono para desarrollar una base científica sólida vinculada con los sectores gubernamentales involucrados en la cuanti- ficación de emisiones y desarrollo de polí- ticas públicas (pmc, 2011). CONCLUSIONES En el ámbito de las políticas públicas estatales en marcha, donde se incluyen los proyectos estratégicos señalados en el Plan Sectorial Forestal del estado, los Madera y Bosques 17(3), 2011:7-27 23 ejes establecidos en el Programa Vera- cruzano ante el Cambio Climático, y las directrices indicadas en la Ley Estatal de Mitigación y Adaptación al Cambio Climá- tico 9 , se reconocen elementos para impulsar una Estrategia Estatal redd+ hecha a la medida del estado para impulsar mejoras en el sector forestal y en las condiciones de sus bosques y de la calidad de vida de sus habitantes. Una estrategia estatal permite definir las acciones concretas que deben impul- sarse para determinadas zonas priorita- rias, atender de forma específica las zonas con mayor potencial productivo y aquellas donde es urgente propiciar la recuperación de bosques deteriorados, e incluso incorporar mejoras en las prác- ticas ganaderas para fomentar una acti- vidad productiva de bajas emisiones. De forma paralela, se pueden generar vínculos y coordinar la creación de una red estatal de monitoreo, verificación y registro que mantenga un seguimiento cercano con los dueños de los predios comprometidos con estas medidas. A través de aliados locales se puede operar con menor costo un programa de este tipo, enfatizando en el desarrollo de recursos humanos y de capacidades para analizar las situaciones específicas de cada región y para establecer compro- misos factibles y verificables. Impulsar este tipo de colaboración facilitaría la coordinación con los esfuerzos de nivel nacional en marcha y, posteriormente, con la red global que está en desarrollo. REFERENCIAS Balvanera, P., y H. Cotler. 2007. Acerca- mientos al estudio de los servicios ecosistémicos, Gaceta Ecológica (Jul.-Dic.) 84:8-15. 9 Ley 878, Artículos 7, 11, 15, 23, 27 y 29. Gobierno del Estado de Veracruz. Benítez Badillo, G., A. Hernández, M. Equihua, A. Medina, J.L. Álvarez, S. Ibáñez y C. Delfín. 2008. Biodiver- sidad y cambio climático. Contribu- ción al Programa Veracruzano ante el Cambio Climático, Xalapa, Ver., 56 p. Bezaury-Creel J.E. 2009. El valor de los bienes y servicios que las Áreas Naturales Protegidas proveen a los mexicanos. The Nature Conser- vancy Programa México-Comisión Nacional de Áreas Naturales Prote- gidas, México. The Nature Conser- vancy-Programa, México, 36 p. Bray, E.D., M.E. Durán, P.L. Merino, R.S. Torres y M.A. Velázquez. 2007. 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Madera y Bosques 17(3):7-27 Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 29 IARTICULO DE INVESTIGACION! Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México Water uses and risks in La Antigua watershed, Veracruz, México Ana Rita Román-Jiménez 1 , Martín Alfonso Mendoza-Briseño 1 , Alejandro Velázquez-Martínez 1 , Mario Roberto Martínez-Ménez 1 , Juan Manuel Torres-Rojo 2 y Hugo Ramírez-Maldonado 3 RESUMEN El agua en México se considera un recurso escaso y valioso. Este trabajo es un ensayo que toma como caso de estudio la cuenca del río La Antigua, en Veracruz, México. En este lugar la condi- ción y manejo de las tierras se relacionó con atributos del agua en función de usos varios. La cuenca de La Antigua capta una gran cantidad de agua y aún así se perciben problemas relacionados con el vital líquido. Las evidencias y el análisis en este estudio revelan la existencia de un imaginario colec- tivo compartido entre habitantes, autoridades, analistas y científicos de La Antigua, según el cual el agua es vital, valiosa y escasa. Esta visión se contradice con el comportamiento de las personas respecto del uso del agua y manejo del territorio de la cuenca, el cual corresponde al que se asociaría a un recurso abundante, de bajo costo y sin externalidades significativas en su uso. El escenario descrito no es irracional, más bien representa la respuesta pragmática frente a un fragmento del total del agua existente, alrededor del cual funcionan ciertos procesos culturales que redefinen la disponi- bilidad y el buen uso del agua que transita en los sistemas sociales. Comprender este escenario es indispensable para ofrecer a los responsables de la política hidrológica de La Antigua, y otros lugares en México y el mundo, explicaciones sobre el poco provecho que otorga enfatizar soluciones tecnoló- gicas para aliviar una aparente escasez, imposible en un recurso con tantas y distintas funciones y valoraciones. PALABRAS CLAVE: Disturbios ecológicos, gestión de conflictos, manejo de cuencas, paisaje, uso de la tierra, uso múltiple. ABSTRACT Water in México is considered scarce resource. In this essay La Antigua watershed was chosen as a study case. In this site, watershed condition and land management policies were linked to water resource attributes suitable for different consumption uses. La Antigua watershed catches plenty of water; still people perceive problems. Evidence and analysis in this study uncovered a collective belief shared by the public, government, analysts and scientists in La Antigua. The belief sustains that water is vital, valuable and scarce. However, public behaviour contradicts such collective understanding. People choices are more consistent with a plentiful low cost resource, with no significant externalities. La Antigua scenario is not irrational, it represents the practical response towards only a fraction of all water stocks, a fraction which involves cultural processes redefining availability and good use of water moving through social Systems. Understanding this scenario is essential to offering reliable insights in 1 Colegio de Postgraduados, c.e.: aritacolpos@yahoo.com, mmendoza@colpos.mx, alejvela@colpos.mx, mmario@colpos.mx. 2 Comisión Nacional Forestal, c.e.: directorgeneral@conafor.gob.mx. 3 Universidad Autónoma Chapingo, c.e.: hugorm@correo.chapingo.mx. 30 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México water policies to the decisión makers in La Antigua, other parts of México, and the world. Emphasizes that it is better to move away from technological Solutions to deal with an imaginary scarcity, which is in fact unreal given a resource with so many and so different functions and valuations. KEY WORDS: Ecological disturbances, conflict mana- gement, watershed management, lands- capes, land use, múltiple use. INTRODUCCIÓN Las incontables discusiones, tanto casuales como académicas, sobre los perennes conflictos humanos por el agua han sido siempre atraídas por la fuerza de una visión errónea y fragmentada. Casi todas estas miradas se enfocan a temas particulares como la disponibilidad de agua dulce en las redes de distribución ya existentes y plan- tean estrategias de conservación que se presentan como asuntos de donde pende la vida humana. Es por esa importancia que ameritan acciones conservacionistas que contradicen las cifras objetivas más amplia- mente conocidas que las mismas fuentes reportan. En su modalidad más reciente, que es el Foro Mundial del Agua (Conagua, 2004), estas visiones han alimentado injus- tificables llamados por parte de organiza- ciones no gubernamentales, como la National Geographic Society (Johns, 2010; López, 2010), hacia acciones solidarias pero finalmente estériles. De modo general la falta de alguna clase de producto o servicio hídrico se etiqueta como escasez de agua. La mayoría de los argumentos buscan demostrar que el agua es una necesidad humana primordial que se encuentra amenazada (Aguilar, 2001), que no puede satisfacerse adecuadamente por ineficiencias, tensiones e inequidad en su manejo y distribución (Ávila, 2003). También existe el reclamo de que el acceso al agua es arbitrario, con situa- ciones en las que se privilegian algunos grupos sobre otros, lo que genera expre- siones y posiciones que han llegado a originar conflictos sociales violentos (Barkin, 2006). El agua ha sido un tema social prio- ritario y conflictivo, incluso en zonas donde es abundante (Aldana, 2001). Se ha reportado que las zonas tropicales del mundo presentan tantos problemas rela- cionados con el agua como las zonas áridas. Es claro así que ningún sitio poblado pareciera estar exento de contro- versias y, cada vez con más frecuencia, se exponen nuevos temas que enmarcan problemáticas locales o regionales que llegan a convertirse en focos de atención nacional e internacional (Vergnes, 2002; Barkin, 2006). Esa paradoja invita a postular la hipótesis de que los problemas hidrológicos no tienen que ver con el agua, sino con la cultura y el comporta- miento de las personas. OBJETIVOS El propósito de este trabajo es mostrar que a partir de que la opinión pública construye una percepción fragmentada de los múltiples significados del recurso natural llamado agua, se generan conflictos en las acciones humanas, conflictos que no se reflejan en el estado objetivo del recurso hídrico (la sustancia H 2 0). Para ello se tomó un caso extremo que es la cuenca de La Antigua, Veracruz, México, donde está disponible, en abun- dancia, el agua. Como escenario ejemplar se estudiaron tres temas específicos que tienen el potencial de ser generalizados: Buscar, si la hubiere, algún grado de consistencia entre las formas de uso del agua y las mínimas nociones de raciona- Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 lidad respecto a la realidad objetiva de su inventario y disponibilidad como sustancia. Analizar si pudiera ser real la condi- ción de escasez para un amplio número de productos y servicios hídricos, no respecto de la gestión hidrológica de las cuencas, sino vistos estos productos dentro del marco cultural y las expecta- tivas de los usuarios. Comprender que los conflictos a que da lugar la percepción de escasez del agua, disponible para uso humano, pudiera tener una salida, si se da por descontado que el problema planteado, en términos de ciencia o tecnología, soluble o no, es irrelevante, y que lo procedente es enfrentar los conflictos relativos a sus implicaciones en el espacio de la justicia, el derecho, la equidad y la cultura. MÉTODO El caso de estudio La cuenca de La Antigua ha sido definida por la Conabio como región hidrológica prioritaria; está situada en la porción central del estado de Veracruz (19°13’12” - 18°5T00” N; 97°16’12” - 95°55’12” E); con una extensión total de 232 000 643 ha (Fig. 1). Se considera como punto de partida la peña del Cofre de Perote o Naucampaté- petl (4282 msnm). La corriente principal que drena la cuenca recibe varios nombres, según su localización geográ- fica de occidente a oriente, Santa María, Jalcomulco (Los Pescados) y La Antigua, cuenca que desemboca en el Golfo de México. El volumen medio anual de esta corriente se estima en 2 000 817 millones de metros cúbicos (Arriaga et al., 1998). El clima general es templado (promedio 31 anual 12 °C a 26 °C) y tiene en conjunto un régimen subhúmedo, la precipitación promedio anual es de 1 800 mm. Existen al menos 25 especies de árboles y arbustos en toda la extensión de la cuenca, formando comunidades vege- tales que van desde bosque templado-frío hasta selva baja. Los principales poblados son Coatepec, Xico, Teocelo, Tuzamapan, Jalcomulco y La Antigua, todos en distinto grado de desarrollo urbano. En lo que respecta al manejo de la tierra las actividades económicas más importantes son la agricultura (con la caña y el café como cultivos principales), la industria, la ganadería, la pesca y el turismo (Arriaga et al., 1998; Gobierno del Estado de Veracruz, 2008). Xalapa de Enríquez, la capital de Veracruz (1250 msnm), se localiza a menos de 50 km de la cima del Cofre de Perote; tiene 421 000 696 habitantes y utiliza 34 579 072 m 3 de agua al año, la mayoría de la cual se capta en la cuenca de La Antigua y luego se conduce y distri- buye a la ciudad (CMAS-Xalapa, 2000; Gobierno del Estado de Veracruz, 2008). En los distintos paisajes de la región la humedad atmosférica, las neblinas, la lluvia, el agua en el suelo, los mantos freáticos y el agua mineral, entre otras formas de presencia del agua, sostienen el clima y los procesos biológicos que enmarcan a esta zona considerada como un gradiente montañoso de ambientes templado húmedos, descendiendo a planicies tropicales secas, con frecuentes microambientes de galería alrededor de las zonas ribereñas. La rica vida silvestre y los recursos bióticos, así como el suelo fértil que se generan, son sostenidos por la humedad y característicos de la cuenca de La Antigua, asimismo son reconocidos culturalmente como elementos impor- tantes de la identidad regional, ya sea como zonas de paseo en la montaña (por ejemplo, los corredores de los parques 32 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México Figura 1 . Proyección de la cuenca de La Antigua, su ubicación en el estado de Veracruz y localización de los sitios muestra. nacionales Cofre de Perote-Pico de Orizaba; desarrollos ecoturísticos como Las Cañadas y Los Cocuyos); los produc- tivos cafetales alrededor de Coatepec; o bien los cañaverales en las partes de planicie (Fig. 2), y las áreas de pesca y recreación acuática, incluyendo desarro- llos de turismo denominado ‘extremo’, que se presentan a todo lo largo del Río Santa María-Jalcomulco-La Antigua y sus corrientes tributarias (Ayuntamiento de Xalapa, 2005). Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 33 Limpieza Pesca y captura Navegación Usos deportivos Figura 2. Imágenes de los usos del agua en la cuenca de La Antigua, Veracruz. Secuencia de análisis Para cada una de las categorías de ambiente esperadas en la cuenca de La Antigua, según la clasificación de tierras del inegi (2010), se visitaron en campo al menos tres puntos al azar. Durante esas visitas se calificó al paisaje con estima- ciones de opinión experta que interpreta la distancia relativa desde las condiciones actuales hasta las condiciones teóricas espontáneas esperadas en las descrip- ciones del INEGI, que a su vez están tomadas de Rzedowski (2006), enfati- zando los atributos significativos para el recurso hídrico. El muestreo de campo además incluyó cifras sobre 48 variables caracterizando el sitio (Anexo 1). Los registros de campo permitieron construir una matriz de datos que rela- cionó los usos de la tierra y su compatibi- lidad con el agua, en un orden jerárquico en que se asignó la compatibilidad hídrica más alta a los sitios con la condición más natural y a las estructuras sucesionales tardías. A los escenarios de sucesión temprana, a las condiciones antropogéni- camente transformadas y a los ambientes degradados, se les asignó el menor valor de compatibilidad. La compatibilidad de los ambientes con el agua no fue analizada estadística- mente, porque el carácter único de los ambientes encontrados no puede tener una disposición geográfica al azar, ni 34 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México tampoco uniforme; cada tipo específico fue considerado un muestreo puntual. Los estadísticos que se presentan en este estudio fueron aquellos que no conllevan premisas que no se cumplan en el diseño del acopio de datos. Sobre todo el mues- treo no pretende estimar tendencias, medidas representativas ni hacer inferen- cias, sino funcionar como una red que arrastra y captura la pluralidad de situa- ciones en la cuenca, y son estas situa- ciones las que dan lugar a argumentos para contrastar la validez de las explica- ciones propuestas en este ensayo. El modelo de uso múltiple Entender el tema del agua sería una tarea posible si se acepta una base de conoci- miento teórico sobre la cual realizar ensayos cotejando las explicaciones alternas de los fenómenos que se perciben en el escenario del caso estu- diado. Para los fines de este trabajo, este basamento teórico se denotará como el modelo de uso múltiple. Entender la gestión de la cuenca es posible si se le considera como un espacio natural dedi- cado a la producción concurrente de múltiples bienes, servicios y protección de la seguridad de las personas y sus inte- reses. En este sentido, la cuenca puede ser entendida y manejada con los elementos teóricos y la tecnología del manejo forestal de uso múltiple (Davis et al., 2000). El agua es por naturaleza un recurso múltiple que se utiliza parcialmente y que es proveedor de una variedad tan amplia de productos y servicios que algunos de ellos no siempre resultan distinguibles para la población; cada forma de uso del agua es un resultado posible del manejo de la tierra. Cada uno de ellos tiene un tipo particular de obtención, de tránsito, de forma de consumo, que origina a su vez otros productos, servicios y conse- cuencias que pueden definirse por sepa- rado, generando un amplio catálogo de opciones (Román et al., 2005). En la tabla 1 se presenta un ejemplo del modelo de caracterización del uso del agua en la cuenca, que muestra sin nece- sidad de mucho detalle, que cada uso o consecuencia tiene atributos particulares que lo distinguen de los otros. Consideremos aceptable que los procesos químicos espontáneos, los metabólicos y los industriales que descomponen o sintetizan agua dan lugar a un cambio neto despreciablemente pequeño. En la mente del público y en los balances hídricos se pasa por alto el posible papel de la síntesis y la descom- posición química del agua, por eso, en la escala humana, el agua como sustancia es infinita e inagotable (De Villiers, 2003). Sus distintos usos simplemente la cambian de lugar y, en el camino, modi- fican su calidad y disponibilidad. Si con fines de estudio se sitúa arbi- trariamente el principio del ciclo del agua en la precipitación, consideremos también que las entradas de un sistema de abastecimiento regional son relativa- mente constantes; los límites geográficos y el patrón climático general permiten hacer estimaciones probabilísticas razo- nablemente confiables; sin embargo, visto en una escala más local, la disponi- bilidad particular de los volúmenes de agua es variable en tiempo y en espacio. Por eso no es tan importante saber cuánta agua caerá, sino saber de qué manera se desplazará en su forma líquida dentro de los límites de una región. Como la precipitación es un fluido, en un tiempo generalmente corto las tierras bajas acumulan significativamente mayor cantidad de agua que las altas; en cambio, lo que requiere creatividad y planeación a distintas escalas, es la predicción y el control de su trayectoria, lo Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 35 c n ro o c (D 13 O CD co c o o o co 3 0 ■O co co > - 4 — ' co c s_ 0 -4—4 co co 13 co 0 "O co co c 3 O) co c 0 co CD co 0 ■0 co o -4 — ' 13 -O 's_ -*—4 CO 0 ■0 o CL E 0 ÜJ a .ro co ■t- o & Q c -o o CD c CD CD c -o o CD Ü5 s CD c :o co £ CD O o •03 03 O 05 CD £ .CD CD' C I CD -Q CD -Q 2 0 CL 0 0 03 o co 03 03 I N - 0 c 0 0 c LO CN O O LO I O o 0 i_ 13 0 i_ 0 Q_ E ,0 E CN A E LO O A O > "5 o q3 "O 03 c E '03 0 _Q 03 i 03 C 0 03 C O 0 o o c o o co 0 Q C/3 O "O O A O 0 o o c o o co 0 Q o > 3 o 0 "O 0 ■0 c 0 Q_ 0 Q 0 0 0 "i— o > 0 E > 0 o 0 0 Q 0 ■o CN 0 co E A 0 co E A 0 co E 0 c 0 3 c 0 c 0 0 C ■0 0 ■0 0 ■0 0 E 'o 3 _g O o 0 «E > > O 0 0 0 c ■0 0 oo 1 0 0 0 i_ 0 0 O C 0 > LO c _l ¡X 'O co co o c 0 3 c o c 0 3 c X Q_ 0 0 0 0 0 ■0 O 0 ’c 0 c o O 0 C 0 3 C 0 C 0 3 C 0 O T3 0 N 0 S_ 0 CL 0 o c 0 £ b E 0 c O O 'O 35 E C 0 o 00 c 0 c 0 0 c 0 1 O 0 1 1 0 0 X A C o LO c c LU 0 o 0 0 0 0 0 0 03 0 > 0 C 0 0 O 0 0 O c 0 0 'o t 0 Q_ 0 CO 0 'o c 0 i_ i_ 0 o O c '2 'o '0 o Q_ 0 0 C g 'o 0 0 LU 0 0 C c o O 0 c 0 c 0 E 0 CL C 0 > 0 L_ O Q. 0 C g 'o 0 0 LU 0 0 0 0 0 0 _c 0 oo 0 0 0 0 E 0 0 0 1 ‘i— 0 i_ 0 0 0 C c LO > _l Z 1- O 0 O c 0 03 'O 0 T- Q_ _l 0 03 LO 0 0 i_ 0 > 0 "i— O 0 0 0 h- V _l _l b ■0 0 ■0 c o Q_ 0 00 03 03 O 0 3 CL 36 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México cual puede diseñarse aprovechando los atributos del perfil topográfico de la cuenca que es cotidianamente moldeado por el paso del agua. LA EVIDENCIA El