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ALMACÉN

DE LOS

NIÑOS. T O M. a

Z o 7x 1 Va.

JI JA O T

ALMACÉN

Y BIBLIOTECA COMPLETA

DE LOS NIÑOS:

Ó DIÁLOGOS

DE UNA SABIA DIRECTORA

CON SUS DISCIPULAS

DZ LA PRIMERA DISTINCIÓN.

En los quales se hace pensar , hablar , i obrar a las jóvenes Señoras , según el genio e inclinaciones de cada una..

Representanseles los defectos de su edad , i se les demuestra de qué modo pueden corregirlos, aplicándose tanto a formarles el corazón , como a iluminarles el espíritu.

Se les da un Compendio de la Historia Sagrada, de Fábula , i de la Geografía , 8cc, todo él lle- no de Reflexiones útiles , i de Cuentos morales para entretenerlas agradablemente.

Escrito en nn estilo sencillo , / acomodado a proporcicn de sus pocos años en el Idioma Francés

POR MADAMA DE BEAUMONT,

/ traducido al Castellano POR D. MATHIAS GUITET.

Con las Ucencias necesarias.

En la Oficina de D. Manuel Martin , calle de

la Cruz , donde se hallará,

M DCC LXXVL

ALMACÉN

DE LOS NIÑOS.

DIALOGO X.

Jornada octava. ^ya.^^^*% Uenos días , mis

Señoras. Hoi quie-

%

ti

B

^¿ ^* ro teneros entrete-

¿f>^í^^ nidas contándoos ün cuento mui bonito que leí ayer. Hubo una vez un Rei , que ama- ba con exceso a uña Princesa ^ pe- ro no pudiendo casarse con ella por estar encantada , consultó a una En- , cantadora sobre el modo de impedir .^lu, A iij o

á AxM AC EíT

p veneer este embarazo. Dixole ella: Vos sabéis que la Princesa tiene un grueso gato a quien estima mucho: el que tuviere maña para pisar la cola de este gato será únicamente el que podrá lograr su casamiento. Pare- cióle al Príncipe fácil esta empresa; i resuelto a machucar la cola del ga- to antes que dexarsela pisar , mar- chó derecho al Palacio de su Dama con este designio. El gato ( a el que llamaban Galán ) se presentó a su vis- ta maullando , como lo tenia de costumbre , i ensanchándose de lo- mos ; i levantando el Rei entonces im pie , lo dexó caer a su parecer encima de la cola ; pero Galán ro^ deandola con una ligereza increible, dexó burlada su intención. Conti- nuó por ocho dias la inútil preten- sión de machucar esta fatal cola, mas ella se le escapaba siempre ea

un

un instante como si estuviese lle-^ na de azogue. Por último habiendo, una vez sorprendido al gato estando, durmiendo , le afirmó fuertemente el pie sobre ella , i el gato dispertó entonces dando unos maullidos asom- brosos. Convirtióse improvisamente en un hombre agigantado , i miran- do al Príncipe con los ojos llenos de furor , le dixo : Te casarás coa la Princesa pues has deshecho el en-_ canto que lo estorvaba , pero yo me vengaré. Tendrás un hijo , que será siempre desdichado hasta el momen- to en que conozca que es mui lar-, ga su nariz 5 i si tu revelares esta; amenaza morirás al punto. A la vis- ta de este hombre ( que era un En- cantador ) se sorprendió el Príncipe, pero la amenaza le hizo reir , i di- xo interiormente : Mi hijo podrá echar de ver su defecto si no fuerQ

Aiv cié-

4 AlM AC ETT

ciego o manco. Con efecto habíeti^r j do el Príncipe hablado a la Prince-^^ j sa celebró con ella su casamiento, ^ | pero la vida del Rei fue corta por¿> | que murió dentro de ocho meses,' ' i un mes después parió la Reina un Príncipe a quien puso por nombre peseo. Tenia ojos grandes , azules, i mui hermosos : su boca era boni- ta i pequeña , pero la nariz era tan^ grande que le cubria la mitad de la cara. Quedó la Reina inconsolable al verla 5 pero deseando sus Damas moderar su excesivo sentimiento la dixeron que no era tan grande co- mo ella creía 5 que a la verdad era una nariz a la Romana ^ pero que las Historias traían repetidas noticias de que todos los Héroes habian te- nido larga la nariz. Como la Rei- na amaba con exceso a su hijo se agradó mucho de esta especie , í

des-

i>E Niños. 5

después la misma costumbre de mi- rarla hizo que llegase a no parecer- le disforme. Criaron al Príncipe con gran cuidado 5 i qúando ya rom- pió a hablar de nada se trataba mas que de satirizar en su presencia a todos los que tenian la nariz cor- ta , i solo se permitian a su lado aquellas personas que la tenian al- go semejante a la suya , tanto , que varios de los Cortesanos con el de- seo de obsequiar a la Reina i al Príncipe , se empleaban con afán en tirar muchas veces al dia las na- rices de sus hijos a intento de ha- cérselas crecer ; pero por mas que lo deseaban era inútil su trabajo, pues respecto de Deseo parecían siem^ pre chatos. Instruíanle en la Histo- ria quando fue de mas edad 5 i to- das las veces que se ofrecía tratar de algún Príncipe grande , o alguna ^ her.

AXMACEN

hermosa Princesa se suponía que ha** bian tenido la nariz larga. En su quar- - to había porción de pinturas , i en^ todas se veían narices disformes, de modo que se acostumbró el Prín- cipe tanto a mirar como perfección la longitud de la nariz , que por una Corona no hubiera dexado quitar de la suya una sola linea. Luego que llegó a veinte años se pensó en casarle , i a este fin se le pre- sentaron los retratos de varias Prin-. cesas 5 entre los quales eligió el de Querida. Era esta hija de un Rei po- deroso de quien debia heredar mu- chos Reinos ; pero Deseo estaba tan pagado de su hermosura , que solo ella era lo que llevaba su atención^ Esta Princesa a quien él hallaba tan amable , tenia sin embargo una na-: riz pequeña i regazada , que aun-* que agraciaba su semblante , puso ^ ::i los

los Cortesanos en un embarazo ter-^ ribíe. Ellos estaban tan acostumbra- dos a burlarse de las narices peque- ñas , que algunas veces se reían in- advertidamente de las de la Prince- sa \ pero Deseo , que sobre este pun- to era demasiado escrupuloso , des- terró de la Corte dos de ellos , que ha^ bian atrevidamente satirizado la na- riz At Querida , i con este exemplo los demás aprendieron a moderar- se. Hubo uno que dixo al Príncipe ^n cierta ocasión , que a la verdad tic podía ser amable un hombre que tuviese pequeña la nariz , pero que esta hacia diferente efecto en la hermosura de la muger ^ i añadió; 4:iue cierto Sabio le habia asegurado haber leido en un antiguo manus- crito Griego , que la bella Cleopa-- tra tuvo regazada la nariz. El Prín- cipe lleno de gozo con esta noticia^

hi-

* Almacbnt

hizo un magnífico regalo al que s6 la habia dado 5 i en efecto desparl chó embajadores a pedir esta Prin- cesa en casamiento. Habiéndosela concedido salió él a recibirla a dis- tancia de tres leguas de su Corte, i estimulado del gran deseo que te- nia de verla ^ pero al tiempo de acercarse a besarla la mano , se Vió descender al Encantador por el aire, el qual robó a su vista a la Prínce^ ] sa , dexandole en el mayor descon-^ ¡ suelo. Protestó entonces Deseo no volver a su Reino hasta haber en^ contrado a Querida 5 i sin permitir : que le acompañase ninguno de sus Cortesanos montó en un buen ca- ] bailo , ¡ dexando a este la elección del camino que debia de seguir , echó a caminar por una estendida llanu-- ra por la qual anduvo todo el di« sin encontrar Pueblo ni casa alguna.

Cer-

DE Ñilbos, ^

Gerca de noche quando ya se ha- llaban casi muertos de hambre Amo i caballo vio el Principe una caber- na en la qual habla luz. Habiendo entrado en ella vio una Viejecilla, que a su parecer pasaba de cien años, la qual queriendo ponerse sus ante- ojos para mirar al Príncipe trabajó mas de dos horas para hacerlos tener sobre su nariz, porque era sumamen- te corta. Dieron ambos a un tiem- po una gran carcajada de risa al verse , i exclamaron : ¡ O i qué do- nosa nariz ! La mia lo es mas que la vuestra , dixo Deseo a esta Vieja ( que era una Encantadora) pero de-r xando para quien son nuestras nari-r ees 5 os agradeceré me deis alguna cosa que comer , i lo mismo a mi •pobre caballo , pues venimos muer» tos de hambre. Con mucho gusto, dixo la Encantadora 5 porque a pCr . - 5iar

fo AtMAiCEN: I

I

sar de la ridiculez de vuestra naríf^' ! sois quando menos hijo del mépé de mis amigos. Yo amé al Reí vuesí tro Padre como a un hermano , i a la verdad tenia müi bien forma*^ ! da su nariz. ? Y a la mia qué le fal*> tSL para serlo ? dixo Deseo. Nada, antes le sobra mucho , respondió la Encantadora 5 pero esto no se opo- ne al carácter de hombre de bienj í asi nada importa que tengáis la nariz larga. Como os iba diciendo: yo fui amiga de vuestro Padre , i este Príncipe en aquel tiempo venia a verme con freqüencia : yo enton-* ees era mui linda , según me deciaj pero quiero contaros la conversa-» cion que tuvimos la úitima vez que me vio ¡ Ah Señora ! dixo Deseo advertid que no he comido, en to-f do el dia , tratad de darme de ce* nar , i después os escucharé congus» |

to.

jDE N ritos. ít

to. j Pobre mozo ! tenéis razón , yo me había olvidado de eso : voi pues a daros la cena , i mientras dura os contaré mi historia en quatro pala- bras 5 porque no gusto de mucha prosa 5 teniendo por menos tolera^ ble una lengua larga que una pro- longada nariz 5 i me acuerdo muí bien que quando yo era niña se admiraban todos de ver que no era picotera , lo qual se lo celebraba» mucho a la Reina mi Madre , por- que no obstante la situación en que me veis soi hija de un gran Reí. Mi Padre.... Vuestro Padre comería quando tuviese hambre , dixo el Príncipe , interrumpiéndola. No hai en eso duda , añadió la Encantado- ra , i vos cenaréis al punto 5 pero antes quiero deciros solamente que mi Padre.... Y yo no quiero es- cucharos mientras no ceno , replica ^.^ el

Almacén

el Príncipe lleno de ira 5 bien que trató de moderarse por su misma necesidad , i dixo a la Encantadora: No dudo que el placer que recibiré al oíros podra hacerme olvidar la hambre, pero mi caballo ^ que no puede entenderos , necesita comer alguna cosa. Repulgóse la Encanta- dora con este cumplimiento , i res- pondió : No quiero que esperéis mas. Llamó pues a sus criados , i añadió: Sois mui lindo i mui amable a pe- sar de la incomparable disformidad de vuestra nariz. Mala peste te venga con mi nariz , dixo el Príncipe en su inte- rior 5 mi Madre debió robarle lo que falta a la suya : si no fuese tan ur- gente mi hambre dexaria al punto a esta Vieja habladora, que cree no haber sido picotera quando era ni- ña : a la verdad que para no cono- cer los propios defectos es preciso

ser

Nrños. iy

^er demasiado locos : esto es lo que produce el haber nacido Princesa, pues por está causa la lian echado a perder los lisongeros , haciéndo- la creer que hablaba poco. En tan- to que el Príncipe reflexionaba de este modo ponian mesa los cria- dos., i él se admiraba de ver que ja Encantadora les hacia mil pre- ,guntas a cada instante sin mas fun- .damento que su degeo de hablar 5 ,,pero lo que rííás le pasmaba era ver que a cada palabra que la Vieja de- ,cia alababa su discreción su Cama- ,^rera. Por mi vida , decia él ( sin de- ixar de comer ) que estol encanta- .^do de haber venido aqui : este exem- ,^ pío me advierte que he hecho mui bien en no escuchar a los lisonge- ros: ellos nos alaban desverganza- idamente , í nos ocultan nuestrüsi . defectoa *^ cambiándolos en perfec- Tom.IL B eio«

>'8 AX-M-ACEN

ciones. Por mi parte no seré^mas engañado , pues que a Dios gracias conozco mis faltas : i efectivamente sentia que los que habían alabado su nariz le hablan burlado , asi co- mo lo hacia entonces la Camarera de su Ama , pues veía el Príncipe, que de rato en rato volvia a otra parte la cara para reírse de ella. Comía él sin cesar , i no hablaba ^una palabra 5 pero quando ya se ha- llaba algo satisfecha 5 le dixo la Encantadora : Príncipe, ladeaos "Un poco, os ruego , pues con la sombra de vuestra gran nariz no veo lo que como : hablemos ahora de vuestro Padre. Quando él era pequeño iba yo a su Corte 5 pero ya ha quarenta años que estoi reti- rada en esta soledad : decidme ¿de qué modo se vive actualmente en dia ^ gustan aun las Dama$ de cor-

rer-*

, DE Nll^ o S. .^ 19

rerlo todo ?Ea mi ^ tiempo se las veia en.un mismo día en las, tertu- lias, en las comedias ^ en los pa- seos , en el baile. * * ¿ ¡ Qué sea tan* larga vuestra nariz ! Yo, no puedo dexar de extrañarla por mas que la miro* Por cierto ^ Señora >, dixo De- seo ^ que yo estol complacido con ella^ i sentirla siií 'duda que fuese mas cof ; i pues á vos . nada os im- porta qué sea, coifíofuése os suplico dexeis ; esa conversación^: ¡ Oh \ ya veo que os doi pesar. ^ mi pobre Dc?- j^í? 5 replicó la Encantadora^^ i no es esto Id; que yo procuro 5 al contra-^, rio soi una de vuestras amigas , i apeteíco^ serviros^ pero no, obstan- te me choca vuestra riam ^ no vol- veré a hablar mas de, ella ,. i me ^ es- forzaré a creer , que sois f omo ; aun-, que si he de decir la verdad y con la tela' que se gastó en ella j^ddiaa Bij ha-

20 Almacén

haberse hecho tres mui razonables^ Como ya Deseo había cenado se lie* por fin a irritar tanto con las conversaciones perdurables que la Encantadora entablaba sobre su na- riz, que montó en su caballo , i se fue de alli. Continuó su viage ^ i por donde quiera que iba notaba que todos tenian que hablar de su nariz , i él los tenia a todos por lo- cos , porque estaba tan hecho a que se alabase su nariz de perfecta , que jamás llegó a persuadirse que era lar- ga. La Vieja Encantadora , que de- seaba serle utü , se anticipó a en- cerrar a Querida en un Palacio de cristal, el qual puso en el camina por donde iba el Príncipe. Este trans- portado de alegría al verla quiso romperlo , pero le fue imposible 5 í queriendo por lo menos acercarse para hablarla , ella por su parte ar- .-.i ii a ri-

p E N I ñ o s. m

rimó la mano al cristal : él deseó besársela 5 pero fueron inútiles sus diligencias , pues de qualquier mo- do que lo intentaba siempre le im- pedia la nariz el que acercase la boca. Conoció entonces por la pri- mera vez su demasiada longitud , i ladeándola con la mano acia un la- do , dixo: Forzoso es conocer que mi nariz es mui larga. A este punto cayó en tierra hecho pedazos el Pa- lacio de cristal 5 i la Vieja ( que se dexó ver trayendo a Galán de la mano) dixo al Príncipe; Confesad las grandes obligaciones que me de- béis : por mas que yo quisiese dar- ps a entender el desmesurado ta- maño de vuestra nariz no hubierais jamás conocido el defecto a no ha- iberos servido de embarazo para lo que apetecíais. Es constante que ef 4nior proptó nos oculta las defor-

Biij m*

52 .Almacén

midades de nuestra alma i cuerpo ; ¡^ par mas ^ que ia razan procure r cor- rernos el velo I no ' pos desengaña- ínos hasta el momento en ^ que este; mismo amor propio las encuentra^ conti-arias a- nuestros intereses. jDe- ff^í?í( cuya; nariz se había reducido a; ün tamaño regular yse aprovechó de esta lección : casó con jQuerida^ i vir vio feli^ con ella muchos 'años.' ^ ''-^^ ^ Est ejTam a. Con rázondccis que esc cuento %smui bonito^ pero Señora Aya^ ¿ Es posible' que no se conoz- can los defectos' propios ? Yo he' es- tado siempre creida que no soi her- niosa , i si me dixeranvlo contrario , pensaría que 'se burlaban de mi. ^ . ■Aya.' Vuestro- amor propio os ha dicho que no sois bella 5 ¿pe- ro yo apostaré que no creéis que §oÍ3 fea? -^ >'-v^^ - -^ t í.- üK :^v^

Estefanía. Quando me miro

,- , ..-■--- - ^ ' ■- es-

DE Nli50S. 'i23

espejo veo que soi fea 5 pero ha- biéndome dicho repetidas veces , que soi de las feas que agradan , estoi persuadida que soi a un tiempo fea i agradable.

JyalDQ ese modo , querida mia^ si algún loco lisongero os dixese, que sois bonita V creriais de luego a luego que se burlaba de vos , pe- ro si él repitiera lo mismo muchas veces ,>endriais por fin a creerlo. El olvidar los defectos es cosa mui facil^" a menos que tengamos una amiga fiel, que nos los advierta. Repitamos ahor ra nuestras historias. Comenzad vos, Stñov'd Melchora.

Me ¿chora. Jacob SimsihsL mas a Jo^ seph que a los otros hijos , no solo porque era mas honrado que ellos, sino porque era hijo de su amada Rachel\ ^cw sus hermanos le abor** ietiari por varios motivos¿^ Un dia' B iv * con-

sif Almacén

contó éí a su Padre una mala ac-^ cioíi que sus hermanos habían he^ cho 5 i esto indispuso su espiritu. En otra ocasión íes dixo Joseph : So*- que estábamos en un campo ha- ciendo manojos de espigas , i que todos los vuestros se Humillaban de. lante del mió. Soñé otra vez , que el Sol , la Luna , i once Estrellas se abatian a mi presencia. Aunque Jacob comciai que Dios enviaba es-í tos sueños a Josepb , le riñó sin em- bargo porqué los revelaba, i le di- xo : ¿Crees tu que tu Madre , yo , í tus hermanos seremos siervos tuyos ? Los demás hijos de J^^^^ estaban He- nos de enojo contra Joseph'^ i un dia que ellos se hallaban bien distan-- tes^con sus ganados envió jaco¿^ a Joseph a saber de su salud, i vién- dolo venir , dixeron: Ved aqui nues- tro Soñador , matémosle. Ruhh, qtref

no

no era tan malo como los demás, replicó: No le matemos , sino ar- rojémosle en una Cisterna ; i esto lo dixo con intención de volver a la noche a sacarlo. Hicieronlo asi 5 i habiéndose después dividido lo$ hi- jos de Jacob , algunos de ellos vien- do venir unos Mercaderes que pasa- ban a Egipto 5 sacaron a Jaseph de la Cisterna, I Ip vendieron a estos Mercaderes por ^scÍ^vo. Rubén ^ que ignoraba esto, vino a la noche a sacarlo de alli , i fue tanto el sen- timiento que tuvo, de hallarse sin él, que no pudo contener el llanto. Sus hermanos llenaron de sangre la ro- pa de Joseph , i la enviaron a Jficob^ haciéndole creer que una fif ra lo^ ha- bía devorado , i esto le ocasionó un excesivo pesar,

Carlota. Aya mia , ¿debemos creer á los sueños?

«f A 1 M A CE U

^y^. No , querida mia : esta es? la mayor necedad del mundo: Ver-? dad es que Dios se ha servido al- ^P"^? Yfcés de los' sueños parama- nifestar ?q ypluntad a' sus siervos ■; pero no somos tan buenas que po^ damos esperar semejantes favores! Por otra parte eso sucede rara vez, t soJQ eii asuntos de la mayor con- seqi^encía. ' ' ' '•' ' r ■• *- ; "Me/chora. Señora Aya , yo cq-^ nozco cierta Señora , que declara I0.5 sueños de todos. Derrama uní porción de café sobre una mesa , i después de haber hecho una explica-- cion de este café derramado, dice a sus amigas todo lo que las ha de su- ceder. Esta es la Señora :: : '

Aya. No es necesario , querida mía, nombrar las personas de quie- nes se refieren cosas que no son bue- , ñas. Esa Señora es una necia, i por

lo

DE Ni Ñ os. 27

0 mismo conviene que callemos su^ lómbre.^ Conservad esto en vues- :ra memoria ^ niñas mias": solo Dios,

1 no otro ' algbnó sabe lo que ' está por 'suceder : luego será bien ne- :ia la ^que crea-, que se 'puede precisar a Dios a que lo revela to-- das las^ veces que ¿e derraiiíe' una taza de café. Las personas de jui-- cio deben' burlarse de semejantes su-^ persticiónes, '^ '-'' ' "'■''' ' '^^ •'"''^'

y ^ Estonia, Señora Aya : ¿sucede isin eiiibargo alguna vez lo que se re- fiere 4¿Jqs sueños ? ' ''' . ^ ^ Aya. Una vez entre mil por ca^- sualidad ; ' i por lo' mismo es una locura alegrarse ni entrisltecerse por causa de un sueño. Vanibs , Señora Carlota^ , ^ continuad la historia de Joséphl ' ' ' ' -^ •■■■- '- ■■ , Carlota. Los Mercaderes que com-^ praron a Joseph lo vendieron a un " . . gran

*8 AlMACEN i

gran Señor de Egipto, que se 11a-- maba Vutifar. Viéndose esclavó re- solvió servir fielmente a su Amo i por este medio ganó la gracia de este Señor. La muger de íutifm era perversa , i quiso obligar a 7o-' seph a que hiciese traición a su ma- rido , pero Jeseph no quiso jamás executar esta v\\ acción. Ella vién- dose ultrajada de su resistencia di- xo a su marido, que '¡oseph era un perverso, que intentaba hacerle trai- cjon ^ 1 I>utifar ignorando que su muger era una calumniadora hizo meter en la cárcel a Jsssph. , don- de permaneció largo tiempo 5 peroi el Alcaide de ella movido de su vir- tud le franqueó enteramente su amis- tad. Hallábanse en la misma prisión dos Oficiales del Rei de Egipto, , lla- mado Fharaon : el uno era Copero' . suyo: esto es , que le servia

be-

i

jfebida , i el otro su Panadero : quie- ro decir , el que le amasaba el pan; El Copero dixo a Joseph : Yo he so- fiado que tenia unas hermosas ubas, i que habiendo exprimido el jugo de ellas en un vaso bebía el Rei el ugo de estas ubas. Ese Sueño quie- fe decir ^ dixo Joseph , que el Rei os perdonará , i os volverá el car- ^o que teníais. Quando volváis a la Corte , os ruego intercedáis con 1 Rei para que me haga soltar de sta prisión donde estoi sin culpa, íl Panadero dixo también a Joseph': 3oñé que llevaba sobre mi cabeza ana cesta llena de tortas , i que los pájaros venían a comerlas. Respon-r- iióle Joseph : Ese sueño significa, tjue moriréis ahorcado , i que los pájaros comerán vuestro cuerpo. Su- cedieron estas cosas del mismo mo-r do que Joseph las habia predicho;

pe-

¿o Almacén

pero quando el Copero volvió a 1 Corte se olvidó de su amigo Josepi. que quedaba en la cárcel. ^^i'^i^Ya veis 5 Señoras rr.ias 5 qu estos sueños i ; los otros de que an tes tratamos los envío , el Señor joseph para que por eílos fuese co nocida su inocencia , siendo este ui milagro que Dios obraba para re compensarle i hacerle feliz. , Lueg no debemos persuadirnos qué el Se ¿or haga estos milagros sin necesi- dad , ni que sin ella quiera descubrí a los hombres lo venidero^ i asi repii to ,_ que es una locura grande quere interpf etaf los sueños , y las que tie-; nen juicio se Büflárí de quanto acercí de esto se les dícéé . >

, Serafina, J^2im\z ^ yo me irrite contra el Copero , que olvidó al po< tre Joseph útnáo su amigo.