caso de la cuenca de La Antigua En La Antigua, actualmente no existe regulación local para el manejo del agua, sino que la normatividad está circunscrita al dictado de las leyes federales (dof, 2004). Empero, han existido iniciativas locales, por ejemplo en el municipio de Coatepec, donde se ha debatido la nece- sidad de que las acciones en torno al agua y al ambiente se desarrollen en el marco de un consenso público (Ayunta- miento de Xalapa, 2005). Como en otras cuencas del país, en La Antigua los usos del agua son diversos y sus consecuencias son diferentes en las zonas urbana y rural. Los cuerpos de agua se utilizan para transporte fluvial y el agua que derivan en la producción agrí- cola, pecuaria e industrial. También están los usos consuntivos, a nivel doméstico y comercial, en los que están incluidos el drenaje en las áreas urbanas, subur- banas y rurales, y las instalaciones que procesan y envasan agua para beber. En la cuenca de La Antigua, el análisis sobre la calidad y disponibilidad variable a lo largo de la cuenca, muestra que el agua es, en general, un recurso abundante y disponible. A pesar de ello existen conflictos de abastecimiento por diferentes razones que tienen que ver más con la calidad del agua que con la disponibilidad de volúmenes suficientes. Toda la cuenca ha pasado por un intenso proceso de conversión de usos de suelo, donde la cubierta vegetal natural ha perdido casi por completo su valor, cediendo el paso a usos económi- camente ventajosos, como los cultivos de café, caña y frutales, o a la producción de ganado. Analizando lo que sucede con el agua de riego agrícola, encontramos que esta agua se contamina con agroquí- micos y sales naturales en su paso por parcelas y arroyos, independientemente de los aforos (CMAS-Xalapa, 2000). Dado que es ínfima la cantidad de agua de riego que ingresa físicamente al interior de las plantas (Hoekstra y Chapagain, 2008), al volver a la red hidráulica natural las descargas agrícolas harían que el problema urbano fuese la abundancia y no la escasez, de no ser porque esta agua requiere tratamiento para reducir los contaminantes a niveles de inocuidad aceptables. La zona aún no cuenta con plantas de tratamiento de aguas residuales, y no existe normatividad local sobre sedi- mentos permisibles, ni vigilancia eficaz sobre el cumplimiento de las normas sanitarias federales sobre la contamina- ción por uso pecuario. El comportamiento de los habitantes y principales actores económicos en La Antigua, sugiere que el ambiente actual es aceptable. No se perciben niveles altos de conflicto, ni siquiera ante el riesgo de desastres, porque dicho riesgo no es advertido por la totalidad de la población. Es posible afirmar, como sucede en otras partes del país, que el agua se encuentra incluida dentro del contexto de escaso valor que la sociedad en su conjunto otorga a los ambientes naturales; incluso donde las áreas forestales manejadas de forma tradicional son una opción econó- mica (López et al., 2007). El único rubro que comúnmente otorga al agua un mayor valor económico Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 es el consumo humano (doméstico o industrial y los servicios de descarga); quizá porque el esquema de administra- ción permite la vigencia del régimen de propiedad. En Veracruz, como en los demás estados del país, en el marco de la Ley de Aguas Nacionales y de acuerdo con los artículos en materia de aguas de la Ley Federal de Derechos (dof, 2004), el agua de la cuenca es un recurso de acceso libre hasta que es captada por la infraestructura hidráulica. Los usos consuntivos del agua captada en las obras de cabecera, así como los escurri- mientos o los mantos freáticos abajo de la cabecera, se reparten entre los distritos de riego y las instancias públicas de abasto a núcleos de población y, en ambos casos, el agua termina siendo vendida como mercancía a los usuarios demandantes. Cabe anotar que por la disposición de las aguas residuales también se pagan cuotas establecidas por el concesionario según sus propios criterios de operación (CMAS-Xalapa, 2000 ). Sin embargo, como hemos revisado, el agua no es solo agua potable ni bene- ficia a los individuos únicamente porque puede tomarse o sirve para limpiar, es conveniente entonces intentar suscribir sus valores e intercambios no evidentes de manera amplia y no a nivel particular (Meshack et al., 2006). Al respecto, la tenencia de la tierra en México presenta opciones muy interesantes, que son la base para explorar otras opciones de valor del agua desde el punto de vista del manejo comunitario y señalar las diferen- cias según el uso, sea privado o manco- munado (Bray et al., 2003). Para mostrar algunas de sus rela- ciones funcionales y revelar otros valores e intercambios no explícitos del agua, se esquematizan en la figura 3 las estima- ciones de oferta de agua de la cuenca de La Antigua, obtenidas con la ecuación del 37 Modelo General de Escurrimiento utili- zado por la cna y con los porcentajes esti- mados por imta para algunos de los destinos comunes del agua en la cuenca. Como puede observarse, algunos datos volumétricos no están disponibles, pero el agua se utiliza de múltiples formas en toda la cuenca. Pocas prácticas rela- cionadas con el manejo del agua tienen costos y precios claramente definidos, asumiendo entonces como precio las cuotas públicas sobre consumo de agua de uso urbano, doméstico, comercial e industrial, y tasas fijas por manejo de aguas residuales. El diagrama también muestra al drenaje como el factor clave, porque hay que considerar que la precipi- tación, el escurrimiento y las aguas resi- duales vuelven a los cauces. Los usua- rios no son conscientes de que el agua que reciben en casa no es el total del agua que sus actividades demandan y la cual consumen; el agua es también parte del capital natural y por ello acarrea consecuencias generalizadas que sólo pueden mostrarse a escalas amplias. El usuario tampoco es consciente de que los usos consuntivos del agua son prácticamente los únicos que tienen tarifas de cobro, porque es para ellos para los que las entidades administrativas del agua calculan cuotas de distribución, disposición y desecho (drenaje), de acuerdo con sus propios presupuestos de operación (CMAS-Xalapa, 2000). Se debe considerar que la sociedad recibe información ocasional sobre inter- cambios económicos, como subsidios o impuestos, lo cual limita su percepción sobre el valor real del sistema de gestión del agua, cuya factura de este modo se traslada y reparte a través de otros productos y servicios de consumo en los hogares. El hecho importante a destacar aquí es que así como los usos privados del agua tienen consecuencias públicas, 38 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México también los intercambios físicos y econó- micos entre particulares, relacionados con el manejo y la distribución del agua, deberían ser transparentes para la sociedad. Estas circunstancias son coin- cidentes con otros recursos de libre acceso que incluyen a los océanos y otras áreas naturales manejadas (García, 2009). Existe entonces la inquietud de las instancias administrativas del agua, de crear esquemas en los que el consu- midor sea consciente de que se nece- sitan cobros mayores, para garantizar el abasto de agua limpia y segura. En este sentido, las posibilidades de alternativas con valor agregado están del lado de la calidad, la oportunidad y el servicio. La Figura 3. Componentes hidrológicos (M ms a 1 ) y posibilidades de uso del agua en la cuenca del río La Antigua, generados a partir de estadísticos publicados por imta (1999) y CMAS-Xalapa (2000). Los rectángulos representan flujos continuos y los óvalos, discontinuos. En el intercambio de flujos de agua las flechas sólidas implican certeza y las quebradas incertidumbre. Ciertos valores económicos están disponibles solo para los usos en negritas. * Consumo urbano (2000) de la ciudad de Xalapa de Enríquez, Ver. § Volúmenes estimados a partir de los porcentajes de uso publicados por imta (Arreguín, 2003). Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 39 circunstancia que no debe ignorarse es que el agua que se recibe puede ser usada por muchas personas antes de tener “consumidor final” determinado, esto sin detrimento del beneficio hacia los consumidores y prácticamente sin impacto a terceros. Además, es espe- rado que haya opciones variadas para purificar el agua para los fines subse- cuentes, luego de haberla empleado en otros fines. En la cuenca La Antigua se identi- fican ejemplos claros de una convivencia en torno al agua y sus múltiples facetas. A pesar de la falta de cohesión entre los diferentes puntos de vista de los indivi- duos respecto del ambiente natural, existe un consenso implícito frente a un mosaico de usos de suelo que resultan significativos para la identidad regional. Ya del Ángel et al. (2006) han señalado que en la zona existen valores que no pueden ser sustituidos, precisamente porque están ligados a la memoria cultural e histórica de algunos de los grupos de actores sociales involucrados en el manejo de los recursos naturales de la región y que, por lo mismo, para la evaluación de sus percepciones es nece- sario establecer comunicación en el marco de la identidad regional. Tal situa- ción es comparable con otras cuencas nacionales y por eso adquiere impor- tancia la revisión cercana de algunos ejemplos de usos del suelo que tienen impactos importantes sobre la calidad y la provisión del agua en la cuenca. Usos, servicios y consecuencias del agua en la cuenca de La Antigua La desembocadura del río La Antigua, de donde la cuenca toma su nombre, es una localidad turística con valor histó- rico; los visitantes pueden tomar paseos en lancha, que también es el medio de transporte local entre las colonias de ambos márgenes del río, y comer en los restaurantes de las orillas de la zona que cuentan con sus propias redes de captura de crustáceos, para el abasteci- miento de sus negocios. Dada esta situación se favorece el microclima ribe- reño, con vegetación en la orilla que mantiene el agua oxigenada, la tempera- tura más estable, además de proveer sombra y refugio para langostinos y otros crustáceos. Existe también una zona de embarcaderos, donde no existe vegetación ribereña y los impactos mecánicos sobre el terreno del cauce son evidentes. Aunque resulta impercep- tible, por el movimiento del río y la mezcla de agua dulce y salina, el drenaje de la ciudad se vierte al agua y no hay instalaciones de remediación o avisos sanitarios. Los terrenos a la margen del río son inundables, en consecuencia, las calles más cercanas son empedradas. Algo que llama la aten- ción es que existe una franja de tierra al lado de la margen baja del río, que se deja libre de construcción y se utiliza como sendero o camino para el tránsito de personas, esta franja es la única zona de amortiguamiento que tiene el cauce y sus dimensiones no son uniformes respecto a las cotas del perfil de aguas máximas. Todas las anteriores son opciones no evidentes de manejo del agua; los propietarios que toman partido por conservar una imagen de sus casas, congruente con su entorno, proporcionan también, sin intención, hábitat y alimento para aves y descanso y recreación para las personas. En cambio, las propiedades que remueven la vegetación y la limitan a grandes árboles que proporcionan sombra y flores de ornato confinadas en macetas, muestran charcos, erosión y aportes sedimentarios a las calles durante los aguaceros torrenciales. 40 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México La región media de la cuenca, donde el cauce principal fluye por cañadas y sus tributarios son corrientes que van de efímeras a estacionales, presenta una rica configuración ambiental definida por el tipo de uso de suelo preferido como opción económica por los propietarios. Así, encontramos cultivo y beneficio de café a sol y sombra; cultivo y procesa- miento de caña de azúcar; árboles frutales y plantíos de hortalizas, huertos, cercos vivos, cría y mantenimiento de ganado menor (cabras, ovejas y aves de corral) y mayor (vacas, toros y caballos). Hay agua en cada una de estos manejos, en muy diferentes formas, no solo como corrientes, canales de intercultivo, desagües, tanques de almacenamiento y fábricas embotelladoras de agua y refrescos; hay además neblina, llovizna, brisa y rocío; microclimas específicos de los ambientes de galería y pendiente que constituyen la forma de vegetación original más conspicua de la región: el bosque mesófilo de montaña. La flora y la fauna asociada a cada comunidad vegetal, proporcionan opciones de cultivo para especies ornamentales no tradicio- nales, como las orquídeas, los heléchos y las cicadas. También es evidente la costumbre tradicional de domesticación de aves canoras y pequeños mamíferos. Se presentan de manera alternativa algunas opciones turísticas con un enfoque campirano, lo que privilegia lo rústico sobre lo artificial y que convierten al paisaje en un valor agregado, como sucede en poblaciones como Xico, Teocelo, Coatepec, San Marcos y la Hacienda Zimpizahua. Asimismo existen en la periferia las ciudades más grandes, como Xalapa, Coatepec y Huatusco, y zonas habitacionales con mayores ingresos que conservan por decisión de los propietarios la apariencia rural de la región (Fig. 4), pero que llevan a cabo obras de construcción, mantenimiento y arquitectura de jardines, introduciendo mejoras sustanciales a la condición de los cauces y los caminos. Sin embargo, existen grandes dife- rencias entre las formas de manejo del agua por los pobladores en las distintas localidades de la región, cuyos impactos son inadvertidos. Veremos que el cultivo de café a sol en laderas resulta opuesto al cultivo del café orgánico, que promueve la integración de elementos arbóreos para sombra, así como monte bajo y vegetación rasante con fines de fertiliza- ción natural. Los puntos intermedios son los cafetales a sombra, que se manejan en una forma netamente agrícola, con fertilización química y remoción de los elementos vegetales ajenos al cultivo. Los sedimentos aportados por el café a sol, hacia los cauces y zonas bajas, son permanentes y aún no cuantificados, aunque se ha observado que disponen de una mejor infraestructura de caminos. Por otra parte, los cafetales bajo sombra manejan mejor el suelo, pero requieren una intervención adicional de técnicas de ingeniería civil para el mantenimiento de los accesos internos y hacia la red de caminos de las localidades, acciones que, o bien no se consideran necesarias o no se cumplen, sobre todo por inercia social local dado que forman parte de una sección menos visible del desarrollo, donde no existe una necesidad inminente de cambiar el entorno rural. Un caso similar resulta en algunos sitios que poseen un alto valor sociocul- tural, como las ermitas o los panteones, que están situados en zonas propias del drenaje natural de la cuenca, intercalados topográficamente con los centros de población y que por su carácter promueven el tránsito continuo de visi- tantes pero también de desechos, con los conocidos efectos de compactación y aportes sedimentarios en las laderas y los caminos. Otras actividades cotidianas de los asentamientos humanos que interac- Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 41 Paisaje forestal de transición Cafetales en bosque mesófilo Parcelas en descanso en selva baja Captura de crustáceos en área ribereñas Figura 4. Algunos ejemplos de usos del suelo en condiciones de paisaje forestal que presentan compatibilidad alta con el manejo del agua y que muestran manejo responsable con fines de uso múltiple. túan con los cauces incluyen baños y lavado de ropa en los ríos; sin contar con que los drenajes se vierten en ellos, esto de forma continua y por cierto sin ser notados por el público, porque el tránsito de las aguas se encarga de las primeras etapas de la filtración de los efluentes. El uso pecuario presenta los mayores riesgos y es un verdadero conflicto en el manejo del agua de toda la cuenca. No existen restricciones sanita- rias para el acceso del ganado a los cauces; el libre abrevadero aporta una contaminación biológica en las riberas y cauces de las zonas altas e intermedias de la cuenca. Así, aunque existen algunos ejemplos de ganado estabulado no puede contarse con un control adecuado de sus residuos biológicos. La actividad ganadera realizada en pastizales naturales de alta montaña es particularmente negativa; la fragilidad y el grado de daño del suelo de las praderas de montaña y el estado de los caminos asociados al tránsito de animales dan lugar a los ejemplos más graves de deterioro vistos en la cuenca (Fig. 5). 42 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México Usos fragmentados de la tierra Usos pecuarios Figura 5. Algunos ejemplos comunes de usos del suelo en la cuenca de La Antigua que representan compatibilidad baja con los usos posibles del agua, y al mismo tiempo muestran formas típicas de manejo con fines de uso múltiple. Ala contaminación biológica se agrega la contaminación química de la agricultura más tecnificada, que requiere cuidados regulares a extensos monocultivos de caña de azúcar, además de los residuos producto de la refinación del jarabe obte- nido para su comercialización. Esta opción económica es muy atractiva por sus ganancias, pero también agrega tensión al estado de los caminos y terrenos en ciertas épocas del año. Los usos y costumbres de la región están tan arraigados, que aún hoy son parte del paisaje y no parece existir una justifica- ción social para negociar un aporte espe- cial de cuotas de mantenimiento a las carreteras federales, a los caminos veci- nales y a las brechas y drenajes intercul- tivos; el contenido bioquímico y la frecuencia de las descargas de los inge- nios a los cauces es desconocido en la región, a nivel del habitante común. De manera independiente al uso, apropiación, mantenimiento y conserva- ción del recurso hídrico total, al moverse por la cuenca el agua natural sigue siendo parte del entorno y el paisaje, con Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 43 numerosos aportes al mantenimiento de la vida silvestre y los procesos ecológicos que sostienen a las ricas cubiertas natu- rales de la región. El agua entubada, por otro lado, aporta valor a través de la vida y activi- dades de la población y los productos de la economía regional. Aún en los aspectos negativos, como la disposición de aguas de desecho y los riesgos de seguridad relacionados con la posibilidad de eventos catastróficos, como inunda- ciones o deslaves, la cuenca de La Antigua mantiene condiciones habitables y soporta sistemas sociales y económicos en pleno funcionamiento sin haber un régimen que maneje el agua dentro de márgenes mínimos (como se esperaría si se tratara de un producto simple); y en ausencia de una administración basada en racionalidad gerencial estricta o un mercado definido, para cualquiera de sus opciones de uso. En general, las activi- dades sociales y económicas funcionan de manera continua, aunque llegan a existir conflictos creados por luchas entre grupos de usuarios cuando estos desean algún tipo de agua en el mismo perfil temporal. DISCUSIÓN Ejercer presión mediática y discreciona- lidad al aplicar un precio a pagar por el agua potable entubada, hace aparecer la venta no como un servicio, sino como la garantía del cuidado de una sustancia vital y eso estimula los niveles de tensión individual y social. En apariencia se persigue un efecto de “toma de conciencia” con respecto al agua, pero lo que abunda es un comportamiento contradictorio que puede llevar a usar agua potable de alta calidad para lavar la ropa. La incongruencia de los actos humanos cotidianos niega las posiciones ideológicas que se suponen generales: Si el agua entubada fuera costosa (valor monetario) o realmente importara su calidad (valor social), no se dispondría tan liberalmente de ella en usos como la limpieza y el transporte de desechos. El agua que realmente es costosa tiene marca, viene embotellada con cerradura hermética y sus propiedades físicas, químicas y biológicas tienen garantía sanitaria. Esta agua también sirve para lavar un auto, pero no la usamos para ese fin porque resultaría demasiado costoso. En términos de racionalidad económica hablamos de la misma razón por la cual es tan escaso el empleo del oro para cables eléctricos o en utensilios de cocina, a pesar de ser un material tecno- lógicamente idóneo para esas dos aplica- ciones. El concepto importante a resaltar aquí es que el agua entubada (valor administrativo), la que nuestro manejo doméstico, estilo de vida y tecnología actuales convierten en indispensable, no es el agua que en realidad necesitamos (valor intrínseco). Las verdaderas funciones ecológicas y ambientales del agua no son cumplidas, ni en la cuenca de La Antigua ni en otras, por este líquido que cursa el territorio en tuberías (Robert, 2002 ). Hacer juicios morales en torno a los asuntos de manejo del agua es algo tan común que se ha vuelto imperceptible en los análisis serios del tema, donde incluso se emiten como declaraciones de respon- sabilidad social (Ávila, 2002). Desperdi- ciar agua entubada se ha elevado a la categoría de pecado ecológico, cuya expiación consiste en el reciclado del agua y en la renuncia a los usos etique- tados como suntuarios. Así, al etiquetar lo que se ha percibido como dispendio y ostentación, se priva a otros del disfrute en el uso del agua, se deja de crear riqueza en el sistema económico y se aleja la atención del público y las autori- 44 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México dades de los verdaderos asuntos impor- tantes que son el desecho del agua y la responsabilidad social compartida de su tránsito por las cuencas, donde el prin- cipal e ineficiente consumidor es la agri- cultura de riego (Fig. 4). La importancia del aspecto social en los conflictos sobre agua hace necesario el estudio de dos orientaciones que divergen: la racionalidad propia de la tecnología tradicional con fines utilitarios y la interpretación inevitable del tema hidráulico como un asunto de justicia, equidad, ética y buena educación. Se ha formado en la mente del habi- tante la creencia de que la vida social mejoraría si cambiara el manejo del agua en sus marcos culturales, jurídicos o tecnológicos. Esta persistencia de nociones culturales da lugar a imaginar escasez y deterioro ambiental, con su consecuente alud de reclamos dirigidos de manera errónea hacia la gestión de la hidrología de la cuenca y las políticas públicas sobre el agua. Postulemos entonces que el interés y la percepción individual de los diversos grupos y actores sociales en La Antigua es lo que ocasiona que existan conflictos por agua en una región donde este recurso es abundante, continuo y dispo- nible. Por eso, dado que el agua es un conjunto múltiple de productos y servi- cios, las claves para manejarla están en su naturaleza múltiple y dinámica, lo que debe conducirnos al análisis de los recursos hídricos en escalas amplias, en busca de opciones de acopio, cursos de acción y temporalidad en su tránsito terri- torial. El análisis ejemplificado con la cuenca de La Antigua es extensible a las unidades de paisaje de todo el país, considerando las particularidades regio- nales de cada cuenca. La inclusión de las condiciones biofísicas y sociales propias de otras localidades puede ayudar a mostrar las claves de conflictos poten- ciales y reales en otras regiones de México. Los impactos más graves del agua tienen su origen en su naturaleza transi- toria. El agua es acopiada, almacenada, vertida, utilizada y revertida a cauces y tuberías, sobre todo en amplias frac- ciones de territorio ajenos al acceso y a la cotidianidad del usuario. Su estado cambia desde donde empieza su tránsito, en la alta montaña, hasta su desecho al mar. El agua escurre y se ensucia, estos hechos limitan su utilidad, el concepto clave es la limpieza. El bien clave es la calidad. Otras circunstancias claves son servicio y oportunidad. Por lo anterior, los retos actuales en el manejo del agua están del lado de las ciencias humanas, de los consensos sociales, de las habilidades objetivas de comunicación, negociación y conciliación. Ya que el sesgo científico que había predominado en el análisis de la compleja problemática hidrológica ha sido reba- sado, es de esperarse que los esfuerzos se canalicen ahora a la apropiación social de los conceptos claves de la naturaleza del agua, que se desarrollen estrategias verbales adecuadas, que se involucren la literatura y las formas de expresión plás- tica, no con fines de manipulación emotiva, sino de aprendizaje y negocia- ción reales, entre grupos y actores sociales. Los eventos de escasez son evidentes y manifiestos en la incomo- didad que muestran las personas que tienen que recurrir a medidas extremas como acarrear agua en cubetas, pagar o recibir, de instancias públicas, camiones cisterna que les lleven agua a su colonia. Estos eventos dramáticos contrastan con el enorme dispendio que los sistemas de Madera y Bosques 17(3), 2011:29-48 riego agrícola cotidianamente usan (Hoekstra y Chapagain, 2008) y para los cuales existen remedios tecnológicos con cuya aplicación, generaría una mejora que aunque mínima en la eficiencia, multiplicaría la disponibilidad de agua potable para los hogares. Esta escasez es real, se ve en el esfuerzo por conse- guir el líquido y en el deterioro de la calidad de vida de quienes viven con poca agua, no porque utilicen innova- ciones tecnológicas en sistemas ahorra- dores, sino por subsistir sin los servicios para los que el agua es esencial. Entonces, el problema no es el de una sustancia líquida que por cierto es gratuita al caer del cielo, el problema hidrológico es la injusticia en el reparto de la riqueza, fenómeno social que se da incluso en este ejemplo tomado de la cuenca de La Antigua, donde los menos favorecidos de la sociedad también están recibiendo un menor capital cultural y de conocimiento, lo que de mejorar y adecuarse a las diversas condiciones particulares permitiría deslindarse del Estado y las instituciones que manejan el agua pública y tomar directamente toda el agua necesaria de las fuentes naturales de acceso libre y a costo mínimo, o bien modificar sus costumbres para aplicar de manera escalonada el reemplazo del agua desde usos no críticos, para usarla prioritariamente en hidratación y alimen- tación. No podemos pedir de los habitantes más desafortunados en La Antigua que tengan el conocimiento y los recursos tecnológicos para el manejo del agua, como los que se tienen en Israel o en una estación espacial. Tampoco podemos esperar que los habitantes de La Antigua cambien su cultura e identidad para copiar las prácticas de ahorro extremo de agua de los nómadas de la península arábiga o el continente africano. En cambio, podemos, razonablemente, plan- tear la urgencia de algunos cambios en 45 los lineamientos del desarrollo económico y cultural del pueblo mexicano y podemos también sugerir procesos comparativos que modifiquen las leyes y su aplicación en México, sobre todo en lo relativo a un mejor perfil de justicia social. Esos ajustes no modificarán la hidrología de la cuenca de La Antigua, pero sí permitirán a quienes padecen, ver que sus quejas son atendidas. CONCLUSIONES El agua está utilizándose libre y continua- mente sin apego a mínimas nociones de racionalidad respecto a la realidad obje- tiva de sus inventarios y disponibilidad como sustancia esencial. Aunque existen cantidades ilimi- tadas de agua, disponibles y a costo razo- nable, la escasez es real ante situaciones concretas en un amplio número de productos y servicios hídricos, debido sobre todo al marco cultural y a las expec- tativas de los usuarios. Los conflictos a los que da lugar la noción de escasez podrían tener una solución, pero es improbable que ésta sea tecnológica o científica, es más probable que estos asuntos de percep- ción ocurran indefinidamente, aunque sería posible insertarlos en un esquema administrativo aceptable con algunos esfuerzos bien dirigidos a resolver, entre los actores sociales involucrados, sus asuntos de justicia, equidad y cultura. REFERENCIAS Aguilar Z., A. 2001 . El agua, asunto de segu- ridad nacional. Entrevista a Adolfo Aguilar Zinzer. Nota de Juan A. Zúñiga M. La Jornada. Domingo 22 de julio de 2001, p. 10. 46 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México Aldana, A. 2001. Entrevista al Dr. Alvaro Aldana, director general del imta en el Foro El agua: drama de hoy, pesadilla de mañana. Nota de María Rivera. La Jornada. Domingo 10 de junio de 2001, p. 14. Arreguín C., F.l. 2003. Situación tecnológica de México ante el reto del tratamiento de aguas residuales. In : J. Alvarado L. ed. Memorias del curso internacional sobre Manejo Integrado de Ecosis- temas. cp-instruct-cida. Montecillos, México, p: 87-112. Arriaga C., L, V. Aguilar S., J. Alcocer D., R. Jiménez R., E. Muñoz L. y E. Vázquez D. coords. 1998. Regiones hidroló- gicas prioritarias: fichas técnicas y mapa (Escala 1:4 000 000). Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio). México, D.F., p: 91-101. Ávila G., R 2003. De la hidropolítica a la gestión sustentadle del agua. In: G.P. Ávila. 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Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría, Aguascalientes, México Ecology and phytosanitary condition of oak trees in the ( Quercus spp.) in the Sierra Fría range, Aguascalientes, México Joaquín Sosa-Ramírez 1 , Onésimo Moreno-Rico 2 , Guillermo Sánchez-Martínez 3 , María Elena Siqueiros-Delgado 2 y Vicente Díaz-Núñez 4 RESUMEN Durante los años 2007, 2008 y 2009 se condujo un estudio para evaluar la distribución y abun- dancia de las especies de encinos ( Quercus spp), los factores ambientales que afectan su distribución y la identificación de los patógenos e insectos asociados a la declinación y muerte de estos árboles en la Sierra Fría, Aguascalientes. Para evaluar la distribución y abundancia se realizaron 60 inventarios de la vegetación en 60 sitios de muestreo distribuidos al azar utilizando parcelas de 600 m 2 . Para la identi- ficación de los fitopatógenos se hicieron 28 transectos, revisando 100 árboles en cada uno. Para la iden- tificación de los insectos asociados con la declinación de los encinares se instalaron trampas de emer- gencia sobre el fuste de árboles con síntomas de ataque de insectos barrenadores y se tomaron mues- tras de fuste, las cuales se observaron en laboratorio. Se identificaron 10 especies de encinos, siendo la altitud, el relieve, la exposición del sitio y la fisiografía las variables que influyeron sobre su distribu- ción y abundancia. Se identificaron los fitopatógenos Phellinus robustus, P. gilvus , P. everhartii, Gano- derma lucidum e Hypoxylon thouarsianum, siendo el último el más ampliamente distribuido. Se identificó al barrenador Crioprosopus magnificus infestando encinos vivos. La información obtenida contribuye al manejo de la Sierra Fría y se sugiere profundizar en estos estudios. PALABRAS CLAVE: Cerambycidae, encinos, enfermedades forestales, Sierra Fría. ABSTRACT Astudy was conducted during 2007, 2008 and 2009 to evalúate the distribution and abundance of oak species ( Quercus spp), the environmental factors which affect their distribution, and the identi- fication of pathogens and insects associated with oak decline and mortality in the Sierra Fria, Aguas- calientes. To evalúate oak distribution and abundance, 60 plant inventories were made in 60 sampling sites randomly distributed within the landscape, using 600 m 2 plots. To identify plant pathogens 28 transects were established, inspecting 100 oak trees per transect. To identify insects associated with oak decline, emergence traps were installed on the bole of trees that show wood boring symptoms; bole sections were taken to the lab for beetle capture. Ten oak species were identified and the vari- ables that have influence on their distribution and abundance, were elevation, relief, aspect and phys- 1 Centro de Ciencias Agropecuarias. Universidad Autónoma de Aguascalientes. jsosar@correo.uaa.mx. Centro de Ciencias Básicas. Universidad Autónoma de Aguascalientes. Omoreno@correo.uaa.mx, masi- quei@correo.uaa.mx 3 INIFAP-CIRNOC-Campo Experimental Pabellón. sanchezm.guillermo@inifap.com.mx 4 Biodiversidad, Recursos Forestales y Suelos. Secretaría de Medio Ambiente del Estado de Aguascalientes. vdiaz_ing@yahoo.com. mx. 50 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría iography. As plant pathogens we identi- fied Phellinus robustus, P gilvus, P e ver- tí arti i, Ganoderma lucidum and Hypoxylon thouarsianum , the last one being the more widely distributed. The oak borer Crioprosopus magnificus was identified, infesting live oak trees. The presence of this insect is a new report for the area of study. The information gath- ered in this study contributes to the management of the Sierra Fría and further studies are suggested. KEY WORDS: Cerambycidae, oak trees, forest dise- ases, Sierra Fria. INTRODUCCIÓN En los ecosistemas templados de montaña las especies de Pinus y Quercus son ampliamente dominantes en las comunidades de plantas leñosas. El género Quercus presenta la más amplia distribución a nivel mundial. Se reconocen dos centros de diversidad, el primero localizado en el sureste de Asia, alberga poco más de 120 especies (Govaerts y Frodin, 1998) y el segundo centro de diversidad genética es México, principalmente en las regiones montañosas, donde comparte espacios con comunidades de coniferas (Valencia, 2004). En México el número señalado de espe- cies de encinos es variable, Nixon (1993) refiere la existencia de entre 135 y 150; por su parte, Valencia (2004) sugiere que son 161. Los encinos son de excepcional valor por la calidad de su madera, así como por múltiples usos y productos, entre otros: leña, carbón, corcho, taninos y colo- rantes, alimento para el hombre y el ganado (Espejel-Rodríguez et al., 1999). A pesar de su importancia, los ecosistemas templados donde se ubican los encinares están disminuyendo, ya sea por causas naturales o debido a la inter- vención del hombre. Por ejemplo, áreas que originalmente estaban cubiertas por encinos han sido desplazadas por las actividades agropecuarias (Challenger, 1998). Por otro lado, en México, desde hace varios años se ha observado una muerte de encinos en diferentes estados, principalmente en Colima, Guanajuato, Jalisco, Nayarit y Aguascalientes (Tainter et al., 2000; Kliejunas, 2005). La literatura sobre este problema en México es escasa. Tainter et al. (2000) señalan al oomiceto Phytophthora cinnamomi Rands., como el principal agente causal de la muerte de encinos en el estado de Colima. En el mismo estado, Alvarado et al. (2007) aislaron a P cinnamomi de Quercus elliptica, Q. salicifolia y Q. acuti- folia. Además, Alvarado et al. (2007) confirmaron que P. cinnamomi fue el causante de muertes masivas de encinos en Teconapa, Guerrero, siendo los más dañados Q. elliptica y Q. salicifolia. Asimismo, en la Sierra de Lobos, Guana- juato, Vázquez et al. (2004) encontraron que la combinación de los hongos asco- micetos Nectaria galligena e Hypoxylon thouarsianum fueron los que causaron más muerte en encinos. En el estado de Aguascalientes, desde hace varios años se ha estado observando enfermedad y muerte de encinos. Antes de morir los árboles presentan muerte descendente de las ramitas, amarillamiento, muerte y caída de las hojas y presencia de cancros en el tallo y ramas. Al respecto, Alvarado et al. (2007), realizaron estudios sobre el declinamiento de encinos en Aguasca- lientes, Colima, Guanajuato, Jalisco y Nayarit. En el caso de la Sierra Fría, en Aguascalientes, reportaron la presencia del hongo ascomiceto Hypoxylon atro- punctatum y de la planta superior parásita Phoradendron villosum afectando a encinos y al oomiceto Pythium en el suelo. A pesar de lo anterior, es impor- tante conocer si existen otros agentes causantes de enfermedad y muerte de encinos en dicha zona. Madera y Bosques 17(3), 2011:49-63 Referente a los insectos coleópteros barrenadores de encinos vivos en México, Cibrián et al. (1995) mencionan a Tylcus hartwegii (White) (Coleóptera: Cerambycidae) que se alimenta de ramas de Quercus spp., en el estado de Nuevo León, algunas especies no identificadas de Agrilus (Coleóptera: Buprestidae) que se alimentan de ramas de hasta 8 cm de diámetro. En el este de Estados Unidos, el barrenador del encino rojo ( Enapha - lodes rufulus Haldeman) (Coleóptera: Cerambycidae) ataca encinos vivos y participa en el complejo de factores contribuyentes a la declinación y muerte de los encinos (Lawrence et al., 2002; Heitzman et al., 2007). Durante el presente estudio, en 2006 se detectaron síntomas de barrenadores afectando encinos vivos en la Sierra Fría, Aguasca- lientes, razón por la cual se abordó su estudio. OBJETIVOS Caracterizar la distribución y abundancia de las comunidades de encinos en un área de la Sierra Fría, Aguascalientes. Identificar a los agentes patógenos causantes de la muerte de los encinos y la distribución espacial de la enfermedad. Conocer el agente causal de barrenación de los encinos en la Sierra Fría, Aguasca- lientes. MATERIALES Y METODOLOGÍA El estudio abordó tres aspectos: la distri- bución y abundancia de las comunidades de encino, los microorganismos pató- genos asociados y la detección de plagas que afectan a los encinares. El estudio se realizó dentro de la zona forestal del Área Natural Protegida Sierra Fría y algunos sitios circunvecinos. 