A^^a. Las gentes de Cortes se mué

vert

DE Ni ños. gi

ven poco de amistad , mi querida: ellos piensan solo en el modo de agradar al Rei para hacer su fortu- na ^ i aütíque algunas veces os digan que son amigos vuestros ^ i que de- sean serviros , se olvidarán de vos en el mismo punto qué ¿s separéis de su presencia. Por ésto pues no debemos creer sus promesas mien- tras no estemos asegurados de qué son virtuosos 5 i es dichoso el que no necesita de ellos/ _ , ^ .

Este/ama, Pues qué , ¿todas esas Señoras que van a la Corte son en- gañosas?

^■' Aya. ISIo ^ quevidsL mía: no to-^ dos los que van a la Corte son gen-^ tes de Corte. Por gentes de Corte se entienden aquellos que tienen la amistad del Príncipe , i que queriendo hacer en virtud de ella su fortuna, tie- nen celos de quantos se acercan a su Amo, Es"

Estefanía. Si yo fuese amada d^ la Princesa , o de la Reinarme pare- Ce que aunque otra lo fuese igual- mente no seria esto causa para que yo obrase mal , antes gustaria infini- to de servir a todos.

Aya, Vos lo pensáis asi ^ pero de- béis saber que la amistad delosPrín- cipes cambia el corazón , i que para cons^ervar un buen corazón en la Corte es necesario ser quatro veces mas virtuosa : pero volvamos a nues- tra historia. Notad, Señoras mías, que ^oseph obedeció fielmente a su Amo , i lo propio al Alcaide de la cárcel, no obstante que. ^1 no había nacido para ser esclavo; por cuya conducta adquirió su amistad. . ikf^n/:^. Señora Aya, ^J osepb pcr^f maneció siempre en la cárcel ?

Aya. No, querida mía. La Señora Me le hora va a proseguir su historíaé

? Melchor a. Soñó Pharaon un dia, que veía siete hermosas Vacas , cu- ya gordura causaba contento al mi- rarlas ^ i que al mismo tiempo veía otras siete Vacas tan flacas , que so- lo tenian el pellejo i los huesos, las quales comieron a las siete gor- dal Habiendo dispertado el Rei hi^ zo buscar los hombres mas sabios de Egipto para que interpretasen es- te sueño : pero como Dios no les ha- bla revelado a ellos su significación, Ao pudieron hacerlo. Acordóse en- tonces el Copero de Joseph , i noti- ció al Rei , que él habia explicado su Sueño i el del Panadero. Hicie*» ronlo venir , i dixo al Rei : Señor, las siete Vacas gordas significan que vendrán siete años , en los quales se cogerá mucho trigo ^ pero tras de estos vendrán otros siete en que no se cogerá , i estos serán las sie- Tom. IL C te

%4 Almacén Í

^ i

íe Vacas flacas , que se comerán las : gordas. Dixo el Rei á Joseph : Tu, ' que has conocido el mal es nece- ; sario que des el remedio ; yo te doi facultades para que hagas en mi Rei- íio todo quanto quieras. Hizo pues joseph construir unas grandes casas^ i quando todo el mundo tuvo he^ cha su provisión de trigo compró él todo lo restante , i lo encerró en las casas que habia fabricado. Al fin de los siete años estas casas es- taban llenas de trigo : ignoraban to^ dos el motivo que para hacer esto te- nia Joseph , pero no tardaron mucho en conocerle^ pues fenecidos los siete años el trigo que se habia sembra- , do no nació , i los Egipcios se vie- ron precisados a ir a comprar el tri- go del Rei , que estaba bajo la di-^ reccion de Joseph. Pharaon habiendo comprendido los grandes talentos

de

dcjoseph 5 le hizo el mayor Señor de su Reino.

María. ¡Ah qué contenta estoi de ver al pobre Josepb fuera de la cár- cel ! Señora Aya , ruegoos que me digáis : ¿Envió a decir a su Padre, que vivia aún?

^ Aya. Esto lo veremos en la pri- líiera ocasión : ahora solo tenemos tiempo para repetir nuestra Geogra- fia. Vosotras os acordaréis bien que encontramos cinco grandes partes al Nord de la Europa , i que hai qua- tro al Mediodía : explicádselas a es- tas Damas , Señora Serafina.

Serafina. Al Oí/e^í se encuentra la Francia , cuya Capital es Varis. Al 'Est de la Francia se ve la Alemania.^ 'cuya Capital es Víena. Al Nordest de la Alemania está la Polonia , su Capi- tal Cracowía. Al Sud de la Polonia se halla la Ungria^ác que Buda es Capi- tal. C ij Aya.

^€ Al m a c e n?

Ayaj Ademas de estas quatro pafj. tes principales de la Europa ^ tn él medio se encuentran otros tres Pai^ ses al rededor de Francia. El Paí^ Bajo al i\r¿?r¿/ : la Suisa al E^í : i la Saboya también al Est ^ pero mas al lado del Sud que la Suisa. =3up

Estefanía. ¿Quales son propia- mente los Países Bajos ? o . i r

-4y¿3!. Esta extensión de País-f que está entre la mar del Nord , laFra/7- i^i¿? , i la Alemania , llamada asi por €star situada acia la mar , i por ser el terreno llano en la mayor parte de los Paises , i en otras poco ele-^ vado. Se les distingue en País Ba^ jo Setentrionala, los Protestantes^ i en País Bajo Meridional sl los Cathá-* lieos. A los Paises Bajos Setentriona^' les , o Protestantes se les han dado dos nombres : el de Provincias Uni-^ das , porque se unieron de concier-i

.

to para negar la obediencia al Reí de España su dueño 5 i el de Holan^ da de la principal de estas siete Provincias ; cuya Capital es la Ciu- dad de ^;«^í^r^^;^. í^i Carlota. ¿Es cierto que estas Pro- vincias no tienen Rei? ! Aya, , querida mia. Esta es una República : esto es , un Estado gobernado por muchas personas^por- que quando en un Estado hai una sola persona que le gobierna , en este caso este Estado se llama Mo^ narquía.

'^Estefanía. ¿No se les da otro nom- bre a los Países Bajos Cathólicos'i - Aya. Sí, querida mia. Llámanse también La Flandes , del nombre una de sus principales Provincias. £ste País pertenece actualmente a tres Soberanos : al Rei de Francia^ a la Reina de Ungria^, i a los Esta^ "^'^ Ciij dos

gS Alma ce it

dos Generales. La parte correspon^'J diente al Rei de Francia se llama Lcb Flandes Francesa , cuya Capital es Lilla. La respectiva a la Reina de Ungria se nombra La Flandes Aus- triaca , i su Capital es Bruselas : i la perteneciente a los Estados Generales se llama La Flandes Holandesa. Es- to lo veis todo distintamente demos- trado en el segundo Mapa de Flan-^ des de Athlas metódico.

Marta. ¿Y qual es la Capital de Saboya% >

Aya. Chamberí. Este es un País lleno de montañas , cuyas cumbres están siempre llenas de nieve , i sus valles continuamente ciados : perte- nece a un Príncipe llamado Rei de Cerdeña. La Capital de la Suisa es Berne. Este Pais es el mas alto de "Europa , i es un Estado de los mas libres del mundo. Se compone de

tre-

DE Ni55osv 39,

trece Cantones o Provincias , i de algunas otras Provincias aliadas e in- dependientes las unas de las otras, i forman entre todas una poderosa República. A Dios Señoras , apren- ded bien vuestras lecciones en tan- to que yo me dedico a buscaros un cuento para la primera vez.

DIALOGO XI.

Novena Jornada.

Estefanía. O Eñora Aya , yo ten- j^ go una bonita his- toria que contar a estas Señoras, que por lo menos no es cuento, la qual acaban de escribirsela a mi Madre en una Carta que recibió ayer , i ha sucedido en París a una Señora que Madre conoce.

C iv Aya.

40 A L M A C E ir

Aya. Estas Señoras i yo la oíré-^ ^ mos con gusto. i ínjo ?,r>0rj^ '

. Estefanía. Quando Madre estu-* ; vo en París conoció a una Señora^ ' que tenia una hija llamada Mada- ma Julia. Esta Doncella es la' me-^ jor del mundo , pues jamas ha he-^ cho daño a nadie , ni aun a los a*¿ ; nimales , pues siente ver matar una mosca. Vio que unos muchachos iban un dia a echar al rio un perro, que llevaban atado con i^na sogáj i aunque este perro era mui feo , i estaba todo cubierto de lodo , sin embargo Julia tuvo piedad de él, i dio un scheling a los muchachos porque le diesen el perro. Pre-*' guntóla entonces su Camarera: ¿Para qué queréis ese perro? él i es despreciable. Asi es , dixo Ju-- j lia , pero también es desdichado , i ! si yo le abandono nadie tendrá pie- dad

dad éí. Hizolo lavar , i metién- dole en su coche lo llevó a su ca- sa. Dábanla todos brega sobre el perro , pero esto no fue obstáculo para que ^F^//^ haya conservado mas ha de tres años a este pobre animal. Habrá ocho dias que estando ella en su cama ya medio dormida saltó a ella el perro , i a toda priesa la ti- raba de la manga , ladrando al mis- mo tiempo tan fuertemente , que la obligó a dispertar. Tenia en su quar- to una lamparilla , a cuya luz pudo observar que su perro quando ladra- ba miraba acia debajo de la cama. Julia llena de miedo se levantó al punto 5 i abriendo la puerta dio vo- ces a los criados , que por fortuna no estaban aún dormidos. Acudie- ron pues 5 i encontraron debajo de la cama un ladrón can un puñal, el qual confesó que su intención

era

i

42 Almacén

era matar a esta Dama durante la noche , i quitarla sus diamantes. De este modo su pobre perro la salvó la vida.

Aya. Con razón decis , querida nwa , que vuestra historia es muí bonita. No es dudable que la pie^ dad aun con los brutos es señal de un corazón benigno i generoso j i para mi es mui loable la reflexión de vuestra Madama Julia : Este per, ro no es hermoso , pero es desdi- chado. Todo el que es infeliz se ha- ce respetable a una persona compa- siva j i por lo mismo las gentes de honor tratan con dulzura a sus cria- dos i operarios.

María. ¿Esas gentes son todas in- felices?

Aya. Poneos vos en su lugar , mi buena amiga. Vuestra Aya ( por e- xemplo) tenia en otro tiempo cria- dos

PE Ni$ío». 43

dos a quien mandar , i era de ellos obedecida , pero su actual pobreza la tiene hoi precisada a servir a otros; i esto ya veis que ha de producir- la sentimiento. Los otros demesti- cos que jamas han sido ricos no son desdichados si tienen buenos Amos; pero si estos les riñen sin causa , los desprecian , i los hablan con aspe- reza , en este caso dicen interior- mente : Mi pobreza me hace infe- liz , pues por ella me veo precisa- I do a servirá unas gentes perversas, ' que sobre maltratarme me hablan ' como si fuese un esclavo , no obs- tante ser ellos criaturas de mi mis- ma especie. Los mejores Amos tie- nen caprichos a veces , que hacen a sus domésticos desdichados : es necesario pues tener de ellos piedad, porque por esta causa tienen harto que tolerar estas pobres gentes , que-

44 AxAf^CEN

tro Mozo de silJa se ven por esas ca^es expuestos al agua , al viem"

bienfhr-^"" '^"'^ que vos estáis bien abrigada en vuestro coche , o

en vuestra silla. Tienen ademas otr'os n»Imotivosdepesar, i sería cruel, dad el aumentárselos. Lo propio di- go de todos aquellos que se ven preasados a trabajar para sustentar, i se es necesario cuidar mucho de no hacerles mas infelices de lo que elosson Porexemplo:Sivosen! Víais a llamar a un pobre oficial , i I después de haber venido le hacéis esperar dos horas , o le hacefs de- cir que se vaya , i vuelva en otra oca, sion , porque entonces no tenéis o-

portunidad de hablarle: ¿no cono, ceis que mientras va i viene no tra^ ^aja : que le hacéis perder inutil- nientí el tiempo : que k precisa-

reis

i>E Ni líos. 45

reís a trabajar de noche para con- cluir su obra , sin loqual no tendrá que comer ?l ¿No es pues excesiva crueldad hacer todas estas cosas?

Estefanía Lo cierto es que en na- da de eso st piensa , Aya mia. Yo hago ir i venir tres o quatro ve- ces a mi.Zapatero i a mi Sastre an- tes de tomar la incomodidad de pro- barme la cotilla o los zapatos : i me costará casi siempre lágrimas el acordarme de esto en lo succesivoj pero por lo que hace a los domés- ticos 5 Señora Aya , son ellos tan im-^ pertinentes 5 que con dificultad mue- ven a compasión.

\.Aya. QxxtTiádL mia , los malos ^mos son regularmente los que ha- cen a los criados malos : como vo§ no los amáis , ellos tampoco os a- ¡tnan a vos : os sirven por la necesi- pad que tienen de vuestro dinero^ ; pe-

4$ .Almacén ^

pero al mismo tiempo maldicen str pobreza porque los obliga a servin Yo no olvidaré jamas 16 que la Se^ ñora B... aconsejaba a una niña mui amable que perdió , i que hubiera i podido en adelante servir de mo^ délo a : todas las Señoras : ." Si que^ 3, reis estar bien servida , querida 3j mia , obrad de suerte que vuestros 5, domésticos os sirvan con gusto , i ^y no por interés : que no piensen en ^5 el salario que les dais, sino en la ,5 complacencia que hallarán en ser* „viros. Vituperad como un crimen ^5 una palabra; dura , porque lo se- 55 respecto de ellos : que conozcan i ^5 en vuestro semblante, i por vuestras j ^5 palabras , que les vivís agradecida: 35 de que cumplen con su obligación: que os interesáis en sus adelanta- 35 miémoslos compadecéis en sus en- ,5 fermedades i en sus aflicciones.

„si-

DE Niños. ^7.

j^ siguiereis mis consejas vuestros do-e 5 mésticos os mirarán como a una 5 madre , os tendrán respeto , i quer-^ 5 rán mas bien ganar quatro gui-i , neas en vuestra casa que ocho en , otra." Ved aqui , niñas mías , lo -que esta respetable Señora aconseja- ba a su hija 5 i esta Doncella habia practicado de tal modo las leccio- 'nes de su Madre , que era adorada de toda la casa. Acostumbraba de- cirles : Os suplico que hagáis esto u aquello : les daba gracias por los mas pequeños servicios que le ha- cian con un semblante dulce i agrada-r ble 5 i quando se veía precisada a re* prenderlos lo executaba sin reñir , de suerte que ellos temian desagradar- la 5 i quando murió lo sintieron del mismo modo que si cada uno hu- biese perdido un hijo suyo, í Estefanía. Júioxdi bjen , Sejaora

Aya:

4? AXMÁCHN

Aya : yo quiero parecerme a esta Señora , i s^ buena respecto de mis criados a pesar de mi Aya ^ que me riñe quando les hablo, Aya. Tiene razón en eso , que-? rida mia. Es justo ser buena con los domésticos , pero no es necesa-? rio femiliarizarse con ellos , porque esto será motivo, para que os pier- dan el respeto. > ,1 ;,

Carlota. ¿Y qué es familiarizarse: con los domésticos ?

Aya. Hablarlos sin necesidad, reír, retozar con ellos , preguntarles no- vedades 5 i contarles lo que se ha hecho. r

Melchora. Señora Aya: quanto ha- béis dicho hace Madre con su Ca- marera , la cuenta todo lo que se ha hecho , i ella la riñe a veces como Madre fuera una niña chiquita.

Aya. En prioier lugar , querida

mía,

i>E Ni ^ os\ 44

ihía , no es necesario que refiráis lo que hace vuestra Madre, mayormen- te quando vos creéis que lo que ha executado no es bueno. En se- gundo lugar vuestra Madre tiene ra- zón para hacer lo que hace. Ha vein- te años que tiene esa Camarera : sa- be que ella sobre amarla mas que a quanto hai en el mundo resiste el ir a servir a otras Señoras , no obs- tante qué la ofrecen mayores utili- dades: que quando está vuestra Ma- dre enferma se queda muchas no- ches sin dormir esta pobre muger por hacerla la guardia 5 i por otra parte conoce que siempre le ha da- do buenos consejos sin lisongearla jamas. Quien logra la felicidad de tener un doméstico de esta clase de- be mirarlo como a un amigo, i desi- mularle la libertad que se toma de reprendernos qual vez- , porque Tom. IL D se

fQ D E .N I Ñ O S, ,

se <?ofloce, qii^,^s efecto de cariño^ i que lo hace por nuestro bien : pe^, ro seinejantes criados son raros , i por lo mismo no se puede decir ea general, que, es malo familiarizarse con ellos. Mas los domésticas me han hecho olvidar de una bonita historia , que gueí-ia deciros : La Sc-^ ñQva, Serafina os la contará jy, pties la leímos ambas anoche. -vr: -. r.

Serafina^ Perdióse up[ caminante en un bosque cerca de noche , i habiendo visto una caberna se en- tró a esperar el dia siguiente : un momento, después yió venir acia la misma caberna un León , i se llenó de temor creyendo que lo devoraría. Este León andaba en tres pies , te- niendo el otro levantado. Acercóse al .viagero mostrándole una espina que en él tenia clavada , i habién- dosela sacado el hombre hizo jiras

D E N I o S, 5*1

su pañuelo , envolviendo con ellas el pie del León , i este en agrade- cimiento le acariciaba como si fue- se un perro , sin hacerle daño al- guno. Continuó su viage el caminan- te la mañana siguiente ^ i por ha- ber cometido un crimen algunos años después fue condenado a ser hecho pedazos por las fieras. Pusié- ronlo a este fin en un sitio llamado Arena ^ i soltaron contra él un fu- rioso León , que corriendo al punto para devorarle , se detuvo a mirar a este hombre luego que estuvo jun- to a él. Habiéndolo conocido por el mismo que le sacó la espina, se llegó a él meneando la cabeza i la cola , dándole a entender con esto el placer que tenia en haber vuelto a verle. El Emperador sorprendido del caso hizo venir ante al hombre, i le preguntó si conocía a aquel D ij León;

51 AX MACEN

León : el reo le contó su historia , i I el Emperador le concedió la vida. 1 Carlota.Pucs que , ¿veian los Em-, | peradores morir a los criminales? esO: i me parece que era crueldad.

Aya. Si ^ querida mia: pero lo quei hai en eso de mas abominable es ,. que las Señoras, i todas las gente* de calidad concurrían a ver estos es- pantosos expectáculos con el mismo empeño que si fuesen a la ópera o a la comedia 5 i le servia también de diversión el ver combatir a unos hombres nombrados Gladiatores , los quales se destrozaban por el interés, María. Aj/a mia , yo os confie- so que estoi gustosísima de no ha- ber nacido entre ese vil Pueblo. El otro dia reñian dos hombres frente de mi ventana , i no quise ni aun mirarlos 5 pero mi criada me ase-, guró que estaba mui complacida de,

ver-

DE Niños* S^

verlos^ porque jamas se le habia proporcionado igual ocasionj i des- de entonces no la tengo cariño algu- no. ¿Qué motivo hai para que a esas gentes no se les impida el combatir- se ? Si yo fuese Reina los haría me- ter en cárcel.

Estefanía. Y yo también , amiga íTiia: pero hai gentes que lejos de eso los provocan al combate. El otro dia yendo en mi coche vi a uno que mordia el brazo de su compañero como si fuese un perro ; i empecé a exclamar , i vituperar la insolencia He los que estaban alli , porque no estorvaban a esos hombres el que se hiriesen.

Aya. Con razón tenéis horror a estas cosas, queridas niñas mías. Pe- ro ya es tarde , tratemos de decir nuestras historias : comenzad vos^Se-

íiora Melchora-

.^^ Diij Me!--

H Almacén

Melchora. Jacob tenía , cbttio ya i sabéis. Señoras mias, muchos hijos, i y gran número de criados^ pero no '' teman trigo de que hacer pan , i ! habiendo sabido que se vendia en | Egipto , dixQ a sus hijos : Tomad i dinero, i caminad a Egipto a com- j prar trigo. Partieron pues, diez de ! ellos, 1 quedóse Jacob con el pequeño Benjamín. Llegaron a Egipto, i ha- biéndose presentado ante Joseph^ no le conocieron 5 pero: él los conoció a ellos muí bien , i mostrándoles un fin-, gido enojo, les dixo: Vosotros sois ^spias , i venis a cometer en este País alguna traición contra el Rei. Humilláronse todos en su presencia, 1 le respondieron : Señor , nosotros no somos espias , somos hermanos, hyos de un mismo Padre. Tenemos aun otro hermanito , que quedó en su compañía , i tuvimos otro , que mu- rió

rió mucho tiempo ha. Sois unos men- tirosos, replicó 3^^?'^^^^ 5 i no os cree-- en tanto que a ese otro pequeño hermano que tenéis no lo traigáis aquí. Ellos entonces ( como no ha- blan conocido a su hermano Josephi^ persuadidos a que este no entendería sulenguage) dixeron entre sí: Dios nos castiga por haber muerto a nues- tro pobre hetmano Josepb^Q[\XQ nos pedia tuviésemos de él <íom pasión. Joseph^ que no habia olvidado aun la lengua su País , los entendió muibien , i les dixo : Andad ^ vol- ved a casa de vuestro Padre , i traed- me al pequeño Benjamín : entre tan- to detendré a uno de vosotros en la carcelV i le haré morir si no dais la vuelta. Volvieron pues a su Pa- dre lós^ nueve hijos de Jacob '^ i ha- biendo encontrado en sus sacos el dinero con que hablan pagado el Div tri-

^ Almacén j;

trigo (porque Joseph habia mandada se Its volviese a meter en ellos) qucT daron aturdidos. Contaron a su Padre esta aventura 5 y 5Fí2(7¿?¿ se resistía ^ dexar ir a Benjamín'^ mas después qu^ consumieron todo el trigo les fue ne^^ cesado dar la vuelta. Entonces Ju-^ das , el mayor de los hijos de Jacolr^ dixo , que él respondía de su menor hermano, i Jacob lo dexó partir. Aya. Continuad , Señora Maria. Marta. Llenóse Joseph de gozó con la vista de su joven hermano 1 haciendo sacar a Simón de la car^ cel , mandó a su Intendente , qu^ condujese aquellos estrangeros a su casa , porque queria comiesen en stf compahia. Ellos se asustaron al oir esto , i dixeron al Intendente: Aun4 que nosotros ignoramos el modo ed qu« pudo suceder , lo cierto es que encontramos en nuestros sacos el di-^

ne-

DE Ni ^ oí. ^7

ñero que en el viage anterior ha4- biamos dado por el trigo. Ei Inten^ dente les respondió : Sosegaos, yo recibi vuestro dinero , i nada os pido. Llegó Josepb^iUs preguntó por la salud de Jacob ; pero al ver a su hermano Benjamín , que era co- mo él hijo á^Rachei , no pudo con^ tener las lágrimas,! para disimularlas tuvo que retirarse por un corto rato. Habiéndose sentado después a la me- sa se le dio a Benjamín una por-^- cion de comida cinco veces mayor que a los otros. El dia siguiente mandó Joseph a su Intendente les diera el trigo , ordenándole que al mismo tiempo hiciese introducir en el saco de Benjamín una hermosa copa de oro en que bebia. Quan- do estaban ya algo distantes los hi- jos de Jacob salió en su busca el Mayordomo 5 i les dixo : Sois ynos

^8 . A L M A C EN

ladrones > i unos perversos: mi Am\ os íia recibido en su casa con m\ imponderable amor , i vosotros eij recompensa le lleváis hurtada su co<: pa de oro. Todos a una voz res- pondieron : Nosotros no somos ca- paces de executar tan indigna ac- ción , i si nos encontráis la copa consentimos ser esclavos de vuestro Amo : i habiendo vaciado al puntt sus sacos encontraron la copa en el de Benjamín. Volvieron pues ante, Josepb , i este les dixo : No es jus-' to que los inocentes padezcan poi¡ el culpado 5 id vosotros con vues- tro Padre, i el ladrón quedará poi esclavo mió. Entonces arrojándose Judas a los pies de Joseph , le res.| pondió : Señor, ya os ruego soseguéis vuestro enojo, i permitáis quedé yo por esclavo vuestro en lugar de, Benjamín y porqm si* Padre noi

vie-

BE N I N O s,- 59

xriese volver sin él moriría de pesar. ÍN"q pudo Joseph reprimir mas sus lá- grimas, i haciendo retirar a todos los, que alii estaban., dixo a sus her- oíanos : Yo soi vuestro hermano Jo- 'seph Si quien vendisteis : no tengáis cuidado por esta causa , que yo os perdono. Dios lo permitió asi para que yo pudiese aliora daros el trigo. Habiendo sabido Pbaraon en este in- ,:ermedio , que Joseph tenia alli a sus hermanos se complació mucho :an esta noticia , i le dixo : To- Tiad carros , i enviad a buscar a iTuestro Padre : yo quiero que ven- ya a Egipto con su familia , i le da- el mas fértil País para que le habi- \t.Joseph'al punto envió a sus herma- ios a buscar a sxxVdiÁttJacoby habien- iplos antes regalado mucho , i prin-* íipalmente a su hermano Benjamin^

Ayun Gonlinuad , Señora Car/ota. . •4. Car^

^O A t M A G E N^

Carlota. Llegaron a su Padre li^ hijos de '^acob , i le dixeron: Regó vcijaos, vuestro hijo Joseph vive tq da via : él es en Egipto un Gran Sei ñor ^ i tiene bajo de su mano loi granos de todo aquel Reino. N( quería 3^^í7(?^ creer esta noticia 5 ro luego que vio los presentes dii gracias a Dios llorando de gozo j:] se puso en camino para ir a ver i su amado \\\]o Joseph. Este despucí de haber abrazado a su Padre \i presentó al Rei , el qual le pregun- tó qué edad tenia. Tengo ciento i treinta años , respondió ^acob , i los dias de mi viage sobre la tierri han sido cortos , i llenos de pesái res. P bar aon dio a Jacob i a sus h^ jos un hermoso País abundante pastos para sus ganados^ i en él vivió después muchos años. Antes de morir predixo a sus hijos iodo - »■• - . I0

D E N I íJ O s. 6x

o que había de sucederles ^ asegu- rando a su hijo Judas^ que recáe- la en su casa la corona , i no sal- Iria de ella jamas. Sus huesos fue- pn conducidos después a la sepui- ura de sus Padres , porque él habia lecho que Joseph con juramento le )freciese hacerlo asi. Vivió Joseph lun muchos años , i como le habia •evelado Dios , que los descendientes ie Jacob , nombrados Israelüas , sal-

frian algún dia de Egipto, hizo ju- ar a sus hijos , que conducirían con- iigo sus huesos , i los colocarían cer-- .:a de los de Jacob,

Estefanía.. A la verdad, Aya mia, jue no he podido dexar de llorar al )ir esta historia. Joseph obró como lombre de honor en perdonar a sus Hermanos , habiéndole tratado ellos :an cruelmente.

Aya. Después de la muerte . de facob temieron sus hermanos , que : hi-

6a A?L M A c te N .

había de procurar vengarse^ pei^ él los aseguró , repitiéndoles cof freqüencia, quesu esclavitud hábil sucedido por voluntad de Dios ,, i| que él los habia perdonado de todc corazón. i?pioq^ itrihi:

Serafina.. Yo admiro , Aya mia,! la sabiduria del Señora, que se sirve| a veces de la malicia de los hom^| bres para llevar ; al fia sus designios^ ¿Quien no habia de pensar que eráj Josepb infeliz en tener tan perver- sos hermanos ;, en ser vendido co-í mo un esclavo : en ser acusado poí^j la muger de PutipAar^imsct mo^i tido en una cárcel? No obstantéi SI todos estos trabajos no le hubie-i ran sobrevenido , no hubiera canse- guido el placer de salvar a Egipto i a su familia , ni el de perdonar a ms hermanos.

Car/ota. Pues qué ¿se halla com-

pía-

I) E N I Ñ o S, 63

placencia en perdonar a los que nos

tracen malí Aya, Si ^ querida mía : este es el ayor placer que puede haber en _ mundo : juzgadlo por vos mis- na. Yo supongo que estáis mui eno- ada contra mi , que me llenáis de njurias , que me quitáis mi caudal, |ue me quebráis los ojos , i que des- )ues que vos habéis executado to- lo esto en perjuicio mió os encuen- Iro en un bosque cercana a mori- os de hambre: , i os socorro vuestra lecesidad dándoos de comer: ¿nodi- riáis entonces : yo soi perversísima m haber hecho mal a una persona :an buena ?

Carlota. Me hacéis llorar con so- o decirlo. Os protesto que tendría sumo dolor de haberos ofendido tan- to , i después de pediros perdón, rrocuraria haceros tanto bien que por

Éíf- A-LM A C E 1* '• í

1 1

por él olvidaseis mis iniquidades.

Aya. Ya conocéis vos, querida mia, quanta sería mi aiegria al ver vues- tra enmienda. Esto me producirla sin duda mas placer que el mal que con vengarme podia haberos causado.

Estefanía, Pero si lejos de agra- deceros el pan que le hubieseis da- do, continuase aun la Señora Cario-' ta haciéndoos mal, en este caso no tendríais el placer de ver su en- mienda.

Carlota, Señora , yo os aseguró, que no es tanta como creéis mi per- i versidad, i que jamas pensarla h^cer mal a esta Señora , habiendo sido xm^ buena para mi.

Estefanía abrazando a Carlota.

Lo mui bien , querida mia : i lo que yo digo es solamente una suposi- ^^^^^ Aya..\

■-'■ Aya.. Pues aun suponiendo que la Señora Carlota o otra qualquie- 1 ra continuase no obstante en ser per- \ versa , siempre que yo la hubiese da- , do bien por mal , me resultaria la sa- tisfacción de estar gustosa de mi pro- ; ceder. Este placer es el mayor que puede haber , i nuestros enemigos no nos lo pueden quitar,

Serafina. Aya mia , ¿ permitís que , yo cuente a estas Señoras una histo- ria mui bonita de que me acuerdo?

: Aya. Sí, querida mia, consumo gusto.

Serafina. Hubo un hombre nom- brado Licurgo , que dio Leyes a una Ciudad llamada Esparta. Estas leyes eran repugnantes a un joven que k aborrecía , el qual habiendo da- do un golpe con un palo al Legis- lador , le sacó un ojo, Dixo a Li^ curgo entonces el Pueblo de Esparta-'.

Tom.IL E To-

iS6 Almacén

Tomad ese perverso mozo , i castí-» gadlo a vuestra voluntad. Me com-^ plazco , dixo Licurgo , i le castigaré de un modo que asombre al Uni- verso. Condujolo pues a su casa, i en ella le trató como si fuese hijo suyo. Repetíale con freqüencia , que nada era para él de mayor gusto que perdonar a. sus enemigos, i ser dul- ce i honrado ^ i el mancebo estimu- lado de su bondad , trató de hacer-» se tan bueno como él si le fuese po- sible- A la verdad este generó de venganza que tomó Licurgo /dexó asombrado a: todo el Pueblo 5 pero el mancebo hs dixo : Su castigo ha sido mas severo de lo que pensáis:' 1 si, me. hubiera hecho morir solo hu-» , bier a tenido que penar un solo mo- mento, 5 pero ea virtud de su con- ducta tendré que tolerar toda mi vi-- da el. diolor de haberle sacado el ojo.. , '■■■ i Aya.

DE Ni i? OS. S'/

Aya. Esa historia es mui bella , i vos la habéis explicado mui bien, Digamos ahora algo de la Geografia. pues ya es tarde. Os tengo prome- tido decir los nombres de las partes át Europa , que se hallan al Sud ^ i en que hai cinco principales. Por- tugal se encuentra al Sud-Ouest. Al Est de Portugal España. Al E^íde España hai un grande mar llamado el Mediterráneo , i al otro lado de este mar se hállala Italia , que guar- da la figura de una bota. Al Est de Italia se encuentra la Turquía de Eu-- ropa. Y al Nord-est de la Turquía de Europa está la Pequeña Tartaria^ La Capital de Portugal es Lisboa : la de 'España Madrid : la de Italia Roma: IsidQ Turquía Consfantimpla 5 i no la tiene la Pequeña Tartaria^ , porque sus Pueblos viven en tiendas , como lo practicaba Abraham.

> Eij Ma^

I ■■■■ ^ .

' 6S Almacén i

* I

María. Aya mía , la Señora *$V-1 r afina dixo una palabra , que yo noi comprendo. ¿Qué quiere decir uhi Legislador ?

Aya. Un hombre que establece Leyes 5 y como Licurgo dio las Le- yes a la Ciudad de Ej-^^rrí^ , se di- ce que es Legislador.

DIALOGO XIL

Jornada Jécima.

•V. '

Car /ota. OEfiora Aya , yo he en-*> j r. )^ contrado en un libro-

todo quanto vos nos habéis referi- do de la Geografia 5 i muchas mais cosas que he aprendido de memoria. Aya. ¿ Y qué nombre tiene ese libro? houu\

Car^

t)B Nisros. 69

Carlota. Geografia de Mr ^J.Palaí^ ret , i esto es mui fácil en este libro. - Aya. Es constante , niñas mias: este es el mejor libro de Geografía. que hasta hoi se ha visto para las Señoras jóvenes. Es necesario que to- das rogueis a vuestras Madres , que os le compren. También compuso las Cartas de que nos servimos , i son excelentes.

Melchora. Yo os aseguro , Seño- ra Aya 5 que las estimo mas que las mias , porque están todas tiznadas. Quando mi Maestro busca en ellas ' el nombre de alguna Ciudad tarda un quarto de hora en encontrarle aunque tenga puestos los anteojos. \ 'Aya. Consiste en que incluyen un sin número de nombres. Veamos pues lo que la Señora Carlota ha aprendido de memoria. < Carlota. He aprendido a viajar

E iij so-

70 A L M A C E I^

sobre todos los mares de la EuropaJ Luego que paso los estrechos salga a un mar , que está al Est de la £«- ropa , llamo el mar de Asofj o del Azabache, Salgo de este por el Es-» trecho de Casa , i entro en el mar Negro, Separóme del mar Negro ]por el Estrecho de Constantinopla , i me encuentro en el mar de Mármara, Sal-^ go de este por el Estrecho de los Dar dáñeles , i entro en el Mediterra^ neo. Entre Italia i Sicilia encuentra el Estrecho o Pharo de Mecina, Entre las Islas de Córcega i Cerdeña , que también están en el Mediterráneo ha- llo el Estrecho de Bonifacio, Desvio-^ me del Mediterráneo por el Estrecho de Gibraltar , i me introduzco en el gran Occeano, Entrt Francia i Ingla- terra encuentro la Mancha o Canal Británico. De alli paso el Pas de Ca- iais 5 que asimismo se llama Estrecho

de

í DE Ni?? os. /F

I

de Douvre, Después a la mar del Nord , o de Alemania. Y últimamen-'

i te paso por el Sund , i entro en el mar Báltico. -vííí:

Aya. Descansad , querida mía, que habéis hecho un dilatado viage. Carlota. Y no estoi mui fatigada. Para la primera vez aprenderé no solo los nombres de todas las Mon- tañas de Europa^ sino también los de todos los Golfos.

Aya. Esto será mui bien hecho:

i i yo ahora para recompensaros os-

i diré un bonito cuento.

I Hubo una vez una Señora , que

I tenia dos hijas : la primera , que era bella como el Sol , i tenia una con- dición amable , se llamaba Aurora: i la segunda , que era tan hermosa como su hermana 5 aunque maligna, i de unas perversas entrañas , se lla- maba Amada. La Madre habia sido

E iv mui

7^ Al MAC EX

muí linda , mas su edad se iba ya desviando de ia juventud , i esto la producia un sumo pesar. Aurora te- nia diez i seis años , i Amada tenia splos doce , por cuya causa su Ma- dre , que sentía que la tuviesen por vieja , resolvió dexar su País donde todos la conocian 5 i para despreri- derse de su hija mayor ( porque no se viese que tenia una hija tan gran- de )^ dispuso enviarla al campo , i pasó con la menor a establecerse en otra Ciudad , en la qual estendió la voz , que esta solo tenia doce años, i que quando la tuvo era ella de quince escasos. Entre tanto mandó que Aurora fuese llevada a un País mui distante , i el que la conduela viéndola dormida la dexó en un es- peso bosque donde hablan parado 3 descansar. Quando ella despertó , i vio que estaba sola echó a llorar.

!Dií Nr^os. 73

Era cerca de noche, i habiéndose levantado trató salir de aquel lugarj pero lejos de encontrar el camino, se enredó mas en el bosque. Por último vio a larga distancia una luz, i caminando acia ella llegó a una pequeña casa a cuya puerta llamó. Salió a abrirla una Pastora , i esta la preguntó qué buscaba. Madre mia, díxo Aurora : yo os ruego tengáis piedad de mi , i permitáis me re- coja en vuestra casa , porque si me quedo en el bosque seré sin duda comida por los lobos. Con mucho gusto , respondió la Pastora , mas decidme : ¿ qué causa ha habido pa- ra que estéis a estas horas en este desierto ? Contóle Aurora su histo- ria , i añadió : No soi sobradamen- te desdichada en tener una Madre tan cruel ! ¡ No hubiera sido mejor morir luego que sali al mundo , que

vi.

1

74 Almacén

vivir para ser maltratada de este modo! ¿Qué he hecho yo contra Dios , para que me haya reducido a esta miseria ? Hija mia , replicó la Pastora , nosotras jamas debemos murmurar contra Dios : él es todo poderoso , es sabio : él os ama , i por lo mismo debéis creer , que si i ha permitido vuestra desgracia ha sido por vuestro bien : confiad en el Señor , i vivid segura de que es el protector de los buenos , i que las cosas de pesar que hs ocurren no siempre son por desgracia. Que- daos pues en mi compañía , yo os; serviré de Madre , i os amaré co- mo si fueseis mi hija. Condescen-- dio Aurora gustosa a esta oferta , i el dia siguiente la dixo la Pastora: Iba a poner a vuestro cuidado un corto rebaño , pero temo daros en esto pesar : tomad en su lugar una

rué-

DE NlfíOS. TS

rueca , i os entretendréis hilando. Madre mia , replicó Aurora , yo soi !una doncella de calidad , i no trabajar. Tomad pues un libro , aña- dió, la Pastora. No gusto de leer , res- pondió Aurora con el semblante en- cendido de vergüenza , por el te- mor de que la estrechase a confe- sar , que no sabia leer como era ne- cesario ; pero últimamente viendo que le era forzoso la declaró la ver-» dad , diciendo : No quise aprender a leer quando era pequeña , i des- pués que fui grande no he tenido dempo para ello. ¿ Habréis según eso tenido que atender a grandes ocupaciones i negocios ? , Madre nia : Por la mañana me paseaba con nis amigas , por la tarde me com- ponía 5 iba a nuestra tertulia , des- pués a la ópera i a la comedia , i por la noche iba al baile. No se os I. v:.^ pue-

7^ Al MAC EN

puede negar que teníais grandes ocu^ paciones , dixo la Pastora , i es di creer que no viviríais jamas con dis- gusto. Perdonadme , Madre mia. respondió Aurora , que quando esta- ba un quarto de hora sin compa- ñía (lo que me sucedía rara vez) me aburría de muerte , i mucho maj quando íbamos al campo , porque entonces , por entretenerme en algo, pasaba todo el día componiéndome i volviéndome a descomponer. ;De ese modo ^ añadió la Pastora , ¿ esta- ríais con poco gusto en el campoí Lo propio me sucedía en la Ciudad, dixo Aurora. jugaba perdía di- nero : si concurría a una tertulia solía ver en ella a mis compañeras mejor portadas que yo, lo qual me era mui doloroso : si iba al baile solo trataba de buscar defectos a las que baila-t ban mejor que yo 5 i en una pala- bra

DE Ni^os. fy

-ibra , jamas he tenido un dia sin pe- inar. Pues no volváis a quejaros de .[la providencia , respecto que habién- doos traido a esta soledad os ha ..quitado mas disgustos que placeres, i esto no es lo mas: vos hubierais sido en lo succesivo mas infeliz aún; porque en fin la juventud no dura -siempre : el tiempo del baile i de la comedia se pasa : la que llega ala vejez 5 i no obstante quiere andar siempre de tertulia en tertulia se ex- pone a ser burlada de las jóvenes. ! Por otra parte ni se atreve a bai- lar por esta misma causa , ni menos a componerse , i entonces es consi- guiente no solo 'su feterno disgusto, •sino que se contemple en un esta- do deplorable. Pero Madre mia, di- xo , Aurora , para estar sola no hai aguante : el dia parece un año quan- do se pasa sin compañia. No tenéis I' ' ra-

78 Almacén

razón, querida mia , yo estol aqu! sola , i los anos me parecen tan cor- tos como los dias* Si vos gustáis os enseñaré un secreto para que jamas estéis disgustada. Esto será para mi de mucha complacencia , dixo Au-? rora : vos podéis gobernarme como os pareciere conveniente , satisfechai de que deseo obedeceros. La Pasto- ra aprovechándose de la buena vot luntad de Aurora la escribió, en un papel todo quanto debia executarj; i esrai)a el dia repartido entre lai oradon 5 la lectura , el trabajo , ii el paseo. Como no habia xelox ei|j! este bosque no sabia Aurora la hora querrá , pero laJPastora la eoaoci^í| por el Sol. Llatmí un áidi 2i Aurora^^ para que viniese a comer , ella di-r xo':- Madre mia ^ vos coméis muí ' temprano , mui poco tiempo que ' nos levantamos. sin embargo

dog !

DE Niños. 79

dos liaras , respondió la Pastora , i .nos levantamos después de las cin- IG05 pero quando se ocupa el tiem- ipo utilmente pasa breve , i nunca ¡enfadaé ^//r(?r^ complacidísima de no experimentar disgustos se aplicó de bdb corazón a la lectura i al tra- ibajo y i se encontró mil veces mas feliz en medio de sus ocupaciones campestres, que en la Ciudad. Co- tiozco: mui bien , dixo ella a la Pastora , que quanto Dios obra es 2n beneficio nuestro. Si no hubie- se mi Madre sido injusta i cruel :^nmigo hubiera iquedado yo en mi ignorancia siempre , i la vanidad, ú ocio i el deseo de agradar me lubieran hecho perversa i desdicha-* daj Habia un año que estaba Au^ mra en la soledad con la Pastora quando el hermana del Rei vino a cazar adonde ella apacentaba sn$

8o ArMACETf ¡

ganados. Lldimihas^ Ingenuo .^ i erSÍ el mejor Príncipe del mundo ;. pera el Rei su hermano , que se llamaba Furbin , en nada, le era semejante, porque su mayor gusto le fundaba en engañar a sus vecinos , i arrui- nar a sus vasallos. Ingenuo embele- sado con la hermosura dt Aurora y le dixo 5 que si queria casarse con él se tendria por feliz. Parecióle m ella sumamente amable el Principe; pero como sabia que una doncella cuerda no debe escuchar á los hom- bres quando les dicen estas cosas,, le dixo : Señor , si habláis de veras, v id i tratad eso con; mi Madre, quei es una Pastora, que habita en da ca-i sa que alli abajo veis , i si ella gus-í tase que seáis mi Esposo no haré yo por mi parte repugnancia , pues su capacidad i cordura hacen que- jamas la desobedezca. Yo iré mui

'I

DE Niños. 8f

gustoso , doncella hermosa , respon- dió Ingenuo , i os pediré a vuestra Madre , pero contra vuestro gusto jamas me casaré, porque puede dar- se eí caso de que su condescenden- cia sea para vos pesar ^ i quiero an- tes morir que disgustaros. Un hom- bre que piensa con tanto juicio , di^ xo Aurora , es virtuoso , i una don- cella no puede ser desdichada coíi el que tiene virtud. Ingéíiuo se des- pidió de Aurora , i habiendo habla- do sobre el mismo fin a la Pasto- ra conoció esta su bondad , i con- descendió gustosa en su casamiento. Prometió él que volvería dentro de tres dias , i acordaron que Aurora estuviese en compañía de la Pasto- ra para que el Príncipe la viera 5 i habiéndola dado por prefida su ani- llo se despidió el mas contento del inundo. Estaba Aurora impaciente 'Torn, Jl\ F por

i'2 Almacén

por volver a la Casería : habíale el Príncipe parecido tan amable , que sentía que aquella a quien llamaba Madre le hubiese acaso despedido, pero sacóla de su cuidado la Pastora, díciendola : No porque Ingenuo es un Príncipe he consentido en vues- tro casamiento , sino por ser el hombre mejor del universo. Aurora esperaba con impaciencia la vuelta del Príncipe , pero el segundo dia después de su partida andaba apa- centando por el campo su ganado, i cayó en tan mala sazón en una cambronera , que se lastimó toda la cara. Miróse después en un ar-i royo 5 i como le corria la sangre por toda ella se causó a si misma hor- ror. Fuese a su casa , i al entrar dixo a la Pastora : ¡No soi harto in- feliz! Ingenuo vendrá por la maña- na 5 i me despreciará sin duda al

ver

D E Ni iS o s. 83

verme tan horrible. La Pastora son- riéndose la respondió : Esa caida se-

! por vuestro bien, pues que Dios lo ha permitido : vos conocéis que él os ama , i que sabe mejor que vos lo que os conviene. Conoció

I Aurora su falta ( que lo es sin duda murmurar contra la providencia ) idi- xo en su interior: Si el Principe Inge-^ fiuono quisiere casarse conmigocree« re que hubiera sido desgraciada en su compañía. No obstante la Pastora la lavó la cara , i le sacó varias es- pinas que se le hablan clavado en

. ella. La mañana siguiente estaba ^//^ rora espantable por habérsele hin- chado la cara tanto, que no se le veian los ojos. A las diez del dia oyeron que habia parado a su puer- ta una carroza , pero en lugar de Ingenuo vieron apear al Rei Furbin^ Un Cortesano de ios que habían sa-

84 A L M A C E i*

lido a caza con el Príncipe dio no- ticia al Rei de que su hermano tra^H taba de casarse con una hermosa doncella que habia visto en el cam- po ; i Furbin dixo al Príncipe : bien vuestro atrevimiento en haber querido casaros sin mi permiso 5 i para castigaros resuelvo casarme yo con esta doncella , si fuese tan her- mosa como se dice. Entró pues en casa de la Pastora , i preguntándola por su hija le respondió mostrándo- sela ,vedla alli. ¿Quien? ¿Ese mons- truo? replicó el Rei: ¿No tenéis otra il a la qual ha dado mi hermano su anillo? Vedlo aqui en mi dedo , di- xo Aurora. Oyendo esto dio el Rei una gran carcajada de risa , dicien- do : Aunque no habia creido tu- viese mi hermano tan ruin gusto^ pero me complazco en poder casti- garle. Mandó a la Pastora , que so^

bre

B E N I í5 o S. §5

bre la cara de Aurora echase un ve- lo , i haciendo venir alli a Ingenuo^ le dixo : Hermano mió , pues vos amáis a la bella Aurora yo quiero que al punto os caséis con ella. Y yo no quiero engañar a nadie , di- xo esta doncella quitándose el velo: mirad mi cara , Ingenuo : de tres dias a esta parte me he puesto hor- rible: ^queréis sin embargo casaros conmigo ? A mis ojos parecéis aho- ra mas agradable que nunca , dixo el Príncipe , porque conozco que hai aun mas virtud en vos de la que yo pensaba. Dióla entonces su ma- no , iFurbin se reia de todas veras. Mandó que ;se casasen al punto , i hablando con Ingenuo , le dixo : Pues sabéis que yo no gusto de mons- truos podéis quedaros con vuestra Esposa en esta cabana , con pro- hibición que os hago da entrar F iij ^n

í^ Almacén 1

en la Corte ; i montando luego en su carroza marchó dexando a Inge- nuo transportado de alegría. Ahora bien , dixo la Pastora , ¿ os juzgáis aun desgraciada por haber caido? A no haberos sobrevenido este con- tratiempo el Rei se hubiera agrada- do de vos ^ i si hubierais rehusado su casamiento hubiera hecho morir a Ingenuo. Tenéis razón , Madre mia j pero no obstante yo estoi esr pantosamente fea , i temo que esr el Príncipe pesaroso de haberse casado conmigo. No lo creáis , di- xo Ingenuo : qualquiera se acostum- bra al semblante de una fea , perp no es posible acostumbrarse a unas propiedades perversas. Yo estoi en- : cantada con vuestro modo de pen- sar , dixo la Pastora ^ pero Aurora será bella todavía , i una agua que tengo la curará la cara. Efectivámer»- - > te