51 Distribución y abundancia de especies de encinos Para caracterizar la distribución y abun- dancia de las especies de encinos se seleccionó un polígono de 25 mil hectá- reas, representativo de la vegetación arbóreo-arbustiva de la Sierra Fría, ubicado en las coordenadas 102°31’31” a 102°37’44” Longitud Oeste y 22°05’47‘’ a 22°14’03” Latitud Norte. En el marco de este polígono se elaboró un plan de muestreo estratificado. Los estratos considerados fueron: altitud, geoforma y exposición. El estrato de la altitud se determinó usando cuatro clases: (2200- 2400, 2400-2600, 2600-2800 y > 2800) msnm; las geoformas consistieron en sitios cóncavos y convexos; para la expo- sición del terreno se contemplaron las orientaciones N, S, E, O y sus combina- ciones. Se realizaron 60 inventarios de la vegetación en igual número de sitios ecológicos, mismos que fueron determi- nados al azar. Los muéstreos se reali- zaron en parcelas rectangulares de 600 m 2 , con una línea central de 100 m de longitud y dos líneas laterales de 3 m cada una. En cada uno de los inventarios se determinó la frecuencia de las espe- cies existentes, midiendo tanto variables dasométricas convencionales de la vege- tación, como variables ambientales. Los árboles fueron aquellos individuos con un diámetro a la altura del pecho (DAP) mayor o igual a 5 cm y altura mayor o igual a 1 ,50 m. Las variables ambientales consideradas incluyeron la altitud sobre el nivel del mar (asnm), la pendiente (en %), la exposición del terreno (N, S, E, W), la fisiografía (planicie, lomerío, meseta, ladera media, ladera alta, fondo de barranco, arroyo) y la geoforma del sitio. A la par se registraron variables de manejo, tales como el tipo de utilización del terreno y la intensidad del aprovecha- miento, variables consideradas como responsables de la distribución de varias especies forestales. Cada uno de los 52 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría puntos muestreados fue georreferido en Unidades Transversales de Mercator (utm) y plasmado en una imagen del saté- lite Spot® 2003. La abundancia de cada una de las especies de encino encon- tradas se determinó registrando sobre una línea de 100 puntos el número de veces que una especie aparece, respecto a todas las especies de árboles encon- tradas en el transecto. La frecuencia rela- tiva fue calculada de acuerdo con Krebs (1993) como se especifica a continuación: /(*,) I .,/<*» 100 Donde: f re i = Frecuencia relativa f(x¡) = Frecuencia de la especie x¡ = frecuencia absoluta obtenida en los muéstreos n = Número total de especies Posteriormente se generó un índice de abundancia usando la fórmula: Donde: IA spp. = índice de abundancia de cada uno de los encinos identificados M = Número de sitios muestreados Distribución de las enfermedades, identificación e incidencia de los fitopatógenos Durante julio de 2007 a marzo de 2009 se realizaron 28 recorridos de estudio en diferentes localidades de la Sierra Fría, Aguascalientes. En cada uno de los sitios visitados se realizó un transecto, de dimensiones variables, en una dirección determinada al azar, que incluyó la revi- sión de 100 árboles y la identificación de fitopatógenos y enfermedades que causan. Los porcentajes de incidencia de árboles dañados por los diferentes orga- nismos fitopatógenos u oportunistas se obtuvieron contando el número de árboles afectados a lo largo del transecto de dimensiones variables, que tuvo como límite 100 árboles. La identificación de los fitopató- genos se basó en los síntomas y signos, basidiomas y ascomas, presentes en los árboles enfermos. Para los hongos poliporoides, en el laboratorio se emplearon las técnicas tradicionales propuestas por Gilbertson y Ryvarden (1986), Gilbertson y Ryvarden (1987) y Ryvarden (1991). Para la identificación de los hongos ascomicetos se tomaron las caracterís- ticas de los estromas y ascomas seña- ladas por Ju-Ming y Rogers (1996) y Swiecki y Bernhardt (2006). La descrip- ción de síntomas y signos encontrados en los encinos fueron comparados con los reportados en la bibliografía espe- cializada para la identificación del agente causante de las enfermedades (Gilbertson y Ryvarden, 1986; Gilbertson y Ryvarden 1987; Ryvarden, 1991, 2000; Ju-Ming y Rogers, 1996; Swiecki y Bernhardt, 2006; Cibrián et al. 2007). Determinación del agente causal de barrenación en encinos En octubre de 2006 se detectaron los primeros síntomas de un barrenador de encinos en el área de estudio. El 13 de noviembre de 2006 se derribaron dos árboles con síntomas de barrenación activa en “La Angostura” (22°05’57” N y 102°41’49”). El fuste se seccionó con una motosierra, encontrando dos larvas de Cerambycidae. Con base en lo anterior, Madera y Bosques 17(3), 2011:49-63 durante 2007 a 2009 se instalaron trampas de emergencia, construidas con malla mosquitera pegadas al fuste de árboles con síntomas de ataque de un barrenador, para capturar especímenes adultos y proceder a su identificación, Además de instalar trampas en el sitio de detección inicial de los síntomas, se mantuvieron trampas dentro del Centro de Educación Ambiental e Investigación “Los Alamitos”, ubicado a 22°10’28” N y 102°35’15” W y en el predio “La Sauda”, ubicado a 21°58’53” N y 102°34’6” W (Sánchez-Martínez et al., 2010). La frecuencia de revisión de las trampas en los tres años fue quincenalmente durante el mes de mayo, semanalmente durante junio y quincenalmente durante julio y agosto, tomando como referencia la biología de E. rufulus (Fierke et al., 2005) y Crioprosopus magnificus (Solomon, 1995). En complemento, cada año se tomaron muestras de secciones de fuste de encinos infestados, las cuales se mantuvieron en observación bajo condi- ciones de laboratorio, buscando obtener especímenes adultos. Para la identifica- ción de la especie de insecto barrenador se utilizó literatura especializada, entre esta citamos a Hovore (1983) y Solomon (1 995) y se contó con el apoyo de Steven W. Lingafelter (Systematic Entomolgy Laboratory, Plant Sciences Institute, ars, usda) quien mediante el análisis de foto- grafías de los especímenes corroboró la especie (Sánchez-Martínez et al., 2010). RESULTADOS Y DISCUSIÓN Distribución y abundancia de especies forestales En los 60 sitios analizados se identifi- caron las siguientes especies de encinos: Quercus potosina, Q. eduardii, Q. side- 53 roxyla, Q. rugosa, Q. resinosa, Q. chihua- huensis, Q. coccolobifolia, Q. laeta, Q. grísea y Q. microphylla, dentro de las 17 reportadas previamente para Aguasca- lientes (De la Cerda, 1989). Estas espe- cies esporádicamente se encuentran en comunidades puras y por lo general se encuentran asociadas con cedros o táscates ( Juniperus deppeana), madroños ( Arbutus xalapensis y A. glan- dulosa), manzanita ( Arctostaphylos pungens) y pinos (Pinus spp.). De las 10 especies identificadas, Q. potosina posee la distribución más amplia, habiéndose encontrado en 62% de los sitios muestre- ados. En el polígono analizado, los encinos rojos Q. sideroxyla y Q. eduardii poseen el segundo y tercer lugar, respec- tivamente, en su representación en el paisaje. Las especies con menor distribu- ción son Q. coccolobifolia y Q. resinosa (Tabla 1). De las especies de encinos identifi- cadas en el polígono de estudio, tres son las que presentan una abundancia impor- tante con una amplia representación en el paisaje forestal de la Sierra Fría. Asumiendo que los sitios muestreados son representativos del paisaje de la Sierra Fría, la abundancia máxima que una especie podría tener es 60, eso signi- fica que esa misma especie contribuye en un 100% a la diversidad de un sitio ecoló- gico y eso se manifiesta en los 60 sitios. De esta manera, los encinos más abun- dantes en el paisaje de la Sierra Fría corresponden a Q. potosina, seguido en orden de importancia por los encinos rojos Q. eduardii y Q. sideroxyla. Los encinos blancos, Q. rugosa y Q. chihua- huensis, están bien representados, aunque con una distribución restringida a las barrancas y sitios húmedos. Las espe- cies que presentan una población redu- cida son Q. coccolobifolia y Q. resinosa (Fig. 1). 54 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría Tabla 1 . Especies de encinos y su frecuencia en los muéstreos realizados en la Sierra Fría, Aguascalientes. También se muestran las especies asociadas a cada especie de encino. Especie Núm. de sitios Frecuencia * Especies asociadas Quercus potosina Trel. 37 61,6 J. deppeana, Arctostaphylos pungens, Q. chihuahuensis, Pinus teocote Q. eduardll Trel. 20 33,3 Q. sideroxyla, Q. rugosa, P. leiophyla, Q. chihuahuensis Q. sideroxyla Humb. et Bonpl. 14 23,3 Q. rugosa, P leiophyla, Q. chihuahuana, P teocote Q. grísea Liemb. 11 18,3 J. deppeana, Dodonaea viscosa, A. pungens Q. rugosa Née 7 11,6 P leiophyla, Q. chihuahuensis, Q. sideroxyla, J. deppeana Q. chihuahuensis Trel. 7 11,6 Q. rugosa, Q. sideroxyla, P teocote, P leiophyla, Q. eduardi, J. deppeana Q. laeta Liemb. 5 8,3 J. depppeana, P teocote, A, pungens, P leyophyla Q. microphyla Née 3 5,0 Q. potosina, Q. sideroxyla, Q. rugosa, Q. chihuahuensis Q. coccoloblfolia Trel. 2 3,3 P lumholtzii, J. Deppeana, J. durangensis, P. leiophyla, P. durangensis Q. resinosa Liemb 1 1,0 Dodonaea viscosa, A. pungens, Q. grísea 'Frecuencia = (No de sitios) (100)/total de muéstreos. Abundancia Figura 1 . Abundancia de las especies de encinos identificadas en un polígono de 25 km 2 en el ANP-Sierra Fría, Aguascalientes. El eje de las X constituye el índice de abundancia, que oscila entre 0,1872 (Q. microphylla) y 25 (Q. potosina). El valor máximo del índice de abundancia podría ser 60. Madera y Bosques 17(3), 2011:49-63 55 Relación de las variables ambientales con la distribución y abundancia de especies forestales. Altitud y posición topográfica El análisis de la distribución de los enci- nares en diferentes gradientes altitudi- nales sugiere que solamente una especie, Q. grísea, aparece en el primer estrato, aunque de manera aislada. Esta misma especie es abundante en el segundo estrato. Quercus potosina es la especie que más estratos altitudinales ocupa, pues se encuentra desde los 2200 hasta los 2800 msnm. Los estratos de 2400-2600 y 2600-2800, son donde mayor cantidad de especies se encuen- tran, probablemente debido a que en esta zona existe una mayor precipitación o a que las actividades de manejo (principal- mente pastoreo) son distintas a las zonas planas y de altitudes menores. Especies como Q. resinosa, Q. coccolobifolia y Q. laeta, restringen su distribución a un solo estrato altitudinal (Tabla 2). Factores implicados en la distribución de especies forestales De acuerdo con el Análisis de Correspon- dencias Canónicas, existió una relación significativa entre las variables ambien- tales consideradas como responsables de la distribución de la vegetación y las especies de encinos detectadas (prueba Tabla 2. Distribución altitudinal de las especies de encinos y sus principales especies asociadas en el área estudiada, dentro de la Sierra Fría, Aguascalientes. ALTITUD (m x 1000) ESPECIES Al A2 A3 A4 A5 1.9 2 2.1 2.19 2,2 2.3 2.39 2.4 2.5 2.59 2.6 2.7 2.79 2.8 2.9 3 Nota: las barras con franjas en gris indican que esa especie es abundante en los niveles altitudinales donde se le encontró. Por el contrario, las franjas en negro, indican que si bien, esa especie no es abundante, si se encontró en las altitudes marcadas, pero en bajas densidades. 56 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría de Montecarlo F= 3,58; P = 0,040). En el eje 1 las variables involucradas fueron la posición cóncava, la exposición norte, la fisiografía en bajo de ladera y la explota- ción dedicada principalmente a la cacería cinegética (explotación 7), variables rela- cionadas principalmente a sitios húmedos y barrancas. En el eje 2, las variables con mayor peso fueron las pendientes ligeras (1%-5%) y explotaciones moderadas. El eje 3 mostró el menor peso solamente con una relación muy ligera entre la inten- sidad de manejo tipo 4 y las especies forestales incluidas en este eje. El eje 4 incorporó principalmente a variables rela- cionadas con el uso del terreno y la inten- sidad con que estas se realizan (Tabla 3). Las especies de encinos identifi- cadas se agruparon de acuerdo con las variables ambientales consideradas como responsables de su distribución y abundancia. De esta manera, Q. coccolo- bi folia es una especie que se distribuye entre los 2500 y los 2700 msnm, es raro encontrar esta especie en terrenos planos y con pendientes ligeras. Por otra parte, los encinos blancos (Q. chihuahuensis y Q. rugosa), se distribuyen entre los 2400 y los 2600 msnm, en lugares con pendientes medias y ligeras, en exposi- ciones orientadas hacia el norte y con fisiografías en bajo de ladera. Los encinos rojos (Q. sideroxyla y Q. eduardii) se localizan en sitios con exposiciones norte, en laderas medias y bajas, en alti- tudes entre 2500 y 2700 msnm y en sitios húmedos y con coberturas de dosel supe- riores a 50% (Tabla 4). Distribución de las enfermedades, identificación e incidencia de los fitopatógenos Phellinus robustus (Karst.) Bourd. et Galz., Phellinus gilvus (Schw.) Pat. y Phellinus everhartii (Eli. & Gall.) A. Ames. Se identificaron tres especies de hongos basidiomicetos del género Tabla 3. Coeficientes de correlación obtenidos entre los ejes canónicos y las variables ambientales, obtenidos mediante ACC en el paisaje de la Sierra Fría, en Aguascalientes, Méx. Variables ambientales Correlaciones de las variables ambientales en los ejes canónicos Eje 1 Eje 2 Eje 3 Eje 4 Cóncava 0,8551 Pendiente 5 0,4158 Exposición Norte 0,655 Terreno plano -0,3099 Bajo de ladera 0,6032 Utilización 1 0,5448 Intensidad 1 0,3487 Intensidad 4 0,239 Explotaciónl 0,5405 Explotación 2 0,455 Explotación 7 0,5314 Explotación Múltiple -0,3629 Tabla 4 . índices de correlación entre las especies de encinos identificadas y las variables ambientales que influyen en su distribución en el paisaje. Madera y Bosques 17 ( 3 ), 2011 : 49-63 57 CD CD LO N" CN LO N" =3 r- CO CN N" CO N" ^5- "O t- LO O t- OO CsJ CD CN LO CD LO LO N" O O O O 1 1 O O O 1 1 o" x 2 -o ¿o O tn 5 o X CD CD O > £= C -O O O O o c T _ CD 0.2 CN N" LO CD CD CD -*—> -4 — ' -4 — ' c c c CD O CD T3 T3 T3 eco CD CD CD Q_ CL Q_ CD 2 ■e u. 2 W O O CO 03 Z CO LU O c c c c -o -o -o -o o o o o o C/3 C/3 C/3 C/3 O O O O CL CL CL O. _ x x x x 2 LLI LU LU LU CL CD O ’c o c _ _CD a) ol-o o-® C CD 2 ^ .03 CD CD i_ CD "O _CD CD T3 O 'CD 1 m CN N" CD CD O -e CD .Q O O O T- CO o o C/3 C/3 D D 2 . 2 - "o ■4— < 'O E CD ■g CO c CD c LO T3 CD ■g CO c CD c CO h~ 2 o. o E c o o CD 1 O CL CL O. CL X X X X LU LU LU LU O coco= Quercus coccolobifolia ; Q. chihua = Q. chihuahuensis; Q. poto = Q. potosina ; Q. res = Q. resinosa ; Q. rug =Q. rugosa ; Q. siderox = Q. sideroxyla ; Q. eduar = Q. eduardii ; * Los índices de correlación negativos, indican que esta especie difícilmente se distribuirá en las variables ambientales que generaron estos índices.; **Los índices de correlación positivos, indican que esta especie es altamente influida en su distribución, por la variable ambiental analizada. 58 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría Phellinus : P. gilvus, P. robustus y P. everhartíi, mismas que causaron pudri- ción blanca del duramen de los encinos y formación de cancros, de diversas longitudes y profundidades, al afectar la albura. Los basidiomas de P robustus fueron localizados en dos encinos de Q. potosina, en la Barranca de Juan Fran- cisco, del municipio de San José de Gracia, Aguascalientes. También fueron encontrados en dos árboles de Q. eduardii y en uno de Q. sideroxyla en Mesa del Águila del municipio de San José de Gracia, en un árbol de Q. Poto- sina, agonizando y caído, en la loca- lidad llamada Huarache, municipio de Calvillo, Aguascalientes, y en un árbol de Q. potosina en Mesa de los Sapos del municipio de Rincón de Romos, Aguascalientes (Fig. 2a). Todos los árboles de encino fueron maduros y estaban vivos. Los basidiomas de P. gilvus se encontraron sobre un ejemplar de Q. eduardii maduro y vivo en la comunidad El Ocote del municipio de Aguascalientes. Phellinus everhartii fue localizado en Mesa del Águila, San José de Gracia, en tres árboles maduros y vivos de Q. potosina y uno de Q. laeta (Fig. 2a). La incidencia de estas enfermedades varió de 0% a 15% (Fig. 2A). Las tres especies de Phellinus encontradas en este estudio fueron localizadas en árboles maduros. Al respecto, Swiecki y Bernhardt (1990) explican que el declinamiento de árboles maduros usualmente se asocia con la infección de diferentes hongos que pudren la madera, en el tronco, ramas principales y/o en el sistema radicular, mismos que entran a través de heridas. Si el árbol es resistente y capaz de aislar la infección causada por el hongo, el patógeno puede ser dete- nido y la pudrición limitada. Si ocurre lo contrario, el hongo continúa la pudrición durante muchos años. Finalmente, desprovisto de su estructura y tejidos conductores de agua, el encino puede colapsar por su propio peso o deshidra- tarse en un periodo de alta demanda de agua y morir. Ganoderma lucidum (W. Curt. ex Fr.) Karst. Este hongo basidiomiceto pató- geno fue encontrado en árboles, jóvenes y maduros, vivos y muertos, de Q. poto- sina en La Angostura y Sierra Brava del municipio de Jesús María y en Los Alamitos y Mesa del Águila del municipio de San José de Gracia, causando pudri- ción blanca en la base del tallo y raíces de los encinos, así como la formación de cancros (Fig. 2b). La incidencia de la enfermedad causada por este patógeno fue de 0% a 10% (Fig. 2b). Cibrián et al. (2007), mencionan que este hongo afecta a coniferas y árboles latifoliados en los bosques naturales, pero que su impor- tancia es reducida. A pesar de lo antes señalado, Swiecki y Bernhardt (1990) mencionan que G. lucidum no solo es un patógeno importante sino letal en encinos maduros, tanto en áreas silvestres como en zonas urbanas de California, EU. En California, Hickman y Perry (2003) señalan que este patógeno puede afectar a especies de los géneros Acacia, Pinus, Populus, Fraxinus y Salix, entre otros, y a los siguientes frutales: manzano, cerezo, cítricos, olivo, durazno, entre otros, a los cuales inclusive puede matar en un periodo de 3 a 5 años. Hypoxylon thouarsianum (Léveillé) Lloyd. Este hongo ascomiceto fue locali- zado sobre árboles jóvenes, maduros, vivos y muertos de Q. potosina, Q. rugosa, Q. sideroxyla y Q. eduardii, en Los Alamitos, La Congoja, Barranca de Juan Francisco, Mesa del Águila y Barranca Piletas del municipio de San José de Gracia; también en Mesa Tendida, Monte Grande, del municipio de Rincón de Romos; y en La Angostura, Barranca Verde, La Ciénega y El Huarache del municipio de Calvillo, Aguascalientes. La incidencia de este Madera y Bosques 17(3), 2011:49-63 59 a) b) c) d) Figura 2. Distribución e incidencia (%) de a) Phellinus spp., b) G. lucidum, c) H. thouarsianum y d) B. atropunctata en los encinares del estado de Aguascalientes. Los archivos vectoriales fueron proporcionados por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias. hongo varió de 0% a 20% (Fig. 2c). Este hongo ascomiceto también causa pudri- ción blanca y cancros en los diferentes órganos de los árboles afectados. En un estudio realizado en la Sierra de Lobos, Guanajuato, Vázquez et al. (2004), encontraron que los principales agentes biológicos responsables de la declinación de los bosques de encino son el efecto combinado de Nectria galligena y H. thouarsianum, quienes actúan en sinergia causando una fuerte micosis con un comportamiento agresivo. Biscogniauxia atropunctata (Schwein.: Fr.) Pouzar. Este hongo ascomiceto se encontró en árboles jóvenes, maduros, vivos y muertos, principalmente de Q. potosina en La Sauda del municipio de Jesús María, en Barranca Piletas y La Congoja del municipio de San José de Gracia, en El Tejamanil y El Pilar del muni- cipio de Calvillo y Mesa de los Sapos del municipio de Rincón de Romos (Fig. 2d). Además, en menor grado, en árboles adultos de Q. eduardii. La incidencia de este hongo fue de 0% a 80%. Este fitopa- 60 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría tógeno causó pudrición blanca en ramas y tallos de los encinos. También forma cancros, al inicio pequeños, cubiertos por un polvo café que corresponde a las coni- dias de la fase asexual de Periconiella atropunctatum Sacc., posteriormente el hongo forma un estroma gris o plateado sobre los tejidos dañados que tienen una apariencia fibrosa, donde se forman los peritecios de la fase sexual (B. atropunc- tata). Cibrián etal. (2007) señalan que este hongo se ha encontrado asociado con la muerte de encinos, atribuida en algunos casos a Phytophthora cinnamomi, en Aguascalientes, Colima, Guerrero, Nayarit y Puebla. Agente causal de barrenación en encinos Durante el estudio se capturaron 40 ejem- plares de insectos adultos, la mayoría de ellos obtenidos de las trampas instaladas en los fustes de los encinos, los cuales fueron identificados como Crioprosopus magnificus LeConte (Coleóptera: Cerambycidae) (Sánchez-Martínez et al., 2010) (figuras 3 y 4). Con excepción de un ejemplar que emergió de Q. eduardii, todos los especímenes emergieron de Q. potosina, por lo que se considera que esta especie es el principal huésped del insecto en el área de estudio. Detalles sobre la biología, incidencia y distribución geográfica de C. magnificus fueron publi- cados por Sánchez-Martínez et al. (201 0). CONCLUSIONES Se identificaron 10 especies forestales arbóreas y arbustivas correspondientes al género Quercus. Quercus potosina y Juni- perus deppeana son las más ampliamente distribuidas, ambas especies, en orden invertido, son las más abundantes. La altitud, los relieves (geoformas), la exposi- ción solar y la fisiografía son las variables Figura 3. Ejemplares hembra de Crioprosopus magnifucus, emergidas de Quercus potosina en Sierra Fría, Aguascalientes. Madera y Bosques 17(3), 2011:49-63 61 Figura 4. Ejemplares macho de Crioprosopos magnificus, emergidos de Quercus potosina en Sierra Fría, Aguascalientes. que más influyen sobre la distribución y abundancia de la vegetación. Se sugiere profundizar la investigación a nivel regional, en especies cuya distribución es restringida a sitios muy específicos, tales como Q. coccolobifolia y Pinos lumholtzii. Se identificó a Phellinus robustus, R gilvos y P. everhartii afectando encinos vivos y maduros. En encinos vivos, muertos, jóvenes o maduros se identificó a Gano- derma locidom. Se identificaron también a los hongos oportunistas Hypoxylon thooarsianom y Biscogniaoxia atroponc- tata en árboles estresados por factores abióticos o bióticos. Hypoxylon thooar- sianom fue el hongo con mayor distribu- ción en el paisaje. Qoercos potosina es la especie frecuentemente más dañada. Se reportó la presencia del barrenador Crio- prosopos magníficos en la Sierra Fría con una afectación que varía desde 0% hasta 75% de los encinos vivos. El periodo de emergencia de este insecto es en el mes de junio, a principios de la temporada de lluvia, y hay por lo menos dos genera- ciones traslapadas. El principal hospedero de C. magníficos es Q. potosina, Se reco- mienda abundar estudios sobre su biología, ecología, contribución en el decli- namiento de los encinos y manejo bajo el contexto propio del ecosistema en que se encuentra. RECONOCIMIENTOS Este estudio fue apoyado financiera- mente por el Consejo de Ciencia y Tecnología del Estado de Aguascalientes (Fondos mixtos AGS-2005-C01 -15087). Agradecemos al Instituto del Medio Ambiente del estado de Aguascalientes por el apoyo en transporte y personal de campo y a Sierra Fría, Aguascalientes A.C., por el apoyo logístico y las facili- dades de trabajo en campo. Los autores 62 Ecología y fitosanidad de los encinos (Quercus spp.) en la Sierra Fría reconocemos también el apoyo recibido por Francisco Juárez Reyes en el trabajo de campo para la sección de fitosanidad. Nahum Hernández, Alejandro Torres, Sergio Esparza, Luis Alberto Hernández, Diego Pérez Salicrup y Jorge Morfín, quienes asistieron en el levantamiento de información sobre ecología y distribución de los encinos. Se agradece a Clemente Villalobos por sus facilidades de hospe- daje en Rancho Piletas. REFERENCIAS Alvarado R., D., L. de L. Saavedra R., A. Almaraz S., B. Tlapal B., O. Trejo R., J.M. 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En esta investigación se probaron los efectos de la precipitación, de la evaporación medida en tanques (Et), de la evapotranspiración potencial estimada, Etp) y del contenido de humedad del suelo (0), con el número de incendios y la superficie forestal incendiada del estado de Durango, México. Para el cálculo de Etp y de 0 se aplicó un modelo físicamente basado en la estimación del balance del agua de los suelos forestales que se alimenta con variables climáticas, de cobertura forestal, edafológicas y de ponderación. Además, se relacionó el fenómeno climático El Niño con las variables de los incendios forestales previamente señalados. La humedad del suelo estimada con el modelo hidrológico resultó ser mejor predictora del número de incendios y de la superficie forestal incendiada que los factores climáticos simples. El índice del fenómeno climático El Niño, expresado durante noviembre-diciembre del año inmediatamente anterior, explica por arriba del 30% en la superficie forestal incendiada durante la etapa seca de enero-mayo de los bosques templados. Se recomienda emplear el modelo físico de suelos forestales como parámetro hidrológico porque se encuentra estre- chamente relacionado con la humedad de los combustibles en la estimación del riesgo de incendios forestales en los bosques templados. PALABRAS CLAVE: Balance hídrico de suelos, distribución binomial negativa, modelos físicamente basado, número de incendios, superficie forestal incendiada, regresión. ABSTRACT Mathematical techniques that predict the risk of forest fires use a hydro-climatic sub-model, which is generally fed with simple climatic variables such as rainfall, potential evapotranspiration, or the air relative humidity. In this research we report the effect of rainfall, pan evaporation (Et), and potential evapotranspiration (Etp), and the soil moisture content (0), were related with the number of annual forest fires and the area annually burned by forest fires in the State of Durango, México. A hydrologic, mass balance, physically-based model that feeds on climate, soil and plant cover variables as well as weighting factors was employed to calcúlate Etp and 0. In addition, the El Niño índex was statistically related to the forest fire variables described above. The 0 variable resulted to be better related than the simple climatic variables to the number of forest fires and the area burned by forest fires. El Niño índex expressed during the November-December phase of the year t-1 explains above 1 CIIDIR-IPN Unidad Durango. Sigma s/n Col. 20 de Noviembre II. Durango, Dgo. 34220. México. jnavar@ipn.mx 66 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios 30% of the total burned area variation during the dry season of January-May of températe forests. It is recommended to use the soil moisture contení estimated by the water balance as predictor variable in the fire risk assessment of températe forests. KEY WORDS: Water balance of soils, negative binomial distribution, physically based model, numbers and area burned by forest fires, regression. INTRODUCCIÓN El cálculo del área incendiada futura, la intensidad y comportamiento del fuego y otras características de los incendios forestales son fenómenos complejos. Los principios básicos indican que para que exista un incendio forestal se necesita de: a) combustibles con bajo contenido de humedad, b) oxígeno provisto por el aire, c) la fuente de ignición (Johnson y Miya- nishi, 2001). Estos componentes han sido compi- lados en las nuevas tecnologías de predicción del número y superficie forestal incendiada, de tal manera que actualmente existen diversos modelos en la literatura universal para predecir el riesgo de incendios forestales, dentro de los cuales destacan: a) el Canadian Forest Fire Danger Rating System (http://fire.cfs.nrcan.gc.ca); b) el Sistema Integrado de Italia (Fiorucci et al., 2004); c) el Instituto Meteorológico Portugués (Bugalho y Pessanha, 2007), d) el Sistema CFS-Conafor para México (Conafor, 2008), entre otros. Todos los sistemas incluyen generalmente dos componentes, el índice meteorológico y el sistema de previsión del comportamiento del fuego. El índice meteorológico incluye gene- ralmente los parámetros de humedad de los combustibles ligeros, del humus y de sequía, entre otros parámetros que gene- ralmente se integran en uno solo. Estos valores de manera normal se extrapolan de datos climatológicos provenientes de registros instrumentales, dentro de los cuales se incluyen: mediciones diarias de temperatura, la humedad relativa del aire, la velocidad y dirección del viento y la precipitación acumulada durante 24 horas (http://fire.cfs.nrcan.gc.ca). Sin embargo, pocos estudios consideran los balances hidrológicos con componentes o submo- delos físicamente basados como variables de entrada en el subsistema climático para predecir el riesgo de incendios forestales en un bosque determinado (Lawson et al., 1997). Por esta razón, la investigación tuvo los siguientes objetivos. OBJETIVOS Probar si las variables Etp y 0, prove- nientes de un balance hidrológico, proveen mejores estimadores del número de incendios y de la superficie forestal incendiada, que los factores climáticos convencionalmente empleados. Probar el efecto climático de El Niño, en las variables de incendios señaladas anteriormente para el estado de Durango, México. MATERIALES Y MÉTODOS El estudio se realizó en el estado de Durango, México. Se localiza en la porción centro-norte de México (Fig. 1), dentro de las coordenadas extremas, en su posición septentrional, 22°35’ LN y 104°50’ LW; en su zona oriental 24°44’ LN y 22°58’ LW; en su posición más al norte 26°83’ LN y 1 04°27’ LW y en su posición occidental 23°52’ LN y 107°21’ LW. Colinda por el norte con los estados de Chihuahua y Coahuila; al este con Coahuila y Zacatecas, al sur con Zaca- tecas y Nayarit y al oeste con Sinaloa y Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 67 Figura 1. Ubicación del estado de Durango en México. Nayarit. Se encuentra dentro de tres regiones fisiográficas: a) la vertiente del Océano Pacífico, b) la Sierra Madre Occi- dental y c) el desierto chihuahuense (INEGI, 2010). Por su posición geográfica, su ubicación central en el país, la cercanía del Océano Pacífico y la presencia de la Sierra Madre Occidental y el Altiplano Mexicano, el estado de Durango posee una variedad de climas que van desde los áridos (BS) al centro-este del estado, los semiáridos (BS) en la región de los valles centrales y en la vertiente del Océano Pacífico, los semicálidos ((A)C) en la región del desierto chihua- huense y la vertiente del Océano Pací- fico, hasta los templados (C) en la Sierra Madre Occidental, de acuerdo con la clasificación climática de Kóppen (García, 1987). Los tipos de vegetación dominantes son los bosques templados (4 700 000 ha) seguido de los matorrales (2 900 000 ha), los pastizales (1 000 000 ha), la agri- cultura (1 300 000 ha), las selvas bajas (500 000 ha) y la superficie restante (2 000 000 ha) de otros tipos de vegetación. Los suelos predominantes son los lito- soles (37%), los regosoles (30%) y los xerosoles (12%). Esto se debe fundamen- talmente a la topografía accidentada del territorio, a la geología y a la aridez del clima. El balance hídrico Se calcularon los cambios de agua para los suelos forestales de la Sierra Madre Occidental. Estos se pueden estimar por diversas metodologías, aquí se utilizó un ejemplo de un método físico indirecto, 68 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios clasificado como Técnica del Balance de Masas (Viessman et al., 2007). La entrada del agua por la lluvia que se almacena en el suelo es el excedente de la precipitación que logra traspasar la barrera de la intercepción. El agua exce- dente se utiliza para humedecer el suelo y cuando éste se satura, el agua por arriba de la capacidad de campo puede escurrir súper o sub-superficialmente y una parte puede percolarse hacia el acuí- fero. Las pérdidas del agua precipitada fueron clasificadas en este estudio por: a) la intercepción y b) la evapotranspiración, aunque en algunos casos la intercepción es tratada como parte de la evapotranspi- ración. La precipitación excedente, menos las pérdidas por escorrentía superficial y subterránea resulta en c) los cambios en el almacenamiento del agua del suelo. El suelo posee un almacén de agua dado por el sistema poroso; el exceso de agua o el agua gravitacional es aquella que se encuentra entre la capa- cidad de campo y el punto de saturación o con menos de 33,3 kPa (menos de 1/3 de bar) de presión; puede escurrir sub- superficialmente hacia el río o se percola hacia las capas profundas del suelo por la presencia de estructuras macroporosas para contribuir a la recarga de acuíferos. La ecuación del balance de masas dentro del suelo se presenta en los modelos [1], [2], [3], [4] y [5], Q = Qs+ Qp ; [4] Q = P ~(I + Et) ± — dt PJ La precipitación, P, es la entrada del agua, E, al ecosistema y se registra normalmente en pluviómetros. La salida del agua fuera del suelo, S, se da por la interceptación, I, la evapotranspiración, Et, que es la suma de la evaporación del agua del suelo, Ev, y la transpiración, Tr, y la escorrentía superficial, Qs, y la perco- lación profunda que llega al acuífero, fuera de la zona de las raíces, Qp. La interceptación, I, es el agua que se utiliza en humedecer la vegetación y el mantillo y regresa a la atmósfera sin haber contri- buido al aumento de la humedad del suelo. Esta es una pérdida de agua y en este caso se estima con el modelo modi- ficado de Gash et al. (1995), cuya ecua- ción se presenta en el modelo [6] n+m n = n(c)P' B + (cÉ c /R)2 (P¿j ~ P'c >6] 7=1 7=1 m n-q + (c)^P GJ + qS c + p t ^P G j 7=1 /=i Donde: E-S ;E = P [1] dt S = (I + Ev + Tr + Qs + Qp)\Et = ( Ev + Tr) [ 2 ] 8A P -(I + Et + Qs+ Qp) = — dt roí c= proporción del suelo sin cobertura forestal. Ec= la tasa de evaporación del agua inter- ceptada. R= la intensidad de la lluvia sobre la cobertura. P’ G = cantidad de lluvia necesaria para iniciar la redistribución de la lluvia sobre el suelo. Q= la precipitación de lluvias que no sobrepasan P’ G . S c = la cantidad de agua necesaria para saturar la cobertura. Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 69 P t = la proporción de la lluvia que es esco- rrentía cortical. Los detalles de este modelo se pueden revisar en Návar y Bryan (1994) y Návar et al. (1999 y 1999a) y los parámetros para bosques mixtos, bosques de encino y bosques de pino se pueden consultar en Návar (2011; 2011a). Un estimador de Et se calcula midiendo convencionalmente la evapora- ción en evaporímetros y la ponderación (Etp), se calcula con un factor de evapo- ración en tanques (Et), un factor climático (Fe), un factor de cobertura forestal (Ftv) y finalmente con el almacén de agua del suelo dado por los contenidos iniciales de agua del suelo (0i), el contenido de agua del suelo al punto de marchitamiento permanente (0 pmp ) y el contenido del agua del suelo a la capacidad de campo (0 CC ), a partir del modelo [7]: Ln 100 6,-6 pmp Etp = 0-0 [7] pmp Ln( 101 ) - • Et ■ Fe ■ Ftv El modelo [7] estima la evapotranspira- ción potencial, la cual está regulada por el contenido del agua del suelo y el tipo de cobertura forestal. Los detalles y factores de ponderación de la ecuación [7] se pueden encontrar en libros básicos de física de suelos (Hillel, 1980). Las formas de estimar estos parámetros son también parte de la física de suelos. El contenido final del agua del suelo, en forma proporcional, se estima a partir del balance hídrico, donde 0¡ = 0 M ± [Precipitación M - lnterceptación M - Etp]; i-1 se refiere al tiempo inmediato anterior, que para este propósito en la escala temporal diaria es del día anterior. El modelo se alimentó con los siguientes parámetros del suelo: profun- didad del suelo = 30 cm, contenido del agua del suelo al punto de marchita- miento permanente (0 pmp ) = 0,15; conte- nido del agua del suelo al punto de la capacidad de campo (0 CC ,) = 0,45, y contenido del agua del suelo al punto de saturación de la porosidad del suelo (0 S ) = 0,50; con el parámetro climático de factor de conversión de Etp a Etr, Fe, = 0,95; el parámetro de vegetación (Ftv) = 1,25; y los parámetros de la interceptación (c) = 0,058; E c = 2,64; R = 12,66; P’ G = 0,25; q = 0,058; S c = 0,135; P t = 0,039. Los datos de la superficie y número de incendios forestales para el periodo de 1992 a 2006 se encontraron disponibles para relacionarlos con los parámetros resultantes, específicamente con el número de días que 0 se encuentra por debajo de cierto límite, como un indicador de la sequía o del contenido de agua de los suelos y por lo tanto de la vegetación y del mantillo o combustibles que se encuentran en contacto con el suelo. Se utilizó la variable número de días con un 0 por debajo de cierto umbral x durante los meses de enero, febrero, marzo, abril y mayo. Este periodo es el de mayor presencia de incendios en Durango, dada una combinación de bajas precipitaciones acompañadas por fuertes vientos secos que reducen la humedad de los árboles, mantillo y suelos muy rápidamente. El número y superficie forestal incendiada se relacionaron con el valor de 0, con ecuaciones lineales y no line- ales para determinar la ecuación de mejor ajuste. Se describen las ecuaciones y los estadísticos de ajuste coeficiente de determinación, error estándar y nivel de significancia probabilística. Fulé y Covington (1997) reportaron datos sobre el número de incendios para los bosques templados del centro de 70 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios Durango, México, para el periodo de 1945 a 1993. Esta información se utilizó también en la prueba de bondad de ajuste del valor estimado de 0 por el balance hídrico. Los datos de Fulé y Covington (1997) presentaron n = número de incen- dios forestales = 15, 12 y 9 que quemaron: a) al menos un árbol, b) al menos 10% del arbolado y c) al menos 25% de los árboles presentes en un rodal. Se utilizó la distribución binomial negativa para estimar el número de años en los cuales existen incendios forestales para varios niveles de humedad. La distribución binomial negativa El número X de ensayos realizados para producir k aciertos o éxitos, en un experi- mento binomial negativo se denomina variable aleatoria con una distribución binomial negativa. Si una repetición de eventos independientes resultan en un acierto o éxito, con una probabilidad p o en un fallo o fracaso con una probabilidad q = 1-p, entonces la distribución de proba- bilidad de la variable aleatoria X, descrita como el número del intento en el cual ocurre el k-ésimo éxito o acierto es: nb(x;r,p) (x+r- 1 N \ r - 1 ) [ 8 ] La esperanza matemática y la varianza de la distribución binomial negativa nb(x; 1, p) están dadas por: E(x) = /i = r( 1 ~ p ) P [9] y V(x) = cr 2 = tjl - p ) 2 [ 10 ] La distribución binomial negativa estima los años en los cuales se presentan los incen- dios forestales con variantes en la variable 0 proveniente del modelo hídrico. Los datos estimados por la distribución y los obser- vados por Fulé y Covington (1997) sirvieron para determinar si 0 explica parte de la variación aleatoria de los incendios fores- tales presentados en la fracción de la Sierra Madre Occidental de Durango, México. Además, se ajustaron regresiones lineales y no lineales a los datos del número de incendios forestales y la super- ficie forestal incendiada con los factores climáticos simples (precipitación total anual, precipitación estacional acumulada (enero-mayo), evaporación, evapotranspi- ración y evapotranspiración ponderada estacional). Los datos de precipitación provienen generalmente de pluviómetros y los datos de evaporación provienen de evaporímetros de la estación climática El Salto, Durango, México. Los datos de Et y Etp provienen del modelo hídrico del balance de masas. Se utilizaron los datos climáticos de la estación de El Salto, Durango, México, porque se encuentra dentro de los bosques templados de la Sierra Madre Occidental de Durango, México. Los datos climáticos de la estación El Salto son representativos para todos los bosques templados de Durango, como se observará en los resultados. Esto sucede parcialmente porque las lluvias como las temperaturas que ocasionan la evapotrans- piración ocurren principalmente por fenó- menos climáticos de orden sinóptico, a escalas globales. Además, se relacionó la superficie y el número de incendios con los eventos El Niño - Oscilación del Sur (enso por sus siglas en inglés: El Niño-Southern Oscila- tion) para el periodo de referencia señalado. Se ajustaron también ecuaciones de regre- sión para detectar cómo la presencia de este fenómeno climático ejerce una influencia en estos fenómenos. Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 71 RESULTADOS Los resultados anuales de la corrida del modelo con datos diarios se presentan en la tabla 1. Los resultados muestran que la precipitación promedio anual para la región del Salto, Pueblo Nuevo, Durango, para el periodo de 1945 a 2003 es de 858 mm, de los cuales, en promedio, 94 se interceptan, 603 se evapotranspiran y 146 mm producen caudales superficiales, subsuperficiales y subterráneos. Si se consideran los caudales totales como fuentes de salida de agua de los suelos, la descarga total que sale por los ríos se aproxima a 17% de la precipitación total. Este porcentaje es consistente con aque- llos valores reportados por Návar (2008) en su balance hídrico para el estado de Durango, quien calculó que los caudales superficiales explican, en promedio, 15,5% de la precipitación promedio anual para el estado. De acuerdo con estima- ciones realizadas por el autor de esta investigación, entre 20% y 30% es caudal base y el restante es caudal directo. El contenido promedio del agua del suelo es de 0,28 cm cm- 1 cuando el punto de satu- ración es de 0,50 cm cm- 1 o el contenido del agua a la capacidad de campo es de 0,45 cm cm- 1 . Del balance hídrico se extrae que los suelos permanecen la mayor parte del tiempo semisecos, con □ cercanos al punto de marchitamiento; lo que explica la alta incidencia de incendios forestales y la falta de agua en el suelo como un factor limitante en la producti- vidad forestal. Los resultados de las relaciones entre el valor de 0 proveniente del modelo del balance hidrológico expresado como sequedad del suelo para la época de incendios forestales y del número de incendios forestales para el estado para el periodo 1990-2002 se presentan en la figura 2. Figura 2. Relación entre el número de incendios forestales y el número de días por debajo de un valor de humedad del suelo x. 72 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios Tabla 1. Variables del balance hídrico para suelos de la Sierra Madre Occidental del estado de Durango, México. Año Precipitación (P) (mm) Interceptación (1) (mm) Etp (mm) Eta onderada (mm) Theta (mm mm- 1 ) Q (mm) 1945 827,50 90,80 1149,10 736,30 0,25 0,40 1946 853,70 93,70 1135,50 722,00 0,25 38,10 1947 902,40 99,00 1043,10 705,80 0,25 97,60 1948 1012,90 111,00 1130,20 861,10 0,26 40,80 1949 670,90 73,60 724,90 557,80 0,27 39,60 1952 279,40 30,70 433,90 216,80 0,20 31,90 1953 1022,00 111,90 1075,40 802,50 0,26 107,50 1954 382,50 42,00 871,10 377,00 0,20 0,00 1955 1007,50 110,30 1035,40 664,70 0,27 232,50 1956 567,00 62,20 1013,90 467,50 0,21 37,30 1957 555,00 60,80 767,80 461,50 0,23 32,60 1958 158,20 17,30 284,90 144,10 0,21 0,00 1959 457,10 50,10 814,30 386,30 0,20 20,70 1960 759,00 83,10 915,10 598,90 0,26 77,00 1961 741,70 81,20 883,50 608,40 0,26 52,20 1962 880,00 96,40 925,70 650,90 0,26 132,70 1963 1224,60 134,10 902,30 735,00 0,31 355,50 1964 782,90 85,90 785,00 712,20 0,30 0,00 1965 933,00 102,10 885,10 578,10 0,25 252,80 1966 1235,10 135,20 833,50 805,80 0,33 294,10 1967 1242,40 135,90 864,10 682,50 0,30 424,00 1968 1413,40 154,50 875,40 811,60 0,33 447,30 1969 871,80 95,40 834,50 681,00 0,29 95,40 1970 883,00 96,60 873,20 678,30 0,29 108,10 1971 705,50 77,20 929,70 604,10 0,24 24,20 1972 1073,20 117,40 939,40 675,00 0,29 280,80 1973 1044,50 114,30 906,00 756,90 0,29 173,40 1974 1066,00 116,80 779,40 548,90 0,26 400,30 1975 763,30 83,60 948,00 595,00 0,27 84,70 1976 938,50 102,70 852,80 605,40 0,28 230,40 1977 713,50 78,10 826,90 647,20 0,28 0,00 1978 1162,80 127,20 884,30 627,20 0,26 408,40 1979 643,30 70,40 674,60 453,80 0,24 119,20 1980 769,90 84,20 638,50 479,70 0,29 206,00 1981 1198,60 131,20 779,30 742,60 0,34 324,80 1983 1102,80 120,90 839,50 806,40 0,34 175,50 1984 755,20 82,90 851,30 527,20 0,25 145,10 1985 1018,40 111,60 922,10 690,80 0,28 216,00 1986 1098,00 120,30 902,10 688,70 0,28 289,00 1987 406,90 44,60 255,00 262,90 0,36 99,40 1988 868,50 95,20 999,60 713,40 0,27 59,90 1989 785,00 86,10 935,70 626,80 0,26 72,10 Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 73 (finaliza Tabla 1) Año Precipitación (P) (mm) Interceptación (1) (mm) Etp (mm) Eta on derada (mm) Theta (mm mm- 1 ) Q (mm) 1990 136,00 14,90 242,00 171,70 0,26 0,00 1991 1208,50 132,30 1012,50 639,10 0,27 437,10 1992 1265,30 138,50 995,10 807,70 0,30 319,00 1993 960,80 105,20 1002,30 711,30 0,26 144,30 1994 961,70 105,40 1066,00 707,00 0,25 149,40 1995 774,10 84,80 1055,00 568,80 0,23 120,50 1996 910,80 99,80 960,90 617,90 0,25 193,20 1997 999,50 109,60 923,70 858,80 0,30 31,10 1998 660,60 72,40 926,40 597,40 0,25 0,00 1999 770,00 84,06 409,92 409,92 0,38 103,15 2000 786,50 85,83 459,03 459,03 0,40 94,36 2001 938,00 102,41 450,34 450,34 0,40 130,75 2002 943,00 102,99 525,27 525,27 0,41 112,74 2003 953,00 104,07 524,88 524,88 0,41 112,74 Promedio 857,94 93,94 829,90 602,63 0,28 145,99 Desviación 270,11 29,54 221,15 164,04 0,05 128,22 Intervalo Coeficiente 70,75 7,74 57,92 42,96 0,01 33,58 De Variación 31,48 31,45 26,65 27,22 18,24 87,83 Donde: Etp=evapotranspiración potencial (mm), Eta=evapotranspiración real (mm); Theta=conten¡do promedio de humedad del suelo; Q=descarga de agua del suelo. De la información de la figura 2 se extrae que el valor de 6 explica entre 75% y 93% de la variación existente en el número de incendios forestales que se presentan en el estado. Esto demuestra la bondad del balance hídrico del suelo como estimador de este tipo de eventos. De las ecua- ciones regresivas se extrae que el número de incendios crece exponencial- mente en suelos demasiado secos (0 <0,16 cm cm- 1 ) y linealmente en suelos poco húmedos (0 > 0,30 cm cm- 1 ). En suelos demasiado secos la ecuación alcanza una asíntota rápidamente, dada por los exponentes menores que 1 ,0 y se explica parcialmente por la falta de combustibles o de sistemas de ignición para continuar generando un mayor número de incendios forestales en estas condiciones de sequía. Otros factores que están dominando la asíntota pueden ser las variaciones del suelo que conllevan a mayores almacenamientos de agua que, eventualmente, necesitan de un mayor número de días con sequedad para generar un mayor número de incendios forestales. Entre estos factores se encuentran la profundidad por arriba de los 30 cm, la cantidad de rocas dentro del suelo que produce cambios importantes en los balances hídricos de los mismos, la exposición que genera tasas diferenciales de evapotranspira- ción, la diversidad de especies de árboles que se encuentran en el rodal y que generan también tasas diferenciales de interceptación y de transpiración. 74 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios La superficie forestal incendiada y su relación con el contenido de humedad del suelo se presentan en la figura 3. La variación en la superficie forestal incen- diada explicada por los modelos de regre- sión varió desde 42% hasta 94%. Estos modelos fueron significativos al 0,05 para suelos con humedades promedio por arriba de 0,25 cm cm- 1 y al 0,10 para suelos por debajo de 0,25 cm cm- 1 . La superficie forestal incendiada aumenta linealmente con el número de días por debajo de la humedad x. Las líneas se desplazan hacia la derecha con el aumento en la humedad promedio del suelo, explicando que se requiere de mayor número de días para incendiar una misma superficie forestal anual. Por ejemplo, para alcanzar las 20 000 hectá- reas incendiadas, se requiere de 50, 70, 80 y 100 días con humedades del suelo promedio por debajo de (0,16; 0,20; 0,25 y 0,30) cm cm- 1 , respectivamente. Los modelos casi convergen cuando se incen- dian las 40 000 hectáreas, indicando que el contenido del agua del suelo en este rango de valores (0,20 < 0 < 0,30) cm cm- 1 , es irrelevante en estas situaciones. Otros fenómenos operando individual o colecti- vamente explican en conjunto con hume- dades del suelo por debajo de 0,30 cm cm- 1 la superficie forestal incendiada. Por ejemplo, durante 1998, cuando ocurrieron estos fenómenos que incendiaron por arriba de las 40 000 hectáreas de bosques en el estado de Durango, se presentó una combinación de fuertes vientos secos provenientes del Océano Pacífico, combinado con una alta morta- lidad de arbustos y árboles de algunas especies que sucumbieron a las fuertes heladas del 12 de diciembre de 1997. Figura 3. Relación entre la superficie forestal incendiada y el número de días por debajo de un nivel de humedad del suelo x. Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 75 Los resultados del modelo hídrico conjun- tado con los datos sobre incendios fores- tales observados por Fulé y Covington (1997), para los diferentes contenidos de humedad del suelo, se presentan en la tabla 2. La probabilidad de la presencia de incen- dios con r=número de aciertos y x número de intentos necesarios para alcanzar el número de aciertos se presentan en la segunda parte de la tabla 2. El modelo binomial negativo explica que el número de intentos para alcanzar el número de convergencia de incendios (observados y modelados) es claramente mayor (12-25) que el número de intentos observados por el modelo hídrico de predicción de la humedad del suelo (8- 17). Por esta razón, probabilísticamente el modelo hidrológico explica por arriba de 66% (8/12 y 17/25) de la variación en el número de incendios forestales en Durango, México. La consistencia del modelo se observa porque el número de días con humedad del suelo menores que 0,16 explican una mayor variación de la presencia de incendios (8/15; 7/12; y 5/9) que a medida que el suelo se encuentra con un mayor contenido de humedad, q<0,20, (4/15; 4/12; y 2/9) o q<0,25, (5/15; 4/12; y 2/9). El número de incendios y la super- ficie forestal incendiada no se encuentran estadísticamente relacionados con la precipitación anual o estacional, ni con la evapotranspiración anual, estacional o ponderada (Tabla 3). La escasa variación explicada por los modelos de regresión y la falta de significancia probabilística para las relaciones entre los factores del clima y el número de incendios y la superficie forestal incendiada, indican que se requiere de mayor información para poder calibrar estas asociaciones correcta- mente y poder justificar su presencia dentro de los modelos de riesgo de incen- dios forestales. Los valores anuales pueden no representar adecuadamente las condiciones climáticas presentes durante la época de incendios. Las teleconexiones con el efecto climático El Niño, sobre la superficie forestal incendiada y el número de incen- dios es clara pero con una fuerte varia- ción no explicada por las ecuaciones de regresión (Fig. 4). Los modelos lineales explican entre 15% y 38% de la variación total en el número de incendios y en la superficie forestal incendiada, respectiva- mente. Estadísticamente se predice de modo adecuado la superficie forestal incendiada por el fenómeno climático El Niño (p=0,03) pero no el número de incendios forestales (p=0,28). Si embargo, ambas ecuaciones poseen pendientes negativas; es decir, a medida que las aguas del Pacífico Sur Oriental se calientan por arriba de lo normal, el Tabla 2. La distribución binomial negativa para estimar el número de aciertos, r(8, 8, y 5) con p(r) = 0,50, con probabilidades (0,995 y 0,999) de la presencia de incendios en un bosque templado de Durango, México. Incendios Núm. de intentos, Núm. de intentos, con P=0,999 observados con P=0,0995 que convergen que convergen (del total) (del total) para humedades, 0 para humedades, 0 00,16 00,20 00,25 00,16 00,20 00,25 15 8 ( 17 ) 4 ( 8 ) 5 ( 9 ) 8(25 4(17 5 ( 19 ) 12 7 ( 17 ) 4 ( 8 ) 4 ( 9 ) 7 ( 23 ) 4 ( 17 ) 4 ( 17 ) 9 5 ( 17 ) 2 ( 8 ) 2 ( 9 ) 5 ( 19 ) 2 ( 12 ) 2 ( 12 ) 76 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios Tabla 3. Coeficientes de determinación (la probabilidad de la significancia estadística) de la relación entre los parámetros climáticos individuales y el número de incendios y superficie forestal incendiada en el estado de Durango (n=15). Número de Incendios Superficie forestal Precipitación anual 0,18(0,17) 0,026(0,62) Precipitación (enero-mayo) 0,14(0,23) 0,016(0,69) Evapotranspiración anual 0,014(0,71) 0,0012(0,91) Evapotranspiración (enero-mayo) 0,13(0,26) 0,016(0,69) Evapotranspiración ponderada (enero-mayo) 0,0074(0,79) 0,017(0,69) 60000 50000 40000 30000 20000 10000 re I re "O re ■u c o o E re w O) o o t a> Q. 3 V) Figura 4. La importancia del fenómeno climático El Niño, sobre el número y superficie afectada por incendios forestales en Durango. número y la superficie forestal incendiada disminuyen notoriamente hasta en un 50% del promedio. Estas condiciones resultan en teleconexiones de El Niño. En contraste, cuando se presenta un efecto La Niña, fuerte, la superficie forestal y el número de incendios forestales aumenta a las 50 000 ha y los 400 incendios fores- tales anuales. DISCUSIÓN Los resultados de este estudio demues- tran que el cálculo de la humedad del suelo a través de un balance hídrico es un indicador climático más efectivo que la misma precipitación, la evaporación y la evapotranspiración, que se utilizan gene- ralmente como parámetros de entrada en Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 11 la mayoría de los modelos de riesgo de incendios forestales. El uso de este pará- metro incrementa la precisión en la proyección del número de incendios y la superficie forestal incendiada en el estado de Durango. El balance de masas, por ser un modelo físico puede extenderse a otros bosques con el simple cambio en los parámetros del suelo, de la vegeta- ción, los factores climáticos y los factores de ponderación. La figura 2 muestra que a medida que aumenta el número de días donde el suelo se encuentra más seco, 0 < 0,16 cm cm- 1 , el número de incendios aumenta rápidamente hasta alcanzar una cons- tante o asíntota. En contraste, a medida que el número de días donde la humedad promedio del suelo aumenta, 0 < 0,16 cm cm- 1 , se requiere de un mayor número de días con estas características para que se presenten incendios forestales impor- tantes en número y superficie. Sin embargo, la superficie forestal incendiada presenta una tendencia lineal para casi todos los rangos de humedad descritos. Las ecuaciones de las figuras 2 y 3 predicen el número de incendios y la superficie forestal incendiada, casi convergen en aproximadamente 400 incendios por año y por las 40 000 ha incendiadas anualmente. La consistencia en la convergencia en las ecuaciones explica que existen otros factores más allá del rango de la humedad del suelo que controlan el número y la superficie forestal afectada por incendios de alta envergadura. Es posible que una vez que el 0 entre por debajo de la capacidad de campo o 33,3 kPa (1/3 de bar) de succión (0 = 0,45 cm cm- 1 ) el suelo y el mantillo orgánico o los combustibles que se encuentran sobre el suelo se desequen a tasas diferenciales. Si esto es así, entonces las ecuaciones muestran solo la relación entre el contenido del agua del suelo-planta y la superficie y número de incendios forestales y no de los combus- tibles que se encuentran sobre el suelo. Por esta razón, parte de la variación inex- plicable de los modelos de regresión puede encontrarse en el tipo de incendio forestal; es decir, una clasificación más estricta de incendios de copa y de mantillo del suelo podría eventualmente mejorar la bondad de ajuste de estas rela- ciones estadísticas. Es posible además que la humedad del suelo sea una variable que pronostica el número de incendios y la superficie forestal incen- diada potencialmente. Entonces, en rodales con presencia de combustibles forestales sobre el suelo, los incendios de mantillo serían más frecuentes y posible- mente actuarían como quemas contro- ladas en suelos relativamente húmedos. En rodales con contenido alto de combus- tibles forestales con suelos extremada- mente secos, los incendios de copa, y por supuesto de suelo, serían los de mayor ocurrencia. Las ecuaciones de regresión que predicen el número de incendios fores- tales son no lineales, en esencia, en contraste con aquellas que predicen la superficie forestal siniestrada. Es por ello importante clasificar las funciones que predicen cualquiera de estas dos varia- bles importantes en la toma de decisiones sobre la prevención, el control y el manejo del fuego. La no linealidad de las ecua- ciones es un hallazgo importante en este tipo de relaciones, ya que es un contraste a la suposición básica de linealidad de la mayoría de los modelos que predicen el riesgo de incendios forestales, utilizando valores climáticos en el submodelo (Aguado et al., 2003; Álvarez et al., 2006; Sebastián et al., 1999, 2000, 2007). El balance hídrico puede utilizarse como un submodelo preliminar para la prevención de incendios forestales en la Sierra Madre Occidental. Este incluye todas las variables de entrada, salida y 78 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los Incendios cambios en el almacenamiento del agua de los suelos. Es un adelanto en contraste con los modelos utilizados en la estimación del riesgo de incendios fores- tales, los cuales utilizan generalmente solo variables como la precipitación y la humedad relativa del aire (Sebastián et al., 2000; http://fire.cfs.nrcan.gc.ca; Hernández-Leal et al., 2005). Aunque existen algunos otros modelos que incor- poran otros componentes del balance hídrico, como es la evapotranspiración (Sebastián et al., 1999), estos adolecen muy probablemente de falta de precisión en la estimación final del riesgo de incen- dios forestales. El efecto del fenómeno climático El Niño se ha explicado por su influencia en la precipitación y la temperatura de varias regiones de la Tierra. Cuando éste se presenta en los últimos meses del año anterior y en los primeros meses del presente, generalmente durante el invierno y parte de la primavera, el norte de México es más frío y más lluvioso de lo normal (Cavazos y Hastenrath, 1990; Méndez-González et al., 2008). Swetnam y Betancourt (1989) en California y Arizona y Drury y Veblen (2007) en Durango, México, observaron que los incendios de mayor variación espacial estuvieron sincronizados con eventos climáticos extremos y estos se presen- taron desfasadamente con el fenómeno climático El Niño. De tal manera que durante la fase cálida del Océano Pací- fico oriental, el balance hídrico de los suelos es más positivo y benévolo para la productividad forestal (González-Elizondo et al., 2005; Arreola-Ortiz y Návar- Cháidez, 2010) y consecuentemente en la reducción del número y superficie que afectan los incendios forestales. El Niño, en su fase alta, trae consigo altas precipitaciones durante el otoño del año anterior y el invierno y la primavera del presente año en muchas partes del sudoeste de Estados Unidos (Andrade y Sellers, 1988) y norte de México (Cavazos y Hastenrath, 1990; Méndez- González et al., 2008) que resulta de una fase intensa y profunda del Bajo Aleutiano (un desplazamiento hacia el sur de la ruta de tormentas del Pacífico Norte), en combinación con una fuerte corriente del chorro subtropical que trae humedad directamente de la zona de convergencia intertropical en el Pacífico centrooriental (Andrade y Sellers, 1988). Como ejemplo, estas condiciones prevalecieron en Durango a finales de 1996 y principios de 1997 durante la fase más intensa de El Niño del siglo pasado, cuando se regis- traron inclusive aguanieves en la Sierra Madre Occidental, a principios de mayo de 1997, y se han presentado en el 2010. Después de esta etapa el clima varía a seco y cálido con ondas de frío extremo, de tal manera que, por ejemplo, para fines de 1997 se presentaron las heladas más intensas del siglo pasado, con temperaturas por debajo de los -25°C, lo que ocasionó la mortalidad de numerosas especies exóticas y algunas nativas dentro de los bosques templados, aumen- tando la cantidad de combustibles sobre el suelo. Vientos fuertes y secos prove- nientes del Océano Pacífico, una prima- vera seca, desfasada un año de El Niño, combinado con cantidades importantes de combustibles propiciaron los incendios forestales más intensos de los últimos 50 años, en número y superficie incendiada en Durango, México. Una combinación del balance hídrico para suelos forestales con las proyecciones del fenómeno climá- tico El Niño, podría eventualmente mejorar las estimaciones del índice de riesgo de incendios forestales en muchos bosques de México. Aquí se presenta un avance dentro del conocimiento de la presencia de incendios de alta enverga- dura y en combinación con técnicas esta- dísticas convencionales, como los cálculos de su probabilidad de ocurrencia (Alvarado et al., 1998) podrían eventual- Madera y Bosques 17(3), 2011:65-81 79 mente mejorar sus predicciones en tiempo y espacio. Es por esta razón que se recomienda hacer uso de estas tecno- logías con la finalidad de desarrollar estrategias importantes en la prevención de incendios forestales. CONCLUSIONES Este reporte de investigación enfatiza la necesidad de incorporar variables climá- ticas y edafológicas provenientes de balances hídricos en la proyección del número y superficie forestal incendiada en Durango. Estas variables proveen mayor información en la predicción del número y superficie forestal incendiada que las variables climáticas simples convencionalmente utilizadas en los modelos de predicción del riesgo de incendios forestales. Estas variables se expresan adecuadamente en fenómenos climáticos como El Niño-Oscilación Sur, y una combinación de la proyección de esta anomalía con las variables de los modelos hidrológicos, como es el balance del agua de suelos forestales, proveerían técnicas más adecuadas para la predic- ción de estos siniestros en los bosques templados del planeta. REFERENCIAS Aguado, I., E. Chuvieco, P. Martin y F.J. Salas. 