BE Niño s. S7

m en virtud de ella el semblante de Aurora pareció como antes den- tro de tres dias ^ pero el Príncipe te- meroso de que su indigno iiermano pensase en robársela si llegaba a ver- i la 5 la rogó que traxese siempre pues- ¡ lo el velo. Furbin deseoso de ca- sarse mandó que varios Pintores le trajesen retratos de las mas hermo- sas Damas 5 i habiéndose apasiona- do del de Amada , hermana ¿^Auro- ra , la hizo conducir a la Corte , i celebró con ella el casamiento. Au-^ rora se alteró mucho con la noticia de que su hermana era Reina , i no osaba salir de casa , conociendo su perversidad , i el mucho . aborreci- miento que la tenia. Dentro de un año tuvo Aurora un hijo a quien lla- mó Hermosodia , i le amaba con ex- ceso. Quando este niño empezó a hablar descubrió tanto talento que r . F iv era

^^ Almacén

era toda la alegría de svs Padr J listaba un dia a Ja puerta de la c? sa con su Madre , i habiéndose que- dado .esta dormida se halló sin su hyo quando dispertó. Prorrumpid entonces en grandes exclamaciones, 1 corrió todo el bosque inútilmente en busca de él , i aunque la Pasto- ra la trajo a la memoria que nada sucede que no sea por nuestro bienJ hallo suma dificultad en consolarla! t-l día siguiente fue quando ella se VIO precisada a confesar que la Pas. tora tema razón. Furéin i su muger: llenos de rabia porque no tenían hi^i JOS resolvieron dar muerte a su so, i iJrino , 1 enviaron Soldados para que i ío. pusiesen en execucion ; pero su' deseo fue inútil , porque no ¡es fue posible dar con él. Viendo pues que no le encontraban pusieron a ifjgemo i a su muger en una barca,.í

pa

I) E N I Ñ o S. %

para no tener jamas noticia de elíos, los entregaron a ia furia del mar. Esta fue ia ocasión en que creyó lAuroraáthisí considerarse desgracia- fda 5 pero la Pascora la repetia siem- ,pre que Dios nunca dexa de obrar lo mas conveniente. El tiempo es- taba sereno, i la barca navegaba con I tranquilidad: por último abordaron |ia una Ciudad situada a la orilla del mar en ocasión que el Rei de ella se hallaba en guerra. A esta Ciudad I pues pusieron sitio los enemigos el dia siguiente , i como Ingenuo tenia un valor grande pidió al Rei le con- cediese tropas con que él pudiese hacer algunas salidas. Habiéndoselo concedido tuvo la felicidad de ma- tar al Sitiador . i sus Soldados vien- do muerto a su Gefe se pusieron en huida. El Rei sitiado, que no tenia succesion , agradecido al servicio que

^l;.í

^ Almacén

Ingénuo^ le habla hecho le ado^^ pop hijo. Quatro años después si «upo que Furbin había muerto de pesar de verse casado coií una mu ger iniqua; i el Pueblo estimulad del aborrecimiento que la conserva- ba la había arrojado de la Ciudad enviando Embajadores a Ingenuo. ofreciéndole la Corona. Embarcóse pues con su muger í la Pastora 5 i habiéndoles sobrevenido una tem- pestad que les hizo naufragar , pu- dieron salvarse en una Isla desierta. JNo se afligió Aurora en esta oca- sión , porque era ya sabia a fuerza de experiencias, i creyó que por su 'bien haoia Dios permitido este nau- tragio. Para que ios navios que pa- sasen pudiesen acudir a darles socor- ro pusieron a la orilla del mar un delantal de la Pastora en lo alto de un palo , que los avísase. Cerca de

no>

D E N I Ñ o S. 91

lOche vieron venir acia ellos una iiuger^ que traia un niño consigo, -i qual luego que Aurora le vio lo •zonoció por su Hermosodia ^ i ha- biendo preguntado a esta muger don- le habia adquirido aquel niño , res- pondió , que su marido , que era corsario , le había robado; pero que labiendo naufragado cerca de aque- la misma Isla , habia podido salvar- le ella con el niño que tenia en sus trazos entonces. Dos dias después ios navios que buscaban por la mar los cuerpos de Ingenuo i Aurora cre- yendo que hubiesen perecido , descu- 3rieronel lienzo blanco , 1 acercán- dose a la Isla condujeron a su Reino al Rei i a su í^miúdi.. Aurora no vol- vió jamas a quejarse de ningún con- liratiempo que le ocurriese , sabiendo l^apor experiencia propia que las que nos parecen desdichas son regular- ¿ men"

92 A L M A C E ly \

mente causas de nuestra felicidadl Estefanía. Os aseguro , Señai^ Aya , que he recibido suma impa ciencia por todas las desdichas d Aurora , i que no podia persuadirm a que sucediesen por su bien.

Carlota. Por lo que hace a mi.cre que el parecerme largo el dia consis te en ser yo una perezosa , i que n gusto de trabajar.

Aya. Tenéis razón , querida mía el día solo es largo para los perezo sos : SI queréis que nunca os enfadi conviene que tengáis como Aurora un papel donde todas las horas esté distribuidas utilmente 5 i a cada um os daré , Señoras mias , si gustáis , ui pequeño reglamento , que os hará pa. recer los dias cortos.

Estefanía. Con mucho gusto Se ñora Aya. '

Todas juntas. También nosotraí

que-

J) E N I 15 o Í5. ^l

lucremos cada una el suyo. ¡ A^a. Sea en hora buena : en to- bando el thé le trabajaremos , i an- (es la Señora María nos dirá su his- bria.

i María. Los hijos de ^acob , que (e nombraban Israelitas , tuvieron un (!opioso número de descendientes , íe los quales se formó un dilatado ?ueblo. Mucho tiempo después kro Rei llamado también Vha-- Yaon ascendió al Trono , i Joseph ha- la muepto antes que este Rei na- iese. Este perverso Rei queriendo ^iacer perecer a los Israelitas los pre- cisaba a trabajar construyendo Ciu- dades , pero quanto mas trabajaban se hallaban mas robustos , i tenian mas hijos ; por lo qual Pharaon , que solo pensaba en destruirlos , mando que fuesen arrojados ai Nilo todos los hijos varones que nacieren de los -1.. . •. lí-

94 Almacén |

Israelitas. Habiendo tenido un hij mui hermoso un hombre de la Tri bu de Leví su Madre le ocultó po tiempo de tres meses 5 mas temerc sa de que por fin se lo descubrid sen , hizo una cestita,4 metiendi al niño dentro de ella lo conduji a la orilla del Nilo donde lo dexó ordenando a su hija Maria perma- neciese en aquel sitio para observaí lo que con él sucediese. A corto ra* to vino a bañarse la hija de Pha^ raon , i descubriendo la cestita man- dó a una de sus Damas la cogiese. Habiendo visto en ella a este her-^ moso niño se compadeció de él , ¡¡ resolvió salvarle.. Oyólo Maria J]^\ dixo : Señora , yo conozco una mu- ger , que si gustáis podrá criarlo: fue pues a dar aviso de todo a su Madre , i la Princesa habiendo puesto a este niüo el nombre de

Moi^

D E N 1 Ñ OS. 9^

Moisés , le dio por Ama a su misma vladre ignorando que lo fuese.

Aya. Continuad , Señora Carlota. ' Carlota. Quando Moisés fue gran- le la hija de Pharaon lo adoptó por iiijo suyo , i él era un gran Señor; í)ero las riquezas ni los placeres de k Corte no fueron capaces de ha- berle olvidar a sus hermanos los Israelitas. Vio un dia que uno de íUos era maltratado por un Egipcio^

Moisés quitó a este la vida , que il queria quitar al Israelita , i ocul- andolo debajo de la arena le pare- ño que nadie le habia visto. El dia siguiente viendo reñir a dos Israe-- litas , les dixo : ¿Por qué reñis? V"osotros sois hermanos , i es jus- to que viváis en paz. Uno de estos Israelitas le replicó : Y vos j por qué os metéis en eso ? Sois acaso núes* tro Juez? ¿ Pensáis tal vez matarme

hoi

96 Alm ACEiNr

hoi a mi como ayer matasteis a Egipcio ? Como Moisés estaba per suadido de que nadie le habia vis- to matar a aquel hombre se dex( poseer del temor ; i habiendo des pues sabido que el Rei le queria ha cer morir se huyó a otro País. Can- sado de lo mucho que habia cami- nado se sentó cerca de un pozo pa- ra tomar aliento , i estando alli vi( venir siete doncellas , que eran to das hijas de un mismo Padre llama do Jetro : estas sacaban agua de. pozo para dar de beber a sus gana- dos; pero unos Pastores que llega- ron poco después quisieron desviar- las , i fueron defendidas de Moisés^ Dieron ellas vuelta a su casa , i ha biendo referido a su Padre lo que le^| habia pasado , les dixo Jetro : ¿ Poi qué pues no habéis rogado a ese honv bre que viniese a tomar un bocadc

COI

i

con nosotros ? Condujolo él a su ca*- sa , i después le casó con una de su¿ hijas , que se llamaba Sephora.

Aya. Continuad,Señora Melchor a.

Melchora, Andaba un día Moisés pastoreando los ganados de Jetro su .suegro 5 i llegó hasta el monte Oreb. Vio entonces una Zarza que ardia, i no se quemaba : acercóse a ella Mí?/^e^ admirado de esta maravilla, i oyó una voz que le dixo : Quí- tate los zapatos, porque este lugar está santificado. A estas palabras se humilló Moisés con el rostro hasta la tierra , i continuó la voz : Yo soi el Dios de Abraham , de Isaac , i Jacob : he oido los clamores de mi Pueblo , que está en Egipto , porque los Israelitas son Pueblo mió ^ i por lo mismo te mando vuelvas a ellos para libertarlos , i tu le dirás que vas de mi parte. Señor , dixo MoU : Tom. IL G sés.

•98 Almacén-

^és 5 ya ignoro vuestro nombre : ¿co-^ mo pues podré decírselo ? Yo soi eíi que soi , respondió la voz : ve , i preséntate a JPharaon , i pidele per- miso para conducir mi Pueblo al desierto a fin de que me ofrezca sus sacrificios por tiempo de tres dias. Replicó Moisés , i dixo : Señor , Pha-^ raon no querrá creerme , i me ha*^ morir. Yo estaré contigo , aña- dió la voz , i te daré poder para hacer milagros. Arroja en la tierra Ja vara que tienes en tu mano. Obedeció Moisés , i la vara fue con-^ vertida al punto en una serpiente^ Moisés huía de miedo , pero la voz le dixo : Coge esa serpiente por la cola , i al instante volverá a ser va- ra. Aunque sucedió esto del mis- :mo modo que la voz lo habia pre- dicho, no se aseguraba Moisés. Man^ 4óle k voz que metiese la mano en

.su

DB Niño sf¿w 99

su serio, i se le cubrió de lepra 5 i habiendo vuelto a meter en el seno esta mano leprosa la sacó sana. Co- noció Moisés por estos prodigios,^ que era Dios el que le hablaba , pe- ro no se.resolvia sin embargo a ir a presentarse a Pharaon ^ i dixo : Bien sabéis vos ^ Señor , la torpeza de mi lengua , i que toda mi vida. he te- nido suma dificultad en pronunciar, la qual se ha aumentado desde que' estoi hablando con vos. La voz res-* pondió : ¿ Quien ha hecho la len- gua del mudo i del que habla ? ¿No sol yo 1 Ve pues , yo estaré en tu boca , i enviaré después a tu hermano Aaron , que habla con facilidad : es- te saldrá a recibirte , i te servirá de Interprete. Dexó pues Moisés el mon-^ te para volver a Egipto ; i Aaron sa-^ lió a recibirle al camino como Dios se lo habia predicho.

Gij Es^

loo Almacen^

Estefanía. ¡O Dios mió , í quan buena es esta historia de la Sagrada Escritura! Yo me estaria oyéndola dias i noches.

Melchor a. Señora Aya , quisiera que me explicaseis qué quiere decir Yo soi el que sol.

Aya. Quiere decir : Yo soi Dios por mi mismo , i sin ayuda de na- die : siempre he sido i siempre seré. Todo lo que hai sobre la tierra es nada en mi comparación. Los Em- peradores , los Reyes , los Conquis- tadores , los Nobles i los Ricos na- da son delante de mi. Todo esto no subsiste sino por mi voluntad,; i todo el mundo es menos en mi presencia que un grano de mosta-i za. Yo soi solo , i soi todo lo que hai de bueno , de grande , de sabio, de poderoso , de amable , i de justo.

Estefanía. Pero Señora Aya, aun-. - '/\ que

¿eNi^os. ioi

que vos decís 5 que no hai otro que sea sino Dios , me parece sin em- bargo que yo soi también alguna cosa. La tierra , el Sol , i los hom- bres son alguna cosa también : ¿co- mo pues se puede decir que no hai sino Dios que sea?

Aya. Con vuestro permiso , que- rida mia. Verdad es que vos sois alguna cosa , i que tenéis ser , pero este; ser que tenéis os le ha presta- do Dios : él es a quien pertenece^ í quien puede quitároslo en un mo-í- mentó. Si yo os prestase mi bata no podríais decir que esta bata era vuestra : ahora pues : vuestro cuer- po , vuestra alma , vuestro espíritu, vuestros parientes , vuestras riquezas, i en una palabra todo loque tenéis, es de Dios : él es el que os lo ha prestado , i no hai otro sino Dios, que jamás haya dado ni prestado

G iij co-

102 AXMACEÍÍ

cosa alguna , porque nadie era an¿^' les que él : de él viene todo quan-¿ to existe 5 i él es dueño de todo quanto tiene , i de todo lo queda, qnt es d^cir , de todo quanto exis-J' te. Veis pues , niñas mias , ¿quan dig* no es de reconocimiento i de amor? Nosotras amamos a los que nos ha- cen bien j pues ahora : Dios nos ha dado quanto tenemos ; él es nuestro Padre ^ nuestroDueño , nuestro Bien-' Jbiechor , i nos ama como a hijos suyos : ¿no seriamos demasiado per- versos si rehusásemos amarle i obe- decerle?

' Serafina, Por lo que a mi hace. Aya mia 5 confieso que no puedo fjexar de te nblar de respetó' quan- do leo las historias que estas Seño- xas acaban de referir, . ^ya. Hacéis muí bien , hija mia;' nosotras somos tan pequeñas delait' . - ^ ti

í>E Niños. io¡

te de Dios que no podemos estar ,bastantemente penetradas de respe- to en su presencia. Dios está en: todas partes , pero lo está de un modo particular en los Templos i lugares de oración. Es pues gran ¡pecado faltarle al respeto en estos ilugares , el hablar , reir , i volver I la cabeza. Es asimismo pecado o«- |rar sin atención. ¿Qué diríais voso- |lras , Señoras mias , si vieseis que ¡lina pobre muger pedia permiso pa- ja hablar al Rei , i que estando en isu presencia a fin de pedirle una gracia le volvía la espalda , i se echaba a reir , o se ponia a hablar ¡con sus criados,

Marta, Yo diria que era una lo-^ ca 5 X yo soi también loca algunas veces 5 porque mientras estoi de ro-^ dillas hablando con Dios vuelvo la cabeza- sin atender , ni- pensar en lo

G iv que

104 ALMA.CEK

que digo 5 pero procuraré enm^m4 darme , i antes de ponerme a or^rl me tomaré un instante para pensai^t que voi a hablar con Dios.

Aya. Si hiciereis eso yo os ase-^tl guro que ni aun os pasara por láí imaginación el deseo de volver Istij cabeza. La costumbre de pensar com freqüencia que estamos en la presen-^ cia de Dios es excelente , porque! solo somos malos quando nos olvi- damos de esto. Si antes de mentir j, de encolerizarse , i de entregarse ai¡ la glotonería se pensase asi. Yo vor a cometer estos delitos en la presen**; cia de Dios: su Magestad me está« viendo , él aborrece a los perversosy, i puede castigarlos , i tal vez me i castigará a mi en el momento que los cometa : si como digo se pen^ sase de este modo nadie se atreve- ría a cometer estas culpas. ADíos^

DE Nl^OS. 105

Señoras mias : yo::::

María. Señora Aya , antes que IOS separemos quisiera que me ex- DÜcaseis una cosa que no entiendo. 5e nos ha dicho que el Padre de Moisés era de la Tribu de Leví: -Qué cosa es una Tribu? [nAya. Tribu quiere decir Familia, l^osotras sabéis bien , niñas mias, jue Jacob tuvo doce hijos. De es- tos doce hijos pues se hicieron do- .:"é Familias , que se llamaron Tribus, [i son estas : Rubén , Simeón , Leví^ Judd;lsacár , Zabulón , Dan , Gad^ Ascer , Nephtali , Joseph , i Benja-- min. Estas son las doce Tribus de Israel ., que es como decir las doce Familias que dimanaron de Jacob'^ pero como este adoptó dos de loa hijos de Joseph , llsan^dos Manas és^ i Ephraim , estos hicieron dos me- dias Tribus o Familias , que repre- sen-

*0^ AtMACEN I

sentaron la Tribu de Joseph. eJi es lo que vos deseáis saber , Seno ra María 5 pero quando me interí rumpisteis iba a deciros que noso tras iremos a comer al campo pa- sado mañana , i si viniereis tempra no iremos juntas a pedir el permi- so a vuestras Madres : esto supuesto; espero me hagáis saber mañana & os iiabeinos de esperar. . r

DÍALOGoTxra

Jornada XL

^^- "T^Urante el camino , Seño^ |

JLJ ras mias 5 voi a contar-

ps un bonito cuento que he leído eai

cierta parte.

Cusn^

DE NiSfOÍ. Í07

Cuento de los tres Deseos- Hubo una vez un hombre pobre^que 'estaba casado con una muger mui )onita. Estaban ambos sentados a la lumbre en una noche de invierno, i entretenian el tiempo ponderando la felicidad de algunos vecinos su- yos <, que eran mas ri<:os que ellos. ¡¡O si sqIo pendiese de mi voluntad tener quanto desease ! dixo la mu- ger 'y sería yo mucho mas rica que I todas esas gentes : i yo lo propio, añadió el marido. Quisiera que es- tuviésemos en el tiempo de las En- cantadoras , i encontrar una que me otorgara todo quanto' la pidiera; En el punto que concluyó estas pa- labras vieron dentro de su quarta una hermosísima Dama , que les di- xo : Yo soi Encantadora , i prome- to

ip8 Almacén

•i

to concederos las tres primeras coi sas que deseáis 5 pero luego queha- yais deseado estas tres cosas ñadí mas os he de otorgar. Desaparecití con esto la Encantadora , i marido i muger quedaron sumamente per- plejos. Por mi parte dixo ella , pues SOI la dueña , bien lo que he de pedir : al presente nada deseo ; pe^j ro me parece que lo que hai mas apreciable es el ser bella , rica , i< noble. La que tuviere esas tres co- sas , añadió el marido , puede sin embargo estar enferma , tener pesa- res , I morir moza : mejor es desear una larga vida , alegría , i salud,. ¿iJe que sirve una larga vida sien- do pobre ? replicó la muger : eso solo servirá para ser desdichados mas ., largo tiempo. A la verdad que la j Encantadora debió haber prometido concedernos una docena de Dones^

pues

BK Ni ^0 8. 109

)ues por lo menos tengo necesidad le otras tantas cosas. Asi es , dixo íl marido , pero tomemos tiempo,^ i examinemos de aqui a mañana por a mañana las tres cosas de que mas lecesitamos , i después se las pedi- émos. Yo quiero pensarlo toda la loche , continuó la muger , i en tan- o tratemos de calentarnos , que ha- le frió. Dicho esto tomó las tena- as , i compuso la lumbre ; i como que habia muchos carbones bien ;ncendidos dixo inadvertidamente: '^ed aqui una buena lumbre : yo uisiera tener una vara de morci- lla para que cenásemos , i facilmen- e pudiéramos asarla. No bien hubo icho esto quando cayó una vara de lorcilla por la chimenea. Peste cai- a sobre la glotona con su morci- la , dixo el marido : ¿no ha teni- o un bello dese^ ? ya solo nos res- tan

íio Almacén ;

- í

tan otros dos 5 i yo estói tan irríj ^ tado que quisiera que ella tuviest esta morcilla en la punta de su n^i riz. Conoció al punto que él eri^ aun mas necio que su muger , poriij que en virtud de este segundo dése se pegó la morcilla a la punta d) la nariz de esta pobre de tal mo| do 5 que por mas que trabajó no 1| fue posible arrancarla de ella. ¡Aij desdichada de mi ! exclamó : tu ere| un perverso en haber deseado qu| esta morcilla se haya puesto a l\ punta de mi nariz. Yo te juro , que; rida muger mia , replicó el marido que no supe lo que me dixe , peni ya no tiene remedio : voi a deseai muchas riquezas , i con ellas te marj daré hacer un estuche de oro pan ocultar esa morcilla. Guardaos bie: de eso , interrumpió ella , antes mi quitaré yo la vida que reduciri»

DE Nríío's. til

■vivir con esta morcilla en mi na- iz. Creadme a mi , i pues aun nos esta otro deseo dexadle a mi cuida- lo , o de lo contrario me arrojaré lor esta ventana. Dichas estas pala- ras corrió a ponerlo en execucionj >ero el marido , que la quería bien, i dio voces diciendo : Detente , es- losa mia , yo te permito que de-^ ees lo que fuere tu voluntad. Aho- a bien : deseo , dixo ella , que esta lorcilla caiga a tierra. Cayó con fecto , i la muger , que era discre- i , dixo a su marido : La Encanta- ora se ha burlado con razón de osotros : tal vez hubiéramos sido ifelices siendo ricos, mas que aho- a lo somos siendo pobres : creed- le , amigo mió : tomemos pues las osas como Dios gusta enviárnoslas^

en tanto cenemos nuestra morci- ia , que es, lo que únicamente nos

^ . ha

ha quedado de nuestros deseos. M marido conoció que su muger tenL razón , i cenaron ambos alegremen- te sin volver a pensar en aquella cosas que habian tenido intención d desear.

Serafina, Esta muger deseaba un; docena de Dones , i sin embargo poi dia haber sido desdichada : por xemplo : Si hubiera deseado unM buena comida , necesitaba tener bue- nas ganas de comer , i moderación para no comer tanto que le hiciesi daño 5 i ved ahí tres deseos para um: sola comida.

María. Si yo tuviese para desear algo apetecerla al punto ser la maí sabia del mundo.

Aya. Pero eso solo no seria bas íante : necesitabais ademas desea) hacer un buen uso de vuestra sabi duría , porque sin esto podría servi;

pa

i> E N o §. rij

tpara haceros mas necia , mas per- (versa , i mas orgullosa.