2003. Assessment of forest fire danger conditions in Southern Spain from NOAA images and meteorological indices. International Journal Remóte Sensing 24:1653-1668. Alvarado, E., D.V. Sandberg y S.G. Pickford. 1998. Modelling large forest fires as extreme events. Northwest Science 72:66-75. Andrade, A.R. y W.D. Sellers. 1988. 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Madera y Bosques 17(3):65-81. Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 83 IARTICULO DE INVESTIGACION! Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., en condiciones de vivero Growth variability in seedlings of eight provenances of Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., in nursery conditions Héctor Mario Benavides-Meza 1 , Maira Oriana Gazca Guzmán 2 , Stephanie Fabiola López López 2 , Francisco Camacho Morfín 1 , Diana Young Fernández Grandizo 2 , María del Pilar de la Garza López de Lara 3 y Felipe Nepamuceno Martínez 3 RESUMEN Abies religiosa presenta una amplia distribución en la República Mexicana pues se extiende desde Sinaloa y San Luis Potosí hasta Puebla y Tlaxcala e incluso se encuentran poblaciones de esta especie en Guatemala. En el Valle de México se ubica en las zonas montañosas que rodean al mismo y sus bosques tienen una gran importancia ecológica y social, pues estas masas arboladas forman parte del bosque periurbano del Área Metropolitana de la Ciudad de México. No obstante lo anterior, estos sitios arbolados están sujetos a un grave deterioro por lo que es necesario buscar alternativas para su restauración. El objetivo de este trabajo fue evaluar la variación en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias bajo condiciones de vivero, para lo cual se utilizó un diseño experimental de ocho bloques al azar con 64 repeticiones. Los parámetros que se evaluaron fueron diámetro en la base del tallo y altura, en mediciones que se efectuaron trimestralmente durante un período de 10 meses. Las plántulas de la procedencia San Nicolás Coatepec presentaron los mayores valores en altura (37,2 cm), empero su tasa de crecimiento sólo difirió significativamente de la procedencia de Cofre de Perote. En cuanto a la tasa de crecimiento en diámetro, Coatepec (DISEFO) fue significati- vamente mayor al resto de las otras procedencias; sin embargo, en general no se observó ningún patrón de crecimiento relacionado con la distribución geográfica de las procedencias. PALABRAS CLAVE: Abies religiosa, crecimiento en vivero, Desierto de los Leones, procedencias, Valle de México, varia- bilidad. ABSTRACT Abies religiosa shows a wide distribution in México and extends from the States of Sinaloa and San Luis Potosí in the north part of México up to Puebla and Tlaxcala in the south, but there are also populations of this species in Guatemala. The forests in the Valle de México región are located in the mountainous areas around México City and socially and ecologically are very important because they 1 Investigador Titular CENID-COMEF / INIFAP. Av. Progreso núm.. 5, Viveros de Coyoacán, C.P 04010, Coyo- acán, México, D.F. correo-e: benavides.hector@inifap.gob.mx 2 Prestador de Servicios CENID-COMEF / INIFAP 3 Exinvestigador del CENID-COMEF / INIFAP 84 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa are a significant component of the peri- urban forest of this Metropolitan Area. Unfortunately these stands have been declining for the last 30 or more years and it is imperative to look for Solutions to restore these areas. The objective for this project was to determine the varia- tion in growth (height and basal diam- eter) among eight provenances of this species and was used a random block design with 64 replicates. Measurements were done every three months through a period of a year. Seedlings from San Nicolás Coatepec provenance showed the top valúes in height (37,2 cm), however the growth rate was only signif- icantly different with Cofre de Perote. The biggest basal diameter growth was recorded in seedlings from Coatepec (DISEFO) provenance, and it was signif- icantly different from the rest of prove- nances, but no pattern of geographically- determined variation was observed among the growth response from the different provenances. KEY WORDS: Abies religiosa, nursery growth, Desierto de los Leones, provenances, Valle de México, variability INTRODUCCIÓN A la especie Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht et Cham. se le conoce como pina- bete, abeto, jalocote, jalocotl, bansu (otomí), acxoyatl (náhuatl) y oyamel, el cual es el más usado (Manzanilla-Bolio, 1974; Gómez-González, 2003). Es un árbol perennifolio que alcanza 40 m y en ocasiones 60 m de altura y presenta ramas extendidas o ligeramente ascendentes y verticiladas que forman una copa cónica. Presenta hojas alternas, dispuestas en espirales, lineares, torcidas en la base, con el ápice agudo y córneo, de color verde oscuro brillante en el haz y muy glaucas en el envés, de (20-30) mm, rara vez hasta 35 mm de largo y de 1 ,5 mm de ancho. Conos solitarios, erguidos, cilindricos y oblongos, romos, resinosos, casi sésiles; de color violáceo a moreno violáceo y miden de (10- 16) cm de largo por (4-6) cm de ancho (Martínez, 1948; Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 2001) (Fig. 1). Las semillas son Figura 1 . Árbol y conos de Abies religiosa. Fuentes: (a) Héctor M. Benavides Meza, (b):http://www.conafor.gob.mx/portal/docs/secciones/reforestacion/ Fichas%20Tecnicas/ Abies%20religiosa.pdf Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 cuneado-oblongas, de unos 9 mm a 10 mm de largo, aladas, lisas y de color castaño brillante (Martínez, 1953). Distribución y características de la especie El oyamel se distribuye en las partes altas montañosas desde Sinaloa y San Luis Potosí hasta Guatemala, entre los 2500 y 3660 msnm (Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 2001). En México se encuentra principalmente a lo largo del Eje Neovolcánico entre los 17° 30’ y 21° 00’ latitud N y los 97° a 104° 00’ longitud O, desde Veracruz hasta Michoacán y Jalisco (Martínez, 1953; Manzanilla-Bolio, 1974). Los bosques de A. religiosa se desarrollan en climas templados con precipitaciones de 1000 mm anuales; en suelos profundos, bien drenados; húmedos, ricos en materia orgánica y de neutros a ligeramente ácidos (Madrigal- Sánchez, 1967; Manzanilla-Bolio, 1974). Los rodales de oyamel se encuen- tran puros en pequeños manchones o mezclados principalmente con Pinus montezumae Lamb., R hartwegii Lindl. , P ayacahuite Ehren. ex Schlecht., P. douglasiana Mart., Pseudotsuga sp., Cupressus lindleyi Klotzsch ex Endl., Quercus sp., Alnus sp., Salix sp., Arctos- tahyllos sp. y Arbutus sp. (Gómez- González, 2003). Abies religiosa en la Cuenca del Valle de México En la cuenca se encuentra desde El Chico hasta Epazoyucan y de Villa Nicolás Romero hasta Tlalpan y Milpa Alta; asimismo se distribuye de Texcoco a Amecameca, Juchitepec y Tepeapulco, desde los 2600 m en donde se encuen- tran escasos individuos en las barrancas y cañadas protegidas, hasta una altitud 85 máxima de 3500 msnm. Las masas más densas se encuentran entre 2900 m y 3200 m, en asociación frecuentemente con P montezumae en el límite altitudinal inferior, P psedostrobus Lindl., P rudis Endl. y C. lindleyi en la parte media y P hartwegii Lindl. en la parte superior (Madrigal-Sánchez, 1967; Calderón de Rzedowski y Rzedowski, 2001). Importancia ecológica y económica Los bosques de A. religiosa constituyen comunidades clímax que dominan las partes altas del Valle de México, cuyas características de cobertura vegetal y propiedades físicas del suelo permiten una eficiente absorción y retención del agua de lluvia; además de tener interés estético-recreativo y ser de especial importancia para la protección de fauna silvestre en los parques nacionales, cuatro de los cuales se encuentran en la Cuenca de México (Cumbres del Ajusco, Desierto de los Leones, Insurgente Miguel Hidalgo y Costilla y El Chico) y que suman 6556 ha (Madrigal-Sánchez, 1967; Nieto de Pascual-Pola, 1995). En función de lo anterior, estas masas arboladas son un importante componente de lo que se refiere a bosque periurbano (Benavides- Meza et al., 1994), que en este caso, al encontrarse en la periferia del Área Metropolitana de la Ciudad de México, adquiere especial relevancia por los servi- cios ambientales que genera para sus habitantes y el mejoramiento ecológico de la misma. Aunado a lo anterior, la madera de esta especie es muy útil para la obtención de pulpa para papel debido al tamaño de su fibra y carencia de resina. De igual forma se emplea en la fabricación de cajas, canastas, empaques para alimentos, postes, vigas, morillos, pilotes, fajillas, así como leña y carbón. También es utilizado como árbol de navidad y se 86 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa elaboran adornos con sus ramas (Madrigal-Sánchez, 1967; Manzanilla- Bolio, 1974). Declinación de Abies religiosa en el Desierto de los Leones A finales de la década de los setenta y principios de los ochenta se presentó en los bosques de A. religiosa y P. hartwegii del Desierto de los Leones, un proceso de declinación similar al reportado por botá- nicos europeos, el cual se manifestaba como una decoloración del follaje, dismi- nución de la biomasa radical y aérea, caída prematura de acículas adultas en las coniferas, disminución tanto del creci- miento anual como de brotes y renuevos, así como un aumento en la susceptibi- lidad de los individuos arbóreos al ataque de insectos y enfermedades, que culmi- naba generalmente en una “muerte descendente” de los árboles, ya fueran dominantes o dominados en la masa (Alvarado et al., 1 992; Alvarado-Rosales y Hernández-Tejeda, 2002; Cibrián, 1989; Cielsa y Macías, 1987). Se consideró desde entonces que la declinación comenzaba cuando los árboles eran alte- rados ¡nicialmente por uno o más factores estresantes, los cuales deterioraban la salud y vigor del arbolado hasta el punto en que varios patógenos secundarios podían matar al huésped (Vázquez, 1987; Weaver y Stipes, 1988; Granados- Sánchez y López-Ríos, 2001). Los datos disponibles hasta la fecha, señalan a la contaminación atmosférica (principal- mente ozono) como el principal agente causal de la declinación forestal en dichos bosques (Granados-Sánchez y López-Ríos, 2001; González-Medina, et al., 2010). La situación de ésta área natural es preocupante ya que constituye una zona de depósito atmosférico elevado por estar ubicado en el sotavento de la cuenca y es el paso obligado del aire contaminado de la Zona Metropoli- tana de la Ciudad de México. De igual manera, la lluvia ácida es evidencia adicional de que la contaminación atmos- férica afecta los ecosistemas forestales del Desierto de los Leones y la calidad del agua de lluvia que captan (Pérez-Suárez et al., 2006); pues los resultados de Saavedra-Romero et al. (2003), los cuales fueron obtenidos durante 1998, mostraban que en el desierto se presen- taban lluvias ácidas (pH<5,65), especial- mente en los meses con mayor precipita- ción promedio (agosto y octubre). Derivado de esta situación, las depen- dencias operativas tienen la necesidad de realizar reforestaciones con especies nativas para acelerar procesos de sucesión vegetal que permitan repoblar en menor tiempo las áreas descubiertas y apoyar estas acciones con actividades de conser- vación de suelos (conanp, 2006). Restauración de la cubierta arbórea en el área La restauración se define como el acto de regresar al estado original una comu- nidad, pero de acuerdo con Ashby (1987), la originalidad de un ecosistema es cues- tionable si partimos de lo que se entienda por ecosistema original; así como el hecho de si el proceso de restauración pretende llevar la comunidad al estado antes de la degradación o a una etapa de sucesión más avanzada y el último de estos argumentos versa sobre la casi imposibilidad de alcanzar un estado único, lo cual llevaría a una condición estática que no es natural en un ecosis- tema. Debido a lo anterior, la meta de la restauración no es obtener una condición idéntica a la del ecosistema forestal considerado como original, sino a una cercana o parecida a la misma en la que se pretende regresar a un estado más saludable o vigoroso (Ashby, 1987; Rodrí- guez-Trejo, 2006). Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 En relación con lo anterior, la utiliza- ción de procedencias de la especie que resultó afectada en el sitio puede ser una alternativa adecuada de restauración, con base en la variación genética de las espe- cies forestales de amplia distribución, ligada a diferencias ambientales dentro de la misma (García-Quintana et al., 2007). La variación entre procedencias puede permitir el desarrollo de la especie en el sitio donde se encontraba la pobla- ción original que fue afectada, como en el caso del Desierto de los Leones y con tal fin, los ensayos de procedencias son una herramienta útil para evaluar y valorar la respuesta de las mismas. El presente trabajo forma parte de un gran proyecto que tuvo como objetivo central el proponer una alternativa sustentada en el uso de procedencias de Abies religiosa para la restauración de la 87 cubierta arbórea en las áreas cementerio que presentan un severo deterioro en el Desierto de los Leones (Fig. 2). Por esta razón, la evaluación de las procedencias se inició desde su respuesta inicial a partir de su desarrollo en vivero y en la búsqueda, como lo plantean Climent etal. (2008), de plantas forestales de calidad genética adecuada para desarrollarse en las condiciones prevalecientes del Desierto de los Leones. Variación de Abies religiosa Las especies forestales con grandes áreas de distribución muestran, en general, una gran variación clinal contro- lada genéticamente. Ésta se ve reflejada en la plasticidad fenotípica de las caracte- rísticas fisiológicas y morfológicas, como aquellas que están relacionadas con la Figura 2. Área con arbolado muerto en pie de Abies religiosa en el Desierto de los Leones, D.F. 88 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa resistencia por la adaptación a factores limitantes. La variación intraespecífica, es decir, la variación entre ecotipos de la misma especie se debe a la selección natural influida por los gradientes geográ- ficos y ambientales que se presentan a lo largo del área de distribución y al aisla- miento por discontinuidades que presentan las poblaciones (Zobel y Talbert, 1984). En la medida que una especie tiene un amplio rango de distribu- ción, es posible encontrarla en diferentes altitudes, exposiciones, tipos de suelo u otros factores ambientales y por ende sus poblaciones (procedencias) tenderán a contar con una variación genética y estar más diferenciadas. Ejemplo de lo anterior es frecuente encontrarlo en especies forestales de distribución geográfica amplia, las cuales pueden presentar una considerable variación en caracteres anatómicos, morfológicos y fisiológicos (Burley, 1969; Rodríguez-Trejo, 2006). En el caso del oyamel se han reali- zado estudios sobre la variación morfoló- gica y fisiológica en las semillas prove- nientes de diferentes localidades del Valle de México y Michoacán, entre los que destacan el realizado por la fao (1971), donde se midió el porcentaje de germina- ción y numero de semillas por kilogramo. Nieto de Pascual-Pola et al. (2003) evaluaron la relación entre el tamaño y peso de los conos con la calidad de la semilla y reportan que su viabilidad es independiente del tamaño del cono. En forma similar, Cortés-Barrera et al. (2005) cuantificaron la viabilidad de las semillas y el potencial de regeneración de esta especie en dos localidades del Distrito Federal, de las cuales la proveniente de la Sierra del Ajusco presentó una mayor producción de semillas y una mayor capacidad germinativa a diferencia de la colectada en la Cañada de Contreras. Cabe destacar que dichos estudios se llevaron a cabo con el fin de tener un mayor conocimiento de la propagación de la especie como alternativa para su conservación. Existen algunos estudios sobre aspectos dasométricos y de regeneración de los bosques de A. religiosa , incluso una evaluación en vivero con diferentes sustratos y tamaño de contenedor reali- zado por Santiago-Trinidad (2002), así como un diagnóstico de necesidades de fertilización por Moreno et al. (2002). No obstante lo anterior, hasta la fecha no se ha publicado ningún estudio relacionado con la variación en el crecimiento de plán- tulas de diferentes procedencias de oyamel, por lo que con base en la idea central del proyecto, se planteó el objetivo para el presente trabajo. OBJETIVO Determinar la variación en el crecimiento en diámetro y altura en plántulas prove- nientes de ocho procedencias de A. reli- giosa bajo condiciones de vivero. METODOLOGÍA Recolección de semillas Se obtuvieron semillas de ocho locali- dades de A. religiosa procedentes tanto de los extremos de su distribución transversal en el Eje Neovolcánico, como de dife- rentes sitios ubicados en la zona central de la misma (Tabla 1). Los lotes 1 al 3 fueron colectados en los meses de noviembre y diciembre del 2003 por el grupo de investi- gadores y colaboradores del inifap/cenid- comef. En cada sitio se cosecharon conos de 10 árboles maduros y sanos, ubicados a una distancia de 50 m o más uno del otro.; sin embargo, la semilla de estas procedencias no se mantuvo separada por árbol y se conformó un gran lote, al igual que el resto de las procedencias. El lote 4 fue donado por un distribuidor comercial Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 89 Tabla 1 . Sitios de colecta de las semillas de Abies religiosa. Núm. Procedencias Clave Coordenadas Altitud (msnm) 1 Nevado de Colima, Jal. NEC 19° 35’ 54”N 103° 35’ 05”O 3197 2 Cofre de Perote, Ver. COP 19° 31’ 12”N 97° 09’ 30”O 3486 3 Nevado de Toluca, Méx. TOL 19° 11' 03"N 99° 45' 33"0 3229 4 Coatepec, Méx. (DISEFO) COH 19°00'00"N 99°48'00"0 2260 5 San Nicolás Coatepec, Méx. SNC 19° 06’ 58”N 99° 23’ 90”O 2850 6 Santa Ana Tlacotenco, Milpa Alta, D.F. SAT 19° 06’ 26”N 99° 00’ 11”0 3750 7 La Soledad, San Antonio Calpulalpan, LAS 19° 32' 14''N Tlaxcala 98° 35' 50"O 2440 8 Milpa Alta, D. F. MIA 19°29'00"N 99°16'00"0 2500 de semilla y los lotes 5 al 8 fueron facili- tados por la Comisión de Recursos Natu- rales (corena), de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal. Siembra Para la producción de la planta se utilizó el procedimiento tradicional que se utiliza en el Vivero San Luis Tlaxiatemalco de la Comisión de Recursos Naturales de la Secretaria del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal (corena), con el fin de no alterar la posible aplica- ción de los resultados de este proyecto por parte de esta dependencia operativa, la cual es la encargada de la producción y abastecimiento de plantas para los programas de reforestación que se llevan a cabo en el Distrito Federal y áreas forestales aledañas. Antes de la siembra se benefició la semilla mediante su desalado, separación por tamaños con ayuda de cribas y limpieza en una sopladora que separó las semillas viables de la basura y semillas vanas. Asimismo las semillas pasaron por un proceso de desinfección con cloro al 0,6%, seguido de una imbibición por un periodo de 24 hrs y se eliminó el exceso de agua para posteriormente colocarlas en bolsas de plástico con fungicida Thiram horas antes de sembrarlas. 