Carlota. Y yo desearia ser la me- jor de todas las niñas , porque temo que he de ser mas mala aun de lo que soi. ,

4ytíf, Ese deseo es perfectamente fcueno , i nada tiene de reprensi- ble , pero demás de esto hai en él .lina ventaja que vos no ; conocéis. Yo supongo que quisierais ser her- mosa, rica , o tener qualquiera otra felicidad, pero por mas que lo de-» searais toda vuestra vida no por eso seriáis jamas ni mas bella , ni ma$ rica. Semejantes deseos nada nos ade-r lantan ^ mas al punto que verdadera-» mente deseamos ser buenas i virtuo- sas, comenzamos a serlo efectiva- mente. Reparad , niñas mias , en e»^ tas palabras : jQuando se desea ver* dader amenté , que es decir , quan- ^^Mm.n. H do

do se^^hmm Ifis ^diligenciad |>afá serlo , i guando = se "'pone a este fin todo el cuidado necesario, por- que aun ierítre los rnás perversos^ ninguno -^%át qitó ^^'no deseen fiia!4^[ cerse virtuoso con tal que ésta le cueiste trabajo alguno j 'í)ero sh desea vef4aderaímeftté hacerse' "btífe^ ^0 pone su parte los medios ^^ potmtíés' para ella Decidme ^ Señora CarJoM% '|no es-asi-que deseafe ser buena de iref:íente para íio tener ftopP na de corregir l^uéstrósdéfectttó^H^ ' ^ Carlota. Sm duda 'alguna , 'S^efio- ra Aya > |)árecé- c^ue^^^adivinaí^^ La dificultad que a mi parecer ténáré'erí hacerme dócil es ' la que mié klé^ríiá* ya : es verdad qué -pongo a esté^^írí-^ tentó mucho cuidado^ ^-pero^in erii-^ bargo caigo en mil' faltas a cada p^al-^ «o , i temo que OQ corregirme jamas; - -■•-•^■^ -^ ''--l^ r^^.-r..\:> ,

I> JE N.l.ÜO',Sm' 315

i . Aya.JLa. pereza^ amiga piafes quien produce este temor en vos : tened por sin duda gue el que re- para sus defectos j^e corrige siem- pre.. Si vos emprendieseis viage pa- ra jr. a üCe/^j^/z^g-íí?» ^ i cayeseis de instante en instante tardariais sin duda largo tiempo en andar el ca- mino f pero al fin líegariais v^. fene- cerle , con, tal que tuvieseis el cui- i .dado de levantaros 5 pero si por el contrario dixeseis : Yo caigo fre- , qüentemente , el levantarme me cues- ta un trabajo grande , ^i asi,vquiero iquedarme en ti^rr^ , en /este, caso ^s ciertísimo que im) llegar iamo^ ja- illas allá. Lo mismo nos sucede en el .viage que hacemos ipara adquirir la , virtud:, nosotras ll^g^riamos a poseer* Ja algua dia si por pere?^ npjnQs,qjUe- xdaramos ^p ^1 s^eíp*- ^ i a,Ví\í>(.1

^v=, . ' Hij ' ^' '' "re^

tí6 Al ívrÁ c E 11 ||j

rezosa , Señora , porque gusto de trabajar , i aprender de memoria , i una grande lección de Geografia.

Aya. Aun la que guste de traba- jar 5 i aprender puede ser perezo- sa , pero de una pereza de espíritu, que es dañosísima porque quita el ánimo. Veamos pues esta lección de Geografia que habéis aprendido.

Carlota. He aprendido todas las Montañas déla, Europa ^ los princi- pales Ríos , Penínsulas , i Isthfnos.

Aya. Informadnos ahora de las Montañas , i de las Penínsulas ^ pues de los Ríos nos informaremos quan- do hablemos de los Países por don- de corren.

Carlota. En la Gran Bretaña en-> trt Inglaterra i Escocia se encuen- tra el monte Cheviot. Las monta- fias Hofrines están entre la Noruega iHSfiecía» Los montes Pirineos en»

trflf

PE Niños. . 117

tré Francia i España. Los Alpes en- tre Francia , Saboya^ i Italia. El Apenino atraviesa la Italia 5 i en la Hungría se encuentra el monte Cíí»- prach.

Hai en Europa . dos Penínsulas^ que tienen Ithsmos : la una en la Moré a al 5í/¿/ de la Europa en la Turquía Europea , i se junta a la tierra firme por el Isthmo de Co- r/«ía. La otra es la Crimea al iV¿?rá del mar Negro , i se junta a la tier- ra firme por el Isthmo de Precop. Dícese que la Jutlandia , que es del Rei de Dinamarca , es también Pe-^ nínsula.

Aya. Animo , querida mia , que habéis de ser breve una hábil Geo- gráfica. Veamos ahora si estas Seño- ras saben sus historias. Comenzad, Señora Maria. .ti

Mari a. Moisés i Aaron se presen- il iij ta-

118 Almacek^ 1

taron dL'Pharaon yi le díxeront Éllj Dios Eterno te manda dexes ir a su Pueblo al desierto para que le ofrez- ca un sacrificio. Pbaraon respondió t|j Yo no conozco al Dios Eterno. Estfl te perverso Rei envió a llamar a los ; Superintendentes de las obras que ' hacian los Israelitas y i les dixo : Au- ' mentad el trabajo de ese Pueblo, ; pues la cortedad de su fatiga les da tiempo para pensar en ir al de- sierto. Dióse pues a los Israelitas mdis ; trabajo del que podian hacer , i los castigaban quando no habian fene- cido su tarea. Viéndose I05 Israeli-^Á tas mas infelices que antes dixerotí | s.' Moisés: Vos sois la causa de núes- I tra desdicha : ¿ por qué habéis di^ i -cho a Pbaraon que nos dexe ir al | .desierto? Moisés dixo entonces al] Señor : Vos veis que más hermanos están irritados contra mi. El Seiior -i le

B,E;N I Ñ os.. XI9

le respondió : Yo soi el Dios de Abraham^ de It^^í: , i áQ Jacob : ya daré a los Israelitas la tierra de C^-^ naan^quQ es el mejor País del mundo: volved a Pharaon i Aaron hará pro-' digios en su presencia. Míí/^^j' i Aaron fueron entonces a buscar a Pharaon^ \ hdhítnáo Aaron arrojado su vara en tierra fue convertida en dragón. Los Máxicos del Rei convirtieron también sus varas en dragones 5 pero el de Aaron comió a los dragones de los Magos. Después tocó Aaron con^ vara las aguas del M/aji estas fueron corwertidas ^n sangre , quedando tan fétidas , que hicieron niorir to-? dos los peces ; pero, conao los Ma*^ gos volvieron también el agua en sangr^ no quiso Bharaon áQ,^3Lt,'íX a, los Israelitas i ^

^ ¿jAyf^i Continuad , ^motd, Melchor a.

,,j Melchor a. Mandó después Dios a

Hiv Aa^

tío A L M A C EUf

Aaron estender SU vara , i vino sol bre Egipto una gran cantidad Ranas /las quales entraban en la¿ casas , en las camas , en los hornosil i hasta eri la sala del Rei. Pharaonl dixo entonces a Moisés : Ruega a ti] Dios que haga morir a estas RanasJ i dexaré ir a los Israelitas. Rogo Moisés al Señor, i murieron las Ra- nas 5 pero Pharaon no quiso cümplií su promesa, i Dios envió succesi- vamente a Egipto uña infinita mul- titud de piojos : después de estos animales envió un grueso granizo, qué mataba hombres i brutos. En- vió también plaga sobre todos los hombres , i a mediodía no se veia claridad alguna , porque la tierra i estaba cubierta de una espantosa niebla 5 pero estas cosas no se éx:i perimentaban en el País de los Is^ raelitas j i sin embargo Pharaon no

qui-

BE N I i5 O g. i^i

quiso darles libertad. Entonces dio (Dios a Moisés estos órdenes : Cada familia de los Israelitas tomará un cordero o un cabrito , i le matarán el dia catorce de este mes, frotando con la sangre de él todas sus puer- tas : este cordero o cabrito debe ser lasado , i comido con pan sin levadu- Ira , i lechugas amargas : es necesario ¡que lo coman todo , i si les sobrase falgo conviene que lo quemen. Esta ;cena la comeréis de pie derecho , de j priesa 5 i en trage de caminantes, i porque os voi a sacar de Egipto : i Itodoslos años celebraréis esta liber- Itad por tiempo de siete dias comien- do pan sin levadura. ' Aya. Continuad , Señora Carlo-^

ta. ^'^^(^m^k^

Carlota. Habiendo entendido los Israelitas por boca de Moisés i Aaron la voluntad del Señor hicieron quan-

ío

t ir*»* Almacén. *

:tQ^ s€ les ordenó. A la med^a. n^i

che ^nvió Dios su Ángel , el q4

mató los hijos primogénitos de Iq

Egipcips desde el hijo del Reí has

ta el del esclavo, sin que ^luries

alguno en las casas cuyas puertas

taban rociadas con la sangre de

cordero o del cabrito. En esta ocan

tsion Pbaraon^ i el Pueblo híciero^

grandes llantos , i dixeron a, Ips íy,

raelitas : Idos quanto antes .^í rc^j

gad a Dios por nosotros. Los Israe,

//í^^ habian pedido de orden d^^

Señor prestados a sus vecinos lp¿

vasos de oro i plata ,1 se los. llevar

ron consigo. Estaban tan apresurados

que llevaron su masa para hacer pan

antes que tuviese levadura; Quando

salieron de Egipto los Israelitas eran¡

seiscientos mil hombres , sin contar

las mugeres ni los niños. Mandóles

Dios que jamas descasen de. comer

CS'^

DE Niños.; 125

?te cordero todos los años 5 pero les . rohibió quebrar ni uno de sus hue- oa,nidar de él a ninguna que hq iese<2Írcunciso. , ol n^.-.

María. Señora Aya, ¿los hijos .e íír^e/ volvieron a los Egipcios los asos de oro i plata que les habiaa )restado?. ,^íf)lb

Aya. Na , querida mía. r : ,María^ ¿Luego eran Ladrones? I Aya. Debéis tener presente que os Reyes de Egipto habian hecho Irabajar coma esclavos a los Israe- ítas , sin haberles, pagado su traba*- o : ellos habian construido muchas Ciudades en el País de los Egipcios^ Dios , que es justo^ quiáo. que los Egipcios les píagasen a su pesar y i por esto fue por lo que les imandó Ipidiesen prestados estos vasos , sia . advertirles que jamas tendrían opor- , f unidad de. volverlos : i. aunque es

tH Al m a c e k |

presumible que ellos ignoraban^ volverían o no, es constante <p aunque hubieran sabido que no hii bian de volver no hubieran pecadij porque Dios , que és dueño de to do , les habia dado estos vasos. J Dios no se los hubiera dado pai pagarles con ellos su trabajo hubie ran pecado en tomarlos por , poj que no es lícito tomar cosa algún a otra persona aun quando nos debit se dinero^ " o>:I

■^^Estefanía. Suplicóos, Señora Aya me digáis , ¿ qué cosa sea la circum cisión^ '

^>'^. Era una ceremonia que Dio habia establecido para los hijos dd los Israelitas , i era la señal que loi distinguía de las otras Naciones 5 quando alguh estrangero quería ha- cerse Israelita, o Judio, que es k propio, practicaba esta ceremonia. "^ Car-

Carlota. ¿Y qué era una ceremo^

ia? ^y^. Tenían diversas, niñas mias:

ior exemplo : lesera preciso co-^ ler el Cordero Pasqual de pie de- echo en trage . de caminantes , con echugas amargas , i un bastón en ^a mano. Este bastón , estas lechu- [ras , i estos trages eran ceremonias. \ Serafina. Ayaniia , yo me acuerdo fiaber leido en la Sagrada Escritura, ijue Dios mandó 2i los Judíos le ofre- ciesen sus Primogénitos.

Aya.^o iba a? decíroslo V querida. Mo solamente se los ofrecían , sino jue se los daban al Señor, l^ Pa-^ tires ademas de esto teniati preci Sion de rescatarlos ', i daban en cam- bio de sus hijos ün- cord^rb^-<> dos tórtolas. .Bhsoj;^

Estefanía. Señora. Ayá^, p soi Primogénita , i gi hubiera nacido en ^'iV; j aquel

aquel tiempo me*; hahtm^ ^^dii ofrecido al Señor. ^ ¿

r ^ f.I^^; ;¥os misma ^debéis 'BfreceTi eomo^ primicias de la familia. V; mos , niñas mias^ á comer ^i despui iremos a pasear^ljar-dia.

^rCmff^a. íOEñpra Aya , en .toda I ^ ' . f-^^-: J^ noí?he he podido dor miPr.M^ han dado lína bonita tstam pa '^ i 01^ ,Jian , dicho <}ue quando m U^mUqmis^ me coq^aréis una bonitü fábuja^ci'íyo xm e;stpi deshaciendo pp saberla.

: 4y^> SmoTSL Sera^a^ acercaps , ri^^eíSÍ^.fxpJicar .€sta estampa. ., |

BE N i i5 O ^. Í27

Cdrlota: Pero^ -Señora ysí' V09 (Cuitáis los nombres , ¿como queréis [ue ella los adivine?

Aya. No necesita ella leer los lombres para conocer los persona-^ ;e$ que están en esta estampa. Quan-^ lo se sabe bien la Historia i la Fá- »üla se adivinan todáis las pinturas as tapicerias 5 i las estampas : alio- a lo veréis. tíj|no'> / oiirrnoq

-Serafim. Esté^i^íejí f í está bueñafc luger cuyos vestidos están táft üsk^ os sdrt marido i ttiügér yi se llama^ on Filemon i Baucis. Este honfÉifé ;randé y qüá tiené^ ito^ánso etitrie^«us ^iern^as ^s'Jupiter , ,'a quien los Pá^ ;ános llamaban Dío^ deí Cieio*^ ies^ b otro que se halla a 'su lado^es «u lijó Mercurio , que era Embajador e los Dioses protector de losMeí'* aderes i Ladrones^;» í^b)¿{i<t>u u^dmi

CíirM^í Pero^ quefídá m^\ i'S

qué

n%9 A L M A C E If ;

qué modo habéis podido/ a4ívhi| ^^i'^, . ■,. , . ;-,. ■•■ J

Serafina. En esos dos viejos pi( di^ra jhaber dudado , aunque ere que siempre habría caido en quie eran ^ pero este ganso que está rcj fügiadp entre, las piernas de Jupité hubiera^, sido capaz de hacerme cq| «oc^r; la, estampa. Si mi Aya me | permite yo os contaré esu fábuÍ| i veréis despiie$¿que nos es difícil 4

aíiiviqar. .^ ., ; ;V;;^ ; ^ ;.:r,.'n^ ';•■■;

.i:i^a. Cpp.sumcf gusto i^i <perid|

zú<fS€^r afina. ^Júpiter i Meincurw tol matón un dia figura humana ^ i hí|.i bi^njdp echado, a caminar llegaro' m^noQh^ a un gran Pueblo d^nd pidieron acqgida ppr caridad, per iip4ie quiso írecQgerlos. Después d haber llamado inútilmente , ^ toda U^¿ j)»6rt^,f^,^pn a ipa, jpegu^

DE Niños; 129

eabafia cubierta con paja i ramas de árboles cuyo dueño era un po- bre anciano , que vivia pacificamen^ te con Baucis su muger. Los Dio- ses les suplicaron que les permitie- sen pasar la noche en su cabana, i estos buenos viejos se lo conce- dieron con toda voluntad. Filemon rogó al punto a Baucis calentase ^gua para lavar los pies a estos es- trangeros , i la buena muger de- seando encender con brevedad la lumbre hizo pedazos algunas ramas de las que cubrían su pequeña ca- sa , i por no tener fuelles sopló el fuego con su boca. Luego que. ej agua estuvo caliente cogió Filemon ¡pn artesón de madera , que estaba ¡sujeto a ia pared con una clavija, |i mientras él se ocupaba en lavar |los pies de los huespedes lavó Bau-- \cis la mesa , i la frotó después con ,Tom.IL I yer-

tgó Ar M AG EN'

yerva buena para darle buen óíé i sucesivamente , porque estaba a^ ^o coja , metió un pedazo de tej debajo de uno de los pies de est mesa. No habiá sillas en esta po i)re casa ,1 era preciso sentarse so bre un banco , i para que el asien i no estuviese tan duro puso en tííñsL de él un pedazo de tapiz viei jo con que cubria su cama los dia rñas solemnes. Trajo del huerto una ciruelas en una hoja de parra , ur, «poco de miel en un plato quebra- do por el medio , i un pedazo d^i queso. Sentáronse todos a la mesaj i Filemon pidió a los estrangeroj? perdón por la cortedad del agasajo. Acordóse improvisamente que tenia, nn ganso , i queriendo matarlo pa- ♦ra dar mejor cena a sus huespedes^^ '$e levantaron él i su muger para ir a cogerlo , pero este animal ^ '- ^ - ' lesi

ITE Nlí? OS. 131

les escapaba ya acia una parte , ya acia otra , i las buenas gentes can- sados de correr estaban empapados en sudor. Por último el ganso se refugió entre las piernas de Júpiter-^ í entonces dixo este Dios a Filemonv Yo estoi agradecido de vuestra ca- ridad , seguidme a lo alto de esta gran montaña , i de repente se les mostró rodeado de luz , i lo pro- pio Mercutio. Luego que estuvieron- sobre la montaña les dixo Júpiter:^ Mirad acia vuestra espalda. Obede- cieron , i notaron que ya el Pue- blo no se veía , sino en lugar de^ él una gran porción de agua , por-^ que Júpiter en castigo de la dureza I de sus habitantes habia convertido en un Lago aquel Pueblo ^ i a to- dos ellos ios habia anegado 5 pero en medio de este Lago se dexaba ver la pequeña casa de los buenos

lij vie-

132 AlmaceN' ,

viejos esenta de la inundación. Go4 mo ellos eran piadosos se afligieron por la desgracia de sus vecinos, no obstante que estas gentes los hablan tratado mal. Díxoles Júpiter : Pe- didme una gracia en recompensa , i yo os la concederé. Consultaron ellos un corto rato entre , i des- pués dixo Filemon a Júpiter : Pues^ tenéis la bondad de querernos reTíl compensar transportad sobre esta montaña nuestra pequeña casa , i convertidla en un Templo en que seáis adorado : que yo sea vuestro^ Sacerdote , i Baucis vuestra Sacer-í dotisa 5 i haced que nuestra muer-* , te sea a un mismo tiempo , para que yo no experimente el dolor de lio-! rar a mi querida Baucis , i tllai^ nd»! derrrame lágrimas por su fiel Filemon.\ Condescendió Júpiter a una preten-/. sion tan justa ^ la casa fue conver- tí-

DE Niños. 133

tída en un Templo , i las buenas gentes vivieron en paz muchos años. Un dia 5 que estaban sentados delan-* te de la puerta de este Templo pon- derando los favores de que eran deu- dores a los Dioses , Filemon quiso le- vantarse , pero vio que sus piernas estaban transformadas en un tronco. Quiso Baucis acudir a socorrerle , i halló que ocurria en ella la misma transformación. Despidióse pues de su querido Filemon , i le habló en tanto que conservó el uso de la voz, pero subiendo poco a poco la corteza los envolvió enteramente , i quedaron convertidos en dos hermosos árbo- les 5 que después permanecieron siem»- pre a la puerta del Templo.

Vosotras 5 Señoras mias , compren- déis mui bien , que habiendo leido esta fábula no es difícil explicar la estampa. ■■.. ^^lob zvr¿ -; /

liij Es^

ÍI34 Al M Ac e'n

: Estefanía. [ Yo conozco asi m isñS^ij que la Señora Serafina está siempr^i desconfiada de propia. Si yo hu-^ biera dicho otro tanto hubiera que-»' •dado llena de satisfacion. >

- Aya. Eso pudiera haberos sucedij do dos meses , pero estoi ciertal •de vuestra corrección. La Señora^ 'Serafina tiene justa razón para es^! tar gloriosa por haber explicado esrf i ta fábula : esto prueba que tiene una' memoria feliz 5 pero esta memoria' no es ella quien la ha adquirido}! que es un regalo de Dios. «il

Estefanía. Yo bien que su me^l moria es regalo de Dios , perel su aplicación para aprovecharse del ellas es digna de alabanza. . I

í Serafina abrazando a Estefanía.^

Vos sois demasiado buena en pew<

•"•^7l '■■ú'l san

DE Nl^OSL J35

ar tan favorablemente de mí. r I Aya. Yo esto gustosísima de ver^ { la Señora Estefanía tan trocada. 2n otro tiempo , querida mia , hu-^ Dierais recibido pesar , i tenido ce-, os de la memoria de vuestra com^ jañera , i al presente os produce es- jO satisfacción i complacencia. Cor-, agiendo vuestro orgullo habéis des- ¡errado la envidia , i todos los pe-í lares que ella os causaba. Os habéis (lecho amable á vuestras compañe-r fas , las quales están gustosísimas coQ; mestra vista , porque lejos de dar- as motivos de sentimiento os em- )leais en decirlas cosas de compla-; :encia. t Es verdad 5 querida mia, me vuestro corazón está ahora mas: 50ZOS0 que lo estaba anteriormente?; . Estefanía. Señora , sin embar- ¡Q que hagp; aun bastantes desacier-> os : por exeijiplo : todavía no, he> ^í\.} liv per-

í$6 A Imagen

perdonado a Mrlord.... que díxc q|ue yo era una peste. Aya. ¡ Como asi , niña mia ! Es- té es el hombre a quien en el mun. do debéis mayores obligaciones : ha- ceos justicia. Milord tenia razón ,m(| esto no ós lo dixo por aversión : al contrario , él os ama , i tiene lar-i gas noticias de vuestra conversión: tres dias ha que dixo que si conti- nuabais como habéis comenzado se- réis la muger mas amable de Lon- dres.

Estefanía. Señora Aya , ^ es malo; estar contenta de lo que Milord dixo ?

Aya. No , querida mia : debe- mos procurar agradar a todo el mun-i do 5 con tal que esto sea por nues- tras virtudes , i nada hai tan indigno, como el decir : A nada se me da de que me desprecien. " ^ Caf"

i>E Ni^os; 137

Carlota. Esa necedad la he dicho

yo bastantes veces ^ pero lo cierto

es, Señora Aya , que no lo sentía

át ese modo , i solo lo decia por

despecho i rabia , i por dar pesar

ia^ mi Directora i a mis hermanas.

[r.^Aya. Raro modo de venganza

Shabiais elegido : eso es lo propio que

!si pegaseis fuego a una hermosa ca-

I vuestra para quemar la caballe-

> riza inmediata de vuestro vecino^

^pero ya estáis corregida , i asi no

hablemos mas de esto. Repitamos

¡ahora nuestras historias.

^' María. Antes , Señora Aya , os

suplico os sirváis de explicarme dos

\ palabras que no he entendido. ¿ Qué

quiere decir un Huésped, i qué sig-

inifica un Lago?

^^Aya. Esta palabra Huésped tiene ¿os "^significaciones : a veces quiere decir una persona que da en su casa

538 Almacén

posada i comida , i entonces el due-i

fío del Mesón se llama Huespede

Otras veces significa aquellas perso^

ñas que vienen a comer i dormií

a nuestras casas 5 i por eso en I3

tabula de Filemon i Baucis se llaman

huespedes Júpiter i Mercurio. La

benora Serafina os ejcplicará aho-:

ra qué cosa sea un Lago , diciendo-

os al mismo tiempo la diferencia^

que hai entre los Mares \ los Rios,^

Jas Riveras , i los Lagos,

Serafina. Una Mar es una gran- de porción de aguas que no salen, de su recinto , i que por lo mismo no corren como los Rios.

Maria. ¿Luego los Rios corren? ' Aya ^ Si , querida mia : corren caminan continuamente. Poneos so- bre el puente de IVesminster ^ i \e^ réis que la agua no se está paraday sino que va siempre acia el lado,

del

DE Niííoí;. ^3^

del puente de Londres. i Melchora. Ruegoos me digáis ¿ de donde vienen los Rios? \ ^;y¿í. Salen ordinariamente délas montañas , i corren sin cesar hast^ que encuentran otro rio en que sp pierden ^ pero quando por no en- contrar otro en su camino llegaa hasta la mar , entonces se les nom-, bran Rios caudalosos , i conservan por lo común su nombre hasta la

mar.

Carlota. Yo no comprendo lo que

fiecis , Señora Aya. ^. Aya. En viendo una Carta lo comprenderéis. Aqui veis este gran rio nombrado Rhone : ved alli otros muchos rios que vienen a perderse en él 5 i ved allá sobre todo dos grandes llamados el Saona , i el Ise- re. Desde que estos rios llegan a unirse con el Rhone no son mas el

Sao-

i4<5 AiMACEigr

'II

Saona , i el Isere , sino únÍGamentl el Rhone , el qual corre después lai go trecho , i por fin entra en la mai Quando el Rhone llega a la ma se le nombra aún el Rhone 5 i po esto es por lo que se llama Ri caudaloso , porque como digo con serva su nombre hasta la mar. H dicho que esto sucede ordinariamen te , pero no siempre , porque e Rhin 5 que corre al Ouest de la Ale- mania no llega hasta la mar , i s< pierde antes en la arena. Ved la. P^g- S?"- i 58. tom. I. de la nueva Intro' duccion a la Geografía moderna , i eni contraréis en ella los principales Rio;i de la Europa. Señora Serafina de- cid qué cosa es un Lago , i quan^ tos Lagos grandes hai en Europa, j Serafina. Un Lago es como ura pequeña mar , porque sus aguas no corren. En la Moscovia hai dos:

el

DE Nl^ OS. I4X

ú. Lago Onega , i el Lodoga : uno al Síor-dest de la ¿"///^¿^ , que llaman el ^ago de Constancia : i otro cerca de Genova , nombrado el Lago de Ge- wva : el Rio Rhone pasa por el me- lio de este último Lago.