90 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa La siembra de las ocho procedencias de A. religiosa se realizó en almácigo, el 28 y 29 de junio del 2004 y la germinación se presentó dentro de las 3 a 4 semanas posteriores a la misma (30 de julio al 3 de agosto del 2004). Las plántulas se tras- plantaron a charolas de plástico rígido con 40 cavidades de 93 cm 3 cada una, que contenían un sustrato de peat moss, agro- lita y vermiculita en una proporción de 50:20:30 respectivamente y fertilizante Multicote (3,5 kg/m 3 de sustrato), el cual se aplicó posteriormente diluido en agua de riego cada ocho meses en promedio. De igual manera se les aplicó Micromax, con el fin de proporcionar a las plántulas los micronutrientes básicos. Finalmente, las charolas se llevaron al invernadero del vivero, donde se regaron por aspersión periódica (Fig. 3). Diseño experimental Las plántulas se mantuvieron en el inver- nadero, tiempo en el cual se llevó a cabo la evaluación de su crecimiento con base en la medición del diámetro en la base del tallo y la altura. La primera de estas varia- bles se midió con un vernier digital (Mitu- toyo, modelo No. CD-6”CS) y la altura con una regla métrica hasta la yema apical. Las mediciones se realizaron cada tres meses (29/09/2004, 10/01/2005, 6/04/2005 y 28/07/2005). Se usó un diseño experimental de bloques al azar con 8 bloques y 64 repeti- ciones por procedencia; en el cual cada charola fue considerada como un bloque y en cada una se muestrearon las ocho plán- tulas centrales a lo largo de la charola. Figura 3. Plántulas de Abies religiosa en el vivero de San Luis Tlaxiatemalco de la CORENA. Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 Análisis estadístico Se obtuvo el promedio de la altura y diámetro basal para cada procedencia en cada uno de los bloques por cada fecha de medición y, con el fin de obtener la tasa de crecimiento, se obtuvo el logaritmo de dichos promedios para realizar un ajuste de mínimos cuadrados entre las cuatro fechas de evaluación. Una vez determinada la tasa de crecimiento del diámetro basal y la altura de cada procedencia, se realizó un análisis de varianza (a= 0,05) y por último se llevó a cabo una comparación post- hoc o a poste- riori, para saber en concreto cual o cuales eran las procedencias que presentaban dife- rencias en su respuesta entre sí mediante una prueba de Tukey. RESULTADOS Altura Los valores promedio de altura por cada fecha de medición y para cada proce- 91 dencia se muestran en la tabla 2. En la primera medición los valores fueron muy similares entre las procedencias; sin embargo hacia la segunda y tercera medición era ya posible observar ciertas diferencias entre ellas, lo cual resultó claramente notorio en los valores medios obtenidos en la última medición, en la cual el mayor valor se presentó en la procedencia de San Nicolás Coatepec y el menor desarrollo en Cofre de Perote (Tabla 2). En la figura 4 se observa el desarrollo en altura y su ajuste de acuerdo con el procedimiento referido por cada fecha de medición. En el periodo comprendido de enero a abril del 2005 las procedencias mostraron una velocidad de crecimiento menor en comparación con los periodos de septiembre a enero y de abril a julio, en el cual se presentaron las mayores tasas de crecimiento. Este comportamiento es muy similar al que se esperaría encontrar en plántulas que se desarrollan bajo condiciones de campo, Fecha de medición Nevado de Colima Cofre de Perote Toluca Coatepec (DISEFO) Nicolás Coatepec, Méx. Sta. Ana Tlacotenco, D. F. La Soledad, Tlax. Milpa Alta, D. F. Figura 4. Tasas de crecimiento en altura de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. Tabla 2. Altura promedio (cm) por fechas de medición en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. 92 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa lo CM ■sf co CD CD o 03 o t— co o O O o ** ■* - ■* ■* ■* - CNj +1 03 O o +1 o +i CO +i 00 +1 CM +1 +1 +1 "fl- ¿C5 CO cm" cd" oo" h-" o" ^fl- CM CM CO CM co co co eo LO CM CO CO CM oo T fl- r- O LO LO CD 03 LO ■sf CD CM O o" o" o" o" o" o" o" O +1 +1 +1 +1 +1 +1 +1 +1 LO O T— T— LO CO M" ■^1- cb r-" cm" o" o" r— “ oo" h-" cf O T_ T_ CM CM CM T_ T_ CM c 'O o "D 03 E cd LO ■'fl- CM CM OO X— oo CM CD T3 O ''fl- LO CD LO LO co "fl- ■'fl- CO CM eo" o" o" o" o" o" o" o" -c ''ü +1 +1 +1 +1 +1 +1 +1 +1 o 03 LL 1 cq M" 03 o" O co" CD "fl- CD h-" CD lo" OO LO" M- O M" 03 CD oo CD LO LO O T— v— T— T — T— T— 1 — v— QJ O o" o" O o" o" O o" o> +1 +1 +1 +1 +1 +1 +1 +1 R CD CD 03 03 LO ■sf LO CM 03 CM lo" ■'fl- LO" ■'fl- lo" cd" lo" cd" 5 ■'fl- ■'fl- ■'fl- ■'fl- ''fl- -sr ■sr ■'fl- CD CD CD CD eo CD CD eo O LL LLI CO Q 1 — - >< -03 >< 03 V) LL ro >< '03 co c o" b “3 L i 03 03 co Q. O CO o CO E o O 03 > 03" -t— ' O ! 03 CL co" C3 03 I C/3 re 03 T3 03 CO o O C/3 -co C3 c 03 -t— ' O C3 CO |— >< co 1— -a" co -a 03 LL Q c T3 O 03 ■a T3 O C3 03 Q. o o CO c co" < d) o p\ "O CO > 03 "O CO > 03 -*— < CO z c < o CO co CL 8 03 O 03 o co co -t— ' co — o. z O z o CO co _l Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 93 es decir, que crezcan más durante la temporada de mayor temperatura y lluvias y menos durante la temporada fría y de estiaje, lo que indica una respuesta fenológica muy asociada a las condi- ciones ambientales en esta especie, inde- pendiente de la cantidad de riego y que obedece más a cambios de temperatura y luz (fotoperiodo), relacionados con factores genéticos de control. Los resultados del análisis de varianza practicado a los datos de altura indican que se registraron diferencias significativas (a=0,05) entre las ocho procedencias (Tabla 3). Con base en lo anterior, se procedió a realizar una prueba de comparación de medias cuyos resultados se presentan en la tabla 4, en la cual se aprecia que la procedencia Cofre de Perote presentó una altura significativamente menor a la de las otras procedencias mientras que la de San Nicolás Coatepec resulto ser significativamente mayor a las de Santa Ana Tlacotenco, La Soledad, Coatepec (disefo) y Cofre de Perote (Tabla 4). Tasas de crecimiento Aunado al parámetro de altura, se realizó una prueba de análisis de varianza para comparar las tasas de crecimiento en altura entre las 8 procedencias de A. reli- giosa. Los resultados permitieron deter- minar que existían diferencias significa- Tabla 3. Resultados del análisis de varianza a los valores de la altura en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. FV Gl SC CM F Sig Obs Total 63 2002,515 Tratamientos 7 1315,07988 187,868555 15,3041921 0,0000 Error 56 687,435117 12,2756271 FC= 63441,0156 Tabla 4. Resultados de la prueba de Tukey en los valores medios de altura en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. Procedencia Medias * San Nicolás Coatepec, Méx. 37,2 A Nevado de Toluca, Méx. 36,3 AB Milpa Alta, D.F. 34,4 ABC Nevado de Colima, Jal. 31,9 ABCD Sta. Ana Tlacotenco, D.F. 31,1 BCD La Soledad, Tlax. 30,1 CD Coatepec, Méx. (DISEFO) 28,8 D Cofre de Perote, Ver. 22,0 E * Los valores de media con diferente letra difieren significativamente entre sí. 94 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa tivas (a=0,05) entre estas (Tabla 5), por lo que se procedió a realizar una prueba de comparación de medias para dichos datos (Tabla 6). Se registraron diferencias significa- tivas entre las procedencias de San Nicolás Coatepec y Cofre de Perote, las cuales registraron el mayor y menor valor respectivamente. Tales resultados coin- ciden con los obtenidos en el análisis del promedio de la altura para estas dos procedencias. Asimismo, las proceden- cias de San Nicolás Coatepec, Coatepec (disefo) y Toluca, todas pertenecientes al Estado de México, se agrupan entre las tasas de crecimiento mayores. Diámetro En la tabla 7 se presentan los valores de diámetro promedio en cada fecha de medición, para cada procedencia bajo condiciones de vivero y, al igual que en la altura, se presentaron valores muy simi- lares en la medición inicial, pero hacia el final del periodo de muestreo fue evidente la variación entre procedencias, pues en las plántulas provenientes de Coatepec (disefo) se registró el mayor crecimiento en diámetro, con un promedio de 4,29 mm y en la de Cofre de Perote se presentó la menor (3,44 mm). Tabla 5. Resultados del análisis de varianza a los valores de la tasa de crecimiento en altura en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. FV Gl SC CM F Sig Obs Total 63 0,0000039 Tratamientos 7 0,0000011 0,00000017 3,44370341 0,0042 Error 56 0,0000027 0,000000049 FC= 0,000357666 Tabla 6. Resultados de la prueba de Tukey en los valores medios de tasa de crecimiento en altura en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. Tratamiento Media * San Nicolás Coatepec 0,0026 A Coatepec, Méx. (DISEFO) 0,0025 AB Nevado de Toluca, Mex. 0,0024 AB Milpa Alta, D.F. 0,0024 AB Nevado de Colima, Jal. 0,0024 AB La Soledad, Tlax. 0,0023 AB Sta. Ana Tlacotenco 0,0023 AB Cofre de Perote, Ver. 0,0021 B *Las medias con diferente letra difieren significativamente entre sí. Tabla 7. Diámetro promedio (mm) en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero en las diferenres fechas de medición. Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 95 96 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa La figura 5 muestra que Las tasas de crecimiento registradas en esta variable fueron muy similares entre procedencias al principio del experimento, sin embargo se fueron diferenciando a partir de enero y las plántulas de Santa Ana Tlacotenco y Cofre de Perote presentaron una menor velocidad de crecimiento. A diferencia de la tasa de crecimiento en altura, la de diámetro presentó un patrón más cons- tante a lo largo del tiempo. Los resultados del análisis de varianza practicados a los datos de diámetro se presentan en la tabla 8, los cuales indican que se registraron diferen- cias significativas (a=0,05) entre las ocho procedencias. Con base en lo anterior, se procedió a realizar una prueba de compa- ración de medias cuyos resultados se presentan en la tabla 9, en la cual se observa que las plántulas de la proce- dencia Cofre de Perote presentaron un diámetro significativamente menor a las de Nevado de Toluca y Coatepec (disefo). Cabe destacar que el diámetro de las plántulas de ésta última proce- dencia fue significativamente mayor al de todas las procedencias, excepto las de Nevado de Toluca. 0,7 0,6 E £. o k_ aJ E ‘2 Q oó o 0,1 0 Septiembre 29, 2004 Enero 10, 2005 Abril 6, 2005 Julio 28, 2005 Fecha de medición 0,5 0,4 0,3 0,2 ■Nevado de Colima ■Cofre de Perote ■ Toluca -Coatepec (DISEFO) Nicolás Coatepec, Méx. Sta. Ana Tlacotenco, D. F. La Soledad, Tlax. Figura 5. Tasa de crecimiento en diámetro de ocho procedencias de Abies religiosa de septiembre del 2004 a julio del 2005. Tabla 8. Resultados del análisis de varianza a los valores de diámetro en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. FV Gl SC CM F Sig Obs Total 63 8,59270134 Tratamientos 7 3,50699646 0,50099949 5,51663384 0,0000734192 Error 56 5,08570488 0,09081616 FC =916,30127 Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 97 Tabla 9. Resultados de la prueba de Tukey en los valores medios de diámetro en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. Procedencia Medias * Coatepec, Méx. (DISEFO) 4,3 A Nevado de Toluca, Méx. 3,9 AB Nevado de Colima, Jal. 3,8 BC Milpa Alta, D. F. 3,8 BC Nicolás Coatepec, Méx. 3,7 BC La Soledad, Tlax. 3,7 BC Sta. Ana Tlacotenco 3,6 BC Cofre de Perote, Ver. 3,4 C *Las medias con diferente letra difieren significativamente entre si. Los resultados del análisis de varianza efectuado a los valores de tasas de creci- miento en diámetro en las 8 proceden- cias, indican que se presentaron diferen- cias significativas (a=0,05) entre éstas (Tabla 10) y, con base en este resultado, al realizar la prueba de comparación de medias entre procedencias se registró que al igual que el valor promedio de diámetro final, la tasa de crecimiento de la procedencia Coatepec (disefo) fue signi- ficativamente mayor al de las otras proce- dencias y la de Cofre de Perote fue la menor, difiriendo con Coatepec (disefo), Milpa Alta, D.F., La Soledad, Tlax. y Nevado de Toluca (Tabla 11). Finalmente, en la tabla 12 se mues- tran los valores promedio finales de altura y diámetro que fueron alcanzados por las plántulas por procedencia, así como los de sus tasas de crecimiento en dichas variables. Se observa que en el caso de aquellas procedencias con un mayor tamaño final se registraron, como sería de esperar, los más altos valores de tasas de crecimiento. No obstante lo anterior, la tasa de crecimiento es una medida más certera para determinar qué procedencia creció más en grosor, particularmente cuando la medida inicial de la evaluación no es similar por tener dimensiones dife- rentes. Tabla 10. Resultados del análisis de varianza a los valores de la tasa de crecimiento en diámetro en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. FV Gl SC CM F Sig Obs Total 63 0,000002 Tratamientos 7 0,0000012 0,00000017 12,5872159 0,0000 Error 56 0,0000008 0,000000014 FC= 0,0001629 98 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa Tabla 11. Resultados de la prueba de Tukey en los valores medios de tasa de crecimiento en diámetro en plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa cultivadas en vivero. Procedencia Media * Coatepec, Méx. (DISEFO) 0,0019 A Milpa Alta, D.F. 0,0017 B La Soledad, Tlax. 0,0017 B Nevado de Toluca, Méx. 0,0016 B Nevado de Colima, Jal. 0,0015 BC Sta. Ana Tlacotenco 0,0015 BC Nicolás Coatepec, Méx. 0,0015 BC Cofre de Perote, Ver. 0,0014 C *Las medias con diferente letra difieren significativamente entre sí. Tabla 12. Valores promedio en altura, diámetro y sus respectivas tasas de crecimiento en plántulas de ocho procedencias de A bies religiosa cultivadas en vivero. Procedencia Altura Nivel Tasa Nivel Diámetro Nivel Tasa Nivel de de de de de cree. de signif. cree. signif. signif. diámetro signif. San Nicolás Coatepec, Méx. 37,23 A 0,003 A 3,72 BC 0,0015 BC Nevado de Toluca, Méx. 36,28 AB 0,002 AB 3,94 AB 0,0016 B Milpa Alta, D. F. 34,43 ABC 0,002 AB 3,77 BC 0,0017 B Nevado de Colima, Jal. 31,94 ABCD 0,002 AB 3,78 BC 0,0015 BC Sta. Ana Tlacotenco, D. F. 31,12 BCD 0,002 AB 3,64 BC 0,0015 BC La Soledad, Tlax. 30,08 CD 0,002 AB 3,69 BC 0,0017 B Coatepec, Méx. (DISEFO) 28,75 D 0,003 AB 4,29 A 0,0019 A Cofre de Perote, Ver. 22,01 E 0,002 B 3,44 C 0,0014 C Los valores promedio con diferente letra difieren significativamente entre sí. Madera y Bosques 17(3), 2011:83-102 DISCUSIÓN En relación con el crecimiento en altura total, se encontraron diferencias significa- tivas entre procedencias, en las cuales el menor valor se registró en Cofre de Perote y el inmediato, pero significativa- mente diferente, fue en las plántulas provenientes de Coatepec, Edo. de México. Asimismo, en la tasa de creci- miento sólo se distinguen dos grupos significativamente diferentes, de los cuales Cofre de Perote mostró el menor valor de ellos. Un patrón similar se registró en el tamaño final del diámetro y de su tasa de crecimiento, aunque en este caso la distinción de los grupos que se conforman a raíz de las diferencias registradas es menos uniforme. Si bien el tiempo de evaluación en vivero fue relativamente pequeño, los datos derivados de este trabajo permi- tieron distinguir una respuesta claramente diferente en la altura de las plántulas de la procedencia Cofre de Perote, que se manifestó asimismo en los valores de diámetro basal en el cual fue diferente por lo menos con dos procedencias. Con base en lo anterior, los resultados no permiten determinar una posible variación que esté relacionada con un factor altitu- dinal o latitudinal de las procedencias. Una reducida variación entre pobla- ciones de A. religiosa fue reportada por Aguirre-Planter et al. (2000), quienes refieren que en las coniferas es común encontrar una gran diversidad interna en las poblaciones, pero baja entre éstas, debido en parte a un extensivo flujo génico y la longevidad de los individuos. Una respuesta similar es la que reportan Juárez-Agis et al. (2006) para Pseudot- suga menzlesii (Mirb.) Franco, quienes no encontraron diferencias en el tamaño de plántulas de 9 meses de edad de dife- rentes poblaciones. 99 Con base en lo anterior, es posible considerar que la variación registrada en las plántulas de Cofre de Perote se rela- cione más con factores climáticos que influyen en esas poblaciones y que deter- minan un inicio y un detenimiento del crecimiento anticipado y diferente de la población con respecto a las demás procedencias. Lamentablemente en este trabajo no se registró la fenología de las poblaciones bajo estudio, lo que habría ayudado a dilucidar este supuesto. No obstante lo anterior, la respuesta fenoló- gica entre procedencias está bien docu- mentada, especialmente en aquellas especies con amplios rangos latitudinales de distribución, como sería el caso de Liquidambar stiracyflua L. CONCLUSIONES No obstante las diferencias significativas registradas en el crecimiento en altura y diámetro en plántulas de diferentes procedencias de Abies religiosa, no se encontró un patrón de variación latitu- dinal, longitudinal o altitudinal entre las mismas. RECONOCIMIENTOS Este trabajo forma parte del proyecto inti- tulado “Introducción de procedencias para la restauración de los bosques en declinación del Distrito Federal. Etapa 1: Pinus hartwegii y Abies religiosa, el cual fue posible realizarlo en forma parcial gracias al apoyo económico del Fondo Sectorial Conafor-Conacyt. Asimismo, el apoyo del Vivero San Luis Tlaxiatemalco fue fundamental para la producción y mantenimiento de la planta y merece nuestro reconocimiento la desinteresada colaboración del Ing. Salvador Castro Zavala. De igual manera, la realización de este trabajo hubiera sido difícil si no se hubiera contado con la ayuda de los 100 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho procedencias de Abies religiosa alumnos de la Carrera de Biología de la Facultad de Ciencias, que colaboraron en el taller relacionado con este trabajo. REFERENCIAS Aguirre-Planter, E., G.R. Furnier y L.E. Eguiarte. 2000. Low levels of genetic variation within and high levels of genetic differentiation among popula- tions of species of Abies from Southern México and Guatemala. American Journal of Botany 87(3):362-371 . Alvarado, R.D., L.l. de BaueryA.J. Galindo. 1 992. Decline of sacred fir (Abies reli- giosa) in a forest Park south of México City. Environmental Pollution 80: 115-121. Alvarado-Rosales, D, y T. Hernández- Tejeda. 2002. Decline of sacred fir in the Desierto de los Leones National Park. In: Urban air pollution and forests: resources at risk in the México City air basin. Fenn M., L.l. Bauer y T. 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La edición consta de 300 ejemplares más sobrantes para reposición. Madera y Bosques 17(3), 2011 CONTENIDO 3 Editorial Forum 7 Los bosques de Veracruz en el contexto de una estrategia estatal redd+ Patricia Gerez-Fernández y María del Rosario Pineda-López Artículos de investigación 29 Usos y riesgos del agua en la cuenca La Antigua, Veracruz, México Ana Rita Román-Jiménez, Martín Alfonso Mendoza-Briseño, Alejandro Velázquez-Martínez, Mario Roberto Martínez-Ménez, Juan Manuel Torres-Rojo y Hugo Ramírez-Maldonado 49 Ecología y fitosanidad de los encinos ( Quercus spp.) en la Sierra Fría, Aguascalientes, México Joaquín Sosa-Ramírez, Onésimo Moreno-Rico, Guillermo Sánchez-Martínez, María Elena Siquéiros-Delgado y Vicente Díaz-Núñez 65 Modelación del contenido de agua de los suelos y su relación con los incendios forestales en la Sierra Madre Occidental de Durango, México José de Jesús Návar Cháidez 83 Variabilidad en el crecimiento de plántulas de ocho proceden- cias de Abies religiosa (H.B.K.) Schlecht. et Cham., en condi- ciones de vivero Héctor Mario Benavides-Meza, Maira Oriana Gazca-Guzmán, Stephanie Fabiola López-López, Francisco Camacho-Morfín, Diana Young Fernández-Grandizo, María del Pilar de la Garza López de Lara y Felipe Nepamuceno-Martínez Guía de autores