Aya. Esto hará hoi nuestra lee- :ion de Geografía. Señora María , de- idnos vuestra historia. ^ Marta. Quando Moisés i los Ir- aelitas ^ntr2ií:on en el desierto or- enó el Señor a su Ángel los con- lujese. Por el dia caminaba delan- i de ellos en una Nube , i por la oche en una Columna de fuego , que ps alumbraba. Entre tanto pesaroso ^haraon , por haber dexado ir a este ^ueblo 5 que trabajaba en su pro ve - ho , juntó un Exercito grande , i ^lió en su seguimiento. Asustados ^s Israelitas con la vista de los egipcios 5 dixero» a Moisés» i ¿ Por

qué

qué nos has conducdio a este SíM sierto a perecer de un golpe ? ¿ NI fuera major habernos dexado en Egip to ? ¿ Os pareció que faltarían se^ pulcros donde enterrarnos despue! de nuestra muerte ? Animólos Moi-\ sés a que pusiesen su confianza eij Dios 5 i rogó al Señor tuviese piel dad de su Pueblo, Entonces el Ann! gel del Señor , que estaba delante de los Israelitas , se puso a su espal- da , metiéndose entre ellos^ i lo; Egipcios : acia el lado de aquello; habia claridad , porque los alumbra ba la Columna de fuego ^ pero a; lado de estos solo habia una Nube, que les impedia ver a los Israelitas porque esta Nube era como une! espesa niebla. Moisés por orden dej Señor levantó su vara sobre el Maíi Rojo ^ i al punto este Mar se abrid en dos quedándose el agu^ en el. ai;

n

re de ambos lados como dos muros^ de modo que podian pasar sin mo- jarse por el medio. Los Israelitas lo pasaron en todo e] resto de la no-^ che 5 i los Egipcios creyeron que podrían pasarlo del mismo modoj pero quando todos estuvieron den- tro de la Mar con Pharaon su Reí ^^olvieron a su lugar ias aguas que pstaban en el aire , i anegaron a to- ios los Egipcios , sin que ni aun uno :e salvarse. Entonces Moisés^ Aaron i }u hermana Maria cantaron con el Pueblo un Cántico de alabanzas al jeñor 5 que les habia librado de las guanos de sus enemigos.

Aya. Continuad , Señora Carlota.

Carlota. Los Israelitas llegaron 3 a lugar donde las aguas eran tan margas que no podian beber de :llas , i comenzaron a murmurar QiiivB, Moisés j pero este santo hom--

bre

144 Al M ace'n i

bre lejos de impacientarse por se ingratitud clamó ai Señor. Mandó- 1 le Dios que echase en estas aguaí cierta madera , e improvisamentt se pusieron dulces. Succesivament( entraron los Israelitas en un grand<, desierto , donde no hallando cosí, alguna que comer 5 volvieron a mur-, murar , diciendo : % Porqué nos hají sacado de Egypto donde nos senta-i bamos cerca de nuestras ollas llenan 1 de viandas ? Nos has conducido í, este desierto para que en él perez camos de hambre ? Clamó Moysés %. Dios 5 i el Señor hizo caer un graii rocío sobre la tierra , i sobre estr rocío unos pequeños granos semei jantes al granizo : Moisés hablandc con el Pueblo, dixo : Ved ai el pan quíi Dios os envia : para cada persona recogeréis una medida , sin necesi- dad de guardar de un dia para

otro

DE Ni ^ O s, 145

otro. El Pueblo , que no había vis- to jamas cosa igual a estos peque-^ ños granos , los llamó Manná , los quales tenían el gusto a buñuelos cocidos con miel , cada uno se dio priesa a recogerlos ; pero algunos, que desobedeciendo a Moisés guar- daron de ellos para el dia siguien- te , quedaron sorprendidos al ir a comerlos la mañana succesiva , por- que habiéndose corrompido estaban todos llenos de gusanos. Entre tan- itó dixo Moisés de parte de Dios al Pueblo : Recogeréis cada uno una medida por tiempo de cinco días consecutivos , pero el dia sexto de- béis recoger dos medidas , una de las quales se mantendrá fresca i bue- ija para el siguiente dia , porque en el séptimo no caerá. Este séptimo dia será consagrado al Señor , i en él no se trabajará. Las cosas suce- . Tom. IL K die-

146 Al MAC JEN ij

dieron como las había predicho¡ Moisés i i el Manná , que se corrom-* pia de un dia para otro en la du-* ración de toda la semana se con-^ servaba bueno el dia del Señor , cir-^i; yo séptimo dia fue llamado Sabaath Mandó también Moisés a Aaron re- , cogiese una medida de este Manná , i ¡ le guardase para testimonio del mila- 1 gro que había hecho Dios por los I Israelitas , los quales lo comieron por tiempo de quarenta años 5 pe* ro aquellos que eran perezosos , i no gustaban de levantarse tempra- no no lo comían , porque el Manná. se derretía al Sol , i por esto l^s €ra precio anticiparse a su salida para hacer la provisión.

Aya. A vos os toca 5 Señora Melchora.

Me/chora. Habiendo pasado a o*- tro sitio los Israelitas l^s faltó aguaj

I

ú E Ni íí ó s\ 14^

> olvidando todos los milagros que por ellos habia hecho el Señor, di-, xeron a Moisés : ¿Por qué nos sacas-^ te de Egipto , i nos has traido aqui á morir de sed con nuestras familias i> ganados? Moisés les respondió : No> murmuráis contra mi , sino contra eL Señor ; mas no obstante voi a ro^ garle os provea de agua. Con efec- to de orden de Dios golpeó con su i vara una roca , i salió de ella gran^ ' cantidad de agua. Después hubo ua Rei nombrado Amalee , que vino con- en poderoso Exército a combatir a los Israelitas , i Moisés ordenó a Jo-^ sué escogiese Soldados de entre el- Pueblo 5 i fuese a encontrarse con' j^malec. En tanto que duraba la ba- I talla Moisés^ Aaron ^ i H^/r subieron sobre la montaña , i Moisés oraba al Señor con las manos levantadas al Cielo 5 pero habiéndosele aansa^

Kij do

148 Almacén ¡

do los brazos se vio precisado a ba-iíi jarlos , i los Israelitas que habían si-^ do vencedores mientras Moisés tenia levantadas las manos, fueron bati- dos después que los bajá. Viendof él esto se estrivó sobre una piedra,^ i Aaron i Hur le sustentaban cada uno un brazo , con lo qual los Amakcitas ^ vasallos de Ama/ec ^sQí;: vieron obligados a volver la espal- da. Dios declaró una guerra per pe-* tua a los Ama/ecitaSj i mandó aMoh sés escribiese todas estas cosas* 1

Estefanía. ¿Esas historias son to-^i das verdaderas , Señora Aya ? Ellas son tan asombrosas , que con difi-»;j cuitad pueden creerse.

Aya. Parece que habéis olvidado^ querida mia , que nada es imposible I a Dios.

Estefanía. Yo losé, Señora, pe-n ro bien pudiera Moisés haber escrita.

to-

DH Nrí?os. I4<>

todas estas cosas no siendo ciertas.

i No digo que sean falsas , pero deseo

que me expliquéis de qué modo pue-

(de asegurarse que son verdaderas. ^ ^ya. Yo lo haré con mucho gus- to , querida mia , porque estoi muí complacida viendo que ademas de escuchar como una muger de razon^ queréis que se os den pruebas de lo que se os refiere , que es el modo ; de no ser engañada. Nosotras cree- mos que Dios puede obrar prodigios^ i queremos saber si obró los que escribió Moisés : ¿No es esto lo que me preguntáis?

' Estefanía. Efectivamente , Seño- ra Aya.

^ Aya. Si Moisés hubiera escrito mentiras, los Israelitas^ que no eran mui contemplativos^ le hubieran dado con un Mentís, i le hubieran dicho: ¿Por qué afirmáis que hemos pasado

Kiij el

*5® Almacbn^^

el Mar rojo , i comido el Manndqm c^ía del Cielo ? ¿Por qué decis qaé ieste Manná no podía conservarse de un dia para otro durante cinco dias^ i que se conservaba el sexto? ¿Por' qué decis que habéis hecho salir agua íI de una roca ? Nosotros somos seis^ cientos mil hombres , i hubiéramos ^isto todas esas cosas si hubieran sido ciertas : andad que sois un en-^ ganador ^ i un impostor , i ni aun jnereceis que se os escuche. i

Si pusiesen en los papeles de no-i :vedades , que habia caido ayer una^- lluvia de fuego sobre toda la Ciudad át Londres , ¿no era forzoso que di- xeseis : El que ha escrito ese papel es un solemne mentiroso : si eso fuera cierto nosotras lo hubiéramos visto : ¿no es verdad que en los pa- peles que aparecerían mañana se burlarían de este hombre? . ,t

f Melchor a. Sin duda alguna , Se-r ñora Aya.

^ya. Pues ahora. Si este hombre después de esto os dixese : Vos sa- béis que yo he sido quien ha hecho caer este fuego : mi poder es gran^^ de , i por lo mismo debéis obedecer- me : ¿qué le responderiais a esto? . Marta. Le diria yo : sois un extra-- vagante , i lejos de obedeceros sería mas acertado enviaros a Vedman (*) con los Locos.

; Aya. Ahora pues , querida mía: Los Israelitas nada de esto respon-. dieron a Moisés 5 ¿i por qué ? Por- que ei'os habian visto los milagros que Dios habia hecho , i de que Moisés les hablaba.

Serafina. Aya mia , permitid que también haga yo una reflexión : , ^ Kiv Moi-:

' (*) Casa de Locos. :*

c.

^S2; Almacén

Moisés hubiera escrito una historia forjada a su antojo , de creer es que no hubiera introducido en ella lo que le sucedió quando vio la cambrone- ra , que ardia i no se quemaba. Moi-^ sés en este caso no mostró mucho valor : escusóse repetidas veces , i decia con freqüencia que hablaba con dificultad. Si él no hubiese que^ rido escribir la verdad , me parece que hubiera dicho : Al punto que Dios me habló le dixe animosamen- íe : iré a libertar a mi Pueblo sin tener temor a Pharaon.

Aya. Vuestro reparo es excelente, querida mia : quando un hombre es- cribe una historia , i confiesa en ella los desaciertos que ha hecho se pue-, de juzgar con seguridad que este hombre no miente , porque si fuese un embustero mentirla a su favor , i para decir bien de veréis que en

la

*^M

m^

ío succesivo prosigue confesando sus faltas.

Estefanía. No obstante yo he oido decir a un Caballero , que Moi^^ isés era un hombre desarreglado , i que jamas habia hecho milagros. Decía también que el Mar rojo se retira de tiempo en tiempo sin pro- digio , i que Moisés , que lo sabia habia escogido este tiempo para pa- sarlo.

Aya. Era necesario que fuese mui hábil para que justamente no dura- se el pasage de los Israelitas mas que hasta el tiempo en que la mar debia volver a su lugar a fin de que los Egipcios fuesen anegados. Era también necesario que los Egipcios fuesen grandes ignorantes , porque en fin ellos no habitaban lejos del Mar rojo. Si este se retiraba de tiem- po en tiempo debia saberse mui

bien

154 Almacén^

bien en Egipto , i se hubieran guar,

dado de entrar en este mar sabien-.

do evidentemente que iban a ane-

garse en él. Si volviereis a ver a es<

Caballero decidle esto , i preguntad-i

le si sabe algún secreto para que nc

se derrita la manteca estando al,

fuego : él dirá que no , i os añadid [

5 que en el séptimo dia de la se-rl

mana no derrite el fuego a la man-.

teca : burlaráse entonces de vos , ii

replicará que los días qo son de esen-i

cia alguna para eso : que la natu^í

raleza de la manteca es derretirse,:

i que por esta causa se derrite. En.i

este caso responderéis vos : Pues aho-»

ra bien , Señor. La naturaleza delí

Manná era corromperse : los dias na

eran para esto esenciales, i respec^t

to que se conservaba el dia de Sa^\

haut , preciso es que esto fuese por i

milagro , como lo sería también et

que

BE Ni??(5s. '155

que la manteca no se se derritiese al fuego el séptimo dia.

Melchor a. Por mi parte , Señora Aya 5 estoi creida que los^sraelitast eran sumamente ingratos en murmu- rar continuamente contra Moisés^c^uQ tan grandes favores los habia conse- guido del Señor intercediendo por .ellos. ' -^

\jAya. Es constante , querida mía; ípero nosotros no somos menos in-^ gratos que ese Pueblo , pues desobe- decemos a Dios , sin embargo de los repetidos milagros que cada dia ve^ mos. ''

' Carlota. Esos milagros yo no los he visto jamas, '

•^ Aya. Abrid /querida mia , los ojos , i mirad el Sol , la Luna , i la^ Estrellas : mirad la tierra , la mar , í miraos a vos misma. Nosotras esta-^ mos rodeadas de milagros ealos qua?

les

Í5^ AlMACETT

les no reparamos porque los vemo; diariamente. Este Sol , que desde e principio del mundo alumbra a lo: hombres , está colocado precisamen- te como conviene para que nos se< útil : si estuviera mas alto no podrií calentar la tierra : si mas bajo , abra saria a ella i a nosotras : ¿no es pue un milagro que al fin de tan Jargc tiempo subsista siempre en la misma altura? ^

Serafina. Yo he oido decir que hai un País de donde está el Sol mas inmediato que de nosotros , i que en él hace un calor insoportable.

Aya. Esto sucede en África , er el medio de la América^ i al Snd de la Asia ^ pero este calor no es insopor- table , puesto que en estos Paises hai gentes que lo resisten : esto no obstante es un milagro. Dios , que destinó estas gentes a vivir en estos

Pai-

Países ardientes , los proveyó de merpos capaces de sufrir este calor, por lo mismo los que nacen en os parages donde tn África i Amé^ Hca hace tanto calor se conservan ¡anos en ellos , pero los estrangeros= enferman alli. Yo pudiera estar re- iriendoos toda mi vida los mila- jros que Dios hace cada instante por |Os hombres , i mis dias serian cortos especto del infinito número de ellos, ñas no quiero por ser tarde seña- laros hoi mas que uno. I Ved sobre la Carta de África es- e País llamado Egipto : en él hace excesivo calor , i sin embargo no llueve alli jamas , o quando mucho^ •ara vez.

j Estefanía. ¿Pues como pueden vi- ^ir esas pobres gentes , quando si ¡altase la lluvia no produciria co- alguna la tierra , ni trigo , ni

yer-

x^B Almacena

-i yerva ^ ni coles , ni ensalada , ni frU'

^as&c? I

: Aya. Asi es , querida mia 5 perci sin embargo se encuentran todas esa <^osas en Egipto. Dios , que no quisd que lloviese en este País situó en él ese gran rio que miráis , a quiei nombran el Nilo. Este sale todos lo;l 2U10S de su lecho , i por muchos me-j ses cubre todas las tierras de Egip-| tp 5 pero lo que hai de mas singu I kr es , que las aguas del Ni/o lle- van en un. lodo o limo , que la^ hace mas aptas para fructificar* Púeíj ahora os pregunto yo , niñas mias| gestei no es un gran milagro ? Si el Thamesis se rebosara i cubriera poí muchos meses a Inglaterra en cada un año se anegaría la tierra respec-l to que en ella llueve lo suficiente para hacerla fértil ,1 darla toda el agua que necesita» ¡Sola ea Egipto

i)E Nií5os¿ 159

J3S donde no llueve , porque el M-* \o es bastante para proveerle de agua.

0 qué cosa tan admirable ! María, Pero , Señora , quando

as aguas del JVf/í? se esparcen por Egipto ¿anegarán todas las Ciudades? ! Aya. l!^o^ hija mia , porque estáti US Pueblos construidos en lugares levados ,1 para pasar de unos w ítros tienen puentes. A Dios , Seño- as : yo me he entretenido con la conversación ^ i es ya demasiado arde.

1 Marta. Tenia mil cosas que pre- juntaros 5 pero será en otra ocasión.

iup^i

día*

i6o Almacén

1 III ininimniowi

DIALOGO XV.

>i

4

y ornada XIIL

íMaría. OEñora Aya , hoi teng<

pjfT^-^' j^ muchas cosas que pre

guntaros si me lo permitís, .i

Aya. Con mucho gusta , queridi

xnia.

María Querria saber de dondtj

viene la lluvia. á

-^Aya. De los mares, de los riosi

í. de todas las. aguas que hai sobni

la tierra.

Marta. ¿Os burláis de mi , Señorí Aya ? El agua que está en la mai¡ i en los rios ¿como puede subir ail Cielo?

Jj0 Señora Aya destapan^Q (a -, Cafetera,

Asi como el agua que está en e&^ ta Cafetera ha subido a la tapadera: ya veis que llega hasta arriba , sien-* cjp asi que solo se le echó agua hasta la mitad. Quando esía agua empie^ za a calentarse observáis que exhala ll:Umo. : .piies . ahora ; esto que os pa-^ rece humo es la parte mas delicada jdel agua, la qual se llama vapor, [i es sumamente 3Uíil. El calor pue^ fdel Sol atrae incesantemente las parr íes mas delicadas del agua : estas suben por el aire en vapores , i el aire las sostiene quando son en cori- ta cantidad 5 pero quando hai una porción considerable no puede ya soportada , i entonces el agua romp^ d aire , i cae en la tierra.

$6% Al^'M-A^C E iC ^

Estefanía. Señora Aya, yo creía que el aire no podía sostener cosa¡ alguna : el aire es como nada , por- que yo he querido mirarle al rede- dor de 5 i no le he visto.

Aya. La falta no está en el airej querida mia , sino en vuestroís ojos^ que no son suficientes para verlo; Hai infinitas cosas que nosotras na las vemos , i que existen sin embar-^ go; por exemplo: ¿Veis vos en es4 ta sala un gran polvo? ^1

Estefanía. No Señora , yo no vett polvo alguno 5 pero es porque no 10 hai^ sm í: 1

Aya. Levantaos, querida mia, i<l| i mirad en lo último de la sala el sitio donde da el Sol , i veréis si hai, o no polo. *íj

. Estefanía. Si Señora ^ i hai uri gran número de cosas pequeñas que se mueven sin cesar. ni .-^ Aya.

. Aya^ Esas cosas pequeñas se nomw bran átomos , de las gualejs está po-^ blado el aire , pero las partes del aire son mucho mas finas , i mas pe- ¡güeñas , i esta es I4 razón porque no lo veis. ^Carlota. Yo gustaria mucho ver

I de qué color es el aire.

Melchor a riéndose. Pues qué ¿ el aire cuyas partes son tan pequeñas puede tener color? ^

Aya. Si , niñas mias : levantad al Cielo los ojos : ¿de qué color es? ^ i, María. Azul. .i

y Aya. Pues biea querida : eso que vos llamáis Gifelo e$^ el aire ^ qué «e une i aprieta en Icr alto : vos na

i veis los átomos en los sitias' donde no da, el Sol , porque están distan«^ tes los 1 unos de los^ otros^ i son mui pequeños 5 p^rp ; voi a traer una cantida^d de; ellg^.^, lisiarán . entonoei

Lij mas

i

164 A L M A C E i

mas apretados, i los veréis. La Se-*, ñora Aya coge una escoba , i barre M sala. Í-!

Estefanía. ¡ Ah Señora Aya , i qué polvo! yo no veo la luz porque él me ciega.

Aya. Veis no obstante el polvo i los átomos , que es una misma qq^ sa, porque como yo he hecho le- vantar una gran porción se tocaii todos estos granos de polvo. Tarn^j Í>oco veis el aire que os rodea , por- que sus parte-s no están apretadaái las unas contra las otras 5 pero quando las partes del aire se juntan en lo alto entonces las veréis. Vcíij a echar vina de Porto en un vaso | para haceros comprender esto poíri un exemplo. Ya vús^ quan encen-¿ | dida está : tomaré ahora una gota | con xtá 'deda, i la echaré sobre mi , gañueto: ;. ved ahiQf g , niñas mias:^

^eétt vino no está tan encedido e^ mi pañuelo como en el vaso , por- que como en este hai mayor canti-^. dad de partes están en él mas apre- tadas i mas juntas entre , que en mi pañuelo. Esta hebra de seda que veis parece separada menos encar- nada que en la madeja por la misma razón.

í Estefanía. Ahora bien , Señora Aya : yo supongo que es el aire un cuerpo compuesto de un gran número de partes azules , pero no

! concedo que ese cuerpo cuyas par- tes son tan débiles pueda sostener al agua , que es mas pesada , i cuyas partes son bastantemente gruesas, pues yo las veo.

•^y^- ¿Como asi, Señora Estefa^

i nía ? Vos seréis sin duda Física con el tiempo. Un pajaro es mas pesa- do que el aire ^ i el aire le sostie- Lüj nc

#66 A L M A c ff ir

fie sin embargo. ¿No habéis entrada ' en un jar din después de una grart lluvia? 'íni\

Estefanía. Si Señora. ^^ f ^jv^a:. ¿Y no habéis observado qu6 quedan suspensas gotas de agua erl todos los bordes de las ramillas i de las hojas? ; M no^m^ i.t)>.¿«

Estefanía. Si Señora, i me he pa^- irado a mirarlas mayormente quandoi Jas da el Sol, porque entonces las gotas que hai sobre las hojas me pa- recen diamantes.

Aya. ¿Y qué os parece que sos-*| tiene todos estos diamantes en ell •borde de las hojas , el aire, que fPor conseqüencia es mas pesado que ellos , pero al fin la pequeña bolaj •de agua se engruesa a causa de que ;cl resto de agua esparcida por la i hoja o las ramas se une con la pe- queña bola , i entonces haciéndose

es-

D E Ni rt os. h^f

esta mas pesada, que el aire lo rom- .pe , i cae en tierra. c Estefanía. Ahora lo comprendo claramente. El agua es sin duda mas pesada que el aire quando hai igual cantidad de aire i agua 5 pero esto no se opone a que una gran can- tidad de aire pueda sostener una corta porción de agua ; asi como al navio de que anteriormente nos ha- íbeis hablado 5 el navio en es mas ; pesado qne el agua ; pero como de- bajo de él hai una considerable can- tidad de agua, esta lo lleva, i lo sostiene.

Aya. Justamente , querida mía.

María. Señora Aya , vos dixisteís ia la Señora Estefanía^ que ha de lle- gar a ser Física. 2, Es pues preciso ,qúe las Señoras sepan esta ciencia? ^ ^o creta que soflo los Doctores de- bían saberla* jv!'^ J - '-.ll L iv Aya.

>á68 At' M A c É íí -

Aya: Querida mía , en Inglés Ha man Doctor Físico a un hombre que •cura las enfeímedades \ pero no es| asi en Francés , pues a este hombre se le llama Médico; Un remedio se llama Físico en Inglés ^ i en Francés una Medicina* La palabra Física en Francés quiere decir una Ciencia que enseña a conocer todos los cuerpos. 15n Físico pues es un hombre que rconoce la naturaleza del aire , dal Fuego ^ del Agua ^ i de la Tierra: conoce también los cuerpos de losi Jlombres i de los animales , los árbo- les , las plantas , las flores , los mi- nerales i los metales 5 i las Señoras pueden saber todo ^sto. > Carlota, ¿Qué se entiende por \o^\ minerales i los metales ? ^

Aya. El oro , la plata, d cobre,, í las otras cosas que se crian en la tierra.

Alma c é n 169

María. ¿Pues qué , se cria en la derra el oro ?

, Aya* Si querida mía ; pero noso- tras habernos hoi hablado ya bastan- te de la Física : continuaremos en la primera ocasión* Ahora quiero con- taros una pequeña fábula , i después repitirémos nuestras historias.

Fábula del Pescador , i el Ca- minante.

rlubo tiñá vez un hombre pobre^ de exércicio Pescador, el qual no te- nia mas bienes que una humilde ca- bana a la orilla de un rio. En este rio hábia pocos peces , i por esta razón era escasísima su ganancia: apenas se mantenia de otra cosa que de agua i pan , i no obstante esta- ba contentísimo con su pobreza , por- que no deseaba mas que lo que te- ,niá. Habiéndole ocurrido un dia de- seo

IJO A Ir M A C E N*

seo de ver la Ciudad resolvió poner-! lo en práctica el dia siguiente por i la mañana. Apenas habla acabadai de determinar su viage quandó én^ contró con un Caminante , que preguntó si habria cerca de alli al- gún pueblo donde pudiese hacet tránsito aquella noche. Tres leguas^,} respondió el Pescador , i es dema$ia-^ do tarde : si queréis quedaros en bii cabana yo os la ofrezco de buena voluntad. Aceptada la oferta por el Caminante , el Pescador deseoso de agasajarle encendió fuego , i puso a cocer algunos pequeños peces , i mientras se proporcionaba la cen^í entretenía el tiempo cantando , r¡- yendo , i ostentando un humor ale- gre. El huésped le dixo : Feliz sois; pues que podéis divertiros : yo da- rla quanto poseo en el mundo por estar tan contento como vos. ¿If"

que

DE Ni ñ os. 17Í

íjué os lo impide? respondió el Pes^ cador : a mi nada me cuesta mi alegría, ni he tenido jamas motiva de tristeza. ¿Tenéis vos algún pesar que no permite que os alegréis? ¡ Ai de mi ! continuó el Caminan- te , todos me tienen por el mas di- choso de los hombres : yo fui Mer- cader 5 i ganaba mucho caudal , pe- ro no lograba un momento de re- poso. Temia siempre que me hi- ciesen banca rota : que se echasen a perder mis mercaderías : que naufra- gasen los navios que tenia en la mar, i huyendo de esto me separé del comercio para ensayarme a una vi- da mas tranquila. Compré un em- pleo en el Palacio Real , i a breve tiempo logré agradar al Príncipe , i -habiendo llegado a ser su favorecí- xio créia que ya podía estar gusto- •so^ péró no tardé mucho en cono- cer

-i7^ Almacén

cer que era mas bien esclavo qu^ favorecido del Rei : necesitaba a ca-^ da momento renunciar mis inclina-» eiones para seguir las suyas. El Ama^ l>a la caza ^ i yo el reposo 5 i sia embargo estaba precisado a correr en su compañia por los bosques to«' do el dia: llegaba a Palacio suma- aliente fatigado , i deseoso de acos- tarme , pero no podia executarlo; la Dama del Rei daba un baile o uri banquete al qual me hacia el honó¿ de convidarme para hacer la corte ítlRei: yo iba rabiando ^ i solo m^ servia de algún consuelo la amistaái del Príncipe. Ha cerca de quince dias- que este puso al cuidado de un Se- ñor de su Corte dos asuntos graves,. i al hablarle le manifestó un sem- blante dulce i agradable 5 confesanr do después que le tenia por hom^ bre de bien: desde este punto me'

tu-

li E N I í$ O s. f 73

tuve por perdido , i no he podido pegar los ojos diferentes noches coa este cuidado. Interrumpió el pesca- dor entonces a su huésped , i le dixo : i El Rei os ha mirado des- pués con desagrado a vos dexando de estimaros ? No por cierto , res- pondió este hombre , antes me tra- ta con mas amistad que la acostum- brada 5 pero no obstante debéis co- nocer que su amor no es ya para mi ¿olo , mayormente quando todo el mundo publica que este Señor ha de venir a ser su segundo favorecido 5 1 vos no ignoráis que esto es intole- rable, i por lo mismo he pensado morir de sentimiento. Ayer noche me retiré a mi quarto lleno de tris- teza , i quando me vi solo no pu- de contener el llanto. A este pun- to se apareció delante de mi uh hombre grande, cuya fisonomía era

ex*

174* A L M A C E N ¡

excesivamtnte agradable , i me dixoj Azael , yo tengo piedad de tu mi- seria : si quieres vivir tranquilo re4 nuncia el amor a las riquezas , i ej deseeo de los honores. Ai de mi] Señor, dixe yo a. este hombre , la deseo de todo mi corazón : ¿ pero de qué modo podré conseguirlo Í Dexa la Corte , añadi(5 , i camina dos dias consecutivos por el primei| camino que se ofrezca a tu vista; la locura de un hombre te prepara un expectáculo capaz de curar par ra siempre tu ambición. Después quf hayas caminado los dos dias vuelví atrás , i cree firmemente que no penderá de otro que de ti el vivi^^j después gozoso i tranquilo. Ya heí caminado un dia entero en cumpli-^i miento de lo que este hombre mt§j ha ordenado , i caminaré también ínañana , pero dudo conseguir el

rer.

DE N I i5 O s. i'jf

reposo que me ha prometido. >

El Pescador habiendo oido esta historia no pudo dexar de admirar- se de la locura de este ambicioso, que hacia depender su felicidad de las palabras i miradas del Príncipe, dixo pues al Caminante : Gustaré mucho de volver a veros , i saber vuestra curación : concluid vuestrp yiage , i dentro de dos dias volved a mi cabana. Yo hago también via- ge a la Ciudad donde jamas he cst tado , i creo que han de divertirme con exceso los muchos desórdenes : que debe haber en ellas. Mal lo pen- I sais 5 replicó el Caminante ; puesahor ; ra sois feliz no procuréis haceros desdichado : al presente os parece 1 -suficiente vuestra cabana , pero des- ; pues que hayáis visto los Palacios ! de los Grandes la tendréis por mui I pequeña i demasiado mezquina ;e§r s tai$

iyS Al macen -^

tais contento con vuestro vestido J' porque os cubre , pero os lastima- rá el corazón quando hayáis mirado las sobervias galas de los ricos. Se- ñor , dixo el Pescador a su huésped, aprovechaos de esas bellas razones para no disgustaros quando se miré o hable a los otros : el mundo a- bunda d^ gentes que aconsejan é\ los demás no pudiendo ellos correa girse a si misn^os. El caminante no tuvo que responder , mayormente isabiendo que no es buena política contradecir a ninguno en su misma casa. En efecto el dia siguiente con*, íinuó su viage al mismo tiempo que: el Pescador dio principio al suyól Al fenecer los dos dias el camÍÁ Tiante Azael volvió a la cabana sin haber encontrado cosa alguna extra-, ordinaria : halló al Pescador sentada u SU puerta apoyad* h cabezj^.sor- "^ bjre

bre^ snis' manos , i fijados íó^ ojos €n la tierra. ¿ En qué pensáis ? preguntó AzaeL En que soi desdi-4 jchado 5 respondió el Pescador , 1 añadió 5 ¿ Qué delitos he cometido contra Dios para que me haya he- ^ho tan pobre habiendo una inmen-i sa multitud de hombres riquísimos ^ contentos? Dexóse ver en este pun- to el hombre que habia mandado a^ Azael caminar los dos días ( que; era un Ángel ) i hablando con el Pescador , dixo : ¿ Por qué no se-* , guiste los consejos de Azael "i Laí ! vista de las magnificencias de la Giu-^ dad ha producido en %i la avaricia!' i la ambición : ellas te han robadd la alegría i la paz : modera pues tus ^ pasiones , i volverás a hallar estas preciosas ventajas. Eso es mui facii I de decir 5 pero el hacerlo es para mi imposible, y siejada mi mayor sqxí^ iSTom. 11. M ti-

t^S Al MACE Ni

(imientó reflexión de que será siempre desdichado , a menos que j l)ios disponga mudar mi constitu-t don. Esto sería para tu perdición^ I añadió el Ángel : créeme i no de^ i sees mas délo que tienes. Por mas i que digáis no impediréis que yo de-* $ee otra fortuna. Dios oye algunas Veces los ruegos de los ambiciosos^ ého el Ángel , pero con enojo , i para su castigo. ¿Ya vos qué os im-i porta? respondió el Pescador 5 si yo no tuviera que desear se me daria niui poco de vuestras amenazas. Pues; tu quieres perderte yo lo consien- j to , dixo el Ángel : puedes deseap tres cosas , i Dios te las concederá; El Pescador lleno de alegria deseó que su cabana fuese transformada; en un manífico Palacio , i al pun-» tQ se verificó su deseo : después qu© buho adoürado este Palacio, deseó que

el

el ^pequeño rio que corria por de-* lante de su puerta se trocase en urí estendido mar 5 lo que sucedió al momento. Restábale el tercer deseo^ í habiéndose supendido un corto I rato deseó por fin que m barquilla se convirtiese en un navio grande cargado de oro i de diamantes. Lúe- go que vio este navio corrió a él : para reconocer las riquezas de que ^ habia conseguido hacerse dueño 5 pe- ' ro no bien hubo entrado en él quan- í do se levantó una borrasca. El Pes- ' cador quiso volverse a la orilla , mas ¡ no halló medio , i entonces fue quan- i do maldecia su ambición : ¡ pesares inútiles ! El mar lo sepultó con to- \ das sus riquezas , i el Ángel dixo a Azael : Aprende a ser cuerdo coa este exemplo : el fin de este hom- bre es casi siempre el de todos los ambiciosos : la Corte donde resides ^ Mij aho-

i 8o .?AiMaceíi

ahora es un mar famoso parar láí> tempestades i los naufragios 5 pueá | puedes al presente tomar puerto no,' aguardes a hacerlo quando te sea imposible conseguirlo. Azael asusta^ do prometió obedecer al Ángel , i cumplió su palabra. Dexó la Corte^ i habiéndose ido a vivir al campoD casó con una doncella mas virtuosa: que hermosa i acaudalada de bienes. Lejos de pensar en aumentar su¿ grandes riquezas solo se aplicaba a gozarlas con moderación , distribu-^ yendo lo sobrante entre los pobres. Hallábase entonces feliz i contento^ i tributaba diariamente gracias a Dios porque le habia curado de la ava-; ricia i la ambición , que habian em^!^ ponzoñado hasta alli toda la felicK dad de su vida. i^ : ;: Serafina. ¿ Es posible que la ambi^ cion hacíalas gentes tan desdichadas?;

- ^ i-". . ^^-

-rL4y¿í, Preguntad a la Señora E^- tefama quanto tuvo que tolerar en el tiempo que estaba únicamente po-^ seida de agradar , de ser alabada,! hacer brillar su espíritu. -í: Estefanía: A la verdad que era bien infeliz , Señora Aya : Si veía en la tertulia de Padre alguna Se- ñora a quien se tratase con agasa-^ }o i atención me indisponía de muer- te, porque me parecia que me usur- paba a mi las atenciones que usa- ban con ella , i esto hacia que yo la aborreciese. ¿ Queréis creer , Se- ñora Serafina , que estaba freqüen- temente irritada contra vos ? i Serafina. ¿Y por qué, querida mia? ü Estef ama. VorquQ me era insufri- ble el ver que valláis masque yo^ pero actualmente podri aseguraros que os amo de todo corazón , i lejos de sen- tirlo me complazco quando os alaban.¿ i . Miij *S^-

i82 Almacén^

. Serafina. Yo os lo agradezco in- finito 5 pero es biea cierto que scr^ riáis una ingrata si no lo hicierais ési , porque siempre os he querida con exceso, A

r Aya. Poco tiempo nos queda pa- ya repetir nuestras historias , i nues-i tra Geografía, Comenzad pues Seño-f ra María. j, mu

Marta. Jetro , Suegro de Moisés^ noticioso de los grandes milagros que habia obrado Dios por media de su yerno ^ vino a verle trayendo-»í le a su muger i dos hijos que teniay i echando de ver que Moisés se ocu* paba todo el dia en oir los negocios: del Pueblo le dixo : Si continuáis en esta fatiga vendréis a perderla salud: creedme , i escoged los hombres más honrados , que escuchen al Pueblo^ ios den cuenta de todos sus negocios^ Siguió Moisés este consejo , i habiea'^ ' .. ?!: X . do

Ni ^6 i i§§

do regalado a su Suegro separó de éLLIegarón después los Israelitas cer- ca del Monte Sinai , i dixo el Señor á Moisés: Sube sobre ese monte , pero que el Pueblo no se aproxime porque morirá. Subió pues Moisés al Monte Sinai , i apareció en él la Magestad de Dios. El monte estaba circundada de humo , del qual salia un espantoso trueno: hallábase todo lleno de fue- go i de relámpagos , i en medio de estos fuegos fue donde dio el Señor a- Moisés los diez Mandamientos que ordenaba para su Pueblo, a fin de ma* nifestarle que era un Dios poderoso^ que sabría vengarse , i castigar a los que le desobedeciesen :^ i estos diez Mandamientos que entonces dio el Señor a su Publo son los mismos^ que nos han enseñado, i repetimos diariamente en nuestras oraciones. : Jya. €omxm2íáScñov3LMe¡choraJ^

Miv Mel-

^Me^lohom. JEl Señor llatiió otra vei

^iMoisés sobre el monte donde per-^

mapeció quarenta dias i quarenta no^

^hes , i durante este útm^Q le diíS

las leyes para su Pueb'o , mandado-t

le que hiciese para su Magestad un£i

fs.TQ3, , i un Tabernáculo , explican-?

dolé la traza con que esta Arca debi^

l^r.iconstruida , i lo que debía hacer-t

$e quando le sacrificasen alguna cosa¿

Mandóle igualmente destinase ^ Aa--

ron i a, sus l)ijps para que fuesen los

Sacrificadores i gfandejs Sacerdotes^

Pero mientras J&í);V^ hablaba coa>

Píos como ünamigp arptro los I^r^?^-^ i

utas olvidando Iqs milagros que pof)

ellos habla obrado elSegor, dixeron a)

Aaron : Dadnos Dioses qomo los queí

^stán en Egipto para que caminen de*i

iante de nosotros , pprque a Moisés nO)

sabemos lo qpe ha sucedido. Aarom

temiendo que el^Pu^bioig ii^atase les

^■■■■..■^ ■,: ^A di^

áixo:" Traédmelos pendientes de las íorejas de vuestras mugeres i vuestras hijas. Ellos se apresuraron a llevarle ias joyas , i Aaron les hizo un becer- ro de oro al qual adoraban diciendo: Este es el Dios que nos ha sacado de 3Egipto.El Señor dixo a Moisés , que estaba sobre el monte. El Pueblo es- tá cometiendo un crimen : voi a ha-* eerlo perecer , i te daré en su lugar otro Pueblo. Moisés respondió: Se- ñor , acordaos de Abrakam , de Isaac ^ i de Jacob , i perdonad a este pobre Pueblo , o borradme del Libro de la^ vida antes que lo destruyáis. Solo los perversos serán borrados del Libro de la vida , dixo el Señor ; no obstante yo perdono a ese Pueblo. Bajó en- tonces Moisés del monte con las Ta^ Elas de piedra , en las quales habia Bios escrito por mismo su Lei por todos sus Jados, 5 i habiendo visto que

i8<? Almacén

los Israelitas bailaban al rededor del becerro de oro se arrebató de enojo de tal forxna que arrojó las Tablas a* fiuelo , i las hizo pedazos» Después reprendió a Aaron con aspereza , i echando el becerro en el fuego le re- dujo a polvo , el qual hizo beber al Pueblo mezclado con la agua. Des- pués llamó a los descendientes de Le- vi , i \ts^ dixo : Yo os mando de par^* te de Dios , que tomando vuestra es- pada atraveséis todo el campo de una parte a otra , i matéis a quantos en- contrareis a la diestra i a la siniestra sin perdonar a vuestros parientes! amigos. Obedecieron los hijos de Le-^ vi , i mataron tres mil hombres. Des-^ pues dixo a los Levitas : el Señor o5 bendecirá porque habéis executado su sentencia. Succesivamente se encerró? Moisés en su Tabernáculo a cuya' puerta se puso la nube donde estabaí

el

DE Ni í5 os. 187

él Señor , i los Israelitas habiéndose despojado de sus buenos vestidos se humillaron contra la tierra a fin de alcanzar la misericordia de Dios. ^ M^n^í. Señora Aya , acción terri- ble fue matar tres mil hombres. :• Aya. Todos los Israelitas , queri- (da mia , merecían la muerte : ellos hablan prometido observar la Lei del Señor , que condenaba a muer-^ te a todos los que adorasen ídolos, i usó de una gran piedad en no casti- gar mas que á tres mil hombres. Yo estoi segura que permitirla que los hijos de -Leví solo matasen a los mas culpados. Continuad ^Señora Carlota. ^ Carlota. Volvieron a murmurar contra el Señor los hijos de Israel .,1 dixeron ¿Por que habemos dexado a Egipto donde teniamos hermosos pescados , i donde comíamos buenas cebollas ? Nosotros estamos ya can-

^88 Ax^Á'cEN

sados de ver solamente el Mamé.

Sintió tanto Moisés la ingratitud de

este Pueblo respecto de Dios , que

rogó al Señor le diese la muerte para

«o ver su perversidad. Consolóle el

Señor , i envió a los Israelitas una

gran cantidad de codornices , a cuya

vista recibieron imponderable alegría,

i comieron de ellas con codicia 5 pe-^

ro tenian aún la carne entre los diem

íes quando quitó Dios la vida a un

grande número de ellos. Moisés tuvo

todavía otro motivo de pesar : Aa^

ron i su hermana Maria se burlaron

de él porque su muger era Etiopisa,'

pero Dios tomó a su cargo la vengan-»^

za de Moisés : su hermana se llenó

de lepra , con la qual permaneció sie^

te dias , i Moisés tuvo necesidad de

rogar por ella al Señor. Después en-C

vio Moisés Exploradores al País quei

Dios habia prometido a Abraham , h

- es-

estos trajeron de ella un racimo de abas tan grande que se necesitaban ios hombres para llevarlo. Dos de ístos Exploradores fueron Caleb , i fosué , los quales exórtaron al Pue- blo a que fuese a un País , que era tan excelente , pero los otros Ex- ploradores dixeron : Es verdad que m esta tierra corre leche i miel , pe- co está habitada de hombres mas Fuertes que nosotros , i hai Gigan- tes , que nos matarán a nosotros ,a nuestras mugeres , i a nuestros hi- jos. Oido esto por los Israelitas ex- clamaron : i Para qué nos han saca-* do de Egipto ? Necesitamos nom- brar un Gefe que nos vuelva a con- ducir a él. Y porque Josué i Caleh lo resistían quisieron matarlos a pe-»: dradas. Moisés i Aron se humilla-* ron para pedir perdón a Dios , pero* el Señor les dixp :. E^te Pueblo Jia

mur-

ipa Almacén*;

murmurado diez veces contra mi , Ji yo juro en mi enojo , que morirá en' este desierto donde permanecerá qua- renta años. Después que todos ellos hayan muerto entrarán sus hijos en la tierra prometida con Josué i Cu-4 leb 5 que han creido mis palabras, pero los otros , que han visto los milagros que por ellos he obrado , i no obstante han desconfiado de mí, dexarán sus cadáveres en este desier-' to. Entonces el número de Jos hom- bres pasaba de seiscientos mil. ; | lEiStefanía. Verdaderamente , SeJ ñora 5 que los Israelitas me irritaa con sus murmuraciones. ¿ Como eran* tan brutos que se exponian a la ira del Señor conociendo su poder? ¿Co-' mo podían adorar la figura de un be- cerro 5 i decir : Este es el Dios que»' nos ha sacado de Egipto? :\ Aya. i Nosotras , querida mia , so*.- i I : mos

mos acaso menos perversos i menos ciegos que los Israelitas quando des*- obedecemos al Señor ? siendo constan- te que arrojará en el infierno a los ma-» [os , a los mentirosos , glotones , co- ^ iéricos , i desobedientes a sus Padres i parientes , a los impios con los pobres, i los envidiosos , a los que hablan mal del próximo , a los que se vengaa de sus enemigos , i se alegran del mal E[ue les sobreviene ? Nosotras sabemos todo esto 5 niñas mias , i sin embarga no ponemos las diligencias necesarias para corregirnos de nuestras malas costumbres , siendo estas las que a-, traen sobre nosotras la ira de Dios, i las que nos conducirán al infierno. Reflexionemos bien sobre esto , Se- ñoras , i nada dexemos por hacer pa- ra destruir nuestros vicios. Como son ya las siete no tenemos hoi tiem-^ po para hablar de la Gs.Qgrafiax ea

ia

m

r5r2 .Ai'&rA'cEic

ta primera vez comenzaréiims pROffi ella nuestra lección.

' - -,- "^-

DIALOGO XVI.

Jornada XIV.

¿^y^i. XJRometl que comenzaria- Jy moshoiporlaGe^^gr^^^í. Hablaremos pues de las Islas Británié €MS. Esas son dos , como ya hemos dicho , una grande , i otra pequeña. En la grande hai dos Reinos ; la I//*^ glaterra ^ ci<x^ está al Sud de la Isla; i la Escocia al Nord.BiyídesQ la I«-| glaterra en quarenta Provmcias, que c-oa doce que comprende el Princi-| pado de Gales hacen todas cincuenfj ta i. dos. La- Capital de este Reina! es Londres sobre el Thamesis , en \w Provincia, de Midles^3¡i.a\ S^dest dq ^1 ' U

DB Nl5í08. 193

la Inglaterra. En sus principios se llamó este Reino Albion , i los habi- tantes del País fueron sojuzgados pri- meramente por unas gentes nombra- dos Bretones. Habiendo pasado Julio Cesar a Inglaterra sujetó una parte de este Reino j pero hasta el tiempo del Emperador Domiciano no fueron los Romanos absolutos dueños de él. Aun- que los Romanos fuesen dueños de In- glaterra vivian los naturales del Pais según sus leyes i costumbres , i te- man asimismo muchos Reyes , por que la Isla comprendía muchos Rei- nos 5 pero los Soberanos de ella co- nocían el poder de los Romanos. Los Escoceses , que habitaban la Irlanda^ o la Ibernia , se unieron a los Pictes^ i se apoderaron de la parte de la Is- la que está al Nord llamada Escocia. Estos fueron expelidos por los Roma- nos 5 pero las turbaciones del mismo Tom. 11. N Im-

i

194 AXMACEN I

Imperio Romano les dieron opoi^tu-^ | nidad para restablecerse bajo la doír minacion de un Príncipe nombrado ? Fergos. Después de este tiempo hubo una guerra casi continua entre los ; Bretones ( asi nombrados los Pueblos j de esta Isla ) i los Escoceses unidos I con los Pictes ; i para librarse del fu- ror de estos construyeron los Breto^ nes una muralla que separaba su País del de sus enemigos , de la qual aun : se ven fragmentos ; pero esto no im- pidió que los Escoceses los redujesen a la última extremidad. Vieronse pues obligados a llamar en su socorro, a ; los AngloSaxones venidos de la Isla de Angelen^ i establecidos entonces en Frisa 5 los quales los socorrieron al punto,i de;9pues se hicieron dueños de ellos 5 pero parte de los Bretoes^ que pudo refugiarse en las montañas del País de Gales adquirieron alli la re- ,

pu-

DE Nl«OS. 195

putacion de invencibles , i otros se retiraron a la pequeña Bretaña. Los Saxones , que habían echado a los Bretones de Inglaterra , fueron echa- dos después de ella por [osBaneses^i estos la poseyeron tranquilamente bajo de la dominación de su Rei Canuto ; pero sucesivamente volvié- ronlos Ingleses a poner sobre el tro- no a Eduardo , que era de la sangre de sus Reyes. Después de la muerte de este último Rei, Guillermo Duque de Normadla , que pretendía ser su heredero , se hizo dueño de Inglater^ ra , i dio principio al Reinado de los Príncipes Normandos. Consecutiva- mente los de la Casa de Anjou nom- brados Platagenetes ^ocup2LVon el tro- no , que pasó después de ellos a la Casa de los Stuardos , i se halla al presente en la Casa de Brunswik. María. Señora Aya , esa lección

Nij es

ipfi Almacén

es dificultosísima. - ks

Aya. Es verdad , querida mia , pe* ro estas cosas que pertenecen a vues- tro País conviene que las sepáis, por- que es vergonzoso no tener una per- fecta instrucción de la Historia , i de la Geografía del País nativo. Para que no se nos olvide lo que acabo de decir nos repetirá la Señora Serafina a lo menos los nombres de los diver- sos dueños de Inglaterra.

Serafina. Los Bretones fueron los primeros que subyugaron a los habi- tantes de esta Isla 5 i los Romanos so- metieron a los Bretones. Mientras los Kohíanos hacian en otra parte la guer- ra sometieron el País los Anglo-Sa- Kones 5 i estos fueron destronados por los Daneses. Consecutivamente reina- ron en esta Isla los Principes iV¿rw/7«- dos , después losP/atagenetes: a es^ tos succedieron los StuardoSy i a Jos / Stuar-

Stuardos la Casa de Brunswih

Aya. Maravillosamente , querida mia. Ya os dixe que Canuto Prínci- pe Danés habia poseído la Corona de Inglaterra. ¿ La Señora Serafina, no sabe alguna cosa de este Príncipe? Serafina. una bella historia , i voi a contársela a estas Señoras.

Canuto estaba un dia a la orilla del mar con toda su Corte , i sus Corte- sanos 5 que eran (como suele suceder) linsonjeros , le dijeron que él era el Rei de los Reyes , i el dueño de la mar i de la tierra. Canuto , que era cuerdo i religioso , quiso burlarse de estos aduladores haciéndoles ver que tenia demasiado talento para ser en- gañado de sus necios discursos. Do- bló pues su capa , i sentóse encima de ella. Era esto en tiempo del flujo de la mar : esto es , quando la mar sale de su lecho para venir sobre la tierra,

Niij i

198 Almacén

i hablando con el mar dixo Camtól Yo soi tu dueño , i la tierra donde estoi es mia : te mando que no pases de donde estás , ni llegues a mojar<* me los pies. Todos los que le oye- ron discurrieron que el Rei deliraba^ pues creía que la mar habia de obe- decerle. Sin embargo como la mar se habia adelantado sin cesar llegó a mojar los pies del Monarca. Levan- tóse entonces Canuto , i dixo a los lisonjeros : ¿Creéis ahora que soi yd el dueño de la mar ? Conoced a vis- ta de esto que es limitadísimo el poder de los P.eyes , i que solo Dios^ es el verdadero Rei, pues por él son « gobernadas el Cielo , el mar , i lat tierra.

Carlota. Señora Aya , ¿es cierto que la mar saie de su lecho o de sw lugar?

Aya. 5 querida mia , cada día

dos

DE Ni ^ os. ipcx ,

dos veces , i se retira otras tantas 5 i como jamas dexa esto de suceder se sabe justamente la hora en que sale de su sitio 5 i la en que se vuelve a él.

Carlota. ¡Ah Dios mió , qué cosa tan singular ! ^Y qué es lo que le obliga a salir , i retirarse ?

Aya. Yo a la verdad no lo muí bien , querida mia , pero he oido decir a los doctos ^ que la Luna opri- me al aire , i que este aire oprimido oprime al rhar , i es el que lo hace salir por todos lados.

María. Yo no comprendo cosa alguna de todo esto.

Aya. Voi a explicároslo , querida mia. Ya veis esta palangana que es - llena de agua : suponed que esto es la mar , i que. este platillo que yo tengo 5 i que es mas pequeño que la palangana, es el aire que se mantie-

N iv ne

áoo AlmaceíT

ne solo encima de la mar : suponed también ahora que alguna cosa em- pujase a este platillo forzándole a tocar el agua que está en la pa- langana 5 apenas pues que llegase a tocarla se rebosarla el agua por todas partes. ¿ Lo veis (*) niñas mias?

María. Ahora lo comprendo bien. Señora Aya : ¿ pero como puede la Luna oprimir a la mar ? Ella no es otra cosa que una grande antorcha.

Aya. Os engañáis , querida mia: la Luna es una tierra como la nuestra: ella recibe los rayos del Sol , i esto es lo que hace que nos parezca como una grande antorcha.

Melchor a. Señora Aya , ¿ i es eso cierto ? tal vez diréis esas cosas para burlaros de nosotras. La Luna es mui

,uulii)u;;i>q t^m ^tí pe-

(*) Mete el platillo en la palangana.

pequeña : ella está en el aire , i cami- na : ¿como pues puede .ser una tier- ra como esta en que nosotros habi- tamos?

Aya. Vos creéis que la Luna es pequeña , pero os engañan vuestros ojos : lo cierto es que es mui grande. ¿No habéis visto el Gallo que está .sobre la Iglesia de S. Pablo? El os parece del tamaño de un pollo sien- do grueso como un carnero. Mire^ mos al campo por la ventana: aquel hombre que veis tan distante os pare- ce pequeño como un niño: ¿i por qué ? porque está mui retirado. Quan- do las cosas se miran de lejos parecen pequeñas ; i por eso la Luna como está tan desviada engaña nuestra vis- ta a causa de la misma distancia. De< cias que la Luna está en el aire, i que camina en torno : ¿ sabéis vos, querida mia, que la tierra donde no-

so-

- 1

502 AXMACEN

sotras estamos está también suspen^ dida en el aire , i voltea sin cesar? Estefanía. Permitidme que os di- ga que queréis experimentar , si no- sotras somos tan necias que creemos cuentos de los que sirven para dor- mirse en pie. La tierra seguramente no voltea , porque si volteara lo sen- tiríamos nosotras.

Aya. ¿No habéis estado jamas en un barco , querida mia ? Estefanía. Señora. <. *

Aya. ¿Y no habéis observado que parece que el barco está fijo , i que la tierra , las casas i los árboles son los que andan i se huyen?

Estefanía. Verdad es 5 aunque yo jamas habia parado en eso la aten- ción. Quando voi en el coche por el campo también creo que se huyen los árboles.

Aya. Lo que queréis decir es que

creéis

DE Nllff 0$. 203

creéis verlo , porque la tierra , los árboles, i las casas se están en su lu- gar, i el coche i el barco son los que andan i os llevan. Quando el tiempo está sereno vais sentada tran- quilamente en el barco sin moveros, i si está bien cerrado , i vos vais dor- mida ,- creéis que estáis en vuestro quarto. Pues de este mismo modo vos estáis sobre la tierra : esta voltea velozmente , i como os lleva sobre si "sin í^ntirlo vos , durante este viage osfa'rece que veis correr al Sol,sien- do asi que es él el que está fijo en su

lugar.

Serafina. Esa es cosa bien smgu- lar , pero ya la concibo algo.

Aya, Ved ahí lo que hace los días i las noches. La tierra tarda veinte 1 quatro horas en dar la vuelta : quan- do ella nos pone en frente del Sol, es de dia , i quando nos lleva al la- do

*®4 AlMACEN

do opuesto es de noche. ,

Estefanía. Yo creía que el Sol se acostaba todas las noches en la mar porque asi lo he leido en los Meta- morfoseos.

Aya. El Sol siempre alumbra: Se acuesta para nosotros : quiero decir, i que dexamos de verle, pero al mis- mo tiempo se levanta para los Pue- blos de Ame'rica : esto es , que ellos comienzan a verle alternativamente. Como los antiguos no conocieron la América ignoraron que era la tier- ra redonda , i que estaba habitada toda al rededor como voi a hacér- oslo ver en un globo.

Estefanía. Señora Aya; ¿los que habitan debajo de este globo cami- nan con los pies acia arriba , i la ca- beza acia abajo ; porque según dexa percebirse en el sus pies i los nues- tros se encontrarian. ,

Aya.

DJS Nifí os. 20¡

' Aya. Cierto es que se encontra-* rian nuestros pies i los suyos 5 pero sin embargo ellos tienen como noso- tros los pies en tierra , i la cabeza acia el Cielo. La tierra es como una bola del tamaño de una nuez encer- rada en otra bola grande como esta sala. Suponed pues que esta peque-, fia bola se sustenta en el aire en medio de esta misma sala , i que hai una mosca encima de ella , i otra de- bajo : i es verdad que estas moscas tendrian ambas la cabeza acia la bo- la grande, que es el Cielo ? La tierra está rodeada del Cielo asi como la yema de un huevo está rodeada de la clara : figuraos que esta clara del huevo es el aire , i la cascara el Cie- lo : ¿comprendéis bien esto , niñas mias ?

Melchora. Maravillosamente , Se- ñora Aya : solo en una cosa hallo di-

fi»

5o6 .AXMACEN

ficultad , i ¿como puede la.peque- fía bola mantenerse por-si en medio de Isigrsindc^jfyjh ^ ^ ^ u^^i'^

Aya. Del mismo modo que la y.e- pia del huevo se mantiene sola en medio de él sin mezclarse con la cía-; ra que la rodea , no obstante que pa-^ rece mas pesada. Oid ^ niñas mias: LoscSabios han dicho muchas cosas para probar los medios de que Dios se sirve para sustentar la tierra en el| aire , pero yo no soi capaz de en4| tenderlas bien , i lo mismo vosotras: hasta que sepamos que Dios lo ha querido asi, i. que esto es tan seguro que no podemos dudarlo, porque hal habido muchos viageros que han da- do vuelta al mundo ^ i esto prueba que está en el aire. Pero ya hemos hablado bastante de la Física : la Se- ñora Estefanía va ahora a contaros} una bonita historia que la anteayer'

. "' I

DE Nidios. %0J

. Estefanía. Un hombre que se pa-^ seaba por el campo miró a las enci- nas , que son unos árboles grandes , i llevan un fruto pequeño llamado be- llota , que no tiene mas grueso quei el dedo pulgar. Vio también una plan- ta mui pequeña que tocaba en la tier- ra , i esta llevaba calabazas quatro veces mas gordas que su cabeza. Es- te hombre dixo interiormente : Creo que si yo me hubiese hallado en lu- gar de Dios hubiera ordenado mejor las cosas : hubiera hecho que la ca- labaza procediese de este árbol gran- de , i la bellota de esta pequeña ra- ma. En tanto que pensaba de este modo le acometió un fuerte deseo de dormir , i porque hacia sol se acostó a la sombra de la encina : mientras dormia se levantó viento , el qual hizo caer una bellota sobre la punta ^e su nariz , i le dispertó. Exclamó i es-

ioS Almacek

este hombre entonces diciendo : Con- fieso que soi un bruto , i que Dios tiene justas causas para haber orde- nado las cosas como lo están : ¿ Qué hubiera sido de mi si la calabaza hu- biera estado pendiente de la encina? al caer me hubiera roto la cabeza. Este hombre fue en adelante mas cuerdo , i solo se empleaba en ad- mirar la sabiduría con que Dios ha- bía arreglado el Universo , sin vol- ver a hablar de las cosas que no es- taban hechas según sus cortas luces.

Serafina. Yo creeo que tendría su- ma complacencia en aprender la Fí- sica. Los que la saben no pueden vivir disgustados aun quando no ten- gan otra cosa en que emplearse que en admirar las obras de Dios.

Aya. Decis muí bien , querida mía. También yo tengo pensamien- tos de estudiar esta bella Ciencia;

i después que vos sepáis las otras co- sas que os son necesarias ps enseñaré quahtóhübiere aprendido, pero an-? tes es predso' que sepsis, bien la His- toria. Veamos si la ^eapra Ma^m conserva en la menjoria 1^ suya, i ., María. Tres Israel¡t^§ íipmbrádo^ Core j Datan í /Ibiron'^Q sublevaron contra. J\íoisés j i enyoIyie|:on a 4os-t^ cientos 1 cincuentas hombres en ^ su revolución, Estabap ^u^xo§os i ofen-r didos que solo /í^^jTí?;^ i si^s hijp$ tuviesen la facultad de qfrecer incieiir so iai Señor 5. sin reflexionar que; era Dios el que asi Ip liaipia prdenado. Dixeron grandes vitü per ips a, Moisés^ i eáte por mar^dátp del S.enpr íii^p a estos hombres: Tpmad cada uno un incensario con perfumes ^ i Dios ma^. nifestará los que ha escogido, Hi-^ zo también Moisés qut tpmasQAaron^ el incensano;^ i después por prden

aiO AlMACENf

del Señor h^bló al Pueblo , i les dl^ xo : Separaos de Core^ Batan ^lAbi-^ ron ú no queréis que tal vez os cas- tigué Dios con ellos , i añadió : éstas gentes que resisten obedecer al Señor mueren de una muerte natu- ral , podéis creer que yo soi un per- Verso , i que ÍDios no me ha envia- do 5 pero si se abre la tierra debajo de sXis pies , i caen vivos en el abis- mo entonces conoceréis que os ha- blo de parte del Señor. Apenas de- seó Moisés de hablar se abrió la tier- ra, i tragó a Core\ Batan^ í Abiron Con todas sus familias , i el fuego por disposición de Dios abrasó a los dos- cientos i cinquenta hombres que te- man los incensarios. Después mandó el Señor a Moisés tomase estos incen^ safios , e hiciese planchas para cubrir el Altar, a efecto de que ellas ( aña- dió el Señor) acuerden a los hijos

de'

de Israel, que otro que no sea de la descendencia de Aaron no debe acer-* carse al Altar para ofrecerme incien-^ so. Murmuraban sin embargo los Is^ TMelitas contra Moisés iAuron^dicieñ'^ do que ellos habian causado las muer- tes de aquellas gentes , i habiendo es- tas murmuraciones irritado al Señor, dixo a Moisés i a Aaron : Separaos de ese Pueblo , porque voi a hacerle perecer. Entonces dixo Moisés 2ls\x hermano : Poned al punto el perfu- me en vuestro incensario, i corred al medio del Pueblo para apaciguar la ira del Señor. Obedeció Aaron a Moisés , i deteniéndose entre los vi- vos , i los que Dios acababa de ha-¿ cer morir sosegó su ira. Habiendo si- do catorce mil i setecientos hombres los que en esta última ocasión pere^ cieron en castigo de su« murmura- ciones. ^ O ij fi^r- ^

: Carlota^. Bios mío , [qué historia tan terrible J; todo el cuerpo se me estremece^ Señora Aya. Nosotras so-e mos felices V porque el Señor no ha-< ce ya castigos tan tremendos :.sola oírlos catisá;espanto¿i<ií-fi r\oli^:^!jo ib -v>4y^. ©^ ahora tan justo ¡:

l^n enemigó de los perversos cóma- lo era en aquel tiempo, queridas ni-í fias mias : aquellos que no quieren o^ fcedeeer sus. Mandamientos si ahora üo son sepultados vivos en los infier** pos lo serán sin duda después de sit muerte ; i esto debe imprimir viva?^ uaentc en nuestras almas el horror i at crimen, i el temor a Dios. A Dios i al pecado es únicamente a quien dew bemos temer según estas palabras de^ Jesu Christo: JV¿? temáis a aquellos que no pueden matar sino al cuerpo^ perotemed alque puede perder al cuer^ v po i a la alma^ i precipitarlos en el in-*>

t)í:^Ni:No's. M^

Melchor d. Pefb Señora , se dice qu^é^Dios es tan bueno , él no obsií táfíte castiga rigurosamente a los ma- los. ■ .l<^iX''^ ''A. I iJ 'íVili L '.í. -.. ■..';)

' Aya. pótqüe tambleíi es justí-- simo , queridas mias. Dios manifies- ta su bondad a los hombres, dando^ les buenos pensamientos para que o- bren bien : remordimientos quando obran mal : los da mucho tiempo pa- ra íq^ue se arrepientan i corrijan 5 pe-* ro si ellos rehusan executarlo , i per- severan en su maldad y cómo ci Se- ñor es justo es absolutamente nece- sario que los castigue. El Rei es bue- no , niñas mias, i sin embargo con- siente la muerte de los malos , i sería él mismo perverso si perdonase a to- dos los delinqüentes, porque en es- te caso nadie se atreverla a salir por las calles. Los pobres matarian a los ricos por quitaríes su caudal : aque-

Oiij líos

\

Í14 A 1/ M A C E K

líos a quienes se les hubiese hecha el menor agravio matarían asus ca:e-i niigos- Los hombres $e verían preni cisados a vivir en los bosques con.laj fieras, i el .Rei sería causa de todos estos desórdenes por su falsa bonda<fc . Carlota. Yo os aseguro , Señora Aya , que quiero corregirme entera?4 mente. Hasta, hoi he sido perversa por no haber pensado tddas esas co-» sas : aunque h^ ?lc¡dQ la Sagrada E3--1 critura ha sido sin atención: quando sobre ella s^ hacen cuidadosas refle- xiones es fie^^es^rio ser locas para cxn. ponerse a la ira de Dios.

Aya. ¿ Veis como este Señor as? ama, querida mia? Estos buenos pen* samientos, éstas excelentes resolucio- nes Dios es quien os las envia. ¿Nó. seréis pues sumamente culpable en ol-- vidarlas? Vamos Señora iMelchora^ decid vuestra historia, jj^:'

DJÉ Ni ñ o s. 21 ¡

Melchora. Queriendo Dios hacef ver a los Israelitas , que habia esco- gido a Aaron por Sacerdote suyo hi- zo decir al Pueblo por boca de Moi-* sés^ que los Gefes de todas las Tri- bus de Israel llevasen una vara cad^ uno a su presencia. Obedecieron ellos, í el dia siguiente lavara ácAaronhsL^ bia brotado flores, botones , i almen- dras. Entonces dixo Dios : Yo he es- cogido a Aaron i su familia para que sean mis Sacrificadores : ninguno si-* no ellos podrá ofrecerme incienso, pero les doi a los hijos de Levi para que cuiden de las cosas que me se- rán consagradas , los quales se man- tendrán de lo que se me ofrezca, \ tendrán la décima parte de los ani-' males i de los frutos de la tierra. Des-, pues fueron los Israelitas di parar a un lugar donde no habia agua , i volvie- ron a murmurar. Moisés i Aaron se O iv hu-

ii5 Álm ACEjt á

Ihuimllaron delante del Señor, quíetí ; Hixo a Moisés : fomsi tu vara i y^ \ con tu hermano Aaron átiá roca: & presencia de todo el PüéWd habla-^ Hsa la roca, i élk dára ágüa. Moi^ ' ^ár i^¿ír¿7/i5 jühtaróri él Pueblo , pero ho dbedetíerdn sertcillárheñte or-Í | den del Señor , i eh lugar Hablar a la rdcá la gólpéafoil dos Veces con vara. Entonces dixó píos á Moisés í a Aaton: Porque ño hábeísi creído á la voz del SéñOf monVéis éntram- feos antes de entrar éh tierra pro- metida : i habiendo máíldado a 7lí¿/- ^ésqut subiese sobre d nioritecoh su hermano Aaroñ i Éleazar su sobrino, hijo del mismo Aarón , ordenó Dios a, \ kstQ st quitase sus vestidos Gran '' Sacerdote, i los diese a su hijo por-- que iba a morir. Obedeció Aaron ál Señor , i murió al punto. Murmu- raron otra vez los israelitas contra

Dios,

.>E Niños. .ÍM7

Bíos 5 i el Señor para eastigatlos en* VIO contra ellos Serpientes abrasado* ras 5 pero habiéndose arrepentido el Pueblo mandó Dios a Moisés hiciese lana Serpiente de metal , i la coloca-^ se en alto diciendo : Los que estu*» viesen mordidos i mirasen, a esta Ser- piente serán sanos al punto. Entre tanto los hijos de Israel pidieron per-* miso a los Reyes inmediatos para pa- ¿ar por Pais^ prometiendo no ha-^ ¿er daño alguno ^ i pagar hasta el agua que bebiesen 5 pero no habien-^ ¿ú querido estos Reyes concedérselo dixo í)Íos a los Israelitas : cómba*^ iidlos , i con mi ayuda los venceréis* Obedecieron al Señor , i consiguieron grandes victorias.

Mar id. Moisés i AaroB no érán de los perversos ^ i sin embargo los castigó Dios severamente por una co* sa que parecia de poca monta. ¿ Qué

niai

mal hábian hecho dios én golpear '

roca ?•■''" '--• : :-ü 2oiii> j.u.'íüqi os .

' iíyd!. Habían incúrricJb sín áucfá en una falta notable por haber des- confiado del poder de Dios, que léi dixo mandasen á la roca que les diei : se agua , i ellos ért lugar de obede- \ cer ciegamente al Señor dixeroneni ' tre SI : Si mandamos a la roca qu^ nos agua no lo hará , pero goli peandola como lo hemos hecha otra vez dará sin duda. Yo confie- so que está falta no es tan grande co- mo la de adorar el becerro de oro pero Dios castiga el pecado sea déla clase que se fuese. Toda la diferencia que hai es que los perversos que pe- can por malicia los castiga en k otra vida arrojándolos al infierno , i a los buenos , que pecan por flaqueza , i se arrepienten de haber pecado, los cas- tiga en esta por medio de las enfer-

me-

mcdades, de la pérdida de sus bienes, de la de sus parientes i amigos. Obra Dios como un buen Padre, que para corregir a sus hijos lesda azotes u otros castigos. trrtn '•;

. Estefanía. jY es esa la razón por- que quando Dios está enojado contra un hombre empobrece este , ciega, a le suceden otros infortunios?

Aya. Quando envía ésos trabajos a los malos es para castigarlos , i al mismo tiempo para procurar su cor- rección , porque las aflicciones nos hacen acordar de Dios, i en estos ca- sos dice Dios al corazón de los per-- versos: ved lo que ganáis en des- obedecerme: yo soi poderoso para haceros desdichados , quitándoos las cosas de vuestro gusto: pedid socor- ro a vuestro caudal a quien amáis mas que a mi: pedídselo a vuestros amigos por quienes a mi me dexais;

«20 AtMAGí«M

pues veis ^ue todas las criaturas m pueden impedir que yo ,os castigue i dexad las criaturas ^ i volveos a mi í que SOI vuestro Dios; Por mas ingra"* : tos que hayáis sido ,.yo que sei vuestro buen Padre riada deseo mas que perdonaros ^^ si quérers conver^ tiros. Yosoiquieti llamo a vuestras puertas , abrídmelas pues. Este tra« bajo que acaba de sucéderos , i que tos m,rais cortio intolerable , es na* da comprado con los maiesi que su- trireis en la otra vida si no os en^ raendaís. Tened piedad de vos mis^ mos : renunciad el pecado ,; i vues- tras malas costumbres :, haceos dulce i piadoso : amad la oración, i sed jus- to para con los otros. Yo os lo ad- vierto, i os doi tiempo para que os cornjais ^ pero dentro de poco tiem- po no tendréis ni un solo minuto : moriréis , i entonces no seré ya pa-

ra

DE Niños/ 221

ra vos un Padre lleno de ternura, si-^^ no un Juez terrible. ¿Lloráis , Seño-^ ra Carlota 1

Carlota. ^ Señora Aya : Dios me ha acordado todo eso freqüen^ temente ^ i yo no he hecho caso : os; aseguro que jamas he cometido al^ guna falta grande sin haber sido cas-» tigada ^0 ^1 mi§mQ dia goa ^Igua pe^. sar. . . - "'^í

Aya. Esa es señal de que Dios os ama mucho , querida amiga mia 5 pero no endurezcáis vuestro corazón, porque después de haber sido tan pia-» doso para vos será un Juez terrible^ La Señora Estefanía me preguntó al mismo tiempo , si los trabajos que Dios envia a los hombres eran la se-^ fial de estar Dios enojado con ellos. Acabo de deciros que los envia a los malos para convertirlos , i también a los buenos para que se corrijan^ i

222 Almacén c

para castigarles las ligeras faltas en í que incurren , i algunas veces paral probar su virtud , i darles motivo \ para que sean mejores. Quando tene- mos todo lo que deseamos es fácil' olvidar a Dios , pero como dexo di^ j cho quando estamos en la afliccionij i reconocemos que las criaturas na nos pueden socorrer entonces recur-í rimos a Dios, Yo me acuerdo , nU- fias mias , que quando era pequeña lenia un Maeátro de escribir bien* rigoroso : este me reñia sin cesar por mas que yo me aplicaba de todo co- razón. El era el azote de que Dios «e servia para castigar mis faltas! Quando habia yo obrado mal me den cia a mi misma : bien reñida seré por el Señor Jorge ( este era el nom- bre del Maestro) i entonces rogaba a Dios eficazmente ablandase el espí-v ritu de este hombre. El Señw oia*

al-

DE N I Ñ O ff. 223

algunas veces mi súplica, pero la ma- yor parte de ellas era castigada: lo es» cribia todo al revés , i como él se que- jaba de esto a mi Madre , esta me prohibia el salir de casa , solo a mis hermanas se les permitía pasearse.

Serafina. ¿Y vos qué hacíais enton- ces , Aya mia ?

Aya. Lloraba a menudo como una loca, pero algunas veces ofrecía tam- bién a Dios esta mortificación , por- que sabia bien que si estaba inocente por mi escritura no lo estaba en al- gunas otras cosas que Madre ignora- ba, i que sin duda me las hubiera castigado si hubiese tenido noticia de ellas. Señora Carlota , vos no ha- béis dicho vuestra historia , i ya es mui tarde , esto será para la primera ocasión.

Vin del Tomo segundo.

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